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La cultura andina no es ajena a las profecías, es más no son pocas. Existe una tradición
mística que nos habla de una ueva era andina e importantes profecías para toda la
humanidad en estos tiempos modernos. Los paqos y sacerdotes espirituales andinos refieren
-desde hace mucho tiempo- tres importantes revelaciones:
Esta última profecía se asocia en algunos contextos con el mito de “Inkariy”, pues por siglos
se parte de la creencia de que el Inca (gobernante supremo), ha sido dividido, siendo sus
partes separadas y llevadas hasta los confines del Tawantinsuyo. Se cree que la cabeza
(representado por el creador: el Dios Wiracocha) aún vive y se encuentra llamando al resto
de las partes, por lo mismo se espera que el cuerpo del Sapa Inca se complete y genere los
cambios para el bien de la humanidad. Esta versión puede coincidir con el mutilamiento de
Tupac Amaru II por parte de la colonia española, que a pesar que no era un Sapa Inca poseía
sangre real propio de un linaje incaico directo (panaka).
Desde hace unas tres décadas –mucho antes que el mundo prestara inusitada atención a las
profecías Mayas- los paqos andinos (maestros y curanderos espirituales) han precisado los
alcances de esta profecía, detallando incluso algunos datos, que como es obvio deben ser
tomados como referenciales, por tratarse e tradiciones transmitidas de generación en
generación de forma oral. Como ya se sabe, el tiempo andino es circular y comprende
períodos aproximados de quinientos años a los cuales se les llama “pachacuti”. Pachacutec o
Pachacuti puede ser interpretado literalmente del quechua como “cambio radical del
cósmos” o “regreso a la madre tierra”. La actual Pachacuti, la décima, ha comenzado en el
año 1990. La fase de transición entre una y otra Pachacuti dura 22 años.
Dicho período de transición, comprende a su vez tres fases, la primera fase de tres años de
1990 al 1993, es conocida como el inicio de una serie de fenómenos que anuncian la
mutación cósmica hacia la nueva Pachacuti. La segunda fase ha comprendido siete años,
desde 1993 hasta el año 2000, y se ha caracterizado por cambios en relación al elevamiento
del nivel de conciencia espiritual, conllevando a numerosos maestros a ingresar al IV nivel de
conciencia del misticismo andino. En la tercera fase, del año 2000 al 2012, se espera que el
nivel alcanzado en las fases anteriores -por muchos maestros andinos- impulsen que algunos
de ellos alcancen a su vez, el V nivel de conciencia de la tradición. Se precisa que finalizado
esta fase de transición 12 maestros (seis hombres y seis mujeres) emergerán eventualmente
a lo largo y ancho del Tawantinsuyo, y gracias a estos se elegirá al Sapa Inca y la Qoya, en
un ritual que se llevará a cabo en el templo de Wiracocha, en Cusco. Estos maestros
poseerán la fuente energética del grupo y obstentarán el VI nivel de conciencia a fin de
llevar a cabo las transformaciones necesarias en beneficio de la nueva era andina. La
responsabilidad de estos maestros elevados según la profecía será la de reordenar la
espiritualidad y educar a las nuevas generaciones en la ley del ayni andino
(reciprocidad).Las profecías andinas no tienen el aspecto de ser fatalistas, es más los
maestros andinos (paqos) afirman que estas revelaciones nos hablan principalmente de una
nueva humanidad, una más positiva, caracterizada por una mejora en el nivel de conciencia
espiritual, en la cual muchas personas adoptarán ideas, tradiciones y formas de
pensamiento que contemplan el cuidado de la madre tierra e integración social. Las
prácticas de mejora hacia la expansión de conciencia serán comunes, e inclusive la apertura
hacia la espirtualidad de las culturas indígenas será de gran importancia.
