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EL EXAMEN MEDICO

TEXTO DE ENSEÑANZA

ERRNVPHGLFRVRUJ

SEMIOTECNIA INTEGRADA

GENERAL Y ESPECIAL

CARLOS GUARDERAS R.
WILSON PEÑ A FIEL R.
VICTOR ALBERTO ARIAS CASTILLO +
HERNAN DAVALOS VALDIVIESO
GAVINO A. VASQUEZ VILLEGAS

PLIEGO: 1
PRIMERA EDICION
PRIMER PREMIO
UNIVERSIDAD CENTRAL
DEL ECUADOR
1982

TEXTO BASICO DE ENSEÑANZA DE LA


SEMIOLOGIA

H. Consejo Directivo de ia F acultad de M edicina de la


Universidad Central. (7 E nero 1983).

♦******

TEXTO DE CONSULTA PARA LOS ESTUDIANTES


DE LA CATEDRA DÉ SEMIOLOGIA

H. Consejo D irectivo de la F acultad de M edicina de la


Universidad E statal de G uayaquil (25 O ctubre 1982).

$ %jjejjc* $

PRIMERA EDICION 1982


PRIMERA REIMPRESION 1983
SEGUNDA EDICION 1988
PRIMERA REIMPRESION 1990
TERCERA EDICION 1995
Dr. CARLOS GUARDERAS F;.
D irector de la O bra

Profesor Principa! de Semiología de la Facultad de Ciencias Médicas de la


Universidad Central del Ecuador. Director del Departamento de Clínica del
Hospital Pablo Arturo Suárez, de Quito. Ex Director del Departamento de
Medicina Interna de la Facultad de Ciencias Médicas. Ex Presidente de la So­
ciedad Ecuatoriana de Medicina Interna, Núcleo de Quito. Miembro del Nú­
cleo de Ciencias Biológicas y Naturales de la Casa de Cultura Ecuatoriana.
Ex Subdecano de la Facultad de Ciencias Médicas de Quito. Años de docen­
cia universitaria : 32.

Dr. WILSON PEÑ A FIEL R.


Profesor Principal de Neumología (Area de Clínica Médica) de la Facultad
de Ciencias Médicas de la Universidad Central del Ecuador; ex-Director del
Area de Clínica Médica de la misma Facultad; médico de Escuela Politéc­
nica Nacional; Miembro Titular de la Asociación de Medicina Interna de
México; Miembro de las Sociedades Ecuatorianas de Medicina Interna y
Neumología. Años de docencia universitaria: 29.

Dr. VICTOR A LBERTO ARIA S CASTILLO + ,


Profesor Principal del Areai de Medicina Interna de la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad Central del Ecuador. Jefe del Servicio de Cardio­
logía del Hospital Eugenio Espejo, Quito. Presidente de la Sociedad Ecuato­
riana de Cardiología: 1.979 — 1.981. Miembro de la Sociedad Ecuatoriana
de Reumatología. Miembro del H. Consejo Directivo de la Facultad de Cien­
cias Médicas de la Universidad Central del Ecuador: 1.980 — 1.983. Años
de docencia Universitaria: 23.

Dr. HERNAN DAVALOS VALDIVIESO


Profesor Agregado de Ginecología y Obstetricia en la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad Central delfEcuador. Médico G¡neco—Obstetra del
Hospital Pablo Arturo Suárez, Quito. Vocal del Directorio de la Sociedad
Ecuatoriana de Ginecología y Obstetricia. Años de docencia universitaria:!7.

Dr. GAVINO A. VASQUEZ VILLEGAS

Profesor Auxiliar de Medicina Interna de la Facultad de Ciencias Médicas


de la Universidad Central del Ecuador. Médico Tratante del Hospital Eugenio
Espejo y de! Hospital Vozandes. Miembro de ¡as Sociedades Ecuatorianas de
Medicina Interna y de Ateroesdefosis. Años de docencia universitaria: 4.

Q uito — Ecuador
DERECHOS DE AUTOR
N o.001575
1982 - 1990

© Copyright: Guarderas, Peñafiel,


Arias, Dávalos, 1982 -1990 -1995
PROLOGO DE LA TERCERA EDICIO N

El continuo adelanto científico de la


medicina nos estimula a mantener actua­
lizado "EL EXAMEN MEDICO".

Aunque todo el libro ha sido revisado,


sin embargo, destacamos los capítulos
relacionados con la patología digestiva,
cardiológica, hematológica, renal y neuro-
lógica, con lo cual esperamos poner en ma­
nos de los estudiantes los contenidos que
les permitan, mantenerse al día compren­
diéndolos mejor. Sin embargo, gracias a
nuestra propia técnica de corrección y
con el fin de no encarecer los costos, he­
mos mantenido el mismo formato.

Deseamos resaltar el hecho relacionado


con la incorporación a este texto de los
múltiples consejos y recomendaciones que
nos han hecho profesores y estudiantes
del país y del extranjero, reconociendo
en ellos su buen deseo de unirse a noso­
tros en nuestra intención primaria, es decir,
la de servir a los estudiantes ecuatoria­
nos, para lo cual no hemos escatimado
esfuerzo algupo. .

De igual manera, a la vez que lamenta­


mos con profundo dolor la definitiva au­
sencia de nuestro amigo Víctor A. Arias,
damos la bien venida al distinguido pro­
fesor Dr. Gavino Vásquez.

Los Autores.
PROLOGO DE LA PRIMERA EDICION

Desde hace muchos años, quizás desde que éramos estudiantes, comprendimos la ne­
cesidad de disponer de un libro que prolongue las horas de docencia, especialmente las de
contenido práctico, indispensables, pero siempre escasas para un aprendizaje completo.
Más tarde, ya profesores universitarios, comprobamos que ni multiplicando las horas de
trabajo del profesor, era posible dejar en los alumnos una formación integral que garan­
tice su éxito en el examen de un enfermo.
La primera idea fue, por tanto, encontrar la forma de que la acción del profesor
se extienda más allá de la hora de clase, y acompañe al estudiante en todos los momen­
tos de su esfuerzo privado.
Por otra parte, la lectura de las opiniones de algunos autores y profesores de medi­
cina de diversos países, y nuestra propia experiencia como médicos y como profesores,
nos llevaron a constatar que la mayoría de los estudiantes de medicina eran capaces de razo­
nar bien y obtener conclusiones acertadas cuando partían de una historia clínica de archivo
o dictada por el profesor o leída en cualquier revista; pero, cuando ellos mismos tenían
que tomar los datos del paciente y luego analizarlos, los resultados eran significativamen­
te menos halagadores. Esto nos llevó a concluir que era necesario hacer énfasis en la reco­
lección de los datos.
La segunda idea fue, por tanto, encontrar una forma ágil para que el estudiante pueda
tener la información útil y oportuna sobre cómo actuar a la hora de examinar a un paciente.
A l fusionar estas ideas básicas, nos vimos ante el gran desafio de proporcionar a los
alumnos un instrumento de aprendizaje que les sirva de consejero al preguntarse cómo
aprender; de fuente de información al averiguar qué es ésto o qué es aquello; y de punto de
referencia y de comparación, al preguntarse también: estoy haciendo bien o estoy'fiaciendo
mal?. Es decir, era necesario escribir un texto de enseñanza acerca del examen médico.
Concebida la idea, el siguiente paso fue llevarla a la práctica, y rápidamente nos di­
mos cuenta que la tarea demandaba un conjunto de conocimientos pedagógicos comple­
mentarios que nos obligaron, por un buen tiempo, a dilatar la misión; hasta que finalmen­
te nos decidimos realizarla, basados en los siguientes criterios que caracterizan a esta obra:
Uso de un lenguaje sencillo que permita al estudiante comprender con facilidad los
diversos problemas médicos, a los cuales debe hacerles frente cotidianamente.
Altamente científica, es decir, no solamente poseedora de los conocimienos científicos
actualizados, sino además, y sobre todo, orientadora en la acción del estudiante, para
qu« istt aprenda a asumir una actitud científica, no solamente repetitiva, frente a
luí divinos tomas de la medicina.
_ Integradora de los conocimientos científicos que sobre los diversos sistemas y apara­
tos se dan, hasta el nivel que este libro pretende, con el fin de formar en el alumno la
idea de que el organismo humano es uno solo tanto en la salud como en la enferme­
dad; y al mismo tiempo, de que también el procesó del conocimiento es uno solo,
de que todo antecedente tiene su consecuente y de que ía medicina, igual que cual­
quier otra ciencia, tiene sus normas y sus reglas, a las cuales debemos sujetamos sino
queremos dar paso a ¡a subjetividad, a la intuición, al sofisma o a la anarquía de
pensamiento, que sólo dan como fruto el acertijo y no la conclusión como resultado
de un proceso analítico y deductivo.
- Liberadora, tanto en cuanto le permite al estudiante formarse sus propios criterios
científicos, cotejarlos con los de las personas que más saben y sacar sus propias con­
clusiones.
Unica, a pesar de ser escrita por varios autores. Su unidad interior ha merecido un es­
pecial cuidado. Los conocimientos científicos han sido expuestos dentro de un mismo
criterio pedagógico, de manera tal que el estudiante, al leer cualquier parte del libro y
al ponerlo en práctica, siempre tenga por delante los mismos puntos de referencia y
las mismas reglas de acción. Todo ésto con el fin, de que al término del proceso de en­
señanza-aprendizaje, el alumno se haya formado con buenos hábitos de examen
médico.
- Profusamente ilustrada. Es verdad que gran parte del conocimiento se lo obtiene de las
expresiones orales o escritas, pero también es cierto que una fotografía o un esquema
bien logrados, facilitan la adquisición de esos conocimientos. No hemos escatimado es­
fuerzo en ello, y además hemos procurado que la correlación entre la literatura y la
ilustración sea tan estrecha, que no rompa la continuidad de la lectura que tantos in­
convenientes acarrea. Con este fin, no reparamos en armar nosotros mismos cada pá­
gina del libro.
- Ampliamente bibliografíada, pero con aquellas referencias que, a la vez que garantizan
la veracidad de los conocimientos científicos, están al alcance de los estudiantes en sus
libros de consulta o en las revistas que pueden leerlas para profundizar los conocimien­
tos. Y, finalmente,
- Rica en Planes de Aprendizaje. Su intención es orientar a los estudiantes en la forma de
cómo elaborar su propio plan de estudio. A l comienzo del libro son más frecuentes, pa-o ■
ra luego disminuir, en la seguridad de que por si solos, los alumnos ya podrán hacerlos. '
para cualquier tema. .c ' ,
6 O
En fin, las metas han sido altas, y nosotros hemos hecho todo el esfuerzo para
alcanzarlas; sólo el tiempo nos dirá si lo hemos logrado. En todo caso, estamos abiertos a ¡a
crítica inteligente de los colegas médicos, profesores y estudiantes. Nuestro afán solo ha sido
servir, y confiamos que nuestros años de sacrificio sean útiles para el progreso de los estu­
diantes universitarios, y se conviertan en un grano de arena en el adelanto de nuestras facul­
tades de medicina ecuatorianas.
Finalmente, deseamos expresar nuestra admiración y respeto a quienes han sido nues­
tro permanente ejemplo, los maestros doctores Arsenio de la Torre, Juan Francisco Orellana
y Guillermo Azanza,y a sus obras de Semiología, que sirvieron para la formación de muchas
generaciones de médicos.
LOS AUTORES
C O M E N T A R I O

He leído con todo detenimiento “EL EXAMEN MEDICO", Texto de Enseñanza,


escrito por los Profesores Doctores: Carlos Guarderas R., Médico Internista, Víctor Alber­
to Arias Castillo, Internista-Cardiólogo, Wilson Peñafiel R., Médico-Internista y Hernán
Dónalos Valdivieso, Médico Ginecólogo. Los tres primeros con una larga, entusiasta, efi­
ciente y convencida carrera docente universitaria; y el último, joven médico con clara
vocación para la enseñanza médica. Este distinguido grupo de médicos ha llevado a tér­
mino una obra digna de todo elogio: han escrito un Texto de Enseñanza Médica con la
mente y el corazón saturado de un ideal: la formación científica médica a los jóvenes
estudiantes de medicina. Con este libro desean convertirse en el permanente compañero y
en el irremplazable maestro del estudiante. Desean que este libro sea revisado, leído y
teleido por los estudiantes que inician el aprendizaje de Semiología y también por todos
¡os jóvenes médicos para mantener en ellos siempre viviente y revitalizada una gran ver­
dad, a menudo oculta por negligencia: “ningún diagnóstico clínico es posible ni verdade­
ro sin una Historia Clínica auténtica y veraz"y ninguna historia clínica llenará estas cua­
lidades sin una práctica seria y constante. Y este Texto de Enseñanza, que debemos abrir
con cariño y con el ánimo constante de perfeccionarnos, recordando aquello casi olvidado
y aprendiendo lo que pasó desapercibido.
En la actualidad se escriben muy pocos textos de Enseñanza Médica y de manera
especial de Semiología Médica y de Técnica de Examen Clínico. La inmensa fenomenolo­
gía acumulada, las maravillosas técnicas instrumentales sobre diagnóstico y tratamiento,
nos han hecho perder la justa perspectiva humana sobre lo pequeño y humilde, pero muy
veraz e inmutable. La investigación avanza, se salvan más vidas humanas, pero a costa
de una esclavización, de una forma de dependencia, de gastos cuantiosos, y siempre con
algo de temor a lo imprevisto. La eterna e invariable técnica de examen médico, interroga­
torio (anamnesis o entrevista), el uso de nuestros propios sentidos para la Inspección,
la Palpación, la Percusión y la Auscultación no han podido ser reemplazados. Cada día se
valoran más los clásicos métodos del examen médico. De allí la necesidad deliaprendizaje y
enseñanza del Examen Clínico para obtener los signos y los síntomas, que son verdades
que nos esperan para ofrecemos el sendero auténtico que nos conduce al diagnóstico.
El libro que comento llena un gran vacio en la enseñanza médica. En un futuro
próximo deberá ser completado.
La Semiología y Propedéutica Médica, Cátedra fundada en el año 1936 por el que
ésto escribe, va a cumplir después de 4 años sus bodas de oro de existencia. Un grupo
de jóvenes médicos de ese entonces guiados por un ideal y un amor, dirigidos por mí.
organizamos y planificamos ¡a enseñanza de Semiología. Escribimos un libro - texto
allá por los años 1950: “Lecciones de Semiología”. Mis compañeros en tan ardua labor
fueron, el Dr. Juan Francisco Orellana, ya fallecido y el Dr. Guillermo Azanza que con­
tinua de Profesor en la Facultad de Medicina. La obra constaba de 4 tomos, y todavía no
ha sido olvidada.
Ahora, después de tantos años, otro grupo de médicos, profesores de la Facultad
de Medicina, madurados por la experiencia, escriben otro texto de Semiología, fruto de
una vida compartida con alumnos junto al enfermo sintiendo ¡a imperiosa necesidad de
enseñar constantemente y enseñar bien, prefiriendo siempre la práctica a la teoría. El
libro que comento cumple el anhelo de sus autores. En sus páginas están depositadas
largas horas de estudio, horas de amoroso sacrificio; y para todo lo que significa y ex­
presa amor y ciencia al servicio de nuestros semejantes, cabe un solo humano y noble
sentimiento: Gratitud.

f) Dr. Arsenio de la Torre.


Profesor Honorario de la Facultad de Medicina.
Fundador de la Cátedra de Sem iología y Clínica Propedéutica de la
Facultad de Medicina de la Universidad Central
C O M E N T A R I O

La edición de un libro nuevo sobre todo si se trata de un texto, no sólo de enseñan­


za sino de formación médica, constituye, sobre todo entre nosotros los ecuatorianos, un
fenómeno poco frecuente que suscita la necesidad de juzgarlo no sólo enfocando sus va­
lores intrínsecos sino ubicándolo en el contexto de la tradición cultural médica, tanto
universal como nacional y local.
Tres de los cuatro autores del texto de Semiología, los Doctores Carlos Guarderas
R., Víctor Alberto Arias Castillo y Hernán Dávalos Valdivieso en gentil actitud deferen­
te que me honra y agradezco, tuvieron la bondad de visitarme en mi consulta y solicitar
mi modesta opinión sobre su obra próxima a editarse.
Ellos son profesores de Semiología de nuestra Universidad Central de Quito y ade­
más ejercen la profesión de la Medicina con éxito reconocido, como internista, cardió­
logo y gineco-obstetra, respectivamente, el otro coautor de la obra, el Dr. Wilson Peña-
fiel, también profesor universitario, es un internista.
Les ha tocado a los mencionados colegas tomar la antorcha (no olímpica sino cul­
tural y pedagógica) que llevara con capacidad, integridad y total entrega el Maestro Ar-
senio de la Torre quien no solo organizó la cátedra de Semiología rodeándose de magní­
ficos colaboradores sino que legó a sus alumnos y a la posteridad los textos de Semiología
cuyo Tomo I: “Lecciones de Semiología ”(General), se editó en la Imprenta de la Univer­
sidad en Quito el 26 de Enero de 1950, es decir, hace más de 32 años (consta de 244
páginas).
El Tomo II, 319 páginas, fue editado en la misma imprenta, saliendo a circulación
el 22 de Marzo del mismo año 1950 (Semiología Especial).
Estos dos volúmenes fueron escritos en colaboración con el Dr. Guillermo Azanza,
entonces profesor agregado ad-honorem de Semiología, y actualmente profesor titular
de la Clínica Cardiológica de la Escuela de'Medicina de la Universidad Central.
Luego apareció el Tomo III el año de 1952, editado en la Imprenta de la Casa de la
Cultura de Quito, (488 páginas) que se llamó “Manual de Semiología del Aparato Diges­
tivo", escrito íntegramente por el siempre recordado Maestro, Dr. Juan Francisco Orella-
na. La segunda edición apareció en 1955.
El Tomo I V tuvo como autor único al Profesor Arsenio de la Torre y se tituló “Lec­
ciones de Semiología Renal y Urinaria”. Su primera edición fue del mismo año de 1952
y la segunda en 1955. También editado por la Casa de la Cultura de Quito, y consta de
324 páginas.
Sin lugar a duda, desde el año de 1950 hasta el presente, han sido las obras del
Dr. Arsenio de la Torre y sus colaboradores los textos semiológicos de consulta de los es­
tudiantes de nuestra Facultad, aunque cada vez menos accesibles a sus manos, porque se
han ido agotando las ediciones mencionadas.
El Profesor de la Torre escribió su obra a los dieciocho años de iniciarse en la cá­
tedra. Estudioso, observador y trabajador tenaz, acumuló conocimientos y experien­
cias que las vierte en sus obras. No hay lugar a duda que su formación es de fuente emi­
nente europea (Métodos de Exploración Clínica del Profesor Sahli de Berna, Suiza).
El cita a Jiménez Díaz, el gran clínico español y a los profesores argentinos Antonio
Navarro de la Universidad de Córdova, autor de una obra de Semiología, lo mismo que
al Nefrólogo Varela Fuentes. Desde luego estaba al tanto de las publicaciones de Hans
Seyle, Autor de las teorías del STRESS y la teoría general de adaptación. Su biblioteca
médica posiblemente era una de las mejores y más actualizadas de la República. De to­
das maneras.es una lástima que sus publicaciones no tengan la bibliografía que nos demos­
traría su conocida y extraordinaria erudición y cultura médica.
Oportuno era que a los 32 años de la publicación de los textos de Semiología del
Profesor Arsenio de la Torre se emprendiera en la publicación de una obra Semiológica
de envergadura.
Debemos recibir alborozados la publicación de un texto ecuatoriano de Semiolo­
gía por varias razones: la primera porque se han agotado las ediciones de la obra del
Maestro Arsenio de la Torre y sus asociados, la segunda porque los textos extranjeros tie­
nen un muy alto costo lo cual no permite el acceso de los estudiantes a los mismos y
nuestras bibliotecas no mantienen un suficiente número de ejemplares de sus ediciones
recientes renovadas -o como se suele decir- actualizadas, revisadas y corregidas y, ade­
más, hay que tener en cuenta que siendo editados algunos textos en idioma extranjeros,
particularmente en inglés, no pueden ser debidamente aprovechados por la gran masa
de estudiantes que no dominan dicho idioma, que se ha constituido en idioma univer­
sal de la ciencia y la tecnología, pues a él se vierten aún publicaciones escandinavas, ale­
manas, francesas, italianas, suizas, japonesas y rusas y aún las españolas cuando aspiran
a ser tomadas en cuenta por la comunidad científica internacional
Cuando ésto no sucede, las traducciones de las ediciones originales al idioma caste­
llano toman mucho tiempo, no menos de uno o dos años, en la generalidad de los casos.
Pero la razón mayor de alborozo es que el texto sea ecuatoriano, es decir proyec­
tado, programado y realizado por cuatro colegas ecuatorianos que demuestran, con su
logrado esfuerzo, conocimientos teóricos, la sabiduría que da la experiencia aprovecha­
da y, sobre todo, una gran vocación de servicio: su gran anhelo de contribuir a la docen­
cia, enseñando a sus alumnos a aprender la talvez más importante disciplina médica, cual
es la Semiología, base y fundamento de la Clínica que constituye la parte utilitaria de
la Medicina, ya que permite al Médico diagnosticar las dolencias para poder orientar
el manejo y tratamiento de sus pacientes en orden a la, en lo posible completa,recupe­
ración de su salud y bienestar personal, sin las cuales se quebranta el equilibrio familiar
y comunitario o social.
La Semiología (interrogatorio y examen físico) fueron las armas suficientes para
que diagnosticaran acertadamente clínicos de ¡a talla de Trousseau y Dieulafoy y Sir
Wüliam Osler.
Fundamentalmente los mismos medios utilizaban médicos famosos de nuestra
tierra como Enrique Gallegos Anda y Aurelio Mosquera Narváez así como Izquieta
Pérez y Valenzuela para no citar sino pocos ejemplos.
Una vez sentada la base de la Medicina Moderna con el conocimiento que del
cuerpo humano y de sus funciones nos diera Vesalio y con los aportes de Morgagni,
Bichat, Virchow, Auenbrugger, Corvisart, Laennec, y Skoda, se siguieron una serie de
descubrimientos y maniobras diagnósticas, desde la intubación gástrica realizada por
Kussmaul y Rosenbach (1867 y 1869Jmasta la tomografía axial computarizada, la ultra-
sonografía, el scanning ¿sotópicd'Éfñ doppler, la termografía y las endoscopios, pasando
por los fundamentales inventomle la radiografía, (Roentgen, 1895), la electrocardio­
grafía (Einthoven, 1924), los descubrimientos de Madame Curie, la fonocardiografía
así como los fabulosos y variados aportes que ayudan al diagnóstico y que son propor­
cionados por el laboratorio y la anatomía patológica.
Pero ni la más sofisticada de las computadoras puede sustituir al médico, al clí­
nico, que interrogando y examinando al paciente fundamentan el diagnóstico clínico.
Y éste es el propósito de los autores de este tratado de Semiología: enseñar a
alumnos, futuros médicos, a aprender a interrogar y a examinar bien a los pacientes.
El esfuerzo es bien logrado. La obra tiene unidad. Hay un adecuado equilibrio
entre lo que constituye la Semiología General y la Especial. Las ilustraciones son nume­
rosas y demostrativas y la bibliografía adecuada.
Los estudiantes van a reconocer en sus páginas los familiares rostros de los héroes
ignotos de su formación profesional: a nuestros pacientes propios de los hospitales que
ofrendan sus cuerpos, su intimidad y su dolor, para que los que van a ser médicos apren­
dan a reconocer en ellos las huellas profundas, aunque a veces esquivas y silenciosas,
que marcan en sus cuerpos y en sus almas las enfermedades causadas por la miseria, la
ignorancia, la desnutrición, la privación económica y emocional y las carencias de todo
género ¡hasta de la Justicia! y también las provocadas por las bacterias, parásitos, hongos,
y vims que tan a gusto disfrutan de nuestro primitivo saneamiento ambiental
Las sucesivas ediciones de la obra de los cuatro autores irán mejorándola cada vez
más. Creo que tendrán una semiología especial dedicada al niño, que no es un adulto pe­
queño sino una biología peculiar con procesos especiales y tal vez una semiología propia
del adolescente que no es adulto ni niño. Esto se impone porque en la pirámide pobla-
cional de nuestro país hay un importante predominio de niños y adolescentes.
Merece destacar los resúmenes o cuadros sinópticos y aquellos dedicados a racio­
nalizar y guiar los esfuerzos de autoaprendizaje.
Esta obra puede ser la base de una de más atiento dé Medicina írñé^ádq có0o.la de
Passmore y Robson (Editorial Científica Médica, Barcelona, 1971-Í9W ~ en cuatro
tomos o como la de don Pedro Cossio y colaboradores. Medicina, Semwógia, fywtogia
Médica, Qinicay Tratamiento (Editor Medicina, B.A. 1970}. -v'1-
Bien por ios autores y que las próximas ediciones continúen lletámgftos Jqjfabres
de los gestores de la obra que comentamos, que significa una gran contribución a h for­
mación de nuestros alumnos. v^
•'•¿ütv "'5? ,
Dr. Eduardo Luna Yepes \
PROFESOR PRINCIPAL DE CLINICA MÉDICA . . "
UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
*

Extracto del original con la aprobación del Autor


PRIMERA PARTE: ANAMNESIS Y EXAMEN FISICO GENERAL

Dr. Carlos Guarderas R.

Pág.
LA HISTORIA CLINICA 1 Intensidad
Causa aparente
CAPITULO I : GENERALIDADES 1 Sitio del dolor
Introducción 1 - Regionalización del tórax y ab­
Nomenclatura preliminar 2 domen
Semiología 2 Irradiación
Síntomas 2 Dolor localizado
Signos 2 Dolor irradiado
Semiotecnia 2 Dolor referido
Síndrome 2 Tipo de dolor
Fisiopatología 2 - Dolor cólico
Enfermedad 2 — Dolor continuo
Diagnóstico 2 Síntomas acompañantes
Partes de la Historia Clínica 3 Relación con el tipo de alimen­
tos
CAPITULO %: ANAMNESIS 3 Horario
Anamnesis 3 Periodicidad
Plan para el aprendizaje de la anam­ Relación con el vómito
nesis 4 Relación con la deposición
Partes de la anamnesis: 5 Relación con las actitudes y
Datos de filiación 5 decúbitos
Motivo de consulta 5 Relación con los medicamentos
Evolución
CAPITULO 3: ENFERMEDAD Estado actual
ACTUAL Y DOLOR 8 Algunos ejemplos de los resultados
Enfermedad actual 8 de la anamnesis del dolor. Ejerci­
El dolor 8 cios
Algunas consideraciones sobre la Recomendaciones para analizar el
anamnesis del dolor 8 dolor visceral
Fecha aparente de comienzo 8 Los dolores viscerales más frecuen­
Fecha real de comienzo 9 tes de acuerdo con el sitio
- n

r APITULO 4: REVISION DE CAPITULO 8: LA TENSION AR­


‘SISTEMAS 27 TERIAL (T ,A.) 53
Revisión de sistemas 27 Definición 53
Preguntas generales 28 Factores que determinan la T.A. 53
1Aparatos respiratorio y circu­ Qué examinar 55
latorio 29 Cómo examinar 56
Aparato digestivo 30 Método auscultarorio 58
Aparato uro-genital. Urinario 32 Método palpatorio 59
Genital masculino y femenino 33 Método visual 59
Mamas 34 Otros métodos: Método directo 59
Sistema endocrino, nervioso y Medida de la T.A. en las arritmias 60
locomotor 34 Fibrilación auricular 60
Organos de los sentidos 36 Insuficiencia aórtica 60
Pulso alternante 60
Bigeminismo 60
CAPITULO 5. HISTORIA PASA­ Para qué examinar la T.A. 60
DA 37
Historia pasada 37 CAPITULO 9: LA TEMPERATU­
Historia pasada patológica 37 RA, LA FIEBRE, LA FRECUEN­
,i Historia pasada no patológica. CIA RESPIRATORIA 61
¡ Hábitos 37 Recuento fisiológico 61
*
Producción 61
[CAPITULO 6: HISTORIA FAMI- Eliminación 61
\ LIAR Y SOCIAL 42 Regulación 63
¡Historia familiar y social 42 Qué examinar 63
i. Antecedentes patológicos fami- Temperatura normal 63
¡j liares 44 Hipertermia 64
> Historia Social 45 Fiebre 64
{Consideraciones finales sobre la Hipertermia simple j7 64
| . anamnesis 46
Síntomas y signos de la fiebre 1 64
‘EXAMEN FISICO GENERAL 48 Período de escalofrío 64
¡Principios Generales 49 Período febril 65
í Período de defervescencia 66
[CAPITULO 7. EL PULSO 50 Hipotermia 66
“Definición 50
Cómo examinar la temperatura 66
|Qué examinar: 50
Anamnesis 66
? La frecuencia 50
Técnica 66
Í_E1 ritmo 50
Curvas de temperatura: 68
|;¡U amplitud 50 Curvas normales 68
I |as características de la pared 50 Fiebre continua 68
|C6mo examinar 50 Fiebre intermitente 69
[Variaciones más frecuentes 51 Fiebre remitente 69
-III-

Frecuencia respiratoria 69 Percusión dígito-digital


Percusión directa
CAPITULO 10: EL PESO CORPO­ Auscultación
RAL Y LA TALLA 70 Qué auscultar
Cómo examinar 71 Cómo auscultar
Para qué examinar 71
Obesidad :7i CAPITULO 13: ACTITUDES Y
Cómo examinar 72 DECUBITOS
Qué examinar 74 . Actitudes
Obesidad endócrina 74 Decúbitos
Delgadez 75 Decúbito dorsal
Cómo examinar la delgadez 77 Decúbito lateral
La Talla 77 Decúbito ventral
Técnica del examan 77
CAPITULO 14: EXAMEN DE LA
CAPITULO 11: EL BIOTEPO PIEL
MORFOLOGICO O ESTADO Color
CONSTITUCIONAL 79 Palidez
Atlético 79 Rubicundez
Pícnico 79 Cianosis
Displásico 80 Ictericia
Asténico o leptosomático 80 Melanosis
Despigmentaciones
CAPITULO 12: LOS TIEMPOS Temperatura
CLASICOS DEL EXAMEN FI­ Humedad
SICO 81 Qué examinar y cómo examinar
Inspección 81 Hiperhidrosis
Qué ver y cómo ver 81 Anhidrosis
Palpación 82 Bromhidrosis
Qué palpar y cómo palpar 84 Elasticidad
Percusión 84 Lesiones cutáneas de causas inter­
Características de los sonidos 84 nas
Intensidad 84 Mácula
Tono 84 Pápulas
Timbre 85 Vesículas
Duración 85 Pústulas
Qué percutir 85 Nódulos
Sonido mate 8f Estrías
Sonido claro 87 Ulceras
Sonido timpánico 87 Pelo
Cómo percutir 87 lirias
-IV -
SEGUNDA PARTE: EXAMEN DE LA CABEZA Y CUELLO.
LA CEFALALGIA

Dr. Carlos Guardaras R.

Pág. Cefalalgias vasculares 107


CAPITULO 15; LA CEFALALGIA 102 Cefalalgia periódica acumulada
Introducción 102 o de Horton 108
Definición 102 Tumor intracraneal 108
Estructuras dolorosas 102 Glaucoma aguda y esfuerzos vi­
Fisiopatología general 103 suales 108
Examen de la cefalalgia 103 Sinusitis 108
Anamnesis 104 Contracción muscular y espondi-
Qué preguntar y cómo preguntar: 104 losis cervical 108
- Fecha de comienzo 104 Cefalalgias psicógenas 109
- Intensidad 104
! - Causa aparente 104 CAPITULO 16: EXAMEN FISI­
- Sitio del dolor 104 CO DE LA CABEZA, EXAMEN
- Irradiación 105 EN CONJUNTO, EL CUERO CA­
— Tipo de dolor 105 BELLUDO, LA FRENTE 110
- Síntomas acompañantes 105 Examen de la cabeza en conjunto 110
- Relación con los alimentos 105 Posición 110
Horario 106 Volumen y forma 111
" - Periodicidad 106 Movimientos 112
Relación con el vómito y la Examen de la cabeza por regiones 112
micción 106 El cuero cabelludo 112
J - Relación con la deposición 106 La frente 112
- Relación con las actitudes,
. decúbitos y ejercicios fí- CAPITULO 17: EXAMEN DE
sico 106 LOS OJOS 113
Relación con los medicamen- Ojos 113
tos 106 Anamnesis 113
Evolución 106 Algunas consideraciones sobre la
Tiempo de duración 106 anamnesis 113
m- Forma de presentación 106 - Dolor 113
►£7 Síntomas prodrómicos 106 - Agudeza o acuidad visual 114
Edad 107 - Escotomas 115
filtesis sobre las cefalalgias más - Visión de colores o cromatop-
^¿cuentes 107 sias 115
'^ u eca 107 - Nictalopía 115
ill
CAPITULO 18: LA NARIZ Y LOS
SENOS PARANASALES
ixamen físico 115 Anamnesis
— Párpados 115 — El dolor
Qué-examinar y cómo examinar 115 — Obstrucción
— Posición 116 — Secreciones
— Volumen 116 — Epistaxis
— Color 116 — Trastornos de la olfación
— Movilidad 116 Examen físico:
— Pestañas 117 — La nariz
La Conjuntiva 117 — Las fosas nasales
Qué examinar 118 — Los senos paranasales
— El color 118 Exámenes complementarios
— La humedad 118
— La lisura 119 CAPITULO 19: EXAMEN DE LA
21 globo ocular en conjunto 119 BOCA
Tensión ocular 119 Labios
Situación: Exoftalmus, Enoftal­ — Color
mía 120 — Forma
Estrabismos 121 — Tamaño
Movimientos oculares 121 Queilitis
La esclerótica 122 Mucosa de los carrillos y encías:
La córnea 122 Cómo examinar
El iris y la pupila 123 — Estomatitis catarral o simple
^a pupila 124 — La estomatitis aftosa o aftas
~ El color 124 — La estomatitis ulcerosa
— Forma 124 — El noma de la boca o estoma­
— Tamaño 126 titis gangrenosa
— Situación 126 — El muget . o estomatitis ófri­
— Número 126 ca
— Hippus fisiológico 126 — La Blastomicosis sudamericana
— Reflejos a la luz 126 — Gingivitis hipertrófica
El cristalino 127 Dientes:
El fondo del ojo 127 Lengua:
Qué examinar: 128 — Humedad
La papila óptica 128 — Tamaño
Las arterias y venas 128 — Color
La mácula 129 — Aspecto
La retina 129 — Movilidad
La periferie del fondo del ojo 129 El aliento
Examen funcional 129 Paladar:
Agudeza visual 129 — Cómo examinar
Sentido cromático 129 — Qué examinar
Campo visual 130 Glándulas salivales
-V I-
CAPITULO 22: EXAMEN DE LA
132 CAPITULO 20: EXAMEN DE LA FACIES EN CONJUNTO 164
132 FARINGE Y LARINGE 151 La facies en conjunto 164
132 Anamnesis 151 - Facies febril 164
132 - Dolor 151 — Facies renal 164
134 - Trastornos fonatorios 152 - Facies acromegálica 164
134 - Trastornos respiratorios 152 - Facies hipertiroidea 164
136 - Hemorragias locales 152 — Facies mixedematosa 164
136 Examen físico: 152 — Facies del Síndrome de Cu­
136 -Velo del paladar 152 shing 166
136 - Amígdalas 153 — Facies alcohólica 166
138 - Pared posterior 153 - Facies leonina 166
138 Examenes complementarios 154 — Facies tetánica 166
Laringe 154 - Facies gravídica 166
- La anamnesiS 154 — Facies mongoloide 167
140 - Examen físico 156 - Facies parkinsoniana 167
140 - Exámenes complementarios 156
140 CAPITULO 23: EXAMEN DEL
140 CUELLO 167
141 CAPITULO 21: EXAMEN DEL Examen del cuello en conjunto 168
141 APARATO AUDITIVO 157 — Forma 168
Aparato auditivo 157 — Movimientos 168
141 - Anamnesis: 157 - Fosas supraclaviculares y su-
142 - Dolor 157 praestemales 168
143 — Secreciones 157 - Piel 169
143 - Trastornos de la audición 159 Examen del cuello por estructuras 169
— Zumbidos de oído 159 — Músculos 169
143 - Vértigo y mareo 159 — El cartílago tiroides 169
Examen físico: 160 - Ganglios cervicales 170
143 - Examen de la oreja 160 — Las venas cervicales 171
143 - Examen del conducto auditi­ - Latidos 173
144 vo externo y de la membra­ - Glándula tiroides 174
144 na timpánica 160 - Inspección 174
144 - Examen de la mastoides 163 - Palpación 175
145 - Examen de los ganglios pe* - Percusión « 177
145 riauriculares 163 - Auscultación 177
145
145
146
147
147
147
148
149
—vía -
TERCERA PARTE: EXAMEN DEL TORAX:

APARATO RESPIRATORIO y Dr. Wilson Peñafiel


GLANDULAS MAMARIAS Dr. Víctor Alberto Arias Castillo
APARATO CARDIOVASCULAR Dr. Gavino A . Vdsquez Villegas

Pág. — Relación con las actitudes y


CAPITULO 24: APARATO RES­ decúbitos 185
PIRATORIO 179 — Relación con los medicamen­
Introducción 179 tos 185
- Evolución y estado actual 185
CAPITULO 25: ANAMNESIS DE Disnea: 185
SINTOMAS Y SIGNOS 179 — Disnea de esfuerzo 18?
Tos: 179 — Disnea de decúbito 187
-Intensidad 180 - Ortopnea 187
— Frecuencia 180 — Disnea paroxística 187
— Horario 181 — Disnea inspiratoria 187
— Humedad 181 — Disnea espiratoria 188
— Fecha aparente y real de co­ Hemoptisis: 188
mienzo 181 - Franca hemoptisis 189
- Forma de comienzo 181 — Cantidad 189
- Causa aparente 181 — Frecuencia 190
- Síntomas acompañantes 181 - Color 190
- Evolución y relación con los — Aspecto 190
medicamentos 182 - Síntomas acompañantes 190
- Estado actual 182 Esputo hemoptoico 190
Expectoración 182 Cianosis: 190
- Cantidad 182 — Fecha aparente y real de co­
- Color 182 mienzo 191
~ Olor 183 — Fecha de comienzo 191
— Viscosidad 183 — Causa aparente 191
— Horario 183 — Síntomas acompañantes 191
Dolor torácico: 183 — Evolución 191
— Fecha aparente y real de co­ - Relación con los medicamen­
mienzo 184 tos 191
— Intensidad 184 — Estado actual 191
— Causa aparente 184 Vómica: 191
- Sitio del dolor 184 - Origen broncopulmonar 192
— Irradiación 184 - Origen pleural 193
- Tipo de dolor 185 — Origen mediastínico 193
— Síntomas acompañantes 185 - Extratorácico 193
-V IH -
_ Cantidad 193 - Respiración acelerada o ta-
— Color 193 quipnea 206
- Olor 193 - Respiración lenta o bradip-
_ Horario 193 nea ,
Tipos respiratorios 206
CAPITULO 26: EXAMEN FISI­ Expansión torácica respiratoria 206
CO DEL TORAX: 194 Retracciones torácicas inspirato-
Topografía torácica 194 rias. Tiraje 207
_ Tórax anterior 194
- Tórax posterior 195 CAPITULO 28: PALPACION
Líneas convencionales 195 DEL TORAX
Regiones topográficas 195 — Examen de partes blandas 207
Recuento antómico y fisiológico 197 - Atrofia de la piel y disminu­
Segmentos pulmonares 198 ción del tejido celular sub­
cutáneo 20?
- Edema de pared 208
CAPITULO 27: INSPECCION — Enfisema subcutáneo 208
DEL TORAX 200 — Exploración de cadenas gan-
Exploración general del paciente glionares 208
en relación con signos del apa­ Expansión respiratoria: 208
rato respiratorio. 200 — Expansión de los vértices pul­
- Actitud 200 monares 208
— Estado de nutrición 200 — Expansión de las bases pul­
- Tegumentos 200 monares 209
— Facies 200 — Alteraciones de la expansión
- Extremidades 200 torácica 209
Pared torácica 200 Sensibilidad torácica 210
- Piel 200 Vibraciones vocales o frémito 210
- Tejido celular subcutáneo y - Origen y transmisión 210
músculos 201 - Técnica 210
Forma, volumen y tamaño del tó­ — Vibraciones vocales norma­
rax 202 les 211
— Tórax normal 202 — Variaciones patológicas 211
- Tórax anormal. Tipos más ca­
racterísticos 203 CAPITULO 29: PERCUSION
— Deformaciones unilaterales 204 DEL TORAX 213
- Deformaciones regionales 205 Definición 213
Amplitud, ritmo y frecuencia de Sonidos obtenidos al percutir el
los movimientos respiratorios 205 tórax 213
- Respiración superficial 205 Normas generales sobre percusión
- Respiración profunda 205 del tórax 216
— Respiración de Cheine Sto- Sonoridad pulmonar normal 216
ckes 206 Matidez y Submatidez 217
- Respiración de Biot 206 Sonido timpánico o timpanismo 218
-X I-
CAPITULO 52: EXAMENES Ejemplos de extracción del eje de
COMPLEMENTARIOS 322 P y del eje de QRS 353
Laboratorio 322 {gemplos de extracción del eje de T 354
Rayos X: 325 Teoría vectorial 353
— Fluoroscopia 325
— Teleradiografía 325 CAPITULO 56: SECUENCIA DE
— Cuadros radiológicos de carác­ LA LECTURA DEL E.C.G. 357
ter diagnósticos por sí mis Ritmo-Frecuencia—Intervalos-
mos 326 segmentos—ejes—conducción 358
— Secuencia de lectura de las te­ Repolarización ventricular 359
leradiografías 328 Reconocimiento de la onda de
— Otros métodos radiológicos: 330 necrosis 360
— Angiografías selectivas 330 Sobrecargas ventriculares 361
— Angiocárdiografías 330
— Coronariografías 330
Fonomecanocardiografía 332 CAPITULO 57: SINDROMES:
Flebograma 332 ARRITMIAS ACTIVAS 361
Ecocardiograma 333 Clasificación de las arritmias 362
Radioisótopos 334 Electrocardiograma en las arritmias
Ecocardiograma 334 activas 362
-Doppler en imágenes 335

CAPITULO 53: COMO TOMAR CAPITULO 58: ARRITMIAS PA­


UN ELECTROCARDIOGRAMA 336 SIVAS 366
Normas para tomar un electrocar­ Bradicardia Sinusal—Parada sinusal
diograma basal 336 Ritmos pasivos 367
Generalidades previas a la lectura Bloqueos A.V. 368
del E.C.G. 339 Bloqueos de rama 369

CAPITULO 54: NOMENCLATU- CAPITULO 59: SINDROMES


RA DEL ELECTROCARDIO— CARDIACOS MAS FRECUEN-
GRAMA 341 TES 371
Correlación entre la electrofisiolo- Síndromes coronarios 371
gía y la nomenclatura del E.C.G. 342 Insuficiencia Coronaria Crónica 371
Insuficiencia Coronaria Aguda 372
Hernia Diafragmática 373
CAPITULO 55: VECTORES Insuficiencia cardíaca 373
ELECTRICOS ORIGINADOS EN Teoría retrógrada 375
EL CORAZON 346 Teoría anterógrada 376
Generalidades 346 Diagnóstico diferencial sindrómatico 378
Secuencia de la actitud eléctrica de Clasificación funcional del de teñó­
las aurículas y ventrículos 348 ro progresivo de la Insuficiencia
Triángulo de Einthoveo 349 Cardíaca 380
-xn -
CAPITÜLO 60: DESTREZAS — Angiografía por Resonancia
ÜSADAS EN LA PATOLOGIA Magnética 397
CARDIACA 380 — Arteriografía 398
presión venosa 380
Punción de ven? femoral 382 CAPITULO 63: INSUFICIENCIA
punción de la arteria femoral 383 VENOSA PERIFERICA 398
Flebotomía 384 Sintomatología de la insuficiencia
Punción subclavia y yugular 385 venosa crónica 399
Punción pericárdica 386 Insuficiencia circulatoria linfática 399
Respiración boca a boca 388 Exámenes complementarios para
Masaje cardíaco 389 las enfermedades venosas 400
— Prueba de Ochsner Mahomer 400
— Prueba para investigar trom­
CAPITULO 61: SINTOMATOLO- bosis profunda 400
— Signo de Homans 401
GIA VASCULAR PERIFERICA 391
Factores predisponentes 391
Insuficiencia arterial aguda 392 CAPITULO 64: SINDROMES Y
Angiodinografía 394 ENFERMEDADES VASCU­
Angiografía por Resonancia LARES 401
Magnética 394

CAPITULO 65: EXAMEN DE LA


GLANDULA MAMARIA 405
CAPITULO 62: INSUFICIENCIA Interrogatorio 405
ARTERIAL CRONICA 395 Inpección de la glándula mamaria 406
Exámenes complementarios para — Aspecto general de la mama 406
las enfermedades arteriales 395 — Piel 406
— Pruebas a la cabecera del — Pezón 406
paciente 395 Palpación de la glándula mamaria 406
— Prueba para descubrir el sín­ Examenes complementarios 408
drome de Raynaud 395 Síndromes: 409
— Termografía 397 — Síndrome inflamatorio 409
— Angiodinografía 397 — Síndrome tumoral 409
-X III-
CUARTA PARTE: EXAMEN DEL ABDOMEN Y PELVIS

Dr. Cortos Guarderas R.

Pág.
EXAMEN DEL ABDOMEN EN Solar 430
CONJUNTO 411 Vesicular 431
CAPITULO 66: CONSIDERACIO­ Apendiculaies 432
NES GENERALES 411 Renales y ureterales 432
Topografía abdominal 411 Vesical 432
Proyección de las visceras abdomi­ De Centeno 432
nales en la pared 412 Oválicos 432

CAPITULO 67: INSPECCION DEL CAPITULO 69: LA PERCUSION


ABDOMEN 414 Y LA AUSCULTACION DEL
Qué examinar 414 ABDOMEN 434
El abdomen normal 414 Percusión del abdomen 434
Abombamientos difusos 416 Meteorismo 435
Abombamientos circunscritos 417 La ascitis libre 435
Excavaciones 418 La matitez en media luna 435
Trastornos de la piel 41& El signo del desnivel 436
Redes venosas 420 La onda ascítica 436
Movimientos de reptación 421 Auscultación del abdomen 437
Cambios respiratorios 421 Borborigmos 437
Silencio abdominal 438
CAPITULO 68: LA PALPACION Chapoteo en ayunas 438
DEL ABDOMEN 421 La onda ascítica 439
Qué examinar y cómo examinar 422
Tensión abdominal: 422
CAPITULO 70: EXAMENES
Normal 423
COMPLEMENTAROS DEL
''Hipertonía abdominal 423
ABDOMEN EN CONJUNTO 440
Hipotonía abdominal 424
Radiografías simples de abdomen 440
Sensibilidad 424
Paracentesis | 443
Espesor de la pared 424
Cómo hacer 443
Abovedamientos 425
Valor diagnóstico del líquido ascí-
Soluciones de continuidad: 426
tico 445
Hernias epigástricas 427
Hernias umbilicales 427
Hernias inguinales. Examen del CAPITULO 71: EXAMEN FISICO
Conducto inguinal 427 DEL CONTENIDO ABDOMINAL 445
Bernias ciurales 428 Generalidades 445
CSastasis 429 Examen físico del estómago y duo­
Eventractones 429 deno 446
Jé ta le s «táforosos 430 Inspección 446
-X IV -
Palpación 446 Vejiga 477
Auscultación 447 Examen físico de los músculos
Examen físico del yeyuno-ileon 448 psoas 477
Examen físico del apéndice 448 Examen físico de la aorta abdo­
Examen físico del ciego 449 minal 478
Examen físico del colon 451
Examen físico del recto y ano 453 SEMIOTECNIA DEL APARATO
Inspección 453 DIGESTIVO
Palpación. Tacto rectal 455
Endoscopia rectal 458 CAPITULO 75: ESOFAGO 480
Examen físico del mesenterio 459 Anamnesis: 480
Disfagia 480
CAPITULO 72: EXAMEN FISICO Odinofagia 483
DEL HIGADO Y LA VESICULA Pirosis 483
BILIAR 460 Regurgitación 484
Examen físico del hígado 460 Tialismo 484
Inspección 460 Examen físico 484
Palpación: 460 Exámenes complementarios 485
Método de Brugsch 461 Principales síndromes esofágicos 485
Método de Mathieu 641
Método de Devoto 462 CAPITULO 76: ESTOMAGO Y
Método de Chauffard 462 DUODENO 487
Percusión 463 Anamnesis 487
Examen físico de la vesícula biliar 465 El dolor gástrico 487
Náusea y vómito 491
CAPITULO 73: EXAMEN FISICO Hematemesis 493
DEL BAZO Y PANCREAS 466 Acidismo 495
Examen físico del bazo 466 Trastornos del apetito 495
Inspección 466 Aerofagia 496
Palpación 467 Eructos 4?6
Percusión 469 Hipo 496
Examen físico del páncreas 469 Mericismo y rumiación 496
Inspección 469 Examen físico, ver página 446
Palpación 469 Exámenes complementarios 496
Examen radiológico 496
Examen del jugo gástrico 497
CAPITULO 74: EXAMEN FISICO
Sondaje nasogástrico: Procedi­
DE: APARATO URINARIO, miento 498
MUSCULO PSOAS Y AORTA
Gastroscopia y biopsia 500
ABDOMINAL 472
Síndromes gastroduodenales más
Examen físico del aparato urinario 472
importantes 500
Inspección 472
Síndrome ulceroso 500
Palpación 472
Síndrome neoplásico 503
Percusión y auscultación 475
Síndrome pilórico 503
Ureteres 477 504
Estómago irritable
- AV —

CAPITULO 77: YEYUNO-ILEON, Trastornos mentales y neuroló-


COLON, APENDICE 506 gicos 532
Yeyuno-ileon y Colon 506 Halitosis 532
Dolor 506 Fiebre 533
Diarrea 508 Examen físico.Ver página 462
Estreñimiento 510 Exámenes complementarios 533
Meteorismo 512 Examen químico de sangre 533
Examen físico, ver pág. 448 y Otras pruebas sanguíneas 534
siguientes Exámenes radiológicos. Radiogra­
Apéndice vermicular: 512 fía simple 535
Anamnesis. Dolor 512 Esplenoportografía 537
Examen físico. Ver también pág. Arteriografía hepática 537
448 Gammagrafía hepática 537
Exámenes complementarios 514 Ecograma 537
Biopsia hepática 537
CAPITULO 78: SIGMA, RECTO Laparoscopia 539
Y ANO 516 Vesícula y vías biliares 539
Tenesmo 516 Dolor 539
Pujo 616 Dispepsia gástrica 542
Dolor ano-rectal 517 Ardor epigástrico 542
Prurito anal 517 Ictericia: 542
Melenas: 517 Anamnesis 543
Cómo actuar frente a un sangrado Examen físico. Ver pág. 465
digestivo 520 Exámenes complementarios 546
Exámenes complementarios para Exámenes radiológicos 546
intestino, recto y ano 523 Síntesis de los principales síndro­
Examen coprológico 523 mes hepato-biliares 548
Examen radiológico 525 Insuficiencia hepatocelular 548
Examen endoscópico 526 Encefalopatía hepática 549
Síntesis, de algunos síndromes in­ Hepatitis viral aguda 549
testinales frecuentes 527 Cirrosis hepática 549
Síndrome obstructivo crónico 527 Hipertensión portal 550
Síndrome obstructivo agudo 528 Colestasis 551
íleo paralítico 529 Colecistitis aguda 552
Síndrome disentérico 529 Colelitiasis 552
Apendicitis aguda 529
Síndrome tumoral 530
CAPITULO 80: PANCREAS 554
CAPITULO 79: HIGADO, VE­
SICULA Y VIAS BILIARES Anamnesis 554
531
Hígado Dolor 554
531
Diarrea 557
Dolor hepático 531
Ictericia Hemorragias 557
532
Prurito Pérdida de peso 557
532
Ictericia 557
Hemorragias 532
- XVI -
Examen físico. Ver también pág. Otros exámenes 560
469 Síntesis de los principales síndro­
Exámenes complementarios: 557 mes pancreáticos 560
Sangre 558 Pancreatitis aguda 560
Orina 558 Pancreatitis crónica 561
Heces 558 Tumor pancreático. Ga. 561
Electrocardiograma 558 Quiste, pseudo quiste de pán­
Estudios radiológicos 558 creas 562

APARATO URINARIO Y GENITAL MASCULINO


Dr. Víctor Alberto Arias Castillo
Dr. Gavmo A. Vdsquez Villegas

CAPITULO 81: ANATOMIA Y FI­ Prueba de los 3 vasos 580


SIOLOGIA íDEL RIÑON Y VIAS Prueba de la concentración 581
URINARIAS 564
Anatomía 564 CAPITULO 85: EXAMENES DE
Visión interior de los riñones 566 LABORATORIO 582
Revisión fisiológica 568 Examen de orina 582
Examen elemental 583
CAPITULO 82: SINTOMAS DEL Datos químicos fundamentales 584
APARATO URINARIO 570 Examen microscópico del sedi­
Patología y sintomatoiogía 570 mento 586
Síntomas: Dolor 570
Dolor lumbar 570 CAPITULO 86: PRUEBAS FUN­
Cólico ureteral 571 CIONALES 587
Doíor perineal e hipogástrico 572 Prueba del Addis 587
Síntomas nefrourinarios altos 574 El examen de sangre en las pruebas
Síntomas vésico- uretrales 575 renales 589
Pruebas funcionales 589
CAPITULO 83: SIGNOS DEL De la creatinina endógena 590
APARATO URINARIO 576 Reacción xantoproteica 590
Recuento de los signos de la pato­ Prueba de la fenolsulfonftaleina 590
logía renal y urinaria 576 Urografía descendente 591
Examen macroscópico de la orina 578 Arteriografía renal 592
Renograma isotópico 593
CAPITULO 84: EXAMENES COM­ Tomografía axial computarizada 593
PLEMENTARIOS AL ALCANCE Eco renal 593
DEL MEDICO GENERAL 579 Biopsia renal 593
Prueba de la dilución 579 Cistoscopia 594
f
-X V I I -
CAPITULO 87: SINDROMES Y CAPITULO 91: EXAMENES ES­
DESTREZAS 595 PECIALES DEL SEXO MASCU­
Insuficiencia renal 595 LINO 611
Insuficiencia aguda prerrenal 595 Cariotipo 611
Insuficiencia aguda renal 595 Prueba de la cromatina de Barr 612
Insuficiencia aguda postrenal 596 Determinación de los 17 cetosteroi-
Insuficiencia renal crónica 596 des 612
Resumen de la sintomatología renal Biopsia testicular 612
y de las vías urinarias 597 Espermatograma 612
Destrezas 598 Otros exámenes relacionados con
Sondaje vesical 598 el estudio de la esperma 612
Examen de la próstata 612
CAPITULO 88: APARATO GENI­ Masaje prostático .613
TAL MASCULINO 600
Introducción 600 CAPITULO 92: SINDROMES GE­
Caracteres sexuales masculinos 602 NITALES MASCULINOS 614
Síndrome de Klinefelter 614
CAPITULO 89: SINTOMATOLO- Supermacho (XYY) 614
GIA SEXUAL 604 Síndrome de testículos feminizan-
Síntomas dependientes de la fisio­ tes 614
patología sexual 605 Hipogonadismo secundario 615
Precocidad sexual 615
CAPITULO 90: SIGNOS DEL Climaterio masculino 615
APARATO SEXUAL MASCULI­ Síndromes tumorales 615
NO 606 Neoplasias 616

APARATO GENITAL FEMENINO

Dr. Hernán Davalas. Valdivieso

CAPITULO 93: INTRODUCCION 617 Color 620


Fluidez 620
CAPITULO 94: ANAMNESIS Y Síntomas acompañantes 620
DOLOR GINECOLOGICO 618 Hemorragia intermenstrual 621
Menstruación 618 Cambios inesperados en la mens­
Menarquía 618 truación 621
Ritmo menstrual 618 Leucorrea 621
Fecha real y aparente de comien­
Volumen 620
zo 621
Duración 620
Forma de comienzo 622
Fecha de la última menstruación 620 Causa aparente 622
- XVIII -
Prurito 622 Exploración con espejo 635
Evolución 622 Tacto Vaginal 638
Aspecto físico 622
Prurito vulvar 623 CAPITULO 96: PROCEDIMIEN­
Dolor Ginecológico 623 TOS AUXILIARES DE DIAG­
Fecha aparente de comienzo 624 NOSTICO EN GINECOLOGIA 642
Fecha real de comienzo 624 Exploración del ¡contenido vaginal 642
Intensidad 624 Examen en fresco 642
Causa aparente 624 Investigación del pH 642
Sitio del dolor 624 Frotis del exudado 642
Irradiación 625 Cultivos 643
Tipo de dolor 625 Colpocitología 643
Síntomas acompañantes 625 Funcional 643
Relación con la micción 625 Neoplásica 643
Relación con. las actitudes y decú­ Investigación del moco cervical 643
bitos 625 Filancia 644
Relación con los medicamentos 625 Cristalización 644
Evolución 625 Colposcopia y Colpomicroscopía 644
Estado actual 625 Biopsia de Cérvix 645
Relación con el ciclo menstrual 625 Biopsia de En dome trio 645
Historia Obstétrica 626 Curva de Temperatura basal 645
Síntomas Urinarios 627 Punción del Douglas 645
Síntomas Digestivos 627 Laparoscopia 646
Trastornos del acto sexual 627 Insuflación tubaria 646
Vaginismo y Dispareunia 628 Hísterosalpingografía 646
Frigidez 628 Urografía 646
Nerviosidad Postcoito 629 Determinaciones hormonales 647
Frecuencia 629 Punción abdominal 647
Histerometría 647
CAPITULO 95: EXAMEN FISICO 630
Introducción 630 CAPITULO 97: AMENORREA 649
Posición del examen ginecológico 630 Introducción 649
Examen de los genitales externos 630
Examen en conjunto 631
Examen del vello 631 CAPITULO 98: MENOPAUSIA 652
Anomalías anatómicas 631 Introducción 652
Lesiones de la piel o mucosa vul­ Alteraciones premenopáusicas 652
var 631 Alteraciones postmenopáusicas 652
Examen del clítoris 632
Examen del himen 632 CAPITULO 99: EXAMEN OBSTE­
Examen de la uretra 633 TRICO 654
Examen de las glándulas de Bar- Procedimientos y Exámenes de uso
tholin 634 común en Obstetricia 660
Exploración funcional 634 Estudios radiológicos 660
-XIX-

Q U INTA PA R TE SISTEMA MUSCULO - ESQUELETICO


SISTEM A ENDOCRINO
SISTEMA HEM ATOPOYETICO Y LINFATICO

Dr. Wilson Peñafiel R.

Pág. Articulación del tobillo y pie 688


CAPITULO 100: SISTEMA MUSCULO -
ESQUELETICO 663 CAPITULO 104: EXAMEN DE
Síntomas y signos generales: 663 LOS MUSCULOS 690
Dolor 663 Forma y tamaño 690
Calor 663 Volumen 690
Rubor 663 Tono 691
Edema 663 Fuerza 691
Deformación e impotencia funcio­ Sensibilidad 692
nal 664
CAPITULO 105: EXAMENES
COMPLEMENTARIOS 692
CAPITULO 101: COLUMNA Exámenes complementarios más
VERTEBRAL 667 útiles: 692
Columna vertebral en conjunto: 667 Sangre: 692
Alteraciones en la forma 667 Entróse dimentación 692
Alteraciones en la movilidad 668 Factor reumatoide 692
Alteraciones de la estructura 668 Antiestreptolisinas 693
Columna vertebral por segmentos: 668 P.C.R. 693
Columna cervical 670 Anticuerpos antinucleares 693
Columna dorso-lumbar 671 Células L.E. 693
Puntos dolorosos vertebrales 672 Complemento sérico 693
Enzimas séricas 693
CAPITULO 102: EXAMEN DEL Rayos X 693.
MIEMBRO SUPERIOR 672 Líquido sinovial 694
Articulación del hombro 672 Electromiografía 694
Articulación del codo 675
Articulación de la muñeca 677 CAPITULO 106: SINDROMES
Examen de la mano: 678 ARTICULARES 695
Posición 679 Síndrome traumático: 695
Movimientos 679 Esguince 695
Luxación 696
CAPITULO 103: EXAMEN DEL Fractura 696
MIEMBRO INFERIOR 681 Síndrome inflamatorio: 697
Articulación de la cadera 681 Artritis 697
Articulación de la rodilla 684 Osteoartritis 697
CAPnULO 107: SISTEMA EN­ Exploración funcional de la mé­
DOCRINO 698 dula 722
introducción 698 Síndromes 722

CAPITULO 108: GLANDULA TI­ CAPITULO 111: HIPOFISIS 725


ROIDES 698 Recuento anatomo-fisiológico 725
Síntomas 699 Insuficiencia de hipófisis anterior 727
Signos 702 Síntomas y signos 728
Exámenes complementarios 703 Insuficiencia pre-hipofisaria en la
Pruebas funcionales: infancia 729
Laboratorio 704 Exámenes complementarios útiles 729
Gabinete 704 Hiperfunción antehipofisaria:
Clasificación del bocio 704 Acromegalia 729
Características de los bocios 704 Síntomas y signos 730
Síndromes 705 Exámenes complementarios úti­
les 731
CAPITULO 109: PARATIROIDES 707 Posthipófisis 732
Síntomas -708 Insuficiencia posthipofisarias: dia­
Signos 710 bes insípida 732
Exámenes complementarios 711 Síntomas 732
Pruebas de laboratorio 711 Exámenes complementarios
Pruebas de gabinete 712 útiles 732
Síndromes 712
CAPITULO 112: PANCREAS
CAPITULO 110: LAS SUPRA­
RRENALES 713 ENDOCRINO 733
Resumen anatomo-fisiológico 713 Recuento anatomo-fisiológico 733
Anomalías de la secreción córtico— ' Síntomas de la diabetes sacarina 73 S
suprarrenal 716 Síndrome hipoglucémico: síntomas
Enfermedad de Addison: 716 y signos 735
Síntomas y signos 717 Síndromes 736
Enfermedad de Cushing: 718
Síntomas,y signos 718 CAPITULO 113: GONADAS 737
Hipersecreción de hormonas aisla­ Testículos 737
das: 719 Recuento anatomo-fisiológico 737
.Aldosteronismo primario 719 Hipogonadismo 738
Diabetes suprarrenal 720 Signos del eunucoidismo 739
Síndrome suprarrenogenital 720 Hipergonadismo y tumores testicu-
Médula suprarrenal 720 lares 739
Signos del feocromocitoma 720 Ovarios: 739
Exámenes complementarios: 721 Recuento anatomo-fisiológico 739
Exploración funcional de la cor­ Hipogonadismo oválico 740
teza 721 Hipergonadismo oválico 741
CAPITULO 114: EXAMEN DE CAPITULO 119: POLIGLOBU-
LOS SISTEMAS HEMATOPO- LIASOPOUCITEMIAS 762
YETICO Y LINFATICO 742 Caracteres diferenciales de las poli-
Hematopoyesis medular 742 dtemias 763
Origen de los elementos sanguí­
neos 743 CAPITULO 120: SERIE BLANCA
Leucopoyesis 745 O LEUCOCITARIA 764
Los linfocitos 745 Fórmula leucocitaria 765
El sistema reticuloendotelial 745 Granulocitopenia y agranulocitosis 766
Reacciones leucemoides 768
CAPITULO 115: SEMIOLOGIA
DE LOS ELEMENTOS CELU­ CAPITULO 121: LEUCEMIAS 768
LARES 746 Concepto 768
Serie roja o eritrocítica 746 Clasificación 769
Síndrome anémico 747 Leucemias agudas 769
Grados de anemia i 747 Leucemias crónicas 770
Síntomas y signos de la anemia 748 CAPITULO 122: NEOPLASIAS
DEL SISTEMA INMUNITARIO 772
CAPITULO 116: CLASIFICA­ Clasificación 772
CION ETIOLOGICA Y MORFO­ Síntomas y signos 773
LOGICA DE LAS ANEMIAS 749 Clasificación de los Linfomas
Volumen globular medio 749 no Hodgkin 773
Concentración media de hemoglo­ Enfermedad de Hodgkin 775 ;
bina globular 749 CAPITULO 123: TRASTORNOS
Anemias macrocíticas 752 HEMORRAGIC OS 776
Diagnóstico diferencial de las ane­ Sintomatología 777
mias macrocíticas 753 Diferencias entre trastornos purpú-
Anemias hipocrómicas 754 ricos y trastornos de la coagula­
Anemia hipocrómica ferropriva 755 ción 778
Anemias normocíticas normocró- Clasificación de las enfermedades
micas 756 hemorrágicas más frecuentes: 779
Hemorragias de causa vascular 779
Anomalías cuantitativas de pla-
CAPITULO 117: ANEMIAS H E - quetas.Trombocitopenias 780
MOLITICAS 7S6 Púrpura trombocitopénica idio-
Causas de los estados hemo- pática 781
líticos 758 Enfermedades hemorrágicas de­
Sintomatología de los estados bidas a alteraciones de la coa­
hemolíticos 759 gulación 781
Nomenclatura, origen y natura­
CAPITULO 118: ANEMIAS leza de los factores que inter­
APLASTICAS O PANCITO- vienen en la coagulación 782
PENICAS 759 Hemofilia clásica 783
Sintomatología 760 Valores hematológicos normales
(adultos) 785
•XXII-

SEXTA PA RTE: EXAM EN D E L SISTEM A NERVIOSO

Dr. Carlos Guarieras R.

Pág.
CAPITÜLO 124: GENERALIDA­ CAPITULO 125: MOTILIDAD
DES, FACIES, ACTITUD, MAR­ VOLUNTARIA 798
CHA 787 Vía piramidal 798
Facies: 788 Semiotecnia de la motilidad volun­
En la parálisis facial periférica 788 taria 799
En la corea menor 788 Anamnesis 800
En la hemorragia cerebral 788 Examen de la motilidad voluntaria 801
En la enfermedad de Parkinson 788 Cabeza y cara 801
En el tétanos 789 Hombro y codo 802
En los tumores cerebrales 789 Muñeca 804
En la hidrocefalia congénita 789 Mano y dedos 805
Actitud: 789 Cadera 807
En las meningitis 789 Rodilla 809
En el tétanos 789 Pie 910
En la córea 790 Tórax, abdomen y músculos para-
En las hemiplejías 790 vertebrales 812
En la enfermedad de Parkinson 790 Examen de las paresias 813
En la tabes 790 La corteza motora y las parálisis
En la paraplejía espástica 790 segmentarias 813
La actitud vestibular 792 La neurona motora periférica y las
En las intoxicaciones satumínicas 792 814
parálisis flácidas
Mano de simio 792 Nomenclatura de los trasttímos de
Mano en gana 792 815
la motilidad voluntaria
Lesión del ciático poplíteo ex­
terno 793
Marcha: 793 CAPITULO 126. MOTILIDAD IN­
En la enfermedad de Parkinson 794 VOLUNTARIA. EL SISTEMA EX-
En la corea menor y en la mayor 794 JTRAPIRAMIDAL 815
En el cerebeloso 794 Anatomía: 815
Marcha tabética 794 La corteza cerebral extrapiraxnidal 815
En la paraplejía espástica 796 Los centros extrapiramidales 816
En la hemiplejía capsular 796 Vías extrapiramidales 817
En|la parálisis del ciático poplíteo 796 Funciones extrapiramidales 817
externo Trastornos funcionales del sistema
extrapiramidal en conjunto 818
Trastornos funcionales del sistema
MOTILIDAD: GENERALIDADES 797 extrapiramidal por estructuras 819
XXIII -
Algunas consideraciones sobre los Reflejos pupilares 84 J¡
sistemas piramidal y extrapirami- Reflejo maseterino 843Í
dal 821 Reflejo del velo palatino p farín­
geo 843
CAPITULO 127: MOVIMIENTOS Reflejos deí tronco 843
EWOLUNTARIOS 823 Reflejo medio esternal 843
Templor 823 Reflejos cutáneo-abdominales 843
Tics 825 Reflejo medio pubiano o de los
Movimientos coreicos 825 aductores 844
Balismo 826 Región ano perineal 844
Atetosis Reflejo cremasteriano 844
826
Mioclonías Reflejo bulbocavemoso 844
826
Espasmos musculares y calambres Reflejo anal 844
826
Reflejos de los miembros superiores 844
Convulsiones 827
Reflejo bicipital 844
Clasificación de las Epilepsias 828
Reflejo tricipital 844
Examen de las Epilepsias 829
Reflejo | olecraneano 845
examen físico 832
Reflejo estiloradial 845
Epilepsia Jacksoniana 832
Reflejo cubitopronador 845
Crisis mioclónicas 833
Reflejo palmomentoneano 845
Crisis parciales con sintomatología
elemental Reflejos de los miembros inferiores 846
833
Reflejo rotuliano o patelar 846
Crisis parciales con sintomatología
compleja Reflejo Aquíleo 846
833
Crisis con sintomatología predomi­ Reflejo contralateral de los aduc­
nantemente síquica 833 tores 846
Etiología 833 Reflejo del flexor plantar 847
Reflejo cuboideo 847
CAPITULO 128: TONO MUSCU­ Reflejo medio plantar 847
LAR 833
Reflejo cutáneo plantar 847
Recuento anatomo-fisiológico 834
Signo de Babinsky 848
Nomenclatura 835
Sucedáneos de Babinsky 848
Semiotecnia del tono 835
Los reflejos y sus centros 849
Hipertonía 836
Clonus 850
Hipotonía 838
Sincinesias 851
Distonía 838
Valor semiológico de los reflejos 853
Arreflexia osteotendinosa 853
CAPITULO 129: MOTILIDAD
La arreflexia superficial o cutáneo-
REFLEJA 838
mucosa 854
Recuento anatomo-fisiológico 839
Hiperreflexia osteotendinosa 854
Examen de los reflejos 840
La hiperreflexia superficial 854
Reflejos de la cabeza 841
Inversión de los reflejos 854
Reflejo del orbicular de los párpa­
CAPITULO 130: LA NEURONA
dos 841
MOTRIZ PERIFERICA 855
Reflejo corneal 841
Lesión de la neurona motriz perifé­
Reflejo conjuntival 841
rica: 856
-XXIV-

Desde el punto de vista motriz 856 Hipermetría o dismetría: 865


- Desde el punto de vista trófico 856 Prueba de la prehensión del
lis, atrofias por'lesión de la vía pi­ vaso 865
ramidal 857 Prueba de la línea horizontal 865
Las atrofias por lesión de las neuro­ Prueba de la inversión de la
na; periféricas 857 mano 866
Las atrofias por lesión de los múscu­ Asinergia: 866
los 857 Prueba de la flexión del tronco 866
Hipertrofias musculares 857 Prueba de sentarse en una silla 866
Trastornos tróficos por lesión de los Prueba del arrodillamiento 867
nervios sensitivos: 857 Adiadococinesia: 867
La úlcera de decúbito 857 Pmeba de las marionetas 867
La úlcera perforante 858 Catalepsia cerebelosa o pseudo-
Las lesiones ampollosas 858 catalepsia 867
El panadizo ánalgésico 858 Hipotonía muscular: 867
En los huesos 858 Pruebas de pasividad muscular
de André Thomas 867
CAPITULO 131: COORDINACION Prueba de las pesas 867
OTAXIA 859 Nistagmus 868
Recuento anatomo funcional 860 Temblor estático y cinético.
Las vías aferentes 860 Otros síntomas 868
,¡La vía eferente 861 Lesión medular. Ataxia medular 868
Funcionalmente hablando 861 Lesión de los nervios periféricos.
Semiotecnia de la Taxia 861 Ataxia periférica 868
Prueba del talón-rodilla 862
Prueba del dedo-nariz 862 CAPITULO 132: PRAXIA 869
Prueba de los dedos índices 862 Cómo examinar 870
Marcha 862 RESUMEN DEL EXAMEN DE LA
La coordinación estática: 863 MOTILIDAD 871
Posición firmes 863
Signo de Romberg 863 CAPITULO 133: SENSIBILIDAD 871
Sitio de origen de la ataxia 864 Vías de la sensibilidad superficial o
Lesión de la corteza cerebral. de la piel 872
Ataxia cortical 864 Vías de la sensibilidad profunda o
Lesión en el tálamo. Ataxia talá- muscular y ósea 873
mica 864 Centros sensitivos de la corteza 873
Lesión en el tronco cerebral. La sensibilidad superficial consciente
Ataxia bulbo-ponto(-peduncular 684 o de la piel: 874
Lesión del laberinto. Ataxia labe­ La sensibilidad protopática 874
ríntica 864 La sensibilidad epicrítica 874
Lesión del cerebelo. Ataxia cere- La sensibilidad profunda consciente
belosa: 864 o muscular y ósea:
Actitud de pie 865 Barestesia, barognosia, palestesia,
i.'/, Marcha 865 batiestesia, estereognosia 875
-X X V -
sensibilidad visceraT 875 Correlación entre la fisiología y
la parálisis del MOC
CAPITULO 134: TECNICA DE El IV Par o Patético
EXAMEN DE LA SENSIBILIDAD . 875 El VI Par o Motor Ocular Externo
Examen de la sensibilidad objetiva 876 Oftalmoplejía
La sensibilidad dolorosa: 878 Nistagmus
Parestesias o disestesias 878 Examen pupilar:
Neuralgias: Intercostales, cérvico- Reflejo foto-motor
braquiales, del ciático 879 Reflejo a la acomodación
Radiculalgia 881 Signo de Argyll Robertson
Raquialgia 881 Reflejo conserisual
La sensibilidad térmica 882 Hippus patológico
La sensibilidad táctil S82 Miosis
Disociación) de la sensibilidad. 882 Midriasis
Diagnóstico de la altura de la lesión: 882 Anisocoria
Lesión periférica 882
Lesión de las raíces posteriores 883 CAPITULO 137: V PAR 0 TRI­
Lesiones medulares: 883 GEMINO
Lesión del cono medular y de la La rama oftálmica
cola de caballo 883 La rama maxilar superior
Lesión de los cordones posteriores 883 La rama maxilar inferior
Lesión de los cordones anterolate- La neuralgia del trigémino
rales 883 Técnica de examen del nervio trigé­
Lesión de un solo lado de la mé­ mino
dula. Síndrome de Brown-
Séquard 883 CAPITULO 138: VII PAR 0
Lesión por sección medular com­ FACIAL
pleta 884 Recuento anatómico y fisiolófico
Hemianestesias: 884 Parálisis facial periférica
Hemianestesia bulbar 884
Hemianestesia protuberancial 884 CAPITULO 139: VIII PAR 0
Hemianestesia peduncular 885 AUDITIVO
Hemianestesia talámica 885 Rama coclear o auditiva:
Técnica de examen:
CAPITULO 135:1 PAR U OLFATO­ Anamnesis
RIO, II PAR U OFTALMICO 886 Examen físico
I Par u olfatorio: cómo examinar 886 Examen de la acuidad auditiva:
Anosmia, hiposmia, parosmia, ca- Pruebas al alcance del m,édico
cosmia: causas frecuentes 886 general
II Par u oftálmico: 887 Sordera nerviosa
Qué examinar 887 Sordera por pérdida de la conduc­
ción
CAPITULO 136: III, IV, V PARES • 888 Sordera senil. Simulación de sor­
El III Par o Motor Ocular Común 888 dera
-XX VI -
y $ L a vestibular 903 El líquido cefaloraquídeo 921
''Anamnesis 903 La Punción lumbar 921
""Examen físico: 903 Equipo 923
Nistagmus; Pruebas del equilibrio Procedimiento 923
estático y dinámico 903 Examen del líquido cefaloraquí­
Vértigo de Meniere 904 deo: Tensión, aspecto, recuen­
to citológico 927
CAPITULO 140: IX, X, XI, XII PAR 904 Examen qmmico. Examen
¿¡¿Par o Glosofaríngeo 904 bacteriológico 928
Técnica de examen del IX Par 905 Reacciones serológicas 929
X Par o Neumogástrico: 905 Estudios radiológicos: 929
E x a m e n d e l nervio neumogástrico 906 Radiografías de cráneo 929
XI Par o Espinal 907 Radiografía de la columna
XII Par o Hipogloso Mayor 908 vertebral 931
Mielografía 933
CAPITULO 141: ELtOMA 908 Neumoencéfalografía, Angiografía 934
Conciencia 909 Centellografía cerebral 935
del coma
P ro fu n d id a d 909 Electroencefalograma 935
Técnica de examen de un enfermo Electromiograma 937
en coma: 909 Ecoencefalograma 937
Anamnesis 910 Tomografía computarizada 937
Examen de los ojos: 911
Párpadeo 911 CAPITULO 143: OTROS SINDRO­
Las pupilas 912 MES NEUROLOGICOS FRECUE-
El reflejo corneal 912 TES 938
El reflejo óculo-cefálico 914 Síndrome de hipertensión endocra-
El reflejo óculo-vestibular 914 neal 939
Movimientos oculares 915 Síndrome meníngeo 939
El f o n d o de ojo 915 Síndromes cerebrovasculares: 940
La respiración 915 Trombosis y embolia cerebral: 940
Los exámenes de la sensibilidad y Isquemia cerebrovascular inter­
la motilidad 915 mitente 940
La punción lumbar 918 Isquemia de todo un hemisferio;
Los exámenes de laboratorio 918 isquemia del territorio de la ce­
Los comas más frecuentes 919 rebral anterior, por estenosis de
Causas orgánicas 919 carótida interna 942
Trastornos metabólicos 919 Isquemia por insuficiencia verte-
bro-basilar 942
CAPITULO 142: EXAMENES COM­ Síndrome del robo de la subclavia 942
PLEMENTARIOS EN EL SISTE­ Ataque de apoplejía en evolución 943
MA NERVIOSO 921 Ataque apoplético completado. In­
El líquido cefaloraquídeo y la pun­ farto cerebral 943
ción lumbar 921 Embolia cerebral 943
Recuento anatomo-fisiológico 921 Hemorragias intracraneales: 944
Hemorragia intracerebral 944 Enfermedad de Parkinson
Hemorragia subaracnoidea 944 Síndromes sensitivos
Hematoma extradural 944 Hemíanestesias
Hematoma subdural 944 Trastornos medulares de la sensibi­
Algunos síndromes motores 944 lidad:
Hemiplejía capsular 944 Sección completa
Paraplejías flácidas 946 Hemisección medular
Paraplejías espásticas 946 Síndrome de los cordones poste­
Cuadriplejía 947 riores
Monoplejías 947 Síndrome del cono medular
Síndromes extrapiramidales: 947 Síndrome de la cola de caballo

INDICE DE PLA NES DE A PREN DIZAJE


No. Pág.
Plan para el aprendizaje de la
anamnesis I 4
Plan para el aprendizaje del
dolor II 12
Plan para el aprendizaje del
examen físico general III 48
Plan para el aprendizaje del
examen del pulso IV 50
Plan para el aprendizaje de la
tensión arterial V 54
Plan para el aprendizaje del
examen de la temperatura VI 62
Plan para el aprendizaje del
examen físico específico VII 82
Plan para el aprendizaje de la
percusión del tórax VIII 214
Plan para el aprendizaje de la
auscultación pulmonar IX 221
Plan para el aprendizaje de la
Toracentesis IX 235
Plan para el aprendizaje de la
auscultación del corazón X 298
Plan |para el aprendizaje de la
paracentesis XI 442
Plan para el aprendizaje del
examen ginecológico XII 648
Plan para el aprendizaje del
examen del líquido
céfalorragufdeo___________ XIII . 922
PRIMERA PARTE

ANAMNESIS Y
EXAMEN FISICO GENERAL

Dr. Carlos Guarderas R.


