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TESIS
Presentada por:
Giovanni Alberto Chávez Morales
Directora:
Dra. Magdalena Amalia García Sánchez
Asesores:
Dra. Antonieta Jiménez Izarraraz
Dr. Jaime Delgado Rubio
Primero, se trata de una investigación que permita aproximarse a una definición del
modo de subsistencia recolector cazador de los indígenas janambres y las actividades
concomitantes.
This research hopes to make contributions to the characterization of the janambres mode of
subsistence in order to analyze and understand it, to finally bring it closer to the population
through educational dissemination strategies, specifically didactic theater.
Second, based on the theory of meaningful learning and various pedagogical and
psychological postulates, this thesis is intended to strengthen the links between the people of
the localities in the study area, their customs and traditions; and the natural and cultural
landscape of said region.
This investigation has been divided as follows. The first chapter presents the
theoretical and methodological approaches from which this work starts. In the second chapter
we address the archaeological, historical and anthropological antecedents that concern us, in
relation to the janambre ethnic group, ancient inhabitants of the study region to try to recreate
their way of subsistence and provide a more accurate approach to their daily life. The third
chapter corresponds to the section of the ethnographic work and the implications related to
artisan work and the way of subsistence of the actual inhabitants of the region. Finally, in the
fourth chapter, a divulgation strategy will be proposed based on the postulates of didactic
theater to make known to a specific audience the way of subsistence of the ancient janambres,
delving into the methodology, implications and repercussions of said divulgation study.
Quiero agradecer principalmente al Colegio de Michoacán A. C., por permitirme formar parte
del programa de Maestría en Arqueología; también quiero agradecer a mi directora de tesis
y muy estimada amiga la Dra. Magdalena García Sánchez y a los miembros de mi comité de
tesis: el Dr. Jaime Delgado Rubio y la Dra. Antonieta Jiménez Izarraraz por asesorarme,
corregirme y acompañarme a lo largo de esta investigación. A las instituciones
gubernamentales federales, como el CONACyT por la beca que me otorgó, con la cual fue
posible financiar la presente investigación y a las instituciones estatales de Tamaulipas, por
el apoyo de la beca PECDA que hizo posible la publicación de un libro derivado de esta tesis
titulado “Los janambres modo de vida seminómada de los antiguos habitantes de
Tamaulipas ”.
A mis padres: Adalberto Santos Chávez Vázquez y Olivia Morales García; mis
abuelas Rita Vázquez González y Oralia García Pérez; y a mi familia en general, por el apoyo
económico, moral y la inspiración que me han brindado y que continúan brindándome a lo
largo de mi vida. A mi compañera y gran amiga Paola Georgina Alcalá Bautista quien fungió
como mi asistente personal durante el trabajo de campo y siempre estuvo dispuesta a
apoyarme.
A las autoridades locales, a mis amigos y familia de Gómez Farías: Adán Díaz de
León Reyes, Ana María García Cruz, Oralia García Pérez, Norma Elisa Morales García,
Francisco Javier Chávez Vázquez, Javier Iván Chávez Morales, Moisés Maldonado
Hernández, Carlos Maldonado Hernández, David Morales Maldonado, Rosa Marroquín
Reyes y muchos otros más por compartirme toda su sabiduría e historia familiar y quienes
también se encargaron de proporcionarme contactos dentro de las localidades e información
y por asistirme con el transporte a las localidades, finalmente a la Sra. cronista de Gómez
Farías, la maestra María Antonieta Villalón por facilitarme la información concerniente a ese
municipio y sus habitantes.
A las autoridades, amigos y familia de Fortín Agrario y Xicoténcatl como son Diego
García García, Rosa Vázquez Alfaro, Leonel Vázquez Alfaro, Nicolasa Alfaro Acuña,
Agustín Vázquez Alfaro, Luis Miguel Vázquez Alfaro, Julia Vázquez Alfaro, José
Guadalupe Cortés García y muchos otros más por considerarme como uno más de la
comunidad al permitirme participar en todas y cada una de las actividades que aquí fueron
registradas. Todos ellos son verdaderas instituciones de conocimiento.
La investigación arqueológica en esta zona es muy poca a pesar de que parte de los
municipios (Gómez Farías) cuentan con bastante extensión territorial dentro de la Reserva
de la Biosfera “El cielo”, importantísimo parque ecoturístico que atrae a cientos de miles de
visitantes al año y sobre el cual, se han realizado una cantidad incontable de estudios en el
área de las ciencias naturales; sin embargo en el ámbito histórico-cultural no existe un espacio
formal dedicado a la divulgación del conocimiento arqueológico o antropológico . Destaca
por su importancia el desconocimiento de los antiguos janambres, grupo étnico de reconocida
presencia para los siglos XVII y XVIII, cuyo modo de vida sirvió de marco para el desarrollo
de actividades de subsistencia y otras de índole artesanal.
Por otra parte, se ha identificado una desconexión entre los actuales habitantes de la
localidad y el patrimonio arqueológico existente en la zona; en efecto, hay un total
desconocimiento de la población con respecto a evidencias tales como las cuevas con pinturas
rupestres, las figurillas u otros objetos que han aparecido durante las excavaciones para las
letrinas o cimientos de casas. Además de eso también se ha identificado la venta ocasional
de material arqueológico, un inequívoco indicador del desconocimiento de los valores
científicos, históricos e identitarios que tienen estos objetos, los que quedan muy por debajo
del valor económico.
Ante esta pregunta, se plantea la siguiente hipótesis: Proponemos que si los actuales
habitantes de los municipios bajo estudio generaran vínculos de afinidad con la gente que
vivió ahí en tiempos antiguos, podrían ser los custodios idóneos para conservar su
patrimonio. Podrían ser asimismo quienes presentaran y explicaran a los visitantes, a los
turistas, a los extranjeros y a las nuevas generaciones, quiénes fueron y cómo vivieron los
janambres. De esta manera partimos del supuesto de que si es posible proponer una
reconstrucción de las actividades de los janambres, como es el caso de las actividades de
subsistencia y las artesanales, será posible construir esos vínculos, sobre todo a partir de
algunas analogías que pueden establecerse con la vida actual.
Pensamos también que una estrategia ideal para generar los vínculos arriba señalados
es el teatro. Proponemos entonces, que el teatro puede expresar mediante escenificaciones de
las actividades mencionadas, además de otras, una representación de aquellas sociedades que
conocían a la perfección el paisaje en el que habitaron y del que obtuvieron su sustento.
Así pues, los objetivos planteados para esta investigación son los siguientes:
2. - Elaborar una obra de teatro como instrumento para la divulgación educativa, que
permita aproximarse a los actuales pobladores de la región de estudio (Gómez Farías,
Xicoténcatl y González) al modo de subsistencia de los antiguos janambres y así ayudar a
vincular a los habitantes de la región con su pasado antiguo.
Con el paso del tiempo, la propuesta para el estudio de paisajes culturales emanada
de la Escuela de Berkeley recibió duras críticas. Sobre todo, se les atribuía una falta de
profundidad teórica; una carencia de ejercicios reflexivos. El alto valor que el enfoque
otorgaba a los restos materiales en el paisaje o el análisis descriptivo a través de áreas
geográficas o regiones, recibieron cuestionamientos de especialistas vinculados a otras
tradiciones, como la geografía británica, influida en ese entonces por los enfoques marxistas
(Price y Lewis, 1993; Mathewson, 2009, citado en Urquijo 2017: 23). Se cuestionaba también
la postura superorgánica de cultura de los practicantes de esta tradición, la cual consistía en
estudiarla a partir de las evidencias materiales o arqueológicas. La crítica enfatizaba la
aparente falta de interés en los aspectos intangibles en la definición de cultura, que también
modificaban el entorno; por ejemplo, las escalas de poder y las formas de toma de decisiones
de las sociedades (Duncan, 1980; Luna 1999, citado en Urquijo 2017: 23).
María de los Ángeles Olay menciona en su trabajo titulado “Volcán de fuego cuna del
agua, morada del viento... ” que llevar a la práctica la conjunción entre paisaje natural y
cultural implica, como se puede apreciar, un minucioso manejo documental y una relación
sistemática con las tareas de campo. La visión geográfica/cultural de Sauer recoge en la
práctica las discusiones sobre la delimitación de áreas culturales a partir de rasgos
confeccionados por colectividades a lo largo de los procesos históricos y que pueden ser
vislumbrados por medio de rigurosos análisis de fuentes documentales o de tradición oral y
de la observación directa de los escenarios en los cuales transcurren las obras construidas por
el hombre (Olay 2012:63).
Como se verá más adelante en los siguientes capítulos, los janambres ocuparon
diversos espacios ecológicos para obtener el máximo partido de los recursos que estos les
pudieran proporcionar. Ahora, la lectura de cada uno de estos paisajes puede hacerse desde
distintos enfoques, pueden ser vistos como una creación artística, una herramienta analítica,
patrimonio cultural o simplemente como fuentes de recursos naturales (Hernández 2013:37,
citado en Bravo 2019: 17). Esta investigación no pretende hacer un análisis profundo de los
paisajes culturales relacionados a los janambres ya que ese tema implicaría una tesis por si
sola en el ámbito de la geografía humana, si es necesario mencionar y resaltar muchos de los
elementos únicos que permitieron a esta etnia particular, sobrevivir, adaptarse y sacar el
máximo partido de los recursos para obtener en algunos momentos históricos una ventaja
militar y política sobre los hispánicos.
Para comenzar es necesario partir de una definición de conceptos importantes. En el caso que
nos compete, estudiamos un grupo indígena comúnmente conglomerado en el enorme
concepto que es el de “cazador recolector”, así que comencemos preguntándonos ¿Qué
significa “cazador recolector”?
Mucho se ha escrito sobre las sociedades y sus diferencias a lo largo y ancho del
planeta. La diversidad de organizaciones humanas es el principal indicador de la variabilidad
cultural y social que se ha manifestado desde las primeras agrupaciones sociales, hasta las
actuales. El registro arqueológico muestra una gradual transformación en la complejidad de
las sociedades humanas.
¿Qué tienen en común la gran mayoría de los grupos recolectores cazadores? Si bien
son sociedades que se desarrollaron en temporalidades muy distintas, su comportamiento y
especialización en la manera de conseguir su sustento y desarrollo cultural se centró en
elementos diferentes en cada región particular (y aún dentro de cada región), comparten una
forma de movilidad y maneras de asentarse en un lugar que se pueden categorizar en el
ámbito de los recolectores cazadores, además de un modo de subsistencia cuyo sustento
principal es, como su nombre lo indica, la recolección y la caza y no dependen de la
agricultura.
Óscar Arce (2005:2) plantea una reflexión en torno al sentido de aplicar el nombre de
cazadores a unos grupos sociales en los que rara vez el consumo de carne supera el 40% del
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peso total de los alimentos que ingieren sus individuos. Considera que, dada la movilidad y
la imprevisibilidad de las piezas de caza, el riesgo de la actividad y el bajo rendimiento que
implica - en contraste con la sedentariedad de los vegetales y de la seguridad de que cada
año crecen en el mismo sitio-, sería mucho más descriptivo de esta sociedad llamarles
“sociedades recolectoras cazadoras”.
Acosta menciona que este “deterninismo” es una constante en las propuestas teóricas
hacia los cazadores recolectores, a quienes se les observa como “inminentemente destinados
a maximizar los recursos energéticos y minimizar los riesgos” (Acosta 2012:478).
Así, podemos notar que existe un claro vínculo de la subsistencia con la satisfacción
de necesidades fisiológicas primarias, pero esto no debe ser confundido con la mera búsqueda
de alimentos para lograr la sobrevivencia. Bernard Nietschmann (1973) propuso que un
sistema de subsistencia puede ser entendido como un complejo de recursos y actividades,
funcionalmente relacionadas, mediante el cual un grupo humano obtiene sus alimentos, a
través de su propio esfuerzo y la explotación directa del ambiente. Más tarde, Robin Dennell
(1979) definió subsistencia como la búsqueda de aquellos materiales necesarios para el
bienestar físico de una comunidad, incluyendo tanto los recursos consumibles como la
tecnología asociada a su obtención y procesamiento (Bonomo et al. 2019: 16).
Colin Renfrewy Paul Bahn (1993) distinguieron entre comidas, que son los recursos
transformados en alimentos e ingeridos en un momento y lugar determinados, y dieta, que es
el patrón de consumo durante un largo período (Bonomo et al. 2019: 16).
Otros autores mencionan que los modos de subsistencia no solo giran en torno a algo
esencial para la supervivencia del ser humano: la alimentación. Si no que van más allá de una
necesidad biológica, el hecho de consumir alimentos es un fenómeno complejo que abarca
todos los contextos de la actividad humana (biológicos, sociales y culturales). Estas
actividades, como lo son el producir, distribuir y consumir la comida tienen como fin
garantizar la reproducción física de los individuos, y consecuentemente, la supervivencia de
la comunidad (Aguilar, 2014, citado en Márquez 2017:9).
Por otro lado, el modo de vida, podría resumirse de la siguiente manera: “son las vías
particulares en el desarrollo de una formación económica, condicionadas por el
enfrentamiento de las sociedades a ambientes específicos. En este caso, los
condicionamientos no sólo se refieren al proceso de adaptación al (y del) medio físico, sino
también del medio social; de acuerdo con el ritmo interno generado entre los diversos grupos
sociales que conforman una sociedad, y al ritmo que cada sociedad genera históricamente
mediante el contacto con otras sociedades” (Acosta1999:15).
Las materias primas conforman la sustancia principal de producto, en este caso, las
materias auxiliares son absorbidas por el instrumento o por el objeto de trabajo. Estas
materias auxiliares, pueden ejemplificarse con el carbón o leña que absorbe el horno para
producir cerámica o el fogón para producir alimentos (Acosta1999:10).
En el caso de la cultura arqueológica, los objetos incluidos en ella han perdido el valor
de uso o de cambio que contenían en la sociedad viva, dado que el valor de uso se extingue
con el consumo, y sólo se conserva la propiedad de ser productos del trabajo. Esta propiedad
nos permite inferir, que los materiales contenidos en el contexto arqueológico fueron en algún
momento objetos o instrumentos de trabajo de uno o más procesos de trabajo. En un contexto
arqueológico no podemos observar los procesos de trabajo vivo, sino que estos aparecen ante
el observador como procesos de trabajo concretados en los artefactos mismos, como trabajo
pasado y como desechos; y es a nosotros a quienes nos corresponde interpretar su relación
con la sociedad viva que los generó en algún momento (Acosta1999:11). Según este mismo
autor, estos procesos de trabajo están determinados por:
d) Las prácticas culturales desarrolladas por un grupo social. En este caso pueden
incluirse condiciones y efectos singulares que se añaden a los productos; procesos que en la
mayoría de las ocasiones no aumentan ni restan calidad funcional los artefactos, como pueden
ser los procesos que añaden valores estéticos, de identidad grupal, etc.
1.3 LA ETNOARQUEOLOGÍA
La primera tarea que realizan los arqueólogos, tras la observación directa, es la descripción
de las propiedades de los restos materiales. Cumplida ésta tarea, ellos formulan suposiciones
en torno a las condiciones que produjeron los registros arqueológicos. Dichas suposiciones
se validan sólo si se logra establecer una relación entre los datos concretos que proporcionan
la cultura material arqueológica y las causas particulares, que supuestamente estuvieron
implicadas en su conformación. Estos procesos sólo pueden inferirse, ya que el pasado no se
puede observar directamente en el presente, porque es un proceso que ya ocurrió (Binford
1982, citado en Sugiura 1998:23).
La inferencia analógica es una herramienta valiosa para reconocer el pasado como tal
(Binford 1982, citado en Sugiura 1998:24), el procedimiento para establecer esa relación
entre las observaciones concretas y las causas implicadas se basa el supuesto del
uniformalismo; este principio nos dice que, por lo menos en algunas propiedades del pasado
es similar al presente. Cabe señalar, sin embargo, que el uniformalismo debe considerar que
no todos los procesos se encuentran uniformemente presentes en todos los sistemas
socioculturales. Por lo tanto, la certeza con la que se infiere el pasado está relacionada
directamente con el grado en que nuestros supuestos uniformalistas se puedan justificar
(Sugiura 1998:24).
Para Colin Renfrew y Paul Bahn una de las tareas más arduas para el arqueólogo es
saber cómo interpretar la cultura material en términos humanos, es decir, responder a
preguntas como: ¿Cómo se utilizaron ciertos recipientes? ¿Por qué algunas viviendas son
circulares y otras cuadradas? Aquí, los métodos de la arqueología y la etnografía se
superponen, en lo que se ha denominado como etnoarqueología. De acuerdo con estos
autores, los arqueólogos, al igual que los etnógrafos) viven en comunidades contemporáneas,
con el propósito específico de entender como usan la cultura material dichas sociedades
(Renfrew et al. 2007:12).
Eduardo Williams retoma para sus investigaciones la definición del término
etnoarqueología propuesta por William Longacre, quien la considera como "el estudio por
arqueólogos de la variabilidad en la cultura material y su relación con el comportamiento y
organización... entre sociedades actuales, para usarse en la interpretación arqueológica"
(Longacre 1991: 1, citado en Williams 2014: 22). Este autor enfatiza la condición de que este
tipo de investigación sea hecha por arqueólogos, porque los antropólogos socioculturales o
etnógrafos usualmente no registran los datos sistemáticos y cuantitativos que son
indispensables para la interpretación arqueológica, ni tienen el entrenamiento o la
sensibilidad de los arqueólogos hacia la variabilidad en la cultura material (Longacre 1991:
1, citado en Williams 2014:22).
Una analogía en este sentido debe provocar cierto tipo de cuestionamiento que, a lo
largo de la investigación, puedan conducir al reconocimiento de un orden más amplio en los
datos arqueológicos (Binford 1977:9, citado en Sugiura 1998:25). La analogía que se utiliza
en el estudio etnoarqueológico tiene dos variantes: la analogía histórica directa, en la que el
uso de información específica para fines interpretativos se restringe a las culturas
arqueológicas históricamente relacionadas con el grupo etnográfico contemporáneo (Sugiura
1998:25).
De acuerdo con Eduardo Williams, este tipo de analogía, si se utiliza con cuidado,
puede ser muy importante como auxiliar para iluminar el pasado cultural prehispánico (David
y Kramer 2001, citado en Williams 2014: 18). Y aunque las actividades de subsistencia
tradicionales que han llegado hasta nuestros días pueden parecer demasiado diferentes y
desligadas de la situación en tiempos prehispánicos, la información documental del siglo
XVII, XVIII y posterior nos permite entender el grado de similitud y diferencia entre
sociedades a través del tiempo (Williams 2014: 18).
Según Nicholas David y Carol Kramer, para realizar analogías las culturas de origen
y de destino deben ser similares en lo tocante a variables que pudieron haber afectado o
influenciado a los materiales, los comportamientos, los estados o los procesos que se están
comparando. Si la cultura origen es la descendiente directa de la cultura sujeto, habrá una
mayor posibilidad intrínseca de que existan similitudes entre ambas. Sin embargo, la
descendencia cultural misma debe considerarse como un concepto problemático. El rango de
fuentes potenciales para la comparación debería ampliarse --por ejemplo para incluir
etnografía, etnohistoria, arqueología, etc.-- para obtener un rango lo más representativo
posible. Aun así, a causa de los elementos inevitables del razonamiento inductivo y de la
subjetividad involucrada, la certeza deductiva nunca puede lograrse por completo (David y
Kramer 2001: 47-48).
1.4 LA ETNOGRAFÍA
Marvin Harris señala que la antropología empezó como la ciencia de la historia. En sus
orígenes la teoría antropológica se había hecho excesivamente especulativa. Los datos no se
recopilaban sin prejuicios teóricos y su reunión no dejó de tener consecuencias teóricas.
Aparentemente se operaba con esquemas teóricos de alcance restringido, pero en realidad se
formulaban conclusiones sobre la naturaleza de la historia y de la cultura, que tenían el mayor
alcance posible. Estas conclusiones se divulgaron entre las disciplinas adyacentes y pasaron
a incorporarse a las perspectivas intelectuales del público en general. Sobre la base de
evidencias etnográficas parciales, incorrectas o mal interpretadas, surgió así una concepción
de la cultura que exageraba todos los ingredientes extraños, irracionales e inescrutables de la
vida humana. Este mismo autor escribe que “cultura” es el conjunto de pautas de la conducta
asociadas a determinados grupos de pueblos, es decir a las costumbres o a la forma de vida
de un pueblo. En este sentido la etnografía es la descripción de una cultura (Harris 1996:1
14).
Entre las metodologías cualitativas, el enfoque etnográfico es, quizá, uno de los más
antiguos. Aunque los antropólogos han desarrollado, sobre todo en el siglo xx, sus
procedimientos metodológicos e interpretativos. El investigador etnográfico, al pretender
acercarse a la verdadera naturaleza de las realidades humanas, se centra en la descripción y
la comprensión. Por eso, procede como lo hace un antropólogo que quiere conocer una
cultura extraña: profundiza en su investigación con una mente lo más abierta posible y
permite que vayan emergiendo las impresiones y sus relaciones. A medida que las
impresiones se van formando, las analiza y compara con diferentes medios hasta que su
interpretación le parezca válida y quede satisfecho intelectualmente con ella (Martínez 2004:
14).
Por su parte, Bronislaw Malinowski anotó que la Etnografía es aquella rama de la
antropología que estudia descriptivamente a las culturas. El término etnografía significa la
descripción (grafé) del estilo de vida de un grupo de personas habituadas a vivir juntas
(ethnos). Por tanto, el ethnos, que sería la unidad de análisis para el investigador, no sólo
podría ser una nación, un grupo lingüístico, una región o una comunidad, sino también
cualquier grupo humano que constituya una entidad cuyas relaciones estén reguladas por la
costumbre o por ciertos derechos y obligaciones recíprocos (Martínez 2004: 14).
Clifford Geertz ha señalado que la antropología está mucho más del lado de los
discursos “literarios” que de los “científicos”. Esto se debe a que la comprensión de los
textos etnográficos proviene de un “contrato narrativo”, que se establece entre el escritor y
el lector y, que se soporta en unos presupuestos que son, a la vez, sociales, culturales y
literarios. Hoy en día la antropología asiste a una problematización acerca de cómo relatar,
cómo resolver la dificultad de trasladar por medio de una historia lo ocurrido en un medio
ajeno. Es posible que los hechos hablen, pero para comprenderlos deben hacerlo en nuestra
lengua y remitir a nuestros parámetros. Por lo tanto, el problema de crear discursos
convincentes es un problema literario (Geertz 1989:18).
