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Luteranismo

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El luteranismo es un movimiento religioso, denominado


también protestante, inspirado institucionalmente en las
enseñanzas de Martín Lutero (1483-1546) sobre el
Luteranismo
cristianismo.

Índice
1 Surgimiento
2 Creencias
3 Postulados
4 Doctrina luterana
5 Referencias
6 Enlaces externos

La Rosa de Lutero, sello personal de Lutero que se


Surgimiento volvió símbolo del luteranismo.
Fundador(es) Martín Lutero
El luteranismo fue la primera expresión histórica de la
Reforma Protestante. Tiene sus orígenes en el movimiento Deidad o deidades La Santísima Trinidad: Dios
que encabezó el fraile Martin Lutero (1483-1546), en el principales Padre, Jesucristo y Espíritu
espacio geográfico del Sacro Imperio Romano Santo
Germánico, cuyo objetivo era la reforma de la Iglesia, Tipo Protestantismo
aunque la sucesión de los acontecimientos y el Número de 74 000 000
endurecimiento de las posiciones condujo a un desenlace seguidores estimado
diferente: la ruptura de la unidad de la Iglesia cristiana de
Occidente. Algunos luteranos consideran el 31 de octubre Seguidores Luteranos, as
de 1517 como el día del surgimiento de esta rama del conocidos como
cristianismo, fecha en la que, según la leyenda, se Escrituras sagradas Biblia
colocaron las 95 tesis sobre las indulgencias en la puerta País o región de Augsburgo, Alemania
de la "Iglesia de Todos los Santos" en Wittenberg, origen
Alemania.
Lugares sagrados Jerusalén y Nazareth, Israel
Los factores políticos tuvieron un gran peso. La Belén, Palestina
imposibilidad de terminar con el movimiento reformador, País con mayor Alemania
a pesar de varios intentos en ese sentido, llevó a Carlos V cantidad de
a aceptar las propuestas de los príncipes del Imperio que seguidores
se habían adherido a las doctrinas luteranas (Dietas de Organización Federación Luterana Mundial
Spira, 1526 y 1529). Años más tarde, la paz de
internacional con sede en Ginebra, Suiza
Augsburgo (1555) reconocía que cada príncipe podía
profesar la religión que quisiera, sin que el emperador lo [editar datos en Wikidata]
pudiese impedir, y que todos los súbditos debían seguir la
religión del príncipe (según el principio cuius regio, eius religio).

Sin embargo, esto no significó la paz entre los luteranos, ya que en esa época se suscitaron disputas entre
quienes sostenían posiciones teológicas diferentes. Los grupos enfrentados tenían como líderes a Felipe
Melanchton, discípulo de Lutero y primer sistematizador de su obra, con una fuerte presencia entre los teólogos
de Wittenberg, y Mattia Flacio y la Universidad de Jena (“gnesio-luteranos”: luteranos legítimos o
auténticos). Melanchton y sus seguidores (“filipistas”), de mentalidad más abierta, creían que era posible
conservar la unidad a pesar de no alcanzar una completa identidad en cuanto a la doctrina. Los “gnesio-
luteranos” eran contrarios a esta posición, considerando que los “filipistas” –a los que acusaban de “cripto-
calvinistas”— sostenían el indiferentismo, porque su modo de comprender la unidad comprometía las
posiciones teológicas de la Reforma. La genuina unidad entre cristianos y la real paz entre las posiciones
teológicas, según ellos, sólo era posible con un acuerdo honesto sobre todos y cada uno de los temas de
controversia doctrinal.

Las querellas doctrinales, a causa de las posiciones teológicas de Melanchton o de sus discípulos, tocaban
varios temas: la querella de las adiaphora (“cosas indiferentes”), suscitada por la aceptación de las ceremonias
del culto y las estructuras eclesiásticas católicas, a las que se consideraba indiferentes en materia de salvación,
y que Carlos V había impuesto como una condición para la paz entre las confesiones; el conflicto “mayorista”,
suscitado por la afirmación de un discípulo de Melanchton (Major) de que las obras eran necesarias para la
salvación; relacionado con esto, se presentará el conflicto sinergista, referente al modo de participación del ser
humano en la salvación; el conflicto antinomista, originado por la afirmación de la inutilidad de la ley para
aquellos que han sido justificado por la fe; y, finalmente, las querellas sobre la cena y la cristología, debido a
una evolución en el pensamiento de Melanchton, que se había distanciado progresivamente del dogma de la
presencia real y asumido una teología de corte calvinista. Las dos escuelas, a pesar de los sucesivos
enfrentamientos, coincidieron en algo: la condena a la posición de Andreas Osiander, de una corriente mística,
que, contrariamente a lo que había afirmado Lutero, sostenía que la salvación entraña una transformación
interior del hombre justificado.

