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INTRODUCCION

Con la entrada en vigencia de la Constitución Política de Colombia en 1991 se optó por un


modelo liberal, en donde el grado de intervención del Estado en la vida privada de su
población sea el menor posible, es así como ese planteamiento se ha venido desarrollando
normativamente y a través de la jurisprudencia en donde son palpables los cambios
paradigmáticos en relación con la libertad que tienen las personas para desarrollar su plan de
vida, tal es el caso de la población Homosexual quienes han visto reflejado el resultado de la
lucha por alcanzar la igualdad de sus derechos, en la posibilidad de contraer matrimonio, tal
como fue establecido en la sentencia SU-214 de 2016. La presente línea jurisprudencial tiene
como objeto demostrar los diferentes fallos judiciales que constituyeron un papel importante
en el reconocimiento de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio.
PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN
¿Cómo ha sido el reconocimiento que ha hecho la corte constitucional al derecho de las
parejas del mismo sexo a contraer matrimonio?

SENTENCIAS DE LA CORTE CONSTITUCIONAL


Entre los numerosos fallos emitidos por la corte constitucional referentes a la protección del
matrimonio igualitario tenemos C-075/2007, C-798/2007, C-577/2011, C-071/2015 Y SU-
214/2016.

 C-075/2007

 C-798/2007

Reconoce el  C-577/2011 No reconoce el


derecho al derecho del
matrimonio matrimonio
igualitario  C-071/2015 igualitario

 SU-214/2016

RATIO DECIDENCI
“La Corte declaró que los matrimonios civiles entre parejas del mismo sexo, celebrados en
Colombia con posterioridad al 20 de junio de 2013, gozan de plena validez jurídica, por
ajustarse a la interpretación constitucional plausible de la Sentencia C-577 del 20 de junio
de 2011”.
Tenemos como ratio decidenci la sentencia SU-214/2016
CORTE CONSTITUCIONAL
SENTENCIA C-075 DE 2007
Bogotá, D.C., siete (7) de febrero de dos mil siete (2007).
Magistrado ponente: Dr. Rodrigo Escobar Gil
Actores: Marcela Sánchez Buitrago y otros.
Asunto: Demanda de inconstitucionalidad contra los artículos 1 y 2, parciales, de la Ley 54
de 1990, modificada parcialmente por la Ley 979 de 2005.

Fundamentos de la demanda:

Los actores consideran que las expresiones “hombre y mujer” contenidas en el artículo 1º y
el literal a) del artículo 2º de la Ley 54 de 1990, modificada parcialmente por la Ley 979 de
2005, contraría al derecho a la dignidad humana, desconoce el derecho fundamental al libre
desarrollo de la personalidad y genera un daño por la aplicación de la norma que se amplía y
permee las distintas ramas del ordenamiento jurídico. Exponen que el legislador definió la
figura de “compañeros permanentes”, como aquella conformada exclusivamente por dos
personas heterosexuales omitiendo la posibilidad de que una pareja del mismo sexo
conformase un proyecto de vida en común, lo que conlleva a generar un impacto negativo
sobre las personas homosexuales que se concreta en estas uniones no tienen acceso a todos
aquellos derechos patrimoniales y extramatrimoniales que se derivan del reconocimiento a
la unión consagrada en la Ley 54 de 1990.

Consideraciones de la Corte Constitucional:


La Corte expone que la decisión legislativa de no incluir a las parejas homosexuales en el
régimen patrimonial previsto para las uniones maritales de hecho, comporta una restricción
injustificada, vulnera el derecho fundamental de dignidad humana y del libre desarrollo de
la personalidad, pues dicha omisión legislativa puede tener efectos lesivos, no solo en cuanto
obstaculiza la realización de su proyecto de vida común, sino porque no ofrece una respuesta
adecuada para las situaciones de conflicto jurídico que se pueden presentar, tal como la
distribución de bienes que le corresponde en el patrimonio construido de manera conjunta
en el transcurso de una relación de pareja cuando por cualquier causa a cesado la
cohabitación
Continua argumentando que la afectación de la dignidad se desprende directamente de la
ausencia de reconocimiento jurídico de las opciones vitales de las personas, y por las
consecuencias que en el plano material puede tener para una persona la pérdida de aquello
que le corresponde en el patrimonio construido de manera conjunta en el transcurso de una
relación de pareja que pueden afectar sus condiciones materiales de existencia, por lo tanto
ese mínimo de protección resulta constitucionalmente obligado ya que la ausencia de un
régimen jurídico que, en el ámbito patrimonial, se aplique de manera específica a las parejas
homosexuales, implica que sus integrantes deban regirse por el régimen ordinario civil. Por
esta razón, las mismas consideraciones que permiten establecer que en relación con la
situación patrimonial de las parejas homosexuales existe un déficit de protección a la luz del
ordenamiento constitucional, llevan a la conclusión de que el régimen de la Ley 54 de 1990,
tal como fue modificado por la Ley 979 de 2005, en la medida en que se aplica
exclusivamente a las parejas heterosexuales y excluye discriminatoriamente de su ámbito a
las pareja homosexuales.
Finalmente advierte que la parejas homosexuales presentan requerimientos análogos de
protección y que no existen razones objetivas que justifiquen un tratamiento diferenciado, el
régimen legal tiene dos manifestaciones centrales: se establece la presunción sobre la
existencia de una sociedad patrimonial entre compañeros permanentes, y por otro, aunque
concebida desde una perspectiva probatoria, se contempla la posibilidad que tienen los
integrantes de la pareja, a partir de la convivencia mantenida por un período de al menos dos
años, de acceder voluntariamente a ese régimen mediante declaración ante notario o en el
escenario de una conciliación. Independientemente de la motivación original de la ley, es
claro que la misma tiene una marcada dimensión protectora de la pareja, tanto en el ámbito
de la autonomía de sus integrantes, como en el de las hipótesis de desamparo que en materia
patrimonial puedan surgir cuando termine la cohabitación. En esa perspectiva, se reitera,
mantener ese régimen de protección exclusivamente para las parejas heterosexuales e
ignorar la realidad constituida por las parejas homosexuales, resulta discriminatorio, por lo
tanto encuentra la Corte que es contrario a la Constitución que se prevea un régimen legal
de protección exclusivamente para las parejas heterosexuales y por consiguiente declarará
la exequibilidad de la Ley 54 de 1990, tal como fue modificada por la Ley 979 de 2005, en
el entendido que el régimen de protección allí previsto también se aplica a las parejas
homosexuales.
Quiere esto decir que la pareja homosexual que cumpla con las condiciones previstas en la
ley para las uniones maritales de hecho, esto es la comunidad de vida permanente y singular,
mantenida por un periodo de al menos dos años, accede al régimen de protección allí
dispuesto, de manera que queda amparada por la presunción de sociedad patrimonial y sus
integrantes pueden, de manera individual o conjunta, acudir a los medios previstos en la ley
para establecerla cuando así lo consideren adecuado.

