Está en la página 1de 3

Para muchos orar es tan solo hablar pero para la gran mayoría de los grandes siervos de Dios Orar

es mucho
más que tan solo hablar.
A través de la oración podemos ver y sentir la presencia de Dios. Orar más que tan solo hablar es dialogar.
Para los seres humanos nos es más fácil hablar que dialogar.
Por naturaleza los seres humanos podemos hablar sea de manera audible o por señas.
Pero nos es más difícil dialogar. Para que haya un verdadero dialogo se necesita también aprender a
escuchar.

Características de la oración de Daniel que nos sirven de ejemplo.


1. Daniel oraba en todo momento no solo cuando necesitaba. Daniel 6: 10 “Cuando Daniel supo que el
edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia
Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía
hacer antes.” la oración para Daniel era una relación de intimidad con Dios.

2. Sabía muy bien los Propósitos de Dios. 9: 2 “en el año primero de su reinado, yo Daniel miré
atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían
de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años” nuestra oración sería más efectiva si
conocemos el propósito que Dios tiene para nosotros. Muchas de nuestras suplicas van en contra de
lo que Dios quiere.

3. Tenía una Actitud de humildad. V 3 “Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego,
en ayuno, cilicio y ceniza.” el ayuno y cualquier otro esfuerzo que hagamos más que un sacrificio es
una actitud agradable delante de Dios.

También dice Daniel 9:3 que él le buscaba en ayuno. Esta es una de las armas más poderosas del creyente;
pero debemos cuidarnos de no ayunar incorrectamente. En Isaías 58 Jehová reprende a su pueblo porque
ayunaba, pero no vivía como el Señor le demandaba. El ayuno sin obediencia a la palabra de Dios es pasar
hambre. Pero a pesar de esto, el ayuno continúa siendo una parte importante de la búsqueda de Dios.
En el Nuevo Testamento vemos que aun nuestro Señor Jesucristo tuvo que ayunar. Seguido Jesús salió de
las aguas del bautismo, el Espíritu lo llevo al desierto, donde ayuno cuarenta días y cuarenta noches. Jesús
nos revela que hay géneros de espíritus inmundos que no salen si no es con ayuno y oración. Marcos 9:29 –
Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.

Cilicio
El cilicio era una vestidura de saco que en los tiempos antiguos su usaba como muestra de luto o gran
tristeza. Cuando los hermanos de José le mintieron a Jacob diciéndole que había sido despedazado por una
fiera, Jacob rasgó sus vestidos y se vistió de cilicio en señal de luto y dolor por la pérdida de su hijo (Génesis
37:34).
También tenemos el ejemplo de Mardoqueo en Ester 4, que cuando vio que el edicto para exterminar a los
judíos había sido enviado a las ciudades bajo el reino Persa, se vistió de cilicio y caminaba gimiendo ante
todos.

Sin embargo, hoy en día, en muchos círculos cristianos el cilicio significa buscar a Dios en oración dejando la
cama y durmiendo en el piso. Esto ocurre porque en la mayoría de versículos donde encontramos la palabra
cilicio también vemos que la persona se postraba o dormía en ceniza. Pero no siempre se hacían ambas
cosas.

En este tiempo el creyente no necesita vestirse de sacos para buscar a Dios en oración. Creo que el cilicio
debe ser una vestidura espiritual que utilizamos cuando gemimos en intercesión por la iglesia y las almas
perdidas. El cilicio era una representación tangible del dolor que sentía el individuo.