El mismo autor comenta que los antropólogos están “poseídos” por la idea de que los
problemas metodológicos centrales implícitos en la descripción etnográfica tienen que ver
con la mecánica del conocimiento (Geertz 1989:19). Concuerdo con esta postura y considero
que los científicos, ya sean antropólogos, arqueólogos, historiadores y muchos otros más,
deben tener un compromiso con la sociedad y enfocar sus textos a un lenguaje más orientado
al público no especializado con tecnicismos.
Sobre la observación participante, Guber escribe que esta consiste en dos actividades
principales: observar sistemática y controladamente todo lo que acontece en tomo del
investigador, y participar en una o varias actividades de la población. Hablamos de u
participar" en el sentido de "desempeñarse como lo hacen los otros"; de aprender a realizar
ciertas actividades y a comportarse como uno más. La "participación" pone el énfasis en la
experiencia vivida por el investigador apuntando su objetivo a "estar adentro" de la sociedad
estudiada. En el polo contrario, la observación ubicaría al investigador fuera de la sociedad,
para realizar su descripción con un registro detallado de cuánto ve y escucha. La
representación ideal de la observación es tomar notas de una obra de teatro como mero
espectador. Desde el ángulo de la observación, entonces, el investigador está siempre alerta
pues, incluso aunque participe, lo hace con el fin de observar y registrar los distintos
momentos y eventos de la vida social (Guber 2001:57).
3) los datos físicos pueden proporcionar una evaluación independiente tanto de los
métodos como delos datos obtenidos por procedimientos comúnmente aplicados en las
investigaciones etnográficas. Para algunos autores la cultura material no solo sirve para
evaluar otros datos etnográficos, sino que también pueden considerarse como una variable
independiente de la conducta humana, y
4) la cultura material sirve como fuente de datos para estudiar la conducta humana.
A pesar de las limitaciones antes mencionadas, sería erróneo tratar de suplir estos
procedimientos metodológicos y técnicos usualmente empleados en el campo de la
etnografía, ya que aportan datos importantes que de otra forma no se podrían obtener (Sugiura
1998:27).
Fue necesario realizar un estado de la cuestión relacionado con los janambres, para ello se
comenzó por las fuentes históricas que pudieran arrojar luz sobre la cotidianeidad de dicha
etnia. La intención era realizar una consulta completa de los archivos históricos del área de
estudio; afortunadamente fue posible consultar la tesis de Maestría en Historia de Jofrak
Rodríguez (2019) quien se dio a la tarea de revisar los archivos históricos más importantes
del noreste de México y también en Texas para obtener la información sobre el tema de los
janambres. No repetiremos la labor de consulta de archivos ya realizada por Rodríguez y en
cambio tomamos su investigación como una de las piedras angulares que guían este trabajo
con el fin de apoyar la reconstrucción hipotética del modo de subsistencia de dicha etnia.
Esta tesis abarca el periodo constituido por los siglos XVII y XVIII en la región que
antiguamente habitaron los janambres, es decir parte de Nuevo León, Tamaulipas y San Luis
Potosí. Este autor consulto principalmente el Archivo Histórico de Monterrey -AHM-,
Archivo General de la Nación -AGN-, The Dolph Briscoe Center for American History
University of Texas at Austin -DBCAH-, las Colecciones Especiales Ignacio Bernal -CEIB-
del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, el Archivo Histórico de la
Arquidiócesis de Monterrey -AHAM-, el Archivo Histórico Municipal de Cadereyta Jiménez
-AHMCJ- y el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara -AHAG-.
Entre los temas desarrollados por el autor destacan principalmente el origen de los
janambres como grupo, su sociedad, sustento, organización y el desarrollo histórico de la etnia a
lo largo de los siglos XVII y XVIII. Como se mencionó anteriormente, esta información es
imprescindible para desarrollar la reconstrucción hipotética del modo de subsistencia de los
janambres.
En relación con las fuentes arqueológicas, en el presente trabajo únicamente se presenta una
pequeña parte de todo el trabajo arqueológico que se ha realizado en Tamaulipas, sobre todo
en la zona huasteca, en los alrededores de la capital y en la presa Falcón en la frontera. No
consideré necesario presentar un resumen de todo el trabajo arqueológico que se ha llevado
a cabo, ya que otros autores lo han hecho (Ramírez 2007, Mendoza 2019); en cambio, preferí
hacer mención únicamente de la información relacionada con los grupos nómadas y
seminómadas, y en general de los trabajos realizados en las inmediaciones de nuestra región
de estudio, partiendo principalmente de las investigaciones de Gustavo Ramírez (2007) y
Francisco Mendoza (2019).
Para nuestro caso de estudio, se propone que se agrupan tales actividades principalmente en
dos:
Para el presente trabajo, y para entender la forma en que los janambres explotaron los
recursos del territorio en el que habitaban se realizó trabajo de campo en cuatro poblados o
ejidos que abarcan la región de los actuales municipios de Xicoténcatl, González, Llera de
Canales y Gómez Farías en Tamaulipas. Los poblados son Servando Canales (Xicoténcatl),
Fortín Agrario (González), San Francisco el Alto (Municipio de Casas) y Gómez Farías
(cabecera municipal). Primero fue fundamental observar y registrar aquellas actividades que
pudieran estar relacionadas con el modo de subsistencia de los indígenas janambres, las
cuales se encuentran en un claro proceso de desaparición.
2. Los recursos explotados, dentro de los cuales se incluyen nombres de flora y fauna.
También se recabó información acerca del tiempo en términos de horario y la duración de
una actividad específica en un día, así como la temporalidad estacional y el espacio
(entendido este como el lugar y área específicos) en que se realizan las actividades.
Las entrevistas abiertas comprenden temas mucho más amplios que el simple
seguimiento de cédulas. En ocasiones, surge la necesidad de profundizar en algunos tópicos
o en algunas experiencias personales. Estas también cuentan con la facultad de proveernos
de esa valiosa información, a pesar de las limitaciones que puedan tener.
Esta misma autora menciona que, a diferencia de los datos y la información de los
diarios que se llevan en el trabajo de campo, la información videograbada reproduce con
mayor grado de fidelidad los hechos, pues no intervienen criterios interpretativos en la
descripción. Es decir, los datos de los diarios de campo reflejan, en alguna forma, la
distorsión cognitiva de los observadores que están registrando y describiendo un contexto
vivo y extraño a ellos (Sugiura 1998:34). Para esto, primero se estableció contacto con
algunos amigos y familiares quienes habitan las localidades de la región de estudio, ellos nos
abrieron el camino para introducirnos en los pueblos desconocidos y además de proporcionar
información valiosa, también nos contactaron con las personas para realizar las entrevistas,
y posteriormente registrar las actividades encontradas. De esta manera se agilizó la búsqueda
de personas que tuvieron relación con un modo de subsistencia que evoca al de los janambres.
1) informantes activos, o sea aquellos que hoy día practican alguna de las actividades
relacionadas al modo de subsistencia cazador-recolector. En esta categoría se incluyeron los
informantes activos (de entre 35 y 50 años), que eventualmente practicaban alguna de las
actividades;
Como quedó dicho, el trabajo de campo se enfocó en cuatro poblados o ejidos que
abarcan la región de los actuales municipios de Xicoténcatl, González, Llera de Canales y
Gómez Farías en Tamaulipas, los poblados son: Servando Canales (Xicoténcatl), Fortín
Agrario (González), San Francisco (Llera de Canales) y Gómez Farías (cabecera municipal).
Cabe señalar que cuando surgieron algunas dudas o se consideró que algunos aspectos
merecían profundizarse o contrastarse con nuevas informaciones, se visitó de nuevo a las
personas que ya habían sido entrevistadas.
Ausubel diferencia dos tipos de aprendizajes que pueden ocurrir en el salón de clases:
El que se refiere al modo en que se adquiere el conocimiento y el relativo a la forma en que
el conocimiento es subsecuentemente incorporado en la estructura de conocimientos o
estructura cognitiva del educando, Ausubel afirma que también puede entenderse lo que se
recibe. “Un aprendizaje es significativo cuando puede relacionarse, de modo no arbitrario y
sustancial (no al pie de la letra) con lo que el alumno ya sabe”. Para que el aprendizaje sea
significativo son necesarias al menos dos condiciones. En primer lugar, el material de
aprendizaje debe poseer un significado en sí mismo, es decir, sus diversas partes deben estar
relacionadas con cierta lógica; en segundo lugar, que el material resulte potencialmente
significativo para el alumno, es decir, que éste posea en su estructura de conocimiento ideas
inclusoras con las que pueda relacionarse el material. Para lograr el aprendizaje de un nuevo
concepto, según Ausubel, es necesario tender un puente cognitivo entre ese nuevo concepto
y alguna idea de carácter más general ya presente en la mente del alumno. Este puente
cognitivo recibe el nombre de organizador previo y consistiría en una o varias ideas generales
que se presentan antes que los materiales de aprendizaje propiamente dichos con el fin de
facilitar su asimilación (Ausubel 1960:269).
Es decir, que aprender significa que los nuevos aprendizajes conectan con los
anteriores; no porque sean lo mismo, sino porque tienen que ver con estos de un modo que
se crea un nuevo significado.
Para esta investigación nos decidimos a proponer la estrategia de desarrollar una obra
de teatro que enseñara a los asistentes la información referente al modo de subsistencia de
los janambres, antiguos habitantes de la región de estudio. Mi interés en emplear esta
estrategia de divulgación se deriva de mi experiencia como actor de teatro y dramaturgo (5
años a la fecha). Esta no sería la primera vez que se emplea el teatro como una estrategia de
divulgación, otros autores ya han implementado esta estrategia en diferentes regiones de
México, aquí retomaremos el caso de “Vámonos de pinta” proyecto de divulgación
desarrollado en Querétaro (García et al. 2015).
La educación y el teatro han ido de la mano desde los inicios del hombre en sociedad,
a continuación mencionaré un esbozo del desarrollo histórico que esta relación ha mantenido
a lo largo del tiempo. No pretendo hacer un recuento de los orígenes del teatro y sus distintos
métodos, géneros y evoluciones teóricas, ya que al hacer eso tendría que recurrir a la historia
del arte y al análisis de métodos como el Stanislavski y esa no es la intención de la presente
investigación. Si lo es mi interés en la puesta en escena de una obra de teatro, como un medio
para transmitir información a los espectadores y mostrar la relación ya mencionada entre
pedagogía y teatro.
Los orígenes del teatro se encuentran en antiguos ritos de origen prehistórico, cuando
el ser humano empezó a ser consciente de la importancia de la comunicación para las
relaciones sociales. Ciertas ceremonias religiosas tienen ya desde su origen cierto
componente de escenificación teatral. Se cree que, en muchas culturas, todo comienza con la
danza, o con las representaciones similares. En los ritos de caza, el hombre primitivo imita a
los animales: del rito se pasó al mito, del chamán al actor. En África, Mesoamérica y otras
regiones, en los ritos religiosos se mezclaban el movimiento y la comunicación gestual con
la música y la danza, y también objetos identitarios como las máscaras. En la América
38
precolombina se desarrolló una forma de teatro en las culturas que habitaron el continente,
principalmente la maya y la mexica: para los mayas en fiestas agrícolas, y representaciones
de los movimientos de los astros podíamos observar elementos de la teatralización; el mexica
desarrolló notablemente la mímica, la representación de deidades y los sacrificios, donde
también vemos claramente elementos de la teatralización, y estas tenían dos vertientes, una
religiosa, que buscaba educar a los niños y adultos, y otra burlesca o cómica (Chávez 2017:6).
María Ávila, Reinaldo Méndez, Johan Mogollón, Carlos Sleiman y María Vivas,
mencionan en su investigación: “El Primer Maestro, Pedagogía de la Educación Primitiva e
Influencia de la Magia en la Educación” que la historia de la educación va de la mano con la
evolución del ser humano no existe ninguna sociedad, por primitiva que sea, en la cual no se
encuentre la educación. Los pueblos primitivos carecían de maestros, de escuelas y de
doctrinas pedagógicas sin embargo educaban al hombre, envolviéndolo y presionándolo con
la total de la acciones y reacciones de su rudimentaria vida social. En ellos, aunque nadie
tuviera idea del esfuerzo educativo que, espontáneamente la sociedad realizaba en cada
momento, la educación existía como hecho.
Menéndez Peláez (Menéndez Peláez, J., 2005, 49-67 citado en Cutillas 2015:7) dice:
El teatro jesuítico será un auxiliar pedagógico con una doble función académica y ascético
espiritual. Como auxiliar de los “Studia humanitatis” debe relacionarse con el teatro
universitario de intensa actividad en la universidad renacentista en la España del Quinientos.
Como auxiliar de la formación espiritual, el teatro jesuítico estará al servicio de la
espiritualidad ignaciana.
Luis Loaiza (2008), es uno de los autores que habla sobre una relación verdadera entre
la pedagogía y el teatro, en su artículo: Pedagogía y teatro nos dice: Parece ser que cuando
hablamos de pedagogía y teatro, lo primero que pensamos es en la enseñanza y el aprendizaje
del teatro, o en el teatro como herramienta para la enseñanza y aprendizaje de otras
disciplinas. Realmente en el primero nos estamos refiriendo a la didáctica del teatro, y en el
segundo al teatro didáctico; es decir, no estamos hablando de la relación entre pedagogía y
teatro. Esto se debe a que en muchas ocasiones el uso de los términos hace que su significado
se haga ambiguo y por lo tanto no podamos aclarar a qué nos referimos cuando hablamos de
ellos (Loaiza 2008:122 citado en Chávez 2017:15).
Luis Loaiza menciona también que tanto la educación como la creación artística son
actividades exclusivas del ser humano por cuanto está dispuesto tanto a transmitir la visión
del mundo que culturalmente se ha edificado, como su visión particular, para ponerla en
diálogo con las visiones de sus congéneres (Loaiza 2008 citado en Chávez 2017:15)..
Muchos docentes utilizan el teatro como estrategia para que el estudiante aprenda uno
u otro saber. Es decir, que se emplea el teatro como herramienta para enseñar y aprender
matemáticas, historia, inglés, etc., ya que permite que el estudiante entre a profundizar en el
conocimiento a través del movimiento y el habla. Luis Loaiza hace referencia a que la
utilización del teatro es una buena estrategia para aprender no sólo español, sino también
matemáticas, inglés, historia y otras. El autor ya no profundiza más en la enorme cantidad de
posibilidades interdisciplinarias que el teatro puede brindarle a la enseñanza en concreto
(Loaiza 2008 citado en Chávez 2017:15).
Como se puede ver, el teatro puede fungir como una herramienta para generar
aprendizajes en el espectador; se lleva a un espectador a un estado en el cual su reflexión
pasa de ser sobre aspectos generales de la condición humana a reconocer planteamientos
políticos y sociales generados a través del hecho teatral.
Es importante iniciar este apartado aclarando la diferencia entre dos conceptos que se refieren
a dos estrategias de comunicación distintas y que muchas veces son entendidos como
sinónimos. Primero tenemos la difusión, esta se hace entre pares; es la que hacemos en
nuestros libros y artículos especializados, en nuestras ponencias en reuniones científicas.
En este apartado, se logró publicar el libro titulado “Los janambres: modo de vida
seminómada de los antiguos habitantes de Tamaulipas” con ayuda de una beca estatal
PECDA. En diciembre de 2019, este libro tuvo un excelente recibimiento en la comunidad
científica del estado de Tamaulipas. Allí se presenta la información referente a los capítulos
II y III, es decir los antecedentes históricos y los resultados de la investigación etnográfica
que se realizó, además de lo anterior, su publicación permitió la donación de
aproximadamente 100 ejemplares a las principales bibliotecas de ciudades importantes del
estado como: Tampico, Ciudad Madero, Altamira, Ciudad Mante y Ciudad Victoria.
La otra estrategia sería la divulgación, la cual se emplea para llegar a un mayor
público, que normalmente no cuenta con los antecedentes del tema, y no comprende muchos
tecnicismos.
Además de lo anterior, los autores definieron directrices claras hacia las que querían
enfocar sus esfuerzos que plantearon así:
Me gustaría retomar estas directrices y agregar otras que considero esenciales para la
comprensión de las sociedades humanas móviles en este contexto rural:
Como el mismo Manuel Gándara comenta, divulgar es más que interpretar. Es decir,
en la interpretación clásica lo que se hace es traducir el lenguaje especializado a uno que el
gran público entienda y disfrute; en la divulgación significativa, además de esa traducción se
deben proporcionar los elementos de antecedentes y de contexto que permitan revelar y
generar emoción, y con ello la construcción de sentido y compromiso hacia la conservación
patrimonial. Esto implica involucrar no solamente la cognición, sino el afecto y proporcionar
orientación (espacial, de contenidos); asi como motivar de forma continua al público a la
acción concreta, generar nuevas preguntas y promover una voluntad de corresponsabilidad
para que la herencia arqueológica no se pierda (Gándara 2018a:90-91).
4. Así mismo el evento novedoso debe ser igualmente breve. Una pieza
musical de tres minutos parece ser suficiente. Por lo anterior la obra de
teatro que se propone debe tener una duración de entre 20 y 30 minutos.
El objetivo, o lo que las personas son inspiradas a hacer, también muestra variaciones
y generalidades de persona a persona. Hart (1993 citado en Gilson et al. 2019) encontró que
para estudiantes de universidad, la inspiración se manifiesta en acciones como: compartir la
inspiración con otros a través del habla, arte, escritura, fotografía, o esfuerzos para mejoras
personales. Otros investigadores agregaron que la inspiración puede manifestarse en obtener
logros en deportes o educación, mejoras personales, lograr una meta personal, resolver un
problema, crear algo, transformarse o apoyar una causa (Gotz, 1998; Hart, 1993, 1998;
Jackson, 2012; Kwall, 2006; Thrash & Elliot, 2003, 2004; Thrash, Elliot, et al., 2010 citado
en Gilson et al. 2019).
Considero que todas las características antes mencionadas sobre los conceptos
sorpresa e inspiración y que provienen de estudios psicopedagógicos pueden ser útiles y
productivos en el campo de la interpretación del patrimonio. Una investigación sobre las
aplicaciones de las características de la inspiración en la práctica de la interpretación puede
proporcionar información valiosa para desarrolla una interpretación basada en el
constructivismo y teorías del aprendizaje.
De acuerdo con este autor, comunicamos para lograr varios fines: proporcionar
información; promover entretenimiento, producir placer; promover el aprendizaje; provocar
la reflexión entre otros. Es siguiendo estos lineamientos que uno puede realizarse
cuestionamientos que permitan proporcionar un aprendizaje significativo en la persona que
asiste o en el espectador (Gándara 2016:80).
El tercer elemento también se abordó en otro apartado de este mismo capítulo, donde
se expresa bajo que premisas se desarrolla la teoría del aprendizaje significativo por Ausubel,
y la forma en que este postulado teórico brindará una parte fundamental del pilar que guiará
esta propuesta de divulgación.
• Arqueolítico: De 25 mil a 12 mil años a.C.; contiene artefactos tallados por percusión
directa de piedra con piedra, hay talla bifacial en artefactos grandes y pequeños, el
material chico consiste en lascas gruesas y anchas con las que se fabricaron
raspadores y raederas; no hay instrumentos de molienda ni puntas de proyectil, sin
descartar que estas pudieron ser de material perecedero; corresponde a este sitio de la
Cueva del Diablo en Tamaulipas investigando por MacNeish (Mendoza 2019:64).
• Cenolítico inferior: del 12 mil al 7 mil a.C., en su transcurso aparecen las puntas de
proyectil líticas, entre ellas las de forma foliácea y las de acanaladuras; hay técnicas
de retoque por presión y talla por percutor blando, asentamientos del Cenolítico
inferior se tienen en La Calzada en Nuevo León, Epstein (1961), y en Tamaulipas en
el Complejo Diablo (MacNeish, 1958, citado en Mendoza 2019:64).
• Cenolítico superior: De 7 mil a 5 mil años a.C. Hay gran variedad de piezas de piedra
tallada por percusión y presión, se cuida la forma y el acabado; se inicia con la
desaparición de la megafauna pleistocénica, la recolección toma auge, comenzándose
los primeros cultivos o pasos a la domesticación de plantas como chile, la calabaza,
amaranto, maíz, fríjol; aparecen tanto morteros de molienda como muelas planas,
proliferan las puntas de proyectil con pedúnculo y aletas; de estos, en Tamaulipas
tenemos la Cueva de la Perra y Ocampo MacNeish, (1958) y la Presa Falcón
Aveleyra, (1951), (Mendoza 2019:65).
• Protoneolítico: Situado entre 5 mil y 2 mil 500 a.C. el maíz y el frijol se afianzan,
hay una disminución en el tamaño de los artefactos y retoque secundario visible en
objetos de piedra pulida; morteros y muelas planas no solo funcionales sino también
con una buena apariencia, también los trabajos en cuentas, hachas, azuelas, etc. En
esta etapa aparecen las primeras cerámicas; lo representan en Tamaulipas los
complejos Repelo, Nogales y Ocampo (MacNeish 1958, citado en Mendoza
2019:65).
Lorenzo (1975:58) provee de un cuadro con los yacimientos de la etapa lítica en México
representada por 42 sitios, de los cuales 6 corresponden al área del estado de Tamaulipas, de
lo que figura como de gran importancia de esta región; si contáramos los que pertenecen al
noreste de México, veríamos aún más la categoría de estas sociedades y estudios mejor
realizados nos llevarían a darle la debida importancia al estudio de la prehistoria mexicana
(Mendoza 2019:70).
Grupo 2.- Formado por sedentarios habitando a la orilla de los ríos y en los grandes
valles; levantaron chozas, fabricaron cerámica para acarreo y conservación de los alimentos,
como el maíz, frijol, calabaza, camote, chile, etc., fabricantes de cerámica, algodón y papel;
con una religión que rendía culto a los astros, a los elementos de la naturaleza y a los muertos,
para lo cual construían templos y sepulcros; vivían en chozas y en edificios sobre terrazas y
contaban con una agricultura desarrollada (Mendoza 2019:72).
Región cultural 2.- Los semisedentarios de la Sierra Madre eran indios belicosos,
janambres, pisones, olocnoques y otros. Ocupaban las bocas de la sierra en los ríos San
Marcos, Caballeros y Santa Engracia, dominaban el Valle de los janambres desde Hidalgo
hasta San Luis Potosí, tenían ligas con las tribus del cerro del Bernal y en las sierras de la
Palma y de las Salinas al norte de Tampico (Mendoza 2019:73). Esta región cultural es la
que nos compete para la realización del presente trabajo, por lo tanto, más adelante la
analizaremos desde la perspectiva etnohistórica con principal énfasis en los indígenas
janambres.
