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Es el mayor matemático de la antigüedad. Aunque es más famosos por sus descubrimientos de física, fue un
matemático comparable a Newton y Gauss.
De la vida de Arquímedes se conoce muy poco. Se cree que nació en Siracusa en la isla de Sicilia. En aquella
época, Siracusa era un asentamiento griego. Se cree también que era hijo de Phidias, un astrónomo. Pertenecía a
una clase social elevada, se cree que era amigo o familiar del rey Hierón II, lo que le permitió estudiar en Alejandría.
En física es famoso su teorema de Arquímedes de hidrostática, y por las leyes de las palancas. Arquímedes inventó
la catapulta, la polea compuesta, los espejos cóncavos y el tornillo de Arquímedes.
En matemáticas, hizo una buena aproximación del número p, inscribiendo y circunscribiendo polígonos regulares a
una circunferencia. Demostró que el volumen de una esfera es 2/3 del volumen de cilindro circunscrito. Descubrió
teoremas sobre el centro de gravedad de figuras planas y sólidos.
Lo mataron en la segunda guerra púnica (guerra entre Cartago y Roma. Cartago dominaba el comercio en el
Mediterráneo, y Roma que empezaba a ser lo que después llegó a ser, quería controlar el Mediterráneo) cuando los
romanos invadieron Siracusa. Dicen que Arquímedes estaba resolviendo un problema, haciendo un dibujo en el
suelo del patio de su casa, cuando entraron unos soldados romanos. Uno de los soldados le ordenó que le
acompañara y Arquímedes se negó. El soldado lo mató.
La tumba de Arquímedes fue descubierta por Cicerón (en el año 75 a.C.) en una visita a la isla de Sicilia. Reconoció
la tumba porque tenía una inscripción de una esfera inscrita en un cilindro.
PITAGORAS:
Pitágoras (c. 582-c. 500 a.C.), filósofo y matemático griego, cuyas doctrinas influyeron mucho en Platón. Nacido en
la isla de Samos, Pitágoras fue instruido en las enseñanzas de los primeros filósofos jonios Tales de Mileto,
Anaximandro y Anaxímenes. Se dice que Pitágoras había sido condenado a exiliarse de Samos por su aversión a la
tiranía de Polícrates. Hacia el 530 a.C. se instaló en Crotona, una colonia griega al sur de Italia, donde fundó un
movimiento con propósitos religiosos, políticos y filosóficos, conocido como pitagorismo. La filosofía de Pitágoras se
conoce sólo a través de la obra de sus discípulos.
Doctrinas básicas
Los pitagóricos asumieron ciertos misterios, similares en muchos puntos a los enigmas del orfismo. Aconsejaban la
obediencia y el silencio, la abstinencia de consumir alimentos, la sencillez en el vestir y en las posesiones, y el hábito
del autoanálisis. Los pitagóricos creían en la inmortalidad y en la transmigración del alma. Se dice que el propio
Pitágoras proclamaba que él había sido Euphorbus, y combatido durante la guerra de Troya, y que le había sido
permitido traer a su vida terrenal la memoria de todas sus existencias previas.
Entre las amplias investigaciones matemáticas realizadas por los pitagóricos se encuentran sus estudios de los
números pares e impares y de los números primos y de los cuadrados, esenciales en la teoría de los números.
Desde este punto de vista aritmético, cultivaron el concepto de número, que llegó a ser para ellos el principio crucial
de toda proporción, orden y armonía en el universo. A través de estos estudios, establecieron una base científica
para las matemáticas. En geometría el gran descubrimiento de la escuela fue el teorema de la hipotenusa, conocido
como teorema de Pitágoras, que establece que el cuadrado de la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la
suma de los cuadrados de los otros dos lados.
Astronomía
La astronomía de los pitagóricos marcó un importante avance en el pensamiento científico clásico, ya que fueron los
primeros en considerar la tierra como un globo que gira junto a otros planetas alrededor de un fuego central.
Explicaron el orden armonioso de todas las cosas como cuerpos moviéndose de acuerdo a un esquema numérico,
en una esfera de la realidad sencilla y omnicomprensiva. Como los pitagóricos pensaban que los cuerpos celestes
estaban separados unos de otros por intervalos correspondientes a longitudes de cuerdas armónicas, mantenían
que el movimiento de las esferas da origen a un sonido musical, la llamada armonía de las esferas.
CLAUDIO TOLOMEO:
Claudio Tolomeo vivió en el siglo II d.C. trabajando en la Biblioteca de Alejandría. Fue astrólogo y astrónomo,
actividades que en esa época estaban íntimamente ligadas. Heredero de la concepción del Universo dada por Platón
y Aristóteles, su método de trabajo difirió notablemente de el de éstos, pues mientras Platón y Aristóteles dan una
cosmovisión del Universo, Tolomeo es un empirista. Su trabajo consistió en estudiar la gran cantidad de datos
existentes sobre el movimiento de los planetas con el fin de construir un modelo geométrico que explicase dichas
posiciones en el pasado y fuese capaz de predecir sus posiciones futuras.
La ciencia griega tenía dos posibilidades en su intento de explicar la naturaleza: la explicación realista, que
consistiría en expresar de forma rigurosa y racional lo que realmente se da en la naturaleza; y la explicación
positivista, que consistiría en expresar de forma racional lo aparente, sin preocuparse de la relación entre lo que se
ve y lo que en realidad es.
Tolomeo afirma explícitamente que su sistema no pretende descubrir la realidad, siendo sólo un método de cálculo.
Es lógico que adoptara un esquema positivista, pues su Teoría se opone flagrantemente a la física aristotélica: por
ejemplo, las órbitas de su sistema son excéntricas, en contraposición a las circulares y perfectas de Platón y
Aristóteles.
Tolomeo catalogó muchas estrellas, asignándoles un brillo y magnitud, estableció normas para predecir los eclipses;
pero su aportación fundamental fue su modelo del universo: creía que la estaba inmóvil y ocupaba el centro del
Universo, y que el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas, giraban a su alrededor. A pesar de ello, mediante la
técnica del epiciclo-deferente, cuya invención se atribuye a Apolonio, trata de resolver con bastante éxito los dos
grandes problemas del movimiento planetario:
Filósofo y matemático francés. René Descartes se educó en el colegio jesuita de La Flèche (1604-1612), donde gozó
de un cierto trato de favor en atención a su delicada salud. Obtuvo el título de bachiller y de licenciado en derecho
por la facultad de Poitiers (1616), y a los veintidós años partió hacia los Países Bajos, donde sirvió como soldado en
el ejército de Mauricio de Nassau.
En 1619 se enroló en las filas del duque de Baviera; el 10 de noviembre, en el curso de tres sueños sucesivos, René
Descartes experimentó la famosa «revelación» que lo condujo a la elaboración de su método. Tras renunciar a la
vida militar, Descartes viajó por Alemania y los Países Bajos y regresó a Francia en 1622, para vender sus
posesiones y asegurarse así una vida independiente; pasó una temporada en Italia (1623-1625) y se afincó luego en
París, donde se relacionó con la mayoría de científicos de la época.
En 1628 Descartes decidió instalarse en los Países Bajos lugar que consideró más favorable para cumplir los
objetivos filosóficos y científicos que se había fijado, y residió allí hasta 1649. Los cinco primeros años los dedicó
principalmente a elaborar su propio sistema del mundo y su concepción del hombre y del cuerpo humano, que
estaba a punto de completar en 1633 cuando, al tener noticia de la condena de Galileo, renunció a la publicación de
su obra, que tendría lugar póstumamente.
En 1637 apareció su famoso Discurso del método, presentado como prólogo a tres ensayos científicos. Descartes
proponía una duda metódica, que sometiese a juicio todos los conocimientos de la época, aunque, a diferencia de
los escépticos, la suya era una duda orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar
sólidamente el saber.
Este principio lo halló en la existencia de la propia conciencia que duda, en su famosa formulación «pienso, luego
existo». Sobre la base de esta primera evidencia, René Descartes pudo desandar en parte el camino de su
escepticismo, hallando en Dios el garante último de la verdad de las evidencias de la razón, que se manifiestan
como ideas «claras y distintas».
El método cartesiano, que propuso para todas las ciencias y disciplinas, consiste en descomponer los problemas
complejos en partes progresivamente más sencillas hasta hallar sus elementos básicos, las ideas simples, que se
presentan a la razón de un modo evidente, y proceder a partir de ellas, por síntesis, a reconstruir todo el complejo,
exigiendo a cada nueva relación establecida entre ideas simples la misma evidencia de éstas.
Los ensayos científicos que seguían, ofrecían un compendio de sus teorías físicas, entre las que destaca su
formulación de la ley de inercia y una especificación de su método para las matemáticas. Los fundamentos de su
física mecanicista, que hacía de la extensión la principal propiedad de los cuerpos materiales, los situó en la
metafísica que expuso en 1641, donde enunció así mismo su demostración de la existencia y la perfección de Dios y
de la inmortalidad del alma. El mecanicismo radical de sus teorías físicas, sin embargo, determinó que fuesen
superadas más adelante.
Pronto su filosofía empezó a ser conocida y Descartes comenzó a hacerse famoso, lo cual le acarreó amenazas de
persecución religiosa por parte de algunas autoridades académicas y eclesiásticas, tanto en los Países Bajos como
en Francia. En 1649 aceptó la invitación de la reina Cristina de Suecia y se desplazó a Estocolmo, donde murió cinco
meses después de su llegada a consecuencia de una neumonía.
Descartes es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna por su planteamiento y resolución del
problema de hallar un fundamento del conocimiento que garantice la certeza de éste, y como el filósofo que supone
el punto de ruptura definitivo con la escolástica.
Obras:
Discurso del método (Discours de la Méthode pour bien conduire sa raison et chercher la vérité dans les sciences,
plus La Dioptrique, Les Météores et La Géométrie, qui sont des essais de cette méthode, 1637)
Las meditaciones (Meditationes de prima philosophia. 1641)
Los principios de la filosofía (Principia philosophiae, 1644)
Las pasiones del alma (Les passions de l’âme, 1649)
Tratado del Mundo (Le Monde de M. Descartes ou le Traité de la Lumière, 1664)
Tratado del Hombre (L’Homme de René Descartes et un Traité de la Formation du Fœtus, 1664)
Reglas para la dirección del espíritu (Reguale ad directionem ingenii, 1701).
SOCRATES:
Filósofo griego. Sócrates fue hijo de una comadrona, Faenarete, y de un escultor, Sofronisco, emparentado con
Arístides el Justo.
Pocas cosas se conocen con certeza de su vida, aparte de que participó como soldado de infantería en las batallas
de Samos (440), Potidea (432), Delio (424) y Anfípolis (422). Fue amigo de Aritias y de Alcibíades, al que salvó la
vida.
La mayor parte de cuanto se sabe sobre Sócrates procede de tres contemporáneos suyos: el historiador Jenofonte,
el comediógrafo Aristófanes y el filósofo Platón.
El primero lo retrató como un sabio absorbido por la idea de identificar el conocimiento y la virtud, pero con una
personalidad en la que no faltaban algunos rasgos un tanto vulgares.
Aristófanes lo hizo objeto de sus sátiras en una comedia, Las nubes (423), donde a Sócrates se le identifica con los
demás sofistas y es caricaturizado como engañoso artista del discurso.
Estos dos testimonios matizan la imagen de Sócrates ofrecida por Platón en sus Diálogos, en los que aparece como
figura principal, una imagen que no deja de ser en ocasiones excesivamente idealizada, aun cuando se considera
que posiblemente sea la más justa.
Se tiene por cierto que Sócrates se casó, a una edad algo avanzada, con Xantipa, quien le dio dos hijas y un hijo.
Cierta tradición ha perpetuado el tópico de la esposa despectiva ante la actividad del marido y propensa a
comportarse de una manera brutal y soez. En cuanto a su apariencia, siempre se describe a Sócrates como un
hombre rechoncho, con un vientre prominente, ojos saltones y labios gruesos, del mismo modo que se le atribuye
también un aspecto desaliñado.
Sócrates se habría dedicado a deambular por las plazas y los mercados de Atenas, donde tomaba a las gentes del
común (mercaderes, campesinos o artesanos) como interlocutores para someterlas a largos interrogatorios.
Este comportamiento correspondía, sin embargo, a la esencia de su sistema de enseñanza, la mayéutica, que
Sócrates comparaba al arte que ejerció su madre: se trataba de llevar a un interlocutor a alumbrar la verdad, a
descubrirla por sí mismo como alojada ya en su alma, por medio de un diálogo en el que el filósofo proponía una
serie de preguntas y oponía sus reparos a las respuestas recibidas, de modo que al final fuera posible reconocer si
las opiniones iniciales de su interlocutor eran una apariencia engañosa o un verdadero conocimiento.
La cuestión moral del conocimiento del bien estuvo en el centro de sus enseñanzas, con lo que imprimió un giro
fundamental en la historia de la filosofía griega, al prescindir de las preocupaciones cosmológicas de sus
predecesores. El primer paso para alcanzar el conocimiento, y por ende la virtud (pues conocer el bien y practicarlo
era, para Sócrates, una misma cosa), consistía en la aceptación de la propia ignorancia.
Sin embargo, en los Diálogos de Platón resulta difícil distinguir cuál es la parte que corresponde al Sócrates histórico
y cuál pertenece ya a la filosofía de su discípulo. Sócrates no dejó doctrina escrita, ni tampoco se ausentó de Atenas
(salvo para servir como soldado), contra la costumbre de no pocos filósofos de la época, y en especial de los
sofistas, pese a lo cual fue considerado en su tiempo como uno de ellos.
Con su conducta Sócrates se granjeó enemigos que, en el contexto de inestabilidad en que se hallaba Atenas tras
las guerras del Peloponeso, acabaron por considerar que su amistad era peligrosa para aristócratas como sus
discípulos Alcibíades o Critias; oficialmente acusado de impiedad y de corromper a la juventud, Sócrates fue
condenado a beber cicuta después de que, en su defensa, hubiera demostrado la inconsistencia de los cargos que
se le imputaban.
Según relata Platón en la apología que dejó de su maestro, Sócrates pudo haber eludido la condena, gracias a los
amigos que aún conservaba, pero prefirió acatarla y morir, pues como ciudadano se sentía obligado a cumplir la ley
de la ciudad, aunque en en algún caso, como el suyo, fuera injusta. Peor habría sido la ausencia de ley.
EUCLIDES:
Esta obra de Euclídes es el coronamiento de las investigaciones realizadas por los geómetras de Atenas, como así
mismo de los anteriores. Euclídes no hace sino volver a tomar con más perfección los ensayos anteriores; hace una
selección de las proposiciones fundamentales y las coordina convenientemente desde el punto de vista lógico. La
forma que emplea es la deductiva.
Las definiciones que emplea son nominales, es decir, definiciones en que se da a una palabra una denotación que
se determina a priori. Entre estas definiciones están las de :
ISACC NEWTON:
Físico, matemático, astrónomo, químico, alquimista y teólogo ingles nacido en Woolthorpe (cerca de Grantham) el 25
de diciembre de 1642 y murió en Londres el 20 de marzo de 1727. Huérfano de padre, fue a la escuela hasta los 14
años de edad en que lo destinaron a las labores de granja. Viendo el escaso rendimiento de su trabajo manual y su
entusiasmo por la matemática, su tío W. Ayscough logró que lo enviara a estudiar a Cambridge, donde se recibió en
1665. Apenas recibido, descubrió el teorema del binomio, que lleva su nombre; parece que pensó sus principales
contribuciones teóricas entre 1665 y 1666.
Su carrera fue meteórica: en 1667 fue designado fellow del Trinity College; dos años después sucedió a su maestro
Barrow en la cátedra de matemática. En 1695 fue nombrado funcionario y cuatro años después director de la casa
de moneda (Mint); presidió la Royal Society desde 1703 basta su muerte. Llegó a ser el pensador más famoso de su
tiempo, siendo respetado pese a dedicarse casi exclusivamente a especulaciones teóricas y a pesar de sus
convicciones religiosas avanzadas (era unitario) en un país entonces intolerante.
El problema central de las ciencias en la Inglaterra de Newton era el desarrollo de la astronomía como auxiliar de la
náutica, base, a su vez, del naciente imperio británico. Cuando Carlos II dispuso la creación del famoso Observatorio
de Greenwich (1675), ordenó a su director: El astrónomo real aplicará de inmediata toda su atención y toda su
actividad a rectificar las tablas de los movimientos celestes y las posiciones de las estrellas fijas, a fin de dar los
medios para determinar las longitudes, con el objeto de perfeccionar el arte de la navegación. No es, pues, extraño
que la física inglesa del siglo XVII estuviese bajo el signo de la astronomía, y que las principales contribuciones de
Newton (así como las de Huygens en Holanda) estuviesen conectadas de alguna manera con esta ciencia.
La obra científica de Newton consistió en sintetizar el enorme material acumulado, ordenarlo en un sistema del
mundo coherente, y someterlo al cálculo matemático, completando así el método inductivo con el deductivo. Como
sus antecesores inmediatos, Newton fue un hombre multifacético y contradictorio: se ocupó de cuestiones teóricas y
prácticas, científicas y técnicas, filosóficas, religiosas y políticas. Newton hizo un aporte decisivo al cálculo
infinitesimal. Antes de él las leyes naturales conocidas se expresaban en forma de relaciones integrales. Newton fue
el primero en formular leyes diferenciales, que vinculan variaciones infinitesimales, las que son más fáciles de
establecer. Newton disputó con Leibniz por la prioridad en el descubrimiento del cálculo infinitesimal, pero lo cierto es
que los aportes de uno y otro fueron complementarios, y que Newton fue el primero en hacer del cálculo infinitesimal
el instrumento matemático por excelencia en la investigación física. Newton aplicó su cálculo de las fluxiones (que
así llamó a las derivadas) a la dinámica. En particular, formuló su célebre segundo principio de la dinámica, en la
forma m(d2s/dt2)=F (si bien con un simbolismo diferente). En palabras: la fuerza causa la aceleración, y ésta es
inversamente proporcional a la masa. Ésta fue la primera actuación diferencial de la física teórica o matemática. Para
poder conocer el proceso global, y para cotejar la ley matemática con los datos experimentales, es preciso integrar
dicha ecuación. Con tal objeto, es preciso conocer la forma del segundo miembro, es decir, la expresión analítica de
la fuerza.
Newton demostró, después de laboriosos tanteos, que si en el segundo miembro se escribe 1/r2 (la recíproca del
cuadrado de la distancia), la órbita, o sea, la función s(t), es una cónica (elipse, hipérbola o parábola). Confirmó así,
en forma rigurosa, la conjetura de Wren y fue capaz de deducir las leyes de Kepler del movimiento planetario. Con
esto, Newton terminó la síntesis de la mecánica terrestre y de la mecánica celeste, iniciada por Galileo, y fundó una
mecánica (llamada racional) que permite abordar, en principio, cualquier problema mecánico (es decir, relativo al
cambio de lugar de y en un sistema material).
Newton fue, en el dominio de la óptica, digno continuador de Descartes, cuya mecánica había en cambio arruinado.
También la óptica, tal como era cultivada en los imperios marítimos, era hija de la navegación, por la necesidad de
perfeccionar los instrumentos astronómicos y náuticos. La obra óptica de Newton fue a la vez experimental y teórica;
con ser muy variada, no forma un cuerpo homogéneo como su mecánica; en su época sólo Huygens posee una
teoría unificada que da cuenta de casi todos los fenómenos luminosos conocidos (con excepción de la polarización).
Newton propone la teoría corpuscular de la luz, que explica la propagación rectilínea, pero no los fenómenos de
difracción, los que trató de explicar con ayuda de la hipótesis del éter.
Descubrió los anillos de interferencias que llevan su nombre, y que finalmente llevarán a Young y Fresnel, a
principios del siglo XIX, a reivindicar la teoría ondulatoria de su rival Huygens. Newton conocía los fenómenos
ondulatorios y estudió la teoría ondulatoria de la luz, pero ésta no era capaz, en aquella época, de explicar el
fenómeno de la polarización (las ondas de Huygens eran longitudinales, en tanto que la polarización exige la
consideración de ondas trasversales, es decir, perpendiculares a la dirección de propagación); tal fue, al parecer, el
motivo fundamental por el cual Newton no pudo aceptar la teoría ondulatoria de su época.
Las tres leyes de la dinámica enunciadas por Newton en sus Principios Matemáticos de la Filosofía Natural son:
1º El principio de inercia, según el cual todo cuerpo abandonado a sí mismo permanece en reposo o en movimiento
rectilíneo uniforme.
2º La ley del movimiento, según el cual la variación del impulso mv es producida por la aplicación de una fuerza f:
d(mv)/dt=f.
3º El principio de acción y reacción, de acuerdo al cual a toda fuerza le corresponde una fuerza igual y contraria.
ALBERT EINSTEIN:
La imagen más conocida del mítico Einstein lo presenta ya anciano, aureolado por una melena leonina, con el blanco
bigote muy poblado, los ojos bondadosos y profundos, un cómodo jersey excesivamente ancho, viejos zapatos que
usaba siempre sin calcetines y un pantalón arrugado que sostenía a veces por medio de una corbata atada a la
cintura a la manera de cinturón. Era extraordinariamente amable con todos y sus colegas reconocían que "incluso
cuando discute cuestiones de física teórica irradia buen humor, afecto y bondad". Siempre vivió con suma modestia.
Durante su último período en Princenton, siendo ya afamado Premio Nobel de Física de 1921, salía invariablemente
todas las mañanas a las diez y media, enfundando en un añoso abrigo deforme y, en invierno, tocado por un gorro
de lana de marinero, para llegar a su espacioso despacho, cuya ventana miraba a un agradable bosquecillo, y
pasarse el tiempo escribiendo en una libreta que apoyaba sobre sus rodillas. En ocasiones se detenía a reflexionar
mientras sus dedos jugaban a ensortijarse con mechones del pelo. Todo su equipo de investigación se reducía a ese
aislamiento amable, a ese papel y a ese lápiz, su laboratorio no era otro que su bien amueblado cerebro.
UN ESTUDIANTE MEDIOCRE El destino de Einstein fue paradójico. Activo pacifista, vivió para ver cómo su teoría
de la relatividad permitía la fabricación de la mortífera bomba atómica; enemigo de la publicidad y de la fama, fue
perseguido por los expertos en publicidad para que patrocinase desde callicidas hasta modernos automóviles; gran
defensor de la libertad individual, fue calificado de bolchevique por unos y de instrumento del capitalismo simbolizado
por Wall Street por otros; científico independiente apenas interesado por la política práctica, llegaron a ofrecerle la
presidencia de un estado, el naciente Estado de Israel. Lo cierto es que fue un hombre tímido y humilde, pero no
huraño, aunque las fotografías que lo retratan de niño muestren a las claras el aislamiento en que vivió precozmente
recogido. Nació el 14 de marzo de 1879, en Ulm, Alemania, en el seno de una familia hebrea. Muy pronto pasó a
Munich, donde su padre, Hermann, regentaba una pequeña empresa de electricidad. Su madre, llamada Pauline
Koch, era una hábil pianista y poseía una educación esmerada. De crío, Albert se apartaba de sus compañeros y los
maestros lo juzgaban un inadaptado. En casa solía componer alguna melodía al piano que luego tarareaba por la
calle. Estudiante mediocre, fracasó en los exámenes de ingreso en el Politécnico de Zurich, pese a que logró
salvarlos en la segunda intentona. Al final de su carrera, sobre una puntuación máxima de 6 puntos, obtuvo 4,91. Por
otra parte, su tesis doctoral, un trabajo de 29 páginas titulado "Una nueva determinación de las dimensiones
moleculares", fue evaluado por el tribunal examinador como irrelevante. Por aquel tiempo tenía la costumbre de
pasearse con un viejo violín con el que interpretaba a menudo fragmentos de su compositor preferido, Mozart, y
frecuentaba el rincón de un café donde pasaba largas horas solo y ensimismado, fumando siempre en pipa, como un
Sherlock Holmes infatigable que resolvería mentalmente enigmas de física teórica.
EL PEOR ENEMIGO, EL EJÉRCITO Tras licenciarse en Física a los veintiún años y habiéndose nacionalizado suizo
en febrero 1901, perdió sucesivamente tres empleos como profesor a causa de su heterodoxa manera de enseñar.
