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UNIVERSIDAD RICARDO PALMA

FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

PLANEAMIENTO DE LA VIVIENDA

GRUPO 02

INFORME SOBRE LA VISITA

-CASONA DEL CENTRO HISTÓRICO-

-COMPLEJO HABITACIONAL LA MURALLA-

-COMPLEJO HABITACIONAL CHABUCA GRANDA-

MARTEL ORIHUELA, RODRIGO MIGUEL 201310165

LIMA, 29 DE ABRIL DE 2016


INFORME DE VISITA

-Casona del Centro Histórico – Casa O’ Higgins-

-Conjunto Habitacional La Muralla-

-Conjunto Habitacional Chabuca Granda-

CONTENIDO GENERAL Y MARCO REFERENCIAL

El presente informe contempla el análisis de tres edificios, producto de una visita. Se

toma como referencia la casona O’ Higgins y el Conjunto Habitacional La Muralla, los cuales

se encuentran en el Centro Histórico de Lima y en tercer lugar el Conjunto Habitacional

Chabuca Granda, ubicado en el tradicional distrito del Rímac. En las siguientes páginas se

hablará acerca del ámbito histórico en el que surgen dichos edificios, la situación actual en la

que se encuentran, su relación con el contexto y el impacto social de dichas edificaciones. Se

utilizarán para el análisis referencias fotográficas, referencias orales de los usuarios y datos

bibliográficos que complementarán el trabajo de campo.

INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Lima es una ciudad que desde la época virreinal ha luchado con problemas de la

vivienda social, es necesario tener esto en cuenta, porque tendemos a pensar que la

problemática de hacinamiento y tugurización en los sectores socio-económicos bajos, es

producto de las migraciones producidas en el siglo pasado. Dicho dilema, el cual venimos

arrastrando desde hace ya varios siglos, ha tenido diferentes medidas y respuestas de

solución en cada etapa de la historia de la ciudad de Lima, pero todas con un claro objetivo,

otorgarle a aquellos que menos tienen, la posibilidad de una vivienda digna.


Sabemos que la vivienda, es un derecho fundamental de los cuales todos deberíamos

gozar, pero el factor económico es determinante y limitante. Siendo Latinoamérica, el

continente con mayor contraste social en el planeta, las diferencias en la vivienda de los

diferentes estratos son sumamente evidentes. El grosero contraste es reciente, pero la

problemática en la vivienda no. Como resultante de ello, aparecen distintas tipologías, ambas

distintas, cuantitativa y cualitativamente, que responden directamente al poder adquisitivo

del habitante.

La necesidad de dar cobijo y calidad de vida a aquellas personas que no pueden

adquirir una vivienda por sus bajos ingresos, resulta en programas sociales que contemplan la

creación y diseño de vivienda colectiva, que permita solucionar los problemas de

hacinamiento y tugurización que se producen ante el déficit arrastrado durante siglos y que

persiste en Lima. Uno de los retos de este tipo de vivienda, son los pocos metros cuadrados

que se otorga por familia, y como con este limitante, cubrir con todas las necesidades para

que puedan vivir en confort. Por otro lado la necesidad de crear espacio público es imperiosa

para que la sensación de tugurio quede disipada y los usuarios puedan gozar del mínimo de

áreas libres y verdes que son necesarias para vivir dignamente.

Con esta visita y el respectivo análisis arquitectónico podremos apreciar las distintas

formas de resolver la problemática de la vivienda y cómo estas han repercutido directamente

en la ciudad y los ciudadanos que hacen uso de ella.


1. LA CASA O’ HIGGINS

La casa O’ Higgins1, la cual se encuentra en el corazón del Centro Histórico de Lima,

específicamente en el Jirón de la Unión, tiene un legado histórico enorme, ya que fue el

hogar del libertador chileno, Bernardo O´Higgins Riquelme. La casa, originalmente construida

a fines del siglo XVI o principios del siglo XVII, ha sufrido enormes cambios en el transcurso

de la historia, en la mayoría de los casos por los terremotos ocurridos en la capital.

Originalmente la casa tenía un solo piso, conformada por un zaguán, tiendas, un gran patio y

las habitaciones que rodeaban el mismo. Luego del sismo de 1746 el segundo piso fue

construido.

