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EL COLEGIO DE MICHOACÁN, A.C.

Centro de Estudios Arqueológicos

Los janambres del antiguo Tamaulipas


Un estudio etnohistórico y una propuesta de divulgación teatral

TESIS
Presentada por:
Giovanni Alberto Chávez Morales

Para optar al grado de:


Maestro en arqueología

Directora:
Dra. Magdalena Amalia García Sánchez
Asesores:
Dra. Antonieta Jiménez Izarraraz
Dr. Jaime Delgado Rubio

La Piedad, Michoacán, México


Resumen
Esta investigación espera hacer aportes para la caracterización del modo de subsistencia de
los janambres con el objetivo de analizarlo y entenderlo, para finalmente acercarlo a la
población mediante estrategias de divulgación educativa, específicamente a partir del teatro
didáctico.

Primero, se trata de una investigación que permita aproximarse a una definición del
modo de subsistencia recolector cazador de los indígenas janambres y las actividades
concomitantes.

Segundo, a partir de la teoría del aprendizaje significativo y de diversos postulados


pedagógicos y psicológicos, se pretende estrechar los vínculos entre la sociedad de las
localidades del área de estudio, sus costumbres y tradiciones; y con el paisaje natural y
cultural de dicha región.

Esta investigación se ha dividido como sigue. En el primer capítulo se presentan los


planteamientos teóricos y metodológicos desde los que parte el presente trabajo. En el
segundo capítulo abordamos los antecedentes arqueológicos, históricos y antropológicos que
nos competen, con relación a la etnia janambre, antiguos habitantes de la región de estudio
para tratar de recrear su modo de subsistencia y brindar una aproximación más exacta a su
vida cotidiana. Al tercer capítulo le corresponde el apartado del trabajo etnográfico y las
implicaciones relacionadas al trabajo artesanal y al modo de subsistencia de los actuales
habitantes de la región. Finalmente, en el cuarto capítulo se propondrá una estrategia de
divulgación partiendo desde los postulados del teatro didáctico para dar a conocer a un
público determinado el modo de subsistencia de los antiguos janambres, ahondando en la
metodología, implicaciones y repercusiones de dicho estudio de divulgación.

Palabras clave: Etnohistoria, Etnografía, Cazadores-recolectores, Modo de subsistencia,


Janambres, Tamaulipas, Divulgación, Teatro.
Abstract

This research hopes to make contributions to the characterization of the janambres mode of
subsistence in order to analyze and understand it, to finally bring it closer to the population
through educational dissemination strategies, specifically didactic theater.

First, it is an investigation that allows us to approach to a definition of the hunter­


gatherer mode of subsistence of the janambre Indians and the concomitant activities.

Second, based on the theory of meaningful learning and various pedagogical and
psychological postulates, this thesis is intended to strengthen the links between the people of
the localities in the study area, their customs and traditions; and the natural and cultural
landscape of said region.

This investigation has been divided as follows. The first chapter presents the
theoretical and methodological approaches from which this work starts. In the second chapter
we address the archaeological, historical and anthropological antecedents that concern us, in
relation to the janambre ethnic group, ancient inhabitants of the study region to try to recreate
their way of subsistence and provide a more accurate approach to their daily life. The third
chapter corresponds to the section of the ethnographic work and the implications related to
artisan work and the way of subsistence of the actual inhabitants of the region. Finally, in the
fourth chapter, a divulgation strategy will be proposed based on the postulates of didactic
theater to make known to a specific audience the way of subsistence of the ancient janambres,
delving into the methodology, implications and repercussions of said divulgation study.

Key words: Ethnohistory, Ethnography, Hunter-gatherers, Mode of subsistence, Janambres,


Tamaulipas, Divulgation, Theater.
Agradecimientos

Quiero agradecer principalmente al Colegio de Michoacán A. C., por permitirme formar parte
del programa de Maestría en Arqueología; también quiero agradecer a mi directora de tesis
y muy estimada amiga la Dra. Magdalena García Sánchez y a los miembros de mi comité de
tesis: el Dr. Jaime Delgado Rubio y la Dra. Antonieta Jiménez Izarraraz por asesorarme,
corregirme y acompañarme a lo largo de esta investigación. A las instituciones
gubernamentales federales, como el CONACyT por la beca que me otorgó, con la cual fue
posible financiar la presente investigación y a las instituciones estatales de Tamaulipas, por
el apoyo de la beca PECDA que hizo posible la publicación de un libro derivado de esta tesis
titulado “Los janambres modo de vida seminómada de los antiguos habitantes de
Tamaulipas ”.

A mis colegas investigadores de la arqueología, la historia, la antropología y en


general de cualquier tema del noreste: Jofrak Rodríguez, Francisco Mendoza, Gustavo
Ramírez, Jean Louis Lacaille, Sergio Medellín, Octavio Herrera; a los investigadores que
dedicaron su vida al estudio de esta región y cuyos textos nos siguen inspirando hasta el día
de hoy, como son Guy Stresser-Péan, William Breen Murray, Richard MacNeish y en general
a todos quienes hacen posible la investigación en el noreste; especialmente en Tamaulipas.

A mis padres: Adalberto Santos Chávez Vázquez y Olivia Morales García; mis
abuelas Rita Vázquez González y Oralia García Pérez; y a mi familia en general, por el apoyo
económico, moral y la inspiración que me han brindado y que continúan brindándome a lo
largo de mi vida. A mi compañera y gran amiga Paola Georgina Alcalá Bautista quien fungió
como mi asistente personal durante el trabajo de campo y siempre estuvo dispuesta a
apoyarme.

A las autoridades locales, a mis amigos y familia de Gómez Farías: Adán Díaz de
León Reyes, Ana María García Cruz, Oralia García Pérez, Norma Elisa Morales García,
Francisco Javier Chávez Vázquez, Javier Iván Chávez Morales, Moisés Maldonado
Hernández, Carlos Maldonado Hernández, David Morales Maldonado, Rosa Marroquín
Reyes y muchos otros más por compartirme toda su sabiduría e historia familiar y quienes
también se encargaron de proporcionarme contactos dentro de las localidades e información
y por asistirme con el transporte a las localidades, finalmente a la Sra. cronista de Gómez
Farías, la maestra María Antonieta Villalón por facilitarme la información concerniente a ese
municipio y sus habitantes.

A las autoridades, amigos y familia de Fortín Agrario y Xicoténcatl como son Diego
García García, Rosa Vázquez Alfaro, Leonel Vázquez Alfaro, Nicolasa Alfaro Acuña,
Agustín Vázquez Alfaro, Luis Miguel Vázquez Alfaro, Julia Vázquez Alfaro, José
Guadalupe Cortés García y muchos otros más por considerarme como uno más de la
comunidad al permitirme participar en todas y cada una de las actividades que aquí fueron
registradas. Todos ellos son verdaderas instituciones de conocimiento.

A las compañías de teatro “Colectivo Cultural Mitote Huasteco”, “Gato Negro


Teatro” y actores independientes como son: Guillermo Yael Oliver Llanos Galván, Paola
Georgina Alcalá Bautista, Marco Antonio Rivas Vélez, Valentín Arias Flores, Luis Alberto
Rodríguez y María de Jesús Loredo Castañeda por su disposición e interés en actuar en la
puesta en escena denominada “La llegada de los extranjeros” la cual lamentablemente no
se pudo llevar a cabo por la presente situación pandémica del SARS CoVid-19.

Y finalmente agradecer a quienes ya no están con nosotros, principalmente mi abuelo


José Cruz Morales Maldonado quien en vida alimento el fuego de mi curiosidad y mi amor
por la historia con tan maravillosos relatos sobre Gómez Farías y a Daniel Mares Franco, mi
mejor amigo, por su ayuda y comprensión en mis momentos de desvelo. Siempre estarán en
nuestros corazones, espero que en la otra vida nos volvamos a encontrar.
Índice
Tabla de contenido ................. pág. 1
Introducción ................. pág. 4
CAPÍTULO I

Marco Teórico y metodología de investigación


1. EL MARCO TEÓRICO ................. pág. 8
1.1 Los planteamientos de Carl O. Sauer ................. pág. 8
1.1.2 Los cazadores recolectores ................. pág. 12
1.2 MODO DE SUBSISTENCIA Y MODO DE VIDA ................. pág. 15
1.2.1 Producción y consumo ................. pág. 17
1.3 LA ETNOARQUEOLOGÍA pág. 19
1.4 LA ETNOGRAFÍA pág. 24
1.5 LAS FUENTES DOCUMENTALES pág. 28
1.6 LAS FUENTES ARQUEOLÓGICAS pág. 29
1.7 LAS FUENTES ANTROPOLÓGICAS pág. 29
1.8 LA ETNOGRAFÍA EN LA REGIÓN DE ESTUDIO pág. 30
1.8.1 Exploración de campo ................. pág. 32
1.8.2 Trabajo de campo ................. pág. 33
1.9 ENSEÑANZA Y TEATRO ................. pág. 37
1.10 DIFUSIÓN Y DIVULGACIÓN ................. pág. 41
1.10.1 Interpretación temática y divulgación significativa ................. pág. 42
CAPÍTULO II
Antecedentes de investigaciones arqueológicas e históricas
2.1 INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA REGIÓN ................. pág. 52
2.1.1 Prehistoria en el noreste y el valle del mamut en ................. pág. 52
Xicoténcatl, Tamaulipas
2.1.2 La Sierra Madre Oriental y la Sierra de Tamaulipas ................. pág. 56
2.1.3 La cronología en Tamaulipas ................. pág. 57
2.2 MARCO GEOGRÁFICO ................. pág. 57
2.3 LA FAUNA CAZADA EN SAN ANTONIO NOGALAR ................. pág. 66
2.3.1 Comparación con la flora de San Antonio Nogalar ................. pág. 67
2.4 LA INFORMACIÓN HISTÓRICA ................. pág. 68
2.4.1 Los janambres pág. 68
2.4.2 Vida janambre pág. 73
2.4.3 Guerra pág. 78
2.4.4 Ideología y política pág. 83
2.4.5 Mitotes pág. 86
CAPÍTULO III

Hacia la comprensión de los janambres. Etnografía en la región


suroeste de Tamaulipas
3.1 ACTIVIDADES PARA LA SUBSISTENCIA ................. pág. 93
3.1.1 La recolección y aprovechamiento de plantas silvestres ................. pág. 93
3.1.2 La agricultura ................. pág. 104
3.1.3 La caza ................. pág. 107
3.2 ACTIVIDADES ARTESANALES ................. pág. 118
3.2.1 La talabartería y el curtido de pieles ................. pág. 118
3.2.1.1 Curtido con ceniza y estiramiento ................. pág. 123
a) Obtención de materia prima pág. 123
b) Manufactura pág. 124
c) Uso pág. 129
d) Desecho pág. 129
3.2.1.2 Curtido con cal y sal ................. pág. 129
a) Obtención de materia prima pág. 130
b) Manufactura pág. 130
c) Uso pág. 133
d) Desecho pág. 134
3.3 LA PRODUCCIÓN DE IXTLE DE AGAVE pág. 135
LECHUGUILLA
a) Obtenciónde materia prima pág. 138
b) Manufactura pág. 141
c) Uso pág. 146
d) Desecho pág. 146
3.4 CONSIDERACIONES SOBRE ESTE CAPÍTULO ................. pág. 146
CAPÍTULO IV

Una propuesta de divulgación mediante el teatro


4.1 ANTECEDENTES Y METODOLOGÍA ................. pág. 153
4.1.1 Antecedentes de la propuesta de divulgación ................. pág. 156
4.1.2 Guión general de divulgación ................. pág. 158
4.1.3 Guión especifico de divulgación ................. pág. 160
4.1.3.1 Guión académico de divulgación ................. pág. 167
4.1.3.2 Obra de teatro para la socialización del patrimonio ................. pág. 185
inmaterial de Gómez Farías, Tamaulipas.
4.1.3.3 Talleres de acercamiento a la vida janambre ................. pág. 191
4.2 CONSIDERACIONES FINALES ................. pág. 193
ANEXO 1: ENCUESTAS ................. pág. 197
Bibliografía citada ................. pág. 199
Introducción

Mi primer acercamiento al tema de estudio surge por la intención de divulgar y estudiar el


patrimonio arqueológico presente en las comunidades de la región de Gómez Farías,
Xicoténcatl y González en Tamaulipas. La intención original del presente trabajo era utilizar
a la arqueología experimental para explorar las posibilidades divulgativas de los talleres
participativos como de cestería, cerámica, elaboración de armas prehispánicas, para utilizar
el aprendizaje kinestésico y dar a conocer la forma en que una determinada sociedad del
pasado vivía, sin embargo a lo largo del programa de Maestría en Arqueología en el Colegio
de Michoacán fui descubriendo la falta de conocimiento científico con respecto a los antiguos
habitantes de la región de estudio. Fue gracias a las materias ahí cursadas, especialmente a la
impartida por el Mtro. Jofrak Rodríguez sobre la historiografía del noreste para la época
colonial que conocí por fin a los actores principales de este trabajo: los janambres, cazadores-
recolectores de índole seminómada que habitaron en la región de Tamaulipas y Nuevo León
durante el periodo colonial. A partir de aquí comencé a preguntarme cuál sería la mejor forma
de divulgar el conocimiento sobre estos antiguos habitantes a la población actual de las
comunidades fundadas sobre el antiguo territorio janambre. Aquí se evidenció parte de mi
segunda formación profesional que es la teatral; pues a mi parecer una obra de teatro podría
ser la estrategia idónea para dar a conocer este patrimonio a los habitantes de la zona de
estudio.

La investigación arqueológica en esta zona es muy poca a pesar de que parte de los
municipios (Gómez Farías) cuentan con bastante extensión territorial dentro de la Reserva
de la Biosfera “El cielo”, importantísimo parque ecoturístico que atrae a cientos de miles de
visitantes al año y sobre el cual, se han realizado una cantidad incontable de estudios en el
área de las ciencias naturales; sin embargo en el ámbito histórico-cultural no existe un espacio
formal dedicado a la divulgación del conocimiento arqueológico o antropológico . Destaca
por su importancia el desconocimiento de los antiguos janambres, grupo étnico de reconocida
presencia para los siglos XVII y XVIII, cuyo modo de vida sirvió de marco para el desarrollo
de actividades de subsistencia y otras de índole artesanal.

Desde esta perspectiva, es importante mencionar que en esta región se conservan


actividades artesanales y culturales cuyo origen es muy posible ubicar en el periodo colonial
temprano, cuando se estableció el contacto entre españoles e indígenas semi-nómadas.
Analizar estas actividades podría ayudarnos a definir parte del modo de subsistencia de los
antiguos habitantes indígenas janambres, además de permitirnos hacer inferencias en relación
con las profundas raíces que perfilaron la manera de vivir de los actuales habitantes de esta
área.

Por otra parte, se ha identificado una desconexión entre los actuales habitantes de la
localidad y el patrimonio arqueológico existente en la zona; en efecto, hay un total
desconocimiento de la población con respecto a evidencias tales como las cuevas con pinturas
rupestres, las figurillas u otros objetos que han aparecido durante las excavaciones para las
letrinas o cimientos de casas. Además de eso también se ha identificado la venta ocasional
de material arqueológico, un inequívoco indicador del desconocimiento de los valores
científicos, históricos e identitarios que tienen estos objetos, los que quedan muy por debajo
del valor económico.

Por lo aquí planteado, pensamos que si intentamos acercar la evidencia arqueológica


explicada, la información etnográfica y la histórica a los pobladores de Gómez Farías,
podríamos ayudar a establecer un vínculo entre los pobladores con éste su patrimonio,
esperando así, aportar información para que sean ellos mismos quienes los conozcan, se
encarguen de su protección y de su preservación. Se espera de esta manera, ayudar a vincular
a los habitantes del pasado con las personas que actualmente viven y subsisten en este mismo
escenario ambiental.

Partiendo de lo anterior, surge la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál podría


ser la forma más efectiva de dar a conocer a los antiguos janambres, su manera de vivir y de
aprovechar el paisaje a los actuales habitantes de Gómez Farías, Xicoténcatl y González,
todos estos municipios del estado de Tamaulipas?

Ante esta pregunta, se plantea la siguiente hipótesis: Proponemos que si los actuales
habitantes de los municipios bajo estudio generaran vínculos de afinidad con la gente que
vivió ahí en tiempos antiguos, podrían ser los custodios idóneos para conservar su
patrimonio. Podrían ser asimismo quienes presentaran y explicaran a los visitantes, a los
turistas, a los extranjeros y a las nuevas generaciones, quiénes fueron y cómo vivieron los
janambres. De esta manera partimos del supuesto de que si es posible proponer una
reconstrucción de las actividades de los janambres, como es el caso de las actividades de
subsistencia y las artesanales, será posible construir esos vínculos, sobre todo a partir de
algunas analogías que pueden establecerse con la vida actual.

Pensamos también que una estrategia ideal para generar los vínculos arriba señalados
es el teatro. Proponemos entonces, que el teatro puede expresar mediante escenificaciones de
las actividades mencionadas, además de otras, una representación de aquellas sociedades que
conocían a la perfección el paisaje en el que habitaron y del que obtuvieron su sustento.

Así pues, los objetivos planteados para esta investigación son los siguientes:

1. - Caracterizar el modo de subsistencia recolector-cazador de los janambres en


Tamaulipas a partir de las evidencias históricas y arqueológicas, es decir, desde una
perspectiva etnohistórica y etnoarqueológica.

2. - Elaborar una obra de teatro como instrumento para la divulgación educativa, que
permita aproximarse a los actuales pobladores de la región de estudio (Gómez Farías,
Xicoténcatl y González) al modo de subsistencia de los antiguos janambres y así ayudar a
vincular a los habitantes de la región con su pasado antiguo.

Así esta investigación se ha dividido de la siguiente manera: En el capítulo 1 se


presentan los planteamientos teóricos y metodológicos que guiaron la investigación. En el
capítulo 2 abordamos los antecedentes de investigación arqueológica, histórica y
antropológica, en relación con la etnia janambre. En el capítulo 3 se presenta el trabajo
etnográfico en el que se registraron actividades artesanales contemporáneas insertas en el
modo de vida de los actuales habitantes de la región. Finalmente, en el capítulo 4 se propone
una estrategia de divulgación a partir de los postulados del teatro didáctico como un medio
para dar a conocer a un público no especializado un acercamiento a los antiguos janambres
CAPÍTULO I

MARCO TEÓRICO Y METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN


1. EL MARCO TEÓRICO

En esta sección se expone el aparato conceptual, teórico y metodológico que enmarca a la


investigación. En la primera parte se describen los postulados teóricos y los principales
autores que son claves para entender esta investigación, como son el paisaje cultural, nuevas
percepciones en el término “cazadores-recolectores ” y postulados pedagógicos como el del
aprendizaje significativo. En la segunda parte se describen los tipos de fuentes
(documentales, arqueológicas y antropológicas) y la metodología utilizada para el trabajo
etnográfico, así como una lista de los informantes que participaron en la presente
investigación. Finalmente se exponen los postulados teórico-metodológicos referentes a la
interpretación y divulgación.

1.1 Los planteamientos de Carl O. Sauer

La presencia de una perspectiva culturalista hacia el paisaje se originó desde la década de


1920, a partir de una propuesta epistemológica y operacional, encabezada por Carl O. Sauer
y sus estudiantes de Escuela de Berkeley (Sauer, 1925; Sauer, 1931, citado en Urquijo 2017:
21). No es que antes de ellos no se realizaran estudios en los que el agente transformador del
entorno fuera el hombre. De hecho, ese ha sido uno de los temas que cimentaron la ciencia
geográfica: la comprensión de la relación humano-naturaleza. Entre quienes precedieron a
las ideas de la tradición de Berkeley, e influyeron de alguna manera en Carl O. Sauer, es
posible mencionar a Ferdinand von Richthofen, Alfred Hettner, Franz Boas, Otto Schlütter y
Paul Vidal de la Blache (Fernández Christlieb, 2017, citado en Urquijo 2017: 22). Incluso, el
término geografía cultural fue utilizado previamente por Friedrich Ratzel en 1897
(Kulturgeographie), de quien lo tomó Sauer para referirse a los conocimientos y técnicas que
las sociedades utilizaban en los cambios que marcaban en la superficie terrestre o área de
acción específica.

En The Morphology of Landscape Sauer expuso que los estudiosos separaban el


paisaje natural del paisaje cultural, pasando por alto que la mirada del académico
contemporáneo se restringe al paisaje de nuestros días. Los espacios analizados, según Sauer,
están imbuidos de una historia integrada en la línea del tiempo, por lo que inferir conclusiones
eludiendo esta variable era tan pretencioso como temerario. Así, de acuerdo con Sauer, el
8
paisaje natural debía ser ilustrado a partir de las variables derivadas de las características
físicas de una región y el paisaje cultural podía rastrearse a partir de parámetros como la
densidad de población y la movilidad, las formas de subsistencia, las características de los
asentamientos y sus comunicaciones (Olay 2012:63).

Para Sauer y sus pupilos, al interior de un área cultural concreta se reconocían


procesos paisajísticos, tales como las formas del relieve, la hidrología, la vegetación, el clima
y las modificaciones históricas de las sociedades que ahí se habían manifestado. Esto
implicaba un reconocimiento previo de los procesos biofísicos en el terreno analizado. En
palabras del propio Sauer, “un geógrafo puede ser un estudioso de fenómenos fís icos, que no
se comprometa con el hombre, pero quien ejerce la geografía humana y no puede observar e
interpretar los datos físicos en su relación con sus estudios en economías humanas, tiene
apenas una competencia limitada” (Sauer, 1941, citado en Urquijo 2017: 22). Posteriormente,
se debían identificar en el entorno las “reliquias culturales”, tanto materiales, como las
edificaciones, antiguos senderos, viejos canales, terrazas, vegetación original e introducida,
y las inmateriales como la religión o la lengua (Urquijo, 2017: 22).

Con el paso del tiempo, la propuesta para el estudio de paisajes culturales emanada
de la Escuela de Berkeley recibió duras críticas. Sobre todo, se les atribuía una falta de
profundidad teórica; una carencia de ejercicios reflexivos. El alto valor que el enfoque
otorgaba a los restos materiales en el paisaje o el análisis descriptivo a través de áreas
geográficas o regiones, recibieron cuestionamientos de especialistas vinculados a otras
tradiciones, como la geografía británica, influida en ese entonces por los enfoques marxistas
(Price y Lewis, 1993; Mathewson, 2009, citado en Urquijo 2017: 23). Se cuestionaba también
la postura superorgánica de cultura de los practicantes de esta tradición, la cual consistía en
estudiarla a partir de las evidencias materiales o arqueológicas. La crítica enfatizaba la
aparente falta de interés en los aspectos intangibles en la definición de cultura, que también
modificaban el entorno; por ejemplo, las escalas de poder y las formas de toma de decisiones
de las sociedades (Duncan, 1980; Luna 1999, citado en Urquijo 2017: 23).

De acuerdo con el Diccionario de Geografía Humana (Johnston et al. 2000, citado en


Urquijo 2017: 24), el paisaje es el principal tema de estudio del enfoque de la geografía
cultural. Así se manifiesta desde su concepción clásica que surgió a mediados de la década
de 1920 con la tradición Escuela de Berkeley, hasta nuestros días en los que las propuestas
epistemológicas prestan una mayor atención a los aspectos fenomenológicos en el paisaje.
Es decir, el paisaje alude a la interacción humano-naturaleza tanto en un sentido objetivo
como subjetivo. Por lo tanto, todo paisaje es cultural, pues es prácticamente imposible
reconocer las formas paisajísticas naturales sin la presencia e intervención milenaria del ser
humano. Es decir, se trata de una construcción social, lo que implica connotaciones estéticas
y valoraciones éticas particulares, y asociada de forma intrínseca a factores geomorfológicos
y ecológicos (Rapoport, 1992, citado en Urquijo 2017: 24).

María de los Ángeles Olay menciona en su trabajo titulado “Volcán de fuego cuna del
agua, morada del viento... ” que llevar a la práctica la conjunción entre paisaje natural y
cultural implica, como se puede apreciar, un minucioso manejo documental y una relación
sistemática con las tareas de campo. La visión geográfica/cultural de Sauer recoge en la
práctica las discusiones sobre la delimitación de áreas culturales a partir de rasgos
confeccionados por colectividades a lo largo de los procesos históricos y que pueden ser
vislumbrados por medio de rigurosos análisis de fuentes documentales o de tradición oral y
de la observación directa de los escenarios en los cuales transcurren las obras construidas por
el hombre (Olay 2012:63).

Para esta investigación es necesario analizar el paisaje cultural de la sociedad


cazadora-recolectora janambre tomando como base su entorno ambiental. Para esto se ha
tomado a consideración el extenso trabajo realizado por el geógrafo Carl Sauer. Este autor
estudia las múltiples maneras de vivir que caracterizan a las sociedades humanas, estas
maneras, según el autor, son identificables mediante la delimitación de áreas con rasgos
culturales particulares, asimismo propone que su análisis es posible mediante la
determinación de complejos culturales distribuidos en áreas, para esto se necesita analizar
los fenómenos del paisaje, tanto naturales como culturales, para identificar esos posibles
significados, es decir un asentamiento se puede observar como la combinación optima de los
mejores medios para satisfacer las necesidades de una sociedad (Sauer 1940:6-18, citado en
Rodríguez 2011: 8).
Es posible trasladar este razonamiento al estudio de los janambres, al ser una sociedad
móvil, cazadora-recolectora depende en mayor medida del medio ambiente y los recursos
que este le proporciona a diferencia de una sociedad sedentaria que practica la agricultura.
Sauer establece que:

Las necesidades de alimento y de abastecimiento de agua para una


sociedad se encuentran en constante cambio, así también los elementos
implementados para la protección del asentamiento que se establece en
un área determinada. Las condiciones del ambiente o del paisaje natural
que la sociedad enfrenta influyen directamente en las razones por las
cuales se establece un asentamiento humano y dichas “razones” están
directamente relacionadas con los medios de subsistencia que se
encuentran accesibles, los que con la intervención del hombre llevan a
cabo la transformación del paisaje natural en paisaje cultural (Sauer
1940:17, citado en Rodríguez 2011: 8-9).
Las transformaciones antropogénicas observadas en el paisaje y que dan cuenta de las
huellas de la especie humana en el paisaje constituyen el “dinamismo”, es decir, lo
“dinámico” constituye el hecho de que el cambio de natural a cultural es un proceso
prácticamente interminable mientras exista el factor social (Sauer 1925: 22, citado en
Rodríguez 2011: 9). Para el caso de los janambres hay que considerar que no por tratarse de
una sociedad móvil, no va a dejar alguna huella observable en la transformación del paisaje,
si bien debería dejar una huella menor a la hora de transformar su entorno en comparación
con una sociedad sedentaria agrícola, y no por esto deben verse como grupos humanos menos
complejos o menos capaces de la transformación y aprovechamiento de su entorno ambiental.

Como se verá más adelante en los siguientes capítulos, los janambres ocuparon
diversos espacios ecológicos para obtener el máximo partido de los recursos que estos les
pudieran proporcionar. Ahora, la lectura de cada uno de estos paisajes puede hacerse desde
distintos enfoques, pueden ser vistos como una creación artística, una herramienta analítica,
patrimonio cultural o simplemente como fuentes de recursos naturales (Hernández 2013:37,
citado en Bravo 2019: 17). Esta investigación no pretende hacer un análisis profundo de los
paisajes culturales relacionados a los janambres ya que ese tema implicaría una tesis por si
sola en el ámbito de la geografía humana, si es necesario mencionar y resaltar muchos de los
elementos únicos que permitieron a esta etnia particular, sobrevivir, adaptarse y sacar el
máximo partido de los recursos para obtener en algunos momentos históricos una ventaja
militar y política sobre los hispánicos.

1.1.2. Los cazadores recolectores

Para comenzar es necesario partir de una definición de conceptos importantes. En el caso que
nos compete, estudiamos un grupo indígena comúnmente conglomerado en el enorme
concepto que es el de “cazador recolector”, así que comencemos preguntándonos ¿Qué
significa “cazador recolector”?

Mucho se ha escrito sobre las sociedades y sus diferencias a lo largo y ancho del
planeta. La diversidad de organizaciones humanas es el principal indicador de la variabilidad
cultural y social que se ha manifestado desde las primeras agrupaciones sociales, hasta las
actuales. El registro arqueológico muestra una gradual transformación en la complejidad de
las sociedades humanas.

El estudio de estas sociedades ha dado como resultado una serie de clasificaciones


que siguen diferentes criterios y obtienen, por consiguiente, diferentes resultados. El criterio
que más se ha utilizado es la estructura política, particularmente la idea de prestigio, a partir
de esto se han generado clasificaciones que distinguen entre sociedades igualitarias,
estratificadas y estatales, atendiendo a la cantidad de posiciones de prestigio exist entes en
cada una de ellas y el número de individuos capacitados para acceder a éstas (Arce 2005:1).

Comenzaremos por definir el concepto de “cazador recolector”. La búsqueda de una


definición del concepto de cazadores recolectores y su interpretación como sinónimo de
sociedades humanas nómadas o semi-nómadas ha provocado que las investigaciones
científicas que se realizan entorno al estudio de estas sociedades se vean salpicadas por
analogías donde se intenta asociar, mediante la etnografía, a sociedades humanas móviles de
la época del contacto o virreinal con sociedades que habitaron ecosistemas completamente
diferentes y en distintas condiciones desde hace 15,000 años (Pintar 2008, por ejemplo).

¿Qué tienen en común la gran mayoría de los grupos recolectores cazadores? Si bien
son sociedades que se desarrollaron en temporalidades muy distintas, su comportamiento y
especialización en la manera de conseguir su sustento y desarrollo cultural se centró en
elementos diferentes en cada región particular (y aún dentro de cada región), comparten una
forma de movilidad y maneras de asentarse en un lugar que se pueden categorizar en el
ámbito de los recolectores cazadores, además de un modo de subsistencia cuyo sustento
principal es, como su nombre lo indica, la recolección y la caza y no dependen de la
agricultura.

En relación a la ubicación y movilidad del grupo retomamos los planteamientos de


Lewis Binford (1994:31-32) quien propone que los grupos nómadas sitúan sus poblados
cerca de los lugares en donde pretenden cazar y recolectar y todos regresan a casa al final del
día; los grupos colectores se asientan cerca de uno de sus recursos preferidos, mientras que
grupos de trabajo especializados se desplazan para conseguir otros recursos de manera que,
debido a las largas distancias que en ocasiones recorren, establecen campamentos temporales
cerca de nuevo recursos.

Los cambios en el tamaño del grupo y en la ubicación de los cazadores recolectores


son adjudicados a la disponibilidad y a la abundancia de los recursos más importantes,
Dyson-Hudson y Smith (1983, citado en Arce 2005:3) ofrecen 4 modelos para los patrones
de conducta con respecto a la territorialidad en el ser humano. Tales patrones están basados
en la demanda y la disponibilidad de los recursos en una zona y dependiendo de la
disponibilidad de estos y la de la época del año, un grupo tiene movilidad.

Una constante en la literatura es el uso generalizado del término cazadores


recolectores y su asociación con modos de vida relacionados con el entorno y la
disponibilidad de recursos dependiendo de las épocas del año. Esta visión se proyecta como
una constante en la manera en que se explora, registra y analiza la evidencia material derivada
de las actividades de cazadores, recolectores, pescadores y agricultores que sin duda tuvieron
ese fuerte vínculo con el entorno, pero estos no fueron los únicos factores que influyeron en
su modo de establecerse y disponer de los espacios en que quedaron depositados sus vestigios
materiales.

Óscar Arce (2005:2) plantea una reflexión en torno al sentido de aplicar el nombre de
cazadores a unos grupos sociales en los que rara vez el consumo de carne supera el 40% del
13
peso total de los alimentos que ingieren sus individuos. Considera que, dada la movilidad y
la imprevisibilidad de las piezas de caza, el riesgo de la actividad y el bajo rendimiento que
implica - en contraste con la sedentariedad de los vegetales y de la seguridad de que cada
año crecen en el mismo sitio-, sería mucho más descriptivo de esta sociedad llamarles
“sociedades recolectoras cazadoras”.

Para Bate (1986:21), desde una perspectiva marxista, la particularidad de una


sociedad cazadora recolectora radica en su modo de producción, en el cual, la
correspondencia entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, está
dada por la ausencia de clases sociales y la existencia de relaciones de reciprocidad que se
corresponden con la necesidad de estabilizar una economía estructuralmente precaria. Para
este autor, la reciprocidad es la expresión de las formas colectivas de propiedad que se
establecen sobre los instrumentos y la fuerza de trabajo, ya que no se ha desarrollado
históricamente aún la propiedad real sobre los medios naturales de producción, debido a la
naturaleza misma de las fuerzas productivas. En este sentido, menciona que el modo de
producción cazador recolector no se refiere exclusivamente a las técnicas predominantes de
apropiación.

Acosta menciona que este “deterninismo” es una constante en las propuestas teóricas
hacia los cazadores recolectores, a quienes se les observa como “inminentemente destinados
a maximizar los recursos energéticos y minimizar los riesgos” (Acosta 2012:478).

El concepto de cazador recolector que da este autor se define simplemente por


aspectos “de la tecnoeconomía de una sociedad” vistos como elementos fundamentales que
los caracterizan, sobre todo las relaciones sociales de trabajo (Acosta 2012:478). Con esta
conceptualización, es posible entender que un individuo o grupo con este modo de
subsistencia está apegado a una cultura material que responde a las necesidades y tipo de
actividades necesarias para vivir en un entorno en que la producción de alimentos es
inexistente o elemental. La producción estaría limitada a la elaboración de artefactos y
herramientas que permitan hacerse de otros elementos de subsistencia e incluso la defensa.

Así, el estudio de la caza recolección se va a definir como un determinismo constante


en que las condiciones medioambientales supeditaron el tipo de relaciones sociales y la
14
manera en que se desarrollaron los grupos sin ser considerados sociedades con un nivel de
complejidad que superará los estándares reconocidos en las sociedades sedentarias.

Por lo anterior y para cuestiones prácticas y de mejor comprensión del presente


trabajo se continuará con el uso del concepto de “cazadores recolectores” tomando en cuenta
las implicaciones señaladas por Arce (2005:2), y entendiendo a este como concepto sinónimo
de sociedades humanas móviles o de agrupaciones nómadas.

1.2 MODO DE SUBSISTENCIA Y MODO DE VIDA

Empecemos por la definición del término “subsistencia”. El diccionario de la Real Academia


Española señala dos acepciones relevantes a nuestros intereses arqueológicos: 1) vida, acción
de vivir de un ser humano y 2) conjunto de medios necesarios para el sustento de la vida
humana. En estas definiciones la subsistencia aparece como un elemento vital para los
humanos ya que, junto con el oxígeno, el agua y la incorporación de nutrientes constituyen
las necesidades biológicas esenciales para sobrevivir (Bonomo et al. 2019: 16).

Así, podemos notar que existe un claro vínculo de la subsistencia con la satisfacción
de necesidades fisiológicas primarias, pero esto no debe ser confundido con la mera búsqueda
de alimentos para lograr la sobrevivencia. Bernard Nietschmann (1973) propuso que un
sistema de subsistencia puede ser entendido como un complejo de recursos y actividades,
funcionalmente relacionadas, mediante el cual un grupo humano obtiene sus alimentos, a
través de su propio esfuerzo y la explotación directa del ambiente. Más tarde, Robin Dennell
(1979) definió subsistencia como la búsqueda de aquellos materiales necesarios para el
bienestar físico de una comunidad, incluyendo tanto los recursos consumibles como la
tecnología asociada a su obtención y procesamiento (Bonomo et al. 2019: 16).

Colin Renfrewy Paul Bahn (1993) distinguieron entre comidas, que son los recursos
transformados en alimentos e ingeridos en un momento y lugar determinados, y dieta, que es
el patrón de consumo durante un largo período (Bonomo et al. 2019: 16).

Otros autores mencionan que los modos de subsistencia no solo giran en torno a algo
esencial para la supervivencia del ser humano: la alimentación. Si no que van más allá de una
necesidad biológica, el hecho de consumir alimentos es un fenómeno complejo que abarca
todos los contextos de la actividad humana (biológicos, sociales y culturales). Estas
actividades, como lo son el producir, distribuir y consumir la comida tienen como fin
garantizar la reproducción física de los individuos, y consecuentemente, la supervivencia de
la comunidad (Aguilar, 2014, citado en Márquez 2017:9).

Por otro lado, el modo de vida, podría resumirse de la siguiente manera: “son las vías
particulares en el desarrollo de una formación económica, condicionadas por el
enfrentamiento de las sociedades a ambientes específicos. En este caso, los
condicionamientos no sólo se refieren al proceso de adaptación al (y del) medio físico, sino
también del medio social; de acuerdo con el ritmo interno generado entre los diversos grupos
sociales que conforman una sociedad, y al ritmo que cada sociedad genera históricamente
mediante el contacto con otras sociedades” (Acosta1999:15).

Para conocer un modo de vida, es necesario identificar los recursos naturales y


caracterizar el medio físico de la sociedad en estudio, en tanto que el medio natural es objeto
de trabajo del sistema productivo. Los modos de vida tienen una dimensión espacial
determinada por la naturaleza e intensidad de las relaciones especificas con un ambiente
dado, e incluye las formas de producción concretas en que se resuelve el proceso de
enfrentamiento y transformación del medio (Acosta1999:15).

Otro de los conceptos necesarios para el análisis de esta información es el de prácticas


culturales. De acuerdo con García Sánchez (2008) “Prácticas culturales” hace referencia a
cualquier actividad humana inmersa en las esferas de funcionamiento de una sociedad, a
saber, la económica, la política y la sociocultural (dentro de la cual se incluyen las actividades
vinculadas con el ámbito de lo simbólico, como las de índole religioso, mágico, etcétera).
Tales actividades están ineludiblemente determinadas por la inserción de la sociedad que se
estudia, dentro de un contexto global mayor.” (García 2008: 26).

De acuerdo con la misma autora, hablar de prácticas culturales de una sociedad


implica conocer el funcionamiento del engranaje económico, político y sociocultural de tal
sociedad en un momento histórico dado. La interacción de este engranaje constituye el marco
para conocer los modos de vida de una sociedad. (García 2008:27). Otra autora que ahonda
en la definición de un modo de vida es Iraida Vargas, de acuerdo con esta autora, un modo
16
de vida es... “aquel que permite conocer las praxis de un modo de producción en tanto que
representa una respuesta social de un grupo humano a las condiciones objetivas de un
ambiente determinado. [...] El concepto de modo de vida permite, entonces, acceder a las
particularidades de una formación económico social, tomando en cuenta las condiciones
técnicas de producción (ambiente, recursos, etc.) y las condiciones sociales de la producción
(sistema de parentesco, sistema político, etcétera).” (Vargas 1985:7)

1.2.1 Producción y consumo

Es importante entender estos conceptos, ya que se encuentran estrechamente relacionados


con la perspectiva antropológica. Esto se debe a que para hablar de un modo de subsistencia
de un grupo humano particular, es indispensable comprender la manera en que estos
organizaban la producción y el consumo de los recursos en su entorno, también es necesario
para comprender la forma en que se organizan todas las partes de la producción de un
determinado objeto.

Las materias primas conforman la sustancia principal de producto, en este caso, las
materias auxiliares son absorbidas por el instrumento o por el objeto de trabajo. Estas
materias auxiliares, pueden ejemplificarse con el carbón o leña que absorbe el horno para
producir cerámica o el fogón para producir alimentos (Acosta1999:10).

En los diversos procesos de trabajo consecutivos, la materia prima originaria recorre


una serie de diferentes transformaciones hasta llegar al proceso de trabajo final, del que
termina convertida en un producto listo para el consumo. En el consumo, los valores de uso
de estos productos finales son absorbidos de manera provechosa al fin determinado. Como
medios de vida son absorbidos por el consumo individual, como medios de trabajo son
consumidos en un nuevo proceso de trabajo, así entendido, el ciclo de actividades productivas
guarda un orden, donde la cadena de procesos de trabajo se liga como procesos de trabajo
antecedentes y procesos de trabajo consecutivos (no se puede tejer antes de urdir, ni urdir
antes de hilar el algodón), integrándose así en una relación entre producción y el consumo
(Acosta1999:10).
La fuerza de trabajo, objeto de trabajo y medios de trabajo; constituyen los elementos
del proceso productivo (Bate, 1998:59). Los productos finales y los desechos constituyen el
resultado del proceso productivo, en tanto que son los efectos de la actividad productiva, sin
ser elementos del mismo; mientras que los elementos simples del proceso de trabajo
constituyen los factores de la producción. De acuerdo con Acosta (1999:10), estos desechos
son efecto de dos actividades posibles:

a) Como resultado directo de la actividad productiva: desechos de producción o arteusos


(Lull, 1998:64, citado en Acosta 1999:10). Estos nunca tuvieron calidad funcional ni tampoco
valor de uso.

b) Como efectos del proceso de consumo: desechos de consumo. Estos tuvieron, en


algún momento, valor de uso, pero éste fue extinguido en el proceso de consumo.

En el caso de la cultura arqueológica, los objetos incluidos en ella han perdido el valor
de uso o de cambio que contenían en la sociedad viva, dado que el valor de uso se extingue
con el consumo, y sólo se conserva la propiedad de ser productos del trabajo. Esta propiedad
nos permite inferir, que los materiales contenidos en el contexto arqueológico fueron en algún
momento objetos o instrumentos de trabajo de uno o más procesos de trabajo. En un contexto
arqueológico no podemos observar los procesos de trabajo vivo, sino que estos aparecen ante
el observador como procesos de trabajo concretados en los artefactos mismos, como trabajo
pasado y como desechos; y es a nosotros a quienes nos corresponde interpretar su relación
con la sociedad viva que los generó en algún momento (Acosta1999:11). Según este mismo
autor, estos procesos de trabajo están determinados por:

a) Las propiedades de los objetos de trabajo. Propiedades específicas de orden físico-


químico, origen geográfico, disponibilidad, etc.

b) Las características de los medios e instrumentos y la tecnología. La caracterización


de los medios de trabajo implica también, inferir las condiciones del ambiente físico y social,
desde sus unidades más particulares (áreas de actividad) hasta las condiciones más generales
del medio natural (condicionamientos geográficos y del ambiente físico), así como la
secuencia y características de los movimientos de la actividad laboral misma.
c) Los requisitos impuestos por el consumo. Dado que los consumidores requieren que
los bienes satisfactores tengan propiedades y calidades especificas (dentro de un rango de
posibilidades), para satisfacer necesidades igualmente específicas. Estas necesidades pueden
ser de naturaleza diversa como condiciones subsistenciales, reproductivas, religiosas, etc.

d) Las prácticas culturales desarrolladas por un grupo social. En este caso pueden
incluirse condiciones y efectos singulares que se añaden a los productos; procesos que en la
mayoría de las ocasiones no aumentan ni restan calidad funcional los artefactos, como pueden
ser los procesos que añaden valores estéticos, de identidad grupal, etc.

1.3 LA ETNOARQUEOLOGÍA

La primera tarea que realizan los arqueólogos, tras la observación directa, es la descripción
de las propiedades de los restos materiales. Cumplida ésta tarea, ellos formulan suposiciones
en torno a las condiciones que produjeron los registros arqueológicos. Dichas suposiciones
se validan sólo si se logra establecer una relación entre los datos concretos que proporcionan
la cultura material arqueológica y las causas particulares, que supuestamente estuvieron
implicadas en su conformación. Estos procesos sólo pueden inferirse, ya que el pasado no se
puede observar directamente en el presente, porque es un proceso que ya ocurrió (Binford
1982, citado en Sugiura 1998:23).

La inferencia analógica es una herramienta valiosa para reconocer el pasado como tal
(Binford 1982, citado en Sugiura 1998:24), el procedimiento para establecer esa relación
entre las observaciones concretas y las causas implicadas se basa el supuesto del
uniformalismo; este principio nos dice que, por lo menos en algunas propiedades del pasado
es similar al presente. Cabe señalar, sin embargo, que el uniformalismo debe considerar que
no todos los procesos se encuentran uniformemente presentes en todos los sistemas
socioculturales. Por lo tanto, la certeza con la que se infiere el pasado está relacionada
directamente con el grado en que nuestros supuestos uniformalistas se puedan justificar
(Sugiura 1998:24).

Desde esta perspectiva, el estudio etnográfico adquiere una importancia fundamental


para comprender los fenómenos del pasado. Precisamente es a la imposibilidad de llegar en
forma directa al pasado, por un lado, y a las características de los materiales arqueológicos,
por el otro, a los que se deben las aportaciones de un estudio etnoarqueológico, que, en el
nivel analítico e interpretativo, enriquece nuestra comprensión acerca de la naturaleza del
material y del hombre en contextos particulares (Sugiura 1998:24).

El propósito fundamental de la etnoarqueología es analizar las pautas ya mencionadas


es encontrar regularidades en la conducta humana que se pueden corroborar con los datos
arqueológicos, pues la etnoarqueología, como parte de la arqueología, busca comprender las
conductas pasadas con base en los restos materiales que produjeron. También es posible
aplicar la perspectiva etnoarqueológica materia-conducta humana al estudio de procesos
activos en sociedades complejas contemporáneas. Lo anterior es sustentable si el
conocimiento acerca del pasado, así como del presente, se nutre mutuamente en un estudio
interdisciplinario desde la misma perspectiva materialista (Rathje 1978:49-50, Tringham
1978:185, citado en Sugiura 1998:24-25). Así, la etnoarqueología, cuya meta se centra, sobre
todo, en la relación entre la conducta humana y los restos materiales del pasado, debe ubicar
su campo de análisis en la conducta directamente observable y demarcada por los elementos
específicos de tiempo, espacio y ambiente particulares (Sugiura 1998:25).

En resumen, la etnoarqueología trata de comprender lo desconocido a partir de lo


conocido, mediante observaciones etnográficas y la aplicación del método inferencial. En
este método se entiende que, si partimos de que el pasado se infiere por el presente, la
inferencia analógica es la base teórico-metodológica de la etnoarqueología (Spaulding
1973:352, citado en Sugiura 1998:25).

Para Colin Renfrew y Paul Bahn una de las tareas más arduas para el arqueólogo es
saber cómo interpretar la cultura material en términos humanos, es decir, responder a
preguntas como: ¿Cómo se utilizaron ciertos recipientes? ¿Por qué algunas viviendas son
circulares y otras cuadradas? Aquí, los métodos de la arqueología y la etnografía se
superponen, en lo que se ha denominado como etnoarqueología. De acuerdo con estos
autores, los arqueólogos, al igual que los etnógrafos) viven en comunidades contemporáneas,
con el propósito específico de entender como usan la cultura material dichas sociedades
(Renfrew et al. 2007:12).
Eduardo Williams retoma para sus investigaciones la definición del término
etnoarqueología propuesta por William Longacre, quien la considera como "el estudio por
arqueólogos de la variabilidad en la cultura material y su relación con el comportamiento y
organización... entre sociedades actuales, para usarse en la interpretación arqueológica"
(Longacre 1991: 1, citado en Williams 2014: 22). Este autor enfatiza la condición de que este
tipo de investigación sea hecha por arqueólogos, porque los antropólogos socioculturales o
etnógrafos usualmente no registran los datos sistemáticos y cuantitativos que son
indispensables para la interpretación arqueológica, ni tienen el entrenamiento o la
sensibilidad de los arqueólogos hacia la variabilidad en la cultura material (Longacre 1991:
1, citado en Williams 2014:22).

