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La Fabula.
Se puede decir que es un género exclusivo, aunque forma parte de los relatos
y de las ficciones y su escritura puede realizarse tanto en prosa como en verso
y se puede alterar lo necesario para poder expresar la moraleja que desea
explicar el autor.
Las fábulas son utilizadas para darles ejemplos de moral, principalmente a los
niños, en donde los animales y objetos asumen actividades y formalismos
propios del ser humano y así acercar a la mente infantil, conceptos que de otra
forma se mantendrían muy alejados; explotando para ello la imaginación infantil
Las fábulas
siempre son cortas y cuando no es relatado sino escrito puede ser en verso o
en prosa, y lleva conversaciones lógicas, como sucede en los diálogos escritos,
que dejan clara toda la idea a transmitir, culminando con la ya mencionada
moraleja Así, volviendo al concepto inicial, el animal o el objeto elegido por
el escritor, guardará alguna similitud con el personaje que se desea comunicar.
Ejemplo:
Zorro = astucia
Búho = Inteligencia
La Epopeya.
narrativa resulta natural e imitable por autores que también alcanzaron la fama.
La Ilíada cuenta los últimos días de la guerra de Troya. La Odisea, el
regreso de Ulises a su hogar después de la guerra.
La Leyenda
El cuento
Género narrativo de extensión breve, en prosa, de asunto ficticio, que posee
una trama sencilla (reducida generalmente a una sola acción), pocos
personajes y escasas descripciones. El cuento nació siendo popular y
transmitido oralmente para pasar a ser culto y literario a partir del siglo XIV y
adquirir su mayor auge en el XIX. El cuento popular fue anónimo. Existen
varias clases de cuentos populares: de hadas, de héroes, de animales...;
aunque también se pueden clasificar de otras maneras: infantiles, fantásticos,
realistas... Los cuentos populares fueron imitados enseguida por autores de
nombre conocido (Don Juan Manuel, entre otros), para más tarde ser
compuestos originalmente (Timoneda, Cervantes, Espronceda, Pedro Antonio
de Alarcón, "Clarín"...), y así llegar a la época contemporánea (Martín Gaite,
Cela, Delibes...). Todos estos cuentos reciben el nombre de literarios, que entre
otros caracteres, han ido perdiendo su afán moralizador, a cambio de ganar en
belleza de estilo y elaboración artística.
La novela
Debido a su complejidad, la novela es el género narrativo más importante.
Como decía Galdós, la novela es "la imagen de la vida y el arte de componerla
estriba en reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo
grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual y lo fisico
que nos constituye y nos rodea."
La novela puede clasificarse en varios tipos según su contenido: picaresca, si
sigue el modelo abierto por el Lazarillo de Tormes en 1554, es decir,
autobiográfica, protagonizada por un personaje antihéroe, a veces perverso y
delincuente, que sirve a varios amos y lucha por no morir de hambre, medrar
socialmente en un mundo degradado y corrupto y adquirir honra aunque sea
aparente. Ejemplos: Guzmán de Alfarache (1599), Vida del escudero Marcos
de Obregón (1618), El Buscón don Pablos (1626), etc. Caballeresca, si procede
de las narraciones referidas a la Corte del rey Arturo y de los ciclos bretón y
carolingio y cuaja en el Amadís de Gaula, refundido por Garci- Rodríguez de
Montalvo en el siglo XVI. Obra maestra del género es el Tirant lo Blanc, escrito
por Joanot Martorell y Martí Joan de Galba en el siglo XV. En ellas un narrador
omnisciente (en 3ª persona) relata aventuras heroicas y extraordinarias
llevadas a cabo por un caballero andante. Pastoril, si se inspira en Teócrito o
Virgilio (Églogas) y la Arcadia, de Sannazaro, entre otros; en medio de un
hermoso paisaje tienen lugar conversaciones amorosas entre pastores (suelen
ocultar personajes nobles) en una lengua elevada. Muestras de novela pastoril
son los Siete libros de Diana (1559), Diana enamorada (1564), La Galatea
(1585), etc. También existen otras clases de novela: gótica, novela
prerromántica, poblada de terrores y misterios (hombres-lobo, brujas,
fantasmas), que desembocó en otros tipos de novela, como la fantástica de
Dickens; histórica, que se inició en el Romanticismo y ambientaba su acción en
épocas pasadas como la Edad Media (El señor de Bembibre) y luego siguió
cultivándose (Episodios Nacionales), hasta llegar a nuestra época (El hereje);
intelectual, de acción casi inexistente y cuyos personajes sirven para exponer
ideologías y modos de concebir la existencia (Berlarmino y Apolonio); social,
que cuenta problemas que tienen que ver con el desequilibrio de la riqueza, las
condiciones sociales en que viven obreros y hombres del campo en contraste
con las gentes pudientes y acaudaladas, la injusticia, la política...; entre
nosotros, se da a partir de la Guerra Civil (La piqueta), y un largo etcétera.
