La enfermedad es un desequilibrio interior, se procesa en el plano de la conciencia, de
la información, de la información y luego se muestra en el cuerpo como un síntoma. Por lo cual, el cuerpo es un vehículo de manifestación de lo que ocurre en la conciencia de la persona. El cuerpo por sí solo no se enferma, él sólo muestra lo que ocurre “dentro” de la persona. Por eso, es un error afirmar que el cuerpo está enfermo (enfermo sólo puede estar en ser humano. El síntoma forma parte de la enfermedad y su objetivo es llamar la atención para identificar la zona del cuerpo afectada, de tal manera que logremos reflexionar acerca de la relación existente entre órgano afectado y emoción. El sistema pasa a ser el maestro, llega al ser humano con un objetivo único: “el de enseñar”. Por eso, algunos dicen que la enfermedad es una maestra y un camino que nos muestra el defecto a corregir. Cuando tu propia conciencia no fue capaz de enseñarte, llega la enfermedad para hacer la tarea y que veas en el cuerpo lo que no viste en el alma. ¿Qué quiere enseñarte tu enfermedad? ¿Has reflexionado al respecto? ¿Qué te impide o que te impone la enfermedad? Al entender la diferencia entre enfermedad y síntoma, aumenta nuestra comprensión y nos capacitaciones para, a través del síntoma, descubrir el mensaje que el cuerpo nos grita. El fin último no es eliminar o suprimir el síntoma, más bien sería, comprender el lenguaje de este mensajero y no considerarlo como nuestro enemigo. No es algo que hay que erradicar, sino es un mensaje que nos puede ayudar a encontrar la raíz de nuestra enfermedad (desequilibrio). “La curación se produce exclusivamente desde una enfermedad transmutada, nunca desde un síntoma derrotado”. (Thorwald Dethlefsen y Rudiger Dahlke. La enfermedad como camino). El síntoma es un aviso de que algo nos falta o algo nos sobra, es la expresión de un desajuste. Cada órgano tiene una relación íntima con alguna emoción, así determinadas emociones que vivimos constantemente, tienen el poder de sanar de un desajuste. Cada órgano tiene una relación íntima con alguna emoción, así determinadas emociones que vivimos constantemente, tienen el poder de sanar o enfermar nuestro cuerpo. Algunas emociones, las que consideramos “negativas” participan en nuestra vida y muchas veces, sin siquiera percibirlas, silenciosamente están dañando, desequilibrio, alterando el correcto funcionamiento de algún órgano en nuestro cuerpo o de todo un sistema. Esto, con el fin de atraer nuestra atención para realizar un cambio. Eso es exactamente lo que busca la enfermedad, la transformación, la modificación de nuestra emoción y de nuestra acción. De esta forma, un cambio interior generaría salud y bienestar a nuestro cuerpo y para lograr ese cambio es necesario saber interpretar el idioma de los síntomas. Entonces, toda curación se fundamenta exclusivamente en una transformación interior, pues allí es donde está la enfermedad. Si nos dedicamos sólo a silenciar los síntomas, eliminaremos el efecto, pero no la causa. No le temas a la enfermedad, ella no es enemiga. Compréndela, trasciéndela, aprende de ella.
1.- ¿Qué aprendí de esta lectura?
2.- ¿Cómo se relaciona esto con ni vida? 3.- Me ayuda este tema a mi autoconocimiento 4.- Debo corregir o modificar algo según lo leído