Manuel Gándara escribe que la etnoarqueología es uno de los desarrollos más


interesantes de la disciplina arqueológica en los últimos años. Esta contribuye a la generación
de conocimiento cuando menos de dos formas. La primera, es más una contribución a la
etnología, ya que la etnoarqueología rescató y perfeccionó procedimientos que habían sido
abandonados por los etnólogos, danto como resultado nuevas formas de registro etnográfico
o de datos concernientes a procesos como de abastecimiento, almacén de productos,
manufactura de artefactos, etc. La segunda contribución es la analogía etnográfica, mucho se
ha criticado al respecto de la “legitimidad” y falencias que puede acarrear la aplicación de
estas analogías al estudio de la cultura material. Sin embargo, de acuerdo con este autor, la
polémica la cerró Binford hace más de dos décadas. Aquí Binford mostró que el interés debe
centrarse en la forma en que se evalúa una hipótesis, más que en la forma en que se genera
ésta (Binford 1967, 1968, 1972a, citado en Gándara 1990:47). Finalmente Gándara menciona
que no existe procedimiento lógico que, de entrada, garantice la verdad de una hipótesis o la
imposibilite por sí mismo, mientras se traté de proposiciones empíricas adecuadamente
formuladas, la prueba única de fuego es la realidad, a través de la contrastación, proceso que
constituye el núcleo del procedimiento de refutación mediante el cual avanza nuestro
conocimiento (Gándara 1990: 45-48).

La otra variante y la cual sustenta el argumento de la presente investigación es la


analogía general (Schiffer 1978:232, citado en Sugiura 1998:26) o la discontinua (Binford
1983:7-8, Gould 1978:255, citado en Sugiura 1998:26), esta se basa en el uniformalismo.
Cuando las culturas pasadas no tienen descendientes contemporáneos, la conducta y la
organización de las culturas descendientes pueden variar sustancialmente de la situación
pretérita. Sin embargo, las inferencias se obtienen mediante planteamientos generales, los
cuales se relacionan con dos o más variables, sin importar ni tiempo ni espacio (Schiffer
1978:232, citado en Sugiura 1998:26). Algunos autores, como Gould (1978:255, citado en
Sugiura 1998:26), advierten que el uso de este tipo de razonamiento es provechoso en los
modelos etnográficos que abordan el problema del pasado sólo cuando sus condiciones
ecológicas y tecnológicas son similares a las del área se encuentran distantes tanto en el
tiempo como en el espacio. Para nuestro caso particular de estudio se podrá comprobar que
estas condiciones antes mencionadas son similares en poblaciones contemporáneas con
relación a los indígenas janambres, grupo étnico que habitó la misma región hace
aproximadamente 300 años.

Una analogía en este sentido debe provocar cierto tipo de cuestionamiento que, a lo
largo de la investigación, puedan conducir al reconocimiento de un orden más amplio en los
datos arqueológicos (Binford 1977:9, citado en Sugiura 1998:25). La analogía que se utiliza
en el estudio etnoarqueológico tiene dos variantes: la analogía histórica directa, en la que el
uso de información específica para fines interpretativos se restringe a las culturas
arqueológicas históricamente relacionadas con el grupo etnográfico contemporáneo (Sugiura
1998:25).

Para Manuel Gándara la analogía etnográfica ha tenido una suerte variable en la


arqueología, ya que se le ha considerado como un auxiliar de primer orden para
complementar las deficiencias del registro arqueológico. Aunque también se le ha
considerado como una forma ilegítima o defectuosa de la inferencia. Para este autor, la
analogía es constitutiva de la inferencia arqueológica, ya que está presente en cada una de las
cadenas de inferencia arqueológica: desde la interpretación de una línea de piedras como un
“muro” hasta en aquellos cuya disposición los hace ser considerados una “superficie de
ocupación”; esto solamente es posible proyectando lo que hoy conocemos como un muro o
una superficie de ocupación como válido para el pasado (Gándara 2004:14).
Gándara también comenta que la analogía suele verse como una forma de inferencia
que está en un punto medio entre los extremos de la inferencia deductiva y la inferencia
inductiva, la primera transmite sin perdida el valor de verdad de las premisas a la conclusión
y la segunda solamente puede aspirar a proponer una probabilidad de la veracidad de la
conclusión dada las premisas, y esto dependiendo de cuál de las diferentes teorías se adopte,
así la analogía se ha concebido como esta forma de inferencia entre estos dos polos (Gándara
2004:15).

De acuerdo con Eduardo Williams, este tipo de analogía, si se utiliza con cuidado,
puede ser muy importante como auxiliar para iluminar el pasado cultural prehispánico (David
y Kramer 2001, citado en Williams 2014: 18). Y aunque las actividades de subsistencia
tradicionales que han llegado hasta nuestros días pueden parecer demasiado diferentes y
desligadas de la situación en tiempos prehispánicos, la información documental del siglo
XVII, XVIII y posterior nos permite entender el grado de similitud y diferencia entre
sociedades a través del tiempo (Williams 2014: 18).

Según Nicholas David y Carol Kramer, para realizar analogías las culturas de origen
y de destino deben ser similares en lo tocante a variables que pudieron haber afectado o
influenciado a los materiales, los comportamientos, los estados o los procesos que se están
comparando. Si la cultura origen es la descendiente directa de la cultura sujeto, habrá una
mayor posibilidad intrínseca de que existan similitudes entre ambas. Sin embargo, la
descendencia cultural misma debe considerarse como un concepto problemático. El rango de
fuentes potenciales para la comparación debería ampliarse --por ejemplo para incluir
etnografía, etnohistoria, arqueología, etc.-- para obtener un rango lo más representativo
posible. Aun así, a causa de los elementos inevitables del razonamiento inductivo y de la
subjetividad involucrada, la certeza deductiva nunca puede lograrse por completo (David y
Kramer 2001: 47-48).

Para Ian Hodder (2006), el uso de la analogía etnográfica en la interpretación


arqueológica es riesgoso si se llega a suponer que algunas sociedades se han detenido en el
tiempo. Sin embargo, puede haber similitudes entre sociedades pretéritas y contemporáneas
relacionadas con factores como el tamaño, el nivel de complejidad y el medio ambiente. Por
otra parte, Hodder sostiene que además de usar paralelos etnográficos específicos, también
se puede usar el entendimiento antropológico general. Siempre hay que ser crítico ante estas
generalizaciones y tratar de contextualizarlas dentro de los datos específicos bajo análisis,
aun así siempre serán importantes para estimular ideas y pensamientos acerca del pasado,
incluso el más distante (Hodder 2006: 25, 29).

1.4 LA ETNOGRAFÍA

Marvin Harris señala que la antropología empezó como la ciencia de la historia. En sus
orígenes la teoría antropológica se había hecho excesivamente especulativa. Los datos no se
recopilaban sin prejuicios teóricos y su reunión no dejó de tener consecuencias teóricas.
Aparentemente se operaba con esquemas teóricos de alcance restringido, pero en realidad se
formulaban conclusiones sobre la naturaleza de la historia y de la cultura, que tenían el mayor
alcance posible. Estas conclusiones se divulgaron entre las disciplinas adyacentes y pasaron
a incorporarse a las perspectivas intelectuales del público en general. Sobre la base de
evidencias etnográficas parciales, incorrectas o mal interpretadas, surgió así una concepción
de la cultura que exageraba todos los ingredientes extraños, irracionales e inescrutables de la
vida humana. Este mismo autor escribe que “cultura” es el conjunto de pautas de la conducta
asociadas a determinados grupos de pueblos, es decir a las costumbres o a la forma de vida
de un pueblo. En este sentido la etnografía es la descripción de una cultura (Harris 1996:1­
14).

Entre las metodologías cualitativas, el enfoque etnográfico es, quizá, uno de los más
antiguos. Aunque los antropólogos han desarrollado, sobre todo en el siglo xx, sus
procedimientos metodológicos e interpretativos. El investigador etnográfico, al pretender
acercarse a la verdadera naturaleza de las realidades humanas, se centra en la descripción y
la comprensión. Por eso, procede como lo hace un antropólogo que quiere conocer una
cultura extraña: profundiza en su investigación con una mente lo más abierta posible y
permite que vayan emergiendo las impresiones y sus relaciones. A medida que las
impresiones se van formando, las analiza y compara con diferentes medios hasta que su
interpretación le parezca válida y quede satisfecho intelectualmente con ella (Martínez 2004:
14).
Por su parte, Bronislaw Malinowski anotó que la Etnografía es aquella rama de la
antropología que estudia descriptivamente a las culturas. El término etnografía significa la
descripción (grafé) del estilo de vida de un grupo de personas habituadas a vivir juntas
(ethnos). Por tanto, el ethnos, que sería la unidad de análisis para el investigador, no sólo
podría ser una nación, un grupo lingüístico, una región o una comunidad, sino también
cualquier grupo humano que constituya una entidad cuyas relaciones estén reguladas por la
costumbre o por ciertos derechos y obligaciones recíprocos (Martínez 2004: 14).

Clifford Geertz ha señalado que la antropología está mucho más del lado de los
discursos “literarios” que de los “científicos”. Esto se debe a que la comprensión de los
textos etnográficos proviene de un “contrato narrativo”, que se establece entre el escritor y
el lector y, que se soporta en unos presupuestos que son, a la vez, sociales, culturales y
literarios. Hoy en día la antropología asiste a una problematización acerca de cómo relatar,
cómo resolver la dificultad de trasladar por medio de una historia lo ocurrido en un medio
ajeno. Es posible que los hechos hablen, pero para comprenderlos deben hacerlo en nuestra
lengua y remitir a nuestros parámetros. Por lo tanto, el problema de crear discursos
convincentes es un problema literario (Geertz 1989:18).

El mismo autor comenta que los antropólogos están “poseídos” por la idea de que los
problemas metodológicos centrales implícitos en la descripción etnográfica tienen que ver
con la mecánica del conocimiento (Geertz 1989:19). Concuerdo con esta postura y considero
que los científicos, ya sean antropólogos, arqueólogos, historiadores y muchos otros más,
deben tener un compromiso con la sociedad y enfocar sus textos a un lenguaje más orientado
al público no especializado con tecnicismos.

La contemporaneidad entre objeto y texto ha constituido para la antropología uno de


sus mayores atractivos, El habitar mundos distantes tanto geográficos como culturalmente
permitió siempre al texto etnográfico una relativa libertad para definirla extensión y
proyección del otro en su relato. Esta situación ha variado, la labor se complica más aún si
reconocemos la dependencia que sufre la antropología de su formalización como discurso
académico. De esta forma el estar aqui —teórica. Personal y narrativamente— tiende a
percibirse como una “intervención” sobre el objeto (Geertz 1989).
Así, en la sociedad moderna, una familia, una institución educativa, una fábrica, una
empresa, un hospital, una cárcel, un gremio obrero, un club social y hasta un aula de clase,
son unidades sociales que pueden ser estudiadas etnográficamente. Y, en este sentido,
también son objeto de estudio etnográfico aquellos grupos sociales que, aunque no estén
asociados o integrados, comparten o se guían por formas de vida y situación que los hacen
semejantes. El enfoque etnográfico se apoya en la convicción de que las tradiciones, roles,
valores y normas del ambiente en que se vive se van internalizando poco a poco y generan
regularidades que pueden explicar la conducta individual y grupal (Martínez 2004: 14).

Comparado con los procedimientos de otras ciencias sociales el trabajo de campo


etnográfico se caracteriza por su falta de sistematicidad. Sin embargo, esta supuesta carencia
exhibe una lógica propia que adquirió identidad como técnica de obtención de información:
"observación participante" (Guber 2001:55-56).

Sobre la observación participante, Guber escribe que esta consiste en dos actividades
principales: observar sistemática y controladamente todo lo que acontece en tomo del
investigador, y participar en una o varias actividades de la población. Hablamos de u
participar" en el sentido de "desempeñarse como lo hacen los otros"; de aprender a realizar
ciertas actividades y a comportarse como uno más. La "participación" pone el énfasis en la
experiencia vivida por el investigador apuntando su objetivo a "estar adentro" de la sociedad
estudiada. En el polo contrario, la observación ubicaría al investigador fuera de la sociedad,
para realizar su descripción con un registro detallado de cuánto ve y escucha. La
representación ideal de la observación es tomar notas de una obra de teatro como mero
espectador. Desde el ángulo de la observación, entonces, el investigador está siempre alerta
pues, incluso aunque participe, lo hace con el fin de observar y registrar los distintos
momentos y eventos de la vida social (Guber 2001:57).

Esa misma autora menciona que el valor de la observación participante no reside en


poner al investigador ante los actores, ya que entre uno y otros siempre está la teoría y el
sentido común (social y cultural) del investigador. La presencia directa es, indudablemente,
una valiosa ayuda para el conocimiento social porque evita algunas mediaciones -del
incontrolado sentido común de terceros- ofreciendo a un observador crítico lo real en toda su
complejidad. Es inevitable que el investigador se contacte con el mundo empírico a través de
los órganos de la percepción y de los sentimientos; que éstos se conviertan en obstáculos o
vehículos del conocimiento depende de su apertura. De todos modos, la subjetividad es parte
de la conciencia del investigador y desempeña un papel activo en el conocimiento,
particularmente cuando se trata de sus congéneres. Ello no quiere decir que la subjetividad
sea una caja negra que no es posible someter a análisis (Guber 2001:61-62).

Este tipo de análisis es útil cuando se aplica a la observación de correlatos materiales


en su contexto sistémico. Rathje (1978:51-52, citado en Sugiura 1998:26-27) enlista las
ventajas de analizar las evidencias físicas mediante la etnografía en las cuatro siguientes:

1) los datos materiales, a diferencia de los etnográficos, no son sensibles a las


preguntas ni se distorsionan por la dirección predefinida de los objetivos que se persiguen;

2) las evidencias físicas son cuantificables, ya que las características inherentes de


este tipo de datos permiten aplicar métodos estadísticos; además, en casos necesarios, se
pueden obtener medidas comparables, basadas en procedimientos compatibles y
sistemáticos;

3) los datos físicos pueden proporcionar una evaluación independiente tanto de los
métodos como delos datos obtenidos por procedimientos comúnmente aplicados en las
investigaciones etnográficas. Para algunos autores la cultura material no solo sirve para
evaluar otros datos etnográficos, sino que también pueden considerarse como una variable
independiente de la conducta humana, y

4) la cultura material sirve como fuente de datos para estudiar la conducta humana.

Las entrevistas, ya sean libres o dirigidas, y la aplicación de cuestionarios o cédulas


previamente formulados constituyen la fuente primaria de datos e información más común y
convencional en las ciencias sociales. Sin embargo, no se debe soslayar que estos datos e
información tiene limitaciones directamente relacionadas con los métodos y las técnicas
empleadas en su formulación, así como en su aplicación en el campo, y que pueden generar
alteraciones de diversa índole, aquí, es justo señalar, que la presente investigación se llevó a
cabo tomando en cuenta lo anterior y que también las diferencias individuales y los contextos
en los que se realizan las entrevistas, asimismo otros factores que intervienen en la realización
del trabajo de campo, pueden influir en localidad de las respuestas; también las actitudes
adoptadas por los entrevistadores pueden convertirlos en elementos extraños que influyen en
el contexto cotidiano de los entrevistados y así alterar la información obtenida. Con
frecuencia se detecta que los entrevistados responden preguntas de acuerdo con sus
conveniencias y según las circunstancias en las que se realizan las entrevistas (Sugiura
1998:27).

A pesar de las limitaciones antes mencionadas, sería erróneo tratar de suplir estos
procedimientos metodológicos y técnicos usualmente empleados en el campo de la
etnografía, ya que aportan datos importantes que de otra forma no se podrían obtener (Sugiura
1998:27).

Para la presente investigación se tomaron en consideración los conceptos y


propuestas teóricas antes mencionados para procurar replantear las investigaciones de
sociedades móviles. Grupos que por mucho tiempo habían sido catalogado como “poco
complejos” o “sin complejidad”, de esta forma, con este trabajo se espera que se comience a
percibir a los recolectores cazadores, como grupos altamente complejos que desarrollaron
tecnología, cultura, ideología y modos de vida o subsistencia altamente especializados para
sobrevivir y reproducirse en ecosistemas muy diversos.

1.5 LAS FUENTES DOCUMENTALES

Fue necesario realizar un estado de la cuestión relacionado con los janambres, para ello se
comenzó por las fuentes históricas que pudieran arrojar luz sobre la cotidianeidad de dicha
etnia. La intención era realizar una consulta completa de los archivos históricos del área de
estudio; afortunadamente fue posible consultar la tesis de Maestría en Historia de Jofrak
Rodríguez (2019) quien se dio a la tarea de revisar los archivos históricos más importantes
del noreste de México y también en Texas para obtener la información sobre el tema de los
janambres. No repetiremos la labor de consulta de archivos ya realizada por Rodríguez y en
cambio tomamos su investigación como una de las piedras angulares que guían este trabajo
con el fin de apoyar la reconstrucción hipotética del modo de subsistencia de dicha etnia.
Esta tesis abarca el periodo constituido por los siglos XVII y XVIII en la región que
antiguamente habitaron los janambres, es decir parte de Nuevo León, Tamaulipas y San Luis
Potosí. Este autor consulto principalmente el Archivo Histórico de Monterrey -AHM-,
Archivo General de la Nación -AGN-, The Dolph Briscoe Center for American History­
University of Texas at Austin -DBCAH-, las Colecciones Especiales Ignacio Bernal -CEIB-
del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, el Archivo Histórico de la
Arquidiócesis de Monterrey -AHAM-, el Archivo Histórico Municipal de Cadereyta Jiménez
-AHMCJ- y el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara -AHAG-.

Entre los temas desarrollados por el autor destacan principalmente el origen de los
janambres como grupo, su sociedad, sustento, organización y el desarrollo histórico de la etnia a
lo largo de los siglos XVII y XVIII. Como se mencionó anteriormente, esta información es
imprescindible para desarrollar la reconstrucción hipotética del modo de subsistencia de los
janambres.

1.6 LAS FUENTES ARQUEOLÓGICAS

En relación con las fuentes arqueológicas, en el presente trabajo únicamente se presenta una
pequeña parte de todo el trabajo arqueológico que se ha realizado en Tamaulipas, sobre todo
en la zona huasteca, en los alrededores de la capital y en la presa Falcón en la frontera. No
consideré necesario presentar un resumen de todo el trabajo arqueológico que se ha llevado
a cabo, ya que otros autores lo han hecho (Ramírez 2007, Mendoza 2019); en cambio, preferí
hacer mención únicamente de la información relacionada con los grupos nómadas y
seminómadas, y en general de los trabajos realizados en las inmediaciones de nuestra región
de estudio, partiendo principalmente de las investigaciones de Gustavo Ramírez (2007) y
Francisco Mendoza (2019).

1.7 LAS FUENTES ANTROPOLÓGICAS

Diversas investigaciones antropológicas y etnográficas se han realizado en Gómez Farías,


Tamaulipas (Johnston et al., 1998, Medellín et al., 2013, Medellín et al., 2017, Medellín y
Berrones 2007) en relación con las especies silvestres comestibles que son aprovechadas por
la población local, especialmente en los ejidos de Alta Cima y San José. Estos ejidos se
encuentran en la parte alta de la Sierra Madre Oriental y ofrecen un paisaje conocido como
29
bosque mesófilo de montaña. En el presente trabajo se retomarán los resultados de una de las
investigaciones más recientes realizadas en la zona y contrastaremos esta información con la
aproximación etnográfica aquí realizada en la parte baja de la sierra (cabecera municipal de
Gómez Farías y las comunidades de Fortín Agrario, El Aquiche y Servando Canales), con el
fin de elaborar hipótesis sobre las posibles opciones alimentarias con las que contaban los
janambres y otros grupos indígenas que pudieron habitar en la región.

1.8 LA ETNOGRAFÍA EN LA REGIÓN DE ESTUDIO

En este apartado se explica la forma en que la metodología etnográfica se aplicó en las


comunidades de la región de estudio, y la forma en que el conocimiento obtenido de dicha
etnografía se fue organizando y presentando.

García Sánchez (2008: 29) escribe, que la característica esencial de la práctica de un


modo de vida es la combinación de actividades que permiten la explotación de los recursos
del ambiente para obtener de él el máximo beneficio.

Para nuestro caso de estudio, se propone que se agrupan tales actividades principalmente en
dos:

a) Modo de subsistencia: Las actividades relacionadas a la obtención de sustento, como


son: la recolección, de especies consumibles o útiles culturalmente, la caza y
aprovechamiento de los recursos faunísticos (desde grandes venados hasta la caza de
pequeñas alimañas) tanto voladoras, terrestres o acuáticas que son aprovechadas para
el consumo y los recursos obtenidos por la vía de negociación o por la fuerza, por
ejemplo el ganado menor trashumante de los españoles que en ocasiones era
“tributado” a los janambres para evitar conflictos, o bien, que era robado por lo s
mismos para su aprovechamiento.

b) Las actividades artesanales derivadas del trabajo empleado a la modificación y al


aprovechamiento de los recursos mencionados anteriormente, como son: curtido de
pieles, cuerdas y utensilios elaborados en lechuguilla, cestería, vestimenta de fibras
vegetales, entre otros.

Entonces entendemos lo que aquí se enuncia como “modo de subsistencia


recolector-cazador” al resultado de un aprovechamiento principal de los recursos
30
consumibles de recolección, complementándolo con la cacería, entendiéndose está no solo
como la cacería de las grandes especies animales (venado, jabalí), sino también la cacería de
pequeñas especies y aves, actividad que requiere menos esfuerzo que la cacería de las grandes
especies y que continúa practicándose a veces hasta como fuente de obtención de alimentos
diarios y por último, aunque seguramente en menor medida, el ganado menor de los
españoles que venía a complementar o sustituir momentáneamente la ingesta proteínica que
la caza proporcionaba y que también proporcionaba recursos utilitarios (tendones, pieles,
hueso, etc.).

La clave para la obtención de dichos recursos y elemento que juega un papel


importantísimo en la definición de este modo de vida, es la movilidad, indispensable tanto
para la recolección de recursos consumibles como para la cacería, ya que es necesario
desplazarse largas distancias o de un ecosistema a otro para la obtención de ciertos bienes
específicos durante todo el año.

Para darle materialidad a esta definición de modo de subsistencia recolector-cazador,


primero, se realizó una aproximación etnográfica, durante la cual se visitaron tres localidades
en el centro del estado de Tamaulipas, esta región era antiguamente conocida por albergar
las residencias estacionales de los indígenas janambres. Más tarde, durante la colonización
del Nuevo Santander realizada por José de Escandón se fundaron los asentamientos en los
que actualmente se ubican Llera, González, Xicoténcatl y Gómez Farías. Fue aquí en donde
los janambres poco a poco abandonaron sus costumbres nómadas, aprendieron agricultura y
paulatinamente fueron integrándose a la vida mestiza o fueron reducidos mediante la
enfermedad y las constantes guerras contra los españoles.

Fue en los municipios antes mencionados en donde se registraron principalmente 2


actividades relacionadas a la obtención de recursos para el sustento, la cacería en Llera,
González y Xicoténcatl, y la recolección y el aprovechamiento de una enorme diversidad de
plantas y frutos silvestres en Gómez Farías y en los municipios antes mencionados. Es
probable que estas prácticas sean una herencia proveniente del modo de subsistencia de los
antiguos indígenas janambres que habitaron en la región. Además de lo anterior, se
registraron 2 actividades artesanales con un posible origen prehispánico: la primera es el
curtido de pieles de venado, vaca y borregos realizado con ceniza y cal, técnica artesanal que
pudo ser heredada por los antiguos janambres o transmitida por los españoles que colonizaron
el Nuevo Santander durante la época colonial y que actualmente continua practicándose en
los municipios de Xicoténcatl y González; la segunda es la elaboración de cuerdas con la
fibra del agave “lechuguilla”, planta silvestre del semidesierto Tamaulipeco en Llera.

Una vez identificadas y registradas dichas actividades, se pretende relacionar cuáles


serían los posibles indicadores arqueológicos que den cuenta de los espacios e instrumentos
utilizados para llevar a cabo dichas actividades para lograr entender la forma en que los
indígenas janambres vivían y aprovechaban todos los recursos naturales que los ricos
ecosistemas de nuestro estado les proveían.

1.8.1 Exploración de campo

Para el presente trabajo, y para entender la forma en que los janambres explotaron los
recursos del territorio en el que habitaban se realizó trabajo de campo en cuatro poblados o
ejidos que abarcan la región de los actuales municipios de Xicoténcatl, González, Llera de
Canales y Gómez Farías en Tamaulipas. Los poblados son Servando Canales (Xicoténcatl),
Fortín Agrario (González), San Francisco el Alto (Municipio de Casas) y Gómez Farías
(cabecera municipal). Primero fue fundamental observar y registrar aquellas actividades que
pudieran estar relacionadas con el modo de subsistencia de los indígenas janambres, las
cuales se encuentran en un claro proceso de desaparición.

En estas localidades el deterioro ambiental es mínimo, al tratarse de localidades


pequeñas y con pocos habitantes, a eso sumado que las ciudades más cercanas se encuentran
a una hora y hora y media de trayecto en automóvil respectivamente, por lo tanto, se trata de
nichos ecológicos poco alterados por la acción humana.

Desafortunadamente el número de personas dedicadas a las actividades aquí


registradas se ha reducido drásticamente en los últimos 40 años. Tomando esto en cuenta, se
planeó una serie de entrevistas abiertas para cada una de las tres actividades relacionadas con
la propuesta para entender el modo de subsistencia de los janambres. Principalmente se
realizaron entrevistas abiertas que se estructuraron de acuerdo con el objetivo de estudio
planteado, a grandes rasgos dichas entrevistas proporcionan la siguiente información:
1. Datos del informante: nombre, edad, sexo, ocupación actual y pasada, localidad,
nombre del pueblo y municipio al que pertenece.

2. Los recursos explotados, dentro de los cuales se incluyen nombres de flora y fauna.
También se recabó información acerca del tiempo en términos de horario y la duración de
una actividad específica en un día, así como la temporalidad estacional y el espacio
(entendido este como el lugar y área específicos) en que se realizan las actividades.

3. Los mecanismos y procesos técnicos de explotación de los recursos; primero se


registra cada paso, desde su inicio hasta el final, de las actividades apropiatorias, esto incluye
la etapa de distribución, preparación y consumo de los recursos obtenidos.

4. Finalmente, los utensilios que se utilizan en cada una de las actividades


relacionadas con la explotación de los recursos. En esta parte se registra y se describe el ciclo
de vida de cada uno de los utensilios.

1.8.2 Trabajo de campo

Para el trabajo de campo se emplearon entrevistas abiertas aplicadas a 46 habitantes de la


región de estudio.

Nombre del municipio Número de entrevistados


Gómez Farías 19
Fortín Agrario 14
Servando Canales 5
El Aquiche 4
San Francisco 3
Plan de Ayala, Jaumave 1
Total 46

En un contexto social en el que las condiciones actuales manifiestan un proceso de


cambio acelerado en el modo de subsistencia y trabajo de los habitantes, la observación o
participación directa del investigador en las actividades de caza, curtido, recolección y
cordelería no suele ser suficiente para obtener la información necesaria; por ello, la aplicación
de las entrevistas complementa y enriquece los datos obtenidos por la observación directa y
la participación en las actividades antes mencionadas.

Las entrevistas abiertas comprenden temas mucho más amplios que el simple
seguimiento de cédulas. En ocasiones, surge la necesidad de profundizar en algunos tópicos
o en algunas experiencias personales. Estas también cuentan con la facultad de proveernos
de esa valiosa información, a pesar de las limitaciones que puedan tener.

El recurso metodológico y técnico más eficaz y potencial para estudios


etnoarqueológicos es, sin duda la observación directa y además de la participación del
investigador en los procesos activos estudiados. En nuestro caso particular, para registrar lo
más fielmente posible el modo de subsistencia cazador-recolector, se recurrió, además de la
aplicación y grabación (cuando nos fue permitido) de entrevistas, a la videograbación y a la
fotografía para registrar la cadena de procesos productivos de cada actividad registrada.
Ciertamente, la imagen seleccionada y captada por el investigador representa solo un
fragmento de la realidad. No obstante, cuando esta herramienta de trabajo de campo se utiliza
en forma sistemática y adecuada, representa una excelente alternativa para recuperar
imágenes, información de cada acción, tal y como se estaban realizando en el momento
(Sugiura 1998:34).

Esta misma autora menciona que, a diferencia de los datos y la información de los
diarios que se llevan en el trabajo de campo, la información videograbada reproduce con
mayor grado de fidelidad los hechos, pues no intervienen criterios interpretativos en la
descripción. Es decir, los datos de los diarios de campo reflejan, en alguna forma, la
distorsión cognitiva de los observadores que están registrando y describiendo un contexto
vivo y extraño a ellos (Sugiura 1998:34). Para esto, primero se estableció contacto con
algunos amigos y familiares quienes habitan las localidades de la región de estudio, ellos nos
abrieron el camino para introducirnos en los pueblos desconocidos y además de proporcionar
información valiosa, también nos contactaron con las personas para realizar las entrevistas,
y posteriormente registrar las actividades encontradas. De esta manera se agilizó la búsqueda
de personas que tuvieron relación con un modo de subsistencia que evoca al de los janambres.

Igual que con la metodología de la videograbación, para la agrupación de los


informantes se tomó lo planteado por Sugiura et al. en su trabajo en la región del Alto Lerma
34
(1998:37), es decir se dividió a los informantes entrevistados en las siguientes cuatro
categorías:

1) informantes activos, o sea aquellos que hoy día practican alguna de las actividades
relacionadas al modo de subsistencia cazador-recolector. En esta categoría se incluyeron los
informantes activos (de entre 35 y 50 años), que eventualmente practicaban alguna de las
actividades;

2) informantes pasivos, quienes en alguna etapa de su vida se sostuvieron con la


explotación de los recursos y, quienes, en la actualidad, viven de otras actividades
económicas. Al igual que en la categoría anterior, esta incluye una subcategoría de
informantes pasivos

3) eventuales; informantes indirectos, o sea aquellos que no se dedicaban a este tipo


de oficio para su subsistencia, pero vieron a otros realizarlo,

4) informantes secundarios, quienes nunca han practicado estos oficios, pero se


enteraron de ellos mediante conversaciones con otras personas, a menudo mayores que ellos.

Como quedó dicho, el trabajo de campo se enfocó en cuatro poblados o ejidos que
abarcan la región de los actuales municipios de Xicoténcatl, González, Llera de Canales y
Gómez Farías en Tamaulipas, los poblados son: Servando Canales (Xicoténcatl), Fortín
Agrario (González), San Francisco (Llera de Canales) y Gómez Farías (cabecera municipal).
Cabe señalar que cuando surgieron algunas dudas o se consideró que algunos aspectos
merecían profundizarse o contrastarse con nuevas informaciones, se visitó de nuevo a las
personas que ya habían sido entrevistadas.

A continuación enlisto a todos los informantes que hicieron posible esta


investigación, quienes son familia y amigos; pero sobretodo son auténticas instituciones
vivientes, acervos vivos de conocimiento histórico y antropológico sobre Tamaulipas:
Del ejido Fortín Agrario, González: De la localidad de Gómez Farías:
Diego García García José Cruz Morales Maldonado (+)
Rosa Vázquez Alfaro Oralia García Pérez
Leonel Vázquez Alfaro Norma Elisa Morales García
Nicolasa Alfaro Acuña Olivia Morales García
Agustín Vázquez Alfaro Francisco Javier Chávez Vázquez
Luis Miguel Vázquez Alfaro Javier Iván Chávez Morales
Julia Vázquez Alfaro Adán Díaz de León Reyes
Mariano Zurita Ana María García Cruz
Dolores Aguilar María Antonieta Villalón
Julio Cesar Zurita Blanca Córdoba Álvarez
José Guadalupe Cortés García Constantino Torres Burgos
Norberto Aguilar Hernández Mario Alberto Álvarez Lara
Norberto Aguilar Treto Juana González Castillo
Lorenzo García Martínez Héctor Jafet Castañon Hernández
Moisés Maldonado Hernández
Del ejido El Aquiche, Xicoténcatl: Carlos Maldonado Hernández
Héctor Manuel Alemán García David Morales Maldonado
José Cruz García Galván Rosa Marroquín Reyes
Jorge Armando García Segura Pablo Berrones Mireles
Laura Selene Sánchez Ramírez
Del ejido Servando Canales,
Xicoténcatl:
Del ejido San Francisco, Casas: Agustín Ríos
Rita Vázquez González Roberto Ríos Estrada
Julián Vázquez González Eulogio Ríos Estrada
Filiberto Vázquez González (+) José Ignacio Ríos García
Efrén Ríos Treto
Del ejido Plan de Ayala, Jaumave:
Felipe Torres Márquez
1.9 ENSEÑANZA Y TEATRO

En este apartado se analizará la principal teoría pedagógica en la que apoya esta


investigación, me refiero al aprendizaje significativo, además se comentará de forma breve
la relación entre enseñanza y teatro, abordado desde la perspectiva del teatro didáctico, es
decir, de la obra de teatro como una herramienta de la enseñanza, que busca lograr un
aprendizaje significativo.

Una tendencia importante en la investigación en educación es el uso de la psicología


cognitiva, la cual es una perspectiva de análisis que centra su atención en lo que sucede en la
mente humana cuando esta aprende, recurriendo al procesamiento de la información y su
comparación metafórica con el funcionamiento de una computadora. En este planteamiento,
lo que importa no son las conductas observables, sino lo que realmente ocurre cuando el
individuo procesa esa información y la convierte en conocimiento y acción (Rodríguez
2008:5). Por lo anterior, en el ámbito de la divulgación, nos apoyaremos en mayor medida
en la teoría de aprendizaje significativo propuesta por David Ausubel, la que se desprende de
la psicología cognitiva. Postula básicamente que el conocimiento verdadero solo puede nacer
cuando los nuevos contenidos tienen un significado a la luz de los conocimientos que ya se
tienen (Ausubel 1960:267).

Ausubel diferencia dos tipos de aprendizajes que pueden ocurrir en el salón de clases:
El que se refiere al modo en que se adquiere el conocimiento y el relativo a la forma en que
el conocimiento es subsecuentemente incorporado en la estructura de conocimientos o
estructura cognitiva del educando, Ausubel afirma que también puede entenderse lo que se
recibe. “Un aprendizaje es significativo cuando puede relacionarse, de modo no arbitrario y
sustancial (no al pie de la letra) con lo que el alumno ya sabe”. Para que el aprendizaje sea
significativo son necesarias al menos dos condiciones. En primer lugar, el material de
aprendizaje debe poseer un significado en sí mismo, es decir, sus diversas partes deben estar
relacionadas con cierta lógica; en segundo lugar, que el material resulte potencialmente
significativo para el alumno, es decir, que éste posea en su estructura de conocimiento ideas
inclusoras con las que pueda relacionarse el material. Para lograr el aprendizaje de un nuevo
concepto, según Ausubel, es necesario tender un puente cognitivo entre ese nuevo concepto
y alguna idea de carácter más general ya presente en la mente del alumno. Este puente
cognitivo recibe el nombre de organizador previo y consistiría en una o varias ideas generales
que se presentan antes que los materiales de aprendizaje propiamente dichos con el fin de
facilitar su asimilación (Ausubel 1960:269).

Es decir, que aprender significa que los nuevos aprendizajes conectan con los
anteriores; no porque sean lo mismo, sino porque tienen que ver con estos de un modo que
se crea un nuevo significado.

Para esta investigación nos decidimos a proponer la estrategia de desarrollar una obra
de teatro que enseñara a los asistentes la información referente al modo de subsistencia de
los janambres, antiguos habitantes de la región de estudio. Mi interés en emplear esta
estrategia de divulgación se deriva de mi experiencia como actor de teatro y dramaturgo (5
años a la fecha). Esta no sería la primera vez que se emplea el teatro como una estrategia de
divulgación, otros autores ya han implementado esta estrategia en diferentes regiones de
México, aquí retomaremos el caso de “Vámonos de pinta” proyecto de divulgación
desarrollado en Querétaro (García et al. 2015).

La educación y el teatro han ido de la mano desde los inicios del hombre en sociedad,
a continuación mencionaré un esbozo del desarrollo histórico que esta relación ha mantenido
a lo largo del tiempo. No pretendo hacer un recuento de los orígenes del teatro y sus distintos
métodos, géneros y evoluciones teóricas, ya que al hacer eso tendría que recurrir a la historia
del arte y al análisis de métodos como el Stanislavski y esa no es la intención de la presente
investigación. Si lo es mi interés en la puesta en escena de una obra de teatro, como un medio
para transmitir información a los espectadores y mostrar la relación ya mencionada entre
pedagogía y teatro.

Los orígenes del teatro se encuentran en antiguos ritos de origen prehistórico, cuando
el ser humano empezó a ser consciente de la importancia de la comunicación para las
relaciones sociales. Ciertas ceremonias religiosas tienen ya desde su origen cierto
componente de escenificación teatral. Se cree que, en muchas culturas, todo comienza con la
danza, o con las representaciones similares. En los ritos de caza, el hombre primitivo imita a
los animales: del rito se pasó al mito, del chamán al actor. En África, Mesoamérica y otras
regiones, en los ritos religiosos se mezclaban el movimiento y la comunicación gestual con
la música y la danza, y también objetos identitarios como las máscaras. En la América
38
precolombina se desarrolló una forma de teatro en las culturas que habitaron el continente,
principalmente la maya y la mexica: para los mayas en fiestas agrícolas, y representaciones
de los movimientos de los astros podíamos observar elementos de la teatralización; el mexica
desarrolló notablemente la mímica, la representación de deidades y los sacrificios, donde
también vemos claramente elementos de la teatralización, y estas tenían dos vertientes, una
religiosa, que buscaba educar a los niños y adultos, y otra burlesca o cómica (Chávez 2017:6).

María Ávila, Reinaldo Méndez, Johan Mogollón, Carlos Sleiman y María Vivas,
mencionan en su investigación: “El Primer Maestro, Pedagogía de la Educación Primitiva e
Influencia de la Magia en la Educación” que la historia de la educación va de la mano con la
evolución del ser humano no existe ninguna sociedad, por primitiva que sea, en la cual no se
encuentre la educación. Los pueblos primitivos carecían de maestros, de escuelas y de
doctrinas pedagógicas sin embargo educaban al hombre, envolviéndolo y presionándolo con
la total de la acciones y reacciones de su rudimentaria vida social. En ellos, aunque nadie
tuviera idea del esfuerzo educativo que, espontáneamente la sociedad realizaba en cada
momento, la educación existía como hecho.

Vicente Cutillas escribe en su artículo: “El teatro y la pedagogía en la historia de la


educación” (2015), que el teatro es un arte tan antiguo como la humanidad y el ser humano
de cualquier época gusta de describirse para transmitir sus vivencias, para enseñar a sus
descendientes. Porque, si la pedagogía creativa reposa sobre una serie de actividades del
comportamiento teniendo como finalidad permitir a la persona expresarse, el teatro busca los
mismos fines a través de una serie de actividades artísticas favoreciendo la creatividad y la
comunicación.

En el siglo XVI es el humanismo pedagógico el que, con su movimiento cultural


anima especialmente las representaciones teatrales. Dice Asenjo (2006 citado en Cutillas
2015:3-4): “con ello el Humanismo busca extender y consolidar su programa de formación
y mejor capacitación profesional que exige la nueva sociedad emergente, civil, laica y
urbana”. Por ello, estos espectáculos o actividades teatrales pueden con todo derecho
considerarse teatro humanístico, puesto que, una vez que el movimiento humanista hubo
logrado sus objetivos, resultó equiparable a teatro escolar.
El teatro también liberaliza el pensamiento de los educadores. Tomás Moro aseguraba
que el teatro quita el vicio. Ma Teresa Navas ve en Utopía un manual de pedagogía, aunque
no haya sido escrito como tal, y concluye su argumentación sobre la obra con estas palabras:
“...los cimientos de Utopía se hallaban firmemente asentados en un sistema educativo
renovador, donde el estudio y la sabiduría eran las claves de una vida feliz”. Tomás Moro
fue un hombre jovial, alegre, espontáneo que gustaba mucho de participar en obras de teatro
(Cutillas 2015 citado en Chávez 2017:10).

Después en el siglo XVII, La Compañía de Jesús se constituirá como el baluarte más


importante que tendrá Roma para salir al paso de los desviacionismos protestantes. El teatro
jesuítico se puede calificar con toda propiedad como teatro contrarreformista. Los jesuitas
fueron los primeros que intentaron crear un teatro para jóvenes, con características peculiares,
pero siempre religiosas (Cutillas 2015 citado en Chávez 2017:10).

Menéndez Peláez (Menéndez Peláez, J., 2005, 49-67 citado en Cutillas 2015:7) dice:
El teatro jesuítico será un auxiliar pedagógico con una doble función académica y ascético
espiritual. Como auxiliar de los “Studia humanitatis” debe relacionarse con el teatro
universitario de intensa actividad en la universidad renacentista en la España del Quinientos.
Como auxiliar de la formación espiritual, el teatro jesuítico estará al servicio de la
espiritualidad ignaciana.

Luis Loaiza (2008), es uno de los autores que habla sobre una relación verdadera entre
la pedagogía y el teatro, en su artículo: Pedagogía y teatro nos dice: Parece ser que cuando
hablamos de pedagogía y teatro, lo primero que pensamos es en la enseñanza y el aprendizaje
del teatro, o en el teatro como herramienta para la enseñanza y aprendizaje de otras
disciplinas. Realmente en el primero nos estamos refiriendo a la didáctica del teatro, y en el
segundo al teatro didáctico; es decir, no estamos hablando de la relación entre pedagogía y
teatro. Esto se debe a que en muchas ocasiones el uso de los términos hace que su significado
se haga ambiguo y por lo tanto no podamos aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de
ellos (Loaiza 2008:122 citado en Chávez 2017:15).

Luis Loaiza menciona también que tanto la educación como la creación artística son
actividades exclusivas del ser humano por cuanto está dispuesto tanto a transmitir la visión
del mundo que culturalmente se ha edificado, como su visión particular, para ponerla en
diálogo con las visiones de sus congéneres (Loaiza 2008 citado en Chávez 2017:15)..

Muchos docentes utilizan el teatro como estrategia para que el estudiante aprenda uno
u otro saber. Es decir, que se emplea el teatro como herramienta para enseñar y aprender
matemáticas, historia, inglés, etc., ya que permite que el estudiante entre a profundizar en el
conocimiento a través del movimiento y el habla. Luis Loaiza hace referencia a que la
utilización del teatro es una buena estrategia para aprender no sólo español, sino también
matemáticas, inglés, historia y otras. El autor ya no profundiza más en la enorme cantidad de
posibilidades interdisciplinarias que el teatro puede brindarle a la enseñanza en concreto
(Loaiza 2008 citado en Chávez 2017:15).

Como se puede ver, el teatro puede fungir como una herramienta para generar
aprendizajes en el espectador; se lleva a un espectador a un estado en el cual su reflexión
pasa de ser sobre aspectos generales de la condición humana a reconocer planteamientos
políticos y sociales generados a través del hecho teatral.

1.10 DIFUSIÓN Y DIVULGACIÓN

Es importante iniciar este apartado aclarando la diferencia entre dos conceptos que se refieren
a dos estrategias de comunicación distintas y que muchas veces son entendidos como
sinónimos. Primero tenemos la difusión, esta se hace entre pares; es la que hacemos en
nuestros libros y artículos especializados, en nuestras ponencias en reuniones científicas.

En este apartado, se logró publicar el libro titulado “Los janambres: modo de vida
seminómada de los antiguos habitantes de Tamaulipas” con ayuda de una beca estatal
PECDA. En diciembre de 2019, este libro tuvo un excelente recibimiento en la comunidad
científica del estado de Tamaulipas. Allí se presenta la información referente a los capítulos
II y III, es decir los antecedentes históricos y los resultados de la investigación etnográfica
que se realizó, además de lo anterior, su publicación permitió la donación de
aproximadamente 100 ejemplares a las principales bibliotecas de ciudades importantes del
estado como: Tampico, Ciudad Madero, Altamira, Ciudad Mante y Ciudad Victoria.
La otra estrategia sería la divulgación, la cual se emplea para llegar a un mayor
público, que normalmente no cuenta con los antecedentes del tema, y no comprende muchos
tecnicismos.

1.10.1 Interpretación temática y divulgación significativa

La interpretación temática es una estrategia de divulgación. Se le llama interpretación en un


sentido de traducción, en este caso, se traduce el lenguaje especializado del experto en uno
que los públicos entiendan y puedan disfrutar. La variante temática de la interpretación
concentra la comunicación en un grupo de mensajes centrales o “temas” que coordinan el
resto del discurso (Gándara 2018b:361).

Recordando algunos de los postulados de Freeman Tilden anotados en su libro


“Interpreting our heritage” (Tilden 1977) podemos entender que la labor de la interpretación
va más allá de solo la entrega de la información. “el objetivo principal de la interpretación
no es la instrucción, sino la provocación” (Tilden 1977:32).

En tanto, los autores de “Vámonos de pinta” mencionan los 5 postulados de Freeman


Tilden destacados en el libro antes mencionado como uno de los pilares teóricos que guiaron
la propuesta del proyecto que pusieron en práctica en un ejercicio de divulgación (García et
al. 2015: 167). Como quedo anotado antes, hemos retomado este ejercicio como ejemplo para
la propuesta propia. Para ésta retomare los postulados siguientes:

1) La interpretación debe provocar atención, curiosidad e interés en los


visitantes del módulo, mas no instruir.

2) El discurso debe estar relacionado con la vida cotidiana del público,


de lo contrario resultaría una experiencia estéril.

3) La información por sí sola no es interpretación, así que debe revelar


la esencia del significado del lugar u objeto. En este caso, debe
focalizarse en la vida cotidiana de los grupos cazadores-recolectores
y el vínculo que hay con la pintura rupestre (con el modo de
subsistencia para nuestro caso).

4) La interpretación es un arte que conjuga muchas artes, y cualquier


arte combina otras muchas artes. De este punto deriva la
participación de diversas disciplinas que colaboraron en la
construcción del módulo.
5) La interpretación debe unir las partes y presentar un todo, no
presentar solo una parte y tiene que intentar ir más allá del mero
hecho de la visita o experiencia. Todo esto contribuye a la
prevención de afectación al patrimonio en general, provocando un
efecto positivo en el público. (García et al. 2015: 167).

Además de lo anterior, los autores definieron directrices claras hacia las que querían
enfocar sus esfuerzos que plantearon así:

a) Permitir que los asistentes comprendan, conozcan e interpreten las


distintas actividades que realizaban los cazadores recolectores en su
vida cotidiana, haciendo énfasis en la comprensión del entorno natural,
ya que este no ha cambiado prácticamente nada desde principios del
siglo XVII hasta la actualidad.

b) Que el público lograse experimentar vividamente el entorno bajo el


cual se desarrollaron estas sociedades y que son prioritarias para
conocer el contexto bajo el que la gente vivió durante cientos de años.

c) Propiciar una actitud positiva hacia la importancia de la


conservación y protección de este tipo de patrimonio cultural.

Me gustaría retomar estas directrices y agregar otras que considero esenciales para la
comprensión de las sociedades humanas móviles en este contexto rural:

d) Que el público logre comprender la importancia del contexto ecológico ambiental


que habitaban las sociedades humanas móviles, con el fin de generar conciencia
sobre la importancia de la conservación y protección del entorno, haciendo énfasis
en la disponibilidad de los recursos según sean las temporadas de lluvias y secas
durante el año.
e) Dar a conocer al público la noción de modo de subsistencia de los janambres
f) Y finalmente, dar a conocer al público los objetos artesanales mencionados en el
capítulo anterior, y su función dentro de la sociedad cazadora-recolectora.

Para Manuel Gándara la interpretación temática se resume en cuatro momentos del


procedimiento (Gándara 2018a:51):

1) Lo que hace al objeto, monumento, evento o proceso que queremos


interpretar, especial, único e incluso exótico.
2) Un elemento aparentemente raro y exótico que ese caso comparte
con nuestra humanidad común y con el que se pueda identificar y
desarrollar empatia.
3) La diferencia entre pasado y presente.
4) Este no siempre ocurre, ya que depende de bien interpretar o incluso
de la posición política del interprete: tiene que ver con que el patrimonio
nos permite pensar que podemos optar por un destino mejor, diseñar un
futuro más equitativo y sostenible, es decir, que conservar el patrimonio
no solo es útil para el presente, sino también para el futuro.