Se casó muy joven con una estudiante de ciencias, Milena Maríc, una muchacha servia que cojeaba a causa de una
enfermedad de origen tuberculoso, y tuvo con ella dos hijos, Hans y Eduard, pero el matrimonio no tardó en
separarse. A los veintitrés años todo lo que había logrado era un puesto de examinador en una oficina de patentes
de Berna, y sin embargo, dos años después, en 1905, revolucionaría el mundo científico con su teoría de la
relatividad restringida. En el célebre artículo en que dio a conocer su teoría, "Sobre la electrodinámica de los cuerpos
en movimiento", postuló que la velocidad de la luz es constante para todos los sistemas de referencia y que,
consecuencia de ello, el tiempo es relativo al estado de movimiento del observador. Y en nuevo artículo publicado
poco después para clarificar la estructura matemática de la teoría de la relatividad restringida, "¿Depende la inercia
de un cuerpo de su energía?", dedujo su conocida fórmula E = m c2, la energía es igual a la masa multiplicada por el
cuadrado de la velocidad de la luz en el vacío. Lo que a efectos prácticos significaba que si se lograra liberar la
energía condensada en una pequeña masa de potencia resultante sería equiparable a millones de toneladas de
TNT. Sólo faltaba resolver técnicamente esta dificultad para que pudiera desencadenarse la más colosal de las
galernas, el cataclismo más aterrador del planeta. Y a esta orgía apoteósica se entregó la humanidad en Hiroshima
el año 1945. La responsabilidad de tamaño desafuero recae en parte en Einstein, porque, aunque no participó en el
desarrollo de la bomba de fisión en Los Alamos (Nuevo México), en 1939 escribió a Roosevelt señalando las
inmensas posibilidades de obtener buenos resultados en la investigación atómica con el uranio, y en la misma carta
indicaba que "este nuevo fenómeno permitiría la fabricación de bombas". Bien es verdad que su actitud venía
impuesta por la carrera armamentística iniciada por Alemania, muy interesada en la obtención de este formidable
instrumento de destrucción, pretensión que, de haberse visto satisfecha, hubiera sin duda decantado la balanza de la
Segunda Guerra Mundial del lado nazi. Einstein, que como judío había tenido que exiliarse en Berlín cuando
comenzaron las persecuciones antisemitas, odiaba la política hitleriana y naturalmente apoyaba los esfuerzos
armados de las democracias aliadas para poner fin a su programa expansionista. No obstante, antes y después de la
célebre carta que decidió al presidente estadounidense a dar luz verde a las investigaciones en la dirección que
apuntaba el reputado físico y Premio Nobel, Einstein fue un ferviente antimilitarista que llegó a escribir: "Quiero
hablar del peor engendro que ha salido del espíritu de las masas: el ejército, al que odio. Que alguien sea capaz de
desfilar muy campante al sol de una marcha basta para que merezca todo mi desprecio, pues ha recibido cerebro
por error: le basta con la médula espinal. Habrá que hacer desaparecer lo antes posible a esa mancha de la
civilización. Cómo detesto las hazañas de los mandos, los actos de violencia sin sentido y el dichoso patriotismo.
Qué cínicas, qué despreciables me parecen las guerras. ¡Antes dejarme cortar en pedazos que tomar parte en una
acción tan vil!".
UNA FAMILIA RELATIVA Las condiciones de vida de Einstein no mejoraron gran cosa a partir de 1905, pese a que
hoy sepamos que las diversas aportaciones científicas que realizó ese año han resultado decisivas en la historia de
la humanidad. En 1908 explicó en la Universidad de Berna una compleja asignatura llamada "Teoría de la radiación",
pero en ella sólo se matricularon cuatro alumnos, y al año siguiente sólo uno, por lo que juzgó conveniente renunciar.
En octubre de 1909 ingresó como profesor ayudante en la Universidad de Zurich, si bien para impartir asignaturas
elementales como Introducción a la mecánica, y hasta 1911 no pudo ofrecer su primera conferencia sobre la teoría
de la relatividad. Por fin, en 1916 publicó su artículo "fundamentos de la teoría de la relatividad generalizada", donde
formulaba una nueva teoría de la gravitación. El 2 de junio de 1919 contrajo matrimonio con su prima Elsa, quien
había estado casada previamente y cuidaba de dos hijos. Era una mujer dulce y amable que no tenía, felizmente
según Einstein, ni la más remota idea de cuestiones científicas, a diferencia de su primera esposa, la inquieta
Milena. Ese mismo año, el 29 de marzo, una expedición científica ratificó experimentalmente, observando un eclipse
de sol, las predicciones de Einstein sobre la influencia del campo gravitatorio respecto a la propagación de la luz, lo
que suponía la primera verificación de la teoría de la relatividad generalizada. El inmediato Premio Nobel de Física
que le fue concedido por la siempre prudente Academia sueca en 1921 terminó por encauzarlo hacia una celebridad
a escala mundial que no acabaría de aquilatarse plenamente hasta los años treinta.
EL ÚLTIMO SABIO Ningún sabio ha sido glorificado en vida como lo fue Einstein en sus últimas décadas. Su nombre
aparecía frecuentemente en los periódicos , su imagen se difundió en carteles antimilitaristas, llego a convertirse en
el símbolo de su raza oprimida cuando los nazis comenzaron sus atroces depuraciones... Y todo ello pese a que por
su natural sencillez lo violentaban extraordinariamente estas lisonjas, y hubiese preferido permanecer en el
anonimato a ser pasto de una incómoda popularidad que, por entonces, recaía igualmente en su amigo Charles
Chaplin, quien en cierta ocasión le dijo: "A usted le aplauden las gentes porque no le entienden, y a mí me aplauden
porque me entienden demasiado". Instalado desde 1933 en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, obtuvo
la nacionalidad estadounidense en 1940, y en 1952, tras la muerte del presidente Chaim Weizmann se le ofreció, por
acuerdo unánime de los israelíes, la presidencia del Estado de Israel, recientemente constituido. Einstein rechazó el
honroso requerimiento en una carta donde hacía constar: "Estoy triste y avergonzado de que me sea imposible
aceptar este ofrecimiento... Esta situación me acongoja aún más porque mi relación con el pueblo judío ha llegado a
construir para mí la obligación humana más poderosa desde que adquirí la conciencia plana de nuestra difícil
situación entre los otros pueblos... Deseo de todo corazón que encuentren un presidente que por su historia y su
carácter pueda aceptar responsablemente esta difícil tarea". Pocos años después, tras su muerte, acaecida en
Princenton en 1955, millares de hombres que lo habían conocido personalmente y otros que sólo habían oído hablar
de él, lloraron su pérdida. Entre las celebridades que trató en vida se contaron Franz Kafka, Madanme Curie,
Rabindranath Tagore, Alfonso XIII de España... El músico catalán Pau Casals escribió al enterarse de su
fallecimiento: "Siempre sentí por él la mayor estimulación. Ciertamente era un gran sabio, pero aún mucho más que
eso. Era, además, un pilar de la conciencia humana en unos momentos en los que parece que se vienen abajo
tantos valores de la civilización.
BLAISE PASCAL:
(Clermont, Francia, 19 Junio 1623 - París, Francia,19 Agosto 1662) Pascal trabajó en las secciones cónicas y
desarrolló importantes teoremas en la geometría proyectiva. En su correspondencia con Fermat dejó la creación de
la Teoría de la Probabilidad. El padre de Pascal, Étienne Pascal, tenía una educación ortodoxa y decidió educar el
mismo a su hijo. Decidió que Pascal no estudiara matemáticas antes de los 15 años y todos los textos de
matemáticas fueron sacados de su hogar. Pascal, sin embargo, sintió curiosidad por todo esto y comenzó a trabajar
en geometría a la edad de 12 años. Descubrió que la suma de los ángulos de un triángulo corresponden a dos
ángulos rectos y cuando su padre comprobó esto se enterneció y entregó a Pascal un texto de Eclídes. A la edad de
14 años Pascal acudía a las reuniones con Mersenne. Mersenne pertenecía a una orden religiosa de Minims y su
cuarto en París era un lugar frecuente de reuniones para Fermat, Pascal, Gassendi, y otros. A la edad de 16 años
Pascal presentó sólo un trozo de papel con escritos a las reuniones con Mersenne. Contenía un número de
teoremas de geometría proyectiva, incluyendo incluso el hexágono místico de Pascal. Pascal inventó la primera
calculadora digital (1642). El aparato llamado Pascaline, se asemejaba a una calculadora mecánica de los años
1940. Fomentó estudios en geometría, hidrodinámica e hidroestática y presión atmosférica, dejó inventos como la
jeringa y la presión hidráulica y el descubrimiento de la Ley de Presión de Pascal. Su más famoso trabajo en filosofía
es Pensées, una colección de pensamientos personales del sufrimiento humano y la fe en Dios. “Si Dios no existe,
uno no pierde nada al creer en él, mientras que si existe uno pierde todo por no creer”. Su último trabajo fue el
cycloid, la curva trazada por un punto en la circunferencia de un rollo circular. Pascal murió a la edad de 39 años,
después de sufrir un dolor intenso debido al crecimiento de un tumor maligno en su estómago que luego se le
propagó al cerebro.
CHARLES BABBAGE:
(26 de diciembre de 1791- 18 de octubre de 1871) fue un matemático inglés y científico protoinformático que fue la
primera persona en concebir la idea de un ordenador. En el Museo de Ciencias de Londres se exhiben partes de sus
mecanismos inconclusos. En 1991, siguiendo los planos originales de Babbage, se construyó su Máquina Diferencial
(un ingenio previamente concebido por J. H. Mueller en 1786 pero que nunca tomó forma física). El artefacto
resultante funcionaba perfectamente. Fue montado con materiales disponibles en el siglo XIX, lo que sugiere que la
máquina de Babbage también habría funcionado.
HOLLERITH:
Herman Hollerith nació en Buffalo, Nueva York (en los Estados Unidos) el 29 de Febrero de 1860, proveniente de
una familia de inmigrantes alemanes que viajaron a los Estados Unidos a consecuencia de los disturbios políticos de
1848. Su padre era un profesor de Griego y Latín que se caracterizaba por ser un libre pensador (de ahí que tuviera
que huir de Alemania), y que murió en un accidente cuando Herman tenía apenas 7 años de edad. Al enviudar, su
madre convirtió su hobby de elaborar sombreros para damas en un negocio que les permitió llevar una vida libre de
dificultades económicas. A principios del decenio de 1870, la familia Hollerith se trasladó a la ciudad de Nueva York,
en donde Herman acudió por un tiempo a una escuela pública y luego tuvo un maestro particular debido a sus
deficiencias en ortografía que le estaban causando desasosiego y malas notas en otras materias. Desde entonces
se advirtió su enorme talento para la mecánica, aunque se dice que no parecía tener muchas otras habilidades.
Cuando apenas contaba con 15 años de edad, Herman ingresó a la Universidad de Columbia, y se graduó de
ingeniero en minas a los 19 años con mención honorífica. Durante los veranos trabajó en las minas de hierro de
Michigan y probablemente pensaba regresar allí después de su graduación, aunque la experiencia no le había
agradado del todo. Casualmente, Hollerith se graduó en un año terminado en nueve, que era precisamente cuando
la oficina del Censo se preparaba a iniciar su trabajo. William Trowbridge, quien había sido profesor de Hollerith en la
universidad era agente especial del censo, y le ofreció a su ex-alumno un empleo en Washington, D.C., en el que
ganaría $600 dólares al año. Hollerith no lo pensó dos veces, y aceptó la oferta de inmediato. Su trabajo consistiría
en elaborar un aburrido y detallado informe sobre el uso del vapor y del agua, que muy pocos consultaban y menos
aún leían. Durante esos años, Hollerith asistió con frecuencia a las fiestas del Club de Botes Potomac y tuvo tiempo
para dedicarse al único hobby que se le conoce: la fotografía. Curiosamente, Hollerith tenía una enorme aversión a
que se le tomaran fotos, y por ello se tienen muy pocas fotografías de él en nuestros días.
Uno de sus conocidos en la Oficina del Censo fue el Dr. Shaw Billings, quien estaba a cargo de las estadísticas
vitales. Hollerith invitó a salir a la hija de Billings, de quien se dice era muy bella, en el verano de 1881. Tras una
cena en la que Hollerith atacó fervorosamente la ensalada de pollo de un restaurant, la joven (llamada Kate
Sherman) se impresionó tanto con el joven ingeniero que lo invitó a cenar a su casa. Fue durante esa cena que
Hollerith y Billings entablaron una conversación que cambiaría para siempre la vida del primero. Billings le dijo a
Hollerith que debía ser posible construir una máquina que realizara la tediosa tarea de tabular la población y demás
estadísticas que se derivan del censo. Incluso, le sugirió a Hollerith la idea de usar tarjetas perforadas para codificar
la información de cada individuo. Hollerith quedó prendado del problema y pensó que podría trabajar en el diseño de
dicha máquina, pero cuando le pidió a Billings si quería trabajar con él, éste declinó aduciendo que a él lo único que
le interesaba era ver la máquina construída. Hollerith nunca olvidó darle el crédito debido a Billings por la sugerencia
y por sus valiosas ideas, pero el diseño de la máquina fue todo obra suya.
Hollerith no permaneció mucho tiempo de Washington; el gral. Francis Walker a quien había conocido en la Oficina
del Censo, fue nombrado Presidente del prestigioso Instituto Tecnológio de Massachusetts (MIT, por sus siglas en
inglés), y en 1882 lo invitó a incorporarse a la plantilla de maestros, como instructor de Ingeniería Mecánica. Hollerith
aceptó el ofrecimiento, y al parecer resultó un buen maestro, aunque sólo duró un año en su nuevo empleo. Mientras
estuvo en MIT, sin embargo, aprovechó parte de su tiempo libre para trabajar en la máquina para codificar la
información del censo. Tras su retiro de la academia, regresó a Washington para trabajar durante un tiempo en la
Oficina de Patentes. Ahí aprendió todo lo que pudo sobre las regulaciones legales de las patentes, y posteriormente
se estableció de manera independiente como "Experto y Asesor Legal de Patentes". Esta actividad le produjo
suficientes fondos para seguir trabajando en su máquina. Una vez que tuvo listas las primeras partes de su máquina,
las llevó a la Oficina del Censo quienes pensaron que la idea tenía bastante mérito. Con esas palabras de aliento, y
$2,500 dólares de financiamiento proporcionados por uno de sus cuñados que trabajaba en la industria de la seda,
Hollerith registró su primera patente el 23 de septiembre de 1884. Para su desgracia, un poco después le vendría
una racha de mala suerte en la que su cuñado ya no se sentiría tan entusiasmado con su proyecto y le retiraría su
apoyo financiero. El desesperado Hollerith acudió entonces a otros miembros de su familia, pero ante su falta de
apoyo, su amargura lo llevó al extremo de romper relaciones con ellos de manera permanente. Después de eso,
vendría el anuncio de su compromiso matrimonial con Flora Fergusson quien, para su desgracia, murió de tifoidea
un año después, en 1886. Este suceso lo volvió un fanático de la comida, pues se llegó a convencer de que sólo así
podría evitar enfermedades tan terribles como la que sesgó la vida de su prometida. De tal manera que Hollerith se
volvió una persona bastante robusta hacia el final de su vida. En abril de 1885 Hollerith registró una patente de un
sistema de frenos de aire para ferrocarril operado de manera electromecánica. Este invento se produjo mientras
trabajaba para su primo Henry Fled, quien era un ingeniero con una carrera muy distinguida que era presidente de
una empresa dedicado a promover los frenos inventados por John F. Mallinckrodt. Aunque los frenos inventados por
Hollerith resultaron ser mejores que los de Westinghouse (los frenos utilizados más comúnmente en aquel entonces)
en unas pruebas realizadas en los 2 años sub-siguientes, la necesidad de estandarización de la industria de los
ferrocarriles dejó al decepcionado Hollerith fuera del mercado rápidamente. La Westinghouse le ofreció comprarle
sus patentes, pero el orgulloso inventor se negó a hacerlo pensando que recurrirían a él tarde o temprano, pero eso
nunca sucedió. Eso lo obligó a retomar su invento para procesar información por medios mecánicos.
Momentos de gloria
Uno de los problemas medulares del invento de Hollerith era la forma de almacenar la información. La propuesta de
Billings de usar tarjetas perforadas parecía muy prometedora, pero Hollerith no estaba completamente seguro de
cómo llevarla a la práctica. De hecho, inicialmente había pensado usar en su lugar largas tiras de papel, pero
abandonó la idea por considerarla demasiado engorrosa. Un viaje de ferrocarril en 1883 le proporcionó, de manera
inesperada, la solución a su problema. Su boleto de ferrocarril contenía, en una serie de perforaciones un "retrato"
suyo ideado para evitar que los pasajeros de distancias cortas aprovecharan las tarifas ofrecidas a los pasajeros de
trayectos largos. Al comprar el boleto, el conductor perforaba una determinada descripción del pasajero: si tenía
cabello claro u oscuro, ojos claros u oscuros, nariz pequeña o grande, etc. Observando el borde del boleto los demás
empleados ferroviarios podían determinar si su poseedor era en realidad la persona que lo había comprado o no.
Eso dio la idea genial a Hollerith de adoptar un sistema similar para codificar información sobre cada individuo
mediante perforaciones, y luego procesarla usando un clasificador basado en el telar de Joseph Marie Jacquard,
usado en la industria textil.
Su vida personal también sufrió cambios, pues durante este período de esplendor, Hollerith conoció a Lucía Talcott,
se enamoró de ella y pronto la pidió en matrimonio. La boda fue, sin embargo, pospuesta por 2 años, debido a la
inseguridad financiera de Hollerith, pero cuando finalmente ganó el contrato del censo en 1890, decidió llevarla a
cabo. Cabe mencionar que Hollerith estableció una estrecha amistad con la madre de Lucía, y que su
correspondencia con ella ha sido una de las fuentes más importantes de información utilizada por sus biógrafos.
Aunque los negocios iban bien, los dolores del crecimiento de su compañía no se hicieron esperar, y pronto Hollerith
estaba nuevamente en problemas económicos. Como parte de su proceso de expansión, Hollerith comenzó a
ordenar los archivos de la empresa de ferrocarriles de Nueva York y de Pensilvania, pero sus primeras pruebas no
salieron bien y perdió un importante contrato. Aunque después logró recuperar el contrato de Nueva York, las demás
empresas ferrocarrileras no se interesaron en lo más mínimo en adquirir sus máquinas. Para 1896 su familia había
crecido (tuvo un total de 6 hijos con su esposa), y se había mudado a una nueva casa. Contaba entonces con 36
años, y había decidido que era momento de formalizar su empresa. El 3 de diciembre de 1896, se fundó la
Tabulating Machine Company en el estado de Nueva Jersey, convirtiéndose en la primera empresa de cómputo en el
mundo. Varios de sus amigos y parientes compraron acciones de la nueva empresa, mientras Hollerith se preparaba
para el censo de 1900. William R. Merriam estaba ahora a cargo del censo, y convocó a otra competencia de
máquinas, de la que Hollerith resultó triunfador fácilmente. Sin embargo, se negó a reducir sus tarifas, y con una
población de casi 76 millones de habitantes, el gobierno americano le tuvo que pagar $428, 239 dólares por sus
servicios a Hollerith. Obviamente más de una persona en el Gobierno no estaba satisfecha, y pensaron que el no
poder adquirir las máquinas les iba a resultar muy costoso a la larga. Hacia 1910, un nuevo superintendente del
censo fue nombrado. Su nombre era Simon Newton Dexter North, y se convertiría en la peor pesadilla de Hollerith.
Sabiendo de que las patentes de Hollerith estaban a punto de vencerse, North propuso al gobierno el diseño de una
máquina que resultaría significativamente más barata que la de Hollerith. Como era de esperarse, Hollerith se puso
furioso y una larga y cruenta guerra se inició entre los dos, pese a que Hollerith disfrutaba de una muy buena
situación financiera. North habría sido derrotado en su intento de crear una máquina que no violara las patentes de
Hollerith y a la vez pudiera hacer el trabajo, si no hubiera sido por un oscuro ingeniero que contrató para ayudarle.
Su nombre era James Powers. Poco se sabe de él, excepto que nació en Rusia, que era ingeniero eléctrico, y que
fue capaz de acabar con el monopolio de Hollerith. Powers eventualmente renunció a la oficina del Censo y fue un
feroz competidor de Hollerith durante varios años. Su empresa se volvió tiempo después parte de la Remington
Rand, y más tarde de la Sperry Rand.
En 1910 Hollerith se sentía cansado, y comenzó a padecer problemas cardíacos, por lo que sus médicos le
recomendaron relajarse y descansar más. Fue en esta época precisamente que un hombre de negocios llamado
Charles Ranlett Flint hizo aparición, y le propuso al cansado Hollerith fusionar 3 empresas con la suya, a fin de
formar una nueva, que a la sazón se llamaría Computing-Tabulating-Recording (CTR). En la transacción Flint le
compró sus acciones a Hollerith, y lo volvió millonario de la noche a la mañana. Hollerith se retiró a las costas de
Maryland, donde estableció una granja enorme para su numerosa familia. Aunque siguió dando asesorías a la CTR
durante varios años e incluso tuvo la inquietud de formar otra empresa, la realidad es que sus época creativa había
terminado, y ahora sólo le quedaba contemplar el fruto de su trabajo, que había dejado huella muy profunda en la
estadística y el procesamiento de información en todo el mundo. Herman Hollerith murió el 17 de noviembre de 1929
en Washington D. C. de un ataque al corazón, a los 69 años de edad.
Hollerith todavía alcanzó a ver a un joven ejecutivo llamado Thomas Watson, que fue contratado por la CTR en 1914
por cuestiones meramente azarosas. Bajo su dirección la CTR cambió radicalmente, y algunas de sus técnicas
empresariales fueron motivo de estudio durante varios años por lo innovadoras y eficaces que resultaron. A Watson
no le gustaba el nombre CTR, porque decía que daba la apariencia de que eran "una empresa barata", y sugirió un
nombre de mayor impacto. Su propuesta fue aceptada casi de inmediato, y la CTR se llamó desde entonces
International Business Machines, o simplemente IBM.
NILAUS WIRTH:
Cuando Niklaus Wirth, creador de Pascal, ya llevaba años intentando promocionar a Modula-2, lenguaje con el que
pretendía superar las limitaciones de su predecesor, en mi Facultad la asignatura de programación se seguía
impartiendo con Pascal, eso sí, con una metodología orientada a objetos, porque hay que estar en cabeza de la
tecnología y tal. Ahora que Wirth lleva otros tantos años suplicando que inviten a las fiestas de sociedad a Oberon, el
fruto definitivo de sus reflexiones y elegante lenguaje orientado a objetos, en mi Facultad se han puesto a cantar las
excelencias de Modula-2. Fuera de las universidades es aún más divertido: lo único que vende un poco es Pascal, y
en orientación a objetos, Pascal With Objects, una especie de extrapolación apócrifa de C++ con la que Wirth no
quiere tener nada que ver. Me parece oírle gritando: "¡Pascal por aquí, Pascal por allá, siempre Pascal! Que me
dejéis en paz al Pascal, jolín, que tengo yo un lenguaje nuevo que resuelve de una vez por todas las... Pero bueno,
¿me está alguien escuchando o qué?"
Está claro que unos lenguajes tienen éxito y otros no. Lo curioso es que, a menudo, esto ocurra en contradicción
abierta con las capacidades o carencias del lenguaje en relación con sus competidores. A veces, incluso en contra
de los deseos de quienes los concibieron.
Ahora que, si uno lo piensa bien, este fenómeno no tiene nada de exclusivo. Parece que la permanencia en el
candelero de un sistema, una teoría, un producto, lo que sea, se consigue sólo cuando llega en el momento
adecuado, gusta a un sector clave del público, y recibe los apoyos adecuados de gente con poder y/o mano
izquierda. Si falla alguna de estas premisas, no hay nada que hacer. Y si no, que se lo pregunten a los inventores del
sistema Betamax, a quienes les faltó la mano izquierda mercantil que demostraron los defensores de su rival VHS
para llevarse el gato al agua con un sistema más aparatoso y más imperfecto. O a los fundadores de la Comuna de
París, a quienes no habría venido nada mal la clase de obstinado apoyo oficial que aún sigue recibiendo el plúmbeo
lenguaje ADA en los EE.UU. O a Van Gogh, que no se llevó ni un duro de royalties por sacar su API de gráficos
antes de tiempo; y es que, como dijo Confucio, "tener razón demasiado pronto es como no tener razón". O al creador
de FORTH, que puso en su lenguaje toneladas de simplicidad y elegancia, pero desde luego omitió darle ese toque
de encanto marujil y populista que ha conducido a un engendro llamado BASIC al Olimpo de la programación.
En fin, que las reglas del éxito son demasiado caprichosas. Al final, lo único que le puede ayudar a uno es tener
potra o buscarse un mecenas con posibles. De la excelencia técnica mejor olvidarse, ése no parece ser un factor.
Ah, y si algún día le presentan en un cóctel a Niklaus Wirth, ni se le ocurra decir: "Encantado de conocer al genial
creador de Pascal". Sería como preguntarle a Isabel Preysler por Julio Iglesias.
DENNIS RITCHIE:
Ritchie fue el creador del lenguaje de programación de nivel medio llamado "C", del cual, pocos años después, se
creó el sistema operativo UNIX (al igual que Windows) y otros programas como "Microsoft Office" y juegos como
"Flight Simulator".
Educación:
Luego de graduarse del colegio, estudió "Físicas y Matemáticas Aplicadas" en la Universidad de Harvard, para luego
incorporarse a los Laboratorios Bell en 1967.
Experiencia Profesional:
Se unió a los Laboratorios Bell en 1967, siguiendo a su padre (Alistair E. Ritchie), que llevaba largo tiempo
trabajando ahí. El único gran cambio es que ahora trabaja en el "Centro de Investigacion de Ciencias
Computacionales" en los laboratorios Bell, como el jefe de del departamento de Investigación de Software del
Sistema.
Premios y Honores:
En 1988 ingresó al salon de la fama de "Datamation", en reconocimiento por hacer una contribución mayor al
procesamiento de informacion. En 1989, PC Magazine reconoció a Ritchie por su excelencia técnica con el premio
"Lifetime Achievement Award". En 1999 se le otorgó la Medalla Nacional de la Tecnología junto a Thompson por el
desarrollo del sistema operativo UNIX. En 1994 le fue otorgado el premio de "Computer Pioneer Award" por parte de
la IEEE (International Electrical & Electronic Engeneering).