Fallo: Declara la exequibilidad de la Ley 54 de 1990, tal como fue modificada por la Ley
979 de 2005, en el entendido que el régimen de protección allí previsto también se aplica
a las parejas homosexuales.
CORTE CONSTITUCIONAL
SENTENCIA C-798 DE 2008
Bogotá, D.C., veinte (20) de agosto de dos mil ocho (2008).
Magistrado ponente: Dr. Jaime Córdoba Triviño
Actor: Lena Del Mar Sánchez Valenzuela
Asunto: Acción pública de inconstitucionalidad en contra del parágrafo 1° del artículo 1°
de la Ley 1181 de 2007, modificatorio del artículo 233 de la Ley 599 de 2000 (Código
Penal).
Fundamentos de la demanda:
La actora demandó el parágrafo 1° del artículo 1° de la ley 1181 de 2007, que modificó el
artículo 233 de la Ley 599 de 2000 (Código Penal), por considerar que esta norma
vulnera el Preámbulo y los artículos 1, 13 y 16 de la Constitución Política. Por el cual se
establece el delito de Inasistencia de Alimentos y que para el caso de compañeros
permanentes el Parágrafo 1 del presente artículo describe: “Para efectos del presente
artículo, se tendrá por compañero y compañera permanente únicamente al hombre y la
mujer que forman parte de la Unión Marital de Hecho durante un lapso no inferior a dos
años en los términos de la Ley 54 de 1990”.

La demandante señala que la norma reduce la protección alimentaria a la pareja heterosexual


y con ello vulnera el derecho a la igualdad y a la no discriminación de las parejas del mismo
sexo. Para fundamentar su aserto cita la doctrina sentada en la sentencia C-075 de 2007, que
a su juicio “cambió el entendimiento de las normas de la ley 54 de 1990”. Recuerda que en
dicha decisión, la Corte indicó que la discriminación relativa a la orientación sexual era
violatoria de la Constitución. En consecuencia, solicita que la Corte aplique el artículo 13 de
la Constitución de manera tal que no se cierren “los efectos del artículo 233 del Código Penal
modificado por la Ley 1181 de 2007, única y exclusivamente a las parejas heterosexuales,
porque eso atenta de manera directa contra los derechos a la igualdad y a la dignidad
humanas.”

Finalmente, la demanda indica que la decisión legislativa de no incluir determinados grupos


sociales en los ámbitos de protección legal, en razón a su orientación sexual, “menoscaba y
vulnera el derecho a la dignidad humana y a recibir igual tratamiento por parte del Estado.”.
Por las mismas razones, encuentra que la disposición afecta el derecho al libre desarrollo de
la personalidad, “pues la limitación que impone resulta contraria a la diversidad sexual en
cuanto impide que una persona reclame sus derechos de pareja y obligaciones de socorro
mutuo a su compañero del mismo sexo cuando el mismo sea renuente a cumplirlos y ello
conlleve un castigo punitivo por parte del Estado.”