- 1-
a él con la firme esperanza de que verán
í*f LA HISTORIA CLINICA
satisfecho su anhelo. Tan buena disposición
no debe ser defraudada jamás? y, aun hacien­
do mucfio sacrificio personal,'.el médico ^de­
CAPITULO 1: GENERALIDADES
be procurar brindar a sus enfermos no sola­
P R O D U C C IO N : En un ambiente cómo­
mente toda su sabiduría sino también todo
su buen ánimo y afecto, en forma tal, que
do y agradable, tanto para el médico como
el enfermo sienta que la Ciencia de “su” mé­
ara el enfermo, la entrevista médico-pacien-
dico, le llega bañada con el perfume del
te debe hacerse guardando las normas no só­
amor.
lo de la buena educación sino también del
afectó y la comprensión para quien se en­ Es seguro que con las palabras de
cuentra en ese momento sufriendo una en­ Gregorio Marañón, podemos decir a nues­
fermedad. El ambiente físico no tiene que tros alumnos todo lo que en este momento
ser necesariamente lujoso, pero sí debe ser nuestros recursos literarios no nos permiten
siempre aseado, -bien iluminado, preferible­ hacerlo: “Sólo se es dignamente médico
mente con luz natural, abrigado y con una con la idea clavada en el corazón de que
atmósfera de serenidad, de manera tal que el trabajamos con instrumentos imperfectoá y
paciente se sienta siempre tratado con dig­ con medios de utilidad insegura, pero con la
nidad y afecto. Si la consulta se hace en el conciencia cierta de que hasta donde no
domicilio del enfermo se debe tener buen puede llegar el saber llega siempre el amor”.
cuidado de no herir su dignidad, y las re­ Por otra parte, la Historia Clínica ;es
comendaciones que pudiera o debiera hacer­ el documento fundamental para el estable­
se para mejorar el ambiente deben decirse cimiento del diagnóstico médico; su técnica
cuidando las proporciones que la percep­ nos permite extraer del paciente toda la ga­
ción del nivel económico le sean factibles de ma de síntomas y signos que son necesa­
realizar. Cuando las condiciones domicilia­ rios para el diagnóstico. Pero adquirir esa
rias no permiten una buena atención, es técnica demanda del estudiante la más fir­
mejor recomendar el traslado del enfermo a me paciencia y constancia hasta que su ejer­
una casa de salud. Si la visita se hace en el cicio pase a ser del dominio de los campos
hospital las condiciones técnicas pueden ser cognositivo, psicomotriz y afectivo, y pue­
mejores, pero hay la tendencia a no dar a este dan luego convertirse en buenos hábitos de
paciente una atención personal y, especial­ examen médico.
mente el principiante, corre el riesgo de des­
personalizar su atención para convertir al se­ Nosotros compartimos con la opinión
ñor o señora pacientes en el “caso” tal o cual. de que “la mayoría de los errores del mé­
Téngase presente, que especialmente la prime­ dico se deben, no a un mal razonamiento
ra consulta sienta las bases para el estableci­ sobre los síntomas bien recogidos, sino a un
miento de buenas relaciones médico-paciente, buen razonamiento sobre los síntomas mal
y, si el médico no brinda una buena acogida, recogidos”. (Pascal). En consecuencia, el
ese paciente puede sentirse incómodo y re­ estudiante debe saber desde ya, que el apren­
sistente a las recomendaciones del médico. der a hacer la Historia Clínica debe ser mo­
Por otra parte, obsérvese que muchas per­ tivo de su más sincera preocupación,y que el
sonas ven en el médico al único profesional tiempo que hoy gastoserá compensado con
con capacidad para aliviar su dolor y llegan el éxito diagnóstico. También debe súber
P[ue la única forma de aprender es hacién­ dimientos utilizados para reconocer la sinto­
d o la, es decir, entrando en contacto con el matología del paciente para con ella formu­
"nferm o y poniendo en práctica todos los lar un diagnóstico.
Jtansejos que tanto este texto como el de SINDROME: Es el conjunto de síntomas y
^>s profesores le irán dando oportunamente. signos que proceden de la misma Fisiopato­
_ Nosotros, y como un recurso pedagógi­ logía. Por ejemplo: El síndrome de obstruc­
c o adicional, iremos señalando en cada parte ción de las vías biliares está compuesto por:
fee la Historia Clínica, los objetivos, conte­ Ictericia, acolia, coluria e hipocondralgia
nidos, métodos, actividades, recursos, medios derecha.
de evaluación y posibilidades de aplicación,
F1SIOLOPATOLOGIA: Es la ciencia que es­
™on el fin de que el estudiante sea capaz de
tudia las alteraciones funcionales en el esta­
p edirse a sí mismo si ha alcanzado ya la ca­ do de enfermedad, y explica la razón de ser
pacidad necesaria para hacer una buena His- de todos los síntomas y signos.
^>ria Clínica. Sepa desde ya el estudiante,
Que esto no puede alcanzarse ni después de
g^ia clase teórica ni después de una sola
nráctica. Tiene que repetir y repetir hasta
^ u e se haya logrado un alto índice de efi-
CUADRO No. 1.1
0 icia.
PARTES DE LA HISTORIA CLINICA
N o m e n c l a t u r a p r e l im in a r .-
JpMIOLOGIA: Procede de las palabras grie­ 1 .- ANAMNESIS
gas: Semeion, que significa síntoma; y de
1.1 Datos de Filiación
™ogos”, que significa tratado. Es decir, es
^ ciencia que estudia la sintomatología de 1.2 Motivo de Consulta
^ s enfermedades. La sintomatología está 1.3 Enfermedad Actual
rompuesta por síntomas y por signos.
1.4 Revisión de Sistemas
^NTOMAS: Son las manifestaciones subje-
1.5 Historia Pasada
ífcras sentidas únicamente poT el paciente y
^ los cuales el médico sólo puede tener 1.6 Historia Familiar
onocimiento a través de la información que Historia Social
Í f da el paciente o de algunas manifestacio-
£ s indirectas; por ejemplo, el dolor. 2 .-
1.7

EXAMEN FISICO
^pNOS: Son las expresiones objetivas, tan- 2.1 Examen general
'bles y aún medibles de la enfermedad; por
« emplo: un tumor; la deformación que
^oduce una luxación; el color amarillo de la
2.2
2.3
Examen regional
Examen especial
p e ric ia etc.
3 .- EXAMENES COMPLEMENTARIOS
^ Desde luego que múltiples datos de la
mstoria Clínica, comparten por igual las
^tecterísticas de los síntomas y los signos,
^ r ejemplo, la disnea, el vértigo.
||MIOTECNIA: Es el conjunto de proce­
ENFERMEDAD: Es el conjunto de signos y La mayoría de veces el interrogatorio
síntomas que tienen la misma evolución y se puede hacer directamente al paciente,
proceden de una causa específica de origen sin embargo, en los niños esto no es posible
no siempre conocido. y debe hacerse a la madre; en las personas
inconscientes, a los familiares o amigos más
DIAGNOSTICO: Es la determinación de la
íntimos. Muchas veces acuden a la consulta
naturaleza de una enfermedad o de un caso.
a más del enfermo, uno o más acompañantes,
PARTES DE LA HISTORIA CLINICA: No especialmente cuando el paciente es indíge­
existe un acuerdo general ni sobre la forma na, y son ellos, los acompañantes, los que
de dividir a la Historia Clínica ni sobre el or­ toman la iniciativa para exponer al médico
den en que debe ser obtenida; depende mu­ los males del enfermo. Aunque esta cos­
cho de las escuelas o de las costumbres insti­ tumbre alguna vez sirve de ayuda, la mayo­
tucionales y aun individuales. Sin embargo, ría estorba al interrogatorio, y con tino hay
nosotros nos atendremos al orden más usado. que frenarlo.
El cuadro No. 1.1, señala las partes de
la Historia Clínica. Hay enfermos con una tendencia des­
proporcionada para hablar, y otros a los que
es muy difícil extraerles unas pocas palabras.
Aunque en términos generales es convenien­
CAPITULO 2 te dejarle hablar libremente al paciente has­
ta que agote su deseo de informar, sin em­
bargo, en los muy “expresivos” hay que diri­
ANAMNESIS gir la exposición con el objeto de que las
ideas que se viertan sean ordenadas y con­
- PRINCIPIOS GENERALES duzcan a un fin concreto. En los enfermos
- DATOS DE FILIACION “callados”, no queda más remedio que acu­
- MOTIVO DE CONSULTA dir a la fuente de los conocimientos sobre lo
que hay que' preguntar para que así logremos
ANAMNESIS: Rist, señala que “nunca se extraer de ellos un conjunto de informes
aprecia mejor la experiencia clínica, la cien­ útiles para el diagnóstico.
cia, la penetración psicológica y la autoridad La anamnesis es un segmento de la
moral de un médico que cuando se le es­ Historia Clínica que demanda tiempo; el es­
cucha mientras interroga a un enfermo”. tudiante puede demorarse tina hora o más.
Algunos consideran que la anamnesis Requiere por tanto, por parte del médico la
por si sola puede dar el diagnóstico del 50 mayor atención, orden y paciencia; y por
por ciento de las enfermedades de la clínica parte del paciente el mejor estado de ánimo
interna; (3) otros consideran que sin la anam­ posible para responder con claridad y con
nesis ningún diagnóstico es posible. Noso­ verdad a las preguntas del médico.
tros, luego de estos comentarios, sólo quere­ Un requisito fundamental de la buena
mos añadir que para adquirir un alto nivel anamnesis es la correcta comunicación con
de eficacia anamnéstica se necesita: saber el enfenno. Téngase en cuenta que ningún
qué debe interrogarse, cómo debe hacerse, enfermo, por culto que sea, interpreta co­
y añadirse una alta dosis de paciencia y cons­ rrectamente los términos médicos (salvo que
tancia. esté ligado a la medicina de alguna manera),
- 4-

CUADRO No. I

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA ANAMNESIS:

1.— Objetivos: Al término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el alumno debe­


rá ser capaz de:

1.1: Enumerar lo que hay que preguntar y cómo hay que preguntar.

1.2: Preguntar correctamente a los pacientes.

1.3: Tradudr la terminología popular a la terminología médica.

1.4: Anotar correctamente los datos positivos de la anamnesis.

2 — Contenidos: Corresponden al qué y cómo preguntar.


Claro que un elemento altamente motivador es el para qué preguntar, pero
ésto supone el conocimiento de la Fisiopatología y de la Semiología com­
pletas de cada síntoma, lo cual no es el objetivo de este texto, y además,
constituye justamente el motivo de estudio de todo el curso de Semiología.

3 .- Metodología y Actividades: Se recomienda:

3.1.: Frecuente repetición individual del qué y cómo preguntar.


3.2: Trabajando en grupos, que todos y cada uno de los miembros del
grupo repitan el qué y cómo preguntar.
3.3: Preguntar a compañeros que pueden simularse enfermos.
3.4: Preguntar, a los enfermos.
3.5: Anotar en un papel en blanco las preguntas y las respuestas obtenidas.
3.6: Anotar, en términos médicos, sólo las respuestas positivas.
4.— Recursos: Pacientes. Personas dispuestas a simular ser pacientes. Papel y lápiz.

5 — Evaluación: Cada alumno puede evaluarse continuadamente y demostrarse a si


mismo si ya ha conquistado o no los objetivos propuestos, contando el núme­
ro de aciertos que ha tenido en el ejercicio del qué y cómo preguntar. Para el
efecto, los cuadros correspondientes que se marcan, enumeran ordinalmente
los contenidos.
-5 -
y que el médico no siempre conoce el ver­ co, según le enseñará la Semiología y la Clí­
dadero significado de la terminología popu­ nica.
lar que usa el enfermo. Es por tanto indis­
Sin embargo, a manera de ejemplo,
p e n sa b le que el médico formule sus pregun­
nosotros resaltaremos algunos detalles:
tas en forma clara y empleando el léxico más
sencillo posible, de manera tal, que el enfer­ La edad permite oriental la atención hacia
mo comprenda con precisión la pregunta. las enfermedades más propias de la niñez y
Por otra parte, el médico no debe contentar­ juventud (Sarampión, Varicela, Paperas, He­
se con la respuesta que le da el enfermo si patitis, etc.); de la edad adulta (Litiasis bi­
ella no satisface plenamente el objetivo que liar, Litiasis Renal, Artritis reumatoidea, etc.);
persigue la pregunta. Mil veces sucede que el de la vejez (La Arterioesclerosis, los tu­
estudiante pregunta una cosa y el enfermo mores malignos, etc.}. El sexo masculi­
contesta otra, y así, equivocadamente, se no adolece más frecuentemente de Dia­
anota en el formulario de la Historia. betes Mellitus, de la enfermedad úlcera-
péptica, (1, 6, 8, 9) de las enfermeda­
El cuadro No. 1, recomienda una for­
des coronarias; ( 10, 11) el sexo femenino es
ma de aprender a interrogar. más frecuentemente afectado de Hiperten­
sión Arterial Esencial, Hipertiroidismo, (4)
I Infecciones de las vías Urinarias. (2, 5,7,9).
PARTES DE LA ANAMNESIS: 1 .- Datos
de filiación del enfermo. 2.— Motivo de La profesión es causa frecuente de enferme­
consulta. 3.— Enfermedad actual. 4 .- Re­ dad: el calambre del telegrafista; el cólico
visión de Sistemas. 5.— Historia Pasada. saturnino de los pintores y obreros que ma­
6. - Historia Familiar. 7.— Historia Social. nejan plomo; los dolores de la columna dorso
lumbar de los choferes; las enfermedades de
Como ya hemos dicho antes, el orden
propuesto es sólo una sugerencia. No impor­ las vías respiratorias, de las personas que tra­
ta tanto el orden, cuanto que la anamnesis bajan a la intemperie; los desgarres muscula­
sea completa. res o rotura de los meniscos, de los futbolis­
tas; las afecciones coronarias en los médicos
Con el objeto de facilitar el aprendiza­ por la tensión emocional, etc. El lugar de na­
je, nosotros, a más de enumerar lo que hay cimiento. Dero sobre todo el de residencia,
que preguntar, señalaremos el cómo hay que nos orienta hacia algunas afecciones: los pa­
hacerlo, usando la terminología popular más cientes que viven en la costa y oriente están
usada en el Ecuador. Con este motivo, reco­ expuestos a las parasitosis intestinales (Asca-
mendamos a los alumnos aprender mejor el ridiasis, Anquilostomiasis, amebiasis, paludis­
significado del léxico popular, las frases idio- mo); los que viven en zonas donde los alimen­
máticas que se usan, las costumbres locales tos no contienen suficiente yodo, sufren más
que para comunicarse se acostumbran típica­ frecuentemente de Bocio; los que viven sobre
mente en nuestro pueblo. los 3.000 metros del nivel del mar están más
propensos a las enfermedades Cardiopulmo-
1.- DATOS DE FILIACION.- El cuadro nares. El estado civil puede definir la pre­
No. 2-1, señala lo que hay que’ preguntar y sentación de trastornos psicosomáticos como
cómo hacerlo. Pretende, a más de identificar en las solteronas y en la viudez masculina o
al paciente, recoger información que ya pue­ femenina; las enfermedades venéreas en los
de tener significativo valor para el diagnósti­ solteros, etc.
CUADRO No. 2-1

ANAMNESIS DE LOS DATOS DE FILIACION


Qué preguntar Cómo Preguntar

1.1: Nombre 1.1: Cómo se llama Ud. Cuál es su


nombre?
12: Edad 1.2: Cuántos años tiene?
13: Sexo 1.3:
W
1.4: Raza 1.4: (2)
1.5: Estado Civil 1.5: Es Ud. casado, soltero, viudo,
divorciado, unión libre? (3)

1.6: Profesión 1.6: En qué se ocupa. En qué traba­



1.7: Lugar de Nacimiento 1.7: En dónde nació?

1.8 : Residencias ocasionales 1.8: En qué lugares ha vivido antes?

1.9: Residencia habitual (4) 1.9: En dónde vive habitualmente?

1.10: Dirección, Teléfono 1.10: Cuál es su dirección y su teléfono?

1.11: Instrucción 1.11: Hasta qué grado o hasta qué cur­


so estudió?

(O Es de observación.

(2) Es de observación.

(3) En el caso de las mujeres es preferible hacer esta pregunta refiriéndose a los
hijos: Cuántos hijos tiene? , porque si antes nos hubiera contestado que es
soltera, ahora nos resulta más difícil preguntarle cuántos hijos tiene.

(4) Se puede complementar con residencia actual.


-7 -
l
2 _ MOTIVO DE CONSULTA- Es el mo­ mas, y si además desea conocer la defini­
mento en que el paciente explica la razón ción de dichos términos, la encontrará en la
que tuvo para acudir al médico. Es conve­ sección correspondiente al aparato o sistema
niente dejarle que se exprese libremente y sin en cuestión.
interrumpirle mayormente. Mientras el en­
ferm o habla, acompañando a sus palabras
BIBLIOGRAFIA
una mímica muy expresiva, el médico obser­
va y escucha atentamente y toma nota de
1.— Bonnevie, O.: The incidence o í gastzic ul­
las quejas del paciente, usando para ello las
cer in Copenhagen. Scand. J. G astroenteroL,
propias palabras del enfenno o dándoles de 10: 386—393, 1975
una vez la traducción técnica. 2.— B ukley, R.M .: V rine bacterial counts o fte r
La pregunta que suele desencadenar sexual intercourse. New Eng. J. Med., 298:
321—3 2 4 ,1 9 7 8
la respuesta del pacientes es: Cuáles son sus
3.— E ngle, R .L ., J r y Davis, R J .: M edical diag­
molestias? ; o. .. qué molestias tiene? ; o . .. nosis: present, pást, and fu tu re. A ch. In t.
por qué vino al hospital? . M ed., 112: 512—5 4 4 ,1 9 6 3

La respuesta que más frecuentemente 4.— GravesrDisease —1972. Second F . R aym ond,
K eatin, Jr., M em orial Sym posiun, A pril 14
se escucha está ligada con el dolor y suele a n d 15, 1972. M ayo C línic Proceedings,
ser de este estilo: “Vengo porque me duele N ovem ber and Decem ber, 1972, p.p. 803 —
la cabeza”. “Vengo porque me duele la boca 995.
del estómago y tengo vómito” . “Vengo 5.-“'- H ardin, G.K.M., and R oñal, A .R.: A con-
trolled Study o f antim icroblal prophilaxis
porque me duele el pecho y se me pasa a la o í recurrent Urinary infection in w om en.
espalda, pero también estoy encendido en New Eng. J. M ed., 291: 597 — 601, 1974.
calentura, sudo mucho y tengo tos” . “Ven­ 6.— Ivy, A.C.: The Problem o f Pectic Ulcer.
go porque anoche tuve un terrible cólico en J.A.M .A. 132: 1053—1 0 5 9 ,1 9 4 6
este costado derecho, que me obligó a acos­ 7.— Kass, E.H ., a n d B m m fitt, W.: Sim posium .
tarme, y se me iba hasta la paleta y el hom­ o n Pyelonephritis, Chicago, University o í
Chicago Press, 1977
bro, me dió escalofrío y vomité verde va­
8.— Meade, T.W., Arie, T.H.D., Breviis, M„ e t a l :
rias veces, y hoy de mañana me doy cuenta R ecen t history o f ischaemic h e art disease
que he amanecido con los ojos amarillos y and duodenal ulcer in doctora. B rit. Med.
estoy orinando como agua de canela” . J., 3: 701—7 0 4 ,1 9 6 8
9.— - M endeloff, A.L., a n d D unn, J J \ : V ital and
En fin, los ejemplos pueden multipli­ h ealth Assoc., Cambridge, Harvard Univ.
carse, pero la mejor manera de que el estu­ Press, 1971
diante adquiera su propia experiencia es ha­ 10.— Spiekerm an, R .E ., Brandenburg, J.T ., A chor,
ciendo él mismo la pregunta a varios pacien­ R.W.P. y Edwards, J.E .: E spectrun of
coronary h e art desease in a com m unity of
tes; y como a partir de este momento empie­
30.000. A clinicopathologic study. Ciicu-
za a escuchar términos populares que deman­ lation, 25: 57, 1962
dan la traducción técnica, remitimos al estu­ 11.— W hite, N.K., Edwards, J.E. y D ry, T. J.
diante a los cuadros de la Revisión de Siste­ Circulatiion, 1: 6 4 5 ,1 9 5 0
CAPITULO 3 dolor, éste suele ser el que más interesa al
enfermo, entonces se puede empezar por él..
o? EL DOLOR.— Nos decidimos estudiar la
EN FERM ED AD ACTUAL Y D O LO R anamnesis del dolor en este momento por va- '
rías razones: 1 Porque es el síntoma más
3 .- ENFERMEDAD ACTUAL.- Es la par­ consultado; (6) 2 .- Porque el dominio de su
te de la Historia Clínica que efectivamente técnica es más laborioso; y 3.—Porque de su
recoge las molestias del paciente desde el análisis se puede obtener conclusiones muy
inicio de la enfermedad hasta este instante, valiosas para el diagnóstico de muchas enfer­
pero con un criterio técnico y con la inter­ medades. Además nos parece muy conve­
vención directa del médico. Es decir: si en niente que desde muy temprano el estudian­
el Motivo de Consulta dejábamos que el pa­ te encuentre elementos motivadores para se­
ciente hablará todo lo que quisiera, ahora es guir adelante. Por esta razón es que en rela­
el médico el que dirige el interrogatorio. Se ción a este síntoma vamos a estudiar no sola­
necesita por tanto el conocimiento correcto mente el qué y el cómo preguntar, sino tam­
de la Fisiopatología y de la Semiología de bién el para qué preguntar relacionado con
todos los síntomas o signos que se hubieran los dolores más frecuentes.
presentado en el Motivo de Consulta. Como
El cuadro No. 3-2,nos señala el qué y
al inicio del proceso de aprendizaje de la
cómo preguntar, pero desde ya es necesario
anamnesis esto es imposible, puesto que se re­
advertir que no siempre se encuentra mucho
quiere cursar todo el ciclo de Semiología, es
sentido al uso de algunas preguntas en el es­
conveniente hacer sólo unas pocas preguntas
tudio de un dolor determinado; sin embargo,
que son iguales para casi todos los síntomas.
como antes de analizar, primero hay que pre­
(Preguntas aplicables a todos los síntomas).
guntar, es que hay que estar capacitado para
Cuadro No. 3-1. Pero como el síntoma más
consultado es el dolor, haremos inmediata­ hacerlo de cualquier dolor. El Cuadro II, le
mente después un estudio especial sobre este, recomienda como aprender sobre el dolor.
con el objeto de que el estudiante se familia­
rice desde ahora con él. La anamnesis espe­ ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE
cial de los demás síntomas se la estudiará en LA ANAMNESIS DEL DOLOR.- PARA
los capítulos correspondientes a cada aparato QUE PREGUNTAR.— Seguiremos para el
o Sistema. efecto el mismo orden propuesto en el cua­
dro.

Cuando en el Motivo de Consulta, son En términos generales diremos que si la


varios los síntomas y signos enunciados, el es­ pregunta no está dirigida a obtener datos úti­
tudiante se ve en el dilema de no saber por les para el diagnóstico no debe hacerse pues­
cual de ellos empezar la anamnesis de la to que más bien confunde. Por esto es, que
enfermedad actual. La recomendación es sólo la experiencia le permitirá al estudiante
hacerlo por el más importante, pero, para seleccionar adecuadamente las preguntas de
discernir cual es, se necesita más conocimien­ acuerdo con el caso.
tos y más experiencia que ya los adquirirá un 1 .- FECHA APARENTE DE COM IENZO.- Ca­
poco más tarde. Hasta tanto es bueno saber, si todos los pacientes se refieren al dolor que
que se puede empezar por el que más impor­ están sufriendo en el momento de la consulta
tancia le da el paciente. Como cuando hay o que les molestó poco tiempo atrás. Esto es
- 9 -

CUADRO No. 3-1

ANAMNESIS APLICABLE A CUALQUIER SINTOMA


Qué preguntar Cómo preguntar

3.1: Fecha aparente de comienzo 3.1: Cuándo empezó? (el dolor, el


vómito de sangre, etc.).

3.2: Fecha real de comienzo 3.2: Nunca antes tuvo esta molestia?

3.3: Forma de comienzo 3.3: Cónio empezó?

3.4: Causa aparente 3.4: Cuál cree que fue la causa para
que apareciera esta molestia?

3.5: Síntomas acompañantes 3.5: Y junto con ésta, qué otras mo­
lestias se presentaron?
3.6: Evolución 3.6: Y en las horas (o días) que si­
guieron, cambio' la forma de ser
de la molestia?
3.7: Relación con los medicamentos 3.7: Qué medicamentos ha tomado
para aliviarse?

3.8: Estado actual 3.8: En este momento, cómo se sien­


te?

bueno para el diagnóstico puesto que, al es­ dad ulcero péptica, puede haber iniciado su
tar fresco en la memoria el recuerdo doloro­ epigastralgia muchos meses y aún años atrás
so, permite confiar más en los datos obteni­ (28); igual que la hipocondralgia derecha de
dos. De ahí que se recomienda en los dolo­ la Litiasis vesicular, la poliartralgia de la
res de larga fecha de duración, iniciar la Artritis reumatoidea (5); la cefalea de la Hi­
anamnesis con el último período doloroso. pertensión arterial esencial; (1,13,22,26,29)
2 .- FECHA REAL DE COMIENZO: Sin em­ la precordialgia de la Angina de pecho, (7); la
bargo de lo anterior, es absolutamente nece­ epigastralgia de la Pancreatitis crónica (15);
sario definir la fecha real de comienzo del etc.
dolor, puesto que esto permite el estableci­ Claro que hay muchas excepciones,
miento de la duración del mismo, que casi y no siempre la aparición del dolor indica
siempre corre paralelo con el tiempo de inicio de la enfermedad. Por ejemplo, el cán­
duración de la enfermedad. cer (Ca.) del estómago y el de otras visceral
Muchas enfermedades, por evolucionar pueden dar dolor sólo muy tardíamente, (3)
en accesos dolorosos, tienen una fecha real cuando el tumor ya ha invadido amplias re­
| de comienzo muy anterior; así: la Enferme­ giones.
- 10 -

CUADRO No. 3-2

ANAMNESIS GENERAL DEL DOLOR


Qué preguntar Cómo preguntar
1.— Fecha aparente de comienzo 1.— Cuándo empezó el Dolor?
2.— Fecha real de comienzo 2.— Nunca antes tuvo este dolor?
3 .- Intensidad 3.— Es muy intenso? . Le duele mu­
cho?

4.— Causa aparente 4.— Cuál cree que fue la causa para
que apareciera este dolor':

5 .- Sitio del dolor 5 .- Dónde nace el dolor?


6 .- Irradiación 6.— Hacia donde se le va el dolor?

7.— Tipo de dolor 7 .- Cómo es el dolor?


8.— Síntomas acompañantes 8 .- Junto con el dolor, qué otras
molestias se presentaron?
9 .- Relación con el tipo de alimentos 9.— Ha notado si algún aümento en
particular le alivia o le aumenta
el dolor, o no cambia el dolor?

10.—Horario 10.— Qué le pasa al dolor antes o des­


pués de la comida?
A qué hora del día aparece el
dolor?

11.- Periodicidad 11.— El dolor le ha venido a días se­


guidos? .......... Cuántos días se­
guidos ha tenido el dolor?........
Cuántos días o meses o años ha
permanecido sin dolor?

12.— Relación con el vómito 12.— Cuando vomita, qué le pasa al do­
lor?

13.- Relación con la orina 13.— Cuando orina, qué le pasa al do­
lor?

continúa..
-1 1 -

..viene

14.— Relación con la deposición 14.— Cuando hace la deposición qué le


pasa al dolor?
15.— Relación con las actitudes o de­ 15.— Hay alguna posición en que le
cúbitos alivie o aumente el dolor?
16.— Relación con los medicamentos 16.— Qué medicamentos ha tomado
para este dolor? . Y qué le suce­
dió al dolor?
17.— Evolución 17.— En las horas (o días) que siguie­
ron al inicio, cambió la forma de
ser del dolor?
18.— Estado actual 18.— Actualmente, cómo se encuentra
el dolor?

neral en aceptar que los dolores más inten­


sos son los que se ven en la neuralgia del
Talvez éste sea el momento para hacer trigémino, Infarto de Miocardio, Pancreati­
notar, que muchos pacientes no se conside­ tis Aguda, Cólico nefrítico, Perforación de
ran enfermos mientras no sienten algún do­ una úlcera gástrica, Neumotorax valvulado,
lor. Este es un grave defecto de la rudimen­ etc. Sin embargo, en muchos de estos mis­
taria educación para la salud del pueblo ecua­ mos casos las excepciones son frecuentes.
toriano, y que el estudiante desde ya debe
contribuir a corregirla. En otras ocasiones los dolores pueden
ser poco intensos, tolerables y no llaman la
3 .- INTENSIDAD: Aunque el grado de per­ atención del paciente.
cepción dolorosa es muy variable con las per­
sonas, sin embargo, muchos autores están de Todo lo que antecede no tiene tanto
acuerdo en que ante un mismo dolor los pa­ interés diagnóstico cuanto terapéutico. El
cientes reaccionan de manera diferente, de escaso valor diagnóstico se debe a que la in­
acuerdo con su edad, sexo, grado de educa­ tensidad por si sola no orienta mucho hacia
ción, etc; siendo más sensibles a los estímu­ la causa que lo motiva ni nos dice mucho de
los dolorosos los niños, mujeres, personas de la gravedad del caso, puesto que hay muchas
cultura superior; pero esto admite muchas enfermedades graves que evolucionan duran­
excepciones.
te un largo tiempo sin dolor o con dolor muy
escaso. Por ejemplo, el Ca. de muchas vis­
No es posible hasta este momento me­ ceras, la Hipertensión Arterial Esencial; la
dir la intensidad dolorosa. El médico sólo cirrosis hepática, etc.; pero ofrece la ventaja
puede percibirlo a través de las reacciones de que obliga al paciente a buscar rápida­
que demuestra el enfermo frente a un estí­ mente la atención médica para que el profe­
mulo doloroso. sional lo alivie. En cambio, cuando su inten­
De todas maneras, hay un acuerdo ge­ sidad es escasa o la enfermedad evoluciona
-12-

C U A D R O N o. II

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DEL DOLOR


1.— OBJETIVOS: Al término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estu­
diante debe ser capaz de:
1. - Hacer una anamnesis completa del dolor; y
2. — Analizar la anamnesis obtenida y plantear hipótesis diagnósticas sobre el
origen del dolor.

2 — CONTENIDOS: Corresponde al qué, cómo y para qué preguntar, que cons­


tan en este texto.

3.— METODOLOGIA: A más de lo recomendado en el Cuadro I, se debe:


- Analizar los datos obtenidos a la luz de los contenidos.

4.— RECURSOS: Los mismos que los del Cuadro I

5 .- EVALUACION: A más de lo recomendado en el Cuadro I, debe comparar su


análisis con el de su Profesor, o el de este texto o el de sus
compañeros de cursos más avanzados.

sin dolor, el paciente se descuida (y alguna sus últimos incidentes como el causante de
vez el médico también), y deja que su enfer­ su dolor o enfermedad. Algunas ocasiones
medad progrese hasta que quizá ya no sea tienen razón, pero otras no. El análisis de
tratable. esto le compete al médico, pero en todo ca­
so, esta información es conveniente obtener­
Creemos oportuno mencionar aquí que
la. Así por ejemplo: la ingesta de comidas
no es recomendable, y alguna vez puede ser
grasas, unas horas antes de la hipocondralgia
un grave error, aliviar el dolor rápidamente
derecha, orienta hacia una colecistopatía;
sin antes haberse formado una idea orienta­
(19) la epigastralgia del ulcus gástrico, puede
dora sobre la causa, especialmente cuando
desencadenarse después de la ingesta de
se trata de los dolores abdominales, pues su
comidas muy condimentadas (ají, pimienta,
alivio precoz puede esconder una evolución
ajo), o de frutas cítricas (limón, naranja,
grave de la enfermedad, razón por la cual el
mandarina, piña, etc), o de bebidas alcohó­
médico se ve más exigido para plantear una
licas, o de café o té (10) o de simples sobre­
hipótesis diagnóstica en un tiempo más
cargas emocionales; el dolor precordial de la
corto. angina de pecho suele aparecer luego de es­
4 . - CAUSA APARENTE: Las personas tie­ fuerzos físicos, o comidas abundantes, o
nen una tendencia natural a acusar a uno de emociones intensas; (7) la lumbalgia del có-
- 13 -
jico renal (cólico nefrítico) puede presentar­
se después de ejercicios físicos violentos co­
mo saltar, correr, o de viajar a caballo o en
bicicleta; (21) es muy frecuente que la ja­
queca o Hemicránea aparezca en los días de
la menstruación o se desencadene después de
emociones violentas; (8, 14,31) muchos do­
lores de cabeza son atribuidos por el pa­
ciente al trabajo intelectual excesivo o a los
-HIPOCONDRIO
desajustes emocionales; el dolor de las arti­
culaciones frecuentemente es atribuido al
frío.
En muchos de los casos anotados hay
una justificación fisiopatológica muy clara
que el estudiante la conocerá más tarde,
pero en otros no la hay puesto que son sim­
ples creencias de los enfermos. También es Fig. 3-1A 1.— L ínea m edio esternal. 2.— L í­
nea esternal o paraesternal. 3 —L í­
necesario saber que en muchos casos no hay nea clavicular. 5.— Línea de la
una causa aparente claramente relacionada sexta costilla.
por el enfermo.
5.— SITIO DEL DOLOR: La mayoría de ve­
ces, empleando una expresión oral y mímica
muy típicas el paciente suele decir: “ me
duele aquí”, señalando con sus manos el si­
tio del dolor. Unas veces precisa áreas muy
concretas, y otras veces señala amplias regio­
nes añadiendo que el dolor le “invade” o le
“corresponde” a otras zonas. En todo caso es
muy conveniente tratar de precisar el sitio
en el cual, según el paciente nace el dolor,
puesto que este es un dato básico para
fundamentar un análisis sobre el origen real
del dolor y localizar la probable viscera o
estructura enferma. Como para esto es ne­
cesario tener algunos conocimientos pre­
vios, vamos a revisarlos:
Regionalización del tórax y abdomen: En los
capítulos correspondientes encontrará una Fig. 3-1B 1.— Línea vertebral. 2.— Lín«>
escapular. 3.— Línea escapulo*»-
descripción al respecto, y las Fig. 3-1 y 3-2, teraal. 4.— Línea infraescapulu.
le darán una clara idea de las regiones. 5.— Línea de la duodécima aoatl-
Cuando nos referimos al dolor de una re­ 11a. A.— Región supramen-'il»»,
B —Región escapular. C .~ Región
gión debemos utilizar la contracción de su IntraescapulovertebraL
nombre añadido la terminación algia; así:
- 1 4 -

epigastralgia, iliacalgia derecha, precordial-


gia, hipocondralgia derecha; o simplemente:
dolor epigástrico, dolor de la región escapu-
lar; etc.
En los mismos capítulos antes anotados
encontrará la traducción técnica del lengua­
je popular que usa el enfermo al referirse a
las regiones; por ejemplo: “boca del estó­
mago” = epigastrio; “bajo vientre” = hipo­
gastrio; “los vacíos” = flancos; etc.
Cuando el área dolorosa es muy amplia
casi siempre hay un sitio de mayor intensi
dad que ayuda a definir el sitio del dolor. Al
gunas veces, refiriéndose al dolor abdominal
el paciente suele decir que “le camina”
porque unas veces nace en el flanco derecho
otras en el epigastrio, otras en el mesogastrio F ig . 3-2 A 1.— H ip o co n d rio derecho.
2.— F lan co d erech o . 3.— F osa
etc. La mayoría de veces este singular como ilíaca derecha. 4 .— E pigastrio.
frecuente dolor nace en el intestino. (18) vista an terio r. 5.— M esogastrio. 6.— H ipogastrio.
7.— H ip o co n d rio izquierdo.
Pero el análisis se suele hacer en uni­ 8.— F lan co izq u ierd o . 9 .— F o ­
dad de acción con la irradiación del dolor, sa ilíaca izquierda.
razón por la cual lo estudiamos inmediata­
mente.
D ivisión reg io n al d el ab d o m en .
6 . - IRRADIACION: Probablemente el da­
to más importante para identificar la visce­
ra o estructura en la cual se origina el dolor
es la irradiación, y como ésta se hace siguien­
do algunos principios de la inervación es
necesario que anotemos lo que tiene inme­
diata aplicación para el efecto:
Dolor localizado: Suele ser superficial y se
manifiesta exactamente en el sitio donde
se origina el estímulo doloroso. Calma con
anestésicos locales. Este tipo de dolor suele
originarse en las estructuras superficiales
como la piel, músculos, articulaciones, hue­
sos (Periostio).
Dolor irradiado: Cuando la causa del dolor
asienta en una raíz o tronco nervioso, suele
producirse una sensación dolorosa superficial
y profunda, más o menos intensa que recorre
el camino del nervio en cuestión. Fig. 3-3; Fig. 3-2 B: vista p o ste rio r
- 15 -

Fi*. 3-3 Irra d ia c ió n d el d o lo r en la neuralgia


in te rc o sta l y del ciático: A y B res­
p ectiv am en te

son las llamadas neuralgias, como las inter­


costales, del ciático, del trigémino, etc.
Dolor referido: es aquel que el enfermo lo
siente superficial o profundamente, pero
a distancia de su lugar de origen. General-
menteínace en órganos profundos y se mani­
fiesta en la superficie del cuerpo inervada
por el mismo dermatoma, es decir, que ha
seguido las vías de la organización segmen­
taria (Zonas de Head, Fig. 34).
En el estudio especial de la Semiotec­
nia de cada aparato o sistema, el lector
encontrará un pormenorizado análisis de la
inervación de dicho órgano y las zonas del
dolor referido que le corresponde. Sin em­
bargo, y a manera de ejemplo, por el momen­
to, véase la Fig. 3-5, que señala las áreas del
dolor referido de algunos órganos. Cabe ano­ Fig. 3 ’4 Z onas de H ead. A: V ista an te­
tar eso sí, que el sitio del dolor que locali- rior. B: V ista posterior*
-16-

Fig. 3-5 D olores refe rid o s. A: d el in far­


to d e m io card io , B: d el cólico
vesicular. C: de la p an creatitis
aguda.

za el paciente suele corresponder en la ma­


yoría de casos, a la zona de proyección del a regiones muy distantes que pueden hacer­
órgano en la superficie del cuerpo el cual nos confundir, por ejemplo: algunos dolo­
se extiende al área referida. Por ejemplo: res de la neumonía apical, el paciente lo sien­
El corazón produce una precordialgia que se te en el hipocondrio correspondiente; o los
refiere al hombro y cara interna del brazo iz­ dolores de la pleura basal que pueden refe­
quierdos. La vesícula produce una Hipocon- rirse al hombro y cuello del mismo lado .
dralgia derecha que se refiere a la parte baja Fig. 3-6. La apendicitis aguda puede ini­
del hemitórax y región interescápulo verte­ ciarse como una epigastralgia.
bral del mismo lado. Los riñones producen Las particularidades de los dolores vis­
lumbalgia de su lado que se refiere a la parte cerales los encontrará en la parte especial de
baja de la espalda, y si hay compromiso de cada órgano.
los ureteres se refiere además hacia el flanco, Un defecto de uso muy difundido es
región inguinal y genitales del mismo lado. emplear las palabras “doloi irradiado”, para
El estómago produce una epigastralgia que referirse indistintamente al dolor irradiado
se refiere a la parte baja de la columna dor­ propiamente dicho como a las proyecciones
sal. del dolor referido. Como ya conocemos la
Sin embargo de lo antes anotado, mu­ diferencia no creemos que ésto tenga mayor
chas ocasiones el dolor se localiza y refiere importancia.
- 17 -
rebral, (“Siento que se me abre la cabeza”);
pulsante o en latidos, como en algunas cefa­
leas vasculares; lanzinante, como en las neu­
ralgias; urente, o sea quemante, como en
algunas neuralgias, traumatismos o lesiones
de algunas mucosas, como en las faringitis,
traqueitis, (“Me duele como si estuviera una
llaga” ; (“al momento que desgarro, me duele
como que me quemara”).
Desde un punto de vista práctico, y
para efectos del análisis, conviene, resaltar
el significado de dolor continuo y dolor tipo
cólico.
Dolor cólico: También conocido como re­
tortijón. El enfermo suele decir que “siente
como que se le retuerce dentro de la barriga”.
Se caracteriza por iniciarse de una manera
más o menos violenta e ir intensificándose
hasta llegar a un climax que puede ser brutal,
para luego ir disminuyendo paulatinamente
hasta desaparecer y hacer pensar al enfermo
que ya pasó todo, pero a los pocos segundos
o minutos después, vuelve a aparecer, y así
Fig. 3-6 D o lo r refe rid o a distancia.
A: N e u m o n ía apical. B: N eu m o ­ sucesivamente. Fig. 3-7.
n ía b asal en los n iños. C: P leu­
re s ía basal.

7 .- TIPO DE DOLOR: Se refiere a la forma


AAAAf
como siente el paciente el dolor. Es una
sensación personal que algunas veces está Fig. 3-7 D o lo r cólico
ligado a la causa que lo origina. Puede ser en
puñalada o punzada, como el de la Neumo­ Este dolor que se llama así porque es
nía; con sensación de pesantez, como en al­ muy característico del colon, debido a las
gunas dispepsias gástricas o intestinales (“co­ contracciones violentas de sus fibras con dila:
mo, que le siento al estómago pesado”); tipo taciones supraestenóticas de sus paredes,
ardor, como en las gastritis hipersecretantes, (Mackensie — Jones) Fig. 3-8, puede ori­
(“me arde la boca del estómago”); en forma ginarse no solamente en él, sino además en
de opresión o gravativo, como en las cefaleas cualquier otra viscera hueca: vesícula y
emocionales o en algunas precordialgias de vías biliares (cólico hepático o biliar); pelvis
origen coronario. (“Me duele la cabeza co­ renal y ureteres (cólico nefrítico); útero
mo que me aplastan^), (“Me duele el pecho (cólico menstrual); intestino (cólico intesti­
como que me ajustan con la mano”); expan­ nal); etc. Suele aliviarse con los antiespasmó-
sivo, ,como en algunas cefaleas por edema ce­ dicos. Pero, un'detalle que debemos tener
-18-

8 .- SINTOMAS ACOMPAÑANTES: Mu­

A /W V
chas veces son inespecíficos debido a la fre­
cuencia con que se presentan en dolores de
diversa etiología. Sin embargo, en varias oca­
siones ayudan a establecer verdaderos síndro­
F ig. 3-8 D o lo r cólico que n ace e n el in te stin o
mes útiles a la hora del análisis. Por ejemplo:
p o r d ilatació n su p ra e ste n ó tic a
En el cólico biliar, a más de la náusea y vómi­
muy. en cuenta es, que, cuando la causa que to que casi no suelen faltar, se encuentra,
está produciendo el dolor cólico invade a las luego de varias horas y si el colédoco se ha
capas musculares o serosas, se vuelve de tipo obstruido, ictericia, acolia y coluria; es decir,
continuo. Por esto es, que un dolor que pue­ pigmentación amarilla de las escleróticas,
de iniciarse como cólico puede seguir como piel y mucosas, despigmentación de las
continuo, aunque esta sucesión no es obli­ heces fecales, y orinas de color amarillo
gatoria y el dolor puede empezar como con­ obscuro, como de agua de canela.
tinuo. Por ejemplo: el cólico apendicular En las cefalalgias por hemorragia sub­
puede iniciarse como tal y terminar como aracnoidea, se suma vómito, somnolencia,
continuo; igual que el vesicular. rigidez de la nuca y aun convulsiones. El
Dolor continuo: Se caracteriza por iniciarse dolor de la úlcera de estómago se acompaña
en forma más o menos violenta, y una vez frecuentemente de ardor epigástrico y retro-
que llega al climax se mantiene en él con estérnal, anorexia (falta de apetito); náusea
pequeñas oscilaciones que no llegan a la cal­ y vómito. La precordialgia de la angina de
ma total.' Fig. 3-9. La mayoría de veces na­ pecho puede acompañarse de espasmo mus­
ce en las visceras macizas o, como hemos di­ cular del brazo izquierdo, de sensación de
cho antes, en las visceras huecas cuando la muerte inminente (17). El dolor toráíico de
enfermedad invade sus paredes o envolturas. las pleuritis, puede ir acompañado de difi­
También suele nacer en las estructuras su­ cultad respiratoria, tos seca y fiebre.
perficiales. 9 - RELACION CON EL TIPO DE ALI­
Al estudiar específicamente el dolor de MENTOS.- Aunque esta relación puede ha­
cada órgano veremos cuáles son los elemen­ cernos pensar que su interés está acorde so­
tos que en él causan dolor, pero desde ya po­ lamente con el aparato digestivo, sin embar­
demos afirmar que, en términos generales, go, pondremos también algunos ejemplos
los parénquimas no duelen, sino sus envol­ relacionados con otros aparatos. Tiene por
turas serosas cuando se distienden o se in­ objeto saber si algún alimento en particular
flaman, y sus vasos arteriales, incluyendo en es factor desencadenante o de alivio del do­
este criterio general a las estructuras intra­ lor, y su conocimiento tiene valor también
craneales. (23) terapéutico.
La acidez de algunos alimentos desen­ pués de la ingesta de comidas grasas, es decir,
cadenan los ardores y dolores de las gastritis después de que el estómago ha iniciado su
hipersecretantes y de la úlcera péptica. El vaciamiento en el duodeno y ellas han esti­
ají y las bebidas alcohólicas pueden desenca­ mulado la contracción de la vesícula. En la
denar los síndromes disentéricos, en los que úlcera del estómago suele producirse el llama­
el dolor del sigma y recto son importantes. do dolor en “cuatro tiempos”, Fig. 3-10; se
Los alimentos que contienen Tiramina (ami­ inicia con la ingesta que calma el dolor,
na presora), puede desencadenar los dolores tardíamente reaparece el dolor, pero vuelve
de la jaqueca. (25) El aumento de la sal en a aliviarse espontáneamente. En la úlcera
un hipertenso puede agravar las cefaleas. (2) duodenal en cambio suele producirse el do­
Las comidas ricas en grasas pueden desenca­ lor a “tres tiempos”, Fig. 3-11; se inicia con
denar los cólicos biliares. Las comidas abun­ la ingesta que calma el dolor, pero vuelve
dantes y ricas en bebidas alcohólicas pueden a aparecer tardíamente.
ser la causa que desencadene un dolor pan­ Claro que las excepciones son múlti­
creático (4,16) (Pancreatitis aguda). La ples, pero en todo caso, cuando existe es un
ingesta de leche o de otros alimentos, puede dato muy orientador. El dolor puede ser en
ser motivo para la aparición de dolores intes­ cambio post-prandial precoz, en las gastritis
tinales, en personas con alergia intestinal a y en el ulcus de la porción alta del estómago.
ellos. (9)
Las dietas alcalinas utilizadas en el tra­
tamiento de la úlcera de estómago pueden
propender .a la nefropatia por hipercalcemia
(Síndrome de Burnett) o síndrome de leche-
alcalino.
Al contrario, algunos alimentos pueden
ser causa de alivio de un dolor, como típi­ Fig. 3-10 D olor a c u a tro tie m p o s e n la úlcera de
camente sucede con el de la úlcera de estó­ estóm ago
mago ante la ingesta de leche.
10.— HORARIO— Por razones muy ligadas (D
IN G E STA < D
a su Fisiopatología, algunos dolores suelen
presentarse a determinadas horas del día o
de la noche. Por ejemplo: En la hiperten­
d> (D (D
sión arterial esencial, la cefalea es más bien
matutina y traduce aumento de la tensión
intracraneal; lá que se presenta al final del
día, sugiere más bien tensión emocional o Fig. 3-11 D o lo r a tre s tie m p o s en la úlcera
d u o d en al
tensión muscular en el cuello. (32)
El establecimiento de una relación en­
tre la hora de presentación del dolor y la
ingesta de alimentos tiene particular interés 11.— PERIODICIDAD.- Es probablemente
para algunas enfermedades del aparato diges­ uno de los detalles más valiosos para el diag­
tivo. Así: En las colecistopatías, el dolor nóstico del ulcus gastroduodenal. Se carac­
suele presentarse unas dos o tres horas des­ teriza porque el dolor se presenta a días se­
- 2 0 -

guidos, durante no menos de 8, y va seguido


ENE MAR. MAV. WL SSfi UOY.
de una calma que dura por lo menos un mes,
pero puede durar uno o más años. (28)
Fig. 3-12. Otros dolores también pueden
presentarse por períodos, pero varían mu­
cho en la duración del período doloroso o
de calma; por ejemplo, en las Litiasis vesicu­
lares, los dolores pueden presentarse durante
dos o tres días y la calma durar pocos días,
meses o años. En algunas gastritis, el perío­
do de calma no suele ser total como en la
úlcera, pues siempre el enfermo suele quejar­
se de algunas molestias- frente a la ingesta de
algunos alimentos. Fig. 3-12 D o lo r p eriód ico
12 - RELACION CON EL VOMITO.- El vó­
mito es de tan frecuente presentación en ca­ que las de origen neuro-musculo-esqueletico,
si todos los dolores dependientes del aparato no se relacionan con la micción.
digestivo que casi pierdé su valor semiológico
para el análisis del dolor. Sin embargo, es 14.- RELACION CON LA DEPOSICION.-
útil para el reconocimiento del origen gástri­ Obviamente también en este caso será fácil
co del dolor, puesto que la mayoría de veces relacionar los dolores intestinales con la eva­
suele aliviarlo. Por esto es que suele decirse», cuación intestinal. En efecto, muchos dolo­
que “vómito que alivia la epigastralgia, es res del colon o del intestino delgado, como
porque e'sta es de origen gástrico” (27). los que se ven en las enteritis y colitis suelen
Obviamente que el estudio del vómito como aliviarse luego de la deposición. En los cua-
tal es de mucho significado para el diagnósti­ , dros semi-oclusivos, el climax del dolor va
co, pero éste no es el momento. seguido de la producción de ruidos hidroae-
reos y a veces de expulsión de gases y heces
1 3 .- RELACION CON LA MICCION- Con to­ que alivian el dolor intestinal, aunque el epi­
da seguridad que al llegar aquí, el estudiante sodio pueda repetirse una y otra vez tradu­
ya intuirá que si el dolor se modifica con la ciendo simplemente el esfuerzo que el intes­
micción, será porque su origen está en el apa­ tino hace para vencer el obstáculo. Otras
rato urinario. En efecto, muchos cólicjDs ne­ ocasiones el acto de la defecación más bien
fríticos suelen terminar con las llamadas desencadena el dolor, como en el caso de las
“crisis de Deiter” , es decir, con la micción de afecciones anales (fisuras,1hemorroides in­
abundante cantidad de orina. En cambio en flamadas), que al dilatar el esfínter desenca­
el síndrome de reflujo ureteral, el dolor lum­ denan intensos dolores que vuelven al Enfer­
bar se presenta o intensifica en el momento mo muy temeroso de la deposición.
de la micción. (11, 12) Muchas cistitis y 1 5 - RE1ACION CON LAS ACTITUDES Y
tumores vesicales duelen al momento tjs la DECUBITOS: Prácticamente todos los dolo­
micción. res del sistema! músculo-esquelético, especial-
Un detalle útil desde ahora es, que las ■mente l¡ps que provienen de los músculos y
lumbalgias de origen renal se acompañan articulaciones, suelen aliviarse con el reposo
muchas veces de síntomas urinarios, mientras e intensificarse con, el' ejercicio mientras
-21 -
hay un proceso inflamatorio activo; de ahí
que el enfermo tienda de manera instintiva
^inmovilizar el miembro o región afectados.
Pero lo interesante es que también en mu­
chas afecciones de los órganos internos el
enfermo opta por posiciones antiálgicas que
pueden ayudar al diagnóstico. Algunos ejem­
plos nos demostrarán lo anotado:
En las afecciones pleurales que cursan
con dolor, el enfermo prefiere el medio de­
cúbito lateral del lado afectado, con el ob­
jeto de impedir que se distienda en el mo­
mento de la inspiración. También en las afec­ Fig. 3-13 P osición an tiálg ica e n las afecciones
ciones de la pared costal, el paciente prefiere de la p a re d co stal

presionarla un poco con el brazo con el mis­


mo fin. Fig. 3-13. El decúbito dorsal suele
aliviar el dolor gástrico dependiente del ulcus
péptico, pero lo más característico es el
alivio en el decúbito ventral, cuando la
úlcera asienta en la cara posterior de la
viscera. En los cólicos abdominales son F ig. 3-14 P osición antiálgica e n los cólicos ab­
típicas las actitudes del enfermo, Fig. 3-14, d om inales
que trata de comprimirse la. zona adolo­
rida, y acompaña a esta actitud de gran 1 6 .- RELACION CON LOS MEDICAMENTOS.-
agitación psicomotriz. Algunas personas E1 reconocimiento de esta relación ayuda sig­
con vesícula péndula, enferma; con cál­ nificativamente para establecer la naturaleza
culos, al pasar del decúbito dorsal al la­ del dolor y es un auxiliar para precisar la vis­
teral izquierdo, se quejan de una sensación cera enferma. En efecto, la mayoría de ve­
de peso que “cae” desde el hipocondrio de­ ces, los dolores originados en las visceras hue­
recho hacia la izquierda. Durante el cólico cas calman con los antiespasmódicos, mien­
vesicular, el enfermo busca el decúbito, y tras que los que hacen en estructuras macizas
procura no moverse (cólico apático). En calman con los analgésicos. Sin embargo, mu­
cambio, en el cólico nefrítico el paciente pre­ chas veces también, para aliviar el dolor que
fiere el decúbito dorsal, pero se mantiene en nace en una viscera hueca se requiere de la
constante movimiento (cólico frenético). Una asociación de un antiespasmódico con un
forma útil de reconocer el origen de las analgésico. Los dolores leves requieren para
lumbalgias es analizando su comportamien­ su alivio de analgésicos suaves, mientras que
to con los movimientos y decúbito; así: las los dolores intensos sólo ceden a los analgé­
de origen neuro músculo-esquelético, se in­ sicos potentes. Los dolores emocionales
tensifican con los movimientos de flexión y (cefaleas, por ejemplo), calman con sedantes
extensión del tronco y calman con el reposo y psicoterapia. Las cefaleas por defectos en
en cama dura, mientras que los que se origi­ la acuidad visual, sólo se alivian con el uso de
nan en el aparato renal no se modifican ni los lentes adecuados. Los dolores dependien­
con el reposo ni con los movimientos. tes de espasmos musculares, calman con re­
- 2 2 -

lajantes. Los de origen vascular, se alivian les post-traumáticas,el dolor inicial puede ya
con medicamentos vasoactivos. La angina de haber desaparecido y, sin embargo, la hemo­
pecho calma con coronariodilatadores. El rragia interna puede poner en peligro la vida
dolor del ulcus gástrico calma con los antiá­ del paciente.
cidos y los anticolinérgicos. Por otra parte, si al momento de la en­
17.- EVOLUCION.- La mayoría de veces la trevista el dolor se ha vuelto más intenso,
evolución de la enfermedad corre paralela con puede significar que la enfermedad que lo
la del dolor, es decir, si la enfermedad se agra­ causa se agrava.
va, el dolor se alarga y se intensifica;mientras En todo caso, es el estado actual del do­
que si la enfermedad mejora, el dolor se acor­ lor, el que define la conducta terapéutica
ta y disminuye de intensidad. Sin em­
correspondiente, en la cual, el médico debe
bargo, el alivio del dolor no siempre signi­
ser ágil, pero prudente.
fica mejoría de la enfermedad, por ejemplo,
en la apendicitis aguda perforada, el dolor ALGUNOS EJEMPLOS DE LOS RESULTA­
espontáneo puede aliviarse y aún desapare­ DOS DE LA ANAMNESIS DEL DCLOR.-
cer, (24) pero la enfermedad es ahora una EJERCICIOS.— Al término de la anamnesis
peritonitis. El cambio que puede sufrir un del dolor, el estudiante puede encontrarse
dolor cólico a continuo, ya hemos dicho con unos resultados como los que a continua­
antes, significa que la causa de la enfermedad ción se indican:
está invadiendo a las paredes del órgano en­ EJEMPLO No. 1.— Una mujer de 30 años,
fermo: En la úlcera gastroduo denal los cam­ casada, con dos hijos, dice: “En la noche de
bios en el tipo de dolor o en el horario o en ayer me dió un terrible dolor aquí, en el
la periodicidad, casi siempre traducen una costado derecho, debajo de las costillas; que
complicación en la evolución, (28) (perfora­ me correspondía a la boca del estómago, a la
ción, hemorragias, estenosis, instalación de parte baja de la espalda y a la paleta derecha;
un Ca.); claro que en un buen porcentaje la sumamente intenso, y, aunque ya parecía
hemorragia, por ejemplo, puede presentarse que me pasaba, sin embargo, otra vez me venía
aún sin dolor ninguno. (20) con más fuerza. Claro que hace tres años cuan­
do estuve embarazada de mi primer hijo, ya me
1 8 . - ESTADO ACTUAL.- Interesa por de­ dió el cólico por primera vez, y otra vez cuan­
más al enfermo y al médico, pero si su do estuve de vacaciones, hace unos 8 meses.
análisis no es correcto puede ser motivo de Siempre me ha venido después que he comi­
equivocaciones. Ante todo, téngase presente do fritada, pero esta vez no comí nada, o só­
oíra vez, que la ausencia de dolor no siempre lo que sea una taza de chocolate que tomé
significa mejoría de la enfermedad. en la merienda. Vomité verde toda la no­
Así: en el estado de peritonitis secun­ che, pero me siguió el dolor hasta que una
daria a la perforación de una viscera hueca, “enfermera” que vive en la casa, me puso una
el dolor abdominal espontáneo puede ya no inyección en la vena que no se como se lla­
existir. En el Infarto de miocardio, el dolor maba; con eso me alivié, pero todavía le
precordial puede haberse ya aliviado y, sin tengo “tiernito” a este costado. Hoy de
embargo, los trastornos hemodinámicos o mañana que fui al baño vi que la orina esta­
arrítmicos continuar hasta el fallecimiento del ba como agua de canela, y mi marido me di­
paciente. En la embolia pulmonar puede su­ ce que mis ojos están medio amarillos, aun­
ceder algo semejante. En las roturas viscera­ que yo no les noto nada. Pero fue terrible
-23 -
Dr., y hasta me parecía que, cuando me acos­ me recetó unos jarabes blancos, como leche,
taba del lado izquierdo, algo como pesado y otros medicamentos, con los cuales, des­
se me venía del un costado al otro” pués de unas dos semanas de tratamiento, me
No. 1 . - Ahora, trate de probarse
E je rc ic io alivié y no me volvió más hasta hace quince
a sí mismo contestando el siguiente cuestio­ días. Creo que fue a raíz de unas “copas”
que tuve que beber. Hoy día ya me decidí
nario:
a consultarle porque ya no le soporto” .
1.1: Están las respuestas a todas las pre­
guntas de la anamnesis del dolor? Si faltan, Ejercicio No. 2.— Ahora conteste a las si­
cuáles son? guientes preguntas:
1.2: Ud. hubiera hecho otras preguntas más? 2.1: Se ha hecho toda la anamnesis del do­
Cuáles? lor? Falta algo?
1.3: Puede traducir toda la terminología po­ 2.2: Puede traducir a la terminología técni­
pular usada, a la terminología técnica? Si ya ca? Hágalo.
puede, escríbala'. 2.3: Qué hipótesis sobre el origen del dolor
1.4: Aventúrese con una o más hipótesis tiene?
sobre el origen del dolor. Si aun no puede, RECOMENDACIONES PARA ANALIZAR
pase a las secciones especiales, donde se es­ EL DOLOR VISCERAL.- Si Ud. ya se ha
tudia el dolor y luego vuelva aquí nueva­ probado que es capaz de hacer una buena
mente. anamnesis, y ya ha estudiado la descripción
EJEMPLO No. 2 . -Un hombre de 35 años, de los dolores viscerales en los respectivos
empresario, dé educación superior, nos cuen­ capítulos, entonces ya está en condiciones de
ta lo siguiente: analizar la anamnesis que ha hecho.
“Vengo Dr., porque desde hace unos Para esto, es muy conveniente empezar
15 días, tengo un dolor en la boca del es­ con el sitio del dolor, pero en unidad de acto
tómago, que, aunque no es muy intenso, sin se debe tomar en cuenta también a la irra­
embargo, me preocupa porque se presenta diación y al tipo de dolor. El cuadro No.
todos los días en la mañana, cuando ya estoy 3-3, se, refieré a la clasificación de los dolores
en mi trabajo que es duro y lleno de preocu­ viscerales más frecuentes, de acuerdo con el
paciones. Algunas ocasiones me parece que sitio. Para el estudio de las cefaleas dedica­
se me paga a la espalda, pero a la columna, mos un capítulo aparte.
cerca de la cintura. Al mismo tiempo me da ALGUNAS CONSIDERACIONES AL CUA­
un ardor y a veces siento como que me
DRO No. 3-3
sube una bola de fuego, por el pecho ha­
cia la boca. Unas veces que puedo to­ 1.— De ninguna manera es un cuadro com­
mar leche, me alivia, y sijno, tengo que co­ pleto, pero sí es práctico puesto que ayuda a
mer algo; pero el otro día que, no teniendo una orientación rápida.
otra cosa, tuve que tomar un vaso de jugo de 2.— Se habrá notado que algunos dolores
naranja, fue peor, porque me ardió y me do­ están constando en diversos sitios. Es que
lió más, y hasta me hizo vomitar con lo que así lo hacen según el momento de su evo­
me alivié. Hace diez años, cuando estaba lución. Lo más típico es lo de la apendicitis
para graduarme en la Universidad, ya me dió que empieza siendo una epigastralgia y luego
algo parecido, y el médico que me atendió se convierte en una iliacalgia derecha. (24)
-24-
3.— Nótese una vez más, que el sitio del aguda; si es en mujer con hijos, debe hacer
dolor corresponde en la mayoría de casos, a pensar en colecistopatía o en anexopatía;
la proyección que la viscera hace en la pared. si se produce en mujer no virgen, pero sin hi­
jos, debe hacer pensar en anexopatía; si afec­
4.— Sin embargo de lo anterior, debe to­ ta a un hombre, hay que pensar primero en
marse muy en cuenta, que algunas veces el ulcus gastroduodenal y luego en colecisto­
sitio de mayor intensidad corresponde al lu­ patía”.
gar de la irradiación o referencia del dolor. 6 .- Si luego de haber localizado el sitio del
Por ejemplo, los antes mencionados dolores dolor, Ud., analiza la irradiación del mismo,
pleurales; ios cólicos menstruales que duelen observará como el círculo de las posibilidades
más en la región sacra; las colecistopatías sobre el origen del dolor se estrecha; y si
que duelen más en el epigastrio. ahora analiza el tipo de dolor verá que se
5 .- Las epigastralgias por tener que ver con estrecha más aún. Luego debe tomar en cuen­
tantas visceras, según nos demuestra la cons­ ta todos los demás elementos encontrados
titución del plexo solar, pág. No. 555 , son en la anamnesis y al final comprobará que
muy inespecíficas puesto que sólo nos ha­ Ud. sí ha podido llegar a conclusiones
blan de que un órgano que tiene contacto útiles.
directo o indirecto con él, está enfermo. De 7.— Anótese que, alguna vez, el paciente
todas maneras, las señaladas en el cuadro son puede sufrir de dos dolores a la vez; enton­
muy frecuentes. ces hay que tener más cuidado para diferen­
Desde un punto de vista práctico, la ciar el uno del otro, respecto de todas y cada
regla de Ortner sigue siendo útil, y dice lo una de sus características. En estos casos es
siguiente: “La epigastralgia en mujer vir­ necesario solicitar al paciente el máximo de
gen, debe hacer sospechar en apendicitis colaboración para poder hacerlo bien.

CUADRO No. 3-3

LOS DOLORES VISCERALES MAS FRE< :UENTES DE ACUERDO CON EL SITIO

1.— Dolor torácico de cualquier lado — Angina de pecho


— Neuralgias intercostales
— Infarto de miocardio
— Condritis y artritis
— Neumonías 3.— Hipocondralgia derecha
— Pleuresías — Cólico biliar o hepático
— Embolia pulmonar
— Mastalgias — Hepatalgias
— Dolor del ángulo hepático del
2 .- Precordialgias. (A más de las an­ colon
teriores) — Neumonías y pleuresías hasa-
— Psicógenas les continúa...
-25 -

.4 .- Hipocondralgia izquierda 8 .- Hipogastralgias


— Vejiga: cistitis. Tumores
‘ ' — Dolor esplénico
— Utero: Cólicos menstruales.
Tumores
- Dolor del ángulo esplénico del
colon — Pelviperitonitis
5.— Iliacalgia derecha — Próstata: Infecciones. Tumo­
- Apendicitis res
9 — Dolor de los flancos:
- Afecciones del ciego y ascen­
dente — Dolor del segmento colónico
correspondiente
- Ileitis terminal
— Pielo-ureterales
— Adenitis mesentérica.
— En el lado derecho un apéndi­
— Tumores ganglionares de la re­ ce ascendente
gión 10.— Abdominalgias difusas:
— Afecciones del ovario derecho — Ileo mecánico (oclusiones in­
(quiste) testinales)
- Afecciones de la trompa (Rup­ — Ileo Paralítico
tura), y demás anexos derechos — Peritonitis difusa
(Anexitis) — Perforaciones viscerales
— Afecciones pielo-ureterales de­ — Vólvulos del mesenterio
rechas
6.— Iliacalgia izquierda ~ — Afecciones vasculares: Trom­
bosis de la mesentérica. Aneu­
- Afecciones del colon descen­ rismas de la aorta
dente y sigma.
— Cólicos saturninos
- Afecciones del ovario izquier­ 11.- Lumbalgias:
do (Quiste)
— Neuro-músculo-esqueléticas
— Afecciones de la trompa (Rup­
— Nefrógenas. (Riñón, Cólico ne­
tura), demás anexos (anexitis)
frítico)
— Afecciones pielo-ureterales iz­ 12.— Ep ¡gastralgias:
quierdas — Cualquiera de las causas antes
anotadas, incluso algunas naci­
7.— Mesogastralgias das en visceras torá deas (Co­
— Hernias umbilicales y de la razón, bases pulmonares y
línea alba pleurales, diafragmáticas)
— Dolor del colon transverso — Apendicitis aguda.
- Afecciones del intestino delga­ — Colecistopatías
do — Pancreatitis aguda
— Dolores mesentéricos — Ulcus gastro-duodenal
- Aorta abdominal (Aneurismas) — Anexo pa tías__________ ,t
- 26 -

1 4 .— K o lb , L .C .: P s y c h ia tric a s p e e ts o f th e tre a t-
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I n te r a m e r ic a n a , M éx ic o . 1 4 a . e d ., c a p . 8 7 , 1 5 6 1 —1 5 6 3 . 1 9 7 7
p .p . 1 7 1 , 1 9 7 7 2 0 .— M e y e r, J .H .: C o m p lic a c io n e s y tra ta m ie n to
q u irú r g ic o d e la ú lc e ra p é p tic a . E n C éc il y
6 .— D e lp , M .H .: E s tu d io d e l P a c ie n te . E n M a­
L o e b . T r a ta d o d e M e d ic in a I n te r n a . In te r-
y o r. P r o p e d é u tic a M éd ic a . I n te r a m e r ic a n a ,
a m e ric a n a , M é x ic o . 1 4 a . e d ., c a p . 6 4 3 ., p .p .
M é x ic o . 7 a . e d ., p .p . 1 3 , 1 9 7 0
1 4 4 1 —1 4 4 7 , 1 9 7 7
7 .— F r ie d b e rg , C .K . E n f e r m e d a d e s d e l c o ra z ó n .
2 1 .— P a d illa T .: S e m io lo g ía d e l R iñ ó n , d e l b a z o y
E d i to r ia l In te r a m e r ic a n a S .A ., M é x ic o 3a.
d e la S a n g re . E d i to r ia l E l A te n e o , B u en o s
e d ., c a p . 1 8 , 1 9 6 9
A ire s. 6 a . e d ., C a p . X I, p á g . 2 9 , 1 9 5 6
8 .— F r ie d m a n , A .P ., a n d F r a z ie r, S .H .: P re lim i-
2 2 .— P ic k e rin g . G .: H ig h B lo o d P re s su re . Lon­
n a ry o b s e r v a tio n s o f th e p s iq u ia tr ic e v alu a-
d o n , C h u rc h ill, 1 9 6 8
t i o n o f t r e a te d c h ro n ic h e a d a c h e p a tie n ts .
I n F r ie d m a n , A .P ., e d ., R e s e a r c h e a n d C lin i- 2 3 .— R a y , B .S ., a n d W o lff, H .G .: E x p e rim e n ta l
c a l S tu d ie s in H e a d a c h e : a n I n te r n a tio n a l S tu d ie s o n H e a d a c h e . P a in - s e n s itiv e stru c -
R e v ie w . B ase l, S. K a rg e r A .G ., V o l. 3 , p . tu r e s o f t h e h e a d a n d t h e i r s ig n ific a n c e in
3 7 8 .1 9 7 2 h e a d a c h e . A c h , S u rg ., 4 1 : 8 1 3 , 1 9 4 0
9 .— G re e n b e rg e r, N „ a n d G ry b o s k i, J .D .: A U ergic 2 4 .— S le ise n g e r, M .H .: A p e n d ic itis a g u d a (I n c lu ­
d is o rd e rs o f th e in te s tin e a n d e o s in o p h ilic y e n d o e l A b d o m e n a g u d o ). C é c il y L o e b .
g a s tr o e n te r itis . í n S le is e n g e r, M .H . a n d T r a ta d o d e M e d ic in a I n te r n a . In te ra m é ric a -
F o r d tr a m , J .S . (e d s ),: G a s tr o in te s tin a l d isea- n a , M éx ic o . 1 4 a . e d ., c a p . 6 5 3 , p .p . 1 5 1 6 —
se. P h ila d e lp h ia , W .B . S a u d e rs C o m p a n y , 1521, 1977
p .p . 1 0 6 6 —1 0 8 2 , 1 9 7 3
2 5 .— S m ith , I., K e llo w , A .H ., H a m in g to n , E .A .:
1 0 .—- G ro s sm a n , M .I.: U lc e ra p é p tic a . E n C é c il y C lin ic a l a n d B io c h e m ic a l c o r r e la tio n B e tw e e n
L o e b . T r a ta d o d e M e d ic in a I n te r n a . In te ra - ty r a m in e a n d m ig ra in e h e a d a c h e . H e a d a c h e ,
m e ric a n a , M éx ic o , 1 4 a . e d ., c a p . 6 4 0 , p .p . 10: 4 3 ,1 9 7 0
1 4 2 6 -1 4 3 2 , 1977
2 6 .— S te w a r t, I.: H e a d a c h e a n d b lo o d p re ssu re .
1 1 .— H o d s o n , C .J ., a n d E d w a rd s , D .: C h ro n ic L e tte r . L a n c e t, 1: 1 0 2 4 , 1 9 7 6
p y e lo n e p h r itis a n d v e s ic o -U re te r r e f lu x . C lin .
2 7 .— S u ro s , J .: S e m io lo g ía m é d ic a y té c n ic a e x ­
R a d io i-, 1 1 : 2 1 9 —2 3 1 , 1 9 6 0 .
p lo ra to r ia . S a lv a t E d ito re s . S .A . B a rc e lo n a .
1 2 .— H o d s o n , C .J ., M alin g , T .M .J ., M e. M a n a m o n , 5 a . e d ., p. 4 4 2 . 1 9 7 3
P .J ., e t al.: T h e p a th o g e n e s is o f r e f le x n e -
2 8 .— W alsh, J .H .: A s p e c to s c lín ic o s y e n d ó c rin c s
p h r o p a th y . B rit J . R a d io i., S u p p L 1 3 , 1 9 7 5 . d e la Cdcera p é p tic a . E n C é c il L o e b . T ra ta d o
1 3 .— H e a d a c h e a n d B lo o d p re s s u re , E d ito ria l. d e M e d ic in a I n te r n a . I n te r a m e r ic a n a , M éx i­
L a n c e n t, 1 : 8 9 6 —8 9 7 , 1 9 7 6 . co. 1 4 a . e d ., p .p . 1 4 3 9 , 1 9 7 7
'29 — W aters, W .E .: H e a d a c h e a n d b lo o d p re s s u re .Es importante tener presente que en
in th e c o m m u n ity . B rit. M ed ., J ., 1 : 1 4 2 , este momento de la Historia se debe recoger
l: 1971
nueva sintomatología y no los nombres de
rv m
¿ O -- W o lff, H .G .: H e a d a c h e a n d o th e r P a in .
** N ew Y o rk , O x f o r d U n iv e rs ity P ress, 1 9 6 3
enfermedades sufridas anteriormente, puesto
que ellas pertenecen a la Historia Pasada.
31 — W o lff, H .C .: P e rs o n a lity f a c to r s a n d re a c -
tio n s o f s u b je c ts w ith m ig ra in e . A rc h . N e u - Por todo lo que antecede es que se
roL P s y c h ia t., 3 7 : 8 9 5 , 1 9 3 7
recomienda empezar esta larga lista de pre­
32 — Ziegler, D .K .: C e fa la lg ia de tensión. C lín ic a s
guntas, con una muy general, como la si­
M ed. d e N o r te A m é ric a , V o l 3 /1 9 7 8 , p .p .
5 1 0 —5 2 0 , 1 9 7 8 guiente: “Durante el tiempo de esta enfer­
medad, qué otras molestias ha tenido? Si la
respuesta es positiva, es decir, si se informa
CAPITULO 4 de nueva sintomatología, entonces debe ha­
cerse la anamnesis propia de ese síntoma;
pero, si la respuesta es negativa, entonces el
REVISION DE SISTEMAS médico debe preguntar ordenadamente sobre
la posible existencia de molestias que afec­
y - REVISION DE SISTEMAS.- Tiene ten a todos y cada uno de los órganos o sis­
como finalidad reconocer en el enfermo una temas, deteniéndose a precisar la anamnesis
patología adicional que no afloró, ni en el del síntoma que hubiere sido descubierto.
Motivo de Consulta ni en la Enfermedad Cuando el estudiante no tiene una idea
Actual. clara sobre lo que hay qué preguntar ni sobre
i Varias son las causas por las cuales mu­ cómo calificar la calidad de la respues­
cha sintomatología puede quedar oculta: ta obtenida, entonces es fácilmente con­
ya sea porque el paciente no le da importan­ fundido por el enfermo y llevado de re­
cia o lo olvida o simplemente no desea decir­ greso a la Enfermedad Actual o trasla­
lo espontáneamente. Pero si se toma en dado a la Historia Pasada o Familiar o
cuenta que el enfermo es uno solo y que a donde el paciente guste. Claro que
mientras no haya sido aliviado de todos sus ésto lo hace sin querer, pero si el estudiante
males, sigue enfermo, entonces se compren­ no conduce delicada y ordenadamente el in­
de por qué el médico tiene la obligación terrogatorio, al final tendrá una increíble
de tratar de extraer de su paciente toda la mezcla de información, difícil de analizar.
información posible. Se puede empezar por cualquier apara­
Algunas ocasiones es útil para comple­ to o sistema, pero más importante que em­
tar los datos de la propia enfermedad actual. pezar por uno u otro aparato es saber que la
Revisión de Sistemas tiene que ser completa.
Dentro de la historia del enfermo abar­
ca un período de tiempo variable; pero, sin No vaya a suceder que hoy diagnosticamos
que haya para ésto un acuerdo general, es bien una Neumonía, pero dejamos en el ca­
recomendable limitarse al tiempo de dura­ mino sin reconocerlo, a un Ca. de estómago
ción de la enfermedad actual. Es decir, si la que al mismo paciente aún no le ha dolido.
fecha real de comienzo es de hace ocho días, Aun^que en todo momento, según ya
entonces la Revisión de Sistemas se limita hemos dicho, debemos utilizar el lenguaje del
a ese tiempo; si es de tres meses, entonces enfermo, sin embargo, este es el momento en
será de tres meses; etc. que el estudiante se ve exigido a traducir con
-28-
precisión todo el lenguaje técnico al popular Hay unos pocos síntomas generales que
y viceversa, con el fin de que exista una cla­ pueden presentarse no importa cual sea el
ra comprensión entre el médico y el paciente. órgano afectado, por eso los señalamos en un
Por ésto es que nosotros, una vez más, pasa­ cuadro aparte, No. 4-1. No se olvide que la
mos a describir lo que hay que' preguntar y anamnesis especial de cada síntoma la encon­
cómo hay que hacerlo, en los cuadros siguien­ trará en cada capítulo.
tes.

