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PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LOS ALREDEDORES DE CERRO TUSA

MUNICIPIO DE VENECIA – ANTIOQUIA

PABLO ARISTIZÁBAL ESPINOSA

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA
MEDELLÍN
2002
Prospección Arqueológica en los Alrededores de Cerro Tusa
Municipio de Venecia – Antioquia

Pablo Aristizábal Espinosa

Trabajo de grado para optar al título de Antropólogo

Director
Gustavo Santos Vecino
Antropólogo

Universidad de Antioquia
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Departamento de Antropología
Medellín
2002
Nota de aceptación

____________________________________

____________________________________

____________________________________

____________________________________
Presidente del Jurado

____________________________________
Jurado

____________________________________
Jurado

Medellín, octubre 1 de 2002

IV
A Pilar,
por haberme ayudado y comprendido
durante este rito de paso que significa
el trabajo de grado, por compartir
tantos momentos intensos, caminando
por mundos fantásticos y sitios de
poder.

V
VI
AGRADECIMIENTOS

El autor expresa sus agradecimientos a:

Mauro, mi abuelo, quien desde niño me enseñó estos paisajes y la opción de la


vida al aire libre en el campo, también por su generosa ayuda y apoyo
incondicional desde siempre.

Mis padres, Iván y María Eugenia y mi hermano Camilo, por siempre participar de
mis pasiones e ideales, involucrándose de manera activa para sacarlos adelante;
por sus consejos, enseñanzas y por entenderme, al haber escogido un camino
cuyos resultados han tomado más tiempo.

Mis maestros: Pedro Cieza de León, Manuel Uribe Ángel, Emil Grosse, Juan
Bautista Montoya y Flores, Michael G.A. Hill, Nacianceno García Monsalve y
Graciliano Arcila Vélez. Hombres universales de ciencia y arte, naturalistas y
humanistas, quienes al igual que los habitantes prehispánicos de la región,
peregrinaron a la zona sedientos de paisaje y conocimiento. A su inquietud y rigor,
plasmados en sus escritos, les debo muchos conocimientos adquiridos durante
estos años de intensa y continua búsqueda de mi ser por estas tierras.

Las familias Cano Saldarriaga y Suserquia Berrío del Caserío La Portada, por los
momentos profundos compartidos y por tanta alegría y cariño que me han hecho
sentir con su amistad, lealtad y ayuda durante varios años de ires y venires. Mi
entusiasmo por este estudio y por siempre querer volver a la montaña mágica, se
deben también a sus recibimientos, a su compañía tan especial y a las muchas
cosas que he aprendido entre ustedes.

VII
Todas las personas que durante este proceso me brindaron sus aportes y
sugerencias desde sus diferentes disciplinas:

Gustavo Santos Vecino, Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia, por


sus valiosos aportes, observaciones y paciencia, no sólo en el proceso de esta
investigación sino durante toda la carrera, siempre con el fin de guiarme y
aconsejarme desde su experiencia hacia el conocimiento y el rigor científico.

Helda Otero de Santos, Antropóloga de la Universidad de Antioquia, por sus


aportes y sugerencias para mejorar esta investigación.

María Marjori Ochoa Holguín, Antropóloga de la Universidad de Antioquia, por su


asesoría en el proceso de clasificación, sistematización y análisis de la muestra de
cerámica prehispánica y por su ejemplo de organización para llevar a cabo una
investigación.

Luz Adriana Alzate Gallego, Antropóloga de la Universidad de Antioquia, por su


asesoría para llevar a cabo la clasificación y análisis de la muestra de cerámica
europea.

Tatiana Cecilia Montoya, Ingeniera Geóloga de la Universidad Nacional de


Colombia, por su asesoría en el campo de la geología, la geomorfología, los
suelos y por su valiosa ayuda para identificar las materias primas de los materiales
líticos recuperados.

Jorge Iván Pino Salazar, Antropólogo de la Universidad de Antioquia, por su


asesoría para clasificar y analizar el material lítico.

John Fredy Ramírez Santana, Antropólogo de la Universidad de Antioquia, por su


asesoría durante la clasificación y análisis de los restos óseos humanos.

Juan Carlos Forero, Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia y Carlos


Cuartas, Biólogo de la Universidad de Antioquia, por su asesoría en la clasificación
y análisis de los restos óseos fáunicos y las semillas.

Janeth Zoraida Duque, Delineante de Arquitectura de CORANTIOQUIA; y a León


Gonzalo Aristizábal, Ingeniero Agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia,
por su valiosa ayuda en la elaboración del Sistema de Información Geográfico.

Gladys Franco, maestra en Artes Plásticas de la Universidad de Antioquia,


Marcela Posada, Arquitecta de la Universidad Pontificia Bolivariana, César
Augusto Agudelo, Diseñador Gráfico de la Escuela de Bellas Artes y Camilo
Aristizábal, estudiante de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia,
por su colaboración para ilustrar y diagramar este trabajo.

VIII
Las instituciones y particulares que ayudaron en la realización de este
estudio:

Santiago Ortiz Aristizábal, Antropólogo de la Universidad de Antioquia y curador


de la Sección de Antropología del Museo Universitario y a los demás auxiliares de
dicha sección, por su colaboración para ubicar y fotografiar el material
correspondiente al Municipio de Venecia, perteneciente a la Colección del Museo
Universitario.

Doctor Víctor González Fernández, asesor del Grupo Arqueología y Patrimonio del
Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), por su atención y
colaboración en la expedición de la licencia de excavación y sus adendos.

Doctor Luis Alfonso Escobar Trujillo, Subdirector de Planeación de


CORANTIOQUIA, por el préstamo de la cartografía básica digitalizada del
Municipio de Venecia.

Doctor Ed Rhodes, director del Luminiscence Dating Laboratory – Research


Laboratory for Archaeology and the History of Art de la Universidad de Oxford en
Inglaterra, por su atención y ayuda para realizar las dataciones de la cerámica
prehispánica.

Doctor Jaime Alberto Zapata y demás miembros del Centro de Historia de


Venecia, por haberme acogido entre ustedes y por su ayuda e interés.

Carlos Alberto Correa, Alcalde del Municipio de Venecia y a María Victoria


Naranjo, Directora de Planeación Municipal, por su interés y colaboración.

A los propietarios de las fincas, quienes entendieron la importancia de realizar


estudios en sus predios.

IX
Los estudiantes de Antropología inscritos en el curso de Métodos y Técnicas
Arqueológicas, dictado por el profesor Gustavo Santos Vecino, quienes
asistieron a las dos prácticas realizadas en octubre del 2000 y en mayo del
2001, por su valiosa colaboración y entusiasmo:

Simón Andrés Botero Posada, Carlos Alberto Chepe Collazos, Lina Marcela
Gallego Acevedo, Federico Guillermo García Arjona, Paola Andrea García Muñoz,
Jorge Alejandro García Zorrilla, María Soledad Gómez Duque (q.e.p.d.), Diana
Alexa González Taborda, José Rodrigo Henao García, Luis Arcadio Londoño
Carvajal, Mónica Cecilia López Bermúdez, David Machado Gómez, Carlos Mario
Martínez Toro, César Alejandro Montoya Villa, César Augusto Otálvaro Sierra,
Raúl Piedrahita Santamaría, Suly María Quinchía Roldán, Ricardo Rodríguez
Pérez, Jaime Alberto Toro Vásquez, Ana María Moreno, Natalia Álvarez, Oscar
Montoya, Jaime Peña, Érika Sierra, Adriana Garzón, Alba Mery Upegui, Marcela
Serna Urán, Leny Rocío Peña, John Jáder Álvarez, Ángela Alexandra Huérfano,
Yimmi Cardona Echeverri, Germán Ariel Marín, Katherine Arboleda V., Julia
Mandarriaga, Paula Hinestroza, Lina M. Pineda, Robinson Ariza, Rosa María
Moreno y Clara Arroyave.

Mario Bermúdez y Oscar Quintero, Antropólogos de la Universidad de Antioquia,


quienes asistieron a la segunda práctica, para ayudarnos y enseñarnos sobre
geomorfología y suelos, y sobre georeferenciación y sistemas de información
geográfica, respectivamente.

Luis Guillermo López, Iván Darío Vélez, Simón Botero, Carlos Orozco, Héctor
Velásquez y Fernando Bustamante, Antropólogos de la Universidad de Antioquia,
compañeros de la oficina de la Arqueología Social, con quienes he compartido un
mismo interés, una etapa de crecimiento en la Universidad y de quienes aprendí
durante largas discusiones y debates que aún no han terminado.

Finalmente, a todas las demás personas que participaron en el transcurso de esta


investigación, a quienes no menciono por no extenderme más, pero que
igualmente han hecho parte de este viaje hacia el conocimiento.

X
CONTENIDO
Pág.

INTRODUCCIÓN
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 38
2. MARCO TEÓRICO 40
2.1 MARCO CONCEPTUAL – ARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO
CULTURAL 40
2.2 MARCO LEGAL 41
2.3 PLAN DE MANEJO ARQUEOLÓGICO 44
3. OBJETIVOS 46
3.1 OBJETIVO GENERAL 46
3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS 46

4. METODOLOGÍA 47
4.1 PRIMERA ETAPA: RECONOCIMIENTO Y CARACTERIZACIÓN
AMBIENTAL 48
4.2 SEGUNDA ETAPA: PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA 49
4.3 TERCERA ETAPA: LABORATORIO 54
4.3.1 Cerámica Prehispánica 54
4.3.2 Artefactos Líticos 56
4.3.3 Restos Óseos Humanos 57
4.3.4 Restos Óseos Fáunicos 58
4.3.5 Cerámica Europea 59
4.3.6 Suelos 59
4.4 CUARTA ETAPA: PROCESAMIENTO Y SISTEMATIZACIÓN
DE DATOS 59

XI
4.4.1 Cerámica Prehispánica y Material Lítico 59
4.4.2 Sistema de Información Geográfica 60
4.4.3 Ilustración 61
4.5 QUINTA ETAPA: ETNOGRAFÍA 62
4.6 SÉXTA ETAPA: DIAGNÓSTICO ARQUEOLÓGICO 62
4.7 SEPTIMA ETAPA: PROPUESTAS DE MANEJO 63

5. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ÁREA DE ESTUDIO 64


5.1 UBICACIÓN GEOGRÁFICA 64
5.1.1 Área Regional - Suroeste 64
5.1.2 Área Municipal - Venecia 65
5.1.3 Área de Estudio 65
5.2 CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL ÁREA DE ESTUDIO 67
5.2.1 GEOLOGÍA 68
5.2.1.1 Edad Estratigráfica 69
5.2.1.2 Unidades Litológicas 70
5.2.1.3 Geología Estructural 75
5.2.1.4 Orogénesis de los Volcanes Antioqueños 77
5.2.2 GEOMORFOLOGÍA 79
5.2.2.1 Zona Baja o Aluvial 79
5.2.2.2 Zona Media o de Colinas 81
5.2.2.3 Zona Alta o de Montaña 86
5.2.3 SUELOS 90
5.2.3.1 Suelos de Colinas 90
5.2.3.2 Suelos de Cordillera 90
5.2.3.3 Perfil Modal de Suelos 91
5.2.4 HIDROLOGÍA 97
5.2.4.1 Cuenca de la quebrada Sinifaná 98
5.2.4.2 Cuenca de la quebrada El Revenidero 99
5.2.4.3 Cuenca de la quebrada La Popala 100

XII
5.2.4.4 Cuenca del río Cauca 100
5.2.5 CLIMATOLOGÍA 103
5.2.5.1 Temperatura 104
5.2.5.2 Precipitación 104
5.2.5.3 Vientos 105
5.3 CARACTERÍSTICAS BIÓTICAS DEL ÁREA DE ESTUDIO 106
5.3.1 ZONAS DE VIDA 106
5.3.1.1 Bosque Seco Tropical (bs-T) 106
5.3.1.2 Bosque Húmedo Premontano (bh-PM) 106
5.4 CARACTERÍSTICAS SOCIOCULTURALES Y ECONÓMICAS DEL
ÁREA DE ESTUDIO 108
5.4.1 USOS DEL SUELO 108
5.4.1.1 Antecedentes 108
5.4.1.2 Uso Actual del Suelo 109

6. ANTECENDENTES 114
6.1 ANTECEDENTES ETNOHISTÓRICOS 116
6.1.1 DEFINICIÓN DE CONCEPTOS 118
6.1.2 PROVINCIA DE CENUFANÁ 119
6.1.2.1 Ubicación Histórica de la Provincia de Cenufaná 119
6.1.2.2 Sobre la Provincia de Cenufaná 126
6.1.3 PROVINCIAS ALEDAÑAS 129
6.1.3.1 Pautas de Poblamiento 132
6.1.3.2 La Población 134
6.1.3.3 Economía y Comercio 138
6.1.3.4 Guerras, Ritos y Ceremonias 144
6.1.3.5 Costumbres Funerarias 153
6.2 ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS 155
6.2.1 PERÍODO TEMPRANO 156
6.2.1.1 Cronología 156

XIII
6.2.1.2 Alfarería 158
6.2.1.3 Patrones de Asentamiento y Forma de Vida 162
6.2.1.4 Patrones de Enterramiento 163
6.2.2 PERÍODO TARDÍO 164
6.2.2.1 Cronología 164
6.2.2.2 Alfarería 165
6.2.2.3 Patrones de Asentamiento y Forma de Vida 166
6.2.2.4 Patrones de Enterramiento 166
6.2.3 LA DISCUSIÓN ARQUEOLÓGICA CONTEMPORÁNEA Y LAS
INVESTIGACIONES MÁS RECIENTES 169
6.3 TITIRIBÍES Y SINIFANÁES 172
6.3.1 Historiadores y Viajeros 172
6.3.2 Arqueología Histórico – Cultural 179
6.3.3.3 Otros Hallazgos Arqueológicos en la Región 185
6.4 ANTECEDENTES HISTÓRICOS 190
6.4.2 La Colonización Antioqueña en el Suroeste del Departamento 192

7. RESULTADOS 195
7.1 PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA 195
7.1.1 Zona A – Sinifaná 196
7.1.2 Zona B – Río Cauca 197
7.2 DESCRIPCIÓN DE LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS 199
7.2.1 ZONA A – SINIFANÁ 200
7.2.1.1 Yacimiento No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina” 200
7.2.1.2 Sitio Arqueológico de Cerro Tusa 211
7.2.1.2.1 Localización 211
7.2.1.2.2 La Cara de la Diosa 211
7.2.1.2.3 El Altar de Sacrificios 214
7.2.1.2.4 La Silla del Cacique 217
7.2.1.2.5 Yacimiento No. 1 – “Cementerio No. 1” 219

XIV
7.2.1.2.6 Yacimiento No. 2 – “Terraza No. 2” 226
7.2.2 ZONA B – RÍO CAUCA 228
7.2.2.1 Yacimiento No. 21 – “La Meseta” 228
7.2.2.2 Yacimiento No. 22 – “La Suiza” 235
7.2.2.3 Yacimiento No. 24 – “Pueblito Río Cauca” 239
7.2.2.4 Yacimiento No. 25 – “Abrigo Rocoso” 243
7.2.2.5 Yacimiento No. 26 – “Cueva Olajeros” 249
7.2.3 LOS CAMINOS 253
7.2.3.1 Camino Antiguo Venecia – Titiribí 253
7.2.3.2 Camino Antiguo a Bolombolo 258
7.3 DESCRIPCIÓN DE LA MUESTRA ARQUEOLÓGICA 259
7.3.1 CERÁMICA PREHISPÁNICA 260
7.3.1.1 GENERALIDADES DE LA MUESTRA CERÁMICA 262
7.3.1.2 ZONA A – SINIFANÁ 264
7.3.1.2.1 Yacimiento No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina” 264
7.3.1.2.2 Otros Yacimientos de la Zona A – Sinifaná 311
7.3.1.3 ZONA B – RÍO CAUCA 317
7.3.1.3.1 Yacimiento No. 21 – “La Meseta” 320
7.3.1.3.2 Yacimiento No. 22 – “La Suiza” 322
7.3.1.3.3 Yacimiento No. 24 – “Pueblito Río Cauca” 324
7.3.1.3.4 Yacimiento No. 25 – “Abrigo Rocoso” 332
7.3.1.3.5 Yacimiento No. 26 – “Cueva Olajeros” 337
7.3.2 ARTEFACTOS LÍTICOS 348
7.3.2.1 Composición de la Muestra 349
7.3.2.2 Aprovisionamiento de Materias Primas 352
7.3.2.3 Manufactura de Artefactos Tallados 354
7.3.3 RESTOS ÓSEOS HUMANOS 367
7.3.3.1 Restos óseos Cinerarios 367
7.3.3.2 Restos Óseos Contemporáneos 370
7.3.4 RESTOS ÓSEOS FÁUNICOS 372

XV
7.3.4.1 Composición de la Muestra 372
7.3.4.2 Identificación Taxonómica de los Restos Fáunicos 375
7.3.5 CERÁMICA EUROPEA 380
7.3.5.1 Composición de la Muestra 380
7.3.5.2 Identificación de la Muestra 383
7.3.5.3 Otros Materiales Contemporáneos 385

8. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS 387


8.1 ORDENAMIENTO CRONOLÓGICO Y ESPACIAL DEL ÁREA DE
ESTUDIO 387
8.1.1 SITIOS CEREMONIALES 394
8.1.1.1 Yacimiento No. 18 - “Cuevas de Santa Catalina” 394
8.1.2 SITIOS DE CEMENTERIO 416
8.1.2.1 Período Temprano 416
8.1.2.2 Periodo Contemporáneo 425
8.1.3 SITIOS DE VIVIENDA PERMANENTE 427
8.1.3.1 Período Temprano 427
8.1.3.2 Período Tardío 432
8.1.4 SITIOS DE VIVIENDA TEMPORAL 435
8.1.5 OTROS SITIOS UBICADOS EL SISTEMA POBLACIONAL 438
8.1.5.1 Los Caminos 438
8.1.5.2 Sitios de Alta Visibilidad 443
8.2 CORRELACIONES REGIONALES 449
8.2.1 Complejo Titiribies y Sinifanáes 452
8.2.2 Complejo La Sorga 463

9. DIAGNÓSTICO ARQUEOLÓGICO 466


9.1 PARÁMETROS DE MEDIDA 466
9.2 DIAGNÓSTICO DE LOS YACIMIENTOS REPRESENTATIVOS DEL
ÁREA DE ESTUDIO 466

XVI
9.2.1 Yacimiento No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina” 467
9.2.2 Yacimiento No. 25 – “Abrigo Rocoso” 469
9.2.3 Yacimiento No. 26 – “Cueva Olajeros” 470
9.2.4 Yacimiento No. 21 – “La Meseta” 471
9.3 DIAGNÓSTICO DE LOS SITIOS ALTERADOS EN EL ÁREA DE
ESTUDIO 472
9.3.1 Yacimiento No. 37 – “La Hondura” 472
9.3.2 Otros Yacimientos Alterados 474
9.3.3 Síntesis de las Alteraciones Antrópicas en los Yacimientos
Arqueológicos del Área de Estudio 476
9.4 ANÁLISIS DEL PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL
MUNICIPAL EXISTENTE 479
9.5 ANÁLISIS DE LOS IMPACTOS AMBIENTALES SOBRE
EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN EL ÁREA DE ESTUDIO 482

10. PROPUESTAS DE MANEJO 484


10.1 ÁREA DE MANEJO PROPUESTA 484
10.2 PROPUESTAS AFINES AL ÁREA DE MANEJO ESPECIAL 486
10.2.1 DECLARATORIA DEL ÁREA DE MANEJO ESPECIAL 487
10.2.1.1 Metodología 487
10.2.1.2 Ejecución de la Metodología 489
10.2.2 PARTICIPACIÓN COMUNITARIA 492
10.2.2.1 Conceptualización 492
10.2.2.2 Metodología 492
10.2.2.3 Ejecución de la metodología 493
10.2.3 PROPUESTAS PARA EL PLAN DE MANEJO ARQUEOLÓGICO 495
10.2.3.1 Conceptualización 495
10.2.3.2 Metodología 495
10.2.4 PARQUE ARQUEOLÓGICO Y ECOLÓGICO CERRO TUSA 497
10.2.4.1 Conceptualización 497

XVII
10.2.4.2 Objetivos del Parque 497
10.2.4.3 Descripción del Parque 498
10.2.4.4 Elementos Constitutivos del Parque 499
10.2.4.5 Espacios Arquitectónicos Proyectados 500
10.2.4.6 Descripción Proyectos Arquitectónicos del Parque 502
10.2.4.6.1 Área 1 – Proyecto Centro Cultural Sinifaná 502
10.2.4.6.2 Proyecto Modular 510
10.2.4.6.3 Área 2 – Proyecto Torre de Observación y Centro de Información 514
10.2.4.6.4 Área 3 – Proyecto Aula Ambiental 516
10.2.4.6.5 Área 4 – Proyecto Mirador Cerro Tusa 518
10.2.4.6.6 Área 5 – Proyecto Grupo Habitacional 520
10.2.4.6.7 Área 7 – Proyecto Mirador Alto de la Corneta 521
10.2.4.6.8 Áreas 8 y 9 – Proyectos Miradores Alto del Nudo y Alto el Nevado 521
10.2.4.7 Descripción Proyectos de Amoblamiento del Parque 522
10.2.4.7.1 Paneles de información 522
10.2.4.7.2 Bancas para sitios de descanso al aire libre 524
10.2.4.7.3 Basureras 525
10.2.4.7.4 Señalización 525
10.2.4.7.5 Puentes 526

11. CONCLUSIONES 529


BIBLIOGRAFÍA

XVIII
LISTA DE TABLAS

Pág.

Tabla 1. Litología y estratigrafía del área de estudio. 70


Tabla 2. Clasificación geológica de los principales Intrusivos Terciarios. 72
Tabla 3. Principales sub-unidades fisiográficas en la Loma de Cerro Tusa. 86
Tabla 4. Principales elevaciones en el área de estudio. 86
Tabla 5. Suelos de Colina. 92
Tabla 6. Suelos de Cordillera. 94
Tabla 7. Área de las principales cuencas hidrográficas del área de estudio. 98
Tabla 8. Temperatura y precipitación media anual en el área de estudio. 104
Tabla 9. Uso actual del suelo en el área de estudio (POTM, 1999). 112
Tabla 10. Dataciones correspondientes al Período Temprano en Antioquia. 157
Tabla 11. Dataciones correspondientes al Período Tardío en Antioquia. 164
Tabla 12. Áreas prospección arqueológica. 195
Tabla 13. Descripción de los suelos de las Cuevas de Santa Catalina. 202
Tabla 14. Moluscos y Atrópodos de las Cuevas de Santa Catalina. 204
Tabla 15. Frecuencia y distribución del material cerámico por áreas en las
Cuevas de Santa Catalina. 207
Tabla 16. Descripción de los suelos del corte No. 2, Yac. No. 1. 220
Tabla 17. Descripción de los suelos del corte No. 1, Yac. No. 21. 229
Tabla 18. Descripción de los suelos del corte No. 3, Yac. No. 21. 229
Tabla 19. Frecuencia y distribución del material cerámico en el Yac. No. 22. 233
Tabla 20. Descripción de los suelos del sondeo No. 1, Yac. No. 22. 235
Tabla 21. Frecuencia y distribución del material cerámico en el Yac. No. 22. 237
Tabla 22. Frecuencia y distribución del material cerámico en el Yac. No. 24. 241
Tabla 23. Descripción de los suelos del nivel 1 en el Yac. No. 25. 245
Tabla 24. Frecuencia y distribución del material cerámico en el Yac. No. 25. 247
Tabla 25. Frecuencia y distribución del material cerámico en el Yac. No 26. 251
Tabla 25.1. Especificaciones técnicas del camino antiguo Venecia – Titiribí. 255
Tabla 25.2. Caracterización de los tramos conservados del camino
antiguo Venecia – Titiribí. 256
Tabla 26. Frecuencia y distribución del material cerámico por zonas. 263
Tabla 27. Relación entre la atmósfera de cocción y el color de la pasta.
Yac. No. 18. 265
Tabla 28. Relación entre composición mineralogía y estructura. Yac. No. 18. 266
Tabla 29. Relación entre tamaño y densidad del desgaste en el Yac. No. 18. 267
Tabla 30. Acabados de superficie. Yac No. 18. 267
Tabla 31. Relación entre los colores de pasta y superficie. Yac. No. 18. 268
Tabla 32. Frecuencia y distribución por áreas de las formas reconocidas.
Yac. No. 18. 269
Tabla 33. Frecuencia de la forma de las vasijas halladas. Yac. No 18. 270
Tabla 34. Presencia de ahumado en algunas formas de vasijas. Yac. No. 18. 295
Tabla 35. Presencia de engobes en la cerámica del Yac. No. 18. 297

XIX
Tabla 36. Decoración en la cerámica del Yac. No. 18. 298
Tabla 37. Decoración en las cuencas del Yac. No. 18. 301
Tabla 38. Técnica decorativa y engobe en las cuencas del Yac. No. 18. 302
Tabla 39. Decoración en cuerpos del Yac. No. 18. 305
Tabla 39.1. Técnica decorativa y engobe en los cuerpos del Yac. No. 18. 306
Tabla 40. Frecuencia y distribución del material cerámico de los yacimientos
de la zona A – Sínifaná. 311
Tabla 41. Composición mineralógica del desgrasante en los yacimientos
restantes de la zona A – Sinifaná. 312
Tabla 42. Decoración en la cerámica de los yacimientos de la zona A – Sinifaná. 313
Tabla 43. Frecuencia y distribución del material cerámico en la
zona B – Río Cauca. 317
Tabla 44. Frecuencia de esquemas de transformación de artefactos líticos. 348
Tabla 45. Frecuencia y distribución de artefactos líticos en la zona A – Sinifaná. 351
Tabla 46. Frecuencia y distribución de artefactos líticos en la zona B - Río Cauca. 351
Tabla 47. Recursos litológicos aprovechados como materias primas
en la elaboración de artefactos líticos. 352
Tabla 48. Variedad de materias primas empleadas en la elaboración de
artefactos líticos. 353
Tabla 48.1. Dimensiones de núcleos. 354
Tabla 49. Frecuencia de negativos de extracciones en núcleos. 355
Tabla 50. Modo de reducción de los núcleos. 355
Tabla 51. Frecuencia y distribución de artefactos tipo lasca según las
materias primas empleadas, en el área de estudio. 358
Tabla 52. Daños visibles en lascas de acuerdo a la técnica de manufactura. 359
Tabla 53. Características de los bulbos de percusión de acuerdo a la
técnica de manufactura. 360
Tabla 54. Dimensiones de lascas de acuerdo a la técnica de manufactura. 361
Tabla 55. Frecuencia y distribución de artefactos modificados por
uso de acuerdo al tipo de materia prima. 362
Tabla 56. Dimensiones de artefactos modificados por uso. 363
Tabla 57. Frecuencia y distribución de los artefactos pulidos en el
área de estudio. 365
Tabla 58. Dimensiones de artefactos pulidos. 366
Tabla 59. Distribución y frecuencia de cerámica europea en el Yac. No. 18. 380
Tabla 60. Distribución y frecuencia cerámica europea en los yacimientos
restantes de la zona A. 381
Tabla 61. Distribución y frecuencia cerámica europea en la zona B – Río Cauca. 382
Tabla 62. Funcionalidad de los yacimientos arqueológicos del área de estudio. 391
Tabla 63. Frecuencia de los yacimientos por la funcionalidad. 392
Tabla 64. Forma de las vasijas según la funcionalidad de los sitios en
el área de estudio. 406
Tabla 65. Técnica decorativa de la cerámica según la funcionalidad
de los sitios en el área de estudio. 409
Tabla 66. Composición del desgrasante de la cerámica, según la
funcionalidad de los sitios. 419
Tabla 67. Presencia de engobe en la cerámica, según la funcionalidad
de los sitios. 420

XX
Tabla 68. Rangos de altura por funcionalidad de los yacimientos
arqueológicos del área de estudio. 435
Tabla 69. Densidad de fragmentos cerámicos de cada estilo, de acuerdo a la
funcionalidad de los sitios. 437
Tabla 70. Características de los sitios de alta visibilidad. 444
Tabla 71. Técnica decorativa de la cerámica según las zonas prospectadas. 450
Tabla 71. Motivos decorativos de la cerámica según las zonas prospectadas. 451
Tabla 73. Alteración antrópica en los yacimientos arqueológicos
del área de estudio. 476
Tabla 74. Zonificación del área de estudio según el POTM, 1999. 480
Tabla 75. Impactos ambientales identificados en el diagnóstico arqueológico. 482
Tabla 76. Clasificación de los impactos ambientales identificados en el
diagnóstico arqueológico. 483
Tabla 77. Finalidad de las propuestas afines al Área de Manejo Especial. 486
Tabla 78. Figura jurídica y declaratoria de áreas de reserva. 490
Tabla 79. Características de las Áreas Naturales Histórico Culturales. 491
Tabla 80. Centro Cultural Sinifaná – área de Exposiciones Permanentes. 507
Tabla 81. Presupuesto del Proyecto Arquitectónico del Parque Arqueológico
y Ecológico. 527

XXI
LISTA DE FIGURAS

Pág.

Figura 1. Venecia en el departamento de Antioquia. 65


Figura 2. Límites del municipio de Venecia. 65
Figura 3. Volcán Grosse. 78
Figura 4. Cuenca montañosa del río Cauca en el departamento de Antioquia. 82
Figura 5. Modelo de elevación digital. 84
Figura 6. Perfil Modal de Suelos. 96
Figura 7. Ruta seguida por la expedición del capitán Jorge Robledo (1541). 122
Figura 8. Densidad de las ocupaciones tempranas por siglo, en el período
Temprano. 158
Figura 9. Investigaciones arqueológicas realizadas en la cuencamontañosa del
río Cauca en el centro del departamento de Antioquia y rutas propuestas
para la expedición del capitán Jorge Robledo (1541). 168
Figura 10. Vista de planta de las Cuevas de Santa Catalina. 209
Figura 11. Vista lateral de las Cuevas de Santa Catalina. 210
Figura 12. Silueta de la Cara de la Diosa. 213
Figura 13. Vista de planta del Altar de Sacrificios. 215
Figura 14. Vista Lateral del Altar de Sacrificios. 216
Figura 15. Vistas de la Silla del Cacique. 218
Figura 16. Perfil de suelos del corte 2, Yac. No. 1 – “ Cementerio No. 1”. 221
Figura 17. Vista de planta del nivel 2 de los cortes No. 1 y 2 en el Yac. No. 1. 224
Figura 18. Vista de planta del nivel 8 de los cortes No. 1 y 2 en el Yac. No. 1. 225
Figura 19. Levantamiento topográfico del sitio arqueológico de Cerro Tusa. 227
Figura 20. Vista de planta con la localización de las unidades de muestreo.
Yac. No. 21 - “La Meseta”. 234
Figura 21. Vista de planta con la localización de las unidades de muestreo
del Yac No. 22 - “La Suiza”. 238
Figura 22. Vista de planta con la localización de las unidades de muestreo.
Yac. No. 24 – “Pueblito Río Cauca”. 242
Figura 23. Vistas de planta y lateral con la localización de las unidades de
muestreo. Yac. No. 25 “ Abrigo Rocoso”. 248
Figura 24. Vistas de planta y lateral con localización de la unidades de muestreo.
Yac. No. 26 - “Cueva Olajeros”. 252
Figura 25. “Mapa de San Fernando de Borbón de Amagá”, 1791. 254
Figura 26. Dibujos de ollas globulares, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. 282
Figura 27. Dibujos de ollas subglobulares, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. 283
Figura 28. Dibujos de cuencos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. (Plancha No. 1) 284
Figura 29. Dibujos de cuencos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. (Plancha No. 2) 285
Figura 30. Dibujos de cuencos, estilo Marrón Inciso. Yac. N° 18. (Plancha No. 3) 286
Figura 31. Dibujos de platos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. 287
Figura 32. Dibujos de botellas, estilo Marrón Inciso. Yac No. 18. 288
Figura 33. Dibujos de bandejas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. 289
Figura 34. Dibujos de ollas pequeñas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. 290

XXII
Figura 35. Dibujos de cuencos acorazonados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. 291
Figura 36. Dibujos de urnas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. 292
Figura 37. Dibujos de asas. Yac. No. 18. 293
Figura 38. Presencia de ahumado en la cerámica del Yac. No. 18. 294
Figura 39. Presencia de hollín en la cerámica del Yac. No. 18. 294
Figura 40. Dibujos de cuerpos incisos, estilo Marrón Inciso Yac. No. 18. 307
Figura 41. Dibujos de cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso.Yac. No. 18.
(Plancha No. 1) 308
Figura 42. Dibujos de cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18.
(Plancha No. 2) 309
Figura 43. Dibujos de cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18.
(Plancha No. 3) 310
Figura 44. Dibujos de vasijas, estilo Marrón Inciso de la zona A - Sinifaná. 315
Figura 45. Dibujos de vasijas, estilo Tardío de la zona A – Sinifaná. 316
Figura 46. Formas de vasijas, estilo Marrón Inciso de la zona B. 318
Figura 47. Formas de vasijas, estilo tardío de la zona B. 319
Figura 48. Dibujos de vasijas de ambos estilos cerámicos Yac. Nos. 23 y 33. 326
Figura 49. Dibujos de vasijas de ambos estilos cerámicos. Yac. Nos. 20 y 21. 327
Figura 50. Dibujos de cuencos, estilo Tardío. Yac. No. 21. 328
Figura 51. Dibujos de vasijas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 22. 329
Figura 52. Dibujos de vasijas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 24. (Sondeos) 330
Figura 53. Dibujos de vasijas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 22. (perfil Rio Cauca) 331
Figura 54. Dibujos de ollas subglobulares sin decoración, estilo Marrón Inciso.
Yac. No. 25. 340
Figura 55. Dibujos de ollas subglobulares con engobe, estilo Marrón Inciso.
Yac. No. 25. 341
Figura 56. Dibujos de ollas subglobulares incisas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25. 342
Figura 57. Dibujos de ollas subglobulares impresas, estilo Marrón Inciso.
Yac. No. 25. 343
Figura 58. Dibujos de cuencos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25. 344
Figura 59. Dibujos de cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25. 345
Figura 60. Dibujos de ollas subglobulares, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 26. 346
Figura 61. Dibujos de vasijas de ambos estilos cerámicos. Yac. No. 26. 347
Figura 62. Frecuencia y distribución de artefactos líticos en el área de estudio. 350
Figura 63. Frecuencia y distribución de artefactos líticos por zonas prospectadas
en el área de estudio. 350
Figura 64. Frecuencia y distribución de artefactos líticos por clase.
zona A – Sinifaná. 352
Figura 65. Frecuencia y distribución de artefactos líticos por clase.
zona B – Río Cauca. 352
Figura 66. Productos de talla recuperados en el área de estudio. 354
Figura 67. Técnicas de manufactura de artefactos tallados. 356
Figura 68. Materias primas de artefactos tipo laca producto de talla recuperados. 357
Figura 69. Frecuencia y distribución de artefactos modificados por uso. 363
Figura 70. Frecuencia y distribución de material fáunico por área prospectada
y tipo de estructura. 373
Figura 71. Secuencia taxonómica por segmento corporal de los restos fáunicos. 375
Figura 72. Perezoso de tres dedos. 410
Figura 73. Vista de planta del Yac. No. 34 – “Cementerio No. 2”. 446

XXIII
Figura 74. Vista de planta del Yac. No. 35 – “Alto del Nudo”. 447
Figura 75. Área No. 1- Proyecto Centro Cultural Sinifaná, Localización –
Planta General Urbana. 503
Figura 76. Área No. 1- Proyecto Centro Cultural Sinifaná, Localización -
Detalle Planta Urbana. 504
Figura 77. Área No. 1- Proyecto Centro Cultural Sinifaná, Planimetría. 506
Figura 78. Área No. 1- Proyecto Centro Cultural Sinifaná, Perspectivas en 3D. 509
Figura 79. Proyecto Modular. Detalles arquitectónicos. 513
Figura 80. Área 2 – Proyecto Torre de Observación y Centro de Información,
Localización y Planimetría. 515
Figura 81. Área 3 – Proyecto Aula Ambiental, Localización y Planimetría. 517
Figura 82. Área 4 - Proyecto Mirador Cerro Tusa, Localización,
Planimetría y Vistas. 519

XXIV
LISTA DE FOTOS

Pág.

Foto 1. Reconocimiento del área de estudio. 48


Foto 2. Elaboración de un sondeo durante la etapa de prospección. 51
Foto 3. Sondeos sistemáticos ( grid ) en el yacimiento 21 –“La Meseta”. 52
Foto 4. Corte de excavación en el yacimiento 21 – “La Meseta”. 53
Foto 5. Clasificación de la muestra cerámica en laboratorio. 56
Foto 6. Limpieza y consolidación de restos óseos humanos. 57
Foto 7. Proceso de georeferenciación. 61
Foto 8. Cerro Tusa y Cerro Bravo, los cerros “centinelas” del suroeste
de Antioquia. 67
Foto 9. Estratigrafía de los Miembros de la Formación Amagá. 73
Foto 10. Fragmentos de madera fosilizada en el área de estudio. 78
Foto 11. Terrazas aluviales. 80
Foto 12. Cañón del río Cauca. 81
Foto 13. La Loma de Cerro Tusa. 83
Foto 14. Cerro Tusa y Cerro Sillón. 88
Foto 15. Perfil de suelo No.1. 92
Foto 16. Desembocadura de la quebrada El Revenidero. 100
Foto 17. Río Cauca cerca a la desembocadura de la quebrada El Revenidero. 101
Foto 18. Bosque secundario intervenido y guaduales en zona de escarpes. 107
Foto 19. Ganadería en terrazas aluviales cerca a Bolombolo. 110
Foto 20. Cultivo de naranja en la zona baja de la quebrada El Revenidero. 111
Foto 21. Cabecera municipal de Venecia y zona peri – urbana. 112
Foto 22. Abra de la Albania en Titiribí. 124
Foto 23. Guaduales. 138
Foto 24. Cuenco aquillado con asas y aplicaciones antropomorfas,
estilo Marrón Inciso. 159
Foto 25. Cuenco aquillado con asas y escalones con bandas de pintura crema,
estilo Marrón Inciso. 161
Foto 26. Manos de mortero, halados en las Cuevas de Santa Catalina. 162
Foto 27. Hachas, halladas en el municipio de Venecia. 162
Foto 28. Terraza en dos niveles en el potrero El Tesoro de la finca La Hondura. 173
Foto 29. Dios Rana de la quebrada Arabia. 179
Foto 30. Fragmento de cuenca aquillado con bandas de pintura crema,
estilo Marrón Inciso. 182
Foto 31. Artefactos líticos, hallados al interior de las Cuevas de Santa Catalina. 182
Foto 32. Urna funeraria en piedra con la tapa quebrada. 187
Foto 33. Urna Funeraria, cilíndrica con tapa, estilo Marrón Inciso. 188
Foto 34. Petroglifo, ubicado en la hacienda la Amalia. 189
Foto 35. Yac. No. 27 – “ Alto de la Corneta”. 196
Foto 36. Ladera occidental de la Cuevas de Santa Catalina. 200
Foto 37. Interior de la Cuevas de Santa Catalina. 201

XXV
Foto 38. Bosque intervenido alrededor de la zona escarpada de
las Cuevas de Santa Catalina. 203
Foto 39. Murciélago (Phyllostomus discolor). 203
Foto 40. Moluscos y Artrópodos de la Cuevas de Santa Catalina. 205
Foto 41. La cara de la Diosa en Cerro Tusa. 211
Foto 42. La Cata de la Diosa. 212
Foto 43. El altar de Sacrificios. 214
Foto 44. La Silla del Cacique. 217
Foto 45. Tramo conservado del camino antiguo a Titiribí y Yac. No. 1 al fondo. 219
Foto 46. Corte No. 2 Yac. No. 1 – “ Cementerio No. 1”. 222
Foto 47. Cráneo in-situ, en el corte No. 1, Yac No. 1. 223
Foto 48. Tibias in-su, en el corte No. 1 Yac. No. 1. 223
Foto 49. Clavos hallados en el corte No. 2 Yac. No. 1 – “Cementerio No 1”. 223
Foto 50. Terraza aluvial, donde se ubica el Yac. No 21 - ”La Meseta”. 228
Foto 51. Excavación del corte No. 3. en el Yac. No. 21 - “ La Meseta”. 230
Foto 52. Cortes de excavación y sondeos ampliados en el Yac No. 21. 232
Foto 53. Mano de moler in-situ, en el sondeo No. 1. Yac. No. 22 - “La Suiza”. 236
Foto 54. Yacimiento No. 24 – “ Pueblito Río Cauca”. 239
Foto 55. Perfil del Río Cauca en el Yac. No. 24. 240
Foto 56. Ubicación del Yac No. 25 – “ Abrigo Rocoso”. 243
Foto 57. Yac No. 25 – “ Abrigo Rocoso”. 244
Foto 58. Detalle del Yac. No. 25 – “ Abrigo Rocoso”. 245
Foto 59. Urna funeraria in –situ, en el nivel 3 del sondeo ampliado No. 7.
Yac. No. 25 - “Abrigo Rocoso”. 246
Foto 60. Yac. No. 26 – “Cueva Olajeros”, vista desde el norte. 249
Foto 61. Detalle del costado norte del Yac No. 26. 250
Foto 62. Área 3 en el Yac No. 26. – “Cueva Olajeros”. 251
Foto 63. Tramos conservamos del camino antiguo Venecia – Titiribí. 257
Foto 64. Cuadro fotográfico con fragmentos de ollas globulares y subglobulares.
Yac No. 18. 272
Foto 65. Cuadro Fotográfico con fragmentos de cuencos. Yac. No. 18. 274
Foto 66. Cuadro fotográfico con fragmentos de platos, botellas, bandejas,
ollas pequeñas y cuencos acorazonadas. Yac. No. 18. 277
Foto 67. Urna semi – completa, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. 278
Foto 68. Fragmentos de poporo, figurina, alcarraza, vasija naviforme y volante
de huso. Yac. No. 18. 280
Foto 69. Fragmentos cerámicos con hollín interno. Yac. No. 18. 295
Foto 70. Cuadro fotográfico de cuencos decorados en el Yac. No. 18. 300
Foto 71. Cuadro fotográfico de cuerpos decorados en el Yac. No. 18. 304
Foto 72. Cerámica estilo Marrón Inciso de la zona A – Sinifaná. 313
Foto 73. Cerámica estilo Tardío de la zona A. – Sinifaná. 314
Foto 74. Fragmentos cerámicos estilo Marrón Inciso. Yac. No. 21. – “La Meseta”. 321
Foto 75. Fragmentos de vasijas burdas del estilo Tardío. Yac. No. 21. 322
Foto 76. Fragmentos de vasijas estilo Marrón Inciso. Yac. No. 22. 323
Foto 77. Fragmentos de vasijas estilo Marrón Inciso. Yac. No. 24. (Sondeos) 325
Foto 78. Fragmentos de vasijas estilo Marrón Inciso. Yac. No. 21. (Perfil río Cauca) 325
Foto 79. Fragmentos de ollas subglobulares estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25. 333
Foto 80. Fragmentos de cuencos estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25. 334
Foto 81. Asas mango, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25. 334

XXVI
Foto 82. Cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25. 335
Foto 83. Urna subglobular semi – completa, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25. 336
Foto 84. Urna funeraria, estilo Marrón Inciso. Yac No. 25. 336
Foto 85. Tapa – cuenco, estilo Marrón Inciso. Yac, No. 25. 336
Foto 86. Fragmentos de ollas subglobulares, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 26. 338
Foto 87. Fragmento de botella, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 26. 338
Foto 88. Cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 26. 338
Foto 89. Fragmento de cuenco, estilo Tardío. Yac No. 26. 339
Foto 90. Cantos rodados recuperados en el área de estudio. 349
Foto 91. Núcleos recuperados en el área de estudio. 356
Foto 92. Lascas de cuarzo lechoso elaborados mediante la talla por
percusión bipolar. Yac. No. 21. 360
Foto 93. Lascas talladas por percusión directa, principalmente en rocas de
arenisca, andesita, basalto y lidita, Yac. No. 21. 361
Foto 94. Lascas de basalto talladas por percusión directa. Yac. No. 25. 361
Foto 95. Lascas de andenisa talladas por percusión directa. Yac. No. 26. 361
Foto 96. Artefactos modificados por uso de la zona B – Rio Cauca. 363
Foto 97. Artefactos modificados por uso. Yac. No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”. 364
Foto 98. Cinceles pulidos hallados en el Yac. No. 24 - “Pueblito Río Cauca”. 366
Foto 99. Hachas pulidas halladas en el Yac. No. 18 - “Cuevas de Santa Catalina”. 366
Foto 100. Restos óseos cinerarios de los sondeos ampliados. Nos. 3 y 8.
Yac. No. 25. 368
Foto 101. Restos óseos cinerarios y piezas dentales del entierro hallado en
el sondeo ampliado No. 7. Yac. No. 25. 369
Foto 102. Restos óseos cinerarios recuperados en el Yac. No. 26. 370
Foto 103. Cráneo recuperado en el corte No. 2, Yac. No. 1 – “Cementerio No. 1”. 371
Foto 104. Fragmentos óseos, de ave hallados al interior de un cuenco,
en el Área H2. Yac. No. 18. 376
Foto 105. Fragmentos óseos de Didelphys sp,. hallados al interior de un cuenco,
en el Área H2. Yac, No. 18. 377
Foto 106. Fragmentos óseos y piezas dentales de ungulados hallados en el
Yac. No. 18. 377
Foto 107. Fragmentos óseos de Carnívoros hallados en el Yac. No. 18. 378
Foto 108. Instrumento en hueso hallado en el Área F4, Yac No. 18. 379
Foto 109. Cerámica de manufactura europea recuperada en el Yac. No. 18. 381
Foto 110. Cerámica de manufactura europea recuperada en los yacimientos
restantes de la zona A. 382
Foto 111. Cerámica de manufactura europea hallada en los yacimientos de
la zona B. 382
Foto 112. Materiales contemporáneos hallados en el área de estudio. 386
Foto 113. Cuadro fotográfico de las áreas en que se sectorizó el Yac, No. 18. 398
Foto 114. Cerámica con materias primas exógenas a las encontradas en el
área de estudio. Yac. No. 18. 402
Foto 115. Representación en cerámica prehispánica del perezoso de tres dedos. 410
Foto 116. Asas antropozoomorfas halladas en las Cuevas de Santa Catalina. 411
Foto 117. Semillas de palmáceas calcinadas hallada en las Cuevas de
Santa Catalina. 413
Foto 118. Cuenco, estilo Marrón Inciso con decoración en lóbulos y
bandas de pintura roja y crema. 415

XXVII
Foto 119. Sitio de cementerio del río Cauca, conformado por los Yac. No. 25 y 26. 417
Foto 120. Entierro secundario compuesto por dos urnas y una tapa –cuenco.
Yac, No. 25. 422
Foto 121. Detalle exterior del Yac. No. 26 - “Cueva Olajeros”. 424
Foto 122. Sitio de vivienda permanente. Yac. No. 21 – “La Meseta”. 431
Foto 123. Fragmentos de cuencos pulidos , estilo Tardío. Yac. No. 21. 433
Foto 124. Fragmentos de cuenco pulido, estilo Tardío. Yac. No. 21. 434
Foto 125. Sitio de vivienda temporal. Yac. No. 16. 436
Foto 126. Tramo del camino antiguo Venecia – Titiribí, en la finca La India. 439
Foto 127. Yac. No. 34 con torre de energía y al fondo Yac. No. 35 – “Alto del Nudo”. 445
Foto 128. Fragmentos de alcarrazas de doble vertedera hallados en las
Cuevas de Santa Catalina. 456
Foto 129. Fragmentos de poporos hallados en las Cuevas de Santa Catalina. 456
Foto 130. Figurinas antropomorfas de género femenino, estilo Marrón Inciso,
halladas en los municipios de Titiribí y Venecia. 457
Foto 131. Carillas antropomorfas acorazonadas, estilo Marrón Inciso,
halladas en los municipios de Titiribí y Venecia. 458
Foto 132. Cuencos con decoración de triángulos en la superficie interna.
Yac. No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”. 459
Foto 133. Impacto ambiental sobre el Yac. No. 37 – “La Hondura”. 474
Foto 134. Impacto ambiental sobre el Yac. No. 27 – “Alto de la Corneta”. 475
Foto 135. Depresión de guaquería en el Yac. No. 16.
Loma de Cerro Tusa. 477
Foto 136. Maqueta de los municipios de Venecia y Tarso, elaborada por
el geógrafo Michael Hill (1996). 508
Foto 137. Módulo de vitrina para exhibición. 508
Foto 138. Panal de abejas. 510
Foto 139. Detalle nudo de amarre. 511
Foto 140. Etapa de construcción de los módulos en guadua. 511
Foto 141. Mirador Cerro Tusa. 518
Foto 142. Grupo habitacional. 520
Foto 143. Mirador Alto de la Corneta. 521
Foto 144. Panel de información, en el Altar de Sacrificios. 523
Foto 145. Banca. 524
Foto 146. Señalización. 525
Foto 147. Puente. 526

XXVIII
LISTA DE MAPAS

Pág.

Mapa 1. Geología del área de estudio. 76

Mapa 2. Altimetría por colores del área de estudio. 89

Mapa 3. Hidrología del área de estudio. 102

Mapa 4. Uso actual del suelo en el área de estudio. 113

Mapa 5. Prospección arqueológica del área de estudio. 198

Mapa 6. Funcionalidad de los yacimientos arqueológicos del área de estudio. 393

Mapa 7. Modelo de elevación digital con ubicación de sitios de alta visibilidad. 448

Mapa 8. Plan de Manejo Arqueológico del área de estudio. 478

Mapa 10. Zonificación del área de estudio (según el POTM, 1999). 481

Mapa 11. Área de manejo propuesta. 485

Mapa 12. Parque arqueológico y ecológico. (Bolsillo en la parte posterior)

Mapa 13. Propuesta área de manejo. (Bolsillo en la parte posterior)

XXIX
TOMO DE ANEXOS

LISTA DE ANEXOS

Anexo A. Ficha de Registro de Yacimiento.


Anexo B. Ficha de Registro de Sondeos.
Anexo C. Ficha de Registro de Cuadrícula.
Anexo D. Ficha de Registro de Perfil.
Anexo E. Ficha de Dibujo de Perfil.
Anexo F. Ficha de Descripción del Material Cerámico.
Anexo G. Campos y Variables – Clasificación Yacimientos Arqueológicos.
Anexo H. Campos y Variables – Clasificación Cerámica.
Anexo I. Características Fisiográficas de los Yacimientos.
Anexo J. Ubicación Geográfica de los Yacimientos.
Anexo K. Inventario General del Material Cultural.
Anexo L. Diagramas de Control de Excavación.
Anexo M. Descripción de la Muestra de Cerámica Prehispánica por Yacimientos.
Anexo N. Descripción de los Artefactos Líticos.
Anexo O. Informe de Dataciones Arqueológicas emitido por el Luminiscence
Dating Laboratory – RLAHA de la Universidad de Oxford, Inglaterra.
Anexo P. Plan de Manejo Arqueológico.
Anexo Q. Licencia de Excavación No. 0138, emitida por el Instituto Colombiano de
Antropología e Historia (ICANH) y tres adendos.
Anexo R. Carta de solicitud de permiso para estudio arqueológico dirigida a los
propietarios de los predios, emitida por el Alcalde del Municipio de
Venecia.
Anexo S. Constancia de entrega de materiales arqueológicos recuperados en la
investigación a la Alcaldía de Venecia e inventarios de material
entregado.
Anexo T. Registro de ingreso de material cerámico y lítico al Museo de la
Universidad de Antioquia, proveniente del Municipio de Venecia,
departamento de Antioquia.
Anexo U. Inventario de piezas arqueológicas ubicadas en el Centro de Historia de
Venecia, procedentes del municipio de Venecia.
Anexo V. Fichas diligenciadas, correspondientes a la prospección arqueológica.
Anexo W. Fichas diligenciadas, correspondientes a la clasificación del material
cerámico.

XXX
GLOSARIO

ÁREAS DE MANEJO ESPECIAL: “Son áreas que por poseer características


particulares de flora, fauna, bellezas paisajísticas y patrimonio histórico-cultural,
ser claves en la regulación hídrica y presentar fuertes pendientes, se deben
preservar, conservar, recuperar y manejar para el disfrute de las generaciones
presentes y futuras de nuestra región. Garantizando la oferta de servicios
ambientales básicos para el desarrollo socioeconómico.” (Corporación Autónoma
Regional del Centro de Antioquia - CORANTIOQUIA, 1998: 4)

DESARROLLO SOSTENIBLE: Un proceso de desarrollo sostenible se enmarca,


entre otros, en los siguientes principios:

 Precaución. Cuando haya peligro de daño grave e irreparable a los recursos


naturales, ni el estado ni los particulares pueden alegar la falta de certeza
científica absoluta para postergar la adopción de medidas eficaces que eviten el
peligro o la degradación.
 Sustitución. Hay necesidad de formular nuevos parámetros de prosperidad
con los cuales se eleve el nivel de vida de la población y se logre una mayor
eficiencia en la producción, sustituyendo los sistemas de consumo vigentes por
modalidades sostenibles.
 La utilización y el aprovechamiento de los recursos debe hacerse en forma
eficiente y equitativa, con arreglo al interés general y según el orden de
prioridades de uso señaladas en la legislación.
 La acción para la protección y recuperación ambiental del país es una tarea
conjunta y coordinada entre el estado, la sociedad civil, la comunidad, las
organizaciones no gubernamentales y el sector privado. (CORANTIOQUIA,
Ministerio del Medio Ambiente, 1999)

GEOGRAFÍA HISTÓRICA: “Disciplina de reciente desarrollo, introduce el


territorio como concepto central cuando afirma que, de una parte, el espacio
físico es conformado y transformado simbólica y realmente por variables de
carácter cultural y que, de otra, todo hecho histórico acontece en un espacio físico
que es significativo y mutuamente condicionante. El territorio es, precisamente, un
espacio geográfico cruzado por variables histórico-culturales y jurídico-políticas;
pero igualmente es un escenario de interacciones entre individuos y grupos de
interdependencias entre éstos y con su medio natural, lo que hace del espacio
físico llamado territorio, el nicho de formas de vida particulares; el escenario de
encuentros y desencuentros, acuerdos y conflictos; el vector de movilidad y

XXXI
permanencia; el núcleo generador y distribuidor de poder y control por diferentes
vías y con diversos fines.” (Bernal, 1999)

IMPACTO AMBIENTAL: Los impactos ambientales ocurren cuando una acción o


actividad produce una alteración favorable o desfavorable, en el medio o en
alguna de las dimensiones del medio. Esta acción puede ser una obra de
ingeniería, un programa, un plan, una ley, o un uso determinado del suelo.
(CONESA, 1997)

MEDIO AMBIENTE: “Se concibe como resultante de la interacción entre el medio


natural y el medio humano. Solamente una mirada de conjunto al entorno
resultante de dicha interacción permite una comprensión ambiental integral.”
(Ángel et. al., 1997: 27)

PAISAJE: “El paisaje puede ser visualizado como una escena natural percibida
por el ser humano que ocupa una porción de la superficie terrestre, donde los
elementos naturales (rocas, relieve, clima, agua, suelo, vegetación, fauna y
hombre) forman un conjunto interrelacionado e interdependiente que causan
impactos visuales en el observador. La evolución y dinámica del paisaje dependen
de procesos geomorfológicos y climáticos que actúan por un período prolongado
de tiempo, de patrones de colonización de los organismos y de las perturbaciones
locales durante lapsos cortos de tiempo.” (CORANTIOQUIA, Ministerio del Medio
Ambiente, 1999: 6)

PLAN DE MANEJO AMBIENTAL (PMA): Es un estudio cuyo objetivo principal es


lograr la sostenibilidad de un ecosistema a través de la caracterización ambiental,
el diagnóstico de impactos ambientales y la formulación de estrategias de manejo
que direccionen las acciones para prevenir, mitigar, controlar y compensar los
impactos. Los ecosistemas estratégicos deben tener un plan de manejo que les
permita optimizar su uso y al mismo tiempo continuar cumpliendo con sus
funciones ambientales. (CORANTIOQUIA, 1998)

ORDENAMIENTO TERRITORIAL AMBIENTAL: “La definición física del espacio,


la regulación y promoción de la localización de los espacios humanos, de las
actividades económicas y sociales de la población, la optimización del
aprovechamiento y el uso de los espacios naturales y la protección y valoración
del medio ambiente como objetivos fundamentales del desarrollo integral.”
(Ministerio del Medio Ambiente, 1999: 233)

SOSTENIBILIDAD: Este concepto se inicia con la tesis de Mustafa Tolba, basada


en el desarrollo sin destrucción. (CORANTIOQUIA, Ministerio del M.A., 1999)
Lester Brown (1981), del Worldwatch Institute plantea que, “una sociedad
sostenible es aquella capaz de satisfacer sus necesidades sin disminuir las
oportunidades de las generaciones futuras.” (Kapra, 1998)
 TÉRMINOS DE UBICACIÓN GEOGRÁFICA

XXXII
Los siguientes términos se han utilizado para ubicar y describir las características
generales en el área de estudio, a diferentes escalas:

ÁREA DE ESTUDIO: Es el área donde se llevó a cabo la recolección de


información durante la investigación, la cual hace parte del municipio de Venecia,
pero no lo cubre en toda su extensión, ya que no contiene los corregimientos de
Arabia y Minas, localizados al sur, ni la vereda de Palmichal, al N-E (Ver Mapa 2).

ÁREA DE MANEJO: Es el área de reserva propuesta a raíz de la prospección y


diagnóstico arqueológico llevados a cabo en el área de estudio (Ver Mapa 11).

REGIÓN: Se refiere a la subdivisión geográfica de la Cuenca Montañosa del río


Cauca en el centro del departamento de Antioquia, la cual está conformada
actualmente, por algunos de los municipios del suroeste del departamento como:
Amagá, Concordia, Fredonia, Jericó, La Pintada, Támesis, Titiribí, y Venecia,
ubicada en el centro del conjunto (Ver Figura 4).

TERRITORIO, al igual que ZONA: Se refieren a subdivisiones geográficas, que


dependen de la escala y el tema al que se hace mención. Ej. El territorio del
departamento de Antioquia; las zonas bajas de Bolombolo y la quebrada Sinifaná.

UNIDAD FISIOGRÁFICA O UNIDAD DE PAISAJE: Se refiere a un sub-


componente geográfico del área de estudio, el cual según sus características
físicas como: geológicas, geomorfológicas, hidrológicas, etc., puede ser
visualizado independientemente y puede ser delimitado como un polígono. Ej. el
Cerro Tusa.

XXXIII
RESUMEN

La Prospección Arqueológica en los Alrededores del Cerro Tusa, es una


investigación de tipo básico en el campo de la Arqueología, cuyo fin es localizar e
inventariar yacimientos arqueológicos, para luego evaluar su potencial y promover
su protección.

Este estudio se realizó en un área especifica ubicada en el municipio de Venecia,


departamento de Antioquia, Colombia. Toma como punto de partida una etapa de
prospección del territorio y la clasificación de los vestigios recuperados. Luego se
identifican y analizan los impactos ambientales que se presentan sobre los
yacimientos arqueológicos.

El análisis de la muestra recuperada y el diagnóstico arqueológico son la base


para formular una serie de propuestas de manejo con el fin de prevenir, mitigar,
corregir y compensar los impactos ambientales sobre el patrimonio arqueológico
del área de estudio. La propuesta principal se trata de un Área de Manejo
Especial, sobre la cual se ubican otras propuestas afines, como la propuesta de un
Parque Arqueológico y Ecológico.

Estas propuestas pueden ayudar a mejorar el ordenamiento territorial ambiental


del municipio de Venecia y a proteger el patrimonio arqueológico localizado en
dicha jurisdicción, generando nuevas fuentes de empleo a través de un turismo
bien planificado y manejado. El éxito de éstas depende de la voluntad del
Municipio y de la comunidad.

XXXIV
SUMMARY

The Archaeological Survey in the Surroundings of Cerro Tusa, is a basic


investigation in the field of the Archaeology, whose objective is to locate and
inventory archaeological sites in a specific area: Then, its purpose is to evaluate
their potential and to promote strategies for their protection.

This study was carried out in an specific area located in the municipality of
Venecia, department of Antioquia, Colombia. It takes as the starting point, a stage
of surveying the territory and the classification of the recovered vestiges. Then the
environmental impacts that ocurr on the archaeological locations are identified and
analyzed.

This analysis of the recovered sample and the archaeological diagnosis are the
base to formulate a series of handling proposals which purpose is to prevent, to
mitigate, to correct and to compensate the environmental impacts on the
archaeological patrimony of the study area. The main proposal is an Area of
Special Handling, on which other proposals are located, as the proposal of an
Archaeological and Ecological Park.

These proposals can help to improve the environmental territorial classification of


the municipality of Venecia and to protect the archaeological patrimony located in
this jurisdiction, generating new employment sources through a well planned and
managed tourism. The success of these depends on the will of the Municipality and
of the community.

XXXV
INTRODUCCIÓN

El presente estudio es el fruto de un proceso de investigación y de maduración de


ideas, llevado a cabo desde 1997 -cuando aparecieron las primeras inquietudes
con respecto a la zona- hasta la actualidad. En este lapso de aproximadamente
seis años de recorridos por el territorio y de búsqueda de datos mediante la
revisión bibliográfica, el trabajo de campo, las interesantes conversaciones y
valiosa ayuda de diferentes personas, tanto del ámbito académico como los
habitantes de la región, se han aplicado en terreno los conocimientos teóricos y
técnicos adquiridos en la Universidad, transportando a la realidad los
planteamientos de las diferentes asignaturas cursadas. También se le dio
continuidad al interés por la zona, para llevar a cabo el ideal de lograr hacer un
trabajo que le sirviera a la comunidad del municipio de Venecia y a los futuros
estudios científicos.

Este informe se presenta como una síntesis de la investigación, lo cual no quiere


decir que se haya terminado con el estudio. La tarea de detenerse para consolidar
y sintetizar resultados puede mostrar nuevas direcciones para seguir en futuras
investigaciones. Por lo tanto, el avance de la investigación no se mide de acuerdo
con unos resultados parciales, sino de acuerdo con las nuevas preguntas que se
generen al someter los planteamientos a la discusión y al debate.

Esta es una investigación de tipo básico en el campo de la Arqueología, mediante


la cual se busca comenzar a entender los procesos humanos que acontecieron en
la época prehispánica, dentro de un área específica al interior del Municipio de
Venecia, en el Departamento de Antioquia. La finalidad de este estudio fue llevar a
cabo un inventario y diagnóstico de yacimientos arqueológicos en dicha área de
estudio, para lo cual se implementó una metodología de muestreo regional
dirigido, basándose en las características fisiográficas del área de estudio como
directriz para seleccionar los sitios apropiados, donde luego se llevaron a cabo
muestreos en diferentes niveles de intensidad. Este estudio, apoyado en nuevas
metodologías y tecnologías, también recoge los resultados de investigaciones
anteriores llevadas a cabo en la región dentro de una base de datos general, para
construir una versión coherente haciendo uso de los datos anteriores y actuales.

El municipio de Venecia se ha venido posicionando como un destino turístico en


los últimos años, debido a sus características paisajísticas y socio-culturales, lo
que ha generado un incremento proporcional en la construcción de obras de
infraestructura públicas y privadas. Mediante esta investigación se pretende

XXXVI
aportar, no sólo al conocimiento científico en el campo de la Arqueología, sino
también a la constitución de una base de datos sistematizada como fuente de
apoyo institucional, para contribuir a una planeación estratégica o
direccionamiento equilibrado del crecimiento urbanístico en el municipio,
orientando las obras de infraestructura y los usos del suelo, de acuerdo con la
protección del patrimonio arqueológico del territorio. También se busca divulgar los
resultados de la investigación a un público general de manera participativa,
fomentando la apropiación del conocimiento del entorno y el acceso al espacio
geográfico de manera didáctica, entre los habitantes del territorio.

Uno de los productos finales de este estudio consta de una serie de propuestas de
manejo para el patrimonio arqueológico en el área de estudio. Estas propuestas
fueron formuladas con base en los resultados del diagnóstico del potencial
arqueológico identificado, el cual fue elaborado según los resultados de la
prospección arqueológica y de los análisis llevados a cabo, a partir de la muestra
de vestigios arqueológicos recuperada. En este diagnóstico, los yacimientos
arqueológicos se evaluaron según varios criterios como: densidad y calidad de
los vestigios arqueológicos recuperados en cada uno, funcionalidad y
representatividad del yacimiento dentro del sistema de poblamiento, estado de
conservación y posible afectación del mismo, buscando obtener una visión
más amplia para su evaluación y poder formular las propuestas de manejo.

Se sugiere que el inventario y diagnóstico de los sitios arqueológicos identificados


en esta prospección, sea incluido por el Concejo Municipal dentro del Plan de
Ordenamiento Territorial Municipal (POTM), como un aporte al direccionamiento
del crecimiento y desarrollo urbanístico del Municipio. De esta manera, los sitios
arqueológicos reportados serán reconocidos cartográficamente por los
funcionarios de Planeación Municipal, encargados de ahora en adelante de emitir
las licencias ambientales, dentro de un mapa digital, para que las futuras obras de
infraestructura en el área de estudio no afecten el patrimonio arqueológico. Este
diagnóstico también se constituye en la base para proponer el establecimiento, en
primera instancia, de una franja a cada lado del camino que va de Venecia a
Bolombolo -a lo largo de éste- como un Área de Manejo Especial, por sus
características naturales e importancia arqueológica.

En segunda instancia, promover la declaratoria de un área específica como Área


Natural Histórico Cultural, según las figuras jurídicas propuestas para Áreas de
Manejo Especial a nivel municipal, por el Ministerio del Medio Ambiente; e incluirla
a manera de anexo dentro del Plan de Ordenamiento Territorial existente para el
municipio. (CORANTIOQUIA, 1998)

Las piezas de interés arqueológico recuperadas en el proceso de investigación y


otras piezas donadas por miembros de la comunidad, serán organizadas en un
futuro, en la Casa de la Cultura Municipal y acompañadas de un guión
museográfico acorde con los resultados de la investigación.

XXXVII
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Actualmente se presenta un aumento de la población en algunos municipios del


suroeste de Antioquia y una expansión de las viviendas de la zona urbana hacia la
zona rural. Este incremento en la construcción de viviendas y vías de acceso, no
sólo es un gran impedimento para entender la distribución de la población antigua
de una región mediante estudios arqueológicos, sino que también ha ocasionado
la destrucción del patrimonio arqueológico. Actualmente el área de estudio se
encuentra en inminente peligro, ya que una parte de esta extensión, se encuentra
ubicada en la cuchilla de un núcleo geológico de origen terciario, que se
desprende desde Cerro Tusa hasta las cotas inferiores del municipio. Esta
formación da una excelente vista de los cañones de la quebrada Sinifaná y del
cañón del río Cauca. Por eso, aunque el territorio antes era ocupado por unas
pocas haciendas ganaderas, está siendo rápidamente dividido en parcelaciones
de fincas de recreo. Estas fincas utilizan las terrazas preexistentes para ubicar las
viviendas, que usualmente tienen piscina, destruyendo los vestigios arqueológicos
en el proceso de excavación con maquinaria pesada.

“En la región del Suroeste, en especial por los corredores viales


y por la zona aledaña al río Cauca se viene generando un
proceso de demanda de división de la tierra para parcelaciones.
Los municipios se refieren con gran preocupación a este
fenómeno como un problema para el cual no están preparados
para frenar o dirigir el desarrollo de esta actividad. Merecen
especial atención los municipios que por su riqueza paisajística
son considerados el Balcón del río Cauca como: Fredonia,
Venecia, Támesis, Jericó, Tarso, La Pintada, etc.”
(CORANTIOQUIA, 1998-2006: 68)

Otro problema adicional a la demanda de la tierra y a los usos no sostenibles del


suelo, es de carácter institucional. Según el Decreto 1753 de 1994, las
Corporaciones Autónomas Regionales tienen la competencia para otorgar las
licencias ambientales en municipios cuya población sea menor a un millón de
habitantes. (CORANTIOQUIA, 1999)

A partir del año 2001, las licencias ambientales son expedidas por los municipios
dentro de una estrategia de descentralización. Las Corporaciones Autónomas
Regionales ya no tienen la responsabilidad como autoridad ambiental municipal.
Este es un problema, que unido a un Plan de Ordenamiento Territorial Municipal
(POTM) deficiente en cuanto a su componente histórico – cultural, puede generar

38
la destrucción del patrimonio arqueológico en el municipio, debido a la falta de
certeza en las decisiones que se tomen, por no tener un apoyo correctamente
formulado como es el POTM y por no tener personal idóneo para llevar a cabo
evaluaciones previas al otorgamiento de las licencias ambientales en el municipio.

Otro hecho que dificulta las investigaciones arqueológicas es la guaquería; en el


suroeste de Antioquia ésta ha sido una actividad que se ha desarrollado desde la
Colonia y ha sido un obstáculo para que los municipios se apropien de su
patrimonio cultural y para que la Arqueología pueda acercarse a entender el
pasado.

En el territorio no se ha llevado a cabo una prospección arqueológica hasta la


fecha ni tampoco un trabajo etnográfico. El sitio de Cerro Tusa fue descrito
anteriormente por dos científicos (Cock, 1936 y Arcila, 1969), pero aún no se han
aportado evidencias que soporten sus hipótesis y que ayuden a comprobar su
relación con las ocupaciones prehispánicas que tuvieron lugar en la zona. Ningún
investigador actual ha mencionado el camino que une a Bolombolo con Venecia y
sus terrazas, aunque el área de estudio ha sido propuesta como la ruta que seguía
el capitán Jorge Robledo en su expedición al Valle de Aburrá en 1541. (Botero y
Vélez, 2000: mapa No. 3)

Mediante esta investigación se llevó a cabo una prospección arqueológica en las


terrazas que aún no han sido destruidas totalmente por fincas de recreo y un
reconocimiento de los lugares importantes a lo largo del camino y reseñados por
investigadores anteriores, formulando una serie de propuestas para el Plan de
Manejo Arqueológico del municipio de Venecia. Estas recomendaciones y
propuestas pueden servir tanto para prevenir la destrucción del patrimonio
arqueológico, como para corregir los problemas de carácter institucional, al
constituirse como un apoyo básico para la toma de decisiones a nivel de los usos
del suelo, del espacio público municipal y en la expedición de las futuras licencias
ambientales a entes particulares y públicos, por parte de Planeación Municipal.

En síntesis, este estudio puede contribuir a la protección del patrimonio


arqueológico, al suplir la necesidad que enfrenta el municipio de hacer cumplir las
leyes dentro de su territorio, al aportarle elementos claros para la planeación del
ordenamiento territorial y del desarrollo en el futuro.

39
2. MARCO TEÓRICO

“El patrimonio cultural es la huella de la memoria y el


olvido. Está constituido por las ruinas de la memoria,
por lo que recordamos de nuestra propia identidad, lo
que decidimos olvidar de nosotros mismos, y lo que no
recordamos de la cultura de otros.”

(Felipe Criado Boado, 2001: 40)

2.1. MARCO CONCEPTUAL – ARQUEOLOGÍA Y PATRIMONIO CULTURAL

En los últimos años se ha comenzado a indagar sobre el papel del arqueólogo


como actor social (Gnecco, 1999).

Anteriormente se entendía la Arqueología como la disciplina que estudia la


integración de la cultura material en los procesos socioculturales de construcción
de la realidad, basándose en el registro arqueológico (Criado Boado, 2001). En
este caso, la Arqueología permanecía lejana de la sociedad y solo existía para
unos cuantos estudiosos o interesados de la materia.

En la actualidad se ha buscado asociar la Arqueología, no sólo con otras ciencias


para realizar estudios interdisciplinarios más dinámicos y completos, sino también
integrarla con la sociedad. Una definición contemporánea y adaptada a las
condiciones actuales del quehacer de la Arqueología sería: “la tecnología de
gestión integral del Patrimonio Cultural.” (Criado Boado, 2001: 42) Para entender
esta definición debemos partir por comprender los conceptos de patrimonio
cultural y de gestión integral.

Según la ley 397 de 1997 – Ley General de Cultura, el Patrimonio Cultural se


define así:
“Art. 4 – El Patrimonio Cultural de la Nación está constituido por
todos los bienes y valores culturales que son expresión de la
nacionalidad colombiana, tales como la tradición, las costumbres
y los hábitos, así como el conjunto de bienes inmateriales y
materiales, muebles e inmuebles, que poseen un especial
interés histórico, artístico, estético, plástico, arquitectónico,
urbano, arqueológico, ambiental, documental, literario,
bibliográfico, museológico, antropológico y las manifestaciones,
los productos y las representaciones de la cultura popular.”

40
En una prospección arqueológica, como es el caso del presente estudio, el
componente principal del patrimonio cultural con que se está trabajando es el
patrimonio histórico y arqueológico, sin dejar a un lado otros componentes de
dicho concepto. Según Joseph Ballart (1997), el patrimonio histórico y
arqueológico “es aquel legado de la historia que llegamos a poseer porque ha
sobrevivido al paso del tiempo y nos llega a tiempo para rehacer nuestra relación
con el mundo que ya pasó.” (Ballart, 1997: 36, 37).

La ley 397 de 1997, se hace específica en cuanto al patrimonio arqueológico al


definirlo de la siguiente manera:

“Art. 6 – Son bienes integrantes del patrimonio arqueológico


aquellos muebles o inmuebles que sean originarios de culturas
desaparecidas, o que pertenezcan a la época colonial, así como
los restos humanos y orgánicos pertenecientes a esas culturas.
Igualmente forman parte de dicho patrimonio los elementos
geológicos y paleontológicos relacionados con la historia del
hombre y sus orígenes.”

A su vez, la gestión integral es un concepto introducido por Criado Boado (2001),


quien plantea que las necesidades actuales y sociales del patrimonio cultural
implican la necesidad de catalogarlo, describirlo, analizarlo, valorarlo y
revalorizarlo. Dicha gestión no se trata de hacer una de estas actividades de
manera independiente; hay que hacerlas todas.

Es así como el arqueólogo contemporáneo se convierte en un gestor cultural


integral, quien no solo estudia la cultura material de sociedades pasadas sino que
apoyado en el concepto global de patrimonio cultural, busca convertirse en un
puente entre las sociedades antiguas y la sociedad actual.

2.2. MARCO LEGAL

Desde el punto de vista de la legislación, Colombia puede considerarse como


pionero en América en cuanto a la disposición del Estado de defender y conservar
el patrimonio histórico y artístico de la Nación (Duque Gómez, 1996).

La Constitución Política de Colombia, promulgada en 1991, generó un


fortalecimiento de las medidas para la protección del patrimonio cultural de la
nación. Esta carta constitucional introduce un nuevo concepto de patrimonio
cultural e introduce los mecanismos para llevar a cabo su valoración y protección.

41
“Art. 72- El patrimonio cultural de la nación está bajo la
protección del Estado. El patrimonio arqueológico y otros bienes
culturales que conforman la identidad nacional, pertenecen a la
nación y son inalienables, inembargables e imprescriptibles. La
ley establecerá los mecanismos para readquirirlos cuando se
encuentren en manos de particulares (...)”

Estos mecanismos fueron reglamentados parcialmente por la ley 99 de 1993, en


la cual se exige evaluar el componente arqueológico dentro de los estudios de
impacto ambiental, que deben realizarse en los predios de obras de infraestructura
con anterioridad a cualquier remoción de suelo.

La ley 397 de 1999 define los objetivos de la política estatal en relación con el
patrimonio cultural de la Nación:

“Art. 5 – La política estatal en lo referente al Patrimonio Cultural


de la Nación tendrá como objetivos principales la protección, la
conservación, la rehabilitación y la divulgación de dicho
patrimonio, con el propósito de que éste sirva de testimonio de
la identidad cultural nacional, tanto en el presente como en el
futuro.”

Dicha ley también establece la obligación de llevar a cabo el registro del


patrimonio cultural por parte de la Nación y de la Entidades Territoriales, en sus
respectivas jurisdicciones.

“Art 14 – La Nación y las Entidades Territoriales estarán en la


obligación de realizar el registro del patrimonio cultural. Las
entidades territoriales remitirán periódicamente al Ministerio de
Cultura, sus respectivos registros, con el fin de que sean
contemplados en el registro nacional del Patrimonio Cultural.
El Ministerio de Cultura reglamentará lo relativo al registro y
definirá las categorías de protección aplicables a los diversos
tipos de bienes registrados en coordinación con las entidades
territoriales.”

A partir de esta ley, cobran vigencia los estudios arqueológicos regionales de


carácter prospectivo, como una herramienta para identificar y registrar el
patrimonio arqueológico en un territorio determinado.

La ley 388 de 1997, establece de manera específica el papel que juegan las
entidades territoriales en la protección del patrimonio cultural, al concederles
autonomía al respecto.

“Art. 1- El establecimiento de los mecanismos que permitan al


municipio, en ejercicio de su autonomía, promover el
ordenamiento de su territorio, el uso equitativo y racional del

42
suelo, la preservación y defensa del patrimonio ecológico y
cultural localizado en su ámbito territorial y la prevención de
desastres en asentamientos de alto riesgo, así como la
ejecución de acciones urbanísticas eficientes.”

Esta ley es la que legitima el desarrollo de estudios regionales para complementar


o modificar los Planes de Ordenamiento Territorial de cada municipio, los cuales
son la carta de navegación de los gobernantes para lograr el ideal de un desarrollo
sostenible y garantizar los recursos para la generaciones futuras.

Mediante la ley 136 de 1994, se dictaron normas tendientes a la modernización de


los municipios y se les otorgó a dichas entidades territoriales una serie de
funciones específicas, según las políticas de la descentralización y la autonomía
administrativa.

“Art. 8 – Es deber del Consejo Municipal velar por la


preservación y defensa del Patrimonio Cultural.”

El decreto 833 del 2002, de reciente aprobación por parte del gobierno nacional,
reglamenta parcialmente la ley 397 de 1997 en materia de patrimonio
arqueológico. En esta ley se especifica la función del registro del patrimonio
arqueológico, que compete al Instituto Colombiano de Antropología e Historia
(ICANH).

“Art. 14 – Compete al Instituto Colombiano de Antropología e


Historia llevar un registro de bienes integrantes del patrimonio
arqueológico, el cual tendrá propósitos de inventario,
catalogación e información cultural.”

En síntesis, esta revisión de las leyes y decretos promulgados en los últimos años,
muestra como se incorpora en la legislación colombiana el concepto de patrimonio
cultural y los mecanismos legales establecidos para su protección y valoración.
Los entes municipales aparecen dentro de esta legislación como los responsables
directos de la conservación del patrimonio en sus jurisdicciones, así como de la
declaratoria del mismo.

Aunque el contenido de las leyes fomenta el respeto y la protección del patrimonio


cultural y promueve estrategias para llevar a cabo este ideal, las administraciones
municipales no cuentan con información suficiente sobre dicho patrimonio en su
jurisdicción, ni tampoco cuentan con el personal idóneo, preparado para llevar a
cabo evaluaciones rigurosas de carácter científico que sustenten la toma de
decisiones acertadas.

43
2.3. PLAN DE MANEJO ARQUEOLÓGICO

El Plan de Manejo Arqueológico es un estudio cuyo objetivo principal es lograr la


protección y divulgación del patrimonio arqueológico. Según el decreto 833 del
2002, el Plan de Manejo Arqueológico se define así:

“Concepto técnico de obligatoria atención emitido o aprobado


por la autoridad competente respecto de específicos contextos
arqueológicos, bienes muebles e inmuebles integrantes de dicho
patrimonio o zonas de influencia arqueológica, mediante el cual
se establecen oficiosamente o a solicitud de sus tenedores, los
niveles permitidos de intervención, condiciones de manejo y
planes de divulgación.”

Estos estudios se componen de varias etapas articuladas a las etapas del Plan de
Manejo Ambiental del cual hacen parte, como:

a) Prospección Arqueológica: En esta etapa se lleva a cabo el reconocimiento


sistemático del material arqueológico existente en el área de estudio el cual
incluye, sitios, yacimientos, áreas y colecciones, estimando cual es el potencial
arqueológico.

b) Diagnóstico Arqueológico: Es el análisis que se hace para determinar cuál


es la situación y cuáles son las condiciones de la misma. Esta determinación se
hace sobre la base de informaciones, datos y hechos, recogidos y ordenados
sistemáticamente en los Planes de Manejo Arqueológico, de tal modo que sea
posible evaluar cada uno de los impactos y determinar el grado de afectación del
patrimonio arqueológico por múltiples factores como el crecimiento urbano, obras
de infraestructura, vías, parcelaciones, agricultura, saqueo, etc.

c) Propuestas de Manejo: En esta última etapa, se establecen de manera


detallada las acciones que se requieren para prevenir, mitigar, controlar,
compensar y corregir los posibles efectos o impactos negativos causados en el
desarrollo de un proyecto, obra u actividad sobre el patrimonio arqueológico.
(CORANTIOQUIA, 1999)

Los Planes de Manejo Arqueológico son una herramienta útil en la gestión del
patrimonio cultural. Estos se llevan a cabo en diferentes situaciones:

En el primer caso, el Plan de Manejo Arqueológico hace parte de la gestión


ambiental desarrollada por los proyectos u obras de infraestructura que se vayan a
construir en sitios con presencia de vestigios arqueológicos. Estos proyectos
deben cumplir con una serie de requisitos para obtener una licencia ambiental
(herramienta jurídica introducida por la ley 99 de 1993) que brinda la viabilidad a
su construcción. Los requisitos para obtener dicha licencia incluyen un Estudio de

44
Impacto Ambiental (EIA) conformado parcialmente por un Plan de Manejo
Ambiental (PMA), del cual hace parte el Plan de Manejo Arqueológico. La
autoridad ambiental debe velar por el estricto cumplimiento del Plan de Manejo
Ambiental por parte del propietario del proyecto. En este caso, los Planes de
Manejo Arqueológico permiten llevar a cabo los proyectos bajo criterios de
desarrollo sostenible y de protección del patrimonio arqueológico, así éstos
obedezcan a la lógica del desarrollo económico y no suelan diseñarse desde una
estricta racionalidad ambiental. (Ángel et. Al., 1997)

En el segundo caso, los Planes de Manejo Arqueológico hacen parte del


ordenamiento territorial ambiental propuesto por la Constitución Política de 1991 y
reglamentado por la ley 388 de 1997.

La gestión arqueológica ha tomado fuerza decisoria en los últimos años dentro de


los planes de ordenamiento territorial. Esto obedece a que la mayoría de las
intervenciones sobre el territorio, sus paisajes y sobre los suelos son adversas
para el componente arqueológico, máxime sabiendo que las evidencias
arqueológicas se encuentran en el sustrato edáfico del territorio. Se tiene la
necesidad de que la Arqueología esté en las fases iniciales de los POTM, con el
objetivo de aplicar las oportunas acciones preventivas. La gestión arqueológica
debe ser vista como el conjunto de estrategias que conllevan a que las decisiones
que se tomen y afecten el territorio, tengan el carácter de prevención, en tanto que
deben ser la manifestación de la salvaguarda, rescate y difusión del patrimonio de
las localidades. (Llavori de Micheo, 1998)

En primera instancia se trata de identificar la situación de los yacimientos


arqueológicos dentro del ámbito de la organización del territorio, con el objetivo de
ubicar áreas sensibles, desde el punto de vista arqueológico en relación con los
futuros usos potenciales del suelo, proyectos de planeamiento y obras públicas.
Con esto, la gestión arqueológica pretende, dentro del marco del ordenamiento
territorial, certificar la existencia de yacimientos arqueológicos, y sobre todo, la de
su ubicación exacta, para finalmente justificar el establecimiento de usos del suelo
restrictivos como el caso de las Áreas de Manejo Especial. (Llavori de Micheo,
1998) En otras palabras, se trata de una suerte de esfuerzo preventivo que
redundaría en el beneficio de la conservación del patrimonio arqueológico al poder
actuarse desde el primer momento en los niveles más generales del planeamiento
territorial. (Fernández, 1985)

La “Prospección Arqueológica en los Alrededores de Cerro Tusa”, es un estudio


que se relaciona con el segundo caso, sin tomar el apelativo de Plan de Manejo
Arqueológico, ya que se trata de un reconocimiento regional, cuya finalidad es
elaborar un inventario de sitios arqueológicos en un área específica, para luego
evaluar su potencial y proponer una serie de estrategias de manejo como por
ejemplo, la promoción de la declaratoria de un Área de Manejo Especial que se
integre al POTM existente.

45
3. OBJETIVOS

3.1. OBJETIVO GENERAL

Realizar un aporte al conocimiento científico, sobre los pobladores prehispánicos


asentados en el área de estudio.

3.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Localizar e inventariar los sitios arqueológicos detectados en el área de estudio,


como soporte para el futuro Plan de Manejo Arqueológico del Municipio.

Proponer un ordenamiento cronológico y espacial del territorio según las


características de la muestra arqueológica recuperada.

Elaborar un diagnóstico del potencial arqueológico en el área de estudio.

Favorecer los procesos de sensibilización y educación de los habitantes del


Municipio y de la comunidad en general, mediante la formulación de propuestas de
manejo del patrimonio arqueológico localizado en el área de estudio.

46
4. METODOLOGÍA

“La investigación por los métodos utilizados hasta el presente, ha sido fraccionaria en
términos de su concepción y de su construcción, el trabajo interdisciplinario que debería
caracterizarla es aún muy incipiente porque no se ha comprendido con claridad la
necesidad de posibilitar en el proceso de la investigación, la integración plena del
conocimiento de otras ciencias como la física, la climatología, la química, la geología, la
edafología, la antropología, la sociología, la economía o la propia cibernética, lo que ha
limitado a los investigadores el propio alcance de sus conclusiones después del proceso de
investigación.”
(Mario Avellaneda, 1997: 27)

Para lograr el acercamiento a un sistema geográfico donde interactúan variables


biofísicas y socioculturales, se unieron dos campos o disciplinas complementarias:
Ingeniería Ambiental y Antropología. El estudio de estas dos disciplinas amplía la
percepción del entorno, ya que prepara al investigador para observar algunos
elementos de lo que encuentra a su alrededor como lo natural y lo humano en sus
múltiples manifestaciones.

La Ingeniería Ambiental crea una visión enmarcada entre otras, en las ciencias de
la tierra como la geología, la geomorfología, la hidrología, la climatología y la
ecología, que fueron la base para la caracterización biofísica de la zona. También
aporta mediante las ciencias cartográficas, tales como la topografía, la
fotogrametría y los sistemas de información geográfica, los métodos utilizados
para dimensionar y cuantificar estas variables biofísicas y socioculturales,
permitiendo el desarrollo de un planeamiento estratégico con mayor precisión.

La Antropología aporta la perspectiva sociocultural y su interés por la historia y el


pasado a esta visión holística, donde el hombre es entendido en sus procesos
sociales antiguos y actuales. Por un lado, la Arqueología se preocupa por
entender las dinámicas sociales de grupos prehispánicos desaparecidos, mediante
el estudio sistemático de la evidencia asociada a la actividad humana hallada en
un territorio, buscando valorar y proteger este patrimonio para las generaciones
futuras. Por otro lado, la Antropología Cultural permite comprender las dinámicas
socioculturales actuales en un territorio, a través de la observación participante y
otras técnicas de la Etnografía.

Las actividades socioculturales se desarrollan en el espacio natural y por lo tanto


hacen parte del medio ambiente. El hombre y la naturaleza no pueden entenderse
de manera separada sino más bien como un sistema integrado por relaciones

47
complejas. En este nivel de entendimiento, es donde se entrelazan todas las
variables en un estudio multidisciplinario que posibilita una visión general del
territorio y sus componentes.

4.1. PRIMERA ETAPA – RECONOCIMIENTO Y CARACTERIZACIÓN


AMBIENTAL

La caracterización ambiental permitió familiarizarnos con el área de estudio y


comprender los cambios del medio ambiente -naturales y antrópicos- acontecidos
allí, a través del tiempo. La información en esta primera etapa se obtuvo mediante
una revisión bibliográfica llevada a cabo en diferentes bibliotecas de la ciudad.
Para interpretar la información especializada extraída de los libros técnicos se
consultó con especialistas en diferentes áreas.

Una vez se obtuvo la información preliminar en fuentes secundarias, se realizaron


varias salidas de campo, para llevar a cabo el reconocimiento del terreno y
delimitar el área de estudio (Ver Foto 1). La lectura del paisaje constituye el factor
más importante para ubicar en terreno las principales unidades fisiográficas como:
formaciones geológicas y cuencas hidrográficas, así como para intentar
comprender los paisajes y sus cambios a través del tiempo desde la
geomorfología, identificar los usos del suelo y la cobertura vegetal, e incluso para
determinar posibles áreas de poblamiento antiguo e impacto antrópico sobre la
tierra.

Foto 1. Reconocimiento del área de estudio.

Las observaciones en terreno fueron


complementadas mediante la observación
de mapas topográficos del Instituto
Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) a
diferentes escalas 1:100.000, 1:25.000 y
1,10.000 (1979 y 1983), aerofotografías
del IGAC (No. 12647 y 12648 de 1961;
Vuelo C2090, No. 194 y 195 de 1983) y
Catastro Municipal (No. 1392, 1395 y
1419 de 1993; y No. 07-931 y 09-966 de
1997) a diferentes escalas, y fotografías
satelitales. Esta revisión cartográfica
permitió determinar en primer orden, la
ubicación de las principales unidades
fisiográficas en los mapas y además
poder registrar la información recolectada
en terreno. También permitió determinar
la ubicación de unidades fisiográficas

48
potencialmente aptas para la ocupación humana, pasando de lo regional a la
unidad fisiográfica. Esta parte de la caracterización aporta información referente a
las variables físicas, abarcando aproximadamente los últimos cincuenta años.

La caracterización biótica consistió en identificar las zonas de vida que se


presentan en el área de estudio, según el sistema de clasificación de L.R.
Holdridge (1978). Partiendo de esta observación cuidadosa del paisaje se
comenzó a estudiar la dimensión arqueológica, de manera que esta fase
preeliminar o caracterización ambiental es un complemento básico para el enfoque
sociocultural.

La revisión bibliográfica sobre los antecedentes socioculturales en el área de


estudio se llevó a cabo desde diferentes perspectivas de las Ciencias Sociales,
para lograr abarcar una mayor temporalidad. En primer lugar se consultaron
investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en la cuenca montañosa del río
Cauca, para lograr un acercamiento a los primeros desarrollos culturales que se
dieron en la región, desde los primeros siglos después de Cristo hasta la época
anterior a la conquista. El material documental etnohistórico nos brindó una visión
de las poblaciones indígenas que encontraron los conquistadores españoles en el
siglo XVI. Esta revisión bibliográfica en fuentes primarias y secundarias -como Las
Crónicas de Indias, específicamente los escribanos que mencionan la zona:
Sardella, Robledo, Cieza de León y Fray Pedro Simón, aportó información sobre lo
que se conocía de la población prehispánica que habitaba la región antes y
después de la conquista. También se incluyó material procedente de trabajos
realizados por historiadores en fuentes documentales de archivo, con relación a la
Colonización Antioqueña entre los siglos XVIII y XIX y a la erección del municipio
de Venecia. Esta información histórica también ayudó a construir una idea sobre la
explotación de recursos y los usos del suelo en el territorio durante los últimos tres
siglos.

4.2. SEGUNDA ETAPA – PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA

La prospección arqueológica regional se llevó a cabo mediante un muestreo


dirigido, el cual representa una técnica de prospección apta para este tipo de
topografía montañosa. Esta metodología permite también obtener una muestra
representativa, ya que una investigación no puede abarcar la totalidad del universo
arqueológico existente para una región geográfica.

“En esencia, el muestreo consiste en escoger para estudio una


parte (muestra) del todo (población o universo), cuando, por
cualquier razón de imposibilidad, no se puede estudiar el
conjunto completo con la intensidad adecuada. El papel de la
estadística en este proceso es ayudar a que la parte sea
representativa del todo, de forma que los resultados de su

49
análisis se puedan extrapolar a la totalidad con un error
conocido (inferencia).” (Fernández, 1985: 8)

Se debe aclarar que la metodología que se implementó, es un muestreo dirigido.


Según Plog y Wait (1981), existen varios tipos de muestreo en Arqueología: al
azar, sistemático, estratificado, dirigido y cluster. La combinación de estas
diferentes modalidades resulta en metodologías específicas que se acomodan
mejor a cada tipo de estudio y región geográfica. Por ejemplo, las investigaciones
en transectos lineales en el oeste de los Estados Unidos utilizan por lo general
muestreos al azar o sistemáticos (full coverage), pues se trata de grandes
extensiones de tierra cuya variabilidad topográfica es mínima; por lo tanto la
observación de paisaje no le sugiere mucho al investigador.

Por el contrario, la topografía montañosa del suroccidente del departamento de


Antioquia permite tomar decisiones previas al muestreo, dependiendo del tipo de
topografía y de las preguntas de cada investigación. Por eso la lectura de paisaje
mediante recorridos previos e interpretación de mapas y fotos aéreas fue la fase
preliminar del muestreo, con el fin de ubicar los posibles sitios arqueológicos.

“En el muestreo dirigido, la población o área de estudio se divide


en subunidades de igual o diferente tamaño que serán
muestreadas de manera diferente –se llevarán a cabo más
observaciones en algunas subunidades que en otras- debido a
que existe evidencia, la cual indica que la distribución de alguna
variable importante en el área de estudio está en proporción
desigual” (Plog y Wait, 1981: 403)

En este caso la evidencia que nos sugiere la existencia de un desequilibrio en la


frecuencia de las variables sería la topografía. La mayor evidencia arqueológica,
correspondiente a sitios de vivienda se concentra en los aterrazamientos de la
superficie del terreno. En la primera etapa se escogieron ciertas subunidades de
paisaje; en este caso aterrazamientos del relieve cubiertos por pastos aptos para
ganadería, para llevar a cabo la prospección arqueológica con una mayor
eficiencia, descartando zonas de alta pendiente y las terrazas cuya cobertura
vegetal, como por ejemplo cultivos de café o presencia de rocas en abundancia,
obstaculizaban la labor de prospección. Después de haber llevado a cabo
recorridos a pie para observar la geomorfología de la región y de obtener
información acerca de la ubicación de posibles sitios arqueológicos, por parte de
los habitantes de la zona, se determinaron otras unidades fisiográficas
potencialmente aptas para ser prospectadas como: cimas de colinas, montículos y
cuevas; también se identificaron algunos sitios descritos por los anteriores
investigadores.

Las terrazas u otros sitios arqueológicos identificados, fueron enumeradas y


registradas como yacimientos. El registro de cada yacimiento y sus características

50
principales se realizó mediante la ficha diseñada para tal fin, Ficha de Registro
de Yacimiento (Ver Anexo A). En esta se tuvo en cuenta la siguiente información:
Los datos de identificación y ubicación geográfica, las características fisiográficas,
la descripción arqueológica y el estado de conservación, de cada yacimiento.

Una vez identificados los yacimientos, se llevó a cabo una recolección superficial
de vestigios de evidencia humana antigua en las unidades fisiográficas y a lo largo
del camino. Luego se realizaron muestreos, que consisten en pruebas de
garlancha o pozos de sondeo de 40 cm. x 40 cm. x 40 cm. Estos se llevaron a
cabo en cada yacimiento, con una intensidad acorde a las características del
mismo (Ver Foto 2). Algunos de los sondeos fueron llevados a cabo en el hombro
de la terraza, ya que estas han sido lavadas por la constante erosión y gran parte
del material se concentra hacia los extremos. La información obtenida en cada
sondeo fue registrada en una ficha diseñada previamente: Ficha de Registro de
Sondeos (Ver Anexo B), en la cual se tuvieron en cuenta el tipo de materiales
obtenidos como: fragmentos de cerámica, artefactos líticos, carbón, restos óseos,
etc. y la profundidad a la que fueron hallados, por niveles de 10 cm.

Foto 2. Elaboración de un sondeo durante la etapa de prospección.

Mediante esta prospección se abarcó un área de 2210.6 ha y se determinaron las


unidades fisiográficas más representativas mediante su visualización a nivel
espacial y densidad de materiales, en un mapa de densidades. A estas unidades
se regresó después de haber culminado el muestreo regional en su totalidad y se
llevaron a cabo sondeos sistemáticos o en retícula, en una segunda fase de la
prospección, la cual iba dirigida por las densidades y calidad del material recogido

51
en la primera etapa de sondeos, con el fin de ampliar las observaciones en cuanto
a la frecuencia y distribución de los vestigios arqueológicos al interior de cada uno
de los yacimientos seleccionados en el muestreo regional.

“En un diseño de muestreo en varias etapas, la primera etapa se


realiza con base en el azar o la estratificación de la muestra. Se
construye un mapa de densidades basado en esta primera fase,
y se comienza una segunda etapa o fase donde la proporción de
nuevas unidades realizadas en cada área varía de acuerdo a las
densidades previamente observadas en dicha área.” (Plog y
Wait, 1981: 404)

Esta segunda fase de la prospección fue más rigurosa. Se realizaron pozos de 40


cm x 40 cm x 40 cm a lo largo y ancho de una retícula (grid), previamente
establecida de acuerdo al área superficial del yacimiento, los cuales son
equidistantes entre si. Estas retículas sirvieron como apoyo para determinar la
ubicación de los cortes de excavación, mediante la elaboración de otro mapa de
densidades, pero esta vez, para cada yacimiento (Ver Foto 3). La ubicación de los
sondeos fue levantada en planta mediante dibujos realizados a escala en papel
milimetrado, para luego ser pasados en limpio.

Foto 3. Sondeos sistemáticos (grid) en el yacimiento 21 – La Meseta.

Tras haber ubicado los puntos más adecuados para efectuar las excavaciones
estratigráficas de acuerdo a la densidad y calidad del material obtenido en la
retícula, se procedió a realizar, en esta tercera fase de la prospección, cortes de

52
1m x 2m, subdivididos en dos cuadrantes de 1m x 1m. (Ver Foto 4) Estos cortes
estratigráficos integrados al reconocimiento regional, denominados por Drennan
(2001) Reconocimiento Intensivo, tienen como finalidad obtener muestras
representativas de cerámica asociadas a la estratigrafía, determinar la formación
del yacimiento según los cambios en las características de los suelos y dibujar los
perfiles estratigráficos.

Estos muestreos intensivos pueden ser útiles para identificar la posible presencia
de diferentes tipologías cerámicas, en asociación con los niveles de excavación y
contestar preguntas acerca del ordenamiento cronológico de la muestra obtenida.
Se excavó en capas de 10 cm con palustre, para identificar y registrar con
precisión las distancias en las que se encuentran los materiales de interés
arqueológico como: cerámica, artefactos líticos y rasgos culturales en el suelo
como postes de vivienda, etc. También se recogieron y registraron muestras de
carbón y restos óseos, en los estratos en que se encontraban presentes. La
información correspondiente a los cortes de excavación fue registrada en fichas
diseñadas para esta actividad: Ficha de Registro de Cuadrícula (Ver Anexo C).
En esta ficha se incluyó la ubicación exacta de los materiales recuperados en
planta y se utilizó también una ficha por cada cuadrícula y por cada nivel de 10
cm.
“Estas excavaciones representaron un esfuerzo totalmente
separado del reconocimiento de los patrones de asentamiento
regional, aunque, por supuesto, fue el reconocimiento regional,
mientras se ejecutaba en el campo, lo que proveyó la
información que ayudó a decidir donde se ubicarían las pruebas
estratigráficas.” (Drennan, 1993: 28)

Foto 4. Corte de excavación en el yacimiento No. 21 – La Meseta.

53
En los yacimientos donde se llevaron a cabo sondeos y pruebas estratigráficas por
su alto contenido de rasgos culturales, se recolectaron también muestras de suelo
de los horizontes del perfil estratigráfico, con el fin de ampliar la comprensión de
los procesos de formación de cada yacimiento e identificar posibles rasgos de
asentamientos relacionados con los vestigios, como por ejemplo pisos de vivienda.
Los perfiles fueron registrados en cuanto a la profundidad y el espesor de los
horizontes: Ficha de Registro de Perfil (Ver Anexo D) y se realizó un dibujo a
escala del perfil haciendo uso de la Ficha de Dibujo de Perfil (Ver Anexo E).

4.3. TERCERA ETAPA – LABORATORIO

La muestra arqueológica recuperada comprende un conjunto de diferentes


materiales como: cerámica prehispánica, cerámica colonial, artefactos líticos,
restos óseos humanos, restos óseos de fauna y suelos, los cuales después de ser
separados, fueron clasificados y analizados de acuerdo a las características
específicas de cada uno y para lo cual se contó con la asesoría de Antropólogos
especialistas en cada temática. Esta clasificación de vestigios arqueológicos tuvo
como primera finalidad el organizar la muestra en unidades manejables, con las
cuales se buscó: determinar la procedencia de los vestigios en términos de
materias primas, identificar las posibles diferencias de los materiales por
yacimiento y de acuerdo con su funcionalidad en el sistema de poblamiento, e
identificar relaciones con otras investigaciones a nivel cronológico y de las
semejanzas entre las características de los vestigios.

Antes de comenzar la clasificación de la muestra, se realizó el lavado de los


materiales recuperados, lo cual se llevó a cabo en campo. Luego la muestra fue
traída al laboratorio de Arqueología para ser marcada y clasificada. Esta
clasificación en el laboratorio, fue llevada a cabo de manera independiente para
cada tipo de material, de la siguiente manera:

4.3.1. Cerámica Prehispánica

a) Material Recuperado: La fase de campo o terreno permitió recuperar 13293


fragmentos cerámicos, de los cuales 9844 fueron clasificados (6270 cuerpos no
decorados, 2205 cuerpos decorados, 506 bordes no decorados, 830 bordes
decorados, 5 asas no decoradas, 9 asas decoradas, 1 volante de huso, 1 figurina,
11 vasijas semicompletas, 2 soportes, 1 poporo, 1 alcarraza, 1 urna funeraria
completa y una tapa cuenco completa), que fueron marcados en su totalidad. Los
3449 fragmentos restantes fueron catalogados como microfragmentos1 los cuales
fueron inventariados sólo con el fin de llevar un registro de densidad del material.

1 Fragmentos menores de 2x2 cm.

54
Los códigos utilizados en la marcada del material cerámico fueron: VEN, que
hace alusión al municipio de Venecia, seguido del sitio donde fue recuperado
(CSC para Cuevas Santa Catalina, AR para Abrigo Rocoso, por ejemplo), la
unidad de recuperación (es decir, si es área, corte, pozo de sondeo, etc.), nivel y
por último el consecutivo, que es una numeración por yacimiento y que hace fácil
la distinción en la base de datos.

b) Clasificación: La clasificación cerámica fue realizada con el fin de organizar


la muestra de acuerdo a sus principales características, para luego poderla
relacionar con las tipologías cerámicas establecidas para la región de acuerdo a
las diferentes ocupaciones. Se tuvieron en cuenta cuatro rasgos de análisis que
muestran aspectos del proceso general que tuvo la cerámica desde su
elaboración hasta su posible uso: tecnológicos, funcionales, morfológicos y
estilísticos. De esta manera se elaboró una ficha dividida en cinco campos, los
cuales a su vez están divididos en variables que presentan una gama de
posibilidades según los datos observables y medidos a partir de la observación
directa y mediante el uso de lupas, de los fragmentos y piezas (Ver Foto 5): Ficha
Descripción del Material Cerámico (Ver Anexo F):

 Información General: Comprende yacimiento, la unidad de recolección, el


nivel, el número consecutivo y qué tipo de elemento o parte de la pieza es.

 Rasgos Tecnológicos: Divididos en pasta y superficie. A la pasta se le


miraron atributos como tipo de cocción, características del desgrasante (tamaño,
composición y densidad) textura, estructura, grosor y color. A la superficie se le
midió el estado, acabado, dureza y color.

 Rasgos Funcionales: Medidos por medio del ahumado y el hollín, variables


que posteriormente fueron cruzadas con otros rasgos tecnológicos.

 Rasgos Morfológicos: Medidos solamente para los bordes, a los cuales se


les reconstruyó la forma en papel milimetrado para interpretar a qué tipo de vasija
pertenecían, qué tipo de borde es, tipo de labio, diámetro aproximado y cuello.
Algunos presentaron asas que también fueron clasificadas por su forma.

 Rasgos Estilísticos. Se les midió la técnica decorativa, el motivo que


presentan, si poseen engobe, pintura y el color de éstos, y además en qué
superficie están decorados.

Los fragmentos cerámicos más representativos como bordes y cuerpos decorados


fueron dibujados en papel milimetrado, para luego ser pasados en limpio.

55
Foto 5. Clasificación de la muestra cerámica en laboratorio.

4.3.2. Artefactos Líticos: Los muestreos arqueológicos ejecutados en el


desarrollo de esta investigación permitieron la recuperación de artefactos en
diferentes variedades de piedra, cuya manufactura estuvo incluida en distintos
esquemas operatorios de transformación y uso de los materiales.

Se contó con la asesoría de un Ingeniero Geólogo para identificar la composición


de dichos materiales y luego poder comprobar si correspondían a materias primas
locales procedentes de las unidades litológicas de la geología de la zona.

Con la finalidad de reconocer los gestos tecnológicos necesarios en la producción


de instrumentos en piedra y su pertinencia en el sistema cultural, se utilizó el
modelo de Cadenas Operatorias, considerando las diferentes fases involucradas
en el proceso. Este modelo se constituye en una herramienta teórica y
metodológica que puede ser definida como: un conjunto de operaciones que
organiza y efectúa un grupo humano según los medios de que dispone,
esencialmente el saber técnico que domina con vistas a obtener un resultado: la
satisfacción de una necesidad reconocida socialmente con el fin de responder no
sólo a las presiones culturales y ambientales, sino también de asegurar la
supervivencia del sistema (Leroi Gourhan, 1972).

56
El análisis de los materiales líticos se centró en aquellos que presentaron rasgos
físicos claramente observables y que contienen valiosa información de las
conductas desplegadas en su producción y uso. El conjunto de artefactos tallados
fue el más numeroso del conjunto, en el cual se pudieron reconocer secuencias
operatorias atribuibles a la acción humana así como variaciones sutiles en los
esquemas específicos de transformación de materias primas.

4.3.3. Restos Óseos Humanos: El material óseo humano recuperado en esta


prospección cuenta con algunos fragmentos diagnósticos, como son: regiones
occipitales del cráneo, piezas dentales y algunos fragmentos proximales de
huesos largos; todos ellos fueron clasificados y etiquetados para su tratamiento,
pesados y medidos como observa el protocolo de tratamiento de restos óseos
humanos incinerados (Brothwell, 1987). Posteriormente se realizó la limpieza con
motas de algodón impregnadas en agua destilada, y como si se tratara de una
verdadera asepsia, uno por uno fueron sometidos a un baño por aspersión con
Paraloid B-72 (Ver Foto 6). Una vez consolidado el material, se procedió a realizar
observaciones de tipo morfológico y morfométrico (Bass, 1971), con el fin de
caracterizar a los individuos identificados.

Foto 6. Limpieza y consolidación de restos óseos humanos.

Los restos fueron separados por regiones anatómicas, con el fin de alcanzar una
mejor clasificación y posterior análisis, cuya finalidad era determinar
características particulares de los individuos y también de los contextos funerarios
hallados:

57
a) Se valoró el tamaño medio de los fragmentos (estimado en milímetros).

b) La conservación (en relación con el suelo).

c) El color (en donde se observa que los restos de la urnas suelen ser de una
tonalidad mas clara).

d) La textura general del hueso (en cuanto al porcentaje de chamuscamiento).

e) El grado de fragilidad, fisuras, distorsión y retorcimiento (este último dará la


idea del calor presentado en la pira funeraria, como anotan Ángel y Coon (1954):
“Las cantidades menores de calor, que sólo producen chamuscamiento o
blanqueamiento como resultado de la eliminación de materia orgánica, apenas
distorsionan el hueso” (Brothwell, 1987: 33).

f) El peso total de los restos.

