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Jagot, Paul C. - La Memoria PDF
Jagot, Paul C. - La Memoria PDF
JAGOT
MÉTODO PRÁCTICO
PARA DESARROLLAR
LA MEMORIA
EL ARTE DE APRENDER, RETENER Y RECORDAR
EXACTAMENTE
EDITORIAL
TOR
LA MEMORIA
OBRAS DE PAUL C. JAGOT
LA EDUCACIÓN DE LA PALABRA
El arte de hablar claramente y con persuación
EL PODER DE LA VOLUNTAD
Método práctico y eficaz de influencia personal
LA TIMIDEZ VENCIDA
Método para adquirir seguridad y confianza en uno mismo
LA MEMORIA
Método práctico para recordar exactamente y con rapidez
EL DOMINIO DE SÍ MISMO
Cómo adquirir energía y sobreponerse a las debilidades
EL INSOMNIO VENCIDO
El arte de dormirse fácilmente, renovando la voluntad
SUGESTIÓN
Cómo influyen los acontecimientos externos en la voluntad
MAGNETISMO
Atrayente descripción de las leyes de esta propiedad
HIPNOTISMO
Método para desarrollar las cualidades psíquicas superiores
SIEMPRE ADELANTE
Hay que mirar siempre
ACTITUD VICTORIOSA
Hay que asumir una actitud decidida de triunfo en todo momento
LA ALEGRÍA DE VIVIR
La vida no es una carga sino, por el contrario, una alegría
PAUL C. JAGOT
LA MEMORIA
EDITORIAL TOR
Río de Janeiro 760
BUENOS AIRES
Impreso en la Argentina
Printed in Argentina
ES PROPIEDAD.- Queda hecho el depósito que marca la ley.
NOCIONES PRELIMINARES
Jamás se podrá dedicar excesiva atención a la educación de esta misteriosa función, cuya
incesante actividad cumple la triple función, de registrar la multitud de nociones, que
impresionan nuestros sentidos o solicitan nuestra inteligencia, de conservarlas y recordarlas
en momento oportuno. Lograr que tal función realice su tarea de igual modo que un
secretario dócil y ordenado, es asegurar las más agradables, ventajosas y altas
posibilidades. Entonces se transforma en el íntimo y precioso auxiliar de toda realización,
en la evocadora mágica de toda realización, en la evocadora mágica de las imágenes
demasiado fugaces, en el apoyo de las más diversas especulaciones intelecuales a donde el
espíritu gusta de elevarse.
La mayor parte de los elementos de valor personal, de los medios de conocimiento y de
acción, se basan en la memoria: tales como la destreza, la rapidez y la seguridad de jucio, el
discernimiento de los caracteres, el espíritu de réplica, la facilidad de elocución, la riqueza
del estilo, la oportunidad de las resoluciones, la erudición, la extensión y la multiplicidad
del saber, la adaptabilidad, etcétera. En las profesiones liberales a que se llega después de
un examen para cuya aprobación es preciso asimilar antes una verdadera enciclopedia; en
los negocios en el recuerdo fiel del pasado debe guiar las decisiones del presente; en las
Bellas Artes que, además de facultades especiales, requieren una cultura basada en mil
matices que la imaginación debe recordar para impregnarse de ello ampliamente; en la
industria, cuyo continuo progreso debe obtener sus directivas de las fuentes diversas, el que
quiere lograr una posición más elevada y lucrativa, o, hasta más modestamente, superar el
promedio, no podrá lograr sus propósitos si carece de memoria.
Y ¡cuántas pequeñas ventajas conquistadas, cuánto tiempo y dinero ahorrados, cuántas
ocasiones fértiles aprovechadas, cuántos descontentos, dificultades y esfuerzos vanos
evitados por las personas que, de esa manera, no cometen olvidos y en cualquier
oportunidad sienten acudir a su memoria la síntesis de los recuerdos que pueden ser útiles
para ellos!
El treinta por ciento de los individuos deploran su insuficiencia mnemónica y comprueban
la inercia de su “secretario interior”, del que no saben lograr el menor servicio, sino a costa
de largos y penosos esfuerzos. Mejor que otra cualquiera persona, aprecian la importancia
de las ventajas que reporta una buena memoria, y su más vehemente deseo es transformar la
suya. Desde la antigüedad, y en todos los tiempos, han existido hombres que se
proecuparon de proveer a sus semejantes los medios necesarios para ello. Esta es una tarea
noble, que el autor del presente volumen va a tratar de proseguir digna y eficazmente.
Pero, ¿realmente puede una persona modificar su memoria, sobre todo después de haber
alcanzado ya una cierta edad? Sin duda alguna. Las consideraciones que exponemos lo
establecen sólidamente. Anto todo, permitidme que os diga que la aplicación de los
procedimientos descritos más adelante me ha dado la certidumbre experimental.
Dada la condición actual de vuestra memoria, a priori, parece evidente que, manejándola
con método, obtendréis un resultado sensiblemente superior. Desde Simonides hasta los
recientes trabajos de Fenaigle, Pick, Carvalho, Aimé Paris, Loisette Chavauty,
Courddavault, Guyot-Dabués, Rollin, etc., todos autores se han inspirado en el principio
anterior para combinar sistemas ingeniosos, con el fin de ayudar a la retención y
recordación. Esos sistemas han sido ensayados, y su utilización no ha obtenido la
generalización que sus autores deseaban, ello se debe a que fueron concebidos únicamente
para el estudio de textos literarios, históricos y filosóficos y de cronologías 1 .
Aun cuando con ellos se facilitan tan sólo un determinado número de operaciones
mnemónicas, los métodos de ese género contituían ya una educación parcial de la memoria,
una disciplina intelectual apropiada para favorecer la rectitud de esa función. Los resultados
a que llegaron aquellos que los han puestos en práctica, demostraron que la memoria podía
ser modificada.
Además, después que se ha dejado de considerar la memoria como una “facultad del
alma” para estudiar la función psiconerviosa implicada por su actividad, aparecieron nuevas
posibilidades modificadoras, cada uno de cuyos elementos almacena y restituye el
recuerdo, modificable a su vez.
De cada uno de esos elementos depende una determinada característica de memoria: Ya
veremos cómo puede influenciar separadamente todas sus características y llevarlas a un
funcionamiento de conjunto satisfactorio y cuidadosamente acondicionado para el fin
propuesto.
Toda cualidad o característica de la memoria de una causa accesible al esfuerzo
voluntario. Así, su extensión -a la cual, erróneamente, se le asignarían límites- se amplía
por las costumbres metódicas, de orden en las ideas, de clasificación desde el comienzo,
después de reflexionar y comparar. La rapidez de registro para una materia determinada, es
una cuestión de equilibrio general físico y psíquico, de apetencia intelectual y de
entrenamiento. La persistencia del recuerdo es proporcional a la agudeza y a la duración de
la atención puesta al recibirlo. La exactitud y la precisión de ese recuerdo son determinadas
por nuestra capacidad de análisis. En fin, la oportunidad -esa preciosa cualidad que consiste
en que en el momento mismo en que es provechoso que nos inspiremos, vengan
espontáneamente a solicitar la conciencia todas las nociones útiles- necesita un sutil y
juicioso método de asociación de ideas. La felicidad del recuerdo voluntario depende de las
mismas condiciones unidas a una voluntad evocadora concentrada.
La vida corriente ofrece a la observación hechos de los que se deduce que lejos de
mostrarse inmutable, la memoria es esencialmente variable en sus manifestaciones.
Es así que, hasta la más defectuosa organización mnemónica reproduce fácilmente, y con
la mayor nitidez, ciertos hecho, por ejemplo, que impresionaron fuertemente al sujeto. A
veces, nos acordamos con toda viveza y precisión de un detalle íntimo conexo a un suceso
medio borrado ya de nuestra memoria, porque ese detalle presenta para nosotros un relieve
que el suceso no poseía.
Los soñadores, que son, casi todos, muy impresionables, sienten con agudeza, pero
conciben sin precisión. Les agrada revivir imaginariamente aquello que les impresionó.
Poseen una rica colección de recuerdos y pueden, frecuentemente, después de veinte años
de un cierto accidente, volver a referirlo con una minuciosidad admirable; pero, en cambio,
olvidan a menudo importantes utilizados inmediatas.
Ciertos elementos de una memoria son naturalmente excelente cuando uno de los más
importantes se encuentran aniquilado por cualquier causa perturbadora. Para muchos
sucede así porque cada cual, según su temperamento, según el género y el grado de su
1
Los últimos perfeccionamientos de la Mnemotecnia se deben si abate Chavauty, que ha sabido combinar un sistema de
soportar la universidad de los conocimientos.
cultura, tiene memoria para ciertas cosas y carece casi totalmente de ella para otras.
Nuestras predisposiciones generales nos crean una apetencia de espíritu por tal o cual
especie de conocimientos, e inversamente, una indiferencia total, hasta una repugnancia
respecto a tal o cual otra. Aunque comprendiendo perfectamente la oportunidad de
aprender, a veces se experimenta una invencible dificultad retentia; pero si se aprecia esa
oportunidad, si se experimenta la necesidad de saber, es posible asimilarse las ideas, las
nociones y hasta las palabras, textuales, una por una, con gran facilidad. Como la voluntad,
la memoria obtiene de sus motivos un vigor proporcional a su intensidad.
Cuando estamos soñando, ¿no nos ocurre que revivamos una fase lejana de nuestra
existencia, de la que acaso pudiéramos acordarnos en estado de vigilia, aunque entonces
con mucha menos precisión? Además, en el transcurso del sueño, ¡cuántos recuerdos que
parecían enteramente borrados vienen a agitar nuestro espíritu! El fondo éste: sus regiones
profundas en que se hunden, faltas de un punto de asociación, las miradas de sensaciones,
de impresiones y de ideas a las que no concedimos sino una fugitiva atención, toda esa olla
podrida parece volver de nuevo a la superficie.
Surgidos por no sé qué capricho, una multitud disparatada de individuos ya olvidados, de
palabras de antaño vagamente percibidas, de espectáculos, que impresionaron nuestra
mirada en un pasado a veces lejano de pensamientos cuyo resplandor nos deslumbró
durante un segundo cierto día o un instante, manifiestan la huella que han dejado en
nosotros.
Todo eso expresa la ductilidad de la función que nos ocupa: Ella se hace más lenta o se
acelera, conserva o restituye, o se reproduce nítida o confusamente, según que tales o
cuales palancas la accionen: Aprendamos a conocer y a manejar el mayor número posible
de esas palancas, y la máquina se volverá dócil en su funcionamiento.
1
Véase “Método Científico-Moderno de Magnetismo, Hipnotismo y Sugestión”, del mismo autor.
-Una mujer joven y normal, afectada de una alucinación visual intermitente, se presenta al
doctor G. Durville para someterle su caso: Cada vez que ella se lavaba las manos, el agua
que utilizaba le parecía teñirse de sangre. El origen de tal trastorno se remontaba a tres años
apenas y la mujer no sabía a qué atribuirlo. Dormida por el doctor Durville y sugestionada
para que percibiera los elementos de la etiología de su caso, ella se acordó de que a la edad
de cinco años, había asistido al acto de degollar a un ave cuya sangre salpicó sus manos,
que se lavó inmediatamente. Muy impresionada, quedó tan penosamente afectada por tal
escena, que cayó enferma. Aunque conservó una perturbación mental generadora de su
alucinación.
Los estados febriles que van acompañados de delirio, determinan a menudo una
extraordinaria hipermnesia. A menudo hablan de cosas de las que no tenían ni la menor
idea y de las que no vuelven a acordarse después de su curación. Casi siempre se tratade
cosas muy antiguas y cuya realidad queda confirmada por algún testigo.
Colerdige cita el caso de una analfabeta que, durante un acceso de fiebre, se puso a
disertar en hebreo y en griego. Gracias a la sagacidad de un médico a quien esa rara
manifestación había interesado extraordinariamente, se logró saber que la enferma había
sido cocinera de un clérigo que, durante horas enteras, iba y venía por una habitación, a la
que daba la cocina, recitando frases tomadas de los textos sagrados. Muchas de esas frases
había sido registradas inconscientemente por el sujeto y repetidas por ella, palabra por
palabra, durante la fiebre. Otro ejemplo:
“A la edad de cuatro años, un niño a consecuencia de una fractura de cráneo, hubo de
sufrir una trepanación. Recobrada por él la salud, no conservó ningún recuerdo ni del
accidente ni de la operación. Pero a la edad de quince años, presa de un delirio febril,
describió a su madre la operación, las personas que a ella asistieron, las ropas que vestía y
otros pequeños detalles, todo con gran exactitud. Hasta entonces, jamás había hablado de
ello ni había oído a nadie dar todos esos pormenores” 1 .
Como la trepanación se efectúa necesariamente con anestesia general, el ejemplo
precedente muestra que la narcosis va acompañada de un estado psíquico que permite
registrar un cierto número de percepciones.
El sueño clorofórmico o etérico ha dado lugar a menudo a la comprobación del recuerdo
de las nociones olvidadas principalmente de dialectos aprendidos en la infancia y
abandonados desde hacía mucho tiempo.
