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Carolina Sánchez García

Letras modernas (francesas)


Reporte de lectura 1

La modernidad

Berman Marshall (1940-2013) en Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de


la modernidad analiza las posturas de Marx y Baudelaire respecto al desarrollo de la
modernización, respecto a la política y económía, y el modernismo, como movimiento
artístico. Una buscaba la evolución en cuanto a lo material y es un proceso activo en sí, y el
otro la evolución espiritual, respectivamente. La experiencia humana se necesita regenerar,
pues está va a desvanecerse eventualmente, por lo que se desarrolla un nuevo movimiento
que buscaba innovar siempre, la novedad es un punto clave de la modernidad, mantenerse
siempre pendientes del último modelo.
Por un lado, Marshall resalta la danza de Marx con la burguesía y la modernización.
Según él, gracias al sistema económico todos estamos involucrados, lo que implica cierta
competencia, y exige que cada uno esté innovando; también nos provee de un deber político,
como se acostumbra desde el Renacimiento. Incluso en nuestros días, siempre se recuerda la
figura del hombre comprometido con su sociedad, por ejemplo, nosotros que estudiamos
literatura y a la vez se nos impulsa para estar presentes y formar parte de los fenómenos
políticos-sociales. El activismo debe ir de la mano con el progreso, el problema radica en qué
al existir clases sociales, éstas van a actuar según sea conveniente para su estrato económico
pues si no lo cuidan éste puede desaparecer, es decir, la clase burguesa, lo que resulta
paradójico. Hay un lado apocalíptico anunciado por escritores como Rimbaud o Nietzsche
tras este sueño de modernidad, no por el fin fatal, sino por el fin inevitable, de la vida, o la
especie y del planeta mismo, es parte del ciclo y del proceso, por eso que lo sólido se
desvanezca.
Una nueva cultura hedonista resurge, incluso con tintes decadentistas, se comienzan
a vender estilos de vida “el dandy” de la época. El trabajo se vuelve el medio común de ser,
con un velo de igualdad para todos, Marx propone que la riqueza debe ser compartida, y que
todas las necesidades, tanto físicas como espirituales se deben cubrir por igual, pero su
enfoque es sobre todo materialista, este dilema se encuentra en la obra de Fausto de Goethe,
precursor del modernismo alemán. Marx a la vez afirma la no existencia de Dios, por lo que
sus conclusiones tienden tintes al nihilismo, el humano trabaja, y su fin es mantener al
sistema. Le da cierto propósito. Incluso el arte baja a la altura del comercio o, “pierde su
sacralidad”. Todo lo contrario al lugar del arte en el romanticismo, que era una manifestación
del mensaje divino. Marx igual incluye a científicos en esta degradación y lo asemeja con
que perdían su aureola, es decir que no podía haber un ser tan puro, tan a salvo o tan libre,
estos debían reconocer su “dependencia” económica y espiritual al sistema.1
El valor ahora, en vez de encontrarse en el espíritu o incluso en preceptos morales, se
asigna por la importancia que se tenga en el sistema económico y político, aunque Marshall
expone que “cualquier sociedad burguesa plenamente desarrollada debe ser una sociedad
genuinamente abierta, no sólo económica sino también política y culturalmente” 2 es un punto
problemático hasta nuestros días, es más fácil que unos tenis recorran el mundo a una
persona.
Por otro lado, analiza la postura de Baudelaire frente a los cambios que la
modernización provocaba en las ciudades, además del modernismo en el arte, algunos otros
de sus representantes son Stendhal, Dickens, y Dostoievski. El artista ahora va a representar
lo que ve, aunque esto ya no significa representar la verdad, en las innovaciones tecnológicas
de la época se encontraba la cámara, por lo que ella se encargaría de la reproducción de la
realidad o “la verdad”, aunque esta siempre dependa del factor humano. La propuesta de
Baudelaire es la semejanza con la vida pastoril, es su lado más idílico en el cual uno puede
pasear en la ciudad y contemplar los cambios, observar el flujo del desarrollo, se podría decir,
admirando la naciente gloria de la ciudad francesa y por el otro, el contrapastoril, el desastre
y el caos que puede provocar tanto movimiento, los bulevares y el gran tráfico que existe en
ellos. Lo que conlleva a una deshumanización “en el arroyo las personas se ven obligadas a
olvidar lo que son mientras corren para salvar la vida”.
También, Marshall explora en la perspectiva del escritor sobre la perdida de la
aureola, quién sostenía que era como un pase libre para hacer lo que se quisiera pues ya no
se tiene que cargar con las expectativas que iban con ella, ya no deben de ser hombres rectos,
se pueden camuflajear y aún más entre tantas personas. Este “caos en movimiento” será la
nueva fuente de inspiración artística, ahora con un camino señalado y todas las opciones

1
Marshall, Berman. Todo lo sólido se desvanece en el aire. Argentina: Siglo XXI, 1989. P. 117
2
Marshall, Berman. Todo lo sólido se desvanece en el aire. Argentina: Siglo XXI, 1989. P. 109
alternas, permite que la obra artística ahora se cree en otro extremo, en el mauvais lieu. Así
se impregna el espíritu modernista en el arte, y no pudo faltar su contraparte, los denominados
antimodernistas, quienes buscaban mantener su sacralidad, hecho que Baudelaire consideró
incidental y no esencial del arte. El cambio alcanzó también a la lengua francesa que introdujo
varios anglicismos a su vocabulario, abriendo sus puertas a la multiculturalidad.
Otra de las revelaciones es la consciencia de las clases sociales, así como hay ciudades
grandes, las zonas pobres van a contrastar mucho más con esta riqueza, las familias van a
encontrar en su camino a indigentes, almas que tienen que ver cómo se integran a este
sistema, pues la riqueza no es compartida, ni material, ni espiritualmente.

Bibliografía.
Marshall, Berman. Todo lo sólido se desvanece en el aire. Argentina: Siglo XXI, 1989. Cap.
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