Fuente: www.takiruna.com
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El sueño
SAMAY- PUÑUY (Descansar – Dormir)
– El cuerpo ingresará a una completa relajación para distribuir los nutrientes a todo el
organismo; es la armonía funcional, por ello el samay no es inmediatamente después de
haber terminado de comer, sino es después de algunas horas de que se ha demorado la
práctica del Yuyaymanay; es por eso que se dice en runasimi “purinaqjarichinan
mijuyusqanchistaqa (hay que “pasearlo” o digerirlo lo que se ha ingerido o comido).
– El cuerpo psíquico y mental superior se liberan del plano físico, por ello pueden entrar en
contacto con los seres y el medio de los planos superiores; y es aquí donde viene la
preocupación: a mayor evolución la liberación ocurre a voluntad, pero no debe ser
manipulado con aspiraciones materiales o formas de aprovechamiento personal vanidosa y
egoísta, ya que la liberación corresponde netamente a la evolución psíquica y mental
superior. La prueba de ello son los ensueños que de algunos nos acordamos al despertar.
En la practica real, antes de dormirse se agradece a las divinidades del día y a los Apus, y
luego se hace el contacto con la luna y las estrellas, así como con los Apus y la Pachamama
o la naturaleza, para que ellos conserven, protejan y los mantengan toda la noche o el
tiempo necesario a todos los seres vivos visibles e invisibles, así como a los logros
alcanzados durante el día para que pueda continuarse al día siguiente con las actividades
dinámicas y la evolución. En ella quedamos incluidos los seres humanos.
Es por eso que en ese estado el andino será protegido y guiado, y se le comunicará los pasos
a seguir al día siguiente, toda vez que cuando entra el cuerpo a descansar pasa a la
inconciencia, pero los cuerpos psíquico y mental entran en comunicación con las entidades
mencionadas.
Es por todo ello que se pide protección para el cuerpo físico, psíquico, intelectual y mental
superior, ya que se activan plenamente, pues para cada uno de estos planos existen los
protectores correspondientes.
Pachacutec
Las profecías incas andinas predijeron el regreso del Pachacuti (Pachacutec), pero estás no
son profecías de fatalidad – ellas prometen un comienzo humano nuevo, “un milenio de oro
en la Tierra. Ellas hablan del potencial que viene al “salir fuera del tiempo”, lo cual no es
simplemente un concepto metafórico sino que un logro concreto que puede despertar a toda
la gente del mundo.
Cuando nos salimos fuera del tiempo, dejamos a todos los conceptos pasados y toda la
percepción que resulta de nuestra noción normal del tiempo y el espacio. Tal cambio nos da
el potencial de recrearnos a nosotros mismos en un paradigma totalmente nuevo. De
acuerdo con Villoldo, las profecías hablan de un “desgarro en la tela del tiempo”.
Los ancianos andinos reconocen que este evento, que es un fenómeno perceptible, le
presenta a la humanidad una oportunidad enorme. Si somos capaces de renuncia de cada
concepto limitante que tenemos acerca de nosotros, finalmente veremos el esplendor pleno
de lo que podemos ser -lo que la gente de la cultura inca siempre han sabido. Que somos,
en efecto, semillas de luz divinas – somos semillas de dios.
Las profecías andinas implican que las entradas a otras dimensiones se están abriendo otra
vez. Américo Yabar se refiere al tiempo actual de Pachacuti como “el tiempo de la semilla
nueva”. La humanidad nueva que resultará será capaz de percibir al Universo en una forma
radicalmente diferente; vamos a poder salir fuera del tiempo lineal.
Las profecías también hablan del tiempo del Mastay, o la reintregación de la gente de las
cuatro direcciones. Los Q´ero y otros andinos han ofrecido sus enseñanzas para ayudarle al
mundo a prepararse para el Gran Mastay. Así como ellos lo expresan , el tiempo ya viene
para que la Gran Águila del Norte y el Gran Cóndor del Sur (refiriéndose a las Américas como
un todo) vuelen juntos otra vez.
