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Vida y obra
DE LA TRADICIÓN LLANERA AL ETHOS DE NUESTRA CONTEMPORANEIDAD.
Por: Néstor Lambuley Alférez
Asesor Musical
MANUEL IGNACIO VARÓN ROJAS
Ilustración de portada: María Murcia Rivera. “Casi un cello”. Cuadro dedicado a Samuel Bedoya. 1993
PRIMERA EDICIÓN: Bogotá, Instituto Departamental de Cultura del Meta. PDM-M. 2014
Con el Apoyo del Ministerio de Cultura de Colombia. Plan Nacional de Música para la Convivencia
Carrera 8 No 8-43 Bogotá, Colombia. Tel: (057)1- 3424100 Ext. 1520 Fax. 3816380
ISMN: 979-0-801645-00-5
Tabla de contenido
Pág.5 RESEÑA DEL AUTOR
Pág.6 PRESENTACIÓN
Pág.25 PARTITURAS
Pág.26 La perra baya
Pág.44 Sonata en las formas llaneras
Pág.56 El golpero
Pág.60 La kirpa
Pág.72 Seis por numeración
Pág.74 La catira Rafaela
Pág.79 AGRADECIMIENTOS
Retrato de Néstor Lambuley dibujado por Samuel Bedoya
Samuel Bedoya.
D ada la trascendencia, la importancia y el gran aporte del Maestro Samuel Bedoya Sánchez a la
música popular Llanera, La Fundación Círculo de Profesionales del Arpa y su Música CIRPA, con
el apoyo del Ministerio de Cultura de Colombia, Plan Nacional de Música para la Convivencia -
Plan Departamental de música del Meta, presenta esta primera publicación digital de la vida y obra de
este notable compositor. En este trabajo se abordan varios aspectos que dan testimonio de un recorrido y
un cubrimiento de las facetas humanas, artísticas y de pensamiento de Samuel Bedoya, en donde lo
biográfico, su música y su investigación dan cuenta del tejido de su personalidad artística. Las
dimensiones de lo popular, lo universal y lo contemporáneo se hacen presentes en toda su producción
musical e intelectual.
Así lo biográfico a modo de semblanza se recopila con su familia, amigos y músicos que compartieron en
la cotidianidad y en su trabajo artístico. Su obra musical tímidamente publicada pero muy apreciada y
valorada hace visible sus inéditas composiciones y arreglos que marcan una pauta en la caracterización
del “arreglo compositivo”, de la obra abierta y de las nuevas disposiciones formales de las músicas y sus
creaciones. Particularmente sus afectos por las músicas llaneras, sus cualidades como intérprete de la
guitarra, el cuatro, el arpa y el bajo, posibilitaron una gran producción de composiciones y arreglos de
formato sinfónico, popular y de nuevas propuestas tímbricas. La pedagogía y sus reflexiones teóricas
sobre lo regional y lo popular tienen un peso y una relación directa con su producción artística y algunos
documentos investigativos y didácticos son necesarios para comprender su obra. Sin embargo, por el
propósito del presente trabajo los aportes teóricos e investigativos serán objeto de una futura
publicación.
El presente libro está dirigido a un amplio público, a las comunidades musicales de todo el país y será
publicado en la red de Escuelas de Música del Meta y en el portal del Ministerio de Cultura. La intención
de presentar esta selección de composiciones y arreglos del Maestro Bedoya se fundamenta en el uso
pedagógico y la proyección educativa que pueden tener las partituras de sus obras en las bandas
municipales, institutos educativos y escuelas de música tradicional de la región de la Orinoquia y de
diversas regiones del país. Se realizó un catálogo de sus obras musicales y publicaciones más
prominentes y la digitalización de seis obras inéditas, que el investigador Néstor Lambuley Alférez,
recopiló, transcribió y se consignan en esta publicación. Estas obras fueron escogidas a partir de su
vigencia y pertinencia pedagógica, del contraste de sus formatos instrumentales, por su referencia a las
formas populares llaneras, a la elaboración del arreglo y sus estilos de composición.
Esperamos que este documento sea un aporte y a la vez un disfrute para las prácticas musicales del país.
