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EL PASILLO DE SANTA FÉ DE BOGOTÁ

El día de hoy quiero dar una breve historia de lo que fue una de las danzas más representativas de
nuestra capital, EL PASILLO de santa fé de Bogotá de sus orígenes y de su transformación a lo que
podemos ver hoy dentro de nuestro folclor. Debo aclarar que esta información es un reencuentro de
referencias las cuales he venido buscando para este espacio.
En Colombia existen un sin número de manifestaciones culturales que expresan la variedad étnica,
religiosa, de costumbres, tradiciones y formas de vida de su población, así como su riqueza natural y
diversidad de climas, geografías y paisajes, entre otros.
El pasillo es el aire y la danza de la libertad, pues se gestó como expresión de alegría durante el
periodo de la independencia de España. Es el encuentro entre dos ritmos y danzas de muy opuesto
origen: el torbellino de nuestros indígenas y el vals europeo. Son diversas las versiones sobre el
origen del nombre de “pasillo”, pero las más repetidas coincidencias de concepto a este respecto
son las que hablan del baile en pequeños pasos o “pasillos”.
El pasillo es uno de los ritmos más profundamente colombianos y un símbolo de mestizaje indo-
europeo. Es un ritmo que se encuentra en casi todas las zonas geográficas del país, con gran
autenticidad folclórica en cada una de ellas, lo cual se refleja en el uso de su propia organología, sus
figuras y peculiares estilos.
En la interpretación del pasillo encontramos dos tipos representativos:
1. El pasillo fiestero, más conocido en las fiestas populares, bailes de casorio, bailes de garrote, y
asimismo el más ejecutado por las bandas de música en las fiestas de los pueblos
2. El pasillo de salón, típico de los climas fríos, se interpretaba de una manera más viva y ágil y los
bailarines encontraban un argumento para darle más movilidad a los cuerpos y a la vez subir los
ánimos decaídos de otras clases de bailes.
Hoy como lo mencione quiero enfocar el tema al pasillo de la ciudad de Bogotá
El pasillo colombiano es el gran ausente en los estudios sobre géneros de “música nacional” de
acuerdo con la investigación de la maestra Martha Enna Rodríguez Melo en su documento EL
PASILLO COLOMBIANO Deriva del vals europeo y su práctica se inicia en grupos sociales de
centros urbanos, más relacionados con
la adopción de modas extranjeras que con fuentes de prácticas rurales. El pasillo colombiano es un
género adoptado de matriz foránea
El pasillo llegó de Europa como vals y como parte del proceso de expansión de la cultura europea
que durante el siglo XIX y especialmente a partir de la segunda mitad, estuvo en el centro de los
debates y enfrentamientos de tendencias políticas, partidos y divisiones de estos. En los ambientes
urbanos, los letrados estaban implicados en la casi imposible tarea de reconocer el país como un
conjunto, sin abandonar la defensa de la distinción jerárquica élite – pueblo
Lo reconocemos como un género europeo, fundacional de lo colombiano, que se arraigó sin
mestizajes, el pasillo no es el resultado de una hibridación sino una reinterpretación. El pasillo
coincide con el concepto de “costumbre” desarrollado por Edward Thompson que, a diferencia del
bambuco, el pasillo no tuvo que ser formalizado y disciplinado de pautas estructurales, puesto que
ya venía en el “régimen de partitura”, ninguna música campesina fue “desmonotonizada” Aun así, no
deja de sorprender la inventiva de los compositores que logran, obras individuales dentro de la
uniformidad tradicional.
La adopción del vals y su identificación como pasillo son procesos paralelos a la reacomodación de
la categoría “pueblo” y la progresiva “folclorización” discursiva de sus costumbres.
para entender un poco la tradición del pasillo debemos iniciar el recorrido por el vals que nos abrió el
camino para acoplarnos a nuevas culturas incluyendo nuestras tradiciones.
En uno de los textos de Johann Wolfgang von Goethe, (poeta, novelista, dramaturgo y científico
alemán) implica que valsar significaba girar en pareja, a la vez que ésta daba vueltas en movimiento
de traslación en un círculo de danzantes. En ese momento el giro no constituía un género sino un
paso que se aplicaba parcialmente a géneros que existían y no permitían la exclusividad de las
parejas durante todo un baile.
Con el tiempo, girar y dar vueltas se impuso en el gusto colectivo y dio lugar al género conocido
como vals, primero de danza en pareja, que además originó un importante y abundante repertorio de
obras, muchas de las cuales mantienen su vigencia tanto en la danza de salón como en la música
instrumental.
