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PREPARADOS Y CALDOS PARA

EL CONTROL DE PLAGAS II
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En esta segunda parte trataremos de cómo preparar y utilizar los caldos para
el tratamiento de enfermedades y plagas.
Una “plaga” es considerada como tal cuando afecta gravemente al desarrollo de
nuestros cultivos y pone en serio peligro la Cosecha.
Un simple desarrollo o brote de insectos poco numerosos y localizados en alguna parte
de nuestra huerta, no se puede considerar “plaga”. Podemos llegar a pensar que…
hasta “puede ser beneficiosa” para el ecosistema de la huerta.
Nacimiento, desarrollo y muerte, forman parte del entramado de la Madre Naturaleza
para que haya mayor diversidad de especies animales y haga más “estable” el
ecosistema.
Una huerta biológica sin diversidad de especies de animales, vegetales y
microorganismos que se auto-regulen entre ellos, no puede ser llamada como tal.
Así es que no tengamos “tanto miedo” a los insectos, ellos también tienen derecho a
vivir entre nosotros. Estamos interfiriendo su hábitat. Pero… !que no se pasen!
Y a veces, debido a que nuestra tierra no tiene esa salud que le da su equilibrio y
capacidad inmunológica, las enfermedades irrumpen en nuestro suelo, creando
inestabilidad y enfermedad en todos los seres vivos que habitan en él.
COMO PREPARAR Y UTILIZAR LOS TRATAMIENTOS
Las plantas utilizadas en los preparados tienen que ser plantas sanas y para que
conserven sus principios activos deben secarse en recintos sin humedades y aireados,
no siendo aconsejable secarlos al sol o en hornos. Las plantas secas se conservan en
bolsas de papel, tela o cajas de cartón para no dificultar la transpiración de las plantas
(igual que las semillas).
Los Extractos vegetales, fermentados o no, engloban todos los preparados en
forma de infusión, decocción o maceración. Con el control de la fermentación nuestros
caldos serán menos hediondos, evitando las putrefacciones de antaño. Los extractos
fermentados intervienen no solo con los componentes esenciales de las plantas
aplicadas, sino también con la acción de bacterias y de sus numerosas enzimas. La
fermentación es una fase de vida prodigiosa, pues hay tanta diferencia entre una
planta y su extracto fermentado, como entre los copos de cereal y el pan, entre la leche
y el queso. Solo los extractos fermentados combinan la estimulación, el refuerzo de las
defensas y una acción directa, a menudo como repelente.
¿Cómo se preparan los extractos y como se controla su fermentación sin caer
en la putrefacción que tiene, a veces, efectos negativos?
Para una buena fermentación es necesario utilizar “agua de lluvia” entre 15 y
25º Cde máxima o aguas sin excesiva Cal ya que taponan los estomas de las hojas e
impiden la estimulación de la planta. Si el agua sobrepasa 7 de Ph, es aconsejable
añadir vinagre de vino a razón de un cuarto de litro por 30 de agua, bajándose así un
punto su alcalinidad. Lo ideal es un agua ni ácida ni alcalina para que las sustancias
estimulantes produzcan su mejor efecto.
Emplear un “recipiente de
plástico o de acero inoxidable”, nunca de metal ni de madera y
sobredimensionado, más alto que ancho para que se mojen bien las plantas, pero que
se pueda remover con un palo o escobín para airear el
extracto.
La “aireación” continuada para evitar la putrefacción es muy importante,
removiendo varias veces al día. Si observamos que un tapiz de burbujas homogéneas
suben a la superficie, es un signo de buena fermentación y solo cuando desaparecen,
procederemos a filtrar la solución con tamices de tela o con dos coladores de plástico
antes de que comience la putrefacción. Un extracto demasiado filtrado puede perder
su eficacia. Solo así aprovecharemos los mejores efectos benéficos de nuestros
extractos de plantas y procederemos a su aplicación en pulverización (bien
sedimentado) o riego lo antes posible, conservando el sobrante en un sótano oscuro o
bodega para las próximas aplicaciones.
