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Cultura, política, arte y revolución en el diseño

La Bauhaus
Román Munguía Huato
http://www.sinpermiso.info/textos/cultura-politica-arte-y-revolucion-en-el-diseno-la-bauhaus

Edificio de la Bauhaus en Dessau, inaugurado en 1926.

“¿Qué tienen que ver con la Bauhaus unas escaleras mecánicas en Medellín, unos
caracteres gráficos en Amán, unos muebles de Londres, una iniciativa de agricultura
urbana en Detroit y unas viviendas sin paredes en Tokio?”, se preguntan en el
documental Mundo Bauhaus que difundió la Deutsche Welle (DW) para conmemorar el
centenario de su fundación este primero de abril ¿Qué tienen en común cientos de
edificios y rascacielos del llamado “Estilo Internacional” erigidos en muchos países, con
la Bauhaus? El diseño contemporáneo –arquitectónico, industrial, gráfico, tipográfico,
de mobiliario, de cerámica, etcétera– hunde sus raíces profundas en la Bauhaus de
1919. Esta escuela se constituyó como una auténtica vanguardia artística y
arquitectónica, la más importante en la historia del siglo XX, que trasciende hasta
nuestros días.

Weimar, Gropius y la Bauhaus

Pocas semanas después de ser asesinados en Berlín el 15 de enero de 1919 los


revolucionarios Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht se funda la Bauhaus en la ciudad
de Weimar. Producto de una revolución proletaria en noviembre de 1918 y de la derrota
de la insurrección de enero de la Liga Espartaquista –aplastada violentamente por el ala
derecha de la socialdemocracia encabezada por Friedrich Ebert– la República de
Weimar surge de una asamblea nacional el 11 de agosto. La derrota de Alemania
significó una humillación para la naciente y poderosa burguesía germana que después
emprendería, comandada por Hitler y sus huestes nazis, afanes imperialistas y
nuevamente una guerra mundial. La abdicación del Káiser Guillermo II, el fin de la
guerra y la desaparición del II Reich desembocaron en el nuevo régimen republicano.
Con la derrota estalló una crisis económica, social y política, pero también una
efervescente creatividad en las artes y las ciencias. Este régimen tuvo vigencia de 1919
a 1933, precisamente la vida de la Bauhaus. A partir de 1920, inicia un gran
florecimiento cultural y artístico, como bien señala el historiador Eric Weitz: “El espíritu
de la revolución creó la sensación de que se abría un nuevo futuro, de posibilidades
ilimitadas, que podía desarrollarse de forma más humanitaria. Y ello explica a su vez
gran parte de los movimientos innovadores durante la República… La elite
conservadora impugnó a la República de Weimar en su totalidad. El trabajo de los
artistas, pensadores y arquitectos… fue muy cuestionado por los conservadores. Se
trataba de la derecha establecida: los aristócratas, altos funcionarios, oficiales de las
fuerzas armadas, banqueros, gente de la iglesia, que no sólo eran antisocialistas y
anticomunistas, sino también antidemocráticos. La revolución de 1918/19 dejó intacto
su poder. Estableció una democracia política, pero no terminó con la posición social y el
poder de la elite ultraconservadora. Esa elite conservadora desafió a la República en
todo momento. Muchos de los conflictos se centraron no necesariamente en la esfera
política, sino también en los ámbitos cultural y social. Existió por ejemplo la “guerra de
los techos de Zehlendorf”, en la que arquitectos y políticos conservadores, incluidos los
nazis, argumentaron que los techos planos de la arquitectura moderna no eran
alemanes. Para los conservadores, los techos debían ser a dos aguas y puntiagudos.
Incluso se tildó a los techos planos de judíos”. La lucha de clases fue muy intensa pero
en la República ahora permanecía de manera latente y la oligarquía mantenía el poder
dentro de un relativo equilibrio de fuerzas que se inclinó a su favor con la toma del
poder por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (Nazi) en 1933. El ascenso del
fascismo fue la respuesta de la clase dominante alemana a los acontecimientos
revolucionarios que siguieron a la Primera Guerra Mundial. “La llegada al poder de los
‘nacionalsocialistas’ significará sobre todo el exterminio de la flor y nata del proletariado
alemán, la destrucción de sus organizaciones” (Trotsky). La política de los
socialdemócratas y los estalinistas fue mantener dividido e indefenso al movimiento
obrero frente a la amenaza nazi, y el fascismo alemán abrumó como una terrible
pesadilla hasta 1945.

La posguerra generó una proliferación de variedades del radicalismo social –y como


escribe Donald Drew Egbert en su libro El arte y la izquierda en Europa: de la
Revolución Francesa a Mayo de 1968– haciendo “surgir asimismo una gran variedad de
movimientos artísticamente radicales, que entendían ser una parte integral de la
revolución… Los movimientos modernos en las diversas artes y que recibieron su
expresión más importante en la famosa escuela de la Bauhaus, no fueron –en términos
políticos– específicamente socialistas o comunistas en su origen o en su desarrollo”.
Tales movimientos artísticos subrayaban la importancia de una síntesis orgánica de las
artes, sin formular distinción entre arte y artesano; síntesis propia del espíritu
pedagógico de la Bauhaus.

La historia de la Bauhaus inicia cuando Walter Gropius, berlinés (1883–1969), une la


Escuela de Bellas Artes con la Escuela de Artes Aplicadas o Escuela de Artes y Oficios
en Weimar, tierra de Goethe y Schiller. Gropius fue su primer director y reunió a
maestros de muy alto nivel y prestigio para la educación de las artes y el diseño. El
nombre completo de la escuela fue Staatliche Bauhaus (Casa de la Construcción
Estatal).