En 1940, después de instalarse en Banco Internacional, la casona sufre otras

modificaciones, como la reducción del gran patio y la demolición de una escalera imperial

que se encontraba en él, para así adecuar su uso al banco. En la década del setenta se instala

ahí el Museo Josefina de la PUCP2 y utiliza el primer piso para tal fin y los espacios delanteros

que daban al Jirón de la Unión fueron alquilados para ser locales comerciales.

Al año 2006, los usos se mantenían en el primer nivel pero el segundo piso era

utilizado como vivienda por lo cual estaba tremendamente deteriorado. Es entonces que en

cooperación con el gobierno chileno, se decide hacer una restauración integral de la casona,

como signo de confraternidad. La casona es administrada por la PUCP.

En la actualidad el inmueble funciona como el museo de Arqueología Josefina Ramos

de Cox, y está distribuido espacialmente de la siguiente manera: Existe un zaguán de ingreso

que dirige directamente a un pequeño patio interior, en el que se da el ingreso al museo en

sí, el cual es un salón ocupado por las muestras y las columnas estructurales. Seguido de este

1
Anexo 1: Fotografía referencial
2
PUCP: Pontificia Universidad Católica del Perú
gran espacio, se encuentra un segundo patio interior, rodeado de habitaciones. La casona

cuenta con un segundo nivel y según lo que el guardia nos comentó, son de uso

administrativo y de almacenamiento de piezas prehispánicas.

Al encontrarse la casona en el corazón del Centro Histórico su trabajo de

recuperación y restauración era delicado. Se tuvo que hacer un exhaustivo estudio tipológico

y estilístico, de cada uno de los elementos, para así restaurar las piezas que se encontraban

realmente dañadas. A pesar de la casona datar de la época virreinal, su transformación en el

tiempo fue evidente y el estilo predominante fue en republicano, el cual se mantuvo en la

fachada. El trabajo se encuentra acorde al contexto en el que se encuentra y genera un

aporte a nivel tipológico y estilístico, convirtiéndose en un elemento histórico vivo que aún

conserva su identidad y gracias a su proceso de restauración este podrá seguir existiendo.

La casona, tipología colonial de vivienda unifamiliar, o más conocida como la casa

patio, era característica de las personas de un estrato social alto que podían costear el precio

de la construcción y mantenimiento. Esta vivienda, ocupada por una sola familia tenía un

gran número de habitaciones que se encuentran en torno a un patio central, el cual permite

una iluminación y ventilación óptima en todos los ambientes. Esta vivienda, en su tiempo,

otorgó confort a aquellos que hacían uso de ella, pero al irse vaciando el Centro Histórico

para habitar distritos más alejados, quedó deshabitada y se le dieron diferentes usos al

original. Hasta hace poco, el segundo piso de la casona estaba ocupado por más de cinco

familias que vivían hacinados en dormitorios. Esta inmueble reflejaba la terrible problemática

de la tugurización que podemos hallar en los distritos donde estas casonas concebidas para

una sola familia cobijan a un número excedente de personas, evitando que las condiciones

mínimas de confort y salubridad se satisfagan, afectando no solo a los habitantes, sino al

inmueble patrimonial también.


El día de hoy la casona ha sido restaurada y el problema ha sido resuelto, pero esta

histórica casona es representante de la constante tergiversación del uso; ante la enorme

necesidad de cobijo, las personas no dudan en hacinarse, sin importar las consecuencias que

esto pueda conllevar.

2. COMPLEJO HABITACIONAL LA MURALLA

Este interesante proyecto de vivienda social nace ante la imperiosa necesidad de la

recuperación y puesta en valor del centro histórico de Lima, declarado Patrimonio Cultural de

la Humanidad. El proyecto es reciente y lo que se buscaba era solucionar el problema de

vivienda infrahumana que se encuentra presente aún en el Centro de Lima. Para tal hecho la

Municipalidad de lima en el año 2003 inicia un plan de acción con ayuda de la Universidad

Ricardo Palma y las Naciones Unidas. Las premisas eran, generar una vivienda digna y con los

servicios básicos implementados, además de la creación de áreas libres y verdes que

produzcan un espacio público de reunión y encuentro. La imagen que presenta ahora el

conjunto no tiene ni punto de comparación con la que presentaban aquellos tugurios antes

de su intervención

Se conocía como callejones a una tipología de vivienda colectiva donde a partir de

una calle intermedia o callejón, se aglomeraban precariamente una serie de construcciones

cumplían con la función de vivienda. Muchas veces estas se limitaban a esteras y techos de

calamina. Las condiciones salubres son deplorables, no existe un acceso regular a agua

potable y el acceso a la electricidad es limitado. Estos tugurios, muchas veces producto de las

invasiones, dentro de las cuales estaba incluido el lugar donde próximamente se erigiría el