C U A D R O N o. 4-1

REVISION DE SISTEMAS
PR EG U N TA S G EN ER A LES

1 .- Durante el tiempo de esta enfermedad, qué otras molestias ha tenido?


Qué preguntar Cómo preguntar
2 .- Dolor 2.— Ha tenido algún dolor?
3 .- Fiebre 3.— Ha tenido calentura?
4 .- Astenia 4.— Se cansa con facilidad?

5 .- Anorexia —Apetito 5.— Su apetito es normal?


6 .- Peso 6.— Ha perdido o ganado peso? (Se
ha enflaquecido o se ha engorda­
do)?
CUADRO No. 4-2

REVISION DE SISTEMAS
APARATOS RESPIRATORIO Y CIRCULATORIO

lo. RESPIRATORIO

Qué preguntar Cómo preguntar

1.1: Disnea . 1.1 Tiene dificultad para respirar?


Tiene sed de aire?
1.2: Cianosis 1.2 Se han puesto morados los labios
o las uñas?
1.3: Tos 1.3 Ha tosido?
1.4: Expectoración 1.4 Ha escupido?

1.5: Hemoptisis 1.5 Ha escupido con sangre?

2o. CIRCULATORIO

2.1: Palpitaciones 2.1 Ha sentido latir su corazón?


Como que se le sale?

2.2: Edema—Ascitis 2.2. Se le han hinchado los pies?


Se le ha hinchado la barriga?
2.3: Síncopes y Lipotimias 2.3 Se ha desmayado? ; Ha perdido d
conocimiento?

2.4: Palidez o rubicundez segmentarias 2.4 Ha cambiado el color de su piel


en alguna parte del cuerpo?

2.5: Dolor de esfuerzo en las piernas 2.5 Al caminar, siente dolor en las
piernas?
C U A D R O N o. 4-3

REVISION DE SISTEMAS

3o. APARATO DIGESTIVO

3.1: BOCA

Qué preguntar Cómo preguntar

3.1.4: Trastornos de la masticación 3.1.1: Tiene alguna dificultad


para masticar?
3.1.2: Secreción salival 3.1.2: Es normal la cantidad
de saliva?
3.1.3: Halitosis 3.1.3: Tiene mal aliento?

3.2: ESOFAGO

3.2.1: Disfagia 3.2.1: Siente alguna dificultad


al paso de los alimentos
de la boca al estómago?
3.2.2: Odinofagia 3.2.2: Le duele a lo que pasan
los alimentos? Le duele
al tragar?
3.2.3: Pirosis 3.2.3: Siente ardor en el pecho?
3.2.4: Regurgitación 3.2.4: Se le regresan los ali­
mentos a la boca? *
Ya estaban descompues­
tos?

* 3.2.4: Es importante hacer notar que, para ser calificado de regurgitación, el


alimento no debe haber llegado al estómago; es decir, se regresó a la bo­
ca desde el esófago.

continúa.
..viene 3.3: ESTOMAGO Y DUODENO

3.3.1: Náusea 3.3.1: Ha tenido deseos de vo­


mitar?
3.3.2: Vómito 3.3.2:; Ha vomitado?
3.3.3: Hematemesis 3.3.3: Ha vomitado con sangre
o como concho de café?
3.3.4: Acidismo 3.3.4: Ha tenido la sensación
de que está acida (amar­
ga), la boca y por el pe­
cho?
3.3.5: Aerofagia 3.3.5: Le ha dado deseos de
tragar aire o saliva a ca­
da momento?
3.3.6: Eructos 3.3.6: Eructa Ud.?
3.3.7: Hipo 3.3.7: Tiene hipo?

3.4: YEYUNO, ILEON Y COLON

3.4.1: Diarrea 3.4.1: Cómo han sido las depo­


siciones (orinas mayo­
res-campo grande). Y
cuántas veces al día ha
hecho?
3.4.2: Estreñimiento 3.4.2: Idem.
3.4.3: Melenas 3.4.3: Ha hecho deposiciones
con sangre? o negras co­
mo el carbón o la brea?
3.4.4: Meteorismo (Distensión abdo­ 3.4.4: Se le ha hinchado el es­
minal) tómago? Ha tenido mu­
chos gases?
3.4.5: Características físicas de las 3.4.5; Las deposiciones, de qué
heces color han sido? ; y el
olor? ; y la cantidad?

3.5: SIGMA, RECTO Y ANO

3.5.1: Tenesmo 3.5.1: A pesar de que ya ter­


mina de hacer la deposi­
ción, sigue con deseos
de volver a hacer?
continúa.
-32-
...viene
3.6: HIGADO Y VIAS BILIARES

3.6.1: Ictericia 3.6.1: Se han puesto lo ojos o


la piel amarillos? Como
qué?
3.6.2: Acolia 3.6.2: La defecación ha perdi­
do el color? Se ha he —
cho blanca?
3.6.3: Coluria 3.6.3: De qué color se ha he­
cho la orina? Como qué?

3.7: BAZO

3.7.1: Pesantez en Hipocondrio iz­ 3.7.1: Alguna molestia en el


quierdo costado izquierdo?

CUADRO No. 4-4

REVISION DE SISTEMAS
4 .- APARATO UROGENITAL
4.1: URINARIO

Qué preguntar Cómo preguntar


4.1.1: Volumen urinario 4.4.1: Cuánto ha orinado en las 24
horas?
4.1.2: Ritmo y Frecuencia urinarios 4.1.2: Cuántas veces orina durante el
día? y durante la noche?
4.1.3: Disuria 4.1.3: Tiene alguna dificultad para
orinar? Tiene ardor?
4.1.4: Tenesmo vesical 4.1.4: Después que ha orinado le que­
da todavía el deseo de seguir
orinando?
4.1.5: Incontinencia 4.1.5: Se le va la orina?
4.1.6: Enuresis 4.1.6: Se le va la orina estando dor­
mido?
continúa...
-33

¡ne
4.1.7 Características del chorro 4.1.7: El chorro es normal?, grueso?;
fuerte? y continuo?
4.1.8 Características físicas de la 4.1.8: La orina es normal?. El color?.
orina Es transparente? . El olor ? .
Deja sedimento (concho)? Man­
cha el recipiente o la ropa?

4.2: GENITAL MASCULINO

4.2.1 La libido 4.2.1: El apetito sexual es normal?


4.2.2 La potencia 4.2.2: La erección es normal?
4.2.3 Trastornos del acto sexual 4.2.3: Durante el acto sexual hay al­
guna molestia?
4.2.4 Eyaculación 4.2.4: La eyaculación es normal?

4.3: GENITAL FEMENINO *


4.3.1 Menarquia 4.3.1: A qué edad se “enfermó” la
lera. vez?.
4.3.2 Ritmo menstrual 4.3.2: Cada cuántos días se “enfer-
. ma”? Cuántos ,días Je dura?
4.3.3 Volumen 4.3.3: Qué cantidad se “enferma”.
Cuántos paños moja?
4.3.4 Otros caracteres físicos de la 4.3.4: De qué color es la sangre?Tie-
menstruación ne coágulos?
4.3.5 Secreciones 4.3.5: Le baja alguna secreción?
4.3.6 Plurito Vulvar 4.3.6: Tiene comezón en las partes?
4.3.7 Dismenorrea 4.3.7: Tiene dolores durante la regla?
4.3.8 Trastornos en el acto sexual 4.3.8: Durante el acto sexual, hay al­
guna molestia? El orgasmo es
normal?
4.3.9 Embarazos 4.3.9: Cuántos embarazos ha tenido?
4.3.10: Abortos 4.3.10: Ha tenido abortos (arrojos) ?
Cuántos?
4.3.11: Número de hijos 4.3.11: Cuántos hijos tiene? Hijos
muertos?
4.3.12: Menopausia 4.3.12: Menopausia (A qué edad dejó
de enfermarse)?
continúa,
-34-
..viene

4.4: MAMAS

4.4.1: Nudosidades 4.4.1: Le han salido bolas en los


senos?
4.4.2: Secreciones 4.4.2: Ha notado si le sale alguna se­
creción por los pezones?

* La historia gineco-obstétrica es de difícil separación entre la Revisión de Sistemas


y la Historia Pasada, razón por la cual, se la puede incluir en uno u otro acápite.
Nosotros lo hemos hecho en la Revisión de Sistemas.

CUADRO Nó. 4-5

REVISION DE SISTEMAS
5 .- SISTEMAS ENDOCRINO, NERVIOSO Y LOCOMOTOR
5.1: ENDOCRINO

Qué preguntar Cómo preguntar

5.1.1: Cambios en el aspecto de la 5.1.1: Ha notado algún cambio en su


cara y cuerpo. cara o cuerpo?
5.1.2: Cambios en el color de la piel 5.1.2: Ha notado si su piel o su boca
y mucosas han cambiado de color o si se
han presentado manchas?
5.1.3: Pelo: Cantidad y disposición 5.1.3: Ha notado algún cambio en el
pelo o barba o vellos del cuer­
po?
5.1.4: Sudor 5.1.4: Ha notado algún cambio en la
cantidad de sudor?
5.1.5: Percepción de la temperatura 5.1.5: Siente mucho frío o mucho
ambiental calor? Tolera bien el calor o
el frío
continúa..
-3 5 -
.viene

5.1.6: Temblores 5.1.6: Ha sentido temblor de alguna


parte de su cuerpo?
5.1.7: Contracturas musculares 5.1.7: Ha notado si algunos músculos
se le contraen?
5.1.8: Fuerza muscular 5.1.8: La fuerza de sus músculos si­
gue siendo normal?
5.1.9: Sed 5.1.9: Tiene mucha sed?
5.1.10: Cambios cualitativos y cuan­ 5.1.10: Está comiendo igual que siem­
titativos en la dieta pre?

5.2: NERVIOSO

5.2.1: Disestesias o Parestesias 5.2.1: En alguna parte de su cuerpo


ha sentido hormigueos o amor­
tiguamiento o como que le que­
mara o como que le cogiera la
corriente o como que se que­
dara “dormido”?
5.2.2: Convulsiones 5.2.2: Ha tenido ataques?
5.2.3: Parálisis (Paresias) 5.2.3: Se ha paralizado alguna parte
de su cuerpo?
5.2.4: Trastornos de la conciencia 5.2.4: Ha perdido el conocimiento?
5.2.5: Sueño. 5.2.5: Duerme bien?
5.2.6: Memoria 5.2.6: Su memoria es normal?
Se acuerda bien de las cosas?
5.2.7: Cambios de Carácter 5.2.7: Cómo es su temperamento?
(Temperamento) Ha cambiado su manera de ser?

5.3: LOCOMOTOR

5.3.1: Tumefacción articular 5.3.1: Se le han hinchado las coyun­


turas?
5.3.2: Motilidad articular 5.3.2: Mueve bien todas las coyun­
turas?
5.3.3: Ruidos articulares 5.3.3: Ha notado que al mover algu­
na coyuntura le suena?
36 -

CUADRO No. 4-6

REVISION DE SISTEMAS
6 .- ORGANOS DE LOS SENTIDOS
6.1: APARATO OCULAR

Qué preguntar Cóm o preguntar

6.1.1: Acuidad visual 6.1.1: Ve bien? Tanto de cerca co­


mo de lejos?
6.1.2: Escotomas 6.1.2: En algún momento ve man­
chas o luces?
6.1.3: Visión de colores 6.1.3: Distingue bien los colores?
6.1.4: Nictalopía 6.1.4: A qné hora del día ve mejor?
Qué tan bien ve ai atardecer o
al amanecer? ■
6.1.5: Ardor ocular 6.1.5: Le arde los ojos?
6.1.6: Lagrimeo 6.1.6: Le lagrimean mucho los ojos?

6.2: FARINGE

6.2.1: Ardor 6.2.1: Le arde la garganta?


6.2.2: Respiración bucal. 6.2.2: Ud. respira bien por la nariz?

6.3: LARINGE

6.3.1: Cambios en la voz-Disfonía 6.3.1: Ha cambiado su voz?


6.3.2: Carraspeo 6.3.2: Carraspea? Tiene alguna difi­
cultad al hablar?

6.4: FOSAS NASALES Y SENOS PARANASALES

6.4.1: Obstrucción 6.4.1: Respira bien por la nariz?


6.4.2: Secreciones 6.4.2: Le sale algo por la nariz?
6.4.3: Epistaxis 6.4.3: Le. sale síngre por la nariz?
6.4.4: Olfación 6.4.4: Percibe bien los olores?

6.5: APARATO AUDITIVO

6.5.1: Secreciones 6.5.1: Le sale alguna secreción


por los oídos?
6.5.2: Audición 6.5.2: Oye bien?
6.5.3: Acúfenos 6.5.3: Tiene zumbido de oídos o al­
gún otro ruido?
6.5.4: Vértigo 6.5.4: Tiene mareos?
-3 7 -
pero su causa sólo se puede intuir.
CAPITULO 5
Como en todos los casos anteriores, la
anamnesis debe ser completa y ordenada.
HISTORIA PASADA 1 Muchas ocasiones, el paciente nó puede
identificar el nombre de la enfermedad y
5.- HISTORIA PASADA.- Se llama tam­ pregunta ¿Qué es eso? . Entonces el Médico
se ve tentado a explicar los síntomas de esa
bién Antecedentes personales, e incluye un
período de tiempo que va desde el naci­ enfermedad con el objeto de obtener una
miento hasta la presente fecha; y en el caso información adecuada, pero esto, creemos,
de los niños se extiende más aun, es decir, es un esfuerzo inútil, pues dado el tiempo
a las condiciones de vida desde la concepción. transcurrido el resultado no es confiable.
Pretende obtener una visión completa de Por otra parte, al preguntar si ha tenido tal
toda la vida del paciente, tanto de sus en­ o cual enfermedad no siempre se encuentra
fermedades, cuanto de sus condiciones de un sinónimo de uso popular, razón por la
vida normal; por eso se le suele dividir en cual hay que emplear el propio nombre
Historia Pasada Patológica y en Historia técnico de la enfermedad. Por esta razón es
Pasada no Patológica.
que, en esta parte de la Historia, no vamos a
usar en los cuadros la parte relacionada al
5.1: HISTORIA PASADA PATOLOGICA: Pre­ cómo preguntar, sino que al haber un sinó­
tende extraer toda la información relaciona­ nimo popular, lo pondremos entre paréntesis.
da con las enfermedades del paciente. Pro­ El cuadro No. 5^ 2, nos indica qué preguntar.
bablemente la mayoría de ellas no tengan na­
5.2: HISTORIA PASADA NO PATOLOGICA.—
da que ver con la enfermedad actual, pero un
buen número talvez sí. Por ejemplo: una Se refiere más bien a datos relacionados con
algunos hábitos que si bien pueden no ser
tosferina, sufrida a los dos años de edad, qui­
causa de enfermedad inmediata, sin embargo,
zá nada tenga que ver en el joven que ahora
por su uso prolongado pueden llegar a serlo.
tiene 15 años; pero un período de Fiebre
El cuadro No. 5-1, nos señala el qué y cómo
Reumática sufrido a los 12 años, tal vez sea la
preguntar.
causa primera que explica la Insuficiencia
Mitral que hoy, a los 22 años, aqueja al pa­ ALGUNAS CONSIDERACIONES A LOS
ciente en el cual está ya determinando una CUADROS Nros. 5-1 y 5-2.
Insuficiencia Cardíaca.
1.— Aunque hemos anotado las más im­
Se debe preguntar en ella los nombres portantes preguntas que hacer, sin embargo,
de las enfermedades y no los nombres de no están todas. De acuerdo con el caso,
los síntomas. Claro que algunas veces el pa­ habrá que ahondar en uno u otro aspecto.
ciente recuerda más los síntomas o signos
que caracterizaron a la enfermedad, que el 2 .- Es probable que el enfermo, sobre to­
nombre de ella; por ejemplo: recuerda bien do adolorido, no colabore bien, porque no
que estuvo amarillo (ictericia), pero ni si­ encuentra mucha relación entre lo que ya
quiera sabe que lo que tuvo fue una Hepa­ pasó y su situación actual. El estudiante
titis viral; recuerda bien que orinó con san­ debe en estos casos explicar al paciente la
gre, pero no sabe que fue por Glomérulo razón de ser de dichas preguntas.
, Nefritis Aguda; etc. En estos casos no queda 3.— Los ejemplos que a continuación va­
: -más remedio que aceptar el dato signológico, mos a anotar, le permitirán comprender
CUADRO No. 5- \
5.2.- HISTORIA PASADA NO PATOLOGICA-HABITOS
Qué preguntar Cómo preguntar
5.2.1: Alimentos. 5.2.1: Cómo es su comida ordinaria?
Descríbala. A qué horas co—
me? Qué cantidad? Come ají,
muchos condimentos, cuánto
de café o té? .
5.2.2: Alcohol. 5.2.2: Bebe?. Cuánto? Cada qué
tiempo? . Qué tipo de bebida
toma más? . Desde hace qué
tiempo.
5.2.3: Tabaco. 5.2.3: Fuma?. Cuántos cigarrillos
diarios? . Cigarros? . Pipa?.
Desde hace qué tiempo?
5.2.4: Sedantes y otros medicamen­ 5.2.4: Toma medicamentos para los
tos. nervios? . Para dormir? .
Qué tipo de sedantes? Cuán­
to diariamente? Toma algún
otro tipo de medicamentos?
5.2.5: Drogas. 5.2.5: Consume alguna droga? Qué
tipo? Cuánto? Cada qué tiem­
po?
5.2.6: Sueño. 5.2.6: Duerme bien? Cuántas horas?.

desde ahora la razón que existe para recoger ras, en el púber o adulto, puede originar una
dicha información: orquitis con raros casos de esterilidad.
(15, 25) Una hepatitis viral sufrida hace
La rubéola sufrida por una mujer du­
años y no bien curada, puede ser la causa
rante los dos primeros meses de embarazo,
de una cirrosis hepática actual. (4, 35, 36).
puede dar origen a la “embriopatia rubeo-
lar” , (7,12, 23) que tiene diversas manifesta­ Una ulcera péptica anterior, puede ex­
ciones, desde el aborto hasta las malforma­ plicar la obstrucción gástrica actual. Una di­
ciones congénitas como la catarata congéni- sentería amebiana de hace varios meses pue­
ta, la sordera, algunas malformaciones cardía­ de explicar el abceso hepático de hoy. (5,17)
cas, retraso en el desarrollo funcional y or­ La glomérulo nefritis sufrida a los 8 a-
gánico del feto. La difteria, puede ser ori­ ños de edad, puede explicar la Insuficiencia
gen de cardiopatías. (2, 18, 37). Las pape­ renal a los 15 años. La administración de
CUADRO No. 5-1

5.1: HISTORIA PASADA PATOLOGICA


QUE PREGUNTAR

5.1.1: Qué enfermedades ha tenido 5.1.6: Urinario


antes? a) Glomérulo Nefritis.
a) En la infancia. b) Pielonefritis.
b) En la escuela. c) Litiasis (cólico renal).
c) En el colegio. d) Cistitis.
d) En el trabajo. e) Hematuria.
f) Infecciones agudas focales.
5.1.2: Infancia g) Ha tomado medicamentos
a) Sarampión. para los riñones? (Fenace-
b) >Viruela. tina, sulfas, Nitrofuranos).
c) Varicela.
d) Escarlatina. 5.1.7: Genital Masculino
e) Rubéola. a) Sífilis (Chancro).
f) Tosferina. b) Blenorragia.
g) Difteria. c) Tricomoniasis.
h) Paperas. 5.1.8: Genital Femenino
i) Hepatitis. a) Sífilis.
j) Fiebre tifoidea, b) Blenorragia.
k) Fiebre Reumática. c) Tricomoniasis.
1) Vacunas recibidas. d) Micosis (Hongos)
5.1.3: Respiratorio f) Medicamentos en Embarazo.
a) Gripes frecuentes. g) Anticonceptivos.
b) Epistaxis repetidas. 5.1.9: Sistema Nervioso
c) Amigdalitis aguda. a) Embarazos accidentados.
d) Bronquitis. b) Corea.
e) Neumonías. (Pulmonías) c) Meningitis.
f) Tuberculosis. d) Encefalitis.
g) Hemoptisis. e) Convulsiones.
h) Asma Bronquial. f) Pérdidas del conocimiento.
5.1.4: Circulatorio 5.1.10: Aparato Locomotor y Metabo­
a) Angina de Pecho. lismo
b) Infarto de Miocardio. a) Focos sépticos.
(Ataque al corazón). b) Enfermedad de las coyun­
c) Hipertensión Arterial. turas.
(Tensión arterial alta). c) Colitis crónica.
d) Sífilis, d) Gota.
e) Tomó alguna vez medica- e) Diabetes Mellitus.
continúa..
-40-
...viene

mentos para el corazón, f)Hipertiroidismo.


(coronario dilatadores, Di- g)Climaterio.
gitálicos, diuréticos, etc.). h)Neuropatías,
5.1.5: Digestivo j)Hemofilia.
a) Gastritis. k)Traumatismos: Fracturas.
b) Ulcera péptica. Luxaciones.
c) Hematemesis —Melenas. 5.1.11: Sangre y Organos Hemato Po-
d) Entero-colitis (Disenterías yéticos
Diarreas). a) Ingesta de Medicamentos.
e) Parasitosis (Bichos) b) Administración de produc­
f) Alergias a alimentos o me­ tos radioactivos.
dicamentos. c) Tumores malignos.
g) Ictericia. 5.1.12: Ha sido Ud. operado alguna
vez? De qué? Cuándo?

nico de aspirina puede adolecer hoy de san­


Fenacetina para calmar los dolores padecidos grado del estómago. (6, 10) Al paciente
hace un mes, explican el daño renal de hoy. que se le trató su hipertiroidismo con yodo
La sífilis adquirida a los 18 años, es la radioactivo, puede producirle al cabo de un
causa de la tabes dorsal del paciente a los 45 tiempo, hipotiroidismo. (19, 24) El enfer­
años de edad. Los medicamentos tomados mo que, intervenido quirúrgicamente en el
durante los primeros meses de embarazo tai- abdomen, hace varios años, puede hoy pre­
vez son la causa de las malformaciones con- sentar una oclusión intestinal. (29).
génitas del niño.
Los hábitos de una persona pueden
La tuberculosis pulmonar de hace diez causar mucho daño en determinado momen­
años, puede ser la causa del cor pulmonale to; por ejemplo: Una dieta rica en grasas
crónico actual. El asma bronquial sufrido du­ animales, facilita el aumento del coleste­
rante muchos años es la causa del enfisema rol sanguíneo, y éste la ateroesclerosis.
pulmonar actual. La hipertensión arterial que El exceso de aporte calórico conduce a la
ya dura años, puede determinar la cardiopa— obesidad. (1,28) El café, bebidas de cola y
tía hipertensiva y la insuficiencia cardíaca cigarrillo aumentan la frecuencia de la úlcera
de este momento. duodenal. (9,11) Es muy conocido que el
Las convulsiones actuales son la con­ alcoholismo crónico puede conducir a la
secuencia del traumatismo craneal de hace cirrosis (22, 26, 31); y el alcoholismo agu­
varios meses. La fiebre reumática de hoy, do a un estado de coma. El tabaco, cada
es la consecuencia de la amigdalitis aguda vez más es acusado de ser causante del Ca.
sufrida hace 4 semanas. Los dolores neurál­ broncógeno (13), pero también de ser un
gicos actuales son la consecuencia de la dia­ coadyuvante importante para la presenta­
betes mellitus que viene sufriendo desde ha­ ción de la cardiopatía coronaria ateroes-
ce varios años. (30) Un tomador cró­ clerótica. (14, 20, 32, 33) Los sedantes
pueden producir estados depresivos severos, 7.— Cooper, L.Z.: Rubella: A preventable
(21) y casi todos los medicamentos produ­ cause of birth defects. In Bergsma, D.
(ed.): Birth Defects: Original Article Se­
cen efectos secundarios desagradables, más ries, VoL IV, No. 7, Intrauterine infections.
o menos importantes; todo el mundo sabe The National Foundation, p. 23—35, De-
que los anticonceptivos pueden causar náu­ cember, 1968
seas, vómitos, desarreglos intestinales, tenden­ 8 .— Crane. M.G., Haxris, J.J., and Winsor, W„
III: Hypertensión, Oral contraceptive agents,
cia a engordar, importantes cambios de ca­ and conjugated estrogens. Ann Intem. Med.,
rácter, cloasma, trastornos vasculares y de la 74: 13, 1971
coagulación de la sangre. (3, 8,16,27, 34). 9.— Chapman, M.L.: Perspectiva médica de la
úlcera péptica. Clínicas Médicas de Norte­
En fin, los ejemplos pueden mul­ américa, Vol 1/1978., p.p. 39—49.
tiplicarse mucho más, pero, por el momen­
10.— Davenport, H.W.: Potassiium gluxes across
to, basta para que el alumno encuentre al­ the resting and stimulated gastrie mucosa:
gún significado a este acápite de la anamne­ injury by salicylic and acetic acids. Gastro-
enterologic, 49: 238—245, 1965
sis. Ya llegará el instante, en la clínica,
cuando al estudiar las enfermedades encon­ 11.— Dolí, R., Jones, F.A., and Pygott, F.: Effect
of smoking on the production and mam te-
trará más razones de útil aplicación. nance of gastrie and duodenal ulcers. Lan-
4.— Claro que cuando ya tenga una im­ cet, I: 657-66 2 ,1 9 5 8 .
presión diagnóstica, el interrogatorio de es­ 12.— Greeg, N.M.: Congenital Cataract foUowing
Germán measler in the mother. Transophthal.
ta parte debe centrarse más en los aparatos Soc. Austral., 3: 35, 1941.
o sistemas que más interesen al caso. 13.— Hammond, E.C., and Hom, D.: Smoking
and death rates: Report on fortyfour months
of follow- up of 187. 783 man. I., II.
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42 -
tuis, W„ MacMillan, A., Mckean, H. y Parfc, 34.— Vessey, M.P., and Dolí, R.: Investigation oí
H.: A longitudinal Study o í coronaiy heart relation Between use of oral contraceptives
disease. Circulation, 28: 20, 1963. and tromboembolic disease. A further re­
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HISTORIA FAM ILIAR Y SOCIAL
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nal. Interamericana, México, cap. 22, p.p.
951, 1977. 6 - HISTORIA FAMILIAR Y SOCIAL . -
2 7 .- Salhanic, H.A., Kipznis, D.M., and Vande Tiene por objeto recoger información so­
Wiele, R.L. (eds.): Metabolic effects of bre la Historia patológica de la familia y
ganadal Hormones and Contraceptive steroir-
des. New York, Plenum Press, 1969.
sobre el ambiente socio económico en que
se sitúa el paciente. Según analizaremos
2 8 .- Sims, E.A.H., Danforth, E., Jr., Horton, E.S.,
Bray, G.A., Glennon, J.S., and Salans, L.B.: a su tiempo, observaremos como de las
Endocrine and Metaholic effects of experi­ conclusiones que se obtengan saldrá va­
mental obesity in man. Recent Prog. Horm. liosa información para explicar muchas co­
Res.. 29: 457, 1973.
29.— Sleisenger, M.H.: Apendicitis aguda (Inclu­ sas de la enfermedad actual, para definir
yendo el abdomen Agudo). En Cécil Loeb. sobre la aplicabilidad de determinadas con­
Tratado de Medicina Interna. Interamerica-
na, México, 14a. ed., Cap. 653, p.p. 1516—
ductas terapéuticas, y aun para ajustar de­
1521, 1977. terminados pronósticos.
3 0 - Spritz, N.: Trastornos Nerviosos en la dia­ Esta es una parte del interrogatorio
betes sacarina. Clínicas Médicas de N orte—
américa. Vol. 4/1978, P.p. 807—817, 1978.
en el que la intención del médico puede
estar muy dirigida a extraer del paciente
31 — Terris, M.: Epidemiology of cirrhosis of
the liver: national mortality data. Amer. J. sólo la información necesaria para el caso
Public Health, 57: 2076,1967. concreto que tiene entre manos, es decir,
32 — Thomas, C.B. y Murphy, E.A.: Observations se supone que ya ha habido un proceso
on some possible percursors of essential de análisis previo sobre los datos anterior­
hypertension and coronary artery disease.
VI. Comparison of the circulatory reactivity mente obtenidos y ha. elaborado alguna
to the coid pressor test and to the smoking hipótesis, aunque sea muy preliminar, so­
test. Ann. Int. Med., 50: 970,1959. bre la enfermedad; por eso es que una
3 3 .- U.S. Surgeon General s Advisory Committee pregunta general muy valiosa puede ser:
on smoking and Health. Smoking and Algún familiar suyo ha tenido la enferme­
Halth. Report, Goverment Printing Office,
Washington. 1964. dad que Ud. tiene?. Sin embargo, en
-4 3 -
muchos casos no es posible establecer es­ terial (10, 17), la cardiopatía isquémica
to tan directamente y el médico tiene (19, 20) (angina de pecho, infarto de mio­
que preguntar concretamente sobre algunas cardio), el Ca. y el ulcus gástrico (5, 12 ,
enfermedades. Por otra parte, cierto es 14), la litiasis biliar (4, 11), los acciden­
que interesan más las enfermedades de los tes cerebrovasculares (hemorragia cerebral ,
familiares en primero y segundo grado de trombosis cerebral) , la gota (18) y la
c o n sa n g u in id a d , pero para muchas enfer­ fiebre reumática (13). Hemos menciona­
m ed a d es hereditarias quizás sea necesario do otras que aunque son congénitas, sin
extenderse a varias generaciones atrás. embargo, no son hereditarias, como: las
En todo caso, para el estudiante que producidas por infecciones maternas; to­
empieza a conocer la anamnesis, creemos ma de drogas, uso de hormonas sexuales
que le es útil tener desde ya una idea clara (3, 22) o exposición a las radiaciones ioni­
y más o menos completa sobre lo que zantes de la madre durante el embarazo
hay que' preguntar y el cómo hacerlo. que explican muchas malformaciones con­
A dem ás nos parece muy conveniente se­ génitas (21). Cuenta mucho también la
parar esta parte de la Historia Clínica en edad de la madre al nacimiento del hijo,
dos subtemas, a saber: 6.1: Historia o para explicar dichas malformaciones. En
Antecedentes Patológicos Familiares; y otros casos cuenta el antecedente pato­
^6.2: Historia Social, que buscará especí­ lógico familiar para explicar algunas infec­
ficamente datos sobre las condiciones so­ ciones directas, como la Tb. pulmonar.
cio-económicas del paciente. Como en 4.— En relación a la Historia Social es con­
el primero la mayoría de veces tendremos veniente tener presente que siendo una eta­
que usar los nombres técnicos, haremos pa que analiza datos que suelen ser consi­
un listado sólo de lo que hay que' pregun­ derados como personales para el enfermo
tar, y, cuando sea necesario, el cómo y de poco uso para la medicina, el paciente
preguntar. puede mostrarse un tanto renuente, razón
por la cual es conveniente ser delicado y
ALGUNAS CONSIDERACIONES A LOS
tal vez diferir para otro momento más
CUADROS No. 6-1 y 6-2
oportuno.
1.- Insistimos en que los Antecedentes
Patológicos Familiares pueden no pregun­ 5.— En todo caso, téngase .en cuenta que
tarse todos, sino los dirigidos al caso. todos los datos son importantes, por ejem­
2.— El cuadro sólo reúne los anteceden­ plo: Las relaciones íntrafamiliares pueden
tes que se usan más frecuentemente. De explicar la patología psicosomática (neuro­
hecho, la clínica le enseñará muchas otras sis, depresiones, cefaleas, algunas disneas o
cosas que preguntar. trastornos circulatorios o cuadros diarreicos,
etc.). Igual sucede con los desajustes eco­
3.— Hemos señalado casos en que la trans­
nómicos o en el trabajo o con las amista­
misión hereditaria es reconocida, como:
des.
La ceguera a los colores (2), la diabetes
meliitus (6, 9), la epilepsia esencial (15,16), Los trastornos económicos que pro­
la jaqueca (5, 8). Otras en las cua­ duce la enfermedad puede afectar incluso
les la herencia no es un hecho compro­ al tratamiento de la misma enfermedad;
bado, pero se demuestra cierta disposi­ hecho muy frecuente que explica que mu­
ción familiar, como: la hipertensión ar­ chos pacientes se agraven y aun fallezcan
-44-

CUADRO No. 6 - 1
6 - HISTORIA FAMILIAR Y SOCIAL
6.1: ANTECEDENTES PATOLOGICOS FAMILIARES
Qué preguntar
6.1.1: Son sanos sus padres, herma­ 6.1.3.4: Urinario
nos, abuelos, tíos, primos, es­ a) Glomérulonefritis.
posa (> hijos? . Si alguno de b) Pielonefritis.
ellos ha fallecido, hay que c) Litiasis Urinaria.
preguntar de qué murió? . d) Rifíón Poliquístico.
6.1.2: . Alguno de sus familiares ha 6.1.3.5: Aparato Genital
tenido la enfermedad que Ud. a) Sífilis de los padres.
tiene?. b) Fibromas uterinos enla
6.1.3: Alguno de sus familiares ha madre.
estado enfermo de: 6.1.3.6: Aparato Ocular
6.1.3.1 Respiratorio a) Miopía —Presbicia.
a) Tuberculosis (Tratado b) Ceguera a colores.
en ex. LEA? ). c) Embriopías.
b) Ca. Broncógeno. d) Colobomas.
c) Asma-Alergias. e) Queratocono.

6.1.3.2: Circulatorio 6.1.3.7: Endocrino


a) Infecciones maternas: a) Diabetes Mellitus.
(Rubéola, Gripe). b) Ca. de Tiroides.
b) Drogas durante el emba­ c) Edad de la madre al na­
razo o lactancia. cer el hijo.
c) Hormonas sexuales o fo- 6.1.3.8: Nervioso
liculínicas. a) Accidentes cerebrovas-
d) Rx. Durante el 1er. tri­ culares:
mestre de embarazo. (Trombosis, embolia ce­
e) Cardiopatía isquémica rebral).
(Angina de pecho - b) Ateroesclerosis Cerebral.
Infarto de Miocardio). c) Epilepsia esencial.
0 Hipertensión Arterial. d) Ataxia cerebelosa here­
6.1.3.3: Digestivo ditaria.
a) Ca. e) Jaqueca.
b) Ulcus. f) Afecciones psiquiátricas
c) Litiasis biliar. hereditarias.
6.1.3.9: Aparato Locomotor
a) Gota.
b) Poliartritis Crónica.
c) Fiebre Reumática.
-45 -

CUADRO No. 6-2

6 .- HISTORIA FAMILIAR Y SOCIAL

6.2: HISTORIA SOCIAL

Qué preguntar Cómo preguntar


6.2.1: Años de matrimonio. 6.2.1: Cuántos años de casado?
6.2.2: Número de hijos. 6.2.2: Cuántos hijos tiene?
6.2.3: Relaciones intrafamiliares. 6.2.3: Se lleva bien con su esposo/a,
hijos, parientes políticos?
6.2.4: Habitación. 6.2.4: Cuénteme de la casa en que
vive.
a) Propiedad. a) Es suya?
b) Tipo de construcción. b) Pe qué está hecha?
Adobe?, cemento arma­
do?
c) Número de habitaciones. c) Cuántos cuartos ocu­
pa y cuantas personas vi­
ven allí.
d) Servicios básicos. d) Tiene cuarto de baño?
luz, agua, alcantarillado?
e) Animales domésticos. e) Tiene animales que vi­
ven en la casa?
6.2.5: Ingresos económicos familiares. 6.2.5: Con cuánto de dinero se man­
tiene la familia? Cuánto gana
Ud. y su familia.
Estando Ud. enfermo qué su­
cede con los ingresos de la
familia?
6.2.6: Trabajo u ocupación, 6.2.6: Ahora cuénteme de su trabajo.
a) Tipo de trabajo. a) Descríbalo como es, que'
hace?
b) Relaciones con los com­ b) Se lleva bien con sus com­
pañeros. pañeros de trabajo?
c) Grado de adaptación al c) Le gusta su trabajo?
trabajo.
d) Trabajos anteriores. d) Ha trabajado en otras par-
tes?
-46-
al no poder disponer de los recursos ne­ en acción de práctica de la Educació|¿-'
cesarios para satisfacer las exigencias te­ para la Salud que todo médico debe reald
rapéuticas. Esto en muchos casos obli­ zarla, y para muchos otros fines que el coní
ga al médico a replantear sus conductas tacto directo con el paciente le irá ofre.;
diagnósticas y de tratamiento. ciendo al estudiante.
Por estas razones debe conocer el es­ CONSIDERACIONES FINALES SOBRELA
tado económico de su paciente para saber ANAMNESIS:
si su receta va a surtir el efecto deseado o
1.— Luego de la lectura de toda esta
sólo se va a quedar como papel escri­
parte del libro es muy probable que en Ud.
to, aunque su contendio fuera muy sabio.
haya quedado la inquietud de si todavía
La existencia de servicios higiénicos hay algo más qué preguntar. En efecto,
básicos salta a la vista: es fundamen­ nosotros le contestamos que sí; que hay
tal para el mantenimiento de su buena mucho más. Por esto es que todos los
salud, y su falta puede explicar mucho semiólogos están de acuerdo en que la imam,
del estado patológico del paciente, y por nesis no se acaba de aprender nunca y que
sencillo no vamos a insistir en ello. Las cada día pueden aparecer nuevas cosas que
piezas de la habitación pueden tener espe­ preguntar a los pacientes. Pero no se preo­
cial significado en cuanto se refiere, por cupe mucho por ello, ya irá aprendiendo mu­
ejemplo: a la humedad, temperatura, aire cho más, pero poco a poco; y si Ud. ya es
ambiental, corrientes de viento, etc. que son capaz de hacer una anamnesis como la que
los factores que inciden en la presenta­ le ha recomendado este texto, entonces
ción y evolución de muchas enfermedades ya puede estar seguro de que lo que falta
respiratorias (bronquitis, asma bronquial, le será mucho más accesible. f
*i
neumonías, gripes frecuentes, sinusitis, etc.),
2.— No se olvide, insistimos otra vez, que I
o de las articulaciones, como la artritis
la anamnesis especial de cada síntoma o sig- j
reumatoidea, osteoartritis, etc.
no lo encuentra en el capítulo correspon- >
La presencia de animales domésticos, diente. j
aparte de que pueden dar una idea del
nivel higiénico en que vive el enfermo, 3.— Hasta ahora no hemos dicho que’ hay j
puede explicar la presencia de muchas a- que anotar en el expediente clínico, ni ¡
fecciones parasitarias como las pediculosis
como hay que hacerlo. \
capitis y corporis, o hasta las infestacio­ Pues bien, en primer lugar, Ud. sólo
nes intestinales por toxocara canis; y o- debe anotar los datos positivos. Es una
tras de otro tipo como las reacciones alérgicas lástima que las Historias Clínicas de los alum­
a la lana de algunos animales. nos estén cuajadas de datos inútiles que lo
En fin, el conocimiento de la Historia único que hacen es quitar el tiempo y
Social del enfermo nos da mucho margen dificultar el análisis. En segundo lugar, el
para conocerle mejor y para ofrecerle un lenguaje que usa debe ser técnico-médico y
trato más humano, para considerarle una el menos abundante posible, es decir, Ud.
persona y no un “caso” ; para procurarle me­ debe reportar mucha información en pocas
dios terapéuticos y diagnósticos ajustados a palabras.
su realidad; para consejos especiales rela­ 4.— Es muy conveniente, para facilitar el
cionados con su enfermedad, y generales análisis, terminar con un resumen en el que
w -47 -
sólo constarán los datos útiles para el diag­ 8.—' Friedm an, A.P.: Jaqueca. Clínicas Médicas
de Norteam érica, Vol 3/1978, p.p. 497—509.
nóstico. Per° est0 supone ya una selección 1978.
a luz de la Fisiopatologia y de la Semiolo­
9.— Goldstein. S., Podolsky, S.: Factores ge­
gía, lo cual irá aprendiendo a lo largo del néticos en la diabetes sacarina» Clínicas Mé­
p erío d o lectivo correspondiente. dicas de Norteam érica, Vol. 4/1978, p.p.
6 5 5 -6 7 1 , 1978.
5 _ Es Ud. ya capaz de hacer una buena
10.— Ham ilton, M., Pickering, G.W. y CoL: Clin.
anamnesis en base a los objetivos propues­ Se., 13: 273, 1954.
tos en el “Plan para el aprendizaje de la 11.— Jackson, C.E., and Gay, B.C.: Inheritanee
Anamnesis”, de la pág. No. 4 ?. of gallblaadder disease. Surgery, 46: 85 3 -
857, 1959.
Si aun no es capaz, entonces regrese
12.—• Jensen, K.G.: Peptic ulcer: Genetic and
a la parte que le hace falta y perfecciónela ; epidemiological aspeets based on tw in stu-
y cada vez que quiera evaluarse así mismo, dies. Copeahagen, Munksgkard Forlog, 1972
hágalo en relación a los objetivos. 13.— Krause, R.M.: Fiebre Reumática. Cécil y
Loeb. T ratado de Medicina Interna. Inter-
americana, México, 14a. ed., cap. 191, p.p.
353—3 6 2 ,1 9 7 7 .
BIBLIOGRAFIA 14.— Me. Connel, R.B.: The Genetics of Gastroin­
testinal Disocders. L oad on, Oxford XJniver-
1 — Bearn, A.G.: Errores innatos del m etabolis­
sity Press, 1966.
m o y enferm edades moleculares. E n Cé­
cil y Loeb. T ratado de Medicina Interna. 15.— Newmark, M.E., and Penry, J.K.: Photosen-
Interam ericana, México 14a. ed., cap. 7. sitivity and Epilepsy: A Review. New York,
p.p. 25—3 0 ,1 9 7 7 . Raven Press, 1979.
2.— Bearn, A.G.: Análisis Genealógico de las 16.— Penry, J.K ,. Poster, R .J.: Epilepsia: Meca­
enfermedades heredadas. E n Cécil y Loeb. nismos y tratam iento. Clínicas Médicas de
Tratado de Medicina Interna. Inter america­ Norteam érica. Vol 4/1979, p.p. 803—814, -
na, México, 14a. ed., cap. 6. p.p. 20—25, 1979.
1977. 17.— Pickering, G.W.: Ann, Int. Med., 43:
3 .— Beutler, E.: Abnorm alities of the hexose 4 6 7 ,1 1 5 3 ,1 9 5 5 .
m onophosfhate shunt. Semin. HematoL, 18.— SeegmiUer, J.E.: Diseases o f puriñe and
8: 311, 1971. pyrimidine metaholism. In Bondy, P.K., and
4.— Dixon, C.F., and Owen, H.W.: Cholelithia- Rosenberg, L.E. (eds.): D uncan'S Diseases
sis: Famillal disposition. Surg. Clin. N. y Metabolismo, 7 th. ed. Philadelphia, W.B.
Amer. 34: 1177—1183, 1952. Saunders Company, 1974.

5.— Dolí, R., and Kellokk, T.D.: The separate 19.— Thomas, C.B. y Cohén, B.H.: Ann. Int. Med.,
inheritanee of gastric and duodenal ülcers. 42: 90, 1955.
Ann. Eugen. (London), 18: 231—240, 20.— Thomas, C.B.: Familial and epidemiological
1951. aspeets of coronary disease and hypertensión
6.— Falconer, S.D.: The inheritanee of liability J. Chron. Dis. 7: 198, 1958.
to diseases w ith variable age of onset, w ith 21.— Wald, N.: Lesiones causadas por radiación.
particular reference to diabetes mellitus. En Cécil y Loeb. T ratado de Medicina
Ann. Hum. Genet. (Lond.), 31: 1—20, 1967. Interna. Interam ericana, México, 14a. ed.,
7.— Friedm an, A.P., and M erritt, H.N.: Headche: cap. 40. p.p. 79—86, 1971.
Diagnosis and T reatm ent. Philadelphia, F.A. 22.— Warkany. J.: Congenital Malformations.
Davis, p. 717, 1962. Chicago. Year Book Medical Publishers. 1971
-48-
3
EXAMEN FISICO GENERAL

CUADRO n i

PLAN GENERAL PARA EL APRENDIZAJE DEL EXAMEN FISICO


1.— Objetivos: Al término del proceso de enseñanza aprendizaje, el alumno de­
berá' ser capaz de:
1.1: Enumerar lo que hay qué examinar y describir cómo hacerlo, en rela­
ción a todos y cada uno de los sistemas, aparatos y órganos y refiriéndose a los
cuatro tiempos clásicos del examen físico.
1.2: Examinar correctamente al paciente, de acuerdo con las técnicas acep­
tadas para cada uno de los cuatro tiempos clásicos.
1.3: Describir correctamente, usando terminología técnica, lo percibido en
los tiempos clásicos del examen físico.
2.— Contenidos.— Corresponden al qué examinar y cómo examinar (Semiotecnia)
Claro que también aquí, igual que en la anamnesis, el para qué examinar es la
razón de ser de todo el estudio, pero para ésto se necesita el conocimiento de
la Fisiopatología y la Semiología lo cual rebasa las intenciones de esta obra.
Obviamente que para aclarar los conceptos, abundaremos en ejemplos en los
cuales las disciplinas médicas antes anotadas se dejarán "entrever".
3 .- Metodología y Actividades.- Se recomienda:
3.1: Repetición individual del qué examinar y del cómo examinar (Soporte
teórico)
3.2: Trabajando en gruposvolver a hacer lo de 3.1.
3.3: Practicar el cómo examinar, (La técnica del examen), en personas sanas;
por ejemplo, en los propios compañeros, naturalmente lo que es posible.
3.4: Examinar a los enfermos.
3.5: Anotar en términos técnicos, sólo los datos positivos.

4.— Recursos:
4.1: Personas sanas dispuestas a dejarse examinar.
4.2: Enfermos portadores de la patología en cuestión.
4.3: Equipo médico necesario para cada caso.
4.4: Elementos audiovisuales.
4.5: Bibliografía.

continúa..
- 4 9 -

..viene
5 .- Evaluación: Proponemos únicamente sugerencias para la Autoevaluadón del
alumno, puesto que el respectivo profesor diseñará las pruebas que considere
necesarias para evaluar a sus discípulos.
El estudiante puede evaluarse a si mismo a la luz de los objetivos propuestos y
ajustándose a las técnicas descritas en los contenidos. Si luego de autoevaluar-
se considera que aun no es capaz de realizar lo que los objetivos le han señala­
do, el único camino que le queda es repetir la experiencia de aprendizaje, pero
tomando conciencia de todos y cada uno de los pasos que 1a técnica le ha da­
do. Tenga presente que para muchos aspectos del examen físico es necesario,
que junto al conocimiento teórico, se desarróllen aptitudes psicomotrices y
afectivas que le permitirán perfeccionar el método; pero esto no lo va a conse­
guir de la noche a la mañana, necesitará repetir varias veces y matizar el nuevo
intentp con paciencia y constancia. Al final, Ud. podrá hacerlo, igual que ha
podido cualquier otro médico. Sólo le pedimos tomar en cuenta que debe
llegar a desarrollar BUENOS HABITOS de examen, para lo cual es indispen­
sable repetir las experiencias de aprendizaje una y otra vez y sin defectos.

Nota: A lo largo de la descripción del examen físico, iremos precisando detalles


del Plan para el Aprendizaje, adaptado a cada ckcunstancia.

PRINCIPIOS G E N E R A L E S.- Una vez remos según hemos venido anunciándolo


que hemos realizado la anamnesis debemos antes. Con lo cual habremos integrado en
pasar a hacer*, el Examen Físico total del una unidad funcional a los dos grandes
enfermo, para lo cual es recomendable ha­ tiempos del Examen Médico, es decir: la
cerlo región por región (cabeza, cuello, anamnesis y el examen físico.
tórax, abdomen y miembros). Pero, como En relación al examen físico, nos
las visceras de muchos sistemas se encuen­ atendremos a los cuatro tiempos clásicos,
tran ubicados en diferentes regiones, es con­ es decir: Inspección, Palpación, Percusión y
veniente luego hacer el examen físico es­ Auscultación.
pecial de todos los sistemas, deteniéndose
más en el que se supone es el afectado. 3 J Pero antes de realizar el examen regio­
nal es indispensable tomar conciencia del
Por esto es que nosotros describimos el Estado General del enfermo, examinando el
examen físico de un sistema cuando llega­ Pulso, la Tensión Arterial, la Temperatura y
mos a la región más representativa de dicho el número de respiraciones, que son partes
sistema. Por ejemplo: En el examen de fundamentales de un examen completo,
tórax lo haremos también de los aparatos res­ más todavía si se trata de un caso de
piratorio y circulatorio; en el abdomen, lo urgencia en el cual, lo más importante, es la
haremos del aparato digestivo; etc. vida del paciente. Además debe determinar­
Por otra parte, creemos muy útil re­ se también la Talla, el Peso, el Estado Cons­
cordar en cada sistema y aparato, la anam­ titucional, que junto con lo anteriormente
nesis especial de cada síntoma, y así lo ha­ anotado entra en el Examen Físico General.
-50-

CAPITULO 7

EL PULSO
Fig. 7-1 Pulso de ritm o regular
DEFINICION: Es la sensación de expan­
sión de la arteria que se siente al presionarla
amplitud normal sólo se la reconoce después
ligeramente con los pulpejos de los dedos.
de palpar a varias personas normales, y su
apreciación es subjetiva.
QUE EXAMINAR: El médico debe ir más
allá de la frecuencia y poner atención Las características de la pared arterial, es
además en el ritmo, amplitud y en las ca­ decir, su consistencia y regularidad. Normal­
racterísticas de la pared arterial. mente son de consistencia elástica y sin irre­
gularidades ni en su forma ni consistencia,
La frecuencia, es decir, el.número de latidos
en las personas jóvenes y en los niños.
que- percibe en un minuto, y que normal­
mente varía entre 60 y 100. COMO EXAMINAR.— La técnica clásica
puede observarse en la Fig. 7-2. Sin embargo,
El ritmo, o sea, el espacio de tiempo que
debe tomarse en cuenta que la palpación
separa un latido de otro. Normalmente es adecuada es suave y con los tres dedos me­
regular. Fig. 7-1. dios simultáneamente; esto permite además
La amplitud, es la magnitud y fuerza con reconocer como recorre el pulso desde el
que se expande la pared arterial. Si bien dedo que está en situación proximal y el
gráficamente es fácil identificar muchas va­ distal, es decir, sirve para detectar la velo­
riaciones de lo normal, sin embargo, la cidad del pulso.

CUADRO IV

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DEL PULSO


1.— Objetivos: Luego del estudio, el alumno deberá ser capaz de:
1.1: Enumerar lo que hay qué examinar en el pulso.
1.2: Palpar los latidos en las arterias superficiales del cuerpo.
1.3: Describir las características encontradas.
1.4: Interpretar los datos obtenidos.
2.— Contenidos: Corresponde a lo que hay que examinar y al cómo hacerlo.
Para interpretar los datos acudiremos a las variaciones más frecuentes.
3 .- Actividades: Examinar el pulso en personas sanas y enfermas, aplicando las
técnicas adecuadas.
4.— Recursos: Personas sanas y enfermas.
-5 1 -

Aunque el sitio más usado es el de la


arteria radial (Pulso radial), sin embargo, se
debe examinar también el pulso carotideo,
femoral, poplíteo, tibial posterior y pedio,
de acuerdo a lo que nos enseña la Fig. 7-3.
Claro que si Ud. quiere puede buscarlos tam­
bién en la temporal, facial, subclavia, hu­
meral, etc., pero los más estudiados son los
anotados en primer lugar. Además siempre
debe examinarse el pulso en las arterias si­
métricas con el objeto de establecer si hay
o no diferencias que a la hora del análisis
pueden ser muy valiosas.
Desde ahora queremos hacer notar que
alguna vez el examinador puede percibir sus
propios latidos y atribuirlos al paciente; pa­
ra diferenciarlos debe, con la otra mano,
examinar su propio latido radial. Este fenó­
meno puede observarse cuando el latido del
examinado no es muy accesible por el gro­
sor de las paredes que cubren a la arteria,
o porque es muy débil, según veremos más
adelante.
VARIACIONES MAS FRECUENTES.- Si se tie­
ne en cuenta que el pulso se debe a las on­
das sonoras producidas por el choque de la
sangre que sale del ventrículo izquierdo con­
tra la que ya estaba antes en la aorta y trans­ Fig. 7-3 Toma del pulso: A )'C arotideo.
B) Poplíteo. C) Pedio
mitidas por ésta a lo largo de sus paredes, (13)
se comprenderá que en el pulso intervienen
varios factores, a saber: el corazón, e | vo­
lumen sanguíneo y las condiciones de la pa-
-52-
red arterial.' Cualquier variación en la fisio­
logía de estos factores es capaz de modificar
las características del pulso.
Frecuencia.— Depende de la contracción
ventricular y casi siempre es igual a la del
corazón, excepto en aquellos casos de arrit­
mia con contracciones ventriculares debiles
que no alcanzan a expulsar su contenido,
como en la Fibrilación Auricular. (6).
Su aumento, cuando es más de 100 se
llama taquiesfigmia, y su disminución, bra-
diesfigmia. Las causas que las determinan
están íntimamente ligadas a la taquicardia y
a la bradicardia respectivamente, y a ellas
existe la misma diferencia de tiempo que
nos referiremos en el capítulo correspon­
entre el primero y tercer latidos normales.
diente al corazón. Sin embargo, desde hoy
anotaremos algunos ejemplos clásicos causan­ Otra arritmia frecuente en los enfermos
tes de taquiesfigmia, como las emociones, que están tomando demasiado digital es el
el ejercicio y en general todas las hipersim- del pulso bigeminado (10, 14), Fig. 7-6, en
paticotonías; en la mayoría de las fiebres, en el cual se suceden dos latidos seguidos, luego
las anemias agudas y durante la inspiración. una pausa larga y otra vez dos latidos segui­
Suelen ser causa de bradiesfigmia (7): el re­ dos.
poso, los bloqueos cardíacos, la hiperestimu- Amplitud.— Depende de la magnitud de la
lación del Vago, la Hipertensión endocraneal, tensión arterial diferencial (9). Por esto es
la espiración. que en la insuficiencia aórtica suele ser muy
amplio (2), Fig. 7-7, mientras que en la
Ritmo.— Igual que la frecuencia, depende
estenosis aórtica es de amplitud reducida
totalmente del corazón, al cual suele seguir
en sus variaciones, y por eso lo estudiaremos
con detalle en el capítulo de las arritmias.
Sin embargo, hoy señalaremos que el pulso
irregular más frecuente-es el de Fibrilación
Auricular (8) en la que es completamente
arrítmico, Fig. 74, y que el estudiante lo
puede reconocer fácilmente. Otra arritmia
Fig. 7-6 Pulso bigeminado
frecuente es la producida por los extrasísto-
les, o contracciones prematuras, Fig. 7-5,
en las que a un latido normal le sigue luego
de breve pausa, un latido, prematuro, luego
una pausa más prolongada (pausa compensa­
dora) y por último un latido^eijéraco. La
figura nos demuestra que laLsúifl4 de las
dos pausas es igual & 405 pausas normales, Fig. 7-7 Pulso amplio o de Corrigan en la Insu­
es decir, que entre^M t*> w 0tt§pr latidos ficiencia Aórtica
-53 -
(3 11, 15); igual que en la estenosis mitral 9.— G uyton, A.C.: T ratado de Fisiología Médica.
Interam ericana, Madrid. 5a. ed. cap. 19,
( 5). T a m b ié n se palpan pulsos amplios en
p.p. 240, 1977.
todos los casos de eretismo cardiovascular,
10.— Moe, G.K. y Méndez, R .: Circulation, 4:
com o en la hipertensión arterial sistólica, en 729, 1951.
el hipertiroidismo, en la anemia y en las 11.— Robinson, B.: The carotid pulse. I. Diag­
em o cio n es. Disminuciones notables se obser­ nosis of aorticstenosis by extem al recording.
van en el shock, en las hipovolemias. Brit. H eart J „ 25: 5 1 ,1 9 6 3 .
12.— Robins, S.L.: Patología estructural y fun­
Características de la pared arterial: lo cional. Interamericana, México la . Ed.
más frecuente dentro de la patología es 3a. reim presión, cap. 15, p.p. 568, 1977.
observar una pared arterial dura, sinuosa e 13.— Segatore, L., y Poli Gianangelo. Diccio­
irregular en la arterioesclerosis (12) y en nario m édico Teide. p.p. 1 0 4 6 ,1 9 7 6 .
la hipertensión arterial esencial, que muchas 14.— Vassalle, M., Karis, J., y Hoffm an, B.F.:
Xoxic effects of ouabain on Purkinje fibers
veces van asociadas; en algunas ocasiones, la and ventriculare muscle fibers. Am.J. Phy-
dureza del pulso depende más del aumento siol, 203: 4 3 3 ,1 9 6 2 .
de la T.A. que de las características de la 15.— Weissler, A.M., Peeler, R.G., y Roehl, W B.,
pared. (1,4). Jr.: Relationships betw een left ventricular
ejection tim e, stroke volume, and heart rate
Muchos otros cambios de las caracte­ in norm al individuáis and patiens with Car-
rísticas del pulso, iremos conociéndoles a lo diovascualr disease. Am. Heart J „ 62:
367, 1961.
largo del texto.

B IB L IO G R A F IA CAPITULO 8
1.— Bello, C.T., Sevy, R.W., y Harakal, C.:
Verying hem odynam ic pattem s in esentia]
hypertension. Am. J.M. Se. 250: 2 4 ,1 9 6 5 . LA T E N SIO N A R T E R IA L (T .A .)
2.— Corrigan, D.J.: Edinburgh M.J., 37: 225,
1832. DEFINICION: La Fisiología nos dice que
3.— Epstein, E.J., Oriley, J.M., Raferty, E.B., la Tensión Arterial es la consecuencia de la
Humphries, J.O . y Ross, R.S.: Cineradio- fuerza ejercida por la sangre contra cualquier
graphic studies of the early sistolic click in
aortic valve stenosis. Circulation, 31: 842, área de la pared vascular. Cuando .decimos
1965. que la presión en un vaso es de 50 mm. de
4.— Finkielm an, S-, Worcei, M. y Agrest, A.: Hg., ello significa que la fuerza ejercida
Hem odynam ic pattem s in esential hiperten­ bastaría para elevar una columna standar de
sión. Circulation, 31: 356, 1965.
mercurio a 50 mm.; si la presión fuera de
5.— Friedberg, Ch.K.: Enferm edades del cora­
zón. Interam ericana, México 3a. ed. cap. 27,
100 m.m. Hg., bastaría para elevar la colum­
p.p. 949, 1969. na de mercurio a 100 m.m. (Guyton).
6.— Friedberg, Ch.K.: Enferm edades del cora­ FACTORES QUE DETERMINAN LA T.A.:
zón. Interam ericana, México. Tercera ed.
p.p. 494, 1969. Es indispensable tenerlos presentes para
7.— Friedberg, Ch.K.: Enferm edades del cora­ poder explicar su comportamiento fisiológi­
zón. Interam ericana, México. Tercera ed., co y sus modificaciones fisiopatológicas.
p.p. 4 4 3 ,1 9 6 9 .
Sabemos por la Fisiología, que la T. A.
8.— Friedberg, Ch.K.: Enfermedades del cora­
zón. Interam ericana, México. Tercera ed. es el producto del Gasto Cardíaco por la Re­
p.p. 448, 1969. sistencia Periférica:
-5 4 -

CUADRO V
PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA T.A.
1.— Objetivos: Al término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estudiante
deberá ser capaz de:
1.1: Definir lo que es la T.A.
1.2: Enumerar los factores que determinan la T.A.
1.3: Describk las técnicas más usadas en clínica, para tomar la T.A
1.4: Tomar la T.A. en miembros superiores e inferiores.
1.5: Reconocer si las cifras encontradas corresponden a un estado de Nor-
motensión, Hipertensión o Hipotensión Arterial.
2.— Contenidos: Corresponden al qué examinar y al cómo examinar. Sobre el
para qué examinar (Variaciones patológicas de la T.A.), daremos por el mo­
mento sólo unos ejemplos, luego, en el capítulo del aparato Cardiovascular se
completará el estudio.
3.— Metodologíay Actividades.—
3.1.: Repetir varias veces la definición, los factores que la determinan y ¡as téc­
nicas para tomar la Tensión Arterial.
3.2: Tomar la T.A. en personas sanas de diferente edad, en los miembros su­
periores e inferiores, en reposo y en ejercicio, acostadas, sentadas y de
pie.
3.3: Tomar la T.A. en personas con patología de la T.A. y del ritmo cardiaco
3.4: Interpretar las cifras encontradas.
4.— Recursos:
4.1: Tensiómetro.
4.2: Fonendoscopio.
4.3: Personas sanas y enfermas.
4.4: Bibliografía.

T. A. = GC x R.P.
cardíaco es el producto del volumen sistólico
Pues bien, todo lo que haga variar por la frecuencia cardíaca (GC — VS x FC),
cualquiera de los factores del segundo miem­ entonces se comprenderá que el corazón es
bro de la ecuación, modificará las cifras de la uno de los responsables fundamentales. Por
T.A. Si se tiene en cuenta que el gasto otra parte, en la resistencia periférica inter-
-55-
vienen diversos factores, como: el estado de cen subir especialmente la sistólica. (2) Es
constricción o dilatación de los vasos arte­ más baja en la mañana, antes de levantarse;
riales y el grosor y elasticidad de sus paredes; en el decúbito dorsal y en el reposo en gene­
el volumen sanguíneo circulante y la visco­ ral. Sube de 10 a 20 m.m. Hg., en la po­
sidad de la sangre. En consecuencia, cuan­ sición sentada y de pie. Las variaciones fi­
do tomamos la T.A., estamos efectuando un siológicas de la diastólica suelen seguir de
examen que se constituye en una especie manera más o menos proporcional a la sistó­
de síntesis del estado funcional del aparato lica, de manera que la T.A. diferencial
cardiovascular, puesto que la T.A. máxima mantiene también variaciones escasas.
nos habla de la intervención del corazón, y Moos (6), sostiene que mientras el
la T.A. mínima nos refleja el estado de la frío hace bajar la T. A. el calor la hace subir.
resistencia periférica.
Una forma de demostrar la influencia
QUE EXAMINAR: Para tomar la T.A., el de las cargas emocionales sobre la tensión
médico debe tener la suficiente información
arterial es sometiéndole al examinado a un
teórica sobre ef significado de las cifras de
estimulo psicógeno, por ejemplo, anuncián­
la T.A. y de sus variaciones fisiológicas y pa­
dole de pronto que se le va a poner una
tológicas, con el objeto de que pueda dife­
inyección. Naturalmente, el control de la
renciarlas unas de otras y evitar de esta ma­
T.A. se hará ajites y después del estímulo,
nera falsas interpretaciones que puedan lle­
incluso 3 - 5 y 10 minutos después. El re­
var a conclusiones equivocadas.
sultado constatable es que luego del estí­
La T.A. normal: no existe un acuerdo mulo la cifra sube más o menos unos 30 mm
general sobre las cifras normales de la T.A. de Hg., y si se demora más de 10 minutos
en el adulto, pero desde un punto de vista en volver a la cifra basal, se puede conside­
práctico es bueno tener las cifras de 110/70 rar que el paciente es un hiperreactor (9).
como normales, y que todo lo que está
encima de 140/90 ya es patológico, en los Los estudios de Naugthton, han per­
niños suele encontrarse tensiones arteriales- mitido establecer una relación directa'entre
más bajas, pero ya a los 12 años alcanzan el esfuerzo físico y elaumento de la T.A.;
las del adulto. La regla antigua de que la en efecto, afirma que por cada unidad me-
T.A. normal de una persona es igual a tabólica (MET), en la prueba de esfuerzo
100 + su edad, debe desecharse, pues muchas graduada, debe subir la sistólica en 15 mm.
personas normales, aún de más de 70 años, de Hg., pero que no debe subir la diastólica.
tienen tensiones inferiores a 140/90. En caso de que la sistólica subiera más de lo
anotado o subiera la diastólica se trataría de
Las tensiones registradas en los dos
un hipertenso reactivo, es decir, de un can­
brazos o las dos piernas suelen ser iguales
didato a ser un hipertenso definitivo. Debe
entre los miembros simétricos o las diferen­
tenerse presente que luego de unos 10 mi­
cias no deben sobrepasar de 20 m.m. Hg.,
nutos de realizado el esfuerzo, la T.A., pue­
para la sistólica y 10 m.m. Hg., para la dias-
de bajar a cifras inferiores a las registradas
tólica (3). En los miembros inferiores antes de él; por ejemplo:
suelen ser ligeramente más alta que en
Presión basal: 120/90;
los superiores, pero debido al grosor de las
Presión después de 4 Mets. de carga: 180/90;
partes blandas. Presión después de 10 minutos de reposo:
Las emociones y el esfuerzo físico ha­ 110/70.
-56-
En todo caso, se debe establecer que de dimensiones standarizadas para el uso en á
la T.A., de una persona jamás es fija y que adultos y niños; mientras que para la toma |
está variando en todo momento. De hecho, en los miembros inferiores de los adultos
en el momento del examen médico, por se recomiendan que sean de dimensiones ma­
efecto de la emoción, puede ser más alta, yores. (Ver cuadro No. 8-1). Antes había­
por lo que debe registrarse al comienzo y fin mos anotado que el grosor de las partes
de la Consulta Médica. blandas que cubren a la arteria pueden ha­
Las causas que modifican patológica­ cer subir falsamente la cifra de la T A ., por
mente la T.A., serán estudiadas en el aparato esto es que en las personas obesas debe usar­
Cardiovascular. se un brazalete más ancho y largo (5, 7, 8).
Los miembros superiores e inferiores infil-
trados con edema dan cifras más altas.
COMO EXAMINAR: Según las recomenda­ El brazalete se colocará de tal manera
ciones de la American Heart Association, la que la porción que se infla cubra perfecta­
T.A. debe ser examinada preferiblemente mente a la arteria sobre la que se va a rea­
en condiciones basales, es decir: en ayunas, lizar la medición y luego debe ser bien sujeto
antes de levantarse y, naturalmente, en de­ por la porción de tela que no se infla.
cúbito dorsal. Si este no es el caso, se pue­ El acoplamiento al miembro del paciente
de tomar en posición sentada y de pie, debe ser correcto, sin prendas de vestir in­
pero siempre luego de un período de reposo termedias, y no debe hacer arrugas. Cuando
emocional y físico. Las Figs. Nros. 8-1, se va a tomar en el brazo se debe colocar so­
nos relevan de describir verbalmente la po­ bre la arteria humeral, pero a unos cuatro
sición del paciente y del médico para tomar centímetros por encima del pliegue del
la T.A. codo. Para el miembro inferior se puede co­
Los tensiómetros de mercurio y los locar sobre el tercio inferior del muslo o de
aneroides vienen acoplados a un brazalete la pierna Fig. No. 8-2.

CUADRO No. 8-1


DIMENSIONES RECOMENDADAS DEL BRAZALETE (*)

Edad en aftos Ancho Largo


Menor de 5 años 5 centímetros Mitad de la circunferen­
cia del miembro en que
se toma.
5 — 8 años 7 centímetros Idem.
8 -1 4 años 9,5 centímetros Idem.
Adultos normales 12 centímetros. 23 centímetros
Obesos 14 centímetros 35 centímetros

(*) De acuerdo con la American Heart Association.


-57 -

Fig. 8-2 Toma de la tensión arterial en los


miembros inferiores.