La “dosis de las plantas”: Un kilo de plantas frescas troceadas para 10 litros de
agua y de 100 a 200 gramos si se utiliza planta seca.
Cuanto es más alta la temperatura, más rápido fermenta el
extracto, normalmente entre 5 y 30 días. Un extracto de cola de Caballo u Ortiga estará
listo en menos de 20 días si la temperatura ambiental está entre 18 y 22ºC.
Para evitar exceso de malos olores introducir después de 3 o 4 días de
fermentación hojas de Salvia a razón de un puñado por cada 10 litros de extracto, así
como arcilla o fosfatos.
Pensemos que el
extracto es un ente vivo, compuesto de millones de microorganismos activos que,
dependiendo de su forma de prepararlo y de sus modos de aplicación, producen un
caldo con un” efecto favorable o inhibidor” en las plantas que queremos tratar.
También los elementos medioambientales son esenciales para determinar las
condiciones más idóneas de aplicación en su éxito o en su fracaso. Después de un día
delluvia y escurridas las hojas, es el momento idóneo para los tratamientos si el tiempo
se aclara. En caso de sequía, regar copiosamente el día anterior al tratamiento para
que la sabia circule y las sustancias se asimilen mejor, evitando quemaduras
innecesarias para la planta. Una temperatura inferior a 10/12 grados no es favorable a
los tratamientos porque la asimilación foliar es débil y el sistema radicular poco activo.
No se gana siempre con los extractos vegetales. Un tratamiento fuera de lugar o
aplicado en un momento inapropiado puede producir un estrés para la planta. Los
extractos no son abonos orgánicos y no ayudan a la fertilidad del suelo. Son bio-
estimulantes, reactivando la flora microbiana, ayudando al crecimiento de la planta y
estimulando su resistencia y sus defensas inmunitarias.
Con los extractos vamos a actuar para que, sobre una planta con buena salud, la
presión parasitaria sea lo más débil posible y de esta forma actuemos
preventivamente, anticipándonos si hemos estado atentos. Debemos comprender que
la erradicación completa del parásito y de los agentes patógenos no conviene a nuestro
ecosistema y que tenemos que aprender a convivir con ellos y replantearnos una nueva
relación con el parásito y la enfermedad de la planta. Controlar su población a través
de su acción antibacteriana, su acción repulsiva, su acción insecticida y fungicida y el
poder de su acción bio-estimulante y vitalizadora.
En la mayoría de los casos podemos controlar la agresión que amenaza a nuestros
cultivos con estos remedios naturales, respetuosos con nuestra salud y con el
medioambiente. Gracias a nuestros extractos tenemos la capacidad de reforzar
mecanismos latentes y sin perturbar al conjunto de la fauna auxiliar. Y son
biodegradables al 100% ya que no dejan residuos sintéticos que supongan peligro para
la capa freática.
Para definir la mejor planificación de los tratamientos, tanto en la siembra, en el
trasplante, durante el desarrollo de la planta, en el injerto, la poda, etc. es necesaria
vuestra observación minuciosa y no caer en el exceso. Las aplicaciones demasiado
frecuentes pueden inducir a reacciones negativas. Para nuestras hortalizas aplicaremos
bio-estimulantes cada 15/20 días según el estado vegetativo de la planta. Para las
especies leñosas tres o cuatro veces al año suele ser suficiente. Recordemos que los
extractos estimulantes deben ser aportados preventivamente, mientras que los
extractoscurativos solo en presencia de un parásito.