“Un viejo forestal -refiere Mathias Duval- había vivido durante su juventud en las
fronteras polacas y apenas había hablado el polonés. Después no había vivido 2 más que en
distritos alemanes. Sus hijos aseguraron que, desde hacía treinta o cuarenta años, no había
oído ni pronunciado una sola palabra de polaco. Durante la anestesia que duró cerca de dos
horas, ese hombre sólo habló, rogó y cantó en polaco”.
Un cirujano amigo mío me comunicó una observación del mismo género. Después de
haberle dormido mediante el éter, efectuó una amputación a un hombre que durante la
operación habló de un documento colocado entre la tapa y la sobrecubierta de un libro de su
biblioteca. Se trataba de una carta que había buscado largamente sin poder acordarse del
lugar en que la había puesto.
1
Mahtias Duval, citado por Ribot (“Les Maladies de la Mémoire”).
2
Abercrombie, citado por Ribot (“Les Maladies de la Mémoire”).
Puede decirse que todos los modificadores del estado mental actúan sobre la memoria de
manera que exaltan algunas de sus modalidades poco activas en estado de vigilia y a veces
La inminencia de un peligro mortal, una emoción intensa e imprevista, a veces mismo una
circunstancia poco importante, a menudo han llevado a la conciencia acontecimientos de
importancia profundamente escondidos en la imaginación.
He aquí algunos ejemplos clásicos:
El primero lo cita Carpenter en su Mental Phisiology, y es sugestivo desde el doble punto
de vista del registro automático y de la resitución espontánea de la impresión que se
remontan a la primera infancia:
“Un hombre dotado de un temperamento artístico muy notable (este punto es de notar) fue
con unos amigos en excursión a un castillo del Condado de Sussex, del que no tenía ningún
recuerdo haber visitado antes. Al acercarse a la puerta principal, experimentó una viva
impresión de haberla visto ya antes, y volvía a ver no sólo aquella puerta, sino muchas
personas montadas en asnos o de pie al lado de éstos, bajo el pórtico. Esa convicción
singular se impuso en él, tanto, que interrogó a su madre a fin de obtener algunas
aclaraciones acerca de ese lugar. Supo de ella que, cuando tenía deiciséis meses, había sido
llevado en una excursión a aquel lugar, que le habían llevado en un canasto a lomos de
asno, que le habían dejado abajo con los asnos y criados, mientras que las personas de más
edad se habían instalado para comer encima de la puerta del castillo”.
El segundo caso proviene del Essay on intellectual power, de Abercrombie. Presenta una
analogía soprendente con el precedente:
“Una señora en el último período de una enfermedad crónica, fue conducida al campo
desde Londres. Su hijita, que aun no hablaba, le fue traída y, después de una corta
entrevista, fue llevada de nuevo a la ciudad. La señora murió algunos días después. Su hija
creció sin acordarse de su madre hasta la edad madura. Fue entonces cuando tuvo la
ocasión de ver la habitación en que su madre había muerto. Aunque ella lo ignoraba al
1
Quincey, citado por Ribot (“Les Maladies de la Mémoire”).
entrar en la habitación se estremeció, y como le preguntaran la causa de su emoción,
respondió: “Tengo la impresión exacta de haber estado en otra época en esta habitación. En
ese rincón estaba echada una señora que parecía muy enferma y que, inclinándose sobre mí,
lloró”.
Después de haberse formado una clara idea de la función mnemónica por el estudio de los
datos contenidos en el presente capítulo y en los tres días siguientes, el lector aplicará las
instrucciones dadas a partir del capítulo V. Así se situará ante todo en las condiciones
físicas y mentales que favorecen el juego de los elementos de la memoria; después se
estudiará para desarrollar cada uno de ellos. Sucesivamente aprenderá a dirigir su
pensamiento a concebir una tabla que comporte todas sus subdivisiones necesarias para
clasificar gradualmente las nociones que quiera recordar, para registrar rápida y claramente,
para usar sutiles asociaciones de ideas, para situarse en el estado psíquico más favorable al
recuerdo, para utilizar los procedimientos mnemotécnicos en la retención de las cosas
difíciles de asoicar.
Los primeros resultados, serán casi instntáneos en los más favorecidos, instantáneos en los
más favorecidos, y no requerirán sino algunos días en las memorias más rebeldes.
Obtenidos esos resultados, los progresos se acentuarán cada vez más rápidamente y,
ayudados de la perseverancia, harán retroceder cada vez más los límites de la potencia
mnemónica.
1
Según Vislow, citado por Ribot. (Les Maladies de la Mémoire).
PARTE TEÓRICA
CAPÍTULO PRIMERO
2. DISTRIBUCIÓN
3. CONSERVACIÓN
1
Véase “Psicología del Amor”, del mismo autor.
Veremos más adelante, cómo ejercitarlos de manera que su grado normal permita, sin fatiga
especial, fijar fácil y definitivamente nuestras adquisiciones intelectuales.
Teniendo el recuerdo como sostén la fibra nerviosa y como órgano de recuerdo el cerebro,
su conservación y la oportunidad de su reviviscencia dependen íntimamente de la nutrición
cerebral, es decir, de la circulación. Los espiritualistas, para quienes los centros nerviosos
son los instrumentos del alma, así como los materialistas, cuya singulares teorías hacen
surgir la inteligencia de la materia, están de acuerdo, por lo menos, en un punto: que existe
una higiene física de la memoria, a la que conviene tener consideración. Para volver a
nuestra comparación esquemática la substancia del cilindro debe ser considerada como
viviente. De su vitalidad depende la de los recuerdos que contiene. Además, su docilidad
para llevar de nuevo a la superficie del triángulo OBC las nociones que contiene, a fin de
afectar la conciencia cuando ella las solicita, exige una flexibilidad que supone una
potencia funcional suficiente.
4. EL RECUERDO VOLUNTARIO
Supongamos ahora que en el disco de separación D hay una segunda abertura triangular
OEF, en contacto con la conciencia como el sector OBC. A medida que el hilo del
pensamiento se desenvuelve, los diversos objetos de nuestras cogitaciones impresionan el
cilindro por OBC y determinan en él una especie de reflejo más o menos rápido que lleva a
OEF las nociones conexas. Tal es el fenómeno del recuerdo. Su oportunidad depende
evidentemente de la lógica habitualmente aportada al encadenamiento de nuestras ideas y
de la distribución más o menos juiciosa de éstas en el interior del cilindro.
Tan pronto como la atención se detiene, cautivada, en las primeras nociones de un
recuerdo, el cilindro disminuye la velocidad de su movimiento y su actividad actúa del
interior al exterior para llevar al triángulo OEF nuevos elementos del recuerdo considerado.
Durante el sueño, el cilindro oscila sobre su eje caprichosamente y alienta el ensueño de
una manera frecuentemente desordenada.
5. EL RECUERDO VOLUNTARIO
Toda tensión voluntaria del espíritu inmovilizado sobre un orden de ideas cualquiera,
suspende momentáneamente el movimiento del cilindro o, por lo menos, disminuye
considerablemente la velocidad de su rotación. Esa tensión produce una abducción de las
nociones conexas al objeto del pensamiento. El recuerdo deliberado parece, pues, estar
influenciado por la intensidad de la voluntad.
Si es exacto que una palabra escapa a veces a nuestra memoria en el momento en que nos
esforzamos en recordarla, mientras que surgirá sin ningún esfuerzo en otro instante,
observemos que, en el primer caso, un estado excesivo afectivo o toda otra causa
perturbadora de la voluntad disocia esta última de la memoria y suprime momentáneamente
su acción. Cuando estamos tranquilos, recogidos y tenemos sangre fría, sentimos con más
fuerza la oportunidad de recordar una noción, y más dócilmente vuelve a presentarse ésta
en nuestra conciencia. Toda mejora de la voluntad trae consigo una flexibilización de la
restitución automática y, a la menor solicitación, aporta conocimientos escondidos en
nuestra reserva mental.
Vuestros conocimientos, de toda naturaleza, están a vuestra disposición en esa misteriosa
región, designados aquí bajo la figura de un cilindro, y en ella se relegan así que cesáis de
prestarle atención. Si estáis muy bien dotados, al menor requerimiento, la palabra, el
número, la imagen, la idea que os hace falta, instantáneamente son hallados de nuevo. Si, al
contrario, os ocurre con frecuencia, a pesar de vuestros enérgicos requerimientos, que no
lográis obtener al instante el documento mental que buscáis, os es posible que lo poseéis sin
embargo, tan perfectamente preciso como lo deseáis. Es el mecanismo íntimo mediante el
cual debiera acudir a vuestra memoria ese documento. Vuestro estado psíquico actual no
acciona tal mecanismo. Pero sin duda sucederá que una hora después, al día siguiente, o al
cabo de ocho días, os encontraréis en una condición psíquica que hará posible que tenga
lugar el accionamiento del mecanismo, que en vano tratáis de lograr ahora.
No es preciso creer que las diversas nociones permanecen estáticas en el interior del
cilindro: de sus asociaciones resultan nuevas ideas que se imponen, tarde o temprano, a la
conciencia, ya sea porque surjan bruscamente en la superficie del sector OEF, ya sea
porque, al detenerse voluntariamente en un sujeto determinado que le es conexo,
recordamos por él.
Desde cierto punto de vista, la memoria parece una especie de alambique en el que
nuestros pensamientos, nuestros estados afectivos y nuestras impresiones reaccionan unos
sobre otros para dar lugar a las incitaciones más o menos complejas. Ya lo he demostrado, a
propósito de la génesis de los sentimientos, en mi obra Psicología del Amor 2 .
Es por eso que el control de la memoria es indispensable para dominarse uno mismo, para
tener el sueño tranquilo y para verse libre de las influencias del ambiente.
1
Véase del mismo autor “El poder de la Voluntad sobre sí mismo, sobre los demás, sobre el Destino”.
2
“Psicología del Amor: los sentimientos, el corazón, la idea, la seducción”.
CAPÍTULO II
2. AGUDEZA MOTRIZ
3. AGUDEZA EMOCIONAL
Las personas impresionables son, ante todo, receptivas para sus sensaciones. Para
figurarse una persona, una cosa o hasta una idea, tratan de acordarse de la impresión que
ella les causó. Convenientemente manejada, esa predisposición es excelente desde el punto
de vista que nos ocupa. Se ven niños absolutamente rebeldes al estudio. A pesar de sus
esfuerzos, no llegan a recordar la gramática o la aritmética; pero son los únicos para darse
cuenta de los actos y los gestos de las personas a quienes observan, de los más nimios
hechos cotidianos que por lo general pasan inadvertidos a todo el mundo. Se trata de niños
emocionales a los cuales les es indispensable, para convertirlos en buenos alumnos, que se
les exponga el interés subjetivo que para ellos tiene cada materia. Gran número de jóvenes
recuperan lo perdido tan pronto como salen de la adolescencia; pero si su impresionabilidad
va unida a una manifiesta insuficiencia, el problema de la memoria me parece insoluble.
4. SENTIDO ESTÉTICO
Esta predisposición lleva a acordarse de todas las cosas por comparación con su modelo
ideal. Un grave defecto de proporción imprime, entonces, enérgicamente una imagen en el
espíritu. Un objeto, una persona, quedan registrados como presentando tal o cual defecto
mórfico.
Tal sentido pone en juego las facultades comparativas y ayudan considerablemente al
desarrollo de la memoria.
5. SENTIDO ANALÍTICO
6. ESPÍRITU DE SÍNTESIS
La rápida percepción de las analogías posibles entre un orden de ideas por asimilar y otro
ya adquirido, permite un rápido registro. El sentido analógico permite también resumir en
forma esquemática, gráfica o mental toda clase de cosas que se desea recordar. Las figuras
de aspecto extraño que se observan en las obras de ocultismo, provienen de la costumbre,
en uso entre los antiguos iniciados, de condensar en dibujos simbólicos ciertos puntos
secretos de su saber. Las veintidós primeras láminas de “tarot” 1 , proveen otros tantos
ejemplos de la aplicación de la analogía a la representación jeroglífica de las leyes
metafísicas.
Los mnemotécnicos, a los cuales no escapó el valor de la analogía, han hecho de ella el
principio de ciertos procedimientos que se hallarán en el capítulo XI de esta obra.
9. SENTIDO TOPOGRÁFICO
El sentido topográfico predispone a esa forma curiosa de memoria que guía el hallazgo de
un objeto material abandonado, en un instante de negligencia, entre un desordenado
conjunto de otros objetos. Ese sentido facilita asimismo el recuerdo de las trayectorias. Un
ejemplo de ello fue dado por un hombre que fue secuestrado y subido a un automóvil por
sus agresores, conducido en éste y con los ojos vendados a muchos kilómetros de su
residencia y devuelto de igual modo al lugar de donde partiera. Al día siguiente el mismo
hombre logró volver a encontrar el inmueble al que había sido llevado. Para ello se sentó en
un auto al lado del chófer y, cerrando los ojos, le fue indicando el camino recorrido la
víspera.
Prácticamente, en la vida, el sentido topográfico tiene su utilidad cotidiana para aquellos
que deben realizar toda clase de recorridos y orientarse rápidamente en lugarse siempre
nuevos. En el estudio de la Geografía física, ese sentido facilita igualmente la tarea.
1
Véase mi “Tratado de Ciencias Ocultas”.
