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Unidad 1 Aspectos generales de la planificación (mapa mental por unidad)

1.1.-Marco conceptual de la planificación.


La planificación se refiere al trabajo de manera coordinada sobre una misma línea que se
plantea desde el inicio de un proyecto. Para organizarlo se requiere de diversas acciones
en varias áreas de trabajo con diferentes especialidades. El planificar es trazar el plan a
desarrollar. Con esto se establece que la planificación es un método que nos permitirá llevar
al logro de los planes de manera directa y segura mediante la organización, dirección y
control de los mismos.

 Análisis Financiero
 Cultura
 Emprendedor
 Emprendurismo
 Estudio de Factibilidad
 Fenómeno Social
 Gestión Cultural
 Planificación
 Planificación estratégica
 Proyectos de Inversión
 Proyecto de Investigación
 Pueblo
 Pueblos Mágicos
Tipos, Niveles y Métodos de la Planificación Tipos de Planificación
De acuerdo con los métodos aplicados
Procedimientos
a) Métodos de trabajo o ejecución
b) Representados por flujogramas
De acuerdo el dinero
Presupuestos
a) Ingresos
b) Gastos
De acuerdo con el tiempo Programas
a) Correlación
b) Tiempo
c) Actividades
d) Representados por cronogramas
De acuerdo al comportamiento
Reglas o reglamentos
a) Como deben comportarse las personas ante ciertas situaciones
b) Conductas a observar en los procesos

