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¡Disfrútenla!

P.D. Si tienen oportunidad, compren los libros de la autora, su trabajo merece recompensa

(Aliméntense sanamente; coman frutas y verduras)


CONTENIDO

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
SOBRE LA AUTORA
PRÓLOGO

KIARA

Los Falcone se iban a sentir engañados. Se daría una virgen


sacrificial a los monstruos en Las Vegas por una promesa de paz.
Nunca me dieron la oportunidad de ser virgen. Esa elección había
sido tomada de mí. Dolorosamente arrancada de mí.
El miedo, agudo y crudo, me arañó el pecho cuando mi esposo me
llevó a nuestra habitación para pasar la noche y cerró la puerta a
las caras sonrientes de sus hermanos. Nino me soltó y
rápidamente creé distancia entre nosotros, moviéndome hacia la
cama.
Han pasado seis años, pero los recuerdos todavía me despertaban
por la noche. Tenía miedo de estar cerca de un hombre, de
cualquier hombre, especialmente de este hombre, mi marido.
De pie, a pocos pasos de la cama, mis ojos recorrieron las sábanas
blancas, sábanas que mi familia esperaba ver manchadas de
sangre por la mañana.
Sangre que no estaría allí.
Me acurruqué más cerca de la cama. Había habido sangre la
primera vez, la segunda vez e incluso la tercera. Mucha sangre,
dolor, terror y mendicidad. No había habido presentación de las
sábanas en aquel entonces. Nuestra criada, que nunca había
acudido en mi ayuda, las limpió.
No rogaría esta noche.
No había detenido a mi abusador hace muchos años.
No detendría a mi marido.
Yo conocía las historias. Lo había visto en la jaula.
Mi único consuelo era que dudaba que él pudiera romperme más
de lo que había sido hace tantos años.
CAPÍTULO 1

ANTES, NINO

¿Recuerdas lo que le dije a Luca la última vez que lo vi? Dudo que
tenga algún tipo de interés en trabajar con nosotros después de
eso", murmuró Fabiano, paseando por la habitación. "Él me
matará en el momento que ponga un pie en su territorio, confía
en mí. Joder, yo me mataría si fuera él".
Remo negó con la cabeza. "Está enojado, pero verá la razón".
Asentí. "Quería proteger su propiedad, su esposa, pero aún es un
hombre de negocios, y tenemos buenos argumentos para la
cooperación. Las drogas siguen siendo su negocio principal, y
nuestro contacto en su laboratorio nos dice que no pueden
producir lo suficiente para la creciente demanda. Luca necesita
importar drogas, pero no puede porque mantenemos el oeste y
Dante tiene el medio. Sus contrabandistas pierden demasiado de
la mierda antes de que llegue a la costa este. Si trabaja con
nosotros, podemos garantizarle un transporte seguro a través de
nuestro territorio y, a cambio, nos promete que nos
mantendremos al margen de nuestra lucha con Dante Cavallaro.
Ni siquiera queremos su ayuda ".
"No la necesitamos", insistió Remo, endureciendo los ojos oscuros.
No estábamos de acuerdo en ese punto; La ayuda adicional frente
a un oponente como Dante Cavallaro hubiera sido muy
apreciada, pero al igual que Luca, Remo dejaba que las
emociones se interpongan en el camino de las decisiones
racionales.
Fabiano frunció el ceño. "Luca no es como tú, Nino. No todas y
cada una de sus decisiones se basan en razones lógicas. Está
furioso porque insultamos a Aria, y su orgullo podría impedirle
tomar una decisión lógica. Confía en mí en eso”.
Orgullo y furia. Tampoco eran útiles.
“Si le dices a tu hermana que le diste ese brazalete a Leona, ella
lo convencerá. Ella pensará que eres su hermano pequeño otra
vez. Ella querrá creer eso. Lleva a Leona contigo. Haz que sea
una visita familiar, por lo que a mí respecta, pero convence a Aria
y Luca para que nos hablen. Dile que me reuniré con él
personalmente ", dijo Remo.
Le di a Remo una mirada inclinada. La última vez que habló con
Luca no había ido demasiado bien. Los años habían pasado, pero
si Luca se aferraba a los rencores, él también lo recordaría. Y
Remo tenía una manera de provocar a las personas que no iban
bien con el otro Capo.
"Él no va a creer que somos confiables", dijo Fabiano. "Y hablar
con Luca es lo peor que podría pasar. Remo, eres una puta bomba
de tiempo. Se te hace difícil imaginarte cómo se sentiría bañarse
en la sangre de Luca, maldita sea. ¿Realmente crees que podrías
dejar de intentar matarlo?"
Remo se recostó con una sonrisa en su rostro de la que había
aprendido a desconfiar. "La Famiglia tiene que ver con los bonos
para garantizar la paz, ¿no es así? Les damos lo que quieren, lo
que tu hermana quería para ti y para todos los demás ".
No había respondido a la pregunta de Fabiano.
Fabiano se detuvo y cruzó los brazos. "¿Y qué se supone que es
eso?"
"Paz y amor". Remo torció la boca como si fuera a reírse "Vamos a
sugerir un matrimonio entre nuestras familias. Funcionó entre el
Outfit y la Famiglia por un tiempo".
Remo no me había mencionado nada. Por lo general, consultaba
conmigo antes de tomar este tipo de decisiones. Para Remo, era
un plan sorprendentemente razonable. Los matrimonios habían
evitado muchas guerras a lo largo de los siglos de la historia de la
humanidad; por supuesto, también habían comenzado muchas.
Fabiano se echó a reír, pero me di cuenta de que estaba
disgustado por el estrechamiento de sus ojos. "Durante unos
años, y ahora han vuelto a matarse unos a otros".
"Unos pocos años es todo lo que necesitamos", le dije. "Luca sabe
tan bien como nosotros que cualquier tipo de acuerdo de paz
siempre será por un corto período de tiempo."
"No puedes creer que Luca acepte un matrimonio arreglado".
"¿Por qué no?" Preguntó Remo con una sonrisa. “Funcionó para él
y tu hermana. Míralos, enfermamente enamorados. Estoy seguro
de que puede compartir a una de sus primas. ¿No dijiste que su
padre tenía tres hermanas y dos hermanos? Tiene que haber
algunas primas en edad de casarse, o incluso una prima segunda
por todo lo que me importa."
"Una de esas hermanas estaba casada con un traidor a quien
nuestro padre mató. Dudo que nos dé sus hijas ", le recordé a
Remo.
"Una de sus hijas es la mierda de ese bastardo Growl. Como si la
aceptara a ella o a su hermana para nuestra familia ", dijo Remo.
Incliné mi cabeza en acuerdo. Enviaría el mensaje equivocado si
permitiéramos que la Familia nos diera las sobras de nuestro
traidor medio hermano.
"Luca no elegiría a ninguno de ellas. ¿Pero quién diablos se
supone que se case con una mujer de la Famiglia? Preguntó
Fabiano, levantando sus rubias cejas hacia mi hermano. "No me
digas que serás tú, Remo, porque no haré esa puta oferta. Todos
sabemos que eres la última persona con la que podemos hacer un
desfile como marido. Pierdes tu temperamento todo el tiempo.
Eso terminará en una puta boda sangrienta y lo sabes ”.
Remo sonrió, sus ojos se movieron hacia mí. Eso explicaba por
qué no me había consultado. "No me casaré con nadie. Nino lo
hará."
Levantando mis cejas hacia él, le pregunté:" ¿Lo haré? "
Fabiano se dejó caer en el sofá, haciendo una mueca. "No te
ofendas, pero Nino tampoco es la persona adecuada para
interpretar a tu esposo".
Incliné la cabeza. Nunca había considerado el matrimonio.
Parecía innecesario. "Si te refieres a mi falta de emociones, puedo
asegurarte que puedo falsificarlas si es necesario".
Remo se encogió de hombros. "No es como si fuera un matrimonio
por amor. Nino no tiene que sentir nada para casarse. Solo
necesita decir que sí y follar a su novia, tal vez tener un hijo o
dos, y mantener a su esposa con vida mientras deseemos la paz
con la Familia. ¿Puedes hacerlo, verdad?"
Entrecerré los ojos, no me gustaba su tono. "Puedo hacer eso".
Fabiano negó con la cabeza. "Esa es una puta mala idea y lo
sabes".
"No es convencional", admití, "pero es una práctica que se ha
utilizado en nuestros círculos durante generaciones. Incluso
antes de que nuestras familias vinieran a los Estados Unidos,
concertaron matrimonios para establecer vínculos entre
diferentes familias. Y la Famiglia tiene valores del viejo mundo.
Son la única familia fuera de Italia que aún sigue la tradición de
las sábanas sangrientas Estoy seguro de que la familia de Luca
acogerá con satisfacción la idea de otro matrimonio concertado
entre familias; Luca necesita mantener felices a los
tradicionalistas de la Famiglia, especialmente ahora que tuvo
que acoger a algunos de sus parientes de Sicilia. Y todavía hay
tradicionalistas en la Camorra que apreciarán ese tipo de
acuerdo ".
Fabiano volvió a negar con la cabeza. "Te lo digo de nuevo, Luca
no estará de acuerdo. Él me matará. ”
Remo sonrió. "Veremos. He oído que necesita proteger a sus hijos.
Fabiano se sacudió. "¿Aria tiene hijos?"
Remo y yo lo sabíamos desde hacía tiempo. Uno de nuestros
contactos nos dijo. Luca se aseguró de mantener a Aria y los
niños fuera de la prensa e incluso mató a algunos fotógrafos que
no entendían el concepto de privacidad. Remo no quería que
Fabiano lo supiera porque le preocupaba que Fabiano se
emocionara demasiado durante su visita a Nueva York. Al
parecer, cambió de opinión.
"Una hija y un hijo", le dije. "Él necesita protegerlos, y si le
ofrecemos paz en el oeste, eso debería convencerlo".
Fabiano se quedó en silencio. “¿Cuánto hace que lo sabes?”
“¿Eso es importante? No es como si Luca te hubiera dejado cerca
de sus hijos", dijo Remo.
Fabiano asintió pero tenía la boca apretada. "Sabes que Dante no
fue la fuerza principal detrás del ataque contra nosotros. Fue mi
padre ”. Me miró y después a Remo. "Dante podría matar a mi
padre antes de que le echemos el guante. No quiero que eso
suceda. Déjame ir a Chicago y traerlo a Las Vegas. Todavía
podemos pedirle paz a Luca después de eso".
Remo me miró fijamente, obviamente necesitando que fuera la
voz de la razón como siempre. "Eso parece imprudente", le dije.
"Estás demasiado involucrado emocionalmente para liderar un
ataque en el territorio del Outfit, especialmente contra tu padre.
Y no sabemos con certeza si tu padre actuó sin las órdenes
directas de Dante. Dante podría no matarlo."
" Era el plan de mi padre. Escuchaste lo que dijeron los cabrones
del Outfit cuando los separamos. Mi padre envió a esos cabrones
porque me quería muerto ", gruñó Fabiano. "Y yo quiero matarlo.
Quiero destrozarlo miembro por miembro."
"Y lo harás," dijo Remo con firmeza, tocando el hombro de
Fabiano. El hizo una pausa. De nuevo con esa sonrisa. "Pero
sería un buen regalo de boda. Si tenemos a Scuderi en nuestras
manos, podríamos tener su muerte como una ofrenda de paz para
Luca y su clan. Después de todo, las hermanas Scuderi tampoco
sienten mucho amor por su padre".
"Por supuesto que no. Es un imbécil despreciable”, dijo Fabiano.
"No podemos entrar en Chicago y arrastrar su Consigliere hacia
afuera. Te das cuenta de eso, ¿verdad? Dante habrá puesto todas
las protecciones posibles en su lugar ". Tenía que decirlo porque
era cada vez más obvio que ni Remo ni Fabiano tomarían la
decisión acertada a la hora de derribar el Outfit. “La única opción
lógica es enviarme a Nueva York para la reunión con Luca. No
estoy involucrado emocionalmente. Podré reducir la situación si
es necesario ”.
Remo negó con la cabeza. "Soy Capo. Debería estar en el frente.
Solo un maldito cobarde enviaría a su hermano a arriesgar su
lamentable trasero en una situación como esta."
"¿Qué pasa con mi maldito trasero? " Murmuró Fabiano.
"Tu culo está a salvo por tu hermana. No importa lo que diga
Luca, siempre lo pensará dos veces antes de poner una bala en tu
cabeza. Con Nino, nada lo retiene".
"No me disparará. Su próxima entrega deberá pasar nuestras
fronteras en los próximos días ... si queremos creer a nuestros
informantes en México Lo interceptamos, mantenemos a sus
hombres y sus drogas hasta la reunión, y daré la orden de que
sean liberados como una ofrenda de paz, un signo de buena
voluntad ".
"Las drogas y los soldados prescindibles no detendrán a Luca de
matarte", dijo Fabiano.
"Ya veremos", le dije. "Es la única opción lógica".
"Tu maldita lógica me está molestando", murmuró Remo.
"Soy el futuro marido, por lo que es la opción lógica enviarme.
Estamos haciendo esto en mis términos, Remo. No voy a permitir
que jodas todo esto con porque no puedes controlar tus
emociones".
"Creo que me está molestando a propósito", dijo Remo a Fabiano.
Fabiano asintió. "Creo que lo está."
"No cuesta mucho molestarte, Remo."
Remo me miró con los ojos entrecerrados. "La opción lógica sería
llevar a alguien contigo. No debes ir solo. Lleva a Fabiano".
Fabiano puso los ojos en blanco. "Sí, llévame. Porque al parecer
soy a prueba de balas porque soy un maldito Scuderi ".
Miré al hombre rubio. "Tal vez tu presencia rasgaría demasiadas
heridas para Luca. No queremos comenzar con el pie equivocado".
" Creo que ese barco ya partió ", dijo Fabiano.
"¿Quieres venir conmigo a Nueva York?" Pregunté, con expresión
dudosa.
"Preferiría ir a Chicago y matar a mi jodido padre, pero si un
matrimonio demente entre tú y una pobre mujer de la Famiglia
me acerca a ese objetivo, iré a Nueva York y hablaré con Luca
imbécil Vitiello. Pero no creo que esté muy feliz de verme. Él no
va a creer que haya cambiado por un jodido segundo".
"En realidad no. Excepto por tu comportamiento hacia Leona.
Todavía eres un bastardo cruel, por lo que Vitiello no debería
confiar en ti", le dije. Fabiano miró entre Remo y yo. "¿Me voy o
no? Voy a tener que encontrar la manera de decirle esto a Leona
sin asustarla.
Remo negó con la cabeza. "Debería ir como Capo".
"Guardaremos esa reunión para el segundo encuentro, cuando
Vitiello esté convencido de que los beneficios de un bono superan
la alegría de cortarte la cabeza", dije.
"Supongo que significa que me voy". Fabiano se levantó.
"Realmente espero que esta maldita prueba me permita matar a
mi padre, o ustedes dos tendrán mucho que compensar para mí".
Todavía no estaba convencido de que la presencia de Fabiano
mejoraría nuestra situación. Era el hermano de Aria, cierto, pero
incluso eso no lo protegería para siempre. Llevar a Remo estaba
fuera de discusión. Tendría que asegurarme de que Luca y
Fabiano siguieran mi razonamiento y no dejaran que sus
emociones impredecibles dirijan el espectáculo

Kiara
Me quedé a un lado como siempre, lo suficientemente lejos de la
pista de baile para que nadie se sintiera obligado a invitarme a
bailar. Mis ojos siguieron a Giulia mientras bailaba con su
esposo, Cassio. Sus ojos captaron los míos brevemente, y sonrió.
Ella ya se había mudado cuando tuve que mudarme con la tía
Egidia y el tío Félix hace seis años, pero ella y yo nos hicimos
amigas íntimas, más cercanas de lo que nunca estuve con nadie,
especialmente mis hermanos mayores. Se les permitió quedarse
en Atlanta después de que nuestro primo Luca mató a nuestro
padre. Me estremecí ante el recuerdo.
Giulia fue una de las pocas que me miraron con amabilidad y no
una mirada superior. Resistí el impulso de frotarme los brazos;
Parecía que siempre tenía frío. Incluso la música no me
tranquilizaba. No podía esperar a volver a casa y sentir las teclas
de mi piano bajo la punta de mis dedos.
Mi columna vertebral se puso rígida cuando Luca se dirigió hacia
mí. Su esposa, Aria, probablemente se apiadó de mí y le dijo que
me invitara a bailar. Realmente deseaba que él no lo hiciera
"¿Te gustaría bailar?" Preguntó, tendiéndole la mano. Desde que
cumplí dieciocho años el año pasado, se esperaba que asistiera a
eventos sociales. Incluso la tía Egidia y el tío Félix ya no podían
encontrar excusas para mantenerme alejada. Todavía muchos me
rechazaban, no abiertamente, pero captaba sus miradas cuando
pensaban que no estaba prestando atención.
"Es un honor", dije en voz baja y tomé su mano. Mi cuerpo se
rebeló ante el contacto físico, pero lo forcé a someterme y seguí a
Luca hacia la pista de baile. Él era mi primo y lo había conocido
toda mi vida, no es que lo conociera muy bien. Teníamos
demasiados primos en nuestra familia para permitir un vínculo
más estrecho.
Traté de prepararme para el siguiente paso, de su mano en mi
cintura, traté de prepararme para no inmutarme, pero en el
momento en que su palma tocó mi cadera, todo mi cuerpo se
tensó. Luca me miró pero no se retiró. Probablemente estaba
acostumbrado a ese tipo de reacción de la gente. Su reputación y
tamaño habrían enviado incluso a una mujer normal a correr.
Traté de suavizar mi cuerpo en su agarre mientras bailamos,
pero fue una batalla perdida y, finalmente, me rendí.
“Tu padre fue un traidor, Kiara. Tuve que matarlo ".
Nunca le había tenido rencor por eso. Mi padre sabía las
consecuencias de la traición, pero Luca parecía pensar que esa
era la razón por la que no podía soportar su toque. Ojalá fuera
eso. Dios, ojalá hubiera sido solo eso, ojalá fuera solo el toque de
Luca lo que me acercaba al pánico. Me tragué los recuerdos de las
noches que me habían roto.
"Tenías que hacerlo", estuve de acuerdo. "Y no lo echo de menos.
Él no era un buen padre. Extraño a mi madre, pero no la
mataste. Ese fue mi padre."
En mi cabeza, comencé a tocar la melodía en la que había estado
trabajando durante las últimas semanas, con la esperanza de que
eso me calmara". No lo hizo
Luca asintió. "Hablé con la tía Egidia y Félix. Les preocupa que
aún no estén casados ". Tenía diecinueve años y todavía no me
habían prometido nada.
"¿Quién quiere casarse con la hija de un traidor?" Murmuré. En
el fondo me sentí aliviada. El matrimonio revelaría un secreto
que necesitaba mantener, un secreto que me convertiría en un
paria en nuestros círculos.
"No hiciste nada malo. Las acciones de tu padre no te definen."
La gente me estaba mirando. "¿Por qué no les dices?" Escupí,
mirando a nuestra audiencia. Me encogí ante mi tono. "Lo
siento." Luca era Capo. Necesitaba mostrar respeto.
Me miró con una máscara en blanco. "No quiero prometerle a un
soldado. Eres un Vitiello y deberías estar casado con uno de mis
Capitanes o Underbosses1".
"Está bien. Tengo tiempo", dije en voz baja, con las mejillas
enrojecidas de vergüenza. Realmente no tenía tiempo. Me estaba
haciendo mayor y no estaba casada y la hija de un traidor solo
hacía que la gente hablara más.
El baile finalmente terminó, y le di a Luca una sonrisa forzada y
rápida antes de regresar a un lado. Después de eso, hice lo que
podía hacer mejor, había aprendido a hacerlo mejor, fingí que no
estaba allí. Mi tía que elegía vestidos modestos en colores tenues
de la colección del año pasado definitivamente ayudaba con eso.
No podía esperar a que terminara la fiesta de Navidad de
Vitiello. La Navidad me traía demasiados recuerdos horribles.

Navidad hace 7 años

No podía dormir. No importa cómo me retorciera y me volviera,


siempre conseguía mentir sobre los moretones. Padre había
estado de un humor horrible hoy. Madre dijo que tenía algo que
ver con que nosotros estuviéramos en Nueva York. Mañana,
finalmente regresaríamos a Atlanta, y entonces su estado de
ánimo sería mejor. Pronto, todo estaría mejor. Pronto, padre
habría resuelto todos sus problemas y finalmente seríamos
felices. Sabía que no era cierto. Él nunca sería feliz, nunca
dejaría de golpearnos. Padre disfrutaba su infelicidad y
disfrutaba haciéndonos sufrir.
Algo resonó abajo. Me levanté de la cama y me estiré, tratando de
librarme del dolor en mis extremidades de la paliza que soporté
esta mañana. Un sonido en el pasillo me llevó hacia la puerta, y
la abrí con cuidado, mirando fuera de la grieta. Un hombre alto
se abalanzó sobre mí. Algo sobre mi cabeza brillaba a la luz, y
luego un cuchillo fue encajado en el marco de la puerta de
1
Subjefes, cargo de menor rango
madera. Abrí mi boca para gritar, pero el hombre puso su mano
sobre mi boca. Luché, aterrorizada del gran desconocido.
"Ni un sólo sonido. No te pasará nada, Kiara". Me quedé inmóvil
y miré más de cerca al hombre. Era mi primo Luca, el capo de mi
padre. "¿Dónde está tu padre?"
Señalé hacia la puerta al final del pasillo, la habitación de mis
padres. Me soltó y me entregó a Matteo, mi otro primo. No estaba
segura de lo que estaba pasando. ¿Por qué estaban aquí en medio
de la noche?
Matteo comenzó a llevarme cuando mi madre salió del
dormitorio. Sus ojos aterrorizados se posaron en mí un momento
antes de que ella se sacudiera y cayera al suelo.
Luca se tiró al suelo cuando una bala golpeó la pared detrás de él.
Matteo me empujó y se lanzó hacia adelante, pero otro hombre
me agarró con fuerza en un agarre implacable. Mi mirada se
congeló en mi madre, que me miró con ojos sin vida.
Solo padre había estado en el dormitorio con ella, y él la había
matado.
Muerta. Sólo así. Una pequeña bala y ella se había ido.
Fui arrastrada escaleras abajo y fuera de la casa, empujada al
asiento trasero de un automóvil. Entonces me quedé sola con el
sonido de mi respiración superficial. Envolví mis brazos
alrededor de mi pecho, haciendo una mueca cuando mis dedos
tocaron los moretones en la parte superior de mis brazos
causados por el estallido de mi padre esta mañana. Comencé a
balancearme de aquí para allá, tarareando una melodía que mi
profesora de piano me había enseñado hace unas semanas. Hacía
frío en el coche, pero no me importó. El frío se sentía bien,
calmante.
Alguien abrió la puerta, y me alejé asustada, tirando de mis
piernas hacia mi pecho. Luca asomó la cabeza. Tenía sangre en la
garganta. No mucho pero no pude apartar la mirada. Sangre. ¿De
mi padre?
"¿Cuántos años tienes?" Preguntó. No dije nada.
"¿Doce?"
Me tensé, y él cerró la puerta y se sentó en el frente al lado de su
hermano, Matteo. Me aseguraron que estaba a salvo. ¿Segura?
Nunca me había sentido segura. Madre siempre decía que la
única seguridad en nuestro mundo era la muerte. Ella la
encontró.
Mis primos me llevaron a una mujer mayor llamada Marianna, a
quien nunca antes había conocido. Ella era amable y cariñosa,
pero no podía quedarme con ella. Como lo dictaba el honor, tenía
que quedarme con mi familia, así que me enviaron a Baltimore
para vivir con mi tía Egidia y su esposo, Félix, que era Underboss
en la ciudad como mi padre había sido Underboss en Atlanta.
La conocí solo durante las festividades familiares porque ella y
mi padre se odiaban. Luca me llevó con ellos un par de días
después del funeral de mi madre. Yo estaba en silencio junto a él,
y él no trató de entablar conversación. Parecía enojado y tenso.
"Lo siento", susurré cuando nos detuvimos frente a una gran villa
en Baltimore. A lo largo de los años, había aprendido a
disculparme incluso si no sabía qué había hecho mal.
Luca me frunció el ceño. "¿Por qué?"
"Por lo que hizo mi padre". El honor y la lealtad eran las cosas
más importantes de nuestro mundo, y mi padre había roto su
juramento y traicionado a Luca.
"No es tu culpa, así que no es nada por lo que deberías
disculparte", dijo, y por un momento creí que era verdad. Hasta
que vi la cara de desaprobación de la tía Egidia y oí a Félix
decirle a Luca que se reflejaría mal en ellos si me aceptaran.
Luca no lo escuchó, así que me quedé con ellos y, finalmente,
aprendieron a tolerarme, y sin embargo no pasó un día en que no
me diera cuenta de que era vista como la hija de un traidor. No
los culpo. Desde temprana edad, había aprendido que no había
mayor crimen que la traición. Padre había manchado el nombre
de nuestra familia, había manchado a mis hermanos y a mí, y
siempre llevaríamos la mancha. Mis hermanos, al menos,
podrían intentar hacerse un nombre por sí mismos si se
convirtieran en Made Men2, pero yo era una niña. Todo lo que
podía esperar era la misericordia.

Hoy

Ser considerada como la hija de un traidor, enfrentarse a las


expresiones de lástima o de disgusto no era la peor parte de estas
reuniones. Ni siquiera cerca. Él era. Captó mis ojos desde el otro
lado de la habitación, y su rostro mantuvo el conocimiento de lo
que había hecho, el triunfo sobre lo que había tomado. Se paró
2
Hombres hechos, término que se refiere a los iniciados en la mafia
junto a mi tía, su esposa, junto a sus hijos, mis primos, y fue
tratado con respeto. Sus ojos en mí hicieron que mi piel se
erizara. Él no se acercó a mí, pero su mirada fue suficiente. Su
mirada era igual a su toque; era humillación y dolor, y no pude
soportarlo. El sudor frío cubrió mi piel y mi estómago se revolvió.
Me di la vuelta y corrí hacia el baño de mujeres. Me escondería
allí por el resto de la noche, hasta que fuera hora de irme con mi
tía Egidia y el tío Félix.
Me salpiqué la cara con agua, ignorando el maquillaje mínimo
que llevaba. Por suerte, era una máscara a prueba de agua y un
poco de corrector para cubrir las sombras bajo mis ojos, así que
no hice mucho daño. Necesitaba el frío del agua para ayudarme a
controlar mi creciente pánico.
La puerta se abrió y Giulia entró. Era hermosa con su atrevido
vestido violeta y su cabello castaño claro. Se comportaba con
confianza y lo hizo durante todo el tiempo que pude recordar.
Probablemente era así como ella había logrado que su
matrimonio con Cassio funcionara a pesar de su diferencia de
edad.
Se acercó a mí y me tocó el hombro, con las cejas juntas. "¿Estás
bien? Te fuiste de la fiesta".
"No me siento bien. Sabes que no soy buena con tanta gente".
Sus ojos se suavizaron aún más, y sabía lo que venía. "Luca lo
mataría si le dijeras lo que ha hecho".
"No", grité, mis ojos se lanzaron hacia la puerta, temiendo que
alguien entrara y nos escuchara. A menudo me arrepentí de
haber confiado en Giulia poco después de que sucediera, pero me
había roto y confundido, y ella siempre fue amable. "Juraste no
decírselo a nadie. Lo juraste, Giulia."
Ella asintió, pero me di cuenta de que no le gustaba. "Lo hice, y
no lo diré a nadie. Es tu decisión, pero creo que el tío Durant
tiene que pagar por lo que hizo".
Me estremecí al escuchar su nombre. Dándole la espalda, me lavé
las manos de nuevo. “Sabes que yo seré quien pague, Giulia. Este
mundo no es amable, y menos para una mujer como yo. No puedo
pasar por esto. Estaré peor de lo que estoy ahora. Tus padres ya
tienen problemas para encontrar un marido para mí. Si la verdad
saliera a la luz, moriría como una solterona. Nunca me lo
perdonarían".
Sus labios formaron una línea delgada. "Mis padres nunca te
trataron como deberían haberlo hecho. Lo siento."
Negué con la cabeza. "Está bien. Me recibieron. Nunca me
golpearon, nunca me castigaron con dureza. Podría haber sido
peor. "
"Podría preguntarle a Cassio si uno de sus hombres sería un
buen compañero para ti. Hay muchos hombres decentes en sus
filas ”. Decente.
Cassio gobernaba Filadelfia con puño de hierro. Lo que él
consideraba decente probablemente no calificaba como decente
para otras personas, pero no tenía derecho a ser selectiva o
juzgar a otros
"No. Eso ofendería a tus padres. Ya sabes cómo son".
"Sí, lo sé ... " Sus cejas se endurecieron.
"No te preocupes por mí. No tengo ninguna prisa por casarme", le
dije. El matrimonio sería mi ruina final.
CAPÍTULO 2

NINO

"Supongo que te contendrás durante nuestra reunión y no


ofenderás a Vitiello", dije mientras Fabiano y yo abordábamos el
avión.
"No soy un genio como tú, pero tampoco soy imbécil". No te
preocupes, sé cuándo callarme.
"Asentí con la cabeza mientras me hundía en uno de los cómodos
asientos de cuero. Fabiano solía controlar sus emociones, a
diferencia de mi hermano. "Que Luca haya aceptado reunirse con
nosotros es una buena señal".
Fabiano se sentó en el asiento frente a mí. "Podría ser, sí, o Luca
quiere poner una bala en nuestras cabezas".
"No", le dije. "No arriesgará la guerra con la camorra. Remo
atacaría y no lo haría con tácticas sutiles como Dante Cavallaro.
Iría a Nueva York y participaría en una ola de asesinatos que no
habían visto antes en la Famiglia."
"Sí, él haría eso. Pero escuché que Luca se ha llevado a cabo unas
cuantas carreras de asesinatos impresionantes en los últimos
años para controlar a la Famiglia y callar a la Bratva. Él y Remo
son bastante similares cuando se trata de eso".
"Hasta cierto punto, pero Remo no tiene esposa e hijos a los que
necesita proteger".
Fabiano levantó una ceja. "Remo protege a Savio y Adamo, e
incluso a ti y a mí en cierta medida".
"Eso es diferente", le dije. Fabiano me miró detenidamente. "¿De
verdad crees que casarse es una buena idea?"
"Es ..."
"No digas que es la elección lógica", murmuró Fabiano. “Quiero
saber si realmente crees que puedes estar con una mujer así.
Estás arruinado, Nino. No de la misma manera que Remo está en
mal estado, pero sigues jodido. Joder, incluso yo estoy en mal
estado, y casi me cuesta Leona. Y a veces es jodidamente difícil
hacer que esta relación funcione porque sigo diciendo o haciendo
cosas que la inquietan. Y seamos realistas: soy el maldito epítome
de la normalidad en comparación contigo. Las mujeres no son
como nosotros. Quieren a su jodido caballero con brillante
armadura. Quieren rosas y toda esa mierda emocional. Quieren
declaraciones de amor. Eso no es algo que le vas a dar a tu futura
esposa. Para ser honesto, creo que la mayoría de las mujeres se
suicidarían en unas pocas semanas después de casarse contigo en
lugar de vivir bajo un techo con todos ustedes los malditos
Falcone".
"Por lo que sé, los matrimonios arreglados no se basan en
emociones. Se basan en la tradición y la racionalidad. Una mujer
que se me ha dado en matrimonio sabe lo que se espera. Ella
sabrá que es un negocio. Ella es una pieza de ajedrez. Y puedo
asegurarte que evitaré que ella termine su vida mientras su
supervivencia sea necesaria para la paz".
Fabiano suspiró, tocándose la sien. "Tal vez deberías mantener
tus pensamientos para ti también. La mayoría de la mierda que
sale de tu boca no tranquilizará a nadie, y menos a una mujer "

Mis músculos se tensaron cuando detuve nuestro auto de alquiler


frente a la planta de energía abandonada de Yonkers. Después de
aterrizar en Nueva York, Romero me había enviado un mensaje
de texto que decía que era donde Luca se reuniría con nosotros.
El edificio estaba decrépito, y la zona estaba desierta. Un buen
lugar para torturar y matar, tenía que darle eso a Luca.
"Esto es jodidamente genial", dijo Fabiano, sus labios curvándose.
"No estoy de humor para morir hoy".
"Ninguno de los dos morirá hoy", dije, empujando la puerta del
coche y saliendo. Mis ojos registraron el área. En el techo del
edificio, dos francotiradores yacían a la espera. En el momento en
que Fabiano se acercó a mi lado, una puerta del viejo edificio de
la fábrica se abrió y tres hombres emergieron. Los reconocí como
Luca, Matteo y Romero.
"Supongo que viste a los francotiradores apuntando sus armas a
nuestras cabezas", murmuró Fabiano. A pesar de sus palabras,
parecía relajado desde el exterior.
Incliné mi cabeza en confirmación.
Los tres hombres se detuvieron a unos dos autos de distancia de
nosotros. Luca me evaluó por un momento antes de que
entrecerrara los ojos ante Fabiano. "¿Recuerdas lo que te dije la
última vez que estuviste en Nueva York?"
Matteo y Romero sostuvieron sus armas, el primero parecía
particularmente complacido con poder poner una bala en la
cabeza de Fabiano. Podía decir que el sentimiento era mutuo.
Fabiano asintió. "Me dijiste que era hombre muerto si regresaba
a Nueva York".
Luca asintió. "Y aquí estás pidiendo la muerte".
"Estamos aquí para ofrecerte una tregua, Luca". Interrumpí lo
que seguramente se habría convertido en una discusión poco
placentera." Como Consigliere de la Camorra, tengo el poder de
negociar un tratado de paz entre nuestras dos familias".
Matteo resopló e intercambió una mirada con Romero.
Luca dio un paso adelante. "¿Realmente crees que voy a trabajar
junto con la Camorra después del mensaje que Remo me envió a
través de Fabiano la última vez, después de que amenazaste a mi
esposa hace años?".
"Remo quería evaluarte. Él no quiso insultarte o lastimar a tu
esposa". Eso era solo una media verdad, pero no tenía sentido
revelarlo a Luca.
Luca se burló. “Cada palabra que sale de tu boca es una mentira.
Sé que atrapaste una de mis entregas de drogas. Probablemente
estés desmembrando a mis soldados mientras hablamos. No
tengo absolutamente ninguna razón para confiar en ti".
"No confío en nadie, Luca, y la confianza no es necesaria para
una tregua".
Luca y yo nos giramos hacia la voz. Remo se paseaba en nuestra
Dirección, completamente desnudo a excepción de calzoncillos
negros. "No estoy armado como puedes ver." Mi hermano estaba
descalzo. Yo entrecerré los ojos. Esto era una locura. No estaba
seguro de por qué todavía me molestaba hacer planes si Remo
siempre actuaba por su propia cuenta.
"Un día, voy a matar al maldito loco", murmuró Fabiano. "Él
acaba de firmar nuestra puta sentencia de muerte".
Remo me dio su sonrisa torcida cuando me dio una palmada en el
hombro y luego a Fabiano antes de acercarse a Luca y los demás.
"Pensé que sería bueno hablar cara a cara, Luca. De un hombre
de honor a otro. De Capo a Capo ".
El rostro de Luca reflejaba odio, pero también había respeto
presente. "Y pensé que eras un cobarde que envió a su Enforcer y
a su hermano a pelear sus batallas".
"Soy muchas cosas, Luca. Un cobarde no es una de ellos ", dijo
Remo.
"¿Sabes qué, por qué no te metemos una bala en la cabeza y
ayudamos a Las Vegas a conseguir un nuevo Capo? Alguien
menos jodido ", dijo Matteo, apuntando su arma a Remo.
Romero apuntó su arma hacia mí.
Fabiano sacó su propia pistola, pero Remo negó con la cabeza.
Caminé a su lado. "Matarnos no serviría para nada", dije con
calma. "Savio se pondrá en contacto con Cavallaro en el momento
en que estemos muertos y les ofrecerá cooperación, e incluso tú
no puedes luchar contra la Camorra y el Outfit".
"Tu hermano Savio tiene sólo diecisiete años. Él no podrá
controlar la Camorra".
"Tenía solo diecisiete años cuando comencé mi lucha para
recuperar mi territorio. Tenías solo diecisiete años cuando
aplastaste la garganta de un hombre. Savio es un Falcone. Él es
un asesino nato, Luca. Él puede controlar la camorra. El nombre
Falcone tiene poder en Las Vegas y más allá", dijo Remo.
Luca entrecerró los ojos, pero lo tomé como una buena señal que
aún no nos hubiera matado. “¿Quieres arriesgar la cooperación
entre el Outfit y la Camorra? No puedes tener paz con Dante
Cavallaro a menos que le envíes a tu cuñada y a tu capitán.
Asentí con la cabeza hacia Romero.
Luca todavía no dijo nada. Probablemente estaba tratando de
decidir si debería acabar con nosotros. Mi dedo descansaba
ligeramente sobre mi gatillo, pero con los francotiradores en el
techo, incluso mis habilidades no nos salvaban.
Remo se acercó aún más a Luca hasta que estuvieron a la
distancia de un brazo. Luca era aproximadamente una pulgada
más alto que Remo, pero eso no era una sorpresa.
"¿De qué hay que hablar, Remo? Y esta vez sé que tu hermano
Nino no está apuntando a mi esposa, así que no hay nada que me
impida bañarme en tu maldita sangre de Falcone".
Remo sonrió. "La Camorra no tiene ningún interés en lastimar a
tu familia, Luca. Ni a tu esposa ni a tus hijos. Luca se abalanzó,
sus dedos se cerraron alrededor de la garganta de Remo. Mi
hermano no hizo ningún movimiento para defenderse. No apartó
los ojos del capo de la Famiglia cuando dijo con voz áspera: "No
somos los únicos que sabemos acerca de sus hijos. El Outfit lo
hace y la Bratva también. El Outfit atacó mi territorio cuando
pensaban que era vulnerable. ¿A quién crees que atacarán para
lastimarte, Luca? Scuderi intentó deshacerse de Fabiano, su
propio hijo, su heredero. ¿Qué les hará a las hijas que lo
decepcionaron tanto, que arruinaron la paz entre el Outfit y la
Famiglia?
El Capo de la Famiglia parecía querer aplastar la garganta de
Remo, y sabía que podía haberlo hecho. Remo era uno de los
luchadores más viciosos, brutal hasta el núcleo, pero una pelea
con Luca probablemente los mataría a ambos. Incluso Fabiano y
yo no podíamos evitar eso, no con Matteo y Romero y los
francotiradores. La cara de Remo se puso roja, pero siguió
hablando.
"Dante Cavallaro es nuestro enemigo, voy a ir a Chicago y le
mostraré lo que significa estar en guerra con la Camorra,
mostrarle por qué somos despreciados incluso entre los nuestros.
Le haré pagar, y no será rápido ni justo. En cuanto a Scuderi,
Fabiano lo va a matar muy lentamente, y si lo desea, podemos
enviarte el video para que puedas compartirlo con las hermanas
Scuderi. Quieres la muerte de Cavallaro tanto como nosotros ".
Luca liberó a Remo. "No subestimes a Cavallaro. Es un pez frío
por fuera, pero es un maldito cruel como tú y como yo. Y Scuderi
es un pedazo de mierda desagradable pero un genio estratégico.
Es por eso que siguió siendo Consigliere bajo el gobierno de
Dante ".
Fabiano hizo un gruñido bajo, pero por lo demás permaneció en
silencio.
Remo asintió, frotándose la garganta. “Sé qué clase de hombre es
Cavallaro. Y no dudo que Scuderi sea un cerebro de planes
retorcidos, pero atacaré donde él y Cavallaro no lo esperan. Los
venceré en su propio juego. Y disfrutaré cada maldito minuto de
eso".
Luca entrecerró los ojos. "No voy a unirme a ustedes en su
cruzada. Tengo la sensación de que no me gustará tu plan. Estás
jodidamente loco."
"No te estoy pidiendo que te unas a mí. Te estoy pidiendo que te
mantengas fuera de mi lucha. En el pasado, la Camorra y la
Famiglia trabajaron juntas. La paz en nuestros territorios
también puede llevar a la paz entre nuestras familias en Italia".
"Mi territorio es mi única preocupación".
Remo se encogió de hombros. "Ambos podemos beneficiarnos de
un sindicato. Puedo ofrecerte rutas seguras de entrega de tus
medicamentos a través de mi territorio. Pierdes más de la mitad
de tus entregas porque mis hombres o los soldados de Outfit los
interceptan. Paz significa que ya no tendrás que preocuparte más
por eso. Puedes duplicar tus ganancias. Y mantendré a Dante
ocupado con los ataques para que puedas concentrarte en la
Bratva y no preocuparte tanto por tu familia."
"¿Y todo lo que quieres a su vez es que me quede fuera de tu
guerra con el atuendo?" Luca sonaba sospechosa.
Yo hablé "Dante podría acercarse a ti después de comenzar
nuestros ataques. Queremos asegurarnos de que no logre
convencerte de que lo ayudes".
Luca sonrió con frialdad. "No tengo ninguna intención de trabajar
con el Outfit. Quiero a Dante Cavallaro muerto, confía en mí. Él
entornó los ojos. "Entonces, ¿cómo quieres ir por la paz?"
"Primero, liberaremos a tus soldados y tus drogas", dijo Remo con
una sonrisa. Me hizo un gesto y alcancé mi teléfono, haciendo que
todas las armas girar en mi dirección.
Le envié un mensaje rápido a Savio para que organizara la
liberación de los hombres de la Familia Asentí. "Tus hombres
están siendo liberados mientras hablamos, y tus drogas llegarán
a salvo a tu territorio".
"¿Por qué no lo derramas?", Murmuró Matteo. "Hay más de esto.
Me estoy quedando sin paciencia aquí".
Le lancé una mirada a Remo. Matteo sonaba igual que él.
"Queremos mostrarte que la Camorra está dispuesta a permitir
el cambio", dije con calma. "Fabiano tiene permitido estar con
una forastera3". Él le dio el brazalete que su esposa le regaló."
"No me importa nada de eso ", gruñó Luca. "No me importa si
Fabiano ha encontrado una puta para follar".
"Cuidado, Luca", susurró Fabiano, dando un paso adelante.
Luca enarcó las cejas.
"¿Por qué no volvemos a los negocios?", Sugerí. “Necesitas paz.
Necesitamos paz. Quieres a Cavallaro y Scuderi muertos. Los
mataremos.”
Remo abrió sus brazos. "Y para mostrarte que somos muy serios
acerca de la tregua contigo y la Famiglia, quiero que organicemos
un matrimonio entre uno de los suyos y uno de los míos".
Matteo se rió entre dientes. "Oh, esto se está poniendo bueno".
"Estamos hablando en serio", dije porque la expresión de Remo
me preocupaba. Me di cuenta de que Matteo estaba empezando a
molestarlo seriamente. “Los matrimonios concertados entre
3
Forastero: Término que utilizan para las personas que no pertenecen a la mafia
Famiglias han asegurado la paz durante siglos, y su Famiglia
siempre ha mantenido la tradición. Tú y Aria son la prueba de
que es la solución perfecta ".
La boca de Luca se tensó cuando mencioné a la hermana de
Fabiano. "Se suponía que traería la paz con el atuendo y ahora
hay guerra".
"Bueno", dijo Remo, señalando a Matteo y Romero, "eso fue lo que
hizo tu Famiglia. Puedo asegurarte que defenderemos nuestra
parte del trato."
"Si le diera una de nuestras mujeres a la Camorra, ¿quién
garantizaría que estaba a salvo? " Preguntó Luca.
"Nuestras mujeres están tan seguras como tus mujeres, confía en
mí. No tienen nada que temer en nuestro territorio", dije. Nada
que no tuvieran que temer en cada matrimonio en nuestros
círculos, al menos.
La boca de Luca se curvó con disgusto mientras miraba a mi
hermano." No te daré una mujer en matrimonio, Remo. No confío
en ti ni un poco. Estás demasiado jodidamente loco para mi
gusto".
"No soy la que se va a casar. Es mi hermano Nino, y descubrirás
que él tiene el control absoluto de sí mismo. Míralo. ¿No se parece
al sueño de todas las suegras?"
Le di a mi hermano una mirada de advertencia antes de
dirigirme a Luca. "Es un buen negocio para la Famiglia y la
Camorra. No permita que viejos rencores o rencillas arruinen tus
posibilidades de optimizar las ganancias de la Famiglia y
asegurar tu territorio".
"Esto es ridículo", dijo Matteo, pero Luca no dijo nada. Él era un
hombre de negocios. Sabía lo que las rutas de entrega segura a
través de nuestro territorio podían significar para él. Luca hizo
un gesto para que su hermano y Romero lo siguieran. Salieron
del oído.
Remo sonrió.
"No sé de qué estás sonriendo. Esto no es Texas Hold 'em4. Ir por
ahí no es el camino a seguir ", murmuró Fabiano. "Esto es un
puto choque de trenes".
"Luca estará de acuerdo", dije con firmeza.
Mi hermano y Fabiano me miraron con curiosidad.
"¿Estás seguro?" Preguntó Remo.

4
Variación de juego de póker
"Luca no es el hombre que solía ser antes de tener a su esposa e
hijos. No se arriesgará a la guerra abierta con el Outfit, pero
quiere a Dante muerto y nos prefiere de su lado Si tienes algo
que perder como él, elige la opción segura ".
Romero caminó hacia nosotros.
"Él es el que rompió la tregua con el Outfit haciendo estallar la
cereza de tu hermana, ¿verdad?", Susurró Remo.
Fabiano hizo una mueca. "Él lo hizo, y dejé que me dispararan
para que pudieran escapar. Era un jodido idiota".
Romero nos miró con desconfianza abierta. "Luca considerará tu
oferta. Tenemos otra entrega de medicamentos en tres días. Si
llega a nuestro territorio de manera segura, podemos discutir
una tregua con más detalle".
"Llegará a salvo, no te preocupes", murmuró Remo.
Romero asintió. "Luca quiere que te vayas de Nueva York ahora.
Nos pondremos en contacto con usted en unos días si todo sale
según lo planeado."
"Todo saldrá como se planificó", dijo Remo, sonriendo
ampliamente. "Es mejor que Luca comience a buscar una esposa
para mi hermano. Estamos ansiosos por conocerla ".
capítulo 3

KIARA

A pesar de las temperaturas más cálidas que trajo Marzo, me


alegré por mi grueso suéter de lana. Nunca me había
acostumbrado al clima más frío de Baltimore. El clima en Atlanta
había sido mucho más cálido. Mis dedos estaban rígidos cuando
los acomodé en las teclas del piano y comencé a tocar. Las notas
bajas de música melancólica llenaron la sala, un reflejo de mis
emociones actuales. Había empezado a jugar con la composición
hace un par de días, pero todavía estaba lejos de ser buena.
Cuando mi tía entró en la sala de estar, con un estilo perfecto,
como siempre, con un vestido beige de cachemira, con su cabello
oscuro amontonado sobre su cabeza, levanté las manos de las
teclas y el sonido se apagó en una suave exhalación.
El tío Félix entró detrás de ella. Era un hombre alto, pesado
alrededor del medio, con un bigote que se retorcía cuando
hablaba. Intercambiaron una mirada y algo pesado se asentó en
mi estómago.
"Necesitamos hablar contigo", dijo Félix.
Me levanté del banco y los seguí hacia la zona de asientos. Se
sentaron en el sofá y yo me senté frente a ellos. Se sentía como si
estuviera frente a un tribunal.
"No ha sido fácil para nosotros, acogerte", comenzó Félix, y
acurruqué mis dedos en el cuero del sillón. No era la primera vez
que lo escuchaba, pero aún me dolía. "Pero hicimos lo que
pudimos. Te dimos lo que pudimos para criarte".
Me habían dado refugio y educación, pero afecto o incluso
protección contra los duros susurros de la sociedad... No. Nunca
eso. Yo estaba agradecida de todos modos. Sabía cuán
importantes eran las apariencias externas, y habían arriesgado
su reputación al tomar a la hija de un traidor.
"Pero ahora eres una mujer adulta y es hora de que tengas tu
propia casa, que seas esposa y madre".
Mis entrañas se tensaron, pero mantuve la cara en blanco. A lo
largo de los años había aprendido a ocultar mis emociones.
“¿Encontraste un marido para mí?”
¿Quién habría aceptado casarse conmigo? Tal vez se habían
decidido por un soldado después de todo. Era lo mejor. Si me
casara, la boda y el matrimonio serían un asunto discreto, sin
atención, con poco potencial de escándalo. Un soldado podría
verme como una manera de mejorar su posición, porque a pesar
de ser la hija de un traidor, yo era la prima de Capo. Tal vez eso
le haría pasar por alto mi defecto.
La tía Egidia sonrió pero sus ojos mostraban culpa, tal vez
incluso vergüenza. Félix se aclaró la garganta. "Sé que no estás al
tanto de los detalles de mi negocio, pero la Famiglia está en
guerra".
Como si alguien no lo supiera. Incluso los niños pequeños eran
educados con el conocimiento de que teníamos que estar atentos
porque el Outfit podría atacar, o el cielo no lo permita, la
Camorra.
"Lo sé, tío Félix", dije en voz baja.
“Pero a Luca se le acercaron con una oferta de paz. No necesitas
preocuparte por los detalles, pero podría ser el último paso para
destruir al Outfit."
Mi aliento se atascó en mi garganta. ¿De qué estaba hablando? Si
la oferta no venía del Outfit, ¿quién más estaba dispuesto a
acordar una tregua? "
Es un honor, Kiara. Después de lo que hizo tu padre, pensamos
que tendríamos que entregarte a un soldado o nunca encontrar
un marido en absoluto."
"¿Con quién es que me voy a casar?" Forcé las palabras, pero
sonaban estranguladas.
"Te casarás", me aseguró la tía Egidia con una sonrisa tensa,
pero sus ojos ... sus ojos aún tenían lástima, y en el fondo sabía
que, independientemente de los horrores de mi pasado, pronto
estarían acompañados de nuevos horrores.
"¿Quién?"
"Nino Falcone, segundo al mando de su hermano Remo Falcone,
el Capo de la Camorra", dijo Félix, evitando mis ojos.
No escuché nada después de eso, levantándome sin una palabra y
saliendo. Subí las escaleras, seguí hasta mi dormitorio y me
hundí en el diván, mirando fijamente mi cama. Fue hecha
cuidadosamente No dejé que las criadas lo hicieran, no las había
dejado en años. Cada noche tomaba mi almohada y mi manta y
me acurrucaba en mi chaise longue 5para dormir, y por la
5
Especie de sofá individual lo suficientemente largo estirar las piernas
mañana devolvía todo y hacía mi cama para que nadie se
enterara de que no había usado la cama. Y no la había usado en
seis años.
Seis años. Yo sólo tenía trece años.
Mientras miraba mi cama, los horrores del pasado volvieron a
tomar forma como lo hacían cada noche cuando cerraba los ojos.

SEIS AÑOS ANTES

Estaba oscuro en mi habitación cuando me despertaron pasos.


Me di la vuelta y reconocí a mi tío Durant bajo el brillo de la luz
de la luna. Había venido a Baltimore con su esposa, la tía
Criminella, para visitar a la tía Egidia y al tío Félix durante unos
días.
Confundida por su presencia, me incorporé. Su respiración era
fuerte, y él estaba vestido con una bata de baño. "Shh", dijo
mientras se inclinaba sobre mí, su cuerpo me obligaba a bajar.
El miedo se disparó a través de mí. No se suponía que estuviera
sola con hombres en mi habitación. Esa era una regla que había
aprendido desde una edad temprana. Rígida de terror, lo observé
mientras se quitaba la bata; estaba desnudo debajo. Nunca había
visto a un hombre desnudo. Su mano agarró mi hombro, y su otra
mano presionó mi boca. Se suponía que debía mostrar respeto a
mis mayores, a los hombres en particular, pero sabía que esto no
estaba bien. Comencé a luchar.
Él rasgó mi ropa. Era demasiado fuerte. Tiró y pellizcó. Sus
manos lastimaban entre mis piernas. Lloré, pero él no se detuvo.
Se movió encima de mí, entre mis piernas.
"Este es tu castigo por ser una sucia traidora".
Quería decir que no traicioné a nadie, pero el dolor me robó mis
palabras. Se sentía como estarse desgarrado, como romperse y
caer y destrozarse. Su aliento estaba caliente en mi cara, y lloré,
gemí y supliqué. Su mano solo se apretó más fuerte alrededor de
mi boca, y gruñó mientras se empujaba dentro de mí una y otra
vez. Lloré más fuerte porque me dolía mucho.
Me dolía todo, todo mi cuerpo y profundo en mi pecho.
Siguió gruñendo por encima de mí. Dejé de luchar, respiré por la
nariz tapada. Dentro y fuera. Dentro y fuera. Su sudor goteaba
sobre mi frente. Se estremeció y se desplomó sobre mí. Su mano
se deslizó de mi boca.
Yo no grite Estaba callada, inmóvil.
“Nadie te creerá si les cuentas esto, Kiara. E incluso si lo hacen,
te culparán y ya nadie te querrá. Ahora estás sucia, Kiara, ¿me
oyes? Sin valor.
Se retiró y lloré de dolor agudo. Él me abofeteó. "Cállate".
Apreté mis labios, observándolo levantarse y ponerse su bata de
baño. "¿Ya has tenido tu período?"
Sacudí la cabeza porque no podía hablar.
"Bueno. No querríamos que tuvieras un bastardo, ¿verdad?" Se
inclinó sobre mí otra vez, y me estremecí. "Me aseguraré de que
las criadas sepan que has tenido tu período, no te preocupes. No
dejaré que nadie se entere de que eres una putita sin valor. Te
protegeré. "Él me acarició la mejilla antes de retirarse, y no me
moví hasta que estuvo afuera. Cuando sus pasos se
desvanecieron, me levanté y logré pararme a pesar del dolor.
Algo caliente caía por mis piernas. Me tambaleé hacia adelante,
agarré mis bragas desechadas y las apreté entre mis piernas,
gritando de nuevo. Temblando, me acurruqué en el chaise longue,
mirando la oscuridad en la cama.
Antes de la salida del sol, la puerta se abrió de nuevo, y presioné
contra el respaldo, haciéndome pequeña. Una de las criadas,
Dorma, entró en mi habitación. Ella era una de los más jóvenes
que me miraban como si fuera una molestia. Sus ojos se movieron
sobre mí. "Levántate", dijo bruscamente. "Necesitamos limpiarte
antes de que los otros se despierten."
Me puse de pie, haciendo una mueca por el dolor entre mis
piernas. Me miré a mí misma. Había sangre en mis piernas y
algo más que hizo que mi estómago se apretara bruscamente.
Dorma comenzó a recoger las sábanas. Ellos también estaban
cubiertas de sangre. "Será mejor que te mantengas callada",
murmuró ella. “Tu tío es un hombre importante y tú solo eres
una traidora. Tienes suerte de que no te hayan matado a ti
también".
Esperé en silencio mientras ella recogía las sábanas y las dejaba
en el suelo. Entonces ella comenzó a tirar de mi ropa, ignorando
mi estremecimiento, hasta que me quedé desnuda. Me sentía
sucia, sin valor y rota bajo sus ojos crueles.
Añadió mi camisón al montón ensangrentado en el suelo y luego
me ayudó a ponerme una bata de baño. "Iremos al baño ahora, y
si alguien pregunta, tienes tu período, ¿no?"
Asentí. No pregunté por qué. Yo no luché contra eso. Esa noche,
el tío Durant volvió a entrar en mi habitación, y otra vez la noche
siguiente, y nuevamente hasta que finalmente tuvo que irse a
Atlanta. Cada mañana Dorma limpiaba las sábanas y a mí. Unos
días después de que él se había ido, ella llevaba un collar caro. El
precio por su silencio.

HOY

Sonó un golpe, arrancándome de los recuerdos dolorosos. Respiré


hondo y quise que mi voz fuera fuerte. "Adelante".
Tía Egidia abrió la puerta, pero ella no entró. La preocupación
apretaba su boca. "Kiara, eso fue muy grosero", dijo. Ella me miró
y luego desvió la mirada, y de nuevo se llenó con un toque de
culpa. "Deberías sentirte honrada de ser entregada a alguien de
importancia. Con tus antecedentes, es una bendición. Tu boda
será un espectáculo. Traerá honor a tu nombre."
"Y al tuyo," dije en voz baja.
Ella se puso rígida, y al instante me arrepentí de mis palabras.
No tenía derecho a criticarla a ella ni a mi tío. "Nos enfrentamos
a muchas cosas desagradables porque te recibimos. Apenas
puedes mantener esto en contra de nosotros y estamos felices de
haber encontrado un partido tan honorable para ti".
"¿Se ha decidido?" Pregunté en voz baja.
Ella frunció. "Tan bueno como lo es. Los Falcones insisten en una
pariente de Luca para el matrimonio, naturalmente, por lo que
Félix te sugirió. A Luca le gustaría hablar contigo antes de que
haga la oferta, que no es como solía ser, pero si él insiste en tu
consentimiento, difícilmente podemos rechazarlo. Lo invitamos a
él y a su esposa a cenar. Sus ojos se encontraron con los míos,
finalmente. "Le dirás que estás encantada con el honor, Kiara,
¿verdad? Esta es tu oportunidad de redimir a tu familia ya ti
misma. Tal vez tus hermanos incluso podrían convertirse en
capitanes si te casas con alguien como Nino Falcone".
Mi garganta se cerró con fuerza y mi mirada volvió a encontrar la
cama.
"Kiara, le dirás que estás de acuerdo, ¿verdad? Tu tío ya le dijo a
Luca que lo harías. Esto te llevará a rumores si te niegas".
Miré a mi tía, que parecía preocupada.
"Estaré de acuerdo", susurré, porque ¿qué otra cosa quedaba por
hacer?
Esa noche, antes de la cena, Luca me hizo a un lado para hablar
conmigo sin mi tía y mi tío, lo que los disgustó enormemente, y se
hizo evidente por el ceño fruncido.
"No voy a obligarte a casarte si te niegas", dijo. Su presencia me
puso nerviosa.
"Tendré veinte este otoño. Necesito casarme".
" Eso es verdad ", admitió Luca. Sus ojos grises me miraron como
si pensara que podía sacarme cualquier verdad solo con su
mirada vigilante, pero había aprendido a aferrarme a mis
secretos. "Pero podrías casarte con alguien más".
Podría, pero si me negara a casarme con Nino Falcone, sería aún
más paria en nuestros círculos. El tío Félix y la tía Egidia se
sentirían decepcionados y les resultaría aún más difícil encontrar
a alguien más. ¿Y cómo justificaría mi negativa? En nuestro
mundo, te casabas con el hombre que tus padres elegían para ti,
no importa cuán mala sea la elección. “¿Quién se casaría con
Nino Falcone en mi lugar?”
“La mayoría de mis primas están prometidas o casadas. Tendría
que elegir a una de las hijas de mis capitanes. Algunas de ellos
tendrán la mayoría de edad este año y no estarán
comprometidas".
Otra niña entregada a los monstruos en Las Vegas. Una chica
más inocente que yo. Una chica que merecía la oportunidad de
ser feliz sin importar cuán pequeña fuera esa oportunidad en
nuestro mundo.
Nadie me había protegido hace tantos años, pero podía ahorrarle
a otra chica este destino. "Me casaré con él. No tienes que elegir a
nadie más ". Mi voz no traicionó mi terror. Fue firme y decidida, y
me obligué a encontrarme con la mirada de Luca por primera vez
esta noche.
Luca me miró un momento más, pero podría decir que él aprobó
mi decisión. El deber y el honor eran los pilares de nuestro
mundo. Cada uno de nosotros tenía que hacer lo que se esperaba.
Le habría hecho parecer mal a él y a la Famiglia si no hubiera
podido ofrecer a uno de sus primas a la Camorra. Estas eran las
reglas por las que vivíamos, y su propia esposa le había sido dada
por paz. Así fue como se hizo, como siempre se haría.
Después de la cena, fue Aria quien se me acercó. Ella sonrió
amablemente y me tocó el brazo mientras los hombres bebían su
whisky en la sala de fumadores y la tía Egidia preparaba el
expreso para nosotros. "Nadie te culparía si te negaras", dijo
Aria.
"Te casaste con Luca. Hiciste lo que se esperaba, lo que el honor
dictaba, y sé que se espera lo mismo de mí", dije con una sonrisa.
Ella frunció. "Sí, pero ..."
"No es como si este hubiera sido mi hogar. Incluso si no fuera yo
quien rompí su juramento, estoy pagando por el error de mi
padre. Quiero seguir adelante. Esta es mi oportunidad de
redimirme. Las Vegas puede ser un nuevo comienzo para mí ".
Esas eran las palabras que se esperaban de mí, pero cayeron
pesadamente de mis labios porque sabía que mi matrimonio con
Nino podría destruir todo. Mi reputación y cualquier oportunidad
de paz. Y debajo de estas preocupaciones, hay un miedo más
profundo y oscuro: un miedo nacido en el pasado que perseguía
mi presente y determinaría mi futuro.

NINO

"Esto fue demasiado arriesgado y lo sabes, Remo. Un día te


matarán ", dije mientras Remo y yo nos acomodábamos en una
mesa en el Sugar Trap. Sabía que estaba empezando a cansarse
de mis conferencias, pero mientras actuara impulsivamente,
tendría que escucharlas.
Remo puso sus pies sobre la mesa, observando cómo la stripper
balanceaba sus caderas, sus tetas saltaban arriba y abajo. El
Sugar Trap estaba desierto, excepto las mujeres que se
preparaban para la velada.
"Cuando eso suceda, estás allí para gobernar la Camorra".
Fruncí el ceño. Estaba tomando esto muy a la ligera. Era el capo
nacido. Nadie podría asustar a las personas para que se sometan
con tanta facilidad y rapidez como Remo. No quería convertirme
en Capo. Ese era el derecho de nacimiento de Remo, no el mío.
"No me mires así, Nino. Sé que habrías manejado las cosas de
manera diferente."
"Cualquiera hubiera manejado las cosas de manera diferente."
"Funcionó. Luca consiguió sus drogas, y él aceptó darle una
oportunidad a esta unión. Y apuesto a que Aria jugó un papel en
el asunto. Ella quiere a su hermano de vuelta. Ella es una mujer.
Quieren paz y amor. A ellas les gusta meterse".
"No eres un experto en lo que respecta a las mujeres. ¿Cuándo
fue la última vez que hablaste más de dos frases con una mujer? ”
Remo levantó las piernas de la mesa y se levantó y luego señaló
al stripper. "Quiero follar. Lleva tu culo al vestuario. Estaré allí
en dos minutos. Será mejor que estés desnuda. La mujer asintió y
corrió detrás del escenario. Remo levantó una ceja oscura. "¿Ver?
Cuatro frases.
Suspiré y me puse de pie. "Eso no es hablar eso es ordenar. Un
monólogo, en el mejor de los casos. Para que sea una
conversación real, ella tiene que decir algo a cambio.”
Remo sonrió. "¿Por qué querría escuchar lo que ella tiene que
decir? Prefiero que su boca se llene con mi polla". Señaló a otra
stripper que entró en nuestro club. "¿Por qué no te tomas esa? En
pocos meses, serás un hombre casado. No más coños de stripper
para ti en ese momento. Se rió de su propia broma, sabiendo que
los Made Men podía hacer lo que quisieran y me dio una
palmada. "Vamos, relájate un poco antes de tener que reunirte
con Luca mañana".
Tenía razón. Me encontré con la mirada de la mujer y la señalé
hacia mí. La había follado antes. "C.J.", dije, y sus ojos se
ensancharon. Siempre se sorprendían de que recordara sus
nombres, pero nunca olvidé un nombre ni ninguna otra cosa.
"¿Sí, señor Falcone?" Ella se lamió los labios porque pensó que
era lo que me excitaba. Lo encontré más bien distrayente que
cualquier otra cosa. Si no tuviera la intención de follarla, no la
habría llamado. No tenía sentido intentar excitarme más. Remo
ya se había dirigido entre bastidores. Agarré su muñeca, la llevé
a los baños y la jodí contra el cubículo. Ella gimió, pero sabía que
era falso. Estaba mojada alrededor de mi polla, pero
definitivamente no se había venido. Su cuerpo no exhibió los
signos reveladores del orgasmo. Como puta, estaba acostumbrada
a fingir para hacer felices a sus clientes, pero lo odiaba. La agarré
con más fuerza, entrecerré los ojos y la follé más rápido. "¿Sabes
lo que les pasa a las personas que me mienten?"
El miedo cruzó su rostro. Alcancé entre nosotros, le di un
golpecito a su clítoris, y finalmente ella tuvo que rendirse a mí,
como siempre lo hacían, y ella se vino. La seguí unos momentos
después, la saqué, tiré el condón al inodoro y la dejé allí de pie.
Luca y yo decidimos encontrarnos en Nashville. Era un terreno
neutral, lo que lo convertía en la mejor opción para una segunda
reunión considerando que ambos estaríamos solos. Luca me
evaluó mientras caminaba hacia él en el estacionamiento desierto
de un complejo de cines abandonado.
Extendí mi mano para que la sacudiera. Él la tomó y, para mi
sorpresa, no trató de apretar mi mano en polvo como lo hacían
algunas personas cuando querían intimidar. Tal vez él sabía que
no tenía ese efecto en mí.
"Nos encontramos de nuevo", dijo con los ojos entrecerrados. "La
última vez no pudimos hablar en privado. Tú fuiste quien
amenazó a mi esposa".
"No la amenacé", objeté. "Encontré una debilidad en tus medidas
de seguridad, y Remo te lo indicó para evitar que lo mataras".
"No volverás a amenazar a mi esposa".
Tal vez la persona promedio le tenía miedo, pero lo miré
fríamente, mi pulso estaba tan tranquilo como siempre. "Las
tácticas de miedo no funcionan conmigo. No tengo la disposición
para que tengan un efecto en mí. No tengo ninguna intención de
amenazar a su esposa en el futuro. Creo que una tregua entre la
Famiglia y la Camorra es la solución lógica a nuestro problema
con el Outfit, y para que la tregua funcione, tendremos que
acordar no amenazarnos o matarnos por el momento".
Luca me miró por varios Segundos, una burla en su rostro.
"¿Alguno de ustedes, hermanos Falcone, está en su sano juicio?"
“¿Cuál es tu definición de sano juicio? Pregunté "La sociedad no
nos considera a ti ni a mí como cuerdos. Somos psicópatas porque
disfrutamos matando. ¿O estás tratando de decirme que te
sientes culpable cuando torturas y matas?"
Luca se encogió de hombros. "Tal vez somos psicópatas, pero tú y
Remo hacen que la mayoría de los psicópatas parezcan sensatos".
Sabía que Remo y yo éramos el resultado del mismo catalizador.
Animales adaptados a su entorno si querían sobrevivir. Era un
proceso de evolución que a veces ocurría a pequeña escala dentro
de un solo ser. Remo se había vuelto hacia sus emociones, las
había soltado y, como resultado, apenas tenía control sobre su
rabia.
Mi cuerpo había sobrevivido deshaciéndose de las emociones por
completo. Prefería mi adaptación a la suya. Hacía la vida más
predecible.
Adamo no había nacido cuando Remo y yo nos convertimos en los
hombres que éramos hoy, y Savio tenía solo tres años, demasiado
joven para entender o recordar. Ellos no compartían mis
disposiciones y las de Remo.
"Soy perfectamente capaz de actuar de acuerdo con los
estándares de la sociedad si quiero".
"¿Y quieres casarte por una tregua?"
"Es la única razón por la que consideraría casarme", dije con
sinceridad. “El matrimonio realmente no sirve para otro
propósito. No necesito compañerismo Tengo eso en mis hermanos
y Fabiano. Y no necesito el matrimonio para satisfacer mi deseo
sexual. Hay suficientes mujeres en Las Vegas para eso ”.
Luca dejó escapar una risa oscura. “Te creo”.
“Tengo la impresión de que estabas a favor del matrimonio entre
nuestras familias”.
“No estoy a favor, pero como dijiste, es la opción lógica. Tengo que
pensar en la Famiglia y en mi propia familia. No quiero a los
malditos locos de los Falcone detrás de mí. Prefiero que hagas la
vida de Cavallaro un infierno. Tengo mis manos llenas con la
Bratva. No quiero tratar con él. Que vayas a matar a Scuderi de
la manera más brutal que alguien pueda imaginar es un bono
adicional ".
"Entonces está resuelto. Dados los antecedentes de su familia,
sus capitanes y subalternos están a favor de la unión, supongo."
"Siguen mi criterio, pero los matrimonios arreglados son muy
populares en la Famiglia, por supuesto".
Los matrimonios arreglados eran populares incluso entre los
camorristas. "¿Ya has elegido una mujer para mí?"
La boca de Luca se tensó. "No será una sorpresa si te digo que la
mayoría de mis Underbosses y capitanes no están ansiosos por
enviar a una de sus hijas a la camorra. El nombre Falcone tiene
cierta reputación".
"Soy perfectamente capaz de cumplir mis deberes como esposo.
Puedo proporcionar protección, ser un padre para mis hijos, y el
dinero tampoco es un problema".
Luca hizo una mueca. "No me importa un carajo. Lo que quiero
saber es si tendré que atacar a Vegas para salvar a una de mis
primas de ti y de tus hermanos."
"No tendrás motivos para salvar a nadie, e incluso si lo intentas,
Las Vegas es demasiado fuerte para ti . Pero te aseguro que mi
esposa no sufrirá violencia". Hice una pausa. "¿Y debo recordarte
que es tu familia la que sostiene la tradición de las sábanas
sangrientas y no la nuestra? Eso fuerza la mano de cualquier
marido en la noche de bodas."
"Algunas tradiciones no pueden ser anuladas."
"La pregunta sigue siendo: ¿tienes a alguien en mente?"
Luca asintió. “Una de mis primos está en edad de casarse. Sus
guardianes la sugirieron para la unión. Ella no estará triste por
dejar a la Famiglia".
Entrecerré los ojos. "¿Guardianes? ¿Qué le pasa a la niña?"
"Nada. Ella es más que capaz de convertirse en esposa, pero su
padre, mi tío, fue un traidor, y muchas personas no la dejan
olvidar. Ella creció con nuestra tía Egidia."
"La hija de un traidor para nosotros. Algunas personas podrían
considerarlo un insulto."
"¿Tu hermano Remo será uno de ellos?" Siempre era difícil decirlo
con Remo, pero a él no le importaba la historia familiar.
"Remo juzga a las personas por sus propias acciones, no por las
malas acciones de sus padres. Y ella sigue siendo tu prima".
Él alcanzó su bolsillo trasero, y yo levanté mi mano hacia mi
pistolera.
La tensión se disparó a través del cuerpo de Luca. "Teléfono".
Sacó su celular, y después de un momento me lo entregó. En la
pantalla había una imagen de una mujer joven con ojos marrón
oscuro y cabello casi negro, pero su piel naturalmente oliva era
bastante pálida, lo que sugería que no salía de la casa muy a
menudo. "Este es mi prima, Kiara Vitiello. Diecinueve. Una
mujer honorable ". Lo último fue dicho con un toque de
advertencia.
"Ella lo hará", le dije.
Luca se guardó el teléfono en el bolsillo trasero. Él asintió una
vez y luego suspiró. "Entonces está resuelto".

