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TEMA 14

La comunidad conyugal o comunidad de gananciales. Concepto.


Caracteres. Bienes de la comunidad y bienes propios de los
conyugues. Administración de unos y otros. Carga de la comunidad
conyugal. Diferencias entre la comunidad conyugal y la comunidad
ordinaria. Disolución y liquidación de la comunidad conyugal. Causas y
efectos de la liquidación.

La comunidad conyugal o comunidad de gananciales

Concepto:

Es la sociedad que por disposición expresa de la ley, existe entre marido y


mujer desde el momento de la celebración del matrimonio hasta su disolución,
en virtud de la cual se hacen comunes de ambos los bienes gananciales, de
modo que después se partan por mitad entre ellos o sus herederos, aunque el
uno hubiese traído más capital que el otro.

Esta definición ha sido criticada porque viene a equiparar la sociedad conyugal


con la sociedad de gananciales y si bien es cierto que están íntimamente
relacionadas al punto de que no existir sociedad conyugal no existiría sociedad
de gananciales, solo regula el aspecto económico o patrimonial de la sociedad
conyugal, mientras que esta comprende también las relaciones personales.

Para de Ruggiero “ la comunidad conyugal es una sociedad universal de


ganancias”, este es el concepto de nuestro legislador, puesto que el código
civil en su artículo 1650 al prohibir expresamente toda sociedad a titulo
universal, exceptúa de esa prohibición la sociedad de ganancias entre
conyugues.

La comunidad de bienes o comunidad conyugal es régimen supletorio de la


voluntad de los contrayentes, por disposición de articulo 148 C.C. “Entre
marido y mujer, si no hubiere convención en contrario, son comunes, de por
mitad, las ganancias o beneficios que se obtengan durante el matrimonio”.

Caracteres:

1. Es régimen supletorio a la voluntad de los contrayentes (Art. 148 C.C.).

2. El haber común de los esposos está limitado en principio a las ganancias o


beneficios adquiridos a título oneroso por cualquiera de los conyugues o por
ambos durante el matrimonio. Los bienes adquiridos antes del matrimonio
corresponden al adquiriente. Por esta razón se dice que hay tres patrimonios:
el de la esposa, el del esposo; y el común de ambos. Conviene aclarar que solo
hay dos patrimonios el del esposo y el de la mujer; y que el tercero se ha
denominado como un tercer patrimonio para comprender mejor la estructura.
Los bienes comunes en realidad no forman una entidad patrimonial distinta a la
del marido y la mujer y los bienes que la integran deben estar a nombre de uno
o de otro y a cada uno de ellos le pertenece la mitad de esos bienes.

3. Comienza precisamente el día de la celebración del matrimonio y cualquier


estipulación en contrario es completamente nula (Art. 149 C.C.)

4. Se disuelve únicamente por las causas taxativamente determinadas por el


legislador y es absolutamente nulo todo pacto en contrario.

Bienes de la comunidad:

Se consideran en principio comunes todos los bienes que los esposos


adquieren conjunta o separadamente durante el matrimonio por actos a título
oneroso; estos son (Art. 156 C.C):

1. Los adquiridos durante el matrimonio con el caudal común, bien se haga la


adquisición a nombre de la comunidad o al de uno solo de los conyugues. (Art.
156, Ord. 1 C.C.).

2. Los obtenidos por el trabajo, profesión oficio, industria o sueldo de los


conyugues. (Art. 156, Ord 2 C.C.)

3. Los bienes donados o prometidos a uno de los conyugues por razón del
matrimonio (y sus accesorios), aun antes de su celebración, a menos que el
donante exprese su voluntad en contrario (esta es expresión al principio de que
son bienes propios de los conyugues los que adquiera por causa lucrativa, aun
durante el matrimonio) (Art. 161 C.C.)

4. El aumento de valor de los bienes propios derivado de mejoras hechas con


dinero de la comunidad, o por industria de los conyugues (Art. 163 C.C.).

5. Los frutos, rentas en intereses devengados durante el matrimonio,


procedente de los bienes comunes y de los peculiares de cada uno de los
conyugues (Art. 156 Ord. 3 C.C.).

6. Se presume que pertenece a la comunidad todos los bienes existentes


mientras no se pruebe que son propios de algunos de los conyugues (Art. 164
C.C.).