-Prueba de la agudeza auditiva: Repetir lo que se haya retenido de un verso declamado o
simplemente leído delante del sujeto.
-Prueba de la agudeza visual: Dar a leer en silencio un texto en prosa. Esta lectura durará
un cuarto de hora para cincuenta líneas. El sujeto se esforzará en reconstruirlo por escrito.
-Prueba del sentido estético: Después de haber dado a examinar muchos dibujos o
fotografáis de rostros, unos de proporciones defectuosas, otros de facciones impecables, se
solicita una descripción de ellos.
Damos aquí la indicación general de esas pruebas; su proceso exacto varía necesariamente
según los casos. Por este método serán conocidos aquellos elementos de la memoria cuya
debilidad reclama una reeducación particularmente atenta. Una práctica especial podrá ser
combinada para cada cual teniendo en cuenta que el sujeto compense sus puntos débiles
mediante el apoyo de éstos en sus mejores recursos mnemónicos. Por ejemplo, compensar
el defecto de agudeza auditiva con agudeza emocional, rectificar el exceso de análisis por
ejercicios de síntesis, etc.
CAPÍTULO III
La disciplina mental bastará por sí sola, tan poderoso es su efecto directo sobre la
memoria. Ella permite, en efecto, disociarse, en el momento del estudio, de todas las
impresiones exteriores y de los múltiples incidentes que nos solicitan. Cuando todo el
campo de la conciencia está acaparado, el registro se produce con fuerza y sin omisión ni
error. La atención es el buril que graba el recuerdo en la memoria: el manejarlo sin
distracción asegura la formación de clisés con relieves precisos e inalterables.
Para repetir juiciosamente las nociones registradas de manera que se creen excelentes
asociaciones, es preciso adquirir la costumbre de regir los propios pensamientos; porque es
indispensable analizarlos, apreciar sus relaciones y los diversos órdenes a los cuales
conviene unirlo en nuestro espíritu.
Una modalidad de la memoria, para la cual es inútil toda demanda, tan defectuoso es en
ese caso el dominio del pensamiento, es el olvido voluntario. Nada hay más irritante, más
penoso, más avasallador, que el sentirse constreñido a ceder a la obsesión del recuerdo de
cosas o personas que nos es desagradable ver reaparecer en nuestra imaginación. La cultura
psíquica solamente es la que proporciona la libertad interior. El olvido, es decir, el
destierro voluntario de los recuerdos esparcidos (capítulo II), se obtiene con la costumbre
de manejra el propio pensamiento. Del mismo modo como se crean asociaciones para
retener, pueden determinarse disociaciones para olvidar.
2. OBSERVAR LA HIGIENE PSICO-FÍSICA
La higiene de la memoria consiste, pues, en asegurar esa nutrición, así como en evitar los
excesos de todo orden que agotan las energías orgánicas.
Entre los alimentos que a diario ingerimos, hay gran número a los cuales se recurre de
continuo como fortificantes indispensables y otros que se relegan como accesorios porque
su composición parece dar un aporte menos rico al organismo. Se olvida un aspecto
importante de la cuestión, la del desgaste interno ocasionado: 1º, por la elaboración en el
seno de los órganos digestivos de los productos útiles procedentes de un alimento
cualquiera, y 2º, por la eliminación de los residuos que dicho alimento desprende. No se
tienen en cuenta las toxinas resultantes de la fermentación intestinal implicada por la
composición de nuestros menús.
“Por su alimentación deplorable, escribe con razón, el doctor Gastón Durville 1 , el hombre
ha dilatado e inflamado su estómago, fatigado su hígado y sus riñones e irritado su
intestino; ha hecho más lenta su circulación e intoxicado su sistema nervioso; ha gastado
sus reservas vitales, y ha falseado sus resistencias a la enfermedad. Sus taras la ha
transmitido a su descendencia en forma de debilidad congénita, física y moral, de anemia o
de ese terreno mórbido que se llama “temperamento”.
1
“La Cura Naturalista. Para conservar el vigor y sanar sin medicamentos”, por el doctor G. Durville.
2
De esta Editorial.
Un estado gastrointestinal tenido en cuenta lo que precede, se tiene lúcida y clara la
imaginación para emprender la clasificación de la propia memoria.
Ya hemos visto cómo tiene lugar la distribución espontánea de los recuerdos en el interior
del cilindro y, especialmente, su asociación respectiva a aquel de nuestros centros de
cristalización a que pertenecen. Para continuar usando mi comparación del capítulo
primero, diré: fabricad con vuestro cilindro discos, cada uno de los cuales represente una
sección de vuestros conocimientos y que gire en derredor de un centro de cristalización que
figure uno de los motivos que animen vuestra vida mental. Por aritificial que sea, esta
comparación se ajusta exactamente a la realidad. En el capítulo VII veremos cómo hay que
proceder exactamente para lograr la constitución de una especie de “fichero intelectual” tan
bien clasificado y de un empleo tan sencillo como el de un repertorio material.
Los dos grandes principios de la conservación del recuerdo son, según la opinión unánime
de todos los autores: la asociación análoga y la repetición mental. Siguiendo mi sistema,
aplicaréis automáticamente las dos leyes. Así, en el momento en que concentráis vuestra
atención en cualquiera cosa que queráis fijar en vuestro espíritu, deberéis:
1º Apreciar rápidamente a qué orden general de ideas pertenece esa cosa (operación
preliminar en toda clasificación):
2º Buscar aquello que ya sabéis sobre el mismo sujeto, a fin de encontrar la noción más
análoga a aquello que deseáis fijar (dicho en otras palabras: descubrir en vuestras fichas
mentales aquellas entre las cuales debe colocarse la nueva):
Del mismo modo, las diferentes secciones de vuestros diversos órdenes de conocimientos
van desfilando sucesivamente ante vuestra conciencia, lo cual hace más y más firme su
incrustación.
Así como para una biblioteca o un fichero, cada cual adopta un orden según los giros de su
imaginación, la clasificación de las ideas debe ser concebida por cada persona según su
naturaleza. Sin embargo, en el capítulo VIII daremos un ejemplo que podrá servir para
inspirarse.
El interés que se pone en una cuestión anima la actividad intelectual y crea una condición
receptiva que facilita en el más alto grado la asimilación y la retención. También conviene,
antes de emprender el estudio de una materia, meditar sobre todos los motivos susceptibles
de hacérnosla agradable. Esta meditación constituye la mejor forma de autosugestión para
desarrollar la memoria 1 . No existe en el conjunto de los conocimientos humanos teóricos o
prácticos, rama tan árida que no pueda hallarse en ella algún placer directo. Pero a falta de
este último, recurrid a la oportunidad personal de vuestros estudios. Examinad largamente
este estudio. Representaos las ventajas del medio, si no podéis considerarlo como objeto de
inmediato. Así asociaréis tan estrechamente la cuestión a vuestra ambición, a vuestro
interés, a vuestro deseo de progreso, de superioridad o de beneficio, que no tardaréis en
experimentar un deseo de asimilación que ayudará considerablemente vuestro trabajo.
La objetivación mental, esa práctica de cultura psíquica recomendada en una de mis obras
precedentes 2 como fuente de energía, da resultados sorprendentes. Consiste en
representarse mentalmente, bajo una forma concreta, todas las consecuencias de una acción
o de una omisión, del control de sí mismo o de la negligencia, de la actividad aplicada y
metódica o de la ociosidad. Observad que cuando falta la energía de voluntad,
invariablemente se descubre la causa, y que reside, ya sea en una mala higiene que intoxica
el cerebro o en una insuficiencia de las operaciones del juicio. Esta última consiste
esencialmente en que todos los elementos (los motivos) del juicio escapan en parte a la
conciencia y no despiertan una atención lo bastante sostenida. Alguien ha dicho: “El
hombre que no actúa de acuerdo con lo que piensa, piensa incompletamente”. La
objetivación obliga al espíritu a que “piense completamente”. Ella impone poco a poco sus
conclusiones a la inercia.
6. DETERMINARSE AL ESFUERZO
Las obras sobre la educación mental, que eran casi desconocidas hace un cuarto de siglo,
han adquirido un lugar cada vez más importante en el ramo editorial. Las primeras,
traducidas del inglés, procedían de Norteamérica o de Inglaterra. Su éxito fue inmenso.
Después se escribieron ya en el continente europeo en número considerable que ha
vulgarizado la cultura psíquica y ha encontrado adeptos para ella en todas las clases de la
sociedad. Hasta en las regiones agrarias más alejadas, se han interesado en el desarrollo de
la personalidad. Ese progreso, del que los psiquistas de las diferentes escuelas pueden
1
La autosugestión convenientemente ejecutada permite obtener todas las modificaciones posibles del carácter. Se podrá,
en caso deseado, poseer a fondo la teoría y la práctica de ese medio de acción, recurriendo para ello al “Método Científico-
Moderno de Magnetismo, Hipnotismo y Sugestión” y al tratado “El Poder de la Voluntad”, del mismo autor.
2
“El Poder de la Voluntad, sobre sí mismo, sobre los demás, sobre el Destino”, del mismo autor.
mostrarse sinceramente satisfechos, sin embargo deja lamentar, en el mayor número de los
casos, la insuficiencia de aplicación práctica de los principios cuya difusión viene
asegurada por el libro. Por lo general, el lector, seducido por las posibilidades prometidas,
compra la obra, la estudia, se adhiere sin restricciones a la tesis que en ella encuentra,
comprende perfectamente la necesidad y la eficacia de los principios que de ella se
desprenden, y se decide… a procurarse otro tratado para conseguir nuevas nociones. Así se
constituye una interesante biblioteca, a cuyas diversas unidades consagra a veces algún
momento de ocio; pero raramente sabe librarse del vampirismo o tiranía de las costumbres
arraigadas en él, para aplicar prácticamente las instrucciones de autocultura psíquica. Y a
pesar de eso, cada cual se imagina que está algo transformado. Algunos hasta creen
sinceramente haber obtenidos resultados. En efecto, la autosugestión inconsciente operada
por la lectura pura y simple del género de literatura de que estoy ocupándome, trae consigo
a veces, automáticamente, algunas modificaciones más o menos importantes en la manera
de actuar. Pero la totalidad y la plenitud de los resultados que preconizan los apóstoles el
poder modificador del hombre sobre sí mismo, no podrán gratificar espontáneamente a
nadie. Vosotros, los que me leéis, cuidaos de caer en la trampa del engranaje rutinario.
Determinaos a poner en práctica las indicaciones que seguirán. Empezad así que las
hayáis leído. Juzgad, mediante una experiencia propia leal, la eficacia de mi método, y
obtendréis rápidamente una perfecta memoria, flexible, rápida y exacta.
PARTE PRÁCTICA
CAPÍTULO IV
Elegid tres temas de meditación bien distintos: por ejemplo, una cuestión personal, un
asunto profesional y un tema filosófico. Colocad ante vosotros vuestro reloj y mirad la
hora. Aplicaos inmediatamente a pensar tan sólo en la primera de vuestras tres cuestiones.
Concededle toda vuestra atención. Si no sois ya, en cierta medida, dueños de vuestra
ideación, bien pronto os sorprenderéis al veros metidoss en un incidente que os alejará más
o menos del tema. No os desaniméis: conducid de nuevo una, dos, veinte veces vuestra
conciencia a la cuestión elegida y continuad así durante diez minutos. Pasad en seguida,
bruscamente, a la segunda cuestión y, en fin, diez minutos después, a la tercera. Cuanto más
dificultoso encontréis ese trabajo, más os convendrá obstinaros en él. Cuando hayáis
logrado la perfección, elegid temas áridos totalmente ausentes hasta entonces de vuestras
preocupaciones y buscad ideas que se relacionan con ellos. Os quedaréis sorprendidos del
gran número de ellas que encontrearéis.
He aquí una variante del ejercicio precedente, la denominada “Ejercicio de los ficheros
cerebrales”. Sólo con éste se modifica seriamente la memoria. Es debido al doctor Gastón
Durville, quien lo expone así en su obra La cure naturiste:
“Durante cinco minutos, reloj en mano, pensad en un tema dado, por ejemplo, en vuestro
último paseo; en esos cinco minutos, y sin tolerar un pensamiento extraño, reved,
mentalmente, lo que hayáis visto, observado, hecho…; no dejéis que se entremezclen los
recuerdos de una manera desordenada: en vuestra exposición mental debe haber orden,
método; cada hecho deberá estar en su lugar y con su verdadero valor. Después de cinco
minutos, cerrad bruscamente el “fichero Paseo”, es decir, arrojad de pronto lejos de
vosotros todo pensamiento concerniente al paseo y “echad mano de otro fichero”; pensad,
por ejemplo, en vuestro último trabajo intelectual o manual; durante cinco minutos
exactamente, reloj en mano, repetíos bruscamente lo que habéis logrado en ese último
trabajo, en qué ha consistido, cómo lo habéis llevado a cabo, etc… Después, cerrad el
“fichero Trabajo” bruscamente y recurrid a otro; por ejemplo, el de la mejora de vuestro
carácter, y durante cinco minutos no penséis más que en los progresos adquiridos, en los
que os quedan por hacer, en las resoluciones tomadas y por tomar, etcétera.
“Después, interrumpid la experiencia. Quince minutos en total, por día, son suficientes.