SU HISTORIA:
Nació en 1941 en Bronxville, Nueva York, E.E.U.U.. Se graduó de la Universidad de Harvard con un postgrado en
física en 1963, luego se une al equipo de los Laboratorios Bell, siguiendo el ejemplo de su padre Alistair E. Ritchie,
que habia hecho una larga carrera ahí. Recibe un doctorado en matemáticas aplicadas de la Universidad de Harvard
en 1968 y luego, en el mismo año comienza a trabajar en el proyecto Multics, un esfuerzo hacho por parte de los
Labroatorios Bell, el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y GE (General Electrics). En 1972 crea el famoso
estandarizado lenguaje "C", para 11 años más tarde, ser nombrado socio de los Laboratorios. 1988, elegido para la
Academia Estadounidense de Ingeniería y, al año siguiente, recibe el premio NEC C&C junto a Kenneth Thompson
por sus grandes contribuciones a la tecnología computacional. En 1990, tras una larga carrera en los Laboratorios
Bell, es nombrado jefedel "Departamento de Investigación de Software del Sistema" en el "Centro de Investigación
de Ciencias Computacionales" en los Laboratorios Bell, Murria Hill, Nueva Jersey. En 1995 encabezó el equipo para
crear el sistepa operativo "Plan 9", y en el año siguiente encabeza el equipo que crea el sistema operativo Inferno.
En 1999 se le fue otorgado,rrio junto a Kenneth Thompson, la Medalla Nacional de la Tecnología por la creación y
desarrollo del sistema operativo UNIX.
LENGUAJE "C":
El lenguaje C reúne características de programación intermedia entre los lenguajes ensambladores y los lenguajes
de alto nivel; con gran poderío basado en sus operaciones a nivel de bits (propias de ensambladores) y la mayoría
de los elementos de la programación estructurada de los lenguajes de alto nivel, por lo que resulta ser el lenguaje
preferido para el desarrollo de software de sistemas y aplicaciones profesionales de la programación de
computadoras.
En 1970 Ken Thompson de los laboratorios Bell se había propuesto desarrollar un compilador para el lenguaje
Fortran quecorría en la primera versión del sistema operativo UNIX tomando como referencia el lenguaje BCPL; el
resultado fue el lenguaje B (orientado a palabras) que resultó adecuado para la programación de software de
sistemas.
Este lenguaje tuvo la desventaja de producir programas relativamente lentos. En 1971 Dennis Ritchie, con base en el
lenguaje B desarrolló NB que luego cambio su nombre por C; en un principio sirvió para mejorar el sistema UNIX por
lo que se le considera su lenguaje nativo.
Su diseño incluyó una sintaxis simplificada, la aritmética de direcciones de memoria (permite al programador
manipular bits, bytes y direcciones de memoria) y el concepto de apuntador; además, al ser diseñado para mejorar el
software de sistemas, se buscó que generase códigos eficientes y uno portabilidad total, es decir, que pudiese correr
en cualquier máquina. Logrados los objetivos anteriores, C se convirtió en el lenguaje preferido de los
programadores profesionales.
En 1980 Bjarne Stroustrup de los laboratorios Bell de Murray Hill, New Jersey, inspirado en el lenguaje Simula67
adicionó las características de la programación orientada a objetos (incluyendo la ventaja de una biblioteca de
funciones orientada a objetos) y lo denominó C con clases.
Para 1983 dicha denominación cambió a la de C++. Con este nuevo enfoque surge la nueva metodología que
aumenta lasposibilidades de la programación bajo nuevos conceptos.
PITÁGORAS
Pitágoras, nació en la isla de Samos. Siendo muy joven viajó a Mesopotamia y Egipto (también, fue enviado
por su tío, Zoilo, a Militene a estudiar con Ferécides de Syros y tal vez con su padre, Babydos de Syros). Tras
regresar a Samos, finalizó sus estudios, según Diógenes Laercio, con Hermodamas de Samos y luego fundó
su primera escuela durante la tiranía de Polícrates. Abandonó Samos para escapar de la tiranía de Polícrates
y se estableció en la Magna Grecia, en Crotona (o Crotón), en el sur de Italia, donde fundó su segunda
escuela. Las doctrinas de este centro cultural eran regidas por reglas muy estrictas de conducta. Su escuela
(aunque rigurosamente esotérica) estaba abierta a hombres y mujeres indistintamente, y la conducta
discriminatoria estaba prohibida (excepto hacia impartir conocimiento a los no iniciados). Sus estudiantes
pertenecían a todas las razas, religiones y estratos económicos y sociales. Tras ser expulsados por los
pobladores de Crotona, los pitagóricos se exiliaron en Tarento donde se fundó su tercera escuela.
Su escuela de pensamiento afirmaba que la estructura del universo era aritmética y geométrica, a partir de lo
cual las matemáticas se convirtieron en una disciplina fundamental para toda investigación científica.
Poco se sabe de la niñez de Pitágoras. Todas las pistas de su aspecto físico probablemente sean ficticias
excepto la descripción de una marca de nacimiento llamativa que Pitágoras tenía en su muslo. Es probable
que tuviera dos hermanos aunque algunas fuentes dicen que él tenía tres. Era ciertamente instruido,
aprendiendo a tocar la lira, poesía y a recitar a Homero. Había tres filósofos, entre sus profesores, que
debieron de haber influenciado a Pitágoras en su juventud.
Pitágoras pasa por ser el introductor de pesos y medidas, elaborador de la teoría musical; primero en hablar
de "teoría" y de "filósofos", en postular el vacío, en canalizar el fervor religioso en fervor intelectual, en usar la
definición y en considerar que el universo era una obra sólo descifrable a través de las matemáticas. Fueron
los pitagóricos los primeros en sostener la forma esférica de la tierra y postular que esta, junto con el sol y el
resto de los planetas conocidos, no se encontraban en el centro del universo, sino que giraban en torno de
una fuerza simbolizada por el número uno. Con el pitagorismo nos trasladamos del oriente griego al occidente
(Magna Grecia). Pitágoras, nacido en Samos, Jonia, tuvo que emigrar de su tierra por persecución política y
fue a establecerse en Crotona, en el sur de Italia.
A Pitágoras se le atribuye la invención de la tabla de multiplicar y del teorema que lleva su nombre. Formó una
especie de secta o cofradía, con rituales y un conjunto de doctrinas esotéricas (secretas), en la que se
guardaba devoción por Pitágoras, al que sus discípulos atribuían las doctrinas (también doctrinas surgidas en
la escuela ya muerto el maestro) con la fórmula ritual "Él dijo". Había dos clases de discípulos, unos internos y
otros externos. Ante éstos, el filósofo ocultaba su figura, dando sus lecciones tras una cortina.
La escuela asimiló la atmósfera, cargada de religiosidad, de Magna Grecia. Así, son de procedencia órfica (el
orfismo era la religión iniciática más extendida en el sur de Italia) las prácticas ascéticas purificadoras (la
abstención de comer carne, la prohibición de vestir lana, de matar animales, etc.), la creencia en la
preexistencia, inmortalidad y transmigración de las almas. El alma procede de otro mundo, se ha manchado
con el pecado y ha de llevar, encadenada al cuerpo, una vida de expiación y de peregrinación. En esta
escuela se encuentra esta idea, que se verá luego en Platón, del cuerpo como cárcel del alma (que se
expresaba con la fórmula "soma=sema").La vida tiene que ser una "catarsis" (purificación). El alma es lo
esencial del hombre, y no una sombra o imagen del cuerpo, como aparece en Homero. La catarsis del alma,
además del ayuno, incluía el silencio, el examen de conciencia y la dedicación al trabajo intelectual,
especialmente las matemáticas, en las que se aprende la armonía, que ha de ser llevada mediante el estudio
al interior del hombre. Esto es original del pitagorismo, pues hasta entonces la pureza se había buscado
únicamente por medio del ritual y de las prohibiciones mecánicas. Lo más importante del pitagorismo es su
"filosofía del número".
Los pitagóricos fueron ante todo matemáticos y esto determina su explicación de la naturaleza. El arjé es para
ellos el número. ¿En qué lo basaban? Observaron que ciertas propiedades de los seres pueden ser
expresadas matemáticamente. Aparte de algunos teoremas de geometría, el descubrimiento más importante
lo realizó Pitágoras en el campo de la música. En la música es esencial la determinación numérica: los
intervalos entre las notas de la lira pueden formularse numéricamente, la altura del sonido depende de la
longitud de la cuerda y es posible representar la escala con razones numéricas. Y la música es un modelo del
funcionamiento del universo, ya que tanto el universo como la música son armonía, es decir, orden y belleza,
e igual que la armonía musical depende del número, se puede pensar que ocurre así en el universo (es el
tema de la música celestial, de la música de las esferas).
Pues bien, los pitagóricos creyeron que todos los seres son formulables matemáticamente y supusieron que
los principios de las matemáticas son también los principios de la naturaleza. A partir de esta última tesis (los
números son el arjé), los pitagóricos se aplicaron a estas dos tareas: a) a asignar, por procedimientos en gran
medida arbitrarios, un número a cada género de cosas; por ejemplo, el 5 al matrimonio, pues es la suma del
primer par, el 2, elemento femenino, y el primer impar, el 3 (el 1 no es par ni impar), elemento masculino.
Asimismo trasponían la aritmética a la geometría, considerando los números como determinación del espacio:
el 1 engendra el punto, el 2 produce la línea, el 3, la superficie, el 4, el volumen. Sumando estos cuatro
primeros números se obtiene el 10, el número o figura sagrada "tetraktis"
Y b) Se dedicaron también a buscar los principios de los números. Los números proceden de dos principios: lo
par y lo impar. (Las anteriores respuestas al problema del arjé son monistas; la pitagórica es dualista). A partir
de estos dos principios se establece una tabla de categorías a base de oposiciones entre dos términos:
IMPAR PAR
LIMITADO ILIMITADO
UNO MÚLTIPLE
DERECHO IZQUIERDO
MASCULINO FEMENINO
REPOSO MOVIMIENTO
RECTO CURVO
LUZ OSCURIDAD
BUENO MALO
CUADRADO OBLONGO
En resumen, para comprender esta filosofía del número hay que tener en cuenta que los pitagóricos dan la
mayor importancia al orden, proporción y medida (acentuando un rasgo presente en otras expresiones del
pueblo griego: la mesura), es decir, a la forma que trata la matemática. Cada ser particular es lo que es no
gracias a sus elementos materiales, que son los mismos en todos, sino por las relaciones formales internas y
externas. Lo preciso para dar razón de una cosa es la razón matemática de su estructura. En este sentido, las
cosas son números. Observemos que, según hemos visto, para los jónicos algo que hoy pensamos como
material (agua, aire, etc.) representaba no sólo la materia universal sino también la forma del cosmos.
Para los pitagóricos, por el contrario, algo que pensamos como puramente formal, el número, representa no
sólo la forma, sino también la materia de las cosas (las cosas son números). En uno y otro caso es
indispensable tener presente que durante este primer momento el pensamiento filosófico no puede separar
aún, con plena claridad conceptual, materia y forma. El mundo -los pitagóricos fueron los primeros en
denominarlo "cosmos"- se formó cuando el Uno o la unidad originaria integró, por una especie de aspiración,
el vacío que lo rodeaba. Antes de despedir este punto, hay que reseñar la importancia del pitagorismo para el
nacimiento de la ciencia moderna (siglo XVII). Cierto pitagorismo, llegado de la mano del platonismo
durante el Renacimiento italiano, le hará decir a Galileo que "la naturaleza es inteligible porque está escrita en
caracteres matemáticos".
1.
2. TALES DE MILETO
Tales de Mileto (en griego Θαλής ο Μιλήσιος) (h. 639 σ 624 - h. 547/6 a.C.) fue el iniciador de la indagación
racional sobre el universo, por lo cual se le considera el primer filósofo de la historia. Fue el primero y más
famoso de los Siete Sabios de Grecia (el sabio astrónomo) y tuvo como discípulo y protegido a Pitágoras. Es
aparte uno de los más grandes astrónomos y matemáticos de su época, a tal punto que era
una lecturaobligatoria para cualquier matemático en la Edad Media y contemporánea. Sus estudios abarcaron
profusamente el área de la Geometría, Álgebra Lineal, Cuerpos en el espacio y algunas ramas de la Física,
tales como la Estática, Dinámica y Optica. Su vida está envuelta en la bruma de la Leyenda. Fue el primer
Filósofo Jónico.
Lo poco que se conoce de la vida de Tales proviene de fuentes antiguas, algunas un tanto dispares. La
mayoría de los historiadores nos lo presentan como genuino milesio. Sin embargo, según Diógenes Laercio,
importante historiador griego, fue admitido en la ciudad jonia de Mileto, a orillas del Mar Egeo después de ser
expulsado de Fenicia junto con Nileo. Lo que es incuestionable es que residió en aquella ciudad y fue allí en
donde desarrolló su filosofía. Fue hijo de Euxamias (conocido también como Examio) y de Cleobulina (o
Cleóbula), y al parecer tuvo ascendencia fenicia. Como los jonios mantenían tráfico comercial con Egipto y
Babilonia, es probable que Tales visitara el primero cuando era joven, durante el reinado del faraón Amasis,
en donde se supone que fue educado por los sacerdotes. Quizás fueron condiscípulos suyos Solón y
Ferécides de Siros. También es probable que haya conocido personalmente a Pitágoras, a quien recomendó
viajar a Egipto y educarse con los sacerdotes de Menfis y Dióspolis. De los babilonios debió
aprender astronomía. Anaximandro y Anaxímenes pueden haber sido discípulos suyos. Apolodoro, en su
¨Cronología¨, afirma que murió a la edad de setenta y ocho años. Sin embargo, Sosícrates asegura que
murió en la olimpiada LVIII, a la edad de noventa años.
Tanto Heródoto (I, 170) como Diógenes Laercio (I, 25) lo señalan como un sabio consejero político de jonios y
lidios. Laercio afirma que algunos como Corilio el poeta declararon que fue el primero en sostener la
inmortalidad del alma, que, según nos refiere Aristóteles, es para Tales una fuerza motriz. También refiere
Heródoto (I, 75) que logró desviar el río Halys para que fuera cruzado por el ejército de Creso. Aristóteles, por
su parte, cuenta en su Política (I, 11, 1259a) que también se destacó en el área de las finanzas, una vez que,
habiendo predicho (gracias a sus conocimientos astronómicos) cómo sería la cosecha de aceitunas, compró
durante el invierno todas las prensas de aceite de Mileto y Quíos y las alquiló al llegar la época de la
recolección, acumulando una gran fortuna y mostrando así que los filósofos pueden ser ricos si lo desean,
pero que su ambición es bien distinta. Quizás la anécdota más conocida de Tales es aquella que nos refiere
Heródoto, cuando predijo a los jónicos el año en que sucedería un eclipse solar (quizá llevada a cabo gracias
al sistema babilónico), hacia el año 585 adC. Así mismo, Diógenes Laercio recuenta que, al caer Tales en un
pozo después de ser llevado por una vieja mujer a ver las estrellas, ésta replicó a su pedido de ayuda:
¨¿Cómo pretendes, Tales, saber acerca de los cielos, cuando no ves lo que está debajo de tus pies?¨. Se le
atribuye el haber haber realizado la medición de las pirámides, mediante las sombras que proyectan cuando
éstas son de la misma medida que nosotros mismos. Fué el primero en haber hecho una explicación científica
de un eclipse. También se dice que fue el primero en dividir al año en estaciones y en 365 días.
En tiempos de Tales, los griegos explicaban el origen y naturaleza del cosmos con mitos de héroes y dioses
antropomórficos. En contraste, Tales argumentaba que el agua es el origen y esencia de todas las cosas,
quizás la primera explicación significativa del mundo físico sin hacer referencia explícita a lo sobrenatural.
Tales afirmaba que el agua es la sustancia universal primaria y que el mundo está animado y lleno de
divinidades. Es muy probable que haya sido uno de los primeros hombres que llevaron la geometría al mundo
griego, y Aristóteles lo considera como el primero de los φυσικόι o "filσsofos de la naturaleza". Muchas de
estas ideas parecen provenir de su educación egipcia. Igualmente, su idea de que la tierra flota sobre el agua
puede haberse desprendido de ciertas ideas cosmogónicas del Oriente próximo.
Algunos estudiosos sostienen que Tales no escribió ninguna obra, y que su conocimiento se transmitió, en un
principio, de forma oral. Otros sin embargo, opinan que sí y, siguiendo a las fuentes antiguas, citan entre sus
obras (las cuales no han sobrevivido ni siquiera de manera fragmentaria), una Astronomía náutica (atribuída
también a Foco de Samos), Sobre el solsticio y Sobre los equinoccios.
Aristóteles nos dice que para Tales el agua es el principio o arché (arjé) de todas las cosas debido a que:
La tierra descansa sobre el agua.
La humedad está en la nutrición de todas las cosas.
El calor mismo es generado por la humedad y conservado por ella.
Las semillas de todas las cosas son húmedas, y el agua es el origen de la naturaleza de las cosas húmedas.
Algunas sentencias y versos que Diógenes Laercio le atribuye a Tales son las siguientes:
Muchas palabras no son signo de ánimo prudente.
Busca una sola sabiduría.
Elige una sola cosa buena.
Quebrantará así la lengua de los charlatanes.
De todas las cosas la más antigua es Dios, porque no fue creado.
Lo más hermoso es el mundo, porque es obra de Dios.
Lo más grande es el espacio, porque lo encierra todo.
Lo más veloz es el entendimiento, porque corre por todo.
Lo más fuerte es la necesidad, porque domina todo.
Lo más sabio es el tiempo, porque esclarece todo.
Su obra Los elementos, es una de las obras científicas más conocidas del mundo, y era una recopilación del
conocimiento impartido en el centro académico. En ella se presenta de manera formal, partiendo únicamente
de cinco postulados, el estudio de las propiedades de líneas y planos, círculos y esferas, triángulos y conos,
etc.; es decir, de las formas regulares. Probablemente ninguno de los resultados de "Los elementos" haya
sido demostrado por primera vez por Euclides pero la organización del material y su exposición, sin duda
alguna se deben a él. De hecho hay mucha evidencia de que Euclides usó libros de texto anteriores cuando
escribía los elementos ya que presenta un gran número de definiciones que no son usadas, tales como la de
un oblongo, un rombo y un romboide. Los teoremas de Euclides son los que generalmente se aprenden en
la escuela moderna. Por citar algunos de los más conocidos:
La suma de los ángulos interiores de cualquier triángulo es 180°.
En un triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos,
que es el famoso teorema de Pitágoras.
Finalmente, algunos autores crearon nuevos basándose en invalidar o sustituir el axioma de las paralelas,
dando origen a las "geometrías no euclidianas". Dichas geometrías tienen como característica principal que al
cambiar el axioma de las paralelas los ángulos de un triángulo ya no suman 180 grados.
1.
2. ARQUÍMEDES
Arquímedes (Siracusa, Sicilia, 287 - 212 a.c.) matemático y geómetra griego considerado el más notable
científico y matemático de la antigüedad, es recordado por el Principio de Arquímedes y por sus aportes a la
cuadratura del círculo, el estudio de la palanca, el tornillo de Arquímedes, la espiral de Arquímedes y otros
aportes a la matemática, la ingeniería y la geometría.
El volumen de la esfera es 2/3 del volumen del cilindro que lo contiene.
Con los rudimentarios medios de los que disponía el sabio griego, el error absoluto que cometió en
el cálculo de π resultó ser inferior a una milésima (0,0040 %).
Sin embargo, Arquímedes es más conocido por enunciar el principio que lleva su nombre:
Principio de Arquímedes: todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba
igual al peso de fluido desalojado.
Cuenta la historia que Hierón, el antes citado monarca de Siracusa, hizo entrega a un platero de la ciudad de
ciertas cantidades de oro y plata para el labrado de una corona. Finalizado el trabajo, Hierón, desconfiado de
la honradez del artífice y aún reconociendo la calidad artística de la obra, solicitó a Arquímedes que,
conservando la corona en su integridad, determinase la ley de los metales con el propósito de comprobar si el
artífice la había rebajado, guardándose para sí parte de lo entregado impulsado por la avaricia, la misma,
con seguridad, que al propio Popin impelía a realizar semejante comprobación.
Preocupado Arquímedes por el problema, al que no encontraba solución, un buen día al sumergirse en el
baño advirtió, como tantas veces con anterioridad, que a causa de la resistencia que el agua opone, el cuerpo
parece pesar menos, hasta el punto que en alguna ocasión incluso es sostenido a flote sin sumergirse.
Pensando en ello llegó a la conclusión que al entrar su cuerpo en la bañera, ocupaba un lugar que
forzosamente dejaba de ser ocupado por el agua, y adivinó que lo que él pesaba de menos era precisamente
lo que pesaba el agua que había desalojado.
Dando por resuelto el problema que tanto le había preocupado fue tal su excitación que, desnudo como
estaba, saltó de la bañera y se lanzó por las calles de Siracusa al grito de ¡Eureka! ¡Eureka! (¡Lo encontré! ¡Lo
encontré!). Procedió entonces Arquímedes a pesar la corona en el aire y en el agua comprobando que en
efecto, su densidad no correspondía a la que hubiera resultado de emplear el artífice todo el oro y la plata
entregados y determinando, en consecuencia, que éste había estafado al Rey.
No se agota con esta anécdota el talento de Arquímedes que, además, se anticipó al descubrimiento del
cálculo integral con sus estudios acerca de las áreas y volúmenes de figuras sólidas curvadas y de áreas de
figuras planas; realizó un exhaustivo estudio de la espiral uniforme, conocida como espiral de Arquímedes;
determinó el resultado de la serie geométrica de razón 1/4, el más antiguo del que se tiene noticia; creó un
sistema numérico posicional para escribir números muy grandes; inventó una máquina para la elevación de
agua, el tornillo de Arquímedes, así como la balanza que lleva su nombre; enunció la ley de la palanca lo que
le llevó a proferir la célebre frase Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo; inventó la polea compuesta,
basada en el principio de la palanca, empleándola para mover un gran barco para sorpresa del escéptico
Hierón.
Para él, su mayor descubrimiento fue demostrar que el volumen de una esfera es dos tercios del volumen del
cilindro que la circunscribe, descubrimiento que pidió que fuera grabado en su tumba, según cuenta Plutarco.
Cuarenta años después, el historiador romano Cicerón encontró la tumba gracias al grabado. Actualmente la
tumba esta otra vez perdida.
Arquímedes fue autor de numerosas obras de variada temática en las que destaca el rigor de sus
demostraciones geométricas, razón por la que es considerado el más notable científico y matemático de la
Antigüedad. Aunque muchos de sus escritos se perdieron en la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, han
llegado hasta la actualidad a través de las traducciones latinas y árabes. Aquí se indican algunas de ellas:
El arenario.
La medida del círculo.
De la esfera y el cilindro.
De la cuadratura.
De la Parábola.
De los esferoides y conoides.
De las espirales.
Determinación de los centros de gravedad en las líneas y en los planos.
Del equilibrio de los cuerpos en los fluidos.
El método.
De los métodos mecánicos en la geometría (Palimpsesto de Arquímedes).
1. Eratóstenes (Cirene, 276 adC - Alejandría, 194 adC), fue un célebre matemático, astrónomo y geógrafo
griego, de origen probablemente caldeo.
Nacido en Cirene, era hijo de Aglaos, según Suidas, o de Ambrosio según otros escritores. Estudió en
Alejandría y, durante algún tiempo, en Atenas y fue discípulo de Aristón de Chíos, de Lisanias de Cirene y
del poeta Calímaco y gran amigo de Arquímedes. En 236 adC Ptolomeo Evergetes le llamó a Egipto para
que se hiciera cargo de la Biblioteca de Alejandría, puesto que ocupó hasta el fin de sus días, ocurrido
durante el gobierno de Ptolomeo Epífanes. Suidas afirma que, desesperado tras perder la vista, se dejó
morir de hambre a la edad de ochenta años; sin embargo, Luciano afirma que llegó a la edad de ochenta
y dos, y Censorino sostiene que falleció cuando contaba ochenta y uno.
Eratóstenes poseía una gran variedad de conocimientos y aptitudes para el estudio. Astrónomo, poeta,
geógrafo y filósofo, fue apellidado Pentathlos, nombre que se reservaba al atleta vencedor en las cinco
luchas de los Juegos Olímpicos. Suidas afirma que también era conocido como el segundo Platón, y
diversos autores dicen que se le daba el sobrenombre de Beta (por β, la segunda letra del alfabeto
griego), porque ocupσ el segundo lugar en todas las ramas de la ciencia que cultivó.
A Eratóstenes se le atribuye la invención, hacia 255 adC, de la esfera armilar que aún se empleaba en el
siglo XVII. Aunque debió de usar este instrumento para diversas observaciones astronómicas, sólo queda
constancia de la que le condujo a la determinación de la oblicuidad de la eclíptica. Determinó que el
intervalo entre los trópicos (el doble de la oblicuidad de la eclíptica) equivalía a los 11/83 de la
circunferencia terrestre completa, resultando para dicha oblicuidad 23º 51' 19", cifra que posteriormente
adoptaría el astrónomo Claudio Ptolomeo.
Según algunos historiadores, Eratóstenes obtuvo un valor de 24º, debiéndose el refinamiento del
resultado hasta 11/83 al propio Ptolomeo. Además, según Plutarco, de sus observaciones astronómicas
durante los eclipses dedujo que la distancia al Sol era de 804.000.000 estadios, la distancia a la Luna
780.000 estadios y, según Macrobio, que el diámetro del Sol era 27 veces mayor que el de la Tierra.
