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ÉTICA Y DEMOCRACIA

Doc. Ma Camila Hernández

ESTUDIANTES:
Ma Camila Pineda Naranjo
Geraldine Salgado
José Alejandro Cáceres
Vanessa Bastidas Pérez
Francisco Sandoval

TALLER 6

1. De acuerdo a la propuesta de Charles Taylor sobre la política del


reconocimiento, ¿cómo la falta de éste puede tener repercusiones negativas
en la sociedad?
2. ¿Es el reconocimiento del OTRO importante para la construcción de un
ciudadano ético? ¿Por qué?
3. Desde el caso práctico, debata con la política del universalismo (dignidad
igualitaria) sobre si deben existir o no límites en la política del reconocimiento
y la política de la diferencia. ¿Cuáles serían esos límites?
4. Además de las manifestaciones en contra de la libertad religiosa, expresadas
en el caso, las expresiones racistas, sexistas, homofóbicas y xenofóbicas
continúan siendo un tema de controversia para la ética. ¿Cómo podrían
analizar estas expresiones a través de la política del reconocimiento y la ética
del cuidado?

Desarrollo

1. El autor realiza un trabajo retrospectivo sobre lo que ocurrió en la sociedad


para que hoy en día exista una preocupación por la identidad y el reconocimiento.
Se devuelve hacia la época en que unas pocas personas eran llamadas por los
títulos de lord y lady, lo cual se consideraba una cuestión de honor, a la que pocos
podían acceder. Esto ocasionaba ciertas formas de opresión que eran normalizadas
en ese momento. Pero cuando caen las jerarquías y aparece la democracia, se
empieza a considerar el término de dignidad, dentro de la cual todos los individuos
son sujetos de los mismo derechos y deberes. Se cree que aparece el
reconocimiento de una identidad que se construye en diálogo con otros y que
paradójicamente nos distancia de este.
Sin embargo, aparecen formas de opresión hacia las mujeres, las personas
de color e incluso Taylor se remonta a los momentos en que las tribus eran
consideradas “atrasadas” por esta diferencia. Entonces lo que propone el autor con
respecto a lo que ocurre con los sujetos víctimas de esta falta de reconocimiento o
falso reconocimientos, es que como es un estatuto que los mismos sujetos se
atribuyen, los daños que causa la distorsión de esta imagen pueden llegar a ser
irreparables. Pues los sujetos se proyectan sobre los otros de manera inferior y
sublevada, lo que lleva a largo plazo a una internalización de dicha imagen y puede
causar una forma de opresión.
Como ejemplo de esta opresión se tiene aquella que sufrían las mujeres en la
sociedad, lo cual las llevaba a tener una imagen despectiva e inferior de ellas
mismas. Esto causó que se creyeran incapaces para algunas cosas y luego no
pudieran aprovechar oportunidades que se les presentaban.
A modo de cierre, se puede decir que vivimos en una sociedad que aún se
encuentra en el camino de reconocer esta diferencia, pues la dignidad que tenemos
hoy en día no ayuda al reconocimiento de la individualidad, precisamente porque
toma a los sujetos como iguales. Entonces lo que se debe buscar es un avance
hacia “un trato igual al igual y desigual al desigual”, teniendo cuidado de no
confundir desigualdad con discriminación. Por el contrario, se debe entender esta
desigualdad como una forma de compensación y de brindar oportunidades a aquel
que no tiene las mismas cosas que yo. El hecho de retroceder en esta cuestión
podría llevar a la creación de individuos alienados que no encuentran plenitud en su
existencia ni aprovechan las oportunidades nuevas de crecer, pues siempre se
sienten en sumisión frente al otro.