Como el mismo Manuel Gándara comenta, divulgar es más que interpretar. Es decir,
en la interpretación clásica lo que se hace es traducir el lenguaje especializado a uno que el
gran público entienda y disfrute; en la divulgación significativa, además de esa traducción se
deben proporcionar los elementos de antecedentes y de contexto que permitan revelar y
generar emoción, y con ello la construcción de sentido y compromiso hacia la conservación
patrimonial. Esto implica involucrar no solamente la cognición, sino el afecto y proporcionar
orientación (espacial, de contenidos); asi como motivar de forma continua al público a la
acción concreta, generar nuevas preguntas y promover una voluntad de corresponsabilidad
para que la herencia arqueológica no se pierda (Gándara 2018a:90-91).

Partiendo de la teoría del aprendizaje significativo de David Ausubel antes expuesta,


se retoman los conceptos de sorpresa e inspiración, muy importantes para la planeación de la
estrategia de divulgación de la presente investigación. Empezaremos tratando a la sorpresa.
En las situaciones novedosas, cuando algo fuera de lo previsto ocurre nos encontramos más
alertas y predispuestos a aprender que al encontrarnos en el ámbito de la educación formal
(dígase un salón de clases, una conferencia, etc.). Por tanto la sorpresa, como técnica
interpretativa, cobra especial importancia cuando se pretende que el visitante viva una
experiencia que, más allá de los aspectos lúdicos y recreativos, genere cambios significativos
en su aprendizaje (Rosati 2020:34-35).

Según Rosati, nosotros llevamos nuestra cotidianeidad de la manera más predecible


posible. Esto nos hace sentir más cómodos y por ello poder anticiparnos a los eventos. Al
anticiparnos a posibles inconvenientes, podemos crear soluciones a situaciones que aún no
han ocurrido. Pero eventualmente, ocurre una situación inesperada y ello nos predispone al
aprendizaje. “En otras palabras, cuando una situación excede nuestro grado de predicción,
cuando altera el orden regular de lo que esperamos, nos sorprende” (Ballarini: 2015, citado
en Rosati 2020:38). Es por ello que resulta lógico, que, en las situaciones novedosas, cuando
aparece algo fuera de lo que tenemos previsto, nos encontremos más alertas y más
predispuestos a aprender acerca de lo que está sucediendo (Rosati 2020:38).

Basado en cinco consignas expuestas por Ballarini durante un experimento realizado


en aulas con estudiantes, Rosati propone unos breves enunciados que en sus propias palabras
“pretenden ser un disparador para la experimentación en la planificación de la actividad
interpretativa”. Para la presente investigación se retoman con modificaciones ligeras de
acuerdo a las necesidades particulares de este trabajo (Rosati 2020:38-39):

1. La sorpresa debe ser sorpresa. No se debe advertir previamente al


visitante de nada cuanto va a suceder.

2. Sabiendo que la experiencia novedosa tiene mejor efecto cuando se


encuentra más cercana temporalmente al objeto del aprendizaje, es
necesario planificar la experiencia interpretativa de manera tal que el
visitante viva algo sorpresivo, una hora antes o después de la actividad.
Al principio o al final de la visita, no necesariamente durante la visita.

3. La experiencia interpretativa perderá efectividad a medida que se


aleje del evento novedoso, por tanto, es necesario acotar los tiempos a
este rango temporal.

4. Así mismo el evento novedoso debe ser igualmente breve. Una pieza
musical de tres minutos parece ser suficiente. Por lo anterior la obra de
teatro que se propone debe tener una duración de entre 20 y 30 minutos.

5. Es importante la descontextualización espacial de la novedad. En


nuestro caso se propone la puesta en escena de una obra de teatro en un
espacio al aire libre, preferentemente en la naturaleza.

6. La persona que conduce esta experiencia novedosa juega un rol muy


importante. Sobre todo, porque es parte de la sorpresa en sí misma. La
técnica de la personificación podría jugar un rol muy importante. Para
este caso los actores interpretaran a indígenas janambres y su estilo de
vida (alimentación, organización, etc.) con la vestimenta adecuada y
una escenografía real.
Sobre el segundo concepto, Gilson y Kook han señalado que el término “inspiración”
se ha usado en la interpretación durante los últimos 100 años, sin embargo investigaciones
enfocadas en la inspiración son inexistentes en Estados Unidos y Canadá (Gilson et al. 2019).

La inspiración debe ir en dos direcciones. La literatura demuestra que la inspiración


se compone de dos elementos claves: el detonante, o lo que inspira a la gente; y el objetivo,
o lo que son inspirados a ser o hacer (Hart, 1993, 1998; Jennings, 2012; Thrash & Elliot,
2003, 2004; Thrash, Elliot, et al., 2010; Thrash, Maruskin, et al., 2010; Thrash et al., 2014
citado en Gilson et al. 2019). Ambos elementos de la inspiración son necesarios y están
unidos (Gonzalez, Metzler, & Newton, 2011; Hart, 1993, 1998; Simopoulos, 1948; Thrash
& Elliot, 2003, 2004; Thrash, Elliot, et al., 2010 citado en Gilson et al. 2019), y Jennings
(2012 citado en Gilson et al. 2019). Señalan que ambos elementos de la inspiración son
necesarios para diferenciarla de emociones como temor o asombro (Gilson et al. 2019).

Mientras el detonante, o lo que inspira a la gente varía de persona a persona, hay


generalidades. El estudio pionero de Hart (1993 citado en Gilson et al. 2019) con alumnos de
universidad determino que los detonantes típicos de la inspiración fueron: naturaleza, amor,
sufrimiento, valentía, música, ejercicio, religión, belleza y calidad; siendo la naturaleza la
razón más común reportada. Thrash y sus colegas continuaron avanzando en el estudio de la
inspiración y reportaron que la inspiración puede provenir de dentro o fura, y que las personas
se pueden inspirar de encuentros con otra persona, objeto, acto, o idea (Thrash & Elliot, 2003,
2004; Thrash, Elliot, et al., 2010; Thrash et al., 2014 citado en Gilson et al. 2019).

El objetivo, o lo que las personas son inspiradas a hacer, también muestra variaciones
y generalidades de persona a persona. Hart (1993 citado en Gilson et al. 2019) encontró que
para estudiantes de universidad, la inspiración se manifiesta en acciones como: compartir la
inspiración con otros a través del habla, arte, escritura, fotografía, o esfuerzos para mejoras
personales. Otros investigadores agregaron que la inspiración puede manifestarse en obtener
logros en deportes o educación, mejoras personales, lograr una meta personal, resolver un
problema, crear algo, transformarse o apoyar una causa (Gotz, 1998; Hart, 1993, 1998;
Jackson, 2012; Kwall, 2006; Thrash & Elliot, 2003, 2004; Thrash, Elliot, et al., 2010 citado
en Gilson et al. 2019).
Considero que todas las características antes mencionadas sobre los conceptos
sorpresa e inspiración y que provienen de estudios psicopedagógicos pueden ser útiles y
productivos en el campo de la interpretación del patrimonio. Una investigación sobre las
aplicaciones de las características de la inspiración en la práctica de la interpretación puede
proporcionar información valiosa para desarrolla una interpretación basada en el
constructivismo y teorías del aprendizaje.

Manuel Gándara, ha propuesto que la divulgación significativa es una estrategia de


comunicación educativa, desarrollada para la educación del patrimonio cultural arqueológico
e histórico y su objetivo es generar una cultura de conservación proporcionando a los
visitantes orientación cognitiva, valorativa, de acción y espacial, que facilite el aprendizaje y
el disfrute profundo de los valores patrimoniales a la vez que muestra su relevancia al
presente (Gándara 2016:79-80).

De acuerdo con este autor, comunicamos para lograr varios fines: proporcionar
información; promover entretenimiento, producir placer; promover el aprendizaje; provocar
la reflexión entre otros. Es siguiendo estos lineamientos que uno puede realizarse
cuestionamientos que permitan proporcionar un aprendizaje significativo en la persona que
asiste o en el espectador (Gándara 2016:80).

Antonieta Jiménez por su parte, propone que la divulgación de la arqueología es un


punto neurálgico que incide en la visión que las sociedades tienen sobre sí mismas y sobre
su patrimonio. Es un aspecto que tiene efectos directos sobre las actitudes que se tienen en
torno a la protección de los recursos y a la valoración del pasado (Jiménez 2007:3).

La divulgación constituye también una posibilidad de generar una demanda social en


torno a la generación de más investigación, y también de que la gente con capacidad de
decisión en inversión empiecen a considerar al quehacer de las ciencias sociales como algo
imprescindible. La divulgación planeada, con objetivos claros, con información de calidad y
con atención a las necesidades, capacidades y expectativas del público no especializado
constituye una herramienta imprescindible para lograr la transmisión de la información y el
disfrute que la sociedad pudiera llegar a experimentar (Jiménez 2007:3).
Además de lo anterior la misma autora comenta que se ha mantenido a la divulgación
como un componente del total de acciones implicadas en la planeación del manejo y
conservación del patrimonio, dado que esta (la divulgación) responde al consenso sobre
valores, usos y significados de los recursos patrimoniales. Es decir, para ella, la planeación
integral de la interpretación es una parte vital de la divulgación. Ella nos propone cinco rubros
en los que se divide la planeación integral para la divulgación, los cuales fueron tomados en
cuenta en gran medida para la presente investigación (Jiménez 2007: 9).

1) El primero es el consenso entre todos los actores implicados ¿Por


qué y para que divulgar determinado recurso? ¿Tenemos la misma
percepción sobre su significado? ¿Estamos todos de acuerdo en lo que
queremos decir sobre éste?
2) Los objetivos específicos de la divulgación ¿Para qué estamos
divulgando este recurso? ¿Qué es lo que queremos que la gente sepa
sobre este recurso y como se lo haremos saber? ¿Cuáles son nuestros
objetivos de divulgación a corto y mediano plazo?
3) Estudios necesarios para la toma de decisiones, es decir, estudios de
público. Esto nos permitirá conocer a los visitantes actuales y
potenciales, sus intereses, inquietudes, capacidades y limitaciones.
4) Producir los materiales en los medios de comunicación en función
de la información precedente.
5) Monitoreo y evaluación.

Manuel Gándara propuso una variante de la interpretación temática llamada


“divulgación significativa” en referencia a la teoría del aprendizaje significativo de David
Ausubel. La definió como una estrategia de comunicación educativa patrimonial centrada en
los públicos, que busca promover un disfrute y una comprensión más profunda del
patrimonio con el propósito de generar una cultura de conservación a través de la
socialización de los valores patrimoniales (Gándara 2018b:361).

Cuatro elementos constituyen la divulgación significativa (Gándara 2018a: 57):

1) El papel del afecto y la emoción para convocar al público


2) La utilidad de la teoría dramática en esta tarea
3) La pedagogía del aprendizaje significativo
4) Una revisión del modelo de comunicación subyacente

El primero de estos elementos básicamente nos habla de experiencias. Las


experiencias bien diseñadas nos satisfaces, porque se ha eliminado de ellas todo lo superfluo,
todo lo que distraiga del propósito. Los propósitos de las experiencias pueden variar: desde
48
sorprender, fomentar un aprendizaje o generar el disfrute. Lo importante es que el visitante
reaccionara mucho mejor a lo que “vive” que a lo que solamente “oye o lee” (Gándara 2018a:
57-59).

El segundo elemento nos remite esencialmente al teatro y la teoría dramática, como


se vio en otro apartado de este capítulo teatro y educación han venido de la mano desde el
inicio de la historia de la pedagogía, con las enseñanzas de los primeros chamanes, por eso
no ahondaremos más en este apartado.

El tercer elemento también se abordó en otro apartado de este mismo capítulo, donde
se expresa bajo que premisas se desarrolla la teoría del aprendizaje significativo por Ausubel,
y la forma en que este postulado teórico brindará una parte fundamental del pilar que guiará
esta propuesta de divulgación.

El cuarto elemento señalado por Gándara es el de las estrategias de comunicación,


aquí nos interesan sobre todo aquellos modelos comunicativos que tienen aplicaciones
prácticas específicas, más que las macroteorías comunicacionales, esto no implica despreciar
las teorías de orden mayor, sino evitar perdernos en un campo de tamaño y complejidad
abrumadora (Gándara 2018a: 72).

Para Antonieta Jiménez, antes de arrancar cualquier proyecto de divulgación es


preciso tener claridad sobre cuestiones esenciales, entre ellas el propósito del discurso que se
quiere hacer llegar al público. El grupo de trabajo responsable del proyecto ha de plasmar en
el documento de planeación para qué quiere que la sociedad o el público no especializado se
enteren de lo que se publicará a través de cedularios, revistas, guías, audioguías, o como en
nuestro caso, de una obra de teatro. Como los motivos pueden variar e incluso ser
contradictorios en la mente de los diversos actores, resulta muy importante no obviar este
aspecto, ponerlo sobre la mesa, discutirlo y documentar las opiniones para lograr acuerdos y
consensos. Si, por el contrario, los propósitos no están claros, se corre el riesgo de que la
exposición de contenidos responda únicamente a cuestiones inmediatas, como la justificación
del uso de un presupuesto asignado, la realización de exposiciones improvisadas que sólo
muestran objetos, etcétera (Jiménez 2015:14).
Sobre la generación de los mensajes central y subordinado, los cuales representarán
los valores, el significado y la excepcionalidad de aquello sobre lo que se divulga (Jiménez
2015:106). Jiménez retoma los criterios propuestos por Ham (1992:38, citado en Jiménez
2015:16): Expresarse en oraciones cortas, simples y completas, contener una sola idea,
revelar el propósito total de la presentación, ser específicos, estar escritos de manera
interesante (estar escritos con verbos activos o utilizando solamente palabras provocadoras).

Para redactar el guion de divulgación se emplea primero el análisis de las fuentes, de


la consideración del tipo de usuario, de las características del medio de comunicación y de la
formación de una línea de interés. En el guion se desarrollan el mensaje central y los
subordinados y es en sí una herramienta instrumental que tiene como objetivo presentar el
texto referido acompañado de las especificaciones necesarias y pertinentes para su
producción e instalación. Para redactarlo esta autora propone seguir estos pasos:

1) Describir brevemente el tipo de usuario al cual va dirigido


2) Aspectos sobre el medio (la obra de teatro en este caso)
3) Aspectos sobre el contenido (mensajes central y subordinados,
bloques de información)

La consideración y aplicación de todos los elementos aquí expuestos constituye un


punto de partida para desarrollar una propuesta de divulgación significativa que nos ayude a
acercar la información que proveen los resultados de investigación, traducidos a un lenguaje
más entendible dirigido hacia el público general, el que queremos que asiste a conocer el
lugar en el que habitaron los antiguos janambres, empleando el teatro como medio.
Habremos de generar así una herramienta que nos permita dar a conocer el modo de
subsistencia de esos antiguos habitantes a los actuales pobladores de las comunidades que
viven en la región de estudio.
CAPÍTULO II

ANTECEDENTES DE INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS E HISTÓRICAS


2.1 ANTECEDENTES DE INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS

En esta sección se presenta la información sobre investigaciones arqueológicas llevadas a


cabo en la región, para complementar la información histórica y de fuentes que se aborda en
este trabajo. Esta síntesis sobre los trabajos arqueológicos más importantes realizados en
Tamaulipas y con relación a nuestra área de estudio fue realizada por el arqueólogo Francisco
Mendoza (2019:64-100); en este estudio yo retomo las partes que fueron de mayor interés
para presentar un panorama más completo sobre estos antecedentes.

2.1.1 Prehistoria y arqueología en el noreste y el valle del mamut en Xicoténcatl,


Tamaulipas

A continuación presentamos un panorama histórico sobre la prehistoria en Tamaulipas, sus


fases arqueológicas y las fechas a las cuales corresponde cada una de ellas junto a las regiones
culturales que conforman el estado.

• Arqueolítico: De 25 mil a 12 mil años a.C.; contiene artefactos tallados por percusión
directa de piedra con piedra, hay talla bifacial en artefactos grandes y pequeños, el
material chico consiste en lascas gruesas y anchas con las que se fabricaron
raspadores y raederas; no hay instrumentos de molienda ni puntas de proyectil, sin
descartar que estas pudieron ser de material perecedero; corresponde a este sitio de la
Cueva del Diablo en Tamaulipas investigando por MacNeish (Mendoza 2019:64).
• Cenolítico inferior: del 12 mil al 7 mil a.C., en su transcurso aparecen las puntas de
proyectil líticas, entre ellas las de forma foliácea y las de acanaladuras; hay técnicas
de retoque por presión y talla por percutor blando, asentamientos del Cenolítico
inferior se tienen en La Calzada en Nuevo León, Epstein (1961), y en Tamaulipas en
el Complejo Diablo (MacNeish, 1958, citado en Mendoza 2019:64).
• Cenolítico superior: De 7 mil a 5 mil años a.C. Hay gran variedad de piezas de piedra
tallada por percusión y presión, se cuida la forma y el acabado; se inicia con la
desaparición de la megafauna pleistocénica, la recolección toma auge, comenzándose
los primeros cultivos o pasos a la domesticación de plantas como chile, la calabaza,
amaranto, maíz, fríjol; aparecen tanto morteros de molienda como muelas planas,
proliferan las puntas de proyectil con pedúnculo y aletas; de estos, en Tamaulipas
tenemos la Cueva de la Perra y Ocampo MacNeish, (1958) y la Presa Falcón
Aveleyra, (1951), (Mendoza 2019:65).
• Protoneolítico: Situado entre 5 mil y 2 mil 500 a.C. el maíz y el frijol se afianzan,
hay una disminución en el tamaño de los artefactos y retoque secundario visible en
objetos de piedra pulida; morteros y muelas planas no solo funcionales sino también
con una buena apariencia, también los trabajos en cuentas, hachas, azuelas, etc. En
esta etapa aparecen las primeras cerámicas; lo representan en Tamaulipas los
complejos Repelo, Nogales y Ocampo (MacNeish 1958, citado en Mendoza
2019:65).

Lorenzo (1975:58) provee de un cuadro con los yacimientos de la etapa lítica en México
representada por 42 sitios, de los cuales 6 corresponden al área del estado de Tamaulipas, de
lo que figura como de gran importancia de esta región; si contáramos los que pertenecen al
noreste de México, veríamos aún más la categoría de estas sociedades y estudios mejor
realizados nos llevarían a darle la debida importancia al estudio de la prehistoria mexicana
(Mendoza 2019:70).

“En investigaciones anteriores, el estado de Tamaulipas ha sido


dividido en dos grupos y cuatro regiones culturales” (MacNeish
1958:20-24, citado en Mendoza 2019:70).

Grupo 1.- Formado por cazadores recolectores de los grandes valles.

Grupo 2.- Formado por sedentarios habitando a la orilla de los ríos y en los grandes
valles; levantaron chozas, fabricaron cerámica para acarreo y conservación de los alimentos,
como el maíz, frijol, calabaza, camote, chile, etc., fabricantes de cerámica, algodón y papel;
con una religión que rendía culto a los astros, a los elementos de la naturaleza y a los muertos,
para lo cual construían templos y sepulcros; vivían en chozas y en edificios sobre terrazas y
contaban con una agricultura desarrollada (Mendoza 2019:72).

Región cultural 1.- La de cazadores, recolectores y pescadores del norte, que se


extendieron desde la cuenca el río Purificación hasta el Río Bravo; caen dentro del
calificativo genérico de chichimecas; carecían de asiento fijo, hacían vida al aire libre, se
refugiaban en cuevas y relices, y se alimentaban de la caza, pesca y recolección de algunas
plantas. Eran muchas las tribus que integraban esta etapa cultural y el testimonio más antiguo
de alimentos es de 6,000 a 8,000 años a.C., el cual consiste en bagazo fosilizado de mezcal
de agave y restos de calabaza y maíz (Mendoza 2019:72-73).

Región cultural 2.- Los semisedentarios de la Sierra Madre eran indios belicosos,
janambres, pisones, olocnoques y otros. Ocupaban las bocas de la sierra en los ríos San
Marcos, Caballeros y Santa Engracia, dominaban el Valle de los janambres desde Hidalgo
hasta San Luis Potosí, tenían ligas con las tribus del cerro del Bernal y en las sierras de la
Palma y de las Salinas al norte de Tampico (Mendoza 2019:73). Esta región cultural es la
que nos compete para la realización del presente trabajo, por lo tanto, más adelante la
analizaremos desde la perspectiva etnohistórica con principal énfasis en los indígenas
janambres.

Región cultural 3.- Grupos de tribus de la Sierra de Tamaulipas que alcanzaron


manifestaciones de culturas sedentarias, uso de fuego para la cocción de alimentos,
habitaciones en poblados; se añaden elementos como de la palma, de la cual comían el fruto,
misma que sirvió para techo de sus casas y para la fabricación de cestas y otros elementos
como esteras y petates, efectuaban la caza con flechas y con trampas, la pesca con fisga;
tenían huertos y sembrados, imploraban a sus dioses por medio de danzas acompañadas de
música y cantos con sonajas y flautas, en las cuales tomaban peyote, costumbre muy
generalizada desde el Golfo de México hasta el Pacífico, fumaban en pipas y enterraban a
sus muertos (Mendoza 2019:73).

Región cultural 4.- Corresponde al grupo huasteca que habitó las cuencas de los ríos
Guayalejo y Tamesí en el lado sudeste, aunque había pueblos en el norte como Chachahual,
Tanchiz, Tanchoy, Tancaxcual y Tamaholipa, la denominación regional es cue para los
promontorios y coecillos para los pequeños; hacían represas para el agua y empedraban sus
caminos con losas; fabricaban productos cerámicos y textiles que vendían a pueblos del
altiplano; al parecer los primeros en cultivar el algodón; así también en Tamaulipas se han
encontrado los más antiguos vestigios arcaicos de pastillaje. (Mendoza 2019:73-74).

“El señor M.F. Soto decía en 1869 que en la jurisdicción de Xicoténcatl


habían sido encontrados los restos de grandes osamentas de mamuts”
(Meade 1977:56, citado en Mendoza 2019:78).
De acuerdo con la información que nos proveyó el Sr. Tomás Torres Silva (1998)
(cazador, obrero del ingenio azucarero de Xicotencat y descubridor del valle del Mamut en
este mismo municipio) ésta es la descripción:

“El valle delos mamuts ya era objeto de saqueo desde 1935; extranjeros
llegaban hasta la localidad a llevarse los enormes huesos, mismos que
eran sacados del municipio aún por tren desde Calles; otros venían a
comprarlos según esto para hacer fosfatos, y no fue hasta el año de 1959
un 14 de abril, en que los cazadores los hermanos Raúl, Manuel y
Tomás Torres Silva, descubren unos restos de osamentas gigantes,
mismos que reportan el hallazgo, informando a las autoridades de
nuestra capital, siendo gobernador el Dr. Norberto Treviño Zapata y
secretario de Turismo Don Emilio Villareal Guerra, quienes dan cuenta
de los hechos generándose una polémica entre los lugareños del Salitre
de los Martínez y el Salitre de los Gutiérrez, pues estos los habían visto
anteriormente pero no los habían reportado; otra anécdota es que estos
huesos de gigantes se utilizaban, hechos polvos, diluidos en agua, para
malestares diarreicos; asimismo sobre un camino se encontraba un
colmillo de casi tres metros de largo por donde pasaban las carreteras
encima de él...” (Mendoza 1998:19, citado en Mendoza 2019: 78).
El mismo señor agrega:

“Una gran cantidad de grandísimos huesos rescatados; hasta el


Salitrillo, ahora Valle de los Mamuts, llegaron investigadores de
muchas partes del mundo, americanos, franceses, japoneses y otros,
incluso el ejército, se llevaron gran cantidad de huesos en sus camiones
y sólo algunos quedaron bajo las escaleras del Palacio Municipal,
incluso a una familia que usaba como puente un gran fémur en una zanja
les fue solicitado, su hermano mayor Raúl y después Tomás
permanecieron como custodios del Valle de los Mamuts, sin embargo,
después de unos años dejaron de percibir su sueldo, por lo que tuvieron
que desamparar el lugar, quedando en manos de saqueadores que desde
años antes del descubrimiento y reporte llegaban hasta Xicoténcatl para
llevarse estos preciados restos. En esos días cuando se realizaron esas
investigaciones, infinidad de personas de la región llegaban a ver el
rescate de los mamuts, incluso hasta nieves se vendían y llegaban hasta
el Valle en camiones, carretas y camionetas, incluso en tractores y
bicicletas para presenciar estos importantes hallazgos, ahí comían a las
orillas de los arroyos, haciendo en este un día de campo, sólo hasta
ahora después de cincuenta años se revalora este importantes recurso de
Xicoténcatl y de nuestra historia.” (Torres Silva, citado en Mendoza
2019: 79).
En estos tiempos se reportó el hallazgo de 32 localidades de restos paleontológicos
en Tamaulipas así:
“En los primeros meses del año 1959, los periódicos de Tamaulipas
daban cuenta del hallazgo de un “cementerio de mamuts” en las
proximidades del pueblo de Xicoténcatl, recuperándose tanto por
aficionados y después por del Instituto de Ciencias Naturales de
Tamaulipas y de una brigada de biólogos bajo la dirección del M. C.
Liborio Martínez, entonces director del Museo de Historia Natural de
la Cd. de México...” (Avilés 1980:40, citado en Mendoza 2019: 79-80).

2.1.2 La Sierra Madre Oriental y la Sierra de Tamaulipas

El interés de estudiar al hombre temprano en México y el desarrollo de la agricultura llevó a


Richard Stocktom MacNeish a internarse en Tamaulipas, por las condiciones del área, esta
le parece favorable para realizar este tipo de estudio.

Los trabajos se iniciaron con un reconocimiento en varias partes del estado, el cual se
continuó a lo largo de tres temporadas, alternadas con períodos de excavación. Incluyó el
nordeste al norte del río Soto la Marina y al este (entre la carretera de Cd. Victoria y
Matamoros), la Sierra de Tamaulipas, la Sierra Madre y la región del Pánuco. (MacNeish,
1958, citado en Mendoza 2019: 81). El número de sitios registrados ascendió a 346. Aunque
en algunos de los sitios se practicaron pozos de sondeo, el número de aquellos en los que se
hicieron excavaciones mayores, y de acuerdo a datos publicados no pasaron de ocho en la
Sierra de Tamaulipas y tres en la Sierra Madre Oriental, de las cuales emanan las dos
secuencias culturales locales (Mendoza 2019: 81-82).

De los trabajos arqueológicos más extensos que se realizaron en este macizo


montañoso, donde el hombre habitó desde tiempos muy remotos, se localizaron cinco cuevas
que contuvieron materiales estratificados, es decir:

“distribuidos verticalmente en depósito a deferentes profundidades


remarcando que en ocasiones no fue posible distinguir estratos o
separaciones naturales que segregaran el continuum de artefactos,
verticalmente y consecuentemente se recurrió a divisiones arbitrarias de
acuerdo a niveles métricos de seis pulgadas [...] (Las cuevas excavadas
fueron) La Perra, Nogales, Armadillo, Ahumada y Diablo. Los
materiales arqueológicos procedentes de las cuevas excavadas en la
sierra fueron ordenados en una secuencia de nueve diferentes fases
culturales cronológicamente sucesivas y de acuerdo a su colocación
estratigráfica: posteriormente se compararon los materiales de las
colecciones de superficie a fin de clasificar los sitios e integrarlos a la
secuencia final...” (MacNeish 1958: 68, citado en Mendoza 2019: 82).

2.1.3 Los periodos arqueológicos en Tamaulipas

El preclásico en Tamaulipas. - Hasta el momento se presentan ocupaciones en la Sierra


Madre Oriental y en la Sierra de Tamaulipas; el período preclásico en el estado ha sido poco
trabajado, pues investigaciones importantes pertenecientes a este interesante período solo se
tienen trabajos de MacNeish, (1958), en la Sierra de Tamaulipas en las fases Almagre,
Laguna y Eslabones y para la Sierra Madre Oriental se da el Preclásico en la fase Mesa del
Guaje; en el sur de Tamaulipas, esencialmente en los trabajos del proyecto Huasteca en
Veracruz (García Cook, Merino Carrión, 1987, citado en Mendoza 2019: 90-91).

Del período clásico en Tamaulipas tenemos los datos de MacNeish; en la sierra de


Tamaulipas se tiene la fase La Salta y en la Sierra Madre Oriental la fase Palmillas. García
Cook y Merino Carrión nos dan la fase cultural Coy de 200-650 d.n.e. y Tanquil de 650-900
d.n.e. (García Cook, Merino Carrión, 1987, citado en Mendoza 2019: 95).

El Postclásico en Tamaulipas: Este período MacNeish lo observa en la Sierra de


Tamaulipas en las fases San Lorenzo y San Antonio. García Cook y Merino Carrión nos dan
la fase cultural Tamul del (900 a 1200 d.n.e.) Y Tamuin del (1200 al 1500 d.n.e.) Ekholm
nos da sus períodos V y VI, en el cual ubica al sitio Las Flores desde el Clásico hasta el
Postclásico, Stresser Pean ubica a San Antonio Nogalar desde el Clásico, inclusive, tal vez
con relaciones con Teotihuacán y prosigue hasta el Postclásico; también en la región de
Ocampo es posible que haya tenido gran auge por las menciones de MacNeish (Mendoza
2019: 100).

2.2 MARCO GEOGRÁFICO

Hacía mediados del siglo XVII los janambres estaban presentes en la llanura que se extiende
entre la sierra de Tamaulipas y la sierra Madre oriental donde actualmente se encuentran los
municipios de Santa Bárbara (Ocampo), de Tamatan (Ciudad Mante), de Escandón
(Xicoténcatl), de Llera, de Aguayo (Ciudad Victoria), de San Antonio de los Llanos
(Hidalgo), de Croix (Casas) (Stresser-Péan 2000:588). El área muestreada cuenta con una
muy baja densidad poblacional, por mencionar algo Gómez Farías cuenta con 800 habitantes,
57
el ejido de San José en este mismo municipio cuentan con aproximadamente 150 habitantes,
de igual manera el ejido de Fortín Agrario perteneciente al municipio de González cuenta
con alrededor de 150 habitantes.

En este estudio, para entender la forma en que los janambres explotaban los recursos
del territorio en el que habitaban tomaremos como muestra 4 poblados o ejidos que abarcan
la región de los actuales municipios de Xicoténcatl, González, Llera de Canales y Gómez
Farías en Tamaulipas, los poblados son: Servando Canales (Xicoténcatl), Fortín Agrario
(González), San Francisco el Alto (Municipio de Casas) y Gómez Farías (cabecera
municipal). Es probable que las prácticas que registramos en estas comunidades y que aún a
día de hoy continúan llevándose a cabo sean una herencia proveniente del modo de vida de
los antiguos indígenas janambres. La información etnohistórica nos indica que estas son las
áreas donde los janambres subsistieron y dominaron gran parte del actual estado de
Tamaulipas.

Imagen 1. Estado de Tamaulipas, México.


Imagen 2. Áreas de estudio señaladas en el mapa con relación a la capital de estado, tomado de la aplicación
“Google Earth”.
Xicoténcatl es un municipio localizado en el centro sur del Estado de Tamaulipas,
México. Colinda al norte con el Municipio de Llera, al este con el de González, al sur con el
Mante, y al oeste con Gómez Farías (Tamaulipas). El municipio cuenta 21 877 habitantes, al
año del 2005 (INEGI 2015). La ciudad de Xicoténcatl fue fundada un 15 de marzo de 1755
por José de Escandón, quien en 1748 había sido encomendado por el Conde de Revillagigedo,
Virrey de la Nueva España. Originalmente se llamó Villa de Escandón. En este municipio se
trabajó una aproximación etnográfica en el ejido de “Servando Canales” con un aproximado
de 70 habitantes y el ejido “Segunda Unidad Xicoténcatl (El Aquiche) con un apro ximado
de 854 habitantes.

González se encuentra en la porción Sur del Estado, con una extensión territorial de
3,491.41 kilómetros cuadrados, que representa el 4.2 por ciento de la superficie total del
Estado. Colinda al Norte con el municipio de Llera y Casas; al Sur con el Estado de Veracruz;
al Este con los municipios de Aldama y Altamira y al Oeste con Xicotencatl y Ciudad Mante
(INEGI 2015). En este municipio se realizó una práctica etnográfica en el ejido de Fortín
Agrario, que tiene aproximadamente 180 habitantes.
A pesar de que San Francisco el Alto se ubica en el municipio de Casas, se encuentra
geográficamente más relacionado geográficamente y climáticamente con Llera de Canales,
este municipio está situado en la porción media del territorio del estado de Tamaulipas, en el
valle formado entre la Sierra Madre Oriental y la sierra de Tamaulipas. Llera colinda al Norte
con los Municipios de Victoria y Casas, al Sur con los municipios de Gómez Farías,
Xicoténcatl y González. Al Este colinda con el municipio de Casas y al Oeste con Ciudad
Victoria y Jaumave, se encuentra a una altitud de 291 metros sobre el nivel del mar. En una
extensión territorial de 2,283.53 kilómetros cuadrados (INEGI 2015).

Gómez Farías es uno de los 43 municipios que constituyen el estado mexicano de


Tamaulipas. Este se localiza en la porción media del suroeste del Estado de Tamaulipas,
sobre la cuenca hidrológica del río Guayalejo. De acuerdo a la Enciclopedia de los
Municipios y Delegaciones de México del INAFRED su extensión territorial es de 727.94
kilómetros cuadrados, colinda al norte con el municipio de Llera; al sur con el de Mante; al
este con el de Xicotencatl y al oeste con el de Ocampo, está situado a una altitud de 350
metros sobre el nivel del mar. Gómez Farías tiene 9186 habitantes de acuerdo al último censo
realizado por el INEGI, de los cuales 890 aproximadamente residen en la cabecera municipal
del municipio que recibe el mismo nombre que el municipio (INEGI 2015). En este
municipio se trabajó la aproximación etnográfica en la cabecera municipal que recibe el
mismo nombre, con coordenadas 23°02'50.0"N 99°09'19.2"W.

Región Hidrológica Num. 26 Río Pánuco, Cuenca del Río Guayalejo-Tamesí

La región de estudio para el presente trabajo es la región hidrológica número 26, la cual está
ubicada en la zona sur del estado, está conformada por las cuencas Río Pánuco (Guayalejo -
Tamesí) y Río Valles. Comprende los Municipios de: Aldama, Altamira, Antiguo Morelos,
Cd. Madero, Gómez Farías, González, Jaumave, Llera, Mante, Nuevo Morelos, Ocampo,
Tampico y Xicoténcatl. Esta cuenca hidrológica importantísima permitió a los janambres
moverse entre en accidentado paisaje y dominar la región del centro-sur del estado, de esta
forma aprovecharon no solo los recursos alimenticios si no también el agua para subsistir y
desplazarse entre temporadas hacia la sierra o hacia el semi-desierto.
Imagen 3. Relieve de la Cuenca del Río Guayalejo-Tamesí, tomado de Wilver Salinas, Castillo, UAMAC-
UAT, 2004; Cortesía de la SEMARNAT, Delegación Tamaulipas.
Estados Unidos
de América

S eco y semiseco 3 8 °/o “

Cálido subhúmedo 58°/b="


T enripiado subhúmedo 2 °/o *
Cálido húmedo 2%*
•Referido ai total de la superficie estatal.
FUENTE: Elaborado con base en INEGI. Carta de Climas 1:1 OOO 000

Imagen 4. Climas de Tamaulipas, la región de estudio señalada con flechas, tomado de


http://cuentame.megi.org.mx/monografias/informacion/tam/temtorio/dima.aspx?tema=me&e=28
Bosque de matorrales

Este ecosistema ocupa alrededor del 30% del país con una amplia distribución, en México
existen una gran cantidad de matorrales con diversa composición y estructura. Entre los
nombres que se han utilizado para denominar estos ecosistemas están: matorral xerófilo
(seco), cardonales, tetecheras, izotales, nopaleras, matorral espinoso, matorral inerme (sin
espinas) parvifolio (hojas pequeñas), magueyales, lechuguillales, guapillales y chaparrales.
Son comunidades vegetales dominadas por arbustos de altura inferior a 4 m. Son propias de
climas secos con lluvias escasas y zonas frágiles que favorecen la desertificación. A pesar de
esto, son en realidad el grupo más diverso de comunidades vegetales. La composición de
especies cambia con la región. Existen variantes de matorrales dependiendo del grupo de
especies más abundante. En algunos predominan plantas suculentas y con hojas gruesas, en
otros las plantas tienen hojas muy pequeñas o las pierden, o tienen espinas, lo cual les da
aspecto diferente, por ejemplo, para el caso de la región de estudio, los matorrales de
Xicoténcatl, González y Llera en Tamaulipas tienen un aspecto diferente a los de Coahuila y
a su vez a los de Baja California y así sucesivamente (Domínguez et al. 2013:1).

El Matorral Espinoso Tamaulipeco (MET) se extiende en 125 000 km2, desde la


planicie costera del Golfo de México hasta la ribera sur de Texas en Estados Unidos de
América (Foroughbakhch et al., 2005, citado en Domínguez et al. 2013:1). Su vegetación
consiste en árboles de porte medio alto y arbustos, localmente se le denomina matorral
espinoso o matorral subinerme (Ludwig et al., 1975; Rzedowski, 1978; Garrett, 2002, citado
en Domínguez et al. 2013:1).

El clima en esta región del estado presenta importantes variaciones vinculadas con la
altitud, la influencia del mar y la retención de humedad en las montañas, en la llanura costera
y en la parte noreste del estado el clima es cálido semiseco; al sur, cálido subhúmedo con
temperaturas medias anuales mayores a 22 °C; en la Huasteca, semicálido subhúmedo y en
la Sierra Madre de Tamaulipas, templado húmedo con temperaturas medias anuales entre 12
y 18 °C. El comportamiento de la lluvia varía desde una precipitación normal anual mínima
de 336 milímetros (mm) a una máxima de 1,571 mm en la estación Ahualulco (cerca de
Ciudad Mante), con una precipitación normal anual promedio de 686 mm. En general, en
Tamaulipas las lluvias se presentan en verano excepto en la parte norte donde éstas son
irregulares (Agenda Técnica Agrícola de Tamaulipas 2017:10).

En la región de González, Llera y Xicoténcatl nos encontramos principalmente climas


áridos y semiáridos que pueden variar desde muy caluroso en las planicies costeras hasta
relativamente fresco en las partes altas. En zonas con precipitación inferior a 700 mm y con
7 a 12 meses secos por año, en amplias extensiones su precipitación es de 300 a 400 mm. La
temperatura promedio de 12 a 26° C (Biodiversidad.gob.mx).

Imagen 5. Paisaje típico del semidesierto Tamaulipeco, bosque de matorrales, ejido Fortín Agrario, González,
Tamaulipas. Fotografía de mi autoría Septiembre de 2019.

Bosque mesófilo de montaña

Otro ecosistema de importancia que mencionar para el presente trabajo es el bosque mesófilo
de montaña en la región de Gómez Farías, Tamaulipas. Este es un bosque muy variable en
composición de especies, pero con estructura y clima muy similares. Está dominado por
árboles en varios estratos, con abundancia de helechos y epífitas. El follaje del 50% de sus
especies de árboles se pierde durante alguna época del año. Comparten lluvias frecuentes,
nubosidad, neblina y humedad atmosférica altas durante todo el año (Biodiversidad.gob.mx).
Este es probablemente el ecosistema más amenazado en el país (Challenger, 1998,
citado en Conabio 2010:16), y el ecosistema tropical que ocupa menos superficie a nivel
mundial (Bubb y Das, 2005; Mulligan y Burke, 2005, citado en Conabio 2010:16). Se estima
que menos del 1 % del territorio nacional está ocupado por vegetación primaria de bosque
mesófilo de montaña (8,809 km2). Este bosque se caracteriza principalmente por la presencia
frecuente o persistente de nubes a nivel de la vegetación, esta definición basada en el clima
refleja la importancia de las nubes o niebla para la ecología de este ecosistema. De ahí que
también se le conozca como bosque de niebla, selva nublada, bosque nebuloso y bosque
nublado (Conabio 2010:16).

Para la región de Gómez Farías y la Sierra Madre Oriental, el clima está inmerso en
neblina o nubes bajas, con lluvias abundantes y vientos húmedos en las laderas con influencia
del mar (barlovento) la mayor parte del tiempo. La temperatura media anual oscila entre los
12° y los 23°C, aunque en invierno las temperaturas pueden caer por debajo de los 0°C. Crece
en terrenos con suelos ácidos profundos o muy someros e inclinados, ricos en materia
orgánica y humedad todo el año (Biodiversidad.gob.mx).

Imagen 6. Paisaje típico del bosque mesófilo de montaña, ejido San José, Gómez Farías, fotografía tomada
por Javier Iván Chávez Morales. Septiembre de 2019.
2.3 LA FAUNA CAZADA EN SAN ANTONIO NOGALAR

Si bien el sitio de San Antonio Nogalar no pertenece a los janambres, ni étnica ni


temporalmente, los datos expuestos más adelante en el presente capítulo nos hablan de como
en la época del contacto algunos grupos janambres ya habían adoptado la agricultura y se
desplazaban por este territorio; esto nos permite realizar una analogía con los antiguos
huastecos de San Antonio Nogalar, ya que este sitio se ubica a menos de 30 kilómetros de
nuestra área de estudio y dentro del territorio ocupado por los janambres. Sus recursos
animales y vegetales, son prácticamente los mismos que encontramos en Xicoténcatl,
González y Gómez Farías. Lo anterior se debe a que esta región no ha presentado cambios
geológicos o humanos importantes, que se hayan reflejado como un cambio en las especies
animales y vegetales de los ecosistemas en el área de estudio en los últimos mil años (Ing.
Adolfo Herrejon Pérez, comunicación personal).

En las excavaciones llevadas a cabo por Guy Stresser Péan en el sitio de San Antonio
Nogalar se encontraron restos de fauna que fue cazada y consumida por los antiguos
huastecos. Entre las especies consumidas está principalmente el venado de Virginia, del cual
se registraron 99 restos óseos, el jabalí o pecarí de collar en segundo lugar, del cual se
registraron 12 restos óseos, seguido del perro o coyote, del cual se registraron 4 restos óseos,
3 de armadillo y finalmente de liebre, conejo, tuza, zorrillo, tejón, tlacuache, guajolote y
cocodrilo, de los cuales solo se registraron uno o dos restos óseos (Stresser-Péan 2000:39­
42).

Además de las especies animales encontradas en las excavaciones en este sitio, la


región ecológica donde se ubica Gómez Farías, mejor conocida como la reserva de la biosfera
“El Cielo” cuenta en las faldas de la sierra, con un número mayor de precipitación pluvial en
contraste con la llanura baja, con un gran número de especímenes de jaguar (panthera onca)
y una muy amplia variedad de aves locales y migratorias, sobretodo aves acuáticas entre las
pequeñas lagunas estacionales y los ríos de la región, como son patos, garzas y otras especies.
En la parte alta de la sierra (entre 1400 a 2000 msnm.) también merodea el oso negro y el
venado y jabalí o pecarí, estos dos últimos pueden ser encontrados tanto en la llanura baja
próxima a San Antonio Nogalar como en la parte alta de la sierra (Morales García 2019:
comunicación personal).
Como se puede ver en lo anterior, una gran cantidad de los mamíferos que habitan
la región fueron consumidos por los antiguos habitantes de San Antonio Nogalar, podemos
entonces hacer una analogía para señalar que estos mismos animales fueron aprovechados
por los janambres en las regiones aledañas a la sierra de Tamaulipas durante el periodo
colonial.

La historiografía nos muestra que, cuando los janambres descubren la facilidad con
la que se podían atrapar a los borregos y cabras comenzaron a incluirlos en su dieta y
posteriormente desarrollaron estrategias bélicas de miedo y amenaza contra las poblaciones
españolas para conseguir este recurso, prácticamente sin el esfuerzo de obtenerlo
combatiendo a los pastores o robándolo de los ranchos.

Es decir, es probable que dichas estrategias desarrolladas específicamente para la


obtención del ganado menor europeo (mediante el robo o el intercambio) hayan venido a
sustituir, si no en su totalidad pero al menos sí en gran medida la actividad de la caza de
grandes mamíferos, que requiere un mayor consumo de energía, en contraste con la obtención
de esta otra importantísima fuente de recursos (ganado menor), no solo alimenticios, si no
también pieles, tendones para fabricar cuerdas de arco o unir las puntas de pedernal con las
flechas y otros elementos.

2.3.1 Comparación con la flora de San Antonio Nogalar

Entre las especies vegetales registradas por Stresser-Péan (2000: 37) en los alrededores de
San Antonio Nogalar nos encontramos con una muy amplia gama, no solo de alimentos de
recolección, sino también de plantas aprovechables para elaborar herramientas y utensilios.
Entre éstos se destacan los siguientes: El cornizuelo (Acacia cornígera), el huizache (Acacia
farnesiana), el agave lechuguilla, el agave mezcalero, la chirimoya (Annona globiflora), el
sollate (Beaucarnea inernis), el chile piquin (Capsicum frutescens), el aguacatillo
(Casimiroapringlei), el higuerón (Ficus sp.), el carrizo (Lasiacis sp.), la mora (Morus sp.),
el nopal (Opuntia sp.), el tomate coyote (Lycopersicum esculentum), la palma (Sabal
mexicana), el órgano (Pachycereus sp.), el jaboncillo (Sapindus saponaria), arboles como el
álamo, el ébano, Y también hay raíces silvestres comestibles, como la del bejuco herbáceo
llamado jicamilla, que aún hoy en día es apreciado en San Antonio Nogalar y sus alrededores.
Hasta aquí se presenta una pequeña parte de toda la investigación que se ha realizado
en Tamaulipas, sobretodo en la zona huasteca, en los alrededores de la capital y en la presa
Falcón en la frontera. Otros autores han compilado de manera más amplia y con una visión
general las investigaciones arqueológicas de este Estado (Ramírez 2007, Mendoza 2019), por
ello aquí se hace mención únicamente de la información relacionada con los grupos nómadas
y seminómadas, y en general de los trabajos realizados en las inmediaciones de nuestra región
de estudio.

2.4 LA INFORMACIÓN HISTÓRICA

En este apartado se presentan los antecedentes a partir de las fuentes históricas, las cuales
nos brindan información de la que disponemos para conocer el modo de vida, costumbres,
rituales y organización social de los janambres. El contenido de este apartado se apoya en
una síntesis de una exhaustiva investigación de maestría elaborada por Jofrak Rodríguez
(2019) quien consultó a los autores y los principales archivos históricos del noreste; de ese
trabajo se desprenden los elementos necesarios para presentar un antecedente histórico sobre
el tema que a nosotros nos concierne: el modo de vida de los janambres. Para eso
comenzaremos desde lo más sencillo, preguntándonos ¿Quiénes eran los janambres?

2.4.1 Los janambres

Nuestro principal interés para el presente trabajo no implica conocer con certeza el origen
del grupo étnico denominado “janambres”, sin embargo se presentan a continuación y las
posibilidades que se han discutido sobre el origen de acuerdo con los investigadores:

La primera posibilidad es que los janambres eran un pueblo intruso, que habían
invadido Tamaulipas atravesando la sierra Madre Oriental por los pasos situados al este de
Jaumave. Arribaron así a las llanuras de los alrededores de la actual Ciudad Victoria, desde
donde poco a poco se fueron esparciendo hacia el sur.