Región cultural 4.- Corresponde al grupo huasteca que habitó las cuencas de los ríos
Guayalejo y Tamesí en el lado sudeste, aunque había pueblos en el norte como Chachahual,
Tanchiz, Tanchoy, Tancaxcual y Tamaholipa, la denominación regional es cue para los
promontorios y coecillos para los pequeños; hacían represas para el agua y empedraban sus
caminos con losas; fabricaban productos cerámicos y textiles que vendían a pueblos del
altiplano; al parecer los primeros en cultivar el algodón; así también en Tamaulipas se han
encontrado los más antiguos vestigios arcaicos de pastillaje. (Mendoza 2019:73-74).
“El valle delos mamuts ya era objeto de saqueo desde 1935; extranjeros
llegaban hasta la localidad a llevarse los enormes huesos, mismos que
eran sacados del municipio aún por tren desde Calles; otros venían a
comprarlos según esto para hacer fosfatos, y no fue hasta el año de 1959
un 14 de abril, en que los cazadores los hermanos Raúl, Manuel y
Tomás Torres Silva, descubren unos restos de osamentas gigantes,
mismos que reportan el hallazgo, informando a las autoridades de
nuestra capital, siendo gobernador el Dr. Norberto Treviño Zapata y
secretario de Turismo Don Emilio Villareal Guerra, quienes dan cuenta
de los hechos generándose una polémica entre los lugareños del Salitre
de los Martínez y el Salitre de los Gutiérrez, pues estos los habían visto
anteriormente pero no los habían reportado; otra anécdota es que estos
huesos de gigantes se utilizaban, hechos polvos, diluidos en agua, para
malestares diarreicos; asimismo sobre un camino se encontraba un
colmillo de casi tres metros de largo por donde pasaban las carreteras
encima de él...” (Mendoza 1998:19, citado en Mendoza 2019: 78).
El mismo señor agrega:
Los trabajos se iniciaron con un reconocimiento en varias partes del estado, el cual se
continuó a lo largo de tres temporadas, alternadas con períodos de excavación. Incluyó el
nordeste al norte del río Soto la Marina y al este (entre la carretera de Cd. Victoria y
Matamoros), la Sierra de Tamaulipas, la Sierra Madre y la región del Pánuco. (MacNeish,
1958, citado en Mendoza 2019: 81). El número de sitios registrados ascendió a 346. Aunque
en algunos de los sitios se practicaron pozos de sondeo, el número de aquellos en los que se
hicieron excavaciones mayores, y de acuerdo a datos publicados no pasaron de ocho en la
Sierra de Tamaulipas y tres en la Sierra Madre Oriental, de las cuales emanan las dos
secuencias culturales locales (Mendoza 2019: 81-82).
Hacía mediados del siglo XVII los janambres estaban presentes en la llanura que se extiende
entre la sierra de Tamaulipas y la sierra Madre oriental donde actualmente se encuentran los
municipios de Santa Bárbara (Ocampo), de Tamatan (Ciudad Mante), de Escandón
(Xicoténcatl), de Llera, de Aguayo (Ciudad Victoria), de San Antonio de los Llanos
(Hidalgo), de Croix (Casas) (Stresser-Péan 2000:588). El área muestreada cuenta con una
muy baja densidad poblacional, por mencionar algo Gómez Farías cuenta con 800 habitantes,
57
el ejido de San José en este mismo municipio cuentan con aproximadamente 150 habitantes,
de igual manera el ejido de Fortín Agrario perteneciente al municipio de González cuenta
con alrededor de 150 habitantes.
En este estudio, para entender la forma en que los janambres explotaban los recursos
del territorio en el que habitaban tomaremos como muestra 4 poblados o ejidos que abarcan
la región de los actuales municipios de Xicoténcatl, González, Llera de Canales y Gómez
Farías en Tamaulipas, los poblados son: Servando Canales (Xicoténcatl), Fortín Agrario
(González), San Francisco el Alto (Municipio de Casas) y Gómez Farías (cabecera
municipal). Es probable que las prácticas que registramos en estas comunidades y que aún a
día de hoy continúan llevándose a cabo sean una herencia proveniente del modo de vida de
los antiguos indígenas janambres. La información etnohistórica nos indica que estas son las
áreas donde los janambres subsistieron y dominaron gran parte del actual estado de
Tamaulipas.
González se encuentra en la porción Sur del Estado, con una extensión territorial de
3,491.41 kilómetros cuadrados, que representa el 4.2 por ciento de la superficie total del
Estado. Colinda al Norte con el municipio de Llera y Casas; al Sur con el Estado de Veracruz;
al Este con los municipios de Aldama y Altamira y al Oeste con Xicotencatl y Ciudad Mante
(INEGI 2015). En este municipio se realizó una práctica etnográfica en el ejido de Fortín
Agrario, que tiene aproximadamente 180 habitantes.
A pesar de que San Francisco el Alto se ubica en el municipio de Casas, se encuentra
geográficamente más relacionado geográficamente y climáticamente con Llera de Canales,
este municipio está situado en la porción media del territorio del estado de Tamaulipas, en el
valle formado entre la Sierra Madre Oriental y la sierra de Tamaulipas. Llera colinda al Norte
con los Municipios de Victoria y Casas, al Sur con los municipios de Gómez Farías,
Xicoténcatl y González. Al Este colinda con el municipio de Casas y al Oeste con Ciudad
Victoria y Jaumave, se encuentra a una altitud de 291 metros sobre el nivel del mar. En una
extensión territorial de 2,283.53 kilómetros cuadrados (INEGI 2015).
La región de estudio para el presente trabajo es la región hidrológica número 26, la cual está
ubicada en la zona sur del estado, está conformada por las cuencas Río Pánuco (Guayalejo -
Tamesí) y Río Valles. Comprende los Municipios de: Aldama, Altamira, Antiguo Morelos,
Cd. Madero, Gómez Farías, González, Jaumave, Llera, Mante, Nuevo Morelos, Ocampo,
Tampico y Xicoténcatl. Esta cuenca hidrológica importantísima permitió a los janambres
moverse entre en accidentado paisaje y dominar la región del centro-sur del estado, de esta
forma aprovecharon no solo los recursos alimenticios si no también el agua para subsistir y
desplazarse entre temporadas hacia la sierra o hacia el semi-desierto.
Imagen 3. Relieve de la Cuenca del Río Guayalejo-Tamesí, tomado de Wilver Salinas, Castillo, UAMAC-
UAT, 2004; Cortesía de la SEMARNAT, Delegación Tamaulipas.
Estados Unidos
de América
Este ecosistema ocupa alrededor del 30% del país con una amplia distribución, en México
existen una gran cantidad de matorrales con diversa composición y estructura. Entre los
nombres que se han utilizado para denominar estos ecosistemas están: matorral xerófilo
(seco), cardonales, tetecheras, izotales, nopaleras, matorral espinoso, matorral inerme (sin
espinas) parvifolio (hojas pequeñas), magueyales, lechuguillales, guapillales y chaparrales.
Son comunidades vegetales dominadas por arbustos de altura inferior a 4 m. Son propias de
climas secos con lluvias escasas y zonas frágiles que favorecen la desertificación. A pesar de
esto, son en realidad el grupo más diverso de comunidades vegetales. La composición de
especies cambia con la región. Existen variantes de matorrales dependiendo del grupo de
especies más abundante. En algunos predominan plantas suculentas y con hojas gruesas, en
otros las plantas tienen hojas muy pequeñas o las pierden, o tienen espinas, lo cual les da
aspecto diferente, por ejemplo, para el caso de la región de estudio, los matorrales de
Xicoténcatl, González y Llera en Tamaulipas tienen un aspecto diferente a los de Coahuila y
a su vez a los de Baja California y así sucesivamente (Domínguez et al. 2013:1).
El clima en esta región del estado presenta importantes variaciones vinculadas con la
altitud, la influencia del mar y la retención de humedad en las montañas, en la llanura costera
y en la parte noreste del estado el clima es cálido semiseco; al sur, cálido subhúmedo con
temperaturas medias anuales mayores a 22 °C; en la Huasteca, semicálido subhúmedo y en
la Sierra Madre de Tamaulipas, templado húmedo con temperaturas medias anuales entre 12
y 18 °C. El comportamiento de la lluvia varía desde una precipitación normal anual mínima
de 336 milímetros (mm) a una máxima de 1,571 mm en la estación Ahualulco (cerca de
Ciudad Mante), con una precipitación normal anual promedio de 686 mm. En general, en
Tamaulipas las lluvias se presentan en verano excepto en la parte norte donde éstas son
irregulares (Agenda Técnica Agrícola de Tamaulipas 2017:10).
Imagen 5. Paisaje típico del semidesierto Tamaulipeco, bosque de matorrales, ejido Fortín Agrario, González,
Tamaulipas. Fotografía de mi autoría Septiembre de 2019.
Otro ecosistema de importancia que mencionar para el presente trabajo es el bosque mesófilo
de montaña en la región de Gómez Farías, Tamaulipas. Este es un bosque muy variable en
composición de especies, pero con estructura y clima muy similares. Está dominado por
árboles en varios estratos, con abundancia de helechos y epífitas. El follaje del 50% de sus
especies de árboles se pierde durante alguna época del año. Comparten lluvias frecuentes,
nubosidad, neblina y humedad atmosférica altas durante todo el año (Biodiversidad.gob.mx).
Este es probablemente el ecosistema más amenazado en el país (Challenger, 1998,
citado en Conabio 2010:16), y el ecosistema tropical que ocupa menos superficie a nivel
mundial (Bubb y Das, 2005; Mulligan y Burke, 2005, citado en Conabio 2010:16). Se estima
que menos del 1 % del territorio nacional está ocupado por vegetación primaria de bosque
mesófilo de montaña (8,809 km2). Este bosque se caracteriza principalmente por la presencia
frecuente o persistente de nubes a nivel de la vegetación, esta definición basada en el clima
refleja la importancia de las nubes o niebla para la ecología de este ecosistema. De ahí que
también se le conozca como bosque de niebla, selva nublada, bosque nebuloso y bosque
nublado (Conabio 2010:16).
Para la región de Gómez Farías y la Sierra Madre Oriental, el clima está inmerso en
neblina o nubes bajas, con lluvias abundantes y vientos húmedos en las laderas con influencia
del mar (barlovento) la mayor parte del tiempo. La temperatura media anual oscila entre los
12° y los 23°C, aunque en invierno las temperaturas pueden caer por debajo de los 0°C. Crece
en terrenos con suelos ácidos profundos o muy someros e inclinados, ricos en materia
orgánica y humedad todo el año (Biodiversidad.gob.mx).
Imagen 6. Paisaje típico del bosque mesófilo de montaña, ejido San José, Gómez Farías, fotografía tomada
por Javier Iván Chávez Morales. Septiembre de 2019.
2.3 LA FAUNA CAZADA EN SAN ANTONIO NOGALAR
En las excavaciones llevadas a cabo por Guy Stresser Péan en el sitio de San Antonio
Nogalar se encontraron restos de fauna que fue cazada y consumida por los antiguos
huastecos. Entre las especies consumidas está principalmente el venado de Virginia, del cual
se registraron 99 restos óseos, el jabalí o pecarí de collar en segundo lugar, del cual se
registraron 12 restos óseos, seguido del perro o coyote, del cual se registraron 4 restos óseos,
3 de armadillo y finalmente de liebre, conejo, tuza, zorrillo, tejón, tlacuache, guajolote y
cocodrilo, de los cuales solo se registraron uno o dos restos óseos (Stresser-Péan 2000:39
42).
La historiografía nos muestra que, cuando los janambres descubren la facilidad con
la que se podían atrapar a los borregos y cabras comenzaron a incluirlos en su dieta y
posteriormente desarrollaron estrategias bélicas de miedo y amenaza contra las poblaciones
españolas para conseguir este recurso, prácticamente sin el esfuerzo de obtenerlo
combatiendo a los pastores o robándolo de los ranchos.
Entre las especies vegetales registradas por Stresser-Péan (2000: 37) en los alrededores de
San Antonio Nogalar nos encontramos con una muy amplia gama, no solo de alimentos de
recolección, sino también de plantas aprovechables para elaborar herramientas y utensilios.
Entre éstos se destacan los siguientes: El cornizuelo (Acacia cornígera), el huizache (Acacia
farnesiana), el agave lechuguilla, el agave mezcalero, la chirimoya (Annona globiflora), el
sollate (Beaucarnea inernis), el chile piquin (Capsicum frutescens), el aguacatillo
(Casimiroapringlei), el higuerón (Ficus sp.), el carrizo (Lasiacis sp.), la mora (Morus sp.),
el nopal (Opuntia sp.), el tomate coyote (Lycopersicum esculentum), la palma (Sabal
mexicana), el órgano (Pachycereus sp.), el jaboncillo (Sapindus saponaria), arboles como el
álamo, el ébano, Y también hay raíces silvestres comestibles, como la del bejuco herbáceo
llamado jicamilla, que aún hoy en día es apreciado en San Antonio Nogalar y sus alrededores.
Hasta aquí se presenta una pequeña parte de toda la investigación que se ha realizado
en Tamaulipas, sobretodo en la zona huasteca, en los alrededores de la capital y en la presa
Falcón en la frontera. Otros autores han compilado de manera más amplia y con una visión
general las investigaciones arqueológicas de este Estado (Ramírez 2007, Mendoza 2019), por
ello aquí se hace mención únicamente de la información relacionada con los grupos nómadas
y seminómadas, y en general de los trabajos realizados en las inmediaciones de nuestra región
de estudio.
En este apartado se presentan los antecedentes a partir de las fuentes históricas, las cuales
nos brindan información de la que disponemos para conocer el modo de vida, costumbres,
rituales y organización social de los janambres. El contenido de este apartado se apoya en
una síntesis de una exhaustiva investigación de maestría elaborada por Jofrak Rodríguez
(2019) quien consultó a los autores y los principales archivos históricos del noreste; de ese
trabajo se desprenden los elementos necesarios para presentar un antecedente histórico sobre
el tema que a nosotros nos concierne: el modo de vida de los janambres. Para eso
comenzaremos desde lo más sencillo, preguntándonos ¿Quiénes eran los janambres?
Nuestro principal interés para el presente trabajo no implica conocer con certeza el origen
del grupo étnico denominado “janambres”, sin embargo se presentan a continuación y las
posibilidades que se han discutido sobre el origen de acuerdo con los investigadores:
La primera posibilidad es que los janambres eran un pueblo intruso, que habían
invadido Tamaulipas atravesando la sierra Madre Oriental por los pasos situados al este de
Jaumave. Arribaron así a las llanuras de los alrededores de la actual Ciudad Victoria, desde
donde poco a poco se fueron esparciendo hacia el sur.
Otra posibilidad sobre su origen fue que los pisones comenzaron a tener ramas o
parcialidades con el tiempo, una de éstas serían los ‘xaumabes’ a inicios del siglo XVII. Los
siguillones son otro caso de la parcialidad pisona durante la segunda mitad del XVII -también
conocidos como sigües, xihues o sibuyones. Los ‘xaumabes" se separarían de los pisones
para autodenominarse janambres para 1645, fecha en la que ya eran conocidos como tales.
La ruptura étnica se debió a que los pisones habían adoptado el cristianismo y el
sedentarismo, mientras, los janambres continuaron con su forma de vida de cazador-
recolector (Rodríguez 2019:67).
Fray Vicente Santa María hizo énfasis en algunas naciones por su belicosidad. Estas
fueron los pisones, pames, siguillones y finalmente los janambres, quienes fueron los:
“el capitán principal (de los janambres) es cabeza, siempre lo es, el más
valeroso. Y a este le rinden todos la obediencia y executan, lo que
manda, y para distinguirse, delos demás, trae, la ynsinia de un bastón,
que lo hacen comúnmente de palo de crano, este preferido superior, en
lo que más tiene autoría, es en entender en el comando de cosas de la
guerra, y otra disposiciones de superioridad” (citado en Rodriguez
2019:57)
Sobre sus creencias o religión, Jesús Ramírez Almaraz propone el totemismo para las
culturas-cazadoras que habitaron el noreste de México. Según el autor:
En los documentos históricos del siglo XVI y de principios del XVII no se hace
mención de los janambres. Ellos aparecen por primera vez en la historia del tercer viaje de
Alonso de León (1961:101-103) en 1645 de Monterrey a Tampico. Doce leguas antes de
llegar a Tamaholipa, al atravesar un estero los españoles fueron atacados por un grupo
indígena denominado “janambres”. Un mes después en el viaje de regreso, los mismos indios
intentaron interceptar la expedición, pero fracasaron. De estos incidentes se concluye que,
para mediados del siglo XVII los janambres estaban presentes en la llanura que se extiende
entre la sierra de Tamaulipas y la sierra Madre Oriental, merodeando por donde actualmente
se encuentran los municipios de Santa Bárbara (Ocampo), de Tamatan (Ciudad Mante), de
Escandón (Xicoténcatl), de Llera, de Aguayo (Ciudad Victoria), de San Antonio de los
Llanos (Hidalgo), de Croix (Casas) (Stresser-Péan 2000:588).
Orozco y Berra ubica a los janambres en los territorios del Reino de la Nueva
Extremedura, Reino de la Nueva Vizcaya, el Nuevo Reino de León y el Seno Mexicano
después conocido como Colonia del Nuevo Santander (Rodríguez 2019:66). Esto podría
brindarnos información sobre el origen de dicha migración del oeste hasta llegar a las llanuras
en el Seno Mexicano; hay que tener en cuenta que esta información parece ser una confusión
entre los janambres y la nación de indios 'xarames en el Reino de la Nueva Extremedura
(Rodríguez 2019:66).
Se cree que al principio los janambres eran una pequeña tribu relacionada lingüística
y culturalmente con los Pisones, a mediados de 1600 logran su separación de la rama
principal y comienzan a adquirir poder y a controlar y someter a los grupos vecinos hasta
mediados de 1700 cuando desaparecen integrados completamente a la sociedad mestiza
(Rodríguez 2019: 50).
Sobre la historia de los demás pueblos indígenas de la región, se sabe que en 1747 los
pisones comenzaron a entablar pactos con José de Escandón para tener algunas rupturas
políticas y reintegrarse a los pueblos-misión; en 1748 en adelante los Pames fueron llevados
70
gradualmente como mano de obra a la Colonia del Nuevo Santander desde la Guasteca y para
reforzar la guerra; y los Siguillones continuaron confederándose con los Janambres como lo
habían hecho tiempo atrás hasta inicios de 1772. La única nación que en realidad representó
un peligro para los españoles después de 1748 fue la janambre, y esto solo por un corto
periodo. (Rodríguez 2019:71). Algunos mediadores de la Nueva España también afirmaron
que:
“esta gente es muy astuta y difícil de poderlos hallar en llano para poder
hacer presa”, incluso exiliándolos “a [los] pocos meses, se huyeron
todos” y “Blasonan, de que sus antepasados acabaron la Huasteca, el
presidio de la tancasnegui, que por fin se mudó a la villa de Valles, y
quemaron cuatro misiones”. (Rodríguez 2019:71).
Desconocemos todo acerca del idioma hablado por los janambres, pero sabemos que
se distinguían de todos los pueblos que los rodeaban. Al norte, Sánchez de Zamora (en León
et al. 1961:231-232) los encontró diferentes de los grupos de Nuevo León.
Ya fuera por las constantes guerras con los demás grupos étnicos, con los colonos
españoles, o por la adopción de la agricultura y el mestizaje interétnico poco a poco los
janambres como sociedad recolectora-cazadora fueron desapareciendo. Al respecto, Orozco
y Berra menciona en 1864 lo siguiente:
La primera descripción detallada de los janambres, desde el Nuevo reino de León fue
hecha en 1667 por Fernando Sánchez de Zamora en el Valle de San Antonio (hoy Hidalgo,
Tamaulipas). Donde comentó lo siguiente:
“gente nueva y de otra nación y distinta lengua que son los janambres,
gente blanca y no tan rayada como los borrados” (Sánchez de Zamora
1985:231:232).
Son tres puntos clave los que hay que resaltar de lo anteriormente mencionado,
primero, estos indios hablaban una lengua ajena a las conocidas por los intérpretes. Al idioma
se le denomino xananbre. Al respecto Manuel Orozco y Berra en 1864 llegó a afirmar que
las naciones janambres y pisona utilizaron un mismo tronco lingüístico, sin embargo, hace
falta investigación en esta área. También se le denominó a la lengua 'janambreña’,
'xanambre’ o solo se le incluyó dentro del tamaulipeco (Rodríguez 2019:53).
De acuerdo con lo anterior, tal parece que estas dos naciones compartieron algún
parentesco lingüístico. Según Fray Vicente Santa María el idioma utilizado por los janambres
y pisones no tenía alguna semejanza con la de las demás naciones del Seno mexicano (Santa
María 1973:395). En la documentación es más común que se clasifique como lengua pisona
o xanambre lo que hablaba cada nación, lo que se interpreta como que estos dos idiomas
compartieron un origen lingüístico común o que el xanambre fuese una derivación del
primero. Es necesario tener en cuenta que los españoles denominaban en algunos casos como
lengua lo que hablaba un asentamiento, un ejemplo son los pames en donde una de sus
parcialidades era denominada como mascorros y a su idioma se le denominó mascorro, sin
embargo, lo que realmente hablaban era pame (Rodríguez 2019:53).
“la Naz[i]on expresada los que se Rayan el Rostro con vnas señales
q[ue] por el se les ban señalando como un Verdugon, otros se señalan
con Rayas llanas y anchas que estos son también de la costa, los
fronterizos se señalan los Rostros con unas Rayas llanas y mui
angostitas, tanto como señala una pluma de Angosto y cada les coxe de
mas avajo de los ojos asta vn poco mas arriba de la barba” (Rodríguez
2019:54).
‘una chupa con calzones’ o una camisa suelta u otra alhaja a este modo
de que se hace por vía de hurto o de donación y también todos con una
caña en la mano (Santa María 1973:390).
De acuerdo con esto, se puede interpretar que los janambres no contaban con una
formación militar, ya que se cree que no era necesaria, al respecto Carlos Valdés (1995:63)
comenta que una sociedad de cazadores es una sociedad de guerreros, esto se entiende por la
estricta formación, disciplina y los entrenamientos constantes a los que se sometían los
janambres.
El capitán Juan Antonio Barberena en conjunto con el capitán Juan Manuel se aliaron
con los hispánicos, sin embargo, el protagonismo del segundo se vio opacado por los logros
de Juan Antonio Barberena. Barberena el janambre y José de Escandón comenzarían a tener
una buena relación, en la cual el primero en un inicio recibiría muchos beneficios materiales
a cambio de su lealtad. Barberena obtuvo para su ranchería vestidos, regalos, maíz, bueyes,
vacas, rejas y aperos de labranza, mientras él recibió caballo ensillado y todas las armas
españolas (Rodríguez 2019).