Regresé tarde esa noche a nuestra mansión. Remo estaba


despierto como siempre. Nunca dormía más de unas pocas horas.
Se levantó del sofá en el momento en que entré en nuestra sala
de juegos. Savio y Adamo estaban ocupados jugando un
videojuego, algún tipo de carrera. Adamo estaba en plomo; Al
igual que en la vida real, sabía cómo conducir un automóvil.
"¿Y?" Había un indicio de entusiasmo en la voz de Remo. No
estaba seguro de si esperaba que Luca hubiera estado en
desacuerdo después de la reunión de hoy para que pudiéramos
atacar a la Familia o si realmente quería la paz. Remo solo
prosperaba en el caos y la violencia.
"Él sugirió a una de sus primas, Kiara Vitiello".
"Si su apellido es Vitiello, su padre debe ser uno de los tíos
traidores de Luca".
"Tienes razón. Su padre fue asesinado por traicionar a Luca."
"Entonces, ¿nos da la hija de un traidor?" Remo preguntó en voz
baja.
"No nos importa este tipo de cosas".
Remo lanzó uno de sus cuchillos a uno de los sillones, y se encajó
en el cuero. Ya había más agujeros. “Pero la Famiglia lo hace. El
gilipollas arrogante probablemente quiera enviar un jodido
mensaje con el matrimonio."
"Tal vez Nino está pensado como un castigo para ella", Savio
reflexionó cuando su auto se estrelló contra una pared, sus ojos
marrones iluminados con lo que asumí que era diversión. A
Adamo no pareció importarle que ganara el juego. Dejó el control
y me miró con una cara que probablemente debía transmitir
aburrimiento.
"A veces creo que Nino también es mi castigo", dijo Remo. "Eso
daría sentido a que Luca castigaría a su prima entregándola a
Nino."
También había considerado esa opción, pero Luca no era del tipo
que castigaba a una mujer así, especialmente a una mujer
inocente. "Si no fuera por mí, estarías muerto hace mucho
tiempo".
Remo se encogió de hombros. "Tal vez. Nunca lo sabremos".
"¿Entonces realmente te vas a casar?" Preguntó Adamo. Su
cabello había crecido demasiado y caía sobre sus ojos, así que
tenía que empujarlo hacia atrás constantemente. A diferencia de
mí, nunca lo puso en una cola de caballo ni le diseñó un corte.
"Lo voy a hacer".
"Pero ni siquiera has conocido a la mujer. ¿Qué pasa si no puedes
soportarla?" Preguntó Adamo.
Savio puso los ojos en blanco. "¿Podrías sonar más como una
niñita? Realmente necesitas follar."
La cara de Adamo se puso roja. "Cállate".
"Vamos, tienes casi catorce años. Cuando tenía tu edad, ya me
había follado a algunas chicas". Savio miró a Remo. "Enciérralo
en una habitación con unas pocas prostitutas para que lo puedan
juntar y ponerse en forma".
Adamo empujó el hombro de Savio. "¡Cállate! No necesito tus
prostitutas".
"Si quieres ser un verdadero Falcone, no puedes ser una jodida
virgen. Es patético. ¿O quizás eres un maricón?”
Adamo se levantó de un salto y se lanzó a Savio. Ambos cayeron
al suelo y comenzaron a golpear. Adamo aún no había luchado en
la jaula como Savio, por lo que no era prudente que atacara.
Remo negó con la cabeza, pero no intervino. Me acerqué para
tener una mejor vista en caso de que las cosas se pusieran
demasiado difíciles. Savio había tomado la delantera y se sentó a
horcajadas sobre Adamo, golpeándolo con fuerza una vez, dos
veces, y luego levantó su brazo para otro golpe. Di un paso
adelante para detenerlo, pero Remo se balanceó sobre el sofá,
aterrizó al lado de Savio y lo agarró por el cuello antes de alejarlo
de Adamo y empujarlo. Savio aterrizó en el sofá, respirando con
dificultad y haciendo un movimiento para levantarse.
"Tú te quedas allí", le ordené. Sus ojos sostuvieron el desafío
antes de que él asintiera y se desplomara contra el respaldo.
Adamo estaba tendido de espaldas, con la cara roja y los labios
apretados. Sacudió pero no hizo ningún movimiento para
pararse. Remo se inclinó sobre él y le tendió una mano. Adamo no
la tomó, solo lo fulminó con la mirada. "Adamo", dijo Remo. "No
pruebes mi puta paciencia".
Adamo aceptó la mano de Remo y dejó que lo ayudara a
levantarse. Adamo hizo una mueca de dolor, luego con una
última mirada a Savio, se dirigió hacia las puertas francesas y
salió corriendo.
"Joder, tal vez a él realmente le gusten los chicos", dijo Savio,
arrugando la cara. Entonces sus ojos se ensancharon. A veces,
cuando estábamos en el negocio, se las arreglaba para actuar
como un hombre, pero en momentos como este se hizo obvio que
no cumpliría diecisiete años por un mes más. A su edad, Remo y
yo ya nos habíamos endurecido por años en la calle. No estaba
seguro si alguna vez habíamos sido adolescentes. "¿Lo matarás,
entonces?"
Remo se metió en la cara de Savio. "Somos hermanos. Estaremos
uno junto al otro. No me importa si Adamo está follando cabras,
patos u hombres. Él es nuestro hermano".
Savio asintió lentamente. "Él es tan molesto como la mierda. Si
follar con un hombre lo hace más tolerable, puedo vivir con eso".
Remo resopló. Luego se volvió hacia mí. "Háblale. Tú eres el
único que puede lidiar con él.
Me dirigí al jardín, siguiendo el olor a humo, hacia una de las
tumbonas junto a la piscina. Adamo estaba encorvado, fumando
un cigarrillo normal. Desde la última advertencia de Remo, no
había tocado nada más fuerte. Tenía curiosidad por cuánto
tiempo duraría. Saqué la colilla de su boca y la tiré a la piscina.
"No drogas."
"Es un cigarrillo, no un porro o heroína", murmuró.
Tiré otra silla hacia él y me senté frente a él. "¿Que está
pasando?"
Él me fulminó con la mirada. “Nada”.
“Adamo, si quieres que te traten como a un adulto, tienes que
actuar como tal. Ahora dime por qué estás actuando como lo
haces".
Su mirada bajó a sus zapatillas. "No quiero joder a una prostituta
ni a ninguna de las strippers que traes a casa".
"Eso se hizo evidente cuando atacaste a Savio. ¿Qué te dije sobre
pelear?"
"Solo ataca si estás seguro de poder vencer a tu oponente".
"No puedes vencer a Savio. Todavía no."
"Nunca seré tan bueno como todos ustedes. No disfruto
lastimando a las personas tanto como tú".
Lo había imaginado. Adamo nunca había sido un niño muy
violento. “Eres fuerte y un buen luchador. No tienes que disfrutar
lastimando o matando para ser bueno en eso".
Él tragó saliva. "No quiero volver a matar".
Había matado a su primer hombre durante el ataque en Roger
Fight Arena, y a diferencia de Remo, Savio y yo, su primer
asesinato lo persiguió. "Te acostumbrarás a eso".
"Tal vez no quiero acostumbrarme a eso", murmuró. "No soy
como tú".
"Tienes tiempo", le dije. No tenía sentido discutir esto ahora. Aún
le quedaban cinco meses hasta los catorce años; no sería inducido
hasta entonces. "¿Cuál es tu problema con las mujeres que tu
hermano y yo llevamos a casa?"
Se puso rígido y levantó la cabeza. "No soy gay".
Lo miré, pero su rostro permaneció en las sombras, haciendo que
fuera aún más difícil leerlo. "Remo no te castigaría por eso.
Somos hermanos, Adamo. Nada cambiará eso".
Adamo se mordió el labio y luego se estremeció. "Tendré que
coser eso".
Él asintió. "No soy gay".
Incliné la cabeza, pero él continuó sin más insultos.
"No quiero una prostituta porque a ellas ni siquiera les gustas.
Te folla porque eres su jefe o porque están asustadas. No quiero
eso. Quiero una chica que me quiera y que quiera estar conmigo".
"En nuestro mundo es difícil encontrar eso".
"Porque no estás mirando. Fabiano encontró a Leona."
"Lo hizo, pero pasó por muchas mujeres antes de eso".
Adamo se encogió de hombros. "No quiero que me obliguen a
dormir con una prostituta".
"Remo no te forzará a ti ni yo".
"¿De verdad?"
"De verdad" No podía entender el razonamiento de Adamo Él era
un adolescente. En algún momento, su impulso sexual sería
demasiado fuerte para esperar a alguien que le importara, y aún
más a alguien que lo cuidara. "Pero, Adamo, somos Falcone. Las
personas siempre actúan de manera diferente a nuestro
alrededor. Encontrar a alguien en quien confiar es difícil".
"¿No quieres gustarle a tu futura esposa?"
"El afecto no es necesario para un matrimonio. No tengo ninguna
expectativa como esa."
"¿Pero y si ella quiere afecto?" Su boca se torció ante la palabra, e
hizo una mueca de nuevo.
Le di una mirada y me puse de pie. "Tú me conoces".
Adamo se encogió de hombros. "Lo siento un poco por ella".
"Vamos. Déjame coser tu labio ahora ”. Tal vez también me
habría sentido mal por Kiara Vitiello si fuera capaz de hacerlo.
CAPÍTULO 4

KIARA

La tía Egidia se veía increíblemente complacida cuando entró en


la biblioteca donde había estado escondida todo el día de ella y de
mi tío. "Luca tuvo una reunión con Nino Falcone hoy".
Dejé el libro que estaba leyendo, tratando de mantener mi cara
sin emociones. "¿Y?"
"Luca le mostró a Nino una foto tuya, y él accedió a casarse
contigo".
Me miró expectante como si pensara que haría un baile feliz
porque Nino había aprobado mi apariencia. Tragué saliva. "Eso
es una buena noticia". Era todo lo que podía manejar, y carecía
de entusiasmo.
Mi tía frunció los labios. "Kiara, realmente, no creo que entiendas
lo que esto significa".
Oh, sabía exactamente lo que significaba, y ese era el problema.
“Lleva un tiempo acostumbrarse a la idea de casarse con él, tía
Egidia. No te preocupes, para cuando tenga que casarme con él,
seré capaz de transmitir mi emoción adecuadamente".
Era una mentira descarada. Si lograra no inmutarme con cada
toque, sería un gran éxito.
"Bueno, no tienes mucho tiempo. Remo Falcone insiste en que las
cosas progresen rápidamente. La boda está programada para
dentro de cuatro semanas".
Metí mis dedos en el cuero del sillón, el color desapareció de mi
cara. "¿Cuatro semanas? Pero ese no es suficiente tiempo para
planear todo".
Definitivamente no es suficiente tiempo para prepararme
mentalmente para casarme con un Falcone, si pudiera siquiera
prepararme para algo así. "No te preocupes. Ya contacté con
algunas tiendas de novias. Por supuesto algunos de los vestidos
más populares ya están agotados, pero me aseguraron que les
quedan suficientes piezas hermosas."
"Eso es bueno", dije con una voz monótona.
La tía Egidia asintió. Aria y Giulia se unirán a nosotros. Ya hablé
con las dos, y están emocionadas. Aria fue muy amable al hacer
una cita con la mejor tienda de novias en Nueva York. Nueva
York parece ser la opción más sensata, dado que no podemos
esperar que la esposa de Capo viaje hasta Baltimore. Por
supuesto, la tienda aceptó recibirnos mañana. ¿Quién podría
rechazar a Aria Vitiello? "
"¿Mañana?", Le pregunté horrorizada.
"¿No es maravilloso?"
"Maravilloso", logré decir.
La tía Egidia volvió a fruncir el ceño. "De todos modos, Félix y
Luca están tratando de encontrar el mejor lugar para celebrar la
boda. No va a ser Nueva York. Luca no quiere a los Falcones en
su ciudad".
¿No era así? Casi me reí. "Estoy segura de que hay suficientes
otras opciones", dije en voz baja.
"Sí, Sí. Estoy segura ", dijo Egidia, sonriendo. "Debería llamar a
unos pocos floristas y hacer arreglos con ellos".
No me molesté en señalar que no tendría sentido hasta que
supiéramos dónde tendrían lugar las celebraciones. Este era el
show de la tía Egidia, incluso si yo era la atracción principal.
Cuando se fue, cerré los ojos. Cuatro semanas.
Cuatro semanas hasta mi noche de bodas.
Cuatro semanas hasta que Nino quisiera reclamar su premio.
Cuatro semanas para descubrir una manera de ocultar que
alguien había ganado ese premio hace años. La náusea se
apoderó de mí y presioné una mano contra mi estómago.
Diez minutos después, Giulia llamó. "¿Mi madre ya te habló?"
"Hace unos minutos", le dije.
Giulia suspiró. "No me gusta esto, Kiara. Cuatro semanas, ¿de
verdad? Es como si no pudieran lanzarte contra Falcone lo
suficientemente rápido, como si estuvieran preocupados de que
pudieran comenzar a sentirse culpables si esperaran más."
"Al menos eso me deja menos tiempo para que me preocupe".
Estaba preocupada de cualquier manera. Mis noches serían
perseguidas por pesadillas aún peores que antes.
"Incluso Cassio es desconfiado de los Falcone. Me mostró un video
de Nino Falcone en la jaula. Es enfermizo."
"¿Un video?" Me hice eco. "¿Dónde puedo verlo?"
Hubo un silencio en el otro extremo. "No lo hagas No lo mires".
Mi garganta se tensó. "¿Dónde?"
"Es un foro en el Darknet que la Camorra usa para mostrar sus
peleas de jaula y las carreras ilegales en la calle".
"Dame la información de inicio de sesión".
"Kiara..."
"Tengo diecinueve, no nueve. Quiero verlo, Giulia. Necesito
hacerlo." Si me enfrentara a este monstruo la primera vez en
nuestra noche de bodas, vomitaría. Necesitaba ver de qué era
capaz, incluso si una pelea de jaula ni siquiera comenzaba a
cubrirlo.
"Dame un segundo. Necesito volver a pedirle la información a
Cassio". Escuché un susurro seguido de silencio en el otro
extremo por un rato hasta que escuché voces apagadas. Después
de lo que pareció una eternidad, Giulia habló de nuevo. "¿Tienes
algún lugar para escribirlo? Es largo y complicado. El Darknet
usa varios pasos para mantener a la gente fuera.
Agarré el lápiz y el papel que siempre guardaba cerca cuando leía
un libro; Me gustaba escribir mis citas favoritas. "Estoy lista".
Después de anotar todo, escuché otra de las advertencias de
Giulia antes de que termináramos la llamada. Agarrando el
papel en mi palma sudorosa, caminé a mi habitación para tomar
mi computadora portátil. Mis dedos temblaron cuando entré en el
foro. Había una lista de peleas de los últimos años. Ingresé el
nombre de Nino en el motor de búsqueda, y varias peleas
aparecieron de inmediato. Hice clic en la última de hace solo
unas semanas.
La cámara estaba enfocada en una jaula masiva. Un hombre
ancho estaba dentro de él, pero tenía treinta y tantos años y no
tenía cabello. Era demasiado viejo para ser Nino Falcone. Un
silencio atravesó la multitud y otro hombre entró en la jaula, más
alto que el primero, y me congelé. Por varios momentos, mi
aliento se atascó en mi garganta. Si un simple video ya convocaba
ese tipo de horror, ¿qué haría en la vida real Nino?
Nino era alto y musculoso, y cada centímetro de su torso y brazos
estaba cubierto de tatuajes. Llamas y cuchillos y caras que
gritan, y más imágenes y palabras que no pude descifrar. Las
llamas viajaban por sus brazos hasta sus muñecas. También se
metían en sus pantalones cortos de combate, terminando en sus
muslos musculosos.
Su expresión estaba enfocada pero completamente sin emociones.
Mi miedo se convirtió en puro terror cuando comenzó la lucha.
Nino era una máquina de pelea. Cada uno de sus golpes era
precisión, pero lo que era peor era su expresión analítica. No
parecía que estuviera peleando en una jaula. Cuando su oponente
conseguía un golpe, la cara de Nino apenas reflejaba ningún
signo de dolor. Pateó y golpeó fuerte y rápido, sin piedad, incluso
cuando su oponente cayó de rodillas. Nino estaba encima de él en
un abrir y cerrar de ojos, golpeando su rodilla contra la espalda
del hombre, así que se tendió en el suelo ensangrentado. Incluso
eso no fue suficiente. Nino envolvió su antebrazo alrededor de la
garganta del hombre y le cortó el aire. Su oponente empujó su
codo hacia el costado de Nino, pero ni siquiera hizo una mueca,
solo apretó más su agarre y finalmente el hombre se desmayó.
Nino lo soltó entonces y se puso de pie. Su mirada recorrió a la
multitud hasta que se enfocó en la cámara. Era como si me
mirara directamente, y la mirada fría y dura de sus ojos despertó
los horrores que no podía quitarme.
No podía creer que este era el hombre con el que se suponía que
debía casarme.

No dormí más de dos horas. Cada noche, la cara del tío Durant
me perseguía mientras dormía sobre mí y me rompía, pero esta
noche era una cara diferente que había flotado sobre mí, una cara
bellamente fría.
Cuando nuestro guardaespaldas nos llevó a Filadelfia para
recoger a Giulia, mi tía trató de involucrarme en una
conversación sobre vestidos, pero estaba demasiado molesta para
participar en cualquier tipo de interacción. Me alegré cuando
Giulia se unió a nosotros en el asiento trasero. Después de una
mirada hacia mí, rápidamente distrajo a su madre al hablar
sobre sus planes de verano con los niños.
Le envié una mirada agradecida antes de centrar mi mirada en la
ventana, viendo cómo el paisaje pasaba a mi lado.
A diferencia de muchas mujeres, no tenía un vestido de ensueño.
Nunca miré los vestidos de boda a menos que estuviera en una
boda.
Aria esperaba con su guardaespaldas dentro de la tienda porque
estaba helando. En el momento en que entramos, una vendedora
corrió hacia nosotros. "¿Quién es la novia feliz?"
Giulia, Aria y la tía Egidia me miraron y la vendedora me tocó el
brazo. "Excitante, ¿no? Vas a ser una novia impresionante. Puedo
decirlo.
Le di una pequeña sonrisa y la seguí hacia la exhibición de
vestidos. "¿Por qué no miras los vestidos y me muestras los que
escogerías para mí?", Le pregunté, hundiéndome en uno de los
sillones de felpa.
Eso obtuvo una mirada de la vendedora, pero en este punto ya no
me importaba.
Aria y Giulia asintieron inmediatamente y se dispusieron a
buscar vestidos, pero la expresión de la tía Egidia dejó en claro
que ella no estaba de acuerdo. Sin embargo, después de un
momento ella comenzó a buscar vestidos adecuados también.
Por supuesto, la tía Egidia eligió vestidos que hubieran hecho que
la mayoría de las princesas de Disney se pusieran celosas.
Demasiado llamativo, demasiado extravagante, demasiado... No
eran para mí en absoluto. Afortunadamente, Aria y Giulia
trabajaron juntas y encontraron vestidos que estaban más cerca
de mi gusto.
Escogí un estilo sirena blanco simple, sin hombros con encaje
alrededor del escote. También se unió un velo transparente a la
línea del cuello y cayó sobre mi espalda y sobre mis brazos
desnudos para que no me sintiera tan expuesta.
"Hermosa", dijo Aria con una suave sonrisa. Ella todavía estaba
tratando de descubrir mis verdaderos sentimientos con respecto a
la boda, pero había aprendido a esconderlos bien a lo largo de los
años. Era la única forma de sobrevivir después de lo sucedido.
Giulia asintió, sus ojos llorosos, e incluso la tía Egidia parecía
satisfecha con mi elección, incluso si no era tan llamativa como
había planeado originalmente. "Te ves muy elegante y
sofisticada. Una verdadera dama.
Respiré hondo, esperando que Nino me tratara como a una dama.
El hombre que vi peleando en la jaula no me pareció alguien que
lo haría.

NINO

Nos detuvimos frente a la enorme villa de piedra y estuco Vitello


en Baltimore, donde se celebraría la fiesta de compromiso. Con
solo dos días antes de la boda, no había ninguna razón lógica
para comprometerse oficialmente, pero las decisiones lógicas no
eran el fuerte de la Familia. Savio, Adamo y Fabiano se quedaron
en Las Vegas para asegurarse de que las cosas fueran bien allí.
Sólo volarían para la boda verdadera. No era como si alguno de
nosotros se hubiera preocupado por las festividades. No sería un
gran acontecimiento como el matrimonio de Aria y Luca había
sido hace muchos años. Nuestros Underbosses y Capitanes se
quedarían en su territorio. Remo no se arriesgaría a nada
después del ataque del Outfit.
"Si han invitado a ese jodido Growl, pintaré sus paredes de color
rojo brillante con su puta sangre y la de cualquier imbécil de
Famiglia que se interponga en mi camino", gruñó Remo.
"No será invitado, Remo. Luca no se arriesgará. Él te conoce y
Growl los lanzaría al uno con el otro."
"¿Qué hay de ti? ¿Podrías quedarte a la espera y ver a ese
maldito dar vueltas cuando mató a nuestro padre antes de que
pudiéramos hacerlo nosotros? "
"Por supuesto que no. Lo cortaría de oreja a oreja”.
En el momento en que salimos del auto rentado, se abrió la
puerta de la casa y aparecieron en la puerta, Félix y Egidia Rizzo.
Remo me lanzó una mirada, una esquina de su boca
contrayéndose. "Parece que alguien vigilaba la ventana",
murmuró mientras caminábamos hacia la tía y el tío de mi futura
esposa. El compromiso no sería una gran fiesta, solo se celebraría
para apaciguar a los tradicionalistas de la Famiglia que
requerían un compromiso oficial antes de la boda, pero los Rizzos
estaban vestidos con esmoquin y vestido largo de noche de todos
modos.
"Creo que estamos mal vestidos", dije en voz baja. Me había
puesto un jersey de cuello alto negro y un pantalón de vestir
negro con zapatos negros de punta de ala. Remo estaba vestido de
manera similar, menos el cuello alto, que se había cambiado por
una camisa de vestir negra.
Remo se encogió de hombros.
"Todo de negro", dijo la Sra. Rizzo con las cejas levantadas
después de besar su mano. "Qué elección más curiosa para la
ocasión".
"Es el color de elección para nuestra profesión. La sangre es muy
difícil de lavar”, Remo arrastró su mejor inglés de Oxford
mientras besaba su mano. Eso fue prácticamente lo único que
había aprendido durante nuestro tiempo en Inglaterra. Por
supuesto, solo lo usaba para inquietar a la gente.
La señora Rizzo retrocedió un paso de Remo y le quitó la mano de
las suyas.
Le di la mano al señor Rizzo, y él apretó más fuerte de lo
necesario. Incliné la cabeza, estrechando los ojos. Si lo intentara
con Remo, la camisa negra demostraría su valía. "Nos sentimos
honrados de darte Kiara en matrimonio", dijo, soltando mi mano.
"Por favor llámeme Félix y esta es mi esposa Egidia".
Le envié a Remo una mirada de advertencia antes de que
estrechara la mano del hombre.
"Entren", dijo Félix, retrocediendo. Remo y yo lo seguimos
adentro. Era una casa grande y antigua con mucha madera
oscura y alfombras en el vestíbulo.
"Los invitados ya se han reunido en la sala de estar y en el patio,
pero tú y Kiara deben entrar juntos", dijo Félix y se volvió hacia
Remo. Tal vez puedas unirte a los invitados. Mi esposa liderará el
camino ”.
Egidia sonrió tensa e hizo un gesto a Remo para que la siguiera,
pero no hizo ningún movimiento para hacerlo. "Creo que por
ahora mi hermano y yo nos quedaremos juntos".
Félix parpadeó y luego asintió lentamente. "Muy bien. Vengan.
Elegí la biblioteca para su primera reunión. Es el lugar donde
Kiara pasa la mayor parte de su tiempo ".
Levanté una ceja. ¿A ella le gusta leer? Félix vaciló. “Lo hace,
pero también es muy bella y recatada. La esposa perfecta a pesar
de su inteligencia."
Remo puso los ojos en blanco detrás de la espalda del hombre.
Entramos en una amplia sala que estaba llena de estanterías de
madera oscura. Había un libro abierto sobre la mesita junto a la
silla de lectura. Caminé hacia allí cuando Félix frunció el ceño.
"Ella debería estar aquí."
"Tal vez ella decidió huir", Remo ofreció amablemente.
"Ella no lo haría", dijo Félix rápidamente, pero capté el indicio de
preocupación en su rostro, y también lo hizo Remo.
Cogí el libro. Se trataba de la historia de Las Vegas. Me
complacía que se hubiera esforzado por conocer la historia de mi
ciudad natal.
"Ahí está", dijo Félix en voz alta.
Volví a dejar el libro y mis ojos se movieron hacia la puerta.
Kiara Vitiello era una mujer de huesos finos, más baja de lo que
esperaba, de apariencia casi rompible, pero sus caderas se
curvaban muy bien debajo de su vestido y tenía senos por encima
de la media. Llevaba un vestido de color rosa claro, casi blanco,
pero la hacía parecer aún más frágil. Claramente fue para
enfatizar su inocencia, pero hubiera preferido colores más
llamativos. Sus ojos oscuros se posaron en mi cara, aunque no en
mis ojos, más abajo, quizás en mi nariz, y sus hombros se
tensaron ligeramente. Ella no se había movido de la puerta,
pareciendo casi congelada. Su palma presionó el marco de la
puerta, y supe que era para calmarse.
Remo me miró, evaluando mi reacción, que fue un esfuerzo inútil
por su parte.
Su tío le indicó que se acercara. "Vamos, Kiara. Saluda a tu
futuro esposo y cuñado.
Pasó un segundo antes de que ella se apartara de la puerta y
caminara hacia nosotros. Sus movimientos eran elegantes y
decididos, pero se minimizaban con un toque de temblor que no
pudo reprimir.
Se detuvo junto a su tío.
Incluso usando tacones, ella solo alcanzaba mi barbilla. "Es un
placer conocerte", dijo en voz baja. Sus ojos pasaron de mi cara a
los de Remo y luego rápidamente a su tío.
"El placer es mío", le respondí, y la sonrisa de Remo se amplió.
Kiara se estremeció ligeramente, casi imperceptible, pero Remo
se había dado cuenta, frunciendo el labio, y yo también.
Su tío se aclaró la garganta, incómodo.
"Me gustaría unos minutos a solas con ella para darle el anillo y
conocernos", le dije, sin apartar los ojos de ella.
"Bueno", dijo su tío, sus ojos revoloteando entre Remo y yo y
luego a Kiara. "No estoy seguro ..."
Remo le dirigió una sonrisa torcida. "Se casarán en dos días.
Luego vendrá a Las Vegas con nosotros, ¿pero te preocupa que
ella esté sola por un par de momentos con mi hermano? Estará
sujeta a su voluntad por el resto de su vida".
Los hombros de Kiara se doblaron, se hundieron y ella tragó
saliva.
Félix palideció, sus ojos se endurecieron.
"Esto es por la paz. No lo olvides ”. Dije antes de que Remo
pudiera porque parecía que habría usado su cuchillo en lugar de
palabras, y quería que este molesto juego de poder terminara
rápidamente. "No deberías olvidarlo tampoco. Kiara ya no es tu
preocupación. Ella es mía. Le mostré el anillo y sus ojos se
agitaron brevemente. "Hoy, pondré este anillo en su dedo, y luego
mi palabra es la ley, no la tuya".
La resignación llenó su rostro y sus hombros se desplomaron,
pero ella se contuvo rápidamente y se enderezó nuevamente.
“¿Qué dices, Kiara?” Preguntó su tío. "¿Estás de acuerdo en
hablar con Nino?"
Ella se encontró con su mirada, sus labios tensos. "Esta es la
primera vez que me preguntas si estoy de acuerdo. Como señaló
el Sr. Falcone, pronto estaré bajo el gobierno de mi futuro esposo,
así que no veo qué importancia tenga ahora".
Su tío la miró fijamente, con una mirada inexpresiva.
Obviamente él no estaba acostumbrado a ninguna objeción por
parte de ella. Asintió bruscamente y giró sobre sus talones,
saliendo corriendo de la habitación. Antes de que Remo se
moviera para seguir, se volvió hacia Kiara. "Nunca me vuelvas a
llamar Sr. Falcone. Ese era mi padre, y habría quemado vivo al
hijo de puta si me hubieran dado la oportunidad".
Pasó junto a Kiara, y ella se apartó de él para que su brazo no la
rozara. Remo cerró la puerta y Kiara saltó. Ella no era
naturalmente sumisa, incluso si actuaba de esa manera. Extendí
mi mano, una orden silenciosa, y me pregunté si ella cumpliría.
Ella se me acercó y puso su palma en la mía, sin mirarme a los
ojos. Envolví mis dedos alrededor de su muñeca, mi pulgar
presionando contra sus venas. Ella se estremeció, con la piel de
gallina en aumento. Pupilas dilatadas, respiración acelerada,
pulso acelerado, temblor, Kiara tenía los signos reveladores del
terror. Mantuve mi pulgar en su punto de pulso mientras la
miraba. Finalmente levantó su mirada hacia la mía, y su pulso se
aceleró aún más. Las reacciones de su cuerpo también podrían
haber sido un signo de excitación, pero sabía que no lo eran.
"Así que no estás de acuerdo en casarte conmigo", señalé.
Sus mejillas se sonrojaron, y su mirada volvió a mi barbilla.
"Estuve de acuerdo cuando Luca me preguntó, pero mi tío nunca
preguntó cuándo hizo la oferta".
"¿Por qué aceptaste cuando Luca preguntó, entonces?"
Sus cejas se juntaron. "Porque no era realmente una elección;
estaba disfrazado de una. En esta vida a las mujeres no se les
dan opciones".
La miré por unos momentos. Ella parecía enojada. Su ira me
sentaba mejor que el terror sumiso que había mostrado antes.
Levanté su mano, y ella se tensó de nuevo como si se hubiera
olvidado de mi toque. Su pulso se aceleró contra mis dedos. Le
mostré el anillo. "No te diré que tienes la opción de aceptar esto o
no. Ambos sabemos que lo aceptarás como también dirás que sí
en dos días".
Ella palideció y asintió levemente. "De lo contrario, no habrá
paz".
"De hecho". Sus dedos temblaron cuando puse el anillo de
compromiso. El joyero lo recomendó después de que le dije que el
dinero no era un problema. Una banda de oro simple con un gran
diamante en el medio. Nunca entendí la razón de los anillos de
compromiso. Ella tragó de nuevo, y me di cuenta de que era para
contener algo de su terror. "Te das cuenta de que esto no es una
sentencia de muerte".
Los ojos marrón oscuro se alzaron para encontrarse con los míos.
"La muerte no es lo peor que puede pasar".
"Tú serás mi esposa", le dije. Lo que sea que había escuchado
sobre mis hermanos y yo, y lo que estaba sucediendo en Las
Vegas, ella no tenía por qué temer ese tipo de cosas.
La puerta se abrió y Kiara rápidamente retiró su mano de la mía,
tragando de nuevo, pero no logró borrar el miedo en su rostro.
Una mujer con cabello largo y castaño, un tono más claro que el
de Kiara, asomó la cabeza, con los ojos vagando entre Kiara y yo.
Ella entrecerró los ojos y luego entró en la habitación. "No estoy
interrumpiendo nada, ¿verdad?"
La reconocí por las fotos de los Underbosses y Capitanes que
había estudiado de la Famiglia. Giulia Moretti, esposa de Cassio
Moretti, Underboss de Filadelfia. "Creo que ese era el propósito
de tu entrada, ¿no es así?" Señalé.
Ella no se veía culpable cuando se movió al lado de Kiara y me
dio una expresión altiva. "No es correcto que estés solo con ella
todavía. No sé cómo manejas las cosas en Las Vegas, pero aquí
las manejamos de esta manera ". Le di una sonrisa fría.
"No te preocupes, estoy muy consciente de sus tradiciones, por
muy peculiares que puedan ser como la presentación de las
sábanas".
Si hubiera pensado, Kiara había estado asustada antes, mi
mención de esa tradición aumentó su miedo. Extendí mi mano
pero miré a Giulia. "Kiara y yo debemos aparecer juntos, Sra.
Moretti ... ¿A menos que esa tradición haya sido cambiada
recientemente? ”
Miró a Kiara, quien le dio una sonrisa firme. "Tiene razón,
Giulia. No queremos decepcionar a los invitados."
Ella deslizó su mano en la mía y levantó la barbilla. Mi pulgar
volvió a encontrar su muñeca, y se estremeció. Tum tum-tum.
Ruido sordo. Un ritmo errático. Tum-tum.
Giulia se fue, pero ella no cerró la puerta.
Sin otra palabra, llevé a Kiara a la sala de estar, donde los
invitados esperaban nuestra aparición. Comenzaron a aplaudir
cuando entramos. Qué despliegue de emoción falsa. Remo estaba
junto a Luca, su hermano Matteo y Romero. Las mujeres de la
familia estaban reunidas al otro lado de la habitación,
probablemente por mi hermano. La expresión de Remo no era un
buen augurio. Tal vez estaba enojado porque no tenía la
oportunidad de derramar la sangre de nuestro hermanastro, pero
le había dicho que Luca no se atrevería a invitarlo.
Luca y el tío de Kiara dijeron algunas palabras como se esperaba.
Después de eso, solté a Kiara, para que ella pudiera mostrar su
anillo a las mujeres.
"¿Y, qué piensas? ¿Estás satisfecho con tu futura novia?" Remo
preguntó con una sonrisa cuando me detuve a su lado. Luca nos
lanzó una mirada dura. Remo, estaba siendo el provocador
habitual, y no se había molestado en bajar la voz.
"Todavía es demasiado pronto para evaluar mi nivel de
satisfacción", le dije, considerándola de nuevo. Su rostro tenía
una forma uniforme con las proporciones correctas, agradable a
la vista, y sus ojos y cabello oscuros contrastaban de una manera
agradable con su piel pálida. Su cuerpo cumplía con todos los
requisitos para atraer la atención masculina: cintura estrecha,
piernas delgadas, culo redondo y senos más grandes que el
promedio. No tendría problemas en reclamarla en nuestra noche
de bodas.
"¿Ya terminaste tu evaluación?" Remo dijo mientras me seguía
hacia la variedad de manjares en la mesa del comedor.
"Definitivamente disfrutarás follándola. Me gustaría poder
probarlo".
"Pero no lo harás ", le dije claramente. Remo inclinó la cabeza.
“En el pasado, el rey tenía el derecho de ser el primeros de la
noche."
"Ius primae noctis".
"Tal vez debería establecer algo así en Las Vegas". Remo se rió
entre dientes, sus ojos escaneando a la multitud en busca de
mujeres adecuadas. “Trae a todas tus vírgenes para que pueda
romperlas”.
Negué con la cabeza. Al menos esta vez tuvo la sensatez de
hablar en voz baja. Luca necesitaba la paz tanto como nosotros,
pero su paciencia ciertamente tenía sus límites. "No eres rey,
Remo. Y no tienes derecho a la primera noche con Kiara".
"Los celos no van contigo", dijo Remo con un indicio de... ¿eso era
curiosidad?
"No estoy celoso, pero hay algunas cosas que no quiero compartir
contigo y Kiara es una de ellas".
Remo me despidió. "Ella es toda tuya. No te preocupes ". No
estaba preocupado. Remo era impredecible, retorcido y brutal,
pero era mi hermano y nunca echaría mano sobre alguien que era
mía. "Pero tendré que dar esto ... ¿cómo lo llamaste?"
"Ius primae noctis", le proporcioné.
"Si, eso. Tal vez tendré que volver a pensarlo."
Miré a mi hermano, tratando de averiguar si estaba hablando en
serio. A menudo era difícil decirlo con Remo, y mi falta de
comprensión de las emociones humanas tenía poco que ver con
eso. "Te das cuenta de que la mayoría de los hombres no
encontrarán muy atractiva la idea de que te folles a sus mujeres
Hay un límite a lo que la gente tomará, incluso de ti. El miedo
tiene sus límites. En algún momento, los humanos se rebelan.”
Remo puso los ojos en blanco. "Te das cuenta de que también eres
humano, ¿verdad?"
"Siempre tuve la impresión de que a ti y a mí nos quedaba poca
humanidad".
Remo palmeó mi hombro "Cierto". Su sonrisa se volvió peligrosa.
"¿Quién necesita emociones y moral cuando puede follar, mutilar
y matar como les plazca?"
Nunca había visto el atractivo de tener emociones. Kiara me miró
de nuevo desde el otro lado de la habitación, pero apartó la vista
cuando me encontré con su mirada. Ella estaba tratando de
ocultar sus emociones, pero podía sentir su terror incluso desde la
distancia. Las emociones siempre fueron una debilidad.
CAPÍTULO 5

KIARA

La tía Egidia manejaba los preparativos de la boda con la ayuda


de Aria. Los Falcone no parecían mostrar mucho interés en los
detalles de la celebración. Para ellos era negocio, nada más. Se
decidió que la boda se celebraría en la mansión de mis padres en
los Hamptons, el lugar donde fueron asesinados. Mi madre por
mi padre y mi padre por Luca. Era casi simbólico que este fuera
el lugar donde yo también perdería mi vida.
El día de mi boda, entré en el vestíbulo de la mansión, un lugar
en el que no había puesto un pie en años. Había estado casi
desierta desde entonces. Mis hermanos habían heredado el lugar,
no yo desde que era mujer, y preferían quedarse en Atlanta, lejos
de Luca y lejos de mí. Eran mucho mayores, así que nunca
tuvimos mucho en común de todos modos. Estaban ocupados
haciendo nombres por sí mismos, a pesar de las malas acciones
de nuestro padre. Se suponía que mi matrimonio con Nino
lavaría las manchas del pasado, pero mi secreto podría
arruinarnos a todos.
En los últimos días, los limpiadores y los diseñadores de
interiores habían despertado al lugar de su desolado estado. La
fiesta principal se llevaría a cabo en una tienda masiva de fiestas
en el jardín. Era a finales de abril y planear la fiesta fuera sin
ningún refugio habría sido demasiado arriesgado.
Subí las escaleras lentamente, y mis ojos encontraron el lugar
donde había muerto mi madre. Con un estremecimiento,
rápidamente me apresuré a entrar en mi viejo dormitorio.
También se había preparado para el día. Se habían colocado
flores frescas en jarrones alrededor de la habitación,
probablemente para cubrir el olor a humedad de la negligencia.
Mi tía estaba hablando con el estilista, que me peinaría y
maquillaría, en el tocador. Un espejo hasta el suelo se había
colocado para la ocasión. Mi vestido estaba tendido en la cama de
cuatro postes.
Era un hermoso vestido: el blanco, el color de la inocencia y la
pureza.
Miré a mi tía y consideré contarle lo que me había sucedido hace
seis años. Como siempre, no lo hice porque valdría menos a sus
ojos. Algo roto, algo sucio. No digna de ese vestido blanco
perfecto.
Giulia entró en la habitación, ya vestida con un hermoso vestido
color burdeos, y me abrazó. "No puedo creer que hayan elegido
este lugar para las celebraciones", murmuró.
“Pertenece a sus parientes vivos más cercanos, sus hermanos. Es
lo que el honor dictaba."
El honor dictaba tantas cosas en nuestras vidas, que casi no hay
espacio para la elección. Giulia puso los ojos en blanco. "¿Así que
no tuvo nada que ver con el hecho de que nadie quería arriesgar
su mansión por la fiesta porque el riesgo de un derramamiento de
sangre es demasiado alto? Después de todo, es por eso que esto no
está ocurriendo en un hotel ".
Tía Egidia frunció los labios hacia su hija. "Giulia, de verdad, uno
pensaría que tu matrimonio con Cassio habría puesto fin a tu
insolencia".
"A Cassio le gusta mi insolencia", dijo, con las mejillas
enrojecidas.
La tía Egidia suspiró y luego estrechó una mirada nerviosa hacia
el estilista; ella siempre estaba preocupada por dejar una mala
impresión delante de otros. "Creo que deberíamos empezar ahora.
Con tu cabello rebelde, probablemente pasará un tiempo antes de
que termines tu peinado de novia."
Mi tía demostró tener razón. El estilista tardó una eternidad en
dominar mis rizos en una trenza que viajaba por mi espalda. Una
hebra delgada de hojas de oro y perlas que ella enrollaba
adornaba el estilo simple.
"Estás muy hermosa", dijo Giulia en voz baja.
Egidia apretó su mano frente a su estómago, mirándome con más
afecto del que nunca había visto. “Lo estás”.
El estilista salió de la habitación con una pequeña sonrisa, que
regresé incluso cuando mis músculos faciales se sentían listos
para estallar por la tensión.
Egidia volvió a alisarme el velo que recubría mi escote antes de
enfrentarme, tocándome los hombros. "Como mujeres, tenemos
que cumplir con nuestro deber hacia nuestros esposos...",
comenzó, y yo me tensé porque sabía a dónde iba con eso. "No
tienes que estar ..." se detuvo. ¿No tienes que estar asustada?
Esas fueron las palabras que cada madre le decía a su hija el día
de su boda. Lo sabía porque Giulia me había dicho que Egidia le
había dicho lo mismo el día de su boda. Me encontré con la
mirada de tía Egidia y la culpa que había visto en sus ojos antes
estaba de vuelta. "Haz que te trate como a una dama".
Giulia se acercó a Egidia. "Madre, déjame hablar con Kiara, ¿de
acuerdo? Creo que ella se sentirá más cómoda a mi alrededor ”.
Tía Egidia asintió, pareciendo aliviada. Ella me palmeó el
hombro y luego salió, dejándome sola con mi hermanastra.
Giulia suspiró mientras me miraba en el espejo. "No me gusta
esto, Kiara. No deberías casarte con un Falcone. Tú eres la
última persona que debería hacerlo."
"¿Por qué? Mejor que alguien inocente".
Giulia agarró mi mano con fuerza. "Para. No estás sucia ni menos
ni lo que crees que eres debido a lo que él te hizo Y no te mereces
esto".
"¿Quién se merece esto? No deseo este destino a ninguna otra
chica. Sobreviviré".
Giulia se posó en la vanidad. "No sé qué decirte".
"No digas nada. No hay nada que puedas decirme que me
tranquilizará", le dije rápidamente. Sabía lo que iba a pasar esta
noche, y lo había vivido antes. Tragué. "No pelearé con él. Haré lo
que él quiera. Entonces seguramente será soportable. Ya no
tengo trece". Mis palabras fueron silenciadas, vocales rotas
unidas.
Giulia respiró profundamente. "Dios mío, Kiara. Dile a Luca.
Todavía puede encontrar una salida de esto para ti".
"¿Cancelar la boda hoy? Eso sería una bofetada en la cara de
Remo Falcone. Él no es un hombre que va a poner la otra mejilla.
Él buscará venganza, no importa el precio". Tomé una respiración
profunda. "No. Me casaré con Nino. ¿Trajiste las pastillas que te
pedí?
Ella me tendió un pequeño paquete. "Una debería hacer el truco,
pero realmente no creo que deba drogarse para estar calmado".
"Es un sedante ligero. No me dejará fuera ". Aunque hubiera
preferido ese efecto, pero Nino no lo apreciaría si estuviera
inconsciente cuando me reclamara. Mi estómago se apretó
bruscamente, y presioné mi palma contra él.
"Kiara ..."
"No. Estoy haciendo esto. Se me han quitado muchas opciones a
lo largo de esta vida, pero elijo salvar mi honor, elijo mantener la
cabeza en alto sin importar lo que pase. Que esta sea mi
elección."
Giulia asintió y se levantó. "Debido a que los Falcone son
temidos, porque gobiernan sin piedad, no significa que Nino no te
trate con amabilidad. Algunos hombres no traen violencia a sus
esposas. Algunos hombres pueden distinguir entre los que
necesitan proteger y los que necesitan romper. Creo que Nino
podría ser uno de ellos".
Me preguntaba si realmente creía sus palabras o si solo eran
para consolarme, pero no tuve el valor de preguntarle. Metí las
pastillas en el pequeño bolso blanco que hacía juego con mi
vestido. "¿Me lo puedes dar en la fiesta? No puedo llevarlo por el
pasillo. "
Giulia lo tomó y me abrazó brevemente. "Por supuesto."

NINO

Mis hermanos y yo no éramos religiosos, por lo que nos habíamos


negado a casarme en la iglesia, para gran desaprobación de la
Famiglia. No estaba seguro de por qué se aferraban a sus
creencias cuando rompían todas las reglas establecidas por su
religión a diario. Todo hombre terminaría en el infierno, si lo que
creían fuera verdad.
Esperé en el altar que había sido instalado frente a la tienda en
los jardines. Remo estaba a mi lado como mi padrino, sus ojos
desvestían a la dama de honor de Kiara, Giulia, de una manera
que hizo que su esposo Cassio frunciera el ceño. Le envié a Remo
una mirada de advertencia, pero él me ignoró. Probablemente
hubiera preferido una boda sangrienta, y por la mirada en el
rostro de Matteo cuando se sentó en la primera fila, también lo
haría. Adamo y Savio se sentaron a pocos asientos de los Vitiello.
Para mi sorpresa, Luca le había permitido a Aria sentarse junto
a Leona. Parecían llevarse bien, e incluso Fabiano intercambiaba
algunas palabras con su hermana.
Remo puso los ojos en blanco cuando siguió mi mirada. Debería
haber estado feliz de que su loco plan estuviera funcionando. Una
tregua entre la Famiglia y la Camorra parecía una posibilidad
válida.
Un silencio cayó sobre la multitud cuando la música comenzó a
sonar y Kiara apareció al final del pasillo. Ella había elegido un
vestido elegante con un velo que cubría sus hombros. Félix la
conducía hacia mí, pero Kiara nunca levantó los ojos para
encontrarse con los míos, sino que los mantuvo fijos en mi pecho.
Cuando Félix me la entregó, su mano temblaba en la mía.
Presioné mi pulgar contra su muñeca, sintiendo que su pulso se
aceleraba bajo mis dedos. Miré su cara. Su expresión era neutral,
pero en sus ojos había una mirada que a menudo veía en los ojos
de las personas antes de comenzar a torturarlos.
Dada nuestra reputación, su terror era comprensible, pero era
completamente infundado. Ella no era mi enemiga sino mi
esposa. No le había dado ninguna razón para ese tipo de reacción.
Ella nunca me miró cuando el pastor dio su largo sermón y
finalmente nos declaró marido y mujer.
“Puedes besar a la novia”, dijo el pastor.
Me volví hacia Kiara y su pulso se aceleró aún más. Sus ojos
aterrorizados finalmente se elevaron a los míos y tragó saliva.
Sosteniendo su mirada, ahuequé su mejilla, ignorando su
temblor, y presioné mis labios contra los de ella. Eran suaves y
temblaban contra los míos. Cuando me retiré, ella tragó de
nuevo.
Nos abrimos paso entre los invitados y nos detuvimos junto a una
mesa que había sido preparada con copas de champán.
Después de aceptar las felicitaciones de nuestros huéspedes,
finalmente se abrió el bufé. Kiara estuvo tensa durante la cena y
casi no comía nada. Ella solo se relajó cuando se levantó y caminó
hacia Aria y las otras hermanas Scuderi para hablar.
"¿Emocionado por hacer sangrar a tu esposa esta noche?" Remo
preguntó en el momento en que ella estaba fuera del alcance del
oído cuando se recostó en su silla. Me sorprendió que se
molestara en esperar hasta que ella no pudiera escuchar sus
palabras.
Los ojos de Leona se ensancharon y miró a Fabiano. "Se refiere a
la tradición de las sábanas sangrientas que la Famiglia aún
mantiene. Se requiere que el novio presente las sábanas en las
que él y su novia pasaron la noche".
Leona frunció los labios. "Estás bromeando, ¿verdad?"
"Y nos llaman bárbaros", dijo Remo con una sonrisa. "Pero tengo
que decirte que te envidio tu oportunidad de derramar algo de
sangre esta noche". Ha pasado mucho tiempo. Tengo muchas
ganas de matar a alguien ".
Fabiano puso los ojos en blanco ante Remo.
"¿Cuándo ha habido un día sin sangre en nuestras vidas?",
Pregunté.
Los ojos de Remo se apretaron con una emoción que no pude leer.
"Es cierto", dijo. “Recuerda, no la tomes contra la pared ni te
inclines sobre el escritorio. Lo que quiere la querida Famiglia es
tener sábanas ensangrentadas". Levantó la copa y tomó un sorbo
de vino, pero ninguno de los dos nos emborracharía hoy.
"No te preocupes. Te proporcionaré sábanas sangrientas.”
Remo sonrió torcidamente. "Sé que lo harás".
Mis ojos encontraron a mi esposa otra vez. Ella todavía estaba
hablando con las hermanas Scuderi, pero volvió su mirada hacia
mí cuando notó mi atención. Ella se tensó y tragó, la mano que
sostenía su vaso temblando ligeramente.
Al temerme como lo hacía ella, probablemente también sangraría
su segunda y tercera vez. Sabía cómo complacer a las mujeres con
mis manos, lengua y polla, pero incluso las habilidades sexuales
tenían sus límites cuando se enfrentaban al terror.
Cuando llegó el momento de nuestro primer baile, me puse de pie
y Kiara se acercó a mí, aceptando mi mano extendida. La guié
hacia el centro, y nuestros invitados se reunieron a nuestro
alrededor para mirar. Se permitió mirarme a los ojos por más
tiempo que nunca. El miedo y la incertidumbre cruzaron su
rostro. Cuando no encontró lo que estaba buscando, bajó la
mirada hacia mi pecho y tragó saliva. Debe haber sido su manera
de suprimir el miedo.
Toqué su espalda baja y la jalé contra mí. Ella hizo un pequeño
sonido en la parte posterior de su garganta, un fuerte sonido de
inquietud. Miré su cara. Ella respiraba más rápido y sus mejillas
habían palidecido. Esto era solo un mero baile. Si esto la
inquietaba, la consumación de nuestro matrimonio sería
particularmente desagradable. Ella no era del tipo para pelear,
demasiado obediente y educada para complacer. Ella se rendiría
a mí, pero eso no haría las cosas más fáciles para ella.
Tal vez palabras de consuelo hubieran calmado su terror, pero no
era un hombre que consolara a los demás.
La canción terminó. Como era de esperar, Luca, el capo que me la
había dado, se adelantó para hacerse cargo. Kiara no se ablandó.
Estaba tan asustada de bailar con él como de mí. Me obligué a
soltarla. Ella no estaba en peligro. Esto era un baile. No había
ninguna razón para que fuera más.
Me volví hacia Aria. Luca entrecerró sus ojos hacia mí. Ignoré su
reacción irrazonable y le tendí la mano a su esposa. Ella lo tomó
y me dio una sonrisa. Ella era una buena actriz. Si no hubiera
sido por la ligera tensión en sus dedos y la aceleración de su
pulso, podría haber creído su expresión.
Tirando de ella contra mí, empezamos a bailar. Era fácil de
dirigir, tomó mi iniciativa y mantuvo una sonrisa agradable.
"Tienes los ojos de Fabiano."
Su mirada voló hacia la mía, y su expresión vaciló. "Él es mi
hermano. Incluso si le hiciste creer en otra cosa".
"No le hicimos creer en nada", corregí. "Le enseñamos que la
sangre no define tus lealtades".
"Lo convertiste en ..."
"¿En qué? ¿Un asesino? ¿Un torturador? ”
Ella suspiró. "Todos los hombres en esta sala son asesinos, y los
niños están en camino de convertirse en uno". Y por lo que sabía
de Luca, definitivamente era uno de los hombres más crueles de
nuestros círculos, pero Aria probablemente tenía un conocimiento
limitado cuando llegaba a los hábitos comerciales de su marido.
"Esto no es una charla de boda", dijo. "Espero que esta boda nos
permita encontrar la paz, y espero que su hermano le permita a
Fabiano estar cerca de su familia de sangre".
"Depende de Fabiano, pero él está con la Camorra ahora. No lo
olvides."
"No lo haré, confía en mí ", dijo bruscamente. Sus ojos siguieron a
su esposo y a mi esposa mientras bailaban. Kiara estaba rígida
en el agarre de Luca.
"Kiara está muy tensa alrededor de los hombres", le dije.
Aria frunció el ceño. "La mayoría de las mujeres están tensas el
día de su boda".
"¿Lo están?"
Ella me miró, pero no pude leerlo. "Hombres", dijo en voz baja.
No tenía nada que ver con que yo fuera hombre, pero no lo
expliqué. “Para una novia, una noche de bodas es bastante
terrorífica”.
“El miedo a lo desconocido es común, pero es solo la unión de dos
cuerpos. Nada de lo que temer".
Aria parpadeó hacia mí. "Tal vez para ti, pero Kiara podría estar
en desacuerdo, como cualquier otra mujer, especialmente
teniendo en cuenta con quién tiene que unirse a los cuerpos".
"Soy más que capaz de cumplir con mis obligaciones de esposo"
"No tengo la menor duda que puedas seguir adelante con eso La
Camorra tiene su reputación después de todo". Ella hizo una
mueca. "No es mi asunto".
Pero su voz dejaba claro que quería que fuera su asunto. "No lo
es. Tienes razón ”, dije arrastrando las palabras. Una tregua no
significaba que Remo o yo permitiríamos que la Famiglia se
entrometiera en nuestros asuntos.
Cuando las últimas notas de la canción se desvanecieron, se
apresuró a decir: "Su padre la golpeaba antes de que lo mataran.
Eso podría explicar su problema con los hombres. Pero creo que
podría haber más..."
"¿Más? "
Ella dio un paso atrás. "Gracias por el baile". Se dio la vuelta y se
dirigió hacia Luca, que la estaba esperando en el borde de la
pista de baile. Kiara ya había sido entregada a Félix.
Avancé hacia Remo, que estaba junto a Fabiano cerca del bufé.
Como mi hermano mayor, sería su turno de bailar con Kiara
después de su tío Félix. Agarré su brazo, y él levantó sus oscuras
cejas. "Trata de asustarla lo menos posible".
"Puedo ser agradable y caballeroso si lo intento", dijo.
Fabiano se echó a reír. "Lo siento, Remo, pero esa es la mejor
broma que escuché en un tiempo".
"¿Qué se supone que debo hacer para tranquilizar a tu pequeña
esposa?" Preguntó, pero sus ojos siguieron a una mujer joven que
pasó junto a nosotros. Realmente esperaba que no intentara nada
con una de las mujeres de la Famiglia.
Yo era la persona equivocada para preguntar. "No lo sé".
Miramos a Leona que se sonrojó. "¿Quizás sonreír?"
La boca de Remo se convirtió en una sonrisa.
"He visto hienas con sonrisas menos inquietantes", murmuró
Fabiano, y Leona se ahogó en su risa y hundió la cara en su
brazo. La canción terminó, y Remo se liberó de mi agarre,
dirigiéndose a Kiara, que parecía un cordero frente a un
carnicero.
Giulia me sorprendió cuando pidió un baile. Estaba bastante
seguro de que no era así como se manejaban las cosas, pero la
guié hacia la pista de baile y la atraje hacia mí. Su esposo nos
observó desde su lugar junto a Luca en el buffet. Ambos eran
altos y musculosos y compartían una disposición similar para el
liderazgo brutal ... si se creían los rumores.
"No sé si eres capaz de tal cosa, pero te pido que seas amable con
Kiara".
Miré a Giulia. "¿Me preguntas?" Dije con las cejas levantadas.
Ella frunció. "Si tienes un corazón, por favor no la lastimes".
"Me dijeron que no hay forma de evitar herir a una mujer en su
primera noche".
Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero su expresión parecía
enojada. "¡Sabes a lo que me refiero!"
"Kiara es mi esposa, una mujer adulta, y desde este día es parte
de la Camorra. Ella no es tu preocupación", le dije en tono de
advertencia.
Giulia se tensó pero no dijo más. La segunda vez que la música
terminó, la solté, y ella regresó con su esposo mientras yo
regresaba con mis hermanos y Fabiano.

KIARA

Remo Falcone se dirigió hacia mí y me costó un gran esfuerzo no


correr. Sus ojos eran casi negros como su cabello. Había algo en
su rostro que hablaba de violencia desenfrenada, y eso no se
debía a la cicatriz que se extendía desde su frente hasta su sien y
su mejilla. Extendió la mano con un tirón torcido de su boca. Era
una reminiscencia de cómo un león miraba a una gacela.
Su palma y sus dedos estaban llenos de cicatrices y quemaduras.
"Se supone que debes tomar mi mano para que podamos bailar",
dijo en lo que supuse que era un tono de molestia.
Suprimiendo un estremecimiento, puse mi mano en la suya. No
miré su cara. Habría sido mi perdición. Sus dedos se cerraron
alrededor de mi mano con menos presión de la que había
esperado, y su otra mano tocó suavemente mi espalda y me atrajo
hacia él. Mi cuerpo se tensó, mi respiración quedó atrapada en mi
garganta. Tuve que aguantar en un jadeo. Me llevó a la música,
pero mi temblor no lo facilitó. Él apretó su agarre sobre mí,
acercándonos, y exhalé bruscamente al sentir su cuerpo duro
contra el mío.
Mis dedos en su bíceps comenzaron a resbalar mientras luchaba
contra el inminente ataque de pánico.
"Mírame", ordenó.
No pude
"Mírame". Un murmullo bajo lleno de orden, y finalmente me
encontré con su mirada. Su expresión no era enojada, más
evaluativa, como si me estuviera midiendo.
"Esto es bailar. No lo conviertas en algo más que eso porque dejas
que tu imaginación vuele libremente".
Me sobresalté momentáneamente. Se parecía mucho a Nino; tal
vez escondía su inteligencia detrás de sus capas de violencia.
"Ahora finge que eres una novia feliz. Este es un día de
celebración ”, dijo, y sus propios labios formaron una sonrisa
aterradora.
Hice lo mejor que pude para relajarme en su agarre, para hacer
que mi rostro se viera agradable, pero no estaba segura si lo
logré. Conté los segundos hasta el final de la canción, pero
cuando finalmente terminó, el tío Durant apareció a nuestro lado
y el terror del pasado se apoderó de mí. Clavé mis uñas en Remo,
aferrándome a él, sin duda, dejando marcas con mis uñas.
"Me gustaría bailar con mi sobrina ahora", dijo el tío Durant a
Remo, pero sus ojos estaban sobre mí, llenos de conocimiento y
triunfo como siempre.
No me había tocado desde esas noches. Agarré a Remo con
fuerza, mirándolo. Sus ojos oscuros me miraron, estrechándose
ligeramente. Por favor, no me dejes bailar con él. Las palabras no
salieron de mi boca. Durant buscó por mí, pero Remo nos hizo un
ángulo para que estuviera entre mi tío y yo.
Remo volvió su mirada hacia mi tío, pero no me soltó. "No puedo
permitirlo desafortunadamente. Mi hermano la quiere de vuelta
a su lado."
"Es una tradición en la Famiglia", dijo el tío Durant. "Tal vez no
te importen las tradiciones en Las Vegas, pero aquí sí."
Los labios de Remo se abrieron más y me di cuenta de que sus
sonrisas para mí habían sido genuinas; el estaba siendo amable
Esta sonrisa tenía una sensación siniestra. “Honramos nuestras
tradiciones también. En Las Vegas, es una tradición que corte las
lenguas de las personas que me molestan. Si insistes en tus
tradiciones, tendré que insistir en las mías. Y tu lengua se verá
bien en mi colección ".
La cara del tío Durant se puso roja. Su mirada enojada se posó en
mí brevemente, y presioné a Remo, pero luego mi tío se alejó.
"Puedes soltarme ahora", murmuró Remo.
Solté mi agarre y di un paso atrás, avergonzada. Remo sostuvo
mi mano, no permitiéndome ir. Su pulgar presionó contra mi
muñeca de manera similar a como lo había hecho Nino.
"¿Qué fue eso?" Remo preguntó en voz baja y peligrosa.
"Nada. No me gusta."
"Eso no fue disgusto, Kiara," dijo, todavía con esa voz aterradora.
Sus dedos presionaron más fuerte en mi muñeca. Me arriesgué a
mirarlo. Sus ojos se estrecharon hacia mí, como si pudiera ver los
rincones más profundos y oscuros de mi alma. "El disgusto no te
habría hecho buscar protección en mis brazos, confía en mí".
"Yo no ..."
"No me mientas. Ahora soy tu capo."
Nada me haría revelar mi secreto, ni siquiera el aterrador ceño
fruncido. "No pedí tu protección", le susurré.
Se acercó más y me encogí. "Me rogaste por protección. A
diferencia de Nino, no tengo problemas para leer tus emociones".
No estaba seguro de lo que quería decir. "No tenias que
protegerme. No soy tu responsabilidad".
"Ahora eres una Falcone. La mujer de mi hermano. Tú caes bajo
mis reglas. Eso te hace mía para protegerte".
Él apretó su agarre en mi muñeca, ignorando mi
estremecimiento, y me arrastró desde la pista de baile hacia
Nino, quien levantó las cejas hacia su hermano. Remo
prácticamente me empujó hacia el brazo de Nino. A pesar de mi
tensión, Nino envolvió un brazo alrededor de mi cintura y lo dejó
allí. "Ese fue su último baile con nadie más que con nosotros",
ordenó Remo. "No me importan sus tradiciones. Ella está bajo
nuestras reglas ahora.
Nino entrecerró los ojos. "¿Qué es lo que pasa?"
"Nada", dijo Remo. "Pero su familia está empezando a enojarme".
Nino miró a su hermano y a mí, pero no dijo nada más. Después
de eso, no tuve que volver a bailar.
CAPÍTULO 6

KIARA

"¡A la cama, a la cama!" El canto comenzó antes de que lograra


prepararme mentalmente. Tal vez fui estúpida por pensar que
podría prepararme para ello.
Los hermanos de mi esposo, Remo y Savio, gritaban más fuerte,
pero la mayoría de los otros hombres lo hacían casi igual. El
hermano más joven, Adamo, permaneció en su asiento, con los
labios apretados en una línea firme. No me había hablado ni
bailado conmigo ni con nadie más.
“¡A la cama, a la cama!” Los gritos se hicieron más fuertes.
Busqué la mirada de Nino. Él asintió, se levantó y extendió una
mano. Lo tomé porque no podía rechazarlo con todos mirándonos.
Forzando mi miedo, me puse de pie y lo seguí más allá de las filas
de invitados que se habían alineado para vernos salir. Los
hombres aplaudieron los hombros de Nino; Las mujeres captaron
mi mirada con compasión y simpatía en sus ojos. Giulia estaba
presionada contra su marido, la preocupación llenaba su
expresión. Rápidamente aparté la mirada.
"¡Vamos a terrenos desconocidos!"
"¡Queremos ver las sábanas!"
Hubo más comentarios así, y convirtieron mi estómago en roca
sólida.
La cara de Nino no traicionó su reacción a los gritos. Sus dedos se
apretaron contra mi muñeca con fuerza, y me alegré porque me
sostuvieran, me impidieron vacilar y dejarme llevar al pasado.
Remo y Savio estaban cerca mientras recorríamos el largo
corredor, un corredor que contenía muchos recuerdos de la
infancia, pocos buenos y esta noche se agregarían recuerdos
peores a la lista.
Llegamos frente a la puerta de madera oscura del dormitorio
principal, docenas de hombres detrás de nosotros.
"No folles a tu novia virgen contra la pared, ¿recuerdas?", Dijo
Remo con una sonrisa.
Me sacudí, mi pulso se duplicó. Los dedos de Nino se apretaron
contra mi muñeca.
"Remo", gruñó con una voz que envió miedo a cada fibra de mi
ser.
“¡Diviértete!” Gritó Savio con una sonrisa.
Los Falcone se iban a sentir engañados. Se daría una virgen
sacrificial a los monstruos en Las Vegas por una promesa de paz.
Nunca me dieron la oportunidad de ser virgen. Esa elección había
sido tomada de mí. Dolorosamente arrancada de mí.
El miedo, agudo y crudo, me arañó el pecho cuando mi esposo me
llevó a nuestra habitación para pasar la noche y cerró la puerta a
las caras sonrientes de sus hermanos. Nino me soltó, y
rápidamente creé distancia entre nosotros, moviéndome hacia la
cama.
Habían pasado seis años, pero los recuerdos todavía me
despertaban por la noche. Tenía miedo de estar cerca de un
hombre, de cualquier hombre, especialmente de este hombre, mi
marido.
De pie, a pocos pasos de la cama, mis ojos recorrieron las sábanas
blancas, sábanas que mi familia esperaba ver en el manchado de
sangre por la mañana.
Sangre que no estaría allí.
Me acurruqué más cerca de la cama. Había habido sangre la
primera vez, la segunda vez e incluso la tercera. Mucha sangre,
dolor, terror y mendicidad. No había habido presentación de las
hojas en aquel entonces. Nuestra criada, que nunca había
acudido en mi ayuda, los limpió.
No rogaría esta noche. No había detenido a mi abusador hace
muchos años.
No detendría a mi marido.
Yo conocía las historias. Lo había visto en la jaula.
Mi único consuelo era que dudaba que él pudiera romperme más
de lo que había sido hace tantos años.
No podía quitar mis ojos de esas sábanas blancas perfectas, tan
blancas como mi vestido. Un signo de pureza, pero no era pura.
"Son tus tradiciones, no las nuestras", dijo Nino con calma, pero
lo suficientemente fuerte como para sacarme de mis
pensamientos.
Entrené mi cara en la placidez. "Entonces, ¿por qué seguirlos?"
Pregunté mientras me giraba. Mi voz me había traicionado.
Demasiado apagada, atada con un terror que esperaba que
confundiera con el miedo virginal.
Él no estaba tan cerca como esperaba. Ni siquiera me estaba
mirando. De pie junto al escritorio, leyó la nota que mi tía había
escrito felicitándonos por las nupcias. La puso de nuevo y luego
me miró. No había nada en su rostro que me diera un sentido de
esperanza. Sin amabilidad, sin piedad. Era un lienzo en blanco.
Hermosamente frío con ojos grises vacíos, una barba corta
inmaculada y el pelo peinado hacia atrás.
Mientras negaba con la cabeza, destruyó la poca esperanza que
tenía. "La Famiglia quiere sangre, la tendrán".
Tenía razón. Era lo que mi familia esperaba, lo que se suponía
que debía entregar, pero no obtendrían sangre. Y mi marido se
daría cuenta de que su premio era defectuoso. La camorra
cancelaría la tregua. Mi esposo rechazaría el matrimonio y me
dejarían vivir como un paria.
Sería mi ruina. Mi familia me rechazaría. Nadie querría casarse
conmigo después de eso, y una mujer soltera en nuestro mundo
estaba condenada.
Comenzó a desabotonar su camisa, con calma, precisamente.
Finalmente, se encogió de hombros, revelando cicatrices y
tatuajes, tantos, tan inquietantes, y músculos acerados. Me di la
vuelta, mi pulso galopaba en mis venas. El terror, similar al que
había sentido hace muchos años, arañaba mis entrañas.
Necesitaba refinarlo, encontrar una manera de salir de este lío.
Necesitaba salvarme, no de él reclamando mi cuerpo sino de que
perdiera mi honor.
Busqué en mi bolso, que colgaba sobre mi antebrazo, y liberé una
píldora del paquete. Mi garganta estaba apretada y no estaba
segura de si podría tragarla sin agua, pero entrar al baño parecía
imposible en mi actual estado. No estaba segura de lograrlo sin
romperlo.
Con dedos temblorosos, llevé la píldora blanca a mis labios. Una
mano se enroscó alrededor de mi muñeca, deteniéndome. Mis ojos
volaron para mirar a los ojos estrechados de Nino. Ni siquiera lo
había oído acercarse.
"¿Qué es eso?", Preguntó con fuerza. No dije nada, demasiado
aterrorizada para las palabras. Con su mano libre, buscó en mi
bolso y sacó el paquete. Sus ojos escanearon la descripción. Lo
tiró antes de que sus ojos grises se encontraran con los míos, y
extendió su mano. "Dame esa píldora".
"Por favor", le susurré. No había un destello de emoción en su
hermoso y frío rostro. "Kiara, dame esa píldora".
La dejé caer en su palma, y él la tiró también. Yo podría haber
llorado. ¿Cómo se suponía que iba a controlar mi terror,
mantener a raya los recuerdos sin algo que me calmara?
Su pulgar rozó mi muñeca y murmuró: "No te tomaré drogada".
Me soltó. Di un paso atrás y me di la vuelta para mirar hacia la
cama, aspirando profundamente. Me estaba mirando
Busqué detrás de mí los botones en la parte de atrás de mi
vestido. Yo sería la que los abriera. Eso me daría una sensación
de control, a diferencia de la última vez que me habían arrancado
la ropa contra mi voluntad, mi cuerpo demasiado débil para
luchar contra ella.
Me tragué la bilis. Mis dedos temblaron demasiado como para
cerrarse alrededor de los pequeños botones.
"Déjame", vino el acento frío de mi esposo que estaba muy cerca.
¡No! Quería gritar, pero forcé el sonido hacia abajo. "Quiero
hacerlo yo misma", me las arreglé con una voz casi tranquila.
Él no dijo nada, y no me atreví a mirarle la cara. Busqué a
tientas los botones, y uno tras otro cedió. Tomó un tiempo
terriblemente largo. Esperó en silencio. Su respiración tranquila
y mi respiración entrecortada llenaron la habitación.
Entonces recordé que el novio debía cortar a la novia de su
vestido con su cuchillo. Nino debe haberlo olvidado, después de
todo, esa tampoco era su tradición. No tuve el coraje de
recordárselo o de abrocharme el vestido para que me cortara. Lo
perdería completamente.
Me bajé el vestido y se puso a mis pies. Ahora solo quedaban mi
sujetador sin tirantes y mis bragas. Deseché mi sostén, pero aún
no tuve el coraje de quitarme las bragas.
Los fríos ojos grises de Nino escanearon la longitud de mí. "Tus
adornos para el cabello también deben ser eliminados. Se
sentirán incómodos contra tu cráneo".
Contuve una risa desesperada, pero intenté soltar la fina cuerda
de oro de mi cabello. Mis dedos temblorosos no lo permitieron.
Nino se acercó, y yo retrocedí. Sus ojos grises se clavaron en los
míos. "Yo lo quitaré".
Dejando caer mis brazos, asentí. Sus largos dedos desenredaron
rápidamente los adornos de mis rizos. Luego dio un paso atrás de
nuevo.
"Gracias", logré decir. Me obligué a ir a la cama y me acosté de
espaldas, con los dedos extendidos contra la suave tela de las
mantas.
Nino me miró con frialdad. Se acercó a la cama. Alto, musculoso y
con un frío mortal, no parecía que esto lo afectara de ninguna
manera. Cogió su cinturón y lo desabrochó. El terror me tapó la
garganta. Miré hacia otro lado, luchando contra las débiles
lágrimas. Por el rabillo del ojo, lo vi quitarse los bóxers, y luego
se subió a la cama, desnudo y decidido. Yo temblaba No pude
detenerme.
Su mano tocó mi cintura y luego se deslizó hacia arriba
lentamente. El toque era ligero. Me sacudí fuerte. "No me
toques".
Sus ojos eran duros y fríos cuando me miró. "Sabes que no puedo.
No le daré a tu familia ninguna causa para tomar a Las Vegas
como débil ". No se dijo de manera cruel. Declaró hechos.
"Lo sé," susurré. "Solo no me toques. Solo haz lo que debes”. Si
hubiera alguna anticipación a lo que vendría, no podría contener
terror.
"Si no te preparo, será muy doloroso". Parecía que no le
importaba de ninguna manera. "Sería mejor si conseguimos que
te relajes".
Eso no iba a suceder. "Sólo hazlo", le dije. El dolor estaba bien. Yo
podría lidiar con eso.
Me miró por un par de momentos más. Luego retiró su mano de
mi caja torácica y se sentó. Sus dedos se engancharon bajo el
dobladillo de mis bragas, y las deslizó hacia abajo. Un gemido
bajo se metió en mi garganta.
Movió una rodilla entre mis piernas, separándolas, sus ojos grises
en mí. Se movía lentamente, y deseaba que no lo hiciera, deseaba
que dejara de mirarme. El pánico comenzó a arrancarse de mi
pecho, y traté de forzarlo hacia atrás. Cerré los ojos con fuerza,
tratando de bloquear lo que estaba sucediendo. Cuando se
arrodilló por completo entre mis piernas, me agarré con completo
terror. "Si no te relajas, te desgarrarás".
Mis ojos se abrieron de golpe, y unas pocas lágrimas se
deslizaron. Se apoyó en un brazo, rodeándome. Alto y fuerte. No.
No. No. No.
"Trata de relajarte". Fue muy clínico al respecto. Su mirada
siguió el rastro que mis lágrimas dejaron en mis mejillas y
garganta. No le afectaron. Intenté aflojarme, pero fue
completamente imposible. Mis músculos estaban congelados por
el miedo. Sacudió levemente la cabeza, casi desaprobando. "Esto
no está funcionando", dijo. "Tendré que usar mucha fuerza para
superar tus músculos tensos y penetrar en ti".
Podía saborear la amargura de la bilis en mi garganta cuando los
recuerdos de hace mucho tiempo pasaron por mi mente.
Y algo en mi solo ... se rompió. Algo oscuro y aterrado y
profundamente enterrado. No había forma de que lo mantuviera.
Un sollozo que me rompió los huesos arrancó de mi garganta, y
me dolió por los recuerdos que había sacado. Apreté las palmas
contra mi cara con fuerza, luego enrosqué los puños y apreté los
nudillos contra mis ojos cerrados. Queriendo que los recuerdos
salieran de mi cabeza, traté de sacarlos como si hubiera arañado
Mi tío hace muchos años, pero como en el pasado, no había
escapatoria.
No podía respirar No. Podía. Respirar.
Y yo quería morir. Necesitaba que el dolor desapareciera. No
quería volver a vivir ese horror otra vez, y no quería nuevas
pesadillas.
Las manos fuertes se curvaron alrededor de mis muñecas,
tirando, y me resistí, luchando, pero eran implacables y seguían
tirando hasta que mis manos se apartaron de mi cara. Mis ojos se
abrieron de golpe, mi visión se volvió borrosa con lágrimas. Y a
través de la niebla, dos intensos ojos grises se enfocaron
lentamente, y luego fueron todo lo que vi, todo lo que pude ver,
todo lo que importó.
Tan calmado. Clínico. Frío.
Justo lo que necesitaba. Fue una inundación fría contra este
infierno lleno de terror. Felizmente sin emociones. Lo miré a los
ojos, lo miré por un largo tiempo, y él me dejó, hasta que llevé la
primera bocanada de oxígeno a mis pulmones.
Podía respirar de nuevo, y el rostro de mi esposo se enfocó, sus
ojos entrecerrados sabían demasiado.
Bajando mi mirada hacia su barbilla, tiré de su agarre en mis
muñecas. Me soltó, y puse mis manos en mi regazo. Mi regazo
desnudo. Él también estaba completamente desnudo, arrodillado
frente a mí. Él debe haberme puesto en una posición sentada
algún momento durante mi ataque de pánico.
Esto fue. Él sabía que algo estaba completamente mal conmigo.
Tiré mis piernas contra mi pecho, tragando.
Deseaba que me matara ahora. A menudo había deseado la
muerte después de que mi tío me había roto.
"¿Qué te pasó?" Su voz era sin emociones.
Consideré mentir, pero había mentido por mucho tiempo. Y tuve
la sensación de que él lo sabía. "Tenía trece", dije, pero luego no
pude decir más. Comencé a temblar de nuevo, y él puso una
mano en mi hombro. No me inmuté esta vez. El toque era
demasiado clínico para provocar cualquier terror.
"Alguien te violó".
La palabra me hizo sentir pequeña, sucia y sin valor. Di un
asentimiento.
“¿Tu padre?”
Negué con la cabeza. Ya estaba muerto para entonces, y nunca lo
habría hecho. Sabía que me habría arruinado. Me golpeó y me
gritó, pero nunca me tocó así. Tal vez lo hubiera hecho más tarde
si Luca no lo hubiera matado.
"Alguien de tu familia extendida, entonces. Las chicas como tú
están protegidas. Debe haber sido alguien con quien estabas
relacionada".
Asentí.
"¿Quién fue?", Preguntó con firmeza. "¿Tu tío que te crió?"
Lamí mis labios. "Mi otro tío".
"¿Por cuánto tiempo?"
Levanté cuatro dedos.
“¿Cuatro años?”
Negué con la cabeza.
“¿Cuatro veces?”
Solo cuatro noches, pero todos los días desde entonces.
Desde entonces.
"Sueño con eso todas las noches", me atraganté. Esa admisión se
sintió bien. Yo estaba condenada de todos modos. Yo había
sellado mi destino. Ya nada importaba.
No me atreví a mirar hacia arriba para ver su disgusto, su enojo
por haber tenido a alguien contaminado. "Ya sabes", le dije en voz
baja. "Un hombre amable me ahorraría la humillación de tener
que enfrentar a mi familia, vivir en vergüenza y simplemente
matarme".
"Un hombre amable podría", dijo en voz baja. Levanté los ojos,
resignada.
Una sonrisa aterradora apareció en la cara de Nino. No llegó a
sus ojos. "Pero encontraré al hombre que te hizo esto y lo haré
sentir el mismo terror que sentiste esa noche y un dolor que no se
parecerá a nada de lo que él creía posible. Y, finalmente, cuando
lo haya logrado, estará rogando durante mucho tiempo y cuando
haya perdido la esperanza, le concederé la muerte ".
Mi aliento quedó atrapado en mi garganta. Yo empecé. No pude
hacer nada más. Él estaba calmado al respecto, pero en la
profundidad de sus ojos había algo oscuro y peligroso. No dirigido
a mí. Y no me atreví a esperar que esto realmente pudiera ser la
verdad.
"¿Y qué me harás? No soy lo prometido. No soy virgen ".
Me miró casi como si hubiera dicho algo estúpido. "No me
importa si eres virgen. Es un pequeño trozo de carne que es
completamente inútil. Pero soy consciente de la importancia que
tiene en la mente de tanta gente, incluso la tuya".
"Entonces, ¿por qué estás furioso si no es porque alguien robó lo
que querías para ti?"
"Porque alguien robó lo que tú no estabas dispuesta a dar",
murmuró.
Miré hacia otro lado porque las lágrimas estúpidas se reunieron
en mis ojos. No entendí su reacción o a él para el caso. Había
escuchado los rumores sobre Vegas, sobre cómo trataban a las
mujeres que no pagaban sus deudas o disgustaban a Remo
Falcone de alguna otra manera.
Señalé las sábanas. "Es la tradición. Mi familia espera ver
sangre”. Tragué. "Si me tomas con fuerza, ¿sangraré?"
Él asintió, su expresión impasible. "Han pasado años para ti y
solo tuviste relaciones sexuales unas pocas veces, así que si uso
suficiente fuerza, definitivamente sangrarás. Tus músculos
vaginales están muy tensos por el miedo, y te desgarrarás cuando
me fuerce hacia ti todo el tiempo".
Mi estómago se contrajo. Sonaba como un médico que explicaba
los efectos físicos de sus acciones. Mis labios lucharon para
formar las palabras que la racionalidad quería decir. "Entonces
hazlo para que mi familia y la Famiglia obtengan la sangre que
esperan".
Se inclinó hacia delante, con su hermoso y frío rostro tan cerca
que podía ver las manchas oscuras en sus ojos grises.
"Conseguirán sangre, no te preocupes".
Asentí y me moví para recostarme, pero él se levantó de la cama
y se puso los calzoncillos. La confusión me llenó. "Pensé que
tú…?"
Se metió en los pantalones y se abrochó el cinturón. No dijo nada
hasta que se vistió de nuevo con su traje de novio negro y se ató
los cuchillos. "Encontraré al hombre que te violó y lo mataré como
a un cerdo en estas sábanas. ¿Crees que será suficiente sangre
para tu familia?"
Me atraganté, deslizándome de la cama, agarrando las mantas
contra mi desnudez. “Eso significa guerra. Luca nos matará a
todos ".
Nino no dijo nada, pero se acercó más. Me tensé pero no
retrocedí. Levantó la mano, y me estremecí. No me habían
golpeado en años, no desde que mi padre, y más tarde el tío
Durant, pero mi cuerpo todavía lo esperaba.
"No te golpearé". Abrí los ojos y miré su camisa blanca. Puso un
solo dedo debajo de mi barbilla y levantó mi mirada. Su rostro
frío me miró, casi con curiosidad, como si fuera algo que él
necesitaba entender.
"¿Quieres que tu tío viva?"
"No", admití.
Y eso selló todos nuestros destinos.

