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Entrenamientodeportivo PDF
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Entrenamiento por
depor ti
porti
tivvo
Ciencia e innovación
tecnológica
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Entrenamiento deportivo
Ciencia e innovación
tecnológica
Prof. Dr. Armando Forteza de la Rosa
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© Armando Forteza de la Rosa, 2000
© Sobre la presente edición:
Editorial Científico-Técnica, 2001
ISBN: 959-05-0263-6
4
ÍNDICE
Introducción / 7
Capítulo I / 9
El problema científico en el entrenamiento deportivo / 9
Capítulo II / 19
La carga de entrenamiento y sus componentes / 19
Capítulo III / 60
Métodos del entrenamiento deportivo / 60
Capítulo IV / 84
Estructura y planificación del entrenamiento deportivo / 84
Periodización del entrenamiento deportivo / 86
El carácter cíclico del entrenamiento deportivo / 91
Estructuración pendular del entrenamiento deportivo / 98
Estructuración del entrenamiento en bloques / 100
Esquema estructural de Tschiene / 101
Campanas estructurales de Forteza / 103
Consideraciones finales sobre la forma de estructurar
la planificación del entrenamiento / 109
Secuencia metodológica en la confección de un plan de
entrenamiento / 113
Plan gráfico / 113
La continuidad del entrenamiento en la vida del deportista / 121
Bibliografía / 132
5
6
INTRODUCCIÓN
Estudiar el proceso del entrenamiento deportivo nos obliga a
considerar dos partes del mismo: la teoría y la metodología.
La teoría considera las leyes que rigen el proceso y los princi-
pios que norman el cabal cumplimiento de las mismas.
Todo cuanto hacemos (o pretendemos hacer) durante el pro-
ceso de preparación del deportista responde por una parte, a la
demanda de la ley cardinal del entrenamiento, “la ley de la
bioadaptación”, y por otra a la exigencia de la realidad competi-
tiva. Es aquí donde surge una contradicción fundamental entre
la teoría y la metodología.
La metodología intenta aproximarse a la solución de las de-
mandas de la preparación deportiva que corresponden a la rea-
lidad competitiva actual. Y es el caso, que esta realidad ha
cambiado mucho en los últimos decenios, basándose funda-
mentalmente en el incremento considerable del número de com-
peticiones en la mayoría de las especialidades deportivas, y el
también considerable aumento de la condición del atleta como
resultado de las exigencias de cada competición.
Elaborar una teoría científica siempre ha requerido de tiem-
po; hoy día, además del tiempo requerido, se precisa de tecno-
logías de avanzadas y de metodologías de excelencias, debido
a la riqueza del conocimiento acumulado por las ciencias hacia
el deporte.
Tomemos como ejemplo, la teoría y la metodología de las
cargas de entrenamiento. Cuando considerábamos a la carga
como una relación de volumen e intensidad, los problemas de
la dosificación de los ejercicios físicos, como medios del entre-
namiento, aparentemente estaban resueltos. En la actualidad
es tanto el conocimiento sobre la carga, que a esta debemos
entenderla como una “abstracción”; debido al conocimiento que
tenemos de los factores internos y externos de la carga, cuya
valoración integral cuantitativa y cualitativa no es posible por
falta de metodología.
Como resultado de lo anterior, podemos plantear que el pro-
blema científico fundamental de la teoría y metodología del en-
trenamiento deportivo es la “relación existente entre la condición
del deportista y la carga de entrenamiento”. Este problema cien-
tífico define una serie de objetos de estudios científicos, no solo
7
en la teoría y metodología, sino también en las diversas cien-
cias que estudian el deporte.
En el presente libro pretendemos abordar los temas que más
se relacionan en nuestra consideración con el problema cientí-
fico planteado (no vamos a tratar el tema de Direcciones del
entrenamiento, pues este ya lo he tratado en el libro Direccio-
nes del entrenamiento deportivo. Metodología de la preparación
del deportista, publicado en el año 2000 por la Editorial Científi-
co-Técnica), con el propósito de contribuir a fundamentar el
trabajo de todo aquel que investigue el proceso del entrenamiento
deportivo.
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Capítulo I
EL PROBLEMA CIENTÍFICO
EN EL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO
Ante todo vamos a hacer una consideración sobre el momento
actual de la ciencia en el deporte.
Al entrenamiento deportivo, cuya responsabilidad radica en
dirigir el proceso de la preparación deportiva para los máximos
rendimientos competitivos, se le ha asignado por las diferentes
especialidades científicas innumerables definiciones. Todas ellas
de una u otra forma nos han aproximado al concepto de entre-
namiento deportivo.
Cuando analizamos esas diferentes definiciones, encontra-
mos que a este proceso, que desde hace más de cincuenta
años ha estado presente en el interés investigativo de las cien-
cias, se le considera relacionado con muchos factores determi-
nantes del mismo. La relación de todos estos factores
determinantes del rendimiento, nos ha llevado por mucho tiem-
po a considerar que el entrenamiento es ante todo un sistema.
También muchos sistemas de entrenamiento deportivo tienen
factores comunes, como son:
1. Relación deportista-entrenador.
2. Contenidos de preparación (físicos, técnicos, tácticos, teó-
ricos, psicológicos).
3. Las cargas de entrenamiento.
4. Metodología del entrenamiento.
5. Condiciones sociopolíticas ambientales.
6. Necesidades materiales.
7. Planificación del proceso.
8. Control del proceso.
9. Organización general del proceso (su estructura).
Estos factores, y otros, se han integrado en uno u otro siste-
ma con su lógica, según sea el análisis que se le quiera reali-
zar. A su vez, cada uno de estos factores constituyen un sistema
9
de integración de componentes determinantes, llegando a ser
el entrenamiento deportivo un suprasistema.
Al presentarnos diagramas y esquemas de los diferentes sis-
temas del entrenamiento, llegamos de inmediato a la repre-
sentación gráfica de una serie de partes o componentes que
integran el entrenamiento deportivo, sin ver al entrenamiento
como tal.
Lo anterior no significa que estemos en contra ni mucho me-
nos del carácter sistémico del entrenamiento, pero conside-
ramos que ello nos ha llevado en el desarrollo de la ciencia a
un error: analizar más cada componentes determinante del
entrenamiento y no al propio entrenamiento. Tratemos de ex-
plicarlo mejor, aceptamos que el entrenamiento deportivo como
sistema está integrado por una serie de factores interrelacio-
nados que lo determinan, que estos nos definen el concepto
en cuestión; pero resulta que no analizamos o pocas veces lo
hacemos en la ciencia, a la sinergia del entrenamiento depor-
tivo, esto significa que el todo (entrenamiento deportivo) es
mucho más importantes que las partes (factores del entrena-
miento). Hacía este camino deben dirigirse las investigacio-
nes en el entrenamiento deportivo: empezar a analizar el
proceso como un todo y evitar aislar las partes del mismo por
un interés investigativo particular de una u otra ciencia, con un
carácter holístico.
El deporte, es catalogado como el fenómeno social más re-
levante del siglo XX, fundamentalmente por los millones de seres
humanos que siguen día a día sus emocionantes manifesta-
ciones, es por ello que la práctica sistemática de actividad físi-
ca, bien sea institucionalizada o espontánea, se haya
relacionada con otras esferas de la vida social de la humani-
dad, así distinguimos la relación: deporte-arte, deporte-espec-
táculo, deporte-recreación, etc. Pero muy pocas veces se ha
mencionado la relación deporte-ciencia.
Es incuestionable que una de las causas del desarrollo del
deporte, desde su nacimiento, como institución organizada (In-
glaterra, siglo XIX), hasta nuestros días, tenga su razón en la
influencia de las distintas especialidades científicas en los dife-
rentes deportes.
La relación ciencia-deporte ha posibilitado tanto el desarrollo
del deporte por la aplicación de la ciencia, como el propio
desarrollo de la ciencia utilizando al deporte.
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Esta relación merece una consideración especial por lo que
queremos llamar la atención hacia: la ciencia en el deporte y al
propio desarrollo de las ciencias utilizando al deporte.
La primera cuestión (la ciencia en el deporte), ha posibilitado
que buena parte de los científicos del mundo hayan contribuido
con sus investigaciones a enriquecer el conocimiento del entre-
nador en cuanto a los preceptos básicos del entrenamiento de-
portivo; la teoría y metodología por sí sola, como ciencia del
deporte, no es capaz de resolver todos los problemas científi-
cos de su propio objeto, es decir, el deporte y su interrelación
con el hombre. Es por ello que necesita de otras disciplinas
científicas que contribuyan a la solución de los problemas pro-
fesionales inherentes a su objeto de estudio. De este desarrollo
de la aplicación de la ciencia al deporte es que hoy día dispone-
mos de un gran arsenal de conocimientos para dirigir el proce-
so de preparación deportiva en todos los niveles del desarrollo
atlético. Los problemas científicos que hoy nos formulamos se
deben precisamente al desarrollo alcanzado por la ciencia en el
deporte. Por ejemplo, desde hace muchos años, la carga de
entrenamiento constituye uno de los puntos cardinales al que
los entrenadores prestan gran interés, sin embargo los proble-
mas científicos de la carga de entrenamiento hoy día son muy
diferentes y más complejos de los que estudiaban los entrena-
dores a mediados del siglo XX.
Cada día es mayor, no solo la participación de la ciencia en el
deporte, sino también, mayor la cantidad de científicos dedica-
dos a este fenómeno social.
“A medida que los deportistas y los entrenadores continúen
esforzándose en procurar niveles de rendimiento cada vez más
elevados, el científico especializado en deporte deberá ser ca-
paz de ayudar al equipo, constituido por el entrenador y el de-
portista, a que se entrene no solamente con más ahínco, sino
también con más inteligencia”.*
Para G. Molnar (1998), la búsqueda del conocimiento es una
aventura interminable que bordea con la incertidumbre. En el
entrenamiento debemos mantener una mente abierta. Uno de
los más grandes errores es, a veces, estar absolutamente se-
guro de alguna cuestión técnica, porque la historia de las cien-
cias, al igual que la historia de los deportes, muestran una y
11
otra vez, como teorías sacrosantas se derrumban ante una nue-
va evidencia adversa.
La segunda cuestión (el deporte en la ciencia), ha posibilitado
que el deporte haya enriquecido el caudal de conocimientos
científicos de determinadas ciencias, al vincular el objeto de
estudio de esta a la actividad deportiva con el fin de obtener
resultados en su propio objeto. Igualmente, ello ha posibilitado
el surgimiento de ciencias tales como: la fisiología del ejercicio
físico, la psicología deportiva, la pedagogía deportiva, la
biomecánica, la sociología deportiva y otras tantas especialida-
des científicas que se han desarrollado gracias a los estudios
realizados sobre las actividades deportivas.
Consideramos oportuno que el presente libro se iniciara
con un tema muy definido en las ciencias pedagógicas y
sobre todo en las ciencias exactas, pero poco conocido
por nuestros entrenadores, necesitados de teoría
investigativa para poder realizar su actividad científica. En
el presente capítulo la pretensión mayor es ejemplificar con
argumentos teóricos el punto de partida de la actividad cien-
tífica en el entrenamiento deportivo.
La investigación científica en el entrenamiento deportivo debe
partir de la necesidad de determinar el problema científico que
se va a estudiar.
Constituye un problema científico aquella interrogante que no
tiene respuesta en el conocimiento científico anterior; es decir,
que no es posible responderlo a partir de los conceptos y leyes
con que el científico acostumbra a explicar lo que ocurre.
El problema científico es la situación inherente, propia del en-
trenamiento deportivo que determina una necesidad tanto del
entrenador como de los científicos de las ciencias que investi-
gan el proceso, el entrenamiento deportivo, los cuales desarrolla-
rán una actividad científica con el objetivo de transformar dicha
situación inherente.
El problema científico tiene un carácter objetivo, pues exis-
te en la realidad. Surge de la necesidad de encontrar solu-
ciones en el campo de la ciencia y la aplicación en la práctica.
Tiene una fundamentación en el conocimiento existente acu-
mulado, tanto por la práctica como por la ciencia en el de
cursar del tiempo. El problema establece una relación entre
el objeto (entrenamiento deportivo) y el sujeto (entrenado-
res, teóricos, etc.).
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El problema científico es tan abarcador y tan general que pre-
cisa de la determinación del objeto de estudio de la investiga-
ción. El objeto de estudio surge del problema científico y es la
parte de la realidad definida en el problema sobre la que actua-
mos, y la cual necesitamos transformar.
Para investigar un objeto de estudio surgido de un problema
científico en el entrenamiento deportivo, se precisa de la defini-
ción del campo de acción. Este es una parte del objeto de
estudio sobre el cual actuamos directamente y es el que nos
determina dónde empieza y termina nuestra investigación, así
como es quien en definitiva actúa sobre el problema contribu-
yendo a su solución:
Problema científico
Objeto de estudio
Campo de acción
13
sis de lo que existe. Este análisis, nos posibilita concretar lo que
debe ser: el objetivo y lo que debemos hacer para alcanzarlo:
las tareas.
El objetivo es nuestra pretensión previsible, nos indica adón-
Problema científico
Objeto de estudio
Campo de acción
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Ejemplo 1
Problema científico
La relación que existe entre el potencial de entrenamiento
y la condición del deportista.
Objeto de estudio
Programación de las magnitudes “intensidad y duración”
en la capacidad física fuerza rápida en luchadores de estilo libre.
Campo de acción
La fuerza rápida como factor determinante de
rendimiento en la preparación de los luchadores de estilo
libre en la posición de de pie.
Ejemplo 2
Problema científico
La relación que existe entre el potencial de entrenamiento
y la condición del deportista.
Objeto de estudio
La programación de la carga en cuanto a su magnitud.
Campo de acción
Influencia de las magnitudes externas de la carga
en el efecto de entrenamiento que provoca un aumento
de la capacidad física de fuerza rápida en las gimnastas
de gimnasia rítimica.
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Problema3científico, objeto de estudio, campo de acción, objeti-
Ejemplo
Problema científico
La relación que existe entre el potencial de entrenamiento
y la condición del deportista.
Objeto de estudio
Valoración que ejerce el sistema fartlek de entrenamiento
en los jugadores de fútbol, categoría juvenil, cuando se utiliza
exclusivamente con el balón.
Campo de acción
El incremento de la resistencia a la velocidad en los futbolistas
de categoría juvenil.
Ejemplo 4
Problema científico
La relación que existe entre el potencial de entrenamiento
y la condición del deportista.
Objeto de estudio
Influencia de la resistencia de la rapidez en la preparación
de los jugadores de polo acuático.
Campo de acción
Aplicación de un sistema de carga de repetición
de forma escalonada para el desarrollo de la capacidad
de resistencia de la rapidez.
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Ejemplo 5
Problema científico
La relación que existe entre el potencial de entrenamiento
y la condición del deportista.
Objeto de estudio
El comportamiento de la capacidad fuerza rápida en el elemento
técnico conocido como desequilibrio óptimo para aplicar una técnica
de proyección en el judo.
Campo de acción
Factores que condicionan el desarrollo de la capacidad fuerza tales
como: la fuerza máxima, la fuerza explosiva y la rapidez de reacción
en el desequilibrio del oponente en judo.
17
transcendentales están ocurriendo en el mundo de las organi-
zaciones: la irrupción de las nuevas tecnologías y el surgimien-
to de una nueva concepción sobre la forma de organizar el
trabajo; ambos están íntimamente relacionados entre sí y tie-
nen en común el que están fundamentados en la liberación de
las capacidades humanas.
Los siguientes capítulos le permitirán tener una visión sobre
la tendencia actual de la teoría y metodología del entrenamien-
to deportivo. Hemos considerado desde hace algún tiempo que
las soluciones a los problemas de la preparación del deportista
deben surgir más por el pensamiento innovador y creativo del
entrenador que por todas las orientaciones metodológicas que
se le puedan ofrecer.
Por último queremos que el entrenador y el científico deporti-
vo consideren que en la actualidad se distinguen tres paradigmas
que rigen la investigación en las esferas de la actividad física
(Bárbara Paz Sánchez, 2000):
1. Los enfoques positivistas que privilegian la concepción bio-
lógica y constituyen el análisis preponderante en el trata-
miento de la educación física y el entrenamiento deportivo.
2. Un espacio funcional-estructuralista que fuerza sus estu-
dios en los esquemas de la actividad física y sus actores
sociales con una orientación al método.
3. La tendencia que se ha desarrollado, desde una compren-
sión cultural de las formas de la actividad física, que legiti-
ma al humanismo como principio de su análisis.
18
Capítulo II
LA CARGA DE ENTRENAMIENTO
Y SUS COMPONENTES
19
tema de preparación deportiva, y a pesar de esta importancia,
como ya hemos señalado, es el eslabón más débil de la teoría
y metodología del entrenamiento deportivo.
Vamos a hacer un análisis y algunas comparaciones de lo
que han escrito los autores antes mencionados.
I. J. Weineck (1989),* para él los componentes de la carga
son los siguientes:
1. La intensidad del estímulo (grado de fuerza del estímulo).
2. La densidad de los estímulos (relación temporal entre las
fases de trabajo y de recuperación).
3. La duración del estímulo (duración de la acción de un estí-
mulo aislado o de una serie de estímulos).
4. El volumen de los estímulos (duración y número de estí-
mulos por sesión de entrenamiento).
5. La frecuencia de las sesiones de entrenamiento (número
de unidades de entrenamiento por día, por semana, etc.).
J. Weineck considera la duración y volumen del estímulo y la
frecuencia de los entrenamientos como el aspecto cuantitativo
de la carga; y la intensidad y densidad del estímulo como el
aspecto cualitativo de la carga.
En el entrenamiento de fuerza, por ejemplo, un volumen total
de 1 000 kg, levantados durante una unidad de entrenamiento
y dosificados en 8 x 125 kg, contribuirá más al desarrollo de la
fuerza máxima, debido a la intensidad elevada de la carga de
trabajo, que una dosificación de 20 x 50 kg, que estimulará más
bien las cualidades de resistencia general-fuerza, a causa de la
mayor duración del estímulo de entrenamiento y de su débil
intensidad.
Si los estímulos de entrenamiento se suceden con demasia-
da rapidez (densidad excesiva) o si la distancia de carrera que
se ha escogido es demasiado larga (duración excesiva) o aún,
si el número de repeticiones de un estímulo por unidad de en-
trenamiento es demasiado elevado (volumen excesivo), se verá
afectada la intensidad del entrenamiento.
II. T.O. Bompa (1993),* analiza la carga como “los compo-
nentes del entrenamiento”.
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Cualquier actividad física realizada por un atleta conduce a
alteraciones anatómicas, fisiológicas, bioquímicas y psicológi-
cas. La eficacia de dicha actividad resulta una función de su
duración, distancia, y cantidad de repeticiones (volumen), la
carga y la velocidad (intensidad) y la frecuencia de realización
(densidad).
Volumen
Como componente principal del entrenamiento, el volumen
constituye el requisito previo cuantitativo vital para los altos lo-
gros técnico-tácticos y especialmente físicos. El volumen, que
a veces se le llama con imprecisión duración del entrenamien-
to, comprende las siguientes partes:
1. El tiempo o la duración del entrenamiento.
2. La distancia recorrida o el peso levantado por unidad de
tiempo.
3. La cantidad de repeticiones de un ejercicio o elemento téc-
nico ejecutado en un tiempo dado.
Para este autor, la noción de volumen implica la cantidad total
de actividad realizada en el entrenamiento, tanto en una sesión
como en una etapa de entrenamiento. Considera el volumen
como el componente de la carga prioritario en el deporte con-
temporáneo, señalando al respecto que en la medida que el
atleta va logrando altos niveles de rendimiento, el volumen ge-
neral de entrenamiento se torna más importante en lo referente
al entrenamiento de atletas de alto rendimiento, no existen lími-
tes con respecto a la gran cantidad de trabajo que se debe
llevar a cabo. En consecuencia, los atletas de elite no deben
esperar un rendimiento atlético adecuado sin haber realizado
de 8 a 12 sesiones de entrenamiento por microciclo. En cuan-
to al volumen de horas de entrenamiento por año, parece haber
una relación entre el mismo y el rendimiento deseado, en tal
sentido se establece la relación siguiente:
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Se pueden considerar y calcular dos tipos de volumen:
1. El volumen relativo: se refiere a la cantidad total de tiempo
dedicado al entrenamiento o etapa de entrenamiento. Ra-
ras veces tiene el volumen relativo algún valor para
un atleta individual, lo cual significa que, aunque el entrenador
conozca la duración total del entrenamiento, no posee nin-
guna información relativa al volumen de trabajo de cada
atleta individual por unidad de tiempo, por tanto, la infor-
mación relacionada con la cantidad individual de trabajo
puede expresarse como volumen absoluto.
2. El volumen absoluto: es una medida de la cantidad de
trabajo realizada por un atleta individual por unidad de tiem-
po, usualmente expresada en minutos.
Intensidad
La intensidad junto con el volumen y la densidad resulta uno
de los componentes más importantes del entrenamiento. La
misma se refiere a la calidad del trabajo realizado en un perío-
do de tiempo. De esta forma, mientras más trabajo se efectúe
por unidad de tiempo, mayor será la intensidad.
El grado de intensidad puede medirse según el tipo de ejerci-
cio. En los ejercicios de velocidad se miden en metros por se-
gundos (m/s) o cantidad de minutos de realización de un
movimiento. La intensidad de las actividades realizadas contra
resistencia puede medirse en kilogramo (kg) o kilogrametro
(kgm) (1 kg levantado a 1m contra la fuerza de gravedad), mien-
tras que en los deportes de equipo, el ritmo de juego permite la
valoración de la intensidad.