Para 1750 el capitán janambre Barberena se alió con los hispanos, recibiendo él y sus
guerreros armas de fuego, caballos y monturas para facilitarles su labor de guías y soldados
al servicio de José de Escandón. En diciembre de 1748 se fundó la villa de Santa María de
Llera. Algunos años después el capitán de la ranchería janambre cercana a Llera, Juan
Antonio, decidió también pactar y aliarse con los hispanos, recibiendo seguramente los
mismos beneficios de labranza, tierras y armas que el capitán Barberena de Ocampo
(Rodríguez 2019).
Para este momento los janambres habían adoptado el estilo de caza novohispano y
habían modificado drásticamente su modo de vida, adaptándose asombrosamente a la nueva
tecnologías y a sus nuevos vecinos novohispanos.
La región geográfica que los janambres habitaron está caracterizada por albergar
distintos nichos ecológicos y una diversidad riquísima de flora y fauna, desde el semidesierto
tamaulipeco, hasta las estepas y bosques del centro-sur del estado. En la documentación del
territorio controlado por los Janambres, éste aparece registrado en época colonial como:
llanuras, llanos, campos y montes y fue considerado de los más espesos, impenetrables,
inmensos y espaciosos de Tierra Adentro (Santa María 1973: 453-455).
En 1770, Lino Nepomuceno Gómez (1942:42), cura de Pánuco observó que los
janambres de los alrededores de Llera iban a procurarse el sustento en el monte tan pronto
como al misionero se le acababa el maíz para repartirles. También, José de Escandón comenta
que halló en las tierras fértiles de Potrero de Tamatán un grupo de janambres que al parecer
tuvieron un asentamiento más o menos fijo y tal vez algunos cultivos, en 1772, el segundo
Conde de la sierra Gorda, Manuel de Escandón, dice que los janambres de los alrededores de
Llera no se hallaban instalados de forma estable, lo que se puede interpretar como un
nomadismo o seminomadismo (Stresser-Péan 2000:589).
Las llanuras con escasas lluvias que rodean la sierra de Tamaulipas tienen una
vegetación similar a la que se acaba de mencionar, pero generalmente más baja, más escasa
y más espinosa, con una particular abundancia de huizache, ébano y mezquite. Es en estas
regiones donde los janambres realizaban sus correrías y subsistían aprovechando al máximo
este entorno ecológico.
Sobre la cantidad de población entre los janambres, se sabe que en 1768 los 138
janambres instalados cerca de Llera estaban divididos en cuatro grupos o asentamientos, lo
cual equivale a un promedio de 34 individuos por grupo. Es probable que, para esta época
tardía, la organización social de esos indígenas ya no fuera comparable a lo que había sido
antes de la guerra de exterminio, esto de acuerdo a nueva información obtenida por el
historiador Jofrak Rodríguez (2020: comunicación personal), esas cuatro rancherías son ya
señaladas en 1757, cuando el número de los janambres era casi el doble. En ese año (1757)
Fray Tomas Cortes, misionero en Llera, estimaba que las 80 familias de janambres refugiados
cerca de dicha ciudad formaban un total de 300 personas, pero estas cifras son pocas seguras
ya que el censo de los indios levantado el mismo día que se redacta la declaración del
misonero, habla de un total de entre 250 y 300 personas (Stresser-Péan 2000:589-590).
Stresser-Péan hipotetiza que si atribuimos 300 habitantes a cada uno de los grupos
janambres que habitaban respectivamente en los alrededores de Santa Bárbara (Ocampo), de
Tamatán (Ciudad Mante), de Escandón (Xicoténcatl), de Llera, de Aguayo (Ciudad Victoria),
de San Antonio de los Llanos (Hidalgo), de Croix (Casas) y del centro de la llanura,
alcanzamos un total teórico de 2400 habitantes, constituyéndose como uno de los grupos
indígenas más numerosos de todo Tamaulipas. Sin embargo, este número se vio reducido por
los combates, las penas capitales, las deportaciones a talleres de trabajo forzados, las miserias
y las epidemias (Stresser-Péan 2000:588).
El valle de Tambuanchin parece que fue poblado por pisones agricultores, antes de
finalizar el siglo XVI cuando los janambres llegaron ahí comenzaron a asentarse poco a poco.
En 1749 Escandón fundó muy cerca de la antigua Tambuanchin la nueva villa de Santa
Bárbara (la actual Ocampo), y también encontró en este lugar algunos colonos, a los pisones
y a los janambres. Estos janambres aceptaron un misionero bajo cuya dirección comenzaron
a practicar la agricultura. De tal modo que, da la impresión de que entre los janambres al
igual que entre los pames y los pisones figuraron algunos grupos que comenzaban a asentarse
(Stresser-Péan 2000:589).
Por el medio de la diplomacia existieron estrategias complementarias diseñadas y
empleadas por los janambres para obtener recursos y beneficios materiales como son el
ganado, maíz, tabaco y otras mercancías, además de beneficios intangibles, como la
reducción de penas, movilidad en frontera, asimilación de oficios y reconocimiento del
territorio español. La más importante de estas estrategias en este ámbito fue lograr la
aceptación de la misión como institución, de esta manera, el misionero se convirtió en el
intermediario principal. La entrega de los productos fue el puente para entablar la diplomacia
y futuras relaciones interétnicas. Por consecuencia se fundaba la misión y pueblos de indios
en donde continuaban tales ganancias. En el momento de cancelarse los pactos, se optaban
por la retirada a nuevos espacios dentro de su territorio. El intento de integrar a los janambres
al mundo hispánico no fue fructífero, sin embargo, se dieron intercambios culturales que
enriquecieron a la nación y a su contraparte. Un ejemplo claro fueron los oficios, como el de
pastor y vaquero, aprendidos por los guerreros en épocas de paz, pero al momento de
quebrantarse esta paz fueron utilizados para sus fines bélicos y poder llevar consigo grandes
cantidades de ganado (Rodríguez 2019:75).
2.4.3 Guerra
Lar armas empleadas por los janambres posiblemente tuvieron las mismas características que
las que describe Alonso De León en su crónica de mediados del siglo XVVII, donde
menciona que:
“hacen el arco del tamaño del que le ha de gobernar (es decir el que lo
ha de usar), de diferentes géneros de madera; y los mejores y más
correosos, según dicen ellos, son de raíz de mezquite. La cuerda es de
las hebras que salen de la lechuguilla, tan bien torcida y puesta, que
parece hecho de una pieza cual un bordón de un arpa si bien es del
gordor (grosor) de seis o siete bordones” (León et al. 1961:36).
Sobre la flecha:
Aunado a eso, en la guerra se untaban una mezcla de almagre con yeso, añil y carbón;
se soltaban el pelo sobre la cara, procurando asi dejar lo más visibles sus “rayas”, que eran
sus tatuajes o escarificaciones, estos eran también la insignia de su nación y su principal
diferenciador étnico (Santa María 1973: 405).
“humo de las hogueras, que se encienden para este fin les avisa del
rumbo que toman, del lugar que paran y de la necesidad que tienen de
socorro, según la urgencia y la hora. Convenidos en este modo de
explicarse van siempre que caminan a alguna expedición, alternándose
para ver los horizontes y dirigir o acelerar sus pasos, según llamen los
humos de sus aliados y la oportunidad” (Santa María 1973: 399).
Entre los grupos nómadas si surgía alguna ofensa, se enviaba un mensajero a la nación
ofensora y se le declaraba la guerra, después de eso, se seleccionaba el campo de batalla y el
día, el campo de batalla por lo general era un bosque o algún paraje del monte espeso y
escarpado. Allí, ambos bandos o naciones se introducían procurando avanzar sigilosamente
y sin ser detectados por sus contrincantes. Cada grupo buscaba atrincherarse en barrancas
pequeñas, árboles o peñascos antes de iniciar el ataque. La señal para el inicio era un fuerte
grito, después del combate si el capitán caía muerto el resto del grupo se retiraba del combate
o era fácilmente exterminado por sus enemigos (Santa María 1973:418-419).
Santa María informa también que los janambres conservaban el legendario recuerdo
de uno de sus jefes de antaño, cuya fuerza era tan grande que arrojaba sobre sus enemigos
los cadáveres de los guerreros que iba matando en combate. El terror infundido por los
janambres a los demás grupos indígenas del Nuevo Santander estaba ampliamente justificado
por los éxitos militares que habían logrado desde los tiempos más remotos. Para intentar
resistirse a ellos, los pueblos vecinos formaban alianzas para obtener una superioridad
numérica, sin embargo, siempre eran derrotados (Santa María 1973:421).
Al igual que otros chichimecas del norte, los janambres combatían de lejos, con arco
y flecha. Para el combate cuerpo a cuerpo llevaban un cuchillo de pedernal. Los janambres
eran excelentes en el arte de las emboscadas y de los ataques sorpresivos. Al parecer sus
ofensivas imprevistas le significaron considerables éxitos en la lucha contra los españoles,
como la muerte del teniente Hinojosa en San Antonio de los Llanos, en 1673 y la del capitán
Escajadilla en Escandón en 1754, estos indios también practicaban la cacería de cabezas,
pues en 1749, fray Simón del Hierro (Lejarza 1947, Apéndice:45) observo que habían dejado
sobre el lugar de la batalla los cuerpos decapitados de un soldado y un ganadero español a
quienes habían dado muerte en la región de Casas (Stresser-Péan 2000: 591).
Hacia el norte, los janambres eran vecinos de otros nómadas, y parecen que no
tuvieron problemas con ellos. En 1673 incluso se aliaron y arrastraron a algunos de esos
grupos para atacar el pueblo español de San Antonio de los Llanos (hoy Hidalgo, Tamaulipas)
(León et al. 1961:234-236).
Janambrería 1600-1748
• Primera expansión (1600-1650): uul
• Movimientos migratorios:na,anji
gradual gris
■ Áreas de comercio: celeste
Imagen 7. Probable territorio ocupado y explotado por los janambres. Tomada de Rodríguez 2019, pag. 89
Entre los janambres y los pisones se conservaba el recuerdo de una gloriosa batalla
librada en tiempos lejanos, donde su alianza les había permitido derrotar a una coalición
formada por doce pueblos de sedentarios, provenientes de las llanuras, de la sierra de
Tamaulipas y de San Carlos. Esta leyenda, de tradición oral fue transmitida de boca en boca
hasta finales del siglo XVIII, así pues, es posible que, en tiempos anteriores a las fundaciones
de José de Escandón, janambres y pisones hayan tenido relaciones de intercambios y ayuda
mutua. Sin embargo, para el siglo XVIII las relaciones entre janambres y pisones eran
únicamente hostiles (Stresser-Péan 2000:591).
Las relaciones de sangre y asimilación fueron un mecanismo para concretar alianzas con
otras naciones a lo largo de su expansión por el territorio tamaulipeco. La nación janambre
se empeñó en crear un lazo aún más sólido en comparación a las coaliciones con objetivos
específicos. Ya que no fue lo mismo una alianza efímera con los guaripas de 1673-1674 que
solo duro meses, que una alianza con los siguillones o las aún más duraderas con los Salineros
y Borrados (Rodríguez 2019:73).
La cohesión étnica entre ellos fue sólida, sin embargo, en tiempos de guerra fue
inalterable (Stresser-Péan 2000:586). En 1702 el capitán Nicolás declaró, al preguntárselo si
estaba consciente de la confederación que se planeaba, que:
“es verdad que lo [s]avia y estaban citados para ello pero que de mala
gana les avia dicho que si por ser su parientes y compañeros por que el
mas tirara a matar ovejas para juntar gente que entonces si tenia
intensión de llevar cavalladas y dar guerra a este valle ya los vecinos
del por que desde que mataron a Pajarito no avian podido mvengarse
como querían y que con este animo vivian el y todos sus compañeros
asi los que estaban presos y amarrados como los que estaban en su tierra
de quienes esperaban el aviso la noche del baile que querían aser para
[ilegible] efecto tenían convocada mucha gente sircumbecina y que esto
es la verdad y lo que an declarado sus compañeros por el paso en que
están ya saben que sus delitos a el y sus compañeros los están
condenando a muerte que conose que ay un dios y le pide lo perdone y
que le perdonen todos los españoles por que a demorir que esto es lo
que sabe y no otra cosa” (Rodríguez 2019:74).
La estrategia de implementar pactos endebles fue una que los janambres emplearon
durante los siglos XVII y XVIII. Las misiones y las haciendas trashumantes no representaron
un problema para los janambres, debido a que por lo general desde el Reino de la Nueva
España eran jacales que solo recibían visitas entre una y dos veces por año por parte de los
misioneros en el mejor de los casos, y por parte del Nuevo Reino de León el proyecto
misional fue un fracaso total en su frontera sudeste; y las haciendas trashumantes solo
introducían por temporadas el ganado al Seno Mexicano entre noviembre y mayo (Rodríguez
2019:74). En cambio, como se mencionó anteriormente, estas instituciones resultaron ser una
ventaja con la entrega de mercancías a través de pactos diplomáticos para fomentar la
reducción o evitar las razias.
Un caso particular que mencionar es el del capitán salinero llamado Matías, quien se
unió a los janambres y fungió como diplomático entre otras naciones. Al momento de ser
capturado estimo que estuvo en guerra en las fronteras del Valle de San Antonio un
aproximado de siete meses (Rodríguez 2019: 90). En el interrogatorio que le realizaron
declaró:
“otro indio, viexo, que desde sus primeros años, a sido señalado, para
la indendencia, dela yconomia, de la Republica, y excecicio de que
cuando llegan a ser necesarios, o por poverte, de el que tiene oficio,
entre usando al q[ue] le toca, el oficio, de dar noticias, y hacer presentes,
a los de aquella nación, lo q[ue] a acahesido, en tiempos, pasados, con
separaz[io]n, de todo; y las guerras q[ue] anthenido, los agravios, que
an rezivido, y de que naciones, y las victorias, q[ue] an alcanzada lo
qual executa todos los días el d[ic]ho Yndio viexo en alta voz y están
todos muy atentos, oyendo lo q[ue] se refiere, siendo también de cargo
de d[ic]ho Yndio viexo, juntar, y formar la jente, de su naz[io]n y darles
la horden, de los paraxes, por donde se ande compartir, a la caza de
montería, y la forma q[ue] ande tener, para resguardarse de las cautleas,
q[ue] en el campo, les pueden formar sus enemigos” (Rodríguez
2019:58) .
Con esta descripción de dicho “fiscal”, se puede interpretar que se trata de un anciano
o sabio, probablemente el chamán o guía espiritual de la nación, o que se trataba de una figura
independiente a la formación mágico-religiosa, quien era instruido desde niño en el oficio de
la diplomacia, la estrategia y la economía, pero haciendo clara distinción con el chamán y los
asuntos del mundo espiritual.
2.4.5 Mitotes
Hacia esta época, con este grupo étnico particular y en esa región específica existió una forma
de organización colectiva multipropósito, me refiero al mitote, una fiesta ritual, consistía en
una gran hoguera donde se recibía a las naciones o grupos participantes y según fuera la
ocasión, se ingería peyote o se bebía licor de tuna u algún otro embriagante y se danzaba y
comía alrededor de la hoguera, en ocasiones se relataban leyendas, los chamanes establecían
contacto con el mundo de los espíritus, podía celebrarse el luto por un personaje importante
o estrechar lazos matrimoniales (Valadez 1999: 297).
Los mitotes estaban íntimamente vinculados con las actividades belicas, se baila
alrededor de una hoguera nocturna y con los brazos entrelazados realizaban augurios
ayudados por bebidas embriagantes y alucinógenos. El baile alrededor de los cautivos o el
obligar a estos a bailar tendría también una connotación ritual, junto al canibalismo presente
en algunas naciones, pues suponían que al comer la carne de sus enemigos obtenían parte de
las características de ellos (Powell 1977:64, citado en Viramontes 2005:60).
Sean F. McEnroe comenta que estos “mitotes” eran grandes asambleas de bandas de
indios con propósitos políticos y rituales. Mientras Moisés Valadez Moreno afirma que se
dieron cuatro tipos de mitotes: de festejo, bélico, ritual y fúnebre. (McEnroe 2012:179-202,
Valadez Moreno 1999:207, citado en Rodríguez 2019:91). Los motivos para llevar a cabo un
mitote pudieron ser diversos, desde acontecimientos importantes para las naciones hasta el
fallecimiento de algún pariente. Fernando Olvera Charles visualiza al mitote desde un aspecto
cultural como una estrategia de resistencia que fue empleada para mantener viva la memoria
e identidad de una nación. (Olvera Charles 2010:116-117, citado en Rodríguez 2019:92).
Para Jesús G. Ramírez Almaraz el mitote:
Durante la primera mitad del siglo XVII Alonso de León comentó que:
“para que algunos indios, enfermos, o puestos, por delitos, para ahorcar,
reciban el bautismo; es necesario proponerles que han de ir al cielo, y
que hay allá mitotes y que comer, con cuyo cebo lo admiten” (De León
1985:12).
Como se puede ver en lo anterior, la importancia del mitote era fundamental para la
formación de la identidad entre los janambres, a tal grado que algunos de ellos solo aceptaron
el bautismo por las promesas de continuar con el mitote después de morir. Durante el verano
los mitotes aumentaban debido a la abundante recolección de frutos en la región, con el
contacto de la frontera y sus nuevos actores la práctica del mitote fue cambiando,
principalmente por la llegada del ganado menor a la región. El mitote estuvo condicionado
generalmente por sucesos de fenómenos sobrenaturales (chamánicos), sucesos colectivos,
sucesos en la frontera, la diplomacia y los choques violentos entre grupos humanos
(Rodríguez 2019:93).
De acuerdo con otro autor, los elementos que conformaron el mitote fueron: madera
en grandes cantidades, peyote como alucinógeno, pieles de venado, cebo o grasa animal, bija
(pigmento vegetal color rojo), almagre (pigmento mineral color rojo), frutos, animales
cazados para el convite, ornamento de hueso, escarificadores, sonajas y una especie de güiros.
(Valadez Moreno 1999:208).
Para después pasar a danzar, sin importar el género, formando ruedas en torno a las
fogatas de esta manera:
“pies muy juntos, los codos salidos y las espaldas media agachadas.
Dando saltitos adelante, casi arrastrando los pies y tan juntos, que la
barriga de uno va topando las nalgas del otro; sin discrepar un punto del
otro, cuatro o seis horas sin cesar” (De León 1985:24-25).
Esta es una reconstrucción hipotética general del mitote, ya que se basa en una crónica
de la primera mitad del siglo XVII. Independientemente, con el pasar de los siglos XVII y
XVIII estos elementos se seguirían viendo y se integrarían nuevos elementos. Es lógico
pensar que el mitote sufrió modificaciones en el modo de sociabilización tradicional con la
expansión española.
Por último, el mitote-bélico, el cual, en palabras del autor, fue utilizado para la
formación de alianzas con fines bélicos. Aquí se enviaba una flecha con una punta de piedra
y ensangrentada, esto representaba la invitación a otra nación para conformar alianzas para
la guerra. No era una declaración de guerra entre las naciones, sino la creación de alianza
para la obtención de territorios, para el acceso de la caza y la recolección (Rodríguez
2019:98). Los ataques destinados a las rancherías eran tan rápidos que llegaban:
“de golpe y matan a cuantos topan (no respetando), sexo ni edad,
preciándose de esto: y saquean lo que les parece, y los demás queman,
y a los muertos les desuellan el casco superior de la cabeza con un
palmo, casi alrededor, con cabello y todo; al cual pellejo, por enjugarle
y ponerlo en forma que les parece, le envuelven por la carnaza una
piedra hecha ascua, que le consume la humedad, hasta que parece cola
de yegua desollada, ponen en un palo como media asta, y tantas llevan
como cabelleras. Tirando vuelta a su ranchería, van pegando fuego al
camino, señal de victoria; y cuando van cerca les corresponden los que
quedaron en guarda de las mujeres con humos iguales. Y Antes de
llegar, como un tiro de arcabuz, se ponen en hilera, cogiendo el primero
una de las astas con la cabellera, y las demás llevan trechos. Y unos
atrás y otros guiando al delantero, hacen concertada escaramuza y
caracol; y a cada vuelta que da, sale un vieja del monte, que no están
donde se vean, muy tiznada de carbón, el cuerpo y los cueros, y con
otro embije, corriendo, y quita el asta del delantero, dando todos un
grito; y coge la punta, haciendo la misma vuelta que el indio llevaba, a
quien sigue; y sale otra y quita otra asta y hace la misma acción que la
primera, y así de los demás. Metenlas allá dentro de su ranchería y
descansan; convocan a los parciales y vecinos a mitote y lo celebran...
bailan con estas cabelleras en las astas y algunas amarradas al molledo
del brazo izquierdo.” (De León 1985:25).
Veremos a lo largo del presente trabajo que, hasta la actualidad, los habitantes de
estas regiones conocen prácticamente todos los recursos aprovechables que la naturaleza les
otorga.
Es probable que la práctica de la recolección sea una herencia proveniente del modo
de subsistencia de los antiguos indígenas janambres que habitaron en la región ya que algunas
de las plantas y frutos cuyo aprovechamiento se continúa llevando a cabo también fueron
registradas como aprovechadas por los indígenas del noreste.
En esta sección se describen las estrategias para la subsistencia registradas en la región bajo
estudio, contrastadas con la información histórica sobre la recolección y el aprovechamiento
de plantas silvestres por parte de los indígenas janambres.
Según las fuentes históricas y diversos autores (Stresser-Péan 2000, Rodríguez 2019),
los janambres se establecieron en diversos y variados asentamientos estacionarios, cada uno
controlado por un capitán de guerra y se movían aprovechando los recursos de su alrededor.
Esto nos permite también proponer que al asentarse los janambres aprovecharon los
recursos que ofrecía la agricultura, y también se adaptaron a aprender los oficios de los
españoles que les permitían permitieron continuar más fácilmente con su movilidad y
aprovechar de esta forma los recursos que el entorno ambiental les podía proveer. Los oficios
aprendidos fueron por ejemplo el de pastor y el de vaquero, aprendidos por los guerreros en
épocas de paz (seguramente después de 1690). Al quebrantarse la paz, tales oficios fueron
útiles para fines bélicos y poder llevar consigo grandes cantidades de ganado robado.