Un requisito indispensable,, que el es­


tudiante suele descuidarlo, es el de palpar
previamente la arteria sobre la cual se va a
colocar la membrana del estetoscopio que
permitirá oír los latidos arteriales cuando
se usa el método ausculatorio o, por lo me­
nos, determinar la T.A. sistólica por el mé­
todo palpatorio.
METODO AUSCULTATORIO: Una vez cum­
plidos los pasos anteriores, se colocará el
estetoscopio sobre la arteria palpada y lue­
go se insuflará el brazalete hasta que la
columna de mercurio o la aguja del tensió-
metro aneroide hayan llegado lo más alto
posible; también es recomendable insuflar
hasta cuando desaparece el pulso que se
palpa simultáneamente; se deja entonces
escapar el aire poco a poco, de manera que
Fig. 8-1 Diferentes posiciones del paciente pa­ el descenso de la columna de mercurio no
ra la toma de la tensión arterial. sea Más de 5 m.m. por vez, mientras se
-5 8 -
pone atención en los ruidos que pudieran UOi
escucharse. Los verdaderos latidos arteriales
no aparecerán sino en el momento en que la
Tensión Arterial logre vencer a la presión del
brazalete, momento en que se marcará la T.A.
sistólica. Antes es muy probable que escu­
che ruidos parásitos producidos por el afloja­
miento del brazalete o del roce del estetos­
copio con la piel o los vestidos.
Korotkoff, 1905, describió los ruidos
que se auscultan mientras se descomprime
la arteria, y los dividió en cinco fases, Fig.
No. 8-3: Luego del silencio inicial o de lid-------------------------------------------
los ruidos parásitos, se inicia la fase 1, en la K t jUU» ?0N0£ DEBILES
que se oye francos, pero débiles latidos arte­ HlillÉll tonos fuertes
riales; en la fase 2, los ruidos son más inten­ ;ílij!;l;l soplos
sos; en la fase 3, los ruidos pueden semejarse
a soplos o estar substituidos por un silencio; Fig. 8-3 Escala de Korotkoff
en la fase 4, los ruidos de latido vuelven a
corresponden a la cuarta fase. Este cambio
ser intensos; y finalmente la fase 5 se inicia
se lo debe tener en cuenta puesto que mu­
cuando los ruidos disminuyen francamente
chos estudiantes suelen confundirlo con el
de intensidad, pero se puede seguir oyéndo­
silencio final de la escala de Korotkoff, y
los durante un corto tiempo en que desapa­
marcar la T.A. diastólica muy arriba.
recen.
Con el objeto de volver más audibles los
La T.A. sistólica se marca al comienzo
fenómenos acústicos de la escala de Korotkoff,
de la fase 1, y la diastólica al final de la
se aconseja realizar las siguientes maniobras:
quinta. (Steele).
1.— Elevar el brazo en el que se va a tomar
En la insuficiencia aórtica, en que los
la presión arterial. Poner el brazalete del
latidos pueden oirse hasta cero, es convenien­
tensiómetro.
te marcar la diastólica al momento en que
se inicia y termina la quinta fase, por ejem­ 2 .- Insuflar rápidamente (lo más pronto
plo 160/60 — 0. Algo semejante puede ser que se pueda) hasta una cifra que se estime
necesario en la Persistencia del Conducto que es superior a la presión arterial del su­
Arterioso (PCA), Hipertiroidismo, fiebre y jeto en estudi-o.
embarazo en que aumenta la velocidad cir­ 3.— Una vez insuflado el mango, se ordena
culatoria y la volemia. al paciente que abra y cierre los dedos de la
En algunas personas la tercera fase mano del miembro examinado. Debe hacer
puede no presentarse como soplos sino como los movimientos haciendo un poco de fuerza.
latidos, lo cual no es motivo de dificultad 4 .- Se baja el brazo a nivel del corazón y
para la interpretación correcta; mas otras se toma la presión arterial con el método aus-
ocasiones puede no oirse absolutamente cultatorio, desinsuflando el mango con lenti­
ningún ruido, es decir, hay un silencio, para tud. Se puede aumentar la velocidad de la
luego de él reaparecer los latidos que ya descompresión, si la frecuencia es elevada
(taquicardia). Se desinsuflará con mayor len­ 2 .- Se vacía de sangre la extremidad que
titud, si la frecuencia es baja (bradicardia) o queda libre por debajo del manguito, desde
si hay arritmias con déficit del pulso. la punta de los dedos hacia arriba, mediante
METODO PALPATORIO: Sirve únicamente pa­ una venda elástica.
ra el registro de la T.A. sistólica. Es muy 3.— Se insufla el mango por sobre la cifra
útil en los casos en que por cualquier razón de presión que se estima.
no es posible utilizar el estetoscopio, pero 4 .- Se libera el vendaje de la extremidad,
no es posible con ella determinar la T.A. la cual queda pálida por estar exangüe.
diastólica.
5.— Se va soltando la presión y se observa
La técnica de colocación del brazalete el cambio de color. Cuando hay un cambio
del tensiómetro es la misma que para el neto del pálido al rosado o rojo, se trata de
método auscultatorio, y una vez palpada la la cifra que hay que tomar en cuenta como
arteria, se insufla lo más posible, de tal ma­ Presión Media. La velocidad a la que se debe
nera que desaparece el latido arterial; luego desinsuflar el manguito es de 5 mm. por se­
se va dejando escapar el aire lentamente, has­ gundo.
ta que en un momento determinado se vuel­
Este método exige por lo menos dos
ve a sentir los latidos; en este instante se re­
observadores: uno para ejecutar las manio­
gistra la TA. sistólica.
bras, el otro para observar el cambio de
Ordinariamente el método auscultato­ coloración.
rio permite la detección de la T.A. sistólica
unos 10 a 15 m.m. Hg., antes que el palpa- OTROS METODOS.- El método directo que
torio; sin embargo, cuando el caso es inverso, se realiza puncionando una arteria y conec­
se debe marcar la cifra de la T.A. sistólica en tando la aguja o el cate'ter que la substituye
lo que determina el método palpatorio. al manómetro de Hamilton, o al Estrain
Gauge, permite la medición exacta de la
De paso recordemos que la T.A. dife­
T.A., pero su uso no es para la clínica si­
rencial es aquella que se encuentra restando no para los estudios hemodinámicos especia­
la mínima de la máxima. Aumenta porque les, razón por la que nosotros sólo lo men­
sube sólo la máxima o porque baja sólo cionamos. Pero sí nos detenemos para decir
la mínima o porque sucede ambas cosas a la
que, aparte de permitir la medición de la
vez. Se acorta cuando baja solo la máxima,
T.A. sistólica, diastólica y diferencial, sirve
cuando sube sólo la mínima, y cuando suce­
fundamentalmente para el control de la T.A.
de ambas cosas, según veremos más adelante.
media, que no debe ser confundida con la
anterior. Sucede, que durante un ciclo car­
díaco, la T.A. está variando permanentemen­
METODO VISUAL.- (Del cambio de color).
te; pues bien, la T.A. media, es justamente
Este es un método que tiene vigencia para
la media de todas las tensiones arteriales
tomar la presión en lactantes y en general en
habidas durante un ciclo cardíaco. La Fig.
niños de corta edad en los que se dificulta
No. 8-4, nos muestra las curvas de la T.A.
la toma de presión por otros métodos:
media. Depende del grado de la resistencia
1.— Se pone el manguito en una de las periférica y ésta a su vez del estado de las-
extremidades, cerca de la muñeca, si es el arterias especialmente, razón por la cual al
miembro superior; cerca del tobillo, si es el producirse un estado de constricción arte­
miembro inferior. rial sube la T.A. Me,, y la diferencial, mien-
-60-
que tomar en cuenta que en esta lesión valvu­
lar la T.A. diferencial siempre es amplia, ma­
yor que la normal. (4)
En el pulso alternante, Fig. No. 8-5, o
sea cuando el latido fuerte alterna con uno
débil, es posible que se oigan sólo los latidos
fuertes, lo que hace que se reduzcan a la
mitad la cantidad de latidos auscultables (3).
En todo caso, cuando ya se llega a la 4ta. fa­
se de la escala de Korotkoff, pueden aparecer
Fig. 8-4 Curva de la Tensión Arterial Media auscultatoriamente los latidos débiles y facili­
tar el control de la T.A.
tras que la vasodilatación las hace disminuir.
En el bigeminismo, o sea cuando un la­
Por último, los modernos equipos de tido normal va seguido de un extrasístole,
monitoreo permanente de la T.A., substitu­ puede suceder lo- mismo que en el pul­
yen el estetoscopio por señales acústicas u so alternante, correspondiendo el iatido fuer­
ópticas y son utilizados en las unidades te al normal post. extrasistólico (3).
de terapia intensiva, en salas de operaciones,
etc.
MEDIDA DE LA T.A. EN LAS ARRITMIAS.—
Aunque las arritmias serán estudiadas en el
capítulo de la Cardiología, sin embargo, hoy
señalaremos algunas particularidades que pue­
den constituir para el principiante un moti­ Fig. 8-5 Pulso alternante
vo de dificultad para precisar las cifras, así:
En la fibrilación auricular, en la que
el pulso arterial es completamente arrítmico, PARA QUE EXAMINAR LA T.Á..- Una vez to­
es posible que antes de entrar directamente mada la T.A. queda por determinar si se
en la primera fase de la escala de Korotkoff, trata de una hipertensión o de una hipoten­
ya se escuche algún latido, pero éste debe sión o de una Normotensión. Para esto tene­
ser desechado y se debe esperar que los mos que comparar las cifras del paciente con
latidos sean continuos para fijar la T.A. las reconocidas como anormales que hemos
sistólica. Un fenómeno semejante puede dar­ anotado antes. Pero luego viene necesaria­
se al llegar a la diastólica, por lo que debe mente la pregunta, por qué este cambio pato­
esperarse a escuchar varios ruidos disminui­ lógico? , es decir, entramos en el campo de la
dos de intensidad para registrarla. Fisiopatología, la Semiología y la Etiología.
Nos referiremos a algo de esto en el capítulo
En la insuficiencia aórtica, alguna vez
de Cardiología.
puede ser difícil precisar la T.A. mínima,
porque los latidos arteriales pueden con­
tinuar oyéndose hasta cero. Sin embargo, BIBLIOGRAFIA
en estos casos hay que poner más atención
para distinguir el momento en que la inten­ 1.— Bordley, J., III, Conor, C.A.R. y Col.: Cir-
sidad del latido disminuye. En todo caso hay culation, 4: 503, 1951.
-6 1 -

" __ Boskis, B., Lerman, J., Perosio A., Scattini, todas las células del organismo, a nivel de
*’ M.— Manuel de Ergometría y Rehabilita­
ción en Cardiología. E.C.T.A., Buenos Aires, sus mitocondrias, pero especialmente en el
1974. hígado y en los músculos. (9, 12)ES en
3 __ Carral, R.: Semiología Cardiovascular. In- definitiva producto de la respiración celular
teramericana, México. 5a. ed., cap. 7. p.p. en la que toman parte el 02 como “combu­
195. 1964. rente” y los alimentos energéticos como
4_ F r ie d b e rg , Ch. F.— Enfermedades del cora­ “combustibles”, dando como resultado ener­
zón. Interamericana, México 3a. Ed., cap.
28 p.p. 1005, 1969. gía, y parte de ella manifestada como ca­
5_ Karvonen, M.J., Teliovuo, L.J. y Jarvinen, lor. Pero el calor se genera permanente­
Sphygmomanometer cuff size and
E .J .K .: mente puesto que las reacciones quími­
the accuracy of indirect measurement of cas que le dan origen también son per­
blood pressure. Am. J. Cardiol., 13: 688,
1964.
manentes ya que son inherentes a la propia
6— Moss, A.: Métodos indirectos para medir la
vida; y si el calor producido no se despren­
presión arterial. Clínicas Pediátricas de Nor­ diera al exterior del organismo, entonces se
teamérica. 1, 3, 1978. acumularía en el interior del cuerpo y su
Ragan, C., y Bordley, J.; Bull. John Hopkins temperatura subiría hasta niveles incompati­
Hosp. 60.: 504, 1941. bles con la vida.
8.— Simpson, J.A., Jamieson, G., Dickhaus, D.W.
y Grover, R.F.: Effeet of size of cuff bla-
dder on accuracy of measurement of indirect 2.— ELIMINACION: Pero el ser humano
bood pressure. Am. Heart J., 70: 208,1965. mantiene una temperatura casi estable y sus
9.— Zelenin.- El temple del corazón. Ediciones variaciones son poco significativas en condi­
en lengua extranjera, Moscú. 1969. ciones normales, lo cual garantiza una tem­
peratura óptima para el funcionamiento de
todas sus células. Esto lo hace gracias a un
conjunto de factores que intervienen en la
CAPITULO 9 dispersión del calor producido y que los va­
mos a enumerar a continuación:
2.1: La sangre, que permite la difusión del
- LA TEMPERATURA - LA FIEBRE calor, distribuyéndole por todo el cuerpo, sin
embargo de lo cual, la temperatura no es
- LA FRECUENCIA RESPIRATORIA uniforme en todos los órganos. De hecho
son más calientes el hígado, los músculos, y
La temperatura se refiere al calor del las estructuras internas en general, en rela­
cuerpo humano medible por diferentes ti­ ción a los tejidos superficiales (7).
pos de termómetros clínicos, y de enorme
aplicación en la práctica de la medicina. 2.2: La piel, que es probablemente el emun-
torio más importante del calor, al permitir
RECUENTO FISIOLOGICO.- 1 .- PRO­ que éste se pierda en el exterior por irra­
DUCCION: El calor del cuerpo humano es el diación, conducción, convección, transpira­
producto del que se genera en su interior por ción y sudoración. (2).
efecto del metabolismo de los Hidratos de
Carbono, Grasas y Proteínas, pero especial­ 2.3: Pulmones, que durante la espiración
mente de los dos primeros que producen 4 y permiten la expulsión de vapor de agua,
9 calorías, respectivamente. Las reacciones 2.4: Riñones, que eliminan calor con la
exotérmicas que le dan origen se hacen en orina, y
i
-62 -

CUADRO VI

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA TEMPERATURA


1.— Objetivos.— Al término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estudian­
te deberá ser capaz de:
1.1: Repetir lo que es la temperatura corporal.
1.2: Enumerar los factores que intervienen en la determinación de la
temperatura-normal.
1.3: Enumerar los factores que pueden modificar patológicamente la tem­
peratura corporal.
1.4: Hacer una buena anamnesis de la Fiebre y de la Hipotermia.
1.5: Tomar la temperatura usando los métodos clásicos.
1.6: Interpretar los resultados de la temperatura encontrada.
1.7: Reconocer algunas curvas térmicas.
2.— Contenidos.— Corresponden al qué examinar, cómo examinar y para qué
examinar, en base a un pequeño recuento fisiológico y fisiopatológico.
3 .- Metodología y Actividades.—
3.1: Repetir varias veces lo que es y cuáles son los factores que intervienen
en la temperatura corporal.
3.2: Repetir varias veces los factores que intervienen en la producción de
la Hipertermia.
3.3: Hacer la anamnesis de la fiebre a los pacientes.
3.4: Tomar la temperatura a varias personas sanas y enfermas.
3.5: Anotar la temperatura en Jas hojas correspondientes del expediente
clínico.
3.6: Analizar e interpretar diferentes curvas térmicas.

4.— Recursos.—
4.1: Personas sanas.
4.2: Enfermos febriles.
4.3: Termómetros bucales y rectales, y medios de desinfección.
4.4: Bibliografía.
2.5: Intestino, que elimina calor con las vasodilatación periférica lo cual permite que
heces fecales. llegue mayor cantidad de sangre a la piel y
3. - REGULACION.- Pero el equilibrio en­ ésta determine eliminación de calor por los
tre la producción y la eliminación se hace mecanismos antes anotados. De allí que en
gracias a diversos mecanismos que también estas circunstancias, la piel se muestra calien­
los vamos a enumerar. te, rubicunda, húmeda y sudorosa. Los
Ante todo tengamos en cuenta que si pulmones aumentan la ventilación que hace
la producción superara a la eliminación, la que se pierda mayor cantidad de agua.
temperatura subiría por encima de lo nor­ Cuando hay disminución de calor o
mal; si la eliminación fuera mayor que la exposición al frío, (14) se produce en cam­
producción, la temperatura corporal descen­ bio, vasoconstricción periférica intensa lo que
dería. Ambas circunstancias son capaces de hace disminuir el flujo sanguíneo por la piel
producir trastornos funcionales y orgánicos. para evitar la pérdida. Esto explica que en
3.1: Sistema Nervioso Central: (8) A ni­ estas circunstancias, la piel esté fría, pálida
vel del Hipotálajmo, según Myers, se encuen­ seca, y aun pueda presentar por la acción
tra el termostato del organismo, compuesto simpática erección de los vellos corporales.
por el centro del calor y el centro del frío. Además disminuye la ventilación pulmonar.
El centro del calor, estimula la genera­ QUE EXAMINAR.- Obviamente, la tempe­
ción del calor, se activa al disminuir el calor ratura corporal en los lugares accesibles co­
corporal, y restringe la acción de los factores mo son: la boca, el recto y las axilas más
termodifusores. El centro del frío, que esti­ frecuentemente; ocasionalmente en la vagina,
mula la pérdida del calor, se activa al aumen­ el conducto auditivo externo, el pliegue in­
tar la cantidad de calor corporal y deprime guinal y la piel. De este examen se .podrá
la termogénesis. determinar si se trata de una temperatura
3.2: Sistema Nervioso Neurovegetativo: (7) normal o anormal.
Las órdenes impartidas por los centros son TEMPERATURA NORMAL.- El cuadro No.
transmitidas a los órganos efectores por el 9-1, nos señala las cifras medias de las tempe­
Sistema Nervioso Neurovegetativo, que ac­ raturas más usadas.
tuando sobre los mecanismos difusores de­ Como puede observarse, las tempera­
termina el comportamiento regulador, así: turas normales más altas suelen registrarse a
Cuando hay exceso de calor, produce la tarde, pero también después del ejercicio

CUADRO No. 9-1


TEMPERATURAS MEDIAS NORMALES °C.

HORA AXILA BOCA RECTO

8 h 36,6 36,8 37,2


18 h 37 37,3 37,5
- 6 4 -

físico,(5, 12) de la digestión, de las emocio­ naturalmente las producidas por las bacte­
nes intensas, del trabajo de parto, durante la rias en las fiebres sépticas; algunos alergenos
segunda mitad del ciclo menstrual. En los de naturaleza proteica.
niños es algo más alta que en los adultos, Agentes bacterianos: producen la
y en éstos que en los viejos. Nótese además fiebre séptica. Actúan de dos maneras: la
que, entre la axila y el recto hay 0,5°C.de una consiste en la liberación de un pirógeno
diferencia aproximadamente y que en la bo­ exógeno, de naturaleza lipopolisacárida, ter-
ca es mayor que en la axila, pero menos que mostable, produce fiebre poco tiempo des­
en el recto. pués de inyectado y estimula directamente
La temperatura en el pliegue inguinal el termostato, elevándolo. La segunda for­
es más o menos igual que en la axila; la de la ma de actuar consiste en que el mismo pire-
vagina suele ser de 38°C, es decir, más alta tógeno actúa sobre los leucocitos polinuclea­
que en el recto. Se considera que la del fon­ res y las células agredidas por las bacterias
do del conducto auditivo externo es la más y libera de ellos el piretógeno endogeno que
estable. La de la piel varía de acuerdo con es termolábií y que también estimula al
la región. En todo caso, como ninguna de és­ termostato, pero más tardíamente que lo que
tas es de frecuente aplicación, nosotros sola­ hace el piretógeno exogeno. (1)
mente las nombramos. HIPERTERMIA SIMPLE: No se debe a unahi-
HIPERTERMIA.— Se llama Hipertermia a to­ perestimulación de los centros hipotalámicos,
do aumento de la temperatura corporal que sino a la acción de agentes externos, como el
supera las cifras normales, y puede ser pro­ calor y la humedad, que impiden que se pon­
ducida por la Fiebre o por causas externas gan enjuego los factores dispersores de la piel
que determinan la Hipertermia Simple. especialmente. El exceso de humedad par­
FIEBRE.- Cuando el termostato que nor­ ticularmente impide la sudoración y determi­
malmente permanece regulado a 37°C, como na el aumento del calor en el interior del
término medio, es estimulado anormalmente, cuerpo (7).
desplaza su punto de regulación a un nivel SINTOMAS Y SIGNOS DE LA FIEBRE.- En el
más alto, produciéndose la fiebre, (4, 7). Es proceso evolutivo de la fiebre suele descu­
decir, la fiebre propiamente dicha es la con­ brirse tres períodos: 1.— El del escalofrío;
secuencia de una agresión sufrida por el Sis­ 2 .- el febril propiamente dicho; y 3 .- el de
tema Nervioso Central a nivel hipotalámico, defervescencia. Estos detalles son dignos de
actuando como agresores diversos agentes tomarlos muy en cuenta, porque el estudian­
piretogenos físicos, químicos y bacterianos te suele pensar equivocadamente que la fiebre
que a continuación vamos a enumerar (13); es sólo el aumento de la temperatura registra­
Agentes físicos: Cualquier cuerpo que da por el termómetro, pero vamos a ver a
sea capaz de comprimir el hipotálamo a ni­ continuación cómo es capaz de producir por
vel de los centros termorreguladores es ca­ sí misma abundante sintomatología que se
paz de producir fiebre, por ejemplo, las he­ superpone a la de la enfermedad causal.
morragias o los tumores. 1.— Período de escalofrío: Al elevarse el
Agentes químicos: por ejemplo, subs­ termostato por cualquier causa se produce
tancias producidas en los tejidos quemados una falsa necesidad de guardar calor, con lo
como polipéptidos, aminobases; el CI Na; al­ cual el centro del calor envía sus órdenes por
gunos antibióticos y otras substancias ( 11), y vía simpática, produciendo marcada vaso­
- 6 5 -

constricción de las arteriolas periféricas, lo derada), o más, entonces pueden ser nu­
que impide dispersión del calor, paraliza la merosos y graves. A la fiebre de 39°C-
sudoración, la piel se vuelve fría, seca, erec­ 40°C, se llama “alta” ; e hiperpirexia a la
ción de los pelos del cuerpo, intensa sensa­ de más de 41 °C (6).
ción de frío y temblor muscular, todo lo La sintomatología de este período se la
cual pretende aumentar la producción y rete­ puede encontrar en casi todos los sistemas o
ner el calor, con lo que se consigue aumen­ aparatos del cuerpo, así: la piel suele estar
tar la temperatura corporal. seca, caliente, algunas veces rubicunda es­
El ejemplo más típico de estas mani­ pecialmente en las mejillas. Las mucosas
festaciones lo vemos en el Paludismo, lo cual están secas y el enfermo suele quejarse de
ha permitido que, popularmente, se le conoz­ sed. Algunas ocasiones se presenta Herpes
ca como “los fríos”. labial, como en las fiebres por la neumonía
En este primer período, la fiebre pue­ neumocócica.
de subir bruscamente o lentamente de acuer­ En el aparato cardiovascular se cons­
do a la etiología de la misma, según veremos tata un aumento de los latidos cardíacos
al estudiar algunas curvas térmicas. y del pulso en una proporción de más o me­
2 .- Período Febril Propiamente Dicho.- nos 10 latidos por cada grado de tempera­
Una vez que el ascenso ha terminado, la fie­ tura que aumenta. Fig. No. 9-1. Sin embargo,
bre se mantiene en un acmé que puede du­ en la Fiebre. Tifoidea, tan frecuente en nues­
rar días, semanas o meses de acuerdo con la tro medio, los latidos que aumentan son
causa que además determina el nivel al que menos numerosos, lo que produce una bra-
puede subir. • Cuando la fiebre es leve, dicardia relativa, por ejemplo, a una tempera­
38°C — 38,5°C, los síntomas pueden ser tura de 39°C, puede corresponder una fre­
escasos; pero si sube a 39°C (Fiebre mo­ cuencia de 80 latidos por minuto. Como aU­
—66 —
menta la velocidad circulatoria y por tanto exposiciones al frío y congelamientos, en al­
la turbulencia dentro del corazón, pueden gunas hemorragias, en algunas intoxicaciones
aparecer soplos que, en todo caso, no indican alcohólicas puede haber hipotermia, ya sea
daño del corazón. por la mala producción o exceso de elimina­
En el aparato respiratorio se observa ción.
aumento de la frecuencia respiratoria; y el Se considera hipotermia cuando la
digestivo suele producir anorexia. temperatura baja de 36°C, y de acuerdo con
En el Sistema Nervioso pueden pro­ el nivel de descenso puede ser moderada o
ducirse los síntomas más espectaculares, profunda. En todo caso, cualquier descenso
sobre todo en los niños y en los ancianos y menor que 28°C, debe ser considerado críti­
cuando la fiebre es alta. Así, pueden presen­ co y demanda cuidados especiales.
tar estados de delirio, sueño intranquilo, ce­
COMO EXAMINAR: El control simple de la
falea, obnubilación (3) o exitación mental y
temperatura exige la colocación adecuada
convulsiones. ( 10).
del termómetro; pero la fiebre y la hipo­
En las fiebres prolongadas, debido al termia demandan además la anamnesis..
aumento del catabolismo, de la anorexia,
ANAMNESIS: Por ser un hecho constatable,
y de la mala digestión de los alimentos,
la anamnesis puede ocupar un segundo plano,
puede haber notables bajas de peso.
pero cuando la fiebre es el motivo de consul­
Los riñones producen poca cantidad ta o el único síntoma que describe el pacien­
de orina, muy concentrada y de densidad te, entonces es indispensable recoger su his­
elevada si están sanos, y aun en algunos casos toria por el interrogatorio.
el examen elemental y microscópico puede La mayoría de veces basta para el efecto
revelar ligeras albuminuria y hematuria. la anamnesis aplicable a cualquier síntoma.
3. — Período de Defervescencia o Diaforesis.- Tal vez convendría añadir una pregunta rela­
La caída de la fiebre puede hacerse brusca­ cionada con el comportamiento horario de la
mente, en crisis, es decir, en pocas horas; de fiebre: ¿A qué hora del día es más alta la
la mañana a la tarde puede bajar a niveles nor­ temperatura? .
males o subnormales, pero a costa de una TECNICA: Se describirá únicamente para la
gran sudoración que puede empapar hasta toma en la boca, la axila y el recto, para las
la ropa de cama. En el Paludismo, eñ las que se emplea el termómetro clínico de mer­
supuraciones, en la Tb. pulmonar y en el uso curio, Fig. No. 9-2, en el cual el calor dilata
de los antitérmicos suele ser característico. el metal liquido y permite que la columna
Aunque al bajar la fiebre la mayoría de los ascienda, lo cual es medido gracias a la esca­
enfermos suele sentirse bien, sin embargo, la graduada que se encuentra señalada en las
muchos se sienten asténicos, sedientos y pue­ paredes de cristal. Como sólo son termóme­
den emitir abundante orina. tros de máxima, la graduación va desde los
Otras ocasiones, la fiebre cae lentamen­ 35°C, hasta los 42°C., en la mayoría de los
te, en lisis, que dura varios días, mientras el modelos que se encuentra en el comercio.
paciente va sintiéndose progresivamente me­ La columna de mercurio suele ser visi­
jor. ble como una fina cinta que se dibuja en la
HIPOTERMIA.- En los estados de choque, arista que constituyen, por un lado, lá pared
en el Mixedema, en las hipoglicemias, en las que tiene marcados los números; y por otro,
-67 -
quisitos antes anotados hace que los resulta­
dos sean poco confiables. El defecto más
frecuente que observamos es que el pa­
ciente habla mientras está con el termóme­
tro. No debe hacerlo, y debe permanecer
con la boca cerrada un tiempo mínimo de
2 minutos, pero no más de cinco, porque no
es necesario.
La boca es un buen sitio para los
controles frecuentes en pacientes que cola­
boran conscientemente; pero no debe usarse
en los niños muy pequeños ni en las personas
inconscientes ni en los deshidratados ni en
ningún enfermo que no colabore.
Fig. 9-2 Termómetros de mercurio. A: Bucal.
B: rectal La axila es un buen lugar para tomar la
temperatura en los niños, pero exige que la
la pared que señala la escala dividida en gra­ madre o persona que lo cuida mantenga el
dos centígrados y en milímetros. brazo bien adosado al tórax, Fig. No. 9-3,
Antes de usar el termómetro debe ser con el objeto de que impida la penetración
bien desinfectado, para lo cual recomenda­ de aire en el hueco axilar. En las personas
mos cualquiera de las siguientes medidas: mayores exige además alguna humedad para
lavado con agua fría y jabón; desinfección que el calor se distribuya uniformemente.
cuidadosa con alcohol; y desinfección con En los niños y adultos muy delgados es poco
solución de yodo en agua al 1 — 0,5°/o. confiable porque el hueco axilar no es her­
En los hospitales o el consultorio es aconse­ mético.
jable mantenerlos, luego de haberlos lavado El recto es el mejor lugar para los niños
con agua y jabón, en la solución antes men­ y todos aquellas personas en que ni la boca
cionada o en alcohol. Debe tenerse presen­ ni la axila permiten un buen control; sin em­
te, que el riesgo de contagio de una infec­ bargo, requiere la lubricación previa del
ción siempre es probable si no se ha tenido termómetro con vaselina o una crema, y la
cuidado de desinfectar bien los termómetros. penetración suave por el ano, previa apertura
del surco interglúteo de manera tal que el ano
Un requisito indispensable, previo a la quede perfectamente visible. Fig. 9-4. Una
colocación del termómetro, es la constata­
vez introducido el termómetro, la madre de­
ción de que su columna de mercurio se
be sujetarlo, cerrando el pliegue interglúteo
encuentre por debajo de 35°C., de lo con­
como demuestra la Fig. 9-5, y manteniéndo­
trario los resultados pueden ser falsos.
lo así por 2 — 5 minutos. Luego se lo
Para tomar la temperatura bucal se de­ extrae cuidadosamente, se lo limpia bien y se
be asegurar previamente que el paciente pue­ procede a la lectura. Las personas mayores
de respirar por la nariz, que tiene la lengua pueden introducirse ellas mismas, pero, en
y mucosas húmedas y que puede mantener las que por cualquier razón no lo pueden
la boca cerrada sosteniendo al termómetro en hacer, entonces debe hacerlo el médico o la
el sitio que lo deja el médico, es decir, deba­ enfermera, de acuerdo con la técnica arriba
jo de la lengua. Cualquier falta en los re­ descrita.
El descuido en la técnica para colocar
el termómetro puede producir dolor y even­
tualmente lesiones ano-rectales muy moles­
tosas.
Se utiliza frecuentemente el control
simultáneo de las temperaturas bucal y rectal.
Ya sabemos que la rectal suele ser más alta
con 0,5°C., por término medio. Pero en los
procesos infecciosos o inflamatorios de la
pelvis o de la cavidad intraperitoneal sube
más, hasta un grado, lo cual le hace de mu­
cho valor para el diagnóstico. Un ejemplo
Fig. 9-3 Toma, de la Temperatura axilar en los típico de esta diferencia bucorrectal se ve
niños
en la apendicitis aguda y en las pelviperito-
nitis.
Una vez que se ha tomado la tempera­
tura, se la debe anotar en los cuadros que
para el efecto tiene todo expediente clínico.
Á1 cabo de unos días se obtiene una “curva”
de temperatura, cuya forma y comportamien­
to también tiene valor para el diagnóstico y
para el control de la evolución de la enferme­
dad causal.

CURVAS DE TEMPERATURA- Sólo nos re­


feriremos a las más frecuentes y típicas, pero
haciendo previamente una consideración im­
Fig. 9-4 Toma de la Temperatura rectal en los portante: El uso de antibióticos y antitér­
niños.
micos puede modificar profundamente la
curva de temperatura, lo cual ha limitado
su uso actual para diagnóstico aun que no
para la evolución.
Curva Normal.- Fig. No. 9-6. Sigue un
trazo horizontal, con oscilaciones entre la
mañana y tarde de no más de 0,5°C., y siem­
pre al rededor de 37°C.
Ya sabemos que durante la segunda
mitad del ciclo menstrual puede ser 0,5°C.,
más alta.
Fiebre continua.- Fig. No. 9-7. Propia de
la fiebre tifoidea no tratada y sin compli­
Fig. 9-5 Sujeción del termómetro colocado en caciones, del sarampión, de la neumonía, de
el recto la tosferina.
- 6 9 -
Se caracteriza porque tanto en su
etapa de ascenso, como de acmé y de descen­
so, las oscilaciones diarias no son de más de
un grado. Cae, por tanto, en lisis.

Fig. 9-6 Curva normal de la temperatura

grado como la anterior, pero no descienden


ni a lo normal.
Varias otras .curvas se han descrito,
como las de la fiebre ondulante y del linfo-
granuloma de Hodkin, que se le parece, pero
nosotros no las hemos registrado.
FRECUENCIA RESPIRATORIA
De simple constatación, lo anotamos
aquí por ser parte del examen del Estado Ge­
Fiebre Intermitente.— Fig. No. 9-8. En neral del enfermo.
nuestro medio es típica del paludismo, pero
también se ve en los procesos abscedados, Colocando la mano sobre el epigastrio
3S decir, que contienen pus, no importa el del paciente se cuenta el número de Ciclos
;1 sitio en que asienten. Se caracteriza por­ respiratorios que se suceden en un minuto.
gue luego de que ün intenso escalofrío hace Fig. No. 9-10.
¡ubir bruscamente la temperatura, cae tam­ La' frecuencia normal oscila.entre 12 y
bién a las pocas horas por debajo de lo 16 respiraciones por minuto. Se llama
normal y se mantiene en cifras que bordean Taquipnea a todo lo que pasa de 16, y
lo normal por uno, dos o más días, de Bradipnea a todo lo que es menos de 12.
icuerdo con la causa. El descenso es en Su significado lo estudiaremos en el
:risis y acompañado de gran sudoración. aparato respiratorio, pero aquí indicaremos
Fiebre Remitente.— Fig. No. 9-9. Tam­ que, para que la frecuencia sea bien recogida,
bién se encuentra en los procesos supurados la atención del paciente debe estar en otra
/ abscesos. Se caracteriza porque sus oscila- cosa porque de lo contrario controla la res­
áones diarias son también de más de un piración y la modifica.
-70-
7.— Guyton, A.C. Tratado de Fisiología Médica.
Interamericana. Madrid. 5a. ed., cap. 72,
p.p, 949,1977.
8.— HenseL, H.: Neural processes in thermo
regulation. Physiol Rev. 53 (4): 948—1017
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9.— Himmg—Hagen, J.: Cellular Termogénesis .
Annu, Rev. Physiol. 38: 315—51. 1976.
10.— Leimos—Buchthal, M.A.: Febrile convul-
sions. A. ReappraisaL Ámsterdam. Elseviar
Scientific Publishing Company, 1973.
11-— Newsholme, E.A., Crabtree, B.: Substrate
Oyeles in metabolic regulation -and in heat
generation. Biochem Soc. Symp. (41): 61—
Fig. 9-10 Técnica para determinar la frecuencia 109, 1976,
respiratoria. 12.— Nielsen, B.: Physical effort and thermore-
guiation in man. IS R.J. Med SCI. 12 (9):
97 4 -8 1 ., Sept. 76.
Una vez que se ha terminado el exa­ 13.— Physiopathogenetic mechanis¿3s of ferver.
Medicina (B. Aires) 37 (3) 309—15, May—
men del pulso, la tensión arterial, la tempe­ Jun 77.
ratura y la frecuencia respiratoria, debe ano­ 14.— Thompsom, G.E.: Phisiological effeets of
tarse los resultados en la hoja del expedien­ coid expasure. Int. Rev. Pysiol 15¿ 29—69,
te clínico, hecho básico que sirve de con­ 1977.
trol no sólo para establecer el estado actual
sino también la evolución del estado general
del paciente.
CAPITULO 10

BIBLIOGRAFIA EL PESO CORPORAL Y LA TALLA

L.— Blatteis, Cim.: Comparison of endotoxin


and leukocytio Pyrogen pyrogenecity in
Varios son los factores que inciden
newbom Guinea pigs, J. Appl Pysiol 42 en el peso corporal de una persona nor­
(3) 355—61, Mar 77. mal: la edad, el sexo, la raza, la estatura,
2.— Cabanac, M.: Temperature Regulation. el estado constitucional; por tanto es difícil
Annu Rev Physiol 37: 415—39, 1975. ' establecer patrones que sirvan de claros pun­
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J.B.: reversible profound depression of
cerebral electrical activity in hipertemia. embargo, para el hombre adulto, la más usa­
Electroencephalography and Clinical Neu- da es la fórmula de BROCA-QUETELET,
rophysiology. 42: 697—701, 1977. que dice que “él peso es igual a la talla en
i.— DinareUo, C.A., Woff, S.M.: Pathogenesis centímetros, menos 100, en Kilogramos”, o
of fever in man. N. EngL J. Med. 298 (11)
607—12, 16 Mar. 18.
sea:
5.— Energy producción during excercise. Nutr.
P = T —100
Rev., 31: 11, 1973. lo que significa que si una persona mide 160
6.— Extreme Pyrexia (Letter). Jama 237 (16) centímetros, su peso teórico sería de 60 ki­
1691-2, 18 Apr 77. logramos, con una variante de - 3 kg. Para
-71 -
las mujeres no hay fórmula segura indicándo­ plo, de los cardíacos y renales que son los
se que el peso de ellas es un poco menor más frecuentes.
que el del hombre de igual talla. En los Si se toma en cuenta que un c.c. de
niños, la fórmula antes anotada no es apli­ agua pura a 4°C de temperatura, a nivel del
cable. mar pesa un gramo, se comprenderá que
Existen diversas tablas del peso de las 1000 c.c. de pérdida harán bajar 1000
personas que correlacionan el peso core la gramos de peso. Claro que 1 c.c. de
talla (15), o el peso con la edad, o los tres líquido de edema pesa un poco más de
factores a la vez; el peso con la superficie 1 g. por las substancias disueltas que con­
corporal. A ellas nos remitimos para los tiene, pero para la práctica es suficiente
efectos consiguientes. tener en cuenta el dato antes referido. Por
otra parte, si se tiene en cuenta que la pér­
COMO EXAMINAR.— (Técnica). La única dida de un litro de líquido por el sudor o la
manera segura de precisar el peso corporal de orina por ejemplo, no es perceptible a sim­
una persona es en la báscula. Se recomienda ple vista ni tampoco con mediciones de otro
que sea en ayunas, después de la micción y orden, se comprenderá que sólo el control del
deposición, y desnudo o sólo con la ropa in­ peso permitirá objetivar variaciones aun muy
terior. Como esto muchas veces no es posi­ reducidas.
ble, entonces se puede hacer por lo menos en
Cuando los edemas son muy notables,
la misma balanza y si es posible con la mis­
al término de su absorción y eliminación las
ma ropa, cuyo peso debe ser descontado na­
diferencias de peso pueden ser grandes, su­
turalmente. Este control debe hacerse fre­
mando Mncluso varios kilos, pero en el con­
cuentemente y, cuando se hace todos los
trol diario pueden encontrarse descensos pro­
días, se encuentra con la notable sorpresa de
gresivos de unos gramos hasta 1-2 kilos, lo
que el peso puede variar en ± 1 kg. en 24
cual permite además, medir la eficacia de la
horas.
terapéutica.
Como puede verse, el peso no nos da Cuando los edemas empiezan a hacerse,
una cifra fija sino que varía, por ejemplo, a
es decir, cuando se inicia la retención de
lo largo del día, o después de ejercicios in­
líquidos, el peso es el único capaz de reco­
tensos en que puede bajar varios kilos. nocerlo, pues el edema suh-clínico no es cuan-
Es importante tener en cuenta estos detalles tificable; por otros medios clínicos. En es­
a la hora de la interpretación para evitar erro­ tas condiciones, el peso sube progresivamen­
res, especialmente con aquellas personas in­ te todos los días.
tensamente preocupadas por su peso.
3.— Para el conocimiento y control de la
PARA QUE EXAMINAR: Aparte de permitir­
obesidad y delgadez.
nos conocer las variaciones fisiológicas, el
control del peso es muy útil en la práctica OBESIDAD: Es el aumento de peso por en­
médica para muchos casos como: cima de lo normal, debido a la acumulación
1.— El cálculo adecuado de las dosis de los de grasa en los sitios normales o en otros
medicamentos cuando éstos se los adminis­ anormales que confieren a las personas obe­
tra por kilo de peso. sas un aspecto característico. Fig. 10-1.
2 .- Para el control clínico de la evolución Ante todo conviene tener en cuenta
de los edemas de cualquier origen; por ejem­ que la distribución de la grasa es una carac­
-72 -

Fig. 10-1 Persona Obesa

terística propia de cada sexo. En efecto, en


el hombre se acumula más en la extremidad
cefalotoracica, es decir, en la cara, cuello,
hombros, espalda, parte superior del tórax,
y conforme se avanza en edad en todo el
abdomen.
En la mujer en cambio se encuentra
más en el hipogastrio , caderas, nalgas, mus­
los y región retromamaria; pero luego de la
menopausia lo hace también en el cuello, ca­
ra (barbilla), epigastrio y nalgas más aún.
COMO EXAMINAR: No es sólo cuestión del
examen físico, demanda también de una
anamnesis cuidadosa, en la cual, aparte de las
preguntas generales de cualquier síntoma, es
conveniente hacer énfasis en los aspectos Fig. 10-1
relacionados con la alimentación, el ejercicio
físico, el estado emocional y los anteceden­ glandulares endocrinos, entonces hay que ha­
tes familiares como nos señala el Cuadro No. cer la anamnesis relacionada con esas glándu­
10-1, cuando se trata de la obesidad exogena las, lo cual veremos en la endocrinología.
que es la más frecuente, o sea de la que pro­
viene del aumento de la ingesta de alimentos. El examen físico: Por la inspección ya po­
demos intuir que se trata de una obesidad
Cuando se sospecha que la obesidad es debido al aumento del volumen de las regio­
endógena, o sea, dependiente de trastornos nes del cuerpo en los que normalmente se
- 7 3 -

C U A D R O N o . 10-1

ANAMNESIS DE LA OBESIDAD EXOGENA

Qué preguntar Cómo preguntar


1. - Preguntas generales de los sínto­ 1. - Cuadro No. 3-1
mas
2 .- Tipo de alimentos 2 .- Qué alimentos come en un día
cualquiera?

3 .- Cantidad de alimentos 3 .- Cuánto come en el día, de los


alimentos que ha enumerado?

4 .- Número de veces que ingiere ali­ 4 .- Cuántas veces y a qué hora ingie­
mentos en el día. re alimentos?

5- Actividad física 5 .- Cómo es su actividad en el día?


Practica algún deporte?

6. - Relación con el estado emocional 6. - Cuando está nervioso o deprimi­


do, come más?

7 .- Obesidad en los padres o parien­ 7 .- Sus padres u otros parientes, son


tes cercanos. gordos?

acumulan las grasas y en regiones anormales.


Pero, con la intención de cuantificar la can­
tidad de grasa subcutánea que tiene el indivi­
duo, se puede proceder de diversas maneras
a saber:
1.— Midiendo el pliegue subcutáneo con un
compás especial o pinzando entre los dedos
de la mano y luego midiendo, Fig. 10-2.
Los sitios más adecuados para el efecto son
el abdomen, el tórax y la región escapular.
Todavía no se han establecido stánda-
res del tamaño normal del pliegue de piel, Fig. 10-2 Medida del pliegue subcutáneo
pero el que se encuentra a los 25 años de
edad sobre la escápula, parece ser el más es­
table y corresponde a 12,5 m.m. (16). 3.— Comparando el peso real del individuo
2.— Midiendo el tamaño de las partes con el peso ideal que se encuentra en las
blandas con Rx. Fig. 10-3. tablas a las que hemos hecho referencia, y
-74-
En el aparato cardiovascular es frecuen­
te encontrar hipertensión arterial (2, 3, 14);
crecimiento del ventrículo izquierdo como
consecuencia del aumento del gasto cardíaco
( 11), y probable aumento del volumen total
circulante.
En el aparato respiratorio, debido al
aumento de la masa de las paredes torácicas,
disminuye la expansión y ventilación pulmo­
nar, lo que puede determinar una retención
de C02 e hipoxia. Hay disminución del
volumen de reserva espiratorio, de la capa­
Fig. 10-3 Medida de las partes blandas con
radiografías cidad respiratoria máxima y de la intensidad
máxima de flujo (4, 8).
empleando el criterio de que ya pesa dema­
siado si sobrepasa el límite superior estable­ El sistema óseo, debido al exceso de pe­
cido en la tabla; y si pesa de 8 - 10 Kg. so que debe soportar, puede presentar os-
teoartritis y pie plano.
más que el máximo ideal, ya es obeso.
En los miembros inferiores pueden
4 .- Con la intención de medir el peso de la
encontrarse várices; en el abdomen, hernias;
cantidad de grasa de todo el cuerpo se
en la piel, intertrigo.
utiliza el Potasio radioactivo, (1) procedi­
miento que nosotros sólo lo mencionamos. El sistema endocrino responde en for­
ma múltiple: hay disminución de la sensi­
5 .- Midiendo el número y el tamaño de las
células adiposas conforme lo han hecho bilidad a la insulina (17,19), con aumento de
Hirsch, Salans y Knittle y Col., previa la insulinemia en ayunas. (9, 10).
biopsia con aguja del tejido adiposo. Ellos, Bray, (6) ha demostrado un aumento
han comprobado que hasta los 20 años, au­ de las cifras basales de triyodotironina que
menta el número de células adiposas; más pretende corregir la disminución de la oxi­
tarde sólo se expanden al dar cabida a una dación mitocondrial del glicerefosfato del
mayor cantidad de grasa. que adolecen los obesos. Disminuye la ele­
En todo caso, la medida del pliegue vación nocturna y la provocada por la hipo-
cutáneo y la comparación con las tablas del glicemia de la hormona de crecimiento (1).
peso, son las más sencillas y suficientes. Además son personas muy propensas
QUE EXAMINAR: Obviamente el peso cor­
a los accidentes cerebro-vasculares ( 12) y las
poral y la cantidad de grasa subcutánea que coronariopatías cuando está asociada a la
constituyen la base para el diagnóstico de la hipertensión arterial (18,13) o a la diabetes
Mellitus (7).
Obesidad. Pero, para desgracia del paciente,
este problema no es solamente cuestión de OBESIDAD ENDOCRINA: Se refiere a aque­
exceso de peso y de falta de estética, sino lla que es producida por alteraciones glan­
que prácticamente todos los sistemas se ven dulares, así: En el mixedematoso, por hipo-
afectados de una u otra manera, hasta el tiroidismo, el aumento de peso se debe al
punto que puede sumarse una florida y mo­ acumulo de grasa, pero también a la reten­
lesta sintomatología, así: ción del líquido del mixedema, Fig. 10-4.
Fig. 10-4 Obesidad hipotiroidea. Nótese el
mixedema pretíbial.
En la enfermedad de Cushing, la
obesidad discreta afecta especialmente ala
cara, cuello, tórax, abdomen y parte alta de
la espalda, dando la giba de bufalo,Fig..lO-5.
En el síndrome de Stein—Leventhal,
en el que la obesidad está acompañada
de insuficiencia ovárica, con ovarios con
quistes grandes, esterilidad e hirsutismo.
Fig. 10-6.
Existen otras endocrinopatías más,ca­
paces de producir obesidad, pero las vere­
mos en el capítulo correspondiente, igual
que las razones que motivan la obesidad en
los casos antes descritos.
DELGADEZ.— Debe tenerse cuidado de no
confundir una baja de peso por reabsorción
de los edemas, según hemos anotado antes,
con una delgadez verdadera que no es sino Fig. 10-5 Cushing iatrogénico. A: Giba
de búfalo. B: Facies de luna lle­
una escasez de músculos y tejidos blandos na.
en general.
Se llama delgadez constitucional a
aquella que puede verse en algunas personas producida por alimentación incorrecta, en la
delgadas, pero sanas e incluso con buen ape­ cual se destaca un desequilibrio entre la in­
tito, que comen bien, pero no suben de peso. gesta y la pérdida calórica. Ante una ac­
Sin embargo, según Pende, estos individuos tividad física standar, la disminución de la
serían ligeramente hipertiroideos e hiperhipo- ingesta hace bajar de peso y puede llevar a
físarios, a la vez que hiposuprarrenales e hi- la delgadez. De la misma manera opera e!
posexuales. Fig. 10-7. aumento de la actividad física frente a una
Una forma de delgadez frecuente es la dieta standar.
Fig. 10-6 Síndrome de Stein — Leventhal
Cortesía del Dr. Gustavo Paz. Fig. 10-7 Delgadez Constitucional.

Fig. 10-8 Delgadez por anorexia nerviosa

Pero lo que más incide en la delgadez dependen de trastornos psíquicos, especial­


patológica es la anorexia. Muchos procesos mente las que se acompañan de depresión, y
orgánicos como: el Cáncer, la Tb. las en­ la Anorexia Nerviosa (5) propiamente dicha,
fermedades febriles, las intoxicaciones, las son capaces de producir importantes pér­
que cursan con náuseas y vómitos; las que didas de peso. Fig. 10-8.
Fig. 10-8A Delgadez por desnutrición.

En algunas de ellas, como en el Cáncer TALLA


y los procesos febriles, a la anorexia se
suma un aumento del consumo, con metabo­ TECNICA DE EXAMEN: Fig. 10-9. El exa­
lismo basal alto, lo cual determina que la ba­ minado debe estar descalzo, de pie sobre un
ja de peso sea aún de muchos kilos en piso plano, de espaldas a una cinta métrica,
pocas semanas. con la barbilla horizontal o como recomien­
Las causas endocrinas más frecuentes, da Broca, de manera tal que el “oído esté
capaces de producir enflaquecimiento son las en la misma horizontal que las ventanas de ía
del hipertiroidismo, de la insuficiencia supra­ nariz”, y sobre la cabeza descansa una regla
rrenal, de la Diabetes juvenil, del Hipogona- que hace escuadra con la cinta métrica.
dismo, del Sheehan - Simmonds, que
hoy sdlo nos limitamos a enumerarlas, por­
que en el capítulo de endocrinología las
volveremos a encontrar.
COMO EXAMINAR LA DELGADEZ.- Igual que
para la obesidad debemos hacer la anamnesis
y el examen físico. Para la anamnesis po­
demos utilizar las mismas preguntas que las
del cuadro 10-1, de este mismo capítulo,
por lo que no volveremos a insistir. Para el
examen físico también usamos semejantes
procedimientos como: el control de peso,
el examen del pliegue cutáneo, que en este
caso es insignificante, y la comparación con
las tablas de peso teórico, en relación a las
que se encontrará una cifra por debajo del
mínimo normal. Fig. 10-9 Examen de la Talla
Contrariamente a lo que podría creer­ 6.— Bray, G. (ed): Fogarty International Cen
ter Conference on Obesity. U.S. Gover
se, la talla no es estable, en efecto, a la no­ ment Printing Office, in press.
che puede ser hasta dos centímetros menos
7.— Cahill, G.F., Jr.: Enfermedades del Metabo­
que en la mañana, especialmente en las per­ lismo de los Hidratos de Carbono. En Cécil
sonas que pasan mucho tiempo de pie, y más y Loeb. Tratado de Medicina Interna.
14a. ed., cap. 806, p.p. 1899,1977. ' ;
si son jóvenes y longilíneas. También suele
disminuir con la vejez. 8.— Cullen, J.H. y Formel, P.F.: The respiratory
defects in extreme obesity. Am. J. Med.
Se denomina gigantismo cuando los 32: 525, 1962.
hombres miden más de 190 centímetros, y 9.— Chiles, R. and Tzgourinis, M.: Excessive
las mujeres más de 178. serum Insuün response to oral glucose in
obesity and mild diabetes. Study of 501 pa.
En cambio se llama enanismo cuando tients. Diabetes 19: 458—464,1970.
los hombres miden menos de 130 centíme­ 10.— Duckworth, W.C., Kitabchi, A.E., and Hefe.
tros, y las mujeres menos de 120. nemann, M.: Direct measureement of pías,
ma proinsulin in notmal and diabetic sub-
En la talla normal de las personas inci­ jects. Amer. J.Med. 53: 418—427. 1972.
den varios factores como son: la raza, el sexo, 11.— Friedberg. Ch. K.: Enfermedades del cora­
el estado nutricional, la herencia; siendo más zón. Interamericana, México. 3a. «d. p.p.
1507, 1969.
altos los de raza blanca que los amarillos y
negros,- los hombres que las mujeres; los 12.— Heyden S.: Epidemiologic zerebraler Gefa—
Berkrankungen und Risikofaktoren in der
bien nutridos que los desnutridos y los hijos Evans County/Georgia—Studie. 2. Ernáhrun-
de padres de talla alta que los de baja, gswiss. 14 (1972 b) 1-10.
respectivamente. 13.— Keys. A., Aravanis, Ch., Blackburn, H., Van
Buchem. F.S.P., Buzina, R„ Djardjevic, B.S.,
Sobre las causas de gigantismo y ena­ Fidanza, F„ Karvonen, M.J., Menotti, A.,
nismo hablaremos en la endocrinología. Puddu, V. and Taylor, H.L.: Coronary Heait
Disease: Overweight and Ovesity as Risk
Factors. Ann. Int. Med. 77 (1972 b) 15.
14.— Levy, R.L., White, P.D. y col.: J.A.M.A.,
131: 951, 1946.
B IB L IO G R A FIA 15.— Metropolitan Laife Insurance Company. Pe­
sos adecuados de hombres y mujeres, según
talla y constitución. Edades de 25 y más
1.— Albrink, M.J.: Obesidad, Cécil y Loeb. años. 1959.
Tratado de Medicina Interna, Interamerica- 16.— Montave, H.J., Epstein, E.H. y Kjelsberg,
na, México, cap. 723, p.p. 1642,1977. M.O.: Amer, J. Clin, Nutrition, 16: 117,
2.— Alexander, J.K.: Obesity and the circula- 1965.
tion. Modem Concepts Cardiovasc. Dis., 17.— Olefsky, J.M.: The insulin receptor its role
32: 799, 1963. in insulin resistance o í obesity and Diabetes.
3.— Alexander, J.K.: Obesity and Cardiac per­ Diabetes 25 (12) 1154—62 Dec. 1976.
formance. Am. J. CardioL 14: 860, 1964. 18.— Paul, O.: Risks of Mild Hypertension: a Ten
4.— Bedel!, G.H., Wilson, W.R. y Seebohm, year Report. Brit. Heart J. 33: 116, 1971.
P.M.: Pulmonary function in obese persons. 19.— Sims, E.A.H., Danforth, E., Jr., Horton,
J. Clin. Invest., 37: 1049, 1958. E.S., Bray, G.A., Glennon, J.S., and Salans,
5.— Boyar, R.M.: Cambios endócrinos en la L.B.: Endocrine and Metabolic effects of
anorexia nerviosa. Clínicas Med. de Norte­ experimental obesity in man. Recent Prog.
américa. VoL 2/78. p.p. 305,1978. Horm. Res., 29: 457. 1973.
- 7 9 -

CAPITULO 11

el BIOTIPO M O RFOLO G ICO O


ESTADO C O N STITU C IO N A L

Se refiere a la forma general del cuerpo


dependiente de la distribución de sus diferen­
tes estructuras.
Pero el estado constitucional total es
el producto de la combinación de factores
físicos, psicológicos y funcionales en los
cuales han intervenido la herencia y el medio
ambiente. Los factores físicos constituyen
el hábito corporal o biotipo morfológico; los
psicológicos, el temperamento o ánimo; y los
fisiológicos, la capacidad reactiva. Fig. 11-1 Estado constitucional atlético
Diversas escuelas han clasificado al fe­
notipo, pero nosotros seguiremos únicamen­
te la de Krestchmer, que reconoce cua­
tro tipos, a saber: Atlético, Pícnico, Asténico
y Displásico.
ATLETICO: Fig. 11-1. Corresponde al indi­
viduo alto, con desarrollo armónico y pro­
porcional de todas sus partes, en las que el
tófax se destaca por el desarrollo de la
cintura escapular, mientras que la pélvica es
más bien estrecha; la cabeza y la cara son
alargadas con rasgos faciales bien definidos;
el desarrollo óseo impresiona como muy
sólido, y el muscular muy bien desarrollado
lo cual permite que los diferentes grupos mus­
culares se dibujen claramente bajo la piel
pues, además, tienen escasa grasa subcutá­
nea. Psicológicamente responden al tem­
peramento viscoso es decir, son constantes,
tenaces, y minuciosos; pero fisiológicamente
son más lentos aunque más vigorosos.
PICNICO: Fig. 11-2. El diámetro antero-
posterior es superior al transverso. Facies re­
donda con papada, cuello corto, tórax ancho, Fig. 11-2 Estado constitucional Pícnico
miembros superiores cortos y piernas delga­
das. Se parecen a Sancho Panza. En los hom- Fig. 11-3 Estado constitucional Asténico

PLIEGO: 4
-80-
bres, hay buen desarrollo genital y piloso.
En las mujeres la menstruación es precoz.
Psicológicamente son ciclotímicos, muy a-
fectivos y alternan entre la alegría fácil y la
depresión; son realistas, viven más y mejor
el presente, sin mucha preocupación por el
futuro, y son grandes comedores. Destacan
en algunos deportes como la lucha y alza­
miento de pesas.
Son propensos a la diabetes mellitus, a
la gota; a la hipertensión arterial, la cardioes-
clerosis y sus consecuencias; a algunas enfer­
medades crónicas pulmonares.
ASTENICO O LEPTQSOMATICO: Fig. 11-3-
Altos, muy delgados, cuello largo, tórax es­
trecho, abdomen y pelvis también estrechos,
brazos y piernas largas; facies alargada y pá­
lida, corazón en gota, músculos delgados.
Su arquetipo es don Quijote. Psicoló­
gicamente son esquizotímicos, asténicos; son
idealistas, menos apegados a las cosas mate­
riales, tienen tendencia a la depresión, pero
pueden ser también impulsivos. .
Son propensos a las viscero-ptosis,
las hernias, la tuberculosis pulmonar.
DISPLASICO: Fig. 114. Son aquellos que
no pertenecen a ninguno de los anteriores.
Su morfología sale completamente de lo
normal. Kretschmer, mismo reconoce a
las siguientes variedades; 1.— Hipoplásicos
o infantiles; 2.— Gigantes Eunucoides; y
3.—Eunucoides obesos. Fig. 11*4 Estado constitucional displásico

Fig. 11-4 Manos de la misma paciente.


-81 -

Es verdad que muchos procedimientos


CAPITULO 12 de gabinete completan muy bien el examen
de un paciente, pero pensar que ellos son
capaces de substituir ai examen que realiza el
LOS TIEM POS C LASICO S DEL médico con sus sentidos es otra grave equi­
EXAM EN FISICO vocación; y si esto es verdad para un medio
en el cual se puede disponer de todos los
Con el objeto de ubicar al estudiante equipos, que' se puede decir de un país como
dentro del marco de referencia que la Medi­ el Ecuador, en el que aun en las grandes ciu­
cina tiene para examinar a los enfermos, y dades se padece de un déficit notable de
evitar posteriormente repeticiones inútiles so­ equipamiento técnico? . De hecho, en las
bre las generalidades de las técnicas del áreas rurales, el médico sólo dispone de las
examen físico, vamos a describirlas hoy, de­ técnicas clásicas que, aunque sencillas, bien
jando para cada órgano o región del cuerpo utilizadas son altamente eficaces.
la descripción de la aplicación específica de
y Las técnicas clásicas son: Inspección,
la técnica.
Palpación, Percusión y Auscultación.
Ante todo conviene tener en cuenta
que se trata de desarrollar un conjunto de IN SPE C C IO N : Es la parte del examen mé­
habilidades que, teniendo como medios re­ dico que usando el sentido de la vista extrae
ceptores de información a los sentidos, pre­ del paciente un gran número de datos. Es un
tenden extraer del paciente el mayor número tiempo esencialmente activo que demanda
de datos que nos permitan usarlos en el a- una gran concentración por parte del médico,
nálisis para el diagnóstico. En consecuencia, pues debe tener un esquema mental claro y
su aprendizaje y dominio, luego de su cono­ completo de qué es lo que hay que ver,
cimiento y comprensión teóricos, tiene que de cómo ver bien, e ir al mismo tiempo
ser eminentemente práctico y repetido las asociando los hallazgos de la inspección con
veces que sean necesarias, hasta que el estu­ la anamnesis que precedió. Si no cumple
diante se sienta seguro de haber conquistado con estos requisitos previos, la inspección se­
los objetivos propuestos para cada tiempo del rá deficiente y dejará pasar por alto muchos
examen físico. Por tanto, pensar que esto datos que, aunque estén “frente a sus ojos”
se puede alcanzar leyendo un texto o escu­ no los verá.
chando la descripción en una clase teórica es QUE VER Y COMO VER: A lo largo del
cometer una grave equivocación. Tampoco texto iremos señalando lo que hay que ver
es algo que se puede alcanzar con realizar en todds y cada und de las estructuras del
una vez, la víspera del examen; supone un cuerpo, pero hoy vamos a enumerar los da­
verdadero proceso educativo de todos los tos generales en los cuales encajan todas las
sentidos, y esto sólo se puede adquirir luego descripciones de la observación, a las cuales
de un tiempo más o menos largo empleado debe añadirse algunos detalles más propios
sistemáticamente. de la estructura examinada o de la fisiopato-
Sin embargo de lo dicho, de ninguna logía del signo. El cuadro No. 12-1, resume
manera es algo imposible y ni siquiera difí­ lo que hay qué ver y cómo verlo.
cil. Como comprobará el estudiante, sólo re­ Es conveniente anotar que la inspec­
quiere del conocimiento teórico,más constan­ ción del enfermo debe ser total aunque más
cia y paciencia. tarde nos detengamos en la región u órgano
CUADRO No. VII

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DEL EXAMEN FISICO


1.— Objetivos: Al término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estudiante de­
be ser capaz de:
1.1: Enumerar lo que hay que examinar.
1.2: Describir la técnica para descubrir, con el sentido adecuado, los signes
susceptibles de ello.
1.3: Describir los signos encontrados.
1.4: Anotar correctamente ¡os datos positivos en el expediente clínico.
2 .- Contenidos: Corresponden al qué examinar y al cómo examinar, usando
todas y cada una de las técnicas clásicas.
3.— Metodología y Actividades.
3.1: Frecuente repetición individual y en grupo de lo que hay que examinar.
3.2: Frecuente repetición de como hay que examinar un signo determinado.
3.3: Examinar a personas sanas.
3.4: Examinar a personas enfermas.
3.5: Describir los signos encontrados y anotarlos.
4.— Recursos: Personas sanas. Pacientes de la patología a estudiarse. Instrumen­
tal mínimo e indispensable. Papel y lápiz.
5.— Evaluación: El propio alumno puede evaluarse a si mismo a la luz de los
objetivos propuestos. Si Ud., aun no es capaz de demostrar que ya ha alcan­
zado los objetivos, debe repetir una y otra vez ¡as actividades hasta lograrlo.

que más nos interese por la guía que ya he­ abdomen. Además, la inspección debe
mos recibido de la anamnesis; respetando el empezar en el momento mismo en que se co­
natural recelo de las personas, se leís debe des­ noce al enfermo, debe continuar durante el
cubrir totalmente, aunque por partes; pero interrogatorio y entrar al detalle durante
para esto es indispensable que la temperatura el examen físico.
ambiental sea agradable y. la luz natural
incida claramente sobre el enfermo, evi­
tando sombras que pudieran encubrir algu­ PALPACION: Tiene por objeto reconocer
nos detalles; claro que en algunos casos es los signos sirviéndose del tacto. Confirma
preferible la luz tangencial, por ejemplo, para lo encontrado en la inspección, pero no la
descubir los movimientos peristálticos en el substituye, y puede descubrir otros datos.
- 8 3 -

CUADRO No. 12-1

EXAMEN FISICO - GENERALIDADES


INSPECCION

Qué ver Cómo ver


1.— Forma 1.— Comparándolo con objetos co­
nocidos o la anatomía normal.

2 .- Tamaño 2 .- Midiéndolo en cada una de sus


dimensiones.

3 .- Situación 3.— Reparando en la región en la


cual se sitúa el problema.

4 .- Posición espacial 4 .- Comparándola con la región a-


fectada o sus estructuras vecinas.
(Delante, detrás, junto a, encima,
debajo); o con los ejes del cuerpo
(Dirigido hacía adentro, afuera,
abajo, arriba, atrás, adelante).

5.— Distribución 5.— Buscando si se encuentra tam­


bién en otras regiones a más de la
descubierta en primer lugar.
6. - Color 6. - Con la luz natural o artificial,;
con rayos laterales, oblicuos o
directos; con transiluminación, se­
gún el caso.
7 .- Movimientos: 7 .- Procurando que no estén impedi­
7.1: Propios de la estructura dos por la posición del enfermo,
(Respiratorios, latidos, peristálti­ es decir, hay que poner al pacien­
cos, voluntarios). te en la posición correcta. Esti­
7.2: Transmitidos de estructu­ mulándolos intencionalmente.
ras vecinas.
7.3: Patológicos
8. - Simetría de todo lo antes anota­ 8. - Comparando conellado opuesto.
do.
- 8 4 -

Con ella se puede estudiar la superficie del estudiante se adapte a los principios generalef
cuerpo, muchas estructuras internas y las de la palpación que, además, son aplicable!
cavidades bucal, anal y vaginal. A la pal­ para la palpación de cualquier estructura. Ef
pación de estas cavidades se la llama tacto. Cuadro No. 12-2, nos señala los datos adicio-
En términos generales debe señalarse nales que descubre la palpación, a más de'
que, para palpar bien, el enfermo debe estar confirmar los de la inspección.
en la posición adecuada, reposado física y La colocación de las manos para pal-
mentalmente y con una actitud colaboradora, par correctamente las visceras internas y las
mientras el médico le va dirigiendo, tinosa­ maniobras que deben hacerse para el efecto
mente en la toma de las posiciones necesa­ se describirán en los capítulos correspon­
rias; debe descubrirle la región a examinarse. dientes; y aunque para las estructuras su­
También el médico debe estar absolutamen­ perficiales también existen maniobras espe­
te cómodo para realizar las maniobras sin ciales, sin embargo, todas están basadas en el
obstáculos que puedan impedir una buena sentido común y en la Fisiopatología-Fig.
percepción; debe estar con las uñas cortadas 12 - 1. -,£?•
y con las manos calientes. El enfermo se PERCUSION: Es el procedimiento médi­
siente muy incómodo cuando se le palpa con co que permite reconocer diferentes tipos de
las manos frías, y además el frío estimula la sonidos al dar pequeños golpecitos con la
contracción muscular que dificulta la palpa­ punta de los dedos en diferentes partes del
ción de los órganos internos, especialmente cuerpo.
abdominospelvianos. CARACTERISTICAS DE LOS SONIDOS: Como
Por otra parte, la maniobra propiamen­ tanto la percusión como la auscultación tie­
te dicha debe hacerse en forma suave, pero nen que ver con los sonidos o ruidos, vamos
sostenida, de tal manera que no vaya a des­ a hacer un pequeño paréntesis para recordar
pertar dolor o contracturas musculares que hoy, y tenerhs presente siempre, las carac­
motiven el rechazo de la mano del médico, terísticas de los sonidos en general, que son
y en cambio dure todo el tiempo que sea ne­ los elementos que nos servirán para estudiar
cesario para que la percepción sea total. Es los ruidos del cuerpo. Estas características
preferible palpar una vez bien, aunque sea son: Intensidad, Tono, Timbre y Duración.
demorándose un poco, antes que palpar Intensidad: Tiene que ver con la amplitud
muchas veces en forma incompleta y causan­ de la onda producida. Fig. 12-2. Los ruidos
do las consiguientes molestias. más intensos producen ondas más amplias;
QUE PALPAR Y COMO PALPAR: Cual­ mientras que los menos intensos, producen
quiera que sea la estructura normal o pato­ ondas menos amplias. Para el caso de la
lógica que se palpe, al hacerlo, el médico de­ percusión depende directamente de la fuerza
be estar pensando en qué detalles buscar in- con. que produce el golpe percutor.
,tencionalmente, con el objeto de no dejar es­ Tono: Depende del número de veces que
capar nada; es decir, debe tener un esquema por segundo vibra el instrumento que pro­
mental de que debe buscar con la palpación. duce el sonido, es decir, del número de on­
Claro que cuando lleguemos al capítulo co­ das sonoras que se dan en un segundo. Los
rrespondiente, haremos una descripción deta­ tonos bajos vibran con una frecuencia más
llada de qué palpar y como palpar en esa es­ baja, y los altos con frecuencias altas, Fig.
tructura, pero desde hoy es necesario que el 12-3.
-85-

Fig. 12*2 Intensidad del sonido

B
A
Fig. 12-3. Sonidos de diverso tono: A, Soni­
do bajo, B, Tono alto

Fig. 12-4 Sonidos de diferente duración:


A, Sonido Largo. B, Sonido cor­
to

Duración: es el tiempo que efectivamente


dura el sonido, lo cual es medible a través
del oído humano o de instrumentos que
Fig. 12-1 Algunos ejemplos de palpación
grafican las ondas sonoras. Fig. No. 12-4.
QUE PERCUTIR: En realidad se puede per­
Timbre: Depende directamente del material cutir cualquier parte del cuerpo, pero en la
instrumental que vibra. Así, se puede dis­ práctica se lo hace más en el tórax y el ab­
tinguir si lo que produce un sonido es un domen, que es en donde se puede describir
piano o un violín, a pesar de que ambos es­ la mayor gama de sonidos, dependiendo esto
tuvieran dando un sonido de igual intensidad de la diversidad de órganos que en ellos se
y de igual tono. encuentran. Así, los pulmones, el corazón,
86-

CUADRO No. 12-2

EXAMEN FISICO - GENERALIDADES


PALPACION

Qué Palpar Cómo Palpar


1.- Los datos de la Inspección. 1- Haciendo con el tacto lo mismo
que hicimos con la vista.
2.— Consistencia. 2.- Presionando suavemente entre los
dedos y comparándola con ele­
mentos conocidos:
Hepática, carnosa, ósea, leñosa;
normal; blanda, renitente.
3 .- Elasticidad. 3 .- Presionando para ver si cambia
de forma o volumen y luego se
recobra.
4.— Regularidad de su superficie 4 .- Reparando en la lisura o irregula­
o bordes. ridad.
5.— Sensibilidad. 5 .- Ligeras presiones o . la suave pal­
pación pueden despertar dolor.
Si hay dolor espontáneo, lo con­
firma.
6. - Adherencia a las superficies ve­ 6. - Tratando de moverle de su sitio
cinas. y comparando su desplazamiento
con lo normal.
7.— Relación con los decúbitos. 7 .- Cambiando de posición al pacien­
te para ver si se desplaza o no.
8.— Relación con la respiración. 8.- Haciéndole inspirar y espirar pro­
fundamente y midiendo el des­
plazamiento.
9 .- Relación con los latidos. 9 .- Al tocar la estructura se compro­
bará si el latido nace de ella o
es trasmitido por una vecina.
f -87 -
»l hígad0» el traube y el intestino producen cuando ellos contienen más aire que lo nor­
Unidos tan distintos que hacen fácil su iden­ mal, como en el Enfisema Pulmonar.
tificación. Nosotros creemos que la única forma
P f Los sonidos básicos son: El mate, de identificar a todos y cada uñó de estos
•l claro y el timpánico. sonidos es oyéndolos, antes que leyendo
jbNIDO MATE: ' Es el que se encuentra al cualquier descripción; de manera que, vaya
lírcutir los músculos o sobre una viscera ma- el estudiante a percutir en las zonas indica­
¡¡2a o hueca, pero llena de líquido; El ejem­ das y se satisfará; pero tenga en cuenta que
plo más típico es el que se da en-plena masa sólo podrá sentirse plenamente satisfecho,
hepática, y se caracteriza por ser de intensi­ cuando reconozca dichos ruidos como lo ha­
dad débil, tono alto y duración breve. ce con la voz de una persona conocida, de
quien sabe que está en un lugar determinado
SONIDO CLARO: Se lo llama también s o n o ro
con sólo oírla.
y es el que caracteriza a los pulmones, lo
que ha servido para hablar de la s o n o r id a d COMO PERCUTIR: Aunque desde que
p ulm o n a r normal. Se trata de un ruido de Auenbrugger, en 1761, aplicó la percu­
intensidad fuerte, resonante, de tono bajo sión para el examen médico se han ido su­
y de duración larga. Percútase en un am­ cediendo diversos métodos percutorios, sin
biente cerrado y de buena acústica y se apre­ embargo, en la actualidad sólo se usan dos:
ciará aun a distancia las características ano­ el dígito — digital de Gerhardt, (1, 3) y
tadas. Nótese que este ruido se ha pro­ el directo del propio Auenbrugger.
ducido en una viscera de gran masa, pero Pero antes de describir estos métodos
que también contiene aire. conviene que anotemos que para obtener
buenos resultados debe percutirse en un am-.
SONIDO TIMPANICO: Es el sonido típico biente de silencio, poniendo al paciente en la .
de la cavidad abdominal, se origina en las posición adecuada para cada viscera, (La per­
visceras huecas que están llenas de aire, como cusión de cada viscera se describe- en el ca­
el intestino y la cámara aérea del estómago. pítulo correspondiente); empleando correcta­
Se caracteriza por ser muy intenso, de tono mente las técnicas generales que vamos a des­
más alto que el claro y de duración larga. cribir y tomando en cuenta que la percusión
En el área de superposición de las tiene que hacerse con golpes suaves que
visceras puede encontrarse ruidos de ca­ provoquen la vibración solamente de las es­
racterísticas intermedias como son: el so n i­ tructuras cercanas al sitio de la percusión; de
do sub-mate, que se observa en el tórax, en lo contrario, si la percusión es demasiado
los sitios de interposición del pulmón con el fuerte, las vibraciones pueden provenir de
hígado. Sus características son una mezcla órganos lejanos que podrían dar sonidos pa­
de la sonoridad pulmonar y de la matitez rásitos y deformar el sonido que debe ob­
hepática. Igual sonido se encuentra en las tenerse. Fig. 12-5.
áreas de superposición entre el corazón y las Percusión Dígito-Digital- Fig. 12-6. Es la
lengüetas pulmonares. más usada y se procede de la siguiente ma­
Se habla también de la hipersonoridad, nera: El dedo medio de la mano izquierda
es decir, de un ruido fuerte, de tono más ba­ (dedo plesímetro) se aplica suavemente sobre
jo, y de mayor duración que el sonido claro la zona que se va a percutir, mientras que el
de los pulmones, y que puede encontrarse dedo medio de la mano derecha, flexionado
-88-

Fig. 12-6 Percusión dígito—digital

Fig. 12-5 Vibraciones originadas a diferen­


te profundidad de acuerdo con la
intensidad de la percusión

parcialmente, (dedo martillo), golpea sobre patoria, es decir, se puede aprovechar al ¿i


el plesímetro por detrás de la uña. Los mismo tiempo el sentido del oído y del tac-,
golpes deben ser suaves y pueden sucederse to. jj
varias veces hasta lograr identificar con clari­ Percusión Directa.— Fig. 12-7. Se emplead
dad el sonido que produce antes de pasar a para percutir sobre las clavículas, el esternón-;
otro sitio. y en general sobre los huesos, pero también?
Los errores más frecuentes que detec­ para la búsqueda de la Onda Ascítica. Fig.'
tamos en los estudiantes son: el primero, 12-7, según veremos más tarde. Consiste en'
que asientan a la vez varios dedos, con lo la aplicación directa sobre la piel de la zona
cual ahogan el sonido que se produce y la escogida, del golpe percutor.
percusión se dificulta; y el segundo, que gol­
pean con el pulpejo del dedo martillo con lo AUSCULTACION: Es el procedimiento
cual la dirección del golpe es oblicua y la médico que también utiliza el sentido del
calidad del sonido es deficiente; lo correcto oído para el descubrimiento de algunos
es que la última falange caiga perpendicular­ signos muy valiosos. Como debe reconocer
mente, para lo cual es requisito indispensable sonidos, su análisis debe hacerse también
que la uña esté perfectamente cortada. basándose en las características generales de
Además es conveniente que el movi­ los mismos, es decir, en la intensidad, el to­
miento percutor nazca en la muñeca o en la no, el timbre y la duración que ya fueron
articulación metacarpo —falángica del dedo antes descritos.
martillo, y no en el codo ni en el hombro, QUE AUSCULTAR: En general sirve para
para evitar que el golpe sea demasiado fuerte. oír los ruidos que se pueden producir nor­
Cuando la técnica es conecta, aparte mal o patológicamente en cualquier parte
de obtener sonidos de buena calidad, el dedo del cuerpo; pero en la práctica sirve para oír
plesímetro puede percibir una vibración que los ruidos que se producen en los pulmones,
hace de la percusión una técnica también pal- el corazón, el intestino y los vasos arteriales
—89 —

Fig. 12-8 Estetoscopia biauricular

Fig. 12-7 Percusión dilecta.— A: Sobre los


huesos. B:- Para buscar la onda
, ascítica Fig. 12*9 Campana monoauricular

y venosos de cualquier parte del cuerpo. Se­


gún veremos a su tiempo, el reconocimiento
de los ruidos patológicos o los cambios de
características de los ruidos normales tienen
inigualable valor para el diagnóstico.
COMO AUSCULTAR: Desde que Laennec,
(2) en el siglo XVIII, inventó el estetoscopio
para mejorar la auscultación que ya la em-
jpleaba Hipócrates, los procedimientos bá­
sicos no han cambiado mucho. En la actuali­
Fig. 12-10 Auscultación directa
dad lo que más se usa es la auscultación con
,el fonendoscopio o estetoscopio biauricular, 12-9. La auscultación directa, aplicando la
Fig. 12-8; pero también se usa mucho en la oreja al cuerpo del paciente, se usa poco o
obstetricia, la campana mono aurícula*, Fig. nada, Fig. 12-10.
-90-
Los fonendoscopios del comercio co­
mún, en su mayoría, están fabricados de
acuerdo con las normas internacionales y no
es necesario aquí que entremos en detalles,
pero sí queremos aconsejar a los estudiantes
que inician su aprendizaje, que lo hagan con
un buen aparato, que transmita con fidelidad
los sonidos, y no con uno que más bien los
amortigüe. Es conveniente que el extremo
que se aplica al paciente tenga acoplados la
campana y la membrana, (Dúplex) y que los
extremos auriculares que se acoplan al médi­
co, sean movibles con el objeto de que las
olivas que entran en el orificio auricular ex­
terno sigan la dirección del conducto auditi­
vo y permitan la llegada, sin interrupciones,
de las vibraciones sonoras, a la membrana del
tímpano. Fig. No. 12-11.

El ambiente en que se ausculta debe


ser de silencio, lo que no siempre es posible
conseguir; el fonendoscopio, especialmente Fig. 12*11 Correcta colocación del fonendos­
copio en relación al conducto au­
la campana, debe estar perfectamente acopla­ ditivo externo.
do al cuerpo del paciente, puesto que lo con­
trario permite el ingreso de ruidos parásitos oirá. Por tanto durante el proceso de apren­
y no recoge bien las ondas sonoras produci­ dizaje, el estudiante debe hacer incapié en
das en el órgano que estamos auscultando. practicar hasta dominar lo que hay que aus­
Esto sucede con frecuencia en los tora* del­ cultar, y hasta educar su oído para percibir
gados en los que los arcos costales sobresa­ sonidos cuya intensidad bordea los límites de
lientes impiden que la circunferencia de la la audibilidad. Cuando alguna vez se tenga
campana se aplique totalmente a la piel. En que auscultar directamente, debe interponer»
éstos, es mejor usar la membrana. Pero, se entre la piel del enfermo y la oreja del
cualquier instrumento que se utilice, la cam­ médico, un paño fino; esto, por obvias razo­
pana o la membrana, debe aplicarse muy sua­ nes.
vemente, porque lo contrario impide una
buena transmisión de las vibraciones porque BIBLIOGRAFIA
las amortigua, salvo en contados casos que
serán expresamente indicados en su opor­ X.— Gerhard, W.W.: Lectures on the Diagnosis,
Pathology and Treatment of the Diseases
tunidad, la aplicación suave del fonendosco­ of the Chest. Philadelphia, Haswella y Ba-
pio es una norma obligatoria. rrington, 1842.