Planificación Estratégica
Es la planificación a largo plazo que enfoca a la organización como un todo. Los
administradores consideran a la organización una unidad total y se preguntan a sí mismo
qué debe hacerse a largo plazo para lograr las metas organizacionales. El largo plazo se
define como un período que se extiende aproximadamente entre 3 y años hacia el futuro.
Se debe seguir el principio del compromiso el cual afirma que los administradores deben
comprometerse fondos para la planificación sólo cuando puedan anticipar, en el futuro
próximo, un rendimiento sobre los gastos de planificación como resultado del análisis de
planeación a largo plazo.
MÉTODOS DE PLANIFICACIÓN
Método Analítico d) Experimentación
Se fundamenta en la: e) Generalización
a) División
b) Clasificación Método Deductivo
Método Sintético Se desarrolla a través de la:
Maneja sus elementos a través de: a) Aplicación
a) Conclusiones b) Comprobación
b) Recapitulación c) Demostración
c) Diagrama
d) Definición
e) Resumen
f) Sinopsis
g) Esquema
Método Inductivo
Se basa en los siguientes aspectos:
a) Observación
b) Abstracción
c) Comparación
1.2.- Antecedentes de la planificación.
La planificación, aunque tuvo su origen en un pasado remoto, como actividad
reconocible, es un producto del siglo XX. Su área de competencia genética fue en
ambos casos la económica, pero, desde allí, se abrió camino hacia todos los demás
sectores. Estas circunstancias no fueron insignificantes pues han tenido influencias
en los diversos modelos de gestión de planificación, que aún siguen vigentes. La
historia de la planificación, en general y también su aplicación en el campo
educativo, muestra que ella siempre ha tenido como centro la preocupación por el
cambio. Del mismo modo, por ser una herramienta develada para la gestión de
procesos, su propensión es la de organizarlos de manera tal que sea posible
concretar posible concretar múltiples fines.
El referente de base ha estado en la idea de que el conocimiento, el saber, permite
no solo conocer sino también dirigir.3,4 Ha sido un reto a la sensatez lógica, al
entender que la razón es capaz de discernir qué es lo mejor en una situación
determinada y qué no. También es un reto a la voluntad de los actores, pues se
asevera que es posible, a través de ella, dirigir los procesos sociales. “En última
instancia la planificación se preocupa por el control sobre el futuro. Planeamos en
un intento de asegurar que el futuro resulte de tal forma que se aproxime a la manera
como lo deseamos.”5 a lo cual Matus agrega la idea de que ella implica un acto de
voluntad cuando señala “la planificación, como cuerpo de teoría general, puede
aplicarse a cualquier actividad humana donde es necesario un esfuerzo para
alcanzar un objetivo.” Ya desde 1964, Lyons expresaba “muchos educadores
latinoamericanos confían en que el planeamiento de la educación será un nuevo
medio para realizar los cambios que hoy son indispensables en sus sistemas de
educación.” La planificación estratégica en el ámbito universitario, como la
planificación social en general, tiene sus antecedentes históricos, desde 1953, en la
visión de Mannheim8 como estrategia que trasciende el pensamiento ideológico y
el utópico, promoviendo la profundización de una democracia económica y política
de las sociedades de mercado abierto. La noción de “planificación para la libertad
“de este autor se fundamentaba en la formación de una clase media educada y en
ascenso que asumiera los retos de equilibrar la tensión entre las tendencias
monopolizadoras y las desintegradoras del poder político y económico. Los
planificadores deben ser competentes en el manejo técnico de las herramientas de
su tarea; contar con sensibilidad para equilibrar los excesos a que en ocasiones los
lleva el mercado. Así, la planificación en el ámbito social se comenzó a desarrollar
asumiendo la imposibilidad de coordinar todos los procesos de planificación en una
sociedad abierta. Sin embargo, al mismo tiempo hacía explícita la necesidad de ser
aplicada en la reducción de las consecuencias contrarias al sentido de justicia y a
la funcionalidad del modelo económico de la racionalidad del mercado, así como
para estructurar un marco de referencia para la estabilidad y la competitividad
económica. Mintzberg, Bruce y Lampel9, a partir de los antecedentes anteriores,
delimitaron la evolución de la planificación estratégica en diez perspectivas que
posteriormente clasificaron en tres modelos generales:
1.3.-Principios de la planificación.
En la literatura especializada, es posible encontrar algunas diferencias de matices
al enunciar los principios de la planificación, pero también resulta factible generalizar
las esencias comunes, mayoritariamente aceptadas de los mismos, las cuales se
sintetizan a continuación:
Principio de la universalidad. Supone la inclusión de todo el universo de factores
que propicien desarrollar el plan de forma efectiva, a saber: tiempo, personal,
materiales, presupuesto, etc.
Principio de racionalidad. Las sustentaciones de los planes deben apoyarse en el
uso de la lógica, por lo que deben incluir metas logrables, las cuales dispongan de
los recursos necesarios para llevarlas a vías de hechos.
Principio de la precisión. Para lograr el cumplimiento de las metas con la eficacia y
eficiencia deseadas, es imprescindible realizar el proceso de planificación con un
alto grado de precisión, que cierre el paso a lo eventual y a las improvisaciones. Los
planes deben constituir una sólida estructura a partir de la cual puedan calcularse
las adaptaciones a las condiciones específicas del futuro mediato.
Principio de la flexibilidad. El cumplimiento del principio anterior, debe dejar no
obstante, un margen para los cambios que pueda ser necesario introducir, debido a
variaciones no previsibles de las circunstancias del entorno, que tengan lugar
después de la concepción del plan. Aún cuando este planteamiento pueda ser
considerado como contradictorio, todo plan deberá ser simultáneamente, lo
suficientemente preciso para minimizar los cambios por variaciones previsibles, y lo
suficientemente flexible, para asimilar los cambios que sea necesario introducir
debido a variaciones no previsibles. Téngase en cuenta que no es lo mismo rigidez
que exactitud.
El principio de la unidad. Todos los planes que se elaboren en la organización deben