Rodríguez (2019:80) presenta una tabla donde registró algunos de los recursos
existentes únicamente en la región de Mesas Prietas y Mesas de Castrejón, muy cerca de
Ciudad Victoria y de Hidalgo en Tamaulipas, región que ocuparon los janambres durante la
época colonial, aproximadamente 1650 a 1750:
Mewes Ene Fcb Mar Abr May Jim Jul Ago Scp Oct Nov Die
Recolección:- y 7 7 7
Anacua
-Baboso 7 7 7 7
-Coyotillo 7 7 7 7
-Ebano 7 7 7 7 7
•Mezquite y 7 7 7 7 7 7
* *
-NopaRTuna 7 7 7 7
• Frutilla** y y 7 7 7 7 7 y y 7 y y
•Yuca 7 7 7 7
-Chile Piquín 7 7
-Maguey 7 7 7
Cacería*** y y 7 y 7
Ganadería y 7 7 7 7 7 7 7
trashumante
Las investigaciones realizadas por Medellín y otros autores, en el Ejido Alta Cimas,
municipio de Gómez Farías, Tamaulipas, es el estudio principal que retomaremos para la
presente investigación. Para la obtención de la información en campo, los autores realizaron
entrevistas semi-estructuradas al 25% de las unidades familiares (Alexaides, 1996:326,
citado en Medellín et al., 2013:15). Para ello, elaboraron la “Ficha de encuesta etnobotánica
estandarizada”; en la cual se anotaron todos aquellos datos útiles a la investigación que
deben quedar reflejados en las cuestas (Blanche et al., 1996:63-68; Casana-Martínez et al.
1996:57-62, citado en citado en Medellín et al., 2013:15). La elección de los informantes fue
de manera aleatoria, tratando de tener representatividad por género, edad, ocupación y lugar
de nacimiento.
Los campesinos que participaron en el estudio realizado por los autores antes
mencionados correspondieron a 60% hombres y 40% mujeres, con un promedio de edad de
45 años para los hombres y de 50 años para las mujeres, con rangos de edades entre 24 y 80
años. El 80% de ellos fueron oriundos de la región (50% de la propia comunidad y 30% de
la vecina comunidad de Gómez Farías) han vivido toda su vida allí. El otro 20% es originario
de una comunidad serrana del Estado de Hidalgo y emigraron hace más de 40 años a la región
para trabajar en extracción de la madera.
A partir de la información obtenida durante las entrevistas, los autores agruparon las
especies en las siguientes categorías de uso, basadas en la propuesta de Cárdenas et al (2002,
citado en Medellín et al., 2013:15):
Durante ese evento, las familias abandonaban sus viviendas en Gómez Farías para
refugiarse en las cuevas, que eran bien conocidas prácticamente por todos en la región, allí
se refugiaban y procuraban buscar el sustento en la recolección de frutos y plantas silvestres.
Doña Oralia García Pérez, Norma Elisa Morales García y Olivia Morales García comentaron
al respecto de este evento sobre un pariente suyo, don Jesús García Salazar, quien
aproximadamente a los 16 años de edad fue at rapado por los “encuerados” y obligado a
trabajar, posteriormente los bandidos se disponían a colgarlo, y ya con la soga al cuello don
Jesús escuchó como uno de los vigías llegaba a avisar a la banda que el ejército mexicano se
acercaba hacia Gómez Farías, los bandidos lo bajaron y le ordenaron que los llevara entre las
veredas de la sierra a los ejidos de Alta Cima o San José para perder a los soldados; don Jesús
García los guió durante un rato hasta que aprovechó una distracción de sus secuestradores
para correr y despistarlos, luego de esto cuentan que se refugió en una cueva durante varios
días subsistiendo de los recursos de los alrededores hasta que volvió a Gómez Farías.
La experiencia y el saber que estos pobladores aplicaron durante ese evento particular
inesperado para ellos, nos señala que esta experiencia y saber no surgió espontáneamente
para enfrentar esa adversidad social, sino que se trata de saberes que probablemente se
transmitieron de los antiguos habitantes indígenas de la región, y que, con el paso del tiempo,
generación tras generación se siguieron aplicando y aun hoy en día un 5% o un 10% de la
ingesta alimentaria proviene de la recolección de alimentos silvestres y complementa los
nutrientes que los alimentos de milpa no contienen, o que poseen en menor medida.
En Gómez Farías tuve la oportunidad de identificar, conocer y preparar, de la mano
de los informantes, las plantas silvestres que son aprovechadas por ellos, poniendo especial
énfasis en las de recolección. Entre los recursos que pude conocer están principalmente:
Ciruela, Chile Piquín, Jacubes, Chochas, Grajeno, Huapilla, Jobito, Mala Mujer, Mante,
Mezquite, Nopales y Tunas, Pagua, Ojite, Pata de Vaca, Pitaya, Quelites, Rejalgar,
Zarzamora, Verdolagas y Uva de Monte.
Imagen 9.
Moisés
Maldonado
Hernández
posa junto a
una planta de
“mala mujer”
(Cnidoscolus
texanus),
ortiga silvestre
de la zona
cuyos brotes
son
aprovechados
para
consumirse en
forma de
guiso.
Fotografía de
mi autoría.
Gómez Farías,
Tamaulipas.
Noviembre de
2019.
Don Moisés Maldonado comentaba que su papá, Joel Maldonado Adrián le enseñó a
preparar el fruto del Ojite, a modo de masa que se usaba para hacer rendir el maíz, también
nos comentó la importancia de los jacubes y nopales como complemento alimentario,
también comentó que “en el monte se puede encontrar prácticamente todo" para subsistir.
Los informantes comentan que a pesar de que este conocimiento ha perdurando hasta
hoy en día, está en peligro de desaparecer ya que muchos jóvenes no se interesan en
acompañar a sus padres ni a sus abuelos a “andar en el monte ” ni a trabajar las milpas. Hoy
en día, en Gómez Farías muy pocas personas se dedican al campo, en contraste con Alta
Cima o San José en donde sí hay más personas dedicadas a eso, tampoco la ganadería
representa una fuerte actividad económica en la zona; las principales fuentes de ingresos
económicos son la prestación de servicios turísticos, el comercio y diversas profesiones y
oficios.
Imagen 10. Moisés Maldonado Hernández nos señala como cortar los “jacubes”, cactácea silvestre
ampliamente distribuida por la región. Fotografía de mi autoría. Octubre de 2019.
Imagen 11. Del lado izquierdo el fruto del “jacube” abierto, a la derecha detalle de la cactácea. Fotografías de
mi autoría. Julio de 2020.
Otra actividad para Gómez Farías es la recolección de la palmilla. Desde los años
cuarentas del siglo XX la palmilla es introducida a la industria ornamental; el 90% de la
comercialización de las hojas de esta planta es exportado al extranjero (Trejo 2000:2). Aun
102
en la actualidad algunos de los habitantes de Gómez Farías se dedican a la extracción de la
palmilla silvestre. La gran mayoría de los habitantes en algún momento de su vida se dedicó
a la recolección de la palmilla. Olivia Morales García y Norma Elisa Morales García
comentan que su padre, don José Cruz Morales Maldonado, se dedicó muchos años a la
recolección de la palmilla. En San José existe un mural junto a la capilla del ejido, en donde
se puede observar la palmilla y a los palmilleros recolectándola.
Imagen 12. La Palmilla (Chamaedorea radicalis) en Gómez Farías, Tamaulipas. Fotografía de Javier Iván
Chávez Morales. Julio de 2019.
Es importante mencionar este caso ya que de igual forma denota un cierto nivel de
predilección entre los habitantes de la zona, por obtener un beneficio mediante el
aprovechamiento de los saberes que habían adquirido sobre el entorno natural que los rodea
103
y sus recursos. De esta forma los pobladores ponían en práctica la experiencia y los saberes
sobre la ubicación exacta de la planta de la palmilla y posteriormente cosechaban sus semillas
para esparcirla en zonas o regiones en las que les fuera más accesible cosecharla, o en defecto
plantarlas en zonas de difícil acceso para prevenir que otros palmilleros pudieran cosecharlas.
3.1.2 La agricultura
Existen vestigios relacionados a la agricultura en Tamaulipas desde hace siete mil años. En
1953 el arqueólogo Richard Mac Neish encontró en la “Cueva del Diablo” restos de semillas
de chile y de calabaza, de teocintle y muchos artefactos líticos. Estos agricultores poblaron
parte de la Sierra Madre Oriental, la Sierra de Tamaulipas y la planicie costera del sur del
estado, entre estos destaca la cultura Huasteca cerca de la región del río Mante y la ciudad
del mismo nombre, y en la Sierra Madre Oriental los pames y pisones (Ramírez 2007:15-16).
Imagen 14.
Moisés
Maldonado
Hernández
cortando
nopales de
una nopalera,
la mayor
parte del
ingreso
alimentario
de los
pobladores
de la región
proviene de
sus huertas y
milpas
personales.
Fotografía de
mi autoría.
Enero de
2020.
Esta información es interesante, ya que nos permite hacer analogías sobre el modo en
que los antiguos habitantes de la región, al igual que los actuales aprovecharon los recursos
naturales disponibles para su beneficio, y cómo las estrategias de recolección más
relacionadas al modo de vida nómada, vinieron a complementar a la milpa, y proporcionaron
nutrientes adicionales a la dieta compuesta principalmente por maíz, fríjol, calabaza y
nopales.
3.1.3 La caza
En una ocasión el dios de la cacería, Mixcóatl disparó flechas hacia la diosa Chimalma
cuando la encontró, sin embargo, el dios cazador falló en sus disparos y acabó por tener
relaciones sexuales con la diosa (Historia de los mexicanos por sus pinturas 1941: 217;
Leyenda de los Soles 1992: 94 [153] citado en Olivier 2014:123). Así, un encuentro sexual
se inserta en un contexto de cacería cuyo desenlace es la muerte del cazador divino, en este
caso Mixcóatl.
Narraciones similares han sido recopiladas entre los huicholes, donde el dios
Kauyumári o Párikuta Muyéka “hiere a algunos venados con sus flechas. Enseguida, los
animales heridos se transforman en mujeres que tratan de seducir al cazador, que las sigue
hasta el inframundo [...]” (Preuss 1998: 278 citado en Olivier 2014:124).
La etnografía nos ofrece también datos relacionados con la cacería y el acto sexual.
Los mixtecos de Yosotato (Oaxaca) usan la expresión “tirar a un venado” para designar el
acto sexual. Tal vez existe para ellos también un vínculo entre la cacería del venado con lazos
y la expresión “amarrarse una chamaca”, la alianza matrimonial y, hoy en día en el estado de
Guerrero, el verbo c-on-ana (lit. “la captura lejos de aquí”) significa “la desposa”.
Encontramos datos similares al analizar los sueños que anuncian al cazador su suerte en sus
futuras empresas cinegéticas. Para los mixtecos la mujer con quien se sueña representa al
animal que se cazará el día siguiente (Katz 1990: 256, citado en Olivier 2014:126-127).
Asimismo, los mixes consideran que soñar que abrazan a una mujer significa que van
a cazar un venado (Lipp 1991:45, citado en Olivier 2014:127). Los lacandones, por su parte,
108
interpretan el sueño de cazar una presa como el cortejo de una mujer y viceversa. Si se sueña
que se besa a una mujer en la boca significa que pronto se probará carne (Bruce 1979:234,237
citado en Olivier 2014:127). Los coras actuales han conservado la misma costumbre, ya que
el suegro suele pedir un venado en intercambio por su hija (Coyle 1997: 164 citado en Olivier
2014:129).
Acerca de los cazadores huicholes, Carl Lumholtz (1986: II, 40, citado en Olivier
2014:133) revela que “solamente los puros de corazón pueden tomar parte en la cacería, pues
ningún venado caería en una trampa colocada por un enamorado, sino que la descubriría,
daría un resoplido y se volvería corriendo por donde vino.
Esta información es interesante pues nos permite conocer una dimensión distinta del
pensamiento mágico-religioso indígena, en este caso la dualidad entre muerte y vida, cacería
y sexualidad. Desafortunadamente desconocemos gran parte del pensamiento que imperaba
entre los janambres y otros grupos similares culturalmente, pero la información anterior nos
permite suponer que debieron existir rituales similares entre ellos para obtener las presas de
caza o leyendas sobre actos sexuales entre cazador y presa.
Imagen 16. Indio Hopi con palo conejero y conejo. Foto: O. C. Havens, 1924, tomado de S.J., 1973, en
Ramírez 2007:88.
Entre los indios de Zacatecas descritos por Arlegui (1851:143) a principios del siglo
XVIII, “lo común que ejecutan estos bárbaros para el ajuste de sus desposorios, es cazar
algún venado, y traerle a las puertas de la novia, y si su padre y ella le reciben, ya tiene como
por su mujer a la muchacha”.
En el siglo XVIII, los antiguos habitantes del Nuevo Santander (Tamaulipas) tenían
costumbres similares, ya que el pretendiente cazaba algún venado o algún caballo y lo
Para los janambres la cacería representó una manera de formar futuros guerreros. El
capitán tanto en la cacería como en la guerra solía ser el primero en ir al frente del grupo. En
dicho ejercicio era el mejor de su banda o al menos tenía que ser el mejor en liderar, al
obtenerse la presa la repartía entre sus subalternos sin recibir parte del botín. Por la
experiencia de la cacería los capitanes y algunos miembros del grupo aprendieron a
diferenciar los sonidos de cada animal e incluso imitarlos. Así es como emplearon el graznido
de algunas aves, como el cuervo, el búho y de la lechuza o de algunos cuadrúpedos como el
toro, el caballo y el venado como medio de comunicación y señalización. Una forma de
cacería utilizando grupos numerosos de cazadores era la siguiente:
Imagen 17. Diego García García y Luis Guadalupe Cortés García saliendo “a los venados”. Fotografía de mi
autoría. Diciembre 2019.
Imagen 18. Rastro de huellas de venado. Fotografía de mi autoría. Diciembre 2019.
Al pasar la presa seca nos dirigimos hacia el norte, caminamos en esta dirección
aproximadamente 4 kilómetros, durante este trayecto encontramos varios “barriales”, esto
son micro ecosistemas que se forman dentro del bosque de matorrales, en este caso forman
versiones en miniatura de desiertos áridos similares a los que se encuentran en Coahuila, San
Luis Potosí y Chihuahua. Aquí pudimos observar un cambio radical en la vegetación,
incluyendo la lechuguilla, planta de la cual los antiguos janambres y los indígenas del noreste
hacían cuerdas y otras herramientas; además de “pitayos”, cactáceas de órgano a cuya fruta
se le llama “pitaya” y la variedad tamaulipeca de peyote, el cual no contiene mezcalina según
lo comentado por el arqueólogo Francisco Mendoza (comunicación personal, 15 de octubre
de 2019). Sin embargo, es cosechado por los habitantes de la zona procurando no extraerlo
de su hábitat y solo cortando la parte expuesta, la que es cortada en cuadros y dejada añejar
en alcohol de caña; este alcohol es utilizado prácticamente por todos en la región como un
analgésico “tradicional”, pues a esta variedad regional de “peyote” (imagen 20) le reconocen
propiedades medicinales. En este trayecto por momentos perdimos el rastro del venado, pero
más adelante encontramos sus excrementos y pudimos retomar el rastro nuevamente.
Imagen 19. Un “barrial” dentro del bosque de matorrales. Fotografía de mi autoría. Diciembre 2019.
Imagen 20. “Peyote” en su versión regional, conocido y explotado por los lugareños. Fotografía de mi autoría.
Diciembre 2019.
Para el último trayecto de 3 kilómetros cambiamos la dirección de oeste a este,
caminamos hasta llegar a una pequeña represa de temporada que se encontraba casi llena y
donde el rastro del venado nos indicaba que se había detenido a beber agua, aproximadamente
114
un kilómetro más adelante encontramos excremento fresco, desafortunadamente el venado
se encontraba aproximadamente a 150 metros de nosotros y una ráfaga de viento cambiante
delató nuestra posición antes de que pudiéramos acercarnos, haciendo que el venado se
asustara y corriera en dirección suroeste. Por otro lado, exactamente en el lugar donde vimos
al venado don Diego ubicó una colmena de miel silvestre, entonces Guadalupe procedió a
cortar una rama, un “gancho” mientras don Diego fabricaba una cuer da con pedazos de hoja
de pita (Yuccafilifera) cortada (imagen 14) que ató al gancho de un extremo, la palma de pita
se encuentra esparcida por toda la región de forma silvestre y es muy apreciada y aprovechada
por los lugareños para la fabricación de cuerdas provisionales. Esta herramienta se usó para
separar a las abejas de la colmena, don Diego se acercó rápidamente a la colmena y colgó el
gancho de la rama en donde se encontraba la colmena, después tomo el extremo libre de la
cuerda y comenzó a sacudir la colmena para alejar a las abejas, después de un par de minutos
con el machete corto la rama y procedimos a comer un poco de miel y a llevarnos la colmena.
Finalmente, en el último kilómetro encontramos un nido de serpiente y la piel que acababa
de mudar, de ahí volvimos a la casa de don Diego.
Imagen 21. Hoja y planta de “pita”, esta se encuentra en forma silvestre por toda la región, es apreciada y
aprovechada como materia prima para fabricar cuerdas y lazos provisionales. Fotografía de mi autoría.
Diciembre 2019.
Imagen 22. Don Diego García García separando a las abejas de la colmena de miel silvestre para su
recolección. Fotografía de mi autoría. Diciembre 2019.
Imagen 23. Colmena de miel silvestre, atada con hoja de palma “pita” para facilitar su transporte. Fotografía
de mi autoría. Diciembre 2019.
La participación en esta actividad nos permite observar el profundo conocimiento que
los habitantes de esta región poseen, no solo de la geografía y ubicación de los lugares como
ríos, arroyos, barriales, sino también sobre los animales y su comportamiento; y sobre los
recursos vegetales y la temporalidad y disponibilidad de los mismos, además que se pudo
observar la forma en que los jóvenes son instruidos al participar en estas expediciones,
denominadas por los habitantes de las localidades como “ir a los venados” o “ir a los conejos”
dependiendo que animal sea el que se esté buscando cazar.
Para la región del semidesierto tamaulipeco al norte del estado Víctor Valdovinos
elabora una lista bastante completa de las especies animales que pueden encontrarse
(Valdovinos 2009:18):
Asimismo, fue posible registrar la elaboración de cuerdas con la fibra del agave
“lechuguilla”, planta silvestre del semidesierto tamaulipeco en Llera con herramientas
manuales, bien documentado en las fuentes históricas.
“Se habla de indios que emplean ropajes de gamuza. Otros que vestían
cueros de venado o de conejo. Se dice que varios coahultecos
confeccionaban vestidos con pieles de bisonte” Valdés (1995:125).
Para 1764 arribaban grupos de janambres a las villas del Nuevo Santander para
comerciar. Llevaban consigo pieles de venado, borrego, vaca y otros animales, la mayoría de
las veces robados de las mismas haciendas hispanas (Rodríguez 2020: comunicación
personal). Esto nos permite también prensar que el tipo de pieles que llevaban a las villas era
de buena calidad y que se llevaban en buena cantidad para obtener beneficios significativos
de estas.
2) Curtido con agua y cal, esta es la técnica más usada por los talabarteros de Fortín
Agrario y Servando Canales.
2.1) Curtido con agua y cal y entintado de la piel, es una variante de la técnica
anterior pero que requiere de más tiempo para lograr entintar las pieles usando
diferentes pigmentos naturales.
Don Mariano Zurita, herrero y curtidor ocasional de Fortín Agrario menciona que fue
su abuelo, don Gregorio Vázquez, quien le enseñó a cazar y curtir pieles de venado y coyote
usando la técnica de ceniza y estiramiento. Actualmente don Mariano ya está retirado y no
sale de cacería, pero comenta que es su hijo, Julio César Zurita, quien continúa practicando
esta actividad y ocasionalmente curte las pieles que su hijo le lleva. También don Roberto y
don Eulogio Ríos Estrada comentaron haber conocido o utilizado en algún momento esta
técnica, la cual era conocida y practicada por sus padres y sus abuelos; sin embargo,
mencionaron que con esta técnica las pieles no quedan tan suaves como para utilizarlas en su
oficio de talabartería, por lo que actualmente esa técnica es muy poco practicada en la zona,
más bien se utiliza para curtir pieles de venado y coyote a modo de “tapetes” o “trofeos” de
caza.
Además de los cinco procesos básicos del contexto sistémico, para algunos problemas
es necesario tomar en cuenta el almacenamiento y el transporte, que son actividades que
implican un desplazamiento temporal o espacial de un elemento respectivamente. El
transporte y almacenamiento pueden darse aislados o combinados con do s procesos, etapas
o actividades cualesquiera de una etapa. No todos los elementos siguen una vía unilineal a
través de un sistema; algunos son redirigidos en puntos estratégicos a procesos o etapas por
las que ya han pasado. Es común que los arqueólogos encuentren elementos de esta clase;
esta condición a menudo se denomina reutilización (Schiffer 1990:84).
CONTEXTO CONTEXTO
SISTEMICO l ARQUEOLOGICO
->obtenciòn
SIMBOLOGIA
Imagen 24. Modelo de contexto sistémico para elementos consumibles propuesto por Schiffer. Tomado de
Schiffer 1990:86.
A continuación presento la recreación del contexto sistémico de una piel curtida con ceniza
y estiramiento basado en la arqueología experimental y la información etnográfica.
Imagen 25. Cuchillo artesanal fabricado por don Mariano Zurita. Fotografía de mi autoría. Diciembre de
2019.
Imagen 26. Don Mariano Zurita separando la piel del animal, fotografías de Paola Georgina Alcalá Bautista.
Diciembre de 2019.
Una vez separada la piel, se coloca extendida con el interior hacia arriba y se procede
a aplicarle suficiente ceniza, en este caso de uso ceniza de mezquite, producto de la leña que
se quemó a la hora de preparar la comida.
Imagen 27. Julio Cesar Zurita aplicando ceniza a la piel de borrego. Fotografía de mi autoría. Diciembre de
2019.
Una vez hecho esto, se deja que la ceniza se asiente en la piel aproximadamente una
hora, luego se procede a estirar la piel para lograr la máxima extensión posible de la misma
y evitar los retraimientos de la misma. Para este paso se utilizaron palos de “clavelillo”,
durante el tiempo que la ceniza se estuvo asentando en la piel partimos al “monte” para buscar
la madera que cumpliera con las características necesarias para comenzar el proceso de
estirado de la piel.
Después, don Mariano estiró la piel y realizó pequeños cortes en los extremos donde
las varas iban a sujetarse con una “punta”, es decir un cuchillo delgado y puntiagudo; después
se reforzaron las uniones del armazón amarrándose con cuerdas rudimentarias de hoja de
“pita”; finalmente se colgó la piel de un árbol, a la sombra, para evitar que algún animal la
dañara o que el sol la secará de más y se dejó ahí durante 3 días.
Imagen 29. “Punta” utilizada para los cortes finos en la piel. Fotografía de mi autoría. Diciembre de 2019.
Imagen 30. Estiramiento de la piel con varas de “clavelillo” y amarrado con hoja de palma pita. Fotografía de
mi autoría. Diciembre de 2019.
Imagen 31.
La piel ya
estirada se
cuelga de un
árbol para
secarla y
evitar su
descomposic
ión, y para
protegerla de
los animales
que pudieran
comérsela.
Fotografías
de mi
autoría.
