Está en la página 1de 5

Tipología textual

Una tipología textual es una forma de organizar la diversidad textual y de


clasificar los distintos textos. Los textos, como producto de la actuación
lingüística, se presentan en una multiplicidad y diversidad prácticamente
inabarcables; ello no obstante, son susceptibles de ser ordenados en tipologías
que los clasifiquen y agrupen a tenor de conjuntos de rasgos que los identifiquen
y los diferencien entre sí. La clasificación más comúnmente aceptada en los
trabajos de lingüística del texto es la que distingue entre narración, descripción,
argumentación, explicación y diálogo. Hay autores que reducen esta cantidad a
otra inferior, hay quienes la amplían a otra más extensa.

Características

En 1978 el lingüista alemán Horst Isenberg publicó un artículo titulado


Cuestiones fundamentales de tipología textual, que fue muy influyente en el área
de la lingüística del texto.

Según Isenberg, el primer paso para establecer una tipología era ofrecer una
explicación teóricamente informada de las dimensiones lingüísticamente
relevantes de los textos.

Luego de esto se debía construir una tipología general de la mayor cantidad de


textos posibles con un alto nivel de abstracción. Esta tipología textual podría
aplicarse luego en investigaciones empíricas.

Isenberg estableció unos principios o condiciones fundamentales para una


tipología textual. A continuación se describirán dichos principios:

Homogeneidad: Para que exista homogeneidad en la tipologización se debe


definir una base unitaria. Entonces, todos los tipos de textos se deben
caracterizar de la misma manera tomando como referencia esta base tipológica.

Monotipia: Las partes de un texto no pueden ser clasificadas en distintas


tipologías de manera simultánea. Esto es lo que le da el carácter monotípico a
cualquier intento de tipología textual.

Sin embargo, muchos autores opinan que esta condición es bastante difícil de
cumplir dado que, en general, los textos no son puros. Por ejemplo, un texto
narrativo puede contener descripciones y/o diálogos.

Rigor: Otra característica de una tipología textual es que debe ser rigurosa y sin
lugar a ambigüedades. Así pues, un mismo texto no puede ser clasificado en
más de una categoría.

Exhaustividad: Dentro de una tipología textual todos los textos deben ser
asignados a una determinada categoría, sin excepciones.
Tipos

En la práctica, a pesar de la teoría de Isenberg, se ha demostrado que el


problema no es hacer tipologías textuales, sino darles una fundamentación
teórica. Esto se debe a los textos no son construcciones homogéneas.

No obstante, existen varias propuestas de algunos autores, algunas más


ampliamente aceptadas que otras. Incluso en la Grecia antigua ya se habían
ofrecido algunas clasificaciones de los textos.

Tipología tradicional: En La retórica Aristóteles propuso una tipología para los


discursos públicos. Este filósofo distinguía entre discursos judiciales (acusan o
defienden), deliberativos (aconsejan o disuaden) y epidícticos (alaban o critican).

Por otro lado, en La poética planteó una tipología para los textos literarios que
aún se estudia en la teoría de los géneros. Así, los dividía entre líricos (poesía),
narrativos (ficción) y dramáticos (obras de teatro).

Tipología de Sandig: La autora germana Barbara Sandig sugirió una matriz


tipológica basada en 20 parámetros con características opuestas —lingüísticas
y extralingüísticas— que permiten diferenciar los tipos de textos.

Entre otros, se toman en consideración aspectos como la manifestación material


de un texto (hablado o escrito), espontaneidad (preparado o no preparado) y el
número de participantes de comunicación (monólogo o diálogo).

De este modo, las características típicas de una cierta clase de textos consisten
en una combinación diferente de las características presentadas en estas
oposiciones.

Tipología textual de Werlich: En 1976 Egon Werlich identificó cinco tipos de


texto idealizados basados en sus propiedades cognitivas y retóricas. Estos son:
descripción, narración, exposición, argumentación e instrucción.

Cada uno refleja procesos cognitivos: percepción en el espacio, descripción en


el tiempo, comprensión de conceptos generales, creación de relaciones entre
conceptos y planificación de comportamientos futuros.

Así pues, Werlich tiene el mérito de enumerar metódicamente muchas


características lingüísticas y textuales que interactúan y coexisten en cada tipo
de texto.

Tipología de Adam: Los textos son complejos y heterogéneos. Por ello, Adam
propone su concepto de secuencias textuales, unidades parcialmente
independientes con formas típicas reconocidas y delimitadas de manera intuitiva
por los hablantes.