Por otra parte, mientras se ausculta, el 2.— Laennec, R.T.H.: De V Auscultation Media-
te. París, Brosson et Chaudé, 1819.
médico debe concentrar su atención y man­
3.— Skoda, J.: Abhandlung über Perkussíon und
tener presente un esquema mental de que' es Auskultation. Vienna, Mosle y Braumüller,
lo que hay que oír, pues si no lo piensa no lo 1839.
íc a p itu lo 13
&
ACTITUDES y DECUBITOS

ACTITUDES: Se refiere a las diferentes


posiciones que puede adoptar el individuo sa­
no o enfermo. Como todos sabemos, fisiológi­
camente, una persona puede estar en posición
de pie, sentada o acostada. La posición acos­
tada toma también el nombre genérico de
decúbito. Como estas actitudes son por de­
más conocidas sólo las revisaremos ligera­
mente, dejando más bien la posibilidad de
hacer incapié eri la patología.
Actitud de pie: Supone una absoluta
'coordinación de funciones entre los sistemas
nervioso , muscular y óseo; cualquier altera­
ción en uno de ellos puede suponer impor­
tantes cambios en relación a lo normal. Se
reconocen tres formas básicas de esta actitud,
£ig. No. 13-1: Normal, de descanso y firmes,
siendo la más estable y reposada la de des­
canso pues aumenta la base de sustentación.
La más inestable es la de firmes ya que la
línea de gravedad del cuerpo pasa muy por
delante de las rodillas y maléolos debido
ál necesario desplazamiento que hacia adelan­
te hace el tórax. La actitud normal permite
que la línea de gravedad pase por la mitad
de la cabeza, el hombro, la rodilla y el ma­
leólo externo.
Sobre la descripción de la posición Fig. 13-1 Actitudes normales
sentada no insistiremos, sólo anotaremos molesta su dolencia. Son pasivos, los decú­
que al asumírtela presión intraafodominal au­ bitos en que quedan los enfermos comatosos
menta significativamente, lo cual determina que se dejan dominar totalmente por la gra­
importantes posibilidades de alteraciones fi­ vedad. Algunoi autores llaman decúbitos
siológicas que las iremos conociendo poco a forzados a los que toman los pacientes obli­
poco ¿n cada capítulo. gados por su enfermedad.
DECUBITOS: Se los clasifica en Activos y Los decúbitos normales w n: dorsal,
Pasivos. Son decúbitos activos los que to­ laterales derecho e izquierdo, y ventral; estos
man las personas sanas o los enfermos que se mismos decúbitos pueden ser activos, forza­
acuestan de la manera que les hace menos dos y pasivos.
-92 -
Decúbito dorsal: Es la posición en la que la
persona se encuentra acostada sobre su espal­
da. Voluntariamente no es tolerado por
mucho tiempo ni siquiera durante el sueño.
Las personas con hernias del hiato rápida­
mente sufren de molestias esofágicas por el
reflujo del contenido gástrico (-1), debido a
que aumenta el ángulo gastro>esofagico y se
transmite más la presión intraabdominal
Fig. No. 13-2.
Decúbito lateral: El del lado derecho es el
mejor tolerado , pues permite que el peso
del hígado descanse directamente sobre la
cama y que el estómago se vacíe más fácil­
mente en el duodeno, Fig. 13-3; sin em­
bargo, en la hernia del hiato no puede tole­
rarse pues también abre el ángulo gastro-eso-
fágico y facilita el reflujo. El lateral izquier­
do es el menos fisiológico porque debe
soportar tanto el peso del hígado como el del
estómago y más aún si está lleno.
En las ocupaciones pleurales, los pa­ Fig. 13-2 Acción de la presión intraabdominal
cientes prefieren estar semLsentados y ade­ sobre las hernias del hiato
más inclinados sobre el lado afectado, puesto
que así permiten que el lado opuesto, sano,
realice una respiración vicariante, Fig. No.
13-4. Los enfermos con cardiomegalia en
cambio, si bien prefieren la posición semi-
sentada, sin embargo, no toleran los decúbi­
tos laterales, sobre todo el izquierdo, pues al
favorecer el contacto del corazón con la pa­
red costal, lo sienten más y pueden sufrir de
sensaciones desagradables como palpitaciones,
ahogos y dolores opresivos, aparte de que
pueden oirse sus propios latidos cardíacos, lo Fig. 13-3 Vaciamiento del estómago en el duo­
cual les impide el sueño. Los enfermos con deno en el decúbito lateral derecho
crecimiento de las cámaras derechas, pueden toleran, pero sí en cambio los enfisema-
no tolerar el decúbito lateral derecho.
tosos, a los que la presión intraabdominal les
Decúbito ventral: Es aquel en el que se en­ ayuda en la espiración. Varios ejemplos más
cuentra una persona cuando se acuesta boca pondremos sobre los decúbitos en los capí­
abajo. Puede ser considerado fisiológico por tulos que lo ameriten, pero haciendo notar
las mismas razones que se dieron para el la­ su correlación fisiopatológica con la Semio-
teral derecho. Los enfermos cardíacos no lo lógjca.
-93 -
1.— COLOR: Sabemos por la fisiología,
que el color de la piel depende de la con­
fluencia de varios, factores como son: el
grosor de la epidermis y dermis, del grado de
vasodilatación o constricción de los vasos,
la cantidad de sangre que circula por ellos,
igual que de la cantidad y calidad de hemo­
globina que contienen los glóbulos rojos, y
de la cantidad de pigmento melánico que
contienen los melanocitos y melanóforos.
Cualquier variación en uno de estos factores
es capaz de producir cambios generalizados o
localizados del color de la piel. El cuadro
No. 14-1, nos señala que examinar y como
examinar, pero teniendo en cuenta que para
Fig. 13-4 Actitud del paciente con derrame hacerlo, es requisito básico el disponer de luz
pleural
natural.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 14-1
1.1: LA PALIDEZ se presenta siempre que
B IB L IO G R A F IA haya modificaciones en los vasos dérmicos o
en la sangre. En efecto, todo lo que sea capaz
1— Johnson, L.F., and Demeester, T.R.: Twen-
ty—four hour pH monitoring oí the distal de producir vasoconstricción pariférica pro­
esophagus—a cuantitative measuie of gastro- duce palidez generalizada o localizada. Así
ecophageal reflux. Amer. J. Gastroenterol. vemos por ejemplo en el frío, en el miedo,
62: 325—332, 1974.
en el shock, en algunos dolores intensos, en
las crisis hipertensivas de algunos pacientes.
La mayoría de éstas tienen como causa una
descarga adrenalínica que, actuando sobre los
CAPITULO 14
receptores alfa adrenérgicos, producen vaso­
constricción (2, 3,4) casi todos son de dura­
ción transitoria.
EXAM EN D E L A PIEL La calidad y cantidad de sangre tam­
bién son factores que pueden dar palidez.
Es un tiempo importante del examen Así: en las anemias, causa más frecuente de
médico en el cual juega papel preponderante palidez duradera, se debe a la disminución de
la inspección, pero también la palpación. glóbulos rojos y del pigmento hemoglobina.
Son muchos los detalles que debemos tomar En las hemorragias abundantes, sobre todo
en cuenta en el examen de la piel, y nosotros en las internas, la palidez progresiva es uno
lo vamos a hacer, pero sin entrar en los deta­ de los signos valiosos para el diagnóstico de
lles de la Dermatología, sino más bien en los hemorragia interna. En los pacientes con
que tienen que ver con los procesos genera­ Ca., a la palidez generalizada por la anemia
les, como son: lo. color, 2o. temperatura, se suma un color amarillo terroso. La Fiebre
3o. humedad, 4o. elasticidad, 5o. lesiones reumática, la Endocarditis bacteriana sub-
cutáneas de causas internas, 6o. el pelo y aguda, la insuficiencia aórtica, son causas
7o. las uñas. frecuentes.
-94-

CÜADRO No. 14-1'

EXAMEN DEL COLOR DE LA PIEL


Qué examinar Cómo examinar
1.1: Palidez. Fig. 14-1 1.1: Suficiente con la inspección, pe­
ro con la luz natural. Debe bus­
carse en toda la piel y además en
las conjuntivas palpebrales, cavi­
dad bucal, palmas de las manos y
plantas de los pies.
1.2: Rubicundez (Rojizo) 1.2: Observación.
Fig. 14-2
1.3: Cianosis (Morado) 1.3: Observando los labios, lengua,
Fig. 14-3 mucosa bucal, lóbulos de la nariz,
orejas, uñas de las manos y pies,
pulpejos de los dedos, resto de to­
da la piel.
Transiluminando las uñas o len­
gua, u oreja. (Fig. 14-4)
1.4: Ictericia (Amarillo) 1.4: Observando: La esclerótica, piel
Fig. 14-5 de todo el cuerpo, especialmente
tórax, abdomen y cara interna,
de los brazos, y la mucosa bucal.
— Comprimiendo la piel con una
placa de vidrio, con lo cual, al
vaciarse la sangre, se nota más el
color amarillo.
— Inyectando subdérmicamente una
gota de suero fisiológico, con lo
que se observa una ampolla ama­
rillenta por la disolución de la
bilirrubina que produce la icte­
ricia.
1.5: Melanosis (Hiperpigmentación 1.5: Simple observación de toda la
raelánica). Fig. 14-6 piel, y mucosas de la cavidad bu­
cal y vaginal, si es necesario.
Se pondrá especial atención en
los sitios expuestos a los roces y
a la luz.
1.6: Despigmentación(Leucodermias). 1.6: Simple observación de toda la
Fig. 14-7 piel y mucosas. Cuando es cir­
cunscrita hay que buscar en sitios
simétricos.

Fig. 14-1, 2, 3, 4: Lám. II. Fig. 14-5A, B y C: Lám . II. Fig. 14-6A y B: Lám. II. Fig. 14-7 Lám. III
-95-
La palidez segmentaria debe ser motivo de roce (cuello, cintura, codos, rodillas); en la
de especial análisis: en esencia significa di­ boca, la lengua y los carrillos en los que se
ficultad segmentaria de la circulación pe­ presenta como manchas de colorcafé obs­
riférica, como se ve en las obstrucciones curo; los pezones, la línea alba y los geni­
arteriales (Trombosis) de las piernas por ejem­ tales externos; las líneas de la palma de las
plo. En estos casos, a la palidez se suma manos.
la frialdad del miembro y la ausencia del Por hoy sólo mencionaremos además
pulso arterial de la arteria comprometida. a las hiperpigmentaciones en la cara, como el
En la enfermedad de Raynaud, se presen­ cloasma del embarazo y de algunas hepatopa-
ta una palidez de dedos de manos y pies tías e insuficiencia ováricas. Otras hiper­
que va seguida de cianosis. pigmentaciones por metales son muy raras
1.2: LA RUBICUNDEZ. También es un fenó­ en nuestro medio. Las manchas azuladas en
meno vascular o hemático que puede ser los sitios de la inyección de hierro adminis­
localizado o generalizado. La vasodila- trado parenteralmente son en cambio fre­
tación periférica que permite mayor aflujo cuentes.
de sangre a la piel explica el fenómeno. El
1.6: DESPIGMENTACIONES- No deben
excesivo calor ambiental, la fiebre, el ejerci­
ser confundidos con la palidez. El albinismo
cio, los “colores que suben a la cara” por reac­
es la despigmentación total de la piel, cabello,
ciones emocionales, las “llamaradas de ca­
cejas, pestañas y vellos del cuerpo, del iris
lor” de la menopausia, son unas pocas de las
y de la coroides de los ojos. El vitÍligo,
causas más frecuentes de rubicundez transito­
demuestra manchas leucodérmicas dispues­
ria. tas simétricamente, que pueden progresar has­
Muchas intoxicaciones o reacciones ta despigmentar amplias extensiones.
alérgicas producen rubicundez generalizada
o segmentaria. En las poliglobulinas, como 2.— TEMPERATURA.— Se examina con
en la primaria de Vaquez — Osler, es lo el dorso de los dedos de la mano, Fig. 14-8,
comparando siempre en los lados simétricos
más típico.
del enfermo. También "pueden usarse los
1.3: LA CIANOSIS, supone un aumento de termómetros dérmicos, pero e n . la clínica
la cantidad de hemoglobina reducida de la basta lo antes anotado. Con este procedi­
sangre, y por tener que ver con el funcio­ miento se pueden apreciar variaciones cuali­
namiento de los aparatos Cardiovascular y tativas del calor, es decir"!os aumentos y dis­
pulmonar especialmente, la estudiaremos en minuciones.
ellos.

1.4: ICTERICIA.- Su estudio muy deteni­


do del qué y cómo examinarla lo haremos
en el capítulo que se refiere al hígado y
vías biliares, aunque su causa no dependa
sólo de ellos. .
1.5: MELANOSIS- La Hiperpigmentación
generalizada más característica es la de la
Enfermedad de Addison, que afecta a toda Fig. 14-8 Examen de la Temperatura de la
la piel, pero especialmente a la cara, sitios piel
-96-
Cuando no son producto de la fiebre, QUE EXAMINAR Y COMO EXAMINAR: Se de­
los aumentos locales obedecen a procesos be examinar la cantidad, el olor y la distri­
inflamatorios de cualquier etiología: trau­ bución. Como puede deducirse, sólo se
máticos, infecciosos, alérgicos,etc. requiere de la inspección, ocasionalmente
La frialdad de la piel que no es pro­ de la palpación para confirmar un sudor muy
ducto de la temperatura ambienta] ni de fino, y del olfato. Pero, una auténtica cuan-
las hipotermias generalizadas, casi siempre tificación de la cantidad de sudor es muy
traducen trastornos vasculares funcionales u difícil, sin embargo de lo cual, cuando es
orgánicos. De estos, el más grave es la oclu­ muy abundante, puede registrarse aproxima­
sión arterial que puede conducir a la gan­ damente, pesando al paciente. También tie­
grena de los tejidos afectados, y que se acom­ nen valor, pero clínico, los síntomas de aste­
paña de la desaparición del pulso corres­ nia notable y aup de deshidratación con
pondiente, según hemos dicho antes. desequilibrio electrolítico que puede pre­
3.— HUMEDAD.— La humedad de la piel sentar una persona después de grandes sudo-
depende de la perspiración insensible y del raciones.
sudor. La primera es la que se hace por los Se llama Hiperhidrosis al aumento del
poros de la piel y que sirve para eliminar va­ sudor; Anhidrosis a su disminución notable
por de agua, C02 y calor. Se debe a la eva­ o desaparición; Bromhidrosis, al mal olor;
poración del líquido intersticial que aflora se cita además la Cromhidrosis, sudor de co­
hacia la periferie ( 1). lor, que nosotros no hemos visto.
El sudor es la perspiración sensible,
objetivada por las gotitas características que Hiperhidrosis: Sus causas son múltiples y
se depositan sobre la piel. .x todas 'relacionadas con los trastornos de al­
Como sabemos por la fisiología, el guno de los factores que regulan el sudor,
sudor interviene en los mecanismos termore- así: El calor del medio ambiente, como'en
guladores ya que al expulsar agua está tam­ los climas cálidos, habitaciones muy calien­
bién expulsando calor; pero también sirve tes, baños turcos etc. La fiebre, producto del
como emuntório accesorio del cloruro de so­ calor interno del cuerpo, al momento de la
dio, urea,' creatinina, ácido láctico y otras. 'defervescencia produce intensa sudoración
En su regulación intervienen varios factores generalizada. Algunas afecciones nerviosas,
como son: Las glándulas sudoríparas ecri- como: el histerismo, en el que la sudoración
nas y apocrinas, que son las encargadas de puede ser generalizada o localizada a uñ si­
secretar el sudor; el centro del sudor y de la tio determinado del cuerpo; en las lesiones
termoregulación situados en el hipotálamo; que exitan al simpático cervical, la sudoración
el sistema nervioso neurovegetativo que puede ser localizada al lado afectado; las
transmite las órdenes centrales a las glándulas náuseas' y el dolor de cualquier origen y el-
sudoríparas para estimular o frenar su secre­ vértigo pueden producir intenso sudor; de­
ción. Por tanto, cualquier causa que sea ca­ cimos lo mismo de las endocrinopatías, co­
paz de estimular o inhibir a estos factores mo: el hipertiroidismo, la menopausia, la
producirá aumento o disminución del sudor, hipoglicerníale los trastornos de la nutrición,
pero obviamente, el estimulante más frecuen­ como: los mal alimentados, anémicos,
te del sudor es el calor ya sea producido en los convalecientes. (En nuestro medio, al
el cuerpo o el proveniente del medio ambien­ convaleciente que suda inmediatamente des­
te. pués de la ingesta, le suelen decir, popular­
- 9 7 -

mente que “le ha cogido el alimento”). En al­


gunos trastornos circulatorios como: en el
shock, en el que suele ser frío y en la in­
suficiencia cardíaca. En algunas afecciones
como la fiebre reumática y la Tb. pulmonar,
en las que suele ser nocturno; y no pode­
mos dejar de indicar a las causas psiccígenas o
emocionales, de las cuales, las que afectan a
las manos y pies pueden convertirse en autén­
ticos problemas de timidez y desajuste social.
La causa más frecuente de piel
A n h id ro s » :
seca es la deshidratación; pero además al­
gunas dermatopatías como la esclerodermia
y la ictiosis. El mixedema 'se acompaña de
Fig. 14-9 Examen de la elasticidad de la
piel seca, igual que algunas colagenopatías piel
como las Dermatomiositis y el síndrome de
Sjógren.
El sudor proveniente de las
B ro m h ld ro s is .— y laxa. Algo semejante puede verse en per­
glándulas ecrinas no aportan para el olor. sonas que han sufrido de grandes ascitis o
Las apocrinas pueden ser emuntorios de algu­ tumores abdominales. También es muy laxa
nos condimentos alimenticios y de algunos en los emaciados.
medicamentos. Las variaciones raciales del
Suele ser tensa la piel infiltrada por
olor del sudor deben ser tomados como
edema o enfisema subcutáneo, además pue­
normales; la; dependiente, de la contamina­
de tener una apariencia fina y brillante.
ción bacteriana produce mal olor, igual que
la que es producto del desaseo. En la clínica Es gruesa y rígida en el mixedema, en
importa el olor urémico del sudor de los en­ el Cushing y la acromegalia.
fermos con uremia, que suele acompañar al 5 - LESIONES CUTANEAS DE CAUSAS
aliento de igual característica. INTERNAS:

4 .- ELASTICIDAD.- Se examina pin- 5.1 MACULA, es una mancha de la piel


zando entre dos dedos un pliegue de piel que ni se eleva ni se deprime del nivel de la
Fig. 14-9. Normalmente, gn los niños y jó­ piel. Entre éstas tenemos a:
venes es sumamente elástica pues, luego del El eritema, que puede ser generalizado o
pinzamiento, vuelve inmediatamente a su circunscrito y que se caracteriza por ser de
condición normal.' Conforme se avanza en color rojizo, producto de la congestión vas­
edad va perdiendo poco a poco su elastici­ cular y que desaparece al presionarlo, lo
dad hasta que en los viejos pierde su grosor, cual se evidencia más al hacerlo con una
se hace más transparente, especialmente en placa de vidrio. Podemos destacar al eritema
las zonas descubiertas, se pliega fácilmente de las emociones; de los rozamientos y pre­
y su poca elasticidad determina que se des­ siones sobre la piel; al dermografismo rojo
pliegue lentamente. En las mujeres que han que se ve en el hipertiroidismo, Fig. 14-10, y
tenido hijos, la piel del abdomen demuestra, que se lo busca haciendo unas rayas sobre la
a más de los viviceps, una piel poco elástica espalda con un objeto romo, se espera unos
F ig . 1 4 -1 l, Lám. III
-98 -
segundos y entonces aparecen las líneas tra-
. zadas de un color rojo que demora mucho en
desaparecer; también se las ve en algunas
neuropatías. Los eritemas de muchas enfer­
medades que afectan a la niñez, como el sa­
rampión, la escarlatina, la rubéola, la varice­
la, y otras que afectan también a los adultos
como la fiebre tifoidea y la erisipela. Fig.
14-11. Mencionamos también a los de las
alergias e intoxicaciones. Muchos otros
eritemas los conoceremos en otros capítulos.
Manchas hemorrágicas: Equimosis y Pete-
quias: Las primeras, que pueden ser secun­
darias a traumatismos o a trastornos de la Fig. 14-14E Nodulos. Enfermedad de Von S<>
coagulación, suponen ruptura vascular y fuga cklighousen
de la sangre al intersticio; su color varía de 5.3: VESICULAS: bolsitas que asientan en
acuerdo con el paso de los días y la degrada­ la: epidermis, llenas de líquido seroso que
ción de la hemoglobina, desde el azul-morado cuando se infecta se convierte en pus y da a
hasta el amarillento; ocupan una superficie la formación el nombre de pústula. Fig.
amplia y pueden distribuirse en variadas zo-. 14-15. En la medicina general interesa las de
ñas del cuerpo Fig. 14-12. Las petequias, la varicela, que son el siguiente paso de las
Fig. 14-13, propias de las púrpuras, son manchas eritematosas con las que se inicia la
manchitas rojizas, de forma redondeada que, erupción cutánea de la enfermedad. En la
igual que las equimosis, no desaparecen con vacuna de la viruela es típico que el eritema
la presión, son del tamaño de lentejas o más del sitio de la vacuna, se convierta luego en
pequeñas como de la cabeza de un alfiler, sue­ vesícula, más tarde en pústula y por fin en
len presentarse en grupos a veces muy nume­ costra, que al caer deja una cicatriz indele­
rosos y asientan en diversas partes del cuerpo, ble. Mencionaremos también a las vesículas
pero se las ve con más frecuencia en el abdo­ del herpes simple, que asientan sobre todo al
men y miembros inferiores; son microhemo- rededor de la boca, en los labios y comisuras,
rragias, producto de trastornos capilares y pero alguna vez también al rededor del ano
plaquetarios, pero también de los trastornos y genitales. Fig. 19-4 . El herpes de las
de la coagulación. enfermedades febriles también asienta al re­
5.2: PAPULAS: Son sólidas, del tamaño dedor de la boca. El más característico es el
de una lenteja o arveja, sobresalen en la piel de la neumonía neumocócica. El herpes
y son patológicas. Pueden verse en la sífilis, zoster, en cambio, produce vesículas que
lepra, tuberculosis. Fig. 14-14.0, B.jC. asientan a lo largo- de los nervios periféricos,
evolucionan a pústulas, luego a costras que
Debe diferenciarse de los nodulos cuando caen dejan cicatrices indelebles; son
que son elevaciones de tejido duro loca­ infecciosas, producen fiebre e intensos dolo­
lizado en la dermis o en el tejido celular res de la zona afectada. Fig. 14-17. Sólo
subcutáneo. Pueden estar provocados por por su frecuencia mencionamos alas vesículas
procesos inflamatorios o tumorales. de las quemaduras de la piel y de los roces
Fig. 14D - Fig. 14E. frecuentes de la misma.
Fig. 14-11, 12, 13: Lám. III. Fig. 14-14A, B ,C ,D y E: Lám . IV . Fig. 14-5: Lám. V. Fig, 14-17A y B: Lám. V.
-99-
5 4 : PUSTULAS- Llamamos la atención piel o a las capas más profundas. Una de las
sob re las del acné que asientan sobre todo más frecuentes es la úlcera varicosa. Fig. 14-19,
en la cara y espalda y pueden ser responsa­ que asienta en la mitad inferior déla pierna,
bles d e importantes cambios psicológicos, única o varias, la mayoría de veces unilateral,
sobre todo en los jóvenes. de bordes festoneados, y rojizos y que pueden
5 5: NODULOS: Son formaciones patológi­ estar rodeados de una zona más amplia de
cas de la piel, de consistencia sólida y de un piel cianótica. Se ve en las piernas con várices
tamaño variable entre 0,3 y 3 centímetros de muy evidentes o no, pero que en todo caso,
diámetro, son redondeados u ovalados y en el examen, demuestran severo daño en el
binariam ente lisos. Por hoy sólo mencio­ retorno venoso.
naremos a los de la fiebre reumática, que Otras úlceras frecuentes son las de
son raros, subcutáneos, duros, inconstantes decúbito o escaras, Fig. 14-20, que asientan
y que asientan en las superficies de extensión en la región sacro-coxígea, glútea, y rara vez
de las articulaciones y sobre los huesos pla­ en la escapular y en los talones. Se ve en los
nos. También mencionaremos a los nodulos enfermos muy debilitados y encamados largo
del eritema nudoso, que asientan bajo el eri­ tiempo en decúbitos más o menos fijos.
tema correspondiente, son duros, muy dolo­ Muchas otras causas, como las infeccio­
rosos, de tamaño variable, asientan sobre to­ nes, traumatismos, trastornos neurológicos,
da la cresta tibial, dorso del pie y cara exter­ y el cáncer de la piel pueden producir úlceras,
na de los antebrazos, pero puede encontrarse pero las enunciadas más arriba son las más
también sobre los muslos; su etiología es frecuentes.
múltiple, y no nos corresponde revisarla
aquí.
Las lesiones hasta aquí descritas, es de­
cir, a las máculas, pápulas, vesículas, pús­
tulas y nodulos pertenecen al grupo de las
llamadas lesiones primarias de la piel; tam­
bién pertenecen a éstas los tumores dérmicos.
5.6: ESTRIAS: Fig. 14-18. Son el produc­
to de la hiperdistensión de la piel con ruptu­
Fig. 14-20 Ulceras de decúbito
ra de sus fibras elásticas. Las más típicas son
las del embarazo que asientan en la parte ba­
6. - PELO: Como todos* "iobservamos,7 los
ja del abdomen. Muy semejantes son las de
niños, sin relación con su sexo, tienen el
la ascitis y de los quistes gigantes de ovarios.
pelo del cuero cabelludo, pestañas y cejas.
En el síndrome de Cushing, asientan en la
En la pubertad, también en ambos sexos,
parte baja del abdomen y muslos, y son de
se presentan los pelos de las axilas, del pubis
color amoratado. En los anasarcas pueden
en su disposición triangular, y un poco en las
verse además en el abdomen y miembros in­ extremidades superiores e inferiores. Pero
feriores, en las regiones glúteas, lumbar y en el hombre, conforme van subiendo los
aun en los senos. Los obesos también pue­ niveles androgénicos, van también aparecien­
den presentarlas en las zonas más distendidas. do los pelos de la barba, bigote, de la pro­
5.7: ULCERAS.- Son pérdidas circunscrip­ longación umbilical del pelo pubiano y peri-
tas de substancia que puede afectar sólo a la neal hasta cubrir los bordes del ano, y los
Fig. 14-18: Lám. V. . ?. 14-19: Lám. V y VII.
— 100 —

de otras regiones como los del pecho, espal­


da y de los miembros, aumentando los que
antes ya existían. Estas observaciones lleva­
ron a Gam y Rook, a clasificar el pelo en:
“no sexuado”, al de la infancia; “ambisexua-
do”, al que es común para el hombre y la
mujer; y “sexuado”, al que es exclusivamente
del hombre. Cabe notar que la implatación
frontal del pelo en el hombre es convexa ha­
cia adelante, y en la mujer es cóncava (Mara-
flón). Fig. No. 14-21.

Se llama hipertricosis al exceso de pelo.


Algunos autores usan la palabra hirsutismo
para describir a la aparición de pelo en sitios
anormales, por ejemplo, barba y pelo en el
pecho de la mujer. Fig. 14-22.
En la patología de las enfermedades in­
ternas, sobre todo endocrinas, tiene interés
el estudio del pelo, pues, en forma relativa­
mente pronta se afecta y aporta con algunos
signos; así: los acromegálicos pueden ser hiper-
tricdsicos; en el hipercorticalismo masculino
hay aumento del pelo, pero en la mujer, ade­
más, si hay hipersecreción androgénica supra­
rrenal puede haber una distribución masculi­
na, con caída del cabello e implantación
frontal convexa, prolongación umbilical del
vello pubiano, barba, etc. Esto puede verse
también en la virilización climatérica.

La caída del cabello en el' hombre es


una característica propia de su sexo y está
relacionada con la testosterona; pero en los
mixedematosos de ambos sexos puede ser
precoz. La disposición femenina del vello
pubiano en el hombre está relacionada con
las lúpofunciones gonadales e hipofisarias.
La caída del pelo axilar suele verse en el hi-
potiroidismo, además de los hipogonadismos
testiculares o hipofisarios. En nuestra raza
indígena, la escasez del pelo pubiano y axilar
es frecuente. Fig. No. 14-23. Fig. 14-22 Hirsutismo
-101 -

Fig. 14*24 Uñas en vidrio de reloj

Fig. 14*23. Distribución feminoide del pelo BIB L IO G R A FIA


pubiano.
7._ UÑAS: Las uñas en vidrio de reloj,
Fig. No. 14-24, son convexas en todas las
Guytoa, A.C.: Temperatura corporal, regu­
direcciones, suelen acompañar a los dedos en 1-' lación térmica y fiebre. Tratado de F ito ­
palillo de tambor, que se presentan en las patología médica, Interamericana, México.
m a n o s y ocasionalmente en los pies; son pro­ 5a. ed.. Cap. 72, p.p. 952,1977.
pias de las enfermedades cianóticas cróni— 2.- Jenkinson, D.H.: Classification and proper-
cas y por esto es que tienen un color morado. ties o í peiipheral adrenergíc receptora. Brit.
Med Bull., 29: 142, 1973.
En la endocarditis bacteriana subaguda pue­
Morán, N:C.: Adrenetgic receptors within
den verse hemorragias puntiformes que se ha­ the Cardiovascular System. Circulation, 28:
cen más evidentes al presionar suavemente la 987,1963.
punta de la uña. En las anemias son pálidas, 4-. Nikerson, M.: Adrenergic receptors: Cire.
sin brillo y quebradizas. Res., 32 (SuppL 1): 53,1973.
SEGUNDA PARTE

EXAMEN DE
CABEZA Y CUELLO
LA CEFALALGIA
í

Dr. Carlos Guarderas R.


- 102 -
CAPITULO 15

LA C E F A L A L G IA

INTRODUCCION.- Injertamos, el estudio


de este síntoma en medio del estudio del
examen físico de la cabeza, porque mil veces
la cefalalgia es la consecuencia de un tras­
torno funcional u orgánico de cualquiera de
las estructuras de esta región del cuerpo hu­
mano, y porque para la precisión diagnóstica
no es posible separar ia anamnesis de su exa­
men físico. Si se tiene en cuenta además
que, como Motivo de Consulta, es uno de
los síntomas más frecuentes, y que su anam­ Fig . 15-1 Zona de referencia, del dolor de las
estructuras situadas encima de la tien­
nesis rinde el más alto porcentaje para el éxi­ da del cerebelo.
to en su diagnóstico, creemos prudente que
el alumno se introduzca precozmente en el
estudio de este síntoma, cuyo dominio ade­
más le producirá muchas satisfacciones a cor­
to plazo.
DEFINICION.- Es el dolor de cabeza conoci­
do más comunmente como cefalea.
ESTRUCTURAS DOLOROSAS: Como sabemos
desde 1940, por los estudios de Ray y
Wolff (20), las estructuras capaces de pro­
ducir dolor son: todos los tejidos pericra-
neales; las arterias extracraneales y las cere­
brales de la base del encéfalo; las venas de la
superficie cerebral y los grandes senos veno­
sos en los que van a desembocar; las partes de Fig. 15-2 Zonas de referencia del dolor de las
la dura madre que rodean a la base de las estructuras situadas debajo de la tien­
arterias durales. da del cerebelo.

Las estructuras que no son sensibles al a la frente y regiones parietal y temporal del
dolor son: el cráneo; el parénquima encefá­ cráneo, Fig. 5-1, siendo que los estímulos
lico, casi toda la. superficie de las membranas dolorosos viajan por el trigémino.
que cubren al sistema Nervioso Central, las Las estructuras situadas debajo de la
cubiertas ependimarias de los ventrículos, los tienda del cerebelo refieren su dolor a la re­
plexos coroideos, y las venas diploicas y gión occipital, y las vías conductoras de los
emisarias de las superficie del cráneo. estímulos dolorosos viajan por el glosofarín-
Las estructuras situadas encima de la geo, vago y raíces raquídeas cervicales (5).
tienda del cerebelo producen dolor referido Fig. 5-2.
— 103 _

FISIOPATOLOGIA GENERAL.- Los meca­


nismos básicos a través de los cuales puede
producirse dolor son: lo .X a distensión, tor­
sión o dilatación de los vasos intra y extra-
craneales; 2o._la inflamación de cualquiera
de las estructuras capaces de percibir los
estímulos dolorosos; y 3o..la contracción
muscular exagerada y sostenida. Las causas
capaces de determinar estas alteraciones son
múltiples, y aunque en este texto no nos
toca analizarlas, sin embargo, a lo largo del
estudio de la técnica de examen de la cefalea,
iremos apuntando las más frecuentes. Fig. 15*3 Comportamiento de las arterias afec­
tadas diarante la jaqueca.
Algunos ejemplos nos aclaran el pro­
blema: en la hemorragia subaracnoidea, la flujo sanguíneo aumentado. De esta manera
cefalea se produce por ruptura y distensión se tendría los elementos que, operando en
de los vasos de la aracnoides o de la piama- círculo vicioso , (espasmo muscular, doloi;
dre 'as zonas sensibles al dolor. ansiedad), explicarían la persistencia de esta
cefalalgia (7).
En la jaqueca, un período de vasocons­
tricción inicial determina hipoxia de los teji­ Los tumores producen cefalalgia por
dos correspondientes al vaso, lo cual explica la tracción que ejercen sobre los vasos intra­
los síntomas prodrómicos; pero más tarde craneales; mientras que los procesos inflama­
hay una vasodilatación intensa de las arterias torios lo hacen estimulando directamente a
intra y extraeraneales, Fig. 15-3, que deter­ las zonas sensibles al dolor.
mina el dolor característico. Los investiga­ La inflamación directa de los vasos
dores señalan que la arteria estaría afectada arteriales produce cefalalgia, como en la arte-
por un proceso de inflamación estéril (6), en ritis de células gigantes y en la periarteritis
la que tendrían que ver mediadores vasoac- nudosa; mientras que algunos procesos in-
tivos (3), y trastornos en la síntesis de Tira- munológicos también pueden producir dolor,
mina por razones genéticas (21). como en la arteritis temporal (19).
La cefalalgia periódica acumulada o de La neuralgia del trigémino parece de­
Horton, se debería a la vasodilatación de berse a una excitación por sumadón tempo­
la carótida externa, cuando el dolor se irradia ral de impulsos aferentes.
hacia las regiones supraorbitarias; y cuando EXAMEN DE LA CEFALALGIA: Incluye
lo hace hacia abajo, o sea, hacia las zonas in- la anamnesis, el examen físico y los exáme­
fraorbitarias, la dilatación sería de la carótida nes complementarios. Pero, para su co­
interna (9); además, se asocia intensa vasodi- rrecta comprensión e interpretación es in­
latición de las arterias intraoculares. dispensable tener en cuenta que, a pe­
La cefalalgia por contracción muscular, sar de que se trata de un síntoma, sin
se presenta cuando los tejidos periféricos embargo, el examen médico debe ser com­
de la cabeza, cara y cuello, especialmente los pleto, considerando al paciente como un
músculos, se contraen intensa y persistente­ todo y no como algo que depende exclusiva­
mente, los cuales además estarían con un mente de la cabeza. Por esto es que, aunque
nosotros vamos, en este momento a analizar ca es frecuente encontrar que el motivo de
el síntoma, sin embargo, para obtener conclu­ consulta es el último acceso que se inició ha­
siones definitivas y llegar a plantear un diag­ ce pocas horas, pero en realidad es una
nóstico etiológico, es indispensable hacer to­ afección que puede haberse iniciado meses
da la anamnesis y examen físico del paciente. o años atrás. En cambio, en la carcinomato-
ANAMNESIS.— Para la mayoría de las cefa­ sis meníngea, el dolor es siempre de reciente
leas es el tiempo de examen más importante, aparición, igual que en la meningitis.
no solamente porque en muchas de ellas el 3 .- Intensidad.— No tiene mucho valor pa­
examen físico puede ser negativo, sino ade­ ra el establecimiento de la causa, pero sí es
más porque, para todas, si el interrogatorio conveniente reconocer que, por su intensidad,
no orienta definitivamente sobre su etiología, el paciente acude más pronto al médico. Son
es muy difícil que después con sólo los otros dolores muy intensos los de las neuralgias,
tiempos del examen médico podamos estable­ del glaucoma agudo y de las hemorragias
cer sus características completas. subaracnoideas.
4 .- Causa aparente: En la jaqueca, cual­
Llamamos la atención sobre el hecho
quier tipo de estímulo físico, psíquico o bio­
de que, como casi todo el mundo alguna vez
lógico es capaz de desencadenar el dolor, y
ha sufrido de dolor de cabeza banal que ha
es frecuente su asociación con la menstrua­
desaparecido con un simple analgésico, mu­
ción y la menopausia. Los trastornos emo­
chos pacientes y desgraciadamente también
cionales y los vicios de posición desencade­
algunos médicos enfocan con cierta ligereza
nan las cefalalgias por contracción muscular.
este síntoma y dejan pasar casos cuya natu­
Las neuralgias del trigémino pueden iniciarse
raleza puede ser muy grave y aun fatal. Pero
por pequeños roces en la cara o ligeras pre­
nosotros, con el objeto de habituar desde el
siones en los puntos de emergencia a la su­
comienzo al estudiante a hacer frente a este
perficie de sus ramas. Fig. 154. El ejercicio
síntoma, vamos a ser un tanto minuciosos
físico y el coito (8) pueden desencadenar
en el interrogatorio.
cefalalgias de tipo vascular; también pueden
QUE PREGUNTAR Y COMO PREGUNTAR: hacerlo las infecciones, intoxicaciones, la
Ventajosamente para el estudiante, la técni­ fiebre, la hipoxia de altura, la ingesta de al­
ca de la anamnesis de la cefalea es la misma cohol y algunos alimentos que producen
de cualquier dolor, que ya fue estudiada en el vasodilatación parecida a la de la inyección
cuadro No. 3-2, más algunas preguntas que de Histamina. Los cambios de presión baro­
le son propias, como: métrica aumentan las de la sinusitis. Los mo­
1.— Síntomas prodrómicos: ¿Tiene alguna vimientos del cuello desencadenan o intensi­
molestia, antes de que se presente el dolor de fican los de las espondilosis cervical. Los es­
cabeza? fuerzos de la vista (lectura, cine, T.V., etc.)
producen cefalalgias frecuentes. La que se
2.— Forma de presentación: Cómo empe­
origina por la tos, sugiere tumor intracra­
zó el dolor?
neal.
CONSIDERACIONES A LA ANAMNESIS 5 .- Sitio del dolor.- Occipital, en la he­
DE LA CEFALEA: De las preguntas hechas morragia subaracnoidea ( 10) y en la hiper­
casi todas tienen una buena razón para hacer­ tensión arterial. En la jaqueca, puede ser
la?,en efecto: ocular, frontal o de todo un lado de la cabe­
1.- y 2.— Fecha de comienzo: En la jaque­ za y además puede alternar un lado con otro;
fraorbitarias (9). Los tumores cerebrales lo ha­
cen hacia las zonas vecinas en el 30 por cien­
to de casos. Las de las enfermedades de los
ojos, senos paranasales, oídos, vértebras cer­
vicales superiores, se refieren a una zona
contigua.
7.~ Tipo de dolor.- En forma de latido
en las cefalalgias vasculares y en la jaqueca.
En banda o en forma de casco en las debidas
a contracción muscular. En la insuficiencia
de la arteria basilar dura meses y suele ser
constante. En las agrupadas es uniforme,
@ N. MAXILAR SUPERIOR
intenso, taladrante y profundo. Es lanzinan-
te en las neuralgias. Continuo o intermiten­
M. MAXILAR INFERIOR te en los tumores. En la arteritis temporal
tag. X5-4 Puntos de emergencia del trigémino. es de tipo quemadura.
8. - Síntomas acompañantes.—En la hemo­
mientras que en la cefalalgia periódica acu­
rragia subaracnoidea: vómito, somnolencia y
mulada, asienta, siempre en el mismo lado y
rigidez de la nuca. Náusea y vómito en la ja­
puede afectar al ojo, frente y sien. Los tu­
queca. La cefalalgia agrupada se acompaña
mores que se encuentran por encima de la
de congestión nasal, inyección conjuntival,
tienda del cerebelo, producen dolor en la
lagrimeo y síndrome de Horner. Dolor y
frente y vértice de la cabeza; cuando se en­
contracción muscular junto con limitación
cuentran debajo de la tienda del cerebelo,
de los movimientos, en la que es por con­
el dolor es occipital y puede acompañarse de
tracción muscular. Dolor a la palpación de la
espamo de los músculos del cuello. Cuando
arteria temporal, en la arteritis del mismo
el tumor es de un hemisferio, el dolor es del
mismo lado de la cabeza; si procede del quias­ nombre. En las lesiones intracraneales hay
ma, se refleja al vértice. Bn las sinusitis se trastornos neurológicos, convulsiones, desa­
localiza en la zona correspondiente, igual rreglos intelectuales, confusión mental, co­
que en las oculares, nasales, dentales, del ma, aunque a veces primero aparecen éstos
oído y de la mastoides. En los adolescentes, y luego la Cefalalgia. En las malformaciones
la cefalea frontal procede más frecuentemen­ arteriovenosas, pueden producirse hemorra­
gias, convulsiones, alteraciones neurológicas
te de la depresión y ansiedad. Las malforma­
(10). El dolor del glaucoma se acompaña de
ciones arterio-venosas producen dolor en el
pérdida del campo visual, visión de halos
mismo lado de la lesión. El glaucoma da do­
coloreados al rededor de luces, aumento del
lor en la profundidad de la órbita. El aneu­
tono ocular. La cefalea orbitaria o frontal
risma de la carótida interna o de la comuni­
del aneurisma de la carótida interna o de la
cante posterior produce compresión en el
comunicante anterior, puede acompañarse de
3er. par craneal y produce un dolor ocular o paresia extraocular por compresión en el ter­
frontal. cer par craneal. Pérdida de la visión en el
6.- Irradiación.- En la cefalalgia acumula­ aneurisma subaracnoideo hipofisario.
da lo hace hacia las regiones supraorbitarias, 9.— Relación con los alimentos: El alcohol
frente y sien, pero también a las regiones in- puede desencadenar las cefaleas agrupadas.
PLIEGO: 5
- 106 —
Los quesos que contienen tiramina (17), los do la cefalea es previa a un ejercicio y
nitritos, el glutamato monosódico y el cho­ ésta persiste o progresa luego de él, de­
colate, pueden provocar la jaqueca. La ce­ be hacer pensar en una masa ocupativa
falea post-ingesta puede ser por hipoglicemia intracraneal.
( 11). 16.- Relación con los medicamentos.- La
10.— Horario.- La cefalalgia de la hiper­ jaqueca puede aliviarse con la presión exter­
tensión arterial suele ser matutina. Los tu­ na de la arteria extracraneal afectada, y desa­
mores y en general los procesos ocupativos parecer con los antagonistas de la serotonina
intracraneales, producen dolor a la madruga­ e histamina (2). La cefalea de Horton, desa­
da y en la mañana. Las agrupadas son noc­ parece con la sección del nervio petroso (16);
turnas. Las de las sinusitis frontal son por y puede aliviarse con los vasoconstrictores
la mañana, las de los senos maxilares son ves­ y antagonistas de los aminas. La cefalalgia
pertinas. Las cefaleas por tensión emocional por contracción muscular calma con los rela­
no tienen horario y aparecen en cualquier jantes musculares, los masajes, el caior local,
momento del día (12). los analgésicos, los anestésicos locales, los
sedantes y antidepresores. La de la neural­
11.— Periodicidad.- La cefalalgia acumu­ gia del trigémino calma con la carbamacepina
lada se presenta en períodos que duran sema­ o la Difenilhidantoina (14), o la clorofena-
nas o meses alternando con temporadas de cina. Los anticonceptivos pueden ser causa
calma de hasta varios años. El dolor que de cefalalgia y aliviarse con su supresión (18),
recurre regularmente, sugiere cefalalgia de en cambio en las cefalalgias de la menopausia
origen vascular. precoz, los estrógenos las alivian (4).
1 2 .- y 13.- Relación con el vómito y la 17.— Evolución.— En general debe recono­
micción: no tiene importancia. cerse que un dolor que dura mucho tiempo
debe ser objeto del más cuidadoso estudio y
14.- Relación con la deposición.— El es­
ya que puede tener como causa un daño or­
fuerzo defecatorio puede desencadenar las
cefaleas vasculares intracraneales y las causa­ gánico o un trastorno funcional, como la ja­
queca crónica, ser causa de una alteración
das por la fiebre, tumor e ingesta de alcohol.
estructural. En efecto, la jaqueca puede pro­
15.- Relación con las actitudes, decúbitos y ducir atrofia de la zona afectada.
ejercicio físico .- Los movimientos de la ca­
18.- Tiempo de duración.- La hemorragia
beza, el ejercicio y el Coito aumentan las
subaracnoidea puede durar pocos días. La
cefalalgias vasculares, la jaqueca y la que si­
de la periódica acumulada es muy breve.
gue a la Ingesta de alcohol. La de la hiper­
Largo tiempo, la de la contracción muscular;
tensión urterlal calma en la actitud de pie.
pero de meses a un año las de tumor cerebral,
La dificultad de la flexión de la nuca acom­
absceso y hematoma subdural.
paña a las cefalalgia* de la hemorragia sub-
occipital, tumores de la fosa posterior y me­ 19.- Forma de presentación.— Precedida
ningitis. Si al pasar de la posición acostada de aura, la jaqueca. Súbitamente, la de la he­
a la actitud sentada o de pie, se presenta morragia subaracnoidea. Insidiosamente la
cefalalgia acompañada de paresias de las del tumor cerebral.
extremidades, se debe sospechar bloqueo 20. - Síntomas Prodrómicos.— La jaqueca
del líquido cefalorraquídeo por quisto» co­ va precedida, típicamente, de aura, caracte­
loidales del tercer ventrículo (15). Cuan­ rizada por trastornos visuales como escoto-
- 107 -

maS) visión borrosa; rara vez paresias y pa­ SINTESIS SOPRE LAS CEFALALGIAS
restesias casi siempre unilaterales (1); cam­ MAS FRECUENTES.- JAQUECA: Si bien
bios de carácter. Cuando en una persona de el paciente puede consultar por su último
mediana edad el aura visual va seguida de ce­ acceso iniciado hace pocos minutos u horas,
falalgia, no debe descartarse la posibilidad sin embargo, el dolor puede venir presentán­
de un tumor cerebral Si los síntomas del dose desde hace mucho tiempo, aun años
aura persisten aun después de haberse inicia­ atrás. A veces es muy intenso y puede ser
do el dolor debe sospecharse en una malfor­ desencadenado por cualquier tipo de estí­
mación arteriovenosa. mulo físico, psíquico o biológico, y aun
21 .— Edad.— Cuando la cefalalgia dura va­ asociarse a la menstruación y menopausia.
rios días en una persona de edad avanzada Clásicamente es unilateral, asentando en to­
debe pensarse en arteritis temporal, sin em­ da la mitad de la cabeza o sólo en un ojo
bargo, si es el primer acceso doloroso debe o en la mitad de la frente; pero ocasional­
pensarse antes en insuficiencia vascular o en­ mente puede alternar el un lado con el
fermedad de la arteria basilar, y en el glauco­ otro. Puede tener una sensación de latido y
ma. El adolescente suele sufrir de cefaleas estar acompañado de náusea y vómito. Al­
frontales diarias, por ansiedad. El adulto con gunos alimentos como el chocolate, los qué
cefalalgia durante el día debe hacer pensaren contienen nitritos, glutamato monosódico,
depresión e hipocondría (13). y los quesos con tiramina pueden desencade­
narlo, igual que el ejercicio físico, algunos
Como puede verse por todo lo-que an­ movimientos de la cabeza y el coito. Puede
tecede, ía anamnesis es capaz de orientamos aliviarse con la presión externa de la cabeza
definitivamente sobre la causa de la cefalal­ sobre la arteria comprometida y con la ad­
gia, sin embargo de lo cual, y a pesar de que ministración de los antagonistas de la hista-
taíyez pudiera no encontrarse nada, debe niina y de la serotonina. La mayoría de veces
continuarse con un examen físico completo, evoluciona sin dejar secuelas, peto la forma
poniendo especial atención a los sistemas crónica puede terminar causando daños es­
cardiovasculares, renal, ojos, senos paranasa- tructurales en la zona afectada.
les, sistema nervioso central y pares craneales,
Queremos resaltar el hecho de que es­
y acudiendo a los exámenes complementarios
tá precedida de aura cuyas expresiones más
que se consideren más adecuados para el caso,
frecuentes son los trastornos visuales o audi­
sin olvidar las radiografías anteroposterior y
tivos; las paresias o parestesis unilaterales;
lateral de cráneo, funcionales de columna
los cambios de carácter; la náusea y vómito.
cervical; Electroencefalograma, termogramas
para las cefalalgias agrupadas (22); toma- CEFALALGIAS VASCULARES- Pueden apa­
grafía axial computarizada, examen del lí­ recer en cualquier época de la vida, y el pa­
quido Cefaloraquídeo y otros exámenes que ciente suele acusarlas al ejercicio físico, al
competen ya al campo de la neurología. coito, al alcohol, a algunos alimentos espe­
Pero téngase en cuenta que nada es capaz cialmente a los que producen vasodilatación
de reemplazar a una historia clínica bien he­ parecida a la de la histamina, y también a la
cha y a un juicio clínico bien constituido. fiebre, infecciones o intoxicaciones, _ la
Finalmente, haremos una síntesis sobre defecación. Tienen alguna periodicidad si
las características de las cefalalgias más se toma en cuenta que recurren con alguna
frecuentes. frecuencia.
- 108 -

Las malfonnaciones arteriovenosas producen las zonas vecinas. Se acompaña de tras,


un dolor que asienta en el mismo lado y sue­ tornos neurológicos, convulsiones, desarre:
len ser la causa de hemorragias, convulsiones glos intelecutales, confusión mental o coma5
y alteraciones neurológicas; constantemente puede haber pérdida de la visión si el tumor
están precedidas de aura que no desaparece se localiza en la zona subaracnoidea hipo;
aun mientras dura el dolor. fisaria; los de la fosa posterior pueden di­
En el aneurisma de la carótida interna o de la ficultar la flexión de la nuca. Puede estn
comunicante posterior que comprime el ter­ precedida de aura visual y presentarse es-
cer par, el dolor puede asentar en el ojo y la pecialmente en las primeras horas de la ma­
frente del mismo lado y además puede causar drugada o de la mañana.
paresias extraoculares. GLAUCOMA AGUDO Y ESFUERZOS VISUALES.
En el primer caso el dolor suele ser muy
En la arteritis temporal hay dolor a la palpa­
ción de la arteria, y puede durar varios días intenso, localizado en el ojo correspondien­
te e irradiado a las zonas vecinas y a la pro­
en las personas de edad avanzada.
fundidad de la órbita; se acompaña de au-
En la insuficiencia de la arteria basilar, el do­ mentó del tono ocular, visión de halos colo­
lor es de tipo latido, pero constante y puede reados cuando el paciente mira a las luces,y
durar varios días seguidos. de pérdida progresiva del campo visual:
dura varios días y afecta más a personas de
CEFALALGIA PERIODICA ACUMULADA O DE edad avanzada.
HORTON.— Se localiza en el ojo, frente o
La cefalalgia de los esfuerzos visuales
sien, siempre en el mismo lado y puede irra­
suele presentarse luego de lecturas prolon­
diarse a las regiones supra e infraorbitarias.
gadas, del cine o la T.V.; localizarse en la
El dolor suele ser intenso, taladrante y pro­
región occipital y ocasionalmente irradiarse
fundo; se acompaña de síndrome de Homer,
a toda la cabeza. Típicamente se acompaña
congestión nasa2, lagrimeo e inyección con-
de trastornos de la acuidad visual y se alivia
juntival; puede presentarse luego de la ingesta
con el uso de los lentes correctivos corres­
de alcohol en accesos típicamente nocíamos;
pondientes.
dura poco tiempo y luego puede desaparecer
por largos períodos que alternan con otros SINUSITIS.- El dolor puede haberse origi­
menos largos de calma. Se alivia coa vaso­ nado hace mucho tiempo si el proceso es
constrictores y antagonistas de las aminas, y crónico; puede desencadenarse o intensificar­
desaparece con la sección del nervio petroso. se con el frío y el aumento de la presión
TUMOR INTRACRANEAL- El dolor puede barométrica; se localiza en la frente si son los
haberse iniciado dentro del último año en senos frontales los afectados, y en los pómu­
forma insidiosa; es desencadenado por la tos los si se origina en los maxilares, pero si se
y los esfuerzos defecatorios. Los tumores produce en los etmoidales'o esfenoidales.
originados sobre la tienda del cerebelo pro­ puede localizarse en el vértice de la cabeza
ducen dolor en la frente y el vértice de la ca­ se irradia a las zonas contiguas, se acompaña
beza, mientras que los que nacen debajo due­ de catarro constante y puede ser más intense
len en el cuello; si asientan en un hemisferio, en la mañana si procede de los frontales,
el dolor es en el mismo lado; y en el vértice y en la tarde si es de los maxilares.
de la cabeza si proceden del quiasma. Es de CONTRACCION MUSCULAR Y ESPONDILOSIS
tipo continuo o intermitente y se irradian a CERVICAL.- Puede tener un inicio reciente
:'o antiguo; es más o menos intenso y suele vasoactive substances: th e ir relatio n sh ip to
m igraine, A dv. N euroL , 4: 3 9 5 ,1 9 7 4 .
desencadenarse por vicios de posición o mo­
vimientos bruscos de la cabeza; se localiza en 7.— D alessio, D .J.: M echanism s an d b io ch em istry
o f head ach e. P ostgrad. M ed., 56: 5 5 ,1 9 7 4 .
et cuello y región occipital y puede irradiarse
¡¡¿cia los hombros, brazos y parte alta de la 8.— D alessio, D J . : E ffo rt m igraine. E d ito r ia l
espalda; es continuo, intensificado por los H ead ach e, 14: 5 3 ,1 9 7 4 .
movimientos del cuello a los cuales al mismo 9.— E k b o m , K .: S tu d ies o n C lauster Headacb&
tiempo los dificulta; calma con el calor local, S to c k h o lm , 1 9 7 0 .
los analgésicos, los relajantes musculares y 10.— F ish er, C.M .: H eadache i n cerebrovascular
con la gimnasia del cuello, la cual a la vez disea®. In V inken, P .J., an d B ryn, G.W.,
eds,: H a n d b o o k o f C linical N eurology.
previene que vuelva a presentarse muy se­ A m sterm an , N o r ih H olland Publishing Co.,
guido. V o l. 2, p .p ., 138—1 4 6 ,1 9 6 8 .
1 1.— F e in k e l, N ., a n d M etzger, B .E .: O ralg lu co se
T olerance Curve an d hypoglycem ia in th e fed
CEFALALGIA PSICOGENA.- En la actuali­
s ta te . N ew E ng. J . M ed., 2 8 0 : 8 2 0 ,1 9 6 9 .
dad es una de las más frecuentes. Es fron­
12.— F rie d m a n , A .P.: W hen y o u r p a tie n t com -
tal y diaria en los adolescentes que sufren de p la in s o f h eadache. M edical T im es, 103 (1)
depresión y ansiedad; en los adultos también 6 7 —6 8 , 1 975.
puede ser frontal o global y con sensación 131— F rie d m a n , A .P.: R e cu rrin g head ac h e: diag- ■
de opresión, como que se hubieran puesto un n osis a n d d iffe re n ü a l diagnosis. P rim ary
Care, 1: 289—2 9 0 ,1 9 7 4 .
casco; se presenta en cualquier momento del
1 4.— F ro m m , G .H .: P harm acological considera-
día, pero suele coincidir con los momentos tio n o f anticonvulsants. H adaches, 9: 35 ,
de mayor tensión psicógena; en los adultos 1969.
los síntomas de la depresión e hipocondría 15.— F u lto n , J .F ., an d B ailey, P .: T u m o rs in th e
son los acompañantes más frecuentes. th ird ventricle. J.N erv. Dis., 6 9 : 1 9 ,1 9 2 9 .
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6.— D alessio, D .J.: V ascular p e n n e a b ility an d H eadache, 4: 107—1 1 ,1 9 7 6 .
- 110 —

CAPrruLO 16
EXAMEN FISICO DE LA CABEZA
EXAMEN EN CONJUNTO - EL
CUERO CABELLUDO - LA
FRENTE
F ig. 16-1 P osición de la cabeza en la m enin­
Demanda de todos los tiempos clásicos gitis.
del examen médico, es decir, de la inspección,
palpación, percusión y auscultación, aunque
estas dos últimas tengan un uso restringido
a determinados hechos que los anotaremos
a su tiempo.
Para su estudio dividiremos el examen
de la cabeza en dos tiempos: Uno para el
examen en conjunto, y otro para el examen
por regiones.
EXAMEN DE LA CABEZA EN CONJUNTO.-
Tomaremos en cuenta a los siguientes fac­
tores: lo..Posición; 2o..Volumen y forma;
y 3o..Movimientos. El pelo de la cabeza y
cara ya fue estudiado anteriormente.
1.— POSICION: La cabeza puede estar in­
clinada hacia atrás como en las meningitis,
Fig. 16-1. En estos casos, típicamente, se
acompaña de rigidez de la nuca, lo cual Fig. 16-2 R igidez de la nuca. Paciente
con m eningitis T b.
impide la flexión de la cabeza hacia adelante,
de manera tal que, cuando la mano del
examinador colocada en la nuca del paciente
intenta flexionar la cabeza del enfermo, éste
no lo hace y se puede casi sentar al paciente
como en una sola pieza. Fig. 16-2; si ésto
se acompaña al mismo tiempo de flexión de
las dos piernas, constituye en conjunto el
signo de Brudzindki, propio de las meningitis. Fig. 16-3 Q p istó to n o s
En el tétanos, la rigidez de la nuca puede
ser parte de la posición de opistdtonos, Las inclinaciones estables hacia adelan­
Fig. 16-3, que por contracción notable de los te tienen que ver más con las afecciones
músculos paravertebrales puede determinar de la columna cervical en las que puede ha­
que la columna vertebral haga una curva de ber disminución de los espacios intervertebra­
concavidad posterior. les y aun fusión de las vértebras. Fig. 164.
-1 1 1 -
Las cicatrices viciosas de las quemaduras de En el raquitismo, la megalocefalia tie­
la piel del cuello pueden fijar la cabeza en ne una forma cuadrada, Fig. 16-8, por
ufia inclinación hacía adelante. ensanchamiento de los huesos frontal y pa­
Las inclinaciones hacia los costados rietales. Cuando se fusionan precozmente
son típicas de las tortícolis por contractura los huesos craneales (Sinostosis), especial­
¿olorosa de los músculos de un lado del cue­
mente los parietales entre sí, se produce un
llo especialmente del estemocleidomastoi- cráneo deformado como una torre (Pirgoce-
falia). Fig. 16-9.
deo.
2 - VOLUMEN y FORMA.- El aumento del
volumen suele verse en la hidrocefalia, Fig.
16-5, en la cual la cantidad de líquido cefalo-
raquídeo intracraneal aumenta debido a una
hipersecreción, obstáculo a la circulación o
déficit de absorción. La cabeza es despro­
porcionadamente más grande, la cara es rela­
tivamente pequeña, la frente ampÜa (olím­
pica), y como afecta a los niños tiernos, las
uniones óseas de los huesos del cráneo tar­
dan, mientras que las fontanelas no se cierran
y se vuelven hipertensas y prominentes, lo
cual se puede comprobar simplemente ejer­
ciendo una ligera presión sobre ellas con los
pulpejos de los dedos.

Fig. 16*4 D esviación lateral del cuello p o r


la m ala fo rm ació n de la co lu m n a

FU* 16*5 H idrocefalia


C o rtesía d el P ro f. D r. C arlos V alencia. Fig. 16-9 Pixgocefaüa
= -4 1 2 -
Puede haber deformaciones localiza­ Naturalmente que todo lo haremos con»
das con aumento de volumen segmentario miras a la aplicación en la medicina general,^
en los hematonas del cuero cabelludo o fren­ sin entrar en los detalles especializados,
te, en los quistes sebáceos y otros tumores. que el alumno tal vez los conozca en otras
Fig. 16-10. cátedras.
I - EL CUERO CABELLUDO: Aparte de los
hematomas y quistes sebáceos de los que ya
hemos hablado antes, conviene tener presen­
te que el cuero cabelludo puede presentar
en condiciones patológicas las alopecias, es
decir, la falta de cabello. La más frecuente
es la calvicie de la que también ya hemos
hablado antes. Pero ahora añadiremos que
también las cicatrices, la acción de los rayos
X, las infecciones por hongos como las
tiñas, pueden causar caídas circunscritas del
Fig. 16-10 D efo rm ació n lo calizad a de la fre n ­ cabello.
te . P aciente co n m ielo m a m ú ltip le
No dejaremos de mencionar a las der­
matitis seborreicas y a la caspa, Fig. 16-12,.
La microcefalia puede verse en los que tantos problemas sociales y emocionales
idiotas. pueden traer a los que la sufren. Por otra
3 - MOVIMIENTOS: En la corea, puede parte, es sumamente frecuente la ectoparasi-
verse movimientos desproporcionados de la tosis por pediculis capitis (Piojos), en las
cabeza, sin que cumplan ningún papel in­ personas desaseadas.
tencional, por tanto son involuntarios y arrít­
micos. Los tics, que pueden afectar a toda la
cabeza o sólo a un segmento de ella, se ca­
racterizan por ser más o menos rítmicos
estereotipados, de muy corta duración e in­
voluntarios. En la enfermedad de Parkinson,
hay un ligero temblor de toda la cabeza. Ra­
ra vez, en la insuficiencia aórtica, puede ver­
F ig. 16-12 Caspa
se un movimiento de la cabeza como si el
paciente estuviera diciendo sí, rítmicamente
2.— LA FRENTE: Las “arrugas de la fren­
con el pulso (signo de Musset); se debe a la
te”, son parte de la expresión psicológica de
gran presión arterial diferencial que suele
la facies y son muy propias de cada persona,
producirse en estos casos.
Fig. 16-13.Cuando la altura y la convexidad
EXAMEN DE LA CABEZA POR de la frente aumentan suele hablarse de la
REGIONES.— Examinaremos progresiva­ frente olímpica, propia de la hidrocefalia
mente: 1.— El cuero cabelludo. 2.— La y la heredolues. En la parálisis facial peri­
frente. 3 . - Los ojos. 4.—La nariz. 5.— La férica o de Bell, el enfermo no puede arru­
boca. 6. - La faringe y laringe. 7.—El apara­ gar la frente del lado afectado, ei cual per­
to Auditivo. 8. - La Facies en conjunto. manece. más bien liso. Fjg. 16-14.
s
Fig. 16-13 L as arrugas de la fre n te q u e de­
m u e stra n diversas exp resio n es psi­
cológicas.

CAPITULO 17
EXAMEN DE LOSOJOS
3.— OJOS: Su examen incluye natural­
mente la anamnesis y el examen físico.
Fig. 1 6 -1 4 P a rá lisis d e B ell: Im p o s ib ilid a d
p a ra a r r u g a r la ír e n t e e n e l a fe c ta ­ ANAMNESIS: Debe hacerse sobre los si­
do.
guientes síntomas: 1: Dolor; 2: Acuidad
visual; 3: Escotomas; 4: Visión de colores;
y 5: Nictalopía. Sobre el cómo pregun­
Las cejas limitan la frente en su extre­
tar i¡io insistiremos, puesto que ya sabemos
mo inferior y son parte importante de la es­
que a la anamnesis general de todo síntoma
tética facial. En la lepra y en el hipotiroidis-
debe sumarse lo que es especial para cada
mo pueden amputarse sus colas. Es frecuen­
uno de ellos,pero que, en relación a los sín­
te la presencia de heridas traumáticas y cica­
trices debido a que el reborde supraorbitario tomas oculares no hace falta añadir más a lo
dicho en el cuadro No. 3-1.
es muy filo. Normalmente las cejas pueden
elevarse, pero en la parálisis de Bell, la del ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE
lado afectado no puede hacerlo. Fig. 16-15. LA ANAMNESIS.—
1.— DOLOR: Al hablar de las cefalalgias ya
ños hemos referido suficientemente al dolor
ocular. Ahora sólo queremos recalcar que
suele desencadenarse por el trabajo ocular;
se localiza en las regiones periorbitarias y
puede irradiarse hacia la profundidad del crá­
neo ; se acompaña de trastornos de la visión
como falta de nitidez, visión de colores, y
alguna vez de mareo, náusea y vómito; calma
Fig. 16-5 Parálisis d e Bell: El p acien te no durante el sueño excepto si se trata de
p u ed e elevar la ceja del lad o enfer- glaucoma, puesto que la dilatación de la pu­
pila puede agravarlo.
—114 —
Las causas que más frecuentemente
producen dolor ocular son: los trastornos
de la visión, la queratitis, iritis e iridociclitis,
el glaucoma y las neuritis ópticas.
Otras ocasiones el dolor es referido a
los ojos como en la jaqueca, la arteritis
temporal, las afecciones de los senos parana-
sales y la neuralgia del trigémino.

2 .- AGUDEZA O ACUIDAD VISUAL: Las


causas más frecuentes de falta de nitidez en
la visión son la miopía, la hipermetropía, la
presbicia y el astigmatismo.
El ojo normal es eme'trope, Fig. 17-1; es de­
cir, permite que los rayos luminosos, para­
lelos, que llegan a la córnea, confluyan luego
en un solo punto de la superficie posterior
de la retina llamado foco retiniano. O sea
que el fenómeno de la refracción es normal.
La miopía es un defecto de la refracción que
determina que la confluencia de los rayos se
haga en un foco situado delante de la retina
Fig. 17-2, lo cual impide la visión nítida de
los objetos situados a la distancia. Para ver
con claridad, estas personas se acercan dema­
siado a los objetos y aun arrugan la frente,
los párpados y la nariz. Su forma congénita
afecta desde la niñez; la adquirida puede
presentarse a cualquier edad. Se debe a un fracción que produce dificultad para la visión
alargamiento del globo ocular en sentido an- cercana de los objetos, es decir, permite la
tero-posterior, o al de la curvatura de la cór­ visión buena de los objetos situados a distan­
nea o el cristalino. cia como la hipermetropía, pero no debe ser
La hipermetropía es un defecto de 1¿ refrac­ confundida con ésta, puesto que la causa de
ción que determina que la confluencia de los la presbicia es la pérdida de la elasticidad del
rayos se haga en un foco situado detrás de cristalino que impide la función de acomoda­
la retina. Fig. 17-3, lo cual impide la visión ción a la visión cercana. Es un defecto pro- j
de los objetos situados cerca del observador. pió de los ancianos y suele iniciarse después ¡
Es típica la actitud dei hipermétrope cuando de los 45 años. También se corrige con len­
para leer coloca el escrito a distancia. Se de­ tes convexos. ¡
be a que el diámetro anteroposterior del ojo El astigmatismo en cambio es un defecto de j
es demasiado corto. Se corrige con lentes la refracción que depende de la mala confor- j
convexos. mación de la córnea. En efecto, si su super- !
La presbicia también es un defecto de re­ ficie no es perfectamente esférica la conver- !
íí
{
-1 1 5 -
gencia de los rayos será irregular; es decir, cotomas. En el glaucoma agudo, por edema
que en los segmentos corneales en los que la de la córnea, puede presentarse intermiten­
curvatura sea mayor también será la con­ temente la visión como de un arco iris que
vergencia, mientras que en los sitios en que rodea a las luces.
la córnea sea aplánada o presente cicatrices, 5 . - NICTALOPIA: Es la dificultad para ver
la convergencia será menor, lo que en conse­ con la luz crepuscular y en la obscuridad. Se
cuencia producirá una visión defectuosa
debe a defectos en las estructuras refringeñtes
caracterizada porque los objetos Se ven
del ojo, a déficit de Vitamina A y a trastor­
alargados. Esta alteración además puede es-
nos de la retina (13,16).
. tar acompañada de miopía o hipermétropía.
EXAMEN FISICOSistem áticam ente exa­
3 - ESCOTOMAS: Son espacios ciegos per­ minaremos: 1.— Los párpados y las pes­
fectamente circunscritos, situados unas veces tañas. 2 .- La conjuntiva. 3 .- El globo
en el centro y otras en la periferie del campo ocular en conjunto. 4 .- La esclerótica.
visual ; a veces son fijos y otras móvi­ 5 .- La córnea. 6.— La pupila y el iris.
les que pasan por delante del ojo como 7.— El cristalino. 8 .- El fondo de ojo, y
moscas volantes puesto que son de color ne­ 9.—El examen funcional.
gro. Se deben, unas veces a la presencia de
cuerpos extraños (11, 3) (Cristales de coles- 1.— PARPADOS: Normalmente los párpa­
terol o jabones de calcio) en el humor vitreo dos son de color que guarda armonía con el
visibles en el examen de fondo de ojo; y otras resto de la piel de la cara; cuando se cierran
neuritis ópticas o' al glaucoma en el que to­ cubren completamente el globo ocular, sin
ma el nombre de escotoma de Bjerrum. Al­ dejar espacios éntre los bordes del párpado
gunas ocasiones en lugar de ser negros tienen superior e inferior, y, cuando están abiertos
el aspecto de luces, entonces se llaman es-, dejan un espacio llamado hendidura palpe-
cotomás centellantes, y. pueden verse en la bral, que deja ver parcialmente el globo ocu­
jaqueca oftálmica y otras cefalalgias vascula­ lar. Esta hendidura palpebral está limitada
res. ' } por el borde del párpado superior que
cubre el polo superior de la córnea, por el
4 .- . VISI.ON DE COLORES O CROMATOPSIAS: borde, del párpado inferior que limita casi
La visión de los objetos matizados dé un co­ exactamente al polo inferior de la córnea; y
lor rojo (eritropsia), puede verse luego de la por los ángulos externo e interno que for­
acción prolongada de luces cegadoras o de la man los párpados al unirse en sus extremos
exposición a la nieve sin la debida protección externo e interno respectivamente.
de gafas (12); también puede verse en hemo­
rragias infraoculares.- Si él color que matiza El ángulo externo es agudo, mientras
el campo visual es amarillo, se llama xantop- que el interno es redondeado. Los párpados
sia, y puede vers$ en los escotomas centellan­ se encuentran activados por un movimiento
tes de la jaqueca, -.alguna vez en la ictericia rítmico bilateral y sincrónico que es el parpa-
y en las intoxicaciones por CO (14). La in­ ' deo, el cual se produce con una frecuencia
toxicación digitálica puede producir la visión variable entre 2 - 4 veces por minuto. Las
de bordes blancos en los objetos obscuros, y pestañas asientan en el extremo anterior del
la dificultad para la percepción de los colo­ borde palpebral, y éste se presenta liso y
res amarillo y verde (2, 4, 7, 15, 20). Estas rosado.
cromatopsias de la digital pueden estar acom- QUE EXAMINAR Y COMO EXAMINAR: Debe
páñadas de visión borrosa, diplopia y es- pensarse siempre en la posición, volumen,
— 116 —

color, movilidad y pestañas. Para ésto basta


la inspección y ocasionalmente la palpación.
La patología produce por tanto, cambios en
una o más de las características anotadas.
Por ejemplo?
Posición: Si el párpado está invertido, de
modo que las pestañas rozan con la conjun­
tiva, se llama entropion, y puede deberse a
sínfisis entre las conjuntivas palpebrales y Fig. 17-4 A : E n tro p io n . B: E c tro p io n
oculares. Si el párpado está evertido, Fig. O bservación del P rof. D r. Jorge C alderón.
17-4, de modo que la conjuntiva queda des­
cubierta, se llama ectropion, y puede ver­
se en la hipotonía o parálisis del orbicular de
los párpados, y en las cicatrices de la piel
correspondiente.
Volumen: La piel laxa y fina de los párpa­
dos permite fácilmente la infiltración ede­
matosa, Fig. 17-5; o enfisematosa, que los
Fig. 17-5 E d em a p alp eb ral
deforman hinchándolos.
Los edemas más frecuentes son los pro­
ducidos por el sueño prolongado; la gripe y Al presionar suavemente sobre los parpados
resfriados* comunes cuando inflaman toda se constata la crepitación típica producto de
la zona; los traumáticos de la frente, párpa­ la ruptura de las burbujas de aire,Fig- 17-6.
dos o cara; y los renales que suelen presen­ Color: El más conocido es el morado por
tarse especialmente en las mañanas y desapa­ equimosis posUtraumática. directa sobre el
recer a lo largo del día, pero hay que tener en ojo, Fig. 17-7; pero debe tenerse en cuenta
cuenta que sólo son una manifestación ocu­ que algunas veces el sitio de la hemorragia
lar de los edemas generalizados que acompa­ puede situarse a distancia, y la sangre ex­
ñan a muchas afecciones renales. Se com­ travasada sólo emigra hacia los párpados. Es­
prueba la existencia del edema presionando te hecho tiene singular significado en las
ligeramente sobre los párpados y constatando fracturas de la base del cráneo. La rubicun­
que deja fóbea. También puede verse ede­ dez de los párpados puede verse después del
ma palpebral en algunas reacciones alérgicas llanto prolongado, de las afecciones inflama­
como en el edema angioneurótico de Quinke, torias, infecciosas o alérgicas de la piel o de
en la enfermedad de Chagas/ en que puede las conjuntivas.
ser unilateral y bipalpebral. De­ Movilidad: El parpadeo es un acto reflejo
más está decir que muchas afecciones propias que en condiciones patológicas puede es­
de los ojos se acompañan de edema palpe­ tar aumentado o disminuido en su frecuencia,
bral, como las conjuntivitis agudas y orzuelos. así: aumenta siempre que hay la sensación
El enfisema palpebral, producto de la de cuerpo extraño o inflamación de la con­
infiltración de aire en el tejido celular sub- juntiva y la córnea; también lo hace en los
palpebral es raro, y es la consecuencia de una tics y por trastornos emotivos. Disminuye y
fractura ósea de los senos paranasales vecinos. aun desaparece en los pacientes que estando
Fig. 17-6 y 17-7: L á m . V I.
-1 1 7 -
en schock o en cama permanecen con los
ojos abiertos; en la anestesia general y en la
local de la córnea; cuando hay sínfisis con-
juntival; en la parálisis de Bell. En este úl­
timo caso se ve además que el párpado in­
ferior del lado afectado, está caído, lo cual
deforma el ángulo interno del ojo e impide
que las lágrimas continúen su circulación
normal por los conductos lacrimales, lo cual F ig . 1 7 -8 P a rá lisis fa c ia l: S ig n o d e B ell.
produce a su vez un lagrimeo constante y F r a n ja d e e s c le ró tic a v isib le
molestoso (epífora).
Otra consecuencia de la parálisis pal­
pebral en la parálisis de Bell, es que, al cerrar
los ojos, en el lado enfermo no se produce
la oclusión total de los párpados, dejando
ver una franja de esclerótica, signo de Bell,
Fig. 17-8. En la parálisis del motor ocular
común, el párpado superior está completa­
mente caído, sin que sea posible la apertura
voluntaria del ojo afectado; más, al elevar el
párpado se descubre el ojo desviado hacia 3
afuera por el predominio del recto externo.
Fig. 17-9 Parálisis d e l M o to r o cu lar com ún.
Fig. 17-9. Los edemas de los párpados, por A: P á rp a d o s u p e r io r c a í d o .
el peso de los mismos, pueden impedir el par­ B : D e sv ia c ió n d e l o jo h a d a a fu e r-
ra .
padeo y mantener los ojos cerrados dando
una falsa idea de parálisis. Los párpados pue­
den ofrecer movimientos lentos y perezosos cione hacia abajo el párpado correspondien­
en los estados de somnolencia, mixedema y te con el pulpejo de su dedo pulgar, mien­
miastenia. tras pide al enfermo que permanezca miran­
Pestañas: Pueden estar implantadas muy do hacia arriba. Para descubrir la conjuntiva
atrás en el borde palpebral e introducirse superior la maniobra es un tanto más com­
en el ojo, causando las molestias de cuerpo pleja y debe seguirse sistemáticamente, así:
extraño y aun ulceraciones de la córnea. Se 1.—Se pide al paciente que mire hacia abajo,
llama triquiasis, al cambio de dirección de las mientras el médico, tomando de las pesta­
pestañas. Pueden disminuir de número en ñas del párpado superior con los dedos de la
todos los casos de blefaritis crónica, y en las una mano, tracciona suavemente el párpado
mujeres por el uso de pinturas. El tracoma hacia abajo y adelante; 2.—Con la otra ma­
es una conjuntivitis crónica granulosa que no, coloca un aplicador sobre el párpado,
produce caída de las pestañas y es la conse­ por encima del cartílago tarso, con el cual
cuencia de una infección viral (1,6). ejerce una ligera presión para que sirva de
2 .- LA CONJUNTIVA: La Fig. 17-10, nos punto de apoyo, y al mismo tiempo el
ilustra como examinar la conjuntiva y sus párpado que estaba traccionado es evertido
fondos de saco. Para descubrir la conjun­ con un rápido, pero delicado movimiento
tiva inferior, basta con que el médico trac- hacia arriba; 3.— Se lo mantiene en esa
- 118 —