Diciembre
de 2019.
El resultado final de este procedimiento es una piel de apariencia acartonada pero que
produce una textura con cierta impermeabilidad, en la actualidad no se acostumbra trabajar
este tipo de pieles para la elaboración de prendas y objetos de cuero, pero es probable que
fueran las que usaban a modo de “lonas” para los refugios de los indígenas nómadas. Hace
falta profundizar en el ámbito de la arqueología experimental para buscar explicaciones que
nos permitan hipotetizar al respecto de los probables usos de estas pieles entre los indígenas
janambres y otros.
Además de su uso para la vestimenta y refugio, las pieles eran utilizadas como
moneda de cambio con las villas novohispanas fundadas por José de Escandón en el Nuevo
Santander, ya que se ha registrado que para 1764 arribaban grupos de janambres para
comerciar con pieles de venado, borrego, vaca y otros animales.
d) Desecho
b) Manufactura
Al igual que para el caso anterior, se cuelga el animal sostenido de la cabeza y se corta
con un cuchillo afilado alrededor del y usando la fuerza del cuerpo se comienza a separar la
piel del cuerpo del animal ayudándose en las partes más complicadas con el cuchillo; se corta
la piel desde el cuello hasta los genitales en línea vertical conforme se vaya bajando, de igual
forma al llegar a las patas del animal se corta alrededor de la segunda articulación y se quiebra
el hueso para separar del cuerpo la pata con la primera articulación y el hueso; se corta desde
la línea vertical a la altura del pecho formando una cruz para lograr la máxima extensión de
piel en el área de las patas del animal, se repite esto con las patas traseras. Finalmente, se
continúa bajando hasta llegar a la cola del animal, la cual debe ser cortada.
1) Se echa la piel en un tambo o cualquier recipiente con agua (20 litros), cal (250
gramos para una piel), y sal (1 kilo para una piel) donde pueda quedar completamente
sumergida y se deja reposar durante 3 días, mientras la piel se va “cociendo”, esto
también va a aflojar el pelo de la piel. Don Héctor Alemán emplea únicamente sal
durante este proceso si quiere dejar el pelo con el cuero, ya que la cal quita el pelo (1
kilo de sal por cada piel).
2) Se mueve diariamente durante tres días y después se saca la piel del agua y se lava
para quitar el exceso de cal y sal, enseguida talla el pelo de la piel, usando un cuchillo.
3) Se quita el residuo de carne (la carnaza), este paso puede realizarse con diversas
herramientas, para el caso de don Mariano, utilizaba una roca de basalto muy porosa
para realizar esta acción.
Imagen 32. Don Mariano quitando la carnaza de la piel con una piedra porosa. Fotografía de mi autoría.
Diciembre de 2019.
4) Se procede al entintado de la piel, este proceso puede durar entre 15 días o 3 meses,
dependiendo del color o tono que se quiera lograr para la piel. Se procede a recolectar
corteza de un árbol llamado coloquialmente “gavia”, esta corteza proporciona un
pigmento rojizo natural. Se deja remojando la piel en tinas con agua y cortezas de
gavia, durante un tiempo determinado según el color que se quiera lograr, de igual
forma la cantidad de cortezas de gavia influirá en la velocidad del tintado y en la
coloración resultante. Finalmente se comprueba que el color ha penetrado
completamente la piel realizando un corte en la parte más gruesa de la misma para
comprobar que la coloración sea uniforme.
Imagen 33. Arbusto de “Gavia”, utilizado para entintar las pieles. Fotografía de mi autoría. Diciembre de
2019.
5) Por último, se enjuaga una vez más para sacar el exceso de tinte y se procede a
realizar el proceso de extracción de humedad de la piel, usando una herramienta
llamada “tallador”, se talla constantemente la piel, apoyando los pies en la base para
evitar que se mueva y haciendo presión hasta extraer lo más que se pueda de agua y
humedad, esto se hace en un día; luego se cuelga la piel de un tendedero, donde pueda
recibir el viento del exterior pero sin tener contacto directo con el sol, ya que el sol
provocaría que la piel se secara demasiado rápido, echándola a perder por completo.
Imagen 34. Don Mariano utilizando la herramienta de madera empleada para sacar la humedad de la piel y
ablandarla. Fotografía de mi autoría. Diciembre de 2019.
Herramientas para la manufactura: Para la elaboración de este tipo de piel curtida
se requieren herramientas muy sencillas, para este ejemplo se utilizó: un cuchillo de un solo
fijo, con hoja de 20cms aproximadamente; una “punta” es decir, un cuchillo que puede ser
de uno o dos filos, pero de un grosor de menos de medio centímetro para perforar pequeñas
secciones de la piel sin hacer cortes grandes o profundos; sal; cal; un raspador o piedra porosa
para “descarnar” la piel (también puede ser un cuchillo sin filo); contenedor o tina para agua;
cortezas de gavia o cualquier otra tintura natural y un poste de madera para ablandar la piel
(imagen 34).
Es muy posible que los janambres pudieran haber realizado esta actividad utilizando
los cuchillos y el raspador de sílex u obsidiana que permitan realizar las mismas acciones; la
cal se puede obtener al moler piedra caliche de la zona como comentaron los informantes y
las salinas controladas por los janambres se ubicaban rumbo a Soto la Marina, hacía el este
de Fortín Agrario (Rodríguez 2019: comunicación personal). Para los contenedores pudieron
emplear las cavidades o hendiduras naturales presentes en la roca en los lechos de los
numerosos ríos dentro del territorio janambre o elaborar tinas y recipientes con pieles de
animales atadas a estructuras de madera para darles estabilidad. Otra posibilidad puede ser la
cestería, se han documentado piezas de cestería tan finamente elaboradas que son capaces de
contener agua en su interior (Valdés 1995:125); las cortezas siguen cumpliendo la misma
función y finalmente el poste de madera puede elaborarse con cuchillos de sílex o pedernal.
c) Uso
Al igual que para el caso anterior, al desecharse este tipo de elementos es muy poco
probable que se conserven para el contexto arqueológico, a excepción de contextos muy
particulares cuyas características únicas permitan la conservación de este tipo de elementos,
ya sean cuevas o cavernas donde su exposición a los elementos que fomentan su
descomposición sea poca o nula.
Al respecto de la técnica número 2, don Roberto Ríos y don Eulogio Ríos comentaron
que sus abuelos sacaban cal, quemando y moliendo roca “caliche” la cual es muy común en
la región, ellos mismos llegaron a especular que es probable que los indígenas que habitaron
la región conocieran de esta roca y la forma de obtener cal de ella para realizar el curtido de
las pieles, recordemos que en varias fuentes se menciona la existencia de recipientes de
cestería tan finamente tejidos que no permitían que el agua escapara de su interior, por lo que
no descartamos que los janambres efectivamente pudieran curtir pieles de esta forma.
La lechuguilla era utilizada ampliamente por los janambres; como materia prima era utilizada
para la elaboración de una gran cantidad de objetos. No solo los janambres conocían y
aprovechaban esta maravillosa planta, pues la misma y sus aplicaciones eran conocidos por
prácticamente todos los grupos étnicos que habitaban el ecosistema de bosque de matorrales
en el noreste de México. Algunos de estos objetos son mencionados por Valdés (1995:90
91):
“La punta (de la flecha) era atada con resina de árbol untada en hilos de
lechuguilla, quedando tan fuertemente pegada que podía quebrarse la
flecha en su asta, pero nunca en su punta [...] La fibra de la lechuguilla,
más áspera pero más duradera, era usada para elaborar huaraches,
cordeles, reatas, redes para pesca” (Valdés 1995:90-91).
Sobre el uso de la lechuguilla entre los coahuiltecos y guachichiles el mismo autor
menciona:
“(De la planta de la lechuguilla) procedía casi toda la fibra que fue usada
por miles de personas durante siglos para manufacturar una gran
variedad de objetos que van desde sandalias hasta cuerdas de arco,
cordeles, redes y cobijas [...] Se describe (también) un cesto de
urdimbre tan fuerte y cerrado que impide la filtración del agua y se
atribuye a los guachichiles” (Valdés 1995:125).
El que considero yo como el uso más importante de la lechuguilla entre los janambres
es como parte de su principal instrumento bélico:
“hacen el arco del tamaño del que le ha de gobernar (es decir el que lo
ha de usar), de diferentes géneros de madera; y los mejores y más
correosos, según dicen ellos, son de raíz de mezquite. La cuerda es de
las hebras que salen de la lechuguilla, tan bien torcida y puesta, que
parece hecho de una pieza cual un bordón de un arpa si bien es del
gordor (grosor) de seis o siete bordones” (León et al. 1961:36).
Para el presente trabajo, muchos habitantes del ejido Fortín Agrario nacieron en San
Francisco el Alto y la mayor parte de su vida la dedicaron al trabajo de la lechuguilla; otros
nacieron en la región aledaña a Ciudad Victoria, pero actualmente residen en Fortín Agrario
y también conocen el procedimiento de trabajo de la lechuguilla. A pesar de haber dedicado
gran parte de su vida al trabajo de objetos de lechuguilla muchos de los entrevistados
comentaron haber abandonado ese oficio con la introducción al mercado de cuerdas e hilos
sintéticos, los cuales son mucho más baratos y más fáciles de conseguir, en palabras de don
Julián Vázquez “Uno trabajaba de sol a sol y no salía ni pa comer”.
En el ejido Plan de Ayala, en el municipio de Jaumave (al otro lado de la Sierra Madre
Oriental) Felipe Torres Márquez nos comenta que aún existen muchas personas que se
dedican a la elaboración de objetos de lechuguilla, entre ellos destacan: Juan Morales Juárez,
Lázaro Juárez Mireles, Isabel Aguilar García, Raúl Torres Vargas, Adrián Zapata, Ignacio
Aguilar García, Federico Juárez y Felipe Torres Walle entre otras personas.
Imagen 35.
Del lado
izquierdo, don
Isabel Aguilar
García
vendiendo sus
productos de
lechuguilla.
Del lado
derecho, el
señor Federico
Juárez
realizando la
extracción de
fibras de
lechuguilla,
ambos en el
ejido Plan de
Ayala,
Jaumave.
Fotografías
tomadas por
Felipe Torres
Márquez. Sin
fecha.
En el ejido de Fortín Agrario y en San Francisco el Alto ya no se fabrican objetos de
lechuguilla para su venta y comercialización (Julián Vázquez, Leonel Vázquez y Lorenzo
García Martínez, comunicación personal, 7 de noviembre de 2019), sin embargo, estos
mismos informantes también me comentan que ocasionalmente las personas que conocen
como se trabaja la lechuguilla elaboran alguna escobetilla u otro objeto sencillo para su uso
personal. Los informantes también comentaron que este podría tratarse de un oficio
antiquísimo, ya que al parecer se conocía y practicaba desde tiempos de sus abuelos (hace
más de 100 años).
Don Julián Vázquez comentó que desde muy niño se dedicó junto a su papá al trabajo
de la lechuguilla, juntos elaboraban desde escobetillas, tendederos, cuerdas, mecates, reatas
y muchos otros objetos, sin embargo don Julián Vázquez comentaba que este oficio no es
nada rentable, por lo que al cumplir los 17 años decidió dejar el ejido de San Francisco el
Alto para ir a la ciudad de Monterrey, donde consiguió trabajo como ferrocarrilero,
actualmente reside en Estación Zaragoza, a 20 minutos en auto de Estación Calles.
Imagen 36. Planta de lechuguilla en estado silvestre. Fotografía de mi autoría. Enero de 2019.
Para la extracción del “cogollo” de lechuguilla primero se debe fabricar una horqueta,
para este caso se cortó un palo bastante largo (3 - 4 metros aproximadamente) del árbol de
clavelillo, don Leonel comentaba que cualquier tipo de madera que tenga esa longitud y cuyas
ramas finales se dividan en forma de “Y” es suficiente para su elaboración. Después se cortó
una hoja de palma de pita, que como ya se observó anteriormente abunda en la región y es la
preferida por los pobladores para la elaboración de cuerdas rudimentarias, y se procedió a
amarrarla en un extremo de la “Y”, después se torció o trenzó en el centro para rematar
amarrándola en el otro extremo de la “Y” como se observa en la fotografía. Don Leonel
comenta que esta herramienta también se elabora sustituyendo la hoja de pita con alambre de
acero, pero que mucha gente prefiere fabricarlas en el lugar de la recolección y dejarlas ahí
mismo para la próxima vez que vayan a cosechar y así no irlas cargando durante todo el
trayecto de ida y vuelta.
Imagen 37.
“Horqueta”
utilizada
para
cosechar la
lechuguilla
, su
longitud
permite
acceder a
plantas que
se
encuentre
rodeadas
de arbustos
espinosos.
Fotografía
de mi
autoría.
Enero de
2019.
Imagen 39. Planta de lechuguilla después de haber sido cosechada. Fotografía de mi autoría. Enero de 2019.
Imagen 40. “Cogollos” de lechuguilla listos para ser trabajados. Fotografía de mi autoría. Enero de 2019.
b) Manufactura
Después la fibra de la lechuguilla se pone a secar al sol durante un par de días para
asegurarse que pierda toda la humedad posible, de acuerdo con los informantes este
procedimiento al parecer le otorga más resistencia a la fibra en comparación que si se
trabajara verde.
Imagen 42. Don Leonel Vázquez extrayendo la fibra de la hoja de lechuguilla. Fotografía de mi autoría. Enero
de 2019.
Imagen 43.
Izquierda,
don Leonel
Vázquez
secando al
sol la fibra
de la
lechuguilla
, derecha,
don Julián
Vázquez
González
tejiendo
una cuerda
con la fibra
de
lechuguilla
.
Fotografía
de mi
autoría.
Enero
2019.
Imagen 44. Izquierda, fibra de la lechuguilla lista para ser trabajada, derecha, tramos de cuerda tejido a mano
por don Leonel Vázquez. Fotografía de mi autoría. Enero de 2019.
Para el caso del presente trabajo con lo visto hasta este punto es posible elaborar
artesanalmente una cuerda de arco u otros objetos utilitarios como cestería, sandalias y
prácticamente todo lo descrito por Valdés (1995:125). Pero los informantes me comentaron
que tradicionalmente para la elaboración de objetos como tendederos, reatas y mecates
143
gruesos era necesario un acabado sumamente fino en las cuerdas, por lo que otra serie de
pasos era requerida antes de ofrecer un producto final al consumidor; Procederé ahora a
describirlos:
Ya que la fibra se secó se procede a “escarmenarla”, esto es, sobre una tabla con
clavos se golpean los manojos de fibra para ir separando las fibras más delgadas de las
gruesas, estas se separan y guardan en costales para proceder a su hilado. Para esto se ata un
tramo a la rueda de hilar (imagen 45) y utilizando un mecate atado al eje de la rueda esta se
hace girar, durante este procedimiento se va incorporando todo el hilo para ir formando la
cuerda, según el grosor y función de la misma son las veces que se repetirá este procedimiento
para obtener objetos específicos como los antes mencionados.
Imagen 45.
Izquierda,
detalle de la
forma en que
se hacía girar
la rueda
usando un
mecate para
mantenerla en
constante
movimiento,
derecha,
detalle de la
rueda de hilar,
propiedad de
don Julián
Vázquez
González.
Fotografía de
mi autoría.
Febrero 2019.
Imagen 46. Una “escobetilla” de aproximadamente 50 años de antigüedad hecha con fibra de lechuguilla,
propiedad de don Julián Vázquez. Fotografía de mi autoría. Febrero 2019.
Herramientas para la manufactura: Para la elaboración de objetos de fibra de
ixtle de lechuguilla son necesarias dos tipos de herramientas, las de cosecha y las de
trabajo.
La primera es una muy sencilla horqueta elaborada de madera con una hoja de
palma pita.
Las de trabajo son: trozos de madera de forma tubular, también llamados “bolillos”;
un raspador metálico con forma de cuchillo pero de mayor grosor y sin filo; una tabla con
clavos o “escarmentador” y un trozo de madera o “banco” que sirva de base para presionar
el raspador sobre él y así obtener la fibra. Para lograr cuerdas de mayor grosor o tensión se
necesita una rueda de madera.
Es muy posible que los janambres hubieran realizado esta actividad, ya que la
herramienta de cosecha se elaboró por completo utilizando solo las manos y materias
primas del semidesierto. Las herramientas de trabajo pueden ser sustituidas de forma muy
sencilla, para el caso del raspador puede elaborarse de madera dura o bien de piedra; el
escarmentador puede ser remplazado por una biznaga que cumple con la misma función y
de igual manera el banco puede elaborarse utilizando herramientas líticas o ser sustituido
por una raíz de árbol o piedra bien ubicada.
c) Uso
Las cuerdas elaboradas de ixtle de lechuguilla se pueden utilizar para: atar puntas de
flecha, huaraches, cordeles, reatas, redes para pesca, sandalias, cuerdas de arco, cordeles,
cobijas y cestos.
d) Desecho
Al igual que para los casos anteriores, al desecharse este tipo de elementos es muy
poco probable que se conserven para el contexto arqueológico, a excepción de contextos muy
particulares cuyas características únicas permitan la conservación de este tipo de elementos,
ya sean cuevas o cavernas donde su exposición a los elementos que fomentan su
descomposición sea poca o nula.
A continuación, presento una tabla elaborada por Medellín et al., (2013) modificada para el
presente trabajo (se han eliminado recursos utilizados para ornamentos o artesanías y todo lo
no relacionado a la alimentación) donde se expone la enorme riqueza y diversidad alimentaria
y utilitaria de los recursos etnobotánicos de la zona, mismos que seguramente fueron
aprovechados por los antiguos indígenas janambres durante su paso por la región o por los
indígenas serranos pisones.
NOMBRE FAMILIA
No. NOMBRE CIENTIFICO USO
COMÚN BOTANICA
Cuchillitos ó
9. Erythrina americana (Dryand) Mill. Fabaceae Comestible, Cercado
Colorín
10. Durazno Prunus persica (L.) Batsch var, Prisco. Rosaceae Comestible, Bebida
Combustible,
Encino
11. Quercus polymorpha Cham & Schtdl. Fagaceae Construcción,
Blanco
Medicinal, Comestible
12. Encino Rojo Quercus germana Trusted. Fagaceae Medicinal
Medicinal, Condimento,
13. Epazote Teloxys ambrosioides (L.) Weber. Chenopodiaceae
Veterinario
Combustible,
15. Guaje Leucaena leucocephala (Lam.) de Wit Fabaceae
Comestible
Guajillo ó Combustible,
16. Leucaena pulverulenta (Schl.) Benth. Fabaceae
Tepeguaje Comestible
21. Hueso de tigre Wimmeria concolor Schltdl. & Cham. Celastrance Construcción
Orégano Hoja
44. Lippia graveolens Kunth. Labitae Condimento, Medicinal
Chica
Combustible,
45. Palo Bolero Ficus pertusa L. Moraceae
Construcción
Papaya
46. Carica cauliflora Jacq. Caricaceae Comestible
cimarrona
47. Pata de vaca Cercis canadensis L. Fabaceae Comestible
Pino nylon ó
48. Pinus patula Schl. Et Cham. Pinaceae Construcción
triste
Combustible,
49. Pino tecatón Pinus Cembroides Zucc. Pinaceae
Construcción
50. Quelite blanco Amaranthus hibrydus L. Amaranthaceae Comestible
Quelite blanco
51. Amaranthus palmeri S. Wats. Amaranthaceae Comestible
ó Quintonil
Quelite
52. Solanum nigrecens M. Martens & Galeotti Solanaceae Comestible
morado
Rosa de
53. Rosa centifolia L. Rosaceae Medicinal
Castillo
Medicinal, Mágico-
54. Romero Rosmarinus officinalis L. Labiatae
religioso. Condimento
Medicinal, Mágico-
55. Ruda Ruta graveolens L. Rutaceae
religioso
65. Zacate Limón Cymbopogon citratus (DC.) Staff. Graminae Medicinal, Bebida
La cacería, por otro lado es una actividad que aún se encuentra muy arraigada entre
los habitantes de la región de estudio, llegando incluso algunas veces a proveer un porcentaje
importante para la alimentación cotidiana. Aunque a día de hoy es vista más como una
actividad para proveer los recursos animales para festividades especiales (fiestas patronales,
cumpleaños y otros eventos).
Disponibilidad estacional aproximada de algunas de las especies animales para cacería. Cuadro elaborado con
base en la información presentada por Valdovinos, Ramírez y el trabajo etnográfico.
Como se puede apreciar aquí, la lechuguilla ha sido explotada en la región desde por
lo menos hace 100 años. Desafortunadamente este es un oficio que se encuentra en vías de
desaparición, con la introducción de cuerdas y mecates sintéticos, la lechuguilla, el henequén
y el ixtle han sido desplazados poco a poco, en la región de estudio aún existen personas
como don Leonel Vázquez y don Julián Vázquez quienes se preocupan por enseñar a las
nuevas generaciones (sus hijos y nietos) como se trabaja la lechuguilla, no para que lo
retomen como oficio, si no para que en palabras de los informantes “al menos conozcan como
era antes, y lo que papá y yo hacíamos”, en este capítulo únicamente presenté una
aproximación etnográfica sobre esta actividad y las posibles implicaciones que pudo tener
para el caso de los indígenas janambres.
CAPÍTULO IV
Es importante contar con una base metodológica sobre la cual elaborar una propuesta de
divulgación. La presente investigación se encuentra guiada por la metodología propuesta por
la Dra. Antonieta Jiménez, quien ha señalado que la construcción de un guión de divulgación
involucra el uso de fuentes de información y creatividad en la presentación de la información
(Jiménez 2017:77). Lo anterior implica varios procesos:
2. ¿El texto o la fuente de información refiere a los valores, a los problemas o a las
situaciones vistos desde una perspectiva humana y universal? Sí, es posible reconocer las
diferencias entre épocas y culturas destacando elementos que nos permiten establecer
empatía con los habitantes del pasado mediante historias y eventos relatados en el documento
sobre el quehacer y el actuar de janambres e hispanos.
4. ¿El texto refiere a cuestiones de interés público actual o potencial? Sí, el modo de
subsistencia de los actuales habitantes de las comunidades del área de estudio ha ido
cambiando a lo largo de los años, desde 1940 hasta la fecha se ha visto el cambio más drástico
con la modernidad; sin embargo, como se asentó en el capítulo 3, muchas de las actividades
que hacen únicas a estas comunidades se encuentran en vías de desaparición, es por esto que
considero necesario dar a conocer a los actuales habitantes el modo de subsistencia de los
antiguos habitantes de la zona y que puedan establecer una analogía con su modo de vida
actual, donde se puede observar un conocimiento muy amplio de los recursos del paisaje y
los saberes empleados para su tratamiento.