Consideraciones de la Corte Constitucional:


En el presente caso la Corte se enfrenta a una ley que confiere un tratamiento diferenciado
en materia de derechos y deberes patrimoniales a los miembros de la pareja heterosexual
respecto de los miembros de la pareja homosexual. El tratamiento diferenciado representa,
como ya ha sido mencionado, un notable déficit de protección en materia de garantías para
el cumplimiento de la obligación alimentaria, pues en virtud de la doctrina de la Corte, un
tratamiento de esta naturaleza resulta, en principio, sospechoso. Por esta razón, su evaluación
constitucional debe estar sometida a un juicio de proporcionalidad estricto. En consecuencia,
como ya lo ha señalado la Corte, en estos casos es necesario identificar si la diferenciación
legal persigue una finalidad constitucionalmente imperiosa y si es necesaria, útil y
estrictamente proporcionada para alcanzarla. Si no fuera así, la ley estaría vulnerando, cuando
menos, el principio de no discriminación y debería merecer el correspondiente reproche de
inconstitucionalidad. Luego de indagar la disposición demandada, la Corporación estima que
la exclusión de la pareja del mismo sexo de la protección penal frente al incumplimiento del
deber alimentario no es necesaria para los fines previstos en la norma ni persigue una
finalidad constitucionalmente imperiosa, dado que la inclusión de la misma no implica la
desprotección de la pareja heterosexual. En este, como en casos anteriores, la corrección del
déficit de protección que afecta a las parejas del mismo sexo no tiene como efecto, desde
ningún punto de vista, la disminución de la protección a los miembros de la pareja
heterosexual.
Los argumentos anteriores demuestran la evidente inconstitucionalidad de las expresiones de
la disposición demandada que excluyen de la protección reforzada al miembro más débil de
la relación de pareja constituida por dos personas del mismo sexo. En consecuencia, para
eliminar la discriminación advertida y el consecuente déficit de protección, la Corte declarara
inexequible la expresión únicamente contenida en la disposición parcialmente demandada, y
exequible el resto de la disposición en el entendido que las expresiones “compañero” y
“compañera permanente” comprenden también a los integrantes de parejas del mismo sexo.

Fallo: Declarar INEXEQUIBLE la expresión únicamente contenida en el parágrafo 1° del


artículo 1° de la Ley 1181 de 2007, y EXEQUIBLE el resto de esta disposición en el
entendido que las expresiones “compañero” y “compañera permanente” comprenden
también a los integrantes de parejas del mismo sexo.

CORTE CONSTITUCIONAL
SENTENCIA C-577 DE 2011
Bogotá D.C., veintiséis (26) de julio de dos mil once (2011)
Magistrado ponente: Dr. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo
Actores: Procesos acumulados
Expediente D-8367: Carlos Andrés Echeverry Restrepo.

Expediente D-8376: Marcela Sánchez Buitrago y otros.

Asunto: Demanda de inconstitucionalidad en contra de algunas expresiones contenidas en


el artículo 113 del Código Civil, en el inciso 1º del artículo 2º de la Ley 294 de 1996 y en el
inciso 1º del artículo 2º de la Ley 1361 de 2009.
Fundamentos dela Demanda:
1. Expediente D-8367: Carlos Andrés Echeverry Restrepo.

La demanda del ciudadano Carlos Andrés Echeverry Restrepo se dirige en contra de las
expresiones “un hombre y una mujer” y “de procrear”, contenidas en el artículo 113 del
Código Civil, por considerarlas contrarias al preámbulo y a los artículos 1, 2, 4, 12, 13, 16,
42, 43 y 93 de la Constitución.
Para exponer el concepto de la violación, el demandante dedica un primer apartado a “la
noción de familia y matrimonio contenidos en el artículo 42 de la Constitución” e indica que
cuando el mencionado precepto establece que la familia “se constituye por vínculos naturales
o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la
voluntad responsable de conformarla”, la “conjunción “o” que trae el primer inciso del
artículo 42 Superior determina varias formas de reconocimiento del núcleo básico de la
sociedad colombiana conocido como ‘familia’ ”, así: por vínculos jurídicos o naturales, por
la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad de
conformarla.
Sostiene que estas tres formas no implican “que la institución de la familia inicia por el
vínculo entre un hombre y una mujer”, pues “la indeterminación del texto conduce a concluir
que tanto un hombre con vínculos con otro hombre, o una mujer con vínculos con otra mujer
(parejas homosexuales) están habilitadas constitucionalmente para ser reconocidas, por la
legislación civil, como familia”.

Arguye que “el artículo 113 del Código Civil no puede imponer como una de las finalidades
del matrimonio la de “procrear”, por las siguientes razones: (i) el matrimonio, como contrato
de naturaleza civil, también debe observar el principio de la autonomía de la voluntad y (ii)
“las parejas que formalizan su relación a través de la institución del matrimonio pueden o no
determinar, amparados en su libre consentimiento, si desean o no procrear, por lo cual no se
puede fijar como finalidad del matrimonio la de engendrar, por cuanto se vulneraría el
principio de la autonomía de la voluntad”.
Además, (iii) el Estado “no puede imponer la finalidad de procrear como acción exclusiva
del matrimonio ya que ésta puede realizarse sin mediar el contrato del matrimonio,
adicionalmente esa finalidad excluye otras formas de tener hijos que integran a la familia -
anteriormente descartadas por el Código Civil- como la de los hijos habidos fuera del
matrimonio”, a más de lo cual (iv) “el inciso 5 del artículo 42 de la Constitución señala que
la pareja tiene “derecho a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos” y en
virtud de tal ‘decisión libre’ una pareja no está obligada a procrear”, por lo que “no resulta
procedente imponer, por vía legal, dicha finalidad para ser obligatoriamente observada por
quienes celebran matrimonio civil”, (v) destacándose “el caso de parejas heterosexuales que
celebraron matrimonio y que decidieron no engendrar o adoptar hijos, sin embargo, pese a
su respetable decisión no puede predicarse que faltaron a la ‘finalidad’ del matrimonio, o que
el Estado, por no alcanzar esa pareja la finalidad de procreación, entonces estaría habilitado
para anular su matrimonio civil”.
Asevera que más claro aún es el artículo 6 de la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre de 1948 que afirma que “toda persona tiene derecho a constituir familia,
elemento fundamental de la sociedad y a recibir protección para ella y concluye que “si como
mencionábamos anteriormente, el artículo 42 de la Constitución establece tres formas para
conformar la familia (vínculos jurídicos, decisión libre de un hombre y una mujer de contraer
matrimonio y la voluntad de conformarla) entonces ninguno de estos tres modos de
constituirla puede impedir que cualquier persona (como lo ordena el artículo 6 de la
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre) tenga derecho a hacerlo”