La intensidad de un ejercicio varía de acuerdo con las
especificidades del deporte, dado que el nivel de intensidad varía
en casi todas las disciplinas deportivas, es aconsejable esta-
blecer y utilizar grados variables de intensidad en el entrena-
miento. Existen diferentes métodos para medir la fuerza de los
estímulos y por tanto la intensidad, por ejemplo, en los ejerci-
cios contra resistencia o los que desarrollan altas velocidades
se emplea un porcentaje de intensidad máxima donde 100 %
representa el mejor rendimiento, pero, por ejemplo, en una
carrera de 100 m, el mejor rendimiento significa la velocidad me-
dia desarrollada en el transcurso de la distancia, es decir 10 m/s.
No obstante, el mismo atleta en una distancia más corta puede
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generar una mayor velocidad (por ejemplo: 10 m/s), por máxi-
ma y está incluida en la tabla de intensidad (D. Harre, 1981;
Tab. 1). En cuanto a los ejercicios realizados contra resistencia,
105% representa una carga que el atleta no puede lograr de
forma isométrica. Es concebible que, según esta clasificación
de las intensidades, un corredor de fondo (5 000 o 10 000 m)
entrene incluso 125% o más de la máxima, pues su máxima se
considera como su ritmo de carrera.
Tabla 1
Escala de intensidades propuesta
para los ejercicios de velocidad y fuerza
(con adiciones; Harre, 1981)
Rendimicimiento Intensidad Zona
máximo
1 30-50% Baja
2 50-70% Intermedia
3 70-80% Media
4 80-90% Submáxima
5 90-100% Máxima
6 100-105% Supermáxima
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En la tabla 1 la zona de baja intensidad representa una mayor
exigencia sobre el atleta para poder alcanzar sus límites más
elevados. Está compuesta por actividades de corta duración,
hasta 15 s, realizados de forma extremadamente dinámica. Ello
lo ejemplifica una frecuencia muy alta de movimiento y una gran
actividad que no le permite al sistema nervioso autónomo adap-
tarse, por lo que el sistema cardiovascular no cuenta con el
tiempo suficiente de ajuste para satisfacer el reto físico. La de-
manda física de los deportes específicos de esta zona (por ejem-
plo: carrera de 100 m) requiere de un elevado flujo de oxígeno
que no puede proporcionar el organismo humano. Según
Gandelsman y Smirnov (1970), durante una carrera de 100 m,
la demanda de oxígeno es de 66 a 80 L/min y como el almace-
nado en los tejidos no satisface estas necesidades, el atleta
contrae una deuda de oxígeno de entre 80 y 90% del necesario
para una carrera rápida.
Esta deuda de oxígeno es respuesta por una utilización extra
de este elemento, después de concluida la actividad, lo cual
permite la recuperación de las reservas de ATP-PC, que se uti-
lizaron durante la carrera. En consecuencia, se puede llegar a
la conclusión de que la continuación de una actividad de esta
categoría puede resultar limitada por el suministro de oxígeno
en el organismo y la cantidad de ATP-PC almacenado en las
células musculares, así como por la capacidad individual de
resistir una elevada deuda de este.
La zona dos o de máxima intensidad incluye las actividades
realizadas entre los 15 y 60 s (por ejemplo: carreras de 200 y
400 m, natación 100 m, etc.). La velocidad y la intensidad resul-
tan máximas con una enorme tensión impuesta al SNC y al sis-
tema locomotor, lo cual disminuye la capacidad individual de
mantener una alta velocidad más allá de los 60 s. Los intercam-
bios energéticos que ocurren dentro de las células musculares
alcanzan niveles extremadamente altos, aunque el sistema
cardiorrespiratorio no cuenta con el tiempo suficiente para re-
accionar ante el estímulo y por tanto estará funcionando aún a
un nivel muy bajo. Esta característica provoca que el atleta con-
traiga una deuda de oxígeno entre 60 y 70% de los requisitos
energéticos reales de la carrera. La energía proviene funda-
mentalmente del sistema ATP-PC, con un bajo porcentaje de
ácido láctico (AL). El sistema de oxígeno no contribuye de for-
ma significativa a la demanda energética, ya que se emplea
24
principalmente durante ejercicios de 60 s o más de duración.
También es notable mencionar que la demanda energética, de
una de las disciplinas incluidas en esta zona, de la carrera de
400 m, es la más alta entre todos los deportes con un 4 500%
por encima de la exigencia individual durante el estado biológi-
co normal o descanso (Ghircoiasu, 1979).
La zona tres, también conocida como submáxima, incorpora
aquellas actividades que duran entre 1 y 6 min donde, tanto la
velocidad como la resistencia desempeñan papeles dominan-
tes en el éxito atlético (por ejemplo, natación 400 m, canoa,
remo, carrera de 1 500 m, patinaje de pista 100 a 3000 m, etc.).
La actividad extremadamente compleja de estos deportes, con
cambios fisiológicos rotundos (un ritmo cardíaco de hasta
200 puls/min y una presión sanguínea máxima de alrededor
de 100 mmHg), apenas puede prolongarse más de 6 min. Des-
pués de una carrera de dicha duración e intensidad, el atleta
puede acumular una deuda de oxígeno de 20 L/min y el ácido
láctico puede llegar hasta 250 mg (Gandelsman y Smirnov,
1970). En tales circunstancias el organismo alcanza un estado
de acidosis donde se acumula mucho más ácido láctico que en
el equilibrio normal (Ph).
El organismo se ajusta al ritmo de la carrera muy rápidamen-
te, en particular el de los atletas bien entrenados. Después del
primer minuto de carrera el sistema de oxígeno ayuda a produ-
cir energía, mientras predomina durante la segunda parte de
esta. Al final de la carrera, el atleta acelera el paso, este esfuer-
zo extra impuesto al organismo utiliza los mecanismos de com-
pensación circulatoria y respiratoria hasta los límites fisiológicos,
y exige una producción máxima de energía a partir de la glicólisis
anaerobia, así como del sistema aerobio, lo cual hace que el
atleta contraiga una elevada deuda de oxígeno. Tanto el sistema
de ácido láctico como el aerobio se movilizan para producir la
energía requerida por el atleta, que depende, según el tipo de
deporte en cuestión, de los porcentajes de ambos sistemas
(dentro de los límites enmarcados).
La zona cuatro o de intensidad media representa un gran de-
safío para el organismo del atleta, ya que el mismo se expone a
un esfuerzo de hasta 30 min. Las pruebas deportivas como la
natación en 800 y 1 500 m, la carrera de 5 000 y 10 000 m, el
esquí a campo travieza, la marcha y los eventos de largas dis-
tancias en patinaje de pista, son algunos de los deportes perte-
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necientes a esta zona. El sistema circulatorio se acelera consi-
derablemente y el corazón se expone a tensión durante un pe-
ríodo prolongado de tiempo. Durante la carrera, comienza a
haber déficit de saturación de oxígeno en sangre (hipoxemia) o
se encuentra entre 10 y 16 % por debajo del nivel de reposo
(Gandelsman y Smirnov, 1970). El sistema energético aerobio
resulta dominante (hasta 90%), el ritmo y por tanto la distribu-
ción uniforme de la energía durante la carrera se estiman requi-
sitos importantes de los atletas que participan en carreras de
esta duración.
La zona cinco incluye actividades donde la intensidad es baja,
pero el volumen de gasto energético es grande como la carrera
de maratón, el esquí a campo traviesa, la marcha de 20 y 50 km
y el ciclismo de ruta. Esta zona representa una prueba de difi-
cultad para el organismo del atleta. La prolongación de la activi-
dad conduce al agotamiento de los glúcidos (hipoglicemia) en
el torrente sanguíneo, lo cual constituye una carga para el SNC
(Gandelsman y Smirnov, 1970). Este tipo de deporte requiere
en gran medida del sistema circulatorio y como característica
común los atletas que lo practican presentan hipertrofia cardía-
ca (aumento funcional del tamaño del corazón), lo cual de he-
cho es una necesidad funcional. Igualmente, estos atletas poseen
una gran capacidad de adaptación a la hipoxemia y después de
las carreras experimentan una saturación de oxígeno en sangre
que a menudo se encuentra entre 10 y 14 % por debajo del
nivel de reposo (Farfel, 1960).
A causa de la elevada y prolongada demanda impuesta a las
funciones del atleta, la recuperación es muy lenta, tomando a
veces entre 2 y 3 semanas, lo cual explica entre otras razones
porqué estos atletas no participan en más carreras (3 a 5 ) por
año.
En la segunda e incluso en la tercera zona de intensidad, se
considera que la perfección del rendimiento, la distribución uni-
forme de la energía y el sentido de autovaloración de las capa-
cidades durante todo el curso de la carrera están entre los
factores determinantes del éxito individual. La naturaleza fisio-
lógica de la autovaloración depende de la perfección del funcio-
namiento de los analizadores (parte especializada del sistema
nervioso que controla la reacción del organismo ante el medio
externo) y por tanto el desarrollo del llamado sentido del tiem-
po, el agua, la pista, el balón u otro implemento.
26
Durante el entrenamiento, los atletas se exponen a diversos
niveles de intensidad. El organismo se adapta al nivel de inten-
sidad mediante el aumento de las funciones fisiológicas para
satisfacer las demandas del ejercicio. Sobre la base de estos
cambios fisiológicos, específicamente por el ritmo cardíaco
(RC), el entrenador puede detectar y controlar la intensidad de
un programa de entrenamiento. Nikiforov (1974) ofrece una cla-
sificación de las intensidades sobre la base del ritmo cardíaco
(Tab. 3).
Tabla 3
Las cuatro zonas de intensidad según la reacción del ritmo
cardíaco ante la carga de entrenamiento (Nikiforov, 1974)
Zona Tipo de intensidad Ritmo cardíaco / min
1 Baja 120-150
2 Media 150-170
3 Alta 170-185
4 Máxima >185
27
Por tanto, el umbral de ritmo cardíaco depende del reposo y
del ritmo cardíaco máximo individual. Además, Teodorescu
(1975) aboga porque el atleta emplee estímulos en exceso de
60% de su capacidad máxima para lograr un efecto de entrena-
miento.
El empleo en el entrenamiento de estímulos de nivel inferior
conduce a un grado relativamente lento de desarrollo, y de esta
forma la estabilidad del rendimiento por una parte, y por otra,
los estímulos de alta intensidad traen como resultado un proce-
so rápido, pero también adaptaciones menos uniformes del or-
ganismo y por tanto un menor grado de estabilidad. Este hecho
nos lleva a la conclusión de que utilizar solo estímulos de alta
intensidad no constituye una forma más efectiva de entrena-
miento, por tanto, la alternación del volumen y la intensidad es
una necesidad. El gran volumen del entrenamiento de intensi-
dad relativamente baja que se lleva a cabo durante las fases
preparatorias, proporciona las bases para un entrenamiento de
alta intensidad y sirve también como facilitador de la estabilidad
del rendimiento.
En el campo de la teoría del entrenamiento, se pueden distin-
guir dos tipos de intensidades:
1. La intensidad absoluta que resulta una medida del porcenta-
je del máximo individual necesario para efectuar el ejercicio.
2. La intensidad relativa que es la medida de la intensidad de
una sesión de entrenamiento o microciclo dada la intensidad
absoluta y el volumen total de trabajo realizado en ese período.
Mientras más alta es la intensidad absoluta, menor será el
volumen de trabajo de cualquier sesión de entrenamiento. En
otras palabras, los estímulos de alta intensidad absoluta ( >85 %
de la máxima) no deben repetirse extensivamente en una se-
sión de entrenamiento. De forma similar, dichas sesiones de-
ben alcanzar no más de 40 % de la totalidad de sesiones por
microciclos para emplear en las restantes sesiones una intensi-
dad absoluta inferior.
Densidad
La frecuencia con la cual un atleta se somete a una serie de
estímulos por unidad de tiempo se llama densidad de entrena-
miento, por tanto, el término densidad se refiere a la relación
28
expresada en tiempo entre las fases de trabajo y recuperación
del entrenamiento. Una densidad adecuada garantiza la eficien-
cia del entrenamiento, impidiendo así que el atleta alcance un
estado de fatiga crítica o incluso el agotamiento. Además, una
densidad equilibrada puede llevar al logro de una relación ópti-
ma entre los estímulos de entrenamiento y la recuperación.
El intervalo de reposo planificado entre dos estímulos de en-
trenamiento depende directamente de la intensidad y dura-
ción de cada estímulo, aunque los factores como el estado de
entrenamiento atlético, la fase de entrenamiento y las
especificidades del deporte también pueden considerarse. Los
estímulos por encima del nivel submáximo de intensidad re-
quieren de intervalos de descanso relativamente largos para
facilitar la recuperación, ya que la exigencia impuesta al orga-
nismo es menor. Una forma objetiva que puede utilizarse para
el cálculo del intervalo requerido de prueba es el ritmo cardía-
co. Harre (1981) y Herberger (1977) indican que antes de apli-
car un nuevo estímulo debe disminuir el ritmo cardíaco entre
120 y 140 puls/min; por otra parte Harre (1981) propone una
relación óptima de densidad entre el trabajo y el reposo. Se-
gún él, para el desarrollo de la resistencia, la densidad óptima
se encuentra entre 1:0.5 - 1:1. Así, una relación de 1:0.5 signi-
fica que el intervalo de reposo dura la mitad del intervalo de
trabajo.
Además, para el desarrollo de la resistencia, cuando se em-
plean estímulos de alta intensidad, la densidad es de 1:3 - 1:6,
por tanto, el intervalo de reposo puede tener entre 3 y 6 veces
la duración del intervalo de trabajo.
La densidad también puede calcularse a través de otros
parámetros. Así, la densidad relativa (DR) la cual se refiere al
porcentaje del volumen de trabajo realizado por un atleta en
comparación con el volumen total por sesión de entrenamiento
puede calcularse mediante la ecuación:
DR = AV x 100 / RV
Donde:
AV: representa el volumen absoluto o el volumen de entrena-
miento realizado por un individuo
RV: se refiere al volumen relativo o la duración de una sesión
de entrenamiento
29
Por ejemplo, AV tiene 102 min y RV 120 min, de entrenamiento.
La sustitución de estas dos cifras en la ecuación sería:
DR = 102 x 100/120 = 85 %
El porcentaje anterior indica que el atleta posee una densidad
relativa de 85 % o que el atleta trabajó solo 85% del tiempo de-
signado. Aunque la densidad relativa tiene cierto significado, tanto
para el entrenador como para el atleta, mayor importancia tiene
la densidad absoluta del entrenamiento de un atleta. La DA se
considera la relación entre el trabajo efectivo realizado por un
atleta, y se halla mediante la substracción del volumen de los
intervalos de reposo para la sesión a partir de AV.
La ecuación siguiente ayuda a resolver la DA individual:
DA = (AV - VRI) 100 AV
Donde:
VRI: es el volumen relativo individual, 26 min
AV: es el volumen absoluto, 102 min
La sustitución de estas cifras en la ecuación sería:
DA = (102 - 26) 100 / 102 = 74 %
Por tanto, nuestro atleta hipotético tiene una DA de 74%. Dado
que la densidad del entrenamiento se considera un factor de
intensidad, el índice anterior de densidad absoluta es de inten-
sidad media.
Por último, señalamos sobre lo planteado por T. O. Bompa en
su capítulo de Carga de entrenamiento lo siguiente:
El volumen, la intensidad y la densidad resultan los compo-
nentes principales que influyen en la demanda enfrentada
por los atletas en el entrenamiento. Aunque estos tres com-
ponentes se pueden complementar entre sí, el énfasis en
uno pudiera provocar una creciente exigencia al organismo
del atleta, por ejemplo, si el entrenador tiene como objetivo
mantener la misma exigencia en el ejercicio, pero las nece-
sidades del deporte requieren del desarrollo de la resisten-
cia, entonces debe aumentarse el volumen. En estas
condiciones, el entrenador debe decidir cómo será afectada
30
la densidad y cuánto deberá disminuir la intensidad, por otra
parte, si se decide que la demanda general del entrenamien-
to debe evaluarse a través de la variación de la intensidad,
entonces se deberá pronosticar cómo afectará esta nueva
situación al volumen o la densidad del mismo o ambas.
El índice de demanda general (IOD) el cual expresa el nivel de
demanda en el entrenamiento puede calcularse a través de la
ecuación propuesta por Iliuta y Dumitrescu (1978):
IOD = OI x DA x AV / 10 000
Donde :
OI : Intensidad general= 63.8 %
DA : Densidad absoluta= 74.5%
AV : Volumen absoluto= 102 min
Por sustitución tenemos:
IOD = 63.8 X 74.5 x 102 / 10 000 = 48.5 %
III. V. N. Platonov (1988),* plantea que las cargas según su
carácter se dividen en: cargas de entrenamiento y de competi-
ción, a esta clasificación le da una gran importancia y según su
magnitud las cargas se dividen en: pequeñas, medias,
submáximas y máximas.
La magnitud de las cargas de entrenamiento y competición
puede ser caracterizada desde el punto de vista más general
como los índices del volumen total del trabajo. Entre ellos: el
volumen global del trabajo en horas, el volumen del trabajo cí-
clico en kilómetros, la cantidad de sesiones de entrenamiento y
competiciones. Igualmente son analizado, para valorar el as-
pecto externo de la carga, los índices de la intensidad. A estos
índices pertenecen: el ritmo de movimientos, la velocidad de su
ejecución, el tiempo de recorrido de las distancias, la magnitud
de las sobrecargas, etc.
Sin embargo, la carga se caracteriza sobre todo por su as-
pecto interno, es decir según la reacción del organismo con el
trabajo que ejecuta. Junto con los índices que informan sobre
el efecto rápido de la carga que se traduce por las transforma-
31
ciones del estado de los sistemas funcionales durante el traba-
jo y después de él, pueden utilizarse datos sobre el carácter y la
duración del período de recuperación. Se puede deducir la
magnitud de la carga según los propios índices que caracteri-
zan el grado de actividad de los sistemas funcionales que per-
miten en mayor grado la ejecución de un trabajo determinado.
Dichos índices son: el tiempo de la reacción motora, el tiempo
de ejecución de un solo movimiento, la magnitud y carácter de
los esfuerzos desarrollados, los datos sobre la actividad
bioeléctrica de los músculos, la frecuencia cardíaca, los índices
de ventilación pulmonar, el volumen sanguíneo por minuto, el
consumo de oxígeno, la velocidad de acumulación y la cantidad
de lactato en sangre. La magnitud, caracterizada por la recupe-
ración de la capacidad de trabajo, por las reservas de glucógeno,
por las actividades de las enzimas oxidativas, por la rapidez y la
movilidad de los procesos nerviosos, etc.
Las características externas e internas de la carga están es-
trechamente relacionadas entre sí: el aumento del volumen y
de la intensidad del entrenamiento provocan desviaciones en el
estado funcional de los distintos sistemas y órganos, y la apari-
ción e intensificación de los procesos de fatiga.
Un punto muy importante que trata V. N. Platonov, es el rela-
cionado con las reacciones del organismo del deportista a las
cargas de competición, en este tópico dicho autor plantea lo
siguiente:
La actividad competitiva actual de los deportistas de alto
nivel es extremadamente intensa. Por ejemplo, los atletas
medio fondistas compiten durante el año entre 50 y 60 ve-
ces, los nadadores de 120 a 140, los ciclistas 160 y más,
etcétera. Un volumen de competiciones tan elevado de los
campeones de cada deportes está condicionado no solo por
la necesidad de lograr buenos resultados en las distintas
competiciones, sino también por la utilización de las compe-
ticiones como el medio más fuerte para estimular las reac-
ciones de adaptaciones y la preparación integral y unir todo
el conjunto de premisas técnicas, tácticas, físicas y psíqui-
cas, de cualidades y capacidades en un solo sistema desti-
nado a alcanzar el resultado planificado. La cuestión es que,
incluso con una planificación óptima de las cargas de entre-
namiento que modelan las de competiciones y con la
32
correspondiente motivación del deportista para su ejecución
efectiva, el nivel de actividad funcional de los órganos regu-
ladores y ejecutores es muy inferior al de las competiciones.
Únicamente durante las competiciones, el deportista puede
estar al nivel de las manifestaciones funcionales extremas y
ejecutar un trabajo que le resulta superior a sus fuerzas
durante las sesiones de entrenamiento.
En la tabla 4 (Mijailov, 1971) tenemos un ejemplo de lo anterior.
Tabla 4
Frecuencia cardíaca y condiciones de ejecución de la carga
Condiciones Fc antes Fc después
de ejecución Resultados de la carga de la carga Deuda de O2
de la carga
33
Las investigaciones demuestran que cuando se repite la prueba
en las condiciones habituales, las variaciones de la fuerza no
suelen superar 3 a 4 %. Si las condiciones repetidas se llevan a
cabo en competiciones o bajo el efecto de una motivación co-
rrespondiente, el incremento de fuerza puede ser de 10 a
15 % (W. Hollman, T. Hettiger, 1980) y en algunos casos inclu-
so puede alcanzar 20 % y más (N. Rocker, I. Stoboy, 1979).
