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SEMIÓTICA DEL TEATRO

SEMIÓTICA DEL TEATRO


Del texto a la puesta en escena
de Fernando DE TORO

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SEMIÓTICA DEL TEATRO

INTRODUCCIÓN

Numerosos son los estudios que han aparecido desde los años '70 que tratan sobre
semiología teatral. Sin duda, podemos afirmar que a partir de los estudios de Anne Ubersfeld, Patrice
Pavis, Marco De Marinis, Franco Ruffini, Alessandro Serpieri, Keir Elam y André Helbo, por citar
sólo algunos, una semiología teatral se está constituyendo definitivamente. Muchos son también los
problemas con los cuales ha tropezado el semiólogo debido la multiplicidad de enfoques posibles del
fenómeno teatral: el teatro como expresión verbal, como práctica escénica (decorado, personaje,
vestuario, etc.). La riqueza semiológica del objeto teatro es inmensa y de aquí la necesidad de
sistematizar cada uno de los niveles que lo integran. Su complejidad esencial viene determinada por
no tratarse, como otras prácticas artísticas, de un solo sistema significante, sino de una multiplicidad
de sistemas significantes que a su vez operan doblemente: como práctica literaria y como práctica
escénica. Al mismo tiempo esta complejidad se ve aumentada por la naturaleza misma del objeto
teatro: no sólo es texto dramático sino también texto espectacular, presentando una dimensión
"literaria" y otra escénica: no se constituye solamente por componentes lingüísticos sino también por
componentes paralingüísticos.
Una pregunta surge de inmediato cuando pretendemos emprender una sistematización global
del fenómeno teatral: ¿en qué se diferencia la práctica teatral de otras prácticas artísticas
(espectaculares o literarias)? Responder a esta pregunta implica enfrentarse con el problema de la
especificidad del discurso teatral como práctica significante. Es esto lo que intentamos hacer en los
primeros cinco capítulos, puesto que dan cuenta de su organización como sistema significante. Nos
estamos refiriendo al discurso teatral como expresión lingüística, como texto, como semiosis o
producción de sentido y como rercepción, al personaje como actante y como función y no como
sustancia ontológica. El capítulo final (VI) consiste de una reflexión semiológica para historiar el
teatro. Estas seis áreas estructuran el presente estudio, y su elección, como ya lo señalábamos arriba,
es dar cuenta, en los primeros cinco capítulos, de los diversos niveles que especifican el fenómeno
escénico. Desde ya vemos que esta especifidad se encuentra situada en distintos niveles, los cuales
emergen de la pluri-codificación propia de la práctica escénica. A su vez, estos niveles no los
enfrentaremos solamente desde una perspectiva textual (el texto dramático como texto literario) sino
también y preferentemente, desde una perspectiva escénica. Por ello, no intentaremos privilegiar el
texto dramático o la puesta en escena, sino más bien trabajar con ambos fenómenos, que, a nuestro
ver, constituyen la esencia misma del objeto-teatro.
Estas seis áreas

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