Otra posibilidad sobre su origen fue que los pisones comenzaron a tener ramas o
parcialidades con el tiempo, una de éstas serían los ‘xaumabes’ a inicios del siglo XVII. Los
siguillones son otro caso de la parcialidad pisona durante la segunda mitad del XVII -también
conocidos como sigües, xihues o sibuyones. Los ‘xaumabes" se separarían de los pisones
para autodenominarse janambres para 1645, fecha en la que ya eran conocidos como tales.
La ruptura étnica se debió a que los pisones habían adoptado el cristianismo y el
sedentarismo, mientras, los janambres continuaron con su forma de vida de cazador-
recolector (Rodríguez 2019:67).

Fray Vicente Santa María hizo énfasis en algunas naciones por su belicosidad. Estas
fueron los pisones, pames, siguillones y finalmente los janambres, quienes fueron los:

“más atrevidas y numerosas, hechas naturalmente y con más expedición


a las fragosidades y malezas de su domicilio. Con esta ventaja, en los
ataques y retiradas de sus guerras se hicieron terribles, no solo a sus
paisanos y consalvajes, sino también a los españoles, en el principio y
aun después de la revolución” (Santa María 1973:389).

Arqueológicamente se ignora casi todo de la cultura material de los janambres, por


emplear muchos materiales precederos, como arquitectura construían “jacalillos”, los cuales
debieron ser algún tipo de abrigos temporales de nómadas (Stresser-Péan 2000:589). Esta
descripción nos recuerda lo que varios autores (Bate 1986, Binford 1994, Borrero 2010) han
teorizado sobre la dificultad de identificar en el registro material los vestigios relacionados
con las sociedades recolectoras-cazadoras debido a la naturaleza perecedera de los mismos
(no contaban con cerámica ni construcciones monumentales de piedra).

También se sabe poco sobre la organización social de los janambres. Ladrón de


Guevara escribe lo siguiente:

“el capitán principal (de los janambres) es cabeza, siempre lo es, el más
valeroso. Y a este le rinden todos la obediencia y executan, lo que
manda, y para distinguirse, delos demás, trae, la ynsinia de un bastón,
que lo hacen comúnmente de palo de crano, este preferido superior, en
lo que más tiene autoría, es en entender en el comando de cosas de la
guerra, y otra disposiciones de superioridad” (citado en Rodriguez
2019:57)

Sobre sus creencias o religión, Jesús Ramírez Almaraz propone el totemismo para las
culturas-cazadoras que habitaron el noreste de México. Según el autor:

“cuando una determinada sociedad se divida en distintos grupos, de los


cuales cada uno adopte un diferente nombre, tomando este de las
especies animales, vegetales o de los elementos y fenómenos de la
naturaleza que los rodea y de los objetos manufacturados que forman
parte de su cultura material” (Ramírez 2011:68-70).
Sin embargo, esta propuesta no encaja con lo que se conoce hasta el momento de la
sociedad janambre, la cual siempre se identificó como tal y solo llegaron a cambiar de
nombre al bautizarse. Aunque se desconoce el significado de la palabra “janambre”, su
cohesión étnica no se vio afectada en 150 años (Rodríguez 2019:72).

En los documentos históricos del siglo XVI y de principios del XVII no se hace
mención de los janambres. Ellos aparecen por primera vez en la historia del tercer viaje de
Alonso de León (1961:101-103) en 1645 de Monterrey a Tampico. Doce leguas antes de
llegar a Tamaholipa, al atravesar un estero los españoles fueron atacados por un grupo
indígena denominado “janambres”. Un mes después en el viaje de regreso, los mismos indios
intentaron interceptar la expedición, pero fracasaron. De estos incidentes se concluye que,
para mediados del siglo XVII los janambres estaban presentes en la llanura que se extiende
entre la sierra de Tamaulipas y la sierra Madre Oriental, merodeando por donde actualmente
se encuentran los municipios de Santa Bárbara (Ocampo), de Tamatan (Ciudad Mante), de
Escandón (Xicoténcatl), de Llera, de Aguayo (Ciudad Victoria), de San Antonio de los
Llanos (Hidalgo), de Croix (Casas) (Stresser-Péan 2000:588).

Orozco y Berra ubica a los janambres en los territorios del Reino de la Nueva
Extremedura, Reino de la Nueva Vizcaya, el Nuevo Reino de León y el Seno Mexicano
después conocido como Colonia del Nuevo Santander (Rodríguez 2019:66). Esto podría
brindarnos información sobre el origen de dicha migración del oeste hasta llegar a las llanuras
en el Seno Mexicano; hay que tener en cuenta que esta información parece ser una confusión
entre los janambres y la nación de indios 'xarames en el Reino de la Nueva Extremedura
(Rodríguez 2019:66).

Se cree que al principio los janambres eran una pequeña tribu relacionada lingüística
y culturalmente con los Pisones, a mediados de 1600 logran su separación de la rama
principal y comienzan a adquirir poder y a controlar y someter a los grupos vecinos hasta
mediados de 1700 cuando desaparecen integrados completamente a la sociedad mestiza
(Rodríguez 2019: 50).

Sobre la historia de los demás pueblos indígenas de la región, se sabe que en 1747 los
pisones comenzaron a entablar pactos con José de Escandón para tener algunas rupturas
políticas y reintegrarse a los pueblos-misión; en 1748 en adelante los Pames fueron llevados
70
gradualmente como mano de obra a la Colonia del Nuevo Santander desde la Guasteca y para
reforzar la guerra; y los Siguillones continuaron confederándose con los Janambres como lo
habían hecho tiempo atrás hasta inicios de 1772. La única nación que en realidad representó
un peligro para los españoles después de 1748 fue la janambre, y esto solo por un corto
periodo. (Rodríguez 2019:71). Algunos mediadores de la Nueva España también afirmaron
que:

“esta gente es muy astuta y difícil de poderlos hallar en llano para poder
hacer presa”, incluso exiliándolos “a [los] pocos meses, se huyeron
todos” y “Blasonan, de que sus antepasados acabaron la Huasteca, el
presidio de la tancasnegui, que por fin se mudó a la villa de Valles, y
quemaron cuatro misiones”. (Rodríguez 2019:71).

Desconocemos todo acerca del idioma hablado por los janambres, pero sabemos que
se distinguían de todos los pueblos que los rodeaban. Al norte, Sánchez de Zamora (en León
et al. 1961:231-232) los encontró diferentes de los grupos de Nuevo León.

Ya fuera por las constantes guerras con los demás grupos étnicos, con los colonos
españoles, o por la adopción de la agricultura y el mestizaje interétnico poco a poco los
janambres como sociedad recolectora-cazadora fueron desapareciendo. Al respecto, Orozco
y Berra menciona en 1864 lo siguiente:

“todas las tribus de Tamaulipas han desaparecido; en el siglo


transcurrido desde su colonización acá, los bárbaros se han fundido en
la población blanca, y si hoy alguno queda, es hablando español y con
el traje de los rancheros” (Citado en Rodríguez 2019: 56).

La primera descripción detallada de los janambres, desde el Nuevo reino de León fue
hecha en 1667 por Fernando Sánchez de Zamora en el Valle de San Antonio (hoy Hidalgo,
Tamaulipas). Donde comentó lo siguiente:

“gente nueva y de otra nación y distinta lengua que son los janambres,
gente blanca y no tan rayada como los borrados” (Sánchez de Zamora
1985:231:232).

Son tres puntos clave los que hay que resaltar de lo anteriormente mencionado,
primero, estos indios hablaban una lengua ajena a las conocidas por los intérpretes. Al idioma
se le denomino xananbre. Al respecto Manuel Orozco y Berra en 1864 llegó a afirmar que
las naciones janambres y pisona utilizaron un mismo tronco lingüístico, sin embargo, hace
falta investigación en esta área. También se le denominó a la lengua 'janambreña’,
'xanambre’ o solo se le incluyó dentro del tamaulipeco (Rodríguez 2019:53).

De acuerdo con lo anterior, tal parece que estas dos naciones compartieron algún
parentesco lingüístico. Según Fray Vicente Santa María el idioma utilizado por los janambres
y pisones no tenía alguna semejanza con la de las demás naciones del Seno mexicano (Santa
María 1973:395). En la documentación es más común que se clasifique como lengua pisona
o xanambre lo que hablaba cada nación, lo que se interpreta como que estos dos idiomas
compartieron un origen lingüístico común o que el xanambre fuese una derivación del
primero. Es necesario tener en cuenta que los españoles denominaban en algunos casos como
lengua lo que hablaba un asentamiento, un ejemplo son los pames en donde una de sus
parcialidades era denominada como mascorros y a su idioma se le denominó mascorro, sin
embargo, lo que realmente hablaban era pame (Rodríguez 2019:53).

El número de tatuajes en su cuerpo los distinguió también, en comparación con los


borrados y otras naciones; Sánchez de Zamora los denominó "gente blanca’ por esa razón.
Antonio Ladrón de Guevara comentó sobre las naciones de frontera en la década de 1730 lo
siguiente:

“La fisonomía, color y cuerpos, de los d[ic]hos jentiles, es corta


diferencia, la q[ue] tienen, de los domesticos, y solo se les aventaxan a
los d[ic]hos domesticos, en ser más sueltos, y por lo g[ene]ral mejores
facciones, y disposiciones de cuerpos, y sus rostros los tienen con
variedad de rayas, y señales, azules, cuyas diferenzias, se distingue una
nación, de otra” (Rodríguez 2019:54).

En otro informe Ladrón de Guevara mencionó la diferenciación de los tatuajes:

“la Naz[i]on expresada los que se Rayan el Rostro con vnas señales
q[ue] por el se les ban señalando como un Verdugon, otros se señalan
con Rayas llanas y anchas que estos son también de la costa, los
fronterizos se señalan los Rostros con unas Rayas llanas y mui
angostitas, tanto como señala una pluma de Angosto y cada les coxe de
mas avajo de los ojos asta vn poco mas arriba de la barba” (Rodríguez
2019:54).

Según Eugenio del Hoyo los borrados "blancos’ o "blanquillos’ no acostumbraban a


pintarse o tatuarse. A estos no se les tiene que confundir con los janambres, porque, aunque
eran considerados "gente blanca’ se especifica que su número de tatuajes solo era menor en
72
comparación con los rayados quienes portaban ‘rayas anchas’ y formaban distintas figuras
en su cuerpo (Rodríguez 2019:54).

En un informe que escribe Ladrón de Guevara, se hace referencia a los indios


‘fronterizos’ los cuales colindaban con el Valle de San Antonio, la Villa de S an Felipe de
Linares y el Valle de la Mota. Por lo que, según Rodríguez (2019:58) es factible que la última
descripción pertenezca a los janambres. Según fray Vicente de Santa María, el jefe se
diferenciaba para finales del siglo XVIII de los demás por usar:

‘una chupa con calzones’ o una camisa suelta u otra alhaja a este modo
de que se hace por vía de hurto o de donación y también todos con una
caña en la mano (Santa María 1973:390).

2.4.2 Vida janambre

Por su vida de nómadas recolectores y cazadores, por su bravura y su encarnizamiento en


combate, los janambres se asemejan los guachichiles, zacatecos y a otros chichimecas
guerreros a quienes los españoles tuvieron que combatir en todo el norte de México. Según
las fuentes históricas y diversos autores (Stresser-Péan 2000, Rodríguez 2019), los janambres
se establecían en diversos y variados asentamientos estacionarios, cada uno controlado por
un capitán de guerra y se movían aprovechando los recursos de su alrededor.

Según Santa María (1973:408-409) Los janambres practicaban juegos y


entrenamientos que los fortalecían físicamente desde niños como los juegos de chuecas,
palillos, chapule, lucha y carreras. Una descripción del cazador-guerrero janambre es la
siguiente:

“desde infantes ejercitan a estos hijo s en los mayores movimientos de


agilidad, obligando a sus miembrecitos a contorsiones extraordinarias.
Les frotan frecuentemente los músculos de los brazos, de las piernas,
de la cintura y del pescuezo con ciertas yerbas que caen en su tiempo y
preparan para el efecto. Dentro de pronto los ven en pie por si solos y
desde entonces los ejercitan en la carrera y en los saltos; los suben a
lugares de alguna elevación y escabrosos para obligarlos a que bajen
solos, aunque sea medio cayendo y tropezando; según avanza la edad
les ponen en la mano arcos y flechas proporcionados para que las usen
y también cordeles medianos y potrillos para que los lacen, los maten
por sí y se los coman. En todo lance los disponen a sufrir sin
repugnancia o, más bien procura amortiguarles la piel, para que sientan
poco. En edad competente para el efecto los acercan al sacrificio de
rayarlos, que es sin duda, la base del sufrimiento inimitable y del vigor
para resistir, que después, en su edad madura, debe calificarse de
extraordinario” (Santa María 1973: 401-402).

De acuerdo con esto, se puede interpretar que los janambres no contaban con una
formación militar, ya que se cree que no era necesaria, al respecto Carlos Valdés (1995:63)
comenta que una sociedad de cazadores es una sociedad de guerreros, esto se entiende por la
estricta formación, disciplina y los entrenamientos constantes a los que se sometían los
janambres.

Como se mencionó anteriormente, la cacería representó una manera de formar futuros


guerreros. El capitán tanto en la cacería como en la guerra solía ser el primero en ir al frente
del grupo. En dicho ejercicio era el mejor de su banda o al menos tenía que ser el mejor en
liderar, al obtenerse la presa la repartía entre sus subalternos sin recibir parte del botín. Por
la experiencia de la cacería los capitanes y algunos miembros del grupo aprendieron a
diferenciar los sonidos de cada animal e incluso imitarlos. Así es como emplearon el graznido
de algunas aves, como el cuervo, el búho y de la lechuza o de algunos cuadrúpedos como el
toro, el caballo y el venado como medio de comunicación y señalización. Una forma de
cacería utilizando grupos numerosos era la siguiente:

“se extiende el circulo por todo el espacio de un bosque, aunque sea


dilatado; se vienen estrechando, cuando conviene, y a una voz, hacia el
centro y en él, hacen toda la presa que quieren y a millares se les viene
a la mano”o “incendiar el zacate de la circunferencia, dejando solo un
corto espacio donde esperan a los animales que huyen del incendio”
(Santa María 1973:390,399 y 405).

Por otro lado, los janambres emplearon otras estrategias de subsistencia


complementarias a la recolección, diseñadas para obtener recursos y beneficios materiales
como ganado, maíz, tabaco y otras mercancías; asimismo beneficios como la reducción de
penas, la movilidad en la frontera, la asimilación de oficios y reconocimiento del territorio
español. Mediante intimidaciones y/o tributos forzados los janambres recibían ganado, maíz,
tabaco, armas de fuego, prendas y vestimenta de tipo europea y otras herramientas
(Rodríguez 2019).
El intento de integrar a los janambres al mundo hispánico no fue fructífero,
principalmente por su alta movilidad y su belicosidad, sin embargo, se dieron intercambios
culturales que enriquecieron a los janambres y a su contraparte hispana.

La villa de Santa Bárbara y la misión de Nuestra Señora de la Soledad de Igollo (hoy


en día Ocampo, Tamaulipas) se fundaron el 19 de mayo de 1749 en el marco de la
colonización de José de Escandón del Nuevo Santander. El capitán a cargo fue Juan Francisco
de Barberena y fray Francisco de Escandón. El primer bautizo lo realizó fray Simón del
Hierro y fue a un indio janambre, ya que a la redonda se encontraban rancherías de esta
nación. Según los historiadores la misión contó con 55 familias entre pisones y janambres en
su fundación, de las cuales 32 eran janambres repartidas en dos rancherías (Rodríguez 2019).

El capitán Juan Antonio Barberena en conjunto con el capitán Juan Manuel se aliaron
con los hispánicos, sin embargo, el protagonismo del segundo se vio opacado por los logros
de Juan Antonio Barberena. Barberena el janambre y José de Escandón comenzarían a tener
una buena relación, en la cual el primero en un inicio recibiría muchos beneficios materiales
a cambio de su lealtad. Barberena obtuvo para su ranchería vestidos, regalos, maíz, bueyes,
vacas, rejas y aperos de labranza, mientras él recibió caballo ensillado y todas las armas
españolas (Rodríguez 2019).

Para 1750 el capitán janambre Barberena se alió con los hispanos, recibiendo él y sus
guerreros armas de fuego, caballos y monturas para facilitarles su labor de guías y soldados
al servicio de José de Escandón. En diciembre de 1748 se fundó la villa de Santa María de
Llera. Algunos años después el capitán de la ranchería janambre cercana a Llera, Juan
Antonio, decidió también pactar y aliarse con los hispanos, recibiendo seguramente los
mismos beneficios de labranza, tierras y armas que el capitán Barberena de Ocampo
(Rodríguez 2019).

Para este momento los janambres habían adoptado el estilo de caza novohispano y
habían modificado drásticamente su modo de vida, adaptándose asombrosamente a la nueva
tecnologías y a sus nuevos vecinos novohispanos.

La región geográfica que los janambres habitaron está caracterizada por albergar
distintos nichos ecológicos y una diversidad riquísima de flora y fauna, desde el semidesierto
tamaulipeco, hasta las estepas y bosques del centro-sur del estado. En la documentación del
territorio controlado por los Janambres, éste aparece registrado en época colonial como:
llanuras, llanos, campos y montes y fue considerado de los más espesos, impenetrables,
inmensos y espaciosos de Tierra Adentro (Santa María 1973: 453-455).

En 1770, Lino Nepomuceno Gómez (1942:42), cura de Pánuco observó que los
janambres de los alrededores de Llera iban a procurarse el sustento en el monte tan pronto
como al misionero se le acababa el maíz para repartirles. También, José de Escandón comenta
que halló en las tierras fértiles de Potrero de Tamatán un grupo de janambres que al parecer
tuvieron un asentamiento más o menos fijo y tal vez algunos cultivos, en 1772, el segundo
Conde de la sierra Gorda, Manuel de Escandón, dice que los janambres de los alrededores de
Llera no se hallaban instalados de forma estable, lo que se puede interpretar como un
nomadismo o seminomadismo (Stresser-Péan 2000:589).

El sustento de los janambres se basó en la recolección, la cacería, la pesca en sus


territorios, la entrega de mercancías y ganado a través de las vías diplomáticas o bélicas; de
razias a naciones sedentarias no cristianas pero agricultoras para obtener sus recursos; y de
un comercio de peyote en zonas vecinas a través del Xihue u otras vías en la Sierra Madre
Oriental, también se complementó con el comercio de pieles en las poblaciones o rancherías
y sal al sur del río Guayalejo. (Rodríguez 2019: 60).

Las llanuras con escasas lluvias que rodean la sierra de Tamaulipas tienen una
vegetación similar a la que se acaba de mencionar, pero generalmente más baja, más escasa
y más espinosa, con una particular abundancia de huizache, ébano y mezquite. Es en estas
regiones donde los janambres realizaban sus correrías y subsistían aprovechando al máximo
este entorno ecológico.

Este tipo de territorio ofrecía principalmente una diversidad muy variada de


alimentos. De recolección: anacua de febrero a mayo; baboso de marzo a junio; coyotillo de
junio a septiembre, ébanos de mayo a julio y de octubre a noviembre; mezquites de enero a
julio o hasta septiembre dependiendo de la humedad; nopal todo el año y tuna de abril a julio;
frutilla casi todo el año, yucca de febrero a mayo, chile piquín en agosto y septiembre;
maguey de mayo a julio. En cuanto a la caza y pesca resaltan varios tipos de peces, patos,
venado cola blanca, jaguares, conejos, coyotes, jabalíes, onzas, armadillos, ardillas, aves y
76
otros (Rodríguez 2019:79). De acuerdo con el mismo autor, la ganadería trashumante que
entraba a las fronteras Janambres venía a complementar la cacería y la escasez de frutos
silvestres en los meses de octubre a febrero.

Sobre la cantidad de población entre los janambres, se sabe que en 1768 los 138
janambres instalados cerca de Llera estaban divididos en cuatro grupos o asentamientos, lo
cual equivale a un promedio de 34 individuos por grupo. Es probable que, para esta época
tardía, la organización social de esos indígenas ya no fuera comparable a lo que había sido
antes de la guerra de exterminio, esto de acuerdo a nueva información obtenida por el
historiador Jofrak Rodríguez (2020: comunicación personal), esas cuatro rancherías son ya
señaladas en 1757, cuando el número de los janambres era casi el doble. En ese año (1757)
Fray Tomas Cortes, misionero en Llera, estimaba que las 80 familias de janambres refugiados
cerca de dicha ciudad formaban un total de 300 personas, pero estas cifras son pocas seguras
ya que el censo de los indios levantado el mismo día que se redacta la declaración del
misonero, habla de un total de entre 250 y 300 personas (Stresser-Péan 2000:589-590).

Stresser-Péan hipotetiza que si atribuimos 300 habitantes a cada uno de los grupos
janambres que habitaban respectivamente en los alrededores de Santa Bárbara (Ocampo), de
Tamatán (Ciudad Mante), de Escandón (Xicoténcatl), de Llera, de Aguayo (Ciudad Victoria),
de San Antonio de los Llanos (Hidalgo), de Croix (Casas) y del centro de la llanura,
alcanzamos un total teórico de 2400 habitantes, constituyéndose como uno de los grupos
indígenas más numerosos de todo Tamaulipas. Sin embargo, este número se vio reducido por
los combates, las penas capitales, las deportaciones a talleres de trabajo forzados, las miserias
y las epidemias (Stresser-Péan 2000:588).

El valle de Tambuanchin parece que fue poblado por pisones agricultores, antes de
finalizar el siglo XVI cuando los janambres llegaron ahí comenzaron a asentarse poco a poco.
En 1749 Escandón fundó muy cerca de la antigua Tambuanchin la nueva villa de Santa
Bárbara (la actual Ocampo), y también encontró en este lugar algunos colonos, a los pisones
y a los janambres. Estos janambres aceptaron un misionero bajo cuya dirección comenzaron
a practicar la agricultura. De tal modo que, da la impresión de que entre los janambres al
igual que entre los pames y los pisones figuraron algunos grupos que comenzaban a asentarse
(Stresser-Péan 2000:589).
Por el medio de la diplomacia existieron estrategias complementarias diseñadas y
empleadas por los janambres para obtener recursos y beneficios materiales como son el
ganado, maíz, tabaco y otras mercancías, además de beneficios intangibles, como la
reducción de penas, movilidad en frontera, asimilación de oficios y reconocimiento del
territorio español. La más importante de estas estrategias en este ámbito fue lograr la
aceptación de la misión como institución, de esta manera, el misionero se convirtió en el
intermediario principal. La entrega de los productos fue el puente para entablar la diplomacia
y futuras relaciones interétnicas. Por consecuencia se fundaba la misión y pueblos de indios
en donde continuaban tales ganancias. En el momento de cancelarse los pactos, se optaban
por la retirada a nuevos espacios dentro de su territorio. El intento de integrar a los janambres
al mundo hispánico no fue fructífero, sin embargo, se dieron intercambios culturales que
enriquecieron a la nación y a su contraparte. Un ejemplo claro fueron los oficios, como el de
pastor y vaquero, aprendidos por los guerreros en épocas de paz, pero al momento de
quebrantarse esta paz fueron utilizados para sus fines bélicos y poder llevar consigo grandes
cantidades de ganado (Rodríguez 2019:75).

2.4.3 Guerra

Lar armas empleadas por los janambres posiblemente tuvieron las mismas características que
las que describe Alonso De León en su crónica de mediados del siglo XVVII, donde
menciona que:

“hacen el arco del tamaño del que le ha de gobernar (es decir el que lo
ha de usar), de diferentes géneros de madera; y los mejores y más
correosos, según dicen ellos, son de raíz de mezquite. La cuerda es de
las hebras que salen de la lechuguilla, tan bien torcida y puesta, que
parece hecho de una pieza cual un bordón de un arpa si bien es del
gordor (grosor) de seis o siete bordones” (León et al. 1961:36).

Sobre la flecha:

“Es un carrizo delgado y duro, curado al fuego; en el un extremo, una


mosca que encaja en la cuerda, porque no resbale de ella y con ella tenga
mas fuerza para expelerla; del cual extremo hacia el otro ponen una
plumas, cual dos y cual nación tres; unas de cuatro dedos de largo otras
de mas y otras de menos, hasta llegar un palmo. Estas o están pegadas
con un betumen que llaman sautle, o amarradas en sus extremidades
con unos niervos de venado tan bien puestos, que no hay ñudo ni se ve
dónde acaba la ligadura o donde empieza, sino es que lo mojan. Al otro
extremo de la caña ponen una vara tostada igual en el tamaño y grosor
en el almalacate o huso que tiene los obrajeros cuando hilan. Este entra
como cuatro dedos en la caña y, topando en uno de sus ñudos la amarran
así mismo con los niervos, que queda tan fuerte y ajustada, que solo en
las materias diferencia. En el contexto de este palo que queda fuera
hacen una mosca y en ella ponen una piedra puntiaguda que se forma
de hierro de lanza; haciendo unos arpones, atrás, que cuando entre en
alguna parte, se queda allá la piedra, si topa al salir en algo, o abre cruel
herida; tiene el modelo de la punta de ancla que tiene dos lengüetas.
Esta, pues, amarran con el niervo o pegan sautle, y queda, de una ó otra
suerte, fuertísima y hacen cualquier operación. Esta es de pedernal y
algunas hacen de hierro, si lo hallan a las manos. Es toda la flecha de
largo de media braza del tirado.” (León et al. 1961:36-37).

Para el combate cuerpo a cuerpo y funciones utilitarias contaban con un cuchillo de


pedernal:

“usan también unos pedernales de un palmo, del anchor de dos dedos,


delgados, a modo de una cuchilla de daga; y de dos filos; pegados con
el mismo betumen (de las flechas) en un palo que sirve de hacha para
sus ministerios. Tárenlos en los dobleces del batidor, que es un cuero
de coyote u otro animal, una tira que la hace cuatro o cinco dobleces,
amarrada, la cual sirve de defensa al daño que la cuerda, al tirar, podría
hacer en el brazo, (lo guardan) por la banda de arriba, defiendense con
él y se puede dar una puñalada como con un fierro” (León et al. 1961:
37)

Aunado a eso, en la guerra se untaban una mezcla de almagre con yeso, añil y carbón;
se soltaban el pelo sobre la cara, procurando asi dejar lo más visibles sus “rayas”, que eran
sus tatuajes o escarificaciones, estos eran también la insignia de su nación y su principal
diferenciador étnico (Santa María 1973: 405).

Los janambres empleaban principalmente la estrategia de las emboscadas en las vías


de comunicación, utilizaban los desfiladeros como escondites, desde ahí daban señales, como
sonidos de imitación de animales para después dar paso a los alaridos de guerra y al ataque
(Rodríguez 2019: 62).

Para comunicarse a largas distancias empleaban el:

“humo de las hogueras, que se encienden para este fin les avisa del
rumbo que toman, del lugar que paran y de la necesidad que tienen de
socorro, según la urgencia y la hora. Convenidos en este modo de
explicarse van siempre que caminan a alguna expedición, alternándose
para ver los horizontes y dirigir o acelerar sus pasos, según llamen los
humos de sus aliados y la oportunidad” (Santa María 1973: 399).

Entre los grupos nómadas si surgía alguna ofensa, se enviaba un mensajero a la nación
ofensora y se le declaraba la guerra, después de eso, se seleccionaba el campo de batalla y el
día, el campo de batalla por lo general era un bosque o algún paraje del monte espeso y
escarpado. Allí, ambos bandos o naciones se introducían procurando avanzar sigilosamente
y sin ser detectados por sus contrincantes. Cada grupo buscaba atrincherarse en barrancas
pequeñas, árboles o peñascos antes de iniciar el ataque. La señal para el inicio era un fuerte
grito, después del combate si el capitán caía muerto el resto del grupo se retiraba del combate
o era fácilmente exterminado por sus enemigos (Santa María 1973:418-419).

Además de lo anterior, sabemos que intercambiaban, saqueaban o robaban armas y


herramientas de los españoles desde finales de 1670, por lo que no sería raro imaginar
también a un guerrero janambre blandiendo una espada o machete, o cargando un hacha de
mano, un cuchillo de acero o cualquier otro objeto que pueda ser usado para matar. Incluso
a la llegada de José de Escandón en 1748 a lo que hoy es Tamaulipas se les suministro
mosquetes, caballos, espadas y arcabuces a los janambres que se aliaron a los hispanos, por
lo que aún para antes de la llegada de Escandón es normal que los janambres ya usaran
diestramente el caballo y las armas de fuego (Rodríguez 2019:291).

Los janambres gozaban de una sólida reputación de guerreros. Aterrorizaban a todos


los otros grupos indígenas, esto se confirma con cierto episodio del que fray Vicente Santa
María (1973:420) fue testigo a finales del siglo XVIII. Fray Vicente recibía en Escandón
(Xicotancatl) a cuatro jefes indígenas, entre los que figuraban un simariguan y un saracuay,
cuando sin previo aviso se presentó el capitán de los janambres de Llera quien también venia
de visita. De inmediato los cuatro jefes indios (que al parecer pertenecían a grupos agrícolas)
tomaron humildemente la puerta de salida, al quedarse solo el janambre aconsejó
enérgicamente al administrador de la hacienda de desconfiar de sus otros invitados, que a su
parecer eran personas malvadas con las cuales él no quería tener trato alguno. Agregó que
los janambres siempre habían combatido y derrotado a los saracuays y a los simariguanes,
quienes eran unos cobardes que solo sabían saquear y huir. Después de la partida del capitán
janambre, el jefe simariguan regresó, todavía inquieto y vigilando por la puerta repitió en un
80
defectuoso español; “aquí sigue estando el janambre, mucho valiente” (Stresser-Péan
2000:590).

Santa María informa también que los janambres conservaban el legendario recuerdo
de uno de sus jefes de antaño, cuya fuerza era tan grande que arrojaba sobre sus enemigos
los cadáveres de los guerreros que iba matando en combate. El terror infundido por los
janambres a los demás grupos indígenas del Nuevo Santander estaba ampliamente justificado
por los éxitos militares que habían logrado desde los tiempos más remotos. Para intentar
resistirse a ellos, los pueblos vecinos formaban alianzas para obtener una superioridad
numérica, sin embargo, siempre eran derrotados (Santa María 1973:421).

Al igual que otros chichimecas del norte, los janambres combatían de lejos, con arco
y flecha. Para el combate cuerpo a cuerpo llevaban un cuchillo de pedernal. Los janambres
eran excelentes en el arte de las emboscadas y de los ataques sorpresivos. Al parecer sus
ofensivas imprevistas le significaron considerables éxitos en la lucha contra los españoles,
como la muerte del teniente Hinojosa en San Antonio de los Llanos, en 1673 y la del capitán
Escajadilla en Escandón en 1754, estos indios también practicaban la cacería de cabezas,
pues en 1749, fray Simón del Hierro (Lejarza 1947, Apéndice:45) observo que habían dejado
sobre el lugar de la batalla los cuerpos decapitados de un soldado y un ganadero español a
quienes habían dado muerte en la región de Casas (Stresser-Péan 2000: 591).

Hacia el norte, los janambres eran vecinos de otros nómadas, y parecen que no
tuvieron problemas con ellos. En 1673 incluso se aliaron y arrastraron a algunos de esos
grupos para atacar el pueblo español de San Antonio de los Llanos (hoy Hidalgo, Tamaulipas)
(León et al. 1961:234-236).
Janambrería 1600-1748
• Primera expansión (1600-1650): uul

• Segunda expansión (1651-1700): verde

■ Terrera expansión-fronteras indefinidas (1701-1748): morado

■ Áreas en disputa: rojo

• Movimientos migratorios:na,anji
gradual gris
■ Áreas de comercio: celeste

Expansiones de la Janambrería siglo XVII y primera mitad del XVIII.

Imagen 7. Probable territorio ocupado y explotado por los janambres. Tomada de Rodríguez 2019, pag. 89

Entre los janambres y los pisones se conservaba el recuerdo de una gloriosa batalla
librada en tiempos lejanos, donde su alianza les había permitido derrotar a una coalición
formada por doce pueblos de sedentarios, provenientes de las llanuras, de la sierra de
Tamaulipas y de San Carlos. Esta leyenda, de tradición oral fue transmitida de boca en boca
hasta finales del siglo XVIII, así pues, es posible que, en tiempos anteriores a las fundaciones
de José de Escandón, janambres y pisones hayan tenido relaciones de intercambios y ayuda
mutua. Sin embargo, para el siglo XVIII las relaciones entre janambres y pisones eran
únicamente hostiles (Stresser-Péan 2000:591).

Estos acontecimientos probablemente sucedieron a finales del siglo XVI. La relación


fue sobre la guerra de las doce naciones, en la cual indios provenientes de la Tamaulipa Vieja
y las llanuras crearon una confederación contra los janambres. En ese momento los janambres
eran una nación nueva en un territorio controlado por naciones de mayor antigüedad, con
demarcaciones definidas y con alianzas estructuradas. Como respuesta a esta confederación
los janambres realizaron una alianza con la nación pisona, con la que derrotaron a sus
adversarios (Rodríguez 2019:68). También se tiene la historia de un capitán que:

“en la antigüedad, cuyas fuerzas bastaban en sus choques de guerra para


apedrear a los enemigos con los enemigos mismos que había a las
manos y los arrojaban con el impulso y presteza que a una piedra”
(Santa María 1973:420-421).

Esta gloriosa guerra se interpreta de la siguiente manera de acuerdo con Rodríguez


(2019:68): los janambres se identificaban como nación desde tiempos ancestrales junto a los
pisones y no como una derivación de ellos; tenían un sentido de pertenencia de las llanuras
como su hogar, el que tuvieron que ganarse a través de guerras territoriales. Compartían el
origen de su nación con tintes históricos y míticos del que sobresale la figura del guerrero; y
para concluir, cómo pasaron de ser una nación débil a la más poderosa en 150 años. Dicha
anécdota fue de tal impacto que continuó transmitiéndose entre los janambres y formaba
parte de su memoria colectiva a finales del siglo XVIII. En esta leyenda se pueden rescatar
tres características que la nación janambre reproduciría a lo largo de los siglos XVII-XVIII:
alianzas indias, guerra de guerrillas y un cuerpo de guerreros feroces.

Durante la fundación de la villa de Santa Bárbara y la misión de Nuestra Señora de


la Soledad de Igollo se fundaron el 19 de mayo de 1749 los capitanes janambres Juan Antonio
Barberena y Juan Manuel se aliaron con los hispánicos, sin embargo, el protagonismo del
segundo se vio opacado por los logros de Juan Antonio Barberena. Janambres y José de
Escandón comenzarían a tener una buena relación, en la cual Barberena en un inicio recibiría
muchos beneficios materiales a cambio de su lealtad. Barberena obtuvo para su ranchería
vestidos, regalos, maíz, bueyes, vacas, rejas y aperos de labranza, mientras él recibió caballo
ensillado y todas las armas españolas. De esta manera el capitán janambre Barberena se
convirtió en el brazo armado de Escandón en el sur del territorio janambre para someter el
resto de los capitanes janambres (Rodríguez 2019:291).

2.4.4 Ideología y política

Las relaciones de sangre y asimilación fueron un mecanismo para concretar alianzas con
otras naciones a lo largo de su expansión por el territorio tamaulipeco. La nación janambre
se empeñó en crear un lazo aún más sólido en comparación a las coaliciones con objetivos
específicos. Ya que no fue lo mismo una alianza efímera con los guaripas de 1673-1674 que
solo duro meses, que una alianza con los siguillones o las aún más duraderas con los Salineros
y Borrados (Rodríguez 2019:73).

La cohesión étnica entre ellos fue sólida, sin embargo, en tiempos de guerra fue
inalterable (Stresser-Péan 2000:586). En 1702 el capitán Nicolás declaró, al preguntárselo si
estaba consciente de la confederación que se planeaba, que:

“es verdad que lo [s]avia y estaban citados para ello pero que de mala
gana les avia dicho que si por ser su parientes y compañeros por que el
mas tirara a matar ovejas para juntar gente que entonces si tenia
intensión de llevar cavalladas y dar guerra a este valle ya los vecinos
del por que desde que mataron a Pajarito no avian podido mvengarse
como querían y que con este animo vivian el y todos sus compañeros
asi los que estaban presos y amarrados como los que estaban en su tierra
de quienes esperaban el aviso la noche del baile que querían aser para
[ilegible] efecto tenían convocada mucha gente sircumbecina y que esto
es la verdad y lo que an declarado sus compañeros por el paso en que
están ya saben que sus delitos a el y sus compañeros los están
condenando a muerte que conose que ay un dios y le pide lo perdone y
que le perdonen todos los españoles por que a demorir que esto es lo
que sabe y no otra cosa” (Rodríguez 2019:74).

La estrategia de implementar pactos endebles fue una que los janambres emplearon
durante los siglos XVII y XVIII. Las misiones y las haciendas trashumantes no representaron
un problema para los janambres, debido a que por lo general desde el Reino de la Nueva
España eran jacales que solo recibían visitas entre una y dos veces por año por parte de los
misioneros en el mejor de los casos, y por parte del Nuevo Reino de León el proyecto
misional fue un fracaso total en su frontera sudeste; y las haciendas trashumantes solo
introducían por temporadas el ganado al Seno Mexicano entre noviembre y mayo (Rodríguez
2019:74). En cambio, como se mencionó anteriormente, estas instituciones resultaron ser una
ventaja con la entrega de mercancías a través de pactos diplomáticos para fomentar la
reducción o evitar las razias.

La presencia de elementos religiosos católicos como una "cruz portátil o una


hacienda en medio de su territorio no representó un peligro para su cohesión étnica y su
agenda política, pero sí significó un rendimiento gracias a la entrega de beneficios materiales
e intangibles, ya fuese por la vía diplomática o bélica, y por último un intercambio cultural y
económico que se comenzó a entrelazar durante los siglos XVII y la primera mitad del siglo
XVIII (Rodríguez 2019:75).

Un caso particular que mencionar es el del capitán salinero llamado Matías, quien se
unió a los janambres y fungió como diplomático entre otras naciones. Al momento de ser
capturado estimo que estuvo en guerra en las fronteras del Valle de San Antonio un
aproximado de siete meses (Rodríguez 2019: 90). En el interrogatorio que le realizaron
declaró:

“...respondió que quería declarar mas que lo que tenía Chepillo su


compañero dicho y que pues lo avia descubierto y savia que por ellos
avian de morir supiesen los españoles que era verdad todo lo que avia
dicho el dicho Chepillo y que el aver venido el y a ver traido a su gente
a bia sido para matar españoles por que le avian dicho los xanambres
que eran muy valientes los de este valle por que el avia muerto muchos
por ese lado de la guasteca y traido mucho ganado y cavalladas y que
para acerlo asi tenia avisado mucha gente de todas las naciones asi
malincheros como xanambres [,] tamaulipecos y bocas prietas para dar
por todos lados y que ya se sabe que a de morir por eso decia la verdad
y que no sabe mas.” (Rodríguez 2019:90).

Una estrategia exitosa para su reproducción social y para el establecimiento de pactos


entre naciones fue la adopción de mujeres pertenecientes a otros grupos a través del
matrimonio. Por lo que en un inicio ambas naciones se convertían en fieles aliados por los
pactos a través del matrimonio para después pasar a ser parte de una estructura político-bélica
y étnica más compleja. (Rodríguez 2019:91).

En tiempos de guerra se unificaba a los grupos de janambres a través de reuniones


con los capitanes y aliados de otras naciones. Había una especie de “fiscal”, o segundo al
mando, este era el lado diplomático, el suplente en caso de no estar el capitán principal, era
también el encargado de organizar los asentamientos económica y políticamente, y era el
encargado de la transmisión de la memoria colectiva de la nación a través de la oralidad. Se
define a este “fiscal” como:

“otro indio, viexo, que desde sus primeros años, a sido señalado, para
la indendencia, dela yconomia, de la Republica, y excecicio de que
cuando llegan a ser necesarios, o por poverte, de el que tiene oficio,
entre usando al q[ue] le toca, el oficio, de dar noticias, y hacer presentes,
a los de aquella nación, lo q[ue] a acahesido, en tiempos, pasados, con
separaz[io]n, de todo; y las guerras q[ue] anthenido, los agravios, que
an rezivido, y de que naciones, y las victorias, q[ue] an alcanzada lo
qual executa todos los días el d[ic]ho Yndio viexo en alta voz y están
todos muy atentos, oyendo lo q[ue] se refiere, siendo también de cargo
de d[ic]ho Yndio viexo, juntar, y formar la jente, de su naz[io]n y darles
la horden, de los paraxes, por donde se ande compartir, a la caza de
montería, y la forma q[ue] ande tener, para resguardarse de las cautleas,
q[ue] en el campo, les pueden formar sus enemigos” (Rodríguez
2019:58) .

Con esta descripción de dicho “fiscal”, se puede interpretar que se trata de un anciano
o sabio, probablemente el chamán o guía espiritual de la nación, o que se trataba de una figura
independiente a la formación mágico-religiosa, quien era instruido desde niño en el oficio de
la diplomacia, la estrategia y la economía, pero haciendo clara distinción con el chamán y los
asuntos del mundo espiritual.

2.4.5 Mitotes

Hacia esta época, con este grupo étnico particular y en esa región específica existió una forma
de organización colectiva multipropósito, me refiero al mitote, una fiesta ritual, consistía en
una gran hoguera donde se recibía a las naciones o grupos participantes y según fuera la
ocasión, se ingería peyote o se bebía licor de tuna u algún otro embriagante y se danzaba y
comía alrededor de la hoguera, en ocasiones se relataban leyendas, los chamanes establecían
contacto con el mundo de los espíritus, podía celebrarse el luto por un personaje importante
o estrechar lazos matrimoniales (Valadez 1999: 297).

Los mitotes estaban íntimamente vinculados con las actividades belicas, se baila
alrededor de una hoguera nocturna y con los brazos entrelazados realizaban augurios
ayudados por bebidas embriagantes y alucinógenos. El baile alrededor de los cautivos o el
obligar a estos a bailar tendría también una connotación ritual, junto al canibalismo presente
en algunas naciones, pues suponían que al comer la carne de sus enemigos obtenían parte de
las características de ellos (Powell 1977:64, citado en Viramontes 2005:60).

Como se mencionó anteriormente, existió un mecanismo de reunión entre los


janambres y los demás grupos nómadas, este fue el mitote, según la versión general:

Los danzantes que participaban se tomaban de la cintura haciendo un


círculo alrededor del fuego, danzando y cantando, prorrumpiendo en
algunos alaridos adecuados a la canción. En sus coplas hablaban a
veces con la luna y con las nubes, otras con el sol y con el frio,
frecuentemente, recordaban sus hazañas en el monte y en la guerra.
(Herrera 2014: 73).

Sean F. McEnroe comenta que estos “mitotes” eran grandes asambleas de bandas de
indios con propósitos políticos y rituales. Mientras Moisés Valadez Moreno afirma que se
dieron cuatro tipos de mitotes: de festejo, bélico, ritual y fúnebre. (McEnroe 2012:179-202,
Valadez Moreno 1999:207, citado en Rodríguez 2019:91). Los motivos para llevar a cabo un
mitote pudieron ser diversos, desde acontecimientos importantes para las naciones hasta el
fallecimiento de algún pariente. Fernando Olvera Charles visualiza al mitote desde un aspecto
cultural como una estrategia de resistencia que fue empleada para mantener viva la memoria
e identidad de una nación. (Olvera Charles 2010:116-117, citado en Rodríguez 2019:92).
Para Jesús G. Ramírez Almaraz el mitote:

“tendría dos funciones, la primera, de carácter socio-económico, que


estaría encaminado a reforzar los lazos de amistad con otros grupos a
través de las alianzas matrimoniales, y mantener la relación de
reciprocidad e intercambio de productos. Mientras que, por otra parte,
se estarían realizando cierto tipo de ritos buscando con ello
proporcionar la aparición de otro tipo de alimentos que llegaban con el
verano, y que se trata diversas plantas” (Ramírez Almaraz 2011:185­
189).

Durante la primera mitad del siglo XVII Alonso de León comentó que:

“para que algunos indios, enfermos, o puestos, por delitos, para ahorcar,
reciban el bautismo; es necesario proponerles que han de ir al cielo, y
que hay allá mitotes y que comer, con cuyo cebo lo admiten” (De León
1985:12).

Como se puede ver en lo anterior, la importancia del mitote era fundamental para la
formación de la identidad entre los janambres, a tal grado que algunos de ellos solo aceptaron
el bautismo por las promesas de continuar con el mitote después de morir. Durante el verano
los mitotes aumentaban debido a la abundante recolección de frutos en la región, con el
contacto de la frontera y sus nuevos actores la práctica del mitote fue cambiando,
principalmente por la llegada del ganado menor a la región. El mitote estuvo condicionado
generalmente por sucesos de fenómenos sobrenaturales (chamánicos), sucesos colectivos,
sucesos en la frontera, la diplomacia y los choques violentos entre grupos humanos
(Rodríguez 2019:93).

De acuerdo con otro autor, los elementos que conformaron el mitote fueron: madera
en grandes cantidades, peyote como alucinógeno, pieles de venado, cebo o grasa animal, bija
(pigmento vegetal color rojo), almagre (pigmento mineral color rojo), frutos, animales
cazados para el convite, ornamento de hueso, escarificadores, sonajas y una especie de güiros.
(Valadez Moreno 1999:208).

A continuación, Jofrak Rodríguez (2019) presenta una reconstrucción teórica del


mitote prehispánico en el noreste basado principalmente en la crónica del capitán Alonso de
León de 1649 y complementado con información de otros autores. Primero, se hacía una
invitación a las naciones vecinas en caso de ser solicitadas por medio del envió de flechas.
Dependiendo del tipo de mitote, era la decoración y el simbolismo de la flecha. El grupo
anfitrión se encargaba de todos los preparativos desde la selección del lugar, la fecha y los
suministros. Se organizaba el asentamiento y se fijaba un día específico, por lo que la cacería
y la recolección se intensificaban para la preparación de barbacoas. La nación notificada (si
no se rehusaba a la invitación) llegaba al atardecer, una parte de los hombres llegaban
embijados, mientras los casados almagrados de la cabeza y encebados del cuerpo. El
formalismo fue esencial, debido a que la nación invitada se sentaba a la nación anfitriona y
no se efectuaba ningún tipo de comunicación. El silencio se rompía gradualmente en lo que
avanzaba la música, las danzas y los alimentos se compartían, otro aspecto eran los cantos y
coros que contaban con consonancia, tan parejos que a oídos de los españoles parecía una
sola voz (De León 1985:24, Valadez Moreno 1999:198, Rodríguez 2019:94).

Alonso de León describió los instrumentos musicales empleados así:

“y empiezan a tocar unas calabacillas con muchos abujericos y dentro


muchas piedrezuelas de hormiguero; y unos palos de ébano y otros
palos de otros, muy rayados, hondos, de forma que pasando recio otro
palillo por encima de las rayas, hace un agradable sonido” (De León
1985:24).

Para después pasar a danzar, sin importar el género, formando ruedas en torno a las
fogatas de esta manera:
“pies muy juntos, los codos salidos y las espaldas media agachadas.
Dando saltitos adelante, casi arrastrando los pies y tan juntos, que la
barriga de uno va topando las nalgas del otro; sin discrepar un punto del
otro, cuatro o seis horas sin cesar” (De León 1985:24-25).

Por último, el peyote jugó un papel dominante en el mitote al ser un elemento


decisivo, que incluso si no se encontraba en sus áreas de control, se enviaba para conseguirlo
en otros territorios a través del comercio (Rodríguez 2019:95). El peyote al ser ingerido
produce un estado de trance y alucinaciones, esencial para la adivinación y para contactar
con los elementos y con el mundo de los espíritus.

Esta es una reconstrucción hipotética general del mitote, ya que se basa en una crónica
de la primera mitad del siglo XVII. Independientemente, con el pasar de los siglos XVII y
XVIII estos elementos se seguirían viendo y se integrarían nuevos elementos. Es lógico
pensar que el mitote sufrió modificaciones en el modo de sociabilización tradicional con la
expansión española.