purulentas, dependiendo de la etiología. Mu­


chas ocasiones el enrojecimiento sólo se pro­
duce por congestión vascular, Fig. 17-12, de­
bido a la acción local de irritantes como el
polvo, la luz intensa, pequeños cuerpos ex­
traños, esfuerzos visuales de la lectura, la
falta de sueño, la ingesta de alcohol, A veces
es una manifestación de las infecciones
generales, especialmente del sarampión, vari­
cela, escarlatina y rubéola. Algunas ocasio­
nes, como en las iridociclitis, puede observar­
se el enrojecimiento de los vasos que rodean
a la córnea, pero que no son de la conjuntiva
sino de la esclerótica y proceden de los vasos
que riegan el iris y músculo ciliar.
El color rojo también puede deberse a he­
morragias subconjuntivales que a veces se
hacen espontáneamente tras un esfuerzo físi­
co o un golpe de tos, y otras por traumatis­
mos directos.
Cuando hay acumulo sanguíneo o ede­
matoso subconjuntival, puede producirse pro­
F ig . 1 7 -1 0 E x a m e n d e la c o n ju n tiv a . A : D e l
lapso de la conjuntiva a través de los párpa­
p á r p a d o in fe rio r. B : D e l p á r p a d o dos. Fig. 17-14. Sobre las conjuntivas páli­
s u p e r io r. das de las anemias ya hemos hablado en otra
parte y no volveremos a repetir.
posición presionando con el pulgar las pes­
tañas contra la piel que queda detrás de La humedad: Normalmente las conjuntivas
ellas. están lubricadas por las lágrimas que circulan
desde el ángulo superoextemo del ojo, en
QUE EXAMINAR: Pondremos atención en el donde se encuentra la glándula lagrimal, hasta
color, la humedad y la lisura. Normalmente, el ángulo interno en donde se encuentran los
sabemos, es de color rosado la que cubre orificios y conductos lacrimonasales que con­
a la cara interna de los párpados; está hu­ ducen las lágrimas a las fosas nasales para
medecida por las lágrimas lo que facilita tam­ su expulsión. El exceso de lágrimas se ve en
bién su desplazamiento sobre la conjuntiva el llanto y en muchas inflamaciones con-
que cubre a la esclerótica; ambas son lisas y
juntivales y corneales, pero su aparente
brillantes. La patología modifica estas exceso de producción se ve en las obstruc­
características; así: ciones del conducto lacrimonasal, que impi­
i ,
El color: Se vuelven rojas en las conjuntivitis, de” la salida a las fosas nasales, y se fuga por
Fig. 17-11, es decir, en las inflamaciones de los ángulos de la hendidura palpebral. La
la conjuntiva, que pueden ser motivo además hiposecreción o la falta total de lágrimas,
de escosor conjuntival, ardor, eventualmente puede verse en el síndrome de Sjógren, lo
dolor, sensación de cuerpo extraño, parpa­ cual determina la sequedad de las con­
deo, lagrimeo y aun presencia de secreciones juntivas; la xeroftalmia que también pro-
Fig, 17-11,1 7-12: Lám. VI. Fig. 17-14: Lám. V il.
- 119 —
¿uce sequedad puede determinar ulceraciones para ir.a desaguar en las venas de la escleróti­
íe la córnea (19); lo que puede observarse ca, en la unión en que los espacios de Fon­
también en la parálisis de Bell, por evapora­ tana, se unen al conducto de Schlemm. La
ción y pérdida excesiva de lágrimas que im­ presión intraocular producida normalmente
pide la lubricación adecuada de la córnea. varía entre 12 y 25 mm de mercurio; consi­
Las conjuntivitis producen hipersecre- derándose como hipotenso al ojo que registra
ción de líquidos patológicos; por ejemplo, menos de 10 mm Hg.; e hipertenso o glauco-
jas que son de etiología bacteriana producen matoso al que registra presiones de más de
secreción purulenta, en la cual por cultivo o 30 mm. Hg.
tinción pueden ser reconocidas las bacterias Cómo Examinar: Varios son los métodos
causantes; las afecciones virales o alérgicas especializados para medir la tensión ocular,
sólo producen una secreción serosa y casi como la tonometría por depresión, que
nunca se acompañan de adenomegalia satéli­ usa el tonómetro de Schiotz; la tonometría
te, en cambio sí las bacterianas, atacando por aplanamiento, que usa el tonómetro dé
especialmente a los ganglios preauriculares Goldmann; y actualmente la tonometría sin
del lado afectado. contacto, que aplana la córnea mediante una
corriente de aire (9,18). Todos son procedi­
La lisura: Es requisito indispensable para
mientos al alcance de los especialistas en of­
el normal desplazamiento palpebral. En las
talmología, pero en la clínica general el
conjuntivitis pueden haber, como secuela,
procedimiento manual, que aunque no es
adherencias conjuntivales que deforman los
cuantitativo, por lo menos permite el re­
párpados, impiden sus movimientos y oclu­
conocimiento cualitativo suficiente para las
yen los conductos lagrimales. En las per­
aplicaciones clínicas que más tarde anotare­
sonas mayores y de edad avanzada, suele
mos. El procedimiento consiste en hacer
presentarse un repliegue membranoso, de
cerrar los ojos al enfermo, luego con los pul­
forma triangular, de base hacia el ángulo in­
pejos de los dedos índice y medio se ejerce
terno del ojo, que asienta sobre la conjuntiva
una ligera presión con uno y otro dedo alter­
bulbar, y con vértice que se exitende hacia
nadamente; de esta manera, el examinador
la córnea y que puede invadirla hasta cubrirla
sentirá en sus dedos una sensación de Peni­
totalmente, se llama ptérigion, Fig. 17-15; es
tencia que refleja la tensión ocular. Luego
de color amarillento, vascularizado, y cuando
de examinar a varias personas normales,, el
se inflama puede volverse rojo.
estudiante se quedará con una sensación pal-
3.- EL GLOBO OCULAR EN CON­ patona propia de dicha condición y le será
JUNTO.— Reconoceremos la tensión ocular, fácil reconocer los cambios cualitativos de
la situación y los movimientos oculares. hipertensión o hipotensión ocular. Obvia­
TENSION OCULAR: Depende fundamental­
mente que el reconocimiento de la hiperten­
mente de la cantidad de humor acuoso que sión debe ser motivo de una inmediata refe­
se encuentra en el ojo. Como sabemos, este rencia al oftalmólogo para que precise ía me­
líquido se secreta a través de los vasos de la dida y la causa.
superficie interna de los procesos ciliares; En la práctica general de la m edirla,
pasa bañando al cristalino y cara posterior la causa más frecuente de hipertensión ocu­
del iris; y, por la pupila, pasa a la cámara lar suele ser el glaucoma crónico y primario
anterior del ojo; sale luego por el ángulo con ángulo abierto que, evolucionando sin
iridocomeaU por los espacios de Fontana, tratamiento, puede conducir a la ceguera de-
Fig. i 7-5.* Lám. Vil.
- 120 —
finitiva. Todo trastornó de la visión, espe­
cialmente el relacionado con la disminu­
ción del campo visual, dolor ocular y aumen­
to de la tensión del ojo, debe hacer pensar en
glaucoma, y, el médico general debe remitir
inmediatamente al especialista.
La hipotonía es menos grave por si mis­
ma y suele ser signo que acompaña al
shock, al coma diabético, a diversos cuadros
de deshidratación importante, al uso de diu­
réticos especialmente a los bloqueantes de
la anhidrasa carbónica, y a los que contie­
nen acetazolamida.
SITUACION: Tiene que ver con el lugar
que ocupa el ojo en relación con la cavidad
orbitaria y con sus propios ejes; vertical, hori­
zontal y oblicuos. Por la simple inspección
puede examinarse el exoftalmus, enoftalmus,
y los estrabismos.
Exoftalmus: Fig. 17-16. Significa que el ojo
está proyectado hacia adelante, “tiene los F ig . 1 7 -1 6 E x o f ta lm u s
ojos saltones”, suele afumar el neófito.
La inspección de frente deja ver unos ojos
-grandes, con la hendidura palpebral muy de buey, producto de un aumento notable
abierta, de modo que, tanto el párpado su­ de la tensión ocular que puede verse en el
perior como el inferior dejan al descubier­ glaucoma congénito.
to una franja de esclerótica (Signos de Enoftalmia: Fig. 17-18. Significa que los
Dalyrimple y de Von Koller, respectivamente), ojos están situados muy dentro de la órbita,
debido a que los párpados están retraídos. “tiene los ojos hundidos”. Suele verse en
Una visión de perfil de la cara del paciente los pacientes muy deshidratados y en aque­
deja ver que el polo anterior de la córnea su­ llos que han sufrido fracturas de los huesos
pera la mitad de la altura del dorso de la
de la órbita con desplazamiento posterior del
nariz en su porción ósea.
ojo. Se puede tener una falsa impresión de
La causa más frecuente de esta altera­ enoftalmus en los casos que la hendidura
ción suele ser el Hipertiroidismo, en su varie­ palpebral se estrecha, por ejemplo, en la
dad de Basedow,en el cual puede presentarse ptosis palpebral de la miastenia, y en la con­
la substancia “SPO” (Substancia productora tracción voluntaria de los párpados por
de exoftalmus), causante de la afección. inflamación conjuntival y luz muy intensa.
Otras causas menos frecuentes para producir El epicanto, que es un repliegue membranoso
exoftalmus uni o bilateral son los tumores o que, cubriendo el ángulo interno del ojo cae
procesos infecciosos o inflamatorios retro- desde el párpado superior al inferior, Fig.
oculares que empujan el ojo hacia adelante. 17-19, puede estrechar la hendidura palpebral
No debe confundirse con la buftalmia, ojos y dar la impresión de enoftalmía.
- 121 -
MOVIMIENTOS OCULARES- Cómo exami­
nar: Se pide al paciente que mantenga la ca­
beza fija, o el médico puede sostener del
mentón la cabeza del paciente, Fig. 17-21,
impidiendo que la mueva mientras se realiza
el examen; luego se coloca frente a la mira­
da del paciente, pero por lo menos a 30 cen­
F ig . 1 7 -1 8 E n o f ta lm ía tímetros de distancia de sus ojos, un objeto
que' le sea fácilmente visible, por ejemplo,
un lápiz; se le ordena entonces que le siga
con la mirada, mientras el médico desplaza
el objeto hacia un lado, después a otro;
luego hacia arriba y abajo; y por último obli­
cuamente. 'Fig. 17-22. Mientras se realiza
esto, el médico va observando cuidadosamen­
te si los movimientos son simétricos, con­
tinuos, completos hasta los respectivos ex­
tremos, y deteniendo en ellos el objeto que
mira el paciente, observa si los ojos son capa­
' F ig . 1 7 -1 9 E p ic a n to ces'de detenerce por unos instantes o tienden
a regresar a su sitio natural. Se-te rm in a *1
examen, acercando el objeto hacia la región
interciliar del paciente, para observar el
grado de convergencia de los ojos.
Los trastornos más frecuentes de la
mótilidad ocular tienen que ver con las afec­
ciones de los músculos externos del ojo y los
nervios correspondientes, por ejemplo, los
estrabismos y las parálisis o paresias. Así:
F ig . 1 7 -2 0 E s tra b is m o
en la parálisis del motor ocular común, ya he­
mos dicho, el ojo está desviado hacia afuera
y no podrá realizar prácticamente ningún
Estrabismos: Uno o ambos ojos pueden es­ movimiento; en la parálisis del motor ocular
tar desviados hacia adentro, afuera, arriba, externo, el ojo está desviado hacia adentro
abajo. Fig. 17-20. La inspección inicia el y no podrá moverse hacia afuera.
examen que en1un buen número de veces
es suficiente, y el examen de los movimientos Cuando después de haber llegado con el
oculares confirma la asimetría de los mismos movimiento a uno de los extremos y soste­
y aun la imposibilidad de un movimiento niendo ahí la mirada, se observa que los
normal al lado opuesto de la desviación. ojos hacen movimientos de temblor como
Aparte del profundo trastorno estéti­ que quieren regresar a su sitio natural, se
co que produce , puede haber dolores ocula­ habla de nistagmus, cuyo valor semiológico
res, cefalalgias y trastornos de la visión co­ lo mencionaremos en el examen del Sis­
mo la diplopia (Visión doble). tema nervioso Central.
- 122—
4,— 1LA ESCLEROTICA: Desde el punto
de vista clínico nos interesa el color amarillo
que, como antes hemos anotado, depende de
la impregnación de bilirrubina (ictericia)^
los individuos de raza negra y ■los anciano?
pueden también tener una coloración ama­
rillenta, pero es por acumulo graso. En la
enfermedad de Lobstein y Eddoves, las escle­
róticas son de color azul debido a .que son
sus capas muy delgadas y transparentan el
color de la uvea; suele, acompañarse de
fragilidad de los huesos y sordera; es de ori­
gen congénito.
F ig . 1 7 -2 1 P o s ic ió n d e l m é d ic o y p a c ie n te
p a r a e l e x a m e n d e lo s m o v im ie n ­ La* esclerótica normal es una capa
to s o c u la re s. muy poco elástica que resiste la tensión
infraocular y permite la conservación de la
morfología del ojo, pero cuando se adelgaza
mucho o la tensión ocular sube demasiado,
puede permitir la hernia de la coroides
dando lugar al estafiloma.
La inflamación de esta capa se llama
escleritis; afecta a ambos ojos y se mani­
fiesta como manchas rojo-violáceas que
asientan cerca de la córnea o en otras regio­
nes; pueden curar sin dejar huellas o producir
cicatrices que suponen un debilitamiento fo­
cal de la esclerótica, lo cual favorece las
hernias antes mencionadas. La artritis reu-
matoidea y la poliarteritis nodosa (8,10), pue­
den producir escleritis. Cuando la inflama­
ción afecta sólo a las capas superficiales se
habla de episcleritis, cuya variedad caracte­
rizada por nodulos circunscritos, acompaña a
la arteritis craneal, causa de cefalalgias.
5.— LA CORNEA: Redondeada, lisa, bri­
llante y transparente, constituye el extremo
anterior del ojo y está unida a la esclerótica
en el limbo esclerocorneal.
Su inflamación se llama queratitis y
suele producir un cortejo sintomático carac­
terizado por intenso dolor, lagrimeo, cierre
F ig . 1 7 -2 2 ‘ D ife re n te s d e s p la z a m ie n to s d e lo s
o jo s e n «1 • x a m e n d e l o i m o v i­ espasmódico de los ojos, dificultades para la
m ie n to s o c u la re s . visión normal e intolerancia a la luz. Ade-
-123 -
fflás origina un proceso de vascularización
superficial o profunda que inicialmente pro­
duce enrojecimiento y edema de la córnea
lo que le hace perder transparencia, apare­
ciendo más bien opaca. Fig. 17-24. Si la
vascularización depende de los vasos ciliares,
puede verse un anillo de finos vasos rojizos
que rodean profundamente a la córnea
Fig. 17-25. Si la vascularización depende
de los vasos de la conjuntiva entonces ésta
Fig. 1 7-26 O pacidades d e la có rn ea. “ N u b es”
también se presenta enrojecida y vasculariza-
da, demostrando la queratoconjuntivitis.
F ig. 17-25A .

Por traumatismos o secundariamente


a las queratitis, pueden presentarse úlceras
corneales que suponen pérdidas de substan­
cia superficial que al cicatrizar pueden pro­
ducir opacidades o “nubes”, que de estar
colocadas delante de la pupila pueden im­
pedir la visión. Fig. 17-26. Una causa im­
portante de ulceración de la córnea es la
desecación de la misma por falta de lubrica­ F ig . 1 7 -2 7 O p a c id a d t o t a l d e la c ó r n e a p o r
q u e m a d u ra
ción lagrimal como ya hemos dicho antes.
Las opacidades totales de la córnea
producen ceguera. Hemos visto casos de
queratitis con opacidad total debido a que­
maduras con cal, en niños y en trabajadores
de la construcción. Fig. 17-27. También la
sífilis produce la llamada queratitis intersti­
cial con ceguera total. La Tb. también pro­
duce queratitis y ulceraciones.
La deformación de la córnea que au­
menta la convexidad anterior de la misma, se
llama queratocono. Fig. 17-28. Se lo reco­
noce observando al enfermo tangencialmen­
te. Produce trastornos en la visión y suele F ig . 1 7 -2 8 Q u e ra to c o n o

acompañar al astigmatismo avanzado.


En un buen número de personas de 6.— EL IRIS Y LA PUPILA.— Como sabe­
edad avanzada se observa un anillo muy fino, mos por la Anatomía, el iris es un músculo
de 1 m.m. de ancho que rodea a la córnea, circular que, como un telón cae delante del
de color grisáceo. Se llama arco senil, Fig. cristalino, pero detrás de la córnea. Está
17-29, y se debe al acúmulo de grasa en dicha pigmentado, lo que da el color de los ojos, y
zona. perforado en el centro por un orificio circular
Fig. 17-24: Lám. VIL Fig. 1 7-25: Lám. V II y V III. Fig. 1 7-28 y 29: L ám . V III.
llamado pupila, que permite el paso dé la CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
luz a las estructuras posteriores del ojo re­ 17-1
gulando su cantidad, es decir, haciendo
1 .- El color: Normalmente la pupila es
las veces de un diafragma. Está inervado por
fibras del vago y del motor ocular común negra, pero puede verse blanquecina —grisá­
que cierran las pupilas, y por el simpáti­ cea en las cataratas; Fig. 17-31; rosadas en los
co que las dilatan. La circunferencia exter­ albinos, pues la falta de pigmento permite
na del iris está unida al cuerpo ciliar. ver el color de las estructuras internas del
ojo.

La inflamación del iris se llama iritis,


pero como casi siempre se compromete el
cuerpo ciliar, entonces se habla de iridoci-
clitis. En estas condiciones suele ser causa
de intenso dolor ocular, profundo, irradia­
do a la frente y regiones infraorbitarias, lo
cúal puede hacer confundir con una odontal­
gia superior; se acompaña de fotofobia,
lagrimeo y visión borrosa; el iris suele estar
rubicundo y puede haber vascularización F ig . 1 7 -3 1 C a t a r a ta
del anillo pericomeal profundo dependiente
de los vasos ciliares; la reacción a la luz pue­ 2.— Forma: Los procesos infecciosos o in­
de provocar dolor, mientras que la pupila flamatorios, iridociclitis, producen deforma­
ciones de la pupila con angulaciones agudas.
puede estar miótica (cerrada) o deformada
si ya se han hecho adherencias entre sus fi­ Fig. 17-32; mientras que en las afecciones
bras musculares o a las estructuras vecinas, del sistema nervioso las angulaciones son
redondeadas. Fig. 17-33.
por ejemplo, a la cara anterior del cristalino.
Fig. 17-13 Si la inflamación es de origen
bacteriano puede formarse pus (Hipopión),
que se deposita en el extremo inferior de
la cámara anterior a manera de grumos,
visibles con una simple lámpara de bolsillo.
Algunas ocasiones la iritis puede acompañar
algunas enfermedades del colágeno (5,17)
F ig . 1 7 -3 2 D e fo rm a c io n e s d e la p u p ila p o r
como el lupus eritematoso, o de las articu­ irid o c ic litis
laciones como la enfermedad de Still y la es-
pondiloartritis anquilopoyética.

Alguna vez, por razones congénitas, los


iris pueden ser de distinto color entre ambos
ojos; también pueden serlo por atrofia neu-
ropática de uno de ellos.
F ig . 1 7 -3 3 A n g u la c io n e s re d o n d e a d a s d e la
LA PUPILA: El cuadro No. 17-1, nos señala p u p ila e n la s a fe c c io n e s d e l S is te ­
el qué examinar y el cómo examinar. m a N e rv io s o

Fig, 17-31: Lám . VIH.


125 —

CUADRO No. 17-1

E X A M E N D E L A P U P IL A

Qué examinar Cóm o exam inar

1.- Color 1.— Inspección, haciendo incidir un


haz de luz en la pupila.
2 .- Forma 2.— Inspección.

3.— Tamaño 3.— Inspección con la luz de mediana


intensidad e igual para ambos ojos
4 .- Situación 4.— Inspección.
5.— Número 5.— Inspección.
6.- Hippus fisiológico 6.- Iluminando tangencialmente el
ojo con una lámpara, se observa
como la pupila se contrae y se di­
lata tenuemente como si latiera.
7.- Reflejo a la luz 7.— Se pide al paciente que cierre los
ojos, luego de unos instantes se le
ordena que los abra e inme­
diatamente se hace incidir una
luz sobre la pupila. Se observará
como se contrae enérgicamente.
8 .- Reflejo consensual 8.— Al iluminar el ojo como en 7, se
observa que la pupila del otro ojo
también se contrae aunque más
lentamente.
9.- Reflejo a la acomodación 9.— Se coloca un lápiz a 30 centíme­
tros de distancia para que lo vea
el paciente y se observa el tama­
ño de las pupilas, luego se le pide
que mire a la distancia mínima
de 5 metros; se observará que las
pupilas se dilatan. Se coloca nue­
vamente el lápiz a 30 centímetros
y se observará como se contraen
nuevamente las pupilas.
10.— Acomodación — convergencia. 10.- Haciendo la maniobra para exa­
minar la convergencia ocular, se
observará como, simultáneamen­
te, las pupilas se contraen.
-1 2 6 -
3.— Tamaño: Por cuanto el músculo iris
actúa como un diafragma que regula la canti­
dad de luz que debe ingresar al ojo, el
tamaño de la pupila normal es variable: pe­
queña cuando la luz es intensa y grande cuan­
do es tenue o hay obscuridad. Según Temen,
el tamaño varía entre 2 y 5 m.m. de diáme­
tro. Cuando la pupila se mantiene de mane­
ra más o menos estable y por un período
más o menos largo, con diámetro menor que
2 m.m. se habla de miosis, Fig. 17-34; si es
mayor que 5 m.m. se habla de midiiasis,
Fig. 17-35; y, si la una es pequeña y la otra
grande, se habla de anisocoria, Fig. 17-36.

Sobre el valor semiológico de estas al­


teraciones hacemos un detenido relato en el
capítulo que se refiere al Sistema Ner­
vioso Central, debido a que sus alteraciones
más frecuentes están ligadas a la patología
de este sistema. Claro que también pueden F ig. 17-36 A nisocoria
deberse a afecciones locales de los ojos
y generales del organismo, pero en todo
caso preferimos estudiarlas en conjunto.
4 .- Situación: Normalmente están en
el centro del iris. Algunas ocasiones por ra­
zones congémtas o quirúrgicas, pueden estar
en situación exéntrica. Fig. 17-37.
Fig. 17-37 P upilas exéntricas
5 .- Número: Algunas ocasiones puede
verse más de una pupila en el mismo iris ,
fenómeno que se llama policom. Fig. 17-38;
puede producir algún trastorno en relación
a la luz y la acomodación.
6 .- Hippus fisiológico: Se debe a la acción
constante de la luz y al antagonismo perma­
nente entre las funciones constrictoras y di-
latadoras. Cuando se exagera se habla Fig. 17-38 P olicoria j
de Hippus patológico que puede verse en
las meningitis y paresias del III Par. En 9 .- a la acomodación, y 10.- Acomodación j
cambio la desaparición de estos movimien­ —Convergencia, serán analizados en el síste- I
tos del iris puede verse en la Sf. del Sistema ma nervioso por las mismas consideraciones
nervioso central. hechas para la miosis y midriasis. (Capítulo I
7 .- Reflejos a la luz: 8 .- consensual; 136).
-1 2 7 -
7a-¿t"EL CRISTALINO.— N o s referimos
a él sólo para decir, de acuerdo con Santer,
q u e “toda falta de homogenidad del crista­

lino es llamada Catarata” . Muchas veces


el médico general es consultado por visión
borrosa especialmente para ver de cerca.
C u a n d o se trata de un adulto, lo más pro­

bable es que se trate de una catarata senil


o de una catarata diabética. En los niños,
lo más frecuente es que sea congénita.
Se examina el cristalino haciendo in­
cidir un haz de rayos luminosos con una
linterna simple o con el oftalmoscopio, y
cuando se trata de una catarata se verá a
través de la pupila, una zona de color grisá­
ceo que corresponde al cristalino opaco. Fig.
17-31. Todos los casos de catarata deben
ser remitidos al especialista para su tra­ Fig. 17-40 O ftalm oscopio
tamiento.
8.— EL FONDO DEL OJO: Cómo exami­
nar: Se utiliza para el efecto el oftalmosco­
pio, Fig. 17-40, que debe figurar en el con­
tenido del equipo médico básico. Es conve­
niente realizarlo en un cuarto obscuro de
modo que la pupila se dilate espontánea­
mente, pero también puede hacerse previa
la dilatación de ella con fármacos. Se uti­
liza soluciones de simpáticomimeticos, por
ejemplo, la Neosynefrina, al 2,5 por 100.
en gotas que se aplican en el fondo de saco
conjuntiva!, y al cabo de unos 30 minutos la
pupila ya está dilatada. F ig. 17-41 P osición ad ecu a d a p ara el exam en
del fo n d o del ojo
El paciente debe estar cómodamente
sentado, el médico puede estar de pie frente te que procure pestañar lo menos posible.
a él, y con su ojo derecho debe examinar el El médico debe acostumbrarse a examinar
ojo derecho del paciente, mientras que con con ambos ojos abiertos, de tal manera que,
su ojo izquierdo, debe hacerlo el izquierdo mientras el uno mira a través del lente del
del examinado. Fig. 1741. (Se supone que oftalmoscopio, el otro controla que la luz
el médico ve bien con ambos ojos, de lo incida correctamente en la pupila y no fuera
contrario lo hará coa el ojo norma1). Es de ella. La distancia a la que debe estar el
útil que el ojo examinado esté dirigido hacia paciente es variable, pero en general es reco­
adentro y arriba, todo el tiempo que sea mendable no acercarse mucho y peor contac­
necesario; además se recomendará al pacien- tar el oftalmoscopio con el ojo del enfermo.
- 128 -
Para corregir la falta de nitidez de la imagen ARTERIA. CENTRAL
observada se debe interponer el lente que sea
más conveniente; para el efecto, los aparatos
traen un juego de lentes que corrigen peque­ PAPILA
[l a m in a )
ños defectos de hipermetropía y miopía. La [ cribosa J
luz que sale del aparato debe ser relativamen­ £3
te intensa y se usa la que da la forma de un
MACULA
H jL _
fe j^ p A V E N A CENTRAL
círculo lleno.
LADO E X T E R M O '^ J P ^ E .X T . A U ASTERIA)
Así preparados el enfermo, el médico
y el equipo, se inicia el examen. En este mo­ Fifi. 17-42 F o n d o de ojo n o rm al
mento vale la pena un consejo para el prin­
cipiante: “ármese de mucha paciencia y ten­ ovalada, de color rosado pálido que se dife­
ga en su mente un esquema claro de qué es rencia claramente del resto de ia superficie
lo que debe examinar”. Al comienzo, aun observada porque está además separad?, de
con personás que colaboran muy bien, puede ella por un círculo bien nítido que la bordea.
no descubrirse la imagen que debe verse o- Corresponde a la entrada del nervio óptico.
ya enfocada se la puede perder con facilidad, Está situada un poco hacia el extremo na­
debido a que pequeños movimientos de los sal de la retina y no en el polo posterior del
Ojos o el parpadeo desacomodan la imagen y globo ocular. La Fig. 17-42, nos enseña
■hay que volver a empezar; otras veces, cuan­ además que su centro está excavado, lo que
do el examinador no se ha preparado pre­ en la visión frontal se presenta como una
viamente para reconocer el fondo del ojo, concavidad de color blanquecino, llamada
puede ho identificarlo completamente y de* depresión fisiológica, y corresponde al sitio
jar vacíos que pueden ser importantes para en que las fibras del nervio óptico se separan.
el diagnóstico.
2 .- Las arterias y venas: Al poner atención
Lo primero que suele reconocerse a sobre los vasos lo primero que debemos ha­
través de la pupila negra es una zona de co­ cer es diferenciar las arterias de las venas;
lor rosado-rojizo; ya estamos en el fondo del el cuadro No. 17-2, nos facilita la tarea.
ojo; es el momento de buscar el lente que
mejor nos permita ver con nitidez;cuando ya Cuando se entrecruzan los vasos, las
lo hemos conseguido, entonces iniciamos un arterias pasan por encima de las venas, pero
examen sistemático de.todas las estructuras. lo hacen de tal manera que ni la vena ni la
arteria modifican su calibre ni su forma ni su
QUE EXAMINAR: Puede seguirse el siguiente dirección, y el ángulo que forman entre sí
orden: es más bien agudo.
1.— La papila óptica. 2 .- Las arterias y Luego de salir de la papila los vasos pa­
venas. 3.— La mácula. 4.— La retina, y san exéntricamente, por el segmento interno
^5 .- La periferie del fondo del ojo. Fig. 17-42. de la misma, para repartirse en la retina en
1.— La papila óptica: Una forma cómoda tres bloques ramificados: uno superior, otro
■de localizar la papila es la de seguir a los inferior, y un tercero interno compuesto
vasos en dirección hacia donde van hacién­ por ramificaciones menos numerosas. Por
dose más gruesos; de pronto se nota que, tanto, las regiones anotadas son mucho
rodeando al sitio en el que ellos confluyen, se más vascularizadas que la zona temporal o
presenta una zona redondeada o ligeramente externa, especialmente en la región macular.
-Fig. 17 42: L ám . I X .
- 129 -

CUADRO No. 17-2

CARACTERISTICAS DE LOS VASOS DEL FONDO DEL OJO


Arterias Venas

1.- Más delgadas, relación 2:1. 1.- Más gruesas, relación 2.1.

2- Rojo más claro y brillante. 2 .- Rojo obscuro.

3- Trayecto más rectilíneo. 3 .- Trayecto más sinuoso.

4- Se dividen después de salir de la 4 .- Se dividen antes de salir de la


lámina cribosa de la esclerótica. lámina cribosa de la esclerótica.

5 .- Pasan por encima de las venas. 5 .- Pasan por debajo de las arterias.
f

3 .- La mácula: Siguiendo horizontalmente el alumno se dedique a observar varios


hacia afuera, a unos dos diámetros papilares fondos de ojos, hasta que se familiarice
de distancia de la papila, se descubre una zo­ con la técnica y la anatomía normalxámina xx
na obscura, ovalada, sin vasos, que correspon­ 9 - EXAMEN FUNCIONAL: Nos referi­
de a la mancha amarilla o mácula. Es la parte
remos, 1 .- A la agudeza visual; 2 .- Al sen­
más sensible de la retina a la acción de la luz.
tido cromático; y 3.—Al campo visual. Cla­
4.— La retina.— Normalmente es transpa­ ro que lo haremos con un criterio general,
rente y el color rosado se debe a los vasos puesto que las precisiones especializadas son
coroides. No se la ve roja debido a que la para los oftalmólogos.
capa pigmentosa de la retina y el pigmento
coroideo la vuelven rosada. Algunas ocasio­
1 - AGUDEZA VISUAL: Tiene por objeto
nes y sin significado patológico, puede obser­ identificar el grado de nitidez que cada ojo
varse manchas melánicas distribuidas en di­ tiene para ver un objeto de lejos y de cerca.
versas regiones de la retina. Para el examen que se realiza rutinariamente
5.— La periferie del fondo del ojo: Sólo se usa, por ejemplo, el optotipo deSnellen,
se puede ver después de que se ha dila­ Fig. 17-43, cuyo modelo original debe ser
tado la pupila, para lo cual, repetimos, se colocado a 5 metros de distancia. Una per­
deberá estar seguros de que el paciente sona normal debe ser capaz de leer todas las
no sufre de glaucoma. Tiene interés la letras. Para la visión de cerca puede usarse
observación de esta zona porque en ella sue­ el optotipo de Casanovas. Fig. 17-44. En
len aparecer las primeras manifestaciones de todo caso, si una medición inicial demuestra
las retinopatías causadas por varias enferme­ algún trastorno, conviene reportar al oftal­
dades generales. mólogo para un examen más completo. A
La patología observable en la retina nosotros nos interesa más por el momento de­
bido a las cefalalgias que puede producir.
la conoceremos en los capítulos correspon­
dientes. Por el momento es conveniente que 2 .- SENTIDO CROMATICO: Se lo hace per-
- 130
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H R X T r H
’í
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. iv m m i «NMcr f o t » m r
F ig. 17-44 O p to tip o de C asanovas
Nido*

I U É El procedimiento es el siguiente: Fig.


17-45. Colocados frente a frente el médico
a iu m e
y el paciente a una distancia de 50 — 70
centímetros, se ordena al paciente que tape
m 3 UJ 3 E su ojo derecho con su mano homónima,
mientras que el médico tapará su ojo iz­
3 ut m e m ut quierdo con su mano correspondiente. Pe­
dirá entonces al paciente que mire perma­
171 3 B U! 3 01
nentemente el ojo del médico. En estas
ffl 3 S Ul condiciones, con un lápiz colocado equidis-
tantemente entre los dos, desde la periferie
hacia el centro' del campo lo iraltcercando,
primero siguiendo un plano horizontal, luego
vertical y por fin oblicuo, y cada vez
Fig. 1 7-43 O p to tip o d e S nellen. A ) P a ia al­ preguntará al enfermo en que momento ve
fab eto s. B) P ara an alfab eto s. el lápiz; si lo hace al mismo tiempo que el
mitiendo que el paciente escoja papeles de médico, entonces se considerará normal.
diferente color y tonalidad. Existen otros procedimientos como la
3 .- CAMPO VISUAL: Para el examen clíni­
Perimetría de Contomo de Kestenbaum, y
co general basta el procedimiento llamado la Autoperimetría Especular de Palomar—
Perimetría por confrontación, que consiste Petit, que también pueden utilizarse, pero
en comparar la visión periférica del paciente para un examen clínico general nos parece
con la del médico, supuesto que éste la ten­ suficiente el antes descrito.
ga normal. En todo caso, la visión periférica avan-
Fig. 17-45 P o sició n d e l m éd ico y e l paciente
p ara el ex am en del cam p o visual

za hacia afuera hasta 110°, hacia arriba y


adentro, hasta 60°, y hacia abajo hasta 75°. Fig. 17-47 T o n o m e tría ocular en u n caso de
glaucom a.
La disminución del campo visual que
progresa desde la periferie hacia el centro,
de manera que parecería que estuviera vien­ BIBLIO G R A FIA
do a través de un tubo, Fig. 17-46, es uno
1.— B ietti, G .B .,'an d o th ers: R esu lts o f largesca-
de los signos precoces de glaucoma.
le vaccination against tra c h o m a in E ast A fri­
Existen también cegueras que pueden ca (E th io p ia), 1 9 6 0 — 6 5. A m J. O p h th 61:
1 0 1 0 — 2 9 ,1 9 6 6 .
afectar a la mitad del campo visual de cada
2.— B urw ell, W. B .fa n d H endrix, J.P .: Digitalis
ojo, dando lugar a las hemianopsias, las que
poisoning. A m . J . M ed. S., 6 4 0 — 657.
estudiaremos en el capítulo de neurología 1950.
por tener mucho que ver con afecciones del 3.— C ogan, D .G .: O cular coxrelates of in b o ro
Sistema Nervioso Central, cuando no son m e ta b o lic defects. C anad M .A .J. 9 5 :
dependientes de enfermedades locales de los 1 0 5 5 - 6 5 , 1966.

ojos, que el estudiante las aprenderá en la 4 .— C ohén, B.M.: D igitalis p o iso n in g a n d its
tre a tm e n t. N ew E ngland J . M ed., 2 4 6 , 225
cátedra de oftalmología. — 2 3 0 ; 2 5 4 — 2 5 9 . 1 9 52,
5.— Coles, R .S .: U veitis associated w ith Syste-
m ic disease. S urvey O p h th , P a rt I, 8: 33 7 —
9 2 , an d P art II, 8 : 47 9 — 5 0 6 ,1 9 6 3 .
6.— C ollier, L .H ., D uke — E ider, S M a n d Jo n es,
B.B.: E x p e rim e n ta l tra c h o m a p ro d u c e d by
cu ltu red virus. P art II. B rit J. O p h th 4 4:
65 — 8 8, 1 960.
7.— De G rraff, A.C.: C linical conferences. Digi-
taiis in ío x í catión. C irculation, 9, 115 —126,
1 954.
8.— D onaldson, D .D .: A tlas o f ex tern a! diseases
o f th e eye. V o l III: T he co m e a and salera.
M osby, 1971.
9.— G rolm an, B.: A m . J . O p to m ., 49: 6 4 6 , 1972
10.— L aibson, P .R .: C o m ea an d sclera. A nnual
Fig. 17-46 V isió n tu b u la r en el glaucom a review . A rch. O p h th 83: 738 — 6 1 , 1971.
- 132 —

1 1 .— L u x en b erg , M ., S im e, D .: R e la tio n sh ip o í
C APITULO 18
a ste ro id hyaeo sis to d iab etes m ellitu s an d
p lasm a ü p id levels. A m . J . O p h th , 6 7:
406 - 1 3 ,1 9 6 9 .
1 2 .— M ac F au l, P.A .: V isual prognosis a f te r solar LA N A R IZ Y
re tin o p a th y . B rit J . O p h th 5 3: 5 3 4 -4 1 , 3969
13.— Me L aren , D .S.: M a in u tritio n a n d th e e y e . LOS SENO S P A R A N A SA L E S
N ew Y ork, A cad em ic Press, In c ., 1 9 6 3 .
14.— Neigs. J.W .: A c u te C a rb ó n m o n o x id e poiso-
ning. A n analysis o í o n e h u n d re d five cases.
4.~ NARIZ Y SENOS PARANASALES:
A.M .A. A rch. In d u st. H yg. O ccup. M ed., 6: Como en todos los casos, su examen médico
3 4 4 , 1 952. incluye la anamnesis y el examen Físico.
1 5 .— R o b e rtso n , D.M ., H o llen h o rst, R.W ., an d
C allaham , J.A .: O cular M an ifestatio n s o f
4.1: ANAMNESIS: Sólo haremos incapié
digitalis to x ic ity . A rch O p h th 76: 6 4 0 — 5 , en los síntomas, puesto que la técnica para
1966. interrogar los otros datos de la Historia
1 6 .— Scrixnshaw, W .S., T ay lo r, C .E ., a n d G o rd o n , Clínica ya fue expuesta en la primera períe
J.E .: In te ra c tio n s o í N u tritio n a n d Infec-
tio n . W orld Health. O R g aiú zatio n . Mono*
de este libro. Por otra parte aosotros consi­
grap h Series N o. 5 7, Ge nevé, W orld H ealth deramos a la nariz y fosas nasales como un
O rganization, 1968. todo.
17.— Schlaegel, T .F ., J r.: T h e Uvea. A n n u a l re-
Siempre debe tomarse en cuenta al
view. A r d í O p h th 8 5 : 5 2 4 — 3 5 ,1 9 7 1 .
dolor, la obstrucción de las fosas nasales, las
18.— S o ren se, P.N .: A cta O p h th alin o l, 54: 513,
1975.
secreciones, la epistaxis y los trastornos de la
19.— V au g h an , D .G ., J r.: C o rn eal ulcers. S urvey
olfación.
O p h th 3: 2 03 — 1 5 ,1 9 5 8 El cuadro No. 18-1 resume el qué y el
2 0 .— W ithering, W.: W ith practica! rem arles on cómo preguntar.
d ro p sy a n d o th e r diseases, C .G .J. y S. R o ­
b la s e n . L o n d res, 1 785. R eim preso e n M edi­ ALGUNAS CONSIDERACIONES AL CUA­
cal Classics, 2, 3 0 5 — 4 4 3 . 1937 DRO No. 18-1
1. - EL DOLOR: Tiene que ver con el origi­
nado en los senos paranasales y ya ha sido su­
ficientemente estudiado a propósito de la
LIBROS CONSULTADOS anamnesis general del dolor y de las cefalal­
gias, de manera que no insistiremos más.
1.— B ull, T .R .: A tlas de D iagnóstico O to rrin o la-
2.— OBSTRUCCION: Frecuentemente es
ringológieo. E d ito rial C ien tífico —M edica. el motivo de consulta: “Dr., tengo tapada la
B arcelona, E spaña 1975. nariz” . La técnica de la anamnesis es la
2.— H ollw ich, F ritz .: O ftalm ología. S alvat E di­ general para cualquier síntoma, debiendo
to res. S.A . B arcelona, E spaña. 1978
quizás añadirse una pregunta para averiguar
3.— R uggeri, C.A.- M anual P ráctico de O to rrin o ­
laringología. E d ito ria l M édica P an am erican a.
cuál de las dos o si ambas fosas nasales están
B uenos A ires. 1976. obstruidas: ¿Cuál de las dos ternillas está
4.— V alen tin m T ., B ertelli, J „ Z u b iz arreta, C am ­ tapada? ; y otra relacionada con la actitud
pos, J .R . C o m p endio d e O to rrin o larin g o lo ­ y decúbito: Sentado o acostado, qué pasa
g ía.— E l A ten eo , B uenos A ires. 1 9 7 9 . con la obstrucción.
5.— V aughan, D „ C ook, R „ A sb u ry , T .: O ftal­
m o lo g ía G eneral. 3o. edc. E l M anual M oder­ Este síntoma, caracterizado por la difi­
n o , M ejdco 1973. cultad ai paso del aire, obliga, cuando es bi­
- 133 -

CUADRO No. 18-1


ANAMNESIS
4 ESPECIAL DE LA NARIZ Y SENOS PARANASALES
Qué preguntar Cómo preguntar
1 - Dolor 1 Corresponde a la anamnesis gene­
ral del dolor, ya estudiado.
2 .- Obstrucción 2.— Cuál de las dos ternillas está tapa­
da? Sentado o acostado, qué .
pasa con la obstrucción?
3 .- Secreciones 3.~ Le sale mucosidad por la nariz?
— Cantidad — Cuánto?
- Color — De qué color?
- Olor — Tiene algún olor?
— Viscosidad — Es fluida, viscosa, costrosa?
— Horario A qué hora del día es más abun­
dante?
4 .- Epistaxis 4.— Le sale sangre por la nariz?
— Cantidad - Cuánto?
- Deglución - Se ha tragado la sangre?
- Otros lugares de sangrado - Por dónde más le ha salido
sangre?
5 .- Trastornos de la olfación 5.— Percibe bien los olores? Recono­
ce bien los olores.

NOTA: Se supone que para cada uno de estos síntomas debe añadirse todo lo co-
rrespondiente a la anamnesis aplicable a cualquier síntoma: Cuadro No. 3-1.

lateral, a la respiración bucal, evitando así increíble la cantidad y variedad de objetos


el calentamiento y el filtrado del aire que las que puede extraerse de los niños: bolas de
fosas nasales realizan fisiológicamente; ade­ cristal, trozos de ladrillo, granos vegetales,
más impide el reconocimiento de los olores tiras de madera,etc. Cuando no se los extrae
y dificulta la identificación adecuada de los pronto dan origen a la reacción inflamatoria
sabores, aparte de modificar las caracterís­ con edema que obstruye más y a la produc­
ticas de la voz. ción de secreciones purulentas. En los jóve­
Muchas son las causas de la obstrucción, nes, son causa frecuente las deformaciones
perc nosotros, a manera de ejemplo, sólo postraumáticas que se producen por fractu­
. mencionaremos a las más frecuentes: en los ra de los huesos nasales y desviaciones uel
niños, la flogosis de las vegetaciones adenoi­ tabique. En cualquier edad pueden descu­
des; la introducción de cuerpos extraños: es brirse tumoraciones; pólipos que producen
P L IE G O : 6
- 134 -
obstrucción unilateral. Pero tal vez la causa Viscosidad: Las secreciones serosas suelen
más frecuente sea la obstrucción inflátnato- ser muy fluidas, algo menos las purulentas,
ria, o sea las rinitis de origen viral y alérgicas pero cuando el proceso que las originó va ce­
que producen además secreciones abundan­ diendo, pueden convertirse en muy viscosas,
tes de aspecto seroso. A propósito de las costrosas y aun adherentes, lo cual puede
cefalalgias hemos mencionado que algunas producir obstrucción de las fosas nasales.
de ellas, de origen vascular, producen obstruc­ Estas secreciones al desprenderse pueden
ción del lado afectado y rinorrea. Las sinu­ lastimar a la mucosa nasal y determinar un li­
sitis, al determinar inflamación secundaria gero sangrado en forma de-puntos que man­
de los cornetes también producen obstruc­ chan la secreción. Estas secreciones pueden
ción del lado afectado. En general pode­ ser de mal olor. La ocena, enfermedad de
mos afirmar que las afecciones inflamatorias etiología desconocida, sfe caracteriza por pro­
producen obstrucción bilateral, pero que con ducir secreciones costrosas, de muy mal olor,
el decúbito lateral mientras permanece obs­ originadas por la destrucción de la mucosa y
truida la del lado afectado, la del opuesto se aún ósea de la fosa nasal que afecta.
despeja. La obstrucción producida por cuer­ Horario: Casi‘todos los procesos inflamato­
pos extraños o tumores, en cualquier decúbi­ rios o tumorales o de cuerpo extraño pro­
to son permanentes y del mismo lado. ducen secreción permanente, pero en las
3.— SECRECIONES: Normalmente es esca­ sinusitis frontales suele ser más abundante
sa y acuosa, pero patológicámente puede mo­ en la mañana, después cjue el enfermo se le­
dificarse en relación a su cantidad, color, vis­ vanta de su cama; esto se debe a que durante
cosidad y horario. Así: la noche se acumulan las secreciones en los
senos, pero al levantarse, debido a que el
Cantidad: lo más frecuente es que aumente
orificio de desagüe está situado en la pared
hasta obligar al uso constante del pañuelo
inferior, Fig. 18-1, las secreciones fluyen
en todo caso de rinitis común, gripe, acción
hacia el meato medio con más facilidad. En
de alergenos, gases irritantes de la mucosa
las sinusitis maxilares en cambio, la secreción
nasal y trastornos vasculares. Casi siempre
aumenta durante la noche, en el decúbito
se acompaña de estornudos frecuentes. Dis­
contralateral al del lado afectado, puesto que
minuye en las rinitis atróficas. el orificio de desagüe está situado en la
Color: Casi todas las afecciones se inician cara interna del seno maxilar, por encima de
produciendo una secreción serosa e incolora, su eara inferior, Fig. 18-2,10 cual determina
especialmente las producidas por el resfriado que durante él día se recojan las secreciones,
común, por los alergenos y los irritantes loca­ mientras que en el decúbito, por acción de la
les; pero más tarde pueden tomar un color gravedad se facilita el vaciado.
amarillo o amarillo verdoso, purulento. En 4 .- EPISTAXIS: Es la pérdida de sangre por
las sinusitis ésta suele ser también la evolu­ las fosas nasales. Signo frecuente y de se­
ción del color de las secreciones. En las frac­ miología compleja, obliga al médico a que la
turas de la base del cráneo que afecta a la estudie con bastante más cuidado del que le
pared correspondiente de uno de los senos suele poner. Lastimosamente, la mayoría
paranasales, puede observarse la fuga de lí­ de los pacientes no suelen darle mayor im­
quido cefaloraquídeo, es decir, de un líqui­ portancia, salvo cuando la cantidad es abun­
do muy fluido, incoloro y transparente (1) dante, y muchas veces pueden‘dejar evolu­
como agua de roca. cionar causas graves, de las cuales la epis-
- 135 —

taxis sólo es una manifestación visible.


La cantidad puede ser desde unas gotas
hasta un gran volumen que puede poner en
peligro la vida del paciente. En este último
caso, a la sintomatología propia de la enfer­
medad causal, se suma la del síndrome he-
morrágico, es decir, palidez de la piel, pulso
rápido y filiforme, baja de la tensión arterial,
hematocrito y hemoglobina bajos, y otros.
Son particularmente abundantes las epistaxis
de los viejos hipertensos y arterioesclerosos
(2), las de las discracias sanguíneas (2) y las
de las malformaciones de las paredes vascula­
res de los vasos locales (3). Sin embargo, la
cantidad no es un dato que nos hable mucho
de la etiología. En todo caso, siempre que
sea posible, su volumen debe ser medido.
La sangre procedenté de las fosas nasa­
les, en lugar de fluir hacia adelante y ser ex­
pulsada al exterior, puede dirigirse hacia atrás
y ser más bien deglutida. En este caso pue­
de ser más tarde vomitada y ser confundida
con una hematemesis o expulsada en la de­
posición como si fuera una melena.
Fig. 18-1 D esagüe m a tu tin o de los senos Cuando a la epistaxis se acompaña de
fro n tales. A: E n ferm o aco stad o . hemorragias por otras partes, (hematemesis,
B: E n ferm o d e pie.
melenas, hematurias, hematomas, equimosis),
hay que pensar en trastornos de la coagula­
SENO MAXILAR ción de cualquier etiología.
Las causas ae las epistaxis pueden ser
divididas en locales y generales. En las locales
cuentan los traumatismos directos y lesio­
nes de lá mucosa nasal por urgarse la nariz
con los dedos o cuerpos extraños; los estor­
nudos y esfuerzos físicos intensos; los tumo­
res como los pólipos, las telangiectasias
(3) y otras afecciones locales. En todos es­
tos casos tanto la anamnesis como el examen
físico local son suficientes para diagnosticar
la causa y localizar el sitio del sangrado.
Entre las causas generales están las más
Fig. 18-2 D esagüe d el seno m ax ilar e n el variadas, y la epistaxis es en estos casos sólo
d e c ú b ito co n tralatera l un signo más de la enfermedad. Menciona-
- 136 -
remos algunas: Infecciones, como la gripe, cual se observa un hundimiento del dorso.
fiebre tifoidea, fiebre reumática; vasculares, En los alcoholices crónicos la nariz suele ser
como la hipertensión arterial; sanguíneas, roja y con un lóbulo abultado. Fig. 18-4,lla­
como trastornos de la coagulación de la san­ mada rmofima. Es frecuente la observación
gre y leucemias. En estos casos, la anamne­ en ella de acné, lo que en los jóvenes puede
sis tiene que ser total, igual que el examen ser motivo de molestias psicógenas. En el
físico, puesto que el examen local lo único Lupus eritematoso, el dorso suele estar ro­
que proporcionará es el sitio del sangrado. jizo como el cuerpo de una mariposa que
5 .- TRASTORNOS DE LA OLFACION: Se además extiende sus alas sobre los pómulos,
llama anosmia a la pérdida del sentido del Fig. 18-5. Las deformaciones que acompañan
olfato; hiposmia a la disminución de la capa­ a algunas alteraciones congénitas son de fá­
cidad de percibir los olores; e hiperosmia al cil observación, Fig. 18-6. Las ventanas na­
aumento de la capacidad de percepción. sales pueden estar agitadas por el “aleteo na­
Se llama parosmia a la percepción errónea sal”, en las taquipneas o disneas de cualquier
de los olores. Cacosmia es la sensibilidad etiología.
para percibir mejor-los malos olores. Un Las fosas nasales se examinan por la inspe^
dato curioso es el que puede verse en la oce- ción, mediante el procedimiento llamado
na, en la cual el paciente no percibe el mal rinoscopia que puede ser anterior o poste­
olor que produce su propia enfermedad, el rior.
cual es reconocido aun a distancia por las La rinoscopia anterior se hace expo­
personas sanas, lo que hace que esta enfer­ niendo las ventanas nasales como nos de­
medad sea socialmente mal tolerada: las per­ muestra la Fig. 18-7, y luego introduciendo
sonas huyen del enfermo. Prácticamente el espejo o rinoscopio, Fig. 18-8, lo cual de­
todas ellas tienen que ver con afecciones be hacerse con las valvas cerradas y cuidando
de la mucosa olfatoria, de las terminaciones que no se tope el tabique nasal puesto que
nerviosas perceptoras de los estímulos, de las despierta, de manera refleja, movimientos
vías olfatorias o de los centros receptores o bruscos de la cabeza que impiden el examen
analizadores de los olores, y su estudio sobre­ y puede lastimar la mucosa. Una vez que se
pasa las intenciones de éste texto. Sin em­ ha colocado el espejo se abre sus valvas, se
bargo, algunas mujeres, durante los primeros ilumina bien y luego se procede a inspec­
meses de embarazo pueden sufrir de parosmia cionar la mucosa, los cornetes, el tabique, la
y cacosmias sin que se demuestre ningún luz nasal y las secreciones.
daño orgánico.
La mucosa puede verse roja, congestio­
nada y edematosa en'todos los procesos in­
EXAMEN FISICO:
LA NARIZ.- Se lo realiza mediante la ins­
flamatorios agudos; puede ser pálida en la
anemia, rinitis crónica y en las de etiología
pección. Sobre la variedad racial de la forma
y tamaño de la nariz no insistiremos, sólo nos alérgica.
referiremos a algunas variaciones patológicas Los cometes pueden verse agrandados
que tienen interés, Así: Los traumatismos por edema o verdadera hiperplasia. En el pri­
suelen deformarla desviando el tabique o mer caso la causa puede ser una rinitis cróni­
los huesos propios de la nariz. Fig. 18-3, ca. El tabique puede verse deformado por
como en los boxeadores. La sífilis puede hematomas o pequeñas tumoracíones. Las
producir la nariz en silla de montar, en la desviaciones determinan que del lado de la
Fig. 18-3, 4, 5: Lám. IX .
Fig. 18-7 E x p o sició n de las ventanas nasa­
les para la rinoscopia anterior.
Fig- 18-3 D efo rm a ció n d e la n ariz p o r des­
viación d e los hu esos p ro p io s.

Hendidura Facial Labio Leporino


o b licu a Bilateral

Fig. 18-8 R inoscopio

convexidad obstruya la luz. La hipervascula-


rización de la zona de Kiesselbach, puede
volverla sangrante.
La luz de las fosas nasales puede estar
obstruida por edema de la mucosa como en
las rinitis, por hiperplasia de los cornetes,
por desviaciones del tabique, por tumores,
Labio Leporino M acrostom ia por cuerpos extraños y por secreciones
m edio y nariz u n ila tera l costrosas. Sobre el examen de las secrecio­
h en d id a nes no vamos a insistir.
Fig. 18-6 A lgunas d efo rm aciones congénitas La rinoscopia posterior se hace median­
d e la nariz te la introducción por la boca de un espejo,
- 138 -
Fig. 18-9, que se coloca profundamente de­
tras del velo del paladar mientras se mantiene
deprimida la lengua con un baja lenguas. Es­
to permite la visualización de las coanas, los
cornetes, y meatos medios y el tabique.
LOS SENOS PARANASALES se examinan me­
diante la inspección y la palpación. La ins­
pección permite ocasionalmente observar
rubicundez y ligeros abombamientos por
edema sobre los senos frontales y maxilares,
cuando éstos adolecen de sinusitis; tumores
de los senos también pueden deformar la re­
gión. Por la palpación puede descubrir­
se enfisema regional si ha habido frac­
tura de una de sus paredes óseas; pe­
ro lo más importante es el reconocimien­
to del dolor despertado por la presión
ejercida con el pulpejo del dedo pulgar
sobre determinados puntos que son: Fig.
18-10, para el seno frontal, el ángulo súpero
interno de la órbita; para el etmoidal, la zo­
na del ungüis situado en el ángulo interno
del ojo; y para el maxilar, un punto situado
por encima de la raíz de los caninos.
Si recordamos que los senos frontales,
maxilares y las celdillas etmoidales anterio­
res desaguan en el meato medio, se compren­
derá que en las sinusitis de estos senos, tan­
to el cornete como el-meato correspondien­
tes presenten signos de inflamación y aun
presencia de secreciones purulentas.
4.3 EXAMENES COMPLEMENTARIOS:
Para el estudio de la nariz basta con solicitar
radiografías anteroposterior y lateral de los
huesos propios, cuyas imágenes normales
pueden verse en la Fig. 18-11.
Para el estudio de las fosas nasales pue­
de solicitarse: el cultivo y antibiograma de
las secreciones nasales.
Para los senos, aparte del anterior, es
útil el estudio radiológico que debe solicitar­
se en las siguientes posiciones: fronto-naso-
placa, para los senos frontales; mento-naso-
- 139-
placa, para los maxilares; y submentóa-vertex, -

para los senos etmoidales y esfenoidales.


La Fig. 18-12, nos deja ver las radiogra­
fías normales.
Al analizar las radiografías debe poner­
se atención en la forma, tamaño, caracterís­
ticas de las paredes y del contenido de los
senos. Recuérdese que su forma y tamaño
corresponden casi exactamente a lo aprendi­
do en la Anatomía; las paredes suelen verse
como líneas muy finas, continuas y de gro­
sor uniforme; mientras que, como el conteni­
do normal es de aire, se observa una zona
uniformemente clara que ocupa toda la ca­
vidad del seno. La Fig. 18-13, nos demues­
tra algunos casos patológicos.
También puede solicitarse radiografías
contrastadas y tomografías.

Fig. 18-6A N ariz en silla de m o n ta r.


E n ferm a lep rosa. C o rtesía del
P ro f, D r. H olguer G arzón.

Fig. 18-12 R adiografías norm ales de los se­


nos paranasales,— A : S enos fro n ­
Fig. 18-11 H uesos p ro p io s de la nariz: tales. B: S enos m axilares. C: Se­
frac tu ra nos etm oidales y esfenoidales
-1 4 0 -

CAPITULO 19

EX A M EN D E L A BOCA

5 .- EX A M EN D E LA BOCA: Lo ha-
remos sistemáticamente de los labios; la mu­
cosa de los carrillos y encías; los dientes; la
lengua; el paladar; y las glándulas salivales.
LABIOS: La técnica de examen es simple
pues se reduce a la inspección; la palpación se
usa sólo ocasionalmente. Cuando se desea
examinar la cara posterior del labio inferioi;
se everciona pinzando su borde entre dos
dedos, igual se hace el labio superior. Fio
19-1. En estas condiciones se repara en el
color, forma, tamaño, y en los procesos in­
flamatorios llamados Queilitis.
Color: Lo más llamativo es el color morado
propio de la cianosis, sobre la que ya hemos ■
hablado en otras ocasiones. Pueden estar
enrojecidos por procesos inflamatorios de
cualquier etiología.
F ig. 18-13 D iversas R a d io g rafías d e sinusitis.
Forma: Se modifica profundamente en el la­
bio leporino, Fig. 19-2, producto de la falta
de una fusión completa de los pliegues naso-
labiales durante la formación del feto. Pue­
B IB L IO G R A FIA de estar acompañada de fisura palatina. En
la parálisis facial, Fig. 19-3, la comisura del
lado enfermo se desvía hacia el lado sano,
lo cual deja ver que toda la boca toma una
1.-— D rayer, B. P., W ilkins, R . H ., B o ehnke, M.,
et. a l : C e re b ro sp in a lflu id rh in o rre a dem os- posición lateralizada; además por la comisura
tra te d b y m etrizam id e CT ciste m o g rap h y , enferma se puede escapar la saliva; si se so­
A m er. J. R o en tg en !., 129: 1 4 9 -1 5 1 ,1 9 7 7 . licita que .abra la boca, ésta formará un
2.— H ark er, L . A. (ed ). T h e h em ostasis m anual. óvalo desviado de la línea media; si se le pide
2da. ed. P hiladelphia, F . A. Davis C om pany,
1974.
que silbe, no puede hacerlo; y si se le ordena
3.— Osler, W.: O n a fam ily fo rm o f recurring
que sople, lo hace inflando la mejilla del
epistaxis, asso ciated w ith m ú ltip le telan- lado enfermo. Todo esto se debe a la pará­
giectasis o f th e skin an d m u co u s m em brane. lisis del orbicular de los labios y del bucci-
B u ll J o h n H op k in s H ospital., 12: 3 3 3 ,1 9 0 1 .
nador del lado afectado que permite el pre­
4.— Salar, G ., C arteri, A ., an d Z am pieri, P,: dominio del lado sano. Si además se le
T he diagnosis of CSF fístu las w ith rin o rrh ea
b y iso to p e ciste m o g rap h y . N euroradiology. indica que saque la lengua, ésta se desviar
15: 1 8 5 -1 8 7 , 1 978. hacia el lado paralizado.
- 141 -

F ig. 19-2 L abio lep o rin o

Fig. 19-1 T écn ica de ex am en de los labios Fig. 19*3 Parálisis facial: P osición laterali—
zada d e la b o ca

Tamaño: En la raza negra es frecuente que El cáncer de labio suele afectar a personas
los labios sean grandes (Macroqueilia); pero ancianas, Fig. 19-5, en las que se manifiesta
pueden estar patológicamente aumentados como una úlcera indolora, dura, de creci­
de volumen en el edema generalizado, y es­ miento lento. La Sf. del labio en su primera
pecíficamente en el edema angioneurótico. manifestación en forma de chancro, pue­
Queilitis: Como dijimos antes, son los pro­ de verse también como una úlcera, poco
cesos inflamatorios de los labios de diversa o nada dolorosa, dura, localizada especial­
etiología. La forma simple es una descama­ mente en el labio superior, que demora en
ción epitelial como puede verse en las fiebres, corar, pero afectando especialmente a perso­
deshidratación, en las personas que se muer­ nas jóvenes.
den los labios frecuentemente. El Herpes MUCOSA DE LOS CARRILLOS Y ENCIAS.-
simple, vulgarmente llamado “fuegos”, Fig. COMO EXAMINAR: El procedimiento es sen­
194, es una erupción vesicular que se ins­ cillo, sólo se requiere de un baja lenguas y
tala en los labios y sus alrededores, duele y una lámpara de bolsillo par» proceder a la
en pocos días evoluciona a costras que luego inspección. Solicitando al paciente que man­
de caer no dejan cicatriz; se lo ve acompañan­ tenga la boca abierta, se descubre bien los
do a procesos febriles de diversa etiología. carrillos ayudados por el baja lenguas, de
Fig. 19-4 y S: Lám. X.
- 142 —
acuerdo a como señala la Fig. 19-7. Cuando
alguna vez se desee palpar, hay que hacerlo
con guantes estériles para mutua protección
del médico y del. paciente. Primero puede
examinarse los carrillos y luego las encías. Si
se quiere examinar la cara posterior de las en­
cías se puede hacer ayudado con un espejo,
Fig. 19-8, o directamente. Cuando se desea
examinar solamente la cara anterior de las Fig. 19-7 T écnica d e ex am en de los carrillos
encías, puede hacerse con la boca cerrada,
pero separando las mejillas o a su turno los
labios, como señala la Fig. 19-9.
Normalmente la mucosa de los carrillos
es rosada, lisa, brillante, y deslizable sobre los
planos en que se apoya, y deja ver con clari­
dad, a la altura del segundo molar superior,
el orificio de salida del conducto de Stenon,
que resuma saliva.
Patológicamente puede observarse al­
gunas alteraciones en el color y aspecto. Por
ejemplo: Puede estar pálida en las anemias; Fig. 19-8 E x a m e n de la cara p o ste rio r de 1
amarilla en la ictericia; con manchas api­ encías.
zarradas en la enfermedad de Addison,
Fig. 19-10; con manchas purpúricas so­
bre un fondo pálido en las discracias san­
guíneas. Además, en ellas pueden asen­
tar diversas erupciones como las manchas
de Koplik, que preludian la erupción sa-
rampionosa, y son de color blanco-azula­
das, rodeadas de un halo rojizo, agrupadas
en número variable. De hecho, varias de las
enfermedades de la infancia, como la Rubéo­
la, Varicela, Escarlatina, pueden presentar
una erupción en las mucosas' antes que se
demuestre el exantema propio de estas enfer­ Fig. 19*9 E x am en de la cara a n te r io r d e las
medades. encías.

Las inflamaciones de la mucosa bucal y ardor locales, halitosis, sialorrea o dismi­


toman el nombre genérico de estomatitis, nución de la cantidad de saliva y modifica­
y entre estas vamos a mencionar a sus formas ciones en el sentido del gusto. La técnica
catarral o simple, aftosa, ulcerosa, gangrenosa de la anamnesis de estos síntomas ya la cono­
o Noma, y oídica o Muguet. cemos y no vamos a insistir.
, Prácticamente todas presentan una sin- La estomatitis catarral o simple se caracteri­
tomatología común caracterizada por dolor za por presentar una mucosa inflamada, roja,
Win IQ .tn - L á m X .
- 143 -
con áreas de descamación y alguna yez con descubrir diversos tipos de bacterias, sin em­
raros puntos de pus. Las causas pueden ser bargo, su etiología no está bien definida; lo
banales como el fumar, hablar mucho, caries que sí es verdad es que ataca a niños muy
dentalfs/Jeshidrataciones, diabetes, uremia, debilitados y que han sufrido de infecciones
etc. En todo caso, representa el primer esta­ generales graves como sarampión, tuberculosis
dio de evolución de cualquier otra forma de o tifoidea. Asienta en la mucosa del carri­
estomatitis. llo a la altura del primer molar, y como ori­
ginalmente puede no dar dolor, pasa inad­
La estomatitis aftosa o aftas, se caracteriza vertida hasta que lo denuncia un mal olor
por representar un grado más avanzado que la casi nauseabundo. La reacción inflamato­
anterior y de etiología viral, que se demues­ ria circundante es escasa aunque hay ligero
tra como un grupo de ulceraciones pequeñas, edema, pero en cambio su carácter invasivo
cubiertas de finas membranas blanquecinas es extraordinario puesto que puede des­
y rodeadas de halos inflamatorios; asientan truir todos los tejidos de la mejilla y aun
en cualquier parte de la mucosa bucal, pero los huesos de la región; contrasta la falta
lo hacen de preferencia en la cara posterior de fiebre hasta que el estado tóxico general
de los labios, mucosa de las mejillas, len­ puede terminar con la vida del niño. Venta­
gua y paladar. Al curar no dejan cica­ josamente en la actualidad es muy rara.
trices, pero pueden dejar manchas leuco-
dérmicas. Las molestias locales pueden ser El Muguet o estomatitis oídica, es la produ­
muy intensas y pueden acompañarse de in­ cida por un hongo llamado Oidum o cándida
flamación ganglionar de la zona correspon­ albincans (5, 9),y se caracteriza por asentar
diente, lo que puede hacer confundir con la en la lengua, encías, carrillos, labios y pala­
mononucleosis. infecciosa. Hemos visto en dar. Produce unas manchas eritematosas que
niños durante el período de dentición; en se cubren de unas membranas blanquecinas
mujeres durante el embarazo y la mens­ que tienen el aspecto de leche coagulada.
truación, en las cuales además pueden asen­ Fig. 19-15. Afecta más a niños desnutridos
tar las aftas en la vulva; (7, 8) igual que en y desaseados o a mayores portadores de
los hombres a las de la boca pueden acom­ enfermedades crónicas, pero también a al­
pañar las que asientan en el surco b alano- gunas personas que han recibido tratamien­
prepucial; también puede verse en los pa­ to con ampicilina, cloranfenicol o terramici-
cientes con afecciones gastrointestinales. na. Las membranas que se desprenden
fácilmente deben ser examinadas al micros­
La estomatitis ulcerosa, es producto de la
copio para el descubrimiento del hongo.
infección bacteriana, existe por tanto inten­
sa reacción general con fiebre y adenome- La Blastomicosis sudamericana, originaria del
galia regional, más intensas molestias locales Brasil, se encuentra también en nuestro me­
que pueden volver penosa la masticación y dio. Es producida por un hongo llamado
deglución. Las úlceras de la mucosa pueden Blastomyces brasiliensis. Se caracteriza por
estar cubiertas de membranas blancoamari- producir úlceras en las mucosas de la boca y
Uentas y, como en la angina de Vincent, pue­ nariz, tienen fondo granuloso, y son capaces
den asentar también en las amígdalas. de producir gran reacción ganglionar zonal,
EINoma de la boca o estomatitis gangrenosa, que puede abrirse y fistulizarse.
es una forma grave de estomatitis ulcerosa y, La inflamación de las encías se llama
aunque en el estudio bacteriológico se puede generalmente Gingivitis, y, aparte de que mu-
Fig. 19-15: L i m . X.
-1 4 4 -

chas de las estomatitis producen también, ciones dentarias pueden causar bacteriemia; y
como ya hemos visto, gingivitis, sin embargo, cuando el agente causal es el estreptococo
vamos a mencionar algunas afecciones pro­ viridans, puede causar endocarditis infeccio­
pias de las encías: sa subaguda (1).
Gingivitis hipertrófica, en la cual las en­ La disminución del número de piezas
cías se muestran aumentadas de grosor dentarias o los defectos de implantación
por aumento de la estructura papilar y fibro- que impiden una buena aposición y por tanto
sis de la mucosa; no duelen, pero sangran con una buena masticación de los alimentos, pue­
facilidad. Suelen verse en el embarazo; de ser causa de trastornos digestivos.
en las leucemias mieloideas, (2,4) en las malas La heredolues puede producir los
implantaciones dentarias y en los enfermos dientes de Hutchinson, que son peque­
tratados con Hidantoina (6). La gingivitis ños, con una concavidad en su borde li­
Atrófica más frecuente es la que acompaña a bre.
la piorrea; se produce una disminución pro­
gresiva del alvéolo maxilar con su encía co­ LENGUA: Su técnica de examen es sen­
rrespondiente, lo que determina la caída del cilla, basta con solicitar al paciente qce
diente, y, se acompaña de infección con pro­ “saque la lengua” para descubrir el dorso de
ducción de pus y mal olor, entonces se com­ ella; si se desea examinar la cara inferior se
pleta el cuadro de la piorrea, llamada también le pedirá que “levante la lengua” mientras
Paradentosis y Polialveolitis. mantiene la boca abierta. Fig. 19-20. La
En la intoxicación plúmbica, acompa­ inspección y ocasionalmente la palpación
ñando al intenso dolor cólico abdominal, pue­ son suficientes. Examinaremos progresiva­
de observarse en las personas que están en mente la humedad; el tamaño; el aspecto;
contacto con este metal, una línea negra que la movilidad; el aliento; el sentido del gusto.
bordea el sitio de salida de los dientes o
sea el límite gingivodental. Una línea
parecida, pero acompañada de manchas obs­
curas en la lengua y carrillos, puede verse en
las intoxicaciones por bismuto,
DIENTES: El estudio de su patología y tra­
tamiento corresponde al odontólogo, con
el cual el médico debe acostumbrarse a tra­
tar más frecuentemente, puesto que muchas
enfermedades generales tienen pronta mani­
festación en la boca y particularmente en las
encías y dientes. Sin embargo, a los médicos
nos corresponde también examinar los dien­
tes en relación a la integridad de cada pieza
y la función que todas desempeñan en con­
junto.
Las caries dentales pueden ser la causa
de gingivitis, estomatitis, faringitis, amigdali­ Fig. 19-20 E x a m e n de !a cara in ferio r de la
tis. Los abscesos dentoalveolares o las extrac­ lengua

Fig. 19-20A : Lám. X .


- 145 -
Humedad: Sabemos que normalmente es
húmeda por la presencia de la saliva, lo que
le da además un aspecto brillante; pero
patológicamente, más que el exceso de hu­
medad lo que nos interesa es la sequedad de
la lengua. En estas condiciones se presenta
pequeña, opaca, áspera; al tocarla con el de­
do se constata su sequedad. Se presenta en
las deshidrataciones de cualquier etiología,
pero su valor suele ser hipertrofiado por el
estudiante, puesto que califica de deshidrata-
ción a todo caso de lengua seca, sin tener
en consideración que vasta la respiración
F ig . 19~21 M acro g lo sia
bucal para resecarla.
Tamaño: Se llama macroglosia, a la lengua
Alguna vez puede verse la lengua negra, en la
aumentada de tamaño que aveces no cabe en
cual una mancha de ese color cubre parcial­
la cavidad bucal. Puede verse en el ede­
mente el dorso de ella; se debe a la infección
ma angioneurótico, en los hematomas lin­
micótica por el Aspergillus niger, o es de
guales, en el mixedema y cretinismo; en
etiología desconocida; en todo caso no tiene
los niños mongoloides, la lengua puede es­
mayor importancia. En la enfermedad de
tar permanentemente fuera de la boca. Los
Addison, las manchas melánicas pueden asen­
hemangiomas pueden ser a veces gigantes y
tar también en el dorso de la lengua.
dar el aspecto de macroglosia. Fig. 19-21.
Fig. 19-23
Se llama microglosia, a la disminución
Aspecto: Lo más frecuente es ver la lengua
del tamaño de la lengua. Puede observarse
cubierta de saburra. Fig. 19-24. Cuando
en las glositis atróficas, en las parálisis del
asienta en el tercio posterior del dorso puede
hipogloso y en la esclerodermia. considerarse normal. La saburra es una placa
Color: Normalmente es rosada, pero patoló­ blanquecina que patológicamente se localiza
gicamente puede ser roja, en la que la hiper­ también en el extremo anterior de la lengua
trofia de las papilas le da un aspecto de fresa, y está compuesta sólo por epitelio descama­
Fig. 19-22; también es roja en la glositis agu­ do, saliva, restos alimenticios, moco, leuco­
da que acompaña a la angina de Ludwig, citos y hongos. Acompaña a casi todas las
o sea a la inflamación del suelo de la boca. enfermedades febriles, pero en la fiebre tifoi­
Es pálida en las anemias, con atrofia de las dea puede ser particularmente gruesa y de
papilas lo que le da un aspecto liso y se color pardo. La lengua saburral es frecuente
vuelve hipersensible a la acción de los ali­ en las gastritis, especialmente post-alcohóli-
mentos calientes e irritantes que producen cas.
una sensación urente. Puede presentar un Se llama lengua geográfica, a aquella
color blanco circunscrito como una mancha que presenta un aspecto de mapa, Fig. 19-25.
ligeramente sobresaliente, llamada mancha Sólo se debe a engrasamientos circunscritos
leucoplásica, observada en los grandes fuma­ de epitelio que le dan un color blanou^ino
dores, pero también sin causa aparente; debe y que alternan con áreas de epitelio normal.
ser considerada como precancerígena (13). No causa molestias.
Fig. 1 9-22 y 2 3 : L á m . X I .
Fig. 1 9 -2 4 L engua sab u rral

Fig. 19-25 L en g u a geográfica

Lengua escrotal, es aquella que se pa­


rece al escroto, Fig. 19-26, porque presenta
en el dorso profundas grietas que separan re­ Fig. 19-26 A: L engua escrotal. B: Lengua
cerebriform e.
pliegues epiteliales dispuestos a cada lado de
la línea media, pero siguiendo una dirección infiltrativos situados en la extremidad pos­
oblicua de dentro a fuera y de atrás hacia terior de los bordes laterales a los cuales
adelante; es congénita. los vuelven rígidos, para más tarde ulcerarse
La lengua puede presentar lastimaduras y adherirse a los planos profundos.
que sangran por efecto de mordeduras pro­ Movilidad: Un frenillo demasiado corto pue­
ducidas durante un ataque epiléptico. Tam­ de impedir la movilidad hasta el punto de
bién puede presentar ulceraciones que, cuan­ dificultar la correcta dicción. En la parálisis
do no son dependientes de las estomatitis del hipogloso mayor periférico, al sacar la
antes descritas, deben hacer pensar en el lengua, se desvía hacia el lado paralizado
cáncer de la lengua.(11, 12); inicialmente el cual se muestra además flácido, aíró;'ic-. y
puede no haber ulceraciones sino procesos suave a la palpación.
-1 4 7 -

EL ALIENTO: Lo describimos aquí,. no por­


que las modificaciones de su olor dependan
solamente de las afecciones de la lengua o
de la boca, como suele creer el profano, sino
porque precisamente esa interpretación po­
pular conduce a veces a conductas equivoca­
das.
Se examina simplemente percibiendo
el olor del aliento del paciente. Normal­
mente es inodoro, como el aire espirado.
Se llama halitosis al aliento de mal olor.
Socialmente mal tolerado, es de muy variada
etiología aunque la inmensa mayoría de
casos dependa de afecciones orales ubicadas
Fig. 19-27 P aladar no rm al
en cualquiera de las estructuras de la boca y
faringe. Las infecciones de los senos parana­
sales y nariz, las bronquiectaslas y abscesos
dia la úvula y hacia los lados los pilares
pulmonares, también producen mal aliento.
anterior y posterior, dejando entré ellos a las
En el tracto digestivo alto también pueden en­
amígdalas. Todo lo dicho puede versé en la
contrarse otras causas como los divertículos
Fig. 19-27.
esofágicos, las hernias del hiato, las gastritis A
y obstrucciones del píloro. En algunos casos COMO EXAMINAR: Para el examen del pala-
el aliento presenta un olor característico, así: da¿ óseo vasta mirarlo directamente ayuda­
en la uremia, es urinoso; en la acidosis de la dos de una buena iluminación; pero, para
diabetes mellittts, tiene olor a manzanas por examinar el paladar blando es conveniente
la cetosis; en el coma hepático, el olor se deprimir la lengua, con lo cual se despeja la
parece a tierra mojada o algo rancio, por lo región y permite la observación de todas las
que se llama fetour hepático; el aliento al­ estructuras posteriores de la boca, es de­
cohólico es característico. cir, no sólo el paladar blando, sino también
las amígdalas y la faringe. Para el efecto
PALADAR: Como sabemos, el paladar tiene debe disponerse de un baja lenguas (mejor de
dos porciones perfectamente distintas: una madera por ser desechable, o de metal, pero
anterior u ósea, (paladar duro) y otra poste- bien esterilizado para cada paciente), y de
rios o blanda de estructura muscular, (paladar una linterna que alumbre el campo de exa­
blando). Ambas están cubiertas de una mu­ men. Fig. 19-28. Se procede de la siguiente
cosa rosada, pero más palida que la del resto manera: se pide al paciente que abra la boca,
de la boca. En la porción ósea se adhiere pero que mantenga la lengua dentro de ella;
intensamente a los huesos del paladar y for­ luego se deprime la lengua colocando el baja
ma además una serie de elevaciones transver­ lenguas sólo en los dos tercios anteriores de
sales que parten de la línea media hacia ella y no en el tercio posterior para no des­
afuera y que sirven para ofrecer a la lengua pertar el reflejo nauseoso, Fig. 19-29; asi se
un plano de prehensión mejor de los alimen­ puede iniciar el examen sistemático de toda
tos cuando se comprimen contra él. El velo la región. Para examinar la movilidad del
del paladar, móvil, presenta en la línea me- velo del paladar se solicita al paciente que
Fig. 19-28 In stru m e n ta l p ara el ex a m e n del á élf
velo d el p aladar

Fig. 19-30 E x am en de la b o c a e n u n niño

nica antes descrita. Es necesario tener en


cuenta que el llanto y los amagos de náu^-a
que produce el niño, facilitan el examen de
los movimientos del velo del paladar, el cual
al elevarse descubre la faringe ampliamente.
Anótese también que niños y personas
mayores muy sensibles pueden reaccionar
con náusea y aun con vómito ante sólo la
idea de que se le va a tocar con el baja
lenguas.
QUE EXAMINAR: En relación a la forma, hay
que pensar en el paladar ojival, Fig. 19-31, en
el cual la curvatura de la cara inferior es
Fig. 19-29 T écnica d e ex am en d e l p alad ar
más acentuada. Puede ser una alteración
congénita o adquirida por raquitismo o por
pronuncie la letra “A”, varias veces, con adenoiditis crónica, que obstruye la nariz.
lo cual se observará como se eleva dirigién­ El paladar hendido o fisura palatina,
dose hacia atrás y arriba. es una complicación frecuente del labio le­
En los niños, la maniobra para exami­ porino, Fig. 19-32. En estos casos hay una
nar el interior de la boca es más compleja, comunicación directa entre la nariz y la boca
puesto que se niega a abrirla. En estos casos lo que dificulta la succión y la deglución
el médico, mientras la madre sujeta bien al permitiendo que los alimentos salgan por la
niño, Fig. 19-30, presiona los maseteros del nariz; la fonación también se altera dando
origen a la voz nasal. Es congénito, pero su
enfermo entre los dos dedos índice y medio
reparación quirúrgica y rehabilitadora permi­
de la una mano, lo cual produce ligero dolor
y obliga a que el niño abra la boca; inmedia­ ten una recuperación total.
tamente, mientras mantiene la presión in­ La Sf, puede producir un goma en el
troduce con su otra mano el instrumento de paladar, el cual puede ulcerarse y luego
examen, y procede de acuerdo con la téc- perforarse.
rios, es decir, no se eleva como lo hace en el
cumplimiento de dichas funciones. Por es­
ta razón el paciente puede adolecer de
voz nasal y retorno de los alimentos por la
nariz en el acto degluto rio. Se debe a la pa­
rálisis del espinal interno. Cuando la paráli­
sis es unilateral se produce la desviación de k
úvula hacia el lado sano, y cuando se le pide
que pronuncie la letra “A”, se eleva sólo el
lado sano.
GLANDULAS SALIVALES: Nos referimos
a las glándulas parótidas, submaxilares y
sublinguales, Fig. 19-33-, encargadas de la pro­
ducción de saliva. Al exceso de saliva se le
llama tialismo, que produce una cialofagia
Fig. 19-31 P aladar ojival
o sea la deglución de la saliva producida en
exceso, pero en cambio, si se derrama,
por la boca se llama sialorrea. La fal­
ta de producción de saliva produce sequedad
de la boca, llamada xerostomía, que dificulta
la masticación, deglución y aun el habla.