Las enseñanzas incas andinas involucran a Mosog Karpay, una ceremonia especial en la que
la semilla de Pachacuti se dice que se coloca en el cuerpo luminoso de cada destinatario, de
esta forma a través de una transmisión energética, conectando al individuo con el poder del
linaje antiguo, el semillero de Wiracocha. Dentro de la semilla están todos los códigos de luz
del cuerpo de los incas, los seres dioses conectados directamente con las estrellas.
Para despertar necesitamos liberarnos de la visión del mundo cartesiana limitada y que nos
reunamos con la Madre Cósmica divina. En este contexto Alberto Villolldo expone que para
ganar tal expansión de conciencia, los occidentales primero requieren despojarse del mito
que fuimos expulsados y separados de la fuente divina.
Necesitamos ofrecerle a la Pachamama (Tierra) nuestro Ayni más alto. Este puede ser la
única cosa más importante que podamos hacer, ya sea ambos como individuos o como una
comunidad humana.
Los que tienen conocimiento, conocido como Yachay, esos que tienen amor y sentimientos,
conocido como Munay; y esos que tienen la habilidad de manifestar, conocida como Llankay.
La gente europea se dice que personifica en su mayoría al gran poder intelectual de Yachay.
La gente del Norte América se dice que tienen el poder físico más desarrollado y la voluntad
fuerte que los lleva a la acción en el mundo externo, correspondiendo a Llankay. Y los indios
de Sur América se dice que poseen el amor más grande, representando a Munay.
El concepto andino antiguo de las relaciones tiene mucho que ofrecer a nuestro mundo
moderno. Éste le hace hincapié a que todos debemos trabajar juntos en cooperación y juntar
a nuestros punos fuertes y débiles como individuos y como un colectivo en el espíritu de
intercambio y reciprocidad. Sólo a través del espíritu de reciprocidad vamos a completarnos
como individuos y como humanos.
Fuente: Judith Bluestones P. El regreso de los niños de la luz: Profecias de los incas y los
mayas para un nuevo mundo.
El concepto de
chakana es fundamental en el mundo andino. Su significado compromete la
astronomía, la cosmovisión, la filosofía, la arqueología como un patrón que está
relacionado con los habitantes de los Andes. El símbolo también tiene
correspondencia con la Cruz del Sur, la constelación del Polo Sur, formada por las
estrellas. De la chakana o cruz andina se obtienen los días y meses del año
andino, a través de la multiplicación y suma aritmética.
El solsticio de invierno, que marca el inicio de un nuevo ciclo agrícola o el Machaq Mara
(nuevo año), tiene 13 meses cada uno de 28 días. Los cálculos matemáticos se obtienen de
la chakana o cruz andina, un símbolo geométrico que fue usado hace miles de años por la
cultura Tiwanaku.
El investigador Fidel Rodríguez explicó que al enumerar cada uno de los espacios de la figura
con tres escalones, se obtienen 13 espacios. “Los 13 espacios nos indican que el año tiene
13 meses. Para calcular los días de la semana, dibujamos otra cruz andina con cuatro
escalones y enumeramos cada uno de sus vértices, obtenemos la cifra siete. El número nos
indica los siete días de la semana”, aseveró Rodríguez.
El siguiente cálculo matemático es la multiplicación de los días de la semana: 7 por 4 que
son los lados de la chakana, se obtiene el número 28 que marcan los días de un mes.
El investigador remarcó que al multiplicar los 28 días por 13 meses se obtiene la cifra de
364, que simboliza los días de un año. “Pero falta un día, esa jornada es el Machaq Mara
(nuevo ciclo). Es cuando el Sol está en reposo para iniciar el nuevo tiempo y espacio en la
renovación de las energías”, enfatizó el matemático.
Rodríguez planteó que al sumar en forma vertical los números resultantes de la cruz andina
de tres escalones se obtiene la cifra 91. El número indica los días que dura cada estación, es
decir 91 días en invierno, primavera, verano y otoño, que son celebrados con diversos
rituales en los equinoccios y solsticios.