2. Expediente D-8376: Marcela Sánchez Buitrago y otros.

Señalan los demandantes que la expresión “de procrear” es inconstitucional, mientras que la
otra, “un hombre y una mujer” incurre en una omisión legislativa relativa inconstitucional,
por lo cual sería exequible, “pero en el entendido de que también pueden contraer matrimonio
las parejas del mismo sexo” y agregan que, por unidad normativa, solicitan la inexequibilidad
de la expresión tanto en el artículo 2º de la Ley 294 de 1996, como en el artículo 2º de la Ley
1361 de 2009.
Añaden que, por razones de unidad normativa, solicitan “un condicionamiento general de la
Corte, con el fin de que precise en la parte resolutiva que cuando la ley en general haga
referencia a cónyuges o haga referencia a ‘hombre y mujer’ al regular la institución
matrimonial, en virtud del principio de protección igual de las parejas heterosexuales y del
mismo sexo, debe entenderse que dichas expresiones hacen referencia también a los
cónyuges o integrantes casados de las parejas del mismo sexo”. Manifiestan que, de modo
subsidiario, “y en caso de que la Corte considere que no puede recurrir a una sentencia
integradora o aditiva inmediata”, piden que la Corporación “establezca una modalidad de
sentencia intermedia, de ‘constitucionalidad condicionada con efectos diferidos’ ” para que
“reconozca en forma inmediata el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer
matrimonio con base en las regulaciones básicas existentes del matrimonio y los
condicionamientos anteriormente señalados a la definición legal del matrimonio”, pero que,
“tomando en consideración la libertad de configuración del legislador en este campo, la Corte
le otorgue un plazo de seis meses al Congreso para que regule en forma no discriminatoria el
matrimonio para las parejas del mismo sexo”, de modo que la Corte podría “diferir el efecto
de su condicionamiento por esos seis meses y precisar que “si el Congreso no realiza esa
regulación en ese plazo, entonces debe entenderse que rige plenamente el derecho de las
parejas del mismo sexo a contraer matrimonio, con base en la regulación vigente y los
condicionamientos hechos por la Corte en la sentencia que profiera frente a esta demanda”.

Consideraciones de la Corte Constitucional:

1. Cargos en contra de la expresión “de procrear”:


Expone la Corte que el contenido del derecho está integrado por las dos facetas y no solo por
la negativa como lo entienden los demandantes, motivo por el cual su interpretación del
establecimiento de la procreación como finalidad del matrimonio es desacertada, pues no
existe imposición alguna en el sentido de tener hijos. Así, en caso de optar por no tenerlos,
la decisión de la pareja tiene respaldo jurídico, pero si deciden tenerlos el apoyo legal dado
por la inclusión de la procreación como fin del matrimonio es importante para la pareja y,
sobre todo, para los hijos habidos en el matrimonio, quienes tienen derecho a su familia
biológica y son sujetos de especial protección constitucional. En las condiciones anotadas,
los cargos formulados en contra de la expresión “de procrear” carecen de certeza, pues no se
fundan en significados plausibles del texto acusado y, en consecuencia, son sustancialmente
ineptos.

2. Cargos de inconstitucionalidad en contra de la expresión “de un hombre y una


mujer” contenida en los artículos 2º de la Ley 294 de 1996 y 2º de la Ley 1361 de
2009:
Explica la Corte que esta expresión tiene una característica especial de las disposiciones ya
que la referida expresión reproduce textualmente el primer inciso del artículo 42 de la
Constitución, pues en la parte pertinente coinciden en señalar que la familia “se constituye
por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer
matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla”.
Sobre el particular la Corte ha indicado que cuando las disposiciones demandadas reproducen
textualmente la Constitución, “su validez sustantiva o validez en estricto sentido, entendida
como el hecho de que una norma de inferior jerarquía no contradiga las disposiciones
superiores, en principio está fuera de discusión”, porque “no puede haber contradicción entre
dos normas, cuando una es idéntica a la otra”, por lo cual “la identidad excluye lógicamente
la contraposición” y la eventual declaración de inconstitucionalidad equivaldría a la
inexequibilidad del precepto constitucional. Siendo así, el examen de constitucionalidad
realmente debería efectuarse sobre el texto constitucional reproducido, lo que es
improcedente, razón por la cual, dado que en este caso las normas legales parcialmente
demandadas reproducen preceptos constitucionales, la Corte se inhibirá, sin perjuicio de lo
cual se advierte que la interpretación del primer inciso del artículo 42 superior es la adoptada
en esta sentencia.