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Vida y obra
Sus Estudios:
S
amuel Bedoya nace en San Antonio de Prado, Antioquia Colombia, el 6 de marzo de 1947. Su
padre Ignacio desde muy joven vinculado a los quehaceres del trabajo de obrero del sector
petrolero y errante por naturaleza, junto con su madre Carmelina llegaron al barrio las aguas de
Bogotá cuando Samuel era muy niño. Sus estudios de bachillerato los realizó en el colegio Virrey Solís
(1964) e ingresó a la Universidad Nacional de Colombia donde realizó estudios de Arquitectura y
Filología e Idiomas en 1969.
Su gran afición a la lectura, en tejido con sus búsquedas formativas, le permitieron acercarse al
pensamiento del arquitecto Le Corbusier, a la lingüística de Ferdinand de Saussure y Noam Chomsky y al
mundo sonoro del compositor Ernst Krenek
Sus estudios musicales los inició en 1963, en el Conservatorio de Música de la Universidad Nacional de
Colombia, donde cursó gramática musical y armonía con Raúl Mojica, Folklore con el maestro
Guillermo Abadía y formas musicales con los maestros Jesús Pinzón Urrea y Francisco Zumaqué. En
paralelo en 1968 estudia guitarra clásica con Georges Sakellariou, en 1969 con Hernán Moncada y Daniel
Baquero, y en 1976 con Jorge Martínez Zarate.
En 1980 toma clases de composición con el maestro BIas Emilio Atehortúa en Bogotá y posteriormente
en 1984 con Richard Rodney Bennett en Londres. En el contexto de la Orquesta Filarmónica de Bogotá
toma clases de Trombón con Marshall Stith y después en 1982 estudia dirección de orquesta con el
distinguido director Dimitr Manólov.
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Samuel Bedoya Sánchez
Realizó varios recitales de guitarra entre los que se destacan Centro Colombo Americano, Alianza
Colombo-francesa, SENA, Conservatorio de Música de la Universidad Nacional de Colombia, Cruz Roja
Nacional, auditorio “Pablo VI” de la Universidad Javeriana, Asociación de profesionales del Meta, Casa
de la Cultura, INEM de Villavicencio.
Su vivencia y trabajo en la ciudad de Villavicencio, le permitieron estar en línea directa con arpistas,
cuatristas, maraqueros, cantantes y bailadores y así beber de la fuente original las maneras de
interpretar los instrumentos llaneros, de entender su función y su mundo y de apoderarse de la fuerza
expresiva de las músicas del joropo.
Su experiencia docente
L
a experiencia docente del maestro Bedoya fue muy amplia y diversa. Al respecto se pueden
destacar los talleres de guitarra clásica y popular realizados en el Centro Colombo
Americano de Bogotá entre 1968 y 1970. Su vinculación como profesor de música al INEM Luis
López de Mesa de Villavicencio entre 1974 y 1975 y al INEM Santiago Pérez de El Tunal Bogotá entre
1976 y 1977. En la Casa de la Cultura de Villavicencio dictó las cátedras de guitarra y gramática musical
entre 1972 y 1975.
En la Fundación Casa Llanera en Bogotá se desempeñó como
instructor de gramática musical e instrumentos llaneros.
Además en 1988 realizó en el marco del Quinto Taller
Latinoamericano de Música Popular, el taller sobre composición
en músicas andino-llaneras (Bogotá). En la Universidad
Pedagógica Nacional se vinculó como docente en el área de
elementos del lenguaje en los semestres I, I y III en el período
comprendido entre 1982 y 1983. Allí también ejerció la coordinación del Área de Teoría, Solfeo e
Historia del Arte entre 1991 y 1993.
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Sus premios de composición:
Quinteto de Metales del Nuevo Mundo. Integrantes de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. 1979.
CartAtonal. Arreglista e integrante con guitarra y voz junto con María Murcia y Jesús Mosquera.
Concierto Estreno en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional en noviembre de
1993.