El acuerdo completo llegó sólo después de la muerte de Melanchton ( † 1560) y del exilio de Flacious y sus
partidarios más extremistas, y cuando una nueva generación de teólogos pudo dar un paso adelante en la
resolución de las controversias. Pero esto llevó su tiempo. Después de varios intentos intermedios, el acuerdo se
cristalizó definitivamente en la que se conoce como “Fórmula de la Concordia” (1577), firmada por más de
8000 líderes y publicada el 25 de junio de 1580, al celebrarse los 50 años de la Confesión de Augsburgo, en el
llamado Libro de la Concordia. La “Fórmula de la Concordia” permitió la unidad entre los luteranos alemanes
y escandinavos, pero, al mismo tiempo, marcó la ruptura definitiva con los protestantes de tradición reformado-
calvinista y los grupos marginales que nunca habían aceptado la Confesión de Augsburgo (anabaptistas;
sectarios de Schwenckfeld; nuevos arrianos; antitrinitarios).

El período que se inició a partir de ese momento se conoce como “ortodoxia luterana”, que se divide,
generalmente, en tres períodos: la temprana ortodoxia (1580-1600), la alta ortodoxia (1600-1685), la tardía
ortodoxia (1685-1730), es decir, el inicio, el apogeo y la decadencia. Se comienza a desarrollar así, de manera
gradual, una escolástica luterana, especialmente con el propósito de discutir con los jesuitas, establecida
definitivamente por Johann Gerhard. Se afirma un modo de hacer teología más parecido al escolástico que al
estilo kerigmático y homilético de Lutero; la metafísica reaparece en la teología protestante. El punto
culminante de este modo de hacer teología se encuentra en Abraham Calovius. Cercano el fin de la Guerra de
los Treinta Años, un espíritu irénico, semejante al que animara a Melanchton, se hizo presente en la Escuela de
Helmstedt, especialmente en la teología de George Calixtus, quien estaba inspirado por un cierto humanismo y
el deseo de conservar en la teología su referencia a los Padres de la Iglesia. Esto fue motivo de una nueva
controversia, la controversia sincretista. La ortodoxia tardía se desgarró por los influjos de dos movimientos de
diferente signo: el “racionalismo” –filosofía basada en la razón– y el “pietismo” –un movimiento de
“renacimiento” o de “despertar” religioso surgido en el seno del luteranismo–. Después de una década de
vitalidad de la ortodoxia, los teólogos pietistas Ph. Spener (1635-1705) y A. Francke (1663-1727) advirtieron
que la ortodoxia luterana había sufrido un proceso de degeneración vital, cambiando la verdad de la Escritura
por un intelectualismo insignificante y formalista. Por eso el “pietismo” insistía en una religiosidad interior e
individual, volviendo a una de las inspiraciones mayores de Lutero, si bien éste no hubiera compartido el
acento puesto en la “santidad interior”. Por el pietismo se hizo popular la lectura de la Biblia y tomaron auge
las diferentes obras de caridad; surgen las diaconisas. El “pietismo” se convirtió así en un rival de la ortodoxia
luterana, si bien fue capaz de adoptar cierta literatura devocional proveniente de ésta. Al interior del pietismo,
ocupó un lugar particular el conde Nikolaus Ludwig von Zinzendorf, y las comunidades de los Hermanos
Moravos –hoy constituyen una iglesia aparte–, que en un deseo unionista deseaban conjugar los postulados de
la ortodoxia luterana con las prácticas pietistas.
Por otra parte, los filósofos racionalistas franceses e ingleses ejercieron un enorme impacto en el transcurso del
siglo XVIII, junto a los racionalistas alemanes Ch. Wolff, G. Leibniz y E. Kant. Sus obras condujeron a un
desarrollo del pensamiento racional y al razonamiento en el pueblo, debilitando abruptamente su fe en Dios y
en la Biblia. Los principios racionalistas difícilmente eran conciliables con el cristianismo, y menos aún con el
cristianismo luterano. Hay que reconocer que, a pesar de ello, produjo algunos frutos en el ámbito de los
estudios bíblicos. En esta época, una genuina piedad se encontraba casi solamente en los pequeños círculos
pietistas. Sin embargo, algunos laicos fueron capaces de preservar su ortodoxia luterana respecto del pietismo
como del racionalismo, recurriendo a los viejos catecismos, himnarios y escritos devocionales.