Fig. 19-32 P aladar h en d id o

No podemos olvidar a los abscesos pa- Fig. 19-33 G lándulas salivales


radentarios que pueden abrirse y fistulizarse.
En el examen del paladar blando po­ Como siempre, su examen incluye la
demos comprobar la parálisis, aparte de las anamnesis y el examen físico. Anamnesis:
reacciones inflamatorias que acompañan a las Casi siempre el paciente consulta por dolor,
amigdalitis y faringitis que las estudiaremos trastornos de la cantidad y aspecto de la sali­
más adelante. Esta parálisis cuando es total va, y del volumen de las glándulas. Ninguno
determina que el velo caiga verticalmente co­ de estos síntomas requiere de una t¿cmca
mo un telón y se muestre pálido e inerte a especial para el interrogatorio, a más del
fes estímulos nausesos, fonatorios y degluto- general ya conocido.
- 150 —

Respecto al dolor conviene tener pre­


sente que se vuelve particularmente molesto­
so en el momento de la masticación cuando
debe aumentar el flujo de la saliva, por esto
es que, tanto las obstrucciones calculosas de
sus conductos cuanto los procesos inflama­
torios de las glándulas producen más dolor en
este momento. Esto se hace muy evidente al
instilar en la lengua unas gotas de limón o de
cualquier fruta cítrica.
La cantidad puede disminuir tanto que
puede llevar a la xerostomía, como en el
síndrome de Sjógren, pero también se ve de
manera transitoria en las deshidrataciones,
en las emociones y en los que toman atropi­
na o derivados. El tialismo y la sialorrea Fig. 19-34 E x a m e n de las glándulas submaxi-
pueden obedecer a causas múltiples: de he­ lares y sublinguales
cho acompañan a casi todas las estomatitis
y glositis, afecciones esofágicas como en las sistentes a las glándulas; pero lo notable es,
esofagitis y procesos obstructivos, algunas en cambio, que los procesos tumorales be-’
gastritis hipersecretantes; embarazo, en los nignos o malignos, pueden evolucionar sin
primeros meses; afecciones de la cuerda producir dolor durante largo tiempo.
del tímpano y trastornos psicógenos.
La consistencia normal un tanto blan­
El aspecto de la saliva varía en los pro­ da, puede volverse fluctuante en los casos
cesos inflamatorios volviéndose espesa y de abscesos; dura e irregular en los tumores.
aun purulenta.
En relación a los tejidos vecinos debe­
El aumento del tamaño de las glándulas mos destacar la vecindad de la parótida con
que se constata también en el examen físico el nervio facial, al cual, un proceso tumoral
puede ser progresivo e intermitente. El pri­ de esta glándula puede invadirlo y causar
mero se ve en los tumores benignos o ma­ parálisis del lado correspondiente.
lignos, mientras que el segundo puede darse
en las obstrucciones parciales de los conduc­ La palpación no demanda ninguna téc­
tos de excreción. nica especial y se la hace directamente sobre
cada glándula, sin embargo, para las submaxi-
El examen físico permite el reconoci­ lares y sublinguales puede necesitarse la in­
miento de los aumentos de volumen, sensibi­ troducción de un dedo enguantado en la bo­
lidad, consistencia y relación con los tejidos ca, Fig. 19-34, con el objeto de pinzar a la
vecinos. glándula desde afuera y adentro. Al conduc­
Del volumen ya hablamos. Sobre la to de Stenon, se lo palpa con facilidad con
sensibilidad podemos anotar que práctica­ esta técnica, pero también se lo puede tocar
mente todos los procesos inflamatorios de desde afuera, con los pulpejos de los dedos,
etiología infecciosa producen hipersensibili- sobre el borde anterior de la rama ascen­
dad y aun dolor constatable al presionar dente del maxilar superior, inmediatamente
entre los dedos o contra los planos más re- debajo del pómulo.
- 151 -

P ^ C o m o exámenes complementarios de 1 2.— R e n stru p , G ., et al.: E ffe c t o f ch ro n ic m e-


ch an ical irrita tío n o n chem icaUy in d u ced
liierés debemos mencionar al químico de la carcinogenesis in th e h ám ste r check P ouch.
sa liv a , para la identificación sobre todo del J. A m e r, D e n t. A ss., 6 4: 7 7 0 , 1962.
sodio,' qúe aumenta en la mucoviscidosis 1 3.— T u resk y , S ., e t aL: A h isto ch em ical stu d y o f
(3 ÍO), y a los Rx., que pueden descubrir th e k e ra to tic process in o ral lesiona dlagno-
sed d in ic a lly as leukoplakia — O ral S urg.,
cálculos en los conductos de excreción. 1 4: 4 4 2 , 1 961.

C A PITULO 2 0

E X A M E N D E L A FA R IN G E Y
B IB L IO G R A F IA
L A R IN G E

X— A ngrist, A .A .: P athogenesis o f b acterial


e n d o c a r d it is . J .A .M .A ., 1 8 3 : 2 4 9 ,1 9 6 3 .
6 .- F A R IN G E Y LARING E: La fre­
cuencia y potencial gravedad de las enferme­
2 — C larkson, B .D .: A cu te m y elo cy tic leu k etn ia
■■■" in ad u lts. C án cer, 3 0 : 1 5 7 2 ,1 9 7 2 dades faríngeas nos obliga a que hagamos un
3 ,— D i S a n t A gnese, P .A ., an d T álam o, R.C.':
cuidadoso estudio de esta región, cuyo exa­
; ¡i P athogenesis an d p h y sio p a th o lo g y o f C ystic men, recomendamos desde ya, no puede de­
ai lib ro sis o f th e p an creas. N ew E ng. J . M ed., jar de hacerse en ningún paciente, especial­
, 277: 1 2 8 7 ,1 3 4 4 ,1 3 9 9 , 1967
mente en niños y jóvenes. También debe
'4 ',— Ellison, R .R .: A c u te m y e lo c y tic leukem ia. ponerse hincapié en la anamnesis y en el exa­
In H ollan d , J .F ., an d F reiré, E . III (eds):
C áncer M edicine P hiladelphia, L ea y F abiger, men físico.
p.p. 1 1 7 3 — 1 1 9 9 ,1 9 7 3 .
ANAMNESIS: La patología faríngea suele
5.— Eras, P., G o lstein , M .J., a n d S h erlo ck , P.:
C andida in fe c tio n o f th e g astro in testin al
presentar dolor, disfagia, trastornos fonato-
fK tract. M edicine, 5 1 : 3 6 7 , 1972. rios, trastornos respiratorios, tos y hemo­
g.— G lickm an, 1., a n d L ew itus, M.: H iperplasia rragias locales. La técnica de la anam­
o f th e gingiva associated w ith D ilan tin nesis corresponde a la general propues­
(S o d iu n D ip h en il H y d an to in ate) te ra p y . 3. ta para cualquier síntoma por lo que no
A m er. D e n t. A SS., 2 8 : 1 9 9 ,1 9 4 1 .
insistiremos, pero sí nos quedaremos un tan­
7.— H utsfield, D .C .: G en ital strain s o f herp es
sim plex virus. B rit. J. V en er D is., 43: 4 8 , to en hacer algunas consideraciones prácticas
1 967. sobre ellos.
S.— Jo sey , W.E., N ahm ias, A .J., N aib, Z.M. e t al.: DOLOR: Muchas veces constituye el motivo
G en ital h e rp e s sim p lex in fe c tio n in th e fem a-
le. A m er, J . O b s te t G y n ec., 9 6 : 4 9 3 ,1 9 6 6 .
de consulta; la queja suele expresarse como:
“tengo dolor de la garganta” ; sin embargo, el
9.— K irkpatzick, C .K ., R ich, R .R ., an d B en ett,
J .E .: C h ro n ic m u c o c u ta n e o u s cancandidiasis. franco dolor espontáneo puede empezar sien­
I n te rn , M ed., 74: 9 5 5 ,1 9 7 1 . do una sensación de sequedad o carraspeo o
10.— M angos, J.A ., a n d Me S h erry , N .R .: S o - ardor o sensación de cuerpo extraño o de
dium tra n sp o rt: in h ib ito ry fa c to r in S w eat constricción, es decir, diferentes parestesias
of p a tie n ts w ith cystic fibrosis. S cience,
158: 1 3 5 , 1 967.
antes del dolor. Frecuentemente este dolor
está acompañado de dificultad para la deglu­
11.— M ehta, F . e t a l : O ral cáncer a n d p re c a n c e -
ro u s c o n d itio n s in India. B o m bay, T a ta ción de los sólidos y aun de los líquidos; pe­
Press L im ited , 1 9 7 1 . ro otras veces el dolor sólo se manifiesta el
momento de la deglución, es decir, hay una
verdadera disfagia. Casi siempre traduce un
proceso inflamatorio, de origen infeccioso
que asienta en la faringe, en las amígdalas o
en el velo del paladar o sus pilares.
Cuando la causa asienta en una de las
amígdalas, el dolor es sentido en el lado co­
rrespondiente y, si el proceso evoluciona a un
absceso periamigdalino, puede invadir a todas
las regiones vecinas. Si asienta en las vecin­
dades del orificio de la trompa de Eustaquio,
puede causar dolor de oído especialmente
en los niños.

TRASTORNOS FONATORIOS: Son típicas las


dificultades acusadas en la voz puesto que la
obstrucción de los orificios de comunicación
rinofaríngeos, impide una buena resonancia
Fig. 20-1 O rofaringe. 1.— V elo d el paladar.
y origina la voz nasal. Anteriormente ya 2.— Uvula. 3.— P ilar a n te rio r del
hemos mencionado que la comunicación di­ velo. 4 .— Pilar p o ste rio r. 5.— A-
mfgdala. 6.— P ared p o ste rio r de la
recta entre la boca y nariz a través del pala­
faringe.
dar también produce voz nasal.
TRASTORNOS RESPIRATORIOS: Se refieren a
la dificultad para la respiración nasal obligan­
EXAMEN FISICO: La técnica general de
do a la respiración bucal. Se observa en las
cómo examinar la faringe ya fue expuesta
obstrucciones por crecimiento de las adenoi­
anteriormente a propósito del examen del
des como en los niños, y en los adultos por
paladar. Ahora nos vamos a concretar a ha­
tumores grandes.
cer una descripción de la patología más
frecuente que afecta al paladar blando con
TOS: Sólo la mencionamos puesto que su sus pilares y úvula, a las amígdalas, y a la pa­
semiología será estudiada en el aparato res­ red posterior; ver antes Fig. 20-1.
piratorio. En todo caso vale la pena indicar
VELO DEL PALADAR,* Sobre las fisuras y su
que se debe a estímulos irritativos locales
motilidad ya hablamos antes. Hoy sólo
que determinan una tos seca o ' con escasa
añadiremos que tanto la úvula como los
secreción viscosa.
pilares pueden participar de las afecciones
HEMORRAGIAS LOCALES: La más frecuente amigdalofaringeas que los invaden. Pero
es la postoperatoria por amigdalectomía. Al­ además, la úvula puede verse bífida; alarga­
gunas ocasiones puede ser tan abundante que da produciendo una sensación molesta de
produce síntomas de anemia aguda. Otras cosquilleo constante que puede despertar tos;
veces el paciente deglute la sangre y luego la edematosa en los procesos alérgicos; enroje­
expulsa como hematemesis, circunstancia^- cida en todas las inflamaciones. El pilar
que debe ser conocida para evitar confusio­ anterior participa plenamente „de casi toda la
nes. patología amigdalina, aun de los procesos-
tumorales, por lo que conviene atenerse a local también más intensa, mientras que la
dichapatología. ^ inspección revela una rubicundez y tume­
A M IG D A L A S : Las enfermedades de las facción notables que afectan no sólo a las
amígdalas modifican su aspecto, volumen y amígdalas sino también a las regiones vecinas;
color, que actuando simultáneamente, pro­ sin embargo, la palpación con un dedo en­
ducen una imagen más o menos típica de guantado es indispensable para descubrir la
¿cuerdo con la etiología, pero dejando para fluctuación; de hecho este puede ser el úni­
la apreciación general la idea de que si son co signo demostrable, porque la inspección
grandes suponen una hipertrofia del tejido puede ser imposible, debido a que el paciente
linfoide, y si son pequeñas suponen un pre­ no puede abrir bien la boca por la contrac­
dominio del tejido conjuntivo. ción muscular refleja (Trismus). Junto a los
signos locales, en todos los casos de infección
Los casos más frecuentes de enferme­ amigdalina suele encontrarse adenomegalia
dad amigdalina son las causadas por infec­ dolorosa del ángulo submaxilar correspon­
ción bacteriana o viral, y menos frecuente­ diente.
mente por leucosis o tumores.
Cuando las amígdalas presentan úlceras
La reacción inicial más frecuente es la hay que pensar en la tuberculosis, sífilis,
rubicundez de las amígdalas que puede inva­ leucosis aguda, Mononucleosis infecciosa,
dir a los pilares, velo del paladar y faringe. y otros.
De hecho, muchas enfermedades generales
pueden originar una reacción semejante, so­ PARED POSTERIOR.- Sabemos que normal­
bre todo las eruptivas de la infancia como mente es rosada, húmeda y brillante, pero la
la escarlatina, rubéola, sarampión, paperas, patología puede mostrarla compartiendo la
etc. Cuando la etiología es viral todo el signología presentada en las amigdalitis. Lo
cuadro local no pasa de lo descrito, pero más frecuente es encontrarla rubicunda;
cuando es bacteriano pueden aparecer a las cubierta de secreciones mucosas, en las
pocas horas, puntos amarillos de pus que faringitis simples; con los folículos linfáticos
ocupan las criptas amigdalinas, Fig. 20-2. hipertrofiados, como en lá faringitis fo­
como en la amigdalitis pultácea ; si el agente licular, con granulaciones dispuestas indis­
es el estreptococo, los puntos de pus iniciales tintamente o en columna, como en las
faringitis granular y columnar, otras oca­
pueden volverse confluentes y seudomem-
branosos, que cubren a las amígdalas, pilares siones se muestra seca, deslustrada, sin bri­
y úvula, lo que puede confundir con la llo, como en la faringitis seca, pero mu­
angina diftérica, sólo qué en ésta, las mem­ chas veces sólo se ve secreciones mucosas,
sanguinolentas o purulentas que no se ori­
branas son de un color grisáceo que al
desprenderlas dejan una superficie sangran­ ginan en la faringe sino que descienden des­
te. La angina de Vincent, es unilate­ de las fosas nasales o senos.
ral, pero también produce membranas de un Algunas ocasiones puede verse que la
color amarillo sucio, producto de la necrosis cara posterior de la faringe se presenta
y exudado superficial, que al quitarlas de­ abombada, dando la sensación de fluctua­
jan una superficie sanguinolenta. Algunas ción a la palpación e impidiendo los mo­
amigdalitis bacterianas pueden producir un vimientos de la cabeza que se mantiene in­
absceso periamigdalmo, caracterizado por una clinada hacia adelante, y produciendo ade­
reacción general más severa y sintomática más gran reacción general con fiebre intensa.
Fig. 20-2A, B y C . Lám. XI.
- 154 —
Esta signología puede verse en los abscesos
retrofaríngeos y en el adenoñemón; se cita
también al absceso de origen Tb. de la colum­
na cervical.
Conviene terminar el examen de la bo­
ca observando la región faringolaringea, para
lo cual se utiliza el mismo espejo empleado
para el examen de la región nasofaríngea,
sólo que esta vez se lo dirigirá hacia abajo
después de empujar hacia atrás el velo del
paladar. Este procedimiento se llama larin-
goscopía indirecta, que en la clínica general
es suficiente y que se distingue de la laringos-
copia directa cuyo procedimiento lo conoce­
rá el estudiante en cursos más avanzados.
Con la técnica indirecta se puede ver,
Fig. 20-5, la base de la lengua, los canales
que confluyen en el esófago, o sea, los senos
piriformes, ia región retrofaríngea, y las
cuerdas vocales.
La laringe propiamente dicha la estu­
diaremos más tarde.
Por último, cuando se desea palpar
las vegetaciones adenoides, se introduce el
dedo índice por detrás del velo del paladar
hasta la parte alta de la faringe, Fig. 20-6; Fig. 20-5 L aiin g o sco p la in d ire c ta
pero manteniendo la boca del enfermo abier­
ta con un abrebocas o presionando sobre los
maseteros con la otra mano.

EXAMENES COMPLEMENTARIOS: Los


otorrinolaringologos usan las radiografías A-
P. y L., de la faringe para el estudio de tumo-
r e s e r o en la medicina general, el examen
más importante es el estudio bacteriológico
de las secreciones de la región. Es casi obli­
gatorio que se realice este examen, puesto
que la correcta identificación del germen y
su tratamiento oportuno, impedirán la pre­
sentación de eventuales complicaciones gra­
ves a distancia.
LARINGE.- LA ANAMNESIS: Permite dis­ Fig. 20-6 P alpación d e las vegetaciones ade­
tinguir síntomas propios de cada uno de los noides
- 155-
segmentos laríngeos, Así: la región supra- medades de- las otras regiones de la laringe.
glótica produce especialmente parestesias, dis­ Puede ir desde la simple ronquera hasta la
fagia y odinofagia; la glótica, dísfonía; la afonía o la voz bítonal. En todo caso, cual­
surgió tica, disnea; y en cualquier parte, la quier proceso patológico que afecte a las
tos. Cuadro No. 20 1 cuerdas vocales causará disfonía, especial­
mente las infecciones, ulceraciones y tumora-
ciones. Las parálisis unilaterales de las
CUADRO No. 20-1 cuerdas vocales pueden causar la voz bitonal,
igual que las irritaciones de los nervios re­
SINTOMAS LARINGEOS currentes que les son propios de ellas. Re­
SUPRAGLOTIS: Parestesias cuérdese a propósito, que el recurrente iz­
Disfagia quierdo regresa hacia arriba después de ro­
Odinofagia ^ TOS dear por debajo el cayado aórtico, Fig. 20-7,
lo cual explica el que alguna .vez, en las afec­
GLOTIS: Disfonía ciones aórticas haya voz bitonal y hasta tos
SUBGLOTIS: Disnea como en algunos aneurismas (1). Por otra
parte, el hecho de toser y hablar puede cau­
sar dolor, cuando las cuerdas vocales están
inflamadas.
La técnica de la anamnesis no tiene
nada especial y por tanto es igual para la
utilizada para cualquier síntoma.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 20-1:
Ante todo diremos que si bien estos síntomas
tienen un sitio preferido de origen, sin em­
bargo, en una enfermedad que afecta impor­
tantemente a dicha región pueden aparecer
síntomas de otro segmento de la laringe.
Las parestesias pueden ser síntomas
precoces y caracterizados por carraspeo,
cosquilleo, sensación de cuerpo extraño que
obstruye. Puede presentarse en cualquier
tipo de afección supraglótica. La disfagia es
más propia de las enfermedades infecciosas
con gran inflamación, edema y eventualmen­
te absceso, pero también tumorales que
asientan especialmente en los pliegues arite-
noepigloticos. La odinofagia es el síntoma
que suele acompañar a la disfagia, y por
tanto se detecta en las mismas causas que
ella.
La dísfonía es el síntoma propio de las
afecciones de la glotis, aunque también puede F ig. 2C-7 R e co rrid o del nervio recu rren te
verse de manera menos intensa en las enfer­ izquierdo
- 156 -
La disnea es un síntoma propio de las
obstrucciones que afectan especialmente a la
A B
región subglótica. Suele ser de carácter
obstructivo, inspiratorio y, cuando es pro­
ducto de un tumor que va creciendo, es pro­
gresivo; pero si se trata de un cuerpo extraño
que ocluye o de un edema alérgico es de pre­
sentación brusca, paroxística y grave.
La tos es un síntoma que puede acom­
Fig. 20-8 C uerdas vocales norm ales abierta
pañar a cualquiera de los otros anotados y es y cerradas
seca o productiva, de secreciones serosas o
purulentas o sanguinolentas de acuerdo con
la etiología, y dolorosa si las cuerdas vocales
especialmente están comprometidas en el
proceso.
EXAMEN FISICO: Del examen interno de la
laringe mediante la laringoscopia indirecta
ya hemos hablado antes. En todo caso hoy
añadiremos que las cuerdas vocales normales,
'Fig. 20-8, aparecen de color blanquecino, y
que, cuando se abren forman un espacio de
forma triangular ya que sólo lo hacen por su
extremo posterior, mientras que por el ante­
rior permanecen unidas. Para examinar la
motilidad de las cuerdas el paciente debe
pronunciar la letra “c” , que las hace abrir.
Si por efecto del reflejo nauseoso no se pue­
de examinar esta zona, se puede anestesiar Fig. 20-9 T écnica de ex am en de los m ovi­
m ie n to s de la laringe
la región.
El examen externo de la laringe se ha­
ce simultáneamente por la inspección y pal­
pación, y sirve para reconocer su movilidad torio que la han adherido a los tejidos veci­
y sensibilidad. La inspección demuestra que nos.
durante la deglución sube y luego baja, lo EXAMENES COMPLEMENTARIOS.- Natural­
cual es comprobable por la palpación con los mente que la laringoscopia directa permitirá
dedos índice y pulgar colocados en pinza so­ no sólo la observación más completa sino
bre el cartílago tiroides, Fig. 20-9, que sien­ también la toma de muestras de secreciones
ten el desplazamiento ascendente y descen­ para exámenes bacteriológicos y de biopsias
dente. Esta palpación es indolora, pero si para exámenes citológicos en caso de tumo­
despierta dolor hay que pensar en las con­ res. Pero un examen de fácil realización es
dritis. Si la laringe no se deplaza con la de­ el de la. radiografía, simple lateral, Fig. 20-10.,
glución quiere decir que está fija, lo cual es y la tomograñ'a, que permiten una buena
un signo de una neoplasia o proceso inflama- visualización de las diferentes estructuras.
origina en cualquiera de las estructuras de la
oreja, oído externo, membrana del tímpano
y oído medio, pero no en el oído interno;
es intenso y se irradia a las zonas vecinas;
cuando es de etiología inflamatoria infec­
ciosa se acompaña de fiebre alta y notable
quebrantamiento general. Pero no siempre
el dolor de oído se origina en él, simplemen­
te se irradia a él desde regiones vecinas como
de la mastoides, de la articulación temporo-
maxilar, piezas dentarias del maxilar superior,
afecciones amigdalofaringeas, inserción supe­
rior del esternocleidomastoideo, parótidas,
Fig. 2 0 -1 0 T o m o g rafía de la laringe. etc. En todo caso, para precisar el sitio de
origen debe completarse con el examen físi­
co, el cual revelará que en los casos de dolor
irradiado no hay patología demostrable en
las estructuras auditivas.
B IB L IO G R A F IA 2 — SECRECIONES: Muchas veces acom­
pañar al dolor, pero otras veces no. Ante to­
do recordemos la comunicación entre el oído
F ried b erg , C .K .: E n ferm edades d e l cora­
zó n . In te ra m e ric a a , M éxico. 3a. ed . p .p . medio, a través de la trompa de Eustaquio,
1301. 1969 con la faringe, lo cual explica que diversas
enfermedades amigdalofaringeas virales o
bacterianas, puedan contagiar a la caja del
tímpano y originar en ella un proceso de
otitis media que podría perforar la membra­
na del tímpano, Fig. 21-1, para permitir asi­
CAPITULO 21 la salida de secreciones por el conducto
auditivo externo. Cuando éste es el caso,

EXAM EN D E L A PA R A T O A U D I­

TIVO

7 .- A PA R A T O A U D IT IV O : anam ne­
Nos referimos a la siguiente sintomato-
s is . -
logía frecuente: dolor; secreciones, trastor­
nos de la audición; zumbidos de oídos; y
vértigo. El cuadro No. 21-1, nos orienta có­
mo preguntar a cerca de estos síntomas.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 21-1
1 .- DOLOR: Es un motivo frecuente de Fig. 21.x Períoraclón de membíaBa dei
consulta, especialmente en los niños. Se tímpano.
58

CUADRO No. 21-1

APARATO AUDITIVO
ANAMNESIS
Qué preguntar Cómo preguntar
1- Dolor 1.— Igual que la anamnesis general del
dolor.
2 .- Secreciones 2.- Le sale algo por los oídos?
2.1: Color 2.1: De qué color es?
2.2: Aspecto 2.2: Cómo es? Se parece al
agua, al moco, al pus, a la sangre?
2.3: Cantidad 2.3: Qué cantidad es?
3.- Trastornos de la audición 3.— Oye bien con ambos oídos?
3.1: Autofonía 3.1: Cuando Ud. habla, cómo se
oye a sí mismo?
3.2: Hiperacusia dolorosa 3.2: Siente alguna molestia al
oír ruidos altos?
3.3: Paracusia de Wills 3.3: Cuando hay ruido, oye
bien? ; y si hay silencio?
3.4: Paracusia de lugar 3.4: Reconoce bien el lugar de
donde proceden los ruidos?
4 .- Zumbido de oídos 4.— Tiene zumbido de oídos?
4.1: Tipo de zumbido 4.1: Cómo son los zumbidos?
4.2: Sitio en que se oye 4.2: En dónde oye los zumbidos?
4.3: Procedencia ti objetividad 4.3: Efectivamente hay algún
objeto que zumba o no hay nada? .
5.- Vértigo y mareo 5.— Tiene mareo?
5.1: Tipo 5.1: Cómo es? Es como que Ud.
gira o como que giran las cosas o
como que se va a desmayar o co­
mo que pierde el equilibrio o co- ,
mo atolondramiento?
5.2: Relación con las actitudes 5.2: Qué le pasa al mareo cuan­
y decúbitos. do camina, cuando se sienta,
cuando se agacha y vuelve a po­
nerse recto?
NOTA: No olvidarse de completar la anamnesis de cada síntoma, con las preguntas
generales de cualquier síntoma, del Cuadro No. 3-1.
-1 5 9 -
la secreción puede tener un aspecto puru­ voz resuena más, y se la observa en las hipoa-
lento; pero si la infección ha disminuido, pue­ cusías de conducción. Cuando la percepción
de tener simplemente un aspecto mucoso; del sonido causa molestias como mareos,
cuando la causa de la secreción asienta en el náuseas y aún dolor, se llama hiperacusia
conducto auditivo las secreciones pueden dolorosa. En las personas mayores con oto-
tener un aspecto semejante, siendo el exa­ esclerosis, puede darse el curioso fenómeno
men físico de la región el único que per­ que consiste en que oyen mejor en un am­
mitirá una diferenciación segura. biente de ruido que en el silencio; a esto se
Algunas ocasiones puede observarse llama paracusia de Wills; mientras que se da
la salida de sangre (otorragia), hecho que el nombre de paracusia de lugar, a la que no
si no se debe a la lesión infecciosa o traumá­ puede reconocer en que dirección o a que
tica de cualquiera de los elementos externos distancia aproximada se origina un ruido.
y medios del oído, y si tiene un anteceden­ 4 - ZUMBIDOS DE OIDO: Se los llama tam­
te traumático, hace temer en una fractura de bién tinitus, acúfenos. Los pacientes los
la base del cráneo a la altura del peñasco, describen como el ruido de cascada, de cam­
lo cual determina además, la fuga de líquido panillas, de sirena, de zumbidos, etc., y
cefalorraquídeo. (5) (Signo de Langier 1839) pueden ser percibidos como que nacen en el
propio oído o en otro sitio de la cabeza;
3 .- TRASTORNOS DE LA AUDICION: En además pueden ser continuos o intermiten­
relación a la capacidad auditiva debemos tes. Unos tienen un origen perfectamente
considerar diversos trastornos, así: hipoacu- determinable , pero otros son sólo produc­
sia, o sea la disminución de la sensibilidad
to de excitaciones anormales del sentido del
para la percepción de la palabra hablada; oído. Entre los primeros pueden encontrar­
sordera, o sea, la pérdida total de dicha capa­
se a los ruidos producidos en los vasos del
cidad. Si se tiene en cuenta que el sentido
territorio de la carótida interna; de los proce­
del oído debe, igual que los otros sentidos,
dentes de la articulación temporomaxilar al
percibir, conducir, analizar y luego interpre­
hablar o masticar, cuando padecen de artritis;
tar el significado de las vibraciones sonoras,
en las contracturas de los músculos de los
se comprenderá que la interrupción de esta huesecillos o de las regiones vecinas como el
cadena en cualquiera de los eslabones, será masetero. Los ruidos que no tienen un ori­
capaz de producir hipoacusia o sordera. Al­ gen definido pueden encontrarse en cualquie­
gunas de las causas son de fácil reconocimien­ ra de las afecciones del oído, como tapón de
to, como 'por ejemplo, los tapones de ceru­ cerumen, cuerpo extraño, exzemas y otitis
men y cuerpos extraños que impiden una externas; miringitis, otitis medias agudas o
buena transmisión de los sonidos; la perfora­ crónicas, otoesclerosis, laberentitis, hiper­
ción importante de la membrana del tímpano tensión arterial esencial; y aun en intoxica­
que no le permite vibrar; pero la rigidez o ciones exógenas o endógenas como la uremia.
destrucción de los huesecillos que no trans­
miten la vibración a la ventana oval, o las 5.— VERTIGO Y MAREO: Es increíble la can­
afecciones del oído interno, de la vía auditi­ tidad de cosas que por los pacientes pueden
va o del cerebro en las zonas relacionadas ser llamadas Vértigo y Mareo, pero es que
con este sentido, ya requieren de exámenes también en la práctica médica es difici! dis­
que competen a la Otología y Neurología. tinguir con claridad el significado de estos
Se llama Autofonía, cuando la propia términos.
- 160 —
En todo caso, siguiendo a Drachman, equilibrio. Puede verse por ejemplo, en 1¡
(2) llamaremos vértigo a la sensación girato­ hiperventílación (7), en las emociones inten
ria en la cual el paciente siente que él o el sas, en los estados de depresión, en las afee
ambiente está girando; y mareo, al conjunto ciones de la columna cervical, y otras.
de síntomas y signos dentro de los cuales, El examen del vértigo y mareo incluyi
el vértigo no es sino un síntoma más; una serie de pruebas que ayudan a diferen
sin embargo, cuando éste está acompañado ciar el sitio de origen de los mismos, perc
de náusea, vómito, palidez y sensación de
nosotros las veremos en el examen básicc
caída, entonces su diferenciación es imposi­ del sistema nervioso central.
ble. De todas maneras, para nosotros la
diferencia no es consistente, y lo más im­
portante nos parece, es poder relacionarlo EXAMEN FISICO: Siguiendo de afuera j
con la patología de un órgano o sistema dentro examinaremos: la oreja, el con
determinados. Así: ducto auditivo externo y la membrana de
tímpano; pero además la masteides y lo<
En las lesiones del laberinto o sus co­ ganglios periauriculares.
nexiones centrales, el mareo es más un
vértigo intenso, con sensación de marcha va­ EXAMEN DE LA OREJA: Con la inspecciór
cilante y acompañado de náusea y vómito es suficiente aunque la palpación puede
(3). El paciente suele afirmar que “las cosas confirmar los datos. Debe examinarse su ca
giran a su alrededor”. ra anterior y su cara posterior, para lo cual se
debe doblar hacia adelante. Fig. 21-2. Oca
En las afecciones del aparato Cardiovas­ sionalmente puede usarse la transiluminación,
cular, el mareo es descrito como una sensa­ aplicando desde atrás una linterna, Fig. 21-3.
ción de desmayo con caída o sin ella y con
Aparte de las alteraciones congénita!
pérdida o no de la conciencia. Puede ini­ que pueden relacionarse con su forma, tama
ciarse con sudoración, palidez, zumbido de
ño, situación, número, que son raras y de
oídos y obscurecimiento visual, pero si hubo
fácil identificación, Fig. 21-4, podemos en
caída, a los pocos segundos hay una recupe­ contrar algunas alteraciones adquiridas, co
ración, de lo contrario, es decir, si no hubo mo: la oreja “en coliflor”, Fig. 21-5, pro
caída, puede quedar simplemente como una pia de los boxeadores, debido a fibrosis se­
sensación de debilidad general. Se debe a la cundaria o infección o hemorragia subperi
hipotensión postural o a cualquier otra cau­ condral; los tofos de la gota, pueden encon
sa que determine una mala irrigación tran­ trarse como abultamientos nodulares, duros,
sitoria del cerebro (4). Algo semejante, que no son sino una masa de microcristales
pero de presentación más lenta puede verse de urato rodeada de una respuesta inflama
en las hipoglicemias (1). toria (6), en el carcinoma de la oreja pue
En las afecciones de las estructuras del de descubrirse ulceraciones y deformado
control motriz, el mareo se caracteriza por nes.
pérdida del equilibrio, por lo cual se observa EXAMEN DEL CONDUCTO AUDITIVO EXTER­
sólo cuando el paciente camina, y desapare­ NO Y LA MEMBRANA TIMPANICA: La técni
ce cuando se sienta o se acuesta. ca exige el uso del otoscopio, Fig. 21-8, o de
A una etiología variada puede obedecer espejo para oído, Fig. 21-9. Antes de la in
la sensación de atolondramiento que no es traducción cuidadosa de la campana, el mé
por tanto ni vértigo ni desmayo ni pérdida del dico, colocado aliado del oído que va a exa
-1 6 1

Fig. 21-2 E x am en d e ia cara p o ste rio r d e la


oreja.

Fig. 21-5 D eform ación tra u m á tic a d e la ore-

Fig. 21-3 E x am en d e la oreja p o r tran silu m i­


n ació n .

F ig. 11-S O toacopio


-H

Fig. 21-4 O rela d e im p lan tació n dem asiado


b aja. Fig. 21-9 Espejo para el examen del oído.
— 162 —

minar, con la una mano tracciona la oreja MEMBRAMA DE


hacia arriba, atrás y afuera, con el objeto de SHARfWETLL

rectificar un tanto las curvaturas normales


del conducto; luego introduce con su otra
mano la campana y procede a la inspección
cuidadosa del conducto propiamente dicho,
y luego de la membrana timpánica. Normal­ 0MBIIS0

mente, el conducto puede presentar peque­


ñas cantidades de cerumen que habrá que
retirar con un aplicador. En estas condicio­
nes las paredes se muestran cubiertas por
una piel fina, muy sensible, que al tocarla
puede provocar movimientos bruscos de la
cabeza en actitud defensiva, por lo cual ha­ TRIAN6UIÚ LUMINOSO

brá que tener cuidado al manipular en el


Fig. 21-10 Im ag en o to sc ó p ic a de la m em bra­
interior del conducto. Hacia la profundidad n a d e l tím p a n o n o rm a l
del mismo se descubre a la membrana tim­
pánica, de un color blanco nacarado, y de
forma ovalada dispuesta frontalmente al ojo
del examinador y cerrando completamente
la luz del conducto. La Fig. 21-10, nos deta­
lla los elementos que debemos tener en cuen­
ta al examinar la membrana; en ella podemos
reparar que, más o menos en el centro, se
encuentra el ombligo, lugar que sefiala el
sitio de inserción del mango del martillo y
también el vértice superior del triángulo
luminoso, de base anteroinferior, que no es
sino el producto de la ilunfiii&ción que se
HIVEL UQU150
hace incidir en el tímpano; en la parte supe­
rior se encuentra la membrana de Sharpnell,
que corresponde directamente al ático, o sea Fig. 21-11 O titis m e d ia co n nivel líq u id o .

al sitio en el que se disponen los huesecillos.


cambios en las otitis medias, en efecto: las
Patológicamente es posible descubrir secreciones acumuladas durante el proceso
en un examen del conducto la presencia de inflamatorio puede observarse a través de
tapones de cerumen que obstruyen total­ elk como un nivel líquido, Fig. 21-11; pero
mente su luz, impidiendo no soj^mente el más tarde, cuando el cuadro ha evolucionado
examen de la membrana, sino también la y se mantiene cenada la trompa de Eusta­
audición; produciendo tinitus y ptros tras­ quio, al aumentar la cantidad de secreciones,
tornos según hemos señalado antes. Tam­ pus por ejemplo, abomban la membrana que
bién podemos encontrar cuerpos extraños, puede demostrarse además rojiza y muy vas-
especialmente en los niños; y se confirma la cularizada.' Si el cuadro progresa, al buscarse
presencia de las secreciones antes estudiadas. el pus una salida, puede perforar la membra­
La membrana puede sufrir importantes na, y dejar un orificio más o menos grande
- 163 -
que permite la comunicación directa entre
el oído externo y medio, con todos los peli­
gros de nuevas infecciones que eso supone.
En estas condiciones si se pide al enfermo
que realice la maniobra de Valsalva, se podrá
comprobar la salida de aire por la perfora­
ción. En las obstrucciones de la trompa, la
membrana puede demostrar abombamientos
o depresiones parciales, Fig. 21-12.

A propósito recordemos que la caja del


tímpano recibe aire de la boca a través de la
trompa de Eustaquio, lo cual sirve para
equilibrar las presiones de la caja con la
atmosférica, para que la membrana pueda vi­
brar sin dificultad; esto se hace en forma más
o menos insensible durante la deglución; pero
cuando se cierra la trompa esta función no se
cumple, y el paciente sufre de hipoacusia,
sensación de presión timpánica y ocasional­
mente dolor. Para contrarrestar ésto es F ig . 2 1 -1 2 O b s tr u c c ió n d e la tr o m p a d e E u s ­
útil espirar fuertemente, pero manteniendo ta q u io : A b o m b a m ie n to s p a rc ia le s
d e la m e m b ra n a .
la nariz y la boca bien tapados, con lo cual
se consigue que el aire penetre en la caja y
equilibre la presión. Si la trompa no se abre
puede requerir su cateterismo con la sonda de ella sólo duele espontáneamente y a la
de Itard, pero ésto requiere ya de manos presión cuando está inflamada o rota. En
más entrenadas. efecto, en las mastoiditis agudas, consecuen­
cia de una otitis media por ejemplo, puede
No podemos dejar de anotar, que la producir dolor espontáneo y provocado,
tracción de la oreja al momento del exa­ con enrojecimiento de la región, edema y aun
men del conducto puede causar dolor en adenomegalia de los gánglios retroauriculares.
los casos de otitis externa, igual que la pre­ Griessinger, afirma que en la flebitis de la
sión con un dedo sobre el trago. En las vena emisaria mastoidea, se despierta dolor
otitis medias, la presión sobre la mastoides o al palpar el borde posterior de la mastoides.
el borde anterior del estemocleidomastoi- EXAMEN DE LOS GANGLIOS PERIAURICULA-
deo, en su inserción mastoidea, puede cau­ RES: Puede encontrarse delante, debajo y
sar dolor. detrás de la oreja, ganglios patológicos, pero
de su valor semiológico hablaremos en el
EXAMEN DE LA MASTOIDES: Normalmente, examen de los ganglios del cuello.
la presión de abajo hacia arriba del vértice El examen de la capacidad auditiva,
de la mastoides puede causar dolor, y para aprenderá el estudiante en la cátedra de los
algunos es un punto escogido para buscar la órganos de los sentidos, pero también en es­
sensibilidad al dolor de una persona, el resto te texto en el examen del VIII Par.
- 164-

BIBLIOGRAFIA Todos sabemos que los rasgos faciales; ,


revelan muchos estados psicológicos, por
ejemplo: la ira, la alegría, la pena, la
1.— Ad Hoc Committee on Hypoglycemia: Sta- sorpresa, el miedo, el dolor, etc., y aunque
tement on hypoglycemia. Arch. Intern. la descripción de cada una de ellas es difícil,
Med., 131: 591,1973. sin embargo, su reconocimiento es relativa­
2.— Drachman, D.A.: Episodio vértigo. InC onn, mente sencillo. Algo semejante sucede con
(ed.): Current therapy 1974. Philadelphia,
W.B. Saunders Company, 1974, p.p. 684.
algunas enfermedades orgánicas que se ex­
presan con una facies más o menos caracte­
3.— Drachman, D.A.: Mareo y Vértigo. En
Cécil—Loeb.: Tratado de Medicina Interna. rística que conducen al médico a un rápido
Interamericana, México, 14a. ed., cap. 352, diagnóstico. Por el momento nosotros
p.p. 732,1977. vamos a describir unas cuantas, pero en otros
4.— Fisher, C.M.: Vértigo in cerebrovascular capítulos iremos señalando aquellas que se
disease. Arch. Otolaryngol. 85: 529,
1967.
encuentren muy relacionadas.
5.— Forgue, E. y Mourgue — Molines, E.: Ma­
nual de Patología externa, Tomo II, Espasa Facies febril, por efécto de la acción sim­
Calpe. S.A., Madrid, 1952, p.p. 31. pática, presenta ojos brillantes, pómulos
6.— Robbins, S.L.: Patología estructural y fun­ rubicundos, pero el resto de la piel de la
cional. Nueva editorial Interamericana. Mé­ cara es pálida.
xico. la. ed., 3a. reimpresión, cap. 8, p.p.
289, 1977. Facies Renal, Fig. 22-2: Piel pálida, pero li­
7.— Saltzman, H.A., Heyman, A., and Sieker, geramente amarillenta, con hinchazón de los
H.O.: Correiations of clinical and physiolo-
gic manifestations of sustained hyperventi- párpados, con una expresión somnolienta.
lation. N. Engl. J. Med., 268: 1431, 1963. Se debe al edema, vasoconstricción y anemia. :
Facies acromegálica, Fig. 22-3: El crecimien­
to en anchura de los huesos produce proci­
dencia de los arcos superciliares y pómulos;
el maxilar inferior crece desproporcionada­
mente (Procnatismo); pelos de las cejas grue­
sos y enrarecidos; labios también gruesos.
CAPITULO 22
Facies Hipertiroidea, Fig. 22-4: Es la cara
de una persona que demuestra sorpresa o
EXAMEN DE LA FACIES susto con los ojos saltones cuando hay
exoftalmus. En los casos leves, Marañón, se­
EN CONJUNTO ñala un aspecto de quien ha pasado la noche
despierto. La piel suele estar brillante y
8 - LA FACIES EN CONJUNTO: cubierta de un fino sudor sobre todo en la
En algunas enfermedades la cara lo dice todo, frente.
pero en muchas otras sólo el médico que se Facies Mixedematosa, Fig. 22-5: La cara es
ha habituado ha relacionar el aspecto de la ancha, abultada, párpados caídos, con hendi­
cara con la enfermedad que adolece un pa­ duras palpebrales disminuidas, ojos profun­
ciente, puede descubrir rasgos que le hacen dos y poco expresivos, piel gruesa y pálida.
más fácil y útil su interpretación. En conjunto la expresión es de torpeza.
- ICO -

Cortesía del Dr. uustavo raz.


Fig. 22-3 Facies acromegáiica Fig. 22-5 Facies mixedematosa
— 166 —

Fig. 22-8 Facies Leonina


Fig. 22-6 Facies de luna llena. Cushing
iatrogénico. Observación del Prof. Cortesía del Prof. Dr. Holguer Garzón.
Dr. Edgar Rentería.

Fig. 22-9 Facies tetánica. Observación del Fig. 22-12 Facies parkinsoniana
Prof. Dr. Jorge Sánchez.
Observación del Prof. Dr. Luis Almeida.

Facies del Síndrome de Cushing, Fig. 22-6: nodulos que asientan en las cejas, pómulos y
Es la cara de luna llena, redondeada, rubicun­ otras regiones de la cara. La cola de las
da con tinte cianótico; puede haber implanta­ cejas puede haber desaparecido.
ción masculinoide del cabello.
Facies tetánica. Fig. 22-9': La contracción
Facies alcohólica, ojos brillantes, con va­ de los maseteros impiden la apertura de la
sos pequeños dilatados sobre el dorso de boca, mientras que la de los risorios produ­
la nariz y pómulos, piel rubicunda. cen la risa sardónica.
Facies Leonina, Fig. 22-8: Es propia de la Facies Gravídica, Fig. 22-10: Como existe
Lepra. Se debe a la presencia de múltiples retención tisular de líquidos, la cara se abulta
Fig. 22-6 y 1 : Lám. XII.
— 167 —

un poco, especialmente los labios; pero lo CAPITULO 23


más característico es el cloasma gravídico,
es decir, las manchas de color café con
leche, que se distribuyen desde el dorso de la EXAMEN DEL CUELLO
nariz hacia la periferie, abarcando los pómu­
los, las mejillas y la frente; alguna vez todo Encrucijada de estructuras pertene­
el rostro. En el caso del hijo esperado, la ex­ cientes a múltiples sistemas o aparatos, es de
presión es de serena felicidad. vivo interés su examen prolijo. En efecto,
Facies mongoloide, Fig. 22-11: Desde un como nos señala la Fig. 23-1, en él se encuen­
cráneo pequeño se desprende una cara con bo­ tran partes importantes de los aparatos car­
ca pequeña, lengua saliente, ojos pocos expre­ diovascular, respiratorio, digestivo, endocri­
sivos y epicanto en los párpados, lo que en no, linfático, muscular, óseo y nervioso»; por
conjunto le da un aspecto achinado. Se debe tanto su patología es muy variada, y e!
a la trisoinia del par 21. médico para examinarlo, debe tener en cuen­
ta toda su composición para no dejar pasar
Facies paikinsoniana, Fig. 22-12: Es inexpre­ detalles que pueden ser importantes.
siva, con piel brillante y cremosa, y a veces
con fuga de la saliva por las comisuras labia­ Nosotros enfocaremos su estudio (en
dos tiempos: 1.— Su examen en conjunto,
les.
y 2.—Examen por separado de todas y cada

CARTILAGO
TIROIDES
YUGULAR INT.
YUGULAR INT.

GLANDULA
TIROIDES

CAROTIDA
INTERNA
PNEUMOGAST
CO IZQ.

TRAQUEA.
Fig. 23-1 Estructura esquemática dei cuello.
- 168 -
una de sus estructuras. Las técnicas generales
de examen son las clásicas, es decir, inspec­
ción, palpación, percusión y auscultación.
EXAMEN DEL CUELLO EN CONJUNTO:
1.— Fornia: En los pícnicos suele ser grue­
so y corto, Fig. 23-2, mientras que en los <■; '
longilíneos es más delgado y largo; Fig. 23-3;
sin embargo, también puede ser corto en los
raros casos de agenesia de una o más vérte­
bras cervicales.

2.— Movimientos: Cuando el médico orde­ Fig. 23-2 Cuello corto


na al paciente que flexione, extienda, gire ha­
cia la derecha o izquierda; incline hacia la iz­
quierda y derecha; y luego rote la cabeza co­
mo para describir una circunferencia, la sim­
ple inspección le estará indicando si estos mo­ . vi
vimientos son normales o están limitados, y
si pueden realizarse con o sin dolor. Si exis­
te alguna limitación o dolor, su causa casi
siempre está relacionada con afecciones de la
columna cervical o músculos del cuello, razón
por'la cual será mejor estudiado en el capí­
tulo relacionado con los músculos, huesos y
articulaciones. Sin embargo, por el momen­
to indicaremos unas pocas causas que pue­
den limitar los movimientos, como son: Cuello largo
Fig. 23-3
el tortícolis y la meningitis; el primero pro­
ducido por una contractura espasmódica del
músculo estemocleidomastoideo, que des­
vía la cabeza hacia el lado afectado, Fig. 23-4,
produciendo además dolor al intentar cual­
quier movimiento de la cabeza; y la segunda,
producida por una contractura de los múscu­
los paravertebrales cervicales, que impiden la
flexión de la cabeza hacia adelante, hasta el
punto que el médico puede levantar al enfer­
mo, “ como en una sola pieza” , colocando su
mano en la región occipital del paciente y
haciendo el esfuerzo para sentarle, Fig. 1*6-1.
3.— Fosas Supraclaviculares y supraestemal:
Como sabemos, detrás de las clavículas y del
mango del esternón se encuentran unas de­
presiones que la anatomía nos ha enseñado Fig. 23-4 ■ T o rtíco lis
- i6 y -
"3 reconocerlas con suma facilidad por la ins-
'pección. En los casos de tiraje respiratorio,
Fig- 23-5, suelen estar hundidas, igual que en
el tórax raquítico. Al contrario, pueden
estar abombadas en los casos de enfise­
ma subcutáneo o mediastínico por rup­
tura pleural; también pueden abombarse
por tumoraciones de las estructuras subya­
centes, pero a ellas nos referiremos más tarde.
4 _ Piel: Su color guarda relación con la
del resto del cuerpo. En el síndrome de Tur-
n e r , puede verse el cuello talado, Fig. 23-6,

en el cual puede notarse unos pliegues de


piel que se desprenden desde la parte alta
Fig. 23-5 Fosas supraclaviculares hundidas
del cuello hasta los hombros. en el tiraje respiratorio ‘
EXAMEN DEL CUELLO POR ESTRUCTU­
R A S - 1 - MUSCULOS: En el tortíco­
lis el músculo esternocleidomastoideo se lo
ve contraído, tenso, duro y doloroso a la
palpación que se hace con los pulpejos de
los dedos dispuestos en pinza, Fig. 23-7.
Cuando la contractura afecta a los músculos
paravertebrales del cuello o a los trapecios,
entonces éstos son los que presentan dichos
cambios obligando al paciente a tomar posi­
ciones antiálgicas.
2 .- EL CARTILAGO TIROIDES: Se lo ve y se
lo palpa en la parte media del cuello.
Asciende durante la deglución y luego des­
ciende a su situación normal. Los tumores Fig. 23-6 Cuello alado en el síndrome de
vecinos pueden desviarlo de su sitio o im­ Tumer. Cortesía del Dr. Gustavo
Paa.
pedir sus movimientos si se adhieren a él.
En los aneurismas del cayado aórtico, debi­
do al contacto que esta arteria tiene con
la tráquea y bronquio izquierdo, se produce
un latido especial, signo de Oliver, que se lo
descubre cuando se pide al paciente que,
en posición de pie, extienda la cabeza hacia
atrás manteniendo la boca cerrada, entonces
tomando el cartílago cricoides entre dos de­
dos, Fig. 23-8, se tracciona suavemente la
tráquea hacia arriba, momento en el cual
se siente un latido que corresponde al de la F ie . 3 3 *7 P a lp a c ió n d e l w ta r o o d e id o m a a -
aorta que se transmite a la tráquea. toideo

PLIE G O : 7
- 170-

Fig. 23-8 Técnica para buscar el signo de


Oliver

3 - GANGLIOS CERVICALES: La Fig. 23-9,


nos demuestra su situación en el cuello y su
relación con los vasos linfáticos que proceden
desde distintas regiones. Entonces desde ya
tángase presente que la patología ganglionar W G.LINFATICOS SUPERFICIAL#.
puede tener su origen en los propios ganglios, @ G. UMFAT1C05 PROFUWiOS
en estructuras de la región o en órganos si­
Fig. 23*9 Ganglios cervicales y vasos linfáti­
tuados a distancia. cos que se relacionan con ellos.
Cómo examinar: Basta la inspección y
palpación, pero pensando para su descrip­ aunque en otras ocasiones, lo primero pudie­
ción y análisis, en la situación, forma, tama­ ran ser otras expresiones del proceso inflama­
ño, número, sensibilidad, movilidad, consis­ torio, es decir, dolor, calor o rubor.
tencia. La técnica propiamente dicha obliga
Para su análisis es muy conveniente
a mantener la cabeza fija, colocando la una
tener en cuenta su distribución, puesto que
mano en la región occipital, mientras la otra
muchas veces su etiología u órganos inicial­
busca los ganglios, Fig. 23-10. Es curioso que,
mente afectados están íntimamente relacio­
para identificarlos con más facilidad, más que
nados; Fig. 23-9, así: los ganglios situados
la palpación profunda sirva la palpación su­
cerca del ángulo del maxilar aumentan de
perficial con los pulpejos de los dedos que tamaño en las afecciones amigdalofaringeas
realizan movimientos de rotación o desliza­
y de los dientes; los suboccipitales, en las
miento sobre las zonas de distribución de los dermatitis del cuero cabelludo y en las pedi­
ganglios.
culosis, pero también en la rubéola, lo que
Normalmente muchos no son palpables hace un signo diferencial de otras enfermeda­
o lo son difícilmente. En los niños y perso­ des eruptivas de la infancia, como el saram­
nas delgadas pueden reconocerse algunos de pión, la varicela, que aunque dan adenomega­
la porción alta de la cadena carotídea y otras lia cervical, sin embargo, lo hacen en otras
regiones, sin que esto signifique nada pato­ regiones del cuello; los retroauriculares, au­
lógico, más todavía si son suaves, indoloros, mentan de tamaño en las afecciones del
móviles, de tamaño pequeño. Pero, patológi­ oído y la mastoides y parótida; los submen-
camente, lo que más rápidamente manifiestan tonianos, en las afecciones de la lengua,
es su aumento de tamaño (adenomegalia), labio inferior, encías y dientes. Las adeno-
-171 -

cervicales, éstos pueden estar crecidos, adhe­


ridos entre sí, presentar fluctuación y aun
fístulas que se abren a la superficie ( 12).
Aunque el diagnóstico de la etiología
de una adenomegalia se hace con la biopsia
de la misma y otros exámenes que los cono­
ceremos en el capítulo que se refiere al siste­
ma linfático, sin embargo, es útil que desde
hoy sepamos que las adenomegalias de etio­
logía bacteriana o viral, evolucionan aguda­
mente, excepto la tuberculosa, causando ade­
más dolor, rubicundez de la región, fiebre y
eventualmente fluctuación por su contenido
purulento, y remitiendo casi paralelamente
con la evolución de la estructura regional
inicialmente afectada. En cambio las adeno­
megalias de naturaleza neoplásica evolucio­
nan más fríamente y hasta pueden no causar
ningún dolor. Para más detalles remitirse al
capítulo referente al sistema linfático, s
Las adenomegalias no deben ser con­
fundidas con otras tumoraciones del cuello,
como los quistes sebáceos que asientan en la
parte posterior del cuello, Fig. 23-11; los
Fig. 23*10 A: Técnica de examen de los lipomas retroauriculares, la hipertrofia de las
ganglios del cuello. B: Adenome- parótidas, Fig. No. 23-12; los forúnculos.
galia cervical.

megalias metastásicas de los cánceres de las 4 .- LAS VENAS CERVICALES: Normalmen­


Estructuras vecinas suelen ser unilateres, du­ te las venas del cuello no se ven por perma­
ras, indoloras, adheridas o no a los planos ad­ necer colapsadas, sin embargo, el canto, el
juntos y afectan especialmente a los adultos; grito, el hacer algún esfuerzo muscular, el pu­
el Ca. de pulmón suele invadir a los ganglios jo, pueden hacer visibles a las venas yugula­
preescalénicos (Daniels). El estómago y las res externas durante un corto período de
mamas pueden hacerlo a los supraclaviculares. tiempo. En estas condiciones, disminuye
En la enfermedad de Hodkin, afectan más a la presión negativa intratorácica y dificulta
los de la. cadena carotídea, en forma bila­ el vaciamiento de las venas dei cuello que
teral, y pueden crecer mucho y adherirse permanecen ingurgitadas. Pero, patológica­
entre sí formando apelotonamientos (7, 11) mente pueden permanecer dilatadas todo el
en las leucosis, especialmente en la linfática, tiempo y en cualquier posición del cuerpo,
pueden crecer mucho, ser bilaterales y formar especialmente las yugulares. En efecto, eh
parte de la adenomegalia generalizada de la la insuficiencia cardíaca, por ejemplo, pueden
que adolecen estos pacientes. En los ahora estar dilatadas aún en la posición de pie,
raros casos de tuberculosis de los ganglios Fig. 23-14; sin embargo, lo más frecuente
-172 -

ir
i

Fig. 23-14 Venas yugulares ingurgitadas

es que en esta posición o sentado, las vanas


estén apenas distendidas en el extremo infe­
rior; pero si se le pide al paciente que se
acueste, se irá notando como, progresivamen­
te, se van dilatando más hasta que en pleno
decúbito, se encuentran dilatadas en toda su
extensión, Fig. 23-15 (Signo de Lancisi). Este
hecho se debe al aumento de la presión de
la sangre en el sistema venoso durante el
decúbito. También pueden estar ingurgita­
das las venas del cuello por compresión me-
díastínica de la cava superior, pero en estos
Fig. 23-11 Quiste sebáceo del cuello casos la dilatación no se acompaña de latidos
como puede estarlo la de la insuficiencia
cardíaca ( 1, 2).
Una maniobra adicional permite con­
firmar que el llenado de las yugulares se hace
por el retorno de la sangre que no puede va­
ciarse normalmente en la aurícula derecha,
y consiste en lo siguiente: con el enfermo
acostado o semisentado, se presiona sobre el
tercio medio de la yugular con los dedos
índices juntos de ambas manos; luego, sin
dejar de presionar sobre la vena, se separa
los dedos unos cuantos centímetros y se
constata que la vena queda colapsada en
ese segmento, Fig. 23-16; luego se retira el
dedo del extremo inferior y se constata co­
mo inmediatamente se ingurgita la vena de
Fig. 23-12 Parótidas hipertróficas de abajo hacia arriba.
Fig. 23-15 Signo de Lancisi

Cuando la ingurgitación venosa se debe


a insuficiencia cardíaca se constata un he­
cho más: el llamado reflejo hepatoyugular,
(4, 6, 13,16), que demuestra como las venas
yugulares externas se distienden más al com­
primir el hígado de abajo hacia arriba, con
una mano, Fig. 23-17. En este caso la pre­
sión venosa ya aumentada, crece más todavía.
Abundaremos en otros razonamientos al
hablar del aparato cardiovascular. Fig. 23-16 Técnica de examen para determi­
nar la dirección de la corriente san­
5 - LATIDOS: Normalmente no se obser­ guínea
va latidos cervicales en condiciones de repo­
so. Luego del ejercicio físico, las emociones,
puede observarse discretos latidos en la fosa Patológicamente el latido supraester­
supraesternal, en la parte inferior del cuello; nal puede ser un fenómeno perfectamente
algo semejante puede observarse en las ane­ visible y palpable, lo cual traduce un desen-
mias, la fiebre, el hipertiroidismo, la hiper­ rrollamiento de la aorta que ahora asciende
tensión arterial, es decir, siempre que hay tanto que se la puede tocar, Fig. 23-18. Es­
eretismo cardiovascular. (8). Estos latidos to se puede reconocer tanto en la hiperten­
cervicales proceden de las arterias del cuello, sión arterial como en la insuficiencia aórtica,
o sea, de las carótidas y subclavias, y en los (3), sólo que en este segundo caso, al latido
pícnicos de la aorta que asciende más que supraesternal se suman los latidos exagerados
en los longilíneos. Se puede palpar estos de las subclavias y carótidas, danza arterial,
latidos, pero el supraesternal es muy difícil que también están sufriendo, igual que todas
puesto que la transmisión del latido aórtico las arterias del organismo, del aumento de la
es un fenómeno más visible que palpable. presión diferencial que se da.. en estos casos.
- 174-

que demostrará además un ruido de latido


muy intenso sobre los vasos del cuello.
La inspección detenida de los latidos
puede además revelar la presencia de arrit
mías de fácil diagnóstico, como los extrasís
toles y la Fibrilación Auricular.
El latido venoso normal ordinariamente nc
es percibido a simple vista a pesar de que e
flebograma descubre las ondas “v” y “a”
Fig. 23-19, precediendo a los latidos de la
punta del corazón. Sin embargo, patológica
mente puede verse en la estenosis de k
válvula tricúspide. (15). Un latido venoso
sincrónico con el pulso, puede vsrse en ls
Fig. 23-17 Búsqueda del reflejo hepatoyugu- insuficiencia tricúspide ( 1), en el ritmo no
lar dal ( 10), en las extrasístoles ventriculares
( 10) y otras cardiopatías.
Insistimos en que en el capítulo dedi
cado al aparato cardiovascular, seremos mái
completos en la descripción.

Fig. 23-19 Flebograma normal

6 .- GLANDULA TIROIDES: Por el-momen­


to sólo nos referirem os a su exam en físico,
puesto que otros detalles relacionados con
Fig. 23-18 Palpación de la aorta desenrrolla- la semiotecnia tiroidea, lo harem os en el
da que puede dar un latidosupraes* capítulo dedicado a las glándulas endocrinas.
te mal.
Por tan to , siguiendo los tiem pos clásicos del
i: '
exam en físico, hablarem os de la inspección,
Algunas ocasiones la palpación de estas
palpación, percusión y auscultación.
arterias cervicales revela la presencia de un
frémito que puede ser el producto de la Inspección: com o sabemos, normalmente
transmisión de los que patológicamente se no es visible o lo es com o un discreto abulta-
originan en la sigmoidea aórtica, por ejem­ m iento situado por encima de la fosa supra-
plo, en la estenosis y en la enfermedad vas­ esternal, y solam ente cuando el paciente
cular local, (9) siendo sistólico. Este dato m antiene la cabeza en hiperextensión; pato­
puede ser confirmado por la auscultación, lógicam ente, de acuerdo con su tam año, pue-
- 175 —
de ser fácilmente reconocible, como una
masa tumoral situada sobre la fosa supra-
'esternal, que se desplaza hacia arriba cuando
el paciente deglute, pero si es muy grande
puede no desplazarse. Fig. 23-20. Su forma
es variable, pero puede presentar uno o más
abultamientos que, dependiendo del lugar de
la tiroides en que asientan, pueden aflorar
más hacia la derecha, centro o la izquierda
del cuello. Esta simple observación permite,
en la mayoría de casos, afirmar la existencia
de un bocio, es decir, de una tiroides agran­
dada, lo cual ya es patológico.

Palpación: Es un tiempo de examen impres­


cindible, puesto que, aparte de confirmar
los datos de la inspección, permite reconocer
su forma y más detaEes: consistencia,
sensibilidad, movilidad, presencia de nodula-
ciones, datos estos que, debidamente anali­
zados, permiten extraer conclusiones útiles
para el diagnóstico y tratamiento.
Cómo examinar: Cuando la glándula es
muy voluminosa la palpación no ofrece
jiinguna dificultad; pero cuando su tamaño
es normal o está discretamente crecida, se
requiere de una-técnica especial, pero senci­
lla. En efecto, basta con que el médico co­
loque los dedos de una mano, dispuestos en
forma de gancho, sobre la glándula tiroides,
Fig. 23-21, y solicite al enfermo que degluta
un poco de saliva. En estas circunstancias,
la glándula se desplaza entre los dedos del
médico, hacia arriba; momento en el que se
aprovecha para reparar sobre los detalles an­
tes anunciados. De hecho, en condiciones
normales puede no palparse la glándula,
especialmente si se trata de una persona
de cuello grueso y corto, pero en muchas
otras y en condiciones normales, sí se pue­
den reconocer las características de los lóbu­
los y del itsmo, especialmente su consisten­ 3
Fig. 23-20 A: Bocio gigante. B: Radiografía
cia carnosa y uniforme. Pero si esta primera de un bocio luego de la captación
palpación no es suficiente para formarse una d e l 131.
-1 7 6 -

Fig. 23-21 -A}Inspección de la glándula tiroides.


B) Palpación de la glándula tiroi­
des con los dedos en forma de gan­
cho.

Tig. 23-22 I. Palpación de la glándula tiroides


por detrás del enfermo.
II. Palpación de la glándula tiroi- III. Palpación mediante el des-
. des separando el estemocleido- piazamiento de la tráquea hacia
mastoideo. un lado con el pulgar.
- 177 -
imagen completa, entonces se debe proceder
de la siguiente manera, sígase la Fig. 23-22:
Situado el médico detrás del paciente que
permanece sentado, coloca los pulpejos de
ambas manos por delante de los bordes
anteriores del esternocleidomastoideo, so­
bre los lóbulos tiroideos a los cuales compri­
me ligeramente hacia atrás, y, mientras el pa­
ciente traga saliva, el médico examina los de­
talles de la glándula (I). En segundo lugar,
si se quiere tener un detalle más minucioso
de cada lóbulo, se puede palpar con los pul­
pejos de la una mano, mientras la otra separa
Fig. 23-23 Bocio retroesternal
el esternocleideomastoideo (E); por último,
especialmente en la enfermedad de Graves
una útil maniobra consiste en examinar la
Basedow, puede auscultarse un soplo sistóli-
tiroides por delante, mediante el desplaza­
co, (16) producto del aumento de la velo­
miento de la tráquea hacia un lado con el
cidad circulatoria que suele haber en estos
pulgar de la mano, mientras que con los de­
casos. No debe confundirse con los soplos
dos de la otra se reconocen los detalles del
sistólicos que, originados en la sigmoidea aór­
lóbulo. Qh)
tica especialmente, pueden irradiarse hacia el
Muy frecuentemente la palpación des­ cuello.
cubre nodulos que deben ser descritos en re­
lación a su forma, tamaño, situación dentro
de la glándula, consistencia, sensibilidad y re­
lación con los planos vecinos, es decir, guar­ BIBLIOGRAFIA
dando los mismos parámetros de análisis que
de los lóbulos.
1.— Bloomfield, R.A., Lauson, H.D. y col.;
Ocasionalmente no es posible recono­ J, Clin. Investí., 25: 639, 1946.
cer los límites inferiores de la tiroides, lo 2.— Brickner, P.W., Scudder, W.T. y Weinrib,
cual plantea la posibiÜdad de que haya creci­ M.: Pulsating varicose veins in functional
tricuspid insufficiency. Case report and
do hacia el interior del tórax, es decir, se tra­ venous pressuie tracing. Circulation, 25:
ta de un bocio retroesternal. Fig. 23-23. 126,1962,
La palpación suave sobre la superficie 3.— Corrigan, D.J. Edinburgh M.J., 37: 225,1832.
de un bocio hipertiroideo puede demostrar 4.— Deane, N., Ziff, M. y Smith, H.W.: J*
Clin, Invest., 31: 200,1952.
la existencia de un thrill (14).
5.— De Groot, L.J.: Tiroides, In Cecil—Loeb:
Percusión: No tiene mucho significado prác­ Tratado de Medicina Interna, 9a. Ed., Cap.
tico, sin embargo, en el bocio retroesternal, 5.— De Groot, L.J.: Tiroides, In Cecil—Loeb:
la percusión sobre el mango del esternón pue­ Tratado de Medicina Interna, 9a. Ed., Cap.
de dar un sonido mate, lo que normalmente 836, p.p. 2028, Interamericana, México, 1977
es sonoro. 6.— Drury, D.R., Henry, J.P. y Goodnian, J.:
Clin, Invest., 26: 945, 1947
Auscultación: Normalmente no da ninguna 7.— Editorial: Furter in theHodgkin znaze. Lan-
sintomatología, pero en el hipertiroidismo, cet, 1: 1953, 1971.
- 178 -
8.— Friedberg, C.K.: Enfermedades del Corazón. a localized disease process. Am J. Med. StL,
Interamericana, México, 3a. ed., cap. 23, 254: 866, 1967.
p.p. 1005,1069.
13.— Lombardo, T.A., Eisenberg, S. y Col.: c¡jy
Friedberg, C.K.: Enfermedades del Corazón. culation, 3: 260,1951.
Interamericana, México, 3az. ed., cap. 29,
p.p. 1030, 1969. 14.— Marañón, G.: Manual de Diagnóstico Etio-
lógico. Espasa Calpe, Madrid, 7a. Ed., p p
10. - Friedberg, C.K.: Enfermedades del Corazón. 497, 1962.
Interamericana, México, 3a. ed., cap. 29,
p.p. 448, 1969. 15.— Paddu, V.: Am. Heart J., 41: 708, 1951.
1 1 .- International Symposium on Hodgkin 's Di- 16.— Spann, J.F., Jr., Masón, D.T., and Zeliz, R,:
sease, N.C.I. Monograph No. 36, May, 197$. Recent advances in the understanding of con­
gestiva heart failure. Modem Conc. Cardio-
12.- Kent, D.C.: Tuberculous lynphadenitis: Not vase. Dis., 39: 73, 1970.
TERCERA PARTE

EXAMEN DEL TORAX

- APARATO RESPIRATORIO
Dr. Wilsort Peñafiel

- APARATO CARDIO - VASCULAR


Dr. Víctor Alberto Arias Castillo

- GLANDULAS MAMARIAS
Dr. Wilson Peñafiel
f -179-
CAPITULO 24 tas variantes semiológicas propias. En cuan­
to a los signos, adquiere especial valor la aus­
cultación, sin restar valor a los datos (recogi­
APARATO RESPIRATORIO dos en la inspección, palpación y percusión
del área precordial.
INTRODUCCION Como ha sido norma en nuestro texto,
los síntomas y los signos se irán analizando
En Ja caja torácica, encontramos dos a través de cuadros didácticos que señalan el
aparatos “básicos dentro de la economía: el qué y cómo interrogar de ios primeros y el
Aparato Respiratorio y el Aparato Cardio­ qué y cómo examinar de los segundos, luego
vascular. En esta parte de nuestro texto ini­ se expondrán los exámenes complementarios
ciamos el estudio del Aparato Respiratorio más útiles que se ponen en práctica en
compuesto fundamentalmente por tres por­ nuestro medio y finalmente los síndromes
ciones anatómicas: las vías aéreas, los pul­ más frecuentes.
mones y las pleuras, que fisiológicamente
cumplen con el importante papel de la he-
matosis'a través de sus funciones ventilato-
rias y de difusión de los gises.
La patología de este Aparato Respira­
CAPITULO 25
torio, se expresa de una manera general por
pocos síntomas y signos, considerándose por
este motivo, de'fácil aprendizaje. Así por
ANAMNESIS DE SINTOMAS Y SIG­
por ejemplo, la tos, la expectoración, el do­
lor torácico, y la disnea, son síntomas co­ NOS
munmente observables en la mayoría de en­
tidades respiratorias, de ahí la importancia Al Aparato Respiratorio se lo explora
de recogerlos correctamente a través de un a través de síntomas y signos.
buen interrogatorio, que nos servirá luego Iniciaremos por los Síntomas y son los
para conformar los síndromes y finalmente siguientes: tos, expectoración, dolor toráci­
ser analizados por la clínica. co, disnea, hemoptisis, cianosis y vómica.
En lo que a examen físico se refiere, El cuadro 25-1, expone el qué y cómo
es en el tórax donde se pone,en práctica en preguntár de la tos y expectoración.
forma perfecta los cuatro procedimientos <• CONSIDERACIONES AL CUADRO 2 5 -1 .-
clásicos de la exploración: inspección, pal­
pación, percusión y auscultación. 1.— T O S- La tos es un síntoma muy
frecuente en las enfermedades del aparato
Es generalmente en este segmento cor­ respiratorio; se caracteriza por la producción
poral en donde el estudiante aprende princi­ de uno o varios movimientos espiratorios
palmente a percutir y a auscultar. Debido a
bruscos y violentos, con la glotis estrechada..
la proyección posterior de los pulmones es
Esencialmente es un acto reflejo, aunque en
que éstos métodos exploratorios se los cum­
ocasiones puede producirse voluntariamente
ple con facilidad en tórax posterior. y cuya finalidad es la de eliminar secrecio­
En relación con el Aparato Cardio-vas- nes y exudados bronco-alveolares hacia el
cular, los síntomas son los mismos, con cier­ exterior.
* 110 -

CUADRO No. 25-1

ANAMNESIS DE LA TOS Y EXPECTORACION

Qué preguntar: Cómo preguntar:


I:- Tos: 1 .- Tos:
1.1: Intensidad. 1.1: Es fuerte la tos?
1.2: Frecuencia. 1.2: Tose mucho o poco?
1.3: Horario. 1.3: A qué hora del día tose
más?
1.4: Humedad 1.4: Cuando tose, escupe?

2 .- Expectoración 2.— Expectoración


2.1: Cantidad 2.1: La expectoración es escasa
o abundante?
2.2: Color. 2.2: De qué color es la expec­
toración?
2.3: Olor. 2.3: Tiene mal olor?
2.4: Viscosidad. 2.4: Desgarra con facilidad?
2.5: Horario. 2.5: A qué hora del día expec­
tora más?

