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NORMAS COMUNES A TODO PROCEDIMIENTO

Prof. María Teresa Hoyos de la Barrera


Ayudante Danae Quezada Cárdenas

NORMAS COMUNES A TODO PROCEDIMIENTO

En el libro I del Código de Procedimiento Civil (en adelante e indistintamente “CPC”), que
comprende XX títulos y abarca los artículos 1º al 252, se contienen las “Disposiciones
Comunes a todo Procedimiento”.
La importancia de las disposiciones comunes a todo procedimiento contenidas en el libro I
radica en que:

a) Tienen una aplicación general dentro de los diversos procedimientos y asuntos


que reglamenta el Código de Procedimiento Civil en sus Libros II, III, y IV, salvo
norma expresa en contrario.
b) Tienen aplicación en los procedimientos civiles especiales reglamentados en
leyes especiales. Hay que recordar que en general el CPC tiene aplicación
supletoria.
c) Tienen aplicación por remisión en los procedimientos penales1.

UNIDAD I: “LOS ACTOS PROCESALES”

A) Régimen general de los actos procesales


B) Requisitos formales de los actos procesales
C) Clasificación de los actos procesales

I. LOS HECHOS Y ACTOS JURÍDICOS PROCESALES

1. Introducción

Jurídicamente, según hemos visto, el proceso consiste en una entidad que se compone de
la unión progresiva y ordenada de un conjunto de actos realizados a efectos de obtener el
pronunciamiento de un órgano jurisdiccional que dirima un litigio sometido a su autoridad.
Concebido así, queda claro que esta unidad que el proceso es se arma y desenvuelve a través
de varios actos ordenados por la ley y realizados por los sujetos que participan de éste, que
se van sucediendo unos a otros y que en su integridad dan forma al proceso.

Resulta de perogrullo, por tanto, indicar que cada uno de estos actos procesales empero
tener una finalidad inmediata que es propia y distintiva de él (v.gr., el de la demanda
reclamar una pretensión, el de la contestación resistirla, etc.), todos ellos presentan la
característica común de responder de manera mediata al mismo fin cual es la de integrar la
cadena que formará la unidad del proceso.

2. Concepto.

Hecho es cualquier acontecimiento o suceso que ocurre en el mundo.

Mas las normas jurídicas no atribuyen efectos a cualquier tipo de hechos, por lo que es
indispensable distinguir aquéllos a los cuales se les reconoce como generadores de efectos
jurídicos – hechos jurídicos- de aquéllos que no – hechos simplemente materiales o naturales-
. De ahí que sea imprescindible para el hecho jurídico ser tal contar con el supuesto
necesario cual es el que una norma jurídica le atribuya tal carácter.

Cualquier hecho jurídico puede ser relevante para el Derecho, sean producto de la
naturaleza o del hombre. Ahora bien, si dichos hechos jurídicos producen efectos dentro
del proceso se estará frente a una especie particular de estos, cuales son los hechos
jurídicos procesales (v.gr., la muerte de una de las partes, el transcurso del tiempo por el
que se vence un plazo, la enfermedad del juez, etc.). Luego, son hechos que crean, modifican
o extinguen un derecho y que produce efectos en un proceso.

1
El artículo 52 del Código Procesal Penal dispone que serán aplicables al procedimiento penal, en cuanto no
se opusieren a lo estatuido en este Código o en leyes especiales, las normas comunes a todo procedimiento
contempladas en el Libro I del Código de Procedimiento Civil.
Estos apuntes no son de nuestra autoría, sólo son complementarios para la cátedra de 1
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Los actos, por su tanto, son una especie de hechos: se trata de hechos realizados con la
intención de producir efectos jurídicos; esto es, interviene la voluntad del hombre para
dirigir su obrar a la producción de consecuencias jurídicas (actos jurídicos).

Luego, y como es fácil prever, actos jurídicos procesales es la declaración de voluntad


realizada con la intención de crear, modificar o extinguir un derecho que produzca sus
efectos en el proceso. Son una especie de actos jurídicos, siendo el factor distintivo el
desplegar o no efectos en un proceso.

Otras definiciones se han dado de acto jurídico procesal:

• Juan Colombo C. “Son actos jurídicos que producen efectos en el proceso”2


• Giussepe Chiovenda. “Actos que tienen importancia jurídica respecto de la
relación procesal; esto es, los actos que tienen por consecuencia inmediata la
constitución, la conservación, el desenvolvimiento, la modificación o la definición
de una relación procesal”
• Eduardo Couture. “Por acto jurídico procesal se entiende el acto jurídico emanado
de las partes, de los agentes de jurisdicción o aún de los terceros ligados al proceso,
susceptible de crear, modificar o extinguir efectos procesales”3.

De suyo el acto jurídico procesal requiere de la existencia de un proceso en el cual produzca


consecuencias jurídicas, y que la voluntad sea prestada con tal intención. No quiere decir
que el acto se verifique en el proceso, sino que genere sus efectos en él (v.gr., el mandato
judicial realizado por escritura pública otorgado ante notario).

Se tiene entonces que la relación procesal no es más que un conjunto de actos jurídicos
procesales independientes y vinculados entre sí, a través de los cuales se desarrolla y se da
forma al proceso. “Esto explica que el proceso – la unidad procesal- pueda ser descompuesto
en los distintos actos que lo componen y ser cada uno de ellos examinados
independientemente a la posición que ocupan en la relación procesal”4.

3. Características del acto jurídico procesal.

3.1 Solemnes. Las solemnidades son una especie de formalidades, y corresponden a


requisitos externos a través de los cuales debe celebrarse un acto jurídico, siendo la única
forma por la cual puede llevarse a cabo. Así, la demanda (art. 254, CPC), la sentencia
definitiva (art. 170, CPC), la notificación de la demanda (arts. 40 y ss., CPC), etc.

3.2 Son unilaterales. Se forman por la manifestación de voluntad de una sola parte.

Excepcionalmente existen hipótesis de actos jurídicos procesales bilaterales, que se


producen del encuentro de dos o más voluntades (consentimiento en tal caso). Así, p.ej., la
transacción, la cláusula compromisoria, la conciliación, etc. Reciben la nomenclatura de
negocios procesales.

Algunos autores aluden a una tercera especie, los acuerdos procesales, pero la
desestimamos por fines pedagógicos y la nula utilización de este término en nuestro país.

3.3 Son autónomos. Son actos independientes de cualquier otro, no obstante encontrarse
encadenados por una relación procesal a través de la cual se compone un proceso. Es la
unidad del proceso: todos los actos jurídicos se dirigen al mismo fin: la sentencia definitiva.

3.4 Son ordenados. Vale decir, deben celebrarse en el momento y en la forma que la ley de
procedimiento, la que arregla y programa el proceso, determine.

3.5 Su contenido es de orden público. Por lo cual los sujetos del proceso no pueden cambiar
su estructura, salvo excepciones contempladas por la ley (v.gr., prórroga de la competencia,
celebrar cláusula compromisoria, etc.).

2
Juan Colombo C. “Acto Jurídico Procesal”, p. 70, Ed. Jurídica, 1º ed., 1980
3
Eduardo Couture. “Fundamentos de Derecho Procesal Civil”, p. 201, Ed. De Palma, Buenos Aires, 2º Ed.,
1958.
4
Juan Colombo C. Op. cit., p. 72.
Estos apuntes no son de nuestra autoría, sólo son complementarios para la cátedra de 2
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II. REQUISITOS DEL ACTO JURÍDICO PROCESAL5-6

1. Requisitos de existencia y validez.

Tratándose de una especie de acto jurídico, los actos jurídicos procesales deben cumplir
con los requisitos comunes a ellos y con algunos especiales que le dan forma como tal. Por
razones de tiempo, los trataremos conjuntamente.

A) Voluntad exenta de vicios. Los sujetos del proceso deben prestar su voluntad
con la intención de producir efectos en el proceso, debiendo la declaración por la cual revela
y forma el acto ser exteriorizada, seria y exenta de vicios; remitiéndonos a nuestras cátedras
de Derecho Civil.

Para aquella parte de la doctrina que piensa que las solemnidades no son sino la forma de
prestar la voluntad y no un requisito autónomo, valga incluir su mención a propósito del
estudio de la voluntad en los actos jurídicos procesales.

En lo tocante al silencio, es del caso mencionar que siendo la casi unanimidad de los actos
procesales solemnes, el ámbito de relevancia del silencio como motivo de consecuencias
jurídicas es bastante escueto. Podemos señalar además la prórroga tácita de la competencia
(art. 197, COT), la notificación tácita (art. 55, CPC) y la confesión tácita (art. 394, CPC).

Nos referiremos sucintamente a los vicios de la voluntad en materia de actos jurídicos


procesales:

i) Error. Que puede ser sufrido por cualquiera de los sujetos del proceso, sean las
partes o el juez. Son ineficaces aquellos actos en que se incurra en un error de hecho (art.
402, CPC), e incluso los que sean de derecho en tanto hayan sido actos del tribunal (lo que
de ordinario justifica a los recursos para impugnar resoluciones judiciales). Valga consignar
que el error en ciertos casos puede originar la acción indemnizatoria correspondiente por
error judicial contra el Estado (art. 19, Nº 7, letra i), CPR).
ii) Fuerza. Atendido que se trata de actos solemnes, hay quienes piensan que es muy
difícil que pueda en la práctica haber fuerza que vicie y determine el consentimiento de una
persona a prestar su voluntad a la celebración de un acto jurídico procesal7. No obstante,
encontramos varios ejemplos que demuestran que nuestra legislación expresamente la
contempla y sanciona (art. 810, Nº 3, CPC). En tal caso, se regirán por las reglas del Derecho
Común8.
iii) Dolo. Reproducimos lo dicho respecto a la fuerza. Destaquemos el caso de la
presunción de dolo contenida en el CPC en el art. 280, ya estudiado a propósito de la
voluntariedad en el ejercicio de la acción.
Existe en nuestra legislación un medio jurídico procesal para invalidar aquellas
sentencias con fuerza de cosa juzgada y que han sido ganadas maliciosamente, con fraude
o dolo, y corresponde al recurso de revisión (art. 810, Nº 3, CPC).

B) Objeto real y lícito. En materia procesal el objeto se relaciona con la noción de


beneficio jurídico que con un acto procesal se persigue obtener. Si el objeto no es real se
habla de acto simulado.

5
Sobre este punto el enfoque tradicional ha sido valerse de los mismos elementos que prodiga la Teoría
General del Acto Jurídico. Al respecto es del caso asentar, como otros autores han advertido, que “la
delimitación de los actos procesales y actos jurídicos-materiales no es desarrollada unívocamente en la
doctrina y jurisprudencia…existe uniformidad, en todo caso, que deben ser clasificadas como actos procesales
y no como actos jurídicos-materiales, cuando tanto sus presupuestos como también sus efectos están
reglados por el derecho procesal”. Vid. Stefan Lieble, “Proceso Civil Alemán”, Biblioteca Jdca. Biké, Medellín,
1999, pp. 214-217.
6
Autores modernos, como Devis Echandía, postulan que los actos procesales de las partes deben ser
examinados en su eficacia desde una perspectiva más precisa del objeto de estudio de la ciencia procesal. Por
ello toman distancia de esta estructura que veremos y concluyen que los requisitos de eficacia de sus actos,
amén de las formalidades, son el interés y la legitimación; otros, los menos, solamente este último. El
Anteproyecto del Código Procesal Civil establece como requisitos generales de los actos procesales que deben
ser “lícitos, pertinentes y útiles”, ejecutados con veracidad y buena fe y tener por causa un “interés legítimo”
(art. 71).
7
Juan Colombo C. Op. cit., p. 80
8
Cristián Maturana M. Apuntes sobre Normas Comunes a Todo Procedimiento, p. 130, Universidad de Chile,
2003.
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C) Causa lícita. Se ha dicho de antiguo que todo acto jurídico procesal tiene causa,
por cuanto al producir un efecto en el proceso, cada acto es jurídicamente relevante. El
interés en cualquier acto jurídico resulta un elemento esencial, especialmente al hacer valer
su pretensión el actor o el demandado (contrapretensión); del cual el viejo principio de que
no hay acción sin interés sería sino una expresión más.
Por interés procesal se entiende aquél que lleva a obrar por la necesidad efectiva de
protección jurídica9, la carencia de este interés, que exige que sea real en los hechos,
involucrará que quien a sabiendas inste por un acto procesal en pos de un interés falso o
ilícito cometa el denominado fraude procesal y de la responsabilidad
que se siga del abuso del proceso o de los medios procesales10. Jurisprudencia en la materia
existe, aunque escasa11-12.

D) Capacidad procesal. Hay que distinguir:

i) Del tribunal. La capacidad del tribunal equivale a su competencia. Por la


ley se le confiere la jurisdicción, que es lo que lo que le atribuye la calidad
de tribunal, pero sólo podrá actuar en aquellos procesos que la ley
determine.
ii) De las partes. Deberá cumplir con todas las disposiciones en materia de
comparecencia en juicio.
iii) De los terceros extraños al juicio. Éstos son, los que no son sujetos del
proceso (v.gr., testigos, peritos, etc.). Existen ciertas normas especiales
para que sus actos tengan valor en el proceso (arts. 357, 358, 413, CPC,
etc.).

E) Las solemnidades.

Como ya se asentó con anterioridad, la característica particular de los actos jurídicos


procesales es el de ser solemnes, debiendo manifestarse la voluntad otorgada con la
intención de producir efectos en el proceso sólo mediante la forma impuesta por la ley, y
de ninguna otra manera. Caso contrario, el acto carecerá de eficacia.

Las solemnidades se exigen de los actos de cualquiera de los sujetos del proceso, incluso
de los terceros extraños al juicio.

F) Subsistencia un proceso en que el acto produzca sus efectos. No es indispensable


que el proceso exista antes de realizar el acto, sino que se celebre con la intención de
producir en uno (v.gr., el ejercicio de una acción).

2. La prohibición de una actuación procesal desleal13.

Dentro del tema de los actos procesales es relevante tratar la cuestión sobre de qué formas
se encuentra en el procedimiento civil protegido el principio de protección de la buena fe,
en el entendido de que siendo una conducta rechazada con bastante amplitud y aplomo por
todo nuestro ordenamiento merece de un trato análogo en el ámbito procesal.

9
Vid. Piero Calamandrei, “Derecho Procesal Civil”, Ed. Iberoamericana, México, 1996, pp. 49-54.
10
Participamos de la tesis que sostiene que una cosa es el abuso del proceso, que se da con prescindencia a
cualquier ánimo de la parte del proceso, a la responsabilidad que se sigue de ello que necesariamente y en
congruencia con los principios de nuestro sistema requiere de dolo o culpa. Así, hay reglas especiales como el
art. 197, CC, y las denominadas demandas temerarias en algunas leyes, que exigen mala fe de la parte.
11
Vid. Corte Suprema, Base de Datos Lexis Nexis, N° identificador: 17887. Por lo demás el Anteproyecto del
Código Procesal Civil afirma como principio procesal la buena fe y el rechazo al fraude procesal, colusión y a
cualquier conducta ilícita o dilatoria, pudiendo el tribunal aplicar multas al efecto (art. 8). En lo tocante a las
sanciones, cabe criticar que debiese hacerse una regulación más minuciosa y no tan abierta como se propone.
12
De una de las especies de fraude procesal, la estafa procesal, que es la maquinación acordada de dos
personas de actuar fraudulentamente en un proceso con el fin de perjudicar a otro, actualmente es del caso
decir que existe un proyecto de ley para tipificarlo como delito penal desde 2006. Obiter dicta, la Corte
Suprema lo ha definido como “que se da cuando, engañándose al Juez con antecedentes y elementos de
convicción mendases, se logra que éste dicte una resolución que afecta injustamente a un tercero y en que
los verdaderos autores mediatos son quienes engañan al Juez”. Corte Suprema, Base de Datos Lexis Nexis, N°
identificador: 25446.
13
La buena fe se establece como principio en el artículo 5º del Proyecto.
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Se pueden esquematizar en tres grupos los casos en que la protección de la buena fe opera:

i) La prohibición de la creación maliciosa de situaciones procesales en los que existen


formalmente los presupuestos, pero en la práctica se está obedeciendo a conductas ilícitas.
Fuera del caso del fraude procesal, podemos decir, por ejemplo, el art. 280, CPC, para el
solicitante de medidas prejudiciales que no entable dentro del término establecido la
demanda respectiva, presumiéndose doloso su proceder.
ii) Abarca situaciones en las que una parte se coloca en el proceso en contradicción
con sus propios actos procesales anteriores, infringiendo el principio de congruencia de los
actos propios (venirem contra factum propio non valet). Por ejemplo, el art. 55, CPC, sobre
la notificación tácita; el art, 155, CPC, que dispone que quien tiene derecho a alegar el
abandono del procedimiento no puede alegarlo después si realiza cualquier otra actuación
antes; etc.
iii) Por último, el caso de abuso de facultades procesales, que ocurre cuando una
parte aprovecha deslealmente derechos procesales, entendiendo la ley lo que se persigue
ha sido perjudicar la actividad jurisdiccional y los intereses de la contraparte por vía de
dilatar o enmarañar la marcha del juicio. Por ejemplo, quien promueve y pierde dos o más
incidentes no puede volver a promover ningún otro si no consigna determinada cantidad
de dinero, y si vuelve a perder, deberá pagarlo a título de multa (art. 88, CPC); quien pide
un plazo especial para recabar pruebas que se encuentran fuera del lugar donde se sigue el
juicio, y no rinde prueba alguna o lo hace de manera impertinente, deberá pagar a la otra
los gastos que ésta haya hecho para presenciar las diligencias (art. 337, CPC); etc.

III. CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS PROCESALES

1. Actos del tribunal

Son aquellos que ejecuta o celebra el juez de un proceso, entendiéndose subsumido en esta
categoría los funcionarios auxiliares de la administración de justicia que intervienen en el
mismo. Son actos ejecutados de conformidad a las facultades que la ley les confiere, razón
por la cual habrán de regirse siempre por los arts. 6 y 7, CPR (principio de juridicidad).

Se clasifican en:

a) Actos de decisión. Son aquellos en virtud de los cuales el juez resuelve


materialmente el proceso, o bien un incidente que se hubiere promovido en él. Se
materializa en las sentencias definitivas, interlocutorias o autos (art. 158, CPC).
b) Actos de ordenación. Son aquellos mediante los cuales el juez hace avanzar el
proceso, de acuerdo al orden consecutivo legal. Constan estos actos en los decretos,
providencias o proveídos (art. 158, CPC). Por ejemplo, el demandado acompaña un
documento durante el término probatorio, y el tribunal lo acepta; se deduce una demanda
y el tribunal la evacua, ordenando el traslado de esta; etc.
c) Actos de comunicación. Aquellos en virtud de los cuales el tribunal pone en
conocimiento de las partes alguno de los actos de decisión u ordenación que hubiere
resuelto; v.gr., la notificación de la demanda.
d) Actos de documentación. Son aquellos dirigidos a representar mediante
documentos escritos los actos jurídicos procesales de las partes, del tribunal o de los
terceros extraños al juicio. Mediante éstos, constata una determinada actuación en el
expediente, agregándolo a él. Por ejemplo, la prueba testimonial rendida ante el tribunal,
que debe incorporarse por escrito al expediente14.
e) Actos de certificación. Son aquellos por los cuales se acredita la realización de
un hecho o acto. Es requisito esencial de cualquier actuación judicial (art. 61, inc. 3º, CPC).

2. Actos de las partes

El concepto de parte del proceso ya fue revisado con anterioridad en este curso. Por tanto,
nos referiremos a los actos que ejecuten tanto el demandante, el demandado y los terceros.