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Cuento: La palabra cuento proviene del término latino compŭtus, que significa “cuenta”.
El concepto hace referencia a una narración breve de hechos imaginarios. Su especificidad no
puede ser fijada con exactitud, por lo que la diferencia entre un cuento extenso y una novela
corta es difícil de determinar.
Un cuento presenta un grupo reducido de personajes y un argumento no demasiado complejo,
ya que entre sus características aparece la economía de recursos narrativos.
Ejemplo:
El Gigante Egoísta
El Gigante Egoísta
(Oscar Wilde)
Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a jugar
al jardín del gigante. Era un jardín grande y hermoso, cubierto de verde y suave césped.
Dispersas sobre la hierba brillaban bellas flores como estrellas, y había una docena de
melocotones que, en primavera, se cubrían de delicados capullos rosados, y en otoño
daban sabroso fruto.
Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan deliciosamente que los niños
interrumpían sus juegos para escucharlos.
-¿Qué estáis haciendo aquí?- les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo.
-Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo entendáis, y no voy a
permitir que nadie mas que yo juegue en él.
Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro,
para hablar del hermoso jardín que había al otro lado.
Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los árboles se
olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza entre el césped, pero
cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer otra vez
en tierra y se echó a dormir.
-La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. -Podremos vivir aquí durante todo
el año
La Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los
árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el
Viento aceptó.
Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los capuchones
de la chimeneas.
Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del
castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar vueltas
alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era
como el hielo.
-No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante egoísta,
al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este tiempo
cambiará!
Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados frutos a todos los
jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.
Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el
Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.
Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa.
Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos que pasaba
por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto
tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del
mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de
rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta.
-Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró
el exterior. ¿Qué es lo que vio?
Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían
penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En
todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se
sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de
capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños.
Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus
cabezas sobre el césped. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba
siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy
pequeño. Tan pequeño era, no podía alcanzar las ramas del árbol, y daba vueltas a su
alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y
el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él.
-¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el niño
era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al contemplar ese
espectáculo.
-¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido
hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro y
mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre.
Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en el
jardín volvió a ser invierno.
Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no vio
acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió cariñosamente en
su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron
a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le
besó.
Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la
primavera volvió con ellos.
-Desde ahora, este es vuestro jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo una
gran hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al mercado,
encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que
jamás habían visto.
Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante.
-Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol?- preguntó.
Pero los niños dijeron que no sabían donde vivía y nunca antes lo habían visto. El
gigante se quedó muy triste.
Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el gigante.
Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El gigante era
muy bondadoso con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y a
menudo hablaba de él.
-¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir.
Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya
no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y
admiraba su jardín.
-Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores más bellas.
Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no detestaba
el invierno, pues sabía que no es sino la primavera adormecida y el reposo de las flores.
De pronto se frotó los ojos atónito y miró y remiró. Verdaderamente era una visión
maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente cubierto
de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata colgaban de ellas
y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso.
El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió
precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su cara
enrojeció de cólera y exclamó:
- ¿Quién se atrevió a herirte?- Pues en las palmas de sus manos se veían las señales de
dos clavos, y las mismas señales se veían en los piececitos.
-¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para que pueda coger mi
espada y matarle.
-No- replicó el niño, pues estas son las heridas del amor.
-¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de rodillas
ante el pequeño.
-Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el
Paraíso.
Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo
el árbol, todo cubierto de capullos blancos.
Novela: La novela (del italiano novella, noticia) es, según la RAE, una obra literaria en
prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer
estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o en lances interesantes, de
caracteres, de pasiones y de costumbres.
Ejemplo:
José Arcadio Buendía, que era el hombre más emprendedor que se vería jamás en la aldea, había
dispuesto de tal modo la posición de las casas, que desde todas podía llegarse al río y abastecerse de agua
con igual esfuerzo, y trazó las calles con tan buen sentido que ninguna casa recibía más sol que otra a la
hora del calor. En pocos años, Macondo fue una aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las
conocidas hasta entonces por sus trescientos habitantes. Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era
mayor de treinta años y donde nadie había muerto.
(...)