Para la individualización de sexo y edad aproximada se hace necesario clasificar


los siguientes fragmentos:

a) Fragmentos del cuerpo de fémur (sobre todo la región de la línea áspera),


cabeza de fémur, apófisis mastoides, protuberancia occipital externa y crestas
supraciliares, ya que estas pueden registrar eventualmente tipos de actividades,
que enmarquen el sexo del individuo, como marcas de estrés ocupacional, etc.

b) La existencia de más de una región mentoniana en la mandíbula, más de un


apófisis odontoides del axis o más de un atlas o sacro, revelará la presencia de
dos individuos como mínimo.

c) La edad aproximada se puede estimar siempre y cuando se presenten


fragmentos de dientes, partes proximales y distales de los huesos largos,
vértebras, y otros como los de la bóveda craneal (Brothwell, 1987).

4.3.4. Restos Óseos Fáunicos: La clasificación de los restos fáunicos


recuperados, se realizó con el fin de explicar su presencia dentro del contexto
arqueológico y atribuirla o no, a las actividades antrópicas. La metodología
empleada en el presente análisis consistió, en un primer paso en la separación del
material de acuerdo con el grado de diagnosticidad que presenta. Luego se
registró la información de carácter biológico como la determinación anatómica y
taxonómica de la muestra. En este paso se contó con la colaboración del Biólogo
Carlos Cuartas de la Universidad de Antioquia quién llevó a cabo la identificación
de la mayor parte del conjunto. Finalmente se examinó el promedio etario del
mismo y las posibles modificaciones o huellas culturales que pudiera presentar.

58
La aproximación a la edad de los elementos se efectuó con base en el nivel de
desarrollo y crecimiento de las estructuras óseas2, estados de fusión de las
mismas, y la presencia o ausencia de determinadas piezas dentarias así como
criterios de erupción y grado de desgaste (Berwick, 1975; Silver, 1980; Colomer,
1992; Davis, 1992).

4.3.5. Cerámica Europea: La presencia de cerámica europea en los sitos de


contexto arqueológico, marcan una época y un momento histórico que puede
abarcar el impacto de la conquista, pasando por la colonia, la época republicana y
el período de independencia. Períodos que se pueden determinan a partir del sitio
arqueológico, la ubicación geográfica y las crónicas. Existen algunos criterios
universales para identificar cualquier tipo de material, no obstante para el caso de
la cerámica europea se debe tener en cuenta:

 Tipo de Pasta: Terracota, loza de barro (coarse earthenware), cerámica de


gres, semiporcelana (loza muy fina) y porcelana (oriental).

 Tratamiento de la Superficie: Tiene que ver con elementos en la


decoración: Incisión, aplicación o esgrafiado pulido o raspado, además de la
presencia de estrías, bruñido, engobado, pintado o vidriado (plomo, sal, estaño,
feldespato).
 Tipo de Decoración: Incluye los motivos geométricos y abstractos, los
diseños específicos florales, de paisajes y demás elementos iconográficos.
(Deagan, 1997; Rice, 1987).

4.3.6. Suelos: Las muestras de suelo obtenidas en algunas de las unidades de


muestreo fueron analizadas en el laboratorio en cuanto a sus propiedades físicas:
textura, estructura y color (tabla Munsell Color Charts), y químicas (pH). Para
hallar el pH, se disolvieron 20 ml de muestra de suelo en 20 ml de agua destilada.
Estos análisis fueron realizados con el fin de determinar la aptitud agrícola de los
suelos y la relación entre el pH de los mismos, con el estado de los vestigios
arqueológicos

4.4. CUARTA ETAPA - PROCESAMIENTO Y SISTEMATIZACIÓN DE DATOS

4.4.1. Cerámica Prehispánica y Material Lítico

a) Diseño y alimentación de la base de datos: Las características observadas


y medidas en los yacimientos arqueológicos (Ver Anexo G), en la cerámica
prehispánica (Ver Anexo H) y en el material lítico, fueron introducidas a tres bases
2 Zonas de fusión Epifisial (Colomer, 1992, Davis, 1992).

59
de datos (según cada tipo de material), que se diseñaron en el programa
estadístico para Ciencias Sociales Stadistic Packet for Social Sciences (SPSS),
con los mismos atributos descritos en las fichas respectivas. Al terminar la
alimentación de los datos se le realizó un proceso de limpieza a la base, el cual
consiste en revisar espacios vacíos, inconsistencias en datos y la realización de
algunos cruces preliminares para identificar fallas.

b) Procesamiento de la información: Inicialmente la información fue


procesada por yacimiento con el fin de describir e inventariar el material que cada
uno contenía, así como saber la frecuencia y distribución para posteriormente
poderlo mapear. Luego fue dividida en zonas; es decir, los yacimientos que
pertenecen a la cuenca de la quebrada Sinifaná fueron procesados en su conjunto
tratando de identificar diferencias o similitudes entre los diferentes aspectos
observados. Así mismo los yacimientos pertenecientes a la cuenca del río Cauca
tuvieron igual tratamiento. Finalmente la muestra se separó de acuerdo a las
funcionalidades de los yacimientos, propuestas por esta investigación.

El procesamiento de la información fue realizado en un principio, con el fin de


recoger las generalidades vistas en el conjunto cerámico a nivel local como:
identificación de variantes según las zonas en que se dividió el área de estudio y
en segundo lugar, corroborar las posibles funciones propuestas para los
yacimientos. Por último, se pudieron plantear algunas correlaciones cerámicas a
escala regional, luego de la revisión detallada de las diferentes fuentes escritas
que pudieran servir de punto de comparación con lo recuperado, clasificado y
descrito en esta investigación, al identificar variaciones regionales en cuanto a
formas y decoraciones. Según estos tres niveles de análisis (local, funcional y
regional), se plantearon a manera de hipótesis, aspectos generales de acuerdo a
las zonas y a los estilos cerámicos reportados. Estos análisis también sirvieron
para efectuar el diagnóstico desde una visión más amplia de las características de
cada yacimiento arqueológico.

4.4.2. Sistema de Información Geográfica: El mapeo del trabajo se hizo con


base en un Sistema de Información Geográfica (SIG), utilizando el programa
ArcView 3.2; para lo cual también se contó con el apoyo y la asesoría de personal
idóneo en el manejo de este tipo de equipos y paquetes. La información
cartográfica básica ya existente, elaborada y facilitada para la investigación por
CORANTIOQUIA, como: curvas de nivel, hidrología, usos del suelo, poblaciones,
vías, etc., fue complementada mediante la introducción de nuevas variables
obtenidas en esta investigación. Estas nuevas variables fueron localizadas
mediante el uso en el terreno de dos -Geographic Positioning System (GPS)–
Sistema de Posicionamento Global referencia Topcon Turbo S-II (uno en una base
y el otro en campo), con el fin de hacer la corrección diferencial de las
coordenadas geográficas, otras fueron digitalizadas desde fuentes cartográficas
específicas. El sistema de coordenadas geográficas utilizado tiene como sede a

60
Buenaventura (Ver Foto 7). Este SIG fue utilizado para delimitar subregiones y
áreas específicas, o cruzar variables, de acuerdo a las necesidades de los análisis
y las propuestas.

“Los análisis con procedimientos SIG pueden relacionar varios


estudios geográficos o del medioambiente con aquellos de
interés arqueológico. En otras palabras, un SIG facilita análisis
relacionados, por ejemplo, con las pautas de asentamiento,
distribución de sitios en regiones con características geográficas
diferentes –e.g., vegetación, clima, hidrología, uso de la tierra,
etc.- susceptibles de estudiarse arqueológicamente en
conjunto.” (Patiño, 1998: 197)

Mediante la alimentación de la información del estudio en un SIG, se produjeron


una serie de mapas temáticos que facilitan visualizar la información de manera
espacio-temporal, permitiendo llevar a cabo los análisis pertinentes, el proceso de
presentación y divulgación del estudio y lo más importante: obtener un respaldo
sistematizado para que el municipio de Venecia continúe basando su planeación y
desarrollo a futuro.

Foto 7. Proceso de georeferenciación.

4.4.3. Ilustración: Para ampliar la escala de ubicación e ilustrar el trabajo, se


llevaron a cabo levantamientos topográficos y a mano alzada, los cuales fueron
posteriormente dibujados en AutoCAD 2000 o Corel Draw. Los dibujos del material
cerámico también fueron digitalizados en este tipo de paquetes y agrupados según
los análisis. También se tomaron fotos durante las diferentes etapas del proceso

61
de elaboración del trabajo y del área de estudio. Para las fotografías de la
cerámica, se utilizó un color de fondo según la cronología: fondo verde para el
material correspondiente al período temprano y fondo rojo para el del período
tardío.

4.5. QUINTA ETAPA - ETNOGRAFÍA

Compenetrarse con las comunidades que habitan en la zona actualmente también


fue importante en el proceso de investigación, ya que a través de su conocimiento
empírico, se pudo acceder a información valiosa respecto a la ubicación,
toponimia e interpretación popular de los sitios de importancia arqueológica, al
conocimiento tradicional y uso de los recursos naturales de la región.

“La arqueología postcolonial no puede silenciar otras voces


históricas ni colocarse por encima de ellas, ni reclamar la
exclusividad de acceso al pasado. La única forma en que se
puede establecer que el pasado no le pertenece nadie en
particular, evitando todo tipo de hegemonismos, es a través de
una constante negociación entre las partes interesadas,
partiendo de la base de su mutuo reconocimiento.” (Gnecco,
1999: 96, 97)

En esta etapa se llevó a cabo una investigación etnográfica entre los pobladores
de un caserío situado en un sector específico del área de estudio, enfatizando en
la parte de la tradición oral y el manejo simbólico del espacio. Mediante esta
experiencia se trató de identificar las necesidades de los habitantes del área de
estudio y de compenetrarlos con el trabajo de investigación, incentivando la
valoración y protección del patrimonio arqueológico. Los resultados de esta
pesquisa etnográfica en relación con la prospección arqueológica, fueron la
ubicación de algunos yacimientos arqueológicos y de su toponimia, los cuales se
presentan a lo largo del presente estudio.

4.6. SEXTA ETAPA – DIAGNÓSTICO ARQUEOLÓGICO

Los resultados de la prospección y los análisis realizados desde diferentes escalas


espaciales, aportaron información cualitativa y cuantitativa acerca cada uno de los
yacimientos arqueológicos identificados como: densidad y calidad de material
arqueológico, funcionalidad y representatividad del yacimiento dentro del
sistema de poblamiento, estado de conservación de acuerdo a los impactos
negativos identificados sobre el yacimiento y posible afectación, según los
factores de riesgo y amenaza a los que está sujeto. Por último se llevó a cabo una
evaluación del POTM existente con respecto a la ubicación de los yacimientos y
los usos potenciales del suelo a los que corresponden (1999). . Este conjunto de

62
variables permitieron determinar una calificación para cada uno de los yacimientos
con un criterio de evaluación más amplio, que si se tuvieran en cuenta sólo en
términos de densidad de materiales recuperados.

4.7. SEPTIMA ETAPA – PROPUESTAS DE MANEJO

De acuerdo a los resultados del diagnóstico arqueológico y gracias a la


zonificación realizada, se formularon propuestas de manejo para cada uno de los
yacimientos identificados. Una de estas propuestas consiste en un proyecto
básico, el cual integra diferentes propuestas específicas como alternativas de
manejo para prevenir, mitigar, controlar y compensar los impactos negativos
sobre algunos de los yacimientos. La base de este proyecto es una propuesta de
ordenamiento para un área específica, la cual consiste en un Área de Manejo
Especial, sobre la cual se insertan otras de las propuestas planteadas -en un
orden de ejecución recomendado- como: la declaratoria oficial de la reserva, la
participación comunitaria, la infraestructura del parque arqueológico y ecológico, el
museo y la reubicación de los habitantes de la zona incluida en la reserva,
formulando un proyecto integral sobre un área específica, constituido por varias
propuestas de manejo, con grandes beneficios para el municipio de Venecia y sus
habitantes.

Cada una de las propuestas que hacen parte del proyecto fueron formuladas
según los requerimientos identificados en el diagnóstico, y de acuerdo con unos
criterios teóricos y técnicos. Por lo tanto, la presentación de cada propuesta
consiste de varios aspectos como: la sustentación teórica, los objetivos, los
criterios técnicos y metodológicos, y la ejecución de la metodología.

63
5. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ÁREA DE ESTUDIO

“...Así, cada piedra, cada montaña, cada árbol, son seres que tienen un ciclo de vida y una
historia. Hermanito menor cuando mira árbol o piedra, sólo mira árbol o piedra, nosotros
vemos profundo, vemos además como persona espiritual. Las largas caminatas por los
hermosos caminos y parajes de la Sierra, adquieren una dimensión especial cuando se
transitan en compañía de Mámas o de viejos conocedores de la tradición y la historia. El
paisaje es leído como un libro abierto. El canto de un pájaro lleva un mensaje; el tipo de
canto o de ave, presagia la presencia de indígenas o yalyis, visitas, enfermedades y
peligros; cada piedra es un antepasado con una historia particular; las montañas son
inmensas viviendas habitadas con puertas y pasajes secretos para entrar o salir de su
interior; los ríos cristalinos son las venas que llevan la sangre de la Madre y en los páramos
cerca de los hielos perpetuos, están los sitios sagrados donde al comunicarse directamente
con los “padres espirituales” obtienen de ellos su sabiduría y su poder.”

(Camilo Arbeláez, 1997: 121)

5.1. UBICACIÓN GEOGRÁFICA

La ubicación geográfica se describe a continuación, siguiendo las escalas


territoriales en las que se inscribe el área de estudio como: regional y municipal.

5.1.1. Área Regional – Suroeste: El departamento de Antioquia se subdivide


administrativamente en las regiones: Norte, Nordeste, Oriente, Bajo Cauca,
Magdalena Medio, Urabá y Suroeste: región donde se sitúa el municipio de
Venecia (Ver Figura 1).

La región geográfica en la cual se inserta el municipio de Venecia y por lo tanto el


área de estudio, es la cuenca montañosa del río Cauca, la cual se extiende desde
el norte del departamento del Valle del Cauca hasta el norte del departamento de
Antioquia.

Según la regionalización ambiental, el municipio de Venecia pertenece a la


jurisdicción de CORANTIOQUIA - Regional Cartama, la cual está conformada por
22 municipios del suroeste.(CORANTIOQUIA, 1998 – 2006)

64
Figura 1. Venecia en el departamento Figura 2. Límites del municipio de
de Antioquia.(CORANTIOQUIA, 2000) Venecia. (CORANTIOQUIA, 2000)

5.1.2. Área Municipal – Venecia: El Municipio de Venecia está localizado sobre


la cordillera central, hacia la margen derecha del río Cauca. El territorio
comprende 141 km2 divididos en tres corregimientos que son: Bolombolo, Arabia y
Minas y a su vez está subdividido en 14 veredas. (CORANTIOQUIA, 1998 – 2006)

La localización específica de la cabecera del municipio de Venecia es de:


1’151,424 Norte y 1’148,720, con una altitud de 1350 m.s.n.m.

Venecia limita por el oriente y por el sur con el municipio de Fredonia, por el norte
limita con los municipios de Amagá y Titiribí, y por el occidente limita con los
municipios de Tarso, Salgar y Concordia; se encuentra situado a 61 km de
Medellín por carretera (Ver Figura 2). (García, 1981)

5.1.3. Área de Estudio: El área de estudio es un sistema territorial o geográfico


ubicado en el municipio de Venecia. Cartográficamente, esta área se localiza entre
las coordenadas X: 1’146,000 – 1’157,000 m Norte y Y: 1’135,000 – 1’150,000 m
Este (IGAC, Planchas 166-I-B y 166-I-D, 1979). Comprende una gran extensión
del municipio de Venecia, mas no lo cobija en su totalidad, ya que no se
estudiaron los corregimientos más distantes como Arabia y Minas, al sur del
territorio municipal; ni la vereda Palmichal, ubicada al NE, en el límite con Amagá.

65
La estructura o columna vertebral de este sistema es el camino que desciende
desde la cabecera municipal de Venecia (1350 m.s.n.m.) hasta el corregimiento de
Bolombolo (500 m.s.n.m.). A partir de este eje central se desprenden varias
unidades fisiográficas que conforman el área de estudio.

Este camino recorre las siguientes fincas en dirección E-W: Ventiadero, Santa
Catalina, La India, Torrejones, Torreblanca, La Portada, La Loma, Rochiles, La
Quiebra, Rincón Santo, La Plata, La Lotero, La Popala, El Balsal, con una
distancia total de trece km aproximadamente. En la zona intermedia de este
camino se encuentra el Cerro Tusa: foco de importancia en este sistema
geográfico.

El área de estudio está enmarcada por la cuenca de la quebrada Sinifaná hacia el


norte y por la cuenca del río Cauca hacia el sureste (Ver Mapa 2).

66
5.2. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS DEL ÁREA DE ESTUDIO

“Esas montañas nuestras del interior,


casi olvidadas de tan familiares,
casi invisibles de tan vistas,
no es seguro siquiera
que no sean enseres en un sueño.”

José Manuel Arango. “Montañas”


(SURAMERICANA, 1997: 43)

Foto 8. Cerro Tusa y Cerro Bravo: los cerros “centinelas” del suroeste de Antioquia.

67
5.2.1. GEOLOGÍA

“De las molestias y peripecias del viaje queda uno más


que compensado por los hermosísimos paisajes que
se ofrecen en todas partes, llamando especialmente la
atención el lindísimo panorama del valle del Cauca.”

(Emil Grosse, 1926: 11)

El área de estudio tiene como particularidad unas características geológicas cuyo


origen y desarrollo abarcan un amplio rango temporal. Para acercarnos a la
comprensión de estructuras y procesos complejos como estos, se presentan a
continuación las generalidades geológicas del área de estudio, desde los estudios
llevados a cabo por los primeros investigadores, hasta los más recientes. Luego
entramos en detalle con respecto a las formaciones o unidades litológicas
presentes en el área de estudio en cuanto a su ubicación, edad aproximada según
la estratigrafía y su composición mineralógica. También se hace una descripción
de la geología estructural, constituida por varias fallas de carácter regional y local,
la cual cobra gran importancia para llevar a cabo el diagnóstico de los impactos
sobre la dimensión física. Por último se presentan algunas hipótesis que intentan
dar cuenta del origen de algunas de las formaciones más particulares de la zona.

El primero de diciembre de 1920, inició sus estudios en esta región el sabio


geólogo alemán Emil Grosse, quien fue contratado por la Segunda División del
Ferrocarril de Antioquia para llevar a cabo un estudio geológico en el suroeste
antioqueño, cuya finalidad era verificar la viabilidad de la construcción de la línea
férrea de la quebrada Sinifaná, la cual era necesaria para distribuir los productos
de la industria de la minería de oro y carbón al resto del país. El doctor Grosse
anduvo durante tres años (hasta fines de julio de 1923) por toda la región a lomo
de mula, alojándose en las chozas del campesinado antioqueño. Como
complemento a los estudios geológicos, este eminente científico realizó un
levantamiento cartográfico -utilizando la tecnología topográfica de la época como
el tránsito, la brújula y un grupo de cadeneros- tan minuciosamente detallado y
preciso, que aún no ha sido superado en calidad por ninguna cartografía
aerofotométrica que haya producido el IGAC en la misma escala hasta la fecha. El
resultado de dicha investigación fue publicado en Berlín en 1926 y se titula:
“Estudio Geológico del Terciario Carbonífero de Antioquia”. Este estudio sigue
siendo fuente de consulta obligada para todos los estudios realizados con
posterioridad en el campo de la geología en nuestro país. (Hill, 1986)

Según Grosse (1926), la geología de la región del suroeste del departamento de


Antioquia se divide en tres períodos: el Éoterciario, el Terciario o Medioterciario
y el Neoterciario, según la superposición de los estratos encontrados. El período
Neoterciario fue el de mayores dimensiones, ya que durante este período, se
dieron fuertes erupciones volcánicas continuamente.

68
Basándose en la datación comparativa de los escasos fósiles obtenidos en su
estudio y según la tectónica de la región, Grosse (1926) pudo determinar de
manera preliminar la posición estratigráfica del Terciario Carbonífero. Éste se
encuentra entre el Éoterciario, donde tuvo su origen y el Neoterciario, atribuido al
terreno de cubierta. Esta temporalidad está en concordancia con el hecho de que
los estratos carboníferos de Antioquia deben ser más modernos que los granitos y
dioritas andinas (como el Batolito Antioqueño), los cuales pertenecen al período
Post-Cretácico.

En los últimos años se han realizado nuevas investigaciones sobre la geología de


la región, llevadas a cabo por diversos científicos y por Ingenieros Geólogos de la
Universidad Nacional de Medellín, quienes han aplicado técnicas modernas para
llevar a cabo sus dataciones y análisis, como imágenes de satélite y sistemas de
información geográfica. Esta serie de nuevas propuestas corroboran y a su vez
amplían los resultados de Emil Grosse. (Giraldo y Gómez, 1985; Ceballos y
Cuartas, 1999)

5.2.1.1. Edad Estratigráfica: La región del suroeste de Antioquia se encuentra


ubicada sobre el flanco occidental de la Cordillera Central, geológicamente
constituido por un núcleo metamórfico antiguo llamado Complejo Arquía,
posiblemente de edad Paleozoica, el cual fue intruído por rocas ígneas plutónicas
de afinidad oceánica como la Diorita de Pueblito y rocas ígneas volcano-
sedimentarias como el Complejo Quebradagrande, en la era Mesozoica. Durante
el período Terciario de la era Cenozoica, se depositaron rocas de origen
sedimentario conocidas como la Formación Amagá sobre todo este conjunto de
antiguas rocas. A finales del período Terciario (Neo-Terciario) esta región
comenzó a ser afectada por la actividad magmática, generando una formación
ígnea volcano-sedimentaria denominada Formación Combia. Posteriormente, la
actividad magmática se intensifica y emergen los Intrusivos Terciarios
generalmente andesíticos como el Cerro Tusa, atravesando los estratos de las
Formaciones Combia y Amagá (Ver Tabla 1). (Grosse, 1926)

69
Tabla 1. Litología y estratigrafía del área de estudio. (Robertson Research, 1983)

ERA PERÍODO ÉPOCA EDAD GROSSE TIPO DE FORMACIÓN


(Ma) ROCA
Holoceno 1
Cuaternario Pleistoceno 1.5 Depósitos
Cuaternarios
Intrusivos
Plioceno 5 Neoterciario Ígneas Terciarios
Volcánicas
CENOZOICO Formación
Mioceno 25 Combia
Terciario
Oligoceno 35 Terciario Sedimentarias
Formación
Amagá
Eoceno 55 Eoterciario
Paleoceno 65
Superior 100
Ígneas Complejo
Volcano- Quebrada
Sedimentarias grande
Cretácico Inferior 150
MESOZOICO
Ígneas Diorita de
Plutónicas Pueblito
Jurásico 200
Triásico 250
PALEOZOICO 300 Metamórficas Complejo
Arquía

5.2.1.2. Unidades Litológicas: A continuación se presentan las diferentes


unidades litológicas que afloran en el área de estudio, subdivididas según el tipo
de roca y ubicadas en un marco regional:

a) Rocas Metamórficas

Complejo Arquía: El complejo Arquía está conformado regionalmente por un


cuerpo alargado de 50 km denominado Esquistos Verdes de Sabaletas y por los
Esquistos Anfibólicos del río Cauca (Grosse, 1926). Se localizan al norte de
Cerro Tusa, en la margen derecha de la quebrada Sinifaná y representan las
únicas rocas metamórficas del área de estudio (Ver Mapa 1). La formación está
constituida de esquistos verdes compuestos por actinolita, albita, mica blanca,
epidota, calcita y clorita con esporádicas intercalaciones de esquistos grafitosos
,con venas de cuarzo lechoso y esquistos calcáreos. Estas rocas sirven como
basamento a las formaciones sedimentarias del Cretácico y el Terciario, y se

70
encuentran intruidas por rocas ígneas plutónicas mesozoicas (Ver Tabla 1).
(Giraldo y Gómez, 1985; Ceballos y Cuartas, 1999)

b) Rocas Ígneas Plutónicas

Diorita de Pueblito: Se localiza en el extremo NE del área de estudio (Ver Mapa


1). Definida por Grosse (1926) como Diorita Anfibolítica, se caracteriza por un
intenso diaclasamiento y por sus variaciones texturales de grano fino a medio y
una mineralogía compuesta por plagioclasa, clinopiroxeno (diálaga y augita),
hornblenda y como accesorios: cuarzo, esfena, clorita, apatito y opacos, con
variaciones composicionales que van desde la cuarzodiorita con abundante
plagioclasa sausuritizada, a pegmatitas hornbléndicas, gabros y peridotitas. Esta
formación corresponde al Cretáceo Inferior de la era Mesozoica (Ver Tabla 1).
(Giraldo y Gómez, 1985; Ceballos y Cuartas, 1999)

c) Rocas Ígneas Volcano-Sedimentarias

 Complejo Quebradagrande: Formación definida por Botero (1963), la cual


también es conocida como Formación Barroso. Se localiza en el área de
estudio, a cuatro km aproximadamente de la margen derecha del río Cauca (Ver
Mapa 1). Tiene un miembro sedimentario compuesto principalmente de arcillolitas,
limolitas y cherts de color oscuro, con abundantes piroclastos y derrames
volcánicos; otro miembro volcánico compuesto principalmente por diabasas y
basaltos, y en menor proporción por rocas piroclásticas como: tobas, brechas y
aglomerados. Regionalmente, el complejo Quebradagrande corresponde a un
cuerpo elongado en dirección NW-SE, agrupado dentro de las vulcanitas
oceánicas, cuyo contenido fósil se ubica entre el período Cretácico Inferior y el
Cretácico Superior de la era Mesozoica (Ver Tabla 1). Se encuentra limitada al
oriente por la Falla Sabanalarga, que la pone en contacto con la Formación
Amagá. (Ceballos y Cuartas, 1999)

 Formación Combia: Localizada en las márgenes del Río Cauca, al


occidente del municipio de Venecia y al suroccidente de Cerro Tusa (Ver Mapa 1).
Estos estratos estudiados y bautizados por Grosse (1926), reposan sobre los
estratos de la Formación Amagá. De modo general, los estratos pertenecientes a
este período se dividen en dos grupos según su origen. En el nivel inferior se
encuentran estratos sedimentarios, compuestos principalmente por
conglomerados con cantos generalmente gruesos. La presencia de fragmentos de
andesitas porfídicas diferencia estos conglomerados del Miembro Superior de la
Formación Amagá. Luego, se superponen estratos de origen volcánico
compuestos principalmente de areniscas, arcillas pizarrosas, conglomerados
tufíticos, areniscas tufíticas, tufítas, tobas densas, tobas de cristales, de cenizas y
aglomeráticas, y por derrames de basalto en su mayoría y también de andesita.

71
Esta formación pertenece al Mioceno Tardío (Ver Tabla 1). (Ceballos y Cuartas,
1999)

d) Rocas Ígneas Volcánicas

Intrusivos Terciarios: Superpuestos a los estratos neoterciarios, aparecen las


andesitas y basaltos intrusivos. Estas inmensas intrusiones porfídicas se asoman
en su mayor parte entre los estratos del Terciario Carbonífero y en menor
proporción entre los estratos de Combia (Ver Mapa 1). Se estima que la mayoría
de estas intrusiones tienen la misma antigüedad y otras son más nuevas que la
Formación Combia. Se componen principalmente de andesita hornbléndica, pero
también de otros tipos de roca.

Las unidades geológicas de origen intrusivo ubicadas en la región, fueron


clasificadas por Grosse (1926) según su forma de aparición como: cuerpos
bosiformes mayores y menores, lacolitos, silos y diques. La clasificación
composicional de estos cuerpos porfídicos se ha basado en el contenido
porcentual de fenocristales como: andesitas con fenocristales de hornblenda, de
mica y de augita, en porcentajes que pueden alcanzar hasta el 30% y están
representados principalmente por las siguientes unidades en el área de estudio:

Tabla 2. Clasificación geológica de los principales Intrusivos Terciarios. (Grosse, 1926)

UNIDAD PERÍODO DE FORMA DEL COMPOSICIÓN


FISIOGRÁFICA INTRUSIÓN CUERPO MINERALÓGICA
Cerro Tusa Final del Masa bosiforme Andesita
Neoterciario mayor hornbléndica
Cerro Bravo Final del Masa bosiforme Andesita
Neoterciario mayor hornbléndica
Cerro Sillón Final del Masa bosiforme Andesita
Neoterciario mayor hornbléndica
Alto Doraditas
“Cuevas de Medioterciario Lacolito3 Andesita Augítica
Santa Catalina” Dolerítica
Alto del Nudo Final del Silo lacolítico Andesita
Neoterciario hornbléndica

Las masas bosiformes mayores como Cerro Tusa, Cerro Bravo y Cerro Sillón son
consideradas como neques (necks) o cuellos volcánicos, lo que significa que
constituyen ruinas de volcanes, cuyas erupciones fueron enormes y simultáneas.

3 Lacolito: Clasificación geológica para los cuerpos con forma lenticular (forma de lenteja).

72
e) Rocas Sedimentarias

Formación Amagá: Grosse (1926) le dio el nombre de Terciario Carbonífero de


Antioquia y la subdividió en tres pisos, teniendo como parámetros los mantos de
carbón. Posteriormente González (1978) le dio el nombre actual, ya que ésta
formación cubría una gran parte del territorio del municipio de Amagá y a los pisos
los llamó miembros, dividiéndolos así: Miembros Inferior, Medio y Superior (Ver
Foto 9); los cuales fueron datados por Van der Hammen (1958) obteniendo una
edad Oligoceno Superior - Mioceno Inferior.

 Miembro Inferior: e presenta en la parte norte y sur de la zona y al oriente,


en las márgenes de la quebrada Sinifaná (Ver Mapa 1). Está compuesto por
conglomerados con cantos de rocas ígneas, metamórficas, chert y cuarzo blanco;
areniscas de color claro y areniscas arcillosas.

Foto 9. Estratigrafía de los Miembros de la Formación Amagá, en las minas de


Palmichal (Municipio de Venecia).

 Miembro Medio: Se localiza al


norte y occidente de Cerro Tusa y en
el extremo norte del área de estudio
(Ver Mapa 1). Representa el miembro
con mayor cantidad de mantos de
carbón. También está compuesto por
areniscas, arcillolitas y presenta
ausencia de conglomerados.

 Miembro Superior: Se
encuentra en áreas circunvecinas a
Cerro Tusa y al casco urbano de
Venecia, en una franja alargada en
dirección aproximada N-S, a dos km
aproximadamente, desde la margen
derecha del río Cauca (Ver Mapa 1).
Está compuesto por areniscas gris-
verdosas a azuladas (en estado
fresco), gris-amarillentas
(meteorizadas) y por arcillolitas
deleznables de color ocre, con
ausencia de mantos de carbón y
conglomerados. (Giraldo y Gómez,
1985; Ceballos y Cuartas, 1999)

73
f) Depósitos Cuaternarios: Según Grosse (1926), están representados por
terrazas que se forman por bloques y cantos de rocas ígneas, metamórficas y
sedimentarias. Estos depósitos se dividen en dos grupos según su forma y
contexto de aparición:

 Los depósitos aluviales: Se encuentran en los cauces de ríos y quebradas


y están compuestos por bloques, cantos, arenas, limos y arcillas. En el área de
estudio, el río Cauca ha creado numerosos depósitos aluviales, uno de los cuales
forma una llanura de inundación, sobre la cual está asentado parcialmente el
casco urbano del corregimiento de Bolombolo.

A lo largo de la quebrada Sinifaná también se forman depósitos aluviales. Donde


dicha quebrada corta la Diorita de Pueblito, se dan procesos de erosión que
generan depósitos en las zonas de menor pendiente, los cuales corresponden a
rocas de la Formación Amagá (Ver Mapa 1). En el tramo intermedio, cuyo cauce
encañonado corresponde a rocas basálticas, sus aguas arrastran bastante
material pétreo, que luego deposita en terrazas de carácter torrencial, cerca de la
desembocadura. Estas terrazas se componen principalmente de fragmentos de
basalto, basalto porfídico, pórfidos basálticos y fragmentos de areniscas de varios
tamaños.

También se presentan depósitos fluviales en otros afluentes de menor tamaño


como: la quebrada la Popala y las cañadas El Guaico y Potosí, al occidente; la
quebrada La Sucia, al oriente; la quebrada El Hospital y la cañada La Batea, al
suroccidente; y la quebrada El Revenidero, hacia el sur (Ver Mapa 1). Estos
depósitos consisten en bloques de diferentes composiciones, al interior de una
matriz arenosa. (Ceballos y Cuartas, 1999)

 Los depósitos de ladera o coluvios: Se encuentran generalmente en las


laderas de las montañas y en zonas de menor pendiente. Estos son consecuencia
de los grandes sistemas de falla activos en la región durante el Cuaternario, de la
topografía abrupta y del régimen de precipitación promedio anual moderadamente
alto (1500 - 2000 mm). (IGAC, 1990) Este tipo de depósitos tienen diferentes
mecanismos de formación como caída de rocas o talus, movimientos
rotacionales, planares, flujos de lodo y escombros, y reptación. (Giraldo y Gómez,
1985; Ceballos y Cuartas, 1999)

Se encuentran en la parte central y oriental del área de estudio, depositados


sobre la Formación Amagá, en especial el Miembro Superior. Algunos de estos
depósitos están asociados específicamente a Cerro Tusa y a la cuchilla Gazul con
una composición porfídica, al interior de una matriz finogranular (Ver Mapa 1).
(Ceballos y Cuartas, 1999)

74
5.2.1.3. Geología Estructural: El área de estudio se encuentra localizada en una
región afectada por varios eventos tectónicos. Existen dos grandes sistemas de
falla que bordean la región, la Falla de Romeral y la Falla de Sabanalarga, y otras
fallas de menor magnitud:

a) Falla de Romeral: Esta falla corre desde el sur del continente, a lo largo de la
cadena Andina. En el suroeste de Antioquia, cruza por Damasco, sigue por el
cauce del río Poblanco, en Fredonia, pasa por Camilo C., en Amagá (Ver Figura 4)
y luego llega al valle de Aburrá, pasando entre los municipios de Caldas y la
Estrella, para seguir rumbo norte, hacia Belmira y descender finalmente a Puerto
Valdivia. Aunque su corredor –precisamente- no hace parte del área de estudio,
por estar situada a unos pocos km del límite oriental del municipio de Venecia, su
zona de influencia si abarca el territorio, donde se pueden observar las
consecuencias de su actividad. (Hill, 1986)

b) Falla de Sabanalarga: Esta otra falla de amplia cobertura, sube por el río San
Juan hasta Bolombolo, de donde continúa con rumbo norte, en una línea paralela
al río Cauca, que se ubica a 2 km al oriente de Bolombolo, hasta el municipio de
Puerto Valdivia, cerca de Sabanalarga. (Hill, 1986) Denominada Falla Cauca E
por Grosse (1926), es la más importante de las fallas presentes en el área de
estudio. Separa el Complejo Quebradagrande del Miembro Superior de la
Formación Amagá.

c) Falla Guamo: Localizada al oriente de la anterior y de características similares,


afecta en su mayor parte al Complejo Arquía al oriente, separándolo del Miembro
Inferior de la Formación Amagá al occidente (Ver Mapa 1). Tiene un rumbo NNW-
SSE.

d) Falla Cascajosa:. Es una de las fallas más importantes en el área de estudio.


Está localizada al oriente de la anterior, pasando por las veredas el Recreo,
Palmichal y Palenque, en el NE del municipio (Ver Mapa 1). Pone en contacto a la
Diorita de Pueblito con los estratos del Terciario.

e) Falla Revenidero: Se ubica en el extremo sur del área de estudio (Ver Mapa
1). Tiene una dirección aproximada de NWW-SEE, colocando en contacto al
Miembro Superior de la Formación Amagá con el Complejo Quebradagrande.
(Giraldo y Gómez, 1985; Ceballos y Cuartas, 1999)

75
Mapa 1. Geología del área de estudio.

76
5.2.1.4 Orogénesis de los Volcanes Antioqueños

“Cuando mayor es el vehículo, menos experimentamos en él la sensación de la velocidad.


La tierra es el vehículo más veloz que cabalgamos, pero su vasto volumen en relación con el
hombre, hace que éste no conozca el gran vuelo astral en que recorre la órbita magnífica,
sino por el puntero del sol y por el horario de la estrellas. Si llegáramos a sentir la fantástica
carrera del mundo por los silenciosos e invisibles rieles del espacio, seguramente nos
invadiría el eterno mareo que mantiene en erupción a los volcanes. Tienen éstos la
desventura de experimentar la fuga desordenada de las constelaciones, los inmensos saltos
gimnásticos de las estrellas y la acrobacia voladora y contradictoria de los planetas. Por eso
vomitan lava.”
Romualdo Gallego. “Novelas, Cuentos y Crónicas.”
(SURAMERICANA, 1997: 88)

Desde que Emil Grosse dio a conocer su investigación en 1926, sus datos e
inferencias se han seguido construyendo y debatiendo, generando nuevas
hipótesis para explicar la génesis de las llamativas montañas del suroeste
antioqueño.

Según el geólogo Juan de la Cruz Posada (1936), existieron aproximadamente


seis volcanes entre el Cerro Amarillo, en la Pintada y la desembocadura de la
quebrada Amagá en el río Cauca. Estos volcanes contribuyeron a formar los
estratos de Combia anteriormente mencionados, con sus cenizas, lavas y
despojos piroclásticos.

Parsons (1961), propone -siguiendo los planteamientos de Grosse (1926)- que los
Intrusivos Terciarios constituyen gargantas o cuellos andesíticos, a los cuales los
agentes erosivos les han ido gastando lentamente su capa de tufas y lava,
dándoles su aspecto de agudos capiteles, como el trifacetado de Cerro Tusa y el
macizo de Cerro Bravo.

Una de las hipótesis más controvertidas, es la propuesta por el geógrafo anglo-


colombiano Michael Hill (1986), quien se interesó en la geología y geomorfología
de la región. Su hipótesis –construida también con base en los datos de Grosse-
sugiere de manera muy ilustrativa, que en esta región existió lo que él denominó
un “Supervolcán” (Ver Figura 3), el cual comenzó su génesis hace
aproximadamente 70 millones de años, debido al choque de la placa oceánica de
Nazca, en el océano Pacífico, con el Batolito Antioqueño. Según este científico, el
choque de placas tectónicas no sólo generó la conocida falla de Romeral, sino que
propició un inmenso lago de agua dulce rodeado de grandes bosques, cuyos
troncos más tarde quedarían sumergidos, para millones de años después dar
lugar a la riqueza carbonífera del suroeste.

77
Figura 3. Volcán Grosse. (Hill, 1986)

El geógrafo Hill, propone bautizar el gigante volcán con el nombre de “Volcán


Grosse”, en honor al sabio alemán. Al parecer, su cráter medía 70 km 2
aproximadamente y el estallido de este gigante originó un anillo de volcanes que
caracterizan la geomorfología actual de la región (Ver Figura 3). Según la
cantidad de maderas fosilizadas que se han encontrado en la zona, se puede
pensar que la inmensa explosión tumbó selvas enteras (Ver Foto 10).

Foto 10. Fragmentos de madera fosilizada del área de estudio.

78
5.2.2. GEOMORFOLOGÍA

“Expuestos vagamente los pormenores de este cuadro corográfico, nos resta sólo por
agregar, en forma de complemento, que cualquiera que haya visto con atención un líquido
espeso e hirviente a punto ya de solidificarse, cuando presenta sobre la superficie
elevaciones y hundimientos causados por el influjo de los vapores que se desprenden de su
interior, podrá tener en teoría una idea clara y precisa de lo que vería por mayor, si
elevándose a muchísima altura en la atmósfera, contemplara desde allá el rugoso territorio
antioqueño. Entonces todo lo que llevamos mencionado, y mucho más, aparecería a su
vista como un vasto y curioso panorama.”

(Manuel Uribe Ángel, 1985: 99)

El municipio de Venecia está ubicado hacia el flanco occidental de la cordillera de


los Andes en el Ramal del Ocaso (Uribe Ángel, 1985). Esta ramificación en forma
de “cuchilla”, se extiende en dirección E-W, desde la desembocadura del río
Poblanco en el río Cauca, elevándose hasta el Cerro Combia y el Cerro Bravo en
el municipio de Fredonia, para continuar hacia el Cerro Tusa y luego descender
hasta Bolombolo por la denominada Loma de Cerro Tusa (Grosse, 1926).

Esta cuchilla montañosa o cordillera que se extiende en dirección E-W, desde


Fredonia hasta Bolombolo, donde se encuentra el área de estudio, está
enmarcada por dos depresiones u hoyas hidrográficas que son la de la quebrada
Sinifaná al norte y la del río Cauca al SW (Ver Figura 4).

La geomorfología y el paisaje están estrechamente relacionados con la geología,


ya que según el origen de las diferentes unidades litológicas, se define la
pendiente. La fisiografía del territorio consiste en un relieve cordillerano quebrado
y escarpado, donde se pueden diferenciar tres zonas de acuerdo a la altimetría y a
las diferencias de pendiente:

5.2.2.1. Zona Baja o Aluvial: Está localizada entre los 500 – 1000 m.s.n.m., en el
área de estudio (Ver Mapa 2). Se compone principalmente de valles
intramontanos, con depósitos aluviales asociados principalmente a la quebrada
Sinifaná y al río Cauca. En esta zona se pueden advertir dos tipos de procesos
aluviales, de acuerdo a la altimetría y antigüedad de los depósitos:

a) Llanuras de Inundación: También se conocen como vegas, corresponden a


superficies de forma plano-cóncava, que se inundan durante ciertos períodos
como consecuencia del aumento del caudal de las corrientes de agua. En el área
de estudio se localizan entre los 500-600 m.s.n.m., en los cauces de la quebrada
Sinifaná y del río Cauca (Ver Mapa 2).

79
b) Terrazas Aluviales: Son depósitos de tope plano, los cuales fueron formados
por una corriente de agua en épocas más antiguas (Ver Foto 11). Estas terrazas
localizadas en la franja altitudinal entre los 600 – 1000 m.s.n.m. (Ver Mapa 2), son
muestra de procesos geodinámicos antiguos y atestiguan cómo las cordilleras han
presentado levantamiento debido a los choques entre placas tectónicas,
persistiendo hasta el Cuaternario (Grosse, 1926) y como -por el contrario- los ríos
van descendiendo, socavando cañones y depositando el material en las orillas de
su cauce.

Foto 11. Terrazas aluviales.

c) Principales Unidades Fisiográficas: Los principales componentes del relieve


en la zona baja son los cañones producto de la erosión aluvial de los cuerpos
hídricos más importantes (IGAC, 1990):

 Cañón del río Cauca: Una gran parte de la zona baja, hace parte del cañón u
hoya del río Cauca. Este cañón presenta cambios significativos en sus
dimensiones en la región del suroeste. Las zonas de Bolombolo y La Pintada
son áreas importantes donde este cañón se abre en amplias terrazas aluviales,
hacia ambas vertientes. Estas dos áreas se constituyen como estrellas
hidrográficas (sitios donde confluyen varios cuerpos hídricos), debido a las
condiciones óptimas del relieve y a la abundancia de afluentes (Ver Figura 4).
Entre estos dos sitios (30 km aproximadamente), el cañón se estrecha y se
pueden apreciar los escarpes, producto de procesos aluviales y erosivos antiguos,
en ambos lados del mismo (Ver Foto 12).

80
Foto 12. Cañón del río Cauca.

 Cañón de la quebrada Sinifaná: Este cañón, de dimensiones menores, es


más estrecho y escarpado en algunos tramos. Tras cerrarse casi por completo
desde la estación Palomos, en el municipio de Fredonia, hasta el extremo de la
cuchilla Palmichal; se abre creando un valle de terrazas aluviales y llanuras de
inundación entre La Albania, en el municipio de Titiribí y el casco urbano de
Venecia, para luego cerrarse nuevamente desde la estación Puente Soto hasta
donde lo atraviesa el puente de la Troncal del Café, en un estrecho y escarpado
cañón, finalmente se abre nuevamente en un abanico aluvial, producto del
arrastre de materiales pétreos de diversos tamaños (Ver Mapa 2).

5.2.2.2. Zona Media o de Colinas: Es una zona que se caracteriza


principalmente por un relieve ondulado, con pendientes de mediana inclinación y
vertientes de longitud e inclinación variadas. Corresponde a la franja altitudinal
entre 1000 – 1500 m.s.n.m. la cual pertenece geológicamente a los estratos del
período Terciario (Ver Mapa 2). (IGAC, 1990)

a) La Loma de Cerro Tusa: Denominada por Grosse (1922), es la unidad


fiisiográfica principal de esta zona de colinas. Se trata de una formación
cordillerana o de cuchilla, la cual se extiende desde el casco urbano de Venecia
en dirección E-W, hasta las zonas bajas de la quebrada Sinifaná y Bolombolo
(Ver Mapa 2).

81
Figura 4. Cuenca montañosa del río Cauca en el centro del departamento de Antioquia.
(Botero y Vélez, 2000)

82
Dicha unidad fisiográfica, manifiesta una geomorfología de rasgos particulares,
debido a su composición y a los diferentes procesos geodinámicos que la han
afectado (Ver Foto 13). Se compone principalmente de estratos sedimentarios de
la Formación Amagá, los cuales presentan un plegamiento de manera escalonada;
generando planos inclinados con forma en V, en un ángulo ascendente de 30º
aproximadamente, en dirección E-W, los cuales se encuentran cortados
verticalmente hacia su extremo occidental. Los extremos laterales de dichos
escalones descienden hacia los cauces de la quebrada Sinifaná y el río Cauca
(Ver Figura 5).

Foto 13. La Loma de Cerro Tusa, vista parcialmente desde el Cerro Tusa.

Las principales geoformas presentes en esta unidad fisiográfica son:

 Cuestas y Chevrones: Representan la parte superior del plegamiento con


aspecto similar al de la huella de un peldaño o escalón, con ángulos de
inclinación de 20 a 30º, en dirección ascendente E-W. (Bermúdez y Ochoa, 2000)

 Escarpes: Son zonas donde las pendientes superan los 45º de inclinación y
pueden alcanzar hasta un relieve invertido, dependiendo de la dinámica de la
caída de bloques. Se forman en los extremos occidentales de cada una de las
cuestas, presentándose como la contrahuella del peldaño (Ver Foto 8). En
algunas partes de estos escarpes –que se estiran lateralmente y en descenso,
hacia ambas vertientes principales- se puede visualizar parcialmente la
superposición de los estratos geológicos de la zona como: mantos arcillosos en
consolidación, rocas sedimentarias en descomposición y el afloramiento de capas
de fósiles hulleras.

83
Figura 5. Modelo de elevación digital. (Ceballos y Cuartas, 1999)

84
Se han propuesto diferentes hipótesis para explicar este fenómeno geomorfológico
tan interesante y particular. El médico Juan Bautista Montoya y Flores fue el
primero en reportarlo y construir una hipótesis para explicarlo:

“(...) sabana colocada al pie de la gradería en anfiteatro4, que


sube hacia Cerro Tusa; cornisas o gradas desiguales, que son
restos del antiguo lago que se vació lentamente por las
profundas quebradas de Sinifaná y Amagá, que cubría las
tierras de Venecia, Amagá, Heliconia y parte de Titiribí, por
Sabaletas. En aquella época sólo emergían las cimas de Cerro
Tusa, los Micos y la Candela, a manera de pequeños islotes o
escollos.” (Montoya y Flórez, 1922: 11)

El geólogo Emil Grosse (1926) explica el fenómeno como causa de los


sobrescurrimientos transversos de los macizos eruptivos. Lo que quiere decir
que el escalonamiento característico de esta unidad de paisaje se debe a la
presión generada por la falla Romeral, provocando la intrusión de los Pórfidos
Andesíticos –especialmente el Cerro Tusa- a través de los estratos sedimentarios
del Terciario. En la geología de la zona (Ver Mapa 1), se pueden apreciar una
serie de diques (Intrusivos Terciarios en forma longitudinal) que se extienden
hacia los extremos de cada una de las cuestas. Estos sobrescurrimientos
transversos o flujos laminares de material volcánico, provocaron un estiramiento
ascendente de los estratos sedimentarios de la Loma de Cerro Tusa, y un
vasculamiento de las cuestas, creando los escalones inclinados en forma de V,
alineados en la punta por donde recibieron la mayor presión magmática, entre sí y
con el Cerro Tusa.

Las principales sub-unidades fisiográficas que hacen parte de la unidad de paisaje


de la Loma de Cerro Tusa son los tres estratos o cuestas mayores, los cuales
tienen su cima ubicada en el extremo centro-oriental, y una cuesta más baja
donde se encuentra hacia el centro, el Alto del Nevado (Ver Mapa 2 y Tabla 3).
Estas cimas de carácter visible son las siguientes en orden de su ubicación en
dirección E-W:

4 Anfiteatro: “Espacio de terreno de poca altura, cuyos flancos tienen sus planos ligeramente
inclinados.” (Uribe Ángel, 1985: 5)

85
Tabla 3. Principales sub-unidades fisiográficas en la Loma de Cerro Tusa.

TOPONIMIA TOPONIMIA ALTURA


TÉCNICA COMÚN (m.s.n.m.)
Estrato No.1 Desconocido 1400
Estrato No. 2 “Alto de la Corneta” 1400
Estrato No. 3 “Alto del Nudo5” 1450
Estrato No. 4 “Alto el Nevado” 1375

El Alto el Nevado es una sub-unidad ubicada al norte del Alto del Nudo sobre el
estrato No. 4, a una altura de 1375 m.s.n.m. Tiene mucha importancia debido a
que su composición superficial de arenas finas y blancas, atestigua el
levantamiento de los sedimentos de depósitos aluviales hasta cotas elevadas
como ésta, a causa de los procesos volcánicos. Su nombre obedece a que tiene
aspecto de nevado por su cobertura arenosa (Ver Mapa 2).

5.2.2.3. Zona Alta o de Montaña: Corresponde al rango de alturas entre 1500-


2600 m.s.n.m. Está conformado principalmente por grandes cerros aislados que
sobresalen por su altura y fuertes pendientes (Ver Mapa 2). Geológicamente esta
zona está constituida por los estratos de Combia y los Intrusivos Terciarios, que
alcanzan las mayores alturas. (IGAC, 1990)

Los puntos más sobresalientes por su altura en el área de estudio son las cimas
de las unidades fisiográficas principales (Ver Tabla 4), las cuales le dan un gran
atractivo paisajístico a la zona (Ver Mapa 2):

Tabla 4. Principales elevaciones en el área de estudio.

UNIDAD ALTURA
FISIOGRÁFICA (m.s.n.m.)
Cerro Bravo 2550
Cerro Tusa 1925
Cerro Sillón 1900
Cerro San Lorenzo 1800
Alto el Narciso 1750
Cerro Cardona 1700
Cerro Chelines 1650
Alto La Nigua 1600

5Nudo: “Por extensión también llamamos nudo de una montaña o cordillera, la masa culminante
en que se divide en otras secundarias, y puntos de unión los lugares en que se juntan. Si la
cordillera primitiva se divide en dos, se bifurca, y si en tres, se trifurca.” (Uribe Ángel, 1985: 5)

86
Las unidades de paisaje más representativas del área de estudio son: Cerro
Bravo, Cerro Sillón y Cerro Tusa. Cerro Bravo es uno de los cerros “centinelas” del
suroeste de Antioquia, con una altura mayor que los demás y cuya cima se
presenta menos aguda (Ver Foto 8). Frente al costado occidental del Cerro Bravo
se encuentra el Cerro Sillón, el cual está constituido por una base principal, de la
cual afloran en cada extremo, dos colinas o cimas más pequeñas creando un llano
en el medio. Este debe su nombre a su parecido con una silla de montar (Ver Foto
14). Cerro Tusa es una formación geológica de origen volcánico de
aproximadamente 800 m de altura, la cual se presenta con forma piramidal casi
perfecta, vista por el costado Norte (desde la Troncal del Café, entre la Albania y
Bolombolo). Este cerro constituye un hito geográfico o referente espacial desde
la época prehispánica, por la particularidad y magnitud de su forma.

“Cerro Bravo es una montaña de forma piramidal situada en las


cercanías del río Cauca, magnífica por su elevación, su gran
base y la fertilidad de sus faldas. El Sillón forma continuación al
cerro anterior y se parece a lo que expresa su nombre. Junto a
él se levanta, atrevido, desde la orilla derecha del Cauca hasta
una enorme altura y con forma cónica geométrica, el cerro de la
Tusa, así llamado, por imitar perfectamente bien el suro, o sea el
cono leñoso sobre que están implantados los granos de una
mazorca de maíz.” (Uribe Ángel, 1985: 95)

87
Foto 14. Cerro Tusa y Cerro Sillón, vistos desde la Albania, municipio de Titiribí.

88
Mapa 2. Altimetría por colores del área de estudio.

89
5.2.3. SUELOS

Los suelos del área de estudio se dividieron en dos grupos principales, de acuerdo
a la clasificación propuesta por el IGAC (1990), con base en varios factores que
crean diferencias entre la ubicación de los mismos como: altura sobre el nivel del
mar, sustrato o formación geológica sobre la que se encuentran y pendiente:

5.2.3.1. Suelos de Colinas: Son los suelos más frecuentes en el área de estudio,
característicos del clima cálido y húmedo de la región cafetera, localizados en la
zonas media y alta del territorio, con una altimetría que va desde los 1000 – 2000
m.s.n.m (Ver Mapa 2); se encuentran desde el relieve ondulado, fuertemente
ondulado, hasta el quebrado (25 – 70% de pendiente).

El material parental al que corresponden, es por lo general, un sustrato de rocas


sedimentarias pertenecientes al Terciario Carbonífero de Antioquia, principalmente
al Miembro Superior, como areniscas y arcillolitas; conglomerados y mantos de
carbón en menor proporción. La pedregosidad derivada del material parental es de
un 15%, hasta un 60% en zonas cercanas a depósitos coluviales. (IGAC, 1990)

En algunos sitios donde la pendiente lo permite, se forman suelos de colores


pardo amarillentos a rojizos, con manchas blancas que corresponden a
feldespatos procedentes de rocas ígneas en proceso de transformación. Tienen
una textura franco-arcillo-limosa, son generalmente pegajosos y plásticos.

Según su profundidad efectiva del 80%, se puede afirmar que son suelos
moderadamente evolucionados o profundos agrícolamente; con buena retención
de humedad (generalmente saturados); de buen drenaje externo y drenaje interno
regular.

La fertilidad natural de estos suelos es buena, debido a la presencia de nutrientes,


derivados en su mayor parte de cenizas volcánicas y a la abundante actividad de
macroorganismos. De acuerdo a la pendiente y al régimen moderadamente alto de
lluvias en la zona, son suelos altamente susceptibles a la erosión. (Fondo Nacional
de Cafeteros, 1992)

5.2.3.2. Suelos de Cordillera: Son suelos de clima cálido con tendencia seca,
que se encuentran en la zona baja del área de estudio, equivalente a un rango
altitudinal entre los 500 – 1000 m.s.n.m. (Ver Mapa 2); donde se presenta un
relieve caracterizado por colinas suavemente onduladas, con pendientes variables
y cortas que van del 50%, hasta el 75% en las vertientes erosionables.

Corresponden principalmente a un sustrato geológico perteneciente al miembro


volcánico de la Formación Combia, en cuyo material parental en descomposición,

90
con una pedregosidad del 15% al 40%, predominan feldespatos, plagioclasas,
piroxenos, anfíboles y en menor proporción olivinos y micas; aunque algunos
suelos de está zona baja, también corresponden al sustrato geológico de la
Formación Amagá, pero en una menor proporción. (IGAC, 1990)

Presentan por lo general texturas franco-arenosas y colores que van de los pardo
oscuros a claros. Son suelos superficiales y poco evolucionados según su
profundidad efectiva. No son suelos tan fértiles debido a la menor presencia de
cenizas volcánicas, sumada a una erosión moderada a severa.

5.2.3.3. Perfil Modal de Suelos: De acuerdo al análisis de las muestras de suelo


obtenidas en distintos sitios del área de estudio, tanto de la zona baja como de la
zona media, se escogió un perfil modal o típico, que representara los suelos de
cada una de las dos zonas altitudinales, con el fin de ampliar la información de los
suelos en el área de estudio (Ver Foto 15).

91
 Suelos de Colina

Yacimiento: No. 11 - “Terraza No.11” (Finca Rochiles II)


Unidad de Muestreo: Perfil No.1
Altura: 1320 m.s.n.m.
Formación Geológica: Miembro Superior, Formación Amagá

Tabla 5. Suelos de Colina.

NIVEL HORIZ. COLOR DESCRIPCIÓN OBSERVACIONES pH


(cm.)
10YR 3/4 Textura Raicillas. 4.31
0-15 O Dark arcillosa,
Yellowish masiva y
Brown compacta.
10YR3/6 Raicillas y manchas 4.37
15-35 A Dark pardo rojizas.
Yellowish Textura
Brown arcillosa.
10YR3/6 Menos raicillas y 4.26
35-60 AB Dark Textura manchas pardo
Yellowish arcillosa. rojizas.
Brown
10YR 4/6 Fragmentos de 4.37
60-100 B Dark Textura arcillo- cuarzo y feldespato.
Yellowish limosa.
Brown

Foto 15. Perfil de suelo No. 1.

92
 Lectura de Perfil:

El material parental está compuesto por sedimentos que se originan mediante la


descomposición, solifluxión, hidratación y lixiviación de rocas de carácter
sedimentario (arcillolitas de origen marino).

La textura de los sedimentos y de los suelos es altamente arcillosa en todos los


horizontes. Se puede apreciar un horizonte O, arcilloso y de poco espesor, el cual
se encuentra perturbado y compactado, debido a la erosión causada por las
pisadas del ganado, creando surcos en la superficie. También presenta erosión
por escorrentía superficial, al estar en un área cuya cobertura vegetal corresponde
a pastos manejados. El horizonte A presenta una textura arcillosa y actividad
biológica de raicillas; el horizonte B está bien estructurado en bloques
subangulares medios, con presencia de cuarzos y feldespatos, que provienen de
la descomposición de pórfidos andesíticos, característicos de la geología de esta
zona, los cuales se han mezclado con la roca sedimentaria a nivel superficial (Ver
Figura 6).

Las rocas sedimentarias son de colores amarillos, rojos y naranjas, como


consecuencia de la alta oxidación y lixiviación. El suelo tiene colores que van entre
los pardo amarillentos a rojizos (10YR3/4 - 10YR4/6) (Ver Tabla 5), ya que se
encuentran “lavados”, perdiendo nutrientes y tomando tonalidades claras. Los
sedimentos en los que se asientan los suelos, al entrar en contacto con el agua y
el oxígeno, se oxidan y surge el color rojo – amarillo tan característico de los
suelos antioqueños, con alta actividad biológica y espesores en promedio de 20
cm por horizonte. Entre el suelo y los sedimentos existe un estrato de transición
que generalmente contiene colores mezclados de los sedimentos que se ubican
entre el límite inferior y los suelos ubicados en la capa superior de la estratigrafía
local. Esto sucede por factores climáticos y biológicos.

El pH de los suelos es extremadamente ácido, con un promedio de 4.33, lo que en


el papel del tornasol se demuestra, al adquirir éste colores fuertes (Ver Tabla 5).

En muchas áreas las arcillas se consolidan, creando capas que al encontrar


depresiones, forman mantos acuíferos de pequeña magnitud. Este proceso hace
que estos suelos estén más propensos a sufrir movimientos en masa, ya que
estos ocurren debido a los cambios marcados que existen entre las arcillolitas y
las areniscas.

93
 Suelos de Cordillera

Yacimiento: No.21 – “La Meseta” (Finca El Basal)


Unidad de Muestreo: Corte 5
Altura: 740 m.s.n.m.
Formación Geológica: Miembro Superior, Formación Amagá

Tabla 6. Suelos de Cordillera.

NIVEL HORIZ. COLOR DESCRIPCIÓN ESTRUCTURA OBSERVACIONES


(cm)
Textura arcillo- Actividad biológica
7.5 YR arenosa- Bloques abundante, raíces finas y
0-20 A 2.5/2 limosa, subredondeados una muy gruesa.
Black pegajoso y muy finos.
ligeramente
plástico.
Actividad biológica
7.5 YR 3/2 Textura arcillo- Bloques aunque menor, raíces
20-40 AB Dark arenosa- subredondeados finas y muy finas, gravilla
Brown limosa, muy finos. pequeña, pocos
pegajoso y guijarros, poros medios
plástico. abundantes,
Las gravillas son muy
7.5 YR 3/3 Textura arcillo- Bloques pequeñas como arena
Dark arenosa, subredondeados gruesa, angulares, los
40-50 B1 Brown pegajoso y muy finos. guijarros están muy
plástico. meteorizados, pocas
raicillas y poca actividad
de fauna, poros
pequeños, muy
consistente, duro al
golpe de la pala.
Actividad de fauna
10 YR 3/6 Textura Arcillo- escasa, pocas raíces
Dark arenosa, finas y muy finas, los
Yellowish pegajoso y fragmentos de roca
50-60 B2 Brown plástico. están meteorizados,
rompen con la pala,
manchas rojizas, poros
finos, fragmentos de roca
angulares y muy
consistente.

 Lectura de Perfil:

El material parental corresponde a sedimentos de la Formación Amagá, al igual


que en el perfil anterior.

94
Los horizontes presentan una coloración que va de los pardo oscuros a los pardo
claros (7.5YR2.5/2 – 10YR3/6), lo que indica que son suelos menos lavados que
los anteriores (Ver Figura 6), por su ubicación en una zona con menor
precipitación media, de 1500-2000 mm (IGAC, 1990), y de menor pendiente (Ver
Mapa 2).

Tienen textura franco-arcillo-arenosa, ya que por estar localizados en terrazas


aluviales tienen mayor presencia de arenas que los anteriores (Ver Tabla 6). Son
menos fértiles que los suelos de colinas, por presentar un menor contenido de
cenizas volcánicas, aunque son menos susceptibles a los procesos de lavado y
erosión, por estar ubicados en terrazas más amplias. Se pueden apreciar surcos
por el sobrepastoreo en la superficie.

95
Figura 6. Perfil Modal de Suelos.

96
5.2.4. HIDROLOGÍA

“El viento en sus giros canta,


el agua al andar murmura,
la piedra inmóvil se calla.
Viento, agua, piedra.”

(Octavio Paz, 1970: 170)

El municipio de Venecia debe su nombre a la abundancia de fuentes de agua que


atraviesan el territorio, comparándolo metafóricamente con Venecia, “la ciudad
entre canales” en Italia. Estos cuerpos hídricos nacen en las zonas altas (1500 -
2600 m.s.n.m.) y medias (1000 – 1500 m.s.n.m.) del municipio y alimentan los
afluentes principales que lo enmarcan, la quebrada Sinifaná y el río Cauca (Ver
Mapa 2).

La cuenca más importante del municipio de Venecia es la cuenca de la quebrada


Sinifaná. Para efectos de la caracterización del área de estudio, se delimitaron
otras dos cuencas hidrográficas de mucha importancia para el abastecimiento de
aguas a las poblaciones asentadas en el territorio: la cuenca de la quebrada La
Popala y la cuenca de la quebrada El Revenidero (Ver Tabla 7). Todas las
cuencas anteriores son tributarias del río Cauca, aunque en la delimitación de
cuencas se presenten por separado (Ver Mapa 3).

Como ya se mencionó anteriormente (Ver Capítulo 4.2.2.1), el río Cauca forma


una estrella hidrográfica en la zona baja del área de estudio -donde el relieve se
abre en amplias terrazas aluviales- recibiendo las aguas de afluentes importantes
como el río San Juan y el río Mulato, por el SW, la quebrada Sinifaná por el NW,
las quebradas Popala y Revenidero por el SE. Después de recibir las aguas de la
quebrada Sinifaná, se vuelve a encañonar y fluye en dirección norte, hacia el
municipio de Anzá (Ver Figura 4).

El camino antiguo que conduce de la cabecera municipal a Bolombolo, el cual será


tratado detalladamente más adelante, está trazado estratégicamente por la
divisoria de aguas de las cuencas principales (Ver Mapa 3).

97
Tabla 7. Área de las principales cuencas hidrográficas del área de estudio.

CUENCA ÁREA % DEL


DRENADA ÁREA TOTAL
(ha)
Quebrada Sinifaná 6194 57.8
Quebrada El Revenidero 2728 25.5
Quebrada La Popala 644 6.0
Afluentes cortos al río Cauca 1153 10.7
TOTAL 10,719 100.0

5.2.4.1. Cuenca de la quebrada Sinifaná: Este es uno de los afluentes más


importantes del río Cauca en Antioquia y constituye un amplio corredor de ingreso
hacia el interior de la cordillera Central, por lo que se ha constituido en ruta desde
tiempos prehispánicos, durante la Conquista y luego direccionó el trazado del
ferrocarril de Antioquia. Nace en el alto de Minas (2600 m.s.n.m.) y continúa en
dirección oriente-occidente, recorriendo una región rica en yacimientos
carboníferos, como los municipios de Amagá, Fredonia, Titiribí y Venecia,
marcando los límites entre estos; para finalmente tributar sus aguas al río Cauca
(500 m.s.n.m.), tras un recorrido de 25 km aproximadamente (Ver Figura 4).

La cuenca de la quebrada Sinifaná, ocupa 6194 hectáreas, equivalentes a un


57.78% del área drenada en el territorio estudiado (Ver Tabla 7), está conformada
por las siguientes microcuencas, en orden de vertimiento de WE (Ver Mapa 3):

 Microcuenca de la quebrada La Tigra: La quebrada la Tigra nace en el


Cerro Bravo (2550 m.s.n.m.), para unirse con otras fuentes de agua que nacen en
la cordillera localizada al sur de la cabecera de Venecia, en las veredas El Rincón
y La Amalia, como las quebradas La Seca y La Rita, por su margen derecha, y la
quebrada Galápago, por la margen izquierda. Corre en dirección norte, pasando
cerca de la cabecera municipal, para finalmente descender a verter sus aguas en
la quebrada Sinifaná. Esta quebrada es de mucha importancia, por ser la fuente
abastecedora de la cabecera del municipio de Venecia (Ver Mapa 12).

 Microcuenca de la quebrada Táparo: Nace entre el Cerro Cardona y la


cordillera localizada detrás de la cabecera de Venecia. Corre hacia el norte y
luego gira hacia el NW, bordea el área urbana por el costado occidental y luego
desciende a desembocar en la Sinifaná, entre las haciendas Mangavilla y Gazul.
Sus principales afluentes son las quebradas Eduviges, La Pita y La Mina (Ver
Mapa 12).

 Microcuenca de la quebrada Doradas: Nace en el Cerro Sillón (1900


m.s.n.m.) y desciende hacia la quebrada Sinifaná, en dirección norte. Sus

98
principales afluentes son: por la margen derecha la quebrada Doraditas y por la
izquierda las quebradas El Dulce y La India, las cuales nacen en el costado
oriental de Cerro Tusa (Ver Mapa 12).

 Microcuenca de la quebrada La Sucia: Nace en el costado norte de Cerro


Tusa y desciende en dirección norte, para desembocar en la quebrada Sinifaná,
cerca de la Estación Puente Soto. Recibe algunos afluentes por su margen
derecha, los cuales nacen en la Loma de Cerro Tusa como las quebradas
Maravia, que nace en el Alto del Nudo y Samaria, que nace en las partes bajas de
dicha formación (Ver Mapa 12).

 Otros Afluentes Pequeños: La quebrada Los Chorros nace hacia el


costado occidental de la Loma de Cerro Tusa, cerca del Alto El Nevado.
Desciende en dirección SE hacia su desembocadura en la Sinifaná (Ver Mapa
12). La quebrada La Lotero nace en la Loma de Cerro Tusa, cerca a la anterior,
pero desciende hacia la Sinifaná, en dirección SW.

5.2.4.2. Cuenca de la quebrada El Revenidero: La quebrada El Revenidero


nace en el Cerro Silloncito (1600 m.s.n.m.), al SE de Cerro Tusa; corre en
dirección N-E en el primer tramo y luego desciende en dirección sur, hacia su
desembocadura en el río Cauca (Ver Foto 16). Su cuenca tiene una extensión de
2728 hectáreas, equivalentes al 25.45% del área drenada total (Ver Tabla 7) y sus
principales afluentes son:

 Por la margen izquierda (en orden de vertimiento E-W): Varias quebradas


que nacen en la Loma de Cerro Tusa (Ver Mapa 12), como: La quebrada La
Loma, que nace en el costado NW de Cerro Tusa (Estrato No. 1); la quebrada La
Batea, la cual nace en Rochiles (Estrato No. 2 – Alto de la Corneta), la quebrada
El Hospital, la cual nace en la finca Rincón Santo (Estrato No. 3 – Alto del Nudo),
las quebradas La Compañía y Sabaleticas, que nacen cerca de la anterior.

 Por la margen derecha: Recibe las quebradas La Generala, La Tormenta,


La Merina, La Marsella y La Línea.

99
Foto 16. Desembocadura de la quebrada El Revenidero, en tiempo seco.

5.2.4.3. Cuenca de la quebrada La Popala: Nace en la Loma de Cerro Tusa, a


1250 m.s.n.m. Está constituida por varias corrientes y drenajes que descienden de
la cordillera con dirección occidental, formando su cauce principal; para
desembocar en el río Cauca, cerca de Bolombolo, en una distancia recorrida total
de 4.3 km. Esta pequeña cuenca, cuya extensión es de 644 hectáreas,
equivalentes al 6% del área total (Ver Tabla 7), tiene mucha importancia debido a
que surte la cabecera del corregimiento de Bolombolo (Ver Mapa 3). (Durango,
2001)

5.2.4.4. Cuenca del río Cauca: El río Cauca, a pesar de ser un afluente del río
Magdalena se ha considerado como formador de una cuenca aparte, debido a la
gran área que drena, equivalente al 46% del área total del departamento
aproximadamente. (IGAC, 1990)

100
Foto 17. Río Cauca, cerca de la desembocadura de la quebrada El Revenidero.

La cuenca del río Cauca recoge todos los afluentes del territorio anteriormente
enunciados, por lo tanto, no se puede delimitar su cuenca, ya que equivaldría a
toda la extensión del territorio. En esta caracterización de cuencas hidrográficas,
se han ubicado dos grupos de afluentes cortos que vierten sus aguas al río Cauca
(Ver Mapa 3), con un área drenada de 1153 hectáreas (10.75% del área drenada
en el territorio), sin hacer parte de ninguna de las cuencas anteriores (Ver Tabla
7):

 Afluentes cortos al río Cauca de la cuchilla “Espina de Caballo”: La


Espina de Caballo es una geoforma de cuchilla que alcanza una altura
aproximada de 700 m.s.n.m., ubicada al extremo NW del área de estudio, entre la
desembocadura de la quebrada Sinifaná y el río Cauca (Ver Mapa 2). Esta
cuchilla se estira en dirección S-N, desde la desembocadura de la quebrada la
Popala hasta la desembocadura de la quebrada Sinifaná. A lo largo de su cima
angulosa, cubierta por reductos de bosque seco tropical intervenido, se
desprenden algunos pequeños drenajes en dirección occidente, y caen al río
Cauca (Ver Mapa 3).

 Afluentes cortos al río Cauca del cerro San Joaquín: El cerro San Joaquín
es una formación montañosa culminada por dos cimas de 1200 m.s.n.m.
aproximadamente, localizada en el ángulo producido por la curva que presenta el
río Cauca entre Bolombolo y la desembocadura de la quebrada el Revenidero.
(Ver Mapa 2). Desde este cerro, también cubierto por reductos intervenidos de
bosque seco tropical, se desprenden algunas quebradas de poco caudal, como El
Guaico y Marvalle, las cuales descienden en dirección SW hacia el río Cauca (Ver
Mapa 3).

101
Mapa 3. Hidrología del área de estudio.

102
5.2.5. CLIMATOLOGÍA

“Viento, agua, piedra,


el agua eroda la piedra,
el viento dispersa el agua,
la piedra detiene el viento
Agua, viento, piedra.”

(Octavio Paz, 1980: 170)

Los principales fenómenos a gran escala, que determinan la climatología


colombiana son el fenómeno de “El Niño”-oscilación del sur (ENSO), los complejos
convectivos a mesoescala (CCM) y las bajas presiones ecuatoriales o zonas de
convergencia intertropical (ZCIT). Estos tres factores son los responsables de la
variabilidad interanual de las precipitaciones, temperatura y nubosidad del flanco
oriental de los Farallones6 del Citará, que corresponden geográficamente a la
región del suroeste. (Mesa, et. al., 1997)

A escala regional, influyen sobre la variabilidad de la climatología factores como: la


complejidad de la topografía de Antioquia, con las numerosas cuencas, estrechos,
valles y ramales de las cordilleras occidental y central. Debido a su posición
geográfica, el departamento de Antioquia está comprendido dentro del régimen de
clima ecuatorial, con un régimen isohipermétrico de temperatura (de oscilaciones
pequeñas durante el año) y un régimen bimodal de lluvias, con dos máximas en
los niveles de precipitación. (Espinal, 1992)

Los datos climatológicos han sido estimados por especialistas, según los
resultados obtenidos en tres estaciones ubicadas en el territorio del municipio de
Venecia: la estación La Plata (750 m.s.n.m.) del HIMAT; la estación Rosario en la
cabecera municipal (1350 m.s.n.m.) y la estación de la Granja Esteban Jaramillo
(1600 m.s.n.m.) del Fondo Nacional de Cafeteros.

El clima del área de estudio fue dividido en tres pisos según la clasificación
propuesta por el IGAC (1990):

 Piso Cálido: Se presenta en la zona baja del área de estudio, entre los 500-
1000 m.s.n.m. Cubre principalmente las zonas ribereñas de la quebrada Sinifaná
y el río Cauca (Ver Mapa 2 y Tabla 8).

 Piso Templado: Comprende la zona media del área de estudio, con una
altimetría entre los 1000-2000 m.s.n.m. A este grupo pertenecen la Loma de
Cerro Tusa y la cabecera municipal de Venecia (Ver Mapa 2 y Tabla 8).

6Farallón: “Es un picacho que sobresale y se eleva considerablemente sobre la altura media de
una cordillera.” (Uribe Ángel, 1985: 6)

103
 Piso Frío: Comprende las zonas más elevadas del área de estudio como las
cimas de Cerro Bravo y Cerro Tusa, con una altimetría de 2000 – 2600 m.s.n.m.
(Ver Mapa 2 y Tabla 8)

5.2.5.1 Temperatura: De acuerdo a la topografía, la variación de la temperatura


está relacionada con el nivel altimétrico. Según Parsons (1961), el mejor mapa de
temperatura del territorio antioqueño es el mapa topográfico, ya que toda curva de
nivel puede servir como una isoterma. La disminución de la temperatura con el
aumento de la altitud se aproxima mucho a 0.6º C por cada 100 m.

Tabla 8. Temperatura y precipitación media anual en el área de estudio. (IGAC, 1990)

PISO ZONA ALTURA TEMP. PRECIPITACIÓN


TÉRMICO (m.s.n.m.) (º C) (mm/ año)
CÁLIDO Baja 500-1000 24-30 1500-2000
TEMPLADO Media 1000-2000 18-24 2000-2500
FRÍO Alta 2000-2600 12-18 2500-3000

5.2.5.2 Precipitación: Antioquia es un departamento muy húmedo, ya que la


mayor parte de sus tierras reciben una precipitación anual superior a los 2000
m.s.n.m. Los movimientos de masa de aire procedentes de las cuencas
hidrográficas de la Costa Pacífica determinan la humedad y la pluviosidad de la
región. (IGAC, 1990)

En el área de estudio, los niveles medios de precipitación anual, se agrupan según


los pisos anteriores (Ver Tabla 8). Las lluvias en el área de estudio se presentan
bajo un régimen bimodal, con dos períodos mayores de lluvias (García, 1981):

 Tiempo lluvioso: Los meses de abril-mayo-junio y septiembre-octubre-


noviembre, presentan valores de precipitación altos, alrededor de 200 mm
mensuales. Durante estos períodos de lluvias, las montañas suelen permanecer
envueltas en neblina ascendente, la cual se forma en los cañones de la
quebrada Sinifaná y el río Cauca, hasta el medio día.

 Tiempo seco: Ocurre en los meses de diciembre-enero-febrero y los meses


de marzo, julio y agosto, con una pluviosidad escasa, de 50 mm mensuales en
promedio.

104
5.2.5.3 Vientos: En el área de estudio se presentan dos corrientes de aire
caliente que ascienden desde la zona cálida, hacia las zona media y alta. La
primera es la corriente térmica que se mueve en dirección SW-N, desde la hoya
hidrográfica del río Cauca hacia la Loma de Cerro Tusa. La segunda corriente
térmica, asciende en dirección N-SW desde la zona baja de la quebrada Sinifaná,
juntándose con la primera en los alrededores de Cerro Tusa (Ver Mapa 2). Estos
vientos cálidos se pueden advertir con mayor intensidad en la zona media, hacia
las horas de la tarde.

105
5.3. CARACTERÍSTICAS BIÓTICAS DEL ÁREA DE ESTUDIO

5.3.1. ZONAS DE VIDA

Las condiciones de temperatura y precipitación en el área de estudio (Ver Tabla


8), determinan la ocurrencia de dos zonas de vida, según el sistema de
clasificación de L.R. Holdridge (1978), las cuales son:

5.3.1.1. Bosque Seco Tropical (bs-T): Esta es una zona ecológica característica
de la Cuenca Montañosa del río Cauca en el departamento de Antioquia,
localizada entre los municipio de La Pintada, en los límites con Caldas, hasta
antes de llegar al municipio de Puerto Valdivia, donde el cañón del río se abre en
el Bajo Cauca. En esta sección montañosa de su cuenca, el río Cauca fluye en
dirección S-N, formando una garganta andina, en donde las estribaciones de la
cordilleras Occidental y Oriental, alcanzan a veces sus orillas. En este valle
estrecho, encajonado entre montañas, se presenta una relativa sequedad
ambiental, producto de las altas cordilleras que bloquean el paso de vientos
húmedos, procedentes de la costa Pacífica y del valle del río Magdalena. (Espinal,
1992)

En el área de estudio esta formación vegetal cubre la zona baja entre los 500-
1000 m.s.n.m. (Ver Mapa 2), comprendida principalmente por las tierras
suavemente onduladas y las vertientes accidentadas, de la las cuencas de la
quebrada Sinifaná y el río Cauca (Ver Foto 12).

5.3.1.2. Bosque Húmedo Premontano (bh-PM): Los cambios de altitud


presentes en la topografía de la región, conllevan a cambios graduales en la
temperatura y en la humedad, generando otras formaciones vegetales, como el
bosque húmedo premontano, la cual sirve de marco al bosque seco tropical,
ubicado en el fondo de los valles de la quebrada Sinifaná y el río Cauca (Ver Foto
18).

En el área de estudio, esta formación se encuentra en un rango de alturas entre


los 1000-2000 m.s.n.m., la cual comprende las denominadas tierras cafeteras,
localizadas entre la Loma de Cerro Tusa y la cabecera municipal (Ver Mapa 2).

106
Foto 18. Bosque secundario intervenido y guaduales en zona de escarpes.

107
5.4. CARACTERÍSTICAS SOCIOCULTURALES Y ECONÓMICAS DEL ÁREA
DE ESTUDIO

5.4.1. USOS DEL SUELO

“Dios le dijo a esta Antioquia: Te haré arrugada y escabrosa, para que tus hijos luchen
contigo. Su vida no será en labranzas y pastoreos apacibles: habrán de sacarte el pan de tus
propios entresijos. Mira: tu relieve es tal, que tus mismos geógrafos habrán de confundirse;
los hombres que vuelen por tus espacios podrán darse mediana cuenta de tu formación,
más nunca podrán contemplarte tal cual eres en tu conjunto, ya te estudien de soslayo, ya
de plomo. Conforme lo dijo Dios, tuvo de ser.”
Tomás Carrasquilla. “Memoria de Ciudad”
(SURAMERICANA, 1997: 154)

5.4.1.1. Antecedentes: Los datos etnohistóricos y arqueológicos, como también


los datos aportados por geógrafos y viajeros, coinciden en que la vegetación de la
región conservó sus características particulares como: pastos, bosques,
vegetación alta, cañaverales y selva, durante el siglo XVIII. Los cambios drásticos
vinieron a finales del siglo XIX, generados por los grandes procesos migratorios de
la Colonización Antioqueña, el crecimiento demográfico, la economía de mercado
y la aparición de las grandes vías de comunicación como el tren y las carreteras.
(García, 1992)

a) Ganadería: La ganadería floreció desde el siglo XVII hacia las tierras bajas del
río Cauca, gracias a las grandes planicies y potreros, y a la existencia de fuentes
de aguasal, fundamentales para la cría de ganado. La producción pecuaria
progresó en los municipios de Titiribí y Fredonia a mediados del siglo XIX, con la
implantación de los primeros pastos importados, el guinea y el pará.

b) Caficultura: A finales del siglo XIX, los cultivos migratorios cuyo objetivo era
abastecer la canasta familiar, fueron siendo reemplazados por cultivos de café,
promovidos por grandes empresarios como el señor Gabriel Echavarría en
Fredonia (1880). Estos primeros intentos no afectaron la cobertura vegetal de la
región, ya que era un tipo de siembra tradicional con sombrío de árboles, el cual
se conoce como café sombrío o café ecológico.

c) Minería: Un aspecto muy importante que influenció la colonización del suroeste


del departamento de Antioquia, fue su riqueza en yacimientos de minerales como
el oro y la sal. Para el territorio del municipio de Venecia, no se encuentra
información sobre minas de oro denunciadas por colonos, aunque sí aparece
mencionada la existencia de este tipo de yacimientos en la cuenca de la quebrada
Sinifaná en documentos del Archivo Histórico de Antioquia, transcritos por la
historiadora Estella María Córdoba (2000):

108
“(...) que las gentes tengan cómodas y (abundantes) faborables
abitaciones terreno suficiente adonde estienderse para trabajar y
que con la conttinuación se bayan adelanttando nuebas
poblaciones tierra adenttro en lo que llaman Sinifaná que es un
valle de suma fertilidad y de iguales proporciones al relatado: en
todos estos planttios se sigue es descubierto de nuebas minas
de oro y tal ves de platta corrido y de bettas por haver fundados
mottibos de presumirlo a más deque en las de oro corrido se
sabe que las hay. Los minerales que se descubran de aguasal
pueden ser grandes y de sumas combeniencias para
veneficiarlos siguiéndose de todo una conocida y grande utilidad
(...) A.H.A. Tomo 41, Doc.1353. (Córdoba, 2000: 137)

El surgimiento de la explotación carbonífera a finales del siglo XVIII, está


relacionada con la necesidad de combustible para los hornos de la fundición de la
mina de oro “El Zancudo” en Titiribí. Esta explotación estuvo ubicada desde un
principio en los municipios de Titiribí, Amagá, Venecia, Fredonia y el actual
territorio de Angelópolis. Posteriormente, a principios del siglo XX, el carbón fue
demandado para la movilización del tren y como fuente energética de la naciente
industria textil (75%), la industria cementera (25%) y para material cerámico del
Valle de Aburrá. Los campesinos pasan a ser hombres de socavón con esta
“fiebre del carbón”. (Svensson y Ingmar, 1979)

d) Tren: La construcción del tren (línea Medellín – Palomos, Fredonia - La


Pintada) se constituyó en uno de los elementos determinantes del desarrollo de la
economía del suroeste, en especial para los municipios de la cuenca carbonífera
de la Sinifaná. Para su construcción, se utilizó buena parte de la riqueza
maderable del cordón boscoso que comprende los farallones del Citará.

5.4.1.2. Uso Actual del Suelo: Los usos del suelo que se impusieron durante la
colonización antioqueña, han permanecido hasta la actualidad, causando la
pérdida casi total de los bosques secundarios existentes en el territorio.

a) Bosque intervenido: Los bosques secundarios remanentes en el municipio,


son un área mínima frente al área total. Están localizados en las zonas bajas y
medias de Cerro Tusa (Ver Mapa 4), cubriendo una extensión de 218.3 hectáreas
(0.3 % del área de estudio). Este porcentaje nos muestra la influencia de las otras
actividades frente a este recurso.

b) Ganadería: La actividad pecuaria es la segunda en importancia en el municipio


de Venecia y la primera en el corregimiento de Bolombolo. Esta actividad se
desarrollaba anteriormente hacia la zona baja del territorio, entre los 500-1000
m.s.n.m. (Ver Mapa 2). En los últimos años, se ha incrementado debido a la crisis
en el sector cafetero, ocupando áreas de mayor rango altitudinal (1000 – 1500
m.s.n.m.), en toda la extensión del territorio (Ver Foto 20). Según los resultados

109
del POTM (1999), el municipio de Venecia tiene el mayor número de hectáreas
cubiertas con pastos en diferente estado como: potreros manejados, no
manejados, enmalezados, enrastrojados, etc. (Ver Mapa 4), para un total de
58,692.5 hectáreas (82.14%).

Foto 19. Ganadería en terrazas aluviales cerca a Bolombolo.

c) Explotación Agrícola: Los cultivos de diferentes especies cubren 9466.5


hectáreas (13.25%) del área de estudio. Estos cultivos son principalmente de café;
también de caña y frutas en una menor proporción (Ver Mapa 4).

 Cultivo de café: El cultivo de café es la actividad agrícola más frecuente en el


municipio de Venecia, aunque se puede ver como cobra cada vez menos
importancia, debido a factores que han afectado a los caficultores desde 1993,
como la caída del pacto cafetero y la presencia de la Roya y la Broca. Esta última
afecto a la denominada Variedad Colombia, la cual era utilizada por los
caficultores del municipio de Venecia.(CORANTIOQUIA, 1998-2006) El área
dedicada a esta actividad es de 9370.6 hectáreas (13.12%) del área de estudio.
(Ver Mapa 4)

 Cultivo de caña: Esta actividad está desapareciendo en el municipio. Se


puede ver como permanecen únicamente pequeños cultivos al sur de Cerro Tusa
(Ver Mapa 4), ocupando 57.9 hectáreas.

 Cultivo de frutas: Esta actividad económica ha reemplazado la ganadería en


la zona baja de la quebrada el Revenidero (Ver Foto 20). Los principales cultivos

110
frutales son de naranja, limón, mandarina y piña cubriendo 38.6 hectáreas (Ver
Mapa 4). Estos cultivos se encuentran aumentando su área en la actualidad y
emplean a un buen número de personas que habían sido afectadas por la crisis
del café, pero no alcanzan a equilibrar el desempleo que provocó dicha crisis.

Foto 20. Cultivo de naranja en la zona baja de la quebrada el Revenidero.

d) Parcelaciones: En los últimos años, las características favorables del municipio


de Venecia como paisajísticas, climáticas, etc., han generado un proceso de
demanda de división de la tierra, para parcelaciones de fincas de recreo, de la
población principalmente procedente del área metropolitana. Las parcelaciones
ocupan 603. 7 hectáreas (Ver Tabla 9) y tienden a aumentar, debido al costo de la
tierra que a forzado a los grandes terratenientes, a dividir sus haciendas en
cuestión de 20 años. Se puede apreciar como alrededor de la cabecera municipal,
se viene dando un proceso de urbanización (Ver Mapa 4 y Foto 21).

e) Explotación de Material de Arrastre: Esta actividad se desarrolla cerca a la


desembocadura de la quebrada Sinifaná donde existen abundantes depósitos
aluviales que forman playones (Ver Mapa 4). Estas explotaciones han pasado de
ser manuales ha mecanizadas, siendo manejadas por empresas bien constituidas,
que han elevado su producción a niveles importantes en el departamento.
(CORANTIOQUIA, 1998-2006) Los playones explotados abarcan 43.3 hectáreas
del territorio.

111
Foto 21. Cabecera municipal de Venecia y zona peri-urbana.

Tabla 9. Uso actual del suelo en el área de estudio. (POTM, 1999)

SÍMBOLO USO ACTUAL DEL ÁREA % DEL ÁREA


SUELO (ha) TOTAL
Bi Bosque Intervenido 218.3 0.30
CC Cultivo de Café 9370.6 13.12
CÑ Cultivo de Caña 57.9 0.08
FR Cultivo de Frutas 38.6 0.05
PE Pasto Enmalezado 10,119.5 14.16
PE-PM Pasto Enmalezado 261.8 0.36
Pasto Manejado
PM Pasto Manejado 26,069.6 36.50
PM-M Pasto Manejado 121.2 0.16
Mejorado
PM-PE Pasto Mejorado 20,961.0 29.34
Pasto Enmalezado
Ra Rastrojo Alto 2281.6 3.19
Rb Rastrojo bajo 1159.4 1.62
SE Suelo Erosionado 43.4 0.06
U Urbano 70.6 0.09
UP Playas y Playones 43.3 0.06
UR-PM Urbanización Rural 603.7 0.84
Pastos Manejados
TOTAL 71,420.5 100.00

112
Mapa 4. Uso actual del suelo en el área de estudio.

113
6. ANTECEDENTES

La presente investigación está enmarcada dentro de unos antecedentes


etnohistóricos, arqueológicos e históricos, que pretenden recoger lo investigado en
la región, desde las primeras noticias que se saben por los relatos de los cronistas
hasta los estudios más recientes en el campo de la arqueología. Esta revisión
bibliográfica tiene como finalidad identificar posibles relaciones entre los
resultados de la investigación y la información aportada anteriormente por fuentes
primarias y por otras fuentes documentales como investigaciones arqueológicas,
etnohistóricas e históricas.

De esta manera, este capítulo se divide en cuatro secciones: los antecedentes


etnohistóricos, que recogen la experiencia de las primeras expediciones
españolas que pasaron por el suroeste y su relato de lo que vieron. Estas fuentes
primarias han provocado gran atención e interés a diferentes estudiosos como
geógrafos, historiadores, antropólogos y arqueólogos desde el momento de su
aparición hasta la actualidad; y han generado diferentes acercamientos a la
información y producen una serie de nuevas propuestas que nutren, refutan,
reafirman o corroboran estos primeros y valiosos datos, permitiendo llegar a
nuevas consideraciones y aportes sobre la región.

Para nuestro interés en esta investigación estos antecedentes etnohistóricos que


constituyen la primera sección se dividieron en: Provincia de Cenufaná, donde se
rescatan y describen de manera detallada los aportes documentales dejados por
los expedicionarios sobre esta provincia en particular; así como su posible
ubicación, la cual permite enmarcar al municipio de Venecia dentro de su
extensión. Los datos adicionales, extractados tanto de cronistas como de
historiadores, también son relevantes, ya que si bien no hablan específicamente
del área de estudio (municipio de Venecia), permiten caracterizar la zona en
cuanto a diferentes aspectos como: población, patrón de asentamiento, economía,
comercio, guerras, ritos, ceremonias y patrón de enterramiento. Estas referencias
han sido reunidas bajo el título de Provincias Aledañas.

La segunda sección corresponde a los antecedentes arqueológicos, donde se


da cuenta de las problemáticas planteadas por las diferentes investigaciones que
se han llevado a cabo, tanto en el municipio de Venecia como en las áreas
circunvecinas que sirven como referente a esta investigación. Esta serie de
investigaciones, permiten llevar a cabo un acercamiento a los desarrollos
culturales que se dieron en la cuenca montañosa del río Cauca. Las cronologías

114
obtenidas hablan de dos períodos conocidos en la literatura arqueológica de la
región como Temprano y Tardío, que corresponden a manifestaciones culturales
diferentes, así como a distintas fases de su desarrollo económico y social. De
esta manera, se desarrollan en este capítulo las problemáticas planteadas para la
región, tomando como eje los dos períodos de ocupación que tanto las fechas
como los datos han construido: período temprano y período tardío; al interior de
cada uno de ellos se muestran los aspectos que los caracterizan como cronología,
alfarería, patrones de asentamiento, forma de vida y patrones de enterramiento.
Esta sección tiene como objetivo enmarcar la muestra obtenida, dentro de un
ordenamiento cronológico y espacial a escala regional.

La tercera sección de este capítulo se denominó Titiribíes y Sinifanáes, ya que


se presenta el inicio del proceso de construcción de la hipótesis sobre este posible
complejo cultural, desde las referencias proporcionadas por las primeras
investigaciones que lo infieren. Igualmente, se condensan los primeros intentos de
registros sistemáticos de algunas áreas y sitios específicos de interés para esta
investigación, llevadas a cabo por Historiadores y Antropólogos a principios del
siglo XX. La información bibliográfica se presenta como un recorrido histórico por
las diferentes versiones que han surgido frente al Cerro de Tusa y a otros sitios
aledaños, las cuales serán evaluadas posteriormente. Terminamos con un
recuento de algunos hallazgos muy particulares, realizados por guaqueros e
historiadores en este municipio y en otros aledaños como Concordia y Fredonia;
los cuales aparecen reseñados por los primeros investigadores que se interesan
en el área cultural.

Por último, se presenta la sección de antecedentes históricos, donde se elabora


un recuento del proceso político-administrativo del territorio que comprende el
actual municipio de Venecia, desde la época posterior a la Conquista española
hasta su fundación en 1908. En este recuento cronológico de la época
denominada la Colonización Antioqueña, se puede apreciar como el territorio va
dejando de ser inhóspito y baldío, para empezar a ser poblado por colonos
venidos de diferentes localidades del departamento a partir de las concesiones de
tierras y el auge provocado por la minería de oro.

115
6.1. ANTECEDENTES ETNOHISTÓRICOS

Durante el período de la Conquista varias expediciones españolas pasaron por el


suroeste del departamento de Antioquia. La primera expedición fue llevada a cabo
por el capitán Jorge Robledo, quien partió de Cali el 14 de julio de 1539. En esta
primera expedición con rumbo norte -siguiendo la cuenca del río Cauca- pasaron
por la provincia de Anserma para seguir hacia la provincia de Arma, donde
Robledo le ordenó al comendador Hernán Rodríguez de Sosa partir con una parte
de su tropa a explorar los territorios ubicados al noroeste de dicha provincia. Éste
cumplió con su misión, recorriendo la margen derecha del río Cauca hasta llegar
frente al cerro de Buriticá. Robledo regresó a Cali el 9 de agosto de 1540,
después de haber fundado la ciudad de Cartago dentro del territorio de la provincia
de los Quimbaya, en nombre del Gobernador Pascual de Andagoya. La relación
de este primer viaje está firmada por el escríbano Pedro Sarmiento. (Trimborn,
1949; Tovar Pinzón, 1993)

La segunda expedición -también llevada a cabo por Robledo- partió de Cali el 29


septiembre de 1540, siguiendo nuevamente la margen derecha de la cuenca del
río Cauca con rumbo norte. Durante este viaje, Robledo se adentra en las
poblaciones indígenas del territorio actualmente conocido como el suroeste de
Antioquia, donde se ubica la provincia de Cenufaná. En dicha oportunidad le
ordena a Jerónimo Luis Tejelo partir con algunos de sus hombres hacia el oriente,
penetrando la cordillera Central, gracias a lo cual descubrieron el Valle de Aburrá.
Esta expedición finaliza en 1542 cuando Robledo llega a San Sebastián de
Buenavista (Urabá) y es hecho prisionero por Pedro de Heredia. La relación de
esta expedición está firmada por el escríbano Juan Baptista Sardela, pero también
existe otra relación de dicho viaje llamada “La Relación de Anserma”, la cual se le
atribuye al mismo capitán Jorge Robledo. (Ibid, 1993)

La mejor fuente documental de este período histórico se le debe al soldado letrado


Pedro Cieza de León. Este hizo parte de la expedición de Juan de Vadillo en 1537,
contando con sólo veinte años. La tropa de Vadillo se disolvió, y este entró al
servicio del capitán Jorge Robledo, a quien acompañó en todas sus campañas,
para más tarde realizar el mismo viaje por cuenta propia, siguiendo el río Cauca
en rumbo contrario, arribando finalmente al Perú. La obra de Cieza titulada “La
Crónica del Perú” fue comenzada en Cartago en el año de 1541 y terminada en
Lima en 1550. Este es un relato de viaje con apreciaciones descriptivas sobre la
geografía y las poblaciones que encontró, de mucho valor por su contenido
etnográfico. (Trimborn, 1949)

Algunos historiadores han llevado a cabo compendios o resúmenes de estas


expediciones, basándose en las fuentes primarias, constituidas por las relaciones
de viaje dejadas por los cronistas. El primero en hacer un trabajo de archivo de
este tipo fue el sacerdote franciscano Fray Pedro Simón en 1627.

116
En 1848, el general Joaquín Acosta publica en Paris su obra llamada “Compendio
Histórico del Descubrimiento y Colonización de la Nueva Granada en el siglo XVI”,
para la cual se documenta en las fuentes primarias proporcionadas por los
cronistas -a manera de resumen- y les adiciona algunas anotaciones de sus
diversos viajes por la Nueva Granada.

Manuel Uribe Ángel, un historiador aficionado, publica -también en Paris- en 1885


su obra “Geografía General y Compendio Histórico del Estado de Antioquia en
Colombia”, la cual constituye otra mirada a las fuentes primarias y una geografía
humana detallada del actual departamento de Antioquia.

Adicionalmente, después de estos primeros acercamientos a la lectura


interpretativa de las crónicas, vienen otros historiadores -y actualmente
antropólogos y arqueólogos- a enriquecer este campo etnohistórico, mediante
nuevas perspectivas y preguntas.

117
6.1.1. DEFINICIÓN DE CONCEPTOS

Antes de comenzar por abordar la problemática etnohistórica, es importante definir


algunos conceptos, los cuales serán desarrollados a lo largo de esta aproximación
etnohistórica. Con el objetivo de organizar y repartir el territorio durante la
Conquista, los españoles utilizaron algunos términos y conceptos:

El Pueblo de Indios: “Fue la unidad básica utilizada por los españoles para
identificar las diferentes etnias prehispánicas. El pueblo de indios fue una
comunidad constituida por varios linajes, localizada en un territorio específico,
bajo la dirección de un cacique principal y otros secundarios, con una producción
comunitaria y con un conjunto de creencias y prácticas mágicas.” (Llanos, 1981:
15)

La Provincia: “Estaban conformadas por varios pueblos indígenas localizados


en un territorio, con afinidades culturales, sociales, políticas y lingüísticas.”
(Llanos, 1981: 15)

La Parcialidad: “Fue una parte de un pueblo de indios, que estuvo al mando de u


capitán indígena o antiguo cacique secundario.” (Llanos, 1981: 16)

El Repartimiento: “Se refiere al otorgamiento de uno o varios pueblos o


parcialidades indígenas, como encomienda a un capitán conquistador inicialmente
y luego a sus descendientes.” (Llanos, 1981: 16)

La información existente sobre la población asentada en esta región durante el


siglo XVI, sugiere -de manera general- la presencia de sociedades jerarquizadas
conformadas por varias unidades locales, las cuales se distribuían en un amplio
territorio. Por esta razón, se pretende identificar los modelos propuestos en la
literatura arqueológica para enmarcar dichas sociedades.

El término Jefatura o Chiefdom, ha sido utilizado para designar sociedades que


se encontraban en un nivel intermedio entre las tribus segmentarias y los estados.
Según Service (1971):

“(...) una jefatura ocupa un nivel de integración social que


trasciende la sociedad tribal en dos aspectos importantes; en
primer lugar, la jefatura es usualmente una sociedad más densa
que una tribu, una ventaja que se hace posible por una
productividad mayor. Pero en segundo lugar y más indicativo del
nivel evolutivo, la sociedad es también más compleja y más
organizada, siendo particularmente distinguible de las tribus por
la presencia de centros que coordinan actividades económicas,
sociales y religiosas.” (Duque y Espinosa, 1996:4)

118
Las sociedades complejas descritas por los españoles en el occidente de
Colombia durante el siglo XVI, pueden ser enmarcadas mediante la siguiente
definición del concepto Cacicazgos. Según Carneiro (1981):

“(...) los cacicazgos son unidades políticas autónomas que


comprenden un número de aldeas o comunidades bajo el control
permanente de un jefe máximo. Una de las características de los
cacicazgos habría sido tener dos jerarquías en la toma de
decisiones y un nivel de organización regional.”. (Langebaek,
Piazzini, Dever y Espinosa, 2002: 17, 18)

Las jefaturas o cacicazgos tienen patrones de organización que –en grados


variables- tienden a integrar poblaciones en regiones, pero carecen de las
características políticas de los Estados. (Upham, 1987)

6.1.2. PROVINCIA DE CENUFANÁ

6.1.2.1. Ubicación Histórica de la Provincia de Cenufaná: Antes de comenzar


con el recuento de lo observado para la época de la conquista en esta provincia,
se debe aclarar que se ha presentado un mal entendido a nivel toponímico con
respecto a este territorio, ya que existen dos ubicaciones con una misma
denominación. En las crónicas se presenta con los nombres de: Cenufaná,
Cenufará, Cenefará, Zermefaná y Zenufaná. Debido a éste último, algunos
autores han ubicado esta provincia como una de las divisiones del Reino del Zenú:

“Para lo cual se ha de advertir que por las noticias dadas por los
naturales de mejor talento, tres provincias a la parte del sur de la
ciudad de Cartagena les llamaban el Zenú, aunque con variedad
de nombres, porque a la primera, que es la que hemos dicho,
está treinta leguas de la ciudad -la- llamaban Finzenú. A otra
más adelante al mismo rumbo, pasada una valiente cordillera
que las divide y está ya aguas vertientes al gran río Cauca,
llamaban Pancenú. Y pasado el río de Cauca llamaban a otra
gran provincia, Zenúfana, en que se comprendían las provincias
que hoy llamamos del Guamoco y donde está poblada la ciudad
de Zaragoza con todas sus tierras y el río arriba de Cauca hasta
las sabanas de Aburrá, donde hallaron los españoles que las
descubrieron con el capitán Jorge Robledo un gran pueblo,
donde estaba el señor principal que se llamaba Zenufama y los
nuestros le remudaron el nombre llamándole Zenufana. De las
cuales tierras ha mostrado la experiencia ser todas una pasta de
oro finísimo, por lo mucho que de ambas partes se ha sacado y
saca.” (Simón, 1981: 97)

119
La provincia de Zenufaná, que hacía parte de la trilogía del Reino del Zenú ha sido
ubicada geográficamente en el territorio que durante la colonia recibía el nombre
de provincia de Guámoco, donde actualmente se localizan las ciudades de
Zaragoza y Remedios, en la confluencia del río Nechí con el río Cauca, al
nordeste del departamento de Antioquia. (Simón, 1981; Acosta, 1942; Uribe Ángel,
1885; Zerda, 1972)

Otros historiadores plantean el nexo entre la provincia de Cenufaná ubicada en el


suroeste de Antioquia con el Reino del Zenú:

“Del río Sinifaná para arriba, entre éste y el Cauca, estaba la


famosa provincia de los Zenufanaes, con sus ricas sepulturas
antiguas, donde se cultivaba en grande escala el algodón y que
primitivamente había hecho parte del imperio del Zenú, dividido
en tres señoríos o reinos llamados: Finzenú, Panzenú y
Zenufaná, de donde se llevaba el oro a los templos de la gran
necrópolis de Finzenú (...)” (Montoya y Flórez, 1922: 10)

La relación toponímica entre ambos territorios7 no puede ser una simple


coincidencia. La palabra Zenufaná significa “la tierra de donde proviene el oro”, la
cual tenía su epicentro en la provincia de Guámoco; pero esta palabra,
posiblemente también fue utilizada para nombrar otras poblaciones donde se
extraía el codiciado mineral, como las tierras de la cuenca de la actual quebrada
Sinifaná8, ricas en aluviones de oro:

Habiéndoles informado el indio joven que los guiaba, que todos


aquellos túmulos contenían oro, se entregaron a la ocupación de
abrir sepulturas por muchos días, hasta que Heredia logró
persuadirlos que difiriesen esta operación para la vuelta de la
entrada que era preciso hacer a Zenufana, la tierra de donde
venía el oro, que obtenían los habitantes de la costa y lugares
vecinos, en cambio de sal, de hamacas y de otros tejidos en
cuya fabricación eran muy diestros.” (Acosta, 1942: 168)

Algunos historiadores han tratado de ubicar cartográficamente las rutas seguidas


por las expediciones durante la conquista y situar de manera puntual las
provincias mencionadas en estos relatos. A nivel general, se sabe que las

7 Para una mayor claridad en cuanto al manejo de los datos, se utilizará la palabra Cenufaná al
referirnos a la provincia que nos compete en esta investigación, ubicada en el suroeste del actual
departamento de Antioquia. La palabra Zenufaná será utilizada para denominar la provincia que
hace parte del reino del Zenú, ubicada en el nordeste del departamento de Antioquia.

8 El Reino del Zenú se ubica en la cuenca del río actualmente denominado Sinú; a su vez, la
provincia de Cenufaná se ubica en la cuenca de la actual quebrada Sinifaná. Se puede apreciar
que en ambos nombres hay un cambio fonético, que trasciende al nivel del signo (escritura) entre
el tiempo de la Conquista y la toponimia que conservaron hasta la actualidad.

120
expediciones aprovecharon los principales accidentes geográficos del territorio
como la cuenca del río Cauca, a manera de rutas naturales que ya eran
transitadas por los antiguos habitantes de esta región:

“De hecho los conquistadores no se alejaron mucho del río


Cauca, el cual venían siguiendo desde Popayán las
expediciones que venían desde el Perú y Cartagena (...)”
(Gamboa, 2000: 3)

Una de estas posibles rutas propuestas con base en la reinterpretación espacial,


según la información aportada por las crónicas, es la que plantea Manuel Uribe
Ángel para la expedición llevada a cabo por el capitán Jorge Robledo en el año de
1541:
“De la Pascua siguieron los aventureros á Puebloblanco ó
Poblanco, cuyos vecinos, algún tanto revueltos y empeñados en
guerras intestinas, tuvieron necesidad de sosegar con los
buenos oficios y acertada política del jefe. De Poblanco
anduvieron hasta Sinifaná, en donde tuvieron necesidad
igualmente de aquietar a los naturales que estaban en guerra y
en donde se apoderaron de un poco de oro y de unos cuantos
prisioneros. De Sinifaná mandó el caudillo á Juan de Frades con
varios compañeros, para que examinase la parte baja
correspondiente al Cauca por los lados de Cerrobravo, el Sillón,
Cerro de Tusa, La Candela y Titiribí. Frades halló algunos indios
y regresó al campo con algunos prisioneros. Lo mejor de su
expedición se redujo á recoger rico botín de algodón, que hizo
conducir al cuartel general, y que les vino á maravilla, pues con
el tuvieron para reponer los escaupiles, armadura defensiva de
que estaban bien necesitados.” (Uribe Ángel, 1885: 634)

Observando de manera detallada la ruta propuesta por Uribe Ángel en el mapa


que hace parte de su obra, podemos advertir que la expedición baja de las tierras
altas de la provincia de Arma -siguiendo el río del mismo nombre- hasta la orilla
del río Cauca en el Pueblo de la Pascua. Luego se desvía nuevamente a mano
derecha, hacia el interior de la cordillera Central, siguiendo la cuenca del actual río
Poblanco –uno de los afluentes más importantes del río Cauca en esta región-
para evitar los escarpes y altas pendientes de la formación geológica del terciario,
y a su vez evitando las zonas encañonadas del río Cauca entre la desembocadura
de dicho afluente y la desembocadura del río Sinifaná. Continúa la travesía de
dicha expedición, siguiendo el río Sinifaná, para luego desviarse a la derecha
hacia el Pueblo de las Peras y aún más al interior de la cordillera, hasta la
provincia de Aburrá.

Esta ruta está reconstruida de manera coherente -con base en la geografía- según
la distribución de los principales afluentes del río Cauca en esta región, los cuales
fueron seguidos estratégicamente por la expedición como rutas naturales,

121
aprovechando las zonas bajas y planas que éstos les proporcionaban (Ver Figura
7). Sin embargo, su propuesta adolece de un aspecto muy importante para esta
región, el cual las crónicas coinciden en mencionar y es el paso de la expedición
por la provincia de Murgia antes de llegar al Valle de Aburrá; sugiriendo por el
contrario, un arribo posterior a dicha provincia, luego de realizar un recorrido por el
contorno de este valle interandino.

Figura 7. Ruta seguida por la expedición del capitán Jorge Robledo (1541) según Uribe
Ángel (1885).