3. Exhorto dirigido al Congreso de la República:


La Corporación considera pertinente dirigir un exhorto al Congreso de la República, a fin de
que se ocupe del análisis de la cuestión y de la expedición de una ley que, de manera
sistemática y organizada, regule la comentada institución contractual como alternativa a la
unión de hecho.
La Sala destaca que, como siempre, el exhorto se formula con total respeto hacia la facultad
de configuración que le corresponde al Congreso de la República, para propiciar la
colaboración entre la Corte y el órgano representativo por excelencia y en procura de
garantizar la atención de los derechos de los asociados, mas como quiera que el déficit de
protección que afecta a las parejas del mismo sexo es evidente y reclama urgente respuesta
institucional, la Corporación estima indispensable fijar un término para que el Congreso de
la República expida la regulación que respetuosamente se le solicita.

En cualquier caso, lo que a la luz de la interpretación constitucional está fuera de toda duda
es la condición de familia que tienen las uniones conformadas por parejas del mismo sexo,
la existencia del déficit de protección y la necesidad de instaurar una figura contractual que
les permita constituir la familia con base en un vínculo jurídico, así que el principio
democrático impone que el Congreso de la República, como máximo representante de la
voluntad popular tenga la posibilidad de actuar, pero a su turno, la vigencia permanente de
los derechos constitucionales fundamentales impone señalar que si el 20 de junio del año
2013 no se ha expedido la legislación correspondiente, las parejas del mismo sexo podrán
acudir ante notario o juez competente a formalizar y solemnizar un vínculo contractual que
les permita constituir una familia, de acuerdo con los alcances que, para entonces,
jurídicamente puedan ser atribuidos a ese tipo de unión.
En consonancia con lo precedente, en la parte resolutiva se exhortará al Congreso de la
República a legislar sobre los derechos de las parejas del mismo sexo, debiéndose indicar
que con la utilización de esta fórmula, la Corte busca respetar la facultad de apreciación de
las circunstancias que atañe al órgano de representación popular y el alcance que le otorgue
a su decisión legislativa, de manera que, si lo estima conveniente, pueda incluso prohijar un
entendimiento de la expresión “parejas del mismo sexo”, más amplio que el empleado en
esta sentencia.

Fallo:
PRIMERO.- Declarar EXEQUIBLE, por los cargos analizados en esta sentencia, la
expresión “un hombre y una mujer”, contenida en el artículo 113 del Código Civil.

SEGUNDO.- Declararse INHIBIDA para pronunciarse de fondo respecto de la expresión


“de procrear”, contenida en el artículo 113 del Código Civil, por ineptitud sustantiva de las
demandas.

TERCERO.- Declararse INHIBIDA para pronunciarse de fondo respecto de la expresión


“de un hombre y una mujer” contenida en los artículos 2º de la Ley 294 de 1996 y 2º de la
Ley 1361 de 2009, por cuanto estas normas legales reproducen preceptos constitucionales.

CUARTO.- EXHORTAR al Congreso de la República para que antes del 20 de junio de


2013 legisle, de manera sistemática y organizada, sobre los derechos de las parejas del mismo
sexo con la finalidad de eliminar el déficit de protección que, según los términos de esta
sentencia, afecta a las mencionadas parejas.
QUINTO.- Si el 20 de junio de 2013 el Congreso de la República no ha expedido la
legislación correspondiente, las parejas del mismo sexo podrán acudir ante notario o juez
competente a formalizar y solemnizar su vínculo contractual.

CORTE CONSTITUCIONAL
SENTENCIA C-071 de 2015
Bogotá D.C., dieciocho (18) de febrero de dos mil quince (2015)
Magistrado ponente: Dr. Jorge Iván Palacio Palacio.
Actores: Diego Andrés Prada Vargas
Asunto: Demanda de inconstitucionalidad contra los artículos 64, 66 y 68 (parciales) de la
Ley 1098 de 2006, “por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia”, y
contra el artículo 1º (parcial) de la Ley 54 de 1990, “por la cual se definen las uniones
maritales de hecho y régimen patrimonial entre compañeros permanentes”.
Fundamentos dela Demanda:
El ciudadano cuestiona que las normas parcialmente acusadas no autoricen la adopción
conjunta por parte de parejas del mismo sexo, lo que considera contrario al Preámbulo y a
los artículos 1º, 7º, 13, 42 y 44 de la Constitución, así como a los artículos 2º de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, relativos al derecho a la igualdad.