Algunos autores han establecido diferentes interpretaciones sobre el mitote y su


organización social, a continuación, se presentan estas propuestas tomadas principalmente
de la tesis de Rodríguez, complementada con la información de Valadez Moreno, De León y
Santa María:

El primero es el mitote-religioso, el cual se conformó por rituales destinados a los


aspectos de deidades o fúnebres. Cuando un miembro de la ranchería fallecía era común que
tanto hombres como mujeres participaran. Por lo general los dolidos:

“se ponían de rodillas con las manos juntas y emitían lamentos


azotándose contra el suelo. Se arrancaban el cabello de la nuca y la
frente y el resto lo cortaban a rape. Eran acompañadas por plañideras”
(Valadez Moreno 1999:207).

La única diferencia es que los hombres no se desprendían el cabello de la nuca. Otro


aspecto en la modalidad fúnebre es que al difunto se le trataba de recordar de una manera
espiritual consumiendo su carne, la cual preparaba horneándose, pero solo las mujeres podían
consumirla. (De León 1985:23). La antropofagia también se empleó cuando se intentaba
cumplir una venganza, pues se consumía la carne del enemigo (Rodríguez 2019:96).
En otras ocasiones la muerte de ancianos significó el paro total de actividades entre
los indígenas para darle prioridad a la ceremonia fúnebre (Rodríguez 2019:96). Se solía
enterrar los cuerpos cubiertos de espinas para evitar fueran consumidos por los animales. La
función de esta modalidad consiste en la importancia religiosa y su carácter de memoria
colectiva. No solo se organizaba el proceso fúnebre, sino también es posible ver la función
femenina. El rol de las mujeres y especialmente las ancianas fue el principal factor de las
memorias colectiva, ya que eran ellas quienes recordaban las muertes de los suyos e incitaban
a los guerreros a organizar campañas de contraofensiva. De acuerdo con este autor, la
mayoría de las naciones y sus asentamientos fueron de filial matrilineal (Rodríguez 2019:96).

El segundo, el mitote-social es el más común desde el punto de vista de muchos


autores, debido a que podría caber en lo que Valadez denomina los de regocijo-festejo. En
dicha ceremonia la participación de hombres y mujeres era por igual, y en ella se celebraron
acontecimientos internos de importancia para las rancherías, por ejemplo, los matrimonios,
la cacería o la iniciación de nuevos guerreros (Rodríguez 2019:96).

El tercero, el mitote-político es aquel en donde las relaciones de diplomacia se


concretaban. Por lo que los matrimonios interétnicos fueron una pieza clave para mantener
alianzas, planear futuras guerras o simplemente evitarlas. La diplomacia entre las naciones
del territorio era frágil, por lo que muchas veces se quebrantaba lo pactado, una forma de
crear alianzas más sólidas era a través de los casamientos. La finalidad de ese mitote consistió
en la diplomacia que se implementó entre las naciones para futuros pactos consolidados. El
mitote fungió como la ceremonia que legitimó los pactos de los distintos actores sociales
dependiendo del acercamiento o alejamiento con base en los intereses de cada nación.
(Rodríguez 2019:98).

Por último, el mitote-bélico, el cual, en palabras del autor, fue utilizado para la
formación de alianzas con fines bélicos. Aquí se enviaba una flecha con una punta de piedra
y ensangrentada, esto representaba la invitación a otra nación para conformar alianzas para
la guerra. No era una declaración de guerra entre las naciones, sino la creación de alianza
para la obtención de territorios, para el acceso de la caza y la recolección (Rodríguez
2019:98). Los ataques destinados a las rancherías eran tan rápidos que llegaban:
“de golpe y matan a cuantos topan (no respetando), sexo ni edad,
preciándose de esto: y saquean lo que les parece, y los demás queman,
y a los muertos les desuellan el casco superior de la cabeza con un
palmo, casi alrededor, con cabello y todo; al cual pellejo, por enjugarle
y ponerlo en forma que les parece, le envuelven por la carnaza una
piedra hecha ascua, que le consume la humedad, hasta que parece cola
de yegua desollada, ponen en un palo como media asta, y tantas llevan
como cabelleras. Tirando vuelta a su ranchería, van pegando fuego al
camino, señal de victoria; y cuando van cerca les corresponden los que
quedaron en guarda de las mujeres con humos iguales. Y Antes de
llegar, como un tiro de arcabuz, se ponen en hilera, cogiendo el primero
una de las astas con la cabellera, y las demás llevan trechos. Y unos
atrás y otros guiando al delantero, hacen concertada escaramuza y
caracol; y a cada vuelta que da, sale un vieja del monte, que no están
donde se vean, muy tiznada de carbón, el cuerpo y los cueros, y con
otro embije, corriendo, y quita el asta del delantero, dando todos un
grito; y coge la punta, haciendo la misma vuelta que el indio llevaba, a
quien sigue; y sale otra y quita otra asta y hace la misma acción que la
primera, y así de los demás. Metenlas allá dentro de su ranchería y
descansan; convocan a los parciales y vecinos a mitote y lo celebran...
bailan con estas cabelleras en las astas y algunas amarradas al molledo
del brazo izquierdo.” (De León 1985:25).

De acuerdo con el autor (Rodríguez 2019:99) el mitote bélico posiblemente se dividió


en dos partes como proceso de la guerra. Ya que se implementaba el primer mitote para
solicitar y formalizar alianzas, pero al finalizar las correrías y al triunfar la empresa se les
daba la bienvenida con un segundo mitote. La finalidad de este mitote consistió en la
obligación de participación para los ataques que se dieran en la región. A diferencia del
mitote político y sus alianzas, el mitote bélico concentró su finalidad a las acciones de la
guerra, ya que si objetivo fue el de debilitar o erradicar naciones enemigas.
CAPÍTULO III

HACIA LA COMPRENSIÓN DE LOS JANAMBRES. ETNOGRAFÍA EN LA


REGIÓN SUROESTE DE TAMAULIPAS
En este capítulo se presenta el proceso de recabación de información etnográfica que sirvió
como punto de partida para la identificación de actividades vinculadas con el modo de
subsistencia y con las prácticas artesanales. Como quedó anotado, esta información fue
recuperada en los municipios de Gómez Farías, Xicoténcatl y González en Tamaulipas, en el
periodo comprendido entre septiembre del 2019 y febrero de 2020. Del análisis de tales
actividades, ha sido posible perfilar una propuesta que puede proyectarse hacia los
janambres, antiguos habitantes de esta región.

Para su presentación, hemos subdividido a las actividades de la siguiente manera. La


primera parte del capítulo hace referencia a las estrategias para la subsistencia: la recolección
y aprovechamiento de plantas silvestres y la cacería. En la segunda parte se hace mención
de dos actividades específicamente: el curtido de pieles y la elaboración de cuerdas de ixtle.

Veremos a lo largo del presente trabajo que, hasta la actualidad, los habitantes de
estas regiones conocen prácticamente todos los recursos aprovechables que la naturaleza les
otorga.

3.1 ACTIVIDADES PARA LA SUBSISTENCIA

Estrategias para la subsistencia. En este apartado hago referencia a la recolección


y el aprovechamiento de una enorme diversidad de plantas y frutos silvestres, tanto los
comestibles como los utilizados para otros fines; a la agricultura o sistema de “milpa” y
también a la cacería, todas estas actividades aún se encuentra muy arraigadas entre los
habitantes de la región de estudio, formando una parte importante de su alimentación
cotidiana.

Es probable que la práctica de la recolección sea una herencia proveniente del modo
de subsistencia de los antiguos indígenas janambres que habitaron en la región ya que algunas
de las plantas y frutos cuyo aprovechamiento se continúa llevando a cabo también fueron
registradas como aprovechadas por los indígenas del noreste.

3.1.1 La recolección y aprovechamiento de plantas silvestres

En esta sección se describen las estrategias para la subsistencia registradas en la región bajo
estudio, contrastadas con la información histórica sobre la recolección y el aprovechamiento
de plantas silvestres por parte de los indígenas janambres.
Según las fuentes históricas y diversos autores (Stresser-Péan 2000, Rodríguez 2019),
los janambres se establecieron en diversos y variados asentamientos estacionarios, cada uno
controlado por un capitán de guerra y se movían aprovechando los recursos de su alrededor.

Jofrak Rodríguez (2019: 79), ha descrito la manera de aprovechar los recursos


bióticos por parte de los janambres a partir de su disponibilidad anual; presuponemos que al
pasar prácticamente toda su vida en movilidad entre las regiones de Tamaulipas, Nuevo León
y San Luis Potosí los janambres seguramente conocieron los recursos y asimismo diversas
maneras de apropiárselos.

Esto nos permite también proponer que al asentarse los janambres aprovecharon los
recursos que ofrecía la agricultura, y también se adaptaron a aprender los oficios de los
españoles que les permitían permitieron continuar más fácilmente con su movilidad y
aprovechar de esta forma los recursos que el entorno ambiental les podía proveer. Los oficios
aprendidos fueron por ejemplo el de pastor y el de vaquero, aprendidos por los guerreros en
épocas de paz (seguramente después de 1690). Al quebrantarse la paz, tales oficios fueron
útiles para fines bélicos y poder llevar consigo grandes cantidades de ganado robado.

Rodríguez (2019:80) presenta una tabla donde registró algunos de los recursos
existentes únicamente en la región de Mesas Prietas y Mesas de Castrejón, muy cerca de
Ciudad Victoria y de Hidalgo en Tamaulipas, región que ocuparon los janambres durante la
época colonial, aproximadamente 1650 a 1750:
Mewes Ene Fcb Mar Abr May Jim Jul Ago Scp Oct Nov Die
Recolección:- y 7 7 7
Anacua

-Baboso 7 7 7 7

-Coyotillo 7 7 7 7
-Ebano 7 7 7 7 7

•Mezquite y 7 7 7 7 7 7
* *

-NopaRTuna 7 7 7 7

• Frutilla** y y 7 7 7 7 7 y y 7 y y

•Yuca 7 7 7 7
-Chile Piquín 7 7

-Maguey 7 7 7

Cacería*** y y 7 y 7
Ganadería y 7 7 7 7 7 7 7
trashumante

Tabla de distribución de unes de recolección. cacería y entrada de ganado irashuníante

Imagen 8. Tabla tomada de Rodríguez 2019:80.

Recordemos por un momento el trabajo de Lewis Binford sobre la categorización de


grupos nómadas o cazadores-recolectores con base en su estrategia de subsistencia (Binford
2007). Este autor menciona que los grupos de recolectores logísticamente organizados se
destacan por conseguir recursos específicos en contextos específicos (Binford 2007: 447).
De acuerdo con la información histórica es posible inferir que los janambres utilizaran esta
estrategia para obtener recursos en el semidesierto, en el bosque de niebla o en el bosque
tropical, ya que también eran conocidos por contar con varios campamentos o “rancherías”
los cuales ocupaban según la época del año. Seguramente ello se debía a que se desplazaban
a una determinada región buscando recursos específicos en una determinada parte del año.
Imagen 9. Ejemplo
de la distribución de
plantas silvestres de
recolección. En el
área roja (bosque
mesófilo y bosque
tropical) podemos
encontrar recursos
como: Chile Piquín,
Jacubes Jobito, Mala
Mujer, Mante,
Pagua, Pata de Vaca,
Quelites, Rejalgar,
Zarzamora,
Verdolagas, Uva de
Monte y muchos más.
En el área azul
(semidesierto)
podemos encontrar:
Jacubes, Chochas,
Mezquite, Nopales,
Pitayas y Tunas entre
otros. Imagen tomada
de Google Maps.

Se han realizado diversas investigaciones etnográficos en Gómez Farías, Tamaulipas


(Johnston et al., 1998, Medellín et al., 2013, Medellín et al., 2017, Medellín y Berrones 2007)
en relación con las especies silvestres comestibles que son aprovechadas por la población
local, especialmente en los ejidos de Alta Cima y San José; estos ejidos se encuentran en la
parte alta de la Sierra Madre Oriental y ofrecen un paisaje conocido como bosque mesófilo
de montaña. En nuestro estudio se retomarán los resultados de una de las investigaciones más
recientes y contrastaremos esta información con el registro etnográfico realizado en la parte
baja de la sierra (cabecera municipal de Gómez Farías), para plantear hipótesis sobre las
posibilidades alimentarias con las que contaban los janambres y otros grupos indígenas que
pudieron haber transitado por esa región.

Al respecto del trabajo etnográfico en las localidades, Medellín (2013:13) menciona


lo siguiente:

La flora silvestre, semi cultivada y cultivada útil representa un


componente central en el conjunto de estrategias e insumos que
conforman los medios de vida y por lo tanto la sobrevivencia de las
localidades rurales (Chambers y Conway, 1992, citado en Medellín et
al., 2013:13), [...] La importancia de hacer estudios etnobotánicos en
bosques de neblina como en la Reserva de la Biósfera El Cielo, se
explica en función de la alta biodiversidad que albergan, el cual a pesar
de ocupar 0.8% del territorio mexicano contiene el 10% de la
biodiversidad vegetal del país (Williams-Linera, 2007:204, citado en
Medellín et al., 2013:13). Resulta evidente la necesidad de conocer el
abanico de recursos vegetales de los que las localidades hacen uso, así
como examinar los conocimientos y prácticas de manejo asociadas con
esta utilización, de manera que sea posible proponer estrategias que
favorezcan la sustentabilidad de estos recursos, al mismo tiempo que se
garantiza la sobrevivencia material y la función simbólica que éstos
representan para las localidades locales en el marco de la declaratoria
de reserva de la biosfera.

Las investigaciones realizadas por Medellín y otros autores, en el Ejido Alta Cimas,
municipio de Gómez Farías, Tamaulipas, es el estudio principal que retomaremos para la
presente investigación. Para la obtención de la información en campo, los autores realizaron
entrevistas semi-estructuradas al 25% de las unidades familiares (Alexaides, 1996:326,
citado en Medellín et al., 2013:15). Para ello, elaboraron la “Ficha de encuesta etnobotánica
estandarizada”; en la cual se anotaron todos aquellos datos útiles a la investigación que
deben quedar reflejados en las cuestas (Blanche et al., 1996:63-68; Casana-Martínez et al.
1996:57-62, citado en citado en Medellín et al., 2013:15). La elección de los informantes fue
de manera aleatoria, tratando de tener representatividad por género, edad, ocupación y lugar
de nacimiento.

Los campesinos que participaron en el estudio realizado por los autores antes
mencionados correspondieron a 60% hombres y 40% mujeres, con un promedio de edad de
45 años para los hombres y de 50 años para las mujeres, con rangos de edades entre 24 y 80
años. El 80% de ellos fueron oriundos de la región (50% de la propia comunidad y 30% de
la vecina comunidad de Gómez Farías) han vivido toda su vida allí. El otro 20% es originario
de una comunidad serrana del Estado de Hidalgo y emigraron hace más de 40 años a la región
para trabajar en extracción de la madera.

El total de especies vegetales silvestres señaladas como útiles en la comunidad es de


110 (Medellín-Morales, et al. 2005:81, citado en Medellín et al., 2013:17), las cuales
representan 14.80% de la diversidad vegetal reportada para El Cielo, que según Johnston et
al. (1998, citado en Medellín et al., 2013:17) es de 743 entidades. En Alta Cima fueron
reportadas 88 especies en total, de las cuales 38 estuvieron relacionadas con un uso exclusivo
y de 50 con varios empleos. Al analizar el número de plantas registradas por categoría de
utilidad en esta localidad, se observa que las más abundantes fueron las comestibles,
medicinales, ornamentales, artesanías y para bebidas (Medellín et al., 2013:17).

A partir de la información obtenida durante las entrevistas, los autores agruparon las
especies en las siguientes categorías de uso, basadas en la propuesta de Cárdenas et al (2002,
citado en Medellín et al., 2013:15):

No. Categoría Descripción No. de


especies
1 Alimento Incluye especies cultivadas y del bosque, usadas 39 especies
como comestibles.
2 Artesanal Incluye especies utilizadas como fibras para 24 especies
cestería, maderas para talla, semillas y recipientes
de uso diario.
3 Aserrío Especies maderables empleadas en procesos de 23 especies
transformación industrial como ebanistería,
chapas, triplex y otros.
4 Colorante Plantas usadas para obtener tintes naturales. 13 especies
5 Combustible Plantas utilizadas para leña o carbón. 13 especies
6 Construcción Especies usadas en la edificación de viviendas, 10 especies
como vigas, cercas, techos, amarre, etc.
7 Mágico- Especies que son utilizadas en actividades sociales 8 especies
Religiosa o rituales.
8 Forraje Plantas que sirven para alimento animal. 7 especies
9 Medicinal Plantas usadas para tratar o prevenir enfermedades. 6 especies
10 Ornamental Incluye especies con uso actual o potencial en el 6 especies
ornato y decoración de espacios.
11 Psicotrópica Incluye especies que producen efectos sobre el 1 especies
sistema nervioso.
12 Tóxica Incluye especies empleadas como venenos para 2 especies
cacería, pesca o que se reconocen como nocivas
para el hombre o los animales. Se incluyeron otras
categorías que no sólo estaban consideradas como
“otros”, a saber.
13 Veterinario Plantas usadas para afecciones de los animales 1 especies
domésticos y el ganado.
14 Bebida Aquellas que sirven para elaborar bebidas, 1 especies
fermentadas o no.
15 Cerca Para vallas y cercas. 0 especies
16 Melífera Las identificadas como fuente de néctar y polen 0 especies
para las abejas nativas o introducidas.
17 Condimento Las que se usan para agregar sabor a los alimentos. 0 especies

Tabla tomada de Medellín et al., 2013:15.

Estos resultados muestran que la vegetación provee a estas localidades


principalmente con productos básicos, además, resultó notorio que las categorías con mayor
especificidad de uso fueron las ornamentales, comestibles y para actividades artesanales,
pues más de 40% de las plantas ubicadas en esa categoría fueron empleadas con un solo
propósito (Medellín et al., 2013:17).

Durante la investigación etnográfica que llevamos a cabo en la región de estudio fue


posible observar de primera mano el aprovechamiento que los pobladores de la región les
dan a los recursos naturales, aquí al igual que en el caso de los ejidos de Alta Cima y San
José, los habitantes tienen un muy amplio conocimiento de las “riquezas del monte”. Un gran
número de los guisos mencionados en el libro “El uso de las plantas en la gastronomía
huasteca en Tamaulipas” de Eusebia Berrones y Sergio Medellín y sus variantes de Gómez
Farías los comí preparados por doña Oralia García Pérez, por doña Ana María García Cruz,
doña Blanca Córdoba Álvarez, doña Juana González Castillo, doña Rosa Marroquín Reyes
y por Norma Elisa Morales García. Todas ellas conocen perfectamente que alimentos pueden
recolectar “del monte ” y en qué temporada recolectarlos.

Es probable que este conocimiento provenga directamente de una herencia de


aprovechamiento de recursos de recolección relacionada con los antiguos habitantes
indígenas de Gómez Farías, es necesario continuar con el trabajo de campo en esta región
para conocer más al respecto de la historia de los habitantes del mismo.

Otra posibilidad interesante de comentar es que prácticamente todos los informantes


entrevistados comentaron al respecto de una etapa de la historia durante la cual se vieron en
la necesidad de vivir en cuevas escondidos y aprovechando los recursos silvestres para
sobrevivir. Esta etapa es conocida por los pobladores como la entrada de los “encuerados”,
probablemente se trató de un grupo numeroso de bandidos o alzados harapientos
provenientes de otra región, que se dedicaron durante muchos meses a saquear todo cuando
encontraban a su paso, a matar a todo aquel que se les oponía y a violar a toda mujer que
querían tomar hasta que el ejército mexicano los echó hacia la sierra, donde se dispersaron o
volvieron a su lugar de origen. Los informantes relacionan este evento con la revolución
mexicana, aunque también es probable que estos hechos se relacionen con la Cristiada (1926­
1929). Este es uno de los puntos que habré de investigar a futuro para poder ubicar esta y
otras narraciones en el contexto de la historia nacional.

Durante ese evento, las familias abandonaban sus viviendas en Gómez Farías para
refugiarse en las cuevas, que eran bien conocidas prácticamente por todos en la región, allí
se refugiaban y procuraban buscar el sustento en la recolección de frutos y plantas silvestres.
Doña Oralia García Pérez, Norma Elisa Morales García y Olivia Morales García comentaron
al respecto de este evento sobre un pariente suyo, don Jesús García Salazar, quien
aproximadamente a los 16 años de edad fue at rapado por los “encuerados” y obligado a
trabajar, posteriormente los bandidos se disponían a colgarlo, y ya con la soga al cuello don
Jesús escuchó como uno de los vigías llegaba a avisar a la banda que el ejército mexicano se
acercaba hacia Gómez Farías, los bandidos lo bajaron y le ordenaron que los llevara entre las
veredas de la sierra a los ejidos de Alta Cima o San José para perder a los soldados; don Jesús
García los guió durante un rato hasta que aprovechó una distracción de sus secuestradores
para correr y despistarlos, luego de esto cuentan que se refugió en una cueva durante varios
días subsistiendo de los recursos de los alrededores hasta que volvió a Gómez Farías.

La experiencia y el saber que estos pobladores aplicaron durante ese evento particular
inesperado para ellos, nos señala que esta experiencia y saber no surgió espontáneamente
para enfrentar esa adversidad social, sino que se trata de saberes que probablemente se
transmitieron de los antiguos habitantes indígenas de la región, y que, con el paso del tiempo,
generación tras generación se siguieron aplicando y aun hoy en día un 5% o un 10% de la
ingesta alimentaria proviene de la recolección de alimentos silvestres y complementa los
nutrientes que los alimentos de milpa no contienen, o que poseen en menor medida.
En Gómez Farías tuve la oportunidad de identificar, conocer y preparar, de la mano
de los informantes, las plantas silvestres que son aprovechadas por ellos, poniendo especial
énfasis en las de recolección. Entre los recursos que pude conocer están principalmente:
Ciruela, Chile Piquín, Jacubes, Chochas, Grajeno, Huapilla, Jobito, Mala Mujer, Mante,
Mezquite, Nopales y Tunas, Pagua, Ojite, Pata de Vaca, Pitaya, Quelites, Rejalgar,
Zarzamora, Verdolagas y Uva de Monte.

Imagen 9.
Moisés
Maldonado
Hernández
posa junto a
una planta de
“mala mujer”
(Cnidoscolus
texanus),
ortiga silvestre
de la zona
cuyos brotes
son
aprovechados
para
consumirse en
forma de
guiso.
Fotografía de
mi autoría.
Gómez Farías,
Tamaulipas.
Noviembre de
2019.

Don Moisés Maldonado comentaba que su papá, Joel Maldonado Adrián le enseñó a
preparar el fruto del Ojite, a modo de masa que se usaba para hacer rendir el maíz, también
nos comentó la importancia de los jacubes y nopales como complemento alimentario,
también comentó que “en el monte se puede encontrar prácticamente todo" para subsistir.

Los informantes comentan que a pesar de que este conocimiento ha perdurando hasta
hoy en día, está en peligro de desaparecer ya que muchos jóvenes no se interesan en
acompañar a sus padres ni a sus abuelos a “andar en el monte ” ni a trabajar las milpas. Hoy
en día, en Gómez Farías muy pocas personas se dedican al campo, en contraste con Alta
Cima o San José en donde sí hay más personas dedicadas a eso, tampoco la ganadería
representa una fuerte actividad económica en la zona; las principales fuentes de ingresos
económicos son la prestación de servicios turísticos, el comercio y diversas profesiones y
oficios.

Imagen 10. Moisés Maldonado Hernández nos señala como cortar los “jacubes”, cactácea silvestre
ampliamente distribuida por la región. Fotografía de mi autoría. Octubre de 2019.

Imagen 11. Del lado izquierdo el fruto del “jacube” abierto, a la derecha detalle de la cactácea. Fotografías de
mi autoría. Julio de 2020.
Otra actividad para Gómez Farías es la recolección de la palmilla. Desde los años
cuarentas del siglo XX la palmilla es introducida a la industria ornamental; el 90% de la
comercialización de las hojas de esta planta es exportado al extranjero (Trejo 2000:2). Aun
102
en la actualidad algunos de los habitantes de Gómez Farías se dedican a la extracción de la
palmilla silvestre. La gran mayoría de los habitantes en algún momento de su vida se dedicó
a la recolección de la palmilla. Olivia Morales García y Norma Elisa Morales García
comentan que su padre, don José Cruz Morales Maldonado, se dedicó muchos años a la
recolección de la palmilla. En San José existe un mural junto a la capilla del ejido, en donde
se puede observar la palmilla y a los palmilleros recolectándola.

La Palmilla (Chamaedorea radicalis), es un recurso forestal no maderable, la forma


de propagación es por semilla, ya que no es posible su reproducción vegetativa (Trejo
2000:3). Los informantes mencionaron que para dedicarse a la recolección de palmilla había
que conocer la sierra y saber adentrarse en el bosque, ya que durante muchas décadas la
palmilla no fue domesticada o cultivada en viveros, si no que los palmilleros subían a la sierra
y se adentraban en el monte para poder obtener este recurso de valor monetario.

Imagen 12. La Palmilla (Chamaedorea radicalis) en Gómez Farías, Tamaulipas. Fotografía de Javier Iván
Chávez Morales. Julio de 2019.
Es importante mencionar este caso ya que de igual forma denota un cierto nivel de
predilección entre los habitantes de la zona, por obtener un beneficio mediante el
aprovechamiento de los saberes que habían adquirido sobre el entorno natural que los rodea
103
y sus recursos. De esta forma los pobladores ponían en práctica la experiencia y los saberes
sobre la ubicación exacta de la planta de la palmilla y posteriormente cosechaban sus semillas
para esparcirla en zonas o regiones en las que les fuera más accesible cosecharla, o en defecto
plantarlas en zonas de difícil acceso para prevenir que otros palmilleros pudieran cosecharlas.

3.1.2 La agricultura

Existen vestigios relacionados a la agricultura en Tamaulipas desde hace siete mil años. En
1953 el arqueólogo Richard Mac Neish encontró en la “Cueva del Diablo” restos de semillas
de chile y de calabaza, de teocintle y muchos artefactos líticos. Estos agricultores poblaron
parte de la Sierra Madre Oriental, la Sierra de Tamaulipas y la planicie costera del sur del
estado, entre estos destaca la cultura Huasteca cerca de la región del río Mante y la ciudad
del mismo nombre, y en la Sierra Madre Oriental los pames y pisones (Ramírez 2007:15-16).

Tamaulipas puede considerarse como un puente cultural que permitió el intercambio


entre sociedades agrícolas y grupos cazadores-recolectores, y para el periodo colonial
también con los hispanos. Por supuesto la domesticación de plantas silvestres y la adopción
de un modo de vida más sedentario trajeron cambios en la cultura de estos grupos,
comenzando por la construcción de enclaves o aldeas como el sitio de “El Balcón de
Montezuma” en la Sierra Madre Oriental, muy cerca de C iudad Victoria. Decenas de aldeas
grandes, medianas y pequeñas se han descubierto a lo largo y ancho de la región serrana,
desde lugares con 600 o 1200 metros de altitud, siempre en las cumbres o laderas de los
cerros (Ramírez 2007:161).
Imagen 13. Reconstrucción hipotética de las casas en Balcón de Montezuma. Tomado de Jesús Nárez, 1992.

Los janambres aceptaron un misionero bajo cuya dirección comenzaron a practicar la


agricultura. De tal modo que da la impresión de que entre este grupo, al igual que entre los
pames y los pisones, figuraron algunos que comenzaron a asentarse (Stresser-Péan
2000:589). Esta información es interesante ya que nos muestra que los janambres no solo
fueron nómadas cazadores recolectores, si no que para principios de 1700 decidieron
aprovechar también el recurso de la agricultura para tener una fuente alimentaria más segura
y estacional y de esta forma poco a poco fueron reduciendo su movilidad (Rodríguez 2019).

Muchos habitantes de la localidad, generalmente adultos mayores, acostumbran tener


sus milpas alejadas del pueblo, “entre el monte1”, y comentan que al irse a trabajar suelen
aprovechar también los recursos de recolección que se encuentren en su camino diario; don
Pablo Berrones Mireles, de 84 años de edad, continúa cuidando su milpa, la cual se encuentra
aproximadamente a 3 kilómetros de su casa, 3 veces por semana la visita para trabajar en su
mantenimiento, don Pablo comenta que la gente siempre ha vivido así, que incluso antes era
indispensable conocer todos los recursos naturales que se podían encontrar de forma silvestre,
esto debido a que nunca se sabía cuándo podía haber algún problema con la cosecha, y si la
milpa fallaba, de alguna forma se debía buscar el sustento.
En Gómez Farías se ha integrado otro elemento a la estructura básica de la milpa, me
refiero al nopal. Es decir, la “nueva milpa” presente prácticamente en toda la región de
Gómez Farías y sus alrededores está compuesta por: maíz, frijol, calabaza y nopal. En esta
región el nopal forma parte de la alimentación básica de un gran número de habitantes ya que
los nopales “tiernitos” se dan durante todo el año, también se acostumbra sembrar nopaleras
en las áreas de cultivo alejadas de las viviendas para consumir y comerciar, ya que en la
actualidad un alto porcentaje de los habitantes se dedican a la venta de nopales y otros
alimentos.

Imagen 14.
Moisés
Maldonado
Hernández
cortando
nopales de
una nopalera,
la mayor
parte del
ingreso
alimentario
de los
pobladores
de la región
proviene de
sus huertas y
milpas
personales.
Fotografía de
mi autoría.
Enero de
2020.

Desafortunadamente en la actualidad, pocas personas conservan una milpa para


consumo propio. A pesar de que la agricultura se perfila aun como una actividad de
importancia en la zona, actualmente un gran porcentaje de habitantes ha pasado de dedicarse
a la agricultura para dedicarse a la prestación de servicios turísticos, actividad económica
principal en Gómez Farías y los alrededores.
Imagen 15.
Detalle sobre
el sistema de
milpa en
Gómez
Farías,
incluyendo al
nopal en su
estructura,
pueden
apreciarse
los “nopales
tiernitos”
listos para
ser cortados
y
consumidos.
Fotografía de
mi autoría.
Marzo de
2020.

Esta información es interesante, ya que nos permite hacer analogías sobre el modo en
que los antiguos habitantes de la región, al igual que los actuales aprovecharon los recursos
naturales disponibles para su beneficio, y cómo las estrategias de recolección más
relacionadas al modo de vida nómada, vinieron a complementar a la milpa, y proporcionaron
nutrientes adicionales a la dieta compuesta principalmente por maíz, fríjol, calabaza y
nopales.

3.1.3 La caza

La cacería ha sido considerada como parte fundamental de la vida de las sociedades


a lo largo de la historia en todo el mundo, incluido México. Años atrás Michel Graulich
(1997) analizó los estrechos nexos que existían entre la cacería y el sacrificio en el México
antiguo. Después de insistir sobre la cercanía entre los hombres y los animales en las
ontologías indígenas, el autor demostró que la guerra era asimilada a una verdadera cacería
de hombres, cuya meta era la obtención de víctimas sacrificiales identificadas con presas de
caza. El venado ocupaba una posición central en este sistema de pensamiento, a la vez presa
de caza por excelencia y modelo de la ofrenda sacrificial. Por lo anterior, la inmolación ritual
de un venado era considerada como equivalente a la de un cautivo de guerra (Graulich 1997:
435438; 2005: 190; Olivier 2010: 453-457, citado en Olivier 2014:122-123).
Las fuentes revelan también la importancia de la dimensión sexual de las prácticas de
cacería mesoamericanas. En los mitos del México central los personajes que van de cacería
-como Mímich, Xiuhnel o Mixcóatl- se enfrentan con diosas que pueden ser venadas o
jaguares hembras que se dejan cazar, o bien con Tzitzimime que les dan muerte, a veces en
el momento preciso del acto sexual (Leyenda de los soles 1992: 92-94; 1992b: 151-153 citado
en Olivier 2014:123). De la misma manera, la diosa Itzpapálotl (Mariposa de Obsidiana) -la
cual devora a los 400 Mimixcoa antes de ser flechada por los cinco Mimixcoa (entre ellos
Mixcóatl)- podía presentarse con la apariencia de un venado de dos cabezas (Anales de
Cuauhtitlan 1993: 3; 1992b: 23; Historia de los mexicanos por sus pinturas 1941:217 citado
en Olivier 2014:123).

En una ocasión el dios de la cacería, Mixcóatl disparó flechas hacia la diosa Chimalma
cuando la encontró, sin embargo, el dios cazador falló en sus disparos y acabó por tener
relaciones sexuales con la diosa (Historia de los mexicanos por sus pinturas 1941: 217;
Leyenda de los Soles 1992: 94 [153] citado en Olivier 2014:123). Así, un encuentro sexual
se inserta en un contexto de cacería cuyo desenlace es la muerte del cazador divino, en este
caso Mixcóatl.

Narraciones similares han sido recopiladas entre los huicholes, donde el dios
Kauyumári o Párikuta Muyéka “hiere a algunos venados con sus flechas. Enseguida, los
animales heridos se transforman en mujeres que tratan de seducir al cazador, que las sigue
hasta el inframundo [...]” (Preuss 1998: 278 citado en Olivier 2014:124).

La etnografía nos ofrece también datos relacionados con la cacería y el acto sexual.
Los mixtecos de Yosotato (Oaxaca) usan la expresión “tirar a un venado” para designar el
acto sexual. Tal vez existe para ellos también un vínculo entre la cacería del venado con lazos
y la expresión “amarrarse una chamaca”, la alianza matrimonial y, hoy en día en el estado de
Guerrero, el verbo c-on-ana (lit. “la captura lejos de aquí”) significa “la desposa”.
Encontramos datos similares al analizar los sueños que anuncian al cazador su suerte en sus
futuras empresas cinegéticas. Para los mixtecos la mujer con quien se sueña representa al
animal que se cazará el día siguiente (Katz 1990: 256, citado en Olivier 2014:126-127).

Asimismo, los mixes consideran que soñar que abrazan a una mujer significa que van
a cazar un venado (Lipp 1991:45, citado en Olivier 2014:127). Los lacandones, por su parte,
108
interpretan el sueño de cazar una presa como el cortejo de una mujer y viceversa. Si se sueña
que se besa a una mujer en la boca significa que pronto se probará carne (Bruce 1979:234,237
citado en Olivier 2014:127). Los coras actuales han conservado la misma costumbre, ya que
el suegro suele pedir un venado en intercambio por su hija (Coyle 1997: 164 citado en Olivier
2014:129).

Acerca de los cazadores huicholes, Carl Lumholtz (1986: II, 40, citado en Olivier
2014:133) revela que “solamente los puros de corazón pueden tomar parte en la cacería, pues
ningún venado caería en una trampa colocada por un enamorado, sino que la descubriría,
daría un resoplido y se volvería corriendo por donde vino.

Esta información es interesante pues nos permite conocer una dimensión distinta del
pensamiento mágico-religioso indígena, en este caso la dualidad entre muerte y vida, cacería
y sexualidad. Desafortunadamente desconocemos gran parte del pensamiento que imperaba
entre los janambres y otros grupos similares culturalmente, pero la información anterior nos
permite suponer que debieron existir rituales similares entre ellos para obtener las presas de
caza o leyendas sobre actos sexuales entre cazador y presa.
Imagen 16. Indio Hopi con palo conejero y conejo. Foto: O. C. Havens, 1924, tomado de S.J., 1973, en
Ramírez 2007:88.

Entre los indios de Zacatecas descritos por Arlegui (1851:143) a principios del siglo
XVIII, “lo común que ejecutan estos bárbaros para el ajuste de sus desposorios, es cazar
algún venado, y traerle a las puertas de la novia, y si su padre y ella le reciben, ya tiene como
por su mujer a la muchacha”.

En el siglo XVIII, los antiguos habitantes del Nuevo Santander (Tamaulipas) tenían
costumbres similares, ya que el pretendiente cazaba algún venado o algún caballo y lo

“lleva a la barraca de los padres de la pretensa, en cuyas manos la pone


[la pieza de caza], sin otra salutación ni diligencia, aunque sea de
distinta nación” (Santa María 1973: 399-400).
Si el cazador era invitado a compartir la presa de caza en una comida, significaba que
el matrimonio se consumaría, si por el contrario comían sin invitarle significaba que no se
aceptaba la propuesta y el cazador debía retirarse ya que ahora peligraba su vida.

Para los janambres la cacería representó una manera de formar futuros guerreros. El
capitán tanto en la cacería como en la guerra solía ser el primero en ir al frente del grupo. En
dicho ejercicio era el mejor de su banda o al menos tenía que ser el mejor en liderar, al
obtenerse la presa la repartía entre sus subalternos sin recibir parte del botín. Por la
experiencia de la cacería los capitanes y algunos miembros del grupo aprendieron a
diferenciar los sonidos de cada animal e incluso imitarlos. Así es como emplearon el graznido
de algunas aves, como el cuervo, el búho y de la lechuza o de algunos cuadrúpedos como el
toro, el caballo y el venado como medio de comunicación y señalización. Una forma de
cacería utilizando grupos numerosos de cazadores era la siguiente:

“se extiende el circulo por todo el espacio de un bosque, aunque sea


dilatado; se vienen estrechando, cuando conviene, y a una voz, hacia el
centro y en él, hacen toda la presa que quieren y a millares se les viene
a la mano” o “incendiar el zacate de la circunferencia, dejando solo un
corto espacio donde esperan a los animales que huyen del incendio”
(Santa María 1973:390,399 y 405).

Actualmente en las localidades Fortín Agrario, Servando Canales y las partes de


Gómez Farías que se encuentran fuera de la Reserva de la Biosfera la caza de venados
(odocoileus virginianus), coyotes, liebres, conejos y jabalíes sigue siendo una práctica
común entre los jóvenes y adultos.

Al respecto de esta práctica ancestral tuve la oportunidad de participar en diferentes


salidas de cacería en las localidades de Fortín Agrario y Servando Canales, con informantes
activos, hasta que se me permitió fotografiar y documentar el proceso completo de cacería.
De acuerdo a los mismos habitantes, la temporada “buena” para la cacería es la temporada
conocida como “de corrida” (finales de noviembre - principios de enero), es en este momento
cuando los ciervos o “venados” andan “en corrida” es decir, en busca de hembras p ara
aparearse (Julio Cesar Zurita, comunicación personal, 3 de noviembre de 2019), lo cual los
vuelve presas distraídas y poco cautelosas, este momento es aprovechado para la explotación
de este recurso.
Salir de cacería no siempre es sinónimo de obtener una presa, muchas veces los
venados perciben a los cazadores antes de que estos se puedan acercar, esto se debe a que el
viento lleva el olor de los cazadores hasta la presa haciéndola correr antes de que se encuentre
a la vista, a pesar de eso, en el “monte” existen incontables recursos alimentarios que son
conocidos y aprovechados por los cazadores cuando salen de expedición. A continuación
presentaré mi experiencia participando en las expediciones de cacería mediante el recurso de
la narrativa. Me uní a la partida de don Diego García García y Luis Guadalupe Cortés García,
ellos fueron mis guías y acompañantes.

Partimos aproximadamente a las 10 de la mañana de la casa de don Diego, nos


adentramos al bosque de matorrales con dirección este-oeste con un rifle calibre .22, un
machete, un cuchillo afilado y agua; avanzamos aproximadamente 3 kilómetros en esa
dirección, en el camino pudimos observar algunas trampas colocadas por otros habitantes de
la comunidad para atrapar jabalíes o coyotes, continuamos hasta una pequeña represa de
temporada que se encontraba seca, a partir de aquí se pudo observar con claridad el rastro de
los venados que llegaban a beber agua a esta presa, durante este trayecto pudimos observar
muchos matorrales espinosos de todos tipos y géneros, palma de “pita”, cuyas flores son
comunes para prepararse en guisos; y mezquites, también pudimos observar en este trayecto
las huellas de las astas en los arbustos, seña de marca territorial entre los ciervos.

Imagen 17. Diego García García y Luis Guadalupe Cortés García saliendo “a los venados”. Fotografía de mi
autoría. Diciembre 2019.
Imagen 18. Rastro de huellas de venado. Fotografía de mi autoría. Diciembre 2019.
Al pasar la presa seca nos dirigimos hacia el norte, caminamos en esta dirección
aproximadamente 4 kilómetros, durante este trayecto encontramos varios “barriales”, esto
son micro ecosistemas que se forman dentro del bosque de matorrales, en este caso forman
versiones en miniatura de desiertos áridos similares a los que se encuentran en Coahuila, San
Luis Potosí y Chihuahua. Aquí pudimos observar un cambio radical en la vegetación,
incluyendo la lechuguilla, planta de la cual los antiguos janambres y los indígenas del noreste
hacían cuerdas y otras herramientas; además de “pitayos”, cactáceas de órgano a cuya fruta
se le llama “pitaya” y la variedad tamaulipeca de peyote, el cual no contiene mezcalina según
lo comentado por el arqueólogo Francisco Mendoza (comunicación personal, 15 de octubre
de 2019). Sin embargo, es cosechado por los habitantes de la zona procurando no extraerlo
de su hábitat y solo cortando la parte expuesta, la que es cortada en cuadros y dejada añejar
en alcohol de caña; este alcohol es utilizado prácticamente por todos en la región como un
analgésico “tradicional”, pues a esta variedad regional de “peyote” (imagen 20) le reconocen
propiedades medicinales. En este trayecto por momentos perdimos el rastro del venado, pero
más adelante encontramos sus excrementos y pudimos retomar el rastro nuevamente.
Imagen 19. Un “barrial” dentro del bosque de matorrales. Fotografía de mi autoría. Diciembre 2019.

Imagen 20. “Peyote” en su versión regional, conocido y explotado por los lugareños. Fotografía de mi autoría.
Diciembre 2019.
Para el último trayecto de 3 kilómetros cambiamos la dirección de oeste a este,
caminamos hasta llegar a una pequeña represa de temporada que se encontraba casi llena y
donde el rastro del venado nos indicaba que se había detenido a beber agua, aproximadamente
114
un kilómetro más adelante encontramos excremento fresco, desafortunadamente el venado
se encontraba aproximadamente a 150 metros de nosotros y una ráfaga de viento cambiante
delató nuestra posición antes de que pudiéramos acercarnos, haciendo que el venado se
asustara y corriera en dirección suroeste. Por otro lado, exactamente en el lugar donde vimos
al venado don Diego ubicó una colmena de miel silvestre, entonces Guadalupe procedió a
cortar una rama, un “gancho” mientras don Diego fabricaba una cuer da con pedazos de hoja
de pita (Yuccafilifera) cortada (imagen 14) que ató al gancho de un extremo, la palma de pita
se encuentra esparcida por toda la región de forma silvestre y es muy apreciada y aprovechada
por los lugareños para la fabricación de cuerdas provisionales. Esta herramienta se usó para
separar a las abejas de la colmena, don Diego se acercó rápidamente a la colmena y colgó el
gancho de la rama en donde se encontraba la colmena, después tomo el extremo libre de la
cuerda y comenzó a sacudir la colmena para alejar a las abejas, después de un par de minutos
con el machete corto la rama y procedimos a comer un poco de miel y a llevarnos la colmena.
Finalmente, en el último kilómetro encontramos un nido de serpiente y la piel que acababa
de mudar, de ahí volvimos a la casa de don Diego.

Imagen 21. Hoja y planta de “pita”, esta se encuentra en forma silvestre por toda la región, es apreciada y
aprovechada como materia prima para fabricar cuerdas y lazos provisionales. Fotografía de mi autoría.
Diciembre 2019.
Imagen 22. Don Diego García García separando a las abejas de la colmena de miel silvestre para su
recolección. Fotografía de mi autoría. Diciembre 2019.

Imagen 23. Colmena de miel silvestre, atada con hoja de palma “pita” para facilitar su transporte. Fotografía
de mi autoría. Diciembre 2019.
La participación en esta actividad nos permite observar el profundo conocimiento que
los habitantes de esta región poseen, no solo de la geografía y ubicación de los lugares como
ríos, arroyos, barriales, sino también sobre los animales y su comportamiento; y sobre los
recursos vegetales y la temporalidad y disponibilidad de los mismos, además que se pudo
observar la forma en que los jóvenes son instruidos al participar en estas expediciones,
denominadas por los habitantes de las localidades como “ir a los venados” o “ir a los conejos”
dependiendo que animal sea el que se esté buscando cazar.

Este saber, estas estrategias de transmisión de la información han sido transmitidas


de generación en generación porque garantiza la supervivencia de un grupo humano mediante
la cacería. Seguramente estas estrategias fueron empleadas entre los antiguos janambres para
instruir a los futuros cazadores, además de suponer que seguramente el conocimiento de los
mismos sobre su entorno y los recursos aprovechables en este era aún mayor del que
suponemos, al respecto don Diego afirmaba que “sabiendo buscar, en el monte uno no se
muere de hambre ”.

El sitio huasteco de San Antonio Nogalar se ubica a menos de 60 kilómetros de


Gómez Farías y de Fortín agrario, es decir, la investigación realizada aquí nos permite
conocer que especies animales estaban siendo cazadas y consumidas en el sitio. En las
excavaciones llevadas a cabo por Guy Stresser Péan en ese lugar se encontraron restos de
fauna que fue cazada y consumida por los antiguos huastecos. Entre las especies consumidas
está principalmente el venado de Virginia, del cual se registraron 99 restos óseos, el jabalí o
pecarí de collar en segundo lugar, del cual se registraron 12 restos óseos, seguido del perro
o coyote, del cual se registraron 4 restos óseos, 3 de armadillo y finalmente de liebre, conejo,
tuza, zorrillo, tejón, tlacuache, guajolote y cocodrilo, de los cuales solo se registraron uno o
dos restos óseos (Stresser-Péan 2000:39-42).

Para la región del semidesierto tamaulipeco al norte del estado Víctor Valdovinos
elabora una lista bastante completa de las especies animales que pueden encontrarse
(Valdovinos 2009:18):

Mamíferos: Venado cola blanca, (Odocoileus virginianus), Gato montes (Lynx


rufus), Jabalí (Pecari tajacu), Coyote (Canis latrans), Mapache (Procyon lotor), Conejo
(Silvilagus floridanus), Liebre (Lepus californicus), Tlacuache (Didelphis marsupialis),
117
Armadillo (Dasypus novemcintus), Zorrillo de espalda blanca (Conepatus mesoleucus), Rata
(Oryzomys couesi), Tuza (Spermophilus mexicanus).

Aves: Cenzontle (Mimodes graysoni), Codorniz (Callipepla squamata),


Correcaminos (Geococcyx californianus), Paloma de ala blanca (Zenaida asiática), Paloma
de ala morada (Columba fiavirostris), Halcón peregrino (Falco pereginus), Zopilote
(Coragyps atratus), Chachalaca (Ortalis vetula), Cardenal Rojo, estas son endémicas.
Gustavo Ramírez reporta que en Tamaulipas existen aproximadamente 250 especies de aves
(Ramírez 2007:27).

Aves acuáticas: Garza (Bubulcus ibis) Gallareta (Ardea herodias), Tildillo


(Charoidus montanus), Pijiji o pato verde (Dendrocygna autumnalis). La primera y las dos
últimas son migratorias

Reptiles: Víbora de cascabel (Crotalus atrox), Lagartijas (Texanus, Sceloprus,


Phrynosoma), Víbora negra, Tortuga de tierra (Gopherus berlandieri), lagartija cornuda
(Phynosoma cornutum), Lagartija rayada (Coleonyx brevis).

3.2 ACTIVIDADES ARTESANALES


Nos referiremos en este apartado a dos actividades específicamente: el curtido de pieles y la
elaboración de cuerdas de ixtle.