NINO

Dejé caer la mano y caminé hacia el escritorio para recoger mi


móvil y luego lo levanté a mi oído.
Remo respondió después del segundo tono. "¿No deberías estar
ocupado?"
"Necesito que vengas".
"Supongo que no es porque quieres que te ayude a follar a tu
esposa".
"No, no es eso".
Silencio. "Dos minutos. Mejor que esto sea bueno. Elegí una
camarera para follar".
Colgó y, como había prometido, llamó dos minutos después. Abrí
la puerta, y sus ojos oscuros fueron a algo más allá de mí.
Retrocedí y él entró. Kiara retrocedió, las sábanas todavía
agarradas a su cuerpo desnudo, con la cara llorosa.
Remo se volvió hacia mí con las cejas levantadas. "Eso fue rápido.
Te das cuenta no puedes devolverla una vez que la hayas abierto,
¿verdad?"
"Voy a matar a alguien. Y quería darte una advertencia justa".
Su sonrisa torcida se deslizó fuera de su cara. Remo inclinó la
cabeza. "Así que no estás pidiendo mi permiso".
"No, no esta vez. Mataré a ese hombre y nada me detendrá.”
Remo miró a Kiara, y ella se sonrojó, tratando de hacerse aún
más pequeña. Sus hombros redondeados, sus brazos envolviendo
las sábanas más apretadas alrededor de su cuerpo.
"¿Alguien la atrapó antes de que pudieras? ¿Quieres cancelar
todo?"
"Alguien la violó cuando era una niña." Hice una pausa, mirando
a mi esposa, que ahora miraba al suelo, temblando. "Y ella
vendrá a Las Vegas conmigo".
Ella abrió los ojos como platos.
"Su violador está entre los invitados. Él es el esposo de la tía
Criminella de Luca, Underboss de Pittsburgh", le dije. Remo
necesitaba saber el alcance de nuestros problemas.
"Lo sé."
Levanté las cejas. "¿Lo sabías?"
Se encogió de hombros y luego se hizo tronar el cuello,
extendiendo las manos. "Entonces será mejor que afile mis
cuchillos y cargue mis armas".
"Podríamos prevenir la guerra si le damos una advertencia a
Luca".
"¿Le pides permiso para deshacerse de alguien que atacó tu
propiedad?"
"Nos dio menos de lo prometido y ¿crees que le debemos algo?"
"No preguntes, pero adviértelo", le dije. Me volví hacia Kiara, que
se había presionado contra la pared ante el arrebato de Remo.
“Vístete”.
Su mirada parpadeó entre Remo y la puerta del baño donde
estaba parado. Remo entendió su expresión antes que yo. Se
acercó a mí, lejos de la puerta del baño. Kiara agarró su bolso y
rápidamente se precipitó hacia el baño.
Levanté mis cejas hacia él.
"Tenía miedo de caminar junto a mí", dijo Remo encogiéndose de
hombros.
"Ella está temerosa".
"¿No lo están todos?" Sacó su teléfono. "Voy a llamar a Fabiano.
Será mejor que Savio se quede con Adamo antes de que maten al
niño.
"Vamos" dije y lo llevé al corredor. Estaba desierto.
Fabiano llegó unos minutos después, entrecerró los ojos. "No me
digas que mataste a la chica".
Levanté una ceja. "No soy propenso a los arrebatos emocionales
como Remo".
"Tal vez falsificaste tus emociones demasiado bien", murmuró
Fabiano.
"No lo hice. Kiara está viva y bien, considerando sus
circunstancias ”.
Fabiano lanzó una mirada a Remo. “Nino quiere derramar la
sangre de su tío. La folló cuando era niña ", dijo mi hermano.
Fabiano hizo una mueca de lo que supuse que era de disgusto.
"Matar a la familia de Luca no irá bien".
"Luca lo mataría si él no fuera familia. Vi la mirada que le dio al
viejo follador. Y el tipo ni siquiera es la sangre de Luca. Está
casado con la tía de Luca."
"Es uno de sus hombres. Él insistirá en repartir el castigo él
mismo."
"No", dije. "Él castigó al primo de Aria por acosarla en el
territorio del Outfit. Comprenderá que necesito matar a su tío yo
mismo".
Fabiano consideró mis palabras. "Tal vez. Pero no es un buen
comienzo para esta unión". Él me miró. "Pero veo que lo harás sin
importar lo que diga, así que iré a buscar a Luca e intentaré
controlar los daños. Tal vez aún no se haya ido a su propia
mansión ". Fabiano hizo una pausa. "¿Dónde llevarás al imbécil?"
"Lo atenderé en mis sábanas de boda", le dije, y mi boca se
convirtió en una sonrisa.
Fabiano suspiró, giró sobre sus talones y fue en busca del capo de
la Famiglia.
"¿Listo para recoger tu cita para la noche?" Remo dijo con una
risa.
Intenté averiguar qué quería decir con eso. "Supongo que vas a
follarlo con tu cuchillo". Miré la hoja en mi funda.
Asentí lentamente. "Me voy a tomar mi tiempo rompiéndolo,
cuerpo y mente".
"Espero que me dejes entrar en la diversión". Incliné la cabeza.
No sería razonable impedir que Remo participe. Conocía cada
punto en un cuerpo que traía agonía, pero Remo sabía cómo
romperlos con los juegos mentales. Ambos eran más efectivos si
se aplicaban en combinación.
"Vamos", dije, y Remo me dejó liderar el camino porque esta era
mi cruzada.
Manteniéndonos en las sombras, encontramos a Durant en los
jardines con su esposa, riendo ruidosamente y agarrando una
copa de vino en su mano. "Espero que no esté borracho",
murmuró Remo. "No quiero que se pierda la noche de su vida".
"Lo mantendremos sobrio", le dije en voz baja mientras lo
miraba. Era un hombre alto, de hombros anchos, pero tenía una
panza que me decía que había pasado un tiempo desde que había
luchado. No es que importara.
Remo se burló. "Follando a una niña. Eso me da hasta escalofríos.
Espero que no sea uno de los que se desmayan rápidamente".
"Nos aseguraremos de que permanezca despierto ". Quería que
disfrutara cada segundo de sus últimas horas.
Fabiano se colocó a un lado, junto al buffet, con Luca. No fue
difícil leer las emociones del Capo. Estaba furioso.
"Vamos", le dije a Remo. "Vamos a agarrar a Durant".
No necesitaba más estímulo. Agarré mi cuchillo bowie, los dedos
se curvaron alrededor del mango de madera lisa, mientras Remo
y yo nos movíamos a lo largo de los bordes de la fiesta. La
mayoría de las personas todavía estaban alrededor con sus caras
de mierda. En el momento en que Durant nos vio a mí ya mi
hermano, sus ojos se agrandaron. Dejó caer el vaso y se dio la
vuelta, huyendo de la fiesta y dejando a su esposa de pie allí con
un expresión estupefacta.
Remo suspiró. "¿Por qué siempre piensan que pueden escapar?"
Empecé a correr y vi a Durant tropezando por la pendiente que
conducía al agua. Tal vez esperaba poder alcanzar uno de los
barcos y escapar. Cuando llegué a un buen lugar, me detuve y
lancé mi cuchillo. La hoja de Damasco brillaba magníficamente a
la luz de la luna antes de empalarse en la pantorrilla de Durant.
Su grito desgarrador fue un buen comienzo para la noche. No
habría gritos de placer esta noche. Sólo de agonía.
Durant cayó de rodillas, aferrándose a su pantorrilla.
"Bien", reconoció Remo cuando se detuvo a mi lado. Caminamos
por la colina lentamente cuando Durant se puso de pie y trató de
cojear hacia el bote más cercano, pero no pudo ejercer ninguna
presión sobre su pierna lesionada. Debería haber sacado el
cuchillo; O bien le habría ayudado a moverse más rápido o le
habría hecho sangrar rápidamente. Ambos habrían sido mejores
resultados que lo que le esperaba bajo las manos de Remo y mío.
Lo alcanzamos y Remo caminó para enfrentarlo. "¿Por qué te
vas? La diversión está a punto de comenzar ".
Durant dio un paso atrás. Le pateé las piernas para que cayera
de rodillas. Alcancé el cuchillo y lo torcí. Gritó, sus ojos volaron
para encontrarse con los míos. "Lo que sea que ella dijera, la
putita mintió".
"¿Cómo sabes que se trata de Kiara?" Remo preguntó en voz baja.
"Tal vez no pueda soportar tu cara. Nino y yo hemos matado por
menos".
La mirada de Durant se movió entre mi hermano y yo, su
respiración se aceleró. El terror comenzó a llenar sus venas como
veneno. Conocía los signos reveladores. Esto era solo el principio.
Me incliné hacia abajo, mi boca se curvó. "Lo admitirás pronto, y
antes de que salga el sol, le pedirás perdón a Kiara, confía en mí."
Retorciendo el cuchillo otra vez, lo dejé en su pierna. Le di una
señal a Remo, y levantamos a Durant, agarrando sus brazos.
Cuando lo arrastramos hacia la casa, Luca y Fabiano
interrumpieron nuestro camino. Luca miró a su tío sin ninguna
emoción. "Este es mi territorio, y Durant es parte de la Famiglia".
Me encontré con su mirada. "Eso es cierto, pero seré yo quien lo
destroce. ¿O me estás diciendo que habrías actuado de manera
diferente si alguien hubiera deshonrado a Aria antes de su noche
de bodas?
Luca sonrió. "Hubiera matado a todos los que me hubieran
impedido castigarlo". Luego su expresión se endureció. "Necesito
ver a Kiara antes de que pueda permitirte que empieces ..." sus
ojos se lanzaron al cuchillo en la pantorrilla de Durant "... o
continúes".
"Luca", comenzó Durant, pero Remo sacudió su brazo, causando
que las palabras murieran un grito.
"Continuaremos, Luca, pero, por supuesto, puedes hablar
rápidamente con mi esposa si ella está de acuerdo."
La boca de Luca se tensó, pero él asintió bruscamente. Nos siguió
mientras arrastrábamos a Durant hacia la mansión. Algunas
personas vieron la escena y miraron abiertamente. Matteo corrió
hacia nosotros, pero Romero se quedó atrás con las hermanas
Scuderi.
"Sabía que este día terminaría en una puta boda sangrienta",
murmuró Matteo después de que Luca le hubiera informado
sobre los detalles. "Por supuesto, esperaba que me diera la
oportunidad de meter mi cuchillo en uno de ustedes folladores".
"Lo mismo", dijo Remo con una sonrisa peligrosa.
No nos detuvimos y cuando pasamos por el patio, Giulia nos vio.
Se arrancó a su esposo Cassio y se dirigió hacia nosotros cuando
entramos en el vestíbulo.
"Deberías irte", le dijo Luca con firmeza.
Ella se interpuso en nuestro camino y miró a Durant. "Esta noche
finalmente obtendrás lo que mereces por lo que le hiciste a
Kiara". Ella se encontró con mi mirada. "Haz que pague".
"Oh, lo haré".
Cassio llegó y retiró a su esposa. Miró a Luca, descansando la
mano en su arma. "¿Necesitas ayuda?"
"No", dijo Luca. "Este es un asunto de la Camorra".
Incliné la cabeza, sorprendido por su respuesta. Cuando
entramos en el dormitorio principal, Kiara se paró frente a la
ventana, vestida con pantalones y un suéter grueso. Ella
palideció cuando vio a su tío y retrocedió, chocando contra la
pared.
Remo y yo dejamos caer a su tío en el suelo. "¿Qué les dijiste,
puta traidora?"
Gruñó. Saqué el cuchillo de su pantorrilla con un fuerte giro
cuando me incliné sobre él y le metí el puño en la garganta para
silenciarlo. Él gorgoteó y cayó hacia adelante.
Kiara miraba la escena con los ojos muy abiertos.
Luca dio unos pasos hacia Kiara, pero ella se estremeció, todavía
paralizada por su terror. Yo le bloqueé el camino.
"Desafortunadamente, no puedo permitir que te acerques más a
mi esposa".
Luca frunció el ceño pero asintió. "Ella es tuya". Luego le habló a
Kiara. "Solo puedo permitir que Nino castigue a Durant si sé que
se lo merece".
Kiara envolvió sus brazos alrededor de su pecho, tragando saliva
mientras miraba a su tío y luego apartaba la vista. Por un tiempo
no dijo nada, pero comenzó a temblar. "Tenía trece", susurró ella
y luego soltó un sollozo roto. Sus ojos oscuros se encontraron con
los de Luca, y lo que vio en su rostro lo convenció porque su
expresión se convirtió en una piedra al mirar a Durant. "Estás
sujeto al juicio de la Camorra, tío". Sus labios se curvaron en una
sonrisa que no era diferente a la de Remo por la que era notorio.
"Te diría que esperes misericordia, pero sabemos que no recibirás
nada de Nino y Remo".
¿Misericordia? No. Durant tosió, todavía tratando de recuperar
su voz después de mi puñetazo en la garganta.
"Luca, yo soy tu familia."
Luca se burló. "Eres un hijo de puta. No eres familia ". Luca miró
de Kiara a Durant y luego a mí. "No derrames sangre en el techo
y en las paredes. Es un dolor en el culo pintarlos ".
"Luca! ¡No puedes hacer eso! "Rogó Durant. Cayó hacia adelante
y agarró los pies de Luca. "Te lo ruego."
Luca entrecerró los ojos. "Déjame ir". Cuando Durant no lo hizo,
Luca lo agarró por el cuello y lo arrojó lejos de sí mismo. Durant
se puso de pie con un respingo, y yo me interpuse en su camino.
Matteo entró y le tendió una cuerda a Remo, quien la tomó con
una sonrisa torcida. Entonces el Consigliere de la Famiglia se
fue.
Luca también salió, pero antes de cerrar la puerta, dijo: "No
molesten a los vecinos con sus gritos y no le den de comer su
polla. Quiero presentarlo con las sábanas por la mañana para
enviar un mensaje a mis hombres."
"Hay otras partes de su cuerpo que podemos alimentarlo, no te
preocupes ", dijo Remo. "Sus bolas podrían funcionar bien".
Luca cerró la puerta. Durant miró a Kiara, que estaba sentada
congelada en el sofá junto a la cama. "Por favor, Kiara."
Golpeé mi puño en su boca. Cayó hacia atrás, gritando con voz
ronca. "No te dirigirás a ella. No la mirarás, a menos que ella te
dé permiso".
Durant ahuecó su boca sangrante, gimiendo y llorando.
"Si esto ya te hace llorar, la noche no será fácil para ti", dijo
Remo, sacando su cuchillo. Luego se echó a reír.
"¿Quieres mi ayuda?" Fabiano preguntó. Ya se había
arremangado y siempre era un activo útil cuando se trataba de
torturar, pero esta noche Remo y yo nos encargaríamos de esto.
"No. Pregúntele al médico de la familia para transfusiones. No
quiero que muera demasiado pronto", le dije.
Fabiano salió corriendo de inmediato. Durant se apresuró hacia
atrás mientras avanzaba. Lo agarré y lo empujé hacia la cama.
Intentó bajarse, pero lo empujé hacia abajo y empujé mi puño en
sus bolas. Gritó y me incliné sobre él, mirando sus ojos llenos de
dolor y amplios de terror mientras metía un calcetín en su boca.
"Tus gritos no se escucharán como no se escucharon los gritos de
Kiara cuando forzaste tu polla en ella." Le mostré mi cuchillo y
murmuré:" Forzaré mi espada en cada puta pulgada de tu
cuerpo. Espero que lo disfrutes tanto como yo.”
Le hice un gesto a Remo y él se adelantó con una cuerda. Atamos
a Durant con el águila extendida.
Empujando fuera de la cama, comencé a desabrocharme la
camisa y me la quité. Remo también se quitó la camisa. No tenía
sentido arruinar nuestras camisas blancas.
"¿Quieres que se quede?"
Eché un vistazo a Kiara, que no se había movido del sofá, con los
ojos enormes mientras miraban a su tío.
"Puedes irte", le dije.
"Ve a mi habitación", dijo Remo. Puedes dormir allí. Estaré
demasiado irritado después de esto para dormir."
Ella parpadeó una vez y luego hizo un pequeño asentimiento pero
todavía no se movió Tal vez ella necesitaba mirar. Me volví hacia
su tío. "Primero, voy a romper cada uno de tus dedos", le
expliqué. "Dedos que tocaron sin permiso."
Asentí con la cabeza a Remo. Agarré la mano izquierda de
Durant y Remo agarró su mano derecha. "Esto será doloroso.
Pero no te preocupes, te acostumbrarás al dolor. Cuando eso
suceda, me aseguraré de esforzarme un poco más ".
CAPÍTULO 7

KIARA

Me estremecí cada vez que los gritos ahogados de mi tío sonaban


cuando Remo y Nino rompían cada uno de sus dedos. Sin
embargo, mis ojos no estaban en mi tío, sino en la cara de mi
esposo. Su expresión era aguda y atenta mientras observaba a mi
tío como si estuviera realizando un experimento interesante.
Luego, comenzaron a cortar su ropa de su cuerpo, cortando su
piel una y otra vez en el proceso. Me puse de pie bruscamente. No
podía ver esto, no podía verlo desnudo, ya no podía escuchar sus
gritos ahogados.
Nino me miró y evitó que su hermano le quitara la ropa interior a
mi tío. Nino caminó hacia mí. "¿Quieres escuchar lo que tiene que
decir antes de que te vayas?"
No estaba segura, pero hice un pequeño asentimiento.
Nino regresó y sacó el calcetín de la boca de mi tío. "Lo siento",
murmuró Durant. "Por favor, perdóname". Sus ojos me
suplicaban.
Nino me miró con fríos ojos grises, sin emociones, a pesar de lo
que le había estado haciendo a mi tío. “¿Lo perdonas?”
¿Podría perdonarlo? ¿Puedes perdonar haber destruido tu
infancia? ¿Tener tu inocencia arrancada de ti? ¿Perder la
confianza infantil en tu familia de la peor manera posible? "No",
dije.
Nino metió el calcetín en la boca de Durant.
Tuve que irme cuando Nino bajó el cuchillo sobre el pecho de mi
tío. Cerré la puerta y tomé una respiración temblorosa, luego me
puse rígida cuando noté que Fabiano se dirigía hacia mí, llevando
bolsas de transfusión. Me moví hacia un lado para que pudiera
entrar, pero regresó un momento después con los brazos vacíos.
"Voy a llevarte a la habitación de Remo. Nino se unirá a ti más
tarde."
No dije nada, solo observé al hombre alto y rubio. Caminamos en
silencio, y cuando entré en la habitación de Remo, él me dejó sola.
Me acerqué a la cama y me metí debajo de las mantas, mirando
hacia la oscuridad. La cama estaba demasiado pesada con los
recuerdos del pasado, incluso si no era la misma cama donde
había ocurrido.
Saliendo de la cama, me acurruqué en uno de los sillones, sin
molestarme con una manta. Mucho más tarde, la puerta se abrió
con un crujido. Cuando la luz se derramó desde el corredor, pude
ver a Nino vestido con su traje de boda. Luego cerró la puerta,
bañándonos en la oscuridad. Se detuvo a medio camino de la
cama. "Puedes dormir en la cama. Remo no la requerirá esta
noche. Es nuestra."
Tragué. "No he dormido en una cama en años".
"¿Por qué?" No había ningún juicio en su voz, solo una leve
curiosidad.
"Porque ahí es donde sucedió", me atraganté.
"Al final suplicó su muerte, si te da algo de consuelo".
Contuve el aliento. ¿Me lo daba? No debería haberlo sido así, pero
una parte de mí se sintió consolada. "Gracias", le susurré."
"El poder que aún tiene sobre ti ... eso es algo que debes romper".
Me levanté y caminé lentamente hacia la cama. En la tenue luz
solo podía distinguir la alta figura de Nino, pero tenía la
sensación de que me estaba mirando.
Me acosté y me cubrí con la manta.
La sombra de Nino se movió y pude escuchar la ropa crujir.
Estaba quitándose su traje de boda. Los remanentes de miedo
hicieron que mi respiración cambiara. Quizás siempre sería así.
¿Lo intentaría de nuevo? Yo era su esposa después de todo.
"Deberías tratar de dormir", dijo en ese calmado acento mientras
se deslizaba bajo las sábanas. No se acercó lo suficiente como
para que nos tocáramos.
"No puedo".
"Las pesadillas no se detienen porque está muerto", dijo, y supe
que tenía razón, pero era inquietante que lo supiera. Le habían
llamado genio, tan retorcido y peligroso como inteligente. Y me di
cuenta de que era todo eso y más. Monstruoso.
Cada corte que le había infligido al tío Durant en mi presencia
hablaba de precisión clínica, de años de práctica, y supe que lo
que vino después de que me fui había sido peor.
Al final suplicó su muerte
"Pero él nunca te volverá a hacer daño, y nadie más lo hará", dijo
como si sus palabras fueran la ley.
Debido al sangriento mensaje que envió hoy. "¿Qué hay de ti?"
Silencio. "¿Me harás daño?"
Se movió y la cama se movió bajo su peso. Contuve el aliento
antes de que pudiera detenerme. Incluso en la oscuridad, podía
verlo voltearse hacia mí. "Yo tampoco te haré daño. Físicamente,
al menos".
"¿Pero me abusarás mentalmente?"
"No. No intencionalmente. Hizo una pausa". "Pero no siento".
"¿Sentir qué?"
¿Lástima? ¿Misericordia?
"Sentir".
Traté de entender lo que quería decir. "¿No sientes emociones?"
"No desde que era niño". Hizo una pausa. "No como la gente suele
hacer. Es difícil de explicar".
Un sociópata. Así se llamaba la gente como él.
"Los reconozco y puedo simularlos de una manera satisfactoria si
quiero, pero no los siento".
No estaba segura de qué decir. Tal vez su admisión debería
haberme asustado. "Entonces, ¿qué significa eso para nosotros?"
"Eso significa que nunca actuaré con ira, miedo o tristeza, pero..."
"Pero tampoco con amor o afecto", terminé. Me pregunté por qué
había matado a mi tío si no fuera por la ira. ¿Era hábito? ¿Porque
así se manejaban las cosas en Las Vegas? Incluso en Nueva York
cualquier made men habría matado al hombre que había
deshonrado a su novia.
"De hecho".
No necesitaba amor mientras supiera que estaba a salvo de él.
Además, había estado sin verdadero afecto durante años. Podría
vivir más. "¿Qué pasa con el deseo?"
"Eso no es una emoción. Es un impulso animal. Y básicamente
los humanos son animales ”.
No tan a salvo después de todo. "Así que actúas según el deseo."
El miedo estaba de nuevo en mi voz, y mi cuerpo se cerró con eso.
En la oscuridad pude ver el ligero movimiento de su rostro. "Lo
hago. Y para ser sincero, deseo tu cuerpo".
Ahí estaba. Mi pulso se aceleró, y pude sentir una nueva ola de
pánico comenzar a aumentar.
"Pero no actuaré en eso".
"¿No lo harás?"
"En algún momento puede ser necesario que produzcamos
descendencia, pero hasta entonces puedo buscar a otras mujeres
para que se ocupen de mis necesidades... Si eso es lo que
prefieres”
Tan clínico y sin emociones. "Sí", le dije, aliviada de que hubiera
sugerido algo así. Pude haber llorado de alivio.
Él no dijo nada. Para él esto se resolvió. Cerré mis ojos. Sentí
como si me hubieran quitado un peso del pecho y pudiera
respirar libremente de nuevo.

Luché contra él, traté de empujarlo, pero era demasiado fuerte.


Jadeando, me desperté y me asusté porque algo me estaba
deteniendo. Luché más fuerte, el terror arañaba mi pecho. Solo
uno de mis brazos estaba libre. Yo lo agité.
Una mano firme atrapó mi muñeca, y solté un sonido ahogado.
Las luces se encendieron, y parpadeé contra el brillo.
“Tranquilízate, Kiara. Estás enredado en las mantas".
Me tomó un momento darme cuenta de quién estaba hablando,
quién me sujetaba la muñeca. La cara de Nino se enfocó sobre mí,
y me encogí en la almohada. Tiré de la muñeca que sostenía y me
soltó.
"Déjame ayudarte." Él me alcanzó y me puse rígida, observando
su mano. Agarró las mantas y tiró. Se soltaron y quedé libre.
Aspiré profundamente.
Su cabello estaba despeinado y, al no estar peinado hacia atrás o
en una corta cola de caballo, parecía más humano, casi accesible.
Por supuesto, eso cambió el momento en que mis ojos se
hundieron debajo de su garganta, donde comenzaban sus
tatuajes. Casi cada centímetro de su torso estaba cubierto con
ellos. Apenas le tocaban el cuello, por lo que no eran visibles si
llevaba una camisa. Los tatuajes serpenteaban sobre su hombro
en su espalda y bajaban a sus brazos, alcanzando sus muñecas
como mangas. No ocultaban el contorno acerado de los músculos
o las cicatrices levantadas.
Tragué y me incorporé. Mi piel estaba resbaladiza por la
transpiración, pero me estremecí. "No estoy acostumbrada a
tanto espacio. La chaise longue en la que dormía no me permitía
moverme lo suficiente como para enredarme así."
Nino todavía estaba apoyado en un brazo. Su mirada se arrastró
sobre mi cara, y me hizo muy consciente de nuestra proximidad y
la forma grosera en que lo desperté. Debió haberse dado cuenta
de qué tipo de pésimo trato había conseguido hasta ahora. No era
nada como el premio prometido. No podía reclamarme, y le robé
el sueño. "Soy un desastre", susurré. "Al menos, no tienes que
preocuparte por que otros hombres hagan un movimiento hacia
mí".
"No me preocupa eso", dijo en voz baja.
Incliné la cabeza. "¿Has descubierto que tienes un premio
defectuoso?"
"¿Defectuoso?", Preguntó.
Me hice un gesto a mí mismo. "Rota. No soy lo prometido.
Deberías devolverme".
Nino se sentó y se acercó. Me obligué a quedarme quieta, pero mi
cuerpo se tensó. Sus ojos parpadearon sobre mí, tal vez notando
mi reacción, pero él no se retiró. “Me prometieron a una mujer
Vitiello en matrimonio. Una mujer con belleza y gracia. Cumples
con mis requisitos".
Me quedé mirando. "¿Crees que soy hermosa?"
"Creer sugiere que eso nace de mi imaginación, pero tu belleza es
un hecho. Y la razón por la que no me preocupa que los hombres
se muevan contigo es porque ahora eres una Falcone, mi esposa,
y en Las Vegas nadie va en contra de nosotros."
Tragué duramente
"¿La oscuridad tiene poder sobre ti porque él vino por la noche
por ti?"
Asentí, seguido de otro trago duro.
"Tus noches son seguras. Estás a salvo ahora, Kiara. Incluso en
la oscuridad no hay nada que temer, nadie, porque yo estoy allí y
ellos tendrán que atravesarme. Y nadie ha ganado nunca contra
mí. Soy la cosa más peligrosa en la oscuridad, pero no tienes que
temerme. "
Bajé los ojos, sin entender. "¿Por qué?"
"¿Por qué qué?"
"¿Por qué no tengo que temerte? Eres un Falcone."
"Lo soy. Y mis hermanos y yo nos protegemos mutuamente
porque somos familia, y protegemos a Fabiano porque lo hicimos
familia, y ahora te protegeremos porque eres mi esposa y eso
también te hace familia. Eso es lo que se supone que es la
familia, ¿no crees?"
Lo miré con una sonrisa temblorosa. "¿Fue así como tu familia te
crió? ¿Cómo te crió tu padre? Porque mi padre me golpeaba y
mató a mi madre en un intento de salvar su propia vida. Mi tía
Egidia y mi tío Félix me trataron como una carga y un paria
porque mi padre era un traidor, y mi tío Durant, él... él..."
Todavía no podía decirlo.
“Mi padre y mi madre nunca fueron familia. Eran sangre, nada
más. Mis hermanos y yo somos sangre, pero también decidimos
ser más, ser una unidad. Somos sangre y familia elegida. Y
protegemos a la familia". Su expresión era más animada de lo
que nunca la había visto, y me pregunté si se habría dado
cuenta... si realmente era tan sin emociones como él decía ser. "Si
eliges ser un Falcone, si eliges ser nuestra familia, si eliges ser
mía no solo en el papel y porque es tu deber, entonces te
protegeremos".
"¿Qué debo hacer para ser familia? ¿Ser tuya?"
"Ser leal. Ser confiable. Olvídate de tu familia de sangre y de
Nueva York. Corta los lazos que te atan a ellos y conviértete en
una Falcone. Somos nosotros contra el resto. Siempre será así."
"Puedo hacer eso". Nada en Nueva York me retenía. La única
persona que me importaba y quién se preocupaba por mí era
Giulia, y apenas nos habíamos visto porque ella vivía en
Filadelfia y yo en Baltimore con sus padres. También tenía que
cuidar a los hijos de Cassio.
Asintió y se recostó en la cama. "Trata de dormir ahora".
Me recosté de lado, y Nino apagó las luces. Como siempre, mi
cuerpo se apoderó del miedo en la oscuridad. Me concentré en la
respiración tranquila de Nino. Estaba demasiado lejos para que
yo sintiera el calor de su cuerpo, pero lo escuchaba. El no estaba
dormido No sé por qué lo sabía, solo lo sabía. Cerré los ojos y
conté sus respiraciones hasta que el sueño me derribó.

Nino

La respiración de Kiara se mantuvo tensa durante mucho tiempo


después de su pesadilla. Sabía que ella estaba tratando de
hacerme creer que se había quedado dormida, y le permití pensar
que estaba teniendo éxito. Era curioso la frecuencia con que las
personas se olvidaban de los pequeños detalles cuando se trataba
de su lenguaje corporal. Respirar en sueños tenía una calidad
diferente a la de estar despierto, especialmente si tus momentos
de vigilia estaban llenos de miedo.
El miedo de otras personas era algo a lo que estaba
acostumbrado. La gente me temía por mi nombre y mi tatuaje de
la Camorra. Incluso si no me conocían, me temían porque me
veían en la jaula o porque se daban cuenta de que me sentía. La
mayoría de las personas se sentían profundamente inquietas
cuando se daban cuenta de que mi expresión en blanco no era
forzada. Venía de forma natural.
Kiara se movió ligeramente. Estaba dormida ahora, pero ni mi
mente ni mi cuerpo ansiaban dormir. Por lo general, no tenía
problemas para encontrar el sueño después de torturar a alguien.
No me aceleraba el pulso ni me hacía hervir la sangre, y sin
embargo, esta vez hubo una inquietud subyacente en mis
extremidades mientras yacía acostado junto a Kiara.
No estaba seguro de por qué había reaccionado tan fuertemente.
Tal vez era que, como mi esposa, me sentía obligado a protegerla.
Salí de la cama y salí de la habitación. Estaba tranquilo en la
casa y los jardines a esta hora. La gente había abandonado la
fiesta mientras Remo y yo estábamos ocupados con Durant.
Supuse que Luca les había aconsejado encarecidamente que se
despidieran. La oscuridad nunca había albergado horrores para
mí como lo hacía para Kiara. Disfrutaba de su pacífica tranquila.
Bajé las escaleras y seguí una ligera brisa hacia las ventanas
francesas. Como era de esperar, Remo también estaba despierto.
Se paró en la cima de la loma y miraba hacia el océano. No se
había molestado en vestirse con pantalones o una camisa después
de que hubiéramos terminado con Durant. Se quedó solo en sus
calzoncillos.
Su cuerpo se tensó brevemente al acercarme, pero luego sus
músculos se aflojaron. Me detuve a su lado, pero él no se volvió
para mirarme. El olor a cobre inundó mi nariz, y mis ojos se
arrastraron por su cuerpo. Incluso a la tenue luz de la luna, era
obvio que ni siquiera se había molestado en limpiarse.
"¿Por qué sigues cubierto en su sangre?" Pregunté con curiosidad.
"¿Cuándo ha habido un día sin sangre en nuestras vidas?" Me
devolvió mis palabras anteriores. Yo fruncí el ceño. Remo estaba
de un humor extraño.
"¿Sabes qué día es hoy?"
"25 de abril", dije, pero sabía que no era a donde iba con sus
palabras.
Volvió la cabeza y su expresión habría enviado a la mayoría de
las personas a correr. "Es su maldito cumpleaños".
"Lo sé".
"Justo en este momento está jodidamente tomando una
respiración, una respiración que no debería estar tomando.
Debería arder en el infierno".
Mi pecho se apretó como ocasionalmente lo hacía cuando Remo se
sentía obligado a mencionar a nuestra madre. "Todavía podemos
matarla", le dije.
Remo apretó sus manos a los puños. "Sí. Podríamos". Sus ojos me
evaluaron. "Catorce jodidos años y ella todavía respira".
"Podríamos pedirle a Fabiano que lo haga. Él lo entendería."
"No," Remo gruñó. "Ese día es entre nosotros. Y si alguien mata a
nuestra madre, seremos nosotros. Juntos." Extendió la mano,
mostrando su tatuaje de la Camorra.
Asentí y agarré su antebrazo cuando él agarró el mío. "Pasaría
por el maldito fuego por ti".
"Ya lo hiciste, Remo", le dije.
Soltó mi brazo y respiró hondo. “El olor a sangre siempre me
recuerda ese día. ¿No es ese tipo de ironía considerando la
cantidad de sangre que hemos derramado a lo largo de los años?
Pensarías que podría arreglárselas para ahogarte ese maldito
día".
"Algunas cosas se quedan contigo", le dije.
Remo asintió. "Al estar aquí, asumo que no te follaste a tu
esposa".
"Su pasado también se quedó con ella. Matar a su tío no cambió
eso".
"¿Matar a nuestra madre cambiaría las cosas por nosotros?"
Preguntó calladamente.
Consideré eso, pero por una vez no sabía la respuesta. "No lo sé."
CAPÍTULO 8

NINO

Como siempre, me desperté alrededor de las seis de la mañana,


de espaldas, mirando al techo. Había dormido unas dos horas, lo
cual no era mucho peor que mi promedio por noche. Volví la
cabeza hacia el sonido de la respiración suave. Kiara estaba
acurrucada en sí misma, su cara oculta bajo su ondulado cabello
castaño oscuro. Después de su pesadilla, ella había dormido
profundamente, y una vez que regresé a la habitación de mi
conversación con Remo, también encontré el sueño rápidamente.
No tuve problemas para dormir a su lado, incluso si habían
pasado años desde que había compartido la cama con alguien; En
aquel entonces había estado con mis hermanos porque solo
teníamos dos camas.
Me senté, con ganas de preparar todo para la presentación de las
sábanas... y Durant.
Kiara se despertó bruscamente, con los ojos muy abiertos y
aterrorizados cuando se acomodaron en mí. Su cuerpo se enroscó
con más fuerza antes de tragar visiblemente y finalmente se
relajó. "Lo siento."
"¿Por qué?", Le pregunté. Ella dijo que lo sentía mucho por las
reacciones naturales de su cuerpo. No estaba seguro de por qué
ella pensaba que su miedo me ofendería. Después de lo que ella
había pasado, y considerando quién era yo, era natural que ella
reaccionara como lo hacía. Matar a su tío y no reclamar su cuerpo
no cambiaría eso.
Ella no dijo nada, y yo no podía leer su expresión. Saqué las
piernas de la cama y me puse de pie.
Kiara jadeó detrás de mí. La miré por encima del hombro. Estaba
desnudo porque prefería dormir sin ropa. "Voy a darme una
ducha. ¿Te molesta mi desnudez?"
Ella movió la cabeza en una mezcla de movimientos nerviosos y
sacudió la cabeza, mirando las mantas.
"¿Es eso un sí o un no?"
"Tú eres mi marido".
"Lo soy. Pero eso no responde a mi pregunta". Me volví,
completamente frente a ella, para intentar forzar una reacción
más fuerte.
Ella tragó, sus mejillas se pusieron rojas. "No me molesta."
Entrecerré los ojos. "Ser digno de confianza significa no mentir,
Kiara".
Sus ojos se posaron en mi cara, y frunció los labios en ...
¿frustración? "Bueno. Mentí. Me molesta mucho. Me asustas
cuando estás desnudo. ¿Feliz? "
"No puedo ver cómo eso me haría feliz". Ella negó con la cabeza.
Luego sus ojos se dirigieron a mi área de la ingle, y se tensó de
nuevo y miró hacia otro lado.
"Mi desnudez no supone un riesgo para ti. No me hace más
peligroso ni la ropa te ofrece ningún tipo de protección. Es una
cuestión de fuerza física, no de capas de ropa ".
Mis palabras no tuvieron el efecto deseado. Ella se desplomó
sobre sus hombros, haciéndose más pequeña. Temor. No estaba
seguro de cómo manejarla. Mi falta de emociones nunca había
sido un gran problema al tratar con mis hermanos o Fabiano; no
se ofendían fácilmente, y eran aún más difíciles de asustar. Con
otros, mi falta de emociones había sido un activo útil.
"Kiara", suavicé mi voz, algo que nunca había hecho. Sus ojos
color avellana parpadearon hasta mi cara. "Soy más fuerte que
tú. Eso es un hecho. Si quisiera lastimarte, nada me detendría.
Eso también es un hecho. Pero como te dije, no tengo intención de
lastimarte. Estar desnudo no cambia eso de ninguna manera. Ni
tampoco si estuvieras desnuda a mi alrededor lo cambiaría. Soy
más que capaz de controlar mis impulsos como cualquier otro
hombre".
"Mi tío", murmuró ella.
"Tu tío no quería controlar sus impulsos, y él lo pagó con su vida".
Para mí, el tema estaba resuelto, así que di media vuelta y me
dirigí a la ducha.

Cuando los dos estábamos vestidos, comprobé la hora. Eran solo


las siete y media. Todavía temprano. "¿Por qué no nos dirigimos
al desayuno antes de la presentación de las sábanas?"
Los ojos de Kiara se agrandaron "¿Qué sábanas?"
"Las sábanas en las que tu tío se desangró", le dije.
"Todos se darán cuenta de lo que me pasó", susurró ella, con el
rostro arrugado.
“¿Te avergüenzas?” Pregunté, porque todavía tenía problemas
para leer su cara y sus ojos. Me tomaría un tiempo vincular sus
expresiones faciales con las emociones apropiadas.
Ella soltó una carcajada y tragó saliva. "Por supuesto que me
avergüenza".
"No tienes de qué avergonzarte. No hiciste nada malo. No te
conviertas en el agresor cuando fuiste la víctima."
Ella sacudió la cabeza hacia mí, con los ojos bien abiertos. "No lo
entiendes. No importa que me haya hecho esto. Ellos me
culparán. De alguna manera las víctimas siempre terminan
siendo tratadas como cómplices. Eres un hombre. No entiendes."
Su voz y sus palabras me hicieron darme cuenta de que la
emoción que mostraba su rostro era la ira. "No se trata de ser un
hombre. Es un hecho que no hiciste nada malo. Te forzó."
"¿No lo entiendes? Yo soy una mujer. Soy culpable por defecto.
Siempre es así. Ellos dirán que lo pedí. Una sonrisa significa que
estoy coqueteando. Una palabra amable significa que lo estoy
pidiendo. Ropa reveladora significa que estoy invitando a tocar.
Eso es un hecho, Nino".
La miré, sorprendido por su vehemencia. Las mujeres con las que
tratamos mis hermanos y yo no eran propensas a las discusiones,
pero Kiara era elocuente e inteligente, y podía defenderse si
superaba su miedo a mí ya los hombres en general.
“Si te sientes avergonzada, si les permites que te hagan sentir
así, cimentas su ignorancia. Lucha".
"Luché una vez en mi vida, ¡y eso solo hizo que me lastimara
más!", Gritó. Ella tragó de nuevo. Supuse que era su intento de
controlar sus emociones, de detener sus lágrimas, pero de todos
modos se habían reunido en sus ojos. Tal vez debería haber
prolongado la tortura de su tío durante unos días, pero se
suponía que íbamos a Las Vegas hoy.
Sus ojos parpadearon sobre mi cara, y se puso rígida. "Lo siento."
Incliné la cabeza. "¿Por qué?"
"Por gritarte. No debería hacer eso, no debería provocarte."
"¿Provocarme?"
Ella me frunció el ceño. Mis palabras parecían tener tan poco
sentido para ella como sus palabras no lo eran para mí Ella
envolvió sus brazos alrededor de su pecho en un gesto protector.
¿Estaba asustada de mi reacción?
"Expresar tu opinión no me provoca, Kiara. Y como dije, no actúo
sobre la ira. No tienes que ser sumisa. No me sentiré atacado si
te enfrentas a mí. Soy consciente de mi estado y poder y no
necesito tu sumisión o adulación".
Si ceño se frunció aún más, y extendió sus brazos sus pechos se
acomodaron bien contra su parte superior mientras lo hacía, pero
moví mi mirada hacia su cara. Otro pensamiento cruzó mi mente,
algo que no había considerado antes. "Cuando él vino a por ti,
debía haber sangre en las sábanas".
Ella palideció. "La había. Cada vez".
"¿Por qué las criadas que limpiaron sus sábanas no alertaron a
tus guardianes? Tu tío Félix hubiera actuado si Durant te
hubiera deshonrado bajo su techo. Es lo que dicta el honor."
Ella estaba visiblemente peleando consigo misma, y le di unos
minutos para que formara una respuesta. "Le pagó a una de las
doncellas para que me limpiara a mí ya las sábanas después de...
después de que terminó conmigo".
Sin una decisión consciente, toqué su hombro, sabiendo que
muchas personas encontraban consuelo en la cercanía física. Su
cuerpo era agradable de mirar y se sentía bien al tacto. Ella no se
inmutó. Ella tragó de nuevo y me dio una pequeña sonrisa.
"¿Cómo se llama?"
"¿La criada?"
Asentí.
Kiara vaciló, sus ojos buscando en mi cara, pero lo que ella
quisiera ver, no estaba allí.
“¿Por qué quieres saberlo?”
“¿Cómo se llama?” Repetí la pregunta pero hice que mi voz fuera
más dominante.
Como era de esperar, ella cedió al dominio. Ella había sido
educada para cumplir. "Dorma. Trabaja para el tío Félix y la tía
Egidia. Sus ojos se agrandaron. "¿Qué vas a hacer con ella?"
"No voy a hacer nada", le dije sinceramente, y ella se relajó.
Remo lo haría.
Extendí mi mano. "Venga. Vamos a buscar algo para comer."
Después de un momento de vacilación, deslizó su mano en la mía.
Mis hermanos, Kiara y yo, y Fabiano y Leona fuimos los únicos
que pasaron la noche en la mansión, pero se suponía que la gente
llegaría para el brunch y la presentación de las sábanas en un
par de horas.
Kiara me siguió en silencio por la casa.
"Esto pertenecía a tus padres antes de ser asesinados".
"Sí, ahora pertenece a mis hermanos".
"Luca mató a tu padre".
"Él lo hizo", dijo ella simplemente.
"¿No lo extrañas?"
Ella encontró mi mirada brevemente. "¿Extrañas a tu padre?"
Incliné mi cabeza. "No."
Entramos en la cocina. Unas pocas criadas de los hogares de
Rizzo y Vitiello estaban ocupadas preparando todo para el
brunch.
Mis hermanos ya estaban en la mesa de la cocina, desayunando.
Fabiano y Leona todavía estaban arriba, probablemente
ocupados follando.
Las doncellas se dieron la vuelta cuando entramos, y cuando me
vieron, rápidamente agacharon la cabeza. Una de ellas, una
mujer de unos treinta años con cabello corto y castaño, movió su
mirada hacia Kiara, cuyo pulso se aceleró bajo mi pulgar. Esa
debe ser Dorma.
Tiré de ella hacia la mesa y me hundí en la silla al lado de Remo.
Estaba en pantalones de chándal, nada más. Probablemente la
ropa de Savio desde que Remo no había regresado a la habitación
para agarrar la suya. Kiara se sentó a mi lado con una sonrisa
vacilante. "Buenos días".
"Buenos días", dijo Adamo. "¿Cómo dormiste?" Sus ojos se
lanzaron hacia mí, y se sonrojó. Remo se inclinó sobre la mesa y
se golpeó la frente con una sonrisa. "Ella no lo hizo. ¿Qué
piensas? "
Kiara me miró con incertidumbre como si no estuviera segura de
cómo reaccionar Tendría que aprender a no buscar mi
aprobación. Solté su muñeca, agarré una manzana y la mordí.
"Hubiera sido una mejor mañana si me hubieras dejado ser parte
de la diversión", me dijo Savio.
Adamo miró a Kiara de nuevo. "Las Vegas es realmente genial.
Hay mucho que puedes hacer ".
"Estoy segura de que me gustará", dijo Kiara en voz baja.
Remo levantó una ceja cuando me incliné hacia él y le susurré al
oído: "Después de que su tío la violó, una de las criadas de la casa
lo ayudó a mantenerlo en secreto. Ella limpió a Kiara de la
sangre.”
Remo se echó hacia atrás, su boca dibujando una sonrisa.
“¿Dónde la encuentro?”
Mis ojos se dirigieron a la mujer de pelo corto. Remo siguió mi
mirada y luego me miró, con un brillo de emoción en sus ojos. “Me
haré cargo después de la presentación de las sábanas. No quiero
perderme eso ".
"¿Debo decirle a nuestro piloto que nos iremos más tarde?"
Remo consideró eso. "No tardaré demasiado".
Dorma se acercó con una cacerola masiva. "Hice unos huevos y
tocino como pediste", le dijo a Remo.
El sonrió "Sí. Necesito reponer mis reservas.”Puso unos huevos y
tocino en su lugar.
Ella me miró. "¿Quieres algo? Estoy seguro de que necesitarás un
poco después de tu noche de bodas ". Sus ojos se movieron hacia
Kiara, que se hundió más en su silla.
"Eso es verdad", dije en voz baja. Mi mirada se posó en el costoso
collar que tenía alrededor del cuello. "Una exquisita pieza de
joyería que tienes allí. ¿Los Rizzo te pagan tan bien?"
Ella parpadeó y tocó el collar, con los ojos mirando a Kiara una
vez más. "Es ... fue un regalo", dijo indignada.
Sonreí fríamente "¿Estás segura? ¿O alguien más pagó el precio
por ello, Dorma?
Ella palideció y retrocedió un paso. Remo la miró como un gato lo
haría con un ratón. Se dio la vuelta y dejó la sartén sobre la
estufa, luego se acercó a las otras criadas. De vez en cuando, ella
le lanzaba una mirada de enojo a Kiara, quien seguía
encogiéndose cada vez.
"Ella está empezando a enojarme", murmuró Remo Se levantó y
se estiró. Todas las criadas lo miraron. Este era su show. Sus
pantalones de chándal colgaban bajo en sus caderas, y miraban
fijamente su pecho cicatrizado. Remo, como yo, estaba forjado de
años de lucha. Podrías decir que nuestros músculos no eran solo
por levantar pesas. Habíamos sangrado por ellos. Cogió la funda
de su cuchillo y se la puso sobre el pecho desnudo. Los ojos de
Kiara se ensancharon. Entonces ella rápidamente apartó la
mirada. Las doncellas quedaron atrapadas en algún lugar entre
la sorpresa, el miedo y la fascinación.
Savio puso los ojos en blanco y murmuró. "Piérdete".
Remo caminó hacia las sirvientas y se detuvo justo detrás de
Dorma.
"Eso se ve delicioso", dijo oscuramente mientras miraba por
encima del hombro a lo que ella y otra criada estaban
preparando. Por supuesto que no se estaba refiriendo a la
comida. Dorma se acercó más al mostrador, pero Remo se inclinó
más cerca. "No puedo esperar para probarlo. Estoy hambriento."
Adamo negó con la cabeza y frunció el ceño hacia su plato.
Dorma negó con la cabeza. "Es para más tarde. No puedes tenerlo
ahora."
Remo acercó su boca a su oído. "Puedo esperar. No te preocupes
Valdrá la pena ”. Ella se estremeció visiblemente, pero Remo se
retiró, tomando otra pieza de tocino de la sartén antes de que él
regresara a la mesa.

Kiara se quedó en la cocina con Leona, Adamo y Fabiano,


mientras que Savio, Remo y yo llevamos a Luca y Matteo a la
habitación principal.
Abrí la puerta para que Luca pudiera entrar. Él y su hermano
tomaron la cama y sus alrededores.
"¿No te dije que no derramaras sangre en las paredes?" Luca dijo
molesto, pero había un destello de algo más en sus ojos. "La única
manera de limpiar esta habitación es con una manguera".
"Mejor aún, quémalo", sugirió Matteo. Sacudió la cabeza e
intercambió una mirada con su hermano.
Remo le ofreció un encogimiento de hombros y una esquina de su
boca se inclinó hacia arriba. "Las cosas se pusieron un poco fuera
de control al final".
"No lo dudo", dijo Luca secamente, evaluando al otro Capo.
Savio caminó alrededor de la cama, mirando a Durant. "Hombre,
la próxima vez llámame cuando te estés divirtiendo. ¿Por qué
tuve que cuidar a Adamo mientras estabas fuera?
Luca negó con la cabeza. "Joder, todos los Falcone están todos
locos por la mierda".
Señalé la escena. "¿Supongo que la habitación será suficiente
para enviar el mensaje que pretendía?"
Matteo resopló. "Suficiente, mi culo. Es un poco irónico que
fueras el que enviara un mensaje contra la violación".
Miré al otro hombre con calma y luego miré a Luca. "Usted
desaprueba nuestras maneras".
"Lo hago", dijo Matteo, mostrando los dientes.
“¿Cómo castiga a las mujeres en su territorio?”
“Si es posible, no lo hacemos”.
“¿Qué hace usted con las vendedoras de drogas que roban dinero
o lo traicionan y se venden al Bratva? ¿Cómo tratas a las putas
que no pagan por golpear las calles o a las mujeres que piden
dinero prestado y no lo devuelven?".
Remo se dirigió a Matteo "Tratas con ellas como tratas con
hombres, supongo. ¿O has encontrado una manera de torturarlas
de una manera amigable para las mujeres? ¿Has encontrado una
manera de hacer que la muerte sea menos definitiva para ellas?”
La mano de Matteo se movió más cerca de su cuchillo, y yo apoyé
mi mano en mi arma, pero Remo pudo sostener la suya, y había
visto el movimiento de Vitiello. Él sonrió. "Les damos una opción.
¿Y qué crees que es lo que eligen todas?"
Matteo se burló. "Entonces deberías reconsiderar tus métodos".
Remo se rió entre dientes. "No te preocupes por mis métodos. Yo
soy Las Vegas. Soy dueño de todos los clubes y prostitutas y
traficantes. Y pronto habré expulsado a todos los putos Bratva de
mi territorio, y después de eso, trataré con los putos mexicanos y
luego seré el Oeste".
No sería tan fácil como eso. Las Vegas y Reno estaban bajo
nuestro control completo, pero aún teníamos que compartir
muchas de las otras ciudades del oeste con los rusos y el Cartel.
Desterrarlos de cada ciudad requeriría un esfuerzo y fuerzas
considerables. Fuerzas que estábamos utilizando actualmente
para nuestra venganza contra el Outfit.
"Tenemos invitados que necesitan ver esto", dijo Luca con
firmeza. “Pero creo que excluiremos a las mujeres del
espectáculo. No creo que la mayoría de ellas tengan la capacidad
de soportar esto".
"Quizás deberías dejar de mimarlas como muñecas de porcelana
frágiles". Remo murmuró.
Luca sonrió fríamente. "Hago lo que quiero en mi territorio y tú
puedes hacer lo que quieras en el tuyo".
Volvimos a bajar. En la sala de estar, los Underbosses y los
Capitanes de Luca se habían reunido, así como sus esposas y
algunos soldados de la Famiglia de bajo rango. Nos miraron con
abierta curiosidad. Fabiano, Leona, Kiara y Adamo se acercaron
a nosotros.
"Hay un ligero cambio de planes", dijo Luca. "Celebraremos la
presentación de las sábanas en el dormitorio principal".
Un murmullo recorrió a los invitados.
"Recomiendo a las personas sensibles a grandes cantidades de
sangre que se queden aquí", dijo Luca. Algunas personas se
echaron a reír, pero se quedaron en silencio cuando se dieron
cuenta de que no estaba bromeando. Todos los hombres en la sala
siguieron. Por supuesto, nunca admitirían tener un problema con
la sangre, pero algunas mujeres también lo siguieron. Entre ellas
se encontraban la tía de Kiara, Egidia y Giulia, a pesar de la
evidente aversión de su marido a la idea. La esposa de Durant,
Criminella, no estaba allí. Había regresado a casa después de que
Luca le había contado lo que había hecho su marido. Ella sabía
cuál era el castigo por ese tipo de cosas. Todo el mundo sabía.
Como se esperaba, la vista de Durant causó el efecto de choque
deseado. Egidia se apresuró a ir al baño y no regresó, y Giulia se
tambaleó hacia su marido, enterrando su cara en su pecho. Él
contempló la escena con la misma sorpresa que habían tenido
antes Luca y Matteo.
"Díganles a sus soldados, díganles a todo el mundo que esto es lo
que les pasa a los folladores de niños en mi territorio", dijo Luca.
Cuando los invitados salieron y bajaron las escaleras para
almorzar, solo Félix se quedó con Luca, Matteo, Remo y yo.
"No lo sabía", dijo en voz baja, deliberadamente sin mirar a
Durant.
"Me resulta difícil imaginar que no hubieras notado un cambio en
el comportamiento de Kiara después de la violación. Ella todavía
está horrorizada de la cercanía masculina. Creo que eso no podría
haber sido mucho mejor cuando ella tenía trece", dije
bruscamente.
Luca enarcó una ceja. "Eso es verdad, Félix. Sabes que habría
esperado que me informaran de tal crimen para poder repartir el
castigo adecuado.
Félix palideció. "No lo sabía. Kiara no es mi hija, y siempre ha
sido peculiar. Si alguna vez actuó de una manera extraña, se lo
atribuí a lo que le sucedió a su padre".
Le entrecerré los ojos. Incluso alguien con una percepción
mediocre habría notado que algo estaba mal si prestaran
atención. Pero Kiara, siendo la hija de un traidor, probablemente
vivió la mayor parte de su vida en las sombras. Ella era una
Falcone ahora. Ella aprendería a mantener la cabeza alta.
CAPÍTULO 9

KIARA

Después de despedirme de Giulia, estaba conmovida. Se sintió


como algo más que un adiós temporal. Siempre habíamos vivido
en ciudades separadas, pero esto era diferente. Yo era parte de la
Camorra ahora. Si la tregua no durara, y por lo que había oído,
no duraría mucho, nunca la volvería a ver.
Pero eso no fue lo único que convirtió mi estómago en un pozo de
serpientes. Hasta el momento, Nino había sido más amable de lo
esperado. ¿Y si esto era parte del plan? ¿Y si su máscara
agradable se resbalara en el momento en que estábamos en Las
Vegas? Ese era su territorio. Ahí era donde podían hacer lo que
quisieran. No era como si pudiera regresar a Baltimore si las
cosas no funcionaran, y mucho menos ahora que todos sabían lo
que Durant me había hecho.
Las miradas llenas de lástima habían sido demasiado difíciles de
soportar, pero las miradas de evaluación ocasionales eran incluso
peores. Era como si la gente se preguntara si yo había sido la que
había provocado esto.
Leona y yo caminamos adelante con los hombres detrás de
nosotros. Ella me dio una mirada vacilante. No habíamos
hablado mucho hasta ahora, pero ella parecía agradable, y no
podía ver ningún juicio en sus ojos, incluso ahora que sabía de mi
pasado.
Nos metimos en el jet privado y me detuve, sin saber dónde
sentarme. Leona sonrió. "¿Por qué no te sientas conmigo para que
podamos conocernos mejor? Creo que los hombres tienen algunas
cosas que discutir.
Me sentí aliviada por su oferta, la seguí hacia atrás y nos
sentamos frente a frente. Nino, sus hermanos y Fabiano se
acomodaron en asientos cercanos entre sí en el otro extremo del
avión.
A Nino no pareció importarle que no hubiera elegido sentarme a
su lado. Este matrimonio era un mal necesario para él. El medio
para un fin.
"¿Así que estás casada con Fabiano?" Le pregunté a Leona. Ella
se sonrojó e hizo que sus pecas se destacaran aún más. Sus ojos
se dirigieron al hombre rubio. "Oh ... no ... no estamos casados.
No hemos estado juntos por mucho tiempo".
"¿Y tu familia te permite estar con él antes del matrimonio?"
Leona soltó una carcajada. "No soy italiana. Soy un forastera".
Mis ojos se abrieron con sorpresa. "Oh. No estaba segura por tu
nombre. ¿Permiten eso en Las Vegas?"
Leona frunció los labios. "No estoy segura de que sea algo que
esté permitido, pero Remo lo permitió para Fabiano".
Supe de inmediato que Leona desconfiaba tanto del Capo de la
Camorra como yo. Todos, excepto sus hermanos, probablemente
desconfiaban de él.
"¿Así que creciste en una familia normal?" No había tenido
contacto con personas ajenas a menudo, por lo que su compañía
me pareció emocionante.
Leona hizo una mueca. "Bueno, yo no llamaría normal a mi
familia según los estándares promedio. Mis padres son adictos.
Quiero decir, eran... mi madre todavía lo es. Respiró hondo.
"¿Qué hay de tu padre?"
"Fabiano lo mató." Me quedé inmóvil, mis ojos se movieron hacia
su novio. Como si pudiera sentir mi mirada, sus ojos azules se
posaron en mí antes de que se movieran hacia Leona y se
endulzaran. Tratando de reprimir mi primera reacción, le
pregunté: "¿Por qué estás con él si él mató a tu padre?"
Leona se volvió hacia mí. Un indicio de culpa cruzó su rostro
antes de que desapareciera, y ella se encogió de hombros. "Mi
padre no era un buen hombre".
"¿Y Fabiano es un buen hombre?"
"Dios no", dijo Leona con una sonrisa. "Estos hombres allí ... no
son buenos". Ella asintió con la cabeza hacia los Falcones y
Fabiano.
Asentí. "¿Pero es bueno para ti?"
Leona sonrió. "Lo es." Sus ojos azules buscaron mi cara. "No sé lo
que pasó entre Nino y tú anoche, pero él mató al hombre que te
lastimó, así que creo que quiere ser bueno contigo".
Observé a Nino. Estaba reclinado en el asiento, se veía relajado,
sus labios se estiraron casi en una sonrisa. Me pregunté si era
algo que él tenía que forzar o si sus músculos faciales lo hacían
solos cuando su cuerpo registraba cierto nivel de satisfacción. Se
encontró con mi mirada. No estaba segura de si él quería ser
bueno conmigo o si siquiera sabía lo que quería hacer conmigo.
Alejé mis ojos porque su escrutinio me hizo sentir cohibida,
incluso si era yo quien había empezado a mirar.
"Él no siente emociones, ¿verdad?"
Leona se encogió de hombros. "Él no muestra emoción. No sé qué
está pasando en su cabeza. Para ser honesta, no quiero saber. Él
y Remo..." ella sacudió la cabeza y luego se contuvo "... lo siento.
Nino es tu marido ahora."
"No", dije, despidiéndola. "Entiendo. Siento lo mismo ".
Todavía no estaba segura de qué hacer con mi esposo. Él no era lo
que yo esperaba. Esperaba crueldad, y sabía que estaba en su
naturaleza considerando lo que él y Remo le habían hecho a
Durant. Incluso si mi tío hubiera merecido morir, por el estado de
agitación de Giulia, solo podía adivinar qué tan malo había sido
¿Su lado cruel eventualmente emergería cuando estuviera cerca
de mí?
La idea de bajar la guardia y luego ser golpeada con una crueldad
que ya no esperaba era algo que una vez había soportado, y no
quería pasar de nuevo

La mansión era una extensa finca blanca con varias alas, cada
una de las cuales pertenecía a uno de los hermanos Falcone. Aun
así, hubiera preferido tener más distancia entre Remo y yo. Savio
no me asustaba tanto, y Adamo todavía era un niño, incluso si ya
era más alto que yo. Remo, Savio y Adamo se dirigieron a sus
respectivas partes de la casa cuando llegamos, dejándome sola
con Nino. Todavía no estaba segura de cómo actuar a su
alrededor. Todavía le tenía miedo, pero no tanto como antes.
"Vamos, te mostraré la casa", dijo, agarrando mi muñeca de
nuevo. Ni siquiera me inmuté esta vez porque lo esperaba. Lo
hacía con frecuencia, y me preguntaba por qué. ¿Tomar las
manos era demasiado personal? ¿Se trataba de la dominación
cuando me sujetaba así la muñeca?
Desde el vestíbulo nos trasladamos a un enorme espacio abierto
de techos altos con ventanas francesas que ocupan toda una
pared. Supuse que esta había sido la sala de estar alguna vez.
Ahora parecía una enorme sala de juegos con una mesa de billar,
una máquina de pinball y un bar con estantes llenos de licor. Una
bolsa de boxeo colgaba del techo y dos sofás enormes estaban
sentados frente a una pantalla de televisión que ocupaba la
mayor parte de la pared. Pero lo más extraño era el ring de boxeo
en el lado derecho de la habitación.
“Antes de que nuestro padre muriera, esta era la sala y el
comedor. Derribamos las paredes. Aquí es donde mis hermanos y
yo pasamos la mayor parte de las noches, a menos que estemos
afuera". Las cejas de Nino se juntaron al mirarme. Tal vez se dio
cuenta ahora que esto ya no era una casa de niños. Yo era la
intrusa que lo arruinó todo.
"No te molestaré durante tu tiempo en familia", le dije,
evitándole la molestia de intentar fallarme fácilmente. Pasé la
mayor parte de mi vida en la periferia. No me rompería.
"Ahora eres familia."
Dudé que Remo y Savio estuvieran de acuerdo con él. Adamo
parecía lo suficientemente amable, pero probablemente solo
estaba tratando de ser educado, y no estaba realmente segura de
si quería pasar demasiado tiempo con los hermanos Falcone.
"Te mostraré la cocina, pero casi nunca la usamos. Solo
guardamos algunas cosas para el desayuno. Pedimos comida para
llevar todos los días."
"¿No tienes criadas o algo así?", Le pregunté, siguiéndolo por la
parte de atrás de la casa hacia la cocina. Era todo de acero
inoxidable y lo suficientemente grande como para preparar la
cena para muchas personas.
"No. Tenemos dos personas de limpieza que vienen dos veces a la
semana para encargarse de lo peor, pero no nos gusta que la
gente nos rodee."
"Oh." Nunca intenté cocinar porque nuestras criadas siempre lo
habían hecho, pero no me importaría darle una oportunidad. Sin
ninguna criada respirando por mi cuello, ahora era una opción.
Continuamos nuestro recorrido en la parte de la casa de Nino.
Consistía en una sala de estar más pequeña y escasa, con nada
más que un sofá y un televisor. En la planta baja había un baño
de visitas y otra habitación, que estaba llena de muebles viejos.
En el primer piso había tres habitaciones más y una habitación
principal, la habitación que Nino y yo ahora compartiríamos.
Entré en la habitación grande con una enorme cama con dosel a
la izquierda, que daba a la puerta. Ventanas altas enmarcadas a
ambos lados de la misma. Las cortinas rojo oscuro cubrían
parcialmente las ventanas.
Nino apretó sus dedos alrededor de mi muñeca. "Te dije que no
hay razón para tener miedo".
Le di una mirada confusa, pero no dio más detalles. A nuestra
derecha, noté dos puertas. Una de ellas estaba entreabierta,
exponiendo un suelo de mármol negro. La puerta de al lado
estaba cerrada. Nino siguió mi mirada. "Ese es el vestidor. Hay
suficiente espacio para tu ropa. No necesito mucho espacio”.
Me soltó, me mudé al baño contiguo y encontré una ducha a ras
de suelo, una bañera de hidromasaje y dos lavabos colocados en
una encimera de mármol negro. Una ventana detrás de la bañera
daba a los vastos jardines.
Nino me esperaba en el dormitorio, junto a la cama. Respirando
hondo, me acerqué. Parecía relajado, tranquilo, en control.
"Vamos a compartir una cama".
"Por supuesto", le dije rápidamente.
"¿Has cambiado de opinión acerca de mi búsqueda de satisfacción
en otro lado?", Preguntó neutralmente, pero me pregunté qué
pensaría sobre eso.
Mi estómago se tensó. Sus ojos trazaron mi rostro con un toque
de curiosidad. Por alguna razón, me tomó un segundo más darle
una respuesta. "No" finalmente dije.
El asintió. "No traeré mujeres aquí conmigo, así que no tienes
que preocuparte".
"Gracias". No estaba segura de qué más decir.
"Volvamos abajo. Todavía no te he mostrado la biblioteca o los
jardines".
Mi emoción se disparó. "¿Tienes una biblioteca?"
La boca de Nino se torció. "Si lo hago. Sin embargo, está en el ala
principal, pero mis hermanos realmente no leen".
Seguí a Nino de vuelta a la planta baja, pero luego me detuve en
la sala de estar. Todavía había mucho espacio, y no había visto
un piano en ninguna parte. Ni siquiera había considerado no
tener un piano a mi disposición. La música siempre había sido
parte de mi vida. No podría imaginarme vivir sin eso. "¿Tienes un
piano en algún lugar de la casa?"
Nino negó con la cabeza. "No. ¿Tocas?"
"Sí. Bueno, lo haría si tuviera un piano."
"¿Dónde pondrías un piano?"
Miré alrededor de la habitación. Estaba mínimamente
amueblado. No pensé que Nino pasara mucho tiempo aquí. Los
hermanos Falcone parecían preferir pasar tiempo en el ala
principal durante el día, si la cantidad de vasos y platos vacíos en
la sala de juego había sido una indicación. Señalé un lugar cerca
de las ventanas francesas. Me permitiría mirar el cielo mientras
tocaba el piano. "Creo que este sería un buen lugar".
Nino asintió pero no dijo nada.
"¿A la biblioteca?", Le pedí, y él me indicó que lo siguiera.
Mientras caminaba junto a Nino, me arriesgué a echarle un
vistazo ocasional. Su expresión era relajada, a gusto, pero supuse
que esa era su expresión por defecto dada su falta de emociones.
La camisa de manga larga escondía sus tatuajes y me di cuenta
de que su ropa siempre los cubría. Me pregunté por qué los
mantenía escondidos bajo capas de tela. ¿No estaba la mayoría de
las personas orgullosas de su arte corporal? Y no era como si
tuviera que cubrir sus tatuajes por un trabajo de corbata. Incluso
sin los tatuajes perturbadores en exhibición, Nino lograba llevar
una vibra de alteridad, una energía violenta sutil. No era tan
descarado como el de Remo, pero estaba allí. Todos los que
miraban a Nino sabían que era un hombre con el que no deberías
cruzarte. No por los músculos o sus movimientos que gritaban
con fuerza, sino por un cierto aire de seguridad, una confianza
que decía que sabía que era mortal.
Los ojos grises de Nino se encontraron con los míos, y me sonrojé.
¿Cuánto tiempo había estado mirando? Rápidamente agaché la
cabeza y sentí una oleada de alivio cuando abrió la puerta de una
biblioteca. Hizo que la que tenía acceso en Baltimore se viera
como un pequeño armario de escobas. Situada en la parte
posterior del ala principal, tenía dos pisos de altura y los estantes
llegaban hasta la cima. Una escalera sobre ruedas pequeñas se
apoyaba en cada fila y llegaba a los libros en la parte superior. Mi
corazón dio un vuelco cuando intenté adivinar la cantidad de
libros.
"Wow", suspiré.
"Debería advertirte: nuestra selección de títulos de ficción es
limitada. La mayoría de ellos son antiguos clásicos o
horripilantes desgarradores que mi madre solía leer cuando aún
vivía aquí. No leo ficción y he cambiado a comprar libros en
formato de libro electrónico, ya que simplifica el almacenamiento
y la accesibilidad ”.
Solo escuché a medias mientras caminaba por el pasillo más
cercano, mis ojos se deslizaron sobre los lomos. Había libros sobre
historia y ciencia, medicina y guerra. Clásicos como 1984 y
Animal Farm, Jane Eyre y todas las obras escritas por
Shakespeare. Luego vi toda la serie de Harry Potter, los lomos
estaban agrietados como si los libros se hubieran leído con
demasiada frecuencia. Toqué el primer libro. Lo había leído en el
momento más oscuro de mi vida y encontrar refugio en el mundo
de esos libros había sido mi única luz Me detuve, respirando
profundamente. Los libros y la música siempre han sido mi
salvación. El olor a cuero viejo y papel polvoriento era puro
confort. Podría pasar toda una vida en esta habitación y morir
feliz.
Cuando finalmente me aparté de los libros, atrapé a Nino
mirándome con el ceño fruncido. Me sonroje Debo haber parecido
una lunática, inhalando el olor de la biblioteca y sonriendo para
mí misma.
Me aclaré la garganta. "¿Hay alguna parte fuera de los límites
para mí?"
Nino levantó sus oscuras cejas. "¿Como el área de los libros de
magia oscura?"
Me quedé inmóvil, sin palabras, helada y completamente
conmocionada. Tragué. "¿Acaso ... acabas de hacer una referencia
a Harry Potter?"
Debe haberse dado cuenta de que estaba tocando los libros.
"Lo hice", dijo secamente, y tuve que reprimir la risa.
"No me digas que leíste esos libros".
"No los leí para mi propio disfrute. Se los leía a Adamo cuando
estábamos huyendo. Estaba obsesionado con ellos y Remo no
tenía la paciencia necesaria para leer cuentos a la hora de
dormir. Además, tenía la costumbre de dejar que los Mortífagos y
Voldemort ganaran, y eso molestaba a Adamo cuando era
pequeño".
Me eché a reír, y luego me quedé en silencio, confundida y
abrumada por todo lo que había descubierto sobre Nino en los
últimos días. Era un hombre de muchas capas, y no pensaba que
alguna vez lograría agarrar completamente la capa superior.
Caminé hacia él. "Debió haber sido difícil proteger a tu
hermanito cuando luchabas por tu territorio".
Nino se encogió de hombros. "Fue difícil, pero Remo y yo
matamos a cualquiera que representara el menor riesgo para
Savio o Adamo. No podríamos molestarnos en hacer demasiadas
preguntas. El lema por el que vivimos fue matar primero. Una
vez que establecimos una fortaleza en el territorio, nos
aseguramos de torturar a las personas para obtener información
antes de matarlos".
Lo miré, tratando de imaginar cómo debía haber sido en ese
entonces. Durante el día, Nino y Remo mataban a sus enemigos y
por la noche se reunían en cualquier lugar lúgubre en el que se
escondían en ese momento y leían cuentos antes de dormir a
Adamo y Savio.
"Me confundes", admití en voz baja.
Nino asintió pensativamente. "Es un cumplido que puedo
devolver".
"Gracias", le dije y luego me aclaré la garganta.
"Te mostraré los jardines ahora. Puedes recorrer las instalaciones
como desees, pero mantente alejada del ala de Remo y Savio,
especialmente de la de Remo. No lo tomara amablemente si te
encuentra en sus dominios". Asentí. No tenía la menor intención
de acercarme a Remo si podía evitarlo. "A Adamo probablemente
no le importará que estés en su espacio, pero es un cerdo y un
adolescente, así que verás y olerás cosas que no están destinadas
a las mujeres".
Me reí de nuevo y Nino me miró con curiosidad. Mis mejillas se
calentaron bajo su escrutinio. Extendió la mano y pasó un dedo
sobre mi piel sonrojada, casi como si intentara comprender mi
reacción. No retrocedí, y parpadeé cada vez más confundida por
el segundo.
"¿Querías mostrarme los jardines?" Exclamé, aclarándome la
garganta de nuevo.
Dejó caer la mano y se volvió. Seguí un paso detrás de él,
tratando de entender a mi esposo, pero él era un enigma.
Había algo que noté en nuestro camino a través de la sala de
juego en dirección al jardín. "No veo guardias en ninguna parte".
"No los necesitamos. Incluso Adamo es capaz de defenderse a sí
mismo ", dijo Nino mientras me guiaba hacia una piscina
cuadrada. “Nado en esta piscina todas las mañanas. Mis
hermanos ocasionalmente lo usan para el mismo propósito, pero
prefieren más entrenamientos prácticos".
"No soy capaz de defenderme a mí misma", señalé después de un
momento.
Frunció el ceño, sus ojos recorriendo mi cuerpo. "Es verdad. Eres
un blanco fácil. Como dije, no queremos gente en la mansión.
Remo y yo tendremos que resolverlo. Será mejor si uno de mis
hermanos o Fabiano siempre está cerca cuando no estoy aquí.
Pueden acompañarte dondequiera que vayas".
"¿Entonces son mis niñeras?"
"Como hiciste notar, eres incapaz de defenderte a tí misma, y
mientras la gente en Las Vegas nos teme, hay fuerzas en el
exterior que podrían atreverse a atacar y hacer un blanco de tí",
dijo y me indicó que lo siguiera por la casa hacia otra zona con
piscina. Este espacio fue definitivamente creado para fines
recreativos y no para entrenar Era un paisaje de piscina
serpenteante con pequeñas cascadas y fuentes. Un enorme sofá
inflable flotaba suavemente sobre el agua. "Mejor no lo toques
Eso es de Savio, y él lo usa para la compañía femenina ".
Hice una mueca. "Gracias por la advertencia." Nino asintió.
"¿Le has dicho a tus hermanos que se supone que deben jugar a
la niñera?" Por mucho que lo intenté, no podía imaginarme a
Remo cuidándome. Probablemente lograría enojarlo con algo que
diría y él terminaría matándome.
"Te protegerán porque eres una Falcone".
Kiara Falcone. Todavía era difícil creer que realmente era la
esposa de alguien. La esposa de Nino Falcone de todas las
personas. Mis ojos trazaron su rostro frío y perfectamente
esculpido, preguntándome nuevamente por qué no me había
reclamado en nuestra noche de bodas, por qué estaba siendo
agradable Sin embargo, agradable no era el término correcto
para el comportamiento de Nino. No estaba segura de cómo
llamarlo. Parecía como si no estuviera seguro de qué hacer
conmigo. El matrimonio nunca debe haber sido parte de su plan
de vida.
No podía creer que mi pánico hubiera calentado su corazón.
Después de todo, él no era capaz de las emociones, pero yo no era
lo suficientemente valiente como para cuestionar sus motivos,
para que no empezara a cuestionarlos también.
"Pero es crucial que seas capaz de defenderte. No entiendo por
qué la Familia mantiene a sus mujeres incapaces de defenderse.
Es un riesgo innecesario ".
Fruncí el ceño. "¿Quieres que aprenda a pelear?"
Nino sacudió su cabeza, su boca se contrajo como si hubiera dicho
algo divertido "No creo que tenga mucho sentido en este
momento, dado tu miedo al contacto físico. Quizá más tarde. Pero
tendrás que aprender a disparar un arma. Ese es el primer paso
y te dará una sensación de seguridad".
"¿Me permitirás correr con un arma?", Le pregunté, sorprendida.
Sus cejas se juntaron. "Por supuesto".
"Está bien". No estaba segura de qué más decir. Pensé que no
estaría preocupado por tenerme armada, pero tal vez estaba tan
seguro de sus propias habilidades de combate que no se
preocupaba por eso.
"Creo que es mejor dejar algo claro desde el principio", comenzó
Nino, y me puse rígido, preocupada por lo que iba a decir. “Si algo
que mis hermanos y yo hacemos te molesta o si quieres algo,
tienes que decirlo de manera directa. No hay insinuaciones
sutiles ni expresiones secretas. Ni mis hermanos ni yo somos
buenos con la sutileza femenina, y nos falta paciencia para
resolverlo. Así que habla con tu cerebro si quieres hacérnoslo más
fácil a todos."
"Puedo hacer eso", le dije, pero sería una nueva experiencia para
mí. Mi familia me había criado para tener cuidado con las
palabras y no decir lo que pensaba. Expresar mis opiniones a
hombres como mi marido y sus hermanos parecía un desafío aún
mayor. Él estaba en lo correcto. Si quisiera tener una
oportunidad de sobrevivir con los hombres de Falcone, tendría
que superar mis miedos. Pero había muchos de ellos, algunos de
ellos tan profundamente arraigados en mi ser, no estaba segura
de tener la oportunidad de luchar contra ellos.
CAPÍTULO 10

NINO

Kiara siguió lanzando miradas mal veladas mientras entramos


en nuestra sala de juegos. Remo ya estaba allí haciendo algunas
patadas recreativas contra el saco de boxeo. Se detuvo cuando
entramos, su mirada se estrechó brevemente sobre Kiara antes
de comenzar a patear de nuevo. "Estoy hambriento. Ordenemos
pizza."
Al ver a Remo, Kiara se puso rígida a mi lado y su respiración se
volvió errática. No estaba seguro de si era porque él estaba solo
en sus pantalones cortos de lucha o porque estaba golpeando a la
mierda con un objeto inanimado, pero su miedo hacia él era
evidente. Arranqué el menú de entrega de una de nuestras
pizzerías favoritas del bar. Estaba pegado a algo que se había
derramado. Me volví hacia ella. "Tendrás que acostumbrarte a la
presencia de Remo".
Ella saltó, apartando los ojos de mi hermano. "No sé si puedo.
Escuché lo que él hace, lo que le gusta hacer", susurró ella.
Contemplé a mi hermano, que nos observaba desde el otro lado
de la habitación cuando lanzó otra patada al saco de boxeo. Remo
hacía muchas cosas, que eran inquietantes para alguien como
Kiara, y él las disfrutaba todas. "Él no es un peligro para ti".
Levantó sus ojos hacia los míos, temblando, con la piel de gallina
levantándose a lo largo de su piel suave. "¿Estás seguro?"
"Sí". No hubo vacilación en la palabra. Sabía con absoluta certeza
que Remo no echaría una mano sobre Kiara porque era mía.
Ella asintió lentamente, sus ojos llenos de inquietud. Ella se
resistía a creerme. Ella no conocía a Remo como yo. Muy pocas
personas en este mundo estaban a salvo con mi hermano, no se
podía negar, pero lo mismo podía decirse de mí.
"¿Por qué no miras el menú y ves qué tipo de pizza quieres?" Se
la tendí.
Ella lo tomó de mí, mirándolo con recelo. El papel manchado
parecía que había visto días mejores.
Me dirigí hacia mi hermano, quien dejó de patear y levantó sus
cejas hacia mí. "Esa mirada significa que no me gustará lo que
tengas que decir".
"La asustas".
Remo me dio una sonrisa divertida. Había muy pocas personas
que no estaban aterrorizadas de mi hermano.
"Apreciaría si tratas de no asustarla tanto".
Remo se rió entre dientes, metiendo la rodilla en la bolsa un par
de veces más antes de que él dijera: "No hice nada".
"Lo sé", dije. "No nos va bien con las mujeres sensibles, pero
Kiara vive bajo nuestro techo ahora. Ella es parte de nuestra
familia, y debemos asegurarnos de que se sienta lo más cómoda
posible, dado su pasado y nuestra disposición.
Él inclinó la cabeza. "¿Quieres que la tratemos bien?" Seguí su
mirada hacia Kiara, que estaba evaluando el área del bar, que
estaba llena de vasos sucios, botellas de cerveza y platos. La
gente de la limpieza venía por la mañana. "Sí. Quiero que la
traten como a una familia.
La quiero protegida. La quiero a salvo de cualquier amenaza.
Ella es una Falcone ahora. Ella es mía.”
Remo asintió, sin apartar los ojos de mi esposa. Ella colocó el
menú en la barra, luego levantó la vista y notó nuestras miradas.
Ella parpadeó, se puso rígida y luego tragó, recogió rápidamente
el menú de nuevo y se puso nerviosamente a revisarlo de nuevo.
Miedo.
"Ella está a salvo, Nino". Remo se volvió hacia mí, agarrando mi
antebrazo. Tú eres mi hermano y ella es tuya. Me aseguraré de
que todos en esta ciudad y más allá se den cuenta de que está
bajo nuestra protección".
Remo no tenía muchas cualidades redentoras, como yo, pero una
de ellas era su lealtad. Si decidía que alguien caía bajo su
protección, no se detendría ante nada para asegurarse de que esa
persona estaba a salvo. Soltó mi antebrazo.
"¿Y? ¿Finalmente la has follado?
Rodé mis ojos hacia él. "No. Y no lo haré hasta que ella quiera
que lo haga. Está demasiado asustada por la violación."
Los ojos de Remo se movieron de nuevo a Kiara. Ella seguía
mirando fijamente el menú. Ella debía haber memorizado todas
las pizzas que ofrecían ahora.
"Kiara no es capaz de protegerse a sí misma. Tenemos que
asegurarnos de que esté a salvo donde sea que esté", le dije. "No
quiero a nuestros soldados en la mansión. Este es nuestro hogar".
"Estoy de acuerdo. Es por eso que tú o Savio, o incluso Adamo,
deberían protegerla cuando no estoy cerca para hacerlo ".
Remo sonrió. "¿Estás segura de que Kiara quiere que la proteja?
Podría morir de miedo si estoy sola con ella."
"Ella se acostumbrará a ti".
"Lo dudo," dijo Remo con una sonrisa.
"No será fácil, pero con el tiempo ella se recuperará si no pierdes
tu mierda a su alrededor".
"Haré mi mejor esfuerzo". Ambos sabíamos lo que eso significaba.
Regresé al lado de Kiara. Ella se estaba mordiendo el labio, y su
cuerpo estaba tenso. "Entonces, ¿encontraste la pizza que
quieres?"
"No tengo mucha hambre", dijo en voz baja. “¿Está bien si solo
ordeno una ensalada con mozzarella y aceitunas?”
“Puedes comer lo que quieras. Y si todavía tienes hambre, puedes
tomar un pedazo de una de nuestras pizzas", le dije.
Ella sonrió. "Bueno. Gracias.”
Remo se acercó a nosotros y se detuvo junto a mí y Kiara.
“¿Listos para ordenar?” Preguntó.
"Voy a hacer el pedido. ¿Vendrá Fabiano?
"Sí. Leona pasa las noches con su madre puta".
Los ojos de Kiara se ensancharon. No estaba seguro de si era el
insulto o porque otro hombre se nos uniría esta noche
Cogí mi teléfono y le di a nuestro restaurante italiano favorito un
timbrazo. Sus pizzas eran las mejores de la ciudad. Todos hicimos
nuestros pedidos habituales, por lo que la adición de una
ensalada causó un poco de silencio en el otro extremo.
"¿Por qué no te sientas? Puedes encender el televisor si lo deseas.
La comida estará aquí en treinta minutos ", le dije a Kiara, que
estaba congelada junto a Remo y a mí.
Ella asintió y se movió hacia el sofá, donde se hundió en el medio.
"Espero que ella pierda ese comportamiento sumiso pronto. Es
jodidamente molesto ", murmuró Remo.
"Esto es nuevo para ella. No estaba tan tensa cuando estaba sola
conmigo".
Cinco minutos después, Fabiano entró. Tenía una llave de
repuesto y nunca se molestó en tocar el timbre. "Necesito un
whisky", fue lo primero que salió de su boca. "La madre de Leona
es una puta pesadilla. Esa mujer fuma y se dispara más cristal
que la mayoría de las personas y logra sobrevivir".
"Eso es porque le ofreces un suministro gratuito. Su tolerancia a
la sustancia crece", expliqué.
Fabiano me fulminó con la mirada. "Lo sé. Pero si no se lo doy, la
estúpida puta volverá a salir a la calle y le mata a Leona ver a su
madre mamando pollas horribles."
Kiara aspiró suavemente el sofá y todos nos volvimos . Ella se
sonrojo Fabiano se inclinó sobre la barra del mostrador y tomó
una botella de whisky de la estantería y se sirvió un generoso
vaso. "¿Alguien más?"
"Tendré uno", dijo Savio mientras caminaba, aplaudiendo el
hombro de Fabiano. "Escuché que estás siendo azotado por el
coño".
Fabiano lo empujó. "Todavía puedo limpiar el piso con tu fea
cara, Savio, no lo olvides".
Savio sonrió con dulzura. "No por mucho tiempo. Soy un maldito
natural cuando se trata de pelear ".
Abrí la nevera debajo de la barra y saqué dos botellas de cerveza,
una para Remo y otra para mí, luego miré a Kiara, que estaba
centrada en la televisión. Las noticias locales informaban sobre
un incendio que había consumido uno de los restaurantes de
nuestros soldados.
"Apaga eso," gritó Savio. "Las malditas noticias se ponen en mis
nervios. Siempre se equivocan".
Kiara saltó y rápidamente apagó la televisión. "Cuidado con tu
tono", le dije a Savio, quien levantó sus cejas hacia mí. Me volví
hacia Kiara. “¿Qué te gustaría beber?”.
Sus ojos pasaron de mí a mis hermanos y luego a Fabiano. "Algo
sin alcohol, por favor".
"El alcohol añade diversión", dijo Savio con una sonrisa".
Kiara se estremeció. Adamo resbaló por las escaleras en ese
momento. "Consigue a Kiara una de tus Cocas de la cocina",
ordené.
Gimió, pero giró sobre sus talones y se fue. La pizza llegó poco
después. Fabiano y yo la llevamos hasta donde Kiara estaba
sentada y extendimos las cajas sobre la mesa ancha. Me senté a
su lado y Remo lo hizo a su otro lado; Era su lugar habitual. El
hombro de Kiara se puso rígido, pero no reaccionó de ninguna
otra manera. Le entregué la ensalada. "Esto es tuyo".
"Realmente no entiendo por qué las chicas siempre comen
ensalada. Me molesta muchísimo ", dijo Savio mientras agarraba
un pedazo de su pizza.
Adamo se tiró en el sofá entre Fabiano y Savio, haciéndolos
fruncir el ceño. Le dio una botella de Coca Cola a Kiara. Ella la
tomó, murmuró un agradecimiento y se sirvió un vaso.
"¿Qué novedades hay?", Preguntó Adamo entre mordiscos.
"Probamos una carrera en Kansas. Fue un gran éxito ", dijo Remo
con entusiasmo, encendió la televisión y abrió la grabación de la
carrera callejera ilegal.
"Genial", dijo Adamo, con ojos entusiastas cuando la cámara
enfocó la línea de los autos.
Kiara comía tranquilamente entre nosotros. Si cerrara los ojos, ni
siquiera sabría que ella estaba allí, excepto cuando percibí el olor
de su perfume floral. Era obvio que estaba incómoda rodeada de
tantos hombres, y el alcohol parecía molestarla además. Ella
tendría que acostumbrarse a eso. Así era como siempre fue en
nuestra casa.
"Tal vez podamos convencer a Vitiello para que extienda las
carreras a su territorio", sugirió Savio.
"No creo que Luca quiera cooperar con nosotros por más tiempo
del que tiene que hacerlo. Todos sabemos que esta tregua no
durará para siempre. Entonces todas las apuestas están
apagadas".
Kiara se movió. Incliné mi cabeza hacia ella, pero ella estaba
concentrada en la ensalada.
Fabiano enarcó una ceja como si supiera lo que estaba pasando
en su cabeza.
"Le agradaría a Luca recordar que tiene suerte de tenernos de su
lado", dijo Remo, tomando un pedazo de mi pizza; Por lo general
todos compartimos pizzas. Se inclinó sobre las piernas de Kiara
para alcanzar la caja, rozando su pierna. Ella jadeó, se echó hacia
atrás y dejó caer su ensalada. Presionada contra el respaldo,
agitando el pecho, miró a Remo como si fuera a saltarla. Sus ojos
se estrecharon, y supe que esto no iba a ir bien. "¿Qué diablos te
pasa, mujer?" Gruñó. "Iba a tomar una puta pizza, no a tentarte.
No tengo intención de follarte, ni ahora, ni nunca. Por un lado, no
es divertido romper a alguien roto, y en segundo lugar, eres de
Nino, así que él es el único que va a tener tu vagina. Nadie más
te va a tocar así, ¿entendido?"
Las lágrimas brotaron de los ojos de Kiara.
"Oh mierda", murmuró Savio.
"Remo", dije en voz de advertencia.
Frunció el ceño, agarró la pieza que había querido en primer
lugar y se recostó. "Cállate, Nino. Estoy jodidamente harto de que
ella se estremezca. Es jodidamente molesto, especialmente
porque ni siquiera le di razones para encogerse. Esta es mi casa,
y no voy a caminar sobre las cáscaras de huevo porque no puede
controlarse".
Kiara tragó audiblemente y recogió los pocos pedazos de lechuga
que había dejado caer sobre sus jeans con dedos temblorosos.
Luego se levantó lentamente. "¿Tienes una fregona para que
pueda limpiar esto?", Preguntó en voz baja.
"Déjalo. La gente de limpieza vendrá mañana".
"No quiero que encuentren queso y ensalada en el piso", dijo.
"Confía en mí, han visto mucho peor en estos pisos", dijo Fabiano.
Ella asintió bruscamente. "Iré a limpiarme y luego me iré a la
cama". Para mi confusión, no se movió hacia el baño de invitados,
sino que caminó hacia las ventanas francesas y salió a los
jardines.
"¿Por qué va a salir?"
Fabiano negó con la cabeza. "Por el amor de Dios, ella va a salir
porque va a llorar en paz".
Lo miré y él entrecerró los ojos. "Eres un jodido genio, pero aún
eres un imbécil cuando se trata de mujeres".
"Probablemente deberías ir tras ella", sugirió Adamo.
Yo fruncí el ceño. "Si ella quiere llorar en paz, probablemente no
quiera mi compañía".
"Mujeres", murmuró Remo, metiendo otro pedazo de pizza en su
boca.
"Escucha al niño", dijo Fabiano. "Acércate a ella y consuélala o lo
que sea que seas capaz de hacer".
"Nunca he consolado a una mujer"
Fabiano suspiró. “Entonces improvisa, simula emociones o lo que
sea. No me importa un carajo".
"Ya que eres el único que tiene novia y tienes experiencia en el
manejo de las emociones femeninas, parece lógico que salgas y la
consueles".
Fabiano resopló. "Sabía que este matrimonio era una puta idea".
Se recostó. "No soy al que quiere ver, créeme. Ella probablemente
grite hasta desangrarse si voy tras ella en la oscuridad. Tú eres
su marido, así que actúa como uno".
Me puse de pie.
"Buena suerte", dijo Savio, sofocando su risa.
No me tomó mucho tiempo encontrar a Kiara. Ella estaba
sentada en una silla de sol. El brillo azulado de la piscina
resaltaba su cara, y podía ver lágrimas corriendo por sus
mejillas. Rápidamente se pasó la palma de la mano por la piel,
pero era demasiado tarde. Me senté a su lado, ignorando su
cuerpo tenso. "Lamento haber arruinado tu cena".
"No arruinaste nada. Hemos tenido incidentes mucho peores, y la
mayoría de ellos involucran huesos rotos, así que esto no es
nada".
La alcancé y aparté otra lágrima. Ella se quedó muy quieta y dejó
de respirar. Agarré sus hombros y acerqué nuestros rostros. Ella
contuvo el aliento, pero necesitaba llegar a ella. “Si algo te
molesta, dilo. Si no quieres que Remo te pisotee, tendrás que
enfrentarte a él. Puedo protegerte, pero no te traerá el respeto de
mis hermanos. Si quieres ser parte de esta familia, necesitas
ganarte su respeto. Ser sumisa y rehuir de esa manera no lo
corta, ¿de acuerdo?"
Ella apartó los ojos.
"No", le ordené.
Su mirada voló hacia atrás para encontrarse con la mía. Apreté
mi agarre sobre sus hombros, y ella hizo una mueca.
"No estoy segura si puedo hacerlo. Mi miedo es demasiado
fuerte".
"Tu miedo es inútil. Te paraliza. No lo dejes".
Ella entrecerró los ojos. "No es tan fácil".
"Tampoco es tan difícil como lo haces parecer. Es tu decisión
enfrentar tus miedos o dejar que te dominen."
"Déjame ir", dijo ella con un temblor.
Asentí y solté mi agarre sobre sus hombros. "Eso es un
comienzo".
De pie, le tendí la mano. "Ahora ven. Nosotros volveremos.
Puedes tener pizza ". Ella vaciló, pero luego tomó mi mano y se
enderezó. Su pulso todavía se aceleraba bajo mi pulgar, pero se
veía menos temblorosa. "No puedo comer tu pizza".
"Siempre compartimos nuestras pizzas. A nadie le importará".
"Soy vegetariana. Tus pizzas tienen algún tipo de carne ”, dijo.
No me había dado cuenta de que ella no había comido carne en la
boda. "La próxima vez pediremos una pizza vegetariana para ti".
Se puso tensa cuando regresamos a la sala de juegos y su piel se
enrojeció de vergüenza. La llevé de vuelta a los sofás y me senté
junto a Remo para que Kiara no tuviera que hacerlo. Remo fingió
que no se dio cuenta y siguió viendo la carrera en la pantalla.
Kiara apretó mi mano brevemente antes de soltarme y tomó un
trago de su Coca Cola.
Fabiano me lanzó una mirada que probablemente transmitió
reconocimiento, aunque no estaba seguro de por qué. Nadie
mencionó la salida de Kiara o sus ojos hinchados, y finalmente se
relajó y observó la carrera con nosotros. Sus ojos empezaron a
caer pero no se levantó; ella probablemente no estaba segura si le
permitirían irse. Decidí hacerlo fácil para ella "Vamos a la cama",
sugerí y me puse de pie.
Obviamente, eso era algo incorrecto porque la tensión en su
cuerpo volvió con toda su fuerza. Le envié a Fabiano una mirada
inquisitiva. Después de todo, él era encantador de mujeres.
Solo se encogió de hombros. "Buenas noches", dijo Kiara antes de
seguirme en silencio hacia nuestro ala.
Traté de averiguar la razón de su tensión. Pensé que le estaba
haciendo un favor cuando le sugerí que nos fuéramos a la cama.
Ni siquiera estaba cansado. Cuando llegamos a nuestra
habitación y su mirada se detuvo en la cama, tragó saliva y se me
ocurrió. "¿Estás preocupada porque crees que quiero sexo?"
Ella se mordió el labio. "Soy una esposa horrible".
"Yo tampoco soy un buen marido. Es lo que es. Señalé la cama.
"Como dije antes, no tienes que temerme. No te tocaré a menos
que lo desees. Hablamos de esto. Supuse que entendías que
nuestra habitación no representa una amenaza para ti".
"Supongo que es difícil de creer" Dijo
"Mantengo mi palabra".
No estaba seguro de si finalmente lo comprendió o si necesitaba
más tiempo. Cuando me reuní con ella en la cama más tarde, me
dio la espalda y estaba medio escondida bajo las sábanas. No
pude ver si ella se había tensado pero su respiración
definitivamente cambió. Esperé a que ella se durmiera antes de
levantarme. Esta iba a ser una de esas noches en las que no
dormiría. Con una última mirada a mi esposa dormida, salí al
pasillo. Nunca iba a ser un buen marido; Mi disposición siempre
evitaría eso.

