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Un escándalo interminable y trastornos diversos…

Román Munguía Huato

La Universidad de Guadalajara es la universidad de los escándalos por las


veleidades del poder y el dinero, y la profunda corrupción de su cúpula
burocrática, la llamada “burocracia dorada” de un cacicazgo realmente existente,
pero nuestros doctos académicos investigadores no pueden o no quieren verlo;
miopías a conveniencia.

Esta institución educativa no se administra como debe ser una institución pública
que recibe subsidio de los gobiernos federal y estatal, subsidio con dinero
proveniente de la tributación social; se maneja como si fuese una empresa privada
para intereses de una cofradía burocrática beneficiada económica y políticamente.
La institución se controla como un gran feudo caciquil que maneja
discrecionalmente los recursos dinerarios. Los fines educacionales, científicos y
culturares se subordinan a la búsqueda del dinero y del poder. El mundo al revés,

Las prioridades del gasto universitario no están en función de las necesidades


fundamentales de la educación superior, tales como la docencia, la investigación y
la promoción cultural, sino de aquellas empresas parauniversitarias como el
Centro Cultural Universitario dentro del cual está el proyecto del Museo de
Ciencias Ambientales y también teatros y auditorios como el Telmex con
espectáculos de la farándula ¿Qué entiende por cultura universitaria esta cofradía
mafiosa? ¿La cultura de la alfombra roja y reflectores? Más claro no puede ser con
el desparpajo cínico del “Rector” Ricardo Villanueva cuando en días recientes
externó que “Los proyectos culturales de la Universidad de Guadalajara sí son un
negocio… insistió en que el Museo de Ciencias Ambientales se construirá con o
sin la ayuda del Gobierno del Estado y que la divulgación de la cultura, como la
investigación académica y la divulgación del conocimiento, son labores sustantivas
que la institución no dejará de realizar, incluso con la oposición del Gobernador
Enrique Alfaro… Los proyectos culturales de la Universidad de Guadalajara son un
orgullo, son un negocio, sí son un negocio, el mejor negocio que ha hecho Jalisco,
son negocios públicos, a diferencia de los negocios privados que se hacen en
otros lados, los negocios que lastiman a Jalisco que los busquen en otros lados,
los negocios de la Universidad son orgullo de Jalisco y de México.”

Pues sí, los negocios privados son un orgullo mediante dinero público con la
construcción de un megadesarrollo inmobiliario de 5 mil viviendas dentro del
Centro Cultural Universitario (CCU), nada prioritario para las urgentes necesidades
universitarias. El proyecto habitacional de semilujo se ubica en el terreno conocido
como Rancho de Los Belenes que hace 50 años recibió la Universidad, pero
estaba destinado para labores de docencia: “Han construido infraestructura
‘cultural’ con fondos públicos, pero que ahora quieran hacer un desarrollo
inmobiliario en un terreno público, con un centro comercial y hotel, creo que es
tergiversar el concepto de la universidad; esos terrenos de Los Belenes deben
utilizarse para lo que fueron donados para fines educativos”, expresó Juan José
Doñán, académico de la institución y cronista. Más aún, dice Doñán: “La
Universidad de Guadalajara se ha metido a hacer cosas que no son de su
competencia, su ley orgánica indica que sus labores sustantivas son la educación,
la investigación y la difusión de la cultura, pero hay que andarse con cuidado: que
me vendan como cultura una presentación de Julión Álvarez no lo hace ningún
empresario del espectáculo, la Universidad ha estirado demasiado la liga y se ha
metido al show”. A su vez, el historiador Arturo Camacho, afirma que “la intención
de la UdeG de construir 5 mil viviendas convierte al Centro Cultural Universitario
en un complejo de viviendas con equipamiento para los espectáculos… y en la
realidad hay dos UdeG: la de las grandes inversiones y grandes eventos, y la
institución educativa que de manera cotidiana trabaja sin recursos, ni materiales
indispensables en las aulas.
https://www.mural.com.mx/critican-que-udeg-priorice-construccion-de-5-mil-viviendas/ar2420209

Así es, este grupo de poder se ha metido de lleno al showbusiness y a las


inversiones inmobiliarias como cualquier constructora y promotora de vivienda. La
UdeG es la única universidad pública en el mundo con una empresa inmobiliaria,
pero sin tener ninguna orquesta sinfónica, y la mayoría del profesorado con
sueldos miserables en abismal contraste con la elite burocrática.