Dada la reconocida influencia de la revolución francesa en las americanas, no parece absurdo
suponer que los valses llegados a las colonias vinieran cargados de esa significación y su acogida
entre los criollos significara tanto, como la adhesión a las ideas de independencia y reivindicación de
derechos.
En las sociedades que se proyectaban como urbanas y modernas en la América del siglo XIX, al
igual que en Europa, la danza social fue un importante complemento de la buena educación
especialmente de la élite, que necesitaba establecer diferencias de gusto y comportamiento frente a
otros grupos. Maestros, escuelas
y publicación de manuales, además de clases impartidas en colegios, buscaron no solamente
completar de manera formativa y moralizante la educación de los jóvenes sino también, reforzar “las
buenas costumbres” a través del aprendizaje de la danza.
En Bogotá, a juzgar por el testimonio de un viajero, ya se practicaba el vals en la década de los años
veinte del siglo XIX, no sólo como el paso avalsado de otras danzas, sino como género: “Cuando la
noche se vuelve más fresca se acostumbra a bailar el vals. Al iniciarse el baile, los hombres se
colocan en fila y luego, en frente de ellos, las damas jóvenes. La orquesta por lo general toca
correctamente, pero con poco arte, y pocas son las melodías que se conocen. referencia
de:"Cochrane, Charles Stewart, Viajes por Colombia 1823-1824, Bogotá, Departamento editorial del
Banco de la República, 1994, p. 192."
Ya para ese año, 1823, el vals se estaba imponiendo, pero por ahora, restringido a los usos de la
élite.
El hecho de que no se conocieran muchas obras, concuerda con las dificultades de una incipiente
circulación de bienes culturales modernos, en un país dedicado a las luchas civiles, al regionalismo y
al gasto en esos menesteres de los presupuestos públicos.
Para el año de 1827, se registra la llegada a Bogotá de Nicolás Quevedo Rachadell (1803-1874),
músico venezolano que llegó al país con Simón Bolívar y tuvo un papel preponderante en la vida
musical de la ciudad. El catálogo de su obra revela las preferencias de la música en la sociedad
bogotana de la primera mitad del siglo XIX. Las obras instrumentales que se conservan pertenecen
específicamente a los géneros de contradanza y vals.
ya como lo he mencionado, la expansión de la cultura europea fue una de las empresas más
exitosas llevadas a cabo para el caso americano, desde la conquista. Un fenómeno similar ocurrió al
interior del país, donde a partir de la independencia, los usos de la élite bogotana se replicaron en
ciudades de otras regiones y de la misma forma que en Bogotá, también se convirtieron, según las
lecturas propias de cada grupo social, en patrimonio de una base ciudadana más amplia.
El baile, vivió una agitación interesante en la segunda mitad del siglo XIX y posiblemente fue el
espacio donde, en la articulación con la música, encontramos las características que configuraron el
pasillo como danza nacional, cuyo
favoritismo alcanzó las cuatro primeras décadas del siglo XX.
Un programa convencional de baile de mediados del siglo XIX, incluía tres etapas:
La primera estaba dedicada al vals. En su desarrollo se bailaban valses, valencianas y valses del
país. …
El pasillo fue la música más importante de las reuniones de la Gruta Simbólica, y cabe suponer que
de los otros lugares de reunión que contaban con pianos u orquestas. Sus promotores, personas
educadas y de alta cultura según los cánones de la época, lo reconocían como la verdadera música
nacional. No conocemos de valses cantados de ese momento, pero claramente desde comienzos de
siglo coexistieron tres modalidades de pasillo: el pasillo canción, romántico y lírico; el pasillo rápido,
alegre y fiestero, de ocasión y el pasillo lento, los dos últimos instrumentales.
Cuando el vals del país se convirtió definitivamente en pasillo, su interpretación fue una mezcla de
paso saltado y deslizado, con la última parte acelerada, lo que se constituyó en la prueba de fuego
para los que giraban y llevó al uso de la expresión “la parte valseada del pasillo”, como un dicho
popular para referirse a algo muy difícil o arriesgado.
La tendencia a considerar la bohemia como la vida más fructífera para la expresión artística llevó a
la identificación del pasillo, un género urbano promovido por la élite de literatos precentenaristas,
como música nacional. El pasillo era una pieza culta, estructurada y de autor. Sus compositores
estaban asociados con esa élite literaria y sus calidades eran reconocidas como artísticas, ellos
marcan una renovación de las prácticas de uso y consumo de música en la sociedad urbana en
crecimiento.