Realmente el diámetro del Sol es 109 veces el de la Tierra y la distancia a la Luna es casi tres veces la
calculada por Eratóstenes, pero el cálculo de la distancia al Sol, admitiendo que el estadio empleado
fuera de 185 metros, fue de 148.752.060 km, muy similar a la unidad astronómica actual. A pesar de que
se le atribuye frecuentemente la obra Katasterismoi que contiene la nomenclatura de 44 constelaciones y
675 estrellas, los críticos niegan que fuera escrita por él, por lo que usualmente se designa como Pseudo-
Eratóstenes a su autor.
En el solsticio de verano los rayos solares inciden perpendicularmente sobre Siena. En Alejandría, más al
norte, midiendo la altura de un edificio y la longitud de la sombra que proyecta se puede determinar el
ángulo formado con el plano de la eclíptica, en el que se encuentran el Sol y la ciudad de Siena, ángulo
que es precisamente la diferencia de latitud entre ambas ciudades. Conocida ésta basta medir el arco de
circunferencia y extrapolar el resultado a la circunferencia completa (360º).
Sin embargo, el principal motivo de su celebridad, es sin duda la determinación del tamaño de la Tierra.
Para ello inventó y empleó un método trigonométrico además de las nociones de latitud y longitud ya
introducidas, al parecer por Dicearco, por lo que bien merece el título de padre de la geodesia. Por
referencias obtenidas de un papiro de su biblioteca, sabía que en Siena (hoy Asuán, en Egipto) el día del
solsticio de verano los objetos no proyectaban sombra alguna y la luz alumbraba el fondo de los pozos;
esto significaba que la ciudad estaba situada justamente sobre la línea del trópico, y su latitud era igual a
la de la eclíptica que ya conocía. Eratóstenes, suponiendo que Siena y Alejandría tenían la misma
longitud (realmente distan 3º) y que el Sol se encontraba tan alejado de la Tierra que sus rayos podían
suponerse paralelos, midió la sombra en Alejandría el mismo día del solsticio de verano al mediodía,
demostrando que el cenit de la ciudad distaba 1/50 parte de la circunferencia, es decir, 7º 12' del de
Alejandría; según Cleomedes, para el cálculo de dicha cantidad Eratóstenes se sirvió del scaphium o
gnomon (Un Proto-cuadrante solar) . Posteriormente, tomó la distancia estimada por las caravanas que
comerciaban entre ambas ciudades, aunque bien pudo obtener el dato en la propia Biblioteca de
Alejandría, fijándola en 5000 estadios, de donde dedujo que la circunferencia de la Tierra era de 250.000
estadios, resultado que posteriormente elevó hasta 252.000 estadios, de modo que a cada grado
correspondieran 700 estadios.
También se afirma que Eratóstenes para calcular la distancia entre las dos ciudades, se valió de un
regimiento de soldados que diera pasos de tamaño uniforme y los contara.
Admitiendo que Eratóstenes usó el estadio de 185 m, el error cometido fue de 6.616 kilómetros (alrededor
del 17%), sin embargo hay quien defiende que usó el estadio egipcio (300 codos de 52,4 cm), en cuyo
caso la circunferencia polar calculada hubiera sido de 39.614,4 km, frente a los 40.008 km considerados
en la actualidad, es decir, un error menor del 1%.
Acerca de la exactitud de los cálculos realizados por Eratóstenes se han escrito varios trabajos; en uno de
ellos, Dennis Rawlins argumenta que el único dato que Eratóstenes obtuvo directamente fue la inclinación
del cenit de Alejandría, con un error de 7' (7 minutos de arco), mientras que el resto, de fuentes
desconocidas, resultan ser de una exactitud notablemente superior. 150 años más tarde, Posidonio rehizo
el cálculo de Eratóstenes obteniendo una circunferencia sensiblemente menor, valor que adoptaría
Ptolomeo y en el que se basaría Cristóbal Colón para justificar la viabilidad del viaje a las Indias por
occidente; quizá con las mediciones de Eratóstenes el viaje no se hubiera llegado a realizar, al menos en
aquella época y con aquellos medios, y seguramente sea ése el error que más ha influido en la historia de
la humanidad.
El geómetra no se limitó a hacer este cálculo, sino que también llegó a calcular la distancia Tierra-Sol en
804 millones de estadios (139.996.500 km) y la distancia Tierra-Luna en 708.000 estadios (123.280,500
km). Estos errores son admisibles, debido a la carencia de tecnología adecuada y precisa.
Sobre geometría conocemos por el título (pues ningún ejemplar ha sobrevivido hasta nuestros días) una
obra suya citada por Pappus como uno de los grandes libros de geometría, De locis ad medietates. Se
conserva también una carta a Ptolomeo Evergetes sobre la duplicación del cubo citada por Eutocio en su
comentario a la obra de Arquímedes y contribuyó a la aritmética inventando un método conocido como la
criba de Eratóstenes para determinar números primos que nos ha llegado a través de la Introducción a la
Aritmética de Nicomedes.
También fue importante su contribución a la geografía, palabra de su invención, que antes de Dicearco,
Eudoxio y el propio Eratóstenes constituía una amalgama de conocimientos dispersos en numerosas
obras de viajeros y cronistas. Eratóstenes supo recoger todos estos tesoros que se encontraban en la
Biblioteca de Alejandría, conocimientos procedentes en su mayoría de las conquistas de Alejandro
Magno, para componer una obra sistemática titulada Geographika, dividida en tres volúmenes: el primero
pasaba revista crítica a sus predecesores y exponía las investigaciones acerca de la forma de la Tierra,
que él creía una esfera inmóvil; el segundo contenía lo que hoy se llama geografía física, incluyendo el
ensayo acerca del tamaño de la Tierra antes comentado; y el último libro versaba sobre geografía política
y en el se incluían las descripciones de las comarcas conocidas tomadas de los relatos de viajeros y
geógrafos precedentes. Tal como hiciera Dicearco antes, para situar las ciudades tiró una línea paralela
al ecuador desde las columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar) hasta el extremo oriental de Asia,
dividiendo las tierras habitadas en dos partes, y trazó el meridiano por Alejandría y Siena. La obra, según
parece, contenía un mapa en el que se indicaban las ciudades y accidentes geográficos, ríos, montañas,
lagos, etc. Esta obra no está exenta de polémica ya que Marciano acusó a Eratóstenes de haber plagiado
el tratado de Timóstenes Sobre los puertos, lo que desmiente Estrabón cuando afirma que si bien
Eratóstenes concedía gran valor a la obra de Timóstenes, en no pocas ocasiones no compartía sus
opiniones. Los fragmentos entonces disponibles fueron recopilados y publicados con el título
Eratosthenica por Gottfried Bernhardy (Berlín, 1822) junto con otras obras de Eratóstenes.
La obra poética de Eratóstenes comprende dos obras Erigone, elogiada repetidamente por Longino,
y Hermes, la más conocida, poema de asunto astronómico y geográfico que trata de la forma de la Tierra,
de su temperatura, de los diferentes climas y de las constelaciones. Escribió varios tratados sobre
filosofía moral y se le atribuyen, sin certeza, otras obras filosóficas. Sus producciones históricas
estuvieron ligadas íntimamente a las matemáticas, siendo su obra más importante en
esta disciplina la Cronografía, obra en la que recoge las fechas de los acontecimientos literarios y
políticos más importantes; se cree que Las Olimpiadas, citadas por Diógenes Laercio y Ateneo, formaban
parte de la Cronografía. También escribió un tratado Sobre la antigua comedia ática, del que son
fragmentos Arjitectonicos y Skenographicos en los que trató de la decoración, el vestuario, la declamación
y el argumento de obras de Aristófanes y Cratino entre otros. También estudió la obra de Homero y
escribió una biografía sobre la vida del poeta que no ha llegado hasta nuestros días. En la
citada Eratosthenica, Bernhardy compiló la lista de todas las obras atribuidas a Eratóstenes, así como los
fragmentos de sus escritos entonces conocidos exceptuandoKatasterismoi.
Un cráter de la Luna rinde homenaje a Eratóstenes, llevando su nombre. Inventó el primer reloj solar
moderno, al que denominó Skaphe.
2. ERATÓSTENES
3. NICCOLÒ FONTANA TARTAGLIA
Niccolo Fontana (1500 - 13 de diciembre 1557), matemático italiano apodado Tartaglia (el tartamudo) desde
que de niño recibió una herida en la toma de su ciudad natal, Brescia, por Gastón de Foix. Huérfano y sin
medios materiales para proveerse una instrucción, llegó a ser uno de los principales matemáticos del siglo
XVI. Explicó esta ciencia sucesivamente en Verona, Vicenza, Brescia y finalmente Venecia, ciudad en la que
falleció en 1557 en la misma pobreza que le acompañó toda su vida. Se cuenta que Tartaglia sólo aprendió la
mitad del alfabeto de un tutor privado antes de que el dinero se agotara, y posteriormente tuvo que aprender
el resto por su cuenta. Sea como sea, su aprendizaje fue esencialmente autodidacto.
Descubridor de un método para resolver ecuaciones de tercer grado, estando ya en Venecia, en 1535 su
colega del Fiore discípulo de Scipione del Ferro de quien había recibido la formula para resolver las
ecuaciones cúbicas, le propone un duelo matemático que Tartaglia acepta. A partir de este duelo y en su afán
de ganarlo Tartaglia desarrolla la fórmula general para resolver las ecuaciones de tercer grado. Por lo que,
consigue resolver todas las cuestiones que le plantea su contrincante, sin que éste logre resolver ninguna de
las propuestas por Tartaglia.
El éxito de Tartaglia en el duelo llega a oídos de Gerolamo Cardano que le ruega que le comunique su
fórmula, a lo que accede pero exigiéndole a Cardano jurar que no la publicará. Sin embargo, en vista de que
Tarataglia no publica su fórmula, y que según parece llega a manos de Cardano un escrito inédito de otro
matemático fechado con anterioridad al de Tartaglia y en el que independiente se llega al mismo resultado,
será finalmente Cardano quien, considerándose libre del juramento, la publique en su obra Ars Magna (1570).
A pesar de que Cardano acreditó la autoría de Tartaglia, éste quedó profundamente afectado, llegando a
insultar públicamente a Cardano tanto personal como profesionalmente. Las fórmulas de Tartaglia serán
conocidas como fórmulas de Cardano
Otras aportaciones destacables de Tartaglia fueron los primeros estudios de aplicación de las matemáticas a
la artillería en el cálculo de la trayectorias de los proyectiles (trabajos confirmados posteriormente por los
estudios acerca de la caída de los cuerpos realizados por Galileo), así como por la expresión matemática para
el cálculo del volumen de un tetraedro cualquiera en función de las longitudes de sus lados, la llamada fórmula
de Tartaglia, una generalización de la fórmula de Herón (usada para el cálculo del área del triángulo):
Además de sus trabajos matemáticos, Tartaglia publicó las primeras traducciones al italiano de las obras de
Arquímedes y Euclides.
Ver triángulo de Pascal
"Trattato di numeri et misure"
"Nuova Scientia, cioè invenzione nuovamente trovata utile per ciascuno speculativo matemático bombardero
et altri", (1546)
"Questi et invenzioni diverse"
"La travagliata invenzione"
"Trattato di aritmetica"
1. Leonardo de Pisa o Leonardo Pisano o Leonardo Bigollo (c. 1170 - 1250), también llamado Fibonacci, fue
un matemático italiano, famoso por la invención de la sucesión de Fibonacci, surgida como consecuencia
del estudio del crecimiento de las poblaciones de conejos, y por su papel en la popularización del sistema
de numeración posicional en base 10 (o decimal) en Europa.
El apodo de Guglielmo (Guillermo), padre de Leonardo, era Bonacci (simple o bien intencionado).
Leonardo recibió póstumamente el apodo de Fibonacci ( por filius Bonacci, hijo de Bonacci). Guiglielmo
dirigía un puesto de comercio en Bugía (según algunas versiones era el cónsul de Pisa), en el norte
de África (hoy Bejaia, Argelia), y de niño Leonardo viajo allí para ayudarlo. Allí aprendió el sistema de
numeración árabe.
Consciente de la superioridad de los numerales árabes, Fibonacci viajó a través de los países del
Mediterráneo para estudiar con los matemáticos árabes más destacados de ese tiempo, regresando
cerca de 1200. En 1202, a los 32 años de edad, publicó lo que había aprendido en el Liber Abaci (libro
del ábaco o libro de los cálculos). Este libro mostró la importancia del nuevo sistema de numeración
aplicándolo a lacontabilidad comercial, conversión de pesos y medidas, cálculo, intereses, cambio de
moneda, y otras numerosas aplicaciones. En estas páginas describe el cero, la numeración de posición,
la descomposición en factores primos, los criterios de divisibilidad. El libro fue recibido con entusiasmo en
la Europa ilustrada, y tuvo un impacto profundo en el pensamiento matemático europeo.
Leonardo fue huésped del Emperador Federico II, que se interesaba en las matemáticas y la ciencia en
general. En 1240, la República de Pisa lo honra concediéndole un salario permanente (bajo su nombre
alternativo de Leonardo Bigollo).
Conocido por Fibonacci, hijo de bonaccio, no era un erudito, pero por razón de sus continuos viajes por
Europa y el cercano oriente, fue el que dio a conocer en occidente los métodos matemáticos de los
hindúes
2. LEONARDO DE PISA
René Descartes (n. 31 de marzo, 1596 - m. 11 de febrero, 1650), fue un filósofo, matemático y científico
francés.
Su apellido en francés es pronunciado /de'kaʁt/ (Decart); en español es aceptada la pronunciación original
o la versión adaptada de ésta.
Descartes nació el 31 de marzo en el año de 1596 en La Haye (Touraine, cerca de Poitiers, Francia) en el
seno de una familia de abogados, comerciantes y médicos. Fue el tercer hijo del jurista Joaquín
Descartes y de Jeanne Brochard. Aunque René pensaba que su madre murió al nacer él, lo cierto es que
murió un año después, durante el parto de un hermano que tampoco sobrevivió. Tras la muerte de su
madre, él y sus hermanos fueron educados por su abuela, pues su padre, consejero del Parlamento de
Bretaña, debía ausentarse por largas temporadas. Fue alumno del Collège Royal de La Flèche, de
los jesuitas, entre 1604 y 1612.
La educación en La Flèche le proporcionó, durante los cinco primeros años, una sólida introducción a
la cultura clásica, habiendo aprendido latín y griego en la lectura de autores como Cicerón, Horacio y
Virgilio, por un lado, y Homero, Píndaro y Platón, por el otro. El resto de la enseñanza estaba allí muy
basada en textos filosóficos de Aristóteles (Organon, Metafísica, Ética a Nicómaco), acompañados por
comentarios de jesuitas (Suárez, Fonseca, Toledo, quizá Vitoria) y otros autores españoles (Cayetano).
Conviene destacar que Aristóteles era entonces el autor de referencia para el estudio, tanto de la física,
como de la biología. El plan de estudios incluía también una introducción a las matemáticas (Clavius),
tanto puras como aplicadas: astronomía, música, arquitectura. Siguiendo una extendida práctica medieval
y clásica, en esta escuela los estudiantes se ejercitaban constantemente en la discusión (disputatio).
A su regreso del Colegio a los 18 años, René Descartes ingresó en la Universidad de Poitiers para
estudiar Derecho y posiblemente, algo de medicina. Para 1616 Descartes cuenta con los grados de
Bachiller y Licenciado.
En 1619, en Breda, conoció a Isaac Beeckman, quien intentaba desarrollar una teoría física
corpuscularista, muy basada en conceptos matemáticos. El contacto con Beeckman estimuló en gran
medida el interés de Descartes por las matemáticas y la física. Pese a los constantes viajes que realizó
en esta época, Descartes no dejó de formarse y en 1620 conoció en Ulm al entonces famoso maestro
calculista alemán J. Faulhaber. Él mismo refiere que inspirado por una serie de sueños, en esta época
vislumbró la posibilidad de desarrollar una "ciencia maravillosa". El hecho es que, probablemente
estimulado por estos contactos, Descartes descubre el teorema denominado de Euler sobre los poliedros.
A pesar de discurrir sobre los temas anteriores, Descartes no publica entonces ninguno de estos
resultados. Durante su estancia más larga en París, Descartes reafirma relaciones que había establecido
a partir de 1622 con otros intelectuales, como Marin Mersenne y Guez de Balzac, así como con un círculo
conocido como "los libertinos". En esta época sus amigos propagan su reputación, hasta el punto de que
su casa se convirtió entonces en un punto de reunión para quienes gustaban intercambiar ideas y discutir;
con todo ello su vida parece haber sido algo agitada, pues en 1628 libra un duelo, tras el cual comentó
que "no he hallado una mujer cuya belleza pueda compararse a la de la verdad". El año siguiente, con la
intención de dedicarse por completo al estudio, se traslada definitivamente a los Países Bajos, donde
llevaría una vida modesta y tranquila, aunque cambiando de residencia constantemente para mantener
oculto su paradero. Descartes permanece allí hasta 1649, viajando sin embargo en una ocasión a
Dinamarca y en tres a Francia.
La preferencia de Descartes por Holanda parece haber sido bastante acertada, pues mientras en Francia
muchas cosas podrían distraerlo y había escasa tolerancia, las ciudades holandesas estaban en paz,
florecían gracias al comercio y grupos de burgueses potenciaban las ciencias fundándose la academia de
Ámsterdam en 1632. Entre tanto, el centro de Europa se desgarraba en la Guerra de los Treinta Años,
que terminaría en 1648.
En septiembre de 1649 la Reina Cristina de Suecia le llamó a Estocolmo. Allí murió de una neumonía el
11 de febrero de 1650. Descartes aceptó la invitación de la reina Cristina para trabajar en su corte como
filósofo residente y tutor de la propia soberana. La encomienda, que en principio parecía grata, pues la
alumna era inteligente y aplicada, resultó fatal para René al verse obligado a iniciar las lecciones a las
cinco de la mañana; siendo un hombre habituado a dormir diez horas diarias y a meditar y leer en la cama
no soportó la prueba; el frío polar del invierno de Estocolmo y las desveladas cobraron su vida a los
cuatro meses de su llegada a Suecia, con 53 años de edad.
Actualmente se pone en duda si la causa de su muerte fue la neumonía. En 1980, el historiador y médico
alemán Eike Pies halló en la Universidad de Leyden una carta secreta del médico de la corte que atendió
a Descartes, el holandés Johan Van Wullen, en la que describía al detalle la agonía. Curiosamente, los
síntomas presentados –náuseas, vómitos, escalofríos– no eran propios de una neumonía. Tras consultar
a varios patólogos, Pies concluyó en su libro "El homicidio de Descartes, documentos, indicios, pruebas",
que la muerte se debía a envenenamiento por arsénico. La carta secreta fue enviada a un antepasado del
escritor, el holandés Willem Pies.
En el año de 1676 se exhumaron los restos de Descartes; puestos en un ataúd de cobre se trasladaron a
París para sepultarlos en la iglesia de Ste. Geneviève-du-Mont; removidos nuevamente durante el
transcurso de la Revolución Francesa, los restos fueron colocados en el Panthéon, la basílica dedicada a
los pensadores y escritores de la nación francesa; nuevamente, en 1819, los restos de René Descartes
cambiaron de sitio de reposo siendo llevados esta vez a la iglesia de St. Germain-des-Prés donde
actualmente se hallan.
Como científico, Descartes produjo al menos dos importantes revoluciones. En matemáticas simplificó la
notación algebráica y creó la geometría analítica. Fue el creador del sistema de coordenadas cartesianas,
lo cual abrió el camino al desarrollo del cálculo diferencial e integral por el matemático y físico inglés Sir
Isaac Newton y el filósofo y matemático alemán Gottfried Leibniz. Inventó la regla del paralelogramo, que
permitió combinar, por primera vez, fuerzas no paralelas. En química, el sistema propuesto por Descartes
consiguió desplazar al aristotélico, al proporcionar una explicación unificada de innumerables fenómenos
de tipo magnético, óptico, en astronomía, en fisiología orgánica. De este modo sentó los principios del
determinismo físico y biológico, así como de la psicología fisiológica.
Su primera obra fue "Reglas para la dirección del espíritu" (ca. 1628) (póstuma). Luego escribió "El
mundo" o "Tratado de la luz" y "El hombre". En 1637 publicó el Discurso del método seguido de
tres ensayos: "Dióptrica", "Geometría" y "Meteoros". Estas se consideran sus primeras obras de evidente
importancia. En 1641 publicó las Meditaciones metafísicas, acompañadas de un conjunto de Objeciones y
respuestas que amplió y volvió a publicar en 1642. Hacia 1642 puede fecharse también un diálogo, "La
búsqueda de la verdad mediante la razón natural" (póstumo). En 1647 aparecen los "Principios de
filosofía", que Descartes idealmente habría destinado a la enseñanza. En 1648 Descartes le concede
una entrevista a Frans Burman, un joven estudiante de teología, quien le hace interesantes preguntas
sobre sus textos filosóficos. Burman registra detalladamente las respuestas de Descartes, y éstas
usualmente se consideran genuinas. En 1649 publica un último tratado, "Las pasiones del alma", sin
embargo aún pudo diseñar para Cristina de Suecia el reglamento de una sociedad científica: su única
norma es que el turno de la palabra corresponda rotativamente a cada uno de los miembros, en un orden
arbitrario y fijo.
De Descartes también se conserva una copiosa correspondencia, que en gran parte canalizaba a través
de su amigo Mersenne, así como algunos esbozos y opúsculos que dejó inéditos. La edición de
referencia de sus obras es la que prepararon Charles Adam y Paul Tannery a fines del S. XIX e inicios del
XX, y a la que los comentaristas usualmente se refieren como AT.
El primer contacto con la filosofía cartesiana debiera hacerse mediante la lectura del Discurso del método
(es la principal obra escrita por René Descartes y un texto que rompe con la escolástica propia de la Edad
Media, por ello ha sido considerada una obra fundamental de la filosofía occidental con implicaciones
para el desarrollo de la filosofía y de la ciencia). Descartes explica los caminos que ha seguido para llegar
a la verdad. No porque sea más listo que otros, sino porque ha sabido aplicar bien el método, que es lo
principal. De ahí que encontremos utilizado el término camino por Paul Ricoeur, en "Caminos del
reconocimiento", donde al igual que Descartes, Ricoeur, a través de un camino va ilustrándonos de dónde
tuvo que detenerse para llegar a saber lo que sabe. En "Discurso del Método" pretende mostrar el camino
que siguió para conducir bien la razón, de ahí que se le de el nombre de racionalista. Comenta que la
lectura de los textos ayudan a formar el espíritu. Ya que por su formación leyó muchos libros en
muchas lenguas. Reconoce el papel de las matemáticas para disminuir el trabajo de los hombres y las
admira por su exactitud. Los libros "contienen muchas enseñanzas y exhortaciones a la virtud que son
muy útiles; que la teología enseña a ganar el cielo; que la filosofía da medios para hablar con
verosimilitud de todas las cosas y hacerse admirar de los menos sabios; que la jurisprudencia, la
medicina y las demás ciencias dan honores y riquezas a los que las cultivan, y, finalmente, que es bueno
haberlas examinado todas, aun las más supersticiosas y falsas, para conocer su justo valor y no dejarse
engañar por ellas." Para Descartes la investigación trata de mejorar la vida con ayuda de un conocimiento
auténtico; y cuál es su punto de partida: el reconocimiento de la ignorancia; también explica (Discurso, III)
por qué considera conveniente dirigir metódicamente esta investigación: cuando uno está extraviado
parece preferible seguir una dirección fija (una regla), mientras no haya buenas razones para variarla.
Además de esto Descartes quiso emplear el método matemático también en la reflexión filosófica, cuya
meta era lograr un conocimiento certero sobre la naturaleza de la vida.
3. RENÉ DESCARTES
1. Sir Isaac Newton, (4 de enero, 1643 NS – 31 de marzo, 1727 NS) fue un científico, físico, filósofo,
alquimista y matemático inglés, autor de los Philosophiae naturalis principia mathematica, más conocidos
como los Principia, donde describió la ley de gravitación universal y estableció las bases de
la Mecánica Clásica mediante las leyes que llevan su nombre. Entre sus otros descubrimientos científicos
destacan los trabajos sobre la naturaleza de la luz y la óptica (que se presentan principalmente en el
Opticks) y el desarrollo del cálculo matemático.
Newton fue el primero en demostrar que las leyes naturales que gobiernan el movimiento en la Tierra y
las que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas. Es, a menudo, calificado como
el científico más grande de todos los tiempos, y su obra como la culminación de la Revolución científica.
Entre sus hallazgos científicos se encuentran los siguientes: el descubrimiento de que el espectro
de color que se observa cuando la luz blanca pasa por un prisma es inherente a esa luz, en lugar de
provenir del prisma (como había sido postulado por Roger Bacon en el siglo XIII); su argumentación sobre
la posibilidad de que la luz estuviera compuesta por partículas; su desarrollo de una ley de conducción
térmica, que describe la tasa de enfriamiento de los objetos expuestos al aire; sus estudios sobre
la velocidad del sonido en el aire; y su propuesta de una teoría sobre el origen de las estrellas.
Newton comparte con Leibniz el crédito por el desarrollo del cálculo integral y diferencial, que utilizó para
formular sus leyes de la física. También contribuyó en otras áreas de las matemáticas, desarrollando el
teorema del binomio. El matemático y físico matemático Joseph Louis Lagrange (1736–1813), dijo que
"Newton fue el más grande genio que ha existido y también el más afortunado dado que sólo se puede
encontrar una vez un sistema que rija el mundo."