122
Otra de las rutas propuestas con base en los relatos de los cronistas es la del
historiador veneciano Nacianceno García Monsalve:

“El Capitán Juan de Frades y un grupo de soldados


pertenecientes a la expedición del Mariscal don Jorge Robledo,
acatando las órdenes del maestre de campo Hernán Rodríguez
de Soussa, salieron del ya fundado pueblo de Arma el día 22 de
junio del año de 1540. Permanecieron cuatro días en el caserío
de Pascua cercano al caserío de Arma y de allí partieron hacia
Pueblo Blanco, que hoy es Abejorral; descendieron por una
sierra y llegaron a las aguas del Río Buey, cuyo curso siguieron
en un trayecto de cuatro leguas hasta llegar al Río Cauca.”
(García, 1981: 19)

García continúa su recuento de la expedición, adentrándose en el territorio del


municipio de Venecia. Sus conocimientos de la geografía de su tierra natal, son
utilizados para ubicar en detalle los posibles predios que transitó la expedición y
las formaciones geológicas que enmarcaron esta travesía:

“Tenían a la orden de explorar la orilla derecha del Cauca,


siguiendo el ramal norte de la cordillera hasta la base de Cerro
Bravo. Pasaron por lo que hoy es Túnez, Combia, la Cordillera,
el Alto del Oso, la región de Minas, de donde bajaron a las
bocas de la quebrada Arabia y Revenidero; pasaron por
Magallito y Bolombolo y luego se dirigieron a la quebrada
Sinifaná. De allí siguieron hacia los dominios del cacique Titiribí,
de donde continuaron su marcha hacia Heliconia; allí se juntaron
con el resto de la expedición. Ya todos juntos emprendieron
nuevos descubrimientos: Jerónimo Luis Tejelo descubrió el
Valle de Aburrá, donde los indios, llenos de terror al ver por
primera vez hombres blancos, montados a caballo que ellos
creían era un solo animal, se ahorcaban con sus mantas.” (Ibid,
1975: 19)

Esta posible ruta se asemeja a la planteada por Uribe Ángel, en cuanto atraviesa
la zona montañosa de los municipios de Fredonia y Venecia, cortando el trayecto
del cañón del río Cauca entre las desembocaduras del río Poblanco y la quebrada
Sinifaná. García propone que la expedición pasó por el actual corregimiento de
Minas en el municipio de Venecia -ubicado en la parte alta de dicho territorio entre
Cerro Bravo y Cerro Tusa-, para bajar al actual corregimiento de Bolombolo,
siguiendo el cañón de la quebrada Arabia hasta su desembocadura y continuaron
por la margen derecha del río Cauca hasta la desembocadura de la quebrada
Sinifaná. Se puede ver como esta posible ruta omite el paso por el casco urbano
del municipio de Venecia y por los alrededores de Cerro Tusa.

“La Búsqueda del Valle de Arví” es la investigación más reciente sobre el tema, la
cual intenta reconstruir la ruta seguida por Robledo de manera cartográfica,

123
llevada a cabo por los investigadores Sofía Botero y Norberto Vélez (2000). En
este trabajo se utilizan metodologías recientes como fotointerpretación y
cartografía digital desarrollando un nuevo acercamiento a las crónicas. En el
mapa No.3 de dicha publicación se ilustra la posible ruta seguida por la
expedición, en el trayecto desde el actual municipio de La Pintada hasta el
municipio de Amagá. Los autores plantean un aprovechamiento de la ruta natural
que constituye el cañón del río Cauca, desde la desembocadura del río Cartama
en el municipio de Támesis hasta la desembocadura de la quebrada Sinifaná. La
expedición continúa por la zona montañosa ubicada hacia la margen derecha de la
quebrada Sinifaná, para flanquear este profundo y estrecho cañón. De allí,
continúan su incursión pasando por la población de Palomos -actual corregimiento
de Fredonia- para llegar al valle de Amagá, atravesando el sillar de Camilocé (Ver
Figura 9).

Esta investigación propone el paso de la expedición por sillares o abras9 en


zonas montañosas –como el sillar de Camilocé en Amagá y el abra del Chuscal
entre Armenia y Medellín-, lo cual es un valioso aporte, por tratarse de pasos
eficientes para cortar distancias entre zonas de altas pendientes (Ver Foto 22):

“El paso por el sillar de Camilocé es obvio pues constituye la


sima de un columpio o boquerón que se desprende desde picos
que alcanzan 2.050 m.s.n.m. situados a 850 metros entre sí. La
sima se encuentra a 1.500 m.s.n.m. y actualmente es paso
obligado de la carretera hacia Fredonia y Venecia y del
ferrocarril que comunicó a Medellín con Bueneventura.” (Botero
y Vélez, 2000: 38)

Foto 22. Abra de la Albania en Titiribí, vista desde los alrededores de Cerro Tusa.

9 Abra: “no es otra cosa que una abertura ancha y despejada que se halla entre dos montañas. “
(Uribe Ángel, 1985: 5) Grieta producida en el terreno por efecto de concusiones sísmicas
(Diccionario de la Lengua Española)

124
Se puede apreciar como esta ruta está propuesta siguiendo la menor pendiente y
es casi idéntica a la ruta del Ferrocarril de Antioquia, la cual ingresa al interior de
la cordillera Central siguiendo el cauce de la quebrada Sinifaná.

Las primeras referencias escritas acerca de esta provincia y que permiten inferir
una posible ubicación geográfica para la ruta, fueron realizadas durante la
expedición de Robledo; quien deja atrás Anserma en Julio de 1541 para llegar a la
cuenca del actual río Poblanco en el municipio de Fredonia. El escríbano de dicha
expedición, Juan Bautista Sardela relata lo siguiente:

“Desde este pueblo fuymos al pueblo Blanco que dizen a donde


todos los naturales estavan alzados y fuera de sus casas pero
como fuero(n) llamados de paz luego viniero(n) a ella.” (Tovar
Pinzón, 1993: 282)

Según Sardela, la expedición continúa rumbo norte en su búsqueda del afamado


valle de Arví, llegando a la cuenca de la actual quebrada Sinifaná que divide los
municipios de Venecia y Titiribí:

“De aquí visto por el capitán que no se podía hallar entrada para
el valle de Arví por ser las sierras muy altas, ásperas e
montuosas y peña tajada se partió e descendimos una sierra
que su hondura parescía yr a los avismos y dimos en un arroyo
de agua grande y seguimos por él hasta quatro leguas y
pasamos un // despoblado de quince leguas e dimos en una
provincia que se dice Cinufaná a donde los naturales como
tovieron sintimiento de nosotros, alzaron todo lo que pudiero(n)
de sus casas y se ausentaro(n) dellas e les fuymos en alcance e
se tomaron algunos yndios e cantidad de oro, e llegados a ella e
sentado el real, el capitán habló (a) los naturales que estavan
presos haziéndoles entender como él venía en nonbre de su
magestad a traerlos a su ovidiencia e al conoscimyento de
nuestra santa fee cathólica e que avían de ser amigos de los
xristianos, dándoles en todo razones pa(ra) que lo entendiese(n)
por donde perdieron parte del myedo que tenía(n) e los soltó e
puso en su livertad, e luego vino toda aquella provincia de paz e
siempre traya(n) presentes de oro al señor capitán y muchos
dellos no quería r(ecibirl)es diziéndoles quel no venía a buscar
oro, que no se lo truxiese.” (Ibid, 1993: 282)

Por lo general, la información geográfica aportada por los cronistas en cuanto a la


ubicación de las provincias indígenas no es precisa, aunque se pueden llevar a
cabo aproximaciones mediante la ubicación de las cuencas hidrográficas o
afluentes más importantes del río Cauca que atravesaron estas expediciones, las
cuales sí aparecen reportados en los relatos. Cieza de León menciona la
existencia de un cuerpo hídrico importante en este territorio:

125
“Otros ríos muchos hay en este camino, que por ser tantos y no
tener nombres no los pongo. Cabe Cenufara queda un río de
montaña y de muy gran pedrería, por el cual se camina casi una
jornada; a la siniestra mano está una grande y muy poblada
provincia, de la cual luego escrebiré. Estas regiones y
poblaciones estuvieron primero puestas debajo de la ciudad de
Cartago y en sus límites, y señalado por sus términos hasta el
río grande por el capitán Jorge Robledo, que la pobló (...)”
(Cieza de León, 1984: 121)

La quebrada Sinifaná que recorre el municipio de Venecia, posiblemente deba su


nombre a las referencias encontradas en las crónicas. (Montoya y Flórez, 1992 y
Vélez y Botero, 2000) También sucede la misma situación toponímica para otras
cuencas hidrográficas aledañas como por ejemplo: el actual río Poblanco en el
municipio de Fredonia y el río Arma en el municipio de Sonsón; los cuales
conservan el nombre de las provincias prehispánicas.

6.1.2.2 Sobre la Provincia de Cenufaná: Las primeras fuentes escritas donde se


menciona la provincia de Cenufaná son las crónicas de la Conquista. Los pocos
datos obtenidos en fuentes primarias que se refieren a dicha provincia
específicamente, van a ser tratados por separado, ya que posiblemente el territorio
de esta provincia corresponde al área de estudio de la presente investigación.

En cuanto a su economía y cultivos, Sardela resalta la gran producción de algodón


que tenían los pobladores de esta región, del cual el ejército español se abasteció:
“Aquí nos detovimos seys o siete días en los quales el señor
capitán envio a Juan de Frades con cierta gente de a pie a que
fuese sobre el río grande e viese lo que avía el qual descobrió
ciertos pueblos que estavan a orilla dél e tovieron recuentro con
los naturales e viendo la ventaja que los españoles les tenía(n)
se hecharon al río e se pasaro(n) de la otra vanda. Aquy se
tomaro(n) algunas piezas e se tomó mucha cantidad de algodón
de que en el real había falta para hazer armas de que todos los
más españoles se proveyeron dellas e de aquy el capitán pasó
al pueblo llano que dizen de las P.as (Peras)10 que tiene más de
diez mill yndios e toda la gente dél estava alzada.” (Tovar
Pinzón, 1993: 282, 283)

Fray Pedro Simón aclara la cita anterior, explicando el uso que el ejército español
le dio al algodón obtenido en esta población:

10 El Pueblo de las Peras corresponde al territorio del actual municipio de Amagá, según
investigaciones anteriores. (Simón, 1981; Arcila, 1969 y Vélez y Botero, 2000).

126
“Desde donde, a quince leguas que caminaron, entraron en la
provincia llamada Zermefana o, como otros quieren, Zenúfana,
de que dejamos ya tocado algo. Pacificaron aquí la alteración
que tenían los indios, y dando vista el capitán Juan de Frades a
ciertos pueblos que estaban a la banda del Río Grande, cuya
gente de miedo se pasó a la otra parte, trajo algún oro y
algodón, que no les fue de poco provecho para reformar los
escaupiles11.” (Simón, 1981: 320)

Otro aspecto importante, es la mención que hace Sarmiento sobre la existencia de


ricas sepulturas en este territorio12:

“ (...) descobriese una provincia que se dice Cenufana donde ay


noticia de muchas sepolturas e entie//rros de yndios con oro de
ma(er)a que viese si en la tierra que descobriese avia
poblazones pa(ra) fundar una cibdad e el dicho comendador se
partió e anduvo por alla con la gente que llevó quarenta e cinco
dias donde halló tierra muy rica de oro e de gra(n)des minas
aunque no mucha poblazón e en el dicho biaje tuvo algunos
recuentros con los yndios de la tierra que halló (...).” (Tovar
Pinzón, 1993: 256, 257)

El mismo capitán Jorge Robledo en su “Relación de Anserma” nos hace algunas


apreciaciones tras su recorrido por estas tierras a nivel etnográfico, lingüístico y
sobre sus hábitos de antropofagia:

“De la provincia de Cenufana e estrotras tierras casi todo va por


esta arte porque como ya pasé de pasada tratélos poco puesto
que los dexé de paz y son de diferente lengua de los de Arma.
Toda esta gente son grandes carnyceros y por gran fiesta tienen
dentro de su casa muchas calavernas de onbres e hosamentas
y estas de yndios que han comydo y muerto en la guerra por
donde se puede entender el gran servicio que a Dios se haze en
poblarse esta tierra.” (Ibid, 1993: 349, 350)

11 Sayo acolchado con algodón, que usaban los indios mejicanos como coraza contra las flechas.
Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1984. Según Montoya y Flórez: “(...)el cultivo de
algodón, que sirvió a los españoles para hacer sus sayos de armas o escaupiles, a semejanza de
los usados por los Mejicanos, donde aprendieron a hacerlos, porque las coracinas de acero eran
muy incómodas y en extremo oxidables.” (1922: 11).

12No es preciso si este escríbano se refiere a la provincia en cuestión o a la de la trilogía del Zenú,
ya que la expedición que este escríbano reporta, aunque atraviesa este territorio, continúa con
rumbo norte hasta el cerro de Buriticá en el actual municipio de Remedios, al nordeste de
Antioquia.

127
En las crónicas también se menciona la existencia de caminos empedrados, los
cuales facilitaron a los expedicionarios el ingreso hacia el centro del departamento
de Antioquia, entre las montañas de la cordillera Central. Según Robledo:

“Desde la provincia de Arma hasta la de Cenufana habrá XX


leguas y desde Cenufana a Aburrá puede aver seys, en todo
este camino hay grandes asyentos de pueblos antyguos e muy
grandes por las syerras e medias laderas que en el Cuzco no los
ay mayores y todo esto perdydo e destruydo e no ay yndio que
sepa dezir cómo ha sydo ni de que se a despoblado por lo que
se puede pensar que los a despoblado las grandes guerras que
avido entre los naturales.” (Ibid, 1993: 350)

Podemos apreciar en esta referencia diferentes períodos de ocupación


prehispánica en el territorio, cuando se hace mención de vestigios pertenecientes
a pobladores más antiguos que los encontrados por los conquistadores. Estas
ruinas, distribuidas desde la provincia de Cenufaná hasta la provincia de Aburrá, le
llamaron la atención a Robledo, quien según Sardela, intentó informarse sobre
ellas más adelante:

“(...) e aquí le salió de paz el cacique deste pueblo del qual el s(eñ)or
capitán procuró de ynformarse de la tierra e de aquellos hedificios
antiguos que avía fallado en la provincia de Aburrá el qual le dixo como
adelante avía muy gran poblado que eran las provincias de Nutabe y
Brero a donde estava el Señor que avía destruido aquellas antiguallas e
que era tierra muy rica e que avía muchas campanas.” (Ibid, 1993: 291)

Desde el tiempo de la Conquista, se ha referido a la existencia de fuentes de sal


en la región de la quebrada Sinifaná, la cual probablemente servía de sustento a
sus habitantes y a los de otros pueblos aledaños, pero estos depósitos aún no han
sido identificados con exactitud:

“En este pueblo de Mungia y en otro que ha por nombre


Cenufata hallamos otras fuentes que nascían junto a unas
sierras cerca de los ríos; y del agua de aquellas fuentes hacían
tanta cantidad de sal que vimos las casas casi llenas, hechas
muchas formas de sal, ni más ni menos que panes de azúcar. Y
esta sal la llevaban por el valle de Aburrá a las provincias que
están al oriente, las cuales no han sido vistas ni descubiertas
por los españoles hasta agora. Y con esta sal son ricos en
extremo estos indios.” (Cieza de León, 1984: 172, 173)

Como lo sugiere la referencia anterior, existía una producción de excedentes, los


cuales almacenaban para comerciar con otras poblaciones que carecían del
producto.

128
6.1.3. PROVINCIAS ALEDAÑAS

Para ampliar la descripción etnohistórica de la provincia de Cenufaná se llevará a


cabo a continuación, un recuento por temáticas de las observaciones realizadas
por los cronistas tanto en la provincia de Cenufaná como en en algunas provincias
aledañas, ubicadas en la cuenca montañosa del río Cauca.13

La cuenca montañosa del río Cauca fue poblada por numerosos grupos étnicos en
la época prehispánica. Con el fin de evitar confusiones, se ha retomado la división
político – administrativa planteada por el Antropólogo Luis Duque Gómez (1991),
para segmentar esta sección montañosa de la cuenca en dos grandes zonas,
según algunas afinidades culturales de la siguiente manera:

 -Siguiendo la cuenca del río cauca de sur a norte, se encontraría la zona sur
de la cuenca montañosa del río Cauca. Este vasto territorio estuvo poblado en el
período prehispánico por los siguientes grupos (de sur a norte): Quindos,
Quimbayas, Carrapas, Irras, Ansermas, Chancos, Picaras, Pozos, Quinchías,
Paucoras, Zopias, Caramantas, Armas y Cartamas. En la literatura arqueológica,
esta región geográfica se conoce como Cauca Medio. Actualmente el territorio se
encuentra dividido en los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y el norte
del Valle del Cauca, que conforman “el Eje Cafetero”. En las crónicas se
encuentran más datos de interés etnohistórico acerca de esta zona, aunque sólo
fueron seleccionados algunos por tratarse de un territorio más alejado y con
menos afinidad cultural con respecto a la Provincia de Cenufaná.

 Por otro lado, la zona norte de la cuenca montañosa del río Cauca estaba
ocupada por las siguientes poblaciones durante la época prehispánica (de sur a
norte): Pueblo Blanco, Cenufaná, Pueblo Llano o Pueblo de las Peras, Murgia o
Pueblo de la Sal y Aburrá. Las poblaciones de Arma y Cartama serían el límite
entre ambas zonas y como se verá más adelante presentan afinidades culturales
con ambas. Esta sección de la cuenca montañosa del río Cauca será tratada
como cuenca montañosa del río Cauca en el centro del departamento de
Antioquia (Ver Figura 4), para efectos de una mayor precisión en la ubicación.

La recopilación de datos obtenidos en fuentes primarias se agrupó por temáticas


siguiendo el modelo planteado por el historiador Hermann Trimborn. Para dichas
provincias encontramos mayor número de datos, ya que al parecer estaban más
densamente pobladas que la provincia que nos compete, a la llegada de los
españoles.

Al unir los datos de las provincias indígenas ubicadas a lo largo de la cuenca


montañosa del río Cauca en Antioquia, se está adoptando la idea de una

13Esta división geográfica se refiere a la extensión que cubre la cuenca del río Cauca, desde el
norte del departamento del Valle del Cauca hasta el norte del departamento de Antioquia.

129
macroregión cultural, entendida según la división propuesta de Duque (1991), la
cual fue observada en primera instancia por los cronistas; planteamiento que
actualmente se ha venido reforzando mediante la información aportada por los
estudios arqueológicos.

La provincia de Cenufaná no sólo hace parte de dicha macroregión cultural, sino


que es una continuidad del Pueblo Llano, ubicado al norte:

“Mas adelante del Pueblo Llano se allega a otro que ha por


nombre Cenufara; es rico, y adonde se cree que hay grandes
sepulturas ricas. Los indios son de buenos cuerpos, andan
desnudos como los que hemos pasado, y conforman con ellos
en el traje y en lo demás. Adelante está otro pueblo que se
llama el Pueblo Blanco, y dejamos para ir a la villa de Arma el
río Grande a la diestra mano” (Cieza de León, 1984: 121)

A su vez los habitantes del Pueblo Llano presentan una homogeneidad en sus
costumbres con los otros pueblos de la región:

“ (...) en las demás costumbres parescen a sus comarcanos.”


(Ibid, 1984: 119)

Las diferencias entre cada una de estas provincias y al interior de las mismas eran
pequeñas variaciones lingüísticas -como lo detecta Cieza en la provincia de Arma-
más las generalidades culturales presentan similitudes:

“ (...) y difieren en las lenguas en muchas partes; tanto, que casi


en cada barrio y loma hay lengua diferente.” (Ibid, 1984: 123)

Según Robledo, los habitantes de la provincia de Cenufaná difieren en su lengua


con los habitantes de Arma:

“De la provincia de Cenufana e estrotras tierras casi todo va por


esta arte porque como ya pasé de pasada tratélos poco puesto
que los dexé de paz y son de diferente lengua de los de Arma. ”
(Tovar Pinzón, 1993: 349, 350)

También difieren lingüísticamente con los habitantes de Murgia, aunque tenían


relaciones comerciales entre sí, como lo relata Robledo:

“La provincia de Murguia es una provincia pequeña en que hay


cinco o seys pueblos. Está en lo alto de la syerra, y a estos
tienen otra manera de gente e otra lengua (...)” (Ibid, 1993: 350)

Mientras que los habitantes de Arma -aunque tenían diferencias lingüísticas-


presentan afinidades culturales con los habitantes de Paucura:

130
“Pasada la gran provincia de Arma está luego otra, a quien
dicen de Paucura, que tenía cinco o seis mil indios cuando la
primera vez en ella entramos con el capitán Jorge Robledo.
Difiere en la lengua a la pasada; las costumbres todas son unas,
salvo que éstos son mejor gente y más dispuestos (...).” (Cieza
de León, 1984: 127)

Este último dato permite corroborar la zonificación territorial de la cuenca


montañosa del río Cauca según las afinidades culturales entre grupos étnicos
vecinos planteada por Duque (1991).

Las provincias que encontró Robledo en su viaje a través de la cordillera Central


entre el río Cauca y el Valle de Aburrá, se diferencian drásticamente de los
habitantes de dicho valle interandino, como así lo anota:

“(...) que atraviesa la cordillera de la Syerra Nevada y pasada se


hace un valle e un buen río grande que corre por él en el qual
está aquella provincia de Aburrá la qual es dyferente de todas
esotras ansy en el traje como en la manera de las casas, como
en todo lo demás (...)” (Ibid, 1993: 351)

En síntesis, podemos delimitar esta supuesta macroregión cultural, conformada


por las provincias prehispánicas -siguiendo el recorrido de norte a sur por la
margen derecha de la cuenca del Cauca- de Arma, Pueblo Blanco, Cenufaná,
Pueblo Llano o pueblo de las Peras y Murgia. Este conjunto, aunque presenta
algunas variaciones en su interior, comparte muchos rasgos culturales que
permiten inferir la relación. También se puede extractar de las crónicas
información pertinente para establecer provincias que presentaban grandes
diferencias culturales con dicho conjunto, como la provincia de Aburrá ubicada al
norte y casi todas las provincias ubicadas en la zona sur, como Anserma y
Quimbaya; aunque el comercio se haya desarrollado de manera extensiva y más
allá de las fronteras culturales.

Esta gran variedad de grupos étnicos asentados en la cuenca montañosa del río
Cauca antes de la conquista ha sido motivo de diferentes hipótesis. Duque (1970)
atribuye a las características fisiográficas del terreno -que se trata de una sucesión
de faldas, valles y cuencas- la causa principal que impidió la unidad política de los
grupos prehispánicos y por lo tanto la formación de pequeños cacicazgos
independientes en todo este territorio; los cuales compartían algunas pautas
culturales pero guardaban algunas particularidades o diferencias locales, las
cuales persisten en el registro arqueológico y se han denominado variantes
regionales. (Santos, 1995)

131
6.1.3.1. Pautas de Poblamiento: Las aldeas principales de cada provincia
estaban ubicadas sobre sitios planos, en lugares estratégicos como valles
interandinos, aterrazamientos de las laderas y confluencias de ríos; como por
ejemplo la provincia de Arma:

“ (...) y está veinte y tres leguas de la ciudad de Cartago y doce


de la villa de Ancerma y una del río grande, en una llanada que
se hace entre dos ríos pequeños, a manera de ladera (...).”
(Cieza de León, 1984: 121)

Además de las aldeas principales se encontraban otras poblaciones más


pequeñas distribuidas a lo largo de todo el territorio aprovechando la
geomorfología o quizá adecuando el terreno a su voluntad:

“Las casas tienen en lo llano y plazas que hacen las lomas, que
son los fenecimientos de las sierras, las cuales son muy ásperas
y fragosas.” (Ibid, 1984: 123)

Como se definió anteriormente, los españoles utilizaron el nombre provincias


para ubicar o delimitar de manera aproximada las áreas que compartían algún tipo
de identidad cultural. (Gamboa, 2000). En algunas de las provincias más
importantes, los españoles fundaron poblados que llamaron villas, como la Villa
de Anserma, la Villa de Antioquia y la Villa de Arma:

“Esta provincia de Arma, de donde la villa tomó nombre, es muy


grande y muy poblada y la más rica de todas sus comarcas (...)”
(Ibid, 1984: 122)

Cada provincia –que puede equivaler a un sistema de poblamiento- estaba


subdividida jerárquicamente en grandes aldeas, que a su vez sujetaban
poblaciones más pequeñas ubicadas en sus alrededores. Sobre la extensión de la
provincia de Arma, Cieza de León relata lo siguiente:

“ (...) la provincia tendrá en longitud diez leguas, y de latitud seis


o siete, y en circuito diez y ocho leguas poco menos, de grandes
y ásperas sierras sin montaña, todas de campaña.” (Ibid, 1984:
122)

Las aldeas equivalían al núcleo o centro político-religioso de la provincia y también


al sitio de confluencia por razones de comercio y rituales de las poblaciones
aledañas. Según Robledo, estas aldeas presentaban diferencias de tamaño e
importancia en cuanto a sus construcciones, además de contar con espacios
públicos como plazas:

“Tienen las casas hechas de seis en seis juntas y una placera


delante dellas muy llana hecha a mano en la qual tienen

132
yncadas unas cañas gruesas de las que en aquella tierra ay,
que son tan gruesas como dos muslos y muy altas y tan largo
cuanto tura la placa van estas yncadas por su orden un palmo a
dos una de otra e ansí ponen más de veynte rengleras dellas
questá hecho como un monte y en el comedio de la pared dellas
(...).” (Tovar Pinzón, 1993: 349)

Las aldeas estaban distribuidas en su interior alrededor de las plazas, mas no a


manera lineal como el trazado de las ciudades europeas. Estas plazas estaban
delimitadas por lo que los cronistas denominan grandes cañas gordas, las cuales
corresponden al árbol de la guadua que se encuentra en abundancia en esta
región. En Anserma se observa lo siguiente:

“A las entradas de sus pueblos acostumbraban hacer grandes


casas, y en la puerta de ellas una plaza cercada de guaduas,
que son las cañas gruesas (en cuyos canutos de algunas cabe
una arroba de agua) (...).” (Simón, 1981: 281)

En la provincia de Arma, describe Cieza de León una estructura similar de gran


tamaño -la cual difiere de las otras viviendas- a la que denomina fortalezas:

“Tienen grandes fortalezas de las cañas gordas que he dicho,


arrancadas con sus raíces y cepas, las cuales tornan a plantar
en hileras de veinte en veinte por su orden y compás, como
calles (...).” (Cieza de León, 1984: 123)

Las viviendas constituyen la unidad mínima dentro del sistema poblacional de la


provincia. Estas variaban de tamaño según la jerarquía social de sus moradores.
Según la descripción de los cronistas, equivalen a viviendas grandes donde
habitaban familias extensas:

“ (...) desde donde se daba vista a grandes poblaciones de


casas redondas, aunque tan capaces que cabían en ellas quince
y veinte moradores, puestas a las laderas de los cerros (...)”
(Simón, 1981: 290)

En la misma provincia de Arma, Cieza de León describe el diseño de las viviendas


en planta circular y su cobertura:

“Sus casas son grandes y redondas, hechas de grandes varas y


vigas, que empiezan desde abajo y suben arriba hasta que,
hecho en lo alto de la casa un pequeño arco redondo, fenesce el
enmaderamiento; la cobertura es de paja. Dentro destas casas
hay muchos apartados entoldados con esteras; tienen muchos
moradores (...).” (Cieza de León, 1984: 122)

133
6.1.3.2. La Población: En sus relatos, los cronistas hacen anotaciones referentes
a la cantidad de población de algunos pueblos de manera puntual. Sardela lleva a
cabo una aproximación sobre la población del Pueblo Llano o de las Peras para el
momento de su arribo:

“(...) de aquy el capitán pasó al pueblo llano que dizen de las


P.as (Peras) que tiene más de diez mill yndios e toda la gente
dél estava alzada.” (Tovar Pinzón, 1993: 282)

Algunos historiadores han llevado a cabo estimaciones acerca de la población


indígena que habitaba la zona sur de la cuenca montañosa del río Cauca para el
momento de la conquista:

“Resulta que desde Quimbaya hasta frente a Caramanta la orilla


derecha del Cauca y sierras vecinas tenían una población que
pasaba de cien mil almas (...).” (Acosta, 1942: 359)

Hermes Tovar Pinzón (1993) considera que para el año de 1536, la región andina
y la vertiente del río Cauca entre Antioquia y Pasto estaba ocupada por 400
cacicazgos con un promedio de 9000 habitantes cada uno y para el período inicial
de la conquista (1536-1559) había una densidad de 36 habitantes por kilómetro
cuadrado, para un total de 3.6 millones de indígenas en la vertiente del río Cauca
(Córdoba, 2000).

Para épocas posteriores (segunda mitad del siglo XVI), se han hecho cálculos
generales con base en las cifras estimadas por diferentes historiadores, a partir
de los datos sobre indios tributarios durante La Encomienda:

“Las asombrosas estimaciones para Anzerma, Arma, Cartago,


Caramanta y Antioquia; con una población de 265 mil indígenas
entre los 15-50 años, que era el rango de edad para tributar,
pone de manifiesto la existencia de al menos un volumen similar
de mujeres en la misma edad, y otro tanto de jóvenes y niños
menores de 15 años y adultos mayores de 50. Así que una
población de 800.000 habitantes no tiene nada de exagerado.”
(Tovar Pinzón, 1993: 41)

Trimborn (1949) calcula que aproximadamente unos 44 grupos habitaban la


región, Jaramillo (1964) estima que entre las cordilleras Central y Occidental
habitaban alrededor de 250,000 personas y Llanos (1981) realiza un estimativo de
500,000 personas para el mismo territorio.

Recientemente, Gamboa reevalúa y analiza los datos para la provincia de Arma,


planteando al final que esta población tendría unos 50.000 habitantes como
máximo:

134
“El escríbano Pedro Sarmiento calcula que al llegar al pueblo de
Maitamá salieron a luchar unos 4 o 5 mil guerreros (Sarmiento,
1993 –1540- : 256). Si eran los guerreros de toda la provincia,
la población total podía superar la cifra de 20.000, pero si se
trataba únicamente de los guerreros de este pueblo, la cifra
sería varias veces superior. Una descripción de 1583 señala la
existencia aproximada de 20.000 indios en Arma a la llegada de
los españoles (Guillén, 1993 –1583- : 451), mientras que Cieza
de León (1922 –1553- : 59) anota la presencia de 20.000
guerreros, con lo cual la población total superaría los 100.000.
En un memorial de 1582 redactado por Fray Jerónimo de
Escobar (Escobar, 1993 –1582- : 417) se dice que en Arma
habían unos 80.000 indios, cifra que toma el investigador
Hermes Tovar como cierta para la población existente en el año
de 1536, antes de la llegada de los españoles (Tovar, 1993: 72).
Sin embargo, este autor no tiene en cuenta que se trata de
estimaciones hechas muchos años después, sin ninguna base
real, y que pueden estar muy lejos de la realidad. Si tomamos
como base la cifra del censo de 1560 (1705 personas) y
consideramos que por aquel entonces ya sólo quedaba un 10%
de la población original, la cifra estaría entre 30 y 40.000
habitantes, con unos 50.000 como máximo. Cifra que
representaba de todas maneras una cantidad considerable.”
(Gamboa, 2000:10)

Después de la Encomienda se desarrolló otra institución llamada El


Repartimiento, la cual fue una de las causas principales del exterminio de la
población indígena:

“El Repartimiento, una institución que precedió a la encomienda, generó


múltiples conflictos entre autoridades y vecinos, pues los gobernadores
pretendieron siempre controlar la posibilidad de entregar a sus “clientes”
los indios para su explotación. Este poder de quitar y entregar indios
desarrolló un sentimiento de inseguridad entre los depositarios, que se
dedicaron a sobreexplotar a los naturales.” (Tovar Pinzón, 1993: 65)

La historiadora Córdoba (2000) contrasta los datos de numerosas poblaciones


indígenas para el momento de la Conquista con registros de indios tributarios
durante la Encomienda para el territorio de Titiribí, la cual fue una población rica y
numerosa antes de la llegada de los españoles:

“Menciono estos cálculos generales, porque permiten formarse una idea


del volumen de población indígena al momento de la conquista y
contrastar con los datos de población encomendada existente para la
colonia, época en la cual existen 60 indios Titiribíes útiles en 1571 y
sólo 9 en 1616.” (Córdoba, 2000: 47)

135
Por otro lado, los pocos datos que se encuentran sobre el sistema de parentesco
los proporciona Cieza de León, quien observó en detalle las relaciones entre los
miembros de la población. Se sabe que en la provincia de Arma se daba un
sistema de parentesco conocido en la etnología como avunculado, el cual se trata
de una filiación matrilineal, donde hay una relación positiva de tío materno a
sobrino.
“Los hijos heredan a los padres en el señorío y en las casas y
tierras; faltando hijo, lo hereda el que lo es de hermana, y no del
hermano. Adelante diré la causa por que en la mayor parte
destas provincias heredan los sobrinos hijos de la hermana, y no
del hermano, según yo oí a muchos naturales dellas, que es
causa que los señoríos o cacicazgos se hereden por la parte
femenina y no por la masculina.” (Cieza de León, 1984: 126)

También observó que se daba la poligamia, por lo general entre los hombres de
alta jerarquía social, aunque esta situación también se presentaba algunas veces
en el resto de la población masculina:

“Los señores se casan con las mujeres que más les agradan; la
una destas se tiene por la más principal; y los demás indios
cásanse unos con hijas y hermanas de otros, sin orden ninguna,
y muy pocos hallan las mujeres vírgenes; los señores pueden
tener muchas, los demás a una y a dos y a tres, como tiene la
posibilidad (...)” (Ibid, 194: 125)

En cuanto a la contextura física de los habitantes de esta región, se encuentran


algunos datos para ambos géneros que hacen alusión al respecto:

“La gente desta provincia de Arma son de medianos cuerpos,


todos morenos; tanto, que en el color todos los indios y indias
destas partes (con haber tanta multitud de gentes que casi no
tienen número, y tan gran diversidad y largura de tierra) parece
que todos son hijos de una madre y de un padre; las mujeres
destos indios son de las feas y sucias que yo vi en todas
aquellas comarcas (...).” (Ibid, 1984: 125)

En el Pueblo Llano, Cieza de León habla por su parte de la baja estatura de los
habitantes:
“Los indios son de pequeños cuerpos (...).” (Ibid, 1922: 125)

En la provincia de Quimbaya encontramos:

“Los hombres, en la Provincia de Quimbaya, eran grandes,


robustos y bien formados; las mujeres hermosas y muy
amorosas.” (Acosta, 1942: 360)

Así mismo encontramos que para la provincia de Cenufaná:

136
“Los indios son de buenos cuerpos (...).” (Cieza de León, 1984:
121)

Acerca de su vestimenta, podemos anotar que debido a las altas temperaturas de


la cuenca del río Cauca, sus pobladores optaban por estar desnudos, aunque se
tapaban algunas partes del cuerpo. En la provincia de Arma encontramos lo
siguiente:
“(...) andan ellas y ellos desnudos, salvo que para cubrir sus
vergüenzas se ponen delante dellas unos maures14 tan anchos
como un palmo y tan largos como palmo y medio; con esto se
atapan la delantera, lo demás todo anda descubierto. En aquel
tierra no ternán los hombres deseo de ver las piernas a las
mujeres, pues que agora haga frío o sientan calor nunca las
atapan; algunas de las mujeres andan tresquiladas, y lo mismo
sus maridos.” (Ibid, 1984: 125)

Los habitantes del Pueblo Llano también acostumbraban estar desnudos:

“Andan desnudos; sus mujeres lo mismo, porque no traen sino


unas mantas muy pequeñas, con que se atapan del vientre
hasta los muslos.” (Ibid, 1984: 119, 120)

También se encuentran datos que corresponden a las vestimentas que se


utilizaban en algunas poblaciones, las cuales coinciden con las materias primas
que se cultivaban y comerciaban en la región y que más adelante se enunciarán.
En Pácora, por ejemplo anuncia Cieza de León:

“(...) las mujeres traen una mantas pequeñas con que se cubren
cierta parte del cuerpo, y ellos hacen lo mismo.” (Ibid, 1984: 127)

14 Maure: Faja de las indias, chumbé. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1984.

137
6.1.3.3. Economía y Comercio:

Foto 23. Guaduales

.Para el momento de la conquista, el


cañón del río Cauca se encontraba
menos intervenido en cuanto a sus
recursos naturales que en la actualidad,
debido a una menor densidad de
población y a un manejo equilibrado del
medio ambiente. En cuanto a la
cobertura vegetal de la región sabemos
que:
“En todo el ámbito de estas Provincias,
desde la cordillera central de Quindío, los
bosques de guaduales eran inmensos.”
(Acosta, 1942: 360)

Según Duque (1991), las especies


vegetales que crecían en el piso térmico
templado de la cuenca montañosa del río
Cauca, como la bambusa guadua (Ver
Foto 23), las cedrelas y otras especies
madereras, le brindaron a los habitantes
prehispánicos abundantes y fáciles
materiales para sus viviendas y otras
actividades.

Las poblaciones estaban ubicadas -como ya se ha dicho- cerca de los recursos


naturales como confluencias de ríos, minas de oro y sal:

“Sus labranzas tienen los indios por las riberas destos ríos.”
(Cieza de León, 1984: 123)

Además, las principales poblados estaban estratégicamente situados en cotas


altitudinales que favorecían el aprovechamiento de los suelos para la agricultura.
Según Juan Friede (1978), la provincia de Quimbaya se extendía por los pisos
térmicos cálido, templado y frío, pero la mayoría de las poblaciones se asentaron
sobre el piso templado, que va desde los 1300 hasta los 2500 m.s.n.m., donde se
presentan temperaturas entre 17ºC y 24ºC. Esta faja estaba cubierta de
cañaverales y de “montes bajos”; en los suelos fértiles regados por numerosas
quebradas y ciénagas de buenas aguas, los indios tenían sus cultivos de maíz,
yuca arracacha, frijoles y otras raíces. El piso cálido, que va desde las orillas del
río Cauca hasta los 1200 m.s.n.m., con temperaturas mayores a 24ºC, cubierto de
frondosos cañaverales y múltiples ciénagas, era considerado por los Quimbayas

138
“tierra caliente y malsana”. Por último, el piso frío ubicado por encima de los 2500
m.s.n.m., con una temperatura de 7 a 12ºC, estaba despoblado y la parte baja de
este piso no fue utilizada para cultivos por estar cubierta de “monte bravo”.
(Santos, 1995)

En Arma, los cultivos agrícolas de gramíneas y tubérculos eran complementados


con variedad de frutas que sembraban en arboledas o que recolectaban en
bosques aledaños:

“Los más valles y laderas parescen huertas, según están


pobladas y llenas de arboledas de frutales de todas maneras de
las que suelen haber en aquestas partes y de otra muy gustosa,
llamada Pitahaya, de color morada; tiene esta fruta tal propiedad
que en comiendo della, aunque no sea sino una, queriendo
orinar, se echa la orina de color de sangre. En los montes
también se halla otra fruta, que la tengo por muy singular, que
llaman uvillas pequeñas, y tienen un olor muy suave.” (Cieza de
León, 1984: 122, 123)

Igualmente en la provincia de Quimbaya abundaban los árboles frutales:

“Hay en esta provincia, sin las frutas dichas otra que se llama
caimito15, tan grande como durazno, negro de dentro; tienen
unos cuexquecitos muy pequeños, y una leche que se apega a
las barbas y manos, que se tarda harto en tirar; otra fruta hay
que se llaman ciruelas, muy sabrosas; hay también aguacates,
guabas y guayabas, algunas tan agrias como limones, de buen
olor y sabor.” (Ibid, 1984: 150)

En Arma, utilizaban los terrenos planos para cultivar:

“(...) con grandes labranzas en la tierra llana, que era a perder


de vista de yucales, maizales, arboledas fructuosas, en especial
de pijibaes16.” (Simón, 1981: 290)

Cieza también describe la agricultura en este territorio:

“Las frutas y mantenimientos que tienen es maíz y yuca y otras


raíces muchas y muy sabrosas, algunas guayabas y paltas 17 y
palmas de los pixivaes.” (Cieza de León, 1984: 125)

15 Árbol sapotáceo de América y su fruto. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1984.

16Según Montoya y Flores (1922), este término se refiere a la pithaya de fruto rojo y blanco
(Cereus pithaya), de un sabor ácido muy agradable. Estas crecen de manera silvestre, enredadas
entre las palmeras de corozo y sobre la grandes piedras de los terrenos secos de la cuenca del río
cauca.

139
La fertilidad de los suelos en estas provincias -como en la de Arma- es resaltada
por los cronistas:

“El sitio desta villa se tiene por algo enfermo; son las tierras tan
fértiles, que no hacen más de apalear la paja y quemar los
cañaverales, y esto hecho, una hanega de maíz que da ciento y
más, y siembran el maíz dos veces en el año; las demás cosas
también se dan en abundacia. Trigo hasta agora no se ha dado
ni han sembrado ninguno, para que pueda afirmar si se dará o
no.” (Ibid, 1984: 121)

Llama la atención a Sardela una fruta en particular, la cual asemejan a las peras
europeas. En esta fruta encontraron los indígenas –además de alimento-
propiedades medicinales:

“ (...) en este pueblo avia mucha comida de mayz e una fruta


que se llama aguacates ques como peras eran tan grandes
como una pera de las de Castilla, de ynbierno tienen dentro
unos cuescos redondos tan grandes como nuezes son muy
buenos pa(ra) agua de piernas e avía otras muchas frutas.”
(Tovar Pinzón, 1993: 284, 285)

También aprovechaban las diferentes variedades de palmáceas que crecen en la


región, en cuanto al interior de sus tallos y sus frutos:

“ (...) cercada de grandes palmares, diferentes de los que de


suso he dicho, pero más provechosos, porque sacan de lo
interior de los árboles muy sabrosos palmitos, y la fruta que
echan también lo es, de la cual, quebrada en unas piedras,
sacan leche, y aun hacen nata y manteca singular, que
encienden lámpara y arde como aceite.” (Cieza de León, 1984:
121)

El historiador Montoya y Flores (1922) sugiere algunos de los posibles usos que
los indígenas de la provincia de Cenufaná le dieron a las múltiples especies de
palmáceas que aún se encuentran en el territorio:

“Las palmeras más cuidadosamente cultivadas en la provincia


de Sinifaná eran los corozos pequeños (Martinezia), llamados
chascaraises y los grandes (Acrocomia antioquensis),
empleados sobre todo para sacar manteca, que servía para la
comida y el alumbrado en candiles. De las chontas tenían dos
clases: la de tierra caliente, de fruto rojo, poco interesante, y la
de tierra fría, de almendra muy agradable. Los cuescos (Cocos

17 Forma de nombrar el aguacate. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1984.

140
butyrácea), almendra poco usada hoy en la alimentación. Cocos
no tenían y fueron más tarde importados de la costa por los
españoles. El táparo (Athalea amygdalina), palmera sin tronco,
casi especial en la región de Titiribí, cuya almendra tenía los
mismos usos que el corozo, es una palmera de grandes hojas
de suma elegancia, planta de verdadero ornato pero
enteramente olvidada por nuestros arboricultores. Como de
corozos, táparos, guayabos, papayos, pita, guamos y balsos
había inmensos bosques, los españoles llamaron esos puntos:
Corozal, Taparal, Guayabal, Papayal, Pital, Guamal o Balsal,
aunque tales bosques han desaparecido, las localidades
conservan el nombre. Por último aunque no servía para la
alimentación, la palma de pita era muy cultivada por su fibra,
que es una espcie de lino de color terroso, que empleaban aquí
para tejer atarrayas o hamacas, aunque la inferior calidad a las
que se hacen de cumare y moriche en el Orinoco; de esta
palmera sacaron los Mayas las fibras que les servían para tejer
su ropa, que al principio creyeron los españoles que era de lino.
Utilizaban además, como hoy se hace en el Chocó, en grande
escala el fruto del Chontaduro para la alimentación y empleaban
también la tagua en ciertos artefactos.// Sin duda el tabaco era
cultivado en Sinifaná en grande escala, no solo para usos
religiosos y adivinatorios sino para fumarlo en pipas.” (Montoya y
Flores, 1922: 30-32)

La gran biodiversidad -observada por Robledo- fue el complemento de la


alimentación obtenida mediante la agricultura, obteniendo la proteína animal
mediante la caza, la pesca, la recolección y la cría (domesticación) de conejos,
curíes y perros mudos (Gamboa, 2000):

“ (...) es la tierra muy fragosa, algunas destas provincias están


en tierra rasa e otras en montaña; hay mucha diversidad de
fuentes e ríos e arroyos, porque no hay quebrada, por pequeña
que sea, que no lleve agua, y todas ellas crian pescado aunques
menudo, e xaivas, que son a manera de cangrejos e buenas de
comer; hay en esta tierra perdices y codornices, e conejos, e
pavas, e tórtolas, e palomas torcazes e otras muchas aves y
venados y puercos monteses, que tienen el ombligo sobre el
espinazo; hay leones pardos, e tigres, e gatos cervales, nutrias
en much cantidad; hay dantas en las montañas; hay osos
hormigueros; hay una animal ques a manera de raposa, solo
ques más pequena, que desde que ha parido los hijos los toma
en una bolsa que tiene en la barriga e tiene las tetas dentro de la
bolsa, y desde que los hijos tiene dentro, pliega la bolsa e vase
por ahí con ellos, e ansí los trae hasta que los cria e son de
comer, dicense por nombre gevo, en cabo de la cola hace una
rosca como un puerco; hay otros animales que dicen armados,
que traen encima del cuerpo una cubierta de conchas que les

141
cubre hasta las orejas, e aunque les den encima con cualquier
arma, no los pasa, e son buenos de comer, e tienen sus cuevas
en que crian y están; cria cada uno tres e cuatro e tienen sus
tetillas con que crian; la carne dellos es blanca e gruesa como
tocino.” (Tovar Pinzón, 1993: 347)

Cieza de León también se asombra con la diversidad fáunica de la región:

“ Como los cañaverales son tan espesos, hay muchas alimañas


por entre ellos, y grandes leones, y también hay un animal que
es como una pequeña raposa...llaman a este animal chucha.
Hay unas culebras pequeñas de mucha ponzoña, y cantidad de
venados, y algunos conejos y muchos guadaquinajes, que son
poco mayores que liebres, y tienen buena carne y sabrosa para
comer.” (Cieza de León, 1984: 150-51)

Los indígenas explotaban las colmenas de abejas , abundantes debido al sustrato


que les proporcionaba la vegetación de la región. La miel era utilizada en la
alimentación y fue muy apetecida por los españoles. La cera extraída fue utilizada
en la orfebrería, para moldear figuras mediante el sistema de fundición de la cera
perdida y también en la alfarería, para decorar las vasijas ceremoniales mediante
la técnica de la pintura negativa:

“Como estos cañaverales que he dicho sean tan cerrados y


espesos; tanto, que si un hombre no supiese la tierra se
perdería por ellos, porque no atinaría a salir, según son grandes;
entre ellos hay muchas y muy altas ceibas, no poco anchas y de
muchas ramas, y otros árboles de diversas maneras, que por no
saber los nombres no los pongo. En lo interior dellos o de
algunos hay grandes cuevas o concavidades, donde crían
dentro abejas, y formando el panal, se saca tan singular miel
como la de España.” (Cieza de León, 1984: 150)

Uno de los factores que influencia el patrón de asentamiento de este territorio es la


localización de los recursos minerales como el oro y la sal. Estos recursos fueron
aprovechados por los indígenas, extrayéndolos mediante variadas técnicas para
su uso y comercio con otras poblaciones. Cieza nos habla sobre estos recursos y
su comercio entre las poblaciones de Pueblo Llano y Murgia:

“ (...)Son grandes contratantes; su principal mercadería es


sal.(...) Son ricos de oro, y los ríos llevan harto deste metal. (...)
Desviado deste pueblo está otro que se llama Mugia, donde hay
muy gran cantidad de sal y muchos mercaderes que la llevan
pasada la cordillera, por la cual traen mucha suma de oro y ropa
de algodón, y otras cosas de las que ellos han menester.” (Ibid,
León, 1984: 120)

142
El recurso aurífero de esta región se encontraba en muchos de los ríos y
quebradas afluentes del río Cauca. Los indígenas explotaban estos aluviones de
donde obtenían un mineral de muy buena calidad, el cual empleaban en la
elaboración de objetos ornamentales:

“En que ganaron algunas banderas muy sembradas de estrellas


y de algunas mal formadas figuras de finísimo oro, y del mismo,
muchas coronas, patenas y planchas para la cabeza, en que
formaban sus turbantes de plumería y aun algunos iban
armados todos de chapas de oro. Por donde vinieron a llamar
aquella loma, la Sierra de los Armados (...).” (Simón, 1981: 290)

No menos importante fue la explotación de sal realizada por los habitantes de esta
región. Cieza de León, por ejemplo, describe en detalle la producción de sal
llevada a cabo por los indígenas de Murgia:

“Los naturales de todos aquellos pueblos desta fuente o lago, y


de otras lagunas que hay, tomaban la cantidad de agua que
querían, y en grandes ollas la cocían, y después de haber el
fuego consumida la mayor parte della viene a cuajarse y quedar
hecha sal negra y no de buen sabor; pero al fin con ella guisan
sus comidas, y viven sin sentir la falta que sintieran si no
tuvieran aquellas fuentes.” (Cieza de León, 1984: 172)

También cerca de Anserma18, observa una producción similar:

“En un pueblo que se llama Cori, que está en los términos de la


villa de Ancerma, está un río que corre con alguna furia; junto al
agua deste río están algunos ojos del agua salobre que tengo
dicha; y sacan los indios naturales della la cantidad que quieren;
y haciendo grandes fuegos, ponen en ellos ollas bien crecidas
en que cuecen el agua hasta que mengua tanto que de una
arroba no queda medio azumbre; y luego, con la experiencia
que tienen, la cuajan, y se convierte en sal purísima y excelente
y tan singular como la que sacan de las salinas de España. En
todos los términos de la ciudad de Antiocha hay gran cantidad
destas fuentes, y hacen tanta sal que la llevan la tierra adentro,
y por ella traen oro y ropa de algodón para su vestir, y otras
cosas de las que ellos traen necesidad en sus pueblos.” (Ibid,
1984: 172)

El comercio de productos de diferentes pisos térmicos y procedencias era llevado


a cabo -a manera de intercambio complementario- por mercaderes que viajaban
entre las diferentes provincias. La comunicación entre estos pueblos se realizó
mediante una extensa red de caminos que se extendía desde las provincias del

18 Quiere decir “Pueblo de la Sal” en lengua indígena, según Cieza de León,

143
extremo sur de la cuenca del río Cauca como Popayán, hasta las provincias
ubicadas en el altiplano, al interior de la cordillera Central como Aburrá. Esta red
de caminos no solamente le llamó bastante la atención a los expedicionarios, sino
que también les facilitó la entrada, ubicación y delimitación de estas tierras:

“(...) fue a descobrir por otra parte e nunca pudo hallar poblado
puesto q(ue) halló muy grandes hedificios antiguos destruydos e
los camynos de peña tajada hechos a mano más anchos q(ue)
los de Cuzco e otros bohios como a man(er)a de depósytos y el
capitá(n) no se atrevió a seguir aquellos camuynos porque
quyen los avia fecho devía de ser mucha posibilidad de gente
(...).” (Tovar Pinzón, 1993: 290)

Esta red de caminos presentaba en algunos sitios cambios de margen con


respecto al río, para lo cual los indígenas escogieron sitios estratégicos o
angosturas en el cauce del río, donde tenían barcas para realizar el transporte de
un lado a otro o también construyeron puentes colgantes:

“ (...) saliendo de la ciudad de Antiocha para ir a la villa de Arma,


se allega al río grande de Santa Marta19, que está doce leguas
della pasado el río, que para lo pasar hay una barca, o nunca
faltan vallas o de qué hacellas.” (Cieza de León, 1984: 119)

6.1.3.4. Guerras, Ritos y Ceremonias: A estas comunidades no sólo las unió el


sentido de solidaridad e intercambio, la guerra fue un constante factor que también
imperaba antes de la implantada por los europeos:

“(...) y todos ellos unos con otros se dieron siempre guerra cruel
(...)” (Cieza de León, 1984: 123)

“Este constante estado de guerra en una u otra región del valle


del Cauca también lo reflejan ampliamente, como es natural, los
relatos y descripciones de los testigos presenciales. Tratase en
estos conflictos bélicos, aunque sólo en parte, de las
manifestaciones concretas de un gran proceso histórico que en
la época de la Conquista aún no había terminado (...).”
(Trimborn, 1949: 280)

Los europeos no sólo fueron protagonistas de la guerra que la historia narra,


también fueron testigos del espíritu bélico que ya asistía a estos grupos y de los
desasosiegos entre vecinos. Trimborn citando a Cieza ilustra:

19 Más bien el río Cauca.

144
"En cuanto al valle de Antioquia, tenemos noticias de los
conflictos bélicos que los antiguos hevéjico dirimieron con los
pequí del Norte y los habitantes de Curume con sus vecinos. A
la época "prehistórica", esto es, prehispánica, se remontan las
luchas en torno a la ruta comercial que desde Murgia, es decir,
partiendo del valle del Cauca, iba al Porce, o sea a la parte
oriental de Colombia. Cieza refiere que los arma estaban en
guerra con sus vecinos. Con esto nos encontramos ya en una
zona que constituía el centro de gravedad de los impulsos de
autoafirmación y expansión de una serie de tribus sumamente
guerreras que se apretaban en un espacio limitadísimo. Según
parece, el foco perturbador era la vigorosa tribu de los pozo.
Estos pozo eran del mismo origen que los arma; sabemos a este
respecto que los territorios habitados por aquellos, en época
histórica habían sido ocupados desde Arma, después de haber
sido manifiestamente exterminados sus pobladores primitivos."
(Trimborn, 1949: 280, 281)

Si bien las guerras generalizadas tenían focos específicos, Cieza afirma que los
conflictos eran generalizados y era un común denominador la lucha de "todos
contra todos":

"Todavía en tiempos de la Conquista española los habitantes de


Pozo, a pesar de su inferioridad numérica, eran temidos de
todos sus vecinos y hacían la guerra por doquier a los carrapa,
picara y paucura; !de qué modo tan expresivo nos describe
Cieza este pueblo de guerreros!: cuando están sembrando o
cavando la tierra, en la una mano tienen la macana para rozar y
en la otra la lanza para pelear. Sin embargo, el hecho de que
los pozo fueran el enemigo común de todos sus vecinos no
excluía que éstos dirimieran entre sí sus querellas internas, de
modo que en manera alguna llegó a constituirse una lucha de
las tribus circunvecinas contra la arrogancia de los pozo; por el
contrario, la insoluble enemistad de todos contra todos facilitó
más tarde a los españoles el sometimiento de la región oriental
de Caldas, pues hábilmente supieron servirse para sus fines de
unos adversarios contra los otros y emplearlos como tropas
auxiliares." (Ibid, 1949: 281)

El mismo Cieza, anota lo siguiente sobre los Anserma:

"(...) estaban en guerra con todos sus vecinos, a excepción de


los caramanta; entre los adversarios de Anserma, Cieza destaca
especialmente a los vecinos colindantes con aquellos por el sur,
los chanco. (Ibid, 1949: 282)

Uno de lo métodos de combate realizado por los indígenas era la quema de las
viviendas de las poblaciones enemigas en algunas ocasiones o en otros casos,

145
eran los mismos pobladores quienes las incendiaban y abandonaban al sentirse
invadidos:
“Idénticos son los testimonios que se refieren a la orilla derecha
del Cauca: a partir de Pueblo-Llano, Pueblo de la Pascua,
Pueblo Blanco y Cenufaná, los españoles hallaron los poblados
destruidos por el fuego o, al menos, abandonados, como en el
territorio de los arma, pícara y carrapa.” (Ibid, 1949: 291)

Muchas debieron ser las causas que motivaron estos conflictos:

"Las causas de las complicaciones bélicas hacíanse más


complejas cuando en las mismas intervenían como factores
aspiraciones de orden económico, en la lucha por la posesión de
los yacimientos naturales y de las rutas comerciales (...)" (Ibid,
1949: 283)

Según Duque (1991), las tensiones intertribales en el Cauca Medio fueron


generadas por la estructura de las organizaciones sociales y –como ya se dijo
anteriormente- por las características fisiográficas particulares de la región, las
cuales impedían la cohesión política y social de los grupos. El producto de esta
división, fue el desarrollo de cacicazgos independientes políticamente, aunque con
algunos rasgos culturales similares; estos acudían a la confederación en casos de
guerra.

Las frecuentes guerras entre los habitantes de esta región pudieron ser producto
de la presión ambiental y la competencia por los recursos alimenticios. Estos
conflictos también motivaron la formación de estructuras sociales como los
cacicazgos. Según Carneiro (1962):

“En las montañas del occidente de Colombia, el acceso a tierra


cultivable era limitado y existían barreras que delimitan el área
que se puede trabajar. A medida que la población aumentó, los
grupos de primeros agricultores tendieron a fusionarse, hasta
que, debido a la circunscripción geográfica impuesta por el
medio, dicha alternativa se hizo insostenible. Como
consecuencia de este proceso, se habrían iniciado continuos
conflictos entre comunidades que terminaron en la
subordinación de algunas de ellas a centros de poder. En
resumen, la guerra, o por lo menos la amenaza de conflicto, se
describió como el mecanismo que llevó al desarrollo de
cacicazgos; la circunscripción y presión sobre recursos como su
condición y el crecimiento demográfico, como su causa.”
(Langebaek, Piazzini, Dever y Espinoza, 2002: 9, 11)

Las crónicas también registran conflictos bélicos entre los guerreros indígenas y
las tropas de las expediciones españolas, en algunas de la poblaciones a los que
éstos ingresaban. Para estos enfrentamientos se describen algunas de las armas

146
y técnicas de combate que utilizaron los indígenas como mecanismo de defensa:

“Previniendo los indios un paso dificultoso, a lo menos para los


caballos, de otra áspera sierra por donde habían de pasar los
nuestros, les hicieron valiente resistencia, con grandes
algazaras20, piedras y dardos, con que respondían a los
requerimientos y promesas de paz que les enviaba a hacer
Robledo.” (Simón, 1981: 290)

Los indígenas acostumbraban decorar sus cuerpos cuando iban a la guerra:

“(...) por estar las caras embijadas como las habían cogido en la
guerra a donde van siempre embetunados con este almagre
(...).” (Ibid, 1981: 281).

Según Sardela, estos ejércitos indígenas eran bastante numerosos, aunque sus
armas no eran tan sofisticadas como las espadas toledanas del ejército español:

“(...) baxava(n) siete esquadrones de yndios en que abría fasta


quatro mill yndios de guerra e baxaro(n) junto al arroyo donde el
capitán yva y con él yvamos fasta cinco de a cavallo e los yndios
venían en orden de guerra e traya(n) sus cordeles pa(ra) atarnos
e sus pedrenales e cañuelas que ellos tienen por cuchillos pa(ra)
hacernos piezas e comernos como si todo lo tovieran fecho (...)”
(Tovar Pinzón, 1993: 283)

“Las armas que tienen estos indios son dardos, lanzas, hondas,
tiraderas con sus estalocisa (...).” (Cieza de León, 1984: 124)

Las armas fueron también un producto de intercambio entre las diferentes


poblaciones, quizá por la existencia de materias primas más finas en algunos
lugares; como por ejemplo en Pueblo Llano, donde los habitantes importaban
flechas con punta de pedernal:

“(...) y tienen algunas flechas traídas de la otra parte de la


montaña de los Andes, porque los naturales de aquellas partes
las tienen.” (Ibid, 1984: 120)

Los diferentes instrumentos musicales no solo fueron utilizados en los ritos y


ceremonias, también en la guerra jugaron un papel importante, ya que fueron
utilizados para dar avisos como reacción a la llegada de los españoles; como así
lo relata Sardela, tras su arribo al pueblo de las Peras:

20 Ruido, vocerío. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1984.

147
“ (...) como viero(n) que éramos tan pocos de a cavallo e que no
nos yvamos aunque los viamos llegarse a nosotros pararonse y
empezaro(n) a tocar a tambores y vocinas e a vaylar e hazernos
gestos y darnos grita y hacían la p(e)rneta e haziendo otros
muchos visajes diziéndonos que nos fuésemos de su tierra (...)”
(Tovar Pinzón, 1993: 284)

Cieza de León describe una situación similar en la provincia de Arma:

“ (...) son muy grandes voceadores; cuando van a la guerra


llevan muchas bocinas y atambores y flautas y otros
instrumentos.” (Cieza de León, 1984: 124)

La referencia anterior, sobre lo acontecido en la provincia de Arma, es reforzada


por Simón:
“Desde donde comenzaron luego en viendo a los nuestros, a
hacer grandes ruidos con sus caracoles y bocinas, y para que
no fuese todo ruido, a vueltas de él, despachaban inmensidad
de valientes galgas21.” (Simón, 1981: 289)

Por otro lado, se puede deducir mediante la información aportada por los
cronistas, que en el momento del contacto con los españoles, no todos estos
pueblos optaron por la guerra. Existen varias referencias de pueblos enteros que
huían a esconderse cuando percibían la llegada de estas expediciones:

“Hay pocos indios a las riberas del río, y los pueblos son
pequeños, porque se han retirado todos del camino. Después
de haber andado algunas jornadas se allega a un pueblo que
solía ser muy grande; llamábase el Pueblo Llano; y como
entraron los españoles en la tierra, se retiraron adentro de unas
cordilleras que estaban de aquel lugar poco más de dos leguas.”
(Cieza de León, 1984: 120)

Algunos hechos que llaman bastante la atención a los cronistas, son los sacrificios
humanos y la antropofagia que practicaban los pueblos que habitaban la cuenca
del río Cauca. Estos sacrificios se llevaban a cabo en espacios especialmente
adecuados al interior de las aldeas, los cuales anteriormente hemos tratado como
plazas y fortalezas:

“(...) en mitad desta fuerza tienen, o tenían cuando los vi, un


tablado alto y bien labrado de las mismas cañas, con su
escalera, para hacer sus sacrificios” (Ibid, 1984: 123)

21 Piedra grande. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1984.

148
Según Robledo, estas construcciones donde se efectuaban los sacrificios
humanos constaban de una plataforma de guadua elevada, a la cual se subía por
unas escaleras:

“(...) la parte de la placa tienen hecho un escalera por su orden


q(ue) sube hasta lo alto de las cañas de anchor de seys palmos
en ancho con sus gradas y a la una // de la escalera un hídolo y
a la otra parte otro y esto es para sacrificar yndios e yndias lo
qual en esta tierra se hace mucho sacrificio al diablo y destos
sacrificaderos ay muchos e los más principales son en las
placas de lo Señores y en la punta de lo alto destas cañas
tiene(n) puestas calavernas de honbres.” (Tovar Pinzón, 1993:
349)

Los sacrificios humanos se llevaban a cabo atando las víctimas por el cuello con
grandes cuerdas y luego colgándolos desde las plataformas:

“En aquellos tablados tenían muy grandes manojos de cuerdas


de cabuya, a manera de crizneja22 (la cual nos aprovechó para
hacer alpargates), tan largas que tenían a más de cuarenta
brazas cada una de aquestas sogas; de lo alto del tablado
ataban los indios que tomaban en la guerra por los hombros y
dejábanlos colgados, y a algunos dellos les sacaban los
corazones y los ofrecían a sus dioses, al demonio, a honra de
quien se hacían aquellos sacrificios, y luego, sin tardar mucho,
comían los cuerpos de los que ansí mataban.” (Cieza de León,
1984: 124)

En algunos casos, los sacrificios eran realizados frente a grandes ídolos que
miraban hacia el oriente:

“Veíanse ídolos grandes de madera con el rostro hacia el


Oriente, delante de los cuales sacrificaban víctimas humanas.”
(Acosta, 1942: 359)

Utilizaban partes del cuerpo de los sacrificados y enemigos muertos en la guerra


para decorar las entradas de algunas de sus casas y también las ubicaban en la
parte alta de los postes de guadua que circundaban las plazas principales, quizás
para atemorizar a los enemigos e invasores, como lo describe Fray Pedro Simón
en Anserma:

“A las entradas de sus pueblos acostumbraban hacer grandes


casas, y en la puerta de ellas una plaza cercada de guaduas,
que son las cañas gruesas (en cuyos canutos de algunas cabe

22 Trenzas. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1984.

149
una arroba de agua), en cuyas puntas tenían muchas cabezas
de indios que habían muerto en la guerra y se habían comido
sus cuerpos, y los pellejos llenos de ceniza colgados de
barbacoas. Era de ver las cabezas como unas figuras de los
mismos demonios y que representaban bien lo que parecían sus
almas en los infiernos, por estar las caras embijadas como las
habían cogido en la guerra a donde van siempre embetunados
con este almagre, que aún vivos son siempre un retrato del
demonio, cuánto más muertos y con solas las cabezas y sobre
esto los cabellos revueltos con los vientos, y muy largos (...)”
(Simón, 1981: 281).

No solamente se narra que efectuaron sacrificios humanos, también hay


referencias del consumo de carne humana de sus enemigos muertos o capturados
en la guerra:

“Que eran supersticiosos, antropófagos, y en algunos pueblos


tenían grandes jaulas de guaduas en donde engordaban los
prisioneros para comerlos.” (Acosta, 1942: 359)

La antropofagia fue una práctica que no hacía distinción de género:

“Son tan amigos de comer carne humana estos indios que se ha


visto haber tomado indias tan preñadas que querían parir, y con
ser de sus mismos vecinos, arremeter a ellas y con gran
presteza abrirles el vientre con sus cuchillos de pedernal o de
caña y sacar la criatura; y habiendo hecho gran fuego, en un
pedazo de olla tostarlo y comerlo luego, y acabar de matar la
madre, y con las inmundicias comérsela con tanta priesa, que
era cosa de espanto. Por los cuales pecados y otros que estos
indios cometen ha permitido la divina Providencia que, estando
tan desviados de nuestra región de España que casi parece
imposible que se pueda andar de una parte a otra, hayan abierto
caminos y carreras por la mar tan larga del Océano y llegado a
sus tierras, a donde solamente diez o quince cristianos que se
hallan juntos acometen a mil, a diez mil dellos, y los vencen y
subjetan; lo cual también creo no venir por nuestros
merescimientos, pues somos tan pecadores, sino por querer
Dios castigarlos por nuestra mano, pues permite lo que se
hace.” (Cieza de León, 1984: 126)

Es importante hacer una lectura crítica de dichas referencias, ya que en todos los
fragmentos de las crónicas donde se menciona la antropofagia indígena, se
continúa explicando cómo la existencia de esta costumbre es una justificación
para los españoles arrasar y someter a pueblos enteros en nombre de la religión
católica:

150
“La guerra que tuvieron con los españoles se dirá adelante en su
tiempo y lugar. Muy grande es el dominio y señorío que el
demonio, enemigo de natura humana, por los pecados de
aquesta gente sobre ellos tuvo, permitiéndolo Dios; porque
muchas veces era visto visiblemente por ellos.” (Ibid, 1984: 124)

Hasta ahora, los estudios arqueológicos o investigaciones en archivos históricos


para la cuenca del Cauca, no han hallado evidencias de antropofagia como restos
óseos con marcas de intervención, como las encontradas por ejemplo entre los
Anazasi de Norteamérica. (Cordell, 1984) Tampoco se conocen datos de cambios
ambientales drásticos como sequías para el tiempo de la conquista, los cuales
hubieran podido ocasionar una ausencia de recursos alimenticios; como lo
plantean autores como Jaime Arocha (1987), tratando de explicar la alta
frecuencia de la antropofagia en la cuenca del río Cauca como una respuesta
cultural ante la falta de animales domésticos o de caza que cubrieran la necesidad
de proteínas del ser humano (Gamboa, 2000: 16). Por el contrario, como se pudo
ver anteriormente se destaca la fertilidad e intensa producción agrícola de la
región.

Jaramillo (1995), llama la atención sobre el hecho de basarse exclusivamente en


las crónicas españolas para intentar reconstruir los niveles de organización
sociopolítica en estos grupos:

“Creemos que son claros los problemas que se derivan de una


aceptación literal de las crónicas para reconstruir tanto los
patrones de guerra, la organización social y aún el canibalismo
entre las sociedades prehispánicas del valle del Cauca. De
especial importancia es el problema que acarrea el
desconocimiento del papel dinámico que la presencia española
tuvo en la transformación de las estructuras sociales existentes,
así como sobre las prácticas culturales. La presencia española
generó cambios y creó nuevas situaciones políticas a las que los
grupos indígenas debieron ajustarse.” (Jaramillo, 1995: 74)

Algunos historiadores han debatido este tema, una de las posturas más aceptadas
en el medio es la de Pineda (1987), quien acepta la existencia de la práctica
caníbal como parte de un complejo mágico-religioso, pero propone un análisis
crítico de las condiciones generales en las cuales las crónicas fueron escritas para
explorar, de esta manera, las circunstancias que explicarían los niveles de
canibalismo reportados. En este sentido, Pineda considera que esas condiciones
fueron las de un encuentro violento entre culturas (indígena versus española) que
crea una “cultura del terror” y un “espacio de muerte” del cual ambos grupos
participaban igualmente. (Jaramillo, 1995)

Otra postura que corrobora la práctica de la antropofagia como parte de un


complejo mágico-religioso, es la del Antropólogo Jorge Augusto Gamboa, quien

151
describe el desarrollo de estos rituales entre miembros de las élites prehispánicas:

“Sobre todo hay que considerar que la antropofagia se


practicaba exclusivamente en contextos rituales, con prisioneros
de guerra sacrificados, pero no se consumía la totalidad de sus
cuerpos, sino aquellas partes que tenían algún valor simbólico,
como el corazón. Ingerirlas era entonces una forma de
apoderarse de la “fuerza” o del “alma” del enemigo. Además no
todo el mundo tenía acceso a esta carne, la cual se reservaba
como un premio para los Caciques, sacerdotes o guerreros más
valientes. Se trataba de un honor reservado a ciertas minorías.”
(Gamboa, 2000: 16)

Existen ciertos datos históricos a partir de las observaciones llevadas a cabo por
algunos religiosos y otras autoridades para finales del siglo XVI, que intentan
explicar la vertiginosa disminución de la población indígena durante el
sometimiento español, a causa de la antropofagia:

“El autor de la Relación anónima de 1560 atribuye la


disminución de la población a factores como la rebeldía de los
indios, que ocasionó muchas guerras y muertes, pero también a
otras razones curiosas como la costumbre que les atribuye de
comerse unos a otros, con lo cual se habrían muerto más de
8.000 por ser los “mayores carniceros que hay en todas las
Indias” (Anónimo, 1988 –1560-: 59).” (Ibid, 2000: 23).

Por otro lado, vale la pena mencionar la existencia de otro tipo de rituales o
ceremonias celebradas entre los pobladores de la región, donde no aparece
mención de sacrificios humanos. Algunas de estas celebraciones estaban
relacionadas con la agricultura y posiblemente se llevaban a cabo colectivamente
en los pueblos, en el tiempo de la cosecha y la abundancia; como las que
presenció Cieza de León en la provincia de Quimbaya:

“Cuando salían a sus fiestas y placeres en alguna plaza,


juntábanse todos indios, y dos de ellos con dos atambores
hacían son; donde tomando otro delantera, comienzan a danza
y bailar; al cual todos siguen, y llevando cada uno de la vasija
del vino en la mano; porque beber, bailar, cantar, todo lo hacen
en un tiempo. Sus cantares son recitar a su uso los trabajos
presentes y recontar los sucesos pasados de sus mayores.”
(Cieza de León, , 1984: 155)

Otros rituales eran de carácter más reservado. Tal es el caso de los ritos llevados
a cabo en oratorios, como los que describe Cieza de León en la provincia de
Pácora, a los cuales sólo podían ingresar los sacerdotes. En estas ceremonias se
utilizaban vasijas de barro como incensarios durante su realización:

152
“Casa de adoración no se ha visto ninguna, más de que en las
casas o aposentos de los señores tenían un aposento muy
esterado y aderezado; en Paucora vi yo uno destos oratorios,
como adelante diré; en lo secreto dellos estaba un retrete23 y en
él había muchos encensarios de barro, en los cuales, en lugar
de encienso, quemaban ciertas hierbas menudas; yo las vi en la
tierra de un señor desta provincia, llamado Yayo, y eran tan
menudas que casi no salían de la tierra; unas tenían una flor
muy negra y otras la tenían blanca; en el olor parescían a
verbena; y éstas, con otras resinas, quemaban delante de sus
ídolos; y después que han hecho otras supersticiones viene el
demonio, el cual cuentan que les aparesce en figura de indio y
los ojos muy resplandescientes, y a los sacerdotes o ministros
suyos daba la respuesta de lo que preguntaban y de lo que
querían saber.” (Cieza de León, 1984: 125)

También se hace alusión a peñones escarpados en la provincia de Anserma, a


donde sólo podían llegar los sacerdotes para realizar sus rituales:

“Los de anserma sacrificaban al demonio, que se les aparecía


en los peñones más escarpados, adonde era preciso trepar por
las escaleras de mano, y sólo los sacerdotes tenían facultad
para hacerlo.” (Acosta, 1942: 359, 360)

6.1.3.5. Costumbres Funerarias: Existen también algunos datos históricos sobre


los ritos funerarios en estas provincias, que sugieren una creencia en la vida
después de la muerte como parte de su cosmovisión. Cieza menciona la
existencia de dos formas de practicar los funerales en la provincia de Arma:

“ (...) en muriéndose los señores o principales, los entierran


dentro de sus casas o en lo alto de los cerros, con las
cerimonias y lloros que acostumbran, los que de suso he dicho
(...).” (Cieza de León, 1984: 125)

Algunos historiadores mencionan ritos funerales conjuntos, en los cuales se


enterraban los personajes de alta jerarquía social, acompañados de provisiones y
de varias mujeres (reforzando la poligamia antes tratada), como por ejemplo en
Anserma:
“En lengua se diferenciaban poco. Sus difuntos los enterraban
algunos en sus casas y otros en el campo, pero todos en
grandes cuevas o bóvedas hechas de la misma tierra, donde les
metían comidas y bebidas, y a los más principales algunas

23 Pequeño aposento, lugar de retiro. Procede del latín retrahere que ha dado lugar a retirado
(ritiratto en italiano) y el cultismo retraído. En el siglo XVI no tenía el significado actual, de servicio
sanitario.

153
mujeres para que los sirviesen en la otra vida, que todos
confesaban haber, aunque esta creencia la tienen muy ciega y
llena de mil supersticiones (...)” (Simón, 1981:281)

“Los caciques tenían muchas mujeres, y cuando morían,


sepultaban con ellos las más queridas, costumbre bárbara muy
general en todos estos países.” (Acosta, 1942: 359, 360)

154
6.2. ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS

“La historia se almacena en los archivos de la


madre tierra. Algunas partes de esta, se han
impreso en libros y se han archivado en
estantes de bibliotecas; pero la mayor parte,
fue escrita inconscientemente en objetos
diseñados para el uso y en otros que
atendieron sólo a la satisfacción del espíritu, y
se encuentra bajo la tierra.”

Edgar L. Hewett

En los últimos años se han llevado a cabo acercamientos mediante


investigaciones arqueológicas puntuales, que han ayudado a enriquecer la
ubicación y registro de yacimientos arqueológicos en la cuenca montañosa del río
Cauca en el centro del departamento de Antioquia, convirtiéndose así, en testigos
representativos de la ocupación que tuvo el suroeste antioqueño por grupos
prehispánicos. (Arcila, 1969; Nieto 1991; Otero, 1992; Santos, 1995; Bermúdez,
1995; Restrepo, 1997; Zapata y Tobón, 1998; Obregón, Hernández y Agudelo,
1998; Martínez, 1999; Martínez y Botero, 1999, Botero, 2000; Bermúdez y Ochoa,
2000; Restrepo, Cardona y Nieto, 2000; Bermúdez y Vélez, 2001) Es así como se
presenta a continuación la problemática que para la región está planteada con el
fin de contextualizar los resultados producidos por esta investigación.

Las diferentes investigaciones realizadas, han aportado un ordenamiento


cronológico y espacial, lo que permite comenzar a comprender los desarrollos
culturales que han tenido lugar en la cuenca montañosa del río Cauca en el centro
departamento de Antioquia. Las cronologías obtenidas corresponden a dos
períodos conocidos en la literatura arqueológica de la región como Temprano y
Tardío (Otero de Santos, 1992 y Santos, 1995) Estos períodos no sólo dividen las
fases de ocupación del territorio, sino que permiten visualizar desarrollos
culturales diferentes. Las fechas obtenidas hasta el momento muestran que el
período temprano comprende desde los siglos I d.C. hasta el IX d.C. y el período
tardío se ubica entre los siglos X d.C. hasta el XVI d.C., fecha aproximada del
contacto europeo. Los resultados de las investigaciones hasta ahora llevadas a
cabo, no han construido planteamientos acerca de cómo fue que ocurrió esa
transición de una sociedad con unas características y manifestaciones culturales
específicas a otra cuyas diferencias se pueden observar en cuanto a la alfarería y
costumbres funerarias se refiere. Harían falta investigaciones específicas y a gran
escala que apunten a resolver este tipo de interrogantes.

Santos (1998) considera que en el período temprano las relaciones de interacción


se basaban principalmente en relaciones étnicas, mientras que en el período
tardío predominan las relaciones entre élites con frecuencias de desarrollos
cacicales o de una mayor complejización social.

155
De acuerdo a esta cronología planteada para la región se presentan a
continuación las características de cada uno de estos períodos.

6.2.1. PERÍODO TEMPRANO

Durante el período temprano el territorio fue ocupado por grupos portadores del
estilo cerámico denominado Marrón Inciso, representado por un poblamiento que
se concentra hacia la cuenca montañosa del río Cauca y se dispersa por las
partes altas de las cordilleras Central y Occidental, llegando incluso hasta las
vertientes del Magdalena y del Atrato.

6.2.1.1. Cronología: Las investigaciones y evidencias existentes hasta el


momento muestran que este poblamiento se extendió desde el norte del Valle del
Cauca hacia el sur de Antioquia, siguiendo la cuenca montañosa del río Cauca.
Este período temprano se ha caracterizado por presentar una homogeneidad
cultural de grupos étnicamente afines. A continuación se presenta el cuadro de
cronologías de las sociedades agroalfareras de este período en Antioquia, el cual
se ha venido nutriendo de nuevas fechas y alcances en los últimos años. SE
incluyeron las fechas que no se presentan como outlayers de la media obtenida
(Ver Tabla 10):

156
Tabla 10. Dataciones correspondientes al Período Temprano en el centro de Antioquia.
MUNICIPIO SITIO DATACIÓN LAB. ASOC. CULTURAL INVESTIGADOR
Abejorral Los Asientos 1 2000 +- 70 BP Beta-112564 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
Sondeo 1- Estrato III 50 +-70 a.C.
Gómez Plata El Purgatorio 1960 +- 80 BP Beta-106896 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
Sondeo 2 10 +- 80 a.C.
Medellín Sitio 22-Valle de Aburrá 1940 +- 60 BP Beta-46822 Marrón Inciso Castillo, 1995
10 +- 60 d.C.
Medellín Sitio 41-Valle de Aburrá 1890 +- 90 BP Beta-46824 Marrón Inciso Castillo, 1995
60 +- 90 d.C.
Cisneros Villa Lucero 1870 +- 60 BP Beta-97967 Ferrería y Marrón Inciso Santos, 1996
Y12-CIII-N30-50 80 +- 60 d.C.
Medellín Sitio 126-Valle de Aburrá 1860 +- 70 BP Beta-46828 Marrón Inciso Castillo, 1995
90 +- 70 d.C.
Yarumal El Lago 1840 +- 110 BP Beta-107200 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
Pozo de Sondeo 6 110 +- 110 d.C
Cisneros Villa Lucero 1830 +- 80 BP Beta-92607 Ferrería y Marrón Inciso Santos, 1996
Y12-Pozo de Sondeo 120 +- 80 d.C.
Medellín El Volador 1800 +-140 BP Beta-81109 Marrón Inciso Santos y Otero, 1996
Terraza 10-entierro 1 150 +- 140 d.C.
Titiribí Organal Patudo 1820 +- 100 BP Dur2000 Marrón Inciso Botero, 2000
(El Bosque) 180 +- 100 d.C. TL qi 273-3
Támesis Támesis-Sitio 9 1750 +- 50 BP Beta-102030 Marrón inciso Martínez, 1999
200 +- 50 d.C.
Abejorral Los Asientos 5 Sondeo 4 1750 +- 120 BP Beta-112566 Ferrería y Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
Estrato IV 200 +- 70 d.C.
Don Matías La Montera-Sondeo 1 1670 +- 140 BP Beta-106901 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
280 +- 140 d.C.
Girardota El Incendio 1660 +- 50 BP Beta-127745 Marróm Inciso Martínez, 1999
Sondeo IV-Estrato III 290 +- 50 d.C.
Barbosa El Diamante-Entierro 1 1650 +- 50 BP Beta-97022 Marrón Inciso Santos, Correa, Bermúdez y
300 +- 50 d.C. Ospina, 1996
San Jerónimo San Vicente Sondeo 8 1650 +- 50 BP Beta-100529 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
Estrato III 300 +- 50 d.C.
Sonsón Los López 6 1640 +- 40 BP Beta-112567 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
310 +- 40 d.C.
Medellín Mazo-Tiestero 1 1640 +- 60 BP GrN-17664 Marrón Inciso Santos, 1995
310 +- 60 d.C.
Armenia La Herradura 1630 +- 80 BP Beta-47590 Marrón Inciso Nieto, 1991
320 +- 80 d.C
Neira Vereda Cuba 1620 +- 60 BP Beta-102883 Marrón Inciso Briceño y Quintana, 2000
Sitio El Saladito 330 +- 60 d.C.
Girardota El Incendio 1610 +- 50 BP Beta-127744 Marróm Inciso Martínez, 1999
Sondeo IV-Estrato II 340 +- 50 d.C.
Aguadas Vereda El Oro 1600 +- 60 BP Beta-121628 Marrón Inciso
Hacienda Oro Hermanos 350 +- 60 d.C.
Medellín El Volador -Terraza 6 1590 +- 60 BP Beta-46821 Marrón Inciso Santos y Otero, 1996
360 +- 60 d.C.
Girardota La Palma 1590 +- 60 BP Beta-111209 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
Rasgo 3 360 +- 60 d.C.
Jericó Puente Iglesias 1570 +- 60 BP Beta-70370 Marrón Inciso Otero, 1992
Abrigo 1-entierro 2 380 +- 60 d.C.
Cisneros Villa Lucero 1560 +- 60 BP Beta-97968 Ferrería y Marrón Inciso Santos, 1996
Y12-C I-N20-30 390 +- 60 d.C.
Medellín Mazo-El Tiestero 1540 +- 60 BP Beta-67471 Marrón Inciso Botero y Vélez, 1994
410 +- 60 d.C.
Támesis Támesis-Sitio 4 1520+- 100 BP Beta 122066 Marrón inciso Martínez, 1999
430 +- 100 d.C.
San Jerónimo Garabato 1520 +- 50 BP Beta-100531 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
Sondeo 2-Rasgo 430 +- 50 d.C.
Gómez Plata El Pajarito 1500 +- 80 BP Beta-106898 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
Pozo de Sondeo 5 450 +- 80 d.C.
Titiribí La Peña-Familia 1490 +- 40 BP Beta-147319 Marrón Inciso Botero, 2000
Saldarriaga 330 A 460 d.C.
Támesis Támesis-Sitio 4 1470 +-30 a.p. Beta-122065 Marrón inciso Martínez, 1999
480 +- 30 d.C.
Medellín Mazo El Tiestero 1430 +- 70 BP Beta-67470 Marrón Inciso Botero y Vélez, 1994
520 +- 70 d.C.
Andes Fuente Salina 1420 +- 70 BP Beta-114042 Marrón Inciso Obregón, Hernández y Agudelo,
Santa Rita 530 +- 70 d.C. 1999

Continua en la página siguiente

157
Yarumal Piedras Blancas 2 1400 +- 80 BP Beta-105460 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Múnera, 1998
Sondeo 1 550 +- 80 d.C.
Medellín Santa Helena Huerta No.3 1390 +- 60 BP Beta-67469 Marrón Inciso Botero y Vélez, 1994
560 +- 60 d.C.
Cisneros Villa Lucero 1390 +- 60 BP Beta-97969 Ferrería y Marrón Inciso Santos, 1996
Y12-CI-N20-30 560 +- 60 d.C.
Támesis Támesis-Sitio 9 1380 +- 40 a.p. Beta122067 Marrón inciso Martínez, 1999
570 +- 40 d.C.
Gómez Plata Sitio La Gata 1320 +- 70 BP Beta-106897 Marrón Inciso Botero, Monsalve y Munera, 1998
Sondeo 1-Estrato III 630 +- 70 d.C.
Titiribí Organal La Floresta 1360 +- 260 BP Dur2000 Marrón Inciso Botero, 2000
640 +- 260 d.C. TL qi 273-2

Figura 8. Densidad de las ocupaciones por siglo, en el período temprano.

OCUPACIONES
PERÍODO TEMPRANO

10
8
NÚMERO

6
4
2
0
I II IV VI
a.C. d.C. d.C d.C
SIGLOS

En el gráfico anterior (Ver Figura 8), se pueden apreciar varios aspectos referentes
a la ocupación temprana en el departamento de Antioquia, por parte de los
portadores del estilo cerámico Marrón Inciso. Esta ocupación comienza en el siglo
I a.C. y termina hacia el siglo VII d.C. La mayor población debió estar asentada
entre los siglos IV y VI d.C., período para el cual se han encontrado un mayor
número de ocupaciones según las dataciones obtenidas,

6.2.1.2. Alfarería: El estilo cerámico Marrón Inciso fue definido y clasificado


incialmente por Wendell Benett, en su obra pionera “Regiones Arqueológicas de
Colombia: Un Reconocimiento Cerámico” publicada en 1944. Este estilo, fue
definido para la región del Cauca Medio partiendo de contextos de entierros, de
los cuales se clasificaron algunas urnas con características como: el engobe
marrón o rojo oscuro, la decoración incisa de líneas finas con motivos de espina
de pescado y lóbulos en el cuerpo de algunas de ellas, formas cilíndricas (Ver
Foto 32) y en algunas ocasiones aplicaciones con representaciones de figuras
antropomorfas (Ver Foto 24). Estas características fueron descritas por la
investigadora norteamericana Karen Bruhns en sus trabajos arqueológicos

158
realizados en la zona del llamado eje cafetero de Colombia a finales de la década
de los setenta, quien asoció este estilo cerámico a la orfebrería conocida como
Quimbaya Clásico. Dicha asociación supone que Marrón inciso y Quimbaya
Clásico serían un mismo grupo, o que tal vez el primero sería una de sus tantas
variaciones regionales o al menos sería un grupo diferente pero con un fuerte
intercambio cultural y material.

Foto 24. Cuenco aquillado


con asas y aplicaciones
antropomorfas, estilo Marrón
Inciso, hallado en el municipio
de Titiribí. Perteneciente a la
Colección de Don Leocadio
María Arango (1956).
(Colección Museo
Universitario, Universidad de
Antioquia. Reg. 3724)

En Antioquia la cerámica referida a este estilo, presenta diferencias que han sido
producto de los contextos donde fueron halladas. Dichas diferencias han sido
explicadas mediante el planteamiento de que son variantes regionales de un
mismo estilo cerámico (Santos, 1995). Es así como, de acuerdo a los resultados
de las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento, se evidencia para el
suroeste de Antioquia (municipios de Jericó, Jardín, Armenia, Heliconia y Venecia)
y hacia el noroeste de Caldas (municipios de Riosucio y Supía) una variante
regional que se ha definido como Complejo La Sorga, el cual se caracteriza por
la presencia de pintura crema combinada con el engobe rojo oscuro y decoración
incisa, asociada a vasijas de cuerpos aquillados y bordes evertidos. En el Valle de
Aburrá y la altiplanicie de Rionegro se encuentra planteada otra variante regional
representada por los sitios Cerro El Volador en Medellín y varios sitios de
explotación de sal en el corregimiento de Santa Elena y en el municipio de El
Retiro, donde las características de la cerámica muestran abundante decoración
dentada-estampada asociada a vasijas de forma subglobular con borde biselado y
a vasijas de cuerpo aquillado con borde sencillo.

Existen también dos variantes planteadas con anterioridad (Santos, 1998): la


cerámica que se ha denominado tricolor, que se encuentra distribuida hacia
Manizales y que se caracteriza por presentar engobe crema y pintura roja y
naranja brillante, con decoración dentada-estampada. Las formas predominantes

159
de las vasijas son cuencos y urnas con aplicaciones de representaciones
antropomorfas. La otra variante se encuentra hacia el municipio de Urrao, donde
se han hallado vasijas con bandas horizontales de engobe rojo oscuro, alternadas
con bandas, líneas y puntos.

“Estas variantes o desarrollos regionales de la alfarería podrían estar


indicando la existencia de entidades sociopolíticas derivadas de la
especialización regional, que estarían representadas por élites de
gobernantes que controlaban la explotación de recursos y el
intercambio regional e interregional de productos. Así mismo, las
variaciones locales, en la popularidad de formas y decoraciones y en la
proporción de cerámica decoradas, observables en el registro
arqueológico, estarían expresando un cierto grado de diferenciación
social y jerarquización política y religiosa de las distintas aldeas y
viviendas, y por tanto una interacción basada en una articulación de
relaciones étnicas y de relaciones de élites, entendidas esta últimas
como una afiliación basada en una misma posición dentro de una
jerarquía definida por el acceso a los recursos, incluyendo el poder
político.” (Santos,1998: 141)

Para la región específica que nos concierne en esta investigación, existe cerámica
con las características del estilo Marrón Inciso, reportada por Arcila (1969) en su
“Introducción al estudio arqueológico de los Titiribíes y Sinifanáes”, donde
prospecta y registra los sitios de Los Micos, El Retiro, Corcovado, Sabaletas, los
organales del Bosque, la Floresta y el Basal, el Cerro Tusa y las Cuevas de Santa
Catalina entre otros, reportando la presencia de abundante material cerámico (Ver
Foto 25). Nieto (1991) reportó en un estudio de prospección y excavación en el
municipio de Armenia dos complejos cerámicos: el Inciso con Borde Doblado y el
Marrón Inciso. Otero (1992), mediante su estudio en Jericó, definió el complejo
La Sorga y encontró urnas típicas Marrón Inciso. Bermúdez (1995) reporta para el
municipio de Concordia gran cantidad de material cerámico, que si bien fue en su
mayoría tardío, incluye siete vasijas y cinco fragmentos Marrón Inciso. Santos
(1995) reporta para Jardín y Riosucio, cerámica relacionada con este estilo y
asociada al complejo La Sorga de Jericó, así como fragmentos de urnas típicas
del estilo. Restrepo (1997) realizó un estudio producto del impacto causado por
obras civiles en la finca La Palma, municipio de Támesis, las cuales alteraron
yacimientos arqueológicos con presencia de material cultural; allí se realizó el
salvamento de algunos vestigios que se clasificaron bajo el estilo Marrón Inciso y
se asociaron directamente con las investigaciones realizadas por Otero en Jericó
(1992) y Santos en Jardín y Río Sucio (1995). Restrepo y Castro (1997) en la
evaluación del potencial arqueológico de las áreas comprendidas entre las
confluencias de la quebrada La Sucia y La Aburreña y de la quebrada La Guaca y
La Chunto, en el municipio de Heliconia, encuentran material cerámico que
asocian directamente con el estilo Marrón Inciso.

160
Obregón, Hernández y Agudelo (1998) reportan el hallazgo de 2500 fragmentos
cerámicos con las mismas características tecnológicas y estilísticas del estilo
Marrón Inciso, recolectados mediante una prospección arqueológica en torno a la
fuente salina denominada “El Salao”, localizada en la cuenca media del río Santa
Rita, municipio de Andes. En este mismo año (1998), Zapata y Tobón realizan el
registro de 34 petroglifos en el municipio de Támesis, donde también llevaron a
cabo recolecciones superficiales de material cerámico perteneciente al estilo
cerámico Marrón Inciso, en la vereda El Rayo. Martínez (1999) registró en el
mismo municipio, un entierro secundario depositado en una urna funeraria
asociada a un cuenco de tamaño pequeño, que al parecer es la tapa de una urna,
y también varias vasijas típicas de la tradición cerámica Marrón Inciso. En su
descripción de los yacimientos correspondientes al período temprano obtuvo
fechas de radiocarbono, que le permitieron constatar la relación de la cerámica
encontrada con este período. Martínez y Botero (1999) llevaron a cabo una
prospección arqueológica en la Parcelación Cerro Amarillo en el municipio de La
Pintada, donde recuperaron 1267 fragmentos cerámicos correspondientes al estilo
Marrón Inciso. Botero (2000), en su investigación realizada en los organales del
municipio de Titiribí, reporta material cerámico asociado también a este estilo.
Bermúdez y Ochoa (2000), en un estudio puntual realizado en la finca Rochiles II
en el municipio de Venecia, reportan el hallazgo de un enterramiento y de
fragmentos asociados con la cerámica Marrón Inciso. Restrepo, Cardona y Nieto
(2000), en la prospección arqueológica realizada para el proyecto Parcelación
Palmichal, cuyos terrenos se encuentran en la cuenca de la quebrada Sinifaná,
jurisdicción del municipio de Venecia, identifican quince sitios arqueológicos
relacionados con fragmentos de cerámica Marrón Inciso. Finalmente, el último
sitio reportado fue por Bermúdez y Vélez (2001) en el predio Rochiles III, ubicado
entre el municipio de Venecia y el corregimiento de Bolombolo, quienes
recuperaron 52 fragmentos asociados al estilo cerámico Marrón Inciso.

Foto 25. Cuenco aquillado


con asas y escalones con
bandas de pintura crema,
estilo Marrón Inciso, hallado
en el Organal de La
Floresta, en el municipio de
Titiribí (1960) (Colección
Museo Universitario,
Universidad de Antioquia.
Reg. 4519)

161
6.2.1.3. Patrones de Asentamiento y Forma de Vida: Estas sociedades del
período temprano eran principalmente agrícolas y sus asentamientos estaban en
las laderas, valles interandinos y estuarios de los ríos, dispersos a lo largo del
cinturón húmedo y templado del Cañón del Cauca, aprovechando así la fertilidad
de los suelos y los recursos hídricos. Este patrón de asentamiento caracterizado
por viviendas dispersas en laderas y cimas de colinas, cerca de ríos y quebradas,
en el cual se aprovechan los suelos fértiles y se da la explotación de recursos en
distintas zonas de vida, ha sido reportado por diferentes investigadores (Castillo,
1992; Santos, 1993, 1995; Nieto, 1991; Otero, 1992). Las zonas fértiles eran
empleadas para la agricultura, como lo evidencian los implementos líticos que se
han encontrado y que se relacionan directamente con la tala de vegetación para
los campos de cultivos y con la molienda del maíz (Ver Fotos 26 y 27). Los
habitantes de tierras con suelos menos nutridos se dedicaban a la explotación del
oro y de la sal. Hay investigaciones que relacionan la explotación prehispánica de
sal con estas sociedades tempranas (Santos, 1986; Botero y Vélez, 1994,
Restrepo y Castro, 1997; Ochoa, 1998 y Obregón et. al., 1998), evidenciando la
importancia que a nivel comercial tuvo este recurso y mostrando posibles rutas de
intercambio por medio de los caminos (Osorno, s.n., 1986; Botero y Vélez, 1994),
ya que la especialización en el aprovechamiento no sólo de la sal sino del oro,
debió haber implicado toda una organización socio-política compleja que
permitiera el intercambio y la redistribución de estos productos.

Foto 26. Manos de mortero, halladas en las


Cuevas de Santa Catalina, municipio de
Venecia (Arcila, 1945) y esfera lítica hallada
también en el mismo municipio (1957).
(Colección Museo Universitario, Universidad de
Antioquia. Regs. 520, 521 y 5142)

Foto 27. Hachas halladas en el municipio de


Venecia. (Colección Museo Universitario,
Universidad de Antioquia. Regs. 2901 y 11011)

162
6.2.1.4. Patrones de Enterramiento: Se ha encontrado un denominador común
en el sistema de enterramiento de las sociedades del período temprano que es la
presencia de urnas cerámicas con restos óseos calcinados de uno o varios
individuos -algunas veces con tapa- que depositaban en fosas sencillas y a poca
profundidad al interior de los sitios de vivienda. Este comportamiento común,
indica que existen unos valores y creencias afines a estos grupos, los cuales
compartían una misma concepción en cuanto a su cosmovisión y sus rituales;
hecho que muestra relaciones sociales y procesos de identidad similares:

“El patrón o sistema de enterramiento, definido por las regularidades


observadas en la relación entre los distintos elementos y aspectos que
se observan en los entierros, expresa las prácticas y valores de una
sociedad en torno al fenómeno de la vida y la muerte. En las
sociedades indígenas estas prácticas y valores sólo tienen sentido
dentro de su concepción del universo, donde el tiempo y el espacio
sagrado implican un orden cósmico que rige los ciclos y procesos
naturales y sociales.” (Ibid, 1993: 50)

Los entierros hallados correspondientes a este período han sido reportados en


varios lugares del valle de Aburrá por Arcila (1977), por Santos y Otero de Santos
(1994), en Fredonia, en La Ceja y Armenia por Botiva (1976), en Jericó por Otero
(1992) y en Támesis por Martínez (1999). Se han reportado otra serie de entierros
cuya cerámica ha sido asociada a este período, pero difieren en cuanto a la forma
de las tumbas, a la cual Santos (1995) ha denominado “variantes o cambios
regionales o cronológicos”:

“Los entierros asociados al estilo Marrón Inciso, hallados en el norte del


Valle del Cauca, en el curso medio del río La Miel (cuenca hidrográfica
del río Magdalena), en tumbas de pozo con cámara lateral, de tipo
primario y directo (Castaño, 1988), y en los alrededores de Manizales,
en tumbas de pozo con cámara lateral (Bruhns, 1990), muestran
diferencias que indican variantes o cambios regionales o cronológicos
en el sistema de enterramiento”. (Ibid, 1995: 262)

Llama la atención que en los entierros hallados en Jericó se presenta (como su


investigadora lo define) una variante, consistente en entierros debajo de grandes
rocas, ubicados cerca de los sitios de vivienda (Otero, 1992). Las urnas allí
encontradas son típicas del estilo cerámico Marrón Inciso. En la vereda El Rayo
del municipio de Támesis, Restrepo (1997) reseña que se han encontrado rocas
de gran tamaño cerca a las terrazas de vivienda, debajo de las cuales se ubican
enterramientos secundarios, individuales o colectivos, que presentan un conjunto
de vasijas como ajuar. Algunas de estas rocas contienen inscripciones artísticas
(petroglifos) en su superficie.

163
6.2.2. PERÍODO TARDÍO

Diferentes investigaciones coinciden en sus resultados acerca de la existencia de


otro horizonte cultural que también se extendió a través de la cuenca del río
Cauca. Estos grupos, si bien ocuparon el mismo territorio que los portadores del
estilo cerámico Marrón Inciso, poseían manifestaciones culturales que los
diferencian de sus antecesores, especialmente en lo referente a la alfarería y a las
costumbres funerarias. (Santos, 1995: 263)

6.2.2.1. Cronología: Estos grupos ocuparon los territorios de Antioquia desde el


siglo X hasta la época de la Conquista aproximadamente. Generalmente el
material cerámico se encuentra superpuesto al Marrón Inciso. El siguiente cuadro
muestra la cronología asociada a estos grupos, obtenida hasta el momento (Ver
Tabla 11):

Tabla 11. Dataciones correspondientes al Período Tardío en Antioquia.

SITIO FECHA LABORATORIO INVESTIGADOR


Abejorral-San Antonio 1030 +- 30 BP Beta-112565 Botero, Monsalve y
Sondeo 1 Estrato II 920 +- 30 d.C. Múnera, 1998
Sopetrán 1010 +- 50 BP Beta-9908 Castillo, 1988
940 +- 50 d.C.
Andes 990 +- 70 BP Beta-114041 Obregón,
960 +- 70 d.C. Hernández y
Agudelo, 1999
Andes 980 +- 60 BP Beta-114038 Obregón,
970 +- 60 d.C. Hernández y
Agudelo, 1999
El Volador 950 +- 70 BP Beta-75512 Santos, 1992
Terraza 10 1000 +- 70 d.C.
Sopetrán 800 +- 50 BP Beta-9907 Castillo, 1988
1150 +- 50 d.C.
Valdivia-El Porvenir 4 780 +- 80 BP Beta-107198 Botero, Monsalve y
1170 +- 80 d.C. Múnera, 1998
Valdivia-La Larga 4 680 +- 60 Beta-107197 Botero, Monsalve y
1270 +- 60 d.C. Múnera, 1998
Titiribí-Organal La 500 +- 80 AD TL qi 273-1 Botero, 2000
Floresta 1500 +- 100 d.C.
El Volador 530 +- 80 BP Beta-46818 Santos, 1992
Tumba 4 1420 +- 50 d.C.
El Volador 480 +- 60 BP Beta-75551 Santos, 1992
Tumba 13 1470 +- 60 d.C.
El Volador 420 +- 50 BP Beta-46820 Santos, 1992
Tumba 8 1530 +- 50 d.C.
Continua en la página siguiente

164
Valdivia-Las Delicias 360 +- 80 BP Beta-107195 Botero, Monsalve y
2 Sondeo 3 1590 +- 80 d.C. Múnera, 1998
El Volador 330 +- 60 BP Beta-46819 Santos, 1992
Tumba 7 1620 +- 60 d.C.

Si bien Santos (1998) plantea la dificultad que el estado de las investigaciones


actuales muestran para dar respuesta a este cambio cultural, infiere que estos
grupos reocuparon los sitios de vivienda de los grupos tempranos, posiblemente
generando un reemplazo gradual de la población.

6.2.2.2. Alfarería: Este período se caracterizó por un evidente cambio en las


costumbres alfareras, donde la asimetría que presentan sus formas y el acabado
burdo que presentan la gran mayoría de las vasijas y fragmentos encontrados,
evidencian el poco tiempo y trabajo que estos grupos le dedicaron a esta milenaria
tradición. Esta cerámica ha sido subdividida en varios complejos:

 Aplicado Inciso (Bruhns, 1976 y 1990): Se ha encontrado en algunos


municipios del suroeste antioqueño. Se ha considerado la relación de esta
cerámica con el complejo Caldas.
 Inciso con Borde Doblado (Castillo, 1988): Reportado en el noroccidente del
departamento de Antioquia.
 La Aguada (Otero, 1992): Ha sido producto de la investigación realizada en
Jericó y como lo plantea la investigadora, se extendía por todo el suroeste, al cual
se adhirió la cerámica encontrada en Jardín (Santos, 1995).
 Complejo Riosucio (Santos, 1995): Se extiende por toda la cuenca alta del
río Supía, asociada con la encontrada por Duque (1943).

Cabe resaltar que no toda la cerámica asociada a este período es asimétrica y


burda. También se presentan cuencos aquillados con mejor acabado de
superficie y decorados mediante líneas incisas que generalmente forman ángulos.

El complejo La Aguada definido para el municipio de Jericó por Otero (1992),


corresponde a una cerámica con características tecnológicas y estilísticas
asociadas a este período. Bermúdez (1995) reporta en el municipio de Concordia
116 vasijas entre cuencos, tazas, vasijas globulares y subglobulares, y volantes de
huso pertenecientes a este estilo cerámico y asociadas a entierros de tumbas de
pozo con cámara lateral. Santos (1995) relaciona el complejo Riosucio con esta
temporalidad, debido a sus características. Restrepo y Castro (1997) en su
investigación en inmediaciones del municipio de Heliconia, asocian un volante de
huso y algunos fragmentos cerámicos a este estilo. Obregón, Agudelo y
Hernández (1998) reportan para la prospección arqueológica llevada a cabo en la
cuenca media del río Santa Rita, municipio de Andes, cerámica y fechas de
radiocarbono asociadas a este período.

165
6.2.2.3. Patrones de Asentamiento y Forma de Vida: En cuanto a este aspecto,
las investigaciones apuntan a que no se han detectado cambios significativos en
comparación con los patrones planteados anteriormente para los grupos
tempranos, ya que los lugares donde se han registrado sitios de vivienda de los
grupos tardíos, son los mismos donde se ha encontrado evidencias de grupos
tempranos. Estos datos implican una reocupación de varias de las terrazas que
habitaron los grupos tempranos, posiblemente con unos mismos intereses
agrícolas; así mismo estos grupos siguieron aprovechando los recursos de los ríos
y quebradas, y los recursos minerales como el oro y la sal:

“En Jardín y Riosucio, en la parte alta del piso templado, estas


sociedades tardías presentan también el mismo patrón de viviendas
dispersas. En Jardín, las viviendas de los grupos representados por el
complejo La Aguada se encuentran dispersas en las laderas y cimas de
las montañas que rodean el valle donde se encuentra la cabecera
municipal, cerca de los numerosos cursos de agua que descienden al
valle y al río Claro. En Riosucio, se hallan también dispersas, aunque
en los alrededores de la ciudad, hacia el alto del Chocho, al lado del
cerro Ingrumá, la concentración de terrazas a lo largo de las cimas de
un ramal montañoso supone la presencia de un poblado o
concentración de población. Esta concentración de viviendas debe
guardar relación con el aprovechamiento de las ricas minas de oro que
en Riosucio fueron explotadas intensamente durante la Colonia.” (Ibid,
1995: 271)

De esta manera sigue predominando el patrón de asentamiento sobre las laderas


y los valles de las cordilleras, en pisos térmicos preferiblemente templados, como
lo muestran las investigaciones. También se siguieron explotando los recursos
minerales como el oro y la sal, los cual comprendía redes comerciales a gran
escala, abarcando grandes distancias:

“En Murgia y Sinifaná había una explotación intensiva de sal, y ésta se


comerciaba a través del Valle de Aburrá (y la altiplanicie de Rionegro),
hacia el oriente, es decir, hacia las vertientes y el valle del Magdalena,
donde no habían fuentes salinas y donde debió existir una gran
demanda de sal para la conservación y el transporte de carnes y
pescados, debida al clima húmedo tropical.” (Santos, 1995: 277).

6.2.2.4. Patrones de Enterramiento: Este aspecto es una de las características


en las que difieren estos grupos de los tempranos, ya que son contrastantes: si en
la cerámica se observa un menor cuidado y dedicación, en la construcción de sus
tumbas se evidencia una mayor disponibilidad y sofisticación. Se trata de
entierros directos en tumbas de pozo con cámara lateral y en cementerios o sitios
apartados de los sitios de viviendas:

166
“Los cementerios se encuentran cerca de las viviendas, en cuchillas de
montañas y en cimas de colinas. Las tumbas son de pozos
rectangulares y de cámaras con techo de forma cónica. Los cadáveres
en posición extendida, o los restos de su cremación, se depositaban en
los rellenos de las cámaras o en el piso de ellas, y ocasionalmente eran
acompañados de una o varias vasijas de cerámica, volantes de huso y
narigueras de oro.” (Ibid, 1995: 274)

La existencia de este tipo de entierros, ha sido reportada hasta el momento en el


municipio de Envigado por Restrepo (1944), en el barrio Guayabal e Itagüí por
Arcila (1977), en la Ceja y Armenia por Nieto (1991), en el Cerro El Volador por
Santos y Otero (1994), en Concordia por Bermúdez (1995). Existen diferencias
entre los entierros hallados, por ejemplo las tumbas halladas en El Volador,
presentaron grabados en las paredes o techos de las cámaras y estaban
asociadas a restos óseos de caballos y vacas, vidrio y fragmentos de cerámica de
procedencia europea. Santos, ha denominado este tipo de tumbas “Las viviendas
de los muertos”, por su forma, acabados, contenido simbólico y la relación tumba-
vivienda que muestra un modelo cósmico y una representación de sus viviendas
en vida (Santos, 1992).

Se plantea otra variante del patrón de enterramiento tardío en el municipio de


Sopetrán, donde también fue hallado un cementerio constituido por tumbas de
pozo con cámara lateral, asociadas al complejo cerámico Inciso con Borde
Doblado (Castillo, 1988). La diferencia radica en que las cámaras de estas
tumbas son de forma trapezoidal, decoradas con representaciones antropomorfas
y otros símbolos en sus techos.