KIARA

Cuando desperté, me tomó varios momentos darme cuenta de


dónde estaba. Una vez que lo hice, mi pulso se aceleró. Me senté,
mirando alrededor. Nino se había ido, y tampoco escuché ningún
sonido proveniente del baño. Me levanté de la cama y me dirigí al
baño. Como había notado ayer, no había una cerradura en la
puerta. Era un poco inquietante ya que Nino podía entrar en
cualquier momento. Por esa misma razón, me apresuré a través
de mi ducha y rápidamente me vestí con un vestido largo con
escote alto. Incluso si prefería mantener la mayor parte de mi
cuerpo cubierto, hacía demasiado calor para usar algo de manga
larga. Mis ojos fueron atraídos hacia la ventana detrás de la
bañera de hidromasaje y el cielo azul afuera. Por lo visto, iba a
ser otro día caluroso en Las Vegas. Los aspersores de los jardines
arrojaban agua. Supuse que no había otra manera de mantener
la hierba tan bellamente verde.
Después de eso, me ocupé de guardar mi ropa en los cajones que
Nino debió haber limpiado en el vestidor. Cuando terminé, vacilé,
sin estar segura de cómo proceder. Tenía hambre y no podía
quedarme en la habitación todo el día, pero la mansión todavía
no se sentía como estar en casa. No estaba segura de si alguna
vez lo haría, así que caminar por mi cuenta se sentía como si
estuviera entrometiéndome.
Con el tiempo, mi hambre me llevó afuera. Estaba tranquilo en
esta parte de la casa, lo cual no era sorprendente considerando su
tamaño. Nino estaba probablemente en el ala principal con sus
hermanos. No estaba realmente triste por no haberme
despertado cuando salió de la habitación esta mañana. Estaba
acostumbrada a estar solo la mayor parte del tiempo y prefería la
soledad a la compañía de personas.
Bajé a la sala de estar más pequeña en el ala de Nino y me
detuve en el último paso. Allí, junto a las ventanas francesas,
había un hermoso piano Steinway D. No pude hacer nada más
que mirar. Bajé el último paso y me acerqué al instrumento casi
con miedo. ¿Cómo logró Nino traerlo aquí tan rápido? Pero esto
era Las Vegas y él era un Falcone, por lo que probablemente
tenía sus maneras. La pregunta más importante era ¿por qué me
compró esto?
Por supuesto, le dije que me encantaba tocar, pero no era como si
necesitara hacer un esfuerzo para ganarme. Ya estábamos
casados, y estaba atada a él para siempre. Si a alguien se le
exigía complacer a alguien, entonces era yo como esposa. Y hasta
ahora, había fallado miserablemente.
Me hundí en el banco de cuero negro, dejando que mis dedos se
deslizaran con reverencia sobre las suaves teclas en blanco y
negro, y luego comencé a tocar, pero para mi sorpresa no era la
canción en la que había estado trabajando en los últimos meses.
Era algo completamente nuevo, una melodía que ni siquiera
había conocido estaba en mí, pero cuando mis dedos se movieron
sobre las teclas, tomó forma. Lentamente, el nudo alrededor de
mi pecho se aflojó, y me di cuenta de que las notas eran mis
emociones en forma de música.
El sonido era embrujado y espantoso, las notas se perseguían
unas a otras, eran rápidas y erráticas y luego se desaceleraban
casi abruptamente. El tumulto y el miedo, la resignación y el
desafío, y debajo de todo eso, un dolor subyacente que no podía
sacudir. No pude dejar de tocar, incluso cuando empecé de nuevo
la melodía, la reformé, pero la emoción se mantuvo y llenó la sala
y yo. Por un momento, me sentí como en casa, casi en paz.
"Veo que descubriste tu piano", dijo Nino, y mis dedos se clavaron
en las teclas, haciendo que el hermoso instrumento gritara casi
enojado.
CAPÍTULO 11

KIARA

Mis ojos se movieron a mi izquierda, donde estaba Nino,


mirándome con leve curiosidad. Estaba vestido con pantalones
negros y una camiseta negra ajustada que exponía sus brazos
tatuados. Su cabello estaba recogido en una cola de caballo muy
corta.
Me sonrojé y rápidamente me puse de pie. "Lo siento. Debería
haber preguntado antes de empezar a tocar. Ni siquiera sé si se
me permite ".
Nino frunció el ceño y se acercó más y no se detuvo a pesar de mi
creciente tensión Se apoyó contra el piano, cerca pero aún a más
de un brazo de distancia. Sus ojos me escanearon de pies a
cabeza, y me obligué a quedarme quieta, permitiéndole su
evaluación. Era su privilegio. Finalmente, sus ojos se encontraron
con los míos. "¿Por qué no se te permitiría tocar el piano?"
Preguntó "Lo conseguí para ti y está destinado a ser tocado".
"Gracias", dije en voz baja. "No tenías que hacer esto. Es
demasiado caro ".
La boca de Nino se torció en la diversión oscura. "No tenía, pero
quería, y el dinero no es un problema, Kiara. Tenemos más de lo
que podríamos gastar".
Miré las teclas y las cepillé con la punta de los dedos.
"Toca esa canción otra vez", dijo Nino.
"Sólo empecé a trabajar en ello hoy. Aún no está lista". No
mencioné que nunca había estado feliz con una canción que había
creado y evitaba tocar delante de otros, si era posible. La música
era emocional para mí. Ponerme al descubierto ante otras
personas así nunca había parecido sabio.
"Tócalo", ordenó Nino.
Mis ojos volaron hasta su cara. Su expresión era imperativa pero
no cruel. Me hundí de nuevo en el banco, respirando
profundamente, y apoyé los dedos en las primeras notas.
Cerré los ojos porque con la intensa mirada de Nino en mí, no
podía concentrarme. Entonces empecé a tocar, y la melodía cobró
vida, fluyó a mi alrededor, evolucionó a medida que añadía
algunas notas más.
La última nota había muerto hacía mucho cuando me atreví a
abrir los ojos. Nino me miró, y el calor subió a mis mejillas. "No
está bien, te lo dije, pero ..."
Nino se inclinó y contuve la respiración. "No te menosprecies.
Ahora eres una Falcone".
Parpadeé y asentí. Me había dejado menospreciar toda mi vida
por otros y por mí misma. Giulia me había dicho lo mismo antes,
pero ninguna de sus palabras había tenido efecto. Al mirar el
rostro hermosamente frío de Nino y ver el dominio en sus ojos,
parecía imposible no tomar en serio sus palabras.
Cuando quedó claro que Nino esperaba una respuesta, dije: "Está
bien".
Sacudió ligeramente la cabeza, pero no estaba segura de lo que
significaba. Se enderezó. "Tengo que irme para reunirme con el
propietario de nuestro club de lucha, Roger 's Arena, ahora.
Puedes pasar el día como quieras. Eres libre de caminar por las
instalaciones y la mansión, pero como dije, no vayas al ala de
Remo ". Remo probablemente tenía a una mujer pobre encerrada
en un calabozo allí. Me estremecí. “¿Estaré aquí sola?” Pregunté.
Nino negó con la cabeza. "Savio se quedará contigo". El alivio me
inundó cuando me di cuenta de que el Capo de la Camorra no
estaba en servicio de niñera, incluso si el Falcone más joven
también me ponía nerviosa. Después del incidente vergonzoso de
ayer, realmente no estaba ansioso por conocer a ninguno de los
hermanos Falcone.
“Si quieres salir de la casa, dile a Savio y él te llevará a donde
quieras ir. Mañana, tendré tiempo para mostrarte las Vegas.”
Esperó una respuesta, así que asentí.
Él le devolvió un breve asentimiento antes de irse.
Me quedé mirando su espalda, estupefacta.
Por un momento, vacilé entre volver a sentarme al piano e ir a
buscar algo para comer, pero luego mi estómago retumbó
ganando esa lucha. Me dirigí por el corredor de conexión en la
parte principal de la casa. Todavía estaba tranquilo, pero cuando
me acerqué a la cocina, pude escuchar una voz masculina.
Cuando me detuve frente a la puerta, reconocí la voz de Savio.
"Estoy atrapado aquí cuidando niños. Vendré cuando Adamo
tome el mando cuando salga de la escuela ".
Estaba a punto de darme la vuelta y regresar al ala de Nino a
pesar de mi hambre, cuando la puerta se abrió. Traté de tropezar
hacia atrás, pero todavía conseguí que me golpearan en el
hombro, aterrizando en mi trasero. Jadeé por la aguda punzada y
luego me sonrojé de vergüenza cuando encontré a Savio
mirándome con los ojos entrecerrados.
Desde mi posición en el suelo, se veía aún más alto, lo que no
ayudó con mi ansiedad.
"¿Escuchaste a escondidas? ¿Nunca has oído hablar de la
privacidad? ”, Murmuró. Se metió el teléfono en el bolsillo y luego
se inclinó sobre mí, y me estremecí. Se quedó inmóvil, sus ojos se
ensancharon un momento antes de controlar su expresión. Era
casi tan bueno como Nino. "Dios mío, no iba a tentarte, mujer".
Le tendió la mano. “Detén la cobardía y toma mi mano”.
Lo hice, y él me ayudó a levantarme y luego me soltó. Me alisé
rápidamente el vestido, nerviosa. "Lo siento. "No quise escuchar
a escondidas, y lamento que tengas que jugar a la niñera cuando
obviamente tienes mejores cosas que hacer".
Savio se encogió de hombros. "Nino me pidió que lo hiciera, y tú
estás indefensa".
Indefensa. Sonaba casi disgustado cuando lo dijo. No estaba
segura de cómo reaccionar, así que dije: "Iba a hacer el desayuno.
¿Tú también quieres algo? Savio resopló. "Buena suerte. No hay
comida en la nevera, solo cerveza. Nino es prácticamente el único
que recuerda comprar comida, y ha estado ocupado estos últimos
días."
"Oh," dije.
Savio suspiró, pasando una mano por su cabello oscuro. Era más
corto que el de Nino y un poco más oscuro. "Vamos a tomar algo
para comer. Podemos hacer un desvío rápido para que pueda
consultar a uno de nuestros soldados que tiene problemas con los
vándalos".
Mis ojos se agrandaron. Como Nino, Savio me habló de negocios.
En su mayoría era mal visto involucrar a las mujeres en
cualquier tipo de negocio, incluso mencionarlo a su alrededor, en
la Famiglia. "No tenemos que salir", dijo, evaluando mi
expresión. "Pero luego tendrás que andar sin comer".
"No es por eso que me sorprendí. No estoy acostumbrada a
escuchar sobre negocios".
Savio se encogió de hombros. "Es lo que mis hermanos y yo
estamos haciendo todo el día, por lo que es un tema constante por
aquí. Excepto por Adamo, cuya actividad principal es el mal
humor".
Me reí. Savio me miró como si estuviera tratando de entenderme.
"Puedes salir y esperar en el camino de entrada. Agarraré
algunas armas más y luego podremos salir".
¿Algunas armas más? Él ya tenía una funda atada alrededor de
su pecho, que sostenía una pistola y un cuchillo, pero no era mi
lugar para comentar, así que salí. Estaba cálido y soleado. Varios
autos estaban estacionados en el camino de entrada; uno de ellos
era un Ferrari en un tono de cobre metálico, que brillaba a la luz
del sol. Mis ojos fueron atraídos hacia lo que debió haber sido una
fuente de mármol una vez. Ahora los restos de una estatua rotos
yacían en un montón en medio.
Savio corrió afuera. Se puso una chaqueta de cuero negra,
probablemente para esconder sus armas, y señaló con la cabeza
hacia el Ferrari metálico. Por supuesto. Lo seguí hacia el auto y
subí. Salté cuando el motor cobró vida como una bestia que se
levantó de Tartarus. Savio condujo el coche por el largo camino y
atravesó la puerta. "¿Por qué está rota la fuente?"
"Era el orgullo y la alegría de nuestro padre. La mandó a hacer a
Italia y lo trajo aquí. Cuando mis hermanos y yo regresamos,
después de que llegáramos al poder, Remo lo destrozó con un
martillo."
Podía imaginármelo en mi mente, Remo manejando ese martillo
como un loco.
"¿No intentaste detenerlo?"
"No hay nada que detenga a Remo cuando él es asesino", dijo
Savio mientras nos condujo por un camino ancho con casinos y
hoteles más pequeños a ambos lados. "Odiamos a nuestro padre.
Estábamos ocupados quemando la pintura de él y de nuestra
madre.
Su voz tenía tensión y decidí cambiar el tema. "No estás tratando
de mezclarte, ¿verdad?", Le pregunté, señalando su auto.
Savio puso los ojos en blanco. "Con un nombre como Falcone y
con este tatuaje..." movió su brazo, así que le eché un vistazo a su
antebrazo tatuado con un ojo y una cuchilla "...no hay manera en
el infierno de poder mezclarme por aquí. ¿Y por qué querría? Mis
hermanos y yo hemos devuelto el honor a la Camorra. Estoy
orgulloso de quién soy, de lo que soy, ¿por qué querría ocultarlo?"
Asentí. Era un concepto extraño para mí. La mayor parte de mi
vida traté de mezclarme, traté de ocultarme.
"Es un poco extraño que seas mi niñera aunque soy dos años
mayor que tú, ¿no crees?"
La expresión de Savio se endureció. "La edad no importa. He sido
camorrista durante casi cuatro años. He luchado en la jaula. He
matado y torturado. Soy capaz de defenderte y a mí mismo, y no
tengo reparos en hacerlo".
“¿Cuatro años?” Pregunté con incredulidad. "Pero eso significa
que solo tenías trece años en ese entonces".
Él asintió. "Quería ser camorrista, y mis hermanos me
necesitaban".
"¿Qué pasa con Adamo? ¿Ya lo han inducido?
La boca de Savio se adelgazó. "No. Remo cree que es mejor
esperar hasta que cumpla los catorce años, así que tiene algo de
tiempo para sacarse la cabeza del culo".
Savio detuvo el auto en la acera frente a un café y luego salió sin
otra palabra. Rápidamente salí también e inmediatamente me di
cuenta de que el Savio en la mansión o en el auto no era el Savio
que el mundo exterior podía ver. Su expresión se había
endurecido, no tan cruel como la de Remo y no tan fría como la de
Nino, pero lo suficiente para enviar un escalofrío por mi espalda
Ya no parecía como un adolescente. Parecía un hombre.
Me sorprendió cuando se acercó más. Le di una mirada curiosa.
"Se supone que debo protegerte. No voy a ser quien reciba una
patada en el trasero por Nino porque algo te pasó."
Dudaba que a Nino le importara. Tal vez estaría disgustado
porque su posesión había sido dañada o tal vez incluso
preocupado de que pusiera en peligro la tregua con la Famiglia.
"Pensé que Las Vegas estaba a salvo".
"Lo está", dijo Savio, sus ojos recorriendo la acera y la calle. Los
pocos transeúntes parecían turistas, a pesar de que no estábamos
cerca de la Franja. "Pero desde que el Outfit atacó, somos más
cuidadosos".
Tenía sentido. Ser atacado en tu propio territorio debe haber sido
un duro golpe. Savio me indicó que lo siguiera hacia el café, y
traté de estar cerca de él. No me puso tan nerviosa como Remo, lo
cual fue un alivio. Mantuvo la puerta abierta para mí y entré. El
barista que estaba detrás del mostrador me sonrió, pero se calló
cuando entró Savio.
Se dirigió hacia el mostrador. Después de que pedimos café para
llevar y unos cuantos donuts, nos movimos para esperar nuestro
pedido. Las manos del barista temblaban tanto que seguía
derramando leche Sus ojos seguían revoloteando hacia Savio y
ocasionalmente a mí. No pude evitar sentirme mal.
"¿Todos los que están por aquí tienen miedo de ti y de tus
hermanos?", Pregunté cuando estábamos en nuestro camino de
regreso al auto. Tomé un sorbo de mi café, mirando a Savio. “No
todos, no. Su hermano nos debe dinero. Recibió la visita de
Fabiano recientemente. Por eso está así."
En el momento en que me abroché el cinturón, Savio apartó el
auto de la acera. Dirigió torpemente el automóvil con su taza
encajada entre sus piernas porque no había portavasos.
Tomé un sorbo y luego levanté la caja con las rosquillas. "¿Comer
en tu auto fuera de los límites?"
"No, Dame uno con glaseado de limón. La gente de la limpieza
puede deshacerse de las migajas ".
Le di uno de los donuts y saqué uno para mí. Le di un mordisco y
nos quedamos en silencio. Lo miré de nuevo.
"¿Qué?" Murmuró.
“Cambiaste cuando estábamos afuera.” Savio me miró fijamente.
“Nosotros, los Falcone, necesitamos mostrar una cierta imagen
afuera. Incluso Adamo lo sabe. Deberías recordarlo también."
"¿Yo?" Pregunté, sorprendida.
"Ahora eres una Falcone, ¿verdad?"
Asentí. "Sí. Tienes razón." Una Falcone. Tomaría mucho tiempo
aceptar el hecho de que formaba parte de la familia más notoria
de los Estados Unidos. Savio estacionado. "Tengo que manejar
algunos negocios, pero tienes que venir".
Rápidamente vacié mi café y seguí a Savio. Estábamos frente a
un restaurante italiano llamado Capri. “Como dije, este
restaurante pertenece a uno de nuestros soldados. Su hijo es un
amigo y también un soldado”.
Esta vez, cuando entramos en el sombrío restaurante, las
reacciones fueron muy diferentes. Sin miedo ni manos
temblando. El restaurante no había abierto todavía. Dos hombres
de la edad de Savio y dos hombres mayores estaban sentados
alrededor de una mesa y discutían sobre algo. Todos nos miraron
en el momento en que entramos Ellos asintieron con la cabeza a
Savio, pero luego sus ojos estaban pegados a mí. Incómoda bajo
su escrutinio, tuve que luchar contra la necesidad de bajar mi
mirada, recordando las palabras de Savio.
Caminó hacia los hombres y yo seguí un par de pasos atrás, sin
saber si se suponía que debía quedarme a su lado cuando pronto
tendría que hablar de negocios. Los chicos más jóvenes se
levantaron. Ambos abrazaron a Savio y aplaudieron su hombro.
Entonces el alto y voluminoso soltó un silbido bajo. "Buena
captura, Savio. ¿Nueva niña para la semana?
Savio miró hacia mí, y pude sentir mis mejillas calentarse.
Cuando se volvió hacia los hombres, su sonrisa se había
debilitado. "Ella es la esposa de Nino".
Siguió un incómodo silencio, y el chico voluminoso se sonrojó, lo
que pareció divertir a Savio si el movimiento de su boca era una
indicación. Uno de los hombres mayores se puso de pie y golpeó al
adolescente en la parte posterior de la cabeza. "¡Discúlpate ahora,
Diego!"
"No quise decir ninguna falta de respeto", murmuró Diego.
"Menos mal que Nino no está aquí", dijo Savio encogiéndose de
hombros. "Es un bastardo posesivo".
¿Lo era Nino? O era esa parte de la apariencia externa que los
Falcones querían presentar. No estaba segura. No conocía a
Nino.
"¿Por qué no te unes a nosotros? Estoy seguro de que nuestro
cocinero puede prepararles una comida rápida ", dijo el hombre
mayor. Él y Diego compartían los mismos rasgos faciales afilados,
padre e hijo, asumí.
Savio inclinó su cabeza en acuerdo y se dejó caer en una de las
sillas y luego empujó la que estaba a su lado para que me
sentara. Me senté, contenta de que los hombres ahora trataran
deliberadamente de evitar mirarme, aunque eso también se
sentía raro.
"Ve a la cocina y diles que tenemos invitados, Diego", dijo el
padre.
Cuando Diego regresó, ya no se veía tan conmocionado y
finalmente superó su sorpresa inicial. "¿Así que usted es la prima
del Vice?"
Ahora me prestaban toda su atención.
"Lo soy, pero Luca tiene muchos primos".
"¿Cómo es él?", Preguntó Diego. Su padre lo miró, y Savio puso
los ojos en blanco.
"Es un capo fuerte. Sin piedad y muy respetado".
"Nadie es más fuerte que nuestro Capo", dijo Diego, y todos los
hombres asintieron. Los ojos de Savio se iluminaron con orgullo.
Asentí porque se esperaba de mí. No estaba segura de quién era
más fuerte, Remo o Luca. Remo tenía la ventaja de tener tres
hermanos a su lado, incluso si Adamo aún no había sido aceptado
"Estoy aquí para discutir el ataque a tu otro restaurante,
Daniele. ¿Tienes alguna pista sobre quién lo hizo?"
"No lo sé. Hace unos años, habría dicho el Bratva, pero como los
expulsaste de la ciudad, parece poco probable."
"Tal vez estén pensando en regresar", sugirió Diego.
"Que lo intenten", dijo Savio con fiereza. "Los mataremos a
todos".
La puerta de la cocina se abrió de nuevo. Una mujer regordeta y
una niña de alrededor de trece o catorce años con cabello largo y
oscuro y asombrosos ojos de oliva llegaron a través de ella, cada
una llevando una bandeja con pasteles, pan y queso. La niña era
un poco marimacho, y sus ojos se estrecharon cuando me vio. Ella
dejó la bandeja en el centro de la mesa.
"¿Quién es esta?", Preguntó con curiosidad, asintiendo en mi
dirección.
La mujer hizo un ruido de silencio.
"Soy Kiara, la esposa de Nino", le dije, y ella se relajó. Sus ojos se
dirigieron a Savio, y supe por qué había sido cautelosa conmigo.
"Entonces, Savio", dijo ella. "¿Cuándo vas a pelear conmigo como
prometiste?"
"Nunca prometí nada", dijo Savio con una sonrisa.
"Gemma, deja de molestarlo. Savio no tiene tiempo para jugar
con niñas molestas ", murmuró Diego.
Ella se inclinó sobre la mesa y le dio un puñetazo en el hombro.
Intentó agarrarla, pero ella se fue corriendo antes de que
pudiera, sacándole la lengua. Luego, con una última sonrisa en
Savio, se deslizó por la puerta de la cocina. Me sentí aliviada al
ver que no todos en Las Vegas estaban aterrorizados por los
Falcone.
Cuando regresamos a la mansión a primera hora de la tarde,
estaba más relajada de lo que había estado en semanas.
"Gracias por pasar el día conmigo", le dije cuando entramos a la
sala de estar.
Savio me dio una mirada extraña. "No es como si fuera mi
elección, pero eres mucho menos molesta que la mayoría de las
mujeres".
Mis cejas se alzaron. "Umm, ¿gracias?"
Él asintió con la cabeza hacia Adamo, quien estaba encorvado en
el sofá, con los auriculares puestos en sus orejas, jugando un
videojuego. "Es su turno ahora".
Con eso se marchó, dejándome allí de pie. Me sentí como la
molesta hermanita que pasó de un hermano mayor al siguiente,
lo cual era una estupidez ya que ambos eran más jóvenes que yo.
Adamo levantó uno de sus auriculares. "¿Quieres unirte a mí?"
Miré la pantalla. Estaba jugando un juego de carreras. Nunca
había jugado a un videojuego porque mi tío y mi tía no tenían
consolas y no creía que fuera algo que disfrutara. Asentí de todos
modos y me senté frente a Adamo. Hasta ahora, apenas había
hablado con el Falcone más joven. Era el más accesible de todos,
casi normal, excepto por el hecho de que una pistola descansaba a
su lado en el sofá.
Bajó los auriculares. Su pelo castaño rizado era un desastre sin
esperanza. No pensé que se molestara en cepillarlo después de
levantarse esta mañana "Espero que Savio no fuera un gilipollas.
Si lo era, no te preocupes. Es su modo de ir."
"Fue agradable", le dije. Adamo me dirigió una mirada dudosa,
sus ojos marrones eran mucho más amables que los de sus
hermanos. "¿Alguna vez has jugado a este juego?"
"Nunca he jugado a ningún tipo de juego".
Sus ojos se agrandaron. "Mierda. ¿De verdad? ”
Sonreí. "Supongo que es algo que no debería perderse".
"Mejor siéntate a mi lado para poder explicarte el controlador".
Me levanté y Adamo puso el arma en la mesa frente a él para que
tuviera espacio para sentarme. Por un momento, vacilé. Adamo
hizo una mueca. "No debes tener miedo de mí".
Me dejé caer más cerca de lo que lo hubiera hecho con cualquiera
de sus hermanos. Adamo era un niño, incluso si él era más alto
que yo. Mee tendió el mando. Lo agarré con una sonrisa honesta.
"Me temo que tendrás que comenzar con lo básico. Estoy
completamente despistada".
" Es fácil ", prometió con una sonrisa propia. Señaló los botones y
los explicó pacientemente.
No fue una gran sorpresa que fuera absolutamente horrible.
Constantemente chocaba mi auto contra la pared.
Cuando Nino llegó a casa más tarde, la cara de Adamo estaba
roja por reírse de mi falta de habilidades de videojuegos.
La fría mirada de Nino se movió entre su hermano y yo.
"¿Divirtiéndote?"
Asentí, pero pronto mi sonrisa disminuyó. Nino todavía me ponía
nerviosa por su frialdad distante. No tenía forma de adivinar qué
estaba pasando en su cabeza. Me sorprendió cuando vino hacia
nosotros y se sentó a mi lado. Me miró por un momento más
antes de decir: "Si quieres, puedo encargarme".
Le tendí el control y lo tomó, con las yemas de los dedos rozando
mi piel. Me estremecí ligeramente en el contacto. Nino se echó
hacia atrás, con el control en la mano, pero él me miró un
momento por un breve momento. No fue por enojo, lo sabía ahora.
Él estaba tratando de darme sentido.
Adamo no parecía muy contento de tener que jugar con Nino. No
les tomó mucho tiempo estar en una batalla seria, incluidos los
comentarios sarcásticos de Nino y las maldiciones fervientes de
Adamo.
Una pequeña sonrisa tiró de mis labios. Mis hermanos y yo
nunca habíamos estado cerca. Fue bueno ver que a pesar de todo,
los hermanos Falcone habían logrado mantenerse como una
familia. Solo deseaba encontrar una manera de sentirme parte de
ella.
CAPÍTULO 12

NINO

Al igual que tuve todos los días, me levanté a las seis de la


mañana y agarré mis bañadores. Kiara se movió detrás de mí, así
que me mudé al baño para cambiarme. Llevaba calzoncillos en la
noche para su beneficio, y parecía haber disminuido su ansiedad
a mi alrededor. Ella todavía estaba cautelosa en la cama
conmigo. No estaba seguro de por qué pensaba que la cama era
un lugar particularmente peligroso. Si quisiera follarla, igual
podría hacerlo en la sala o en cualquier otra habitación de la
casa.
Al regresar a la habitación, Kiara estaba apoyada contra la
cabecera, las cobijas se juntaban alrededor de su cintura, su
cabello oscuro sobresalía por todas partes. Sus delgados hombros
y brazos estaban en exhibición, y su delgado camisón hacía poco
para ocultar el contorno de sus pezones. Mi cuerpo
definitivamente quería reclamarla, pero me habría dado poca
satisfacción tener su cuerpo lloroso y aterrorizado debajo del mío.
"Buenos días", dijo en voz un poco más profunda, lo que se sumó
a su atractivo sexual. Podía sentir una agitación traidora en mi
polla pero la reprimí rápidamente.
"Me dirijo a mi baño matutino. Una vez que termine, podemos
irnos. Quiero mostrarte la ciudad como prometí, y temprano en la
mañana hay menos gente".
Ella asintió. "Me prepararé." Mis ojos se detuvieron en la
hinchazón de sus pechos. Luego me di la vuelta y me fui. El agua
fría me haría bien.

Ella estaba tranquila a mi lado mientras yo nos llevaba por el


Strip. Era donde debían comenzar todas las giras de Las Vegas,
pero mis lugares favoritos estaban en la periferia, especialmente
en los cañones y arroyos. Los ojos de Kiara se vieron atraídos por
los espectaculares hoteles que bordean la calle en ambos lados,
pero no parecía tan impresionada "¿No disfrutas del paseo?"
Pregunté.
Ella negó con la cabeza rápidamente. "Es fascinante, pero no soy
del tipo de ciudad. Prefiero los paisajes y la tranquilidad".
"Entonces cambiaremos nuestros planes". Giré el auto y salí de
los límites de la ciudad hacia el Red Rock Canyon.
Los ojos de Kiara se agrandaron cuando las brillantes
formaciones de rocas rojas se levantaron a nuestro alrededor
"Este es un lugar que me gusta visitar cuando tengo ganas de
escalar en roca".
"¿Escalas?", Preguntó.
“Camino y troto. Es un buen ejercicio con la ventaja añadida de
estar en la naturaleza ". Nos guié por el camino panorámico, pero
al final me detuve en un puesto de observación. Kiara y yo
salimos y nos sentamos en uno de los bancos allí. Ella estaba en
silencio mientras contemplaba las montañas multicolores que nos
rodeaban. Su expresión era tan tranquila como cuando tocaba el
piano. Sin miedo ni tensión ni preocupación.
"Hermoso", susurró ella.
"Lo es", estuve de acuerdo, mirándola directamente.
Ella se volvió hacia mí y sonrió. "Gracias por traerme aquí. Lo
prefiero a la ciudad".
"Vengo tan a menudo como puedo, lo cual no es muy frecuente.
Ahora que estamos a punto de atacar al Outfit, habrá incluso
menos tiempo. Siempre hay una lucha para ganar, un enemigo
para cazar o una ciudad para ganar o defender".
Ella frunció los labios. "¿No es cansador pelear todo el tiempo?
Luchaste durante años para recuperar tu territorio, ¿verdad?"
"Lo hicimos. Después de que nuestro medio hermano mató a
nuestro padre, Las Vegas estaba en ruinas. Sin un Capo fuerte,
todos los Underboss en el Oeste decidieron hacer lo que querían.
No siguieron el liderazgo de Las Vegas porque había un nuevo
capo en la ciudad cada pocos meses."
"¿Cuánto tiempo has estado en el poder?"
"Casi cinco años, pero Remo está en el poder. Soy su Consigliere."
Kiara negó con la cabeza, jugando con la delgada tela de su
vestido distraídamente. "Ustedes gobiernan juntos. Lo hacen todo
juntos".
"Remo sigue siendo Capo, y eso es bueno. Está destinado a
gobernar". Ella volvió a preocuparse por su labio inferior. Alcancé
la mano que descansaba sobre su muslo y presioné mi pulgar
contra su muñeca. Su pulso no era lo suficientemente rápido para
el miedo.
Sus cejas formaron una V mientras miraba mi dedo contra su
muñeca y luego a mi cara. "¿No tendría más sentido que alguien
maneje la Camorra que no permita que las emociones dominen la
lógica?"
"No. Nuestros soldados admiran a Remo. Su feroz brutalidad, su
ira incontrolada y su lealtad apasionada ... eso es algo que buscan
en un líder. No lógica. Los humanos no quieren la lógica. Quieren
sentimientos."
"Supongo."

KIARA

Me desperté de una pesadilla y me di cuenta de que estaba sola


en la cama. Mis dedos buscaron mi mesita de noche en busca de
mi teléfono hasta que finalmente la pantalla se iluminó bajo mi
toque. Eran las dos de la mañana. Confundido, me senté. Nino
siempre se acostaba conmigo así que ¿dónde estaba? Desde
nuestro recorrido por el Red Rock Canyon hace dos días, solo lo
había visto en la cena todas las noches, donde pedíamos pizza o
pasta. Aparte de comer juntos, pasaba mis días sola en la
biblioteca mientras mis niñeras, Savio o Adamo, se quedaban en
algún lugar de la casa.
Ahora bien despierta, decidí ir a la cocina para tomar algo para
beber y tal vez una manzana. Dudaba que la cocina hubiera sido
usada antes. Todas estas tardes que ordenaban comida para
llevar habían reducido seriamente mi ingesta de frutas y
verduras y tenía hambre a pesar de la hora tardía Me puse un
albornoz y salí de nuestra habitación y luego continué escaleras
abajo. La puerta del corredor de conexión estaba cerrada, lo cual
era extraño, pero la abrí en silencio, con cuidado de no despertar
a nadie. Me dirigí por el pasillo de conexión y entré en la cocina,
donde agarré un vaso de agua y una manzana. Entonces empecé
a regresar a nuestra habitación.
Un extraño ruido me hizo detenerme brevemente. No pude
ubicarlo. A través de la oscuridad, lentamente me arrastré en la
dirección del sonido. Una tenue luz de la sala de juegos se filtró
en el pasillo. Tal vez Adamo estaba jugando un juego. Parecía no
estar haciendo nada más cuando estaba en casa.
Salí del oscuro pasillo y me congelé, mi cuerpo se detuvo con el
shock. Mi cerebro tardó un segundo en comprender lo que estaba
pasando. Remo tenía una mujer inclinada sobre la mesa de billar,
sujetándola por el cuello, mientras él la golpeaba por detrás. Ella
gimió ruidosamente a pesar de que su mejilla estaba presionada
contra la mesa. En el otro extremo de la habitación, una mujer
estaba arrodillada frente a Savio, con la mano sobre su cabello
rubio, guiando sus movimientos.
El vaso se resbaló de mi mano y se rompió a mis pies cuando el
pánico llenó mi cuerpo. Los ojos de Savio y Remo se centraron en
mí. Intenté dar vueltas y correr, pero mis pies se deslizaron sobre
el agua derramada, y aterricé en mi trasero. El dolor cortó mi
muslo, una quemadura aguda que me detuvo la respiración pero
no mi cuerpo.
Poniéndome en pie, me fui corriendo, mis pies descalzos
deslizándose mientras luchaba por mantener el equilibrio. Mis
respiraciones se volvieron cortas, mi visión se volvió negra en las
esquinas. Casi no podía respirar por el miedo mientras corría
hacia el dormitorio principal y cerraba la puerta. Entonces me
tropecé en el baño. Por un momento estuve segura de que
vomitaría, pero después de salpicarme agua en la cara, cesaron
las náuseas. No pude evitar la sensación de estar sucia. Sabía
que solo estaba en mi mente, lo que reunió los recuerdos que
atormentaban mis noches.
Una punzada aguda en mi muslo interno llamó mi atención
momentáneamente, y miré hacia abajo. La sangre corría por mi
pierna. Riachuelos rojos se deslizaban por mi piel.
Comencé a temblar, más recuerdos horribles resurgiendo y
arañando mi pecho.
Lentamente, levanté mi camisón para encontrar un pedazo de
vidrio en la parte superior del muslo. Agarré el fregadero. La
sangre cubrió mis piernas como hace tantos años. Seguí
imaginando a Remo y Savio con estas mujeres.
Temblando, incapaz de pararme, me hundí en el suelo.
El sonido de la puerta de la habitación se rompió abierta en mi
mente nublada, y luego dos fuertes piernas masculinas se
enfocaron. Entró Nino, vestido sólo con calzoncillos. "Kiara?"

NINO
Savio irrumpió en la habitación de invitados sin tocar la puerta,
subiéndose los pantalones en el proceso. Me detuve y la puta de
rodillas que tenía delante de mí lanzó una mirada por encima del
hombro.
"¿Qué pasa?", Le pregunté.
"Tu chica entró con nosotros follando a las putas. Ella se asustó."
"Mierda. ¿No te dije que te metieras en la habitación?"
"Estábamos en una habitación. ¿Y por qué tendríamos que
escondernos en nuestra propia casa?" Savio murmuró.
Me saqué del culo de la puta, agarré mis calzoncillos y me los
puse antes de seguir a Savio a la sala de estar.
Remo dejó de follar a su puta cuando me vio. "Te quedas así. No
he terminado contigo ", gruñó mientras soltaba el cuello de la
mujer, se apartó de ella y se acercó a mí, sin molestarse en
cubrirse.
Fragmentos y agua, así como sangre, cubrían el suelo. Sin
embargo, no había mucha sangre para haber sido algo serio.
"¿Qué pasó aquí?"
"Ella entró en pánico, se cayó y se cortó", dijo Remo. "Necesitas
controlarla."
Lo dejé allí de pie y me dirigí al dormitorio principal, pero
encontré la puerta cerrada “¿Kiara?”
No hubo respuesta. No estaba segura de lo mal que ella misma se
había lastimado. Un fragmento de vidrio podría causar lesiones
graves dependiendo de dónde se corte. La cantidad de sangre en
el suelo no me había dado motivos para preocuparme, pero si
hubiera quitado el vaso sin verificar su posición, podría sangrar
en unos minutos.
Cuando ella no respondió después de otro golpe más fuerte, pateé
la puerta y entré. La habitación estaba vacía, así que continué
hacia el baño. Las manchas de sangre cubrían el mármol color
crema, y Kiara estaba sentada en el suelo, mirándose a sí misma.
Me acerqué más. "¿Kiara?"
Había visto una mirada similar en su cara en nuestra noche de
bodas. Su pasado la mantenía en su implacable agarre una vez
más. La sangre cubría el interior de su pierna, pero su camisón
ocultaba la fuente de mi vista. Sabía que ella no manejaría bien
mi toque, pero no podía molestarme en tener eso en cuenta
cuando tenía una herida que necesitaba ser tratada.
Me incliné sobre ella y la levanté. Se tensó e hizo un pequeño
sonido en la parte posterior de su garganta, pero no reaccionó de
otra manera. La levanté sobre la superficie de mármol del
fregadero.
"Kiara, mírame", ordené firmemente, y ella levantó los ojos para
encontrarse con los míos. Ella no estaba tan lejos como en
nuestra noche de bodas, pero no estaba seguro de lo que había
causado su episodio. La vista de mis hermanos golpeando a sus
putas, la sangre en sus piernas, o una combinación de las dos.
"Necesito echar un vistazo a tu herida". Ella parpadeó y luego
hizo un pequeño asentimiento, pero no estaba seguro de si
realmente había registrado lo que dije. Sus rizos oscuros se
pegaron a su frente sudorosa. Metí la mano en el cajón y saqué
un botiquín de primeros auxilios, luego agarré un paño, lo
empapé con agua fría y limpié la cara de Kiara con él. Ella se
estremeció, pero su mirada se centró más. Dejé caer la toalla y
alcancé el dobladillo de su camisón. Ella se agarró y su
respiración cambió. Temor.
Busqué en su cara. Ella me miraba con los ojos muy abiertos, su
pecho subiendo y bajando rápido. Sin embargo, ella no me detuvo.
Empujé la tela hacia arriba hasta que se amontonó alrededor de
su pelvis. Pude ver la parte superior de un fragmento de vidrio,
pero con las piernas juntas no pude verlo bien. Puse mis manos
en sus rodillas y presioné. Ella se resistió. Podría haberlos
separado, pero esa parecía una elección imprudente dado su
pasado.
"Kiara", dije firmemente. "Necesito echarle un vistazo a esto".
Los músculos de sus piernas se suavizaron bajo mis palmas, y
finalmente pude separar sus piernas, revelando bragas de encaje
blancas y un fragmento que sobresalía de la piel sensible de ella
muslo interior superior. "Inclínate un poco hacia atrás". Lo hizo y
yo apoyé su pierna lesionada hacia un lado, abriéndola.
Ella contuvo el aliento.
"Relájate. Cuidaré de tu herida, eso es todo, Kiara."
"Lo sé," susurró ella.
Me desinfecté las manos. El fragmento no estaba muy profundo
de lo que parecía, pero tenía que sentirlo para asegurarme. "Esto
podría doler un poco", advertí antes de sentir el área alrededor
del fragmento con la punta de mis dedos. Ella se estremeció
violentamente, gimiendo. Levanté la vista y vi lágrimas en sus
ojos.
Ella era muy sensible al dolor. En su mayoría traté con mis
hermanos o con Fabiano cuando traté heridas, por lo que no
había tomado en consideración su reacción. No teníamos ningún
spray adormecedor, y Tylenol no ayudaría con el dolor inmediato.
"Kiara, necesito quitar el fragmento. Será doloroso. Lo haré
rápido". Aún no le dije que todavía tendría que coser la herida.
Más malas noticias después de la lesión inicial. Ella tragó y luego
asintió un poco. Agarré el borde del fragmento con mis dedos y
rodeé con mi mano libre la cadera de Kiara para estabilizarla,
presionando entre sus piernas para que no pudiera jalarlas. Su
respiración se enganchó, pero no le di tiempo para preocuparse.
Arranqué el fragmento en un movimiento brusco.
Ella gritó, sacudiéndose violentamente en mi agarre. Ella se
inclinó hacia adelante y
Apoyé su frente contra mi pecho, jadeando, todavía temblando.
Puse mi pulgar sobre su costado. "Esto fue lo peor", le dije. Ella
no reaccionó. "Kiara, tienes que inclinarte hacia atrás para que
pueda echar un vistazo a tu herida ahora".
Lentamente, se enderezó. Su rostro estaba pálido y las lágrimas
corrían por sus mejillas. Dejé caer el fragmento en el fregadero y
me agaché ante Kiara para ver mejor el corte. Había comenzado
a sangrar de nuevo porque el fragmento fue retirado. Como era
de esperar, no era muy profundo. Lo limpié cuidadosamente,
ignorando el estremecimiento de Kiara. No estaba seguro si era
por dolor o por miedo porque mis dedos tenían que trabajar cerca
de donde se sentía más vulnerable Cuando alcancé la aguja para
coserla, ella exhaló bruscamente. Levanté la mirada hacia ella.
"¿Alguna vez te han cosido?"
Ella negó con la cabeza. Sería muy incómodo para ella.
Realmente no había nada que lo impidiera. La herida necesitaba
puntos de sutura y no podía llevarla a un hospital ni llamar a
uno de los médicos de la Camorra Lo primero porque no
involucramos a forasteros y lo segundo porque no confiaba en que
estos hombres hicieran un mejor trabajo del que podía. Consideré
su herida de nuevo. Cinco puntos se necesitarían y sería rápido.
Kiara gimió pero por lo demás no hizo ningún ruido cuando puse
la aguja en su carne. Los músculos de sus muslos temblaron bajo
la aguja, y presioné mi palma sobre ellos para que el movimiento
no arruinara el trabajo de mi punto
"Hecho", dije finalmente y me enderecé antes de lavarme las
manos. Luego tomé un paño nuevo y limpié el exceso de sangre
de las piernas de Kiara.
Kiara todavía estaba muy callada. Levanté su barbilla para que
ella me mirara a los ojos. "¿Qué pasó?"
Sus ojos se alejaron.
"Entraste a mis hermanos teniendo sexo". Especialmente Remo.
Kiara no necesitaba verlo en acción.
Ella exhaló.
"¿Te trajo recuerdos?"
"Sí", murmuró ella.
"Voy a hablar con ellos para que mantengan sus actividades en
sus partes de la casa a partir de ahora", le dije. A Remo no le
gustaría esa puta idea ni un poco, ni a Savio, pero Remo era a
quien debía convencer.
"¿Dónde estabas?", Preguntó con voz suave.
Evalué su expresión, pero sus ojos estaban abatidos y era obvio
que estaba tratando de mantener su rostro impasible.
"Acordamos que busco placer en otra parte, Kiara. ¿O cambiaste
de opinión? " Ella no parecía estar lista para aceptarme en la
cama todavía.
"No", dijo en voz baja, pero noté la vacilación.
"¿Pero?"
"No hay pero" ella dijo con más firmeza.
"Está bien". Era obvio que algo todavía la estaba molestando,
pero ella no estaba dispuesta a compartir. Le entregué dos
Tylenol, que se metió en la boca. "¿Por qué no vuelves a la cama?"
La levanté del mostrador y la llevé a la habitación. Todavía
estaba un poco inestable en sus piernas. Ella se metió bajo las
sábanas y se acostó "¿No te unirás a mí?"
Hice una pausa. Tenía la intención de volver a la puta con la que
había follado antes de que Savio me interrumpiera, pero algo en
los ojos de Kiara me hizo deslizar bajo las cobijas con ella. La
zorra eventualmente se daría cuenta de que no iba a volver. Tal
vez Savio o Remo la hubieran usado para ella. No pude entender
las razones de Kiara para querer que me quedara. Se acostó de
espaldas pero con la cabeza inclinada hacia mí. Apagué las luces.
"¿Puedes decirme algo sobre ti que aún no sepa?", Dijo su suave
voz en la oscuridad.
"¿Qué sabes de mí?" Hubo un silencio por un momento. "Sé que tu
padre era Capo antes de que Remo se hiciera cargo. Sé que tú y
tus hermanos vivieron en Inglaterra por un tiempo, pero
regresaron a los Estados Unidos para recuperar su territorio
después de que su padre fue asesinado por su Enforcer, Growl. Sé
que eres un genio ".
Esos eran los fundamentos. Fue difícil decidir qué tipo de
información divulgar en este momento. “Hablo cinco idiomas con
fluidez. Ruso, italiano, inglés, español y francés".
"Déjame adivinar", dijo. "Ruso y español para que puedas tratar
mejor con Bratva y el Cartel".
"Eso es cierto. No tiene sentido torturar a alguien para obtener
información si no entiendes lo que dicen. Eso niega el propósito".
Kiara dejó escapar un pequeño ruido, pero no pude decir si fue
una risa ahogada o un bufido. "¿Por qué el francés?"
"Debido a la Unión de Córcega en Canadá. No han estado
involucrados en nuestro negocio hasta ahora, pero es bueno estar
preparado. Su territorio está cerca del de Dante. Él podría buscar
su apoyo ".
"¿Hay algo que hagas que no sirva para un propósito o sea
ilógico? ¿Algo que haces porque lo disfrutas?"
"Hay muchas cosas. Sexo, por ejemplo."
No tenía que ver a Kiara para saber que se había vuelto a poner
rígida. “Aunque uno podría argumentar que sirve para relajarme.
Tal vez hacer senderismo y escalar ".
"Me gustaría ir de excursión algún día", dijo.
“Hay algunos cañones más pequeños alrededor de Las Vegas que
son buenos para caminatas, y el cañón Red Rock ofrece algunos
senderos que son más avanzados. Podría llevarte a uno alguna
vez. O puedes ir a escalar conmigo".
"No estoy muy en forma, así que tómatelo con calma", dijo ella y
luego bostezó.
"Duerme ahora", le dije.
"Está bien", susurró ella, su voz ya pesada con el sueño. "Y, Nino,
gracias por todo hasta ahora."
Fruncí el ceño en la oscuridad. No sabía por qué tenía que
agradecerme.

A la mañana siguiente, Kiara todavía estaba profundamente


dormida cuando me levanté y me dirigí a la piscina para nadar.
Después, entré en nuestra sala de juegos donde encontré a Remo
tendido en el sofá, con una taza de café en la mano. Estaba en el
teléfono, pareciendo molesto. Nadie había limpiado los
fragmentos y la sangre todavía, y si no lo hacía, nadie lo haría
hasta que la gente de limpieza llegara mañana.
"No te preocupes. Esa entrega pasará. Siempre mantenemos
nuestra palabra. Solo asegúrate de mantener la tuya", murmuró
Remo antes de colgar.
"¿Famiglia?"
"Matteo jodido Vitiello. Ese hijo de puta me pone los nervios de
punta."
"Porque tienen un temperamento similar", le dije.
Remo entrecerró los ojos. "Entonces, ¿cómo está tu esposa? ¿Ha
superado su sorpresa de ver cómo se folla bien?"
"Tuve que coserla porque se cortó con el vaso. Creo que sería
prudente mantener tus actividades sexuales en tu propia ala.
Ahora que Kiara vive bajo el mismo techo, el riesgo es demasiado
alto como para que vuelva a verte."
"Esta es mi casa. No tenemos criadas porque no queríamos
sentirnos como si estuvieran siendo vigiladas en nuestra casa, y
ahora quieres que me esconda en mi propia ala cuando quiero
follar con una puta" .
"No conviertas esto en un asunto más importante de lo que es.
Tienes lugares más que suficientes para follar, Remo. Cuando
Adamo era más joven, también teníamos más cuidado y podías
lidiar con eso."
"Tu esposa es una mujer adulta. ¿No debería ella poder
manejarlo?"
"Sabes por qué no lo hace. Ella está demasiado marcada por su
pasado, e incluso si no lo estuviera, no quiero que te vea a ti ni a
Savio andando por ahí. Ella no necesita ver tu polla".
Remo se rió entre dientes. "Ella tampoco ve la tuya. Quizás ese
sea el problema. Tal vez puedas joderte el pasado desordenado de
su cabeza”. Remo estaba tratando de enojarme, y a pesar de mi
falta de emociones, estaba cansado de esta discusión. "Nunca te
pido favores, Remo, pero esto te lo pido".
La expresión de Remo se volvió seria. "¿Por qué te importa una
mierda por ella?"
"Como te dije antes, ahora es parte de la familia. Al igual que
protegimos a Adamo y Savio, debemos proteger a Kiara ahora.
Ella es inocente y está a nuestra merced, y deberíamos tratarla
como se merece, como mi esposa y como Falcone ”.
Remo sacudió la cabeza y dejó su taza de café con un sonido
audible, derramando algo del líquido sobre la mesa. "Mierda. ¿Se
te ocurrió ese discurso justo ahora? Pero si me pides que lo haga,
lo haré. Savio será un dolor en el culo por eso, estoy seguro".
El sonido del movimiento nos hizo callar a los dos. Supe por el
suave paso que solo podía ser Kiara. Adamo pisoteaba la casa
para molestarnos, y los pasos de Savio eran más confiados. Sus
pasos eran lentos y vacilantes, como si le preocupara lo que
encontraría en la sala de estar esta mañana.
"La costa está despejada", gritó Remo. "Ninguna jodida cosa
pasará aquí nunca más."
Le lancé una mirada, pero él me dio una sonrisa torcida.
Kiara emergió del corredor de conexión. Sus ojos se posaron en
los fragmentos y su sangre derramada en el suelo. Un color rosa
llenaba sus mejillas. Ella miró a Remo y luego rápidamente a mí.
"¿Dónde tienes una fregona para que pueda limpiar esto?"
Me levanté. "Déjame hacerlo". Me mudé al pequeño armario de
limpieza donde ninguno de mis hermanos había puesto un pie. A
ellos no les importaba que la casa estuviera sucia hasta que el
personal de limpieza apareciera de nuevo, pero prefería las cosas
limpias . Vivir bajo el mismo techo con esos cerdos, era una
batalla perdida para mantener todo limpio.
Kiara me siguió de cerca. "Debería hacerlo. Después de todo,
causé ese lío."
"Siguiendo esa lógica, Remo y Savio deberían limpiar", dije.
"Eso no va a suceder", gritó Remo.
"¿Está enojado?" Preguntó Kiara en voz baja.
"Remo siempre está enojado. Tienes que ser más específica que
eso ".
" Porque lo molesté a él y a su ... mujer".
"No lo molestaste. Créeme. Remo está acostumbrado a mucha
mierda. Tú asustándote hasta enloquecer, no evitará que se folle
a una puta".
Kiara se tensó. "¿Llamas a todas las mujeres putas?"
"No, pero eso es lo que eran. Trabajan en el Sugar Trap para
nosotros".
Ella arrugó la nariz. "¿Entonces siempre usas putas?"
"No. Pero si las cosas están ocupadas, es la forma más fácil de
tener relaciones sexuales. Encontrar una mujer normal requiere
que salgamos y ser encantador. Eso es mucho más trabajo".
Kiara suspiró. "Tú y tus hermanos están en mal estado".
Remo se levantó del sofá. "¿Hay algo de comida en la nevera? Me
muero de hambre."
"Compré huevos y tocino ayer." Tomé el trapeador, un recogedor
y una pequeña escoba del armario cuando Remo desapareció de
la vista. Kiara me quitó la escoba y el recogedor de polvo y
caminó algo rígida hacia los restos de los vidrios rotos en el suelo.
Llené un cubo con agua antes de seguirla.
"¿Cómo está tu herida?" Pregunté.
"Me duele, pero tus puntos parecían sostenerse", dijo ella, su
expresión suavizándose. "Eres muy bueno jugando al doctor".
"Tengo años de práctica de coser a mis hermanos y a mí mismo,
aunque Remo me ha proporcionado la mayor práctica".
"Todos ustedes tienen muchas cicatrices", dijo, con los ojos
trazando mi parte superior del cuerpo. Tuve problemas para leer
su expresión. Ella no parecía desconcertada por mi estado medio
vestido.
"Todo el mundo tiene cicatrices. Algunas son profundos en la piel,
otras llegan más allá de eso."
"Profundas en el alma" Ella susurró
"¿Te estás refiriendo a ti misma?" Ella me vio secar la sangre y
cepillar los fragmentos en el recogedor de polvo y luego me sonrió
de forma extraña. "No creo que mis cicatrices se desvanezcan".
"No necesitan desvanecerse". Tomé su mano y la toqué en la
cicatriz sobre mi ombligo. Las yemas de sus dedos revolotearon
sobre mi piel, sus ojos se abrieron con sorpresa. “Un cuchillo
entró allí. Cuchilla sucia La herida no sanaría por mucho tiempo.
Por un momento, estaba seguro de que no se curaría en absoluto.
¿Cómo se siente?"
Ella frunció el ceño. "La piel es un poco más dura, pero tus
tatuajes cubren todo".
"La piel es más dura ahí por la cicatriz. Es menos sensible al
dolor y al frío y al calor. Es más fuerte ".
Sus ojos marrones me miraron. "No entiendo".
Moví mi cara más cerca. "Las cicatrices que dejó, tu cuerpo puede
curarlas si lo dejas, y el resultado será más fuerte que el que
había allí antes".
CAPÍTULO 13

KIARA

Me levanté cuando Nino desapareció en el baño para cambiarse a


sus bañadores. Todas las mañanas desde que me mudé hace tres
semanas, él siguió el mismo ritual. De vez en cuando lo había
visto desde la ventana hasta que encontré el coraje para seguirlo
un día hace una semana. Ahora él siempre me esperaba. Levantó
las cejas cuando me vio ponerme el albornoz y agarrar un libro.
"¿Lista?"
"Lista".
Lo seguí escaleras abajo, mis ojos se dirigieron a su cuerpo. Se
veía bien en sus bañadores. En los últimos días, a menudo me
había sorprendido mirándolo. Su cuerpo me fascinaba, lo podía
admitir, y tocar su cicatriz no había invocado a demonios del
pasado como lo había temido. Sus cicatrices y tatuajes me
hicieron querer descubrir la historia detrás de cada uno de ellos.
La historia de Nino.
Estirándome en una de las tumbonas, observé cómo Nino se
dirigía hacia el borde de la piscina y saltaba con elegancia.
Siempre seguía la misma rutina. Dos rondas del golpe de
mariposa, dos rondas de espalda y dos rondas de rastreo. Luego
repetía todo desde el principio. Nunca vacilaba en sus
movimientos durante los treinta minutos que nadó, y no leí una
sola palabra. No podía apartar mis ojos de él, de los músculos de
sus brazos y espalda mientras se flexionaban. Era fascinante y
hermoso, agraciado.
Las mañanas de mayo en Las Vegas fueron sorprendentemente
cálidas, y disfruté la sensación del sol en mi piel mientras mis
ojos se posaban en mi marido.
Mi esposo. Todavía no se sentía real. Él había cumplido su
palabra, nunca había hecho un movimiento para tocarme, y a
veces me sorprendía preguntándome cómo sería si él me tocara...
si estuviera más cerca. Sabía que no era una posibilidad que me
molestara en entretener.
Cuando nadó hacia la escalera, levanté rápidamente mi libro y
volví mi mirada a la página, pero por encima del borde del libro,
vi a Nino salir y un pequeño escalofrío me recorrió la espalda.
Después de un momento de Nino tomando el sol, una visión que
siempre me detenía el aliento en la garganta y enviaba lanzas de
calor a través de mi cuerpo, se dirigió hacia mí, goteando agua.
Le entregué la toalla que había puesto en la tumbona junto a la
mía e intenté no actuar como si lo hubiera estado observando en
secreto todo el tiempo.
"Gracias", dijo y comenzó a secarse. "Puedes usar la piscina
también, lo sabes".
"No he nadado en muchos años, y nunca fui muy buena", admití,
teniendo dificultades para concentrarme en su rostro. Por alguna
razón, la presencia de Nino fue aún más abrumadora cuando se
paró justo frente a mí, empapado.
"Puedo enseñarte si quieres", dijo Nino.
"Tal vez en unas pocas semanas", le dije rápidamente porque no
estaba segura si estaba lista para usar solo la ropa de baño
alrededor de Nino, incluso si ya me había visto desnuda en
nuestra noche de bodas. Ese día parecía que había sido hace toda
una vida.
"Tengo que sacar tus puntos hoy. Si no hubiera estado ocupado
estos últimos días reuniendo información sobre los edificios del
Outfit, lo habría hecho antes. ¿Por qué no lo hacemos de
inmediato y desayunamos después?"
Sonreí. "Eso suena bien". Luego agregué rápidamente, "No la
parte sobre los puntos sino la parte del desayuno".
Extendió la mano. Mi estómago se revolvió de forma extraña
cuando sus cálidos dedos se cerraron sobre mi piel y me tiró de
mis pies. Sus cejas se juntaron cuando su dedo rozó mi muñeca,
pero luego me soltó.
“¿Qué tipo de información reunieron?”, Pregunté mientras
caminábamos de regreso a la casa.
"Remo está planeando un ataque a Chicago. Asumimos que el
padre de Fabiano fue la fuerza impulsora del ataque en nuestro
territorio. Tiene poderosos partidarios en el Outfit, uno de ellos
es Fiore Cavallaro, y mientras el anciano viva, Dante
probablemente no se librará de Scuderi".
"Pero Scuderi es el padre de Fabiano ¿Por qué intentaría matar a
su propio hijo?"
"Intentó matarlo antes cuando Fabiano era un niño. Remo lo
encontró poco después, y Fabiano ha sido parte de nuestra
familia desde entonces. Scuderi guarda rencor contra sus hijos.
Estoy seguro de que conoces la historia de por qué estalló la
guerra entre el Outfit y la Famiglia ".
"Por supuesto. La hermana de Fabiano, Liliana, mató a su esposo
con la ayuda de un soldado de Famiglia y escapó".
"Scuderi quiere salvar su honor, si se quiere creer a Fabiano".
Fruncí el ceño. "Pero, ¿qué tiene eso que ver con la recopilación
de información?"
"Como dije, planeamos correr un ataque en verano. Nuestro
objetivo es extraer a Scuderi para que Fabiano pueda matarlo y
podamos enviar sus restos a Cavallaro como regalo".
Eso sonaba como un plan demente. Secuestrar al Consigliere del
Outfit era una tarea imposible. Hombres así siempre estaban
rodeados de soldados y guardias. Llegamos a nuestro baño, y me
paré incómodamente al lado del fregadero cuando Nino sacó los
instrumentos que necesitaba para sacar mis puntos. "¿Dónde me
siento?"
"Te levantaré sobre el mostrador. De esa manera no tengo que
inclinarme demasiado."
Nino se acercó y su aroma limpio y masculino inundó mi nariz.
Mis mejillas se calentaron, y salté cuando sus fuertes manos
tocaron mi cintura mientras me levantaba sobre la mesa de
lavado como si no pesara nada.
Abrí mi bata de baño y esperé nerviosamente. Nino me tocó las
rodillas, y me quedé muy quieta. Su toque era ligero,
determinado, no sexual en absoluto, pero una mezcla de miedo y
emoción me recorrió de todos modos. Esto último me tomó por
sorpresa, pero Nino no me dio mucho tiempo para considera esto
porque me apartó las piernas. La reacción natural de mi cuerpo a
cerrarse duró solo un momento. Entonces le permití que me
separara los muslos para que pudiera echar un vistazo a mi
herida.
Mis mejillas se pusieron calientes cuando se agachó delante de
mí y levantó mi camisón, dándole una visión clara de mis bragas.
Era una posición vulnerable, pero a pesar de los nervios que me
recorrían, mi miedo era solo una voz distante en el fondo de mi
mente, donde había enterrado mis recuerdos más dolorosos.
Los dedos de Nino eran suaves y clínicos cuando sintió mi herida.
"¿Todavía me duele?"
Sacudí la cabeza, sorprendida por el ligero hormigueo que causó
su toque. Esperaba que Nino no se diera cuenta de cómo
reaccionaba mi cuerpo ante él.
Tuvo mucho cuidado cuando sacó los puntos, por lo que solo picó
un poco. Cuando Nino había tirado de la última puntada, sus ojos
se fijaron en la pequeña cicatriz y se pasó el pulgar por encima.
Mi aliento se atascó en mi garganta por la sensación que viajó
hasta mi centro. Nunca había experimentado algo así.
Nino se enderezó. "Todo listo. La pequeña cicatriz se
desvanecerá."
"No es como si alguien además de tí la fuera a ver alguna vez",
dije, y su expresión se volvió extrañamente atenta.
"Eso es cierto". Me agarró de la cintura otra vez y me bajó. Esta
vez sus manos se detuvieron en mi cintura un momento más, y
tragué, mi estómago revuelto de nuevo. Pero Nino dejó caer sus
manos. Señaló hacia la ducha. "Voy a ducharme ahora. Después
de eso, podemos preparar el desayuno.
Me fui pero escuché el sonido del agua corriendo, confundida por
mi reacción al cuerpo de Nino y su proximidad conmigo. Seguía
intimidada por su fuerza, frialdad y reputación, pero una parte
de mí había llegado a confiar un poco en él. Nino nunca había
hecho nada que me hubiera inquietado.
Cuando emergió con solo una toalla envuelta alrededor de su
cintura, el sentimiento abrumador de su mera presencia resurgió.
"Mientras tomas una ducha, me dirigiré a la cocina y veré qué
puedo hacer".
Asentí en silencio y rápidamente desaparecí en el baño, cerrando
la puerta detrás de mí.

Cuando entré en la cocina treinta minutos después, Nino estaba


cortando cebollas y ocasionalmente revisaba su iPad, que estaba
apoyado en el mostrador.
"¿Puedes cocinar?" Pregunté con sorpresa.
"No diría que puedo cocinar. Pero no es muy difícil siempre y
cuando sigas las instrucciones".
Me detuve a su lado. Una receta para una tortilla de queso
estaba abierta en su iPad y las papitas fritas estaban cocinando
en una sartén en la estufa. Olía delicioso y las cebollas fueron
picadas con la precisión de un chef. "¿Puedo ayudarte con algo?"
"¿Por qué no haces otra jarra de café? Mis hermanos
probablemente bajarán pronto como lobos hambrientos. El olor a
tocino los sacará de su hibernación ”.
Como si fuera una señal, la puerta se abrió y Savio entró
tropezando, bostezando, usando solo pantalones de chándal. Él
no nos saludó. En su lugar, se hundió en una silla, frotándose la
nuca. Miró entre Nino y yo. "Ustedes dos cocinan juntos ahora?
Nino ha sido el único cocinero por aquí".
"No soy una buena cocinera", le dije.
La puerta se abrió de nuevo, y Remo entró, vestido solo con
calzoncillos, revelando esos músculos de acero y cicatrices
inquietantes. Tenía un aire errático a su alrededor, que activó las
alarmas en mi cuerpo. "Necesito hablar con los dos", le dijo a
Nino y Savio, sonriendo de una manera que no era un buen
augurio. Mis interacciones con el temible Capo se habían
limitado a cenas y el desayuno ocasional.
"¿Sobre qué?" Preguntó Nino mientras tiraba la tortilla.
"Nada de lo que se supone que debo discutir frente a Kiara si
recuerdo tu conferencia", dijo, con los ojos oscuros fijos en mí.
"Puedo irme", le dije.
Nino negó con la cabeza. "Puede esperar hasta después del
desayuno".
La expresión de Remo dejó claro que no estaba de acuerdo, pero
como de costumbre, se contuvo cuando estaba cerca Rápidamente
me comí mi tortilla antes de disculparme para ir al piano con una
nueva canción.

NINO

Remo estaba inusualmente emocionado, incluso por sus


estándares. Se recostó en su silla, los labios se abrieron de una
manera muy peligrosa.
Savio levantó una ceja, pero sacudí mi cabeza. No sabía lo que
estaba pasando.
"Kiara se ha ido. Puedes hablar ahora ", le dije.
Remo miró su teléfono. "Espera un segundo".
A veces mi hermano me llevaba por la pared con sus travesuras.
Sonaban pasos en el pasillo. Un hombre. Adamo estaba en la
escuela, pero dada la postura relajada de Remo, solo podía ser
Fabiano.
El hombre rubio empujó la puerta y entró, pareciendo menos que
complacido por estar aquí. "Tengo un horario completo de patear
culos de deudores, Remo". Nos saludó con la cabeza antes de
tomar la silla al lado de Savio. "¿Qué está pasando?" Sus ojos se
movieron hacia mí.
Negué con la cabeza "Remo no ha revelado nada todavía".
"Cambié de opinión acerca de nuestros planes", dijo Remo.
"¿Sobre el ataque al Outfit?" Pregunté. Había pasado días
tratando de recopilar información útil sobre los hábitos
semanales de Scuderi, los próximos eventos sociales a los que
podría tener que asistir. Ahora Remo decidía cambiar nuestros
planes.
Fabiano se apoyó en sus antebrazos, frunciendo el ceño.
Remo asintió con una amplia sonrisa. “Dante es un hombre de
lógica, como tú Nino. Él esperará que lo abordemos a él, a
Scuderi, o a uno de los otros hombres de su familia. Pero no lo
haré porque la historia ha demostrado que no hay mejor manera
de desmoralizar a tu enemigo que atacar a las personas a las que
se supone que deben proteger".
"Sus mujeres." Entrecerré los ojos. "Dante habrá colocado todas
las protecciones posibles para asegurarse de que no nos
acerquemos a su esposa ni a sus hijos".
Hizo un gesto de desdén y sacó su teléfono y luego nos lo mostró.
En la pantalla había una mujer joven con cabello rubio y ojos
azules, de pie junto a Dante Cavallaro. Tenía la misma expresión
distante en su cara.
"¿La conoces?"
"Esa es Serafina", dijo Fabiano lentamente. "Ella es la sobrina de
Cavallaro".
"¿La conociste?"
"Solía jugar con ella y su hermano gemelo cuando éramos
pequeños", dijo con una expresión cautelosa. "¿Cuál es tu plan?"
Remo miró hacia abajo en la pantalla con una sonrisa torcida.
"Su boda con el Underboss de Indianápolis está programada para
el primero de agosto. Siempre quise ir a una boda".
Fabiano negó con la cabeza. “¿Quieres entrar en Chicago y atacar
una celebración de boda? Todos los Capitanes y Underbosses
estarán allí. Tal vez entremos, pero no saldremos. Confía en mí,
Remo".
Remo se rió entre dientes. "No, vamos a atacar el día anterior. La
futura novia pasará la noche antes de su boda en un hotel en
Indianápolis con las mujeres de su familia. Los hombres de la
familia estarán en despedida de soltero. Solo estarán los guardias
habituales".
"¿Está seguro de que no habrá medidas de seguridad adicionales
en el lugar?", Le pregunté.
Remo enarcó las cejas a Fabiano, quien se encogió de hombros.
"No esperarán un ataque como ese. Nunca se ha hecho antes.
Perturbar una boda es considerado algo como un sacrilegio por la
mayoría de los miembros del Outfit"
Remo resopló. "Sacrilegio", dijo. “Dante atacó mi territorio. Les
mostraré mi versión de sacrilegio. No te preocupes".
"Te lo dije antes, fue cosa de mi padre", murmuró Fabiano.
"Deberíamos intentar ponerle las manos encima y no a una
mujer".
La sonrisa de Remo se volvió peligrosa. "Tú lo conseguirás. Estoy
seguro de que Dante verá la razón y lo cambiará por su sobrina ...
eventualmente. Le mostraré lo sacrílegos que somos en Las
Vegas ”.
Fabiano hizo una mueca. Era obvio que no le gustaba la idea,
pero sabía que no debía discutir con Remo cuando mi hermano
estaba tan entusiasmado con una idea.
"Esto es genial o locura", dijo Savio con una risa. "Dado que es tu
plan, Remo, probablemente sea una locura".
"Creo que tengo un plan mejor", comencé. "Enviaré un mensaje
más simbólico. La novia probablemente será llevada a la iglesia
desde el hotel en una limusina. Habrá aún menos gente
alrededor. Tendrá a su madre en el auto con ella, un
guardaespaldas y el conductor, y tal vez uno o dos autos como
convoy. Podemos atacar entonces. Sería absolutamente
deshonroso hacerlo, pero siempre hemos tenido nuestra propia
interpretación del honor."
Remo se rió sombríamente. "Nino, eres un maldito genio. La niña
ya estará en su vestido de novia. Robaremos a una novia debajo
de sus narices, justo antes de su noche de bodas. No hay mejor
símbolo que ese ".
Fabiano me lanzó una mirada, pero si él creía que tenía el poder
de detener a Remo en este punto, no había visto la forma en que
Remo miraba a la sobrina de Cavallaro.
Remo se levantó, obviamente incapaz de quedarse quieto por más
tiempo. "Preferiría si pudiéramos mantener ese plan alejado de
mi esposa. Podría desencadenar algunas imágenes de su pasado
que no quiero que vuelvan a surgir."
Remo me hizo un gesto con la mano, caminando por la habitación
como un tigre enjaulado. Sus ojos se enfocaron en la imagen en la
pantalla de su teléfono.
"Si atacamos a la familia de Dante, él llevará la guerra a un
nuevo nivel", Dijo Fabiano.
"Espero que lo haga", murmuró Remo.