Dichos datos deben renovar las ideas que imperan entre los
entrenadores según los cuales las competiciones son la mera
realización de lo que se hace en el entrenamiento. El carácter
erróneo de estas ideas es evidente, ya que los mejores resulta-
dos generalmente se dan en la competición, cuanta más com-
petencia, cuanta más atención merece la competición por parte
de la prensa, de los aficionados, etcétera, mejores son las mar-
cas. Y ello a pesar de que en las competiciones de controles se
pueden evitar numerosos factores que, según parece, crean
obstáculos para una actividad competitiva efectiva. Sin embar-
go, en las competiciones secundarias no interviene uno de los
factores decisivos que determina el nivel de los resultados del
deporte elite: la movilización extrema de las posibilidades psí-
quicas. Sabemos, en efecto, que los resultados de cualquier
esfuerzo humano, de cualquier actividad relacionada con situa-
ciones extremas dependen no solo de la perfección de sus ca-
pacidades y hábitos, del nivel de desarrollo de las capacidades
físicas, sino también de su carácter de la intensidad del esfuer-
zo, de la firmeza de la acción y de la movilización de la volun-
tad. Por otra parte, cuanto más nivel tiene el deportista, tanto
más importante son para alcanzar buenos resultados deporti-
vos, sus capacidades psíquicas que influyen sustancialmente
en el nivel de las manifestaciones funcionales (N. Tuzen;
Y. Pajomov, 1985).
V. N. Platonov (1988),* señala los siguientes componentes de
la carga de entrenamiento:
1. Naturaleza del ejercicio.
2. Intensidad del trabajo.
3. Duración de los ejercicios.
4. Duración y naturaleza de los intervalos de reposo.
5. Número de repeticiones.
34
Naturaleza del ejercicio
La puesta en marcha del proceso de entrenamiento implica
que la acción de cada uno de los ejercicios utilizados sea
pefectamente conocida. El análisis de esa acción se opera a
partir de una clasificación de base establecida en función de la
amplitud de utilización de los ejercicios, que se divide en tres
grupos principales: los ejercicios de acción general, que hacen
intervenir más de dos tercios de esta masa muscular; los ejer-
cicios de acción local, que hacen intervenir menos del tercio de
esta masa y los ejercicios de acción parcial, que hacen interve-
nir entre uno y dos tercios de esta masa (Zatsiorsky, 1970).
La utilización de los ejercicios de acción general es lo que
permite responder mejor a determinadas necesidades del en-
trenamiento, tales como el desarrollo de los órganos de los sis-
temas funcionales. Asegura igualmente la coordinación óptima
de las funciones motrices vegetativas en las condiciones de la
competición.
Las posibilidades de utilización de los ejercicios de acción local
son claramente más reducidas. Sin embargo, estos ejercicios
permiten activar de manera selectiva determinados grupos mus-
culares, lo cual asegura el desarrollo de cualidades específicas.
Este trabajo presenta la ventaja de ser efectuado en condicio-
nes de actividad máxima de los segmentos periféricos del sis-
tema circulatorio. Esto asegura un suministro sanguíneo óptimo
a los músculos en actividad y permite el desarrollo a su nivel de
las adaptaciones circulatorias y respiratorias periféricas: de-
sarrollo de los capilares y multiplicación de los mitocondrios.
Entre estos ejercicios, podemos clasificar: el nado con (única-
mente) los brazos o las piernas, el trabajo en remo con disposi-
tivos de frenado suplementario, la carrera en subida o sobre la
arena o en llano con sobrecarga.
El entrenamiento de las diferentes disciplinas cíclicas no re-
quiere las mismas formas de trabajo parcial: se sabe, por ejem-
plo, que el kayak está, sobre todo, constituido por los ejercicios
de carácter parcial que ponen en juego los miembros superio-
res, mientras que para los corredores se trata de un trabajo
tanto parcial como general que pone en juego los miembros
inferiores. En sujetos no entrenados, estos ejercicios parciales
determinan reacciones circulatorias menos intensas que en
atletas especializados. Esto demuestra también que no es posi-
35
ble apreciar las posibilidades funcionales de un atleta especiali-
zado, por la simple medición de la frecuencia cardíaca en el
curso de un ejercicio estándar (Kourbanov, 1971).
Intensidad del trabajo
Existen dos indicios de intensidad del trabajo: un índice exter-
no constituido por la liberación de la energía por unidad de tiempo
y un índice interno constituido por el grado de utilización de los
diferentes sistemas funcionales.
La naturaleza del impacto del entrenamiento está, en gran
parte, condicionada por la intensidad del trabajo: ella es quien
va a decidir sobre la utilización preferencial de los procesos
aerobios o anaerobios en la liberación de energía, y de los
sistemas funcionales que le están ligados. Es también ella la
que ordena las condiciones en que se elabora la técnica
deportiva.
En las actividades cíclicas, existe, entre determinados límites,
una proporcionalidad perfecta entre el gasto energético y la ve-
locidad de desplazamiento. Esta relación es diferente para cada
manera de desplazamiento: cada disciplina está ligeramente
influenciada por las características individuales del deportista.
Estudiaremos esta relación velocidad-gasto energético en na-
tación, en un nadador que mantiene el mismo nivel de coordi-
nación de sus movimientos, el hecho de pasar de 70 a 75 % de
su velocidad máxima aumenta su gasto energético en 5% (en
la medida en que las dos mediciones se hayan efectuado cuan-
do el nadador se encontraba en estado funcional estable). Sin
embargo, si la velocidad de nado ha aumentado, esta propor-
cionalidad no se mantiene, en efecto, la resistencia del agua es
proporcional al cuadrado de la velocidad, los aumentos de velo-
cidad que hacen pasar a esta de 80 a 85 %, 90 a 95 % y de 95
a 100 % de la velocidad máxima, van acompañadas respectiva-
mente de aumentos de 9, 12, 20 % del gasto energético.
Es la intensidad del trabajo la que condiciona los procesos
bioquímicos. Volkov (1975), definió tres grados de intensidad de
trabajo en función del nivel de energía utilizado, en relación con
el metabolismo máximo:
1. Potencia anaerobia máxima: que corresponde a la intensi-
dad máxima de la liberación de energía por los procesos
anaerobios alácticos.
36
2. Potencia de agotamiento: que corresponde a la intensidad
máxima de los procesos aerobios.
3. Potencia límite: que corresponde al umbral anaerobio, re-
presenta (en el sedentario) 50% de la potencia crítica.
Cada potencia de ejercicio arrastra preferencialmente el me-
canismo solicitado, la potencia anaerobia máxima ocasiona los
procesos anaerobios alácticos, la potencia de agotamiento, los
procesos glucolíticos, la potencia crítica, simultáneamente los
procesos aerobios y anaerobios, la potencia límite, casi
exlusivamente los procesos aerobios.
Se ha tomado la costumbre de definir las zonas de trabajo en
el entrenamiento en función de la intensidad de utilización de la
carga, añadiéndoles una zona de trabajo menos intensa, llama-
da recuperación (Tab.5).
Tabla 5
Frecuencia cardíaca y lactato
por zona de intensidad de la carga
Zona de
intensidad Objetivo Fc Lactato
37
Duración de los ejercicios
En el curso de las sesiones de entrenamiento, la duración de
los ejercicios puede variar entre límites muy amplios compren-
didos entre 3 a 5 s, y 2 a 3 horas. Esta duración es, ante todo,
fijada por el objetivo preferencial asignado al ejercicio. Por ejem-
plo, si el objetivo es el de utilizar las reservas energéticas del
músculo (fosfocreatina), los ejercicios no tienen que durar más
de 10 a 15 s. Una mayor duración conduce a la movilización de
las demás formas de resíntesis de ATP, en especial, de los me-
canismos glucolíticos. La movilización electiva de los procesos
implica duraciones de ejercicios que pueden alcanzar de 2 a
3 horas.
La duración del ejercicio interviene no solo para determinar el
modo de movilización de la energía que será utilizado, sino tam-
bién para desarrollar de manera selectiva las diversas cualida-
des que actúan sobre la performance. Así por ejemplo, los
ejercicios de 5 a 15 s estimulan las cualidades de fuerza-veloci-
dad, cuando es preciso utilizar duraciones de trabajo más lar-
gas para mejorar el rendimiento y la aptitud a trabajar de manera
prolongada con un alto nivel de utilización de los sistemas cir-
culatorios y ventilatorio. Por último, esta duración del ejercicio
actúa sobre las cualidades específicas de la voluntad que son
utilizados.
Duración y naturaleza de los intervalos de reposo
La duración de los intervalos de reposo debe estar también
en función del objetivo preferencial de la sesión.
Se sabe que durante el reposo, la restauración de la aptitud
funcional no se opera a velocidad constante: primero muy rápi-
do, después se frena, a medida del retorno a condiciones próxi-
mas a las del estado de reposo. De acuerdo con los datos de la
literatura, se estima que esta restauración es asegurada en
60 % en el segundo tercio y 10 % en el tercero. El efecto de una
serie de ejercicios será totalmente diferente según se produzca
la repetición, durante el primer, el segundo o el tercer tercio de
este período de recuperación. Tener en cuenta la heterocronici-
dad, es decir, la diferente rapidez de restauración de las distin-
tas aptitudes funcionales.
El punto de referencia más utilizado para planificar la dura-
ción de los intervalos es la frecuencia cardíaca, la restauración
38
de la capacidad de trabajo muy a menudo se produce de mane-
ra paralela a una disminución de la frecuencia cardíaca, por
ello, se fija habitualmente el reinicio del ejercicio en el momento
de retorno de la frecuencia cardíaca a un valor dado. En la prác-
tica, se utiliza el punto de referencia que parece mejor adapta-
do al objetivo preferencial de la sesión, por ejemplo, si una sesión
de entrenamiento está centrada en el desarrollo del sistema de
transporte de oxígeno, que depende ante todo de las posibilida-
des funcionales del corazón, uno se guía tranquilamente por la
frecuencia cardíaca, por el contrario, una sesión orientada ha-
cia el desarrollo de la capacidad de trabajo por entrenamiento
repetido utiliza más bien, como punto de referencia, las impre-
siones subjetivas del atleta.
Como se quiere fijar la duración de los intervalos de reposo
en función del grado de recuperación de la capacidad de traba-
jo, se distinguen los intervalos siguientes:
1. Intervalos completos: en este caso, las pausas son bas-
tante largas para asegurar la restauración completa de la
capacidad de trabajo antes del ejercicio siguiente.
2. Intervalos incompletos: en una serie, los ejercicios empie-
zan cuando la restauración de las posibilidades funciona-
les, sin estar completa, está ya realizada en gran parte.
3. Intervalos reducidos: cada ejercicio empieza cuando la ca-
pacidad de trabajo está todavía muy disminuida,
4. Intervalos prolongados: los ejercicios se repiten después
de un reposo de 1,5 a 2 veces superior al que corresponde
a los intervalos plenos. Esta variante, actualmente, es muy
poca utilizada.
El reposo entre los ejercicios puede ser activo o pasivo. El
efecto del reposo activo depende del grado de fatiga: es sobre
todo, después de un trabajo fatigoso cuando la acción
regeneradora del reposo activo es superior a la del reposo pasi-
vo. Este efecto depende igualmente del carácter de la actividad
ajena: un trabajo poco intenso ejerce un efecto tanto más bene-
ficioso cuanto más elevada ha sido la intensidad de los ejerci-
cios precedentes, por otro lado, cuando la fatiga resultante del
trabajo precedente solo es ligera, la actividad ajena puede ser
relativamente intensa. La práctica del reposo activo de intensi-
dad moderada en los intervalos que separan los ejercicios
intensos, además del hecho de que acelera el proceso de recu-
39
peración, mantiene la actividad de los sistemas respiratorios y
circulatorio a un nivel elevado, lo cual facilita el reemprender el
ejercicio siguiente y aumenta el volumen de trabajo eficaz pro-
porcionado por la sesión.
Número de repeticiones
Cualquiera que sea el método de entrenamiento, el número
de veces que se repite un ejercicio influye considerablemente
sobre el nivel de utilización del organismo y sobre la naturaleza
de las reacciones de este.
Las reacciones entre el volumen de trabajo y el grado de
utilización están bastante claras. Al contrario, la influencia
del número de repeticiones sobre la naturaleza de los efec-
tos del entrenamiento es más compleja. Tomemos por ejem-
plo el caso de un trabajo por intervalos con recorrido de
distancia a velocidad elevada e intervalos de reposo comple-
tos. Un pequeño número de repeticiones hace centrar los
principales efectos de la sesión sobre las cualidades de la
velocidad. El número de repeticiones va a aumentar progre-
sivamente la utilización de los procesos físico-químicos, in-
cluso cuando se mantiene una duración óptima de reposo
entre los ejercicios. Poco a poco, las condiciones favorables
al desarrollo de las cualidades de velocidad desaparecen: la
velocidad y la fuerza de los movimientos disminuyen. Al mis-
mo tiempo se desarrollan las condiciones de mejoramiento
de la resistencia en actividades de carácter anaerobio o in-
cluso aerobio. El aumento del número de repeticiones se ha
transformado de una sesión orientada hacia el desarrollo de
la velocidad, a una sesión orientada hacia el desarrollo de la
resistencia específica. De la misma forma, el proceso de li-
beración de la energía utilizada y desarrollada cambia con el
número de repeticiones: así, en natación, el entrenamiento
por intervalos de un pequeño número de distancias cortas
nadadas a velocidad elevada, desarrolla las posibilidades
alactácidas. Sin embargo, después de algunas repeticiones,
el lactato comienza a acumularse en el organismo. El au-
mento del número de repeticiones tiene entonces como efec-
to desarrollar los procesos glucolíticos de liberación de la
energía. Un aumento ulterior del número de sesiones deter-
minará entonces una utilización de los procesos aerobios que
ellos también desarrollarán (Zatsiorsky, 1970).
40
El número de repeticiones puede también influir en la eficacia
de un entrenamiento. Por ejemplo, Volkov (1975) ha demostra-
do que en el trabajo por intervalos orientado hacia el desarrollo
de un sistema de transporte de oxígeno, la eficacia es mayor
con un volumen medio de trabajo. Un volumen débil es insufi-
ciente para movilizar los potenciales funcionales, un volumen
demasiado grande conduce progresivamente a disminuir la uti-
lización del sistema aerobio, agotando los recursos del organis-
mo y frenando los procesos de recuperación, una vez terminado
este trabajo.
Por último, es preciso saber que el volumen de trabajo nece-
sario para asegurar la activación extrema de los procesos
aerobios es de dos a tres veces mayor en los atletas muy cua-
lificados que en los deportistas al comienzo del entrenamiento.
V. M. Grosser y colaboradores (1988),* al analizar el principio
de la relación óptima entre el esfuerzo y el descanso, explican
los componentes de la carga dándoles el término de “normati-
vas del esfuerzo”, y al respecto señalan: “Para poder compren-
der mejor el esfuerzo conjunto que supone un entrenamiento,
conviene formular determinadas normas de esfuerzo. Se trata
de la intensidad, la duración, la densidad, la frecuencia y mag-
nitud del estímulo, así como la frecuencia del entrenamiento”.
1. Intensidad del estímulo.
La intensidad del estímulo caracteriza la altura del estímulo
(la fuerza del estímulo), que manifiesta un deportista durante
un esfuerzo. En muchos tipos de deportes es posible cuantifi-
car la intensidad del estímulo y ello permite describirla como:
• Altura, amplitud………………… m
• Velocidad……………………….. m/s
• Magnitud de la resistencia……. kg/W
41
cuencia cardíaca). Se parte de la idea de que la intensidad del
esfuerzo externo (ritmo del partido o competición) permite de-
terminar lo interno, de ello se desprende una limitación de la
utilidad de este método: los niños alcanzan un pulso muy eleva-
do con una intensidad baja, mientras que las personas de ma-
yor edad eventualmente alcanzan un valor máximo con un pulso
de 140 pulsaciones por minutos.
Los resultados podrían ser fatales si un entrenador creyera
que la persona en cuestión tan solo se ha entrenado con poca
intensidad o con una intensidad leve, según estos pueden sa-
carse conclusiones erróneas al determinar la intensidad a tra-
vés del pulso de un atleta con un elevado entrenamiento de
resistencia, puesto que en este caso deben aplicarse otros va-
lores (Tab. 6; modificada según Martín, 1977).
Tabla 6
Zonas de intensidad de la fuerza
Los valores del pulso, para las personas a quienes son apli-
cables estas medidas, representan los límites inferiores que
deben alcanzarse mientras se realiza el esfuerzo. Si la medi-
ción se lleva a cabo durante la pausa, el valor obtenido, aun-
que sea justo después de haber realizado un esfuerzo, será
de unas 10 puls/min por debajo del valor que se obtendrá
durante la realización del esfuerzo. A partir de la medición
cuantitativa y de los valores del pulso es posible determinar
escalas de grados que proporcionan ciertos indicios (más
exacta, aunque en la práctica tan solo sea realizable con
42
atletas profesionales, es la determinación de un exceso de
lactato y base).
Consideraciones para la intensidad individual
• En las disciplinas de resistencia cíclica: el mejor rendimien-
to momentáneo como punto de referencia y, además, fre-
cuencia del pulso.
• En los deportes de fuerza: los mejores rendimientos mo-
mentáneos de peso y amplitud/altura.
• En los deportes de competición y juego: principalmente los
valores de la experiencia con relación al ritmo de movimiento
o la velocidad de la ejecución.
Funcionamiento en la esfera de la intensidad
La intensidad determina básicamente la velocidad de desa-
rrollo de la capacidad de rendimiento y la consolidación de la
adaptación:
• Intensidad en el límite inferior (esfuerzo extensivo): desarrollo
lento, aunque continuo, mayor grado de estabilidad (mejor
nivel de resistencia básica); conveniente: un mayor al-
cance de esfuerzo.
• Alta intensidad (esfuerzos intensivos): aumento del rendi-
miento relativamente más rápido, aunque poco estable; con-
veniente: esfuerzo extensivo de gran alcance.
• Elección de la intensidad (sobre todo entre los principian-
tes), no solo según las adaptaciones funcionales-
morfológicas, sino también según las posibilidades de
ejecuciones exactas de los movimientos.
El valor del estímulo de entrenamiento no se juzga tan solo
por la intensidad, la duración y la cantidad de repeticiones, sino
también por la situación del rendimiento.
Ello significa, por ejemplo, que para la fuerza muscular una
persona no entrenada en fuerza deberá utilizar entre 30 y 40 %
de su fuerza máxima a fin de conseguir un aumento del
rendimiento.
Por el contrario, un levantador de pesas entrenado en fuerza
que haya mantenido una intensidad de esfuerzo de 70 % de la
fuerza máxima durante unas cuantas semanas, puede experi-
mentar un retroceso de rendimiento, tan solo para mantener su
43
capacidad de rendimiento debe trabajar con una intensidad su-
perior a 70 %.
Algo parecido puede decirse del deporte de resistencia: una
carrera de resistencia de 30 min con una frecuencia de
130 puls/min, provoca fenómenos de adaptación por parte del
sistema cardiocirculatorio.
Sin embargo, por regla general puede decirse que, con una
mejor situación de entrenamiento se aspira también a una fre-
cuencia cardíaca más elevada.
No obstante, la medicina actual aún no es capaz de efectuar
declaraciones determinantes sobre si una intensificación del rit-
mo de marcha puede posibilitar una reducción del trayecto se-
manal de, por ejemplo, 300 hasta 200 km o menos (Hollmann,
1976).
2. Duración del estímulo.
La duración del estímulo representa el tiempo durante el cual
un único contenido de un entrenamiento funciona como un
estímulo de movimiento sobre el organismo. Por ello este tiem-
po es breve cuando se trata de los saltos y largo cuando se
trata de una carrera. Sin embargo, la duración del estímulo
también puede ser el tiempo en que se efectúan varios estí-
mulos: alcance del estímulo (ello significa para una serie: du-
ración del estimulo = tiempo de la serie, mientras que en el
caso de un esfuerzo de duración: la duración del estímulo,
alcance del estímulo).
La duración del estímulo depende del contenido del entrena-
miento y del objetivo del entrenamiento, sobre la base de las
investigaciones experimentales es posible determinar los tiem-
pos que tendrán un efecto óptimo sobre diversos tipos de en-
trenamiento.
De este modo sabemos que:
• Un entrenamiento de resistencia debe durar por lo menos
entre 10 y 15 min y en la fase media 30 min, a fin de surtir
efecto sobre el sistema cardiocirculatorio.
• En un entrenamiento de fuerza muscular es necesario man-
tener un peso por lo menos durante un cuarto del tiempo
máximo a fin de obtener una mejoría en el entrenamiento.
Por otra parte, también se conocen los valores máximos de la
duración del estímulo:
44
• Un entrenamiento con intervalos no debe mantener la fase
de esfuerzo individual durante más de un minuto, pues de
otro modo se perdería la acción especial del estímulo sobre
el corazón,
• En el caso del entrenamiento de la velocidad, la duración
del estímulo debe mantenerse tan solo en la medida en que
puede mantenerse la intensidad máxima del estímulo.
• Un entrenamiento de coordinación exige también la mirada
crítica de un entrenador experimentado: este debe interrum-
pir los ejercicios en cuanto observe que la ejecución de un
movimiento no puede producirse en la frecuencia deseada
(o valor total del recorrido, tiempo y fuerza).
• En un entrenamiento de resistencia de fuerza, la duración
debe prolongarse mucho después del momento en que se
aflojan las fuerzas.
3. Densidad del estímulo.
La densidad del estímulo tiene que ver con la relación tempo-
ral entre el esfuerzo y el descanso en una unidad de entrena-
miento.
El descanso puede tener dos funciones en el proceso de adap-
tación, ya sea solo para reducir el cansancio (= pausa comple-
ta) o para llevar a cabo procesos de adaptación (= pausa
productiva).
Ejemplos:
El entrenamiento según el método de repetición:
• Las pausas posibilitan una regeneración casi completa del
organismo a fin de que el siguiente trabajo puede efectuar-
se con una intensidad de estímulo de similar.
El entrenamiento según el método de intervalos:
• Utilización de la pausa productiva. En la práctica, la pausa
productiva se determina simplemente a través de la medi-
ción de la frecuencia cardíaca - la pausa se da por finaliza-
da cuando el pulso se encuentra entre 110 y 130 pulsacio-
nes por minutos.
45
El entrenamiento según el método de duración:
• En este caso se suprime la pausa.