Ejercicio Nº 1 (Vista).- Tomad un objeto usual por ejemplo, una llave, colocadla ante
vosotros sobre una mesa. Recorred con la mirada sus diferentes contornos, y, después de
haber repetido atentamente esa operación varias veces, cerrad los ojos y tratad de acordaros
mentalmente, con precisión, de la forma exacta de la llave. Probablemente muchos detalles
de ella serán omitidos en este primera tentativa de recordación. Entonces hará falta mirar
nuevamente el objeto y estudiar sus detalles; después volved a cerrar los ojos y completad
vuestra imagen mental hasta que sea perfecta, aunque, para ello, os sea preciso recurrir
mcuhas veces, al modelo. Cuando creáis haber retenido por entero la forma de la llave,
dibujadla, de memoria, en un papel y comparad vuestro croquis con el original. Acaso
descubriréis entonces olvidos que necesitarán una nueva contemplación, seguida de otro
dibujo. Para llegar tan rápidamente como sea posible a la perfección, sed metódicos. Fijad
vuestra atención en las proporciones generales del objeto. Comparad su longitud (después
de haberla calculado) con la anchura de la parte superior y con la de la inferior. Estudiad en
seguida por separado esas dos partes aquilatando sus respectivas superficies, y, finalmente,
ocupaos de los pormenores de la parte inferior. No es indispensable llegar a dibujar el
modelo en su dimensión, pero por lo menos hay que ejecutar un boceto de proporciones
exactas.
A falta de los medios necesarios para practicar el ejercicio que precede, ejercitaos
simplemente en recordar diversos sonidos: el tintineo de una moneda, el grito de un animal,
la voz de una persona oída con frecuencia u otras cosas análogas. Todo eso puede ser
reemplazado por el ensayo de repetición de una composición poética de versos muy
musicales que se hará leer previamente a un amigo. Las poesías de Alberto Samain son
muy apropiadas para este ejercicio 1 .
1
Albert Samain es un autor francés. En castellano podría utilizarse las poesías de un escritor español. - N. del T.
Ejercicio Nº 3 (Tacto).- Disponed delante de vosotros, sobre una mesa, diferentes objetos
constituidos de diversas materias: madera, metal, piedra, papel, tela, etc. Cerrad los ojos y
palpad sucesivamente cada objeto sosteniéndolo en vuestras manos. Poned toda vuestra
atención en la impresión táctil que conservaréis de cada contacto. En seguida, tratad de
recordar las sensaciones experimentadas por vuestro tacto en lo que se refiere a cada objeto
por separado. Volved a efectuar muchas veces esa doble operación, procurando que vuestro
recuerdo se halle cada vez más cerca de la realidad.
Después de haber operado con substancias muy distintas, utilizad una serie de objetos
menos dispares. Por ejemplo, diferentes muestras de tejidos de lana, algodón, hilo, seda,
crepé, sarga, paño, etc. Proceded como en el caso anterior. Finalmente podréis tratar de
distinguir pasando vuestros dedos sobre la superficie impresa de un juego de naipes, el
pequeño relieve que queda al ser impreso cada uno de ellos. Ciertos ilusionistas han llegado
así a poder distinguir instantáneamente las cartas sacadas de una baraja. Para ello hacen que
numerosas personas elijan sucesivamente en ésta varias cartas, y en el momento en que se
les da cada naipe para volver a colocarlo entre los demás, pasan los dedos sobre la
superficie de él y dicen a cada cual la carta que eligió.
Ejercicio Nº 4 (Olfato).- Como para los ejercicios anteriores relativos al oído, será
conveniente en este caso preparar un pequeño dispositivo: una docena de frasquitos, que
contengan substancias de diverso olor y una segunda serie conteniendo productos de aroma
semejante pero de intensidad variable (por ejemplo, muchas cualidades de agua de
Colonia). Como es natural, conviene empezar por la serie de perfumes variados; después de
haber aspirado largo tiempo cada frasquito se reptie la operación mentalmente y luego se
colocan los frascos en línea, acercando muchas veces las narices a sus bocas, del primero al
último, después de lo cual se trata de recordar los aromas de toda la serie. Hay que procurar
no limitarse a la adquisición de la diferencia de los perfumes, sino procurar revivir
íntegramente, la impresión obtenida al aspirar cada uno de ellos. La segunda serie de
frasquitos se estudia de la misma manera.
Para terminar pueden numerarse los frasquitos o pegarles una etiqueta; y, tomando uno al
azar, pasar algunos minutos tratando de acordarse de la sensación olfativa producida por su
contenido, comprobar inmediatamente a otro para proceder con él de igual modo.
Todos estos ejercicios tienen la doble ventaja de habituar las diversas modalidades de la
atención y de acrecentar la agudeza sensorial.
Ejercicio Nº 5 (Gusto).- Lo mismo para los otros cuatro sentidos, será conveniente
ejercitar el gusto, porque la agudeza sensorial debe ser homogénea. Por otra parte, al
concentrar la atención sobre diferentes sujetos u objetos, a ésta se le da flexibilidad. En este
caso no se precisa utilizar modelos, porque frecuentemente se tiene ocasión de comprobar
el sabor de diversos comestibles. Basta con redactar algunas listas de manjares muy
diferentes, o análogos pero de cualidades diversas. Según el método ya empleado, se
“trabaja” primero con la serie más diferente, para terminar con la menos diferenciada.
Ejercicio acumulativo.- Este ejercicio consiste en buscar todas las precipitaciones que es
posible obtener de un objeto dado. Así, la llave que hemos estudiado visualmente mirada,
palpada, olida, arrojada al suelo o sobre el mármol o una superficie metálica, y llevada por
último a la boca. Si se experimentara alguna repugnancia en este último contacto, será
conveniente recordar que el dominio de los sentidos ayuda al desarrollo de su agudeza.
Después de haber visto así, olido, oído y gustado el mismo objeto, se busca el recuerdo de
las diversas sensaciones experimentadas y se repite todo el ejercicio hasta lograr una exacta
coincidencia entre la realidad y la imaginación.
He aquí cómo deben comenzar los débiles: Tenderse en el suelo, provisto, si así se desea,
de una alfombra o de un colchón. Sacarse las ropas susceptibles de poner obstáculos a los
movimientos. Dejar que entre el aire por el balcón o ventana abierto de par en par.
Aguardar inmóvil algunos instantes. La posición decúbito supina, con la cabeza a nivel del
cuerpo, regulariza por sí misma la respiración y proporciona una sensación de binestar muy
propicia al ligero esfuerzo que sigue: Levantar los brazos perpendicularmente al cuerpo
teniéndolos muy derechos y rigurosamente paralelos; proseguir ese movimiento hasta que
las manos, extendidas sin rigidez, toquen el suelo por detrás de la cabeza. Gradualmente,
repetir, dos, cuatro, diez, treinta veces ese mismo ejercicio, que sin forzar la capacidad
respiratoria tiende a acrecentarla poco a poco.
Ya hemos visto que este sentido sirve a veces de punto de referencia para la memoria.
Unido a la agudeza visual y a la agudeza emocional, su educación otorgará siempre algunas
ventajas a la memoria. La extensión de esta obra no me permite explayarme más acerca de
ese punto secundario que, sin embargo, me he visto obligado a señalar.
5. EJERCICIOS DE ANÁLISIS
6. EJERCICIOS DE SÍNTESIS
Ejercicio Nº1.- Elegid un libro; una cuestión que conozcáis bien y resumid, ordenándolas
convenientemente, todas las nociones que poseéis sobre el tema elegido.
Ejercicio Nº3.- De una serie de hechos de la misma naturaleza deducid una ley general. La
meditación de los símbolos de toda especie ejercita a la vez el análisis, la síntesis y la
analogía.
Los lectores de mi “Tratado de las ciencias ocultas” se dedicarán con ventaja al ensayo
siguiente: dado el significado de uno de los jeroglíficos del “tarot”, tratad de expresarlo por
una imagen distinta, de la que figura en el juego.
1
Véase mi sistema de lectura del carácter por el rostro.
7. CÓMO SE REEDUCAN LA NOCIÓN DEL TIEMPO Y EL SENTIDO
TOPOGRÁFICO
Mientras trabajáis, o recorréis un trayecto, acordaos alguna vez de apreciar el tiempo que
en ello tardéis y de comprobarlo. Poco a poco, los errores de vuestras evaluaciones se irán
rectificando. Observad que un mismo espacio de tiempo parece más largo cuando
esperamos más o menos impacientemente alguna cosa y más corto cuando vuestra
atmósfera moral es armoniosa.
En la vida práctica, cada vez que resolvamos efectuar una tarea en un día próximo, o tener
una cita, debiéramos calcular mentalmente su duración, ver del mismo modo las otras
ocupaciones proyectadas para ese día y anotar las horas aun disponibles en aquella fecha.
La agenda de bolsillo también sirve para ello, pero no ejerce ella la noción del tiempo. En
El Poder de la Voluntad ya he indicado los métodos de control del empleo de la jornada,
que también sirven ventajosamente para el cultivo de la memoria.
Para conocer rápidamente una localidad, primero se recorren las dos líneas
perpendiculares, cada una de las cuales divide la superficie de la población en dos partes
casi iguales. Cada una de las cuartas partes así delimitadas se estudia, en seguida
seperadamente, mediante el recorrido de los dos ejes y la exploración sumaria de las
dieciseisavas partes resultantes. El registro contiguo de los principales puntos de referencia
y de los nombres de las vías secundarias que se encuentran, predispone a su recuerdo en
igual orden. Lo que en esa atrayente exploración ejercita sobre todo el sentido topográfico
es la apreciación mental de cada punto de referencia frente a los demás.
Se recuerda, así, la forma de triángulo determinado por tres puntos de referencia, del
cuadrilátero formado por otro punto y los tres primeros, etc.
Cuando se ha convertido el plano de la ciudad es una serie de figuras geométricas cuyos
ángulos indican una serie de lugares especiales (estaciones, plazas, Intendencia Municipal,
museos, usinas, estatuas, edificios, etc.), puede emplearse el sistema de las tablas de
recordación (capítulo X) para retener el nombre de las calles de cada sección.
CAPÍTULO V
HIGIENE DE LA MEMORIA
Vaca (filet, falso-filet, rumsteak, beafteack). Carnero (costillas y paleta). Conejo, Paloma.
Pollo. Jamón.
Pescados de río muy frescos. Pescados de mar: arenques frescos, raya, merluza. Cuézanse
con agua, ásense o fríanse con aceite. Pescadilla asada. Ostras (ningún otro crustáceo, sea el
que fuere).
Pastas. Harinas de trigo, alfortón, avena, cebada y maíz. Pan con mucha corteza.
Grasas vegetales: aceite blanco, de oliva, de nuez. Manteca vegetal. Frituras al aceite.
Salsa blanca. (Todas las demás grasas, incluso la manteca cocida y la manteca de cerdo,
quedan especialmente prohibidas). Sal.
1
Según los trabajos del doctor G. Durville.
Huevos frescos en pequeña cantidad. Manteca cruda. Lecha cocida, Kéfir, yogurt. Quesos
de gruyére, Portsalud, peit-suisse, doble crema, blanco, de Brie, de Coulommiers.
Potajes de legumbres, de pastas, de cereales o con leche.
Todas las frutas, crudas maduras o cocidas sin azúcar. (Ni frutas confitadas ni configura).
Agua. Cerveza liviana. Vino con agua. Tes. Café poco cargado. Malta Kneipp.
Más de un lector pensará que aquellos que poseen la mejor memoria no siempre son los
más sobrios y que, no en todos los casos han limitado la composición de sus menús.
Ciertamente, un hombre dotado de potencia eliminadora, que arroja lejos de sí
infatigablemente las toxinas alimenticias, puede conservar durante más o menos tiempo la
integridad de su intelecto, a pesar de una intensa gastrología. Sus riñones o su hígado se
resentirán quizás antes que su cerebro. Pero el individuo disconforme de su memoria, de su
actividad mental en general, debe considerarse como elaborando más detritos de los que
elimina. Por consiguiente debe restablecer el equilibrio tal como lo indico aquí.
Si la calidad de las substancias de que uno se nutre tiene importancia, su cantidad debe
asimismo controlarse. No es posible establecer un reglamento cuantitativo que convenga a
todos los temperamentos y a todas las profesiones; pero existe una señal infalible para
conocer cuánto es excesiva una comida, y es la pesadez corporal, la fatiga del estómago y la
somnolencia que sigue a ella. Al levantarse de la mesa hay que sentirse tan dispuesto a todo
y tan ágil cmo al sentarse en ella.
2. CULTURA FÍSICA
Por muy bien regulada que pueda estar la alimentación, es necesario el movimiento,
ejercicio, para asegurar la actividad funcional del intestino y del hígado, de los pulmones y
del sistema vascular. Los que comen mucho que viven al aire libre, hacen uso de sus
músculos, camina mucho, resisten la intoxicación porque eliminan vigorosamente bajo el
estímulo de su esfuerzo físico. Cuanto más sedentaria sea vuestra existencia, más
importante será que compenséis vuestra insuficiencia respiratoria y muscular mediante una
sesión diaria de cultura física prolongada y completa, y los días de descanso en forma de
excursiones, natación, remo, etcétera.