responder a un plan general único, para lo cual es preciso garantizar su
coordinación e integración. Los planes de las diferentes áreas funcionales de la
entidad deben coordinarse de tal manera que en un mismo plan puedan encontrarse
todas las normas de acción aplicables. Lo anterior evidencia la necesidad de que
todas las áreas participen activamente en la elaboración de los planes, de forma
que se conjuguen todos los propósitos e intereses, en un único documento que
recoja las metas de la organización de manera integral.
En las empresas estatales cubanas, es preciso lograr, asimismo, la participación
activa de todos los miembros de la organización, toda vez que en una sociedad
socialista, son los trabajadores los legítimos dueños de los medios de producción.
Por otra parte, es una manera de garantizar la implicación y el compromiso
emocional de todos los empleados con las metas de la organización.
Principio de factibilidad. Lo que se planee debe ser realizable; no tiene sentido
elaborar planes demasiado ambiciosos u optimistas que sean imposibles de
lograrse. La planeación debe adaptarse a la realidad y a las condiciones objetivas
que actúan en el medio ambiente.
El principio de compromiso. Este principio indica que la planeación a mediano plazo
es la más conveniente porque asegura que los compromisos de la empresa encajen
en el futuro, preservando tiempo para adaptar mejor sus objetivos y políticas a las
tendencias descubiertas, a los cambios imprevistos. Por otra parte, las
planificaciones deben incluir el compromiso de todos los miembros de la
organización para llevar a vías de hechos las decisiones adoptadas en su ejercicio.
Principio de factor limitante. El ejercicio de la planeación, supone que los
administrativos dispongan de las competencias necesarias para detectar los
factores que puedan limitar o frenar el logro de las metas y propósitos de la
organización. Este principio enfatiza la importancia de la objetividad en el momento
de la selección de un curso de acción entre diferentes alternativas para alcanzar los
fines propuestos.
Principio de inherencia. Este principio sustenta que la planeación es inherente a
cualquier organización humana y es condición necesaria de la administración. Sólo
mediante la planificación eficaz se puede conducir la organización al éxito,
garantizar la eficacia de la gestión y ofrecer respuestas oportunas a los cambios del
entorno donde ésta se inserta.
1.4.- Tipos, niveles y Métodos de la planificación
1. Planeación personalizada.
Parte del enfoque analítico de los acontecimientos y de las acciones que intervienen
en la persona humana como origen y punto de equilibrio del contexto conocido. El
individuo posee cualidades derivadas de la herencia, la educación familiar, el medio
social, la percepción y adaptación física, la cultura, etc.
Dichas cualidades, según Eduardo Domínguez Corona, se traducen en recursos
para su desenvolvimiento personal.
2. Planeación operativa.
La planeación operativa se refiere básicamente a la asignación previa de las tareas
específicas que deben realizar las personas en cada una de sus unidades de
operaciones. Las características más sobresalientes de la planeación operacional
son: se da dentro de los lineamientos sugeridos por la planeación estratégica y
táctica; es conducida y ejecutada por los jefes de menor rango jerárquico; trata con
actividades normalmente programables; sigue procedimientos y reglas definidas
con toda precisión; cubre períodos reducidos; su parámetro principal es la eficiencia.
3. Planeación estratégica.
La planeación estratégica es un proceso que sienta las bases de una actuación
integrada a largo plazo, establece un sistema continuo de toma de decisiones,
identifica cursos de acción específicos, formula indicadores de seguimiento sobre
los resultados e involucra a los agentes sociales y económicos locales a lo largo de
todo el proceso. Los administradores consideran a la organización una unidad total
y se preguntan a sí mismo qué debe hacerse a largo plazo para lograr las metas
organizacionales.
Como tendencia general en la planeación actual se encuentra la planeación
estratégica. Este tipo de planeación contiene elementos que pudiesen hacer que se
considere de ella un método; considerando que éste se refiere tanto al enfoque de
la dirección, como al proceso.
Otro aspecto importante es que considera que un plan debe operacionalizarse
(elemento fundamental para hacer funcionar un plan) y además hace énfasis en la
efectividad del mismo (finalidad de todo plan).
Según George A. Steiner, la planeación estratégica no puede estar separada de
funciones administrativas como: la organización, dirección, motivación y control.
Además, este tipo de planeación está proyectada al logro de los objetivos
institucionales de la empresa y tienen como finalidad básica el establecimiento de
guías generales de acción de la misma.
Este tipo de planeación se concibe como el proceso que consiste en decidir sobre
los objetivos de una organización, sobre los recursos que serán utilizados, y las
políticas generales que orientarán la adquisición y administración de tales recursos,
considerando a la empresa como una entidad total.
Otro elemento fundamental dentro de la planeación estratégica es que su parámetro
principal es la efectividad.
Fernández Güell considera que los instrumentos de su evaluación más utilizados en
la Planeación Estratégica son:
• Sistema de indicadores para evaluar el progreso de los programas y proyectos
estratégicos.
• Sistema de indicadores para evaluar el grado de impacto de la puesta en marcha
de las actuaciones del Plan Estratégico sobre el desarrollo socioeconómico de la
ciudad.
• Sistema de indicadores para evaluar la evolución de los factores eternos a la
ciudad y para explorar escenarios futuros.
• Seminarios anuales para efectuar una evaluación global del progreso del Plan.
Todos estos instrumentos, según el mismo autor295, deben permitir dar a una
respuesta a las siguientes preguntas:
• ¿Qué se ha hecho en cada una de las medidas concretas?
• ¿Qué no se ha hecho y qué medidas han perdido vigencia?
• ¿Qué no se ha hecho pero sigue vigente?
• ¿Qué nuevas propuestas parecen convenientes?
• ¿Se ha consolidado la ciudad en dinamismo económico?
• ¿Ha mejorado la ciudad en calidad de vida?
• ¿Ha prosperado el equilibrio social de la ciudad?