46
La Fe depende de:
• La intensidad del estímulo. Cuanto mayor sean estos
• La duración del estímulo. componentes menor deberá
• La densidad del estímulo. ser la Fe
47
estímulo demasiado elevada, por ello a menudo se aconseja
iniciar el primer cambio en el plan de entrenamiento en cuanto
al alcance del estímulo (o en cuanto a la frecuencia del estímu-
lo), en el entrenamiento básico, esta exigencia es sin duda jus-
tificable.
6. Frecuencia del entrenamiento.
La frecuencia del entrenamiento indica el número de unida-
des de entrenamiento semanales.
Para casi todos los tipos de deportes se aconseja un entrena-
miento diario. En algunos casos es aconsejable seguir una fre-
cuencia de entrenamiento de 10 o más unidades de
entrenamiento por semana, es decir, por lo menos 2 unidades
de entrenamiento por día, si se quiere conceder un día de des-
canso al deportista.
Regla general:
Principiantes……………… 3 - 4
Fase media………………… 4-8
Alto rendimiento………….. 6 - 10
Rendimiento superior……… 8 - 22
Resulta posible establecer un vínculo entre la frecuencia del
entrenamiento y el alcance y la intensidad del estímulo:
• A partir de un alcance de entrenamiento similar es posible
alcanzar una intensidad más elevada a través de una divi-
sión en varias unidades de entrenamiento.
Hemos citado a nuestro entender a los autores de avanzada
sobre la problemática que estamos tratando, o sea, la carga de
entrenamiento.
Resumen sobre la forma en que estos autores clasifican los
componentes de la carga
J. Weineck
1. La intensidad del estímulo.
2. La densidad de la estímulos.
3. La duración del estímulo.
4. El volumen de los estímulos.
48
5. La frecuencia de las sesiones de entrenamiento.
T. O. Bompa
V. N. Platonov
V. N. Platonov
M. Grosser
49
de continuidad de los mismos, elementos que de una u otra
forma enriquecen el conocimiento existen sobre la carga de
entrenamiento, destacando la no existencia de contradicciones
en las definiciones formuladas por los autores citados.
50
Gráfico 1
Componentes de la programación de la carga
I. Contenido
I .CONTENIDO
- CARACTER
-Carácter ESPECIFICO.
específico
- POTENCIAL DE ENTRENAMIENTO.
-Potencial de entrenamiento
IIII..VOLUMEN
Volumen III III. Organización
.ORGANIZACION
--Magnitud
MAGNITUD - DISTRIBUCION
--Duración
DURACION --Distribución
INTERCONEXION
- INTENSIDAD
-Intensidad -Interconexión
I. Contenido.
La programación del proceso de entrenamiento empieza con
la definición del contenido. Es decir, se definen la totalidad de
los medios a utilizar, sobre la base de una evaluación prelimi-
nar, que se hace según dos criterios: especificidad del efecto
de entrenamiento y potencial de entrenamiento.
Especificidad (carácter específico) del efecto de entrenamiento
de los ejercicios físicos es la medida en que estos ejercicios
corresponden a las condiciones de la actividad de competición,
en la estructura de movimiento, en el régimen de funcionamien-
to (forma de trabajar) del aparato motor y en el mecanismo de
producción de la energía necesaria.
Basándose en estos criterios el autor define los clásicos ejer-
cicios de preparación general y los ejercicios de preparación
especial, que por ser muy conocidos no entraremos en sus
detalles.
El potencial de entrenamiento de la carga define con qué in-
tensidad la carga estimula la condición del atleta. Cuanto más
elevado (respecto a la condición actual), tanto mayor es la posi-
bilidad que provoque un aumento de la capacidad específica de
rendimiento del atleta.
51
Esta definición de potencial del entrenamiento, la considera-
mos muy novedosa para la metodología actual del entrenamiento
deportivo.
El potencial de entrenamiento de los ejercicios utilizados se
reduce con el crecimiento de la capacidad de rendimiento. Por
lo tanto es importante mantener insertado constantemente en
el entrenamiento ejercicios nuevos más eficaces (Graf. 2).
Gráfico 2
Potencial de entrenamiento según los ejercicios y los métodos
A B
ESQUEMA - A - ESQUEMA - B -
1.Ejercicios de salto con sobrecarga 1. Sistemas continuos
2.Ejercicios con pesos
1. EJERC.SALTOS S/SOBRE CARGA 1. Farklet
2. SISTEMAS CONTINUOS
3.Ejercicios
2. EJERC.CONconPESOS.
sobrecargas ligeras 2. Interval
3. FARKLET.Training
4.Pliometría
3. EJREC. C/SOBRECARGAS LIGERAS. 3. Repeticiones
4. INTERVAL TRAINING
4. PLIOMETRIA. 4. REPETICIONES
52
mas continuos de entrenamiento (para mayor profundidad le
sugerimos el capítulo III).
II. Volumen.
La expresión volumen de la carga de entrenamiento define
principalmente el lado cuantitativo del estímulo de entrenamiento,
ejercido sobre el organismo del atleta. Desarrolla un papel im-
portante en el proceso a través del cual este se adapta a largo
plazo a una actividad deportiva intensa.
El volumen de la carga tiene la función de alterar
sistemáticamente, y de modo duradero, la continuidad del equi-
librio interno (homeostasis) del organismo. Esta alteración mo-
viliza tanto las reservas energéticas como las plásticas
(formación de nuevos tejidos), condición fundamental para que
se pase a reacciones inmediatas (específicas) provocadas por
los estímulos de entrenamiento.
El atleta debe desarrollar, en cada ciclo anual, grandes volú-
menes de carga que le aseguren tanto el nivel de su capacidad
específica de rendimiento como el mantenimiento duradero de
este nivel.
La función del volumen en la programación de la preparación
de los atletas se puede definir correctamente solo si se toma en
consideración la magnitud, la duración y la intensidad de la carga.
La anterior formulación (I. V. Verjoshansky, 1990) rompe con
las definiciones de un gran número de autores, pues enmarca
dentro del aspecto cuantitativo de la carga, la intensidad, que
constituye el elemento cualitativo de la misma.
La magnitud del volumen de carga es la medida cuantitativa
global de las cargas de entrenamiento de diferentes orientacio-
nes (direcciones para nosotros) funcionales desarrolladas o pro-
gramadas en un microciclo, en una etapa o en un ciclo anual.
Cuanto más alto es el grado de rendimiento del atleta, mayo-
res serán los valores del volumen anual y de sus fracciones en
las etapas de la preparación.
En la práctica, la magnitud del volumen anual de la carga se
establece individualmente, partiendo de las características es-
pecíficas de la preparación del atleta en las etapas de entrena-
miento precedentes. Un problema muy importante de la
programación del proceso de entrenamiento es determinar la
magnitud óptima del volumen de carga en períodos de tiempo
53
bien definidos (meses, etapas, períodos). Esta magnitud se de-
termina a partir del plano (concepto) estratégico general que
guía la estructuración del entrenamiento de diferente orienta-
ción funcional.
La intensidad de la carga de entrenamiento es el criterio que
controla la fuerza y la especificidad de estímulo sobre el orga-
nismo, o bien la medida del esfuerzo que comporta el trabajo
desarrollado durante el entrenamiento. La intensidad se regula
por:
• La magnitud (fuerza) de potencial de entrenamiento de los
medios utilizados.
• La frecuencia de sus esfuerzos.
• El intervalo entre las repeticiones del ejercicio o la sesión
de entrenamiento.
• La relación entre la magnitud del volumen de carga y el
tiempo que se tarda en realizarlo.
Este último criterio tiene un significado particularmente im-
portante para la programación del entrenamiento en períodos
prolongados, ya que tiene en cuenta el grado de concentración
de la carga en el tiempo.
En determinados períodos del ciclo anual se admite una in-
tensificación de la carga de entrenamiento, aunque solo des-
pués de una preparación preliminar, basada en una carga de
volumen elevado, pero de baja intensidad.
La duración de la carga de entrenamiento es otro criterio
muy importante del volumen sobre el cual se debe hablar con
más detalle, ya que ejerce una influencia notable sobre la di-
námica de la condición del atleta y representa un parámetro
de la carga en el cual la probabilidad de error es particular-
mente elevada.
En la actualidad una serie de investigaciones, por ahora toda-
vía limitadas, han establecido que la duración del empleo de
una carga específica, orientada a mejorar los mecanismos res-
ponsables de la fuerza máxima y la fuerza explosiva, así como
a la capacidad aerobia y anaerobia, tiene un límite, a partir del
cual la carga solo ejerce una acción de desarrollo y eso signi-
fica una pérdida inútil de tiempo y energía por parte del atleta.
Por lo tanto, para la programación del entrenamiento es impor-
tante tener una idea de la duración óptima del empleo de diver-
54
sas cargas de diferente orientación funcional, pero también el
ritmo de crecimiento de los respectivos índices.
A pesar del enunciado anterior, el propio I. V. Verjoshansky
plantea que en la actualidad no existen criterios científicos para
determinar cuál es la duración óptima de diferentes cargas de
entrenamiento dirigidas a una u otra orientación funcional.
III. Organización.
La organización de la carga se entiende por su sistematiza-
ción por un período de tiempo tal que asegure la dinámica (el
cambio) programada de la condición y el logro del nivel fijado
de preparación especial condicional.
Tal como expusimos en la clasificación de la carga, en la or-
ganización de la misma inciden dos puntos:
1. El carácter de su distribución en el tiempo.
2. Los principios que rigen la relación entre cargas de dife-
rente orientación funcional (interconexión).
Para la distribución de las cargas, recomienda dos variantes
de organización:
1. Cargas diluidas.
2. Cargas concentradas.
Las cargas diluidas se basan en la distribución uniforme de la
carga durante todo el ciclo de preparación, a diferencia de las
concentradas, que son las que se utilizan en etapas definidas
en el ciclo de preparación.
Fernando Navarro, clasifica a las primeras como cargas regu-
lares, definiéndolas como: las cargas que se aplican a lo largo
de toda la temporada con mayor o menor énfasis en función de
las características de las etapas o períodos de entrenamiento.
Coinciden con la aplicación de otras cargas de diferente orien-
tación. El rendimiento puede verse afectado por la integración
entre los distintos tipos de cargas. Este mejora gradualmente
hasta un punto, donde la continuidad en la aplicación de las
cargas puede afectarlo de forma negativa. Estas cargas se sue-
len emplear en mayor medida donde las capacidades determi-
nantes de rendimiento son pocas y están muy relacionadas
(Gráf. 3).
55
I. V. Verjoshansky sugiere que para los atletas de nivel medio
pueden emplearse las dos variantes de cargas, pero así mismo
señala que para los deportistas de alta calificación es más acon-
sejable la segunda variante. En los resultados de la investiga-
ción señala que se ha demostrado que la concentración de una
carga de entrenamiento de orientación funcional unívoca ga-
rantiza modificaciones funcionales más profundas en el orga-
nismo y cambios más sustanciales en el nivel de la preparación
condicional del atleta.
Como este tema es de sumo interés tanto para el estudio de
la estructuración del entrenamiento deportivo, como para la pla-
nificación del mismo, veremos otras consideraciones sobre este
tipo de organización de la carga.
F. Navarro, a las cargas las divide en dos:
1. Cargas acentuadas: se aplican en espacios más cortos de
tiempo, de forma más intensiva y con una secuencia meto-
dológica concreta en la orientación de las cargas. El rendi-
miento competitivo se eleva tras las adaptaciones sucesi-
vas que se logran en la aplicación de las cargas con distin-
ta orientación. Es importante ajustar las duraciones de las
fases de las cargas acentuadas según la orientación de
entrenamiento. Una fase prolongada, provocaría un ago-
tamiento de las reservas de adaptación del deportista que
impedirían el progreso posterior del rendimiento. Por el
contrario, un tiempo de trabajo corto limitaría las posibili-
dades de adaptación del deportista para integrar posterior-
mente las adaptaciones sucesivas y necesarias para al-
canzar el máximo rendimiento deportivo en una especiali-
dad. Se aplican en todo tipo de disciplinas siempre que el
deportista haya alcanzado un nivel de experiencia en el
entrenamiento.
2. Cargas concentradas: se aplican en espacios más cortos,
concentrando, el volumen y la intensidad de trabajo sobre
una orientación definida de carga. La secuencia metodoló-
gica es muy importante en la aplicación de cargas con di-
versas orientaciones. Debido a la fuerte estimulación de
las cargas concentradas sobre el organismo, se produce,
durante su aplicación, un descenso de los índices funcio-
nales del deportistas, que se recuperará lentamente y que
al final del macrociclo deben coincidir en su conjunto con
un aumento significativo del rendimiento competitivo. Si bien
56
se empezó aplicando especialmente en deportes de fuer-
za explosiva, en la actualidad se encuentran modelos para
casi todas las disciplinas, si bien es manifiesto que su apli-
cación debe llevarse a cabo con deportistas de elite y con
un alto grado de entrenamiento.
Gráfico 3
Tipos de cargas según F. Navarro
Cargas
regulares
R
C
t
Cargas
R acentuadas
C
t
Cargas
R
C concentradas
57
• Los ejercicios de orientación anaerobia-glucolítica se eje-
cutan después de cargas anaerobia-alácticas.
Plantea que en estas condiciones, la carga de entrenamiento
anterior crea condiciones favorables para las cargas sucesivas
y para el aumento del efecto de toda la sesión de entrenamiento.
Veamos lo contradictorio del asunto que tratamos, en los ca-
sos siguientes:
• Los ejercicios de orientación anaerobio-aláctacidos se eje-
cutan después de un trabajo notable de orientación
glucolítica.
• Los ejercicios de orientación glucolítica se ejecutan tras ha-
ber desarrollado grandes volúmenes de trabajo aerobio
(Vokov, 1975).
Sin embargo, les expongo un ejemplo concreto de las activi-
dades principales de una sesión de entrenamiento de triatlón
olímpico, a cuyo sistema le dimos el nombre de: “Entrenamien-
to ilógico”.
1. Carrera: 10 x 1000 m (para tiempo entre los 4:15 y 4:30
micropausas entre 7 y 8 min).
2. Ciclismo: continuo de 40 km ( a ritmo uniforme moderado).
3. Natación: continuo de 1000 m (ritmo uniforme moderado).
Hasta aquí, se realiza un trabajo aerobio durante toda la se-
sión, ¿mas?
4. Natación: intervalo de 6 x 20 m (máxima intensidad) con
micropausas de 10 a 15 s. Es evidente que el trabajo es
anaerobio.
¿Qué se busca?
Después de haber realizado un fuerte trabajo aereobio, se
supone que el organismo del deportista está totalmente oxige-
nado como resultado de las cargas dadas, en ese momento se
realiza un trabajo de esfuerzo anaerobio para buscar un rápido
ascenso de la frecuencia cardíaca y activar el sistema de trans-
portación de sangre y con esta el oxígeno, pretendiendo lograr
por medio del trabajo anaerobio un aumento de la capacidad de
trabajo aerobia. Por no disponer de la tecnología necesaria para
comprobar científicamente la efectividad del sistema, solo con-
tamos con los datos del aumento del rendimiento físico en los
tiempos programados para el desarrollo de la capacidad aerobia
(A. Forteza, 1994).
58
Hasta aquí los criterios sobre la carga de entrenamiento que
han sido formulado por diferentes autores, en el capítulo dedi-
cado a la Estructuración del entrenamiento deportivo, ampliare-
mos algunas de estas consideraciones.
59
Capítulo III
DIRECCIONES DELdelENTRENAMIENTO
Direcciones entrenamiento
CARGA
Carga METODO
Método
60
Gráfico 4
Relación entre los métodos y los ejercicios
Método
METODOS Forma
FORMA
Carga
CARGA
Medios
MEDIOS Contenido
CONTENIDO
Ejercicios realizar
Ejercicios a realizar
Efecto orgánico
Efecto
EFECTO orgánico
ORGÁNICO
DE laLArelación
de la RELACION
relación
FORMA CONTENIDO.
Conducta forma contenido
forma-contenido
Conducta a aseguir
seguirenen
la la
ejecución
ejecución de
de los ejercicios
ejercicios
61
100 yd hasta la milla, o desde los 800 m hasta 12 millas, en
competiciones de alto nivel, como lo supieron hacer Myres y
George.
Dejado este período elemental en la historia de los métodos
del entrenamiento deportivo, llega lo que pudiéramos llamar una
etapa o período de improvisación (primera olimpiada,1886 has-
ta la V Olimpiada en Estocolmo, 1912).
Al principio del siglo XX, este método de entrenamiento conti-
nuo empezó a ser sustituido por un entrenamiento alterno, en el
cual los tramos y las repeticiones de ejercicios ya no se hacían
a una velocidad uniforme e ininterrumpida, sino eran intercala-
dos con cierto número de breves aceleraciones.
El entrenamiento no era planeado de modo sistemático, se
mantenía el principio de que había que entrenar con más dura-
ción que la especialidad competitiva.
Los principales representantes de este método eran particu-
larmente el inglés Alfred Shrubb y un poco más tarde el finlandés
Hannes Kolehmainen y el francés Jean Bauin.
No obstante, hay un cambio en las formas de entrenar. Este
período se caracteriza por los entrenamientos carentes de toda
fundamentación científica, ya que se realizaban sobre la base
del empirismo. Las normas del entrenamiento eran de tipo ge-
nérico y ganaba el deportista con mayor condición física, más
que por obra del entrenamiento.
Se le da importancia en este período al cuidado personal y a
la dieta. Se basa, sobre todo, en el método de entrenamiento
del campeón de turno, copiando sus técnicas sin el análisis ni la
adaptación a cada individuo. Se trabaja fundamentalmente en
carreras y ejercicios gimnásticos para el mejoramiento orgáni-
co general. Aquí se observa una influencia muy marcada de los
diferentes sistemas de educación física sobre el entrenamiento
deportivo.
A partir de la Olimpiada de Estocolmo (1912), los entrenamien-
tos fueron sistemáticos, es decir, que a partir de esa época los
entrenadores se dieron a la tarea de reunir datos dispersos so-
bre el tema y le dieron un sentido empírico de trabajo planificado.
Al tener este sentido el entrenamiento, la preparación del depor-
tista para la temporada competitiva empezaba en el invierno. El
volumen del entrenamiento aumentó de forma significativa, de
modo que los atletas destacados tenían que dividir el entrena-
miento en dos etapas diarias. Se ponía un énfasis exagerado en
62
la técnica de ejecución, por lo cual se incorporaban activamente
muchos ejercicios preparatorios en el entrenamiento.
En este período que pudiéramos llamar “sistemático”, que va
desde 1912 hasta aproximadamente 1950, se destacaron va-
rios entrenadores que dejaron una huella en la metodología del
entrenamiento.
El pionero de la sistematización fue Laury Pinkala, finlandés,
entrenador de Paavo Nurmi; él concibió, además, el entrena-
miento en un concepto ondulatorio: trotes lentos hasta sprint y
pausas parciales no totales (de 10 a 15 s).
Se destaca en esta época el trabajo de Matsusawa (Japón,
1932-1936), entrenador, de natación cuyas principales caracte-
rísticas eran la flexibilidad y la técnica de recuperación.
En Suecia, hace su aparición el revolucionario sistema fartlek
(fart: velocidad, y lek: juego). Gosse Holmer (1930), sustenta
que los atletas no deben entrenarse en los lugares de compe-
tencia, le da tanta importancia al trabajo como al descanso. En
contraposición a Y. Pinkala (trabajo corto, pero intenso), él dice:
mediano y extenso, es decir, que se inclina por el factor cuanti-
tativo. Realiza cinco entrenamientos por semanas y en dos se-
siones diarias sin llegar al agotamiento.
Gosta Olander, otro destacado en los métodos de entrena-
miento, al igual que Y. Holmer, es partidario del trabajo en con-
tacto con la naturaleza. Su método era duro y exigente, seguido
de las tareas suaves y respiratorias. Sostenía que “el entrena-
miento no es solo esfuerzo corporal, sino también preparación
mental...las verdaderas fuentes del esfuerzo físico no están en
los músculos sino en el cerebro”. Prima en G. Olander el senti-
do de la intensidad del entrenamiento.
En este período encontramos en Alemania a Tony Nett (1940),
que aunque no crea ningún método, tiene el mérito de la siste-
matización del entrenamiento deportivo. Él, ordena todos los
sistemas existentes, clasifica a los mismos de acuerdo con los
objetivos, organiza la temporada anual; escribe sobre el entre-
namiento fraccionado y otros temas en vasta literatura.
Los escritos de Tony Nett, llegan a manos de E. Zatopek (La
locomotora humana), quien fue el verdadero gestor práctico del
Interval Trainig tradicional (ortodoxo). Este atleta (de 1947 has-
ta 1953), no conocía los efectos fisiológicos del Interval Training.
Su método consistía en correr de 200 a 400 m a mediana velo-
cidad (pulso máximo 160 puls/min), hasta 70 veces, con una
63
pausa, trotando de 150 a 200 m (recuperando el pulso hasta
120 puls/min). Muchos trataron de mejorar el método, pero au-
mentando los contenidos e intensidades y fracasaron.
Mihaly Igloi, adapta los métodos de entrenamiento de los
finlandeses y hace conocer por primera vez en Hungría la plani-
ficación del entrenamiento, basándose en:
1. Gran dosis de trabajo diario (20 a 40 km).
2. Respeta la individualidad.
3. Trabaja a sus atletas en los “puntos fuertes”.
4. Da gran variedad al entrenamiento fraccionado.
5. No repite dos sesiones iguales para un mismo atleta.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, comienza, lo que se
ha llamado el período científico en el entrenamiento deportivo;
siendo decisivo para este despegue los resultados alcanzados
entre los años 1945 a 1965.
