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Análisis del Libro de Cantar de los

Cantares
Autores: Salomón, de acuerdo con la tradición.

Este libro ha sido severamente criticado por su lenguaje sensual. Su


derecho a estar en La Biblia ha sido defendido por mucha gente
religiosa de todas las épocas. Muchos lo han mirado como una
alegoría espiritual que representa el afecto que existe entre Dios y su
pueblo escogido o entre Cristo y su Iglesia.

Las expresiones ardientes sólo pueden ser debidamente interpretadas


por una mente espiritual madura.

Pensamiento Clave: Mi amado, apelativo de los creyentes para


Cristo.

El libro

El título Cantar de los Cantares (=Cnt) comúnmente dado a este breve


pero bellísimo libro, es una expresión que se corresponde literalmente
con la inicial del texto hebreo de la Biblia: shir hashirim. Se trata de
una fórmula idiomática muy condensada, cuyo sentido puede
explicarse con propiedad como: "el más hermoso de los cantos" o "el
poema más sublime". Cantares es un poema distribuido en estrofas,
en las que, alternativamente, dos enamorados manifiestan sus
recíprocos sentimientos en un lenguaje apasionado, de alto nivel
literario y brillante colorido. Todo en este poema cuajado de símiles y
espléndidas metáforas se orienta a la exaltación del amor entre el
hombre y la mujer, de esa irresistible y mutua atracción que inspira las
palabras y determina las actitudes de los enamorados. En Cantares, el
esposo mira a la esposa como a un dechado de perfecciones, la
contempla a través del cristal de cuanto él tiene por más apetecible,
sea viña o fuente, jardín o «nardo y azafrán» (1.6; 2.15; 4.12–14; 5.1;
8.12). La belleza de los enamorados y las delicias del amor son como
los frutos de la tierra, los lirios, el vino, la leche o el panal de miel (4.3,
11; 5.1, 13; 6.2, 7; 7.7–9; 8.2). También, desde las más altas cumbres
de la lírica, el poema expresa a veces la angustia por la ausencia del
ser amado (1.7; 3.1–3; 5.8), la felicidad del encuentro (2.8–14; 3.4) y,
sobre todo, el anhelo de la mutua entrega (1.2–4; 8.1–3).

La interpretación
A lo largo de la historia, el sentido de las metáforas propuestas por
el Cantar de los Cantares ha sido rechazado a pesar de su evidencia.
A muchos intérpretes, tanto judíos como cristianos, les ha resultado
impensable que, entre los demás libros de la Biblia, pudiera figurar
uno de carácter secular, cuyo fin no fuera otro que festejar la dicha de
los esposos unidos por un amor propiamente humano.

Por eso, desde muy temprano se ha tratado de encontrar en el libro un


segundo sentido, de estricta naturaleza religiosa y oculto por debajo
de lo que aparece a primera vista. Así, el judaísmo lo interpretó como
una exaltación alegórica del pacto de Jehová con Israel; después, la
iglesia vio su relación con Cristo prefigurada en los enamorados
protagonistas del poema; y, por último, la mística cristiana descubrió
en ellos la más perfecta referencia a la unión del alma con Dios. Pero
todos estos criterios, condicionados por el propio sentimiento religioso
de quienes los sustentaban, han oscurecido durante siglos la
interpretación más sencilla e inmediata de Cantares, y su vinculación
literaria y de pensamiento con antiguos himnos de bodas de la
sociedad israelita. Eran canciones entonadas unas por los novios y
otras por familiares y convidados (Jer 25.10; 33.11), todos los cuales
bailaban y cantaban durante los siete días que duraban los alegres
festejos nupciales (Gn 29.27–28; Jue 14.10, 17).

Lo que, en cambio, sí debe subrayarse es que la figura de la unión


conyugal, tan bellamente loada por Cantares, se utiliza a menudo en
el AT como símbolo excelso de la alianza de Dios con Israel (Os 1–3;
Jer 2.1–3; Ez 16) y, en el NT, de la relación de Cristo con la iglesia (Ef
5.23–32; Ap 21.2, 9).

El autor

La mención de Salomón (1.1) induce a pensar que aquel rey, hijo de


David y sabio entre los sabios, fue el inspirado poeta a quien debemos
el Cantar de los cantares. Pero a este respecto debe señalarse que la
frase hebrea traducida por «de Salomón», tanto puede significar que
él fue el autor del poema, como que el poema le fue dedicado o,
simplemente, que Salomón es el personaje a quien el poema hace
referencia. En uno u otro caso, el hecho indudable es que el nombre
del rey pesó de modo definitivo en favor de que Cantares se incluyera
entre los libros sapienciales del pueblo de Israel.

Composición del poema

En el momento actual, la gran mayoría de los especialistas está de


acuerdo en que el Cantar de los cantares, tal y como ha llegado a
nosotros, no es la obra de un único y determinado poeta. Más bien se
trata de una colección de canciones de los s. V y IV a.C., compuestas
por personas desconocidas para que el pueblo cantara, y compiladas
probablemente hacia principios del s. III a.C. Por tanto, no cabe
suponer ninguna especie de estructura establecida de antemano como
preparación de la obra poética. La unidad literaria de Cantares y la
coherencia de su pensamiento no proceden de ningún plan previo,
sino de la idea general que en su día presidió la recopilación de los
cantos.

Esquema del Contenido:

1. Título (1.1)

2. Cantares (1.2–8.14):

Primero (1.2–2.7)

Segundo (2.8–3.5)

Tercero (3.6–5.1)

Cuarto (5.2–6.3)

Quinto (6.4–8.4)

Sexto (8.5–14)
Reina-Valera 1995—Edición de Estudio, (Estados Unidos de América: Sociedades
Bíblicas Unidas) 1998.

La Biblia de Referencia Thompson, Versión Reina-Valera 1960, Referencia Temática #


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