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Lehman Brothers

El derrumbe de Lehman Brothers, fue simplemente el catalizador de la peor crisis financiera desde
la Gran Depresión.

La causa de su quiebra fue la misma que provocó que esa primavera Bear Stearns pasara a ser
controlada por JPMorgan Chase a precio de saldo o que solo unas semanas antes de la quiebra
obligara a inyectar liquidez en la hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac para calmar los ánimos.

Lehman Brothers se declara en bancarrota 15 de septiembre 2008.

Lehman presenta la mayor quiebra de la historia con un pasivo de 430.000 millones

En solo dos días, Lehman Brothers perdió cerca la mitad de su valor bursátil, tras presentar unas
cargas trimestrales por la depreciación de las carteras de deuda que ponían en riesgo su viabilidad.
El banco trató de reconducir la situación diciendo que negociaba con varios compradores. Pero las
discusiones no cuajaron y las dudas sobre su supervivencia no hicieron más que acelerar un
desplome que no tenía fin. La Reserva Federal y el Tesoro convocaron reunión de emergencia para
consultar con los banqueros de Wall Street qué se podía hacer, con más de 29.000 empleados en
vilo por todo el mundo. Entre las diferentes opciones que se discutieron se propuso partir la firma
en dos, para separar los activos solventes de los contaminados por hipotecas tóxicas. Al final se
optó por retirarle la red de seguridad.

Lehman Brothers, abandonada a su propia suerte, se declaró en bancarrota a las 7:00 am del 15 de
septiembre de 2008. Tenía 639.000 millones en activos y 613.000 millones en deudas. Nunca antes
se vivió una quiebra similar y el último litigio. Un día después, el grupo británico Barclays se hacía
con su negocio por 2.000 millones.

Las firmas hipotecarias buscando liquidez para alimentar la compra de vivienda, vendieron esos
préstamos a los bancos de inversión. Estas firmas mezclaron la deuda solvente e insolvente en
paquetes que se ofrecieron a los inversores con la máxima nota crediticia, cuando no debían
tenerla. Para protegerse de futuras pérdidas, se crearon seguros para esas inversiones. Nadie
esperaba que la fiesta terminara

Hasta que los primeros compradores empezaron a faltar en masa a sus obligaciones y las
aseguradoras como AIG quedaron al descubierto. Solo dos días después de la quiebra de Lehman,
se produjo su rescate para evitar que todo el sistema cayera por el precipicio, Merrill Lynch fue
vendido a Bank of America y Goldman Sachs y Morgan Stanley pasaron a ser bancos comerciales
para recibir la asistencia de la Fed.

Dick Fuld, que presidía Lehman Brothers, se convirtió en el gran villano. A la lista de nombres que
fueron protagonistas en ese momento de caos se le suma John Thain, que dirigía Merrill Lynch.
Jamie Dimon, desde JPMorgan Chase, emergió como el gran héroe de la industria mientras Ben
Bernanke, Tim Geithner y Hank Paulson trataban desde la Fed y el Tesoro de dar orden al caos.

La industria financiera fue sancionada con 321.000 millones de dólares por los abusos que llevaron
a la crisis. En paralelo se adoptaron nuevas normas para contener el poder de Wall Street. Pese a
ello, el sistema sigue estando controlado por un pequeño grupo de bancos de inversión que
lideran JPMorgan, Citigroup, Goldman Sachs y Morgan Stanley.

Los diez principales bancos comerciales de EE UU siguen controlando la mitad de los activos, una
cifra muy similar a la previa a la crisis. Las agencias de calificación crediticia Standard & Poor's,
Moody's y Fitch mantienen también se dominio en el negocio. Y algunos productos financieros
complejos que se demonizaron durante la crisis vuelven a estar muy solicitados.

El mercado de la vivienda ya no es tan importante para el conjunto de la economía. Las últimas


pruebas de resistencia, además, revelan que los grandes bancos cuentan con el capital para
afrontar un evento similar al que siguió a Lehman. Pero ninguna crisis es idéntica y las actividades
financieras, como dice Baily, migran fuera de las firmas reguladas

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