Al multiplicar 91 por las cuatro estaciones, se llega a obtener también la cifra de 364, a la
que se suma un día, el de la celebración del solsticio de invierno y que completa los días del
año.
Los amautas (sabios aymaras) consideran que el Machaq Mara o Willka Kuti (retorno del Sol)
constituye el renacimiento y renovación de todas las energías que permiten el equilibrio
entre la humanidad y la naturaleza. El ritual de esperar los rayos solares se cumplirá en el
área rural y también en las ciudades.
Esa jornada que falta en el cálculo matemático para completar los 365 días, resultante de la
chakana o cruz andina, “es el día cuando el Sol reposa sobre el Illampu, un nevado
considerado como sagrado por los aymaras”, dicen los amautas. La celebración del solsticio
de invierno es ritualizada de forma ancestral con una simbología relacionada con los ciclos
agrícolas.
Masaje Andino
Para Qhaqoy el cuerpo es un instrumento de desarrollo personal, una vía o circuito necesario
por donde pasan todas las energías e intenciones, razón por la cual se presta una
inconmensurable atención al tacto como herramienta clave en el desarrollo del masaje. La
experiencia táctil en Qhaqoy se ha perfeccionado a través de la transmisión de conocimiento
medicinal por la via ancestral. El tacto es el órgano sensorial más complejo y distribuido del
cuerpo por medio de la piel. La piel es una capa física visible que sirve de medio de contacto
con el mundo exterior e interior.
El masaje Qhaqoy es una terapéutica holística y energética que presta una elevada atención
al contacto humano. Este permite que la energía humana fluya en conexión con la energía
del entorno. Motivo por el cual Qhaqoy se vale de uno de los principios fundamentales de la
cosmovisión andina: el ayni. Mediante el ayni las energías que fluyen activamente en el
cuerpo humano se distribuyen creando armonía y equilibrio. La energía tiene inteligencia
propia y generalmente fluye cuando la estimulamos o distribuimos convenientemente con
técnicas simples del masaje Qhaqoy.
En las tradición andina el Kawsay es la energía viviente que fluye en todos los planos
dimensionales, representa la suma de todas las energías circundantes, en donde sami es la
energía pura o refinada y jucha la energía pesante o densa. Cuando tenemos un exceso de
energía pesante o jucha tenemos que aligerar la carga mediante el ayni con la madre tierra.
El ayni con la madre tierra (pachamama) es una de las técnicas de la tradición andina, que
-por excelencia- permite el intercambio de energía pesante por energía refinada. Para ello, el
terapeuta Qhaqoy se vale de simples técnicas rituales para lograr este propósito de reciclaje
de energía con la pachamama.
La energías no son positivas o negativas dentro del contexto de cosmovisión andina, aún por
tratarse de energía pesante en exceso, ésta no adquiere el carácter relativo de negativo,
pues los excesos de este tipo tienen un rol que cumplir, una finalidad que permite aún lograr
aprendizajes significativos en el camino de evolución personal. Las energías son sagradas y
estas no se crean o se destruyen, las energías se transforman, tal como lo afirmaba Albert
Einstein. Este proceso de alquimia puede lograrse con la sabiduría de la naturaleza en
acción. En suma, un arte ancestral que los chamanes andinos conocen desde tiempos
inmemoriales.
Los maestros curanderos de los Andes han perfeccionado la experiencia sensorial del tacto y
a partir de allí, Qhaqoy viene aplicándose con enorme beneficio en diversos aspectos de la
vida cotidiana:
Inti Raymi es también el nombre del primer mes del calendario Luni-Solar, que rige la vida
en resonancia con el Cosmos. Los Inkas dividían el año en 13 meses de 28 días cada uno,
más un día “fuera del tiempo” que servía de nexo o puente hacia el nuevo ciclo. Ese día tan
especial es el 21 de junio, fecha en que comienza el Solsticio de Invierno. “Solsticio” significa
“Sol quieto”, y en este caso marca el momento de mayor alejamiento de la Tierra con
respecto al Sol. Es el día más corto y la noche más larga del año, pero también da inicio al
regreso de la Luz.