Dos horas después, encontré a Kiara en el piano, con los ojos


cerrados y la cabeza inclinada hacia un lado mientras tocaba una
melodía en la que había estado trabajando desde que se mudó
aquí. Ella nunca habló de su música, pero yo tenía buen oído.
"Hice tiempo para entrenar con armas hoy", dije.
Ella se enderezó, sus ojos aturdidos se centraron en mí.
Lentamente, ella se puso de pie. Llevaba uno de sus modestos
vestidos que le llegaban a las rodillas, pero incluso esas ropas no
hacían nada para ocultar la tentadora hinchazón de sus pechos,
su cintura estrecha o la suave curva de sus caderas.
"¿Dónde?", Preguntó con curiosidad mientras caminaba hacia mí
con los pies descalzos. Para mi sorpresa, sus dedos estaban
pintados de rojo. Era un color que también preferiría en su ropa.
"Establecí un objetivo en el jardín". Señalé mi pistolera. "Y tienes
una selección de estas armas o podríamos bajar al sótano a
nuestra sala de armas".
Ella se rió y se mordió el labio. "Creo que una de tus armas
servirá".
La conduje hacia el lado oeste de los jardines, y nos detuvimos
cerca del objetivo. "¿Alguna vez has sostenido un arma?"
"No", admitió ella.
Negué con la cabeza Al crecer en la mafia, las niñas deben
aprender a manejar armas desde una edad temprana. Eran más
pequeñas y menos musculosas que los hombres. ¿Por qué añadir
la desventaja de ser inepto al usar un arma? Le entregué mi
semiautomática a Kiara. Era fácil de manejar. Ella la tomó con
cuidado, pero su agarre estaba mal. Me moví alrededor de ella y
me coloqué detrás de ella. Su dulce perfume flotó en mi nariz.
Nunca pensé que me gustaría, pero Kiara obviamente usaba una
marca que mis sentidos preferían. Ella miró por encima del
hombro con un toque de timidez. Me alegré de que sus
expresiones faciales se convirtieran lentamente en un misterio
menos para mí. Hacía mi vida y su vida indefinidamente más
fácil.
"Levanta los brazos y apunta al objetivo".
Lo hizo, pero teníamos trabajo que hacer. "Ajustaré tu agarre y
postura", le expliqué. Toqué sus caderas, y ella se puso rígida,
pero la acurruqué de la forma en que la quería, luego me moví
hacia sus brazos y los empujé hacia abajo unos centímetros. La
miré de nuevo y corregí sus dedos en la pistola. "No estoy segura
de si es una buena idea pararte frente al barril. ¿Qué pasa si te
disparo por accidente?"
"Tendrías que liberar la seguridad primero. Eso me daría tiempo
para salir del camino".
Ella volvió a dibujar el labio inferior entre los dientes. Fue una
distracción terrible. "Soy tan despistada".
"Es por eso que estoy aquí, para enseñarte todo lo que necesitas
saber".
Un delicado rubor se extendió por sus mejillas, pero no pude
relacionar una emoción con eso.
Guié su mano en sus primeros disparos para que se
acostumbrara al retroceso. Saltó cada vez que sonaba el disparo,
pero al final pareció divertirse e incluso se rió cuando logró
alcanzar el objetivo sin mi ayuda. Fue satisfactorio verla ganar
confianza.
CAPÍTULO 14

KIARA

Fabiano dejó a Leona en la mansión de camino al trabajo. Era la


segunda vez que la veía en las cuatro semanas desde que me
mudé a Las Vegas. De vez en cuando, intercambiábamos textos,
sin embargo. Esperé en la puerta mientras ella besaba a Fabiano
en su Mercedes antes de que ella saliera, y él se marchó con una
inclinación ola hacia mí.
Leona estaba vestida con pantalones cortos de jean y una
camiseta sin mangas. Ya hacía un calor incómodo afuera.
"Hermoso vestido", dijo con una sonrisa mientras me abrazaba.
Era uno de mis muchos maxi vestidos. No estaba segura de por
qué todavía dudaba en caminar en pantalones cortos. Ninguno de
los hombres de Falcone se había movido hacia mí, ni siquiera
Nino.
"Gracias. Me encantan tus pantalones cortos.
Ella miró detrás de mí. "¿Quién está de guardia?",
Resoplé. "Adamo. Es el fin de semana, después de todo."
"Los hombres de la mafia son protectores"
"Espero algún día ser capaz de protegerme a mí misma. He
tenido otra lección de pistola con Nino. Estoy mejorando".
"Fabiano ha estado tratando de mejorar mis habilidades de
defensa personal desde hace meses, pero es un proceso muy lento.
Y la mayoría de las veces terminamos haciéndolo... Se calló, su
piel se puso roja. "Lo siento. TMI6.”
Sonreí. "No te preocupes. No me importa". La llevé al patio. Una
sombrilla grande sombreaba los muebles del salón, por lo que no
sufrimos un golpe de calor al mediodía. "¿Pensé que podríamos
pedir sushi?"
"Oh, sí". Levantó su bolso. “Traje un bikini. Va a ser realmente
caluroso. Pensé que podríamos nadar en la piscina más tarde."
Treinta minutos más tarde, nos acomodamos en las sillas del
salón, platos de sushi extendidos en la mesa frente a nosotros.
“¿Cuándo supiste querías estar con Fabiano?” Pregunté,
recogiendo un pedazo de maki de aguacate.

6
Siglas "para Too much information": Demasiada información
Leona consideró la pregunta, masticando pensativamente.
"¿Quieres decir en un sentido físico o en una relación?"
"Ambos, supongo".
"Fue un proceso gradual. Me sentía atraído por él desde el
principio, pero también preocupado por acercarme a él. Con el
tiempo, mi corazón y mi cuerpo se apoderaron de mi
racionalidad." Ella se echó a reír.
"A veces me pregunto cómo se sentiría estar con Nino", solté.
Leona dejó el pedazo de sushi que estaba a punto de meterse en
la boca y parpadeó. "¿No has estado con Nino todavía?"
Me sonrojé. ¿Debería haberlo mantenido en secreto? Tal vez Nino
no quería que los demás supieran que él no era el monstruo, no,
no actuaba como el monstruo que era. Pero necesitaba hablar con
alguien al respecto, y Giulia ya no era una opción porque ahora
formaba parte de la Camorra y ella formaba parte de la Famiglia.
Tregua o no, las familias eran enemigas. Nuestras llamadas
telefónicas habían sido una tarea difícil, contarle sobre mi vida
diaria sin revelarle ninguna información importante para ella, y
podría decir que era lo mismo para ella.
"No, me aterroricé de él en nuestra noche de bodas, y no ha
intentado nada desde entonces".
Leona parpadeó. "Guau. ¿En serio?"
"En serio. Le dije que buscara a otras mujeres si necesitaba
satisfacer sus necesidades".
Leona negó con la cabeza con los ojos muy abiertos. "Y no te
molesta? El mero pensamiento de que Fabiano pudiera tocar a
otra mujer me enferma".
"No lo hizo al principio."
"¿Pero ahora sí? "
Traté de no pensar en ello, pero cuando lo hice, me molestó
mucho. "Sí lo hace. En realidad disfruto pasar tiempo con Nino.
Es tranquilo e increíblemente inteligente. Me hace sentir como si
estuviera a salvo a su alrededor. ¿Eso es raro?”
Leona frunció el ceño. "Bien. Me siento segura con Fabiano y la
mayoría de la gente le tiene miedo, así que no soy la persona
adecuada para preguntar".
Metí un trozo de sushi en la salsa de soja y lo puse en mi boca,
masticando lentamente para reunir mis pensamientos. "No sé si
debería siquiera considerar cambiar nuestra relación".
"Habla con él. Dile que te gustaría estar con él. Probablemente no
dirá que no ".
No lo haría. "¿Qué pasa si no puedo seguir adelante con esto? ¿Y
si los recuerdos me detienen de nuevo? O qué pasa si Nino quiere
todo o nada. No estoy segura de a qué distancia puedo llegar
todavía".
"No sabrás si no hablas con él. Si aún no te ha presionado, ¿crees
que lo haría después de que le pidas más?"
No estaba segura. Pero si me acercaba a Nino, necesitaba que
dejara de buscar a otras mujeres, y no estaba segura de si estaría
de acuerdo con eso mientras no le estuviera dando lo que
necesitaba. ¿Por qué debería hacer esto en mis términos?

Estuve nerviosa todo el día debido a mi conversación con Leona, e


incluso la música apenas logró tranquilizarme esta vez. Mis
dedos seguían tropezando con las notas, así que tenía que seguir
empezando desde cero.
Cuando Nino llegó a casa a última hora de la tarde, luciendo tan
hermosamente como siempre, vestido todo de negro, alto y
musculoso, y apoyado en el piano para escucharme tocar,
finalmente reuní mi valor. "Me gustaría salir a cenar".
Sus cejas se juntaron. "Por supuesto".
"Sólo nosotros dos," solté.
Me miró con calma, sus ojos buscando en mi cara. Me pregunté
cuánto de mis sentimientos podría adivinar y cuánto de ellos
siempre seguían siendo un secreto para él. A veces era un alivio
que le costara leer las emociones. "¿Esta noche?" Mis dedos se
detuvieron en las teclas. "Eso sería encantador. ¿Pero puedes
conseguir una mesa tan rápido?"
Él se rió entre dientes y yo solté una pequeña risa, recordando
con quién estaba hablando. "No importa".
"¿Qué te gustaría comer? ¿Asiático? ¿Europeo? "
" Asiático. Aún no he comido mucho, a excepción del sushi."
"Luego, reservaré una mesa en el mejor restaurante de Szechuan
de la ciudad."
"¿Qué tengo que ponerme? ¿Hay un código de vestimenta?"
Los ojos de Nino se arrastraron sobre mí. "Algo rojo." Parpadeé.
Esa no era la respuesta que esperaba. "¿Por qué rojo?" No podía
imaginar que los invitados tuvieran que usar cierto color, pero
esto era Las Vegas y todo era posible
"Porque creo que va a ir bien con tu cabello oscuro y piel color
miel. Quiero que se destaquen, no se mezclen".
Me quedé mirando mi brazo. Nadie había descrito mi piel como
de color miel. Un agradable calor se instaló en mi pecho. "No
tengo nada en rojo. "La mayoría de mi ropa está destinada a
hacerme mezclar", dije.
Nino asintió. "Lo he notado." Miró su reloj. "Si salimos ahora,
podemos comprarte algo y tener el tiempo suficiente para
regresar a casa y prepararse, si reservo la mesa a las ocho". No
esperó mi respuesta. En vez de eso, tomó su teléfono, marcó un
número y dos minutos después tuvimos una mesa. Otro cliente
escucharía algún tipo de excusa por la cual no cenarían en
Chengdu esta noche.
"Vamos ahora", dijo Nino, extendiendo la mano. Tuve que admitir
que disfrutaba sus pequeños toques. Mi mano en la suya no
sentía como si me estuviera encerrando o algo parecido a ella. Me
hacía sentir segura. Puse mi palma en la suya y lo seguí a su
Bugatti Veyron. "¿A dónde vamos?", Le pregunté mientras
bajábamos por el camino de entrada.
"Es una boutique donde Fabiano ocasionalmente compra vestidos
para Leona. Por lo que me dice, tienen piezas extravagantes. Yo
nunca he estado allí. No venden ropa de hombre".
Me reí nerviosamente. "¿Cuánta atención se supone que debo
atraer a nosotros?"
"Toda la atención que mereces, Kiara. Eres demasiado hermosa
para merodear en las sombras. Y como mi esposa, tendrás que
acostumbrarte a ser el foco de atención”.
Mis entrañas se calentaron con su cumplido. Me había dicho que
antes me encontraba hermosa, pero aún se sentía maravilloso al
escucharlo decir otra vez.
La tienda ofrecía una abrumadora selección de vestidos en todos
los colores, y desde el momento en que entramos, la vendedora se
movió a nuestro alrededor como una gallina. Ella seguía
lanzando miradas nerviosas a Nino, obviamente ansiosa por
complacerlo, pero, por supuesto, su rostro no revelaba nada.
"Estamos buscando vestidos en rojo", dijo, su palma aún
presionada ligeramente contra mi espalda. "Oh, tenemos algunas
piezas hermosas en ese color. Deja que te enseñe. Tu esposa se
verá absolutamente impresionante en ellos. ”Nino me miró con
un brillo en sus ojos. "Lo hará". Me estremecí, y una vez más no
tenía miedo. No estaba segura de lo que estaba sucediendo, pero
mi cuerpo reaccionó ante Nino de una manera inquietante y
estimulante a la vez. Seguimos a la mujer hacia una parte
aislada de la boutique donde estaban los vestuarios. "Regreso en
un momento. ¿Quieres algo de beber?"
"No, gracias", dije con una sonrisa. Nino asintió con la cabeza.
Entonces la mujer salió corriendo. Él bajó su mano de mi espalda.
La vendedora regresó con tres vestidos tirados sobre su brazo. Me
metí en el vestuario y ella me entregó el primer vestido. Era como
una segunda piel y bajaba a mis rodillas, acentuando cada curva
con un cuello alto y sin mangas. La gente me estaría mirando si
usara esto, especialmente los hombres.
Los nervios revolotearon en mi estómago cuando salí. Nino
estaba apoyado contra la pared, brazos cruzados, pareciéndose a
un modelo de pasarela.
Se enderezó en el momento en que me vio, sus ojos grises
deslizándose sobre mi cuerpo.
"Es demasiado sexy, ¿no crees?" Susurré.
Nino se acercó más. "Es perfecto". Él inclinó la cabeza. "¿No
quieres que la gente vea lo hermosa que eres? "
Me moví. "No estoy acostumbrada a eso".
"Te acostumbrarás a eso. No te preocupes".
Me probé un vestido largo con una abertura alta y otro con escote
bajo e incluso con la espalda baja, y ellos tampoco me ayudarían
a pasar desapercibida, pero la forma en que Nino me miró con
ellos un me enviaba extraño escalofrío de deleite Al final,
compramos los tres vestidos e incluso un mono rojo. Cuando
regresamos al auto, no pude evitar reír. "Realmente te gusta el
rojo".
Nino no apartó la vista de la calle, pero las comisuras de su boca
se alzaron en el fantasma de una sonrisa. "No prefiero un color
sobre el otro, en general, pero el rojo es tu color, y también me
gusta su valor simbólico".
"Rojo como la sangre"
"Sí. Siempre es bueno desestabilizar a la gente".
No dije que no me necesitaba a su lado con un vestido rojo sangre
para desestabilizar a la gente. Nino inquietaba por su cuenta, y
él lo sabía.
Dos horas más tarde, estaba vestida con el vestido ajustado hasta
la rodilla y los tacones rojo sangre a juego. Me dejé el pelo suelto
porque me hacía sentir menos expuesta y prefería cubrirme el
cuello. Nino me estaba esperando abajo, apoyado en mi piano,
vestido de negro, como de costumbre. La camisa de vestir
ajustada y los pantalones ajustados le quedan como un guante.
Se puso el pelo suelto por una vez, pero estaba echado hacia
atrás. Sus ojos me siguieron mientras bajaba las escaleras. Tomé
su mano extendida, y su pulgar encontró mi muñeca cuando se
acercó.
Por un instante, estaba segura de que me besaría, y mis labios se
separaron en una mezcla de anticipación y nervios, pero se
inclinó hacia mi oído y susurró: "Esta noche la gente comenzará a
hablar sobre otro Falcone. La dama de rojo."
Me estremecí, mis pestañas revolotearon ante la sensación de su
cálido aliento en mi oído y su olor llenando mi nariz. Luego se
retiró, pero no me soltó la muñeca.
"¿Lista?", Preguntó en voz baja, y por alguna razón lo hizo sonar
como si no se estuviera refiriendo a ir a cenar.
Di un asentimiento mudo, tratando de reunir mi inteligencia
sobre mí. Nino me condujo a la parte principal de la mansión.
Remo estaba sentado en el sofá, su computadora portátil frente a
él. Sus ojos se movieron hacia arriba cuando entramos, y se
fijaron en mí. No me moví.
El agarre de Nino en mi muñeca se apretó, y su pulgar rozó mi
piel ligeramente. "Vamos a ir a cenar ahora."
Remo asintió, sus labios se separaron. "Rojo sangre, buena
elección.” Ellos intercambiaron una mirada. "Te ves lo
suficientemente bien como para devorarte", me dijo, y mi ritmo
cardíaco se cuadruplicó.
"Gracias", apenas dije. Nino me sacó afuera hacia su auto. "Remo
no es un peligro para ti, Kiara. Confía en mí en eso. Sus palabras
están destinadas a desestabilizar. Así es como es. Pero tú eres
mía y eso te pone fuera de sus límites. Remo nunca pondría una
mano sobre ti. Nunca".
"¿Confías en él?", Le pregunté mientras me acomodaba en el
asiento del pasajero.
"Confío en él absolutamente. Con mi vida. Con la tuya."
"Bien," dije, tratando de compartir su confianza de que Remo me
protegería. Me había protegido de Durant el día de mi boda, pero
con Remo realmente no sabía lo que haría.
Todas las mesas del restaurante estaban ocupadas cuando
llegamos, pero el gerente nos recibió personalmente. Estrechó la
mano de Nino e inclinó la cabeza ligeramente antes de girarse
hacia mí. Extendí mi mano con una sonrisa. Dudó brevemente,
pero después de que Nino inclinó la cabeza, la tomó y besó el
dorso de mi mano. "Su esposa es impresionante, señor Falcone".
"Ella lo es", dijo Nino.
La gente en las mesas de los alrededores nos lanzaba miradas
veladas, y cuando el gerente nos llevó a nuestra mesa con una
vista impresionante sobre el Strip, comenzaron a susurrar.
Mis mejillas se sentían calientes cuando me hundí en la silla que
el gerente me tendió. Nino parecía completamente imperturbable
por la fuerza de la atención. Me miró por encima del menú. "Te
ves nerviosa."
Me reí. "Lo estoy. Todo el mundo habla de nosotros".
Nino se encogió de hombros. "Déjalos hablar. Estaría más
preocupado si no lo hicieran."
"¿Nunca deseas mezclarte, caminar por las calles sin ser visto?"
Nino bajó el menú, con una mirada dura en su rostro. “Mis
hermanos y yo estuvimos escondidos por un tiempo cuando
nuestra familia nos estaba persiguiendo. Luchamos para
recuperar lo que era nuestro. Matamos y sangramos por nuestra
primogenitura. Arrancamos Las Vegas de las manos sangrantes
de hombres indignos. Luchamos por estar en los reflectores.
Hemos terminado de escondernos”.
El camarero nos trajo nuestro vino en ese momento. Un Shiraz
rojo sangre. Nino levantó su vaso con una extraña sonrisa. Era
muy difícil leerlo. “Por un lugar en el centro de atención. No te
ocultes nunca más, Kiara."
Golpeé mi copa contra la suya y tomé un profundo trago. "No te
escondas nunca más".
El camarero llegó con los aperitivos un segundo después. Todo
estaba delicioso, picante y extravagante. Era fácil hablar con
Nino. Podría haberle escuchado responder a mis preguntas sobre
la historia de Las Vegas toda la noche.
Él lo sabía todo. Eventualmente, más preguntas personales
cruzaron mi mente. “¿Por qué tu padre te envió a un internado en
Inglaterra? La mayoría de los made men mantienen a sus hijos
cerca porque quieren enseñarles todo lo que necesitan saber para
convertirse ellos mismos en made men”.
La mención de Benedetto Falcone trajo un cambio inmediato al
lenguaje corporal de Nino. Cuando antes se había relajado, sus
hombros ahora se tensaron considerablemente y su expresión se
volvió más fría. "Nuestro padre no quería que Remo y yo
estuviéramos bajo su techo, y él sabía que ya no tenía que
prepararnos para convertirnos en Camorristas".
"Pero tenías doce y catorce años en ese momento, y tus hermanos
eran aún más jóvenes".
Nino sonrió, y tomé otro trago de vino más profundo porque su
expresión me dio escalofríos. “Nuestro padre sabía que Remo y yo
lo habríamos matado si nos hubiéramos quedado. Remo mató a
su primer hombre tres años antes, a los once, y poco antes de que
nuestro padre nos despidiera, yo había matado a mi primer
hombre junto con Remo. Nuestro padre sabía que no tenía forma
de controlarnos, así que nos despidió. Sabía que no nos iríamos
sin nuestros hermanos, así que también envió a Adamo y Savio
lejos".
"Eso es horrible", susurré.
Nino tomó un trago de su propio vino. “Nos hizo más fuertes, nos
acercó más. El arrepentimiento por el pasado es una pérdida de
tiempo”.
Ya podía sentir los efectos del vino. El vino tinto era
definitivamente más fuerte que la copa ocasional de champán o
vino blanco que había tomado en el pasado
Nino inclinó la cabeza. "Creo que has tenido suficiente vino".
Sonreí. “¿Lo crees?” Por alguna razón, tomé otro trago del líquido
rojo, y Nino sacudió la cabeza, su boca se contrajo. "Te
arrepentirás de esto mañana por la mañana".
"Pensé que arrepentirme es una pérdida de tiempo", dije.
Su boca se crispó de nuevo. "Lo es, pero en este momento todavía
tienes la oportunidad de evitar que te arrepientas de nada".
"Creo que es demasiado tarde para eso", le dije. Me sentí caliente
y borrosa. Probablemente tendría el dolor de cabeza de mi vida
en la mañana.
Nino llamó al camarero y pagó la cena. Me levanté e
inmediatamente me di cuenta de que estaba un poco más
aturdida de lo que pensaba, pero enderecé mi columna vertebral,
sin querer parecer borracha en público. Nino envolvió un brazo
alrededor de mi cintura, y estaba muy agradecida por su efecto
estabilizador para tensarme con el contacto. Me sacó del
restaurante. "Gracias por la hermosa noche", le susurré antes de
dejarme caer en el asiento del carro con menos gracia de la que
pretendía
"Fue sorprendentemente agradable", coincidió Nino, y me eché a
reír. No pude evitarlo. El vino había aflojado mi control.
Nino enarcó las cejas y cerró la puerta. Me apoyé contra la
ventana, cerrando los ojos.

Me desperté con la cabeza en contra de algo caliente y duro. Mi


cuerpo se puso rígido cuando me di cuenta de que estaba en los
brazos de alguien, siendo llevada.
"Shh, Kiara. Estás a salvo. Miré hacia arriba a la calma de Nino
y forcé a mi cuerpo a relajarse en su agarre. "¿Dónde estamos?",
Le pregunté aturdida. Mi cerebro se sentía nublado.
"En casa". Me tomó un tiempo embarazoso ver a qué se refería.
Entonces reconocí nuestro dormitorio. Me puso en el centro de la
habitación. "¿Por qué no te preparas para ir a la cama?"
Asentí e inmediatamente lamenté la moción. Nino agarró mi
cadera para estabilizarme. "¿Puedes hacer esto?"
"Sí", dije rápidamente porque no quería que Nino me desnudara.
No estaba segura de cuánto tiempo me tomó salir de mi vestido y
pasar por mi rutina de la noche, pero me sentí como para siempre
antes de que finalmente me acostara en la cama Nino se unió a
mí poco después.
"Dime si vas a estar enfermo". Me tocó la frente con la palma de
la mano, y me incliné hacia el toque, pero luego dejó caer el
brazo. Se estiró sobre su espalda a mi lado, y me acerqué más,
alcanzando su brazo. Las yemas de mis dedos trazaban con
curiosidad el tatuaje de una figura sombría en medio de llamas.
Cuando mis ojos lograron enfocar, me di cuenta de que un
nombre estaba escrito en las llamas. Era pequeño y tenías que
mirar más de cerca para distinguirlo del fuego. Remo "Tienes el
nombre de Remo tatuado en tu brazo".
Nino me miró sin un destello de emoción. "Tengo el nombre de
Savio y Adamo tatuado en mi otro brazo".
"¿Por qué se está quemando?"
"Porque se quemó por mí", dijo Nino en voz baja. Busqué en su
rostro, pero me di cuenta de que no iba a decirme más. Las yemas
de mis dedos siguieron las llamas hasta su muñeca. Fruncí el
ceño cuando sentí algo rígido bajo mis dedos. Giré su brazo
ligeramente para poder ver su antebrazo. Bajo su tatuaje de
Camorra, que también estaba rodeado de mis llamas, una cicatriz
larga y delgada corría por su vena. Lo miré y él me miró
fijamente. No me atreví a preguntar porque, por una vez, sus ojos
no parecían carentes de emoción.
Le acaricié la cicatriz ligeramente. "¿Te molesta si te toco así?",
Le pregunté en un susurro.
"Tu toque no me molesta, Kiara". Desearía que él pudiera
tocarme así sin que mi cuerpo volviera a meterme en el pasado,
sin que mis temores tomaran el control.
"Desearía ... desearía ser tocada sin sentir miedo".
"Eventualmente lo harás. Matarás la parte de tu tío que no pude
matar por ti ".
Sonaba absolutamente seguro como si no fuera una cuestión de
si, sino cuándo. Y porque era Nino Falcone, y quizás porque
estaba borracha, le creí.
CAPÍTULO 15

KIARA

Nino se movió a mi lado, y mis ojos se abrieron. Al igual que lo


había hecho las últimas mañanas desde nuestra cena, me
acurrucaba junto a él por la noche y me encajaba bajo su brazo,
con la cabeza en el hueco de su cuello, mis rodillas presionadas
contra su costado. Su aroma cálido y reconfortante me envolvió y
logró desterrar las pesadillas.
"Lo siento", murmuré como lo hacía todas las mañanas porque
estaba bastante segura de que la posición no podía ser cómoda
para Nino, pero él nunca me apartó. Me incorporé, liberando su
brazo.
"Tu subconsciente busca protección en la noche, y puedo
proporcionarla", dijo encogiéndose de hombros mientras se
levantaba. Los calzoncillos ajustados no hacían nada para ocultar
el contorno de él. Forcé mis ojos lejos de eso, mi corazón latía más
rápido. Agarró sus bañadores y entró al baño para cambiarse,
pero no cerró la puerta. Era solo para mi beneficio que no se
desnudó en el dormitorio. Pensé en decirle que podía lidiar con su
desnudez, pero cada vez que estaba a punto de decir esas
palabras, mi coraje me abandonaba.
Levantándome también, agarré mi bata de satén. No fue porque
hubiera frío, sino porque me sentía incómoda caminando por la
casa solo con mi camisón.
Nino regresó y me abrió la puerta. Tomando mi libro de la mesita
de noche, lo seguí en silencio por las escaleras y por las puertas
francesas. Ya hacía calor afuera. Me instalé en el sillón cerca de
la piscina y abrí mi libro, pero no me atraían las letras de la
página. En vez de eso, observé cómo Nino se acercaba al borde de
la piscina y se sumergía, flexionando sus músculos mientras lo
hacía.
Nadó sus vueltas en la piscina y lo observé sobre mi libro desde
mi lugar en la silla. Finalmente, tuve que quitarme la bata
porque el sol me golpeó implacablemente a pesar de la hora
temprana. A veces me sentía ridícula incluso por traer un libro
conmigo. Casi nunca leo una palabra. Mi mirada era atraída
hacia el hombre en el agua. El libro era como mi escudo de
seguridad porque era demasiado cobarde para admitir que
disfrutaba viendo a Nino, y definitivamente demasiado
aterrorizada de que él lo descubriera.
Después de treinta minutos, nadó hacia la escalera y salió. El
agua goteaba de él y descendía por su cuerpo esculpido. Mis ojos
se perdieron desde sus musculosos hombros, hasta su paquete de
ocho y sus estrechas caderas hasta sus muslos musculosos. Sus
ajustados bañadores apenas ocultaban su cuerpo, y pude ver el
contorno de él debajo de la tela mojada de nuevo. Los horribles
tatuajes, con sus llamas, rostros agonizantes y palabras de dolor
y sangre que corrían desde sus antebrazos sobre sus hombros
hasta sus pectorales y alrededor de sus omóplatos no me
asustaban más como lo habían hecho al principio . Nino era una
obra de arte.
Sus movimientos eran apacibles y exactos cuando se frotó hasta
secarse. No podía apartar mis ojos de él. Sus fríos y grises ojos se
encontraron con los míos, respiré profundamente y rápidamente
miré hacia mi libro. Cuando su sombra cayó sobre mí, no tuve
más remedio que dejar de fingir que estaba leyendo. No había
prestado atención a mi libro en un tiempo.
"Finges leer, pero me miras cada mañana", dijo. No había juicio
en su voz. No estaba segura de qué decir. La vergüenza se
arrastró hasta mi cuello. "Yo ... no ..." comencé a protestar, pero
al levantar la cabeza, su expresión me hizo callar. Sabía que lo
había estado observando. Por supuesto que lo había notado. Este
era un hombre que había sido criado para observar su entorno.
Negarlo habría sido ridículo.
"Tú puedes ver. Tú eres mi esposa ”, dijo. Él inclinó la cabeza
hacia abajo, su ojos buscando en mi cara, y sentí como si pudiera
leer cada uno de mis pensamientos. Unas pocas gotas de agua
distraídas se arrastraban por su hermoso rostro. Lo que millones
de modelos masculinos probablemente tuvieron que practicar
durante años, esa expresión fresca, de otro mundo, se volvió
natural para él. "Pero me pregunto por qué lo haces. Pensé que
mi cuerpo te asustaba".
Todavía lo hacía. Nino rezumaba fuerza. Pero el miedo se había
convertido en una parte muy pequeña de lo que sentía cuando lo
observaba. También hubo un parpadeo de curiosidad en la boca
de mi estómago y el estallido de calor en lo profundo de mí
cuando se movió de una manera que acentuaba sus músculos.
Dejé mi libro en la mesita auxiliar, sin estar segura de cómo decir
lo que quería decir y no estando segura de que debería considerar
hacerlo. Algunas puertas deben permanecer cerradas. Pero lo que
me estaba frenando, y tal vez siempre me retendría si lo
permitiera, era algo que me imponía en el pasado, algo de lo que
quería liberarme.
"A veces me pregunto cómo sería ser más como marido y mujer",
admití a pesar del calor en mis mejillas, a pesar del aumento del
miedo y la preocupación por la reacción de Nino. Falcone o no,
nunca me había dado una razón para temerle realmente.
"¿Quieres decir en un sentido físico?" Preguntó Nino en voz baja.
Había un indicio de algo en su tono que no pude ubicar, pero
como de costumbre, su cara no reveló nada.
Asentí, soltando un tenso aliento. No pensé que me atrevería a
admitirlo, pero Nino siempre tenía el control. No tuve que temer
un arrebato emocional de él. A veces sentía que no tenía que
temerle en absoluto.
Dejó la toalla, permitiéndome ver su longitud. Seguí la invitación
y lentamente pasé mi mirada por cada centímetro de él. No se
movió, pero su mirada era una presencia insistente en mi piel.
"Podríamos explorar las opciones físicas de nuestra relación, si lo
deseas. Para ser honesto, te deseo".
Me lo había dicho antes, pero aún así me asustaba. Miré a mis
manos, hurgando en el dobladillo de mi camisón. Solo un hombre
me había deseado y había tomado lo que quería sin preguntar.
Nino no era así. Él podría haberme tenido en nuestra noche de
bodas y todas las noches desde entonces. Ciertamente no había
nadie que pudiera haberlo detenido, y menos a mí.
"¿Qué estás pensando?", Preguntó.
Suspiré. "Tengo miedo".
"¿Te di razones para estar asustada?"
Miré de nuevo a su rostro atento. "No, pero estoy asustada
porque me quieres y porque te quiero, pero no sé si puedo
hacerlo".
"Podemos establecer límites y podemos ir paso a paso". Hizo una
pausa. su expresión se volvió contemplativa. "Si mi fuerza física
te desconcierta, podríamos tratar de restringirme. No me
importa".
Mi boca se abrió en shock. "¿Quieres decir que te ate?" Las
imágenes de Nino con corbatas de seda atadas a la cabecera
entraron en mi mente y casi me hicieron reír en voz alta. Parecía
imposible que un hombre como él sugiriera algo así.
Nino asintió. "De esa manera, serías libre de explorar sin tener
que temerme".
"Pero luego tendría que dirigir".
"¿No es eso lo que preferirías, dadas tus experiencias pasadas?
No tengo problemas para ser dominante, pero dudo que tú
reacciones bien a eso".
No estaba segura de qué hacer. Parecía la solución perfecta, pero
todavía me aterrorizaba, solo que ahora por una razón diferente.
"¿Alguna vez has alcanzado el clímax?", Preguntó en voz baja,
todavía mirándome con su escrutinio silencioso.
Mis ojos se agrandaron, y sacudí bruscamente mi cabeza. Mi
estómago se hundió en un abismo al recordar cómo se sentía
tenerlo en mí. "Todo lo que sentí fue dolor ... y vergüenza".
Él rozó ligeramente mi hombro, el toque cálido y suave. ¿Cómo
podía estar siempre tan cálido cuando su cara estaba tan
bellamente fría? "No quise decir cuando fuiste violada Me refiero
a mas tarde ¿Alguna vez te tocaste y te sentiste bien?"
Me mordí el labio, tratando de sacudirme los recuerdos y
concentrarme en el presente. "Realmente no. Intenté tocarme
varias veces, pero me sentí mal ".
Nino me sorprendió cuando se sentó en el borde del sillón, su
espalda desnuda rozando mis pantorrillas desnudas. No me
aparté, y tuve la sensación de que era un intento para él ver si
podía soportar su cercanía. "Sería bueno si exploraras tu cuerpo y
descubrieras lo que te gusta y condicionas tu cerebro para darte
cuenta de que el contacto sexual puede ser muy placentero".
Mi rostro se puso increíblemente caliente, incluso cuando Nino
parecía que estábamos hablando de lo que estábamos haciendo
para cenar esta noche.
"No estoy segura de que mi cuerpo sea capaz de encontrar algo
placentero", le susurré.
Nino inclinó su cuerpo hacia un lado y lentamente alcanzó mi
tobillo. Me tensé brevemente, más por confusión que por
cualquier otra cosa. Hizo una pausa, sus ojos se estrecharon, y
cuando me relajé, sus dedos rozaron mi tobillo antes de tomar mi
talón. Comenzó a aplicar una ligera presión con sus dedos
mientras acariciaba la parte inferior de mi pantorrilla y me
miraba a los ojos. Sus dedos nunca llegaron más alto que mi
pantorrilla, pero el toque pareció enviar un hormigueo en mi
rodilla, en mi muslo y directamente en mi centro.
Mis ojos se dirigieron hacia Nino mientras me acariciaba, sobre
sus fuertes brazos, su musculoso pecho y su estómago
desgarrado. Después de un rato, mi respiración se aceleró y el
hormigueo aumentó hasta que pude sentir la humedad
acumulada entre mis piernas. Asustada, sacudí mis caderas
ligeramente.
Nino soltó mi pantorrilla, su boca curvándose en la esquina.
"Creo que tu cuerpo se ajustará bien al placer".
Mis mejillas se calentaron aún más, pero más que vergüenza,
sentí alivio. Nino tragó una vez antes de que murmurara: "Ahora
que tu cuerpo ya está excitado, tendría sentido que te
exploraras".
"¿Quieres que me toque?"
"Sí", dijo con voz ronca. "Aquí no. En algún lugar privado, donde
te sientes relajada. Te recomendaría que te concentres en tu
clítoris al principio. Intenta frotarlo ligeramente con dos dedos, y
si te sientes cerca para soltarlo, puedes intentar sumergirlo un
poco más y darle un poco de atención a tus labios. Ese es un lugar
que muchas mujeres son muy sensibles, algunas incluso lo
favorecen sobre su clítoris. No creo que te sientas cómoda con un
dedo dentro de ti todavía, pero aumentaría el placer en general."
Mi centro se había vuelto más cálido e incluso más húmedo, al
escuchar su profunda voz.
"También ayudaría si te imaginas algo que te motive".
"Tú", estallé, sintiéndome repentinamente envalentonada.
Nino respiró hondo y algo en sus ojos cambió. "Si eso ayuda, sí.
Imagínate a mí". Su voz había bajado más que nunca, y una
ligera rigidez se había apoderado de la parte superior de su
cuerpo. Confundida, estaba a punto de preguntarme si lo había
ofendido de alguna manera cuando registré la forma en que sus
bañadores se ampliaban.
Tomé aliento. Un parpadeo de miedo me recorrió, pero tenía más
curiosidad que miedo.
"Te dije que te deseo", murmuró. "Y si quieres explorar opciones
físicas, tendrás que superar tu miedo a mi erección".
"No tengo miedo", dije y luego enmendé mis palabras debido a su
regla de no mentir. "Casi no".
Se puso de pie, y una vez más, mis ojos fueron atraídos a su área
de la ingle. "¿Por qué no entras en nuestra habitación y haces lo
que te sugerí y encuentras algo de alivio?"
"¿Qué hay de ti?"
"También voy a buscar alivio", dijo con naturalidad.
¿Preferirías si saciara mi deseo sexual en otro lugar? Dije que sí
en nuestra noche de bodas.
"¿Dónde?", Le pregunté.
Él no dijo nada, solo me miró con fría intensidad.
También me puse de pie porque me hizo sentir más fuerte,
incluso si Nino todavía se inclinaba sobre mí. "No quiero que
busques más a otras mujeres".
Ahí. Lo dije. Y el alivio se apoderó de mí. Me había molestado por
una un tiempo desde que me di cuenta que quería que este
matrimonio fuera más que una necesidad. No estaba segura de
cómo manejaban las cosas aquí en Las Vegas, si tal vez nunca
pretendía ser fiel, si esperaba seguir durmiendo simplemente
porque podía, pero no era algo que pudiera aceptar si realmente
movíamos la relación a nivel físico.
Nino me miró. "¿Así que quieres que te busque para satisfacer
mis necesidades sexuales?" Su voz tenía una nota extraña, y dio
un paso hacia mí.
Había un indicio de curiosidad en sus ojos. Este era él
conduciendo un experimento, me di cuenta. Aprendí a leerlo
mucho mejor. Me mantuve firme y no retrocedí. Se acercó aún
más hasta que casi pude sentir el calor que irradiaba de su
cuerpo. No me estaba tocando
"Eventualmente, sí", dije en voz baja. "Obviamente, todavía no
puedo hacerlo". Para ser honesta, no estaba seguro de poder
hacerlo, pero quería hacerlo.
"Entonces, hasta que te sientas lista, ¿sugieres que me vaya con
mis propias manos?"
Fruncí el ceño. ¿Se estaba burlando de mí? ¿O estaba siendo
serio? Fue tan difícil decirlo porque lo dijo secamente, sin el
menor indicio de emoción. De repente, me sentí tonta por haber
sacado el tema. Esto era Las Vegas, era un Falcone y, a pesar de
su consideración hacia mí hasta ahora, todavía era un hombre
acostumbrado a tener mujeres, dinero y poder a su disposición.
¿Por qué debería renunciar a nada por mí? Yo no significaba
nada para él. Yo era un peón en este juego por el poder.
Aparté la vista, incapaz de soportar su fría belleza. Dándome la
vuelta, estaba a punto de irme cuando él se interpuso en mi
camino. Mis ojos volaron hacia él.
“Respóndeme, Kiara. ¿Es eso lo que sugieres?"
Suspirando, asentí. "Sé cómo son las cosas. Sé que tus clubes
están llenos de mujeres dispuestas, pero sí, quiero que me seas
fiel. No puedo explorar la cercanía física contigo mientras veas a
otras mujeres".
"Te das cuenta de que no puedes explorar tu sexualidad con
nadie más que conmigo".
"¿Es así?" No estaba segura de por qué dije eso . Y por una vez,
Nino dejó que su expresión se convirtiera en la que la mayoría de
la gente conocía.
Una de dominación y violencia reprimida. "Es así. Nunca te
empujaré más allá de tus límites, pero solo porque no he
reclamado tu cuerpo con mi polla no significa que no te haya
reclamado. Tu eres mía Sólo mía. Y mientras viva, nadie te
tocará, excepto yo".
Fue lo menos comedido que lo había visto, y me recordó al
hombre que realmente era. Me sentí abrumada y a punto de
emprender el vuelo.
Nino dejó escapar un fuerte suspiro y dio un paso atrás y luego se
dejó caer en la silla.
Yo parpadee ¿Se estaba haciendo pequeño a propósito? Él me
estaba mirando de cerca.
"¿Mejor?" Preguntó en voz baja, de nuevo bajo control.
"Sí".
"No quería asustarte."
"¿No estuvimos de acuerdo en no mentirnos?" Pregunté
burlonamente.
La boca de Nino se contrajo. "Lo hicimos. Y tienes razón hasta
cierto punto. Sabía que cederías a mi visión de las cosas si
ejerciera un dominio, y dada tu historia, podría prever cómo te
haría sentir. Pero no fue una decisión consciente asustarte."
"Está bien."
Sus cejas se juntaron. "Cuando sugerí por primera vez satisfacer
mi deseo sexual en otro lugar, te sentiste aliviada". Volviendo al
tema que nos ocupa. Nino nunca se dejaba distraer.
"Lo estaba, pero ya no quiero eso. Quiero que tengamos un
matrimonio real".
"¿No es esto un matrimonio real? Es oficial, después de todo."
Sacudí la cabeza. "Eso no es lo que quiero decir. Quiero un
matrimonio normal. Para mí eso significa ser fiel y tener
intimidad solo con tu pareja. Significa cuidarse el uno al otro,
mostrar afecto, tratar de amarse”. Lo último se me escapó porque
era algo que quería en el fondo.
Nino se puso de pie de nuevo y se acercó. "Puedo ser fiel y puedo
mostrarte afecto ..."
"Pero no puedes amar, lo sé."
Nino me sobresaltó ahuecando mis mejillas, sus ojos más cálidos,
su expresión más suave que nunca. "Puedo simular emociones
muy bien, Kiara. Si te ayuda a sentirte más cómoda, puedo fingir
afecto e incluso amor".
Lo miré fijamente. Sin sus palabras, habría creído que la ternura
en su rostro era real. Tragué saliva. "No finjas preocuparte por
mí. No mientas".
Su expresión se volvió una de fría belleza otra vez, y mi corazón
se apretó con fuerza. "Quiero cuidarte, e incluso si no puedo
sentir emociones, al verlas en tu cara, particularmente la
felicidad y la alegría, me dan un cierto nivel de satisfacción. No
puedo darte más que eso".
"Está bien", susurré, porque no había nada más que decir. Tenía
que ser suficiente. Esperaba mucho menos de esta unión, y
mucho peor. No podía sostener contra Nino que él no podía
sentir. "¿Te gustaría entrar ahora?"
"No creo que tenga ganas de explorar más", dije en voz baja.
Él inclinó la cabeza. "Entiendo".
"¿Tal vez más tarde?", Le pregunté en voz baja.
"Por supuesto", dijo. "¿Qué tal si me visto y practicamos tus
habilidades de tiro un poco más?" Para él siempre era fácil seguir
adelante porque ningún tema lo conmovía tanto que su cerebro
no pudiera continuar, pero no quería hacer un mayor asunto de
esto de lo que era, así que asentí.
Regresó treinta minutos después con un pantalón negro y una
camisa negra, su ropa de vestir. Lo había visto con ropas
similares con tanta frecuencia antes, y sin embargo, la visión me
llegó hoy. Parecía alto, fuerte y elegante, y los tatuajes en sus
brazos creaban el contraste perfecto con su rostro perfectamente
hermoso.
Dos pistolas colgaban de la funda atada a su pecho, pero sabía
que escondía más armas en su cuerpo. Me había convertido en un
mejor tirador en el transcurso de nuestras últimas lecciones, pero
hoy mi concentración estaba desgastada.

Unas horas más tarde, me senté en nuestra sala y toqué la


canción en la que había empezado a trabajar hace casi seis
semanas. Era una canción que me ayudó a lidiar con mi
matrimonio con Nino, me ayudó a entender mis sentimientos
hacia el hombre. La brisa entraba por las ventanas y respiré
profundamente. Extrañaba el aroma del océano en el aire, pero el
calor de Las Vegas se sentía bien Ya no sentía frío
constantemente.
"¿Qué canción es esa?"
Mis dedos se sacudieron contra las teclas y el piano lanzó un
quejido bajo en respuesta.
"Lo siento, no quise asustarte", dijo Adamo mientras entraba en
la habitación a través de las puertas francesas abiertas.
Me relajé y sonreí. "Está bien. Me sobresalto demasiado
fácilmente.
Se metió las manos en los bolsillos y señaló con la cabeza hacia el
piano. "Puedes seguir tocando. Me gusta escuchar.
¿Me había escuchado tocar antes? Puse mis dedos ligeramente
sobre las teclas y comencé donde lo había dejado cuando me
sobresaltó Se acercó y apoyó los codos en el ala. Un moretón
floreció en su pómulo izquierdo, y su labio fue roto. No creí
haberlo visto sin un labio roto "¿Qué le pasó a tu cara?"
"Mis hermanos practican pelear conmigo".
"¿Cuándo serás inducido?"
Se miró los sangrientos nudillos. "En dos meses. Agosto. En mi
decimocuarto cumpleaños."
"¿Pero no quieres?"
Adamo se encogió de hombros. "Soy un Falcone. La Camorra es
mi destino. Sus cejas se juntaron. "Pero no quiero hacer la
mayoría de las cosas que se esperan de mí".
"Matar gente"
"Eso", él estuvo de acuerdo, una mirada oscura pasó por su cara.
"Ya lo hice. Matar a alguien Dispararle. Soy un buen tirador".
Asentí y dejé de tocar otra vez.
"No disfruto matando, y no quiero torturar a las personas ni herir
a las mujeres", susurró.
"Entonces no", dije y me di cuenta de lo estúpida que era. Adamo
no podía elegir su camino, no como otros".
Él soltó una carcajada. "Tengo que hacerlo."
"¿Qué preferirías hacer?" Sus ojos se iluminaron. “Automóviles de
carreras”.
“¿Puedes conducir un automóvil?”
“Remo me dejó conducir su automóvil cuando tenía once años, y
desde entonces me las arreglé para colarme en algunas carreras.
Choqué dos de sus autos. Estaba muy enojado, y ahora me
observa más de cerca, así que ya no puedo hacerlo más."
"¿Es por eso que estás enfadado por los jardines y escuchándome
tocar? " Pregunté con una sonrisa.
"Se supone que debo vigilarte."
Me eché a reír y luego me quedé en silencio ante la indignada
mirada en su rostro. Todavía me parecía gracioso que se suponía
que el Falcone más joven era mi guardaespaldas. "Lo siento".
"Soy un buen tirador y un luchador decente, y no es como si
alguien atacara nuestra mansión. Es el lugar más seguro de Las
Vegas."
"Porque la gente está aterrorizada por Remo."
"Y Nino", agregó Adamo, luego frunció los labios con disgusto.
"Desde que peleó su primera pelea de jaula oficial, Savio es aún
más arrogante que antes. Piensa que da tanto miedo como ellos,
pero no lo es. Ni siquiera cerca."
"De acuerdo. Nadie da tanto miedo como Remo y Nino", dije.
Luca había sido aterrador, pero tal vez porque lo conocía desde
muy joven, podía lidiar con su marca de miedo mejor que la de los
Falcone.
"Sí", murmuró Adamo y luego se puso serio, sus ojos marrones
vacilante. "¿Es Nino amable contigo?"
Yo fruncí los labios. Niza no era realmente un término que usaría
para Nino. "Él es ..."
"Presente", dijo Nino, haciéndome saltar y Adamo también. Me
volví hacia su voz. Estaba recostado en la puerta, alto y frío, con
los brazos musculosos cruzados sobre el pecho. Por una vez,
llevaba una camisa con las mangas enrolladas, revelando sus
tatuajes.
"Debes estar haciendo la tarea o trabajando en tus habilidades
con el cuchillo", dijo Nino, empujando la pared y caminando hacia
nosotros.
Adamo sacó la barbilla, pero no protestó. "Adiós, Kiara",
murmuró antes de salir por las puertas francesas.
Nino apoyó su cadera contra el piano como siempre hacía, y mis
ojos se fijaron en la forma en que sus pantalones acentuaban sus
piernas musculosas, la forma en que su camisa se aferraba a su
torso. "¿Y estoy siendo amable contigo?"
Asentí, pero no pude dejar de mirarlo y recordar su sugerencia de
esta mañana.
"¿Te gustaría ir a nuestra habitación y explorar?", Preguntó con
calma.
A pesar del calor en mis mejillas, asentí. Nino se enderezó y
extendió su mano para que la tomara, y lo hice como siempre.
Sus dedos se curvaron ligeramente a mi alrededor, pero de una
manera que sugería que podía alejarme en cualquier momento.
Con una respiración profunda, me levanté del banco,
sorprendiéndome ligeramente cuando su pulgar presionó contra
mi muñeca. ¿Por qué siempre hacía eso?
Mis ojos se arrastraron sobre su musculoso y entintado antebrazo
mientras lo seguía escaleras arriba. En el momento en que
entramos en nuestra habitación y mis ojos se posaron en nuestra
cama, mi pulso comenzó a correr por mis venas.
Nino me miró. "¿Miedo o excitación ... o ambas?"
"¿Qué?", Le pregunté confundida. Presionó su pulgar contra mi
muñeca. "Tu pulso se aceleró".
"¿Es por eso que siempre me tocas allí?"
"Es un buen indicador de tu estado de ánimo y me ayuda a
descubrir tus emociones combinadas con tu expresión y
respiración".
Me reí y luego me callé cuando me llevó más cerca de la cama.
Nino levantó una ceja.
"Ambos", admití.
Se hundió en la cama, tirando de mí para que yo estuviera
delante de él. "Sería bueno si pudiéramos lograr reducir uno y
aumentar el otro".
"¿Cuál le gustaría aumentar?", Dije en el mismo tono científico
que él había usado.
Su boca se torció. "Bueno", comenzó en voz baja. “El miedo sería
más fácil de aumentar que la excitación, siendo tú y yo siendo yo,
pero prefiero las tareas difíciles. ¿Cuál prefieres? ”Levantó mi
mano a sus labios muy lentamente, sus ojos nunca abandonaron
mi rostro, y presionó un beso con la boca abierta en mi punto del
pulso y luego pasó su lengua sobre él.
Un pequeño escalofrío me recorrió la espalda. ¿Cómo era posible
que pudiera sentir eso entre mis piernas?
Me miró fijamente. “¿Miedo?”
Sacudí mi cabeza, mi lengua pesada.
"¿Ambos?"
Consideré eso y sacudí vacilante mi cabeza.
Los ojos de Nino se volvieron aún más intensos. "¿Estás segura?"
No lo estaba porque él evocaba sensaciones en mi cuerpo que
nunca había sentido, pero el hormigueo entre mis piernas había
aumentado, y me sentía caliente y húmedo allí. "No."
Nino asintió. "Vamos a tratar de cambiar eso. ¿De acuerdo? ”
Dios mío, sonaba tan seguro de sí mismo, como si supiera que lo
haría bien para mí.

NINO

El pulso de Kiara se disparó de nuevo. "Está bien".


Soltando su mano, alcancé el cajón superior de mi mesita de
noche y saqué las esposas que había guardado allí.
Kiara soltó una risa ahogada. Un rápido escaneo de su cara me
dijo que estaba nerviosa.
"Normalmente no tengo esposas en el cajón", dije antes de que
ella pudiera sacar conclusiones que la inquietaran. Nunca había
visto el atractivo de contenerme así y prefería dominar en la
cama, así que nunca permití que una mujer lo hiciera, y al revés
tendría menos sentido porque no necesitaba esposas para
contener a nadie. . "Las puse allí después de que hablamos esta
mañana".
Kiara se mordió el labio, pero no reaccionó de ninguna otra
manera "Puedo esposar una de mis manos a la cabecera. ¿Qué
dices? Eso te daría una sensación de seguridad, ¿no crees?"
"Creo que sí", dijo vacilante.
"¿Quieres que me desnude?"
Ella negó con la cabeza rápidamente. "No."
La miré detenidamente. "Kiara. No tenemos que hacer esto".
"Quiero hacerlo. Solo estoy un poco abrumada por la situación."
Asentí y me moví de nuevo en la cama hasta que mi espalda se
apoyó contra la cabecera y luego esposé mi mano izquierda.
Kiara no se había movido de su lugar. "¿Qué te gustaría hacer
primero?"
Ella se sonrojó, tirando de un mechón de cabello detrás de su
oreja. "No lo sé. ¿Qué sugerirías?"
Ella estaba enviando señales mixtas. Por un lado, tenía miedo de
perder el control, pero por otro lado necesitaba que yo tomara el
control. "¿Qué tal si empezamos con un beso?"
Sus ojos se lanzaron a mis labios, el rubor en sus mejillas se
oscureció mientras asentía. Ella se subió a la cama. Traté de
sentarme lo más relajado posible, mis piernas se cruzaron en los
tobillos y mi brazo libre apoyado en mi regazo mientras la
observaba. Con los ojos en mi cara, se acercó hasta que se
arrodilló a mi lado, sus rodillas presionando contra mi cadera. No
me moví.
Ella exhaló suavemente. "Nunca antes me habían besado".
"No es difícil, Kiara, confía en mí".
Me lanzó una mirada que no pude ubicar. "Fácil para ti decir.
¿Cuántas mujeres has besado?"
No podía ver qué importancia tenía eso. "Ciento doce. No beso a
todas las mujeres que follo".
Ella se atragantó. "¿Has dormido con más de cien mujeres?"
"Sí. Yo comencé tarde en comparación con Remo y Savio. Tuve mi
primera mujer cuando tenía casi quince años".
"Entonces tuve mi primera vez antes que tú" Dijo ella con
amargura, tragando saliva y mirando hacia la cama.
Levanté mi mano y levanté su barbilla para ver su expresión. "No
has tenido tu primera vez todavía. Lo que tuviste no cuenta. Lo
que vamos a hacer no tiene absolutamente nada que ver con lo
que experimentaste".
Sus ojos se humedecieron y yo solté mi mano, sin saber si mis
palabras la habían molestado, pero se acercó más y vacilante
puso una mano en mi hombro.
"¿Cómo puedes decir cosas que me hacen sentir mejor cuando ni
siquiera entiendes lo que siento?"
"Estoy diciendo hechos. Eso es todo ".
Ella se rió. "Hechos". Luego bajó los ojos a mi boca y se lamió los
labios. Dudé que ella lo notara, pero la vista tuvo un efecto
inmediato en mi polla.
"¿Me vas a besar?", Le pregunté. Ella asintió pero no se movió.
"Kiara, si quieres tener el control, realmente tienes que tomar el
control". Era una mujer a la que habría calificado de sumisa en la
cama, y en circunstancias normales, naturalmente, habría
tomado la iniciativa, pero como siempre que ella quedara
atrapada en los recuerdos de su violación que hubieran
terminado mal.
Finalmente se inclinó hacia delante y presionó sus labios contra
los míos, cerrando los ojos. Hubiera preferido que ella los
mantuviera abiertos para tener la oportunidad de leerla, aún así,
no tenía más remedio que confiar en que ella se retiraría si algo
la inquietaba.
Sus labios eran muy suaves y la presión era ligera, casi
inexistente como nuestro beso el día de nuestra boda. Resistiendo
el impulso de acercarla a ella y mostrarle lo bien que se pueden
sentir los besos, la dejo controlar. Después de un momento, ella
se retiró con el ceño fruncido, su piel enrojecida. "Esto se siente
extraño porque no te estás moviendo".
"Quería dejarte tener el control".
"Está bien si tomas la iniciativa y lideras porque sabes qué hacer
y yo no, y eso me pone nerviosa". La miré, no muy seguro de qué
necesitaba que hiciera "Me esposé para que te sintieras en
control".
"Sí, y eso está bien, pero quiero que me beses como normalmente
lo harías".
"Normalmente, yo dirijo".
Ella se mordió el labio de nuevo. Nervios. Alcancé su muñeca y
presioné mi pulgar contra ella. Ella soltó una carcajada. "Puedes
liderar ... quiero decir, puedes liderar sin ser todo dominante y
rudo".
"No seré rudo contigo, Kiara. Y si alguna vez sientes que soy
demasiado dominante, dímelo y adaptaré mi comportamiento,
¿de acuerdo?"
Ella sonrió levemente, pero su pulso se disparó de todos modos.
Ella era muy difícil de leer. "¿Podemos intentarlo de nuevo?"
"Por supuesto. Voy a tocar tu espalda ".
Otra vez un aumento en su pulso. Solté su muñeca y puse mi
mano en su espalda baja y comencé a frotarla ligeramente con mi
pulgar. Sus mejillas estaban enrojecidas, y estaba suave bajo mi
toque. Se inclinó ligeramente hacia adelante hasta que sus labios
casi tocaron los míos.
Decidiendo ver si tomar el plomo funcionaría, atrapé sus labios
con los míos, aplicando más presión que ella y empujé sus labios
con mi lengua. Ella los separó sin dudarlo y me sumergí. Su
sabor y el suave calor de su boca fueron directamente a mi polla.
Ella se sometió al beso sin vacilación, siguiendo mi ejemplo.
Ella cedió tan fácilmente a mis demandas, tan fácilmente, supe
que continuaría haciéndolo si nos moviéramos más, y eso me dio
ganas de hacer eso, pero me contuve.
Abrí mis caricias en su espalda, rozando su columna vertebral
Ella hizo un pequeño sonido en la parte posterior de su garganta,
apretando su agarre en mi hombro. Su otra mano presionó contra
mi pecho, rozando mi pezón, y la besé un poco más fuerte.
Moviendo mi mano libre por su espalda, quise tomarle la cabeza,
pero en el momento en que toqué su cuello y mis dedos se
deslizaron en sus oscuras olas, ella se echó hacia atrás. "No",
susurró ella rápidamente. Alejé mi mano, viendo los restos de
pánico en su cara. No era un toque que yo considerara
problemático, por lo que su reacción me sorprendió.
"¿Tu cabello?"
Ella asintió rápidamente. "Y mi cuello." Ella tragó. "Mi tío ... él
me mantuvo allí ... Me sujetó cuando me obligó a ..." Ella me miró
con desesperación. No tuve problemas para leerlo en su cara, y no
tuve que tocar su muñeca para saber que su pulso estaba
acelerado porque recordaba cómo su bastardo de un tío la había
obligado a chuparle la polla cuando era solo una niña. Y una vez
más, desearía haber prolongado su tortura. Había sufrido por
completo bajo las mías y las manos de Remo, y aun así no parecía
suficiente.
"Entiendo", le dije. Ella se estremeció sin poder hacer nada, y
luego simplemente cayó hacia adelante, atrapándome por
sorpresa cuando presionó su cara en la curva de mi cuello y
comenzó a temblar. Le toqué la espalda y su temblor empeoró.
Entonces algo mojado golpeó mi piel. Ella estaba llorando.
"¿Kiara?"
Ella se aferró a mis hombros y envolví mi brazo libre alrededor
de ella. Ella presionó aún más en mí. La dejé llorar ella misma.
Tal vez la ayudaría. Echándose hacia atrás, ella me besó
suavemente, sus ojos palpitaban como si estuviera buscando
alguna cosa. Le devolví el beso, saboreando sus lágrimas.
"Lo siento", dijo después de un momento.
"¿Por qué?"
"Por volverme emocional". Ella suspiró y cerró los ojos
brevemente. Luego los abrió de nuevo y asintió con la cabeza
hacia el puño. "¿Dónde está la llave?"
"Cajón". Se inclinó sobre mí y eché un vistazo a su trasero
redondo y firme. Mi cuerpo definitivamente reaccionaba
fuertemente a sus activos. Ella abrió las esposas. "Creo que me
voy a bañar". No la detuve cuando se retiró al baño.
En cambio, salí y me dirigí a nuestra sala de juegos. Remo estaba
allí, tumbado en el sofá, viendo las últimas peleas de jaula en
Roger´s Arena.
Miró hacia mí cuando me hundí en el sillón, alcancé la botella de
bourbon sobre la mesa y me serví un vaso.
Remo asintió hacia mi muñeca, que tenía marcas rojas de los
puños de metal. "¿Que paso ahí? ¿Ya te estás poniendo nervioso
con tu esposa?"
"Kiara está asustada de mi fuerza física, así que me esposé a la
cama."
Remo se echó hacia atrás, con las cejas levantadas. "Como si eso
te detuviera".
"No lo haría, pero ella se siente más segura, y de eso se trata.
Ella necesita sentirse cómoda a mi alrededor ".
Remo entrecerró los ojos. "¿Así que todavía no la has follado?"
Tomé un sorbo de bourbon. "No progresamos más allá de los
besos, así que no".
Remo estuvo callado por un momento, y eso nunca era una buena
señal. “Tienes la paciencia de un santo. ¿Quieres que llame a
algún entretenimiento? "
"Acordé no buscar más a otras mujeres."
Remo se echó a reír. "Correcto". Y luego se puso serio. "¿Estás
hablando en serio?"
"Lo estoy."
"¿Estás tratando de convertirte en un ciudadano honesto de
corbata?"
"No tengo ambiciones en ese sentido, no".
Remo negó con la cabeza. "Primero Fabiano, ahora tú. ¿Por qué
todos? ¿Te estás convirtiendo en un amarrado al coño?"
"Ya que no estoy teniendo ningún coño, tu término es engañoso."
"Oh, jódete, Nino. No seas un maldito sabiondo. ¿Realmente crees
que puedes hacer que un matrimonio funcione? Incluso si no
follas con otras mujeres, no serás un marido cariñoso y lo sabes ".
Me encogí de hombros. "Lo sé, pero por ahora voy a intentarlo y
ver a dónde me lleva".
"¿Entonces este es un tipo de experimento científico para ti?"
"Tal vez". Era algo nuevo, algo que no había experimentado y no
podría decir cómo lo manejaría a largo plazo, pero tenía
curiosidad y Kiara quería que este matrimonio fuera real.
CAPÍTULO 16

KIARA

No podía dormir después del beso Mi mente lo reprodujo. La boca


de Nino había sido tan cálida y gentil. No era nada de lo que
había imaginado, nada de lo que había temido. Se las arreglaba
para sorprenderme todos los días y lo había hecho desde nuestra
noche de bodas.
La puerta se abrió con un crujido y alguien entró. Abriendo mis
ojos, miré a través del hueco en las mantas. Las hacía llegar
hasta mis oídos porque me hacía sentir más segura de esa
manera. Dejé la luz del baño encendida porque la oscuridad aún
tenía poder sobre mí. Pude ver la forma alta de Nino en el cálido
resplandor.
Mis mejillas se calentaron cuando sus ojos se posaron en mí. Sin
embargo, había huido al baño después de nuestro beso, no por
eso. Me había avergonzado por romperme y llorar en los brazos
de Nino. Necesitaba tiempo para controlarme. Para un hombre
tan controlado y sin emociones como Nino, estar casado conmigo
debía ser una tarea particularmente difícil para él. Al principio,
estaba segura de que mi matrimonio con Nino era un castigo por
las acciones de mi padre, pero ahora estaba bastante segura de
que era él quien podría haber hecho un mejor trato.
"Es tarde", murmuró.
"No puedo dormir".
Él asintió con la cabeza antes de entrar al baño y cerrar la
puerta. Apenas alguna luz se derramó en el dormitorio a través
del estrecho hueco debajo de la puerta, pero enfoqué mis ojos en
ella y escuché el sonido del agua corriendo. Después de unos
minutos, Nino volvió a salir, vestido con calzoncillos. Sabía que
prefería dormir desnudo y ahora se vestía de noche sólo para
tranquilizarme. Incluso en su propia cama, tenía que contenerse
a mi favor. Apagó la luz del baño y se acercó a mí en la oscuridad.
Mi pulso se aceleró cuando el colchón se hundió bajo su peso, pero
por razones muy diferentes a las que tenía en el pasado. ¿Cómo
sería si me inclinara y lo besara? Sin advertencias, sin esposas.
Solo mis labios tocando los suyos, mi cuerpo apretado contra el
¿Cómo se sentiría ser libre y actuar según mis deseos? ¿Cómo
sería no ser encadenada por el pasado?
"¿Estás bien?" Dijo Nino.
¿Cómo pudo saberlo? Él no me había tocado la muñeca, por lo que
mi pulso no podía haberme delatado. “¿Por qué lo preguntas?”
“Porque tu respiración cambió. Eso suele ser una señal de que
estás inquieta por algo. ¿Es por nuestro beso?
Vacilé, preguntándome qué decir, pero opté por la verdad. "Sí".
"¿Cambiaste de opinión acerca de los aspectos físicos de nuestro
matrimonio?"
Ojalá supiera lo que estaba pensando. Dijo que me deseaba, pero
tal vez mi beso y el estallido de lágrimas después lo hicieron
cambiar de opinión. "No, disfruté nuestro beso", admití.
"Bien". Esa no fue la respuesta que esperaba. ¿Lo había
disfrutado él también? ¿Quería besarme otra vez?
"¿Te gustaría besar de nuevo?" A veces daba miedo lo fácil que
podía leerme, incluso en la oscuridad, incluso sin entender mis
emociones. El funcionamiento interno del cerebro de Nino era
completamente inexplicable para mí. "¿Qué quieres?"
Estaba callado. "¿En términos de besos o en general?"
"En general", susurré, mi estómago apretándose con los nervios.
"Dame tu muñeca", dijo, y yo cumplí. Su pulgar presionó contra
mi punto de pulso, y tuve que reprimir la risa. Se apagó
rápidamente cuando comenzó a hablar en voz baja y profunda.
"Te quiero en todos los aspectos. Quiero besarte, por supuesto.
Quiero mostrarte placer, Kiara. Mi pulso galopaba con cada
palabra. “Quiero darte un orgasmo con mi boca y mis dedos.
Quiero probarte en todas partes, y yo. quiero ... dormir contigo ”.
Me di cuenta de que quería usar un término diferente, pero optó
por suavizar sus palabras para mi beneficio. Mi pecho se calentó
ante su consideración. A pesar de quién era, Nino siempre
representaría seguridad para mí.
“Conozco todos los puntos de tu cuerpo que aumentarán tu
excitación. Si me lo permites, te haré venir una y otra vez.
"Tragué audiblemente. Mi núcleo parecía licuarse, palpitando con
una necesidad que apenas entendía.
Me tocó la muñeca. “¿Miedo?”
Me reí nerviosamente porque en este momento el miedo era solo
un pequeño parpadeo en los rincones de mi conciencia. "No",
admití en el susurro más suave.
Nino esperó pacientemente a que yo dijera más. Cuando mis ojos
se acostumbraron a la oscuridad, pude distinguir el contorno de
sus fuertes hombros. Él estaba frente a mí, respirando
tranquilamente, relajado. Esas palabras… ¿no le afectaban?
“¿Excitada?”
Asentí, sin estar segura de si él podía verlo.
"Bien", vino su voz baja.
Me estremecí. "¿Y tú?"
"¿Estás preguntando si estoy excitado?"
Asentí.
"Lo estoy", dijo.
Mi pulso realmente comenzó a acelerarse. "¿Kiara?"
"Ambos", dije rápidamente, porque estaba igualmente asustada y
excitada por su admisión.
"¿Qué puedo hacer para desterrar tu miedo?"
"Nada", dije, porque en el fondo sabía que era una batalla que
tenía que luchar por mi cuenta. "Pero quiero probar algo".
"Está bien", dijo lentamente.
"¿Podemos besarnos sin que estés restringido?"
"Por supuesto. ¿Ahora?"
"Sí", dije en voz baja y me acerqué un poco más a él hasta que su
cálido aliento se extendió por mi cara y el gran volumen de calor
que irradiaba de su cuerpo me dijo qué tan grande era, cuánto
más alto y más fuerte.
Capté la pizca de alcohol en su aliento, algo ahumado y picante.
"¿Hueles a ... bourbon?"
"Me tomé un vaso", dijo. "Pero no tienes que preocuparte. No es
suficiente para disminuir mis inhibiciones. Ni siquiera cerca."
"No me preocupa eso." Me incliné más cerca hasta que su rostro
se cernió justo frente a mí, y luego acorté la distancia restante
entre nosotros y presioné mis labios contra los de él. Esperó un
par de segundos antes de aumentar la presión, y su lengua se
deslizó entre mis labios, explorando mi boca. Sus dedos se
movieron hacia arriba desde mi muñeca, acariciando la suave
piel de mi antebrazo, la curva de mi codo, luego un poco más
arriba antes de volver a bajar. Finalmente, su pulgar presionó
contra mi muñeca otra vez.
Lo hizo porque lo necesitaba para que me leyera mejor, para
asegurarse de que notaba cuando me sentía abrumada o
asustada. Esa comprensión hizo algo extraño en mi corazón.
Nos besamos por un largo tiempo y comencé a sentir calor entre
mis piernas. Los besos de Nino eran increíbles, abrumadores;
Dirigió fácilmente sin hacerme sentir que estaba bajo su control.
Su respiración se profundizó ligeramente cuando su boca se
deslizó sobre la mía, y la fricción envió una nueva oleada de calor
a través de mi núcleo. Me retorcí, presionando mis muslos juntos.
Si Nino se dio cuenta, no reaccionó, pero su agarre en mi muñeca
se apretó un poco.
Puse mi mano libre contra su pecho desnudo y sentí que sus
músculos se flexionaban debajo de las puntas de mis dedos. Su
piel estaba cubierta de cicatrices, y comencé a rastrearlas con
curiosidad hasta que accidentalmente rocé su pezón. Gimió en mi
boca, sacudiéndose ligeramente, y el movimiento causó que algo
duro se clavara en mi muslo.
Me congelé contra él. El miedo y mi propia excitación lucharon
dentro de mi cuerpo. Me había dicho que estaba excitado, pero
sentirlo hacía las cosas más reales.
Dejó de besarme y respiró hondo. "Dime cómo te sientes."
"Estoy bien".
"Eso no es un sentimiento".
"Me siento bien", dije de nuevo con más fuerza. "Sólo
sobresaltada."
"Tal vez deberíamos parar, entonces."
No quería parar, pero tal vez Nino tenía razón. Incluso si mi
cuerpo gritaba por más, no estaba seguro de poder manejarlo. Me
sentí ... abrumada de nuevo. "Tienes razón".
Él soltó mi muñeca y rodó sobre su espalda, más lejos de mí. Un
agujero se abrió en mi estómago. Tragué saliva una vez y luego
una segunda vez. Sabía que le dije a Nino que no necesitaba para
que fingiera afecto, pero quizás estaba equivocada.
La cabeza de Nino se movió hacia mí. "Estás molesta otra vez".
No estaba segura de cómo se había dado cuenta esta vez. Tal vez
mi respiración había cambiado de nuevo.
"Yo ... cambié de opinión sobre el afecto simulado". Estaba
recorriendo un camino peligroso. Vivir una mentira no era algo
que quisiera hacer, pero con Nino era todo lo que podía tener. Tal
vez el afecto simulado era mejor que nada.
"Está bien", dijo en voz baja. Él inclinó su cuerpo hacia mí. "¿Te
gustaría quedarte dormida en mis brazos?"
Mi garganta se apretó. No dije nada y me acerqué a él. Envolvió
un brazo alrededor de mi hombro y me tiró contra él. Su toque
era ligero, nunca como una jaula, siempre considerado. Estúpidas
lágrimas se acumularon en mis ojos mientras descansaba mi
mejilla contra su fuerte pecho. Su corazón latía a un ritmo
tranquilo. ¿Alguna vez se aceleraba? ¿Alguna vez se emocionaba
cuando me miraba como yo a veces cuando lo miraba o como
cuando me di cuenta de que siempre me tocaba la muñeca para
asegurarme de que estaba bien?

Cuando me desperté a la mañana siguiente, Nino se había ido.


Eran ya pasadas las nueve, así que echaba de menos verlo dar
vueltas en la piscina. Pasé por mi rutina matutina, me puse unos
pantalones cortos y una camiseta simple y bajé las escaleras.
Caminé a través de la parte principal de la casa y en la cocina.
Después de prepararme un rápido desayuno de gachas, decidí
comerlo afuera para poder disfrutar del hermoso clima. Cuando
salí, el sonido de un videojuego me llevó a la sala de juegos.
Adamo estaba allí otra vez, concentrándose en una carrera de
autos en la gran pantalla de la pared.
"Oye, Kiara", dijo sin apartar la vista del juego. Fabiano trajo a
Leona esta mañana. Está tomando el sol en el jardín."
"¿Por qué nadie me lo dijo? "
Él me dio una mirada extraña.
Yo le sonreí. "No importa. Disfruta de tu juego. Salí
apresuradamente por las puertas francesas y bajé por el pequeño
camino hacia la piscina y las sillas. Justo como Adamo había
dicho, Leona estaba tendida en uno de ellos, leyendo un libro.
Algo sobre la historia de la Corte Suprema. Levantó la vista
cuando me acerqué, sonriendo, y dejó el libro sobre la mesa a su
lado.
"Eso no se ve como una lectura ligera", le dije, sentándome en la
silla frente a ella, mi tazón de papilla entre mis muslos. "No lo es,
pero quiero prepararme para la universidad. Estoy empezando en
unos meses y no quiero estar completamente despistada. ¿Qué
hay sobre tí? ¿Has considerado ir a la universidad?"
Fruncí el ceño. Me criaron para convertirme en esposa y madre.
"Para ser honesta, siempre he querido ser madre", dije en voz
baja. "Quiero una familia para cuidar. Niños bulliciosos que
llenan la casa de vida y risas ". Tal vez fue algo que anhelé
porque nunca tuve una familia así. El amor incondicional era
algo que solo los niños podían ofrecer en nuestro mundo. "Eso
está bien", dijo Leona con una sonrisa. Luego sus cejas se
hundieron en sus pensamientos.
"¿Qué?"
"Estoy tratando de imaginar a Nino como padre y Remo como tío
..." ella negó con la cabeza "...pero no puedo. No son realmente el
tipo de familia. Quiero decir que son cercanos como hermanos,
pero por lo demás... no".
Sabía lo que quería decir. Nino y sus hermanos eran más que
cercanos. Eran una unidad. Somos nos nosotros contra el mundo.
Él probablemente querría seguir viviendo con ellos incluso si
tuviéramos hijos. ¿Niños ruidosos y ruidosos alrededor de Remo?
Eso era definitivamente algo que me hizo desconfiar. Me encogí
de hombros.
"No es que tengamos hijos en un futuro cercano". Señalé mi
papilla. "¿Te gustaría un poco también? Hice más de lo que puedo
comer."
"Ya desayuné con Fabiano."
Asentí y comí una cucharada. Por alguna razón ya no tenía
hambre.
"¿Cómo van las cosas entre tú y Nino?"
Mis mejillas se calentaron cuando intenté responder. "Mejor de lo
que pensé que lo harían. Él está siendo muy considerado."
Los ojos de Leona se ensancharon. "¿De verdad?"
Me reí por su expresión. "De Verdad. Quiero decir, obviamente no
es fácil para él entender mis emociones, pero él hace todo lo
posible y eso es todo lo que puedo pedir.
"Admiro tu fortaleza. Para ser sincera, Nino me asusta de más,
casi tanto como Remo".
Sonreí porque la entendía muy bien. "Lo sé. Y Remo todavía lo
hace. No creo que eso cambie nunca. Hay algo tan...
desconcertante sobre él".
"Desquiciado es un poco insuficiente", dijo Leona. "La forma en
que él gobierna sobre Las Vegas..."
Ella suspiró. "No estoy casada con él. Supongo que eso es una
bendición ".
"Realmente espero que nunca encuentre a una pobre mujer con la
que quiera casarse".
No podía imaginarme a Remo conformándose con una mujer. Tal
vez solo sea por la emoción de la conquista o la satisfacción de
romperla. Me estremecí y aparté cualquier pensamiento de él a
un lado.
"Tu Fabiano no es menos temible que Nino. Ni siquiera has
crecido alrededor de hombres como él, pero estás con él. Él es el
Enforcer"7.
Leona se incorporó con expresión pensativa. "Sé que lo que él
hace, lo que todos hacen está mal, pero lo amo. No puedo evitarlo.
Nadie ha sido nunca bueno conmigo, pero él lo es. Tal vez sea
egoísta".
Dejé mi tazón de papilla y alcancé su mano, apretándola.
"No tienes que justificar tu amor. Es algo puro y hermoso, y estoy
segura de que todo sucede por una razón. A veces simplemente no
entendemos por qué".
Sus ojos azules buscaron los míos. "¿Qué sientes por Nino?"
No estaba segura. Agradecimiento. Afecto. Y a veces algo más
cálido y profundo que me asustaba. "Enamorarse de Nino sería
una tontería. No puede devolver mis sentimientos sin importar
cuáles sean."
"El amor tiende a convertirnos en tontos", dijo Leona en voz baja,
pero dejó el tema y se reclinó en la silla del salón.
También decidí estirarme, aunque no estuviera usando un traje
de baño como Leona. Pensando en mi situación, no tenía
intención de convertirme en ese tipo de tontos. Enamorarse de
alguien sin emociones sería un error horrible.

Temprano al atardecer, estaba de vuelta al piano, tocando mi


canción, cuando entró Nino. Mis dedos tropezaron con las
siguientes notas. Estaba vestido solo con boxeadores de pelea, su
piel cubierta con un fino brillo de sudor que hacía que sus
tatuajes destacaran aún más. Mis ojos se arrastraron por su
estómago marcado y luego seguí sus musculosos brazos y sus
fuertes manos envueltas en una cinta blanca. Eran rojos en
algunos lugares. Rápidamente aparté mis ojos, demasiado tarde
por supuesto, porque Nino me miró con una expresión de
complicidad. Afortunadamente, no dijo nada.