Se distinguen:

A) Actos de postulación. Son aquellas actividades que despliegan las partes dirigidas
a lograr u obtener el reconocimiento de una pretensión o contrapretensión; persiguen la

14
Recuérdese que el juez resolverá conforme a todo lo que se encuentre en el expediente: “lo que no está
en el expediente no está en el mundo”.
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satisfacción de una exigencia hecha valer en el proceso. Son también denominados actos de
obtención15.
Se subclasifican a su vez en:

i) Actos de petición. Tienen por objeto determinar el contenido de una


pretensión, sea respecto de lo principal del asunto o los intereses que
someten a la decisión del juez (pretensión de la demanda, de la
contestación de la demanda, etc.) como a un detalle del proceso (admisión
de un escrito, rechazo de una prueba, etc.).
ii) Actos de prueba. Se trata de aquellos actos que tienen por objeto la
incorporación al expediente de un determinado antecedente probatorio,
idóneo para crear en el tribunal la convicción de la exactitud de las
afirmaciones contenidas en ella. Podemos distinguir entre:
• Actos de proposición propiamente tales. Mediante los cuales las partes ofrecen
al tribunal probar un hecho.
• Actos de producción de la prueba. Que tienen por objeto agregar materialmente
al proceso un documento o declaración.
• Actos de valorización de la prueba. Por los cuales las partes procuran razonar y
demostrar al tribunal que con la prueba por ellos rendida se demostró la
efectividad de su pretensión, y de que la prueba rendida por la contraparte
carece de la aptitud para acreditar la veracidad de los hechos que alega y sus
intereses.

iii) Actos de afirmación. Son aquellos por los cuales las partes dan a conocer un
elemento de hecho o de derecho al tribunal, con el objeto de obtener un determinado efecto
jurídico procesal. Por ejemplo, el demandante promueve un incidente durante el curso del
juicio, a lo cual el juez da traslado, debiendo el demandado responderlo dentro de los tres
días siguientes a su notificación. Si no responde, se pide que conste en el expediente su
rebeldía, por lo que decide sin su intervención el incidente.

B) Actos dispositivos. Son aquellos que se refieren al derecho material cuestionado


en el proceso o a los derechos procesales que la ley les reconoce a las partes. Por ejemplo,
el escrito en virtud del cual designa el demandado abogado patrocinante, allanarse a la
demanda, el desistimiento del demandante, etc. Son los también llamados actos de
causación.

3. Actos de terceros extraños al juicio.

a) De Prueba. Pueden concurrir y aportar al tribunal sus declaraciones personales u


otros antecedentes con mérito probatorio, que incidan en el resultado del juicio. Por
ejemplo, los testigos y los peritos.

b) De colaboración. Son actos que si bien inciden en el proceso, no inciden en la


decisión de éste. Por ejemplo, el martillero público cuando remata los bienes del ejecutado,
el empleador cuando retiene de la remuneración del empleado lo que correspondiere a éste
pagar por alimentos, etc.

c) De opinión. Son aquellos en que el tribunal queda obligado o facultado para


recurrir al informe de un tercero; v.gr., intervención de la Fiscalía Judicial o los Defensores
Públicos; los informes de derecho que presenten las partes (arts. 228 a 230, CPC); etc.

4. Efectos de los actos jurídicos procesales

Abordaremos a continuación el efecto jurídico que la ley consagra para estos actos
valiéndonos de la clasificación recién desarrollada.

4.1. Actos del tribunal

a) Actos de decisión. Hay que distinguir si esta decisión corresponde a:

i) Una sentencia definitiva o interlocutoria. Su efecto propio será


producir el efecto de cosa juzgada, una vez que se encuentre firme
y ejecutoriada, en tanto concurran los supuestos establecidos en

15
Eduardo Couture. Op. cit., p. 206
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el art. 174, CPC. Dictada la sentencia definitiva o interlocutoria no


puede alterarla o modificarla el tribunal que la dictó de ninguna
manera además (art. 182, inc. 1º, CPC), efecto denominado como
el desasimiento del tribunal.
ii) Un auto. Puede modificarse o dejarse sin efecto por el tribunal que
lo dictó a petición de parte (art. 181, CPC).
iii) Un decreto, providencia o proveído. Se predica lo mismo (art. 181,
inc. 1º, CPC).

b) Actos de documentación. El efecto es agregar al proceso un antecedente nuevo.

c) Actos de comunicación. Su efecto es el que las resoluciones judiciales producen


efectos respecto a las personas a las que se les notifica, por regla general (art. 38, CPC).

d) Actos de certificación. Da fe acerca de la realización del hecho o acto certificado.

4.2 Actos de las partes

a) Actos de postulación. Conforme lo ordena la ley, a la petición de la parte se sigue


el deber del tribunal de pronunciarse respecto a ésta, en base a lo que pidió, y en la forma
y tiempo ordenados.
b) Actos de causación. El efecto es solicitar al tribunal la agregación al proceso de
un antecedente nuevo.

4.3 Actos de terceros extraños al juicio

a) Actos de prueba. Se tiene por aportada la prueba al juicio.


b) Actos de colaboración. Auxilian en la eficacia del proceso.
c) Actos de opinión. Entregan argumentos para la decisión del tribunal

UNIDAD II: “EL PROCEDIMIENTO”

A) Importancia y rol del procedimiento, aspectos generales, características y clasificaciones.


B) Relación entre proceso y procedimiento
C) La estructura básica del procedimiento:
c.1) Fase de discusión
c.2) Fase de prueba
c.3) Fase de sentencia
c.4) Impugnaciones
c.5) Ejecución
D) Los procedimientos tipo en Chile
E) Principios formativos del procedimiento.
I. GENERALIDADES

1. CONCEPTO PROCESO Y PROCEDIMIENTO

El proceso, acción y jurisdicción constituyen la trilogía estructural del Derecho Procesal.


Así como la acción es un presupuesto de ejercicio de la jurisdicción el proceso es un
instrumento para la realización de la función jurisdiccional.

El proceso, que es un instrumento destinado a satisfacer pretensiones procesales y cuyo


contenido es el Juicio o controversia, no es un ente estático o inmóvil, sino que, por el
contrario, es de naturaleza esencialmente dinámica, ya que obligadamente debe recorrer un
camino que se inicia con la demanda y termina con la sentencia con autoridad de cosa
juzgada.

Según el profesor Carlos Stoeherel Maes el proceso es “un conjunto de escritos, documentos
y actuaciones de toda especie que se presentan o verifican en el procedimiento.” Esta
definición nace del examen del artículo 29 del Código de Procedimiento que dispone:

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“Art. 29.- Se formará la carpeta electrónica con los escritos, documentos, resoluciones, actas
de audiencias y actuaciones de toda especie que se presenten o verifiquen en el juicio…”

Por consiguiente, el proceso jurídico es un cúmulo de actos, su orden temporal, su dinámica,


la forma de desenvolverse. Todo proceso jurídico se desenvuelve, avanza hacia su fin y
concluye.

Este camino que debe recorrer el proceso está constituido por la realización de una serie
compleja de actos procesales, encadenados los unos con los otros, de manera que unos son
la causa de los que los siguen y éstos el efecto de los anteriores.

Estos actos constituyen en sí mismos una unidad. La simple secuencia no es proceso, sino
un procedimiento. Lo que caracteriza al proceso es su fin, mientras que el procedimiento es
un conjunto de ritualidades o formalidades que se organizan para obtener un fin.

También se puede definir como “una secuencia o serie de actos de parte, tribunal o terceros
que se desarrolla progresivamente, con el objeto de resolver, mediante un acto jurisdiccional
de autoridad el conflicto sometido a su decisión” (Couture).

De lo anterior es posible colegir que existe un solo proceso jurídico, el cual se puede
manifestar en diversas formas, con distintas particularidades, en atención al contenido
material del litigio, dando origen a una pluralidad de procedimientos, que se regulan en
atención a la naturaleza de la pretensión; por tanto, el objeto del litigio permite determinar
el procedimiento a seguir para su substanciación.

Diferencias entre proceso y procedimiento

a) El proceso es un conjunto de actos unidos hacia un fin común que el procedimiento


organiza para el mejor cumplimiento de su fin. En cambio, el procedimiento es un conjunto
de ritualidades, de elementos externos y formales.
b) El proceso es una unidad, mientras que procedimiento denota la idea de diversidad o
pluralidad.
c) Todo proceso supone un procedimiento.

II. ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO

La existencia de diversos procedimientos se debe a la necesidad de adaptarse al


juzgamiento de distintas materias o cuantías. Por ejemplo, tenemos procedimientos que
genéricamente llamamos civiles, penales, laborales, de familia, etc., y dentro de cada una
hay distintos procedimientos.

Según lo dispuesto en el artículo 76 de la Constitución Política de la República, la


jurisdicción posee tres momentos diferentes y sucesivos:
a) Etapa de conocimiento y cognición;
b) Juzgamiento;
c) Ejecución.

A su vez, el procedimiento tiene cinco etapas:

1. Etapa de discusión

La etapa de discusión contiene todas las actuaciones en que el actor da a conocer al tribunal
sus argumentos y peticiones, y entonces, delimitan el objeto de pleito.

Se abre la instancia (a través del emplazamiento) que, por definición, comprende materias
de hecho y de derecho, siendo las primeras las que deben demostrarse en esta etapa. El
derecho, conforme a nuestro sistema, se presume conocido por todos y, por lo tanto, no
admite prueba, y debe aplicarse al tiempo de juzgar.

En el mensaje del Código de Procedimiento Civil se señala “Los hechos varían al infinito y
con ellos los datos y antecedentes probatorios que demuestran su existencia y cuyo mérito es
esencialmente relativo”.

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El tribunal toma conocimiento de las pretensiones de las partes, consagrándose la garantía


constitucional del Debido Proceso del artículo 19 Nº 3 de la CPR, la cual asegura la Igual
protección de la ley en el ejercicio de los derechos. De esta forma, se manifiesta el principio
de bilateralidad de la audiencia, que en término simples consiste en que nadie puede ser
condenado sin ser previamente oído, o al menos, sin tener la posibilidad de ello.

1.1.- Etapa de discusión en juicios civiles

La etapa de discusión en juicios civiles lo conforman los siguientes escritos:


1) La demanda (Art. 254 CPC)
2) La contestación de la demanda (Art. 309 CPC)
3) Escrito de réplica (Art. 311 y 312 CPC)
4) Escrito de dúplica (Art. 311 y 312 CPC)

1.2.- Etapa de discusión en el Código Procesal Penal

El juzgamiento de las personas acusadas de delitos se lleva adelante, principalmente a


través de juicios orales ante el Tribunal Oral en lo Penal o ante el Juez de Garantía
tratandose de juicios simplificados. En todos se incluye la actividad de persecusión ( a través
de la acusación o el requerimiento) y la defensa del imputado, a través de su contestación.

2. Etapa de prueba

Es una etapa de gran importancia en todos los procedimientos, pues permite a las partes
probar sus afirmaciones fácticas o de hecho, a través de los medios que autoriza la Ley. Sin
embargo, sólo se deben probar los hechos pertinentes, sustanciales y controvertidos; por
consiguiente, aquellos hechos sobre los cuales no existe controversia o discusión no serán
probados.

2.1.- Etapa de prueba en los juicios civiles

La etapa probatoria en los juicios civiles se abre con la resolución que recibe la causa a
prueba (Art. 318 CPC), que fija los hechos que deben ser probados. Tal resolución está
seguida de un plazo o término para que las partes puedan ofrecer y rendir la prueba.

2.2.- Etapa de prueba en materia penal

El Ministerio Público es el encargado de dirigir la investigación y podrán realizar por sí


mismos o encomendar a la policía todas las diligencias que consideren conducentes al
esclarecimiento de los hechos. (Art. 180 NCPP)

Estos medios de prueba obtenidos mediante las actuaciones de investigación realizada por
los fiscales se ofrecerán durante la audiencia preparatoria y se rendirán en la audiencia de
juicio ante los Tribunales Orales en lo Penal.

3. Etapa de sentencia o fallo

Según el artículo 76 de la CPR y 1º del Código Orgánico de Tribunales “La facultad de


conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y hacer ejecutar los juzgados pertenece
exclusivamente a los tribunales establecidos por ley”. De acuerdo a esto, la etapa de fallo
caracteriza en esencia a la jurisdicción.

Se debe recordar que la misión de resolver la contienda o controversia jurídica le


corresponde los Jueces, la cual se materializa con la sentencia. Por lo mismo, también es
posible conocer esta etapa como Labor adjudicativa del juez, ya que el juez en ella establece
qué debe cumplir cada parte.

El tribunal declara el derecho frente al caso concreto propuesto, mediante un raciocinio


mental que exterioriza y da forma a un acto procesal denominada sentencia. Esta
declaración del tribunal cuando se han resuelto los recursos o no hay recursos en su contra,
adquiere caracteres de verdad jurídica indiscutible e inamovible, produciéndose el efecto
de cosa juzgada (Art. 175 CPC) y la solución jurídica del conflicto de intereses de relevancia
jurídica entre partes, el cual el juez debe resolver.

El juez no es libre para resolver en uno u otro sentido, sino que su sentencia debe ajustarse
a las normas que rigen la materia en discusión, como lo establecen los artículo 160 y 170
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del Código de Procedimiento Civil, y el auto acordado de la Corte Suprema sobre la forma
de las sentencias16 y el artículo 342 del Código Procesal Penal.
Las sentencias comprenden tres partes: a) expositiva, que hace mención de las alegaciones
y peticiones de las partes; b) considerativa, que consiste en el análisis de las peticiones,
alegaciones y medios probatorios, a los cuales se les aplica el derecho y; c) resolutiva, en la
que se consigna la solución del conflicto sometido a su decisión.

4. Etapa de impugnación

Por regla general, las sentencias son susceptibles de ser recurridas por las partes a una
instancia superior, cuando alguna de ellas no está conforme con la decisión del tribunal.

Se puede impugnar una sentencia por medio de los recursos establecidos por Ley para
obtener su anulación, enmienda o modificación.

5. Etapa de Ejecución

La etapa de ejecución se materializa a través de los procedimientos ejecutivos, en sí es un


procedimiento previsto por la Ley para ejecutar lo resuelto y no una etapa propiamente tal.

La facultad para hacer ejecutar lo juzgado es inherente a la jurisdicción, pues es esencial


para la eficacia del derecho. Es una medida coercitiva que impone la restauración del orden
jurídico violado. Esta facultad de imperio está consagrada en el artículo 76 de la
Constitución Política de la República y el artículo 11 del Código Orgánico de Tribunales.

Este procedimiento es eventual, ya que sólo procede en contra de sentencias condenatorias


(las que obligan a una persona al cumplimiento de una obligación) y porque puede ser que
no se haya fallado nada que debe ser cumplido o puede ser que el demandado cumpla
voluntariamente con la presentación a que ha sido obligado; tampoco si la parte que obtuvo
no insta a esta ejecución.

En el ámbito penal, las sentencias condenatorias se cumplen a través de las autoridades


administrativas, no existiendo un procedimiento judicial. En cambio, en el ámbito civil
existen varios procedimientos ejecutivos, entre los cuales podemos encontrar:

- Procedimiento incidental de ejecución del fallo (Art. 233 CPC)


- Procedimientos ejecutivos de obligación de dar, hacer y no hacer (Art. 434 y
siguientes del CPC)
- Procedimiento de ejecución supletorio (Art. 238 CPC)

III. CLASIFICACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS

A. PROCEDIMIENTOS CIVILES Y PENALES

A.1.- Clasificación de los Procedimientos Civiles

Se entiende por procedimiento civil todo lo que no es penal, comprendiendo lo propiamente


civil, laboral, minero, etc., y básicamente están contenidos en los Libros II y III del Código
de Procedimiento Civil, inclusive los no contenciosos en el Libro IV.

Los procedimientos civiles pueden ser:

i. DE COGNICIÓN: son procedimientos destinados a determinar la aplicabilidad de


una o más normas jurídicas a hechos que han acontecido. Existen dos
subclasificaciones importantes:

Procedimientos declarativos, constitutivos, de condena y cautelar:

- Procedimiento de declaración de mera certeza: su objetivo es determinar si


una norma es o no aplicable a un caso concreto, persiguiendo que no haya

16
Autoacordado de la Corte Suprema sobre la forma de las sentencias (1920):
https://www.leychile.cl/N?i=1042157&f=1920-09-30&p=

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incertidumbre en un respectivo estado jurídico. La sentencia que se dicta


no crea una relación jurídica nueva, sino que está determinando el alcance
de esa relación o la existencia si ella pretendía ser ignorada.

- Procedimiento constitutivo: su objetivo es establecer o modificar una


situación jurídica y por consiguiente, hacer nacer una nueva situación
jurídica de reemplazo a la anterior. Por ejemplo, la sentencia que declara el
divorcio o anula el matrimonio.

- Procedimiento de condena: se persigue que la sentencia establezca


responsabilidades por el incumplimiento de una obligación,
responsabilidad contractual y extracontractual. La sentencia tiene una
característica: siempre es preparatoria, por sí sola no produce la
satisfacción del derecho que pretende el actor, como ocurre en los
anteriores porque si se obtiene esta sentencia, la satisfacción de la
pretensión realmente se va a realizar a través de un procedimiento de
ejecución posterior.

- Procedimientos de cautela: son aquellos que buscan evitar un determinado


resultado o asegurar uno, a través de una medida precautoria.

ii. EJECUCIÓN: es un procedimiento que tiene por objeto satisfacer a la parte que ha
obtenido sentencia favorable en un juicio lo establecido en dicha sentencia o que
permite a un titular de un derecho indubitado e indubitable que lo aplique
directamente. Los procedimientos ejecutivos pueden clasificarse en:

Procedimiento ejecutivo ordinario, especiales, incidental de cumplimiento de


resoluciones judiciales y supletorio:

- Procedimiento ejecutivo ordinario: son típicamente los juicios ejecutivos.


En Chile los hay de mayor cuantía y de mínima cuantía. (Art. 434, 729 y
siguientes del CPC)

- Procedimientos ejecutivos especiales: son procedimientos relacionados con


prenda especial, industrial, agraria, sin desplazamiento y otros establecidos
en el Código de Procedimiento Civil, cuando se trata del cumplimiento de la
sentencia dictada contra el Fisco.

- Procedimiento ejecutivo incidental de cumplimiento de resoluciones


judiciales: es un procedimiento aplicable dentro del año siguiente a la echa
en que se hizo exigible la prestación contenida en la sentencia. Se dice que
es autónomo, pero en el hecho es un procedimiento ordinario. (Art. 231
CPC)

- Procedimiento ejecutivo supletorio: a falta de aplicación de los anteriores el


juez tiene facultades para decretar multas y arrestos, entre otras medidas
compulsivas, hasta obtener el cumplimiento de la sentencia. (Art. 238 CPC)

1.2.- Clasificación de Procedimientos Penales


Los procedimientos penales se pueden clasificar:

i. FALTAS: de las faltas conocen los Juzgados de Garantía a través de los siguientes
procedimientos:

- Procedimiento Monitorio: este procedimiento es aplicable sólo tratándose


de las faltas que debieren sancionarse sólo con pena de multa. (Art. 392
NCPP)

- Procedimiento Simplificado: este procedimiento es aplicable respecto de


todas las faltas con excepción de las que debieren sancionarse sólo con pena
de multas (Art. 388 NCPP) y, también respecto de las faltas que debieren
sancionarse sólo con pena de multa, si se hubiere reclamado de ella por el
imputado dentro del plazo legal. (Art. 392 inciso final y siguientes del NCPP)

ii. CRIMENES Y SIMPLES DELITOS: los crímenes o simples delitos para los efectos de
determinar la forma en que puede ser deducida la acción y el procedimiento
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aplicable, se clasifican en el proceso penal en crímenes o simples delitos de acción


penal pública, de acción penal privada y de acción penal pública previa instancia
particular.

- Crímenes o simples delitos de acción penal privada: son aquellos en que la


acción penal sólo puede ejercitarse por la víctima y sólo mediante la
interposición de una querella. El procedimiento que debe aplicarse para la
tramitación de los crímenes o simples delitos de acción penal privada es el
procedimiento de acción penal privada, contemplado en el Título II del
Libro IV de los Procedimientos Especiales y Ejecución del Código Procesal.

- Crímenes o simples delitos de acción penal pública: son aquellos en que la


acción penal debe ser ejercida de oficio por el Ministerio Público y además,
por las personas que determine la ley. La investigación puede iniciarse de
oficio por el Ministerio Público, por denuncia o querella. El procedimiento
que debe aplicarse es el procedimiento abreviado, procedimiento
simplificado y juicio oral.
-
- Crímenes o simples delitos de acción penal pública que requieren de una
denuncia previa a instancia particular: son aquellos en que no pueden
procederse de oficio sin que, a lo menos, el ofendido por el delito o las
demás, personas previstas en la ley hubiere denunciado el hecho a la
justicia, al Ministerio Público o a la policía. La investigación por el Ministerio
Público sólo puede iniciarse por la interposición de una querella o de una
denuncia presentada por dichas personas; pero una vez deducidas, la
acción y el procedimiento aplicable se rige por las normas de la acción penal
pública.