Nació el 25 de diciembre de 1642 (correspondiente al 4 de enero de 1643 del nuevo calendario) en
Woolsthorpe, Lincolnshire, Inglaterra; fue hijo de dos campesinos puritanos, aunque nunca llegó a
conocer a su padre, pues había muerto en octubre de 1642. Cuando su madre volvió a casarse, lo dejó a
cargo de su abuela, con quien vivió hasta la muerte de su padrastro en 1653. Realizó estudios en la Free
Grammar School en Grantham y a los dieciocho años ingresó en la Universidad de Cambridge para
continuar sus estudios. Su primer tutor oficial fue Benjamín Pulleyn. Newton nunca asistió regularmente a
sus clases, ya que su principal interés era la biblioteca. Se graduó en el Trinity College como un
estudiante mediocre debido a su formación principalmente autodidacta, leyendo algunos de los libros más
importantes de matemáticas y filosofía natural de la época. En 1663 Newton leyó la Clavis mathematicae
de William Oughtred, la Geometría de Descartes, de Frans van Schooten, la Óptica de Kepler, la Opera
mathematica de Viète, editadas por Van Schooten y, en 1664, la Aritmética de John Wallis, que le serviría
como introducción a sus investigaciones sobre las series infinitas, el teorema del binomio y ciertas
cuadraturas.
En 1663 conoció a Isaac Barrow, quien le dio clase como su primer profesor Lucasiano de matemáticas.
En la misma época entró en contacto con los trabajos de Galileo, Fermat, Huygens y otros a partir,
probablemente, de la edición de 1659 de la Geometría de Descartes por Van Schooten. Newton superó
rápidamente a Barrow, quien solicitaba su ayuda frecuentemente en problemas matemáticos.
En esta época la geometría y la óptica ya tenían un papel esencial en la vida de Newton. Fue en este
momento en que su fama comenzó a crecer ya que inició una correspondencia con la Royal Society
(Sociedad Real). Newton les envió algunos de sus descubrimientos y un telescopio que suscitó un gran
interés de los miembros de la Sociedad, aunque también las críticas de algunos de sus miembros,
principalmente Robert Hooke. Esto fue el comienzo de una de la muchas disputas que tuvo en su carrera
científica. Se considera que Newton demostró agresividad ante sus contrincantes que fueron
principalmente, (pero no únicamente) Hooke, Leibniz y, en lo religioso, la Iglesia de Roma. Cuando fue
presidente de la Royal Society, fue descrito como un dictador cruel, vengativo y busca-pleitos. Sin
embargo, fue una carta de Robert Hooke, en la que éste comentaba sus ideas intuitivas acerca de la
gravedad, la que hizo que iniciara de lleno sus estudios sobre la mecánica y la gravedad. Newton resolvió
el problema con el que Hooke no había podido y sus resultados los escribió en lo que muchos científicos
creen que es el libro más importante de la historia de la ciencia, el Philosophiae naturalis principia
mathematica.
En 1693 sufrió una gran crisis psicológica, causante de largos periodos en los que permaneció aislado,
durante los que no comía ni dormía. En esta época sufrió depresión y arranques de paranoia. Mantuvo
correspondencia con su amigo, el filósofo John Locke, en la que, además de contarle su mal estado, lo
acusó en varias ocasiones de cosas que nunca hizo. Algunos historiadores creen que la crisis fue
causada por la ruptura de su relación con su discípulo Nicolás Fatio de Duillier; la mayoría, sin embargo,
opina que en esta época Newton se había envenenado al hacer sus experimentos alquímicos. Después
de escribir los Principia abandonó Cambridge mudándose a Londres donde ocupó diferentes puestos
públicos de prestigio siendo nombrado Preboste del Rey, magistrado de Charterhouse y director de la
Casa de Moneda.
Entre sus intereses más profundos se encontraban la alquimia y la religión, temas en los que sus escritos
sobrepasan con mucho en volumen sus escritos científicos. Entre sus opiniones religiosas defendía el
arrianismo y estaba convencido de que las Sagradas Escrituras habían sido violadas para sustentar la
doctrina trinitaria. Esto le causó graves problemas al formar parte del Trinity College en Cambridge y sus
ideas religiosas impidieron que pudiera ser director del College. Entre sus estudios alquímicos estaba
interesado en temas esotéricos como la transmutación de los elementos, la piedra filosofal y el elixir de la
vida.
,
1. donde F es la fuerza, G es una constante que determina la intensidad de la fuerza y que
sería medida años más tarde por Henry Cavendish en su célebre experimento de la
balanza de torsión, m1 y m2 son las masas de dos cuerpos que se atraen entre sí y r es la
distancia entre ambos cuerpos, siendo el vector unitario que indica la dirección del
movimiento.
2. La ley de gravitación universal nació en 1685 como culminación de una serie de
estudios y trabajos iniciados mucho antes. En 1679 Robert Hooke introdujo a Newton
en el problema de analizar una trayectoria curva. Cuando Hooke se convirtió en
secretario de la Royal Society quiso entablar una correspondencia filosófica con
Newton. En su primera carta planteó dos cuestiones que interesarían profundamente a
Newton. Hasta entonces científicos y filósofos como Descartes y Huygens analizaban el
movimiento curvilíneo con la fuerza centrífuga, sin embargo Hooke proponía
"componer los movimientos celestes de los planetas a partir de un movimiento
rectilíneo a lo largo de la tangente y un movimiento atractivo, hacia el cuerpo central."
Sugiere que la fuerza centrípeta hacia el Sol varía en razón inversa al cuadrado de las
distancias. Newton contesta que él nunca había oído hablar de estas hipótesis.
3. En otra carta de Hooke, escribe: "Nos queda ahora por conocer las propiedades de una
línea curva... tomándole a todas las distancias en proporción cuadrática inversa." En
otras palabras, Hooke deseaba saber cuál es la curva resultante de un objeto al que se le
imprime una fuerza inversa al cuadrado de la distancia. Hooke termina esa carta
diciendo: "No dudo que usted, con su excelente método, encontrará fácilmente cuál ha
de ser esta curva."
4. En 1684 Newton informó a su amigo Edmund Halley de que había resuelto el problema
de la fuerza inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. Newton redactó
estos cálculos en el tratado "De Motu" y los desarrolló ampliamente en el libro
"Philosophiae naturalis principia mathematica". Aunque muchos astrónomos no
utilizaban las leyes de Kepler, Newton intuyó su gran importancia y las engrandeció
demostrándolas a partir de su ley de la gravitación universal.
5. Sin embargo, la gravitación universal es mucho más que una fuerza dirigida hacia el
Sol. Es también un efecto de los planetas sobre el Sol y sobre todos los objetos del
Universo. Newton intuyó fácilmente a partir de su tercera ley de la dinámica que si un
objeto atrae a un segundo objeto, este segundo también atrae al primero con la misma
fuerza. Newton se percató de que el movimiento de los cuerpos celestes no podía ser
regular. Afirmó: "los planetas ni se mueven exactamente en elipses, ni giran dos veces
según la misma órbita". Para Newton, ferviente religioso, la estabilidad de las órbitas de
los planetas implicaba reajustes continuos sobre sus trayectorias impuestas por
el poder divino.
ISAAC NEWTON
1.
Las leyes de la Dinámica
"Todo cuerpo preservará en sus estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea
obligado por fuerzas impresas a cambiar su estado"
En esta ley, Newton afirma que un cuerpo sobre el que no actúan fuerzas extrañas (o las que actúan se
anulan entre sí) permanecerá en reposo o moviéndose a velocidad constante.
Esta idea, que ya había sido enunciada por Descartes y Galileo, suponía romper con la física aristotélica,
según la cual un cuerpo sólo se mantenía en movimiento mientras actuara una fuerza sobre él.
La segunda ley de Newton o ley de la interacción y la fuerza
"El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo
de la cual aquella fuerza se imprime"
Esta ley explica las condiciones necesarias para modificar el estado de movimiento o reposo de un cuerpo.
Según Newton estas modificaciones sólo tienen lugar si se produce una interacción entre dos cuerpos,
entrando o no en contacto (por ejemplo, la gravedad actúa sin que haya contacto físico). Según la segunda
ley, las interacciones producen variaciones en el momento lineal, a razón de
"Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria; las acciones mutuas de dos cuerpos siempre
son iguales y dirigidas en sentidos opuestos"
Esta ley se refleja constantemente en la naturaleza: la sensación de dolor que se siente al golpear una mesa,
puesto que la mesa ejerce una fuerza sobre ti con la misma intensidad; el impulso que consigue un nadador al
ejercer una fuerza sobre el borde de la piscina, siendo la fuerza que le impulsa la reacción a la fuerza que él
ha ejercido previamente...
Los últimos años de su vida se vieron ensombrecidos por la desgraciada controversia, de envergadura
internacional, con Leibniz a propósito de la prioridad de la invención del nuevo análisis. Acusaciones mutuas
de plagio, secretos disimulados en criptogramas, cartas anónimas, tratados inéditos, afirmaciones a menudo
subjetivas de amigos y partidarios de los dos gigantes enfrentados, celos manifiestos y esfuerzos desplegados
por los conciliadores para aproximar a los clanes adversos, sólo terminaron con la muerte de Leibniz en 1716.
Padeció durante sus últimos años diversos problemas renales, incluyendo atroces cólicos nefríticos, sufriendo
uno de los cuales moriría -tras muchas horas de delirio- la noche del 20 de marzo de 1727 (calendario juliano).
Fue enterrado en la abadía de Westminster junto a los grandes hombres de Inglaterra.
«No sé cómo puedo ser visto por el mundo, pero en mi opinión, me he comportado como un niño que juega al
borde del mar, y que se divierte buscando de vez en cuando una piedra más pulida y una concha más bonita
de lo normal, mientras que el gran océano de la verdad se exponía ante mí completamente desconocido.»
Fue respetado durante toda su vida como ningún otro científico, y prueba de ello fueron los diversos cargos
con que se le honró: en 1689 fue elegido miembro del Parlamento, en 1696 se le encargó la custodia de la
Casa de la Moneda, en 1703 se le nombró presidente de la Royal Society y finalmente en 1705 recibió el título
de Sir de manos de la Reina Ana.
La gran obra de Newton culminaba la revolución científica iniciada por Nicolás Copérnico (1473-1543) e
inauguraba un período de confianza sin límites en la razón, extensible a todos los campos del conocimiento.
1. Escritos de Newton
2. GALILEO GALILEI
1604 es un año mirabilis para Galileo :
en julio, prueba su bomba de agua en un jardín de Padua ;
en octubre, descubre la ley del movimiento uniformemente acelerado, que el asocia a una ley de velocidades
erróneas ;
en diciembre, comienza sus observaciones de una nova conocida al menos desde el 10 octubre. Consagre 5
lecciones sobre el tema el mes siguiente, y en febrero 1605 publica Dialogo de Cecco di Ronchitti in
Perpuosito de la Stella Nova junto con D. Girolamo Spinelli. Aunque la aparición de una nueva estrella, y su
desaparición repentina entra en total contradicción con la teoría establecida de la inalterabilidad de los cielos,
Galileo continúa todavía como aristotélico en público, pero en privado ya es copernicano. Espera la prueba
irrefutable sobre la cual apoyarse para denunciar el aristotelismo.
Retomando sus estudios sobre el movimiento, Galileo « muestra » que los proyectiles siguen, en el vacío,
trayectorias parabólicas. Hará falta la gravitación universal de Newton, para generalizar a los misiles
balísticos, donde las trayectorias son en efecto elípticas.
En 1606, Galileo construye su primer thermoscope, primer aparato de la historia que permite comparar de
manera objetiva el nivel de calor y de frío. Ese mismo año, Galileo y dos de sus amigos caen enfermos el
mismo día de una misma enfermedad infecciosa. Solo sobrevive Galileo, que permanecerá lisiado de
reumatismo por el resto de sus días.
En los dos años que siguen, el sabio estudia las estructuras de los imanes. Todavía se puede contemplar sus
trabajos en el museo de historia de Florencia.
En mayo de 1609, Galileo recibe de París una carta del francés Jacques Badovere, uno de sus antiguos
alumnos, quien le confirma un rumor insistente: la existencia de un telescopio que permite ver los objetos
lejanos. Fabricado en Holanda, este telescopio habría permitido ya ver estrellas invisibles a simple vista. Con
esta única descripción, Galileo, que ya no da cursos a Cosme II de Médicis, construye su primer telescopio. Al
contrario que el telescopio holandés, este no deforma los objetos y los aumenta 6 veces, o sea el doble que
su oponente. También es el único de la época que consigue obtener una imagen derecha gracias a la
utilización de una lente divergente en el ocular. Este invento marca un giro en la vida de Galileo.
El 21 de agosto, apenas terminado su segundo telescopio (aumenta ocho o nueve veces), lo presenta al
Senado de Venecia. La demostración tiene lugar en la cima del Campanile de la plaza de San Marco. Los
espectadores quedan entusiasmados: ante sus ojos, Murano, situado a 2 km y medio, parece estar a 300 m
solamente.
Galileo ofrece su instrumento y lega los derechos a la República de Venecia, muy interesada por las
aplicaciones militares del objeto. En recompensa, es confirmado de por vida en su puesto de Padua y sus
emolumentos se duplican. Se libera por fin de las dificultades financieras.
Sin embargo, contrario a sus alegaciones, no dominaba la teoría óptica y los instrumentos fabricados por él
son de calidad muy variable. Algunos telescopios son prácticamente inutilizables (al menos
en observación astronómica). En abril de 1610, en Bologna, por ejemplo, la demostración del telescopio es
desastrosa, como así lo informa Martin Horky en una carta a Kepler.
Galileo reconoció en marzo de 1610 que, entre más de 60 telescopios que había construido, solamente
algunos eran adecuados. Numerosos testimonios, incluido el de Kepler, confirman la mediocridad de los
primeros instrumentos.
Durante el otoño, Galileo continuó desarrollando su telescopio. En noviembre, fabrica un instrumento que
aumenta veinte veces. Emplea tiempo para volver su telescopio hacia el cielo. Rápidamente, observando las
fases de la Luna, descubre que este astro no es perfecto como lo quería la teoría aristotélica. La física
aristotélica, que poseía autoridad en esa época, distinguía dos mundos:
el mundo « sublunar », que comprende la Tierra y todo lo que se encuentra entre la Tierra y la Luna; en este
mundo todo es imperfecto y cambiante;
el mundo « supralunar », que comienza en la Luna y se extiende más allá. En esta zona, no existen más que
formas geométricas perfectas (esferas) y movimientos regulares inmutables (circulares).
Galileo, por su parte, observó una zona transitoria entre la sombra y la luz, el terminador, que no era para
nada regular, lo que por consiguiente invalidaba la teoría aristotélica y afirma la existencia de montañas en la
Luna. Galileo incluso estima su altura en 7000 metros, más que la montaña más alta conocida en la época.
Hay que decir que los medios técnicos de la época no permitían conocer la altitud de las montañas terrestres
sin fantasías. Cuando Galileo publica su Sidereus Nuncius piensa que las montañas lunares son más
elevadas que las de la Tierra, si bien en realidad son equivalentes.
En pocas semanas, descubrirá la naturaleza de la Vía láctea, cuenta las estrellas de la constelación de Orión
y constata que ciertas estrellas visibles a simple vista son, en verdad, cúmulos de estrellas. Galileo observa
los anillos de Saturno pero no descubre su naturaleza. Estudia igualmente las manchas solares.
El 7 de enero 1610, Galileo hace un descubrimiento capital: remarca 3 estrellas pequeñas en la periferia de
Júpiter. Después de varias noches de observación, descubre que son cuatro y que giran alrededor del
planeta. Se trata de los satélites de Júpiter, que llama Calixto, Europa, Ganimedes e Io, (llamadas hoy
satélites galileanos). El 4 de marzo 1610, publica en Florencia sus descubrimientos dentro de El mensajero de
las estrellas (Sidereus Nuncius), resultado de sus primeras observaciones estelares.
Para él, Júpiter y sus satélites son un modelo del Sistema Solar. Gracias a ellos, piensa poder demostrar que
las órbitas de cristal de Aristóteles no existen y que todos los cuerpos celestes no giran alrededor de la Tierra.
Es un golpe muy duro a los aristotélicos. El corrige también a ciertos copernicanos que pretenden que todos
los cuerpos celestes giran alrededor del Sol.
A fin de protegerse de la necesidad y sin duda deseoso de retornar a Florencia, Galileo llamará los satélites
de Júpiter por algún tiempo los « astros mediciens », en honor de Cosme II de Medicis, su antiguo alumno y
gran duque de Toscana. Galileo no ha dudado entre Cosmica sidera y Medicea sidera. El juego de palabras «
Cosmica = Cosme » es evidentemente voluntario y es sólo después de la primera impresión que retiene la
segunda denominación.
El 10 de abril, muestra estos astros a la corte de Toscana. Es un triunfo. El mismo mes, da tres cursos sobre
el tema en Padua. Siempre en abril, Johannes Kepler ofrece su apoyo a Galileo. El astrónomo alemán no
confirmará verdaderamente este descubrimiento — pero con entusiasmo — hasta septiembre, gracias a una
lente ofrecida por Galileo en persona.
El 10 de julio 1610, Galileo deja Venecia para trasladarse a Florencia.
A pesar de los consejos de sus amigos Sarpi y Sagredo, que temen que su libertad no sea restringida, el ha,
en efecto, aceptado el puesto de Primer Matemático de la Universidad de Pisa (sin carga de cursos, ni
obligación de residencia) y aquel de Primer Matemático y Primer Filósofo de gran duque de Toscana.
El 25 de julio 1610, Galileo orienta su lente astronómica hacia Saturno y descubre su extraña apariencia.
Serán necesarios 50 años e instrumentos más poderosos para que Christiaan Huygens comprenda la
naturaleza de los anillos de Saturno.
El mes siguiente, Galileo encuentra una manera de observar el Sol en el telescopio y descubre las manchas
solares. Les da una explicación satisfactoria.
En septiembre 1610, prosiguiendo con sus observaciones, descubre las fases de Venus. Para él, es una
nueva prueba de la verdad del sistema copernicano, pues es fácil de interpretar este fenómeno gracias a
la hipótesis heliocéntrica, puesto que es mucho más difícil de hacerlo basándose en la hipótesis geocéntrica.
Fue invitado el 29 de marzo 1611 por el cardenal Maffeo Barberini (futuro Urbano VIII) a presentar sus
descubrimientos al Colegio pontifical de Roma y en la joven Academia de los Linces. Galileo permanecerá
dentro de la capital pontifical un mes completo, durante el cual recibe todos los honores. La academia de los
Linces le reserva un recibimiento entusiasta y le admite como su sexto miembro. Desde ese momento, el lince
de la academia adornará el frontispicio de todas las publicaciones de Galileo.
El 24 de abril 1611, el Colegio Romano, compuesto de jesuitas de los cuales Christopher Clavius es el
miembro más eminente, confirma al cardenal Bellarmin que las observaciones de Galileo son exactas. No
obstante, los sabios se guardan bien de confirmar o de denegar las conclusiones hechas por el florentino.
Galileo retorna a Florencia el 4 de junio. Galileo atacado y condenado por las autoridades
Galileo parece ir de triunfo en triunfo y convence a todo el mundo. Por tanto, los partisanos de la teoría
geocéntrica según Aristóteles se convierten en enemigos encarnizados y los ataques contra él comienzan con
la aparición de Sidereus Nuncius. Ellos no pueden permitirse el perder la afrenta y no quieren ver su ciencia
puesta en cuestión.
Además, los métodos de Galileo, basados en la observación y la experiencia en vez de la autoridad de los
partisanos de las teorías geocéntricas (que se apoyan sobre el prestigio de Aristóteles), están en oposición
completa con los suyos, hasta tal punto que Galileo rechaza compararse con ellos.
Al principio, solo se tratan de escaramuzas. Pero Sagredo escribe a Galileo, recién llegado a Florencia: « El
poder y la generosidad de vuestro príncipe (el duque de Toscana) permiten esperar que él sepa reconocer
vuestra dedicación y vuestro mérito; pero en los mares agitados actuales, ¿quién puede evitar de ser, yo no
diría hundido, pero sí al menos duramente agitado por los vientos furiosos de los celos? ».
La primera flecha viene de Martin Horky, discípulo del profesor Magini y enemigo de Galileo. Este asistente
publica en junio 1610, sin consultar a su maestro, un panfleto contra el Sidereus Nuncius. Exceptuando los
ataques personales, su argumento principal es el siguiente
« Los astrólogos han hecho sus horóscopos teniendo en cuenta todo aquello que se mueve en los cielos. Por
lo tanto los astros mediceos no sirven para nada y, Dios no crea cosas inútiles, estos astros no pueden
existir. »
Horky es ridiculizado por los seguidores de Galileo, que responden que estos astros sirven para una cosa:
hacerle enfadar. Convertido en el hazmerreír de la universidad, Horky finalmente es recriminado por su
maestro: Magini no tolera un fallo tan claro. En el mes de agosto, un tal Sizzi intenta el mismo tipo de ataque
con el mismo género de argumentos, sin ningún éxito.
Una vez que las observaciones de Galileo fueron confirmadas por el Colegio romano, los ataques cambiaron
de naturaleza. Ludovico Delle Combe ataca sobre el plan religioso y se pregunta si Galileo cuenta con
interpretar la Biblia para ponerla de acuerdo con sus teorías. En esta época en efecto, antes de los trabajos
exegéticos del Plantilla:S, el salmo 93 (92) da a entender una cosmología geocéntrica (dentro de la línea :
« Tu has fijado la tierra firme e inmóvil. »)
El cardenal Bellarmin, que hizo quemar a Giordano Bruno, ordena que la Inquisición realice
una investigación discreta sobre Galileo a partir de junio 1611.
Galileo, de retorno a Florencia, es inatacable desde el punto de vista astronómico. Sus adversarios van
entonces a criticar su teoría de los cuerpos flotantes. Galileo pretende que el hielo flota porque es más ligero
que el agua, mientras que los aristotélicos piensan que flota porque es de su naturaleza el flotar. (Física
cuantitativa y matemática de Galileo contra física cualitativa de Aristóteles). El ataque tendrá lugar durante un
almuerzo en la mesa de Cosme II en el mes de septiembre 1611.
Galileo se opone a los profesores de Pisa y en especial al mismo Delle Combe, durante lo que se denomina la
« batalla de los cuerpos flotantes ». Galileo sale victorioso del intercambio. Varios meses más tarde, sacará
una obra en la que se presentará su teoría.
Además de estos asuntos, Galileo continúa con sus investigaciones. Su sistema de determinación de
longitudes es propuesto en España por el embajador de Toscana.
En 1612, emprende una discusión con « Apelles latens post tabulam » (seudónimo del jesuita Christopher
Scheiner), un astrónomo alemán, sobre el tema de las manchas solares. Apelles defiende la incorruptibilidad
del Sol argumentando que las manchas son en realidad conjuntos de estrellas entre el Sol y la Tierra. Galileo
demuestra que las manchas están sobre la superficie misma del Sol, o tan próximas que no se puede medir
su altitud. La Academia de los Linces publicará esta correspondencia el 22 de marzo 1613 con el título de
'Istoria e dimostrazioni intorno alle marchie solari e loro accidenti. Scheiner terminará por adherirse a la tesis
galileana.
El 2 de noviembre 1612, las querellas reaparecen. El dominicano Niccolo Lorini, profesor de historia
eclesiástica en Florencia, pronuncia un sermón resueltamente opuesto a la teoría de la rotación de la Tierra.
Sermón sin consecuencias particulares, pero que marca los comienzos de los ataques religiosos. Los
opositores utilizan el pasaje bíblico (Josué 10, 12-14) en el cual Josué detiene el movimiento del Sol y de la
luna, como arma teológica contra Galileo.
En diciembre 1613, el profesor Benedetto Castelli, antiguo alumno de Galileo y uno de sus colegas en Pisa, es
encargado por la duquesa Catalina de Lorena de probar la ortodoxia de la doctrina copernicana. Galileo
vendrá en ayuda de su discípulo escribiéndole una carta el 21 de diciembre 1613 (traducida como Galileo,
diálogos y cartas selectas) sobre la relación entre ciencia y religión. La gran duquesa se tranquiliza, pero la
controversia no se debilita.
Galileo mientras tanto continúa con sus trabajos. Del 12 al 15 de noviembre, recibe Jean Tarde, a quien
presenta su microscopio y sus trabajos de astronomía.
El 20 de diciembre, el padre Caccini ataca muy violentamente a Galileo en la iglesia Santa Maria Novella. El 6
de enero un copernicano, el carmelita Paolo Foscarini, publica une carta tratando positivamente la opinión de
los pitagóricos y de Copérnico sobre la movilidad de la Tierra. El percibe el sistema copernicano como una
realidad física. La controversia toma una amplitud tal que el cardenal Bellarmin debe intervenir el 12 de abril.
Este escribe una carta a Foscarini donde condena sin equívocos la tesis heliocéntrica en ausencia de
refutación concluyente del sistema geocéntrico.
Como reacción, Galileo escribe a Catalina de Lorena una carta extensa en la cual desarrolla admirablemente
sus argumentos en favor de la ortodoxia del sistema copernicano. Esta carta es, también, muy difundida. Esta
carta, escrita hacia abril de 1615, es une pieza esencial del dossier. Ahí se ven los pasajes de las escrituras
que poseen problemas desde un punto de vista cosmológico.
A pesar de ello, Galileo es obligado a presentarse en Roma para defenderse contra las calumnias y sobre
todo para tratar de evitar una prohibición de la doctrina copernicana. Pero le falta la prueba irrefutable de la
rotación de la Tierra para apoyar sus requerimientos. Su intervención llega demasiado tarde : Lorini, por carta
de denonciación, ya había avisado a Roma de la llegada de Galileo y el Santo Oficio ya había comenzado la
instrucción del caso.
