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CONSTRUCCION DE LA MENTIRA

Barraza, María Elisabet.


Bertellys, Johanna.
del Rio, Evelin.

20 de mayo de 2019.
Laprida.

Palabras clave: mentira, realidad, objetivarse, conocimiento.

La palabra mentira es algo que todos conocemos, desde los niños mas pequeños hasta
aquel adulto que deja ver sus años trascendidos. ¿Pero sabemos lo que realmente es la
mentira? ¿Cuándo mentimos? Podemos decir que esta coexiste socialmente desde hace
miles y miles de años, que no esta aceptada o que se la considera como algo negativo, pero
¿cómo sabemos si nos están mintiendo?. Para tratar de explicar esto vamos a referirnos a
un texto de Jacques Derrida, quien menciona estas palabras, “…la mentira no es el error.
Se puede estar en el error, engañarse sin tratar de engañar, y por consiguiente, sin mentir.”
(Derrida, 1995). Analizando dicha cita, podemos dejar en claro que no siempre se miente,
que no por decir algo que es falso, incorrecto, estamos mintiendo, y el secreto, como bien
nos recuerda Jacques, está en la intención: “Mentir es querer engañar al otro, y a veces aun
diciendo la verdad” (Derrida, 1995).
Ahora bien, si la mentira está presente en la sociedad desde hace tantos miles de años,
¿cómo saber que parte de nuestra historia es cierta y cual no?, consideramos que no lo
podríamos saber, ya que quienes iniciaron a dejarla por sentado ya no se encuentran, y solo
ellos podrían saber si lo que han dicho o escrito fue con la intención de engañar, o
simplemente creían en su tiempo, que aquello que afirmaban o dispersaban entre sus pares,
era cierto, ¿y como juzgar a alguien que cree arduamente que lo que dice es real? ¿cómo
podríamos probar que nos mintieron? Por mas de que logremos saber que no nos dijeron la
verdad, solo quien ha cometido el acto, sabrá con que fin lo ha realizado.
Entonces podemos decir que tampoco llegaremos a saber que parte de nuestra realidad
es tal y como nos la presentaron. La realidad es una construcción social y como ya dijimos,
la mentira se encuentra completamente arraigada a ella, y a pesar de existir una “realidad
en común” también sabemos que es una construcción personal que depende de la sociedad
en la que estemos. Pueden bien dos personas, que viven en la misma ciudad, incluso en el
mismo barrio, tener realidades distintas, y esto tiene que ver con la subjetividad de cada uno.
Los parámetros de la sociedad en la que ellos viven, pueden bien ya estar organizados de
tal manera, desde los movimientos de los ciudadanos como también un comportamiento
plenamente compartido, pero su realidad se va a construir dependiendo de la subjetividad
con la que el vea esa sociedad, puede comportarse como uno más o desplazarse en
dirección contraria.
Esa subjetividad debe dejarse ver en algún momento, ¿si no cómo sabemos que es lo que
le pasa? ¿cómo sabemos lo que construye?. Como aclaran Berger y Luckmann “la expresión
humana es capaz de objetivarse” (Berger & Luckmann), es capaz de manifestarse, es decir,
con los simples movimientos que realiza una persona cuando habla, podemos determinar
que tan nervioso se encuentra, cuanta seguridad tiene sobre lo que dice, o incluso si lo
conocemos mucho podemos saber la intención de sus palabras. Pero no solo los
movimientos o gestos nos sirven para objetivar nuestra subjetividad, si no también los
objetos o cosas que hay a nuestro alrededor, que si bien no fueron creados con esta finalidad
solemos usarlos para demostrar lo que nos pasa, por ejemplo: un cuchillo para expresar
violencia o las flores preferidas de alguien para demostrarle aprecio o cariño. Cuando se
utilizan objetos, si los dejamos en el mismo lugar, las demás personas podrán acceder a esa
objetivación pudiendo observar la subjetividad de quien dejó “el mensaje”, aunque hay
muchas veces que en ese objeto nos resulta difícil leer dicha subjetividad, sobre todo si ha
sido colocado o dejado por alguien que no hemos conocido demasiado.
¿Cómo es posible encontrar un significado a un objeto, que no ha sido creado para tal?
esto pasa debido al conocimiento que compartimos socialmente, como dijimos
anteriormente, hay parámetros establecidos que puedo o no utilizar. Este conocimiento nos
permite saber que en cualquier lugar, arrojarle un cuchillo a otra persona es signo de
violencia, como cuando se insulta a alguien, y con esto queremos decir que también el
lenguaje nos permite objetivarnos. “El lenguaje se me presenta como una facticidad externa
a mi mismo y su efecto sobre mi es coercitivo” (Berger & Luckmann), es decir que me tengo
que adaptar a las pautas que están establecidas, las debo tener presentes para un habla
“correcta” según las ocasiones en la que me encuentre, debo emplear dichas pautas para
mantener una fluidez y un buen desenvolvimiento.
Bibliografía
Berger, P. L., & Luckmann, T. (s.f.). La construccion social de la realidad. En La construccion social de la
realidad. Buenos Aires; Madrid: Amorrortu editores.

Derrida, J. (1995). Historia de la mentira: Prolegómenos. Buenos Aires.

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