B. SEGÚN LA FORMA DEL PROCEDIMIENTO:

i. Procedimientos ordinarios: Aquellos que en su tramitación se ajustan a las reglas


generales de procedimiento.
ii. Procedimientos especiales: Aquellos que en .su tramitación se ajustan a normas
excepcionales de procedimiento.

C. SEGÚN CUANTÍA DEL ASUNTO:

i. Procedimientos de mayor cuantía: Aquellos en que la cuantía del asunto excede de


quinientas unidades tributarias mensuales.
ii. Procedimientos de menor cuantía: Aquellos en que la cuantía del asunto excede de
UTM y no pasa de 500 UTM. (Art. 698 CPC)
iii. Procedimientos de mínima cuantía: Aquellos en que la cuantía del asunto no
excede de 10 Unidades Tributarias mensuales. (Art.703 CPC)

D. SEGÚN LA RITUALIDAD DEL PROCEDIMIENTO:

i. Procedimientos orales o verbales: Aquellos en cuya tramitación predominan las


actuaciones orales o de palabra.
ii. Procedimientos escritos: Aquellos en cuya tramitación predominan las actuaciones
literales o escritas.

IV. PROCEDIMIENTOS TIPO EN CHILE

En materia civil existen tres procedimientos tipos:

1. Procedimiento Ordinario: Procedimiento declarativo, de aplicación general y


supletoria en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no están sometidas a una
regla o tramitación especial diversa.

2. Procedimiento Sumario: es un procedimiento breve y concentrado, que en los


términos del artículo 2 del CPC, es un procedimiento extraordinario, pero que tiene
aplicación general o especial según la pretensión hecha valer, el que es resuelto por una
sentencia que puede revertir, según la pretensión en la cual recaiga, el carácter de
meramente declarativa, constitutiva o de condena”.
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3. Procedimiento Ejecutivo: es el establecido por la ley para substanciar mediante el


respectivo proceso, los juicios originados en acciones cuya finalidad es obtener el
cumplimiento forzado de una obligación cuya existencia consta en un documento
indubitado llamado título ejecutivo”

En materia penal existen tres procedimientos tipos:

1. Procedimiento monitorio: Se aplicará el procedimiento monitorio a la tramitación de


las faltas respecto de las cuales el fiscal pidiere sólo pena de multa.(Art.392NCPP)

2. Procedimiento simplificado: es el que se aplica cuando la pena solicitada por el fiscal


no excede de presidio o reclusión menor en su grado mínimo, o sea de hasta 540 días.
(Art. 388 NCPP)

3. Procedimiento abreviado: se aplicará el procedimiento abreviado para conocer y fallar,


los hechos respecto de los cuales el fiscal requiriere la imposición de una pena privativa
de libertad no superior a cinco años de presidio o reclusión menores en su grado
máximo ; no superior a diez años de presidio o reclusión mayores en su grado mínimo,
tratándose de los ilícitos comprendidos en los párrafos 1 a 4 bis del título IX del Libro
Segundo del Código Penal y en el artículo 456 bis A del mismo Código, con excepción
de las figuras sancionadas en los artículos 448, inciso primero, y 448 quinquies de ese
cuerpo legal, o bien cualesquiera otras penas de distinta naturaleza, cualquiera fuere su
entidad o monto, ya fueren ellas únicas, conjuntas o alternativas. (Art. 406 NCPP)

4. Juicio oral: es un procedimiento de aplicación general y supletoria en todas las


gestiones, trámites y actuaciones que no están sometidas a una regla o tramitación
especial diversa en el ámbito penal.

V. PRINCIPIOS FORMATIVOS DEL PROCEDIMIENTO

A. GENERALIDADES

Dentro de la situación actual del mundo es posible reconocer la existencia de distintos


sistemas procesales. Se entiende por sistema procesal el conjunto de normas que regulan la
organización y actuación de los tribunales y de las partes para la resolución de un conflicto.
Los sistemas procesales que existen actualmente en los distintos países para la resolución
de un conflicto serían, a grandes rasgos, los siguientes:

d) Sistema Latino;
e) Sistema de Common Law;
f) Sistema Soviético;
g) Sistema Oriental.

Las legislaciones procesales que configuran cada uno de estos sistemas son totalmente
distintos entre sí, pero existe un factor que sirve en doctrina para caracterizar cada uno de
los sistemas: los distintos principios formativos del procedimiento.

Se entiende por principios formativos del procedimiento las diferentes orientaciones que
sigue cada nación para constituir su sistema procesal.

Los principios formativos del procedimiento que, por razones didácticas, normalmente se
agrupan en forma contrapuesta (por ejemplo, dispositivo inquisitivo; unilateralidad
bilateralidad de la audiencia), generalmente no se dan de manera pura en los ordenamientos
jurídicos vigentes.

Los sistemas procesales manifiestan la aplicación preeminente de un principio respecto de


otro, pero prácticamente no existe la recepción absoluta de un principio y la exclusión total
de aquel que se le contrapone.

Estos principios formativos se aplican tanto en el procedimiento civil, también en el penal,


pero con distintos matices dada la diversidad de cada grupo de normas procesales. La
posibilidad de aplicación de estos principios a ambos procedimientos radica en la unidad
del Derecho Procesal.

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Sin embargo, la existencia de esa unidad no implica una identidad entre ambos
procedimientos, sino que solamente la configuración de ellos sobre la base de instituciones
comunes del Derecho Procesal.

Por ello, se dice que entre los procedimientos penales y civiles existe una relación de unidad,
pero teniendo en cuenta la diversidad de objetivos que a través de ellos se persiguen.

B. ENUMERACIÓN

Los principales principios formativos del procedimiento que pueden caracterizar los
distintos sistemas procesales son los siguientes:

1) Dispositivo - Inquisitivo
Presentación por las partes Investigación Judicial.

2) Unilateralidad de la audiencia - Bilateralidad de la audiencia.

3) Orden consecutivo legal - Orden consecutivo discrecional - Orden consecutivo


convencional

4) Preclusión

5) Publicidad – Secreto

6) Oralidad - Escrituración – Protocolización

7) Mediación- Inmediación

8) Probidad

9) Protección

10) Economía procesal

11) Adquisición procesal

12) Prueba Legal - Prueba Racional - Sana Crítica.

Para el estudio somero de cada uno de esos principios procederemos a dar su concepto e
indicaremos la forma en que se aplican dentro de los procedimientos chilenos.

1) PRINCIPIOS DE LA UNILATERALIDAD Y BILATERALIDAD DE LA


AUDIENCIA:

La bilateralidad de la audiencia pretende dar aplicación a la norma de derecho natural


consistente en que nadie puede ser condenado sin ser oído.
Sin embargo, esta norma de derecho natural no puede concretarse en su aplicación en forma
tan pura en el Derecho Procesal.

El principio de bilateralidad de la audiencia significa que en todo procedimiento, las partes


en general y el sujeto pasivo, en particular tienen derecho a saber que existe un
procedimiento en su contra y la posibilidad de ser oídas. De ella arranca del aforismo latino
“audiatur ex altera parte”; (óigase a la otra parte) y en proverbio en rima de la Alemania
medieval” la alegación de un solo hombre no es alegación”.

Por la aplicación de este principio no se pretende la intervención compulsiva de las partes,


ni es tampoco necesario que ellas sean realmente oídas, sino que exista la posibilidad de
igual acceso al ejercicio de sus facultades en el proceso. Por eso se señala que hoy en día,
se cumple con este requisito brindado a la otra parte la ocasión para ser oída.

Las partes son libres de ejercer o no las facultades que se otorgan en el proceso. Si de da la
posibilidad de igual acceso al procedimiento y esta no es ejercitada, ello no importa que por

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esa circunstancia se prive al proceso de su inspiración en el principio de la bilateralidad de


la audiencia (por ejemplo, Rebeldía en la contestación de la demanda).

De modo que, si bien en principio de la bilateralidad de la audiencia tiene su origen en el


derecho natural, ello no significa, que esa audiencia o derecho a ser oído se concrete siempre
materialmente, sino que sólo otorga a las partes la posibilidad cierta de ser oídas en él para
ser ejercidas por ellos sus facultades discrecionalmente.

Se insiste, el principio de bilateralidad de la audiencia no supone la actuación obligada de


las partes, sino que la igualdad de posibilidades para la actuación de ellas en el proceso.
No puede constituirse un procedimiento en que no exista la posibilidad de darle curso si
una de las partes no actúa; lo que se pretende es otorgar a las partes igual posibilidad de
ejercicio de sus facultades en el procedimiento, a través de toda la sucesión de actos que lo
componen.

Finalmente, debería tener presente según nos señala con agudeza el autor argentino Peirano,
Que “la igualdad incita en el principio, no es de índole aritmética; es perfectamente posible
que la trama del proceso incluya algunas pequeñas desigualdades motivos por necesidades
técnicas y el desnivel de poca entidad, no por ello se viola la esencia del contradictorio”.

Como señala Couture, las agrupaciones más importantes de este principio son las
siguientes:

a) La demanda debe ser necesariamente comunicada al demandado.

b) La comunicación debe hacerse con las formas requeridas en la ley bajo la pena de
nulidad, todo quebrantamiento en las formas del emplazamiento entraña el riesgo que
el demandado no haya sido efectivamente enterado de la demanda;
c) Comunicada la demanda se otorga al demandado un plazo razonable para comparecer
y defenderse; la doctrina denomina a esta circunstancia, la garantía de “su día ante el
Tribunal”;

d) Las pruebas deben ser comunicadas al adversario para que tenga conocimiento de
ello antes de su producción;

e) Toda prueba puede ser fiscalizada por el adversario durante la producción o


impugnada después de su producción,

f) Toda petición incidental que se formule, ya sea durante el debate, ya sea durante la
prueba, debe sustanciarse con audiencia del adversario, salvo disposición en contrario;

g) Ambas partes tienen iguales posibilidades de presentar sus exposiciones, de


conclusión o alegatos y de impugnar mediante recursos las resoluciones que les sean
adversas”.
Como se advierte de esta enumeración, el principio de igualdad o bilateralidad de la
audiencia surge de una repetición obstinada y constante, advertida a lo largo de todo el
proceso de las soluciones de equiparación.
Debemos hacer presente que, tratándose del proceso penal, la presencia del acusado es
básica para la validez del proceso y que, como regla general, no es posible concebir la
existencia de procesos penales en rebeldía.

Al efecto, se contempla respecto del Plenario Criminal en el procedimiento por crimen


o simple delito de acción penal pública que la contestación a la acusación por el acusado
constituye un trámite esencial que no puede darse por evacuado en su rebeldía. (art. 448
inc. 3° CPP).

Por su parte, en el nuevo sistema procesal penal se contempla como derecho especial
del imputado no ser juzgado en ausencia, sin perjuicio de las responsabilidades que
para el derivasen de la situación de rebeldía (art. 93 letra i) NCPP), y de allí que se
contemple que el acusado debe estar presente durante toda la audiencia del juicio oral
(art. 285 NCPP), siendo además la presencia del defensor del acusado del juicio oral un
requisito para la validez del mismo (art. 286 NCPP).

La unilateralidad de la audiencia es aquel que inspira a aquellos procedimientos en


que se priva una o ambas partes de la posibilidad de ejercer sus derechos o facultades.

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Los actos realizados ante los tribunales son válidos no obstante que las partes o una de
ellas no han tenido conocimiento ni acceso a la realización de esas actuaciones.

Los procedimientos que recogen este principio se verifican, a lo menos, sin la


intervención de una de las partes, generalmente el sujeto pasivo (demandado, imputado)
bastando sólo el ejercicio de las facultades de la contraparte, pudiendo incluso llegarse
al extremo de no ser necesaria la intervención de ninguna de las partes del proceso.

Se señalan por la doctrina como situaciones en que recibe aplicación el principio de


unilateralidad de la audiencia, esto es, situaciones que se deciden sin injerencia previa
de la parte contraria, las siguientes:

a) Las providencias cautelares o de garantía, se dictan sin comunicación previa a la parte


contra la cual se dicta, salvo impugnación posterior.

b) Los recursos de menor importancia (reposición, apelación en asuntos inferiores a


determinada suma) se conceden o niegan sin substanciación alguna. La aplicación del
principio de unilateralidad de la audiencia normalmente va unida a los principios
inquisitivos, de investigación judicial e impulso del tribunal.

Por su parte, la bilateralidad de la audiencia va unida a los principios dispositivo,


presentación por las partes e impulso de éstas.

APLICACIÓN GENERAL DE ESTOS PRINCIPIOS EN NUESTRO


PROCEDIMIENTO

En la actualidad, es posible sostener que el principio de la audiencia tiene un reconocimiento


con rango constitucional en nuestra Carta Fundamental.
El artículo 19 N° 3 consagra la igual protección de la Ley en el ejercicio del derecho. En el
inciso 1 de este precepto, el constituyente agrega que “toda sentencia de un órgano que
ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado.
Corresponderá al legislador establecer las garantías de un racional y justo procedimiento”.

El debido proceso legal, o sea el “due process of law”, fue desarrollado por el profesor de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, don José Bernales Pereira en las sesiones
100 y 103, de 9 y 16 de enero de 1975, ante la Comisión de Estudios sobre nuestra
Constitución. En dicha exposición se precisó que al establecimiento de este precepto
significaba consagrar en la Constitución los principios formativos del proceso y del
procedimiento, que son también de derecho básico, de derecho natural que serían, la
imparcialidad del tribunal, la jurisdicción, competencia.
Enseguida, el principio que don Rafael Fernández Concha, en su tratado de derecho natural,
llama de disertación, o sea, la posibilidad de que una persona pueda oponerse a la
pretensión contraria; al principio de contradicción, el principio de bilateralidad de la
audiencia. En seguida, el principio aplicado a la prueba. La libre aportación de prueba y que
una persona tenga el derecho de aportarla.

Otra conquista procesal notable que también podría consignarse en la constitución es la de


la fundamentación de los fallos.
Otro principio sería el derecho a los recursos legales con posterioridad a la sentencia que
tiene evidentemente algunas derogaciones por el hecho de que pudiere haber Tribunales de
primera instancia colegiados que eliminen necesidad de los recursos. Tal vez esto no podría
ser materia de orden constitucional.

Estos serían en forma muy somera algunos principios del debido proceso; que podrían
establecerse en la constitución, aunque es indudable que ellos deben ser analizados en
profundidad, pues son sólo insinuaciones suyas que necesitan de parte de la Comisión un
mayor análisis. Cree que lo fundamental es establecer normas que digan que hay un debido
proceso legal cuando existe un tribunal competente establecido por ley y evidentemente, la
competencia de una ley posterior cuando se notificó la demanda al demandado, cuando se
le da un tiempo racional para que se defienda y para aportar pruebas.

El principio de la bilateralidad de la audiencia rige casi sin contrapeso dentro de nuestros


procedimientos civiles. Así se establece que la primera notificación que debe realizarse en

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el procedimiento debe practicarse en forma personal a las partes o personas a quienes


hayan de afectar sus resultados (Art. 40 CPC)

Dicha notificación personal es uno de los elementos del emplazamiento, y cualquier vicio
que a ella le afecte dará origen a la nulidad del procedimiento, el que podrá hacerse valer
como incidente de nulidad (artículo 80 y 84, inciso 2 Código de Procedimiento Civil; o
mediante el recurso de casación en la forma (Art. 768 N° 1 del CPC).

La aplicación de dicho principio no sólo se consagra al inicio del procedimiento, sino que a
lo largo de todo su transcurso. Así, el legislador, contempla en los procedimientos diversos
términos para que el demandado ejerza su derecho de defensa, ofrezca sus pruebas, las
rinda, etc., y establece la notificación de las resoluciones a las partes como requisito para
que ellas produzcan efecto, etc.

Excepcionalmente, se señala en materia civil como una aplicación del principio de la


unilateralidad de la audiencia el artículo 302 del Código de Procedimiento Civil, que
posibilita el otorgamiento de las medidas precautorias durante el curso del juicio, sin
conocimiento de la contraparte.

Sin embargo, ello es sólo un caso de postergación en la aplicación del principio de


bilateralidad de la audiencia, puesto que si no se notifica la resolución respectiva dentro del
plazo que ese precepto establece, la medida caduca.

El único caso que podemos citar como aplicación clara del principio de unilateralidad de la
audiencia en materia civil se encuentra consagrado en el artículo 283 del Código de
Procedimiento Civil, que posibilita la realización de las medidas prejudiciales sin audiencia
de la persona contra quien se piden, si la ley no exige expresamente su intervención.

En el nuevo sistema procesal penal, para la aplicación de los principios de unilateralidad y


bilateralidad de la audiencia, debemos diferenciar claramente la investigación, la
preparación del juicio oral y el juicio oral.

En relación a las actuaciones que en la etapa de investigación se realizan por parte del Fiscal
podemos apreciar la aplicación limitada del principio de unilateralidad de la audiencia, dado
que el Fiscal no se encuentra obligado a permitir la asistencia del imputado y demás
intervinientes a las actuaciones y diligencias que debiere practicar (art. 184 NCPP) y el fiscal
puede disponer que determinadas actuaciones, registros o documentos sean mantenidos en
secreto respecto del imputado o de los demás intervinientes, cuando lo considerare
necesario para la eficacia de la investigación. En tal caso deberá identificar las piezas o
actuaciones respectivas, de modo que no se vulnere la reserva y fijar un plazo no superior
a cuarenta días para la mantención del secreto. Sin embargo, el imputado o cualquier otro
interviniente podrá solicitar del juez de garantía que ponga término al secreto o que lo
limite, en cuanto a su duración, a las piezas o actuaciones abarcadas por él, o a las personas
a quienes afectare. (art. 182 NCPP).

Sin perjuicio de ello, estimamos que las actuaciones investigadoras del Fiscal revisten un
carácter administrativo y no jurisdiccional, por lo que no cabe referirnos a principios que
rigen respecto de un procedimiento que regula la forma de desarrollo de una actividad
jurisdiccional, lo que se refleja en que las impugnaciones que se efectúen respecto de las
decisiones del Fiscal acerca de las proposiciones de diligencias se contempla que deben
efectuarse ante las autoridades superiores del ministerio público por vía administrativa y
no por medios de impugnación jurisdiccionales ante el juez de garantía (art. 183 NCPP).

Respecto de las actuaciones que se realizan ante el juez de garantía durante la investigación
que lleva a cabo el Fiscal, debe regir el principio de bilateralidad de la audiencia, en atención
a que se contempla la asistencia a las audiencias que deben realizarse ante el juez de
garantía tanto del fiscal, el imputado como los demás intervinientes del proceso para
pronunciarse acerca de las diversas solicitudes que se formulen durante la investigación,
como se puede apreciar a propósito de la audiencia para resolver acerca de la solicitud de
prisión preventiva (art. 142 inc. 3°); la audiencia para formalizar la investigación (art. 232)la
audiencia para aprobar la suspensión condicional del procedimiento y los acuerdos
reparatorios (art. 245), la audiencia para pronunciarse acerca del sobreseimiento definitivo
o temporal (art. 249), etc.

Respecto de la audiencia de preparación del juicio oral que se lleva a cabo ante el juez de
garantía, y del juicio oral que se debe llevar a cabo ante el tribunal oral, rige sin contrapeso
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el principio de la bilateralidad de la audiencia, contemplándose la notificación previa para


la asistencia del fiscal, del imputado y de todos los intervinientes a la audiencia de
preparación del juicio oral (art. 260 y 269) y al juicio oral mismo (art. 281, 284, 285, 286 y
288), teniendo derecho a intervenir dentro de ellas todos los intervinientes del proceso
penal en la forma prevista por la ley.

2) PRINCIPIOS DISPOSITIVO (PRESENTACION POR LAS PARTES IMPULSO DE


PARTES) - INQUISITIVO (INVESTIGACION JUDICIAL/ IMPULSO DEL TRIBUNAL)

El principio dispositivo, concebido en términos amplios el principio dispositivo consiste en


que la intervención del juez en el proceso, en el inicio de éste y, en general su actividad en
el mismo se encuentra condicionada a la actuación y requerimiento de las partes.

Las partes son las que poseen el pleno dominio de sus derechos materiales y procesales
involucrados en la causa, reconociéndoles la plena libertad en el ejercicio o no de sus
derechos, la limitación del conflicto que se somete a la decisión del tribunal, el avance del
procedimiento y al aporte de las pruebas que van a servir de base al tribunal para resolver
el conflicto.

El principio dispositivo se traduce en una serie de máximas, siendo los principales:


“Nemo index sine actore”: el juez existe no como tal, si un sujeto no pide el ejercicio de su
actividad específica.