En 1614, conoce a Juan Bautista Baliani, físico genovés, que será su amigo y correspondiente durante largos
años.
El 8 de febrero 1616, Galileo envía su teoría de las mareas (Discorso del Flusso e Reflusso) al cardenal
Orsini. Esta teoría (a la cual se le ha reprochado durante mucho tiempo de estar en contradicción con el
principio de la inercia enunciado por el mismo Galileo, y que solo puede explicar pequeños componentes el
fenómeno) se supone demuestre el movimiento de la Tierra, que produciría las mareas.
A pesar de pasar dos meses removiendo cielo y tierra para impedir lo inevitable, es convocado el 16 de
febrero de 1616 por el Santo Oficio para el examen de las proposiciones de censura. Es una catástrofe para
él.
El 25 de febrero y 26 de febrero de 1616, la censura es ratificada por la Inquisición y por el papa Pablo V. La
teoría copernicana es condenada.
Aunque no se le inquieta personalmente, se ruega a Galileo enseñar su tesis presentándola como una
hipótesis. Esta petición se extiende a todos los países católicos.
La intransigencia de Galileo, que rechaza la equivalencia de las hipótesis copernicana y de Ptolomeo, pudo
haber precipitado los eventos. Un estudio del proceso por Paul Feyerabend (ver por ejemplo el Adiós a la
Razón) muestra que la actitud del inquisidor (Robert Bellarmin) fue al menos tan científica como la de Galileo,
siguiendo criterios modernos.
Este asunto afecta Galileo profundamente. Sus enfermedades le van a atormentar durante los dos años
siguientes y su actividad científica se reduce. Sólo retoma su estudio de la determinación de las longitudes en
el mar. Sus dos hijas entran en órdenes religiosas.
En 1618, observa el pasaje de tres cometas, fenómeno que relanza la polémica sobre la incorruptibilidad de
los cielos.
En 1619, el padre jesuita Horazio Grassi publica De tribus cometis ani 1618 disputatio astronomica. En él
defiende el punto de vista de Tycho Brahe sobre las trayectorias elípticas de los cometas. Galileo responde al
principio por la intermediación de su alumno Mario Guidicci que publica en junio 1619 Discorso delle comete
donde desarrolla une teoría bizarra sobre los cometas, incluyendo causas de fenómenos meteorológicos.
En octubre, Horazio Grassi ataca a Galileo en un panfleto más hipócrita: sobre consideraciones científicas se
mezclan las insinuaciones religiosas malvadas y muy peligrosas en tiempos de la Contra-Reforma.
Mientras, Galileo, animado por su amigo el cardenal Barberini y sostenido por la Academia de los Linces,
responderá con ironía en Il Saggiatore. Grassi, uno de los sabios jesuitas más importantes, es ridiculizado.
Mientras tanto, Galileo ha comenzado su estudio de los satélites de Júpiter. Por culpa de
dificultades técnicas se ve obligado a abandonar el cálculo de sus efemérides. Galileo se ve cubierto de
honores en 1620 y 1622.
El 28 agosto 1620, el cardenal Mafeo Barberini envía a su amigo el poema Adulatio Perniciosa que él ha
compuesto en su honor. El 20 de enero 1621, Galileo se convierte en cónsul de la Academia florentina. El 28
de febrero, Cosme II, el protector de Galileo, muere súbitamente.
En 1622, en Fráncfort, aparece una Apología de Galileo redactada por Tommaso Campanella en 1616. Un
defensor bastante poco confiable, puesto que Campanella ya está convencido de herejía.
El 6 de agosto 1622, el cardenal Mafeo Barberini es elegido Papa bajo el nombre de Urbano VIII. El 3 de
febrero 1623 Galileo recibe la autorización para publicar su Saggiatore que dedica al nuevo Papa. La obra
aparece el 20 de octubre 1623. Gracias a las cualidades polémicas (y literarias) de la obra, se aseguró el éxito
en la época. No permanece más que unos meses allí en una atmósfera de gran efervescencia cultural, Galileo
se convierte de alguna manera en el representante de los círculos intelectuales romanos en rebelión contra el
conformismo intelectual y científico impuesto por los Jesuitas.
Los años siguientes son bastante tranquilos para Galileo a pesar de los ataques de los aristótelicos.
Aprovecha para perfeccionar su microscopio compuesto (septiembre de 1624), pasa un mes en Roma donde
es recibido numerosas veces por Urbano VIII. Este último le da la idea de su próximo libro Diálogo sobre los
dos sistemas del mundo, obra que presenta de manera imparcial a la vez el sistema aristótelico y el sistema
copernicano. El encarga a Galileo de escribirla.
En 1626, Galileo prosigue sus investigaciones sobre la estructura del imán. También recibe la visita de Élie
Dodati, que llevará las copias de sus manuscritos a París. En marzo de 1628, Galileo cae gravemente
enfermo y está a punto de morir.
El año siguiente, sus adversarios intentan privarle de la asignación que recibe de la Universidad de Pisa, pero
la maniobra falla.
Hasta 1631 Galileo consagra su tiempo a la escritura del Diálogo y a intentar que este sea admitido por la
censura. La obra se imprime en febrero de 1632. Los ojos de Galileo comienzan a traicionarle en marzo y
abril. Las posiciones del teólogo valón Libert Froidmont (de la Universidad de Lovaina) esclarecen bien todos
los equívocos de la condena de Galileo.
El 21 de febrero de 1632, Galileo, protegido por el papa Urbano VIII y el gran duque de Toscana Fernando II
de Medicis, publica en Florencia su diálogo de los Massimi sistemi (Diálogo sobre los dos grandes sistemas
del mundo) (Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo), donde se burla implicitamente del geocentrismo
de Ptolomeo. El Diálogo es a la vez una revolución y un verdadero escándalo. El libro es en efecto
abiertamente pro-copernicano, ridiculizando audazmente la interdicción de 1616 (que no será levantada hasta
1812: a verificar).
El Diálogo se desarrolla en Venecia durante cuatro jornadas entre tres interlocutores : Filipo Salviati, un
Florentino seguidor de Copérnico, Giovan Francesco Sagredo, un veneciano ilustrado sin tomar partido, y
Simplicio, un mediocre defensor de la física aristótelica, un personaje en el cual Urbano VIII podría ser
(quizás) reconocido. Pero, mientras que se le reprocha el carácter ostensiblemente peyorativo del nombre,
Galileo responde que se trata de Simplicius de Cilicie.
El papa mismo se alinea entonces rápidamente con la opinión de los adversarios de Galileo: él le había
pedido una presentación objetiva de las dos teorías, no un alegato por Copérnico. Galileo es entonces
convocado de nuevo por el Santo Oficio, el 1 octubre 1632. Enfermo, no puede acudir a Roma hasta febrero
de 1633. Los interrogatorios prosiguen hasta el 21 de junio donde la amenaza de tortura es evocada bajo
órdenes del papa; Galileo cede.
El 22 de junio 1633, en el convento dominicano de Santa María, se emite la sentencia: Galileo es condenado
a la prisión de por vida (pena inmediatamente conmutada por residencia de por vida por Urbano VIII) y su obra
es prohibida. El pronuncia igualmente la fórmula de abjuración que el Santo Oficio había preparado. Notemos
de paso que Galileo no pronuncia jamás el famoso « Y sin embargo se mueve » (Eppur si muove).
El texto de la sentencia es difundido por doquier: en Roma el 2 de julio, el 12 de agosto en Florencia. La
noticia llega a Alemania a fin agosto, en Bélgica en septiembre. Los decretos del Santo Oficio ne se publicarán
jamás en Francia, pero, prudentemente, René Descartes renuncia a la publicación de su Mundo.
Muchos (entre ellos Descartes), a la época, piensan que Galileo era la víctima de una confabulación de los
Jesuitas que se vengaban así de la afrenta sufrida por Horazio Grassi en el Saggiatore.
Galileo permanece confinado en su residencia en su casa de Florencia desde diciembre de 1633 a 1638. Allí
recibe algunas visitas, lo que le permitió que alguna de sus obras en curso de redacción pudiera cruzar
la frontera. Estos libros aparecieron en Estrasburgo y en París en traducción latina.
En 1636, Luis Elzevier recibe un boceto de los Discursos sobre dos nuevas ciencias de la parte del maestro
florentino. Este es el último libro que escribirá Galileo; en él establece los fundamentos de la mecánica en
tanto que ciencia y que marca así el fin de la física aristotélica. Intenta también establecer las bases de
la resistencia de los materiales, con menos de éxito. Terminará este libro a lo justo, puesto que el 4 de julio de
1637 pierde el uso de su ojo derecho.
El 2 de enero de 1638, Galileo pierde definitivamente la vista. Por suerte, Dino Peri ha recibido la autorización
para vivir en casa de Galileo para asistirlo junto con el padre Ambrogetti que tomará nota de la sexta y última
parte de los Discursos. Esta parte no aparecerá hasta 1718. La obra completa aparecerá en julio de 1638 en
Leiden (Países Bajos) y en París. Será leída por las más grandes personalidades de la época. Descartes por
ejemplo enviará sus observaciones a Mersenne, el editor parisino.
Galileo, entre tanto, ha recibido la autorización de instalarse cerca del mar, en su casa de San Giorgio.
Permanecerá allí hasta su muerte, rodeado de sus discípulos (Viviani, Torricelli, Peri, etc.), trabajando en la
astronomía y otras ciencias. A fines de 1641, Galileo trata de aplicar la oscilación del péndulo a los
mecanismos del reloj.
Unos días más tarde, el 8 de enero de 1642, Galileo muere en Arcetri a la edad de 78 años. Su cuerpo es
inhumado en Florencia el 9 de enero. Un mausoleo será erigido en su honor el 13 de marzo de 1736 en la
iglesia de la Santa Cruz de Florencia.
1. Posteridad : de la incomprensión de los científicos hasta el homenaje de la Iglesia
El proceso de Galileo, especialmente por su obra Diálogos sobre los dos grandes sistemas del mundo (1633),
hizo temblar considerablemente las bases sobre las que se basaba la ciencia, al introducir
el método científico. También afectó a temas filosóficos, donde van a aparecer corrientes de pensamiento
racionalista (Descartes) y empíricas (ver Francis Bacon, y también Robert Boyle).
La teoría del heliocentrismo, levanta cuestiones de interpretación de los textos bíblicos (como la tierra fija al
centro del universo), y de metafísica, que producirán reacciones de los científicos :
Descartes se lanza en un proyecto filosófico (cogito), y en las meditaciones sobre la filosofía primera (1641),
denuncia la filosofía de Aristóteles y la escolástica, (Thomas Hobbes no le sigue sobre ese punto);
Blaise Pascal se une a la corriente jansenista, y participa con un equipo de Port-Royal a una traducción de la
Biblia sobre la dirección de Lemaître de Sacy.
1. Siglo XVIII: el papa Benedicto XIV autoriza las obras sobre el heliocentrismo
El papa Benedicto XIV autoriza las obras sobre el heliocentrismo en la primera mitad del siglo XVIII, y esto en
dos tiempos:
En 1741, delante la prueba óptica de la orbita de la Tierra, hizo que el Santo Oficio diese al impresor la
primera edición de las obras completas de Galileo. Este gesto constituye una revisión implícita de las
sentencias de 1616 y 1633.
En 1757, las obras favorables al heliocentrismo fueron autorizadas de nuevo, por un decreto de la
Congregación de el Index, que retira estas obras del catálogo de los libros prohibidos.
1. Los protestantes trabajaron sobre el Antiguo Testamento, mientras que los católicos se dedicaron al
Nuevo Testamento. El papa León XIII indica las reglas a adoptar por los estudios bíblicos (encíclica
Providentisimus deus de 1893).
Siglo XX: los papas modernos rinden homenaje al sabio
Todos los papas modernos han rendido homenaje al gran sabio que era Galileo, y han reconocido
públicamente ciertas intervenciones indebidas de la iglesia católica dentro del dominio científico.
Nuevas traducciones de la Biblia aparecieron en la segunda mitad del siglo XX, teniendo cuenta de los
estudios bíblicos (exegéticos lanzados por los papas León XIII y Pío XII.
En 1979 y en 1981, el papa Juan Pablo II encarga una comisión de estudiar la controversia de Ptolemeo-
Copérnico de los Siglo XVI-Siglo XVII. Juan Pablo II considera que no se trataba de rehabilitación. Esta es
implícita después de las autorizaciones dadas por Benedicto XIV en 1741 y en 1757. Por otra parte, la
institución que había condenado a Galileo no existe en la actualidad.
El 31 de octubre de 1992, Juan Pablo II rinde una vez más homenaje al sabio durante su discurso a los
partícipes en la sesión plenaria de la Academia pontifical de ciencias. En él reconoce claramente los
errores de ciertos teológos del Siglo XVII en el asunto.
2. Siglo XIX: los trabajos exégeticos se intensifican
3. Siglo XXI: Hacia un nuevo examen del juicio de Galileo
En 1633, la Iglesia condenó a Galileo por razones bíblicas y científicas. Pero, poco a poco, la ciencia
demostró la veracidad de la teoría de Galileo.
Joël Col reconsidera la última fase del juicio del astrónomo : su nueva tesis contradictoria a los versículos de
la Biblia sostenidos por la Iglesia.
En su libro "Entre Galilée et l'Église: la Bible" (Entre Galileo y la Iglesia: la Biblia) el autor demuestra través de
un profundo estudio semántico que en los Textos hebreo y griego el sol no da la vuelta alrededor de la tierra,
al contrario de lo que afirman las versiones de la Biblia. Concluye que si las traducciones de la Biblia hubieran
sido fieles a los Textos originales, Galileo no habría sido condenado por "haber sostenido y creído una
doctrina falsa y contraria a la Divina y Sagrada Escritura."
Como resultado de este estudio se clarifican las numerosas discusiones llevadas a cabo a lo largo de los
siglos. El trabaja para obtener la conformidad de las traducciones de la Biblia con sus Textos originales y
obtener, también, la rehabilitación oficial de Galileo.
A su vez , la iglesia catolica se enmienda con Galilei ; el 31 de octubre de 1992 , el Papa Juan Pablo II
Reconoce solemnemente que "Galileo fue condenado injustamente"
1. Galileo en el siglo XX
En el siglo XX la figura de Galileo ha inspirado los nombres de numerosos objetos astronómicos así como
diferentes misiones tecnológicas.
La misión Galileo a Júpiter
Las lunas galileanas de Júpiter
Gao en Ganimedes
El cráter Galileo en la Luna
El cráter Galileo en Marte
El asteroide (697) Galilea (nombrado en el 300º aniversario del descubrimiento de las lunas galileanas)
Galileo (unidad)
2. BLAIS PASCAL
Introductio in Analysis Infinitorum (1748)
Contribución a las notaciones: Fue el primero en emplear la notación f(x) proporcionando más comodidad
frente a los rudimentarios métodos del cálculo infinitesimal existentes hasta la fecha, iniciados Newton y
Leibniz, pero desarrollados basándose en las matemáticas del último. También introdujo el símbolo Σ para
expresar sumatorios.
El número "e" como límite de una sucesión y cuya propiedad más importante es la de su derivada equivalente.
Unió los símbolos matemáticos más trascendentes ( e, pi, i, -1) en forma de una ecuación, conocida como la
Fórmula de Euler.
En relación con lo anterior sentó las bases del análisis matemático avanzado al generalizar su fórmula para
que conectase las funciones exponenciales y las trigonométricas. Con ello también desarrolló el cálculo
complejo.
Euler ya empleaba las series de Fourier antes de que el mismo Fourier las descubriera y las ecuaciones de
Lagrange del cálculo variacional, las Ecuaciones de Euler-Lagrange.
Sólido Rígido: Definió los tres ángulos de Euler para describir la posición. Publicó el teorema principal
del movimiento (siempre existe un eje de rotación instantáneo). Solución del movimiento libre (consiguió
despejar los ángulos en función del tiempo).
Hidrodinámica: Estudió el flujo de un fluido ideal incompresible, detallando las Ecuaciones de Euler de la
Hidrodinámica.
Arquitectura e Ingeniería: Desarrolló la ley que lleva su nombre sobre el pandeo de vigas y generó una nueva
rama de ingeniería con sus trabajos sobre la carga crítica de las columnas.
Ecuaciones diferenciales: Se llama método de Euler al método numérico consistente en ir incrementando paso
a paso la variable independiente y hallando la siguiente imagen con la derivada.
Problema de los puentes de Königsberg. Demostró que un esquema de dichos puentes no podía recorrerse.
Este problema pudo haber sido la primera aplicación en teoría de grafos o en topología, (con el desarrollo del
problema de los puentes de Königsberg por Euler se da inicio a la topología).
Geometría: Desarrolló lo que se llama característica de Euler o teorema de poliedros de Euler. Básicamente
es buscar una relación entre número de caras, aristas y vértices en los poliedros. Utilizó esta idea para
demostrar que no existían más poliedros regulares que los conocidos hasta entonces. Dentro del campo de
la geometría analítica descubrió además que tres de los puntos notables de un triángulo (baricentro,
ortocentro y circuncentro) podían obedecer a una misma ecuación, es decir, a una misma recta. A la recta que
contiene el baricentro, ortocentro y circuncentro se le denominó "Recta de Euler" en honor a este.
Series infinitas: Logró hallar en 1736 la suma de los recíprocos de los cuadrados, buscada por grandes
matemáticos como Jacques Bernoulli (hijo de Jean Bernoulli), es decir:
Asimismo logró calcular la suma de los recíprocos de las cuartas y sextas potencias:
1.
1. Paolo Ruffini (Valentano, 22 de septiembre de 1765 – Módena, 9 de mayo de 1822) fue un
matemático italiano.
2. Estudio Matemáticas, Literatura, Filosofía, Medicina y Biología en la Universidad de Módena. Se
graduó en 1788, y fue nombrado rector de la misma universidad en 1814. En 1796, se le nombró
representante del Departamento de Páramo en el Congreso de la República Cisalpina.
3. Dos años después reanudó sus actividades científicas y al negarse a pronunciar el juramento de
fidelidad a la República Cisalpina fue apartado de sus actividades docentes y cargos públicos.
Durante 1817 – 1818 estudió la enfermedad del tifus al declararse una epidemia.
4. Libros Publicados:
2. PAOLO RUFFINI
1799: Se publica su Teoría generale delle equazioni.
1802: Escribe Riflessioni intorno alla rettificazione ed alla quadratura del circulo y la memoria Della soluzione
delle equazioni algebraiche determinata partocolari di grado sup. al 4º.
1804: Se edita la memoria Sopra la determinazione delle radici nelle equazioni numeriche di qualunque grado.
En ella Ruffini elabora un método de aproximación de las raíces de una ecuación que se anticipa en quince
años al conocido como "método de Horner" (Philosophical Transactions, 1819).
1806: Acepta una cátedra de Matemática Aplicada en la escuela militar de Modena y dedica su Dell’
inmortalità dell’ anima a Pío VII.
1807: Se imprime Algebra elementare. (Algebra e suo apendice)
1813: Se publican sus Riflessioni intorno alla soluzione delle equazioni algebraiche generali.
1820: Escribe Memoria sul tifo contagioso, tratado sobre el tifus basado en su propia experiencia
1821: Se imprimen sus Riflessioni critiche sopra il saggio filisofico intorno alle probabilità del Sig. Conte de la
Place.
Fue el primero en afirmar que las ecuaciones de 5º grado no pueden resolverse por radicales
Mientras era estudiante, sustituyó a su profesor de fundamentos de análisis
Muestra cómo una partícula con masa posee un tipo de energía, "energía en reposo", distinta de las
clásicas energía cinética y energía potencial. La relación masa - energía se utiliza comúnmente para
explicar cómo se produce la energía nuclear; midiendo la masa de núcleos atómicos y dividiendo por
el número atómico se puede calcular la energía de enlace atrapada en los núcleos atómicos.
Paralelamente, la cantidad de energía producida en la fisión de un núcleo atómico se calcula como la
diferencia de masa entre el núcleo inicial y los productos de su desintegración multiplicada por la
velocidad de la luz al cuadrado.
Artículo principal: Teoría General de la Relatividad
En noviembre de 1915 Einstein presentó una serie de conferencias en la Academia de Ciencias de
Prusia en las que describió la teoría de la relatividad general. La última de estas charlas concluyó con
la presentación de la ecuación que reemplaza a la ley de gravedad de Newton. En esta teoría todos
los observadores son considerados equivalentes y no únicamente aquellos que se mueven con una
velocidad uniforme. La gravedad no es ya una fuerza o acción a distancia, como era en la gravedad
newtoniana, sino una consecuencia de la curvatura del espacio-tiempo. La teoría proporcionaba las
bases para el estudio de la cosmología y permitía comprender características esenciales del
Universo, muchas de las cuales no serían descubiertas sino con posterioridad a la muerte de
Einstein.
La relatividad general fue obtenida por Einstein a partir de razonamientos
matemáticos, experimentos hipotéticos (Gedanken experiment) y rigurosa deducción matemática sin
contar realmente con una base experimental. El principio fundamental de la teoría era el denominado
principio de equivalencia. A pesar de la abstracción matemática de la teoría, las ecuaciones permitían
deducir fenómenos comprobables. En 1919 Arthur Eddington fue capaz de medir, durante un eclipse,
la desviación de la luz de una estrella pasando cerca del Sol, una de las predicciones de la relatividad
general. Cuando se hizo pública esta confirmación la fama de Einstein se incrementó enormemente y
se consideró un paso revolucionario en la física. Desde entonces la teoría se ha verificado en todos y
cada uno de los experimentos y verificaciones realizados hasta el momento.
A pesar de su popularidad, o quizás precisamente por ella, la teoría contó con importantes
detractores entre la comunidad científica que no podían aceptar una física sin un Sistema de
referencia absoluto.
2. Relatividad general
3. Estadísticas de Bose-Einstein
3. ALBERT EINSTEIN
Artículo principal: Estadística de Bose-Einstein
En 1924 Einstein recibió un artículo de un joven físico indio, Satyendra Nath Bose, describiendo a la luz como
un gas de fotones y pidiendo la ayuda de Einstein para su publicación. Einstein se dio cuenta de que el mismo
tipo de estadísticas podían aplicarse a grupos de átomos y publicó el artículo, conjuntamente con Bose, en
alemán, la lengua más importante en física en la época. Las estadísticas de Bose-Einstein explican
el comportamiento de grupos de partículas con spin entero, es decir, que pueden estar en el mismo sitio en un
momento dado bosones
Einstein dedicó sus últimos años de trabajo a la búsqueda de un marco unificado de las leyes de la física. A
esta teoría la llamaba Teoría de Campo Unificada.
Einstein intentó unificar la formulación de las fuerzas fundamentales de la naturaleza mediante un modelo en
el que, bajo las condiciones apropiadas, las diferentes fuerzas surgirían como manifestación de una única
fuerza. Sus intentos fracasaron ya que las fuerzas nuclear fuerte y débil no se entendieron en un marco
común hasta los años 1970, después de numerosos experimentos en física de altas energías y ya pasados
quince años desde la muerte de Einstein. Este objetivo sigue siendo perseguido por la moderna física teórica.
Los intentos recientes más destacados para alcanzar una teoría de unificación son las teorías de
supersimetría y la teoría de cuerdas.
Albert Einstein tuvo siempre una inclinación hacia la política y al compromiso social como científico,
interesándose profundamente por las relaciones entre ciencia y sociedad. Fue cofundador del Partido Liberal
Democrático alemán. Con el auge del movimiento nacional-socialista en Alemania, Einstein dejó su país y se
nacionalizó estadounidense. En plena Segunda Guerra Mundial apoyó una iniciativa de Robert Oppenheimer
para iniciar el programa de desarrollo de armas nucleares conocido como Proyecto Manhattan, ya que
consideró esta la única forma de amedrentar a los gobiernos alemán y japonés. Pero Einstein siempre quiso
que estas armas nucleares no fueran utilizadas.
En mayo de 1949, Monthly Review publicó (en Nueva York) un artículo suyo bajo el título de ¿Por qué
el socialismo? en el que reflexiona sobre la historia[3] , las conquistas y las consecuencias de la "anarquía
económica de la sociedad capitalista", artículo que hoy sigue teniendo vigencia. Una parte muy citada del
mismo habla del papel de los medios privados en relación a las posibilidades democráticas de los países:
El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los
capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la
formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de
este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar
con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los
miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o
influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al
electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen
suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población.
Hay que tener en cuenta que Einstein fue un enardecido activista político muy perseguido durante la caza de
brujas del senador anticomunista McCarthy por manifestar opiniones de carácter anti-imperialista, aunque se
salvó por aportar grandes avances científicos de los que el gobierno estadounidense se valió para su
expansión armamentística.
Originario de una familia judía asimilada abogó por la causa sionista, aunque hasta 1947 se había mostrado
más partidario de un estado común entre árabes y judíos. El Estado de Israel se creó en 1948. Cuando Chaim
Weizmann, el primer presidente de Israel y viejo amigo de Einstein, murió en 1952, Abba Eban, embajador
israelí en EE.UU., le ofreció la presidencia. Einstein rechazó el ofrecimiento diciendo "Estoy profundamente
conmovido por el ofrecimiento del Estado de Israel y a la vez tan entristecido que me es imposible aceptarlo".
