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Santiago Acosta Bedoya.

La concepción y vertientes de la personalidad desde la terapia Gestalt.

Para partir, debemos aclarar que la personalidad desde la terapia Gestalt no es


un objeto cerrado en sí mismo, sino una imagen de la persona humana tal
como la vamos conociendo en el transcurso del tiempo, tal como se va
desarrollando a lo largo de su vida ya que esta (la vida) es un proceso todavía
inacabado. Como en la concepción de Kierkegaard de la paradoja, hay una
discordancia en nuestra personalidad mientras a la vez hay un sentido de
unicidad, el sentido de ser nosotros mismos no se pierde. Este sentido de ser
nosotros mismos como surgimiento propio es lo que se conoce como Yo,
nuestra esencia, pero no una esencia estática, no una esencia estructural fija y
organizada a manera de objeto mensurable, calculable y susceptible del
método cartesiano que ve a la cosa como homogeneidad medible, en pocas
palabras, no es objetivable. Esto nos servirá más adelante para describir el
existir humano en sus dos vertientes más generales.

Este Yo es estilístico en el sentido de que es propio, cada quien tiene su


diferente forma de ser sí mismo, y esta connotación lingüística de ser no es
gratuita sino que es porque indica que el ser del Yo va siendo en presente
continuo, por lo tanto está en constante contacto con el presente; el Yo abarca
las características físicas, emocionales y cognitivas de la persona humana,
además de ser el resultado de nuestro desarrollo y aprendizaje, dándonos el
carácter de historicidad con respecto a nosotros mismos.

A continuación me gustaría agregar los dos diferentes modos del Yo, estos son
el Ego y el Ello. El modo del Ego es activo, voluntarioso, agresivo y enfrenta al
ambiente, es esa acción negatriz hegeliana que al actuar la materia la destruye,
transforma y niega para la satisfacción. El Ello por su parte es la confluencia
entre el Yo y el no-Yo, la simbiosis, el postrarse en el ambiente causando la
sensación de que este nos moviliza. Otra cuestión importante antes de ahondar
en las vertientes del existir humano son el contacto y el apoyo, siendo el
primero la naturaleza y calidad en que nos ponemos en relación directa con
nosotros mismos, el ambiente y los procesos relacionados a ambos, y el
segundo es el fondo de este contacto, el todo que lo permite, la herencia, los
procesos bioquímicos, el aire que respiramos, el lugar donde vivimos, el
mundo, la naturaleza y los mismos límites del universo. El contacto tiene las
siguientes características: reposo (confluencia con lo que hemos hecho
contacto), proyección (como abstracción para completar el campo poniendo
nuestra existencia en el afuera), introyección (no asimilación de lo aprendido) y
retroreflexión (un autocontrol ante una intencionalidad agresiva). Finalmente, el
Yo tiene unas funciones de seguridad que agotan la energía empleada en
aquello en lo que se hizo contacto para protegernos; estas funciones de
seguridad son: huida (abandono de la escena), desensibilización (huida
psicológica), regresión (acudir a estilos de conducta pasados).

En este punto me gustaría dividir el existir humano en dos vertientes, uno


concebido como el existir natural y otro como el existir contra natura.

El existir natural es un existir saludable, un existir de acuerdo a los parámetros


normales del ser humano según su idea universal desde este enfoque, o sea
una conducta sana e integrada. Aquí se hace referencia a un funcionamiento
libre natural, a fluir, a actuar de manera espontánea; en esta manera de existir
estamos a tono con nuestras capacidades y con el proceso que nos hace ser lo
que somos; creamos y destruimos satisfactoriamente nuestras Gestalts
saliendo airosos con cualquier situación que se nos presente, esto como
resultado de la integralidad de nuestro accionar tomando en cuenta todo
nuestro ser.

En el existir natural estamos en constante contacto (relación directa) con lo que


necesitamos, por lo tanto debemos saber y aceptar lo que somos y no somos a
cada instante para entregarnos de lleno a este proceso que ocurre en el
presente y satisfacernos. En esta vertiente de la existencia la conciencia es de
gran importancia, ya que implica captar con todo el alcance de nuestros
sentidos la totalidad del mundo fenoménico tal como se presenta desde sí
mismo, fluir con la armonía de la existencia para ocuparse de lo que sucede en
el momento presente y comprender con todo nuestro ser el significado del
ahora. Dicho lo anterior conciencia tiene que ver aquí con la responsabilidad
de dos maneras: captar la existencia como se presenta y hacerse cargo de los
propios actos, impulsos y sentimientos.
Dentro del existir natural, el contacto mencionado en párrafos anteriores es
móvil, no tiene carácter fijo, hay un compromiso pleno con esta relación directa,
además sus características se viven de la siguiente manera: la confluencia
como apreciación de la propia identidad, la proyección conservando el
conocimiento de que nuestras fantasías son obra nuestra, la introyección
llenando vacíos internos con actividades y conductas que nos ayudan a
sobrevivir, y la retroreflexión ligada al autocontrol puro sin efecto nocivo sobre
nosotros mismos; aquí los modos del Yo (Ego y Ello) actúan de acuerdo a las
exigencias, por lo tanto se propone como punto de partida vaciar la cabeza
para estar abierto a las posibilidades, de esta manera los modos del Yo
actuaran de manera natural ante ellas y ante la vida misma.