Bermúdez (1995) plantea con referencia a las tumbas halladas en Concordia que
este patrón se ha encontrado a lo largo del cañón del río Cauca, la altiplanicie
central antioqueña y en general a lo largo de la región montañosa del occidente
colombiano y deduce a partir de los datos recopilados en su investigación que los
grupos humanos que habitaron la vertiente oriental de la cordillera occidental, en
el suroeste antioqueño, en especial en los municipios de Concordia y Salgar hacia
la época de la conquista española, pueden hacer parte de un desarrollo regional
localizado, cuyas similitudes y diferencias se advierten principalmente dentro de
las características impresas en el estilo de la cerámica y en el patrón de
enterramiento.

167
Figura 9. Investigaciones arqueológicas realizadas en la cuenca montañosa del río Cauca
en el centro del departamento de Antioquia y rutas propuestas para la expedición del
capitán Jorge Robledo (1541). (Mapa básico tomado de Botero y Vélez, 2000)

168
6.2.3. LA DISCUSIÓN ARQUEOLÓGICA CONTEMPORÁNEA EN ANTIOQUIA Y
LAS INVESTIGACIONES MÁS RECIENTES

En los últimos años, algunos investigadores (Botero, 1999 y Obregón, 1999) han
presentado una crítica frente a los estudios tradicionales de la cerámica en
Antioquia y sus planteamientos, en cuanto al establecimiento de períodos
históricos en asociación con estilos cerámicos como el Marrón Inciso y el Tardío
(Otero de Santos, 1992 y Santos, 1995), generando un nuevo campo de discusión
en torno a este modelo.

Obregón (1999) señala cómo se ha utilizado de manera confusa la categoría


“Marrón Inciso”, ya que se ha considerado igualmente como “tipo cerámico”,
“cultura arqueológica”, “período histórico” y como “comunidades y grupos
humanos” entre otros. Según el autor, el uso de esta categoría de manera
indiscriminada, sin definir previamente los conceptos a los cuales se está
asociando, genera confusión en los lectores. También resalta como se ha tratado
la información bajo el mismo esquema, asumiendo que un estilo cerámico es
equivalente a un mismo grupo humano.

Otra crítica frente a este modelo es la planteada por Botero (2000):

“(...) la terminología clasificatoria más recurrentemente utilizada en la


región, es la que se refiere y sintetiza alrededor de lo que se ha
denominado Marrón Inciso. Esta categoría, o mejor estas cualidades,
muy rápidamente perdieron su utilidad descriptiva para referirse a un
conjunto cerámico específico (Bruhns, 1970), al ser atribuidas
prácticamente a toda la cerámica encontrada al interior del
departamento de Antioquia, incluyendo una amalgama de conceptos y
contenidos, muchas veces difícil de descifrar.” (Botero, 1999: 16)

Finalmente Obregón propone un nueva manera de aplicar el uso de categorías


preestablecidas en las investigaciones arqueológicas:

“El marrón inciso de Antioquia no es por sí mismo, o en esencia, un


conjunto objetivo de artefactos, es ante todo una manera, entre otras
posibles, de seleccionar, agrupar e interpretar un conjunto de objetos
materiales, que ha sido producida y reproducida históricamente para
dar cuenta de unas preguntas particulares, que cobran sentido desde
una concepción específica de la cultura y de la historia y que por tanto
reflejan lo que los investigadores piensan acerca de ellas. (Obregón,
1999: 176)”

Estos comentarios y propuestas críticas, aunque no han sido corroborados de


manera científica, con datos y resultados obtenidos a través de investigaciones
arqueológicas que logren establecer nuevas categorías para llevar a cabo las
clasificaciones cerámicas y apoyar por consiguiente las aproximaciones o

169
inferencias respecto a los pobladores prehispánicos del departamento de
Antioquia, han abierto un nuevo campo de discusión, generando nuevas preguntas
de investigación.

Es así como en los últimos años, se han llevado a cabo investigaciones


arqueológicas en el campo de las clasificaciones cerámicas. Botero (1999) realizó
la clasificación y organización del material cerámico y lítico, generado durante
varios años de investigaciones arqueológicas en el departamento de Antioquia,
ubicado en el sótano del Museo Universitario de la Universidad de Antioquia,
generando como resultado, las Colecciones de Referencia Arqueológica y una
guía para su consulta. Gómez y Espinal (2001) realizaron una clasificación de
dicho material, enfocando su investigación hacia la producción cerámica. En este
estudio, las autoras proponen una subdivisión de manera regional del territorio del
departamento de Antioquia, en varias unidades de producción cerámica de
acuerdo con las características taxonómicas y la ubicación de cada conjunto. En
este caso, la cerámica que cobra mayor interés es la que las autoras clasifican
como Unidad de Producción del Suroeste Cercano, conformada por el conjunto
de muestras de los municipios de Titiribí, Venecia, Heliconia, Armenia Mantequilla
y Amagá. Los fragmentos cerámicos de esta muestra fueron recuperados en
recolecciones superficiales anteriormente mencionadas, llevadas a cabo por Arcila
(1969), Castro y Restrepo (1997).

Otra investigación reciente, que propone variaciones a las categorías existentes


para la cerámica de Antioquia, fue la realizada por Langebaek, et. al. (2002) en el
valle de Aburrá. Según los resultados de un reconocimiento regional sistemático
del territorio del valle de Aburrá, el cual se concentró hacia las zonas menos
pobladas de los municipios de Girardota y La Estrella, los autores definen unas
tipologías cerámicas para los diferentes períodos de la siguiente manera: para la
Ocupación Ferrería (siglos V a.C. al III d.C.) definen los tipos Naranja Fino y una
variante denominada Naranja Fino Erosionado; para la Ocupación Pueblo Viejo
(siglos I al X d.C), definen los tipos Marrón Inciso y el Carmelito Inciso,
manifestando que son dos variables muy relacionadas de un mismo tipo; por
último definen para la Ocupación Tardía (siglos X al XVI d.C) el tipo Aguas
Claras Café, el cual es ligeramente más temprano que el Habano Alisado.

Los autores retoman a Castillo (1995), al plantear que las ocupaciones Ferrería y
Pueblo Viejo, las cuales coinciden durante algunos siglos, contrastan
específicamente en lugares con fuentes de agua sal. En el altiplano de oriente,
donde estas fuentes de aguasal son muy abundantes, los sitios corresponden en
su mayor parte a la ocupación Pueblo Viejo, mientras en la vertiente sur y
occidental del valle de Aburrá, donde las fuentes son escasas, predominan los
sitios Ferrería. Según Santos (1998), la ocupación Pueblo Viejo aparece de
manera exclusiva en los sitios arqueológicos de la planicie de Rionegro y el cañón
del Cauca, hacia Santa Fe de Antioquia, donde los yacimientos de oro y las
fuentes de agua sal son comunes. Esto podría estar indicando una estrecha

170
relación entre la cerámica del tipo Marrón Inciso y la explotación de minerales
como el oro y la sal (Langebaek, et. al., 2002).

Al final de este estudio, se revisa el conjunto de dataciones radiométricas


obtenidas hasta la fecha en las investigaciones arqueológicas realizadas en el
departamento de Antioquia, descartando algunas de estas por los procedimientos
de recolección de la muestra inadecuados (según los autores).

Otra investigación reciente, también de carácter taxonómico, fue la llevada a cabo


por Pertuz y Vélez (2002) en el municipio de Fredonia. En esta investigación, los
autores realizaron un estudio comparativo entre la cerámica localizada en la casa
de la cultura “Julio César García” de dicho municipio con los estilos cerámicos
reportados para la región. La colección de piezas líticas y cerámicas consignada
en dicho establecimiento está conformada por 206 artefactos: 131 piezas
cerámicas (fragmentadas o completas), 33 fragmentos de cerámica, 41 líticos y
una tumba de cancel de 28 lajas de roca. La mayor parte de los artefactos que
componen la muestra provienen de contextos funerarios de los períodos
Temprano y Tardío, algunos corresponden al estilo Marrón Inciso y otros pueden
ser asociados con el complejo La Aguada, debido a sus características similares
(Pertuz y Vélez, 2002).

La investigación más reciente en el campo de las clasificaciones cerámicas y las


nuevas propuestas de investigación arqueológica, fue la llevada a cabo por
Echeverri (2002). Esta investigación se desprende de un estudio de carácter
prospectivo, realizado por Botero (2000) en los organales del municipio de Titiribí,
retomando la muestra cerámica obtenida al interior de los organales, para
caracterizar la composición mineralógica de las materias primas utilizadas en la
fabricación de dicha cerámica arqueológica. Mediante esta investigación, la autora
se apoyó en la geología y la pedología, para ampliar el conocimiento de las
características de la producción alfarera y verificar la correspondencia entre las
materias primas locales y las materias primas empleadas en la elaboración de los
materiales cerámicos procedentes de los organales.

Es así como la nueva tendencia de la Arqueología contemporánea en el


departamento de Antioquia en el campo de la clasificación cerámica, es el uso de
los datos para responder preguntas específicas, generadas tanto por las
investigaciones anteriores como por las más recientes, acerca de múltiples
aspectos de la vida de los habitantes prehispánicos del territorio y no para
establecer complejos o tipologías cerámicas, como lo hizo durante muchos años la
Arqueología Tradicional o Histórico-Cultural.

171
6.3. TITIRIBÍES Y SINIFANÁES

6.3.1. Historiadores y Viajeros: A principios del siglo XX, algunos viajeros e


historiadores visitaron la región y dejaron testimonio de esto en sus relatos.

En 1922, el médico e historiador aficionado nacido en Titiribí, Juan Bautista


Montoya y Flórez, publica un primer acercamiento a los recursos arqueológicos del
territorio comprendido entre los municipios de: Amagá, Concordia, Fredonia, y
especialmente Titiribí y Venecia. En esta investigación, Montoya intenta ubicar
topográficamente algunas de las poblaciones que mencionan las crónicas de
Conquista, convirtiéndose así en pionero de los estudios de geografía histórica en
Antioquia. También es el primero en proponer una relación cultural entre dos
grupos vecinos a los cuales denomina Titiribíes y Sinifanáes, debido a la similitud
de los vestigios cerámicos y líticos encontrados en estos territorios. Además de
relacionar estas poblaciones en el tiempo prehispánico, intenta construir una
explicación sobre su origen, basándose en analogías lingüísticas presentes en la
toponimia de diferentes lugares geográficos y poblaciones del continente
americano:

“Estos aborígenes parecen de cepa mejicana, quienes primitivamente


bajaron a Nicaragua, de donde fueron arrojados al Darién, moviéndose
lentamente en emigración colectiva de comarcas enteras y cuyo éxodo
obligado y doloroso fue, sin duda, debido al hambre de los largos
períodos de sequedad en Yucatán, ciclones, colosales inundaciones del
Misisipi, así como al empuje de tribus más poderosas.” (Montoya y
Flórez, 1922: 2)

En este trabajo se encontró la primera mención explícita sobre el potencial


arqueológico de la cuenca de la quebrada Sinifaná y su ubicación geográfica
aproximada, según los nombres de las haciendas y fincas en que se encontraba
dividido el territorio para ese entonces. Estos datos son de mucho interés para
quienes emprendemos estudios en la actualidad:

“De Hoyogrande, que debió pertenecer a la parcialidad de los Titiribíes


que habitó la Candela, se pasa el río de Sinifaná, llamado antiguamente
Zenifará o Zenufará. Del río Sinifaná para arriba, entre éste y el Cauca,
estaba la famosa provincia de los Zenufaraes (...). // La tribu de los
Zenufanaes ocupaba las actuales haciendas de la Lotero, Bolombolo y
especialmente la Hondura, donde estaba la población principal,
residencia del jefe supremo llamado Bolombolo; a orillas del río Cauca,
donde está hoy el puente, residía el cacique Popala, dependiente del
Calachuni anterior.” (Ibid, 1922: 9, 10)

Podemos apreciar cómo el autor realiza una división político-administrativa de la


población indígena que habitaba la parte baja del actual municipio de Venecia, en

172
dos cacicazgos dependientes entre sí: uno regido por el cacique Bolombolo y el
otro por el cacique Popala.

La información más importante que encontramos en el estudio de este historiador


ubicada dentro del territorio del Municipio de Venecia, es el reporte acerca de la
finca La Hondura, donde ubica adecuaciones antrópicas de piedra en el terreno,
que parecen ser los cimientos de un antiguo poblado (Ver Foto 28), y también el
hallazgo de variedad de instrumentos elaborados en piedra:

“En la finca La Hondura quedan muchas ruinas de cañerías de piedra o


acueductos muy bien labrados y que, sin duda, se destinaban para el
regadío en la estación seca. En el potrero llamado el Tesoro se ven
grandes montones de piedras de cantería con sus muescas para
ensamblar, como las del Perú, que sin duda, pertenecieron a antiguos
edificios, anfiteatros y patios enlosados; restos ruinosos de grandes
albercas de piedra, para bañarse, en que todavía se ve la gradería para
bajar al fondo; sillas de piedra talladas en la roca; restos de barretones,
cinceles, escoplos, formones y regatones, trabajados con todo primor
en piedra durísima.” (Ibid, 1922: 10)

Foto 28. Terraza en dos niveles, en el potrero El Tesoro de la finca La Hondura, municipio
de Venecia.

Desafortunadamente, este material fue donado al Museo Etnográfico de París y no


lo podemos ilustrar:

“De estos utensilios de trabajo envió el Dr. Antonio J. Peláez, actual


propietario, varios al Dr. R. Blanchard, de París, quien los regaló al
Museo etnográfico.” (Ibid, 1922: 10)

173
En inmediaciones de este mismo predio, menciona la existencia de otro tipo de
adecuación -aparentemente antrópica- denominada otero24:

“También se ven oteros cercados de piedras a los cuales, sin duda, se


subía por gradería de lo mismo, uno de ellos llamado “el cementerio”
sirvió probablemente para sacrificios humanos, como las pirámides
truncadas de tierra apisonada de los Mayas de Nicaragua, pues entre
nuestras tribus no se hacían estos sacrificatorios de piedra, como entre
los Mejicanos y Mayas de Yucatán, sino generalmente en forma de
montículos de tierra o bien zarzos elevados de guadua con su escalera
amplia para subir (...)” (Ibid, 1922: 11)

Por último, reporta hallazgos de mucho valor realizados por guaqueros, en


cercanías de dicho predio:

“A mediados del siglo pasado algunos guaqueros de Titiribí sacaron, al


frente de la Hondura, en el punto denominado la Montañita, sepulturas
de riqueza considerable, aún cuando desgraciadamente no quedó ni
noticia de los objetos y todos fueron fundidos sin misericordia.” (Ibid,
1922: 11)

Pasando a las tierras altas del municipio de Venecia, Montoya y Flórez ubica la
provincia de Pueblo Llano o pueblo de las Peras en la finca La Loma de Sinifaná.
Este extenso predio está localizado en el costado occidental de la base del Cerro
de Tusa:

“Descubierta por Hernando Rodríguez de Sosa, la provincia de Pueblo


Llano, ocupaba la finca del Sr. Justiniano Montoya F., denominada hoy
la Loma de Sinifaná, que algunos cronistas, por error, confunden con
Amagá o Pueblo de las Peras, por los muchos aguacates que allí había.
Pueblo Llano estaba situado sobre una meseta inclinada, que tiene una
legua de largo por tres a cinco cuadras de ancho, sabana colocada al
pie de la gradería en anfiteatro, que sube hacia Cerro de Tusa (...)”
(Ibid, 1922: 11, 12)

Además de sugerir una posible ubicación geográfica, describe algunos aspectos


de los habitantes de dicha provincia de acuerdo con los vestigios arqueológicos
encontrados:

“En esta fértil región lacustre, llena de carboneras inexplotadas, vivían


los indígenas de Pueblo Llano en número considerable, pues la tribu
debió de ocupar lo que es hoy Venecia y parte de Fredonia, porque por

24Otero: “Es una elevación poco considerable en el terreno”. (Uribe Ángel, 1985: 6)
Otero: Cerro aislado que domina un llano. Proviene del verbo Otear: Registrar, acechar desde un
lugar alto. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1994.

174
el río Cauca subían los Zenufanaes hasta el río Poblanco. Estos
indígenas, también nicaraguayos, cultivaban el algodón y el tabaco, el
cual fumaban en pipas o mulas, de las cuales se encuentran muchas al
trabajar los tabacales, que son el principal cultivo hoy. En dichos
tabacales se ven innumerables tiestos de olla, husos, regatones,
piedras y manos de moler de un granito cuarzoso, llamado maní” (Ibid,
1922: 11, 12)

Cerca al Cerro de Tusa, menciona la existencia de algunas sepulturas y de


sistemas hidráulicos en piedra:

“Hay numerosas sepulturas sin trabajar y sólo unas pocas excavadas


recientemente, de donde se sacaron algunas chagualas25 y una ajorca26
de oro de 250 gramos de peso. Cerca de una antigua cañería, de
piedras muy bien labradas, se ven dos túmulos rojizos, medio hundidos,
que deben ser antiguas sepulturas de una raza anterior a la de la
conquista, porque las otras no son de pirú o túmulo. Las piedras de la
cañería, hundida a trechos, están labradas como nuestros adobes o
bien ochavadas27 con todo cuidado. El tendido de abajo es de piedra
plana, pero sin desbastar. El agua que corre por ella es dulce y muy
buena, pues viene del lado opuesto a Cerro de Tusa, con la
particularidad de que las que bajan del cerro son todas selenitosas,
malsanas y desagradables. Esto parece indicar que se captó esta agua
potable para el caney del teite, que debió de estar en este lugar.” (Ibid,
1922: 12, 13)

Además del interés relevante del autor por las estructuras antrópicas en piedra,
también hace alusión del material cerámico encontrado en su recorrido por este
territorio y lo describe así:

“Los tiestos de cerámica, que pude observar, están adornados de


figuras geométricas bastante groseras, grabadas profundamente; los
husos tienen grabados dibujos graciosos y en algunos se usó como
motivo decorativo la mariposa.” (Ibid, 1922: 12)

En síntesis, el autor adjudica al territorio del municipio de Venecia la ubicación de


dos de las provincias que reportan las crónicas de Conquista. Las tierras bajas del
municipio, comprendidas por el corregimiento de Bolomblo y sus alrededores, las
relaciona con la provincia de Cenufaná. En la parte alta del municipio de Venecia,
comprendida por el casco urbano y los alrededores del Cerro de Tusa hasta la
quebrada Sinifaná, ubica la provincia de Pueblo Llano.

25 Nariguera de los indios. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1994.


26 Brazalete, manilla. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1994.
27 Dar figura octogonal a una cosa. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1994.

175
Después de la investigación a nivel regional realizada por Montoya y Flórez, el
ingeniero -también aficionado a la historia- Alfredo Cock Arango, de la Universidad
de Antioquia, informa por primera vez sobre sus hallazgos en un sitio puntual
cerca de la base del Cerro de Tusa (Ver Figura 19). Este historiador realizó varias
visitas al lugar durante 1936, a las cuales dedicó cuatro artículos que publicó en la
revista de la Universidad de Antioquia, durante el mismo año. En cada uno de
estos artículos trató por separado los diferentes elementos que constituyen el sitio
arqueológico, el cual consideraba “uno de los más importantes de América”.

Al describir “el Ara o Altar de los Sacrificios28” (Ver Foto 43 y Figuras 13 y 14)
manifiesta lo siguiente:

“El altar está constituido por un monolito de dos metros cincuenta


centímetros de altura, por tres con setenta de ancho, y lo mismo de
espesor en su parte principal; la parte superior forma una superficie
plana y en su flanco derecho hay una escalinata de once peldaños, dos
de ellos rotos, aunque es posible sean más de once, pues no puede
descubrir completamente la base de la piedra. Esta escalinata
naturalmente imperfecta es lo que constituye el mayor mérito del
monumento, porque conocidos los instrumentos de que disponían los
indios, hay que convenir en que cada peldaño fue tallado con el
frotamiento de piedras tan duras o más que el cuarzo de que parece
constituido el altar y supone un trabajo paciente y largo de los artífices.
(Cock, 1936: 264, 265)

Tras describir el monolito, intenta asignarle una función dentro de la cosmovisión


indígena de acuerdo a sus características y ubicación:

“ En la plataforma podían caber cómodamente los sacrificadores y la


víctima; es precisamente esta amplitud de la superficie plana la que me
hace suponer que este monumento tuvo el carácter de ara o altar de
sacrificios; deducción tanto más probable puesto que se halla
precisamente al frente del espejo o relieve monumental y a altura
suficiente para verlo desde allí en su totalidad, pues para mí no hay
duda que esa figura colosal y el cerro mismo donde está incrustada y
en parte tallada constituía un dios, siendo muy de admitir que los
Sinifanáes adoraron el cerro, pues frente a otro de características
parecidas llamado Cerro Bravo y situado en la misma hoya hidrográfica
existió un altar o adoratorio semejante que fue derruido según se me ha
informado para extraer piedra para construcciones.” (Ibid, 1936: 265)

Otro de los elementos de piedra del conjunto que se desprende desde la ladera
norte del Cerro de Tusa, es conocido en la tradición oral como “Cara de la Diosa,
Diosa del Espejo y Cara de la India” (Ver Fotos 41, 42 y Figura 12). El autor no

28 Nombre asignado por la tradición oral del territorio, desde antes que existiera el informe de este
historiador.

176
logra dimensionar el monolito debido a su ubicación aproximada a 60 m. de altura,
pero lo describe y explica de la siguiente manera:

“El coloso fue tallado en parte y en parte completado con cuñas de la


misma piedra, pues al pie del cerro se encuentran varias de estas
cuñas que corresponden a la parte del mentón que aparece derruido o
cercenado. La cara de perfil mira hacia el occidente; se determinan con
precisión la comisura de la boca, la nariz y en forma muy notable una
flecha que avanza sobre el ojo derecho y que corresponde
posiblemente a la idea de determinar la ceja.// El contorno de la
garganta es también muy preciso y se percibe desde abajo que fue
hecho por desgaste del monolito. El músculo tiroides aparece
fuertemente marcado hasta el punto de que algunas personas creen
que se quiso representar el coto, pero esta opinión tiene en su contra la
localización diferente y la ausencia de esa enfermedad en el territorio.”
(Ibid, 1936: 394)

Para completar el informe acerca de los elementos de piedra que conforman el


sitio arqueológico, describe la “Silla del Cacique”29 (Ver Foto 44 y Figura 15),
ubicada cerca del altar de sacrificios:

“El espaldar de la silla es de forma elipsoidal u oval en su borde


superior y está completamente pulimentado en su tabla o frente de
modo que se desgastó la roca hasta un cierto punto donde se formó el
asiento que tiene unos veinte centímetros de ancho y se dejó un brazo
o pasamano también pulimentado y en elipse vertical probablemente a
ambos lados, pero sólo se conserva el del lado derecho, pues la piedra
en el otro extremo está destrozada. // La altura de la piedra desde su
base hasta el punto más saliente de la curva del espaldar es de algo
más de un metro, y la anchura de un metro con treinta centímetros
desde el brazo o pasamano hasta el extremo destrozado, o sea, que el
asiento tiene actualmente una longitud de un metro con treinta
centímetros por una latitud o profundidad de veinte centímetros.” (Ibid,
1936: 524)

Adicionalmente a la descripción, intenta comprender los procesos naturales que


han causado modificaciones en los alrededores de la piedra:
“Antes de practicar por allí el camino que hoy existe y de formarse el
canalón mencionado, el terreno constituía una superficie nivelada, de
modo que los pies del que se sentaba en el escaño o asiento podían
reposar en tierra, pero hoy quedan colgando sobre el canalón del
camino. // El escaño, dada su estrechez, es bastante incómodo en la
actualidad, aunque seguramente este inconveniente era menor cuando
las personas que tomaban asiento en la silla tenían como sustentáculo
para sus pies la superficie del terreno.” (Ibid, 1936: 525)

29 Nombre asignado por la tradición oral del territorio, desde antes que existiera el informe de este
historiador.

177
El doctor Cock también habló de otras evidencias culturales en el área como unas
cañerías de piedra en la finca San Fernando, las cuales llegaban hasta la base de
Cerro Tusa:

“Hay que tener en cuenta además que en la planicie que se extiende


frente al Cerro de Tusa por esa parte existen otras cosas que llaman la
atención, como las cañerías subterráneas construidas con piedras
planas y pulimentadas que forman una red en la finca de San
Francisco, algunas de las cuales llegan hasta la base del cerro y aún
hay quién pretende que penetran a éste (...)” (Ibid, 1936: 525)

Otro de los sitios mencionados por Cock en su tercer artículo, son las Cuevas de
Santa Catalina, las cuales también llama “Cerro de los Cuervos”, según la
tradición oral de los habitantes de la región:

“(...) que en una colina cercana llamada hoy “Cerro de los Cuervos” hay
galerías subterráneas naturales de gran amplitud y que personas que
dicen haber explorado estas galerías afirman que en uno de sus
salones existe un grabado indígena en la roca que representa una
especie de plano o mapa de significación hasta hoy desconocida.” (Ibid,
1936: 525)

Su último artículo sobre los vestigios arqueológicos del municipio de Venecia lo


dedicó a un petroglifo que llamó “El Dios Rana” de la quebrada Arabia, el cual
describe de la siguiente manera (Ver Foto 29):

“La figura de que se trata está grabada a cincel sobre un gran guijarro
que se encuentra en la margen izquierda de la quebrada Arabia,
pedrejón que puede tener algo más de un metro del nivel del agua que
lo besa y una anchura igual o un poco mayor. Está esculpida en el
centro de la cara lateral de la piedra que mira aproximadamente al
N.W., posición que coincide con la del coloso del cerro de Tusa.” (Ibid,
1936: 179, 180)

178
Foto 29. “Dios Rana” de la quebrada Arabia (Pertuz y Vélez, 2002)

El historiador ubica esta serie de vestigios arqueológicos en los alrededores del


Cerro de Tusa, en un tiempo más remoto aún que la época en que llegan los
conquistadores. Apreciaciones de este tipo fueron hechas por los mismos
conquistadores en su llegada a la región, como ya se planteó anteriormente:

“(...) me parece oportuno anotar es que este coloso hace dudosa la


teoría de los que sostienen que el Picacho llamado Cerro de Tusa debe
su origen a descarnamiento o lavado paulatino por el acarreo de las
aguas lluvias, salvo que ello hubiera ocurrido en épocas muy remotas,
porque el monumento tiene por fuerza que ser posterior a este hecho
geológico, y es muy dudoso que corresponda a una época reciente,
pues parece muy difícil que con las herramientas de que disponían los
indios que poblaban el territorio en tiempo de la conquista y de las
cuales existen algunos ejemplares hubieran podido labrar ciertos
detalles de la estatua.” (Ibid, 1936: 394)

6.3.2. Arqueología Histórico-Cultural: Después de los primeros esfuerzos por


entender el pasado prehispánico por parte de historiadores y viajeros a principios
del siglo XX, surge la primera Arqueología científica denominada Arqueología
Histórico-Cultural.

“A principios de este siglo la visión de los anticuarios fue reemplazada


por una arqueología particularista preocupada por la construcción de
secuencias culturales locales y regionales; en suma, interesada

179
solamente en lo que se conoce como construcción de historias
culturales, empresa básicamente descriptiva y organizativa.” (Gnecco,
1999: 41)

En 1969, el Antropólogo Graciliano Arcila -nacido en Amagá y pionero de la


arqueología en Antioquia- publica el artículo “Introducción al Estudio Arqueológico
de los Titiribíes y Sinifanáes”, donde presenta las similitudes entre ambas regiones
arqueológicas, justificando con evidencia artefactual la hipótesis de Montoya y
Flórez acerca de la existencia de un complejo cultural distribuido en una región
geográfica rica en recursos naturales:

“La región que en nuestro concepto ocuparon los aborígenes que


Montoya y Flórez denominó Titiribíes y Sinifanáes, fue por muchos años
la despensa agrícola de los habitantes del Valle de Aburrá.” (Arcila,
1969: 15)

El Antropólogo Arcila, publicó este artículo en 1969 después de realizar


numerosas visitas desde enero de 1944, fecha en la cual visitó los alrededores del
Cerro de Tusa en el municipio de Venecia. En su artículo plantea una
reevaluación del material publicado anteriormente por el Historiador Cock acerca
de los vestigios de piedra en este sitio:

“(...) lo que tradicionalmente han llamado los terrígenas el Coloso del


Cerro de Tusa, al Altar de los Sacrificios y la Silla del Cacique, son
elementos que en nuestro concepto no constituyen propiamente
objetivos arqueológicos. Se trata de formaciones geológicas que han
tomado formas especiales a causa de la erosión. No obstante, las
apariencias de manufactura humana que aquellos elementos tienen,
estos sitios o mejor, estos elementos de la naturaleza, no resisten el
análisis completo requerido para encajarlos dentro de un estudio
especial de esta ciencia.” (Ibid, 1969: 20, 21)

Arcila recurre a la geología para explicar dichas formaciones en piedra, refutando


lo planteado anteriormente por Cock. Según él, las formas de los diferentes
monolitos que hacen parte del conjunto son producto de los procesos
morfodinámicos que sufren las rocas expuestas a la intemperie como la erosión,
meteorización, etc.:

“Se trata de rocas volcánicas metamorfoseadas que quedaron


dispuestas en capas relativamente delgadas pero sin lograr adherirse
unas con otras. Al deslajarse uno de los bloques rocañosos, formando
una gradería que da la apariencia de haber sido hecha por la mano del
hombre. Lo mismo ocurre con la llamada Silla del Cacique, cuyo
excavado del cubo que ligeramente semeja, da la impresión de un
asiento. En cuanto al llamado Coloso del Cerro de Tusa, se trata de un
peñasco suspendido en la mitad del cerro y que fue periexcavado por
las aguas y por la acción eólica, y que da la impresión de una

180
gigantesca figura humana a la que igualmente se ha llamado La Vieja y
que por estar frente al bloque de las graderías, que igualmente es
llamado adoratorio, han hecho una relación de ambas cosas y le han
dado un funcionalismo religioso aborigen. No entramos aquí a hacer
consideraciones más extensas que nos llevarían al campo del folclor
(...)” (Ibid, 1969: 21)

En una entrevista realizada por el diario El Colombiano de la ciudad de Medellín,


transcrita en el libro “Venecia, su historia y su geografía”, del historiador de
Venecia Nacianceno García Monsalve, el Antropólogo Arcila reafirmó sus
planteamiento acerca del origen de dichas formaciones, de manera ilustrativa.
Según el criterio de este investigador, el Altar de Sacrificios:

“Se formó con distintos estratos tabulares, que en la época terciaria, por
cambios de temperatura se metamorfosearon quedando totalmente
soldadas pero con relativa separación que le dieron forma de escalas.”
(García, 1981: 19)

Aunque este investigador se encuentra en desacuerdo con la hipótesis de la


manufactura humana de los monolitos, contradictoriamente deja abierta una vaga
posibilidad sobre el origen antrópico:

“Si la roca fue labrada, el país debe gloriarse de haber tenido un grupo
indígena (Zenufanáes) con un índice cultural muy alto que les permitió
realizar una obra tan perfecta.” (Ibid, 1975: 19)

Concluye sobre el sitio de Cerro Tusa, planteando la posibilidad de que las rocas
fueron utilizadas por los antiguos habitantes de esta región:

“No obstante, debemos hacer alusión al Adoratorio, que es la


misma Piedra de los Sacrificios, que bien pudo ser utilizada en su
forma natural por los indígenas para ritos o lugar de reuniones.”
(Arcila, 1969: 21)

Otro de los sitios mencionados por Cock, el cual fue evaluado por Arcila -en
cuanto a su potencial arqueológico- por primera vez, son las Cuevas de Santa
Catalina:

“Al oriente de este Cerro se encuentra la finca de Santa Catalina, de


propiedad de la familia Correa, en la cual existe lo que los vecinos
llaman el Cuevero que en la época en que lo visitamos estaba rodeado
de guaduales en toda la extensión de la pendiente. Se trata de un
Cerro formado por enormes masas de rocas volcánicas erosionadas y
dispuestas en conglomerado desde el ápice a la base de la colina. La
erosión excavó los limos y arcillas que revestían dicho conglomerado y
quedó la armazón de las rocas formando topes caprichosos y variados,

181
que forman a lo largo de toda la pendiente interminables laberintos que
se comunican entre sí a distintos niveles. Dichos laberintos son
tenuemente iluminados a trechos por la luz del sol que penetra a través
de las hendiduras o claraboyas, espacios naturales que dejan las rocas
entre sí. Árboles gigantescos y bambúes se nacieron encima de los
peñascos en el curso de los años, y sobresalen por encima del perfil del
Cerro.” (Ibid, 1969: 21, 22)

Al interior de esta formación geológica tan particular, reporta el hallazgo de gran


cantidad de material cerámico y lítico (Ver Fotos 30 y 31):

“En este Cuevero se hizo una recolección superficial y semi-superficial


de fragmentos de cerámica en los depósitos sedimentarios de las
cornizas y pasadizos. Dicha recolección está constituida por una gran
cantidad de bordes y fragmentos cuyas características se pueden
asimilar en gran parte en tipo de forma y decoración a la cerámica que
en el país se ha llamado convencionalmente Quimbaya. En este
Cuevero u organal, así como en los de Titiribí ha sido muy difícil
encontrar cerámicas completas, aunque sí se han encontrado algunas
manos de piedra de mortero.” (Ibid, 1969: 22)

Foto 30. Fragmento de cuenco aquillado,


con bandas de pintura crema, estilo
Marrón Inciso, hallado al interior de las
Cuevas de Santa Catalina (Arcila, 1944).
(Colecciones de Referencia, Museo
Universitario, Universidad de Antioquia.
Anaquel 31, estante A)

Foto 31. Artefactos líticos, hallados al


interior de las Cuevas de Santa Catalina
(Arcila, 1944). (Colecciones de
Referencia, Museo Universitario,
Universidad de Antioquia. Anaquel 31,
estante B)

182
El último de los hallazgos publicados por Cock, el cual bautizó como “El Dios Rana
de la Quebrada Arabia”, es corroborado por Arcila en cuanto a su autenticidad y lo
describe así:

“Se trata de un bajorrelieve esculpido sobre una roca volcánica que se


encuentra en medio del arroyuelo y en cuya superficie inclinada sobre el
agua se halla la figura a que aludimos. Este grabado es un auténtico
petroglifo indígena que representa una rana en posición erguida, con
las extremidades inferiores abiertas. Las extremidades superiores
salen aparentemente de la cabeza. Sobre esta misma roca se
encuentran huellas de grabados cuyas figuras no se pudieron distinguir
porque las huellas están semidestruidas por la erosión. Sin embargo,
parece distinguirse la figura de una serpiente estilizada.” (Ibid , 1969:
22)

Otro de los historiadores cuyos planteamientos acerca de la región tienen mucha


importancia es el profesor –oriundo de Venecia- Nacianceno García Monsalve,
quien llevó a cabo una completa monografía sobre la geografía e historia del
municipio. Al tocar el tema de la prehistoria de la región, ubica las tribus que lo
poblaron topográficamente, de acuerdo a la toponimia de los municipios y las
agrupa dentro de la familia Nutabe, siguiendo el modelo de la división de las tribus
de Antioquia en Catío, Nutabe y Tahamí, inicialmente propuesto por el médico y
naturalista Andrés Posada Arango en 1873 y retomado posteriormente por otros
historiadores como Manuel Uribe Ángel:

“Antes del descubrimiento de América por Cristóbal Colón, el territorio


de lo que hoy es el Departamento de Antioquia estaba poblado por tres
grandes tribus de indios distribuidos así: Los Tahamíes, que poblaban
todo el territorio comprendido entre el río Magdalena y el río Porce. //
Los Catíos que poblaran las regiones entre el Cauca y el Atrato, y más
allá hacia la Serranía de Abibe.// Los Nutabes, que residían en el Valle
de Aburrá donde hoy están las ciudades de Medellín, Caldas, la
Estrella, Itagüí, Girardota, Copacabana, etc. Los Titiribíes, en donde
hoy está la población de Titiribí y Armenia, los Omogáes donde hoy
está la población de Amagá, cuyos principales caciques eran el Titiribí y
el Omogá. Los Zenufanáes, en los territorios que hoy son de Venecia,
Fredonia y posiblemente de Santa Bárbara, el cacique Bolombolo en la
ribera derecha del río Cauca donde hoy está Bolombolo; los Armados
en la región de Arma y los Pozos en la región del río Pozo” (García,
1981: 16)

Esta conocida trilogía, en la cual dividieron inicialmente las tribus del territorio de
Antioquia, ha sido replanteada por nuevas investigaciones en el campo de la
arqueología y la etnohistoria. (Gamboa, 2000: 1,2)

García también subdivide la población indígena asentada en el territorio que hoy


comprende el municipio de Venecia en dos cacicazgos, el de Zenufaná y el de

183
Bolombolo, proponiendo una ubicación geográfica para ambos de acuerdo a los
nombres que llevaban algunos predios del municipio en 1975:

“Los indios que poblaban lo que hoy es el Municipio de Venecia,


pertenecían a la gran familia de los Nutabes y sus principales caciques
eran el Zenufaná y el Bolombolo, los cuales tenían sus dominios así:
Los del cacique Zenufaná, especialmente en lo que hoy son las fincas
de Samaria, La Quiebra, Rochiles, La Portada, Corinto, Puente Soto, la
cabecera de esta población y hacia el oriente hasta más allá de
Palenque. Vivían de la agricultura, la pesca, la cacería y otras
actividades. Sus huellas se han encontrado en las colinas de Santa
Catalina o El Cuevero y en Santa Inés y aún más allá hacia el oriente.
En la colina de El Cuevero se encontraban anteriormente utensilios de
cocina, artefactos de barro, como ollas y diversas figuras elaboradas
con barro cocido. // Los dominios del cacique Bolombolo se extendían
hacia el occidente, desde Samaria, La Lotero, y demás regiones hasta
el río Cauca, y sus principales caseríos estaban ubicados en lo que son
hoy las fincas de El Balsal, El Guaico, La Lotero, El Silencio, El
Purgatorio, Magallito, Bolombolo, etc.” (Ibid, 1975: 16)

García propone el sitio de Cerro Tusa como lugar de recogimiento y ceremonias


de ambas tribus y retoma algunos de los planteamientos de historiadores
anteriores:

“Todos ellos eran idólatras y su santuario principal parece haber sido la


piedra denominada Piedra de la Vieja, o de la Diosa o de los Espejos,
incrustada en el costado norte de Cerro Tusa, a pocos metros de la
carretera al suroeste. Este monumento de piedra consiste en una
aparente figura humana tallada en la roca, bien sea natural o artificial.
El lugar de sus sacrificios era una piedra labrada conocida con el
nombre de Las Escalas, llamada así por las escalas de varios peldaños
que contiene, y que está a pocos metros de la carretera, costado norte,
frente a la Piedra de la Vieja. Era allí donde se dice, se reunían todos
los indios de los dominios de los dos caciques para rendir culto a su
diosa y ofrecerle sacrificios posiblemente humanos, como era su
costumbre, lo mismo que peces y animales silvestres.” (Ibid, 1975: 16)

Este historiador retoma otro de los nombres adjudicados a la piedra de las escalas
en la tradición oral y lo explica así:

“A la piedra de las escalas también se le da el nombre de piedra del


tigre, porque en ella y en otra que existe cerca con el camino entre
ambas, asechaba el tigre a las personas que pasaban por ahí hacia el
Cauca y fincas aledañas que hoy son Betania, Santa Rosa, La Loma,
Granates, etc. y en esa piedra los atacaba, les quitaba las bestias que
llevaban con carga, o las crias a sus yeguas (...)” (Ibid, 1975: 16)

184
6.3.3. Otros Hallazgos Arqueológicos en la Región: Como datos adicionales
existen otra serie de yacimientos que han sido reportados por historiadores y
antropólogos en sitios al interior del territorio donde se ubica el complejo cultural
Titiribíes y Sinifanáes, los cuales se mencionan a continuación por considerarse
de importancia como complemento a la información anteriormente reseñada.

Manuel Uribe Ángel, describe en su obra algunos de los vestigios arqueológicos


encontrados en los municipios del departamento de Antioquia. Para el municipio
de Concordia reporta un hallazgo realizado en la loma de Pueblo Rico:

“Quedan aún como restos de la vida indígena en este territorio,


señales de antiguos caminos, y algunas fosas en donde los
aborígenes se hacían sepultar con sus riquezas. De éstas han
sido excavadas algunas sumamente ricas, y entre ellas, dos, de
donde se extrajeron diez libras de oro fino en la primera, situada
en la loma de Pueblo-rico, y 46 de oro de la misma calidad, con
más 25 y ¾ de oro bajo, en la segunda. Las alhajas extraídas
de estos depósitos representaban argollas, fajas, cinturones,
petos30 y figuras de brutos y de seres humanos.” (Uribe Ángel,
1985: 154)

Otro registro muy particular a nivel de patrones de enterramiento es el realizado


por el historiador Montoya y Flórez acerca de varios sarcófagos de piedra y urnas
funerarias encontrados por guaqueros en la finca La Lindero, ubicada en el
margen del río Cauca opuesto al municipio de Venecia.

“Al otro lado de Bolombolo y a orillas del Cauca queda la hacienda de


Condina, y sobre ella en una meseta, especie de sanatorio, la finca de
la Lindero, al pie de Morroplancho, la cual linda para abajo con la
hacienda de Farías y hacia arriba con la Selva. En la finca de la
Lindero, perteneciente al Sr. Domingo Arias, sacaron hace unos diez y
siete años dos sarcófagos y una urna de piedra, todo cuidadosamente
labrado, en una sepultura (...)” (Montoya y Flórez, 1922: 13)

La descripción detallada del hallazgo es la siguiente:

“El guaquero o vaquiano Sr. Joaquín Ochoa, notó en un otero tres


depresiones en el terreno, por lo cual juzgó habrían tres sepulturas,
pero al excavar se vio que era sólo una, de grandes dimensiones, que
tenía unos cinco metros de profundidad; la tierra era una arcilla rojiza y
en el fondo estaba muy mezclada con carbones y cenizas.// Al lado de
uno de los sarcófagos y fuera de él, encontraron huesos humanos bien
conservados, en particular el cráneo, que tenía en magnífico estado los
dientes. Al llegar al fondo dieron con un sarcófago de piedra arenisca

30 Armadura para el pecho. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1994.

185
fina con su tapa cuidadosamente labrada, la cual se rompió con la
barra; este era de una sola pieza; luego encontraron otro sarcófago
añadido en dos piezas por el centro, más una urna colocada en una
alacena de la pared. Tanto en los sarcófagos como en la urna se veían
cenizas y huesos calcinados, mezclados a restos de cuentas de piedra
muy bien pulidas, de color blanco y azul. Por fuera también se
encontraron gargantillas de cuentas de piedra y de hueso; además,
unas tres ollas, una de las cuales estaba primorosamente grabada.”
(Ibid, 1922: 13)

Montoya y Flórez también relata lo que aconteció con el material hallado:

“Dos de los sarcófagos fueron trasladados a la iglesia de Concordia por


el Párroco. Domingo Arias conserva en su casa la urna y hasta el año
pasado, que el Cura se llevó los ataúdes de piedra, los usaba Arias
para echar maíz y parece que el más grande hacía dos cargas.” (Ibid,
1922:14)

Otra versión que parece coincidir con el mismo hallazgo de los sarcófagos en
piedra, es la del americanista Padre Henry Rochereau, contenida en su artículo
“Nociones sobre creencias, usos y costumbres de los Catíos del occidente de
Antioquia”, publicado en Paris en 1929; y la cual luego es citada por el Hermano
Daniel:

“Un hallazgo interesante a este respecto ha sido el del ilustrado


americanista Padre Rochereau en Concordia, consistente en tres urnas
de piedra con su tapa una de las cuales medía 1.8 m. de largo, 55 cm
de ancho y 38 cm de alto y según tengo entendido, dos urnas de piedra
que sirvieron por mucho tiempo en Pácora como pilas de agua bendita
de la iglesia parroquial fueron encontradas en una sepultura de San
Bartolomé de aquella región. Actualmente, pocos pueden dar razón de
tales urnas y de sus tapas.” ( H. Daniel, 1948: 320)

Posteriormente el Antropólogo Graciliano Arcila -en 1969- retoma la información


proporcionada por Montoya y Flórez sobre este particular hallazgo y su incierto
paradero (Ver Foto 32):

“Uno de ellos estuvo por algún tiempo en la Facultad de Derecho de la


Universidad de Antioquia, de donde desapareció sin que hasta el
momento se tenga noticia de él. La urna rectangular de
aproximadamente 75 centímetros de lado se conservó por algún tiempo
en el Museo de Zea de la ciudad de Medellín, y su tapa estaba
quebrada a causa de un barrazo durante el trabajo de excavación.”
(Arcila, 1969: 19)

186
Foto 32. Urna funeraria en
piedra con tapa con la tapa
quebrada, hallada al interior
de una tumba de pozo en
cámara lateral, en el
municipio de Concordia.
(Colección Museo
Universitario, Universidad de
Antioquia. Reg. 10-131)

Montoya y Flórez describe otro interesante hallazgo, realizado en la finca


Claraboya, localizada en el municipio de Fredonia, mencionado con anterioridad
por el doctor Andrés Posada Arango en su “Ensayo Etnográfico sobre los
Aborígenes del Estado de Antioquia”, publicado en París en 1871:

“(...) tenían grutas para adoratorios, que los españoles nunca


pudieron hallar; una de ellas, perteneciente a los Zenufanaes, se
descubrió en Fredonia, en el camino que gira hacia La Pintada,
en Claraboya, finca de los Sres. Barrientos; adoratorio descrito
por el Dr. Posada Arango. El nombre de la finca, viene, sin
duda, de las claraboyas que esta gruta tiene arriba, por donde le
entra la luz y el aire; en ella se ven escaños de piedra y nichos
tallados en la roca.” (Montoya y Flórez, 1922: 53)

El Antropólogo Graciliano Arcila, también reporta el hallazgo de material cerámico


en la hacienda La Arabia, municipio de Venecia (Ver Foto 33):

“Se encuentran en esta localidad muchos indicios superficiales de


existencia de sepulturas indígenas. El mismo dueño de la Hacienda
obsequió para el Museo de Antropología, una urna funeraria con
cremación y un vaso antropomorfo femenino.” (Arcila, 1969: 22)

187
Foto 33. Urna funeraria cilíndrica con tapa,
estilo Marrón Inciso, hallada en el
corregimiento de Arabia, municipio de
Venecia (1944). (Colección Museo
Universitario, Universidad de Antioquia. Reg.
430 – urna y 701 - tapa)

Este investigador también registra un petroglifo en la hacienda La Holanda,


ubicada en la margen derecha de la desembocadura de la quebrada Sinifaná, en
el municipio de Titiribí:

“Se trata de una roca aproximadamente de 2 m. de altura y que


contiene unos petroglifos representados por caras humanas estilizadas
en forma de triángulos, cuyas incisiones internas dan la impresión de
figuras de ojos, nariz y boca. Los rectángulos tienen aproximadamente
las mismas dimensiones: 190 mm x 160 mm. Los ojos son expresados
en claro oscuro lo que la boca, en tanto que la nariz es determinada por
anchas incisiones laterales, que la muestran en un bajorrelieve (...)”
(Ibid, 1969: 37)

Recientemente (2001) el médico veneciano aficionado a la historia, Jaime Alberto


Zapata Cano, registró el hallazgo de un petroglifo en la hacienda La Amalia, cerca
al casco urbano del municipio de Venecia (Ver Foto 34):

“Pudimos observar una figura trapezoide con dos brazos, acaso


señalización de personajes, casas, cultivos, cementerios, en fin, algo
misterioso para nosotros ignorantes en la materia. Esta figura se repite
en las piedras, además otros signos que ameritan un estudio
arqueológico especializado que logre dilucidar su significado.” (Zapata,
2001: 12)

188
Foto 34. Petroglifo ubicado en la hacienda La Amalia en el municipio de Venecia. (Zapata,
2001)

189
6.4. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El territorio que comprende el actual municipio de Venecia ha pertenecido a


diferentes jurisdicciones político-administrativas y se ha dividido mediante
diferentes límites a lo largo de la historia. Como se menciona anteriormente, esta
región pertenecía a la provincia de Cenufaná durante la época prehispánica y
después de la Conquista ha sufrido diferentes modificaciones. Las primeras
noticias obtenidas mediante investigaciones en archivos históricos mencionan
diferentes eventos en el territorio, como concesiones de tierra a colonos y
declaratorias de minas de oro y sal. En los registros más tempranos, se encuentra
Venecia como parte del territorio del actual municipio de Fredonia, colonizado por
pobladores de Amagá en 1755:

“En la conquista se conoció esta región con el nombre de


Omogá. Hasta allí llegaba la jurisdicción de Arma; pertenecía a
Santa Fé de Antioquia y las partes bajas, que daban al Cauca
tenían haciendas ganaderas desde finales del siglo XVII. Las
montañas de Amagá fueron colonizadas por vecinos de
Antioquia y Medellín. En 1755 José María García se estableció
como colono en las cabeceras de la quebrada Sinifaná; espantó
las fieras y cultivó maíz, plátano y caña; tuvo trapiche y abrió un
camino que sirvió para que otros colonos pasaran a poblar las
montañas de Amagá.” (Jaramillo, 1985: Nota 61)

En agosto de 1788, Mon y Velarde funda la población de San Fernando de Borbón


(Amagá), y le entrega a los colonos las llamadas tierras realengas31 de Sinifaná,
pero en 1790 se registra un pleito por estas tierras de Sinifaná entre el juez
poblador Miguel de la Calle y el abogado de la Real Audiencia Ignacio de Uribe.
Este último, había hecho la solicitud formal para obtener esta merced de tierras
conocida como Concesión Paniagua o Cerro Bravo, en febrero de 1788. Esta
petición, realizada en compañía de Carlos Paniagua, Gregorio Uribe e hijo, fue
otorgada a Juan Flórez Paniagua en 1774. Algunos años después la concesión
Paniagua fue repartida entre sus socios, quedándole a los señores Uribe los
terrenos limítrofes con los colonos de Amagá. (Córdoba, 2000)

“La parte del río Cauca y del Poblanco poseía hatos y


excelentes salinas de explotación. La parte alta del municipio
perteneció a una concesión otorgada a don Carlos Paniagua y
sus cuñados Gregorio e Ignacio Uribe Mejía. En 1972 Paniagua
fue amparado en un salado en las cabeceras de la Sinifaná
dentro de dicha concesión. El paraje se llamó Cerro Bravo y
más tarde Guarcitos, porque muchos colonos de El Retiro
(Guarzo) se avecindaron allí.” (Jaramillo, 1985: Nota 65)

31 Despues de la Conquista, las tierras que conformaban la provincia de Cenufaná fueron


declaradas realengas, término que según el Diccionario Pequeño Larousse significa: los pueblos
que no eran señoríos y de los pueblos pertenecientes al Estado.

190
Posteriormente -en 1805- aparece registrada una petición para obtener la
concesión de tierras baldías ubicadas al occidente del Cerro Bravo, las cuales
incluyen el actual municipio de Venecia:

“En 1805 y cuando la colonia había progresado un vecino de


Medellín don José Antonio Piedrahíta pidió unos baldíos que
iban desde Cerrobrabo (hoy Fredonia) hasta el río Cauca y
pasando por Cerro Tusa, Sinifaná y las tierras de los pobladores
de Amagá; encontró fuerte oposición de el cabildo de Santa Fe
de Antioquia y de los pobladores de Amagá.” (Ibid, 1985: Nota
61)

Según el historiador García Monsalve, el territorio del actual municipio de Venecia


se comenzó a poblar después de 1830 por colonos de diferentes poblaciones
antioqueñas:

“Transcurrieron muchos años sin que español alguno volviera a


estas tierras, y el territorio de lo que hoy son los municipios de
Fredonia y Venecia continuaba poblado por los indios
Zenufanaes, y fue sólo después de la fundación de Fredonia el
día 2 de octubre del año de 1830 por colonos venidos de
algunas poblaciones del valle del Aburrá, cuando algunos
colonos venidos de distintas poblaciones antioqueñas,
especialmente del mismo Fredonia, Caldas, Amagá, Titiribí,
Envigado, Itagüí, La Estrella, Guarne y otros, empezaron a
establecerse en lo que hoy son las veredas de El Cerro, El
Rincón, y luego por todas las regiones de este bello, próspero y
fértil territorio de Venecia.” (García, 1981: 24)

Por el acuerdo No. 2 del 14 de enero de 1894, el Concejo de Fredonia trasladó la


inspección que existía en la cabecera municipal al lugar conocido como Venecia,
constituyéndose en corregimiento de Fredonia en noviembre del mismo año.
Luego se suprime la figura por razones económicas.

“En 1900, el Pbro. Germán Aguilar, quien era párroco de


Sabaletas en jurisdicción de Titiribí, visitó a Venecia y se
manifestó muy complacido con el adelanto de la población. Se
trasladó a Medellín para pedir al prelado Señor Joaquín Pardo
Vergara, el que su parroquia se extendiera para abarcar el
territorio de Venecia y Popala (Bolombolo) y lo consiguió.”
(García, 1981)

Después de que el poblado de Sabaletas –localizado en el municipio de Titiribí,


donde se encontraba la fundición de la mina de oro El Zancudo- comenzó a ser
abandonado por sus habitantes debido a la quiebra de la compañía minera;
algunos de sus pobladores fueron trasladados al margen opuesto de la quebrada

191
Sinifaná y se fundó el municipio de Venecia mediante el decreto 480 de mayo 7 de
1909, por el presidente Rafael Reyes:

“Un paraje de Fredonia, conocido hoy como Venecia, se fue


conformando al suroeste. A finales del siglo pasado era
inspectoría y con los restos de el pueblecito de Sabaletas de
Tiritibí se engrosó y fue elevado a la categoría municipal en
1909.” (Jaramillo, 1985: Nota 66).

El corregimiento de Bolombolo, que hace parte del municipio de Venecia, tiene


como origen un asentamiento en un sitio estratégico, el cual era paso obligado por
el río Cauca, aprovechando su angostura y su ubicación estratégica entre la
desembocadura del río San Juan y la quebrada Sinifaná:

“Cerca del desemboque de la Sinifaná se estableció una barca


para pasar el Cauca, en 1888 y se fue creando un caserío
llamado hoy Bolombolo (hubo en Medellín un herrero indio
llamado Nicolás Bolombolo por 1714).” (Ibid, 1985: Nota 66).

6.4.2. La Colonización Antioqueña en el Suroeste del Departamento: Durante


las primeras décadas del siglo XIX, el aumento demográfico, el agotamiento de
muchas minas de oro y la dificultad para el cultivo de la tierra cuya colonización
era imposible, debido a la posición de los grandes propietarios, obligaron a los
habitantes de la zona central antioqueña a buscar nuevos territorios para poder
sobrevivir hacia las tierras del río Cauca, especialmente hacia Santa Fe de
Antioquia y Anzá. (Svensson y Ingmar, 1979)

La colonización antioqueña se desarrolló en esta región, debido no solamente a su


riqueza en recursos naturales y minerales y a la fertilidad de sus suelos de origen
volcánico, sino también a su localización estratégica. En este sentido, el municipio
de Fredonia fue uno de los pueblos más importantes durante esta época:

“Fredonia pudo considerarse como punto avanzado o como


cuartel general, para facilitar las operaciones de los colonos de
sudoeste, y para iniciar la campaña que contra el bosque, las
fieras y el clima se emprendió desde entonces, con el fin de
alcanzar la victoria civilizadora que ya se ha conseguido.” (Uribe
Ángel, 1985: 159)

Desde estos epicentros, se inició la colonización de todo el suroeste, incluyendo el


actual territorio de Venecia. Uribe Ángel describe la riqueza de los recursos
naturales y la fertilidad de los suelos que encontraron los colonos a su llegada a
este territorio:

192
“Hay en este territorio terrenos propios para toda especie de
cultivo; ricas carboneras y cal ordinaria; bancos de yeso y
fuentes saladas; vegetación lujosa y bellas maderas; jugosos
pastos, cafetales importantes, extensas dehesas32; y del
producto de esos elementos viven con facilidad y holgura, con
riqueza a veces, los habitantes del lugar.” (Uribe Ángel, 1985:
161)

Los colonos eran estimulados por las oportunidades de abrir nuevas tierras y
caminos, lo cual generó a su vez una ampliación en la frontera agrícola, bajo el
sistema de agricultura migratoria, con cultivos de maíz, fríjol, plátano, yuca y otros
productos para el sustento familiar. A medida que la agricultura aumentaba, los
bosques primarios comenzaban un proceso de fragmentación irreversible.

García Monsalve corrobora las impresiones anteriores y describe los principales


cultivos realizados por los primeros colonos llegados a las tierras del municipio de
Venecia:

“Descuajaban selvas a golpes de hacha y plantaban


especialmente caña, maíz, fríjol, yuca, arracacha, plátano, pasto
para el engorde de ganado vacuno, caballar y mular y todo lo
que era necesario para atender a su subsistencia. La fertilidad
de la tierra era increíble. A una pucha de sembradura le cogían
más de una carga de maíz. El plátano era tan fértil, que a la
mata tenían que apuntalarla con varios soportes y el racimo era
necesario cargarlo entre varias personas, pues uno solo no
podía con él. Las yucas en ocasiones llegaban a medir más de
un metro, hasta dos y medio, especialmente las producidas en
Argelia y Cerro Tusa, y para cargarlas era necesario así mismo
hasta dos hombres, porque uno solo no podía con una yuca. Y
esto lo vi personalmente cuando era muy niño, no fue que
ninguno me lo contó. Y todavía existen personas a quienes les
tocó ver esto, no obstante que la generación de ahora no lo
cree.” (García, 1981:24)

Este historiador también describe la forma como habitaban estos primeros


colonizadores:
“Nuestros primeros pobladores vivían en chozas construidas de
bahareques y guaduas, y cubiertas con pajas de maciega, hojas
de caña, iraca, vendeaguja, o con hojas de táparo. Y casi todos
tenían su trapiche construido de madera de guayacán, comino, u
otras maderas finas, accionados por bestias o a mano. Sacaban
la panela para su alimentación y para llevar a los mercados de
Sabaletas o de Fredonia.” (Ibid, 1981: 24)

32 Tierra destinada a pastos. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1994.

193
En esta referencia podemos constatar cómo se desarrollaba un comercio entre el
poblado de Sabaletas en Titiribí y el pueblo de Fredonia, desde antes de la
fundación del municipio de Venecia, probablemente por el camino que más
adelante trataremos con detalle. Este comercio no era solamente entre las
poblaciones aledañas, sino que esta fértil región del suroeste también surtía de
alimentos a la creciente población de Medellín:

“Los colonos desarrollan la agricultura y pronto se convierte en


despensa de la villa de Medellín, suministran abundante fríjol,
alimento que continuamente escaseaba y maíz, evitando así su
encarecimiento; el clima es bueno también para el cultivo de
pastos y desarrollo de la ganadería, y van introduciendo otros
cultivos como yuca y arracacha. Son tantos los colonos que no
solamente se ocupan los terrenos de Amagá, sino que también
se establecen en los llanos y montañas de Sinifaná.” (Córdoba,
2000: 136)

194
7. RESULTADOS

7.1. PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA

En el área de estudio, se llevó a cabo una prospección arqueológica regional,


utilizando la metodología del muestreo dirigido, la cual consistió en dos etapas.

La primera etapa fue un reconocimiento del camino que va de la cabecera de


Venecia a Bolombolo y de las terrazas que se desprenden de la Loma de Cerro
Tusa: cuchilla montañosa por la que atraviesa el camino (Ver Foto 13 y Mapa 5).
Luego, se realizó una segunda etapa, la cual no estaba prevista, al ampliar el
área de estudio hacia la zona baja de la quebrada El Revenidero, donde se
realizaba el hoyado para un cultivo de naranjas. Es así como se dividió el área de
estudio en dos zonas geográficas principales: la Zona A - Sinifaná, la cual cubre
1450.3 ha (28.5%) del territorio y la Zona B - Río Cauca, la cual cubre 760.3 ha
(14.9 %) (Ver Tabla 12 y Mapa 5).

Se identificaron algunas zonas factibles según la geomorfología, las cuales no


fueron prospectadas, para poder realizar un trabajo más detallado en las áreas
seleccionadas, aunque se dejan delimitadas para futuras investigaciones. La zona
de parcelaciones tampoco fue prospectada, por el alto grado de alteración en que
se encuentran sus suelos, debido a la ubicación de infraestructura para fincas de
recreo y vías de acceso. Las zonas de alta pendiente, las cuales cubren el resto
del territorio del área de estudio, fueron descartadas durante el reconocimiento del
terreno (Ver Tabla 12 y Mapa 5).

Tabla 12. Áreas prospección arqueológica.

ÁREAS ÁREA % DEL ÁREA


PROSPECCIÓN (ha) TOTAL
Zona A – Sinifaná 1450.3 28.5
Zona B – Río Cauca 760.3 14.9
Zona Parcelaciones 929.5 18.2
Zonas Factibles 1957.4 38.4
TOTAL 5096.5 100.0

195
7.1.1. Zona A – Sinifaná: En esta zona, que se extiende siguiendo la unidad
fisiográfica de la Loma de Cerro Tusa, desde la cabecera municipal de Venecia
hasta el yacimiento No. 30 – “Loma Redonda”, se identificaron 34 yacimientos
arqueológicos (Ver Mapa 5).

La Zona A está caracterizada por un relieve ondulado, cuyos terrenos de mediana


pendiente cubren un rango de alturas entre los 1245 – 1475 m.s.n.m.,
anteriormente descritos como zona media o de colinas. Este rango altimétrico
corresponde a una zona de vida de bosque húmedo premontano, pero en la
actualidad los suelos son utilizados para ganadería y parcelaciones, por lo que la
cobertura vegetal es principalmente de pastos manejados y no manejados (Ver
Anexo I).

Las terrazas prospectadas son de menor dimensión (promedio de 413.26 m 2) que


las de la zona B (Ver Anexo J), se encuentran lavadas y los suelos presentan
erosión, por lo que el material arqueológico se encuentra generalmente hacia los
hombros de dichas terrazas y en baja densidad.

La mayor parte de los yacimientos arqueológicos identificados en esta zona, se


encuentran distribuidos a lo largo del camino que pasa por la divisoria de aguas de
la cuenca de la quebrada Sinifaná y de la cuenca de la quebrada El Revenidero
(Ver Mapa 3), sobre la unidad fisiográfica de La Loma de Cerro Tusa, desde la
cabecera de Venecia hasta el Yac. 35 – “Alto del Nudo”. La mayoría de estos
yacimientos, están ubicados en aterrazamientos hacia las altas y medias laderas
de la Loma de Cerro Tusa y otras terrazas se ubican en la cima de las cuestas que
sobresalen de la misma formación (Ver Foto 35), con distancias cortas entre si.
Otros yacimientos se sitúan en la zona aledaña a la parte inferior del camino
antiguo a Titiribí. (Ver Mapa 5 y Anexo J).

Foto 35. Yac. No. 27 – “Alto de la Corneta”, en la Zona A – Sinifaná.

196
7.1.2. Zona B - Río Cauca: Esta zona fue prospectada con motivo de la
ampliación del cultivo de naranja de la finca Olajeros (Ver Foto 20). Los
empleados de dicha agro-industria se interesaron en el salvamento de los
vestigios arqueológicos que iban a ser afectados por las actividades del hoyado
intensivo para siembra de árboles. En esta etapa de la prospección se
identificaron 10 yacimientos arqueológicos (Ver Mapa 5).

Este territorio se distribuye a ambos lados de la quebrada el Revenidero, desde su


cauce medio hasta su desembocadura en el río Cauca, cubriendo un rango
altimétrico entre los 540 - 866 m.s.n.m, el cual corresponde a una zona de vida de
bosque seco tropical. La topografía de esta zona, anteriormente descrita como
zona baja o aluvial, está caracterizada por terrazas aluviales e inundables (Ver
Foto 11), que hacen parte del cañón del río Cauca, en una zona donde este se
abre formando la estrella hidrográfica de Bolombolo. El uso actual del suelo en
esta zona consiste principalmente en pastos para ganadería y cultivos (Ver Anexo
I).

Los yacimientos arqueológicos de esta zona fueron identificados sobre las


terrazas aluviales y llanuras de inundación (Ver Capítulo 5, Numeral 5.2.2.1) y
tienen una dimensión (promedio de 5612.7 m 2) mayor que los de la zona A (Ver
Anexo J). Se encuentran ubicados a distancias más amplias entre sí, lo cual se
debe a la distribución de las terrazas en el territorio (Ver Mapa 5).

197
Mapa 5. Prospección arqueológica del área de estudio.

198
7.2. DESCRIPCIÓN DE LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS

A continuación se presentan los yacimientos arqueológicos identificados durante la


prospección, siguiendo la subdivisión en zonas del área de estudio anteriormente
mencionada. Únicamente se describen en detalle los yacimientos arqueológicos
más representativos de cada una de las zonas, pues aunque se reporta la
existencia de un mayor número de yacimientos en la cartografía y en los
inventarios generales, algunos de éstos no ameritan ser descritos de manera
independiente, debido a sus características cualitativas y cuantitativas.

La muestra recuperada en la totalidad de los yacimientos arqueológicos está


presentada de manera general en el Numeral 7.3, de acuerdo a cada tipo de
material: cerámica prehispánica (Ver Numeral 7.3.1), artefactos líticos (Ver
Numeral 7.3.2), restos óseos humanos (Ver Numeral 7.3.3), restos óseos fáunicos
(Ver Numeral 7.3.4) y cerámica europea (Ver Numeral 7.3.5). La cerámica
prehispánica se encuentra descrita en detalle para cada uno de los yacimientos en
el Anexo M.

En los yacimientos arqueológicos más representativos, los cuales serán descritos


a continuación, fue donde se llevaron a cabo muestreos con una mayor intensidad,
como sondeos sistemáticos (grid), sondeos ampliados de 1 m2 y cortes de
excavación, adicionalmente a los sondeos elaborados en la fase de prospección.

Esta parte del estudio aporta datos sobre densidad de vestigios arqueológicos en
cada uno de los yacimientos, los cuales serán utilizados en el diagnóstico (Ver
Capítulo 9).

199
7.2.1. ZONA A - SINIFANÁ

7.2.1.1. Yacimiento No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”:

a) Localización: El Alto Doraditas (Grosse, 1926) también es conocido desde


hace más de 50 años entre los habitantes del municipio de Venecia con los
nombres de: “Cuevas de Santa Catalina”, “Cerro de los Cuervos” y “El Cuevero”.
Este yacimiento arqueológico está ubicado entre el Cerro Tusa y la cabecera
municipal, en la finca Santa Catalina (Ver Mapa 5). Sus coordenadas geográficas
son: Longitud 1’146,584.97 E, Latitud 1’151,450.85 y una altitud de 1368 m.s.n.m.
(Ver Foto 36).

Foto 36. Ladera occidental de las Cuevas de Santa Catalina.

b) Formación del Sitio: En la literatura geológica se encuentran algunas


definiciones para formaciones como ésta, correspondientes a procesos
morfodinámicos específicos:

 Según Botero (1963), lo que en Antioquia se conoce con el nombre de


organales son acumulaciones de peñoles medianos y pequeños que son
transportados por movimientos en masa del terreno, siguiendo la pendiente hacia
hondonadas. Existen dos tipos de organales según el sustrato geológico en el
cual se originan. El primero se da en rocas plutónicas y es el más común:

“La mayor parte de dichas acumulaciones se presentan en


afloramiento de rocas plutónicas y están formadas por bloques
residuales de exfoliación que bien sea por erosión de los cursos

200
de agua que mueven materiales a lo largo de las grietas en
donde la descomposición es mayor, por movimientos del manto
hacia las partes más bajas de la topografía, llevando consigo lo
bloques residuales o por una combinación de los dos procesos,
los concentra usualmente en cañales por las cuales corren
aguas permanentes u ocasionales. En este proceso de
concentración, los bloques actúan como obstáculos naturales
que favorecen la sedimentación de minerales pesados y no
pocos de los organales han sido explotados como yacimientos
auríferos.” (Botero, 1963: 34)

El segundo tipo de organales aparece en rocas calcáreas (las cuales no hacen


parte de la litología del área de estudio) y su mecanismo de formación es
diferente al anterior.

 Según Ceballos y Cuartas (1999), estas formaciones equivalen a depósitos


coluviales de ladera, cuyo mecanismo de formación es conocido como caída de
rocas o Talus. Estos procesos morfodinámicos a gran escala, tuvieron lugar
durante el período Cuaternario (Ver Foto 37).

Foto 37. Interior de las Cuevas de Santa Catalina. Área A.

Varios procesos morfodinámicos han


afectado esta intrusión de andesita de
origen Terciario, cuya composición
mineralógica está clasificada como
Andesita Augítica Dolerítica (Grosse,
1926), ya que este tipo de roca porfídica,
al estar sometida a la intemperie, sufrió
una meteorización profunda y diferencial,
dejando grandes bloques frescos
redondeados en medio de una matriz
totalmente descompuesta. Estos
procesos de caída de rocas desde las
partes altas de la formación de origen
ígneo y su posterior proceso de lavado y
reacomodamiento, inducido por la
escorrentía, han generado grandes
acumulaciones de rocas con cavidades
internas1 (Ver Foto 37), las cuales han
sido mal definidas por los habitantes de la
región como “cuevas” o “cuevero”.

1 Comunicación personal de Tatiana Cecilia Montoya, Ingeniera Geóloga de la Universidad


Nacional de Colombia.

201
Estos grandes bloques de roca, presentan a su vez un desprendimiento en forma
laminar debido a la humedad, lo cual genera una depositación de guijarros de
diferentes tamaños, por lo general subangulosos, al interior de las cavidades (Ver
Foto 37).

La acumulación de rocas y las cavidades solamente se presentan en la parte


media de la ladera occidental de dicha geoforma. En la ladera oriental y en los
costados norte y sur no ocurre una acumulación de rocas tan abundante,
presentándose una capa de suelo sobre la pendiente (Ver Foto 36).

c) Suelos: Se encuentran depositados en algunos de los intersticios de manera


superficial (Ver Foto 37). Durante la prospección se recolectaron muestras de
suelo en tres de las unidades de recolección (Ver Tabla 13), que permiten
visualizar algunas de las características de los suelos al interior de esta formación.

Por lo general son suelos arcillosos con presencia de guijarros de diferentes


tamaños que corresponden a fragmentos de roca altamente meteorizada. La
escasa capa de suelo se encuentra mezclada con abundante materia orgánica,
proveniente de la descomposición de la vegetación y de los desechos orgánicos
de la fauna que habita en su interior. El pH promedio es de 4.7, lo que equivale a
un suelo muy ácido.

Tabla 13. Descripción de los suelos de las Cuevas de Santa Catalina.

UNIDAD DE NIVEL COLOR DESCRIPCIÓN pH OBSERVACIÓNES


RECOLECCIÓN (cm)
Área B3 0-10 10YR 2/2 Textura arcillosa 4.85 Presencia de raíces,
Very Dark con menos del hojas de hierba y
Brown 5% de restos de pequeños
fragmentos de tallos.
roca
Área C1 0-10 10YR 4/6 Textura arcillosa 3.36 Guijarros
Dark con 20% de subangulosos a
Yellowish guijarros subredondeados,
Brown raíces, hojas y
abundante materia
orgánica.
Área H2 0-10 10YR 2/2 Textura arcillosa 5.89 Guijarros
Very Dark con 30% de subangulosos y
Brown guijarros aplanados de roca
altamente
meteorizada, raíces,
hojas y tallos.

202
d) El Hábitat:

Foto 38. Bosque intervenido alrededor de


la zona escarpada de las Cuevas de Santa Catalina.

Esta geoforma escarpada aún conserva un


reducto de bosque secundario y guaduales
sobre la ladera occidental, debido a su difícil
acceso (Ver Foto 38), factor que ha impedido
su deforestación. Sobre sus laderas menos
escarpadas (N, S y E), ha sido deforestada
para introducir cultivos de café y pastos aptos
para la ganadería.

En su interior, las cavidades e intersticios que


forman las rocas propician el hábitat para
diferentes especies de mamíferos, moluscos y
artrópodos, los cuales fueron identificados
parcialmente por parte de biólogos de la
Universidad de Antioquia (Ver Tabla 14 y Foto
40).

Las áreas cubiertas y oscuras de las cuevas son el hábitat de una numerosa
población de murciélagos, de la cual se logró identificar una especie (Ver Foto 39).
Esta población hace que las rocas estén recubiertas de guano, el cual puede
causar enfermedades respiratorias e infecciones en la piel a las personas que
ingresen al sitio sin la protección adecuada.

Foto 39. Murciélago (Phyllostomus discolor).

Nombre Común: Murciélago


Orden: Chiroptera
Suborden: Microchiroptera
Familia: Phyllostomidae
Subfamilia: Phyllostominae
Género: Phyllostomus
Especie: Phyllostomus discolor

203
Tabla 14. Moluscos y Artrópodos de las Cuevas de Santa Catalina.

CLASE ORDEN FAMILIA GÉNERO


NOMBRE
COMÚN
Gastropoda Stylommatophora Camaenidae Labirinthus Caracol de
Tierra
Gastropoda Neogastropoda Neocyclotidae Aperostoma Caracol
Gastropoda Stylommatophora Bulimulidae Caracol
Arachnida Amblypygi Araña de
cuevas
Arachnida Amblypygi Araña
Arachnida Araneae Araña de
agua
Arachnida Scorpiones Escorpión
Diplopoda Spirobólida Narceus Cienpiés
Insecta Orthoptera Tettigonidae Grillo
Insecta Hymenoptera Formicidae Atta Hormiga
arriera
Insecta Coleoptera Cerambycidae Prionus Escarabajo
Insecta Dictioptera Blaberidae Hyporichnoda Cucaracha
tierrera

204
Foto 40. Moluscos y Artrópodos de las Cuevas de Santa Catalina..

205
e) El Muestreo: Este yacimiento tiene unas características geomorfológicas que
dificultan la labor de reconocimiento y prospección, ya que los procesos de caída y
fracturamiento de las rocas han modificado el interior del yacimiento desde el
tiempo prehispánico. Los vestigios cerámicos y líticos se encuentran dispersos por
toda la zona rocosa del sitio, en los lugares más inaccesibles y en otros aparecen
a la vista. Por este motivo este sitio debió ser explorado haciendo uso de linternas,
aunque en algunas de las cavidades se presentan orificios en la parte superior,
hacia los empates de las rocas, a modo de claraboyas.

En esta prospección, aunque se intensificó el muestreo al practicar un mayor


numero de unidades de recolección que en otros sitios, no se cubrió la totalidad de
las áreas con potencial arqueológico del yacimiento, pues aún quedan muchas
cavidades sin explorar a lo largo y ancho del mismo. Tampoco se hizo un barrido
completo del material arqueológico presente en cada una de las unidades de
recolección, debido a la gran cantidad de vestigios presentes y al hecho de que se
trata precisamente de un muestreo. La intensidad en el muestreo fue realizada con
el fin de obtener una muestra representativa de cada uno de los sectores de la
cueva y también como parte de las actividades de salvamento de vestigios
arqueológicos, ya que en este sitio los visitantes acostumbran recolectar
fragmentos cerámicos.

Debido a la complejidad de la formación de las Cuevas de Santa Catalina, se optó


por sectorizar las cavidades exploradas durante la prospección arqueológica, las
cuales equivalen a 438 m2 aproximadamente. La zona explorada se dividió en tres
niveles altitudinales principales. Cada uno de estos niveles se subdividió
sucesivamente en áreas, de acuerdo a la distribución y al área visual de las
cavidades en su interior. Estas nueve áreas se enumeraron mediante letras en
orden alfabético (A-I) y se realizaron 50 unidades de recolección de material al
interior de estas diferentes áreas en que se sectorizó el yacimiento, las cuales se
registraron con un número (Ver Figuras 10 y 11). Esta subdivisión permitió hacer
algunos análisis espaciales con respecto a la ubicación de los vestigios.

Esta recolección fue realizada de manera superficial y semi-superficial (0-10 cm),


ya que a causa de los procesos de formación del sitio y de depositación de los
materiales en su interior por parte de los habitantes prehispánicos de la zona, no
existe un contexto de excavación que proporcione una estratigrafía clara. Como
se puede ver en la Figura 10, esta formación presenta áreas cerradas amplias y
otras estrechas que permiten la circulación, representadas en color café oscuro.
También presenta áreas abiertas y boscosas hacia su interior y exterior (Ver
Figuras 10 y 11).

206
f) Material Recuperado: Las Cuevas de Santa Catalina son el yacimiento
arqueológico donde se obtuvo la mayor densidad y variedad de vestigios
arqueológicos. Al interior de este yacimiento se recuperaron 7271 fragmentos de
cerámica prehispánica distribuidos de la siguiente manera: 3794 cuerpos no
decorados, 1331 cuerpos decorados, 291 bordes no decorados, 694 bordes
decorados, 7 asas, 1 volante de huso, 1 figurina, 10 vasijas semicompletas, 1
fragmento de poporo, 1 soporte, 1 vertedera y 1 alcarraza, para una muestra total
de 6133 piezas clasificadas. Los 1138 fragmentos restantes fueron catalogados
como microfragmentos. La muestra de cerámica recuperada será descrita de
manera detallada de acuerdo a cada tipo de material y a las características
tecnológicas, funcionales, morfológicas y estilísticas del mismo (Ver Numeral 7.3.1
y Anexo M).

También se recuperaron 21 artefactos líticos (Ver Numeral 7.3.2), 50 fragmentos


de restos óseos fáunicos (Ver Numeral 7.3.4) y 16 fragmentos de cerámica
europea (Ver Numeral 7.3.5). (Ver Anexo K)

En la Tabla 15 se presenta la frecuencia y distribución del material cerámico, de


acuerdo a las áreas definidas en estas cuevas, donde se puede observar que el
área B2 reportó mayor densidad de material (1162 fragmentos cerámicos) seguida
por el área F4, donde se encontraron tres vasijas semicompletas en buen estado y
680 fragmentos, y por el área H2, donde aparecen dos vasijas semicompletas y
374 fragmentos. Estas tres áreas se encuentran particularmente situadas en
lugares abiertos y boscosos del sistema de cavidades que conforman el
yacimiento arqueológico (Ver Tabla 15 y Figura 10).

Tabla 15. Frecuencia y distribución del material cerámico por áreas en las Cuevas Santa
Catalina.

UNIDAD DE ELEMENTO Total


RECOLEC. Cuerpo no Cuerpo Borde no Borde Asa Volante Figurina Vasija Soport Poporo Alcarraza Vertedera
e
Dec. Dec. Dec. Dec. Dec. de Huso Semicompleta
Área A1 7 3 1 11
Área A2 68 14 3 8 93
Área A3 3 6 9
Área A4 77 12 12 10 111
Área B1 176 92 20 33 2 323
Área B2 698 301 31 130 1 1 1162
Área B3 30 5 8 43
Área B4 136 85 12 64 1 298
Área B5 123 72 9 24 228
Área B6 63 11 6 3 83
Área C1 11 5 1 17
Área C2 50 32 5 87
Área C3 3 3 1 7
Área C4 24 2 1 3 30
Continua en la página siguiente

207
Área C5 181 48 16 23 268
Área D1 26 21 3 3 53
Área D2 175 43 6 24 1 249
Área D3 3 3 1 1 8
Área D4 25 6 5 3 1 40
Área D5 25 3 2 3 1 34
Área D6 43 7 2 52
Área D7 13 4 1 18
Área D8 6 2 8
Área E1 11 4 1 1 17
Área E3 69 37 8 12 1 127
Área E4 21 3 2 1 27
Área E5 25 6 1 32
Área E6 6 6
Área E7 29 5 1 3 38
Área E8 36 14 7 57
Área E9 14 1 15
Área E10 28 2 1 31
Área E11 104 47 151
Área F1 38 12 7 23 80
Área F2 25 3 2 4 1 35
Área F3 13 4 1 2 20
Área F4 437 88 57 95 3 1 1 1 683
Área G1 67 34 2 8 1 112
Área G2 73 20 3 10 106
Área G3 1 1 2
Área G4 62 11 7 6 1 87
Área G5 65 20 1 13 99
Área G6 108 39 8 21 1 177
Área G7 3 32 9 34 1 1 80
Área G8 110 9 1 6 126
Área G9 51 11 5 7 74
Área H1 105 34 8 20 167
Área H2 218 85 21 50 2 376
Área H3 19 4 3 26
Área I 1 91 33 13 13 150
Total 3794 1331 291 694 7 1 1 10 1 1 1 1 6133

208
Figura 10. Vista de planta de las Cuevas de Santa Catalina.

209
Figura 11. Vista lateral de las Cuevas de Santa Catalina.

210
7.2.1.2. Sitio Arqueológico de Cerro Tusa:

7.2.1.2.1. Localización: Este sitio es el núcleo del sistema territorial que


constituye el área de estudio. Está ubicado en la base de la ladera norte de Cerro
Tusa, en la finca Torreblanca. El sitio arqueológico está conformado por tres
monolitos anteriormente mencionados (Ver Capítulo 6, Numeral 6.3), conocidos en
la tradición oral de los habitantes del municipio de Venecia como: “La Cara de la
Diosa”, “El Altar de Sacrificios” y “La Silla del Cacique” y por dos yacimientos
arqueológicos ubicados en una colina, al norte del cerro, la cual hace parte de la
unidad fisiográfica de la Loma de Cerro Tusa: Yac. No. 1 – “Cementerio No. 1” y
Yac. No. 2 – “Terraza No. 2” (Ver Mapa 5); los cuales serán descritos a
continuación de manera independiente. Este sitio también es atravesado por el
camino antiguo Venecia - Titiribí, el cual presenta un tramo conservado de 100 m
de longitud por 1.9 m de ancho. Las coordenadas geográficas de este sitio son:
Longitud 1’144,450.54 - 1’144,587.27 E, Latitud 1’152,354.61 – 1’152,215.40 N y
un rango altitudinal entre los 1360 - 1392 m.s.n.m. (Ver Figura 19).

7.2.1.2.2. La Cara de la Diosa: También es conocida en la tradición oral de la


zona como “La Cara de la India”, ”La Cara de la Vieja”, “La Diosa del Espejo” o el
“Coloso de Cerro Tusa”. Se trata de un desprendimiento de la roca ígnea de Cerro
Tusa, que se asoma por su ladera norte, a 50 m de altura aproximadamente (Ver
Foto 41). El color de la roca no es homogéneo, ya que presenta tonalidades de
colores crema, blanco, gris y negro (Ver Foto 42).

Foto 41. La Cara de la Diosa en Cerro Tusa.

211
Foto 42. La Cara de la Diosa.

Tiene la apariencia de una cara humana vista de perfil, la cual dirige su mirada
hacia el NW (Ver Figura 12). Está cubierta de vegetación en sus alrededores,
dándole el aspecto de una tupida cabellera. Esta piedra no ha sido afectada por el
hombre, aunque en ciertas épocas el bosque que crece a su alrededor la tapa de
los observadores parcialmente (Ver Foto 42).

212
Figura 12. Silueta de la Cara de la Diosa.

213
¡Error!

214
7.2.1.2.3. El Altar de Sacrificios: También es conocido en la tradición oral como
el “Ara de Cerro Tusa”, la “Piedra de las Escalas” y la “Piedra del Tigre”. Está
ubicado en la parte superior de una pequeña colina, en el costado norte de la base
de Cerro Tusa y al lado derecho de donde pasa el camino antiguo a Titiribí en
dirección E-W (Ver Figura 19). Sus coordenadas geográficas son: Longitud
1’144,587.27 E, Latitud 1’152,215.40 N y una altitud de 1369 m.s.n.m. (Ver Figura
19).

Consiste en un bloque de roca con un área aproximada de 4 m 2 y una altura de


2.10 m. En su fachada NW presenta una forma triangular o en V, con 10
escalones de un ancho aproximado de 10 cm (Ver Foto 42 y Figura 13). En la
parte superior es casi plana, de donde se desprenden otras cuatro escalas de un
ancho menor a las anteriores. Este monolito está ubicado precisamente al frente
de la Cara de la Diosa (Ver Figura 14).

Foto 43. El Altar de Sacrificios.

215
Figura 13. Vista de planta del Altar de Sacrificios.

216
Figura 14. Vista lateral del Altar de Sacrificios.

217
7.2.1.2.4. La Silla del Cacique: Es conocida con este nombre en la tradición oral
de la zona. También está ubicada al lado izquierdo del camino, en la parte inferior
del Altar de Sacrificios (Ver Figura 19). Es una roca rectangular con forma de
banca, ya que tiene un ángulo recto interno (Ver Foto 44). Sus dimensiones son
de 1.76 m de longitud por 40 cm de ancho (Ver Figura 15). Se encuentra anclada
en el talud del camino. Al sentarse en la silla, se puede apreciar directamente al
frente, la Cara de la Diosa.

Foto 44. La Silla del Cacique.

218
Figura 15. Vistas de la Silla del Cacique.

219
7.2.1.2.5. Yacimiento No. 1 – “Cementerio No. 1”:

a) Localización: Este yacimiento arqueológico se encuentra localizado en una


colina al norte del Cerro Tusa, con las siguientes coordenadas geográficas:
Longitud 1’144,450.54 E, Latitud 1’152,354.61 N y una altitud de 1392 m.s.n.m.
(Ver Figura 19).

Se trata de un aterrazamiento en la cima de la colina (Ver Foto 45), el cual


presenta una vista panorámica de 360º: hacia el NW tiene una vista sobre la
cuenca de la quebrada Sinifaná, al W sobre la cuenca del río Cauca y al sur mira
directamente la ladera con forma piramidal de Cerro Tusa, de donde aflora la
Cara de la Diosa. Tiene un área superficial de 491 m 2, presentando una
cobertura vegetal de pastos manejados, ya que se encuentra en uno de los
potreros de la finca Torreblanca llamado “La Manga”, el cual antes hacia parte de
la finca “La Portada” (Ver Anexos I y J).

Foto 45. Tramo conservado del camino antiguo a Titiribí y Yac. No. 1 al fondo.

b) Antecedentes: Este lugar es conocido en la tradición oral de los habitantes de


la zona como “El Cementerio” desde hace muchos años. El historiador de
Venecia, Nacianceno García Monsalve afirma que este fue el primer cementerio
que existió en el Municipio:

“El primer cementerio que existió en lo que hoy es el municipio


de Venecia, estuvo situado en un filo que existe entre la piedra
de las escalas en Cerro Tusa, llamada también la piedra del
tigre, y la Portada, en finca que es hoy del señor Belisario
Herrera B.; en él sepultaban a los muertos de los que son hoy

220
las fincas de La Loma, Granates y La Tupiada (hoy Betania),
especialmente por causa de viruelas, epidemia que causaba
innumerables muertes o víctimas, no sólo en Venecia sino en
toda Antioquia y Colombia.// Como no había cementerios sino
en Sabaletas y en Fredonia, en tiempos de lluvias la quebrada
Sinifaná no dejaba paso; era el viaje a Fredonia por caminos
fangosos, selváticos y peligrosos por las fieras; resultaba
imposible llevar los cadáveres a esos lugares, y era necesario
sepultarlos en ese cementerio.” (García, 1981: 31)

En la cima de esta colina se encuentran algunas alteraciones antrópicas como


tres postes de luz pertenecientes a líneas domésticas (Ver Foto 45), una
depresión de guaquería de 2 m2 y 50 cm de profundidad y una posible tumba de
pozo con cámara lateral de 1.50 m de profundidad, la cual fue intervenida desde
la parte superior, por lo que se puede ver un orificio amplio en la superficie de la
terraza (Ver Figura 19).

c) Suelos: Los suelos de este yacimiento fueron obtenidos de uno de los perfiles
del corte de excavación No. 2. Éstos hacen parte de los suelos de colinas,
descritos anteriormente (Ver Capítulo 5.2.3.1). El sustrato geológico al cual
pertenecen es de rocas sedimenterias de la Formación Amagá. No presentan un
horizonte O, debido a la erosión alta y al lavado que ha sufrido la superficie de
esta terraza. Son suelos arcillosos en los horizontes superiores, con tendencia
hacia una textura limosa en los horizontes inferiores. Todos los horizontes del
perfil presentan arenas finas y también presentan contaminación orgánica como
raíces medias y finas. El pH promedio de los cuatro horizontes es de 4.30, lo que
equivale a suelos extremadamente ácidos (Ver Tabla 16 y Figura 16).

Tabla 16. Descripción de los suelos del corte No. 2, Yac. No. 1 – “Cementerio No. 1”.

NIVEL HORIZ. COLOR DESCRIPCIÓN pH


(cm)
0-30 A 10YR 3/4 Textura arcillo-arenosa-limosa, pegajoso y 4.28
Dark Yellowish ligeramente plástico.
Brown
30-50 AB 7.5YR 4/6 Textura arcillo-arenosa-limosa, pegajoso y 4.34
Strong Brown plástico.
50-70 B 5YR 4/6 Textura arcillo-limosa, producto de rocas 4.15
Yellowish Red meteorizadas en descomposición (saprolito),
con baja fracturación.
70-90 C 2.5YR 4/6 Textura limosa, producto de rocas 4.42
Red meteorizadas en descomposición (saprolito),
con baja fracturación.

221
Figura 16. Perfil de suelos del corte 2, Yac. 1 – “Cementerio No. 1”.

d) El Muestreo: El muestreo en esta terraza consistió en una primera etapa de


prospección, a la cual se le aumentó la intensidad al encontrar huesos en el
sondeo No. 3. Esta mayor intensidad consistió en dos cortes, los cuales fueron
realizados con el fin de hacer un salvamento de los restos óseos encontrados y
comprobar la cronología propuesta por García (1981) para el sitio. Además se
buscaban evidencias para relacionar el sitio con las rocas anteriormente descritas,
debido a su ubicación en el mismo espacio.

 Prospección: En esta terraza se efectuaron dos sondeos de 40 cm 2 x 60 cm


de profundidad. En el sondeo No. 1 se recuperaron 3 cuerpos no decorados en el
nivel 3 (20-30 cm) y en el sondeo No. 2 se recuperó 1 fragmento en el mismo
nivel (Ver Figura 19 y Anexo M).

 Excavación: Se llevaron a cabo dos cortes de excavación con las siguientes


características (Ver Figura 19).

Corte No. 1: Al realizar el tercer pozo de sondeo, se halló en el segundo nivel


(10-20 cm) una roca ferro magnesiana en laja rectangular con las siguientes
dimensiones: 20 cm de longitud x 10 cm de ancho x 5 cm de altura. En el sexto
nivel (50-60 cm) se halló un rasgo, el cual presentaba el horizonte de suelo
previamente removido, por su consistencia y mezcla de colores. Se decidió
continuar bajando más el nivel del sondeo y se hallaron restos óseos a los 87 cm
de profundidad, por lo que se decidió ampliarlo a un corte de 2 m 2 de área

222
superficial. En este corte se hallaron los restos óseos de un individuo humano en
posición extendida, en dirección S-N desde las extremidades inferiores y con la
zona ventral hacia la superficie (Ver Figuras 17 y 18). Los huesos recuperados en
mejor estado fueron los más gruesos y resistentes como el cráneo (Ver Foto 47) y
las extremidades inferiores como los fémures y las tibias (Ver Foto 48), aunque
también se recuperaron fragmentos de otros huesos como pelvis y vértebras. El
corte tuvo que ser ampliado nuevamente en la esquina sur, para poder ubicar las
extremidades inferiores de dicho individuo (Ver Figuras 17 y 18). Estos huesos se
encontraron en un alto grado de descomposición, lo cual los hace bastante
delicados.

Corte No. 2: Debido a la presencia de restos óseos en el corte 1, se decidió


practicar otro corte de mayor dimensión para abarcar una mayor área de la
terraza (Ver Foto 46). En el nivel 3 (20-30 cm) se encontraron cuatro fragmentos
de cerámica.

Foto 46. Corte No. 2, Yac. No. 1 – “Cementerio No. 1”.

En el nivel 10 (90-100 cm) se encontraron los restos óseos de tres individuos.


Para poderlos visualizar y extraer por completo, se amplió el corte en dos de sus
extremos. Los cuerpos se encontraron en posición extendida en dirección S-N y
uno de ellos en dirección E-W. Todos tenían la zona ventral hacia la superficie, al
igual que el individuo hallado en el corte No. 1 (Ver Figuras 17 y 18). Los huesos
recuperados fueron: el cráneo (Ver Foto 47), los fémures, las tibias (Ver Foto 48),
y algunos fragmentos de la pelvis y las vértebras. Se encontraron
aproximadamente 80 clavos oxidados asociados al mismo nivel de excavación
donde se hallaron los individuos (Foto 49). También se encontró un instrumento
lítico con una de sus superficies pulida (Ver Figuras 17 y 18).

223
Foto 47. Cráneo in –situ, en el corte No. 1, Foto 48. Tibias in – situ, en el corte No.
Yac. No. 1. 1, Yac. No. 1.

El conjunto de restos óseos hallado en este yacimiento será tratado con mayor
detalle más adelante (Ver Numeral 7.3.3.2).

Foto 49. Clavos hallados en el corte No. 2, Yac. 1 – “Cementerio No. 1”.

224
Figura 17. Vista de planta del nivel 2 de los cortes No. 1 y 2. Yac. 1 – “Cementerio No. 1”.

225
Figura 18. Vista de planta del nivel 8 de los cortes No. 1 y 2. Yac. 1 – “Cementerio No. 1”.

226
7.2.1.2.6. Yacimiento No. 2 – “Terraza No. 2”: Este yacimiento es el último de
los elementos que conforman el sitio arqueológico de Cerro Tusa. Se encuentra
ubicado en la media ladera de la misma colina donde se encuentra el yacimiento
No. 1, aproximadamente a 50 m en dirección oriente. Esta terraza de forma
ovalada tiene un área de 255 m2 y se encuentra a una altura de 1386 m.s.n.m.
También está cubierta por pastos manejados aptos para la ganadería.

En esta terraza se realizaron dos sondeos. En el sondeo No. 1 no se recuperaron


materiales arqueológicos, mientras que en el sondeo No. 2 se recuperaron un
cuerpo decorado y dos bordes no decorados en el nivel 3 (Ver Anexo M).

227
Figura 19. Levantamiento topográfico del sitio arqueológico de Cerro Tusa.

228
7.2.2. ZONA B – RÍO CAUCA

7.2.2.1. Yacimiento No. 21 – “La Meseta”:

a) Localización: Este yacimiento arqueológico está ubicado en el potrero “La


Meseta” de la finca el Balsal, en el corregimiento de Bolombolo. Este potrero se
extiende sobre una amplia terraza de origen aluvial, de la cual el yacimiento
arqueológico cubre una extensión parcial de 6324 m 2 hacia el extremo occidental.
Las coordenadas geográficas de este yacimiento son: Longitud 1’139,097.68 E,
Latitud 1’149,749.30 N y una altitud de 740 m.s.n.m. (Ver Foto 50 y Anexo J).

Esta terraza se sitúa hacia la vertiente occidental de la cuenca de la quebrada El


Revenidero, presentando algunos arroyos y cañadas en sus alrededores (Ver
Mapa 5). También existen dos “jagüeyes” o reservorios de agua de forma circular
en esta terraza, hacia el NE del yacimiento, los cuales tienen el dique hacia el lado
más inclinado. Debido a su altimetría, este terreno pertenece a una zona de vida
de bosque seco tropical, pero se encuentra cubierto de pastos manejados en su
superficie (Ver Foto 50 y Anexo I).

Foto 50. Terraza aluvial, donde se ubica el Yac. No. 21 – “La Meseta”.

b) Suelos: Los suelos de este yacimiento fueron descritos con anterioridad, pues
el perfil de suelos del corte 5 de este yacimiento, fue utilizado como el perfil modal
de los suelos de cordillera que se encuentran en los yacimientos de la zona B (Ver
Capítulo 5, Numerales 5.2.3.2 y 5.2.3.3).

229
El material parental de estos suelos corresponde a sedimentos de la Formación
Amagá. Tienen presencia de arenas por tratarse de los suelos de una terraza
aluvial, lo que ayuda a la infiltración de agua de los mismos. Presentan un rango
de colores que va de los pardo oscuros y hasta negros a los pardo claros, lo que
nos muestra un horizonte orgánico apto para la agricultura (Ver Tablas 17 y 18).

El pH promedio en el perfil de suelos del corte No. 1 es de 5.67, lo que


corresponde a suelos medianamente ácidos, con aptitud para la agricultura.

Tabla 17. Descripción de los suelos del corte No. 1, Yac. No. 21 – “La Meseta”.

NIVEL HORIZ. COLOR DESCRIPCIÓN OBSERVACIONES


(cm)
0-5 A1 10YR 3/4 Textura arcillo-limosa, Abundantes raíces y
Dark Yellowish compacta, masiva. fragmentos de cuarzo y
Brown feldespato.
5-15 A2 10YR 3/4 Textura arcillo-limosa, Menos raicillas y
Dark Yellowish compacta, masiva. fragmentos de cuarzo y
Brown feldespato.

15-20 A3 10YR 3/4 Textura arcillo-limosa, Menos raicillas, manchas


Dark Yellowish compacta, masiva. pardo rojizas y
Brown fragmentos de cuarzo y
. feldespato.
20-30 AB 5YR 4/6 Textura arcillo-limosa, Pocas raicillas y
Yellowish Red compacta, masiva. fragmentos de cuarzo y
. feldespato.
30-40 B 5YR 4/6 Textura arcillo-limosa, Pocas raicillas y
Yellowish Red compacta, masiva. fragmentos de cuarzo y
feldespato.

Tabla 18. Descripción de los suelos del corte No. 3, Yac. No. 21 – “La Meseta”.

NIVEL HORIZ. COLOR DESCRIPCIÓN pH ESTRUCTURA OBSERVACIONES


(cm)
0-20 A 5YR Textura arcillo- 5.5 Bloques Actividad biológica
2.5/1 arenosa-limosa, subangulares abundante, raíces finas,
Black ligeramente finos. duro, poros finos.
pegajosa y
ligeramente
plástica.
20-45 AB 7.5YR Textura arcillo- 5.5 Bloques Actividad biológica, aunque
2.5/1 arenosa, subangulares menor, raíces finas y muy
Black pegajosa y finos. finas, gravilla pequeña,
ligeramente guijarros, duro,
plástica consistente, poros finos.
45-60 B 7.5YR Textura arcillo- 6.0 Bloques Muy poca actividad
3/2 arenosa, subangulares biológica, raíces muy
Dark pegajosa y finos. finas, roca abundante, los
Brown plástica. poros son finos, muy duro
y consistente, la roca es
meteorizada.

230
c) El Muestreo:

 Prospección: En este yacimiento se llevó a cabo un amplio muestreo


durante dos prácticas realizadas con estudiantes de Antropología de la
Universidad de Antioquia. En un principio se llevó a cabo un muestreo sistemático
(grid) constituido por 43 sondeos de 40 cm 2 x 40 cm de profundidad, 16 de estos
sondeos resultaron negativos y en los 27 sondeos positivos se recuperó un total
de 137 fragmentos cerámicos (Ver Figura 20). Este muestreo sistemático permitió
construir un mapa de densidades de acuerdo a los resultados de los sondeos,
para proceder a elaborar los cortes de excavación en los lugares más apropiados
(Ver Foto 51), con el fin de determinar la presencia de cerámica de diferentes
estilos en asociación con las dos ocupaciones planteadas con anterioridad para
la región, de acuerdo a su profundidad por nivel y de la clasificación de una
muestra más amplia.

 Excavación: Se realizaron 4 cortes de 2m x 1m divididos en dos


cuadrículas, en los cuales se excavó por niveles de 10 cm (cortes Nos. 1 - 4).
También se hizo un corte de 1m x 2m (corte No. 5) y dos sondeos ampliados de
1m x 2m (sondeos ampliados No. 2a y 27) (Ver Figura 20 y Foto 52). El corte No.
2 presentó dos rasgos en el nivel 3. La densidad de materiales hallados en cada
nivel de los cortes está registrada en los diagramas de control de excavación
presentados en el Anexo L , donde se puede apreciar que la mayor densidad de
material se encontró en los niveles 2 (10-20 cm) y 3 (20-30 cm).

Foto 51. Excavación del corte No. 3 en el Yac. No. 21 – “La Meseta”.

231
d) Material Recuperado: El material recuperado mediante el muestreo
sistemático del yacimiento No. 21, permitió recuperar 137 fragmentos cerámicos
mediante los sondeos y 412 fragmentos cerámicos en los 5 cortes de excavación y
en los dos sondeos ampliados, para un total de 549 fragmentos cerámicos. Los
fragmentos cerámicos están distribuidos de la siguiente manera: 453 cuerpos no
decorados, 23 cuerpos decorados, 59 bordes sin decoración y 14 bordes
decorados (Ver Tabla 19). Estos vestigios serán descritos de manera detallada
más adelante de acuerdo a cada tipo de material (Ver Numeral 7.3.1.3.1).
También se obtuvo una muestra de 106 artefactos líticos (Ver Numeral 7.3.2). (Ver
Anexo K).

232
Foto 52. Cortes de excavación y sondeos ampliados en el Yac. No. 21 – “La Meseta”.

233
Tabla 19. Frecuencia y distribución del material cerámico. Yac. No. 21 – “La Meseta.”
EL EM EN T O
C u er p o
U N ID AD D E no C u er p o Bo r de no Bo r de
R EC O LEC C IÓN N IVEL D e c o r ad o D e c o r ad o D e c o r ad o D e c o r ad o To tal
Po z o de Sond eo 1 N i v el 1 1 1
N i v el 3 1 1 2
To tal 1 2 3
Po z o de Sond eo 2 N i v el 1 4 4
To tal 4 4
Po z o de Sond eo 3 N i v el 1 1 1
To tal 1 1
Po z o de Sond eo 4 N i v el 2 13 13
To tal 13 13
Po z o de Sond eo 6 N i v el 1 3 3
N i v el 2 3 3
N i v el 3 3 3
To tal 9 9
Po z o de Sond eo 8 N i v el 2 2 2
To tal 2 2
Po z o de Sond eo 9 N i v el 1 1 1
N i v el 2 2 2
To tal 1 2 3
Po z o de Sond eo 11 N i v el 1 7 7
N i v el 2 2 2
N i v el 3 3 3
To tal 12 12
Po z o de Sond eo 13 N i v el 4 1 1 2
To tal 1 1 2
Po z o de Sond eo 14 N i v el 2 5 5
To tal 5 5
Po z o de Sond eo 15 N i v el 2 4 1 5
N i v el 3 3 1 4
To tal 7 1 1 9
Po z o de Sond eo 16 N i v el 2 4 2 2 8
To tal 4 2 2 8
Po z o de Sond eo 17 N i v el 1 11 2 13
N i v el 2 18 3 2 23
N i v el 3 20 1 7 28
To tal 49 1 12 2 64
Po z o de Sond eo 18 N i v el 1 8 1 9
To tal 8 1 9
Po z o de Sond eo 20 N i v el 1 2 2
N i v el 2 3 2 5
To tal 5 2 7
C o r te 1 N i v el 1 17 3 20
N i v el 2 89 3 14 4 11 0
N i v el 3 19 19
To tal 12 5 3 17 4 14 9
C o r te 2a N i v el 1 6 6
N i v el 2 65 1 2 68
To tal 71 1 2 74
C o r te 3a N i v el 2 5 1 2 8
N i v el 3 14 1 3 18
To tal 19 2 3 2 26
C o r te 4a N i v el 2 12 1 1 2 16
N i v el 3 8 3 2 13
To tal 20 4 3 2 29
C o r te 5 N i v el 1 9 1 10
N i v el 2 5 2 7
N i v el 3 1 1
To tal 15 1 2 18
Ra sg o 1 Ra sg o 3 1 4
To tal 3 1 4
Ra sg o 2 Ra sg o 5 5
To tal 5 5
Po z o de Sond eo 27 N i v el 1 2 2
To tal 2 2
Po z o de Sond eo 28 N i v el 1 13 13
N i v el 3 2 2
To tal 13 2 15
Po z o de Sond eo 29 N i v el 1 2 2
N i v el 2 4 4
To tal 6 6
Po z o de Sond eo 21 N i v el 2 1 1
To tal 1 1
C o r te 3b N i v el 2 7 1 1 9
N i v el 3 8 8
To tal 15 1 1 17
Po z o de Sond eo 31 N i v el 3 4 2 6
To tal 4 2 6
Po z o de Sond eo 32 N i v el 1 1 1
To tal 1 1
Po z o de Sond eo 36 N i v el 2 1 1
To tal 1 1
Po z o de Sond eo 37 N i v el 2 4 1 5
To tal 4 1 5
C o r te 4b N i v el 2 12 3 1 1 17
N i v el 3 10 2 2 1 15
To tal 22 5 3 2 32
Po z o de Sond eo 2a N i v el 3 2 2
To tal 2 2
Po z o de Sond eo 2b N i v el 2 1 1
To tal 1 1
Po z o de Sond eo 2c N i v el 2 1 1
N i v el 3 3 3
To tal 3 1 4

234
Figura 20. Vista de planta del Yac. 21 – “La Meseta”, con las unidades de muestreo

235
7.2.2.2. Yacimiento No. 22 – “La Suiza”:

a) Localización: Este yacimiento arqueológico se encuentra situado en la Finca


La Suiza en el corregimiento de Bolombolo, sobre una terraza aluvial en forma de
L, cuya área es de 768 m2 (Ver Figura 21). Las coordenadas geográficas de este
yacimiento son: Longitud 1’139,768.24 E, Latitud 1’148,342.04 N y una altitud de
767.9 m.s.n.m. (Ver Anexo J ).

Esta terraza se ubica hacia la vertiente oriental de la cuenca de la quebrada El


Revenidero, presentando algunos arroyos y cañadas en sus alrededores (Ver
Mapa 5), además de un jagüey hacia el costado oriental de la terraza. Según la
altitud, esta terraza corresponde a una zona de vida de bosque seco tropical, pero
en la actualidad es utilizada para ganadería, al oriente del lindero que la parte
(límite de la naranjera) y por un cultivo de naranjas en la fracción occidental, el
cual se encontraba en la fase de hoyado cuando se realizó esta prospección (Ver
Anexo I).

En esta terraza hay presencia de grandes bloques de aglomerado volcánico, que


se han erosionado de las partes altas (Ver Figura 21). Una de estas rocas,
aparentemente tiene la misma forma del abrigo rocoso ubicado en la parte inferior
del predio (Yac. No 25) y mencionado más adelante (Ver Numeral 7.2.2..4),
aunque no se halló material cultural asociado a ésta.

b) Suelos: Corresponden a un sustrato de rocas sedimentarias como la arenisca,


perteneciente al Miembro Superior de la Formación Amagá, lo cual se corrobora
con la presencia de algunos guijarros de arenisca fina en los horizontes inferiores.
Son suelos de textura arcillosa y según la coloración pardo oscura de todos los
horizontes, aparentan tener una buena aptitud agrícola.

Tabla 20. Descripción de los suelos del sondeo No. 1, Yac. No. 22 – “La Suiza”.

NIVEL HORIZ. COLOR DESCRIPCIÓN OBSERVACIONES


(cm)
0-10 O 10YR 2/2 Textura arcillosa. Abundantes raíces y
Very Dark fragmentos de cuarzo y
Brown feldespato.
10-18 A 10YR 2/2 Textura arcillosa, masiva. Abundantes raíces,
Very Dark presencia de guijarros.
Brown
18-27 AB 10YR 2/2 Textura arcillosa, masiva. Abundantes raíces,
Very Dark presencia de grandes
Brown rocas.
27-30 B 10YR 2/2 Textura arcillosa, masiva. Abundantes raíces y
Very Dark pequeña arenisca fina.
Brown

236
c) El Muestreo: En este yacimiento se llevó a cabo un muestreo sistemático de
las áreas más planas en la cima de la terraza. Como la mitad occidental de la
terraza iba a ser intervenida mediante huecos equidistantes, para la siembra de
árboles de naranja, se nos permitió realizar un muestreo sistemático en la misma,
con el fin de realizar un salvamento arqueológico. En esta terraza se llevaron a
cabo 41 sondeos de 40 cm2 x 40 cm, de los cuales 18 resultaron positivos y 23
negativos (Ver Foto 53). La terraza también presenta algunas alteraciones
antrópicas hechas con anterioridad, como es el caso de tres depresiones de
guaquería y un saladero, las cuales fueron registradas (Ver Figura 21).