Los manuales de gimnasia sueca, para efectuar en habitaciones, no faltan. Procuraos uno y
practicad todas las mañanas, durante veinte minutos, algunos ejercicios, de acuerdo con las
instrucciones que en él halléis.
A menos de poseer una constitución atlética, los deportes violentos no favorecen mucho el
cultivo de la memoria. Un desarrollo muscular desproporcionado con la potencia vital del
organismo, acapara para su nutrición una cantidad excesivamente grande de elementos.
Los licores y los vinos en principio, contrariamente a la opinión vulgar, no son menos
nefastos que el chamapaña fino o el ron.
Los trabajos publicados en estos últimos años acerca de esta cuestión, hacen obvio todo
comentario aquí.
Los excitantes, tales como el café o el té, mucho menos peligrosos que los anteriores,
intoxican sin embargo el sistema nervioso de una manera muy apreciable. Deberán ser
tomados, pues, con la mayor moderación.
Por fin, el uso excesivo del tabaco anula la sutileza de la imaginación. El exceso comienza
tan pronto como el fumar se hace habitual y procede una necesidad incoercible. La
absorción intratraqueal del humo y el uso de los tabacos llamados “ingleses”, tratados
químicamente, son en gran manera peligrosos.
4. EL DESCANSO
Cuando falta el descanso, aparece la falta excesiva y con ella el debilitamiento gradual del
sistema nervioso. No siempre reposa, porque se deje de trabajar momentáneamente. Por el
contrario, continúa uno fatigándose si los cuidados, las preocupaciones, las tareas en curso,
siguen obsesionado la atención. Considero, pues, como indispensable desde ese punto de
vista, la interrupción voluntaria del acto de pensar, que ya hemos practicado en el párrafo I
del capítulo anterior. He aquí un único ejercicio, excelente contra la agitación y la fatiga
cerebrales. Nadie ha logrado jamás ejecutarlo impecablemente en un día, ni siquiera en un
mes. Lleva a la posibilidad de llegar al vacío total del campo de la conciencia con rapidez si
a la primera tentativa siguen otras. Desde el día en que se empieza a practicar ese ejercicio,
tiene una influencia calmante y reparadora que acrecienta con rapidez si a la primera
tentativa siguen otras a diario y puntualmente. El momento que separa el acto de acostarse
de la llegada del sueño, conviene a todo el mundo, pero para alcanzar la perfección es
preferible practicarlo en plena actividad mental.
Según eso, adoptad una posición tan cómoda como os sea posible, por ejemplo, acostado
de espaldas en un lecho o en un diván. Buscad para todos vuestros miembros la posición en
que se encuentren más cómodos. Acto continuo, comprobad si vuestros músculos están
relajados. Los pies, las piernas y los muslos deben reposar con todo su peso, así como los
brazos. La caja torácica debe estar libre de opresiones susceptibles de trabar el libre juego
de los pulmones, y la cabeza y el cuello deberán hallarse perfectamente apoyados.
Seguidamente, dejad que vuestros párpados se cierren en sus tres cuartas partes y vigilaos
a fin de conservar la más rigurosa inmovilidad durante cinco o diez minutos. Os vendrán
impulsos de modificar vuestra postura, de mover los dedos o los miembros. Conteneos:
repetíos mentalmente: estoy inmóvil; me mantengo inmóvil, como si todo mi cuerpo
estuviera inerte… Reposo blandamente, sin agitarme… etc., etc. Después de algunos
instantes, los impulsos que os incitaban a moveros cesarán definitivamente y éste será el
momento de inciar el ejercicio propiamente dicho, bien entendido que sin dejar de
conservar la inmovilidad más completa.
El ejercicio consiste en rehusarse a seguir una idea asi que ésta se presenta en la
conciencia. El campo mental debe ser orientado hacia la noción de inmovilidad, no dejando
que ningún pensamiento se imponga a la atención. Conservando la intención de no pensar
en nada juntamente con una inercia física completa, se va acercando uno cada vez más al
objetivo final de este entrenamiento: la absoluta vacuidad cerebral.
Al cabo de diez a cincuenta ensayos, el reposo muscular se opera con una rapidez y una
perfección sorprendentes. En algunos segundos se halla uno sumido en el más completo
estado de reposo moral a que han llevado los precedentes ejercicios, y en ese estado, muy
agradable, se encuentra uno inefablemente descansado.
La duración de las sesiones varía necesariamente con el número de las que le hayan
precedido. Para comenzar, es suficiente un cuarto de hora. Día en día sa va aumentando la
duración en forma progresiva hasta que, no experimentando ninguna dificultad, se crea o se
disipa a voluntad, tantas veces como se desee, el maravilloso estado de aislamiento
psíquico.
Mejor que cualquier narcótico y sin inconvenientes de éste, el aislamiento psíquico facilita
el sueño. Ya hace algún tiempo indiqué eso mismo a los que padecían de insomnio, en un
folleto 1 que ma valió, por parte de enfermos y de médicos, cartas que confirmaron la
certeza que yo tenía de que tal folleto había sido de utilidad para muchos.
Todas las distracciones sanas, sobre todo, los juegos al aire libre, reparan y disipan la
fatiga mental, pero el reposo no podía ser hallado últimamente sino con el ejercicio que
antecede. Por lo demás, ese ejercicio puede combinarse con las prácticas naturistas, tales
como el baño al aire, el de sol, etc.
1
El insomnio vencido: El arte de dormirse fácilmente y sin drogas, a pesar de las preocupaciones, el ruido o el dolor.
CAPÍTULO VI
En el momento en que queráis fijar una noción en vuestra imaginación, tendréis que estar
en condiciones de hallar instantáneamente el lugar que le corresponde, es decir, de juzgar a
que categoría de las cosas que os interesan corresonde esa noción y qué laguna va a colmar
en dicha categoría.
Para establecer las tablas cerebrales, adoptad el sistema de distribución más claro y más
conforme con vuestra filosofía personal.
Esa clasificación de las ideas no debe inventarse solamente, sino que además, debe
defnirse trazándola gráficamente.
A título de ejemplo en el que podáis inspiraros, doy a continuación una de las mil maneras
de fijar el origen y el desarrollo.
Todo aquello que pueda interesar a vuestra personalidad, entra en una de las cuatro
secciones siguientes:
IV. Lo que se refiere a sus conocimientos generales y cultura. (Ciencias, artes, letras).
I B.- Aptitudes
IV H.- Amigos
K.- Letras
Cada una de las subdivisiones de la tabla 1, desarrollada hasta los grupos de detalles: se
convertirá en un instrumento de precisión perfecta para la fijación de todo aquello que se
presente a la imaginación.
La sección IV, I, por ejemplo, puede subdividirse, si así se desea, tal como sigue:
Tabla Nº 2
Teogonía
Cosmogonía
Metafísica
El Universo Filosofía
Astronomía
Cosmografía
Matemáticas
Etc.
Geología
Topografía
Geografía
La Tierra Mineralogía
Botánica
Zoología
Química
Física
Etc.
Organización social
(constitución, derecho, etc.)
Según el caso, cada persona se limitará a distribuir, tan clara y completamente como sea
posible, aquella de las cuatro grandes secciones que le preocupe más especialmente.
El artesano deberá seguir mentalmente todas las transformaciones que su habilidad hace
sufrir, por medio de sus herramientas, a la materia que trabaja. Las fases de su tarea
habitual, los diversos útiles empleados en el curso de cada una de ellas, los movimientos,
etc., fugurarán cada uno en una subdivisión que deberá detallarse minuciosamente.
El lector comprenderá que necesitaría poder leer en su cerebro para concebir y trazar aquí
la clasificación completa que él precisa.
Ese sistema parece no presentar ninguna relación directa con el papel de la memoria en el
estudio propiamente dicho. Más adelante (capítulo XI), indicaré cómo deben aplicarse más
directivas al registro de cualquier rama de la ciencia. Aquí se trata de la vida práctica.
Perfectamente puestas en orden vuestras ideas, todo cuanto pase por el campo de vuestra
conciencia despertará en ella nociones con ellas relacionadas que ayudarán a la rapidez de
vuestra asimilación y mantendrán vuestra atención alejada de los incidentes. Encontraréis
fácilmente las analogías indispensables para la retención mnemónica, porque la distribución
de cada noción transformada en tributaria de vuestro plan clasificador, irá a ocupar su lugar
de la manera más natural. En el acto juzgaréis a cuál de las grandes categorías corresponde
cada noción; ello despertará infaliblemente el sentido del interés que presenta vuestra
personalidad tomada como centro.
Una línea de analogía recordada así, y la nueva noción quedará estrechamente asociada a
ella.
Por medio de la meditación, aplicaos a haceros cargo de las múltiples relaciones de cada
una de las subdivisiones de las tablas 1 y 2, sobre todas las demás. La utilidad de este
ejercicio deberá aparecer claramente para vosotros si habéis comprendido bien la parte
teórica.
Vuestro estado de salud, por ejemplo (subdivisión II-E), presenta correlaciones múltiples:
interesa a vuestros ingresos (II-F), vuestra familia (III-G), vuestros amigos (III-H), vuestras
facultades (I-C), vuestros estudios (IV-I) y vuestra cultura (IV-I y IV-K); depende en alto
grado de vuestros conocimientos fisiológicos (VI-I, tabla Nº 2).
Cuando en el momento de llevar a cabo el registro veis claramente las diversas relaciones
del objeto de vuestra atención y de vuestros diversos centros de cristalización, se crean
tantos puntos de unión como relaciones percibidas.
CAPÍTULO VII
EL REGISTRO MENTAL
Las disposiciones que anteceden tienen por objeto como se habrá comprendido, establecer
un encadenamiento analógico estrecho entre todo el contenido de la reserva mental. Toda
persona y coas que os interesen tienen, por decirlo así, su ficha en vuestra imaginación.
Cuando llegáis a poseer sobre un tema el número de indicaciones determinado, agrupadas
en una ficha, debéis bien las conexiones, y que formarán dos o tres nuevas unidades en
vuestra salud. Sobre este particular, habéis reunido una cierta cantidad de informes. Si el
cuadro en que los habéis colocado os parece excesivamente estrecho para dejar lugar a
nuevos elementos, ampliadlo.
Cuando abordéis el estudio de una rama enteramente nueva para vosotros, situad
previamente en su lugar en el conjunto de los conocimientos: 1º, humanos; 2º, que ya
poseéis. En segundo lugar, formaos una idea general del tema que os proponéis estudiar,
sea mediante una rápida lectura, ya interrogando a una persona competente. En tercer lugar,
cread vuestro cuadro. Decid: esta ciencia tiene tal o cual objeto. Ella estudia sucesivamente
tales o cuales aspectos, que presentan entre sí tales o cuales aspectos. Finalmente, hacer
vibrar el centro de cristalización a que va unida la línea análoga a que vais a ligar vuestros
nuevos conocimientos: concentrad vuestro espíritu un momento en el interés de vuestro
estudio.
Si vuestra idea tiene alguna analogía con determinada e invisible cosa, columbrad esta
cosa con el pensamiento e imaginaos, en una especie de rápida cinematografía, que estáis
llevando a cabo vuestra inspiración. Si se trata de una persona, evocad en imagen su
aspecto acutal, oíd mentalmente su voz sin dejar de mantener por eso fija vuestra atención
en aquello de que acabáis de concebir la idea de manifestarle.
Si por ejemplo, os viene a la imaginación: “Mañana por la mañana a más tardar, es preciso
que me compren este libro”, acordaos sucintamente del empleo del tiempo durante la
mañana siguiente día; asociad a ello, asignándole su hora: 1º la acción de encargar la
compra del libro y 2º la noción de desagrado o de contrariedad que el olvido de esa compra
os proporciona. Esta última noción constituye una especie de señal de parada que
funcionará a la hora prevista.
Ya hemos visto que una idea registrada en coincidencia con un estado afectivo,
impresiona la memoria y se graba fácilmente en ella. En el momento en que el recuerdo
periódicamente necesario, el dominio afectivo, reacciona a menudo en tanto que el dominio
intelectual acaparado por algún orden general de ideas, pierde de vista la utilidad inmediata.
He aquí un ejemplo: En el instante de salir de vuestra casa preocupados y “sumidos en
vuestros pensamientos”, al abrir la puerta sentís un malestar característico que acapara
vuestra atención y se convierte desde que ésta se concentra en aquél, en un sentimiento fijo
de que os olvidáis algo. Y recordáis que vuestro llavero con varias llaves, se había quedado
sobre vuestra mesa de trabajo.
Primera ficha: Un ebanista en traje de trabajo sentado en la butaca que es preciso reparar;
en torno a su cuello colocadle un cordón que sostendrá sobre su pecho un gran cartel en que
se lea en grandes letras las palabras “pluma fuente”.
Segunda ficha: Vuestra pluma fuente; a un lado de ella una botella de tinta, volcada, cuyo
contenido mancha unos trozos de tela.
Ya sabemos que las ideas, las palabras, las imágenes registradas con una relación de
estrecha contigüedad, tiende a formar en la memoria un bloque que podrá retirarse
fácilmente si se sabe tomar un fragmento de él. Tomemos, por ejemplo, un niño que estudia
lección, concentrando toda su atención en imaginarse las asonancias de cada palabra mucho
más que en penetrar el sentido. Si tiene suficiente agudeza auditiva, no tendrá gran trabajo
en recitar palabra por palabra, a la mañana siguiente, las frases que le ordenarán aprender.
