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TEMA Nº 3:
INTRODUCCIÓN:
La antropología física
Debemos entender que ningún antropólogo está satisfecho con las divisiones
propuestas por diferentes corrientes y posiciones teóricas. Como escribió Louis Wirth:
"para el estudioso que espera encontrar las diversas ciencias diestramente acomodadas
en un orden lógico, el alcance y el lugar del antropología presenta un espectáculo
desconcertante". El desconcierto surge, principalmente, por la diversidad de Arias el
conocimiento que comparten elementos con antropología. Así, mientras unos aceptan la
denominación antropología social y cuestionada la de antropología cultural, hay autores
que considera a ambas como campos más o menos definidos. Lo mismo sucede con la
analogía, existe que designan algunos para englobar el tipo de estudios que otros
comprende bajo la denominación de antropología cultural. La antropología no está exenta
de controversias ni es inmune a las disputas que se producen entre los especialistas que
profesan en cada una de sus ramas y, ha sido precisamente de esta discrepancia de
donde han surgido algunos de sus postulados más importantes.
Por tal motivo la mayoría de antropólogos piensa que la teoría antropológica por
sí misma no tiene validez si sus principios no son utilizados en beneficio de las
sociedades humanas, para orientar los cambios hacia el desarrollo y la superación de las
bajas condiciones de vida en que adolecen muchas de ellas. Esta relación entre la teoría
y su aplicación práctica a planteado una problemática de interés en el seno de la
antropología, ya que la cuestión entraña contradicciones principistas, empezando por la
dificultad que existe para establecer cuáles son los verdaderos intereses o que es lo que
realmente conviene a los grupos humanos sobre los que se pretende la acción de las
técnicas antropológicas para generar el cambio cultural, y terminando por la corriente de
opinión que exige el compromiso directo de los antropólogos con las situaciones
sociopolíticas de las colectividades que estudian. En todo esto hay implicaciones no
solamente de orden científico y tecnológico sino también de orden ético y político e,
incluso, jurídico, con respecto a los derechos de la libertad de los grupos humanos de
conservar sus tradiciones y, en última instancia, de elegir su propio destino. En algunos
programas de cambio dirigido, la elección de las metas corresponde a disposiciones
políticas y, como sabemos, la política no es una ciencia, dado que no existe una ciencia
de los fines. En estos casos, la acción de los antropólogos para inducir el cambio está
subordinada a objetivos fijados por los gobiernos en relación con ciertos valores que
también los gobiernos determinan; sin embargo, la modificación arbitraria de las formas
de vida de una comunidad puede acarrear malestar y sufrimiento, puede hacer peligrar
su identidad y hasta producir su desintegración y extinción, lo cual constituye el
genocidio, de cuyos ejemplos está plagada de historia.