De manera introductoria presenta algunas reflexiones acerca de lo que titula “adopción


igualitaria”. Recuerda que las personas de orientación sexual homosexual han sido
históricamente discriminadas tanto por el ordenamiento jurídico como por la sociedad
colombiana, aun cuando lenta y progresivamente se han venido tratando de superar los actos
de exclusión. En su sentir, si se realiza un barrido por la legislación vigente no se registra ni
una sola norma que proteja los derechos de las parejas del mismo sexo, cuyo reconocimiento
solo ha sido posible a través de la jurisprudencia. Ante ese grado de desprotección normativa
el demandante estima necesario hacer uso de la acción pública de inconstitucionalidad para
que se reconozca a las parejas del mismo sexo el derecho a la adopción conjunta, que
actualmente está previsto únicamente para las uniones maritales de hecho conformadas por
un hombre y una mujer.
Afirma que en todo caso hay lugar a la revisión motivo del cambio de precedente derivado
de la Sentencia C-577 de 2011, cuando la Corte abandonó la interpretación exegética del
artículo 42 de la Constitución, que solo reconocía la familia heterosexual y monógama y, en
su lugar, acogió un concepto sociológico de familia en el que también están comprendidas
las familias integradas por parejas del mismo sexo.
Destaca que la obligación del Estado es la de garantizar que esos niños en situación de
abandono consigan una familia, lo que solo es posible a través de la adopción. Sin embargo,
añade, esa posibilidad se ve restringida de forma injustificada, en detrimento del interés
superior del menor, cuando se impide que un niño expósito sea adoptado por personas
idóneas que tienen una orientación sexual diferente, como ocurre con las parejas del mismo
sexo.

Consideraciones de la Corte:
En cuanto a la “Adopción Conjunta”, la Sala expone que las expresiones impugnadas no
incluyan a las parejas del mismo sexo como habilitadas para ejercer la “Adopción Conjunta”
no riñe con el concepto de familia que se consolidó con la Sentencia C-577 de 2011. En
efecto, en la referida providencia la Corte abordó un análisis en perspectiva horizontal, entre
cónyuges o compañeros permanentes, pero se abstuvo de hacer una valoración en línea
vertical, es decir, en cuanto a las relaciones paternas y maternas filiales, que es el ámbito
donde se sitúa la adopción.
En consecuencia, el hecho de que la jurisprudencia constitucional se haya decantado por un
concepto de familia fundado en el pluralismo, para reconocer que las parejas del mismo sexo
pueden conformar un hogar, significa que son dignas y merecedoras de plena aceptación y
protección constitucional. Pero ello no conduce necesariamente a que -al menos desde la
perspectiva objeto de análisis- puedan participar en procesos de adopción en idénticas
condiciones que las familias conformadas por hombre y mujer, por cuanto la ampliación del
concepto de familia no implica una extensión automática y uniforme a todas las modalidades,
ni para todos los efectos legales, en concreto en el ámbito de la adopción. Por supuesto,
tampoco autoriza la imposición de tratamientos discriminatorios. En suma, la exclusión de
los compañeros permanentes del mismo sexo dentro de los sujetos habilitados para adoptar
conjuntamente no implica vulnerar su derecho a la igualdad, particularmente la prohibición
de ser discriminados por motivo de sexo u orientación sexual (art. 13 CP), ni desconoce su
derecho a tener una familia y a no ser separados de ella (art. 42 CP). En consecuencia, por
los cargos y las razones aquí analizadas la Corte declarará la exequibilidad de las normas
parcialmente demandadas, que regulan la adopción conjunta por compañeros permanentes.
Por otra parte se refirió a la “Adopción complementaria” cuando se adopta el hijo o hija
biológica del compañero o compañera permanente, con la anuencia de este, por lo tanto,
cuando por cualquier motivo un niño ha crecido de la mano de su padre o madre biológico,
quien a su vez convive con su pareja del mismo sexo, y en ese entorno se han forjado vínculos
de afecto y solidaridad estables donde se comparte la crianza, cuidado y manutención del
menor en forma conjunta, entonces impedir la adopción complementaria o por
consentimiento conduciría a destruir esos mismos lazos de amor, respeto, socorro, etc.,
construidos durante años, lo cual afecta a todos los integrantes del grupo familiar (dentro de
los cuales se encuentra incluidos tanto la pareja como el menor de edad), quienes se han
integrado con éxito en el hogar que se ha creado, en detrimento del derecho a conformar libre
y responsablemente una familia y a no ser separados de ella (art. 42 CP). En estos eventos la
falta de reconocimiento jurídico del vínculo de filiación conllevaría un déficit de protección
del derecho de los integrantes del núcleo familiar a tener una familia y no ser separados de
ella, así como de los demás integrantes del núcleo familiar. Negar el reconocimiento del
vínculo filial en estos casos, además, pondría en grave riesgo el ejercicio de otros derechos
de todos los integrantes del núcleo familiar, puesto que algunas obligaciones solo son
exigibles cuando media el vínculo de filiación. El derecho a reclamar alimentos, los
beneficios derivados de la seguridad social, los derechos sucesorales o las obligaciones
emanadas de la patria potestad, por mencionar algunos de ellos, solo se consolidan cuando el
ordenamiento jurídico reconoce formalmente el vínculo paterno y materno filial; de otro
modo todo quedaría librado a los actos de solidaridad y buena voluntad, lo que representaría
un déficit en la protección y una barrera normativa para el goce efectivo de los derechos del
grupo familiar.

Por lo anterior, la Corte condicionará la exequibilidad de las normas sobre adopción


consentida o complementaria, en el entendido que dentro de su ámbito de aplicación
también están comprendidas las parejas del mismo sexo cuando la solicitud de
adopción recaiga en el hijo biológico de su compañero o compañera permanente.