1. Un listado únicamente de los títulos de las publicaciones que hay sobre un lugar o
un tema en particular con apoyo en los índices de bibliotecas especializadas, así como en la
recomendación realizada por expertos en el tema o en el lugar, tan exhaustiva como sea
posible. A partir de ella, la identificación de temas reiterativos o formas de abordaje más
frecuentes de temas y elementos del lugar o tema a interpretar inferidos a partir de los títulos
de las obras.
2. Se reconocieron a los autores más prolíficos y los temas acerca del tema sobre los
cuales más se ha trabajado (Rodríguez, Ramírez, Stresser-Péan, Santa María, Sánchez; por
poner unos ejemplos).
La interpretación de estos datos puede derivar en algunas ideas constantes a las cuales
se puede aproximar a través de una revisión bibliográfica introductoria, producto del
siguiente paso. Antes de darlo, sin embargo, la Dra. Jiménez recomienda buscar la opinión
de un especialista en el tema para encontrar respuesta a dos cuestionamientos:
Mensaje central: Los antiguos habitantes de estas tierras se llamaban janambres; ellos
vivieron en este ambiente durante muchísimos años porque tenían un profundo conocimiento
que les permitió subsistir.
Idea central subyacente: Los janambres eran nómadas, por ello se movían entre el
territorio cada tanto en la búsqueda de alimentos. Cuando aprendieron a ser agricultores
pudieron quedarse más tiempo en un mismo lugar.
Mensajes subordinados:
Vale la pena señalar que ésta es una interpretación complementada con mi propia
experiencia, tanto en el ámbito de la pedagogía como en el del teatro y la arqueología.
Para esta investigación se decidió desarrollar una obra de teatro que enseñara a los
asistentes la información referente al modo de subsistencia de los janambres, antiguos
habitantes de la región de estudio. No es la primera vez que se emplea al teatro como una
estrategia de divulgación, otros autores ya han implementado esta estrategia en diferentes
regiones de México, aquí retomaremos el caso de “Vámonos de pinta” proyecto elaborado
en Querétaro (García et al. 2015).
Este taller fue enfocado a la educación patrimonial, la que en palabras de los autores
es el proceso educativo continuo y metódico que tiene como eje central el patrimonio cultural
(Horta 1999 en García et al. 2015: 162). La intención de este ejercicio piloto fue el
reconocimiento de los bienes arqueológicos rupestres, para contribuir a su conservación y la
formación de ciudadanos responsables que se apropien de su cultura. En este caso particular
se requiere de un instructor que dialogue con la comunidad, utilizando siempre un lenguaje
coloquial y estrategias didácticas para lograr una transmisión eficaz de la información.
De acuerdo con la metodología propuesta por los autores (García et al. 2015: 167),
partiremos del eje temático que forman con las siguientes preguntas: ¿Qué es patrimonio
arqueológico? ¿Qué es la pintura rupestre? ¿En dónde se encuentra? ¿Cuándo se realizó?
¿Cómo se realizó? ¿Para qué se realizó? ¿Qué puede significar? ¿Cómo se conserva? ¿Cómo
se estudia? Algunas de estas preguntas guían nuestras expectativas en cuanto a conocimientos
a divulgar al finalizar la puesta en escena y los talleres, sustituyendo las referentes al arte
rupestre por el modo de subsistencia de los janambres; es decir, se plantearon cuestiones
como ¿Qué comían los janambres? ¿Cómo obtenían sus alimentos? ¿Qué vestían? ¿Cómo
elaboraban su vestimenta?
En resumen buscamos aprovechar el conocimiento y experiencia generados por los
autores antes citados para orientar nuestra propia propuesta teatral. La intención del presente
capítulo es tomar la propuesta de modo de subsistencia publicada en en un trabajo de mi
autoría titulado “Los janambres: modo de vida seminómada de los antiguos habitantes de
Tamaulipas” (Chávez 2019), reforzada por la información histórica publicada en la
investigación “Janambres: mitote fronterizo, cohesión étnica y zonas imprecisas en la
América Septentrional Oriental, siglos XVII-XVIII” (Rodríguez 2019), y traducir ese
conocimiento especializado al idioma del teatro, con el cual se buscará llevar esta
información a los habitantes de la región de estudio de la presente investigación (centro,
centro-sur y sur-oeste de Tamaulipas).
Aprovecho para comentar que a la fecha, se han donado más de 200 ejemplares del
libro de mi autoría a las principales bibliotecas de Tamaulipas, del país y a todos los
habitantes de la región de estudio que mostraron un genuino interés por saber sobre el tema,
además se han llevado a cabo aproximadamente 5 lecturas públicas y presentaciones del libro
en las principales ciudades de la región de estudio, todo esto para fortalecer la divulgación
entre el público en general.
Idea central subyacente: Los janambres eran nómadas, por ello se movían entre el
territorio cada tanto en la búsqueda de alimentos. Cuando aprendieron a ser agricultores
pudieron quedarse más tiempo en un mismo lugar.
Idea central subyacente: Los janambres decidieron interactuar con otros grupos de
indios y más tarde también con los españoles, ello les permitió adquirir tecnologías en
beneficio de su sociedad.
Es importante anotar el guión del que vamos a partir para llevar a cabo las dos etapas
postuladas por los colegas que trabajaron con el teatro para acercar al arte rupestre (García
et al. 2015), ya que de aquí parte la postura teórica de la cual se va a presentar la información
a los asistentes. Para el presente trabajo se adaptó la idea del proyecto titulado “Vámonos de
Pinta” modificándolo y agregando elementos que a mi parecer se adecuarían mejor a la
divulgación de los indios janambres de la época colonial.
Retomo aquí los objetivos del proyecto titulado “Vámonos de Pinta” tal como lo
presentan García, Colchado y Viramontes en el libro “Arte Rupestre: avances y nuevos
enfoques” (García et al. 2015: 165-169):
Después se les mostrará a los participantes integrados por grupos pequeños de niños
o jóvenes (15 - 30 asistentes), la vida de los indígenas janambres a través de una obra de
teatro. En este punto me gustaría resaltar la importancia del espacio para el teatro, no se trata
únicamente de un elemento más de la escenografía. El espacio teatral es un elemento de
soporte de todos los signos creados e interpretados, pero también funciona como signo o
conjunto de signos; el espacio teatral en este caso será primordial para determinarnos la
cantidad de asistentes que podremos tener a cada representación. Por ejemplo, en Gómez
Farías se cuenta con un teatro de estilo romano al aire libre junto a la presidencia municipal
que puede albergar bastantes asistentes; en Fortín Agrario por el contrario se escogió el patio
de la escuela primaria como espacio teatral.
Hay una cuestión que afecta a la relación entre los elementos fundamentales del
teatro; me refiero al lugar de la representación, es decir, si es un espacio cotidiano y público
(plaza, mercado, jardín, etc.) o un lugar destinado expresamente a la representación (edificio
teatral). Se pretende realizar dicha representación en un entorno más “natural”, es decir un
espacio al aire libre, pues esperamos potenciar el aprendizaje significativo de los contenidos.
Para lograr un mejor efecto de inmersión se escenificarán las actividades desde antes
que el público llegue al lugar, esto para lograr un mejor efecto de realismo y un aprendizaje
significativo. A continuación se adjunta el giuón académico y el texto de la obra de teatro
163
para un mejor entendimiento de la actividad que se planea llevar a cabo, donde se especifican
cuestiones logísticas y técnicas hacia los directores, escenógrafos y todo el personal
encargado y orientado en el montaje de dicha representación teatral y finalmente se incluye
la propuesta para un taller de arqueología experimental. Finalmente se incluye como anexo
el formato de encuestas elaboradas para conocer el nivel de conocimiento que los asistentes
poseen antes de presenciar la obra y los talleres y evaluar si hubo alguna mejora posterior a
la puesta en escena y los talleres.
¿Qué costumbres tenían que aún siguen vigentes? ¿Cómo era su ritual?
¿Qué elementos usaba? ¿Qué significado tenía su vestimenta?
¿Requerían de algún tipo de entrenamiento? ¿Cuál? ¿Qué tipo de
relación tenía este chamán con el pueblo? ¿Qué tan importante era?
¿Había varios o sólo uno al mando? ¿Qué tipo de pensamiento tenían?
¿En qué tipo de lugares solían establecerse? ¿Tenían algún tipo de
Dios? ¿Existían jerarquías? ¿Qué rutas que usaban para conseguir
peyote? El comercio, y por dónde se movían. ¿Los cazadores que tipo
de animales cazaban y si era todo el tiempo o era en épocas? ¿En sus
vestigios no existen indicios de qué concepción tenían sobre el
universo? ¿Los janambres no tienen como similitud con los Sioux,
navajos, arapajo y pies negros? (compañías de teatro “Colectivo
Cultural Mitote Huasteco”, “Gato Negro Teatro” y actores
independientes. 2021)
Etapa 2. Los asistentes serán invitados por los actores a participar en el taller que se
llevará a cabo; es importante en este punto contar con el apoyo de los especialistas docentes
y psicólogos que acompañen a los grupos de asistentes para llevar a cabo este taller o en su
defecto convertir la interacción en un espacio ameno de preguntas y respuestas entre los
asistentes y los especialistas.
Se llevará a cabo en los mismos espacios al aire libre diseñados para la puesta en
escena, ya que el montaje de las áreas donde se llevará a cabo el taller es sencillo y no ocupa
gran cantidad de elementos muebles. Para guiar los talleres se han tomado a consideración
especialistas del área de la docencia como son: Adán Díaz de León Reyes, Ana María García
Cruz, Adalberto Santos Chávez Vázquez y Alma Zúñiga, quienes también son habitantes de
las localidades de la región de estudio.
Finalmente, es importante contar con una herramienta de evaluación a corto plazo que
nos permita tener alguna noción sobre los avances en aprendizaje que pudieran adquirir los
asistentes. Este instrumento de verificación a corto plazo, al igual que lo propuesto por García
et al., se realizará en forma de una evaluación que permita conocer la efectividad del módulo
y el impacto provocado en el público. Se aplicará una encuesta aleatoria a niños,
adolescentes, padres y maestros para evaluar el desarrollo de la obra de teatro y el taller,
esperando contar con un aprendizaje significativo al finalizar la etapa de puesta en escena y
de taller.
4.1.3.1 Guión académico de divulgación
Los janambres eran nómadas que vivieron en el centro y sureste de lo que hoy es
Tamaulipas, estos no eran “incivilizados”, “primitivos” ni “bárbaros”pues tenían
interacciones sociales con otros grupos de indios y con los españoles, con quienes también
compartieron actividades, vestimentas y herramientas.
Introducción
”El guión académico es el documento que reúne y da sustento a los mensajes y los contenidos
a divulgar; es decir, proporciona sustento académico al plan de interpretación y por ello, no
debe confundirse con un documento que critique y/o discuta la información ahí presentada.
La información disponible sobre el tema es amplia y se continúa trabajando para mantenerse
en constante actualización” (Escobar 2020:96). Este documento se propone como una
herramienta de consulta sobre la vida y obra de los janambres, fue pensado para dar a conocer
la información especializada sobre este grupo indígena a los actores que lleven a cabo la obra
de teatro “La llegada de los extranjeros” y a quienes vayan a guiar los talleres que se llevaran
a cabo después de la puesta en escena; de igual forma se trata de un documento de consulta
que pueda servir para cualquier otra actividad de divulgación que se pueda elaborar
relacionada a los janambres.
Para la elaboración de este guión académico se tomaron como base las siguientes
preguntas propuestas por un grupo de actores: ¿Quiénes fueron los janambres? ¿Por qué casi
no se habla de esta cultura? ¿Cómo de qué época hablamos? ¿En qué partes de Tamaulipas
habitaban los janambres? ¿Cuáles eran sus costumbres? ¿Cómo eran físicamente? ¿Cómo era
el ritual del mitote? ¿Requerían de algún tipo de entrenamiento? ¿En qué tipo de lugares
solían establecerse? ¿En sus vestigios no existen indicios de qué concepción tenían sobre el
universo?
Los antiguos habitantes de estas tierras se llamaban janambres; ellos vivieron en este
ambiente durante muchísimos años porque tenían un profundo conocimiento que les
permitió subsistir.
Los janambres en un principio invadieron lo que hoy es Tamaulipas, se cree que entraron por
la Sierra Madre Oriental, llegando desde el actual San Luis Potosí o Nuevo León, esto ocurrió
probablemente en la segunda mitad del siglo XVI (1550-1600). Atravesaron hasta las llanuras
que hoy conforman la parte centro del estado, y ahí se esparcieron y prosperaron, sin
embargo, en ese entonces aún no se llamaban janambres, o al menos ellos mismos no se
autodenominaban como tal. Es aproximadamente en 1645 cuando algún evento cultural
mayor entre su cultura los hizo que empezaran a llamarse a sí mismos janambres.
Animal Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
Venado X X X X
Liebres y conejos X X X X X X X X X X X X
Jabalí X X X X X X X X
Víboras y reptiles X X X X X X X X
pequeños
Tlacuaches, X X X X X X X X X X X X
mapaches y otros
mamíferos
pequeños
Aves acuáticas no X X X X X X X X X X X X
migratorias
Aves endémicas X X X X X X X X X X X X
pato verde X X X X
Tildillo X X X X
Insectos X X X X X X X X X X X X
Disponibilidad estacional aproximada de algunas de las especies animales para cacería. Cuadro elaborado con
base en la información presentada por Valdovinos, Ramírez y el trabajo etnográfico.
De esta forma “dominaban” un territorio determinado, pero no con pueblos o ciudades
como lo hicieron otras civilizaciones, sino con campamentos estacionales a los que acudían
según la época del año. Por ser este su modo de subsistencia, debemos entender que no
construyeron grandes templos, ni casas de piedra y adobe, más bien, construían una especie
de refugios sencillos al aire libre como abrigos rocosos y cuevas; y quizás en situaciones
extremas acomodaban algunos troncos y ramas o palos, los cubrían con palmas u hojas para
protegerse de la lluvia o dormían a la intemperie mientras el clima se los permitiera.
Cazador Tarahumara (Chihauhua) con arco y flecha. Fotografía tomada de la mediateca del
INAH.
Los antiguos janambres tenían ritos, costumbres y creencias muy diferentes a las que
tenemos hoy en día
Hacia esta época, con los janambres existió una forma de organización colectiva que se hacía
para cumplir diferentes propósitos, me refiero al mitote. Era una fiesta ritual, consistía en una
gran hoguera donde se recibía a los grupos indígenas participantes y según fuera la ocasión,
se ingería peyote o se bebía licor de tuna u algún otro embriagante y se danzaba y comía
alrededor de la hoguera, en ocasiones se relataban leyendas, los chamanes establecían
contacto con el mundo de los espíritus.
Estos “mitotes” eran grandes asambleas de bandas de indios con propósitos políticos
y rituales. Los motivos para llevar a cabo un mitote pudieron ser diversos, desde
acontecimientos importantes para las naciones hasta el fallecimiento de algún pariente.
Algunos investigadores ven al mitote desde un aspecto cultural como una estrategia de
resistencia que fue empleada para mantener viva la memoria e identidad de una nación
indigena.
“para que algunos indios, enfermos, o puestos, por delitos, para ahorcar,
reciban el bautismo; es necesario proponerles que han de ir al cielo, y
que hay allá mitotes y que comer, con cuyo cebo lo admiten” (De León
1985:12).
Como se puede ver en lo antes dicho, la importancia del mitote era fundamental para
la formación de la identidad entre los janambres, a tal grado que algunos de ellos solo
aceptaron el bautismo por las promesas de continuar con el mitote después de morir. Durante
el verano los mitotes aumentaban debido a la abundante recolección de frutos en la región,
con el contacto de la frontera y sus nuevos actores la práctica del mitote fue cambiando,
principalmente por la llegada del ganado menor a la región. El mitote estuvo condicionado
generalmente por sucesos de fenómenos sobrenaturales (chamánicos), sucesos colectivos,
sucesos en la frontera, la diplomacia y la guerra.
Primero, se hacía una invitación a las naciones vecinas en caso de ser solicitadas por
medio del envió de flechas. Dependiendo del tipo de mitote, era la decoración y el
simbolismo de la flecha. El grupo anfitrión se encargaba de todos los preparativos desde la
selección del lugar, la fecha y los suministros. Se organizaba el asentamiento y se fijaba un
día específico, por lo que la cacería y la recolección se intensificaban para la preparación de
barbacoas. La nación notificada (si no se rehusaba a la invitación) llegaba al atardecer, una
parte de los hombres llegaban embijados, mientras los casados almagrados de la cabeza y
encebados del cuerpo. El formalismo fue esencial, debido a que la nación invitada se sentaba
a la nación anfitriona y no se efectuaba ningún tipo de comunicación. El silencio se rompía
gradualmente en lo que avanzaba la música, las danzas y los alimentos se compartían, otro
aspecto eran los cantos y coros que contaban con consonancia, tan parejos que a oídos de los
españoles parecía una sola voz.
Para después pasar a danzar, sin importar el género, formando ruedas en torno a las
fogatas de esta manera:
“pies muy juntos, los codos salidos y las espaldas media agachadas.
Dando saltitos adelante, casi arrastrando los pies y tan juntos, que la
barriga de uno va topando las nalgas del otro; sin discrepar un punto del
otro, cuatro o seis horas sin cesar” (De León 1985:24-25).
Esta es una reconstrucción hipotética general del mitote, ya que se basa en una crónica
de la primera mitad del siglo XVII. Independientemente, hasta mediados de 1700 estos
elementos se seguirían viendo y se integrarían nuevos elementos. Es lógico pensar que el
mitote sufrió modificaciones en el modo de sociabilización tradicional con la expansión
española.
Cuando un miembro de la ranchería fallecía era común que tanto hombres como
mujeres participaran en el mitote. Por lo general los dolidos:
Entre los indios de Zacatecas a principios de 1700, era común para poder
matrimoniarse, cazar algún venado, y traerlo a las puertas de la novia, y si su padre y ella le
reciben, ya tiene como su mujer a la muchacha”.
En esos mismos años los antiguos habitantes del Nuevo Santander (Tamaulipas)
tenían costumbres similares, ya que el pretendiente cazaba algún venado o algún caballo y
lo:
Los janambres eran nómadas, por ello se movían entre el territorio cada tanto en la
búsqueda de alimentos. Cuando aprendieron a ser agricultores pudieron quedarse
más tiempo en un mismo lugar.
Si usted conoce el estado de Tamaulipas podrá ubicar a la perfección los sucesos que
se contarán en este libro, si el caso es el contrario, basta con hacer una visita turística por el
estado para que pueda conocer la maravillosa hospitalidad de los tamaulipecos y vea de
primera mano los lugares donde habitaron los janambres, o bien, puede realizar un recorrido
virtual a través de Google Maps para que pueda ubicar en un espacio a los protagonistas de
este libro.
Además de Tamaulipas se mencionan lugares de los estados vecinos, como son los
alrededores de Linares, en Nuevo León; y las áreas cercanas a Guadalcazar y Valle del Maíz,
hoy Ciudad del Maíz en San Luis Potosí.
El clima en estos lugares puede ser muy variado y distinto, por ejemplo, la región de
Xicoténcatl y Tamatán llega a alcanzar los 40 grados centígrados, es un calor muy húmedo,
178
por otro lado Jaumave y Palmillas cuentan con un clima más desértico, es decir un calor seco,
las mesas de los alrededores de Ciudad Victoria e Hidalgo, al igual que la Sierra Madre
Oriental son más altas, por ende el clima es más fresco.
Reconstrucción hipotética de las casas en Balcón de Montezuma. Tomado de Jesús Nárez, 1992.
Los janambres decidieron interactuar y guerrear con otros grupos de indios y más
tarde también con los españoles, ello les permitió adquirir tecnologías en beneficio de
su sociedad.
Existía una compleja tradición guerrera entre los janambres. Esto se puede asumir por el
respeto y temor que sus contrincantes sentían hacia ellos, muchas veces otros grupos
indígenas y los mismos hispanos los describieron como los más bravos, los más fieros, y los
más terribles que dominaban aquellos lares. Lamentablemente no conservamos documentos
históricos o cualquier otro tipo de información referente a sus tradiciones guerreras o su
entrenamiento, lo que si sabemos, es que tenían por costumbre cortar y llevarse las cabezas
de sus enemigos caídos en combate, además de que iban a la guerra desnudos, pintados y con
el cabello suelto. Esta costumbre puede parecer extraña y poco práctica viéndose desde el
punto de vista militar, sin embargo esta desnudez cumplía tres funciones importantes.
Primero, la pintura corporal servía de camuflaje permitiéndoles acercarse hasta muy pocos
metros de sus enemigos; segundo, la desnudez les proporcionaba una agilidad mayor y les
permitía moverse prácticamente en silencio; la tercera función sería la de aterrorizar a sus
enemigos. En este punto imagínese usted, cómo un miliciano hispano, quien es únicamente
un vecino armado, tratando de cargar su mosquete con dificultad mientras los sonidos
provenientes de los alrededores le confunden, para después ver a una multitud de hombres
desnudos, camuflados y con el cabello en el rostro rodearlo mientras gritan; ciertamente sería
un espectáculo aterrador.
Las flechas que elaboraban eran bastante complejas. Al parecer las elaboraban con
carrizos o cañas de rio, en dos partes. Primero, a la parte trasera, un carrizo de unos 40 cm de
largo, se le pegaban las plumas con un pegamento natural, probablemente elaborado de resina
de árbol con carbol molido y cera; después se ataban con una cuerda fina de lechuguilla, o
con tendón de venado, para evitar que las plumas se desprendieran. La otra mitad se hacía
con una vara de madera de unos 40 cm aproximadamente, de modo que entraran unos 10 cm
dentro del hueco de la caña; al otro extremo se le hacía una muesca o corte para insertar ahí
la punta de piedra, esta punta era elaborada de pedernal o algún otro material cortante,
incluso fondos de botellas de vidrio, se tallaba con un asta de venado y se pegaba y amarraba
de igual forma a la vara de madera para completar así la flecha.
Esta técnica tan compleja garantizaba que, si se rompía una punta al impactar, los
guerreros ya no necesitaban elaborar nuevamente toda la flecha, únicamente la mitad que ya
no sirviera, ahorrándoles a la larga bastante trabajo y recursos. Es curioso ver cómo, a pesar
de haber establecido alianzas con los hispanos, los janambres seguían prefiriendo el arco y
flecha por su versatilidad y sigilo, características vitales para el tipo de guerra que empleaban.
Para el combate cercano hacían cuchillos de pedernal, la misma roca afilada que
usaban para elaborar las puntas de sus flechas, de la misma forma que con las flechas, se
buscaba un trozo de madera que sirviera de mango para el cuchillo, luego con pegamento
natural y cuerda de lechuguilla o tendón de venado se amarraba para segurar el pedernal en
su lugar. Como veremos a lo largo de este libro procuraban utilizar el arco y las flechas a
distancia; a diferencia de combatir mano a mano.
