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TEXTO:
“El rey preguntó al etíope: --¿Está bien el joven Absalón? El etíope respondió: --Como aquel joven sean los
enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal. El rey se estremeció. Subió a la
sala que estaba encima de la puerta y lloró. Decía mientras subía: --¡Hijo mío Absalón! ¡Hijo mío, hijo mío
Absalón! ¡Quién me diera que yo muriese en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!” 2 Samuel 18:32-33.
OBJETIVO:
Meditar en las consecuencias del descuido paternal y el dolor que causa la pérdida de los hijos.
INTRODUCCION:
David fue un buen hombre. La Biblia menciona a David como uno de los hombres con los cuales Dios
estableció pactos.
“Yo hice un pacto con mi escogido; juré a mi siervo David, diciendo: ‘Para siempre confirmaré tu descendencia y
edificaré tu trono por todas las generaciones.’” (Selah)” Salmo 89:3-4.
“Con verdad juró Jehová a David, y no se apartará de ello: “Del fruto de tu cuerpo pondré sobre tu trono.” Salmo
132:11.
También dice la Palabra que David era un hombre conforme al corazón de Dios. “Después de quitarlo, les
levantó por rey a David, de quien dio testimonio diciendo: “He hallado a David hijo de Isaí, hombre conforme a
mi corazón, quien hará toda mi voluntad.”” Hechos 13:22.
Sin embargo David cometió errores que le trajeron mucho dolor a su vida y a la vida de sus amados.
Los hijos de David fueron creciendo en situaciones que afectaron su relación con Dios y con su padre de
manera que al llegar a la adolescencia y a la edad adulta produjeron tragedias en su vida.
Cada niño o niña que nace es alguien que nace con el derecho de dominio y autoridad sobre la tierra. Por eso
es que Satanás ataca la vida de los seres humanos desde el mismo DIA de su nacimiento.
“Instruye al niño en su camino; y aun cuando sea viejo, no se apartará de él.” Proverbios 22:6.
“Porque yo le he escogido y sé que mandará a sus hijos y a su casa después de él que guarden el camino de
Jehová, practicando la justicia y el derecho, para que Jehová haga venir sobre Abraham lo que ha hablado
acerca de él.” Génesis 18:19.
“Solamente guárdate y guarda diligentemente tu alma, no sea que te olvides de las cosas que tus ojos han
visto, ni que se aparten de tu corazón durante todos los días de tu vida. Las enseñarás a tus hijos y a los hijos
de tus hijos.” Deuteronomio 4:9.
“Estas palabras que yo te mando estarán en tu corazón. Las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas sentado en
casa o andando por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Las atarás a tu mano como señal, y
estarán como frontales entre tus ojos.
Las escribirás en los postes de tu casa y en las puertas de tus ciudades.” Deuteronomio 6:6-9.
“Oíd, hijos, la enseñanza de un padre; estad atentos para adquirir entendimiento. No abandonéis mi instrucción,
porque yo os doy buena enseñanza. Pues yo también fui hijo de mi padre, tierno y singular delante de mi
madre. Y él me enseñaba y me decía: “Retenga tu corazón mis palabras; guarda mis mandamientos y vivirás.”
¡Adquiere sabiduría! ¡Adquiere entendimiento! No te olvides ni te apartes de los dichos de mi boca. No la
abandones, y ella te guardará; ámala, y te preservará. ¡Sabiduría ante todo! ¡Adquiere sabiduría! Y antes que
toda posesión, adquiere entendimiento. Apréciala, y ella te levantará; y cuando la hayas abrazado, te honrará.
Diadema de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te otorgará. Escucha, hijo mío, y recibe mis dichos,
y se te multiplicarán años de vida.”
Proverbios 4:1-10.
“La vara y la corrección dan sabiduría, pero el muchacho dejado por su cuenta avergüenza a su madre.”
Proverbios 29:15.
“La insensatez está ligada al corazón del joven, pero la vara de la disciplina la hará alejarse de él.” Proverbios
22:15.
“No rehúses corregir al muchacho; si le castigas con vara, no morirá. Tú lo castigarás con vara y librarás su
alma del Seol.”
Proverbios 23:13-14.
La ternura del pequeño hijo se transforma en tristeza, amargura, enojo y rencor. El amor de hijo se volvió en un
odio patricida.
“El rey preguntó al etíope: --¿Está bien el joven Absalón? El etíope respondió: --Como aquel joven sean los
enemigos de mi señor el rey, y todos los que se levantan contra ti para mal. El rey se estremeció. Subió a la
sala que estaba encima de la puerta y lloró. Decía mientras subía: --¡Hijo mío Absalón! ¡Hijo mío, hijo mío
Absalón! ¡Quién me diera que yo muriese en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!” 2 Samuel 18:32-33.
CONCLUSION:
No podemos descuidar lo mas hermoso y precioso que tenemos. No podemos. No debemos fracasar con
nuestros hijos.
LLAMAMIENTO:
¿Tienes hijos?
¿Los estas criando bien?