Su labor analítica, particularmente en el campo de las músicas llaneras, lo llevó a proponer un enfoque
particular sobre el estudio de las músicas regionales, así como sobre la manera de abordar trabajos
creativos en el ámbito de la composición y los arreglos musicales. Esta experiencia le permitió, articular
el bagaje popular con lo contemporáneo, generando una producción musical de amplia cobertura, de
diversos formatos instrumentales, de diferentes búsquedas formales y contrastes de texturas.
Su Investigación:
Instituto Colombiano de Cultura. Asesor Programas “Noches de Colombia”. Zona llanera. 1981
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Publicaciones:
Músicas del siglo XIX: 1830-1886. Bogotá. Fundación Francisco de Paula Santander. 1988-89.
Música, región y pedagogía. Instituto de Cultura y Bellas Artes de Boyacá ICBA Tunja 1989
Egresado y Docente del área de composición y arreglos del Proyecto Curricular de Artes Musicales. Facultad de Artes Asab
Carlos Gonzalo Guzmán Muñoz
Universidad Distrital.
E n el devenir de la vida nos cruzamos con muchas personas, pero sólo con algunas logramos 2
empatía. Y esta empatía la encontré con Samuel Bedoya. Durante un tiempo pasamos horas
discutiendo problemáticas referidas a la formación musical y estudiando los conceptos que
nos ayudarían a configurar unas posibles soluciones. Es un gran enigma la forma en que nos
entendemos con alguien que no tiene ideas comunes a las de uno, sin embargo entre Sami y yo se
produjo una gran empatía proveniente de la vitalidad. A los dos nos seducía la idea de afirmar la vida
y esa idea era como el espíritu que nos empujaba, era la risa que diariamente nos nutria.
Sami era alguien muy singular, había algo en él que irradiaba vitalidad. Oír boleros, teniendo como
trasfondo la explicación de su valor musical, luego pasar a la poesía de la música llanera, después
transitar por los sonidos de la guitarra clásica, por los acordes del vallenato- punto de discusión
permanente entre él y yo- y por la estructura del porro, en fin, todo esto
acompañado de las lecturas de Pierre Boulez, Guilles Deleuze y Enrico
Fubini, y el estudio de las obras de Elliott Carter y los artículos de Milton
Babbitt…
Sami y yo hablábamos mucho, nos reíamos a carcajadas, era ese amigo con
el que uno se encuentra para pensar… para pensar en cómo afirmar la vida
a partir de la afirmación de la propia. Sin duda él era muy enigmático, sin
embargo para mí, era y es la remembranza de alguien que me contagiaba de
sus locuras, de sus trasgresiones y de sus conquistas con las mujeres, que nunca le faltaron.
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Bueno, después de 20 años de su ausencia, puedo decir que su presencia sigue acompañándome en los
momentos en los que los obstáculos de la vida pretenden aprisionarla y empujarla al abismo.
E
l Maestro SAMUEL BEDOYA, además de ser un individuo con una ilustración, conocimiento e
imaginación excepcional, que le permitió concebir un Proyecto Musical, tanto en lo que se
refiere a la construcción de conocimiento desde este campo, propuesta muy novedosa
conceptualmente, no solo en lo relativo a la formación académica de músicos, sino el de demostrar
el emparentamiento indisoluble de ésta como lenguaje universal sin fronteras, proponiendo que
desde las Músicas CIAM, éstas eran un punto expedito de referencia para analizar, sintetizar e hibridar,
componer, leer, comprender, apropiar con mayor profundidad el pensamiento de los clásicos
centroeuropeos como JUAN SEBASTIAN BACH, LUDWING VAN BEETHOVEN, AMADEO MOZART
entre otros muchos más, entendiendo por ejemplo, que no ha existido, no existe y nunca existirá una
distancia entre las fugas de BACH y la música llanera colombo-venezolana, de modo que los
anteriores serían factibles de leerlos con la misma o mayor profundidad con la que se estudian a éstos
desde ellos mismos, a partir de aquello que se escapa por la carencia de una lectura desde otras
fronteras, entendimientos, sensibilidades, imaginarios, procesos, composiciones, tiempos y
espacios, historias, experiencias y necesidades sensibles con las que es perentorio conectarse con el
universo de lo ideal entre seres humanos, para abrir un espacio de entendimiento sensible de las
incógnitas que plantea la vida misma y que la música ofrece.