4. Planeación sistémica.
Ricardo Guerra Quiroga menciona que las relaciones del hombre con la sociedad y
el entorno pueden ser identificadas en términos de sistemas ya que contiene partes
relacionadas entre sí, y en algún sentido constituye un todo completo. En este tipo
de sistema se intenta definir el sistema identificando las partes o elementos por un
lado, y por otro las conexiones o interacciones.
5. Planeación para el “mejoramiento de la calidad de vida”.
Pretende resaltar el aspecto humano como finalidad y punto de partida de la
planeación regional. En ella se observan los siguientes pasos: el análisis y
diagnóstico de una situación dada y la traducción a objetivos claros y precisos de lo
que se quiera alcanzar. El desglose ordenado de los objetivos se expresan en
metas, las cuales se deben jerarquizar, estableciendo la interrelación que existe
entre ellos. Al mismo tiempo se deberá cuantificar los recursos disponibles, además
de observar la forma de distribución en el tiempo y espacio de las actividades.
6. Planeación táctica.
Parte de los lineamientos sugeridos por la planeación estratégica y se refiere a las
cuestiones concernientes a cada una de las principales áreas de actividad de las
empresas y al empleo más efectivo de los recursos que se han aplicado para el
logro de los objetivos específicos.

7. Planeación ecológica.
Se genera a partir de proyectos presentados ante el Instituto de Ecología, que
elabora programas de conservación del suelo, que incluyen: un modelo de
regionalización ecológica para descentralizar las medidas de protección del suelo,
un sistema de información de planeación general ecológica, y estudios de
planeación ecológica regional o regionalización ecológica. El enfoque integral de su
gestión se basa en la división territorial en regiones naturales: la orografía, el clima,
el suelo, las condiciones del hábitat, estudios forestales, edafología, etc.
La definición de la capacidad ambiental a efectos de planificación del espacio se
genera por medio de la sostenibilidad o sustentabilidad.
8. Planeación participativa con fines operativos (método de intervención)
Este sistema sugiere un esquema operativo cercano a los procedimientos de la
investigación participativa; método basado en el desarrollo de la comunidad y en la
participación, elementos que fungen como esencia de este método de intervención.
Este método plantea dos alcances diferentes: la estrategia cognitiva (métodos de
investigación social) y la estrategia de acción (métodos de intervención social).
Dentro de la intervención social se distinguen cuatro fases: estudio/investigación
que culmina en un diagnóstico; la programación de actividades pertinentes y
necesarias para intervenir sobre una situación social problemática; la ejecución, que
es el momento de la acción y que implica la realización de un conjunto de
actividades con el fin de transformar una situaciónproblema y la evaluación de lo
realizado o de lo que se está realizando.
9. Planeación polarizada.
Las regiones polarizadas están basadas en la existencia de la comunicación; de
aquí que las zonas carentes de comunicación no formen parte de ninguna de las
áreas de influencia analizadas en este estudio. La región polarizada es por
naturaleza un conjunto heterogéneo en el cual las diversas partes presentan un
carácter complementario, y mantienen de una manera privilegiada mayor
intercambio con un polo que con cualquier otro del mismo orden.
10. Planeación normativa.
La planificación normativa trata de someter a la voluntad humana el curso y la
dirección de procesos sociales, por una serie de procedimientos que imprimen
racionalidad a las actividades que se realizan para conseguir determinadas metas
y objetivos.
Sus perspectivas, enfoques y modos de considerar los factores que intervienen en
ella se desarrollan de la siguiente manera::la planeación normativa es un problema
meramente técnico; se centra en la “lógica de la formulación”; los planes, programas
y proyectos expresan lo deseable; enfatiza lo tecnocrático, haciendo de a
planificación una tecnología que orienta las formas de intervención social;
importancia del papel de los expertos en la elaboración del plan, programas y
proyectos; el centro de la planificación es el diseño y suele expresarse en un plan-
libro que expresa lo que debe hacerse; la definición de los objetivos resulta de
diagnóstico elaborado por los técnicos; importan decisiones del sujeto planificador
que está “fuera” de la realidad, considerada como objeto planificable; no considera
oponentes, obstáculos y dificultades que condicionan la factibilidad del plan; el punto
de partida es el “modelo analítico” que explica la situación problema, expresada en
un diagnóstico; el punto de llegada es el “modelo normativo” que expresa el diseño
del deber “ser”; la dimensión normativa se expresa en un “deber ser”, del que se
deriva un esquema riguroso, normalizado y articulado de actuación.
11. Planeación prospectiva.
La planeación prospectiva contiene elementos de la planeación estratégica y
normativa, y es conocida bajo el nombre de adaptativa, interactiva, corporativa o
transaccional. Lo que distingue a la planeación prospectiva es el énfasis en la
formulación de los objetivos o futuro deseado y la búsqueda activa de medios para
hacerlo posible. El proceso de planeación se extiende desde la formulación de los
ideales sociales y económicos más generales, hasta los detalles de la elaboración
e implantación de decisiones.

Modelo de Fred David

Se refiere al principio sistémico, este modelo especifica la interacción de los


componentes de la organización respecto a sí misma, a través de las tres (3) fases
que lo componen: formulación, implantación y evaluación de la estrategia; establece
una interacción entre los distintos niveles jerárquicos y reconoce que la planeación
debe incluir a los gerentes y empleados de niveles inferiores. De esta manera,
la toma de decisiones no se presenta como responsabilidad única del nivel
directivo, y establece la participación del personal como factor clave para el
compromiso ante los cambios necesarios. El modelo genera una estructura física y
cognitiva manifestada en las estrategias, las cuales se traducen en un plan
estratégico, cuyos resultados se revelan como conocimiento de la organización para
la toma de decisiones. El principio de retroalimentación se hace evidente en este
modelo ya que el mismo especifica que el proceso de planificación estratégica
nunca termina, la retroalimentación es aplicada al obtener los resultados en la fase
de evaluación y ser comparados con dicho plan. Se manejan tres etapas:

1. Formulación de la estrategia
2. Implantación de estrategias
3. Evaluación de la estrategia

Modelo de Kaplan y Norton (Cuadro de Mando Integral)

Este modelo no responde al principio sistémico cuando establece la traducción de


la estrategia en objetivos estratégicos sólo por parte de la alta dirección de la
organización, y no manifiesta la interacción de las partes que la conforman como
patrón organizativo, lo cual se puede evidenciar en la primera fase a través de la
clarificación de la visión, sin considerar a los trabajadores de distintos niveles
jerárquicos dentro de la organización. Asimismo, plantea un sistema de información
que divulgue los objetivos además del sistema de indicadores estratégicos para la
medición del plan estratégico.

Éste es un modelo vertical de mando y control en donde el director general


determina la dirección mientras que los directivos y empleados de primera línea
llevan a cabo las órdenes y ponen en práctica el plan.

Modelo de Goodstein, Nolan y Pfeiffer

El principio sistémico se hace evidente en el Modelo de Planificación Estratégica


Aplicada, dado que los autores manifiestan la necesidad de la interacción e
interconexión de distintos actores dentro de la organización en la fase de
planeación, es decir, el modelo considera, por un lado, la creación de grupos de
trabajo conformados tanto por el director general como por un grupo representativo
de trabajadores de la organización que aporten en el proceso de toma de
decisiones, como, por otro lado, la evaluación de la respuesta ante estas decisiones.
El Modelo implica nueve fases secuenciales

1. Planeación
2. Búsqueda de valores
3. Formulación de la misión
4. Diseño de la estrategia del negocio
5. Auditoria del desempeño
6. Análisis de brechas
7. Integración de los planes de acción
8. Planeación de contingencias
9. Implementación