2. El reconocimiento del otro según Taylor tiene una profunda relación con el
término de la identidad. Esta última tiene un carácter fundamentalmente dialógico,
es decir, que se constituye a partir de los significantes de los otros. La identidad
propia es definida siempre en diálogo con las cosas que nuestros otros significantes
desean ver en nosotros. Ahora bien, Taylor acentúa tanto la importancia del
reconocimiento como la del falso reconocimiento del otro. Taylor ejemplifica esta
tesis con la historia del falso reconocimiento de la mujer, en donde una vez se cae el
gran relato androcéntrico, la identidad de la mujer sigue viéndose permeada y
conflictuada por esos antiguos significados.
En cuanto a la construcción de un ciudadano ético, el dar un falso reconocimiento
del otro puede estar sujeto a unos significados peyorativos. En este orden de ideas,
el pensar que ese “OTRO” diferente y cuya diferenciación radica en que es un
OTRO malo, inferior, despreciable, parásito y corrupto, va a traer como
consecuencia la segregación, la persecución y la vulneración de los derechos de
ese otro.
Asimismo , la respuesta de ese OTRO falsamente reconocido frente a esos
significados y a sus consecuencias puede ser el rencor y la violencia como bien lo
intuye Taylor.
Por ejemplo, en el caso de Sri Lanka, no es primera vez que la isla se baña de
sangre a causa de la discriminación. Desde 1993 hasta el 2009 la nación vivió una
pavorosa guerra civil impulsada y justificada por la discriminación sistemática que
percibía la comunidad Tamil (12% de la población) por parte de la comunidad
Cingalesa, el grupo étnico mayoritario de Sri Lanka. Los Tamiles sentían que eran
segregados en todos los ámbitos de la vida,desde el empleo hasta la educación
superior. Los Tamiles fueron considerados ciudadanos de segunda por lo cual se
vieron vulnerados sus derechos.

Este tipo de situaciones no son exclusivas de la población de Sri Lanka. Se ha dado


en Rwanda con los tutsis y los Hutus, en Venezuela con la discriminación a los
Waraos. La historia nos enseña entonces como un falso reconocimiento del otro
genera una suerte de economía cognitiva basándose en la representación social
que se tiene del grupo diferenciado. Una economía cognitiva ya que se generaliza a
una población como “mala” “ perezosa” “indigna” sin basarse en evidencias o en
conocer a la otra parte. Aquí es donde encontramos un poco ejercicio ético ya que
no hay cabida para la reflexión, solo para la generalización y lo que es peor aún, en
una postura de exterminio o de segregación frente a ese ese otro. El reconocimiento
del otro debe de estar enlazado con una posición ética frente a lo que ese otro es,
en cuanto a sus características y su historia y ese ejercicio de reflexión no se puede
dar sin primero conocer y humanizar a ese otro tan diferente y a la vez tan igual a
mi.

3.
partiendo de la discusión planteada en el texto, el universalismo plantea en una de
sus posturas la existencia de uno de los principios básicos de la sociedades
republicanas, la igualdad ante la ley. La cual independiente iguala a las personas
ante un aspecto, en el cual la anteriores sociedades denegaba para la existencia del
honor. Sin embargo tras el cambio hacia sociedades republicanas, según el texto,
nace el sentido de la identidad, característica inviolable de todo ser humano, que no
es innata del todo del ser humano, sino que es un proceso de intercambio con su
entorno, la sociedad, a partir del cual está emerge de forma dialógica. Con esto,
ocurre un choque entre las instituciones republicanas y las identidades presentes en
la sociedad, por lo cual surgen las exigencias de la inclusión de demás identidades
en estas instituciones “ aparentemente neutrales”.
En lo que respecta en la practicidad de el querer incluir dichas identidades en las
instituciones surge un conflicto con el principio de igualación, ante la ley. ya que el
querer estos objetivos puede llevar a un comienzo de conflictividad para ver quien
acapara la mayor cantidad de instituciones posible y por consiguiente una
trivialización de estas, la pérdida de valores republicanos en una sociedad y su
fragmentación. por lo que en lo que respecta a la política del reconocimiento, se
debería implantar límites los cuales permitan la no pérdida de institucionalidad
republicana. por lo que, practicidad lo mas accesible seria un régimen de libertad y
competencia institucional pública, en el cual cada individuo y/o grupo se adhiera o
sume la institución que mejor lo reconozca, asumiendo las responsabilidades de
adherirse a esa.