Woldemar Gerschler, fue un estudioso investigador del méto-
do práctico de E. Zatopek y en conjunto con Reindell y otros
colaboradores, fundamenta científicamente el Interval Training
y hace algunas modificaciones al método:
1. Acorta las distancias (tiempo de trabajo).
2. Control riguroso de las pulsaciones.
3. Pausas de recuperación más cortas (45 a 60 s).
4. Aumenta el número de repeticiones (80 a 100).
5. Aumenta la intensidad de los esfuerzos en forma
moderada.
Los médicos cardiólogos, Reindell, Roskman y Keull, llegaron
a la constatación de que el verdadero efecto en el sistema del
entrenamiento de intervalos se producía en las pausas y no
durante el esfuerzo, por ello se les denominó pausas activas o
provechosas y llegaron, entre otras a las conclusiones siguientes:
1. Conocimiento de las bases científicas del entrenamiento.
2. No se puede copiar indiscriminadamente de otros métodos.
3. Aportaron conclusiones sobre el aspecto normal o fisioló-
gico del corazón del atleta.
Durante este período, en Australia, el entrenador Percy Ceruty
adopta el método de los suecos, es decir, entrenamiento en
64
contacto con la naturaleza, baños, descansos, saunas, etc. Las
características más importantes de su forma de trabajo son:
1. Trabajo creciente, intenso y paulatino.
2. Utiliza las cuestas y dunas, etcétera en sus entrenamientos.
3. Rechaza el Interval Training por considerarlo inadecuado.
4. Utiliza en ocasiones el entrenamiento fraccionado para
velocistas.
En Nueva Zelandia, Arthur Lidyard, crea su propio método
a partir de lecturas inglesas sobre entrenamientos (el atleta
más destacado es Peter Snell). Las características del méto-
do son:
1. Entrenamiento todos los días de la semana, hasta tres ve-
ces al día.
2. Adapta el trabajo al calendario de competencias.
3. Divide en períodos al entrenamiento:
a) Precompetitivo.
b) Competitivo
b) Postcompetitivo.
4. Alterna el sistema de duración con el sistema de Interval
Training.
5. Realiza carreras en cualquier tipo de terreno y condición
climática.
6. No es partidario del entrenamiento con sobrecargas.
En Inglaterra, Morgan y Adamson, crean el entrenamiento en
circuito, basándose en el body building de los americanos. El
método se fundamenta en la utilización de pesas, sogas y de-
más elementos en forma de “estaciones”, donde los participan-
tes van cambiando de una a otra y trabajan en variados grupos
musculares en forma alternada, con intensidades muy altas.
Posibilita este método el entrenamiento de varios deportistas a
un mismo tiempo con el objetivo de mejorar la potencia muscu-
lar y la resistencia anaerobia preferentemente.
En los Estados Unidos se destacan los entrenadores James
Cousilman, en natación y Willian O’Conor, en atletismo entre
otros. En ese país se desarrolla el método del power training o
65
entrenamiento con sobrecargas progresivas para el desarrollo
de la fuerza y la potencia. Igualmente el doctor Kennneth Cooper
desarrolla el programa de ejercicios aeróbicos denominado
aerobismo, que se basa en ejercicios que estimulan la activi-
dad cardíaca y pulmonar por un tiempo prolongado, con baja
intensidad; también estudia el consumo de oxígeno y crea tras
reiteradas investigaciones, el test de Cooper.
Este período científico dio como resultado un gran número
de concepciones científicas en diversos lugares del mundo.
Se diferenciaron cuatro escuelas (Tab. 7) con estilos diferen-
tes de enfocar el proceso del entrenamiento deportivo, debi-
do, entre otros factores, a las regiones geográficas,
condiciones sociopolíticas, hechos históricos, religiones, mo-
dos de vida, etc.
En la época actual estas escuelas de entrenamiento han ido
perdiendo sus rasgos esenciales que las distinguen entre sí, y
la metodología del entrenamiento está adquiriendo un carác-
ter universal. Esta consideración se debe básicamente a las
posibilidades que ofrece cada día más el mundo de la infor-
mación; en los finales y principio del siglo impera en la ciencia
y la tecnología el desarrollo de la informática y el acceso a
ella.
A partir de la década del ochenta, no solo se acentúa la espe-
cialización y diversificación de las publicaciones, también se so-
cializan nuevas técnicas y formas para reproducir documentos.
Las facilidades que brindan las nuevas tecnologías de la infor-
mación y telecomunicaciones para la reproducción y difusión
de documentos, aceleran la circulación de estos y contribuyen
a crear una infraestructura de publicación paralela a la industria
editorial. Por ejemplo, el uso de Internet por los docentes e in-
vestigadores como un medio para distribuir sus trabajos ha te-
nido un éxito extraordinario, este medio de información ha
posibilitado que los científicos, principalmente de los Estados
Unidos y Europa, elaboren sus propios artículos en el procesador
de palabras y los distribuyan por esta vía en forma periódica
desde sus propias instituciones.
Las tecnologías de la información y las telecomunicaciones,
se han convertido en factores que propician una forma de cultu-
ra, cuyo avance social nos coloca en una universalización de la
ciencia y la tecnología.
66
Tabla 7
Escuelas de la metodología del entrenamiento deportivo
67
Todo esto permite volver a afirmar que las clásicas escuelas
del deporte desarrolladas en el siglo XX, han perdido sus pecu-
liaridades distintivas y se han universalizados. Un ejemplo evi-
dente de lo planteado fue posible observarlo en los Juegos
Olímpicos de Atlanta’96, donde la dispersión de títulos y cali-
dad competitiva fue superior a las ediciones anteriores.
Este análisis histórico-lógico sobre los métodos del entrena-
miento, permitió descubrir no solo el origen de los mismos, sino
más bien las condiciones y premisas de estos, para de esta
forma constatar su evolución hasta los momentos actuales y
poder arribar a la clasificación y al estudio de los métodos enun-
ciados en el presente capítulo.
Existen varias formas de clasificar los métodos del entrena-
miento a nuestro entender y tal como se definió en Entrenar
para ganar (1994,1997), los métodos del entrenamiento los
agrupamos por la dirección que adopta la aplicación de la car-
ga, de esta forma tendremos:
• Métodos continuos de dirección de la carga.
• Métodos discontinuos de dirección de la carga.
68
ternos. Se emplean por lo general con el fin de desarrollar la
capacidad de resistencia aeróbica, teniendo como base los
ejercicios cíclicos y acíclicos (fundamentalmente los primeros),
determinado por una ejecución prolongada del ejercicio inva-
riable con una intensidad moderada, situada entre 75 y 85 %
de la intensidad máxima, entre 130 y 150 pulsaciones por
minutos.
La ventaja de este método consiste en que la coordinación en
la actividad de los sistemas que garantizan el consumo de oxí-
geno, se incrementa directamente en el proceso de ejecución
del trabajo. Estos métodos son muy utilizados en las primeras
etapas del proceso de preparación, los efectos que se alcan-
zan con su utilización determinan de forma mediata el ren-
dimiento deportivo. Con esto señalamos que no constituyen
formas acusadas de preparación, por tener las características
de realizar un trabajo de larga duración con esfuerzos por de-
bajo de los máximos; la capacidad de recuperación cardiovas-
cular aumenta notablemente, creando la base para trabajos
ulteriores de elevados esfuerzos.
Este método por sí solo no influye en la preparación aeróbica
del deportista, pero si aplicamos una carga de 5 km con intensi-
dad moderada de 140 puls/min de frecuencia cardíaca y a esta
carga se le da un carácter ininterrumpido y progresivo por un
espacio de tiempo determinado, entonces estaremos en pre-
sencia del sistema metodológico de cargas continuas invaria-
bles para la capacidad aeróbica del deportista.
A estos métodos continuos invariables o estándar se les co-
noció en un tiempo como entrenamiento continuo de Van Aaken,
y también como entrenamiento de resistencia integral. Desde
1928 V. Aaken opinaba que “es más importante respirar que
comer bien”. Experimentó en su laboratorio que cuando un es-
fuerzo bajo o mediano, es prolongado, el organismo se enri-
quecía en hemoglobina, mioglobina y reservas de oxígenos. Notó
además una relación inversa entre el peso corporal (disminuía)
con la capacidad cardiorrespiratoria (aumentaba).
El método de Van Aaken, se basaba en el desarrollo de la
capacidad aeróbica y sostenía que su forma de trabajo no ofre-
cía riesgos ni tenía contraindicaciones para las diversas eda-
des ni sexos; además, los efectos logrados eran más duraderos
que los obtenidos mediante otras formas de entrenamiento.
69
2. Continuos variables
70
con la utilización de este método en atletas de alta competición,
sus opiniones al respecto son las siguientes:
Existen diferentes tipos de fartlek o formas de interpretación
de los mismos, en nuestra experiencia con deportistas juveni-
les y adultos los utilizamos como:
a) Fartlek libre orientado.
b) Fartlek especial.
c) Fartlek líder.
d) Fartlek control.
71
A estas variantes se les incluyen las aceleraciones en las cua-
les, cuando el líder es alcanzado por el grupo puede volver a
atacar y este debe de nuevo darle alcance. Un punto funda-
mental en este trabajo es que todos los integrantes de los dife-
rentes grupos deben pasar juntos por el control (lugar donde
está ubicado el entrenador), ello evitará la competición dentro
del entrenamiento, permitiendo que se cumpla el plan de inten-
sidad programado; por lo tanto, el objetivo del trabajo se basa
en que se prepara y condiciona a los fondistas para las acelera-
ciones reales que se presentan en las competiciones deporti-
vas modernas.
La necesidad de confeccionar una estrategia que nos permi-
tiera mantener el control de todos los atletas del área, nos hizo
tener que realizar un tiempo de trabajo de manera especial,
que no afectara la preparación de los corredores de 10 000 m y
los de medio maratón, por lo que aplicamos el fartlek líder.
c) Fartlek control (Tab. 8)
Es el tipo de entrenamiento utilizado al final del mesociclo de
preparación general siendo sus variantes las siguientes:
• Variante 3-1. • Variante 3-2.
• Variante 2-1. • Variante 2-3.
Tabla 8
Diferentes variantes del fartlek control
según la distancia de los corredores
Especialidad
1 500 m Distancia 8 km 6 km 10 km 12 km 15 km
Variante 3-1 2-1 3-2 3-1 3-2
2-3 2-3
3 000 m. Con Distancia 8 km 10 km 12 km 15.km 20 km
obstáculo Variante 3-1 3-2 3-1 3-2 3-2
2-3 2-3 2-3
5 000 m Distancia 12 km 15 km 20 km
Variante 3-1 3-2 3-2
2-1 2-3 2-3
10 000 m Distancia 12 km 15 km 20 km
Variante 3-1 3-2 3-2
2-1 2-3 2-3
72
3. Discontinuos a intervalos
Es importante antes de analizar los métodos discontinuos,
destacar el puntos determinante de los mismos, nos referimos
a los descansos: micropausas y macropausas. En estos méto-
dos como su nombre lo indica, las cargas se interrumpen para
darle paso al descanso. Constituyen en la actualidad los méto-
dos de mayor exigencia funcional y los de rendimiento inmediato.
Cada actividad física origina una disminución de la capacidad
física de trabajo, expresada en un gasto energético en relación
con el tipo de actividad que se realice. Al ser interrumpido el
ejercicio (zona de trabajo, de gasto energético) y darle paso al
descanso (zona de recuperación, de obtención energética), parte
de las sustancias energéticas gastadas comienzan a recupe-
rarse progresivamente hasta la completa recuperación o no de
los sustratos gastados (Gráf. 5).
Gráfico 5
Gráfico de Yakolev
LeyDE
LEY deSEYLE
Seyle
A B
A= zona de trabajo
B= zona de descanso
C= zona de superrestablecimiento
73
Este gráfico, tiene su base en la ley de Seyle o síndrome ge-
neral de adaptación.
El fisiólogo Hans Seyle, en investigaciones sobre el compor-
tamiento del cuerpo, observó que ante una situación
desestabilizadora que denominó estrés, el organismo reaccio-
na mediante una serie de ajustes fisiológicos específicos para
cada estímulo, con lo que trata de oponerse al agente estresante
y restablecer el equilibrio. Pero también observó que, aunque
los ajustes eran específicos, la forma en que se producen es
inespecífica, es decir, siguen siempre la misma secuencia sea
cual sea el estímulo; H. Seyle llamó a esta secuencia síndrome
general de adaptación.
Un órgano realiza un determinado trabajo, como consecuen-
cia sufre desgaste, disminuyendo, en proporción al esfuerzo, el
rendimiento, a causa de las pérdidas sufridas. Desde el mismo
instante en que se comienza el trabajo, e incluso antes, se po-
nen en marcha todos los mecanismos de defensa (hormonales,
cardiovascular, nervioso, etc.). Al cesar el esfuerzo o realizar
otro más suave, el organismo restituye las fuentes de energía y
el material perdido, hasta llegar al nivel inicial, para a continua-
ción incrementar la energía (supercompensación), aumentan-
do el posterior rendimiento del mismo, si el trabajo demora,
vuelve el organismo a su nivel inicial (ver Gráf. 5).
Lo anterior define los diferentes tipos de descansos:
Descansos largos: las cargas de repetición se aplican cuando
la capacidad de trabajo se ha recuperado casi totalmente, pa-
sando por la fase de supercompensación y vuelta al nivel nor-
mal. Por lo general este descanso sobrepasa la mitad del tiempo
de descanso total o se encuentra entre un medio a dos tercios
de la recuperación total.
Descansos cortos: las cargas de repetición se aplican cuan-
do la capacidad de trabajo no se ha recuperado casi totalmen-
te, más bien se encuentra en el camino hacia la compensación.
Generalmente este descanso llega hasta 60 % de la recupera-
ción total.
La utilización de uno u otro tipo de descanso lo determinará el
método de trabajo y por supuesto la dirección de entrenamien-
to que queramos trabajar. Podemos controlar el tipo de des-
canso por medio de un tiempo prestablecido o por medio de la
74
frecuencia cardíaca (ritmo cardíaco), al utilizar esta última, la
carga de repetición se aplica cuando el pulso minuto del atleta
haya llegado al nivel de pulsaciones prefijadas.
Los intervalos de descanso-recuperación se expresan rela-
cionándolos con los intervalos de trabajo, estableciendo de esta
forma la relación trabajo-descanso, que por lo general se ex-
presan de la siguiente forma: 1:1/2; 1:1; 1:2; 1:3.
Una razón de 1:1/2 implica que el tiempo de descanso es la
mitad del tiempo de trabajo; 1:1 significa que el tiempo de recu-
peración es igual al tiempo de trabajo y 1:2 implica que la recu-
peración es el doble del trabajo.
Para los intervalos de descanso largos, se prescriben razo-
nes de 1:2 o 1:3.
Ahora bien, esta relación no debe verse únicamente en su
dimensión matemática, es necesario considerar el momento de
aplicación del descanso, pudiendo existir una derivación más o
menos de la proporción establecida.
Estos métodos discontinuos a intervalos (Interval Training),
se basan en las repeticiones sistemáticas del trabajo de alta
intensidad, superiores a 95% y a las 190 puls/min, alternando
con intervalos de descanso insuficiente, básicamente en las
micropausas y suficiente en las macropausas. Son los métodos
más acusados de preparación, y utilizados por la mayoría de
los entrenadores en casi todos los deportes, son los métodos
más determinantes del rendimiento inmediato, su dirección ener-
gética fundamental estará determinada por la glucólisis
anaerobia lactácida.
Estos métodos surgen por el año 1936, en Europa, como tipo
de entrenamiento para un gran deportista: Emil Zatopek. En
realidad fue el alemán Toni Nett, entrenador y profesor de edu-
cación física, quien investigó a nivel experimental el fracciona-
miento de las distancias en el entrenamiento deportivo de Harbig
y escribe unos artículos, cuya difusión alcanza al país checos-
lovaco y llega a manos del entrenador de E. Zatopek; su entre-
namiento cegó a sus imitadores, cayendo estos en la trampa
de querer pretender generalizar un procedimiento tan singular
en altos niveles y que truncó la trayectoria deportiva de tantos
deportistas, al no conocerse y al no haber investigado cuáles
eran los efectos que el sistema producía, como consecuencia
del trabajo con distancias de 200 y 400 m en numerosas repe-
ticiones.
75
Algunas definiciones sobre el Interval Training:
• Mellerowicz: tipo de trabajo en el que se genera un cambio
sistemático entre el esfuerzo a realizar y la pausa relativa
de recuperación.
• Reindel (a quien se tiene como uno de los creadores del
Interval Training): entrenamiento con pausa de estímulo que
es donde radica la eficacia del trabajo.
• Schingwetz: es la unidad de trabajo dividida en partes para
obtener un rendimiento a través de múltiples repeticiones
fragmentadas por pautas.
• Nett: cambio sistemático tras un esfuerzo y pauta de recu-
peración incompleta.
• Vinuesa y Coll: el entrenamiento es un sistema fraccionado
con las características de ellos y a las que hay que añadir
una importante, que es el rendimiento en la pauta útil, es
decir, también en ellas se produce modificaciones orgánicas.
• Díaz Otañez: es la sucesión y esfuerzos submaximales, en
los que no se supera el límite crítico de 180 puls/min, “con
pausas rendidoras” de una duración tal que no lleguen a
valores en los cuales haya desaparecido el estímulo de
agrandamiento de la silueta cardíaca.
• Platonov: es un método en el cual interviene de forma clási-
ca, en alternancia con las fases de reposo, ejercicios de
duración y de intensidad constantes.
• Schmolinsky: es la mejor forma de practicar la construcción
completa de la fuerza, velocidad y resistencia, ya que ase-
gura la alternancia regular de esfuerzo y descanso.
• Forteza: el Interval Training es un sistema de preparación
para todo tipo de trabajo específico donde se alternan las
repeticiones de ejercicios con micropausas por repeticio-
nes y macropausas por series. Es un sistema de gran po-
tencial de entrenamiento.
Variantes de los Interval Training
• El entrenamiento a intervalos en tramos cortos-intensivos.
Las cargas de repetición se aplican después de pausas cor-
tas de descanso. Esta forma de entrenamiento está dirigi-
da al mejoramiento de la capacidad aeróbica, y en particular
al incremento de la productividad cardíaca.
76
• El entrenamiento a intervalos en distancias largas-extensivas.
77
Tabla 9
Algunas indicaciones para la dosificación de los
entrenamientos a intervalos según las diversas direcciones
genéricas del entrenamiento
Dirección Distancia Tiempo Serie Repeti- Total de Relación
de trabajo ciones repeti- trabajo
ciones descanso
78
en un mismo orden: 400 m /85% λ + 200 m /50% λ y así varias
veces.
c) Método del ejercicio regresivo repetido
Es una de las formas para mantener una alta capacidad de
trabajo y para conservar un nivel de forma deportiva, con gas-
tos energéticos relativamente pequeños en la ejecución de la
carga total de entrenamiento: es el método simulado de en-
trenamiento. Su esencia se reduce a la creación de un efecto
de entrenamiento de gran volumen, disminuyéndolo conside-
rablemente:
• Cousillman propone nadar tramos de entrenamientos, dis-
minuyendo gradualmente la longitud de los mismos. Co-
mienza con 200 yd, pasa después a tramos de 100, 50 y
25 yd. Al lograr la movilización máxima de las reservas fun-
cionales del organismo en los tramos largos, supone que
este efecto de entrenamiento también se conserva cuando
se nadan tramos más cortos.
• El levantamiento de un peso grande y de un peso cercano
al límite en los primeros intentos, posibilita que se incorporen
al trabajo la cantidad máxima de unidades neuro-musculares.
Los subsiguientes intentos con pesos no límites transcurren
sobre la base óptima de la actividad neuromuscular total de
la carga.
d) Método multiseriado a intervalos
A diferencia de los métodos anteriores, cada uno de los cua-
les puede ser empleado en una sesión de entrenamiento, este
método está concebido para ser utilizado en varias sesiones.
Se basa en la idea del dominio gradual de una u otra actividad,
mediante la división inicial de la misma y la subsiguiente unifica-
ción por etapas de la partes en un todo. Es un método para el
desarrollo de la resistencia especial de la carrera.
Preparación de la carrera de 800 m:
• 200 m +200 m+200 m+200 m (descanso de 7,00 s, la velo-
cidad de la carrera en todos los casos corresponde al mejor
resultado).
• 300 m+300 m+300 m (descanso de 7,00 s).
79
• 400 m+300 m+200 m (descanso de 6,00 s).
• 400 m+400 m (descanso de 5,00 s).
• 500 m+400 m (descanso de 4,00 s).
• 600 m+200 m (descanso de 4,00 s).
e) Método de juego
Este método se utiliza para el perfeccionamiento de los hábi-
tos motores en diferentes condiciones, para la educación de
las capacidades motrices, para el perfeccionamiento de la agi-
lidad, para la educación de las cualidades de la personalidad.
Sus particularidades son:
• Una carga física y funcional inusual sobre el organismo.
• Crear determinadas premisas para la formación de la per-
sonalidad.
Sus características en el entrenamiento deportivo son las si-
guientes:
• En la actividad con los deportistas se prevé el logro de un
objetivo en condiciones constantes y casualmente varian-
tes. Los deportistas siempre realizan un determinado papel.
• Existen variedades de formas para lograr el objetivo. Las
reglas de juego por lo común prevén una línea general de
este para alcanzar su objetivo, pero en las utilización de este
método los deportistas pueden alcanzarlo de diferentes for-
mas. De aquí se desprenden otros rasgos del método de
juego:
• La amplia independencia de las acciones de los depor-
tistas, los altos requisitos que se les plantea a su inicia-
tiva, agilidad, ingeniosidad.