Foto 53. Mano de moler in-situ, en


el sondeo No. 1, Yac. No 22.

d) Material Recuperado: El material


recuperado mediante el muestreo
sistemático del yacimiento No. 22,
consiste en 319 fragmentos cerámicos
distribuidos así: 223 cuerpos no
decorados, 33 cuerpos decorados, 40
bordes no decorados, 22 bordes
decorados y 1 soporte. Los sondeos que
arrojaron una mayor densidad cerámica
fueron los sondeos Nos. 2 y 3, con 87 y
84 fragmentos cerámicos
respectivamente (Ver Tabla 21). Los
materiales cerámicos serán descritos en
detalle más adelante (Ver Numeral
7.3.1.3.2). También se recuperaron 4
artefactos líticos (Ver Numeral 7.3.2).
(Ver Anexo K).

237
Tabla 21. Frecuencia y distribución del material cerámico. Yac. No. 22 – “La Suiza”.

ELEMENTO
Cuerpo
UNIDAD DE no Cuerpo Borde no Borde
RECOL. NIVEL Decorado Decorado Decorado Decorado Soporte Total
Pozo de Sondeo 1 Nivel 2 2 2
Nivel 3 4 1 5
Total 6 1 7
Pozo de Sondeo 2 Nivel 2 9 1 2 12
Nivel 3 52 11 6 6 75
Total 61 11 7 8 87
Pozo de Sondeo 3 Nivel 2 12 2 14
Nivel 3 46 7 11 6 70
Total 58 7 13 6 84
Pozo de Sondeo 4 Nivel 3 1 1
Total 1 1
Pozo de Sondeo 5 Nivel 3 1 2 3
Total 1 2 3
Pozo de Sondeo 6 Nivel 3 3 1 4
Total 3 1 4
Pozo de Sondeo 7 Nivel 2 4 1 5
Nivel 3 2 5 1 8
Total 6 6 1 13
Pozo de Sondeo 8 Nivel 2 1 1
Nivel 3 2 2
Total 3 3
Pozo de Sondeo 9 Nivel 3 1 1
Total 1 1
Pozo de Sondeo 10 Nivel 2 4 4
Total 4 4
Pozo de Sondeo 11 Nivel 2 9 2 11
Nivel 3 13 2 3 2 20
Total 22 2 5 2 31
Pozo de Sondeo 12 Nivel 2 2 2
Nivel 3 5 1 6
Total 7 1 8
Pozo de Sondeo 13 Nivel 2 2 1 3
Nivel 3 4 1 1 1 7
Total 6 2 1 1 10
Pozo de Sondeo 14 Nivel 2 1 1
Nivel 3 3 1 4
Total 3 2 5
Pozo de Sondeo 15 Nivel 3 2 1 1 4
Total 2 1 1 4
Pozo de Sondeo 16 Nivel 2 6 1 7
Nivel 3 12 4 3 1 20
Total 18 4 3 2 27
Pozo de Sondeo 17 Nivel 2 10 1 2 13
Nivel 3 3 2 1 6
Total 13 1 4 1 19
Pozo de Sondeo 18 Nivel 2 3 3
Nivel 3 5 5
Total 8 8

238
Figura 21. Vista de planta con localización de las unidades de muestreo. Yac. No. 22.

239
7.2.2.3. Yacimiento No. 24 – “Pueblito Río Cauca:

a) Localización: Este yacimiento arqueológico se encuentra situado en la Finca


Olajeros, en el corregimiento de Bolombolo. Su ubicación es una excepción dentro
de las generalidades de los yacimientos de esta zona, ya que se extiende sobre
una terraza inundable. Esta terraza abarca una gran extensión, ya que se trata de
la vega del río, pero el yacimiento detectado en la prospección cubre una
extensión aproximada de 615 m2. Las coordenadas geográficas de este
yacimiento son: Longitud 1’138,570.99 E, Latitud 1’147,001.78 N y una altitud de
540 m.s.n.m., siendo el yacimiento cuya cota es la inferior (Ver Anexo J ).

El yacimiento No. 24 se encuentra al SE de la desembocadura de la quebrada El


Revenidero en el río Cauca y a 30 m aproximadamente al NW de la orilla del río
(Ver Mapa 5). Este yacimiento, que corresponde a una zona de bosque húmedo
tropical, se encuentra atravesado por un lindero, el cual delimita el área de pastos
manejados hacia el sur del área donde se realizaron los hoyados sistemáticos
para el cultivo de naranjas (Ver Foto 54 y Figura 22).

Foto 54. Yacimiento No. 24 – “Pueblito Río Cauca”

b) El Muestreo: En este yacimiento se llevó a cabo un muestreo sistemático a


manera de salvamento, de un área de la terraza ubicada hacia el comienzo del
pie de monte, en la cual se iba a efectuar el hoyado para el cultivo de naranjas de
manera equidistante. Este muestreo consistió en 33 sondeos de 40 cm 2 x 60 cm
de profundidad, de los cuales 19 dieron un resultado positivo y 14 negativo,
también se realizó un sondeo ampliado como parte de este muestreo (Ver Figura

240
22). Estos sondeos debieron cubrir una mayor profundidad en comparación a los
sondeos de los demás yacimientos, ya que por ser una llanura de inundación en
inmediaciones del río Cauca, presenta una mayor capa de suelo generada por las
subiendas del río, por lo que los vestigios arqueológicos aparecen a partir del nivel
3 en adelante (Ver Tabla 22).

Foto 55. Perfil del río Cauca, en el


Yac. No. 24 – “Pueblito Río Cauca”.

Como parte del muestreo,


también se realizó una
recolección de material en el
perfil del río Cauca (Ver Foto
54 y Figura 22), en una
distancia paralela a la longitud
del Yac. No. 24. El material
arqueológico, se encontraba
depositado en el nivel 23 (2.20
m) de dicho perfil (Ver Tabla
22).

d) Material Recuperado: El material recuperado mediante el muestreo


sistemático de este yacimiento, consiste en 360 fragmentos, de los cuales 284
corresponden a los pozos de sondeo y 76 a la recolección en el perfil del río; se
encuentran distribuidos así: 263 cuerpos no decorados, 37 cuerpos decorados, 44
bordes no decorados, 15 bordes decorados y 1 asa decorada (Ver Tabla 22).
Estos vestigios cerámicos serán descritos con mayor detalle más delante (Ver
Numeral 7.3.1.3.3). También se recuperaron 8 artefactos líticos en los sondeos y
uno en la recolección de perfil (Ver Numeral 7.3.2). (Ver Anexo K).

241
Tabla 22. Frecuencia y distribución del material cerámico. Yac. No. 24.

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242
Figura 22. Vista de planta con localización de las unidades de muestreo. Yac. No. 24.

243
7.2.2.4. Yacimiento No. 25 – “Abrigo Rocoso”:

a) Localización: Este yacimiento está ubicado en la Finca Olajeros en el


corregimiento de Bolombolo. Al igual que el Yac. No. 26 – “Cueva Olajeros”, hace
parte de un conjunto de grandes rocas que se ubican en una terraza aluvial, la
cual se eleva aproximadamente 10 m con respecto a la vega del río Cauca (Ver
Foto 56 y Mapa 5). Las coordenadas geográficas de este yacimiento son: Longitud
1’138,533.36 E, Latitud 1’146,614.39 N y una altitud de 554 m.s.n.m. (Ver Anexo
J).

Foto 56. Ubicación del Yac. No. 25 – “Abrigo Rocoso”.

La terraza donde se sitúan el Yac. No 25 – “Abrigo Rocoso” y No. 26 – “Cuevas


Olajeros”, se encuentra en la orilla oriental del río Cauca y exactamente al lado
opuesto del mismo, donde le vierte sus aguas la quebrada Mulato (Ver Mapa 5).
Toda la extensión de esta terraza se encuentra cubierta de rocas de gran tamaño.
Según la altitud, el sitio corresponde a una zona de vida de bosque seco tropical y
aunque pareciera que no es apto para la agricultura por su superficie rocosa, está
comenzando a ser utilizado para el cultivo de naranjas (Ver Anexo I).

Anteriormente todas las rocas estaban cubiertas por vegetación arbustiva densa y
espesa, lo que se puede corroborar mediante las gruesas raíces que aún se
pegan de algunas de estas rocas y por la presencia de troncos de árboles que
fueron derribados (Ver Fotos 56-58, 60 y 61). Con la ampliación del cultivo de
naranjas, todo el bosque que se encontraba alrededor de las rocas, en casi toda la
extensión de la terraza y parte de la vegetación que cubría las rocas fue derribada.
Gracias a esta limpieza se facilitó el acceso a los yacimientos arqueológicos, los
cuales quedaron despejados.

244
b) Formación del Sitio: El sitio arqueológico donde se encuentran los
Yacimientos Nos. 25 y 26, consiste en una terraza de origen aluvial, en asociación
con los procesos de depositación del río Cauca. Las rocas que cubren toda la
extensión de la terraza son grandes bloques de aglomerado volcánico, que se han
erosionado de las partes altas (Ver Figura 21) y se han depositado en ésta.

c) Descripción: Este yacimiento está ubicado debajo de una de las rocas que se
han depositado sobre la terraza. La roca de 5 m de altura, tiene uno de sus lados
inclinados en un ángulo aproximado de 45º, cubriendo un área del suelo de la
intemperie, a manera de abrigo rocoso. En esta superficie de suelo de 11 m 2, se
encuentran además del suelo, otras rocas enterradas y una raíz que ha
atravesado el área de un extremo al otro. Una barrera de rocas también rodea el
área de suelo que cubre el abrigo rocoso (Ver Foto 57 y Figura 23).

Foto 57. Yac. No. 25 – “Abrigo Rocoso”.

El abrigo se encuentra hacia la cara sur de la roca y mira directamente hacia el


costado norte del Yac. No. 25 – “Cueva Olajeros”, donde se ubica su acceso, por
lo que son dos yacimientos que se encuentran distribuidos de frente, el uno al otro
sobre la terraza. Entre ambos yacimientos hay una distancia de 35 m.
Este lugar conserva una temperatura fresca durante todo el día, lo cual es una
ventaja en esta zona, donde las temperaturas son altas al medio día. Los
trabajadores de la finca lo utilizan como el lugar donde almuerzan y hacen la
siesta, durante estos días de trabajo en el hoyado.

d) Suelos: Tienen como sustrato rocas sedimentarias de la formación Amagá.


Estos suelos presentan guijarros de roca por estar en relación con los bloques de

245
aglomerado volcánico que sufren procesos de agrietamiento y erosión al estar
sometidos a la intemperie y a los fuertes cambios de temperatura de esta zona. Se
encuentran removidos debido a la presencia de grandes raíces y de los trabajos
que se han llevado a cabo por parte de la agro-industria. El pH que presentan
estos suelos es ligeramente ácido (Ver Tabla 23).

Tabla 23. Descripción de los suelos del nivel 1 del Yac. No. 25 – “Abrigo Rocoso”.

NIVEL HORIZ. COLOR DESCRIPCIÓN PH OBSERVACIONES


(cm)
10YR 2/2 Textura limosa 6.38 Suelo removido y mezclado,
0-30 O Very Dark con guijarros. con presencia de guijarros
Brown de roca subredondeados en
20% y feldespatos, raíces,
restos de gusanos, y
conchas de semilla.

e) El Muestreo: En esta pequeña área se realizaron siete pozos de sondeo


ampliados de 1 m2 de área y se bajaron hasta el nivel 3 (20-30 cm) de profundidad
hasta llegar al material parental. La mayor densidad de material se halló en este
último nivel. Con estas unidades de muestreo ampliadas, se cubrió la totalidad del
área interna del abrigo rocoso, esquivando las rocas que afloran al interior del
mismo (Ver Foto 58 y Figura 23). Este muestreo se práctico con una mayor
intensidad , como parte de las actividades de salvamento de un yacimiento que
iba a ser afectado por el cultivo de naranja y posiblemente por personas que lo
identificaron al ser derribada la vegetación que lo cubría.

Foto 58. Detalle del Yac. 25 – “Abrigo Rocoso”.

246
f) Material Recuperado: Mediante este muestreo, se recuperó la mayor
densidad de materiales por m2 de toda la prospección, ya que este abrigo rocoso,
aunque al parecer ya había sido visitado e intervenido por personas en la época
contemporánea, según algunos vestigios recuperados (Ver Numeral 7.3.5) y la
alteración en que se encontraron los horizontes del suelo, aún conservaba una
buena cantidad de vestigios arqueológicos prehispánicos.

La intervención del área comenzó por una recolección superficial y limpieza de


material orgánico acumulado en la misma, mediante la cual se recuperaron
algunos materiales contemporáneos como un anzuelo, 1 moneda de dos centavos
de 1922 (Ver Numeral 7.3.5) y algunos fragmentos de carbón.

En los sondeos ampliados se recuperó un total de 1495 fragmentos cerámicos


distribuidos así: 738 cuerpos no decorados, 648 cuerpos decorados, 24 bordes no
decorados, 79 bordes decorados y 3 asas no decoradas.

También vale la pena resaltar el sondeo ampliado No. 7, ya que en el nivel 3 (20-
30 cm) en una fosa sencilla, irregular y un poco alterada por una gruesa raíz que
atraviesa toda el área muestreada, se registró un entierro (Ver Foto 59 y Figura
23) en el que se hallaron tres vasijas así: una olla subglobular de gran tamaño (42
cm de diámetro) que quedó semicompleta, ya que se reconstruyó casi la mitad;
ésta contenía una urna de menor tamaño (30 cm de diámetro y 35 cm de altura),
de forma subglobular la cual logró reconstruirse completamente, está tenía en su
interior fragmentos de huesos humanos y piezas dentales calcinados; por último,
esta última vasija tenía un cuenco en la parte superior que le servía de tapa, con
un diámetro de 26 cm y una altura de 14 cm, éste también se reconstruyó
completamente (Ver Tabla 24 y Fotos 83-85)

Foto 59. Urna funeraria in-situ en el nivel 3 del sondeo ampliado No. 7. Yac. No. 25.

247
Las piezas cerámicas los y restos óseos hallados en este yacimiento serán
tratados con mayor detalle de acuerdo a cada tipo de material más adelante (Ver
Numerales 7.3.1.3.4 y 7.3.3).

Tabla 24. Frecuencia y distribución del material cerámico en el Yac. No. 25 – “Abrigo
Rocoso”.

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En el muestreo realizado en este yacimiento también se recuperaron 14 artefactos


líticos (Ver Numeral 7.3.2), restos óseos humanos fragmentados y piezas dentales
al interior de los sondeos ampliados Nos. 3 y 6 (Ver Numeral 7.3.3), dos
fragmentos de cerámica europea y material contemporáneo antes mencionado
(Ver Numeral 7.3.5). (Ver Anexo K).

Aunque se encontraron fragmentos de carbón de diferentes tamaños, no son


representativos ni sirven para realizar dataciones confiables debido a la alteración
de los horizontes al interior del yacimiento y por el hecho de que este lugar ha sido
utilizado en épocas más recientes como refugio e incluso pudo haber sido
guaqueado.

248
Figura 23. Vistas de planta y lateral, con localización de las unid. de muestreo. Yac. 25.

249
7.2.2.5. Yacimiento No. 26 – “Cueva Olajeros”:

a) Localización: Se encuentra ubicado en la Finca Olajeros en el corregimiento


de Bolombolo. Junto con el Yac. No. 25 – “Abrigo Rocoso”, conforman un sitio
arqueológico en relación con grandes rocas, el cual se ubica en una terraza
aluvial, cerca al río Cauca. Las coordenadas geográficas de este yacimiento son:
Longitud 1’138,516.13 E, Latitud 1’146,581.75 N y una altitud de 553 m.s.n.m. (Ver
Anexo J ).

b) Descripción: Este yacimiento se encuentra situado al interior de un bloque de


aglomerado volcánico de mayor tamaño que el anterior. Este bloque presenta una
cavidad en su parte inferior a manera de abrigo rocoso, pero con una mayor
amplitud y profundidad que la formación anterior, por lo que se le ha dado el
nombre de “cueva” por parte de los habitantes de la zona (Ver Foto 60).

Foto 60. Yac. No. 26 – “Cueva Olajeros”, visto desde el norte.

Según su forma, este bloque de roca se fracturó hacia su parte media, de donde
se desprendió un bloque de menor tamaño y forma rectangular. Este bloque cayó
sobre la base del yacimiento de manera inclinada, creando un acceso a manera
de rampa, hacia el nivel superior de la formación. Es así como en la actualidad,
esta roca de aproximadamente 9 m de altura, se asemeja en su forma exterior a

250
un abrigo rocoso con una rampa en el medio, la cual crea una subdivisión de
varias cavidades en su interior (Ver Fotos 60 y 61).

La roca se encontraba cubierta por vegetación espesa como árboles y arbustos,


los cuales fueron derribados por los trabajadores de la agro-industria, dejando
despejado el acceso por la ladera norte, facilitando la prospección realizada en su
interior (Ver Fotos 60 y 61).

Esta formación presenta espacios cubiertos y oscuros en su interior, que propician


el hábitat de algunas especies de fauna como: murciélagos, gallinazos y chuchas,
identificados durante la prospección.

Foto 61. Detalle del costado norte del Yac. No. 26 – “Cueva Olajeros”.

c) El Muestreo: En este yacimiento se realizó una división de los lugares donde,


según la presencia de acumulaciones de materia orgánica, se pudieran hallar
vestigios. Esto dio como resultado una división en seis áreas localizadas en el
exterior y en los dos niveles interiores de la formación (Ver Figura 24). Estas áreas
de intervención fueron de aproximadamente 1 m 2, y realizadas de manera semi-
superficial, pues los vestigios no se encontraban a mucha profundidad. Se intentó
cubrir la mayor área de la formación y recuperar una muestra representativa de

251
vestigios como un salvamento, debido a que el yacimiento ya ha sido guaqueado
y a la vulnerabilidad que presenta por haber sido destapado.

Foto 62. Área 3 en el Yac. No. 26 – “Cueva Olajeros”.

d) Material Recuperado: Mediante este


muestreo en las áreas identificadas, se
recuperaron 252 fragmentos cerámicos
distribuidos de la siguiente manera: 139
cuerpos no decorados, 87 cuerpos
decorados, 8 bordes no decorados, 17
bordes decorados y un asa no decorada
(Ver Tabla 25), los cuales serán descritos
detalladamente más adelante (Ver Numeral
7.3.1.3.5).
En el muestreo realizado en este
yacimiento también se recuperaron 20
artefactos líticos (Ver Numeral 7.3.2), 2
fragmentos de cerámica europea (Ver
Numeral 7.3.5.) y algunos fragmentos de
carbón. También se recuperó una muestra
de fragmentos óseos y piezas dentales
humanas calcinadas (Ver Numeral 7.3.3) ,
los cuales se encontraban dispuestos de
manera superficial, lo que podría indicar la
presencia de guaquería previa a la
prospección del yacimiento (Ver Anexo K).

Tabla 25. Frecuencia y distribución del material cerámico en el Yac. No. 26 – “Cueva
Olajeros”.

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252
Figura 24. Vistas de planta y lateral con localización de las unid. de muestreo. Yac. 26.

253
7.2.3. LOS CAMINOS

Camino real
Ruta ancestral
¿Cuántos pensamientos haz recogido en tu fluir?
Cuéntame esas historias.
Déjame seguir adelante,
bañarme en tu luz,
sintiendo otras pisadas
que en ti han dejado
huella.

En el territorio del municipio de Venecia se encuentran varios caminos antiguos,


cuyas características aún se conservan, permitiendo llevar a cabo su
caracterización y registro en mapas.

7.2.3.1. Camino Antiguo Venecia – Titiribí:

Uno de los caminos más importantes, desde el punto de vista histórico y cuyas
especificaciones técnicas aún se conservan en ciertos tramos (Ver Tablas 25.1 y
25.2), es el camino que recorre el área del municipio de este a oeste, comenzando
en la cabecera municipal y luego se dirige hacia la Estación Puente Soto, sobre la
quebrada Sinifaná, para cruzarla y finalmente entra al territorio del municipio de
Titiribí, en una distancia de 10,482 m (Ver Mapa 5).

a) Antecedentes: La primera mención histórica que encontramos con relación a


la existencia de caminos en el área de estudio proviene de las crónicas de la
conquista y la cual puede estar en relación con la ruta del camino antiguo Venecia-
Titiribí proviene de las crónicas de la Conquista. El Capitán Jorge Robledo llega a
estas tierras procedente del sur del valle del río Cauca, dejando atrás Anserma en
julio de 1541, observando lo siguiente:

“Desde la provincia de Arma hasta la de Cenufana habrá XX


leguas y desde Cenufana a Aburrá puede haver seys, en todo
este camino hay grandes asyentos de pueblos antyguos e muy
grandes edificios de caminos hechos a mano e grandes por las
syerras e medias laderas que en el Cuzco no los ay mayores y
todo esto perdydo e destruydo e no ay yndio que sepa dezir
cómo ha sydo ni de que se ha despoblado por lo que se puede
pensar que los a despoblado las grandes guerras que avido
entre los naturales.” (Tovar Pinzón, 1993: 350)

Otros documentos históricos también mencionan la existencia de un camino en la


zona para el año de 1682, denominado el “Camino de Sinifaná”, el cual fue
utilizado como una vía importante para el comercio entre la región del Valle del
Cauca y el Valle de Aburrá.

254
“En 1682, los mercaderes Pedro Cortés Osorio y Peralta y
Lorenzo de Ocampo, residentes en la Villa de Nuestra Señora
de la Candelaria de Medellín, presentan una capitulación
solicitando permiso para arreglar el camino de Sinifaná,
asumiendo ellos mismos los gastos porque tienen necesidad de
transportar ganado, bestias mulares y cargas desde Buga.”
(Córdoba, 2000: 111)

Figura 25. “Mapa de San Fernando de Amagá” (1791). Tomado del Archivo Histórico de
Antioquia. Planoteca. No. 2104.
En el “Mapa de San Fernando
de Borbón de Amagá”,
realizado por un autor
anónimo en 1791, aparece
registrado de manera gráfica,
con el nombre de “Camino de
Popayán”, un camino que
sale del actual pueblo de
Amagá y cruza la quebrada
Sinifaná en dirección N-S,
atravesando los “Llanos de
Sinifaná”, para llegar a la
cuenca del río Cauca y
continuar rumbo al sur, (Ver
Figura 25). Este camino puede
estar en relación con el
camino de la referencia
anterior.

Según Jaramillo (1997), este


“Camino de Popayán”, el cual
llegaba a Supía, es uno de los
más antiguos de la región y
los “Llanos de Sinifaná” corresponden a la región ganadera ubicada entre la
quebrada Sinifaná y el río Poblanco.

El geólogo Emil Grosse también describe, a nivel general, las características


técnicas de los caminos existentes en la región para el año de 1922, las cuales
coinciden con las especificaciones técnicas que se conservan hasta la actualidad
(Ver Tabla 25.2):

“Actualmente se sigue construyendo la línea de Amagá al


Cauca. La mayor parte del tráfico se hace por medio de mulas y
caballos en caminos de 2-5 m de anchura, que en el tiempo
seco son buenos generalmente, pero que en invierno, en
puntos donde el desagüe es malo, pueden estar sin fondo y ser

255
a veces peligrosas, sobre todo en terrenos del terciario
carbonífero y de rocas eruptivas del mesozoico profundamente
descompuestas.” (Grosse, 1926: 12)

Los viejos de la zona conocen el camino antiguo Venecia-Titiribí como “la Calle
Antigua”, pues éste fue una calle municipal de carácter público, el cual constituía
la principal ruta de comercio entre Venecia y los municipios vecinos como Titiribí.
A partir de la construcción de la carretera Venecia - Bolombolo en 1951, fue
perdiendo importancia hasta pasar casi al olvido.

b) Descripción: En la actualidad, este camino no es muy utilizado, ya que


solamente es transitado esporádicamente por vaqueros que trasladan el ganado
entre potreros y por trabajadores de las fincas aledañas.

Las especificaciones generales del camino son las siguientes:

 Distancia Total: 10,482 m, entre la vereda La Amalia, al sur de la cabecera


municipal y la Estación Puente Soto en la quebrada Sinifaná. (Ver Mapa 8)
 Distancia conservada en piedra: 1646 m, distribuidos en 9 tramos.
 Distancia no conservada: 7218 m
 Distancia eliminada por la carretera del corregimiento de Arabia: 518 m
 Distancia eliminada por la cabecera municipal: 1100 m

Tabla 25.1 Especificaciones técnicas del camino antiguo Venecia – Titiribí.

CARACTERÍSTICAS DISTANCIA % DE LA
(m) DISTANCIA TOTAL
Camino conservado 1646 15.41
Camino no conservado 7218 68.86
Camino – vía 518 4.94
Camino – cabecera 1100 10.49
TOTAL 10482 100.00

Vale la pena resaltar, el estado de conservación de varios tramos de este camino,


los cuales suman un total de 1646 m, equivalentes a un 15.4% de la distancia total
(Ver Foto 63, Tablas 25.1 y 25.2).

256
Tabla 25.2. Caracterización de los tramos conservados del camino antiguo
Venecia- Titiribí, entre la cabecera municipal y la Estación Puente Soto.

No. TRAMO LONG. ANCHO CARACTERÍSTICAS PROPUESTAS


CONSERVADO (m) MÁX.
(m)
1 La Amalia 211 1.5 Conservado
2 Ventiadero 647 3.0 conservado Descombrar y
2 acequias centrales limpiar
3 Santa Catalina 73 1.2 Conservado Descombrar y
limpiar
4 El Dulce 190 1.2 Derrumbes Descombrar y
(Afluente 1) limpiar
5 El Dulce 150 1.9 1 nivel Descombrar
(Afluente 2) 1 drenaje
6 La Portada 100 1.9 Descombrar
7 Rochiles III 90 1.4 Derrumbes Descombrar y
limpiar
8 Rochiles II 95 2.2 2 curvas con peralte Descombrar y
1 drenaje lateral limpiar
1 nivel
9 La Quiebra 90 1.4 1 acequia Descombrar y
1 drenaje en dos limpiar
niveles
TOTAL 1646 3.0

Estos tramos conservados en piedra tienen un ancho promedio de 1.74 m. y aún


se pueden apreciar algunos aspectos ingenieriles e hidráulicos como acequias
para desviar el agua y evitar la erosión del empedrado en las partes bajas.
Algunos tramos presentan niveles o escalones de aproximadamente 12 cm de
altura, los cuales tienen como objetivo reducir la pendiente, con el menor esfuerzo
para el caminante.

257
Foto 63. Tramos conservados del camino antiguo Venecia – Titiribí.

258
7.2.3.2. Camino Antiguo a Bolombolo: Este camino recorre todo el territorio del
municipio de Venecia en dirección W-E, siguiendo la divisoria de aguas de la
Loma de Cerro Tusa, en una distancia total de 15,769 m, de los cuales los 6788
m iniciales, hacen parte del camino anterior.

a) Antecedentes: Grosse referencia un tramo de este camino que va desde el


Cerro Tusa hasta el Alto del Nudo (Ver Mapa 5), el cual utilizó como eje de
referencia y ruta de movilización durante sus estudios en la zona:

“Algunas secciones de los caminos las levantamos con cinta


métrica y brújula, a fin de obtener más exacta la distancia de
puntos ya conocidos. Son éstos los caminos en los galápagos
de Angelópolis y de Pueblito, el camino Titiribí-Los Alpes-
Piedras Gordas, el camino Alto Nudo-Cerro Tusa hasta la última
elevación antes de la partida del camino a la Hac. Cerro Tusa y
el camino por la cresta de la Loma de Quirimará, desde el Alto
de la Popa hasta un altico inmediatamente al Sur del camino de
Ebéjico a Anzá. “ (Grosse, 1926: 4)

b) Descripción: El camino no tiene tramos conservados en los 8981 m de su


extensión, desde que se separa del camino a Titiribí, pero presenta otras
características importantes como el atravesar toda la divisoria de aguas de las
cuencas de las quebradas Sinifaná, El Revenidero y La Popala (Ver Mapa 3), y el
brindar una hermosa panorámica para el disfrute del paisaje, al recorrer esta zona
de cuestas elevadas por la parte superior.

259
7.3. DESCRIPCIÓN DE LA MUESTRA ARQUEOLÓGICA

“El ser humano para poder vivir modifica continuamente su entorno. En todos los puntos de
contacto con el mundo exterior crea un entorno secundario, artificial. Levanta casas o
construye refugios; prepara la comida de una manera más o menos elaborada después de
haberla obtenido ayudándose de armas y útiles diversos; abre caminos y se vale de medios
de transporte. Si el ser humano hubiese tenido que valerse únicamente de su dotación
anatómica, pronto hubiera sido destruido, o habría muerto de hambre. La defensa, la
alimentación, la necesidad de moverse sobre el terreno, todas sus necesidades psicológicas
y espirituales, las satisface mediante la interposición de artefactos.”

(Bronislaw Malinowski, 1994: 57)

La prospección arqueológica del área de estudio permitió identificar 44


yacimientos arqueológicos (34 en la zona A – Sinifaná y 10 en la Zona B – Río
Cauca). Mediante diferentes unidades de recolección efectuadas como: sondeos,
sondeos ampliados, perfiles y cortes de excavación, se recuperó una muestra
representativa de materiales arqueológicos de diferentes características distribuida
de la siguiente manera (Ver Anexo K):

 Cerámica Prehispánica: 13293 fragmentos cerámicos, de los cuales 9844


fueron clasificados. Los 3449 fragmentos restantes fueron clasificados como
microfragmentos, los cuales fueron catalogados sólo con el fin de llevar un
registro de densidad del material.

 Instrumentos Líticos: 189 artefactos líticos de los cuales se clasificaron 137.

 Restos Óseos Humanos: Se recuperó un conjunto de fragmentos de huesos


y piezas dentales cinerarios de la época prehispánica y un conjunto de
fragmentos de huesos.

 Restos Óseos Faúnicos: Se recuperó un conjunto de 50 fragmentos de


restos óseos fáunicos de diferentes especies.

 Cerámica Europea: 37 fragmentos de los cuales se clasificó la totalidad del


material.

Los resultados de la clasificación de la totalidad de la muestra de vestigios


arqueológicos están presentados a continuación de manera general, de acuerdo a
cada tipo de material y siguiendo la zonificación de los yacimientos identificados
anteriormente descrita. Esta presentación se hizo de una manera limpia o libre de
cualquier tipo de interpretación o inferencia, con el fin de que pueda ser utilizada
para ampliar la muestra de futuras investigaciones o también ser interpretada
mediante otro enfoque.

260
7.3.1. CERÁMICA PREHISPÁNICA

Antes de comenzar la descripción de la muestra de cerámica prehispánica, la cual


es la más numerosa del conjunto de materiales arqueológicos recuperados,
consideramos pertinente introducir algunos conceptos acerca de la relación entre
el estilo y la asociación histórico-cultural de la muestra.

La relación entre el estilo de los materiales arqueológicos y las fronteras sociales o


la asociación histórico-cultural ha sido un debate permanente en la Arqueología.
Los arqueólogos Histórico Culturales de principios de siglo asumían que los
estudios de estilo de la cultura material les aportaban las claves para distinguir
grupos sociales en el registro arqueológico. La Arqueología Procesual de la
década de los sesenta introdujo una nueva manera de abordar este problema, al
proponer que el patrón distribucional en el registro arqueológico no es equivalente
con grupos étnicos o etnolingüísticos del pasado y dividió la cultura material en los
tres dominios que perduran hasta la actualidad: tecnología, función y estilo. La
tecnología fue definida como las materias primas y los pasos productivos, la
función fue asociada con los propósitos utilitaristas e instrumentales y al estilo le
fue atribuida una función emblemática y neutralmente selectiva.

Actualmente se han generado nuevos enfoques para este viejo problema, al


afirmar que el estilo no es solamente decoración y que las elecciones técnicas no
dependen exclusivamente de la presión ambiental, como se pensaba antes. Se
pretende entender estos comportamientos como acciones sociales inteligentes
que reflejan un conocimiento compartido de cómo las cosas se hacen. Es así
como se están uniendo variables como el estilo y la función para entender la
cultura material desde un enfoque más holístico (Stark, 1998).

Como ya se ha planteado en los Antecedentes Arqueológicos (Capítulo 6.2), las


investigaciones realizadas con anterioridad en la región de la cuenca montañosa
del río Cauca en el departamento de Antioquia, han construido una serie de
propuestas de acuerdo a unos resultados comunes a la mayoría del conjunto, los
cuales no pueden ser pasados por alto al investigar sobre estas temáticas, más
aún cuando la ciencia debe estar soportada en datos que se construyen y analizan
de manera estadística en la actualidad, observando medias o comportamientos
recurrentes.

Por esta razón, debemos aclarar que esta investigación es un primer acercamiento
a la zona, con un carácter prospectivo y de inventario, mediante la cual no se
pretende resolver el problema teórico de la correspondencia entre los estilos
cerámicos y los grupos humanos específicos para una región ni para un área
específica. Por eso, tras haber identificado los yacimientos arqueológicos e
inventariado los diferentes materiales arqueológicos en cada uno de ellos según la
densidad (Ver Anexo K), se realizó la clasificación detallada de los materiales,
comenzando su presentación con la cerámica prehispánica.

261
El primer objetivo a cumplir mediante esta clasificación cerámica, es inventariar la
muestra cerámica en unidades manejables, que permitan resumir sus
características. En esta clasificación cerámica se describen las características o
atributos tecnológicos, funcionales, morfológicos y estilísticos de los fragmentos y
vasijas recuperadas por medio de la prospección, de acuerdo a las nuevas
perspectivas para poder abordar la relación entre estilo y función de una manera
holística (Stark, 1998).

En un segundo plano, se pretende proponer un ordenamiento cronológico y


espacial de la muestra, teniendo en cuenta los resultados y respetando las
propuestas de investigaciones anteriores. Este ordenamiento comienza a nivel
local, analizando las diferencias al interior del conjunto de yacimientos
identificados y en las variables de la muestra recuperada. Se espera que la
cerámica como buen marcador de un modo y técnica específica, muestre unos
usos, formas, decoraciones y acciones sobre la materia prima, que pueden ser
indicadoras de las funciones del conjunto cerámico y de los diferentes yacimientos
donde se encontraban. Por último, se proponen posibles correlaciones con áreas
vecinas investigadas con anterioridad, verificando la existencia de variantes
regionales al interior de las dos ocupaciones principales.

262
7.3.1.1. GENERALIDADES DE LA MUESTRA CERÁMICA

Según las investigaciones y dataciones anteriores, la cuenca montañosa del río


Cauca en el centro del departamento de Antioquia estuvo ocupada durante dos
períodos históricos: el Período Temprano (siglos I – IX d.C) y el Período Tardío
(siglos X – XVI d.C) (Ver Capítulo 6, Numeral 6.2), para los cuales la cerámica se
convierte en un indicador cronológico de acuerdo a sus características. La muestra
de cerámica prehispánica recuperada en el área de estudio está enmarcada
dentro de estos resultados anteriores, los cuales nos han permitido dividirla en dos
conjuntos2 de acuerdo a esta secuencia cronológica (Ver Tabla 26 y Mapa 5) y los
cuales serán corroborados mediante dataciones específicas.

 Existe para esta región, un estilo cerámico que se relaciona con la ocupación
temprana, el cual ha sido denominado Marrón Inciso. En la totalidad de los
yacimientos prospectados en el área de estudio, se halló material cerámico cuyas
características corresponden a los parámetros de este estilo (Ver Capítulo 6,
Numeral 6.2.1.2). Los yacimientos con mayor densidad cerámica como el Yac.
No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina” y el Yac. No 25 – “Abrigo Rocoso”,
presentan únicamente cerámica cuyas características corresponden con este
estilo.

 La ocupación durante el período Tardío, también ha sido relacionada con una


cerámica de características específicas denominada estilo Tardío (Ver Capítulo
6, Numeral 6.2.2.2). De los 39 yacimientos donde se recuperó la muestra
clasificada, solo 11 reportaron presencia de material cerámico cuyas
características corresponden con este estilo y siempre se encontró en asociación
con cerámica del estilo Marrón Inciso. Esta cerámica se divide en dos grupos: por
un lado aparece una vajilla de acabado burdo, constituida por vasijas de pasta
gruesa, desgrasante con granos de mayor tamaño y poca decoración; la cual
contrasta con otra vajilla constituida por cuencos aquillados, de acabado pulido y
desgrasante de grano fino. Este tipo de vajilla correspondiente al período tardío,
también ha sido denominada Cauca Medio. Fragmentos cerámicos
correspondientes a este tipo de vajilla solo fueron recuperados al interior del Yac.
No. 21 – “La Meseta”.

La división de los yacimientos en zonas según las cuencas hidrográficas


principales, permite visualizar mejor la frecuencia y distribución de los 9844
fragmentos clasificados (Ver Tabla 26 y Mapa 5). Ambas cuencas fueron
ocupadas por grupos tempranos portadores del estilo cerámico Marrón Inciso y
reocupadas posteriormente por grupos tardíos, cuya alfarería tanto burda como
pulida, presenta características que la hacen distinguible a simple vista, de la
cerámica del período Temprano.

2 En la prospección arqueológica del área de estudio no se encontraron fragmentos cerámicos


relacionados con el estilo cerámico denominado Ferrería, perteneciente al Período Temprano.

263
Tabla 26. Frecuencia y distribución del material cerámico por zonas prospectadas.

ESTILO CERÁMICO
Marrón
ZONAS YACIMIENTO Inciso Tardío Total
CUENCA Y1-Cementerio No.1 4 4
SINIFANÁ Y2-Terraza No.2 3 3
Y3-Caserío 16 1 17
Y4-Casa Vieja de María 2 2
Y5-Morrito-Torre Blanca 13 13
Y6-Terraza Práctica No.1 16 16
Y7-Terraza No.7 3 3
Y9-Morrito Julia 3 3
Y10-Campamento 8 3 11
Y11-Terraza No.11 6 6
Y12-Terraza No.12 15 15
Y13-La "Ye" 37 3 40
Y14-Terraza No.14 2 2
Y15-Terraza No.15 62 41 103
Y16-Terraza No.16 4 4
Y17-Terraza No.17 5 5
Y18-Cuevas Santa Catalina 6133 6133
Y27-Alto de la Corneta 100 100
Y28-La Quiebra 5 5
Y29-Morrito Escuela 19 19
Y30-Loma Rendonda 4 4
Y32-Casa Juan C.S. 13 4 17
Y8A-Nacimiento Suserquia 21 21
Y9A-Caserío Antiguo 2 1 3
Y12A-Terraza No.13 38 38
Y12B-Talud Casa Omar 2 2
Terraza No.13A 16 16
Y15A-Subcementerio No.3 2 2
Terraza No.19B 5 5
Terraza No.19C 14 86 100
Total 6573 139 6712
CUENCA Y20-Morrito Abuelo 53 5 58
RÍO Y21-La Meseta 525 24 549
CAUCA Y22-Terraza No.22 319 319
Y23-La Naranjera 48 48
Y24-Pueblito Río Cauca 360 360
Y25-Abrigo Rocoso 1495 1495
Y26-Cuevas Olajeros 251 1 252
Y33-Casa Principal 46 1 47
Y23A-Pueblito Río
4 4
Cauca-Nivel 2
Total 3101 31 3132

264
7.3.1.2. ZONA A – SINIFANÁ

La descripción cerámica de la Zona A comienza con el Yac. No.18 - “Cuevas


Santa Catalina”, ya que por ser el yacimiento que produjo mayor concentración de
cerámica en la investigación, la descripción que se hace detalla rangos, medidas,
gamas de colores, etc. que sirven de base para la descripción cerámica del resto
de los yacimientos, sin tener que repetir estos parámetros.

La muestra cerámica obtenida en los otros yacimientos de esta zona, se encuentra


descrita como un conjunto, de manera general (Ver Numeral 7.3.1.2.2) y en el
Anexo M se encuentra la descripción detallada de la cerámica hallada en cada uno
de los yacimientos.

7.3.1.2.1. Yacimiento No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”:

El material cerámico clasificado perteneciente a este yacimiento consta de 6133


piezas distribuidas de la siguiente manera: 3794 cuerpos no decorados, 1331
cuerpos decorados, 291 bordes no decorados, 694 bordes decorados, 7 asas, 1
volante de huso, 1 figurina, 10 vasijas semicompletas, 1 fragmento de poporo, 1
soporte, 1 vertedera y 1 alcarraza.

La totalidad de la muestra cerámica recuperada en este yacimiento puede ser


relacionada con el estilo cerámico Marrón Inciso.

La muestra cerámica se encuentra fragmentada en su totalidad, pues de los 6133


fragmentos recuperados, sólo una pieza constituida por un volante de huso se
encuentra completa. El estado en que se encuentra esta cerámica puede ser
debido a causas naturales como el desprendimiento laminar de la roca volcánica
al estar sometida a condiciones de intemperie y humedad, la cual produce lajas
que caen por toda la extensión de la superficie interna de las cuevas, donde las
vasijas cerámicas fueron dispuestas. Otra de las posibles causas para poder
explicar este hecho es de origen antrópico, ya que al interior del yacimiento se
registro la presencia de material colonial y contemporáneo (Ver Numeral 7.3.5), el
cual puede estar significando la evidencia de ingreso y guaquería desde hace más
de 100 años. Es así como el material recuperado en este yacimiento está
constituido por fragmentos grandes y bordes de vasijas, los cuales han
conservado las características y el acabado de la superficie, gracias al estar
cubiertos de la intemperie y a su vez algunos permiten ser pegados y otros
permiten reconstruir las formas mediante dibujos con mayor precisión.

a) Descripción Tecnológica: En general, la cerámica de este yacimiento se


encuentra en buen estado, debido a que las características del sitio actuaron como
protección natural que la aisló de los agentes directos de erosión. Es así como el
62.2% de la cerámica de este yacimiento no presentó erosión, el 6.8% tenía

265
erosión externa, erosión interna el 11.1% y sólo el 19.9% mostró erosión tanto
interna como externa.

A pesar de que se identificaron siete colores de pasta de acuerdo con las gamas y
cromas de la “Munsell Color Charts”, sólo cuatro de ellos presentan una mayor
frecuencia: café claro (7.5YR 6/3-6/4-2.5/2-2.5/3 y 10YR 6/1-6/2-6/3 y 6/4), café
oscuro (7.5YR 5/2-5/3-5/4-4/4 y 10YR 5/2 a 4/4), naranja (5YR 6/6-6/8-7/8 y 7.5YR
7/6-7/8 a 6/6-6/8) y crema (7.5YR 3/1-6/2 y 10YR 7/1-7/2-7/3 y 7/4), los tres
restantes: amarilla (10YR 8/8-7/8-5/6), rojo (2.5YR 6/1-5/6-4/8) y negro (10YR 2/1-
2/2 y 7.5 YR 2.5/2) aunque con menor frecuencia fueron descritos y tenidos en
cuenta.

Debido a que estos cambios en el color de la pasta no sólo dependen de los


componentes de hierro y carbono que contengan las arcillas, sino también de la
atmósfera de cocción, se cruzó la variable color de la pasta con la variable cocción
y se pudieron observar tres aspectos importantes: Primero, del total de la
cerámica de las cuevas al 61.7% se les observó oxidación completa, el 38.2%
restante tenía oxidación incompleta. Segundo, el 78.3% correspondió con la
tonalidad café clara, seguida por un 12% café oscura. Y por último, del cruce de
estos dos aspectos se deduce que el color de la pasta predominante fue café claro
y tratada en atmósfera oxidante completa (49.9%), lo que se traduce en que hubo
control del aire en el fogón elaborado para la fabricación de esta cerámica que
permitió una oxidación completa de los minerales y demás materiales que
contenía la arcilla (Ver Tabla 27).

Tabla 27. Relación entre la atmósfera de cocción y el color de la pasta. Yac. No. 18.

COLOR DE COCCIÓN Total


LA PASTA Oxidación Oxidación Reducción Reducción
Completa Incompleta Completa Incompleta
Amarillo 2 2
% 0,03 0,03
Naranja 300 207 507
% 4,89 3,38 8,27
Crema 37 35 72
% 0,60 0,57 1,17
Rojo 1 1
% 0,02 0,02
Café Claro 3059 1743 4802
% 49,88 28,42 78,30
Café Oscuro 387 348 1 3 739
% 6,31 5,67 0,02 0,05 12,05
Negro 1 8 1 10
% 0,02 0,13 0,02 0,16
Total 3787 2341 2 3 6133
% 61,75 38,17 0,03 0,05 100

266
El cuarzo y el feldespato fueron componentes minerales esenciales utilizados
como desgrasante en la elaboración de esta cerámica, en algunos casos
contenían además hornblenda, en otros moscovita y en pocos biotita. Esta
inclusión, ya fuera natural o cultural, permitió manipular las características físicas
de la pasta proporcionándole mayor dureza y consistencia. El 93.5% de la
cerámica de este yacimiento es compacta y en la composición mineralógica
predominan: el cuarzo, el feldespato y la moscovita con el 42.1% y el cuarzo, el
feldespato, la moscovita y la hornblenda con igual porcentaje (Ver Tabla 28).

Tabla 28. Relación entre composición mineralógica y estructura en el Yac. No. 18.

COMPOSICIÓN ESTRUCTURA Total


Compacta Granular Muy Compacta
Cuarzo y Feldespato 491 76 4 571
% 8,01 1,24 0,07 9,31
Cuarzo, Feldespato y Hornblenda 28 3 31
% 0,46 0,05 0,51
Cuarzo, Feldespato y Moscovita 2581 150 9 2740
% 42,08 2,45 0,15 44,68
Cuarzo, Feldespato, Moscovita y Hornblenda 2580 151 5 2736
% 42,07 2,46 0,08 44,61
Cuarzo, Feldespato, Hornblenda, Moscovita y Biotita 18 1 19
% 0,29 0,02 0,31
Cuarzo, Feldespato, Moscovita y Biotita 36 36
% 0,59 0,59
Total 5734 381 18 6133
% 93,49 6,21 0,29 100,00

El tamaño de los granos de los componentes del desgrasante se pudieron dividir


en cuatro poblaciones: muy fino (menor o igual a 0.5 mm), fino (0.5-1 mm), medio
(de 1 a 2 mm) y grueso (mayor de 2 mm). El 68.3% de la cerámica presentó
desgrasante de tamaño fino, seguido por un 27.3% muy fino, el 4% fue medio y
sólo el 0.4% se identificó como grueso. La densidad de estos granos fue tomada
con base en los porcentajes establecidos por Clive Orton, et. al. (1997), quien se
basa en el gráfico de estimación del porcentaje de inclusiones planteado por
Mathew, Woods y Oliver (1991) dando como resultado el 86.4% de densidad baja
y el 12% media principalmente (Ver Tabla 29).

267
Tabla 29. Relación entre tamaño y densidad del desgrasante en el Yac. No. 18.
S I
A
yea
lBt
dj
50
0
o
0%
T %
%
t
%
32
2
7M
%
%
%
%
77
5
7
6F
%
%
%
%
%
0
2
4
6M
%
%
%
%
98
7
4G
%
%
%
%
0
87
8
3T
%
%
%
%
%

Para medir el grosor de la pasta se realizaron cuatro rangos: Muy delgada (menor
o igual a 6 mm), delgada (de 6.1 a 10 mm), gruesa (de 10.1 a 15 mm) y muy
gruesa (mayor de 15 mm). El resultado final muestra que la pasta fluctúa entre
muy delgada y delgada, siendo predominante la delgada con un 58.1%, muy
delgada 39.6%, gruesa el 2.26% y sólo el 0.04% es gruesa. Los acabados de la
superficie fluctúan entre alisados, pulidos, bruñidos y burdos, si bien resultaron
catorce combinaciones entre estos acabados los predominantes fueron: alisado
interno y externo 49.3%, pulido interno y externo 25.6%, pulido interno y alisado
externo 6.7%, alisado externo 5.3% y pulido externo, alisado interno con el 3.8%,
las demás frecuencias fueron bajas. El 4.6% de la cerámica de este yacimiento
presentaba erosión tanto interna como externa (en relación con el acabado), por lo
cual no se pudo determinar el tratamiento que se le dio a la superficie y se clasificó
como indeterminada (Ver Tabla 30).

Tabla 30. Acabados de superficie. Yac. No. 18.

ACABADO Frecuencia Porcentaje


Alisado Interno 68 1.1
Alisado Externo 323 5.3
Alisado Interno y Externo 3023 49.3
Pulido Interno 34 .6
Pulido Externo 136 2.2
Pulido Interno y Externo 1569 25.6
Indeterminado 285 4.6
Burdo Interno y Externo 1 .0
Alisado Externo-Burdo Interno 29 .5
Bruñido Interno y Externo 5 .1
Pulido Interno-Alis ado Externo 408 6.7
Bruñido Externo-Pulido Interno 8 .1
Pulido Externo-Alisado Interno 234 3.8
Bruñido Externo-Alisado Interno 5 .1
Alisado Interno-Burdo Externo 5 .1
Total 6133 100.0

268
Los colores de la superficie tuvieron igual tratamiento que los de la pasta (ya
descritos) y se destacaron también el café claro con un 77.3%, el café oscuro
14.3% y naranja con un 7%. También se presentaron superficies negras,
amarillas, cremas, rojas y grises oscuras, pero sus frecuencias fueron muy bajas.
La relación entre los colores de la pasta y los colores de la superficie muestra, que
si bien, en la mayoría de los casos el color de la pasta coincide con el color de la
superficie, hay otros donde la pasta presenta un color y la superficie otro diferente
(Ver Tabla 31), con lo que se puede inferir que se dieron variaciones de la
temperatura a lo largo del ciclo de cocción y los cambios -intencionales o no- de
las condiciones para que esa cocción se llevara a cabo.

Tabla 31. Relación entre los colores de pasta y superficie. Yac. No. 18.

COLOR DE COLOR DE LA SUPERFICIE Total


LA PASTA Amarilla Naranja Crema Roja Café Clara Café Oscura Gris Oscura Negra
Amarilla 1 1 2
% 0,02 0,02 0,03
Naranja 397 1 105 4 507
% 6,47 0,02 1,71 0,07 8,27
Crema 1 57 14 72
% 0,02 0,93 0,23 1,17
Roja 1 1
% 0,02 0,02
Café Clara 30 1 6 4450 306 1 8 4802
% 0,49 0,02 0,10 72,56 4,99 0,02 0,13 78,30
Café 1 4 171 562 1 739
Oscura
% 0,02 0,07 2,79 9,16 0,02 12,05
Negra 1 3 6 10
% 0,02 0,05 0,10 0,16
Total 1 429 58 11 4743 875 1 15 6133
% 0,02 6,99 0,95 0,18 77,34 14,27 0,02 0,24 100,00

b) Descripción Morfológica: La descripción de las formas encontradas en este


yacimiento, se hizo de acuerdo con las variables propuestas por el autor José
Echeverría (1981). Se realizó un análisis morfológico a 956 bordes con
características y medidas confiables que permitieran realizar una reconstrucción
de la pieza, el cual mostró la siguiente frecuencia y distribución (Ver Tabla 32).

269
Tabla 32. Frecuencia y distribución por áreas de las formas reconocidas. Yac. No. 18.

ÁREA FORMA DE LA VASIJA Total


Globular Subglobular Cuenco Plato Botella Indeterminada Bandeja Olla Poporo Cuenco
pequeña
Acorazonado
Área A1 1 1
Área A2 7 3 1 11
Área A4 11 7 3 21
Área B1 14 29 2 1 4 50
Área B2 15 21 82 10 1 20 10 159
Área B3 1 4 8 13
Área B4 5 15 39 2 16 1 78
Área B5 1 5 17 3 7 33
Área C1 1 1
Área C3 1 1
Área C4 2 2 4
Área C5 1 8 22 1 5 2 39
Área D1 3 1 2 6
Área D2 1 8 15 1 5 1 31
Área D3 1 1 2
Área D4 2 2 1 1 2 8
Área D5 1 3 1 1 6
Área D6 2 2
Área D7 1 1
Área D8 1 1 2
Área E1 1 1 2
Área E3 2 9 6 1 1 1 20
Área E4 2 1 3
Área E5 1 1
Área E7 1 1 1 1 4
Área E8 6 1 7
Área E9 1 1
Área E10 1 1
Área F1 1 14 11 1 1 1 1 30
Área F2 2 2 1 1 6
Área F3 2 1 3
Área F4 9 46 68 4 9 17 1 1 155
Área G1 2 5 1 2 1 11
Área G2 7 5 1 13
Área G3 1 1
Área G4 1 3 8 1 1 14
Área G5 3 9 1 1 1 15
Área G6 1 4 2 1 8
Área G7 3 11 23 1 2 1 1 1 43
Área G8 1 1 5 7
Área G9 3 4 1 1 3 12
Área H1 2 7 14 1 4 28
Continua en la página siguiente

270
Área H2 15 15 33 2 8 73
Área H3 1 2 3
Área I 1 12 10 3 1 26
Total 61 256 442 36 22 111 3 21 1 3 956

En la Tabla 33 se presenta la densidad y frecuencia de las diferentes formas de


vasijas recuperadas en este yacimiento, las cuales fueron reconstruidas con base
a los fragmentos de bordes.

Tabla 33. Frecuencia de la forma de las vasijas halladas en el Yac. No. 18.

FORMA DE VASIJA CANTIDAD % DE LAS


VASIJAS
TOTALES
Olla globular 61 6.4
Olla subglobular 252 26.4
Cuenco 442 46.2
Plato 36 3.8
Botella 22 2.3
Bandeja 3 0.3
Olla pequeña 21 2.2
Cuenco acorazonado 3 0.3
Urnas 4 0.4
Poporo 1 0.1
Indeterminada 111 11.6
TOTAL 956 100.0

 Ollas globulares: Se recuperaron 61 fragmentos correspondientes a esta


forma, equivalentes a un 6.4% de las vasijas totales (Ver Tabla 33).

Las formas de los bordes se caracterizan principalmente por ser invertidos con
engrosados externos (40%) e invertidos biselados (31.7%), de labios
redondeados y adelgazados y de cuellos cóncavos y rectos. Los diámetros de las
bocas de estas ollas varían entre un mínimo de 6 cm. y un máximo de 28 cm.,
con un promedio extractado de 13 cm (Ver Foto 64 y Figura 26). Dos de estas
ollas presentaron asas, una de anillo y otra de anillo con orificio (Ver Figura 37).

 Ollas subglobulares: Es la segunda forma más recurrente después de los


cuencos con 252 ejemplares, equivalentes a un 26.4% de las vasijas totales.

Los bordes predominantes tienen orientación evertida y forma biselada 23%, lo


siguen los evertidos engrosados externos con un 17.6% y en menores
proporciones se encuentran los invertidos engrosados externos y rectos con
engrosamiento externo. Sus labios pueden ser adelgazados, planos o

271
redondeados, y los cuellos en su mayoría 55.5% son cóncavos, aunque también
pueden ser rectos 41.8%. Solamente dos bordes de los 256 presentaron asa y su
forma es de anillo. Los tamaños de estas ollas pueden variar mucho, las hay muy
pequeñas, con diámetros de 10 cm. o tan grandes con diámetros que alcanzaron
hasta los 40 cm.; se extractó un promedio de 23 cm. como tamaño típico general
(Ver Foto 64 y Figura 27).

272
Foto 64. Cuadro fotográfico con fragmentos de ollas globulares y subglobulares. Yac. No.
18.

273
 Cuencos: Son la forma más popular en este yacimiento con un 46.2% de las
vasijas totales. Los fragmentos pertenecientes a este grupo formal presentan
algunas variaciones a nivel general, conocidas en la literatura arqueológica, como
es el caso de: tapa-cuencos (Forma 3), cuencos aquillados y cuencos
escalonados. (Ver Foto 65 y Figuras 28 – 30).

En cuanto a la orientación de los bordes, estos pueden ser evertidos con forma
directa 21.3%, invertidos biselados con igual porcentaje, invertidos engrosados
externos 20.1%, evertidos biselados 15.4%, evertidos con engrosamiento externo
14.9% e invertidos directos 3.6%, las demás formas (recto directo, recto
engrosado externo y recto biselado) aunque presentes, poseen frecuencias bajas.
Las formas de los labios de estas ollas pueden ser adelgazados 41.9%,
redondeados y planos básicamente, con cuellos cóncavos en su mayoría 51.8%.
Ningún borde correspondiente a esta forma presentó asas. Los tamaños pueden
variar mucho, los hubo tan pequeños de 10 cm. y tan grandes que alcanzaron
diámetros de 39 cm., la media trabajada para esta forma está en 22 cm. La gran
mayoría presenta quilla, la cual puede estar o no decorada (Ver Foto 65 y Figuras
28 - 30).

274
Foto 65. Cuadro fotográfico con fragmentos de cuencos. Yac. No. 18.

 Platos: Se identificaron 36 fragmentos de platos, los cuales representan un


3.8% del total de las vasijas.

Los bordes predominantes fueron los evertidos directos 66.7%, seguidos de los
evertidos engrosados externos 22.2%, tres ejemplares se identificaron como
evertidos biselados equivalentes al 8.3% y sólo uno fue recto engrosado externo

275
2.8%. Sus labios variaron entre redondeados 63.9%, planos y adelgazados. Los
cuellos podrían ser rectos 75%, seguidos de los cóncavos 13.9%. Hubo platos
hondos y platos pandos con diámetros que oscilaron entre los 16 cm y los 40 cm,
el promedio de diámetros de esta forma de vasija fue de 24 cm (Ver Foto 66 y
Figura 31).

 Botellas: Hay 22 fragmentos, equivalentes a un 2.3% de la muestra, que


corresponden a esta forma de vasija, la cual probablemente fue utilizada para el
traslado o almacenamiento de algún tipo de sustancia líquida.

Los bordes fueron en un 60.9% rectos con engrosamiento externo, los labios
planos 47.8%, redondeados y adelgazados, los cuellos en su totalidad rectos y no
hubo presencia de asas para ninguno de estos bordes. Los diámetros fueron
realmente pequeños aunque hubo un caso que llegó a 14 cm; que bien podría
denominarse ya no botella sino botellón o jarrón; así el diámetro más pequeño fue
de 3 cm y (sacando el ejemplar antes mencionado) el más pequeño de 10 cm., se
extractó una media de 8 cm. entre los 22 ejemplares (Ver Foto 66 y Figura 32).

 Bandejas: Tres bordes fueron clasificados bajo esta denominación,


correspondientes al 0.3% de las vasijas totales.

Los bordes fueron evertidos biselados básicamente con labios planos y


adelgazados, los cuellos todos fueron rectos. Las tres poseían asa de doble
protuberancia y sus diámetros no fue posible medirlos por su terminación en asa y
además porque sus formas tendían a ser más elipsoidales que circulares (Ver
Foto 66 y Figura 33).

 Ollas Pequeñas: Por otro lado, se recuperaron 21 bordes catalogados como


ollas pequeñas debido a su menor tamaño (ninguno de ellos sobrepasó los 8 cm
de diámetro).

Las formas de los bordes fueron variadas aunque hubo dos de mayor proporción,
los evertidos biselados 38.1% y los evertidos engrosados externos 33.3%, los
labios fueron adelgazados, redondeados y planos siendo predominantes los
primeros con un 47.6%. Los cuellos predominantes fueron los cóncavos, aunque
los hubo rectos y uno convexo. Los diámetros oscilaron entre 6 cm. y 8 cm. como
máximo para un promedio general de 7 cm. No se registraron asas para esta
forma (Ver Foto 66 y Figura 34).

276
 Cuencos Acorazonados: Se encontraron tres ejemplares denominados
cuencos acorazonados, precisamente porque su forma semeja la de un corazón
vista desde la parte superior y vista lateralmente su forma es la de un pequeño
cuenco.

Los bordes fueron evertidos directos en su totalidad y los labios redondeados y


adelgazados, sin asas y la parte más ancha midió 19 cm. en uno de los casos
(Ver Foto 66 y Figura 35).

 Urnas: Vale la pena resaltar la presencia de una urna semi-completa en el


Área G7 (Ver Foto 67) y de tres fragmentos de urnas cilíndricas típicas del estilo
Marrón Inciso (Ver Figura 36), las cuales equivalen a un 0.4% de las vasijas
totales (Ver Figura 36). Aunque estas formas han sido reportadas en
investigaciones llevadas a cabo en diferentes municipios de Antioquia, como
contenedoras de restos cinerarios de entierros secundarios, en este caso no se
hallaron en relación con restos óseos ni con un contexto funerario.

277
Foto 66. Cuadro fotográfico con fragmentos de platos, botellas, ollas pequeñas, bandejas
y cuencos acorazonados.

278
Foto 67. Urna semi-completa, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18.

 Otras Formas: Además de los bordes registrados anteriormente se


describen a continuación otra serie de fragmentos de características particulares.
Estos son tratados conjuntamente debido a que su densidad es mucho menor en
comparación con las frecuencias vistas anteriormente.

- Poporo: Al interior de las cuevas en el área F4 se encontró un fragmento de


lo que posiblemente fue un poporo, estilo Marrón Inciso. El diámetro de su
boquilla alcanzó apenas los 2 cm (Ver Foto 68).

279
- Figurina: Este caso merece ser resaltado debido al hecho que hizo que dos
investigaciones se unieran aunque estuviesen separadas por treinta y dos años
de diferencia. En la fase de realización del laboratorio del material cerámico se
evidenció la presencia de los dos fragmentos del lado izquierdo de una figurina
encontrados en el Área B2, hecho que de inmediato se relacionó con otro
fragmento de figurina encontrado por el Antropólogo Graciliano Arcila Vélez
(1969) en el mismo yacimiento. Fue grande la sorpresa al revisar el material de
esta investigación anterior en las Colecciones de Referencia del Museo
Universitario y observar con asombro que dicha pieza encajaba perfectamente
con la encontrada en la presente investigación, era el brazo que le faltaba,
hicieron falta treinta y dos años para que pudiéramos conocer el cuerpo completo
de esta figurina, estilo Marrón Inciso, elaborada con la técnica del modelado, cuyo
motivo es antropomorfo y de género femenino, ya que presenta senos.
Representa una persona de contextura robusta, pues la espalda, caderas y
piernas son gruesas; sus manos están apoyadas en la cintura. Está recubierta
con engobe rojo (ya muy tenue en algunas partes) en ambas superficies (Ver Foto
68).

- Alcarraza: Su forma está tipificada en la literatura arqueológica como


alcarraza de doble vertedera. Esta pieza perteneciente al estilo Marrón Inciso fue
encontrada en el Área F4. Tiene una pequeña asa puente que une las dos
vertederas (Ver Foto 68).

- Naviforme: Se hallaron cinco fragmentos que corresponden a vasijas


naviformes o romboidales, que aunque no han sido reportadas con frecuencia en
investigaciones arqueológicas de la región, se pueden relacionar con el estilo
Marrón Inciso, debido a las características tecnológicas similares a la totalidad de
la muestra recuperada en este yacimiento. Algunos de estos fragmentos se
encuentran decorados con una línea incisa en el borde (Ver Foto 68).

- Volante de Huso. En el área F2 fue encontrado un volante de forma plana y


superficie pulida. Tiene 0.5 cm de altura x 4.3 cm de diámetro. Presenta engobe
rojo en una de sus superficies. Esta fue la única pieza de cerámica completa
encontrada al interior del Yac. No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina” (Ver Foto 68).

280
Foto. 68. Fragmentos de poporo, figurina, alcarraza, vasija naviforme y volante de huso.
Yac. No. 18.

281
 Formas Indeterminadas: Se recuperaron 111 fragmentos de bordes que se
definieron como indeterminados para dar un tipo de vasija, porque sus
características no cumplían los requisitos para inferir de allí una forma
determinada, tales como que su curvatura fuera mayor de 30º para poder
acercarse al diámetro original y que como mínimo se conservara el cuello o parte
de él; sin embargo, sus otras características fueron detalladas al igual que para el
resto de la muestra.

Hay variadas formas de bordes donde sobresalieron los evertidos biselados


24.3%, evertidos engrosados externos 22.5%, rectos engrosados externos 12.6%,
evertidos directos 13.5%, entre otros. La forma de los labios fueron adelgazados
38.7%, redondeados 37.8% y planos 23.4%; la mayoría de los cuellos fueron
cóncavos 44.1% y rectos 15.3%.

A cada una de las formas de vasijas resultantes en la clasificación se le


observaron sus aspectos tecnológicos los cuales se encuentran descritos en el
Anexo M.

282
Figura 26. Dibujos de ollas globulares, estilo Marrón Inciso. Yac.- No. 18.

283
Figura 27. Dibujos de ollas subglobulares, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18.

284
Figura 28. Dibujos de cuencos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. (Plancha No. 1)

285
Figura 29. Dibujos de cuencos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. (Plancha No. 2)

286
Figura 30. Dibujos de cuencos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. (Plancha No. 3)

287
Figura 31. Dibujos de platos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18.

288
Figura 32. Fragmentos de botellas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18.

289
Figura 33. Dibujos de bandejas. Yac. No. 18.

290
Figura 34. Dibujos de ollas pequeñas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18.

291
Figura 35. Dibujos de cuencos acorazonados , estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18.

292
Figura 36. Dibujos de urnas. Yac. No. 18.

293
Figura 37. Dibujos de asas. Yac. No. 18.

294
c) Descripción Funcional: La descripción que a continuación se hace surge del
cruce realizado entre las dos variables que en este aspecto se tuvieron en cuenta:
ahumado y hollín, con otras variables tanto tecnológicas como morfológicas que
permitieran una visión más amplia a este respecto.

De los 6133 fragmentos totales, 1118 equivalentes al 18.2% de la muestra poseen


ahumado externo, el 7.2% (443 fragmentos) lo presentan en la cara interna y 167
fragmentos (2.7%) con ahumado en ambas superficies. El 71.8% (4405
fragmentos) no registraron evidencias de ahumado (Ver Figura 38).

Figura 38. Presencia de ahumado en la cerámica del Yac. No 18.


1200

1000

800

600

400
Frecuencia

200

0
I nt erno Ext erno I nt erno y Ext erno

AHUMADO

Llama la atención el hecho de que algunos de los fragmentos con ahumado


presentaron además restos de hollín en una o ambas de sus superficies: el 1.5%
(91 fragmentos) en la cara interna (Ver Foto 69), el 0.7% (43 fragmentos) en la
cara externa y sólo un fragmento presentó hollín en ambas superficies (Ver Figura
39).

Figura 39. Presencia de hollín en la cerámica del Yac. No 18.


100

80

60

40
Frecuencia

20

0
I nt erno Ext erno I nt erno y Ext erno

HOLLÍN

295
Foto 69. Fragmentos cerámicos con presencia de ahumado y hollín interno. Yac. No. 18.

Si segmentamos la muestra de acuerdo a las formas establecidas, observamos


que el ahumado externo es abundante en todas las formas de vasijas; sin
embargo llama bastante la atención la cantidad de ahumados internos que
poseían las siguientes vasijas (Ver Tabla 34).

Tabla 34. Presencia de ahumado en algunas formas de vasijas. Yac. No. 18.

FORMA DE VASIJA CANTIDAD % DE CADA


DE FRAGMENTOS FORMA
AHUMADOS CON AHUMADO
Olla globular 4 6.7
Olla subglobular 23 8.9
Cuenco 32 7.2
Plato 7 19.4
Olla pequeña 1 4.8
Cuenco acorazonado 1 33.3

Una fuerte evidencia de estos ahumados internos son los fragmentos de cuerpos
no decorados que también fueron clasificados con todas sus variables
tecnológicas y funcionales y que sirven para reforzar estos datos: 441 cuerpos
equivalentes al 11.7% del total presentaron ahumado en su superficie interna y 81
fragmentos 2.1% con rastros de hollín. Si a estas cifras le sumamos 90
fragmentos equivalentes al 6.8% de los cuerpos decorados que también poseen
ahumado interno se convierte en una muestra confiable de una práctica que pudo
tener bastante importancia.

De esta manera y guiados por Rice (1996), quien plantea la relación en el análisis
funcional entre ahumados, espesor, acabados, dureza, cocción y formas, se
realizó el ejercicio de utilizar estas características que en la clasificación se

296
tuvieron en cuenta; es así como se segmentó la muestra en tres grupos: los
fragmentos que sólo presentaron ahumados internos, los que mostraron
ahumados externos y por último, aquellos que presentaron ahumado tanto en su
cara interna como externa; a cada uno de estos grupos se les miraron las
características anteriormente citadas.

Es así como se observó que las vasijas que presentan ahumado sólo en su interior
son principalmente cuencos y ollas subglobulares y, aunque en menor cantidad,
también se reportó en las globulares, platos y ollas pequeñas. El grosor de sus
paredes es delgada (65.2%), muy delgada (27.1%) y sólo el 7.7% son gruesas. El
acabado que le dieron a estas superficies tuvo tres rangos de importancia:
alisados internos y externos (54.4%), pulidos también en ambas superficies
(26.9%) y aquellas que fueron pulidas en su cara interna y el exterior fue sólo
alisado (13.8%), hubo otras combinaciones que representan una minoría en el
total de la muestra. Estas superficies además son duras (98.2%) y se evidencia
una cocción en atmósfera oxidante completa 50.1%, seguida por un 49.7% de
oxidación incompleta.

Aquellas vasijas que sólo presentaron ahumado en su parte externa fueron


principalmente: los cuencos, las ollas subglobulares y las globulares
respectivamente. Los grosores de sus paredes fluctúan entre delgadas 51.4% y
muy delgadas 46.3%. En los acabados siguen predominando los alisados en
ambas caras 46.4% y los pulidos en también en ambas superficies 37.3%; se dan
otros acabados importantes en proporción: pulidos internos-alisados externos
4.8%, pulidos externos-alisados internos 3.6%; las superficies son duras y la
cocción sigue fluctuando entre la oxidación completa 55.6% y la oxidación
incompleta 44.4%.

Las vasijas que presentaron ahumado tanto en su superficie interna como externa
fueron los cuencos, las ollas subglobulares y los platos; el grosor de sus paredes
es principalmente delgada 64.1% y muy delgada 34.1%, aunque se presentaron
ejemplares gruesos pero en muy baja proporción (1.8%). Aquí los pulidos en
ambas superficies fueron más abundantes 44.9%, seguido de los alisados internos
y externos 37.1%, pulidos externos-alisados internos con un 10.2% y un 6.6%
representado por los pulidos internos-alisados externos. Las superficies son duras
98.8% y fueron estas vasijas cocidas en atmósfera oxidante completa
principalmente 60.5% y en oxidación incompleta 38.9%.

d) Descripción Estilística: Se ha planteado que para la realización de esta fase


es necesario inicialmente que la clasificación morfológica y funcional esté
elaborada, ya que la decoración pertenece más a la esfera de las
representaciones simbólicas, las cuales están relacionadas con la comunicación y
expresión de significados hacia el interior del grupo y hacia el exterior con otros
grupos (Roe, 1995).

297
Si bien algunos autores describen el engobe como parte del tratamiento de la
superficie, otros hablan de él con fines únicamente decorativos. Como no es del
caso entrar en esta discusión, en la presente investigación el engobe será
trabajado como técnica decorativa sin perder la perspectiva de reconocer que
evidentemente este tipo de acabado no sólo da una apariencia de lujo a la
cerámica sino que además aísla, impermeabiliza la pared de la vasija así que lo
más probable es que fuese utilizada para ambos fines. Las condiciones de la
geoforma donde se ubica el Yac. No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”, favorecen
la conservación de abundante engobe en el material, por la protección que le
brinda a la cerámica frente a las condiciones atmosféricas. A nivel general, 1346
fragmentos cerámicos presentaron engobe de diferentes colores en una o ambas
caras, equivalentes a un 21.95% de la cerámica total perteneciente a este
yacimiento (Ver Tabla 35).

Tabla 35. Presencia de engobes en la cerámica del Yac. No. 18.

ENGOBE
Interno y
COLOR DEL ENGOBE Interno Externo Externo Ninguno Total
Café 4 8 5 17
Rojo 489 361 414 1264
Crem a 3 21 8 32
Ninguno 21 21
Crem a s obre Rojo 1 1 2 4
Naranja 5 1 2 8
Total 502 392 431 21 1346

Además de la alta frecuencia de engobes, el material recuperado en el Yac. No.


18 – “Cuevas de Santa Catalina” presenta una amplia gama de técnicas y motivos
decorativos.

298
Tabla 36. Decoración en la cerámica del Yac. No. 18 – “Cuevas Santa Catalina”:

TÉCNICA DECORATIVA
Incisa Incisa- Incisa-Impr
Im pre Aplic Model Incisa-I Incisa-Apl -Mode Incisa- Perfora Perfo esa-Modela
MOTIVO Incisa sa ada ada mpresa icada lada Excisa Excisa da rada da Total
Líneas 475 1 5 481
Hileras de Puntos 3 3
Hileras de Dentado 1 10 11
Líneas-Hileras de Puntos 1 4 5
Líneas-Hileras de Dentado 2 2
Muescas 197 197
Lóbulos 30 30
Líneas-Hachurado 24 24
Líneas-Muescas 74 74
Líneas-Lóbulos 18 18
Festones 9 9
Triángulos 48 48
Escalones 90 90
Escalones-Muescas 49 49
Escalones-Líneas-Botón 1 1
Espina de Pescado 7 7
Escalones-Lóbulos 3 3
Líneas-Festones 5 5
Mameolar 2 2
Líneas-Espina de
2 2
Pescado-Muescas
Escalones-Mameolar 1 1
Líneas-Muescas-Festones 2 2
Líneas-Muescas-Festones-P
1 1
erforación
Muescas-Perforación 4 4
Perforación 4 4
Cuadros 2 2
Líneas-Muescas-Mameolar 2 2
Bandas-Muescas 2 2
Líneas-Bandas 1 1
Líneas-Hileras de
1 1
Puntos-Muescas
Escalones-Festones 2 2
Líneas-Hileras de
1 1
Dentado-Lóbulos
Cestería 2 2
Líneas-Hachurado-Muescas 1 1
Líneas-Muescas-Lóbulos 2 2
Mameolar-Muescas 1 1
Líneas-Espina de Pescado 3 1 4
Líneas-Hileras de Puntos-
1 1
Lóbulos
Antropomorfa 1 1
Total 973 16 11 31 7 18 23 1 5 4 4 3 1096

Para complementar las características estilísticas generales de la muestra,


presentadas en la Tabla 36, se describe a continuación la decoración en los
cuencos y en los cuerpos decorados, pues son estas las formas de vasijas que
abarcan la mayor representatividad de los motivos y técnicas decorativas
presentes en la cerámica de este yacimiento.

299
 Cuencos: Hablar de los cuencos en las Cuevas de Santa Catalina, es hablar
de la forma más común y la decoración no iba a ser la excepción; la variedad de
técnicas y motivos decorativos hacen que esta forma de vasija resalte dentro del
conjunto cerámico. Se presentó la incisión con motivos de líneas, muescas, el
hachurado combinado con líneas, líneas y muescas, triángulos, escalones,
escalones y muescas, líneas con espina de pescado y muescas y por último
cuadros. En la impresión hay hileras de puntos e hileras de dentado. En la
aplicación se presentan festones y unos abultamientos que, guiados por
Echeverría (1981) se denominaron mamelones; también se dan lóbulos
modelados. Las demás técnicas son combinaciones de las anteriores (Ver Foto
70, Tabla 37 y Figuras 28-30).

300
Foto 70. Cuadro fotográfico de cuencos decorados en el Yac. No. 18

301
Tabla 37. Decoración en los cuencos del Yac. No. 18 – “Cuevas Santa Catalina”.
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302
Existe una alta presencia de engobe con una amplia gama de colores como el
café 0.9%, rojo 43.4%, crema 1.4%, crema sobre rojo 0.5% y naranja 0.5%. Se
presenció tanto en la cara interna como en la externa 24.4%, sólo en la interna
14.5% y sólo en la externa 7.7%. La pintura no pudo haber faltado en esta forma,
61 fragmentos equivalentes al 13.8% presentaron esta técnica decorativa con
colores rojos 1.6%, cremas 7.9% y crema sobre rojo 4.3%; esta pintura
básicamente se presentó en la cara externa 10.2%, en ambas caras 2.9% y en la
interna 0.7%. De 442 cuencos en total, 157 presentaron a la vez decoración y
engobe (Ver Tabla 38).
Tabla 38. Técnica decorativa y engobe en los cuencos del Yac. No. 18.

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303
 Cuerpos decorados: Los cuerpos decorados son una muestra bastante
representativa de las técnicas y motivos decorativos presentes en este yacimiento
arqueológico. Fueron 1331 fragmentos cuya decoración varió entre la incisión,
impresión, aplicación, lóbulos modelados, incisión con impresión, incisión con
aplicación, incisión y lóbulos, excisión, perforación y una combinación de tres
técnicas diferentes como la incisión, impresión y lóbulos modelados (Ver Foto 71,
Tabla 39 y Figuras 40, 41, 42 y 43).

304
Foto 71. Cuadro fotográfico de cuerpos decorados en el Yac. No. 18.

305
Tabla 39. Decoración en cuerpos del Yac. No. 18 – “Cuevas Santa Catalina”.

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306
Los engobes de los cuerpos decorados variaron entre el café 0.9%, rojo 64.2%,
crema 1.5%, crema sobre rojo 0.1% y naranja 0.5%, predominando en su
superficie interna 27.1%, en la cara externa 24% y en ambas superficies 16.1%.
La pintura fue roja 0.2%, crema 0.8%, crema sobre rojo 1.1%, negra 0.2% y roja
con negra 0.1%, lo que equivale a 29 fragmentos con esta técnica decorativa (Ver
Tabla 39.1) .

Tabla 39.1. Técnica decorativa y engobe en los cuerpos del Yac. No. 18.
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307
Figura 40. Dibujos de cuerpos incisos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18.

308
Figura 41. Dibujos de cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. (Plancha 1)

309
Figura 42. Dibujos de cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. (Plancha 2)

310
Figura 43. Dibujos de cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 18. (Plancha 3)

311
7.3.1.2.2. Otros Yacimientos de la Zona A – Sinifaná:

Para el resto de la cerámica recuperada en los yacimientos de la Zona A, se hizo


necesario analizarla sacando de la población estadística a las Cuevas de Santa
Catalina, ya que por su abundante frecuencia sesga cualquier dato estadístico.
Los resultados nos llevan a inferir que esta zona ubicada en la cuenca de la
quebrada Sinifaná fue ocupada por los grupos agroalfareros del período Temprano
y Tardío (Ver Tabla 40).

Tabla 40. Frecuencia y distribución del material cerámico de los yacimientos de la Zona A
- Sinifaná, exceptuando el Yac. No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”.

ESTILO C ERÁMICO
Marrón
YACIMIENTO Incis o Tardío Total
Y1-Cementerio N o.1 4 4
Y2-Terraza No.2 3 3
Y3-Cas erío 16 1 17
Y4-Cas a Vieja de María 2 2
Y5-Morrito-Torre Blanca 13 13
Y6-Terraza Práctica No.1 16 16
Y7-Terraza No.7 3 3
Y9-Morrito Julia 3 3
Y10-Campamento 8 3 11
Y11-Terraza No.11 6 6
Y12-Terraza No.12 15 15
Y13-La "Ye" 37 3 40
Y14-Terraza No.14 2 2
Y15-Terraza No.15 62 41 103
Y16-Terraza No.16 4 4
Y17-Terraza No.17 5 5
Y27-Alto de la C orneta 100 100
Y28-La Quiebra 5 5
Y29-Morrito Es cuela 19 19
Y30-Loma Rendonda 4 4
Y32-Cas a Juan C.S. 13 4 17
Y8A-Nacimiento Sus erquia 21 21
Y9A-Cas erío Antiguo 2 1 3
Y12A-Terraza No.13 38 38
Y12B-Talud Cas a Om ar 2 2
Y13A-Terraza No.13A 16 16
Y15A-Subcementerio N o.3 2 2
Y-19B-Terraza No.19B 5 5
Y19C-Terraza N o.19C 14 86 100
Total 440 139 579

312
a) Cerámica Estilo Marrón Inciso: La cerámica estilo Marrón Inciso está
presente en los 29 yacimientos restantes de la Zona – A, constituida por 440
fragmentos. Se destacan por su mayor densidad los yacimientos Nos. 13, 15, 15,
12 A y el 27 – “Alto de la Corneta”, el cual presenta 100 fragmentos (Ver Tabla
40).

 Descripción Tecnológica y Funcional: En general, el material cerámico


Marrón Inciso de esta zona se caracterizó por presentar acabados alisados y
pulidos principalmente, la cocción fue oxidante en grado tanto completa como
incompleta. La composición mineralógica del desgrasante conservó las
proporciones con respecto a la cerámica del Yac. No. 18 y carece de la presencia
de biotita (Ver Tablas 29 y 40). Esta varió en tres porcentajes: cuarzo, feldespato
y moscovita 50.2%, cuarzo, feldespato, moscovita y hornblenda 36.1%, y el 13.6%
de cuarzo y feldespato en cantidades de media a baja (Ver Tabla 41).

Tabla 41. Composición mineralógica del desgrasante en los yacimientos restantes de la


Zona A – Sinifaná.

COMPOSICIÓN MINERALÓGICA DEL


DESGRASANTE YACIMIENTOS ZONA A Frecuencia Porcentaje
Cuarzo y Feldes pato 60 13.6
Cuarzo, Feldes pato y Mos cobita 221 50.2
Cuarzo, Feldes pato, Moscobita y Hornblenda 159 36.1
Total 440 100.0
Total 440 100.0

La pasta posee una estructura compacta y en algunas ocasiones granular, es de


color café claro y delgada principalmente. Los ahumados son bajos y se dieron
principalmente en la cara externa de las piezas (5.0%).

 Descripción Morfológica: La forma popular ya no son los cuencos sino las


ollas subglobulares de bordes evertidos biselados y con engrosamiento externo,
de labios adelgazados y redondeados y de cuellos cóncavos (Ver Foto 72 y
Figura 44).

313
Foto 72. Cerámica estilo Marrón Inciso de los yacimientos restantes de la Zona A.

 Descripción Estilística: Los engobes, pinturas y decorados bajan su


frecuencia abruptamente al sacar los fragmentos de las Cuevas de Santa
Catalina. Nueve fragmentos presentan líneas incisas, un ejemplar con hileras de
puntos impresos, cinco con hileras de dentado impresas, uno con líneas incisas
hachuradas, y un fragmento con líneas y festones aplicados alrededor del cuerpo.
Ocho (8) fragmentos de los 579 totales de la Zona A (sin contar el Yac. No. 18:-
Cuevas de Santa Catalina) presentan engobe de color rojo, cuatro en la superficie
externa, uno en la superficie interna y tres en ambas superficies (Ver Foto 72 y
Figura 44).

Tabla 42. Decoración en la cerámica de los yacimientos restantes de la Zona A –
Sinifaná.

TÉCNIC A DECORATIVA
MOTIVO Incis a Im pres a Incis a-Aplicada Total
Líneas 9 9
Hileras de Puntos 1 1
Hileras de Dentado 5 5
Hachurado 1 1
Líneas -Fes tones 1 1
Total 10 6 1 17

b) Cerámica Estilo Tardío: El estilo tardío está representado por 139 fragmentos
pertenecientes a 7 yacimientos de esta zona. Se destacan por su alta densidad
con respecto a los otros los yacimientos Nos. 15, con 41 fragmentos y 19C, con
86 fragmentos (Ver Tabla 40).

314
 Descripción General: El material cerámico correspondiente al estilo Tardío
recuperado en los yacimientos de esta zona, pertenece a la vajilla burda
anteriormente mencionada (Numeral 7.3.1.1), ya que no hay presencia de
cuencos aquillados pulidos. Se caracteriza por los acabados alisados y burdos
principalmente, la cocción también indistintamente puede ser en atmósfera
oxidante completa o incompleta. No hay presencia de engobes ni pinturas, ya que
la gran mayoría presentan algún tipo de erosión. La estructura de la pasta puede
ser compacta o granular, de gruesa (61.9%) a muy gruesa (28.8%) y sólo el 9.4%
delgada; el tamaño del desgrasante varía entre medio, grueso y muy pocos finos
y se reduce especialmente la hornblenda como componente mineralógico en esta
cerámica: predomina el cuarzo, feldespato y moscovita 59.7% y cuarzo y
feldespato 32.4% en densidad media. Los colores en la pasta siguen variando
entre el café claro y el naranja, sin observarse ningún cambio especial. Las
formas de las vasijas pueden ser globulares y subglobulares -sólo un caso de
cuenco-, los bordes sí varían ya que predominan los evertidos directos. Sólo
hubo un caso de decoración que consiste en líneas incisas sin mucho pulimento
(Ver Foto 73 y Figura 45).

Foto 73. Cerámica estilo Tardío de la Zona A – Sinifaná.


+

315
Figura 44. Dibujos de vasijas estilo Marrón Inciso de la Zona A – Sinifaná.

316
Figura 45. Dibujos de vasijas estilo Tardío de la Zona A – Sinifaná.

317
7.3.1.3. ZONA B – RÍO CAUCA

La cerámica de la Zona B fue recuperada al interior de 10 yacimientos. Esta


evidencia cerámica sugiere que todos los yacimientos fueron ocupados durante el
Período Temprano con una abundante presencia de la cerámica Marrón Inciso,
especialmente en el Yac. No. 25 – “Abrigo Rocoso”. También se recuperó
cerámica del estilo Tardío en cuatro de estos yacimientos (Nos. 20, 21 26 y
33).pero en una densidad baja (Ver Tabla 43).

Tabla 43. Frecuencia y distribución del material cerámico en la Zona B – Río


Cauca.

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7 Y
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4
C
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1
2T

A continuación se presentan las características generales de la cerámica de esta


zona, correspondiente a los 3132 fragmentos recuperados en 10 yacimientos.
Para luego describir de manera independiente la cerámica obtenida en los cinco
yacimientos con mayor densidad cerámica de la zona (Nos. 21, 22, 24, 25, 26), los
cuales fueron presentados en cuanto a sus características generales en el
Numeral 7.2.2.

a) Cerámica Estilo Marrón Inciso: La cerámica estilo Marrón Inciso, presente


en esta zona está conformada por 3101 fragmentos (Ver Tabla 43).

 Descripción Tecnológica y Funcional: Se caracteriza por tener acabados


pulidos y alisados en una o ambas superficies. Hay presencia del bruñido aunque
en baja densidad. La cocción se realizó en atmósfera oxidante completa
principalmente pero el grado incompleto también es recurrente. La pasta puede
variar en una amplia gama de colores que están entre el café claro, café oscuro,
naranja y crema, su estructura es compacta presentándose algunos casos
granular y muy compacta, es delgada a muy delgada (algunos casos gruesa,
cuerpos pertenecientes probablemente al fondo de la vasija) y el desgrasante se
compone de cuarzo, feldespato y moscovita en un 61.3% y cuarzo, feldespato,

318
moscovita y hornblenda en un 38.7%, granos cuyo tamaño es fino y muy fino
(sólo en algunos casos medio) y están distribuidos uniformemente en la pasta en
densidad media. Las ollas en su mayoría están ahumadas en su cara externa.

 Descripción Morfológica: Las formas predominantes son las ollas


subglobulares, pero también hay presencia (aunque en menor cantidad) de ollas
globulares y cuencos. La orientación predominante en los bordes es la evertida
de formas biseladas, engrosadas externas o directas, también las hay rectas
biseladas o engrosadas externas o invertidas con engrosamiento externo. Los
labios son adelgazados y redondeados principalmente y hay cuellos cóncavos,
rectos y algunos convexos (Ver Figuras 46, 48 y 49).

Figura 46. Formas de vasijas, estilo Marrón Inciso de la Zona B.


300

200

100
Frecuencia

0
Globular Cuenco Indeterminada
Subglobular Plato Tapa-Cuenc o

FORMA DE LA VASIJA

 Descripción Estilística: La decoración es variada, con presencia de engobe


rojo, naranja, marrón y crema sobre rojo en la cara externa generalmente.
También se halló pintura roja, crema, crema sobre rojo y un ejemplar negra; seis
ejemplares evidenciaron una delgada capa de baño rojo. La decoración puede
estar en una o ambas caras, se presentaron diferentes motivos como: líneas
incisas, hileras de dentado o de puntos impresos, hachurado, muescas, lóbulos,
espina de pescado, bandas y festones aplicados, una aplicación en forma de
botón, un fragmento con una huella de textil y un ejemplar con impresión de
cestería.

b) Cerámica Estilo Tardío: La cerámica asociada con este estilo recuperada en


la Zona B pertenece a materiales tanto de la vajilla de acabado burdo como de la
pulida. Está conformada por 31 fragmentos cerámicos (Ver Tabla 43) que se
caracterizan por presentar acabados alisados y burdos principalmente, la

319
atmósfera de cocción puede ser indistintamente oxidante completa o incompleta,
en la composición mineralógica del desgrasante predomina el cuarzo, feldespato,
moscovita y hornblenda en un 80.4%, seguido por el cuarzo, el feldespato y la
moscovita con un 18.9%, bajas frecuencias de cuarzo y feldespato (0.7%) y
cuarzo, feldespato y hornblenda (0.2%), la densidad de estos granos es media
principalmente, estos granos son de tamaño fino a medio y la pasta es gruesa y
delgada con colores café clara, café oscura y naranja, compacta y granular. Las
formas de las vasijas son ollas subglobulares y cuencos, de bordes evertidos
directos y rectos directos en su mayoría, de labios redondeados y adelgazados
(Ver Figuras 47-49). Estas ollas registraron baja presencia de ahumado (dos
ejemplares, en la cara externa). El engobe también reduce su aparición, sólo dos
fragmentos lo presentan en su cara externa, las decoraciones se limitan a líneas
paralelas anchas, triángulos e hileras de puntos generalmente.

Figura 47. Formas de vasijas, estilo Tardío de la Zona B.


12

10

4
Frecuencia

0
Subglobul ar Cuenco Indeterminada T aza

FORMA DE LA VASIJA

320
7.3.1.3.1. Yacimiento No. 21 – “La Meseta”:

El amplio muestreo llevado a cabo en este yacimiento produjo una considerable


cantidad de material cerámico tanto del estilo Marrón Inciso como la mayor
muestra de cerámica del estilo Tardío, recuperada en la Zona B.

a) Cerámica Estilo Marrón Inciso: La muestra clasificada como Marrón Inciso


corresponde a 452 cuerpos no decorados, 19 cuerpos decorados, 46 bordes sin
decoración y 8 bordes decorados.

Este material se caracterizó por estar en su mayoría (80%) cocido en atmósfera


oxidante completa; el desgrasante es de tamaño fino y muy fino, compuesto de
cuarzo, feldespato y moscovita (83.4%), cuarzo, feldespato, moscovita y
hornblenda (14.9%) en media densidad. La pasta es compacta, granular, de
colores que varían entre el café claro, café oscuro y naranja. Los acabados fueron
muy variados: pulidos (6.1%) o alisados (22.7%) en ambas superficies, pulidos
internos y alisados externos y viceversa. A pesar de la abundante muestra
cerámica sólo tres fragmentos evidenciaron ahumado en una o ambas superficies.

La reconstrucción de formas de vasijas a partir de los bordes permite hablar de


dos formas básicas en este yacimiento (Ver Foto 74 y Figura 49):

 Ollas Subglobulares (29 ejemplares): Con bordes evertidos directos


engrosados externos y biselados o rectos engrosados externos, de labios planos,
redondeados y adelgazados.

 Cuencos (14 ejemplares): De bordes evertidos directos y biselados, rectos


directos o invertidos (algunos aquillados) y labios redondeados y adelgazados.

 13 fragmentos fueron clasificados como indeterminados, por su escaso


tamaño para dar cuenta de la forma.

Las decoraciones fueron básicamente la incisión con motivos de líneas,


hachurado, triángulos, espina de pescado y engobe y la impresión de hileras de
puntos y de dentado (Ver Foto 74).

321
Foto 74. Fragmentos cerámicos estilo Marrón Inciso. Yac. No 21 – “La Meseta”.

b) Cerámica Estilo Tardío: El material cerámico Tardío consta de 13 bordes no


decorados, 6 con decoración, 4 cuerpos decorados y 1 sin decoración. La
muestra está erosionada sólo parcialmente por lo que a la mayoría se les pudo
observar sus características. La atmósfera de cocción puede ser tanto en
atmósfera oxidante completa como incompleta, el desgrasante está compuesto de
cuarzo, feldespato y moscovita en su mayoría (70.8%), el resto (29.2%) es de
cuarzo, feldespato, moscovita y hornblenda, en densidad media. La pasta posee
estructura compacta y granular, los grosores pueden ser delgados, gruesos y muy
gruesos, café clara, café oscura o naranja. Los acabados dados a las superficies
son alisados y no hubo presencia de ahumado ni hollín.

En este yacimiento en particular, las formas de vasijas pueden ser diferenciadas


en dos grupos según el acabado y la forma de la vajilla:

322
Foto 75. Fragmentos cerámicos de vasijas burdas, estilo Tardío. Yac. No. 21.

 Vajilla Burda: Compuesta por vasijas de


forma subglobular (8 ejemplares) de borde
evertido biselado y labio plano, redondeado y
adelgazado (Ver Foto 75 y Figura 49).

 Vajilla Pulida: Compuesta por cuencos (8


piezas) evertidos directos y rectos directos de
labios adelgazados y redondeados. La
decoración de estos cuencos comprende la
incisión de lineas paralelas anchas, triángulos
y algunos puntos impresos. Un cuenco
combina las líneas incisas y la aplicación de
algunos festones a manera de falsas asas
(Ver Foto 123 y Figura 50). También se
registraron dos ollas pequeñas de 8 cm. de
diámetro, de bordes evertidos directos. A un
borde evertido con engrosamiento externo no se le pudo determinar el tipo de
vasija al cual pertenecía.

7.3.1.3.2. Yacimiento No. 22 – “La Suiza”:

Se recuperaron 319 fragmentos cerámicos, todos pertenecientes al estilo cerámico


Marrón Inciso y distribuidos así: 223 cuerpos no decorados, 33 cuerpos
decorados, 40 bordes no decorados, 22 bordes decorados y 1 soporte.

a) Descripción Tecnológica y Funcional: El 12.3% de los fragmentos no


presentaron erosión, el resto de la cerámica evidencia algún tipo de erosión. La
composición mineralógica del desgrasante es de cuarzo, feldespato, moscovita y
hornblenda en un 67.9%, cuarzo, feldespato y moscovita 31.4% y el 0.6% restante
sólo cuarzo y feldespato; el tamaño de estos granos varía de fino a muy fino
(algunos casos medio y grueso) y se distribuyen uniformemente en la pasta en
densidad media. La mayoría de la cerámica fue cocida en atmósfera oxidante
completa 73%; la pasta es compacta, y aunque algunos ejemplares son gruesos y
muy gruesos, el mayor porcentaje varió entre muy delgada 54.7% y delgada
39.6%; los colores de la pasta fueron variados predominando el café claro
(75.2%). Si bien existe una población significativa a la que no se pudo determinar
el acabado de la superficie dado el alto grado de erosionabilidad, se pudo
observar que el 29.9% presentan alisamiento en ambas superficies y que, aunque
en menor cantidad (1.9%) hay superficies muy pulidas; los colores de las
superficies siguen guardando proporción con los de las pastas. El ahumado en
algunas superficies también se hizo presente: 8.2% externo (26 ejemplares) y
0.9% interno (3 ejemplares).

323
b) Descripción Morfológica y Estilística: Las formas de vasijas reconstruidas a
partir de los bordes muestran la existencia de ollas subglobulares, cuencos y
platos, predominando en gran medida las primeras.

 Ollas Subglobulares: Se recuperaron 37 ejemplares, bordes de esta forma,


los cuales se caracterizan por tener bordes evertidos biselados de labio
adelgazado, evertidos engrosados externos de labio redondeado y evertidos
directos de labio redondeado; los cuellos son cóncavos y los diámetros varían
entre 16 y 34 cm, con una media de 22 cm. La decoración de estas ollas fue
principalmente la incisión de líneas o hachurado en la cara externa, hileras de
puntos impresos y en algunos casos el engobe rojo en una o ambas superficies
(Ver Foto 76 y Figura 51).

 Cuencos: Los nueve ejemplares recuperados tienen borde evertido biselado,


engrosado externo, también los hay invertidos con engrosado externo o rectos
biselados, los labios son adelgazados, redondeados o planos. La media
extractada de estos cuencos es de 26 cm. La decoración presente en estas
vasijas es de líneas incisas y engobe rojo en la cara externa (Ver Foto 76 y Figura
51).

 Platos: Se registraron cinco bordes de esta forma, con borde evertido directo
y engrosado externo, de labios redondeados (Ver Foto 76 y Figura 51).

Foto 76. Fragmentos de vasijas estilo Marrón Inciso. Yac. No. 22.

También se encontró el fragmento de un soporte que pudo ser trípode o tetrápode


sin ningún tipo de decoración.

324
7.3.1.3.3. Yacimiento No. 24. “Pueblito Río Cauca”:

En este yacimiento se recuperaron 360 fragmentos cerámicos que corresponden


con el estilo Marrón Inciso. Se trata de 263 cuerpos sin decoración, 37 cuerpos
decorados, 44 bordes no decorados, 15 bordes decorados y 1 asa decorada.

a) Descripción Tecnológica y Funcional: Este material presenta erosión en una


o ambas caras, aunque hay un 18.9% de éste que se encuentra muy bien
conservado. El desgrasante de tamaño fino, muy fino, medio y en algunos
ejemplares medio, se compone de cuarzo, feldespato, moscovita y hornblenda
principalmente (98.1%) en densidad media, distribuido uniformemente en la pasta.
La mayoría de esta muestra (80.3%) fue cocida en atmósfera oxidante completa.
La pasta posee estructura compacta y en ocasiones granular, los espesores
pueden variar entre delgado y muy delgado, predomina el color café claro seguido
por el café oscuro y naranja, aunque también se registraron unos pocos casos
crema. Las superficies evidencian el alisado y el pulido en una o ambas
superficies o el combinado de estos acabados, hay presencia de ahumado interno
(1.9%), externo (5.6%) y unos pocos casos en ambas caras (0.8%).

b) Descripción Morfológica y Estilística:

 Ollas Subglobulares: Es la forma predominante en este yacimiento con 33


ejemplares corresponden a esta forma y pueden estar o no decoradas, son de
borde evertido biselado o engrosado externo y recto biselado o engrosado
externo, de labios adelgazados y redondeados principalmente. Los diámetros
presentan una media de 21 cm., la decoración presente en estas ollas es la
incisión de líneas o hileras de dentado, o bien la combinación de ambos motivos.
Uno de estos bordes se encuentra decorado con pintura crema en la superficie
externa (Ver Fotos 77, 78 y Figuras 52 y 53).

 Cuencos: Es la forma que sigue en popularidad con 4 ejemplares. Estos


cuencos pueden ser de borde recto con engrosamiento externo o recto directo;
también los hay evertidos biselados, la forma de los labios son redondeados o
biselados, los diámetros oscilan entre los 22 y 25 cm. La decoración que
presentan son líneas y muescas incisas o bien la combinación de estos dos
motivos (Ver Foto 77, 78 y Figuras 52 y 53).

 Ollas Globulares: Si bien se hallaron en este yacimiento, fueron de baja


frecuencia (1 ejemplar), el borde es invertido biselado, de labio adelgazado, con
un diámetro de 14 cm., con decoración de muescas en el labio (Ver Foto 77 y
Figura 52).

325
Foto 77. Fragmentos de vasijas estilo Marrón Inciso. Yac. No. 24 (sondeos).

A los demás bordes no se les pudo identificar a qué tipo de vasija pertenecían; sin
embargo sus demás características fueron observadas ya que ayudan a agrupar
más la muestra. Estos ejemplares tienen bordes evertidos de forma directa,
engrosada externa o biselada, los labios pueden ser redondeados, adelgazados o
planos. Uno de ellos presentó líneas hachuradas en la superficie externa y el otro
hileras de dentado impresas también en su cara externa.

Adicionalmente, se encontró en el perfil del río Cauca, un asa de doble


protuberancia con decoración excisa en forma de líneas, presenta ahumado y
engobe rojo (Ver Figura 53).

Foto 78. Fragmentos de vasijas estilo Marrón Inciso. Yac. No. 24 (perfil río Cauca).

La decoración presente en este yacimiento es la incisión (líneas, muescas y


triángulos), hileras de dentado impresas y un caso de líneas incisas con festones
aplicados en la superficie externa. Algunos ejemplares con incisión o impresión
presentan a la vez engobe rojo interno (5 ejemplares).

326
Figura 48. Dibujos de vasijas de ambos estilos cerámicos. Yac. Nos. 22 y 23.

327
Figura 49. Dibujos de vasijas de ambos estilos cerámicos. Yac. Nos. 20 y 21.

328
Figura 50. Dibujos de cuencos estilo Tardío. Yac. No. 21.

329
Figura 51. Dibujos de vasijas estilo Marrón Inciso. Yac. No. 22.

330
Figura 52. Dibujos de vasijas estilo Marrón Inciso. Yac. No. 24 (sondeos).

331
Figura 53. Dibujos de vasijas estilo Marrón Inciso. Yac. No. 24 (perfil río Cauca).

332
7.3.1.3.4. Yacimiento No. 25 – “Abrigo Rocoso”:

En este yacimiento se recuperó abundante material cerámico el cual está


relacionado en su totalidad con el estilo cerámico Marrón Inciso.

a) Descripción Tecnológica y Funcional: El 75.6% de la cerámica fue cocida


en atmósfera oxidante incompleta, su desgrasante se compone de: cuarzo,
feldespato, moscovita y hornblenda (99.9%), de tamaño fino a muy fino en
densidad media a baja; dos ejemplares de este grupo se comportan diferente: un
fragmento que posee cuarzo y feldespato y el otro cuarzo, feldespato y moscovita.
La pasta es compacta en un 89.4% y el resto granular, delgada y muy delgada
principalmente. Las superficies presentan variedad de acabados, siendo
predominantes los pulidos y alisados en ambas superficies, los pulidos internos y
alisados externos o en ocasiones la parte externa burda; hay dos ejemplares
bruñidos y también se presentaron casos de fragmentos muy pulidos por dentro y
en la parte externa burdos. Si bien hay ahumado interno predomina el externo y
sólo tres fragmentos que presentan hollín en su cara interna.

b) Descripción Morfológica y Estilística: En este yacimiento no hay mucha


variedad en cuanto a las formas de las vasijas, predominan las ollas subglobulares
(79 ejemplares) y los cuencos (16 ejemplares).

 Ollas Subglobulares: Se caracterizan por tener desgrasante de tamaño fino


a muy fino, compuesto por: cuarzo, feldespato, moscovita y hornblenda en baja
densidad; fueron cocidas en atmósfera oxidante completa y en ocasiones
incompleta. La pasta es compacta, delgada y muy delgada, de color café claro
(bajos porcentajes de naranja y café oscuro). La gran mayoría de estas ollas, a
pesar de estar fracturadas no presentan erosión y las superficies son en su
mayoría (50.6%) pulidas en ambas caras, también presentan un buen pulimento
en su cara interna y en la externa simplemente alisadas. El 13.9% presenta
ahumado en alguna de sus caras (especialmente en la externa).

Los bordes son evertidos tanto biselados como engrosados externos o directos,
rectos biselados o engrosados externos de labios adelgazados, redondeados y
planos y cuellos cóncavos. Los diámetros de estas ollas presentan una media de
24 cm.

Es muy recurrente en la decoración de estas ollas, las líneas incisas en ocasiones


combinadas con muescas, hileras de dentado impresas en ocasiones combinadas
con hachurado (también en forma dentada), la combinación de líneas y hachurado
(dentado), la espina de pescado con bandas aplicadas y hachurado, o la
abundante presencia de los anillos sin alisar. Estas ollas pueden también
presentar engobe en una o ambas caras, el cual puede ser de color marrón o rojo.
Siete ejemplares presentaron pintura crema sobre una base roja en ambas
superficies (Ver Foto 79 y Figuras 54 – 57).

333
Foto 79. Fragmentos de ollas subglobulares estilo Marrón Inciso. Yac. No 25.

334
Foto 80. Fragmentos de cuencos estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25.

 Cuencos: Los cuencos fueron


cocidos en atmósfera oxidante
completa, presentan un desgrasante
compuesto de cuarzo, feldespato,
moscovita y hornblenda de tamaño fino
a muy fino en baja densidad. La pasta
tiene estructura compacta, es muy
delgada y de color café clara. Sólo
cuatro ejemplares presentan erosión,
los otros se encuentran bien
conservados. Sus superficies están
pulidas (46.7%) y la proporción restante
alisadas en ambas caras.
Los cuencos no presentan ahumado ni hollín.

Los bordes pueden ser evertidos con engrosamiento externo o biselados y


también invertidos directos o biselados, sus labios son redondeados y
adelgazados, de cuellos rectos y convexos. Uno de estos cuencos presenta un
asa-mango, lisa sin ningún tipo de decoración. Los diámetros tienen una media
de 27 cm. y solamente un ejemplar de estos presenta decoración de líneas
incisas. El engobe sí es más recurrente, ya que se encuentra engobe rojo y
naranja en una o ambas superficies (Ver Foto 80 y Figura 58).

 Forma Indeterminada: Doce bordes se clasificaron como indeterminados


para establecer el tipo de vasija a la cual pertenecían; sin embargo, guardan
proporción en cuanto a la forma del borde y el labio con las ya mencionadas ollas
subglobulares.

Foto 81. Asas mango estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25.

Existe en particular, la presencia de dos asas


mango que no conservaron el borde de la olla a
la cual estaban sujetas. Estas han sido
reportadas anteriormente para el corregimiento
de Santa Elena (Antioquia) por Ochoa (1998) y
fueron asociadas en este caso a la explotación
de sal. Estas asas macizas van adheridas a un
cuenco, cuya función según se plantea en esta
investigación, sirvió para sacar el aguasal de los
ojos y luego llenar las vasijas, una especie de
cucharón que puede tener múltiples funciones
(Ver Foto 81).

335
 Cuerpos Decorados: Los 648 cuerpos decorados presentan diferentes
técnicas y motivos siendo recurrentes: los anillos sin alisar, el dentado
estampado, la espina de pescado y el hachurado principalmente. Los engobes
son de color rojo, marrón o naranja y se encuentran en la superficie interna
(66.7%), externa o en ambas caras. Cuatro fragmentos presentaron pintura roja
aplicada en forma de bandas en la parte interna. Es frecuente observar en esta
cerámica, que aunque a la parte externa se le dejan intencionalmente los anillos
sin alisar, lo que la hace ver de aspecto burdo, la cara interna sí está finamente
tratada y la mayoría con presencia de engobe. Si bien en este caso el grueso de
la cerámica no presenta ahumado, el 7% evidencia ahumado en la cara interna o
en la externa (2.2% y 4.8% respectivamente). Seis fragmentos de cuerpo
presentaron una delgada capa de baño rojo, cuatro en la superficie interna y dos
en la superficie externa (Ver Foto 82 y Figura 59).

Foto 82. Cuerpos decorados estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25.

336
c) Descripción de las Vasijas del Entierro Recuperado (Sondeo Amp. No. 7):

Foto 83. Urna subglobular semi-completa


estilo Marrón Inciso, Yac. No. 25.
 Urna subglobular exterior: Esta urna
estilo Marrón Inciso quedó semicompleta, ya
que con los fragmentos hallados se pudo
reconstruir sólo la mitad del cuerpo. Su boca
tiene un diámetro de 42 cm, su superficie
interna está pulida y la externa alisada con
una decoración que combina tres técnicas:
presenta una banda aplicada, líneas en
forma de espina de pescado y en el borde
hileras de dentado en forma hachurada; el
borde es evertido biselado, labio adelgazado
y cuello recto (Ver Foto 83).
Foto 84. Urna funeraria, estilo
Marrón Inciso. Yac. No. 25.
 Urna funeraria interior: La urna anterior
contenía en su interior esta urna subglobular de
menor tamaño (30 cm de diámetro y 35 cm de altura),
estilo marrón Inciso, la cual tenía en su interior
huesos humanos y piezas dentales calcinados
(descritos en detalle más adelante). Esta urna pudo
ser reconstruida completamente. Presenta erosión en
su cara externa, la superficie interna es pulida y con
engobe marrón, mientras que la externa está alisada
y decorada con líneas incisas e impresiones en forma
de hileras de dentado; la cara interna presenta
abundante ahumado y tanto la pasta como la
superficie es naranja; su borde es evertido biselado,
labio adelgazado y cuello cóncavo (Ver Foto 84).