En sus últimos años fue un pacifista convencido y se dedicó al establecimiento de un utópico Gobierno
Mundial que permitiría a las naciones trabajar juntas y abolir la guerra. En esta época lanzó el conocido
Manifiesto Russell-Einstein que hacía un llamado a los científicos para unirse en favor de la desaparición de
las armas nucleares. Este documento sirvió de inspiración para la posterior fundación de las Conferencias
Pugwash que en 1995 se hicieron acreedoras del Premio Nobel de la Paz.
Einstein creía en un "Dios que se revela en la armonía de todo lo que existe, no en un Dios que se interesa en
el destino y las acciones del hombre". Deseaba conocer "cómo Dios había creado el mundo". En algún
momento resumió sus creencias religiosas de la manera siguiente: "Mi religión consiste en una humilde
admiración del ilimitado espíritu superior que se revela en los más pequeños detalles que podemos percibir
con nuestra frágil y débil mente".
La más bella y profunda emoción que nos es dado sentir es la sensación de lo místico. Ella es la que genera
toda verdadera ciencia. El hombre que desconoce esa emoción, que es incapaz de maravillarse y sentir el
encanto y el asombro, esta prácticamente muerto. Saber que aquello que para nosotros es impenetrable
realmente existe, que se manifiesta como la más alta sabiduría y la mas radiante belleza, sobre la cual
nuestras embotadas facultades solo pueden comprender en sus formas mas primitivas. Ese conocimiento, esa
sensación, es la verdadera religión.
En cierta ocasión, en una reunión, se le preguntó a Einstein si creía o no en un Dios a lo que respondió: "Creo
en el Dios de Spinoza, que es idéntico al orden matemático del Universo".
Una cita más larga de Einstein aparece en Science, Philosophy, and Religion, A Symposium (Simposio de
ciencia, filosofía y religión), publicado por la Conferencia de Ciencia, Filosofía y Religión en su Relación con la
Forma de Vida Democrática:
Cuanto más imbuido esté un hombre en la ordenada regularidad de los eventos, más firme será su convicción
de que no hay lugar —del lado de esta ordenada regularidad— para una causa de naturaleza distinta. Para
ese hombre, ni las reglas humanas ni las "reglas divinas" existirán como causas independientes de los
eventos naturales. De seguro, la ciencia nunca podrá refutar la doctrina de un Dios que interfiere en eventos
naturales, porque esa doctrina puede siempre refugiarse en que el conocimiento científico no puede posar el
pie en ese tema. Pero estoy convencido de que tal comportamiento de parte de las personas religiosas no
solamente es inadecuado sino también fatal. Una doctrina que se mantiene no en la luz clara sino en la
oscuridad, que ya ha causado un daño incalculable al progreso humano, necesariamente perderá su efecto en
la humanidad. En su lucha por el bien ético, las personas religiosas deberían renunciar a la doctrina de la
existencia de Dios, esto es, renunciar a la fuente del miedo y la esperanza, que en el pasado puso un gran
poder en manos de los sacerdotes. En su labor, deben apoyarse en aquellas fuerzas que son capaces de
cultivar el bien, la verdad y la belleza en la misma humanidad. Esto es de seguro, una tarea más difícil pero
incomparablemente más meritoria y admirable.
En una carta fechada en marzo de 1954, que fue incluida en el libro Albert Einstein: su lado
humano (en inglés), editado por Helen Dukas y Banesh Hoffman y publicada por Princeton University Press,
Einstein dice:
Por supuesto era una mentira lo que se ha leído acerca de mis convicciones religiosas; una mentira que es
repetida sistemáticamente. No creo en un Dios personal y no lo he negado nunca sino que lo he expresado
claramente. Si hay algo en mí que pueda ser llamado religioso es la ilimitada admiración por la estructura del
mundo, hasta donde nuestra ciencia puede revelarla. [...] No creo en la inmortalidad del individuo, y considero
que la ética es de interés exclusivamente humano, sin ninguna autoridad sobrehumana sobre él.
Enviado por:
Christian Lago
ANECDOTAS MATEMATICAS
LA LEYENDA DEL AJEDREZ: Una antiquísima leyenda cuenta que Sheram, príncipe de la
india, quedó tan maravillado cuando conoció el juego del ajedrez, que quiso recompensar
generosamente a Sessa, el inventor de aquel entretenimiento. Le dijo: “Pídeme lo que
quieras”. Sessa le respondió: “Soberano, manda que me entreguen un grano de trigo por la
primera casilla del tablero, dos por la segunda, cuatro por la tercera, ocho por la cuarta, y
así sucesivamente hasta la casilla 64”.
El príncipe no pudo complacerle, porque el resultado de esa operación S = 1 + 2 + 4 + … +
263 es aproximadamente 18 trillones de granos. Para obtenerlos habría que sembrar la Tierra
entera 65 veces.
Pulula por los círculos matemáticos un sorprendente final de la historia. Sheram,
preocupado al haber empeñado su palabra, mandó llamar al matemático del reino, un tal
Pepe Martínez Aroza, el cual razonó de la siguiente manera:
“Alteza, puesto que no tenéis trigo suficiente para pagar la deuda contraida con Sessa, igual
os daría deberle aún más. Sed, pues, magnánimo y aumentad vuestra recompensa a la
cantidad S = 1 + 2 + 4 + 8 + … hasta el infinito. Observad que, a partir de la segunda
casilla, todas las cantidades a sumar son pares, lo cual nos permite escribir S = 1 + 2 × ( 1 +
2 + 4 + 8 + … ), o lo que es lo mismo, S = 1 + 2 × S. Ahora, vos mismo podéis resolver
esta sencilla ecuación de primer grado y, veréis que la única solución es S = -1. Podéis
decir a Sessa que no solamente puede considerarse pagado con creces, ya que habéis
aumentado enormemente vuestra recompensa, sino que actualmente os adeuda un grano de
trigo.”
—————-0—————-
CALCULO ULTRARRÁPIDO
La capacidad para efectuar rápidamente operaciones aritméticas mentales parece tener sólo
una moderada correlación con la inteligencia general y menor aún con la intuición y
creatividad matemáticas. Algunos de los matemáticos más sobresalientes han tenido
dificultades al operar, y muchos «calculistas ultrarrápidos» profesionales (aunque no los
mejores) han sido torpes en todas las demás capacidades mentales. Sin embargo, algunos
grandes matemáticos han sido también diestros calculistas mentales. Carl Friedrich Gauss
por ejemplo, podía llevar a cabo prodigiosas hazañas matemáticas en la mente. Le gustaba
hacer alarde de que aprendió antes a calcular que a hablar. Se cuenta que en cierta ocasión
su padre, de oficio albañil, estaba confeccionando la nómina general de sus empleados,
cuando Friedrich, que entonces tenía 3 años, le interrumpió diciéndole: «Papá, la cuenta
está mal…». Al volver a sumar la larga lista de números se comprobó que la suma correcta
era la indicada por el niño. Nadie le había enseñado nada de aritmética. John von Neumann
era un genio matemático que también estuvo dotado de este poder peculiar de computar sin
usar lápiz ni papel. Robert Jungk habla en su libro Brighter than a Thousand Suns acerca de
una reunión celebrada en Los Álamos, durante la Segunda Guerra Mundial, en la que von
Neumann, Enrico Fermi, Edward Teller y Richard Feynman lanzaban continuamente ideas.
Siempre que había que efectuar un cálculo matemático, Fermi, Feynman y von Neumann se
ponían en acción. Fermi empleaba una regla de cálculo, Feynman una calculadora de mesa,
y von Neumann su cabeza. «La cabeza», escribe Jungk (citando a otro físico), «terminaba
normalmente la primera, y es notable lo próximas que estaban siempre las tres soluciones».
La capacidad para el cálculo mental de Gauss, von Neumann y otros leones matemáticos
como Leonhard Euler y John Wallis puede parecer milagrosa; palidece, sin embargo, ante
las hazañas de los calculistas profesionales, una curiosa raza de acróbatas mentales que
floreció a lo largo del siglo XIX en Inglaterra, Europa y América. Muchos comenzaron su
carrera de niños. Aunque algunos escribieron acerca de sus métodos y fueron examinados
por psicólogos, probablemente ocultaron la mayoría de sus secretos, o quizás ni ellos
mismos entendían del todo como hacían lo que hacían. Zerah Colburn, nacido en Cabot,
Vt., en 1804, fue el primero de los calculistas profesionales. Tenía seis dedos en cada mano
y en cada pie, al igual que su padre, su bisabuela y al menos uno de sus hermanos. (Se le
amputaron los dedos de sobra cuando tenía alrededor de 10 años. Nos preguntamos si acaso
fue eso lo que le alentó en sus primeros esfuerzos por contar y calcular.) El niño aprendió la
tabla de multiplicar hasta el 100 antes de que pudiese leer o escribir. Su padre, un pobre
granjero, se dio cuenta rápidamente de sus posibilidades comerciales, y cuando el rapaz
tenía solamente seis años le llevó de gira por primera vez. Sus actuaciones en Inglaterra,
cuando tenía ocho años, están bien documentadas. Podía multiplicar cualesquiera números
de cuatro dígitos casi instantáneamente, pero dudaba un momento ante los de cinco.
Cuando se le pedía multiplicar 21.734 por 543. decía inmediatamente 11.801.562. Al
preguntarle cómo lo había hecho, explicó que 543 es igual a 181 veces 3. Y como era más
fácil multiplicar por 181 que por 543, había multiplicado primero 21.734 por 3 y luego el
resultado por 181. Washington Irving y otros admiradores del niño recaudaron dinero
suficiente para enviarlo a la escuela, primero en París y luego en Londres. No se sabe si sus
poderes de cálculo decrecieron con la edad o si perdió el interés por actuar. Lo cierto es que
volvió a América cuando tenía 20 años, ejerciendo luego otros diez como misionero
metodista. En 1833 publicó en Springfield, Mass., su pintoresca autobiografía titulada A
Memoir of Zerah Colburn: written by himself. . . with his peculiar methods of calculation.
En el momento de su muerte, a los 35 años, enseñaba lenguas extranjeras en la Universidad
de Norwich en Northfield, Vt.
Paralelamente a la carrera profesional de Colburn se desarrolla en Inglaterra la de George
Parker Bidder, nacido en 1806 en Devonshire. Se dice que adquirió la destreza en el cálculo
aritmético jugando con piedrecitas y botones, porque su padre, un picapedrero, sólo le
enseñó a contar. Tenía nueve años cuando se fue de gira con su progenitor. Entre las
preguntas que le planteaban los espectadores puede elegirse la que sigue: si la Luna dista
123.256 millas de la Tierra y el sonido viaja a cuatro millas por minuto ¿cuánto tiempo
tarda éste en hacer el viaje de la Tierra a la Luna (suponiendo que pudiese)? En menos de
un minuto el niño respondía: 21 días, 9 horas y 34 minutos. Cuando se le preguntó (a los 10
años) por la raíz cuadrada de 119.550.669.121, contestó 345.761 en 30 segundos. En 1818,
cuando Bidder tenía 12 años y Colburn 14, coincidieron en Derbyshire, donde hubo un
cotejo. Colburn da a entender en sus memorias que ganó el concurso, pero los periódicos de
Londres concedieron la palma a su oponente. Los profesores de la Universidad de
Edimburgo persuadieron al viejo Bidder para que les confiase la educación de su hijo. El
joven se desenvolvió bien en la universidad y finalmente llegó a ser uno de los mejores
ingenieros de Inglaterra. Los poderes de cálculo de Bidder no decrecieron con la edad. Poco
antes de su muerte, acaecida en 1878, alguien citó delante de él que hay 36.918 ondas de
luz roja por pulgada. Suponiendo que la velocidad de la luz es de 190.000 millas por
segundo, ¿cuántas ondas de luz roja, se preguntaba, llegarán al ojo en un segundo? «No
hace falta que lo calcules», dijo Bidder. «El número de vibraciones es 444.433
.651.200.000».
Tal vez haya sido Alexander Craig Aitken el mejor de los calculistas mentales recientes.
Profesor de matemáticas de la Universidad de Edimburgo, nació en Nueva Zelanda en 1895
y fue coautor de un libro de texto clásico, The Theory of Canonical Matrices, en 1932. A
diferencia de otros calculistas ultrarrápidos, no comenzó a calcular mentalmente hasta la
edad de 13 años, siendo el álgebra, no la aritmética, lo que despertó su interés. En 1954,
casi 100 años después de la histórica conferencia de Bidder, Aitken pronunció otra en la
Sociedad de Ingenieros de Londres sobre el tema «El arte de calcular mentalmente: con
demostraciones».
El texto fue publicado en las Transactions de la Sociedad (Diciembre, 1954), con el fin de
conservar otro testimonio de primera mano de lo que ocurre dentro de la mente de un
calculista mental rápido. Un prerrequisito esencial es la capacidad innata para memorizar
números rápidamente. Todos los calculistas profesionales hacen demostraciones de
memoria. Cuando Bidder tenía 10 años, pidió a alguien que le escribiera un número de
cuarenta dígitos y que se lo leyera. Lo repitió de memoria inmediatamente. Al final de una
representación, muchos calculistas eran capaces de repetir exactamente todos los números
con los que habían operado.
Hay trucos mnemotécnicos mediante los que los números pueden transformarse en
palabras, que a su vez pueden memorizarse por otro método, pero tales técnicas son
demasiado lentas para emplearlas en un escenario y no hay duda de que ningún maestro las
empleaba. «Nunca he utilizado reglas mnemotécnicas», dijo Aitken, «y recelo
profundamente de ellas. No hacen más que perturbar con asociaciones ajenas e irrelevantes
una facultad que debe ser pura y límpida». Aitken mencionó en su conferencia haber leído
recientemente que el calculista francés contemporáneo Maurice Dagbert había sido
culpable de una aterradora pérdida de tiempo y energía» por haber memorizado pi (v.) hasta
el decimal 707 (el cálculo había sido hecho por William Shanks en 1873). «Me divierte
pensar», dijo Aitken, «que yo lo había hecho algunos años antes que Dagbert y sin
encontrar ninguna dificultad. Sólo necesité colocar los digitos en filas de cincuenta, dividir
cada una de ellos en grupos de cinco y luego leerlas a un ritmo particular. De no ser tan
fácil habría sido una hazaña reprensiblemente inútil». Veinte años después, cuando los
computadores modernos calcularon pi con miles de cifras decimales, Aitken se enteró de
que el pobre Shanks se había equivocado en los 180 últimos dígitos. «De nuevo me
entretuve», continuó Aitken «en aprender el valor correcto hasta el decimal 1000, y
tampoco entonces tuve dificultad alguna, excepto que necesitaba ‘reparar’ la unión donde
había ocurrido el error de Shanks.
El secreto, a mi entender, es relajarse, la completa antítesis de la concentración tal como
normalmente se entiende. El interés es necesario. Una secuencia de números aleatorios, sin
significación aritmética o matemática, me repelería. Si fuera necesario memorizarlos, se
podría hacer, pero a contrapelo». Aitken interrumpió su conferencia en este punto y recitó
pi hasta el dígito 250, de un modo claramente rítmico. Alguien le pidió comenzar en el
decimal 301. Cuando había citado cincuenta dígitos se le rogó que saltase al lugar 551 y dar
150 más. Lo hizo sin error, comprobándose los números en una tabla de pi
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FIBONACCI
Leonardo de Pisa (1170-1241), más conocido por Fibonacci, que significa
«hijo de Bonaccio», coetáneo de Ricardo Corazón de León, fue sin duda el
más grande entre los matemáticos europeos de la Edad Media. Se aficionó
a las matemáticas siendo un chiquillo, tras un curso de aritmética
posicional hindú que su padre, Bonaccio, director de la oficina de aduanas
en una factoría mercamtil italiana asentada en Bougie, Argelia, le hizo
seguir. La más conocida de sus obras, Liber abaci (1202) (literalmente, Libro del ábaco)
era en realidad un amplio tratado del sistema de numeración indoarábigo, en el que presenta
los signos hindúes y el 0 (quod arabice zephirum appellatur), y el método de regula
falsi para ecuaciones de primer grado, mas sus razonamientos no parecieron causar
demasiada impresión a los mercaderes italianos de la época. Con el tiempo, su libro llegó a
ser, empero, la obra de máxima influencia entre todas las que contribuyeron a introducir en
Occidente la notación indo-arábiga. En De quadratis numeris(~1225), que se perdió, y
apareció en 1853 en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, cuando muchos pensaban que sus
resultados estaban copiados de Diofanto, supera a éste y a los árabes y sólo es superado por
Fermat (v.) en el siglo XVII.
No deja de ser irónico que Leonardo, cuyas aportaciones a la matemática fueron de tanta
importancia, sea hoy conocido sobre todo a causa de un matemático francés del siglo
pasado, Edouard Lucas, interesado por la teoría de números (y recopilador de una clásica
obra de matemáticas recreativas, en cuatro volúmenes), quien encadenó el nombre de
Fibonacci a una sucesión numérica que forma parte de un problema trivial del Liber abaci.
La sucesión de Fibonacci (1,1,2,3,5,8,11,… cada término es la suma de los dos
anteriores Fn=Fn-1+Fn-2) ha tenido intrigados a los matemáticos durante siglos, en parte a
causa de su tendencia a presentarse en los lugares más inopinados, pero sobre todo, porque
el más novel de los amateurs en teoría de números, aunque sus conocimientos no vayan
mucho más allá de la aritmética elemental, puede aspirar a investigarla y descubrir curiosos
teoremas inéditos, de los que parece haber variedad inagotable. El interés por estas
sucesiones ha sido avivado por desarrollos recientes en programación de ordenadores, ya
que al parecer tiene aplicación en clasificación de datos, recuperación de informaciones,
generación de números aleatorios, e incluso en métodos rápidos de cálculo aproximado de
valores máximos o mínimos de funciones complicadas, en casos donde no se conoce la
derivada.
Seguramente la propiedad más notable de la sucesión de Fibonacci sea que la razón entre
cada par de números consecutivos va oscilando por encima y debajo de la razón áurea, y
que conforme se va avanzando en la sucesión, la diferencia con ésta va haciéndose cada vez
menor; las razones de términos consecutivos tienen por límite, en el infinito, la razón áurea.
La razón áurea es un famoso número irracional, de valor aproximado 1,61803…, que
resulta de hallar la semisuma de 1 y la raíz cuadrada de 5. Hay abundante literatura (no
siempre seria) dedicada a la aparición de la razón áurea y de la sucesión de Fibonacci tan
relacionada con ella, en el crecimiento de los organismos y a sus aplicaciones a las artes
plásticas, a la arquitectura e incluso a la poesía. George Eckel Duckworth, profesor de
clásicas en la Universidad de Princeton, sostiene en su libro Structural Patterns and
Proportions in Vergil’s Aeneid(University of Michigan Press, 1962) que lo mismo Virgilio
que otros poetas latinos de su época se sirvieron deliberadamente de la sucesión de
Fibonacci en sus composiciones.
En el reino vegetal, la sucesión de Fibonacci hace su aparición más llamativa en la
implantación espiral de las semillas en ciertas variedades de girasol. Hay en ellas dos haces
de espirales logarítmicas, una de sentido horario, otra en sentido antihorario. Los números
de espirales son distintos en cada familia, y por lo común, números de Fibonacci
consecutivos. La lista de propiedades de la sucesión de Fibonacci bastaría para llenar un
libro. Otro tanto puede decirse de sus aplicaciones en Física y Matemáticas. Leo Moser ha
estudiado las trayectorias de rayos luminosos que inciden oblicuamente sobre dos láminas
de vidrio planas y en contacto. Los rayos que no experimentan reflexión alguna atraviesan
ambas láminas de sólo una forma; para los rayos que sufren una reflexión hay dos rutas
posibles; cuando sufren dos reflexiones, las trayectorias son de tres tipos, y cuando sufren
tres, de cinco. Al ir creciendo el número nde reflexiones, el número de trayectorias posibles
va ajustándose a la sucesión de Fibonacci: para nreflexiones, el número de trayectorias
es Fn+2. La sucesión puede utilizarse de forma parecida para contar el número de distintas
rutas que puede seguir una abeja que va recorriendo las celdillas exagonales del panal;
supondremos que la abeja se dirige siempre a una celdilla contigua y a la derecha de la que
ocupa.
Poco cuesta probar que hay sólo una ruta hasta la primera casilla, dos hasta la segunda, tres
hasta la tercera, cinco itinerarios que conduzcan a la cuarta, y así sucesivamente. Al igual
que antes, el número de trayectos es Fn+1, donde n es el número de casillas del problema. Y
ya que viene a cuento, las abejas machos, o zánganos, no tienen padre. C. A. B. Smith ha
hecho notar que cada zángano tiene madre, 2 abuelos (los padres de la madre), 3 bisabuelos
(y no cuatro, pues el padre de la madre no tuvo padre), 5 tatarabuelos, y así sucesivamente,
en sucesión de Fibonacci. David Klarner ha mostrado que los números de Fibonacci
expresan de cuántas maneras podemos construir con dominós (rectángulos de tamaño 1 x 2)
rectángulos de dimensión 2 x k. Hay sólo una manera de formar el rectángulo 2 x 1; 2
maneras de construir el cuadrado de 2 x 2; 3 para el rectángulo de 2 x 3; 5 para el de 2 x 4,
y así sucesivamente.
El más notable de los problemas abiertos concernientes a sucesiones de Fibonacci es el de
si contienen o no colecciones infinitas de números primos. En una sucesión de Fibonacci
generalizada, si los primeros números son divisibles ambos por un mismo número primo,
todos los términos posteriores lo serán también, y es evidente que tales sucesiones no
podrán contener más de un número primo. Supongamos, pues, que los dos primeros
números sean primos entre sí (esto es, que su único común divisor sea 1). ¿Podrán existir
sucesiones generalizadas que no contengan absolutamente ningún número primo? El
primero en resolver esta cuestión fue R. L. Graham en «A Fibonacci-like Sequence of
Composite Numbers», en Mathematics Magazine, vol, 57, noviembre de 1964 pp. 322-24.
Existe una infinidad de sucesiones así, pero la mínima (en el sentido de serlo sus dos
primeros números) es la que empieza por 1786772701928802632268715130455793 y
1059683225053915111058165141686995.
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ERATOSTENES de CIRENE:
(275-194 a.C.) Sabio griego nacido en la actual Libia, quien en el siglo III
a.C. calculó por primera vez, que se sepa, el radio de la Tierra. Partiendo
de la idea de que la Tierra tiene forma esférica y que el Sol se encuentra
tan alejado de ella que se puede considerar que los rayos solares llegan a
la Tierra paralelos, Eratóstenes el día del solsticio de verano (21 de junio),
a las doce de la mañana, midió, en Alejandría, con ayuda de una varilla
colocada sobre el suelo, el ángulo de inclinación del Sol, que resultó ser 7,2°; es decir,
360º/50.
Al mismo tiempo sabía que en la ciudad de Siena (actual Assuán, en que se construyó
recientemente la gran presa de Assuán sobre el curso del río Nilo), los rayos del sol
llegaban perpendicularmente al observar que se podía ver el fondo de un pozo profundo. La
distancia de Alejandría a Siena situada sobre el mismo meridiano era de 5000 estadios (1
estadio = 160 m). Entonces Eratóstenes pensó que dicha distancia sería igual a 1/50 de toda
la circunferencia de la Tierra; por tanto, la circunferencia completa medía:
50 × 5.000 = 250.000 estadios = 250.000 × 160 m = 40.000 km
De donde el radio de la Tierra medía: R = 40.000 / 2Pi = 6.366,19 km.
Las actuales mediciones sobre el radio de la Tierra dan el valor de 6.378 km. Como se
puede observar se trata de una extraordinaria exactitud, si se tienen en cuenta los escasos
medios de que se disponía.
Hoy día, gracias a las mediciones efectuadas por los satélites conocemos la Tierra palmo a
palmo y podemos saber con precisión casi milimétrica cuál es su tamaño. Pero hace
veintitrés siglos no era tan fácil.
Medir el radio de la Tierra no fue el único mérito de Eratóstenes. Como otros sabios de su
época, no se conformó con una rama del saber: Fue astrónomo, geógrafo, historiador,
literato… y matemático: a él se debe la “criba de Eratóstenes”, un sistema para determinar
números primos.
Todos esos conocimientos y su gran reputación hicieron que el Rey de Egipto le eligiera
para dirigir la Biblioteca de Alejandría, en la que se guardaba todo el saber de su época.
A los ochenta años, ciego y cansado, se dejó morir por inanición
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FERMAT PIERRE
Pierre de Fermat (1601-1665), francés, fundador de la teoría de los
números. No era matemático sino jurista, y sus trabajos matemáticos no se
publicaron hasta después de su muerte. Escribió numerosas notas al
margen de su ejemplar de la Aritmética de Diofanto. Una de ellas ha
llegado a ser uno de los más famosos enunciados en la historia de las
matemáticas, el Último teorema de Fermat.
Al lado de un problema sobre ternas pitagóricos, escribió en latín: “Por otra
parte, es imposible que un cubo sea suma de otros dos cubos, una cuarta potencia, suma de
dos cuartas potencias, o en general, que ningún número que sea potencia mayor que la
segunda pueda ser suma de dos potencias semejantes. He descubierto una demostración
verdaderamente maravillosa de esta proposición que este margen es demasiado estrecho
para contener.” Un jurista provinciano del s. XVII ha burlado con su teorema a los más
capaces matemáticos de tres siglos. Se sospecha que estaba equivocado y carecía de tal
demostración.