La Ceremonia del Inti Raymi marca el fin de un ciclo para el hemisferio sur y el comienzo de
un nuevo año. Con la llegada de los españoles esta celebración fue reemplazada por la fiesta
de San Juan, pasando a ser el 24 de Diciembre simbolo de nacimiento y comienzo de ciclo,
para luego continuar con el fin del calendario gregoriano, el 31 de diciembre, el fin de año.
En la antigüedad, en el TAHUANTINSUYU (las cuatro regiones del sol) llegaban los
comunarios a los alrededores del INTI HUASI (Templo del Sol) para el encuentro de
convivencia entre las comunidades, esperando la llegada del sol y dando comienzo al gran
festejo de unidad, esperanza, deseos de un nuevo ciclo para la familia y las comunidades.
Fogatas de gran magnitud daban luz y color a la noche más fría del año: PHUTUTUS,
WANCARAS, TARCAS, SICUS y un sinfín de instrumentos daban su armonía, con melodías de
misteriosa alegría, que invitaban al baile, al canto y el amor.
Todavía hoy en los pueblos originarios del Ande a partir del 21/06 comienzan las ceremonias
y ofrendas para honrar a los cuatro Abuelos y a las cuatro regiones del Sol.
-El 21/06 es la Ceremonia del Sol Naciente, Intiq Llojsiynin, y homenaje al Antisuyu (región
del este de los Andes y Selva Amazónica) Con las aparción de los primeros rayos solares
comienza un nuevo ciclo o año nuevo de la naturaleza, en este día la tierra, Jallp’a Mama se
encuentra especialmente energizada. Asi, las mujeres principalmente, permanecen unas
horas sentadas tomando contacto con la Madre Tierra y se descalzan durante la Ceremonia
para renovar y fortalecer sus energías femeninas.
-El 22/06 es la Cermonia del Sol al mediodía, está en su punto Cenit, cuando no hay sombra,
Intiq Tiknun, y homenaje al Chinchaysuyu (región del norte, desde el sur de Colombia,
Ecuador y Norte de Peru). En este día el aire, Wayra, está purificado, por eso buscamos sitios
con árboles para conectarnos con nuestra respiración, mientras que nuestros hermanos
originarios se dirigen hacia las puertas del Viento, o Wayra Punku a muchos metros de altura
para dejarse atravesar por Wayra y así purificarse.
-El 23/06 es la Ceremonia del Sol poniente, Intiq Yaykuynin, y homenaje al Qontisuyu (región
oeste de los Andes, con dirección hacia el mar). En este día Nina, se encuentra con su
máximo potencial de energía. Se encienden fogatas, se dialoga con el Abuelo Fuego, algunos
pueblos del Amazonas caminan sobre brasas para conectarse con él.
-El 24/06 concluye el Inti Raymi y el homenaje es para el Qollasuyu (región del sur de los
Andes, que abarca Bolivia desde el lago Titikaka, norte de Chile y 9 provincias del N.O.
argentino). Ese día la purificación es con Unu Mama, a partir de las 0 hs hasta las 12 del
mediodía. En las comunidades se bañan en el río, a pesar del frío, se juega con el agua, o se
deja agua de lluvia durante toda la noche bajo las estrellas para bañarse ese día por la
mañana.
Hoy la ceremonia ha atravesado las fronteras étnico-culturales. Como un signo de estos
tiempos, en que el inexorable camino hacia la espiritualidad parece ser una necesidad
existencial de un número creciente de seres humanos, el Inti Raymi ha llegado desde hace
unos años a los ámbitos urbanos, en rituales que reúnen a gentes provenientes de distintos
sectores sociales, edades e identidades étnicas, honrando el espíritu esencial del mundo
andino que nos enseña que todos somos uno.