“Nemo invitus agere cogatur”: el ejercicio de la acción queda entregada a la voluntad de las
partes.

“En procedat index ex officio”: el órgano jurisdiccional no puede proceder de oficio, sino a
petición de parte.

“En ear iudex petita partium”: el juez debe proveer conforme a lo que se pide y sólo sobre
lo que se pide.

“Secundam alligata et probata index iudicare debet”: el juez al fallar debe hacerlo conforme
los hechos alegados y a los elementos de convicción que se hayan producido.

Concebido el principio dispositivo en términos amplios, se pueden entender comprendidos


dentro de él los principios de presentación por las partes e impulso de partes, los que no
pasarían a ser más que aspectos del mismo.

Dentro del principio dispositivo, concebido en términos genéricos de acuerdo al análisis


que de él efectúa Wyness Millar podemos distinguir los siguientes principios:

a) Principio dispositivo propiamente tal, implica que las partes tienen el pleno dominio de
sus derechos materiales y procesales involucrados en la causa y reconoce su potestad de
libre decisión respecto del ejercicio o no ejercicio de estos derechos.

El que sea dueño de un derecho, no puede, pues ser obligado a perseguirlo en juicio: “Nemo
invitus agere cogatur”, el ejercicio del mismo por acción queda librado a su albedrío,
conforme ello corresponde también al demandado resolver si quiere formular o no una
defensa total o parcial y en la espera de los derechos puramente procesales, se basa en este
principio la adopción y de diversas medidas procesales que la ley pone a disposición de las
partes.

b) Principio de presentación por las partes: es aquel que reconoce a estas la “facultad de
determinar el alcance y contenido de la disputa judicial”, o invirtiendo los términos,
determina que “el objeto del proceso queda limitado a la consideración de lo que los
litigantes han planeado”.

Las partes presentan al tribunal el material que deseen sea utilizado para la averiguación
del verdadero contenido de la relación existente entre ellas y cuya selección queda
entregada a su propio arbitrio. El tribunal, por su parte, espera pasivamente la presentación
de dicho material, interviniendo únicamente en lo necesario para asegurar que las
actividades procesales de los litigantes se desenvuelvan sobre la base de métodos

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ordenados, sin exceder los límites establecidos por la ley. El procedimiento adquiere así la
forma de una controversia de las partes, permitida y supervisada por el tribunal

b) Principio de Impulso de las partes, es aquel por el cual se reconoce a las partes “en
procedat iudex ex officio”: la facultad de cuidar el adelanto del procedimiento mediante el
emplazamiento, producción de prueba, etc.

Con arreglo al principio, las partes ejercen tal dominio sobre la demanda formulada que la
continuación y terminación del juicio depende de sus sucesivas solicitudes. En
consecuencia, los órganos jurisdiccionales sólo entran en acción, en virtud de un pedido y
vuelven a caer en la inactividad tan pronto como se haya ejecutado la medida particular
solicitada. De ahí también se infiere que la inactividad de las partes lleve consigo la del juez,
causando la paralización del juicio.

El principio inquisitivo es el principio contrapuesto al dispositivo y consiste, concebido en


términos genéricos, en que el juez se encuentra obligado a iniciar de oficio el procedimiento
y realizar dentro de éste todas las investigaciones tendientes a determinar los hechos,
teniendo las partes una intervención sólo en el carácter de coadyuvantes en él.

En virtud del principio inquisitivo, se niega a las partes la libre disponibilidad de sus
derechos y acciones en el procedimiento; el tribunal tiene facultad para iniciarlo de oficio,
éste realiza dentro de él todas las actuaciones que estime pertinentes para determinar los
hechos del conflicto. Concebido el principio inquisitivo en términos amplios, se pueden
entender comprendidos en él los principios de investigación judicial e impulso del tribunal,
los que no pasarían a ser más que aspectos de éste.
Dentro del principio inquisitivo, concebido en términos amplios, de acuerdo al análisis que
de él efectúa Wyness Millar, podemos distinguir los siguientes principios:

a) Principio inquisitivo propiamente tal, es aquel que priva a las partes de potestad sobre el
objeto del procedimiento, de suerte que el deber oficial del juez no sólo abarca la aplicación
de las leyes, sino que se extiende a determinar el alcance del material de la causa.

b) Principios de la investigación judicial, es aquel que obliga a averiguar de oficio la verdad


material o absoluta imponiéndole así el deber de escudriñar y de considerar hechos que no
le han presentado las partes. Por otro lado no puede admitir como ciertos, sin inquisiciones
los hechos en cuya verdad convinieron los litigantes.

En el principio de investigación judicial tiene como punto de partida la idea que por sobre
las partes existe un bien jurídico al que aquellas quedan subordinadas; que, por
consiguiente, sus declaraciones constituyen solamente medios para el aseguramiento de
este bien, y que dicho bien nunca se lograría, si fuesen libres de ejercer potestades
dispositivas y de perseguir así, independientemente, sus propios objetivos. Convierte pues,
a las partes de sujetos del derecho privado, en sujetos de interés legal general, y su esencia
radica en que aquellos pierden el derecho de usar libremente sus facultades dispositivas, a
favor del aumento del poder judicial. Así las declaraciones de las partes, por un lado, no se
consideran como expresiones imperiosas de su voluntad, sino como meras afirmaciones, en
tanto que, por el otro lado, el juez no queda ligado a las mismas, sino por el contrario,
autorizado para ejecutar, a su propia discreción, lo que han querido proponer los litigantes.

La averiguación del verdadero contenido de la relación legal existente entre las partes se
realiza por la actividad del tribunal. Dentro de los límites determinados por la ley, esta
actividad es discrecional, y las partes pueden ejercer sobre ellas un flujo coadyuvante, pero
no determinante, mediante sugerencias y solicitudes. El procedimiento adquiere así la forma
de una investigación judicial (inquisición, instrucción).

c) Principio del impulso judicial es aquel en virtud del cual incumbe al tribunal llevar
adelante el procedimiento.

Bajo el régimen del principio del impulso del proceso el tribunal, éste, con la instauración
del pleito o, en ciertos casos especiales, con la formulación de la solicitud, recibe por parte
del litigante peticionario el deber y también el derecho de ejecutar no sólo los respectivos
actos procesales pedidos, sino de hacer, en general, todo cuanto resulte necesario para
juzgar.

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APLICACIÓN GENERAL DE ESOS PRINCIPIOS EN NUESTROS


PROCEDIMIENTOS

Dentro de nuestros procedimientos civiles rige casi sin contrapeso el principio dispositivo,
y sus derivados de presentación e impulso de las partes.
El procedimiento civil no puede iniciarse sino a través de la iniciativa de parte (Art. 253
y273 Código Procedimiento Civil); las partes son las que deben velar por el impulso del
procedimiento acusando las correspondientes rebeldías respecto, ahora, de actuaciones no
realizadas dentro de los plazos judiciales; las pruebas se rinden dentro del procedimiento
sólo a iniciativa de parte; y el juez debe fallar la causa sometiéndose a lo que las partes le
hubieren pedido durante la tramitación del proceso so pena de incurrir en ultrapetita
(Art.768 N° 4 en relación con los Arts. 160 y 692 Código Procedimiento Civil).

El principio inquisitivo también recibe su aplicación dentro del procedimiento civil, pero
con menor intensidad, sobre todo por una tendencia jurisprudencial y de actitud de los
jueces frente al conflicto que indebidamente, lleva a restringirlo en su órbita de acción.

Podemos citar a título meramente ejemplar los siguientes casos expresamente señalados en
la ley:

a) La facultad de los tribunales para declarar de oficio la incompetencia absoluta (209inciso


2° Código Procedimiento Civil), su implicancia (Art. 200 Código Orgánico de Tribunales), la
nulidad absoluta cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato (Art.1683 del Código
Civil en relación con el Art. 209 del Código de Procedimiento Civil), y la nulidad procesal
(Art. 84 inciso tercero Código Procedimiento Civil).

b) La facultad de casar en la forma de oficio una sentencia (Art. 776) y también en el fondo
(Art. 785).

c) La facultad de decretar medidas para mejor resolver (Art. 159 Código Procedimiento
Civil).

d) Citar a las partes a oír sentencia (Art. 433 Código Procedimiento Civil)
e) Facultad para rechazar la demanda ejecutiva si el título presentado tuviere más de tres
años desde que la obligación se haya hecho exigible (Art. 442).

f) No dar curso a la demanda si no cumple con los requisitos establecidos en los N° 1, 2 y 3


del Art. 254 Código Procedimiento Civil (Art. 256).

g) El tribunal, extinguida una facultad procesal de parte por no haberse ejercido dentro de
un plazo legal establecido en el Código de Procedimiento Civil que reviste siempre el
carácter fatal, debe proveer de oficio o a petición de parte lo que convenga a la prosecución
del juicio, sin necesidad de certificado previo. (Art. 64 C.P.C.).

El proceso penal, recibe plena aplicación en relación con el inicio del procedimiento penal
el principio dispositivo, dado que el juez de garantía nunca se encuentra facultado para dar
inicio de oficio a una investigación penal (art. 172 NCPP).

El juez de garantía sólo puede en caso de que se hubiere archivado provisionalmente la


investigación o decidido no iniciarla por parte del Fiscal (arts. 167 y 168 NCPP), ordenarle a
éste que siga adelante la investigación si se hubiere deducido una querella por la víctima y
hubiere sido ella admitida a tramitación por parte del juez de garantía. (art. 169 NCPP)

Por otra parte, en cuanto a las actuaciones de investigación, por regla general ellas no
pueden ser decretadas de oficio por parte de juez de garantía, correspondiendo al Fiscal el
determinar cual de ellas deben llevarse a cabo. El Fiscal solo deberá requerirle al juez de
garantía la previa autorización para practicar aquellas actuaciones que importen privar,
restringir o perturbar al imputado o a un tercero del ejercicio de los derechos que la
Constitución asegura. (art. 9 NCPP)

Sin embargo, se contemplan excepcionalmente respecto del juez de garantía la facultad de


actuar de oficio durante el curso de la investigación en los siguientes casos:

a) El juez de garantía debe de oficio adoptar las medidas necesarias para que el imputado
pueda encontrarse en condiciones de ejercer los derechos que le otorgan las garantías
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judiciales consagradas en la Constitución, las leyes y los tratados internacionales ratificados


por Chile (art. 10 NCPP);

b) El juez de garantía debe declarar su propia implicancia o hacer constar una causal de
recusación conforme a lo previsto en el art.199 del COT.

c) El juez de garantía debe designar de oficio un defensor al imputado en caso de renuncia


o abandono de hecho de la defensa (art. 106 NCPP);

d) El juez de garantía se encuentra facultado para declarar de oficio el abandono de la


querella (art. 120 NCPP);

e) El juez de garantía se encuentra facultado para ordenar de oficio la modificación o


revocación de la prisión preventiva (art. 144 NCPP), revisarla de oficio o sustituirla por
alguna de las medidas del art. 155 (art. 145 NCPP); revisar su duración (152) o ponerle
termino (art. 153 NCPP);

f) El juez de garantía puede declarara de oficio la nulidad procesal de las actuaciones en


que concurra un vicio comprendido en los casos en que se contempla una presunción de
derecho acerca de la concurrencia del perjuicio (art. 163 NCPP) o poner en conocimiento del
interviniente afectado por el vicio respecto de cuya concurrencia no se contempla la
presunción de derecho;

g) El juez de garantía puede de oficio rechazar la aplicación del principio de oportunidad


propuesto por el Fiscal si no concurrieren los requisitos legales previstos para su aplicación
(art. 170 NCPP);

h) El juez de garantía se encuentra facultado para fijar de oficio un plazo para el cierre de
la investigación por parte del Fiscal, oyendo previamente al Ministerio Público (art. 234
NCPP);

i) El juez de garantía debe dictar de oficio el sobreseimiento definitivo transcurrido el plazo


de cumplimiento de los requisitos previstos en la suspensión provisional de procedimiento
en caso de que ella no hubiere sido revocada con anterioridad (art. 240 NCPP);

j) El juez de garantía puede de oficio citar a una audiencia y decretar el sobreseimiento


definitivo, si el Fiscal no formulare la acusación dentro del plazo de diez días luego de
cerrada la investigación. (Art. 247 NCPP)

En el juicio oral, rige el principio dispositivo casi sin contrapeso, al verificarse el debate y
rendirse las pruebas que las partes hubieren ofrecido dentro de la audiencia del juicio oral.

No se contempla para el tribunal oral la posibilidad de decretar las medidas para mejor
resolver que estime necesarias para subsanar alguna omisión o esclarecer algún punto
dudoso, por lo que su resolución al término de la audiencia debe limitarse a lo debatido y
probado por las partes dentro de la audiencia del juicio oral.

3) PRINCIPIOS DEL ORDEN CONSECUTIVO LEGAL, ORDEN CONSECUTIVO


DISCRECIONAL Y ORDEN CONSECUTIVO CONVENCIONAL

El procedimiento, vía a través de la cual se concreta el proceso, lleva envuelta la idea de


secuencia o cadena de actos que se desenvuelven progresivamente y a través de diversas
fases o etapas para el logro de un fin: la resolución del conflicto sometido a la decisión del
tribunal.

El proceso no existe si la resolución del conflicto se alcanza con un solo acto, la secuencia
de actos es consustancial a la idea misma de proceso y es una garantía constitucional
consagrada en el artículo19 N° 3 inciso quinto de la Constitución Política del Estado. Esta
característica se traspasa también y por entero al procedimiento.

Este orden que sigue el proceso para arribar a la decisión del conflicto puede ser
establecido por la ley, el juez o las partes.

En virtud del principio del orden consecutivo legal es la ley la que se encarga de establecerla
secuencia de fases o etapas en que se desenvuelve el proceso. El procedimiento, en otros
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términos, se encuentra preestablecido por la ley de manera que toda persona puede saber
anticipadamente la forma en que éste se desarrolla a través de sus diversos trámites.

En el principio del orden consecutivo discrecional, la ley no reglamenta la secuencia o serie


de fases o etapas en que se desenvuelve el procedimiento, sino que entrega al criterio del
juez determinar la forma en que éste se ha de desarrollar.

No estando preestablecido el procedimiento, el juez orienta su labor de acuerdo al


contenido del expediente, concretando la labor jurisdiccional en una forma lógica. La ley no
ha señalado oportunidades para rendir cada medio de prueba, no ha establecido términos
probatorios, debiendo el juez determinar el orden en que se realiza la prueba, mediante un
encadenamiento lógico entre las diferentes diligencias probatorias.

En el principio del orden consecutivo convencional, la ley y el tribunal no reglamentan ni


establecen la secuencia o serie de fases o etapas en que se desenvuelve el procedimiento,
sino que se entrega a las partes la facultad de determinar la forma en que éste se ha de
desarrollar.

APLICACIÓN GENERAL DE ESOS PRINCIPIOS EN NUESTROS


PROCEDIMIENTOS

Dentro del procedimiento civil existe una clara aplicación del principio del orden
consecutivo legal, puesto que el legislador se ha encargado de establecer las etapas de
discusión, prueba y sentencia, perfectamente delimitadas y reguladas, apreciándose en
forma previa los diferentes escritos, resoluciones, trámites y actuaciones que cada una de
ellas comprende.

Este principio ha adquirido una mayor trascendencia a partir de la modificación del Art. 64
del Código de Procedimiento Civil, puesto que todo plazo legal establecido en este cuerpo
legal para el ejercicio de facultades que no sean propias del tribunal pasó a tener el carácter
de fatal, extinguiéndose o precluyendo por ello las facultades de las partes por el sólo
ministerio de la ley al sólo transcurso de éste, sin que le quepa al juez o a las partes la
realización de actuación alguna para que ello acaezca.

En el actual sistema procesal penal, no se contemplan para el Fiscal las actuaciones que
debe realizar ni un orden para su realización (Art. 180 NCPP), sin perjuicio de
contemplarsela realización de diversas actuaciones específicas para acreditar ciertos y
determinados delitos. (Arts. 198 a 203 NCPP)

Sin embargo, en la etapa de investigación del nuevo proceso penal que realiza el Fiscal existe
una mayor aplicación del orden consecutivo legal, atendido a que se regula con mucho
mayor rigidez los casos en que debe requerir la autorización judicial previa para llevar a
cabo las actuaciones que importen la privación, restricción o perturbación de los derechos
del imputado o un tercero (art. 9 NCPP); se regula con carácter obligatorio la duración
máxima del plazo que debe tener la investigación desde su formalización, el que si no es
cumplido puede conllevar al sobreseimiento definitivo (art. 247 NCPP), y se acota a un plazo
de duración máximo el secreto de las actuaciones de investigación del Fiscal respecto de los
intervinientes, excluyendo expresamente de ese secreto a determinadas diligencias. (Art.
182 NCPP)

En el proceso penal, respecto de la audiencia de preparación del juicio oral y en el juicio


oral rige el principio del orden consecutivo legal, puesto que el legislador establece
claramente las diversas actuaciones de discusión, prueba y fallo que los conforman.

El principio del orden consecutivo convencional sólo recibe aplicación cuando las partes
son libres para establecer la forma del procedimiento que ha de seguirse para arribar a la
decisión del conflicto.

Dicho principio se aplica plenamente en el caso de los árbitros mixtos y de los árbitros
arbitradores, puesto que ellos no están obligados a guardar en su procedimiento otras
reglas que las partes hayan expresado (Art. 628 inciso 2 y 636 del Código Procedimiento
Civil y 223, inciso tercero y cuarto del Código Orgánico de Tribunales).
También podría estimarse como una norma que da aplicación a este principio, el Art. 451
del Código Procedimiento Penal en cuanto entrega a la voluntad expresa de las partes la
existencia del período de prueba en el Plenario.

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En el nuevo sistema procesal penal, se puede estimar como una aplicación del orden
consecutivo convencional las convenciones probatorias a las cuales pueden llegar las partes
en la audiencia de preparación del juicio oral, mediante las cuales pueden dar por
establecidos hechos a los cuales deberán estarse las partes y el tribunal oral posteriormente
durante el juicio oral. (art. 275 NCPP).

Finalmente, podría estimarse que constituiría una aplicación de este principio del orden
consecutivo convencional en materia civil la facultad que tienen las partes para solicitar que
se falle el pleito sin más trámite luego de concluido el período de discusión, omitiéndose
en este caso el período probatorio y citándose a las partes a oír sentencia (Art. 313 del CPC)
o la facultad que tienen las partes para reducir o ampliar la duración del término probatorio
contemplado en la ley (Art. 328 inciso segundo y 468 inciso segundo del Código
Procedimiento Civil).

4) PRINCIPIO FORMATIVO DEL PROCEDIMIENTO DE LA PRECLUSIÓN

Concepto y aplicación de este procedimiento: Según Chiovenda, el principio de la


preclusión consiste en la pérdida, extinción o caducidad de una facultad procesal que se
produce por no haberse observado el orden señalado por la ley para su ejercicio de la
facultad o haberse ejercitado ya una vez válidamente la facultad. (Consumación procesal
propiamente dicha)
Couture nos dice que la preclusión es la pérdida, extinción o consumación de la facultad
procesal.

El principio de la preclusión se encuentra estrechamente vinculado con el principio del


orden consecutivo legal.

El respeto al orden legal se logra mediante la clausura definitiva de cada una de las fases o
etapas en que está dividido el procedimiento, impidiendo el regreso de aquellas ya
extinguidas o consumadas.

Esto se conoce como preclusión y, así, toda medida, o actuación debe realizarse dentro del
período o fase que corresponda, debiendo las partes ejercer sus facultades dentro de esas
fases y los términos preestablecidos, so pena de preclusión.

Al contrario, en un proceso de desenvolvimiento discrecional, es siempre factible volver


atrás, retroceder a fases eventualmente consumadas, porque no existiendo fases
preestablecidos, no opera la preclusión.

De acuerdo al concepto de preclusión dado por Chiovenda, cuatro son las formas en que
ella se presenta:

a) La facultad precluye por no haberse ejercido dentro del plazo establecido por la ley: si una
parte no ejercita una facultad dentro del término que la ley ha establecido para ello,
precluirá la facultad para llevarla a cabo, en beneficio de la parte que no debía realizarla.

El medio a través del cual nuestro legislador reconoce esta forma de operar de la preclusión
revista gran trascendencia a partir de la ley 18.705, que modificó el Art. 64 del CPC, puesto
que todos los plazos que establece el Código de Procedimiento Civil son fatales,
cualesquiera sea la forma en que se exprese.