La invasión de Napoleón a Alemania promovió el racionalismo e indispuso a los luteranos alemanes,


reforzando en el pueblo el deseo de preservar la teología de Lutero ante el racionalismo. Este Erweckung o
“despertar”, sostenía que la razón era insuficiente y acentuaba la importancia de la experiencia religiosa
emocional. Pequeños grupos surgieron, a menudo en las universidades, que se dedicaban al estudio de la Biblia,
leían escritos devocionales, y organizaban encuentros de avivamiento. Miembros de este movimiento
asumieron el compromiso de restaurar la liturgia y la doctrina tradicional de la iglesia luterana en lo que se
conoció como el movimiento neo-luterano. Quienes se enrolaron en este movimiento retomaron la polémica
entablada en el siglo anterior por los teólogos supranaturalistas pero, además, intentaron encontrar una vía
media entre la teología de la experiencia espiritual de Schleiermacher, que no veía necesario referirse a una
revelación objetiva y las exigencias de una teología confesional.

El ejemplo más claro ha sido la Escuela de Erlangen que, dejando de lado las rupturas racionalistas, buscó
desarrollar un pensamiento fundado en el principio de desarrollo orgánico; al mismo tiempo, intentando un
retorno a la dogmática confesional, volvió a entroncarse con la ortodoxia luterana del siglo XVII. Este
movimiento no se limitó al ámbito universitario sino que estuvo presente también en la predicación y
contribuyó al desarrollo del espíritu misionero, al redescubrimiento de la eclesiología y la vida litúrgica.La
teología luterana del siglo XX presentará también una especie de dialéctica entre dos posiciones que, a grandes
rasgos, podrían caracterizarse como ortodoxia y liberalismo. La ortodoxia dogmática, fundada en la
reafirmación perentoria de la autoridad de la Palabra de Dios, tuvo por principal protagonista al teólogo neo-
calvinista K. Barth, de gran influjo en los ámbitos teológicos luteranos. El liberalismo teológico, fundado en
una filosofía existencialista, ha encontrado su principal representante en R. Bultmann, quien ha subrayado la
ruptura entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe. La generación más reciente de exégetas (Käsemann,
Bornkmann, Conzelmann, y otros) ha reaccionado contra esa dicotomía, intentando redescubrir a Jesús a partir
del Cristo de la predicación de la Palabra.

Otra tendencia interesante en la teología luterana contemporánea es aquella que ha procurado profundizar
teológicamente la relación entre fe y realidades terrestres, Iglesia y mundo, que busca superar los límites de una
ortodoxia protestante que excluía el mundo profano de toda influencia de la fe. El ejemplo más claro de este
intento ha sido P. Tillich, hasta el extremo, en su caso, de desdibujarse lo específico del dato cristiano. Aparece
así una vez más el problema de cómo encontrar el equilibrio entre inmanencia y trascendencia, algo no resuelto
en la antropología de Lutero.El lugar prioritario de la BibliaTradicionalmente, los luteranos han sostenido que
la Biblia es el único libro divinamente inspirado y la única fuente de conocimiento revelado. El Sola Scriptura
es el principio formal y la autoridad final de todo lo relativo a la fe y la moral, debido a su inspiración,
autoridad, claridad, eficacia y suficiencia. Sin embargo, este principio ha conocido diferentes interpretaciones a
lo largo de la historia. Lutero enseñó que la Biblia es la Palabra de Dios, y la única guía segura para la fe y la
vida cristiana. Además, sostuvo que cada pasaje de la Escritura tiene un significado: el sentido literal tal como
es interpretado por otro texto de la Escritura. Esto fue sostenido también en tiempos de la ortodoxia luterana en
el siglo XVII. En el siglo siguiente, el racionalismo afirmaba que la razón, más que la autoridad de la Biblia, es
la fuente final de conocimiento, aunque la mayoría de los laicos no aceptó esta posición racionalista.