7
Ejecutor, el que se encarga de los crímenes y las torturas en general
"Remo está ordenando pizza para nosotros ahora. Me doy una
ducha rápida y luego podemos irnos."
"Claro", dije lentamente. "No estoy segura de que a Remo le guste
tenerme cerca todo el tiempo cuando cena". En las últimas
semanas, cada vez estaban más ocupado planeando su ataque al
Outfit, así que a menudo cenaba con Leona en nuestra ala o
incluso comía con Adamo, que aún no estaba involucrado en los
tratos de la Camorra. Nino también me había invitado a cenar
dos veces. Afortunadamente, pasar las noches con todos los
hermanos Falcone había sido un evento raro.
Nino inclinó la cabeza. "Tú eres mi esposa. Tu eres familia Él
puede manejarlo.
Mis ojos bajaron a su pecho otra vez, preguntándome cómo se
sentiría explorar cada centímetro de su piel con las yemas de mis
dedos. Solo había tocado brevemente su pecho. Algo en la
expresión de Nino cambió, y él se avalanzó a mí. Realmente no
había otra manera de describir sus movimientos. Se agachó hasta
quedar junto a mí, así que estábamos casi al nivel de los ojos
cuando me senté en el banco del piano. Mi aliento quedó atrapado
en mi garganta cuando su boca se curvó en una sonrisa y sus ojos
reflejaron calor.
Dios mío, era tan bueno fingiendo afecto. Demasiado bueno. Esta
iba a ser mi perdición, lo sabía, pero no podía decirle que parara.
Su olor se apoderó de mí, sudor masculino y algo que solo era
Nino.
Mi respiración se aceleró y también mi pulso. Nino alcanzó mi
mano, que se apoyaba débilmente en mi muslo, y presionó su
pulgar contra mi muñeca. Luego se lo llevó a la cara y presionó
un beso en mi palma, sus ojos grises en mi cara todo el tiempo. Y
me quedé mirando fijamente su cara. Esa hermosa cara, siempre
perfectamente fría pero ahora llena de calor creado
conscientemente. A pesar de que sabía que esto era una mentira,
una mentira que podría romperme al final, me incliné hacia
adelante y lo besé porque con él me dio esa mirada tierna,
necesitaba estar más cerca.
Él me devolvió el beso y tocó mi mejilla con su mano callosa. No
queriendo que él leyera lo que esto me hizo, cerré los ojos. Si
quisiera que esto funcionara, necesitaba hacer las paces con la
verdad de que Nino estaba fingiendo emociones para mí o tendría
que intentar fingir que no eran falsas. Sabía que esto último
sería más fácil porque Nino era tan terriblemente bueno
simulando.
Alejando cualquier pensamiento de mi mente, me permití
ahogarme en el beso de Nino, en su cercanía y olor, y mi cuerpo
cobró vida. Cuando Nino al final se apartó, mis mejillas estaban
enrojecidas y estaba jadeando. Su pulgar acariciaba ligeramente
mi punto de pulso, y el pequeño toque viajaba a través de cada
parte de mi cuerpo. No solo era bueno para simular emociones,
también era bueno en esto. Genio y monstruo.
"¿Podemos explorar un poco más después de la cena, si lo
deseas?" Su voz era profunda y ronca.
Asentí levemente, sin confiar en que mi voz saliera como algo
más que un chillido. Nino volvió a besarme la palma de la mano
antes de ponerse de pie, y me dio una vista del bulto en sus
pantalones cortos de lucha, antes de girarse y subir las escaleras
para ducharse. Mis ojos siguieron su musculoso, entintado, sus
estrechas caderas y su firme trasero.
Presioné agitando los dedos sobre las teclas del piano. ¿Dónde me
había quedado? No pude recordar En cambio, convertí mi estado
emocional actual en música. Fue rápido y errático, pero
finalmente la melodía se suavizó, y mi corazón se calmó.
Encontré mi camino de regreso a la canción en la que había
estado trabajando antes de que llegara Nino. Con cada minuto
que pasaba, me relajé más.
"Has estado trabajando en ello por un tiempo", comentó. Salté.
Como de costumbre, se movió tan silenciosamente que no lo
escuché acercarse. Ahora se apoyaba contra la pared, con las
manos en los bolsillos. Llevaba una camiseta blanca ajustada que
acentuaba sus músculos y mostraba los contornos oscuros de sus
tatuajes debajo.
“¿Reconoces la melodía?” Pregunté, sorprendida.
"Tengo buen oído y buena memoria".
"¿Hay algo en lo que no seas bueno?" Me paré y me acerqué a él.
Sus propios ojos se detuvieron en mis piernas desnudas, luego se
movieron hacia arriba, deteniéndose brevemente en mi pecho
antes de que se detuvieran en mi cara. El calor inundó mi cuerpo.
No fue la primera vez que noté que me miraba así.
"Un par de cosas", dijo en voz baja, extendiendo la mano. Puse la
mío en sus manos sin pensarlo dos veces. "Venga. Remo se
pondrá intolerable si la pizza se enfría".
"¿No lo es siempre?"
La boca de Nino se contrajo. "Será aún más intolerable".
"No queremos eso. Uno de estos días, va a hacer un viudo de
tí."
La mano de Nino se apretó alrededor de la mía. “Eres la mujer
más segura de la ciudad. Confía en mí".
Mientras nos dirigíamos a la parte principal de la mansión, me
arriesgué a echar un vistazo ocasional a su rostro. No se veía
exactamente sin emociones, más relajado.
El me miro "¿Todo bien?"
Asentí rápidamente, contenta de haber llegado a la sala de juegos
donde Savio y Remo ya nos estaban esperando. Como de
costumbre, la cena no se llevaría a cabo en el comedor, en una
mesa adecuada, sino en el sofá con cajas de pizza esparcidas al
azar alrededor de la mesa del salón.
Una pelea se jugaba en la gran pantalla de televisión. Remo se
sentó en un sofá y Savio en el otro. Tampoco llevaban camisas.
Hacía calor afuera, pero realmente deseaba que hubieran elegido
usar más que pantalones de chándal. A diferencia de Nino, no
tenían ningún tatuaje en sus torsos, solo la marca de la Camorra
en sus antebrazos y el ángel de Remo en la espalda.
No habían comenzado a comer todavía.
"Donde está el niño? Me está llevando por la pared", Remo
murmuró y luego gritó: "Adamo, trae tu puto culo aquí. La pizza
se está enfriando."
Había comido más pizza en mi matrimonio con Nino que en toda
mi vida antes que él. Nino me guió hacia el sofá de Remo, pero
afortunadamente se hundió junto a su hermano. Los sofás eran
enormes, por lo que ni siquiera tuvimos que sentarnos muy cerca,
y sin embargo, sentarnos al lado de Remo hubiera sido
demasiado Nino soltó mi mano y tomó una cerveza de la selección
en la mesa.
Observé las cinco pizzas extra grandes. Estaba bastante claro
cuál era la mía. Espinacas, queso feta, tomates, la única sin
ningún tipo de carne. Los pasos estruendosos bajaron las
escaleras y, un momento después, Adamo apareció en la sala de
estar. Sin un saludo, tomó un pedazo de pizza, se dejó caer al lado
de Savio y comenzó a comer.
Remo negó con la cabeza, pero también alcanzó una pieza. Todos
compartían pizzas, por supuesto, ninguno de ellas tocó la mía.
Recogí una porción con cautela y luego miré a mi alrededor en
busca de servilletas que el servicio de entrega usualmente
empacaba pero no encontraba.
"¿Tienes servilletas?", Le pregunté, pero me devolvió la mirada
vacía.
"Tenemos algunos en el bar, creo", dijo Nino. Estaba a punto de
levantarse, pero le di codazo. Me volví para dirigirme al bar.
"Ella tiene un buen culo si no lo oculta debajo de su ropa",
comentó Savio.
Me puse rígida pero seguí moviéndome.
"Cuidado," murmuró Nino con una voz que hizo que los pequeños
pelos de mi cuello se levantaran.
"Ella no es una de nuestras putas, Savio. Ella es de Nino, y es
mejor que lo recuerdes la próxima vez que abras tu puta boca",
murmuró Remo.
"Mierda. No pongas tus bragas en un montón", dijo Savio.
Relajándome, encontré un puñado de servilletas junto a unos
cuantos vasos de whisky sucios, las levanté y regresé, esperando
que mis mejillas no estuvieran rojas. La mirada atenta de Nino
trazó mi rostro cuando me hundí a su lado. Coloqué las
servilletas en la mesa y luego coloqué una en mi regazo antes de
tomar mi pedazo de pizza.
"Savio lo siente, ¿sabes? Es solo un idiota estúpido ", dijo Adamo,
atrapando mi mirada sobre la mesa con una sonrisa. Yo le devolví
la sonrisa.
"Oh, cállate", dijo Savio.
Me encontré con su mirada. Sus ojos oscuros mostraban cautela
pero también curiosidad. Todavía me consideraba una intrusa. Lo
entendí. Y aparte de Remo, lo mostraba abiertamente. Era una
de las pocas cosas que me recordaron que él era dos años más
joven que yo.
Tomando otro bocado de pizza, me alegré cuando la atención
volvió a la lucha de la jaula en la pantalla del televisor, que
estaba tratando de ignorar. Sabía que Leona había trabajado allí
durante un tiempo y me preguntaba cómo podría soportar la
violencia.
"¿Dónde está Fabiano?" Preguntó Adamo con la boca llena.
"Con Leona", dijo Nino simplemente.
Savio puso los ojos en blanco. "Atado al coño."
Después de mi tercera pieza, estaba llena. Más de la mitad de mi
pizza quedó. Los hombres habían devorado hasta el último
bocado de su comida, por supuesto. "Pueden comer mi pizza si
aún tienen hambre", sugerí.
Cuatro cabezas se volvieron hacia mí.
"No hay nada de muerto en eso", dijo Savio.
"Podemos cambiar eso en un instante", dijo secamente Nino.
"Estoy seguro de que hay un par de extremidades que no
necesitas", agregó Remo, intercambiando una sonrisa con Nino.
Savio resopló. "Si algo va con esa pizza, es la polla de Adamo. Él
no la está usando de todos modos".
Adamo se sonrojó, mirándome antes de fruncir el ceño a su
hermano. Probablemente habrían comenzado a pelear si yo no
estuviera allí.
"Está deliciosa. No necesitas agregar extremidades u otras partes
del cuerpo, créeme", dije antes de que se saliera de control.
Nino se encogió de hombros y tomó un pedazo, luego dio un gran
mordisco y asintió con satisfacción. "Es comestible"
Resoplé. Apoyándome contra el reposacabezas, acurruqué mis
piernas debajo de mí. Nino puso su brazo sobre el resto detrás de
mí. Me acerqué un poco más a él hasta que me puse contra su
costado. Sus ojos grises se detuvieron en mi cara por un momento
antes de bajar su brazo y poner su mano en mi cadera.
"¿Por qué no comes carne?" Preguntó Remo, reclinándose contra
el respaldo, con su segundo pedazo de mi pizza vegetariana.
Parecía bastante relajado.
"Me gustan los animales", le dije. No quería discutir con ellos
sobre la crueldad animal en las fábricas de carne porque dudaba
que lo comprendieran; Torturaban a los humanos a diario,
después de todo.
"Me gustan también. Más que la mayoría de los humanos", dijo
Remo encogiéndose de hombros. "No significa que no los coma".
"Los prefiero en forma de salchicha", dijo Savio con una sonrisa,
pero él también comió una un trozo de mi pizza y se tendió en el
sofá, poniendo los pies descalzos sobre las piernas de Adamo,
quien a su vez arrugó la nariz.
"Genial, ahora tengo que oler tus pies toda la noche".
No pude evitar reírme. Nino me miró, pero no pude leer su
expresión. Remo, también, tenía sus ojos en mí, y por una vez no
se veía molesto o furioso, pero él también me hacía difícil medir
sus emociones.
"¿Qué tal si vemos esta pelea ahora?" Remo dijo después de un
momento y subió el volumen.
Me arriesgué a mirar la pantalla, donde un hombre enorme con
brazos tan gruesos como mis muslos golpeaba a su oponente
antes de arrojarlo a la jaula. Me estremecí ante el ruido de la
jaula y los vítores borrachos de la multitud.
Nino alcanzó mi muñeca, sin apartar sus ojos de la pantalla, y
reprimí una sonrisa, que murió cuando el gigante agarró a su
oponente y lo golpeó en su rodilla. La espalda del hombre dio un
crujido repugnante, y cayó al suelo inmóvil.
Me estremecí violentamente contra Nino, y su brazo se apretó a
mi alrededor. "¿Él está... él está...?" Tragué, mi pulso acelerado.
Nino frunció las cejas.
"Muerto", dijo Remo encogiéndose de hombros.
Mi estómago se revolvió violentamente.
"Ese fue un movimiento espectacular", comentó Savio, llenándose
la cara con otra porción de pizza. ¿Cómo podía comer mientras
moría un hombre?
Nino tocó mi muñeca, atrayendo mi atención a su cara. "Podemos
cambiar a una de las carreras callejeras". Capté la mirada que
Remo envió a Nino.
No estuvo de acuerdo, y tenía razón. "No. Si quiero ser parte de
esta familia, mejor me acostumbro a ver esto.
Savio se recostó, con un desafío en sus ojos. "Entonces deberías
venir a Roger 's Arena en dos semanas. Ahí es cuando Nino tiene
su próxima pelea".
"¿Qué?" dije elevando mis ojos hacia Nino"
No he luchado en un tiempo. Es hora."
"Es por eso que estamos viendo esto ", agregó Remo. "El enorme
imbécil es su oponente".
Miré a Nino con incredulidad. "No puede ser en serio. Él rompió
la espalda de alguien."
"Voy a romperle el cuello. Eso es más fácil y tiene el mismo
efecto" dijo Nino.
Alcancé la botella de cerveza que aún sostenía en la mano que no
estaba ocupada revisando mi pulso y tomé un trago profundo
Entonces empecé a toser por el horrible sabor.
Nino sacó suavemente la botella de mi mano, la vació con un
largo sorbo y la puso de nuevo en la mesa.
"Mujeres", Savio murmuró en voz baja.
Apoyé la cabeza en el hombro de Nino y me concentré en su pecho
cuando la próxima pelea se desarrolló en la pantalla. Cuando
sentí la mano de Nino en mi tobillo, lo miré, pero su atención
estaba en la lucha. Todo en lo que pude concentrarme fueron los
pequeños golpes de sus dedos contra mi piel. Los hermanos
comenzaron a discutir estrategias para la próxima pelea de Nino
mientras observaban las peleas anteriores del gigante. La mano
de Nino se movió de nuevo, deslizándose hacia mi muslo externo.
Me quedé quieta, mi respiración enganchada en mi garganta. Su
palma cálida y áspera se sentía sorprendentemente bien a pesar
de su proximidad a áreas más problemáticas, áreas que
contenían recuerdos dolorosos.
No movió la mano, solo la apoyó allí, y ni siquiera estaba segura
de si se había dado cuenta o no porque estaba discutiendo con
Remo sobre si era mejor matar rápido o dejar que la pelea se
desarrollara. Por un rato entretener a la audiencia.
Eventualmente, él debió haber notado mi quietud y bajó su
mirada hacia mí. Movió su pulgar ligeramente sobre mi piel, sus
ojos permanecieron en mi cara. La piel de gallina apareció en mi
piel. Se inclinó hacia mi oído, susurrando. “¿Miedo?”
Lo consideré por un momento y luego negué con la cabeza.
Nerviosa, definitivamente sí, pero no asustada. Él asintió,
obviamente complacido.
"Si esto se está convirtiendo en una puta sesión de follar,
avísanos, ¿de acuerdo?" Murmuró Savio.
Nino entrecerró los ojos, endureciendo su expresión. “Savio,
cuidado.”
“¿Qué? ¿Ahora no puedo decir follar porque ella está aquí?" Se
enderezó en su asiento mirándome "Sin strippers, ni putas, ¿y
ahora no quieres que diga follar?"
Miró a Remo. "Dile que necesita dejar de actuar como un maldito
coño y mostrarle a Kiara quién es el jefe".
"Creo que sabe quién es el jefe", dijo Remo con una sonrisa
torcida. "Y deja de quejarte. Llévate una puta a tu habitación si
estás tan ansioso un coño."
Savio se recostó con un destello desafiante dirigido a Nino. "¿Por
qué no hay un 'cuidado' cuando Remo dice coño?"
Nino puso los ojos en blanco y se relajó de nuevo. "Con ustedes
todavía hay esperanza. Remo es una causa perdida".
Savio se rió entre dientes. "Sí, eso es un hecho".
"No me importa si dices follar", le dije. "Esta es tu casa y puedes
hablar como quieras".
"Es nuestra casa", dijo Nino con firmeza. "Y él puede decir follar
y cualquier otra cosa que quiera mientras no te insulte. Eres mía,
y no le voy a permitir insultarte."
"Caray, no la insulté. Te pregunté si estabas a punto de follar.
Esa es una pregunta válida, ¿no crees?"
Adamo me miró, lo que me hizo reír otra vez
"No vamos a follar, ¿Satisfecho?" Preguntó Nino.
Savio sonrió. "Más satisfecho que tú, obviamente."

Afortunadamente, la conversación volvió a las estrategias de


lucha después de eso, pero las palabras de Savio se repetían en
mi mente. ¿Podría alguna vez satisfacer a Nino? Ni siquiera
estaba segura de poder tocarlo allí.
Cuando Nino salió del baño solo con sus calzoncillos, me di
cuenta de lo estúpidas que eran mis preocupaciones. Mis ojos
nunca parecían tener suficiente de verlo, pero ahora mis dedos
también ansiaban tocar.
"¿Qué quieres?", Preguntó mientras caminaba hacia la cama.
"Tocarte", admití.
Se detuvo justo en frente de la cama, permitiéndome verlo en
todo su esplendor musculoso. Tragué, volviendo a abrumarme.
"¿Quieres que mantenga mis calzoncillos?"
Asentí rápidamente porque si él se desnudaba, perdería mi valor.
"Por supuesto". Él asintió con la cabeza hacia la mesita de noche.
"¿Esposas?"
"Sí".
Agarró las esposas de la mesa de noche, esposó su mano
izquierda al poste de la cama y se estiró en la cama.
Me arrodillé a su lado. Nino se veía completamente a gusto
mientras yacía tendido en la cama. Sus ojos se perdieron sobre
mí, observando cada centímetro.
"Puedes tocarme donde quieras".
"¿Dónde quieres que te toque?" Sabía la respuesta a esa
pregunta, por supuesto.
“Esto es sobre ti, Kiara. Tócame donde quieras."
Reuniendo mi coraje, pasé mis manos por su pecho y luego por
sus abdominales hasta que mis dedos rozaron su cintura.
Entonces rápidamente retrocedí. Mantuve mis ojos en mis manos
mientras exploraba su musculoso pecho, pero sus ojos estaban
sobre mí todo el tiempo. Pasé mis uñas ligeramente sobre su
pecho, raspando sus pezones, y él exhaló profundamente.
Ahogué una sonrisa y repetí el movimiento, luego me moví más
abajo. Evitando sus calzoncillos, me moví hacia sus piernas,
masajeando sus fuertes muslos, antes de volver a su torso una
vez más. Un rato después de mis atenciones, se endureció bajo
sus calzoncillos. Mis manos se detuvieron en sus abdominales.
"Tú estás en control", me aseguró. Su voz era más profunda que
nunca. Mi tío me había guiado la mano la última vez, la había
forzado hacia su erección me obligó a frotarlo. Odiaba la
sensación de él. Tragando el nudo creciente en mi garganta,
aparté cualquier pensamiento del pasado a un lado.
Corrí mis manos de regreso a su pecho y luego bajé de nuevo,
sobre sus caderas y sus muslos, y luego, subiendo, lo rocé con mis
pulgares, apenas tocándolo. Se volvió más duro de inmediato, y
repetí el movimiento y luego volví a subir a su pecho. Los ojos de
Nino estaban agudos mientras me observaba, su respiración más
profunda y su cuerpo tenso como una cuerda de arco. Su mano
subió para acariciar mi brazo, un susurro de un toque que envió
un hormigueo en cada terminación nerviosa. "Puedo tocarte así
también si quieres".
"¿Pero no necesitarás ambas manos?"
Él inclinó la cabeza. "Se agregaría a tu disfrute, pero si te sientes
amenazada, deberíamos mantenernos restringidos".
"No, intentémoslo sin las esposas". Me incliné y las abrí para él.
Se levantó, acercando nuestras caras. Apreté mi boca contra la
suya, y él tomó la iniciativa como siempre lo hacía. Mis ojos se
cerraron mientras el calor se asentaba en mi corazón por la forma
hábil en que sus labios y su lengua trabajaban conmigo. Gemí
suavemente en su boca, y él se retiró. Lo miré dudosa.
"Creo que podemos seguir adelante", le dije.
Su boca se contrajo en una casi sonrisa y un toque de calidez se
reflejó en sus ojos. Cariño simulado pero muy bueno.
"¿Qué debo hacer?" Pregunté con incertidumbre.
"Podrías recostarte sobre tu espalda, y comenzaré a masajearte
las piernas y los brazos para ver cómo te gusta".
Me escabullí y me recosté. Nino se arrodilló junto a mis piernas,
dándome una visión perfecta de su cuerpo fuerte. La abrumadora
sensación de perder el control, o peor el miedo, nunca se impuso.
Tomó mi pie izquierdo y comenzó a masajearme la planta con la
cantidad justa de presión. Luego se movió hacia mi tobillo. Su
toque cambió entre la luz de las plumas y más presión mientras
pasaba sus dedos por mi pantorrilla.
Mi núcleo palpitaba, y podía sentirme cada vez más húmeda bajo
su toque. Su mirada siguió el rastro de sus manos. "¿Puedo
quitarte los pantalones cortos?"
"Claro", dije en voz baja.
Él los desabrochó lentamente y los bajó por mis piernas, sus
dedos rozando mi piel. Mi corazón se sentía listo para salir de mi
caja torácica. Nino levantó mi pie sobre sus muslos y me acarició
la rodilla, luego aplicó una suave presión sobre la piel justo
encima de ella. Solté un suave aliento. Mirando mi cara, me
agarró el tobillo de nuevo y lo levantó mientras se inclinaba hacia
adelante. Presionó un beso en el interior de mi tobillo antes de
que su lengua probara el mismo lugar, caliente, húmedo e
inexplicablemente perfecto.
Me estremecí y pude sentirme cada vez más excitada. ¿Cómo
podría sentirse tan bien? Cambió mi pierna otra vez y presionó
un ligero beso en mi pantorrilla. Finalmente sus ojos bajaron de
mi cara y se lanzaron hacia abajo. Me tomó un momento darme
cuenta de lo que estaba mirando. Por la forma en que sostenía mi
pierna, podía ver mis bragas que se aferraban a mi palpitante y
empapado centro.
Soltó un largo suspiro y su expresión se volvió más tensa. La
vergüenza y la inseguridad me llenaron, acompañados por un
indicio de cautela debido a mi estado expuesto.
Nino se encontró con mi mirada, y sus ojos enviaron otro
agradable estremecimiento a mi núcleo. Parecía inmensamente
complacido.
"Tu cuerpo responde perfectamente a la estimulación", murmuró.
"Esto es muy bueno. Hará que nuestras exploraciones sean muy
placenteras para tí".
"Muy confiado", dije con una pequeña risa nerviosa.
Nino sonrió y volvió a besar mi pantorrilla antes de que chupara
la piel con la boca y mordisqueara ligeramente mientras su otra
mano se arrastraba por mi brazo. Me estremecí de nuevo. Esto se
sentía increíblemente bien.
Él soltó mi piel. "Me gustaría darle algo de atención a tu pecho".
Hice una pausa. Mis pezones ya estaban dolorosamente tensos
contra mi ropa, pero no estaba segura si estaba lista para salir de
mi camisa y sujetador todavía. Nino me había visto así antes,
pero por alguna razón todavía tenía problemas para mostrarme a
él. "Puedes mantenerte la camisa puesta, y solo la subiré un poco.
La piel sobre tus costillas y su vientre son muy sensibles. Si le
presto algo de atención, podrías acercarte al clímax sin fricción
entre tus piernas, y sé que aún no estás lista. "
Era tan aterrador que tan fácilmente me podía leer.
"Está bien", dije sin aliento.
Sus manos fuertes alcanzaron el dobladillo de mi camisa y lo
empujaron lentamente hacia arriba. Me estremecí cuando sus
pulgares rozaron ligeramente mi piel mientras lo hacía. Sus ojos
se encontraron con los míos mientras se inclinaba a su lado, su
cabeza al nivel de mi caja torácica. Mi estómago se retorció de
nervios pero quería esto. Nino puso su palma contra mi vientre, y
mis músculos se contrajeron bajo su toque.
"Dime cuándo quieras que me detenga".
Asentí. Comenzó a mover su pulgar, rozando mi piel y levantando
la piel de gallina por todo mi cuerpo. Sus ojos se arrastraron
desde mi estómago hasta mis bragas negras de encaje, luego a lo
largo de mis piernas antes de que se enfocaran en mis ojos.
"Tienes un cuerpo hermoso", dijo con aprecio.
Me sonrojé "Gracias."
Movió su mano sobre mi vientre y metió las yemas de los dedos
debajo de la cintura de mis bragas. Cuando me puse tensa, él se
echó hacia atrás. Él no se acercó a mis bragas después de eso y en
su lugar me acarició la barriga. Contuve la respiración cuando
bajó la cabeza y le dio un beso en la piel. ¿Cómo podría ser tan
bueno en la gentileza?
Nino era un hombre paciente. Cada vez que me estremecía, él se
detenía, solo para intentar algo más. Besos suaves y toques. Sus
labios tardaron mucho tiempo en la piel sensible sobre mis
costillas, besándome y mordisqueando. Mis pezones se tensaron
contra la tela de mi sostén, y Nino los miró mientras besaba el
lugar donde estaba la tela. Sus ojos grises se alzaron para
encontrarse con los míos.
"¿Quieres que me espose de nuevo?"
Por un momento, estaba tan atrapada en las sensaciones que
había convocado que no estaba segura de qué estaba hablando,
pero asentí de todos modos. Se levantó de la cama y volvió con las
esposas. Luego esposó una de sus manos a la cabecera mientras
apoyaba la espalda contra ella. Me saqué la camisa sobre mi
cabeza antes de que mi cerebro podría estorbar.
"Si te inclinas, puedo besar tus senos si quieres".
Tranquilo, controlado y clínico, pero con una tensión subyacente
en su voz sedosa que traicionó su excitación.
Me sonrojé y le di la espalda de mí para quitarme el sostén. Mis
manos temblaban demasiado.
Nino me miró con calma. "Puedo usar mi mano libre para
soltarlo. Es mi izquierda, así que puedo tardar un poco más".
Me acerqué más y él extendió la mano y me quitó el sujetador
después de un par de segundos Luego volvió a dejar caer la mano
y la apoyó sobre su estómago marcado. Bajé mi sujetador. Él me
había visto desnudo en nuestra noche de bodas, pero todavía
estaba incómoda con su escrutinio sereno. No tenía forma de
saber si aprobaba lo que veía.
"Acércate", dijo.
Lo hice y me arrodillé a su lado. Levantó la mano lentamente y
tocó mi hombro, su palma caliente contra mi piel. Él aplicó la
presión más ligera hasta que me incliné, llevando mi pecho hacia
su cara. Separó sus labios y los cerró alrededor de mi pezón en un
delicioso capullo de calor y humedad. Jadeé por la sensación y
tuve que apoyarme contra su pecho, acercando mi pecho a su
cara. Sus ojos parecían ver a través de mí y sabía exactamente lo
que deseaba cuando su lengua comenzó a rodear mi pezón. Fue
increíble, abrumador, y muy bueno.
Se acomodó y comenzó a chupar pausadamente mi pezón,
tirando, girando, mordisqueando hasta que me empapé. Nunca
me había excitado así, pero la boca de Nino y su intensa mirada
causaban sensaciones inesperadas. Apreté mis piernas juntas,
sintiendo que iba a implosionar si no encontraba alivio pronto.
Los ojos de Nino se sintieron atraídos por el movimiento, pero él
mantuvo sus atenciones. No podía apartar la vista de su rostro,
del deseo en sus ojos y la forma en que prodigaba mi pecho.
Soltó mi pezón con un sonido húmedo y exhaló. Mis mejillas
ardían. Levantó la mano de su estómago y la movió a mi pierna,
luego la apoyó ligeramente en mi rodilla. Me calmé, pero mi
núcleo saltó a la vida, necesitado y desesperado. No sabía que
podría ser así.
Él se quedó quieto también, ojos grises trazando mi cara. "Puedes
guiar mi mano si quieres".
"¿Qué?" Susurré, mi cerebro apenas funcionaba.
"Si quieres que te toque y te dé placer, puedes dirigir mi mano".
"Pero ni siquiera sabría qué hacer. Tú eres quien lo hace."
" Sí, y mi toque será muy placentero, pero todavía estás tensa".
Mis cejas se juntaron ante su confianza. "Estás un poco lleno de ti
mismo".
Él inclinó la cabeza con un toque de diversión. "Solo soy bueno
para estimar mis propios talentos, y soy bueno para dar placer".
"Y para infligir dolor", agregué.
"Eso también, pero eso no es algo de lo que tengas que
preocuparte". Su pulgar acarició mi rodilla ligeramente. "¿Por
qué no me dejas chuparte el pezón de nuevo? Parecías disfrutar
de eso".
Asentí y me incliné hacia delante. Se aferró a mi pezón, y al
instante gemí. "Ahora, tu otro pecho", murmuró cuando apenas
podía sostenerme por encima de él.
Me moví y él rodeó con su lengua mi pezón y luego lo chupó
mientras su mano se acercaba para amasar mi otro pecho. Mi
centro comenzó a palpitar, ligeramente al principio, y luego un
estremecimiento pasó sobre mí, extendiéndose entre mis piernas.
Nino me chupó el pezón un poco más fuerte. Jadeé y sentí más
humedad entre mis piernas mientras mi centro palpitaba. Me
congelé sobre Nino, y él soltó mi pezón.
"¿Qué sucedió?" Pregunté, aturdida.
"Creo que podrías haber tenido un orgasmo. No era fuerte, pero
succionar tu pezón fue suficiente para estimular tu vagina sin
fricción".
El calor subió por mis mejillas. "Oh, wow."
Los ojos de Nino estaban concentrados mientras se arrastraban
sobre mi pecho y luego bajaban. "Si toco tu vagina, se
intensificará diez veces, confía en mí".
Lo miré y mi mirada se dirigió hacia el contorno duro de él debajo
de sus calzoncillos. Sin darme un momento para preocuparme, lo
alcancé y lo acuné a través del material. Dejó escapar un fuerte
suspiro y se movió contra mi palma. Me escabullí, a pesar de mi
pulso acelerado.
Nino estaba esposado a la cabecera. Era seguro para mí.
Terminé de permitir que el pasado me sujetara. Terminé de ser
prisionero de Durant. Él estaba muerto. Nino lo había torturado
y lo había matado por mí. Ahora era mi turno de matar la
memoria del hombre.
Con los dedos temblando, los enganché bajo la cintura de Nino y
bajé sus calzoncillos. Su estómago se agitó por la tensión, pero no
hizo ningún ruido. No me atreví a mirarlo a la cara por temor a
perder mi valor.
Ya había visto a Nino desnudo antes, pero nunca había
arriesgado más que miradas fugaces. Esta vez me permití ver su
erección mientras bajaba mis palmas sobre sus muslos. No había
ninguna razón para temer la desnudez de Nino. Y no estaba
disgustada por su cuerpo, ni siquiera por su erección, como lo
había estado con Durant. Nino era hermoso por todas partes,
incluso con las cicatrices y los tatuajes, o tal vez debido a ellos.
Eran parte de él, y no podía imaginarme cómo se vería sin ellos.
Mis ojos se detuvieron en su erección. Era larga y gruesa y estaba
circuncidado. Un breve momento de pánico me invadió la idea de
tenerlo dentro de mí, recordando el dolor de hace mucho tiempo,
pero lo aparté. Enrosqué mis dedos alrededor de la base, y Nino
dejó escapar un suspiro, pero se mantuvo muy quieto. Yo estaba
en control de esto. Nadie me obligaba a hacer esto. Yo lo quería.
Mi elección.
Comencé a mover mi mano lentamente, hacia arriba y hacia
abajo, concentrándome en el presente, en mi respiración, en las
bajas exhalaciones de Nino, en la sedosidad de él en mi palma. Él
estaba tenso bajo mi toque, y cuando finalmente me atreví a
mirar hacia arriba, sus ojos ardían en mí con deseo.
Me estremecí, mis movimientos vacilaron por un momento, pero
luego apreté mi agarre y aceleré. Esta vez mantuve mis ojos en
su rostro, necesitaba verlo, necesitaba ver lo que le había hecho.
Nino nunca apartó la vista cuando lo froté más fuerte y más
rápido, su respiración se convirtió en espasmos. Mi propia
respiración se volvió dificultosa mientras lo observaba, observaba
su hermoso rostro. Su mano libre se aferró al borde del colchón
cuando su expresión se torció y los músculos de sus muslos se
retorcieron bajo mi mano. "Si sigues así, me voy a venir", dijo con
voz ronca.
No me detuve Necesitaba continuar. Mis labios se separaron
cuando los ojos de Nino se cerraron. Sus caderas se empujaron
hacia arriba, y vino con un estremecimiento. Nada era más
hermoso que el rostro perfectamente frío de Nino iluminado con
pasión Mi mirada se posó en mi mano cuando él corrió en mis
dedos.
Deteniéndome, mi respiración se alojó en mi pecho. Se retorció
dos veces, y luego Nino, también, se calmó. Se hizo muy
silencioso a nuestro alrededor, excepto por el latido de mi corazón
en mis oídos.

NINO

Kiara se quedó mirando su mano envuelta alrededor de mi


relajada polla con mi semen cubriéndolo todo. Estaba tensa y su
expresión me era imposible de leer. Me senté, abrí las esposas y
suavemente aparté su mano de mí. Entonces me puse de pie y
tiré de ella a lo largo. Me siguió sin decir una palabra al baño,
donde abrí el agua del fregadero y sostuve su mano debajo de
ella, lavando mi leche. Solo podía asumir que había
desencadenado recuerdos del pasado. Sus cejas se juntaron, y
finalmente levantó sus ojos a los míos.
"¿Por qué hiciste eso?"
La miré, tratando de leer su expresión, pero solo estaba
desconcertada, no molesta. Le sequé la mano y luego enrosqué
mis dedos alrededor de su muñeca. Su pulso era rápido pero no
tan rápido como cuando estaba asustada." Supuse que estabas
molesta porque vine sobre tu mano".
"No lo estaba", dijo ella en voz baja.
Incliné la cabeza. "Entonces, ¿por qué te tensas? Parecías
molesta."
"Estaba aturdida y aliviada", dijo ella lentamente. "Porque me
preocupaba no poder hacerlo. Que me recordaría demasiado lo
que hizo, pero no lo hizo. No me disgusté".
"Eso está bien", murmuré. No esperaba que ella me tocara hoy,
pero ella debe haberse sentido segura al esposado. Ella me sonrió
y yo le devolví la sonrisa. Su expresión se suavizó aún más. Ella
se apretó contra mí, y mis manos se envolvieron
automáticamente alrededor de sus caderas.
"Déjame tocar tu coño, Kiara. Quiero hacerte sentir bien. Quiero
hacer que te vengas duro".
Un rubor se extendió por sus mejillas. Todavía había
incertidumbre en su rostro.
"Mis dedos no traen dolor, solo placer. Confía en mí."
"Lo hago", dijo en voz baja.
La llevé de vuelta al dormitorio, y Kiara se acostó en la cama,
mirándome con una pequeña y tensa sonrisa. Me arrodillé a su
lado. "Voy a masajearte las piernas y seguiré subiendo. Por
ahora, mantendrás las bragas puestas, ¿de acuerdo? "
Ella asintió. Cuando puse mis palmas en sus muslos, su piel se
tensó bajo el tacto. "Solo di 'para' cuando quieras que me
detenga", le dije con firmeza, encontrándole su mirada.
"Está bien", dijo ella.
Comencé a amasar su muslo externo, y después de un momento
ella se relajó, pero no seguí adelante. Finalmente, amplié mis
movimientos, las yemas de mis dedos acariciando la parte
interior suave de sus muslos donde estaba la pequeña cicatriz. La
respiración de Kiara se profundizó. Cepillé mi palma más arriba,
finalmente alcanzando su montículo cubierto de bragas. Ella
contuvo el aliento, la miré y la encontré mirándome.
"¿Quieres que me detenga?"
Ella sacudió rápidamente la cabeza, y yo sonreí. "Bien".
Pasé mi palma sobre sus bragas de nuevo, y ella sacudió sus
caderas ligeramente.
Esta vez, mientras pasaba mi mano sobre ella, deslicé mi dedo
medio sobre el pequeño montículo, cepillando sus pliegues y
clítoris. Ella se arqueó con un pequeño gemido de sorpresa, y
repetí el movimiento. Sus bragas se pegaron a su carne mojada,
dándome una vista perfecta de su raja. Ralentizando mi mano
mientras la pasaba sobre ella, me aseguré de que la yema de mi
dedo descansara contra su nudo. Mantuve mi palma presionada
contra su coño. Su calor y humedad eran tentadores contra mi
piel. Su olor embriagador provocó mi nariz y me hizo querer
enterrar mi cara en su regazo y lamer su excitación.
Moví la punta de mi dedo ligeramente sobre su clítoris, y Kiara
gimió y se sonrojó, mordiéndose el labio. Repetí el movimiento.
"No te calles. Déjame escucharte. De esa manera sé que disfrutas
lo que estoy haciendo". Sin embargo, sus bragas empapadas
también eran un buen indicador.
Moviendo ligeramente el talón de mi palma contra ella, mi dedo
rozó su clítoris. Finalmente, ella movió sus caderas contra mí, sus
manos golpeando las sábanas.
Sus ojos bajaron a la zona de mi ingle. Sabía que ella me
encontraría duro.
"Vente para mí, Kiara", le ordené.
Ella gimió de nuevo, casi sin poder hacer nada, su cuerpo
comenzó a temblar bajo mi toque. Aceleré mi dedo. "Nino," jadeó
ella. "Yo ... yo ... oh Dios." Sus ojos se abrieron y luego sus
caderas se movieron, y ella gritó mientras se estremecía
violentamente. Reduje mis movimientos, disfrutando de la forma
en que sus bragas se aferraban a ella con excitación.
Mi polla anhelaba otra liberación, por su coño, su sabor y su
calidez. Estaba tan jodidamente mojada. Hubiera sido muy
placentero si la hubiera follado ahora, pero su miedo aún lo
evitaba.
Levantando mi dedo, mantuve la presión de mi palma contra su
centro, sabiendo que prolongaría su orgasmo.
Ella me miró con los labios separados, sus rizos un desorden
salvaje alrededor de su cabeza. "Gracias", susurró ella.
“¿Por darte un orgasmo?” Pregunté con un toque de diversión.
Subí de nuevo a ella y me tendí a su lado. Ella se acercó, y
envolví mi brazo alrededor de ella. "Por nunca ir más allá de lo
que puedo tomar", dijo en voz baja. "Por mostrarme que ser
tocada no tiene que ser doloroso.” Puso su cabeza sobre mi pecho,
y mi cuerpo se relajó al sentir su calor.
CAPÍTULO 17

KIARA

Yo era un manojo de nervios. Esta era la primera vez que


regresaría a Baltimore desde que me casé con Nino, luego del
sangriento escándalo. La descripción de Giulia de las
consecuencias de ese día probablemente se suavizaron para mi
bien.
Yo sería el centro de atención. La gente susurraría detrás de mi
espalda. Me juzgarían por acciones que ni siquiera eran mías.
Nino se me acercó. "Debemos salir ahora. El viaje en avión dura
casi cinco horas, y necesitamos estar en la casa de su tío
alrededor de las siete de la tarde.
Asentí y mi estómago se encogió aún más.
"¿Dónde está tu vestido?" Preguntó.
Señalé hacia el modesto vestido azul oscuro que colgaba de la
puerta. Era uno de los vestidos que Tía Egidia me había
comprado hacía un par de años. Era una elección segura.
Nino negó con la cabeza una vez. Entró en nuestro vestidor y
salió unos minutos después con el largo vestido de seda rojo que
compré hace unas semanas.
Mis ojos se ensancharon. "Si me pongo eso, la gente estará
mirando aún más".
Nino inclinó la cabeza. "Eres una Falcone, mi esposa, y no
tratarás de esconderte. Mantendrás la cabeza alta y les
mostrarás que están dentro de tí. Muéstrales lo hermosa que
eres. Déjalos mirar".
Parpadeé y asentí en silencio. Lo hacía sonar tan fácil.
Remo, Nino y yo tomamos el jet privado a Baltimore. Savio,
Adamo y Fabiano se quedaron en Las Vegas ya que se trataba de
un asunto más familiar, ya que es el setenta cumpleaños de mi
tío. Remo, como el capo de la camorra, fue invitado como un
honor, aunque asumí que mi tía y mi tío no estaban tan
entusiasmados por tenerlo bajo su techo.
Nos quedaríamos en un hotel esta vez porque Giulia y Cassio, así
como mis otros hermanastros, ya estaban pasando la noche en la
casa de mi tía y mi tío. Y, por supuesto, porque casi todos los
miembros de la Famiglia se habían vuelto más cautelosos con
Nino y Remo desde que mataron a Durant en mi noche de bodas.
A veces me preguntaba si algo estaba mal conmigo porque no me
sentía culpable por lo que le había pasado. No vi su cadáver, pero
por las reacciones de todos los que lo habían hecho, sabía que era
malo.
Miré a Nino y Remo por encima de mi libro. Estaban discutiendo
una próxima reunión con Luca.
Llegamos a nuestro hotel más tarde de lo esperado, así que tuve
que apresurarme a prepararme. Cuando estaba vestida con el
vestido rojo con una abertura que llegaba hasta la parte superior
del muslo, combinada con el escote bajo, no podía arrancar los
ojos del espejo. Mi cabello oscuro caía en ondas por mi espalda y
mis hombros, y me puse un lápiz de labios del mismo color rojo
sangre que mi vestido. La dama de rojo.
Nino apareció detrás de mí con una mirada complacida. “Serás el
centro de atención, Kiara, como deberías ser. Eres un espectáculo
para la vista. El rojo sangre es tu color ”.
Resoplé una carcajada. "La gente pensará en las sábanas
sangrientas, sin duda".
Nino puso sus manos en mis caderas, y sin pensarlo, me recosté
contra él, disfrutando de la sensación de su cuerpo fuerte
presionado contra mi espalda. “Que recuerden las sábanas. Es lo
que le sucederá a cualquiera que se atreva a tocarte".
Me estremecí ante la expresión de su rostro. Tan fría y cruel. Tan
hermosa. Nino en su traje negro y corbata de moño rojo sangre
era una vista impresionante por su cuenta, pero juntos nos
veíamos perfectos, como si estuviéramos destinados a estar
juntos. Era un pensamiento ridículo, una idea romántica que
nunca expresaría en voz alta porque Nino no lo entendería.
"Ven ahora, no queremos llegar tarde", murmuró, pero sus ojos
viajaron sobre mi cuello una vez más, y el deseo en su expresión
apretó mi núcleo.
Remo ya estaba esperando en el lobby del hotel cuando Nino y yo
llegamos. Remo, también, estaba vestido con un esmoquin, pero
llevaba un moño negro. Nunca lo había visto tan bien vestido, ni
siquiera en mi boda.
Sus ojos se tomaron su tiempo evaluándome. Entonces él sonrió.
"Apuesto a que algunas personas se verán afectadas por
recuerdos desagradables cuando vean tu vestido".
Retorcí las manos cuando la limusina alquilada nos dejó frente a
mi antiguo hogar. Nino envolvió su brazo alrededor de mi
cintura, su mano descansando posesivamente en mi cadera.
Tomé una respiración profunda.
"Mantén la cabeza alta", me recordó Nino en voz baja.
Remo nos miró con curiosidad. "No dejes que ninguno de esos
cabrones te desanime porque tu padre fue un traidor. No dejes
que te depriman por ninguna otra mierda tampoco. Eres una
Falcone ahora. Si uno de ellos no muestra respeto, dímelo a mí o
a Nino y lo manejaremos."
"Gracias", dije con una pequeña sonrisa.
Remo dio un rápido asentimiento. No estaba tan aterrorizada de
él como lo había estado antes, y él intentaba no asustarme
demasiado. Tal vez llegaríamos a un entendimiento con el
tiempo.
La puerta de la mansión se abrió. Tía Egidia y el tío Félix
aparecieron a la vista. Sus ojos se ensancharon cuando se
posaron en mí.
Nino me apretó la cadera y levanté la cabeza, forzando una
sonrisa.
Kiara Falcone. Alguien nuevo. No la niña que se escondía en los
rincones.
Cuando llegamos frente a ellos, hubo un momento de incómodo
silencio, y luego dije rápidamente: "Feliz cumpleaños, tío Félix".
Besé su mejilla y su expresión se suavizó.
"Gracias, Kiara. Te ves increíble."
"Sí", asintió la tía Egidia. "Qué color tan fuerte".
También le di un rápido abrazo y luego retrocedí para que Nino y
Remo pudieran saludarla a ella y a mi tío. Nino le entregó el caro
whisky de edición limitada a mi tío, quien se relajó visiblemente.
Se hizo evidente muy rápidamente que ni Egidia ni Félix
disfrutaban estar cerca de Nino y Remo.
Los seguimos adentro. La casa había sido decorada con flores
frescas, y la sala de estar estaba llena de invitados y el jardín. Se
había establecido un bufé en el comedor contiguo, y los camareros
caminaban alrededor con bandejas llenas de champán y
aperitivos. En el momento en que Nino y yo entramos en la
habitación, todos los ojos se volvieron hacia nosotros, y la
mayoría de la gente no logró ocultar su sorpresa al verme vestida
así.
Giulia me hizo un gesto para que me uniera a ella y a Cassio.
Miré a Nino, quien me soltó la cintura. "Remo y yo iremos a
hablar con Luca. ¿Por qué no te diriges a tu hermanastra?"
Asentí y rápidamente me dirigí hacia ella. Me envolvió en un
fuerte abrazo, luego se apartó y examinó mi atuendo, con una
expresión de orgullo en su rostro. "Finalmente, estás mostrando
tus curvas. Te ves absolutamente impresionante".
Sonreí y luego asentí con la cabeza a Cassio. No hizo ningún
movimiento para tocarme. Siempre había tenido cuidado de no
hacerlo a menos que fuera absolutamente necesario. Giulia y yo
nunca habíamos discutido esto, pero estaba bastante segura de
que ella había hablado con él acerca de lo que me había sucedido
años atrás. Él era su marido, por lo que era natural compartir
detalles íntimos.
"¿Cómo están las cosas en Las Vegas?", Preguntó, pero por la
tensión en su expresión, me di cuenta de que Giulia debió haberle
hecho pasar un mal rato porque se había preocupado por mí.
Agarré la mano de mi hermanastra y la apreté. "Lo estoy
haciendo bien. Ya no tienes que preocuparte más."
Sus ojos se dirigieron a Nino, que estaba escuchando algo que
Luca tenía que decir. "Puedes decirme si algo está mal, Kiara.
Podemos ayudarte".
Me reí. "Giulia, no necesito tu ayuda. Ahora soy un Falcone.
Estoy bien protegida ".
Ella me miró con sorpresa y luego intercambió una mirada con su
marido. "Guau. ¿Qué te hicieron?
Miré a Nino y, como si pudiera sentir mis ojos en él, se volvió y se
encontró con mi mirada. Mis labios se tensaron en una sonrisa.
"Él me enseñó mi valía."
Giulia tocó mi hombro desnudo, sus labios se separaron. "¿Te
gusta?"
No podía apartar la mirada de Nino. "Me gusta", dije en voz baja,
y mi cuerpo se calentó con mi admisión. En el fondo, me di cuenta
de que tal vez había algo más que sólo gustarme.
Giulia tomó mi mano y me llevó afuera a una parte aislada del
jardín. "Kiara, ¿cómo es esto posible?"
"¿Qué? Pensé que estarías feliz de sentirme en casa en Las
Vegas, que mi matrimonio con Nino no es el infierno como
originalmente lo temía".
"Estoy feliz por tí, es sólo difícil de creer que los Falcone te traten
de una manera correcta".
Me encogí de hombros. "Es como dijiste: algunos hombres no
traen la violencia a casa con ellos. Nino es uno de ellos. Sabe lo
fuerte que es, lo poderoso que es. Él no tiene que humillarme
para sentirse poderoso."
La primera sonrisa real se extendió por el rostro de Giulia, y ella
me abrazó de nuevo. "Estoy muy feliz por ti".
La gente seguía mirando fijamente cuando regresábamos a la
fiesta, pero mantenían la distancia. En el pasado era porque no
querían estar asociados con un traidor; ahora parecía como si
estuvieran asustados. Eventualmente, me encontré de vuelta al
lado de Nino, su mano una presencia tranquilizadora en mi
cadera.
"Lo estás haciendo bien", murmuró. Su alabanza me llenó de
orgullo.
Me sentí aliviada cuando regresamos a nuestro hotel más tarde
esa noche. Incluso después de menos de dos meses, Las Vegas ya
se sentía más como un hogar que el de Baltimore, y deseaba
volver a donde la gente no me juzgara por mi pasado.

Un par de días después, me desperté con Nino cuando se levantó


para nadar. Decidí quedarme en la cama por una vez y dormir un
par de horas adicionales. Nino me sorprendió cuando se sentó y
se acercó, con la boca cerca de mi oído. "Esta noche, quiero
explorar cada centímetro de tu cuerpo con mi boca", dijo, y el
calor subió a mis mejillas. "Será más intenso que cualquier cosa
que hayamos hecho hasta ahora. Soy muy bueno en eso".
Todo lo que pude hacer en respuesta fue asentir, aturdida en
silencio, pero mi cuerpo explotó con calor. Nino se levantó, con
sus bañadores llenos con su erección, y se volvió para irse.
Cerré los ojos, tratando de imaginar su boca entre mis piernas,
preguntándome cómo se sentiría. Inquieta y caliente, apreté mis
muslos juntos. Mis dedos encontraron su camino entre mis
piernas, y me acaricié como Nino me había dicho que lo hiciera,
imaginando su voz profunda y baja, sus manos, su boca ... y me
vine con un pequeño estremecimiento, pero no fue suficiente. Ni
siquiera cerca.
Saliéndome de la cama, opté por una larga ducha para aclarar mi
mente.
Esa noche preparé la cena por primera vez. No estaba segura de
si los hombres lo apreciarían, considerando que no tenía carne,
pero la lasaña con tres quesos sonaba deliciosa y mientras se
cocinaba en el horno, su aroma atractivo me dio la esperanza de
que en realidad logré crear algo comestible.
Fui en busca de los hombres, pero solo encontré a uno, Remo, que
estaba pateando el saco de boxeo como si lo hubiera insultado
personalmente. Era su pasatiempo favorito.
Lanzó una mirada en mi dirección, pero no detuvo de inmediato
su asalto.
"¿Dónde está Nino?"
"Ducha". Patada. "Él trabajó con Adamo hoy". Patada. Puñetazo.
Puñetazo. Patada.
"Cociné para nosotros".
Remo hizo una pausa, sus ojos oscuros se estrecharon. "¿Para ti y
para Nino?"
"Para todos nosotros", dije en voz baja, moviéndome
nerviosamente bajo su dura mirada.
Se movió más cerca a pesar de mi creciente tensión. Tomando
una toalla tirada sobre el sofá, se detuvo frente a mí. “¿No corres
ni te estremeces hoy?”
Fruncí mis labios. "Nunca huí de ti".
"Lo hiciste cuando me tiré a la puta en la mesa de billar".
Pasos sonaron un momento después, y Nino apareció a mi lado,
tocando ligeramente mi espalda. "Eso es una visión inquietante".
"Tu esposa cocinó para nosotros", dijo Remo.
Nino me miró. Olía a su gel de ducha picante. Unos mechones
húmedos colgaban de su frente y sienes.
"Adamo me llevó a la tienda de comestibles hoy. Pensé que sería
bueno tener una comida casera por una vez".
Mis ojos se dirigieron a su boca, tratando de imaginar cómo se
sentiría, pero me quedé corta. Mi imaginación no era muy buena.
"Supongo que ningún animal resultó dañado", murmuró Remo.
Nino le envió a su hermano una mirada de advertencia.
“Es vegetariano, sí, pero tus niveles de colesterol se llenarán. No
te preocupes Está cubierto de mozzarella, queso de oveja y queso
taleggio."
"Alrededor de tres libras de queso", agregó Adamo mientras
caminaba por las escaleras, con el pelo mojado despeinado.
"¿Necesitas mi ayuda?" Preguntó Nino.
"Podrías traerlo aquí. La sartén es pesada."
Nino me siguió a la cocina, su cálida palma presionada contra mi
espalda.
"Necesita cinco minutos más", le dije después de echar un vistazo
dentro del horno, evitando mirar su cara porque eso me llevaba a
mirar a su boca y eso me llevaba a tener más pensamientos que
me distraían. Nino me miró en voz baja. Tomó mi cara y me pasó
el pulgar por el pómulo.
"Estás nerviosa".
Lamí mis labios, mis ojos se acercaron a su boca y luego un poco
más arriba. Se acercó y me besó, lento, caliente y con la promesa
de más. Su lengua era casi juguetona mientras rodeaba la mía,
bromeando pero aún dominante. Frustrada, me eché hacia atrás.
Era la primera vez que Nino iniciaba un beso, la primera vez que
teníamos intimidad fuera de nuestra habitación.
"Eso es lo que haré esta noche", murmuró y luego agregó en voz
baja. "Entre tus piernas".
Me estremecí. Nino era menos cuidadoso a mi alrededor; era
emocionante y aterrador, y no lo quería de ninguna otra manera.
Se retiró, los ojos grises evaluando mi cara. Alcanzó mi muñeca,
pasando su pulgar por la piel sensible antes de besarla.
"Recuerda, no tienes nada que temer cuando estás en la cama
conmigo."
Asentí. Mi garganta seca hacía difícil tragar. "Creo que la lasaña
está lista".
Nino sacó la sartén grande y la llevó a la sala de juegos. Llevaba
platos, servilletas y cubiertos. Savio, Adamo y Remo ya habían
tomado su asiento habitual. Por un momento, consideré pedirles
que cenaran en el comedor pero luego decidí no hacerlo.
"Eso huele bien", dijo Adamo mientras se inclinaba sobre la
lasaña en el momento en que Nino la colocaba en un trivet8 de
madera.
"¿Estás seguro de que ella no envenenó la comida?" Savio
preguntó con una sonrisa, pero él ya estaba cargando su plato con
lasaña.

8
Protector para que el calor del recipiente que se pone sobre él, no dañe la superficie de la mesa
Nino puso su mano en mi rodilla mientras se sentaba a mi lado.
"Kiara y yo tenemos planes para esta noche, así que no creo que
quiera envenenarme todavía. ¿Estoy en lo cierto?"
El calor me arruinó las mejillas.
"TMI, Nino", Adamo murmuró.
"TLI9 si me preguntas," dijo Savio con una sonrisa. "Era más
divertido cuando aún compartías tus jodidas aventuras con
nosotros, Nino. Ahora solo puedo escuchar la retorcida mierda de
Remo".
Estaba segura de que mi cabeza explotaría de vergüenza en
cualquier momento.
"Si no quieres escuchar mi mierda retorcida, la compartiré solo
con Nino y Fabiano en el futuro".
"No creo que nadie quiera escucharlo", le dije.
Remo se echó hacia atrás, mirándome con una sonrisa siniestra
en su rostro. "No todo el mundo está hecho para el sexo vainilla
de mierda, así que demándame. Y si recuerdo bien, Nino y
Fabiano también disfrutaron del lado más áspero de las cosas
antes de que sus mujeres los castraran".
Miré a Nino con curiosidad, pero su rostro no reveló nada. La
lasaña estaba deliciosa, y los hombres cavaron como si fuera su
última comida. Como de costumbre, se burlaron y discutieron.
Siempre me daba un extraño sentido de pertenencia cuando
actuaban como una familia a mi alrededor.

Después de la cena, Nino y yo nos retiramos a nuestro ala.


Cuando Nino cerró la puerta de nuestra habitación, lo miré con
curiosidad. "¿Qué quiso decir Remo con el lado más áspero de las
cosas?"
Nino negó con la cabeza. "No significa lo que crees que significa".
"No sabes lo que pienso", dije en voz baja. "Tal vez eres un genio,
pero no eres un lector mental".
Nino envolvió sus dedos alrededor de mi muñeca y me tiró más
cerca. Luego se inclinó hacia abajo. "No tengo que ser un lector
mental para reconocer la expresión de tu cara, Kiara."
Suspiré. "¿Así que nunca ...?" Mi voz tembló.

9
"Too little information": Muy poca información
"Nunca", dijo con firmeza y el alivio me llenó. Su pulgar acarició
mi muñeca. "¿Qué tal si exploramos un poco más ahora?"
Asentí en silencio, la emoción recorría todo mi cuerpo. Nino me
condujo hacia la cama. "Si quieres que te caiga encima, sería
prudente que no me esposes... a menos que te sientas cómoda
sentado en mi cara".
Mis ojos se abrieron en shock. "No", finalmente logré.
"Definitivamente no".
Los labios de Nino se torcieron en las esquinas. "Eso es lo que
pensé."
Mis mejillas estaban calientes cuando puse los ojos en blanco.
Acercándome, me paré en de puntillas y acurruqué mi mano
alrededor del cuello de Nino. Bajó la cabeza de inmediato,
reclamando mi boca y envolviendo un brazo alrededor de mi
espalda. Me perdí en su beso hasta que él comenzó a bajar a la
cama. Sentí el suave colchón debajo de mí cuando Nino se cernía
sobre mí.
Se apartó, sus ojos trazando mi rostro. "¿Miedo?", Preguntó en
voz baja, sosteniendo su cuerpo por encima de mí.
Era ridículo tener miedo porque era Nino, pero cómo Durant se
había sentido flotando sobre mí siempre volvía a mi mente,
incluso si no quería que los recuerdos me frenaran.
Nino se sentó en la cama a mi lado y rápidamente volví a besarlo.
Cumplió sin dudarlo y como de costumbre tomó la delantera. Me
entregué a su lengua experta, sintiendo el calor de mi centro. Su
mano acarició mi costado y luego se deslizó debajo de mi camisa,
tocando la piel y creando la piel de gallina. Sus dedos llegaron
más alto y luego rozaron mi sujetador de encaje. Mis pezones se
fruncieron bajo el toque, y gemí en la boca de Nino. Su mano
ahuecó mis pechos y amasó ligeramente al principio, luego su
toque se hizo más firme. Reuniendo mi coraje, alcancé a Nino,
necesitando sentirlo. Mis manos se deslizaron sobre su musculoso
pecho, hasta su estómago marcado hasta que alcancé el dobladillo
de su camisa. Tiré de él.
Nino se apartó de mi boca, se sentó y tiró de su camisa sobre su
cabeza. Mis ojos se fijaron en su torso, los músculos, las
cicatrices, los tatuajes y, como de costumbre, mi cuerpo se llenó
de miles de mariposas. Antes de que se hubiera recostado, mis
manos ya estaban vagando sobre su pecho. Se incorporó para
permitirme explorar. Sus ojos estaban en mi cara, pero mis ojos
permanecieron en mis dedos mientras acariciaban sus pectorales
y luego rozaban sus pezones.
Exhaló, y repetí el movimiento, amando la manera en que podía
romper el comportamiento frío de Nino con un toque tan pequeño.
Se sentía empoderador. Emocionante
"¿Qué tal si nos deshacemos de tu camisa también?" Murmuró
Nino, con las manos alcanzando el dobladillo de mi camisa. Me
levanté para que él pudiera tirarla sobre mi cabeza.
Sus ojos recorrieron mi cuerpo, permaneciendo en mis pechos, y
luego sus labios volvieron a los míos cuando sus dedos tiraron de
mi pezón a través del cordón. Él me ayudó a salir de mi sostén.
Los dedos y los labios me acariciaron los senos, los hombros y el
estómago, mientras dejaba una necesidad ardiente a su paso. A
pesar de la necesidad de mi cuerpo, me congelé cuando Nino
alcanzó mis bragas. Hasta ahora me había tocado a través de la
tela. Me daba la ilusión de seguridad.
Levanté mis caderas, y Nino me tomó en mi invitación, pero sus
ojos se mantuvieron en mi cara mientras me ponía desnuda ante
sus ojos. Su palma acarició mi muslo y luego lo levantó
lentamente, moviéndose sobre el pequeño mechón de pelo oscuro
entre mis piernas. Contuve la respiración cuando su pulgar tocó
mi pulido nudo por primera vez sin una barrera. Arqueándome,
gemí.
Su dedo acarició mis pliegues con destreza, pero nunca se
sumergió entre ellos. No estaba segura de lo bueno que era al
leerme ... si entendía que tener sus dedos tan cerca de mi entrada
arañaba la superficie de recuerdos dolorosos. Nino se movió al
final de la cama y me separó los tobillos. Sabía lo que estaba a
punto de hacer y traté de relajar mi cuerpo.
Se estiró entre mis muslos, sus bíceps tatuados se flexionaron
cuando me separó. Mi centro se apretó, seguido de mis muslos,
cuando bajó su mirada hacia mi centro.
"¿Miedo?", Preguntó en voz baja, con atención. No tenía miedo de
eso. Él nunca me había hecho eso.
"Nervios", admití.
"¿De qué?" Su respiración se estremeció sobre mi calor húmedo, y
temblé con anticipación, nervios y necesidad.
Era difícil de explicar. "No lo sé".
Se inclinó hacia delante. "Esto va a ser bueno para ti, Kiara.
Intenta enfocarte en mi lengua y mis labios. No pienses en nada
más".
Su respiración se extendió sobre mi clítoris, y luego su lengua se
deslizó sobre mí ligeramente, sumergiéndose entre mis pliegues
antes de que revoloteara sobre mi nudo. Yo gemí de la sensación.
"¿Bien?" Nino preguntó en mi contra, su voz profunda y
tranquila.
Asentí, mis dedos clavándose en las sábanas. La lengua de Nino
hizo un pequeño aleteo de nuevo, y mis músculos finalmente se
relajaron. Él separó mis muslos más lejos con sus hombros y
arrastró su lengua hacia mi abertura. Me tensé brevemente y él
volvió a subir rápidamente. Una vez más, su lengua revoloteó
sobre mi clítoris y luego sobre mis pliegues antes de hundirse
más y repetir el mismo movimiento sobre mi entrada. Un placer
intenso me recorrió, y esta vez mi cuerpo no se tensó. La lengua
de Nino se movió ligeramente sobre mi abertura, luego la hizo
girar y aumentó la presión, facilitando la punta en mí. Solté un
grito de sorpresa.
Dejó escapar un zumbido bajo, que sonó como una aprobación, y
mis ojos se agacharon para mirarlo. Su mirada se posó en mis
pliegues mientras rodeaba mi abertura con su lengua. Parecía
disfrutarlo, y ese descubrimiento desterró el último de mis
nervios. Pasó su lengua sobre mi clítoris otra vez, con ligeros
empujones y giros, y entonces pude sentir algo construyéndose;
La tensión se tensó profundamente en mi núcleo, aumentando
con cada lamida y golpe, hasta que me rompí. Grité,
estremeciéndome por mi liberación.
Nino gimió contra mí, moviéndose hacia abajo, y lamió mi
entrada con movimientos lentos. Mis ojos se ensancharon cuando
mis paredes se apretaron de nuevo bajo sus atenciones.
"Sácalo", ordenó en voz baja. Comenzó a usar lamidas firmes
para aumentar mi placer de nuevo. Era increíble, imposible. Esto
se sentía mejor que cualquier otra cosa.
"Nino", gemí mientras me trabajaba con cuidado. "Esto se siente
tan bien".
"Bien", dijo con voz ronca contra mis pliegues, y me estremecí
ante el sonido. "Quiero que te vengas otra vez para mí, Kiara.
¿Puedes hacer esto por mí?"
"Sí," jadeé, y él pasó su lengua por mi clítoris antes de que
centrara su atención en mi entrada. Apretó su boca firmemente
contra mí y su lengua volvió a penetrarme. Su lengua se sentía
tan bien dentro de mí mientras la movía lentamente. Su pulgar
encontró mi clítoris, y frotó los mismos círculos suaves.
Golpeé mis caderas sin descanso, abrumada por las maravillosas
sensaciones.
Se estaba construyendo aún más rápido esta vez, mi carne era
demasiado sensible pero aún ansiosa por más. Mi mano voló
hacia la cabeza de Nino, agarrando su cabello, y luego me vine
aún más fuerte.
Los dedos de Nino acariciaron mis pliegues. "Me gustaría poner
mi dedo en ti".
Me encontré con su mirada. Su expresión era tranquila, segura
de sí misma. Tragué.
Metió un dedo entre mis labios. "Di algo. Dime que me detenga si
no quieres esto ".
"Yo ... me preocupa que me duela como la última vez".
"No lo hará", dijo Nino con firmeza. La punta de su dedo se movió
un poco más abajo. Me tensé, recordando el dolor de antaño, la
sensación de rompimiento, de impotencia.
Nino me miró, su dedo trazó ligeramente mi abertura, pero no se
presionó. Levantó la otra mano y me acarició la parte baja del
vientre. "Intenta relajarte, Kiara. Estás muy mojada, y mi dedo
será muy agradable contra tus paredes sensibles si lo permites".
Traté de relajarme, pero mi cuerpo se apretó con miedo del
pasado. Nino siguió acariciando mi abertura y se pliega. "Déjame
ayudarte", murmuró.
Me sobresaltó cuando su mano pasó de mi estómago a la mancha
cosquillosa sobre mis costillas. Solté una carcajada y me
estremecí. Entonces Nino deslizó su dedo dentro de mí.
Inmediatamente detuvo el cosquilleo.
"Oh", resoplé y me detuve. No dolió en absoluto. Lentamente, sus
ojos encontraron mi cara. Él comenzó a mover su dedo, y gemí
ante la sensación.
"¿Por qué me hiciste cosquillas?", Le pregunté mientras Nino
seguía empujando dentro de mí con su dedo. Él frotó mi clítoris
ligeramente.
"Distraje a tu cuerpo. Tu cerebro había asumido que mi dedo
contra tu apertura era una amenaza porque esperabas dolor, así
que fui y presenté otra amenaza en la que debían concentrarse
tus sinapsis. Por lo general, funciona mejor con el dolor real, pero
las cosquillas también son efectivas porque el cuerpo reacciona de
manera similar ".
"Eres bueno en esto".
Sus labios se torcieron, y sus ojos grises me interrogaron. "He
estudiado el funcionamiento del cuerpo durante mucho tiempo,
especialmente sus reacciones al placer y al dolor ".
No lo dudaba. Gemí cuando hizo algo con su dedo dentro de mí,
una ligera rotación. Repitió el movimiento y frotó su pulgar
ligeramente sobre mi clítoris. "¿Te gusta esto?"
¿Cómo podría siquiera preguntar? "Sí", me las arreglé para decir.
Sus labios tomaron el lugar de su pulgar sobre mi clítoris
mientras su dedo se deslizaba dentro y fuera lentamente
"Vente otra vez para mí", dijo en ese tono sedoso y dominante, y
caí bajo la sensación combinada de su dedo y su boca.
Mi cuerpo entero estalló con olas de placer. Temblé durante
mucho tiempo, tratando de recuperar el aliento. Nino sacó su
dedo y luego me sorprendió levantándolo hacia sus labios y
poniéndolo en su boca.
"Disfruto tu sabor, Kiara", dijo con una voz más texturizada
mientras se arrodillaba entre mis piernas. Mis ojos fueron
atraídos por sus pantalones. Estaba duro, excitado porque había
puesto su boca sobre mí.
Me senté y alcancé sus calzoncillos. "Quiero devolverte."
Nino los sacó y luego se arrodilló en la cama otra vez. Estaba
frente a él y lo alcancé. El gimió. Me moví lentamente y luego me
incliné hacia adelante, y él me encontró a medio camino. Sus
labios reclamaron los míos y sabían como yo. Nos besamos
mientras movía mis manos hacia arriba y hacia abajo, sus ojos se
clavaron en mí con algo más que un escrutinio frío. Nuestro beso
se volvió desesperado, descoordinado. Nino se tensó en mi agarre.
Observé las pequeñas contracciones de sus músculos, el fuerte
tirón de su boca, escuché sus rápidos gemidos, y se sintió bien.
CAPÍTULO 18

KIARA

Leona me miró. "¿Estás nerviosa también?"


Me reí. "Nerviosa ni siquiera comienza a cubrirlo. No creo que
sea buena peleando". Hice una pausa. "¿Pero por qué estás
nervioso? Pensé que ya habías practicado con Fabiano antes."
"Algunas veces, sí, pero siempre hemos estado solos. Ahora habrá
gente mirando".
Asentí. Deseé que Nino hubiera elegido practicar solo conmigo,
pero sabía que tenía muchas cosas en su plato debido a su
próxima pelea contra ese hombre gigante.
Cuando salimos a la sala de entrenamiento, mis ojos tuvieron
problemas para asimilarlo todo. La araña que colgaba del techo,
el fondo de pantalla rojo y dorado, las mesas rotas de la ruleta,
las hermosas ventanas sucias con forma de concha de mar ... Era
tan típico de Falcone elegir algo tan llamativo como un edificio de
casino abandonado para su gimnasio de lucha.
Los hombres ya se habían reunido alrededor del ring de boxeo.
Solo estaban en pantalones cortos de lucha, y mi corazón se
aceleró al ver todo ese músculo y cicatrices. Incluso Adamo era
musculoso para un niño de casi catorce años.
"Gracias a Dios, no a la jaula", murmuró Leona, y le di una
mirada interrogante. Ella sonrió. "Fabiano siempre insiste en que
trabajemos en la jaula, y honestamente me da escalofríos".
Mis ojos vagaron hacia la jaula, y tuve que estar de acuerdo. Ya
estaba nerviosa como estaba. Nino me tocó la cadera cuando
llegué a su lado.
"Leona irá primero porque ya tiene algo de práctica."
Tratando de ocultar mi alivio, asentí.
Fabiano separó las cuerdas para Leona, que se subió con una
mirada nerviosa hacia los hermanos Falcone. "¿Todos ustedes
van a mirar?"
"No", dijo Nino. "Voy a atacarte."
Los ojos de Leona se agrandaron. "¿Qué? ¿Pensé que Fabiano
entrenaría conmigo?"
Fabiano negó con la cabeza. "No esta vez. Estar frente a un
oponente que te pone nervioso está más cerca de la realidad.
Nino se lanzó sobre la cuerda y se enfrentó a Leona, con los
brazos colgando a su lado de manera relajada. "Mira de cerca,
Kiara", dijo.
Asentí.
Nino se abalanzó sobre Leona y noté que el cuerpo de Fabiano se
balanceaba ligeramente hacia adelante. Leona dejó escapar un
grito de sorpresa cuando la mano de Nino sujetó su muñeca. La
atrajo hacia él, y luego ella ya estaba de espaldas. Él se arrodilló
entre sus piernas.
"Leona", siseó Fabiano. "Recuerda lo que te enseñé."
Leona comenzó a luchar, pero Nino presionó sus muñecas en el
suelo sobre su cabeza, bajándose, separando sus piernas con sus
muslos musculosos.
Remo hizo un zumbido. "No hay forma de escapar ahora.
Actuaste demasiado tarde. Ahora te tiene exactamente donde te
quiere".
Me estremecí.
"Tendría que abrir sus pantalones. Eso podría darle una
oportunidad para atacarlo con su mano libre", dije.
Todos me miraron y yo tragué pero me mantuve firme. Nino
agarró ambas muñecas de Leona en una de las suyas a pesar de
que se retorcía y me mostró su mano libre. "Libre para abrirme
los pantalones".
Nino se enderezó y tiró de Leona a sus pies.
"¿Por qué actuaste tan tarde?" Fabiano preguntó con el ceño
fruncido.
"Me sorprendió, y para ser honesta ... Nino me asusta", dijo con
indignación.
"Entonces esperemos que tu agresor anuncie su ataque con
anticipación y no te asuste", murmuró Remo.
Obviamente, perdiendo interés, Savio y Adamo se mudaron a la
jaula y comenzaron a evitarse entre sí, pero Savio
definitivamente tenía la ventaja y no se lo tomó con calma a su
hermano menor, a juzgar por la fuerza de sus patadas y golpes.
No es de extrañar que Adamo siempre fuera golpeado. "Una vez
más", dijo Fabiano.
Nino agarró el brazo de Leona, pero esta vez ella actuó
instantáneamente. Levantó la mano para arañarle la cara, pero
él la bloqueó con el codo y, al mismo tiempo, esquivó la patada
hacia la ingle y la cadera. Luego la tiró hacia abajo. Terminaron
en la misma posición que antes, y Leona resopló.
"Mejor," dijo Nino asintiendo, apartándola y poniéndola en pie.
"Todavía terminé en el suelo".
"Tu atacante no será Nino", dijo Fabiano. "Probablemente no será
la mitad de rápido, fuerte o hábil".
Hicieron dos ejercicios más hasta que la cara de Leona se puso
roja y cubierta de sudor. Nino parecía que acababa de terminar
una agradable y lenta caminata matutina.
Ahogué una sonrisa y cuando se encontró con mis ojos y las
comisuras de su boca se contrajeron. Mi cuerpo se llenó de calor
como lo hacía tan a menudo en presencia de Nino.
"Tu turno", dijo y separó las cuerdas para mí. Tragando trepé al
anillo y Leona salió rápidamente, susurrando: "Buena suerte".
Fabiano inmediatamente envolvió su brazo alrededor de su
cintura posesivamente.
Remo sacudió la cabeza y saltó al borde del anillo y luego se
metió dentro.
Miré a Nino, mi pulso martilleaba en mis venas. "Vas a entrenar
conmigo, ¿verdad?" Mi voz temblaba.
Nino miró mi cara y luego sacudió la cabeza. "Quiero que te
enfrentes a tus miedos. Podrían inmovilizarte durante una pelea
real".
Empecé a temblar mientras miraba a Remo, que estaba de pie
con los brazos cruzados sobre su pecho, mirándome con oscura
diversión.
Negué con la cabeza "No. No puedo ". Me apoyé en la cuerda. "Por
favor, Nino".
Nino intercambió una mirada con su hermano, quien puso los
ojos en blanco.
"Puedo hacerlo", sugirió Fabiano.
Mi cabeza giró hacia él. Él también me aterrorizaba, pero no
tanto como Remo.
"Entonces hazlo", gruñó Remo, pero caminó hacia mí, con sus ojos
oscuros duros. "Mientras no enfrentes tus miedos, serás débil. Él
mantendrá el poder sobre ti mientras lo dejes. Si alguna vez
dejas de ser una cobarde, ven a verme y te mostraré cómo luchar
contra un oponente que te está haciendo daño.” Saltó sobre la
cuerda y caminó hacia Adamo y Savio para unirse a ellos en la
jaula.
Nino tocó mi cintura, sus cejas se juntaron. "No le hagas caso."
"¿Estás de acuerdo con él?", Le pregunté en voz baja. Nino
asintió. "Remo sería la mejor opción si quisieras simular un
ataque".
"Puedo ser tan aterrador como Remo si quieres que lo sea", dijo
Fabiano encogiéndose de hombros.
"No", dije rápidamente. "Gracias".
Fabiano era lo suficientemente aterrador con sus ojos azules
evaluando.
"Viste lo que hizo Leona", comenzó Nino. "Por supuesto, su
pasado no alberga a los mismos demonios, así que tendrás que
luchar contra dos enemigos: Fabiano y tus recuerdos. Puedo
decirte cómo hacer lo primero, pero esta última es tu lucha". Me
hizo un gesto para que me acerque a Fabiano. “Eres más pequeña
y más débil, por lo que tendrás que hacer que cada golpe cuente.
Apunta a donde más duele. Sus bolas. "Nino señaló la zona de la
ingle de Fabiano, que enarcó una ceja. “Plexo solar”. Señaló el
área debajo de las costillas. Bajo su barbilla. Los ojos Nariz.”
Señaló la cara de Fabiano.
"Aquí, déjame mostrarte", dijo Nino y se colocó frente a Fabiano,
cuyos labios se ensancharon en una sonrisa.
Nino levantó su rodilla hacia los lados de la ingle de Fabiano sin
hacer contacto. Luego hizo un puño en la mano y fingió golpear el
estómago de Fabiano dos veces. Luego empujó el talón de su
mano hacia la nariz de Fabiano. "También puedes arañar o
morder, pero no pierdas demasiado tiempo. Te cansarás
eventualmente."
Nino dio un paso atrás y asintió a Fabiano.
Fabiano se me acercó enseguida, y lo agarré. Todo sucedió tan
rápido, y de repente estaba sobre mi espalda y él estaba entre
mis piernas. El pánico me ahogó. Solté un sollozo aterrorizado,
cerré los ojos y empecé a temblar.
"Joder", dijo alguien. Entonces otra voz fría y convincente habló
por encima de mí. Esta voz me había traído de vuelta antes.
"Kiara, abre los ojos". Y lo hice, mirando los ojos fríos y grises. de
Nino "No permitas que el pasado te controle. Estás segura. Nada
te pasará. Estoy aquí".
Tragué y asentí. Fabiano se había sentado en cuclillas,
mirándome con el ceño fruncido. Cerré las piernas, avergonzada.
"Lo siento".
"No tienes que lamentarlo", dijo encogiéndose de hombros, pero
sus ojos eran un poco más suaves que antes.
Nino me ayudó a ponerme de pie. "¿Otra vez?" Sus ojos
sostuvieron los míos, y di un pequeño asentimiento. Se volvió
hacia Fabiano. "Esta vez sólo te extiendes sobre sus piernas".
Fabiano asintió. "¿Lista?"
"Sí", dije, y él alcanzó mi brazo, y otra vez, me encontré en mi
espalda con Fabiano a horcajadas en mis muslos. El pánico se
abrió camino fuera de mi pecho, y traté de combatirlo, pero no
pude. Mi visión se volvió negra. Fabiano me empujó, y aspiré
profundamente. Nino se arrodilló a mi lado, tocándome el
hombro.
"No creo que esté funcionando", dijo Fabiano. "Ella está
demasiado asustada".
Nino asintió, pero él mantuvo sus ojos en mí y su cálida palma en
mi hombro. "Puedes irte. Lo tomaré desde aquí.
Fabiano me dirigió una sonrisa tensa. Luego salió del ring.
"Lo siento", le dije, avergonzada de haberme roto así a pesar de
que esto había sido falso, a pesar de que Fabiano no había
querido lastimarme.
“Subestimé tu miedo a los hombres. Conmigo, has estado
relajada".
"Eso es porque confío en ti", le susurré.
Sus cejas se juntaron, y no dijo nada. "Es por eso que quería que
lucharas contra Remo o Fabiano. Eres cautelosa con ellos. Haría
la pelea más real".
"Lo sé, pero es demasiado ahora. ¿No puedes entrenar conmigo?"
"Por supuesto, pero voy a ser duro contigo, Kiara. No tiene
sentido permanecer dentro de tu zona de confort. No mejorarás si
te sientes segura".
Mi estómago se apretó con los nervios cuando Nino me puso de
pie. Nino tenía razón, y quería mostrarle que no era débil, y más
que eso, quería demostrarme que podía vencer mi pasado de una
vez por todas. Había permitido que controle mi vida por mucho
tiempo.
"Acércate." Mientras lo hacía, me agarró las muñecas y me tensé
en preparación para su ataque, pero él puso mis manos sobre sus
hombros. "Usa esto para ganar impulso y ahora levanta la rodilla
tan fuerte como puedas".
Dudé.
"Hazlo", ordenó, y lo hice. Nino me bloqueó la rodilla con su
muslo para que no me conectara con su ingle. Salté del impacto,
un dolor sordo se extendió por mi rodilla y la parte superior del
muslo. "Lo siento".
"No te disculpes. Se supone que debes lastimarme. Otra vez, y
más duro esta vez".
Levanté mi rodilla de nuevo y le golpeé el muslo. Dio un breve
asentimiento. "Mejor. Todavía demasiado vacilante. Ahora haz
un puño".
Bajé las manos y las apreté en puños.
"Golpea mi estómago". Le di un puñetazo, pero incluso podía
decir que me estaba conteniendo. Nino
Agarré mi mano y acurruqué mi puño aún más fuerte. Luego lo
tocó en el lugar donde quería que apuntara. "Aquí. Y duro".
Le di un puñetazo de nuevo, y apretó la boca. No estaba segura
de si era porque realmente había logrado lastimarlo o si todavía
no estaba satisfecho con mi desempeño. Probablemente esto
último." Ahora abre tu mano y lleva el talón de tu mano hasta mi
nariz".
Hice lo que me indicaba, y cambió el ángulo de mi mano
ligeramente. "Me gusta esto. Si usas suficiente fuerza, puedes
romper la nariz de tu oponente".
"Tú quizás".
Él negó con la cabeza. "Tú puedes. Créeme. Si uso ese
movimiento con toda mi fuerza, puedo matar a mi oponente
empujando sus huesos en su cerebro, no solo romperle la nariz".
Mi cara se arrugó con disgusto.
"Ahora vamos a pasar a la defensa real. Te atacaré, te tiraré al
suelo y me forzaré entre tus piernas, e intentarás detenerme con
todo lo que tienes. No te detengas, Kiara. No puedes lastimarme".
"Está bien", le dije. Me limpié las manos de los pantalones porque
estaban sudados de nervios.
Nino me miró con calma, pero entonces algo en su expresión
cambió, se volvió calculador y depredador, y supe que estaba a
punto de saltar. A pesar de ese conocimiento, grité cuando me
agarró por las caderas. Después de un segundo de congelación,
levanté mi rodilla, pero él la esquivó con su muslo y me presionó
contra el suelo con su cuerpo. Luego él estaba sobre mí,
arrodillado entre mis piernas, su pelvis presionada contra la mía.
Mis muñecas estaban puestas sobre mi cabeza y ninguna
cantidad de lucha lo hizo ceder. Mi respiración se volvió irregular
cuando el pánico se arremolinó en la boca de mi estómago, no tan
mal como antes, pero definitivamente estaba allí.
"Lucha", ordenó Nino bruscamente.
Sabía lo que quería decir, pero era muy difícil luchar contra mi
propia mente. Me concentré en sus fríos ojos grises. Ahora me
habían liberado de mi pánico dos veces, y lo hicieron de nuevo.
Lentamente, mi terror se desvaneció y mi respiración se hizo más
lenta.
Nino negó con la cabeza cuando me soltó la muñeca, pero se
quedó encima de mí. "Es bueno que encuentres consuelo en mis
ojos, Kiara, pero no te ayudará si alguna vez te atacan".
Cerré los ojos. "Tal vez solo tengamos que aceptar que nunca
podré defenderme y que la próxima vez que alguien como mi tío
venga, puede arrebatar lo que quiera de mí".
Los labios de Nino se acercaron a mi oído haciéndome abrir los
ojos por la sorpresa. "Aprenderás a defenderte y te juro que nadie
te volverá a lastimar. Nadie se acercará jamás".
Él se apartó y su expresión encendió mi corazón con emociones
tontas. Por un momento, ninguno de los dos se movió, y toqué
con las palmas con su musculoso pecho. Mi respiración se aceleró
por otra razón. Por primera vez en mi vida, me sentía cómoda con
un hombre encima de mí, con él entre mis piernas. Nino
finalmente rompió el momento, se apartó de mí y me tendió una
mano. Lo tomé y dejé que me ayudara a levantarme, pero mi
cuerpo todavía se estremecía por su cercanía.
"Otra vez", dijo y la tensión en su voz superó el aleteo en mi
vientre.