Sólo no revisten el carácter de fatales los plazos establecidos para la realización de


actuaciones propias del tribunal. La sanción por el no ejercicio de una facultad dentro de
un plazo fatal es que la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el
acto se extingue al vencimiento del plazo.

Así, por ejemplo, si no se hace valer una excepción dilatoria o no se contesta la demanda
dentro del término de un emplazamiento o no se interpone un recurso dentro del plazo
establecido por la ley, precluirá el respectivo derecho.

b) La facultad precluye por no haber respetado en su ejercicio el orden establecido por la ley
para hacerla valer: en los procesos regidos por el orden consecutivo legal, las actuaciones
deben seguir un orden lógico, derivado, como es suponer, del mismo orden que impone la
relación procesal, como que las reglas procesales son en sustancia una especie de
metodología fijada por la ley para servir de guía a quien quiere impetrar el ejercicio de la
facultad jurisdiccional; por lo tanto, a la demanda debe suceder la contestación o, entre
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ambas actuaciones, un término para hacer valer las excepciones dilatorias, “litis ingressum
impedientes”; a la contestación de la demanda debe seguir el período de prueba, etc.
En cambio, en el procedimiento libre se podría realizar cualquiera de las expresadas
actuaciones en cualquier momento.

Para lograr que en un proceso regido por el orden consecutivo legal, las actuaciones se
vayan realizando en el orden lógico preestablecido, se ha sentado el principio de la
eventualidad.

Consiste este principio de la eventualidad en la necesidad de deducir conjuntamente los


diversos medios de ataque o de defensa de que disponen las partes litigantes en previsión
de que uno o varios de ellos sean desestimados. En otros términos, el interesado debe
deducir en forma simultánea, no sucesiva, diversas pretensiones o defensas, aún cuando
sean incompatibles entre sí, para que, en el evento de que no sea acogida alguna o algunas
de ellas, pueda lograr éxito en la o las restantes. Si estos medios de ataque o de defensa de
que dispone el actor o demandado no se deducen conjuntamente en la correspondiente
actuación, precluye el derecho de oponerlos con posterioridad.

Así, por ejemplo, si se omite indicar en el escrito en que se oponen las excepciones
dilatorias, una de ellas, o no se señala una causal de casación en la forma en el escrito de
presentación de dicho recurso, el derecho de hacerles valer después precluiría, aún cuando
no hubiere expirado el término que establece la ley para ejercer dicha facultad.

c) La facultad precluye por haber realizado un acto incompatible con su ejercicio:


una tercera manifestación de la preclusión en la vida del proceso es la que se relaciona con
aquellas situaciones en que el legislador ha establecido una incompatibilidad entre dos
actos procesales.

Tiene lugar esta hipótesis en todos aquellos casos en que una disposición legal brinda a un
litigante dos o más medios o vías para la consecución de un determinado objetivo, pero en
la condición de que sólo se puede emplear uno de ellos, es decir, la utilización de uno
descarta automáticamente a los otros.

Esta nueva condicionante de la preclusión determina, por consiguiente, la pérdida o


extinción de una facultad procesal por el ejercicio de otra actividad, incompatible con la no-
escogida.

Como ejemplo típico de esta posibilidad de preclusión, podemos mencionar la situación


incorporada en varios códigos de permitir promover las cuestiones de competencia por
inhibitoria o por declinatoria. Se da una opción al litigante para que elija una u otra, pero
una vez que se ha escogido una vía no puede recurrir a la otra.

Otro caso de preclusión lo encontramos en el recurso de amparo: precluye la facultad de


deducir el recurso de amparo en contra de una orden de detención o prisión cuando se
hubieren interpuesto en contra de dichas órdenes, otros recursos legales. Una última
situación es la que hace incompatible la citación de evicción con la contestación de la
demanda, según lo que establece el Art. 584
del Código de Procedimiento Civil.

d) Una facultad procesal precluye por haberse ejercido válidamente: esta perspectiva de la
preclusión se relaciona con el principio de la consumación procesal.

En efecto, la facultad procesal se extingue con su práctica, se consume con su ejercicio. Así,
el demandado que ya ha evacuado el trámite de la contestación de la demanda no puede
pretender, con el pretexto de que se ha omitido importantes alegaciones de sumo interés
para su defensa, realizar una nueva contestación. Igual cosa sucede con la interposición de
los recursos de casación.

Presentado el escrito respectivo, aunque aparezcan posteriormente nuevas causales de


casación en la forma o infracciones dentro del recurso, porque la facultad procesal de
interponer el recurso ya se ejerció válidamente. (Art.775 CPC)

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5) PRINCIPIO FORMATIVO DEL PROCEDIMIENTO DE LA PUBLICIDAD Y EL SECRETO

El principio formativo del procedimiento de la publicidad es aquel que requiere que el


procedimiento mismo quede abierto no sólo a las partes y sus consejeros legales, sino a
cualquiera que desee asistir o examinar los antecedentes y observe la conducta adecuada,
tenga o no-interés en la causa.

El principio de la publicidad se encuentra contemplado como base orgánica de los tribunales


chilenos en el art. 9 del Código Orgánico de Tribunales.

El principio formativo del secreto contrapuesto al de la publicidad se manifiesta, como su


nombre lo indica, en la tramitación reservado del expediente judicial, tanto respecto de las
partes como de terceros. Es una privación general de la posibilidad de conocimiento o
secreto absoluto.

Entre ambos principios existe una zona intermedia, en que existe la posibilidad de conocer
el contenido del expediente por las partes, y una privación del conocimiento de este
respecto de terceros. Dado que en nuestro ordenamiento jurídico se elige prioritariamente
la publicidad, preferimos hablar en estas situaciones de secreto relativo para resaltar en
mejor forma esta situación excepcional.

APLICACIÓN GENERAL DE ESOS PRINCIPIOS EN NUESTROS PROCEDIMIENTOS

En nuestro Derecho, la regla general la constituye el principio de la publicidad, el que rige


plenamente en todo procedimiento, salvo norma expresa en contrario (Art. 9 Código
Orgánico de Tribunales).

a) Los acuerdos se adoptan por las Cortes de Apelaciones en forma privada (Art. 81 Código
Orgánico de Tribunales), norma aplicable también a la Corte Suprema y a otros tribunales
colegiados, por remisión legal.

b) La relación de la causa ante los tribunales colegiados se efectuaba en forma secreta en la


práctica, a pesar de no existir norma expresa que así lo estableciera. Con ello se infringía el
artículo 9° del Código Orgánico de Tribunales y como consecuencia se alargaba la vista de
la causa al obligar a los abogados a referirse a los hechos en sus alegatos por desconocer la
forma en que se ha efectuado la relación de ellos.

Actualmente, y a partir de la dictación de la Ley 19.317 la relación se debe efectuar en


presencia de los abogados de las partes que hayan asistido a la vista de la causa y se
hubieren anunciado para alegar, no permitiéndose el ingreso a la sala de los abogados
comenzada la relación. (Artículo 223 del CPC)

c) En el nuevo proceso penal, el artículo 182, titulado “Secreto de las actuaciones de


investigación”, establece como principio general el secreto relativo al señalarnos que las
actuaciones de investigación realizadas por el ministerio público y por la policía serán
secretas para los terceros ajenos al procedimiento.

La regla general, es que el imputado y los demás intervinientes en el procedimiento podrán


examinar los registros y los documentos de la investigación fiscal y policial.

Excepcionalmente, el fiscal podrá disponer que determinadas actuaciones, registros o


documentos sean mantenidas en secreto respecto del imputado o de los demás
intervinientes, cuando lo considerare necesario para la eficacia de la investigación.
En tal caso deberá identificar las piezas o actuaciones respectivas, de modo que no se
vulnere la reserva y fijar un plazo no superior a cuarenta días para la mantención del
secreto. El imputado o cualquier otro interviniente podrá solicitar del juez de garantía que
ponga término al secreto o que lo limite, en cuanto a su duración, a las piezas o actuaciones
abarcadas por él, o a las personas a quienes afectare. En todo caso, siempre tendrán el
carácter de públicas para el imputado su declaración y cualquier otra actuación en que
hubiere intervenido o tenido derecho a intervenir, las actuaciones en las que participare el
tribunal, y los informes evacuados por peritos, respecto del propio imputado o de su
defensor.
Los funcionarios que hubieren participado en la investigación y las demás personas que,
por cualquier motivo, tuvieren conocimiento de las actuaciones de la investigación estarán
obligados a guardar secreto respecto de ellas.
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Por otra parte, en nuestro derecho se contemplan los siguientes casos de secreto relativo:
i. En el nuevo sistema procesal penal, se establece respecto del juicio oral, que la
audiencia del juicio oral será pública, pero el tribunal podrá disponer, a petición de
parte y por resolución fundada, una o más de las siguientes medidas, cuando
considerare que ellas resultan necesarias para proteger la intimidad, el honor o la
seguridad de cualquier persona que debiere tomar parte en el juicio o para evitar la
divulgación de un secreto protegido por la ley:
- Impedir el acceso u ordenar la salida de personas determinadas de la sala
donde se efectuare la audiencia;
- Impedir el acceso del público en general u ordenar su salida para la práctica
de pruebas específicas, y
- Prohibir al fiscal, a los demás intervinientes y a sus abogados que entreguen
información o formulen declaraciones a los medios de comunicación social
durante el desarrollo del juicio.

Los medios de comunicación social podrán fotografiar, filmar o transmitir alguna


parte de la audiencia que el tribunal determinare, salvo que las partes se opusieren
a ello. Si sólo alguno de los intervinientes se opusiere, el tribunal resolverá.

ii. El tribunal puede disponer que el expediente se mantenga reservado, en los juicios
de nulidad y divorcio, si lo estima conveniente (artículo 756 Código Procedimiento
Civil).

6) PRINCIPIOS FORMATIVOS DEL PROCEDIMIENTO DE LA ORALIDAD, ESCRITURACION


Y PROTOCOLIZACION

El principio de oralidad es aquel que consiste en que la palabra es el medio de


comunicación entre las partes y el tribunal.

Los procedimientos inspirados totalmente en el principio de oralidad se caracterizan


porque tanto las alegaciones como las pruebas y conclusiones del proceso se verifican
verbalmente.

La fragilidad de la memoria humana y la imposibilidad de resolver de manera definitiva en


un solo acto la gran mayoría de los conflictos, no permiten normalmente, la existencia de
procedimientos en que la oralidad sea total.

El principio de la escrituración es aquel que consiste en que la letra es el medio de


comunicación entre las partes y el tribunal.
Este principio permite mayores facilidades para el conocimiento exacto del contenido de la
causa por el tribunal superior, al ser impugnada la resolución de un inferior, por la
existencia de un expediente escrito, pero impide el contacto directo entre el tribunal, las
partes y algunos medios de prueba.

El principio de la protocolización es aquel en que las actuaciones se verifican en forma


verbal, pero dejándose constancia escrita de ellos en el expediente, generalmente a través
de actas autorizadas por un ministro de fe.

Este es el principio que tiene mayor aplicación práctica en materia probatoria, por cuanto
la oralidad pura y la escrituración total no se dan por regla general en los procedimientos,
y sobre todo en materia probatoria.

APLICACIÓN GENERAL DE ESTOS PRINCIPIOS EN NUESTROS


PROCEDIMIENTOS

El principio de la oralidad sólo recibe aplicación en nuestros procedimientos en la relación


de la causa que efectúa un relator o el secretario excepcionalmente ante los tribunales
colegiados y en los alegatos efectuados por los abogados ante los mismos tribunales.

El principio de la escrituración se aplica fundamentalmente en la etapa de discusión y fallo


de los diversos procedimientos. Así, por ejemplo, la demanda, contestación de la demanda,
replica y duplica en el juicio ordinario deben efectuarse en forma escrita.
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Las resoluciones judiciales que se dicten deben costar por escrito, conforme al artículo 169
del Código Procedimiento Civil.

El principio de la protocolización se aplica fundamentalmente en las diversas diligencias


probatorias que se realizan en el proceso. Además, se aplica este principio en todos los
procedimientos en los cuales posibilita la formulación verbal de peticiones, puesto que
siempre debe dejarse constancia escrita de ellas en el proceso una vez que se hayan
realizado (por ejemplo, artículo 680 Código Procedimiento Penal, etc.).

En el nuevo proceso penal y en los procedimientos de familia, se aplica el principio de la


protocolización, dado que tanto respecto de las actuaciones realizadas por o ante el juez
de familia, el juez de garantía, como ante el tribunal oral, que se realizan verbalmente, se
debe levantar un registro por cualquier medio que asegure fidelidad, con la diferencia que
el registro no debe ser en forma integra, sino que sólo deben contener una relación resumida
de la actuación tratándose de aquellas realizadas ante el juez.

En todo caso, las sentencias y demás resoluciones que pronunciare el tribunal deben ser
registradas en su integridad. Debemos hacer presente que el registro
no necesariamente debe ser escrito, por lo que podrían ser utilizados otros medios para
ese efecto, como grabaciones de audio o videos.

7) PRINCIPIOS FORMATIVOS DEL PROCEDIMIENTO DE LA MEDIACION E INMEDIACION

El principio formativo de la inmediación es aquel en virtud del cual el tribunal tiene un


contacto directo con las partes, el material mismo de la causa y la prueba rendida en ella,
sin que intervenga agencia intermediaria alguno.

El principio formativo de la mediación es aquel en virtud del cual el tribunal no tiene un


contacto directo con las partes, con el material de la causa y prueba rendida en ella, sino
que toma conocimiento y tiene contacto a través de un agente intermediario.

El principio de la inmediación se vincula con el principio de la oralidad, puesto que


normalmente en los procedimientos verbales hay una vinculación directa del juez con las
partes, el material de la causa y las pruebas aportadas por aquellas.

En cambio, el principio de la mediación se vincula con el principio de la escrituración,


tomando conocimiento el juez del material de la causa y de las pruebas sólo a través de un
agente intermediario, sin contacto alguno en la aplicación pura del principio con las partes.

ASPECTOS GENERALES DE LA APLICACIÓN DE ESTOS PRINCIPIOS EN


NUESTROS PROCEDIMIENTOS

Dentro del procedimiento civil nuestro legislador ha querido que, sobre todo en materia
probatoria respecto de la prueba confesional y la prueba testimonial, rija el principio de la
inmediación.

Incluso en algunos procedimientos civiles, el legislador ha puesto énfasis en el contacto


directo que durante éste debe haber ente el juez y las partes para los efectos de la
apreciación de la prueba. Así el artículo 724 Código Procedimiento Civil establece que el
tribunal en casos muy calificados, en el juicio de mínima cuantía, puede estimar la prueba
“conforme a conciencia y según la impresión que le haya merecido la conducta de las partes
durante el juicio y la buena o mala fe con que hayan litigado en él”.

En el nuevo proceso penal, debe regir en forma imperativa el principio de la inmediación,


por cuanto se establece expresamente que la delegación de funciones en empleados
subalternos para realizar actuaciones en que las leyes requirieren la intervención del juez
producirá la nulidad de las mismas (art. 35 NCPP), lo que se reitera respecto del juicio oral
al indicarnos que La audiencia del juicio oral se realizará con la presencia ininterrumpida
de los jueces que integraren el tribunal y del fiscal. (art. 284 inc. 1° NCPP)

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8) PRINCIPIO FORMATIVO DEL PROCEDIMIENTO DE LA PROBIDAD O BUENA FE

El principio de la probidad es aquel que establece que el proceso es una institución de


buena fe, dentro del cual las partes deben actuar respetando la honorabilidad y lealtad que
supone la labor forense, no permitiéndose que éste sea utilizado dolosamente por la o las
partes, para lograr objetivos lícitos.

ASPECTOS GENERALES DE LA APLICACIÓN DE ESTE PRINCIPIO EN


NUESTROS PROCEDIMIENTOS

El legislador se ha encargado de establecer dentro de nuestra legislación diversas


disposiciones que recogen el principio de la probidad, que son comunes a toda clase de
procedimientos.

A título meramente ejemplar, podemos señalar como disposiciones que dan aplicación al
principio de la probidad en nuestro procedimiento, los siguientes:

a) Implicancias y recusaciones: el legislador vela por la imparcialidad del tribunal que debe
resolver un conflicto, estableciendo causales de implicancia y recusación y la forma como
ellas deberán hacerse valer, (artículos 194 a 205 Código Orgánico de Tribunales y 113 a 128
del Código de Procedimiento Civil).

b) Sancione al litigante temerario o doloso con la condena en costas: el legislador quiere que
el proceso sea utilizado siempre como un medio para dar solución
a conflictos reales, y no se transforme en un instrumento dilatorio destinado a postergar la
satisfacción de los derechos que poseen los miembros de la comunicad.
Por ello, el legislador establece que aquel que pierde un juicio puede ser condenado al pago
de las costas si no hubiere tenido motivo plausible para litigar (144 Código Procedimiento
Civil), y debe serlo necesariamente cuando su intervención en el proceso no ha constituido
más que una maniobra dilatoria o claramente infundada. (Art. 147, 471, 787 Código
Procedimiento Civil)

Aún más, aquel litigante que goza del llamado privilegio de pobreza puede ser condenado
en costas, pero solamente cuando se resuelva por el tribunal, fundadamente, en materia
civil o del trabajo que han obrado como litigantes temerarios o maliciosos. (artículo 600
COT)

En el nuevo proceso penal, se establece que:


- Las costas serán de cargo del condenado:
- El querellante que abandonare la querella y la víctima que abandonare la acción
civil soportará las costas causadas por ellas
- Cuando el imputado fuere absuelto o sobreseído definitivamente, será
condenado en costas:
o El ministerio público, salvo que hubiere formulado la acusación
en cumplimiento de la orden judicial a que se refiere el inciso
segundo del artículo 462, y
o El querellante.

c) El tribunal, por razones fundadas que expresará determinadamente, podrá eximir


total o parcialmente del pago de las costas, a quien debiere soportarlas conforme a las
letras a), b) y c (arts. 47 y 48 NCPP)

d) Impide que los incidentes se utilicen como instrumentos dilatorios en el


procedimiento.
La parte que hubiere promovido y perdido dos o más incidentes en un mismo juicio, no
podrá promover ningún otro sin que previamente consigne en la cuenta corriente la
suma que el tribunal debe fijar de oficio en la resolución que deseche el segundo de los
incidentes. (Art. 88 CPC)

e) Posibilita la anulación de las sentencias definitivas o interlocutorias esto es la ley más


allá de la cosa juzgada que se hubieren obtenido con la utilización de medios
fraudulentos mediante la interposición del recurso de revisión.

El legislador establece ese recurso, que doctrinariamente es más bien una acción, con el
fin de obtener de la Corte Suprema la invalidación de la sentencia definitiva o
interlocutoria firme que se hubiere obtenido con la utilización de los medios
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fraudulentos que nuestra legislación establece en forma taxativa en los artículos 810
Código Procedimiento Civil, 657 Código Procedimiento Penal y 473 NCPP. Cabe recordar
que los números l° y 2° del
artículo 810 del Código de Procedimiento Civil, se refiere concretamente a la prueba
instrumental y a la testimonial.

9) PRINCIPIO FORMATIVO DEL PROCEDIMIENTO DE LA PROTECCION

El principio formativo de la protección es aquel que puede sintetizarse en la máxima


“nulidad procesal sin perjuicio no opera”.

Ello significa, en otras palabras, que la nulidad de un acto procesal debiera declararse por
el tribunal únicamente si el vicio u omisión que la motiva produce un daño respecto de
alguna de las partes.

La nulidad por la sola nulidad no interesa. Al contrario, los procedimientos inspiradores en


este principio contienen normas tendientes a asegurar la validez de los actos jurídicos
procesales mediante el respeto de las facultades y derechos de las partes.

ASPECTOS GENERALES DE LA APLICACIÓN DE ESTE PRINCIPIO EN


NUESTRO PROCEDIMIENTO

En virtud del principio de la protección al legislador le interesa:


- Velar por la validez de las actuaciones que se realizan en el curso del procedimiento; y
- Proteger a la parte perjudicada, en el evento de no haberse cumplido los requisitos de
validez de dichas actuaciones.

Las partes pueden hacer valer la nulidad procesal en el proceso fundamentalmente a través
de las siguientes vías:

a) Incidentes de nulidad procesal: los incisos 1° y 2° del artículo 84 del Código


Procedimiento Civil, aplicables en el procedimiento penal en virtud del artículo 43 del
Código Procedimiento Penal, facultan a las partes para solicitar la nulidad procesal por
vía incidental en caso de haberse omitido el cumplimiento de requisitos de validez de
las actuaciones realizadas durante el curso del procedimiento.