Foto 85. Tapa – cuenco estilo


Marrón Inciso, Yac. No. 25.
 Tapa – cuenco: La urna funeraria tenía un
cuenco en la parte superior que le servía de tapa,
el cual tiene sus superficies pulidas aunque con
erosión en la cara externa, presenta además
ahumado externo, es de borde recto directo y
labio plano con un diámetro de 26 cm y una
altura de 14 cm, éste también se reconstruyó
completamente y no presentó ningún tipo de
decoración (Ver Foto 85).

337
7.3.1.3.5. Yacimiento No. 26 – “Cueva Olajeros”:

En estas cuevas se encontró un total de 252 fragmentos cerámicos, procedentes


de las diferentes áreas en que fue dividido su interior. La totalidad de la cerámica
recuperada corresponde con el estilo Marrón Inciso, con excepción de un borde
del estilo Tardío.

a) Cerámica Estilo Marrón Inciso: El grueso de la muestra (251 fragmentos) se


dividieron en: 139 cuerpos sin decoración, 87 cuerpos decorados, 24 bordes (8 sin
decoración y 16 decorados) y, por último, una asa que también presenta
decoración.

 Descripción Tecnológica y Funcional: El ambiente cerrado propició la


preservación de este material, ya que el 68.5% no presenta erosión, el resto de la
muestra está erosionado en una o ambas superficies. Esta cerámica fue cocida
en atmósfera oxidante tanto completa como incompleta; el tamaño del
desgrasante es fino principalmente, seguido de muy fino, cuya composición
mineralógica consta de: cuarzo, feldespato, moscovita y hornblenda en su
mayoría (89.2%) en media o baja densidad. La pasta posee una estructura
compacta (90.4%) y granular (9.6%), delgada o muy delgada, cuyos colores
varían entre el café claro, café oscuro, naranja y crema, predominando el primero.
Los acabados dados a las superficies pueden ser alisados en una o ambas caras,
pulidos en una o ambas caras y dos ejemplares presentaron bruñido resaltando
entre la muestra. Hay presencia de ahumado en 43 ejemplares, que lo evidencian
principalmente en su cara externa, aunque el interno también se hizo presente.

 Descripción Morfológica y Estilística: Hay presencia de cuatro formas


reconstruidas a partir de los bordes: ollas subglobulares (24 ejemplares) (Ver
Foto 86 y Figura 60) , cuencos (1 ejemplar), urnas (1 ejemplar) y botellas (1
ejemplar) (Ver Foto 87 y Figura 61). Las primeras presentaron variedad de
formas de bordes y orientaciones, las hay evertidas biseladas, directas o con
engrosamiento externo y también rectas directas, biseladas o con engrosamiento
externo, los labios son básicamente redondeados y adelgazados (Ver Foto 86 y
Figura 60).

338
Foto 86. Fragmentos de ollas subglobulares estilo Marrón Inciso. Yac. No. 26.

Sólo hay un cuenco de borde recto con engrosamiento externo, labio plano y
cuello recto (Ver Figura 61).

Foto 87. Fragmento de botella estilo Marrón Inciso. Yac. No. 26.

La decoración presente en este yacimiento fue variada:


en la incisión pueden haber motivos en líneas, muescas,
hachurado o la combinación de las líneas y el hachurado.
También hay impresión dentada formando hileras; lóbulos
modelados combinados en ocasiones de líneas incisas.
Algunas de estas decoraciones van acompañadas del
engobe rojo o naranja en una o ambas superficies (Ver
Foto .68).

Foto 88. Cuerpos decorados estilo Marrón Inciso. Yac. No. 26.

339
Foto 89. Fragmento de cuenco estilo Tardío. Yac. No. 26.

b) Cerámica Estilo Tardío: De este total,


solamente un borde correspondiente un
cuenco tiene características diferentes al
conjunto cerámico. Este fue asociado con
los cuencos aquillados de la vajilla pulida
perteneciente al estilo Tardío. Se trata de
un borde que no presenta erosión, cocido
en atmósfera oxidante incompleta,
desgrasante de tamaño fino compuesto
por cuarzo, feldespato, moscovita y
hornblenda en densidad media, de pasta
compacta, delgada y naranja; presenta
ahumado externo. El acabado de sus
superficies es pulido y tiene decoración en
líneas gruesas que forman planos
contrastados en forma de escalones, su
superficie también es de color naranja.
Corresponde a un cuenco de borde
invertido directo y labio redondeado. Presenta además un agudo timbre (Ver Foto
89 y Figura 61).

340
Figura 54. Dibujos de ollas subglobulares sin decoración, estilo Marrón Inciso. Yac. 25.

341
Figura 55. Dibujos de ollas subglobulares con engobe, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25.

342
Figura 56. Dibujos de ollas subglobulares incisas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25.

343
Figura 57. Dibujos de ollas subglobulares impresas, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25.

344
Figura 58. Dibujos de cuencos, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25.

345
Figura 59. Dibujos de cuerpos decorados, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25.

346
Figura 60. Dibujos de ollas subglobulares, estilo Marrón Inciso. Yac. No. 25.

347
Figura 61. Dibujos de vasijas de ambos estilos cerámicos. Yac. 25.

348
7.3.2. ARTEFACTOS LÍTICOS

Los componentes de cultura material, recuperados en los yacimientos


arqueológicos, aportan valiosa información sociocultural y constituyen uno de los
principales elementos a nuestra disposición para aproximarnos al conocimiento del
comportamiento humano pasado; es decir, a partir de ello es posible inferir datos
culturales y pautas de comportamiento generadas en torno a su producción, uso y
abandono.

La tecnología lítica fue una de las estrategias implementadas por los seres
humanos para adaptarse a un medio ambiente específico. Tecnología y técnica,
son conceptos comúnmente usados en los análisis de los conjuntos artefactuales
arqueológicos; su definición permite reconocer que en la producción de artefactos
líticos entran en juego aspectos sociales en los cuales los humanos participaron
activamente como integrantes de un grupo (Ingold, 1990).

Las pruebas arqueológicas ejecutadas en el desarrollo de esta investigación


permitieron la recuperación de 137 artefactos en diferentes variedades de piedra,
cuya manufactura estuvo incluida en distintos esquemas operatorios de
transformación y uso de los materiales. Entre las técnicas representadas en estos
esquemas se encuentra: la talla por percusión, representada por 116 artefactos
que corresponden al 84.1% del total de la muestra, 5 artefactos obtenidos
mediante esquemas de pulimento (4.3%), 15 modificados por uso (10.9%) y un
artefacto que evidencia señales de alteración térmica (0,7%) (Ver Tabla 44 y
Figuras 64 y 65)

Tabla 44. Frecuencia de esquemas de transformación de artefactos líticos.

Artef ac tos lít icos de los alrededores del Porcent aje


Cerro de Tusa Frecuenc ia v álido
Tallado 115 83. 9
Pulido 6 4.4
Clases de art ef ac tos Modif ic ado 15 10. 9
Termoalteración 1 .7
Tot al 137 100.0

De otro lado, se recuperaron cerca de 52 guijarros que aunque no presentan


ningún tipo de transformación antrópica intencional; su presencia en determinados
contextos podría indicar una intención exclusivamente humana en su depositación;
bien por que fueron almacenados como materia prima potencialmente
aprovechable, o bien por que hicieron parte de actividades que no necesariamente
dejaron huellas aparentes de su utilización como por ejemplo el pulimento (Ver
Foto 90). Estos guijarros no fueron clasificados, pero se tienen en cuenta en
términos de densidad de materiales (Ver Anexo K).

349
Foto 90. Cantos rodados recuperados en el área de estudio.

El análisis de los materiales se centró en aquellos que presentaron rasgos físicos


claramente observables y que contienen valiosa información de las conductas
desplegadas en su producción y uso. El conjunto de artefactos tallados, el más
numeroso del conjunto permitió reconocer secuencias operatorias atribuibles a la
acción humana así como variaciones sutiles en los esquemas específicos de
transformación de materias primas.

7.3.2.1. Composición de la Muestra: El conjunto analizado esta compuesto por


138 artefactos líticos recuperados en las diferentes unidades de muestreo
adelantadas en el área; estos se hallaron distribuidos en 13 yacimientos
arqueológicos que en términos generales evidencian un nivel bajo en el
aprovechamiento de rocas para la elaboración de instrumentos; aunque esto
podría obedecer al énfasis que los grupos humanos en la región dieron a recursos
de este tipo, no debe descartarse la posibilidad, de que la baja densidad se
encuentre íntimamente relacionada con el tipo de sitios muestreados así como con
el tipo y la intensidad de los muestreos realizados (Ver Figura 62).

Sólo en un sitio (Yac. No. 21 – “La Meseta”) se encontraron evidencias que por su
frecuencia y posición estratigráfica permiten plantear inferencias sobre la
tecnología lítica en el área.

350
Figura 62. Frecuencia y distribución de artefactos líticos en el área de estudio.
100

80

60
Frecue ncia

40

20

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Ya
Ya

Ya

Ya

Ya

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Ya

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18

25

26

24

22

14

33
1

a
U nid ad de Mu estre o Arqueo lóg ico

En términos generales, la mayor densidad de evidencias fue hallada en el contexto


estratigráfico (81.9%), en tanto que con menor frecuencia (18.1%) se hallaron en
recolecciones superficiales y semi-superficiales. El análisis de la distribución
vertical de estos artefactos, permitió reconocer una mayor densidad de evidencias
hacia los niveles 2 (10-20 cm) y 3 (20-30 cm), lo que demuestra la poca
profundidad temporal de las tecnologías líticas en la región.

A continuación se presenta un inventario general de las frecuencias de artefactos


líticos recuperados, según la ubicación de los yacimientos en las dos zonas
prospectadas, que permite comprender su distribución espacial en el área de
estudio (Ver Figura 63 y Tablas 45 y 46).

Figura 63. Frecuencia y distribución de artefactos líticos por zonas prospectadas en el


área de estudio.
120

100

80
Frecuencia

60

40

Zona arqueológica
20

Cuenca Sinifaná

0 Cuenca río Cauca


Y. 21 Y. 25 Y. 22 Y. 23A Y. 1 Y. 6 Y. 14
Y. 26 Y. 24 Y. 33 Perfil Y. 19c Y. 4 Y. 18

Yacimiento Arqueológico

351
Tabla 45. Frecuencia y distribución de artefactos líticos en la Zona A – Sinifaná.
Artef actos lít icos cuenca de la quebrada Porcentaje
Sinif aná Frecuencia v álido
R.S 16 100.0
Y acimiento 18
Tot al 16 100.0
R.S 1 50. 0
Y acimiento 1 3 1 50. 0
Tot al 2 100.0
R.S 1 50. 0
Y acimiento 19c 2 1 50. 0
Sitio
Tot al 2 100.0
2 1 100.0
Y acimiento 6
Tot al 1 100.0
R.S 1 100.0
Y acimiento 4
Tot al 1 100.0
R.S 1 100.0
Y acimiento 14
Tot al 1 100.0

Tabla 46. Frecuencia y distribución de artefactos líticos en la Zona B – Río Cauca.


Porcentaje
Artefactos líticos cuenca del río Cauca Frecuencia v álido
R.S 1 1.2
1 4 4.7
2 43 50. 0
Y acimiento 21 3 34 39. 5
4 2 2.3
5 2 2.3
Tot al 86 100.0
23 1 100.0
Perf il Río Cauca
Tot al 1 100.0
2 1 20. 0
Sitio Y acimiento 24 3 4 80. 0
Tot al 5 100.0
3 1 100.0
Y acimiento 33
Tot al 1 100.0
3 4 100.0
Y acimiento 22
Tot al 4 100.0
3 13 100.0
Y acimiento 25
Tot al 13 100.0
R.S 3 75. 0
Y acimiento 26 3 1 25. 0
Tot al 4 100.0

Al observar las diferentes clases de artefactos recuperados en ambas zonas


prospectadas en el área de estudio, muestran una mayor frecuencia de artefactos

352
modificados en la Zona A y una menor frecuencia de artefactos tallados. La Zona
B permite visualizar un comportamiento contrario al anterior (Ver Figuras 64 y 65).

Figura 64. Frecuencia y distribución de Figura 65. Frecuencia y distribución de


artefactos líticos por clase. Zona A – Sinifana. artefactos líticos por clase. Zona B – Río Cauca
20 10 0

80

60
Frecuencia

Frec uenc ia
10

Clase 40

Clas e
T ermoalteración

Modific ado 20 Modificado

Pulido Pu lid o

0 T allado 0 Ta lla do
Yacimiento 18 Yacimiento 6 Yacimiento 4 Ya cimie nto 21 Ya cimie nto 26 Ya cimie nto 24 Pe rfil R ío C auca
Yacimiento 19c Yacimiento 14 Yacimiento 1 Ya cimie nto 25 Ya cimie nto 33 Ya cimie nto 22

Sitio Sitio

7.3.2.2. Aprovisionamiento de Materias Primas: Las materias primas


empleadas en la elaboración de artefactos líticos poseen una gran variabilidad en
las características de su estructura física interna como en las cualidades
mecánicas, razón por la cual el conjunto artefactual también presenta una gran
variabilidad.

En términos generales, las materias primas utilizadas provienen de cuatro tipos de


rocas que corresponden de manera precisa con la amplitud de la oferta ambiental
del área de estudio en cuanto a los recursos litológicos se refiere (Ver Mapa 1); no
obstante, se nota una mayor preferencia por la utilización de rocas metamórficas
(36.5%), sedimentarias (27.0%) e ígneas volcánicas (26.3%) (Ver Tabla 47).

Tabla 47. Tipos de rocas aprovechadas como materias primas en la elaboración de


artefactos líticos.

Porcentaje
Materi as pri mas de artefactos líti cos del Cerro de T usa Frecuenci a vál ido
Rocas Metamórfi cas 50 36.5
Rocas Sedim entari as 37 27.0
Rocas Igneas vol cánicas 36 26.3
Clase de Materia Pri ma Rocas Igneas Plutónicas 10 7.3
T obas
4 2.9
Volcano-sedim entari as
T otal 137 100.0

353
Tabla 48. Variedad de materias primas empleadas en la elaboración de artefactos líticos.

Porcentaje
Artefactos líticos de los alrededores del Cerro de Tusa Frecuenci a vál ido
Cuarzo l echoso 37 74.0

Fragmentos de rocas Cuarzo semicristali no 12 24.0


metamórfi cas Cuarzo cri stal ino 1 2.0
T otal 50 100.0
Arenisca 16 43.2
Arenisca fina 9 24.3
Lutita 7 18.9
Arcil lolita 2 5.4
Rocas Sedim entari as
Arenisca Gruesa 1 2.7
Lidita 1 2.7
Arenisca ferrugi nosa 1 2.7
T otal 37 100.0

Clase de Basalto 23 63.9


Materi a Prima Andesita porfídica 10 27.8
Rocas Igneas
Rioli ta Porfídica 1 2.8
vol cánicas
Andesita 2 5.6
T otal 36 100.0
Granodi orita 3 30.0
Cuarzodiori ta 2 20.0
Diori ta 2 20.0
Rocas Igneas
Gabro 1 10.0
Plutónicas
Peridotita 1 10.0
Aplita 1 10.0
T otal 10 100.0

T obas T obas 4 100.0


Volcano-sedimentari as T otal 4 100.0

Los resultados del análisis de materias primas permitieron reconocer una conducta
de aprovechamiento de materiales, en la que las cualidades particulares debieron
cumplir un papel importante en la elección de una u otra roca; condiciones como la
homogeneidad, dureza, resistencia y disponibilidad en el área, debieron ser
importantes en su elección. De esta manera es posible observar que para la
elaboración de artefactos tallados pudieron ser usadas una gran variedad de
materias primas; sin embargo se observa, que a pesar de que cada uno de estos
grupos de rocas ofrece una amplia gama de posibilidades, se nota el énfasis en la
utilización de la variedad de cuarzo lechoso, cuarzo semicristalino, arenisca y
basalto (Ver Tabla 48).

354
7.3.2.3. Manufactura de Artefactos Tallados: Los 115 artefactos tallados
analizados permitieron la identificación de: soportes de tipo núcleo (5.2%), lascas
(90.4%) y esquirlas (4.3%), que corresponden a diferentes estados del proceso
técnico de talla, y que evidencia importantes aspectos del proceso tecnológico de
obtención de instrumentos funcionales (Ver Figura 66).

Figura 66. Productos de talla recuperados en el área de estudio.


120

100

80
Frecu e n cia

60

40

20

0
Núcleo Lasca Esquirla

Soporte

a) Núcleos: Este tipo de soporte se encuentra representado en la muestra por un


total de 6 artefactos; tres de ellos fueron hallados en el yacimiento 21 y los
restantes en los yacimientos 33, 26 y 18 respectivamente. Estos artefactos,
tallados en cuarzo lechoso, arenisca fina, andesita porfídica, andesita y aplita,
fueron hallados con una misma relación estratigráfica (nivel 3) en los yacimientos
21 y 33, los más próximos espacialmente, en tanto que los restantes se hallaron
en la superficie del Yac. No 26 – “Cueva Olajeros” y del Yac. No. 18 – “Cuevas de
Santa Catalina” (Ver Foto 91).

Presentan dimensiones que varían entre 13 y 77 mm de longitud; 18 y 73 mm de


amplitud y entre 7 y 43 mm grosor (Ver Tabla 48.1).

Tabla 48.1. Dimensiones de núcleos.


Núcleos. Alrededores del Cerro de
T usa Cantidad Mínim o Máxi mo Medi a
Longitud 6 13 77 42.33
Dimensi ones Amplitud 6 18 73 42.33
Grosor 6 7 43 20.83

En términos generales, son artefactos de dimensiones reducidas que fueron


explotados mediante la aplicación de técnicas de percusión directa y en la que se
aprovechó la mayor cantidad de roca. Esto es posible verificarlo en la cantidad de
negativos de extracciones que estos artefactos presentan (Ver Tabla 49).

355
Tabla 49. Frecuencia de negativos de extracciones en núcleos.

Estadísti cos descriptivos

Negativ os en Cantidad de
núcleos ext racciones Mínimo Máximo Media
Y acimiento 21 3 2 10 5.67
Y acimiento 33 1 8 8 8.00
Y acimiento 26 1 4 4 4.00
Y acimiento 18 1 6 6 6.00

Ninguno de estos artefactos presenta evidencias de preparación de las superficies


de percusión, lo que sugiere que la extracción de lascas siguió un proceso simple
de debitado en el que se pretendía utilizar filos aprovechables en el cumplimiento
de funciones específicas.

El proceso extractivo de lascas se realizó mediante la aplicación de dos técnicas


de talla: percusión directa (74.5%) y bipolar (25.5%); la primera de ellas se ejecutó
mediante: la aplicación de repetidos golpes sobre una misma plataforma,
siguiendo la misma dirección en la misma cara del núcleo o incluyendo las dos
caras. La otra variante, la de percusión bipolar, un poco menos controlada exhibe
la aplicación de golpes en múltiples direcciones y plataformas de percusión así
como la mayor cantidad de daños de manufactura (Ver Tabla 50 y Figura 67).

Tabla 50. Modo de reducción de los núcleos, de acuerdo a la técnica de percusión


empleada y las superficies y direcciones aprovechadas en el proceso de talla.

Núcl eos de los al rededores del cerro de Tusa Frecuenci a


Percusión directa 1
Unifacial
T otal 1
Unidirecci onal
Percusión directa 1
Ori entación de fracturas Bifacial
T otal 1
Bipolar 2
Mul tidireccional Multifacial
T otal 2

356
Figura 67. Técnicas de manufactura de artefactos tallados.

90

80

70

Frecu encia
60

50

40

30

20
Percusión di recta Bi pol ar

Té cnic a

Foto 91. Núcleos recuperados en el área de estudio.

Las anteriores consideraciones sugieren una


tecnología muy sencilla que no requirió la
implementación de técnicas muy complejas
para la obtención de artefactos potencialmente
utilizables. De otro lado, el escaso
aprovechamiento de la materia prima, puesto
que ninguno de los núcleos presenta evidencias
de utilización, sugiere que una vez extraídas las
lascas necesarias estos soportes fueron
abandonados sin un aprovechamiento máximo;
lo que sugiere un bajo rendimiento en la tecnología lítica desplegada.

b) Lascas: Este grupo, compuesto por 106 artefactos tallados, exhibe una mayor
variedad de materias primas empleadas y constituyen uno de los principales
productos de talla que se buscó mediante la aplicación de técnicas de talla
específicas; esta afirmación se basa en la ausencia de núcleos con evidencias de
utilización que sugiere que las lascas con bordes activos potencialmente
utilizables constituyeron el producto final de los procesos tecnológicos.

De acuerdo con la distribución de estos artefactos, hallados en 9 de los


yacimientos prospectados, existe una amplia distribución en el área; sin embargo
las mayores frecuencias fueron halladas en el Yac. No. 21 y en el Yac. No. 25 –
“Abrigo Rocoso”, predominando lascas en cuarzo en el primero y en basalto en el
segundo (Ver Figura 68 y Tabla 51).

357
Figura 68. Materias primas de artefactos tipo lasca producto de talla recuperados.

40

30

Frec uenc ia
20

10

A
C

re
ua A

C
nd uti c ri sna

ni
C

ua
C
rz re
0

G od
s cP
es
ua B

ua
o nis

r a io
A nod ri ta

rz
A lecho

ae
iAta
rz as

rc i o
se c
L m i fi

Deidrrout

rz

o
re o

ndp

Li

fr
o al

il o r
i o igt
di

cr
ni s o

eosrf

ritaian

is
a
sc

ta
ta ta

li tai ta
t

itíadi

ta
a

l in
os
ca

o
l in

a
Materia Prima

Según la distribución geográfica del área de estudio en zonas, existe una mayor
concentración de artefactos de este tipo hacia la cuenca del río Cauca (94.3%); en
tanto que hacia la cuenca de la quebrada Sinifaná estas frecuencias son
absolutamente bajas (5.7%), así como la variabilidad en las materias primas
empleadas (Ver Tabla 51).

358
Tabla 51. Frecuencia y distribución de artefactos tipo lasca según las materias primas
empleadas, en el área de estudio.
Porcent aje
Disponibil idad de Materias primas en l os alrededores de Cerro de T usa Frecuencia v álido
Cuarzodiorita 1 50. 0
Y acimiento 19c Andesit a porf ídica 1 50. 0
Tot al 2 100.0
Basalto 1 50. 0
Y acimiento 18 Lidita 1 50. 0
Cuenca Sinif aná
Tot al 2 100.0
Cuarzo lechoso 1 100.0
Y acimiento 6
Tot al 1 100.0
Arenisc a 1 100.0
Y acimiento 14
Tot al 1 100.0
Cuarzo lechoso 29 36. 7
Arenisc a 14 17. 7
Cuarzo semicristalino 11 13. 9
Arenisc a f ina 8 10. 1
Basalto 3 3.8
Andesit a porf ídica 5 6.3
Y acimiento 21 Lut ita 4 5.1
Arcillolit a 1 1.3
Zona
Arenisc a f erruginosa 1 1.3
arqueológica
Cuarzo cristalino 1 1.3
Diorit a 1 1.3
Andesit a 1 1.3
Tot al 79 100.0
Cuenca río
Basalto 11 84. 6
Cauca
Peridotita 1 7.7
Y acimiento 25
Andesit a porf ídica 1 7.7
Tot al 13 100.0
Cuarzo lechoso 1 25. 0
Basalto 2 50. 0
Y acimiento 26
Andesit a 1 25. 0
Tot al 4 100.0
Granodiorita 1 50. 0
Y acimiento 24 Lut ita 1 50. 0
Tot al 2 100.0
Basalto 1 50. 0
Y acimiento 22 Andesit a porf ídica 1 50. 0
Tot al 2 100.0

359
Las lascas evidencian también la relación entre las técnicas de talla empleadas y
el estado final de los soportes; por ejemplo, en este caso las lascas exhiben mayor
densidad de daños como producto del proceso extractivo; de esta manera se tiene
que un poco menos del 50% del total de los artefactos extraídos mediante la
aplicación de percusión bipolar presenta daños en alguna de sus superficies,
especialmente en los extremos proximal y distal. Las mayores densidades
corresponden a fracturas producidas en ambos extremos, lo cual obedece al tipo
de percusión empleada y el menor grado de control requerido en la aplicación de
la fuerza sobre la masa de materia prima que se transforma (Ver Tabla 52).

Tabla 52. Daños visibles en lascas de acuerdo a la técnica de manufactura.

Porcentaje
Lascas recuperadas en los alrededores del Cerro de Tusa Frecuencia v álido
Completo 54 67. 9
Fract ura Proximal y t erminal 1 1.3
Fract ura Lateral 13 16. 7
Fract ura Terminal 5 6.4
Percusión directa
Fract ura Proximal 4 5.1
Fract ura Lateral y t erminal 1 1.3
f ragment o 1 1.3
TECNICA Tot al 78 100.0
Completo 14 51. 9
Fract ura Proximal y t erminal 5 18. 5
Fract ura Lateral 4 14. 8
Bipolar Fract ura Terminal 2 7.4
Fract ura Lateral y t erminal 1 3.7
Fract ura proximal y lateral 1 3.7
Tot al 27 100.0

De otro lado, las frecuencias y el tipo de fracturas que caracterizan los soportes
extraídos mediante la técnica de percusión directa sugieren un mejor control en el
proceso; es en este esquema de reducción que se conservan intactas las
superficies de percusión que permiten observar parte de los gestos necesarios
aplicados en su extracción.

360
Tabla 53. Características de bulbos de percusión de acuerdo a la técnica de manufactura

Porcentaje
Lascas de los alrededores del Cerro de Tusa Frecuencia v álido
Dif uso 33 41. 8
Sin Bulbo 31 39. 2
Marcado 12 15. 2
Percusión directa
Lasca parásit a 2 2.5
Prominente 1 1.3
TECNICA
Tot al 79 100.0
Dif uso 7 25. 9
Sin Bulbo 18 66. 7
Bipolar
Marcado 2 7.4
Tot al 27 100.0

Foto 92. Lascas de cuarzo lechoso elaboradas mediante la talla por percusión bipolar.
Yac. No. 21.

De otro lado, las características del


bulbo de percusión revelan la técnica
de percusión empleada así por ejemplo
la mayor densidad de lascas con
fracturas planas corresponden a lascas
extraídas mediante percusión bipolar
(Ver Foto 92) y no desarrollaron bulbos
de percusión marcados; en tanto que
las lascas de percusión directa poseen
diferentes desarrollos de bulbos que
sugieren la aplicación intensidades de
fuerza variables en la extracción (Ver
Foto 93-95).

La selección de una técnica de talla particular debió estar relacionada con el tipo
de producto requerido; Cada técnica posibilitó la obtención de soportes con
características morfológicas y dimensiones específicas, que debieron tener una
incidencia importante en el diseño de los instrumentos obtenidos. Es así como se
puede observar como los soportes elaborados mediante percusión directa poseen
dimensiones más amplias (Ver Foto 93-95), lo cual se relaciona también con los
tipos de materias primas transformadas en cada uno de estos esquemas de
transformación de materiales (Ver Tabla 54).

361
Tabla 54. Dimensiones de lascas de acuerdo a la técnica de manufactura.

Lascas de los alrededores del Cerro de Tusa Frecuencia Mínimo Máximo Media
Ancho 27 9 30 17. 78
Bipolar Grosor 27 3 13 7.74
Largo 27 7 30 17. 85
TECNICA
Ancho 79 8 122 32. 76
Percusión directa Grosor 79 2 41 11. 70
Largo 79 8 102 37. 08

Foto 93. Lascas talladas por percusión directa, principalmente en rocas de arenisca,
andesita, basalto y lidita. Yac. No. 21.

Foto 94. Lascas de basalto talladas por percusión directa. Yac. No. 25 – “Abrigo Rocoso”.

Foto 95. Lascas de andesita talladas por percusión directa. Yac. No. 26 – “Cueva
Olajeros”.

362
c) Artefactos Modificados por Uso: Esta clase de instrumentos líticos se
encuentra representada en la muestra por un total de 15 artefactos en cantos
rodados, hallados en 4 de los yacimientos identificados. Es importante destacar la
mayor densidad de instrumentos de este tipo en el Yac. No. 18 – “Cuevas de
Santa Catalina”, donde se utilizó una gran variedad de materiales especialmente
basalto, granodioritas y tobas (Ver Foto 96); rocas que se encuentran entre las
más duras del conjunto y que posibilitan el cumplimiento de tareas que requieren
superficies abrasivas para su ejecución (Ver Tabla 55).

Tabla 55. Frecuencia y distribución de artefactos modificados por uso de acuerdo al tipo
de materia prima..
Artef actos Modif icados por uso alrededores del Porcent aje
Cerro de Tusa Frecuencia v álido
Arenisca Gruesa 1 10. 0
Tobas 1 10. 0
Granodiorita 1 10. 0
Gabro 1 10. 0
Y acimiento 18 Andesit a porf ídica 1 10. 0
Basalto 3 30. 0
Lut iita 1 10. 0
Arenisca 1 10. 0
Sitio Tot al 10 100.0
Granodiorita 1 50. 0
Y acimiento 1 Cuarzodiorita 1 50. 0
Tot al 2 100.0
Arenisca f ina 1 50. 0
Y acimiento 22 Tobas 1 50. 0
Tot al 2 100.0
Riolit a Porf ídica 1 100.0
Perf il Río Cauca
Tot al 1 100.0

La recuperación de la mayor densidad y variedad de clases de artefactos


modificados, al interior de yacimientos donde la cerámica está asociada
únicamente al estilo Marrón Inciso, sugiere la importancia que la roca y este tipo
de artefactos, implementados en la molienda de plantas gramíneas, representó
para los ocupantes del área de estudio en el período Temprano. Estos artefactos
fueron hallados con mayor frecuencia en superficie (73.3%) en los Yac. No. 18 y
No. 1; en tanto que los artefactos restantes (26.7%) fueron hallados en el nivel 3
(Ver Figura 69).

363
Figura 69. Frecuencia y distribución de artefactos modificados por uso de acuerdo al
contexto de aparición.
12

10

Frecu e n cia
6

4
Nivel

23
2
3

0 R.S
Yacimiento 18 Yacimiento 22 Yacimiento 1 Perfil Río Cauc a

Sitio

En general, los artefactos de este tipo presentan variabilidad en las dimensiones,


lo cual podría estar relacionado con las actividades que cumplieron y que
requirieron la utilización de artefactos de diferentes tamaños, pesos y
características morfológicas (Ver Tabla 56, Fotos 96 y 97).

Tabla 56. Dimensiones de artefactos modificados por uso.

Dimensi ones Frecuencia Míni mo Máxi mo Media


Ancho 15 45 96 78.00
Grosor 15 13 66 38.80
Largo 15 55 149 102.87
Peso 14 50 900 539.57

Foto 96. Artefactos modificados por uso de la Zona B – Río Cauca.

364
Foto 97. Artefactos modificados por uso del Yac. No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”.

La descripción detallada de cada uno de los artefactos modificados por uso se


presenta en el Anexo N.

d) Artefactos Pulidos: Esta clase de artefactos se encuentra representada en la


muestra por un conjunto pequeño pero variado de instrumentos, que fueron
obtenidos mediante la reducción de un soporte por medio de la aplicación de la
técnica de pulimento; esta técnica consiste en frotar sucesivamente un bloque de
materia prima, que posee las características morfológicas ideales, contra un
material abrasivo hasta lograr regularizar la microsuperficie produciendo una
apariencia lisa y brillante en el instrumento obtenido.

El tipo de intervenciones arqueológicas realizadas en el área permitió recuperar un


conjunto reducido de artefactos pulidos, que exhiben diferencias morfológicas
importantes, que podrían sugerir usos distintos del espacio. Los instrumentos
recuperados en la cuenca del río Cauca (Ver Foto 98) difieren de los recuperados
en la cuenca de la quebrada Sinifaná (Ver Foto 99), aunque se utilizaron técnicas
similares en su manufactura, son extremadamente distintos en la morfología final
(Ver Tabla 57).

365
Tabla 57. Frecuencia y distribución de los artefactos pulidos en el área de estudio.

Artefactos pulidos de los alredeedores del Cerro de Frecuenci Porcentaj e


Tusa a v álido
Diori ta 1 100.0
Yaci miento 4
T otal 1 100.0
Cuenca
T obas 1 50.0
Sinifaná
Zona Yaci miento 18 Arcil lolita 1 50.0
arqueológica T otal 2 100.0
T obas 1 33.3
Cuenca
Yaci miento 24 Basalto 2 66.7
río Cauca
T otal 3 100.0

Lo instrumentos hallados en los yacimientos Nos. 24, 18 y 4 presentan variaciones


morfológicas significativas que incluyen el diseño de cada uno de los instrumentos
y que sugieren diferencias funcionales. Los artefactos pulidos hallados en el Yac.
No. 24 – “Pueblito Río Cauca”, podrían corresponder a aquellos artefactos que en
la literatura arqueológica han sido denominados cinceles (Ver Foto 98), en tanto
que en el segundo caso los instrumentos corresponden a hachas.

Para su elaboración se utilizaron diferentes tipos de materias primas entre las que
se hallan rocas sedimentarias como la arcillolita, tobas volcano -.sedimentarias,
rocas ígneas plutónicas como la diorita e ígneas volcánicas como el basalto. El
tamaño de la muestra no permitió reconocer preferencias por una u otra variedad;
sin embargo, la elección de las materias primas representadas en el conjunto
debió estar relacionada con el tipo de instrumentos deseados, los cuales requerían
de materiales relativamente blandos que permitieran su reducción por abrasión y a
su vez, fueran suficientemente fuertes para que el gasto de tiempo y energía,
invertidos en la elaboración, fuera luego compensada con la vida funcional del
instrumento.

A pesar de las variaciones de tamaño estos instrumentos poseen pesos que


permiten considerarlos como densos, pesados; obviamente teniendo en cuenta las
proporciones en tamaño (Ver Tabla 58).

366
Tabla 58. Dimensiones de artefactos pulidos.

Dimensiones de artefactos pulidos Cantidad Mínimo Máximo Media


largo 3 11 96 58.33

Cuenca Ancho 3 43 62 52.00


Sinifaná Grosor 3 20 33 25.33

Zona Peso 3 175 325 241.67


arqueológica largo 3 162 214 188.67

Cuenca río Ancho 3 22 45 31.00


Cauca Grosor 3 20 29 23.00
Peso 3 125 500 258.33

Foto 98. Cinceles pulidos hallados en el Yac. No. 24 – “Pueblito Río Cauca”.

Foto 99. Hachas pulidas halladas en el Yac. No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”.

367
7.3.3. RESTOS ÓSEOS HUMANOS

La muestra de restos óseos recuperada en la prospección corresponde a dos


contextos diferentes y se encontraron ubicados en tres yacimientos arqueológicos
de ambas zonas geográficas, en las que se dividió el área de estudio. Por un lado
se encuentran los restos óseos prehispánicos, los cuales fueron hallados en los
yacimientos No. 25 – “Abrigo Rocoso” y No. 26 – “Cueva Olajeros”. Este tipo de
restos fragmentados y calcinados por la cremación reciben el nombre de restos
óseos cinerarios. Por otro lado se hallaron restos óseos contemporáneos en el
Yac. No. 1 – “Cementerio No. 1”.

7.3.3.1. Restos Óseos Cinerarios: Los restos cinerarios pueden hallarse en los
siguientes contextos (Reverte Coma, 1991):

 Dentro de o junto a urnas cinerarias (de pie o invertidas).

 Dispersos entre cenizas o en el suelo normal.

 Mezclados con huesos humanos no quemados, bien sea fragmentos de gran


tamaño en buen estado o fracturados.

 Mezclados con fragmentos de huesos animales (incinerados o no).

 En túmulos funerarios, en el campo abierto o en hogares domésticos.

En las investigaciones arqueológicas realizadas en el departamento de Antioquia,


se ha observado un patrón de enterramiento de tipo secundario, en el que los
restos cinerarios eran depositados al interior de urnas de cerámica o piedra.

a) Clasificación del Material Cinerario: Los fragmentos de restos óseos


cinerarios fueron hallados en diferentes unidades de muestreo realizadas en el
Yac. No. 25 –“Abrigo Rocoso” y en el Yac. No. 26 – Cueva Olajeros”. Estas piezas
se encuentran conservadas debido a varios factores como pueden ser:
- La exposición a altas temperaturas.

- Estar depositados al interior de sitios cubiertos de la intemperie como los


abrigos rocosos y cuevas.

- El pH ligeramente ácido de los suelos (promedio 6.38) del Yac. No. 25 (Ver
Tabla 23).

- La protección de los agentes erosivos del suelo, que le brindó la urna


funeraria.

368
A continuación se presenta la descripción de los fragmentos óseos diagnósticos y
las piezas dentales, de acuerdo a la distribución y frecuencia en cada uno de estos
yacimientos.

 Yacimiento No. 25 – “Abrigo Rocoso”:

- Sondeo Ampliado 3 (Nivel 3): Se halló un fragmento esponjoso de tercio


proximal de humero (Ver Foto 100).

- Sondeo Ampliado 6 (Nivel 3): Se encontraron tres fragmentos de cráneo que


corresponden a la región occipital de un mismo individuo. Uno de estos
fragmentos presenta chamuscamiento en ambas caras; sin embargo se presenta
una tonalidad negruzca en la región endocraneal y presenta fracturas
exocraneales. También se recuperó un fragmento de hueso largo, el cual
presenta una ligera torsión debido a la acción del fuego (Ver Foto 100).

Las piezas dentales que se encontraron en esta unidad de muestreo son: un


molar, dos premolares, dos caninos y varios fragmentos de incisivos centrales
(Ver Foto 100).

Foto 100. Restos óseos cinerarios de los sondeos ampliados Nos. 3 y 6. Yac. No. 25.

- Sondeo Ampliado 7 (Nivel 3): Los fragmentos óseos fueron hallados al


interior de la urna funeraria descrita en el Numeral 7.3.1.3.4 (Ver Foto 84).
Consisten en varios fragmentos de huesos, que en términos generales, presentan
fracturas curvas en la región externa y no se observa chamuscamiento (Ver Foto
101).

Las piezas dentales, en este caso son las más diagnósticas, debido al estado de
fragmentación en que se encuentran los huesos largos por haber sido sometidos
a la cremación. Se trata de tres molares, cuatro premolares y la cara oclusal de
los incisivos centrales. Estas piezas dentales pertenecen a un individuo adulto
entre los 25 y 30 años (Ver Foto 101).

369
Foto 101. Restos óseos cinerarios y piezas dentales del entierro hallado en el sondeo
ampliado No. 7. Yac. No. 25 – “Abrigo Rocoso”.

 Yacimiento No. 26– “Cueva Olajeros”:

- Área 1 (R.S.): En la superficie de esta unidad estaban depositados ocho


fragmentos de cráneo, cuatro fragmentos de la región craneal y cuatro fragmentos
varios. Dos de los fragmentos de cráneo presentaron chamuscamiento leve en
ambas caras, otro fragmento presentó un ligero chamuscamiento en la región
exocraneal y una fractura endocraneal, y el cuarto fragmento no presentó
chamuscamiento alguno (Ver Foto 102).

También se pudieron identificar dos fragmentos de fémur, correspondientes al


tercio medial del fémur derecho y al tercio medial del fémur izquierdo, cuya
consistencia es dolida y presenta chamuscamiento en ambas caras, siendo la
región interna la de mayor tonalidad (Ver Foto 102).

Por último se identificó una pieza dental que corresponde a un tercer molar (Ver
Foto 102).

Estos fragmentos óseos se encontraban en la superficie, posiblemente debido al


abandono por parte de guaqueros que habían ingresado previamente al
yacimiento.

- Área 2: Se recuperó un fragmento de la parte proximal del fémur derecho, de


consistencia esponjosa, bordes externos evertidos, presenta fractura a nivel de
cuello quirúrgico, todo estos producido posiblemente por la explosión de adentro
hacia fuera, al ser sometido a altas temperaturas (Ver Foto 102).

370
Se describe un tercer molar, con desgaste y aplanamiento, superficie cariada,
correspondiente a un individuo entre los 35 y 40 años de edad.

Foto 102. Restos óseos cinerarios recuperados en el Yac. No. 26 – “Cueva Olajeros”.

7.3.3.2. Restos Óseos Contemporáneos: Los fragmentos óseos humanos de


mayor tamaño fueron recuperados en el nivel 10 (90–100 cm) de los cortes Nos. 1
y 2 del Yac. No. 1 – “Cementerio No. 1”. Se trata de una muestra de fragmentos
óseos de cráneos y partes inferiores como fémures y tibias., los cuales se
encontraron en un alto grado de descomposición, posiblemente debido a la acidez
del suelo en este yacimiento, equivalente a un pH altamente ácido (promedio de
4.3) (Ver Tabla 16).

Según las observaciones por parte de un especialista, los restos óseos de este
yacimiento corresponden a cuatro individuos entre los 13 y 18 años según su
configuración morfocraneal, además no tienen suficientes impresiones meníngeas
para que den buena cuenta de que se trata de cráneos de adultos (Ver Foto 103).
También al observar huesos largos como la tibia, presentan carillas articulares sin
osificar, características de individuos en proceso de formación o desarrollo. Por las
piezas dentales, se puede decir también que son infantes ya que el desgaste
presentado en estos es característico de personas o seres humanos que no
superan los 18 años de edad.

Dado su estado de degradación se puede corroborar que son restos óseos


contemporáneos.

371
Foto 103. Cráneo recuperado en el Corte No. 2 Yac. No. 1 – “Cementerio No. 1”.

372
7.3.4. RESTOS ÓSEOS FÁUNICOS

El estudio de los restos de fauna asociados a sitios arqueológicos presentan un


gran valor científico, ya que los animales interactúan en todas las esferas de las
actividades humanas, tanto las tecnológicas como las ideológicas (Davis, 1992),
conformando una fracción importante del estudio de los sistemas culturales
desplegados por las comunidades en el pasado.

De esta forma, el material arqueofaunístico refleja en buena medida el tipo de


relación que existió entre una sociedad y su entorno, constituyéndose en
indicador del grado de conocimiento que poseyó una comunidad sobre el medio
ambiente y los recursos propios del mismo; dando cuenta de las especies
animales que habitaron el entorno o ecosistemas vecinos, que eventualmente
pudieron haber sido seleccionadas, utilizadas y procesadas por parte de los
pobladores que ocuparon la región en el pasado, proporcionando información que
permite reconocer el tipo de estrategias subsistenciales implementadas por estos
grupos; además provee datos sobre posibles cambios espacio – temporales en la
distribución y abundancia de los recursos (Forero, 2000).

En este análisis hemos partido del presupuesto que la identificación de los restos
es una tarea aproximativa y relativa, nunca absoluta (Morales, 1988),
independientemente de la validez de las categorías taxonómicas, cronológicas,
sexuales, raciales, etc.; constituyéndose en una tarea realizada con diferentes
grados de certeza en función del conjunto de circunstancias que la circunscriban
en cada momento.

7.3.4.1. Composición de la Muestra: En el paisaje cerrado del Yac. No. 18 –


“Cuevas de Santa Catalina”, fue posible recuperar semi-superficialmente (0-20 cm)
restos de vertebrados que están dando cuenta del tipo de oferta animal que
caracteriza el área, así como su posible relación con los grupos culturales que han
ocupado este espacio a través del tiempo. El número total de vestigios
recuperados asciende a 50 fragmentos entre los cuales se ha podido determinar la
presencia de las clases Aves y Mamíferos (Didelphidos, Carnívoros, Vacunos,
etc), que son vestigios resultado de la acción humana o de otros animales en el
contexto.

Gran parte de este material se halló asociado a elementos arqueológicos como


cerámica, líticos, carbón, entre otros; no obstante, uno de los problemas al que
nos enfrentamos se centra en la discusión sobre los agentes que habrían
incorporado los restos en el registro arqueológico, por ello hemos tenido en cuenta
la presencia de huellas de alteración antrópica sobre los vestigios como un
indicador confiable de su depositación cultural.

373
Para la determinación del conjunto, teniendo en cuenta la baja proporción de
vestigios así como su procedencia de contexto semi-superficial, se ha trabajado la
muestra de acuerdo con el área de recolección y principales características que
presenta (Ver Figuras 10 y 70).

Figura 70. Frecuencia y distribución del material fáunico por área prospectada y tipo de
estructura.

12

F 10 B2
r
B4
e 8
C1
c
u F1
6
e F4
n G1
c 4
G4
i
H2
a 2

0
H. Largo s H. Co rto s H. P lano s Dientes

Tipo de Estructura

De acuerdo a la subdivisión del yacimiento No. 18 en áreas con unidades de


recolección en su interior, se presenta a continuación la muestra de restos
fáunicos recuperada:

 Área B2: En este sector se halló un calcáneo (pata trasera) de mamífero, que
presenta una longitud de 3.5 cm por 1.0 cm de diámetro, con una coloración
marrón oscura. El grado de desarrollo de la pieza se relaciona directamente con
un especimen adulto, que de acuerdo con la identificación realizada previamente
corresponde a un ejemplar del Orden Carnívora (Ver Foto 107). Asociado a este
material se halló abundantes fragmentos cerámicos (98.66%), algunos fragmentos
líticos (0.46%) y loza (0.60%), constituyendo el 0.06% del material cultural
recuperado en el sector.

 Área B4: El material recuperado en este sector corresponde a una vértebra


caudal de un mamífero mayor del grupo de los ungulados; su longitud es de 3.9
cm por 1.1 cm de diámetro. La pieza presenta una coloración crema,
observándose en uno de sus extremos la pérdida de su pared cortical y forma
primaria, posiblemente debido por la acción de jugos gástricos que la han
alterado. De igual forma, es posible observar en su tabla externa algunas
concavidades producidas por la masticación (Ver Foto 106).

374
En este mismo sector se halló un incisivo inferior izquierdo, de mamífero, del
Orden Artiodactyla, de coloración marrón, el cual presenta muy poco desgaste
oclusal que podría ser un indicador de su relación con un especimen juvenil. Con
tan pocos elementos no es posible establecer juicios a priori sobre el origen de
estas huellas y el agente que las produjo (Ver Foto 106). Sin embargo, en este
mismo sector se hallaron fragmentos cerámicos, loza y vidrio, que permite
establecer posibles vínculos entre estos diversos materiales.

 Área C1: En este sector se recuperó un fragmento proximal del fémur


derecho de un mamífero de Orden Carnivora. El hueso se encuentra fracturado
irregularmente en su caña proximal. Presenta una coloración crema a marrón con
perdida de alguna de sus apófisis (Ver Foto 107). Esta pieza se encontraba en un
contexto de depositación donde se recuperó además fragmentos cerámicos y
algunos vestigios de artefactos líticos.

 Área F1: El material recuperado en ésta área corresponde a un fragmento de


incisivo superior del lado derecho de un mamífero, del Orden Artiodactyla,
posiblemente vacuno, la cual presenta fractura con perdida de su raíz, y una
longitud de 2.4 cm por 1.0 cm de diámetro. De acuerdo con la morfología que
describe la pieza y el estado de desarrollo y desgaste oclusal que se relacionaría
directamente con un especimen adulto (Ver Foto 106). A nivel de contexto, en
esta misma área se hallaron vestigios cerámicos en baja frecuencia.

 Área F4: En este sector se recuperó un total de 4 huesos largos de


mamífero, que corresponden anatómicamente a un fémur derecho y otro
izquierdo, una tibia y un húmero derechos; los elementos presentan una longitud
promedio de 8.0 cm y un diámetro 1.0 cm, una coloración que varía en los tonos
crema. La pérdida de los extremos epifisiarios estaría indicando que corresponde
a un mismo especimen juvenil, pero debido a los bajos grados de diagnosticidad
de estas piezas ha sido imposible avanzar en su identificación taxonómica (Ver
Foto 107). Asociado a este material se recuperaron abundantes fragmentos de
piezas cerámicas y un vestigio de loza.

 Área G1: En el área G1 se halló un fragmento de caña proximal de costilla,


con una longitud de 6.7 cm y un diámetro de 1.0 cm. Presenta una coloración
crema, siendo posible observar en uno de sus extremos parte de una fractura
recta de forma transversal al eje mayor, producida por un agente fino. De acuerdo
con la identificación realizada la pieza corresponde a un ungulado (Ver Foto 106).
Este material se halló en un contexto de depositación junto a vestigios cerámicos

 Área G4: Sobre esta área se recuperó 9 porciones de huesos planos y 2


piezas dentales que formaban parte de un fragmento de cráneo. El material se
encuentra en un avanzado estado de desintegración. Las piezas dentales que se
constituyen el elemento más confiable para una acertada identificación,

375
corresponden a un molar y un premolar superiores derechos que evidencian poco
desgaste oclusal. Dicha característica sumada al alto grado de fragilidad del
material estarían indicando su relación con un especimen juvenil. Partiendo de las
características morfológicas que presentan estas piezas se ha identificado como
un ejemplar correspondiente al Orden Didelphimorphia, Familia Didelphidae, del
Género Didelphidos sp. Estas piezas se hallaron asociadas a fragmentos
cerámicos, aunque no es muy clara su relación cultural.

 Área H2: Se constituye en el sector que presenta la mayor concentración de


vestigios fáunicos, con el 58% de restos sobre el total que compone la muestra;
dentro de éste, el 24.23% corresponden a huesos de aves y el restante 75.86% a
mamíferos, representados por los ordenes Didelphimorphia y Artidactyla (Ver
Figura 71, Fotos 104 y 105).

Figura 71. Frecuencia taxonómica por segmento corporal de los restos fáunicos.

F 7
r
6 A ve
e
c 5
u Didephido s
4
e
n 3 A rtidactyla
c
2
i
a 1

0
H. Largos H. Cortos H. Planos Pieza Dental
Tipo de Estructura

Estas piezas se constituyen en los elementos directamente relacionados con el


material de origen cultural, ya que se encontraron mezclados y depositados dentro
de una vasija de cerámica hallada en esta área (Ver Foto 118).

7.3.4.2. Identificación Taxonómica de los Restos Fáunicos:

a) Avifauna: El área H2 se constituye en el único sector donde se hallaron


vestigios pertenecientes a esta clase taxonómica, en total se recuperaron 7
fragmentos de diáfisis de huesos largos pertenecientes a este taxón; los vestigios
evidencian perdida de sus extremos distales correspondiendo a la caña media
ósea, con longitudes que oscilan entre 3.3 y 2.2 cm y diámetro de 6 a 2 mm;
presentan una coloración crema, fracturas de ángulos irregulares y texturas
rugosas producidas cuando las piezas se encontraban frescas. Uno de los

376
fragmentos presenta una marca ligeramente transversal al eje longitudinal
producida por un elemento cortante, no obstante, no se ha podido determinar su
relación antrópica (Ver Foto 104).

Foto 104. Fragmentos óseos de ave hallados al interior de un cuenco, en el Área H2. Yac.
No. 18.

Las características particulares del material, como


su baja frecuencia, diagnosticidad y estado de
fracturamiento han impedido avanzar en un grado
más profundo de su identificación. Sin embargo, si
consideramos el contexto en el cual fueron
halladas, el estado de osificación que presentan,
coloración y tamaño podríamos llegar a pensar
que corresponden a un sólo especimen adulto
depositado allí, posiblemente un ave voladora de
mediano tamaño propia de los alrededores.

b) Mamíferos:

 Orden Marsupialia: Representada en la muestra por 20 fragmentos de su


estructura ósea, entre los cuales ha sido posible identificar anatómicamente dos
fragmentos de maxilar (izquierdo y derecho), un vestigio de mandíbula izquierda,
un axis, dos vértebras cervicales, dos caudales y una lumbar, un calcáneo, una
falange, un fragmento de pelvis, un extremo distal del húmero y uno de tibia, un
fémur izquierdo , dos fragmentos de huesos planos y tres fragmentos de huesos
largos no identificables (Ver Foto 105).

Aunque algunos elementos se recuperaron completos la mayor parte del material


se encuentra fragmentado hacia su caña media y con la perdida de sus extremos
epifisiarios. La coloración de las piezas es crema, no evidenciándose huellas de
alteración térmica en su estructura.

El estado de desarrollo y osificación de los huesos largos con presencia de epífisis


bien consolidadas, así como la existencia de una dentición completa en alto
estado de desgaste estarían indicando su correspondencia con un especimen
adulto a provecto. De acuerdo con la identificación taxonómica llevada a cabo
corresponde a un ejemplar de la familia Didelphidae, posiblemente del género
Didelphis sp., propio de esta región.

Teniendo en cuenta que se encuentra representado gran parte del esqueleto del
animal podría pensarse que fue depositado en forma primaria, y que gran parte de
las actividades que implicó su fracturamiento se llevo acabo en este mismo lugar
(Ver Foto 105).

377
Foto 105. Fragmentos de huesos de Didelphis sp, hallados al interior de un cuenco en el
Área H2.

Las especies de este orden registradas


para la región son: Chucha (Didelphys
marsupialis). (CORANTIOQUIA, 2002)

 Orden Artidactyla: Está representado por tres piezas dentales y un


fragmento óseo. El primero de ellos consiste en una pieza dental correspondiente
al tercer molar superior del lado derecho de un ejemplar del grupo de los
ungulados de talla mayor; con 40 cm de longitud por 1.8 cm de diámetro. Su
coloración es ocre en la corona y crema oscuro en la raíz, evidenciándose
desgaste oclusal en sus cúspides. De acuerdo con la identificación realizada ésta
pieza puede corresponder a un vacuno adulto. El material no presenta huellas de
alteración cultural, y su depositación en el contexto puede corresponder a la
acción de un carroñero que eventualmente ocupa este espacio (Ver Foto106).

También se identificaron dos incisivos y un fragmento de caña proximal de costilla


del mismo orden descritos anteriormente (Ver Foto 106).

Foto 106. Fragmentos óseos y piezas dentales de Ungulados hallados en el Yac. No. 18.

378
Las especies de este orden que habitaron de manera salvaje en la región ya están
extintas, entre ellas se encuentra la danta (Tapirus terrestris). A este orden
también pertenecen los ungulados como vacunos y caballares.

 Orden Carnívora: Este orden está presente con seis fragmentos óseos. Se
destacan los fragmentos de huesos largos como fémures y húmero de un
especimen, que según los especialistas es difícil de identificar por la carencia de
huesos del cráneo (Ver Foto 107).

Foto 107. Fragmentos óseos de carnívoros hallados en el yac. No. 18.

Las especies de este orden


reportadas para la región
son: zorro de monte
(Cerdocyon thous), perro de
monte (Potos flavus),
cusumbo (Nasua nasua),
taira o hurón (Eira barbara)
y comadreja (Mustela
frenata). (CORANTIOQUIA,
2002)

c) El Instrumental Óseo: Dentro de la muestra recuperada en las Cuevas de


Santa Catalina, ha sido posible identificar la presencia de una estructura ósea que
por sus características morfológicas estarían indicando su utilización como
instrumentos en una labor específica.

Corresponde a un fragmento del canal medular diafisiario de un hueso largo de


mamífero, el cual presenta una longitud de 4.2 cm por 0.9 mm de diámetro; por el
grado de baja resolución diagnóstica que presenta no ha sido posible avanzar en
su identificación taxonómica ni anatómica. El artefacto es de forma triangular con
un ápice agudo ligeramente redondeado opuesto a una base relativamente plana,
su cara interna corresponde al canal medular del hueso. Presenta una marcada
estría transversal al eje longitudinal en su parte más amplia, posiblemente pueda
ser una huella de la técnica de elaboración y procesamiento del ejemplar; un
acentuado brillo tanto interno como externo con redondeamiento de sus paredes
laterales, que podría ser el resultado de su uso en una labor determinada (Ver
Foto 108).

379
La pieza corresponde a un utensilio acondicionado para su uso, producido
posiblemente por el lascado intencional sobre un hueso largo previamente
preparado para obtener un elemento con un agudo filo, probablemente utilizado en
la perforación de tejidos blandos (cuero, madera, semillas, textiles, entre otros).

Foto 108. Instrumento en hueso hallado en el Área F4. Yac. No. 18.

380
7.3.5. CERÁMICA EUROPEA

En la prospección arqueológica del área de estudio se recuperaron 37 fragmentos


de cerámica de lo que en un principio se relacionó con loza corriente, pero que al
llevar a cabo su identificación, se constató su posible procedencia.

7.3.5.1. Composición de la Muestra: La muestra de cerámica europea fue


encontrada en ambas zonas del área de estudio.

a) Zona A – Sinifaná: Fueron hallados 33 fragmentos al interior de ocho


yacimientos arqueológicos (Nos. 3, 6, 8A, 9A, 13, 13A, 14 y 18).

 Yac. No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”: En este yacimiento se recuperó


de manera semi-superficial y en asociación con otros materiales de la época
prehispánica, el mayor número de fragmentos de cerámica de manufactura
europea (16 fragmentos). Se presenta su densidad de acuerdo a la ubicación de
las áreas de muestreo en que se sectorizó este yacimiento (Ver Figura 10), lo que
permite observar que en los tres niveles del mismo y en casi todas las áreas
había presencia de material de menor antigüedad que la cerámica prehispánica
(Ver Tabla 59 y Foto 109):

Tabla 59. Distribución y frecuencia de cerámica europea en el Yac. No. 18.

CODIGO ÁREA CONSECUTIVO TIPO

Ven – csc A1 19 White Ware


Ven – csc B2 10 Cream Ware (Posible Variante)
Ven – csc B2 12 White Ware
Ven – csc B2 13 Anular Ware
Ven – csc B2 14 White Ware
Ven – csc B2 15 White Ware
Ven – csc B2 16 White Ware
Ven – csc B2 17 White Ware
Ven – csc B2 18 Anular Ware
Ven – csc B4 08 White Ware
Ven – csc C4 21 White Ware
Ven – csc C5 09 White Ware
Ven – csc D1 05 White Ware
Ven – csc F4 06 White Ware
Ven – csc F4 07 White Ware
Ven – csc G3 20 White Ware

381
Foto 109. Cerámica de manufactura europea recuperada en el Yac. No. 18.

 Otros Yacimientos de la Zona A – Sinifaná: En algunos yacimientos de


esta zona prospectada, se encontraron 17 fragmentos de este tipo de vestigios
mediante pruebas de sondeos, en los niveles 1 y 2. Llama la atención en el grupo
el Yac.- No 13 – “La Ye” con 9 fragmentos y la mayor variedad en cuanto al tipo
de cerámica. Este yacimiento debe su nombre precisamente a su ubicación en la
parte superior de la finca La Quiebra, exactamente donde el camino antiguo
Venecia- Titiribí se bifurca, continuando con rumbo norte hacia la quebrada
Sinifaná y su otro ramal, llamado el camino antiguo a Bolombolo, continúa con
rumbo occidente (Ver Mapa 5). Otro yacimiento vecino a este (Yac. No 13A),
también presenta tres fragmentos de esta cerámica (Ver Tabla 60 y Foto 110).

Tabla 60. Distribución y frecuencia de cerámica europea en los yacimientos restantes de


la Zona A – Sinifaná.

CODIGO SONDEO NIVEL CONSECUTIVO TIPO

Ven – y8A 1 1 25 Cream Ware


Ven – y13 1 2 27 Pearlware Transfer Print
Ven – y13 1 2 28 Olive Jar Glazed
Ven – y13 2 2 31 Gaudy Dutch
Ven – y13A 1 1 35 Gaudy Dutch
Ven – y13A 5 1 36 White Ware
Ven – y13A 6 1 37 Gaudy Dutch
Ven – y13 2 2 29 Anular ware
Ven – y13 3 1 22 Gaudy Dutch
Ven – y13 3 2 30 Porcelana
Ven – y9A 3 1 26 White Ware
Ven – y13 4 2 33 White Ware
Ven – y13 4 2 32 White Ware
Ven – y13 5 2 34 White Ware
Ven – y3 6 1 23 Cream Ware
Ven – y6 4 1 24 Cream Ware
Ven – y14 3 2 38 Pearlware Transfer Print

382
Foto 110. Cerámica de manufactura europea hallada en los yacimientos restantes de la
Zona A.

b) Zona B - Rio Cauca: En esta zona se recuperó una menor densidad de


cerámica europea con respecto a la anterior, con un total de 4 fragmentos
encontrados al interior de los yacimientos Nos. 25 y 26 (Ver Tabla 61 y Foto 111).

Tabla 61. Distribución y frecuencia de cerámica europea en la Zona B – Río Cauca.

CODIGO ÁREA NIVEL CONSECUTIVO TIPO

Ven – rc – ar SA3 1 01 Cream Ware


Ven – rc – ar SA3 1 02 Cream Ware
Ven – rc – co A6 1 04 Porcelana
Ven – rc – co A1 1 03 Gaudy Dutch

Foto 111. Cerámica de manufactura europea hallada en los yacimientos de la Zona B.

383
7.3.5.2. Identificación de la Muestra: Las lozas industrializadas se desarrollaron
en Inglaterra a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX: no obstante,
anterior a esto se elaboró otro tipo de lozas semi industrializadas que pretendían
abastecer el amplio mercado americano y la sociedad emergente europea. Casi
siempre se trataba de vajillas de mesa principalmente elaboradas en arcillas
silíceas cocidas a altas temperaturas, mucho mas resistentes y con una coloración
clara que permitía usar esmaltes transparentes, es decir sin opacar con estaño.
La posibilidad de usar esmaltes transparentes junto a la técnica de transferir los
diseños decorativos sobre vasijas a partir de bloques de madera o cobre
grabados, significó una revolución tecnológica. Estas técnicas disminuyeron los
costos sustancialmente de los productos finales.

a) Gaudy Dutch (1820-1840): Se trata de una loza tardía policroma, pintada a


mano. Su pasta es muy dura y fina, sus diseños a veces son pintados con el dedo
y de colores claros en tonos verdes, rojos y azules, representan motivos florales.
Sus motivos son recurrentes sobre loza de mesa.

Dentro de la muestra se identificaron 5 fragmentos con motivos florales verdes y


rojos (Ver Foto 110). Esta loza, según las arqueólogas Prudence Rice (1996) y
Kathleen Deagan (1986), se clasifica dentro de un gran tipo que abarca las semi-
porcelanas, las cuales se caracterizan por tener una porosidad del 1%, cocidas
entre 1000 a 1200º C, destinadas como vasijas de mesa y su pasta es blanca y
vitrificada (Fragmentos 37, 31, 35 y 22).

Se cuenta con un fragmento que presenta una pasta muy gruesa y dura, aunque
menos porcelanizada que la Gaudy Dutch original, su superficie se encuentra
ligeramente craquelada y su diseño floral es de tonos fuertes (Fragmento 03). (Ver
Foto 111)

b) Creamware (1762-1805): Como su nombre lo indica es una loza en tonos


crema, de pasta dura, recurrente en muchos sitios Americanos de fundación
Española. El estado de erosión no es muy alto debido a que cuenta con un
esmalte que se fija durante la cocción y se somete a altas temperaturas
relativamente controladas. Se presentan algunas variantes (fragmento 10) como
por ejemplo, en los motivos decorativos, aunque generalmente el acabado de la
superficie es liso de tono crema. Al igual que el tipo Gaudy Dutch, esta también es
considerada como una semi-porcelana.

La muestra recuperada cuenta con 6 fragmentos, algunos de ellos


correspondientes a una misma pieza la cual pudo corresponder a un albarelo o
recipiente para guardar medicamentos, otro de los fragmentos cuenta con un
esmalte policromo degradado en tonos café y azul (Fragmentos 01, 02, 23, 24 y
25). (Ver Fotos 110 y 111)

384
c) Olive Jar Glazed (1490-1600): Es una cerámica conocida también como
Green Bacin. Es posiblemente uno de los tipos cerámicos más comunes. Se
reconoce como una cerámica con gruesas paredes, aunque esto puede variar
según el uso. Sus pastas son de tonalidades naranjas claras a rojizas (5 YR 6/8,
7/6, 7.5 YR 7/6) y el desgrasante va de fino a medio. Presenta notables estrías de
torno y superficies internas esmaltadas con el fin de impermeabilizar la pieza. La
producción de vasijas vidriadas de verde oliva, no se limita a Europa únicamente,
pues excavaciones en diferentes conventos de comunidades religiosas,
correspondientes a fundaciones españolas en América, han recuperado piezas
elaboradas con arcillas locales, aunque su esmalte es ligeramente mas exfoliable.
La muestra de Venecia cuenta con 1 fragmento de una pieza vidriada de color
verde en ambas superficies, de pasta naranja y burda, la cual esta destinada para
la elaboración de objetos como botijas, lebrillos y bacines, o grandes tazones
usados para el aseo personal. Se desconoce a que tipo de objeto corresponde
este fragmento pues su tamaño no permite identificar una forma clara, pero es
posible que se tratara de cerámica de uso doméstico ya que se encuentra vidriado
en ambas superficies. Por otro lado la cerámica de uso comercial como las botijas
peruleras, por ejemplo, no siempre cuentan con ambas superficies vidriadas, a
excepción de aquellas que eran usadas para el transporte de agua, vino y aceite
de oliva. Las botijas que no eran vidriadas podían ser usadas para el transporte
de granos en general. La muestra solo cuenta con un fragmento: Ven-Yac13/S1-
N2-28 (Ver Foto 110).

d) Whiteware (1820 - Hasta el Presente): Se trata de una loza industrial,


producida en serie, de paredes finas, pasta muy dura homogénea y poco porosa.
Presenta ligero craquelamiento en las superficies, su esmalte es blanco con una
capa resistente vitrificable, se pretendía elaborar piezas muy parecidas a las
realizadas en porcelana china. La muestra cuenta con 19 fragmentos muy
pequeños 2 de ellos bordes, que por su tamaño no dan cuenta de la forma de la
pieza a la que pertenecían (Fragmentos 19, 12, 14, 15, 16, 17, 08, 21, 09, 05, 06,
07, 20, 36, 26, 26, 33, 32 y el 34). (Ver Fotos 109 y 110)

e) Annularware (1785 – 1830): Fue una loza muy popular en el siglo XIX, usada
como implementos de mesa como tazas, platos, cántaros, jarras, etc. Sus diseños
corresponden a líneas y bandas separadas por diseños florales o geométricos.
Las rayas delgadas, generalmente se ubican cerca de los bordes de vasijas de
mesa. (Deagan, 1986). (Fragmentos 13,18 y 29). (Ver Foto 109 y 110)

f) Pearlware Transfer Print (1760 – 1815): Es una loza de pasta muy fina y
compacta. Los diseños se lograban con pigmentos de azul cobalto sobre las
superficies blancas y sus motivos generalmente son temas paisajísticos. Existió
una alta demanda de esta loza durante la Revolución Industrial en Inglaterra, era
una técnica que permitía la producción en masa. Era considerada una labor
semicalificada que podía rápidamente y con precisión decorar gran número de
formas cerámicas. El diseño es regular, se notan golpes de pincel pero muy

385
pequeños a manera de puntos de impresión de un periódico. La muestra
recuperada cuenta con 2 fragmentos de pasta gruesa con superficies craqueladas
debido al intemperismo (Ven-Yac13/S1-N2-27 y Ven-Yac14/S3-N2-38). (Ver Foto
110)

Es importante dejar claro, que las fechas mencionadas en cada uno de los tipos
de cerámica y loza, están relacionadas con los períodos de producción europea.
La descripción de la loza recuperada presenta elementos de la moda y de los
gustos que se imponían en Europa, entre los siglos XVI y XIX y que se plasmaban
en sus diferentes enseres. Corresponde este lapso a un período amplio, pero que
sin lugar a dudas, permite segmentarse para su estudio, teniendo en cuenta
básicamente las técnicas de manufactura de la cerámica y algunos decorados que
marcaron gustos y modos de vida durante los últimos 500 años en Europa.

7.3.5.3. Otros Materiales Contemporáneos: Adicionalmente a la muestra de


cerámica europea encontrada se recuperaron otros materiales contemporáneos
como fragmentos de vidrio, un anzuelo y una moneda.

Los fragmentos de vidrio fueron hallados en varias de las unidades de muestreo,


pero sólo se recolectaron algunos fragmentos que por su color y grosor no
parecen ser recientes. La muestra de vidrio no es muy representativa dentro del
material recuperado, sin embargo se trata de un vidrio grueso, de color oliva,
destinado a ser recipiente de líquidos como aceite, vinos y vinagretas. Este fue
hallado en el Yac. No 25 – “Abrigo Rocoso” en una recolección semi-superficial,
cuando se limpiaba la superficie para comenzar el muestreo. En este mismo nivel
se recuperó un anzuelo y una moneda de dos centavos de 1922 (Ver Foto 112).

También se hallaron tres fragmentos de vidrio de colores y un pequeño fragmento


de porcelana (Ver Foto 112) durante el descombramiento de un tramo del camino
antiguo Venecia-Titiribí, específicamente el tramo No. 5 “El Dulce”, ubicado en la
ladera oriental de Cerro Tusa (Ver Mapa 5 y Foto 63). Estos salieron a relucir al
remover la capa vegetal para visualizar y fotografiar el tramo empedrado del
camino.

El vidrio mas delgado o mediano de color azul claro, estaba destinado a usos
farmacéuticos, es decir como pastilleros y perfumeros, además guardaban
esencias y polvos afrodisíacos en ellos. Generalmente eran guardados en la
solapa de los sacos masculinos, en las pelucas o en el corpiño de los trajes
femeninos. (Lister and Lister, 1987; Hume 1970)

386
Foto 112. Materiales contemporáneos recueprados en el área de estudio.

387
8. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS

“El hombre estudioso contempla los fenómenos, los explica si puede y hace sus
deducciones. Vida y muerte; principio y fin de los seres, de las sociedades y de las cosas.
Asistir con intento analítico a estos dos graves acontecimientos del orden físico y del orden
moral, es negocio sumamente interesante y digno de fijar en él la más esmerada meditación.
Examinar la vida cuando principia es asunto de un idilio; verla cuando termina es tarea
elegíaca.
Decir que el hombre nace y muere es decir una cosa inútil, por ser bien sabida de todos;
pero decir que los pueblos y las sociedades pasan por las mismas mudanzas, es verdad un
poco menos vulgar y mejor conocida por los historiadores que por las masas populares. De
todas maneras, escudriñar uno u otro de estos fenómenos es causa de placer o de pena.”

(Manuel Uribe Ángel, 1985: 361)

De acuerdo a los resultados, tanto de la revisión bibliográfica presentada en el


Capítulo 6, como de la prospección arqueológica y la posterior clasificación de la
muestra, presentada según cada tipo de material en el Capítulo 7, se pretende, en
principio, construir una aproximación frente al ordenamiento cronológico y espacial
del área de estudio, la cual sea coherente tanto con las problemáticas
arqueológicas planteadas para la región por investigaciones anteriores, como con
los datos etnohistóricos e históricos que han quedado como testimonio de los
grupos humanos que han ocupado el territorio.

Para llevar a cabo este objetivo, no sólo se intenta construir inferencias al respecto
de los grupos prehispánicos locales, sino también correlacionar los aportes de las
investigaciones llevadas a cabo en la cuenca montañosa del río Cauca en el
centro del departamento de Antioquia con los resultados de este estudio.

8.1. ORDENAMIENTO CRONOLÓGICO Y ESPACIAL DEL ÁREA DE ESTUDIO

El análisis de los resultados se presenta en primera instancia, como una


aproximación al ordenamiento cronológico y espacial del área de estudio a escala
local, para luego pasar al ámbito regional al compararlo con otras zonas
investigadas anteriormente, mediante las correlaciones arqueológicas presentadas
en el Numeral 8.2.

Siguiendo los planteamientos de Binford (1988), el paisaje debe ser entendido


como un sistema en el cual las poblaciones se sitúan de una manera
determinada, para acceder a los recursos naturales, a la energía y a la

387
información. En esta aproximación al sistema poblacional que constituye el área
de estudio, los yacimientos identificados durante la prospección se encuentran
agrupados bajo unas categorías de acuerdo a su posible funcionalidad. Es muy
importante aclarar que esta propuesta de ordenamiento espacial y los rótulos bajo
los cuales se han subdividido los yacimientos son hipótesis construidas de
manera preliminar mediante la observación de los yacimientos y la muestra
recuperada, que en un principio se intentarán sustentar en el trascurso del
presente Capítulo. Reconocemos el hecho de que, mediante una investigación de
carácter prospectivo, presentada como trabajo final para el nivel de pregrado, no
quedarán resueltas. Nuestros objetivos están enfocados más bien, hacia la
generación de nuevas preguntas que conlleven a la discusión académica y las
cuales direccionen nuevas líneas y enfoques de investigación, con el fin de
acercarnos en el futuro, al entendimiento de las dinámicas sociales acontecidas en
el territorio.

Aunque en esta propuesta se agrupan los yacimientos localizados en el área de


estudio según unas funciones específicas, se sigue teniendo en cuenta la
zonificación del territorio en la Zona A – Sinifaná y la Zona B – Río Cauca, que se
utilizó como eje para la prospección y presentación de los resultados y la cual,
como se verá más adelante, cobra vigencia al llevar a cabo las correlaciones
arqueológicas en una perspectiva regional.

El ordenamiento cronológico es el eje mediante el cual se presenta este análisis y


se asocia con los dos períodos históricos establecidos por las investigaciones
anteriores: Período Temprano y Período Tardío (Ver Capítulo 6, Numeral 6.2),
intentando proponer en la medida de lo posible, un ordenamiento espacial para
cada una de estas ocupaciones humanas y corroborar mediante las dataciones
realizadas en la presente investigación (Ver Anexo O), la existencia de estos
períodos históricos en la zona.

Es así como partimos de la base de que en el territorio que comprende el área de


estudio, ocurrieron dos ocupaciones humanas en la época prehispánica. En cada
una de estas ocupaciones, los pobladores se asentaron en el territorio de acuerdo
a las condiciones fisiográficas, en especial distribuyéndose según las limitaciones
impuestas por la geomorfología y dependiendo de las actividades de diferente
índole realizadas por los seres humanos que viven en comunidad como: habitar,
obtener los alimentos, enterrar a sus difuntos y efectuar sus ceremonias.1

1 Algunas actividades de los seres humanos como la obtención de alimentos mediante la


agricultura, la recolección, la caza, la pesca y los sitios específicos de obtención de materias
primas para elaborar la cerámica y los artefactos, no son diferenciados mediante esta clasificación
pero son factores tenidos en cuenta en cuanto a la oferta ambiental de las inmediaciones donde se
localiza cada uno de los sitios. analizados.

388
Se proponen cuatro tipos de sitios principales de acuerdo a las funciones
específicas de los yacimientos como: sitio ceremonial, sitio de cementerio, sitio
de vivienda permanente y sitio de vivienda temporal. También se propone la
funcionalidad de “otero” o mirador, para uno de los sitios en particular. El criterio
de selección para la clasificación de los sitios depende de varios factores como
son: la localización con respecto al sistema geográfico, las características
fisiográficas, las dimensiones de cada yacimiento, como también la cantidad y la
calidad de los materiales arqueológicos recuperados; información que fue
presentada en el Capítulo 7 y que será retomada para cada tipo de sitio en detalle.

La calidad de la cerámica, en especial sus atributos morfológicos y estilísticos


pueden ser útiles en la clasificación de los yacimientos de acuerdo a una función
específica. Guiados por los planteamientos teóricos de Stark (1998), con respecto
a la relación entre estilo y función, se planteo la metodología de análisis
estadísticos de los atributos de la cerámica para sustentar parcialmente la
funcionalidad de los diferentes sitios. Este criterio también puede ampliar las
perspectivas con que se llevará a cabo el diagnóstico arqueológico.

Un aspecto importante con respecto al criterio de selección del tipo de sitio de


vivienda, de acuerdo a la duración de su ocupación, fueron las dimensiones de
cada yacimiento, como la densidad de material cerámico, pues por ser esta una
variable común a la mayoría de estos sitios, se escogió como un indicador de
mayor o menor período de ocupación. Es así como se establece para este
análisis, que los yacimientos con menos de 30 fragmentos cerámicos son
considerados como viviendas temporales y los que presentaron mas de 30
fragmentos como viviendas permanentes2.

Antes de comenzar la presentación del ordenamiento cronológico y espacial del


área de estudio, es importante hacer la siguiente aclaración:

 En primer lugar se presentarán los yacimientos en los cuales se encontraron


vestigios arqueológicos de diferente tipo mediante las unidades de muestreo
practicadas de acuerdo a las funciones propuestas anteriormente (Ver Numerales
8.1.1 – 8.1.4).

 En segundo lugar, se presentan otros yacimientos identificados en la


prospección, en los cuales, aunque se registró la ausencia total de vestigios
arqueológicos, se incluyeron como yacimientos y se les adjudicó una de las
funciones específicas, teniendo en cuenta otro tipo de variables como: posición
geográfica en el área de estudio y con respecto a los yacimientos con otras
funcionalidades, las dimensiones y características propias del sitio, la tradición
oral, etc. Estos se presentan al final del análisis funcional de los yacimientos que
presentan vestigios arqueológicos (Ver Numeral 8.1.5), pues no se pueden tener

2 Criterio de carácter estadístico elegido para efectos de la presente investigación.

389
en cuenta en los siguientes análisis estadísticos, de acuerdo a las características
de los materiales recuperados por funcionalidad. Pero se incluyen, porque en
nuestro concepto, ayudan a entender mejor la distribución de los grupos
poblacionales en el territorio, desde el enfoque sistémico (Binford, 1988).

El ordenamiento espacial del área de estudio, de acuerdo a la funcionalidad de los


yacimientos arqueológicos, puede aportar criterios de evaluación en términos de la
representatividad del yacimiento, según el tipo de función que cumplía el sitio en
el sistema de poblamiento prehispánico. El ordenamiento cronológico permite
visualizar que tan representativo es un yacimiento para cierta ocupación o para
una zona específica, en el caso de las correlaciones regionales. Es así como
criterios de evaluación según los resultados de el presente análisis, tendrán
mucha pertinencia dentro del diagnóstico arqueológico (Ver Capítulo 9).

Los 44 yacimientos arqueológicos totales identificados durante la prospección


fueron agrupados según el tipo de sitio de la siguiente manera (Ver Tabla 62 y
Mapa 6):

390
Tabla 62. Funcionalidad de los yacimientos arqueológicos del área de estudio.

FUNCIONALIDAD
Vivienda Vivienda
YACIMIENTO Perm anente Temporal Cementerio Cerem onial Mirador Total
Y1-Cementerio No.1 1 1
Y2-Terraza N o.2 1 1
Y3-Cas erío 1 1
Y4-Cas a Vieja de María 1 1
Y5-Morrito 1 1
Y6-Terraza Práctica No.1 1 1
Y7-Terraza N o.7 1 1
Y9-Morrito Julia 1 1
Y10-Campamento 1 1
Y11-Terraza No.11 1 1
Y12-Terraza No.12 1 1
Y13-La "Y" 1 1
Y14-Terraza No.14 1 1
Y15-Terraza No.15 1 1
Y16-Terraza No.16 1 1
Y17-Terraza No.17 1 1
Y18-Cuevas Santa Catalina 1 1
Y20-Terraza Abuelo 1 1
Y21-La Mes eta 1 1
Y22-Terraza No.22 1 1
Y23-La Naranjera 1 1
Y24-Pueblito Río Cauca 1 1
Y25-Abrigo Rocos o 1 1
Y26-Cueva Olajeros 1 1
Y27-Alto de la Corneta 1 1
Y28-La Quiebra 1 1
Y29-Morrito Es cuela 1 1
Y30-Loma Rendonda 1 1
Y31-Carilla 1 1
Y32-Ventiadero 1 1
Y33-Cas a Principal 1 1
Y34-Cementerio No.2 1 1
Y35-Alto del Nudo 1 1
Y36-Alto del Nevado 1 1
Y37-La Hondura 1 1
Y8A-Nacimiento Sus erquia 1 1
Y9A-Cas erío Antiguo 1 1
Y12A-Terraza No.13 1 1
Y12B-Talud Cas a Omar 1 1
Y13A-Terraza No.13A 1 1
Y15A-Subcementerio No.3 1 1
Y19B-Terraza No.19B 1 1
Y19C-Terraza No.19C 1 1
Y23A-Terraza Río Cauca-Nivel 2 1 1
Total 12 25 5 1 1 44

391
De acuerdo a esta distribución tenemos la siguiente frecuencia (Ver Tabla 63),
donde el mayor número de yacimientos identificados corresponde a sitios de
vivienda temporal (56.82% ). (Ver Tabla 63)

Tabla 63: Frecuencia de los yacimientos por funcionalidad.

FUNCIONALIDAD DEL CANTIDAD % DEL NÚMERO DE


SITIO DE YAC. YAC. TOTALES
Sitio Ceremonial 1 2.27
Sitio de Cementerio 5 11.36
Sitio de Vivienda 12 27.27
Permanente
Sitio de Vivienda 25 56.82
Temporal
Sitio de Mirador 1 2.27
TOTAL 44 100

392
Mapa 6. Funcionalidad de los yacimientos arqueológicos del área de estudio.

393
8.1.1. SITIOS CEREMONIALES

“La tradición ha permitido a los Mámas elaborar una especie de geografía sagrada que define
funciones a cada piedra, cerro, cueva, laguna o cualquier otro accidente topográfico, y además,
conocer los detalles y las características de los que se encuentra enterrado en cada lugar. Estos sitios
sagrados tienen como característica especial la de permitir una apertura, un paisaje directo a los
mundos sobrenaturales. Cada uno de los grandes valles tienen sitios específicos que han ido
sufriendo un proceso histórico de “especialización”, pues el acceso a lo sagrado se realiza para
asuntos concretos, así que para cada propósito particular existen sitios determinados.”

(Camilo Árbeláez, 1997: 131)

8.1.1.1. Yacimiento No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”:

Como ya se dijo anteriormente (Ver Capítulo 6, Numeral 6.3.2), el Antropólogo


Graciliano Arcila (1969) fue quien reportó por primera vez este yacimiento
arqueológico y otros sitios con las mismas características, tanto en cuanto a su
formación geomorfológica, como de las características de los vestigios
depositados en su interior, llamados Organales del Bosque, La Floresta y El
Balsal, en el Municipio de Titiribí.

El Doctor Arcila se inquietó por dos aspectos con respecto a sus hallazgos: por un
lado se preguntó por el uso o función de estos sitios para los grupos prehispánicos
y por otra parte le llamó la atención el estado de fragmentación en que se
encontraron las vasijas cerámicas ubicadas en su interior.

Con respecto a la primera inquietud, propuso una serie de usos como


“habitáculos”, refugios o santuarios, de los cuales prefiere el primero y propone su
ocupación hasta la época de la Conquista:

“En estas estructuras que a groso modo hemos descrito y que


por naturaleza se han formado a costa de los agentes de la
erosión, vivió el indígena posiblemente en la última etapa
cultural de preconquista y durante la hazaña conquistadora. Su
permanencia en ellas parece no haber sido de mucha duración,
pues la perennidad del hombre en estos habitáculos careció de
muchos medios económicos y sociales.” (Arcila, 1969: 18)

Aunque siguiendo los planteamientos de Arcila, es posible considerar estos sitios


como un refugio o lugar de habitación de corta duración, ante la amenaza y
presión de las incursiones por parte de españoles en la zona durante la Conquista,
o también como un escondite de los bienes más preciados, en relación con lo
anterior; ambas hipótesis quedan descartadas debido a los períodos históricos
construidos mediante investigaciones arqueológicas y dataciones radiométricas
relacionadas con los estilos cerámicos. Los materiales depositados al interior de
estos yacimientos no corresponden estilísticamente con los que han sido

394
relacionados con la época de preconquista y conquista, sino con una ocupación
cuyo apogeo tuvo lugar 1000 años atrás aproximadamente (Ver Figura 8), la cual
será corroborada más adelante.

Las condiciones ambientales observadas al interior del yacimiento, como su


configuración geomorfológica y ocurrencia de procesos morfodinámicos, aunque sí
permiten considerarlos como un lugar de habitación a corto plazo, no coinciden
con las expectativas de un lugar de vivienda, mucho menos si se compara dicho
espacio con las características paisajísticas y la oferta ambiental del territorio que
lo rodea. Como ya se dijo antes (Ver Capítulo 7, Numeral 7.2.2.1), existen
múltiples factores naturales que se conjugan al interior de este sitio como: la
humedad y bajas temperaturas que puede llegar a presentar en la noche,
comparado con el exterior; la presencia de insectos venenosos (Ver Tabla 14) y de
una numerosa población de murciélagos, que mantienen su superficie cubierta de
excrementos; y los espacios estrechos e incómodos, debido a la presencia de
lajas angulosas de rocas que se han ido descascarando de los bloques más
grandes. Incluso se pueden plantear factores de inseguridad, pues nadie quisiera
estar al interior de un sitio como este durante un sismo, ya que existen numerosas
rocas de gran tamaño superpuestas sobre otras más pequeñas, en las que se
pueden observar fisuras y grietas (Ver Figura 11 y Foto 113).

La otra posibilidad de uso que propuso Arcila (1969) en relación con el estado de
los materiales cerámicos es la de un basurero:

“Todavía es un secreto para nosotros la razón por la cual se


encuentra destruida dentro del organal toda la cerámica. Se
ignora si la destrucción la hicieron los mismos que usaron las
vasijas y los idolillos, o fueron personas ajenas al grupo y a su
cultura las que hicieron tal destrucción // Aunque se han
encontrado algunos especimenes completos incluyendo algunas
manos de mortero de piedra, se colige que posiblemente no
hayan sido los fabricantes, sino posteriores intrusos cuya
finalidad era la perturbación o la destrucción bélica.” (Arcila,
1969: 25)

Esta pregunta que el autor se hace, no solo considera el sitio como un basurero,
sino que puede sugerir la idea de un posible ritual en el que se fragmenta la
cerámica de manera voluntaria. En nuestro concepto, ambas posibilidades
también encuentran objeciones según los datos obtenidos, ya que no sería lógico
pensar en un basurero donde se fuera a botar la cerámica mejor acabada, en
especial los cuencos (442 individuos que conforman el 46.2% de la muestra de
este yacimiento), figurinas, poporos, etc.; menos aún, después de haber
clasificado material cerámico de yacimientos localizados en zonas aledañas y
conocer las diferencias marcadas que presenta este conjunto. Se descarta
entonces, la idea del uso del sitio como basurero, ya que de ser así, se

395
encontraría material cerámico de todo tipo mezclado en su interior. La última
posibilidad de un ritual donde se quebraban las vasijas no tiene tanta coherencia,
pues en este caso no se hubieran encontrado 10 vasijas semi-completas en su
interior.

Reiterando lo planteado anteriormente, el estado de fragmentación de la cerámica


se debe más bien a factores naturales y antrópicos que han ocurrido después de
su depositación.

A gran escala, debemos pensar en los cambios por causas naturales, que ha
sufrido este paisaje rocoso en su interior, desde el momento de su ocupación
prehispánica hasta la actualidad, provocada por grandes sismos, tormentas y
sequías que han transformado las cavidades desde ese entonces. Estos procesos
de arrastre fueron corroborados mediante la sectorización del yacimiento en áreas
y unidades de muestreo (Ver Figura 10 y Foto 113), donde se dieron casos de
fragmentos de una misma pieza recuperados en unidades de muestreo diferentes
e incluso al interior de distintas áreas, los cuales fueron identificados y pegados o
en caso de no poder ser adheridos, relacionados por sus formas y decoraciones
idénticas en la etapa de laboratorio. Nos atrevemos a inferir, según estas
observaciones, que anteriormente los espacios interiores pudieron ser más
amplios que en la actualidad y que una buena parte de la cerámica se encuentra
fragmentada o aún oculta debajo de los bloques más grandes que se han
desprendido y caído.

A menor escala, las condiciones ambientales del sitio como la humedad sumada a
los procesos morfodinámicos como la escorrentía, provocan la fractura de las
rocas, que en este caso (rocas ígneas) se van desprendiendo de manera laminar,
creando lascas de diferentes tamaños con filos angulosos, las cuales al caer sobre
los recipientes cerámicos expuestos a la humedad por cientos de años, tienen
mucha posibilidad de fragmentarlos (Ver Foto 113).

El estado en que se encuentra la cerámica, también puede relacionarse con


causas antrópicas. Al interior de todas las áreas prospectadas del yacimiento se
recuperaron muestras de diferentes materiales contemporáneos, desde loza
colonial de manufactura europea, hasta vidrios y latas de manufactura reciente. De
los 16 fragmentos de loza recuperados, ocho estaban ubicados en el Área B2 (Ver
Tabla 59), uno de los sectores de más fácil acceso al interior del yacimiento, pero
en el cual se halló la mayor densidad de material cerámico, incluso después de
que parece haber sido visitado con más frecuencia (Ver Figura 10).

Las características de la loza recuperada al interior de este yacimiento como: la


densidad del material, el grado de erosión, los bordes de fractura, los motivos
decorativos y el grosor de las pastas, corresponden según su identificación, con
lozas europeas de manufactura industrial producidas durante los siglos XIX y XX
(Ver Capítulo 7, Numeral 7.3.5 y Foto 109), lapso que hace referencia a la

396
“Colonización Antioqueña”. En este período, la guaquería se había convertido en
una fuente de ingreso relativamente abundante tanto en el Viejo Caldas como en
el departamento de Antioquia.

Es así como la presencia de estos materiales corresponde al ingreso de personas


desde hace más de 100 años. El sólo hecho de la entrada de visitantes, puede
causar fragmentación, al estas personas pisar los vestigios cerámicos que han
sido parcialmente cubiertos por la capa orgánica que se va acumulando sobre
éstos, debido a los procesos internos de arrastre y depositación. Otro factor que
se puede pensar, es la fractura intencional de las vasijas por parte de guaqueros,
en una afanada búsqueda de piezas de oro en su interior.

Según las vasijas cerámicas encontradas al interior de los organales de Titiribí


(Ver Fotos 24 y 25) a principios del siglo XX, el panorama en cuanto al estado y
cantidad de los vestigios en estos sitios no era igual que en la actualidad, ya que
seguramente el saqueo indiscriminado de piezas encargadas por coleccionistas
fue agotando estas “ricas estaciones arqueológicas” (Arcila, 1969: 17), en cuanto a
sus piezas conservadas.

Tras descartar parcialmente dos de las posibles funciones planteadas por Arcila se
pretende elaborar la presentación del análisis de los resultados sobre este sitio
con el fin de corroborar la hipótesis de su funcionalidad ceremonial.

397
Foto 113. Cuadro fotográfico de las áreas en que se sectorizó el Yac. No. 18 – “Cuevas
de Santa Catalina”.

a) Los Sitios Subterráneos y las Ceremonias: En la literatura arqueológica


existen registros de sitios con características similares a éste en otros lugares de
América, los cuales fueron utilizados como santuarios y adoratorios por diferentes
culturas precolombinas, como por ejemplo entre los Olmecas y los Mayas de
Mesoamérica. En esta región se han identificado yacimientos arqueológicos
importantes al interior de cuevas en los últimos años, como es el caso de “Naj
Tunich” (Brady, 1986) y la “Cueva de Sangre”, en Dos Pilas (Brady, 1989), ambas
ubicadas en el departamento de Petén, Guatemala. Al interior de estas cuevas, los

398
arqueólogos recuperaron ricas colecciones de materiales de carácter ritual como:
vasijas polícromas con un acabado pulido, incensarios de cerámica, gran cantidad
de vasijas quebradas y fragmentos cerámicos, hachas de jade, cuchillos de
obsidiana y chert, espejos de pirita y agujas de hueso. Además estas cuevas de
varios kilómetros de profundidad, conservan pinturas murales que representan de
manera gráfica los peregrinajes que los Mayas hacían a estas cuevas, con el fin
de entrar en contacto con los espíritus a través de sacrificios de sangre y quema
de incienso. Según Brady (1989), gran cantidad de los tributos que eran ofrecidos
por el pueblo a sus mandatarios, terminaron en estos recintos subterráneos, como
un tributo a sus dioses.

En la religión Amerindia, se le atribuye al paisaje poderes sobrenaturales


(Arbelaéz, 1997), las cuevas son entendidas como portales hacia el mundo
espiritual. Estos sitios subterráneos y secretos representan para las culturas
indígenas de América el “Infra Mundo” – Underworld (Brady, 1986): un lugar que
se relaciona con la creación y con el útero de la Madre Tierra, de donde provienen
la fertilidad y las cosechas. Allí se celebran ceremonias en las que se depositan
ofrendas en su interior como parte de un tributo de reciprocidad o agradecimiento
con las deidades y como una forma de garantizar el ciclo cósmico de fertilidad y
nuevas cosechas. En estos ritos aparece por lo general, la quema de incienso en
recipientes fabricados para tal uso.

Prácticas de carácter ritual en relación con las cuevas persisten hasta la


actualidad en Mesoamérica y se han documentado en la literatura etnográfica. Los
Lacandones que habitan la selva del Petén, en el estado de Chiapas (Méjico),
conservan algunas de las tradiciones de los antiguos Mayas. Ellos ingresan a las
cuevas, las cuales consideran santuarios, para realizar sus ceremonias, en las
cuales queman copal en incensarios de cerámica (Morley y Brainerd, 1983).

En la Guyana Francesa también se han identificado yacimientos arqueológicos


con material conservado en sitios privilegiados (según el autor) como la gruta de
Ounary en Monts de l’Observatoire y la gruta de la montagne Bruyère (Rostain,
1990).

En la arqueología colombiana, aunque son escasos, también han sido reportados


sitios con condiciones similares. Según Rojas de Perdomo (1980), entre los
Muiscas del altiplano cundiboyacense, las cuevas también jugaron un papel
importante:

“Los principales adoratorios eran los cerros, cuevas, grutas y


lagunas, a donde iban a celebrar sus ceremonias en grandes
procesiones, por caminos especialmente construidos para ello.
(Rojas de Perdomo, 1979: 139)

399
En sitios como estos también se pueden percibir aspectos sociales ligados a las
ceremonias, como la complejización social mediante la existencia de jerarquías, ya
que en algunos casos aparecen como áreas restringidas para ciertas élites del
grupo, quienes participaban en las ceremonias. Según Cieza de León (1984), en la
Provincia de Pácora observó que en las casas de los Señores, tenían un aposento
especialmente adecuado para fines rituales llamado por él: retrete, en el cual
ubicaban incensarios donde quemaban ciertas hierbas al frente de sus ídolos y
donde los sacerdotes practicaban la adivinación. También Acosta (1942) nos
sugiere un caso similar en Anserma, donde sólo los sacerdotes podían acceder a
los peñones más escarpados para realizar sus sacrificios (Ver Capítulo 6, Numeral
6.1.3.4).

En la actualidad, los Emberá de la zona occidental de Colombia, sólo permiten que


los Jaibaná (hombres de conocimiento) tengan acceso a las partes altas y
escarpadas de la cordillera occidental (De Friedemann y Arocha, 1993). También
los Kogui de la Sierra Nevada de Santa Marta, utilizan las cuevas ubicadas en las
zonas de páramo, para llevar a cabo la educación de los futuros Mamas (hombres
de conocimiento) por parte de los Mamas con más experiencia (Reichel-Dolmatoff,
1971).

A nivel local y de mucha relevancia al pensar en el carácter ceremonial de las


Cuevas de Santa Catalina, Botero (2000) propone una función ceremonial para los
organales de Titiribí:

“Los organales constituyen espacios donde el orden de los


aspectos cosmogónicos y rituales de los antiguos habitantes de
estos territorios, se funden y representan, en un lugar que en
palabras de Arcila, podríamos denominar santuario, espacio
sagrado, cuya importancia y significación no estaría articulada a
la cerámica, sino a la roca.” (Botero, 2000: 51)

Los materiales hallados al interior del Yacimiento No. 18 – “Cuevas de Santa


Catalina”, siguen este orden de casos documentados para el continente. La
especialidad de la Cuevas de Santa Catalina gira entorno a la cerámica, al
cuidado que le dieron en la elaboración, formas y decoraciones que resalta de
inmediato con el resto del conjunto cerámico hallado en los yacimiento restantes.

b) Densidad y Frecuencia de Material: En términos de densidad, se observa


que las Cuevas de Santa Catalina son el sitio con mayor cantidad de fragmentos
cerámicos recuperados en la prospección arqueológica. La muestra cerámica
clasificada para este yacimiento corresponde al 62.03% de la muestra total,
observándose una desproporcionada diferencia de densidades con respecto a los
yacimientos de posible uso como vivienda, ya que el que más cerámica presenta
cuenta con 525 fragmentos (Yac. No. 21).

400
El mapeo y registro de las unidades de muestreo al interior del yacimiento, aunque
fue una labor tediosa, permite observar como las mayores densidades de
materiales se encontraron en las áreas abiertas y boscosas al interior del
yacimiento. Para llegar a estas áreas, hay que atravesar por zonas cerradas y
estrechas, que desembocan en estos sitios de mayor amplitud y visibilidad. Estas
son las áreas B2, F4 y H2 (Ver Figura 10 y Tabla 15). Este hecho, unido por otro
lado, al hallazgo del material cerámico en algunos lugares profundos, donde sería
imposible acceder sin el uso de lazos y linternas, nos hacen suponer la
depositación intencional de la cerámica en espacios específicos al interior del
yacimiento y como consecuencia, la ausencia de un contexto estratigráfico en el
mismo.

c) Aprovisionamiento de Materias Primas:

 Cerámica Prehispánica: A nivel de la cerámica, el desgrasante presente en


este conjunto cerámico evidencia altos índices de hornblenda (incluido en el
45.43% de la muestra), (Ver Tablas 28 y 66). Este mineral es el mejor marcador
de la procedencia de las materias primas para la elaboración de las vasijas, ya
que se encuentra en abundancia en la zona y de manera particular en el contexto
regional, por tratarse de una formación geológica de origen ígneo, en la que la
mayoría de las intrusiones del período Neoterciario como el Cerro Tusa,
presentan una composición de Andesita Hornbléndica (Ver Tabla 2 y Mapa 1).

Según Grosse (1926), las inclusiones de minerales en las rocas de la zona son la
siguientes:

“La roca de aquí presenta en una pasta fundamental casi densa,


de color gris claro, numerosos fenocristales diseminados de
feldespato de un tamaño de 1-2 mm, que están enturbiados por
lo general y permiten aún reconocer aisladamente la laminación
de macla; además, aparecen algunas hojitas de biotita de un
tamaño de 1-2, en parte hasta de 4 mm y agujitas de hornblenda
aisladas de 2-3 mm de longitud.” (Grosse, 1926: 194)

Esta descripción coincide exactamente con la composición del desgrasante de la


cerámica de las Cuevas de Santa Catalina, donde se presentó de manera
exclusiva en comparación a los otros yacimientos del área de estudio, la biotita en
un 0.31% (Ver Tabla 66). La descripción anterior incluso corresponde con los
tamaños y la forma de aparición de cada tipo de mineral como el feldespato, la
biotita y los bloques rectangulares (“agujitas”) de hornblenda. Estos datos
permiten inferir que casi la mitad de la muestra cerámica hallada al interior de este
yacimiento fue producida con materias primas locales.

401
Solamente se encontró una excepción en cuanto a la localidad de las arcillas y es
la presencia de algunos fragmentos de pasta crema, desgrasante de cuarzo,
feldespato y moscovita, esta última en abundante cantidad, dando un aspecto de
brillo dorado cuando está expuesta al sol (Ver Foto 114) y que ya han sido
registrados en la vereda Mazo, corregimiento de Santa Elena, Antioquia (Botero y

Foto 114. Cerámica manufacturada con materias primas exógenas a las encontradas en
el área de estudio. Yac. No. 18.

Vélez, 1995; Ochoa, 1998). Estos


fragmentos, también han sido
observados de manera particular por
Botero (2000), procedentes de los
organales de Titiribí y por Gómez y
Espinal (2001), al interior de la
muestra de los municipios de Titiribí y
Venecia en las Colecciones de
Referencia. Estos fragmentos no
parecen haber sido elaborados con
materias primas de la zona, pues
corresponden con la composición
mineralógica de rocas plutónicas como
el Batolito Antioqueño, que no aflora
en este territorio. La única roca de este
tipo que se encuentra dentro de la
litología del área des estudio es la
Diorita de Pueblito, la cual no presenta
moscovita en su composición (Ver
Capítulo 5, Numeral 5.2.1.3 y Mapa 1).
Su posible origen, se relaciona con el
comercio o la peregrinación para
depositar ofrendas en estos sitios
desde poblaciones distantes.

 Artefactos Líticos: En cuanto a las materias primas que fueron utilizadas


para la elaboración de los artefactos líticos recuperados en el área de estudio, se
tiene como resultado unos grupos de rocas que coinciden de manera específica
con la litología del área de estudio (Ver Tabla 48 y Mapa 1). Esta es una litología
particular considerando la geología del departamento de Antioquia, debido a la
presencia de la Formación Amagá, en la cual afloran: rocas metamórficas,
sedimentarias, ígneas volcánicas, ígneas plutónicas y tobas volcano-
sedimentarias, en un territorio tan pequeño como el que cubre dicha formación.
Es así como la clasificación de los tipos de roca utilizadas para elaborar los
artefactos encontrados durante la prospección arqueológica, corresponde de
manera muy precisa con las unidades litológicas del área de estudio.

402
En la Tabla 48, se observa que a nivel de todo el conjunto de artefactos líticos, la
arenisca que pertenece al grupo de las rocas sedimentarias, tiene la mayor
frecuencia en el empleo como materia prima, con un 43.2% , lo cual es
equivalente a las proporciones de la composición de los Miembros Medio y
Superior de la Formación Amagá, localizados en el área de estudio (Ver Capítulo
5, Numeral 5.2.1 y Mapa 1). Las rocas ígneas volcánicas presentan al basalto
como la roca más utilizada en la elaboración de artefactos, con un 25% del total
de este tipo de rocas. En la litología del área de estudio este tipo de rocas ígneas
hace parte de los derrames de la Formación Combia, al SE de Cerro Tusa:

“La mayor parte de los derrames de la Formación Combia


pertenece generalmente a basaltos feldespáticos, las más veces
libres o pobres en olivino, la parte más pequeña está formada
por andesitas augíticas, de modo que los puntos de erupción
volcánicos han suministrado principalmente lavas básicas en la
parte aún conservada de los estratos de Combia.” (Grosse,
1926: 181)

En el caso específico de los artefactos modificados por uso, de las Cuevas de


Santa Catalina (Ver Tabla 55 y Foto 97), se puede ver una preferencia por el uso
del basalto en la fabricación de los mismos, con una frecuencia del 25% de las
rocas de este tipo.

Los demás artefactos líticos modificados por uso hallados en este yacimiento,
también fueron elaborados utilizando otras variedades de rocas con menor
frecuencia (Ver Tabla 55) como: andesitas porfídicas, las cuales hacen parte de la
Formación Combia en menor proporción que los basaltos (según la referencia
anterior); areniscas y lutitas, que son rocas sedimentarias que se encuentran en la
Formación Amagá; y tobas volcano sedimentarias, las cuales hacen su aparición
única en el área de estudio donde aflora la Formación Combia (roca ígnea-volcano
sedimentaria). (Ver Capítulo 5, Numeral 5.2.1 y Mapa 1).

Los únicas rocas empleadas en la fabricación de este tipo de artefactos, que se


puede afirmar según la litología de la zona, que provienen del exterior, pero no de
distancias tan lejanas, serían las granodioritas. Aunque en el área de estudio
aflora hacia el NE, la Diorita de Pueblito (Roca Ígnea Plutónica), en su
composición no se encuentra esta roca del mismo tipo, la cual es característica del
Batolito Antioqueño (Ver Capítulo 5, Numeral 5.2.1). Esta formación aflora dentro
del territorio del municipio de Amagá, en el límite con Caldas, así que no se puede
hablar necesariamente de largas distancias, en cuanto al intercambio de artefactos
líticos hallados en este yacimiento. Más bien pensamos en la posibilidad del
arrastre de este tipo de materiales hasta el área de estudio, por las corrientes de la
quebrada Sinifaná, la cual nace en el Alto de Minas donde aflora esta formación.
La quebrada Sinifaná representa la mejor cantera para los pobladores de la Zona
A (Ver Mapa 5), ya que en sus cauce podían recolectar materias primas de todas

403
las variedades posibles en la compleja litología del área de estudio, e incluso de
otras regiones, como se planteo anteriormente.

Los dos artefactos pulidos (Ver Tabla 57) hallados en este yacimiento están
elaborados en rocas de ocurrencia local: El hacha ovoidal de color verdoso tiene
una composición de toba, característica de la Formación Combia y el hacha pulida
con protuberancias, de color café claro, tiene una composición de arcillolita, la cual
hace parte de los Miembros Medio y Superior de la Formación Amagá (Ver Foto
99 y Mapa 1)

En síntesis, después de apoyarnos para este análisis en el conocimiento de la


geología del área de estudio aportado por el Doctor Grosse (1922), en la
observación con lupas de las pastas de los 6133 fragmentos cerámicos; en la
identificación de la composición mineralógica de los artefactos líticos del
yacimiento No. 18 y de las inclusiones en el desgrasante de la cerámica por parte
de un Ingeniero Geólogo, podemos deducir que la cerámica y los artefactos líticos
recuperados al interior de las Cuevas de Santa Catalina fueron producidos con
materias primas locales.

También se puede relacionar esta deducción con los resultados de una


investigación reciente llevada a cabo por Echeverri (2002), en la cual se realizaron
estudios especializados de secciones delgadas, a algunos de los fragmentos
cerámicos recuperados al interior de los organales de Titiribí, en la investigación
realizada por Botero (2000), con el fin de identificar en detalle la composición
mineralógica de los fragmentos y aclarar su procedencia. Esta identificación
especializada de inclusiones minerales se corroboró con estudios de suelos en la
zona de Titiribí, llegando a la conclusión de que las materias primas con que se
elaboraron estas vasijas relacionadas morfológica y estilísticamente con la
muestra de las Cuevas de Santa Catalina, son locales; aunque al igual que Botero
(2000) y Gómez y Espinal (2001), también encontró excepciones a las tendencias
generales en el conjunto estudiado.

d) Elaboración de la Cerámica: Pasando de la ubicación geográfica de las


materias primas, al ámbito de la escogencia específica de las mismas por parte de
los alfareros, se pueden observar que según la densidad y el tamaño de las
inclusiones en el desgrasante, debieron ser arcillas con un tratamiento particular.
La muestra recuperada al interior de las Cuevas de Santa Catalina presenta un
tamaño de granos muy finos en un 27.3% y finos en un 68.3%, frecuencia que
abarca casi la totalidad de los fragmentos. También se observa que el 86.4% de
los fragmentos presentan inclusiones de minerales en una densidad baja (10%).
(Ver Tabla 29). .

El resultado final del proceso alfarero fueron vasijas de pastas muy delgadas
(menor o igual a 6 mm) en un 39.6% y delgadas (6.1 a 10 mm) en un 58.1%, datos
que también se pueden relacionar con el estado de fragmentación en que se

404
encontraron, debido a su delicadeza y fragilidad, más aún al estar en un recinto
húmedo como este yacimiento.

En cuanto al acabado de las superficies se destacaron los alisados internos y


externos con un 49.3% y los pulidos internos y externos con un 25.6% de la
muestra total. También se dieron otro tipo de acabados como el bruñido, pero en
una menor frecuencia (Ver Tabla 30).

El color de las pastas y superficies de la cerámica fue café claro en un 78.3% y


77.34% respectivamente. También se encontraron cerámicas cuyas pastas y
superficies presentan otros colores en menor proporción como: café oscuro,
naranja, crema y rojo principalmente (Ver Tabla 31).

Estas características se unen para corroborar la especialidad del sitio, ya que las
vasijas que fueron introducidas en el mismo habían sido elaboradas -desde el
comienzo del proceso alfarero, por la escogencia y tratamiento de las materias
primas- para un propósito específico.

e) “La Vajilla Ritual”: Las características morfológicas del conjunto cerámico son
la prueba más significativa para sustentar la hipótesis de la funcionalidad
ceremonial de las Cuevas de Santa Catalina. La gran variedad de formas que
presentan las vasijas encontradas (Ver Figuras 26-37 y Foto 115), con respecto a
las formas presentes en los otros tipos de yacimientos suponen el desarrollo de
actividades de carácter específico al interior de este sitio (Ver Tabla 64).