En el siglo XIX, el reavivamiento confesional enfatizó nuevamente la autoridad de la Biblia conforme a las
confesiones de fe luteranas. Actualmente, los luteranos difieren acerca de la inspiración y autoridad de la
Biblia. Los más conservadores usan el método histórico-gramatical de interpretación; los teológicamente
liberales los métodos críticos.El luteranismo ha sostenido que la Biblia no sólo contiene la Palabra de Dios,
sino que toda palabra de ésta es, a causa de la inspiración verbal, directa e inmediatamente palabra de Dios.
Como los luteranos confiesan en el Símbolo Niceno, que el Espíritu Santo “habló por los profetas”, la Apología
de la Confesión de Augsburgo identifica la Sagrada Escritura con la Palabra de Dios y llama al Espíritu Santo
autor de la Biblia. Por eso, la Fórmula de Concordia confiesa: “recibimos y abrazamos con un solo corazón la
Escritura profética y apostólica del Antiguo y del Nuevo Testamento como pura, clara fuente de Israel”. Para
los luteranos, los libros apócrifos –los mismos que los católicos llamamos “deutero-canónicos”–, no fueron
escritos por los profetas, por inspiración; ellos contienen errores y nunca fueron incluidos en el canon
palestinense que Jesús usó, por lo tanto no son parte de la Sagrada Escritura. Los luteranos han sostenido que la
Sagrada Escritura, la Palabra de Dios, posee la plena autoridad de Dios. Cada afirmación de la Biblia reclama
una inmediata e incondicionada aceptación; cada doctrina allí contenida es enseñanza de Dios y por lo tanto
exige pleno asentimiento. En la Biblia, además, están claramente presentes todas las doctrinas y mandamientos
de la fe cristiana, por eso la Palabra de Dios es libremente accesible a todo lector que, con una inteligencia
común, sin una educación especial, se dirige a ella. De allí que no sea necesaria ninguna instancia magisterial
externa. La Escritura está unida con el poder del Espíritu Santo y con esto, no sólo pide, sino que crea la
aceptación de su enseñanza; esa enseñanza produce fe y obediencia. Por eso la Sagrada Escritura no es una letra
muerta, sino que el Espíritu Santo es inherente a ella; no impele a un mero asentimiento intelectual de su
doctrina, sino que crea el asentimiento vivo de la fe. La Escritura, además, contiene todo aquello que es
necesario saber para alcanzar la salvación y, en vista de ella, vivir una vida verdaderamente cristiana; en
consecuencia, no es necesario otro tipo de enseñanza. De acuerdo a la comprensión luterana, en la Biblia hay
dos tipos diferentes de contenidos: la Ley, es decir, la palabra de Dios exigente, palabra de juicio; y el
Evangelio, que es la palabra de Dios que perdona y renueva. La distinción entre ambos permite conocer la
enseñanza del Evangelio de la justificación por la gracia y dejar de lado todo aquello que puede oscurecerla.

El luteranismo se distingue por la primacía que atribuye a la doctrina frente a la liturgia, la ética y la
constitución de la Iglesia. El Libro de la Concordia, publicado en 1580, contiene diez documentos que algunos
luteranos creen que son una explicación fiel y autorizada de la Sagrada Escritura. Junto a los tres credos
ecuménicos (de los Apóstoles, Niceno y Atanasiano), se encuentran siete documentos confesionales que
articulan la teología luterana de los tiempos de la Reforma; éstos son: a) de Martín Lutero: el Catecismo Menor
(1529) —conocido como la “Biblia de los laicos”—; el Catecismo Mayor (1529); los Artículos de Esmalcalda
(1537-1538) —se llamarán con este nombre sólo a partir de 1553—; b) de Melanchton: la Confesión de
Augsburgo (1530) —confesión de fe esencial del luteranismo—; la Apología de la Confesión de Augsburgo
(1531); c) de los teólogos reunidos en Esmalcalda (1537): el Tratado sobre el poder y la primacía del Papa
(1537); d) la Fórmula de la Concordia (1577-1580). Esto no quiere decir que la posición doctrinal de todas las
iglesias luteranas respecto a estos escritos sea uniforme. Para señalar dos ejemplos: las iglesias que conforman
la Federación Luterana Mundial reconocen el carácter normativo de la Confesión de Augsburgo y del
Catecismo Menor; las bases doctrinales del Consejo Luterano Internacional, en cambio, señalan sin más el
Libro de la Concordia.En una próxima entrega continuaremos con la presentación de las principales doctrinas
luteranas y la expansión (y organización) del luteranismo a nivel mundial.