La condición esencial de la retención por contigüedad es una atención es una atención sin
lagunas.
Observad cómo hay que ejercer la modalidad atentiva que se emplea en la retención por
contigüedad:
Ejercicio Nº 1.- Contad desde quinientos hasta uno, rápidamente y sin interrupción.
Ejercicio Nº 2.- Contad desde uno hasta cien, teniendo cuidado: 1º de representaros
gráficamente cada número; 2º, de imaginaros que estáis escuchando su expresión.
Ejercicio Nº 3.- Idéntico al número 2, pero en sentido inverso; es decir, de cien a uno.
En ese método, que podría ser calificado como el de la atención uniformemente variada,
desde que puede reemplazarse la atención uniformemente sostenida, se ganta tiempo y se
experimenta una menor fatiga. Los ejercicios indicados anteriormente orientan la
imaginación en el sentido deseado para procurarse la posibilidad de un esfuerzo sin
doblegarse al cansancio; pueden ser alargados o acortados, según el caso.
CAPÍTULO VIII
El hábito, recomendado en los capítulos anteriores, de situar cada recuerdo en el lugar que
le corresponde en el conjunto de las ideas del mismo orden, lleva automáticamente, a aquel
que aplica este método, a ver de nuevo sucesivamente cada una de las secciones y
subdivisiones de su clasificación. A juicio de todos los psicólogos de la memoria, la
estabilidad de un clisé mental se afianza cada vez más si se piensa en ello de nuevo. La
flexibilidad y la oportunidad de los recuerdos voluntarios y espontáneos están en razón
directa del relieve de los clisés, el que aumenta con las repeticiones. Observad cuán
obsesionantes se muestran los pensamientos en que nos hemos detenido frecuentemente y
durante largo tiempo. Todas las sensaciones que presenten con ellos la menor relación, los
evocan intempestivamente. La obsesión no es más que una manifestación mórbida de la
memoria.
Toda cuestión respecto de la cual tendéis a mentener la integridad de vuestro saber, debe
ser objeto de una metódica revisión a partir de la clasificación general en la que la hayáis
encuadrado y hasta los menores detalles correspondientes a las más pequeñas
subdivisiones. Estas últimas deben ver asignarse, según el orden lógico de su distribución,
un cambio completo, y experimentar sucesivamente la prueba de un recuerdo lo más
completo y preciso posible. En el curso de esa revisión os daréis cuenta de los puntos que
tienden a borrarse y de las lagunas que se hayan producido: veréis nuevamente los primeros
y colmaréis las segundas.
La importancia del estado orgánico general ya ha sido señalada en otra parte. Sea que
consideraremos al cerebro como la mente o como el instrumento de ésta, su perfecto
funcionamiento es indispensable en ambos casos.
Hasta diría que una memoria es incompleta si sólo se le permite albergar imágenes
indeseables.
Lo mismo que se prohibe a los individuos peligrosos permanecer en el interior de las
fronteras, cada cual puede relegar a la región de los recuerdos esparcidos (véase el capítulo
I) todas aquellas nociones o ideas que juzgue inoportunas.
Ese destierro no se efectúa instantáneamente ni siquiera con rapidez, porque cad relación
mediante la cual un recuerdo del que se desea prescindir se asocia con otros, debe ser
disuelta en forma aislada.
La primera condición del olvido voluntario es la completa adhesión de la conciencia, del
juicio y de la voluntad a ese olvido. Esta determinación requiere una energía psíquica
cultivada y ejercitada. Pero su persistencia reclama más aún el contralor de sí mismo. De
este último me ocupo en El Poder de la Voluntad, en cuya obra demuestro que hasta los
más débiles caracteres pueden llegar a ser enérgicos.
Resueltos a rechazar hacia el olvido mental -la región de los sueños dispersos- una
ideación cualquiera, tened cuidado de rehusarle vuestra atención toda vez que reaparezca
en vuestro pensamiento atraída por cualquier relación con la frase inmediata de vuestro
estado de conciencia.
Dad lo más rápidamente posible, un giro a vuestra imaginación, y fijada sobre un tema
lejano. Si, a pesar de ello, os fuera imprescindible proseguir efectuando aquello que copia
vuestra actitud mental en el instante en que reapareció el recuerdo que deseáis eliminar,
realizad un esfuerzo de atención para absorberos de tal manera en los hechos principales,
que ningún incidente halle lugar donde ponerse. A veces se produce una reacción: la idea
expulsada vuelve a la carga y se vuelve obsesionante cuanto más se procura rechazarla.
Habiendo previsto bien esos diversos escollos, tened la seguridad de que serán
aniquilados si persistís.
Toda vez que negáis vuestra adhesión a un pensamiento, aun si hay lucha más o menos
larga y penosa, y hasta por si por un momento logra imponerse, disminuís la solidez de uno
se los puntos de unión de ese pensamiento en vuestra memoria. Ningún esfuerzo es vano y,
poco a poco, observando lo que antecede, llegaréis a romper los puntos de retención de un
recuerdo, cualquiera que éste sea. Una vez disociado, irá a reunirse a la gran cantidad de
aquellos, a quienes su evolución natural ha relegado al fondo de vuestra subconciencia.
Es sabido que una mala impresión: repugnancia, temor, etc., proporciona, a veces, un
trastorno que se parece a un vencimiento. Es conveniente, pues, evitárselas a los niños y,
antes de ponerlos en presencia de un hecho que, indefectiblemente, deban conocer, será
conveniente ir preparándolos por medio de un razonamiento explicativo, a fin de que
interpreten en la forma menos desagradable posible lo que el hecho mencionado presenta
de penoso.
1
Véase “Método Científico-Moderno de Magnetismo, Hipnotismo y Sugestión”, del mismo autor.
3. CÓMO ANULAR LOS EFECTOS DE LA PRIMERA EDUCACIÓN
La memoria, desde cierto punto de vista, puede ser considerada como el infatigable
repetidor o auxiliar de aquellos que presidieron nuestra formación. Repetidor a menudo
fastidioso que reemplaza a la conciencia psicológica y hace del individuo una unidad de un
rebaño en lugar de ser capaz de transformarse en un hombre con condiciones de pensar por
sí mismo.
Para contestar a las tres preguntas siguientes: ¿Es eso verdad? ¿Es eso justo? ¿Es es
saludable?, el individuo debe, en todo y por todo, buscar por sí mismo las bases de su juicio
y crear éste en el seno de una absoluta independencia intelectual.
Para librarse de las influencias de un medio deprimente, de la presión que ejercen las
sugestiones desventuradas en nosotros, las afirmaciones inexactas recibidas en la infancia,
es preciso aplicarse ante todo a guiar el propio pensamiento (véase cap. III). Así se estará
en estado de examinar nuevamente con toda libertad cada punto, de analizarlo, de juzgar
nosotros mismos mismos causalidades de nuestras disposiciones y, considerándolas con
mirada lúcida, podremos oponerle las verdades que, merced a nuestras comprobaciones,
habremos llegado a conocer.
CAPÍTULO IX
EL RECUERDO
Así como el registro mental requiere un esfuerzo para pensar atentamente, el recuerdo
voluntario se realiza tanto mejor cuanto más sangre fría y calma se posee y más tranquilo se
está; excepción hecha por otra parte, para algunos casos en que la exaltación mental
proviene del sentimiento de la importancia que tiene el recuerdo para nosotros. Según eso,
trátase de conservar la lucidez de espíritu en tanto se concentra atentamente la conciencia
sobre nociones capaces de despertar el recuerdo buscado.
Para los recuerdos más difíciles obrad exactamente como para el registro: investigad el
lugar que el recuerdo buscado debe ocupar en el cuadro general de vuestra memoria, juzgad
cuál debe ser categoría, la sección de esa categoría o la sección o subdivisión de esa sección
en que colocasteis su “ficha”.
Esto os llevará infaliblemente a alguna conexión eficaz.
El pensamiento se deja llevar sobre ese hilo de Ariadna, con tanta mayor flexibilidad
cuando más cuidadosamente haya sido cultivado el ejercicio fundamental indicado en el
capítulo IV, párrafo I.
2. EJERCICIOS DE CONCENTRACIÓN
Ejercicio Nº 1.- Reconstruid de memoria, y en el orden en que son expuestas, las
enseñanzas de una obra que hayáis estudiado con atención. Cuando hayáis terminado lo
referente a un capítulo, releed éste y empeza de nuevo a recordarlo colmando esta vez las
lagunas y rectificando simultáneamente las inexactitudes. Por fin, después de haber
subdividido los capítulos en secciones, efectuad el ensayo de recordar al pie de la letra.
Ejercicio Nº 2.- Si tenéis conocimientos literarios suficientemente extensos, sin que eso
quiera decir que alcancen una experta competencia, adquirid las bien conocidas obras de
Reboux y Muller: ¿De quién es esto? Y A la manera de… Tratando de identificar los
diferentes estilos, os distraeréis al mismo tiempo que se irá desarrollando en vosotros esa
modalidad de la concentración mental que preside el recuerde.
Ejercicio Nº 3.- Elegid una obra en extremo árida, ejercitaos su sentido. Este ejercicio,
más o menos penoso según el grado de cultura de cada uno, no es completamente
inaccesible a nadie. Basta con no leer una frase antes de haber comprendido y analizado
íntegramente la anterior.
Ejercicio Nº 4.- Durante una discusión, tomad el hábito de sostener vuestra tesis
calmosamente y con cortesía, pero con una insistencia calculada. Emplead de un modo
exclusivo de argumentos bien sopesados, que hallaréis con facilidad si clasificáis
previamente vuestras ideas sacando de cada una de ellas todo lo que es capaz de dar.
3. LA SANGRE FRÍA
Sin que la solicite, la memoria trabaja a menudo durante el sueño, agrupando en torno a un
centro de cristalización creado por algo que preocupa a la mente, los elementos de una
solución. Por eso se dice que “la noche aconseja”. Toda persona puede utilizar
voluntariamente esa posibilidad. He aquí cómo una psiquista muy adelantada, la señora
Annie Bessant, prescribe, en su admirable Pouvoir de la Pensée, cómo debe procederse
para obtener de la mente dormida una respuesta mnemónica:
“Lo que hay que hacer para eso es muy simple. Cualquiera que sea el problema al que se
desee encontrar solución, debe ser tranquilamente sostenido ante la mente en el instante de
dormirse; no es necesario profundizarle, buscar argumentos, sin lo cual el sueño no acudirá:
es preciso solamente exponerlo y no hace falta más. Esto es suficiente para darle al
pensamiento la orientación requerida: el Pensador volverá a hacerse cargo del problema y
se ocupará de él cuando ya no tenga que inquietarse de su cuerpo físico. Lo más a menudo,
la solución se presentará en la imaginación en el instante de despertar, es decir, que el
Pensador la habrá inscrito en el cerebro; también es una buena precacución tener papel y
lápiz cerca de la cama, para anotar inmediatamente, las soluciones al despertarse, porque
las que así se logran, son borradas con facilidad por las numerosas impresiones
provenientes del mundo físico -y no es fácil volver a hallarlas-. Muchas de las dificultades
de la vida podrían ser aclaradas con facilidad por ese procedimiento y así sería posible
trazar un sendero por en medio de los obstáculos. Del mismo modo más de un problema
mental hallará solución cuando se le somete a la inteligencia, mientras que ésta no será
entorpecida en modo alguno por el cerebro físico, que es de naturaleza más densa”.
LA MNEMOTECNIA
Este sistema tiene por objeto ayudar a la memoria a retener un texto rimado. Tiene su
principal utilidad en los estudios clásicos y en el teatro. Es debido a Aimé Paris,
mnemotécnico francés del siglo XIX, cuyas obras son muy difíciles de encontrar en la
actualidad.
Para darse cuenta en el acto del procedimiento que vamos a explicar, haremos observar
previamente que un texto es tanto más difícil de retener cuanto más diferentes son sus
períodos. Cien líneas de versos que desarrollan una misma idea directriz formando un
encadenamiento continuo, parecen ser más fáciles de retener que ciertos poemas más
breves, pero en los que cada estrofa no lleva necesariamente a la imaginación al sentido de
la siguiente.
Un ejemplo de los dos casos; estrofas dispares y encadenadas, nos los proporciona una
misma composición poética de Baudelaire 1 : la que a manera de introducción puso el autor
al principio de sus Flores del mal 2 .
Las siete primeras estrofas que anteceden se encandenan de una manera menos inmediata,
que las otras tres. Observad el último verso de la primera estrofa y el primero de la
segunda:
De uno a otro existe una vacilación forzada. Observad ahora el último verso de la octava
estrofa y el primero de la novena:
Si al leer, se intercala la corta frase denominada de ligazón, o jalón, y que en los versos
cedentes va en bastardilla, el trabajo de la memoria se facilita singularmente.