No se contemplaba norma expresa respecto de los incidentes a través de los cuales se


haga valer la nulidad que estableciera como requisito de procedencia la existencia de un
perjuicio para la parte que la alega. Sin embargo, a pesar de no existir dicha norma se
entendía que el principio de la protección juzgaba respecto del incidente de nulidad
procesal por ser éste un principio inminente en toda nuestra legislación.
Así, por lo demás, lo habían ido reconociendo en forma paulatina nuestros tribunales
superiores.

En la actualidad, de acuerdo al nuevo texto del inciso primero del artículo 83 del CPC,
establecido por la Ley 18.705, no cabe duda respecto a la consagración positiva de este
principio, puesto que “la nulidad procesal podrá ser declarada de oficio o a petición de
parte, en los casos en que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en que
exista un vicio que irrogue a alguna de las partes un perjuicio reparable sólo con la
declaración de nulidad”.

En doctrina, Mortara ha señalado que “la ley declara que un acto puede ser anulado en
consideración a que el vicio de que adolece corrompe su sustancia y le impide lograr su
fin. Pero hay vicios que, debido a su escasa importancia, no altera el ordenamiento
jurídico ni perjudican los litigantes. Tales incorrecciones no habilitan para provocar la
nulidad de un acto, porque tal medida es de derecho estricto y de suyo delicada. De este
modo, sólo serán
valederos para obtener la nulidad de una actuación aquellos vicios u omisiones cuya
importancia y gravedad impliquen el peligro de una injusticia al resolverse, en definitiva,
el litigio”.

De acuerdo a lo señalado por Julio E. Salas Vivaldi, corresponde a la jurisprudencia la


misión de contener los frecuentes impulsos de los litigantes, siempre propensos a
hallar motivo de nulidades, desechando todos aquellos que no conduzcan a errores o
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peligros graves en la administración de justicia y al ordenamiento jurídico.


Los tribunales nacionales así lo han entendido y no han dado lugar, por ejemplo, a la
petición de nulidad basada en no haberse asignado un número de orden al proceso, o
debido a omisiones de algunas diligencias probatorias facultativas del tribunal, o en
razón de haberse efectuado una subasta en una hora diversa a la señalada, etc.

Además, el inciso final del art. 84 del Código de Procedimiento Civil, constituye una
clara aplicación del principio de la protección, al posibilitar al tribunal para adoptar de
oficio todas las medidas que permitan asegurar la validez de las actuaciones que se
realicen dentro del procedimiento.

En el nuevo proceso penal, el artículo 159 del NCPP contempla expresamente este
principio al señalarnos que sólo podrán anularse las actuaciones o diligencias judiciales
defectuosas del procedimiento que ocasionaren a los intervinientes un perjuicio
reparable únicamente con la declaración de nulidad. Existe perjuicio cuando la
inobservancia de las formas procesales atenta contra las posibilidades de actuación de
cualquiera de los
intervinientes en el procedimiento.

Conforme a lo previsto en el artículo 160 del NCPP, se presumirá de derecho la existencia


del perjuicio si la infracción hubiere impedido el pleno ejercicio de las garantías y de
los derechos reconocidos en la Constitución, o en las demás leyes de la República.

b)Recurso de casación en la forma: es en este medio de hacer valer la nulidad procesal,


aplicable tanto dentro del procedimiento civil, (768 Código procedimiento Civil), donde
el legislador contempló expresamente en forma primitiva el principio de la protección
al señalar “No obstante lo dispuesto en este artículo, el tribunal podrá desestimar el
recurso de casación en la forma, si de los antecedentes aparece de manifiesto que el
recurrente no ha sufrido perjuicio reparable sólo con la invalidación del fallo o cuando
el vicio no ha
influido en lo dispositivo del mismo”.

Esta norma recoge plenamente el principio de protección puesto que aún concurriendo
una o más de las causales del recurso de casación en la forma hecha valer, el tribunal
puede no acoger el recurso si el perjuicio no es subsanable únicamente por vía de
nulidad, o si el vicio no influye en lo dispositivo del fallo.

c) Recurso de casación en el fondo: en el recurso de casación en el fondo se contempla


claramente el principio de la protección, puesto que la nulidad del fallo podrá declararse
cuando exista infracción de la ley y ésta haya influido sustancialmente en lo dispositivo
del fallo. (Art. 767 CPC)

Si en la sentencia se ha incurrido en infracción de ley, pero esta no ha influido


sustancialmente en lo dispositivo de éste, no procederá que se anule la sentencia a
través de este medio de impugnación.

d) Recurso de revisión: en el recurso de revisión se aplica plenamente el principio de


protección, puesto que las causales de procedencia que contempla la ley demuestran
que ha existido por la concurrencia de ellas un claro perjuicio respecto de la parte
recurrente, que hace necesaria la anulación del fallo (Art. 810 Código procedimiento
Civil y 473 NCPP).

e) Recurso de nulidad: en el recurso de nulidad, que se contempla en el nuevo sistema


procesal penal en lugar del recurso de casación en la forma y en el fondo, se señala
expresamente que no causan nulidad los errores de la sentencia recurrida que no
influyeren en su parte dispositiva, sin perjuicio de lo cual la Corte podrá corregir los
que advirtiere durante el conocimiento del
recurso. (Art. 375 NCPP)

10) PRINCIPIO FORMATIVO DEL PROCEDIMIENTO DE LA ECONOMIA


PROCESAL

El principio de la economía procesal persigue obtener el máximo resultado en la aplicación


de la ley para la resolución de un conflicto dentro del procedimiento, con el menor desgaste
posible de la actividad jurisdiccional.
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La aplicación de este principio se traduce, entre otros, en los siguientes aspectos:

a) Adopción de procedimientos adecuados, según la naturaleza del conflicto, para alcanzar


la solución de éste con la mayor rapidez y el mínimo desgaste de la jurisdicción.

Este aspecto de la economía procesal es conocido en doctrina como principio de la


concentración, cuando el procedimiento elegido reserva para la sentencia definitiva la
decisión de todas las cuestiones promovidas, incluso los incidentes.

b) El planteamiento de todas las cuestiones inherentes a la posición jurídica del demandante


o del demandado en una sola oportunidad.

c) El cumplimiento de las resoluciones judiciales pese a la interposición de recursos en su


contra.

d) El establecimiento de una oportunidad determinada para la rendición de la prueba.

Debemos dejar en claro que este principio de la economía procesal no debe confundirse con
el otro principio formativo del procedimiento denominado de la economía.
El principio de la economía es aquel que señala que el proceso no puede exigir un dispendio
superior al valor de los bienes debatidos, que son el fin. El gasto envuelto en el asunto no
puede ser superior al monto de los intereses en juego.

Algunas de las aplicaciones del principio de la economía son:

a) Limitación de las pruebas onerosas.


b) Reducción de recursos y limitación del número de instancias.
c) Reducción de los costos.

De lo expuesto, se desprende que el criterio diferenciador entre ambos principios


formativos radica en que la economía procesal mira al aspecto jurisdiccional y la economía,
fundamentalmente, al problema pecuniario, aunque tenga connotaciones procesales.

ASPECTOS GENERALES DE LA ECONOMIA PROCESAL EN NUESTROS


PROCEDIMIENTOS

Dentro de nuestros procedimientos reciben plena aplicación los diversos aspectos del
principio de la economía procesal.

a) Los Códigos de Procedimiento Civil y Penal establecen una serie de procedimientos que
en cuanto a su latitud guardan estricta relación, con la mayor o menor significación de las
pretensiones que en él hacen valer las partes y la rapidez que se requiere para que la
satisfacción de ellas sea eficaz.

Así, por ejemplo, para la resolución de un asunto civil, se podrá aplicar el procedimiento
ordinario civil de mayor cuantía menor cuantía o mínima cuantía, según el monto de
lodisputado (Arts. 253, 698 y 703 del Código de Procedimiento Civil) o el juicio sumario
(Art. 680 Código Procedimiento Civil).

En el nuevo sistema procesal penal, constituyen una clara manifestación del principio de la
economía procesal la existencia de los procedimientos abreviados, simplificado y monitorio.
Por otra parte, son también manifestación de la economía procesal el archivo provisional
(art. 167 NCPP), la facultad del fiscal de no iniciar la investigación (art. 168 NCPP), el
principio de oportunidad (art. 170 NCPP), la suspensión condicional del procedimiento (art.
237 y sgtes. NCPP) y los acuerdos reparatorios. (arts. 241 y sgtes NCPP).

Finalmente, se establecen una serie de procedimientos especiales para la tramitación de


diversos asuntos en atención a la naturaleza de ellos, tanto en los referidos Códigos como
en la legislación especial.

b) El planteamiento de todas las cuestiones inherentes a la posición jurídica del demandante


o del demandado en una sola oportunidad se contempla en caso todos nuestros
procedimientos.

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Así, por ejemplo, el demandado debe deducir todas sus excepciones dilatorias en el juicio
ordinario civil conjuntamente en un mismo escrito y dentro del término de emplazamiento
(Art. 305 Código Procedimiento Civil); el ejecutado debe oponer todas las excepciones
dilatorias y perentorias en el juicio ejecutivo en forma conjunta en un mismo escrito y
dentro del término de emplazamiento especial señalado por la Ley (Art. 465 Código
Procedimiento Civil); el demandado debe, en el juicio sumario, hacer valer en el comparendo
los incidentes y la defensa sobre la cuestión principal (Art. 690 Código procedimiento Civil),
etc.

En el nuevo proceso penal, el acusado debe formular todas las excepciones de previo y
especial pronunciamiento y los argumentos de la defensa hasta el inicio de la audiencia de
preparación del juicio oral (art. 263 NCPP).

El cumplimiento de las resoluciones judiciales pese a la interposición de recursos en su


contra se contempla expresamente en el recurso de apelación otorgado en el sólo efecto
devolutivo (Art. 192 Código Procedimiento Civil) y, por regla general, en los recursos de
casación en la forma y en el fondo (Art. 774 Código Procedimiento Civil; y en el llamado
recurso de revisión (Art. 814 Código Procedimiento Civil). En materia penal, ello no es
posible porque la pena puede cumplirse solo una vez que la sentencia se encuentre
ejecutoriada.

11) PRINCIPIO FORMATIVO DEL PROCEDIMIENTO DE LA ADQUISICION


PROCESAL

El proceso no es más que una serie o conjunto de actos que se van realizando por las partes
y el tribunal en forma progresiva, con el fin de arribar a una decisión que resuelva el
conflicto sometido a la decisión del órgano jurisdiccional.

Los actos que las partes van realizando durante el curso del procedimiento se han
relacionando entre sí e integrándose los unos con los otros para configurar el proceso. Los
actos que realicen las partes no son actos aislados que van a producir sólo los efectos que
su ejecutante desea, sino que pueden producir consecuencias jurídicas más allá de los
deseados por su autor.

Lo normal es que prime la eficacia respecto del acto que realiza la parte. La eficacia significa
que los actos jurídicos procesales no pueden tomarse en perjuicio de la parte que promueve
el proceso, si esa parte tiene la razón al promoverlo. Pero, dado que el proceso es un
conjunto de actos procesales que se conectan y relacionan ente sí, los actos se vacían al
proceso, independizándose de su ejecutante, naciendo de él beneficios y perjuicios sin
distinguirse en quien, en definitiva, se radican esos beneficios o perjuicios. El principio de
la adquisición Procesal importa que los actos jurídicos procesales
no sólo van en beneficio del que los ejecuta perjudicando a la contraparte, sino que también
ese adversario pueda obtener ventajas de dicho acto.

Así, por ejemplo, si al contestar la demanda pongo énfasis en mi defensa, puedo al relatar
los hechos, reconocer la existencia de circunstancias fácticas que me perjudican, las que se
estimarán como confesión judicial espontánea o expresa.

12) PRINCIPIO DE LA PRUEBA FORMAL Y PRUEBA RACIONAL

La distinción entre los principios de la prueba formal, legal o tasada y prueba racional moral
o libre se efectúa a propósito de la valorización que debe efectuarse por el tribunal de las
pruebas rendidas en el proceso.

La valoración de la prueba puede efectuarse estableciéndose anticipadamente por el


legislador el criterio que deberá seguir el tribunal para ponderar la prueba (sistema de
apreciación apriorística o extrajudicial) u otorgándose libertad al juez para que en el
proceso mismo, decida y determine el mérito que otorgará a la actividad probatoria para
dar por establecidos los hechos (sistemas de apreciación a posteriori o judicial).

Dentro del sistema de apreciación apriorística o extrajudicial de la prueba se encuentra el


principio de la prueba formal y dentro del sistema de apreciación a posteriori o judicial se
encuentra el principio de la prueba racional.

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De acuerdo a Wyness Millar, en “el primero, prueba formal o legal, el valor de la prueba es
fijado por reglas firmes a las que el juez ha de atenerse hasta contra su convicción;
conforme al segundo, prueba racional o moral, el tribunal puede valorar libremente la
prueba y decidir al respecto de acuerdo a su conciencia. En resumen, en uno se orienta hacia
la convicción objetiva del juez y otro hacia la subjetiva”.

Los sistemas probatorios se individualizan considerando los aspectos referentes a la forma


en que se establecen los medios de prueba, el procedimiento que se ha de seguir para rendir
la prueba; y, fundamentalmente, la determinación del valor probatorio de los medios de
prueba y su valorización por el tribunal.

Estos principios de valorización de la prueba van ligados a otros principios formativos del
procedimiento que conllevan hacia la aplicación de alguno de esos sistemas.

Así el orden consecutivo discrecional, la inmediación y la oralidad conducen a la aplicación


del sistema de la convicción. En cambio, el orden consecutivo legal, la mediación y la
protocolización conducen normalmente a la aplicación del sistema de prueba legal o tasada
y en algunas ocasiones al sistema de la sana crítica si concurre también la inmediación.

Además, debemos tener presente que, a pesar de los principios de la prueba racional,
configuran dos tendencias legislativas opuestas en materia probatoria, en los
ordenamientos jurídicos vigentes se manifiesta generalmente sólo la preeminencia de un
principio sobre otro, siendo difícil encontrar la aplicación pura o absoluta de uno de estos
sistemas, como ocurre por lo demás con prácticamente todos los principios formativos del
procedimiento.

Carnelutti señala al respecto, “que en la práctica el régimen de valoración de la prueba


resulta de una mezcla en dosis diversas de las dos tendencias, a saber, de una cierta
limitación de la libertad de elección del juez. Según esa dosis, se suele decir luego que un
determinado Código se informa más bien en los principios de la prueba libre o en los de la
prueba legal”.

Finalmente, debemos señalar que la doctrina ha sostenido, dentro de los sistemas de


valoración de la prueba, la existencia fundamentalmente de tres principios: prueba legal,
sana crítica y libre convicción.
De acuerdo a lo señalado por Couture,” los criterios de valoración de la prueba son, a
nuestro modo de ver, tres:

• Pruebas legales: imputación anticipada en la norma de una medida de eficacia.


• Sana crítica: remisión a criterios de lógica y de experiencia, por acto valoratorio del
juez.
• Libre convicción: remisión al convencimiento que el juez se forma de los hechos en
casos excepcionales en los cuales la prueba escapa normalmente al contralor de la
justicia, por convicción adquirida por la prueba de autos, sin la prueba de autos o
aún contra la prueba de autos”.

Actualmente en nuestro derecho rige la prueba legal o tasada dentro del Código de
Procedimiento Civil para los efectos de dictar sentencia condenatoria.
En el nuevo sistema procesal penal y en los procedimientos de los Tribunales de Familia
rige el sistema de la sana critica como regla general.

Al referirnos a la prueba trataremos la totalidad de estos principios aplicados a ella y nos


referiremos en detalle a los sistemas de valoración de la prueba.

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UNIDAD III: “LAS PARTES”

A) Definición. Clasificación. Requisitos.


B) Pluralidad de partes o Litis consorcio.
C) Intervención forzada de las partes.
D) Los terceros:
d.1) Concepto y clasificación.
d.2) Clases de tercería: coadyuvante, independiente, excluyente.
E) Comparecencia en juicio:
e.1) Generalidades. Capacidad de goce o de ser parte; capacidad de ejercicio o
capacidad procesal; ius postulandi o postulación procesal.
e.2) El patrocinio. Requisitos para ser patrocinante, forma de constituirlo,
I. sanciones, duración,Gfacultades
CONSIDERACIONES ENERALES. y término probatorio.
e.3) El mandato judicial. Concepto, diferencias con el mandato civil, requisito para
ser mandatario, forma de constituirlo, facultades que emanan del mandato,
término del mandato y responsabilidad del mandatario.
e.4) Comparecencia en primera instancia.
e.5) Comparecencia en segunda instancia.
Cabe recordar que en
e.6) Casos el proceso
especiales depueden distinguirse dos tipos de elementos: los subjetivos
comparecencia.
y el objetivo.

Los elementos subjetivos serían las partes y el juez.

El elemento objetivo del proceso es el conflicto sometido a la resolución del tribunal.

En cuanto al concepto de parte en sentido procesal, se ha señalado que “es cualquiera que
promueva o en cuyo nombre se promueva un proceso y el que sea llamado o provocado por
el hecho de otro a tomar parte en ese proceso o constreñido a someterse en él”.

Otra definición sería: “todo aquél que pide o frente al cual se pide en juicio la actuación de
la ley en un caso concreto”. Así, demandante sería “quien promueve o en cuyo nombre se
promueve el proceso”, y demandado “el que es llamado o provocado a tomar parte en el
proceso, por hecho de otro”.

Nuestra Excma. Corte Suprema ha señalado a este respecto: “el concepto de parte (…)
corresponde a la única o a cada una de las distintas personas que entablen la demanda o
gestión judicial o que tienen el carácter de demandados; y por consiguiente, partes son los
sujetos de la relación jurídica procesal que se va a desenvolver en el pleito, o dicho en otros
términos, los que son sujetos activos o pasivos de la demanda”17

I. PLURALIDAD DE PARTES O LITIS CONSORCIO

La regla general es que en un proceso intervenga una persona detentando la calidad de


demandante y otra persona detentando la calidad de demandado. No obstante, el legislador,
admite la posibilidad de más de un demandante o demandado en el proceso, en cuyo caso
nos encontramos ante un “litisconsorcio” o relación procesal múltiple.

1. Clasificación del litisconsorcio.

(i) Según la posición que ocupan los varios sujetos que actúan en una misma
calidad de parte: puede ser activo (varios demandantes), pasivo (varios
demandados) o mixto (varios demandantes y demandados).
(ii) Según su origen: esto es, en cuanto al instante en que se genera puede ser
originario (aquel que nace con la demanda que se interpone por uno o más
demandantes o contra uno o más demandados); o subsiguiente o sobreviniente
que se origina con posterioridad a la interposición de la demanda y durante el
curso posterior del proceso.
(iii) Según la forma en que se solicita la condena de los varios demandados, puede
ser eventual (no se persigue el acogimiento de todas las acciones, sino una de
ellas en el orden de prelación que se establece en la demanda); alternativo se

17
C.S., 16 de octubre de 1941, RDJ, t. XXXIX, sec.1ª, p.276.
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ejercitan dos o más acciones pero solicitando al juez que se pronuncie solo
acerca de una de ellas; o sucesivo se formula una petición subordinada a otra
que le precede, sino se accede a la primera tampoco a la segunda.
(iv) Según la necesidad de varios sujetos en el proceso, necesario si es obligatoria la
presencia de varios sujetos para poder pronunciarse el tribunal respecto del
conflicto; y facultativo o voluntario cuando la presencia de varios sujetos no es
indispensable para la solución del litigio.

2. Litisconsorcio inicial y facultativo.

2.1 Características.
a) Los requisitos para que pueda generarse este tipo de litisconsorcio son: (i) la
existencia de una pluralidad de actores; b) que las acciones afirmadas no sean
incompatibles entre sí y c) que todas las acciones se tramiten conforme al mismo
procedimiento.
b) El objeto y fundamento del litisconsorcio es la economía procesal, evitar la
duplicidad de litigios y la existencia de sentencias contradictorias.
c) Se encuentra reglamentado en los artículos 18 y ss. del CPC, por lo que se trata de
una norma común a todo procedimiento, aplicable a todo tipo de juicios ordinarios,
sumarios y especiales. Esta norma es restrictiva, en cuanto lo normal será que solo
haya un demandante y un demandado.