Las nuevas estructuras eclesiásticas que se establecieron se conocen como “iglesia/s luterana/s”; adjetivo que
no hubiera sido del agrado de Lutero, que prefería la palabra “evangélica”. Los movimientos migratorios y las
misiones que tuvieron lugar a partir de finales del siglo XVIII, contribuyeron a la expansión luterana fuera de
sus territorios de origen. En la década de 1830, se encuentran ya luteranos en el Río de la Plata y, en la década
siguiente, se reconoce oficialmente su presencia; sin embargo, habrá que esperar hasta 1853, para que se erija el
primer templo luterano en Buenos Aires. Las décadas siguientes verán llegar otros grupos de luteranos:
daneses, alemanes del Volga, o provenientes de diferentes países de Europa central.

Cabe mencionar que Lutero, personalmente, no fundó la iglesia luterana como una institución, ni planeaba que
sus enseñanzas derivaran en una nueva denominación cristiana, según expresó, con sus propias palabras,
declarando:

"Ruego por que dejen mi nombre en paz. No se llamen a sí mismos 'luteranos', sino Cristianos. ¿Quién es
Lutero?, mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por nadie . ¿Cómo podría, pues, beneficiarme
a mí, una bolsa miserable de polvo y cenizas, dar mi nombre a los hijos de Cristo?. Dejen, mis queridos
amigos, de aferrarse a estos nombres de partidos y distinciones; fuera a todos ellos, y dejen que nos
llamemos a nosotros mismos solamente cristianos, según aquel de quien nuestra doctrina viene".1 2 3 4 5
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A pesar de ello, en la historicidad de la reforma protestante, se designó el apelativo "luterano" y "luteranismo"
para referirse a la doctrina interpretativa y enseñanzas que Lutero hizo acerca del cristianismo. Este término fue
usado de igual forma por la Iglesia católica para acusar a los simpatizantes de las interpretaciones que Lutero
tenía sobre el cristianismo, hasta que paulatinamente, fueron consolidándose diversas iglesias autodenominadas
luteranas, y con ello se fue formando una denominación cristiana.

Creencias
Los luteranos creen en Jesucristo como el fundador espiritual, y comparten la creencia de Dios y la Santa
Trinidad, es decir: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Además, se comparte la interpretación bíblica que hizo
Lutero de que Dios no justifica a los hombres por sus obras buenas, sino más bien por su fe, lo que representa
una creencia base fundamental del pensamiento luterano.

El pensamiento de Lutero se basa en el concepto de la justificación por la fe, que negaba cualquier teoría
católica u ortodoxa respecto a los méritos personales aplicables a la salvación, además de rechazar
completamente la mediación de los santos/vírgenes y veneración de las imágenes. Lutero denunció la venta de
indulgencias y la obtención de los perdones a cambio de bienes, así como la venta de cargos eclesiásticos,
prácticas que por lo tanto son rechazadas en la iglesia luterana.

El luteranismo rechaza la primacía y autoridad católica del papado como institución divina. Niega la tradición
dogmática de la existencia del purgatorio. El movimiento protestante iniciado por Lutero afirma el valor único
de las Escrituras y la supremacía de la fe en Jesucristo. Lutero desarrolla la doctrina del Sacerdocio Universal,
en donde afirma que las Escrituras pueden ser entendidas por todos los creyentes y que cada uno puede
examinarlas libremente gracias a la creación de la imprenta. Según Lutero, todos los creyentes son sacerdotes
en virtud de los sacrificios espirituales de un corazón arrepentido en oración.