FORMAS DE REALIZAR LOS TRATAMIENTOS
Las plantas sanas, en verde o secas, se pueden utilizar de varias maneras:
•Como extractos fermentados introduciendo las plantas en un saco, colocándolo
dentro de un recipiente con agua, aireándolo constantemente cada día durante una o
dos semanas hasta que desaparecen las burbujas que suben a la superficie, tomando
un color oscuro y desapareciendo la espuma. Se agregan arcillas o fosfatos para
atenuar el olor y se filtra para su pulverización o riego. La dosificación y demás
tratamientos han sido dados más arriba.
•Como extractos no fermentados en forma de decocciones, infusiones o
maceraciones:
Decocciones: se ponen las
plantas a macerar, pasadas 24 horas se ponen a hervir lentamente durante 20 ó 30
minutos con el recipiente tapado, se deja enfriar sin abrir y se filtra para su uso
inmediato. Solo se conserva durante unas horas ya que fermentan rápidamente, se
acidifican y deben ser empleadas como extracto fermentado. Las raíces de Ortiga, la
Cola de Caballo, Ajenjo, Consuelda y Salvia son las más apropiadas para la decocción.
Como preventivo o curativo contra enfermedades y parásitos.
Infusiones: se vierte agua
hirviendo sobre las plantas previamente humedecidas y se deja reposar con el
recipiente tapado mientras filtramos el extracto durante máximo 24 horas. Las
infusiones de ortiga son insecticidas contra el pulgón pudiéndose pulverizar no
demasiado calientes. Se conserva en
frigorífico.
Maceraciones: llamadas también “extractos de agua fría”, se
introducen las plantas troceadas en un recipiente a razón de 1Kg. por cada 10 litros de
agua fría, como máximo durante tres días, poniendo atención para que no fermenten y
después se filtran y se pulverizan sin diluir. No se almacenan, pues se pondría en
marcha la fermentación. Las maceraciones con ruibarbo, ortiga, capuchina y rábano
son esencialmente fungicidas.
Los extractos de Flores: se mojan y trituran las flores. La pasta obtenida se pone
en un lienzo fino y se presiona para obtener el líquido. El extracto se utiliza diluido 1/10
en agua arcillosa como revitalizador en general y en los momentos de cuajado del
fruto. Se conserva en botellas cerradas herméticamente.
•Otros Tratamientos vitalizadores: El enlucido de los árboles a la caída de las
hojas o a la salida del invierno para mejorar la sanidad de la planta protegiéndola del
hielo, los musgos y los líquenes. Su composición la arcilla y el agua, pudiéndose
incorporar polvos de rocas, algas y extractos de plantas para “curar” mejor. También se
utiliza para bañar las raíces antes del trasplante, favoreciendo la formación de
“micorrizas” y minimizando el trauma del trasplante.
También las Rocas silíceas molidas para un suelo calizo
como el nuestro, equilibra la biodiversidad microbiana dándole salud y fertilidad al
suelo. Arcillas (bentonita, caolín) en espolvoreo, añadiéndose a los caldos
vitalizantes y como antiparasitario.
Los extractos de Algas o las algas calcáreasprotegen de
enfermedades criptogámica, de la piel y las hojas de las plantas. Añadiéndolos al
compost lo enriquecen en minerales y
oligoelementos.
El Agua de Compost en riego aumenta la resistencia de los cultivos. Se pone a
macerar 250 cm3 de compost en la dilución total de agua de 25
litros.
El remojo de las semillas con extractos vegetales ligeramente calientes
actúan de forma preventiva contra enfermedades, favoreciendo también la
germinación. Dependiendo del efecto que necesites conseguir, el extracto será
vitalizador o fungicida para el mejor desarrollo o conservación de las
semillas.
En fin, seguiremos desarrollando el apasionante tema de los preparados y en el
siguiente encuentro trataremos a fondo los métodos “curativos” en el caso que “la
plaga” se esté instalando y se escapa del control del agricultor. Son casos que se dan
pocas veces en la horticultura ecológica después de unos pocos años de cultivo
respetando al máximo la ecología que mueve nuestro planeta y nuestra vida.

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