Desafortunadamente nos abandonó con demasiada premura, más su memoria y talento serán
recordados mientras subsista, no solo el Proyecto Curricular de Música, sino todo el Proyecto de la
Academia de Artes de Bogotá, con toda la carga histórica que porta, aunque
aparentemente corta, está medida es en la profundidad que han adquirido
sus cimientos, de los cuales uno de sus más significativos pilares fue y es, el
Maestro SAMUEL BEDOYA.
P udo ser un hombre de la Grecia antigua que se debatía cotidianamente entre lo apolíneo y lo
dionisíaco
Pudo ser un hombre del Renacimiento Europeo que orientaba la renovación humanista de la
filosofía y la innovación estética.
Pudo ser un Chamán de un pueblo originario de América capaz de interpretar e interpelar las fuerzas
naturales y sobrenaturales.
Fue un hombre contemporáneo de Colombia con mente universal y espíritu abierto con la visión
puesta en la comprensión y construcción de Iberoamérica.
C
onocí a Samuel Bedoya por los caminos de la música llanera. Eran tiempos en que el
conocimiento de tradiciones como el joropo no era posible sin una inmersión vivencial en el
mundo de su práctica viva. Samuel transitó esos senderos desde su época de profesor de
música en el colegio INEM de Villavicencio, cuando compartía su arte de guitarrista con músicos
andinos y llaneros que animaban las tertulias familiares y la bohemia local.
Se integró al naciente mundo joropero con un cariño que encontró la reciprocidad de un medio no
siempre abierto al foráneo. Siempre me causó curiosidad una fotografía, que conocí antes de
compartir con él los escenarios del joropo, en que Samuel, ataviado con
sombrero llanero, posaba junto a los músicos criollos con quienes integraba
un conjunto que participaba en el Festival del Retorno de Acacías, hacia
mediados de los años setenta. Años después, viendo la fotografía junto a
Samuel en reunión de amigos, reíamos con el comentario chocarrero de
algún presente que, a propósito de su atuendo, le recordaba sus ancestros
paisas:
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contextos de la música planetaria.
Hombre de dos mundos que otros veían como incompatibles, Samuel Bedoya nos mostró la
artificiosidad de las fronteras en el conocimiento y la potencia liberadora del diálogo de saberes.
Músico académico de sólida formación e inquietudes intelectuales que abarcaban muy disímiles
campos, y practicante formado en la escuela viva de una música popular y tradicional que en su
tiempo poco quería saber de sistematicidades y aulas académicas, condujo el entusiasta equipo que
a su lado y orientado por su iluminada visión construyó ese primer puente por el que hoy transitan
los músicos anfibios de las llamadas Nuevas Tradiciones Colombianas.
En alguna ocasión, cuando estudiaba con él los rudimentos de la teoría musical, le pregunté sobre su
concepto de lo que implicaría ser un músico integral. Hoy recuerdo su mirada clara, su sonrisa afable
y su respuesta, entre socarrona y trascendente, de una precisión sin presunciones que desnudaba su
calidad de maestro: Debería ser capaz desde encordar y afinar un tiple, hasta escribir una obra para
orquesta sinfónica. Nada más vigente, nada más liberador.
H
acia 1981, nuestras búsquedas en lo investigativo e interpretativo de las músicas regionales
Colombianas con el Grupo Nueva Cultura, entran en resonancia con el pensamiento y
propuesta del maestro Bedoya, al establecer un vínculo de estudio con él y su posterior
asesoría y trabajo con la pedagogía de las músicas populares. Este encuentro con Samuel Bedoya
deja una huella indiscutible en la manera como enfrentamos el quehacer artístico, ya que nos
impregnó de la libertad de la creación en consonancia con las realidades musicales, compartimos la
fruición en el oficio de músicos combinada con el trabajo metódico y entendimos el parrando, el
estudio y la creación como entes de un mismo ser, un ser trascendente, explorativo y trasgresor de las
múltiples reiteraciones sonoras que cada día nos imponen los medios y la institucionalidad de los
espacios educativos. Su lealtad extrema frente a lo que creía y construía, fueron los motores de su
producción musical e intelectual.