Vio una mujer vestida de oro en el cogote de un elefante. Vio un dromedario triste. Vio un oso vestido de
holandesa que marcaba el compás de la música con un cucharón y una cacerola. Vio a los payasos
haciendo maromas en la cola del desfile, y le vio otra vez la cara a su soledad miserable cuando todo
acabó de pasar, y no quedó sino el luminoso espacio en la calle, y el aire lleno de hormigas voladoras, y
unos cuantos curiosos asomados al precipicio de la incertidumbre. Entonces fue el castaño, pensando en
el circo, y mientras orinaba trató de seguir pensando en el circo, pero ya no encontró el recuerdo. Metió la
cabeza entre los hombros, como un pollito, y se quedó inmóvil con la frente apoyada en el tronco del
castaño.
(...)
En aquél Macondo olvidado hasta por los pájaros, dónde el polvo y el calor se habían hecho tan tenaces
que costaba trabajo respirar, recluidos por la soledad y el amor y por la soledad del amor en una casa
dónde era casi imposible dormir por el estruendo de las hormigas coloradas, Aureliano y Amaranta
Ursula eran los únicos seres felices, y los más felices sobre la tierra. "
Fábula: La fábula es un relato breve escrito en prosa o verso, donde los protagonistas
son animales que hablan. Las fábulas se hacen con la finalidad de educar, lo cual es la moraleja,
esta normalmente aparece al final, al principio o no aparece porque se encuentra en el mismo
contenido del escrito. Algunos famosos escritores de fábulas son : Esopo, La Fontaine y
Samaniego.
Una vez, un Pastorcillo queriendo divertirse a costa de los demás, se puso a gritar con todas sus fuerzas:
Los demás campesinos escuchando el auxilio, acudieron inmediatamente armados con hachas y palos. Sin
embargo, su sorpresa fue muy molestaya que no encontraron Lobo alguno, mas solo
al Pastorcillo carcajeándose de la risa por su gran mentira. Los pastores indignados, regresaron
disgustados a sus campos.
Al poco rato, un Lobo se apareció en la granja del Pastorcillo mentiroso, y aunque este mentirosillo,
gritaba con todas sus fuerzas auxilio, nadie acudió a salvarlo. El Lobo, no teniendo contrincante alguno,
se hizo dueño de las ovejas y para terminar con broche de oro su fechoría, se comió también, al
Pastorcillo mentiroso.
Mito:Los mitos son relatos creados por los pueblos para explicar el origen del universo, de
la humanidad y fenómenos de la naturaleza. Presentan una estructura similar a la de los cuentos
de ficción, pero son de carácter sagrado y manifiestan creencias comunes de una cultura o
religión .
Ejemplo:
Medusa y Perseo
En el tiempo de los dioses y los héroes, hace mucho, vivían en la región del monte Atlas unas hermanas
espantosas, conocidas con el nombre de Gorgonas. Las más terribles de ellas se llamaban Medusa. De la
cabeza de Medusa, en lugar de cabellos, salían culebras vivas. Y cuando Medusa veía cara a cara a un
hombre, a un perro, a un ser vivo, el hombre y el perro y el ser vivo quedaban convertidos
instantáneamente en estatuas de piedra.
A lo largo de los años, muchos héroes valientes y bien armados habían venido a la región del monte Atlas
para matar a Medusa. Ninguno había podido matarlo. Por todas partes se veían guerreros y más guerreros,
en actitudes diversas, pero inmóviles y tiesos porque eran ya estatuas.
Entonces vino Perseo, hijo del dios Júpiter. Perseo sabía qué peligrosos eran los ojos de Medusa, pero
venía muy bien. Preparado. Tenía una espada encorvada, filosísima, regalo del dios Mercurio, Tenía un
escudo muy fuerte, hecho de bronce, liso como un espejo. Y tenía también unas alas que volaban solas
cada vez que él se las acomodaba en los talones.
Llegó, pues, volando. Pero en vez de lanzarse contra Medusa, se quedó
algo lejos, sin preocuparse más que de una cosa: no mirarla nunca cara a cara, no verla a los ojos por
ningún motivo. Y como era necesario espiarla todo el tiempo, usó el escudo de bronce como espejo, y en
él observaba lo que ella hacía.
Medusa iba de un lado para otro, esforzándose en asustar a Perseo, Gritaba cosas espantosas, y las
culebras de su cabeza se movían y silbaban con furia. Pero nunca consiguió que Perseo la viera
directamente. Cansada al fin, Medusa se fue quedando dormida. Sus ojos terribles se cerraron, y poco a
poco se durmieron también sus culebras. Entonces se acercó Perseo sin ruido, empuñó la espada y de un
solo tajo le cortó la cabeza. Durante toda su vida conservó Perseo la cabeza de Medusa, que varias veces
le sirvió para convertir en piedra a sus enemigos.