El referido artículo 18 del CPC establece que:


“En un mismo juicio podrán intervenir como demandantes o demandados varias
personas siempre que se deduzca la misma acción o acciones que emanen directa e
inmediatamente de un mismo hecho o que se proceda conjuntamente por muchos o
contra muchos en los casos que autoriza la ley”

2.2 Casos en que puede presentarse este tipo de litisconsorcio son:


A) Cuando varias personas deducen la misma acción.

Por ejemplo, 5 personas entablan una acción reivindicatoria respecto de un predio que dicen
haber obtenido por herencia; cuando varios herederos ejercen la acción de petición de
herencia; etc.
B) Cuando varias personas deducen acciones que emanan directa e inmediatamente de
un mismo hecho18.

La jurisprudencia ha señalado que puede deducirse en un solo juicio la acción de cobro de


pesos derivada de un mismo incendio contra la compañía de seguros por beneficiarios de
distintas pólizas.
La doctrina, por su parte, ha señalado como ejemplo, cuando 10 personas entablan una
acción de indemnización de perjuicios en contra de una empresa de transporte por lesiones
sufridas motivo de un accidente ocurrido durante el viaje.

C) Cuando la ley autoriza para proceder por muchos o contra muchos, como en el caso
de las obligaciones solidarias.

La misma ley pone el ejemplo de las obligaciones solidarias, pudiendo ser que tres
acreedores solidarios demanden a un deudor, o un acreedor a varios deudores solidarios.

18
En las Actas de la Comisión Revisora del Código de Procedimiento Civil, el señor Urrutia observa que nacen
directa e inmediatamente de un mismo hecho la acción reivindicatoria que fluye de la nulidad, resolución o
rescisión de un acto o contrato; y asimismo la del arrendador contra el arrendatario directo para la
terminación del arrendamiento y a la vez contra el subarrendatario, a fin de que éste restituya la cosa
arrendada. Personales, las acciones rescisoria, de nulidad y resolución, se dirigen contra el contratante con el
fin de terminar los efectos o anular los actos contractuales; pero como de la infracción declarada hay derecho
para deducir acción real contra terceros, como lo establecen especialmente los artículos 1490, 1491 y 1689
del Código Civil, es útil en todo concepto que ambas acciones puedan tramitarse en un mismo juicio. De este
modo la sentencia sobre la acción personal empecerá al poseedor contra quien se reivindica. Igual cosa puede
decirse de las acciones que se dirigen contra el arrendatario y subarrendatario.
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2.3 Procedencia de procurador común19.

La ley ha establecido que, en caso de producirse un litisconsorcio activo o pasivo, las partes
deberán designar un procurador común para actuar en juicio cuando: (i) se deducen las
mismas acciones por los demandantes o (ii) se oponen las mismas excepciones o defensas
por los demandados.

• Nombramiento de procurador común

Artículo 12 CPC: “En los casos de que trata el artículo 19, el procurador común será
nombrado por acuerdo de las partes a quien haya de representar.
El nombramiento deberá hacerse dentro del término razonable que señale el tribunal”.
Cuando las partes actúan de común acuerdo pueden designar a cualquier persona sin
restringirse a un procurador del número o al representante de una de ellas. Debe tenerse
presente también que el plazo del inciso segundo es uno de carácter judicial, y, por tanto,
prorrogable.
Artículo 13 CPC: “Si por omisión de todas las partes o por falta de avenimiento entre ellas no
se hace el nombramiento dentro del término indicado en el artículo anterior, lo hará el
tribunal que conozca de la causa, debiendo, en este caso, recaer el nombramiento en un
procurador del número o en una de las partes que haya concurrido”.
Si la omisión es de alguna o alguna de las partes, el nombramiento hecho por la otra u otras
valdrá respecto de todas.

• Revocación del Procurador Común.

Artículo 14 CPC: “Una vez hecho por las partes o por el tribunal el nombramiento del
procurador común podrá revocarse por acuerdo unánime de las mismas partes, o por el
tribunal a petición de alguna de ellas, si en este caso hay motivos que justifiquen la
revocación.
Los procedimientos a que dé lugar esta medida se seguirán en cuaderno separado y no
suspenderán el curso del juicio.
Sea que se acuerde por las partes o que se decrete por el tribunal, la revocación no comenzará
a producir sus efectos mientras no quede constituido el nuevo procurador”.

• Actuación del Procurador Común:

Artículo 15 CPC: “El Procurador común deberá ajustar, en lo posible, su procedimiento a las
instrucciones y a la voluntad de las partes que representa; y, en los casos en que éstas no
estén de acuerdo, podrá proceder por sí solo y como se lo aconseje la prudencia, teniendo
siempre en mira la más fie y expedita ejecución del mandato”20.
Artículo 16 CPC: “Cualquiera de las partes representadas por el procurador común que no
se conforme con el procedimiento adoptado por él, podrá separadamente hacer las
alegaciones y rendir las pruebas que estime conducentes, pero sin entorpecer la marcha
regular del juicio y usando de los mismos plazos concedidos al procurador común. Podrá,
asimismo, solicitar dichos plazos o su ampliación, o interponer los recursos a que haya lugar,
tanto sobre las resoluciones que recaigan estas solicitudes, como sobre cualquiera sentencia
interlocutoria o definitiva”.

2.4 Casos en que se permite prescindir de procurador común.

El artículo 20 del CPC dispone que: “Si son distintas entre sí las acciones de los demandantes
o las defensas de los demandados, cada uno de ellos podrá obrar separadamente en el juicio,
salvo las excepciones legales.
Se concederá la facultad de gestionar por separado en los casos del artículo anterior desde
que aparezca haber incompatibilidad de intereses entre las partes que litigan
conjuntamente.”

19
Cabe señalar a este respecto que en relación con los demandados la jurisprudencia ha estimado que sólo
procede solicitar la designación de procurador común una vez contestada la demanda “Mientras los
demandados no contesten la demanda no puede apreciarse si concurren las circunstancias de ser unas
mismas las excepciones opuestas. En consecuencia, es extemporáneo declarar que los demandados deben
litigar por un procurador común, antes de la contestación de la demanda” C. Valdivia, 8 de enero 1926. R.,
t.23, sec. 2ª, p.60

20
Relacionar con artículo 2131 del Código Civil.
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3. Litisconsorcio necesario.

El Litis Consorcio necesario no se encuentra regulado en el CPC, no obstante, es aceptado


en el derecho comparado y en nuestra jurisprudencia21.
Se le suele clasificar en litisconsorcio propio e impropio.
El litisconsorcio propio es cuando la ley expresamente señala que los varios sujetos de una
relación jurídica sustancial deben actuar obligatoriamente en una misma relación procesal,
ya sea activa o pasivamente. Según la doctrina no se presentarían en nuestro derecho estos
casos, ya que los ejemplos que se dan o están tratadas como supuesto de litisconsorcio
voluntario (vr. Las obligaciones indivisibles) o los conceptos donde se contienen no son
claros y deben reconducirse a supuestos de litisconsorcio impropio.
El litisconsorcio impropio, es entonces el que no está establecido expresamente por la ley,
sino que viene condicionado por la naturaleza de la relación jurídica deducida en juicio. En
este caso, una determinada relación de derecho sustancial obliga a constituir la relación
procesal con todos los sujetos a quienes pueda afectar la sentencia que sobre el fondo se
pueda dictar.
A diferencia del litisconsorcio necesario propio, en el impropio el legislador no indica
expresamente los casos en que se debe conformar la relación procesal necesariamente
plural. Por lo mismo, la determinación de este tipo de litisconsorcio es una cuestión que
debe calificarse atendiendo a la situación de derecho sustancial deducida en juicio,
determinando si ella exige para la producción de sus efectos iniciar una relación procesal
con todos los sujetos que, activa o pasivamente, allí deben ser parte.
La presencia de una pluralidad de sujetos que actúan en un proceso en una misma posición
de parte no produce por sí una pluralidad de acciones. Por el contrario, la doctrina coincide
en señalar que en el litisconsorcio necesario el objeto del recurso está compuesto por una
única acción o una única pretensión lo cual tiene como efecto que: a) los actos de disposición
del objeto del proceso (desistimiento, allanamiento, transacción) sólo producen efectos
cuando concurren todos los litisconsortes necesarios; b) se debe pronunciar una sentencia
única para todos los sujetos que necesariamente deben ser parte de la relación procesal; c)
las defensas o excepciones favorecen a todos los litisconsortes necesarios y d) al tratarse el
litisconsorcio necesario de una única acción desaparece la base de toda acumulación de
acciones, que es la existencia de una pluralidad de las mismas afirmadas en un mismo
proceso. Por lo mismo, en esta situación no es aplicable la facultad de separar la tramitación
prevista en el artículo 172 CPC22, ya que la sentencia que se pronuncie debe ser única para
todos los sujetos.

Nuestra Excma. Corte Suprema ha conceptualizado el litisconsorcio necesario como “la


concurrencia de pluralidad de partes, en este caso pasiva, que conforme a la naturaleza
de la relación jurídica, determina que el asunto controvertido debe ser resuelto a través
de una decisión única por el juez y que resulta imprescindible en un proceso impuesto
por el carácter único e indivisible que la relación sustantiva impone. La necesidad de
proceder de la forma expuesta, como ya se adelantó, se debe a los efectos perjudiciales que
la cosa juzgada acarrea a los derechos del omitido”23

En la jurisprudencia se ha sancionado la existencia de esta figura en varias ocasiones,


tratándose de situaciones vinculadas preferentemente con sentencias constitutivas de
nulidad de un acto o contrato (entre partes y respecto de terceros); con las sentencias
declarativas que se pronuncian sobre una situación que afecta a varias personas (v.gr. la
resolución de un contrato) y con algunas situaciones vinculadas al ejercicio en materia de
comunidades. En materia civil, se apunta como hipótesis la que se puede generar en relación
al ejercicio de la acción de demarcación, cuando ella va a producir efectos entre distintos
propietarios colindantes24.

21
Si se regula en el artículo 34 del Proyecto.
22
Artículo 172 CPC: “Cuando en un mismo juicio se ventilen dos o más cuestiones que puedan ser resueltas
separada o parcialmente, sin que ello ofrezca dificultad para la marcha del proceso, y alguna o algunas de
dichas cuestiones o parte de ellas, lleguen al estado de sentencia antes de que termine el procedimiento en las
restantes, podrá el tribunal fallar desde luego las primeras.
En este caso se formará cuaderno separado con compulsas de todas las piezas necesarias para dictar el fallo
y ejecutarlo, acosta del que solicite la separación”
23
C.S. 25 de mayo 2011, causa rol 8.950-2009.Vid.www.poderjudicial.cl
24
Así, la jurisprudencia ha sostenido que “los efectos relativos de las sentencias judiciales impiden declarar
eventualmente la nulidad de un acto, si la acción no se ha dirigido en contra de todos los que intervinieron
en él, pues en tal evento se daría el absurdo que tal acto sería nulo para uno y válido para otros” (C.A. de
Santiago, 15 de junio de 1989, RDJ, t. LXXXVI, sec. 2ª, p. 55); y en el mismo sentido “No procede declarar la
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Por último, se debe señalar que en derecho comparado la jurisprudencia es conteste en


señalar que la excepción de litisconsorcio puede ser apreciada de oficio por los tribunales25.

III. INTERVENCIÓN FORZADA DE PARTES26.

La voluntariedad de la acción es principio general de nuestro derecho, sin perjuicio que


excepcionalmente nuestra legislación contempla casos en los cuales fuerza a demandantes
o demandados a ejercer su acción so pena de soportar los efectos que genera su falta de
comparecencia, en general el perder el derecho a accionar o defenderse.

Dentro de los casos que usualmente se señalan como de intervención forzada se encuentran:
(i) cuando una acción corresponde a otras personas que el demandante; (ii) la jactancia; (iii)
las medidas prejudiciales precautorias; (iv) citación de evicción; (v) citación de los
acreedores hipotecarios en el juicio ejecutivo y (vi) verificación de créditos en el juicio de
quiebra.

1. Artículo 21 CPC.

El artículo 21 del CPC dispone:


“Si la acción ejercida por alguna persona corresponde también a otra u otras
personas determinadas, podrán los demandados pedir que se ponga la demanda en
conocimiento de las que no hayan ocurrido a entablarla, quienes deberán expresar
en el término de emplazamiento si se adhieren a ella.
Si dichas personas se adhieren a la demanda, se aplicará lo dispuesto en los artículos
12 y 13; si declaran su resolución de no adherirse, caducará su derecho; y si nada
dicen dentro del término legal, les afectará el resultado del proceso, sin nueva citación.
En este último caso podrán comparece en cualquier estado del juicio, pero respetando
todo lo obrado con anterioridad”

De esta manera, lo primero que se debe tener en consideración es que se trata de una
facultad del demandado que éste puede ejercer discrecionalmente, y su fundamento es el
no tener que verse expuesto a sucesivas demandas y también por economía procesal.

Este derecho deberá ejercerlo en el término de emplazamiento para contestar la demanda


y antes de evacuar la misma, mas no como una excepción dilatoria –ya que no se trata de
corregir el procedimiento- sino simplemente ejercitando el derecho.

Esta petición deberá ser tramitada como un incidente de previo y especial pronunciamiento,
por lo que se tramitará en el cuaderno principal y se suspenderá mientras el Tribunal no se
pronuncia sobre la solicitud. De acogerse, se mantendrá asimismo suspenso el
procedimiento hasta que la demanda se ponga en conocimiento de las demás personas a
quien corresponda la acción.
Las actitudes que pueden asumir los notificados son:

(i) Declara que se adhieren a la demanda.

En este caso se forma un litisconsorcio activo de partes, y se da lugar al nombramiento de


procurador común rigiendo lo dispuesto en los artículos 12 y 13 del CPC.

nulidad de un contrato si no se demanda a todas las partes del contrato” (C.S. 23 de mayo de 1990, RDJ,
t.LXXXVII, sec. 1ª, p.51)
25
En cuanto a la relación existente entre la figura procesal del litisconsorcio necesario y la legitimación, el
profesor Alejandro Romero señala que “El nexo existente entre litisconsorcio necesario y legitimación es muy
estrecho, tanto que el concepto mismo de litisconsorcio ha sido elaborado por la doctrina a propósito del
problema de si existen casos en que la legitimación para accionar corresponde sólo a todos los partícipes de
una relación juntos, o contra todos juntos, de modo que la decisión deba ser necesariamente única a todos.
La presencia de una legitimación conjunta le impone al actor una verdadera carga procesal, consistente en
determinar rigurosamente el ámbito subjetivo de proceso, puesto que, si no demanda a todos o por todos los
sujetos integrantes de la relación jurídico-material deducida en el pleito, éste va a ser totalmente inútil”
(ROMERO SEGUEL, ALEJANDRO, Curso de Derecho Procesal Civil: Los Presupuestos Relativos a las Partes, Tomo III,
Editorial Jurídica de Chile, 1ª Edición, 2011, pág.110)
26
En el artículo 175 del Código Procesal Penal se establece las personas que tienen obligación de denunciar,
lo que se podría asimilar a estos casos de intervención forzada en materia civil.
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(ii) Declarar que no se adhieren a la demanda.

En este caso caducan los derechos del potencial demandante, importando un verdadero
desistimiento de la demanda, de manera que si demanda con posterioridad se le podrá
oponer la excepción de cosa juzgada.

(iii) Dejar transcurrir el término de emplazamiento sin manifestar voluntad


alguna.

En este caso no adquieren el carácter de parte, pero pueden comparecer con posterioridad
en el juicio respetando todo lo obrado.
Sea que comparezcan o no en el juicio, les afectará la sentencia que en él se dicte sin nueva
notificación, teniendo efecto de cosa juzgada respecto de estos.

El término de emplazamiento contemplado en este artículo es el del juicio ordinario civil de


mayor cuantía, cualquiera sea el procedimiento e que el demandado pretendiera ejercer este
derecho.

2. Jactancia (artículos 269 y ss.)

Couture define la jactancia “como la acción y efecto de atribuirse, por persona capaz de ser
demandada, derechos propios sobre bienes de otros, o asegurar ser su acreedor”.
En otras palabras, cuando una persona dice corresponderle un derecho del cual no está
gozando, puede ser obligado por el afectado por dicha jactancia a interponer la demanda
correspondiente a los derechos de que se jacta.
De conformidad a lo dispuesto en el artículo 270 del CPC, se puede deducir demanda de
jactancia:

(i) Cuando la manifestación del jactancioso conste por escrito;


(ii) Cuando se haya hecho a viva voz, a lo menos, delante de dos personas hábiles
para dar testimonio en juicio civil; y
(iii) Contra el que haya sido parte en un proceso criminal del que pudieran emanar
acciones civiles contra el acusado, para el ejercicio de estas acciones.

La acción de jactancia prescribe en el plazo de 6 meses desde que tuvieron lugar los hechos
en que ésta puede fundarse, y se sujeta a los trámites del procedimiento sumario.

De acogerse la demanda de jactancia, el tribunal ordenará al jactancioso deducir la demanda


correspondiente al derecho respecto del cual se jacta en el plazo de 10 días para entablar
la demanda, plazo que puede ampliarse por el tribunal hasta 30 días por motivo fundado.

Si el jactancioso entabla la demanda, se da lugar entonces al juicio bajo el procedimiento


que corresponda a la naturaleza de la acción deducida.
Si el jactancioso no deduce demanda dentro de plazo, el interesado debe solicitar al tribunal
que se aplique el apercibimiento del artículo 269, esto es, declarar que el jactancioso no
será oído después sobre el derecho que se jactaba. Dicha solicitud se tramita como
incidente, según lo prescribe el inciso segundo del artículo 269.

Una vez que el tribunal dicte sentencia declarando que el jactancioso ha incurrido en
apercibimiento legal, no puede éste deducir demanda sobre el derecho que se jactaba con
posterioridad.

3. Medida Prejudicial Precautoria.

El artículo 280 del CPC dispone que: “Aceptada la solicitud a que se refiere el artículo
anterior, deberá el solicitante presentar su demanda en el término de diez días y pedir que
se mantengan las medidas decretadas. Ese plazo podrá ampliarse hasta treinta días por
motivos fundados.
Si no se deduje demanda oportunamente, o no se pide en ella que continúen en vigor las
medidas precautorias decretadas, o al resolver sobre esta petición el tribunal no mantiene
dichas medidas, por este solo hecho quedará responsable el que las haya solicitado de los
perjuicios causados, considerándose doloso en su procedimiento”.

Como es posible advertir, se considera un caso de intervención forzada toda vez que
aceptada la solicitud de una medida prejudicial precautoria el futuro demandante debe

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ejercer su acción, so pena de responder de los perjuicios que se causen considerándosele


doloso en su procedimiento.27

4. Citación de evicción.

De conformidad al artículo 1837 del Código Civil la obligación de saneamiento del vendedor
comprende la obligación de amparar al comprador en el dominio y posesión de la cosa
vendida, y responder de los defectos ocultos de la cosa llamados vicios redhibitorios.
Dentro de la obligación de amparar al comprador en el dominio y posesión de la cosa
vendida, se encuentra la obligación de saneamiento de la evicción.
Hay evicción, cuando el comprador es privado del todo o parte de la cosa vendida, por una
causa anterior a la venta, en virtud de sentencia judicial.
Así, demandado que sea el comprador por acción que persiga privarlo del todo o parte de
la cosa vendida, por causa anterior a la venta, puede citar al vendedor para que comparezca
a defenderla.

Esta facultad del comprador de citar al vendedor en estos casos es la denominada citación
de evicción, regulada en los artículos 1843 y 1844 del CC y 584 del CPC.

El comprador para hacer efectiva la obligación del vendedor de comparecer a defender la


cosa, debe citarlo en el término de emplazamiento antes de la contestación de la demanda,
de no citarlo el vendedor no será responsable por la evicción que se produzca.
Si lo cita, hay dos alternativas:

(i) Que el vendedor concurra al juicio, y este sigue el juicio como parte demandada,
conservando el comprador el derecho a intervenir en el juicio para defender sus
derechos sobre la cosa (como tercero coadyuvante);
(ii) Que el vendedor no concurra, haciéndose responsable por la evicción, salvo que
el comprador deje de oponer una defensa o excepción propia y en virtud de ello,
la sentencia fuere desfavorable y la cosa evicta.

5. Citación de los acreedores hipotecarios en el juicio ejecutivo.

La hipoteca es un contrato de garantía del cual emana el derecho real de hipoteca, que como
derecho real permite ejercerlo respecto de cualquiera que tenga la cosa.