1.5.-Evolución económica y social de Latinoamérica


La América Latina ha estado dominada por expansiones del crecimiento que con
gran frecuencia han terminado en crisis y prolongados periodos de estancamiento.
Esto ha conducido a un crecimiento escaso durante la mayor parte del siglo pasado.
Este artículo reseña las experiencias del crecimiento latinoamericano y examina
algunos ámbitos particulares que ayudan a explicar por qué el crecimiento sostenido
ha sido tan elusivo en la región. En particular, se analiza el papel de la apertura y
del comercio intrarregional, el papel de las instituciones, la estabilidad
macroeconómica y la desigualdad, todos factores decisivos para la reanudación y
el mantenimiento del crecimiento económico. Se examinan también problemas más
generales relacionados con el crecimiento, como la importancia de la protección de
los derechos de propiedad y la existencia de una estructura adecuada de
remuneraciones del esfuerzo, lo que incluye la igualdad de oportunidades. Por
último, se presenta un panorama breve de los acontecimientos macroeconómicos
actuales.
Los países de América Latina y el Caribe durante los últimos 15 años han registrado
mejoras en los indicadores económicos y sociales. En los años 1994 y 2008 la citada
región creció a una tasa promedio del 3,3% anual, la población tuvo un crecimiento
anual del 1,4% y el ingreso per cápita creció un 1,9%. Sin embargo, desde una
perspectiva de largo plazo, la evolución de la región ha quedado atrás en
comparación con las otras economías emergentes. Inversamente a lo que mucha
gente cree, el pequeño nivel de inversión no es precisamente responsable de este
deficiente rendimiento.

La lenta y baja productividad, más que las dificultades a la acumulación de factores,


contribuye a una explicación mejor para el bajo ingreso de América Latina en
comparación con las economías desarrolladas, y su estancamiento en relación con
otros países en desarrollo que están adquiriendo liderazgo económico.

El desarrollo y crecimiento económico requiere de una sostenibilidad, que depende


de varios factores de índole económica de corto y largo plazo, pero desde hace
mucho tiempo se conoce que dicha sostenibilidad también está determinada por
aspectos ambientales y sociales. Por ejemplo, para lograr la sostenibilidad social se
requiere que toda la población de la región acepte las pautas básicas de crecimiento
económico existentes, tanto respecto de la producción como de la distribución. La
trayectoria histórica nos indica que ese apoyo no se logra necesariamente por el
solo hecho de que se alcancen tasas elevadas de crecimiento económico. Tal es el
caso que durante la década de los setenta varios países centroamericanos lograron
altos niveles de crecimiento, pero desde la sociedad se dieron cuestionamientos
muy duros sobre las estructuras económicas, sociales y políticas vigentes y se
reclamaron transformaciones profundas.

Por su parte el Banco Mundial sostiene que el desarrollo económico se cimienta en