NINO

Después de entrenar y llegamos a casa, Kiara siguió lanzándome


miradas, pero en el momento en que las devolvía, apartaba la
vista. No pude leer su estado de ánimo. Ella parecía nerviosa. Me
fui a la ducha cuando ella terminó, pero mantuve la puerta
abierta como de costumbre. Kiara nunca entró. Mi desnudez
todavía la ponía nerviosa y no era solo por miedo.
Remo había tenido razón. Necesitaba aprender a pelear con
alguien que la asustaba, y esa persona no era yo. Kiara había
acabado por confiar en mí, y no lo había esperado. Por supuesto,
la había tratado de una manera que me hizo esperar que ella
pudiera relajarse en mi presencia. Sus encogimientos de miedo
no era algo que pudiera tolerar en una esposa. Necesitaba a
alguien que pudiera enfrentarme, y Kiara estaba llegando allí.
Todavía teníamos un camino por recorrer, pero a diferencia de mi
hermano, yo era paciente.
Apoyándome contra la cabina de ducha, convertí el agua en fría
para que mi polla no tuviera ninguna idea. Tenía la sensación de
que Kiara no estaría lista para explorar más hoy. La pelea con
Fabiano la había inquietado. Y si era sincero, me había costado
retroceder y verlo tocarla, abrazarla y arrodillarse entre sus
piernas. Era algo que nunca había experimentado antes. No
podía poner una emoción en lo que estaba sintiendo.
Cuando entré en el dormitorio después de mi ducha, Kiara estaba
apoyada contra la cabecera, con un camisón fino de seda que
hacía poco para ocultar sus pezones. Sus piernas delgadas se
cruzaban en los tobillos, un lugar donde Kiara estaba
hermosamente sensible. Sus ojos salieron del libro que sostenía e
hicieron un rápido escaneo sobre mi pecho desnudo, deteniéndose
en mis calzoncillos, antes de que volviera su mirada al libro, pero
no pudo concentrarse en lo que estaba leyendo.
Secándome el pelo, me acerqué a donde ella fingía leer. "¿Qué
está mal? ¿Hice algo para ponerte nerviosa? ¿Es por el
entrenamiento de hoy? Tengo que asegurarme de que aprendas a
defenderte. Ir con cuidado no tendrá el efecto deseado".
Pensé que nos habíamos establecido algún tipo de entendimiento.
No me movería sobre el tema de la autodefensa. Kiara estaba
bien protegida. Como Falcone, su apellido llevaba el miedo por
las calles de Las Vegas. Todos sabían que ella era mía. Todos
sabían que Falcone protegía lo que era nuestro y nuestra
venganza fue cruel y despiadada. Ella estaba tan segura como
podría estar una mujer en nuestro mundo, sin embargo, no podía
ver por qué no deberíamos garantizar el más alto nivel de
seguridad haciendo de Kiara un objetivo difícil. Sus habilidades
con las armas habían mejorado, pero necesitaba aprender a
defenderse sin la ayuda de las armas.
Ella se sonrojó y dejó su libro, luego finalmente me miró. Sus ojos
se arrastraron sobre mi torso y bajaron hasta mis calzoncillos y
luego rápidamente volvieron a mi cara. Entrecerré los ojos,
tratando de evaluar su estado de ánimo. Ella estaba nerviosa
Solté la toalla que solía frotar el cabello y me hundí en la cama
junto a ella.
"Si no me dices lo que te molesta, no puedo cambiar mi
comportamiento".
"No hiciste nada", dijo en voz baja. Una vez más, sus ojos hicieron
un rápido escaneo de la parte superior de mi cuerpo, bajando y
luego volvieron a mi cara. Esto no era que ella estuviera molesta
por los eventos de hoy, me di cuenta. Estaba bastante seguro de
que estaba excitada, pero como de costumbre, le permití hacer el
primer movimiento.
"Yo ... quiero dormir contigo." Mi cuerpo reaccionó de inmediato,
la sangre se disparó directamente a mi polla, pero no actué por el
impulso. Me volví hacia Kiara, acerqué mi cuerpo a un ángulo, mi
brazo se apoyó en su pierna, y ella se deslizó hacia adelante,
dejando caer su libro al suelo. Sus labios se presionaron contra
los míos, y su lengua se deslizó dentro. Luché contra la urgencia
de presionarla contra el colchón, cubrirla con mi cuerpo y
apretarme contra su cuerpo flexible. Quería hundirme en su
jodido canal, quería sentirla alrededor de mi polla y perderme.
No había cómo negarlo.
"¿Quieres que me espose?" Pregunté entre besos.
Sus ojos marrones sostuvieron los míos, y ella sacudió
ligeramente la cabeza. "Confío en ti. Ya no tengo miedo de tu
fuerza."
Corrí mis nudillos por su brazo. Confianza, era una cosa frágil.
Yo lo sabía. Solo había confiado en mis hermanos, pero también
estaba empezando a confiar en ella. "Haré que esto sea bueno
para ti, Kiara".
Exhaló y un indicio de ansiedad apretó sus labios. "No será como
la última vez, ¿verdad?" Su voz tembló y sus ojos me miraron
como si ella supiera que mantendría el pasado a raya. Y joder,
quería hacer esto por ella, quería mostrarle que lo que ella había
pasado no era algo que pudiera revivir de nuevo.
Tracé sus pechos por su parte superior "No será nada de eso."
Besé su barbilla hasta su garganta y clavícula, respirando su
dulce aroma, disfrutando la sensación de su suave piel de seda
contra mis labios. "No habrá dolor ni miedo. Tendrás el control".
Sus dedos encontraron la parte posterior de mi cabeza y me
empujó hacia abajo. Yo obedecí, quitándole el tirante de su
hombro y dejando su pecho desnudo. Cerré mi boca alrededor de
su pezón erecto, y lo chupé en mi boca, disfrutando de la forma en
que se frunció bajo mis cuidados.
Ella jadeó, con la piel de gallina de gallina. Mi mano ahuecó su
otro pecho, masajeando suavemente antes de que mi pulgar
encontrara su pezón y lo rozara, provocando un gemido de ella.
Lo toqué de nuevo mientras rodeaba su otro pezón con mi lengua.
Ella comenzó a moverse inquietamente a mi lado y se arrodilló en
la cama.
"Nino", susurró ella. "Por favor".
"Por favor, ¿qué?", Le pregunté con voz ronca. Estaba
dolorosamente duro en mis calzoncillos pero traté de empujar mi
necesidad al segundo plano.
"Necesito correrme".
"¿Quieres mi boca?"
Ella asintió bruscamente.
"Entonces acuéstate."
Ella se echó hacia atrás y se acostó. Me subí a la cama, luego
enganché mis dedos en sus bragas, y cuando ella no se tensó, las
bajé. Levantó su trasero para hacérmelo más fácil. Lentamente,
apoyé una rodilla entre sus piernas, observando su rostro. Hubo
un segundo de resistencia antes de que ella se abriera para mí.
Colocando mi segunda rodilla entre sus piernas, le cepillé los
muslos ligeramente y separé sus piernas. La vista de sus
relucientes pliegues envió una oleada de deseo a través de mi
cuerpo, directamente a mi polla.
La paciencia era una virtud, pero en este momento, ser paciente
se sentía como una tarea insuperable. Respirando
profundamente, me estiré entre sus muslos mientras me
observaba con necesidad, con los labios abiertos, los ojos abiertos
y confiados.
Ella ya estaba muy excitada de mis cuidados a sus pezones, lo
suficientemente excitada para tener relaciones sexuales, pero
quería que se relajara con varios orgasmos antes de entrar a ella.
Besé su muslo, abriéndome camino hacia donde ella quería mi
boca. Respiré sobre sus pliegues, causando que sus piernas
temblaran de necesidad. Besé su hueso púbico y luego sus
pliegues antes de tomar una larga lamida, probándola, sin
importarme que hiciera mi polla aún más dura. Su sabor era
como un puto catalizador de mi propia lujuria.
Kiara respiró profundamente, casi aliviada. Establecí un ritmo de
aleteo de luz sobre su clítoris y círculos lentos sobre su abertura
hasta que ella se retorcía y jadeaba. Cuando ella estaba haciendo
movimientos pequeños y desesperados con sus caderas, presioné
mi lengua contra su clítoris firmemente, y ella se derrumbó con
un grito. Su mano cayó sobre mi cabeza, sosteniéndome en su
lugar, mientras me concentraba en su entrada, metiendo mi
lengua dentro, enterrando mi cara en su regazo perfecto.
Le acaricié el muslo, luego acerqué mi mano a su coño y puse mis
dedos sobre su carne mojada. Rastreando mi dedo índice a lo
largo de su raja, esperé unos momentos, pero ella no se tensó, por
lo que le puse un dedo. Mi polla se sacudió, sabiendo que pronto
sería enterrada en su calor húmedo. Comencé a follarla con mi
dedo lentamente mientras rodeaba su clítoris. Y esa vista me
prendió fuego. Imaginé que esto se acercaba a sentir emociones, a
esta necesidad ardiente y consumidora. Mejor que la sensación de
su excitación fue el gemido sin aliento que caía de la boca de
Kiara, la suavidad de sus muslos diciéndome que disfrutaba esto
sin ninguna reserva porque confiaba en que fuera bueno para
ella.
Levanté los ojos para mirarla.
Mi dedo estaba envuelto por su humedad, y ella estaba golpeando
las sábanas, haciendo pequeños gemidos desesperados en su
garganta. Me retiré un par de pulgadas.
"¿Qué tal, Kiara?" Mi voz era fuerte y profunda, en el borde, pero
Kiara no parecía molesta por eso. Un extraño calor se instaló en
mi pecho, uno que no pude colocar
"Bien", susurró, luego jadeó cuando yo acurruqué mi dedo dentro
de ella, presionando mi almohadilla ligeramente contra su punto
G.
"¿Bien?"
"Muy bien, Nino. Muy bien". Sonaba como si esto fuera un jodido
milagro, como si fuera una revelación que le había ofrecido, y algo
extrañamente posesivo llenaba mi pecho.
Kiara era mía. "Bien", murmuré contra su carne mojada antes de
cerrar la boca sobre su clítoris y le rocé el punto G. Ella se vino de
nuevo, arqueándose, arañando las sábanas, jadeando y gimiendo,
y yo suavicé mis atenciones, permitiéndole que manejara esto.
Sabía que tenía que poner a prueba su preparación con otro dedo,
pero advertirle sobre ello suponía el riesgo de que se tensara de
nuevo. Sin embargo, ella necesitaba sentirse en control. "Quiero
poner un segundo dedo en ti". Un momento de vacilación.
"Está bien".
"Intenta relajarte o te haré cosquillas de nuevo", le advertí
mientras deslizaba mi dedo dentro y fuera lentamente.
Ella se echó a reír y yo le metí el segundo dedo en ella. Ella se
tensó sorprendida y no me moví, dejándole que se diera cuenta de
que no le seguiría ningún dolor. Estaba demasiado mojada para
eso. "¿Bien?"
"Está bien", dijo ella.
"Entonces vamos a tratar de hacerlo bueno". Moví su cuerpo
hacia arriba, manteniendo mis dedos dentro de ella y cerré mi
boca sobre su pezón. Bromeé por un rato antes de comenzar a
mover mis dedos a un ritmo lento.
Las paredes de Kiara los abrazaron fuertemente, y no podía
esperar a sentirlos alrededor de mi polla. Después de unos
segundos, Kiara conoció mis estocadas con su pelvis mientras le
chupaba el pezón más fuerte. Solté su protuberancia para
preguntar cómo era, pero Kiara fue más rápida.
"Bien, Nino. Por favor, no te detengas". Devolví mi boca a su
ansioso pezón, mordisqueando ligeramente, y pronto Kiara se
arqueó debajo de mí, gritando su liberación. Saqué mis dedos de
ella, que estaban cubiertos con sus jugos, y esa visión casi me
deshizo.
Sus ojos se abrieron, su mirada se desenfocó, los labios formaron
una pequeña sonrisa de satisfacción.
"Tu cuerpo está listo", dije con voz ronca, balanceándome en el
borde del control. Rara vez me permitía perder el control, y esta
noche definitivamente no sería el día.
"Estoy lista", dijo en voz baja, con los ojos buscando en mi cara.
Le sonreí, sabiendo que ella necesitaba que se relajara. Me
levanté y me alejé de Kiara. "Creo que es mejor para ti estar en
la cima".
"No estoy segura de poder hacer esto. ¿Puedes estar en la cima?
Asentí, pero la puse nerviosa en cuanto se dio cuenta de mi poder
físico, estar en la cima parecía una mala elección. En el ring de
boxeo de hoy, ella lo había manejado bien, pero era diferente a
someterse a alguien en una cama. Salí de calzoncillos. Ya estaba
dolorosamente duro, pero sabía que necesitaba ir despacio para
Kiara. Nunca en mi vida tuve que contenerme para alguien. Me
complacía cualquier placer que las mujeres pudieran ofrecerme, y
podían ofrecer mucho, pero Kiara era mi esposa y yo quería
tratarla bien, tratarla como se suponía que debía tratar a una
esposa.
Kiara no era una puta o deudora. Ella era mi esposa Una
Falcone. Mi responsabilidad.
Ella me miró con nervios y confianza. No estaba seguro de por
qué el conocimiento de que confiaba en mí me complacía tanto
como lo hacía; solo mis hermanos confiaban en mí, y ahora Kiara,
a pesar de que su pasado le había enseñado que las personas en
las que confiaba la lastimaban.
Volví a subir a la cama y Kiara sonrió, pero sus labios temblaron
al hacerlo. Yo quería estar en ella. "No tenemos que hacer esto",
le dije, incluso si las palabras fluían dolorosamente de mis labios.
"No", dijo de inmediato, tocando mi pecho. Sus dedos temblaban.
Me llevé la palma de la mano a la boca y la besé. Se relajó un
poco, reaccionando bien a la ternura, como de costumbre.
Disfrutaba siendo amable con Kiara porque la forma en que
respondía me daba mucha satisfacción. Era una experiencia
nueva que no creía posible.
Me moví sobre ella lentamente, y ella abrió sus piernas para que
yo pudiera arrodillarme entre ellas. Apoyándome en mis brazos,
miré a mi esposa. Ya pude ver que ella estaba abrumada por mi
presencia. Su respiración se había acelerado, y sus pestañas se
agitaban nerviosas. Deseé que hubiera una forma de que ella se
diera cuenta de que esto no tenía nada que ver con la violación de
su pasado. Que ella estuviera encima de mí todavía parecía la
mejor solución al problema. Me cerní sobre ella, sin moverme. "Te
sentirás aún más fuera de control si te penetro. Mi peso te
empujará hacia el colchón y tendrás que ceder a la presión que
aplique. Realmente no hay nada que lo ayude", dije con voz
ronca, tratando de ignorar la forma en que mi polla se sacudió
mientras rozaba el interior de su muslo. Un ligero cambio de mis
caderas y un empuje era todo lo que se necesitaría para saciar el
deseo ardiente en mis venas.
"¿Por qué quieres esta posición?", Le pregunté en voz baja.
"Porque quiero que tomes la iniciativa ... y quiero estar cerca de
ti cuando tengamos relaciones sexuales entre nosotros".
"Incluso cuando te sientas encima de mí, puedo tenerte en mis
brazos". Puedo liderar fácilmente incluso cuando me cabalgas".
Sus mejillas se sonrojaron ante la palabra cabalgar.
Me aparté de ella y me recosté contra el reposacabezas. "Muévete
arriba", le ordené, decidiendo tomar la decisión de sus manos.
Kiara se arrodilló, mordiéndose el labio inferior con
incertidumbre. Ablandé mi expresión y aparté sus rizos rebeldes
de su cara. Ella se apoyó en el tacto a la vez. Le acaricié la mejilla
con el pulgar y luego pasé los dedos por su garganta y sobre su
brazo. Ella dejó escapar un pequeño suspiro.
"¿Lista?" Pregunté con voz forzada y calmada.
Kiara asintió y se acercó a mí. Agarré su cintura y la ayudé a
instalarse en mi abdomen inferior. Exhalé cuando su excitación
presionó contra mis abdominales. Su cuerpo estaba tan
jodidamente listo. Envolviendo mi brazo alrededor de su espalda,
la atraje hacia mí, mis labios reclamando los de ella en un beso
sin restricciones.
Kiara devolvió el beso con entusiasmo y frotó su coño mojado
sobre mi pelvis, deslizándose inconscientemente. Ahogué un
gruñido. Solo quería enterrarme en ella, pero me contuve, dejé
que se sintiera cómoda encima de mí. Cuando finalmente se echó
hacia atrás y me miró en busca de ayuda, dije: "Levanta un poco
y retrocede". Lo hizo hasta que se sentó a horcajadas sobre mis
muslos. Enrosqué mi mano alrededor de mi eje. Tragó saliva.
"Será bueno. Cuidaré de ti, Kiara. "Ella asintió con una pequeña
sonrisa mientras agarraba mis hombros y se colocó por encima de
mi polla. Lentamente, sus palmas se deslizaron hacia abajo hasta
que presionaron contra mi pecho y su entrada empapada mojó mi
punta. Contuve un gemido, no queriendo sobresaltarla o
asustarla.
Mis bolas se apretaron, mis músculos se apretaron. Mierda. No
podía recordar la última vez que había querido a alguien tanto
como quería a Kiara en este momento.
"Podría doler un poco, pero estás muy excitada, Kiara." Sabía que
no encontraría resistencia si me sumergía en ella. Su cuerpo
estaba listo para reclamar, pero su expresión mostraba
aprensión. Ahora estaba mejor leyendo sus emociones.
"¿Ayuda?" Susurró, con la confianza en sus ojos marrón oscuro, y
mi corazón aceleró su ritmo por alguna razón inexplicable.
Presioné mis talones contra el colchón para apalancarme y
agarré sus caderas para mantenerla en su lugar. "Voy a mover
mis caderas ahora y entraré en ti", le advertí. "Voy a ir muy lento
para que tu cuerpo pueda adaptarse. Dime si necesitas que me
detenga".
Levantándome ligeramente, mi punta se deslizó y reprimí un
gemido cuando sus paredes me apretaron con fuerza. Sus labios
se abrieron, frunciendo las cejas. Se inclinó hacia delante,
acercando aún más nuestras caras, de modo que su dulce aliento
se deslizó sobre mi cara. Sus grandes ojos sostuvieron los míos.
“¿Dolor?” Pregunté, mi voz más dura, más áspera de lo que
quería que fuera. Con lo mojada que estaba, no podía imaginar
que sintiera dolor, pero también estaba muy apretada, una
combinación deliciosa para mi polla y una que me dio ganas de
zambullirme con fuerza.
"No", dijo ella. "Estirado".
Esperé, incluso si mi cuerpo me gritaba que golpeara mis caderas
y la empalara en mi longitud. Sus ojos tenían tantas emociones
que no tenía forma de captar una sola. ¿Cómo se debe sentir
tener ese tipo de caos dentro de tu cuerpo?
Ella movió su pelvis, y tomé eso como permiso para levantar mis
caderas. Me deslicé más profundamente en ella, su calor
apretado me encajó perfectamente, y ella cerró los ojos.
"Kiara", me obligue a salir. "Necesito ver tus ojos". Tenía
problemas para leer su expresión facial sin ver la mirada en sus
ojos.
Sus párpados se abrieron. "Lo siento."
Le acaricié los costados, y ella se lamió los labios. "Puedes ir más
profundo".
Y lo hice. Esta vez no me detuve. Cuando levanté mis caderas, la
ayudé a bajar hasta que su coño se apretó contra mi pelvis. Me
bajé al colchón y la llevé conmigo. Ella se quedó encima de mí
mientras la llenaba por completo. Mierda. Esto se sentía tan
cerca de la perfección como podía imaginar.
Respiró, y sus dedos se flexionaron contra mi piel. Tragué. Nunca
antes alguien se había sentido tan bien alrededor de mi polla. Mi
cuerpo gritó para moverse, para buscar el placer que su rigidez
podía ofrecer. Ella se aferró a mí, completamente inmóvil.
"¿Todo bien?" Pregunté en voz baja.
Kiara exhaló de nuevo. "Se siente ... bien". Las lágrimas llenaron
sus ojos, y me quedé tan inmóvil como ella.
"¿Por qué las lágrimas?" Se inclinó para besarme y movió mi
polla dentro de ella. Gemí contra su boca, y ella se estremeció un
poco. Sus labios rozaron los míos, y la levanté en la invitación,
probando su boca. Besar siempre había parecido un mal
necesario que requerían muchas mujeres durante el coito, pero
con Kiara se disparó mi propia excitación.
Lentamente, ella se apartó, los ojos oscuros y llorosos. "Siento
que finalmente estoy libre de él".
Le acaricié la espalda con suavidad, tratando de entender. Lo
había matado tan brutalmente como era capaz de hacer, y sin
embargo este acto de ternura finalmente destruyó los demonios
de su pasado, los recuerdos de sus acciones. Apreté mi agarre
sobre ella, juntando nuestros cuerpos, con la espalda contra la
cabecera. Por una vez no supe qué decir, y fue una experiencia
inquietante.
Comencé a moverme, girando mis caderas lentamente,
suavemente, y ella jadeó. Me miró a los ojos y rozó sus labios
sobre los míos. Confianza. Sensibilidad. Y muchas más emociones
que no entendí. Nunca me había resentido de verdad por mi
incapacidad para sentir, pero en este momento lo hice.
"Se siente tan bien, Nino".
Incliné mis caderas de la misma manera, y los párpados de Kiara
revolotearon, pero no cerró los ojos Era como si ella necesitara
verme, así que le devolví la mirada. Sus labios se separaron por
un suave gemido. Era un sonido perfecto, más perfecto que
cualquier melodía que Kiara hubiera creado en su piano y había
creado algunas de las melodías más hermosas que jamás había
escuchado.
Pasando mi pulgar sobre su clítoris, se movió fácilmente sobre su
carne caliente cubierta con sus jugos. Mi otra mano ahuecó su
pecho, mi pulgar moviéndose sobre la protuberancia endurecida.
Ella gritó y se apretó a mi alrededor.
Mis ojos se volvieron hacia atrás mientras luchaba por el control.
Quería ir más fuerte, más rápido. Mierda. Forcé el impulso y me
concentré en mi esposa mientras ella mecía sus caderas casi sin
poder hacer nada, tratando de encontrar más placer pero sin
estar segura de sus movimientos. La dejé descubrir el
movimiento que ella amaba mientras seguía empujando
lentamente hacia arriba. Cada vez que sus ojos se ensanchaban o
sus labios se separaban, mi jodido corazón se apretaba. No estaba
seguro de lo que estaba mal conmigo. No era una respuesta física
que haya encontrado durante el sexo.
Pasé mi pulgar sobre su clítoris más rápido y aceleré mis
empujes. Las paredes de Kiara se apretaron fuertemente
alrededor de mi polla, sus uñas clavándose en mi piel. Ella se
meció más rápido, apenas encontrándose con mis estocadas.
Estaba descoordinada y sin práctica y, sin embargo, era lo mejor
que había visto. La jodida mejor cosa que jamás había sentido.
Sus ojos se agrandaron, el cuerpo se tensó cuando llegó con un
fuerte gemido. Y finalmente me solté, golpeándola con más fuerza
y esperando que ella pudiera soportarlo, pero que estaba
demasiado lejos para preguntar, hasta que mi liberación me
golpeó como una marea. Mi cabeza cayó contra la cabecera
mientras me metía dentro de ella. La jodida opresión en mi pecho
se mantuvo.
Ella cayó hacia adelante y se aferró a mí, su cara enterrada en mi
cuello, sus labios dejando beso tras beso contra mi piel sudorosa.
Pasé mis manos por su espalda y brazos, pero me mantuve
alejado de su cuello. Ese era todavía un lugar por el que estaba
nerviosa. Ella se ablandó bajo mi toque, respirando
profundamente.
"Te amo", susurró, y ambos nos pusimos rígidos al mismo tiempo.
Su respiración se enganchó contra mi garganta.
¿Amor?
CAPÍTULO 19

KIARA

Te amo.
Nino se puso tenso debajo de mí, y me puse rígida. Cerré mis
ojos. No podía creer que pronuncié esas palabras. No había
considerado decirlas porque sabía que Nino no podía
responderlas. Amor. Para él era algo insondable, ilógico,
imposible. Él simuló el afecto por mí. Cada acto de ternura, cada
sonrisa y expresión suave era un esfuerzo consciente.
Tragué. Las palabras se me escaparon sin intención porque me
sentí aliviada, feliz y agradecida. Nunca le había dicho a alguien
que lo amaba, ni siquiera a mi madre, y nadie me lo había dicho
nunca.
Nino no había sido más que paciente y amable conmigo, y no era
algo que hubiera esperado. No en mis sueños más salvajes, no de
un hombre como él, y no de un Falcone. Me sentí segura con él.
Pero decir las palabras que apenas me había atrevido a admitir a
mí misma había sido un error. Lo sabía en lo profundo.
Reuniendo mi coraje, me eché hacia atrás y me incorporé. Nino
todavía estaba dentro de mí, pero estaba empezando a
ablandarse. Tenía miedo de mirarlo a la cara y verlo mirarme
fijamente. Era imposible para él entender por qué había dicho
estas tres palabras.
Cuando levanté los ojos, Nino parecía que estaba tratando de
comprender lo que acababa de suceder. Sus cejas se juntaron, sus
ojos grises me perforaron hasta el centro mismo como si estuviera
tratando de ver mi corazón y mi alma, dejándome al descubierto
cuando ya me había revelado ante él al admitir mi locura.
La vergüenza me inundó, y un profundo anhelo que parecía
desgarrar las costuras de mi corazón llenó mi pecho. Comencé a
alejarme, pero Nino no lo permitió. Sus brazos se apretaron a mi
alrededor. "No", dijo con firmeza. "No corras".
¿Había sido tan obvio en mi cara que quería huir, incluso si no
había forma de escapar de mis emociones?
Tomó mi mejilla y me besó, su expresión se suavizó. “Estás
abrumada y aliviada porque tuvimos sexo. Está bien. No te
avergüences”.
En el fondo, sabía que este acto de bondad también era un
esfuerzo consciente. Hizo que sus músculos faciales se suavizaran
porque sabía que lo quería, porque sabía que lo necesitaba.
"Quise decir lo que dije", susurré porque había terminado de
correr. Nino tenía razón. Toda mi vida había huido de los
recuerdos, de mi familia, de los hombres. Terminé de correr, e
incluso si Nino no podía entender mis sentimientos, eso no
cambiaba el hecho de que los tenía.
Nino me miró, sus ojos casi ... expresivos por una vez. "Kiara",
comenzó en voz baja.
"Lo sé", dije rápidamente, apretando la garganta. "Sé que no
puedes devolver la emoción. Sé que no sientes nada por mí, y está
bien. Estás tratando de ser un buen hombre, aunque no esté en
tu naturaleza. Me estás tratando bien, estás simulando afecto por
mí, y eso está bien. Es más de lo que esperaba cuando nos
casamos y es suficiente".
Su mirada se volvió inquisitiva, y nuevamente, tuve la sensación
de que estaba tratando de mirar directamente a mi corazón. Tal
vez tuvo éxito porque preguntó en voz baja: "¿Estás segura?"
No, había sido una gran mentira. La idea de que Nino nunca
podría sentir por mí lo que sentía por él me llenó de
desesperación, pero desde el principio había sido sincero acerca
de su disposición. No pude sostenerlo contra él. Yo no lo haría
"¿Importa? No puedes cambiar quién eres. No puedes hacerte
sentir, así que aunque me molestara, eso no cambiaría nada.
Prefiero no preocuparme por las cosas que no puedo cambiar".
"Esa es una opción lógica, pero no eres el tipo lógico, Kiara".
Lo besé ferozmente, mis labios persistían contra los suyos
mientras miraba sus ojos grises. Tan pronto como lo hice, se
ablandaron de nuevo. Simulación de cariño. Él era tan
horriblemente bueno en eso.
"Puedo intentar simular el amor", murmuró, y mi corazón se
sacudió violentamente. "No es difícil. Los seres humanos tienen
una cierta manera de actuar uno con el otro cuando están
enamorados ". Estaba dividido entre querer estar de acuerdo ...
porque si Nino era tan bueno en el amor simulado como lo era en
todo lo demás, podía hacerme creer que sus emociones eran
reales . Podría permitirme creer una mentira. Lo sabía. Pero,
¿qué sucedería en los momentos en que me di cuenta de la
verdad, cuando se olvidara de mostrar emoción? Esos momentos
me desgarrarían si me permitiera creer que su amor podría ser
real.
"Kiara", dijo en voz baja, en voz baja, e incluso ese timbre en su
voz era falso, y sin embargo, mi corazón se aceleró al escucharlo.
Sacudí la cabeza, mis labios rozaron los suyos porque todavía
estábamos muy cerca. "No simules el amor. Todo lo demás, lo
puedo tratar, pero no el amor. Si alguna vez me dices que me
amas, tiene que ser porque realmente me amas.
Los brazos de Nino se apretaron a mi alrededor y un destello de
recelo llenó su expresión. Sabía que nunca iba a suceder. Nino
amándome era una imposibilidad.
¿Podría amar a alguien que no tenía emociones? ¿Alguien que
analizaba el amor como si fuera un problema matemático?
No era una pregunta que necesitara respuesta.
Sabía la respuesta.
Amaba a Nino, incluso si él nunca podría volver a amarme.

Me había dormido en los brazos de Nino. Y como de costumbre,


cuando me desperté a la mañana siguiente, me acurruqué en él
como todas las mañanas, pero hoy me sentía diferente. Una luz
ligera entraba por el hueco de las cortinas, y suspiré, mis dedos
recorriendo el estómago de Nino.
"¿Cómo te sientes?"
Su voz me sobresaltó, aunque sabía que estaba despierto.
Siempre se despertaba antes que yo No levanté la cabeza y
apreté la mejilla contra su pecho. "Bien."
La mano de Nino me acarició el brazo. "Sin mentiras".
"No estoy mintiendo", dije y finalmente miré su rostro tranquilo.
No estaba exactamente frío. “Ayer, finalmente me liberé de él y
me ayudaste a hacerlo. Eso es todo lo que importa".
Los dedos de Nino se movieron a mi columna vertebral y luego
lentamente se fueron arrastrando hacia arriba, acariciando mi
cuello, y me quedé quieta, esperando un destello de pánico; hubo
un momento de inquietud, más porque esperaba a que el pánico y
los recuerdos salieran a la superficie que por el toque de Nino.
Metió sus dedos en mis rizos, ahuecando la parte de atrás de mi
cabeza, y sonreí.
"Ves. Dije la verdad."
Sus ojos se estrecharon un poco, pero no estaba segura de por
qué. Parecía casi confundido, lo que era extraño para Nino. Me
apoyé en su pecho y lo besé, y él rápidamente me devolvió el beso
y pronto me puso encima de él, su erección clavándose en mi
muslo. Me tiró hacia abajo hasta que su punta rozó mi abertura,
pero no se deslizó. En su lugar, me besó y sus manos masajearon
mis nalgas. Me dejé ahogar en el sabor de sus labios, permití que
los trazos de sus dedos ásperos me robaran lo último de mi
cansancio.
Se apartó un poco, su expresión tensa de deseo. "Te necesito".
Lo besé más fuerte, respondiéndole con mi cuerpo y no con
palabras. Sus dedos se movieron entre mis piernas, deslizándose
entre mis pliegues, y él exhaló.
"Tan mojada", murmuró.
Me mordí el labio cuando dos de sus dedos me empujaron. Las
sensaciones se extendieron desde mi núcleo a cada terminación
nerviosa, y me arqueé, permitiéndole que se hundiera más en mí.
¿Cómo podría haber pensado que esto no sería bueno? Nino logró
que todo fuera bueno para mí.
Me observó con la intensidad que hacía que los dedos de los pies
se me contrajeran mientras mecía mis caderas contra sus dedos.
Mi placer fue aumentando, y pude sentir que me estaba
acercando. Nino sacó sus dedos antes de que pudiera encontrar
mi liberación, y resoplé en protesta, retorciéndome sobre él por
alguna fricción contra su pelvis.
"Lo tendrás", gruñó, y me estremecí al escuchar su voz.
Agarró mis caderas y me bajó hasta que finalmente su punta se
deslizó dentro de mí, y gemí por la sensación. Él empujó sus
caderas hacia arriba, deslizándose por completo, y me estremecí
con mi liberación, aferrándome desesperadamente a él mientras
mis paredes se apretaban a su longitud.
Enterré mi cara contra su garganta mientras él mecía sus
caderas, conduciéndose dentro de mí una y otra vez. Sin dolor, sin
miedo, sin recuerdos.
Solo la calidez de Nino y el placer que solo él podía traerme
Aferrada a sus hombros, lo miré a los ojos, y en mi mente dos
palabras se repetían una y otra vez.
Te amo. Te amo. Te amo.
Ninguno de los dos rompió el contacto visual cuando Nino se
estrelló contra mí una y otra vez, y cuando su pulgar pasó sobre
mi clítoris, eché la cabeza hacia atrás mientras el placer me
recorría. Nino gruñó contra mi garganta, su lengua deslizándose
sobre mi punto de pulso. Luego lo mordió ligeramente mientras
se soltaba en mí.
Escuchando su corazón palpitante, me relajé. El amor: un juego
para tontos. No estaba segura de dónde había leído la frase, pero
sabía que era verdad.

Esa noche Nino tenía su primera pelea desde que nos casamos.
Estaba más nerviosa que él, lo que no era tan difícil. Pero aún
así, estaba muy nerviosa.
Me puse el elegante vestido de cóctel rojo que había comprado con
Nino. No era tan lujoso como los otros vestidos, pero acentuaba
mis curvas de una manera que nunca antes había permitido.
Siempre me había preocupado que mostrar mi cuerpo. Haría que
la gente me culpara por lo que sucedió, que les haría ver que no
era el epítome de la pureza que se suponía que debía ser, pero
también quería deshacerme de ese pensamiento.
Nino ya se había ido hace una hora para que pudiera prepararse
para su pelea, y se suponía que yo iba con Savio. En las últimas
semanas, me había evitado, probablemente porque estaba
molesto por la prohibición de las prostitutas en el espacio
comunitario de la casa. Cuando caminé hacia la parte principal
de la casa, encontré a Savio recostado en el sofá, enviando
mensajes de texto a alguien en su teléfono. Tenía una extraña
sonrisa en su rostro mientras miraba su pantalla, pero
rápidamente se metió el teléfono en el bolsillo cuando se fijó en
mí y se enderezó. Sus ojos oscuros me escudriñaron de la cabeza a
los pies y, a pesar de que tenía dos años menos que yo a los
diecisiete años, logró ponerme nerviosa con su atención.
"Te ves ardiente en rojo", dijo, sorprendiéndome.
"¿Gracias?" Dije vacilante, sin estar segura de cómo manejar su
cumplido.
Él asintió y se acercó a mí. Savio era casi tan alto como Nino y se
manejaba con total confianza.
Me tensé cuando se detuvo a mi lado.
"No tienes que ponerte toda tensa porque estoy cerca", dijo. "Tú
eres familia. Estoy aquí para protegerte."
Levanté mis cejas. "Hasta ahora no has parecido tan feliz
teniéndome cerca."
Se encogió de hombros. "Es molesto que no pueda follarme a las
chicas donde quiero ahora que estás aquí. Tengo que ir a mi parte
de la casa. Realmente me gustaba follar en la mesa de billar ”.
Hice una mueca. "Bueno. Me alegro de que a ti y a Remo les
guste la mesa".
Él sonrió, y eso transformó su rostro, haciéndolo más accesible.
Era más controlado que Remo en algunos aspectos, pero en
ningún caso era tan tranquilo como Nino, y era mucho más
arrogante que ambos.
"Venga. No quiero llegar tarde a la pelea. Nino va a rasgar ese
imbécil nuevo".
Savio me llevó hacia su Ferrari. Condujo como un loco, y yo
aferré el asiento como si eso me salvara si chocara el auto. Al
parecer, Adamo no era el único que disfrutaba de las carreras.
Definitivamente yo no era una adicta a la velocidad.
Cuando Savio y yo entramos en Roger´s Arena, un escalofrío me
recorrió la espalda. El lugar estaba lleno de gente. Cada mesa y
caseta estaban ocupadas, y muchas personas estaban de pie
contra la pared. El olor a sangre, cerveza y sudor flotaba en el
aire, y los tubos de neón unidos al alambre de malla en las
paredes de concreto desnudo emitían un brillo misterioso.
Mis ojos escudriñaron las palabras que formaban. Honor. Dolor.
Sangre. Victoria. Fuerza. La barra se fundía con el mismo brillo
rojo, y las mujeres detrás de ella trabajaban a toda marcha para
servir a los clientes rápidamente. Mirándome a mí misma, me di
cuenta de lo bien que encajaba el rojo sangre de mi vestido.
Savio señaló con la cabeza hacia una cabina de cuero rojo cerca
de la jaula, donde Fabiano y Leona estaban sentados. "Venga.
Vayamos con ellos ".
Al pasar, saludamos a sus amigos y sus padres y a algunas
personas que no conocía pero que obviamente sabían quién era
yo.
Al llegar a la cabina, Leona me dio una sonrisa alentadora. "Todo
irá bien. Nino está invicto en la jaula.
Fabiano asintió. "Él es el cerebro y el músculo ... eso es
demasiado para la mayoría de los oponentes".
Les di a ambos una sonrisa agradecida mientras me deslizaba en
la cabina frente a ellos. "Lo sé, pero realmente no estoy
esperando ver a Nino ser lastimado".
Savio resopló. "No te preocupes. Mi hermano es invencible".
Nadie era, ni siquiera Nino, incluso si su máscara sin emociones
hacía que todos lo creyeran. Nino era humano. Él podría fallar.
Él podría salir lastimado.
Leona me miró con curiosidad y me pregunté si mis sentimientos
por Nino eran obvios para las personas que me rodeaban.
Esperaba poder ocultarlos, porque ¿qué tan estúpida me vería si
la gente se diera cuenta de que amaba a alguien incapaz de
sentir emociones?
"Regresaré en unos minutos. Necesito hablar con Diego ", dijo. Su
amigo le estaba dando señales. Savio se fue sin decir una palabra
más, y una camarera con largo cabello negro y lápiz labial rosa
apareció en nuestro puesto. Le dio a Leona una sonrisa tensa,
ignorando a Fabiano, y finalmente se volvió hacia mí con una
expresión cautelosa. "¿Qué le gustaría beber, señora Falcone?"
Ese nombre todavía me desconcertaba. "¿Tienes vino?"
La camarera frunció los labios. "Esto es una barra de lucha.
Tenemos licor o cerveza."
"Cuidado, Cheryl", dijo Fabiano en voz baja que hizo que un
escalofrío recorriera mi cuerpo. Sus ojos azules mostraban una
clara advertencia mientras miraba a la camarera. "Será mejor
que recuerdes quién es ella".
Leona le tocó el brazo, que estaba apoyado en la mesa, pero
Fabiano no apartó los ojos de la mujer. Enforcer. Era fácil olvidar
lo que eso significaba.
Me sentí mal por ella y rápidamente dije: "Entonces una
cerveza". Necesitaba algo alcohólico para calmar mis nervios y el
licor fuerte estaba fuera de discusión. No tenía la tolerancia
necesaria para ello.
"Y una para mí", dijo Remo cuando apareció cerca de Cheryl. Ella
se tensó y se hizo a un lado para dejarlo pasar.
"Las traeré en un momento", dijo ella y luego salió corriendo.
Para mi sorpresa, Remo se deslizó a mi lado. Como de costumbre,
mi cuerpo se tensó con inquietud ante su cercanía. Me lanzó una
mirada desafiante, pero no se acercó lo suficiente como para que
nos tocáramos. "¿Todavía?", Preguntó con una sonrisa torcida.
No tuvo que dar más detalles. Sabía lo que quería decir, y no
pensé que iba a dejar de preocuparme por él en el corto plazo. Él
no me había dado razones para hacerlo, pero algo acerca de Remo
solo gritaba peligro, y no era la única que se sentía así
Leona puso los ojos en blanco cuando Remo se volvió hacia
Fabiano.
"Ví eso", dijo en voz baja.
Ahogué una risa. A veces, muy rara vez, conseguía superar mi
miedo a Remo. En esos momentos, casi entendí por qué Nino
tenía en tal alta consideración a su hermano.
Dos hombres en pantalones cortos de lucha entraron en la jaula.
Mis cejas se fruncieron. "¿Pensé que la pelea de Nino era la
siguiente?"
"La pelea más grande siempre es la última", explicó Fabiano.
"Hay dos peleas antes de la de Nino. Quien gane podría acabar
peleando conmigo o quizás con Savio después."
"¿Por qué haces esto? ¿Por qué sigues luchando? No es que las
personas no te teman lo suficiente".
"Si te sientes cómodo, te debilitas. Eso le pasa a mucha gente en
posiciones de poder. Es bueno demostrarle a la gente y a ti mismo
que todavía eres alguien a quien temer ", dijo Remo, con sus ojos
oscuros apasionados y feroces.
El árbitro dio la señal. Al instante, los dos hombres se lanzaron
hacia el otro y chocaron con gruñidos. Hice una mueca cuando vi
sus patadas y golpes. Cheryl volvió con nuestras cervezas, y tomé
un buen trago a pesar de mi aversión al sabor. Uno de los
hombres voló contra la jaula y brotó sangre de su boca.
Me cubrí la mía con la mano. "Oh Dios."
Remo enarcó una ceja. "Esto no es nada".
"Tal vez para ti", murmuré.
"Te acostumbrarás a la vista". Él asintió con la cabeza hacia
Leona. "Ella lo hizo".
"Todavía no lo disfruto", dijo Leona. "Especialmente si Fabiano
está en la jaula. Es horrible verlo lastimado ". Ella se estremeció.
"No salgo lastimado", dijo Fabiano con firmeza. "Siempre gano".
Savio regresó y se dejó caer al lado de Remo. "Porque nunca has
luchado contra mí".
"He luchado contra ti y te pateé el trasero", murmuró Fabiano.
"Eso fue hace más de un año". La multitud estalló en aplausos, y
mis ojos se dirigieron hacia la jaula donde un hombre yacía
inmóvil en el suelo mientras el otro estaba sobre él con las manos
levantadas.
Mi corazón latía en mi garganta cuando el árbitro finalmente
anunció la lucha de Nino. Su oponente, un hombre del tamaño de
un gigante, ya estaba esperando en la jaula cuando Nino salió del
vestuario.
La multitud miró a Nino con respeto y miedo mientras caminaba
por el pasillo que habían hecho para él. Sus ojos estaban dirigidos
directamente hacia la jaula con una expresión de fría
determinación, pero había algo diferente en él. Por una vez, la
máscara sin emociones parecía casi forzada, como si tuviera que
hacerlo parecer así. O tal vez mis propios nervios me hicieron
imaginar cosas.
Nino se metió en la jaula bajo el estruendoso aplauso de la
multitud. En sus pantalones cortos de pelea y con sus tatuajes
horripilantes, era una visión intimidante. En el momento en que
Nino había entrado en la habitación, Remo, Savio y Fabiano
habían cambiado su comportamiento. Las expresiones no
mostraban indicio alguno de duda o preocupación, solo orgullo y
el sombrío conocimiento de que Nino ganaría.
Sabía que Nino era un buen luchador, pero su oponente era
varias pulgadas más alto y mucho más ancho que Nino. Mi
esposo no pareció impresionado por el hombre frente a él, y en el
momento en que el árbitro salió de la jaula y cerró la puerta,
cambió al modo depredador. Su cuerpo entero se puso tenso, sus
ojos cautelosos mientras miraban a su oponente.
El hombre fue el primero en atacar. Me tensé cuando se dirigió
hacia Nino, quien saltó a un lado y lanzó una fuerte patada en el
costado del hombre. Remo aplaudió fuertemente, y Savio y
Fabiano aplaudieron, pero no pude moverme.
Nino parecía apagado. No pude precisar lo que era. Su oponente
lo consiguió bien en los primeros minutos de la pelea. Nino fue
arrojado contra la jaula y aterrizó con fuerza en el suelo. Me
sacudí violentamente, apretando mi mano sobre mi boca para
detener un grito mientras las lágrimas se formaban en mis ojos.
Remo se tensó, inclinándose hacia delante como si estuviera a
punto de saltar.
Respiré hondo, intentando no llorar. Remo miró, escaneando mi
expresión y mis ojos. "No lo pierdas. Esto es público".
Parpadeé. "¿Y si él pierde?" Susurré. "¿Qué pasa si él muere?"
Remo entrecerró los ojos con ira, pero había algo más allí.
Preocupación. "Nino no perderá, y definitivamente no morirá.
¿Entendido?"
Asentí, y para mi alivio, Nino ya estaba de pie. Por un momento,
no se movió, solo miró al hombre que se estaba burlando de él.
Luego sus ojos se movieron hacia mí por un segundo, y mi cuerpo
explotó con emociones.
Se volvió hacia su oponente y, como si se cambiara un
interruptor, Nino perdió la calma analítica. Nunca había visto
esa mirada en su rostro. Se lanzó sobre el otro hombre y atacó
brutalmente. Parecía desconcertado, hambriento de sangre y
muerte, y pateó y golpeó a su oponente una y otra vez, sin
detenerse incluso cuando el hombre cayó al suelo.
Fue una visión profundamente inquietante.
"¿Qué le ha pasado?" Murió Savio.
Remo no quitó sus ojos de la jaula, pero su boca se adelgazó. "No
lo sé".
Nino lanzó su puño sobre el hombre inconsciente una vez más.
Luego se puso de pie, cubierto de sangre, con los ojos grises
iluminados por la furia. Aún más aterrador fue la rapidez con que
la emoción reemplazó su calma habitual. ¿Qué acababa de pasar?
Nino salió de la jaula antes de que el juez lo declarara el ganador
y se dirigió hacia los vestuarios bajo el aplauso de la multitud.
Me levanté de un salto. "Déjame salir", dije.
Remo se levantó también y me agarró del brazo. Me tensé pero no
me aparté porque la gente estaba mirando, y sabía cómo
mantener las apariencias. "No creo que este sea un buen
momento para que vayas a Nino. Me encargaré de él."
"Nino no me hará daño", dije en voz baja.
Remo inclinó la cabeza. "¿Estás segura de eso?" Su voz tenía un
desafío.
Di un asentimiento resuelto. "Absolutamente. Déjame ir con él.
Remo sonrió fríamente y le hizo un gesto a Savio para que le
dejara espacio.
Ambos salieron de la cabina para que pudiera irme antes de
volver a sentarme. Remo sostuvo mi mirada. "Nunca he visto a
Nino así, pero si crees que puedes manejarlo, adelante".
Enderezando mi espina dorsal, me moví a través de la multitud,
quien se apartó de mí como si fuera contagiosa. Algunas personas
me miraron con lástima; otros me consideraban como si fuera
alguien a quien temer. Kiara Falcone. Escuché sus susurros
silenciosos.
Me alegré cuando llegué al vestuario y entré.
Nino no estaba frente a los casilleros, pero oí correr la ducha y di
la vuelta a la esquina hasta que lo vi en el último puesto. Estaba
apoyado contra las baldosas, con la cabeza colgando hacia abajo
mientras el agua caía por su cuerpo. Su cabeza se volvió y la
mirada en sus ojos grises envió una punzada de preocupación a
través de mí.
"¿Estás bien?" Pregunté sin aliento.
Nino se enderezó en toda su gloria desnuda, cubierto de cortes y
magulladuras. Magnífico. "Acércate", dijo con voz extraña.
Me acerqué a él pero me detuve frente a la ducha. Nino me miró
como si yo fuera un problema que él quería resolver. Su expresión
era intensa, al borde de la ira, lo que no tenía sentido
considerando que era Nino. No sentía ira. No sentía nada.
Curvó sus dedos alrededor de mi muñeca y me atrajo hacia él, sus
ojos ni una sola vez rompieron nuestras miradas. "Nino",
protesté. "Mi ropa".
Pero él no me escuchó. Sus labios reclamaron mi boca,
impidiéndome decir más. Se presionó contra mí, su alto cuerpo
me encerró. Su mano rozó mi muslo, subiendo mi vestido,
empujando a un lado mis bragas. Deslizó un dedo dentro de mí,
su boca aún suave pero dominante, y me arqueé contra la pared
de azulejos. Él me siguió, no permitiéndome escapar de su
abrumadora presencia mientras su mano libre cubría mi pecho
con mi vestido mojado. No estaba segura de lo que había entrado
en él. Su toque y sus besos eran abrumadores, pero mi cuerpo
reaccionó con una marea de excitación cuando deslizó su dedo
dentro y fuera de mí. Me mordió el labio inferior y luego lamió el
agua y reclamó mi boca otra vez, posesivo, implacable,
desesperado ... ¿pero cómo era posible?
Su pulgar pasó sobre mi clítoris mientras movía su dedo más
rápido. "Nino," jadeé. "Qué-"
De nuevo me interrumpió con un beso casi áspero. Parpadeé,
confundida y encendida, y un poco inquieta pero no lo suficiente
como para detenerlo. Añadió otro dedo, y agarré sus hombros
para estabilizarme. Enganchó una de mis piernas sobre su
cadera, abriéndome para poder golpear sus dedos más
profundamente en mí. Me balanceé contra su mano, aferrándome
a él mientras su boca arrasaba la mía, mientras que sus ojos
nunca apartaban la mirada de los míos como si intentara
devorarme. Como si me necesitara. Pasó su pulgar sobre mi
clítoris otra vez, y lloré contra sus labios cuando mi orgasmo se
meció a través de mí. Las estrellas estallan en mi visión, un
placer casi cegador. Mis dedos se hundieron más profundamente
en la piel de Nino.
Lo miré fijamente, boquiabierta, jadeando. Disminuyó la
velocidad y luego sacó los dedos.
Me soltó, pero se acercó aún más hasta que llenó toda mi visión y
respiró con dureza mientras me miraba. Estaba duro, cavando en
mi estómago, pero no hizo ningún movimiento para llevar las
cosas más lejos, y eso me confundió, como su expresión me
confundió.
"¿Nino?" Alcancé su pecho, arrastrando mis dedos sobre él y luego
moviéndome hacia abajo. Él no quitó sus ojos de mí, pero cuando
acurruqué mis dedos alrededor de su eje, su mano cayó sobre
ellos, y se inclinó hacia adelante, su boca rozando mi oreja.
"Si te follo ahora, va a ser contra esta pared. Va a ser duro y
rápido, y nada como la última vez. Nada como tú quieras. Nada
que necesites".
Me estremecí ante la amenaza subyacente en su voz. Lo miré a
los ojos, y de nuevo se movieron entre la ira y la calma absoluta.
No entendí nada de eso. ¿Le había desencadenado tanto la lucha?
Remo y Savio se habían quedado estupefactos por su
comportamiento, por lo que no fue algo que sucedía con cada
pelea.
"No me harás daño". Respiró hondo, con el pecho agitado, y cerró
los ojos. Mi vestido se aferraba a mi cuerpo y mis pies nadaban
en mis talones, pero me quedé donde estaba, cerca de Nino,
mientras luchaba contra los demonios que la pelea había
convocado. Su respiración desaceleró y su mano alrededor de la
mía se aflojó hasta que finalmente me liberó por completo.
Mantuve mis dedos alrededor de su erección y suavemente puse
mi pulgar sobre la punta sedosa. Los ojos de Nino se abrieron
bruscamente, pero esta vez no me detuvo. Moví mi mano
lentamente hacia arriba y hacia abajo, no con fuerza y rapidez,
tratando de brindarle consuelo y no dejar que esta fuera su salida
para la violencia que se avecina en su cuerpo. Se preparó,
colocando sus manos a ambos lados de mi cabeza, y me miró con
los ojos entornados.
Sacudió sus caderas al ritmo de mis bombeadas, y finalmente,
algo de la tensión se disipó. Su respiración se hizo más profunda
cuando lo froté, y cuando usé mi segunda mano para ahuecar sus
pelotas, dejó escapar un suspiro y bombeo aún más rápido.
Quería consolarlo, quería mostrarle que yo estaba allí para él.
Nino bajó la cabeza, e incliné la mía hacia atrás para
encontrarme con su boca para besarme. Era suave, sin prisas, y
deliciosamente lento. Sin ira ni violencia, solo bella sensualidad.
Mi propio cuerpo respondió al beso y la sensación de que Nino se
deshacía bajo mi toque. Sus movimientos se volvieron menos
controlados y su beso más apasionado, y luego su cuerpo se tensó
y gimió contra mi boca. Tiró de mi mano, cerrando los ojos. Seguí
acariciando, y durante mucho tiempo se quedó quieto, su frente
ligeramente presionada contra la mía, su pecho agitado.
Lo solté y el agua borró todo rastro de nuestros jugos. Nino volvió
a abrir los ojos y su expresión volvió a la calma familiar. Estaba
dividida entre extrañar la versión más desquiciada de él, la que
nunca había visto antes, y sentirme aliviada de que Nino no se
hubiera perdido por completo.
Se enderezó, quitándome su calor. Apagó el agua, sus ojos se
perdieron a lo largo de mí. "No puedes salir del vestuario con
ropa mojada", dijo con naturalidad.
Busqué en su rostro un indicio de algo, pero me devolvió la
mirada de manera constante, inquietante. Salió de la ducha y
tomó dos toallas. "Probablemente sea lo mejor si te desvistes y te
secas. Me vestiré y veré si puedo conseguirte algo de ropa.
Asintiendo en silencio, tomé la toalla, envolviéndola alrededor de
mis rizos para evitar que gotearan por todo el lugar. Me quité el
vestido empapado de mi cuerpo. A pesar de sus palabras, Nino no
se fue ni se movió para vestirse. En cambio, me vio quitarme el
vestido y luego mi ropa interior. "Nino, ¿estás bien? Te has ido
desde la pelea".
"Estoy bien", murmuró, finalmente se secó y se vistió. "Volveré en
unos minutos".
"¿Qué pasa si alguien entra?", Le pregunté, con un poco de
preocupación arrastrándose en mi voz. Nino negó con la cabeza.
"Nadie se atreverá a entrar. Confía en mí. No tardaré mucho".
Desapareció, y me envolví con otra toalla, mirando el montón rojo
que tenía a mis pies. ¿Qué se había metido en Nino?
Como prometió, regresó unos minutos después con jeans y una
camiseta negra lisa. "Las camareras de Roger guardan ropa de
repuesto en caso de que derramen algo".
Tomé la ropa y me la puse. Eran un poco demasiado grandes
para mí, pero al menos olían a limpio y estaban secos. Me encogí,
pensando en lo que diría la gente si saliera con ropa diferente a la
anterior.
"Algo te está molestando", dijo Nino, acercándose un poco más,
juntando las cejas.
"Me preocupa lo que la gente piense de mí".
Agarró mi cintura y me atrajo hacia él. "Pensarán que le diste a
tu esposo un premio por ganar".
Mis mejillas se pusieron calientes. "Sí, eso."
"¿Y?", Preguntó en voz baja, con la extraña mirada todavía en sus
ojos. Él mordisqueó mi garganta, luego mi oreja. "Tú eres mi
esposa".
Mis pestañas revolotearon y solté un suspiro ahogado. Ya me
estaba excitando otra vez. Levantó mi vestido del suelo, lo sacó y
lo puso en su bolso antes de tomar mi mano. Tomé mis tacones
resbaladizos con mi mano libre y seguí a Nino fuera del
vestuario, descalza.
La mayoría de la gente ya había dejado el bar, pero todos los que
todavía estaban allí nos miraban. Me tomó todo mi autocontrol
no agachar mi cabeza bajo la fuerza de su escrutinio. La
presencia de Nino ayudó. Apareció completamente
imperturbable, por supuesto. Cuando llegamos al puesto con sus
hermanos, Fabiano y Leona, todos nos miraron de manera
extraña. Mi cara se calentó, sabiendo lo que estaban pensando.
La mirada evaluadora de Remo era especialmente difícil de
soportar. Sus ojos se estrecharon mientras se movían entre su
hermano y yo. "¿Supongo que le sacaste su jodido extraño
comportamiento directamente de él?"
Mi boca se abrió. "Yo ... yo no ..."
Nino apretó mi mano. "Vamos a casa. He terminado con este día".
Remo asintió y luego intercambió otra mirada con Fabiano y
Savio. Estaban tan desconcertados por el extraño
comportamiento de Nino como yo.
CAPÍTULO 20

KIARA

Nino no dijo nada en nuestro camino a casa. Seguí mirándolo


pero sus ojos estaban cerrados. Había un corte en el pómulo, y la
piel alrededor de él se estaba hinchando. Al menos no estaba
sangrando.
Remo nos miraba de vez en cuando a través del espejo retrovisor
mientras conducía su automóvil, pero no dijo nada.
Cuando entramos en la mansión, Nino se dirigió directamente
hacia nuestro ala. Remo agarró mi muñeca antes de que pudiera
seguirlo.
Me estremecí, pero él no me soltó. "¿Vas a parar esta mierda?"
Gruñó. Me obligué a encontrarme con su furiosa mirada. “Vigila
a mi hermano. No sé qué se le ha metido. Usualmente él
analizaba la pelea como un maldito programa de computadora
justo después. Que él sea así es una maldita mala señal".
"¿Alguna vez ha sido así?", Le pregunté.
Algo en los ojos de Remo se movió como si estuviera recordando
algo. Aflojó su agarre. "Solo mantén un ojo sobre él".
Me di la vuelta y continué hacia nuestro ala de la mansión y
luego subí a la habitación. Nino estaba posado en el borde de la
cama, con los brazos apoyados en las piernas mientras miraba
hacia el suelo. Estaba completamente desnudo.
Me acerqué a él, pero él no se movió. Lentamente, pasé mi dedo
por su cabello todavía húmedo, y finalmente levantó los ojos para
encontrarse con los míos. "Te deseo", dijo en voz baja.
Inclinándome hacia adelante, lo besé, mis uñas rascaron su cuero
cabelludo, haciéndole temblar y soltar un suspiro. Tiró de mis
pantalones y los empujó por mis piernas. No llevaba bragas. Se
inclinó hacia delante y me besó los huesos de la cadera,
mordiéndome ligeramente y haciéndome saltar. Luego calmó el
lugar con su lengua. Lentamente, pasó su lengua hacia abajo
desde mis caderas hasta mi muslo y luego entre mis piernas.
Jadeé cuando él deslizó su lengua entre mis pliegues. Ya estaba
excitada, pero la sensación de su boca contra mi carne caliente la
incrementó aún más. Nino enganchó una palma debajo de mi
rodilla y levantó mi pierna, apoyándola en la cama y abriéndome
para él.
Lo miré con los ojos entornados, sus labios se movieron sobre mis
pliegues y su lengua se deslizó a lo largo de mi pliegue,
probándome. Sus ojos se encontraron con los míos, y no pude
mirar hacia otro lado a pesar de la vergüenza que calentaba mis
mejillas. Sin apartar su mirada de mí, pasó la punta de la lengua
hacia arriba y hacia abajo antes de rodear mi clítoris.
"Nino", jadeé, separando mis piernas más amplias, necesitando
sentir más de su boca en mí. Enterró su cara en mi regazo, su
boca se cerró sobre mis pliegues mientras su lengua me
trabajaba. Sus manos ahuecaron mi trasero, y me masajeó las
nalgas, empujándome aún más contra su cara. No pude
contenerme más, comenzando a temblar y meciendo mis caderas
casi desesperadamente mientras me aferraba a los hombros de
Nino. Mis gemidos lo espolearon, y él lamió y mordisqueó con
avidez hasta que estuve segura de que volvería a correrme, pero
luego se apartó, su rostro resplandecía con mi excitación.
Sus ojos brillaban de deseo. Rápidamente me saqué la camisa y
luego me mordí el labio. "¿Cómo?", Le pregunté en voz baja.
Él puso una mano sobre mi cadera y tiró de mí hacia la cama. Me
subí encima del colchón. "Acuéstate de lado", Nino instruyó en
voz baja.
Sorprendida, me estiré, mi espalda hacia Nino. Se acostó detrás
de mí y presionó contra mi cuerpo, su erección se clavó en mi
trasero. Me tensé. Su boca rozó mi oreja. "Créeme. No voy a hacer
el anal, Kiara."
Me sentí tonta pero asentí. Nino deslizó un brazo debajo de mí,
luego levantó la parte superior de mi pierna con la otra y la
movió ligeramente hacia atrás para que mi pie descansara sobre
su fuerte pantorrilla. Luego presionó su pelvis contra mi trasero,
y sentí su punta empujando mi abertura. Cambió el ángulo
ligeramente y se deslizó lentamente hacia adentro. Me arqueé
hacia atrás contra él.
No fue tan profundo en esta posición, pero me encantó la
sensación de su pecho contra mi espalda, su boca caliente contra
mi hombro y mi cuello, sus brazos alrededor de mí desde atrás.
Sus movimientos eran lentos, pero su punta parecía frotar mi
clítoris desde adentro, y cuando pasó su mano entre mis piernas,
solté un gemido.
"¿Esta posición está bien para ti?", Dijo con voz ronca contra mi
oído cuando su siguiente movimiento me golpeó aún más
profundo.
"Sí", jadeé.
La cercanía de Nino, su cálido abrazo, sus suaves besos a lo largo
de mi omóplato ... lo hicieron perfecto. Nino ahuecó mi pecho, los
dedos retocaron mi pezón mientras su otra mano trabajaba con
destreza entre mis piernas. Se estrelló contra mí una y otra vez,
movimientos lentos y precisos que me curvaron los dedos de los
pies e hicieron que mis ojos retrocedieran con placer.
Fue hermoso e impresionante, y me dejé caer por completo.
Confié en Nino sin reservas para guiarme por el borde, para
cuidarme, y lo hizo.
Me tensé cuando mi liberación me golpeó, y grité el nombre de
Nino. Rugió el mío en mi oído, la palabra casi desesperada
cuando se derramó dentro de mí momentos después de mi
orgasmo. No se retiró, abrazándome contra su cuerpo, todavía
enterrado profundamente dentro de mí.
Se soltó de mí, y me di la vuelta en su abrazo. Rastreé
ligeramente la piel alrededor del corte en su pómulo y luego los
moretones en las costillas. Se tensó bajo mi toque.
"Lo siento", suspiré. "¿Tienes mucho dolor? Claramente, no tengo
nada mejor que hacer que frotarme contra ti cuando estás
magullado.
Enredó su mano en mis rizos, mirándome con una expresión
ilegible. “Fui yo quien inició el sexo, Kiara. Yo te quería. Yo ... "Se
calló, juntando las cejas" ... He sobrevivido muchas peleas. Me
curaré en unos pocos días ".
No dije nada, solo me acurruqué contra el pecho de Nino,
cuidando de no presionar sus costillas. Besé su omóplato y
pronuncié en mi cabeza las palabras que nunca volvería a decir
en voz alta. Te amo.

Un ruido bajo que no pude colocar me sacó del sueño. Incluso con
Nino a mi lado, tenía un sueño ligero, rápido para despertarme
del más mínimo ruido. Miré a la oscuridad y allí estaba otra vez:
un sonido gutural lleno de desesperación oscura. ¿Qué fue eso?
Una ola de miedo me recorrió cuando un tono familiar me llamó
la atención.
Nino? Eso era Nino?
El sonido agitó los recuerdos dentro de mí, pero los aparté y me
di la vuelta. En la oscuridad, no podía distinguir más que el
contorno de la espalda de Nino, pero la cama temblaba por la
fuerza de los temblores de su cuerpo.
"¿Nino?" Susurré, pero mi voz era tan vacilante y silenciosa que
apenas podía escucharla. Mi primer instinto fue que tenía que ser
una convulsión, algo físico porque parecía imposible que las
emociones obligaran a estos sonidos a salir de Nino. Estas
inhalaciones guturales, no gemidos, ni jadeos, sino algo
intermedio, estaban llenas de emoción. No entendía .Lentamente,
me senté, sin saber si debía despertarlo, completamente perdido,
qué hacer. Nino siempre estaba en control. Él era el control.
Me rodé sobre mi lado de la cama, encendí la luz, necesitaba
verlo y al mismo tiempo me aterraba. Nino estaba acostado de
lado, temblando, con una mano enroscada alrededor del borde de
la cama, apretándola con fuerza; Sus cejas formaron una línea
dura y su frente estaba cubierta de sudor. Mis dedos temblaron
cuando alcancé a él.
Dios mío, ¿qué estaba pasando con él?
En el segundo que mis dedos rozaron su hombro, sus ojos se
abrieron y la mirada en ellos me hizo retroceder. Nino se
abalanzó sobre el cuchillo en su mesilla de noche, agarrándolo en
su mano mientras se tambaleaba fuera de la cama. Su mirada
recorrió la habitación y luego se posó en mí, la forma en que
estaba presionada contra la cabecera con confusión y miedo. Sus
piernas cedieron. Presionando el cuchillo contra su pecho, se
inclinó hacia adelante, apoyado contra el suelo con un brazo,
respirando profundamente.
"¿Nino?" Susurré, arrastrándome hasta el borde de la cama. Nino
dijo que no era capaz de emociones, que no podía sentir, pero en
sus ojos y en su rostro había pura emoción desenfrenada. Y él no
podía manejarlo, no sabía cómo. Quizás esta fue la primera vez
en mucho tiempo que era sometido a algo así.
Tenía la espalda alzada, los brazos temblaban y, de alguna
manera, en el resplandor difuso de la lámpara de la mesilla, sus
tatuajes parecían cobrar vida, las llamas entintadas brotaban y
las caras contorsionadas se burlaban pero agonizaban al mismo
tiempo.
Mi garganta se atascó de emoción, impotente, aterrorizada y
preocupada de que esto fuera así, de que algo hubiera roto la
cordura de Nino, lo que quedara de ella. Mi amor por él no me
hacía ciega a la verdad: Nino y Remo estaban enredados de una
manera que no podía resolverse con unas pocas píldoras e
innumerables sesiones de terapia. Algo horrible los había
convertido en lo que eran hoy, y había retorcido las emociones de
Nino en un nudo apretado. Algo había logrado desatarlo. Verlo
así me hizo pensar que tal vez había habido una buena razón por
la que su mente y su cuerpo habían hecho ese nudo en primer
lugar.
Me levanté de la cama y me acerqué a Nino vacilante, pero él
hizo un gesto con la cabeza hacia un lado. "Remo," gruñó.
Entonces se hizo más fuerte, más desesperado. "¡Consigue a
Remo!"
Tropezando hacia la puerta, la abrí y corrí por el pasillo. Mi
corazón latía en mi garganta y mis pies descalzos golpeaban
fuertemente contra el frío granito. ¿Qué estaba pasando con
Nino?
El miedo, crudo y desquiciado, corrió a través de mí. ¿Y si perdía
a Nino por lo que fuera?
Crucé hacia el ala este, dominio de Remo. Nunca había estado
allí antes y sabía que no era bienvenida, pero Nino necesitaba a
su hermano, así que no importaba lo asustada que estaba de
Remo, lo encontraría.
Me tomó un momento orientarme en la parte desconocida de la
casa. No estaba segura de dónde estaba la habitación de Remo y
con solo una mínima luz de luna entrando por la ventana al final
del pasillo, era difícil distinguir más que los contornos nebulosos
de las puertas. En pánico, abrí la primera puerta, e incluso en la
oscuridad pude distinguir la forma de una cama. Un viejo olor
flotaba en el aire, algo polvoriento y abandonado. Nadie había
vivido allí en mucho tiempo.
Había tantas habitaciones en esta casa, nunca lo encontraría a
tiempo. Sentí la pared en busca de un interruptor de luz, pero mi
cuerpo se sacudió y no pude orientarme. La oscuridad estaba
empezando a acercarse a mí, pero me moví a la puerta de al lado,
mi dedo se curvó alrededor del mango. Luego hubo un aliento
cálido contra mi oreja y un murmullo bajo. "¿Qué demonios estás
haciendo aquí?"
Grité y ataqué instintivamente, mi mano chocando con un
mentón cubierto de rastrojos un momento antes de darme cuenta
de a quién acababa de golpear. Una mano fuerte me sujetó la
muñeca. Me quedé quieta, repentinamente contenta por la
oscuridad porque ocultaba la expresión de Remo de mí.
"Déjame ir", susurré, con la voz temblando.
Me soltó, y di un paso atrás. "Lo siento por golpearte", dije. "Me
has asustado". Se quedó en silencio por un momento, elevándose
sobre mí con esa inquietante vibra de violencia.
"Responde a mi pregunta", ordenó.
"Es Nino. No sé qué está pasando con él. Está molesto".
"Molesto", dijo Remo dubitativamente.
"Remo, por favor, ¿puedes encender la luz?" Tragué. "Me pone
nerviosa estar en la oscuridad contigo".
Se movió y su brazo rozó el mío, luego la luz inundó el corredor
Cuando mis ojos se acostumbraron a la luz cegadora, Remo se
enfocó, alto y desnudo, excepto por los escritos. Sus ojos se
deslizaron por mi cuerpo, vestido solo con mi delgado camisón,
antes de que regresaran a mi cara. Su barbilla estaba
ligeramente roja de cuando lo golpee
"Estoy perdiendo la paciencia aquí, Kiara".
"¡Nino necesita tu ayuda!", Dije molesta, porque no había manera
de que pudiera explicarle la situación de Nino. Y finalmente algo
le pasó, y él se dio la vuelta y comenzó a correr. No tuve
absolutamente ninguna oportunidad de alcanzarlo con sus largas
piernas.
Jadeando, llegué a nuestra habitación un par de minutos
después.
Remo estaba arrodillado junto a su hermano, que estaba en el
suelo, con la mano en el hombro de Nino. Ambos parecían ángeles
caídos con sus espaldas curvas, sus cicatrices y tatuajes, los
músculos formados por años de lucha. El ángel caído de Remo en
su espalda con las alas rotas nunca había tenido más sentido que
ahora.
"¿Qué está pasando?", Gruñí, y Remo levantó la vista de donde
estaba arrodillado junto a su hermano. Por un momento se veía
tan indefenso, tan aterrado como me sentía, y esa visión me
desanimó porque este era Remo, este era un hombre siempre al
mando, siempre duro, poderoso y cruel y sin miedo de nada. Llegó
casi como un alivio cuando entrecerró sus ojos hacia mí, su boca
se dibujó en una sonrisa torcida, como si esto fuera mi culpa,
como si sin darme cuenta, había roto a Nino a pesar de que no
tenía ningún poder cerca de él para hacerlo
"Vete", gruñó Remo, pero no quería irme. "¡Fuera!" Gruñó, y
sabía que me haría si no lo hiciera, así que salí corriendo y corrí
por el pasillo, bajé las escaleras y entré en nuestra sala de estar,
que en realidad no era así porque la mayoría de las actividades
de la sala de estar se llevaban a cabo en el área compartida de la
mansión cuando todos los hermanos estaban juntos. Este era mi
santuario y, a veces, el de Nino cuando intentaba simular su
afecto por mí.
Me hundí en el banco del piano. Mis dedos encontraron
instantáneamente las teclas, necesitando sentir su frialdad
suave. Las primeras notas de la canción que había escrito para
Nino sonaron. Desesperadas, largas notas bajas al principio,
luego vacilantes, notas más altas, notas más ligeras hasta que la
melodía parecía casi emocionada en su staccato, seguida de notas
abrumadoras y agudas hasta que finalmente la melodía se
convertía en un flujo suave, una canción de aceptación, pero este
final parecía equivocado ahora, y mis dedos se movieron, las
notas se elevaron más y más, llenándome hasta que mis
emociones crearon esta melodía.
Respiré con fuerza cuando la desesperación de Nino se convirtió
en música, mientras mi miedo dejaba que la melodía me
recorriera con notas duras y cortas. La emoción estaba en todas
partes y no podía detenerme y sentí que esta era la única forma
en que podía superar esto.
Sonaron pasos pesados y mis dedos se deslizaron de las teclas
mientras Remo entraba en la habitación y hacia mí, solo con sus
calzoncillos y una expresión de asesinato en su rostro. Me puse
rígida pero no seguí mi impulso de correr. En cambio, bajé mis
manos temblorosas a mi regazo y devolví la mirada de Remo. Se
detuvo a medio camino en la habitación como si estuviera
dividido entre la ira y la desesperación, pero luego superó la
distancia restante entre nosotros, empañándome con su altura y
su presencia pura y brutal.
Se inclinó y yo retrocedí, pero no aparté la vista. "¿Qué diablos
hiciste?"
"No hice nada", le dije. ¿Qué podría haber hecho para desquitar a
Nino de esa manera? Solo era una mujer. No tenía ningún poder
sobre él.
"Mentira".
"Remo, déjala en paz". Era la voz de Nino, estrangulada, en carne
viva, pero fría y controlada. Me hundí con alivio. Remo se apartó
de mí y se volvió hacia su hermano, abriéndole también la vista a
Nino.
Al igual que Remo, Nino solo estaba en calzoncillos y, sin
embargo, había capas sobre capas de barreras que nunca podría
superar. Su expresión era el lienzo en blanco al que me había
acostumbrado, pero había algo atormentado, algo cazado en sus
ojos grises mientras miraba a Remo; Una mirada pasó entre los
hermanos que hablaban de horrores que no podía entender, una
mirada que me hizo darme cuenta de que un hermano nunca
podría estar sin el otro.
Lo que sea que los había formado en hielo y fuego, también los
había forjado juntos de una manera que no podía romperse. Tal
vez Nino se había convertido en la inundación fría contra el
furioso infierno de Remo. Quizás Remo era la salida para las
emociones que Nino había encerrado detrás de muros
impenetrables. No podía y nunca podría entender a estos dos
hombres.
Nino apartó los ojos de su hermano y me miró. Mi pecho se apretó
con alivio y calidez, y quería ir hacia él y abrazarlo, quería
calmarlo con palabras, darle consuelo con mi toque, pero Nino no
era así. No necesitaba consuelo, ni ternura, ni amor ... "Toca esa
canción otra vez", dijo en voz baja.
Toqué con las yemas de mis dedos las teclas y comencé la
canción, una canción que no era solo una serie de notas, sino un
agujero en mi corazón Nino se me acercó lentamente y, mientras
lo hacía, Remo retrocedió unos pasos, pero siguió observándonos.
Nino se sentó a mi lado en el banco, pero no dejé de tocar. Cerré
los ojos y dejé que la música fluyera, deseando poder entender
que esta canción abarcaba todo lo que sentía por él, todo lo que
alguna vez había sentido por él. Luego sonaron nuevas notas, y
mis ojos se abrieron bruscamente, mis dedos vacilaron cuando
Nino comenzó a tocar la canción también. ¿Qué?
Añadió sus propias notas, y me di cuenta de que era a propósito.
Me uní y toqué mi melodía, las dos melodías parecían fluir unas
alrededor de otras. Era más hermoso que cualquier cosa que
hubiera escuchado. Los ojos de Nino estaban en mi cara mientras
tocaba la canción de memoria sin vacilar, pero tuve que regresar
mi mirada a las teclas porque no podía entender la mirada en sus
ojos.
Remo encontró mi mirada brevemente sobre el piano, y su
expresión era igual de ilegible. Luego se dio la vuelta y se fue. No
entendí nada de esto, pero al escuchar la melodía de Nino
fusionarse con la mía, creando algo inexplicablemente hermoso...
se sentía como un regalo.
Nino y yo tocamos hasta que el sol se levantó sobre la mansión y
llenó la habitación de luz. Nuestra melodía había evolucionado,
una serie de hermosas notas, y mi corazón parecía estallar de
emociones cuando nuestros dedos finalmente se levantaron de las
teclas. Nino parecía agotado, y mi cuerpo también anhelaba
dormir, pero al mismo tiempo, tenía ganas de gritar mis
sentimientos desde los tejados.
Me puse de pie y tomé la mano de Nino. Su mirada fría se movió
hacia mí. "Vamos a la cama," susurré.
Algo se movió en sus ojos como si por una vez hubiera algo que lo
asustara, como si no confiara en sí mismo mientras dormía.
"No tenemos que dormir, pero necesitas descansar un poco", le
dije, y finalmente se levantó del banco del piano y me siguió
escaleras arriba.
Nino se acostó, y me tendí a su lado, cerca pero sin tocar. Quería
presionarme contra él, darle cercanía. En el pasado, me había
abrazado para que me consolara, no porque él necesitara ese tipo
de atención.
Mi mirada cruzó su rostro. Sus ojos estaban distantes, y había
una opresión en su boca que sugería que todavía estaba luchando
contra algo dentro de él. No pude contenerme más y lo alcancé,
poniendo una mano vacilante en su brazo. Era ridículo para mí
estar preocupada por tocarlo. Habíamos estado más cerca que
eso, pero no quería empujar algo sobre Nino si él no lo quería solo
porque me hubiera ayudado.
Sus ojos se centraron en mí, y levantó su brazo para que pudiera
acercarme, y me acurruqué contra él, mi mano se posó sobre sus
abdominales duros. Desearía saber si esto era algo que quería,
algo que necesitaba, o si lo hacía por mí como parte de su
simulación de afecto.
No me atreví a preguntarle qué había causado este episodio, o
qué había visto en su mente para ponerlo de rodillas de esa
manera, pero la pregunta ardía en mi lengua. Tal vez algún día
me lo dijera.
CAPÍTULO 21

KIARA

Nos quedamos en la cama hasta el mediodía, y por una vez, me


desperté antes de Nino. Estaba atrapado contra su costado como
de costumbre, y parecía estar durmiendo tranquilamente, sin
signos del episodio de la noche anterior. Su hueso de la mejilla
estaba hinchado con un tinte azulado como se esperaba, pero no
hizo a Nino menos atractivo. Por alguna razón, esta pequeña
mancha en su rostro perfecto lo hacía aún más hermoso.
Se agitó y abrió los ojos. Yo le sonreí. "¿Cómo te sientes?"
Se mantuvo en silencio durante unos segundos. "Diferente".
"¿Diferente?" Repetí, confundida, pero él no dio más detalles. Se
desenredó de las mantas y se incorporó con una leve mueca de
dolor, con la palma de la mano presionando contra sus costillas.
"¿Necesitas algo para el dolor?"
"No", dijo. "Se desvanecerá. Y el dolor es un buen motivador. La
próxima vez tendré que ser mejor para que mi oponente no lance
golpes como este ".
También salí de la cama y me quedé a su lado. "¿Irás a nadar?"
Nino asintió. "Ayudará con el cansancio".
Agarré mi libro y me puse la bata mientras Nino se ponía sus
bañadores. Ya no se molestaba en ir al baño. Estábamos más allá
de ese punto. Salimos al exterior en silencio, y tomé mi lugar
habitual en la silla del salón mientras Nino se sumergía en el
agua. Sus movimientos no eran tan rítmicos ni tan suaves como
de costumbre. Se empujó más duro que nunca, nadó rápido y casi
enojado. No estaba segura de cómo era nadar enojado, pero lo
parecía.
Dejé mi libro y me levanté para tener una mejor vista. Las
respiraciones de Nino eran cortas, menos controladas, ya que
nadaba una ronda tras otra. Esta fue una sesión de natación
mucho más larga que sus treinta minutos diarios. La
preocupación me roía mientras lo observaba esforzarse
demasiado como si estuviera tratando de alejarse de algo.
Finalmente, se detuvo y se sostuvo contra la pared de la piscina,
con el pecho agitado, jadeando. Se empujó fuera del agua,
flexionó los brazos y se puso de pie. Le di su toalla y él la apretó
contra su cara. Cuando lo bajó para secar el resto de su cuerpo, la
calma volvió a su expresión, pero se veía mal. Apagado. Ni
siquiera pude precisar por qué.
"Vayamos adentro. Nos haré algo para comer."
Nino no se molestó en cambiarse de sus bañadores, y me siguió a
la cocina. Comencé a reunir todo lo necesario para hacer tortitas.
Los sonidos de las ollas chirriantes hicieron que Remo se uniera a
nosotros. Estaba vestido y se veía sorprendentemente bien
descansado a pesar de mi intrusión anoche.
Sus ojos pasaron de mí a Nino, que estaba leyendo las noticias en
su teléfono sin levantar la vista. Remo se movió a mi lado, como
siempre, ignorando mi espacio personal mientras su cadera
chocaba contra la mía. Me observó mientras yo batía los
ingredientes.
"¿Cómo está?" Murmuró, con sus ojos oscuros llenos de
preocupación.
Hice una pausa porque esa visión todavía me afectaba. "No lo sé.
Él todavía está actuando raro."
Remo se movió a la mesa de la cocina y se dejó caer en una silla
frente a Nino. "Entonces, ¿estás listo para el trabajo hoy?"
Nino dejó el teléfono y levantó la vista. "¿Qué tienes en mente?"
"Capturamos a dos bastardos del Outfit. Pensé que podríamos
obtener alguna información de ellos. Cuando hayamos terminado,
podemos enviarlos de vuelta a Cavallaro en unos cuantos
paquetes bien envueltos. ¿Qué piensas? ¿Una buena ronda de
tortura levantará tu espíritu? "Remo sonrió torcidamente.
¿Estaba él hablando en serio? ¿Realmente quería involucrar a
Nino en algo tan brutal cuando no era él mismo? " No creo que
sea una buena idea".
Tanto Nino como Remo miraron en mi dirección. Nino frunció el
ceño en una expresión casi confusa mientras Remo tenía una de
asesinato en su cara. Me estaba acostumbrando a ello.
"Será mejor que recuerdes tu lugar", dijo Remo con dureza.
Nino se encontró con mi mirada. "Tu preocupación es innecesaria,
Kiara".
Lo dudé, pero mantuve la boca cerrada y preparé los panqueques,
dividiéndolos entre tres platos, y los llevé a la mesa.
Remo parecía sorprendido.
"Supuse que querrías comer con nosotros. Incluso si me
amenazas, no te dejaré pasar hambre."
Sus ojos oscuros evaluaron mi rostro, y yo le devolví la mirada.
¿No siempre insistió en que necesitaba aprender a ser una
Falcone? No encogerse ante él era un buen paso hacia esa meta.
No podía estar segura, pero pensé que había visto un destello de
respeto en sus ojos.
"Me gustas más ahora que ya no tienes miedo de tu propia puta
sombra".
Me encogí de hombros. "Y me gustas más cuando no estás
asustándome y siendo mandón".
"Entonces no te gusto muy a menudo", dijo Remo, cavando en sus
panqueques. Me senté al lado de Nino, y él me sorprendió
poniendo su mano en mi muslo y apretando. Cuando lo miré por
casualidad, estaba concentrado en comer.
"¿Cuándo tenemos que irnos?" Nino le preguntó a su hermano.
“Los imbéciles están en el sótano del Sugar Trap. Savio y Fabiano
ya están allí. Quería esperarte antes de que empezáramos."
Nino asintió y terminó sus panqueques. "Me vestiré y luego nos
iremos". Se giró hacia mí y vaciló. "¿Está Adamo aquí?"
"Debería estar aquí, pero el imbécil se escabulló esta mañana y se
llevó mi Bugatti. Si él regresa, le patearé el puto culo. Hasta
entonces, tu chica estará sola aquí".
Nino negó con la cabeza. "No. Ella no puede defenderse todavía."
Fruncí el ceño. "La mansión es segura, y estoy bien con un arma.
Bueno ... decente, pero debería ser suficiente".
"Decente no es lo suficientemente bueno contra la mayoría de
nuestros enemigos. Cavallaro pronto se dará cuenta de que
tenemos a sus soldados. No te dejaré sin vigilancia."
"Ella puede venir con nosotros", dijo Remo encogiéndose de
hombros. Sabía que el Sugar Trap era un club de striptease y
casa de putas. Pero si los enemigos de la Camorra fueron llevados
allí, probablemente no era para eso.
Nino me miró. "Ese es un lugar difícil para Kiara".
"Puedo lidiar", dije firmemente.