Cien años más tarde Euler(v.) publicó una demostración ¡errónea! Para n=3. En 1825,
Dirichlet y Legendre lo hicieron para n=5, y en 1840 Gabriel Lamé lo hizo, no sin gran
dificultad, para n=7. En 1847 Kummer logró establecerlo para todo n primo <100 salvo,
quizá, para 37, 59 y 67. Mediante ordenador se demostró en 1970 para n hasta 30.000 y
poco después hasta 125.000. En 1854 la Academia de Ciencias de París había hecho la
promesa de otorgar una medalla y 300.000 francos de oro a quien lograra demostrar el
teorema. Kummer recibió la medalla en 1858. La historia tiene su final con Willes (v.),
quien ha logrado, no sin tropiezos, dejarlo definitivamente establecido
Andrew Willes, británico, demostró en una maratoniana conferencia (21 al 23 de junio de
1993) el último teorema de Fermat (v.) causando un gran revuelo que llegó a los noticiarios
de todo el mundo. Presentó un manuscrito de 200 páginas a Inventiones Mathematicae y el
editor lo envió a seis recensores. Willes respondió de inmediato a todas sus objeciones,
salvo una, por causa de la cual en diciembre de 1993 se retiró de la circulación y en junio
de 1995, tras siete meses de minuciosa comprobación, se publicó la prueba definitiva, que
ocupa un número completo de Annals of Mathematics.
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GOTTINGEN:
En la Universidad de Göttingen hay un cofre que contiene un manuscrito en el que se
expone la construcción, usando tan sólo regla y compás, de un polígono regular de 65.537
lados. Solamente pueden construirse polígonos regulares de número primo de lados por el
procedimiento clásico cuando el número de lados sea un primo de un tipo especial que se
conocen con el nombre de números primos de Fermat (v.): números primos que puedan
expresarse en la forma: (2²)²+1. Tan solo se conocen cinco números primos de este tipo: 3,
5, 17, 257 y 65.537. En opinión de Coxeter, el pobre matemático que consiguió construir el
65.537-gono, debió invertir en ello unos diez años. Se ignora si existe un polígono con un
número primo de lados mayor que el anterior que pueda ser construido a priori con regla y
compás. Si tal polígono existe, su construcción efectiva está fuera de la cuestión, pues su
número de lados sería astronómico
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NÚMERO PI:
Le rodean muchos misterios, a pesar de ser una constante natural. Aparece en los lugares
más inesperados: la probabilidad de que dos enteros positivos cualesquiera sean primos
entre sí es 6/pi^2.
Augustus de Morgan escribió “… este misterioso 3.14159… que se cuela por todas las
puertas y ventanas, que se desliza por cualquier chimenea”. Bertrand Russell escribió un
cuento corto titulado La pesadilla del matemático, en el que escribe “El rostro de (pi)
estaba enmascarado; se sobreentendía que nadie podía contemplarlo y continuar con vida.
Pero unos ojos de penetrante mirada acechaban tras la máscara, inexorables, fríos y
enigmáticos…”.
Las primeras civilizaciones indoeuropeas ya tenían conciencia de que el área del círculo es
proporcional al cuadrado de su radio, y de que su circunferencia lo es al diámetro. Sin
embargo no se sabe cuándo se comprendió por vez primera que ambas razones son la
misma constante, simbolizada en nuestros días por la letra griega pi (El símbolo del que
toma nombre la constante lo introdujo en 1706 el escritor y matemático inglés William
Jones y lo popularizó el matemático suizo Leonhard Euler (v.) en el siglo XVIII.)
Arquímedes de Siracusa (v.), el mayor matemático de la antigüedad, estableció
rigurosamente la equivalencia de ambas razones en su tratado Medición de un
circulo. Usando polígonos de 96 lados inscritos (idea de Antífono) y circunscritos (idea de
Brisón de Heraclea) (¡y sin conocer las funciones trigonométricas!), llegó a que
310/71<pi<310/70 y dedujo un laborioso procedimiento para calcular (pi) con cualquier
precisión.
En el s. V, el astrónomo chino Tsu Ch’ung-Chih descubrió que
pi=355/113(aproximadamente)
Todos los intentos de calcular el número (pi) realizados en Europa hasta mediados del
siglo XVII se fundaron de un modo u otro en el método de Arquímedes. Ludolph van
Ceulen, matemático holandés del siglo XVI, dedicó gran parte de su carrera al cálculo de
(pi). Casi al final de su vida obtuvo una aproximación de 32 cifras calculando el perímetro
de polígonos inscritos y circunscritos de 262 (unos 1018) lados. Se dice que el valor de (pi)
que obtuvo así, denominado número ludolfiano en ciertas regiones de Europa, fue su
epitafio.
Los que investigando la cuadratura del círculo creyeron haber descubierto un valor exacto
de (pi) forman legión; ninguno de ellos aventajó al filósofo inglés Thomas Hobbes en
capacidad para combinar con un elevado pensamiento la más profunda ignorancia. En la
época de Hobbes no se les enseñaban las matemáticas a los ingleses cultivados, y éste había
ya cumplido los cuarenta cuando por vez primera ojeó los textos de Euclides. Al llegar al
teorema de Pitágoras exclamó asombrado: «¡Por Dios! ¡Esto es imposible!», tras de lo cual
retrocedió y rehizo paso a paso toda la demostración hasta quedar plenamente convencido.
Durante el resto de su vida se entregó a la geometría con el ardor de un enamorado. «La
geometría tiene algo que la asemeja al vino», escribiría posteriormente, y se dice que, a
falta de superficies más adecuadas, solía dibujar figuras geométricas en la ropa de su cama.
Si Hobbes se hubiera contentado con ser un matemático aficionado, un amateur, hubieran
sido más tranquilos los años de su vejez; pero su monstruoso egotismo le indujo a creerse
dotado para realizar grandes descubrimientos en matemáticas.
En 1655, a los sesenta y siete años de edad, se lanzó a publicar un libro en latín titulado De
corpore(Sobre los cuerpos), en el que figuraba un ingenioso método para cuadrar el círculo.
En realidad, el método no era más que una excelente aproximación, pero Hobbes estaba
convencido de su exactitud. John Wallis, un distinguido matemático y criptógrafo inglés
escribió entonces un folleto poniendo en evidencia los errores de Hobbes, y de este modo
comenzó uno de los más largos, divertidos y estériles duelos verbales que jamás hayan
librado dos espíritus selectos. Durante casi un cuarto de siglo, ambos contendientes se
dirigieron los más hábiles sarcasmos y las más aceradas invectivas. Wallis mantuvo la
disputa, en parte por propia diversión, pero principalmente porque veía en ella un modo de
ridiculizar a Hobbes, creando al mismo tiempo la duda acerca de sus opiniones políticas y
religiosas, que Wallis detestaba. Hobbes respondió al primer ataque de Wallis haciendo
reimprimir su libro en inglés e incluyendo un ultílogo titulado Six Lessons to the Professors
of Mathematics… (Seis lecciones para profesores de matemáticas…) (Confío en que el
lector sabrá disculpar que abrevie los interminables títulos de las obras del siglo XVII.)
Wallis replicó con Due Correction for Mr. Hobbes in School Discipline for not saying his
Lessons right (Castigo escolar impuesto al señor Hobbes por no dar debidamente sus
lecciones). Hobbes contraatacó entonces con Marks of the Absurd Geometry, Rural
Language, Scottish Church Politics, and Barbarisms of John Wallis (Notas sobre la
geometría absurda, el lenguaje patán, la política de la Iglesia escocesa y otros barbarismos
de John Wallis). Wallis devolvió el fuego con Hobbiani Puncto Dispunctio! or the Undoing
of Mr. Hobbes’ Points (Hobbiani Puncto Dispunctio! o La refutación de los puntos del Sr.
Hobbes). Algunos panfletos más tarde (mientras tanto, Hobbes había publicado
anónimamente en París un absurdo método de duplicación del cubo), Hobbes escribía: «O
bien sólo yo estoy loco, o ellos (los profesores de matemáticas) han perdido por completo el
juicio: no podemos, pues, aceptar una tercera opinión, a menos que aceptemos que todos
estamos locos.» «La refutación está de más -fue la respuesta de Wallis-. Pues si él está loco,
seguramente no atenderá a razones; por otra parte, si somos nosotros los locos, tampoco nos
encontraremos en condiciones de intentar convencerle.» Con treguas momentáneas, la
batalla prosiguió hasta la muerte de Hobbes, ocurrida a los noventa y un años.
En uno de sus últimos ataques contra Wallis, Hobbes, que era efectivamente muy tímido en
su relación con los demás, escribió: «El Sr. Hobbes jamás ha intentado provocar a nadie;
pero quien le provoque descubrirá que su pluma es al menos tan hiriente como la suya.
Todos vuestros escritos no son sino errores o sarcasmos; esto es, nauseabundos flatos,
hedores de mulo viejo cinchado en exceso tras un hartazgo. Yo he cumplido. Os he tenido
en consideración por esta vez, pero no lo repetiré…» . No es éste el lugar indicado para
explicar con detalle lo que Wallis denominaba «la curiosa incapacidad del señor Hobbes
para aprender lo que no sabe». En conjunto, Hobbes publicó alrededor de una docena de
métodos diferentes para cuadrar el círculo. Una de las mayores dificultades que debió
afrontar el filósofo fue su incapacidad para concebir que, considerados en abstracto, los
puntos, las líneas y las superficies pudieran tener menos de tres dimensiones. En Quarrels
of Authors (Autores en disputa), Isaac Disraeli escribe: «A pesar de todos los
razonamientos de todos los geómetras que le rodeaban, parece ser que descendió a su
tumba con la firme convicción de que las superficies tenían tanto extensión como
profundidad.» Hobbes constituye un caso clásico de hombre de genio que se aventura en
exceso por una rama de la Ciencia sin poseer la preparación necesaria, y que disipa sus
prodigiosas facultades en vacuidades pseudocientíficas
(*):para mas información al respecto deberás bajar el Anecdotario.
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NUMEROS PERFECTOS:
Los números perfectos son, sencillamente, números iguales a la suma de todos sus divisores
propios, esto es, de todos los divisores del número a excepción de él mismo. El menor de
tales números es el 6, que es igual a la suma de sus tres divisores propios, 1, 2 y 3. El
siguiente es 28, suma de 1 + 2 + 4 + 7 + 14. Los primeros comentaristas del Antiguo
Testamento, tanto judíos como cristianos, quedaron muy impresionados por la perfección
de esos dos números. ¿Acaso no fue el Mundo creado en seis días? ¿No tarda veintiocho
días la Luna en su circunvalación en torno a la Tierra? En La Ciudad de Dios, libro 11,
capítulo 30, San Agustín argumenta que, no obstante poder Dios haber creado el Mundo en
un instante, El prefirió emplear seis días, porque la perfección del número 6 significa la
perfección del Universo. (Parecidos puntos de vista habían sido expresados anteriormente
por un filósofo judaico del siglo I, Philo Judaeus, en el tercer capítulo de su Creación del
Mundo) «Por consiguiente», concluye San Agustín, «no debemos despreciar la ciencia de
los números, la cual, en muchos pasajes de la Sagrada Escritura, demuestra ser de servicio
eminente al intérprete cuidadoso».
Los números perfectos son, sencillamente, números iguales a la suma de todos sus divisores
propios, esto es, de todos los divisores del número a excepción de él mismo. El menor de
tales números es el 6, que es igual a la suma de sus tres divisores propios, 1, 2 y 3. El
siguiente es 28, suma de 1 + 2 + 4 + 7 + 14. Los primeros comentaristas del Antiguo
Testamento, tanto judíos como cristianos, quedaron muy impresionados por la perfección
de esos dos números. ¿Acaso no fue el Mundo creado en seis días? ¿No tarda veintiocho
días la Luna en su circunvalación en torno a la Tierra? En La Ciudad de Dios, libro 11,
capítulo 30, San Agustín argumenta que, no obstante poder Dios haber creado el Mundo en
un instante, El prefirió emplear seis días, porque la perfección del número 6 significa la
perfección del Universo. (Parecidos puntos de vista habían sido expresados anteriormente
por un filósofo judaico del siglo I, Philo Judaeus, en el tercer capítulo de su Creación del
Mundo) «Por consiguiente», concluye San Agustín, «no debemos despreciar la ciencia de
los números, la cual, en muchos pasajes de la Sagrada Escritura, demuestra ser de servicio
eminente al intérprete cuidadoso».
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LA RECTA DE EULER:
Leonard Euler (v.) demostró que el baricentro, el ortocentro y el circuncentro de un
triángulo están alineados; a dicha recta se le llama recta de Euler. Además se verifica que el
baricentro está situado entre el ortocentro y el circuncentro y a doble distancia del primero
que del segundo.
Ver También: Fórmula Divina de Euler
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HERON DE ALEJANDRÍA:
Herón de Alejandría (s. I ó II d.C.) fue el inventor de la máquina de
vapor. A partir del siglo XVIII muchas máquinas empezaron a
funcionar gracias a la energía que se obtiene del vapor de agua.
Diecisiete siglos antes, Herón de Alejandría ya utilizó las posibilidades
energéticas del vapor. Su “máquina de vapor” era una esfera hueca a la
que se adaptaban dos tubos curvos.
Cuando hervía el agua en el interior de la esfera, ésta giraba a gran velocidad como
resultado de la ley de acción y reacción, que no fue formulada como tal hasta muchos siglos
más tarde. Pero a nadie se le ocurrió darle al invento más utilidad que la de construir unos
cuantos juguetes.
En su Métrica demostró la fórmula de su nombre: (ver un ejemplo online)
FORMULA DE HERON PARA CALCULO DE ÁREA DE CUALQUIER
TRIANGULO
SUP = (s(s-a).(s-b).(s-c))^(1/2). (elevado a la 1/2 o raíz cuadrada es lo mismo)
Donde: a,b,c son lo lados del trinagulo, s es el semiperimetro s=(a+b+c)/2
Para el área de un triángulo, donde a, b y c representan sus tres lados y s su semiperímetro.
La fórmula, que constituye el principal mérito matemático de Herón, es fácil de demostrar
con ayuda de trigonometría. En nuestros días, el renombre de Herón se debe, sobre todo, a
sus deliciosos tratados sobre autómatas griegos y juguetes hidráulicos, como la paradójica
«fuente de Herón» donde un chorro de agua parece desafiar la ley de la gravedad, pues
brota más alta que su venero.
Herón era, sobre todo, un ingeniero. Escribió tratados de mecánica en los que describía
máquinas sencillas (ruedas, poleas, palancas … ).
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Dos de las primeras construcciones de regla y compás que aprenden los niños en
geometría plana son el trazado de la bisectriz de un ángulo y la división de un
segmento en cualquier número de partes iguales. Ambos problemas son tan
fáciles que a muchos alumnos les cuesta creer que no haya manera de emplear
esos dos instrumentos para dividir un ángulo en tres partes iguales. Con
frecuencia es el estudiante mejor dotado en matemáticas el que lo toma como un
reto y se pone inmediatamente a trabajar para demostrar que el profesor está
equivocado. Algo así pasó entre los matemáticos cuando la geometría estaba en
su «niñez».
Quinientos años antes de Jesucristo, los geómetras ya dedicaban gran parte de su
tiempo a buscar una manera de combinar rectas y circunferencias para obtener un
punto de intersección que trisecase un ángulo. Sabían naturalmente que esta
operación podía efectuarse con algunos ángulos; con las restricciones clásicas,
pueden trisecarse una infinidad de ángulos especiales, pero lo que los geómetras
griegos deseaban era hallar una solución general aplicable a cualquier ángulo
dado. Su búsqueda, junto con la de la cuadratura del círculo y la duplicación del
cubo, fue uno de los tres grandes problemas de construcción de la antigua
geometría. Fue P. L. Wantzel quien en 1837 publicó por primera vez, en una
revista de matemáticas francesa, la primera prueba completamente rigurosa de la
imposibilidad de trisecar un ángulo. Aunque la demostración de que es imposible
trisecar cualquier ángulo con regla y compás convence a cualquiera que la
entienda, sigue habiendo matemáticos aficionados en todo el mundo que creen
haber descubierto un método para hacerlo.
El «trisecador» clásico es alguien que sabe suficiente geometría plana para idear
un procedimiento, pero que no es capaz de comprender la prueba de imposibilidad
ni de detectar el error de su propio método. La trisección es a menudo tan
complicada y su demostración tiene tal cantidad de pasos, que incluso a un
geómetra experto le resulta difícil encontrar el error que con toda seguridad
contiene. Lo normal es que el autor envíe su pseudoprueba a un matemático
profesional, quien por lo general la devuelve sin analizarla siquiera, porque buscar
el error es un trabajo penoso y estéril. Esta actitud confirma invariablemente la
sospecha del «trisector» acerca de la existencia de una conspiración organizada
entre los profesionales para impedir que llegue a conocerse su gran
descubrimiento.
Suele publicarlo entonces en un libro o panfleto pagado de su bolsillo, una vez que
todas las revistas matemáticas a las que lo ha enviado han rechazado su
publicación. En ocasiones describe el método en un anuncio del periódico local, en
el que indica además que el manuscrito ha sido adecuadamente registrado ante
notario.
El último matemático amateur que recibió gran publicidad en los Estados Unidos por un
método de trisecar fue el reverendo Jeremiah Joseph Callahan. Anunció que había resuelto
el problema de la trisección en 1921, cuando ocupaba el puesto de presidente de la
Universidad Duquesne de Pittsburgh. La agencia United Press lanzó una larga historia que
había sido escrita por el propio Callahan. La revistaTime publicó su fotografía junto con un
artículo muy favorable en el que se comentaba lo revolucionario de su descubrimiento. (Ese
mismo año publicó Callahan un libro de 310 páginas titulado Euclides o Einstein, en el que
demolía la teoría de la relatividad mediante la demostración del famoso postulado del
paralelismo de Euclides. Se deducía así que la geometría no euclídea, sobre la que está
basada la relatividad general, era absurda.) Los periodistas y el público profano mostraron
su sorpresa al comprobar que los matemáticos profesionales, sin esperar a ver las
construcciones del Padre Callahan, declararon inequívocamente que no podía ser correcta.
Por último, a finales de año, la Universidad Duquesne publicó el opúsculo del Padre
Callahan con el título La trisección del ángulo
El 3 de junio de 1960 el honorable Daniel K. Inouye, en aquel entornes representante por
Hawai y más tarde senador y miembro del Comité de Investigación del Watergate, incluyó
en el Congressional Record(Apéndice, páginas A4733-A4734) del 86.° Congreso un largo
tributo a Maurice Kidlel, un retratista de Honolulú que no solamente había trisecado el
ángulo sino que además había conseguido la cuadratura del círculo y la duplicación del
cubo. Kidjel y Kenneth W. K. Young escribieron un libro sobre el tema, con el título
de The Two Hours that Shook the Mathematical World (Las dos horas que conmovieron el
mundo matemático), así como un opúsculo, Challenging and Solving the Three
Impossibles [Desafío y resolución de los tres imposibles].
Vendían esta literatura, así como los calibres necesarios para emplear su sistema, a través
de la compañía The Kidjel Ratio. Los dos dieron en 1959 conferencias sobre su trabajo en
varias ciudades norteamericanas, y una cadena de televisión de San Francisco, la KPJX,
hizo un informe documentado bajo el título The Riddle of the Ages. Según Inouye, «las
soluciones de Kidjel se enseñan hoy en cientos de escuelas y colegios de todo Hawai,
Estados Unidos y Canadá». Esperamos que la afirmación fuese exagerada. En un ejemplar
del periódico Los Angeles Times, del domingo 6 de marzo de 1966 (Sección A, página 16),
se ve cómo una persona de Hollywood había pagado un anuncio a dos columnas para dar a
conocer, en 14 pasos, su procedimiento de trisecar ángulos.
¿Qué le puede decir actualmente un matemático a un trisector de ángulos? Le diría que en
matemáticas es posible enunciar problemas que son imposibles en un sentido final y
absoluto: imposibles en todo tiempo y en todos los mundos concebibles (lógicamente
consistentes). Tan imposible es trisecar el ángulo como mover en ajedrez la reina de la
misma manera que un caballo. En ambos casos la razón última de esa imposibilidad es la
misma: la operación viola las reglas de un juego matemático. El matemático le
recomendaría al «trisector» que se hiciese con un ejemplar de algún texto de geometría y se
lo estudiara. Y que luego volviera sobre su demostración y pusiera más empeño en
encontrar el error. Pero los «trisectores» son una raza muy dura y no es probable que
acepten consejos de nadie. Augustus De Morgan, en su Budget of Paradoxes, cita una frase
típica tomada de un panfleto del siglo XIX sobre la trisección de ángulos: «El resultado de
años de intensa reflexión». El comentario de De Morgan es conciso: «muy probablemente,
y muy triste».
Ampliar el tema en este sitio
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SIGLO XXI:
Aunque la cuestión parece definitivamente aclarada, todavía surge la pregunta en algunas
tertulias y puede ser motivo de fuertes polémicas. ¿Cuándo comienza el siglo XXI: el día 1
de enero del año 2000 o el mismo día del 2001?. En esta ocasión la respuesta aumenta de
interés dado que coincide también el cambio de milenio ¿Cuándo empieza el tercer milenio:
el 1 de enero del año 2000 o del 2001?. Le anticipamos que si usted ha comprometido una
apuesta en favor del año 2000, cuente con que la ha perdido. Acaso le hayan confundido las
instalaciones de VISA por el mundo, en enormes carteles electrónicos con la cuenta
regresiva del tiempo que falta hasta el año 2000. O las manifestaciones del Sr. Samaranch
cuando se refirió, durante la clausura de los Juegos Olímpicos de 1996, a Sidney 2000
como “los primeros juegos olímpicos del siglo veintiuno”.
Para comprender el asunto debemos conocer las vicisitudes del Calendario Gregoriano que
es por el que se rige “la cristiandad”. El calendario actual se comenzó a conocer
oficialmente a partir del año de Roma de 1286, correspondiente al año 532 después de
Cristo. En ese año, un monje escita llamado Denis el Breve propuso a la Iglesia que, dado
el tiempo transcurrido desde la desaparición del Imperio Romano, los años fueran contados
a partir del 1° de enero siguiente al nacimiento de Jesús. De esta forma, el primer año de la
Era Cristiana fue denominado oficialmente como “Año uno”. Desde nuestra lógica
contemporánea, el año de nacimiento de Cristo debió denominarse “Año cero” pero, al no
hacerse así, se saltó del año 1 antes de Cristo (el año -1) al año 1 después de Cristo.
Por otra parte, Gregorio XIII, 1050 años después de que se comenzó a contar de nuevo
desde 1, corrigió el retardo de 10 días que se fue acumulando desde el año 45 antes de
Cristo, cuando los romanos pusieron el calendario juliano (Julio César). Así en 1582, al
jueves 4 de octubre le siguió el viernes 15 de octubre. El calendario Gregoriano también
tiene un error, solo que éste es de 25 segundos por siglo, con lo que en el año 4317 ya habrá
un día de retraso que ajustar.
Si el primer siglo comenzó en el año 1 como resultado de la sugerencia del monje escita,
duró desde el año 1 inclusive hasta el año 100 inclusive (100 años que dura un siglo). El
segundo siglo comenzó entonces el año 101 y duró hasta el año 200, ambos inclusive. Si
usted se entretiene en seguir la sucesión de siglos hasta llegar al nuestro, comprobará que el
siglo XX comenzó en 1901 y terminara el año 2000 (ambos inclusive). Estando así las
cosas, resulta claro que es el año 2001 y no el año 2000 el año del cambio de siglo. El año
2000 será el último año del siglo XX y del II milenio y el 1 de enero del 2001 empezará el
siglo XXI y el III milenio
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RAMANUJAN
Srinivasa Ramanujan (1887-1920), matemático hindú muy enigmático. De
familia humilde, a los siete años asistió a una escuela pública gracias a una
beca. Recitaba a sus compañeros de clase fórmulas matemáticas y cifras de
pi (v.). A los 12 años dominaba la trigonometría, y a los 15 le prestaron un
libro con 6000 teoremas conocidos, sin demostraciones. Ésa fue su
formación matemática básica.
En 1903 y 1907 suspendió los exámenes universitarios porque solo se dedicaba a sus
“diversiones” matemáticas. En 1912 fue animado a comunicar sus resultados a tres
distinguidos matemáticos. Dos de ellos no le respondieron, pero sí lo hizo G.H. Hardy, de
Cambridge, tenido por el más eminente matemático británico de la época. Hardy estuvo a
punto de tirar la carta, pero la misma noche que la recibió se sentó con su amigo John E.
Littlewood (v.) a descifrar la lista de 120 fórmulas y teoremas de Ramanujan. Horas más
tarde creían estar ante la obra de un genio.
Hardy tenía su propia escala de valores para el genio matemático: 100 para Ramanujan, 80
para David Hilbert, 30 para Littlewood y 25 para sí mismo. Algunas de las fórmulas de
Ramanujan le desbordaron, pero escribió “…forzoso es que fueran verdaderas, porque de
no serlo, nadie habría tenido la imaginación necesaria para inventarlas”. Invitado por
Hardy, Ramanujan partió para Inglaterra en 1914 y comenzaron a trabajar juntos. En 1917
Ramanujan fue admitido en la Royal Society de Londres y en el Trinity College, siendo el
primer indio que lograba tal honor. De salud muy débil, moría tres años después.
Lo principal de los trabajos de Ramanujan está en sus “Cuadernos”, escritos por él en
nomenclatura y notación particular, con ausencia de demostraciones, lo que ha provocado
una hercúlea tarea de desciframiento y reconstrucción, aún no concluida. Fascinado por el
número pi (v.), desarrolló potentes algoritmos para calcularlo. Uno de ellos, reelaborado
por los hermanos Jonathan y Peter Borwein