El curtido de pieles es realizado mediante la utilización de dos técnicas; la primera


usando humo y sal para el curtido, y la segunda, mediante baños de agua con cal y el uso de
corteza de huizache para el colorante.

Asimismo, fue posible registrar la elaboración de cuerdas con la fibra del agave
“lechuguilla”, planta silvestre del semidesierto tamaulipeco en Llera con herramientas
manuales, bien documentado en las fuentes históricas.

3.2.1 La talabartería y el curtido de pieles

Después de la cacería, el trabajo correspondiente sería el curtido o la preparación de las pieles


para su uso como prendas, lonas y otras herramientas. Sobre el uso de las pieles entre los
janambres y otras naciones del Nuevo Santander, Herrera (2014:71-72) escribe que:
“Entre los indios janambres se distinguía al caudillo que portaba una
chaqueta de cuero de venado, mientras que sus guerreros iban casi
desnudos [...] Las indias se cubrían con pastle o heno y gamuza de
venado. A los bailes asistían con trajes de gamuza (de venado) pintada
[...]”.
Sobre las herramientas relacionadas al curtido de las pieles y el uso de las mismas entre
los indígenas nómadas del noreste Valdés (1995:90-91,98) menciona que empleaban una
suerte de “ollas” de cuero, mucho más ligeras y transportables que las de cerámica, también
menciona lo siguiente:

“Los raspadores, en cambio, eran pequeños, pero se ataban a un palo de


madera delgada, endurecido al fuego; este servía para todo: para raspar
el maguey, para alisar una piel [...] Cuando alguien lograba curtir bien
un cuero de venado lo pintaba de ocre y canela para lucir ante el resto
del grupo aquel singular atavió [...] Aunque algunos andaban desnudos
había quienes portaban pieles de venado que habían sido transformadas
hasta suavizarlas por completo y poder entallarlas a su cuerpo [...] Las
pieles más grandes eran utilizadas como paredes de sus jacales”.
Sobre los coahuiltecos el mismo autor menciona que

“Se habla de indios que emplean ropajes de gamuza. Otros que vestían
cueros de venado o de conejo. Se dice que varios coahultecos
confeccionaban vestidos con pieles de bisonte” Valdés (1995:125).
Para 1764 arribaban grupos de janambres a las villas del Nuevo Santander para
comerciar. Llevaban consigo pieles de venado, borrego, vaca y otros animales, la mayoría de
las veces robados de las mismas haciendas hispanas (Rodríguez 2020: comunicación
personal). Esto nos permite también prensar que el tipo de pieles que llevaban a las villas era
de buena calidad y que se llevaban en buena cantidad para obtener beneficios significativos
de estas.

No pude acceder a información específica relacionada a las técnicas o estrategias


empleadas en la Nueva España para el curtido de pieles, sin embargo, es útil la información
recuperada de las Ordenanzas de curtidores y zapateros en España.

Estas Ordenanzas se escribieron en el libro de Acuerdos del año 1600. En principio,


estas ordenanzas vienen a agrupar una serie de medidas y disposiciones que fueron surgiendo
a lo largo del siglo XVI, cumpliendo una actualización de las problemáticas del sector de
curtidores, ya que para ese tiempo había en casi todas las villas un número nada despreciables
de trabajadores relacionados con el cuero (Pacheco 1999:210-211).

Basados en los principios reglamentados en esta ordenanza podemos asimilar la


forma en que se llevaba a cabo el proceso de curtido en España, el cual es muy similar a la
técnica de curtido que se sigue empleando en Fortín Agrario, González, Tamaulipas. Estos
puntos o reglamentaciones son las siguientes:

— Tener cubiertas las dependencias de las tenerías, llamadas a veces


«pelambres» o fosas pelambres, todo el año, incluso en los meses de
verano.
— Echar en remojo las pieles o corambres «Conjunto de cueros o
pellejos, curtidos o sin curtir, de algunos animales, y en especial del
toro, de la vaca, del buey o del macho cabrío» en el río o en el arroyo
de la Portiña, cuando tenía agua corriente en los meses de lluvias, y no
en las fosas pelambre o noques «Pequeño estanque o pozuelo en que
se ponen a curtir las pieles».
— Poner las pieles, una vez lavadas, en los noques o pilas con zumaque
fresco y cubiertos.
— No sacar los cueros de los noques sin la supervisión de los veedores
para comprobar su óptima curtición y que estuvieren bien lavados del
zumaque.
— Mover y cambiar las corambres de las pilas y noques dos veces en
semana, martes y viernes, durante los meses de abril hasta finales de
septiembre, y una vez en semana en el resto del año.
— Todas las instalaciones de tenerías y zapaterías quedan sujetas a
revisión de los veedores y establecer los reparos pertinentes de las
mismas.
— No vender cuero sin lavar por la flor y la carne.
— No mezclar las distintas clases de pieles en los noques de curtición.
— No utilizar cal de Valdemalillo en la fase de depilación. (Pacheco
1999:211).
El curtido es una técnica cuyo origen se desconoce y, sobre todo, ignoramos en qué
fecha se comenzó a aplicar. Para la presente investigación fue posible registrar la existencia
y uso de 2 técnicas diferentes de curtido de piel con sus respectivas variantes:
1) Curtido con ceniza y estiramiento de la piel, esta es aparentemente la más antigua
por su simplicidad y la facilidad que requiere conseguir las herramientas para llevarla
a cabo.

1.1) Curtido con sal y estiramiento de la piel, una variante de la técnica


anterior, pero usando sal en lugar de cenizas.

2) Curtido con agua y cal, esta es la técnica más usada por los talabarteros de Fortín
Agrario y Servando Canales.

2.1) Curtido con agua y cal y entintado de la piel, es una variante de la técnica
anterior pero que requiere de más tiempo para lograr entintar las pieles usando
diferentes pigmentos naturales.

Don Mariano Zurita, herrero y curtidor ocasional de Fortín Agrario menciona que fue
su abuelo, don Gregorio Vázquez, quien le enseñó a cazar y curtir pieles de venado y coyote
usando la técnica de ceniza y estiramiento. Actualmente don Mariano ya está retirado y no
sale de cacería, pero comenta que es su hijo, Julio César Zurita, quien continúa practicando
esta actividad y ocasionalmente curte las pieles que su hijo le lleva. También don Roberto y
don Eulogio Ríos Estrada comentaron haber conocido o utilizado en algún momento esta
técnica, la cual era conocida y practicada por sus padres y sus abuelos; sin embargo,
mencionaron que con esta técnica las pieles no quedan tan suaves como para utilizarlas en su
oficio de talabartería, por lo que actualmente esa técnica es muy poco practicada en la zona,
más bien se utiliza para curtir pieles de venado y coyote a modo de “tapetes” o “trofeos” de
caza.

Como información complementaria visitamos a don Héctor Manuel Alemán García,


habitante del ejido El Aquiche, Xicoténcatl. Don Héctor nos contó que su abuelo y su padre
se dedicaban a curtir pieles desde hacía ya muchos años, sin embargo, de niño nunca se
interesó por completo en este procedimiento. Cuando ambas figuras faltaron en su vida
decidió dedicarse a este oficio, por lo que tuvo que enseñarse por su cuenta, experimentando
y “echando a perder cueros” para saber qué técnicas eran más eficientes y cómo das para
curtir y entintar las pieles. Don Héctor comenta que muchas personas son celosas de su
conocimiento y no lo comparten con cualquiera, en cambio él tiene la idea de que, si no
pasamos este conocimiento a las nuevas generaciones y a todo quien esté interesado, el
conocimiento se perderá y con ello el oficio llegará a su fin. Don Héctor curte pieles de
venado, jabalí, serpiente, vaca, borregas y cabras; se dedica a la elaboración de fundas de
navaja, celular, cinturones y otras cosas, complementado con otros trabajos que realiza en su
domicilio.

Aunque es fácil visualizar el flujo en un sistema cultural de la cerámica, alimentos, o


incluso puntas de proyectil, sucede que todos los elementos que entran en un sistema se
modifican, se descomponen, se combinan con otros elementos, se utilizan y eventualmente
se desechan. Con fines analíticos, las actividades en las que participan los elementos
duraderos durante su vida, o en contexto sistémico, pueden dividirse en cinco procesos:
obtención ("procuramiento"), manufactura, uso, mantenimiento y desecho. Los términos para
cada proceso del modelo de flujo para los elementos consumibles son: obtención,
preparación, consumo y desecho. Debido a que el consumo solo se da una vez durante el
contexto sistémico de un elemento consumible, el proceso de mantenimiento no puede
incluirse (Schiffer 1990:83).

Además de los cinco procesos básicos del contexto sistémico, para algunos problemas
es necesario tomar en cuenta el almacenamiento y el transporte, que son actividades que
implican un desplazamiento temporal o espacial de un elemento respectivamente. El
transporte y almacenamiento pueden darse aislados o combinados con do s procesos, etapas
o actividades cualesquiera de una etapa. No todos los elementos siguen una vía unilineal a
través de un sistema; algunos son redirigidos en puntos estratégicos a procesos o etapas por
las que ya han pasado. Es común que los arqueólogos encuentren elementos de esta clase;
esta condición a menudo se denomina reutilización (Schiffer 1990:84).
CONTEXTO CONTEXTO
SISTEMICO l ARQUEOLOGICO

->obtenciòn

SIMBOLOGIA

— Sisteia bajo análisis

-**- Oportunidad de alaacenaaiento


y/o transporte

Imagen 24. Modelo de contexto sistémico para elementos consumibles propuesto por Schiffer. Tomado de
Schiffer 1990:86.

3.2.1.1 Curtido con ceniza y estiramiento

A continuación presento la recreación del contexto sistémico de una piel curtida con ceniza
y estiramiento basado en la arqueología experimental y la información etnográfica.

a) Obtención de materia prima

Primero se consigue el animal que se va a procesar, se le mata y comienza el proceso


de desollamiento. Desafortunadamente como no se pudo obtener un venado producto de una
expedición de cacería se optó por aplicar la técnica a la piel de un borrego; como se vio en el
capítulo anterior estos animales también eran aprovechados por los janambres durante la
época colonial.
b) Manufactura

Se cuelga el animal sostenido de la cabeza y se corta con un cuchillo afilado alrededor


del cuello (en este caso, un cuchillo artesanal fabricado por don Mariano), usando la fuerza
del cuerpo se comienza a separar la piel del cuerpo del animal ayudándose en las partes más
complicadas con el cuchillo; se corta la piel desde el cuello hasta los genitales en línea vertical
conforme se vaya bajando, de igual forma al llegar a las patas del animal se corta alrededor
de la segunda articulación y se quiebra el hueso para separar del cuerpo la pata con la primera
articulación y el hueso; se corta desde la línea vertical a la altura del pecho formando una
cruz para lograr la máxima extensión de piel en el área de las patas del animal, se repite esto
con las patas traseras. Finalmente, se continúa bajando hasta llegar a la cola del animal, se
puede cortar alrededor de esta o cortarla de raíz para que se conserve junto a la piel.

Imagen 25. Cuchillo artesanal fabricado por don Mariano Zurita. Fotografía de mi autoría. Diciembre de
2019.
Imagen 26. Don Mariano Zurita separando la piel del animal, fotografías de Paola Georgina Alcalá Bautista.
Diciembre de 2019.
Una vez separada la piel, se coloca extendida con el interior hacia arriba y se procede
a aplicarle suficiente ceniza, en este caso de uso ceniza de mezquite, producto de la leña que
se quemó a la hora de preparar la comida.

Imagen 27. Julio Cesar Zurita aplicando ceniza a la piel de borrego. Fotografía de mi autoría. Diciembre de
2019.
Una vez hecho esto, se deja que la ceniza se asiente en la piel aproximadamente una
hora, luego se procede a estirar la piel para lograr la máxima extensión posible de la misma
y evitar los retraimientos de la misma. Para este paso se utilizaron palos de “clavelillo”,
durante el tiempo que la ceniza se estuvo asentando en la piel partimos al “monte” para buscar
la madera que cumpliera con las características necesarias para comenzar el proceso de
estirado de la piel.

Imagen 28. Árbol de “clavelillo”. Fotografía de mi autoría. Diciembre de 2019.

Después, don Mariano estiró la piel y realizó pequeños cortes en los extremos donde
las varas iban a sujetarse con una “punta”, es decir un cuchillo delgado y puntiagudo; después
se reforzaron las uniones del armazón amarrándose con cuerdas rudimentarias de hoja de
“pita”; finalmente se colgó la piel de un árbol, a la sombra, para evitar que algún animal la
dañara o que el sol la secará de más y se dejó ahí durante 3 días.
Imagen 29. “Punta” utilizada para los cortes finos en la piel. Fotografía de mi autoría. Diciembre de 2019.

Imagen 30. Estiramiento de la piel con varas de “clavelillo” y amarrado con hoja de palma pita. Fotografía de
mi autoría. Diciembre de 2019.
Imagen 31.
La piel ya
estirada se
cuelga de un
árbol para
secarla y
evitar su
descomposic
ión, y para
protegerla de
los animales
que pudieran
comérsela.
Fotografías
de mi
autoría.
Diciembre
de 2019.

El resultado final de este procedimiento es una piel de apariencia acartonada pero que
produce una textura con cierta impermeabilidad, en la actualidad no se acostumbra trabajar
este tipo de pieles para la elaboración de prendas y objetos de cuero, pero es probable que
fueran las que usaban a modo de “lonas” para los refugios de los indígenas nómadas. Hace
falta profundizar en el ámbito de la arqueología experimental para buscar explicaciones que
nos permitan hipotetizar al respecto de los probables usos de estas pieles entre los indígenas
janambres y otros.

Herramientas para la manufactura: Como se puede observar en las imágenes para


la elaboración de una piel curtida con ceniza y estiramiento se requieren herramientas muy
sencillas, para este ejemplo se utilizó: un cuchillo de un solo fijo, con hoja de 20cms
aproximadamente; una “punta” es decir, un cuchillo que puede ser de uno o dos filos, pero
de un grosor de menos de medio centímetro para perforar pequeñas secciones de la piel sin
hacer cortes grandes o profundos; varas de “clavelillo” o alguna otra madera muy flexible;
hojas de palma pita cortadas en tiras de menos de medio centímetro atadas a modo de cuerda
y ceniza. Como se puede apreciar, los janambres pudieron haber realizado esta actividad, ya
que los cuchillos pueden ser sustituidos por herramientas de sílex u obsidiana que permitan
realizar las mismas acciones; y las varas de madera y las hojas de palma continuarían
haciendo la misma función que en el ejemplo propuesto.
c) Uso

Sobre el uso de las pieles Herrera (2014:71-72) escribe que:

“Entre los indios janambres se distinguía al caudillo que portaba una


chaqueta de cuero de venado, mientras que sus guerreros iban casi
desnudos [...] Las indias se cubrían con pastle o heno y gamuza de
venado. A los bailes asistían con trajes de gamuza (de venado) pintada
[...]”.
Para el refugio las pieles resultado de este tipo de tratamiento eran ideales, ya que
quedan con una especie de impermeabilidad natural gracias al pelo del animal que se
mantiene; estas pieles también quedan con una consistencia “acartonada” y muy ligeras, esto
permitiría que se transporten bastantes de estas y que puedan ser utilizadas para techar o
brindar protección extra a sus refugios temporales elaborados con materiales perecederos.

Además de su uso para la vestimenta y refugio, las pieles eran utilizadas como
moneda de cambio con las villas novohispanas fundadas por José de Escandón en el Nuevo
Santander, ya que se ha registrado que para 1764 arribaban grupos de janambres para
comerciar con pieles de venado, borrego, vaca y otros animales.

d) Desecho

Desafortunadamente al desecharse este tipo de elementos es muy poco probable que


se conserven para el contexto arqueológico, a excepción de contextos muy particulares cuyas
características únicas permitan la conservación de este tipo de elementos, ya sean cuevas o
cavernas donde su exposición a los elementos que fomentan su descomposición sea poca o
nula.

Reciclaje: Probablemente este tipo de elementos eran reusados o reciclados cuando


se rompían o ya no permitían continuar cumpliendo su función. Por ejemplo una pieza de
“techumbre” que se ha roto a la mitad podría pasar a formar una pieza de calzado o algún
tipo de bolsa de piel para transportar objetos y utensilios.

3.2.1.2 Curtido con cal y sal

La segunda técnica de curtido no pude observarla o aplicarla directamente, sin embargo, me


la describieron detalladamente los miembros de la familia Ríos, conocidos talabarteros de la
región y cuyo oficio ha pasado de generación en generación en el ejido Servando Canales.
También complementaron la información otras personas como don Héctor Alemán del ejido
El Aquiche, y otros miembros del ejido Fortín Agrario. Don Roberto Ríos comenta que hasta
hace poco esta técnica era la más común para curtir pieles en la región, sin embargo, ha caído
en desuso en la actualidad por la dificultad que presenta ir al monte a conseguir la materia
prima que tiñe la piel (corteza de árbol de gavia, piedra caliche, corazón de árbol de mora) y
por la facilidad con que se puede pedir pieles ya curtidas desde otros estados como Oaxaca
(Roberto Ríos, comunicación personal, 28 de octubre de 2019).

a) Obtención de materia prima

Al igual que en el caso anterior, primero se consigue el animal que se va a procesar,


se le mata y comienza el proceso de desollamiento.

b) Manufactura

A continuación, describiré la segunda técnica de curtido de pieles, tal como me fue


descrita por los miembros de la familia Ríos, por Héctor Alemán y por otros habitantes de
las localidades, ya que esta técnica, al igual que la anterior, parece ser conocida por muchas
personas en la región. Está técnica presenta muchas similitudes con la descrita en el apartado
anterior referente a la forma en que se curtían las pieles en España para el año 1600. En una
de nuestras visitas a la casa de don Mariano, tuvimos la fortuna de descubrir que se
encontraba a la mitad del procedimiento de curtido de la piel de un venado, esto nos ayudó a
documentar gráficamente una parte del proceso que se realiza para esta técnica en específico.

Al igual que para el caso anterior, se cuelga el animal sostenido de la cabeza y se corta
con un cuchillo afilado alrededor del y usando la fuerza del cuerpo se comienza a separar la
piel del cuerpo del animal ayudándose en las partes más complicadas con el cuchillo; se corta
la piel desde el cuello hasta los genitales en línea vertical conforme se vaya bajando, de igual
forma al llegar a las patas del animal se corta alrededor de la segunda articulación y se quiebra
el hueso para separar del cuerpo la pata con la primera articulación y el hueso; se corta desde
la línea vertical a la altura del pecho formando una cruz para lograr la máxima extensión de
piel en el área de las patas del animal, se repite esto con las patas traseras. Finalmente, se
continúa bajando hasta llegar a la cola del animal, la cual debe ser cortada.
1) Se echa la piel en un tambo o cualquier recipiente con agua (20 litros), cal (250
gramos para una piel), y sal (1 kilo para una piel) donde pueda quedar completamente
sumergida y se deja reposar durante 3 días, mientras la piel se va “cociendo”, esto
también va a aflojar el pelo de la piel. Don Héctor Alemán emplea únicamente sal
durante este proceso si quiere dejar el pelo con el cuero, ya que la cal quita el pelo (1
kilo de sal por cada piel).

2) Se mueve diariamente durante tres días y después se saca la piel del agua y se lava
para quitar el exceso de cal y sal, enseguida talla el pelo de la piel, usando un cuchillo.

3) Se quita el residuo de carne (la carnaza), este paso puede realizarse con diversas
herramientas, para el caso de don Mariano, utilizaba una roca de basalto muy porosa
para realizar esta acción.

Imagen 32. Don Mariano quitando la carnaza de la piel con una piedra porosa. Fotografía de mi autoría.
Diciembre de 2019.
4) Se procede al entintado de la piel, este proceso puede durar entre 15 días o 3 meses,
dependiendo del color o tono que se quiera lograr para la piel. Se procede a recolectar
corteza de un árbol llamado coloquialmente “gavia”, esta corteza proporciona un
pigmento rojizo natural. Se deja remojando la piel en tinas con agua y cortezas de
gavia, durante un tiempo determinado según el color que se quiera lograr, de igual
forma la cantidad de cortezas de gavia influirá en la velocidad del tintado y en la
coloración resultante. Finalmente se comprueba que el color ha penetrado
completamente la piel realizando un corte en la parte más gruesa de la misma para
comprobar que la coloración sea uniforme.

Imagen 33. Arbusto de “Gavia”, utilizado para entintar las pieles. Fotografía de mi autoría. Diciembre de
2019.
5) Por último, se enjuaga una vez más para sacar el exceso de tinte y se procede a
realizar el proceso de extracción de humedad de la piel, usando una herramienta
llamada “tallador”, se talla constantemente la piel, apoyando los pies en la base para
evitar que se mueva y haciendo presión hasta extraer lo más que se pueda de agua y
humedad, esto se hace en un día; luego se cuelga la piel de un tendedero, donde pueda
recibir el viento del exterior pero sin tener contacto directo con el sol, ya que el sol
provocaría que la piel se secara demasiado rápido, echándola a perder por completo.

Imagen 34. Don Mariano utilizando la herramienta de madera empleada para sacar la humedad de la piel y
ablandarla. Fotografía de mi autoría. Diciembre de 2019.
Herramientas para la manufactura: Para la elaboración de este tipo de piel curtida
se requieren herramientas muy sencillas, para este ejemplo se utilizó: un cuchillo de un solo
fijo, con hoja de 20cms aproximadamente; una “punta” es decir, un cuchillo que puede ser
de uno o dos filos, pero de un grosor de menos de medio centímetro para perforar pequeñas
secciones de la piel sin hacer cortes grandes o profundos; sal; cal; un raspador o piedra porosa
para “descarnar” la piel (también puede ser un cuchillo sin filo); contenedor o tina para agua;
cortezas de gavia o cualquier otra tintura natural y un poste de madera para ablandar la piel
(imagen 34).

Es muy posible que los janambres pudieran haber realizado esta actividad utilizando
los cuchillos y el raspador de sílex u obsidiana que permitan realizar las mismas acciones; la
cal se puede obtener al moler piedra caliche de la zona como comentaron los informantes y
las salinas controladas por los janambres se ubicaban rumbo a Soto la Marina, hacía el este
de Fortín Agrario (Rodríguez 2019: comunicación personal). Para los contenedores pudieron
emplear las cavidades o hendiduras naturales presentes en la roca en los lechos de los
numerosos ríos dentro del territorio janambre o elaborar tinas y recipientes con pieles de
animales atadas a estructuras de madera para darles estabilidad. Otra posibilidad puede ser la
cestería, se han documentado piezas de cestería tan finamente elaboradas que son capaces de
contener agua en su interior (Valdés 1995:125); las cortezas siguen cumpliendo la misma
función y finalmente el poste de madera puede elaborarse con cuchillos de sílex o pedernal.

c) Uso

El cuero resultado de este proceso de curtido es ideal para elaborar chamarras,


pantalones, botas, chaparreras, cinturones, carteras, fundas y elementos de ese estilo, es por
esto que esta práctica aún se realiza con mucha frecuencia y regularidad entre los habitantes
de Fortín Agrario, Servando Canales y El Aquiche, pues esta actividad económica es una de
las principales fuentes de ingresos de los habitantes de estas localidades.

Como se comentó anteriormente, además de su uso para la vestimenta este tipo de


pieles eran utilizadas como moneda de cambio con las villas hispanas fundadas por José de
Escandón en la colonia del Nuevo Santander.
d) Desecho

Al igual que para el caso anterior, al desecharse este tipo de elementos es muy poco
probable que se conserven para el contexto arqueológico, a excepción de contextos muy
particulares cuyas características únicas permitan la conservación de este tipo de elementos,
ya sean cuevas o cavernas donde su exposición a los elementos que fomentan su
descomposición sea poca o nula.

Reciclaje: Probablemente este tipo de elementos eran reusados o reciclados cuando


se rompían o ya no permitían continuar cumpliendo su función. Por ejemplo una chamarra o
chaparrera que se rompa puede ser cortada para elaborar: carteras, cinturones, fundas para
cuchillo y otros objetos de menor tamaño.

Al respecto de la técnica número 2, don Roberto Ríos y don Eulogio Ríos comentaron
que sus abuelos sacaban cal, quemando y moliendo roca “caliche” la cual es muy común en
la región, ellos mismos llegaron a especular que es probable que los indígenas que habitaron
la región conocieran de esta roca y la forma de obtener cal de ella para realizar el curtido de
las pieles, recordemos que en varias fuentes se menciona la existencia de recipientes de
cestería tan finamente tejidos que no permitían que el agua escapara de su interior, por lo que
no descartamos que los janambres efectivamente pudieran curtir pieles de esta forma.

Este cuero ya se encuentra listo para trabajarse en objetos de talabartería como lo ha


hecho la familia Ríos de Servando Canales, quienes fabrican vaquerillos, chivarras, chalecos,
cinturones, fundas para navajas, celulares, machetes y pistolas, fustes y un sinfín de objetos
para su venta y comercialización, otras personas como don Héctor Alemán y don Mariano
Zurita también fabrican objetos de cuero para la venta y uso personal. Estos objetos y prendas
de cuero son utilizados prácticamente por todos en la región.

Como se mencionó anteriormente, es probable que los indígenas que habitaron la


región conocieran esta técnica particular de curtido de piel, por otro lado, las ordenanzas de
1600 referentes al gremio de curtidores y zapateros de España hacen alusión a un proceso de
curtido bastante similar al aquí descrito, incluyendo el uso de la cal y el posterior tratamiento
para entintar las pieles. En pocas palabras esta técnica es difícil de diferenciar de una herencia
de la cultura española o como la evolución de una técnica prehispánica, sobretodo porque la
información etnohistórica nos dice que los janambres y otros indígenas del noreste
efectivamente portaban gamuzas y pieles de venado pintadas.

3.3 LA PRODUCCIÓN DE IXTLE DE AGAVE LECHUGUILLA

La lechuguilla era utilizada ampliamente por los janambres; como materia prima era utilizada
para la elaboración de una gran cantidad de objetos. No solo los janambres conocían y
aprovechaban esta maravillosa planta, pues la misma y sus aplicaciones eran conocidos por
prácticamente todos los grupos étnicos que habitaban el ecosistema de bosque de matorrales
en el noreste de México. Algunos de estos objetos son mencionados por Valdés (1995:90­
91):

“La punta (de la flecha) era atada con resina de árbol untada en hilos de
lechuguilla, quedando tan fuertemente pegada que podía quebrarse la
flecha en su asta, pero nunca en su punta [...] La fibra de la lechuguilla,
más áspera pero más duradera, era usada para elaborar huaraches,
cordeles, reatas, redes para pesca” (Valdés 1995:90-91).
Sobre el uso de la lechuguilla entre los coahuiltecos y guachichiles el mismo autor
menciona:

“(De la planta de la lechuguilla) procedía casi toda la fibra que fue usada
por miles de personas durante siglos para manufacturar una gran
variedad de objetos que van desde sandalias hasta cuerdas de arco,
cordeles, redes y cobijas [...] Se describe (también) un cesto de
urdimbre tan fuerte y cerrado que impide la filtración del agua y se
atribuye a los guachichiles” (Valdés 1995:125).
El que considero yo como el uso más importante de la lechuguilla entre los janambres
es como parte de su principal instrumento bélico:

“hacen el arco del tamaño del que le ha de gobernar (es decir el que lo
ha de usar), de diferentes géneros de madera; y los mejores y más
correosos, según dicen ellos, son de raíz de mezquite. La cuerda es de
las hebras que salen de la lechuguilla, tan bien torcida y puesta, que
parece hecho de una pieza cual un bordón de un arpa si bien es del
gordor (grosor) de seis o siete bordones” (León et al. 1961:36).

Para el presente trabajo, muchos habitantes del ejido Fortín Agrario nacieron en San
Francisco el Alto y la mayor parte de su vida la dedicaron al trabajo de la lechuguilla; otros
nacieron en la región aledaña a Ciudad Victoria, pero actualmente residen en Fortín Agrario
y también conocen el procedimiento de trabajo de la lechuguilla. A pesar de haber dedicado
gran parte de su vida al trabajo de objetos de lechuguilla muchos de los entrevistados
comentaron haber abandonado ese oficio con la introducción al mercado de cuerdas e hilos
sintéticos, los cuales son mucho más baratos y más fáciles de conseguir, en palabras de don
Julián Vázquez “Uno trabajaba de sol a sol y no salía ni pa comer”.

Las “chochas” o flores de la lechuguilla también se consumen frescas, en diferentes


guisos y son preparadas ampliamente desde Jaumave hasta González en Tamaulipas
(Berrones y Medellín 2007:34), por analogía es probable plantear que los janambres también
conocieran las propiedades alimenticias de esta planta tan maravillosa.

En el ejido Plan de Ayala, en el municipio de Jaumave (al otro lado de la Sierra Madre
Oriental) Felipe Torres Márquez nos comenta que aún existen muchas personas que se
dedican a la elaboración de objetos de lechuguilla, entre ellos destacan: Juan Morales Juárez,
Lázaro Juárez Mireles, Isabel Aguilar García, Raúl Torres Vargas, Adrián Zapata, Ignacio
Aguilar García, Federico Juárez y Felipe Torres Walle entre otras personas.

Imagen 35.
Del lado
izquierdo, don
Isabel Aguilar
García
vendiendo sus
productos de
lechuguilla.
Del lado
derecho, el
señor Federico
Juárez
realizando la
extracción de
fibras de
lechuguilla,
ambos en el
ejido Plan de
Ayala,
Jaumave.
Fotografías
tomadas por
Felipe Torres
Márquez. Sin
fecha.
En el ejido de Fortín Agrario y en San Francisco el Alto ya no se fabrican objetos de
lechuguilla para su venta y comercialización (Julián Vázquez, Leonel Vázquez y Lorenzo
García Martínez, comunicación personal, 7 de noviembre de 2019), sin embargo, estos
mismos informantes también me comentan que ocasionalmente las personas que conocen
como se trabaja la lechuguilla elaboran alguna escobetilla u otro objeto sencillo para su uso
personal. Los informantes también comentaron que este podría tratarse de un oficio
antiquísimo, ya que al parecer se conocía y practicaba desde tiempos de sus abuelos (hace
más de 100 años).

Don Julián Vázquez y don Lorenzo García Martínez me explicaron y describieron


perfectamente la forma en que se busca, recolecta y procesa la lechuguilla. Ellos, a pesar de
ser adultos mayores se mostraron siempre dispuestos a acompañarme y explicarme de la
mejor forma posible el procedimiento a llevar a cabo, sin embargo, por su edad no les era
fácil ir al monte y caminar grandes distancias para recolectar la lechuguilla.

Don Julián Vázquez comentó que desde muy niño se dedicó junto a su papá al trabajo
de la lechuguilla, juntos elaboraban desde escobetillas, tendederos, cuerdas, mecates, reatas
y muchos otros objetos, sin embargo don Julián Vázquez comentaba que este oficio no es
nada rentable, por lo que al cumplir los 17 años decidió dejar el ejido de San Francisco el
Alto para ir a la ciudad de Monterrey, donde consiguió trabajo como ferrocarrilero,
actualmente reside en Estación Zaragoza, a 20 minutos en auto de Estación Calles.

A continuación presento la reconstrucción del proceso de elaboración de una cuerda


de lechuguilla basado en la información etnográfica:

Don Leonel Vázquez fue quien se ofreció a llevarme a buscar la lechuguilla en su


ambiente natural. Don Leonel es hijo de don Filiberto Vázquez González y comenta que su
padre dedico gran parte de su vida al trabajo de la lechuguilla antes de volverse trabajador
del ferrocarril. Desde niño don Leonel también trabajó la lechuguilla, hasta que continuó con
el trabajo de su padre en el ferrocarril. Actualmente aprovecha este trabajo que le permite
tener un conocimiento muy amplio del territorio que habita y de los recursos que existen en
el mismo, recursos que continúan aprovechando prácticamente todos en la región.
A continuación, describiré gráficamente el procedimiento de búsqueda, recolección
y aprovechamiento de la lechuguilla.

a) Obtención de materia prima

Primero partimos desde el ejido Fortín Agrario (Estación Calles) en dirección al


suroeste, siguiendo la vía del tren. Una vez avanzamos aproximadamente 10 kilómetros
llegamos a un área de “barrial”, entre la carretera y la vía, donde encontramos abundancia de
lechuguilla, don Leonel procedió entonces a comentar que se busca recolectar principalmente
las plantas más grandes, de estas se extrae el “cogollo” o brote de hojas tiernas del centro de
la planta.

Imagen 36. Planta de lechuguilla en estado silvestre. Fotografía de mi autoría. Enero de 2019.

Para la extracción del “cogollo” de lechuguilla primero se debe fabricar una horqueta,
para este caso se cortó un palo bastante largo (3 - 4 metros aproximadamente) del árbol de
clavelillo, don Leonel comentaba que cualquier tipo de madera que tenga esa longitud y cuyas
ramas finales se dividan en forma de “Y” es suficiente para su elaboración. Después se cortó
una hoja de palma de pita, que como ya se observó anteriormente abunda en la región y es la
preferida por los pobladores para la elaboración de cuerdas rudimentarias, y se procedió a
amarrarla en un extremo de la “Y”, después se torció o trenzó en el centro para rematar
amarrándola en el otro extremo de la “Y” como se observa en la fotografía. Don Leonel
comenta que esta herramienta también se elabora sustituyendo la hoja de pita con alambre de
acero, pero que mucha gente prefiere fabricarlas en el lugar de la recolección y dejarlas ahí
mismo para la próxima vez que vayan a cosechar y así no irlas cargando durante todo el
trayecto de ida y vuelta.

Imagen 37.
“Horqueta”
utilizada
para
cosechar la
lechuguilla
, su
longitud
permite
acceder a
plantas que
se
encuentre
rodeadas
de arbustos
espinosos.
Fotografía
de mi
autoría.
Enero de
2019.

Para cosechar el “cogollo” de la lechuguilla, éste se inserta en la horqueta, de modo


que la hoja de pita amarrada realice la fuerza de extracción, y con dos movimientos hacia
adelante y hacia atrás, o de izquierda a derecha y se arranca el cogollo de hojas tiernas que
queda atorado en la horqueta; se extrae de la planta, posteriormente se van acumulando en
un cesto (o en nuestro caso en una cubeta) con la punta de la hoja mirando hacia arriba. Don
Leonel, don Julián y don Lorenzo comentaron que era preferible trabajar las hojas de
lechuguillas el mismo día que fueron cortadas para que estas continuaran blandas y de esta
forma se necesite menos fuerza para extraer la fibra de ellas.
Imagen 38. “Cogollo” de lechuguilla cosechado. Fotografía de mi autoría. Enero de 2019.

Imagen 39. Planta de lechuguilla después de haber sido cosechada. Fotografía de mi autoría. Enero de 2019.
Imagen 40. “Cogollos” de lechuguilla listos para ser trabajados. Fotografía de mi autoría. Enero de 2019.

b) Manufactura

Luego de recoger los cogollos de lechuguilla regresamos a la comunidad de Fortín


Agrario para trabajarlos, primero se golpeó el cogollo contra el suelo para separar cada hoja;
estas hojas tiernas individuales son a las que se les va a extraer la fibra. Para ello, don Leonel
utilizó únicamente tres herramientas; primero en la mano derecha se colocó el “bolillo”, un
trozo de rama de una pulgada de grosor aproximadamente, y lo envolvió con la hoja de
lechuguilla siguiendo la forma natural de la misma. Luego con la mano derecha tomó el
“tallador”, este es una especie de cuchillo, pero más grueso y sin filo, cuya punta se ensarta
en una superficie de apoyo (en este caso una raíz de mezquite) para presionar a modo de
guillotina sobre una tabla de madera; ésta es la tercera herramienta llamada “banco”. Es aquí
en donde con el tallador se presiona la hoja de lechuguilla (imagen 42), mientras con la mano
izquierda, con la palma hacia arriba se jala la hoja hacia arriba y en dirección opuesta al
tallador, de esta forma la corteza de la hoja se separa de la fibras en su interior. Se repite el
procedimiento hasta obtener la cantidad de fibra necesaria para la elaboración del objeto que
se quiere terminar.
Imagen 41.
Herramienta
s utilizadas
para trabajar
la
lechuguilla.
Arriba,
cuatro
“bolillos”
empleados
para agarrar
la
lechuguilla,
abajo el
“tallador”.
Fotografía
de mi
autoría.
Febrero de
2019.

Después la fibra de la lechuguilla se pone a secar al sol durante un par de días para
asegurarse que pierda toda la humedad posible, de acuerdo con los informantes este
procedimiento al parecer le otorga más resistencia a la fibra en comparación que si se
trabajara verde.

Imagen 42. Don Leonel Vázquez extrayendo la fibra de la hoja de lechuguilla. Fotografía de mi autoría. Enero
de 2019.
Imagen 43.
Izquierda,
don Leonel
Vázquez
secando al
sol la fibra
de la
lechuguilla
, derecha,
don Julián
Vázquez
González
tejiendo
una cuerda
con la fibra
de
lechuguilla
.
Fotografía
de mi
autoría.
Enero
2019.

Imagen 44. Izquierda, fibra de la lechuguilla lista para ser trabajada, derecha, tramos de cuerda tejido a mano
por don Leonel Vázquez. Fotografía de mi autoría. Enero de 2019.

Para el caso del presente trabajo con lo visto hasta este punto es posible elaborar
artesanalmente una cuerda de arco u otros objetos utilitarios como cestería, sandalias y
prácticamente todo lo descrito por Valdés (1995:125). Pero los informantes me comentaron
que tradicionalmente para la elaboración de objetos como tendederos, reatas y mecates
143
gruesos era necesario un acabado sumamente fino en las cuerdas, por lo que otra serie de
pasos era requerida antes de ofrecer un producto final al consumidor; Procederé ahora a
describirlos:

Ya que la fibra se secó se procede a “escarmenarla”, esto es, sobre una tabla con
clavos se golpean los manojos de fibra para ir separando las fibras más delgadas de las
gruesas, estas se separan y guardan en costales para proceder a su hilado. Para esto se ata un
tramo a la rueda de hilar (imagen 45) y utilizando un mecate atado al eje de la rueda esta se
hace girar, durante este procedimiento se va incorporando todo el hilo para ir formando la
cuerda, según el grosor y función de la misma son las veces que se repetirá este procedimiento
para obtener objetos específicos como los antes mencionados.

Imagen 45.
Izquierda,
detalle de la
forma en que
se hacía girar
la rueda
usando un
mecate para
mantenerla en
constante
movimiento,
derecha,
detalle de la
rueda de hilar,
propiedad de
don Julián
Vázquez
González.
Fotografía de
mi autoría.
Febrero 2019.
Imagen 46. Una “escobetilla” de aproximadamente 50 años de antigüedad hecha con fibra de lechuguilla,
propiedad de don Julián Vázquez. Fotografía de mi autoría. Febrero 2019.
Herramientas para la manufactura: Para la elaboración de objetos de fibra de
ixtle de lechuguilla son necesarias dos tipos de herramientas, las de cosecha y las de
trabajo.

La primera es una muy sencilla horqueta elaborada de madera con una hoja de
palma pita.

Las de trabajo son: trozos de madera de forma tubular, también llamados “bolillos”;
un raspador metálico con forma de cuchillo pero de mayor grosor y sin filo; una tabla con
clavos o “escarmentador” y un trozo de madera o “banco” que sirva de base para presionar
el raspador sobre él y así obtener la fibra. Para lograr cuerdas de mayor grosor o tensión se
necesita una rueda de madera.

Es muy posible que los janambres hubieran realizado esta actividad, ya que la
herramienta de cosecha se elaboró por completo utilizando solo las manos y materias
primas del semidesierto. Las herramientas de trabajo pueden ser sustituidas de forma muy
sencilla, para el caso del raspador puede elaborarse de madera dura o bien de piedra; el
escarmentador puede ser remplazado por una biznaga que cumple con la misma función y
de igual manera el banco puede elaborarse utilizando herramientas líticas o ser sustituido
por una raíz de árbol o piedra bien ubicada.
c) Uso

Las cuerdas elaboradas de ixtle de lechuguilla se pueden utilizar para: atar puntas de
flecha, huaraches, cordeles, reatas, redes para pesca, sandalias, cuerdas de arco, cordeles,
cobijas y cestos.

d) Desecho

Al igual que para los casos anteriores, al desecharse este tipo de elementos es muy
poco probable que se conserven para el contexto arqueológico, a excepción de contextos muy
particulares cuyas características únicas permitan la conservación de este tipo de elementos,
ya sean cuevas o cavernas donde su exposición a los elementos que fomentan su
descomposición sea poca o nula.

Reciclaje: Probablemente este tipo de elementos eran reusados o reciclados cuando


se rompían o ya no permitían continuar cumpliendo su función. Por ejemplo una cuerda larga
rota podía utilizarse para atar cosas menores, como puntas de flecha o hacer ataduras
pequeñas y específicas.

3.4 CONSIDERACIONES SOBRE ESTE CAPÍTULO

A continuación, presento una tabla elaborada por Medellín et al., (2013) modificada para el
presente trabajo (se han eliminado recursos utilizados para ornamentos o artesanías y todo lo
no relacionado a la alimentación) donde se expone la enorme riqueza y diversidad alimentaria
y utilitaria de los recursos etnobotánicos de la zona, mismos que seguramente fueron
aprovechados por los antiguos indígenas janambres durante su paso por la región o por los
indígenas serranos pisones.

NOMBRE FAMILIA
No. NOMBRE CIENTIFICO USO
COMÚN BOTANICA

1. Aguacate Persea americana Mill. Lauraceae Comestible, Melífera


Hamamelidacea Construction,
2. Alamillo Liquidambar styraciflua L.
e Ornamental, Medicinal
Medicinal, Mágico-
3. Albahacar Ocimun basilicum L. Labiatae
religioso
4. Árnica Senecio confusus Elmer Asteraceae Medicinal, Ornamental

5. Azafrán Curcuma longa L. Zingiberaceae Condimento


Rorippa nasturtium-aquaticum (L) Schinz &
6. Berro Brassicaea Comestible
Thell.
Comestible,
7. Calabaza Cucubirta maxima L. Cucurbitaceae
Condimento
8. Chayóte Sechium edule Swartz. Cucurbitaceae Comestible

Cuchillitos ó
9. Erythrina americana (Dryand) Mill. Fabaceae Comestible, Cercado
Colorín

10. Durazno Prunus persica (L.) Batsch var, Prisco. Rosaceae Comestible, Bebida
Combustible,
Encino
11. Quercus polymorpha Cham & Schtdl. Fagaceae Construcción,
Blanco
Medicinal, Comestible
12. Encino Rojo Quercus germana Trusted. Fagaceae Medicinal

Medicinal, Condimento,
13. Epazote Teloxys ambrosioides (L.) Weber. Chenopodiaceae
Veterinario

14. Frijol Negro Phaseolus vulgaris L. var. Negro. Fabaceae Comestible

Combustible,
15. Guaje Leucaena leucocephala (Lam.) de Wit Fabaceae
Comestible

Guajillo ó Combustible,
16. Leucaena pulverulenta (Schl.) Benth. Fabaceae
Tepeguaje Comestible

17. Guayaba Psidium guajaba L. Myrtaceae Combustible, Bebida

18. Hierbabuena Menta spicata Crantz. Labiatae Medicinal, Condimento

19. Higo Ficus carica L. Caricaceae Comestible

20. Higuerilla Ricinus communis L. Euphorbiaceae Medicinal

21. Hueso de tigre Wimmeria concolor Schltdl. & Cham. Celastrance Construcción

22. Huizache Acacia farnesiana (L.) Willd. Asteraceae Combustible, Melífera

Artemisia ludoviciana Nutt. Subsp. Mexicana


23. Istafiate Asteraceae Medicinal
(Willd.) Keck
Jabonero ó
24. Phytolacca icosandra L. Phytolaccaceae Comestible
Cóngora
25. Jacubo Acanthocereus tetragonus (L.) Humm. Cactaceae Comestible

26. Juanjilón Pseudobombax ellipticum (Kunth) Dugand. Malvaceae Comestible

27. Laurel Litsea glaucescens Kunth. Lauraceae Condimento, Bebida

28. Limón dulce Citrus limetta Risso. Rutacaea Comestible, Melífera

29. Limoncillo Esenbeckia berlandieri Baillon. Rutacaea Combustible

30. Magnolia Magnolia tamaulipana Vazquez Magnoliaceae Medicinal


Comestible, Medicinal,
31. Maíz Zea mays L. Graminae
Forraje
32. Mandarina Citrus reticulata Blanco. Rutacaea Comestible, Bebida
33. Mariposa Hedychiu coronarium J. Koenig. Zingiberaceae Mágico-religioso

34. Mejorana Origanum majorana L. Labitae Medicinal, Condimento


Medicinal, Mágico-
35. Mirto Salvia microphylla Kunth. Labitae
religioso
36. Mora Clorophora tinctoria (L.) Gaud. Moraceae Construcción, Cercado

37. Muicle Justicia spicigera Schlechtendal. Acanthaceae Medicinal


Comestible, Bebida,
38. Naranja Citrus sinensis L. Var. Valencia. Rutacaea
Melífera
Naranjita Comestible, Bebida,
39. Fortunella margarita (Lour.) Swingle. Rutacaea
japonesa Melífera
40. Níspero Eryobotria japonica (Thunb.) Lindl. Rosaceae Comestible, Bebida
Nopal
41. Opuntia ficus-indica (L.) Miller. Cactaceae Comestible
verdulero

42. Ojite Brosimum olicastrum Sw. Moraceae Comestiblr

43. Orcajuda Cestrum dumetrum Schlechtendal. Solanaceae Mágico-religioso

Orégano Hoja
44. Lippia graveolens Kunth. Labitae Condimento, Medicinal
Chica
Combustible,
45. Palo Bolero Ficus pertusa L. Moraceae
Construcción
Papaya
46. Carica cauliflora Jacq. Caricaceae Comestible
cimarrona
47. Pata de vaca Cercis canadensis L. Fabaceae Comestible
Pino nylon ó
48. Pinus patula Schl. Et Cham. Pinaceae Construcción
triste
Combustible,
49. Pino tecatón Pinus Cembroides Zucc. Pinaceae
Construcción
50. Quelite blanco Amaranthus hibrydus L. Amaranthaceae Comestible
Quelite blanco
51. Amaranthus palmeri S. Wats. Amaranthaceae Comestible
ó Quintonil
Quelite
52. Solanum nigrecens M. Martens & Galeotti Solanaceae Comestible
morado
Rosa de
53. Rosa centifolia L. Rosaceae Medicinal
Castillo
Medicinal, Mágico-
54. Romero Rosmarinus officinalis L. Labiatae
religioso. Condimento
Medicinal, Mágico-
55. Ruda Ruta graveolens L. Rutaceae
religioso

56. Salvia Salvia gesneriflora Lindl. & Paxton Labiatae Medicinal

57. Talayote Marsdenia coulteri Hemsl. Asclepiadaceae Comestible

58. Té huasteco Bidens squarrosa Kutnh. Asteraceae Medicinal


Trompeta de
Brugmansia suaveolens (Humb. & Bonpl, ex
59. ángel ó Solanaceae Medicinal, Psicotrópico
Willd) Bercht.
Floripondio

60. Uva de monte Vitis cinerea Engelmann Vitaceae Comestible, Bebida


Vitis tiliifolia Humb. & Bonpl. Ex Roem. &
61. Uva de monte Vitaceae Comestible, Bebida
Schult.
Venadilla ó Comestible,
62. Porophyllum macrocephalum DC. Asteraceae
Tepehua Condimento
Venadilla ó
Comestible,
63. Tepehua Porophyllum ruderale (Jacq.) Cass. Asteraceae
Condimento
morada
64. Verdolaga Portulaca oleracea L. Portulacaceae Comestible

65. Zacate Limón Cymbopogon citratus (DC.) Staff. Graminae Medicinal, Bebida

66. Zarza Rubus sapidus Schtdl. Rosaceae Comestible, Bebida

67. Zarza Rubus coriifolius Liebm. Rosaceae Comestible, Bebida

Existen por lo menos 67 recursos vegetales registrados para distintos usos y


disponibles en distintas temporalidades, algunos durante todo el año y otros en verano, esta
tabla nos permite hacernos una idea de la profundidad y complejidad de saberes que debieron
poseer los janambres y otros grupos indígenas que habitaron la región.