• La modelación de las relaciones tensas entre los indivi-
duos y entre los grupos, la elevada emotividad. El estado
emocional que el juego crea, permite “disimular” la carga
en el juego y los deportistas realizan un volumen de car-
ga bastante considerable a una intensidad alta “como si
no lo notaran”.
f) Método competitivo
Es un método muy empleado durante el proceso del entrena-
miento deportivo. Existen dos formas de utilizarlo:
80
• La forma elemental. Consiste en las distintas formas de es-
timular el interés y activarlo durante la ejecución de los dife-
rentes ejercicios.
• La forma desarrollada. Es una forma relativamente inde-
pendiente de organización de las sesiones de entrenamiento
(de control, de prueba, en competencia oficial).
Los rasgos característicos son:
• El principal y determinante consiste en el enfrentamiento
de las fuerzas en condiciones de competición organizada,
de lucha por la superación o por logros máximos. El factor
de enfrentamiento incrementa la acción del ejercicio físico
(con ayuda del estado fisiológico y psíquico, provoca la ma-
nifestación máxima de las posibilidades funcionales
orgánicas).
• Alta exigencia a las fuerzas físicas y espirituales de los de-
portistas, tensión emocional.
• Enfrentamiento de intereses contrarios y, a la vez, ayuda
mutua, responsabilidad recíproca en la lucha por alcanzar
un objetivo: la victoria.
• Unificación del objetivo de competencia, del orden de la lu-
cha por la victoria y de la forma de valoración de los logros.
Las formas de unificación son las reglas de competencia,
iguales para todos.
• Posibilidades limitadas de dosificar la carga.
• Por último, señalamos que el método competitivo es un mé-
todo que ejerce una influencia muy fuerte sobre los depor-
tistas. Por tanto, si no existe un hábito motor estable en los
deportistas, no es posible perfeccionarlo mediante este
método.
4. Discontinuos a repeticiones
Estos métodos consisten en la alternancia sistemática entre
el estímulo (ejercicio) y el descanso, la característica básica es
aplicar altas intensidades, superiores a 95%, en trabajos de corta
duración por cada repetición, los intervalos de descanso, tanto
en las micropausas (descanso entre las repeticiones) como en
las macropausas (descanso entre las series) deben ser aproxi-
madamente compensadores del sistema energético empleado,
81
que en estos métodos estará determinado por la utilización de
los fosfágenos por vía anaerobia alactácida.
Veamos lo anterior con un ejemplo: usted dirige una carga
consistente en nadar 5 x 100 m y desea que cada repetición de
los tramos de 100 m sea realizada por los deportistas con una
efectividad de 95 % de la intensidad de la competición. Si un
deportista tiene su marca de 100 m técnica libre en 52,00 s,
siguiendo el ejemplo deberá nadar cada distancia aproximada-
mente en 54,7 s; para ello el intervalo de descanso debe ser lo
suficientemente compensador. Si el atleta no cumple con el tiem-
po establecido, debemos considerar lo siguiente:
a) La cantidad de tramos es excesiva.
b) El tiempo de valoración de la intensidad es excesivo.
c) Insuficiente tiempo de recuperación.
d) Muchas repeticiones por serie.
e) Mal estado de salud.
En cualquiera de los casos, el entrenamiento en esa dirección
deberá suspenderse, pues es más aconsejable no entrenar una
dirección a entrenarla mal.
Hemos expuesto una síntesis de los diferentes métodos de
preparación en el entrenamiento deportivo. Ahora bien, nuestro
enfoque sistémico consiste en lo siguiente:
Cada método, sea el que sea no constituye ninguna direc-
ción de preparación, por cuanto la sistematización de los estí-
mulos no garantizan una constante ruptura de la homeostasis
y por ende los procesos de adaptación no tendrían lugar. Por
ejemplo:
• Para desarrollar la capacidad de trabajo aeróbica en las
primeras etapas de la preparación, utilizamos el método con-
tinuo invariable, ejemplo, carrera de 5 km. Este método por
sí solo no garantiza el objetivo de rendimiento a no ser que
se integre a un sistema de preparación consistente en de-
terminar qué tiempo estaremos utilizando el trabajo conti-
nuo, qué progresión de kilómetros tendrá la orientación de
las cargas, si iniciamos con carrera de 5 km. Hasta cuántos
kilómetros recorrerá de forma continua el deportista y en
que medida será su aumento, con qué sistemas energéti-
cos se relacionará o con qué capacidades alternaremos el
82
trabajo aeróbico, cuántas veces por microciclos se utilizará
este trabajo.
Con los métodos discontinuos sucede lo mismo, por ejem-
plo: si queremos desarrollar la capacidad de resistencia de la
velocidad (aeróbica lactácida) utilizamos el Interval
Training: 8 x 800 m a 95 % de intensidad con micropausas de
60,0 segundos .
Nos preguntaríamos entonces:
Cuántas veces por microciclos, durante cuántos microciclos,
cómo aumentan las repeticiones por serie, hasta cuántas se-
ries aumentaríamos y en qué medida, cómo disminuiría el inter-
valo de descanso, con qué sistema o capacidad alternaríamos
el trabajo, etc.
Es necesario una aclaración, cualquier trabajo realizado en
el entrenamiento deportivo conducirá a un resultado que he-
mos planificado, aquí nos referimos a resultados de rendimien-
to por dirección del entrenamiento. Por ejemplo, si nuestra meta
de preparación en una mesoestructura es el “desarrollo de la
capacidad de trabajo aeróbica” como base para la preparación
general del deportista y su capacidad de recuperación, las car-
gas y sistemas utilizados deben estar en esa dirección, el atleta
obtendrá un resultado, pero difícilmente sea el esperado por
nosotros.
83
Capítulo IV
ESTRUCTURA Y PLANIFICACIÓN
DEL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO
Desde hace ya tiempo, venimos repitiendo que: “la planificación
del entrenamiento deportivo es ante todo el resultado del pensa-
miento del entrenador”. Este pensamiento debe estar lo más
distanciado posible de toda improvisación; integrar los conoci-
mientos en un sistema estructural y organizado lo más cerca-
no a la ciencia y la tecnología.
Para R. Kaufman (1973), “la planificación es un proceso para
determinar adónde ir y establecer los requisitos para llegar a
este punto de la manera más eficiente y eficaz posible”.
Los preceptos de la planificación para J. A. Mestre Sancho
(1997) son los siguientes:
1. La planificación no es intuitiva, no puede dejarse al azar.
Por el contrario, ha de seguir un proceso.
2. Los fines, sobre todo, y también los objetivos, deben estar
en concordancia con los problemas y consiguientes nece-
sidades; debiendo, aquellos, establecerse y determinarse
claramente. De lo contrario se corre el riesgo de planificar
un proceso encaminado hacia algo diferente de lo que, real-
mente, se precisa, para el primero de los casos y, sin saber
para qué, en el segundo.
3. Las metas, los objetivos y, en última instancia, los fines,
deben ser alcanzables, realistas (lo que no excluye una cierta
osadía y un cierto nivel de riesgo).
4. La planificación es un proceso secuencial y lógicamente
ordenado. No se desarrolla todo simultánea ni capricho-
samente.
5. La planificación está inmersa en el medio ambiente, no pu-
diendo ni desprenderse ni trabajarse al margen del mismo.
6. Toda planificación presupone un cambio efectivo con res-
pecto a la situación existente de la que se parte.
7. Se planifica para la ejecución. No puede hablarse de verda-
dera planificación, el trabajo exclusivamente teórico, sin in-
84
tensión de su posterior puesta en práctica, debe, por tanto,
existir voluntad de hacerla efectiva.
85
periodización del entrenamiento deportivo, propuesta inicialmen-
te por él desde la década del sesenta del siglo XX, considerando
a los precursores: Kotov (1916), Grantyn (1939) y Letunov (1950).
Por lo anterior, para analizar cualquier estructura actual del
entrenamiento es necesario partir de la formulada por L.
Matveiev, conocida mundialmente por periodización del entre-
namiento.
Periodización y planificación son conceptos diferentes: la
periodización en la estructura temporal y la planificación en la
integración del proceso de obtención del rendimiento.
86
2. Período competitivo, relativo al mantenimiento de la forma
deportiva.
3. Período de tránsito, responsable por la pérdida temporal de
la forma deportiva.
Está demostrado que el esquema de L. Matveiev es demasia-
do rígido en lo concerniente a las diversas fases de la prepara-
ción deportiva, considerándose que, para diferentes modalidades
deportivas y diferentes atletas, son las mismas y poseen relati-
vamente, la misma duración (Tschienie, 1985).
Varios estudios se han realizado, unos de forma complemen-
taria, para perfeccionar la periodización de L. Matveiev (Platonov,
1988, Harre 1988, Ozolin 1989, Forteza, 1990, Viru 1991), y
otros intentando romper con esta forma tradicional de estructu-
ración del entrenamiento (Verjoshanski, 1990; Bvonderciuk y
Tschiene, 1985; Tschiene, 1986, 1988).
Mc Farlane (1986) y Dick (1988) se pronunciaron en sus es-
tudios sobre el tema, planteando que la periodización del en-
trenamiento deportivo puede ser entendida como una división
organizada del entrenamiento anual o semestral de los atle-
tas, en la búsqueda de prepararlos para alcanzar cierto objeti-
vos establecidos previamente y obtener un gran resultado
competitivo en determinado punto culminante de la temporada
competitiva, exigiendo que la forma obtenida sea el ajuste de
la dinámica de las cargas en su punto máximo para el mo-
mento competitivo.
La esencia de la periodización de L. Matveiev es la relación
temporal de las fases de la forma deportiva con la estructura-
ción de los períodos del entrenamiento (Forteza y Ranzola,
1988).
Según Dilson (1992) la periodización del entrenamiento se
fundamenta justamente en la transferencia positiva de los gran-
des volúmenes de cargas generales de trabajo en las primeras
fases del entrenamiento para una mayor especificidad de las
fases posteriores.
Críticas a la periodización de L. Matveiev
Varias críticas han surgido sobre esta periodización y sus se-
guidores. J. Weineck (1989) afirma que la preparación general
tiene sentido apenas para el estado general de preparación del
atleta, que de por si ya está elevado por los años de entrena-
87
miento realizados. Por esta razón, según el autor no se desen-
cadenan en los atletas los procesos de adaptación para una
nueva capacidad con resultados aumentados.
Para Gambetta (1990) este modelo es válido solamente para
las primeras fases del entrenamiento, considerándo que al au-
mentar el nivel de rendimiento de los atletas se debe aumentar
también el porcentaje de utilización de los medios de prepara-
ción específica.
T. O. Bompa, (1983) argumenta que no existe en los calenda-
rios competitivos actuales tiempo disponible para la utilización
de medios de preparación general, que no corresponden a las
especificidades concretas del deporte en cuestión. Este plan-
teamiento coincide con los señalado al respecto al inicio de este
libro. P. Tscchiene (1990), que es uno de los autores que más
ha discutido la periodización del entrenamiento deportivo, real-
za la importancia de una preparación individualizada y específi-
ca con altos índices de intensidad durante los procesos actuales
del entrenamiento deportivo, el que no ocurre en la periodizacion
tradicional de L. Matveiev, y señala que su esquema es dema-
siado rígido en lo referido a las diversas fases de la preparación
deportiva, considerando que para diferentes deportes y depor-
tistas son las mismas y poseen relativamente la misma dura-
ción. También llama la atención para la importancia de nuevas
formas alternativas de estructuración del entrenamiento depor-
tivo surgidas últimamente y que más adelante señalaremos.
I. V. Verjoshanski (1990), plantea que la periodización del en-
trenamiento deportivo, cuando fue concebida, tenía como base
resultados competitivos mucho más bajos y de un nivel de exi-
gencia mucho menor que las actuales, por lo que esta forma de
estructurar el entrenamiento se debe concebir únicamente para
atletas de nivel medio y no en atletas de elite, que trabajan con
exigencias mayores.
Bondarciuk y Tschiene (1985) y Tschiene y Márquez (1989),
afirman que no hay transferencia positiva de la preparación
general para la preparación especifica en deportes de alto nivel.
L. Matveiev (1990), ha respondido a algunas de estas críti-
cas, principalmente en lo que se refiere a la utilización de las
cargas generales y los altos volúmenes de trabajo en las fases
básicas del entrenamiento, planteando que esto es un factor
que no puede ser contestado y mucho menos eliminado. En
este fenómeno los contenidos generales están en dependencia
de los contenidos específicos y viceversa.
88
Tabla 10
Síntesis de las particularidades de los períodos
Períodos
Particularidades Preparatorio Competitivo Transitorio
Etapa preparación general Etapa preparación especial
1. Orientacio- Crear la base para la Acusada a todos los Preparación funcional Alivio de la
nes del en- preparación especial y componentes de la inmediata para las perparación
trenamiento competitiva preparación deportiva competencias
2. Prepara- Desarrollo de las Desarrollo de las Mantenimiento del nivel Descanso activo
ción física capacidades capacidades motrices de preparación general por por medio de
motrices especiales y manteni- y especial alcanzado juegos y activi-
generales miento del nivel dades acuáticas
general
4. Prepara- Desarro
ción psico- dades v
lógica persona
6. Dinámica La cant
cicios e
que la c
ejecuci
nio del
aerobio
de los
90
Los principales problemas encontrados en la práctica con-
creta del entrenamiento deportivo están relacionados, sin duda
alguna, con los calendarios variados de los ciclos competitivos
a lo largo de los años y con el gran número de competiciones
que existen durante el año.
Alrededor de este problema, nuevas formas de estructurar el
entrenamiento deportivo para atletas de alto nivel han surgido,
y la tendencia es que cada vez se recurre más a la utilización
de unos u otros sistemas (Raposo, 1989).
Las formas de estructurar el entrenamiento deportivo que se-
ñalaremos a continuación, bien la que tiende a perfeccionar la
periodización de L. Matveiev, o las que pretenden romper con
ella, es evidente que estas formas no encierran las variadas
posibilidades de estructuración del entrenamiento deportivo, mas
son actualmente las más discutidas en la literatura internacio-
nal especializada en el tema.
91
La estructura del entrenamiento constituye un orden relativa-
mente estable de elementos, los cuales tiene correlación unos
con otros.
Si variamos los lugares de las sesiones de entrenamiento, el
efecto será distinto. En la actualidad, el arte en la construcción
de los entrenamientos por medio de los diferentes ciclos tiene
una importancia vital para el éxito de la planificación y por ende
de los resultados competitivos.
El microciclo consta como mínimo de dos fases: acumulativa,
que está relacionada, en uno u otro grado, con el agotamiento y
de restablecimiento, que está relacionada con el descanso ne-
cesario por las cargas recibida.
En la práctica, por cuestiones organizativas del calendario, se
utiliza frecuentemente el ciclo semanal, 7 ± 2 días; sin embar-
go, puede haber microciclos desde 2 hasta 20 días. La dura-
ción mínima es de 2 días, aunque es poco utilizada, pues no da
muchas posibilidades a la resolución de tareas de entrenamiento.
El tipo de deporte no determina la duración del micociclo, el
mismo depende de las tareas de la preparación del proceso de
entrenamiento (de las direcciones a cumplir). Lo que se trata es
de buscar la duración óptima del microciclo en dependencia del
nivel de calificación del deportista, con las direcciones a cumplir
y con el momento de preparación.
Los microciclos de entrenamiento permiten concentrar las ta-
reas en las distintas sesiones, así como el volumen necesario
de influencias para su solución. Se mantienen hasta tanto sean
necesarios para cumplir las tareas trazadas en la preparación.
A pesar de la gran influencia de sesiones de entrenamiento,
la construcción racional del microciclo permite evitar la unifor-
midad y la monotonía.
Factores que influyen en la construcción de los microciclos:
1. El régimen general de la actividad vital del deportista, influyen
también la actividad de estudios o laborar y la dinámica condi-
cionada de la capacidad de trabajo.
No es casual que con frecuencia los microciclos de entre-
namiento se construyan en el calendario semanal. Esto no
siempre responde completamente a los requisitos de la es-
tructura óptima del proceso de entrenamiento, pero facilita
la coordinación entre el régimen de entrenamiento y los mo-
92
mentos principales del régimen general de la vida de los
deportistas.
2. El contenido, la cantidad de sesiones de entrenamiento y la
magnitud sumatoria de las cargas del microciclo, estos fac-
tores están condicionados, en principio, por las particulari-
dades de la especialización y por el nivel de preparación
del deportista.
El orden de alternación de las magnitudes de las cargas y
del descanso, depende, en gran medida de la interacción
de los procesos de agotamiento y restablecimiento.
93
servar ningún índice de sobretensión de los sistemas funciona-
les del organismo. A modo de ejemplo, podemos tomar las si-
guientes alternaciones de la tendencia predominante durante
las sesiones de entrenamiento en la semana:
1. Preparación técnica y desarrollo de las capacidades de ve-
locidad.
2. Entrenamiento complementario con carácter de restableci-
miento.
3. Preparación técnica y desarrollo de las capacidades de ve-
locidad-fuerza.
4. Desarrollo de la resistencia de la velocidad (anaeróbica
lactática).
5. Desarrollo de la resistencia aérobica.
Este ejemplo es típico de los primeros momentos en la prepa-
ración de los deportes de velocidad y fuerza. En los tipos de
deportes que se requiera de resistencia muy especial, para los
momentos de preparación especial, se pueden realizar
alternadamente las sesiones de entrenamiento siguiente:
1. Perfeccionamiento de la técnica de los movimientos de
acuerdo con el desarrollo de las capacidades de
velocidad.
2. Desarrollo de las resistencia especial (del fuerza, de veloci-
dad, de técnica, de táctica, etcétera) con la influencia prin-
cipal sobre sus distintos componentes.
3. Desarrollo de la resistencia especial (de fuerza, de veloci-
dad, de técnica, de táctica, etcétera) con la influencia prin-
cipal sobre sus componentes condicionales.
4. Entrenamiento complementario con carácter de restableci-
miento.
5. Desarrollo de la resistencia especial (de fuerza, de veloci-
dad, de técnica, de táctica, etcétera) conforme a las condi-
ciones de la competición.
6. Desarrollo de la resistencia aeróbica.
Hasta el momento, la práctica del deporte no cuenta con las
fórmulas precisas para la construcción de los microciclos, la
misma se apoya en la lógica de traslación de las sesiones de
entrenamiento, en dependencia de las tareas del proceso de
entrenamiento y el momento de preparación.
94
Por ejemplo, resultan necesarios no menos de tres días en el
microciclo semanal, para influir de forma dirigida sobre la capa-
cidad requerida.
Al mismo tiempo, si esta capacidad se lleva hasta la condi-
ción necesaria y solo hay que mantenerla, entonces se requeri-
rán dos sesiones a la semana (Hettinger, 1988), de lo contrario
los índices de la capacidad dada comenzarán a reducirse. Para
mantener cualquier capacidad, no es conveniente pasar al de-
sarrollo de otra por más de tres días a la semana. En la mayoría
de los casos, el ciclo semanal no se inicia con grandes cargas.
Si en el ciclo semanal se presentan dos entrenamiento con gran-
des cargas, será conveniente distribuirlas en el tiempo. A su
vez, si son más de dos, es posible realizar de forma seguida
dos de cada tres días.
Como es conocido, las cargas son menos efectivas cuando
existe un cansancio fuerte (en el sentido del efecto sumatorio),
que en estado de una óptima capacidad de trabajo. Es posible
acelerar los procesos de restablecimiento, si se incluyen distin-
tas sesiones las cuales actuarán como mecanismo de descan-
so activo.
Con el objetivo de construir correctamente los microciclos, es
necesario conocer qué influencia ejercen las cargas sobre el
deportista, diferentes por su magnitud y tendencia, así como
por la dinámica y la duración de los procesos de restableci-
miento después de las mismas.
En este sentido, resultan también importante las informacio-
nes sobre el efecto acumulativo de algunas cargas, diferentes
por su magnitud y tendencia, y sobre las posibilidades de utili-
zación de cargas medias y pequeñas, con el objetivo de intensi-
ficar los procesos de restablecimiento, después de tensiones
físicas considerables.
Al mismo tiempo, es conveniente conocer las regularidad
oscilatorias de la capacidad de trabajo durante el día y sus me-
canismos condicionantes.
Son varias las investigaciones que han demostrado el ca-
rácter de las fases de los procesos de restablecimiento (Folbert,
1948; Vinogradov, 1958; Chagovet, 1964; Yakolev, 1969). En
sentido general sus resultados se basan en lo siguiente: du-
rante el proceso de trabajo muscular y después del mismo,
sobre la capacidad de trabajo de los distintos órganos y siste-
mas, se originan diversas fases: gastos, restablecimiento, su-
perrestablecimiento y regreso a la inicial (ver capítulo III).
95
Pero el restablecimiento después de las cargas físicas no sig-
nifica solo el regreso al nivel inicial de las funciones del organis-
mo; la aparición de “huellas” no se elimina completamente, sino
que se mantienen y se afianzan. Las variaciones de las diferen-
tes funciones del organismo, que surgen en el período de res-
tablecimiento, sirven de base para elevar el nivel de
entrenamiento.
En el período de trabajo, se distinguen generalmente dos fases:
1. La fase de las funciones somáticas y vegetativas variables
(antes del período de restablecimiento), la cual se puede
prolongar desde algunos minutos, hasta varias horas, so-
bre cuya base se halla el restablecimiento de la homeostasis
del organismo.
2. La fase constructiva (período de establecimiento), en la cual
se forman las variaciones funcionales y estructurales en el
organismo. Pero en los deportistas calificados, esta fase se
observa solo durante la utilización de cargas suficientemente
grandes por su volumen.
El crecimiento del nivel de entrenamiento depende en gran
medida, de la cantidad de sesiones en el microciclo con gran-
des cargas y el correspondiente descanso entre ellas, durante
el cual se lleva a cabo la homeostasis del organismo (fase uno)
y la formación de la variaciones morfo funcionales (fase dos).