Conjunto Habitacional la Muralla, eran el lugar de cobijo de más de 200 personas que a diario
tenían que enfrentar una inseguridad inimaginable. Dichos callejones eran cobijo de

ladrones, prostitutas, alcohólicos y drogadictos.

Al momento de la visita tuvimos la suerte de encontrarnos con una señora residente

que había sido partícipe del proyecto desde su concepción, hasta su finalización y posterior

inauguración. Su nombre es Iris Huamanchuco, y ella vivió en los antiguos callejones que

estaban antes de que la iniciativa esté ni si quiera pensada. Nos comenta, que antes del

proyecto la vida era un martirio todos los días: “Era terrible vivir aquí, nos daba miedo todo.

Los rateros se escondían aquí porque ni los policías se atrevían a meterse por estos huecos.

Todas las noches los borrachos gritaban y rompían botellas. Era terrible, terrible.” Así que

cuando vio que el alcalde de turno estaba preparando un plan para darles un techo digno,

pero sobre todo propio, se sumó inmediatamente al plan. Las familias que iban a ser

partícipes, fueron reubicadas en el distrito de Surco, todas en viviendas temporales. La idea

era que si querían hacerse acreedores de una vivienda tenían que contribuir siendo mano de

obra. “Como teníamos que trabajar para poder tener la casita nuestra, muchos de los flojos y

las gentes malas se fueron, solo quedamos los buenos, los que en verdad queríamos salir

adelante.” Gracias a esta estrategia, aquellas personas que hagan uso de las viviendas

tendrían un cariño especial por sus hogares, ya que ellos mismos fueron partícipes de la

construcción.

“Ahora vivimos felices, aún los jóvenes se quedan tomando hasta tarde y gritan, pero

son buenos, ya la gente mala no hay, los vecinos nos conocemos todos. También los chicos

nos rompen vidrios con la pelota, pero más que eso no. Vivimos tranquilos, eso es lo que más

me gusta, vivir sin el miedo.” Es necesario saber el impacto social que este tipo de proyectos

tiene. La vivienda de este tipo puede resultar una salvación para aquellos que la adquieren,

pueden empezar de nuevo, con una vivienda digna.


El conjunto habitacional la Muralla consta de bloques de vivienda distribuidos de tal

manera que los usuarios disfrutan de un gran espacio o plaza pública en la que pueden hacer

sus eventos, reuniones y demás. La densificación vertical ha permitido tener esa cantidad de

área libre, ya que los departamentos proyectados son dúplex y tríplex. Conectados también

por pasajes aéreos, todos los apartamentos gozan de área verde. Era delicado insertarse en

un contexto como el centro Histórico, pero el conjunto supo introducirse sin causar

alteraciones en el entorno inmediato y conservando características estilísticas que ayudarían

a que se mimetice.

3. COMPLEJO HABITACIONAL CHABUCA GRANDA

La experiencia de visita a este complejo fue la más intensa de las tres. El complejo

habitacional Chabuca Granda, ubicado frente a la Alameda de los Descalzos, en el distrito del

Rímac, es un proyecto de vivienda social construido en el año de 1984 y diseñado por el

arquitecto peruano José García Bryce, durante el segundo gobierno de Fernando Belaúnde

Terry. El aporte del proyecto, arquitectónicamente hablando es su innovador diseño, el cual

tiene como concepto, la reinterpretación del balcón colonial y el zaguán. Se proyectaron 48

departamentos, flats y dúplex, de entre dos a tres dormitorios respectivamente (según nos

comentó una residente se han creado dos departamentos más haciendo un total de 50); una

tienda interior y dos patios que sirven de áreas comunes, también una zona

Al momento de dirigirnos a hacer la visita, tuvimos dudas acerca de la seguridad de la

zona; la diferencia entre el proyecto anterior, y este es que el primero se encuentra

resguardado las 24 horas debido a su proximidad con Palacio de Gobierno y por encontrarse
en la zona monumental. Este último, a pesar de encontrarse en la zona tradicional del Rímac,

carece de la percepción de seguridad y tranquilidad que percibimos en el anterior.