La cacería, por otro lado es una actividad que aún se encuentra muy arraigada entre
los habitantes de la región de estudio, llegando incluso algunas veces a proveer un porcentaje
importante para la alimentación cotidiana. Aunque a día de hoy es vista más como una
actividad para proveer los recursos animales para festividades especiales (fiestas patronales,
cumpleaños y otros eventos).

Con base en la información presentada por Valdovinos (2009) y Ramírez (2007) es


posible conocer las especies animales que se encontraban disponibles durante el ciclo anual,
esta información nos permite suponer la forma en que los janambres se organizaban para
darles caza y también nos permite suponer cuál era su dieta en la región que habitaron. A
continuación presento una tabla con la probable disponibilidad estacional de las principales
especies enlistadas anteriormente:
Animal Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
Venado X X X X
Liebres y conejos X X X X X X X X X X X X
Jabalí X X X X X X X X
Víboras y reptiles X X X X X X X X
pequeños
Tlacuaches, X X X X X X X X X X X X
mapaches y otros
mamíferos
pequeños
Aves acuáticas no X X X X X X X X X X X X
migratorias
Aves endémicas X X X X X X X X X X X X
pato verde X X X X
Tildillo X X X X
Insectos X X X X X X X X X X X X

Disponibilidad estacional aproximada de algunas de las especies animales para cacería. Cuadro elaborado con
base en la información presentada por Valdovinos, Ramírez y el trabajo etnográfico.

Sobre el curtido de pieles realizado mediante la utilización de humo y sal, y mediante


baños de agua con cal y el uso de corteza de huizache para el colorante. Es probable que estas
técnicas fueran introducidas por los españoles que colonizaron el Nuevo Santander y
adaptadas de acuerdo con los recursos locales; o podrían ser una herencia de los indígenas
janambres que habitaron esa zona en la época colonial; actualmente, ambas técnicas
continúan practicándose en los municipios de Xicoténcatl y González.

Al respecto del conocimiento sobre la elaboración de cuerdas y objetos de lechuguilla:


Es probable que el conocimiento que estos habitantes, tanto de la región de San Francisco el
Alto, Fortín Agrario y Plan de Ayala corresponda a una continuidad desde 1700, esta
afirmación la baso únicamente en la coincidencia entre la ubicación de estas localidades y
las áreas donde habitaban los indígenas janambres.

Como se puede apreciar aquí, la lechuguilla ha sido explotada en la región desde por
lo menos hace 100 años. Desafortunadamente este es un oficio que se encuentra en vías de
desaparición, con la introducción de cuerdas y mecates sintéticos, la lechuguilla, el henequén
y el ixtle han sido desplazados poco a poco, en la región de estudio aún existen personas
como don Leonel Vázquez y don Julián Vázquez quienes se preocupan por enseñar a las
nuevas generaciones (sus hijos y nietos) como se trabaja la lechuguilla, no para que lo
retomen como oficio, si no para que en palabras de los informantes “al menos conozcan como
era antes, y lo que papá y yo hacíamos”, en este capítulo únicamente presenté una
aproximación etnográfica sobre esta actividad y las posibles implicaciones que pudo tener
para el caso de los indígenas janambres.
CAPÍTULO IV

UNA PROPUESTA DE DIVULGACIÓN MEDIANTE EL TEATRO


A lo largo del presente capítulo se abordará la metodología desde la cual surge la presente
propuesta de divulgación teatral, además de un estado de la cuestión de los trabajos que se
han realizado empleando una aproximación teatral. El capítulo concluye con una propuesta
de evaluación para aproximarse a la medición del impacto que la puesta en escena pueda
tener en el público asistente. Finalmente se anexa la obra de teatro que surge desde la
metodología mencionada.

Conviene comentar que desde finales de febrero de 2020 se había comenzado a


gestionar los espacios públicos y privados en las localidades en las que se llevó a cabo el
trabajo etnográfico (Gómez Farías, Fortín Agrario), apropiadas para la puesta en escena de
la obra de teatro al aire libre que se presentará adelante, y asimismo se había comenzado a
trabajar en la logística de los eventos. También se había establecido un acuerdo verbal para
trabajar con miembros de las compañías de teatro “Colectivo Cultural Mitote Huasteco”,
“Gato Negro Teatro” y los actores independientes: Guillermo Yael Oliver Llanos Galván,
Paola Georgina Alcalá Bautista, Marco Antonio Rivas Vélez, Valentín Arias Flores, Luis
Alberto Rodríguez y María de Jesús Loredo Castañeda, debido a su disposición e interés para
actuar en la puesta en escena de la obra denominada “La llegada de los extranjeros” (la cual
no se pudo llevar a cabo por la situación pandémica del SARS CoVid-19). A pesar de lo
anterior se agregó este capítulo como resultado de la presente investigación con el fin de que
pueda efectuarse en cuanto la situación sanitaria lo permita.

4.1 ANTECEDENTES Y METODOLOGÍA

Es importante contar con una base metodológica sobre la cual elaborar una propuesta de
divulgación. La presente investigación se encuentra guiada por la metodología propuesta por
la Dra. Antonieta Jiménez, quien ha señalado que la construcción de un guión de divulgación
involucra el uso de fuentes de información y creatividad en la presentación de la información
(Jiménez 2017:77). Lo anterior implica varios procesos:

La selección de La reflexión La vinculación entre los hallazgos de la La redacción


la información sobre los información y los referentes empíricos
hallazgos con los que se puede asociar en el
discurso

Tabla basada en la información de Jiménez 2017:77.


Antes de comenzar la revisión de las fuentes (bibliográficas, testimoniales o de
cualquier otro tipo) es preciso tener claridad sobre lo que de ellas se está buscando. La autora
propone cinco preguntas iniciales que pueden guiar la lectura y la revisión de fuentes con el
fin de identificar información útil para el proceso comunicativo (Jiménez 2017:77). Las
siguientes son las preguntas que fundamentan esta propuesta de divulgación teatral:

1. ¿El texto o la fuente de información habla acerca del significado y de la


excepcionalidad del lugar, así como del proceso que conllevó a ambos? Sí. Como se vio en
el capítulo 2, las fuentes principales de información son: una tesis de maestría enfocada en
conocer al grupo indígena denominado janambres y sus interacciones con el entorno que
habitaron y con sus vecinos de la Nueva España durante 1650 y hasta 1770
aproximadamente; la consulta de fuentes históricas regionales (noreste de México) y el
trabajo etnográfico realizado en las comunidades de Gómez Farías, Xicoténcatl y González
(Tamaulipas).

2. ¿El texto o la fuente de información refiere a los valores, a los problemas o a las
situaciones vistos desde una perspectiva humana y universal? Sí, es posible reconocer las
diferencias entre épocas y culturas destacando elementos que nos permiten establecer
empatía con los habitantes del pasado mediante historias y eventos relatados en el documento
sobre el quehacer y el actuar de janambres e hispanos.

3. ¿El texto o la fuente ofrece oportunidades de apreciación empírica? Sí, sobretodo


en el apartado de la subsistencia y la forma de vida semi-nómada, donde es posible identificar
a los alimentos, a los paisajes, a las actividades recreativas y un sinfín de casos que requieren
del uso de todos los sentidos para su mejor apreciación.

4. ¿El texto refiere a cuestiones de interés público actual o potencial? Sí, el modo de
subsistencia de los actuales habitantes de las comunidades del área de estudio ha ido
cambiando a lo largo de los años, desde 1940 hasta la fecha se ha visto el cambio más drástico
con la modernidad; sin embargo, como se asentó en el capítulo 3, muchas de las actividades
que hacen únicas a estas comunidades se encuentran en vías de desaparición, es por esto que
considero necesario dar a conocer a los actuales habitantes el modo de subsistencia de los
antiguos habitantes de la zona y que puedan establecer una analogía con su modo de vida
actual, donde se puede observar un conocimiento muy amplio de los recursos del paisaje y
los saberes empleados para su tratamiento.

5. ¿Existe una asociación con un tópico o mensaje sugerido a priori en el proyecto?


Sí, el trabajo bibliográfico y etnográfico realizado en los capítulos 2 y 3 de la presente se
orientaron a conocer el modo de subsistencia de los indígenas janambres y su interacción con
el medio ambiente que los rodeaba.

De acuerdo con la misma autora, el siguiente paso en el proceso es el reconocimiento


y síntesis de temas y elementos que de manera predominante han llamado la atención para el
desarrollo de investigaciones formales y sus derivadas interpretaciones. Para cumplir con
este punto se elaboró lo siguiente (Jiménez 2017:93):

1. Un listado únicamente de los títulos de las publicaciones que hay sobre un lugar o
un tema en particular con apoyo en los índices de bibliotecas especializadas, así como en la
recomendación realizada por expertos en el tema o en el lugar, tan exhaustiva como sea
posible. A partir de ella, la identificación de temas reiterativos o formas de abordaje más
frecuentes de temas y elementos del lugar o tema a interpretar inferidos a partir de los títulos
de las obras.

2. Se reconocieron a los autores más prolíficos y los temas acerca del tema sobre los
cuales más se ha trabajado (Rodríguez, Ramírez, Stresser-Péan, Santa María, Sánchez; por
poner unos ejemplos).

La interpretación de estos datos puede derivar en algunas ideas constantes a las cuales
se puede aproximar a través de una revisión bibliográfica introductoria, producto del
siguiente paso. Antes de darlo, sin embargo, la Dra. Jiménez recomienda buscar la opinión
de un especialista en el tema para encontrar respuesta a dos cuestionamientos:

¿Qué autores abordan las constantes identificadas de una manera general y


compilatoria (y en qué obras en lo particular)?

¿Qué otras obras compilatorias se recomienda consultar no solamente acerca de las


constantes identificadas preliminarmente, sino acerca de los lugares, sitios y temáticas en lo
general? (Jiménez 2017:94).
El siguiente paso de acuerdo a la metodología de la autora y conforme al análisis de
las fuentes descritas, es proponer el mensaje central y los subordinados (Jiménez 2017:157);
estos elementos se desglosaran en el apartado 4.1.2 referente al guion general de divulgación.

Mensaje central: Los antiguos habitantes de estas tierras se llamaban janambres; ellos
vivieron en este ambiente durante muchísimos años porque tenían un profundo conocimiento
que les permitió subsistir.

Idea central subyacente: Los janambres eran nómadas, por ello se movían entre el
territorio cada tanto en la búsqueda de alimentos. Cuando aprendieron a ser agricultores
pudieron quedarse más tiempo en un mismo lugar.

Mensajes subordinados:

1. Los janambres y los españoles compartieron actividades de su vida diaria y también


herramientas.

El último paso según la metodología de Jiménez es la redacción del guión, el que se


desglosará en los apartados siguientes. Especial atención cobran algunas recomendaciones
pragmáticas, como las de la generación del mensaje propuesto por Sam Ham (1992) y la que
Jiménez ha denominado como la línea de interés.

Finalmente en el apartado siguiente de Jiménez también se aborda la evaluación como algo


que debe estar presente desde el inicio de la planeación de estos proyectos, para lo cual
también se recurre a textos especializados en la materia y se otorgan lineamientos puntuales
(Jiménez 2017:77).

Vale la pena señalar que ésta es una interpretación complementada con mi propia
experiencia, tanto en el ámbito de la pedagogía como en el del teatro y la arqueología.

4.1.1 Antecedentes de la propuesta de divulgación

Para esta investigación se decidió desarrollar una obra de teatro que enseñara a los
asistentes la información referente al modo de subsistencia de los janambres, antiguos
habitantes de la región de estudio. No es la primera vez que se emplea al teatro como una
estrategia de divulgación, otros autores ya han implementado esta estrategia en diferentes
regiones de México, aquí retomaremos el caso de “Vámonos de pinta” proyecto elaborado
en Querétaro (García et al. 2015).

Los autores de esa estrategia consideran que el primer objetivo de la educación


patrimonial para la valoración del arte rupestre (pinturas y petrograbados) es el despertar el
interés de las personas en su relación con los distintos elementos del pasado (García et al.
2015: 163), es decir el de la provocación. Uno de los principales objetivos del proyecto fue
difundir los resultados de la investigación realizada a lo largo de más de 15 años en torno a
los grupos humanos que fueron los autores de las pinturas y los tallados en roca. No sería la
primera vez que un trabajo de este estilo sea propuesto para divulgar conocimiento
arqueológico referente a la vida cotidiana de sociedades cazadoras-recolectoras, ya que en
2012 se llevó a cabo un ejercicio piloto para acercar a niños y jóvenes al arte rupestre; se
trata de un taller que se realizó en el marco de la Exposición de la Ciencia y Tecnología de
Querétaro y lo denominaron “Vámonos de pinta” (García et al.2015:162).

Este taller fue enfocado a la educación patrimonial, la que en palabras de los autores
es el proceso educativo continuo y metódico que tiene como eje central el patrimonio cultural
(Horta 1999 en García et al. 2015: 162). La intención de este ejercicio piloto fue el
reconocimiento de los bienes arqueológicos rupestres, para contribuir a su conservación y la
formación de ciudadanos responsables que se apropien de su cultura. En este caso particular
se requiere de un instructor que dialogue con la comunidad, utilizando siempre un lenguaje
coloquial y estrategias didácticas para lograr una transmisión eficaz de la información.

De acuerdo con la metodología propuesta por los autores (García et al. 2015: 167),
partiremos del eje temático que forman con las siguientes preguntas: ¿Qué es patrimonio
arqueológico? ¿Qué es la pintura rupestre? ¿En dónde se encuentra? ¿Cuándo se realizó?
¿Cómo se realizó? ¿Para qué se realizó? ¿Qué puede significar? ¿Cómo se conserva? ¿Cómo
se estudia? Algunas de estas preguntas guían nuestras expectativas en cuanto a conocimientos
a divulgar al finalizar la puesta en escena y los talleres, sustituyendo las referentes al arte
rupestre por el modo de subsistencia de los janambres; es decir, se plantearon cuestiones
como ¿Qué comían los janambres? ¿Cómo obtenían sus alimentos? ¿Qué vestían? ¿Cómo
elaboraban su vestimenta?
En resumen buscamos aprovechar el conocimiento y experiencia generados por los
autores antes citados para orientar nuestra propia propuesta teatral. La intención del presente
capítulo es tomar la propuesta de modo de subsistencia publicada en en un trabajo de mi
autoría titulado “Los janambres: modo de vida seminómada de los antiguos habitantes de
Tamaulipas” (Chávez 2019), reforzada por la información histórica publicada en la
investigación “Janambres: mitote fronterizo, cohesión étnica y zonas imprecisas en la
América Septentrional Oriental, siglos XVII-XVIII” (Rodríguez 2019), y traducir ese
conocimiento especializado al idioma del teatro, con el cual se buscará llevar esta
información a los habitantes de la región de estudio de la presente investigación (centro,
centro-sur y sur-oeste de Tamaulipas).

Aprovecho para comentar que a la fecha, se han donado más de 200 ejemplares del
libro de mi autoría a las principales bibliotecas de Tamaulipas, del país y a todos los
habitantes de la región de estudio que mostraron un genuino interés por saber sobre el tema,
además se han llevado a cabo aproximadamente 5 lecturas públicas y presentaciones del libro
en las principales ciudades de la región de estudio, todo esto para fortalecer la divulgación
entre el público en general.

4.1.2 Guión general de divulgación

En este apartado se desglosan el mensaje central y los subordinados tomando de guía


la tabla propuesta por Jiménez (2017:160):

Mensaje central: Los antiguos habitantes de estas tierras se llamaban janambres;


ellos vivieron en este ambiente durante muchísimos años porque tenían un profundo
conocimiento que les permitió subsistir.

Idea central subyacente: Los janambres eran nómadas, por ello se movían entre el
territorio cada tanto en la búsqueda de alimentos. Cuando aprendieron a ser agricultores
pudieron quedarse más tiempo en un mismo lugar.

Contenidos (tópicos) Objetivos Cualidades Herramientas de


potencialmente útiles enseñanza-aprendizaje
de la información
1. Diversidad y Cognitivos: Ayudar a Valores: Ecología y Operación cognitiva:
complejidad en el cambiar la concepción protección del medio Comprensión del modo
modo de subsistencia que se tiene de forma ambiente, amor por el de subsistencia de los
de una sociedad general de los grupos entorno donde se ubican indios janambres, su
indígena indígenas del noreste las comunidades y por complejidad y su
como “bárbaros, las actividades interacción con otros
incivilizados y poco sustentables realizadas grupos humanos entre
complejos” (Herrera ahí. éstos, los hispanos.
2014, Stresser Péan
2000) Conflictos centrales: Posibles programas
Choque entre interpretativos a
De Actitud: “progreso” y las desarrollar: una obra
Reconocerse como tradiciones que se han de teatro, taller de
habitantes de los ido perdiendo. arqueología
mismos territorios que Alejamiento de la experimental,
habitaron los janambres. naturaleza, documental o
desconocimiento que cortometraje,
De cambio en la favorece su destrucción. publicaciones impresas.
percepción:
Reconocer que hay Prejuicios, Lugares con mayor
actividades que se reafirmaciones, potencial para su
llevan a cabo hoy día y sorpresas: aprovechamiento:
que provienen de un Actividades artesanales museos disponibles,
pasado muy antiguo. de profunda raíz en casas de la cultura, o
tiempos antiguos, espacios públicos al aire
aprendidas de libre donde se pueda
generación en llevar a cabo una puesta
generación, que vale la en escena o proyección.
pena conservarlas.

Mensaje subordinado: Los janambres y los españoles compartieron actividades de


su vida diaria y también herramientas.

Idea central subyacente: Los janambres decidieron interactuar con otros grupos de
indios y más tarde también con los españoles, ello les permitió adquirir tecnologías en
beneficio de su sociedad.

Contenidos (tópicos) Objetivos Cualidades Herramientas de


potencialmente útiles enseñanza-aprendizaje
de la información
1. Diversidad y Cognitivos: Ayudar a Valores: Ecología y Operación cognitiva:
complejidad en las cambiar la concepción protección del medio Comprensión de la
relaciones con otros de los indígenas ambiente, amor por el complejidad de las
grupos humanos y su janambres como una entorno donde se ubican relaciones sociales entre
tecnológica y sociedad. sociedad “sin las comunidades y por los janambres y otros
influencias exteriores”, las actividades grupos humanos como
que vivían de la misma sustentables realizadas los hispanos.
manera que otros ahí.
nómadas como los Posibles programas
guachichiles o los Conflictos centrales: interpretativos a
zacatecos; o que vivían Choque entre desarrollar: una obra
de la misma manera que “progreso” y las de teatro, taller de
los habitantes del tradiciones. Debate arqueología
paleoindio hace más de entre las prácticas experimental,
8,000 años. capitalistas globales y su documental o
popularidad entre las cortometraje,
De Actitud: sociedades “modernas”. publicaciones impresas
Reconocer que la
sociedad es cambiante y Prejuicios, Lugares con mayor
que se adapta a las reafirmaciones, potencial para su
condiciones que se sorpresas: Sinónimo de aprovechamiento :
presenten; ser indígenas “modernidad” con museos disponibles,
no fue obstáculo para actividades o practicas casas de la cultura, o
emplear tecnologías y destructivas tanto para espacios públicos al aire
conocimientos de los el medio ambiente como libre donde se pueda
hispanos para mejorar para el estilo de vida llevar a cabo una puesta
su modo de vida semi- rural y más natural que en escena o proyección.
nómada. tienen los habitantes de
las comunidades.
De cambio en la
percepción:
Reconocer que las
sociedades están en
cambio constante.

4.1.3 Guión específico de divulgación

Es importante anotar el guión del que vamos a partir para llevar a cabo las dos etapas
postuladas por los colegas que trabajaron con el teatro para acercar al arte rupestre (García
et al. 2015), ya que de aquí parte la postura teórica de la cual se va a presentar la información
a los asistentes. Para el presente trabajo se adaptó la idea del proyecto titulado “Vámonos de
Pinta” modificándolo y agregando elementos que a mi parecer se adecuarían mejor a la
divulgación de los indios janambres de la época colonial.

Retomo aquí los objetivos del proyecto titulado “Vámonos de Pinta” tal como lo
presentan García, Colchado y Viramontes en el libro “Arte Rupestre: avances y nuevos
enfoques” (García et al. 2015: 165-169):

El objetivo principal del proyecto “Vámonos de pinta” fue difundir los


resultados de la investigación realizada a lo largo de más de 15 años en
torno a los grupos humanos que fueron los autores de las pinturas que
encontramos en afloramientos, abrigos y frentes rocosos de la región.
Dado que existe una gran cantidad de información científica generada
durante este tiempo, fue necesario desarrollar materiales didácticos que
estimularán el interés por conocer y conservar el arte rupestre; estos
materiales permitirían a los niños y adolescentes acercarse a la vida
cotidiana de los antiguos cazadores y recolectores chichimecas de
manera didáctica, divertida y de fácil comprensión. [...]
Para lograr lo anterior se concibió “Vámonos de pinta” bajo el objetivo
principal de lograr que diversos sectores sociales conocieran -a través
de la presentación de un módulo de interpretación temático - los
distintos aspectos que involucraron la producción del arte rupestre,
particularmente en la modalidad técnica de “pintura rupestre”,
entendiéndola como un sistema de comunicación entre los cazadores
recolectores y una práctica propia de estas sociedades. Esta unidad
didáctica se planteó como una herramienta pedagógica dirigida a
despertar la curiosidad y la sensibilidad sobre la pintura rupestre en
particular y sobre el contexto que la originó, fomentando así su
comprensión y la importancia de su estudio, conservación y protección
como patrimonio cultural arqueológico.
Para lograr los objetivos anteriores, los autores de “Vámonos de Pinta” enfocaron sus
esfuerzos hacia directrices claramente definidas (García et al. 2015: 165-169):

a. Permitir que los asistentes comprendieran, conocieran e interpretaran


las distintas actividades que realizaban los cazadores-recolectores
dentro de su vida cotidiana.
b. Que el público lograse experimentar vívidamente el entorno bajo el
cual se desarrollaron estas sociedades y que son prioritarias para
conocer el contexto bajo el que se realizaron las pinturas rupestres.
c. Propiciar a través de estas actividades una actitud positiva hacia la
importancia de la conservación y protección de este tipo de patrimonio
cultural.
Posteriormente, los autores de “Vámonos de Pinta” dividieron el proyecto en dos
fases (García et al. 2015: 165-169):

La fase de planificación estuvo enfocada en obtener los recursos


necesarios para llevar a cabo el proyecto. De esta manera, se
consideraron tres campos de especialización: el arqueológico
(aportando los contenidos temáticos del módulo interpretativo), el
educativo (que guió el proceso de enseñanza) y el de la comunicación
(proporcionando las técnicas y modelos para la transmisión del
mensaje). [...]
La fase de ejecución se enfocó en implementar la estrategia para lograr
la transmisión de los contenidos básicos de la pintura rupestre que
implicaba, en primera instancia, captar la atención inmediata de los
visitantes y despertar el interés por el módulo. Por ello, se determinó
que la información no sería proporcionada a manera de demostración,
sino que el visitante disfrutaría -en una dimensión comunicativa y de
enriquecimiento en un sentido educativo- la vida cotidiana de los
cazadores recolectores y su relación con la pintura rupestre. De tal
manera, los asistentes pudieron presenciar -mediante una
escenificación con actores representando a cazadores-recolectores- una
recreación de la forma en que vivían, de la forma en que usaban sus
herramientas [.]
Así, los visitantes fueron partícipes -por unos momentos- de lo que
significaba ser un cazador recolector al interrelacionarse con los actores
y con el ambiente recreado durante la presentación. La participación
activa de los visitantes fue el centro de la experiencia lúdica [...]. Así
mismo, se diseñó una actividad que ayudó a reforzar y evaluar la
comprensión de las representaciones y consistía en un pequeño taller
donde los niños y adolescentes reproducían una pintura relacionada con
lo previamente aprendido; de esta forma se cerraba la experiencia
interpretativa.
Finalmente, la fase de ejecución del proyecto “Vámonos de Pinta” quedó dividida en
dos etapas (García et al. 2015: 165-169):

Etapa 1. En esta etapa se les mostró a los participantes, la vida de los


nómadas y seminómadas chichimecas; dicha etapa tenía como
propósito brindarles información relevante acerca de los grupos
humanos que se asentaron en esta región, sensibilizándolos acerca de la
forma de vida de los antiguos pobladores. La actividad consistía en que
los niños se sentaran sobre petates teniendo de fondo un escenario que
contextualizaba el medio ambiente donde vivían los cazadores-
recolectores, una pequeña choza simulando su casa-habitación, un
fogón (simulando fuego); alimentos que consumían (mezquite, pitayas,
jitomates, tunas, nopales, chiles, etc.) las herramientas que utilizaban
(flechas, arcos, muelas, lanzas, hachas, antorchas, hondas, guajes, etc.)
y objetos suntuarios y recreativos de su vida cotidiana (flautas, conchas,
collares, etc.) y la reproducción de un abrigo con pintura rupestre y
pigmentos. Una vez que los niños estaban frente a este escenario, los
personajes caracterizados recreaban una escena del pasado durante 20
minutos. La idea principal se enfocó en que los niños y adolescentes
experimentaran en qué consistía la práctica de pintar sobre la roca, qué
se expresaba a través de ella, por qué pintaban seres humanos, animales,
plantas y una gran variedad de diseños geométricos; incluso qué
comían, cómo vestían o que herramientas utilizaban (para ello en la
representación se trató de utilizar todos los sentidos del ser humano).
Etapa 2. Una vez concluida la primera etapa, los participantes eran
conducidos a un área de talleres en donde realizaban una actividad
manual complementaria. En este espacio el público asistente reprodujo,
por medio de plantillas y sellos (diseñados para niños de diferentes
edades tomando en consideración sus habilidades), una pintura rupestre
o incluso podrían inventar sus propias imágenes en folders y
separadores.
Etapa 1. En esta etapa, se entregará a los niños y asistentes una pequeña encuesta para
la evaluación previa de lo que conocen sobre el tema es decir, sobre el modo de subsistencia
de los indios janambres (al final se anexa este instrumento de evaluación).

Después se les mostrará a los participantes integrados por grupos pequeños de niños
o jóvenes (15 - 30 asistentes), la vida de los indígenas janambres a través de una obra de
teatro. En este punto me gustaría resaltar la importancia del espacio para el teatro, no se trata
únicamente de un elemento más de la escenografía. El espacio teatral es un elemento de
soporte de todos los signos creados e interpretados, pero también funciona como signo o
conjunto de signos; el espacio teatral en este caso será primordial para determinarnos la
cantidad de asistentes que podremos tener a cada representación. Por ejemplo, en Gómez
Farías se cuenta con un teatro de estilo romano al aire libre junto a la presidencia municipal
que puede albergar bastantes asistentes; en Fortín Agrario por el contrario se escogió el patio
de la escuela primaria como espacio teatral.

Hay una cuestión que afecta a la relación entre los elementos fundamentales del
teatro; me refiero al lugar de la representación, es decir, si es un espacio cotidiano y público
(plaza, mercado, jardín, etc.) o un lugar destinado expresamente a la representación (edificio
teatral). Se pretende realizar dicha representación en un entorno más “natural”, es decir un
espacio al aire libre, pues esperamos potenciar el aprendizaje significativo de los contenidos.

La obra incluye a los elementos escenográficos siguientes: carbón molido, baba de


nopal en platos de cerámica o calabazos cortados, nopales, tunas, carne seca y otros frutos y
alimentos de la región, arco y flechas primitivas, cestos y herramientas de corte como navajas
de piedra u obsidiana. También huesos pequeños de animal, pieles de animales curtidas.
Asimismo herramientas españolas, cuchillo de acero, hacha, sombreros españoles, un agave
“lechuguilla”, una cuerda o mecate de lechuguilla y un tallador de lechuguilla. Se escogieron
estos elementos por la importancia que tienen las actividades artesanales que se registraron
en la región de estudio como parte de una continuidad entre un modo de vida que poco a
poco va desapareciendo.

Para lograr un mejor efecto de inmersión se escenificarán las actividades desde antes
que el público llegue al lugar, esto para lograr un mejor efecto de realismo y un aprendizaje
significativo. A continuación se adjunta el giuón académico y el texto de la obra de teatro
163
para un mejor entendimiento de la actividad que se planea llevar a cabo, donde se especifican
cuestiones logísticas y técnicas hacia los directores, escenógrafos y todo el personal
encargado y orientado en el montaje de dicha representación teatral y finalmente se incluye
la propuesta para un taller de arqueología experimental. Finalmente se incluye como anexo
el formato de encuestas elaboradas para conocer el nivel de conocimiento que los asistentes
poseen antes de presenciar la obra y los talleres y evaluar si hubo alguna mejora posterior a
la puesta en escena y los talleres.

Para elaborar el guión académico se tomó en consideración las preguntas o


interrogantes que pudieran surgirles a los miembros de las compañías de teatro “Colectivo
Cultural Mitote Huasteco”, “Gato Negro Teatro” y actores independientes. Se les entrevisto
de forma individual a cada uno de los miembros, de estas entrevistas surgieron preguntas
muy interesantes que nos permitieron dirigir los datos históricos y arqueológicos sobre la
etnia janambre para elaborar un guión académico que permitiera a los actores desempeñar su
trabajo actoral al interpretar a miembros de una banda janambre de la manera más fiel.
Algunas de las preguntas más generales que surgieron y sirvieron como base para la
elaboración del guión académico fueron las siguientes:

“Nos interesa leer un documento en lenguaje muy coloquial. Saber por


qué casi no se habla de esta cultura. Ubicarnos ¿Cómo de qué época
hablamos? Siendo una tribu nómada ¿Qué reglas existían entre ellos
para esta migración constante? ¿En qué partes de Tamaulipas habitaban
los janambres? ¿Cuáles eran sus costumbres? ¿Cómo eran físicamente?
Me interesa ver un mapa ilustrado del territorio Janambre. ¿Se sabía
además de la supervivencia diaria y buscar provisiones por qué nunca
se establecieron? Me interesa saber más sobre el ritual del mitote
(compañías de teatro “Colectivo Cultural Mitote Huasteco”, “Gato
Negro Teatro” y actores independientes. 2021)

También surgieron preguntas más especializadas como son:

¿Qué costumbres tenían que aún siguen vigentes? ¿Cómo era su ritual?
¿Qué elementos usaba? ¿Qué significado tenía su vestimenta?
¿Requerían de algún tipo de entrenamiento? ¿Cuál? ¿Qué tipo de
relación tenía este chamán con el pueblo? ¿Qué tan importante era?
¿Había varios o sólo uno al mando? ¿Qué tipo de pensamiento tenían?
¿En qué tipo de lugares solían establecerse? ¿Tenían algún tipo de
Dios? ¿Existían jerarquías? ¿Qué rutas que usaban para conseguir
peyote? El comercio, y por dónde se movían. ¿Los cazadores que tipo
de animales cazaban y si era todo el tiempo o era en épocas? ¿En sus
vestigios no existen indicios de qué concepción tenían sobre el
universo? ¿Los janambres no tienen como similitud con los Sioux,
navajos, arapajo y pies negros? (compañías de teatro “Colectivo
Cultural Mitote Huasteco”, “Gato Negro Teatro” y actores
independientes. 2021)

Etapa 2. Los asistentes serán invitados por los actores a participar en el taller que se
llevará a cabo; es importante en este punto contar con el apoyo de los especialistas docentes
y psicólogos que acompañen a los grupos de asistentes para llevar a cabo este taller o en su
defecto convertir la interacción en un espacio ameno de preguntas y respuestas entre los
asistentes y los especialistas.

Este taller se estructura de la siguiente manera. Se espera ubicarlo después de la puesta


en escena de la obra “La llegada los extranjeros”. Esperamos que este taller sirva como un
elemento reforzador de la información vista en la obra de teatro. Su objetivo principal es
retroalimentar y reforzar la información expuesta en la obra, a través de un acercamiento
lúdico-kinestésico, para aumentar la posibilidad de obtener un aprendizaje significativo sobre
los janambres, su vida diaria y su relación con la forma en que los actuales habitantes de las
localidades viven. Su aplicación ideal sería justo al terminar la puesta en escena para que el
taller actué como un reforzador al aprendizaje esperado, está dirigido principalmente a los
niños y jóvenes que asistan a la obra, pero también pueden participar los padres de familia o
adultos que así lo deseen.

Se llevará a cabo en los mismos espacios al aire libre diseñados para la puesta en
escena, ya que el montaje de las áreas donde se llevará a cabo el taller es sencillo y no ocupa
gran cantidad de elementos muebles. Para guiar los talleres se han tomado a consideración
especialistas del área de la docencia como son: Adán Díaz de León Reyes, Ana María García
Cruz, Adalberto Santos Chávez Vázquez y Alma Zúñiga, quienes también son habitantes de
las localidades de la región de estudio.

Finalmente, es importante contar con una herramienta de evaluación a corto plazo que
nos permita tener alguna noción sobre los avances en aprendizaje que pudieran adquirir los
asistentes. Este instrumento de verificación a corto plazo, al igual que lo propuesto por García
et al., se realizará en forma de una evaluación que permita conocer la efectividad del módulo
y el impacto provocado en el público. Se aplicará una encuesta aleatoria a niños,
adolescentes, padres y maestros para evaluar el desarrollo de la obra de teatro y el taller,
esperando contar con un aprendizaje significativo al finalizar la etapa de puesta en escena y
de taller.
4.1.3.1 Guión académico de divulgación

Los janambres eran nómadas que vivieron en el centro y sureste de lo que hoy es
Tamaulipas, estos no eran “incivilizados”, “primitivos” ni “bárbaros”pues tenían
interacciones sociales con otros grupos de indios y con los españoles, con quienes también
compartieron actividades, vestimentas y herramientas.

Introducción

”El guión académico es el documento que reúne y da sustento a los mensajes y los contenidos
a divulgar; es decir, proporciona sustento académico al plan de interpretación y por ello, no
debe confundirse con un documento que critique y/o discuta la información ahí presentada.
La información disponible sobre el tema es amplia y se continúa trabajando para mantenerse
en constante actualización” (Escobar 2020:96). Este documento se propone como una
herramienta de consulta sobre la vida y obra de los janambres, fue pensado para dar a conocer
la información especializada sobre este grupo indígena a los actores que lleven a cabo la obra
de teatro “La llegada de los extranjeros” y a quienes vayan a guiar los talleres que se llevaran
a cabo después de la puesta en escena; de igual forma se trata de un documento de consulta
que pueda servir para cualquier otra actividad de divulgación que se pueda elaborar
relacionada a los janambres.

Para la elaboración de este guión académico se tomaron como base las siguientes
preguntas propuestas por un grupo de actores: ¿Quiénes fueron los janambres? ¿Por qué casi
no se habla de esta cultura? ¿Cómo de qué época hablamos? ¿En qué partes de Tamaulipas
habitaban los janambres? ¿Cuáles eran sus costumbres? ¿Cómo eran físicamente? ¿Cómo era
el ritual del mitote? ¿Requerían de algún tipo de entrenamiento? ¿En qué tipo de lugares
solían establecerse? ¿En sus vestigios no existen indicios de qué concepción tenían sobre el
universo?

Los antiguos habitantes de estas tierras se llamaban janambres; ellos vivieron en este
ambiente durante muchísimos años porque tenían un profundo conocimiento que les
permitió subsistir.

Los janambres en un principio invadieron lo que hoy es Tamaulipas, se cree que entraron por
la Sierra Madre Oriental, llegando desde el actual San Luis Potosí o Nuevo León, esto ocurrió
probablemente en la segunda mitad del siglo XVI (1550-1600). Atravesaron hasta las llanuras
que hoy conforman la parte centro del estado, y ahí se esparcieron y prosperaron, sin
embargo, en ese entonces aún no se llamaban janambres, o al menos ellos mismos no se
autodenominaban como tal. Es aproximadamente en 1645 cuando algún evento cultural
mayor entre su cultura los hizo que empezaran a llamarse a sí mismos janambres.

Ellos pertenecían a una sociedad que los arqueólogos y antropólogos denominan


“cazadora recolectora” o semi-nómada, es decir, su modo de subsistencia consistía en viajar
de un lugar a otro, aprovechando los recursos que la naturaleza les brinda para alimentarse,
armarse, comerciar y prosperar. No por esto debe entenderse que eran una suerte de
vagabundos y se movían por la tierra de una forma lineal o avanzando hacia territorios que
nunca habían visto, más bien debemos imaginar su nomadismo como una especie de círculo,
es decir, conocían a la perfección un área de varios cientos de kilómetros a la redonda, y
aprovechaban cada ecosistema y los recursos que esas áreas les proporcionaba.

En pocas palabras, durante la época de tunas y pitayas podían encontrarse en el


semidesierto aprovechando al máximo este recurso. Existen por lo menos 60 recursos plantas
comestibles en la región de Gómez Farías las cuales están disponibles en distintas
temporalidades; algunos durante todo el año y otros en verano, la siguiente tabla nos permite
hacernos una idea de la profundidad y complejidad de saberes que debieron poseer los
janambres y otros grupos indígenas que habitaron la región.

No. NOMBRE COMÚN USO

68. Aguacate Comestible, Melífera


69. Alamillo Construction, Ornamental, Medicinal
70. Albahacar Medicinal, Mágico-religioso
71. Árnica Medicinal, Ornamental
72. Azafrán Condimento
73. Berro Comestible
74. Calabaza Comestible, Condimento
75. Chayóte Comestible
76. Cuchillitos ó Colorín Comestible, Cercado
77. Durazno Comestible, Bebida
Combustible, Construcción,
78. Encino Blanco
Medicinal, Comestible
79. Encino Rojo Medicinal

80. Epazote Medicinal, Condimento, Veterinario

81. Frijol Negro Comestible

82. Guaje Combustible, Comestible

83. Guajillo ó Tepeguaje Combustible, Comestible

84. Guayaba Combustible, Bebida


85. Hierbabuena Medicinal, Condimento
86. Higo Comestible
87. Higuerilla Medicinal
88. Huizache Combustible, Melífera
89. Istafiate Medicinal
90. Jabonero ó Cóngora Comestible
91. Jacubo Comestible
92. Juanjilón Comestible
93. Laurel Condimento, Bebida
94. Limón dulce Comestible, Melífera
95. Magnolia Medicinal
96. Maíz Comestible, Medicinal, Forraje
97. Mandarina Comestible, Bebida

98. Mariposa Mágico-religioso


99. Mejorana Medicinal, Condimento
100. Mirto Medicinal, Mágico-religioso
101. Muicle Medicinal
102. Naranja Comestible, Bebida, Melífera

103. Naranjita j aponesa Comestible, Bebida, Melífera


104. Níspero Comestible, Bebida
105. Nopal verdulero Comestible
106. Ojite Comestible
107. Orégano Hoja Chica Condimento, Medicinal
108. Papaya cimarrona Comestible
109. Pata de vaca Comestible
110. Quelite blanco Comestible
111. Quelite blanco ó Quintonil Comestible

112. Quelite morado Comestible

113. Rosa de Castillo Medicinal


Medicinal, Mágico-religioso.
114. Romero
Condimento
115. Ruda Medicinal, Mágico-religioso
116. Salvia Medicinal

117. Talayote Comestible


118. Té huasteco Medicinal
Trompeta de ángel ó
119. Medicinal, Psicotrópico
Floripondio
120. Uva de monte Comestible, Bebida
121. Uva de monte Comestible, Bebida
122. Venadilla ó Tepehua Comestible, Condimento
Venadilla ó Tepehua
123. Comestible, Condimento
morada
124. Verdolaga Comestible
125. Zacate Limón Medicinal, Bebida

126. Zarza Comestible, Bebida


127. Zarza Comestible, Bebida
Con base en la información presentada por Valdovinos (2009) y Ramírez (2007) es
posible conocer las especies animales que se encontraban disponibles durante el ciclo anual,
esta información nos permite suponer la forma en que los janambres se organizaban para
darles caza y también nos permite suponer cuál era su dieta en la región que habitaron. A
continuación presento una tabla con la probable disponibilidad estacional de los animales
cazados:

Animal Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
Venado X X X X
Liebres y conejos X X X X X X X X X X X X
Jabalí X X X X X X X X
Víboras y reptiles X X X X X X X X
pequeños
Tlacuaches, X X X X X X X X X X X X
mapaches y otros
mamíferos
pequeños
Aves acuáticas no X X X X X X X X X X X X
migratorias
Aves endémicas X X X X X X X X X X X X
pato verde X X X X
Tildillo X X X X
Insectos X X X X X X X X X X X X

Disponibilidad estacional aproximada de algunas de las especies animales para cacería. Cuadro elaborado con
base en la información presentada por Valdovinos, Ramírez y el trabajo etnográfico.
De esta forma “dominaban” un territorio determinado, pero no con pueblos o ciudades
como lo hicieron otras civilizaciones, sino con campamentos estacionales a los que acudían
según la época del año. Por ser este su modo de subsistencia, debemos entender que no
construyeron grandes templos, ni casas de piedra y adobe, más bien, construían una especie
de refugios sencillos al aire libre como abrigos rocosos y cuevas; y quizás en situaciones
extremas acomodaban algunos troncos y ramas o palos, los cubrían con palmas u hojas para
protegerse de la lluvia o dormían a la intemperie mientras el clima se los permitiera.

Ahora, probablemente cuando llegaron a Tamaulipas y antes de autodenominarse


janambres, vestían únicamente con las pieles de los animales que cazaban, o pudieron
elaborar prendas y calzado de fibra de lechuguilla; sin embargo ya desde la primera mitad
del siglo XVII (1601-1650) habían entrado en contacto con los pastores hispanos que
transportaban enormes cantidades de ganado a pastar a los fértiles valles de lo que hoy es el
centro de Tamaulipas. A cambio de que se les permitiera pasar y de que se respetara a su
ganados, los hispanos entregaban a los janambres ropa, cobijas, gabanes, sacos, mantas,
sombreros y herramientas españolas.

Es normal que al hablar de “cazadores recolectores” y “nómadas” nos imaginemos a


indígenas vistiendo bastantes pieles y avanzando por paisajes boscosos, muy al estilo de los
humanos del paleolítico (es decir, humanos que habitaron la tierra hace 12,000 años); sin
embargo, con la información que se presentará a lo largo de este documento, aparece ante
nosotros un janambre distinto, uno que quizás vestía pantalones o calzones de español, el
torso descubierto y sombrero, o que quizás llevara un taparrabo de piel, acompañado de un
camisón, uno que usara machete o hacha de hierro como herramientas pero que conservara
el uso del arco y las flechas para la guerra y la caza.

Cazador Tarahumara (Chihauhua) con arco y flecha. Fotografía tomada de la mediateca del
INAH.

Un ejemplo de lo anterior, sería el resultado de la diplomacia de 1732 cuando el


capitán janambre Salvador de la Cruz solicitaba permiso para capturar caballos silvestres
para asistir en las campañas contra los enemigos, además requería de herramientas para que
su ranchería sembrara y también exigía la “paga acostumbrada” para su vaquero, esto nos
habla de que también ya acostumbraban trabajar con los hispanos.

Los antiguos janambres tenían ritos, costumbres y creencias muy diferentes a las que
tenemos hoy en día

Hacia esta época, con los janambres existió una forma de organización colectiva que se hacía
para cumplir diferentes propósitos, me refiero al mitote. Era una fiesta ritual, consistía en una
gran hoguera donde se recibía a los grupos indígenas participantes y según fuera la ocasión,
se ingería peyote o se bebía licor de tuna u algún otro embriagante y se danzaba y comía
alrededor de la hoguera, en ocasiones se relataban leyendas, los chamanes establecían
contacto con el mundo de los espíritus.

Los mitotes estaban íntimamente vinculados con la guerra, se bailaba alrededor de


una hoguera nocturna y con los brazos entrelazados anunciaban cosas que estaban por pasar
ayudados por bebidas embriagantes y alucinógenos. El baile alrededor de los cautivos o el
obligar a estos a bailar tendría también una connotación ritual, junto al canibalismo, pues
suponían que al comer la carne de sus enemigos obtenían su fuerza.

Los danzantes que participaban se tomaban de la cintura haciendo un


círculo alrededor del fuego, danzando y cantando, prorrumpiendo en
algunos alaridos adecuados a la canción. En sus coplas hablaban a
veces con la luna y con las nubes, otras con el sol y con el frio,
frecuentemente, recordaban sus hazañas en el monte y en la guerra.
(Herrera 2014: 73).

Estos “mitotes” eran grandes asambleas de bandas de indios con propósitos políticos
y rituales. Los motivos para llevar a cabo un mitote pudieron ser diversos, desde
acontecimientos importantes para las naciones hasta el fallecimiento de algún pariente.
Algunos investigadores ven al mitote desde un aspecto cultural como una estrategia de
resistencia que fue empleada para mantener viva la memoria e identidad de una nación
indigena.

“el mitote tendría dos funciones, la primera, de carácter socio­


económico, que estaría encaminado a reforzar los lazos de amistad con
otros grupos a través de las alianzas matrimoniales, y mantener la
relación de reciprocidad e intercambio de productos. Mientras que, por
otra parte, se estarían realizando cierto tipo de ritos buscando con ello
proporcionar la aparición de otro tipo de alimentos que llegaban con el
verano, y que se trata diversas plantas” (Ramírez Almaraz 2011:185­
189).

Durante las primeras décadas de 1600 Alonso de León comentó que:

“para que algunos indios, enfermos, o puestos, por delitos, para ahorcar,
reciban el bautismo; es necesario proponerles que han de ir al cielo, y
que hay allá mitotes y que comer, con cuyo cebo lo admiten” (De León
1985:12).

Como se puede ver en lo antes dicho, la importancia del mitote era fundamental para
la formación de la identidad entre los janambres, a tal grado que algunos de ellos solo
aceptaron el bautismo por las promesas de continuar con el mitote después de morir. Durante
el verano los mitotes aumentaban debido a la abundante recolección de frutos en la región,
con el contacto de la frontera y sus nuevos actores la práctica del mitote fue cambiando,
principalmente por la llegada del ganado menor a la región. El mitote estuvo condicionado
generalmente por sucesos de fenómenos sobrenaturales (chamánicos), sucesos colectivos,
sucesos en la frontera, la diplomacia y la guerra.

Algunos de los elementos que conformaron el mitote fueron: madera en grandes


cantidades, peyote como alucinógeno, pieles de venado, cebo o grasa animal, bija (pigmento
vegetal color rojo), almagre (pigmento mineral color rojo), frutos, animales cazados para el
convite, ornamento de hueso, escarificadores, sonajas y una especie de güiros.

Jofrak Rodríguez presenta una reconstrucción teórica del mitote prehispánico en el


noreste basado principalmente en la crónica del capitán Alonso de León de 1649 y
complementado con información de otros autores:

Primero, se hacía una invitación a las naciones vecinas en caso de ser solicitadas por
medio del envió de flechas. Dependiendo del tipo de mitote, era la decoración y el
simbolismo de la flecha. El grupo anfitrión se encargaba de todos los preparativos desde la
selección del lugar, la fecha y los suministros. Se organizaba el asentamiento y se fijaba un
día específico, por lo que la cacería y la recolección se intensificaban para la preparación de
barbacoas. La nación notificada (si no se rehusaba a la invitación) llegaba al atardecer, una
parte de los hombres llegaban embijados, mientras los casados almagrados de la cabeza y
encebados del cuerpo. El formalismo fue esencial, debido a que la nación invitada se sentaba
a la nación anfitriona y no se efectuaba ningún tipo de comunicación. El silencio se rompía
gradualmente en lo que avanzaba la música, las danzas y los alimentos se compartían, otro
aspecto eran los cantos y coros que contaban con consonancia, tan parejos que a oídos de los
españoles parecía una sola voz.