La caricia sabia
La voz sincera y contundente
Las cenas
almuerzos y desayunos con pasión
Ese es Samuel
Mi padre
David Bedoya, Samuel Bedoya, 1991
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Catálogo de obras
Composiciones:
Aire Antillano*, para piano y orquesta (Bomba, Pregón). 1977
Sonatina en Cuatro Modos*, para Clarinete y Piano. Primer premio en el concurso PCAC.
1979
Tientos de la tierra llana*, para guitarra, (La Kirpa, Seis por derecho, Zumba que
zumba, San Rafael, Chipola, el Gaván, el gavilán). 1979
Six coloquial pieces for solo trombone*, para trombón solista. Dedicated to Mr. Marshall
Stith.1980
Contrarritmo uno (Counter Rhythm) OP 8** para 19 instrumentos: diez violines, cuatro
cornos, cuatro timbales, un vibráfono. 1980
Cuatro programas para espacios sonoros variables*, para Soprano, Orquesta de Arcos
y piano. Op 10. 1981
La catira Rafaela. Joropo (golpe de catira), para arpa llanera, guitarros (tiples), cuatro,
contrabajo y maracas. Grabada por el Grupo de Canciones Populares Nueva Cultura.1986.
Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, para soprano solista. Texto: Gabriel García
Márquez. Estreno María Murcia, Auditorio León de Greiff, Bogotá, noviembre 25 de 1993.
Calles de mi ciudad. Canción. Voz y guitarra. Versión compositiva Néstor Lambuley. Estreno
Grupo de Canciones Populares Nueva Cultura. Centro Colombo Americano en el ciclo de
conciertos “Compositores Colombianos y Norteamericanos del siglo XX. Bogotá. 1996
La perra baya, aire anónimo llanero para conjunto criollo (arpa, cuatro y maracas) y orquesta
de arcos. Estreno Orquesta Filarmónica de Bogotá, Director Agustín Cullel, Teatro Colón
diciembre 7 de 1979. Auditorio Universidad Nacional, 9 de diciembre de 1979.
Reconcilio, Pasaje Anónimo, (doce tientos de tierra llana) para sexteto de cobres. Estreno
Orquesta Filarmónica de Bogotá, salón XX, Bogotá, 4 de diciembre de 1979.
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El corrido, Para conjunto criollo y orquesta de arcos.
Alma Llanera, Rosario, Concierto en la Llanura, para conjunto criollo y orquesta de arcos.
Tientos de la tierra llana No. 1,* (La perra baya), para piano, cuerdas,
percusión.1979.
Joropo del tercer modo, para Trombón y Piano. Estreno salón XX, Bogotá,
noviembre 27 de 1979
Formato instrumental. Para conjunto criollo: arpa Carlos Rojas, cuatro Samuel
Bedoya, maracas Dennis López y Quinteto de Arcos de la Orquesta Filarmónica
de Bogotá. Arreglo compositivo.
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la forma de La tonada. El Desarrollo como tal se encuentra en el tercer
movimiento con percusión en el pabellón del trombón y papelófonos a
cargo del pianista. Así los planos tímbricos son: piano, trombón open,
trombón con sordina, percusión metal y percusión papel en ritmo de pasos
de danza. Se hace presente un contrapunteo entre piano y trombón y entre
piano, trombón y percusiones, cerrando con una cita del golpe de
Periquera que es muy tradicional para los contrapunteos.
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Seis por numeración. Golpe llanero. 1986
Entre los golpes llaneros la modalidad del seis es por excelencia uno de los
sonotipos más preciados para la improvisación, el baile, el virtuosismo
instrumental y la narrativa de la faena y la fuerza llanera hecha música. Sus
sistemas de acentuación pueden transitar entre “el corrido” y “por derecho”
en las tonalidades de mayor y menor (ver cartilla Música Llanera del
Ministerio de Cultura).
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Par
ti
tu
ras
Versión Nº 3
Orquesta de Arcos
Con
Conjunto Criollo
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Fuentes consultadas
78 Vida y obra
Leonor Baquero, Samuel Bedoya 1970
Agradecimientos