Según la perspectiva de la terapia Gestalt, lo que nos mueve no es el


inconsciente sino la autorregulación organísmica, por lo tanto en el existir
natural se captan los mensajes del organismo para su mantenimiento; como en
este existir hay madurez (situarse en el proceso y vivir dentro de él) y se está
centrado (enfrentar las circunstancias de la vida tal como se presentan), hay
una conclusión del proceso de formación y destrucción de la figura
satisfactorio, se conforma la verdad adecuada a una situación en particular.

En cuanto a las condiciones sociales, lo importante no está como tal en las


instituciones, sino en tener conciencia de vivir en el presente sin importar la
condición de vida; formando un todo con nuestras condiciones estaremos
sanos.

En el primer párrafo de este escrito se mencionaba el carácter no fijo ni estático


del sí mismo, por ende si el existir natural consta de lo que viene a ser lo
saludable, también se tiene la posibilidad de una vertiente contra natura frente
a la vida, la antagónica natural de la vertiente anteriormente descrita, la no
salud.

Szasz nos dice: ‘’Gracias al impacto combinado de las experiencias universales


de dependencia del niño y de la enseñanza religiosa, la vida social está
estructurada de tal manera que contiene infinitas exhortaciones que mandan al
hombre comportarse de manera infantil, estúpida e irresponsable. ’’ La mayoría
de trastornos se originan en la infancia por esta dependencia que tenemos
cuando somos niños, hay una situación peligrosa o de dificultad prolongada y
nos reestructuramos incongruentemente frente este medio social hostil.
Cuando la conducta de emergencia permanece, nos volvemos contra la
conducta espontánea y nos apartamos de nuestras necesidades sentidas. Hay
una interrupción en el proceso de la formación y destrucción de la Gestalt, de
esta manera perdemos nuestra unidad, dado que a pesar de que
organísmicamente se envía un mensaje, este es reprimido poniéndonos en
conflicto con nosotros mismos.

De esta manera la energía que intentamos reprimir debido a esta conducta de


emergencia, continúa fluyendo hacia el conflicto sin que la podamos usar para
enfrentarnos a situaciones nuevas, haciendo que persistan actitudes viejas y
las mismas formas de enfrentarnos a diferentes situaciones en la vida. La
energía aquí tiene un doble sentido: hacia el conflicto específico, y
manteniendo bajo el nivel de excitación del organismo por debajo del nivel en
que volvería a despertar el conflicto.

En cuanto a los modos del Yo, ni el Ego ni en Ello funcionan de manera


integrada ni equilibrada; actuando a manera del Ego borramos nuestras
funciones de seguridad para que la situación vaya tal y como lo deseamos; nos
cosificamos, convertimos en un objeto de dominación y control a la realidad y
en una cosa a la vida, intentamos autoconquistarnos constantemente. El
objetivo de nuestro control es perpetuar un estado infantil (tal como lo describe
Szasz) para que el medio se haga cargo de todas nuestras necesidades.
Actuando a manera del Ello nos movemos hacia el lado de la psicosis,
retiramos nuestro Yo, nos sentimos parte del ambiente y no sentimos límites,
nuestro contacto con el ambiente disminuye de forma preocupante y es
reemplazado por contacto completo con las fantasías o con las funciones de
seguridad.

Como se menciona arriba, en la existencia contra natura hay serias


interferencias con el contacto, así sus características ahora funcionan de
manera diferente: seudoconfluencia como escape de nosotros mismo;
proyección como distorsión entre lo que somos y lo que no somos; introyección
como creencia de que somos aquello que representamos; retroreflexión como
vuelta a nosotros mismos de impulsos agresivos y evitación de contacto con los
obstáculos.

‘’La caída de la gracia del hombre, entonces, es en términos Gestalt, la pérdida


de nuestra capacidad para entregarnos al proceso sintético de formación de la
Gestalt. Cambiamos nuestra feliz posición en el ambiente por la capacidad de
conocer las cosas en forma distinta de a como están en la realidad actual y de
esta manera empezamos a imponernos al medio ambiente. ’’- Joel Latner.

‘’Será ese ser dual y desgraciado que se mueve y vive entre la tierra de los
animales y el cielo de sus dioses, que habrá perdido el paraíso terrenal de su
inocencia y no habrá ganado el paraíso celeste de su redención. Ese ser
dolorido y enfermo del espíritu que se preguntara, por primera vez, sobre el
porqué de su existencia. ’’ Ernesto Sabato.

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