Bienes propios de cada conyugue (Arts. 151 al 153 C.C.):

I. Todos los bienes habidos antes del matrimonio:

a. Título gratuito (excepción: donaciones con ocasión del matrimonio)

b. Título oneroso.

II. Ciertos bienes habidos en el matrimonio:


1. Todos los adquiridos a título lucrativo:

a. Por herencia.

b. Por legado.

c. Por donación.

d. Por cualquier otra causa lucrativa (excepto las donaciones con ocasiones del
matrimonio).

2. Los adquiridos a título oneroso por subrogación de otros bienes propios:

a. Por permuta.

b. Por retracto.

c. Por dación de pago.

d. Por causa anterior al matrimonio.

e. Por compra con dinero propio.

3. Los bienes o derechos personalísimos:

a. Indemnizaciones por hecho ilícito

b. Indemnizaciones por seguros de vida, daños personales y accidentes.

c. Derechos de uso y habitación.

d. Derechos de autor.

Administración de la comunidad:

A fin de lograr mayor claridad en el estudio de la administración de la


comunidad, lo dividiremos en tres secciones:

1. Gestión del activo común: en conformidad con lo dispuesto en los Artículos


168 y 169, C.C. cada conyugue administra por si solo los bienes de la
comunidad que hubiere adquirido con su trabajo personal o por cualquier otro
título legítimo. Pero para enajenar a título gratuito u oneroso o para agravar los
bienes gananciales cuando se trata de inmuebles, derechos o bienes muebles
sometidos al régimen de publicidad, acciones, obligaciones cuotas de
compañías, se requerirá el consentimiento de ambos conyugues, sin embargo
el juez podrá autorizar a uno de los conyugues para realizar por si solo sobre
los bienes comunes, alguno de los actos para cuya validez se requiere el
consentimiento del otro, cuando este se encuentre imposibilitado para
manifestar su voluntad y los intereses del matrimonio y de la familia así lo
impongan, igualmente, el juez podrá acordar que el acto lo realice uno de los
conyugues, cuando la negativa del otro fuere injustificada y los mismos
intereses familiares y matrimoniales así lo exijan.

Cuando se trate de bienes provenientes de donaciones con motivo del


matrimonio, la administración corresponde al conyugue a cuyo nombre se hizo
la donación; y si fue hecha a ambos, se requerirá del consentimiento de los dos
para ejecutar los actos de administración, aplicándose las mismas reglas que
expusimos para los bienes gananciales. Solo los bienes señalados en los
artículos 168 del C.C. necesitan del consentimiento de ambos conyugues y
siempre que se trate de agravarlos o enajenarlos a título gratuito u oneroso;
por tanto para los demás actos de simple administración, bastara la
intervención de uno solo de los conyugues sobre bienes muebles que no se
encuentren entre los expresamente señalados por el citado Art. 168 C.C.

2. Derecho de obligar a la comunidad: otro aspecto de interés en cuanto a la


administración de la comunidad de gananciales, es el referente a la capacidad
jurídica de cada conyugue para obligar por si solo a la comunidad. Lo cual
ocurre en los casos siguientes:

a. Cuando contrae deudas y obligaciones en la administración de los bienes


comunes.

b. Cuando contrae deudas y obligaciones a los efectos del mantenimiento de la


familia y de la educación de los hijos.

En ambos casos, la comunidad de gananciales responde con sus bienes de


tales deudas y obligaciones, aunque hayan sido contraídas por uno solo de los
conyugues.

3. Representación de la comunidad en juicio: la legitimación en juicio para los


actos de administración o de disposición en que la ley requiera la acción de
ambos conyugues, corresponderá lógicamente a estos en forma conjunta,
quienes podrán actuar personalmente o mediante apoderado. Pero cuando uno
solo de ellos hubiese actuado con autorización judicial en los casos de
excepción previstos en la ley, la legitimación en juicio respecto de los actos
realizados le corresponderá igualmente, siempre debidamente autorizado por
el juez a tal efecto.

En los demás casos, en que cada conyugue puede administrar por si solo los
bienes de la comunidad que hubiere adquirido con su trabajo personal o por
cualquier otro título legítimo, la legitimación en juicio para los actos relativos a
esta administración corresponde al conyugue que los haya realizado.