👍👍 continuando ... También es un hecho que ese baile de salón se transformó en folclórico y
permanece vivo y funcional como música de baile en el “aire influenciado. En los bailes rurales y
algunos urbanos es casi una obligación comenzar por el pasillo, a los que bailan les gusta así
porque el pasillo no se puede bailar en cualquier momento, él sirve para “aflojar” el salón y a los
mejores bailarines se les conoce como pasilleros.
En este caso se conoce como pasillo “barresala” y justamente por la elegancia de los movimientos y
la levedad de los pasos de las bailarinas de cada pareja, que giran con sus faldas largas, ellas
parecen volar sobre la superficie mientras sus vestidos barren el suelo.
Aunque hubiera sido deseable para quienes desde la década de los años sesenta del siglo XX se
interesaban en los estudios folclóricos, mostrar algún ancestro campesino o indígena en él, el hecho
de que haya sido de salón y partitura lo excluyó del grupo de los géneros que tenían un derecho de
origen más legítimo, por ser, aparentemente más propios.
Ojitos: el pasillo colombiano es principalmente una obra de música instrumental al igual que el vals,
Además de los muchos pasillos compuestos por colombianos.

Hoy el pasillo se baila menos que el vals, su práctica como danza está limitada a los grupos
especializados que lo recrean en espectáculos folclóricos o tradicionales.
Ahora bien quisiera enfocarme un poco en lo que es su danza, sus componente tiempos y
vestimenta de esta hermosa danza
El pasillo es un género musical y danza folclórica autóctona de Colombia. Según el musicólogo
Guillermo Abadía, "La denominación de “pasillo” como diminutivo de “paso” se dio justamente para
indicar que la rutina planimetríca consta de pasos menudos. Así, el “paso” corriente tiene un compás
de 2/4, el “pasodoble” como marcha de infantería tiene un compás de 6/8. El “pasillo”, tiene un
compás de 3/4".
Ojitos: de las figuras clásicas de los valses, se formó una figura que quizá es la más marcada en el
pasillo, el balseo, en donde ambos, frente a frente, y el hombre tomando a la dama por la cintura,
marcan los compases a lado y lado, o a veces atrás y adelante.
También del vals retomó el balanceo que consiste en un giro constante y equilibrado entre hombre y
mujer alrededor de todo el escenario o en algunas ocasiones sobre el eje de la pareja. Poco a poco
la costumbre de acelerar el vals para imprimirle mayor alegría y libertad en las fiestas fue liberando
este ritmo de las influencias europeas; en este cambio de ritmo comenzó el verdadero nacimiento
del pasillo como aire y danza autónoma, siempre basado en el compás de ¾.
Actualmente la planimetría del pasillo en los grupos de danza se ejecutan tres pasos valseados:
valseo redondo, con giros en el propio lugar; valseo lateral, con cruces y entrelazamientos en elipse
y el valseo de cuña al final del baile, en el que se gira por pareja y en un círculo más grande. Este
último paso es en tempo más rápido y en él cada pareja trata de tumbar a la que va adelante en el
círculo general, mientras se defiende de la que va detrás.
En cuanto a su vestuario tradicional, las damas de clase alta se ataviaban con trajes finos,
generalmente importados de Europa con telas de Bretaña, terciopelo o tafetán, preferiblemente en
tonos oscuros, entallados en la cintura, con falda amplia y soportada por enaguas de holán. Su
calzado eran botines, usualmente en cordobán y algunas veces hechos del mismo material que el
traje.
En el hombre el traje no era menos exigente, pues generalmente también era importado, en paños y
otras telas. Los pantalones eran de manga derecha con pretina y prenses, chaqueta estilo clásico,
chaleco, camisa elegante de cuello inglés, botines de cuero o soche y sombrero.
La ciudad de Bogotá adopto al pasillo como su ritmo más representativo, y le dio la elegancia y
distinción que caracteriza a los Bogotanos; ya que gracias a la sensibilidad artística de nuestros
compositores este aire musical se fue transformando en el vals colombiano.
Ya para finalizar quisiera recordar Una de las pistas más representativas del pasillo,” la gata golosa”,
fue compuesta originalmente con el nombre de “Soacha”, pero unos años más tarde el maestro
Fulgencio lo rebautizó con el nombre que seguiría figurando siempre, “La Gata Golosa”, en recuerdo
de uno de los centros de diversión bogotano de la época que permanecía abierto las 24 horas del
día y que “nada tenía que ver con atractivos gastronómicos, más sí con los de tipo sexual que
organizaba su celestina propietaria” para deleite de sus contertulios y visitantes como ya lo había
comentado.

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