En todo caso es necesario advertir que lo anterior no implica la existencia de un imperativo


constitucional de reconocer en forma inexorable y automática este vínculo de filiación,
porque ello deberá ser decidido a partir de una valoración caso a caso de acuerdo con las
circunstancias que rodean a un menor y su familia.

Fallo: Declarar exequibles los apartes objeto de la demanda.

CORTE CONSTITUCIONAL
SENTENCIA SU-214 de 2016
Bogotá D.C., veintiocho (28) de abril dos mil dieciséis (2016).
Magistrado ponente: Dr. Alberto Rojas Díaz
Actores: Luis Felipe Rodríguez Rodas y Edward Soto y otros.
Asunto: Demanda de inconstitucionalidad contra los artículos 64, 66 y 68 (parciales) de la
Ley 1098 de 2006, “por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia”, y
contra el artículo 1º (parcial) de la Ley 54 de 1990, “por la cual se definen las uniones
maritales de hecho y régimen patrimonial entre compañeros permanentes”.
Fundamentos de la Acción
Luis Felipe Rodríguez Rodas y Edward Soto interpusieron Acción de Tutela en contra de la
Notaría Cuarta (4) del Círculo de Cali al considerar que se les estaban vulnerando los derechos
de dignidad humana, libre desarrollo de la personalidad, derecho a conformar una familia,
derecho a la igualdad, porque la entidad se negó a dar trámite a una solicitud de matrimonio
civil presentada por los accionantes el día 20 de junio de 2013, argumentando que carecían
de competencia para dar trámite a la solicitud porque el congreso no había legislado al
respecto (a pesar que el término establecido por la corte constitucional en la sentencia C-
577/2011 para que las parejas del mismo sexo acudieran a la celebración del matrimonio ya
se había cumplido).
Consideraciones de la Corte:
La Sala Plena de la Corte, en sesión del día 14 abril de 2016, con fundamento en los artículos
86 y 241, numeral 9º de la Constitución Política, así como los artículos 33 y siguientes del
Decreto 2591 de 1991, asumió la revisión constitucional de las decisiones judiciales de las
acciones de tutela en seis (6) expedientes acumulados, así: (i) T-4.488.250 (tutela formulada
por una pareja integrada por un transgenerista y una mujer contra la decisión de anular su
matrimonio igualitario); (ii) T- 4.189.649 (amparo interpuesto por la Procuraduría General
de la Nación contra el Juzgado Cuarenta y Ocho (48) Civil Municipal de Bogotá que aceptó
una petición de matrimonio de una pareja del mismo sexo); (iii) T-4.259.509 (tutela
interpuesta por un Delegado de la Procuraduría General de la Nación contra el Juzgado
Cuarenta y Cuatro (44) Civil Municipal de Bogotá, que aceptó una solicitud de matrimonio
igualitario); (iv) T-4.167.863 (pareja del mismo sexo, integrada por sujetos de derecho a
quienes un Notario Público se negó a casar); (v) T-4.353.964 (denegación de un Notario
Público a celebrar un matrimonio civil de una pareja del mismo sexo); y (vi) T-4.309.193
(negativa de un Registrador del Estado Civil de registrar de un matrimonio igualitario). La
Corte explico que en Sentencia C-577 del 20 de julio de 2011, siguiendo sus líneas
jurisprudenciales referentes al déficit de protección en que se encuentran las minorías
sexuales en Colombia, consideró que: “la voluntad responsable para conformar una familia
debe ser plena en el caso de personas de orientación sexual diversa… conclusión que surge
de las exigencias de los derechos al libre desarrollo de la personalidad, a la autonomía y la
autodeterminación, a la igualdad, así como de la regulación de la institución familiar
contenida en el artículo 42 superior, luego la Corte, con fundamento en la interpretación de
los textos constitucionales puede afirmar, categóricamente, que en el ordenamiento
colombiano deber tener cabida una figura distinta de la unión de hecho como mecanismo
para dar un origen solemne y formal a la familia conformada por la pareja de personas del
mismo sexo.”

De igual manera, la Corte adoptó las siguientes decisiones: (i) declaró exequible, por los
cargos analizados, la expresión “hombre y mujer”, del artículo 113 del Código Civil; (ii)
exhortó al Congreso de la República para que, antes del 20 de junio de 2013, legislara, “de
manera sistemática y organizada, sobre los derechos de las parejas del mismo sexo con la
finalidad de eliminar el déficit de protección que, según los términos de esta sentencia, afecta
a las mencionadas parejas”; y (iii) previó que, si el 20 de junio de 2013 el Congreso de la
República “no ha expedido la legislación correspondiente, las parejas del mismo sexo
podrán acudir ante notario o juez competente a formalizar y solemnizar su vínculo
contractual”. El propósito del fallo fue doble: respetar la facultad legislativa del Congreso
de la República (principio mayoritario); y permitirle a las parejas del mismo sexo constituir
una familia, mediante un acto contractual de carácter marital, solemne y formal, en caso de
que el legislador no estableciera los parámetros normativos al respecto (principio de
prevalencia de los derechos fundamentales).
Vencido el término señalado en la Sentencia C-577 del 20 de julio de 2011, el Congreso de
la República no expidió la legislación que eliminara el déficit de protección que afecta a las
parejas del mismo sexo en Colombia.