La Bauhaus como síntesis total del arte y el diseño modernos

La escuela tuvo tres periodos: de 1919 a 1925; de 1926 a 1930, y de este año a 1933.
Hubo tres directores: Walter Gropius, de 1919 a 1928, Hannes Meyer, suizo (1889-
1954), de 1928 a 1930, Ludwig Mies van der Rohe, Aquisgrán, Alemania (1886-1969),
de 1930 a 1933. Weimar, Dessau y Berlín, fueron las ciudades que alojaron a la
escuela.

Gropius escribió en abril de 1919 el Manifiesto de la Bauhaus: “¡El último fin de toda
actividad plástica es la arquitectura! Decorar las edificaciones fue antaño la tarea mas
distinguida de las artes plásticas, que constituían elementos inseparables de la gran
arquitectura(…) ¡Arquitectos, escultores, pintores, todos debemos volver a la artesanía!
No existe ninguna diferencia esencial entre el artista y el artesano ¡Formemos pues un
nuevo gremio de artesanos sin las pretensiones clasistas que querían erigir una
arrogante barrera entre artesanos y artistas!”

Nunca en tan poco tiempo y en el mismo lugar se reunieron tan grandes maestros del
arte y la arquitectura moderna: Paul Klee, Vassily Kandisky; Gropius y Van der Rohe.
Algunos profesores de la escuela también pertenecían al Novembergruppe –Grupo de
Noviembre, por la revolución alemana de noviembre de 1918–, movimiento artístico
ligado al expresionismo, fundado en Berlín el 3 de diciembre de 1918. Entre sus
miembros figuraron pintores y escultores, entre otros, como Kandinski, Klee, Lyonel
Feininger, y Käthe Kollwitz; arquitectos como Erich Mendelsohn y Van der Rohe;
compositores como Alban Berg y Kurt Weill; y el dramaturgo Bertolt Brecht. Ese año,
también bajo el influjo de la Revolución, siguiendo el ejemplo de las asambleas de
trabajadores y de soldados, se formó el Arbeitsrat für Kunst (Consejo Obrero para el
Arte), de cuya dirección formó parte Gropius. Muchas agrupaciones de todo tipo
anhelaban el cambio social necesario para “crear una nueva humanidad, una nueva
forma de vida del pueblo… entonces el pueblo volverá a participar en la construcción de
las grandes obras de arte”, escribió Gropius.

Wassily Kandinsky, Nina Kandinsky, Georg Muche,


Paul Klee y Walter Gropius en la Bauhaus en Dessau.

La Bauhaus también fue consecuencia de grandes movimientos artísticos que le


precedieron como Arts and Crafts (Artes y Oficios), encabezado por el inglés William
Morris. El mismo Gropius reconoció la influencia de Morris y de John Ruskin. El Art
Nouveau o Jugendstil igualmente influyó. También fue precursora la Deutscher
Werkbund (DWB. Asociación Alemana del Trabajo), fundada en 1907 para fomentar la
colaboración entre la industria y el diseño, Gropius fue destacado integrante de la DWB.
Gropius siempre consideró que la separación entre bellas artes y oficios, ocurrida en la
tradición académica, había causado un desastre sobre las artes. El dadaísmo, el
cubismo, el suprematismo y el constructivismo rusos, De Stijl y la Secesión vienesa,
fueron influencias contemporáneas sobre la Bauhaus.

La Bauhaus no solamente es el fruto de una época que se sentía revolucionaria sino


también es producto esencial de los procesos políticos y económicos. De los primeros
con relación a la luchas de clases y de los segundos con el desarrollo capitalista de una
industrialización tardía pero muy poderosa. La Bauhaus se trasladó en 1925 a la
progresista ciudad industrial de Dessau, debido a la caída del gobierno provincial de
Weimar en 1923 por causa del supuesto radicalismo político de la escuela. En Dessau
existía un gobierno socialdemócrata y facilitó la construcción del edificio diseñado por el
propio Gropius. La Bauhaus siempre recibió el apoyo de los partidos de izquierda y
siempre fue atacada por la derecha política.

En 1928 Gropius renuncia a la dirección de la escuela y ante la negativa de Van der


Rohe propone a Hannes Meyer, quien era entonces director de la sección de
arquitectura. Meyer se declaraba abiertamente comunista y permitió la extrema
politización izquierdista de la escuela. Meyer consideraba que las reflexiones de
Gropius acerca de la relación entre arte e industria eran superficiales y completamente
dominadas por la estética. También era visiblemente simpatizante de la URSS, ya para
entonces dominada por Stalin. En los años treinta y en adelante a Meyer podemos
considerarlo un estalinista con una visión “marxista” de la arquitectura demasiada
dogmática. El 1 de agosto de 1930, Meyer fue despedido por motivos políticos. Su
sucesor fue Ludwig Mies van der Rohe.

Tom Wolfe escribió en 1975 un libro: ¿Quién teme al Bauhaus feroz? El 30 de enero de
1930 la Bauhaus es declarada por el nazismo como fuerza política subversiva, “nido de
comunistas” y como la élite de “color rojo”; bolchevismo cultural, judía, y “arte
degenerado”. En 1933, en Berlín se cierra la Bauhaus y el edificio en Dessau se
convierte en sede de un cuerpo militar destinado a ejecutar a todo enemigo del
nazismo. El contraste era muy claro, por un lado, el fascismo representa fielmente el
totalitarismo de la barbarie social y, por otro, la Bauhaus la modernidad progresiva y
una utopía social.

15 de marzo de 2019.

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