Administración de los bienes propios:

Las reglas generales al respecto pueden agruparse así:


Libertad de administración y de disposición por acto oneroso: cada conyugue
tiene la libre administración y disposición de sus propios bienes

Restricciones en cuanto a actos gratuitos de disposición: no obstante lo dicho


anteriormente, ninguno de los conyugues puede disponer de sus bienes
particulares por acto a título gratuito, ni renunciar a herencias o legados, sin el
consentimiento del otro (Art. 154 C.C.).

Administración por uno de los conyugues de bienes propios del otro: los actos
de administración que uno de los conyugues ejecute por el otro, con la
tolerancia de este, son válidos (Art. 155 C.C.)

Cargas de la comunidad conyugal:

Se denominan cargas de la comunidad de gananciales, las obligaciones que en


definitiva deben ser soportadas de por mitad entre ambos conyugues, aunque
la deuda respectiva la haya contraído uno solo de ellos. Estas son (Art. 165
C.C.):

Deudas contraídas por alguno de los conyugues, cuando estos puedan obligar
a la comunidad: serán aquellas que nacen de la actuación de alguno de los
esposos como administrador de la comunidad.

Réditos e intereses que afectan bienes propios y comunes: los réditos y los
intereses vencidos durante el matrimonio, a que estuvieran afectos tanto los
bienes propios de los esposos como los comunes, se consideran carga de la
comunidad de gananciales.

Gastos de conservación y reparaciones menores de bienes propios: las


reparaciones menores y los gastos de conservación llevados a cabo durante el
matrimonio en los bienes propios de alguno de los conyugues, son también
cargas de la comunidad.

Gastos de administración de la comunidad: todos los gastos que acarree la


administración de la comunidad conyugal con cargas de esta.

Gastos de mantenimiento de la familia: mantenimiento de la familia, educación


de los hijos comunes, así como de los de uno solo de los esposos, cuando ellos
tienen derechos a alimentos. Esta es la más importante de las partidas
referentes a las cargas de la comunidad.
Alimentos de ascendientes de los conyugues (excepcionalmente): esta
obligación debe ser cumplida con los bienes propios; sin embargo y por
excepción, cuando el deudor no puede cumplirlos individualmente, se
consideran cargas de la comunidad.

Donaciones hechas de mutuo acuerdo por los conyugues a los hijos comunes:
cualquiera que sea el motivo, siempre que sean de mutuo acuerdo, a sus hijos
comunes. Si os bienes de la comunidad no alcanzan, los esposos responden
con sus bienes particulares por partes iguales (Art. 166 C.C.).

Diferencias entre la comunidad conyugal y la comunidad ordinaria:

La naturaleza jurídica y los caracteres de la comunidad conyugal así como los


principios que la gobiernan, son muy diferentes de los de la comunidad
ordinaria. Los principales rasgos diferenciales son los siguientes:

En la comunidad conyugal a cada uno de los esposos le corresponde la mitad


de los bienes comunes, mientras que en la comunidad ordinaria del derecho
con copropiedad puede ser infinito.

La comunidad de gananciales debe estar integrada por dos personas que


deben ser marido y mujer, en la ordinaria puede haber cualquier número de
comuneros, sin ningún vínculo familiar.

Los conyugues no pueden disponer libremente de sus bienes comunes (a


menos que se disuelva por la ley); los comuneros ordinarios si.

Las reglas de administración de la comunidad de gananciales son


completamente diferentes a la administración de la comunidad ordinaria.

La comunidad de gananciales se disuelve al fallecer uno de los conyugues; la


ordinaria no, pues los derechos del comunero fallecido pasan a sus herederos.

La comunidad ordinaria surge como consecuencia de actos voluntarios de


personas que se proponen obtener beneficios económicos. La comunidad de
gananciales deriva única y exclusivamente de la celebración del matrimonio.

Disolución de la comunidad de gananciales:

Se entiende por disolución de la comunidad de gananciales la extinción o la


terminación de ese régimen patrimonial, normalmente la comunidad termina
como consecuencia de la disolución del vínculo conyugal, pero no siempre es
así, existen casos en los que el matrimonio subsiste a pesar de que se extingue
la comunidad de gananciales.

La ley señala en forma taxativa las causas disolución de dicha comunidad y por
tratarse de una materia de orden público, cualquier pacto o comienzo en
contrario es absolutamente nulo (Art 173 C.C).
Causas de la disolución de la comunidad:

Son cinco a saber:

Disolución del matrimonio: la comunidad de gananciales como régimen


patrimonial que es constituye un accesorio del matrimonio; cuando este se
extingue, aquella no pueda subsistir.