Aunque hoy no necesitamos mostrar el dolor que sentimos con un vestuario visible, podemos vestir el cilicio
en el corazón. Recordemos que nuestro cilicio no debe ser a causa de una tristeza carnal o egoísta, sino por
amor al Señor y su obra cuando el Espíritu Santo nos dirija.
Ceniza
El postrarse en ceniza era la expression de humillación y dolor más grande para los orientales del pasado.
Como ya dijimos, la persona doliente se postraba y dormía en cenizas, usualmente acompañado del cilicio
(Ester 4:3). El uso de cenizas en el arrepentimiento o búsqueda de Dios en oración no era una práctica
ordenada por Dios. Más bien, era una costumbre de los antiguos en el medio oriente que surgió como una
expresión emocional en momentos de dolor.
Cuando Job perdió todos sus bienes, sus hijos y su salud estuvo enlutado sentado en ceniza (Job 2:8). La
ceniza es lo último que queda después que el fuego devora un objeto. En sentido figurado la ceniza significa
“algo falto de valor,” “insignificante,” “que se desvanece.”
No necesitamos postrarnos en ceniza para demostrar que sentimos dolor o que estamos humillados ante el
Señor. Pero el significado que tenía esa práctica debe ser parte de la humillación nuestra en el corazón. En la
actualidad es difícil encontrar siervos y siervas que oren con gemido, lágrimas y lamento.

Claro está que este tipo de oración no es para una rutina diaria, sino para momentos señalados por el Espíritu
Santo. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Romanos
8:26.

En su oración, Daniel hizo confesión a Dios por sus pecados y los pecados del pueblo. Aunque él se había
mantenido fiel a Dios en Babilonia, y Dios le había revelado grandes cosas, Daniel tuvo la humildad para
reconocer que no era más grande que los demás. Su oración conmovió el corazón de Dios, y sin esperar que
terminara, Jehová envió el ángel Gabriel para hablar con su siervo.

En Daniel 9:20-21 dice: Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo
Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando
en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a
mí como a la hora del sacrificio de la tarde.

4. Reconociendo nuestros errores. V 4-5 “Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora,
Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y
guardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y
hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.” muchas
oraciones solo son quejas y reclamos.

5. No buscando culpables ni haciendo uso de las excusas. V 6-7 “No hemos obedecido a tus siervos los
profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo
el pueblo de la tierra. Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de
hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos,
en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti.”
muchas de nuestras oraciones más que humillarnos delante de Dios parece que quisiéramos hacerlo
sentir culpable a él.

6. Reconociendo que lo que nos pasa solo es culpa nuestra. Dios nos perdona pero no evita las
consecuencias. V 8 “Oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro, de nuestros reyes, de nuestros
príncipes y de nuestros padres; porque contra ti pecamos.”

7. Aceptando que Jehová perdona por misericordia y no porque lo merezcamos. El reconocer esto nos
hace personas agradecidas. V 9 “De Jehová nuestro Dios es el tener misericordia y el perdonar,
aunque contra él nos hemos rebelado”

8. Entendiendo que todos en la tierra somos pecadores. V 10-11 “y no obedecimos a la voz de Jehová
nuestro Dios, para andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los
profetas. Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre
nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra
él pecamos.” todos pecamos de una o de otra forma de manera voluntaria o involuntaria. Romanos 3:
23-24 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,”
Jehová siempre cumple lo que promete. V 12 “Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra
nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del
cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén” muchas personas solo tienen en cuenta las
promesas de bendición. Cuando Jehová anuncia un castigo también es una promesa.
Cuando un padre le dice a su hijo que lo va a llevar a un paseo si gana el año escoñar esa es una promesa.
Pero si le dice que si pierde el año lo castiga también es una promesa.

9. Debemos clamar. V 16-17 “Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu
furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la
maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro. Ahora
pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu
santuario asolado, por amor del Señor.” muchas de nuestras oraciones más que pedir la ayuda de
Dios parece que le estuviéramos exigiendo. Muchos se atreven a reclamarle por qué todavía no han
recibido lo que han pedido.

La oración no solo sirve para pedir la oración es como una puerta que nos permite entrar a la presencia de
Dios para experimentar su amor y comprensión. La oración para nosotros debe ser tan importante como el
aire que respiramos.

Recordemos que Daniel estaba en ayuno, pero la respuesta vino cerca de la hora del sacrificio de la tarde. Es
decir, cerca de las tres. Desde la mañana hasta la tarde Daniel se mantuvo clamando intensamente hasta
recibir la respuesta.

Que el Señor nos ayude a buscarle de todo corazón. Estando dispuestos a rendirlo todo a Él, dándole siempre
el primer lugar en nuestras vidas.

También podría gustarte