Ejemplo:
La Llorona
Cuenta la leyenda que en un lejano pueblo vivía una mujer junto con sus tres hijitos. Todo iba muy bien
en la familia, los niños eran muy felices y su madre los quería muchísimo. Pero una noche lluviosa de
invierno ocurrió algo terrible.
Aquella noche, llegó a casa el padre, quien los había abandonado tiempo atrás. Sin él la familia había sido
más feliz y esa noche sus gritos y borracheras se volverían a notar en la casa, por no hablar de las brutales
palizas que tanto los niños como la madre sufrirían. La mujer siempre había rezado para que no regresara
nunca más, pero el destino quiso otra cosa.
El hombre era un monstruo y tiró de un puñetazo la puerta y entró gritando que todos fueran a recibirlo,
los niños, espantados, se escondieron y la madre, por amor a sus hijos, se enfrentó cara a cara con su
marido. La mujer sufrió un golpe que la dejó sin sentido durante varias horas. Cuando la madre despertó,
buscó a sus hijos por todos los rincones de la casa. Pero ni los niños ni su marido se hallaban por ninguna
parte, desesperada, corrió bajo la tormenta llorando y gritando sus nombres, pasaron días, meses, años,
muchos años buscando...
Hasta que finalmente una noche murió de tristeza, nadie supo nada de los niños, nadie los vio nunca más,
no aparecieron sus cuerpos o alguna señal del hombre que se los llevó.
Desde entonces se dice que su espíritu no descansa en paz y todas las noches se le oye llorar y lamentar
con tristeza por los alrededores. Las mujeres corren tras sus hijos para esconderlos, ya que cuentan que
se los puede llevar la llorona, para volver a ser feliz.
Ejemplo:
La Odisea ( fragmento )
Homero
" Entretanto la sólida nave en su curso ligero
se enfrentó a las Sirenas: un soplo feliz la impelía
mas de pronto cesó aquella brisa, una calma profunda
se sintió alrededor: algún dios alisaba las olas.
Levantáronse entonces mis hombres, plegaron la vela,
la dejaron caer al fondo del barco y, sentándose al remo,
blanqueaban de espumas el mar con las palas pulidas.
Yo entretanto cogí el bronce agudo, corté un pan de cera
y, partiéndolo en trozos pequeños, los fui pellizcando
con mi mano robusta: ablandáronse pronto, que eran
poderosos mis dedos y el fuego del sol de lo alto.
Uno a uno a mis hombres con ellos tapé los oídos
y, a su vez, me ataron de piernas y manos
en el mástil, derecho, con fuertes maromas y, luego,
a azotar con los remos volvieron al mar espumante.
Ya distaba la costa no más que el alcance de un grito
y la nave crucera volaba, mas bien percibieron
las Sirenas su paso y alzaron su canto sonoro:
"Llega acá, de los dánaos honor, gloriosísimo Ulises,
de tu marcha refrena el ardor para oír nuestro canto,
porque nadie en su negro bajel pasa aquí sin que atienda
a esta voz que en dulzores de miel de los labios nos fluye.
Quien la escucha contento se va conociendo mil cosas:
los trabajos sabemos que allá por la Tróade y sus campos
de los dioses impuso el poder a troyanos y argivos
y aún aquello que ocurre doquier en la tierra fecunda".
Tal decían exhalando dulcísima voz y en mi pecho
yo anhelaba escucharlas. Frunciendo mis cejas mandaba
a mis hombres soltar mi atadura; bogaban doblados
contra el remo y en pie Perimedes y Euríloco, echando
sobre mí nuevas cuerdas, forzaban cruelmente sus nudos.
Cuando al fin las dejamos atrás y no más se escuchaba
voz alguna o canción de Sirenas, mis fieles amigos
se sacaron la cera que yo en sus oídos había
colocado al venir y libráronme a mí de mis lazos. "
CONCLUSION.
Los géneros literarios no surgieron espontáneamente, estos alcanzaron su auge según la
situación que se vivía en su época o el estado de animo del autor, esto nos quiere decir que la
literatura se puede transformar de un momento a otro, o que varia de persona a otra porque
humanos, los autores tienen variaciones en sus sentimientos; es por esto que tenemos a nuestra
disposición una gran variedad de obras de arte, ya sea de texto como teatro, poemas, canciones,
etc.