Nulidad del matrimonio: la sentencia de nulidad del matrimonio, determina


la disolución de la comunidad de gananciales entre los aparentes esposo,
aunque su texto no lo señale de manera expresa.

Ausencia declarada de una de los conyugues: la simple no presencia de


uno de los esposo, no determina la disolución de la comunidad de gananciales;
tampoco produce este efecto la ausencia, meramente presunta. Es
indispensable que exista sentencia firme de declaración de ausencia (Art. 421
y sig. C.C.). Ahora bien, a suceder tal cosa, automáticamente termina el
régimen de la comunidad, aunque la decisión aludida no lo señale así de
manera expresa.

Quiebra de uno de los esposos: como consecuencia de la declaración de


quiebra, la administración del patrimonio del fallido, (incluyendo sus derechos
sobre los bienes comunes), pasa a la masa de acreedores, la cual se
comportara además, en cierta forma, como verdadera titular del mismo. En
tales condiciones no puede subsistir la comunidad de gananciales, pues
resultaría absurdo mantener un régimen matrimonial entre el esposo que no
está en quiebra y los acreedores del fallido; por otra parte, el conyugue no
fallido no tiene por qué sufrir las consecuencias de esa declaración de quiebra.

Separación judicial de bienes: es la última de las causas de disolución de la


comunidad de gananciales. Al igual que las dos inmediatas anteriores, se
produce a pesar de que el vínculo conyugal subsista. Hay tres tipos de
separación legal de bienes:

a. Los resultantes de una demanda autónoma de separación, basada en la


administración irregular o irresponsable llevada a cabo por alguno de los
esposos respecto de los bienes comunes;

b. La derivada de una separación de cuerpos con separación conjunta de


bienes; y

c. La decretada por la autoridad judicial en base al convenio de separación de


cuerpos y de bienes formalizados por los conyugues (Arts. 171, 189 y 190
C.C.).

Efectos de la disolución de la comunidad:


De ese cambio en la posición jurídica de las partes respecto de los bienes
comunes, deriva una serie de consecuencias, entre las cuales debemos
destacar:

a. El producto del trabajo, profesión, industria, oficio o arte de cada uno de los
conyugues o ex conyugues, pertenece en exclusividad a quien lo obtiene, a
partir de la fecha de la disolución de la comunidad (ya no es común).

b. Desparece la comunidad cobre los frutos, rentas e intereses procedentes de


los bienes propios de cada esposo o ex esposo, devengados o producidos
desde la fecha de extinción del régimen de comunidad.

c. Cesan los derechos del marido y de la mujer, respectivamente, de


administrar los bienes comunes que antes se encontraban confiados a su
gestión, de acuerdo con las previsiones de los artículos 168 al 172 C.C.

d. Una vez extinguida la comunidad de gananciales, cada conyugue o ex


conyugue se hace único propietario de los bienes que adquieran.

e. La situación de comunidad ordinaria que surge entre los esposos o ex


esposo, (o sus herederos) al disolverse la comunidad de gananciales, no puede
afectar a terceros extraños.

Liquidación de la comunidad de gananciales:

Acabamos de indicar que disuelta la comunidad conyugal de gananciales, los


esposos o los ex esposos o (sus herederos respectivos) quedan en situación de
copropiedad ordinaria respecto de los bienes comunes. En tal estado pueden
continuar todo el tiempo que deseen, pero más tarde o más temprano habría
que proceder a la liquidación respectiva.

Por liquidación de la extinguida comunidad de gananciales debemos entender


el conjunto de operaciones necesarias para determinar primero, y luego
satisfacer, los derechos y obligaciones de los respectivos conyugues o ex
conyugues, (o sus herederos), resultantes de dicha comunidad. La liquidación
culmina con la partición o división de los bienes comunes, que no es sino la
atribución en propiedad exclusiva, a cada una de las partes, de ciertos y
determinados bienes comunes que representan el equivalente de su
correspondiente mitad sobre la masa total.

La liquidación y partición de la comunidad de gananciales, como toda división


de bienes comunes, es un acto de disposición y por ello las partes deben tener
plena capacidad. Si alguna es incapaz, debe ser representada, asistida o
autorizada de acuerdo con las previsiones legales aplicables a su caso
específico.

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