En sentido estricto, no se puede hablar de una sola Iglesia luterana, pues son varias las iglesias o subramas que
surgen del movimiento luterano. Actualmente una rama del luteranismo está empezando a incorporarse
progresivamente al evangelismo, mientras que el movimiento Neoluterano (emparentado con la tradición de la
High Church anglicana) se acerca al catolicismo.

Postulados
Las ideas básicas de la teología luterana, que suelen concordar en su gran mayoría con la fe evangélica, se
sintetizan en cinco fórmulas latinas más conocidas como las Cinco solas:

1. Solus Christus (sólo Cristo): El único fundamento de la fe es Jesús. "Porque nadie puede poner otro
fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo" (1 Corintios 3:11). "Porque hay un solo Dios y
un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5).
2. Sola gratia (sólo la gracia): Cristo es el único que puede justificarnos. Las obras, incluidos los ritos
eclesiales y cualquier otro tipo de esfuerzo humano, no son la causa de la salvación del hombre. Cristo
murió por nosotros y a través de él, por medio de la fe, somos salvos, para que nadie crea que fue salvo
por su propio mérito, ni para que se glorifique de sus propias obras. Por lo tanto, la salvación es obra de
la sola gracia de Dios (Efesios 2:8-10).
3. Sola Scriptura (sólo la Escritura): La única fuente de revelación y norma de vida son las Sagradas
Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento.
4. Sola fide (sólo la fe): La fe es lo único que, mediante la gracia de Dios, nos salva. Ninguna obra puede
salvarnos, sino sólo la fe. Dice el apóstol Pablo: "Porque en el Evangelio la justicia de Dios se revela por
fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá." (Romanos 1:16-17).
5. Soli Deo Gloria (gloria sólo a Dios): Enseña que toda la gloria es sólo para Dios, puesto que la salvación
sólo se lleva a cabo a través de su voluntad y acción; no sólo el don de la redención todo-suficiente de
Jesús de Nazaret en la cruz, sino también el don de la fe en esa redención, creada en el corazón del
creyente por el Espíritu Santo.

Doctrina luterana
Se presentan aquí algunas diferencias entre el luteranismo y otras ramas
del cristianismo:

1. Sacramentos: Para los luteranos Cristo instituyó dos


sacramentos: el Santo Bautismo y la Eucaristía o Santa Cena
(aunque con una concepción distinta a la del cristianismo católico
y ortodoxo).

2. Imágenes: Los luteranos permiten las imágenes como medio


de enseñanza, pero no su veneración (a diferencia del cristianismo
ortodoxo y del católico).

3. Clero: Los pastores o ministros pueden contraer matrimonio


(en esto se diferencia de la práctica del rito latino de la Iglesia
Católica) y pueden ejercer actividades económicas lucrativas en
favor propio o de la iglesia. La vestimenta que emplean las
autoridades espirituales es parecida a la de la Iglesia católica (a diferencia del movimiento evangélico).

Referencias
1. John Bachmann (1853), "A Defence of Luther and the Reformation", Paxton, pág 236.
2. Philip Schaff (1997), "History of the Christian Church, Volume VII. Modern Christianity. The German Reformation",
Oak Harbor, WA: Logos Research Systems, Inc. pág 582
3. Knowles, Victor (2006), "Together in Christ: More Than a Dream", College Press, Mar 1, pág 83.
4. http://www.christianpost.com/news/why-all-christians-are-actually-non-denominational-72136/
5. David C. Cook (2001), "God's Little Lessons for Leaders", Honor Books, Aug 1, pág 213
6. Michelet, Jules (1846), "The life of Luther", Universidad de oronto,
T pág. 262

Enlaces externos
Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre luteranismo.
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Martín Lutero.
Wikisource contiene obras originales de o sobre Martín Lutero.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Luteranismo.
Federación Luterana Mundial
Proyecto Wittenberg, un archivo de documentos luteranos (en inglés)
Iglesia Luterana en Chile
Iglesia Evangélica Luterana en Chile
Iglesia Luterana El Redentor en Santiago de Chile
Texto completo de los Artículos de Esmalcalda (en inglés)
Martín Lutero – ReligionFacts.com (en inglés)
Iglesia Evangélica Luterana en Ecuador
Iglesia Evangélica Luterana de Colombia
Iglesia Evangélica Luterana en Yopal
Iglesia Evangélica Luterana San Pablo

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