Estas secuencias prototípicas son las narraciones, descripciones,


argumentaciones, explicaciones y diálogos. Sin bien un texto puede combinar
estas secuencias, siempre va a predominar una de estas.
Secuencia narrativa: La secuencia narrativa es tal vez la más estudiada por ser
la más antigua y una de las más usadas. Incluso, cuando la comunicación es
oral, las personas tienen la costumbre de informar hechos a través de historias.

Secuencia descriptiva: La secuencia descriptiva presenta las cualidades y


propiedades de una entidad dada, sin presentar una organización temporal bien
definida. Tiene como objetivo principal presentar características físicas y
psicológicas.

Secuencia argumentativa: Las secuencias argumentativas defienden un punto


de vista u opinión mediante argumentos y contraargumentos organizados
lógicamente, mostrando relaciones de causa y consecuencia.

Secuencia explicativa: La secuencia explicativa tiene como objetivo la


discusión, información o exposición de un tema. Como estrategias discursivas,
utiliza definiciones, ejemplificaciones, clasificaciones, reformulaciones,
comparaciones y otros recursos.

Secuencia dialogal: Esta secuencia presenta un intercambio dialógico


(intercambio de enunciados de dos o más voces). Se caracteriza por el empleo
de fórmulas conversacionales y la importancia de la comunicación no verbal.

Como se relaciona el texto y la sociedad

Para contestar a esta pregunta partimos de la asunción de que la literatura


es un medio de comunicación, que reproduce y disemina patrones de conducta,
identidades, representaciones y el imaginario de quienes escriben y de la época
en la que las obras son escritas. Elementos que, en su conjunto, pueden
provocar un efecto en las/os consumidoras/es y/o pueden apoyar la
reproducción, a nivel social, de los elementos antes mencionados.

Es decir, existe una estrecha interrelación entre literatura y sociedad. La


obra literaria constituye una representación de los elementos ideológicos que
priman en la época y en el contexto social en que es concebida. La ideología se
constituye y se reproduce a partir de las formas en que lo que decimos y creemos
se conecta con las estructuras y con las relaciones de poder en la sociedad en
la cual vivimos.
Los textos según la modalidad discursiva

Textos descriptivos: Consisten en atribuir rasgos a personas, animales,


lugares, tiempos, objetos o entes. Describir es detallar los aspectos exteriores o
propiedades de un objeto o bien los rasgos físicos, cualidades o actitudes de
un ente. Pertenecen a este tipo cualquier descripción literaria, o de objetos y
procesos (científica, técnica o expositiva).
Textos narrativos: Textos literarios o no literarios en que se relata una
sucesión de acontecimientos. Narrar es contar una historia, real o imaginaria,
en que varios personajes participan en una sucesión de hechos encadenados.
Ejemplos: cuento, novela, leyenda, noticia, crónica, reportaje, documental,
relato oral de sucesos, cómic, etc.
Textos expositivos: Centrados en la actividad de explicar, declarar, presentar
o formular, de manera no narrativa, nociones, situaciones o hechos. Informar,
exponer, explicar o dar a conocer, de una manera clara, ordenada, los distintos
aspectos de un tema o cuestión. Son ejemplos cualquier tratado, glosa,
discurso, ensayo, índice, esquema, definición, receta, instrucciones,
disposiciones legales, informe, documento histórico, libro de texto, apuntes,
diccionario, desarrollo escrito de un tema, dosieres, etc.
Textos argumentativos: Tienen como finalidad suscitar la adhesión del
receptor a las tesis propugnadas por el emisor y que consiste en justificar una
opinión mediante el razonamiento. Argumentar es intentar convencer a los
receptores por medio del razonamiento de la validez o la inconveniencia de una
idea o tesis. Ejemplos son artículo de opinión, crítica de espectáculos,
publicidad, instancia, ensayo, sermón, valoración personal de una obra
artística, comentario crítico, etc.
Textos instructivos: Tienen como propósito dirigir las acciones del lector;
generalmente se aplican para resolver problemas de la vida cotidiana, tanto en
la escuela como fuera de ella: cómo utilizar un televisor, cómo cocinar algún
alimento, cómo instalar un ordenador, cómo pintar un cuarto, etc. El uso mismo
de los medios tecnológicos nos exige seguir instrucciones, y nos obliga en
ciertos casos al manejo de este tipo de textos de instrucción. Los textos
instructivos tienen el propósito de orientar los procedimientos de forma
detallada, clara y precisa para realizar alguna actividad simple o compleja.

También podría gustarte