Bajo estas precisas circunstancias, y tomando en cuenta: (i) la existencia de numerosas y


opuestas interpretaciones sobre el contenido de la regla judicial creada en la parte resolutiva
de fallo C-577 de 2011; (ii) la persistencia de un déficit de protección que afecta a las parejas
del mismo sexo en relación con las características del vínculo formal y solemne que pueden
contraer, en los términos de la Sentencia C-577 de 2011; (iii) la omisión relativa del Congreso
de la República de su deber de garantizar el pleno ejercicio de los derechos fundamentales
de las minorías sexuales en Colombia; (iv) la existencia de diversas líneas jurisprudenciales
consolidadas sobre la dignidad humana, la libertad individual, el derecho a la igualdad y la
prohibición de discriminación; (v) la paulatina conquista de derechos por parte de las parejas
del mismo sexo; y (vi) la competencia de los jueces constitucionales para tomar decisiones
que permitan superar el déficit de protección, la Corte considera necesario adoptar una
sentencia de unificación, en materia de uniones maritales solemnes entre parejas del mismo
sexo, con el propósito de: (i) superar el déficit de protección reconocido en la Sentencia C-
577 de 2011, en relación con las parejas del mismo sexo en Colombia; (ii) garantizar el
ejercicio del derecho a contraer matrimonio; y (iii) amparar el principio de seguridad jurídica
en relación con el estado civil de las personas, la Corte extiende los efectos de su Sentencia
de Unificación a los pares o semejantes, es decir, a todas las parejas del mismo sexo que, con
posterioridad al 20 de junio de 2013: (i) hayan acudido ante los jueces o notarios del país y
se les haya negado la celebración de un matrimonio civil, debido a su orientación sexual; (ii)
hayan celebrado un contrato para formalizar y solemnizar su vínculo, sin la denominación ni
los efectos jurídicos de un matrimonio civil; (iii) habiendo celebrado un matrimonio civil, la
Registraduriá Nacional del Estado Civil se haya negado a inscribirlo y; (iv) en adelante,
formalicen y solemnicen su vínculo mediante matrimonio civil.

De igual manera, la Corte declaró que los matrimonios civiles entre parejas del mismo sexo,
celebrados en Colombia con posterioridad al 20 de junio de 2013, gozan de plena validez
jurid́ ica, por ajustarse a la interpretación constitucional plausible de la Sentencia C-577 del
20 de junio de 2011. Para la Corte, los Jueces de la República que celebraron matrimonios
civiles entre parejas del mismo sexo, actuaron en los precisos términos de la Carta Polit́ ica,
de conformidad con el principio constitucional de autonomía judicial, previsto en el artículo
229 de la Constitución y los tratados internacionales sobre derechos humanos.

En igual sentido, esta Corporación advierte a las autoridades judiciales, a los Notarios
Públicos y a los Registradores del Estado Civil del país, y a los servidores públicos que
llegaren a hacer sus veces, que el fallo de unificación tiene carácter vinculante, con efectos
inter pares, en los términos de la parte motiva de la providencia.

Por último, la Corte exhorta a la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura,
a la Superintendencia de Notariado y Registro y a la Registraduría Nacional del Estado Civil,
para que difundan entre los Jueces, Notarios y Registradores del Estado Civil del país, el
contenido del presente fallo, con el propósito de superar el déficit de protección señalado en
la Sentencia C- 577 del 20 de junio de 2011.
FALLO:
DECLARAR que los matrimonios civiles celebrados entre parejas del mismo sexo, con
posterioridad al veinte (20) de junio de 2013, gozan de plena validez jurídica.

DECLARAR que los Jueces de la República, que hasta la fecha de esta providencia han
celebrado matrimonios civiles entre parejas del mismo sexo en Colombia, actuaron en los
precisos términos de la Carta Política y en aplicación del principio constitucional de la
autonomía judicial, de conformidad con la parte motiva de esta sentencia.

CONCLUSIONES
- El derecho se encarga regular las figuras jurídicas que se encargan de establecer
lineamientos respecto de la familia, entre ellas el matrimonio. Inicialmente esta figura solo se
contemplaba para las parejas heterosexuales, en consecuencia, las parejas de orientación
sexual diversa no tenían la posibilidad de acudir a mecanismos jurídicos válidos para
formalizar sus relaciones, ni gozar de los efectos personales y patrimoniales derivados del
matrimonio.
- De la mano la entrada en vigencia de la Constitución Política de 1991 en Colombia, los
principios de dignidad humana, igualdad, libre desarrollo de la personalidad, permitieron un
cambio en el paradigma frente al matrimonio garantizando la igualdad formal y material de
las parejas del mismo sexo frente al resto de la sociedad.
- Las parejas del mismo sexo a través lograron establecer unos precedentes muy importantes
en materia constitucional, para lograr el reconocimiento de sus derechos (contraer
matrimonio, pensión de sobreviviente, visitas a centros de reclusión, entre otros más).
Evidenciando que la vulneración de los derechos se puede presentar en una discriminación
legal y en una discriminación por parte de los funcionarios públicos pues si bien la corte
constitucional estableció un marco igualitario para contraer matrimonio, los funcionarios
encargados de celebrar estas uniones se rehusaban. Es por ello que la corte se vio en la
necesidad de proferir la sentencia de unificación SU 214/2016, por medio de la cual, se cerró
la discusión acerca del derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio.

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