tres pilares: mejora de los patrones de vida, productividad creciente y una fuerte
cohesión social, que dependen propiamente de la creación del empleo.
Particularmente la debilidad en la generación de puestos de trabajo conlleva a
producir insatisfacción y afecta la cohesión social (Banco Mundial, 2013). En
consecuencia, la sostenibilidad social se cimienta en buena parte en la percepción
subjetiva de la posición individual, su relación con el resto de la sociedad y las
perspectivas futuras. La OIT ha planteado en este contexto el concepto de
seguridad económica y muestra que ésta se encuentra altamente correlacionada
con la felicidad (OIT, 2004). En la misma línea, Lora (2008) constata que una alta
inseguridad en el empleo reduce marcadamente la satisfacción individual.
1.6.-Papel del turismo en el proceso evolutivo de Latinoamérica
Desde hace muchos años la relación entre el turismo, la cultura y el desarrollo -
claramente evidente- ha sido tratada en artículos, libros y publicaciones desde
muchas perspectivas, la mayoría, sin embargo, en el contexto de la simple reflexión
académica. La acepción Turismo Cultural, que parece haberse convertido,
improvisada y precipitadamente, en la concreción práctica de todas las
disquisiciones teóricas, tiene una amplia literatura e infinidad de asociaciones y
entidades que, con mayor o menor fortuna, discurren por un amplio campo de
actuación, impreciso en ocasiones y extremadamente específico en otras. Esta
aceptación del Turismo Cultural como la suma absoluta del compendio de
relaciones entre turismo, cultura y desarrollo puede considerarse, en todo caso,
como restrictiva de las potencialidades que implica la interacción entre estos tres
ámbitos y como arriesgada, también, por un cierto estilo elitista. La aplicación
práctica del llamado Turismo Cultural no ha ido más allá, en la mayoría de los casos,
de una pequeña parcela selectiva de un gran mercado turístico, que dispone ya
globalmente de determinados contenidos culturales o paraculturales , pero no en el
contexto de lo que algunos definen como Cultura, con mayúsculas.
Se pretende, aquí, dar un paso más allá del turismo cultural -entendido en los
términos más comunes- para abrir la perspectiva a un nuevo espacio de relaciones
más eficaz, quizás menos ortodoxo, pero definitivamente asentado en la
consecución de un marco de beneficios socioeconómicos, precisamente para las
comunidades menos favorecidas y que necesitan de instrumentos de dinamización
en su evolución económica y social.
En esta visión apriorística de la relación entre los tres àmbitos, no cabe duda de que
se asigna un rol a cada uno de ellos. Parece poco discutible que el desarrollo es el
objetivo, el gran objetivo que ha de permitir mejorar la calidad de vida y las
expectativas sociales de grandes capas de población sumidas en el subdesarrollo
o, simplemente, minimizar el desequilibrio entre zonas urbanas y rurales o entre
zonas costeras y el interior. La cultura es el gran activo, la riqueza tangible e
intangible, de la que son, objetivamente, propietarios indiscutibles sus propios
actores y gestores. Por último el turismo, entendido en su dimensión de fenómeno
socioeconómico de gran magnitud, es el medio que ha de concretar los activos en
desarrollo, las potencialidades en realidades tangibles y cuantificables, que sean
percibidas por la población protagonista de la implementación de proyectos y
programas.
Es pues el momento oportuno para que quienes trabajan en el mundo del Turismo,
la Cultura o el Desarrollo, asuman su trascendencia y plasmen en iniciativas
prácticas la interacción positiva entre los tres ámbitos. Como profesionales, gestores
o responsables de territorios implicados en este proceso, no cabe duda de que
tenemos una nueva responsabilidad que obliga a superar la trayectoria inercial del
turismo actual y de la gestión habitual de los activos de la cultura, en aras de un
compromiso con el desarrollo social y económico de una gran parte del planeta que
ve limitadas sus posibilidades por la mediatización de sus actividades productivas
tradicionales.
EL TURISMO
Turismo es algo que, de una u otra manera, siempre se hizo. La curiosidad, la
necesidad de descubrir nuevos espacios, de interaccionar con otras gentes, forma
parte de nuestra misma condición. Evolucionamos y, por tanto, nuestras
motivaciones y nuestros comportamientos van variando hasta convertir el turismo
en uno de nuestros consumos cotidianos. Aún así, subyacen en nuestro
inconsciente razones muy primitivas que nos impulsan a descubrir que hay detrás
de la montaña y a contrastar nuestro modo de vida con el de otras sociedades con
evoluciones culturales muy distintas. En cierta manera, buscamos seguridad. La
convicción de que lo que hacemos es mejor que lo que vemos, o de que podemos
mejorar nuestra vida actual con lo que aprendemos. Una vez detrás de la montaña,
optamos por sumar o por comparar, en función de nuestra propia base ética y
cultural. La actitud resultante va a ser definitiva en la proyección de nuestra práctica
turística sobre el territorio que visitamos. La suma es el principio de una implicación
que impulsa el desarrollo. La comparación, desde la óptica de visitantes poderosos
y visitados empobrecidos, acentúa, en general, las desigualdades y la
impermeabilidad a la interacción cultural.
Naturalmente, todas las definiciones de turismo, incluso las más antiguas, nos
pueden proporcionar pistas sobre aspectos relevantes de su relación con la cultura.
En realidad, parece indisociable el turismo de la cultura y, en todo caso, no se
entendería la misma génesis del turismo sin implicaciones culturales significativas.
"La suma total de operadores principalmente de cariz económico directamente
relacionados con la llegada, la estancia y el movimiento de forasteros en un
determinado país, ciudad o región" ( H. Von Schullard.1910).
La Liga de las Naciones (1937) define al turista como "cualquier persona que viaja
por placer y abandona su lugar de residencia habitual por menos de un año y por
más de 24 h. Los viajes de menos de 24 horas se definen como excursiones".
"El turismo es la totalidad de las relaciones y fenómenos generados por el viaje y la
estancia de forasteros, siempre y cuando la estancia no implique el establecimiento
de una residencia permanente y no esté relacionada con actividades remuneradas"
(Hunziker y Krapf. 1942)
"Turismo es el desplazamiento corto y temporal de personas hacia destinos distintos
a sus lugares de residencia o trabajo habitual, así como las actividades que realizan
durante su estancia en el destino. Se incluyen los desplazamientos por cualquier
motivación"( Tourism Society of England. 1976).
La Organización Mundial del Turismo, en 1994, lo definió como, "el conjunto de
actividades que realizan las personas durante sus viajes a lugares distintos de su
contexto habitual, por un período inferior a un año, con propósitos de ocio, negocios
y otros motivos "
Teniendo en cuenta una definición tan amplia y el hecho, constatado, de las
dificultades de ubicación de la actividad turística en el contexto administrativo, se
nos sugiere que estamos tratando, en resumen, de situar, en términos de poder, las
decisiones sobre el devenir turístico de cada territorio en un marco operativo, cuyos
objetivos han de responder al modelo de desarrollo y al modelo de sociedad que los
gestores del territorio decidan, en una primera y trascendental decisión.
Aún cuando el turismo tiene la gran opción de acomodarse para ser compatible con
una innumerable cantidad de otras actividades, subyace aquí un paradigma básico
en el desarrollo turístico y que se resume en la subordinación de otras políticas a
las políticas turísticas o viceversa. En resumen, no se trata tanto de la definición de
instituciones que rijan la política turística, sino del orden jerárquico por el que los
distintos estamentos de un Gobierno ( a la escala que sea) determina la importancia
del turismo en esa zona. Ello tiene que ver, ineludiblemente, no tan solo con el
turismo, sino, como se afirmaba anteriormente, con la visión general, el modelo de
desarrollo, que se prevé para ese territorio.