En lo que concierne, en donde estarían los límites lo preferible sería que fueran
acordados de común acuerdo entre todos los agentes en una sociedad democrática
y republicana. pero ( el que escribe esto es economista) este tipo de acuerdo en la
práctica sería imposible de lograr a cabalidad. Ya que,no es posible diseñar un
sistema de votación (o un procedimiento de elección) que permita generalizar las
preferencias de los individuos hacia una “preferencia social” de toda la comunidad;
de manera tal, que al mismo tiempo se cumplan ciertos criterios “razonables” de
racionalidad y valores democráticos. con lo que, a lo mucho se lograra un reparto
institucional, de pronto muy parecido a lo que fue el frente nacional el colombia, que
denegara la entrada, o reconocimiento, de nuevas identidades a las instituciones
públicas. se podría lograr por medio de un proceso pedagógico para que se
sensibilice sobre la importancia del reconocimiento sin que este vaya en contravía
del imperio de la ley, pero si es algo planteado desde instituciones públicas
entonces esta forma de delimitar el reconocimiento también podría ir en contra del
reconocimiento de otras identidades, sin mencionar que la demanda de ciertos
reconocimientos de ciertas identidades podría cubriendo a un lobby ansioso de
tener pingües beneficios.

4. Los seres humanos aparte de ser seres con uso de la razón y el pensamiento
lógico, también apelamos inherentemente a la emocionalidad y la empatía; en el
caso de Sri Lanka como muchos otros a través de la historia, hemos sido testigos de
delitos en contra de la vida y de la dignidad de las personas, no solamente en
cuanto a la libertad de religión, sino también racistas, sexistas, homofóbicos y
xenofóbicos. Como especie, y como seres vivientes en calidad de comunidad, todos
tenemos características y particularidades individuales en infinitos ámbitos, entre
ellos claramente, diferimos en opiniones de pensamiento con respecto a muchos
temas. Desde la perspectiva del multiculturalismo y la política de reconocimiento,
debemos examinar los valores éticos bajo los cuales lanzamos juicios morales y de
valor hacia el otro; debemos entonces tener en cuenta, que todos como sujetos e
individuos partícipes, partimos de unas características e individualidades que
construyen nuestra identidad, dependiendo del contexto cultural de nuestro entorno
y el que traemos de nuestra historia de vida particular; bajo la premisa de unos
valores y necesidades básicas, los cuales los extendemos hacia los demás en
nuestra participación en la sociedad como ciudadanos.

Dicha identidad de la que hablamos anteriormente se construye dialógicamente, por


medio del ya dicho reconocimiento público y el derecho a deliberar acerca de las
similitudes o diferencias en los aspectos de la identidad de cada quien, aspirando de
esta manera, a sostener una sociedad deliberadora y democrática a través de un
diálogo colectivo. Respetando nuestra libertad e igualdad como ciudadanos y
nuestra identidad cultural particular, siendo cada persona única, creadora y creativa,
así como, transmisoras de cultura. Ya que, si siguiéramos en este ciclo vicioso
infinito de odio, rencor, el no reconocimiento del otro, la no aceptación a las
diferencias y el resentimiento, seguiremos en una violación a la dignidad humana,
en donde siempre impera la presunción de una inferioridad hacia el otro.

Por otro lado, analizándolo bajo la luz de la ética del cuidado debemos apelar a ese
sentimiento maternal instintivo como mamíferos, del cuidado de las necesidades y
sentimientos de los demás, siendo capaces de realizar una reflexión ética que nos
lleve a poder generar un vínculo por medio de la empatía, compasión, tolerancia y
respeto, por medio de una proximidad afectiva como fundamento del
comportamiento moral de la sociedad, para así, poder obtener conceptos y
percepciones más claras y objetivas de las diferentes situaciones y coyunturas tanto
a nivel personal y como comunidad. Esto nos llevara, a darle un trato más asertivo a
las diferencias que se nos puedan presentar como sociedad y a las injusticias que
día a día se viven alrededor del mundo.

Es entonces, esa capacidad de transformación y voluntad al cambio, lo que


permitirá derribar viejas estructuras y sistemas rígidos que no dan cabida a la
diversidad, derribando los flagelos contra nuestra misma especie, que se derivan del
egocentrismo y la individualidad egoísta; la cual no es capaz de reconocer que el
modo correcto y justo de relacionarnos como humanos es desde la capacidad de
contener y soportar, respetando la multiculturalidad de los individuos y sin
diferenciación de etnicidad, raza, religión, género, respetando la identidad y dignidad
de los individuos, convirtiendo la igualdad humana en identidad; mediante un
reconocimiento público reflejando y respetando dicha identidad universal de las
personas, lo que de por sí implica un gran reto y desafío de nuestra actualidad.

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