Si en un juicio ejecutivo se embarga una propiedad hipotecada, el que concurre a adquirirla


la adquiere con todos sus gravámenes hipotecarios. Sin embargo, existe un sistema de
intervención forzada en virtud de la cual la propiedad puede quedar libre de hipoteca. Dicho
sistema se encuentra regulado en el artículo 2.428 del CC en relación con el artículo 492 del
CPC y establece la citación de los acreedores hipotecarios a quien debe notificárseles
personalmente del remate, remate que se realiza una vez transcurrido el término de
emplazamiento.

En general, lo que se persigue es que los acreedores hipotecarios se paguen sobre el precio
del remate para que la finca quede libre de hipotecas. Ahora los acreedores cuyo créditos
no se encuentran devengados y que concurran podrán pedir que subsistan sus hipotecas si
son de grado superior al que persigue la finca, si nada dicen en el término de
emplazamiento, se pagan con el precio del remate.

6. Verificación de créditos en los juicios de quiebra.

Se refiere a los acreedores del fallido que tienen la obligación de verificar sus créditos en la
oportunidad que la ley señale.
En el juicio de quiebra el pasivo se determina mediante el procedimiento de verificación de
créditos. Si no se verifican los créditos en la oportunidad que señala la ley, para lo cual se
cita a los acreedores a través de publicación en el Diario Oficial, no participan en el
dividendo de la quiebra y sus créditos no se satisfacen (sin perjuicio que existe una
posibilidad extraordinaria de verificación fuera de la oportunidad ordinaria que establece
la ley).

27
Hay que recordar que el dolo es un agravante de responsabilidad en relación con la indemnización de los
perjuicios, toda vez que de conformidad al artículo 1558 del Código Civil mediando dolo se responde de los
prejuicios directos previstos e imprevistos.
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IV. DOS INSTITUCIONES VINCULADAS AL CONCEPTO DE PARTE.

1. Substitución procesal.

1.1 Concepto.

En virtud de esta institución se faculta a una persona para comparecer en juicio en su propio
nombre, haciendo valer un derecho que pertenece a otro.
Puede ocurrir que el sujeto titular del derecho no tenga interés en que se incorpore a su
patrimonio el mismo, y en dicho caso un tercero interesado en que ese patrimonio se vea
engrosado hace uso de la facultad en comento para incorporar el derecho al patrimonio del
indolente a efectos de hacer efectivos sus créditos.
No se trata de un caso de representación, pues se actúa a nombre propio.

1.2 Casos de substitución procesal.

a) Artículo 2.466 del C. Civil

Se refiere a la denominada acción oblicua o subrogatoria prescribiendo que:


“Sobre las especies identificables que pertenezcan a otras personas por razón de
dominio, y que existan en poder del deudor insolvente, conservarán sus derechos los
respectivos dueños, sin perjuicio de los derechos reales que sobre ellos competan al
deudor, como usufructuario o prendario, o del derecho de retención que le concedan
las leyes; en todos los cuales podrán subrogarse los acreedores.
Podrán asimismo subrogarse en los derechos del deudor como arrendador o
arrendatario, según lo dispuesto en los artículos 1965 y 1968 […]”.

b) Artículo 2468.

Se refiere a la acción pauliana la que tiene un tratamiento más completo en la ley de


Quiebras:
“En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o la apertura del
concurso, se observarán las disposiciones siguientes:
1ª Los acreedores tendrán derecho para que rescindan los contratos oneroso, y las
hipotecas, prendas y anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos,
estando de mala fe el otorgante y el adquirente, esto es, conociendo, ambos el mal
estado de los negocios del primero.
2ª Los actos y contratos no comprendidos bajo el número precedente, inclusos las
remisiones y pactos de liberación a título gratuito, serán rescindibles, probándose la
mala fe del deudor y el perjuicio de los acreedores.
3ª Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores expiran en un año contado
desde la fecha del acto o contrato”.
c) La citación de evicción.

Cuando el vendedor asume la defensa, éste es la parte, pero el comprador también


puede intervenir, por ejemplo, en el caso del artículo 1845 del C.C.28

2. La Sucesión Procesal.
En estos casos, los cambios en la relación jurídica se producen durante el proceso.
Los principales casos son:
2.1. Fallecimiento de la parte que actúa personalmente en el juicio.
El art. 5 del CPC dispone al efecto que: “Si durante el juicio fallece alguna de las partes que
obre por sí misma, quedará en suspenso por este hecho el procedimiento, y se pondrá su
estado en noticia de los herederos para que comparezcan a hacer uso de su derecho en un
plazo igual al de emplazamiento para contestar demandas, que conceden los artículos 258 y
259”.
Este artículo tiene poca aplicación hoy, pues son excepcionales los casos en que se permite
a la parte obrar por sí misma, y habiendo mandato judicial éste no se extingue por la muerte

28
Art. 1845. Si el vendedor no opone medio alguno de defensa, y se allana al saneamiento, podrá con todo el
comprador sostener por sí mismo la defensa; y si es vencido, no tendrá derecho para exigir del vendedor el
reembolso de las costas en que hubiere incurrido defendiéndose, no el de los frutos percibidos durante dicha
defensa y satisfechos al dueño.
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del mandante, por lo que no tiene relevancia procesal para estos efectos la muerte de este
último. 29

2.2. Cesión de derechos30.


La cesión de derechos es un contrato y la forma de hacer tradición de los derechos
personales es a través de la entrega del título hecha por el cedente al cesionario (art.699
CC).
Si estos se ceden durante el curso del juicio en ese caso es el cesionario el que pasa a ser
parte en el proceso.
Si se trata de un derecho litigioso (se entiende litigioso después de notificación judicial de
la demanda), esto es, cuando el objeto de la cesión es el evento incierto de litis, se rige por
lo dispuesto en el artículo 1921 y ss. del C.C.

2.3 La subrogación.
El pago es el principal modo de extinguir las obligaciones. Una de las formas de realizar el
pago es mediante la subrogación, que es “la transmisión de los derechos del acreedor a un
tercero, que le paga”.

La subrogación puede ser legal o convencional.

Hay subrogación legal, que opera incluso contra la voluntad del acreedor en los casos
previstos en el artículo 1610 del C.C.
Hay subrogación convencional, cuando el acreedor recibiendo de un tercero el pago de una
deuda, le subroga voluntariamente en todos los derechos y acciones que les corresponden
como tal acreedor; la subrogación en este caso está sujeta a la cesión de derechos y debe
hacerse en la carta de pago (art. 1611)
Así, el que paga pasa a ocupar el lugar del acreedor en el juicio

V. LOS TERCEROS

Los terceros son aquellas personas que no están vinculadas expresa y directamente a un
conflicto promovido ante el órgano jurisdiccional.
Dentro de dicho concepto cabe distinguir entre terceros indiferentes o terceros interesados.

a) Tercero Indiferente: todos aquellos a quienes no va a afectar en modo alguno ni el


proceso, ni la sentencia dictada en él.

El proceso sólo tiene efectos relativos y la sentencia sólo afecta a las partes que han
intervenido en el procedimiento del cual emana. Normalmente, los que no han sido
demandantes ni demandados no se ven afectado por las sentencias (art. 3 CC)

b) Terceros interesados son todos aquellos que, sin ser partes directas en un proceso, ven
afectados sus derechos a causa de ese proceso.

Estos terceros pueden intervenir de tres maneras distintas en el proceso: (i) Por vía Adhesiva
o como tercero Coadyuvante; (ii) Por vía Principal o como Tercero Independiente y; (iii) Por
Vía de Oposición o como Tercero Excluyente.
Cuando un tercero interviene en un asunto, su intervención se llama tercería y se rige por
lo dispuesto en los artículos 22 y ss. del CPC31

29
En el caso del artículo 1377 C.C, la notificación a los herederos es previa al juicio por lo que no es sucesión
procesal (art. 1377 CC: Los títulos ejecutivos contra el difunto lo serán igualmente contra los herederos; pero
los acreedores no podrán entablar o llevar adelante la ejecución, sino pasado 8 días después de la notificación
judicial de los títulos).
30
El nuevo Proyecto viene a llenar el vacío de la legislación actual regulando expresamente esta circunstancia
en el artículo 23.
31
Las tercerías tienen regulación especial tratándose del juicio ejecutivo, siendo –según la jurisprudencia- las
únicas formas en que un tercero puede intervenir en un juicio de dicha naturaleza. Las tercerías que
contempla el juicio ejecutivo son: (i) Tercería de dominio, en la cual un tercero persigue la exclusión del
embargo de diversos bienes atribuyéndose el carácter de propietario; Tercería de Posesión, en la cual un
tercero persigue la exclusión del embargo de diversos bienes atribuyéndose la calidad de poseedor; Tercería
de prelación, en la cual un tercero sostienen su derecho a ser pagado preferentemente respecto del
ejecutante; y Tercería de pago, en la cual un tercero solicita concurrir como valista a pagarse a prorrata con
el ejecutante de su crédito con el producto de la liquidación, por no poseer el ejecutado otros bienes.
Estos apuntes no son de nuestra autoría, sólo son complementarios para la cátedra de 42
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1. Requisitos para interponer una tercería.

1.1. Debe estar investido de la calidad de tercero.

Esto es, todo aquel que no ha sido parte originaria en el juicio.

1.2. Debe existir un proceso en tramitación.

Es decir, se tiene que haber constituido la relación procesal lo que se da cuando se ha


notificado válidamente la demanda y ha transcurrido el término de emplazamiento.

1.3 Debe tenerse un interés actual en el resultado del juicio.


El interés será actual cuando haya comprometido un derecho y no una mera expectativa al
momento de la intervención. Excepcionalmente, la ley autoriza la intervención de terceros
que no tenga interés actual.
Al hablar la ley de terceros se refiere a aquellos que pueden tener la calidad de parte en el
juicio, no aquellos que nunca la tendrán como los testigos y peritos, que son medios de
prueba.

2. Clases de Tercería32.

1.1 Tercería coadyuvante o intervención por vía adhesiva.

Es aquella intervención en el juicio de las personas que tienen un interés actual en el mismo,
defendiendo pretensiones armónicas y concordantes con una de las partes directas, sea
demandante o demandado.
La doctrina ha señalado que a la solicitud de intervención en el juicio por parte del tercero
coadyuvante debe conferírsele la tramitación de un incidente para dar a la otra parte la
oportunidad de hacer valer las objeciones que le pudiere caber esa intervención.
El tercero puede intervenir en el carácter de coadyuvante en cualquier estado del juicio, ya
sea en primera instancia, segunda instancia y aún en los recursos de casación deducidos
para ante la Corte Suprema, pero debe aceptar todo lo obrado con anterioridad.
Al existir una identidad de defensas y posiciones del tercero con una de las partes, el tercero
deberá actuar conjuntamente esa parte a la que adhiere a través de un procurador común.
La jurisprudencia ha entendido que el tercero no pasa a tener la calidad de parte
propiamente tal, y por ello si las partes realizan un acto de disposición (allanamiento,
desistimiento, etc.,), el tercero no se podría oponer a ello ni proseguir con el juicio.33
La jurisprudencia ha señalado que poseen este carácter los acreedores de una de las partes,
los cesionarios de una cuota del derecho de herencia, los accionistas de una sociedad
anónima en un juicio que se sigue contra la sociedad, el síndico de la quiebra del marido en
los juicios de separación de bienes seguidos por la mujer contra el marido, el comunero;
etc.

1.2 Tercería Independiente o intervención por Vía Principal

Son aquellos que sostienen un interés independiente del que han hecho valer las partes en
el juicio.
Estos terceros independientes de acuerdo a lo señalado por la doctrina y jurisprudencia
deben obrar separadamente y no a través de un procurador común.
De acuerdo a la doctrina tendría este carácter, por ejemplo, el acreedor hipotecario respecto
de un juicio en el que busca constituirse un usufructo sobre el inmueble que se encuentra
gravado con la hipoteca que le beneficia.

32
Se pueden agregar hipótesis previstas en leyes especiales en las cuales se permite la intervención en
determinados procesos de ciertas instituciones como el SERNAC, la Fiscalía Nacional Económica, el Servicio de
Impuestos Internos, el Consejo de Defensa del Estado, etc.
33
Como lo ha puntualizado una sentencia de la Iltma. Corte de Apelaciones de Concepción: “los derechos que
la ley reconoce al tercero coadyuvante lo asimilan a la parte coadyuvada, pero no lo transforma en parte y si
bien puede ejercer una amplia gama de derechos, está limitado respecto del ejercicio de otros que son
consecuencia del hecho de no ser parte, como por ejemplo desistirse de la demanda, modificar la demanda,
avenir o conciliar, etc. es interesante señalar que si las partes propiamente terminan un proceso bien sea por
transacción, desistimiento, abandono, etc., el coadyuvante no podrá continuarlo o seguir su tramitación” (C.A.
de Concepción, 19 de julio de 2000, Nº de Ingreso 1.097-95, Legal Publishing Nº 22134)
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1.3 Tercería Excluyente o intervención por Vía de Oposición.

Son aquellos que intervienen en el juicio sosteniendo una pretensión incompatible con la
de las partes. Se podría decir que prácticamente se trata de un juicio distinto inserto en el
juicio original.
Estos terceros actúan en forma separada y sin sujeción a procurador común.
Se ha señalado como ejemplo el que en un juicio en que se discute el dominio de un bien,
un tercero que dice ser propietario del mismo bien busque intervenir.
En realidad, se trata de un verdadero juicio dentro de otro juicio, y como la doctrina señala
que debería tratarse como incidental, no se utiliza mucho porque no es conveniente.
Eventualmente convendría iniciar a este tercero un juicio diverso y luego solicitar la
acumulación.
Asimismo, se ha señalado que solo podría tener lugar en primera instancia, ya que de lo
contrario este tercero estaría modificando las acciones y excepciones respecto de las cuales
se trabo la Litis, lo que no es permitido en nuestro derecho en segunda instancia ni en sede
de casación.

3. Efectos de las resoluciones dictadas en los juicios en que intervienen terceros.

Las resoluciones que recaen en los juicios en que intervienen terceros, cualquiera sea la
clase de éstos, producen respecto de ellos los mismos efectos que respecto de las partes
principales de acuerdo a lo previsto en el artículo 24 CPC.

4. Los Terceros en el sistema procesal penal.

El artículo 12 del CPP dispone que para los efectos de dicho código se considerará
intervinientes en el procedimiento al (i) fiscal; (ii) al imputado; (iii) al defensor; (iv) a la
víctima y al (v) querellante, desde que realicen cualquier actuación procesal o desde el
momento en que la ley les permitiere ejercer facultades determinadas.
Como sujeto activo de la pretensión penal se encuentra el Ministerio Público, a quien le
corresponde ejercer y sustentar la acción penal pública en la forma prevista por la ley.
La victima puede participar en el proceso ejerciendo una serie de derechos que le confiere
el art. 109 del CPP. Además, la víctima puede pasar a ser parte activa en el proceso si ejerce
querella criminal (art.111) quien podrá acusar particularmente o adherirse a la acusación, y
presentar la demanda civil en contra del imputado, ofreciendo pruebas (art.261) y asistir al
juicio oral para sustentar la pretensión penal que hubiere hecho valer por la vía de adhesión
a la formulada por el Fiscal o por vía principal, rindiendo las pruebas necesarias para tal
efecto y que se hubiesen aceptado en la audiencia preparatoria de juicio oral.
Solo la víctima puede ejercer la acción civil en sede penal, debiendo todo otro tercero que
haya experimentado algún daño proceder a demandar en sede civil
En cuanto al sujeto pasivo, el imputado es la persona a quien se atribuyere participación en
un hecho punible desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su contra y
hasta la completa ejecución de la sentencia. Durante todo el procedimiento debe intervenir
el defensor, que es el abogado que debe asesorar al imputado.
Solo se puede deducir acción civil en sede penal contra el imputado, los terceros civilmente
responsables deben ser demandados en sede civil.

VI. COMPARECENCIA Y MANDATO JUDICIAL

GENERALIDADES

A) Respecto de la capacidad en materia procesal se debe distinguir:


1. Capacidad de goce o capacidad para ser parte:

Es la capacidad para ser parte en un asunto judicial, y se confunde con la capacidad de goce
del Derecho Civil (la aptitud e idoneidad para adquirir derechos y obligaciones y que es
connatural a toda persona por el hecho de ser persona)

2. Capacidad de ejercicio o capacidad procesal.

Es la capacidad procesal general, y supone en el caso de un incapaz la intervención de sus


representantes legales. Se confunde con la capacidad de ejercicio del derecho Civil (la
aptitud para ejercer derechos y obligaciones y se regula en los artículos 1446 y s.s. del
Código Civil)

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En virtud de ella se faculta sólo a los capaces de ejercicio para comparecer ante el órgano
jurisdiccional, solicitando por sí o en representación de otro, la decisión de un conflicto o
de un asunto no contencioso.

3. Jus Postulandi o Postulación Procesal.

Es propiamente la capacidad para pedir en juicio. Esta otorgada únicamente a ciertas


personas, a quienes el legislador por sus conocimientos les ha reconocido la facultad de
actuar por sí o en representación de otros ante los tribunales, asumiendo la defensa y
representación dentro de un proceso.
Si no se reúnen los tres requisitos copulativamente, la intervención ante un tribunal no es
posible, o de ser posible, no es válida.

B) Concepto de Comparecencia.
En primer lugar, se debe aclarar que la comparecencia en juicio no es solo materia aplicable
a un asunto de carácter litigioso, sino que se aplican, salvo excepciones, a todos los asuntos
contenciosos y no contenciosos, puesto que son de aplicación común y su regulación se
encuentra en el libro I del CPC.

El concepto de comparecencia se puede entender en dos aspectos:


1. Amplio: significa acto de presentarse ante el juez voluntaria o coercitivamente (v.gr.
testigos, inculpados, etc.), es solo una presentación física, en la que se necesita
simplemente capacidad según la naturaleza del acto que se realiza.

2. En sentido restringido: Concepto netamente procesal, y significa el acto de presentarse


ante los tribunales, ejercitando una acción o defendiéndose, o requiriendo la
intervención en un acto no contencioso, es capacidad para actuar ante los tribunales.

Así en su acepción restringida, la comparecencia es la necesidad jurídica en que se ven


las partes de confiar el patrocinio y la representación del juicio, a ciertas personas que
reúnen los requisitos señalados por ley.

C) Aspectos claves del Jus Postulandi.

Hay dos aspectos claves del Jus Postulandi, a saber: (i) El patrocinio; y (ii) la representación
o mandato judicial.
El patrocinio, se refiere a la defensa del juicio, el modo como se va a enfocar esa defensa, el
abogado patrocinante es el técnico del derecho.
El poder o mandato judicial, mira a la representación, está vinculado a la sustitución de la
parte por el procurador para todos los efectos legales. El procurador es el técnico del
procedimiento.
En legislaciones extranjeras, están bien diferenciados dichos roles e incluso en algunas son
incompatibles, en nuestra legislación se puede ser a la vez patrocinante y apoderado o se
puede tener un abogado patrocinante y un procurador distinto.
Asimismo, en sistemas extranjeros hay distintas formas de regular el derecho a pedir en
juicio:

(i) En algunos, las partes deben actuar directamente con prohibición que intervenga
otra persona.
(ii) En otros es facultativo actuar o no por medio de representantes; y
(iii) Hay sistemas donde se exige obligatoriamente la representación de letrados.

Nuestro sistema es mixto, pero con prevalencia de la obligatoriedad, aceptándose la


comparecencia personal solo en casos excepcionales.
Actualmente la comparecencia varía dependiendo de la etapa del procedimiento:
En primera instancia, la regla general es que deba comparecerse a través de apoderados,
que son las personas indicadas por la ley 18.120 sobre comparecencia en juicio34.

En segunda instancia, ante las Cortes de Apelaciones puede comparecerse facultativamente


en tres formas: (i) personalmente; (ii) a través de procurador del número; y (iii) a través de
abogado habilitado para el ejercicio profesional.

34
Art. 4º: Toda persona que deba comparecer en juicio a su propio nombre o como representante legal de
otra, deberá hacerlo en la forma que determine la ley.
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El apelado pierde la capacidad de comparecer personalmente en caso de estar en rebeldía,


esto es, de no comparecer dentro del término de emplazamiento en segunda instancia.
Ante la Corte Suprema, sólo puede comparecerse por medio de procurador del número o
por abogado habilitado.

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