En el segundo en que entramos en el Sugar Trap, los ojos de


todos giraron hacia nosotros. Unas pocas mujeres con poca ropa
estaban reunidas alrededor de la barra, hablando con un hombre
alto y negro que clasificaba botellas. Asintió a Remo y Nino, pero
me miró con curiosidad. Sin embargo, las mujeres solo
murmuraron unas pocas palabras de saludo antes de volver a lo
que habían estado haciendo. Los postes se extendían por la sala
en pequeños escenarios, y había varias puertas que se
ramificaban en la barra principal. Asumí que eran para sesiones
privadas.
Los ojos duros de Remo solo rozaban a las mujeres como si su
mera presencia lo molestara. Nino se volvió hacia mí. "Puedes
esperar en nuestra oficina mientras Remo y yo estamos en el
sótano".
Negué con la cabeza. "No, me quedaré aquí y hablaré con las
mujeres".
Remo resopló. “Son putas. Hablar no es para lo que son buenas".
Me mordí la respuesta y me volví hacia Nino, tratando de ocultar
mi preocupación. Debió de mostrarse porque llevó mi mano a sus
labios y me besó la muñeca. Varias mujeres nos miraron
boquiabiertas desde su lugar en el bar, e incluso Remo parecía
sorprendido. Las demostraciones públicas de afecto no eran por lo
general el estilo de Nino.
Nino se inclinó hacia delante, susurrando en mi oído. "He
sobrevivido a todos los horrores que puedas imaginar, Kiara. No
desperdicies tu preocupación por mí. Torturar a los bastardos del
Outfit no me hará nada. No siento su miedo. No me importan sus
súplicas". Él se retiró y yo solté un suspiro. Sin otra palabra,
Nino y Remo cruzaron la puerta trasera.
En el momento en que se fueron, las cinco mujeres se atrevieron
a mirarme otra vez, y el hombre detrás de la barra también me
miró. Caminé hacia ellos. "Hola", dije, tratando de ocultar mi
vergüenza. "Soy Kiara Falcone".
El chico se rió. "Todo el mundo sabe quién es usted, señora
Falcone. Soy Jerry ¿Qué puedo hacer por usted? Sus dientes
blancos contrastaban con su cara oscura, y me gustó de
inmediato.
Las mujeres susurraron entre ellas pero no me dijeron nada
directamente. Hace unos meses, esto me habría alejado, pero
había aprendido a enfrentar situaciones inquietantes.
"¿Qué tienes?" Le pregunté a Jerry.
"Todo lo que quiera. Vino, cerveza, chupitos, cocteles. E incluso si
no lo tenemos, lo obtendré para usted, señora Falcone".
No pude evitar reírme. "No hay necesidad de eso, por favor. Solo
dame una Coca. Es demasiado temprano para el vino".
"Si me preguntas, cada hora del día es la hora del vino", dijo la
mujer más cercana a mí mientras levantaba un vaso con vino
tinto. Era muy alta y tenía el pelo largo y rubio, y estaba muy
maquillada como las otras mujeres. Supuse que era necesario en
su campo de trabajo. Nunca antes había tratado con una
trabajadora sexual. Cuando mis ojos se fijaron en las cinco
mujeres, me pregunté cuántos de ellas habían comenzado a
trabajar aquí por su propia voluntad y cuántas habían sido
arrastradas a esto por un Romancer10 o para pagar sus propias
deudas. Las otras mujeres también tenían copas delante de ellas.
Supuse que el alcohol hacía más fácil vivir una vida así.
"Dame una copa de vino blanco", le dije. No pude evitar
preguntarme con cuántas de estas mujeres había dormido Nino,
pero decidí no preguntar.
Jerry se rió entre dientes. "No deje que su alcoholismo la
contagie". A pesar de sus palabras, me sirvió un generoso vaso y
lo deslizó hacia mí.
"El alcohol gratis es una de las pocas ventajas de trabajar aquí",
murmuró otra mujer.
Tomé un sorbo de mi vino y las miré, en busca de signos de
abuso. Algunas de ellos tenían pequeños moretones en sus brazos
o piernas, pero nada mayor.
"Soy C.J.", dijo una mujer más joven con el pelo largo y castaño y
una sonrisa amable.
"Ella es una Falcone," siseó la mujer a su lado.
Tomé otro sorbo. "Lo soy", confirmé. "También soy una persona y
una mujer. No tienes que temerme."
La mujer alta negó con la cabeza. "No eres una de nosotras, eso
es seguro".
"No lo soy, tienes razón, pero entiendo más de lo que crees. No
soy tu enemigo."
C.J. se dio la vuelta y se apoyó en la barra de la barra a mi lado.
"Escuchamos lo que sucedió en Nueva York, lo que los Falcone le
hicieron a tu tío".
Jerry empujó su hombro ligeramente. "¿Por qué no te callas?"
Tragué, pero luego forcé una sonrisa y asentí. "Nino y Remo lo
mataron".
"Lo destazaron", la mujer alta intervino.
"Consiguió lo que merecía, si me lo preguntas", murmuró C.J.
"Muchos hombres merecen lo mismo", dijo la mujer alta.
10
Hombre que se encarga de seducir mujeres para luego iniciarlas en la prostitución
Dejé mi vaso y dije, "¿Son ustedes esclavas sexuales?"
C.J. se encogió de hombros. "No es el tipo de secuestrada en la
mitad de la noche, no. La mayoría de nosotras comenzamos esto
porque no teníamos otra opción. Necesitábamos el dinero, nos
sentimos obligadas y la mayoría de nosotras nos quedamos
porque una vez que estás en esto, es difícil volver a tener un
trabajo normal. Una vez que las deudas con la Camorra se pagan,
ganamos un buen dinero ".
La mujer alta me entrecerró los ojos. “Hay muy pocas mujeres en
este negocio que hacen esto porque lo disfrutan. Quizás el cliente
quiere creer que la mayoría de nosotros somas ninfómanas que se
convirtieron en azadones para obtener más polla. Putos
imbéciles. Como si alguna de nosotros disfrutara chupando la
polla de un viejo, peludo, bastardo sin lavar."
"Aquí viene el pinchazo responsable de la carne fresca", susurró
C.J., y la mirada en sus ojos lo dejó claro; Él era la razón por la
que ella trabajaba en el Sugar Trap.
Me di vuelta y un hombre alto, de pelo castaño, quizás un par de
años mayor que yo, entró al club. Era muy guapo, y entendí por
qué se había convertido en el Romancer de la Camorra. Su
trabajo era hacer que las mujeres se enamoraran de él hasta que
estuvieran tan metidas que harían cualquier cosa por él; Incluso
vender sus cuerpos. Él no emitía la vibra de miedo que tantos
made men tenían. Él sabía cómo ocultarlo, lo que probablemente
era crucial si querías atraer a las mujeres a tu trampa. Sus ojos
vagaron sobre las mujeres sin un toque de culpa. Luego se
posaron en mí y su rostro quedó desconcertado. No lo había
conocido todavía, o al menos, no lo había notado. Algo en su
comportamiento cambió ligeramente, como si no estuviera seguro
de dónde ponerme, pero luego se dirigió hacia mí y el
reconocimiento cruzó su rostro.
Ignoró a las mujeres a mi lado, estrechó la mano de Jerry y luego
se volvió hacia mí. "Soy Stefano", dijo con una voz sedosa. "Es un
placer conocerte". Su encantadora sonrisa me golpeó con toda su
fuerza.
Remo recorrió la puerta trasera, cubierto de sangre, y golpeó el
mostrador. "Cuatro whiskys, Jerry". Luego sus ojos oscuros se
movieron hacia Stefano. Sacudió la cabeza y entrecerró los ojos
antes de caminar para encontrarnos. No podía quitar mis ojos de
sus brazos y garganta salpicados de sangre. Su camisa era negra,
pero estaba segura de que también estaba empapada en sangre.
Agarró el hombro de Stefano. "Esa es una conquista que no
sobrevivirías, Stefano. Odiaría perder a mi mejor Romancer, pero
tendría que desanimarte y me darías las gracias por eso porque
Nino te haría pedazos y te los daría de comer".
Stefano miró la mano ensangrentada de Remo sobre su camisa
blanca, curvándose el labio. "Sé quién es ella, Capo. Solo me
estaba presentando."
"Sabemos cómo va. Las encantas y luego caen de cabeza sobre sus
tacones y pierden sus pocas células cerebrales restantes." Remo
mostró una sonrisa cruel a las mujeres reunidas.
Rodé mis ojos. "Primero, no voy a enamorarme de él. Soy de Nino.
Y segundo, tengo mucho más que unas pocas células cerebrales".
No mencioné que no importaba lo que hiciera Stefano, no podía
ganarme el corazón porque mi corazón pertenecía a Nino.
Los ojos de Stefano se agrandaron, y miró a Remo como si
esperara que su Capo me matara por la audacia.
"De hecho." Remo sonrió y soltó a Stefano, dejando una huella
sangrienta en la camisa del hombre. Jerry le entregó a Remo una
bandeja con cuatro vasos de whisky. "Ya casi terminamos", me
dijo, luego a Stefano, "Manos fuera". Las mujeres retrocedieron
cuando pasó junto a ellas con la bandeja.
Stefano dejó escapar una maldición italiana en voz baja mientras
miraba su camisa arruinada.
"Supongo que no encantarás el corazón de ninguna chica con
sangre en tu camisa"
Se encogió de hombros. "Si contara la historia correcta, creerían
que salvé la vida de un hombre y por eso tengo esa huella en la
camisa. Las mujeres creen todo tipo de mierda si un hombre
atractivo las hace sentir especiales y les dice lo hermosas que
son, incluso si mujeres promedio".
Tomé un trago profundo de mi vino, sin saber qué decir a eso.
Pero C.J. encontró mis palabras. "Eres un imbécil".
Stefano le sonrió. "Eso no es lo que dijiste cuando te follé hasta
los sesos y declaraste tu amor por mí".
Ella palideció, luego se giró y desapareció por la puerta detrás de
la barra.
"Eso fue muy grosero", le dije. "No sé por qué crees que puedes
tratar a las mujeres como lo haces".
"Porque me permiten tratarlas así", dijo en voz baja, con sus ojos
marrones duros. "Todas obtienen lo que merecen".
Sacudí mi cabeza hacia él y salté del taburete para encontrar a
C.J. en el pasillo que conducía a una puerta exclusiva para el
personal que estaba entreabierta, y entré, encontrando a C.J.
apoyado en un fregadero, llorando.
"Oye", dije vacilante, de repente sin saber si era una buena idea
que estuviera aquí. Yo era la esposa del hombre que era dueño
del Sugar Trap y aún más lugares como ese. C.J. y las otras
mujeres pertenecían a la Camorra, y básicamente también a
Nino. Él no era Capo, pero ninguna de las decisiones de Remo se
tomaba sin consultar primero a Nino.
Le entregué un pañuelo. "Lo siento por lo que dijo."
"¿Por qué? Es la verdad. Me enamoré de él porque dijo
exactamente lo que quería escuchar, lo que ningún hombre me
había dicho. Parecía demasiado bueno para ser verdad, pero no
quería ver las señales que apuntaban hacia la verdad."
"A veces es más fácil creer una mentira", dije en voz baja, porque
también creía ansiosamente en el simulado afecto de Nino.
Ella se encontró con mi mirada. "Me acosté con Nino".
Mi cuerpo se detuvo con el shock. Supuse que algunas de estas
mujeres se habían acostado con él, pero al oírla decir que aún lo
hacía dolía.
"Pero ha pasado un tiempo. No lo he visto con ninguna de
nosotros en semanas ". Parte del peso se me quitó del pecho,
probablemente desde que le dije que quería que dejara de estar
con otras mujeres. Así que él había mantenido la palabra. "Se ha
acostado con muchas mujeres antes que yo", le dije con un
pequeño encogimiento de hombros.
"Sí, todos lo hacen", dijo con amargura.
"¿Te… te forzó?"
Ella inclinó la cabeza. "Soy una puta".
"Eso no significa que no tengas derecho a decir que no".
Ella sonrió. "Así no es cómo funciona. Pero nunca me obligó.
Nunca dije que no. ¿Por qué habría de hacerlo? Hay hombres
mucho peores que Nino Falcone. Es guapo y no es cruel durante
el sexo. Eso es bueno".
Asentí rápidamente, contenta cuando ella dejó de hablar de tener
relaciones sexuales con Nino. "¿Por qué no te vas? ¿O todavía
estás pagando tu deuda? "
"Ya no, no. Ha sido pagado por un año, pero no tengo cualquier
cosa para volver. Me he acostumbrado a esta vida. Si has estado
aquí por un tiempo, no es como si pudieras realizar un trabajo
normal. Todas hemos visto demasiado. Podríamos trabajar como
camareras en uno de los clubes o bares de la Camorra, pero no
hay muchas otras opciones una vez que estés en esto".
"Así que eres una prisionera de la Camorra".
C.J. tocó mi brazo. "¿No lo somos todas? ¿No me digas que tu vida
alguna vez ha sido tuya?"
No. No lo era. Nacido en la sangre. Eso era lo que cada niño, niña
o niño, era en nuestro mundo. Ya no estaba ligada a la Famiglia.
Ahora estaba ligada a la camorra. Pero ¿libre? Eso no era algo
que yo alguna vez sería. No era algo que alguna vez hubiera
considerado una opción. Un pájaro nacido en cautiverio nunca
conocerá la sensación de libertad desenfrenada que puede ofrecer
el cielo abierto. ¿Cómo puedes desear algo que nunca has
experimentado?
"Está bien. No te culpes a ti misma. Algunas cosas simplemente
no se pueden cambiar ".
"Lo sé", dije, pero no cambió el hecho de que yo quería
cambiarlas.

Nino estaba limpio cuando salió de la puerta trasera y también


Remo. Yo estaba de regreso en el bar con C.J. sentada a mi lado,
bebiendo nuestra segunda copa de vino. "Debería irme", dijo ella
rápidamente. "Los primeros clientes llegarán pronto".
Asentí. Tenía toda la intención de hacer de mi objetivo visitar los
burdeles de la Camorra y conocer a las mujeres allí. Si las
conociera, me sentiría aún más obligada a ayudarlas, incluso si
supiera que era una batalla perdida. Remo nunca me escuchaba,
e incluso Nino no me dejaba meterme en sus asuntos.
Busqué en su rostro mientras se acercaba a mi lado, buscando
señales de que lo que había estado haciendo lo había molestado,
pero parecía tranquilo, lo que debería haberme aterrorizado, pero
solo me sentí aliviada. Los ojos de Nino siguieron a C.J. mientras
ella salía. Luego me frunció el ceño.
"¿Qué dijo ella?"
"Nada importante", le dije con una sonrisa. Nino no parecía
convencido, pero no presionó el asunto, solo rodeó mi muñeca con
su mano y me sacó del club.
En el momento en que volvimos a casa, nos reunimos en la sala
de estar y Remo pidió pizza.
"¿Cómo pueden tener hambre después de lo que has estado
haciendo?" Pregunté con curiosidad mientras me hundía en el
sofá.
Nino me dio una mirada en blanco. "El cuerpo todavía requiere
una cierta ingesta de calorías para mantener sus funciones".
Remo puso los ojos en blanco. "Uno de estos días, voy a perder mi
mierda contigo cuando pareces un maldito libro de texto".
Nino arqueó las cejas hacia su hermano. "Lo has dicho
innumerables veces. Pierde su poder si nunca actúas sobre ello”.
Remo sacó su cuchillo y lo arrojó a Nino. Salté cuando el cuchillo
se empaló en el reposabrazos junto a la pierna de Nino. "Tú,
Savio y Adamo son jodidamente molestos".
Sonreí. "Gracias", le dije. Cuando Remo me lanzó una mirada en
blanco, agregué: "Por no incluirme".
"Se está volviendo demasiado atrevida", murmuró Remo, pero no
parecía enojado.
Nino parecía relajado, volviendo a su estado de calma usual. Tal
vez hubiera superado lo que lo había perseguido la noche
anterior. "¿Dónde está Adamo? ¿Todavía sigue fuera?"
La cara de Remo se oscureció. "¡Adamo!" Rugió. "Baja tu trasero
aquí." Hubo silencio. Remo descolgó el teléfono, ordenó pizza y
volvió a llamar. "Adamo, te lo juro, si estás arriba y no bajas aquí
ahora mismo, vendré por ti y te arrepentirás".
Los pasos sonaban desde arriba y luego Adamo apareció en las
escaleras. Dudó en medio de ellos, viéndose nervioso al mirar a
sus hermanos mayores.
"¿Qué hiciste?" Preguntó Nino.
Adamo miró a Remo, que estaba gruñendo. "No me digas que has
estrellado a mi Bugatti".
Adamo negó con la cabeza. "Solo hay una abolladura en la parte
de atrás porque alguien me golpeó".
Remo se tambaleó hacia su hermano y lo agarró por el cuello.
"¿Qué diablos te pasa? Te dije que dejaras de correr. Te
matarán."
"¿Y qué? En unas pocas semanas, seré iniciado. Le haría un favor
a todos si me mataran antes de ser como tú".
Contuve la respiración. Nino, también, se tensó a mi lado.
Remo acercó a Adamo aún más, mirándolo. "Eres un maldito
niño. No sabes de lo que estás hablando. Tal vez te he protegido
durante demasiado tiempo. Tal vez debería haberte iniciado
antes como Savio."
"¿Cuándo me protegiste?"
Remo lo soltó con una sonrisa dura. "Pedí pizza. ¿O eres
demasiado bueno para comer con nosotros?
Adamo se cernió en la escalera, luego se deslizó lentamente hacia
abajo y se dirigió hacia nosotros. Se tiró en el sofá frente a
nosotros. Él me dio una sonrisa y luego asintió con la cabeza
hacia Nino.
"¿Dónde está Savio?" Murmuró.
"Fuera con Diego", dijo Remo. "Tal vez deberías salir más a
menudo también", murmuró Adamo.
Remo se sentó al lado de Nino. “Alguien tiene que asegurarse de
que el oeste esté en nuestras manos. Luché demasiado para que
esto lo perdiera debido a la pereza ”.
Me di cuenta de que Remo y Nino casi nunca salían. Con Nino,
pensé que era porque ahora era su esposa, pero Remo, también,
estaba casi en casa a menos que estuviera haciendo negocios con
sus hermanos o Fabiano. Vivían en su propio pequeño mundo, un
mundo en el que me habían permitido entrar. Me estaba
acostumbrando a ser una Falcone.
Nino y yo regresamos a nuestra habitación después de la cena y
de ver unos pocos videos de carreras anteriores con sus
hermanos. Nos preparamos para la cama. Estaba sentado contra
la cabecera cuando él se unió a mí, casi desconfiado. ¿Estaba
preocupado por esta noche?
"¿C.J. te dijo que dormí con ella?", Preguntó en voz baja mientras
se estiraba a mi lado.
"Sí ... ella lo hizo. Pero es el pasado. No voy a usar tu pasado
contra ti. No usaste el mía contra mí."
Nino frunció el ceño. "No había nada que pudiera haber
mantenido en tu contra porque no hiciste nada malo".
"Lo sé", le dije.
"¿Lo sabes?"
Suspiré. En un nivel lógico, lo sabía, pero a veces todavía sentía
que tenía la culpa, lo cual era una estupidez, pero era algo
profundamente arraigado en mí y difícil de sacudir. "¿Alguna vez
te sientes culpable por lo que haces? ¿Por lo que hiciste hoy?"
Nino consideró eso. "Realmente no. Como dije, realmente no
siento lástima. Y esos bastardos del Outfit habrían hecho lo
mismo si hubieran puesto sus manos en uno de los nuestros.
Bostecé. Levantó su brazo, y me acurruqué a él, apoyándome en
su pecho, y lo besé suavemente. Rara vez nos besábamos, sobre
todo solo durante el sexo.
Nino tocó suavemente la parte de atrás de mi cabeza mientras su
otra mano rozaba mi brazo. "¿Por qué es eso?"
"Sólo quería besarte", admití. "¿O te molesta si lo hago? Fuera de
sexo, quiero decir."
Nino inclinó la cabeza, su pulgar frotando ligeramente mi cuello.
"¿Por qué me molestaría eso, Kiara? Me gusta besarte ¿Alguna
vez te di razones para creer lo contrario?"
"No, pero nunca me besas durante el día. Sólo nos besamos
cuando estamos a punto de tener relaciones sexuales."
"¿Cuándo quieres que te bese?"
Suspiré. "No quiero que me beses porque yo lo quiero. Quiero que
me beses porque quieres hacerlo, porque tienes ganas". Me di
cuenta de lo estúpido que sonaba. Nino nunca tendría ganas de
besarme. Todo acto de ternura era para mí beneficio.
Nino buscó en mi cara y me atrajo hacia él, luego me besó, el roce
de sus labios suaves, sus ojos grises casi inseguros. Parpadeé
hacia él. "¿Por qué hiciste eso?"
"No lo sé", dijo en voz baja. Bajé mi cabeza a su pecho desnudo,
mi mejilla presionada contra su piel cálida, confundida por sus
acciones y palabras.
CAPÍTULO 22

KIARA

Esa noche me despertaron sonidos familiares de angustia. Me


senté y busqué el interruptor de la luz, parpadeando contra el
brillo repentino.
Nino se enderezó a mi lado, con la mano hacia la mesa de noche y
agarrando su cuchillo.
Sus ojos salvajes se clavaron en mí, el pecho agitado, sus dedos
agarrando el mango.
"Voy por Remo", murmuré y lentamente salí de la cama,
preocupado por asustar a Nino. Su mano libre se enroscó
alrededor de mi muñeca, deteniéndome.
Jadeé de sorpresa, mi mirada buscaba su rostro. La
desesperación salvaje había desaparecido de su expresión,
reemplazada por una mezcla de confusión y el vacío familiar que
siempre había mostrado en el pasado. "Quédate", dijo en voz baja.
Dudando, volví a la cama y Nino me atrajo hacia él. Me instalé en
su pecho. Volvió a dejar el cuchillo en la mesita de noche, pero la
tensión permaneció en su cuerpo. Rastreando los tatuajes en su
torso, traté de contar sus cicatrices para distraerme, pero fue
difícil determinar dónde terminaron y empezaron otras. "Todos
estos tatuajes ... ¿por qué los conseguiste?"
Los dedos de Nino se arrastraron por mi columna y continuaron
hasta mi cuello, luego más arriba, enredándose en mi cabello. Sus
labios rozaron mi frente, y lo miré. ¿Era este cariño simulado?
Ternura simulada?
"Dolor y placer", dijo en voz baja. "Puedo sentir eso como
cualquier otra persona, tal vez incluso más fuerte".
"Pero si sientes el dolor más que cualquier otra persona ¿Por qué
te sometes a tí mismo a que una aguja perfore tu piel una y otra
vez durante muchas horas? ¿Por qué entras en la jaula? ¿Por qué
buscas dolor?"
Su boca se torció. "Para recordarme a mí mismo que estoy vivo".
Mis cejas se unieron.
"Para recordar quién soy, lo que soy".
"No entiendo", admití. "¿Qué les pasó a ti y a Remo para hacerte
como eres?" Nino inclinó su cabeza hacia mí y me miró. Le
devolví la mirada, incluso si no sabía lo que estaba buscando.
"Como dijiste, no es solo mi historia sino también la de Remo".
"No le hablaré de eso", le prometí de inmediato. Nunca pensaría
en hablar con Remo sobre algo que obviamente lo afectó tanto a
él como a Nino. Sería suicida.
"Nuestra madre estaba loca", comenzó Nino con voz distante.
"Tal vez ella siempre lo estuvo o tal vez nuestro padre la hizo de
esa manera. Solo la recuerdo así. Tuvo mejores días cuando
nuestro padre la llenó de pastillas, pero en este día en particular,
estaba muy embarazada de Adamo. Ella no podía tomar las
pastillas. Tal vez había querido suicidarse por un tiempo."
Algo apretado se enroscó en mi estómago, y casi le pedí que
parara porque sabía que ese día fue cuando terminó la infancia
de Nino. La madre de Nino no era la primera esposa de un capo
que terminaba con su vida. Estar casado con alguien criado para
ser cruel podría destruir a cualquiera.
"Nuestro padre nos había enviado a todos a nuestra cabaña en los
Rockies porque quería que nos fuéramos de Las Vegas. Éramos
una carga. Una noche, nuestra madre me sacó de la cama y me
llevó a su habitación. Savio ya estaba allí, pero no se movía. Ella
le había dado sus pastillas para dormir. No sabía lo que estaba
pasando, pero me agarró los brazos y me cortó las dos muñecas
con un cuchillo. Ella también quería matarnos. Tal vez para
castigar a nuestro padre."
Contuve el aliento, agarrando los dedos en el estómago de Nino,
pero él estaba inmóvil. Esas cicatrices en sus muñecas, eran
restos de ese día.
"Estaba confundido y asustado". Sus cejas se juntaron como si
estuviera tratando de recordar cómo se sentía asustado. "Se fue
después de eso y regresó con Remo unos minutos después. Creo
que ella buscó a lo último porque sabía que él sería su mayor
desafío. La casa se estaba llenando de humo para entonces. Ella
había prendido fuego a la cocina y la sala de estar. Remo corrió
hacia mí, y ella cerró la puerta con llave y metió la llave debajo
del espacio debajo de la puerta. Luego se movió para cortar las
muñecas de Remo, pero él luchó contra ella, a diferencia de mí.
Ella logró cortarlo una y otra vez. Ahí es donde se cortó el rostro.
Cuando se dio cuenta de que no podía sujetarlo, prendió fuego a
las cortinas y luego se cortó las muñecas. La habitación se llenó
de humo, y me senté en mi propia sangre. Savio no se movía en la
cama ".
La voz de Nino era mecánica, distante, fría. Sus ojos eran tan
suaves e impenetrables como el mercurio, pero cada una de sus
palabras me quemaba, se encajaba como un cuchillo en mi
corazón. Los horrores que describió, eran incomprensibles. Había
vivido mi propia cantidad de horrores, es cierto, pero de alguna
manera al escucharlo describir lo que había pasado cuando un
niño me rompió "¿Cómo saliste?"
"Remo lanzó una lámpara a través de la ventana y se quemó
rasgando las cortinas del techo. Parte de su ropa también
comenzó a arder, pero no se detuvo. Los hombres de mi padre
estaban tratando de entrar a la casa y tratando de apagar las
llamas. Remo me agarró y me ayudó a salir de la ventana. Salté y
me rompí la pierna por el impacto. Remo saltó con Savio en sus
brazos. Se rompió el codo y el hombro porque trató de proteger a
Savio. Nuestra madre fue salvada por los hombres de mi padre
más tarde.
Tragué saliva, incapaz de hablar, y Nino también se quedó en
silencio.
"Pareció durar una eternidad mientras veía mi propia sangre
correr por mis brazos. Sentí la quemadura profunda y fue casi
calmante”. Levantó los brazos, las muñecas hacia arriba,
mostrándome las cicatrices largas y delgadas cubiertas por tinta
oscura. Me incliné hacia adelante y besé sus dos muñecas, mi
corazón dolía por Nino y por Remo.
Traté de imaginarme a Nino de niño, arrodillado en su sangre,
mirando a su madre cortar a Remo, oliendo el humo. Podía
imaginarme lo asustado que debía haber estado, completamente
quebrantado y sorprendido de que su propia madre hubiera
tratado de matarlos de una manera bárbara. Explicaba mucho,
explicaba por qué había apagado sus emociones y por qué Remo
se había vuelto hacia ellas. Diferentes maneras de hacer frente al
mismo horror.
"¿Dónde está ella ahora? ¿Tu padre la mató después de lo que te
hizo?
Nino negó con la cabeza. "Después de que los médicos la quitaron
a Adamo, la envió al hospital psiquiátrico por un tiempo, pero
finalmente la trasladó a su casa".
"¿Te obligó a vivir bajo un techo con la mujer que intentó
matarte?"
Los ojos de Nino estaban enfocados en sus dedos, que corrían
arriba y abajo de mi costado “Durante los primeros años. Lo que
no te mata te hace más fuerte ". La sonrisa en su rostro se sentía
como un cubo de hielo. “Pero las cosas eran difíciles. Remo se
volvió más difícil de controlar, y mi falta de emociones
eventualmente inquietó demasiado a mi padre, por lo que nos
envió a un internado en Inglaterra, en el campo al norte de
Norwich".
"¿Y qué hay de Savio y Adamo? ¿No eran demasiado jóvenes?"
Nino asintió. “Adamo tenía cuatro años y Savio siete cuando nos
enviaron. En ese momento, Remo ya había sido inducido y
matado a unos pocos, pero él no dejaba que nos separaran, así
que nos fuimos juntos a Inglaterra. Por supuesto, eso es lo que
nuestro padre había querido. Quería que Remo y yo nos
fuéramos. Tenía miedo de nosotros".
No podía imaginarme a Remo en un elegante internado. Nino
podía parecer un caballero sofisticado cuando cubría sus tatuajes
e intentaba transformar su expresión en una de cortesías, pero
Remo estaba lejos de ser refrenado y elegante.
"Eso no funcionó por mucho tiempo", dijo Nino en voz baja.
"Finalmente, escapamos y regresamos a los Estados Unidos para
matar a nuestro padre".
"Pero no lo hicieron, el Enforcer de Luca, Growl, lo hizo".
"Eso es algo que Remo nunca perdonará a nuestro hermanastro.
Nos robó la oportunidad de destruir a nuestro padre, pieza por
pieza".
Tendía a olvidar que los Falcones y Growl estaban relacionados.
"Lo siento" Susurré finalmente, mis entrañas revueltas y con la
esperanza de que Nino no pudiera ver lo mucho que me había
afectado su historia.
Nino emitió un sonido grave en su garganta, un sonido que solo
había escuchado dos veces antes, cuando había estado a punto de
romperse, pero su rostro aún estaba inquietantemente vacío de
emociones. Su mano en mi costado se hundió más abajo, sobre mi
cadera y entre mis piernas.
Salté, sorprendida de que él estuviera buscando ese tipo de
cercanía en una situación como esta. Sus dedos encontraron mi
clítoris. Se cernió sobre mí y me besó, más fuerte que nunca, y
sus dedos recorrieron un ritmo rápido entre mis piernas. A pesar
del embrollo de mis emociones, mi cuerpo respondió a sus besos y
caricias.
De repente, se levantó y se movió sobre mí, sus fuertes brazos a
cada lado de mi cabeza. Me quedé inmóvil mientras él se
mantenía sobre mí, sus ojos sin emoción alguna. En cambio, su
expresión se torció con algo parecido a la desesperación. Nunca
había estado encima de mí durante el sexo.
"Dime que esto está bien para ti, Kiara", logró decir con voz ronca
y oscura. "No estoy seguro de poder ser tan amable como tú
necesitas Si no puedes hacer esto, dímelo y me iré, pero... " Él
negó con la cabeza.
"Está bien", susurré, porque quería consolarlo de cualquier
manera que pudiera. Si esto era lo que necesitaba, podría
dárselo. No tenía miedo de Nino o su cuerpo.

NINO

Kiara me miró con una confianza que no tenía problemas para


leer en sus ojos. Sus manos se curvaron alrededor de mis
hombros, agarrándome, agarré mi polla y la guié hacia su coño.
Estaba mojada y suave, aunque estaba ansiosa por esta posición
porque la hacía sentir como si no tuviera control, porque mi
fuerza física la intimidaba. Me agaché hasta los codos. La
cercanía la calmaría, no la inquietaría, y sentí que su cuerpo se
volvía incluso más suave debajo de mi.
Me jaló para besarla, y le permití esta pequeña franja de control,
incluso si estaba deseando algo más duro, más oscuro. Incluso si
quisiera ejercer el dominio y no la gentileza.
Pero necesitaba estar dentro de ella. Ahora. Me deslicé sin pausa,
hasta que su coño tocó mi pelvis. Me estremecí, necesitaba más,
lo necesitaba rápido, necesitaba deshacerme de la presión
repentina sobre mi pecho que nunca había estado allí antes.
Me obligué a esperar un par de latidos del corazón, permití que
su cuerpo se adaptara, forzó la creciente rabia de necesidades en
mi cuerpo. Nunca me había sentido así, como si necesitara
consumir a Kiara completamente. Como si ella fuera la única
cosa que pudiera satisfacer un hambre diferente a todo lo que
alguna vez había sentido.
Mi pecho estaba apretado, mi estómago hueco y no estaba seguro
de lo que estaba pasando. Por qué, de repente, cada mirada de
Kiara hacía que mis entrañas explotaran con fuego, casi
dolorosamente, pero también bueno.
Saqué y empujé de nuevo a Kiara, y sus uñas se clavaron en mi
espalda, dejando arañazos. Se sintió como un alivio, una salida
para la presión. Mis labios encontraron los suyos cuando la
golpeé, y ella me devolvió la mirada con una necesidad ardiente.
Una vez más, ese mismo dolor por algo que no entendí. Siempre
había tenido el control, pero no podía controlar esto. Metí la
mano entre nosotros y froté el clítoris de Kiara, luego me agarré a
su pezón, chupando y mordisqueando mientras la llevaba a la
cama con empujes largos y duros.
Incluso su olor abrió más el agujero en mi pecho. Todo en ella
hacía que mi cuerpo reaccionara, me hacía desear algo imposible,
algo extraño e inexplicable.
Kiara comenzó a estremecerse debajo de mí, pero seguí
empujando incluso mientras sus paredes se apretaban por la
fuerza de su orgasmo. Me puse de rodillas para tener más
apalancamiento y seguí empujando, con la esperanza de que
llenara ese agujero en mi estómago, saciaría la profundo hambre
de mi alma, pero incluso mientras me venía con una sacudida
violenta y mi polla se suavizaba, el anhelo permaneció encajado
mi pecho.
Me hundí sobre Kiara y respiré con fuerza contra su garganta.
Sus dedos jugaron con mi cabello, y ella besó mi oreja, luego mi
sien y, por alguna razón, esos dos gestos sin sentido cumplieron
algunos de mis deseos.
Torcí la cara para mirarla. Su piel estaba enrojecida y respiraba
rápido. Ella se veía atónita, abrumada cuando se encontró con mi
mirada. "¿Te lastimé?" susurré.
Sus cejas se tensaron. "No. Cuando dijiste que no podías ser
amable, esperaba algo peor ".
Yo también. Me sentía como si estuviera a punto de perder el
control, pero de alguna manera Kiara me había controlado todo.
"¿Nino?" Preguntó ella en voz baja. "Esa mirada en tu cara, ¿qué
significa?"
Si tan solo lo supiera.
Ella me besó. "Sé que nuestros pasados contienen horrores, pero
podemos ir más allá de eso, ¿no crees?"
Le acaricié la mejilla. Había superado los horrores. Había visto y
hecho tantas cosas horribles, ¿cómo un evento de hace mucho
tiempo podría tener algún poder sobre mí?
CAPÍTULO 23

KIARA

A la mañana siguiente encontré a Remo golpeando el saco de


boxeo como si le quisiera sacar la vida, pero todo lo que podía
pensar eran las palabras de Nino, y sabía que nunca volvería a
ver a Remo de la misma manera. Cristo, todavía me aterrorizaba,
pero casi lo entendía, de todos modos parte de él. Remo era cruel
y brutal, despiadado y rápido de alterar, pero no era todo lo que
él tenía.
"¿Por qué estás mirando?", Jadeó mientras enviaba la bolsa
volando con otra dura patada.
Ni siquiera estaba segura de por qué había venido aquí. Fue
donde Nino y sus hermanos se reunían para jugar al billar, ver
peleas y hablar de negocios, o golpear un saco de boxeo durante el
día. En la noche, cuando todos cenamos juntos, mi presencia era
tolerada, pero por lo general me mantuve alejado el resto del
tiempo, dándoles su espacio.
Mis ojos fueron atraídos por la espalda de Remo. Nunca había
estado tan cerca de él como para notar que el ángel caído tatuado
cubría las cicatrices de las quemaduras. No me había dado
cuenta de que los ásperos parches en sus palmas eran
quemaduras y heridas curadas por haberse salvado de su madre.
Remo se volvió hacia mí, estrechando sus ojos, y por un momento
quise acercarme y abrazarlo, abrazar al joven que salvó a Nino y
Savio e incluso al nonato Adamo, que luchó contra una madre
demente y se quemó para que todos pudieran vivir , pero Remo
era un hombre ahora y no quería consolarlo. Mis ojos se
detuvieron en la cicatriz que cruzaba su ceja, y la compasión por
él me llenó. Tal vez Remo estaba más allá de la redención en los
ojos de muchas personas, pero él había salvado a sus hermanos,
había salvado a Nino.
Me pregunté cómo recordaba ese día, pero no fui lo
suficientemente valiente como para preguntarle. Remo caminó
hacia mí y lo miré a la cara cuando se detuvo justo frente a mí.
"¿Por qué me miras tan jodidamente?", Gruñó, pero por una vez
no solo había ira en sus ojos ... había aprensión.
Negué con la cabeza "Quería agradecerte por salvar a Nino".
Remo se puso rígido y algo duro y peligroso se curvó en la
profundidad de sus ojos.
"Hace dos noches", agregué, porque la auto conservación se
activó, pero Remo sabía que no era a eso a lo que me estaba
refiriendo.
Sin embargo, dio un paso atrás y se encogió de hombros con
tensión. "Alguien tenía que sacarlo de ahí".
También di un paso atrás.
"Oh, y Kiara, ni una palabra sobre esto a Savio y Adamo. No
necesitan saberlo ".
Sobre el desplome de Nino. Sobre el pasado. Ellos no recordaban,
no sabían, y mantener esa verdad de ellos probablemente era
otra forma en que Remo los protegía.

Mis ojos estaban cerrados mientras escuchaba la música, mis


dedos deslizaban sobre las teclas. Nada me traía más serenidad
que crear melodías. Era una salida para el caos de las emociones
dentro de mí.
"Eres realmente buena en eso", dijo Remo.
Salté, mis ojos se abrieron y miré a Remo. Se detuvo en la puerta
por un momento y luego caminó hacia mí. Como de costumbre, mi
cuerpo se tensó en su presencia.
"¿Todavía?", Preguntó con una sonrisa irónica. Se apoyó en el
piano, mirándome con esos ojos increíblemente oscuros y
peligrosos. "Todavía estás aterrorizada de mí."
Me reí. "Remo, ¿Hay una mujer en Las Vegas o en cualquier otro
lugar que no te tiene miedo? "
Su sonrisa se amplió. "Tampoco hay ningún hombre."
Suspiré. Mi mirada se dirigió a la cicatriz de su rostro,
recordando la historia que Nino me había contado,
preguntándome cómo un hombre capaz de actos indescriptibles
podría haber arriesgado su vida para salvar a sus hermanos.
Remo Falcone era un completo misterio para mí.
Los ojos de Remo se estrecharon, y se acercó, inclinándose sobre
mí, con una mano apoyada en las teclas, haciendo que el piano
soltara un gemido agudo. "¿Por qué me miras así?", Gruñó. "¿Qué
te dijo Nino?"
Tragué. "No te acerques tanto", le dije con firmeza.
Los labios de Remo se tensaron peligrosamente, pero enderezó su
cuerpo, dándome más espacio. "Te lo dije antes y te lo volveré a
decir: eres de Nino. Estás a salvo."
"Lo sé" dije. "Pero no puedo evitar la reacción de mi cuerpo hacia
ti. Tal vez se desvanecerá".
Se encogió de hombros. "Te habló de nuestra madre, ¿verdad?"
Había un tono en su voz que hizo que los pequeños pelos de mi
cuello se levantaran.
"Lo hizo."
Remo asintió bruscamente. Luego advirtió en voz baja: “Algunas
cosas deben permanecer enterradas. Ella es una de ellas. Y las
emociones de Nino probablemente también. No sé lo que quieres
de él, pero por su bien y el tuyo, no lo presiones ".

Temprano al día siguiente, Nino y yo emprendimos nuestra


primera caminata juntos. No estaba demasiado en forma, pero
tener a Nino para mí, rodeado de hermosas formaciones de
piedra roja, era demasiado atractivo Nos llevó de regreso al
parque nacional del cañón rojo. Estaba tranquilo durante el viaje,
concentrado en la calle, pero sus ojos parecían ver más allá de la
carretera.
Me sorprendió cuando tomó mi mano, descansando ambas sobre
mi muslo desnudo. Su calor se filtró en mí, pero no fue por eso
que mi pecho se sentía más caliente.
Aparcamos nuestro coche y partimos hacia el camino circular.
Nino estaba vestido con una camiseta blanca ajustada y
pantalones cortos de gimnasia, con el pelo cayendo en sus ojos.
También llevaba una mochila enorme con provisiones. Yo había
optado por pantalones cortos y un top. Eran solo las siete, pero el
día sería caluroso.
Nino me tocó ligeramente la espalda. "¿Lista para tu primera
caminata?"
Sonreí. "Contigo a mi lado, puedo hacer cualquier cosa".
Su expresión se suavizó. Me dio un codazo y me besó antes de
enderezarse y señalar el sendero. Todavía estaba sorprendida por
su muestra de afecto. Sin tratar de analizarlo, comencé a dar
zancadas junto a Nino. Señaló formaciones de piedra
particularmente hermosas. Brillaban en diferentes tonos de rojo
y naranja.
A pesar de la belleza de la naturaleza, mi mirada seguía
volviendo a Nino. Había sido diferente desde que le dije que lo
amaba. ¿Se sintió presionado para simular emociones más a
menudo? ¿Era por eso que había estado actuando? Pero no podía
imaginar que Nino cediera bajo presión. Nino era fuerte,
endurecido. Él era un Falcone.
Nino redujo el ritmo cuando notó que estaba teniendo problemas
para seguirlo. Finalmente, eligió un lugar con vista a un valle de
formaciones de piedra más pequeñas, para que pudiéramos
tomar un descanso. Nos sentamos en el suelo, cadera a cadera, y
Nino me entregó un sándwich.
"¿Y? ¿Lo disfrutas? ”Preguntó.
Incliné mi cabeza hacia él. "¿La caminata o el sándwich?"
"Ambos serían óptimos".
Negué con la cabeza. "Óptimo..." Puse mi barbilla en su hombro
"... apuesto que en la escuela los otros niños odiaban lo
inteligente y correcto que eras".
Las cejas de Nino se alzaron. "No era correcto. Y los niños me
odiaban por muchas razones."
"Pero dudo que alguna vez te hayan molestado."
"Cuando Remo y yo empezamos a estudiar en Inglaterra, los
niños no sabía quiénes éramos. Se suponía que debíamos
integrarnos. Estaba dos años adelantado, el mismo año que
Remo. Muchos de los chicos en mis clases eran más altos. Al
principio intentaron burlarse de mí."
"Eso no salió bien".
"Algunos de ellos tuvieron incidentes desafortunados que
llevaron a hospitalizaciones", dijo Nino. "La mayoría de ellos los
provocaba Remo, pero también hice de ellos".
"¿Y no te echaron de la escuela?"
"Los maestros sabían quiénes éramos", dijo Nino con una sonrisa
oscura.
Busqué en su rostro, tratando de imaginar cómo había sido de
niño. Nino se encontró con mi mirada, y algo más suave, más
cálido llenó sus ojos. Se inclinó hacia delante, me tocó la cadera y
reclamó un beso en mi boca. Le devolví el beso, y finalmente nos
estiramos sobre la piedra caliente, Nino se inclinó sobre mí,
besándome, acariciando mi cintura y mi caja torácica. Nos dio la
vuelta hasta que yo estaba encima de él. Sus manos recorrieron
mi espalda, pero el sonido de una ramita rompiéndose nos separó
y Nino se sentó conmigo todavía encima de él. Sus ojos
escudriñaron nuestros alrededores. Luego se relajó de nuevo. Sus
labios dejaron un suave rastro a lo largo de mi mejilla hasta mi
garganta. Su gentileza, sus gestos amorosos, hicieron que mi
corazón palpitara de amor y desesperación.
Él simulaba el amor por mí. A veces, me las arreglaba para
olvidar. Pero cada vez que recordaba, el dolor era agudo y
desgarrador. Empujé ese pensamiento a un lado. Nino tomó mi
mejilla otra vez, inclinó mi cabeza hasta que nuestras bocas se
conectaron. El beso nos consumió, y dejé que me derribara, dejé
que las manos de Nino desterraran cualquier pensamiento lógico.
Cuando se acomodó entre mis piernas y me reclamó, nada más
importaba, pero tener a Nino encima de mí, dentro de mí, con su
boca sobre la mía, sus ojos grises encendidos con deseo y más...
No me importaba si era simulado o no.
Después, nos vestimos y continuamos nuestra caminata. Su
expresión era tranquila y serena mientras exploraba el paisaje a
nuestro alrededor, siempre y cuando no estuviera tratando de
simular emociones. ¿Era así como todos estaríamos tranquilos y
serenos si no nos hubiéramos cargado con la capacidad de sentir
al nacer?
Tranquilo y sereno. Deseaba poder ser así, pero mis
pensamientos y emociones eran un torbellino en mi cuerpo,
confuso y aterrador y completamente tonto.

Unos días más tarde, Nino se había ido a entrenar para una
pelea con Fabiano, y me quedé solo con Remo. Fue la primera vez
que él fue el que me cuidó. Nino había mencionado que Remo se
iría pronto a una misión en el territorio del Outfit, por lo que
estaba ocupado con los preparativos de último momento en casa.
Lo encontré en su lugar favorito en el sofá, revisando algo en su
tableta. Él no levantó la vista cuando entré, y lo observé en
silencio.
Levantó la cabeza, endureciendo su expresión. "¿Y ahora qué?"
Su voz era baja, al borde de la ira.
"¿Por qué disfrutas lastimando a las mujeres?" Susurré.
Remo entrecerró los ojos. "Me gusta lastimar a la gente. No hago
distinciones si se trata de un hombre o una mujer".
"Y sin embargo, tú castigas a las mujeres de manera diferente a
los hombres", le dije.
"¿Lo hago?", Murmuró, con los ojos oscuros ardiendo en mí. Dejó
su tableta y se puso de pie. "Ellas tienen una opción. Pueden
someterse a la tortura o..."
"Someterse a otra forma de tortura", dije, enojándome. "Les das a
elegir entre dos formas de tortura".
Se dirigió hacia mí, pero por una vez no retrocedí. Casi tres
meses en su presencia me dio el coraje necesario, combinado con
el conocimiento de que Nino confiaba en Remo. “Pero una de ellos
es mucho menos dolorosa que el otro. Es una elección. Más de lo
que los hombres consiguen".
Me estremecí. "Puedo asegurarte que fue muy doloroso para mí".
Remo me miró un momento. Estaba lo suficientemente cerca
como para ver la miríada de cicatrices que se arruinaban la parte
superior de su cuerpo. Rara vez llevaba camisas en la casa. Al
principio, pensé que era para inquietarme aún más, como si
Remo no fuera lo suficientemente inquietante por su cuenta.
"Eras un niña. Nadie toca a los niños en mi territorio ni a las
niñas menores de edad".
"¿No traen más dinero?", Murmuré.
"Por supuesto. La mayoría de los malditos pagarían una fortuna
para hacer estallar la cereza de una chica, pero no permitimos
ese tipo de cosas en nuestro territorio".
"¿Por qué no? Permites la esclavitud sexual, ¿verdad? Tienes
Romancers que seducen a las mujeres, les hacen creer que están
siendo amadas y luego las convierten en putas".
Remo se burló. A veces me preguntaba cómo una sola persona
podría albergar tanta violencia y odio. "Estas mujeres comienzan
a trabajar como putas porque quieren complacer a un hombre al
que deberían matar. Si una mujer permite que un hombre la
trate de esa manera, es culpa suya tanto como de él. Acuerdan
vender sus cuerpos porque creen que están enamoradas. Eso es
estúpido, y pagan por su estupidez".
"Quieren ayudar a alguien que aman", dije indignada. "Tus
Romancers les hacen creer que están en deuda con la Camorra, y
luego las mujeres asumen la deuda y tienen que trabajar como
putas. Eso es horrible".
Remo se acercó un paso más a mí, pero todavía no retrocedí "Si
las mujeres actúan como el sexo más débil, serán tratadas de esa
manera. ¿Por qué estas mujeres idiotas no le dicen a mis
Romancers que se vayan a la mierda?"
"Nunca lo entenderás porque nunca has amado a alguien".
Remo sonrió irónicamente. "Amar a alguien que no te ama de
vuelta es el tipo de estupidez más grande que puedo imaginar".
Me estremecí, porque esto golpeó demasiado cerca de mi centro, y
porque sabía que tenía razón. El conocimiento llenó la cara de
Remo y mi interior se torció. Ahora sabía que amaba a Nino. Me
di la vuelta para irme, pero él me agarró de la muñeca.
"Déjame ir". Por una vez, él no lo hizo. En cambio, me hizo
retroceder, así que tuve que enfrentarlo. Miré a sus crueles y
oscuros ojos. Él negó con la cabeza, y esperé a que se burlara de
mí. "No puede sentir".
"Lo sé", murmuré, tirando de su agarre, pero sus dedos se
apretaron alrededor de mi muñeca. Finalmente, mi ira y
desesperación se desbordaron. "¿Crees que no lo sé? ¡Pero no
puedo cambiar lo que siento! ¿No crees que lo cambiaría si
pudiera? Pero el amor no funciona de esa manera. Nunca lo
entenderás."
"Tienes razón", dijo en voz baja. "No puedo y no lo haré. ¿Por qué
querría ser un maldito tonto?"
"Espero que algún día encuentres a alguien que quieras tanto
que te queme por dentro, y luego hablaremos cuando ella no te
devuelva tus sentimientos".
Remo me empujó hasta recostarme contra el muro, su expresión
dura y cruel. "Eso nunca sucederá. Y me he quemado antes,
Kiara. Puedo desafiar las llamas y torturar. No soy débil como
tú."
" No soy débil. "Le saqué la muñeca de su agarre y lo empujé con
fuerza. Dio un paso deliberado hacia atrás, mirando mis manos
aún presionadas contra su pecho. Las dejé caer rápidamente, el
shock me llenó.
Remo levantó la mirada y yo me tensé, preocupada por su ira,
pero él estaba sonriendo. "Finalmente, no dejaste que tu jodido
miedo ganara".
Parpadeé, pero él dio un paso atrás y se dio la vuelta hacia la
puerta, pero antes de llegar, se detuvo y me miró por encima del
hombro, sus ojos difícil. "Oh y, Kiara, nunca volverás a hablarme
así. Soy tu capo. ¿Entendido? ”Asentí con la cabeza aturdida y
observé cómo se iba.

NINO

Fabiano me dio una patada en la cabeza. Lo esquivé un poco


demasiado tarde, y él rozó ligeramente mi barbilla.
La sorpresa cruzó su rostro, lo que aproveché para lanzar dos
golpes fuertes contra su espalda baja. Se quedó sin aliento, pero
se recuperó rápidamente y consiguió su propio golpe. Él inclinó la
cabeza. "¿Qué pasa contigo?"
"¿Qué quieres decir?" Pregunté con cuidado, agarrando la toalla
que había tirado sobre la cuerda. Me limpié la cara y el pecho.
"Has estado... menos concentrado hoy. Y fue lo mismo durante tu
pelea.
Me apoyé contra el poste en la esquina. Mi estado actual no era
algo que quisiera discutir hasta que tuviera un mejor manejo de
las cosas y tener la oportunidad de analizar a fondo mi situación.
"No te gusta la idea con la sobrina de Cavallaro".
Fabiano entrecerró los ojos, obviamente insatisfecho con el
cambio de tema. "¿Realmente crees que el plan de Remo es
bueno?"
El plan de Remo era emocional, alimentado por la venganza y el
odio. Era peligroso pero podía resultar efectivo. Observé a
Fabiano. "Tú conoces a la chica. ¿Sientes lástima por ella?"
Él hizo una mueca. "Me conoces, Nino. Seguiré a Remo a través
del infierno, pero a diferencia de ti, todavía tengo un par de
emociones."
"Antes de Leona, convenciste a todos de que no era así."
"Antes de Leona tenía que convencerme a mí mismo que no era
capaz de sentir emociones ”, dijo, luego entrecerró los ojos como si
se contuviera. "El plan de Remo creará un trastorno en el Outfit.
La hermana de Cavallaro quedará devastada de que su hija sea
atrapada por nosotros, y Dante se sentirá responsable de su
sobrina. Su esposa también estará preocupada por su propia hija.
Esta podría ser una de las veces en que Dante renuncie a la
lógica y actúe. Si eso sucede, podemos vencerlo".
"Probablemente. Porque no importa qué, siempre podemos contar
contigo para que seas la voz de la lógica, Nino".
Asentí con tensión. La indiferencia y el análisis lógico me habían
guiado a lo largo de mi vida, nos habían salvado la vida a Remo y
a mí en muchas ocasiones en que su temperamento lo había
superado. Pero cuando estaba cerca de Kiara, era difícil
mantener la lógica. Desde la noche en que me dijo que me amaba,
algo había cambiado. Había comenzado como una pequeña grieta,
pero se había ampliado continuamente, y yo no tenía forma de
detenerlo. "¿Está seguro de que podrás hacer lo que debe hacerse
una vez que esté en Chicago? ¿No te distraerás con los
pensamientos de tu padre?"
El odio se reflejó en el rostro de Fabiano. "He esperado mucho
tiempo. Puedo esperar unas semanas o meses más. No tienes que
preocuparte. Me mantendré al tanto de Remo, sin importar cuán
loco sea su plan. Dudo que solo esté motivado por cuestiones
estratégicas".
"Los planes de Remo nunca lo son. Quiere jugar con Dante,
quiere desgarrar el Outfit desde adentro. Remo es el mejor en los
juegos mentales."
"Sí. Remo sabe cómo joder con el cerebro de la gente", dijo
Fabiano con una risa oscura.
Lo hacía, y Cavallaro y Scuderi pronto se darían cuenta de su
error al joder a la Camorra.
CAPÍTULO 24

KIARA

Nada me traía tanto consuelo como tocar la canción de Nino, lo


cual era irónico, ya que me llenaba de anhelo aplastante y
melancolía al mismo tiempo.
Cuando mis dedos llegaron a la parte en la que me di cuenta de
mis sentimientos, la melodía se volvió baja y oscura, como si el
piano se mostrara reacio a tocar las notas, como si hubiera sido
reacio a admitir mis sentimientos.
Nino entró y me miró en silencio por un rato. No levanté la vista
de las teclas del piano, tocando la canción hasta el final,
temblando cuando las notas bajas se desvanecieron.
"¿Qué significa?" Murmuró Nino. "Desde que empezaste la
canción, ha evolucionado más y más".
Levanté mis ojos hacia él. "Es la historia de mis sentimientos por
ti", admití. "Cómo llegué a aceptar que te amo y que nunca
podrás volver a quererme". Como de costumbre, mi garganta se
apretó ante mi admisión.
La expresión de Nino se suavizó ligeramente y el calor llenó sus
ojos grises, y hoy no pude soportarlo. Esta emoción simulada, por
muy buena que fuera, nunca sería suficiente. Lo sabía, en el
fondo. "Basta," susurré ásperamente.
Sus ojos se estrecharon, y se acercó, sus movimientos tan
elegantes como siempre. Y me resentí incluso eso. Podría ser tan
hermoso, inteligente y poderoso, pero nunca podría ser lo único
que anhelaba: emocional.
Miré a su rostro hermosamente frío. "Eres demasiado bueno en
esto. Demasiado bueno en simular afecto, en fingir que te
preocupas por mí. Tan bueno, a veces, casi creo que realmente
podrías amarme, Nino". Las lágrimas brotaron de mis ojos.
Débil. Un maldita tonta. ¿Qué más me había llamado Remo?
Había tenido razón en todos los aspectos.
Nino se apoyó en el piano, mirándome. "Tal vez no tengo que
simular", dijo con esa suave voz. "Tal vez te amo".
Esta fue la última gota. No pude aguantar más. Me levanté de un
salto del banco, deseando que él pudiera entender cómo me
destrozaba saber que amaba a alguien que nunca podría
entender lo que significaba mirar a otro y sentir que te harías
añicos si te quitaban esa persona.
Agarré la parte delantera de su camisa, soltando toda mi ira. "No
me mientas. Te dije que no me dijera esas palabras si no las
decías en serio. Así que simplemente no lo hagas."
Solté su camisa, aturdida por la mirada en sus ojos. Parecía como
si estuvieran ardiendo de emoción. ¿Qué tan bueno era en fingir
esto?
Tragando saliva, me di la vuelta, necesitando alejarme antes de
dejarme atrapar en esta horrible simulación otra vez. Cuando
estaba a mitad de las escaleras, sonó una nota grave y baja, y me
quedé inmóvil al escuchar el desarrollo de la melodía. Era una
hermosa melodía, cada nota complementaba a la otra. Estaba
bien compuesta pero le faltaba emoción. Era una melodía que
una computadora podría haber creado porque era solo un montón
de notas unidas para agradar al oído promedio. Podrías
escucharlo en una cena informal con extraños, porque nunca te
aceleraba el pulso, nunca te desgarraba el corazón ni llenaba tu
cuerpo de dulce anhelo. Nunca te hacía querer llorar por la fuerza
de la emoción que llevaba.
Entonces algo cambió. Al principio era sutil, un ligero
contratiempo en la composición perfecta. Las notas más oscuras
pidieron atención y fueron seguidas por notas cortas y altas hasta
que lucharon entre sí para aparecer en una composición perfecta.
Lentamente, me volví, aterrada de lo que iba a ver.
Nino estaba sentado al piano, con los ojos cerrados y la cabeza
inclinada hacia un lado, mientras sus dedos volaban sobre las
teclas. Era un espectáculo para contemplar con sus tatuajes
horripilantes, sus innumerables cicatrices, y ese rostro
perfectamente esculpido, sin emociones. Estaba segura de que no
importaba cuánto tiempo viviera, nunca vería nada más
impresionante que Nino forzando maravillosas notas de mi piano.
La composición perfecta luchó con las notas desordenadas, y de
repente, de manera inexplicable, ya no luchaban por el dominio.
Se enrollaron una contra la otra y fue más perfecto que cualquier
sinfonía calculada, porque llevaba anhelo y esperanza, miedo y
resignación, amor y odio. Lo llevaba todo, y no podía protegerme
de esto.
Las lágrimas que había estado conteniendo se escaparon, y
envolví mis brazos alrededor de mi pecho como si eso pudiera
evitar que mi corazón saltara de mi caja torácica. Cuando la
última nota se apagó, me quedé allí temblando.
Nino abrió los ojos y me miró. Y supe entonces que si lo que veía
en los ojos de Nino, lo que veía en su rostro, era simulado,
entonces podría vivir con eso porque llenaba mi corazón de tanto
calor que me quemaba de adentro hacia afuera.
"¿Qué es esto?", Preguntó en voz baja.
Di un paso hacia él. "¿Qué es qué?"
"Dime", dijo mientras se levantaba. "¿Qué es esto si no es
emoción?"
Lo miré fijamente, sin poder comprender lo que estaba diciendo,
sin atreverme a esperar. "La canción... ¿eso es lo que sientes?"
Nino caminó hacia mí lentamente y me miró como si yo hubiera
destrozado todo lo que él creía. Se detuvo justo enfrente de mí,
parado dos pasos por debajo de mí para que estuviéramos a nivel
visual, y apenas pude respirar. “Antes de ti, había calma. Había
orden y lógica ”.
Recordé el comienzo de su canción, esa composición perfecta. "¿Y
ahora?"
Dejo escapar un ronco suspiro. "Ahora", gruñó y su expresión se
torció, "ahora hay caos".
Tragué. ¿Qué se suponía que debía hacer con ese tipo de
revelación? Me sobresaltó ahuecando mis mejillas, acercando
nuestros rostros, respirando fuertemente contra mi boca, sus ojos
casi desesperados.
"Y quieres que la calma vuelva", le susurré.
Sus cejas se juntaron mientras me miraba. Bajó la cabeza y me
besó, suave y lento, nada como yo había esperado dada la mirada
en sus ojos. "Sí y no. Quizás. No lo sé ", dijo en voz baja. "Se
necesita algo de tiempo para acostumbrarme".
Y se alojó nuevamente en mi corazón, esa estúpida esperanza de
que tal vez algún día Nino pudiera ... Nino me amaría.

NINO

Remo me miró con recelo mientras ponía unas cuantas armas


más en el baúl de su auto. Se iría a Chicago en unas pocas horas
con Fabiano. Nos reuniríamos en el Sugar Trap en treinta
minutos para algunas preparaciones de último momento.
"Todavía creo que debería ir contigo", le dije con firmeza. "Tú y
Fabiano son una combinación volátil en Chicago".
"Fabiano sabe más sobre el Outfit que cualquiera de nosotros, y
debes asegurarte de que no suceda nada aquí. Puedes mantener
las cosas en orden si Fabiano y yo no regresamos."
"Tus posibilidades de regresar aumentarán si voy contigo."
"Estas últimas semanas, has sido errático, Nino. Creo que es
mejor si te quedas aquí ".
Fruncí el ceño. Me manejaba mejor, y las pesadillas habían
cesado. Pero no era el mismo que había sido antes. No había
cómo negarlo.
Remo me tocó el hombro." ¿Qué está pasando? ¿Necesito
preocuparme?"
" No soy como solía ser ", empecé, sin estar seguro de cómo podría
describirle lo que apenas podía entender. "Siento cosas. Todavía
es una lucha, todavía no es como se siente la gente normal, estoy
seguro, pero está ahí".
Remo se quedó muy quieto. "¿Es por Kiara?"
Asentí. "Por ella. Ella luchó contra los demonios de su pasado y
me hizo darme cuenta de que yo también estaba encadenado por
recuerdos, controlado por algo que pensé que había dejado en el
pasado.
Remo miró hacia otro lado, la furia contorsionó su expresión.
"Nuestra madre debería estar muerta. Padre debería haberla
matado después de sacarle a Adamo. Debería haberla matado
cuando me hice cargo, pero ella todavía está allí. Todavía
jodidamente viva".
Toqué el hombro de Remo. "Ella está tan bien como si estuviera
muerta. Una sombra de una persona. Ella es el pasado".
Remo asintió bruscamente y se encontró con mi mirada, algo
oscuro y peligroso en sus ojos. Conocía esa mirada y la había
visto muchas veces antes. "¿Todavía estás a mi lado ahora que te
has vuelto blando por culpa de Kiara?"
Agarré su antebrazo sobre el tatuaje de Camorra, y él imitó el
gesto. "Somos hermanos. No solo por nacimiento, sino por
elección, y estaré a tu lado hasta que tome el último respiro.
Nada cambiará eso. Kiara lo sabe, y ella lo acepta. Tengo tu
espalda. Hice una pausa. "Y no me suavicé, no te preocupes.
Estas nuevas sensaciones ... Me preocupaba que me debilitaran,
que ya no pudiera ser lo que necesitabas, pero no lo hacen y no lo
harán. Todavía no siento ni un poco de pena o culpa cuando mato
y torturo por nuestra causa, y eso no cambiará".
Remo asintió y me soltó. Para él, estaba resuelto. Él sabía que yo
todavía estaba allí para él. "Ahora que sé que puedes ocuparte de
Las Vegas mientras estoy fuera, tendré que concentrarme en
secuestrar a la afortunada novia".
Negué con la cabeza. Remo estaba obsesionado. Debería haber
sido la voz de la razón en esto y asegurarme de que nuestro plan
realmente funcionara. Las emociones no cambiarían el hecho de
que yo era la voz de la lógica entre nosotros dos. Que siempre
sería mejor para controlar mis emociones, pero Remo seguiría su
plan sin importar lo que dijera.
Kiara me había liberado de las cadenas de mi pasado, y deseaba
lo mismo para Remo. Pero Remo era Remo, y nunca permitiría
que una mujer viera un lado de él que no evocara el terror y el
miedo.

Cuando regresé a casa temprano en la noche, Kiara estaba


afuera en el jardín y practicaba cómo disparar un arma. Ella
había mejorado mucho desde la primera vez que tenía un arma
en la mano. Adamo estaba a su lado, ajustando sus brazos de vez
en cuando. Él sería admitido en tres semanas, en su
decimocuarto cumpleaños, y ahora se había alejado aún más de
Remo, Savio y de mí. La única persona con la que aún hablaba a
diario era Kiara. Ella disparó de nuevo, golpeando el ojo de buey.
Adamo sonrió. Luego me vio y se puso rígido. Después de decirle
algo a Kiara, se fue.
Kiara se dirigió hacia mí, el arma todavía en su mano. Ella
estaba radiante, luciendo jodidamente orgullosa, y mi corazón
volvió a dar ese extraño giro. Siempre me sobresaltaba.
"¿Viste eso?", Preguntó mientras se detenía frente a mí.
"Eres una buena tiradora".
Sus cejas se juntaron. "¿Todo está bien? Tienes una mirada
extraña en tu cara otra vez".
Tomé su mano y la guié dentro de la mansión. Ella me siguió sin
dudarlo, pero por dándome me miró confundida de vez en cuando.
Cuando llegamos a nuestra habitación, le quité el arma y la puse
en la mesa de noche. Entonces la jalé contra mí y la besé. Sus
manos se acercaron a mi pecho, acariciando y tirando, mientras
su boca se movía contra la mía. Ella sabía a menta y chocolate, y
yo no podía tener suficiente.
Levantándola, la acosté en la cama y luego me puse encima de
ella, presionando mi dura polla contra su centro. Ella gimió en mi
boca y sacó mi camisa de mis pantalones. Me incorporé y
rápidamente deseché mi camisa antes de volver a apoyarme en el
suave cuerpo de Kiara.
Sus manos vagaron por mi espalda hasta mi cuello, acercándome,
la besé con más fuerza y mecí mis caderas contra su pelvis. Ella
jadeó. "Nino. Te necesito ".
Puse su camisa sobre su cabeza y luego chupé su pecho en mi
boca a través de su sujetador de encaje mientras mi mano viajaba
hacia sus pantalones cortos. Los abrí y metí la mano en sus
bragas, sobre su suave vello y entre sus pliegues, encontrándola
caliente, húmeda y lista.
Mierda. Jalé sus pantalones cortos por sus piernas, luego
también hice un rápido trabajo de sus bragas y me bajé los
pantalones y los calzoncillos antes de que me moviera entre sus
piernas y la empujara en un movimiento profundo y duro.
Gruñimos y las uñas de Kiara rastrillaron mi espalda. Gruñí
cuando mis bolas se crisparon. Guié una de sus piernas hacia
arriba y luego comencé a follarla en empujes lentos y duros. Sus
ojos permanecieron en los míos mientras yo sacaba de sus labios
un gemido tras otro. Había confianza y amor en sus ojos. Lo podía
ver ahora. No estaba seguro de por qué tuve problemas para leer
esas emociones en su mirada. Mi propio pecho se apretó, y mi
corazón muerto se llenó de jodida emoción.
Mierda, era doloroso, pero era el mejor dolor que jamás había
sentido. Envolví mis brazos alrededor de Kiara, acercando aún
más nuestros cuerpos, necesitándola jodidamente más cerca
porque solo ella llenaba el agujero en mi pecho. Solo ella podía
mirar hacia el abismo negro que era mi alma y encontrar algo
qué amar en él.
Mi garganta se apretó, pero forcé las palabras que había querido
decir durante días. "Te amo". Mis embestidas vacilaron cuando
escuché esas tres palabras en voz alta, las escuché salir de mis
labios.
Kiara se tensó debajo de mí, sus ojos se ensancharon, y yo,
jodidamente, me recompuse y empujé dentro de ella otra vez.
"¿Lo haces?" Susurró ella.
"Lo hago, con mi maldito corazón muerto. Con cada puta fibra de
mi ser".
Ella jadeó cuando incliné más mis empujes, y sus ojos todavía
mostraban incomprensión, como si no pudiera creerlo. Alcancé
entre nosotros, tocando su clítoris, y reclamé sus labios. Ella se
arqueó, estremeciéndose, y también me solté. Mantuve mis ojos
abiertos, seguí viendo la hermosa cara de Kiara retorciéndose de
placer. Siempre he disfrutado el sexo. Era lo más cercano que
podía sentir, pero el sexo con emoción era algo completamente
distinto. Era jodidamente la perfección.
Permanecí encima de Kiara incluso cuando empecé a ablandarme
y la besé una vez más.
"Me amas", susurró ella. "¿De verdad?"
"Te amo. De verdad. No volveré a simular afecto o amor, porque
contigo, no necesito simular. Arrastraste esa parte muerta de mí
del pasado y la reviviste. No morí hace quince años, pero tampoco
viví ... hasta que llegaste tú."
Ella me abrazó con más fuerza. "Te amo, Nino. Una parte de mí
murió hace seis años, pero me ayudaste a vivir de nuevo ”.
Ambos estábamos marcados por nuestro pasado, pero juntos
luchamos contra nuestros demonios y salimos como campeones.
Nunca se había sentido mejor una victoria.

FIN
SOBRE LA AUTORA
Cora Reilly es la autora de la serie Born in Blood Mafia, Camorra
Chronicles y muchos otros libros, la mayoría de ellos con chicos
malos peligrosamente sexy. Antes de encontrar su pasión en los
libros románticos, fue una autora publicada tradicionalmente de
literatura para adultos jóvenes. Cora vive en Alemania con un
lindo pero loco Bearded Collie, así como el lindo pero loco hombre
a su lado. Cuando no pasa sus días soñando con libros atractivos,
planea su próxima aventura de viaje o cocina platos muy picantes
de todo el mundo. A pesar de su licenciatura en derecho, Cora
prefiere hablar de libros a leyes cualquier día.

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