405
Tabla 64. Forma de las vasijas según la funcionalidad de los sitios en el área de estudio.

FUNCIONALIDAD FORMA DE LA VASIJA Frecuencia Porcentaje


Vivienda Globular 5 2.2
permanente Subglobular 138 59.7
Cuenco 41 17.7
Plato 6 2.6
Indeterminada 39 16.9
Olla pequeña 2 .9
Total 231 100.0
Total 231 100.0
Vivienda temporal Globular 3 13.0
Subglobular 16 69.6
Cuenco 3 13.0
Indeterminada 1 4.3
Total 23 100.0
Total 23 100.0
Cementerio Subglobular 104 77.0
Cuenco 18 13.3
Indeterminada 12 8.9
Tapa-Cuenco 1 .7
Total 135 100.0
Total 135 100.0
Cerem onial Globular 61 6.4
Subglobular 256 26.8
Cuenco 442 46.2
Plato 36 3.8
Botella 22 2.3
Indeterminada 111 11.6
Bandeja 3 .3
Olla pequeña 21 2.2
Poporo 1 .1
Cuenco Acorazonado 3 .3
Total 956 100.0
Total 956 100.0

Según los datos presentados en la Tabla 64, podemos sustentar la hipótesis del
uso ceremonial del yacimiento. En ningún otro tipo de yacimiento aparecen formas
de vasijas como botellas (Ver Foto 66 y Figura 22), bandejas (Ver Foto 66 y Figura
33), cuencos acorazonados (Ver Foto 66, 113 y Figura 35) y en especial, poporos
(Ver Foto 68) y alcarrazas de doble vertedera (no se clasificaron según el
borde)(Ver Foto 68). Tampoco hay existencia de figurinas (Ver Foto 68) o como
los llama Arcila (1969), “idolillos”, de los cuales también se recuperó un fragmento.

406
Los cuencos son una forma común a todos los tipos de sitios propuestos, pero en
los demás sitios no sobrepasan el 20% de las formas totales, mientras que en las
Cuevas de Santa Catalina ocupan el lugar preferencial con un 46.2% de las
formas encontradas (Ver Fotos 65, 71, 113 y Figuras 28-30). Por el contrario, los
otros sitios tienen una mayoría de vasijas subglobulares ya que en todos los casos
sobrepasan el 50% de las formas totales, mientras que en este sitio apenas
sobrepasan la mitad de la proporción anterior con un 26.8% de las formas. (Ver
Tabla 64)

Al observar los dibujos presentados en las Figuras 26-37, surgen inquietudes


sobre el proceso de las ceremonias de acuerdo a la forma de las vasijas. Los
recipientes alargados como botellas y alcarrazas de doble vertedera están
asociados con el consumo de líquidos, probablemente embriagantes. A su vez los
poporos están directamente relacionados con el consumo de sustancias
alucinógenas, como la coca. Las bandejas, platos, cuencos aquillados y
acorazonados, y ollas de diámetro pequeño están relacionados con el servicio de
alimentos y con la presentación de ofrendas (Ver Foto 113).

¿Los personajes que ingresaban al interior del sitio durante las ceremonias
consumían sustancias o las dejaban servidas a las deidades como ofrendas, o se
daban ambas situaciones? Una pregunta como esta puede diferenciar la
funcionalidad del sitio entre la de sitio ritual o ceremonial con la de santuario.
Entendiendo la primera como un sitio al cual ingresan las personas con el fin de
llevar a cabo un acto social de carácter simbólico, espiritual o conmemorativo de
manera colectiva, mientras que el santuario, aunque en el diccionario se define
como ”templo”3 , puede ser entendido más bien como un “ofrendatario”, al que las
personas acuden para depositar tributos a los espíritus como se acostumbra
encender velas a las vírgenes ubicadas en sitios específicos, entre los creyentes
de la religión católica, etc.

Estas preguntas son difíciles de resolver, pero son tal vez las que motivan arduas
sesiones de clasificación y registro de materiales arqueológicos.

Las formas de las vasijas hablan por sí mismas de una función específica, pero al
sumarles las técnicas y motivos decorativos se hace más evidente aún la
diferenciación que los alfareros querían plasmar en esta vajilla (Ver Tabla 65).

Al considerar el engobe como una técnica decorativa, vemos que se presentó en


1347 fragmentos cerámicos, equivalentes al 21.96% de la muestra total,
predominando el color rojo en un 43.4% de los fragmentos decorados (Ver Tabla
35 y 67). La pintura tuvo una menor presencia al ser observada en 102 fragmentos

3 Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. París, 1994.

407
cerámicos tanto al interior como al exterior (Ver Foto 65). Estas primeras
consideraciones con respecto a las superficies de las vasijas, las cuales han
resistido al paso del tiempo gracias a la cobertura del sitio, generan inquietudes
como: ¿Cómo se vería este espacio hacia su interior con esta vajilla completa (que
de acuerdo con la información aportada por los habitantes de la región y los
materiales contemporáneos recuperados, se sabe que durante años se han
sacado y destruido muchos materiales de este sitio), recién engobada y pintada?

408
Tabla 65. Técnica decorativa de la cerámica según la funcionalidad de los sitios en el
área de estudio.

FUNCIONALIDAD TÉCNICA DECORATIVA Frecuencia Porcentaje


Vivienda Incis a 97 76.4
perm anente Im pres a 23 18.1
Aplicada 1 .8
Incis a-Impres a 2 1.6
Incis a-Aplicada 2 1.6
Excis a 1 .8
Anillos s in Alis ar 1 .8
Total 127 100.0
Total 127 100.0
Vivienda temporal Incis a 2 28.6
Im pres a 4 57.1
Incis a-Aplicada 1 14.3
Total 7 100.0
Total 7 100.0
Cementerio Incis a 135 28.1
Im pres a 44 9.1
Incis a-Impres a 4 .8
Incis a-Aplicada 1 .2
Incis a-Modelada 7 1.5
Excis a 2 .4
Anillos s in Alis ar 287 59.7
Im pres a-Aplicada 1 .2
Total 481 100.0
Total 481 100.0
Cerem onial Incis a 973 88.8
Im pres a 16 1.5
Aplicada 11 1.0
Modelada 31 2.8
Incis a-Impres a 7 .6
Incis a-Aplicada 18 1.6
Incis a-Modelada 23 2.1
Incis a-Excis a 1 .1
Excis a 5 .5
Incis a-Perforada 4 .4
Perforada 4 .4
Incis a-Impres a-Modelada 3 .3
Total 1096 100.0
Total 1096 100.0

409
Las otras técnicas implementadas en la decoración de la cerámica encontrada en
las Cuevas de Santa Catalina, sobresalen en términos de densidad y variedad con
respecto a las técnicas decorativas de los otros tipos de sitios. En cuanto a los
motivos decorativos (Ver Tabla 36), es tal la densidad que viene a colación lo
planteado por Botero (2000) para describir las características estilísticas de la
cerámica de los organales de Titiribí:

“Diversidad de técnicas y motivos decorativos se combinan entre


sí de tal manera que es prácticamente imposible identificar dos
vasijas decoradas de la misma manera”. (Botero, 2000: 53)

Algunas de estas decoraciones hacen alusión directamente al entorno natural,


como es el caso de los lóbulos, festones, mamelones, muescas grandes y
pequeñas (Ver Foto 70, 71 y Figuras 28-30 y 41-43), que se asemejan a algunas
frutas del trópico como: guanábanas, pitahayas, calabazos, totumos o incluso a
racimo de chontaduros y corozos. Entre estos motivos decorativos alusivos a la
naturaleza, vale la pena resaltar las asas aplicadas a platos y cuencos, elaborados
mediante la técnica del modelado con representaciones zoomorfas (Ver Foto 115
y Figura 72) y antropozoomorfas (Ver Foto 116).

Foto 115. Representación en cerámica


prehispánica del perezoso de tres dedos,
perteneciente al estilo cerámico Marrón
Inciso, hallado en las Cuevas de Santa
Catalina.

Figura 72. Choleopus Hofmanii - Perezoso


de tres dedos. (CORANTIOQUIA, 2002)

410
Foto 116. Asas antropozoomorfas halladas en las Cuevas de Santa Catalina.

f) Las Ceremonias: Aunque preguntas como las anteriormente enunciadas con


respecto al carácter de sitio ceremonial o de ofrendatario son difíciles de resolver
desde la Arqueología de carácter prospectivo, se observaron en la muestra
algunos elementos que pueden ayudar a construir nuevas preguntas, hipótesis y
relaciones al respecto. En este sentido cobran vigencia las características
funcionales de la cerámica y los artefactos líticos que componen la muestra.

La clasificación de los atributos funcionales de la muestra cerámica de las Cuevas


de Santa Catalina reveló que 1728 fragmentos equivalentes a un 28.17% de la
muestra cerámica presentan ahumado (Ver Figura 38). De los 68 bordes de
vasijas que presentaron ahumado interno, 32 de ellos corresponden a cuencos y
23 a ollas subglobulares (Ver Tabla 34). También es importante resaltar que 443
(7.2%) fragmentos de cuerpos no decorados presentan ahumado interno y 90
fragmentos de cuerpos decorados (6.8%) también presentan esta característica.

Por el contrario de lo que afirma Botero (2000: 58), “es notoria la ausencia de
hollín”, con respecto al material recuperado al interior de los organales de Titiribí,
se observó que 135 fragmentos (2.2%) presentan hollín de los cuales 81
fragmentos cerámicos, equivalentes a un 2.1%, lo presentan hacia la cara interna.
Algunos de estos fragmentos conservaron una patina gruesa de este hollín hacia
su cara interna (Ver Foto 69 y Figura 39).

La presencia de hollín es más confiable para analizar la funcionalidad de las


piezas cerámicas, pues aunque el ahumado se presenta en mayores
proporciones, éste puede estar presente como consecuencia del proceso de

411
cocción de la arcilla. Esta presencia de hollín en las vasijas podría relacionarse
con actividades de cocción de alimentos e incluso de habitación, pero la forma de
presentación del mismo, como una patina gruesa al interior de las vasijas, pudo
haber sido más bien producto de otra actividad. Las generalidades de los rituales
celebrados entre las comunidades indígenas de América presentados
anteriormente, pueden dar luces para explicar esta característica particular de la
cerámica. Tanto en el contexto arqueológico como en el etnográfico, se reporta
que en la mayoría de los casos, las ceremonias realizadas en lugares
subterráneos están ligadas a la quema de inciensos y otras hierbas al interior de
vasijas, destinadas para este uso específico. En el caso de la clasificación
funcional de la muestra, los resultados sugieren que son algunos de los cuencos,
con su mayor presencia de ahumado interno, los que pudieron haber cumplido con
la función de incensarios (Ver Tabla 34).

La muestra de artefactos líticos recuperada al interior del yacimiento,


anteriormente analizada en cuanto a su composición, consiste en: un núcleo, dos
lascas, diez artefactos modificados por uso (Ver Foto 97) y dos hachas pulidas
(Ver Foto 99). Algunos de éstos se encontraron en perfecto estado de
conservación y otros se encontaron fracturados. Este predominio de los artefactos
modificados por uso -llamados también manos de mortero o de moler- de
diferentes tamaños pueden también ser relacionados con un tipo de función
específica del sitio. Todos estos artefactos presentaron un notable desgaste hacia
una o ambas caras, incluso algunos presentan brillo debido al uso que recibieron.
Se puede pensar en su implementación en la trituración y molienda de plantas que
eran utilizadas para el consumo de los asistentes a los ritos o quemadas al
interior de las vasijas.

Las hachas pulidas también fueron exclusivas de este yacimiento, llamando la


atención una de éstas por su forma y estado de conservación. Este instrumento
presenta bordes bien delineados y una terminación que se abre en forma de
campana para terminar en un filo semicircular y cortante, el cual no presenta
desgaste. Según esta forma, poco común en comparación a otros artefactos líticos
que han sido clasificados bajo la denominación de hachas, o al compararla con los
dibujos de hachas encontradas por Arcila (1969: 37) al interior de este yacimiento
y de los organales de Titiribí, observamos que sólo un ejemplar de las
anteriormente reportadas (No. 40), guarda un parecido con la forma particular que
ésta presenta, ya que la mayoría de los dibujos, al igual que la segunda hacha
encontrada en la presente investigación, corresponden con una forma rectangular
o trapezoidal sin protuberancias en el filo. Debido a las anteriores características,
se puede pensar en esta hacha como un objeto ritual, más que en su
implementación para un uso específico de corte, al observar el poco desgaste y
abrasión que presenta (Ver Foto 99). A manera de contraste, si observamos los
cinceles pulidos hallados en el Yac. No. 24 (Ver Foto 98), al cual se le atribuye una
funcionalidad de vivienda permanente, podemos inferir finalidades diferentes para
cada tipo de instrumento.

412
En adición a las pruebas con respecto a la función de las vasijas y los artefactos
líticos, se encontraron dos tipos de materiales orgánicos que pueden ayudar a
esclarecer el tipo de actividades de que consistían las ceremonias: semillas
calcinadas (Ver Foto 117) y una muestra de 50 fragmentos de restos óseos
fáunicos (Ver Capítulo 7, Numeral 7.3.4).

En cuanto a las semillas, éstas se identificaron como pertenecientes a especies


palmáceas de la familia Arecaceae (como pueden ser las palmas de táparo,
chonta, palmicho y corozo), abundantes en la región, especialmente hacia la zona
cálida de la cuenca del río Cauca. No descartamos la posibilidad de que hayan
sido incluidas en el registro arqueológico por otros agentes como el viento, las
quemas forestales de la cobertura exterior o la fauna que habita en el interior, pero
se pueden igualmente relacionar con el contexto ritual que se ha venido
sustentando.

Foto 117. Semillas de palmáceas calcinadas halladas en las Cuevas de Santa Catalina.

Con respecto al material óseo, Arcila (1969) reporta lo siguiente para los “salones”
o espacios amplios al interior de los organales:

“En algunos de los salones se encontraron fragmentos muy


pequeños de huesos, al parecer humanos, pero sin constatación
segura.” (Arcila, 1969: 25)

Durante la etapa de prospección del yacimiento, se hallaron materiales óseos


asociados a los vestigios cerámicos. Al regresar de campo y llevar los restos
óseos para su identificación por parte de un Biólogo en la Universidad de
Antioquia, se pudo conocer que, por el contrario de las observaciones de Arcila,
toda la muestra pertenece a diferentes especies de fauna, las cuales no pudieron
ser identificadas en su totalidad por tratarse de una muestra reducida y con
ausencia de cráneos, pero se efectuó una taxonomía parcial .

En el material analizado se registraron distintas taxas, siendo una de las más


representadas la clase Mammalia y entre esta el orden Didelphimorphia (Ver Foto
105), que caracteriza a individuos de pequeño tamaño, pero de gran valor
económico tanto por sus productos primarios (carne) como secundarios (piel,

413
huesos, entre otros). También se identificaron algunos huesos de individuos del
orden Carnívora (Ver Foto 107) y tres piezas dentales pertenecientes a ungulados
del orden Artidactyla. Por último, también se identificaron algunos fragmentos
óseos de otra taxa: la Avifauna. (Ver Capítulo 7, Numeral 7.3.4.2)

La mayor parte del conjunto no presentaba ningún tipo de modificación de origen


cultural, en consecuencia se podría pensar que su presencia en el registro
arqueológico se deba a causas naturales, es decir, estos animales pudieron haber
muerto en sus guaridas o por la acción de carnívoros u otros carroñeros,
ingresando de esta forma al contexto arqueológico. Uno de los fragmentos
representa una excepción a lo anterior, pues debido a su forma, aparenta haber
sido utilizado en actividades específicas como artefacto (Ver Foto 108).

Algunos de las piezas dentales pertenecientes a ungulados presentan


características morfológicas y estructurales que los relacionarían con especimenes
vacunos y caballares (Ver Foto 106), de origen posiblemente moderno, el restante
material corresponde a especímenes nativos propios de este medio-ambiente,
encontrándose incluidas dentro de la oferta ambiental de la región,
constituyéndose en recursos potencialmente aprovechables para la explotación
humana tanto hoy día como en el pasado (Piperno and Pearsall, 1998).

Entre estos últimos vale la pena resaltar el hecho de que los fragmentos óseos
identificados como de Avifauna (Ver Foto 104) y el esqueleto casi completo de un
espécimen de género Didelphis sp, fueron encontrados mezclados y de manera
semi-superficial al interior de un cuenco decorado con lóbulos y pintado con
bandas cremas y rojas (Ver Foto 118) ubicado en el Área H2, la cual es una zona
abierta y boscosa del sitio (Ver Foto 113 y Figura 10).

Algunos de los huesos delgados que fueron identificados como Avifauna


(únicamente encontrados en esta área) por su carencia de epífisis, presentan
marcas en sus cañas, producidas posiblemente con instrumentos cortantes, las
cuales se relacionan directamente con actividades de procesamiento y extracción
de tejidos blandos (Ver Foto 104).

Debido a los procesos morfodinámicos y de escorrentía anteriormente


mencionados y a la carencia de una estratigrafía clara, no podemos asegurar con
certeza si estos restos óseos fáunicos fueron introducidos en la vasija como parte
de las ofrendas depositadas en este sitio durante la época prehispánica o por otro
lado, fueron animales que murieron posteriormente y quedaron mezclados debajo
de una delgada capa de materia orgánica y suelo con los fragmentos cerámicos
que permitieron la reconstrucción parcial de este cuenco.

Las observaciones de Arcila (1969) acerca de la aparición de restos óseos


humanos en el contexto arqueológico no fue corroborada. Adicionalmente, se
recuperaron algunos fragmentos que corresponden a urnas cilíndricas típicas del

414
estilo Marrón Inciso (Ver Foto 67 y Figura 36), las cuales han sido reportadas en
investigaciones anteriores como urnas cinerarias; pero en este sitio, éstas no se
encuentran en relación con un contexto funerario debido a su baja densidad (0.4%
de las formas totales) y la total ausencia de restos óseos humanos en la muestra.

g) Cronología: Para finalizar la aproximación a la sustentación de la hipótesis de


la funcionalidad ceremonial se propone una única ocupación del sitio, durante lo
que las investigaciones y dataciones anteriores han construido como Período
Temprano (Ver Capítulo 6, Numeral 6.2.1.1 y Tabla 10). El contexto deposicional
en que se encontraron los materiales arqueológicos al interior de las Cuevas de
Santa Catalina, no brinda una seguridad para llevar a cabo dataciones
radiométricas mediante pruebas de C14, porque aunque se recuperaron
fragmentos de carbón de diferentes tamaños asociados a la cerámica, no existe
una estratigrafía clara, ya que también se encontraron mezclados con loza y
vidrio. En este sentido, no sólo pueden ser muestras de carbón en posible relación
cronológica con la cerámica, pero que se encuentran alteradas; sino que también
puede ser carbón producto de fuegos realizados por visitantes más recientes.

Para tener una mayor seguridad con respecto a la antigüedad de los materiales
arqueológicos y poder verificar si efectivamente pertenecían cronológicamente al
Período Temprano, se realizó la datación por el método de termoluminiscencia de
un fragmento (marcado con el código CSC-VEN-H2-5415) del cuenco hallado en
el Área H2 (Ver Foto 118), la cual dio como resultado 520+-150 A.D, (OxL-1304).
(Ver Anexo O)

Foto 118. Cuenco, estilo Marrón Inciso con decoración en lóbulos y bandas de pintura
roja y crema. Datación específica 520+-150 AD (OxL-1304)

415
Aunque en esta muestra, las formas y motivos decorativos son muy diversos, la
composición mineralógica y tamaño de los desgrasantes, las densidades y
grosores de las pastas, los colores y los acabados de la cerámica, conforman un
conjunto homogéneo. La diversidad de formas y decoraciones sugieren una
función común y guardan un mismo lenguaje estético. No se encontraron
fragmentos que según sus características se puedan relacionar con la cerámica
definida para el Período Tardío (Ver Capítulo 6, Numeral 6.2.2.2), por el contrario,
muchas de las formas y motivos decorativos encontrados se relacionan
directamente con la cerámica característica del Período Temprano, denominada
bajo el estilo Marrón Inciso (Ver Capítulo 6, Numeral 6.2.1.2). Las relaciones entre
la muestra producto de esta investigación y la cerámica reportada por
investigaciones anteriores será tratada en detalle en el Numeral 8.2.

En síntesis, tenemos muchas razones para pensar que hace aproximadamente


1500 años, los habitantes de la zona ingresaban a las Cuevas de Santa Catalina
para realizar ceremonias y depositar ofrendas de diverso tipo, por lo que a nivel de
las comparaciones con otros tipos de sitios propuestos para el área de estudio,
éste se constituye como un sitio de carácter exclusivamente ceremonial y con una
sola ocupación durante el Período Temprano, de la cual desconocemos su rango
cronológico o duración con exactitud.

8.1.2. SITIO DE CEMENTERIO

En el área de estudio se identificaron cinco yacimientos que pueden estar


relacionados con una función funeraria (Dos de éstos se presentan en el Numeral
8.5.1). En este caso, se tuvieron en cuenta varias variables para adjudicar a los
yacimientos dicha funcionalidad, las cuales serán presentadas para justificar su
inclusión en este grupo. Tanto las características del yacimiento como su
ubicación geográfica y las características fisiográficas, como la calidad y cantidad
de los materiales recuperados, fueron tenidas en cuenta en esta evaluación, al
igual que para subdividir la presentación de este grupo en los dos períodos de
ocupación así: Período Temprano y Período Contemporáneo, para un caso en
particular. Por lo general, la presencia de restos óseos humanos y el contexto en
que se encuentran, representa el indicador más confiable para atribuir la función
de cementerio, aunque se suponen algunas excepciones, como se verá más
adelante (Ver Numeral 8.5.1).

8.1.2.1. PERÍODO TEMPRANO

El Yacimiento No. 25 – “Abrigo Rocoso” y el Yacimiento No. 26 – “Cueva


Olajeros” conforman un sitio arqueológico ubicado cerca al río Cauca, cuya
posible función fue la de cementerio. Ambos sitios pueden ser tratados en
conjunto por estar ubicados, como ya se dijo antes, sobre la misma terraza aluvial

416
a una distancia de 35 m entre si (Ver Mapa 6). También se sabe que son
formaciones de roca de un mismo origen volcánico y de acuerdo a la posición en
que quedaron depositadas sobre la terraza, después de su erosión desde las
partes altas, presentan espacios que fueron utilizados por los antiguos pobladores
de la zona (Ver Foto 120).

Según el análisis de la posición geográfica y características fisiográficas de la


terraza donde se encuentra este sitio, podemos descartar el uso como vivienda de
los espacios que propician estas rocas en su interior. Esta terraza de origen aluvial
se encuentra situada de manera privilegiada sobre el río Cauca, pues no corre
tanto riesgo de sufrir inundaciones con las subiendas, como la vega o terraza
inundable donde se encuentra situado el Yac. No. 24 – “Pueblito Río Cauca”, en
una cota 20 m menor. Pero a pesar de ser un sitio apto para vivienda según su
elevación, la gran cantidad de bloques de roca de diferentes tamaños que se han
depositado sobre la superficie de la terraza, impiden la construcción de viviendas
(Ver Foto 119).

Foto 119. Sitio de cementerio cerca del río Cauca, conformado por los Yac. Nos. 25 y 26.

El grosor de las raíces y troncos de la vegetación derribada por los trabajadores


de la agro-industria de la finca Olajeros, sugieren que la vegetación ocultó el
acceso hacia el interior de las rocas por varios años, pero por otro lado, la
presencia de cerámica y porcelana de manufactura europea producida entre los
siglos XIX y XX (Ver Tabla 61), además de una moneda del año 1922 (Ver Foto
112) y un anzuelo, comprueban que el sitio ha sido visitado desde hace por lo
menos 80 años y según el estado de fragmentación en que se encontraron la
mayoría de los vestigios cerámicos, posiblemente ya había sido parcialmente
guaqueado.

417
a) Densidad y Frecuencia de Material: En términos de densidad de materiales,
sobresale el Yac. No – 25 sobre la totalidad de los yacimientos arqueológicos
identificados en la prospección, ya que en un área de 11 m 2 (la menor del
conjunto), se recuperaron 1495 fragmentos cerámicos, 13 artefactos líticos y
material contemporáneo En el Yac. No. 25 – “Cueva Olajeros” no se dio una
densidad tan alta, con 252 fragmentos cerámicos, 4 artefactos líticos y material
contemporáneo en 20 m2 (Ver Anexo K). La muestra de materiales arqueológicos
recuperada en ambos yacimientos está tratada en conjunto en el presente análisis.

b) Aprovisionamiento de Materias Primas:

 Cerámica Prehispánica: Según las observaciones en cuanto a la


composición de las pastas, la cerámica de este sitio puede ser relacionada
directamente con las arcillas locales, pues el 98% de los fragmentos presentaron
un desgrasante compuesto por cuarzo, feldespato, moscovita y hornblenda,
siendo la última el indicador más confiable para hacer esta suposición, por
factores litológicos planteados anteriormente (Ver Tabla 66).

 Artefactos Líticos: En este sitio se encontraron 17 artefactos líticos (además


de una muestra de 17 cantos rodados la cual no fue clasificada), con una mayor
frecuencia en el Abrigo Rocoso con 13 de éstos. La totalidad de los artefactos
fueron tallados en rocas pertenecientes a la litología del área de estudio (Ver
Tabla 51). Los artefactos en basalto, fueron los más frecuentes con un 76.5% del
total de los artefactos y dos de estos (11.7%) fueron tallados en andesita, lo que
corresponde con las proporciones de estos tipos de rocas en la Formación
Combia, de la cual son originarios y sobre la cual reposa éste sitio (Ver Mapa 1).
Así que la cantera pudo ser posiblemente la quebrada el Revenidero, la cual
desemboca cerca del sitio (Ver Mapa 6).

418
Tabla 66. Composición del desgrasante de la cerámica, según la funcionalidad de los
sitios.

FUNCIONALIDAD COMPOSICIÓN DEL DESGRASANTE Frecuencia Porcentaje


Vivienda Cuarzo y Feldes pato 88 5.0
perm anente Cuarzo, Feldes pato y H ornblenda 2 .1
Cuarzo, Feldes pato y Mos cobita 792 44.9
Cuarzo, Feldes pato, Mos cobita y Hornblenda 880 49.9
Total 1762 100.0
Total 1762 100.0
Vivienda tem poral Cuarzo y Feldes pato 29 14.6
Cuarzo, Feldes pato y Mos cobita 93 47.0
Cuarzo, Feldes pato, Mos cobita y Hornblenda 76 38.4
Total 198 100.0
Total 198 100.0
Cementerio Cuarzo y Feldes pato 9 .5
Cuarzo, Feldes pato y Mos cobita 24 1.4
Cuarzo, Feldes pato, Mos cobita y Hornblenda 1720 98.1
Total 1753 100.0
Total 1753 100.0
Cerem onial Cuarzo y Feldes pato 571 9.3
Cuarzo, Feldes pato y H ornblenda 31 .5
Cuarzo, Feldes pato y Mos cobita 2740 44.7
Cuarzo, Feldes pato, Mos cobita y Hornblenda 2736 44.6
Cuarzo, Feldes pato, Hornblenda, Mos cobita y Biotita 19 .3
Cuarzo, Feldes pato, Mos cobita y Biotita 36 .6
Total 6133 100.0
Total 6133 100.0

c) El Ajuar: Como ya se dijo, la mayor parte de la muestra cerámica se encontró


fragmentada, pero en un buen estado de conservación con respecto a la erosión,
por la cobertura que le brindó la roca. Está cerámica fue producida con esmero,
como lo demuestran las inclusiones del desgrasante de granos finos a muy finos,
en densidad media a baja y los acabados pulidos y alisados en ambas caras de la
superficie, también se dio el acabado bruñido en menor proporción.

Las formas de las vasijas reconstruidas en base a los bordes son un buen
indicador de la función de cada sitio. En este caso baja la proporción de formas
notoriamente con respecto a las del sitio ceremonial, sobresaliendo en el conjunto,
las ollas subglobulares con un 77% de las vasijas totales, las cuales tienen un
diámetro promedio de 24 cm (Ver Fotos 79, 86 y Figuras 54-57, 60). Mientras que
los cuencos, que fueron la forma más frecuente en el contexto ceremonial se
reducen a un 13% de las formas encontradas (Ver Foto 80 y Figura 58) y no hubo
presencia de ollas globulares (Ver Tabla 64).

419
La decoración por engobe, estuvo presente en 552 fragmentos equivalentes al
29.89% de la muestra total del sitio.

Tabla 67. Presencia de engobe en la cerámica, según la funcionalidad de los sitios.

FUNCIONALIDAD ENGOBE Frecuencia Porcentaje


Vivienda Interno 28 58.3
perm anente Externo 13 27.1
Interno y Externo 7 14.6
Total 48 100.0
Total 48 100.0
Vivienda tem poral Interno 1 12.5
Externo 4 50.0
Interno y Externo 3 37.5
Total 8 100.0
Total 8 100.0
Cementerio Interno 322 58.3
Externo 64 11.6
Interno y Externo 166 30.1
Total 552 100.0
Total 552 100.0
Cerem onial Interno 502 37.3
Externo 393 29.2
Interno y Externo 431 32.0
Ninguno 21 1.6
Total 1347 100.0
Total 1347 100.0

La pintura en este caso llama la atención, por lo bien conservada que se encontró
al interior de la boca de algunas vasijas, en bandas crema sobre rojoen la mayoría
de los casos (Ver Fotos 79 y 86).

En cuanto a las otras técnicas decorativas, hay un hecho que llama bastante la
atención y es la abundante implementación de los anillos sin alisar con un 59.7%
de los fragmentos decorados totales (Ver Foto 79). Esta técnica decorativa no fue
hallada en ningún otro yacimiento del área de estudio, con la mínima excepción de
un fragmento hallado en el Yac. No.24 (Ver Tabla 65), el cual sumado a su
ubicación geográfica (este es el sitio de vivienda más cercano al sitio de
cementerio en cuestión) puede ser la clave para asociar ambos sitios, el de los
vivos y el de sus muertos (Ver Mapa 6).

También se destacaron técnicas decorativas como la recurrente incisión (28.1%) y


la impresión con un 9.1% de los cuerpos decorados totales (Ver Fotos 82, 88 y
Figuras 57, 59). Esta última técnica, sólo aparece en el sitio ceremonial en un

420
1.5%. de los fragmentos decorados (Ver Tabla 65). Esta diferencia puede estar
hablando además de funciones, de subregiones geográficas, que más adelante
serán inferidas (Ver Numeral 8.2).

En el Yac. No 25 – “Abrigo Rocoso”, además de una cantidad representativa de


fragmentos cerámicos, se encontró un entierro en el nivel 3 del sondeo ampliado
No. 7 compuesto por tres vasijas, que según su ubicación, hacían parte del ajuar
funerario de un mismo individuo. La vasija de mayor diámetro (42 cm) estaba
ubicada alrededor de la urna que contenía los huesos, con un diámetro menor (30
cm). La primera es la más decorada, presentando en el centro de su cuerpo una
banda aplicada y por toda la superficie líneas en forma de espina de pescado. El
borde evertido biselado, tiene una decoración de hileras de dentado en forma
hachurada que se conserva en la vasija interior, la cual sólo presenta decoración
en el mismo y el cuerpo no está decorado. Parece como si la urna presentara un
forro decorado, por lo que se puede pensar que fue un conjunto de vasijas
elaborado específicamente para un fin funerario, a lo que se suma la forma
subglobular característica de las urnas cinerarias. Esta urna presenta una tapa del
mismo diámetro en forma de cuenco, el cual por el ahumado externo, el contraste
en el color con respecto a las otras dos y la ausencia de decoración, se puede
pensar que era de uso doméstico (Ver Foto 120).

Al interior de la urna se encontraron fragmentos de huesos y piezas dentales


calcinadas (Ver Foto 101), los cuales fueron identificados como pertenecientes a
un individuo adulto entre los 25 y 30 años (Ver Capítulo 7, Numeral 7.3.3.1).

Además de los fragmentos de restos óseos cinerarios depositados en el interior de


la urna, también se encontraron otras piezas con las mismas características en
otras unidades de recolección (sondeos ampliados Nos. 3 y 6) efectuadas en este
mismo yacimiento (Ver Foto 100 y Figura 23), lo que unido a la densidad de
material cerámico, se relaciona con entierros colectivos en un mismo abrigo
rocoso, también indica la posibilidad de que se encontraba parcialmente
guaqueado.

Al interior del Yac. No. 26, igualmente se recuperaron de manera superficial,


algunos fragmentos óseos y piezas dentales cinerarias (Ver Foto 102), que
corroboran la funcionalidad de cementerio de ambos yacimientos. Adicionalmente
se presentaron algunos cuerpos de urnas cilíndricas (Ver Foto 88), que han sido
asociadas con entierros secundarios en investigaciones anteriores.

Otros datos que unidos a la tapa-cuenco del entierro, pueden cobrar interés en
este caso, son el hecho de también encontrar, como parte del ajuar funerario,
tanto objetos para esa función específica como objetos de uso doméstico: 41
fragmentos cerámicos presentaron ahumado externo y también se presentaron en
particular asas mango, descritas anteriormente y asociadas con la explotación de
sal, como cucharones (Ver Foto 81). Igualmente vale la pena resaltar en cuanto a

421
los artefactos líticos hallados en el sitio, que la totalidad de la muestra corresponde
a lascas talladas por percusión directa (Ver Tabla 51), utilizadas en las actividades
cotidianas para preparar los alimentos (Ver Foto 94 y 95). Uniendo estos datos se
infiere que los individuos eran enterrados con herramientas utilizadas en la vida
cotidiana como parte del ajuar; además la exclusividad de la presencia de lascas,
está marcando una diferencia en cuanto a la funcionalidad del sitio, con respecto a
los artefactos líticos que se encontraron en las Cuevas de Santa Catalina.

d) Cronología: A pesar de que en uno de los yacimientos que conforman el sitio


se encontró un entierro, otras pruebas anteriormente mencionadas, sugieren que
el sitio ya había sido alterado y posiblemente guaqueado. Se recuperaron
fragmentos de carbón de varios tamaños al interior de ambos yacimientos, pero
por ejemplo en el caso del Abrigo Rocoso, había presencia de carbón sobre la
superficie, posiblemente de personas que se han refugiado en el mismo
recientemente. Por tales motivos, se decidió realizar una datación por
termoluminiscencia de un fragmento cerámico de la urna exterior (marcado con el
código RC-AR-SA7-N·3-1497), que cubría la urna cineraria (Ver Foto 120), la cual
no pudo ser reconstruida en su totalidad. Esta prueba dio como resultado una
antigüedad de 450+-180 A.D.(OxL-1305).(Ver Anexo O).

Foto 120. Entierro secundario compuesto por


dos urnas y una tapa-cuenco, hallado en el
sondeo ampliado No. 7 del Yac. No. 25 –
“Abrigo Rocoso”. Datación específica de
450+-180 A.D.(OxL-1305)

Según este dato, el entierro fue


depositado durante el Período Temprano
(Ver Capítulo 6, Numeral 6.2.1.1 y Tabla
10) y también puede plantearse que
como la totalidad de la muestra cerámica
perteneciente a este sitio, presenta unas
características homogéneas, las cuales a
nivel morfológico y estilístico, están en
relación con la cerámica del estilo Marrón
Inciso (Ver Capítulo 6, Numeral 6.2.1.2),
el sitio constituido por los Yac. No. 25 –
“Abrigo Rocoso” y No. 26 – “Cueva
Olajeros”, corresponde a un cementerio
perteneciente a los pobladores de la
zona durante el Período Temprano. Las
relaciones entre el sitio y la muestra cerámica con otras investigaciones será
tratada en detalle en el Numeral 8.2.

422
En el caso de la cerámica, se presentó una sola excepción en cuanto a las
características de la totalidad de la muestra. Esta se trata de tres fragmentos
hallados en el Yac. No. 26, con un desgrasante de composición igual a la totalidad
de la muestra, de color naranja y con un agudo timbre, que la diferencia del resto.
Estos hacen parte de un mismo borde decorado con líneas gruesas, que
corresponden a un cuenco aquillado (Ver Foto 89 y Figura 61). Este tipo de
cuencos han sido relacionados en investigaciones anteriores, con la alfarería de
mejor manufactura, que se dio durante la ocupación humana en el Período Tardío
(Ver Capítulo 6, Numeral, 6.2.2.2). Esta pieza corresponde a un porcentaje mínimo
(0.1%) comparado con 1346 fragmentos de cerámica (99.8%) asociados con la
ocupación Temprana, así que por falta de pruebas, no relacionamos este sitio con
una ocupación en el Período Tardío.

e) Los Ritos Funerarios: En base a las pruebas anteriores, podemos proponer


algunas inferencias a manera de hipótesis, acerca de los cementerios y los ritos
funerarios del grupo que ocupo la zona baja a orillas del río Cauca en el Período
Temprano.

Según el perfil existente entre la terraza y el nivel del río, éste no parece inundar
con frecuencia esta terraza en la actualidad, pero en el pasado, cuando sabemos
que se encontraba poblada, según los vestigios recuperados en el Yac. No. 24,
pudo haber sido afectada por inundaciones, así que pudo ser una razón para
depositar a los difuntos en un sitio a mayor nivel altitudinal.

Otra de las razones para una determinada ubicación, a nivel geomorfológico e


incluso simbólico, puede ser la presencia de grandes rocas sobre la terraza, las
cuales le dan un carácter diferente al lugar con respecto al paisaje de los
alrededores (Ver Foto 119). Las cavidades de piedra no sólo representaron un
lugar seguro para depositar a los muertos y garantizar su presencia simbólica al
interior del grupo, sin peligro de que el río los arrastrara y a la vez proteger los
restos de las condiciones atmosféricas y erosivas, sino que pensamos que la
ubicación del cementerio pudo haber sido escogida por la monumentalidad de las
piedras. No es solamente una relación de carácter simbólico con la roca y el sitio,
como se da también en las Cuevas de Santa Catalina: un portal hacia el “Infra -
Mundo”, sino que estos bloques también pudieron tener una función de
indicadores o signos en el espacio geográfico (Ver Foto 121) de la ubicación de
los muertos, como lo que actualmente representan las lápidas en un cementerio,
tanto para no olvidar a la persona como para ubicarla dentro del lugar al visitarlo.

423
Foto 121. Detalle exterior del Yac. No. 26 - “Cueva Olajeros”.

La presencia de huesos de varios individuos está asociada a entierros de tipo


colectivo en cada uno de los yacimientos que conforman el sitio y sugiere también
la idea de una agrupación de determinados individuos del grupo en cada uno de
éstos. Se pueden relacionar estos grupos con familias o también, según los
ajuares funerarios encontrados (confeccionados especialmente para este último
rito de paso), con personajes distinguidos al interior del grupo.

Otro dato que llama la atención, anteriormente presentado, es la combinación de


funciones que presentan los materiales depositados como ajuar. Por un lado,
pensamos que algunas de las vasijas encontradas, como por ejemplo las dos
urnas subglobulares que cubren los restos cinerarios, no son de uso doméstico
sino que fueron confeccionadas para su uso funerario. Igualmente, algunas
decoraciones como las bandas de pintura crema sobre rojo y los abundantes
engobes observados en la cerámica, sugieren que se le dio un tratamiento
especial a las vasijas que componían el ajuar. Por otro lado, la presencia de
vasijas y artefactos de uso doméstico, según las características propias de cada
tipo de material, estarían ligadas a creencias sobre el paso a otro mundo, donde
podrían ser necesarios.

Las urnas de forma subglobular y cuerpo cilíndrico, halladas anteriormente en


otras investigaciones, en relación con restos cinerarios, pueden estar ligadas a
creencias en relación con la muerte. Esta forma recurrente, se asemeja a un útero
femenino y podría simbolizar creencias como el retorno al origen, más aún al estar
ubicados al interior de rocas anteriormente relacionadas con el “Infra-Mundo”.

Por último, reconocemos que con un sólo fragmento decorado hallado en el Yac.
No 24 con el mismo motivo decorativo que la mayoría de los fragmentos
decorados encontrados en el sitio, no es posible asegurar que el cementerio
pertenecía a los habitantes de este sitio de vivienda, ubicado en la parte baja (Ver
Mapa 6). Pero la posición geográfica del sitio de vivienda con respecto al mismo,

424
discutida anteriormente, y el hecho de que ambos corresponden a una misma y
única ocupación durante el período Temprano, según las características de la
cerámica hallados en cada uno (Ver Capítulo 7, Numeral 7.3.1.3.3), pueden
brindar más luces respecto a esta suposición.

8.1.2.2. PERÍODO CONTEMPORÁNEO

El Yacimiento. No. 1 – “Cementerio No. 1” se encuentra localizado en la cima


de una colina al norte de Cerro Tusa. Esta terraza posee una vista panorámica
privilegiada, ya que al sobresalir de la cordillera de la cual hace parte (la Loma de
Cerro Tusa), divisa 360º a la redonda (Ver Mapa 6 y Figura 19).

Este sitio ya se encontraba previamente alterado a causa de tres postes de luz


ubicados en la cima con anterioridad y dos depresiones, posiblemente de
guaquería. Una de estas depresiones da la impresión de haber sido una tumba de
pozo con cámara lateral, abierta posiblemente por guaqueros hacia la superficie y
conserva lo que aparenta ser una pequeña cámara lateral en su interior, la cual se
encuentra erosionada.

a) El Entierro: En la excavación realizada en este yacimiento se recuperó la


mayor muestra de restos óseos humanos de toda la prospección. La muestra está
conformada por fragmentos óseos resistentes a la erosión como: cráneos,
fémures, tibias, fragmentos de costillas y de la pelvis, pertenecientes a cuatro
individuos (Ver Fotos 47, 48 y 103). De acuerdo a las piezas dentales y a la
observación de las carillas de las articulaciones, se diagnóstico una edad entre los
13 y 18 años para la totalidad de los individuos. Los restos óseos se encontraron
asociados a una muestra de aproximadamente 80 clavos gruesos y erosionados,
dato que se puede relacionar con la depositación de los individuos en ataúdes de
madera, al interior de una fosa común.

b) “El Cementerio”: En la época anterior a la fundación de Venecia (1909) las


poblaciones principales, ubicadas a menor distancia con respecto a este sitio eran
el caserío de Sabaletas, en Titiribí, donde habitaban los trabajadores de la
fundición de la mina El Zancudo y el municipio de Fredonia, localizado a una
mayor distancia y del cual la jurisdicción de Venecia hacía parte (Ver Capítulo 6,
Numeral 6.4). El camino antiguo Venecia-Titiribí, se constituía como la principal vía
de comunicación entre ambas poblaciones (Ver Mapa 6).

Según información recopilada por el historiador de Venecia, Nacianceno García


Monsalve (1981), este sitio fue el primer cementerio que se constituyó en el
territorio que en la actualidad comprende la jurisdicción del Municipio, con una
antigüedad aproximada de cien años, según la fecha de fundación del mismo. En
este sitio enterraban a las personas que habitaban en las fincas de los alrededores
de Cerro Tusa, pues los cementerios más cercanos estaban en Sabaletas y en

425
Fredonia. Las personas de más edad, que habitan el caserío La Portada, ubicado
en las inmediaciones del sitio, también conocen esta colina con el nombre de “El
Cementerio”.

Al parecer este cementerio fue creado como consecuencia de una epidemia de


viruela que afectó a los habitantes de la zona en un fuerte invierno, pues de
acuerdo a lo que relata García (1981), no se podía cruzar la quebrada Sinifaná
para enterrar a quienes morían a causa de la peste en el cementerio de Sabaletas
y por otro lado, el camino hacia Fredonia era una ruta más larga y aparentemente
difícil (Ver Capítulo 7, Numeral 7.2.1.2.5), dato importante para determinar la ruta
del camino principal (Ver Numeral 8.1.2).

c) Inferencias: Los restos óseos, coinciden según su estado de descomposición


y por la acidez de los suelos, con la cronología establecida por García (1981), para
la fecha de la fundación de Venecia, hace unos cien años aproximadamente; no
se observaron patologías óseas que puedan ser relacionadas con la viruela.

Quedan algunas dudas con respecto a este sitio, con relación al motivo que
impulsó a los habitantes del territorio en esa época, a ubicar a los muertos en este
lugar específico.

En dos pozos de sondeo realizados hacia los hombros de esta terraza, se


encontraron cuatro fragmentos cerámicos (Ver Anexo M), al igual que en el nivel 2
del corte de excavación No. 2. Según las características tecnológicas de estos
fragmentos, están en relación con la cerámica de acabado burdo, asociada al
Período Tardío para la región. Este dato sumado al hallazgo de un artefacto lítico
pulido por uso hacia una de sus caras (Ver Figuras 17 y 18), puede estar
relacionado con actividades prehispánicas en el sitio. Por último también existe la
presencia de lo que pudo haber sido una tumba de pozo con cámara lateral, las
cuales según las problemáticas planteadas para la región, se asocian con el
patrón de enterramiento durante el Período Tardío (Ver Capítulo 6, Numeral
6.2.2.4).

Esta presencia de vestigios arqueológicos correspondientes a otro período


cronológico con respecto al entierro, pueden ayudar a resolver las dudas acerca
de las razones que motivaron a los habitantes de fincas cercanas a depositar en
este sitio a sus difuntos. Pensamos que esto obedece a un proceso de
continuidad cultural, en la que se optó por reutilizar un sitio con un mismo
propósito que el de los pobladores anteriores.

Además esta colina está ubicada en un sitio con una vista privilegiada, en el
contexto de un camino antiguo, que posiblemente fue una ruta anterior a la
Conquista y además cerca de algunas rocas, que pueden estar relacionadas con
ceremonias prehispánicas en el sitio arqueológico de Cerro Tusa (Ver Numeral
8.1.5).

426
Estas hipótesis, aunque son difíciles de resolver por falta de una muestra
arqueológica más contundente, con relación a la ocupación prehispánica, pueden
ayudar a comprender la distribución de los sitios a lo largo del camino antiguo
Venecia-Titiribí, que se presentan en el Numeral 8.5.1.

8.1.3. SITIOS DE VIVIENDA PERMANENTE

Los sitios propuestos como de vivienda permanente fueron seleccionados del


conjunto de yacimientos, al extraer los sitios con funcionalidades que fueron
diferenciables mediante otras variables en un principio, como el sitio ceremonial y
los sitios de cementerio, para luego separar los yacimientos restantes bajo un
criterio de densidad cerámica recuperados en cada uno de éstos (mayor a 30
fragmentos).

Según los resultados de la clasificación cerámica, algunos de los yacimientos


fueron ocupados tanto en el Período Temprano como en el Tardío, por lo que se
presenta la información correspondiente a ambas temporalidades. Igualmente y
como habíamos planteado al comienzo, la subdivisión en áreas geográficas con
que hemos venido trabajando sigue vigente para este análisis.

8.1.3.1. Período Temprano

a) Ubicación Geográfica: El territorio que comprende el área de estudio, se


divide en dos zonas geomorfológicas (de acuerdo a la altimetría), potencialmente
aprovechables para la ubicación de viviendas: la Zona Baja o Aluvial (500 – 1000
m.s.n.m), localizada hacia el río Cauca y la quebrada Sinifaná y la Zona Media o
de Colinas (1000 - 1500 m.s.n.m), localizada sobre la unidad fisiográfica de la
Loma de Cerro Tusa. Se descarta la Zona Alta o de Montaña (1500 – 2600
m.s.n.m) por las abruptas pendientes que se presentan en ésta (Ver Capítulo 5,
Numeral 5.2.2 y Mapa 2). Los límites impuestos por la pendiente, generan un
patrón de asentamiento de viviendas dispersas, que se ubican sobre algunas de
las terrazas existentes en ambas zonas altitudinales (Ver Mapa 6).

En el caso de la Zona Baja o Aluvial (correpondiente a la Zona B – Río Cauca en


la prospección), se observa que los yacimientos arqueológicos con mayor
densidad cerámica en relación con el Período Temprano, están localizados sobre
terrazas aluviales entre los 700 – 800 m.s.n.m. y que tienen mayor área
superficial, como es el caso del Yac. No 21 – “La Meseta” (6324 m2) (Ver Foto
122) y del Yac. No. 22 – “La Suiza” (2890 m2). También se identificó un caso en
particular, de ocupación sobre la terraza inundable del río Cauca (540 m.s.n.m.),
que consiste en el Yac. No. 24 – Pueblito Río Cauca (615 m2), donde se encontró
igualmente, una densidad de cerámica alta (Ver Anexos I y J).

427
Esta serie de terrazas donde fueron hallados vestigios arqueológicos en mayor
densidad, están distribuidas en ambas vertientes de la quebrada El Revenidero,
desde su cauce medio hasta su desembocadura en el río Cauca (Ver Mapa 6).
Esta debió ser no sólo la fuente principal de agua, sino también fuente alterna de
recursos alimenticios con respecto al río, pues aún hoy en día se pesca en la
misma. .

En este rango altitudinal, también se identificaron otros yacimientos, ubicados


sobre terrazas de menor área superficial y que generaron un resultado equivalente
en cuanto a los vestigios arqueológicos recuperados, aunque se consideran
viviendas permanentes (Yac. Nos. 20, 23, 33).

Por otra parte, en la Zona Media o de Colinas (correspondiente a la Zona A –


Sinifaná en la prospección) la densidad cerámica recuperada en los yacimientos
ubicados sobre las terrazas, fue notablemente menor. Estas terrazas, distribuidas
a lo largo del camino antiguo Venecia – Titiribí, hacia las altas y medias laderas de
La Loma de Cerro Tusa, presentan áreas superficiales que por lo general se
encuentran en un rango entre los 100 – 1000 m2 . Debido a su posición sobre las
pendientes y las dimensiones superficiales, han sido más afectadas por procesos
morfodinámicos como escorrentía y erosión de los suelos. Adicionalmente, han
sido destinadas a un uso de ganadería intensiva y caficultura (Ver Mapa 4), lo que
también ha generado la perdida de buena parte de su horizonte orgánico a causa
del sobrepastoreo y la deforestación. Los suelos de esta zona son más
vulnerables a estos procesos por tratarse de una geomorfología de mayor
pendiente que la Zona Aluvial, en la cual los suelos han sido menos afectados a
pesar de la ganadería intensiva. Estos procesos inducidos por el hombre en la
actualidad, pueden ser una explicación para la alteración y baja frecuencia en
cuanto a los vestigios arqueológicos de los yacimientos ubicados en la Zona de
Colinas, pero pensamos que también existen otras razones de tipo cultural, las
cuales serán propuestas a continuación (Ver Numeral 8.1.4).

En este rango altitudinal, se hallaron tres yacimientos que según las


características cualitativas y cuantitativas de la cerámica, se incorporaron en este
grupo de viviendas permanentes del Período Temprano, pero aunque la densidad
de material sobrepasa los 30 fragmentos cerámicos, no superan los 160. Estos
yacimientos son los siguientes: Yac. No. 13 – “La Y”, Yac. No. 12A – “Terraza
No. 13” y, Yac. 15 – “Terraza No. 15” (Ver Tabla 26 y Mapa 6).

b) Los Vestigios: La muestra recuperada en los yacimientos de este grupo


consiste de artefactos líticos y fragmentos cerámicos que corresponden
morfológica y estilísticamente con las características del estilo Marrón Inciso, la
cual ha sido anteriormente relacionada con la ocupación Temprana en el centro
del departamento de Antioquia, por otras investigaciones arqueológicas (Ver
Capítulo 6, Numeral 6.2.1), factor que tuvimos en cuenta para asignarles a los
yacimientos esta determinada cronología.

428
 Cerámica: Las materias primas con que se elaboraron las vasijas fueron
locales, debido al contenido de hornblenda en un 50% y de moscovita en un
44.9% de la muestra, proporciones equivalentes con la composición de las
unidades litológicas del área de estudio, anteriormente presentadas (Ver Tabla
66).

El acabado de las superficies, no se pudo determinar en un 56.5% de los casos,


frecuencia que obedece al contexto de depositación, como vestigios de antiguas
viviendas en terrazas a campo abierto. La cerámica se encuentra erosionada
debido a las condiciones del suelo y la intemperie, a la cual ha estado expuesta, a
diferencia de la cerámica del sitio ceremonial y de cementerio. Entre los
fragmentos que se pudo determinar el acabado, primó el alisado interno y externo
en un 26.7% de la muestra.

Al igual que la densidad de materiales, la variedad de formas también se redujo


con respecto a sitios con funcionalidad diferente. En esta vajilla de uso doméstico,
aparecen las ollas subglobulares como la forma más frecuente con un 59.7% de
la muestra, pero también se reconstruyeron en base a los bordes formas como
ollas globulares, cuencos y platos (Ver Fotos 72, 74, 76-78 y Figuras 44, 48, 49,
51 – 53). Al comparar las formas con las del sitio de cementerio perteneciente a
esta misma ocupación, podemos apreciar que en los sitios de vivienda aparecen
ollas globulares (2,2%) y platos (2.6%), que a pesar de encontrarse en baja
frecuencia, pueden advertir diferencias funcionales con respecto a los dos tipos
de sitio (Ver Tabla 64). El ahumado se presentó en la superficie externa de la
mayoría de los fragmentos, como una evidencia de actividades de cocción.

Al respecto de la relación entre la función y la forma de las vasijas encontradas en


contextos domésticos en el Municipio de Jericó, Otero (1993) anota lo siguiente:

“Las vasijas globulares y subglobulares sencillas con


decoración incisa e impresa y los platos, debieron ser utilizados
para la cocción y almacenamiento de los alimentos, y los
cuencos sencillos y decorados para servicio.” (Otero, 1993: 52)

La decoración se redujo notablemente en comparación a la cerámica de sitios con


otras funcionalidades, con respecto a las técnicas y motivos decorativos. El
engobe se redujo a 48 fragmentos, de los cuales la mayoría lo presentan e su
cara interna (Ver Tabla 67). Las técnicas decorativas más utilizadas para decorar
la vajilla de uso doméstico según la muestra, fueron la incisión en un 76.4% y la
impresión en un 18.1% (Ver Tabla 65). Los motivos decorativos también
descendieron cuantitativamente, con un 66.1% de líneas y 12.6% de fragmentos
decorados con hileras de dentado.

429
En síntesis, la cerámica recuperada en los sitios propuestos como viviendas
permanentes, corresponde a vasijas que fueron utilizadas para el uso doméstico,
por lo que se da una reducción en cuanto a la variedad de formas y decoración.

 Artefactos Líticos: Las rocas a las que pertenecen este tipo de vestigios,
corresponden a las unidades litológicas del área de estudio. La mayor cantidad de
artefactos fueron tallados en fragmentos de rocas metamórficas como el cuarzo
lechoso (36.7%) y el cuarzo semicristalino (13.9%).(Ver Tabla 51). Estas rocas
hacen parte del Complejo Arquía el cual aflora hacia el cauce medio de la
distancia que recorre la quebrada Sinifaná en el área de estudio (Ver Mapa 1). El
sitio de obtención de estas materias primas más cercano al Yac. No. 21, donde
fueron hallados los artefactos, pudo ser la desembocadura de la quebrada
Sinifaná.

Por otra parte, se encontró que un 17.7% de los artefactos fueron tallados en
areniscas de la Formación Amagá, como también en otras variedades de rocas
ígneas volcánicas como basaltos y andesitas (Ver Tabla 51).

Los artefactos encontrados corresponden con las necesidades de un sitio de


vivienda como: lascas de cuarzo elaboradas mediante la talla por percusión
bipolar (Ver Foto 92) y lascas de arenisca, andesita, basalto, lutita, etc. talladas
por percusión directa (Ver Foto 93), manos de moler (Ver Foto 96) y también se
recuperaron tres instrumentos líticos en el Yac. No. 24, conocidos en la literatura
arqueológica como cinceles, los cuales pueden estar en relación con actividades
agrícolas (Ver Foto 98).

c) La Vivienda: Los muestreos sistemáticos llevados a cabo en tres de los


yacimientos que se presentan como viviendas permanentes, ubicados en las
terrazas de mayor área superficial (Ver Figuras 20-22 y Tablas 19, 21 y 22), dieron
como resultado, según las unidades de muestreo realizadas de manera
intensificada, concentraciones de cerámica hacia áreas específicas y reducidas de
cada terraza. Los sondeos que se realizaron en la periferia de las concentraciones
reducían en intensidad gradualmente hasta llegar a un resultado negativo. Estas
observaciones mediante los mapas de densidades, no sólo permitieron ubicar los
cortes de excavación, sino que permiten hacer otro tipo de inferencias.

En ninguno de estos muestreos intensivos se hallaron fogones ni rasgos de postes


de vivienda (se encontraron dos rasgos en el corte No. 2 -Yac. No. 21, pero según
la forma y dimensión, no parecen haber sido de un poste), posiblemente por las
pisadas del ganado y cultivos anteriores, los cuales han removido la estratigrafía.
Tampoco se puede afirmar que se llevó a cabo una cobertura total, en cuanto a la
intensidad de las unidades de muestreo, de las áreas superficiales de cada uno de
los aterrazamientos, pero este primer acercamiento de prospección intensiva en
las terrazas de vivienda puede ayudarnos a entender el patrón de asentamiento
durante esta ocupación.

430
Como se mencionó antes, en la zona del río Cauca, donde llevamos a cabo la
prospección intensiva, las viviendas fueron ubicadas en terrazas aluviales e
inundables, pero no podemos asegurar que existieron aldeas o grandes
concentraciones de población, de acuerdo a la cantidad de vestigios totales por
sitio y en especial, a los mapas de densidad/unidad de muestreo que se
elaboraron como resultado del muestreo en retícula. Más bien, se observa que en
cada una de las terrazas pudieron existir entre tres y cuatro viviendas, dispersas al
interior de la terraza (Ver Figuras 20-22), lo que puede igualmente hablar de
espacios planos y libres para el desarrollo de la agricultura.

A su vez, en este rango altitudinal de las zonas bajas, las grandes “mesetas” o
“plataformas” (Ver Foto 122), se encuentran dispersas de acuerdo a la
geomorfología, por lo que se consideran determinantes en el patrón de
asentamiento. Las poblaciones que habitaron esta zona, no tenían más
posibilidades para ubicar sus viviendas y se “dirigieron” a los terrenos más planos
que encontraron, tal como nosotros nos “dirigimos” a escoger los sitios
potencialmente habitados durante la prospección.

Foto 122. Sitio de vivienda permanente. Yac. No. 21 – “La Meseta”.

Como ya se anotó anteriormente, uno de los sitios de vivienda temporal (Yac. No


24 – Pueblito Río Cauca), parece haber sido un asentamiento cuyo cementerio
corresponde a los Yac. Nos 25 y 26, ubicados en una terraza en su área periférica,
pero en una cota más elevada (Ver Numeral 8.1.2.1). Esta suposición sumado a la
ausencia de restos óseos o de fragmentos correspondientes a formas de urnas
funerarias, sugiere que los cementerios estaban localizados en áreas
independientes de los sitios de vivienda, pero en sus inmediaciones.

431
d) Forma de Vida: Aunque estas amplias terrazas den la primera impresión de
haber ocupado aldeas densamente pobladas, la prospección arrojó como
resultado (preeliminar) otras inferencias al respecto. Podemos deducir que se
desarrolló la agricultura en los espacios libres de las terrazas y hacia las medias
laderas. Estos suelos no son tan fértiles como los de la Zona de Colinas, debido a
su alta pedregosidad y contenido de arenas acorde con el origen aluvial de las
terrazas, pero en las zonas planas como éstas, se regula la erosión conservando
los nutrientes de la capa orgánica (Ver capítulo 5, Numeral 5.2.3). La fertilidad de
los suelos en estas planicies, pudo favorecer los cultivos, según lo comprueban
algunos instrumentos líticos como cinceles y manos de moler. Los “cinceles” más
grandes pueden haber sido utilizados más bien como “regatones” para remover la
tierra, equivalentes a los azadones actuales (Ver Foto 98). Las manos de moler,
sugieren a su vez, la siembra y proceso de plantas gramíneas como el maíz, el
cual todavía se está sembrando en todo este rango altimétrico, hacia los
corredores entre los árboles del sembrado de naranjas, con una abundante
cosecha dos veces por año.

Las lascas con diferente proceso de elaboración y tamaños variables, están en


relación con la extracción de tejidos blandos obtenidos mediante la caza y la
pesca, actividades que pudieron ser llevadas a cabo en los bosques y cuerpos
hídricos aledaños a los sitios. En particular, existen una serie de reservorios de
agua o jagüeyes, cerca de los Yac. No 21 y 22, los cuales pudieron ser utilizados
para el abastecimiento de la población durante las fuertes sequías que golpean al
cañón del río Cauca y también como fuente de proteína fáunica. Estas lagunas
aparentemente artificiales cerca de las terrazas de vivienda, ya habían sido
reportadas por Otero (1993) para las tierras bajas del municipio de Jericó, en el
cañón del río Cauca.

8.1.3.2: Período Tardío:

a) Ubicación Geográfica: Algunas de las terrazas ocupadas durante el Período


Temprano, equivalentes a la totalidad de los yacimientos identificados, fueron
reocupadas durante el período Tardío. Esta suposición se hace según las
características de la cerámica encontrada, la cual no se parece a las descrita para
la ocupación anterior y de acuerdo a las problemáticas arqueológicas planteadas
para la región por otras investigaciones (Ver Capítulo 6, Numeral 6.2.2).
Los yacimientos donde se encontró mayor densidad de fragmentos cerámicos en
relación con esta ocupación fueron identificados hacia la Zona Media o de Colinas.
Estos son: Yac. No. 15 – “Terraza No. 15” y el Yac. No 19C –“Terraza No. 19C”.
En la zona del río Cauca, solamente se evidenció la presencia de material
cerámico correspondiente a esta ocupación en el Yac. No. 21 – “La Meseta”,
pues aunque sólo fueron 24 fragmentos, por su calidad representan la muestra
más diagnóstica con relación al Período Tardío, incluyéndose así en el grupo de
las viviendas temporales (Ver Tabla 26 y Mapa 6).

432
b) Los Vestigios: La muestra recuperada en estos yacimientos corresponde
exclusivamente a fragmentos cerámicos en muy baja densidad con respecto a la
frecuencia de la cerámica del estilo Marrón Inciso (Ver Tabla 26).

La composición del desgrasante de los fragmentos cerámicos fue igual a la del


período Temprano, lo que corrobora el uso de las arcillas locales en la producción
alfarera. Según las demás características observadas en el conjunto de cerámica
correspondiente a esta ocupación y de acuerdo a los antecedentes arqueológicos
de la región, la cerámica de este período se divide en dos grupos:

 Vajilla Burda: Corresponde a cerámica con un desgrasante de grano medio a


gruesa y de pasta gruesa a muy gruesa. El acabado por lo general es burdo, pero
también se dan los alisados. Las formas son por lo general globulares y
subglobulares de borde evertido directo. Algunas presentan decoración que
consiste en líneas incisas sin mucho pulimento (Ver Fotos 73, 75 y Figuras 45, 48
y 49)

 Vajilla Pulida: La muestra está constituida por 16 fragmentos de cerámica


los cuales resaltan sobre el resto del conjunto debido a sus características. El
desgrasante presenta una composición de cuarzo, feldespato y moscovita en un
70.8% y de cuarzo feldespato, moscovita y hornblenda en un 29.8%. Cabe anotar
que las inclusiones de feldespato son más difíciles de visualizar en este tipo de
cerámica que en el resto del conjunto. Esto puede ser debido al tipo de cocción
que recibió, pues probablemente fue cocida en hornos cerrados, a temperaturas
superiores a los 900ºC, a las que el feldespato tiende a fundirse.4

Foto 123. Fragmentos cerámicos de cuencos pulidos del estilo Tardío. Yac. No. 21.

El tamaño del grano es de fino a


medio y las pastas son delgadas.
Se les dio un acabado alisado en
ambas superficies y no presentan
hollín. Las formas reconstruidas a
partir de ocho bordes recuperados,
dieron como resultado cuencos
evertidos directos y rectos directos
de labios adelgazados y
redondeados. También se
registraron dos ollas pequeñas de
diámetro inferior a 8 cm.

La decoración se encuentra de
manera incisa pero con un motivo

4 Comunicación personal de la Ingeniera Geóloga Tatiana Cecilia Montoya.

433
de líneas paralelas y anchas, también se dieron los triángulos y algunos puntos
impresos. Uno de los cuencos combina las líneas incisas y la aplicación de
algunos festones a manera de falsas asas (Ver Foto 123 y Figura 50).

c) La Vivienda: Los vestigios arqueológicos correspondientes a esta ocupación


no permiten hacer muchas inferencias, por la baja densidad en que se
encontraron. Se puede pensar en una relación entre la baja frecuencia de
cerámica en los yacimientos, con una disminución en cuanto a la densidad de
población para este período. Según los resultados de la prospección, también se
puede advertir, como ya se dijo antes, que se ocuparon nuevamente las terrazas
que habían sido pobladas durante el período Temprano, pero en el caso de la
Zona del río Cauca, percibimos que los pocos asentamientos identificados, se dan
en terrazas sobre cotas más elevadas con respecto al nivel del río (Ver Mapa 5),
ya que la terraza aluvial no presentó vestigios correspondientes a esta ocupación.
Tampoco se dieron asentamientos en todas las terrazas que habían sido pobladas
previamente.

d) Cronología: Con el fin de obtener una mayor precisión en cuanto a la


ocupación del territorio durante el período Tardío y corroborar la relación entre la
muestra cerámica obtenida, atribuida según sus características a esta ocupación,
se llevó a cabo una datación por termoluminiscencia de uno de los fragmentos de
cuencos de la vajilla pulida, hallados en el Yac. No. 21 – “La Meseta”. La prueba
llevada a cabo a este fragmento de borde (Ver Foto 124), hallado en el nivel No. 2
del corte No. 1, e identificado con el código VEN-Y21-C1N2-195, dio como
resultado una fecha de 1540+-120 A.D. (OxL-1306) (Ver Anexo O).

Según este dato, la ocupación Tardía en el territorio se prolongó hasta la época de


la Conquista, pues la llegada de los españoles a la región se encuentra registrada
para el año de 1541 según Juan Bautista Sardela (Tovar Pinzón, 1993).

Foto 124. Fragmento de cuenco pulido del período Tardío con una datación específica de
1540+-120 A.D. (OxL-1306).

434
8.1.4. SITIOS DE VIVIENDA TEMPORAL

Los yacimientos arqueológicos identificados en la prospección del área de estudio,


en los cuales se encontró una baja densidad de fragmentos cerámicos (menos de
30), fueron catalogados como viviendas temporales dentro de este análisis. En
este grupo se incluyeron 25 yacimientos, los cuales pertenecen a la Zona A –
Sinifaná, con excepción de un yacimiento ubicado en la Zona B – Río Cauca.
Entre estos yacimientos solo cinco corresponden a la ocupación Tardía y la
totalidad presenta cerámica del estilo Marrón Inciso, correspondiente al período
Temprano (Ver Tabla 26).

a) Ubicación Geográfica: Como ya se mencionó, la mayoría de los yacimientos


arqueológicos se encuentran en la Zona A – Sinifaná, la cual equivale a la Zona
Media o de Colinas (1000 m.s.n.m.) según el rango altitudinal (Ver tabla 68).

Tabla 68. Altimetría de los yacimientos del área de estudio, de acuerdo a su


funcionalidad.

FUNCIONALIDAD
RANGOS D E ALTU RA Vivienda Vivienda
(m .s n.m .) Perm anente Temporal Cementerio Cerem onial Mirador Total
510-600 1 1 2 4
610-700 1 1
710-800 4 4
810-900 1 1
1010-1100 1 1
1210-1300 3 5 8
1310-1400 1 18 2 1 1 23
1410-1505 1 1 2
Total 12 25 5 1 1 44

Los sitios de vivienda temporal identificados en esta prospección, están


localizados en terrazas de menor área superficial (entre los 100-1000 m2), las
cuales están dispersas en su mayoría, a lo largo del camino antiguo Venecia –
Titiribí, hacia las altas y media laderas (Ver Foto 125 y Mapa 6).

En este rango altimétrico se encuentra lo que en la actualidad corresponde con el


“Cinturón Cafetero de Antioquia”. Lo que podemos conocer a nivel de la aptitud
agrícola de los suelos de esta zona en la actualidad, puede ser la base para inferir
algunos planteamientos al respecto de la distribución de la población. Los Suelos
de Colinas, reposan sobre el Miembro Superior de la Formación Amagá, la cual
abarca la mayor parte del área en este rango altimétrico. Son suelos de buena
fertilidad natural debido a la presencia de cenizas volcánicas y a la abundante
actividad de macroorganismos (Ver Capítulo 5, Numeral 5.2.3.1).

435
Estos suelos son susceptibles a la erosión debido a factores naturales como el
régimen de lluvias de 2000-2500 mm/año (IGAC, 1990) sumado a las pendientes
fuertes hacia las cuestas de la Loma de Cerro Tusa. En la actualidad hay otra
serie de factores que aumentan la susceptibilidad de estos suelos como la
ganadería, la minería y la deforestación, aumentando la escorrentía.

En la época prehispánica, el sólo hecho de que no se presentara el fenómeno del


sobrepastoreo y los grandes cultivos de café que se dan actualmente, permitía
que los suelos retuvieran mejor los nutrientes aportados por la ceniza volcánica,
generando una mayor aptitud agrícola que en la actualidad.

b) Los Vestigios: La muestra de cerámica recuperada en estos yacimientos


corresponde proporcionalmente con la cerámica de los sitios de vivienda
permanente, en cuanto a sus características tecnológicas, como la composición
del desgrasante y el acabado de la superficie. En cuanto a las formas de las
vasijas reconstruidas en base a 23 bordes hallados, las ollas subglobulares se
mantienen como la forma más común (69.6%), las globulares aumentan a un 13%
y los platos y ollas pequeñas desaparecen, con respecto a los sitios de vivienda
permanente (Ver Tabla 64). En cuanto a la decoración se da lo contrario que en
los sitios de vivienda permanente, al aumentar la impresión en un 57.1% y
disminuir la incisión en un 28.6%, siendo el motivo más frecuente las hileras de
dentado.

c) La Despensa: Anteriormente explicábamos, que la menor frecuencia de


cerámica se debe a que la localización de las terrazas sobre estas cotas
altimétricas y su menor área superficial, las hace más vulnerables a la erosión y al
lavado del horizonte donde se deposita la ocupación prehispánica. Pensamos que
pudieron ser razones culturales, como la distribución del sistema poblacional en el
territorio, el cual enfocamos desde este análisis, también las que generaron estos
resultados en la prospección.

Foto 125. Sitio de vivienda temporal. Yac. No. 16.

436
Estos sitios pudieron ser utilizados con el fin de aprovechar la fertilidad de los
suelos para cultivos transitorios. De esta manera, las poblaciones situadas en
cotas inferiores, se podían abastecer de productos alimenticios que se dieran
solamente en este piso templado, como el plátano, el fríjol y diversidad de frutos
como el aguacate, guama, mamoncillo, etc. Las actividades relacionadas con la
siembra y recolección, sólo se dan en ciertas épocas del año dependiendo de las
cosechas, por lo que las terrazas de vivienda eran ocupadas de manera temporal,
durante estos períodos del año.

Otro posible uso de estas terrazas pudo haber sido fomentado por las fuertes
sequías que se dan en el cañón del Cauca en ciertas épocas del año. Los
pobladores de la Zona Baja, debían moverse hacia sitios con mejor
abastecimiento de agua y donde los cultivos no se secaran, como todavía pasa en
la actualidad durante el tiempo seco entre los meses de diciembre y febrero, y
también entre junio y agosto (Ver Capítulo 5, Numeral 5.2.5.2).

Terminando el análisis de los yacimientos donde se encontraron vestigios


arqueológicos tenemos un ordenamiento cronológico y espacial, en el cual los
resultados de los estilo cerámicos identificados y fechados para cada ocupación y
la clasificación de la funcionalidad de los sitios en el espacio (Ver Mapa 6),
presenta el siguiente panorama (Ver Tabla 69):

Tabla 69. Densidad de fragmentos cerámicos de cada estilo, de acuerdo a la


funcionalidad de los sitios.

FUNCIONALIDAD ESTILO CER ÁMICO Frecuencia Porcentaje


Vivienda Marrón Incis o 1602 90.9
permanente Tardío 160 9.1
Total 1762 100.0
Vivienda temporal Marrón Incis o 189 95.5
Tardío 9 4.5
Total 198 100.0
Cementerio Marrón Incis o 1750 99.8
Tardío 1 .1
Total 1751 99.9
Total 1753 100.0
Cerem onial Marrón Incis o 6133 100.0
Total 6133 100.0

437
8.1.5. OTROS SITIOS UBICADOS EN EL SISTEMA POBLACIONAL

En el área de estudio se identificaron otra serie de yacimientos y vestigios


arqueológicos en los cuales no se llevaron a cabo unidades de muestreo, pero se
incluyen en el análisis como elementos constitutivos del sistema territorial, en
relación con los sitios cuyas funciones se han presentado previamente.

8.1.5.1. Los Caminos: Los caminos en este análisis son el eje o columna
vertebral del sistema geográfico, cuyas rutas unifican sitios con funciones
culturales específicas. Ambos caminos incluidos en este estudio atraviesan el
municipio de Venecia en toda su extensión longitudinal EW (camino antiguo
Venecia - Bolombolo) y transversal SN (camino antiguo Venecia Titiribí). A lo largo
de estos caminos se encuentran algunos sitios de interés arqueológico, los cuales
serán presentados siguiendo ambas rutas, pues serán mejor entendidos desde
este punto de partida.

“Así como el esqueleto proporciona el armazón del cuerpo (en


torno al cual se disponen los músculos y órganos), también la
ordenación de los elementos auxiliares de un yacimiento
conformará el esqueleto alrededor del cual se organizan las
actividades. // La morfología del esqueleto de un yacimiento -o lo
que yo denomino organización del yacimiento no es más que la
distribución de tales elementos. Desde una perspectiva
arqueológica, los consideramos como rasgos, y las áreas de uso
y los caminos de circulación como modelos de items y/o
agrupaciones espaciales de artefactos. Estoy convencido de que
los rasgos definitorios del carácter de las actividades, la
organización del trabajo empleado en su ejecución y el uso
previsto de un lugar, en relación al sistema de subsistencia del
asentamiento, están codificados en la organización de la
estructura del yacimiento.” ( Binford, 1988: 155, 156)

Esta cita de Binford, puede ser trasladada desde la escala del yacimiento a la
escala del área de estudio, para entender como el camino es la estructura que
articula las unidades funcionales en un sistema poblacional.

a) Camino Antiguo Venecia Titiribí: Al parecer, este camino fue una ruta muy
importante desde tiempos prehispánicos.

Como ya se mencionó anteriormente (Ver Capítulo 7, Numeral 7.2.3.1), aparecen


alusiones a caminos empedrados en la Provincia de Cenufaná desde la época de
la Conquista (Tovar, 1993). Según una investigación histórica, este camino ya
tenía unas especificaciones técnicas para el año de 1682 las cuales debían ser
arregladas (Córdoba, 2000), lo que puede referirse a tramos empedrados que
debían ser limpiados y descombrados por los primeros colonos.

438
“Los caminos reales también sirvieron como punto de referencia
de las estancias de ganado mayor y pancoger o de la caballería
y pancoger. Estos fueron construidos inicialmente de forma
voluntaria por los indios y luego bajo la presión de los colonos y
nuevos pobladores de la región.” (Córdoba, 2000: 111)

En esta referencia a documentos históricos, Córdoba (2000), propone que los


indios ya habían construido caminos por cuenta propia, antes de la llegada de los
Conquistadores y Encomenderos. También se encuentra un registro en cartografía
histórica, de autoría anónima para el año de 1791, el cual menciona el “Camino de
Popayán”, el cual atraviesa los “Llanos de Sinifaná”, zona que según Jaramillo
(1997) corresponde con el cañón del Cauca entre la desembocadura de la
quebrada Sinifaná y el río Poblanco, pero de ser así se llamaría más bien “Llanos
del Cauca” y además en dicha cartografía (Ver Figura 25), la ruta trazada
atraviesa la quebrada Sinifaná hacia su cauce medio, lugar donde se ubica un
valle entre los municipios de Titiribí y Venecia. García (1981) habla del camino
como la ruta principal entre el caserío de Sabaletas en el municipio de Titiribí y el
pueblo de Fredonia, pero también sugiere que el trayecto de la ruta, entre Cerro
Tusa y Fredonia, era difícil de transitar, por lo que se puede pensar en que la ruta
principal tomaba otro rumbo en algún punto entre Cerro Tusa y Fredonia,
posiblemente corresponde esta ruta principal al camino que conecta al
corregimiento de Arabia con el actual casco urbano de Venecia (Ver Mapa 6).

El hecho de que éste fuera empedrado o tuviera las especificaciones técnicas que
aún conserva, desde la época prehispánica hasta la actualidad, o mejor si los
tramos que hoy se conservan son prehispánicos o no, es difícil de determinar
históricamente y de datar mediante técnicas arqueológicas. Consideramos que
este hecho deja de ser tan relevante si observamos con detenimiento el trazado
de la ruta (Ver Foto 126), lo que nos puede ayudar a construir una versión sobre
su antigüedad.

Foto 126. Tramo del camino antiguo Venecia-Titiribí, en predios de la finca La India al SE
de Cerro Tusa.

439
Las rutas seguidas por las expediciones españolas que ingresaron al territorio
pueden corresponder con los caminos y rutas que ya unían las diferentes
poblaciones indígenas. La propuesta de Uribe Ángel, para la ruta seguida por
Robledo, se basa en las cuencas hidrográficas como la del río Cauca y la del río
Poblanco, como corredores más factibles para el tránsito de la expedición hacia el
interior de la cordillera Andina. Igualmente, Botero y Vélez (2000) proponen una
ruta para la expedición (Ver Figura 9), siguiendo las zonas bajas, hacia las
cuencas hidrográficas de la quebrada Sinifaná y el río Cauca, por donde se trazó
la línea Palomos - Bolombolo del ferrocarril de Antioquia, proponiendo también el
paso de la expedición por sillares entre las montañas (Ver Capítulo 6, Numeral
6.1.2.1). Estas son rutas más eficientes en lo que a esfuerzo/tiempo se refiere, de
acuerdo a la disminución de pendientes.

Según los antecedentes arqueológicos para el centro del departamento de


Antioquia (Ver Capítulo 6, 6.2.1.3), los caminos y las rutas de comercio están
ligadas a la explotación de minerales como el oro y la sal. Caminos asociados con
la economía de la minería de sal durante el Período Temprano, han sido
reportados para la vereda Mazo, corregimiento de Santa Elena, anteriormente por
Osorno (1986) y por Botero y Vélez (1994). Las investigaciones arqueológicas
llevadas a cabo en los sitios de explotación de sal al oriente del Valle de Aburrá,
donde se presentan estos caminos, como en la vereda Mazo, han asociado estas
actividades con los pobladores del Período Temprano (Santos, 1986; Botero y
Vélez, 1994; y Ochoa, 1998).

En el caso del camino en cuestión, éste une dos importantes minas de oro de
veta, cuyos aluviones fueron seguramente explotados desde tiempos
prehispánicos: las del corregimiento de Minas, ubicado en la parte alta del
Municipio, al occidente de Cerro Bravo y en el límite entre los municipios de
Venecia y Fredonia, y las famosas minas de El Zancudo, hacia el NW de la
cabecera de Titiribí, cuya fundición estaba ubicada en el poblado de Sabaletas, al
norte de Cerro Tusa.

Tiene un trazado con pocas curvas y con tramos de pendiente exigente para
cuadrúpedos. Éste atraviesa las partes altas del municipio de Venecia, por las
crestas de las cuestas o divisoria de aguas (Ver Mapa 6), brindándole al
caminante una visión panorámica durante casi todo el recorrido, aunque en
algunos tramos de escarpes atraviesa las medias laderas; como aparece en la
Crónica según Robledo, “por las sierras y medias laderas” (Tovar Pinzón, 1993:
350). Conecta no solamente ambas minas de oro, sino tierras de diferentes pisos
térmicos y diversos productos agrícolas, como las zonas de clima cálido en el valle
de la quebrada Sinifana y las zonas de clima templado alrededor de Cerro Tusa y
de las cabeceras de Venecia y Titiribí.

Se puede suponer en base a esta información que los españoles en su ambición


de oro, siguieron fue las rutas de comercio de los pueblos indígenas y no las más

440
factibles en cuanto a la pendiente, pues de ser así, no se hubieran internado hacia
la cordillera central, llegando al Valle de Aburrá, en su codicia por llegar al
afamado Valle de Arví (Botero y Vélez, 1994) y más bien habrían seguido por la
ruta suave y abierta que les brindaba la cuenca del río Cauca.

Este camino es el conector de varios sitios arqueológicos que cumplían diferentes


funciones dentro del sistema poblacional prehispánico, como el sitio ceremonial de
las Cuevas de Santa Catalina y el Cerro Tusa (Ver Mapa 6).

8.1.5.2. Sitio Ceremonial de Cerro Tusa: Esta es la primera estación que hace
el camino en dirección NW, tras dejar las Cuevas de Santa Catalina al oriente.
Este sitio está conformado, por tres monolitos y un cementerio (Ver Capítulo 7,
Numeral 7.2.1.2).

Cerro Tusa es considerado un hito geográfico desde la antigüedad, por su


visibilidad desde la periferia y la particularidad de su forma piramidal. Nadie pudo
haber pasado desapercibido por esta formación geomorfológica única en su
volumetría, en especial los transeúntes que llegaban por el camino procedentes
de Titiribí en el norte, pues es desde este costado de donde más espectacularidad
proyecta su forma (Ver Foto 14).

Como ya se expuso en un comienzo, este sitio y sus componentes han sido


interpretados desde el siglo pasado por diferentes académicos. El historiador
Cock (1936) fue el primero en publicar sus inferencias al respecto a los monolitos
e igualmente en valorarlos a nivel arqueológico, atribuyéndoles una manufactura
indígena y una función dentro de su sistema simbólico. El Antropólogo Graciliano
Arcila (1969) visita el lugar y en un principio pareciera que refuta lo planteado por
Cock, pero al leer su peritazgo con detenimiento, se puede advertir que tiene
limitaciones, como el mismo lo sostiene al referirse a los monolitos, “no resisten el
análisis completo para encajarlos dentro de un estudio de esta ciencia.” (Arcila,
1969: 21) (Ver Capítulo 7, Numeral 7.2.1.2).

Arcila (1969) concluye en su informe, que el sitio tiene una funcionalidad religiosa
o ceremonial para los antiguos pobladores de la región, último concepto el cual
también inferimos e intentaremos sustentar.

El sitio arqueológico de Cerro Tusa está conformado por varios elementos. Cada
uno de los monolitos en piedra tiene características particulares, más si se unen
en un mismo grupo y además se localizan en la ladera norte de Cerro Tusa, que
es la única que presenta la forma piramidal; es donde el observador se puede
empezar a cuestionar sobre la manufactura humana de dichos monumentos, al
igual que por lo que este sitio representó para las poblaciones antiguas asentadas
en esta zona.

441
El Altar de Sacrificios está localizado exactamente al frente de la Cara de la
Diosa, roca que pudo haber representado un ídolo. En las crónicas de Conquista,
tanto Robledo como Cieza de León (1984) hacen referencia a plataformas o
tablados, localizados en las plazas de las aldeas principales a un nivel superior, a
los cuales se debía ascender por escaleras para llevar a cabo sacrificios humanos
(Tovar Pinzón, 1993). Robledo también hace referencia a ídolos ubicados a
ambos lados de dichas escalas (Tovar Pinzón, 1993) y Acosta (1942) propone
que los ídolos eran de gran tamaño y estaban localizados con la vista hacia el
oriente (Ver Capítulo 6, Numeral 6.1.3.4). Aunque la Cara de la Diosa dirige su
vista hacia el NW, puede estar en relación con un contexto ceremonial como éste,
en el cual se hacen sacrificios u otro tipo de ceremonias al frente de un ídolo.

El sitio ceremonial de las Cuevas de Santa Catalina y el sitio de cementerio


ubicado en el río Cauca, anteriormente presentados (Ver Numerales 8.1.1 y
8.1.2), son sitios donde se puede apreciar una relación de carácter simbólico
entre los habitantes del Período Temprano y las rocas. Lo que también nos puede
ayudar a entender este sitio y sus monolitos, en el contexto de los sistemas
simbólicos y la funcionalidad de los sitios de roca, ubicados en lugares específicos
en el paisaje.

El sitio arqueológico de Cerro Tusa, presenta en adición a los monolitos, un


cementerio de datación contemporánea, localizado en una colina con una
visibilidad privilegiada, el cual inferimos como un caso de continuidad cultural en
cuanto a la funcionalidad del sitio. Por lo que este cementerio puede estar en
relación con el conjunto de monolitos, no solo por estar a una distancia corta, sino
también por ser un sitio de carácter simbólico dentro del mismo espacio
geográfico. Desde la cima de esta colina se puede ver directamente hacia el sur,
el Cerro Tusa por su costado norte, por donde asoma precisamente la Cara de la
Diosa.

Todo el conjunto presenta también una acústica inusual, donde se da un


fenómeno de eco cuando los sonidos rebotan en la montaña y se dispersan en
varias direcciones, tanto los emitidos desde el Altar de Sacrificios como desde “el
Cementerio”, dato que puede estar unido con su función como sitio de
recogimiento y anfiteatro.

Por último, siguiendo con nuestro recorrido por el camino antiguo Venecia –
Titiribí, el cual no mencionan los investigadores anteriores en relación con las
Cuevas de Santa Catalina, ni con el sitio arqueológico; éste pasa a un costado del
Altar de Sacrificios (Ver Figura 19), para seguir rumbo al NW y luego girar hacia el
norte y descender a la Estación de Puente Soto, a orillas de la quebrada Sinifaná
(Ver Mapa 7). Luego asciende hacia el antiguo poblado de Sabaletas, ubicado en
la media ladera de la cordillera, en jurisdicción del municipio de Titiribí, para
continuar ascendiendo rumbo norte hacia la cima de la montaña, bordeando el
Cerro Corcovado, hasta llegar a la actual vereda con el mismo nombre. De aquí el

442
camino sigue bordeando el cerro El Corcovado y pasa cerca de la cabecera
municipal para seguir a Los Micos y luego descender hacia la hacienda El
Bosque, donde se ubican los organales del mismo nombre y La Floresta,
reportados por Arcila (1969) y por Botero (2000). Este camino, fuera empedrado o
no, parece ser la ruta que permitió la conexión entre las Cuevas de Santa Catalina
y los Organales de Titiribí, donde como se verá más adelante (Ver Numeral 8.2),
no estamos hablando del mismo tipo de formación, sino de un contexto
arqueológico exactamente idéntico, tanto en su forma de depositación como en
las características únicas de los vestigios.

Finalmente con respecto al sitio, concluimos que aunque no podemos demostrar


si los elementos son tallados o modificados de manera antrópica por falta de
pruebas contundentes, se puede relacionar el sitio con el sistema poblacional
indígena, ya que seguramente los pobladores del Período Temprano pasaron
cerca de las piedras, siguiendo esta antigua ruta con rumbo a Titiribí, como los
vestigios lo corroboran. Según Arcila (1969), estos monolitos llevaban en el sitio y
con la forma actual millones de años, desde el período Terciario (Ver Capítulo 7,
Numeral 7.2.1.2), por lo que los antiguos pobladores seguramente los vieron,
mucho más los que venían desde Titiribí admirados con la forma del Cerro Tusa y
posiblemente se detenían a observar.

La función que pudo haber tenido este sitio es la de sitio ceremonial, pero de
carácter colectivo. Como se mencionó anteriormente, sitios ceremoniales como
las Cuevas de Santa Catalina aparecen en la literatura arqueológica y
antropológica, como de carácter restringido a ciertas élites del grupo social (Ver
Numeral 8.1.1.1), lo cual la vajilla encontrada parece indicar como una factible
posibilidad. En este caso, el posible sitio ceremonial de Cerro Tusa jugaba un
papel alterno, al invitar con su atractiva forma a los pobladores de la periferia a
reuniones colectivas, que pudieron tener carácter ceremonial según la presencia
de un aparente ídolo con su correspondiente adoratorio.

Siguiendo con nuestro recorrido, llegamos a otros sitios de interés, ubicados al


NW de Cerro Tusa, siguiendo el camino en cuestión hasta el Yac. No. 13 – “La
Y”, donde gira rumbo norte hacia la Sinifaná, los cuales se presentan de manera
resumida.

8.1.5.3. Sitios de Alta Visibilidad: El SIG permite realizar análisis de visibilidad


al pasar las curvas de nivel a un modelo espacial en tercera dimensión. La
topografía del área de estudio es susceptible a un análisis de este tipo ya que las
diferentes unidades fisiográficas o de paisaje, no prestaron la misma función ni
llamaron la atención en grados semejantes a los pobladores prehispánicos, por lo
tanto hay formaciones con mayor importancia dentro de su cosmovisión y que
prestaron funciones diferentes dentro de su organización social, las cuales se
pueden analizar mediante este software (Dever, 1999).

443
En la Loma de Cerro Tusa, se encuentran cuatro sitios de visión panorámica por
estar ubicados en las cimas de las cuestas de la Formación Amagá (Ver Mapa 7),
las cuales fueron anteriormente presentadas (Ver Capítulo 5.2.2.2 y Tabla 3).

Algunos de estos sitios presentan alteraciones antrópicas como depresiones de


guaquería en una densidad considerable (Ver Tabla 70), por lo que se supone que
fueron necrópolis, donde se enterraron los individuos importantes, debido a la
ubicación sobresaliente en el paisaje (Ver Mapa 7). A esta suposición llegamos al
registrar las depresiones de guaquería con dimensiones promedio de 3 m 2 de área
x 2 m de profundidad, tanto en el Yac. No 34 – “Cementerio No. 2” como en el
Yac. No. 35 – “Alto del Nudo” (Ver Figuras 73 y 74).

Tabla 70. Características de los sitios de alta visibilidad.

YACIMIENTO LONGITUD LATITUD ALTITUD ÁREA ALTERACIONES


(m.s.n.m.) (m2)
Yac. No. 27 – 1’143,140.47 E 1’152,713.32 N 1412 158 2 depresiones de
“Alto de la guaquería y vía de
Corneta” acceso para
parcelación.
Yac. No. 34 – 1’142,661.59 E 1’153,341.00 N 1381 1170 10 depresiones de
“Cementerio guaquería y una
No. 2” torre de una línea
de alta tensión.
Yac. No. 35 – 1’141,778.07 E 1’153,488.47 N 1475 1475 18 depresiones de
“Alto del Nudo” guaquería.
Yac. No. 36 – 1’141,215.69 E 1’153,448.47 N 1375 1375 Cantera de arena.
“Alto
El Nevado”

El Yac. No. 34 y el Yac. No 35, pudieron haber constituido sitios de cementerio,


donde se encontraron ajuares representativos asociados a los entierros, debido al
esfuerzo/tiempo que invirtieron sus profanadores para elaborar todos estos
huecos, que le dan un aspecto a las terrazas como de haber sufrido un
“bombardeo”, razón por la cual no se intervinieron durante la prospección. El
tamaño de las depresiones también puede relacionarse con la existencia de
tumbas de pozo con cámara lateral, por lo que estos cementerios pudieron ser
utilizados en el período Tardío (Ver Foto 127 y Figuras 73 y 74). Estos
cementerios ubicados en las partes altas del paisaje, coinciden con el patrón de
enterramiento para el período Tardío, reportado por los cronistas (Ver Capítulo 6,
Numeral 6.1.3.5).

444
Foto 127. Yac. No. 34 con torre de energía y al fondo Yac. No 35 – “Alto del Nudo”.

El Yac. No. 27 – “Alto de la Corneta”, también es un sitio con una ubicación


privilegiada en la cima de el estrato No. 2, pero no se encuentra tan intervenido.
Según un estudio puntual realizado con motivo del “Estudio de Impacto Ambiental
para la Parcelación Entre Aguas”, la cual intervino dicho sitio, Bermúdez y Ochoa
(2000) reportaron un entierro, constituido por una vasija y su posible tapa, pero sin
presencia de cenizas ni restos óseos y otros 164 fragmentos cerámicos en
asociación con el estilo Marrón Inciso. El hallazgo de una vasija con tapa, puede
estar asociado igualmente a un contexto funerario, por lo que las cimas de las tres
cuestas principales, pudieron servir como cementerios.

Por último, el Yac. No. 36 –“Alto El Nevado”, es un posible “otero” o mirador,


con una visión privilegiada sobre la desembocadura de la quebrada Sinifaná y las
zonas bajas del río Cauca hacia Bolombolo. En este sitio se ha llevado a cabo la
extracción de arenas finas de color blanco, utilizadas para construcción desde
hace muchos años, debido a la particular composición de sus suelos (Ver Capítulo
5, Numeral 5.2.2.2). Esta terraza no presenta evidencia de ocupación, pero debido
a su ubicación y a la particularidad de sus suelos, que le dan el aspecto de una
“playa de alta montaña”, pudo constituir un sitio con una funcionalidad de mirador
para las poblaciones prehispánicas.

445
Figura 73. Vista de planta del Yac. No. 34 – “Cementerio No. 2”.

446
Figura 74. Vista de Planta del Yac. No. 35 – “Alto del Nudo”.

447
Mapa 7. Modelo de Elevación Digital con ubicación de sitios de alta visibilidad.

448
8.2. CORRELACIONES REGIONALES

Con el objetivo de complementar el ordenamiento cronológico y espacial del área


de estudio, se presentan algunas posibles relaciones entre los pobladores
prehispánicos asentados en el área de estudio, con otras zonas donde se han
llevado a cabo investigaciones arqueológicas con anterioridad. Estas
investigaciones, llevadas a cabo en Antioquia en los últimos 15 años, son un
inmenso aporte al entendimiento de las poblaciones asentadas en la cuenca
montañosa del río Cauca en el centro del departamento de Antioquia.

Reconociendo el hecho de que, mediante los planteamientos y resultados de estas


investigaciones anteriores se sabe que las áreas de influencia o rangos de
dispersión de la cerámica al interior de esta región son muy amplios, nos
concentramos en las áreas más aledañas, con el fin de intentar construir no
planteamientos acerca de posibles contactos con poblaciones a grandes
distancias, sino un enfoque a menor escala hacia zonas más cercanas, siguiendo
planteamientos teóricos antes tratados por otros arqueólogos. Con respecto a esta
escala de relaciones, Stark (1998) propone el concepto de entidades sociales,
las cuales son más grandes que poblados, pero más pequeñas que regiones,
áreas culturales o grupos étnicos. Los arqueólogos en el suroeste norteamericano
han descrito estas entidades como ramas o comunidades. En el ámbito local se
les ha denominado complejos cerámicos o variantes regionales de un estilo
cerámico (Santos, 1989).

Intentamos enfocarnos entonces en esta escala de comparación, para percibir


diferencias locales y posibles contactos intraregionales de manera más clara, que
simplemente proponer, por ejemplo, que el estilo Marrón Inciso ha sido encontrado
en Urabá y hasta el Viejo Caldas, o elaborar un listado de todos los municipios de
Antioquia donde se han encontrado vasijas similares a las de esta investigación,
lo cual no nos lleva a lograr un mejor entendimiento cronológico y espacial de la
región, sino a crear confusiones.

Algunos datos obtenidos mediante la clasificación, nos sugieren diferencias al


interior de las dos zonas en que se dividió la prospección. Estas diferencias fueron
observadas en las características morfológicas y estilísticas de la cerámica
agrupada por zonas prospectadas (Ver Tabla 71). Las diferencias de tipo
morfológico, como ya lo mostramos anteriormente, están más ligadas al carácter
funcional de cada sitio (Ver Tabla 64) y si dividiéramos las formas de vasijas
encontradas en cada zona el resultado seguiría sesgado hacia el sitio de
funcionalidad ceremonial, mientras que las técnicas y motivos decorativos, aunque
también pueden estar relacionados con la funcionalidad, pueden ser utilizados
para diferenciar áreas arqueológicas y buscar relaciones culturales con otros
territorios.

449
Las técnicas decorativas por cada una de las zonas, muestran una gran variedad
en la Zona A y una reducción de estas en la Zona B. Un hecho muy interesante
que puede observarse, es que los anillos sin alisar son exclusivos de la Zona B –
“Río Cauca”, ya que la Zona A – “Sinifaná”, a pesar de su variedad en técnicas y
motivos no registró está técnica decorativa. También, aunque en la Zona A se
recuperó una mayor densidad de fragmentos cerámicos, no se presentó con tanta
frecuencia la técnica de la impresión como en los yacimientos de la Zona B (Ver
Tabla 71).

Tabla 71. Técnica decorativa de la cerámica según las zonas prospectadas.

N
E N
R
E Í
NO
AIFo
U
T t
A
23
5In
23
5Im
11A
11M
76
3In
92
1In
37
0In
11In
52
7E
44In
44P
33In
8
8A
1
1Im
22
4T

Pero más allá de la técnica decorativa, los motivos son una buena marca del
alfarero que refleja unos usos, costumbres, tradiciones, gustos que pueden
reflejarse en estas piezas. En este caso, motivos decorativos como el hachurado,
el dentado y la espina de pescado, si bien aparecen en ambas cuencas, son más
populares hacia la cuenca del río Cauca; mientras que los escalones, lóbulos y
festones son casi exclusivos de la cuenca Sinifaná (Ver Tabla 72).

450
Tabla 72. Motivos decorativos de la cerámica en las Zonas de la prospección
arqueológica.

ZONAS
CUENCA
CUENCA RÍO
MOTIVO SINIFANÁ CAUCA Total
Líneas 489 461 950
Hileras de Puntos 4 4 8
Hileras de Dentado 16 52 68
Líneas-Hileras de Puntos 5 5
Líneas-Hileras de Dentado 2 5 7
Muescas 197 9 206
Hachurado 1 6 7
Lóbulos 30 30
Líneas-Hachurado 24 12 36
Líneas-Muescas 74 5 79
Líneas-Lóbulos 18 3 21
Festones 9 9
Triángulos 48 7 55
Escalones 90 90
Escalones-Muescas 49 49
Escalones-Líneas-Botón 1 1
Espina de Pescado 7 1 8
Escalones-Lóbulos 3 3
Líneas-Festones 6 1 7
Mameolar 2 2
Líneas-Espina de Pescado-Muescas 2 2
Escalones-Mameolar 1 1
Líneas-Muescas-Festones 2 2
Líneas-Muescas-Festones-Perforación 1 1
Muescas-Perforación 4 4
Perforación 4 4
Cuadros 2 2
Líneas-Muescas-Mameolar 2 2
Bandas-Muescas 2 2
Líneas-Bandas 1 1
Líneas-Hileras de Puntos-Muescas 1 1
Escalones-Festones 2 2
Líneas-Hileras de Dentado-Lóbulos 1 1
Cestería 2 1 3
Líneas-Hachurado-Muescas 1 1
Líneas-Muescas-Lóbulos 2 2
Mameolar-Muescas 1 1
Líneas-Espina de Pescado 4 3 7
Líneas-Hileras de Puntos- Lóbulos 1 1
Líneas-Hachurado-Lóbulos 4 4
Hileras Dentado-Hachurado 6 6
Hileras Dentado-Botón 1 1
Espina de Pescado-Hachurado-Banda 1 1
Antropomorfa 1 1
Total 1112 582 1694

451
Estas diferencias a nivel estilístico nos pueden señalar en este caso, ya no unas
funciones específicas de los sitios, sino territorios con diferencias culturales al
interior del área de estudio. Esta zonificación utilizada para clasificar los
yacimientos de la prospección, cobra relevancia al presentarse como el punto de
partida para las inferencias con respecto a la existencia de dos grupos que
poblaron el municipio de Venecia en el período Temprano y así mismo, para
plantear las correlaciones regionales.

Partimos de las siguientes suposiciones, para justificarlas en el análisis:

 En el Período Temprano, los pobladores del territorio que comprende la Zona


A – Sinifaná en esta prospección arqueológica, estaban en estrecha relación con
los pobladores del territorio del actual municipio de Titiribí, en especial se percibe
una unidad entre los materiales de dos grupos de sitios arqueológicos, las Cuevas
de Santa Catalina en el municipio de Venecia y los organales de Titiribí, formando
a nivel de la cultura material lo que se ha denominado Complejo Titiribíes y
Sinifanáes (Arcila, 1969), lo cual equivale a una estrecha relación de tipo étnico.

 La Zona B- Río Cauca por su parte, estuvo relacionada durante el Período


Temprano con el Complejo La Sorga, establecido para la zona baja del municipio
de Jericó, cerca de Puente Iglesias (Otero, 1993), pero el cual suponemos que
ocupaba todo el valle del río Cauca, desde la desembocadura del río Poblanco
hasta la desembocadura de la quebrada Sinifaná.

8.2.1. COMPLEJO CULTURAL TITIRIBÍES Y SINIFANÁES

En el caso de la relación cultural durante el Período Temprano entre las


poblaciones asentadas en los territorios que actualmente comprenden la
jurisdicción de los municipios de Titiribí y Venecia, suponemos que existió una
fuerte relación de tipo étnico, la cual se manifiesta en las semejanzas en la cultura
material encontrada en ambos municipios.

Este complejo ya había sido intuido por Montoya y Flores en su obra “Titiribíes y
Sinifanáes”, desde el año 1922. El autor propone que las tribus prehispánicas
asentadas en el actual territorio de Titiribí y Venecia eran de una misma raza:

”No era la intención alargarnos tanto, cuando pensamos en escribir algo


sobre la localización topográfica de las tribus de Titiribí y Sinifaná, pero
nos pareció que, aunque sumariamente, debía decirse algo sobre las
características de esta raza, que era la más pujante del país, como lo
demostró magistralmente el Gral. Carlos Cuervo Márquez , en su
interesante estudio: “Orígenes Etnográficos de Colombia.” (Montoya y
Flores, 1922: 60)

452
En 1969, el Antropólogo Graciliano Arcila realizó un estudio en ambos territorios,
en donde reporta los sitios conocidos como los organales de Titiribí y las Cuevas
de Santa Catalina, concluyendo su investigación con la propuesta de un complejo
cultural el cual denomina Complejo Titiribíes y Sinifanáes:

“En Antioquia el complejo de los Titiribíes y Sinifanaés, revelan una


serie de contactos tales como no se presentan en otras partes del país.”
(Arcila, 1969: 14)

Después de las propuestas de estos pioneros de la Arqueología en Antioquia, se


han dado otras investigaciones en el municipio de Titiribí, las cuales están en
relación con el presente estudio, por el tipo de clasificaciones que se hicieron con
respecto al material cerámico y el contexto de donde se obtuvieron los materiales
clasificados, lo cual puede dar aún más luces para sustentar las relaciones.

La investigación que sin duda se relaciona más con el presente estudio es la


realizada por la Antropóloga Sofía Botero (2000) en el municipio de Titiribí, por sus
alcances y recolección de más de 1000 fragmentos diagnósticos de cerámica,
procedente de los organales de El Bosque, La Floresta y El Balsal, anteriormente
visitados por Arcila (1969). Esta cerámica fue clasificada según las mismos
atributos que se tuvieron en cuenta en el presente estudio, lo que permite darnos
cuenta del resultado positivo, después del esfuerzo que significan las arduas
sesiones de clasificación de material variable por variable, al concluir en
planteamientos más firmes según los análisis de varios atributos y no sólo del
aspecto morfológico y estilístico. Además la importancia de que las clasificaciones
arqueológicas se estén trabajando a nivel local, con unos criterios similares.

Las Cuevas de Santa Catalina y los organales reportados por Botero, donde los
materiales fueron encontrados en las mismas condiciones de ubicación al interior
de espacios cerrados, depositación y fragmentación, guardan una estrecha
relación en cuanto a las características tecnológicas, morfológicas y estilísticas de
la cerámica:

"(…) salta a la vista un conjunto donde la hermosa factura de la cerámica,


café o café rojiza con acabados pulidos y brillantes, pastas delgadas, y
sobrias decoraciones, lo hacen claramente diferenciable. Al referirse a la
cerámica de los organales, es posible hacerlo recalcando su tremenda
diversidad y relativa homogeneidad sin que esto presente contradicción.
Diversidad en su formas: en distintos porcentajes se presentan vasijas
globulares y subglobulares, cuencos, cuencos aquillados pandos y hondos,
en forma de corazón y romboidales, platos, botellones, bandejas, alcarrazas,
figurinas antropomorfas y poporos aunque la popularidad parecen tenerla los
cuencos, más aún los cuencos aquillados.// Diversidad en las técnicas y
motivos decorativos: impresiones, incisiones, excisiones, acanalados,
pinturas, repujados y aplicaciones se combinan entre sí de tal manera que es
prácticamente imposible identificar dos vasijas decoradas de la misma

453
manera; homogeneidad en los temas: líneas, líneas paralelas cruzadas,
verticales, oblicuas; pintura roja y blanca: en bandas, en líneas, paralelas,
oblicuas cruzadas. Diversidad en sus bordes: redondeados, rectos,
biselados, directos y planos, evertidos y levemente evertidos, sin decoración
decorados con bandas de pintura blanca o crema en la parte plana; evertidos
directos decorados con puntos impresos, aplicaciones zoomorfas y bandas de
pintura blanca o crema; biselados exteriores levemente evertidos, etc.
Relativa homogeneidad en sus tamaños: un mismo tamaño se repite con
frecuencia, con una notable tendencia hacia tamaños que pudiéramos
considerar pequeños, aproximadamente el 60% de la muestra tendría
diámetros entre 11 y los 30 centímetros, con alturas que no sobrepasarían los
50 centímetros, con una tendencia muy marcada a preferir alturas entre los 12
y 25 centímetros." (Botero, 2000: 53-54)

En este caso, la único diferencia son algunos de los nombres que se les dio a las
formas de las vasijas, lo que en la presente clasificación se denominan botellas y
vasijas naviformes, Botero (2000), los llama botellones y vasijas romboidales,
pero se trata de las mismas formas. El resto de la descripción, podemos afirmar
que corresponde de manera muy precisa con la clasificación llevada a acabo en
este estudio (Ver Capítulo 7, Numeral 7.3.1.2.1).

Esta estrecha relación también fue observada por otra investigación, la cual cobra
mucho interés en este caso y es la llevada a cabo por las Antropólogas Gómez y
Espinal (2001). En este estudio se realizó el inventario, clasificación y descripción
del material cerámico depositado en las Colecciones de Referencia del Museo
Universitario, de la Universidad de Antioquia. La clasificación se efectuó bajo los
mismos criterios de esta investigación, igualmente observando los atributos
tecnológicos, morfológicos y estilísticos de fragmentos cerámicos
correspondientes a investigaciones llevadas a cabo en todo el departamento,
generando una propuesta de sectorización de la alfarería prehispánica en
Antioquia en unidades de producción.