***
Hace años hubo una relación política de confraternidad política entre el hoy
gobernador Enrique Alfaro Ramírez y el exrector Raúl Padilla López. Esta especie
de amasiato político era por conveniencia, como muchos matrimonios entre la
gente del poder y dinero. Pero en esta relación de franco oportunismo político sin
principios ha habido encuentros y desencuentros pasionales. El pragmatismo
siempre dependerá de los intereses en turno y hoy día presenciamos un fuerte
conflicto entre ambas partes. Es un gran conflicto de competencias políticas pero
también de notables incompetencias del poder; uno como responsable de una
entidad sumida en la hiperviolencia social y otro navegando en un mar de
corrupción, despilfarro de recursos económicos y miles de jóvenes estudiantes
rechazados.

Detrás está un conflicto de intereses de poder entre las autoridades universitarias


y el gobierno estatal. De pugnas por los espacios de decisión política
gubernamental (judicial y legislativo). Se trata de un verdadero escándalo político
por un antagonismo entre quien detenta el poder universitario desde hace más de
33 años, y el gobernador, bajo el pretexto de no otorgarse 140 millones de pesos
para el dizque Centro Cultural Universitario, una más de las empresas
parauniversitarias en posesión del cacique. El deschongue entre ambos poderes
es de antología, de una antología del escándalo político. Los embates más fuertes
corren a cargo del cacique manipulando académicos y estudiantes en la
movilización callejera y ataques mediáticos como es la acusación de “trastorno
mental” y falta de “salud mental” del gobernador. El “diagnóstico de trastorno
narcisista de personalidad” que hace Diego Ruiz Navarro, académico de la UdeG
parece salido de El gabinete del doctor Caligari, famoso filme que trata sobre una
autoridad brutal e irracional. Supongo que para definir este caso de personalidad –
incluida “la misoginia, su poca tolerancia ante la frustración, su poca empatía”–
hubiese sido necesario varias sesiones de diván. El supuesto análisis clínico es
algo estrambótico y pareciera que a las formas políticas autoritarias,
antidemocráticas, ahora debemos percibirlas desde la sicopatología política, algo
digno de estudiarse. Sin embargo, este “diagnóstico” también podría caracterizar
la personalidad del cacique universitario, añadiendo algunos problemas más
severos y la megalomanía. Lo cierto es que muchos investigadores cómplices
nunca critican, ni se atreven a tocar con el pétalo de una rosa, a Padilla López.

En junio de 2008, un medio informativo de la UdeG daba a conocer el comentario


del académico Mario Esparza –profesor e investigador del Centro de evaluación
psicológica de la UdeG– sobre la megalomanía como un grave trastorno de
personalidad, aunque no es tan frecuente, requiere tratamiento multidisciplinario.
“La megalomanía, afirma Esparza, es definida como un trastorno de la
personalidad, caracterizado porque la persona tiene ideas de grandeza, de
manera que puede mentir, manipular o exagerar algunas situaciones o a las
personas, a fin de conseguir sus objetivos… Su carácter es voluble, indeciso y en
ocasiones se pueden tornar agresivos, cuando no les salen bien las cosas… Ese
tipo de conductas es una forma en la que ejercen dominio o creen tener poder”.
También se define como una enfermedad psicopatológica caracterizada por
fantasías delirantes de poder, relevancia, omnipotencia y prepotencia, grandeza y
por una hiperautoestima, ambición desmedida de riqueza, genio, distorsiones de la
realidad, etcétera. Tales rasgos sintomáticos de megalomanía se reproducen en
las altas esferas del poder universitario bajo el principio de imitación al jefe
político. Aprendizaje de lo perverso. https://www.udg.mx/es/noticia/la-megalomania-es-un-grave-
trastorno-de-personalidad

¿Cuál es el síndrome de “simultaneidad” de muchos investigadores que están


ciegos, sordos y mudos ante los graves problemas universitarios? ¿“El silencio
(cómplice) de los inocentes”? Parece que es apremiante la asistencia psicológica
en los círculos del poder político, pero lo cierto es que hay graves problemas de
autoritarismo–corporativo y corrupción en la UdeG. Urge una democratización en
esta institución pública.

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