Alonso de León describió los instrumentos musicales empleados así:

“y empiezan a tocar unas calabacillas con muchos abujericos y dentro


muchas piedrezuelas de hormiguero; y unos palos de ébano y otros
palos de otros, muy rayados, hondos, de forma que pasando recio otro
palillo por encima de las rayas, hace un agradable sonido” (De León
1985:24).

Para después pasar a danzar, sin importar el género, formando ruedas en torno a las
fogatas de esta manera:

“pies muy juntos, los codos salidos y las espaldas media agachadas.
Dando saltitos adelante, casi arrastrando los pies y tan juntos, que la
barriga de uno va topando las nalgas del otro; sin discrepar un punto del
otro, cuatro o seis horas sin cesar” (De León 1985:24-25).

Por último, el peyote jugó un papel dominante en el mitote al ser un elemento


decisivo, que incluso si no se encontraba en sus áreas de control, se enviaba para conseguirlo
en otros territorios a través del comercio. El peyote al ser ingerido produce un estado de
trance y alucinaciones, esencial para la adivinación y para contactar con los elementos y con
el mundo de los espíritus.

Esta es una reconstrucción hipotética general del mitote, ya que se basa en una crónica
de la primera mitad del siglo XVII. Independientemente, hasta mediados de 1700 estos
elementos se seguirían viendo y se integrarían nuevos elementos. Es lógico pensar que el
mitote sufrió modificaciones en el modo de sociabilización tradicional con la expansión
española.

Cuando un miembro de la ranchería fallecía era común que tanto hombres como
mujeres participaran en el mitote. Por lo general los dolidos:

“se ponían de rodillas con las manos juntas y emitían lamentos


azotándose contra el suelo. Se arrancaban el cabello de la nuca y la
frente y el resto lo cortaban a rape. Eran acompañadas por plañideras”
(Valadez Moreno 1999:207).

La única diferencia es que los hombres no se desprendían el cabello de la nuca. Otro


aspecto en la modalidad fúnebre es que al difunto se le trataba de recordar de una manera
espiritual consumiendo su carne, la cual preparaba horneándose, pero solo las mujeres podían
consumirla. El canibalismo también se empleó cuando se intentaba cumplir una venganza,
pues se consumía la carne del enemigo.

En otras ocasiones la muerte de ancianos significó el paro total de actividades entre


los indígenas para darle prioridad a la ceremonia fúnebre. Se solía enterrar los cuerpos
cubiertos de espinas para evitar fueran consumidos por los animales. La función de esta
modalidad consiste en la importancia religiosa y su carácter de memoria colectiva. No solo
se organizaba el proceso fúnebre, sino también es posible ver la función femenina. El rol de
las mujeres y especialmente las ancianas fue el principal factor de las memorias colectiva, ya
que eran ellas quienes recordaban las muertes de los suyos e incitaban a los guerreros a

También se realizaba un mitote de guerra que fue utilizado para la formación de


alianzas antes de una guerra. Aquí se enviaba una flecha con una punta de piedra y
ensangrentada, esto representaba la invitación a otra nación para conformar alianzas para la
guerra. No era una declaración de guerra entre las naciones, sino la creación de alianza para
la obtención de territorios, para el acceso de la caza y la recolección.

Entre los indios de Zacatecas a principios de 1700, era común para poder
matrimoniarse, cazar algún venado, y traerlo a las puertas de la novia, y si su padre y ella le
reciben, ya tiene como su mujer a la muchacha”.

En esos mismos años los antiguos habitantes del Nuevo Santander (Tamaulipas)
tenían costumbres similares, ya que el pretendiente cazaba algún venado o algún caballo y
lo:

“lleva a la barraca de los padres de la pretensa, en cuyas manos la pone


[la pieza de caza], sin otra salutación ni diligencia, aunque sea de
distinta nación” (Santa María 1973: 399-400).
Si el cazador era invitado a compartir la presa de caza en una comida, significaba que
el matrimonio se consumaría, si por el contrario comían sin invitarle significaba que no se
aceptaba la propuesta y el cazador debía retirarse ya que ahora peligraba su vida.

Los janambres eran nómadas, por ello se movían entre el territorio cada tanto en la
búsqueda de alimentos. Cuando aprendieron a ser agricultores pudieron quedarse
más tiempo en un mismo lugar.

Para comprender e imaginarnos correctamente los lugares donde estos acontecimientos


sucedieron es necesario tener algo de contexto sobre el estado de Tamaulipas, sobre la zona
cercana a Linares en Nuevo León y sobre la zona al norte de Ciudad Valles en San Luis
Potosí.

Es importante conocer los nombres que anteriormente ostentaban las poblaciones de


Tamaulipas principalmente; Villa de Aguayo era el nombre de Ciudad Victoria, Villa de
Escandón es actualmente Xicoténcatl, Santa Bárbara o Tanguachin es Ocampo, Tamatán es
cerca de Ciudad Mante, San Antonio de los Llanos es hoy en día Hidalgo, Villa de Croix es
Casas, villa de Santander es Jiménez, villa de Santa María de Llera hoy Llera y la Sierra
Madre Oriental; en todos estos lugares habitaron los janambres para la época que se trata en
este libro, además de los alrededores de Llera de Canales, Jaumave, Tula y Palmillas, aquí
también se hará mención de lugares que ya no existen, por ejemplo el sitio denominado “las
adjuntas” se ubicaba donde hoy en día está la presa Vicente Guerrero, otros sitios
mencionados a lo largo de este libro son “Mesas Prietas”, que son las mesetas ubicadas en
las cercanías de Ciudad Victoria, y las “Mesas de Castrejon”, estas están ubicadas cerca de
Llera de Canales.

Si usted conoce el estado de Tamaulipas podrá ubicar a la perfección los sucesos que
se contarán en este libro, si el caso es el contrario, basta con hacer una visita turística por el
estado para que pueda conocer la maravillosa hospitalidad de los tamaulipecos y vea de
primera mano los lugares donde habitaron los janambres, o bien, puede realizar un recorrido
virtual a través de Google Maps para que pueda ubicar en un espacio a los protagonistas de
este libro.
Además de Tamaulipas se mencionan lugares de los estados vecinos, como son los
alrededores de Linares, en Nuevo León; y las áreas cercanas a Guadalcazar y Valle del Maíz,
hoy Ciudad del Maíz en San Luis Potosí.

Aproximación al territorio ocupado por los janambres en su apogeo.

El clima en estos lugares puede ser muy variado y distinto, por ejemplo, la región de
Xicoténcatl y Tamatán llega a alcanzar los 40 grados centígrados, es un calor muy húmedo,
178
por otro lado Jaumave y Palmillas cuentan con un clima más desértico, es decir un calor seco,
las mesas de los alrededores de Ciudad Victoria e Hidalgo, al igual que la Sierra Madre
Oriental son más altas, por ende el clima es más fresco.

Los janambres seguramente ya conocían la agricultura antes de la llegada de los


españoles. Al rededor del año de 1700 aceptaron a un misionero, bajo cuya dirección
comenzaron a practicar la agricultura de forma más intensiva. De tal modo que entre este
grupo, al igual que entre los pames y los pisones, hubo algunos que comenzaron a asentarse
en aldeas y pueblos. Esta información es interesante ya que nos muestra que los janambres
no solo fueron nómadas cazadores recolectores, si no que para principios de 1700 decidieron
aprovechar también el recurso de la agricultura para tener una fuente de alimentación más
segura.

Reconstrucción hipotética de las casas en Balcón de Montezuma. Tomado de Jesús Nárez, 1992.
Los janambres decidieron interactuar y guerrear con otros grupos de indios y más
tarde también con los españoles, ello les permitió adquirir tecnologías en beneficio de
su sociedad.

Existía una compleja tradición guerrera entre los janambres. Esto se puede asumir por el
respeto y temor que sus contrincantes sentían hacia ellos, muchas veces otros grupos
indígenas y los mismos hispanos los describieron como los más bravos, los más fieros, y los
más terribles que dominaban aquellos lares. Lamentablemente no conservamos documentos
históricos o cualquier otro tipo de información referente a sus tradiciones guerreras o su
entrenamiento, lo que si sabemos, es que tenían por costumbre cortar y llevarse las cabezas
de sus enemigos caídos en combate, además de que iban a la guerra desnudos, pintados y con
el cabello suelto. Esta costumbre puede parecer extraña y poco práctica viéndose desde el
punto de vista militar, sin embargo esta desnudez cumplía tres funciones importantes.
Primero, la pintura corporal servía de camuflaje permitiéndoles acercarse hasta muy pocos
metros de sus enemigos; segundo, la desnudez les proporcionaba una agilidad mayor y les
permitía moverse prácticamente en silencio; la tercera función sería la de aterrorizar a sus
enemigos. En este punto imagínese usted, cómo un miliciano hispano, quien es únicamente
un vecino armado, tratando de cargar su mosquete con dificultad mientras los sonidos
provenientes de los alrededores le confunden, para después ver a una multitud de hombres
desnudos, camuflados y con el cabello en el rostro rodearlo mientras gritan; ciertamente sería
un espectáculo aterrador.

El arma preferida de los janambres era el arco y la flecha. Alonso de León en su


relación describe el arco utilizado por los indígenas del noreste, el cual dice que debía medir
lo mismo que quien lo usara, se hacía de diferentes maderas, siendo la preferida la raíz del
mezquite, la cuerda del arco la elaboran con fibra de lechuguilla, tan bien trenzada que
proporcionaba al arco la fuerza para lanzar las flechas e impactar de muerte a sus objetivos.

Las flechas que elaboraban eran bastante complejas. Al parecer las elaboraban con
carrizos o cañas de rio, en dos partes. Primero, a la parte trasera, un carrizo de unos 40 cm de
largo, se le pegaban las plumas con un pegamento natural, probablemente elaborado de resina
de árbol con carbol molido y cera; después se ataban con una cuerda fina de lechuguilla, o
con tendón de venado, para evitar que las plumas se desprendieran. La otra mitad se hacía
con una vara de madera de unos 40 cm aproximadamente, de modo que entraran unos 10 cm
dentro del hueco de la caña; al otro extremo se le hacía una muesca o corte para insertar ahí
la punta de piedra, esta punta era elaborada de pedernal o algún otro material cortante,
incluso fondos de botellas de vidrio, se tallaba con un asta de venado y se pegaba y amarraba
de igual forma a la vara de madera para completar así la flecha.
Esta técnica tan compleja garantizaba que, si se rompía una punta al impactar, los
guerreros ya no necesitaban elaborar nuevamente toda la flecha, únicamente la mitad que ya
no sirviera, ahorrándoles a la larga bastante trabajo y recursos. Es curioso ver cómo, a pesar
de haber establecido alianzas con los hispanos, los janambres seguían prefiriendo el arco y
flecha por su versatilidad y sigilo, características vitales para el tipo de guerra que empleaban.

Arco y flecha para cacería. Fotografía tomada de la mediateca del INAH.

Para el combate cercano hacían cuchillos de pedernal, la misma roca afilada que
usaban para elaborar las puntas de sus flechas, de la misma forma que con las flechas, se
buscaba un trozo de madera que sirviera de mango para el cuchillo, luego con pegamento
natural y cuerda de lechuguilla o tendón de venado se amarraba para segurar el pedernal en
su lugar. Como veremos a lo largo de este libro procuraban utilizar el arco y las flechas a
distancia; a diferencia de combatir mano a mano.

Además de las armas anteriores, sabemos que intercambiaban, saqueaban o robaban


armas y herramientas de los españoles, por lo que no sería raro imaginar a un guerrero
janambre blandiendo una espada o machete, o cargando un hacha de mano, un cuchillo de
acero o cualquier otro objeto que pudiera ser usado para matar. Incluso a la llegada de José
181
de Escandón a lo que hoy es Tamaulipas, se les suministraron mosquetes, caballos y
arcabuces a los janambres que se aliaron a los hispanos, por lo que aún para antes de la llegada
de Escandón era común que los janambres ya usaran diestramente el caballo y las armas de
fuego.

Los janambres continuaron practicando un tipo de guerra muy visto en América


Latina desde los años sesentas del siglo pasado, la guerra de guerrillas. Pocos hombres
realizando ataques, robos y que preferían evitar el conflicto directo con los colonos. Los
caballos fueron parte fundamental de este nuevo tipo de guerra, para este punto de nuestra
historia estos animales forman parte fundamental de la vida cotidiana no solo de colonos,
sino también de janambres y muchas otras etnias, por lo que ahora la visión que se nos
presenta de los janambres es muy similar a la de los nativos americanos de las películas del
viejo oeste.

¿Qué pasó con los janambres? ¿Dónde están hoy en día?

En 1772 muere Juan de Aro, el último gran guerrero janambre, sin embargo, para este
momento, un gran número de janambres que habían estado asentados en pueblos y villas
como Santa Bárbara, Llera, Escandón, entre otros lugares, participaron en el proceso de
mestizaje que tanto nos distingue como país, por lo tanto sería incorrecto decir que con la
ranchería janambre que huyo a la sierra Tamaulipa Vieja luego de 1772 morían los últimos
janambres, usted probablemente se pregunte ¿En dónde están hoy en día los janambres?

La respuesta a esta pregunta es muy sencilla, y es probable que usted no se haya dado
cuenta aún, pero lo invito a que busque. Busque a los janambres entre los rostros de los
Tamaulipecos cuando pase a visitar a la Virgen del Chorrito en Hidalgo, cuando mire a los
trabajadores de la caña en Xicoténcatl, cuando hable con los artesanos y comerciantes de
Llera, cuando disfrute de la gastronomía de Ocampo y cuando admire los paisajes naturales
tan increíbles de Gómez Farías, de Palmillas, de Jaumave y de Tula. Búsquelos cuando
conozca a los artesanos que aún trabajan arduamente la fibra de lechuguilla en gran parte del
estado; cuando coma tunas, nopales, garambullos, jacubes, mantes, jobitos y todos los
alimentos que se dan en la zona, pues en algún momento las rancherías janambres estuvieron
asentadas o pasaron por estos lugares. Todo ello los volvieron también nuestros ancestros.
Finalmente, si es usted tamaulipeco de alguno de los municipios antes mencionados, busque
a los janambres en el lugar menos pensado: en el espejo, pues aquí su leyenda vive aún como
el resultado de su valentía y ardua resistencia frente a los españoles que poco a poco les
fueron quitando sus tierras.

Bibliografía citada:
Bautista Chapa, Juan

1985 Historia del Nuevo Reino de León de 1650-1690, en Historia de Nuevo León con noticias
sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en siglo XVII por el capitán Alonso
de León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez de Zamora.

Binford, Lewis

1994 En busca del pasado: Descifrando el registro arqueológico. Barcelona, Crítica.

Escobar Lacunza, Génesis Lilibeth

2020 Si decides respetar con la violencia acabarás: Una propuesta desde el patrimonio y la
divulgación significativa contra la violencia hacia la mujer. Tesis de maestría. El Colegio de
Michoacán. La Piedad, Michoacán, pp. 96-136.
Herrera, Maria
2014 La colonizacion del noreste, indios y encomenderos del siglo XVII, ITCA, Colección Montes
Altos, Ciudad Victoria, Tamaulipas, México, pp. 29-36.

León, Alonso de

1985 Relación y discurso del descubrimiento, población y pacificación de este Nuevo Reino de
León; temperamento y calidad de la tierra. en Historia de Nuevo León con noticias sobre
Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en siglo XVII por el capitán Alonso de
León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez de Zamora.

Mendoza Pérez, Francisco

2019 Prehistoria y arqueología en el noreste y el valle del mamut en Xicoténcatl, Tamaulipas,


Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA), Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Ramírez, Gustavo
2007 Panorama Arqueológico de Tamaulipas, CONACULTA-INAH. México.
Rodríguez, Nelson
2019 Janambres: mitote fronterizo, cohesión étnica y zonas imprecisas en la América Septentrional
Oriental, siglos XVII-XVIII. Tesis de maestría. El Colegio de San Luis. San Luis Potosí,
México.

Santa María, Fray Vicente de


1973 Relación histórica de la colonia del Nuevo Santander, introducción y notas de Ernesto de la
Torre Villar (nueva biblioteca Mexicana), vol. 27, Universidad Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Bibliográficas, México.

Sánchez de Zamora

1985 “Descubrimiento del río Blanco y conversión de sus naturales, hecha por los religiosos de
Nuestro Seráfico Padre San Francisco, de la provincia de Zacatecas” en Historia de Nuevo León
con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en siglo XVII por el
capitán Alonso de León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez de Zamora.

Stresser-Péan, Guy

2000 San Antonio Nogalar, CEMCA. México, pp. 585-596.

Valdés, Carlos

1995 La gente del Mezquite. Los nómadas del noreste en la Colonia. Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social. México, pp. 35-132.

Valdés, Ramón

1977 Las artes de subsistencia: Una aproximación tecnológica y ecológica al estudio de la


sociedad primitiva. La Coruña, Editorial Adara.
4.1.3.2 Obra de teatro para la socialización del patrimonio inmaterial de Gómez
Farías, Tamaulipas.

La llegada de los extranjeros


Giovanni Chávez

(Se aplicará una capacitación a los actores sobre la información que van a divulgar, en este
caso la presentada en el apartado del guión académico; para que así puedan fungir como
un elemento importante de la divulgación al seguir “en personaje” durante la etapa de
talleres).
Utilería:
Carbón molido, baba de nopal en platos de cerámica o calabazos cortados, nopales, tunas,
carne seca y otros frutos y alimentos de la región, arco y flechas primitivas, cestos y
herramientas de corte como navajas de piedra u obsidiana. Huesos pequeños de animal. Pieles
de animales curtidas. También herramientas españolas, cuchillo de acero, hacha, sombreros
españoles, un agave “lechuguilla”, una cuerda o mecate de lechuguilla y un tallador de
lechuguilla.
Personajes:
Naola (mujer, cazadora), Hictuc (hombre, chamán), Cinchay (mujer, recolectora), Pahamabe
(hombre, guerrero).
Escenografía:
Propuesta a) El terreno sea plano y con poca vegetación, lo cual lo vuelve un espacio ideal
para colocar a los participantes y espectadores; sin encontrarse aislado entre la maleza o
alejado de la población; de lo contrario se puede elaborar una rudimentaria escenografía con
paneles verticales y papel mache o papel tipo “revolución” color café para simular la entrada
de una cueva o la pared de un abrigo rocoso, esto permitirá también presentarla en un teatro
formal o un espacio similar. Los elementos utilitarios esparcidos en cuatro sectores de
acuerdo con el personaje responsable de cada área.
Propuesta b) Una pequeña hoguera al centro delimitara los espacios entre espectadores y
actores, previo al inicio de los talleres. Uno o varios pequeños refugios habitación de palos y
ramas. Los elementos utilitarios esparcidos en cuatro sectores de acuerdo con el personaje
responsable de cada área.
Consideraciones para la puesta en escena:
Dependerá del tipo de espectadores y el tiempo programado para la puesta en escena y de la
aplicación o no de los talleres adicionales, el momento del día dependerá de quien dirige la
obra y el efecto que este deseé lograr en los espectadores.
Se recomienda para un público adulto la noche iluminada por la hoguera y las estrellas y para
públicos más infantiles el mediodía.
Público al que va dirigida:
El presente texto está dirigido a grupos reducidos de niños y jóvenes; entre 15 y 30
espectadores de preferencia, que ronden entre los 12 - 18 años de edad.
Consideraciones sobre la vestimenta:
La vestimenta será al estilo colonial (1650-1750 d.C.); es decir pieles de animal o imitación
en prendas como capas, faldas y blusas de españoles, abrigos, gabanes o ponchos de lana de
oveja, sombreros de paja o de piel a la usanza europea. La idea es mezclar combinar
elementos que den cuenta de la interacción que se llevó a cabo entre janambres y españoles
cuando los primeros recibían prendas y bastimentos de los segundos para garantizar el paso
de sus ganados por territorio janambre.
I
Este texto está ambientado en algún momento de 1750 d.C., los janambres ya tenían varias
décadas conviviendo, intercambiando tecnología y conocimiento con los hispanos y reineros.
Es aquí donde los asistentes a la obra de teatro parecieran haber sido transportados desde el
presente hasta esta época, sin embargo Hictuc el guía y chaman de los janambres ya había
visto en sus visiones y sueños la llegada de estos extranjeros...
CINCHAY. - (Está cargando un cesto de fibras vegetales lleno de alimentos: nopales, tunas.
Cuando el grupo de espectadores se encuentra a 20 metros del espacio asignado para la puesta
en escena ella se topa con ellos y arroja el cesto al suelo de la impresión) ¡Están aquí! ¡Los
extranjeros! Justo como lo dijo el sabio (recoge nuevamente el cesto con los alimentos)
¡Síganme! ¡Los estábamos esperando! (Guía a los espectadores hacia el escenario y los
sienta, mientras ella realiza esta acción Pahamabe y Naola detienen sus actividades y los
miran impresionados y boquiabiertos).
HICTUC. - (HICTUC habla sin ver a los espectadores) ¡Finalmente han llegado! ¡Cinchay!
Ofrece comida a nuestros invitados, ofréceles agua, ya que han viajado desde una tierra muy
lejana. y desde otro tiempo, para conocernos.
CINCHAY. - ¡Si señor! (Toma fruta, carne seca, tunas limpias, agua en guajes y lo reparte
entre los espectadores muy alegre). Mi nombre es Cinchay, nosotros somos janambres, yo
me encargo de buscar fruta y vegetales para comer, además de preparar la carne que traen los
que cazan y a veces las medicinas para los enfermos.
PAHAMABE. - (Se acerca al público un poco temeroso) Yo soy Pahamabe, y soy quien
fabrica las armas y flechas que utilizamos para cazar y defendernos, soy un poderoso guerrero
janambre. (Les muestra cuchillos de pedernal y el asta de venado con que se fabrican).
NAOLA. - Mi nombre es Naola, y aunque no lo parezca, yo soy la mejor cazadora de aquí.
(Muestra su arco y las flechas).
HICTUC. - Y yo soy Hictuc, el que guía a nuestro pueblo, yo me encargo de hablar con los
espíritus y curar a los enfermos, además puedo ver los eventos que aún no suceden, así es
como ya había visto su llegada desde hace muchas lunas. (Se acerca a la hoguera). Aquí, en
el fuego o en los sueños, puedo consultar a los antepasados, a aquellos que dejaron su historia,
sus leyendas, y también puedo consultar con los espíritus de la lluvia, del sol y de los
animales.
HICTUC. - Siempre nos ha gustado viajar, así ha sido el camino de nuestros antepasados,
caminando y caminando siempre.
NAOLA. - Verán, ahora estamos aquí, en este lugar, pero a nosotros nos gusta viajar,
caminar y caminar y caminar, en algunos días nos iremos, empacaremos nuestras cosas en
mochilas de piel y morrales y nos iremos hacia el norte, o hacia el oeste cruzando la sierra o
hacia el desierto, nos gusta ir a todos esos lugares, ya que en cada uno hay cosas diferentes,
en el desierto hay frutos muy ricos, hay agaves que se pueden hornear en el suelo, en la sierra
también hay animales y comidas que no podemos encontrar en el desierto o en la planicie.
Así es como nosotros vivimos.
HICTUC. - Para viajar así solo empacamos nuestras cosas. Verán, nosotros no hacemos
grandes casas como ustedes, casas de piedra o de tierra y palma, nosotros construimos
pequeños refugios para dormir mientras estamos en algún lugar como estos (señala a los
pequeños refugios habitación de palos y ramas puestos como escenografía), o nos guardamos
en cuevas y abrigos rocosos para protegernos de la lluvia y del frío, puede que en los meses
siguientes que pasemos por aquí nuevamente estas casas ya no estén, pero no importa, las
volveremos a construir porque son sencillas y no requiere mucho trabajo hacerlas. Las
hacemos de otates, de palos de pino, de mezquite, de ébano y en general de cualquier madera
duradera que tengamos cerca.
PAHAMABE. - Para elaborar la ropa y bolsos o cualquier otra cosa, como nuestras camas o
los techos de nuestras casas, utilizamos pieles de venados, bisontes y otros animales. Para
esto tenemos que curtir el cuero, esto lo hacemos usando estas herramientas (muestra unas
lascas o raspadores de sílex y cuchillos de metal y los raspadores de madera) con ellas
podemos aprovechar cada parte de un animal cazado y obtener vestimenta y otras cosas. Eso
lo hacemos de esta manera (muestra brevemente como se descarna la piel y los movimientos
necesarios para realizar este trabajo).
NAOLA. - También para nuestra vida diaria utilizamos cantidades de cuerdas y mecates,
esos los elaboramos utilizando fibras de lechuguilla, que es esta planta que tienen aquí
(muestra un ejemplar de lechuguilla que haya sido llevado) ya que encontramos la planta
utilizamos estas herramientas y de esta manera sacamos las fibras, (muestra brevemente
como tallar una hoja de lechuguilla para obtener las fibras de la misma) estas fibras se tejen
como trenzas y así obtenemos nuestras cuerdas.
CINCHAY. - Nuestra vida solía ser muy tranquila, vivíamos alimentándonos de los animales
y los frutos que la tierra provee, hasta hace unos años, cuando conocimos a otros extranjeros
como ustedes, que visten gracioso y montan curiosos venados sin cuernos. Ellos se llaman a
sí mismos, hispanos o reineros.
PAHAMABE. - Esos extranjeros nos indicaron que podemos intercambiar las pieles de los
venados que cazamos y nuestros arcos y flechas por sus camisas, sombreros y herramientas,
como estos (muestra su sombrero y poncho; y un machete y hacha de metal).
HICTUC. - También nos enseñaron a intercambiar bienes por servicios, por ejemplo, ellos
traen muchas muchas cabras y borregas, tantas que no las podemos contar, y si los dejamos
entrar a nuestros territorios y prometemos no atacarlos, nos dan cabras y borregas; ropa y
hasta armas increíbles que suenan como el trueno y escupen fuego.
NAOLA. - Muchos de esos extranjeros son nuestros amigos, ellos hablan español como
ustedes, ¡Hasta nosotros aprendimos a hablar español! A veces traen con ellos a gente muy
sabia y pacifica que se llaman misioneros, quienes nos hablan de un hombre que vivió hace
muchos años, él fue muy bueno e hizo muchas cosas grandes, dicen que era el hijo de Dios.
Algunos janambres a veces deciden irse con ellos para saber más de estos extranjeros, pero
casi siempre se aburren y vuelven con nosotros.
PAHAMABE. - Nosotros conocemos nuestro territorio como la palma de nuestra mano,
sabemos en dónde encontrar agua, comida, refugios, caminos secretos... ¡Todo! Es por esto
que a veces nuestros amigos extranjeros vienen a pedirnos ayuda, nos llevan a trabajar en
algo que llaman “pastorear”, así fue como aprendimos cómo mover a las cabras y borregas,
y aprendimos a montar sus caballos o venados sin cuernos, y también así conocimos a los
perros ¡Quienes también ahora son nuestros mejores amigos!
HICTUC. - Los españoles nos comparten conocimiento increíble y valioso, pero muchas
cosas ya las conocíamos, por ejemplo nosotros ya sabíamos que si siembras las semillas del
maíz, de la calabaza, del chile y del frijol puedes tener mucha comida, aunque esta tarda
tiempo en crecer, pero ya no es necesario ir a buscar estos alimentos en el monte, pues así
nosotros ya sabemos dónde van a crecer y podemos recolectarlos más fácilmente. Pero eso
no es todo, también ellos acuden a nosotros en busca de sabiduría y gustosos les compartimos
conocimiento, nos preguntan sobre los arroyos o ríos cercanos, por las plantas que pueden
recoger del monte cuando andan pastoreando su ganado, por los pasos que usan los venados
para cazarlos, así aprendemos nosotros y ellos también.
CINCHAY. - A pesar de que nuestra vida ha cambiado desde que conocimos a los españoles,
nosotros seguimos sintiéndonos janambres, incluso hemos escuchado historias de algunos
janambres en Santa Bárbara que ya montan caballos como los españoles y tienen casas y
vacas y borregas como ellos. ¡Hasta los nombres se cambiaron! También hemos oído
historias sobre otros grupos de extranjeros que atacan a nuestros hermanos janambres, dicen
que quieren quitarles sus tierras y pareciera que estamos condenados a vivir siempre así,
peleando y en guerra con mucha gente.
HICTUC. -Muchos de nuestros hermanos janambres que adoptan el modo de vivir de los
españoles se olvidan de su idioma, de sus costumbres y tradiciones y de ir al monte para
recolectar frutos y otros alimentos o de cazar venados y conejos y hacer barbacoa de pozo
con ellos. ¡Tampoco los dejan irse y volver con nosotros!
PAHAMABE. - Pero aunque algunos ahora monten caballos, hablen español y tengan casas
de piedra o de tierra y palma, siguen siendo janambres como nosotros, ellos lo saben y a
nosotros nos encanta aprender, es por esto que entendemos y aprovechamos el conocimiento
y la tecnología de nuestros vecinos y la utilizamos también para nuestro beneficio al ir a cazar
venados o recolectar agaves y otras cosas en el monte. Igualmente los españoles nos han
agradecido muchas veces por todo lo que sabemos, pues les enseñamos donde encontrar agua,
refugios en las sierras o por donde atrapar venados o como llegar a las llanuras para que sus
animales puedan pastar.
HICTUC. - Aquí todos nos ayudamos, si alguien no coopera, no podemos sobrevivir.
NAOLA. - Yo puedo cazar, pero sin las armas que fabrica Pahamabe, no puedo atrapar los
venados, y si no salgo a cazar no comemos carne.
PAHAMABE. - Y sin las frutas y vegetales que trae Cinchay, también moriríamos de
hambre, porque no siempre se atrapa al venado. ¡Y son estas frutas, raíces y vegetales lo que
mas comemos!
CINCHAY. - Y sin la guía y sabiduría de Hictuc, vagaríamos perdidos por el mundo, sin
rumbo y enfermos; sin sus canciones e historias, sin sus enseñanzas no sabríamos cazar ni
bailar.
PAHAMABE. - Pero no solo las leyendas junto a la hoguera cuentan nuestra historia y la de
nuestros antepasados. También las estrellas nos ayudan a viajar por la noche. (Señala al cielo)
El gran cazador que vigila el cielo de noche nos guía para no perder nuestro rumbo al viajar.
Y cuando el sol nace por este lado quiere decir que es momento de marcharnos y viajar al
oeste, a tierras con otra vegetación, otros animales y otro clima muy diferente.
CINCHAY. - ¡Oh sabio Hictuc! ¿No te parece que la visita de estos extranjeros es una
ocasión especial?
HICTUC. - Pues ahora que lo mencionas... sí, han venido desde tierras tan lejanas... y de
otro tiempo.
CINCHAY. - ¿No crees que deberíamos celebrar la visita de nuestros amigos?
HICTUC. - Creo que tienes razón Cinchay, y que mejor forma de dejar constancia de la visita
de nuestros amigos que haciendo un mitote. ¡Anda ayúdame a preparar la hoguera!
CINCHAY. - (Corre apresuradamente a traer más leña para el fuego).
NAOLA. - ¡Yo también quiero ayudar!
PAHAMABE. - ¡Y yo!
CINCHAY. - ¡Hagamos un mitote! Esta es la forma en que nuestra gente celebra, agradece
o pide algo, también sirve como fiesta para hacer nuevos amigos, cuando establecemos
alguna alianza con otro grupo indígena o con los hispanos hacemos un mitote, cuando se
firma la paz o cuando se declara la guerra también, es una parte muy importante de nuestra
identidad. ¡Así pues bailemos juntos! (los 3 siguen a HICTUC quien se coloca al frente de
una fila india proceden a danzar alrededor de la hoguera dando saltos y cantando, mientras
levantan los brazos al aire en cada salto, el baile continua por varios minutos hasta que
HICTUC hace una seña particular que indique el fin del baile ).
HICTUC. - ¡Ahora preparemos un manjar! (A continuación reparte alimentos entre los
asistentes, preferentemente frutas de la región, de ser posible se prepararía alguno de los
alimentos que se sabe consumían los janambres, por ejemplo barbacoa, agave horneado,
chochas guisadas, jacubes cocinados, etc.)
A continuación, los 4 ayudan a preparar la comida para el mitote, y uno por uno van invitando
y llevando a los espectadores a que tomen asiento alrededor del fuego.
Después, sin saberlo darán inicio los talleres, cuyo contenido se agregó al anexo 4, los
personajes, aun en la piel del personaje teatral (o en su defecto, los especialistas entre el
público) platicarán con los asistentes sobre la cacería y explicarán el proceso de elaboración
de un arco y flechas, si se cuenta con material y espacio apropiado se procederá a un taller
de tiro con arco. En otra estación se platicará con los asistentes sobre la recolección y el modo
de subsistencia de los antiguos pobladores y se procederá con un mini taller para mostrar la
forma en que los alimentos eran seleccionados y cuales plantas locales silvestres son
comestibles o tienen propiedades medicinales
4.1.3.3 Talleres de acercamiento a la vida janambre

Los niños y asistentes conocerán de primera mano la forma en que los janambres subsistieron
aprovechando al máximo su medio ambiente, también conocerán algunas de las herramientas
o utensilios que fueron vitales para su vida cotidiana mediante un taller de acercamiento a la
vida janambre dividido en varios módulos. Se propone que el taller dure un máximo de 45
minutos o hasta que los niños o asistentes dejen de prestar interés es dichas actividades.
Este taller se estructura de la siguiente manera. Se espera ubicarlo después de la puesta
en escena de la obra “la llegada los extranjeros”, esperamos que este taller sirva como un
elemento reforzador de la información vista en la obra de teatro, es decir, su principal objetivo
es: retroalimentar y reforzar la información expuesta en la obra de teatro, a través de un
acercamiento lúdico-kinestésico para aumentar así la posibilidad de obtener un aprendizaje
significativo sobre los janambres, su vida diaria y su relación con la forma en que los actuales
habitantes de las localidades viven. Su aplicación ideal sería justo al terminar la puesta en
escena para que el taller actué como un reforzador al aprendizaje esperado, está dirigido
principalmente a los niños y jóvenes que asistan a la obra, pero también pueden participar
los padres de familia o adultos que así lo deseen.
Se llevará a cabo en los mismos espacios al aire libre diseñados para la puesta en
escena, ya que el montaje de las áreas donde se llevará a cabo el taller es sencillo y no ocupa
gran cantidad de elementos muebles.

Estructura del taller:


Módulo 1 CESTERÍA - duración 15 minutos
Materiales: Bejuco, hoja de palma, hoja de pita o mimbre (de preferencia) mimbre sintético
de plástico (opcional) una mesa y sillas para trabajar, tijeras para corte.
Aplicación: La técnica empleada es la denominada “de bobina” donde las fibras se presionan
entre si y son sostenidas para poder coserlas, partiendo de la base y subiendo hacia las paredes
y bordes del cesto.
Se pretende instruir a los interesados en la técnica de elaborado de cestería más sencilla que
se conoce, aprovechando para comentar las posibilidades que artefactos de este estilo
tuvieron para la vida cotidiana de los janambres, contrastando esto con anécdotas familiares
donde se hable del uso que le han dado los miembros de las familias a las cestas a lo largo de
su historia.
Para este taller se cuenta con el apoyo de Adán Díaz de León Reyes y Ana María García
Cruz, habitantes de Gómez Farías con amplia experiencia en las artesanías y en trabajo con
niños en edad escolar.
Módulo 2 TIRO CON ARCO - duración 15 minutos
Materiales: arcos infantiles (16 libras) y arcos para adolescentes (de 20 libras), flechas de
práctica sin punta, dianas de tiro de cartón o papel, pacas de pasto para detener las flechas,
espacio al aire libre.
Aplicación: Se pretende instruir a los interesados en el tiro con arco deportivo, explicando
brevemente los principios mecánicos para el correcto uso del arco y las cuestiones básicas de
seguridad del reglamento para tiro con arco (no apuntar a las personas, esperar a que el campo
este despejado, seguir las indicaciones del instructor) aprovechando para comentar la
importancia del arco y flecha en la vida de los janambres y lo diestros que eran en su uso.
Para este taller se cuenta con el apoyo de Giovanni Chávez, Eduardo Chávez y Adalberto
Santos Chávez Vázquez, quienes cuentan con amplia experiencia en el tiro con arco y en
trabajo con niños en edad escolar.

Módulo 3 A COMER COMO JANAMBRE - duración 15 minutos


Materiales: Chile Piquín, Jacubes Jobito, Mante, Pagua, Zarzamora, Uva de Monte, Jacubes,
Nopales, Pitayas, Tunas, caña de azúcar, azúcar refinada, pequeña estufa portátil de gas, gas
enlatado para estufa de campamento, ollas.
Aplicación: Se pretende instruir a los interesados en las técnicas básicas de elaboración de
dulces tradicionales derivados de los alimentos antes mencionados, desde nopales
deshidratados con chile, o mermeladas de fruta, o frutos secos. Partiendo desde la recolección
de los alimentos, aprovechando para comentar la forma en que los janambres se nutrían de
estos alimentos preparándolos de formas diversas y la forma en que los miembros de las
familias han consumido estos recursos enriqueciendo así el conocimiento gastronómico de
todos los presentes.
Para este taller se cuenta con el apoyo de Alma Zúñiga y Eusebia Berrones, esta última autora
del libro “El uso de las plantas en la gastronomía huasteca en Tamaulipas ”, ambas con
amplia experiencia en la elaboración de dulces tradicionales y alimentos de la región de
Gómez Farías.
4.2 CONSIDERACIONES FINALES
Es muy común que al hablar de “cazadores recolectores” y “nómadas” nos imaginemos
humanos vistiendo pieles y avanzando por paisajes boscosos y nevados; sin embargo, en este
punto y con la información presentada, aparece ante nosotros un janambre distinto, uno que
quizás vestía pantalones o calzones de español, el torso descubierto y sombrero, o que quizás
llevara un taparrabo de piel, acompañado de un camisón, uno que usara machete o hacha de
hierro como herramientas pero que conservara el uso del arco y las flechas para la guerra y
la caza. Personalmente puedo asegurar que aprendí y desaprendí muchísimo de los
janambres, sobretodo comprendiendo la importancia de otros modos de vida, como el
nómada y el cazador-recolector, los cuales aún existen en distintas sociedades a lo largo del
globo.

Ahora, la visión de los janambres con la que me quedo es la de un grupo complejo,


con un modo de subsistencia muy interesante, que supieron aprovechar los recursos que su
entorno les proveía al máximo y que aceptaron fácilmente el conocimiento y la tecnología de
los hispanos, como caballos y armas de fuego, es decir, un grupo indígena muy similar a los
nativos americanos de las películas del viejo oeste.

Como se mencionó en el capítulo anterior, es interesante vincular la información


histórica sobre el modo de subsistencia de los janambres con el modo de subsistencia de los
actuales habitantes de las localidades. El conocimiento que poseen actualmente los
pobladores probablemente proviene directamente de una herencia transmitida desde las voces
de múltiples generaciones atrás, para dar cuenta del aprovechamiento de los recursos de la
recolección y de la cacería vinculado con los antiguos habitantes indígenas de Gómez Farías.
Sin embargo, a pesar de que este conocimiento ha perdurando hasta hoy en día, está en peligro
de desaparecer ya que muchos jóvenes no se interesan en acompañar a sus padres ni a sus
abuelos a “andar en el monte” ni a trabajar las milpas. Hoy en día, en Gómez Farías muy
pocas personas se dedican al campo, en contraste con Alta Cima o San José, en donde sí hay
más personas dedicadas a esa actividad. Tampoco la ganadería representa una fuerte
actividad económica en la zona; las principales fuentes de ingresos económicos son la
prestación de servicios turísticos, el comercio y diversas profesiones y oficios.
Para el caso de Fortín Agrario y Servando Canales, la participación de los pobladores
en actividades de cacería nos permite observar el profundo conocimiento que poseen, no solo
de la geografía y la ubicación de los lugares como ríos, arroyos, barriales, sino también sobre
los animales y su comportamiento. Sorprende su saber sobre los recursos vegetales, su la
temporalidad y su disponibilidad, además de que se pudo observar la forma en que los
jóvenes son instruidos al participar en estas expediciones, denominadas por los habitantes de
las localidades como “ir a los venados” o “ir a los conejos” de acuerdo con el an imal que se
esté busque cazar. Este saber, estas estrategias de transmisión de la información han sido
transmitidas de generación en generación porque garantizan la supervivencia de un grupo
humano mediante la cacería. Seguramente estas estrategias fueron empleadas entre los
antiguos janambres para instruir a los cazadores en formación.

Estos saberes son el patrimonio cultural principal con el que cuentan los habitantes
de estas localidades, ya que no se han realizado estudios arqueológicos por parte del INAH
o instituciones similares en la región que ayuden a vincular a los pobladores con el patrimonio
arqueológico. Si comprenden la forma en que los janambres vivieron y aprovecharon los
mismos recursos vegetales y animales, prácticamente de la misma manera podemos
comenzar a apoyar a generar vínculos entre los pobladores y los saberes tradicionales que se
encuentran en vías de desaparición en la región suroeste de Tamaulipas. Por supuesto aún
hay un largo camino que recorrer, pero tenemos la esperanza de poder comenzar a
concientizar a los habitantes para prevenir el saqueo y la destrucción de arqueológicos,
comenzando por las pláticas que se realizaron de manera informal durante el trabajo
etnográfico para atender este tema.

Como se presentó en el capítulo 1, la educación y el teatro han ido de la mano desde


los inicios del hombre en sociedad. Es importante para esta investigación resaltar las
cualidades del teatro como una vía para la divulgación educativa. Muchos docentes utilizan
el teatro como estrategia para que el estudiante aprenda uno u otro saber. Se emplea como
herramienta para enseñar y aprender matemáticas, historia, inglés, etc., ya que permite que
el estudiante profundice en el conocimiento a través del movimiento y el habla. Luis Loaiza
hace referencia a que la utilización del teatro es una buena estrategia para aprender no sólo
español, sino también matemáticas, inglés, historia y otras (Loaiza 2008 citado en Chávez
2017:15).

Como se mostró en la propuesta del presente trabajo, el teatro puede fungir como una
herramienta idónea para generar aprendizajes en el espectador; se lo lleva a un estado en el
cual su reflexión pasa de ser sobre aspectos generales de la condición humana a reconocer
planteamientos políticos y sociales generados a través del hecho teatral. También es posible
visualizar a la puesta en escena de una obra de teatro, como un medio para transmitir
información a los espectadores y mostrar la relación ya mencionada entre pedagogía y teatro.
Por supuesto los resultados de esta propuesta de divulgación solo serán visibles a mediano y
largo plazos pero es importante tener en cuenta que estamos comenzando a establecer
vínculos entre pobladores y patrimonio a través del teatro.

La principal expectativa de este trabajo, es que los niños y asistentes adquieran


conocimientos relacionados con: ¿Qué es patrimonio arqueológico? ¿Qué comían los
janambres?, ¿Cómo obtenían sus alimentos?, ¿Qué vestían?, ¿Cómo elaboraban su
vestimenta?, ¿Cómo se conserva este patrimonio?, ¿Cómo se estudia? de forma divertida,
dinámica y significativa.

Los resultados de las encuestas presentadas en el anexo 3 nos permitirán conocer las
áreas de mejoramiento dentro de la metodología y de esta manera buscar la forma de
enriquecer la labor divulgativa interdisciplinaria. El formato de dicha encuesta (esta encuesta,
junto con la que se menciona para la pre-evaluación de los asistentes en el paso 1 se
encuentran anexadas al final del documento) nos permite agrupar los resultados sobre las
respuestas de los niños en gráficas y tablas para tener una mayor comprensión de las áreas y
apartados a mejorar dentro de la metodología.

Finalmente, el anexo presentado a continuación también puede ser utilizados como


material de divulgación al entregarse al público y lograr de esta manera una comprensión
más integral y completa de la vida cotidiana de las sociedades humanas que habitaron aquí
en el pasado. Esperamos esta acción en conjunto con otras de índole similar, pueda servir
como parteaguas para la divulgación del conocimiento arqueológico y científico en la región
de Gómez Farías, González, Llera de Canales y Xicoténcatl; y que esto a su vez interesé a la
población en la protección y preservación de su patrimonio.
Esta metodología es adaptable y puede tomarse a consideración para su aplicación en
todo Tamaulipas, ya que este estado cuenta con una muy rica historia indígena y muchos de
estos grupos seminómadas con características similares habitaron gran parte del estado.
Sabemos que la evaluación del impacto en la población de trabajos de divulgación no puede
medirse en lapsos de tiempo tan cortos, es necesario dejar pasar años para conocer los
verdaderos impactos que todas estas acciones tendrán en los asistentes y la población, sin
embargo, esperamos contribuir en cierta medida a que los niños, jóvenes y asistentes en
general adquieran conocimientos que se deriven en la protección y conservación del
patrimonio arqueológico material e inmaterial.

Gómez Farías, Tamaulipas, a 7 de Febrero de 2021


ANEXO 1: ENCUESTAS

Encuesta previa a la representación teatral y los talleres para la evaluación de la


situación patrimonial en la localidad.
Notas para el aplicador: Esta encuesta, al igual que la de evaluación final puede entregarse
directamente a los niños asistentes o en caso de tratarse de niños menores o que requieran
apoyo para la lectura el aplicador puede leerle las preguntas al asistente y contestar por su
cuenta. Además de la forma anterior, las dos encuestas pueden llevarse a cabo de forma oral
y las respuestas de los asistentes pueden ser video grabadas con fines de estudio y análisis de
datos sobre la percepción que tuvieron sobre la representación y los talleres. El rango de edad
sugerido para los asistentes es de 8 años en adelante.
¡Hola amiguito! Nos da mucho gusto que estés con nosotros tomando esta obra/taller. Antes
de comenzar nos gustaría hacerte unas pequeñas preguntas, tranquilo esto no es un examen,
soló estamos interesados en conocer qué cosas importantes sabes sobre Gómez Farías y su
patrimonio arqueológico.

Solo debes leer las preguntas con atención y subrayar o circular SI o NO.

Pregunta 1.- ¿Sabías que existen lugares con ruinas antiguas en Gómez Farías?
SI NO
Pregunta 2.- ¿Sabes quiénes eran las personas que habitaron estos lugares?
SI NO
Pregunta 3.- ¿Sabes que comían o cómo vivían esas personas?
SI NO
Pregunta 4.- ¿Conoces o has visto figuritas o monitos de barro, puntas de flecha de piedra o
pedazos de ollas y platos de barro?
SI NO
Pregunta 5.- ¿Sabes de alguien que tenga o haya encontrado alguno de esos objetos en Gómez
Farías?
SI NO
Encuesta posterior a la representación teatral y los talleres para la evaluación de los
resultados obtenidos al aplicar los anteriores.
¡Muchas gracias amiguito! Nos dio mucho gusto que nos acompañaras el día de hoy. Antes
de que te vayas me gustaría pedirte tu opinión sobre la obra de teatro que viste y los talleres.
Tranquilo esto no es un examen, solo debes leer las preguntas con atención y contestar
recordando lo que escuchaste en la obra y los talleres.

Pregunta 1.- ¿Sabes quiénes eran las personas que habitaron en Gómez Farías en la
antigüedad?

Pregunta 2.- ¿Sabes cómo vivían y que comían esas personas?

¡Muchas Gracias! Si de verdad te ha gustado la obra de teatro y nuestros talleres te invitamos


a que nos cuentes que fue lo que más te gusto en el siguiente cuadro:
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https://www.biodiversidad.gob.mx/ecosistemas/Matorral.html

https://www.biodiversidad.gob.mx/ecosistemas/bosqueNublado

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci arttext&pid=S0071-16752014000100004

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