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La evolución

Los seres vivos muestran entre sí grandes diferencias y no solo en cuanto al tamaño, sino

también atendiendo a la organización y diferenciación de su sistema vital. De ello, se ha

procedido a sistematizarlos y clasificarlos, siendo su división principal los filos (phyla)

que se subdividen en clases, géneros y especies. Linneo fue el que contribuyó a con esta

manera de sistematización. Por otro lado, la paleontología propone la similitud entre las

especies a lo largo de la historia, a través de los periodos primario, secundario, terciario

y cuaternario; es en este punto donde encontramos a especies como el pithecanthropus,

el hombre de Neanderthal y más adelante al homo sapiens. Así, a través de la filogénesis

se determina que las especies más diferenciadas procederían de las especies inferiores.

El evolucionismo clásico desarrollado por Lamarck, Darwin y Haeckel desarrolla a la

evolución como un proceso de selección natural en el que el medio va alterando los

órganos de un ser vivo, además del cambio hereditario que generan las mutaciones y que

a su vez dan vida a sucesivas alteraciones. Lo más importante acerca de la idea de la

evolución es el contemplar dinámicamente la sistemática de los seres vivos. Asimismo,

la clasificación parece tomar un papel de la historia: la historiografía del hombre.

Acorde a las progresivas investigaciones, la evolución no necesariamente era paulatina,

como en el caso de las mutaciones, y se enfocaba de diversas maneras. Cuando abordaba

las alteraciones dentro de un tipo se conoce como microevolución, mientras que a las

alteraciones de un nuevo tipo se denomina macroevolución.

La idea central que resalta en todo esto es, seguramente, que ya a la evolución no se la

debe tomar como un proceso rectilíneo, sino más bien, que posee ramificaciones que

nacen de un tronco central que relaciona a las especies. Sin embargo, deja muchas

interrogantes el hecho de no encontrar ese tronco o filo. Una idea que intenta dar respuesta
a esto es que el tiempo va borrando las líneas endebles de alguna de esas primeras

especies. Se basa en que, para lograr la evolución, se necesitaron de circunstancias muy

especiales que no se pueden volver a repetir, por las condiciones en las que el actual ser

se encuentra.

El modelo de la evolución indica una tendencia y nos lleva a considerar el fenómeno

último: el hombre como punto más avanzado de la evolución. El hombre es el punto

donde es movimiento de la evolución no se ha cerrado, lo que se relaciona con el ser

espiritual.

Aparición del hombre:

La primera impresión, al investigar la aparición del hombre, es la de que las fronteras

entre el hombre y el animal son fluctuantes. En el horizonte aparecen figuras animales,

de enormes dimensiones, que de repente se parecen mucho a nosotros, la facultad de

extender las manos, la mirada dirigida hacia adelante. El homo sapiens vivió hace unos

cien mil años, restos con rasgos más animales, pero investigaciones minuciosas puso en

claro que, en estos casos, se trataba también de especies humanas, pero hay más especies

mucho más antiguas como el hombre de Pekín que vivió aproximadamente hace 300 000

años y otros más que vivieron hace más de 500 000 años como pintbecantbropus.

Aquí también se manifestaron desplazamientos, que modificaron el modelo en un sentido

que es la importancia directa para el concepto acerca de la esencia del hombre. A ello

condijeron os hallazgos en África de unos seres llamados australopitbecinae, que

abarcaba un grupo de tipos diferentes entre sí, pero que todos eran en algunos aspectos,

más humanos, ellos muestran una trayectoria directa hacia el homo sapiens, y que tal vez

deban considerarse como una rama colateral del hombre.


El hombre, aunque sistemáticamente pertenece a los primates y forma parte de la

evolución de los seres vivos, sin embargo, muestra una línea propia de evolución y se nos

presenta como un fenómeno más repentino aún. Los seres de la morfología simiesca, cuyo

puesto avanzado son los primates, parecen ser subproductos, trayectoria de la vida que no

alcanzaron. Apareció en un terreno en el que tuvo que abandonar los árboles y caminar

así erguido, o tal vez la vida en los árboles no pertenece en absoluto, o a los sumos de la

forma occidental, porque es parte de la rama colateral de los seres de la morfología

simiesca.

Todo apunta a que el origen del hombre no tuvo lugar en diversos lugares al ,mismo

tiempo, sino que fue un acontecimiento histórico, que ya no vuelve a realizarse más.

El hombre y el animal

El hombre es un ser que camina erecto y sobre dos pies. La hominización implica el

caminar erguido, con lo cual las manos pudieron asumir en muchos aspectos la tarea de

las mandíbulas, la mano esta menos especializada para trepar y saltar de rama en rama,

lo que vemos en los primates, por ellos los filósofos como Anaxágoras consideran a la

mano del hombre como señal de prioridad sobre los animales, Aristóteles escribe que

cada animal tiene un instrumento especializado como la garra o los cuernos, pero, el

hombre tiene un instrumento que puede utilizarse para todos los fines, la mano, por esto

la mano es la señal del espíritu humano, y Weatenbofer y otros señalan que todos los

mamíferos han tenido la posibilidad de lograr la posición de caminar erectos, y de

conseguir el desarrollo completo de la corteza cerebral, de no ser por optar en el desarrollo

del órgano de defensa y ataque.