Efectivamente, al momento de llegar a la puerta del complejo, nos dimos cuenta que

estaba totalmente enrejado, lo que resulta normal, debido a estándares mínimos de

seguridad, pero este, se encontraba cerrado y un vigilante muy hosco lo resguardaba. Nos

presentamos con las debidas formalidades, pero por ningún motivo, quisieron dejarnos

entrar. De repente, el guardia, decidió ayudar a una de las residentes a dejar los víveres que

había traído y descuidó su puesto, fue en ese instante que decidimos ingresar al complejo

para darle un vistazo.

Lo que nos sorprendió fue el tamaño de las dos áreas comunes3 que presentaba el

complejo. Ambas estaban conectadas por un pasadizo. Gracias a la densificación vertical se

pudieron obtener la cantidad de metros cuadrados necesarios para el espacio común,

totalmente inexistente en la mayoría de edificios de la zona. La reinterpretación de la casa

patio era clarísima. Los bloques de vivienda giraban en torno a los dos patios, en el que

pudimos contemplar una pequeña gruta4 y una buena cantidad de mobiliario. Parecía que el

complejo se encontrase en otro distrito, debido a la tranquilidad que se percibía en el

interior. Fue entonces que el guardia nos vio, y nos corrió del complejo inmediatamente, no

lo juzgamos. Es entonces que pedimos hablar con la presidenta y ante muchos regaños, el

vigilante la llamó.

Su nombre es Fulvia Vera, y fue elegida hace poco presidenta por la comitiva del

complejo. Fue muy cordial al explicarnos las razones por las cuales no podíamos ingresar.

Según ella la inseguridad que se vive a tan solo dos cuadras del complejo es inaudita. “Este

3
Anexo 3: Imagen referencial
4
Anexo 4: Imagen referencial
lugar parece una isla, te vas dos cuadras detrás y te pueden asaltar en cualquier momento, es

una zona en la que no patrullan mucho. Es recontra tranquilo aquí dentro, aquí y la alameda,

pero después no. (…) Yo vivo en el complejo con mi esposo desde el momento de su

inauguración, que ya son casi 32 años, siempre fue un poco insegura la zona, pero nunca

como ahora y eso nos obliga a cerrar las rejas todo el día. Ya varias veces con el mismo

discurso han tratado de encañonar a dos de los vecinos de aquí. Por suerte no pasó a

mayores. (…) Si pudiéramos, sacaríamos este bonito lugar de aquí, sin duda; pero no me

arrepiento de vivir aquí, ni un minuto. Ya estoy acostumbrada, los departamentos son bonitos,

conozco a todos los vecinos y nos gusta. Mis hijos ya están fuera, ya crecieron, pero mi esposo

y yo no queremos mudarnos, la tranquilidad dentro es lo que más me agrada.”

El complejo, a pesar de encontrarse en una zona un tanto peligrosa, conserva una

vida tranquila en su interior. La privacidad y seguridad de un complejo tan grande, puede

alcanzarse con tan solo cerrar los dos accesos que tiene (peatonal y vehicular) debido a la

buena disposición de los ingresos y de los volúmenes. La solución no es la óptima ya que al

cercarse la zona, genera mayor percepción de inseguridad, pero es la única solución para

resguardarse del peligro.

CONCLUSIÓN

La vida de barrio en una ciudad tan grande e impersonal se ha vuelto algo del pasado.

Lo bueno de los dos últimos complejos es que se rescata eso, el barrio. La gente realmente se

conoce y crean una pequeña comunidad. Este tipo de vida no debería estar limitado a ciertos

sectores socioeconómicos, ya que a medida que podemos, buscamos mucho más nuestra

privacidad, olvidando lo que puede significar una verdadera vida en comunidad.


Bibliografía

 LÉVANO, J., GUEMBES, F., TORREALVA, D., CANTURIAS R. Proyecto de Restauración y

Adecuación de la Casa O’Higgins. Lima 2006

 REVISTA CARETAS, La nueva cara de la muralla: Complejo habitacional La Muralla.

Enero 2008, págs. 50, 51 y 65.


ANEXOS/GALERÍA DE IMÁGENES

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