1.7.-Papel del turismo en México


El turismo en México es una actividad económica de enorme importancia,
contribuyendo en un porcentaje alto en lo que respecta al producto bruto interno. El
mismo alcanzó un alto grado de desarrollo como consecuencia de las
características naturales que el país ofrece, características que aúnan una rica
historia y una proliferación de paisajes naturales de enorme belleza. De esta
manera, México recibe anualmente un amplio caudal de turistas provenientes de
todo el mundo, caudal que genera muchos puestos de trabajo para los locales. Al
respecto, existe en el país una política tendiente a favorecer todo lo posible a esta
actividad, facilitando continuamente a los visitantes su estadía.
Dada esta clara capacidad que ofrece México para albergar visitantes de todo el
mundo, cabe señalar que la oferta turística está ampliamente segmentada. Esto
significa que existen distintos circuitos capaces de satisfacer distintos deseos. En
efecto, en este sentido el país es enormemente variado, dando cuenta de distintos
escenarios que satisfarán los requerimientos de distintos tipos de perfiles. Así, es
posible hacer referencia a grandes áreas temáticas, a saber: un turismo cultural, un
turismo de tipo recreativo, un turismo de aventura, etc. Por supuesto, es posible y
hasta lógico que los mismos se entrecrucen, pero también es cierto que por lo
general las personas que llegan tienen algunas prioridades en su mente a la hora
de acercarse a este destino.
Un fuerte atractivo que ostenta el país es, por ejemplo, la existencia de ruinas de
antiguas civilizaciones. Visitarlas es de alguna manera adentrarse en una cultura
harto distinta de la nuestra, cultura extinta pero que dejó una huella imborrable en
la historia del mundo. Por otro lado también existirán restos de las comunidades
coloniales que se formaron, restos que tendrán la influencia de la cultura española.
Es así como México ofrece un contenido pocas veces igualado si lo que se quiere
es tomar contacto con el pasado de un modo profundo.
Por otro lado, el país ofrece una serie de destinos en donde existe una belleza
inigualable acompañada de amplios servicios para el turista. Este tipo de
característica será la elegida por aquellos que prefieran divertirse o relajarse de las
molestéis cotidianas. Es común para estos viajeros alojarse en lujosos hoteles
cercanos a playas paradisiacas. También es posible acceder a distintas
expediciones que conducirán a regiones menos concurridas, pudiendo disfrutar de
una aventura lejana a lo habitual. Es por todo lo expuesto y por mucho más que
México es uno de los lugares más recomendables para disfrutar de unas
vacaciones.
1.8.-Papel del turismo sustentable
La decisión de emplear el turismo como tal instrumento de desarrollo
socioeconómico en áreas desfavorecidas, es particularmente complicada, porque
como demuestra la evidencia empírica el turismo a pesar de su gran potencialidad
transformadora, no es la panacea para la solución de los problemas económicos de
las áreas de baja renta.
Asimismo, parece claro que el turismo no sólo produce impactos positivos sino que
también puede conllevar toda una serie de efectos desfavorables. Este carácter
bifronte del turismo, en el sentido de que produce simultáneamente efectos
beneficiosos y perjudiciales, fuerza a que el desarrollo turístico este guiado por un
plan de acción minuciosamente pensado, definido y planteado.
El desarrollo de actividades turísticas supone un riesgo ambiental cierto, puesto que
los espacios demandados son aquellos de alta calidad natural, paisajista y cultural.
Además el desarrollo implica para la zona territorial de referencia la entrada en
escena de numerosos factores de riesgo (Ocupación del suelo, aparición de
infraestructuras emisiones y vertidos, etc.) frenar desde una perspectiva
“conservacionista” dichas actuaciones puede coadyuvar a impedir impactos
negativos pero podría significar la atonía inversora de dichas áreas territoriales, lo
que conllevaría al estancamiento económico del territorio y de su población, ello
podría traducirse en la conversión de tantas áreas continentales y de montaña en
museos etnográficos y en zonas de no inversión.
Evidentemente, todo nuevo proyecto turístico en el medio natural va a generar de
una u otra manera un cierto impacto en el territorio de referencia, la experiencia del
turismo litoral lo demuestra palpablemente, puesto que su eje director era la
maximización del número de visitantes, pudiendo generarse un crecimiento
descontrolado como así muestra la evidencia empírica de tantos emplazamientos.
El enfoque del desarrollo sostenible pretende, precisamente, superar el tradicional
antagonismo entre “desarrollistas” y “ambientalistas” ya que tan insostenible es un
desarrollo anárquico y depredador como un proteccionismo fundamentalista (Oliva
Espallardo, 2001 y 1988). Por tanto, el desafío del desarrollo sostenible radica en la
mejora de la calidad vital utilizando recursos endógenos sin provocar su deterioro a
partir de una actividad turística ecocompatible.
La Sostenibilidad como principio rector del desarrollo turístico implica la necesaria
planificación del turismo en el medio natural, lo que significa la utilización de las
metodologías de planificación turística, evaluando de forma significativa los
impactos sociales y ambientales de los actividades turísticas para que las mismas
se adecuen a la filosofía de un turismo sostenible que explote los recursos sin
degradarlos (Del Reguero, 1994).
El turismo actual debe focalizar sus esfuerzos en la calidad, puesto que en las
coordenadas actuales no puede concebirse un turismo en entornos degradados o
masificados, ya que en el peculiar entramado del turismo la motivación fundamental
de los flujos de demanda no es otra que el conocimiento, descubrimiento y
familiarización con el genius loci del territorio entendido este como activo patrimonial
en todas sus dimensiones (natural, cultural, étnico, gastronómico, artístico, etc.) de
ahí que la calidad ecológica del entorno ambiental sea un factor esencial en la
competitividad de un destino turístico, de donde se deriva la necesidad de implantar
una estrategia de Sostenibilidad en la implantación y gestión del desarrollo turístico
a nivel territorial.
Igualmente, el consumidor turístico actual presenta una cierta sensibilidad hacia el
deterioro ambiental, siendo más consciente y consecuente que el turísta de épocas
pasadas en lo que respecta a su influencia sobre el medio y del tipo de actividades
a realizar, no excesivamente agresivas, para el contexto medioambiental.
1.9.-Contexto de la planificación
Una noción básica de planificación consideraría a esta como cualquier proceso
racional de anticipación y toma de decisiones sobre acciones futuras. La
planificación es el instrumento básico de gestión de la “cosa turística” ya que
posibilita la optimización de los efectos favorables y la minimización de los
desfavorables. Por tanto, la calidad de la planificación va a determinar el éxito y la
longevidad de cualquier área territorial receptora, por lo que el tiempo, esfuerzo y
recursos destinados a la planificación, deberían ser considerados inversiones
esenciales (McIntosh, Goeldner, Ritchie, 1999)