Pero el hombre lleva las características de un nacimiento prematuro, pues muchos

animales comparables con el hombre, entre ellos el primate, recorren antes de su

nacimiento un estadio que se parece más al hombre en el que nace y crece, vemos que los
animales dejaron atrás la forma humana como una fase de transición e incluso dicen que

el hombre surgió por un proceso de retardación con respecto al simio.

Es verdad que el hombre después de su nacimiento tiene que pasar todavía durante un año

por una evolución, mientras que el animal comparable con él, lo realiza dentro del cuerpo

de la madre. Por ello antiguamente se consideraba al hombre como un animal que tenía

como algo extra, el espíritu y a razón.

El hombre y el mundo circundante

Es importante no solo estudiar a un animal por su aspecto meramente fisiológico, sino

que lo relacionemos con su ambiente primario, al cual denominamos Umwelt (mundo

circundante). Cada ser tiene distintas perspectivas acerca de su medio, sin importar si

comparten el ambiente. La manera en cómo las perciban cambiará de acuerdo a forma,

color, olor y situaciones de riesgo.

Por otro lado, de acuerdo con las investigaciones de Von Frish, las señales y el lenguaje

juegan un papel importante para el desempeño en la vida animal. A su vez, gracias a Von

Uexküll, se entiende mundos mucho más complejos como el Merkwelt (mundo de las

observaciones) y el Wirkwelt (mundo de las actuaciones).

El valor e importancia de esta teoría, es en primer lugar, el haber puesto de relieve que,

el animal no es un mecanismo al que se pudiese separar de su entorno. Además de su

ayuda en las ciencias biológicas para descubrir el mundo interno a través de lo externo.

Por otro lado, Buytendijk afirma que el animal es una abstracción y que de este modo el

Umwelt no solo debe deducirse del organismo y de las interacciones con su medio, sino

que debe abarcar la manera típica de actuar del organismo.

Otro punto acerca del mundo circundante, según Adlf Portmann y Thure von Uexküll, es

que debería tomarse al hombre como un ser abierto al mundo. Es por eso que la psicología
fenomenológica habla del hombre y su proyecto del mundo, donde el hombre proyecta

un mundo propio que a la vez se relaciona con el de los demás. Es en este sentido que el

hombre es un ser que tiene “mundos”.

Según Cassirer, debido a que el hombre no responde con inmediatez al mundo, hace que

surja una fase intermedia con una función simbólica, en la que el mundo pasa a ser no

sólo físico sino un mundo interpretado. Por consiguiente, se comienza a describir al

hombre desde un punto de vista cultural, puesto que nos ayuda a descubrir ciertos aspectos

del hombre primitivo que, tan solo con la anatomía, no se podría dar conocer. De este

modo, el hombre asume una interrelación entre su existencia y su mundo que se ve

reflejado en su cultura, siendo esta de vital importancia para descubrir la tendencia de

vida del hombre.

Utensilio y conciencia; técnica y evolución

Garus consideró la existencia temporal del mundo y del hombre como la unidad directa

del espíritu y de la materia, donde lo ideal va adquiriendo una fisonomía más clara. Esto

se relaciona con lo estudiado pro Ernest Kapp que considera que la conciencia humana

se desarrolla por sí misma gracias a la producción de un utensilio. En este, el hombre va

proyectando su propio organismo, es decir, la exteriorización del funcionamiento del

propio cuerpo llega a tal punto que llega al conocimiento de sí mismo a través del

conocimiento del utensilio. Podemos aplica esta idea a las máquinas puesto que implican

una cooperación de distintos utensilios. De este modo las mejores máquinas pueden servir

como imágenes de los procesos vitales.

Parece, además, que, en la historia de las ciencias naturales, el instrumento ha precedido

con frecuencia a la teoría. Por medio de las teorías se desarrolla a su vez el espíritu del

hombre. Lo mismo ocurre en todos los aspectos de la cultura, la cual es el proceso del

espíritu, que llega a ser él mismo en la interpretación y en la transformación de la realidad.


Todo ello también aplica al aspecto material de la historia de la cultura, que resalta en la

evolución técnica. Esta creo un ambiente ideal entre el hombre y su mundo vital ligado a

una zona de infinita variabilidad, donde la evolución va a modelar cada vez menos el

material y va a modelar más la manera cómo funciona ese material. Así vemos que la

técnica está relacionada con la evolución de la vida y resulta en una evolución del espíritu.

Y esta evolución está señalando hacia el hombre una revelación definitiva de la realidad:

la revelación del espíritu.

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