La alternación diversa de las cargas y del descanso en el
microciclo puede lleva a tres tipos de reacción:
1. Crecimiento máximo del nivel de entrenamiento.
2. Efecto insignificante del entrenamiento o carencia total del
mismo.
3. Sobreagotamiento de los deportistas.
Las reacciones del primer tipo se observan cuando en el
microciclo se alternan óptimamente las sesiones con grandes
cargas y el descanso o con sesiones con cargas pequeñas. El
segundo tipo de reacción se manifiesta cuando se utilizan car-
gas pequeñas. En el tercer tipo de reacción, se observa la in-
adecuada utilización de las sesiones de entrenamiento con
grandes cargas.
La concepción de Folbert se basa en la alternancia de las
cargas y el descanso; y consiste en que si la carga inmediata
96
se realiza en la fase de supercompensación, el efecto de entre-
namiento será mayor que si se produce posterior a esta, pues
en ese caso el efecto es insignificante. En la fase de restableci-
miento insuficiente, se observa agotamiento del organismo y
exceso de entrenamiento. Todo esto es mucho más complejo a
lo descrito, en realidad el restablecimiento y la supercompen-
sación de las diferentes funciones del organismo ocurren de
manera heterogénea.
Estructura de los ciclos medios y sus condiciones
Los mesociclos (ciclos medios) del entrenamiento deportivo,
representan la combinación de algunos microciclos, incluyendo
dos como mínimo. Frecuentemente los mesociclos incluyen de
3 a 6 microciclos, con una duración aproximada de un mes,
representando etapas relativamente terminadas en el proceso
de entrenamiento. El orden de combinación de los microciclos y
su variabilidad depende de la formación general del proceso de
entrenamiento y de las tareas de una u otra sesión.
En la estructura del mesociclos influyen principalmente los
factores siguientes:
1. El régimen de actividad del deportista.
2. El contenido y la calidad de las sesiones y la magnitud de
las cargas.
3. Las particularidades individuales de reacción del deportis-
ta ante las cargas de entrenamiento.
4. Los factores biorrítmicos.
5. El lugar del mesociclos en el sistema general del proceso
de entrenamiento.
En la formación de la estructura de los mesociclos desem-
peñan un papel fundamental las condiciones siguientes:
1. La necesidad de los mesociclos surge fundamentalmente,
debido a que los mismos permiten dirigir de forma racional
los efectos acumulativos del entrenamiento de la serie de
microciclos, garantizando elevados ritmos de desarrollo del
nivel de entrenamiento y previendo las alternancias en los
procesos de adaptación que se originan en el organismo
del deportista bajo la influencia de las cargas de entrena-
miento acumuladas.
97
Los cambios de adaptación se originan en el organismo de
forma heterogénea y en una u otra medida, se retrasan en
relación con la dinámica de las cargas de entrenamiento.
2. En el carácter y la duración de los mesociclos influyen las
oscilaciones biorrítimicas (cercanas a un mes) de la activi-
dad vital del organismo del deportista.
Por ejemplo, los biociclos físicos, con una duración de
23 días, poseen dos fases relacionadas con el aumento y la
disminución de las posibilidades funcionales del organis-
mo. A pesar de que los resultados investigativos al respec-
to no han dado confirmaciones precisas sobre estos datos,
el propio hecho de la existencia de los biorritmos de casi un
mes, hace que los mismos no se puedan negar.
3. El lugar del mesociclo en el sistema general de construcción
del entrenamiento, influye sobre la estructura del macrociclo.
De este factor depende el contenido del mesociclo, la mag-
nitud de los intervalos entre ellos y las condiciones de resta-
blecimiento.
ESTRUCTURACIÓN PENDULAR
DEL ENTRENAMIENTO DEPORTIVO
El ruso Arosiev, conjuntamente con Kalinin, en un artículo publi-
cado en 1971, fueron los primeros autores en proponer la “es-
tructuración pendular” del entrenamiento deportivo.
Posteriormente, algunos otros seguidores de este tema (Forteza
y Goberna, 1987 y Forteza, 1988) hacen algunas consideracio-
nes con relación a esta forma de estructurar el entrenamiento
deportivo del atleta.
Esta propuesta (estructuración pendular) se basa en primer
lugar, en el caso de los atletas que tienen que entrar y salir de
su mejor forma competitiva varias veces en el transcurso del
año deportivo. Y por tanto, es importante la alternancia siste-
mática de cargas generales para una primera fase de entrena-
miento y de cargas especificas para una segunda fase.
Esta alternancia sistemática forma lo que se llama “péndulo
de entrenamiento”, ya que las cargas específicas crecen en cada
ciclo de entrenamiento, al contrario de las cargas generales,
que decrecen en cada ciclo hasta prácticamente desaparecer,
en la búsqueda de una mejor transferencia de los efectos de
98
las cargas generales para las cargas específicas y cargas de
competición.
El péndulo de entrenamiento es responsable de las alternan-
cias sistemáticas que crecen en el transcurso del proceso de
entrenamiento de forma generalizada y que sustentan las posi-
bilidades de los atletas para participar en varias competencias
a lo largo de grandes ciclos anuales de entrenamiento.
Cuando menores son los péndulos durante el proceso de en-
trenamiento, mayor será el número de veces que el atleta esta-
rá en condiciones de competir eficazmente, pero si los péndulos
son mayores, mayor será la posibilidad de sustentar la forma
deportiva por más tiempo por parte del deportista (Gráf. 6).
Gráfico 6
Esquema estructural de péndulo
CP
100% C
90% C
80%
Amplitud
de péndulo
Carga especial
I II III IV Semanas
99
La estructuración del entrenamiento deportivo, sobre esta for-
ma, utiliza los ciclos de entrenamiento propuestos por L. Matveiev
(1981-1986), seguido por varios autores (Berger y Minow, 1984;
Forteza y Ribas; 1988; Ushiko y Volbov, 1991; Viru, 1991), para
la formación de los péndulos del entrenamiento, lo que se torna
aún dependiente de los ciclos generales de trabajo que sirven
de base para los ciclos especifícos y competitivos fomulados
por él.
Se puede notar que, en esta forma de estructurar el entrena-
miento deportivo, aún se le da importancia a las cargas genera-
les de entrenamiento y existe la relativa separación, igual, pero
en menor escala que en la periodización de L. Matveiev, entre
la preparación general y la preparación general y la prepara-
ción específica. Esta separación en torno a esta forma de es-
tructurar el entrenamiento aún es un poco problemática en lo
que respecta justamente a la obligatoriedad o no de las cargas
generales de entrenamiento, asunto este que viene siendo tra-
bajado específicamente por otros autores (Márques, 1989, 1990;
Tschiene, 1985; Satori y Tschiene 1987; Forteza 1993).
100
Este concepto es fundamental para esta teoría, pues se cons-
tituye en lo concerniente a la estructuración del entrenamiento
“en bloque”. El efecto del entrenamiento retardado a largo pla-
zo, plantea al respecto que a los efectos obtenidos después de
sucesivas sesiones de aplicación de cargas de fuerza en un
bloque concentrado, que puede durar varias semanas, y crear
las bases condicionantes para el entrenamiento de las demás
capacidades de los deportistas y para el perfeccionamiento de
la técnica.
En la práctica esta forma de estructurar el entrenamiento toma
forma al paso que concentra, en diferentes bloques los aspec-
tos físicos, técnicos y tácticos. En un primer bloque se trabajan
las capacidades físicas con predominio de la fuerza y en un
segundo bloque las cuestiones técnicas y tácticas.
Este modelo de estructuración causa una relativa división del
entrenamiento respecto a las capacidades físicas y la técnica
deportiva. Ahora bien, I. V. Versjoshanski deja claro que existe
en cada bloque un predominio de varios contenidos, sin que la
separación sea estática o absoluta.
Según P. Tschiene (1985) y J. Satori, P. Tschiene (1987), el
modelo de dinámica en bloques deberá estar precedido por una
dinámica de alto nivel, principalmente en el caso que el propio
autor refiere de manera clara, la importancia de la unilaterali-
dad de las cargas específicas de trabajo, el que constituye un
avance significativo de la teoría del entrenamiento deportivo.
101
Gráfico 7
Esquema estructural de entrenamiento de alto nivel
(P. Tschiene, 1985)
Competiciones
100
80 Intensidad
volumen
Intervalo profiláctico
Intervalo profiláctico
Carga (%)
Carácter
especial
Organización
individual
con variación
Pp1 Pc1 Pp2 Pc2 T
102
Estos se basa en que el atleta debe mantener, a lo largo del
año deportivo, una alta capacidad de rendimiento y no cons-
truirla para después mantenerla y más tarde perderla conforme
a la teoría de L. Matveiev.
Esta forma de organizar el entrenamiento es bastante des-
gastante, el autor introdujo la necesidad de intervalos profilácti-
cos, entre las altas intensidades de trabajo, como medio de
recuperación activa y mantenimiento de las capacidades de
rendimiento, aumentadas durante todo el desarrollo del proce-
so de entrenamiento.
Se puede percibir un avance de esta teoría, principalmente
en lo que se plantea respecto a la relativa eliminación de fases
generales del entrenamiento, donde los resultados no se cons-
tituyen en objetivos específicos. Aquí, por el contrario, se esta-
blece que el atleta debe estar el año entero apto para competir
en buenas condiciones para el mejor rendimiento.
103
periódica se le incluyeron a la misma los ciclos estructurales,
siempre tratando de buscar una solución a las demandas cada
vez mayores de la cantidad de competencias de compromiso
de participación (debido a uno u otro interés), lo que significó
un híbrido estructural, dado por la unión de los períodos (prepa-
ratorio, etapa de preparación general y etapa de preparación
especial, competitiva y transitoria) con los ciclos (micro, meso y
macro). Lo expresado significa que los entrenadores empeza-
mos a forzar las estructuras metodológicas a las exigencias de
los calendarios competitivos, lo que originó que muchos planes
de entrenamiento no fueran reales.
Ilustremos lo planteado con un ejemplo: la estructura periódi-
ca se inicia como todos saben con el período preparatorio y
dentro de este con la etapa de preparación general, teniendo
esta etapa una duración mínima de aproximadamente 6 sema-
nas, resulta entonces que, si a partir de la tercera semana de
iniciado el plan, dado los momentos actuales (en relación con
los calendarios competitivos), tenemos que enfrentarnos a la
primera competencia ¿qué se hace entonces?
Si estamos en una etapa de preparación general y esta de-
manda un contenido de preparación acorde con su propio
enunciado:
1. Una orientación dirigida a crear una base sólida en la forma
del deportista.
2. Carga de entrenamiento de carácter general.
3. Volumen de las cargas superiores a la intensidad de las
mismas.
4. Los medios de preparación son de orientación mediata,
etcétera.
Entonces, irremediablemente la demanda de la etapa no la
podemos cumplir, lo que trae como consecuencia la realización
de un trabajo no planificado en el plan prescrito, es decir una
vulneración del mismo.
Todo lo anterior ha obligado a la metodología del entrena-
miento deportivo, o más bien a los que nos dedicamos a sus
puntos teóricos y metodológicos, a buscar nuevas tentativas de
solución a este problema estructural que define en gran medida
la planificación del entrenamiento por lo que: “una perfecta es-
tructuración del entrenamiento, garantiza no solo la obtención
de resultados a nivel mundial, sino además procura asegurar la
104
longevidad deportiva de nuestros atletas...” (Forteza, 1988;
Berger, Minow, 1990).
Uno de los recursos tecnológicos que a nuestra considera-
ción se ajusta cada vez más a la dispersión competitiva en la
macroestructura para el deporte de alta competición, lo consti-
tuye el esquema estructural de péndulo.
Esta propuesta, que identificamos como recurso tecnológico
para la planificación del entrenamiento deportivo, tiene su base
en la competencia reiterada de los deportistas en casi toda la
macroestructura, demostrando en estas un rendimiento grande
y a veces máximo. Esto significa que la alternancia entre las car-
gas generales y especiales sigue siendo un aspecto fundamen-
tal en la estructuración del entrenamiento, en este caso no puede
existir una preponderancia de las cargas generales sobre las
especiales en una etapa y viceversa en otra posterior. En el caso
de esta estructura pendular las cargas especiales de prepara-
ción siempre estarán por encima de las cargas generales. Preci-
samente la separación entre las correlaciones de cargas
generales y especiales crean el péndulo del entrenamiento, pues
las cargas especiales crecen constantemente a medida que avan-
za la macroestructura, a diferencia de las cargas generales que
disminuyen en la misma medida, pudiendo llegar estas últimas a
desaparecer en los ciclos más acusados de competición.
La diferencia entre las cargas generales y especiales deter-
mina la amplitud pendular. Péndulos muy abiertos caracterizan
una gran diferencia entre las cargas de orientación general y
especial, lo que significa que el deportista estará sometido a un
régimen de competición limitado, por el alto nivel de prepara-
ción a que es sometido. Por el contrario, si los péndulos se
cieran, la diferencia entre las cargas general y especial es pe-
queña, la participación competitiva será mayor y el nivel de pre-
paración se irá incrementando en la medida que avanza la
estructura del plan.
Esta estructura utiliza los ciclos de L. Matveiev en su organi-
zación, aspecto que han seguido otro autores (Berger y Minow,
1984; Forteza, 1988; Ushko y Volkiv, 1991; Viru, 1991) para la
formación de los péndulos de entrenamiento.
Queremos notar, que en esta forma de estructuración del en-
trenamiento aún se le concede una importancia a la prepara-
ción general del deportista, aunque en menor consideración que
la propuesta por L. Matveiev (periodización).
105
La obligatoriedad o no de la utilización de las cargas genera-
les del entrenamiento es un tema que muchos autores han es-
tado tratando, y constituye aún un punto problemático en esta
estructuración (Marquez, 1989 y 1990; Tschienie, 1985; Satori
y Tschienie, 1987 y Forteza, 1993).
En algunas tentativas prácticas sobre este tipo de estructura-
ción, hemos observado que durante la misma los péndulos se
cruzan, es decir en un ciclo determinado (mesociclo) la prepa-
ración general aumenta sobre la especial, esto constituye un
error en la estructuración pendular, pues rompe con su propia
esencia. Lo que sucede, a nuestro modo de ver, es que la es-
tructura pendular original es muy rígida en cuanto a la diferen-
ciación progresiva de la preparación general y especial, es por
ello que definimos una estructura de campana, tomando como
base para la misma la estructuración pendular de Arosiev y
Kalinin (1971).
Las campanas estructurales siguen el mismo principio de la
diferenciación entre las cargas generales y especiales, es de-
cir, siempre y en todo momento de la macroestructura las car-
gas de preparación especial estarán por encima de las cargas
generales sobre la especial, esto trae como consecuencia una
ruptura del proceso de calificación deportiva para las compe-
tencias que se van desarrollando en el plan.
Durante un año de entrenamiento, es posible identificar va-
rias campanas estructurales, dependiendo lo anterior del ca-
lendario competitivo. Si identificamos cada campana estructural
con un macrociclo, entonces será admisible tener en un año
varios macrociclos (Gráf. 8).
En el gráfico 8 A observamos un macrociclo de cinco mesoci-
clos, en esta estructura cada mesociclos, la correlación entre la
preparación general y especial, a medida que el proceso avan-
za, se van diferenciando más ambos tipos de preparación. Así
tenemos en el ejemplo que la relación primaria parte de una
proporción de 40 % la general por 60 % la especial, la primera
como planteamos continúa su disminución mientras que la se-
gunda continúa su aumento hasta llegar al mesociclo 5 con una
relación de 5 % la preparación general y 95 % la preparación
especial. Aquí tenemos una estructura que propicia al deportis-
ta a participar en las actividades competitivas del calendario
casi al empezar su ciclo, digamos desde la tercera semana
aproximadamente, esto resuelve un problema actual muy im-
106
portante, por lo general los deportistas disponen de poco tiem-
po de concentración preliminar para la temporada competitiva,
punto que ya ha sido mencionado.
Gráfico 8
Campanas estructurales
I Direcciones especiales
Direcciones generales
II
III
A
Amplitud del péndulo de la campana
II B
III
II
III
107
En el gráfico 8 B constatamos una doble campana continúa,
esto se debe a que el deportista después de haber terminado
una temporada competitiva, casi inmediatamente debe iniciar otra.
Observen que aún uniendo las dos campanas el péndulo no cru-
za la frontera de diferenciación, es decir, la preparación general
no sobrepasa la preparación especial en relación con la carga
porcentual, el alivio está en que después de haber terminado un
macrociclo, en este caso el primero de tres mesociclos, con una
relación de 10 a 90 %, general y especial respectivamente, se
inicia una nueva campana estructural con una relación de 45 a
55 %. En este caso cabe también la posibilidad de invertir el or-
den de las campanas, la primera de cinco mesociclos y la segun-
da de tres, esto dependerá básicamente del calendario de
competiciones y de las posibilidades del deportista de soportar
un alto régimen de preparación especial.
Debemos considerar en la planificación de las campanas es-
tructurales lo siguiente:
1. Las direcciones concretan más el trabajo en cada meso y
microestructura, por lo que la planificación y el control del
trabajo se hace más efectivo.
2. Al consignar un porcentaje de trabajo en la preparación ge-
neral y la preparación especial, se deberá consignar qué
direcciones de entrenamiento corresponden, esto es por
tipo de deporte como es lógico, a cada tipo de preparación.
Por ejemplo, natación, en un mesociclo tenemos consignado
30 % del trabajo a la preparación general y 70 % a la prepara-
ción especial, entonces debemos considerar:
Direcciones (trabajo en tierra)
Aerobio……………………… 40 %
Fuerza máxima …………… 30 %
Rápidez …………………… 20 %
Flexibilidad ………………… 10 %.
Cada porcentaje por dirección es sobre la base de 30 %.
Esta forma de campana estructural es por el momento solo
un intento de solución al problema actual que presenta la di-
námica competitiva mundial. En nuestra consideración las for-
mas estructurales clásica de L. Matviev (periodización del
108
entrenamiento), continúan siendo las básicas para la planifi-
cación de la preparación de los deportistas escolares, pues
sus metas de alto rendimiento competitivo tienen un carácter
de perspectiva.
Las campanas estructurales constituyen una propuesta sobre
la cual habrá que continuar investigando, sobre todo para esta-
blecer el ángulo determinante en la amplitud pendular (ancho
de la campana).
La diferencia fundamental que distingue a las campanas del
péndulo, es precisamente que este no se cruza en ningún mo-
mento de la macroestructura.
Las amplitudes se podrán estrechar o alargar de un macro a
otro del ciclo anual, pero bajo ningún concepto la preparación
general aumentará su porcentaje en relación con el mínimo
establecido para la preparación especial en cualquier
mesociclo.
109
La moral constituye un conjunto de reglas, de normas de con-
vivencia y de conducta humana que determinan las obligacio-
nes de los hombres, sus relaciones entre si y con la sociedad.
El carácter de la moral está determinado por el régimen econó-
mico y social.
Aunque esta “invasión biológica” al fenómeno social del depor-
te, está fundamentada y justificada por responder a una necesi-
dad que impone la realidad deportiva-competitiva actual, nuestra
responsabilidad moral no debe bajo ningún concepto conducir-
nos a ver al hombre únicamente como realidad biológica, eso
nos llevaría, como ha conducido a muchos entrenadores, a de-
sarrollar en los deportistas, agresividad, violencia, esfuerzo lími-
te, dóping, alineación, robotización y algo más: muerte.
Nuestra responsabilidad como científicos debe velar antes todo
por la integridad del hombre en su entorno natural y social, no
dejarnos llevar por la “ansiedad del rendimiento”, respetar las
necesidades espirituales (sentimientos, emociones, ideas y jui-
cio, etcétera), del hombre deportista a quien se dirige nuestro
trabajo.
En el entrenamiento deportivo es todo lo contrario, un atleta
con metas fijas para los máximos rendimientos, recibe cargas
en la frontera de sus posibilidades; aspirar a ser el mejor entre
los mejores, llamándose Ana Fidelia, Juantorena, Stevenson u
otro de los tantos campeones nuestros.
A estos atletas su salud le ha pendido como la espada de
Damocles al entrenar en el proceso de preparación.
Ahora bien, esa espada no cae ni daña si aplicamos conse-
cuentemente la metodología correcta, si nos asesoramos, con-
sultamos e investigamos todo lo que hacemos con nuestros
pupilos. Pensar siempre que nuestros atletas no son máquinas
de trabajo, son hombres, mujeres, y muchas veces niños, son
personas con motivaciones y sentimientos, son en definitiva los
que reciben el resultado de nuestro pensamiento.
Al hacer referencia a los tipos de fatiga (aspecto eminente-
mente biológico), que pueden aparecer en el proceso de entre-
namiento señalo:
Este tipo de fatiga (fatiga prepatológica o anómala) suele pro-
ducirse, cuando la progresión del entrenamiento no se
corresponde con el descanso o con la patología latente.
Los síntomas más evidentes son: la desproporción entre es-
fuerzo-cansancio, lenta recuperación entre los esfuerzos, dis-
110
minución del rendimiento y un estado general de abulia e irri-
tabilidad en el atleta. Normalmente no hay alteraciones fisio-
lógica graves en los órganos. Si disminuimos o cesamos el
entrenamiento y efectuamos una oportuna revisión médica,
por si existe una causa patológica y sobre todo procurando
que el atleta descanse física y psíquicamente, en pocos días
se puede superar esta crisis.