Una influyente corriente de pensamiento (Mill y Morison, 1985, Plog, 1973) relaciona
estrechamente el concepto de planificación estratégica con el concepto de ciclo de
vida del destino , (Christaller, 1963; Butler, 1974) Para estos autores la ausencia de
planificación va a acelerar el ciclo de vida del producto alcanzando rápidamente su
fase final. Las consecuencias de una no planificación o de una deficiente
planificación se traducen para el destino turístico en cuestión en toda una serie de
problemas como degeneración del medio natural, problemas de tráfico, perdida de
identidad cultural, falta de formación de los trabajadores, conflictos entre
comunidades locales y turístas, carencia de atracciones dentro del catalogo
turístico, etc. Problemática que trae consigo la decadencia del destino. (Porta y
Valls, 1995).
La planificación aparece, por ello, como referente inevitable en el proceso de
desarrollo turístico, si bien y tal y como establece Gunn (1994) la planificación
consta de dos fases básicas, el diseño y la elaboración del plan por una parte, y la
implementación y aplicación del mismo por otra. Siendo imprescindible de cara a
una planificación eficaz la ultimación de ambas fases, de lo contrario los
documentos podrían transmutarse en simple papel mojado.
Para Bote Gómez (1990) la planificación debe responder a tres condicionamientos
básicos: En principio el plan debe avanzar el futuro, como tal instrumento de
prognosis debe venir precedido de un análisis exhaustivo donde se exponga el
conjunto de relaciones de la actividad turística con los restantes sectores
económicos así como las características del turismo en dicha localización. En
segundo lugar el plan debe constituir un espacio de consenso donde todos los
agentes territoriales involucrados en la actividad turística, dispongan de un espacio
de participación, reflexión y discusión para la elaboración del plan. Finalmente el
plan debe establecer un cuadro marco de programación donde se delimiten una
serie de grandes líneas estratégicas, desplegadas a su vez en una secuencia de
programas y proyectos que las desarrollan.
Inskeep (1994) considera que la planificación turística debe responder a la exigencia
de establecer un enfoque de desarrollo sostenible en el diseño e implementación de
las actividades turísticas. Dicho enfoque supone la gestión sostenible y
preservación de los recursos naturales y culturales de la zona en cuestión, para su
uso presente y futuro como tales atractivos turísticos y su disfrute para la comunidad
local.
Para Bordas (1994) que sigue la metodología “cluster” de M. Porter, la planificación
debe ser una suerte de guión de desarrollo turístico, cuyas líneas directrices
implican tanto al sector público como al sector privado. A través de la planificación,
se genera el marco adecuado que permita a las empresas turísticas de cada cluster
(independientes, pequeñas y con visión parcial del mercado) lograr niveles
superiores de ventajas competitivas. Siguiendo a Porta y Valls (1995) esta reflexión
es sustancialmente importante en un sector como el turístico dominado por la
preponderancia de la Pyme, es decir por la fragmentación y atomización
empresarial, la visión parcial que tienen los pequeños y medianos prestadores del
servicio puede corregirse mediante una planificación estratégica que establezca un
entorno favorable a la creación y consolidación empresarial y facilite la consecución
de ventajas competitivas comunes.
Porta y Valls (1995) definen a la planificación estratégica turística desde una
perspectiva funcional, como la planificación que establece el modelo de desarrollo
a largo plazo que las comunidades y las instituciones desean para el territorio,
modelo de “sostenibilidad” que debe promover la rentabilidad de las inversiones
privadas, la rentabilidad social y económica, medioambiental, en una perspectiva de
colectividad.
Para dichos autores el contenido estratégico de la planificación se traduce en:
• Definición de un marco para el desarrollo armónico del territorio donde se
establezca una jerarquía de prioridades de actuación
• Visión temporal del largo plazo
• Evitar comportamientos reactivos a la demanda que provocarían un crecimiento
desordenado
• Estructurar las actuaciones públicas de manera que se superen los obstáculos
para el desarrollo turístico y se posibilite la aparición de nuevas oportunidades de
negocio

1. Matus Carlos (1972). Estrategia y Plan. Textos del ILPES Editorial


Universitaria Siglo XXI Editores Santiago de Chile.
2. Iveplan. «Curso de planificación situacional. Nivel Técnico». Sin fecha, pp. 7
y 8.
3. Castellano Hercilio Bohórquez. El oficio del planificador. Vadell Hermanos
Editores. Caracas. 1991.

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