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La mujer en el mundo andino representa a la pachamama, que es la divinidad más importante para la vida

humana y la existencia de otros seres vivos. La pachamama es la madre tierra que posee la fuerza de dar
vida y la fuerza de crear la vida; ya que su rol no sólo es dar frutos (mediante la fertilidad de la tierra) sino
también cuida de sus frutos como una buena madre. En los pueblos andinos las divinidades femeninas
siempre están vinculadas a cubrir las necesidades de subsistencia humana como: la mamaqucha que es la
Diosa del mar, la mamaqilla que es la Diosa de la luna que influye sobre el crecimiento de las plantas y
mareas. El pueblo en reconocimiento y agradecimiento a las divinidades femeninas por el principio
filosófico de reciprocidad rinde culto en ceremonias y rituales de gran trascendencia cultural por ello se
celebra la fiesta del agua, la fiesta de la siembra y la cosecha.

Bajo el principio filosófico de la complementariedad, la base de la organización social andina, es la panaka


= la pareja; porque el varón y la mujer se complementan el uno al otro en toda actividad socioeconómica.
La complementariedad en aymara se expresa en el vocablo aymara chachawarmi (marido-mujer), y en
quechua qariwarmi (marido-mujer); en está concepción andina se basa la presencia de obligatoria de
ambos (marido-mujer), en toda ceremonia o ritual, de igual forma en las actividades productivas
económicas.

De lo expuesto arriba, deducimos que la mujer desempeña un rol determinante en la vida de la sociedad y
cuando alcanza la categoría de chachawarmi su rol es más significativo, se constituye no sólo en la fuente
de la vida, sino también se convierte al lado del varón en la base toda organización social andina.

La concepción andina de la mujer difiere diametralmente de la concepción occidental de la mujer. Ya qué


en el mundo occidental, que es una sociedad esencialmente patriarcal, sólo privilegia al varón en el espacio
público, la capacidad de decisión, los medios de producción, el poder económico y el poder político, Todo
corresponde a los varones relegando a la mujer en un segundo plano. En cambio en mundo andino, las
mujeres son laboriosas y están en todas las actividades económicas orientadas a criar la vida de los pueblos
andinos. De allí que la educación femenina en los países occidentales tiene claros estereotipos de género
cuya finalidad es sólo formar esposas modelos que sean sostén social de la familia. Esta manera de pensar
es lo que se ha impuesto en el trato de la mujer andina después de la conquista. Recién en los últimos años
han surgido los movimientos feministas que plantean la equidad de género para que exista igualdad de
oportunidades tanto para mujeres y varones.

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