Al respecto, recuerdo un caso que jamás se nos olvidará, en
pleno proceso intenso de preparación (en los umbrales com-
petitivos) para los Juegos Panamericanos, La Habana’91, el
mejor deportista y por ende nuestra posible medalla, comen-
zó a manifestar síntomas de agotamiento, inmediatamente le
disminuimos la carga de forma gradual en el microciclo, no
obstante a ello su estado anómalo continuaba, lo remitimos al
fisiólogo y se le sometió a un complejo control cardiovascular:
su estado de entrenamiento era satisfactorio, pensamos por
tanto que la causa era psíquica (por problemas emocionales
que realmente estaba presentando, pero que hasta el mo-
mento no le habían afectado el entrenamiento), nuestro psi-
cólogo lo sometió a un control de su estado psicológico y nos
recomendó lo que ha habíamos pensado, darle una semana
de descanso para aliviar cualquier fenómeno oculto no detec-
tado. A la semana, se nos incorpora con los mismos deseos
de entrenar, pues estos nunca los perdió (manifestaba su de-
seo), pero se agotaba apenas iniciadas las cargas de entre-
namiento, inmediatamente lo remitimos a un centro
hospitalario y se le sometió a un control médico general, los
resultados del mismo fueron determinantes: nuestro atleta y
mayor esperanza para los Juegos tenía declarada una hepati-
tis viral. El tratamiento médico invariable, descanso total, y
abandono de la práctica intensa del entrenamiento por un pe-
ríodo de tiempo largo. Gran dolor sentimos, no por nuestra
ambición al triunfo, más bien por ver el resultado de un esfuer-
zo permanente reflejado en nuestro atleta y su familiares por
competir en un Juego que pasaría a la historia de nuestro país
y de América.
En el propio texto, otro ejemplo:
Por experiencia vivida, siempre es recomendable observar el
estado de salud en los deportistas desde días antes de la
competición. Recuerdo un caso de una atleta nuestra durante
los Juegos Nacionales de PDVSA celebrados en Puerto La
111
Cruz, Venezuela, noviembre 1991. Su preparación física y psi-
cológica la pronosticaban para la medalla de oro en su cate-
goría, dos días antes de la competición se enfermó de vómitos
y diarreas, de forma inconsciente esta atleta ocultó su estado,
pues sabia que en esas condiciones no le permitirían compe-
tir. Se presenta a la competencia y faltándole 2 km para la
meta (resagada ya), sufrió una hipotensión aguda, con la pér-
dida de la conciencia, la rápida atención médica impidió un
lamentable suceso. Esta experiencia debe ser tenida siempre
presente por todo entrenador para evitar consecuencias la-
mentables en nuestros atletas.*
En la práctica efectiva del deporte contemporáneo, ya se están
viendo realizadas algunas tentativas, diferenciadas de aquellas
propuestas por L. Matveiev, que tal vez se encaminan a una u
otra forma de la que expuse en esta fundamentación. La mayo-
ría de estas tentativas han sido realizadas más, sobre la base de
las necesidades concretas, que por la realidad que impone el
entrenamiento a través de investigaciones científicas en este
campo. Sin obviar el mérito de tales tentativas, se espera que en
poco tiempo sea posible sistematizar, de manera más juiciosa
esta nueva forma de estructurar el entrenamiento a deportistas
de alto rendimiento, pero por lo pronto debemos de seguir citan-
do la estructura cíclica de L. Matveiev. La metodología propuesta
por nosotros sigue estas tentativas, la cual considera principal-
mente el carácter cíclico del entrenamiento definido por él, sinte-
tizando las diferentes estructuras expuestas en este trabajo.
Un plan de entrenamiento es real en la medida en que sea
controlado, esto significa lo siguiente: en muchas ocasiones se
lleva a los modelos de planificación aspectos teóricos de la mis-
ma que solo reflejan tendencias orientadoras, pero no realida-
des del proceso, la dosificación de las cargas de entrenamiento
constituye el aspecto cardinal de un plan, por lo que su planifi-
cación cíclica debe ser tal que en todo momento sea admisible
su control y de esta forma recibir la información de la marcha de
la preparación.
En los ciclos que preparamos deben estar consignadas las
cargas en lo referido a: contenido, volumen y organización, tra-
tando de cuantificar lo más real, las magnitudes que el depor-
tista entrenará, considerando en cada caso la dirección
fundamental del entrenamiento.
* Armando Forteza, Entrenar para ganar, 1988.
112
SECUENCIA METODOLÓGICA
EN LA CONFECCIÓN DE UN PLAN
DE ENTRENAMIENTO
Plan gráfico
1. En la organización inicial usted debe tener definido, en hoja aparte de
los modelos, lo siguiente:
Modelo 1
6 13 20 27 3 10
12 19 26 2 9 17
-------------------------------------------------------
1 2 3 4 5 6
113
Modelo 1
114
MACROCICLO DE PREPARACIÓN
PERíOD OS
MESOC IC LOS
MESES
C ONTROLES
C OMPETENC IAS
8. En hoja aparte, el modelo deberá definir la orientación del entrena-
miento de cada mesociclos, así como la cantidad de horas de trabajo
efectivo de los mismos, para ello considerará la cantidad de horas de
trabajo disponible, la cantidad de horas diarias y cantidad de días del
microciclos.
9. Señalar las direcciones del entrenamiento que constituirán la orienta-
ción del trabajo fundamental de cada micro y mesoestructura.
10. Trazar líneas verticales donde termine y comience cada mesociclos.
11. En cada espacio de los mesociclos, en el entorno de las direcciones del
entrenamiento, trazar líneas verticales dividiendo en dos cada espacio
del mesociclos.
12. Por cada mesociclo deberá definir, por Dirección del entrenamiento, el
porcentaje y las horas de trabajo de cada una.
Ejemplo:
Aerobio 50 105
Modelo 2
14. Distribución de los porcentajes y horas de cada dirección de entrena-
miento por microciclos, iniciará el MESOCICLO 1, consignando el tipo
de meso ya definido y orientando (Tab. 11).
Debe señalar en las líneas horizontales del margen izquierdo las direc-
ciones fundamentales de trabajo en el mesociclo.
15. Trazará líneas verticales según la cantidad de microciclos del plan de
mesociclo.
En los espacios de MICROCICLOS señalara el tipo de microciclos según lo
definido en modelo 1.
• Definirá los porcentajes en cada dirección de entrenamiento que tra-
bajará en cada microciclo, considerando que la suma horizontal de
estos será igual a 100 %. Para ello debe considerar:
a) Tipo de microciclo.
b) Graduación de la carga.
115
Modelo 2
116
DISTRIBUCIÓN DE LOS % DE CADA DIRECCIÓN DE ENTRENAMIENTO POR MICROCICLOS DEL
MESOCICLO No. ___ TIPO ___
%
MIC ROC IC LOS
D IRE C C ION
Tabla 11
Dirección del entrenamiento por microciclos
117
c) Distribución de la carga.
d) Ondulación de la carga.
e) Alternancia reguladora de la carga.
Las horas totales del margen vertical derecho fueron definidas y señala-
das en el punto 12.
De esta forma ya tiene el total de horas de trabajo aproximado de cada
microciclo, así como el tiempo de trabajo de cada dirección de entrenamien-
to por microciclos de un mesociclo.
16. Con estos valores porcentuales podrá confeccionar la onda media de
mesociclos por direcciones de entrenamiento.
Modelo 3
17. Distribución del tiempo aproximado en horas de cada dirección del en-
trenamiento por cada día de la semana, será confeccionado con los da-
tos en horas, definidas, en el modelo 2, para este fin deberá hacer lo
siguiente:
Microciclo I corriente
Días L M M J V S D
Dirección anaerobia
lactácida 1 1 1 1
Modelo 4
18. Distribución del contenido por día de la semana en cada microciclo de un
mesociclo, constituye el Plan Operativo del Sistema de Planificación, el
cual se confeccionará por medio de la llamada “tabla de dos entradas”.
19. Trazará líneas verticales según la cantidad de microciclos que tenga el
mesociclo que está planificando.
118
Modelo 3
Distribución del tiempo aproximado en horas de cada dirección del entrenamiento por días
de la semana en los micros de mesociclo No. ___ Tipo ____
MICROCICLOS
DÍAS
DIRECCIONES
119
Modelo 4
120
Distribución del contenido por días de la semana en cada microciclo del mesociclo No.___ Tipo___
Microciclos
Días 1 2 3 4 5 6 7 8 9
Domingo
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
20. De esta forma tiene el modelo listo para comenzar a planificar el conte-
nido por días de entrenamiento, según las direcciones ya definidas y el
tiempo dedicado a las mismas. Este es el paso más importante desde el
punto de vista metodológico y en el usted podrá darse cuenta de los
errores que cometió en los pasos anteriores o de la falta de conocimien-
to que tiene para planificar, pues el factor de dosificación de las cargas
es aquí el mas importante.
Como usted decidió trabajar el lunes una hora de dirección anaerobio
láctico, ahora tendrá que buscar su equivalente en cargas concreta, deter-
minando el método de trabajo y los factores de carga:
121
Las investigaciones de Suslov (1988); M. Grosser, Bruggerman
y Zinti (1986), son las que han tratado de revitalizar la importan-
cia de la “vida del deportista”.
El propio M. Grosser plantea: “el deporte de rendimiento y de
alto rendimiento ha penetrado hace muchos años en el mundo
de los niños y los jóvenes y en algunos lugares le exigen, de
forma esquizofrénica, a niños cada vez más pequeños, rendi-
mientos cada vez más altos...” y concluye “solo una planifica-
ción del rendimiento a largo plazo, organizada cuidadosamente
a lo largo de muchos años (6 a 8) tiene sentido y éxito, es eficaz
y humana”.
Hemos estado analizando el proceso de organización del en-
trenamiento en lo que respecta a una estructura generalmente
anual; ahora bien, el proceso de entrenamiento, no solo abarca
una estructura inmediata de preparación y competencias, más
bien este forma parte de un proceso de larga duración, en el
transcurso de muchos años de práctica sistemática del entre-
namiento, en la que se ve involucrada incuestionablemente la
vida del deportista.
Solo por medio de la continuidad del entrenamiento durante
varios años y con la estabilización de la orientación hacia una
especialidad deportiva, puede el deportista alcanzar, en un
momento determinado, los máximos resultados de rendimiento.
La vida de los grandes deportistas está enmarcada en mu-
chos años de constante preparación, lo cual abarca un largo
proceso, determinado por los factores siguientes:
1. La cantidad de años que exige la disciplina o especialidad
deportiva para alcanzar los resultados óptimos.
2. Los momentos críticos del desarrollo en los cuales se ma-
nifiestan generalmente estos resultados (momentos de edad
óptima).
3. Las cualidades propias del atleta y el ritmo de crecimiento
de estas.
4. La edad de iniciación deportiva, sobre todo en la especiali-
dad elegida.
La racionalidad de la planificación del entrenamiento como
proceso de larga duración, debe primeramente determinar lo
más exacto posible los momentos de la edad óptima para la
consecución de los diferentes rendimientos (Tab. 12).
122
Tabla 12
Estudio correspondiente a los campeones olímpicos (Suslov, 1858)
123
de los grandes resultados, según V. N. Platonov, en remo, por
ejemplo, la edad promedio de los participantes en los juegos
olímpicos ha evolucionado solo de 1984 a 1990 de 25,3 a 25,5
años. En los nadadores finalistas de los juegos y campeonatos
mundiales de los últimos 10 años, la edad promedio de 17,2 a
17,6 años para las mujeres y de 19,4 a 20,1 años para los
hombres.
Por el aumento considerable de la intensidad de las cargas,
podemos considerar hoy día la poca estabilidad de los rendi-
mientos deportivos al máximo nivel de competitividad, una mar-
ca deportiva de 10 años aproximadamente, hoy podemos
constatar más o menos 4 años de mantenimiento de los resul-
tados deportivos, incluso récord asombrosos de deportistas con
apenas un año de establecidos (Tab. 13).
Estos resultados investigativo (Fernández de Alaiza y Guemes,
1997), nos muestran lo siguiente: de los veintitrés mejores lanza-
dores (ocho finalistas olímpicos, Juegos Olímpicos Los Ange-
les’96; Campeonatos Mundiales 1993 y 1995; y los diez primeros
del ranking mundial) solamente seis atletas han estado de 7 a
10 años con estabilidad de rendimiento y el resto (dieciséis) han
mantenido rendimientos por espacio de 1 a 5 años.
Tabla 13
Estabilidad de rendimiento
124
Por otra parte, once de los veintitrés atletas no han sido fina-
listas de los Campeonatos Mundiales, solo cuatro atletas han
estado dos veces entre los ocho finalistas y ocho lanzadores
una vez.
Esto que hemos señalado, nos obliga a analizar hoy día los
criterios elaborados por la teoría y metodología del entrenamien-
to deportivo referente al proceso de preparación de larga dura-
ción, así como las etapas a través de las cuales transcurre .
Son varios los estudios al respecto que clasifican las diferen-
tes etapas por las que debe transcurrir el deporte durante su
vida deportista (Tab. 14).
No obstante las diversas formas de clasificación las etapas y
períodos, ellos tienen de común el contenido teórico y
metodológico de los momentos de la vida del deportista. Utiliza-
Tabla 14
Etapas del entrenamiento de larga duración
Autor Etapas
I.Preparación básica
I. Preparación inicial
II. Preparación de base
V. N. Platonov Previa de base Especialización de base
D. Harre
Entrenamiento de jóvenes talentos Entrenamiento de alto rendimiento
125
remos la clasificación de L. Matveiev para caracterizar desde el
punto de vista de la metodología del entrenamiento las diferen-
tes etapas por las que debe transcurrir la preparación del de-
porte durante un período largo de tiempo.
I. Período de preparación básica
Este período tiene aproximadamente una duración de 4 a
6 años, siendo mayor o menor en dependencia del talento indi-
vidual y la especialidad deportiva. El objetivo fundamental de este
período es desarrollar una sólida base para los futuros éxitos
deportivos.
Para culminar este objetivo se debe trabajar en las tareas si-
guientes:
1. Asegurar un desarrollo armónico del organismo.
2. Elevar el nivel general de las posibilidades funcionales.
3. Crear una rica reserva de habilidades y hábitos.
4. Formar las bases iniciales de la maestría deportiva.
El período consta de dos etapas:
a) Etapa de preparación previa. Generalmente comienza en
los primeros niveles de la edad escolar.
No debemos hablar de entrenamiento deportivo especializa-
do. El mayor porcentaje de trabajo en las lecciones lo abarca la
preparación física general, básicamente a través de los medios
de la educación física.
En esta etapa, los niños deben tener la posibilidad de practi-
car diversos deportes, siempre bajo la orientación del profesor
de educación física, ya que el mismo tendrá que orientar y de-
terminar el objetivo de la futura especialidad, según las capaci-
dades y actitudes demostradas en la práctica de diversos
deportes, así como también de acuerdo con los intereses per-
sonales de los pequeños futuros deportistas.
En esta etapa la “selección de talento deportivo” adquiere es-
pecial importancia. Esta por lo general es llevada a cabo en un
momento determinado, esto es un grave error. La selección debe
transcurrir en una etapa, ilustremos lo anterior con un ejemplo:
en una prueba de selección: carrera de 30 m, dos estudiantes
de 11 años de edad obtienen el rendimiento siguiente:
126
Estudiante “A”: 9,2
Estudiante “B”: 9,5
Si la selección la hacemos en un momento, lógicamente cap-
taríamos al estudiante “A”.
¿Pero qué pudiera suceder si la selección es en una etapa?
Observen:
Estudiante “A” Estudiante “B”
Edad (años) Tiempo(s) Edad (años) Tiempo (s)
11 9,2 11 9,5
11,5 9,5 11,5 9,3
12 9 12 9,1
12,5 8,9 12,5 8,8
13 8,8 12 8,7
dt 0,19 dt 0,21
dt = diferencia de tiempo
t1 = 9,2 (“A”)
t2 = 8,8 (“A”)
t1 = 9,5 (“B”)
t2 = 8,7 (“B”)
Sustituimos los datos en la fórmula:
a) 200 (9,2 - 8,8) / 9,2 + 8,8 a) 200 (9,5- 8,7) / 9,5 + 8,7
d) = 4,4 d) = 8,7
127
Esta es la importancia que adquiere la etapa a la preparación
previa, en el período de preparación básica.
El paso a la siguiente etapa se produce cuando el estudiante
elige el objeto de la especialización deportiva.
b) Etapa de especialización inicial.
La preparación física general continua ocupando el lugar prin-
cipal en la preparación del deportista.
Lo fundamental en esta etapa consiste en crear una buena
base para la futura especialización profunda. Esto es posible a
través de:
• Un desarrollo armónico del organismo.
• Un aumento de la posibilidades funcionales.
• Aumentar los hábitos motores (experiencia motriz).
Es en esta etapa donde generalmente se corre el peligro de
llevar al deportista a una aceleración en su resultado; por tal
motivo la orientación para alcanzar los resultados debe trazar-
se con limitaciones, como perspectiva futura.
En los años subsiguientes, adentrándonos en la etapa, el en-
trenamiento como proceso va adquiriendo sus rasgos caracte-
rísticos, siempre considerando que la etapa de preparación
general es mucho mayor que la etapa de preparación especial.
La cantidad de ejercicios utilizados como medio de prepara-
ción es mayor que la calidad de la ejecución de los mismos, lo
que significa que siempre el volumen es mayor que la intensi-
dad de las cargas.
Al finalizar esta etapa de preparación básica, el entrenamien-
to adquiere un carácter más acusado con vistas a la obtención
de los éxitos deportivos (Tab. 15).
II. Período de especialización profunda
Los límites de edades de esta fase se encuentran entre los 17
y 35 años. Este es el período de la práctica más activa del de-
porte, de la adquisición de la más alta maestría deportiva.
La preparación especifica ocupa de ahora en adelante el lu-
gar más importante en la cantidad total del trabajo. La cantidad
de los ejercicios físicos (volumen e intensidad), alcanzan los
valores máximos de preparación. La participación competitiva
se intensifica bruscamente.
128
Tabla 15
Grupos de deportes, edad de iniciación deportiva y edad
competitiva (Nilo, 1983)
Deportes de esfuerzos anaerobios 20 a 40 - 45 s.
Deporte Iniciación Actividad competitiva
200 m/p 14 / 16 18 / 25
400 m/p 16 / 18 22 / 28
Patinaje velocidad 8 / 10 20 / 28
Ciclismo km vs. reloj 14 / 16 22 / 28
Deportes de coordinación y arte competitivo
Deporte Iniciación Actividad competitiva
Patinaje artístico 5 / 8 18 / 26
Gimnasia artística 7 / 9 18 / 26
Clavados 7 / 9 18 / 26
Esgrima 5 / 8 20 / 30
Deportes de esfuerzos aerobios anaerobios (alternos)
Deporte Iniciación Actividad competitiva
Judo 14 / 16 22 / 28
Lucha 10 / 12 22 / 32
Boxeo 12 / 14 20 / 30
Baloncesto 8 / 10 20 / 30
Voleibol 8 / 10 20 / 30
Frontón 8 / 10 20 / 32
Polo acuático 12 / 14 20 / 30
Fútbol 8 / 10 18 / 32
Hockey s/c 10 / 12 20 / 30
Ciclismo ruta 12 / 14 20 / 30
Tenis 8 / 10 18 / 30.
Deportes de esfuerzos preferentemente anaerobios de gran potencia
Deportes Iniciación Actividad competitiva
Levantamiento de pesas 14 / 16 20 / 28
Ciclismo velocidad 12 / 14 20 / 28
Bala 12 / 14 20 / 28
Martillo 12 / 14 20 / 28
Disco 12 / 14 20 / 28
Jabalina 12 / 14 20 / 28
100 m/p 12 / 14 18 / 25
110 m c/vallas 12 / 14 18 / 25
400 m c/vallas 12 / 14 18 / 25
Saltos de altura 12 / 14 18 / 25
Salto de longitud 12 / 14 18 / 25
Salto con pertiga 10 / 12 18 / 25
Salto triple 12 / 14 18 / 25
129
a) Etapa preculminatoria.
Todos los contenidos de la metodología del entrenamiento
deportivo adquieren en esta etapa un carácter muy acusado,
se aplica una gran especiazación de todos los componentes
de la preparación del deportista.
Aumenta considerablemente la etapa de preparación espe-
cial por el tiempo dedicado a la misma, sin descuidar la prepa-
ración general. Las cargas de entrenamiento crecen al máximo
con rapidez.
b) Etapa de los máximos resultados.
Esta etapa debe coincidir con la edad más favorable para el
logro de las marcas deportivas. El factor organizativo más im-
portante es la realización periódica de competición. En estas es
donde el deporte demuestra su capacidad además de ser la
propia competencia la motivación más importante para el rendi-
miento deportivo.
III. Período de la longevidad deportiva
a) Etapa de mantenimiento de resultados.
Es lógico pensar que en cualquier sistema de entrenamiento
que se aplique, tarde o temprano, el deportista comenzará a
estabilizar sus resultados, esto debido a la edad y a la reduc-
ción de sus posibilidades funcionales.
Para L. Matveiev, existen criterios por los cuales considera
que la disminución de los resultados deportivos, después de 6
a 10 años de especialización profunda, responden a dos
factores:
• Biológico: disminución natural de las posibilidades de adap-
tación por la edad.
• Pedagógico: deficiencias en la metodología del entrenamien-
to deportivo.
El considerar estas causas, sin duda contribuirá a prolongar
el tiempo de la marca deportiva.
Se debe limitar el incremento de las cargas de entrenamien-
to. Reducir las actividades competitivas y variar las formas de
organización del entrenamiento deportivo.
130
b) Etapa de mantenimiento del nivel general.
Entre los 35 y 40 años de edad, el nivel de actividad deportiva
se reduce de manera considerable.
El contenido del entrenamiento en esta etapa adquiere en gran
medida un carácter de actividad recreativa.
131
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