Entre esta subdivisión, las autoras proponen la “Unidad de Producción del


Suroeste Cercano”, conformada por el conjunto de muestras de los municipios
de Titiribí, Venecia, Heliconia, Armenia Mantequilla y Amagá. Llama la atención
este grupo, en el cual fueron clasificados los fragmentos cerámicos de la
investigación llevada a cabo por Arcila (1969) en Titiribí y Venecia, teniendo en
cuenta estas nuevas metodologías y variables en la clasificación cerámica. Como
resultado de la revisión de esta amplia muestra, Gómez y Espinal (2001) llegan a
las siguientes conclusiones:

Es importante hacer mención especial dentro de este conjunto, de los


fragmentos de tres alcarrazas y de dos poporos. Con respecto a las
alcarrazas es necesario señalar que se diferencian claramente de las
identificadas en la unidad de producción del suroeste: las alcarrazas de Titiribí
y Venecia presentan cuellos alargados y estrechos, con asa puente muy

454
pequeña y vetederas que en conjunto con el cuello tienen una forma de “Y”.
Los fragmentos de poporo presentan cuellos alargados con una protuberancia
hacia su parte media, unidos a cuerpos globulares que presentan sobre su
cara externa un buen tratamiento y acabado de la superficie (engobe y
bruñido); no debe pasarse por alto que este tipo de recipientes sólo ha sido
encontrado en estos municipios dentro de la totalidad de la muestra que
constituyen las colecciones de referencia. Al igual que lo planteado para la
unidad de producción de suroeste, la identificación de este tipo de recipientes
(alcarrazas y poporos) hace pensar, a modo de hipótesis, en la producción de
bienes de élite: objetos que eran utilizados por un reducido grupo de la
población, en pequeñas cantidades y con atributos formales y tecnológicos de
alta calidad (arcillas muy bien preparadas, cocciones más homogéneas,
buenos tratamientos y acabados de superficie). La existencia de este tipo de
bienes se ha considerado arqueológicamente como indicador de sociedades
con un grado avanzado de diferenciación social, y sería coherente con el alto
nivel en la organización de la producción, planteado anteriormente." (Gómez y
Espinal, 2001: 92)

En el sentido de las relaciones que intentamos construir, esta investigación es un


punto de apoyo firme para corroborar la existencia de un complejo cultural entre
Titiribí y Venecia, pues después de haber clasificado materiales correspondientes
a todo el departamento de Antioquia, las autoras coinciden en que algunas de las
formas encontradas como alcarrazas (Ver Foto 128) y poporos (Ver Foto 129), son
exclusivas de la cerámica encontrada en estos municipios y las relacionan con
bienes de élite.5

5 La cerámica correspondiente a la investigación llevada a cabo por Arcila (1969), la cual fue
fotografiada para esta investigación, se encuentra depositada en el Anaquel 31, estantes A y B de
las Colecciones de Referencia del Museo Universitario de la Universidad de Antioquia. Vale la pena
dejar claro para futuras investigaciones, que toda la muestra de fragmentos de cerámica y
artefactos líticos está marcada como si fuera procedente de “Cerro Tusa”, pero este es un error de
quienes hicieron el trabajo de clasificación y maracado, pues Arcila (1969) lo dice muy claramente
en su informe, que en el territorio del municipio de Venecia, sólo se encontraron piezas cerámicas y
artefactos líticos en una recolección superficial llevada a cabo en las Cuevas de Santa Catalina
(Arcila, 1969: 21, 22). Además el estado de conservación de la superficie de estos fragmentos, se
da por lo general al interior de organales o cuevas.

455
Foto 128. Fragmentos de alcarrazas de doble vertedera, halladas en las Cuevas de Santa
Catalina por Arcila (1969) y en la presente investigación.

Foto 129. Fragmentos de poporos, hallados en las Cuevas de Santa Catalina por Arcila
(1969) y en la presente investigación.

Al revisar el material de la investigación de Arcila (1969) ubicado en las


Colecciones de Referencia y en la Colección General, en el Museo de la
Universidad de Antioquia, suponemos otras diferencias de tipo morfológico y
estilístico que hacen el conjunto único en cuanto a la cerámica y es la presencia
de figurinas y aplicaciones antropomorfas con carillas acorazonadas en las

456
vasijas. Las figurinas femeninas encontradas por Arcila (1969) en ambos
conjuntos de organales, tanto los fragmentos correspondientes a las Cuevas de
Santa Catalina, como la figurina completa hallada en Titiribí, presentan los mismos
rasgos físicos, como espaldas anchas y piernas gruesas, al igual que las manos
en la cintura y engobe rojo en la superficie (Ver Foto 130). Las carillas
acorazonadas también han sido identificadas como un rasgo distintivo del
supuesto complejo cultural. Éstas se encuentran en una vasija hallada en el
municipio de Titiribí (posiblemente dado su estado de la superficie y de
conservación, fue hallada en los organales) correspondiente a la colección de don
Leocadio María Arango (Ver Foto 24); la figurina completa hallada por Arcila
(1969) al interior del organal La Floresta, también presenta la cara en esta forma y
por último presentamos la carilla encontrada en la presente investigación, en un
sondeo realizado en el Yac. No. 30 – “Carilla” (Ver Mapa 6), localizado en la
Finca Samaria, hacia la vertiente veneciana de la quebrada Sinifaná, precisamente
en la ruta del camino antiguo Venecia-Titiribí. Esta carilla corresponde a la
aplicación de una vasija debido a que en la parte posterior se puede aprecia el
empate donde se unía con ésta. En estas tres carillas se puede ver otra similitud la
cual consiste en los ojos rasgados (Ver Foto 131). No solo en las carillas se
presenta como un rasgo particular la forma de corazón, sino que también fue
representada en cuencos de tamaño pequeño y de acabado delicado (Ver Foto 66
y Figura 35) los cuales han sido encontrados en ambos municipios (Arcila 1969;
Botero, 2000).

Foto 130. Figurinas antropomorfasde género femenino, estilo Marrón Inciso halladas en
los municipio de Titiribí y Venecia.

457
Foto 131. Carillas antropomorfas acorazonadas, estilo Marrón Inciso halladas en los
municipios de Titiribí y Venecia.

458
El otro aspecto particular, es el de la presencia de una decoración en forma de
triángulos incisos en la cara interna de las vasijas pertenecientes a cuencos y a
platos. Un cuenco con esta decoración recuperado en la presente investigación,
muestra un desgaste en la cara interna, lo que se significa que este tipo de vasijas
pudieron tener una función especial, para raspar algún tipo de alimento o semilla,
como lo han sugerido para vasijas con motivos decorativos similares halladas en
la cultura Tayrona (Rojas de Perdomo, 1979: 59). En algunos casos, cuencos con
este tipo de decoración interna, llevan aplicaciones de figuras zoomorfas y
antropozoomorfas (Ver Foto 132), que han sido atribuidas en la literatura
arqueológica de Antioquia a diferentes especies de fauna como perezosos de tres
dedos, micos, ranas, aves y también cuando aparecen en parejas a gemelos o
mellizos. Botero (2000) ubica este tipo de decoración en Titiribí y Santa Fe de
Antioquia, según el material del Museo Universitario, pero aunque se den formas
idénticas en otras regiones, como lo son numerosos ejemplos, pensamos que este
motivo decorativo y su recurrencia en las muestras de ambos sitios, sugieren su
fabricación local.

Foto 132. Cuencos con decoración de triángulos sobre la superficie interna. Yac. No. 18.

Datos que ya han sido discutidos (Ver Numeral 8.1.1.1), muestran que en las
investigaciones anteriores en relación a estos contextos ceremoniales en
organales (Botero, 2000; Gómez y Espinal, 2001 y Echeverri, 2002), la
composición de las pastas de la mayor parte de la muestra cerámica, corresponde
con arcillas locales, como se pudo advertir igualmente en esta investigación, tanto
por el análisis de las pastas como de los artefactos líticos y su correspondencia
con la litología del territorio. Por lo tanto, suponemos que este factor está
indicando que se presenta un intercambio de carácter local, el cual no podría ser
corroborado de manera específica hacia las afueras del rango geográfico del
supuesto complejo, pues aunque muchas formas de vasijas y motivos decorativos

459
se encuentran en toda la región definida como la cuenca montañosa del río Cauca
en el centro del departamento de Antioquia, no se han encontrado conjuntos de
vajillas con estas características sino en este territorio. El rango geográfico donde
se presentan estas características particulares, al parecer esta girando alrededor
del valle de la quebrada Sinifaná, la cual divide ambos municipios (Ver Figura 9).

Shortman (1989) propone que en el sentido de ahondar en las investigaciones


arqueológicas desde una perspectiva de interacción intraregional, nos podemos
basar en la identificación de identidades sociales y entidades predominantes,
posibles de rastrear a partir de los patrones observados de restos materiales de
alta visibilidad. Las entidades sociales en este caso ya han sido presentadas,
comprendidas por todas las similitudes que sugieren una misma unidad, en cuanto
al material cerámico.

Los restos materiales de alta visibilidad que permitieron un alto grado de


interacción al interior del departamento de Antioquia fueron los caminos (Santos,
1998), los cuales unían poblaciones de pisos térmicos y producciones económicas
diversas en un intercambio comercial. En este sentido, el camino antiguo Venecia-
Titiribí, no solo se ajusta al modelo, sino que también se pueden hacer
suposiciones más coherentes al respecto de este “resto material de alta
visibilidad”, cuya ruta discutida anteriormente (Ver Numeral 8.1.5.1 y Mapa 6),
unifica ambos núcleos de concentración de la cerámica de tipo ritual, las Cuevas
de Santa Catalina y los Organales de Titiribí.

Con respecto a la cronología de este Complejo Cultural, la investigación de Botero


(2000) arrojó datos importantes como tres fechas por pruebas de
termoluminiscencia, realizadas a fragmentos cerámicos hallados al interior de los
organales de Titiribí. Según la datación de un cuenco aquillado recuperado en el
organal Patudo para el año 180+-100 d.C. (Dur2000 TL qi 273-3), la autora
propone que para esta época, el organal estuvo más intensamente utilizado,
debido a que esta forma y estilo es la más comúnmente representada en la
muestra obtenida. Otra de las fechas obtenidas para una vasija semicompleta
hallada en el organal La Floresta, con forma subglobular y cuello angosto, cuyas
decoraciones corresponden a los triángulos que anteriormente mencionamos pero
en bandas ubicadas en el cuerpo de la vasija, dio como resultado el año 640+-260
d.C. (Dur TL qi 273-2). Botero (2000) relaciona esta fecha junto con la decoración,
color y forma de la vasija, a piezas de menor representación dentro de la muestra
obtenida y supone que esto se debe a que posiblemente fueron traídas desde
otros lugares como Santa Fe de Antioquia y Sopetrán, donde también se han
encontrado este tipo de formas y motivos. Por último presenta una fecha
correspondiente a un fragmento de borde de una vasija subglobular hallado al
interior del organal La Floresta, que por el grosor de su pasta y decoración en
triángulos incisos hacia el borde, corresponde con el estilo cerámico de acabado
burdo del Período Tardío, lo cual su fecha efectivamente comprueba al ubicar su
fabricación para el año 1500+-100 d.C. (Dur TL qi 273-1)

460
Según la muestra obtenida al interior de las Cuevas de Santa Catalina,
suponemos que la representatividad más alta de los cuencos aquillados, atribuida
por Botero (2000) a una mayor ocupación durante cierto rango temporal, se debe
más bien a la función del cuenco dentro del conjunto de diversas formas de vasijas
y del sitio como ceremonial, lo que se demuestra con un la frecuencia de los
cuencos de un 46.2% de las formas totales en la muestra recuperada por
nosotros. En cuanto a las decoraciones, es muy claro que existen variedad de
motivos en la muestra, pero una menor frecuencia o el hecho de que un motivo se
repita en lugares distintos, no implica que las vasijas hallan sido traídas desde
Santa Fe de Antioquia y depositadas en el organal. Inferimos por el contrario, que
estas vasijas pudieron ser producidas localmente debido a que tanto en Venecia
como en Titiribí aparecen en el mismo contexto.

Interpretamos estas fechas de Botero (2000), las cuales han sido las primeras
dataciones para este tipo de contexto arqueológico, junto con la fecha obtenida
para las Cuevas de Santa Catalina en esta investigación (Ver Anexo O), realizada
a un cuenco con decoración lobular y bandas de pintura crema y rojo (Ver Foto
118), de muy buena calidad, al igual que los primeros cuencos descritos por
Botero (2000), para el año de 520+-150 (OxL 1304); por lo que pensamos que los
cuencos estuvieron presentes en alta frecuencia durante toda la ocupación, pues
corresponden con la función ceremonial del sitio. Según las dataciones de Botero
(2000), esta ocupación comienza hacia el siglo II d.C. y según las cifras de
cantidades de fechas (2), tiene un período de máximo apogeo durante los siglos V
y VI d.C., de acuerdo a la fecha de las Cuevas de Santa Catalina (520+-150 d-C.)
y a la fecha de Botero para el organal La Floresta (640+-260 d.C.). Las fechas
obtenidas por las investigaciones anteriores llevadas a cabo en el departamento
de Antioquia, coinciden en que la mayor densidad de éstas, corresponden al siglo
IV d.C y la media de fechas obtenidas se ubica entre los siglos II al VI d.C (Ver
Figura 8), lo que coincide de manera precisa con la ocupación de los organales de
Titiribí y de las Cuevas de Santa Catalina durante el Período Temprano.

La fecha obtenida por Botero (2000), correspondiente al período Tardío (1500+-


100 d.C.) fue interpretada por la autora, atribuyéndole a esta cerámica burda el
carácter de ofrenda de “emergencia” durante el período de la Conquista, por el
contexto de ubicación en las afueras de uno de los organales y por ser
supuestamente fragmentos de una vasija que por su peso y forma, fue
confeccionada especialmente para depositarla en el organal. Según la muestra de
la presente investigación de 6133 fragmentos cerámicos recuperados al interior de
las Cuevas de Santa Catalina y clasificados según sus principales características
(Capítulo 7 Numeral 7.3.1.2.1), esta fecha obtenida por Botero (2000) no permite
hacer muchas inferencias o relaciones en cuanto a la ocupación del sitio, ni a nivel
del complejo Titiribiés Sinifanáes, ya que la muestra recuperada al interior de las
Cuevas de Santa Catalina es totalmente homogénea en cuanto a las pastas se
refiere y no se identificaron fragmentos correspondientes a la vajilla burda del
estilo Tardío, como parece ser el fragmento fechado por Botero. En este caso,

461
estos fragmentos son más bien casos aislados como el borde de un cuenco
Tardío, reportado para el Yac. No. 26 – “Cueva Olajeros” (Ver Foto 89) de la
presente investigación, donde con una baja frecuencia de fragmentos no se
pueden hacer inferencias coherentes respecto de la ocupación de un sitio y menos
atribuyéndole el carácter de “ofrenda de emergencia”, sin haber encontrado las
ofrendas del tiempo correspondiente al Período Tardío en que no estaban en
guerra con los españoles, sino que se encontraron las ofrendas de 900 años
antes. Mediante unos cuantos fragmentos hallados, correspondientes a la misma
vasija, no es posible asegurar la ocupación de un sitio durante un período
histórico.

Finalmente llegamos a la conclusión de que en los territorios que actualmente


comprenden los municipios de Titiribí y Venecia, se desarrolló un complejo
cultural, entre los siglos II y VI d.C. aproximadamente. Los grupos étnicos que
conformaron el complejo estaban localizados hacia ambas vertientes de la
quebrada Sinifaná y sus sitios ceremoniales, se encuentran hacia las partes
medias del territorio (1400-1500 m.s.n.m.), en los organales de Titiribí y en las
Cuevas de Santa Catalina. Entre ambos grupos étnicos que conforman este
complejo se desarrolló una intensa actividad alfarera, para la cual tuvieron una
gran influencia de la zona Quimbaya, en el viejo Caldas. Esta relación se atribuye
al hallazgo particular de poporos para el departamento de Antioquia y a diferentes
rasgos de las figurinas antropomorfas, como la posición de los brazos, el grosor de
las piernas y las carillas en forma de corazón; las cuales se asemejan a las
aplicaciones antropomorfas de cuerpo entero localizadas en las urnas cinerarias,
que en la mayoría de los casos han sido halladas en este territorio y también a las
formas representadas en la orfebrería del período clásico Quimbaya como
figurinas y poporos.

Tras haber finalizado este primer acercamiento de carácter prospectivo en la Zona


A- Sinifaná y establecer el nexo tan grande que existió con el territorio del
municipio de Titiribí, la pregunta que surge es por la ubicación de los sitios de
habitación de estos grupos étnicos, que dado al número de vasijas que fabricaron,
era posiblemente una población considerable entre ambas jurisdicciones actuales.
Según los resultados anteriores y de este estudio (Arcila, 1969 y Botero, 2000),
sólo se han reportado los sitios ceremoniales de la Zona, pero aún no se ha
encontrado un sitio arqueológico que se pueda relacionar con un asentamiento de
larga permanencia del grupo que ocupó las “cuevas” y los organales. La evidencia
de materias primas posiblemente señala la localidad de la población y según las
características fisiográficas y de la aptitud agrícola de los suelos, se puede pensar
que estos asentamientos de mayor población pudieron estar ubicados en el valle
de la quebrada Sinifaná, ubicado en las fincas Gazul del municipio de Venecia y la
finca La Siria del municipio de Titiribí, cerca de donde pasa el ferrocarril.

En Venecia, la finca Gazul está localizada entre la cuchilla del mismo nombre y la
Loma de Cerro Tusa, extensión en la cual se forma un amplio valle conformado

462
tanto por terrazas aluviales como llanuras de inundación (Ver Mapa 2). Esta zona,
aunque no fue prospectada en esta investigación, se propuso como área factible
para el hallazgo de evidencias (Ver Mapa 5), posiblemente de vivienda, debido a
las características paisajísticas y acceso a los recursos bióticos de la quebrada.
Una investigación arqueológica con carácter de rescate, realizada con motivo del
Estudio de Impacto Ambiental de la parcelación Palmichal, ubicada en el mismo
valle en cuestión, pero entre la cuchilla Gazul y la cuchilla Palmichal (Ver Mapa 2 y
Figura 9), dio como resultado la identificación de 15 sitios arqueológicos,
relacionados con la cerámica Marrón Inciso, aunque estos fragmentos se
encontraron en un alto estado de erosión (Restrepo, Cardona y Nieto, 2000).
Estudios de rescate llevados a cabo en unas pocas semanas no sugieren mucho
con respecto a la resolución de hipótesis a largo plazo, como la anteriormente
planteada, aunque están evidenciando el hecho de que efectivamente si puede
haber una serie de sitios con cerámica prehispánica sobre las terrazas aluviales
de este valle, el cual está posiblemente relacionado con los sitios ceremoniales de
las cotas superiores.

8.2.2. COMPLEJO CULTURAL LA SORGA

Durante el período Temprano, los grupos asentados sobre la Zona B – Río Cauca,
estaban relacionados con otros grupos que habitaban las zonas baja y media del
cañón del río Cauca, entre La Pintada y Bolombolo (Ver Figura 9). En este
territorio se han realizado algunas investigaciones con anterioridad en las cotas
inferiores de los municipios de Jericó, por Otero (1992) y en Támesis por Restrepo
(1997).

La Antropóloga Helda Otero de Santos (1992), fue quien definió el complejo


cerámico La Sorga, como una variante regional del estilo Marrón Inciso, para una
de los rangos altitudinales donde se llevó a cabo su investigación. Esta se trata de
la zona media o aluvial del cañón del río Cauca, ubicada en el corregimiento de
Puente Iglesias, municipio de Jericó, donde se sitúa la finca La Sorga. La mayor
parte de la cerámica (60%) hallada en la parte baja de la investigación, fue
reportada para este predio, donde se encuentran registrados cinco entierros
provenientes de abrigos rocosos, ubicados cerca de las terrazas de vivienda. Las
excavaciones se concentraron en dos de estos abrigos:

 En el Abrigo Rocoso 1, reportó una urna funeraria subglobular con restos


óseos cinerarios en su interior y un ajuar compuesto por otra vasija subglobular
que contenía carbón y otros fragmentos de una vasija incompoleta. El entierro fue
fechado en 380 +/- 60 d.C. (Beta 70370).

 En el Abrigo Rocoso 2, se reportaron 14 vasijas, de las cuales siete eran


urnas con restos óseos en su interior, mezclado con restos fáunicos de especies

463
no identificadas. Algunas de las urnas tenían tapa y las demás vasijas fueron
depositadas como ajuar. Según la autora, el relleno del entierro estaba
conformado por fragmentos cerámicos y una lasca de basalto.

Las características principales de la cerámica que representa este complejo, tiene


las siguientes características (Otero, 1992): desgrasante fino a muy fino
compuesto por cuarzo, óxidos de hierro y feldespato. Presenta acabado de
superficies pulidas y bruñido. Las formas más representativas son ollas cilíndricas,
subglobulares, semiglobulares y cuencos de cuerpos aquillados, lobulados y
festonados. Las decoraciones están caracterizadas por el engobe rojo oscuro o
marrón, bandas de pintura crema y rojo, incisiones, dentado – estampado, anillos
sin alisar y “escamado”.

Los resultados de esta investigación tienen mucha relación con el sitio de


cementerio del río Cauca, constituido por los Yac. No. 25 – “Abrigo Rocoso” y por
el Yac. No. 26 – “Cueva Olajeros”, debido a que se trata de un mismo contexto y
por las semejanzas entre los materiales reportados en cada una. Solo se
presentan algunas diferencias en cuanto a las formas de las vasijas, ya que Otero
(1993) encontró cuencos fitomorfos con decoraciones de lóbulos y festones, los
cuales no aparecieron en los entierros registrados en esta investigación, en la cual
estas formas son más frecuentes en la muestra del Yac. No. 18 – “Cuevas de
Santa Catalina”. Los motivos decorativos están en estrecha relación en ambos
sitios, donde se pueden apreciar afinidades, posiblemente de tipo étnico a pesar
de la distancia entre ambos. Otero (1993) sugiere que la alta frecuencia de
fragmentos cerámicos y lascas de basalto en asociación a los entierros puede
haber sido parte del relleno, depositado de manera intencional.

Otras investigaciones han reportado contextos funerarios para la zona, los cuales
están relacionados con estos sitios. En la vereda El Rayo, del municipio de
Támesis, Restrepo (1997) encontró rocas de gran tamaño cerca de las terrazas de
vivienda, debajo de las cuales recuperó fragmentos cerámicos correspondientes al
estilo Marrón Inciso.

Un hallazgo que se sale del rango espacial planteado para ubicar este complejo,
fue el reportado por Botero (2000), en la vereda La Peña, en el municipio de
Titiribí. Este hallazgo consiste en un conjunto cerámico de 8 vasijas con restos
óseos calcinados que fueron encontrados al construir una vivienda, por los
habitantes de la misma. Dentro de este conjunto se encuentra una vasija con las
mismas características de la urna funeraria del Yac. No. 25 - “Abrigo Rocoso”,
pues se trata de una olla subglobular de borde evertido biselado, cuello cóncavo y
el contorno de su cuerpo presenta anillos sin alisar. Este entierro fue datado para
la fecha de 330 a 460 d.C.(Beta 147319). El resto del conjunto cerámico son
cuencos, vasijas subglobulares pequeñas y un mocasín finamente decorado.

464
Las fechas obtenidas en ambos contextos sugieren un mismo lapso de ocupación
al interior del período Temprano. El entierro datado por Otero es el más antiguo
con una fecha de 380+/- 60 d.C., la urna funeraria hallada en la presente
investigación está datada para el año 450 +/- 180 (OxL – 1305) y el entierro
reportado por Botero presenta una datación cuyo rango se encuentra entre el 330
a 460 d.C. Las fechas de los tres contextos funerarios coinciden con los siglos IV y
V d.C., rango de mayor ocupación durante el período Temprano según las
dataciones obtenidas (Ver Figura 8).

De acuerdo a las fechas, podemos pensar que entre el año 330 d.C. hasta el año
460 d.C., los habitantes del cañón del Cauca estaban distribuidos en grupos
étnicamente afines, asentados sobre las terrazas aluviales ubicadas entre los 500
– 1000 m.s.n.m., en pequeños grupos. El patrón de enterramiento se presenta
como una variante regional en comparación con otros grupos del período
Temprano asentados en otras regiones. Este patrón está constituido por entierros
secundarios depositados al interior de urnas funerarias, que luego eran ubicadas
debajo de grandes rocas a manera de abrigos, con su correspondiente ajuar.
Estos enterramientos están presentes en todo el cañón del Cauca, relacionando
las creencias de orden simbólico de los grupos étnicos asentados en esta región
durante el período Temprano.

Finalmente llegamos a la suposición de que en la zona aluvial que comprende el


cañón del río Cauca, entre La Pintada, al sur y Bolombolo, hacia el norte; pueden
encontrarse entierros secundarios pertenecientes a los pobladores de la
ocupación Temprana, debajo de grandes rocas de origen volcánico, las cuales
abundan en esta región (Ver Figura 9). Hipótesis como esta serán corroboradas
en un futuro por investigaciones de tipo regional.

465
9. DIAGNÓSTICO ARQUEOLÓGICO

El diagnóstico arqueológico consiste en una evaluación del estado actual de los


yacimientos identificados en el área de estudio, estimando su potencial
arqueológico y representatividad a nivel del sistema de poblamiento que hemos
presentado en el capítulo anterior y del contexto arqueológico regional elaborado
en las correlaciones.

9.1. PARÁMETROS DE MEDIDA

Los parámetros con que se llevó a cabo esta evaluación, fueron identificados en
diferentes actividades realizadas en el presente estudio, por lo cual este
diagnóstico explica su razón de ser o inclusión dentro del mismo, como:

 Densidad del Material Arqueológico: Se refiere a la cantidad de materiales


arqueológicos recuperados en el muestreo de cada yacimiento, por lo general
está representado por la densidad cerámica (Ver Mapa 8). Esta variable fue
identificada en la etapa de Prospección, presentada en el Capítulo 7, Numeral
7.2, para los yacimientos donde se realizaron muestreos con mayor intensidad y
en el Anexo M, para los yacimientos donde se realizaron muestreos en menor
intensidad por su baja frecuencia. Los resultados de densidad de todos los
materiales, a nivel general, por yacimiento se presentan en el Anexo K.

 Calidad del Material Arqueológico: La definición de esta variable es más


subjetiva, por tratarse de características cualitativas, las cuales no tienen
parámetros numéricos para su medición. Los aspectos cualitativos fueron
presentados en la Clasificación de cada tipo de material arqueológico en el
Capítulo 7, Numeral 7.3, aunque en éste no se hicieron análisis ni evaluaciones
según los datos, por no corresponder con los objetivos de presentar la muestra
limpia.

 Funcionalidad y Representatividad del Yacimiento dentro del Sistema de


Poblamiento: Este es tal vez uno de los parámetros que mejor permite evaluar
los yacimientos en cuanto al contexto arqueológico que representan, teniendo en
cuenta tanto los vestigios como las características del yacimiento y además se
consideran como parte integral de un sistema poblacional dividido según
diferentes funciones, presentado en el Capítulo 8. La representatividad responde

466
a la frecuencia de aparición y a las características cualitativas según el tipo de
sitio en que fue agrupado el yacimiento.

 Estado de Conservación: Este parámetro fue introducido en el presente


análisis, pero había sido registrado durante la prospección, al llenar la Ficha de
Registro de Yacimiento (Ver Anexo A), considera las alteraciones antrópicas que
han impactado tanto las características del yacimiento, como el patrimonio
arqueológico ubicado en éste.

 Posible Afectación: Tiene en cuenta los factores de riesgo y amenaza a los


que está sujeto cada yacimiento, de acuerdo a diferentes factores como los usos
del suelo, las obras de infraestructura y otras causas antrópicas.

9.2. DIAGNÓSTICO DE LOS YACIMIENTOS REPRESENTATIVOS DEL ÁREA


DE ESTUDIO

La totalidad de los yacimientos fueron evaluados y los resultados se presentan


tabulados en el Anexo P. A continuación se presenta el diagnóstico de algunos de
los yacimientos, anteriormente descritos en el Capítulo 7, Numeral 7.2 de manera
independiente.

9.2.1. Yacimiento No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina”:

a) Densidad de Material Arqueológico: En este yacimiento se recuperó la


mayor cantidad de vestigios arqueológicos de diferente tipo como: 6133
fragmentos cerámicos, 16 artefactos líticos, 50 fragmentos de restos óseos
fáunicos y semillas (Ver Anexo K).

b) Calidad del Material Arqueológico: Los sitios de roca como éste, representan
lugares privilegiados para la conservación de los materiales arqueológicos. En
este caso, la cerámica fue fragmentada, aparentemente por procesos
morfodinámicos al interior de la formación. A pesar de su estado, se encuentran
grandes bordes que pueden ser reconstruidos mediante dibujos y las superficies
de los fragmentos guardan sus características debido a la baja erosión que han
sufrido por no estar a la intemperie. También se preservaron motivos decorativos
que no suelen aparecer en sitios al aire libre como las bandas de pintura, además
de una amplia gama de técnicas y motivos.

Los artefactos líticos de este yacimiento representan en su mayoría artefactos


modificados por uso cuyas características y estado de conservación los hace una
muestra representativa, además de que lo componen dos hachas pulidas que no
fueron halladas en ningún otro tipo de sitio.

467
Los restos óseos fáunicos tampoco presentan erosión, debido a la cobertura que
le propició esta formación. Esta es una muestra representativa de fragmentos
óseos de varias especies de fauna, que posiblemente tiene relación con el
contexto arqueológico.

c) Funcionalidad y Representatividad del Yacimiento dentro del Sistema de


Poblamiento: La ocupación de este yacimiento según una datación llevada a
cabo a un fragmento y las características de la muestra cerámica corresponde con
el período Temprano, para el cual no se hallaron más sitios cuya funcionalidad sea
ceremonial. Solo el sitio arqueológico de Cerro Tusa, podría tener la misma
funcionalidad pero no es evidente por la ausencia de vestigios. Como para el
período Tardío tampoco se identificaron yacimientos con funcionalidad ceremonial,
este sitio representa la única evidencia de este tipo de sitio en el área de estudio.
Mediante los vestigios encontrados, principalmente los fragmentos cerámicos, se
pueden ver relaciones con otros sitios de este tipo ubicados en el municipio de
Tiriribí, con los que conforma un conjunto denominado Complejo Titiribíes y
Sinifanáes, el cual es único en el departamento por su funcionalidad ceremonial y
las características de los vestigios que se depositaron en éstos.

d) Estado de Conservación: El sitio ha sido guaqueado por más de 100 años, lo


que se puede suponer según los fragmentos de loza pertenecientes a la época de
la Colonización Antioqueña. Muchas personas del municipio de Venecia y de otros
lugares visitan el sitio y algunos se llevan fragmentos de cerámica como recuerdo.
Este fenómeno, aunque todavía no se da en grandes proporciones, con el
aumento de turismo a esta zona se puede incrementar, creando un serio
problema. Algunos de los visitantes también arrojan basuras al interior del sitio y
rayan las rocas, lo cual causa deterioro.

En cuanto al potencial arqueológico, este sitio representa el núcleo de mayor


concentración cerámica dentro del área de estudio, ya que en su interior se
recuperó la muestra más numerosa y representativa de vestigios arqueológicos.
Como ya se mencionó anteriormente, no toda la extensión de los posibles
intersticios y cavidades fue prospectada, se cree que aún quedan áreas que faltan
por ser visitadas y examinadas, las cuales están localizadas en sectores más
inaccesibles de la formación.

e) Posible Afectación: Este sitio no puede ser afectado por obras civiles debido
a sus características geomorfológicas, ni tampoco por el ingreso de turismo en
cuanto al exterior (formación de rocas), pero los visitantes, cada vez más
frecuentes, pueden deteriorar el patrimonio cultural que aún se conserva en su
interior. Estas razones fueron las que nos impulsaron a realizar un salvamento,
cubriendo todas las áreas en que se sectorizó la fracción prospectada del
yacimiento. Esta muestra representativa fue recuperada y clasificada como fuente
de datos para futuras investigaciones.

468
En el POTM, este sitio hace parte de las áreas con potencial agrícola, lo cual es
una medida que afecta su cobertura vegetal, compuesta por un reducto de bosque
secundario y guaduales, aunque no afecta los vestigios arqueológicos, ya que en
las cavidades donde estos se encuentran, no es posible desarrollar dicha actividad
(Ver Mapa 10).

9.2.2. Yacimiento No. 25 – “Abrigo Rocoso”:

a) Densidad del Material Arqueológico: En este sitio se recuperó una muestra


representativa de vestigios, conformada por 1495 fragmentos cerámicos entre los
cuales figuran una urna subglobular semi-completa y una urna funeraria con su
tapa-cuenco. También se recuperó una muestra de restos óseos cinerarios tanto
al interior de la urna como en los otros muestreos. Por último se hallaron 13
artefactos líticos (Ver Anexo K).

b) Calidad del Material Arqueológico: Al igual que en el caso anterior, los sitios
de roca preservan los vestigios arqueológicos, especialmente la cerámica, de la
erosión causada por los agentes atmosféricos. En este caso los fragmentos
cerámicos conservan algunas de las características tecnológicas como el acabado
de la superficie y otras estilísticas como el engobe, el cual se presentó en este
sitio en una proporción alta. La mayor parte de la cerámica estaba fragmentada
pero se encontró un entierro compuesto por tres vasijas, de las cuales se
reconstruyeron dos en su totalidad. Los líticos fueron en su mayor parte lascas de
basalto en buen estado de conservación.

c) Funcionalidad y Representatividad del Yacimiento dentro del Sistema de


Poblamiento: Este yacimiento, ligado al Yac. No 26 – “Cueva Olajeros”,
conforman un sitio de cementerio, el cual fue el único encontrado en la
prospección, correspondiente al período Temprano y a la época prehispánica. En
ambos yacimientos, todo el material hallado está asociado con el estilo Marrón
Inciso correspondiente a esta ocupación. A nivel de los patrones de enterramiento
reportados para esta ocupación, también cobra relevancia, ya que solo se han
encontrado entierros secundarios debajo de grandes rocas, en la cuenca del río
Cauca, hacia la zona baja del municipio de Jericó (Otero, 1993), por lo que puede
suponerse que equivale a una variante regional en la forma de ubicar los entierros.

d) Estado de Conservación: Este sitio se encontró en buen estado de


conservación, ya que aunque se hallaron evidencias de visitantes en la época
contemporánea, como loza y otros materiales de manufactura más reciente,
posiblemente con motivo de actividades de guaquería, se pudo recuperar un
entierro en un sector del abrigo, el cual aún no había sido intervenido.

La vegetación que ocultaba el acceso al sitio fue despejada por los trabajadores
de la finca, quienes empezaron a frecuentar el sitio para almorzar en un lugar más

469
fresco, por lo que el sitio presentaba más vulnerabilidad con respecto a la
guaquería. Este fue uno de los motivos que nos impulsó a realizar un salvamento,
consistente en la excavación de toda su área superficial, dividida en siete sondeos
ampliados, para llevar un mejor registro.

e) Posible Afectación: Este yacimiento está ubicado en un sitio que no es apto


para construir obras civiles, debido a la presencia de grandes rocas en toda la
extensión de la terraza aluvial. Tampoco puede ser afectado por otros usos del
suelo como cultivos agrícolas o ganadería ya que el interior del Abrigo Rocoso no
representa un área con potencialidad para este uso. El único factor de posible
afectación sería la guaquería y esta fue la razón que nos motivo a realizar un
salvamento de los vestigios arqueológicos depositados en su interior para luego
clasificarlos y reconstruirlos para el interés de futuras investigaciones y de la
comunidad.

El POTM propone unos usos de ganadería intensiva para la terraza donde se


ubica este yacimiento, lo cual lo podría perjudicar por ser accesible al ganado,
pero como los vestigios ya han sido rescatados, no habría daño alguno.

9.2.3. Yacimiento No. 26 – “Cueva Olajeros”:

a) Densidad del Material Arqueológico: Este sitio, aunque se encuentra en


relación con el Yac. No. 25 y presenta una mayor área superficial cubierta por la
roca, reportó una menor densidad de materiales, compuestos por 252 fragmentos
cerámicos y 13 artefactos líticos. También se recuperó de manera superficial una
muestra de fragmentos óseos que por un lado sugieren una funcionalidad
ceremonial al igual que la de su vecino, pero por otro lado sugieren que ya había
sido guaqueado y que los fragmentos de restos óseos cinerarios fueron
abandonados en la superficie.

b) Calidad del Material Arqueológico: Los materiales recuperados al interior de


este sitio presentan un buen estado de conservación, debido a la protección de la
roca como en los dos anteriores casos. Esto permitió la observación del acabado
de las superficies y el registro de algunos casos de engobe. Los restos óseos y
piezas dentales cinerarios, recolectados de manera superficial, estaban en un
buen estado de conservación, a pesar de que probablemente ya habían sido
removidos de las vasijas que los contenían.

c) Funcionalidad y Representatividad del Yacimiento dentro del Sistema de


Poblamiento: Como se explicó en el caso anterior, ambos yacimientos
representan un contexto funerario representativo tanto para el área de estudio
como para el contexto arqueológico regional, debido a que es un patrón de
enterramiento que aparece solamente en un área específica.

470
d) Estado de Conservación: Este sitio no se encontró en tan buen estado de
conservación como el anterior, debido a que aparentemente fue guaqueado.
Suponemos esto, ya que se presentó una densidad más baja de material, a pesar
de ser un área mayor. También por la presencia de loza contemporánea y la
evidencia más fuerte de que el sitio había sido guaqueado fue el hallazgo de
restos óseos cinerarios regados en la superficie. Como la vegetación que lo
ocultaba fue despejada, se realizó el muestreo de la mayor superficie posible,
subdividida en áreas, como parte de las actividades de salvamento de los
vestigios arqueológicos en su interior, aunque se dejaron algunas cavidades sin
explorar debió a su difícil acceso.

e) Posible Afectación: La posible afectación que este yacimiento puede


presentar es igual al caso anterior, pero como se dejaron áreas sin explorar, éstas
pueden ser intervenidas por guaqueros. Este sitio es inaccesible para el ganado
debido a sus características.

9.2.4. Yacimiento No. 21 – “La Meseta”:

a) Densidad del Material Arqueológico: En el muestreo llevado a cabo en este


yacimiento se recuperó una muestra compuesta por 549 fragmentos cerámicos y
86 artefactos líticos.

b) Calidad del Material Arqueológico: La cerámica de este yacimiento consiste


en la muestra más representativa de las terrazas de vivienda, debido al tipo de
muestreo que se hizo, incluyendo unidades de excavación y también por haber
sido el único yacimiento donde se recuperó cerámica pulida del estilo Tardío, al
igual que cerámica del estilo Marrón Inciso. Estas razones nos motivaron a realizar
una datación de la ocupación Tardía para la cual se contaba con una muestra de
fragmentos diagnósticos de cuencos de este estilo. Se obtuvo una fecha que
permite corroborar la ocupación durante el período Tardío en el área de estudio.

c) Funcionalidad y Representatividad del Yacimiento dentro del Sistema de


Poblamiento: El yacimiento tiene unas características geomorfológicas que
permitieron asentamientos constituidos por viviendas permanentes durante ambas
ocupaciones. Esta es una de las únicas terrazas de área superficial amplia, donde
se han identificado los sitios de vivienda para ambas ocupaciones; debido a que
los otros sitios cuya funcionalidad propuesta es de vivienda permanente, ubicados
en la Zona B – Río Cauca, no presentan una ocupación Tardía. Este yacimiento es
representativo de este tipo de sitio para esta ocupación y es el marcador
cronológico de la misma debido a la datación efectuada.

d) Estado de Conservación: La terraza se encuentra en un buen estado de


conservación. La única alteración antrópica que presenta en su extensión consiste
en un saladero para el ganado. Otra de las alteraciones que ha sufrido es debido a

471
las pisadas del ganado, lo que provoca un hundimiento del terreno y una
alteración de la estratigrafía del contexto arqueológico, por lo que no se pudo
diferenciar las ocupaciones según los niveles de profundidad de los cortes, sino de
acuerdo a las tipologías cerámicas establecidas con anterioridad para la región.

e) Posible Alteración: Esta terraza hace parte de una gran hacienda que esta
cambiando los usos del suelo de la ganadería intensiva al cultivo de naranjas en
casi toda su extensión. Por lo tanto, puede ser hoyada en cualquier momento para
ampliar el cultivo. Esta sería una gran perdida de información, pues aunque se
hicieron varios muestreos en diferentes niveles de intensidad, no se cubrió la
totalidad del yacimiento, ni de las áreas prospectadas que mostraron una
concentración mayor de vestigios.

9.3. DIAGNÓSTICO DE LOS SITIOS ALTERADOS EN EL ÁREA DE ESTUDIO

La división que se viene dando en el territorio, pasando de las grandes haciendas


a crear parcelaciones en los últimos años, ha causado grandes impactos sobre el
patrimonio arqueológico. Estas parcelaciones desarrollan diferentes obras de
infraestructura como vías, acueductos, fundaciones y piscinas, que alteran el
subsuelo con maquinaria pesada.

Estos proyectos han dejado como resultado en los últimos tres años, cuatro
yacimientos arqueológicos parcialmente alterados o destruidos por completo a
causa de las obras de excavación y explanación, que remueven por lo general, el
horizonte cultural ubicado entre os 20 y 40 cm en la mayor parte de los
yacimientos, ubicados en el área de estudio. También se puede decir, que en
estos proyectos se ha presentado como modalidad, el comenzar por las obras de
vías de acceso y explanación de los lotes sin el previo aviso ni el aval de
Planeación Municipal (Licencia Ambiental), la cual expiden tras haber llevado a
cabo la destrucción. Las explanaciones con maquinaría pesada remueven por lo
general el horizonte cultural de las terrazas, destruyendo los vestigios
arqueológicos.

9.3.1. Yacimiento No. 37 – “La Hondura”:

a) Densidad de Material Arqueológico: Este yacimiento no pudo ser


prospectado en esta investigación por no haberse obtenido la autorización de los
propietarios del predio, quienes en el presente año realizaron una explanación con
maquinaria pesada, removiendo toda la capa superior del yacimiento (20 cm), en
la cual se recuperó una muestra de 235 fragmentos cerámicos y líticos en relación
con la ocupación Tardía., los cuales aunque no fueron clasificados se presentan
en el inventario. También se encontraron 3 artefactos modificados por uso hacia
los costados de la terraza, hacia donde el tractor arrojó la tierra.

472
b) Calidad del Material Arqueológico: En esta muestra recuperada, se
identificaron fragmentos cerámicos correspondientes a las dos vajillas (burda y
pulida) características del período Tardío en la región. Estos fragmentos aunque
se encuentran erosionados, permitieron observar algunas técnicas decorativas
como el engobe y la incisión, aunque por lo general son fragmentos burdos de
acabado indeterminado.

c) Funcionalidad y Representatividad del Yacimiento dentro del Sistema de


Poblamiento: Esta terraza posee unas características que la hacen representativa
entre los yacimientos arqueológicos del área de estudio. Consiste en una amplia
llanura de 45,000 m2 sobre la cima de una terraza aluvial, la cual presenta dos
niveles en su extensión, división que se da hacia la parte media, con una
modificación aparentemente antrópica, que consiste en un muro de contención en
piedra.

Históricamente, Montoya y Flores (1922) referencia este yacimiento, y propone


que era el asentamiento principal del grupo que ocupaba esta zona aluvial del río
cauca, lo puede ser cierto de acuerdo a su posición a mayor altitud con respecto a
las otras terrazas. También se puede observar su apariencia plana, lo cual sugiere
que en este sitio fue donde se concentró la mayor población, posiblemente en una
aldea, hacia el período Tardío como lo relacionan los cronistas para las villas de
Arma y Anserma, en el sur (Ver Capítulo 6, Numeral).

En esta terraza Montoya y Flores (1922) reportó el hallazgo de instrumentos líticos


con forma de escoplos, formones, regatones, etc. similares según la descripción a
los cinceles pulidos encontrados en el Yac. No. 24 – “Pueblito Río Cauca”, por lo
que se puede pensar en ésta como un sitio de vivienda en relación con agricultura.

La representatividad que posee esta terraza comparada con otros yacimientos de


la zona (Yac. No. 21 -. 23 fragmentos), respecto a los patrones de asentamiento
para la ocupación Tardía, es que en ningún otro yacimiento se recuperó una
densidad tan alta de fragmentos cerámicos correspondientes a esta ocupación, al
parecer la mayor parte de la población se concentró en esta llanura.

d) Estado de Conservación: La terraza se encuentra destruida hacia el nivel


inferior debido a la intervención con maquinaria pesada, la cual removió el
horizonte cultural, probablemente correspondiente al período Tardío (Ver Foto
133), pero es probable que la ocupación Temprana se encuentre en un estrato
inferior al que removió la maquina.

En el nivel superior presenta una menor dimensión en cuanto al área superficial, la


cual fue guaqueada de manera intensa. La distribución de la terraza en dos
niveles, el inferior más extenso y el nivel superior a 1 m, aproximadamente por
encima del otro y con presencia de varias depresiones de guaquería de

473
dimensiones de 2m x 2m x 1m de profundidad, nos puede sugerir la división de la
misma en dos funciones, una funeraria y la inferior como de habitación.

Por último, también presentan dos saladeros para el ganado, los cuales s ubican
hacoia la mitad de la terraza (Ver Foto 28) y hacia el costado occidental.

e) Posible Afectación: La explanación realizada sobre esta terraza tiene como


objetivo ubicar varias viviendas, lo cual implica una mayor destrucción por la
profundidad de las excavaciones para los cimientos y las posibles piscinas.

Foto 133. Impacto ambiental sobre el Yac. 37 – “La Hondura”.

9.3.2. Otros Yacimientos Alterados: En los últimos dos años, también se han
alterado, aunque en menor medida que el anterior, otros yacimientos
arqueológicos ubicados en la Loma de Cerro Tusa. mediante la construcción de
vías de acceso para parcelaciones como: el Yac. No. 19C, el Yac. No. 12, con la
Parcelación Rochiles III y el Yac. 27 – “Alto de la Corneta” (Ver Foto 134), con
la Parcelación Entre Aguas (Ver Mapa 8).

Estas obras de infraestructura no han contado con el aval de Planeación Municipal


para su realización. Después de que los daños han sido ocasionados, Planeación
Municipal le ha exigido a los propietarios de estas parcelaciones presentar
Estudios de Impacto Ambiental para obtener la Licencia Ambiental, los cuales han
contado con la evaluación del impacto sobre el patrimonio arqueológico, pero
desafortunadamente, esta evaluación se ha llevado a cabo después de la
intervención sobre el terreno con maquinaria pesada, para hacer las vías de
acceso y explanaciones. En ninguno de los casos se han hecho los estudios
arqueológicos por voluntad de los propietarios de las parcelaciones, sino con el fin

474
de cumplir un requisito exigido por la autoridad ambiental (CORANTIOQUIA
anteriormente y ahora por Planeación Municipal).

Foto 134. Impacto ambiental sobre el Yac. 27 – “Alto de la Corneta”.

Los predios han sido liberados posteriormente, a pesar de el hallazgo de vestigios


arqueológicos en las terrazas y los propietarios no han retribuido o compensado
de alguna manera los daños ocasionados, por obrar antes de obtener el permiso
de construcción.

Por otro lado, el camino antiguo Venecia – Titiribí se encuentra referenciado en el


POTM como una calle municipal o pública, pero no se menciona como debe ser su
protección. Este se encuentra tapado por completo en algunos de sus tramos y en
otros presenta derrumbes, debido al abandono por parte del Municipio, quien
antes se encargaba del mantenimiento de sus caminos veredales, pero desde
hace algunos años no se volvió a interesar en éstos. Los habitantes lo utilizan en
algunos de sus tramos, aunque cada vez ha ido perdiendo importancia como vía
de comunicación. El tránsito de ganados y de cabalgatas por los tramos que aún
se encuentran empedrados, son un factor que acelera su destrucción.

Algunos monumentos de piedra del sitio ceremonial de Cerro Tusa y algunas


piedras al interior de las Cuevas de Santa Catalina, han sido afectados por los
visitantes quienes rayan su superficie con piedras, haciendo incisiones, las cuales
no se pueden restaurar fácilmente.

475
9.3.3. Síntesis de las Alteraciones Antrópicas en los Yacimientos
Arqueológicos del Área de Estudio: La observación de todo el conjunto de
yacimientos identificados en el área de estudio, mostró que en éstos se presentan
una serie de alteraciones antrópicas (Ver Anexo P), las cuales se han ido
aumentando en el presente de acuerdo a los usos no sostenibles del suelo.

La alteración más frecuente fue la guaquería (Ver Foto 134), la cual se presenta
en un 34.09% de los yacimientos (Ver Tabla 73). Este índice nos indica que la
zona ha sido afectada en cuanto a su patrimonio arqueológico, el cual pudo haber
sido más abundante en el pasado. En algunos casos, estas depresiones de
guaquería fueron un factor de identificación de yacimientos potenciales durante la
prospección.

Otras alteraciones son producidas por las obras civiles que aumentan con el
proceso de parcelación de las grandes haciendas. Entre estos factores negativos
se encuentran: viviendas, torres y postes de luz, carreteras, tanques de agua,
explanaciones, tuberías, etc; con un 31.82% de los yacimientos arqueológicos
afectados (Ver Tabla 73). Este tipo de alteraciones no sólo afecta el patrimonio
arqueológico sino las condiciones del paisaje y de los ecosistemas en el área de
estudio.

También aparecen alteraciones debido a los usos del suelo más frecuentes en el
Municipio, como la ganadería y los cultivos agrícolas. La ganadería presenta
problemas para los vestigios arqueológicos por las pisadas del ganado y por los
saladeros, los cuales son enterrados sobre las terrazas en un 13.64% de los
yacimientos. Los cultivos, especialmente la naranjera del río Cauca, han afectado
un 9.09% de los yacimientos, aunque de manera parcial, pues se permitió realizar
el salvamento previamente al hoyado.

Tabla 73. Alteración antrópica en los yacimientos arqueológicos del área de estudio.

ALTERACIÓN No. DE % DE LOS


ANTRÓPICA YACIMIENTOS YACIMIENTOS
ALTERADOS TOTALES
Guaquería 15 34.09
Saladeros 6 13.64
Vivienda 5 11.36
Cultivos 4 9.09
Carreteras 3 6.82
Torres y postes de 3 6.82
energía
Otras obras civiles 3 6.82
Ninguna 11 25.00

476
Foto 135. Depresión de guaquería en el Yac. No. 16.

477
Mapa 8: Plan de Manejo Arqueológico del área de estudio.

478
9.4. ANÁLISIS DEL PLAN DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL MUNICIPAL
EXISTENTE

El Municipio de Venecia elaboró su Plan de Ordenamiento Territorial en 1999. El


resultado de esta propuesta fue una zonificación del territorio (Ver Mapa 10), para
la cual no se llevaron a cabo los análisis de los componentes ambientales de
manera rigurosa. El desconocimiento de los recursos biofísicos y socioculturales
existentes en el municipio por parte de los encargados de formular este plan, se
pueden ver en esta zonificación, cuyas carencias pueden ser compensadas de
acuerdo a una nueva propuesta de anexo o enmienda al POTM existente (Ver
Mapa 11)

En esta zonificación, toda la extensión correspondiente a la unidad fisiográfica de


la Loma de Cerro Tusa, la cual es una formación con mucha importancia ecológica
e histórico cultural para el municipio, por ser fuente de donde nacen varios
afluentes que abastecen de agua a las poblaciones ubicadas en la zona baja, por
contener algunos de los pocos reductos de bosque secundario que aún quedan en
el territorio y por albergar una gran riqueza arqueológica, en cuanto a la red de
caminos antiguos y el sistema de yacimientos arqueológicos; se propone en el
POTM como uso potencial de parcelaciones y ganadería intensiva (Ver Mapa 10).

El Cerro Tusa aparece como un Área Natural Histórico Cultural, pero otros sitios
arqueológicos muy significativos como las Cuevas de Santa Catalina, no se
protegen. Los caminos no se tienen en cuenta como patrimonio histórico y otros
sitios arqueológicos como el sitio de Cerro Tusa, son propuestos como áreas de
reserva histórica y arqueológica, pero de manera puntual (Ver Mapa 10). Además,
no se ha visto ningún tipo de manejo ni protección, relacionado con los
monumentos que hacen parte de este conjunto, por parte de la administración del
municipio de Venecia.

Se proponen dos Áreas de Manejo Especial en las cuencas de las quebradas el


Dulce y el Revenidero, lo cual es un buena medida para proteger las
microcuencas (Ver Mapa 10).

La mayor parte del territorio, incluyendo zonas de alta pendiente, como la Loma de
Cerro Tusa, son potencialmente útiles como zonas de ganadería intensiva, con
una extensión de 4,615 ha (41.97% del territorio) mientras que las áreas de
reserva suman 673.7%, equivalentes a un 6.12% del territorio (Ver Tabla 74).

En concordancia con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza


(UINC), de la cual Colombia hace parte, todos los países deben reservar el 10%
de su territorio como patrimonio natural; por esta razón los municipios deberán
acoger esta política, máxime, si se tiene en cuenta que en el departamento de
Antioquia sólo el 8% de su territorio está declarado como Área de Manejo
Especial. (CORANTIOQUIA, 1998)

479
Tabla 74. Zonificación del área de estudio según el Plan de Ordenamiento
Territorial Municipal, 1999.

ZONAS PROPUESTAS ÁREA % DEL ÁREA


(ha) TOTAL
Área con Pocas Posibilidades 612.2 5.56
Agrícolas – Protección
Ganadería 4615.6 41.97
(Intensiva, Extensiva)
Zonas de Recuperación, 1731.4 15.74
Protección y Conservación
Zona Urbana 97.7 0.88
Zona con Potencial Agrícola 2282.7 20.75
Áreas de Parcelaciones 983.3 8.94
Áreas de Manejo Especial 360.9 3.28
Área Natural Histórico Cultural 136.8 1.24
Áreas de Reserva Natural 176.0 1.60
TOTAL 10996.6 100.00

480
Mapa 10. Zonificación del área de estudio (según el POTM, 1999).

481
9.5. ANÁLISIS DE LOS IMPACTOS AMBIENTALES SOBRE EL PATRIMONIO
ARQUEOLÖGICO EN EL ÁREA DE ESTUDIO

A continuación se presenta una síntesis de los impactos ambientales identificados


en el área de estudio, los cuales fueron descritos anteriormente en este capítulo.
Cada uno de los impactos se ubica según el recurso sobre el cual se encuentra,
las posibles causas de su existencia y el parámetro de medida que se utilizó o que
debe utilizarse para su cuantificación (Ver Tabla 75).

Tabla 75. Impactos ambientales identificados en el diagnóstico arqueológico.

RECURSO CAUSA IMPACTO PARÁMETRO DE


MEDIDA
Obras Civiles Destrucción de No. de
yacimientos yacimientos
destruidos/ año
Ganadería Destrucción del No. de metros del
Cabalgatas camino camino destruidos/
PATRIMONIO año
ARQUEOLÓGICO Turismo mal Alteración de No. de
orientado monumentos monumentos
alterados/ año
Guaquería Destrucción de No. de yacimientos
evidencia arqueológica destruidos/ año
Concesión de Proyectos aprobados No. de licencias
licencias en zonas ambientales
ambientales por inadecuadas, usos expedidas/ año
parte del municipio del suelo no
sin evaluación sostenibles
INSTITUCIONAL previa por parte de
especialistas
Zonificación Ordenamiento
inadecuada del territorial inadecuado,
POTM usos del suelo no
sostenibles

En resumen, se puede apreciar como la mayor parte del territorio que comprende
el área de estudio, ha sido sometido a unos usos no sostenibles a lo largo de
varios años, afectando el medio ambiente y el patrimonio cultura en sus diferentes
dimensiones.

El análisis de los impactos ambientales sobre el patrimonio arqueológico en el


área de estudio, utilizó una calificación cualitativa para valorar la magnitud de los
impactos ambientales identificados. Cada impacto aparece calificado según el tipo
de existencia, su magnitud, el tipo de control y finalmente se les asignó un rango
de importancia, de acuerdo a las anteriores variables. Este rango de importancia
sirve para jerarquizar las propuestas de manejo en cuanto a su necesidad
inmediata (Ver Tabla 76).

482
Tabla 76. Clasificación de los impactos ambientales identificados en el diagnóstico
arqueológico del área de estudio.

RECURSO IMPACTO EXISTENCIA MAGNITUD CONTROL IMPORTANCIA


Destrucción de Real Fuerte Compensable Alta
yacimientos
Destrucción del Real Media Mitigable Media
PATRIMONIO camino
ARQUEOLÓGICO Alteración de Real Leve Mitigable Baja
monumentos
Destrucción de Real Leve Mitigable Baja
evidencia
arqueológica
Proyectos Real Fuerte Corregible y Alta
aprobados en compensable
zonas inadecuadas
Ordenamiento Real Fuerte Corregible Alta
INSTITUCIONAL territorial
inadecuado
Usos del suelo no Real Fuerte Mitigable Alta
sostenibles

483
10. PROPUESTAS DE MANEJO

Los resultados obtenidos mediante la prospección y el diagnóstico arqueológico,


son la base de apoyo para plantear una propuesta de ordenamiento territorial para
un área específica. Esta área previamente estudiada y delimitada, tiene
importancia desde el punto de vista ambiental, por sus características ecológicas y
por albergar un importante patrimonio arqueológico.

10.1. ÁREA DE MANEJO PROPUESTA

Con base en el diagnóstico arqueológico del área de estudio (Ver Capítulo 9) y


con el fin de enmendar el POTM (1999), se propone la siguiente Área de Manejo
Especial.

El área propuesta para manejo especial en los alrededores de Cerro Tusa en el


municipio de Venecia, hace parte de la región central andina del departamento de
Antioquia y comprende una extensión aproximada de 467,2 ha, la cual incluye al
propio cerro y el área de influencia del camino antiguo Venecia - Bolombolo, desde
el noroccidente de la cabecera municipal hasta las tierras bajas del valle del río
Cauca, en el corregimiento de Bolombolo.

En esta área se insertan 14 de los yacimientos arqueológicos más representativos


del área de estudio, como: el Yac. No. 18 – “Cuevas de Santa Catalina, el sitio
artqueológico de Cerro Tusa y los sitios de alta visibilidad. También se incluye el
camino antiguo Venecia – Titiribí, hasta la finca La Quiebra y el camino antiguo a
Bolombolo, desde La Quiebra hasta el Yac. No. 37 – “La Hondura”, siendo estos
caminos el eje del trazado de el Área de Manejo (Ver Mapa 11).

El Área de Manejo Especial es una franja ubicada a cada lado del camino antiguo
Venecia – Bolombolo, de aproximadamente 50 m , la cual puede variar según la
topografía.

484
Mapa 11: Área de Manejo Propuesta.

485
10.2. PROPUESTAS AFINES AL ÁREA DE MANEJO ESPECIAL

Tomando el Área de Manejo Especial como base y como la localización


específica, se plantean una serie de propuestas de manejo, como una fase inicial
del Plan de Manejo Arqueológico para el municipio de Venecia. Estas propuestas
fueron formuladas con el fin de prevenir, mitigar, corregir y compensar los
impactos ambientales sobre el patrimonio arqueológico, identificados y analizados
en el diagnóstico, enfocándonos prioritariamente en las medidas correctivas para
los impactos ambientales de mayor importancia y con el fin de proteger los sitios
arqueológicos más representativos del área de estudio (Ver Tabla 77).

Tabla 77. Finalidad de las propuestas afines al Área de Manejo Especial.

PROPUESTAS DE MANEJO MEDIDA


Declaratoria del Área de Manejo Prevención, mitigación,
Especial corrección y compensación
Participación Comunitaria Compensación
Plan de Manejo Arqueológico Prevención, corrección y
compensación
Parque Ecológico y Arqueológico Prevención, mitigación,
corrección y compensación
Reubicación Caserío La Portada Corrección y compensación
Educación Ambiental Mitigación
Eco-Turismo Mitigación

Estas propuestas han sido formuladas según el orden en que deberán ser
ejecutadas en el futuro. El éxito de éstas depende de la voluntad del municipio de
Venecia y de la comunidad para hacerlo realidad.

486
10.2.1. DECLARATORIA DEL ÁREA DE MANEJO ESPECIAL

10.2.1.1. Metodología

El Sistema Nacional de Áreas Protegidas del País (SINANP), ha sido creado por el
Ministerio del Medio Ambiente, con el objetivo de asegurar la conservación de la
diversidad biológica y cultural, y la producción sostenible de bienes y servicios
ambientales indispensables para el desarrollo económico, social y ambiental de la
nación.

Una de las acciones más importantes del SINANP es la de incentivar la


declaración y establecimiento de áreas para la protección de los valores
patrimoniales de Colombia, ampliando la representatividad ecológica y la
identificación y cuidado de servicios ambientales, y la preservación del patrimonio
histórico - cultural.

Como una forma de llevar a cabo los objetivos anteriores y de acuerdo con las
políticas de descentralización administrativa en cuanto al manejo del medio
ambiente, el SINANP ha establecido los requisitos y criterios para que las
Corporaciones Autónomas Regionales y las entidades territoriales municipales
identifiquen áreas para la protección, como parte del desarrollo de los
instrumentos del ordenamiento territorial en su jurisdicción.

La metodología de este Plan de Manejo Ambiental se ha formulado de acuerdo a


estos requisitos planteados a nivel nacional; por lo tanto, el municipio de Venecia
puede utilizar esta propuesta como apoyo para fundamentar la declaratoria,
legalización y gestión de las propuestas de manejo, en el área específica.

Según el SINANP, los requisitos y procedimientos para llevar a cabo la


declaratoria de áreas de reserva de carácter municipal son los siguientes:
(CORANTIOQUIA, 1998)

 Identificar el área para la cual se hace un reconocimiento y una delimitación


previa en cartografía escala 1:25.000. De ser posible se debe delimitar el polígono
con GPS.

 Hacer la caracterización de la zona donde se resalten tanto los aspectos


biofísicos (flora, fauna, clima, geología, suelos, hidrología, relieve) como los
principales aspectos socioeconómicos (usos actuales del suelo, principales
actividades económicas, salud, educación, tenencia de la tierra, riquezas
histórico-culturales y paisajísticas y propietarios de los predios). Para ellos se
puede contar con los técnicos de la UMATA y de la oficina de Planeación y en
determinado momento se puede solicitar la asesoría de un biólogo, un ingeniero
forestal, un geólogo y un sociólogo o antropólogo.

487
 Con base en esta caracterización se revisa la delimitación previa y si se
requiere se hace una redelimitación, ya que podrían haberse quedado por fuera
algunos elementos de interés o haber incluido algunas zonas que pueden
presentar conflictos, como aquellas con alto grado de ocupación habitacional,
parcelaciones o alta presencia de minifundios. Luego se mide el área y se marca
nuevamente en la cartografía a escala 1:25.000.

 De acuerdo con las características encontradas en el área se elabora una


zonificación. Esto implica que dependiendo de los usos actuales, los usos
potenciales, los conflictos de uso de los suelos, las características
socioeconómicas y las condiciones biofísicas se definen cuales áreas deben ser
para conservar, cuales para recuperar y cuales para producción sostenible. Esta
zonificación se debe especificar en la cartografía.

 La zonificación determinará la figura jurídica que más se ajuste a la misma,


teniendo en cuenta el uso principal, el complementario y el prohibido y se elabora
el acuerdo de declaratoria que debe ser aprobado por el Concejo Municipal. Se
inscribe la reserva en CORANTIOQUIA, en el SINANP y en la Secretaría de
Minas, para evitar que se otorguen allí licencias ambientales de exploración y de
explotación de los recursos naturales no renovables. Además deberá quedar
incluido dentro de los POTM. El acuerdo de declaratoria debe incluir claramente la
delimitación de la zona con sus respectivas coordenadas, número de hectáreas,
la caracterización de la zona, las limitaciones al uso, su inclusión en los POTM y
la cartografía adjunta.

 Para dar inicio a la ejecución de programas y proyectos en la zona, estos se


deben elaborar con base en las características del área, la zonificación que se
hace y la figura jurídica seleccionada. Luego se buscan los recursos para
poderlos ejecutar. Es necesario priorizar los proyectos dependiendo de las
necesidades de la zona y de su población. Tanto la caracterización del área así
como la zonificación, los programas y proyectos que se formulen y la cartografía
generada, constituyen lo que se denomina el Plan de Manejo, el cual hará parte
integral del acuerdo de declaratoria aprobado por el mismo Concejo municipal.

 La declaratoria deberá tener en cuenta los terrenos que impacta y la manera


en que los particulares deberán ser compensados. Por tal razón se requiere que
dentro de los proyectos a ejecutar en el área se formule uno cuyo objetivo
principal sea la compensación y entrega de incentivos, para lo cual se deberá
contar con las partidas presupuestales mínimas.

 Desde la identificación de la zona, se debe iniciar un proceso de


sensibilización y educación con la comunidad que habita el área y sus
alrededores y en general con aquellos que de una u otra forma hacen uso de la

488
zona a declarar. Se buscarán formas de vinculación laboral y comunitaria y se
prepararán modalidades de administración que integren a las comunidades.

 Cabe aclarar que la mayoría de las figuras jurídicas requieren de la


determinación en el campo de una zona de amortiguamiento alrededor del área
que se pretende trabajar, donde se filtren las perturbaciones causadas por el
hombre en las áreas circunvecinas a la reserva con el fin de impedir
modificaciones en el ambiente o en la vida silvestre ligada a éste. Ésta debe
igualmente reglamentarse y promoverse en aras de garantizar la estabilidad del
medio a conservar. (CORANTIOQUIA, 1998: 13 y 14)

10.2.1.2. Ejecución de la Metodología

La metodología utilizada para llevar a cabo este estudio, estuvo sujeta desde un
principio a esta metodología de declaratoria propuesta por el Ministerio del Medio
Ambiente, para poder lograr el objetivo final.

Los seis primeros pasos de esta guía se llevaron a cabo en los capítulos de
Características Generales del Área de Estudio, Resultados, Análisis de los
Resultados y Diagnóstico Arqueológico. Durante la etapa de caracterización y
prospección, se realizaron las actividades recomendadas en los primeros tres
pasos de esta metodología, pero utilizando un área de referencia más amplia, para
llevar a cabo una caracterización y diagnóstico que abarcaran un mayor territorio.
Esta escala mayor de estudio y análisis de las problemáticas sobre el patrimonio
arqueológico, sirvió para poder escoger con un criterio más amplio el área de
manejo propuesta, ya que se tomó como área de estudio un mayor territorio que el
que fue propuesto finalmente como el área de reserva. Estos pasos fueron:
delimitación del área de estudio, caracterización ambiental e identificación de los
yacimientos arqueológicos más representativos, contando con la asesoría de
especialistas. Con base en el diagnóstico arqueológico, se realizó la propuesta del
área de reserva.

El siguiente paso de la metodología propuesta por el Ministerio del Medio


Ambiente recomienda escoger la figura jurídica más apropiada según las
características de la reserva. Estas figuras jurídicas han sido propuestas por el
SINANP para homogenizar las figuras jurídicas de las diferentes reservas y áreas
protegidas del país (Ver Tabla 78).

489
Tabla 78. Figura jurídica y declaratoria de áreas de reserva. (CORANTIOQUIA,
1998)

NIVEL NACIONAL NIVEL REGIONAL NIVEL MUNICIPAL


 Reserva Natural  Área de Reserva  Bosque Municipal
 Parque Nacional Natural Forestal Productora  Área Natural
 Santuario de Fauna  Área de Reserva Histórico
 Santuario de Flora Forestal Protectora Cultural
 Área Natural Única  Área de Reserva  Parque Ecológico
 Vía Parque Forestal Protectora - Recreativo
 Territorio Fáunico Productora  Refugio de Vida
 Reserva de Caza  Coto de Caza Silvestre
 Área de Manejo  Distrito de Manejo
Integrado (Recursos Integrado
hidrobiológicos)  Distrito de
 Área de Reserva (pesca) Conservación de Suelos
 Parque Natural
Regional
 Reserva de Pesca
Artesanal

Según las características generales y el diagnóstico ambiental llevados a cabo en


el área de estudio, la figura que más se ajusta a los resultados obtenidos es la de
Área Natural Histórico Cultural en el nivel municipal.

 Área Natural Histórico Cultural: “Área natural o seminatural, donde se


hayan ubicados escenarios de eventos históricos, vestigios arqueológicos
importantes, lugares de ocurrencia de eventos de trascendencia cultural para la
población, o sectores con paisajes sobresalientes que son el resultado de la
prolongada actividad humana en el pasado y donde se preservan modelos
tradicionales de producción agrícola como una forma corriente de vida, obras
hidráulicas, terrazas y áreas de enterramiento prehispánico (Ver Tabla 79).

 Objetivo: Contribuir al enaltecimiento de los valores de nuestra historia y


cultura y al aprecio de ella por la ciudadanía y lograr que los valores
arqueológicos, históricos y culturales se preserven rodeados de su entorno
natural. Mantener y fomentar prácticas tradicionales de utilización de la tierra,
proteger los paisajes culturales y el material genético a ellas asociado y así
mismo, proporcionar escenarios para la investigación y la educación.

490
Tabla 79. Características de las Áreas Naturales Histórico Culturales.
(CORANTIOQUIA, 1998)

CATEGORÍA USO PRINCIPAL USO USO PROHIBIDO


COMPLEMENTARIO
Área Natural  Mantener el  Pesca y caza de  Actividades
Histórico Cultural estado actual consumo para los que deterioren
 Restaurar habitantes del los valores
valores histórico área protegida arqueológicos
culturales  Repoblación preservados, y
con especies alteren el paisaje
autóctonas de  Construcción
flora y fauna de grandes
 Introducción obras de
controlada de infraestructura.
animales y  Actividades
plantas exóticas mineras a cielo
 Reforestación o abierto
revegetalización
 Recreación
 Investigación

491
10.2.2. PARTICIPACIÓN COMUNITARIA

10.2.2.1. Conceptualización

La participación es entendida como un proceso en que las comunidades se


reconocen como actores de su historia a nivel social, político, económico y cultural
con el derecho de intervenir de manera consciente en la toma de las decisiones
sobre los asuntos que las afectan.

El reconocimiento de las comunidades como el interlocutor legítimo en la relación


proyecto – comunidad, supone las diferencias existentes entre los integrantes de
una misma comunidad, ya que aunque forman parte de un mismo territorio, sus
intereses no son comunes.

El planteamiento central del concepto de participación se construye a partir de las


siguientes consideraciones:

a) La participación es simultáneamente un espacio y una posibilidad de acción


efectiva y legítima en la toma de decisiones.

b) La participación es una construcción conjunta entre grupos social y


culturalmente diferentes.

c) La participación constituye el fundamento de la gestión ambiental de un


proyecto. (Ángel et. al., 1997: 128, 129)

10.2.2.2. Metodología

El ciclo general de la participación comunitaria en el proceso de gestión ambiental,


puede dividirse en tres subprocesos o pasos fundamentales:

a) Información: Las comunidades tienen derecho a ser informadas desde


etapas tempranas de la planeación y el desarrollo de los Planes de Manejo
Ambiental.

b) Consulta: Este proceso se refiere al establecimiento de un diálogo


sustentado en el reconocimiento de la diferencia entre las partes involucradas.

c) Concertación: Se trata de la construcción de acuerdos entre los encargados


de la ejecución del proyecto y las comunidades afectadas por el mismo. (Ángel et.
al., 1997)

492
10.2.2.3. Ejecución de la Metodología

La declaratoria del área de reserva se hace sobre unos predios que no le


pertenecen al municipio sino a particulares. Por tal razón, se plantea como parte
integral de la declaratoria, el proyecto de participación comunitaria, donde los
propietarios de los predios sean invitados a participar del proyecto.

Listado de propietarios de los principales predios que hacen parte de la futura


reserva, según Catastro Municipal (2002):

 Finca Santa Catalina: Señor Gustavo Bedout


 Finca La India: Señor Francisco Flórez
 Finca Torreblanca: Señor Jaime Hoyos
 Parcelación Rochiles III: Inmobiliaria Cipango
 Parcelación Entre – Aguas (Rochiles II): Jaime Gómez Giraldo y Jorge
Escobar Restrepo
 Lote “La Quiebra”: Señor Mauricio Arango
 Finca La Quiebra: Familia de Gabriel Abad
 Finca Torrejones: Señor Jaime Hoyos
 Finca Rincón Santo: Señor Ober Durango
 Finca Santa Rosa: Señor Javier Zapata

En primera instancia, el municipio de Venecia estará encargado de realizar


reuniones informativas previas a la declaración con los propietarios de los
predios. Estos serán notificados a dichas reuniones (deben llevarse a cabo
mínimo tres exposiciones), mediante una citación oficial expedida por el Concejo
Municipal.

En estas reuniones, se presentarán los resultados del estudio y las propuestas de


manejo planeadas a futuro de manera ilustrativa, a los miembros de la
comunidad, teniendo en cuenta las ventajas y desventajas de este tipo de
iniciativas. De esta manera se piensa también tener en cuenta la opinión de los
particulares con respecto al proyecto siguiendo la etapa recomendada de consulta
con la comunidad.

Esta reserva es una faja lineal que cubre la divisoria de aguas y aproximadamente
50 metros a cada lado de la misma. Por lo tanto, se deben explicar las ventajas de
este tipo de reservas para los predios localizados en cotas más bajas, como para
el caudal de aguas y la estabilidad del terreno.

Antes de las reuniones, se deberán definir los incentivos fiscales de acuerdo a la


información predial suministrada por Catastro Municipal y la asesoría de personal
idóneo para llevar a cabo evaluaciones económicas ambientales.

493
De acuerdo a estos criterios, el municipio de Venecia puede definir los montos y
mecanismos para otorgar exenciones al impuesto predial y a los particulares que
adelanten en sus predios, acciones de conservación a largo plazo, con el fin de
llegar a una concertación con lo propietarios. (Ministerio del Medio Ambiente,
1999) Esta exención puede hacerse de acuerdo a la cantidad de tierra del predio
situada en la reserva.

Para poder delimitar bien la reserva y su inserción en cada uno de los predios, el
municipio debe realizar un estudio topográfico a menor escala para visualizar
mejor dichas áreas y poder compensar de manera equitativa a los propietarios de
los predios, quienes recibirán una exención total del impuesto que pagaban sobre
las áreas que están dentro de la reserva.

494
10.2.3. PROPUESTAS PARA EL PLAN DE MANEJO ARQUEOLÓGICO

10.2.3.1. Conceptualización

La información obtenida en la prospección, en el análisis de los resultados y en el


diagnóstico arqueológico, son la base para formular las propuestas para el Plan de
Manejo Arqueológico. Mediante éstas, se busca apoyar al Municipio en la toma de
decisiones acertadas a nivel de espacio público y en el otorgamiento de licencias
ambientales, lo cual ha pasado a ser una de sus funciones.

10.2.3.2. Metodología

Como ya se analizó en el diagnóstico, los impactos sobre el patrimonio


arqueológico se han presentado sobre algunos de los yacimientos, sobre el
camino y sobre los monumentos de piedra. Se plantean las siguientes medidas
específicas con el fin de darle un manejo sostenible a los impactos existentes.

a) Los Yacimientos: El Plan de Manejo Arqueológico consistió en clasificar los


yacimientos identificados en la prospección, según unos criterios de: densidad de
vestigios arqueológicos recuperados en cada uno de éstos, calidad de los
materiales arqueológicos según la clasificación, funcionalidad y representatividad
de los yacimientos dentro del sistema poblacional, estado de conservación y
posible afectación de cada yacimiento. De acuerdo a la clasificación elaborada en
el diagnóstico, a cada uno de los yacimientos se le asignó una calificación de
según el grado de importancia, pero se hacen una serie de recomendaciones para
el manejo de la totalidad de los yacimientos (Ver Anexo P). Según estos criterios,
el municipio puede emitir o no las licencias ambientales en cada predio, de
acuerdo a las características arqueológicas y recomendar que tipo de medida
desarrollar a cabo para mitigar el impacto como: monitoreo arqueológico,
excavación en área o reserva, o si los yacimientos son destruidos por completo,
se pueden tomar medidas compensatorias como la financiación para excavar un
área aledaña por parte del propietario de la obra que ocasionó el impacto (Ver
Mapa 8 y Anexo P).

Como ya se dijo anteriormente, 14 yacimientos arqueológicos quedan inscritos


dentro del Área de Manejo Propuesta (Ver Mapa 13) y se propone el Sitio de
Cementerio del río Cauca, constituido por los yacimientos Nos. 25 y 26, como otra
pequeña reserva, que en un futuro se pueda unir a un corredor de fauna y flora a
lo largo de la antigua línea férrea (Ver Anexo P).

De los 44 yacimientos, se recomienda que 11, de los más abundantes en vestigios


arqueológicos o de características que los hacen representativos, sean excavados
en área, ya que la mayoría de estos no se ubican en el área de reserva y serán

495
alterados por futuras intervenciones antrópicas debido a su localización sobre
terrazas, aptas para la construcción de viviendas (Ver Anexo P).

Por último, se recomienda que todos los yacimientos que no fueron considerados
como representativos, sean monitoreados en caso de una intervención u obra civil,
ya que a pesar de sus características o baja densidad de materiales, todos los
yacimientos del área de estudio son importantes al ser entendidos dentro del
sistema de poblamiento prehispánico, en el cual cada uno cumplía una función.

b) El Camino: Algunas recomendaciones para la protección, recuperación y


correcta apropiación de los caminos antiguos son:

 Prohibir el tránsito de cuadrúpedos como caballares, ganado, etc. por los


tramos conservados del camino, para no acelerar su destrucción.

 Descombrar y limpiar los tramos que se encuentren conservados o


empedrados en la actualidad (Ver Tabla 25.2).

c) Los Monumentos: Se recomienda situar paneles de información acerca del


valor histórico de los monumentos en piedra más asequibles al público general,
como el Altar de sacrificios y la Silla del Cacique, para que las personas los
valoren y protejan. Igualmente se recomienda restringir el acceso a las Cuevas de
Santa Catalina, para pequeños grupos guiados por personal idóneo, con el fin de
prevenir el saqueo de vestigios y la destrucción de los sitios con letreros en la roca
y basuras.

496
10.2.4. PARQUE ARQUEOLÓGICO Y ECOLÓGICO CERRO TUSA

"La naturaleza por si misma, es belleza. En ella


encontramos una variedad infinita de formas, colores y
especies conviviendo en el universo de una manera
perfecta, lógica e incuestionable. El único imperativo
para vivir en armonía con ella es respetarla [...] ideal
sería que en un futuro no muy lejano se aglutinaran la
ciencia, la tecnología y el humanismo para
reincorporarnos a ella"

(Javier Senisiain Aguilar, 1996: 28)

10.2.4.1. Conceptualización

El concepto de creación de parques y conservación de recursos no es nada nuevo


en este país ya que como próceres de la idea se puedan citar a Mutis y Caldas,
pero sobre todo a Humboldt, que habiendo visto la inútil destrucción de muchos de
los recursos naturales (varias de ellos irrecuperables) en su propia patria era
fanáticamente conservacionista, tratando muchísimo este tema en su magna obra
titulada “Cosmos”. (Hill, 1970)

Los parques son una forma específica del uso de la tierra, que tiene como
característica distintiva el uso sin consumo de los recursos que contienen, ya que
los productos más beneficiosos de un parque no son comodidades que se pueden
llevar a la plaza de mercado. Merece meditarse si el producto socio-cultural no es
el recurso más valioso que puede proporcionar el área de manejo propuesta y si
justifica el sacrificio de otros productos menos importantes, pero que son
materialmente más palpables.

10.2.4.2. Objetivos del Parque

La actividad que tendrá lugar en el Parque Arqueológico y Ecológico Cerro Tusa


estará caracterizada por ser más que una actividad ecoturística relacionada con el
contacto directo con espacios naturales, una actividad con énfasis en los atributos
histórico-culturales constitutivos de éste (memoria, patrimonio y cultura).

Los objetivos planteados en la presente propuesta de turismo ecocultural se


relacionan en forma directa con los perfilados en el Congreso Mundial de
Ecoturismo realizado en 1992, los cuales se presentan a continuación:

497
a) Generar ingresos que hagan viable la conservación del medio ambiente y la
riqueza cultural del parque.

b) Plantear un sistema de desarrollo sostenible, ecológicamente balanceado para


la zona.

c) Fomentar la participación de las comunidades locales en los planes de gestión


turística, así como en los de conservación y mejoramiento de las condiciones
naturales.

d) Concientizar a los turistas, operadores turísticos, guías y población en general


sobre la importancia y beneficios que aporta la conservación de la naturaleza.

e) Sensibilizar a directivos de instituciones con injerencia en el tema, sobre los


beneficios, de todo tipo, que se derivan de la conservación y uso racional del
territorio en cuestión.

f) Socializar a través de los medios de comunicación disponibles, los valores


naturales y culturales del Parque Arqueológico y Ecológico Cerro Tusa.

10.2.4.3. Descripción del Parque

El proyecto pretende, con el número mínimo de intervenciones, permitir a los


visitantes llegar a entender el paisaje y la historia de los grupos humanos que
habitaron el territorio.

El itinerario del recorrido lo define el camino prehispánico con sus tramos


conservados y no conservados. Se propone marcar estos últimos recubriéndolos
con virutas de madera, derivando su geometría del trazo del camino original. Esta
red permite a los visitantes hacerse una composición del lugar, explorar todo el
territorio y moverse por él; ilustrando y simbolizando la superposición de
naturaleza, épocas y culturas que lo caracterizan.

El resultado es un parque o un diseño paisajístico que tiene en cuenta su futuro


uso turístico masivo, así como su condición de parque arqueológico y
ecológico. También se trata de una reconstrucción del paisaje original, en una
superficie de 467.2 ha, la cual permite a los visitantes hacerse una idea del
ecosistema.

Entre los atributos del parque se destaca por su imponencia, el antiguo camino,
del cual se conservan nueve tramos importantes que suman un total de 1646 m
(Ver Tabla 25.2), unidos a una serie de sitios arqueológicos, además de algunas
áreas de bosque natural y costumbres campesinas tradicionales que constituyen
igualmente parte de su patrimonio.

498
El diagnóstico y mapeo de cada uno de los tramos conservados y no conservados
del camino prehispánico (Ver Tablas 25.1 y 25.2 y Mapa 12), permitió diseñar el
recorrido con la debida intervención en paisajismo y atractivos turísticos, siempre
referida al tratamiento general de equipamiento propuesto para la totalidad del
parque y considerando las recomendaciones específicas de cada una de las
dimensiones del diseño general.

Se propone dotar el camino del equipamiento de señalización e información


necesario para orientar y demarcar los accesos al parque, marcar sitios de desvío
del camino y señalar los puntos de interés en el recorrido (Ver Mapa 12). El
principio de mínima intervención en este rico territorio arqueológico y ecológico es
válido tanto para los espacios arquitectónicos como para el camino: las
construcciones inciden lo mínimo posible en el terreno (Ver Mapa 12). Los diseños
específicos se refieren propiamente al equipamiento del parque. Contemplan el
material y un desarrollo modular, de manera que permite fomentar la construcción
y el mantenimiento de una forma ágil y económica.

Desde el proyecto de formulación del diseño del parque y su plan turístico y eco-
cultural, se señalan algunos establecimientos que por sus características físicas y
culturales pueden reconocerse importantes para el fortalecimiento de los valores
regionales y para la proyección futura de actividades turísticas. En el caso
específico del Parque Arqueológico y Ecológico Cerro Tusa, cobra vigencia su
importancia como atractivo turístico por la nueva resignificación y valoración social
que se hace de una serie de recursos inmersos en dicho territorio, lo que se
reafirma con la necesidad de compatibilizar el disfrute del lugar en forma racional,
facilitado por la nueva modalidad del turismo ecológico que se impone para
aquellos sitios con demostrada importancia ecológica y cultural.

Actualmente la tecnología turística alternativa está orientada hacia la conservación


y la sostenibilidad, especialmente cuando se proyecta sobre espacios naturales
protegidos o de especial valor ambiental. La actividad que allí tendrá lugar estará
caracterizada por ser, además de una actividad ecoturística relacionada con el
contacto directo con espacios naturales, una actividad con énfasis en los atributos
ecológicos e histórico-culturales constitutivos del parque.

10.2.4.4. Elementos Constitutivos del Parque

a) El entorno natural del cual hace parte el Cerro Tusa, montaña simbólica ritual,
que da nombre al parque y es el hito geográfico de mayor importancia en la
región.

b) El territorio que comprende el área que se proyecta en la intervención: faja de


50 m de ancho a lado y lado del camino antiguo Venecia - Bolombolo (Ver Mapa
12). El territorio es abordado como escenario de inscripción espacial, el cual se

499
construye bajo una temporalidad discontinua y compleja, donde se superponen y
mezclan huellas y registros étnicos, en los cuales las memorias se preservan, se
duplican, se transmiten y se transforman.

c) Las fuentes de agua que atraviesa el recorrido como la quebrada Táparo que
señala el inicio del parque; la quebrada Doradas, la cual atraviesa el sitio
arqueológico ceremonial de las Cuevas de Santa Catalina; y la quebrada El Dulce
que también atraviesa el camino y da lugar a una de las pausas del recorrido.

d) Flora y fauna existente.

e) La propuesta de restauración del ecosistema mediante la revegetalización


comprendida en una zona de preservación y una zona de recuperación, dividida
en zonas de enriquecimiento y zonas de recuperación.

g) El camino antiguo, eje ordenador del sistema estructurante espacial del parque.
Se extiende a lo largo de todo el territorio conectando los diferentes sitios de
importancia arqueológica, ecológica, histórica y socio-cultural (Ver Mapa 13).
Representa un elemento muy significativo del contexto rural y urbano. Se teje a la
malla urbana del municipio de Venecia, donde una parte de la red vial del pueblo
estuvo constituida por éste (Ver Mapa 12).

10.2.4.5. Espacios Arquitectónicos Proyectados

a) Infraestructura Principal

En el proyecto se proponen nueve áreas de intervención espacial ubicadas en los


sitios de mayor riqueza arqueológica, ecológica, histórica y socio-cultural, que
constituyen el soporte para configurar la red de relaciones sistémicas del parque
(Ver Mapa 12):

 Área 1: Proyecto Centro Cultural Sinifaná; ubicación área urbana.

 Área 2: Proyecto Torre de Observación y Centro de Información; ubicación


área de acceso al parque.

 Área 3: Proyecto Aula Ambiental; ubicación exterior Cuevas de Santa


Catalina.

 Área 4: Proyecto Mirador Cerro Tusa; ubicación sitio ceremonial frente a


Cerro Tusa (ladera norte).

 Área 5: Proyecto Grupo Habitacional; ubicación frente al caserío La Portada.

500
 Área 6: Proyecto Torre de Observación; ubicación estrato No. 1.

 Área 7: Proyecto Mirador; ubicación estrato No. 2 - Alto de la Corneta.

 Área 8: Proyecto Mirador; ubicación estrato No. 3 - Alto del Nudo.

 Área 9: Proyecto Mirador; ubicación estrato No. 4 - Alto El Nevado.

b) Infraestructura Secundaria

 Área 1: Proyecto Parqueadero; ubicación área urbana.

 Área 2: Proyecto Bahía Parqueo; ubicación acceso al parque.

 Área 3: Proyecto Puente de Guadua; ubicación quebradas Táparo, Doradas


(2), y El Dulce (Afluentes No. 1 y 2).

 Área 4: Proyecto Parqueadero; ubicación frente a Cerro Tusa (ladera norte).

c) Infraestructura de Información

d) Infraestructura de Señalización

e) Infraestructura de Áreas Descubiertas de Descanso

f) Infraestructura de Aseo y Reciclaje

501
10.2.4.6. Descripción Proyectos Arquitectónicos

10.2.4.6.1. Área 1 – Proyecto Centro Cultural Sinifaná

a) Idea básica: Desarrollar un edificio de carácter cultural mediante el reciclaje de


una estructura escolar preexistente.

b) Objetivo: Adecuar un espacio arquitectónico dentro del perímetro urbano del


municipio de Venecia (Ver Figuras 75 y 76), para desarrollar un programa
subdividido en áreas que permitan reunir todas las expresiones de la cultura y
albergar el patrimonio cultural y ecológico del territorio, especialmente las piezas
arqueológicas encontradas en el entorno que constituye el parque y el área objeto
del presente estudio (Ver Figura 77), transformándose así en un factor
determinante en el desarrollo medioambiental, educativo y cultural del pueblo (Ver
Figuras 75 y 76).

502
Figura 75. Área No. 1 - Proyecto Centro Cultural Sinifaná, Localización - Planta
General Urbana.

Figura 76. Área No. 1 - Proyecto Centro Cultural Sinifaná, Localización – Detalle
Planta Urbana.

503
c) Áreas Principales del Centro Cultural Sinifaná:

i) Primer Nivel:
 Auditorio
 Área Administrativa
 Área de exposiciones itinerantes
 Área de Artes Escénicas
 Área de Artes Plásticas
 Cafetería
 Baños

 Conector A: Patio contenedor de réplica del camino prehispánico y flora


representativa de la región.
 Conector B: Zaguán, reminiscencia de la arquitectura colonial.

504
 Conector C: Atrio que liga el centro con el espacio público y la carrera 53,
superpuesta al camino prehispánico.

ii) Segundo Nivel:


 Sala de Arqueología
 Sala de Ciencias Naturales
 Sala de Historia
 Sala del Centro de Historia
 Laboratorio y curaduría

iii) Teatro al aire libre (Ver Figura 76):


 Estrado, graderías, zona verde (paisajismo).
 Conector A: Acceso por la cafetería.
 Conector B: Acceso 2 que une el teatro con la calle 51, superpuesta al
camino prehispánico.

d) Carácter: Se plantea un edificio representativo del patrimonio cultural del


municipio de Venecia, cuya construcción presenta una fachada de volúmenes
sencillos de color blanco, donde el elemento más significativo es la introducción de
la guadua en una obra contemporánea, ligando así tradición, cultura, espacio y
tiempo (Ver Figura 77).

505
Figura 77. Área No. 1 - Proyecto Centro Cultural Sinifaná, Planimetría.

506
Tabla 80. Centro Cultural Sinifaná – Área de Exposiciones Permanentes.

CENTRO CULTURAL SINIFANÁ


ÁREA DE EXPOSICIONES PERMANENTES – SEGUNDO NIVEL

Sala 6 – Ciencias Sala 7 – Arqueología Sala 8 – Historia


Naturales Juan Bautista Montoya y Nacianceno García
Michael G.A. Hill Flórez Monsalve

Panel 1 - Historias Panel 6 – Historias Panel 8 – Historias


Personales Personales Personales

1. Geología Panel 7 – Introductorio 1. Arte religioso


a. Mapa Emil Grosse Hombre en América
Vitrina 1 - Colección de 2. Fotos antiguas
rocas y minerales 1. Vivienda
Panel 2 a. Tejidos 3. Colonización
b. Explotación de Antioqueña
2. Geomorfología y recursos (oro y sal) a. Tren
Paisaje c. Alimentación b. Café
a. Maqueta de Michael c. Minería
Hill 2. Ceremonias
b. Fotos panorámicas y a. Geografía sagrada 4. Documentos
en satélite de la región b. Cuevas antiguos
con pie de foto c. Cerros
Panel 3 d. Cementerios

3. Biodiversidad 3. Construcciones
a. Flora a. Caminos
Vitrina 2 – Herbario b. Muros
Panel 4 c. Otros
b. Fauna
Vitrina 3 – Entomología
Panel 5

507
Foto 136. Maqueta de los municipios de Venecia y Tarso, elaborada por el
geógrafo Michael Hill (1996).

Foto 137. Módulo de vitrina para exhibición con algunas piezas donadas al Centro
de Historia de Venecia, por parte de la comunidad.

508
Figura 78. Área No. 1 - Proyecto Centro Cultural Sinifaná, Perspectivas en 3D.

509
10.2.4.6.2. Proyecto Modular

Foto 138. Panal de abejas. (Vélez 2000: 211)

"En un mundo de redes dentro de redes


donde ya no hablamos de objetos sino de
RELACIONES, el pensamiento sistémico
se define en términos de:
CONECTIVIDAD, RELACIONES Y
CONTEXTO".
(Fritjof Kapra, 1998: 45)

"El hombre actúa intuitiva e


inconscientemente como extensión de la
naturaleza"
(Gaston Bachelard, 1995: 38)

“La geometría fractal de la naturaleza es


la relación continua de la parte con el
todo.”
(Benoit Mandelbrot, 1997: 89)

a) Descripción: Estructura autoportante espacial con paneles modulados, los


cuales una vez ensamblados y anclada la estructura, se convierten en un cuerpo
estructural de absoluta solidez, permitiendo edificar un tipo de construcción en
cualquier sitio y prácticamente de cualquier tamaño.

b) Concepto ambiental: El módulo básico está inspirado en la geometría de los


panales de abejas y en su forma de agrupación (Ver Foto 138).

c) Concepto de crecimiento: El sistema es adaptable mediante ensambles y


conexiones que permiten la ampliación gradual horizontal e inclusive vertical del
módulo básico.

d) Concepto estructural: Este sistema se convierte en un cuerpo estructural de


absoluta solidez por la triangulación, permitiendo edificar un tipo de construcción
de cualquier tamaño -según su función-, en cualquier sitio, adaptándose al
entorno. La parte inferior de la estructura tiene un espacio liberado con las
siguientes ventajas:

510
 Aislamiento térmico debido al clima de la región y protección de los animales.
 Protección contra la humedad en terrenos fangosos.
 Evita la entrada de aguas en caso de crecientes.
 Posibilidad de utilizar el espacio con otras finalidades como por ejemplo
invernadero, semillero, depósito, etc.

e) Construcción: Es una estructura modular cuya base de 35 cm es desarmable,


flexible, económica y de rápido ensamble (Ver Foto 140), ya que todos sus
componentes se vinculan por medio de tornillos (Ver Foto 139).

Foto 139. Detalle nudo de amarre.


(Conexión de bambú en metal diseñada por
el arquitecto japonés Shoei Yoh. Tomado de
Vélez, 2000: 108)

Foto 140. Etapa de construcción de


los módulos en guadua. (Domo
geodésico en bambú en Fukuoka,
Japón diseñado por el arquitecto
japonés Shoei Yoh, 1989. Tomado
de Vélez, 2000: 231)

511
f) Estructura espacial en guadua: Este sistema espacial puede modificarse y
utilizarse de diferentes formas: como mirador, como vivienda y para otras
funciones. Su escala está perfectamente elegida y sirve para integrar el usuario
con el paisaje circundante, compuesto por montañas y bosques.

g) Aplicación: Se utilizó el modulo en todos las áreas de intervención


arquitectónica que componen la infraestructura del parque.

i) Usos Principales:
 Módulo mirador
 Módulo aula ambiental
 Módulo vivienda
 Módulo centro de información
 Módulo torre de observación

ii) Usos Secundarios:


 Módulo tienda
 Módulo servicios sanitarios
 Módulo depósito
 Módulo reciclaje de basuras

512
Figura 79. Proyecto Modular, Detalles arquitectónicos.

513
10.2.4.6.3. Área 2 - Proyecto Torre de Observación y Centro de Información

a) Objetivos:

 Este proyecto es el conector principal del parque con la zona urbana. Tiene
como objetivo principal dotar al parque de un centro de administración e
información general para los usuarios; permitiendo la vinculación con el pueblo
mediante un puente peatonal sobre la quebrada Táparo (Ver Figura 80).

 Darle identidad propia al parque, mediante una torre estructural simbólica que
tiene doble función: significar y funcionar como torre de observación (Ver Figura
80).

 Ubicar en forma adecuada los vehículos de los visitantes del parque en una
zona ligada directamente con la vía de acceso y el tejido urbano (Ver Figura 80).

514
Figura 80. Área 2 – Proyecto Torre de Observación y Centro de Información,
Localización y Planimetría.

515
10.2.4.6.4. Área 3 - Proyecto Aula Ambiental

a) Conceptualización:

El programa de aulas ambientales se puede definir como un proceso de educación


ciudadana de carácter no formal, mediante el cual los actores sociales
reconocerán las características dominantes del deterioro de su entorno, sus
causas y consecuencias, a través de la participación activa y comprometida;
además de comprender y aceptar la importancia de interactuar con otros y la
necesidad de transformar o redirigir sus orientaciones de acción en función de los
valores ambientales (Ministerio del Medio Ambiente, 1999).

Mediante el programa del aula ambiental se pretende propiciar cambios radicales


en los comportamientos de la comunidad. Los principales ejes del programa son:
la educación, la participación de la comunidad y la concertación.

b) Objetivo:

El aula ambiental: será el espacio donde se realizarán las actividades de


educación ambiental que requieren ayudas didácticas como diapositivas y
películas. Además será un lugar donde se promoverá la recuperación de la historia
y tradiciones del municipio.

c) Metodología:

Los programas del aula ambiental son de carácter no formal, cultural,


experimental, de diálogo y participación. Para su creación se siguieron los
lineamientos sugeridos por el Ministerio del Medio Ambiente, para quien la
creación de estas aulas es un instrumento fundamental de la consecución de un
cambio hacia una cultura más ambiental y participativa. Se pretende que tales
proyectos tengan un amplio efecto demostrativo y se constituyan en modelos
ejemplarizantes para la sociedad en su conjunto (Ministerio del Medio Ambiente,
1999).

Aunque la comunidad a la que serán dirigidos los programas del aula ambiental
está constituida por la población urbana y rural del municipio de Venecia y por los
visitantes constantes del Parque que no pertenecen al municipio, es prioritario
enfocarse a las comunidades rurales por ser ellas las administradoras directas de
los recursos ambientales; a los niños, que serán los encargados de su
preservación, y a la mujer como centro organizador-ejecutor de las políticas
intrafamiliares y responsable de su educación.

516
Figura 81. Área 3 – Proyecto Aula Ambiental, Localización y Planimetría.

517
10.2.4.6.5. Área 4 - Proyecto Mirador Cerro Tusa

Foto 141. Mirador Cerro Tusa.

Esta es el área del parque con mayor importancia arqueológica por ser el núcleo
del sistema territorial. Se propone ubicar dos módulos de mirador, los cuales están
destinados a intensificar las impresiones de los visitantes, ya que el lugar posee
una vista panorámica. (Ver Figura 82) y especialmente porque desde aquí se
visualiza la Cara de la Diosa.

Se dotará el área de una zona de parqueadero para veinte vehículos en el sitio


donde la vía intercepta el camino prehispánico, para posibilitar el acceso directo al
sitio de mayor significación y carácter arqueológico del parque (Ver Figura 82).

Dentro de la zona también se ubicará un área de descanso con bancas al aire libre
bajo frondosos árboles. Todos los elementos estarán dotados del amoblamiento
urbano requerido para su mejor función ambiental: señalización, información y
basureras (Ver Mapa 12).

Dada la importancia y ubicación estratégica de esta área, se propone como apoyo


funcional, un módulo de servicios sanitarios, un módulo de servicio de tienda, un
módulo para reciclaje de basuras y un módulo para depósito.

En esta área se piensa proyectar un módulo de información sobre el patrimonio


arqueológico y ecológico del sitio; se ubica cerca del Altar de Sacrificios (Ver Foto
144).

518
Figura 82. Área 4 - Proyecto Mirador Cerro Tusa, Localización, Planimetría y
Vistas.

519
10.2.4.6.6. Área 5 - Proyecto Grupo Habitacional

Foto 142. Grupo habitacional.

a) Objetivo: El propósito del proyecto es localizar ocho módulos para vivienda con
el fin de reubicar a las familias residentes en el caserío La Portada, cuyas
viviendas actualmente invaden el camino prehispánico, permitiendo que por el
carácter y estructura de la vivienda puedan funcionar como comunidad humana
digna, higiénica y ambiental, ligada al proyecto como futuros guías y vigías de la
zona.

Estos módulos de vivienda espacial están conceptualizados a partir de la vivienda


indígena en América y en las teorías y tecnologías de la vivienda espacial-
temporal-orgánica. Se construye con materiales propios de la región: estructura en
guadua y recubrimiento en revoque tendinoso (Ver Foto 142).

520
10.2.4.6.7. Área 7 - Proyecto Mirador Alto de la Corneta

Foto 143. Mirador Alto de la Corneta.

10.2.4.6.8. Áreas 8 y 9 - Proyectos Miradores Alto del Nudo y Alto el Nevado

Se escogieron estos sitios por su ubicación geográfica estratégica en la cima de


los estratos (Ver Mapa 7) y su importancia considerando varios aspectos:

 Importancia Arqueológica: En estas cimas ubicaron los habitantes


prehispánicos de la zona sus cementerios.
 Importancia Ecológica: Están cerca de los reductos de bosque secundario
que reposan sobre los escarpes de los estratos.
 Importancia Visual: Tienen una vista panorámica de 360º, por estar ubicados
en las cimas de los escarpes y también están alineados con la Cara de la Diosa
de Cerro Tusa con una dirección NW.

Se propone ubicar en cada una de estas cimas un módulo de mirador. Ésta es


una estructura modular abierta y espacial proyectada en guadua con una
plataforma construida en paneles de guadua laminada como piso y cubierta en
lona banca, articulada a la estructura por medio de nudos metálicos (Ver Foto
143) .

521
10.2.4.7. Descripción Proyectos de Amoblamiento del Parque

El camino y todas las áreas del parque contarán con todos los elementos de
amoblamiento que requiere el visitante para una actividad humana y ambiental
adecuada; se propone en el proyecto de adecuación y mejoramiento de suelos, la
siembra de especies recuperadoras; regeneración natural con árboles de rápido
crecimiento, zonas de preservación y recuperación de flora y fauna (Ver Mapa
12).

Es importante destacar en el estudio paisajístico y en la propuesta de


revegetalización, la recuperación de la belleza del camino y su entorno inmediato
mediante la siembra de árboles frondosos a lo largo de éste; bajo éstos árboles de
sombrío, una variedad de todos los platanillos y orquídeas característicos de la
vegetación de la región logrando así un maravilloso efecto de color, armonía y
naturaleza.

10.2.4.7.1. Paneles de Información

a) Proyecto: Modular. Estructura autoportante.

b) Material: Paneles en guadua laminada con alma de madera común; estructura


portante metálica; cubierta en lámina de bicarbonato (Ver Foto 144).

c) Localización (Ver Mapa 12)

 Infraestructura principal del parque, áreas 1,2 ,3, 4, 6, 8, 9.


 Infraestructura secundaria, áreas 1, 3, 4.

522
Foto 144. Panel de información, en el Altar de Sacrificios.

523
10.2.4.7.2. Bancas para Sitios de Descanso al Aire Libre

Foto 145. Banca.

a) Proyecto: Modular. Estructura en concreto abusardado visto y asiento en


guaduas alineadas sobre madera inmunizada (Ver Foto 145).

b) Localización (Ver Mapa 12):

 Lugares del camino donde se puede disfrutar a la sombra, del medio


natural, la arborización del paisaje y el ecosistema circundante.

 Área cercana a los dos afluentes de la quebrada El Dulce.

524
10.2.4.7.3. Basureras

a) Proyecto: Modular. Estructura autoportante en guadua laminada (Ver Foto


144).

b) Material: Panel circular en guadua laminada con alma de madera común;


basurera prefabricada en concreto reforzado.

c) Localización:

a. Todas las áreas que componen la infraestructura principal.


b. Todas las áreas que componen la infraestructura secundaria acompañando el
sistema de amoblamiento urbano: información y bancas.
(Ver Mapa 12)

10.2.4.7.4. Señalización
Foto 146. Señalización.

a) Proyecto: Modular.
Estructura portante en concreto
reforzado.

b) Material: Soporte en
concreto enchapado en
guadua; panel de señalización
con estructura interna en
madera común y panel
laminado en plástico (Ver Foto
146).

c) Localización:

Todas las áreas del parque


(Ver Mapa 12).

525
10.2.4.7.5 Puentes

Foto 147. Puente. (Puente de bambu en Taiwán, Tomado de Vélez, 2000: 216, 217)

a) Proyecto: Modular. Estructura en guadua.

b) Localización:

a) Área 2, quebrada Táparo, límite del área rural del parque.

b) Quebrada Doradas (2), antes de llegar a las Cuevas de santa Catalina.

c) Quebrada El Dulce (Afluente 1)

d) Quebrada El Dulce (Afluente 2).


(Ver Mapa 12).

526
Tabla 81. Presupuesto del Proyecto Arquitectónico del Parque Arqueológico y Ecológico.

ELEMENTO DISEÑADO, CANTIDAD UNIDAD PRESUPUESTO PRESUPUESTO


ÁREAS CONSTRUIDAS UNITARIO ($) TOTAL ($)
1. Módulo Mirador. 6 m2 4’600.000 27’600.000
Módulo abierto cubierto.
2. Módulo Aula 1 m2 6’380.000 6’380.000
Ambiental. Módulo
cerrado cubierto.
3. Módulo Vivienda. 8 m2 6’000.000 48’000.000
Módulo cerrado cubierto.
4. Módulo Administración. 1 m2 2’850.000 2’850.000
Módulo semicerrado
cubierto.
5. Módulo Tienda. 2 m2 3’100.000 6’200.000
Módulo abierto cubierto.
6. Módulo Sanitario. 2 m2 3’750.000 7’500.000
Módulo cerrado cubierto
7. Módulo Jaula 14 m2 1’150.000 16’100.000
Aclimatación. Módulo
abierto mas malla.
8. Módulo Torre. Módulo 2 m2 3’500.000 7’000.000
abierto cubierto.
9.Módulo Reciclaje 4 m2 400.000 1’600.000
Basuras. Módulo
complementario al de
baño y vivienda
10. Módulo Depósito. 5 m2 400.000 2’000.000
Módulo complementario.
Subtotal 125’230.000
ELEMENTO DISEÑADO AMOBLAMIENTO
1. Panel Información. 3 Unidad 785.000 2’355.000
Panel abierto mas
cubierta.
2. Módulo Señalización. 26 Unidad 352.000 9’152.000
Tipo ubicación.
3. Módulo Banca mas 22 Unidad 387.000 8’534.284
Mesa. Prefabricado,
concreto, guadua
4. Módulo Basurera. 32 Unidad 161.715 5’174.880
Prefabricado, concreto,
guadua.
Subtotal 25’216.164
PARQUEADEROS
1.Parqueadero Vehicular 2 m2 25’000.000
2. Bahía Vehicular 1 m2 6’000.000
Subtotal 31’000.000

527
CAMINO
1. Senderos. Trazo mas 8 ML 22.500 3’375.000
viruta (1 m).
2. Puente peatonal en 4 Unidad 3’000.000 12’000.000
guadua.
Subtotal 15’375.000
DOTACIÓN MÓDULO AULA AMBIENTAL
1. Silletería madera 36 Unidad 80.000 2’880.000
laminada, guadua
2. Tablero, marcadores 1 Unidad 100.000 150.000
3. Televisor 1 Unidad 2’200.000 2’200.000
4. VHS 1 Unidad 375.000 375.000

5. Proyector Filminas 1 Unidad 520.000 520.000


6. Proyector Acetatos 1 Unidad 390.000 390.000
7. Computador 1 Unidad 1’500.000 1’500.000
Subtotal 8’015.000
Pozo Séptico 4 Unidad 1’000.000 4’000.000
Subtotal 4’000.000
TOTAL 205’451.164

528
11. CONCLUSIONES

Los impactos identificados sobre el patrimonio arqueológico en el área de estudio,


son principalmente causados por los usos no sostenibles del suelo que existen en
el Municipio.

El patrimonio arqueológico se ha visto bastante deteriorado con la nueva


tendencia hacia la división de la tierra para el uso de parcelaciones. Se han
destruido cuatro yacimientos arqueológicos de mucha importancia en los últimos
dos años.

La planificación ambiental en el municipio de Venecia no ha contado con un buen


soporte de investigación, ya que el POTM presenta debilidades y carencias en
cuanto a la zonificación propuesta por no tener en cuenta variables ecológicas e
histórico culturales de mucho valor. Si las decisiones de planeación y desarrollo
del municipio se siguen tomando con base en esta zonificación, los recursos
naturales y el patrimonio arqueológico que aún permanece en el territorio se verá
amenazado y con una tendencia fuerte hacia la desaparición.

Los POTM se pueden enmendar cuantas veces el municipio lo crea necesario


mediante anexos. Se recomienda incluir un anexo al POTM, el cual se sugiere que
sea aprobado por el Concejo Municipal. Este anexo se compone de un Área de
Manejo Especial, bajo la figura jurídica de Área Natural Histórico Cultural, con una
extensión de 467.2 ha, distribuidas como una franja de 100 m a lo largo del
camino antiguo Venecia – Bolombolo, entre la cabecera municipal y la finca la
Hondura.

El patrimonio ecológico y arqueológico no da espera para su protección y


conservación. Las políticas para su correcto manejo y apropiación adecuada
deben ser tomadas como una prioridad por la administración municipal. Las
dinámicas de la gestión ambiental en la administración pública tienen un ritmo que
no logra atender completamente las necesidades de conservación del medio
ambiente, pues para poder tomar medidas como la enmienda y corrección de un
POTM pueden pasar varios años. Por lo tanto se concluye que se deben tomar
medidas legales, como la declaratoria del área de reserva, como una prioridad a
corto plazo. La gestión de los fondos para el desarrollo de los proyectos afines
puede llevarse a cabo posteriormente, ya que la urgencia es mitigar los impactos
de un área específica mediante la introducción de usos del suelo ambientalmente
sostenibles.

529
Como una conclusión personal, se piensa continuar en el campo de la
investigación, gestión ambiental y cultural en el municipio de Venecia, con el
objetivo de materializar la investigación. A través de un parque arqueológico y
ecológico, un centro cultural integral y una planificación acertada ambientalmente
del desarrollo municipal, se quiere aportar desde la ciencia a mejorar las
condiciones de vida de la sociedad.

530
531
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