En 1772 muere Juan de Aro, el último gran guerrero janambre, sin embargo, para este
momento, un gran número de janambres que habían estado asentados en pueblos y villas
como Santa Bárbara, Llera, Escandón, entre otros lugares, participaron en el proceso de
mestizaje que tanto nos distingue como país, por lo tanto sería incorrecto decir que con la
ranchería janambre que huyo a la sierra Tamaulipa Vieja luego de 1772 morían los últimos
janambres, usted probablemente se pregunte ¿En dónde están hoy en día los janambres?
La respuesta a esta pregunta es muy sencilla, y es probable que usted no se haya dado
cuenta aún, pero lo invito a que busque. Busque a los janambres entre los rostros de los
Tamaulipecos cuando pase a visitar a la Virgen del Chorrito en Hidalgo, cuando mire a los
trabajadores de la caña en Xicoténcatl, cuando hable con los artesanos y comerciantes de
Llera, cuando disfrute de la gastronomía de Ocampo y cuando admire los paisajes naturales
tan increíbles de Gómez Farías, de Palmillas, de Jaumave y de Tula. Búsquelos cuando
conozca a los artesanos que aún trabajan arduamente la fibra de lechuguilla en gran parte del
estado; cuando coma tunas, nopales, garambullos, jacubes, mantes, jobitos y todos los
alimentos que se dan en la zona, pues en algún momento las rancherías janambres estuvieron
asentadas o pasaron por estos lugares. Todo ello los volvieron también nuestros ancestros.
Finalmente, si es usted tamaulipeco de alguno de los municipios antes mencionados, busque
a los janambres en el lugar menos pensado: en el espejo, pues aquí su leyenda vive aún como
el resultado de su valentía y ardua resistencia frente a los españoles que poco a poco les
fueron quitando sus tierras.
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(Se aplicará una capacitación a los actores sobre la información que van a divulgar, en este
caso la presentada en el apartado del guión académico; para que así puedan fungir como
un elemento importante de la divulgación al seguir “en personaje” durante la etapa de
talleres).
Utilería:
Carbón molido, baba de nopal en platos de cerámica o calabazos cortados, nopales, tunas,
carne seca y otros frutos y alimentos de la región, arco y flechas primitivas, cestos y
herramientas de corte como navajas de piedra u obsidiana. Huesos pequeños de animal. Pieles
de animales curtidas. También herramientas españolas, cuchillo de acero, hacha, sombreros
españoles, un agave “lechuguilla”, una cuerda o mecate de lechuguilla y un tallador de
lechuguilla.
Personajes:
Naola (mujer, cazadora), Hictuc (hombre, chamán), Cinchay (mujer, recolectora), Pahamabe
(hombre, guerrero).
Escenografía:
Propuesta a) El terreno sea plano y con poca vegetación, lo cual lo vuelve un espacio ideal
para colocar a los participantes y espectadores; sin encontrarse aislado entre la maleza o
alejado de la población; de lo contrario se puede elaborar una rudimentaria escenografía con
paneles verticales y papel mache o papel tipo “revolución” color café para simular la entrada
de una cueva o la pared de un abrigo rocoso, esto permitirá también presentarla en un teatro
formal o un espacio similar. Los elementos utilitarios esparcidos en cuatro sectores de
acuerdo con el personaje responsable de cada área.
Propuesta b) Una pequeña hoguera al centro delimitara los espacios entre espectadores y
actores, previo al inicio de los talleres. Uno o varios pequeños refugios habitación de palos y
ramas. Los elementos utilitarios esparcidos en cuatro sectores de acuerdo con el personaje
responsable de cada área.
Consideraciones para la puesta en escena:
Dependerá del tipo de espectadores y el tiempo programado para la puesta en escena y de la
aplicación o no de los talleres adicionales, el momento del día dependerá de quien dirige la
obra y el efecto que este deseé lograr en los espectadores.
Se recomienda para un público adulto la noche iluminada por la hoguera y las estrellas y para
públicos más infantiles el mediodía.
Público al que va dirigida:
El presente texto está dirigido a grupos reducidos de niños y jóvenes; entre 15 y 30
espectadores de preferencia, que ronden entre los 12 - 18 años de edad.
Consideraciones sobre la vestimenta:
La vestimenta será al estilo colonial (1650-1750 d.C.); es decir pieles de animal o imitación
en prendas como capas, faldas y blusas de españoles, abrigos, gabanes o ponchos de lana de
oveja, sombreros de paja o de piel a la usanza europea. La idea es mezclar combinar
elementos que den cuenta de la interacción que se llevó a cabo entre janambres y españoles
cuando los primeros recibían prendas y bastimentos de los segundos para garantizar el paso
de sus ganados por territorio janambre.
I
Este texto está ambientado en algún momento de 1750 d.C., los janambres ya tenían varias
décadas conviviendo, intercambiando tecnología y conocimiento con los hispanos y reineros.
Es aquí donde los asistentes a la obra de teatro parecieran haber sido transportados desde el
presente hasta esta época, sin embargo Hictuc el guía y chaman de los janambres ya había
visto en sus visiones y sueños la llegada de estos extranjeros...
CINCHAY. - (Está cargando un cesto de fibras vegetales lleno de alimentos: nopales, tunas.
Cuando el grupo de espectadores se encuentra a 20 metros del espacio asignado para la puesta
en escena ella se topa con ellos y arroja el cesto al suelo de la impresión) ¡Están aquí! ¡Los
extranjeros! Justo como lo dijo el sabio (recoge nuevamente el cesto con los alimentos)
¡Síganme! ¡Los estábamos esperando! (Guía a los espectadores hacia el escenario y los
sienta, mientras ella realiza esta acción Pahamabe y Naola detienen sus actividades y los
miran impresionados y boquiabiertos).
HICTUC. - (HICTUC habla sin ver a los espectadores) ¡Finalmente han llegado! ¡Cinchay!
Ofrece comida a nuestros invitados, ofréceles agua, ya que han viajado desde una tierra muy
lejana. y desde otro tiempo, para conocernos.
CINCHAY. - ¡Si señor! (Toma fruta, carne seca, tunas limpias, agua en guajes y lo reparte
entre los espectadores muy alegre). Mi nombre es Cinchay, nosotros somos janambres, yo
me encargo de buscar fruta y vegetales para comer, además de preparar la carne que traen los
que cazan y a veces las medicinas para los enfermos.
PAHAMABE. - (Se acerca al público un poco temeroso) Yo soy Pahamabe, y soy quien
fabrica las armas y flechas que utilizamos para cazar y defendernos, soy un poderoso guerrero
janambre. (Les muestra cuchillos de pedernal y el asta de venado con que se fabrican).
NAOLA. - Mi nombre es Naola, y aunque no lo parezca, yo soy la mejor cazadora de aquí.
(Muestra su arco y las flechas).
HICTUC. - Y yo soy Hictuc, el que guía a nuestro pueblo, yo me encargo de hablar con los
espíritus y curar a los enfermos, además puedo ver los eventos que aún no suceden, así es
como ya había visto su llegada desde hace muchas lunas. (Se acerca a la hoguera). Aquí, en
el fuego o en los sueños, puedo consultar a los antepasados, a aquellos que dejaron su historia,
sus leyendas, y también puedo consultar con los espíritus de la lluvia, del sol y de los
animales.
HICTUC. - Siempre nos ha gustado viajar, así ha sido el camino de nuestros antepasados,
caminando y caminando siempre.
NAOLA. - Verán, ahora estamos aquí, en este lugar, pero a nosotros nos gusta viajar,
caminar y caminar y caminar, en algunos días nos iremos, empacaremos nuestras cosas en
mochilas de piel y morrales y nos iremos hacia el norte, o hacia el oeste cruzando la sierra o
hacia el desierto, nos gusta ir a todos esos lugares, ya que en cada uno hay cosas diferentes,
en el desierto hay frutos muy ricos, hay agaves que se pueden hornear en el suelo, en la sierra
también hay animales y comidas que no podemos encontrar en el desierto o en la planicie.
Así es como nosotros vivimos.
HICTUC. - Para viajar así solo empacamos nuestras cosas. Verán, nosotros no hacemos
grandes casas como ustedes, casas de piedra o de tierra y palma, nosotros construimos
pequeños refugios para dormir mientras estamos en algún lugar como estos (señala a los
pequeños refugios habitación de palos y ramas puestos como escenografía), o nos guardamos
en cuevas y abrigos rocosos para protegernos de la lluvia y del frío, puede que en los meses
siguientes que pasemos por aquí nuevamente estas casas ya no estén, pero no importa, las
volveremos a construir porque son sencillas y no requiere mucho trabajo hacerlas. Las
hacemos de otates, de palos de pino, de mezquite, de ébano y en general de cualquier madera
duradera que tengamos cerca.
PAHAMABE. - Para elaborar la ropa y bolsos o cualquier otra cosa, como nuestras camas o
los techos de nuestras casas, utilizamos pieles de venados, bisontes y otros animales. Para
esto tenemos que curtir el cuero, esto lo hacemos usando estas herramientas (muestra unas
lascas o raspadores de sílex y cuchillos de metal y los raspadores de madera) con ellas
podemos aprovechar cada parte de un animal cazado y obtener vestimenta y otras cosas. Eso
lo hacemos de esta manera (muestra brevemente como se descarna la piel y los movimientos
necesarios para realizar este trabajo).
NAOLA. - También para nuestra vida diaria utilizamos cantidades de cuerdas y mecates,
esos los elaboramos utilizando fibras de lechuguilla, que es esta planta que tienen aquí
(muestra un ejemplar de lechuguilla que haya sido llevado) ya que encontramos la planta
utilizamos estas herramientas y de esta manera sacamos las fibras, (muestra brevemente
como tallar una hoja de lechuguilla para obtener las fibras de la misma) estas fibras se tejen
como trenzas y así obtenemos nuestras cuerdas.
CINCHAY. - Nuestra vida solía ser muy tranquila, vivíamos alimentándonos de los animales
y los frutos que la tierra provee, hasta hace unos años, cuando conocimos a otros extranjeros
como ustedes, que visten gracioso y montan curiosos venados sin cuernos. Ellos se llaman a
sí mismos, hispanos o reineros.
PAHAMABE. - Esos extranjeros nos indicaron que podemos intercambiar las pieles de los
venados que cazamos y nuestros arcos y flechas por sus camisas, sombreros y herramientas,
como estos (muestra su sombrero y poncho; y un machete y hacha de metal).
HICTUC. - También nos enseñaron a intercambiar bienes por servicios, por ejemplo, ellos
traen muchas muchas cabras y borregas, tantas que no las podemos contar, y si los dejamos
entrar a nuestros territorios y prometemos no atacarlos, nos dan cabras y borregas; ropa y
hasta armas increíbles que suenan como el trueno y escupen fuego.
NAOLA. - Muchos de esos extranjeros son nuestros amigos, ellos hablan español como
ustedes, ¡Hasta nosotros aprendimos a hablar español! A veces traen con ellos a gente muy
sabia y pacifica que se llaman misioneros, quienes nos hablan de un hombre que vivió hace
muchos años, él fue muy bueno e hizo muchas cosas grandes, dicen que era el hijo de Dios.
Algunos janambres a veces deciden irse con ellos para saber más de estos extranjeros, pero
casi siempre se aburren y vuelven con nosotros.
PAHAMABE. - Nosotros conocemos nuestro territorio como la palma de nuestra mano,
sabemos en dónde encontrar agua, comida, refugios, caminos secretos... ¡Todo! Es por esto
que a veces nuestros amigos extranjeros vienen a pedirnos ayuda, nos llevan a trabajar en
algo que llaman “pastorear”, así fue como aprendimos cómo mover a las cabras y borregas,
y aprendimos a montar sus caballos o venados sin cuernos, y también así conocimos a los
perros ¡Quienes también ahora son nuestros mejores amigos!
HICTUC. - Los españoles nos comparten conocimiento increíble y valioso, pero muchas
cosas ya las conocíamos, por ejemplo nosotros ya sabíamos que si siembras las semillas del
maíz, de la calabaza, del chile y del frijol puedes tener mucha comida, aunque esta tarda
tiempo en crecer, pero ya no es necesario ir a buscar estos alimentos en el monte, pues así
nosotros ya sabemos dónde van a crecer y podemos recolectarlos más fácilmente. Pero eso
no es todo, también ellos acuden a nosotros en busca de sabiduría y gustosos les compartimos
conocimiento, nos preguntan sobre los arroyos o ríos cercanos, por las plantas que pueden
recoger del monte cuando andan pastoreando su ganado, por los pasos que usan los venados
para cazarlos, así aprendemos nosotros y ellos también.
CINCHAY. - A pesar de que nuestra vida ha cambiado desde que conocimos a los españoles,
nosotros seguimos sintiéndonos janambres, incluso hemos escuchado historias de algunos
janambres en Santa Bárbara que ya montan caballos como los españoles y tienen casas y
vacas y borregas como ellos. ¡Hasta los nombres se cambiaron! También hemos oído
historias sobre otros grupos de extranjeros que atacan a nuestros hermanos janambres, dicen
que quieren quitarles sus tierras y pareciera que estamos condenados a vivir siempre así,
peleando y en guerra con mucha gente.
HICTUC. -Muchos de nuestros hermanos janambres que adoptan el modo de vivir de los
españoles se olvidan de su idioma, de sus costumbres y tradiciones y de ir al monte para
recolectar frutos y otros alimentos o de cazar venados y conejos y hacer barbacoa de pozo
con ellos. ¡Tampoco los dejan irse y volver con nosotros!
PAHAMABE. - Pero aunque algunos ahora monten caballos, hablen español y tengan casas
de piedra o de tierra y palma, siguen siendo janambres como nosotros, ellos lo saben y a
nosotros nos encanta aprender, es por esto que entendemos y aprovechamos el conocimiento
y la tecnología de nuestros vecinos y la utilizamos también para nuestro beneficio al ir a cazar
venados o recolectar agaves y otras cosas en el monte. Igualmente los españoles nos han
agradecido muchas veces por todo lo que sabemos, pues les enseñamos donde encontrar agua,
refugios en las sierras o por donde atrapar venados o como llegar a las llanuras para que sus
animales puedan pastar.
HICTUC. - Aquí todos nos ayudamos, si alguien no coopera, no podemos sobrevivir.
NAOLA. - Yo puedo cazar, pero sin las armas que fabrica Pahamabe, no puedo atrapar los
venados, y si no salgo a cazar no comemos carne.
PAHAMABE. - Y sin las frutas y vegetales que trae Cinchay, también moriríamos de
hambre, porque no siempre se atrapa al venado. ¡Y son estas frutas, raíces y vegetales lo que
mas comemos!
CINCHAY. - Y sin la guía y sabiduría de Hictuc, vagaríamos perdidos por el mundo, sin
rumbo y enfermos; sin sus canciones e historias, sin sus enseñanzas no sabríamos cazar ni
bailar.
PAHAMABE. - Pero no solo las leyendas junto a la hoguera cuentan nuestra historia y la de
nuestros antepasados. También las estrellas nos ayudan a viajar por la noche. (Señala al cielo)
El gran cazador que vigila el cielo de noche nos guía para no perder nuestro rumbo al viajar.
Y cuando el sol nace por este lado quiere decir que es momento de marcharnos y viajar al
oeste, a tierras con otra vegetación, otros animales y otro clima muy diferente.
CINCHAY. - ¡Oh sabio Hictuc! ¿No te parece que la visita de estos extranjeros es una
ocasión especial?
HICTUC. - Pues ahora que lo mencionas... sí, han venido desde tierras tan lejanas... y de
otro tiempo.
CINCHAY. - ¿No crees que deberíamos celebrar la visita de nuestros amigos?
HICTUC. - Creo que tienes razón Cinchay, y que mejor forma de dejar constancia de la visita
de nuestros amigos que haciendo un mitote. ¡Anda ayúdame a preparar la hoguera!
CINCHAY. - (Corre apresuradamente a traer más leña para el fuego).
NAOLA. - ¡Yo también quiero ayudar!
PAHAMABE. - ¡Y yo!
CINCHAY. - ¡Hagamos un mitote! Esta es la forma en que nuestra gente celebra, agradece
o pide algo, también sirve como fiesta para hacer nuevos amigos, cuando establecemos
alguna alianza con otro grupo indígena o con los hispanos hacemos un mitote, cuando se
firma la paz o cuando se declara la guerra también, es una parte muy importante de nuestra
identidad. ¡Así pues bailemos juntos! (los 3 siguen a HICTUC quien se coloca al frente de
una fila india proceden a danzar alrededor de la hoguera dando saltos y cantando, mientras
levantan los brazos al aire en cada salto, el baile continua por varios minutos hasta que
HICTUC hace una seña particular que indique el fin del baile ).
HICTUC. - ¡Ahora preparemos un manjar! (A continuación reparte alimentos entre los
asistentes, preferentemente frutas de la región, de ser posible se prepararía alguno de los
alimentos que se sabe consumían los janambres, por ejemplo barbacoa, agave horneado,
chochas guisadas, jacubes cocinados, etc.)
A continuación, los 4 ayudan a preparar la comida para el mitote, y uno por uno van invitando
y llevando a los espectadores a que tomen asiento alrededor del fuego.
Después, sin saberlo darán inicio los talleres, cuyo contenido se agregó al anexo 4, los
personajes, aun en la piel del personaje teatral (o en su defecto, los especialistas entre el
público) platicarán con los asistentes sobre la cacería y explicarán el proceso de elaboración
de un arco y flechas, si se cuenta con material y espacio apropiado se procederá a un taller
de tiro con arco. En otra estación se platicará con los asistentes sobre la recolección y el modo
de subsistencia de los antiguos pobladores y se procederá con un mini taller para mostrar la
forma en que los alimentos eran seleccionados y cuales plantas locales silvestres son
comestibles o tienen propiedades medicinales
4.1.3.3 Talleres de acercamiento a la vida janambre
Los niños y asistentes conocerán de primera mano la forma en que los janambres subsistieron
aprovechando al máximo su medio ambiente, también conocerán algunas de las herramientas
o utensilios que fueron vitales para su vida cotidiana mediante un taller de acercamiento a la
vida janambre dividido en varios módulos. Se propone que el taller dure un máximo de 45
minutos o hasta que los niños o asistentes dejen de prestar interés es dichas actividades.
Este taller se estructura de la siguiente manera. Se espera ubicarlo después de la puesta
en escena de la obra “la llegada los extranjeros”, esperamos que este taller sirva como un
elemento reforzador de la información vista en la obra de teatro, es decir, su principal objetivo
es: retroalimentar y reforzar la información expuesta en la obra de teatro, a través de un
acercamiento lúdico-kinestésico para aumentar así la posibilidad de obtener un aprendizaje
significativo sobre los janambres, su vida diaria y su relación con la forma en que los actuales
habitantes de las localidades viven. Su aplicación ideal sería justo al terminar la puesta en
escena para que el taller actué como un reforzador al aprendizaje esperado, está dirigido
principalmente a los niños y jóvenes que asistan a la obra, pero también pueden participar
los padres de familia o adultos que así lo deseen.
Se llevará a cabo en los mismos espacios al aire libre diseñados para la puesta en
escena, ya que el montaje de las áreas donde se llevará a cabo el taller es sencillo y no ocupa
gran cantidad de elementos muebles.
Estos saberes son el patrimonio cultural principal con el que cuentan los habitantes
de estas localidades, ya que no se han realizado estudios arqueológicos por parte del INAH
o instituciones similares en la región que ayuden a vincular a los pobladores con el patrimonio
arqueológico. Si comprenden la forma en que los janambres vivieron y aprovecharon los
mismos recursos vegetales y animales, prácticamente de la misma manera podemos
comenzar a apoyar a generar vínculos entre los pobladores y los saberes tradicionales que se
encuentran en vías de desaparición en la región suroeste de Tamaulipas. Por supuesto aún
hay un largo camino que recorrer, pero tenemos la esperanza de poder comenzar a
concientizar a los habitantes para prevenir el saqueo y la destrucción de arqueológicos,
comenzando por las pláticas que se realizaron de manera informal durante el trabajo
etnográfico para atender este tema.
Como se mostró en la propuesta del presente trabajo, el teatro puede fungir como una
herramienta idónea para generar aprendizajes en el espectador; se lo lleva a un estado en el
cual su reflexión pasa de ser sobre aspectos generales de la condición humana a reconocer
planteamientos políticos y sociales generados a través del hecho teatral. También es posible
visualizar a la puesta en escena de una obra de teatro, como un medio para transmitir
información a los espectadores y mostrar la relación ya mencionada entre pedagogía y teatro.
Por supuesto los resultados de esta propuesta de divulgación solo serán visibles a mediano y
largo plazos pero es importante tener en cuenta que estamos comenzando a establecer
vínculos entre pobladores y patrimonio a través del teatro.
Los resultados de las encuestas presentadas en el anexo 3 nos permitirán conocer las
áreas de mejoramiento dentro de la metodología y de esta manera buscar la forma de
enriquecer la labor divulgativa interdisciplinaria. El formato de dicha encuesta (esta encuesta,
junto con la que se menciona para la pre-evaluación de los asistentes en el paso 1 se
encuentran anexadas al final del documento) nos permite agrupar los resultados sobre las
respuestas de los niños en gráficas y tablas para tener una mayor comprensión de las áreas y
apartados a mejorar dentro de la metodología.
Solo debes leer las preguntas con atención y subrayar o circular SI o NO.
Pregunta 1.- ¿Sabías que existen lugares con ruinas antiguas en Gómez Farías?
SI NO
Pregunta 2.- ¿Sabes quiénes eran las personas que habitaron estos lugares?
SI NO
Pregunta 3.- ¿Sabes que comían o cómo vivían esas personas?
SI NO
Pregunta 4.- ¿Conoces o has visto figuritas o monitos de barro, puntas de flecha de piedra o
pedazos de ollas y platos de barro?
SI NO
Pregunta 5.- ¿Sabes de alguien que tenga o haya encontrado alguno de esos objetos en Gómez
Farías?
SI NO
Encuesta posterior a la representación teatral y los talleres para la evaluación de los
resultados obtenidos al aplicar los anteriores.
¡Muchas gracias amiguito! Nos dio mucho gusto que nos acompañaras el día de hoy. Antes
de que te vayas me gustaría pedirte tu opinión sobre la obra de teatro que viste y los talleres.
Tranquilo esto no es un examen, solo debes leer las preguntas con atención y contestar
recordando lo que escuchaste en la obra y los talleres.
Pregunta 1.- ¿Sabes quiénes eran las personas que habitaron en Gómez Farías en la
antigüedad?
Acosta, Guillermo
Arce, Óscar
Arlegui, José
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