He aquí, según Aimé Paris, otro ejemplo de jalones aplicados a un trozo de Boileau (L’art
poétique), del que también damos una versión española:
I'
Jalón:
II
JALÓN:
II
JALÓN:
III *
Jalón:
JALÓN:
IV
JALÓN:
Jalón:
V*
Jalón:
• V
JALÓN:
Jalón:
VII
Jalón:
• VI
JALÓN:
VII
JALÓN:
VIII *
1 lo substituiremos por t
2 lo substituiremos por n
3 lo substituiremos por m
4 lo substituiremos por r
5 lo substituiremos por l
6 lo substituiremos por j
7 lo substituiremos por q
8 lo substituiremos por f
9 lo substituiremos por b
0 lo substituiremos por c
• VIII
He aquí ahora las indicaciones necesarias para emplear el sistema de las articulaciones
cifradas, comenzando por darle al alfabeto numérico mnemotécnico de Aimé Paris sin
modificaciones de ninguna clase, así como la tabla completa de esas articulaciones 1 .
ALFABETO NUMÉRICO
┌───┬───┬───┬───┬───┬───┬───┬───┬───┬───┐
│ 1 │ 2 │ 3 │ 4 │ 5 │ 6 │ 7 │ 8 │ 9 │ 0 │
├───┼───┼───┼───┼───┼───┼───┼───┼───┼───┤
│ t │ n │ m │ r │ l │ j │ k │ │ b │ s │
│ d │ │ │rr │ │ll │ g │ v │ p │ c │
│ │ │ │ │ │ │ p │ │ │ z │
└───┴───┴───┴───┴───┴───┴───┴───┴───┴───┘
He aquí tres medios propuestos por los maestros de la mnemotécnica para fijar con mayor
facilidad en la memoria la tabla numérica descrita antes:
1º Una frase rítmica de Aimé Paris indica en el orden numérico las principales
articulaciones cifradas:
0
Sot!
1 2 3
Tu nous ments.
4 5 6
Rends les chants.
7 8 9
que flit Pan,
2º Una serie de observaciones del mismo autor, acerca de las correlaciones de cada cifra
con su principal consonante representativa:
1
Según el Abate Moigne.
couk que representa 7, parece esta cifra una especie de potencia
f que representa 8, tiene dos bucles, como esta cifra
p que representa 9, tiene un bucle en la parte superior, como dicha
cifra.
s que representa 0, parece formada de dos ceros.
1.- Un TauDis
2.- deux aGNeaux Nains
3.- trois Mats
4.- quatre Roues
5.- cinq Loyers
6.- six Jeunes Chats
7.- sept Ca Gots
8.- huit Fèves
9.- neuf Pieds-Bots
0.- Zero CiSeau
Una vez dominado ese sistema, puede aplicarse a las mnemonizaciones más diversas. He
aquí algunas fórmulas imaginadas para recordar los números correspondientes a las
consonantes indicadoras:
APLICACIONES A LA HISTORIA 2
Fundación de Roma.- Roma fue fundada en las proximidades de las siete “colinas” (K.-L.-
N. igual 527).
Batalla de Soissons.- Después de la batalla de Soissons, Clovis, humillado, tomó su
“revancha” (R.-V.-CH. igual 486).
Batalla de Crecy.- Perdida por Felipe IV de Francia, permitió a los ingleses continuar su
“marcha” (M.-R.-K. igual 347).
La locura de Carlos VI.- Carlos VI, a pesar de su locura, tenía un alma buena. (M.-B.-N.
igual 392, igual 1892).
Muerte de Juana de Arco.- Juanda de Arco murió en Ruán de quemaduras, por no
disponer de “tu remedio” (T.-R.-M.-D. igual 1341).
Tratado de Arras.- Por el tratado de Arras, la Borgoña entro a formar parte de Francia y la
guerra terminó. (R.-F.-N. igual 482, igual 1482).
La noche de San Bartolomé.- En esa noche, los hugonotes fueron pasados a cuchillo sin
“deliqium” (D.-L.-Q.-M. igual 1573).
Batalla de Poitiers.- En esa batalla Carlos Martel echó a los sarracenos de nuestras
“comunas” (C.-M.-N. igual 732).
Sumisión de los Lombardos y Sajones a Carlomagno.- De los Lombardos y Sajones,
Carlomagno fue el conquistador. (C.-K.-R. igual 774).
1
“El Arte de Ayudar la Memoria”.
2
Todos los ejemplos corresponden al texto original en francés. En castellano podría substituirse por otros. -N. del T.
Primera cruzada.- Los primeros cruzados, bajo Felipe I, partieron juntos (T.R.-BL. igual
905).
Ejecución de los Templarios.- La orden de los Templarios, disminuida bajo Felipe el
Hermoso, ya no existe ahora (M.-N.-T. igual 312) 3 .
Gutemberg.- Gutenberg, al morir, nada dejó a los suyos. (R.-L.S. igual 450; igual 1450).
Racine.- Racine en sus obras entona cantos pomposos. (CH. -P.-P.- igual 699; igual a
1699).
Moliére.- Moliére se burla de las chicanas. (CH.-C.-N.-, igual 672; igual a 1672).
No hay ninguna fecha que no pueda ser recordada fácilmente formulándola como se ha
hecho con las anteriores. Combinando por sí mismo sus frases mnemónicas, el lector se
procurará un elemento de retención suplementaria, porque no se olvida aquello que se
inventa.
APLICACIONES ARITMÉTICAS
Ejemplos
Densidad del hierro.- Ver los hierros enemigos apuntando al pecho, no es “grato” G. igual
7).
Densidad del oro.- Jamás se ve brillar el oro sobre el polvo del “pavés” (P.-V.-S. igual
98’0).
Densidad del platino.- El niño que patina por vez primera es dichoso de ser guiado por la
mano de su “papá” (P.-P. igual 99), etcétera.
3
Puede recordarse 312 en lugar de 1312, porque a nadie podría inducir en error la omisión del 1.
Si quisiera mnemonizarse una fecha que comprenda el día y el mes, podría hacerse uso,
por ejemplo, de las anotaciones siguientes:
Enero igual CH
Febrero igual F
Marzo igual R
Abril igual V
Mayo igual M
Junio igual Z
Julio igual J
Agosto igual T
Septiembre igual S
Octubre igual K
Noviembre igual G
Diciembre igual D
3. LA ALEGORÍA
Nadie ignora lo que es un jeroglífico; una serie de dibujos o signos representativos de una
frase que es preciso encontrar. En nuestra juventud todos nos hemos entretenido más o
menos en buscar la solución de esos grafismos ingeniosos, a los cuales la mayor parte de
los periódicos humorísticos reservan una página o dos. El principio de la formación de los
jeroglíficos se emplea en mnemotécnica, y, aplicándolo se puede resumir en un espacio
muy reducido un importante grupo de ideas o de detalles que se refieren a un hecho
determinado. Por ejemplo: un cuadro dividido en cien partes iguales, de las que cada una
representa un año, puede servir para fijar en la memoria los sucesos principales de un siglo.
Cada hecho que se quiera recordar será resumido para ello simbólicamente en la casilla que
indique su fecha. Una memoria visual suficiente permite mnemonizar de ese modo, en
forma muy ordenada, un gran númro de conocimientos.
Quienes posean una buena agudeza auditiva, las mnemotécnicos les recomiendan el
empleo de fórmulas rimadas. Una de las más conocidas es la siguiente:
El cuadrado de la hipotenusa
es igual, si no se abusa,
a la suma de los cuadrados
de los otros dos lados.
Ello demuestra que un teorema geométrico encuentra a veces su lugar en forma poética.
Sin tener el menor talento versificador, todo estudiante algo ingenioso sabrá generalizar el
ejemplo anterior.
1
Teniendo en cuenta que los ejemplos citados por el autor pierden su eficacia en la traducción al castellano, muchos de
ellos han sido deliberadamente omitidos.- N. del T.
He aquí otra, relativa al descubrimiento y a las propiedades del oxígeno, tomada de
Guyot-Daubés:
El sistema llamado de a peu prés (más o menos) consiste en reunir en una frase las
palabras iguales o parecidas a los nombres que uno quiere recordar, utilizando el sentido
evocado por sus homónimas.
Para retener una serie de palabras poco usuales, algunos autores recomiendan se recurra a
las iniciales o a las primeras sílabas de cada una, con las cuales se forma a veces un
encadenamiento de asonancias que por lo extrañas se destacan. Así, por ejemplo, los doce
signos del Zodíaco, agrupados de tres en tres, dan con sólo sus primeras sílabas cuatro
palabras que por lo raras se destacan.
De igual modo las primeras letras de los siete colores del espectro solar dan la palabra
viavaar, que puede ayudar a retener los nombres de aquéllos: violeta, añil, azul, verde,
amarillo, anaranjado y rojo.
Con frecuencia una frase muy sencilla basta para impedir radicalmente al olvido de algo
que se quiere conservar en la memoria. Así, por ejemplo, la voz de mando tan vulgar en la
milicia: “De frente… ¡Mam!” permitirá que no vacilemos en ningún momento acerca de la
respectiva función de los dos cordones de la médula espinal, pues nos hará recordar: “El
cordón anterior ordena la motricidad y el otro la sensibilidad”.
Es fácil también para los marinos confundir babor y estribor, es decir, no saber cuál de
esas dos palabras indica derecha y cuál izquierda, pero el vocablo Baes, formado con las
dos primeras sílbas de aquéllas, nos lo hará recordar con sólo fijarnos en que ba está a la
izquierda y es a la derecha; esto es, que babor indica izquierda de un buque cuando el
observador mira hacia proa, y estribor, derecha.
Estas tablas se componen de cien o más vocablos que, una vez aprendidos de memoria,
con los números correspondientes, pueden ser empleados para asociar a ellos numerosas
nomenclaturas estableciendo una analogía entre cada palabra de recordación y el
correspondiente término de la nomenclatura. Menciono este sistema a título de curiosidad,
porque la busca de analogías, labor pesadísima, lo hace por lo general muy poco práctico 1 .
1
El tratado de la memoria del abate Chavauty consigue sin embargo, facilitar el manejo de las tablas analógicas. Para
información cabal de los lectores damos a continuación dichas tablas, tal cual aparecen en la edición francesa, dejando a su
buena inteligencia la versión y adaptación que les corresponda.
24 Néron 53 limon 82 fanion
25 nez long 54 larron 83 fumon
26 nichons 55 le lon 84 front
27 nigaud 56 légion 85 filon
28 Niphons 57 Hélicon 86 Fanchon
Observemos que estas tablas están formadas por palabras cuya selección no ha sido
arbitraria, puesto que se basa en el orden de las consonantes figuradas:
1: t (tono, tiempo)
2: N (nombre, noche).
10: TS (Tisón, tasse).
99: BB on PP (pompón, bombón), etc…
quien se encuentra familiarizado con el sistema de las articulaciones, no tendrá más que
realizar un pequeño esfuerzo para retener una u otras de las tablas.
Si se desea, se utilizará la primera para los cien primeros términos de una nomenclatura y
la otra para el centenera restante.
En lugar de emplear palabras como puntos de referencia, algunos se han servido de una
serie de localidades conocidas cuyos emplazamientos se habían fijado en su memoria. Los
objetos contenidos en una habitación familiar, las estaciones y demás lugares de un trayecto
y las calles de una ciudad, pueden formar una serie de recuerdos que se repite siempre en el
mismo orden con el fin de asociar a ello otras nociones.
Por procedimientos parecidos es como los ilusionistas asombran a los espectadores
repitiendo cuarenta, cien, doscientas palabras sin ninguna relación que se les ha indicado
una sola vez.
Esta prueba, de la que la clave interesará ciertamente al lector, se lleva a cabo con
facilidad, de primera intención, aun teniendo una memoria mediocre.
El operador se dirige a las personas presentes y les anuncia que repetirá en el orden en que
se digan los nombres que le propongan. Cada espectador debe decir, a su vez, una palabra,
a su elección. Poniendo cuidado de empezar por una persona situada de tal forma que pueda
iniciarse a partir de ella un orden numérico en el cual los otros espectadores puedan figurar
sucesivamente según el lugar que ocupan, el mnemotécnico pregunta y escucha las palabras
que le van diciendo. Supongamos que éstas sean las siguientes:
1 Piano 10 cura
2 plato 11 taburete
3 llave 12 estómago
4 gato 13 libro
5 ardilla 14 billetes de banco
6 embaldosado 15 café
7 engrudo 16 guantes
8 péndulo 17 lápiz
9 locomotora 18 estatua, etc.
Estas palabras se registran en la mente, así como se oyen mediante el uso de la tabla de
recordación que hemos dado anteriormente o en otra forma similar.
La memoria visual ayuda en forma considerable a quien es práctico. Así, a medida que
alcanza instantáneamente cada analogía, se la representa concretamente.
2. PLAN DE ESTUDIOS
Quien pueda estudiar según su plan personal, establecido bajo la inspiración de las propias
concepciones generales y considerando la agudeza de sus facultades, ayuda a su aimilación,
porque ésta se realiza entonces en un orden de acuerdo con la organización individual. Pero
en la mayor parte de los casos, es más bien un plan de trabajo horario que una clasificación
lo que es preciso establecer. Como la actvidad mnemónica es, generalmente, mejor, cuando
el estudio se efectúa sin precipitaciones, sin alterar el trabajo intenso con el abandono, es
preciso tender a la regularidad. Al cabo de una cierta propensión a conformaos con las
reglas que permitan mejorar la memoria, aprenderéis con mayor rapidez y más sólidamente.
La aireación, si así puede decirse, de vuestros períodos de trabajo, recurriendo a
convenientes descansos, se ensanchará progresivamente pero desde hoy mismo estudiad
con justeza el estado de vuestras facultades y no tratéis de lograr en una hora lo que ellas no
pueden daros sino en hora y media.
Procediendo cmo os indico, con puntualidad, conforme con una distribución prevista para
cada momento del día, no sólo realizaréis profundamente el registro mental, sino que
afianzaréis la potencia, y cada vez todo se os facilitará un poco más.
Nuestros tres caminos, ya lo vimos, están trazados casi paralelamente. Desde uno de ellos
podéis examinar los otros dos y daros cuenta de la analogía de los plantes sucesivos que
parecen formar. Veréis que toda característica de uno de ellos trae alguna consecuencia a
los otros dos.
Llegados al final del viaje, los detalles de nuestra investigación de los diversos territorios
que recorren los tres senderos permancerán grabados en vuestro espíritu. La cadena de los
recuerdos formará una trama ininterrumpida. Las preguntas de vuestro examinador os
situarán en un punto de la trama, y con una mirada lúcida volveréis a encontrar los
conocimientos que hubierais adquirido antes acerca del tema de ellas.
Según eso, al comenzar vuestro año escolar procuraos, pues, esos memorándums (en los
cuales no se piensa sino al fin de aquél) y, luego de haberos formado una idea del conjunto
de cada materia, trazad un plan gráfico juiciosamente subdividido en contiguos estantes
destinados a llenarse, cada uno en lo que le corresponde, con un grupo de hechos, de
consideraciones, de teorías, que tengan alguna analogía con la etiqueta que lleve cada uno
de los respectivos estantes.
A medida que se llenen vuestros estantes, buscad una línea causal, una vía de
encadenamiento para ligar estrechamente cada compartimento a los que le siguen, a partir
del origen.
A medida que se llenen vuestros estantes, buscad una línea causal, una vía de
encadenamiento para ligar estrechamente cada compartimiento a los que le siguen, a partir
del origen.
Permítaseme que observe aquí cuán perjudicial es el error psicológico que consiste en
exigirles a los niños la asimilación de materias, cuyo alcance resulta ininteligible para ellos
en sus tres cuartas partes. Señores profesores, abrid el espíritu de vuestros alumnos: de ese
modo, vuestras lecciones serán menos penosas para vuestros discípulos y para vosotros
mismos.
A los estudiantes se les procura excesivamente tarde el uso de ese precioso medio de
fijación mnemónica que es la analogía. Me refiero a los cursos en que se comparan la
Botánica, la Zoología y la Fisiología.
A cada cual le corresponde remediar ese mal por la aplicación a esas tres modalidades del
conocimiento los principios expuestos para la Historia, la Literatura y la Filosofía. las
nomenclaturas y clasificaciones, de aspecto bastante árido, son asimiladas con tanta mayor
facilidad cuando más en cuenta se tiene lo que sigue:
1º Dedicar una atención continua a la relaión de la etimología de cada nombre con las
características de forma y otras de la familia de los vegetales o animales, del hueso o del
músculo que designe.
5. FÍSICA Y QUÍMICA
6. MATEMÁTICAS
En esta ciencia, la atención forma el primer medio. Hace falta seguir necesariamente el
encadenamiento, de lo sencillo a lo compuesto, y como cada nueva parte obliga a
recapitular las otras, el estudiante atento no olvida nada de lo que ha comprendido
íntegramente. En las matemátias es donde se ven las memorias de bronce, aquellas en que
el buril de la atención halla la mayor resistencia para realizar un trabajo mejor que en las
memorias de cera. Para facilitar el esfuerzo, se tendrá empero ventaja en provocar la
apetencia mnemónica buscando que se despierte el interés por las posibilidades que abren
la obtención de los medios proporcionados por las matemáticas. El alumno tratará con
frecuencia de aplicar lo que ya sabe para resolver problemas que le interesen
personalmente.
Para toda persona hay un momento de la jornada en que la atención adquiere su máximo
de agudeza, su máxima potencia de trabajo, la geometría, el álgebra y sus problemas
penetran con mayor fuerza en el espíritu.
7. IDIOMAS EXTRANJEROS
Lógicamente, una lengua extranjera debiera aprenderse según el mismo método que nos
permite comprender y hablar nuestra lengua nacional.
Las escuelas Berlitz, conocidas en todo el mundo, aplican el único sistema
verdaderamente racional; es decir, colocan al alumno en presencia de un extranjero al que
oyen enunciar en su idioma vocablos que significan los objetos que señala con el dedo, los
actos que el mima, etc. Una lecciones de enseñanza gramatical completan la iniciación
fonética desde el punto de vista de la ortografía y de la sintaxis.
A falta de este método, lo que a mi juicio es más conveniente para aquéllos que deben
aprender una lengua en lugar distinto del seno de la nación que la utiliza, es lo siguiente:
A.
1º Comprender lo escrito
2º Redactar
B.
3º Comprender las palabras
4º Hablar
Después del primer texto se pasará a otro más largo, por ejemplo, una novela, que se
traducirá del principio al fin, y en el curso de al cual se repetirán y se grabarán en la
imaginación las mismas palabras. Muy pronto se sabrá leer corrientemente el idioma
estudiado y se empezará a escribirlo.
Ya sólo faltará ponerse en relación con personas que hablen la lengua de que se trate, para
habituar al oído a sus modulaciones, acentos tónicos, alteraciones usuales, etc., y con el fin
de llegar a comprender aquello que se entiende y hallarse en condiciones de repetirlo.
8. GEOGRAFÍA
Al terminar este libro, deseo señalar una posibilidad mucho más extraña aún que la
anterior: la regresión de la memoria.
Ese ensayo, repetido en diecinueve personas de edades, sexos y condiciones distintas, dio
los mismos resultados en todos los casos examinados.
Entre estos últimos, cuya relación forma una parte de la obra denominada Les vies
sucdesivves, de M. de Rochas, voy a elegir uno, ni más ni menos característico que los
demás, a fin de ilustrar al lector.
2. EL RECUERDO PRENATAL
Los ensayos experimentados que van a leerse tuvieron como testigos al doctor Bertrand,
alcalde de Aix, y a un ingeniero, padre político del sujeto. No citaré las primeras sesiones
de acondicionamiento, para entrar de lleno en los resultados relativos a la memoria:
“Dormí a Mayo 2 -escribe Rochas-, primero por la presión del punto hipnógeno de su
muñeca izquierda; proseguí la magnetización por pases y la conduje hasta la formación del
1
Véanse los prccesos de la producción del sonambulismo, en el “Método Científico Moderno del Magnetismo, Hipnotismo y
Sugestión”.
2
Véase mi “Tratado de Ciencias Ocultas”.
cuerpo astral primeramente hacia la izquierda y luego hacia la derecha… Determiné
entonces por sugestión la regresión de la memoria hasta la edad de doce años y le pedí al
sujeto que escribiera su nombre, con el fin de proporcionarme una muestra de su escritura.
Ella escribió lentamente María. La hice retroceder hasta sus ocho años y le pedí lo mismo,
y con gran sorpresa escribió dos letras en árabe. Pedí de ello explicaciones al señor Lacoste,
y éste me dijo que, a esa edad, la muchacha se hallaba en Beyrut y frecuentaba el colegio de
las Hermanas. Seguí haciéndole retroceder progresivamente en el pasado hasta los seis, los
cuatro y los tres años, hasta el momento de su nacimiento, hasta la época en que en
encontraba en el seno de su madre, y aún más lejos”.
“¿Qué eres ahora?, le preguntó Rochas. y el sujeto respondió en substancia: “Soy una
mujer llamada Lina, estoy muerta; me he ahogado y no se halló mi cuerpo”.
El sujeto, que no tenía ninguna noción de las teorías reencarnacionistas, describió una fase
de su existencia póstuma: antes de haber sido Lina, se hallaba errante, pero en un estado
muy penoso anteriormente había sido un hombre nada bueno.
Rochas, por sugestión, la retrotrajo al recuerdo del tiempo en que era el hombre en
cuestión. el sujeto recordó entonces de esa existencia pasada bajo la forma masculina.
Remonantando el curso del pasado se vio acompañar en su entierro, morir, caer enfermo a
los cincuenta años, vivir largamente como empleadode oficina, llamarse Charles Mauville,
asistir a una revolución, etcétera…
Es preciso añadir que todas las veces que el experimentador hace remontar al sujeto al
curso de los tiempos, éste proporciona siempre en el mismo orden idénticos detalles.
Además, Rochas obtuvo a menudo de tales sujetos indicaciones de lugares y de fechas
bastante precisas para poder tratar de comprobarlas, y por esa verificación pudo certificar
de que todo había sucedido como si la memoria prenatal correspondiera a una realidad.
Por ejemplo, un sujeto, una sirvienta sin instrucción y de carácter sencillo, dormida y
llevada hacia sus existencias anteriores, encontró como una de sus antiguas personalidades
la de un tal Bourdon. Se vio siriviendo en el séptimo regimiento de artillería de Besançon,
en 1832. Realizadas las oportunas investigaciones, se supo que Besançon, tenía guarnición
en esa época. Josefina, alias Bourdon, indicó también como un día feliz en su vida militar el
1º de mayo, el día de San Felipe, cuando se celebraba la gran fiesta militar, y no el 14 de
julio.
Otro detalle importante. Cuando son situados por sugestión en un período de vida fetal,
todos los sujetos describen sus impresiones en la misma forma.
Cada día aparece más claramente que la fisiología casi está muy lejos de poder dar una
explicación tan estrechamente exacta como la que se ha supuesto de la psicología.
Y de todas las concepciones metafísicas, son sin contradicción las del ocultismo las que se
atribuyen lo mejor de los hechos.
Nuestros pensamientos, según esas teorías, parten del cuerpo mental y mueven el cerebro
después de haber transmitido sucesivamente sus vibraciones a los vehículos intermediarios
entre la mente y el cuerpo físico. Pero las vibraciones psíquicas tienen otro efecto: graban,
por decirlo así, su objeto en la substancia mental ambiente. Porque, según dice Annie
Besant, la memoria es la reproducción que hace en la materia el sujeto 1 de los objetos con
que se ha encontrado ya en contacto.
1
Vale decir, el Ego.
2
Matiere et Mémoire.
diferentes partes de éste, los movimientos centrípetos o, cuando menos, algunos de éstos,
hacen nacer la representación del mundo exterior. ¿Qué hay que pensar de todo eso?
“Los nervios aferentes son imágenes, el cerebro es también una imagen, las sacudidas
transmitidas por los nervios sensitivos y propagados al cerebro son también imágenes. Para
que esa imagen que llamo sacudimiento cerebral engendrara imágenes exteriores, sería
preciso que las contuviera de una manera u otra y que la representación del universo
“Suponed, por el contrario, que esas dos imágenes, el cerebro y el sacudimiento cerebral,
se desvanecen: por hipótesis no borráis sino éstas, es decir, muy poca cosa, un pormenor
insignificante en un cuadro inmenso.
“El cuadro, en su conjunto, es decir, el Universo, persiste íntegramente. Hacer del cerebro
la condición de la imagen total, realmente es contradecirse uno mismo, ya que el cerebro,
por hipótesis, es una parte de esa imagen. Ni los nervios ni los centros pueden, pues,
condicionar la imagen del Universo.
“Ya digáis que mi cuerpo es materia o que es imagen, el hombre poco me interesa. Si es
materia, forma parte del mundo material; por ende existe en torno a él y fuera de él. Si es
imagen, ésta no podrá dar lo que no se le proporcionó, y puesto que, por hipótesis, ella es
solamente la imagen de mi cuerpo, sería absurdo querer sacar de ésta de todo el Universo.
Mi cuerpo, objeto destinado a mover los objetos, es, pues, un centro de acción: no podría
hacer nacer una representación”.
FIN
ÍNDICE
NOCIONES PRELIMINARES
1. Importancia de la memoria
2. Podemos modificar el elemento de esta función
3. En ciertas condiciones psíquicas, la memoria amplía espontáneamente los límites de sus
posibilidades habituales
4. Los estados afectivos excitadores del recuerdo
5. Cómo obtener una memoria rápida
PARTE TEÓRICA
1. Agudeza sensorial
2. Agudeza motriz
3. Agudeza emocional
4. Sentido estético
5. El sentido analítico
6. Espíritu de síntesis
7. Sentido analógico
8. Noción del tiempo
9. Sentido topográfico
10. Cómo se establece el diagnóstico de una memoria
PARTE PRÁCTICA
1. Alimentación racional
2. Cultura física
3. No deberán usarse tóxicos
4. El descanso
IX.- El recuerdo
X.- La mnemotecnia
1. Sistema de ligaciones
2. Las articulaciones cifradas y sus aplicaciones
3. La alegoría
4. Las fórmulas rimadas
5. Las tablas de recuerdo
6. Métodos de las localidades
7. El truco de los nombres varios
XI.- El recuerdo
APÉNDICE
1. El sonambulismo provocado
2. El recuerdo prenatal
3. Una página de Bergson
Este libro se terminó de imprimir en Buenos Aires, en los Talleres Gráficos de la Editorial TOR, el día 28 de abril de
1937.
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