Este reflejo tusígeno, tiene como pun­ seca, cuando falta la expulsión de las secre­
to de partida zonas sensitivas de la mucosa ciones o éstas son m uy viscosas que el pa­
respiratoria tales como: laringe, cuerdas vo­ ciente no puede movilizarlas. Cuando la tos
cales, bifurcación de la tráquea, hoja parietal es húmeda, va acompañada siempre de cier­
de la pleura, base de la lengua y partes latera­ tos ruidos producto de la movilización de las
les de la faringe. (3) De estas porciones, secreciones que pueden o no ser expectora­
se transmite la excitación por vía del neu­ das. Cuando el paciente logra expulsarlas,
mogástrico hacia el bulbo, de donde el estí­ denominamos tos productiva.
mulo parte por vía centrífuga a los músculos 1.1.— Intensidad y 1 .2 .- Frecuencia.
respiratorios que intervienen en el fenómeno En procesos respiratorios agudos, la tos
de la tos ( P ) . La Fig. 25-1 grafica este arco suele ser un síntoma intenso y frecuente, que
reflejo. produce gran molestia al paciente hasta
La tos puede presentarse bajo dos for­ tal punto que le ocasiona dolor torácico de
mas: seca y húmeda. Se dice que la tos es origen muscular. Ejemplos: traqueo—
Fig. 25-1 Arco reflejo de la tos.

bronquitis, neumonías, bronconeumoiuas, broncopulmonares tales como la bronquitis


pleuresías; en estas últimas la tos siempre crónica, el enfisema pulmonar obstructivo
es seca, carácter semiológico importante que crónico, la tuberculosis pulmonar, etc. la tos
hay que tomarlo en cuenta. Otro ejemplo tiene muchos años de evolución, con perío­
de tos frecuente e intensa, es la tos convul­ dos de remisión y exacerbación. En cambio,
siva quintosa de la tosferina. en padecimientos agudos, como las neumo­
nías, bronconeumonías, infarto pulm onar,
1.3.—Horario.— El bronquítico crónico pre­
etc. la tos es un acontecimiento de pocos
senta accesos tusígenos en las primeras horas
días de evolución.
de la mañana y en las últimas de la tarde;
este horario se cumple también en el enfi- 3.— Forma de comienzo: Difiere en los
sematoso, aunque con menos intensidad. ( 11) padecimientos broncopulmonares agudos y
1.4.—Humedad.— Dijimos ya que la tos es crónicos. En los primeros, la tos es de
húmeda cuando se le escucha al paciente aparición brusca y en los segundos, es in­
movilizar secreciones que las puede expulsar sidiosa. „
o no. Estás características las analizaremos 4 .— Causa aparente: En los procesos in­
mejor al hablar de la expectoración. fecciosas agudos de vías respiratorias altas o
Vamos a retom ar por un momento a bajas, tales como laringitis, traqueitis, bron­
lo expuesto en el Cuadro No. 3-1 referente quitis, etc. la causa aparente de la aparición
a la anamnesis aplicable a cualquier síntoma, de la tos suele ser generalmente un cam­
para ir analizando a propósito del síntoma bio brusco de temperatura o un enfriamien­
tos. to; en cambio en los padecimientos crónicos
1.- y 2.— Fecha aparente y fecha real de como la bronquitis crónica y el enfisema, es
comienzo: Es importante conocer si el pa­ la iniciación de ciertos hábitos como el ta­
ciente es un tosedor de mucho tiempo o si baquismo.
este síntoma es de reciente aparición. Por 5.— Síntomas acompañantes.— La tos por
lo general en los padecimientos crónicos lo general, va acompañada de síntomas tales
como: expectoración, dolor torácico, dis­ 2.1.—Cantidad.— Es siempre importante
nea, hemoptisis, etc. que serán analizados en recomendar que el paciente recoja el material
este mismo capítulo; sin embargo, vale la expectorado en recipientes adecuados y si es
pena mencionar que en ocasiones la tos pue­ posible graduados, con el objeto de conocer
de llevar al vómito (tos emetizante), como la cantidad en 24 horas. En los procesos
se observa en la tosferina, en la que el niño agudos como en las bronquitis y neumonías,
después del acceso paroxístico termina vo­ la expectoración es escasa al comienzo y lue­
mitando. Se explica por la compresión gás­ go abundante en el período de remisión de la
trica determinada por las contracciones brus­ enfermedad ( 11, 1).
cas del diafragma en cada acceso tusígeno.
En cambio en padecimientos crónicos
( 16).
como la tuberculosis, bronquitis crónica,
6.—y 7.— Evolución y relación con los me­ enfisema, la expectoración es constante du­
dicamentos: en los padecimientos crónicos, rante la mayor parte del tiempo, en cantida­
es necesario hacer hincapié en los cambios des pequeñas o moderadas.
que presenta la tos por efecto de la medica­ Se observa abundante expectoración
ción utilizada. Es común encontrar que el pa­ en caso de cavidades pulmonares y dilatacio­
ciente ha usado y abusado de los expecto­ nes bronquiales, tales como: cavernas tuber­
rantes, por ejemplo; lo mismo ocurre con los culosas, abscesos pulmonares, bronquiecta-
antibióticos que en forma empírica el pa­ siaá; se observa también abundante expec­
ciente se automedica con grave perjuicio toración en el edema agudo pulmonar, en
para su salud. ciertas bronconeumonías graves como la es-
8.— Estado actual: Después de haber hecho tafilocóccica y en la producida por el bacilo
un análisis del síntoma tos desde su inicio, de Frienlander (8).
nos interesa conocer su estado actual, espe­
cialmente orientado a conocer cuál deberá 2.2: Color.— Macroscópicamente, por el
ser la terapéutica a utilizarse. color y aspecto de la expectoración, se dis­
tinguen cuatro principales tipos: mucosa,
purulenta, serosa y sanguinolenta.
2 .- EXPECTORACION.- Se denomina así
a la .expulsión hacia el exterior, por medio de La expectoración mucosa es transpa­
la tos, de secreciones contenidas en el apara­ rente de aspecto blanquecino. Es por lo ge­
to respiratorio. Los elementos, que contie­ neral producto de las secreciones de las glán­
nen este material son de distinta naturaleza dulas mucosas del aparato bronquial, de cau­
y procedencia: secreciones de la mucosa del sa inflamatoria. Es característico de las
aparato respiratorio, como faringe, laringe, traqueobronquitis agudas en su fase inicial
tráquea y bronquios; exudados y trasudados y también de la bronquitis crónica; se ob­
de origen alveolar; restos de tejidos inflama­ serva también en la fase final de la tosferina.
dos, líquidos provenientes de colecciones La expectoración purulenta o muco pu­
purulentas torácicas y extratorácicas que se rulenta, es opaca de color amarillo o amari­
abren a las vías respiratorias; sangre, proce­ llo-verdoso y está constituido esencialmente
dente de cualquier área bronco-pulmonar por elementos del pus. El esputo purulento
en la cual se ha producido lesión vascular. se observa, en casos de colecciones supura­
Cuando el paciente expectora, es ne­ das que se abren a los bronquios como:
cesario tomar en cuenta lo siguiente: abscesos pulmonares, quistes pulmonares in­
- 183 -
fectados, cavernas tuberculosas etc. (9). que posee una inervación vegetativa y espi­
'! La expectoración serosa, se presenta nal, dan origen al dolor torácico (4). En
^om„ un líquido de aspecto espumoso, ocasiones, sin embargo, en procesos que no
lie color amarillo o rosado, m uy abundante llegan a afectar la pleura parietal o las pa­
■y es característico del edema agudo de pul- redes torácicas, se produce dolor, que se
explica a través del reflejo viscerosensitivo
món(5).
o visceromotor (17). Mackensie explica de
La expectoración sanguinolenta será la siguiente manera este reflejo: “El estímu­
analizada cuando hablemos de hemoptisis. lo proveniente del pulmón afectado, es con­
2.3 : Olor: La expectoración puede adqui­ ducido a través de las fibras simpáticas afe­
rir un olor particular muy desagradable, en rentes hasta el segmento medular correspon­
casos de supuraciones pulmonares y bron- diente. Las excitaciones producidas en estas
quiectasias infectadas, especialmente cuando células, son conducidas por las vías medula­
aparecen procesos de putrefacción debidos res comunes del dolor hasta los centros su­
4 gérmenes anaerobios (9, 10). En casos de periores, tálamo y corteza cerebral y de allí
gangrena pulmonar, la fetidez alcanza un gra­ la sensación dolorosa será referida a la zona
do extraordinario. cutánea correspondiente” . Este tipo de do­
2.4: Viscosidad.— La viscosidad aumen­ lor resultante del reflejo viscerosensitivo, por
tada del esputo se lo reconoce porque se lo general no alcanzan la intensidád del do­
adhiere fuertemente a las paredes del reci­ lor de pleura parietal o de pared torácica;
piente y el paciente tiene siempre enorme son sordos, difusos, acompañados de sensa­
dificultad en expulsarlo; es debido al alto ción de hormigueo (17).
contenido en albúmina y fibrina. Es carac­ De una manera general, podemos de­
terístico del bronquítico crónico. cir que se distinguen tres tipos de dolor
2.5: Horario: El preguntar si el paciente en las afecciones pleuropulmonares: 1.— El
expectora en mayor cantidad a determinadas dolor somático, cuando participa la pleura
horas, es siempre importante, ya que en pa­ parietal y el sistema de nervios espinales;
decimientos como las bronquiectasias y los 2 . - El dolor visceral, cuando el proceso se
abscesos pulmonares, las secreciones se acu­ localiza en el pulmón y el dolor es resultado
mulan durante el día y la expectoración del reflejo viscerosensitivo y 3.—Dolor mix­
aumenta en las,últim as horas de la tarde; to o somatovisceral.
lo propio sucede en la noche y el paciente En lo que se refiere al dolor localizado,
expectora más en las- primeras horas de la referido e irradiado; no insistiremos por
mañana. cuanto se explicó en el capítulo correspon­
3 .- DOLOR.- diente a la semiología especial del síntoma
dolor; sin embargo, es necesario manifestar
Para el qué y cómo preguntar remitirse
que, tratándose del dolor referido del tórax,
al Cuadro No. 3-2.
éste puede estar en el tórax o fuera de él. Así,
CONSIDERACIONES SOBRE EL DOLOR en la pleuresía diafragmática, por ejemplo,
TORACICO.- Es conocido por todos que aparece dolor referido en el cuello y hom­
el pulmón y la pleura visceral, por tener una bro correspondiente (Fig. 25-2) debido a que
inervación exclusivamente vegetativa (simpá­ el estímulo proveniente de la porción del
tico y neumogástrico) no produce dolor; en diafragma inervada por el frénico, es condu­
cambio, lá pleura parietal y la caja torácica cido por éste a la médula (3er. y 4to. segmen-
- 184-
Se lo denomina también “dolor en puñalada”!
por lo expresivo del término. La localización »
es variada, tanto en tórax anterior comcrl
en tórax posterior. Este dolor es caracterís-
tico de los síndromes de condensación (neu-
monías, bronconeumonías, infarto pulmonar,
etc.) y de las pleuresías, hasta tal punto,
que con la sola descripción del paciente ya
se piensa en dichas posibilidades. Tambiénise
presenta en el neumotorax espontáneo.
El dolor torácico sordo, poco intenso,
es propio de los padecimientos agudos en re-
misión o crónicos de larga evolución.

4 .— Causa aparente.— En padecimientos


Fig. 25-2 Dolor referido ai cuello y hombro en agudos como la neumonía y pleuresía, es ca­
pleuresía derecha.
racterístico encontrar como causa aparente
los cambios bruscos de temperatura; tra­
tos cervicales), manifestándose el dolor en el tándose del neumotorax espontáneo, la causa
área cutánea correspondiente a los mismos puede ser un acceso tusígeno o un esfuerzo
segmentos medulares, es decir, cuello, hom ­ físico cualquiera.
bro y parte superior del tórax (4). 5 . - Sitio del dolor.— Al señalamos el pa­
Aplicando ya la anamnesis del dolor ciente con su mano el sitio del dolor, pen­
torácico de acuerdo al Cuadro 3-2, podemos samos ya las estructuras torácicas afectadas;
hacer las siguientes consideraciones: sin em bargóles necesario indicar que el do­
lor en hipocondrio derecho puede hacer
1 y 2.— Fecha aparente y real de comienzo.
confundir con patología hepato-biliar tales
Tiene importancia en los padecimientos agu­
como una colecistopatía aguda o un absceso
dos, como por ejemplo las bronconeumonías,
hepático. El dolor en hemitórax anterior iz­
neumonías, infarto pulmonar, en los cuales
quierdo, puede confundirse con un padeci­
este síntoma es el más llamativo y que casi
miento coronario agudo.
siempre constituye el motivo de consulta;
tienen por lo general pocos días de evolución
6 .— Irradiación.— Valiéndonos de los mis­
y el paciente no tiene mayor dificultad en
mos ejemplos, diremos que la irradiación del
relatar su comienzo aparente o real. En los
dolor en casos de colecistopatías es muy
padecimientos crónicos, el dolor torácico es característica: hacia la región interescápulo
lento o insidioso, concediéndole poca im­
vertebral y hombro derechos; lo propio po­
portancia el paciente. demos decir de los padecimientos coronarios
3 . - Intensidad.- Es necesario señalar que se irradian hacia cuello, hombro y
el denominado “dolor en punta de costado” , miembro superior izquierdo. En cambio ,
que consiste en la aparición generalmente los padecimientos pulmonares son por lo ge­
brusca de un dolor pungitivo bien localizado, neral de tipo transfictivo, es decir, que no se
intenso, que aumenta con los movimientos jradian sino que van de delante atrás o vice­
respiratorios, con la tos y la dígito-presión. versa.
- 185 —
Tipo de dolor.— El dolor torácico de­
bido a padecimientos respiratorios es de tipo
J o n tín u o , que aumenta con los movimientos
respiratorios y los accesos de tos y por lo ge­
neral calma con los analgésicos comunes,
yjuy diferente al dolor tipo cólico (por su­
frimientos de viscera hueca) que presenta
remisiones y exacerbaciones periódicas.
8. - Síntomas acom pañantes.- El dolor
torácico puede en ocasiones adquirir tal in­
tensidad que puede llevar al estado de shock
como en el caso de la embolia pulmonar ( 12);
en otras, puede producir vómito (dolor eme-
Fig. 25-3 Dolor torácico. Posición antiálgica.
tizante) muy frecuente en- niños con padeci­
mientos neumónicos o bronconeumónicos.
La relación con los alimentos, el ho­ 4 .- DISNEA.—
rario, la periodicidad, la relación con la ori­ El cuadro 25-2 establece el qué y cómo
na y deposición, no tienen importancia para interrogar de la Disnea.
el dolor torácico.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 25-2
1 5 .- Relación con las actitudes y decúbitos. - Se denomina disnea a la dificultad res­
E1 dolor torácico producido por la pleuresía piratoria. Es un síntoma frecuente y común
o neumonía, lo alivia el paciente tratando de para muchos sistemas y aparatos, pero ad­
inmovilizar el tórax, recostándose sobre el quiere valor especial en la patología cardio-
lado enfermo o comprimiendo el hemitórax pulmonar.
enfermo con su brazo (Fig. 25-3). Lo pro­
Como es conocido, el centro respirato­
pio ocurre en casos de neuritis intercostal,
rio bulbar, funciona en forma automática y
herpes zoster, fracturas costales, etc.
rítmica en virtud de una doble excitación:
1 6 .- Relación con los m edicam entos.- Fren­ nerviosa y química (6). La excitación ner­
te a cualquier dolor, el paciente en forma viosa procede del mismo pulmón y se lo
instintiva busca calmarse con analgésicos; explica a través del reflejo neumovagal de
lo mismo podemos decir tratándose del dolor Hering—Breuer (6), que dice que la dilata­
torácico. El conocer que tipo de medicación ción alveolar determina una excitación de
analgésica ha ingerido, tiene importancia por las fibras espiratorias del neumogástrico y y
cuanto muchos cuadros clínicos se enmasca­ relajación excita las fibras inspiratorias, des­
ran por esta medida. cribiéndose una vía centrípeta que son los
17.— y 18.— Evolución y estado a c tu a l— impulsos aferentes que llegan al centro res­
La evolución del dolor torácico casi siempre piratorio por el neumogástrico y una vía
está en relación a la medicación empleada; centrífuga que son los impulsos eferentes
sin embargo, en casos de pleuresía, cuando que salen del centro respiratorio a través del
se produce el derrame, el dolor cede, debido frénico y los otros nervios espinales respira­
a que el roce entre las pleuras desaparece y el torios.
paciente, engañosamente dice sentirse mejor. Los estímulos quí micos que actúan so­
(13). bre el centro respiratorio, están representados
- 186 —

CUADRO No. 25-2

ANAMNESIS DE LA DISNEA

Qué interrogar Cómo interrogar

1 Disnea de esfuerzo: 1.— Ha tenido sed de aire?


1.1: Grandes esfuerzos. 1.1: Ha sentido dificultad respi­
ratoria al subir gradas?
Cuántos pisos alcanza antes de
sentir esta dificultad.
1.2: Medianos esfuerzos. 1.2: Ha tenido dificultad respi­
ratoria al caminar en plano o
una o dos cuadras?
1.3: Pequeños esfuerzos. 1.3: Ha tenido dificultad respi­
ratoria al vestirse, peinarse o co­
mer?

2.— Disnea de decúbito. 2 .- Ha tenido dificultad respiratoria


estando acostado? Ha tenido que
aumentar el número de almoha­
dones?

3.— O itopaea. 3 .- La dificultad respiratoria le ha


- obligado a permanecer sentado?

4 .- Disnea paroxística nocturna 4.— Ha tenido que despertarse brus­


camente al sentir la dificultad
respiratoria? Que ha hecho en­
tonces?

5.— Disnea inspiratoria. 5 .- Siente dificultad respiratoria al


introducir el aire?

6 .— Disnea espiratoria. 6.- Siente dificultad respiratoria al


sacar el aire?

por las variaciones tensionales del CO2 , y el guíneo (acidemia) que provoca una excita­
O2 de la sangre (6). El aumento delC 0 2 , de­ ción del centro respiratorio dando como
termina un aumento de hidrogeniones y por resultado respiraciones más profundas y rápi­
consiguiente una disminución del pH san­ das. Al contrario, cuando la tensión de
- 187 —

¿0 2 baja, el pH sanguíneo se desvía hacia


la alcalinidad, el centro respiratorio se esti­
mula menos y las respiraciones tienden a
hacerse menos profundas y frecuentes, que
pueden llegar al apnea.
Otro factor químico, se refiere a la dis­
minución de la tensión de O2 a nivel del cen­
tro respiratorio, que determina un aumento
de la excitabilidad de dicho centro.
En condiciones normales, es decir,
cuando existe un equilibrio entre la regula-
ción.nerviosa y la química, la respiración re­
sulta un acto inconsciente. Por el contrario,
cuando se establece el desequilibrio, los Fig. 25*4 Paciente en ortopnea.
movimientos respiratorios se alteran en fre­
cuencia y profundidad, la respiración se vuel­ nea intensa; el paciente adopta una posición
ve dificultosa, molesta, estableciéndose de es­ especial: sentado en su cama, inmoviliza
ta manera la disnea. la cabeza y fija los brazos para favorecer el
movimiento de los músculos auxiliares de la
1.— Disnea de esfuerzo.— Es aquella por la respiración. (Fig. 25-4). Es característico
cual el esfuerzo pone de manifiesto la in­ más bien de los padecimientos cardíacos.
suficiencia respiratoria; constituye la pri­
mera manifestación habitual y es un síntoma 4 . - Disnea Paroxística.— a) Disnea paroxís­
de mucho valor en la patología torácica. tica nocturna.— Sobreviene en forma brusca,
De acuerdo al tipo de esfuerzo realizado, es despertando al paciente y alcanzando rápida*
muy didáctica la clasificación en disnea de mente gran intensidad; se levanta, abre las
grandes, medianos y pequeños esfuerzos. ventanas, con gran “ sed de aire” . Por lo
De una manera general, podemos de­ general la crisis dura poco tiempo y el pa­
cir que, el tipo de disnea está en relación ciente se recupera totalmente.
inversa a la superficie pulmonar funcional­ b) Disnea paroxística del asma bronquial.-
mente abatida (17); asi por ejemplo, la dis­ La instalación de la disnea también es súbita,
nea será de pequeños esfuerzos frente a una la inspiración es brusca como en sacudidas,
neumonía extensa o un proceso bronconeu- seguida de una espiración difícil, prolongada.
mónico difuso; una disnea de grandes es­ La facies es angustiosa, observándose aleteo
fuerzos aparece por ejemplo en neumonía
rítm ico de la nariz. El tórax aparece disten­
segmentaria, atelectasias laminares, etc.
dido, rígido, casi inmóvil, apreciándose los
2.— Disnea de decúbito.— Es la que apare­ ronquidos y sibilancias a distancia.
ce cuando el paciente descansa en su cama.
5 . - Disnea inspiratoria.— Esta disnea es
Está en relación con padecimientos bronco-
propia de la estenosis de las vías aéreas su­
pulmonares agudos, graves, tales como neu­
periores. La inspiración es difícil y prolon­
monías difusas, derrames pleurales extensos, gada, poniendo en juego los músculos inspi­
infarto pulmonar, bronquitis capilar, etc. radores auxiliares. Es propio de las laringo-
3.— Ortopnea.— Aparece en casos de dis- traqueitis agudas y muy especialmente del
- 188 —
denominado crup diftérico (17). La disnea
inspiratoria, da lugar al fenómeno denomina­
do tiraje, que no es sino la depresión de las
partes blandas a nivel de las fosas supraester-
nal, supraclavicular, espacios intercostales y
hueco epigástrico, en cada inspiración, de­
. . di-
bido a que el esfuerzo inspiratorio intenso
provoca un gran vacío torácico que no se
neutraliza con la entrada insuficiente de aire. í '
(Fig. 25-5). Provoca además, un ruido caracte­
rístico denominado cornaje, por haberse
comparado al ruido que produce soplando
f .. ■ vi
un cuerno.
6 . - Disnea espiratoria.— El paciente hace
esfuerzos intensos por expulsar el aire con­ Fig. 25-5 Tiraje intercostal.
tenido en su tórax, que adopta la forma de
un tonel, debido al sobreinflamiento pulmo­ obstructivo crónico ( 11).
nar. Su facies es característica y se la ha de­ 5 - HEMOPTISIS.—
nominado del “ soplador rosado” ; el ejemplo El cuadro 25-3 establece el interrogato­
típico lo constituye el enfisema pulmonar rio sobre la hemoptisis.

CUADRO No. 25-3

ANAMNESIS DE LA HEMOPTISIS

Qué preguntar: Cómo preguntar:

1.— Franca hemoptisis: 1.— Ha escupido sangre?


1.1: Cantidad 1.1: Cuánto aproximadamente?
1.2: Frecuencia 1.2: Fue una vez o varias veces
al día; un sólo día o varios?
1.3: Color. 1.3: De qué color era la sangre?
1.4: Aspecto. 1.4: Era roja y espumosa? ;
Roja clara?
Roja obscura con resto de
alimentos?
1.5: Síntomas acompañantes. 1.5: Antes de escupir la sangre
hubo tos o hubo náusea?

2.— Esputo hemoptoico. 2.— Cuando expectora ha observado


pintas de sangre en el esputo?
- 189 —

CONSIDERACIONES AL CUADRO 25-3 diendo del proceso que lo origine. El primer


<¡e denomina hemoptisis, a la expul­ padecimiento en que se piensa frente a una
sión de sangre proveniente del aparato res­ franca hemoptisis es la tuberculosis pulmo­
piratorio. nar y este pensamiento todavía tiene plena
vigencia, debido al alto índice de prevalen-
La hemoptisis, es suceptible de con­
cia e incidencia que tienen todavía en nues­
fundirse con la hematemesis, razón por la
tro medio esta enfermedad. Es la forma ca-
CUal, es muy importante que se establezca
vitaria la que da origen en muchas ocasiones
en forma muy clara sus diferencias y que
a graves episodios de hemoptisis que llevan
están expuestas en el cuadro 25-4.
a estados de anemia aguda y hasta la muerte
' Una vez-que hemos conseguido que el del paciente. El absceso pulmonar' y las
estudiante esté seguro de que se trata de una bronquiectasias, producen hemoptisis, por
hemoptisis, procedemos a realizar algunas por lo menos en el 50°/o de ellas (2, 9).
consideraciones: Otros padecimientos como: las neumonías,
el infarto pulmonar, las micosis pulmonares
Franca hemoptisis.— Es necesario y las parasitosis pulmonares, dan hemopti­
averiguar los siguientes parámetros: sis de menor grado (2). No hay que olvidar
. 1.1 : Cantidad.— Puede ser variable, depen­ que procesos tumorales como el cáncer

CUADRO No. 25-4

DIFERENCIAS ENTRE HEMOPTISIS Y HEMATEMESIS

Hemoptisis: Hematemesis:
1.— Sangre procedente del A. Res­ 1.— Sangre procedente del A. Digesti­
piratorio. vo.

2.— Precedida de tos. 2 .- Precedida de náusea.

3 .- Sangre roja, aireada, espumosa. 3.— Sangre obscura con resto de ali­
mentos.

4 .- Episodios repetidos en. el día, 4 .— Por lo general el episodio es


por varios días (cola de la hemop­ único. Presenta melenas (cola de
tisis). la hematemesis).
5.— Generalmente no produce ane­ 5.— Producen anemias graves y esta­
mias graves. dos de shock hemorrágico.

6 .— Se acompañan de síntomas res­ 6.— Se acompañan de síntomas diges­


piratorios. tivos.

7.— Es útil la radiografía standar de 7.— Es útil la radiografía simple de


tórax. abdomen.
- 190 —

broncogénico entre los malignos y el adeno­ una manera general, cuando el padecimiento
ma bronquial entre los benignos, producen que produjo hemoptisis se encuentra en eta­
siempre hemoptisis importantes (2). pa de remisión clínica, de tal modo, que la
Entre los padecimientos cardio-vascu- interpretación 'semiológica, es la misma.
lares que dan hemoptisis están los siguientes: 6 . - CIANOSIS.- El interrogatorio de este
estenosis mitral, y aneurismas aórticos (que síntoma-signo, se lo realizará tomando en
se abren al bronquio). cuenta los puntos planteados. en el Cua­
1.2: Frecuencia.— Es característico de la dro 3-1, referente a la anamnesis general para
hemoptisis, como ya lo hemos explicado, el cualquier síntoma, razón por la cual referi­
presentarse en episodios repetidos en un día mos al lector hacia ese cuadro.
o en varios días, constituyendo lo que se ha
denominado la “cola de la hemoptisis” , CONSIDERACIONES SOBRE LA CIANOSIS.—
caracter semiológico que siempre debe inte­ La cianosis es la coloración azulada o
rrogarse. En raras ocasiones dura muchos violácea de la piel y mucosas y constituye un
días, puesto que el paciente se asusta y en signo muy frecuente en los padecimientos
forma instintiva guarda reposo, medida siem­ cardio-pulmonares.
pre muy eficaz. Aunque es un tanto difícil su clasifica­
1.3: C o lo r.- La sangre proveniente del ción, por tratarse de un signo muy subjetivo,
aparato respiratorio es siempre roja, muchas es posible establecer de todos modos, tres
veces rutilante, aireada y de aspecto espumo­ grados de cianosis (18): 1) Cianosis discreta.-
so; en contraste con la sangre proveniente Aquella en que el paciente presenta un ligero
del aparato digestivo que es siempre oscura, tinte azulado visible en ciertos sitios de la piel
con coágulos y con restos de alimentos. donde el desarrollo capilar es considerable
como: , labios, mejilla, nariz, pabellones au-.
Es necesario señalar que en ocasiones
riculares, uñas, etc. 2) Cianosis moderada.-
el paciente pudo haber tenido epistaxis y
E1 tinte es francamente violáceo y se detecta
deglutido la sangre, dando lugar, a una falsa
en los mismos sitios. 3) Cianosis intensa. -
hematemesis.
La coloración violácea se encuentra en casi
1.4: Aspecto.— Se ha insistido ya lo su­ toda la superficie cutánea y mucosas.
ficiente en observar el aspecto de la sangre,
L a cianosis, cualquiera que sea su ori­
con el objeto de diferenciar claramente entre
gen se debe siempre al aumento de la hemo­
hemoptisis y hematemesis y no lo vamos a
globina reducida¡. a nivel capilar y aparece
repetir.
cuando la tasa es mayor de 5 gm. por 100 cc*
1.5: Síntomas acompañantes.— Está ya de sangre (umbral de cianosis) (7,18).
consignado dentro del cuadro diferencial de
Tratándose de padecimientos, respira­
hemoptisis y hematemesis, que el anteceden­
torios, la cianosis se explica por el siguiente
te de tos o de náusea tiene importancia para;
mecanismo: la sangre que sale de los pul­
el uno y otro caso, respectivamente.
mones contiene una cantidad elevada de Hb
2.— Esputo hemoptoico.— Se denomina así reducida (mayor del 5°/o) o dicho en otros
cuando la sangre es eliminada en pequeña términos, la saturación está por debajo del
cantidad, generalmente en forma de estrías, 85°/o (85°/o - 87°/o en la ciudad de Quito).
y mezclada con los diferentes elementos del Este déficit de saturación puede ser debido
esputo (moco, serosidad, pus). Se observa de a las siguientes causas:
- 191 -

1 _ Reducción importante de la superficie 4 .— Causa aparente.— Está supeditada a la


respiratoria pulmonar, como lo observamos , etiopatogenia. Cuando se instala en forma
en aquellos padecimientos pulmonares res­ brusca, la causa puede ser una obstrucción
trictivos tales como las neumonías, atelecta- asimismo violenta de las vías respiratorias
sias, infartos, etc. Se ha calculado que por tales como el crup, el edema de laringe o en
lo menos debe existir un 35°/o de disminu­ casos de aspiración de cuerpos extraños, que
ción de la superficie respiratoria para que el tratándose de niños es lo más frecuente. Du­
signo aparezca. (18). rante una crisis de asma bronquial, la ciano­
1- Hipoventilación alveolar, como se ob­ sis es un signo que siempre acompaña a la
serva en la obstrucción de las vías aéreas disnea espiratoria.
(laringe, tráquea, bronquios); en la disminu­
5.~ Síntomas acompañantes.— Es caracte­
ción de la elasticidad pulmonar como en el
rístico observar en el bronquítico crónico
enfisema pulmonar y esclerosis pulmonar.
que la cianosis se agrava en cada crisis tusí­
En estas circunstancias, la cantidad de aire de
gena convulsiva. En el paciente con partici­
cada ciclo respiratorio disminuye a tal grado
pación cardíaca la.cianosis es más aparente
que no alcanza a cumplir con las funciones
cuando realiza algún esfuerzo físico. De una
de hematosis resultando de ello una disminu­
manera general podemos decir ijue la disnea
ción de la tensión de O2 (hipoxemia) y un
y la cianosis son dos síntomas que van
aumento de la tensión de CO2 (hipercapnea).
aparejados y que su presencia de alguna
Otra causa de hipoventilación alveolar, manera nos indica diferentes grados de insu­
lo constituye la respiración superficial. ficiencia respiratoria o cardíaca.
Volviendo al cuadro 3-1 y relacionado
6 .— Evolución.— En los padecimientos
con la anamnesis aplicable a cualquier sínto­
respiratorios agudps, la cianosis y el resto de
ma, podemos hacer las siguientes considera­
signos y síntomas remiten juntamente con el
ciones:
cuadro, clínico hasta una recuperación total.
1 y 2.— Fecha aparente y real de comien­ En cambio, las enfermedades crónicas, cuyos
zo de la cianosis.— Los padecimientos pleu- ejemplos ya han sido repetidamente mencio­
ropulmonares agudos, que de una u otra ma­ nados, tienen siempre un curso evolutivo,
nera llevan a diferentes estados de insuficien­ progresivo que llevan al paciente a la incapa­
cia respiratoria, dan lugar a cianosis intensa cidad total y a la muerte.
de aparición súbita. Ejemplos: neumonías
7 . - Relación con los medicamentos.—
extensas, pleuresías con derrame hipertensivas,
Siendo -la cianosis un signo que traduce hi­
neumotorax grave, etc. En cambio en pade­
poxia e hipoxemia, la aplicación de oxígeno
cimientos crónicos tales como la bronquitis
crónica, el enfisema pulmonar, las bronquiec- constituye la medida ideal.
tasias, la cianosis es un signo de larga evolu­ 8. - Estado actual.— Depende del tipo de
ción que se hace más aparente durante los padecimiento y de la medicáción empleada
períodos de agravamiento y muy especial­ hasta el momento. El paciente crónico por
mente si se acompaña de manifestaciones de lo general se automedica, teniendo en espe­
insuficiencia cardíaca (Cor-Pulmonale Cró­ cial mucha.importancia el uso indiscriminado
nico). de antibióticos, digitálicos y diuréticos.
3 .- Forma de com ienzo.- Está explicado 7.— VOMICA.-. El cuadro 25-5, estable­
en los ejemplos anteriores. ce el qué y cómo preguntar sobre la vómica.
- 192 -

í
CUADRO No. 25-5

INTERROGATORIO DE LA VOMICA

Qué preguntar: Cómo preguntar:

1.— Cantidad. 1. - Ha expectorado abundante pus?

2 .- Color 2 .- Qué color tenía?

3 .- Olor 3.— Tenía mal olor?

4 .- Horario 4.— A qué horas del día es más abun­


dante?

CONSIDERACIONES AL CUADRO 25-5


La vómica es la expulsión violenta ha­
cia el exterior de una cantidad grande de
material purulento, proveniente de las vías
respiratorias. Generalmente se produce en
medio de accesos intensos de tos y disnea.
La causa más frecuente es la irrupción
brusca hacia los bronquios de una colección
. purulenta y puede reconocerse los siguientes
orígenes:
1 .- Broncopulmonar.r- Se las observa en
los padecimientos denominados supurativos
de pulmón, que fundamentalmente son dos:
los abscesos pulmonares y las bronquiecta-
sias. Fig. 25-6. Los abscesos pulmonares
pueden reconocer variada etiología: pióge-
nos, anaerobios y amebianos. En los absce­
sos pulmonares piógenos, el material puru­
lento es de aspecto verdoso y su cantidad
depende del tamaño del absceso; el absceso
pulmonar por gérmenes anaerobios, tiene
intenso mal olor (9) y finalmente los absce­
sos de origen amebiano (secundarios a abs­
cesos hepáticos) tienen un aspecto achoco­
latado muy característico (14). En ocasio­
nes los quistes infectados tienen igual com­
portamiento que los abscesos. En las bron- Fig. 25-6 A.- Absceso Pulmonar;
B.~ Bronquietasias
-1 9 3 -
quiectasias, la vómica se instala poco a poco,
aumentando en forma progresiva el volu­
men de la expectoración; cuando las bron-
quiectasias están infectadas, el material es
francamente purulento y de mal olor ( 10).
2. - Pleural.— Los empiemas o colecciones
purulentas de la cavidad pleural pueden dar
lugar a vómica, cuando se abren hacia los
bronquios a través de una fístula bronco-
pleural. Fig. 25-7.
3. - Mediastíníca.— Son raras y obedecen
a colecciones purulentas que pueden abrirse
hacia bronquios.
4. - Extratorácica.— Pueden provenir del Fig. 25-7 Empiema pleural, con fístula bronco-
pleural,
hígado, como en el ejemplo del absceso he­
pático ya mencionado de origen amebiano; lento expulsado; si este olor es muy intenso
los abscesos subfrénicos, secundarios a apen- (olor a carroña) puede pensarse en la posibi­
dicitis, colecistitis o pielonefritis, que pue­ lidad de infecciones por anaerobios (Bacte-
den también abrirse camino a través del dia­ roides,clostridium, etc.).
fragma y eliminarse por las vías respiratorias.
4.— Horario.— La expulsión del material
Refiriéndonos al Cuadro 25-5 sobre el purulento obedeciendo cierto horario, tiene
qué preguntar y cómo preguntar de la vómi­ explicación en los padecimientos supurati­
ca, haremos las siguientes consideraciones: vos de pulmón, tales como los abscesos,
1 .- Cantidad.-Com o ha quedado expues­ bronquiectasias o empiemas, puesto que du­
to en los ejemplos anteriores, lo que caracte­ rante la noche, por ejemplo, las cavidades
riza a la vómica, es justamente la cantidad pulmonares o los sacos bronquiales dilatados,
abundante de material purulento expulsado; se llenan de material purulento que son expul­
siendo mayor en casos de abscesos pulmona­ sados en las primeras horas de la mañana,
res y menos en casos de bronquiectasias. mediante accesos de tos; lo propio vuelve a
ocurrir en las últimas horas de la tarde, des­
pués de haberse recolectado el material du­
2 .- Color.— Cuando el contenido es mu­ rante el día.
coso, el color es blanquecino; cuando el con­
tenido es purulento, el color es verdoso o
verdoso-amarillento; en otras ocasiones es B IB L IO G R A F IA
francamente hemorrágico (hemoptitis). Es
necesario recalcar una vez más que tratándo­
se de abscesos pulmonares amebianos (secun
darios hepáticos) el color del material puru­
1.— Briggs D.D. J t. Infecciones pulmonares. Clí­
lento es achocolatado. nicas de NorteaméricaNov.1977, pág. 1171.
’3.— Olor.— El mal olor de la vómica es 2. Cicero Raúl. Temas para el examen p r o ­
f e s io n a l de médico-cirujano, 7ma. edición.
algo muy característico que siempre mencio­
Ficha No. 18, Pág. 947, Editorial Oteo,
na el paciente y es debido al material puru- México 1975.
- 194-
3.— Comroe J.H.Jr. Reflejos provenientes de los 16.— Morse S.I. Eníermedades microbianas: tos-
pulmones. Fisiología^ de la Respiración, ferina. De tratada de Medicina Interna de
2da, edición, Cap. 8, Pág. 78. Editorial In- Cecil—Loeb, 14va. edición. Cap. 203, Pág.
teramericana, México 1977. 400, Editorial Interamericana, México, 1977.
4.— Comroe J.H.Jr. Manifestaciones de enferme­ 17.— Padilla T. y Cossio P. Semiología del Apara­
dad pulmonar. Fisiología de la Respiración, to Respiratorio. Síntomas. Cap. 3, Pág. 50,
Cap. 20, Pág. 258. Editorial Interamerica- Editorial “ El Ateneo” , Buenos Aires, 1957.
na, México 1977. 18.— Padilla T. y Cossio P. Semiología del Apara­
5.— Ebert R.V. Causas de enfermedad alveolar to Respiratorio, Examen general. Cap. 4,
difusas: edema pulmonar. De tratado de Pág. 75, Editorial “El Ateneo” , Buenos
Medicina Interna de Cecü—Loeb, 14va. edi­ Aires, 1957.—
ción, Cap. 520, Pág. 1006, Editorial Intera-
mericana, México, 1977.
6.— Guyton A.C. Regulación de la respiración.
De tratado de Fisiología Médica, 5ta. edi­
ción, Cap. 42, Pág. 559, Editorial Interame-
ricana, México, 1977.

7.— Guyton A.C. Insuficiencia respiratoria. De CAPITULO 26


Tratado de Fisiología Médica, 5ta. edición.
Cap. 43, Pág. 580. Editorial Interamericana,
México 1977.
8.— Hinshaw H.C. Neumonías bacterianas. De EXAMEN FISICO DEL TORAX
Enfermedades del Tórax, 3era. edición,
Cap. 7, Pág. 142, Editorial Interamericana, TOPOGRAFIA TORACICA
Méxicp, 1970.
9.— Hinshaw H.C. Absceso pulmonar. De En­
Antes de iniciar el examen físico del
fermedades del Tórax, 3era. edición, Cáp. 10,
Pág. 191, Editorial Interamericana, México, tórax, es importante recordar que por razo­
1970. nes didácticas, se"han trazado en la superficie
10.— Hinshaw H.C. Enfermedades bronquiales. torácica una serie de líneas convencionales
De Enfermedades del Tórax, 3era. edición tanto horizontales como verticales que deli­
Cap. 11, Pág. 207, EcÜtorial Interamericana,
México, 1970. mitan zonas topográficas, cuya utilidad es la
11.— Hinshaw H.C. Enfermedad Pulmonar Obs­
de conocer la proyección de los órganos in-
tructiva Crónica. De Enfermedades del tratorácicos hacia ella, así como la locali­
Tórax, 3era. edición, Cap. 13, pág. 244—258, zación de cualquier patología a nivel de pa­
Editorial Interamericana, México, 1970.
red torácica.
12.— Hinshaw H.C. Embolia pulmonar y otros
trastornos vasculares. De Enfermedades del Comenzaremos recordando algunos
Tórax, 3era. edición, Cap. 24, Pág. 450, puntos de referencia anatómica: ( 1)
Editorial Interamericana, México 1970.
13.— Hinshaw H.C. Enfermedades del Tórax.
Tórax anterior (Fig. 26-1)
Enfermedades pleurales. Cap. 31, pág. 618. 1 .- Angulo de Louis, que es la unión del
Editorial Interamericana, México, 1970. manubrio con el cuerpo del esternón y que
14.— Hinshaw H.C. Enfermedades del Tórax. corresponde a la segunda costilla y segundo
Enfermedades pulmonares por parásitos y espacio intercostal. Tiene inmensa utilidad
de tipo tropical. Cap. 36. Pág. 700.
Editorial Interamericana, México, 1970. este punto porque sirve de referencia para
15.— Howell J.B.L. Obstrucción de las vías aéreas: contar las costillas, cuya técnica se detalla
bronquitis crónica. De tratado de Medicina en la Fig. 26-6.
Interna de Cecü—Loeb, 14va. edición, Cap.
503 Pág. 972, Editorial Interamericana. 2.— Mamelones, que corresponden al cuar­
México, 1977. to espacio intercostal en los hombres.
- 195 -

Fig. 26-2 Tórax posterior: puntos de referencia


anatómica.
Fig. 26*1 Tórax anterior: puntos de referencia
anatómica.,

Tórax posterior (Fig. 26-2)


1.— El borde superior de la espina de la es­ CM
5
cápula, corresponde a la segunda costilla. i
M

2 .- El ángulo inferior de la escápula, que


m
corresponde a la séptima costilla. •
:
3 .- Apófisis espinosa más prominente, co­ _ i ■

rresponde a la séptima cervical y se la identi­


fica haciéndole flexionar la cabeza del pacien­
te hacia adelante. Identificado este punto, ■JRÍ- - i' . -
se irán contando el resto de apófisis espino­ Fig. 26-3 Tórax anterior: líneas verticales y ho­
sas de las respectivas vértebras dorsales. rizontales.
Verticales: 1.* Medioesternal: 2.- Es­
LINEAS CONVENCIONALES: ( 1 ,2 ) ternales; 3.- Medioclavicular; 4.- Axi­
lar anterior. Horizontales: 5.- Cla­
Tórax anterior (Fig. 26-3) vicular; 6.- Tercera costal; 7.- Sexta
Verticales: costal; 8.- Reborde costal.
1 .- Medioesterrial: línea vertical que divi­
de en dos al esternón y que va desde~el
centro de la orquilla esternal a la punta del Horizontales:
apéndice xifoides. 5.— Clavicular: Sigue el trayecto de las
clavículas.
2 - Esternales: Siguen el borde lateral del
esternón. 6.— Tercera costal: horizontal que sigue
3 .- Medioclavicular o mamilar: Va des­ la tercera costilla.
de el punto medio de la clavícula, pasando 1 — Sexta costal: horizontal que sigue la
por el mamelón. sexta costilla.
4.— Axilar anterior: es la vertical que 8 .— Reborde costal: Línea que sigue el
pasa por la parte anterior del hueco axilar. reborde costal.
- 196 -

Tórax posterior (Fig. 26-4) T órax posterior: (Fig. 26-4)


Verticales: En cada hem itórax, se identifican las
1.— Vertebral: Vertical que sigue las siguientes regiones:
apófisis espinosas de las vértebras. — Supraescapular
2.— Escapular: Vertical que pasa por el - Escapulo vertebral
borde interno de la escápula.
3 . - Axilar posterior: Vertical que pasa por
la parte posterior del hueco axilar.
Horizontales:
4.— Escápulo espinal: horizontal que sigue
la espina de las escápulas.
5.— Infraescapular: Horizontal que pasa
por debajo de la escápula.
6.— Duodécima dorsal: Horizontal traza­
da desde la apófisis espinosa de la duodécima
vértebra dorsal y que corresponde al reborde
costal del tórax anterior.
Tórax lateral: (Fig. 26-5)
Vertical: Fig. 26-4 Tórax posterior: líneas verticales y
horizontales:
1 .— Axilar anterior
Verticales: 1.- Vertebral; 2.- Escapu­
2.— Axilar media. lar; 3.- Axilar posterior. Horizontales
4.- Escápulo-espinal; 5.- Infraescapu-
3.— Axilar posterior. lar; 6.* Duodécima dorsal.
Horizontales:
1 .- Prolongación de la sexta costal.
2 . - Prolongación del reborde costal de
tórax anterior.

REGIONES TOPOGRAFICAS: (1, 2)


Las líneas anteriormente descritas li­
mitan en tórax anterior, posterior y lateral,
las siguientes zonas topográficas:
Tórax anterior: (Fig. 26-3)
En cada hemitórax, se identifican las
siguientes regiones:
— Supraclavicular
Fig. 26-5 Tórax lateral: línea verticales y ho­
— Infraclavicular rizontales:
Verticales: 1.- Axilar anterior;
— Mamaria 2.- Axilar media; 3.- Axilar posterior.
H ipocondrio Horizontales: 4.- Prolongación de la
6ta. costal: 5.- Prolongación del
Esternal : Región media y única. reborde costal.
- 197 -

_ Escapular ferior. El pulmón izquierdo, más pequeño


__ Infraescapular ( 20°/o menos que el derecho) tiene 8 seg­
mentos: cuatro para el lóbulo superior y
Tórax lateral: (Fig. 26-5) cuatro para el inferior.
_ Axilar
El cuadro 26-1 y la Fig. 26-7 estable­
_ Infraaxilar cen la nomenclatura y numeración acepta­
Recuento Anatómico.— El pulmón derecho das (2) de los diferentes segmentos pulmona­
está formado por un lóbulo superior, uno res y su proyección topográfica en el tórax.
medio y uno inferior. El pulmón izquierdo
En lo referente a las cisuras y a la pro­
está dividido en un lóbulo superior y uno in­
ferior. Cada lóbulo se divide en dos o más yección de los fondos de saco, la Fig. 26-8 lo
segmentos que reciben divisiones del árbol establece en forma gráfica.
bronquial, de la arteria y de la vena pulmo­ Recuento Fisiológico.— La función del pul­
nar. Así, el pulmón derecho se divide en m ón fundamentalmente se divide en cuatro
10 segmentos, tres de los cuales forman el etapas: 1) La ventilación pulmonar, que
lóbulo superior, dos el medio y cinco el in­ significa la entrada y salida de aire entre la

CUADRO No. 26-1

SEGMENTOS PULMONARES

Pulmón Derecho: Pulmón Izquierdo:


Lóbulo superior: Lóbulo superior:
1 .- Segmento apical l.- y 2 .- Segmento apical posterior
2.— Segmentó anterior 3.— Segmento anterior
3 .- Segmento posterior 4.— Subsegmento Ungular superior
5 .- Subsegmento lingular inferior

~ Lóbulo medio: Lóbulo inferior:


4.— Segmento lateral 6 .— Segmento superior
5 .- Segmento mediano 7.— y 8.— Segmento basal anterior me­
dial
Lóbulo inferior:
9 .— Segmento basal lateral
6 .- Segmento superior
10.— Segmento basal posterior.
7.— Segmento basal medial
8 .- Segmento basal anterior
9 .— Segmento basal lateral
1 0 .- Segmento basal posterior
- 198 -
atmósfera y los alvéolos pulmonares; 2) La
difusión del oxígeno y bioxido de carbono
entre alvéolos y sangre; 3) Transporte de
oxígeno y bioxido de carbono en la sangre
y líquidos corporales a las células, y vicever­
sa; y 4) Regulación de la ventilación y de
oíros aspectos de la respiración.
El hablar sobre cada uno de estos aspec­
tos de la función pulmonar rebasa los pro­
pósitos de nuestro texto, razón por la cual
remitimos al lector a los libros de Fisiología
Respiratoria. Fig. 26-6 Técnica para contar costillas.

Fig. 26-7 Proyección sobre el tórax de los seg­


mentos pulmonares: A.- Tórax ante­
rior: pulmom - derecho e izquierdo.
B.- Tórax Posterior: pulmón derecho
e izquierdo.
C.- Tórax lateral: Proyección derecha
e izquierda.
Fig. 26-8 Proyección de cisuras y fondos de
sacos pleurales:
A.-Vista anterior; B.-Vista posterior;
C.- Lateral Derecha; D.- Lateral Iz­
quierda.

B IB L IO G R A F IA

2.— R uth William E.— Examen de tórax, pulmo­


Padilla T. y Cossio P.— Examen Físico del nes y sistema pulmonar. De propedéutica
tórax. Semiología del Aparato Respiratorio. Médica de Major, Delp M.N., Manning R.T.
6ta. edición, Cap. 5, Pág. 80—86. Editorial 8va. edición Cap. 8, Pág. 136. Editorial
“El Ateneo”, Buenos Aires, 1957. Interamericana, México, 1977.
- 200 -

CAPITULO 27

INSPECCION DEL TORAX

EXPLORACION GENERAL DEL PA­


CIENTE EN RELACION CON SIGNOS
DEL APARATO RESPIRATORIO.
Fig. 27-1 Posición antiálgica en caso de
pleuresía.
Antes de realizar el examen del tórax,
es importante proceder a la exploración ge­
neral del paciente relacionado a una serie de
signos dependientes del aparato respiratorio.
1 .- A c titu d .- Es frecuente el decúbito la­
teral en pacientes con padecimientos pleura­
les; al comienzo se acuestan sobre el lado
saño y cuando se establece el derrame, sobre
el lado enfermo, Fig. 27-1, para permitir
una mejor expansión del lado sano. En cavi­
dades pulmonares, como en caso de abscesos,
los? pacientes buscan actitudes que permiten
Fig. 27-2 Tórax caquéctico.
la acumulación de secreciones en ellas, para
evitar el reflejo tusígeno. (2). facies que son más o menos características,
2 — Estado de nutrición.— Estados de adel­ tales como la del tuberculoso avanzado:
gazamiento notable y caquexia se observan pálido, con rasgos perfilados, mirada brillan­
en formas avanzadas de tuberculosis pulmo­ te; del asmático: facies de angustia y ansie­
nar, supuraciones pleurales y cáncer pulmo­ dad respiratoria; la del bronquítico cróni­
nar y pleural. (Fig. 27-2). co: “abotagado azul” ; del enfisematoso:
“ soplador rosado” (4, 5).
3.— Tegumentos.— Principalmente se ob­ 5.— Extremidades.— Los dedos hipocráti-
servará la presencia de cianosis y palidez. cos o en palillo de tambor (Fig. 2 7 4 ) se
Observamos cianosis en todos los casos don­ encuentran en pacientes cianóticos crónicos,
de hay disminución de la superficie respira­ tales como en el escleroenfisema pulmonar,
toria, como en los casos de síndromes de supuraciones crónicas, cor-pulmonale-cróni-
condensación pulmonar, síndromes pleurales co, malformaciones cardíacas, etc. (3).
con grandes derrames, en crisis de broncoes-
La Inspección, tiene por objeto anali­
pasmo, aspiraciones de cuerpos extraños, etc.
zar todas las características exteriores del
Palidez, se observa en la mayor parte de
tórax y que lo sintetizamos en el Cuadro 27-1:
procesos bronconeumónicos crónicos, supu­
rativos o degenerativos, debido a la anemia CONSIDERACIONES AL CUADRO 27-1
con la que cursan. i- PARED TORACICA
4 . - F acies.- (Fig. 27-3 A,B,C, y D ) .- En 1.— Piel.— En piel de tórax, se observará
algunos padecimientos respiratorios, existen la presencia de:
Fig. 27-4 Lám, XII
- 201 -

Fig. 27-3 Facies: A.- Tb. pulmonar; B.- As­


ma bronquial; C.- Bronquítico cró­
nico; D.- Enfisematoso.

CUADRO No. 27-1

INSPECCION DEL TORAX

Qué ver: Cómo ver: (Fig. 27-5)

i.- Pared torácica. 1 .- Posición cómoda del paciente.

2. - Forma, volumen, tamaño, bioti- 2. - Buena iluminación.


po constitucional.

3 .- Amplitud, ritmo y frecuencia 3.— Temperatura adecuada.


de los movimientos respiratorios.

4 .- Tórax desnudo.

5 .- Se examinará sucesivamente: tó­


rax anterior, posterior y lateral.

Fístulas: Ej. empiemas pleurales fistulízados,


en la actinomicosis pulmonar.
Cicatrices: toracocentesis, pleurotomías,
toracoplastías, etc. (Fig. 27-6);
2.— Tejido celular subcutáneo y músculos.-
Se observará:
Atrofias.— En los padecimientos broneo-
pulmonares crónicos, supurativos o degene­
rativos, se aprecia disminución notable del
tejido celular subcutáneo y de los músculos,
pero su reconocimiento:, se hace mejor por
Fig. 27-5 Técnica de inspección. maniobras palpatoñas.
íjWL-
m

Fig. 27-6 Fístula torácicas, cicatrices de


tórax.

Circulación venosa colateral.— Aparece en


los casos de dificultad intratorácica al retor­
no venoso a corazón derecho. (Síndrome de
cava superior o cava inferior).
Fig. 27-8 Tórax de: A.-Lactante; B»-Ado­
Edemas.— Los grandes edemas se ven pero lescente; C.-Adulto; D.- Viejo.
se aprecian mejor mediante maniobras palpa-
Es imposible fijar un tipo de tórax que
torias. Ej. en el síndrome mediastínico por
pueda considerarse como normal y que sirva
compresión de la cava superior o de sus
de criterio para estimar la existencia de va­
afluentes, con producción de edema de la
riaciones anormales (3).
parte superior del tórax, cuello, cabeza y
extremidades superiores. El tórax normal, es raramente simétri­
co: (3) la mitad derecha es algo más desa­
II FORMA, VOLUMEN Y TAMAÑO DEL TORAX
rrollada que la izquierda (en los zurdos puede
Tórax norm al.- Es importante señalar que observarse lo contrario). En tórax posterior
durante el curso de la vida, el tórax sufre se aprecia siempre una ligera escoliosis dere­
modificaciones de forma que le dan aspecto cha. Los hombros están en general a nivel;
diferente en las distintas edades. las clavículas, especialmente en el hombre,
En el lactante, el tórax es corto y casi son más o menos prominentes; por debajo
cilindrico, con relieves poco visibles y rebor­ de las clavículas se aprecia la fosa infracla-
des costales apenas marcados. En la época vicular y luego la pared del tórax es más
de la pubertad, el tórax se alarga y se aplana, prominente hasta la altura del mamelón, y
y comienza a adquirir la forma del tórax del tiende a deprimirse hasta la altura del apén­
adulto, con la diferenciación propia para ca­ dice xifoides; los espacios intercostales son
da sexo. A partir de los 50 años, el tórax se más anchos adelante que atrás; el ángulo de
redondea, el diámetro anteroposterior se Louis es casi siempre visible; la región del
aumenta, aparece xifosis fisiológica, la co­ apéndice xifoides se presenta un poco depri­
lumna cervical se acorta y las costillas de mida; el ángulo epigástrico es de aproxima­
aproximan (Figs. 27-8 A,B,C,D). damente de 70° grados.
- ¿U ó -

Visto por detrás, aparecen los ángulos


¿e la escápula claramente visibles. El diáme­
tro transverso del tórax del adulto, excede
en 1/4 aproximadamente al diámetro ántero-
posterior (5).
TORAX ANORMAL.- TIPOS MAS CARACTE­
RISTICOS- (3)
Tórax paralítico.— Fig. 27-9. Denominado
también tórax tísico, se caracteriza por alar­
gamiento del diámetro vertical y reducción
del diámetro anteroposterior; las clavículas Fig. 27-9 Tórax tísico.
son prominentes, las costillas tienen una di­
rección muy oblicua, los espacios intercosta­
les anchos, el ángulo epigástrico más agudo,
las fosas supra e infraescapulares m uy marca­
das, las escápulas salientes. El cuello es largo,
los músculos esternocleidomastoideos muy
salientes y la laringe prominente.

Tórax enfisem atoso.- Fig. 27-10. Denomi­


nado también tórax en tonel o en espiración
forzada, tiene una forma globulosa particular­
mente en la parte media y superior; sus
diámetros están aumentados, sobre todo el Fie. 27-10 T 6rax enfisematoso.
anteroposterior, el cual puede exceder al
tranversal. Las costillas son casi horizonta­
les y el ángulo epigástrico es obtuso. El cue­
llo es corto y las depresiones supra e infra-
clavicular están casi borradas.
Este tipo de tórax, es característico
del enfisema pulmonar obstructivo.
Tórax xifoescoliótico.— Fig. 27-11. Esta
deformación toráxica está en relación con
incurvaciones anormales de la columna verte­
bral.
Se denomina xifosis a la curvatura de Fig. 27-11 Tórax xifo-escoliótico.
la columna vertebral con convexidad poste­
rior; lordosis, a la curvatura G on convexidad modificaciones importantes en la forma del
anterior y escoliosis a las incurvaduras late­ tórax; las costillas tom áir una disposición
rales. Comunmente existen asociaciones de particular como consecuencia de la rotación
varios tipos de incurvación; con más frecuen­ de las vértebras. La xifoescoliosis puede ser
cia se asocian la xifosis con la escoliosis constitucional o sintomática; esta última se
(xifoescoliosis). Esta deformación ocasiona observa en diversos procesos como el mal de
-2 0 4 -

Pott, osteomalacia. La deformación xifoes-


coliótica, ocasiona cambios posturales en el
corazón y grandes vasos, perturbaciones fun­
cionales respiratorias, predisponiendo al enfi­
sema pulmonar y a la insuficiencia cardíaca.
Deforrriaciones unilaterales.—
Las deformaciones hemitorácicas o uni­
laterales pueden deberse a abombamientos o
retracciones extendidas a una mitad del
tórax.

Abombamiento.— En este tipo


de deformación, el perímetro hemitorácico
está aumentado y los espacios intercostales Fig. 27-12 Abombamiento de tórax (Signo
de Pitrés),
son más anchos que los del lado opuesto;
puede oscilar dentro de límites amplios y es
más acentuada en los niños y jóvenes que en
los viejos.
' El abombamiento unilateral puede ser
causado por la presencia de líquido en la ca­
vidad pleural (pleuresía con derrame) o de
gas (neumotorax) y más raramente por tu ­
mores o distensión pulmonar unilateral su­
pletoria. La distensión pulmonar unilateral
supletoria o compensatoria, se produce cuan­
do el pulmón opuesto está considerablemen­
te reducido en sus funciones por diversos
procesos como: atelectasia, fibrosis extensa, Fig. 27-13 Retracción del tórax.
neumotorax, etc. En estos casos, el abom­
bamiento del hemitórax distendido es más
del esternón.
aparente por la retracción que generalmente
experimenta el hemitórax opuesto. Este signo del cordel de Pitrés, puede
ser observado también en el neumotorax y en
Cuando el abombamiento es debido a
el enfisema unilateral.-
derrame pleural, la deformación es más acen­
tuada en las partes inferiores del tórax. En R etracciones.- Fig. 27-13. En las retrac­
derrames muy voluminosos, hipertensivos, ciones unilaterales del tórax, los diámetros
el ángulo epigástrico se hace más obtuso y el del lado afectado están disminuidos; los
esternón se desvía hacia el lado enfermo. Es­ espacios intercostales más estrechos que en
ta desviación es fácil apreciar por la manio­ el lado sano; los bordes intercostales se
bra de Pitrés (Fig. 27-12) que consisten en yuxtaponen y en ocasiones las costillas in­
tender un hilo desde la parte media de la feriores se imbrican a manera de tejas; el
orquilla esternal hasta la sínfisis del pubis; el hombro está más bajo, el mamelón más
apéndice xifoides se separa más o menos del próximo a la línea media y la columna
hilo cuanto más acentuada esté la desviación vertebral desviada, con la concavidad dirigi-
-205-
da hacia el lado de la retracción. Las causas
más frecuentemente observadas son los co­
lapsos o retracciones que se presentan en la
ateíectasia pulmonar, el esclero-enfisema pul­
monar, los fibrotórax (fibrosis extensa del
pulmón), la sínfisis pleural (soldadura de
pleuras), las paquipleuritis (engrasamiento
pleural), etc.
Deformaciones regionales.-
Abombamiento: (Fig. 27-14). Se presentan
en los siguientes casos: formaciones tumo- Fig. 27*14 Abombamiento localizado.
rales dependientes de piel, tejido celular sub­
cutáneo, músculos, hueso, dilataciones aneu-
rismáticas de grandes vasos, colecciones lí­
quidas enquistadas en pleura, empiemas de
necesidad (colección purulenta en pleura que
tiende a abrirse).
Retracciones: (Fig. 27-15). Las causas
son las mismas que las señaladas en las re­
tracciones unilaterales; en casos de Tb pul­
monar, estas retracciones circunscritas son
más notables en las regiones supra e infra-
claviculares.
Fig. 27-15 Retracción localizada.
DI AMPLITUD, RITMO Y FRECUENCIA DE
LOS MOVIMIENTOS RESPIRATORIOS. lo general de bradipnea. El ejemplo más
A m plitud.- Se refiere a la mayor o menor característico de una respiración profunda lo
variación de los movimientos de expansión constituye la Respiración de Kussmaul (4)
torácicas dependientes de factores activos (Fig. 27-16) que consiste en una inspiración
(músculos extratorácicos de la respiración) profunda y ruidosa seguida de una pausa, lue­
y de factores pasivos como la elasticidad go una espiración breve y quejumbrosa, se­
pulmonar y torácica. La menor o mayor guida de una nueva pausa. Se observa en los
amplitud respiratoria se traduce por: estados de acidosis, particularmente en el
coma diabético, y tiene por finalidad au­
1) Respiración superficial: Se caracteriza
m entar la ventilación pulmonar, para desem­
por la disminución de la amplitud de los
barazarse así del CO2 acumulado.
movimientos respiratorios. Se observa en
casos de procesos dolorosos torácicos (neu­
ralgias, pleuritis, etc.) y aquellos en los cua­
les los movimientos respiratorios están acele­
rados (polipnea).

2) Respiración profunda: se caracteriza


por un aumento en la amplitud de los mo­
vimientos respiratorios y se acompaña, por Fig. 27-16 Respiración de Kussmaul.
R itm o .- Dentro de la mecánica respiratoria,
la sucesión de movimientos inspiratorios y es­
piratorios periódicos, es lo que se denomina
ritmo respiratorio. Este ritmo puede variar
en condiciones fisiológicas durante el reposo
y la actividad física, asi como en el sueño o
Fig. 27-17 Respiración de Cheyne-Stokes.
en la vigilia. En los primeros, el ritmo respi­
ratorio es más lento y pausado y en los se­
gundos, es más rápido y sucesivo.
Existen dos tipos de respiración en
los cuales se altera el ritmo: la respiración
de Cheyne-Stokes y la de Biot.
Respiración de Cheyne-Stokes.—
(Fig. 27-17). Los movimientos respiratorios
É\l .íW U
Fig. 27-18 Respiración de Biot.

se hacen progresivamente amplios hasta llegar


en las anemias, intoxicaciones endógeru.3
a un máximo, luego disminuyen paulatina­
(uremia) y exógenas (intoxicaciones por es­
mente de amplitud hasta terminar en una fa­
tricnina, bioxido de carbono, etc.), en aféc-
se de apnea, para luego iniciar otro ciclo res­
ciones del sistema nervioso central (meñingo-
piratorio igual. Se debe fundamentalmente
encefalitis, tumores y hemorragias cerebra­
a una hipoexitabiiidad del centro respiratorio
y se encuentra en pacientes en coma urémico, les).
insuficiencia cardíaca, hipertensión endocra- 2 . - Respiración lenta o bradipnea.— Se
neana, intoxicaciones por opiáceos, etc. observa en pacientes con obstrucciones de
vías respiratorias altas, estados de coma,
Respiración de Biot.— (Fig. 27-18) La res­ en pacientes con hipertensión endocraneana
piración periódica de Biot, se caracteriza por y en estados agónicos.
períodos de apnea de duración variable, pro­ Tipos respiratorios.- Existen dos tipos
ducidos con intervalos regulares o irregulares. principales: el costal y el costoabdominal.
Difiere del anterior, por la falta de aumento En el primero, el movimiento del tórax pre­
o disminución gradual de la amplitud de las domina sobre el del abdomen y la expansión
respiraciones entre los períodos de apnea. inspiratoria se efectúa sobre todo en la parte'
Se observa en las meningitis y ocasionalmen­ superior del tórax. El tipo costo-abdominal
te en hemorragias y tumores cerebrales. es debido a la. acción preponderante del
Causa: lesión del centro respiratorio. diafragma, y la inspiración máxima se pró-
- duce en la parte baja del tórax y sobre todo
Frecuencia.—
en el abdomen superior.
1.— Respiración acelerada o polipnea: Su
grado es variable, pudiendo. alcanzar en En el niño y en el adulto prevalece
ocasiones 50 o 60 respiraciones por minuto el tipo costoabdominal y en la mujer el ti­
(normal de 16 a 20 por minuto). La polip­ po costal.
nea es uno de los signos principales de la Expansión torácica respiratoria.
disnea, y se produce en la m ayoría de pa­ Las alteraciones en la expansión torá­
decimientos de los aparatos respiratorio y cica, pueden ser bilaterales, unilaterales y
cardiocirculatorió, en los síndromes febriles, localizadas. - El reconocimiento de estas
modificaciones se realiza mejor mediante ma­ 4.— R uth William E.— Examen del tórax, pul­
niobras palpatorias, razón por la cual se de­ mones y sistema pulmonar. Propedéutica
Médica de Major, Delp, Manning, 8va. edi­
tallará en el capítulo correspondiente. ción, Cap. 8, Pág. 143, Editorial Interame-
ricana, México 1977»
Retracciones torácicas inspiratorias.— Tiraje.
Al observar un tórax normal, se apre­ 5.— Suros J.— Semiología Médica y Técnica
Exploratoria, 3era* edición, Parte Especial:
cia que en la parte inferior de la región Aparato Respiratorio. Pág. 11, Editorial
axilar y en la infraaxilar, los espacios inter­ Salvat, Barcelona, 1964.
costales se deprimen durante la primera mi­
tad de la inspiración, haciéndose aplanados
y ocupando el mismo plano de las costillas CA PITU LO 2 8
al final de la fase inspiratoria. Esta retrac­
ción fisiológica es más marcada en los indi­
viduos delgados y es debido a la contracción PA LPA C IO N D EL TO R A X
y al descenso del diafragma, que produce
una disminución de la presión intratorácica La palpación del tórax, tiene por
con retracción de los últimos espacios inter­ objeto:
costales, por efecto de la presión atmosférica a) Completar los datos obtenidos en la
ejercida sobre la superficie exterior del tórax. inspección con respecto a pared torácica,
Cuando existe un obstáculo que se configuración del tórax y expansión res'
opone a la penetración del aire y el pulmón piratona.
no puede expandirse libremente, se produce b) Investigación de la sensibilidad del tó­
una depresión de las partes blandas durante rax; y
la inspiración, por efecto de la presión at­
c) Investigación de las vibraciones vocales
mosférica. A este fenómeno se le conoce
o frémito.
con el nombre de tiraje intercostal y pueden
sér bilaterales, unilaterales o localizadas, La palpación del tórax debe efectuarse
según el asiento del obstáculo y tiene como con el paciente sentado o en posición de pie,
característica común el que se produce el tórax descubierto, procurando obtener un
durante toda la fase inspiratoria. relajamiento de su musculatura y cuidando
de que las manos del examinador se encuen­
tren a una temperatura adecuada.
EXAMEN DE PARTES BLANDAS.-
B IB L IO G R A F IA
1 .- Atrofia de la piel y disminución del
tejido celular subcutáneo:
1.— Comroe J.H.Jr.— Manifestaciones de enfer­
medad pulmonar. De Fisiología de la Res­ Se investiga tomando entre el pulgar
piración, Cap. 20, Pág. 527, Editorial Intera-
mericana, México, 1976. y el índice un pliegue de la piel en regiones
simétricas (Fig. 28-1), apreciándose por su
2.— Hinshaw H.C.— Absceso Pulmonar. Enfer­
medades del Tórax, 3era. edición, Cap. 10, espesor, el grado de atrofia de los tejidos.
Pág. 191, Editorial Interamericana, Méxi­ Es frecuente encontraren pacientes portado­
co, 1970.
res de padecimientos pulmonares crónicos,
3.— Padilla T. y Cossio P.— Examen físico del degenerativos y malignos, como en la Tu­
tórax. Semiología del Aparato Respiratorio,
6ta. edición. Cap. 5, Pág. 89, Editorial berculosis Pulmonar, el Escleroenfisema Pul­
“El Ateneo, Buenos Aires, 1957. monar y el Cáncer Pulmonar.
PLIEGO: 8
- 208 -

2.— Edema de Pared: Se reconoce reali­ Fig. 28-2 Enfisema subcutáneo. Neum0t¿
rax traumático.
zando dígito-presión en el área afectada y
observando la huella que queda, fenómeno
que recibe el nombre de “fovea”.
Se observa en casos de compresión venosa in-
tratorácica y en casos de edema generalizado
o anasarca.
3.— Enfisema subcutáneo: Se aprecia rea­
lizando una palpación suave con los pul­
pejos de los dedos en el sitio afectado, dando
la sensación de palpar trocitos de hielo. Es
característico en casos de neum otorax trau
mático, cuando el aire ha penetrado también Fig. 28-3 Ganglio de Virchow
al tejido celular subcutáneo, además de pro­
ducir colapso pulmonar. (Fig. 28-2). ción costal que en los de respiración cos­
4.— Exploración de cadenas gangHonares: toabdominal. Alcanza siempre idéntica am­
Se las debe buscar en regiones supraclavicula- plitud en regiones torácicas simétricas.
res, en cuello, axilas y partes laterales del tó ­ La expansión torácica se investiga en
rax. La presencia de adenopatías en estas los vértices y en las bases fundamentalmente;
regiones hacen pensar en la posibilidad de puede realizarse en tórax anterior y en tó­
carcinoma pulm onar.il); en ocasiones puede rax posterior.
encontrarse el denominado Ganglio de Vir-
Expansión de los vértices pulmonares:
chow(Fig. 28-3), situado detrás del án­ (Fig. 2 8 4 A y B). Tórax posterior: El pa­
gulo formado por la clavícula y el haz del ciente de pie o sentado en un taburete, pro­
músculo estemocleidomastoideo, en la región curando mantener los hombros flácidos.
supraclavicular izquierda. Es generalmente El examinador se coloca por detrás colo­
un ganglio único, duro, muy doloroso y que cando las manos sobre los respectivos hom­
se to relaciona con el cáncer gástrico. bros de tal suerte que los pulgares miren ha­
EXPANSION RESPIRATORIA.- La expan­ cia atrás sobre las fosas supraespinosas;
sión torácica tiene variaciones en condicio­ Tórax anterior: los dedos juntos hacia
nes normales; asi por ejemplo en los indivi­ adelante, pasando sobre las clavículas que la
duos entrenados la expansión es más amplia cruzan, con la punta de los dedos sobre la
que en sujetos de vida sedentaria; asimismo, parte media del hueco infraclavicular. En es­
es más acentuado en individuos de respira*» tas circunstancias solicitamos al paciente que
Fig- 28-4 Expansión de vértices (maniobra Fig. 28-5 Expansión de bases (maniobra de
de Rualt): A: Tórax posterior; Rualt): A: Tórax posterior; B: Tó­
B: Tórax anterior. rax anterior.
articulación condrocostal y la extremidad
respire hondo y observamos el desplaza­ de los dedos restantes en la línea media axi­
miento de nuestras manos. Esta maniobra lar. Para uno y otro caso, invitamos al pa­
recibe el nombre de Rualt, en honor al ciente a respirar profundo.
investigador que lo describió.
Alteraciones de la expansión torácica.-
Expansión de las bases pulmonares: Se refiere al aumento o disminución
(Fig. 28-5 A y B). Puede hacerse en tórax que pueden ser: bilaterales, unilaterales y
posterior y en tórax anterior. Para el pri­ localizadas.—
mer caso, se colocan las manos circunscri­ De una manera general, el aumento de
biendo las porciones posteriores y laterales la expansión torácica, es debido a una acción
de las bases, de modo que el extremo de los compensadora o vicariante del lado no afec­
dedos alcance la línea axilar media y ambos tado, (3).
pulgares se aproximen a la línea vertebral,
Las causas de disminución de la ex­
a la altura del ángulo inferior de las es­
pansión, son las siguientes:
cápulas. Para investigar en tórax anterior,
las manos se aplican horizontalmente a los a) Pleurales: ocupación del espacio pleu­
lados del tórax, con los pulgares reunidos ral por líquido o aire (derrame pleural o
en la línea media a la altura de la 6ta. neumotorax).
— 210 —

b) Pulmonares: condensaciones tales co­


mo neumonías, atelectasias.
c) Obstrucción de vías aéreas superiores :
tumores, cuerpos extraños, etc.
d) Pared costal: neuritis intercostal, frac­
tura costal, etc.
Si estas causas afectan ambos hemitó­
rax, la disminución de la expansión será
bilateral; si afectan un sólo hemitórax, la
disminución será unilateral y si afectan a una
región, será localizadas.—
SENSIBILIDAD TO R A C IC A .-
Fig. 28-6 Frémito tactü.
Se realiza mediante maniobras de pal­
pación digital sobre partes blandas costillas,
esternón, columna vertebral. es superior a la específica del conductor.
En condiciones normales, la palpación El pulmón tiene una frecuencia espe­
no despierta ningún dolor. En estado pato­ cífica baja, de alrededor de 100 vibraciones
lógico aparecen zonas y puntos dolorosos, por segundo, por cuya razón transmite mejor
que fueron explicados en la revisión del sis- los sonidos bajos. ( 2,4 ).
toma dolor torácico.
La voz del hombre se ha calculado
que tiene aproximadamente 130 vibraciones
VIBRACIONES VOCALES O FREM ITO.—
por segundo, cercana a la frecuencia propia
Se denominan así a las vibraciones per­
del pulmón, razón por la cual la vibración
cibidas en la palma de nuestras manos al
vocal es relativamente intensa. La voz de la
palpar la superficie del tórax, durante la fo­
mujer por el contrario, tiene un término de
nación (vibraciones vocales) o también du­
260 vibraciones por segundo, razón por la
rante la respiración (vibraciones brónquicas
cual origina un estremecimiento vocal más
y pleurales).
débil (2,4 ).
Origen y transmisión.— Las vibraciones ori­
En el pulmón normal, los sonidos pro­
ginadas en las cuerdas vocales se transmiten
ducidos en la laringe llegan a la superficie del
por la columna aérea traqueal y bronquial
tórax debilitados en su intensidad original,
hasta el perénquima pulmonar, el cual vibra,
como consecuencia de la reflexión, refrac­
propagándose esta vibración a través de la
ción y dispersión que experimentan al atra­
pleura y la pared hasta alcanzar la superficie
vesar medios de distinta densidad acústica (2 ,
del tórax (Fig. 28-6).
4).
Los principios físicos que rigen la Técnica.— (Fig. 28-7). Con el paciente sen­
conducción de los sonidos son aplicables tado o de pie se irá colocando suavemente
il estudio de las vibraciones vocales (2). la palma de la mano, explorando de arriba
Un sonido se transmite mejor si su abajo las superficies posterior, anterior y la­
frecuencia se aproxima a la frecuencia es­ teral del tórax, sucesivamente y comparando
pecífica del cuerpo excitado; por el contra­ las zonas simétricas. Al mismo tiempo in­
rio, la transmisión es pobre si su frecuencia vitamos al paciente a que pronuncie en voz
- ¿11 -

Fig. 28-7 Técnica frémito táctil.

alta y con intensidad uniforme las palabras


“Tres” o “Treinta y tres” , palabras con las ■I ' - i ‘3

que obtenemos vibraciones de gran amplitud. '' _ i*»*


V- --
No es aconsejable la palpación bimanual, de­
bido a que la sensibilidad táctil no es siempre
igual en ambas manos. Para explorar zonas . «..7. '*
pequeñas, utilizaremos las yemas de los de­
dos.
Vibraciones vocales normales.— Las vibra­
:*í
ciones son ligeramente más fuerte en el la­
do derecho, debido al mayor calibre del
bronquio derecho; son más intensas en la
Fig. 28-8 Zonas de mayor y menor vibración
parte anterior del tórax, algo menos en las vocal del tórax: A.- Tórax anterior
regiones laterales y menos aún en la región y B.- Tórax posterior.
posterior.
infraescapulares. En las regiones laterales,
En tórax anterior (Fig. 28-8 A) las vi­ la intensidad de las vibraciones decrecen de
braciones tienen su máxima intensidad en la arriba hacia abajo.
región infraclavicular, sobre todo en el lado
Finalmente, diremos que el frémito
derecho, debido a la proximidad de la trá­
se lo investiga mejor en sujetos delgados que
quea y el bronquio; son más débiles en la
en sujetos gordos con gran panículo adiposo
región supraclavicular y a lo largo de la cla­
o de gran desarrollo muscular.
vícula. En la región mamaria, la intensidad
es algo menor que en la infraclavicular y Variaciones patológicas.— De una manera
decrece progresivamente hacia abajo para general diremos que, si el medio conductor
desaparecer por completo más allá del borde es más heterogéneo, la transmisión de las
pulmonar. vibraciones vocales se hace más dificultosa
y al contrario, es favorecida, si el conduc­
En tórax posterior (Fig. 28-8 B) la ma­
tor es un medio homogéneo, es decir, que
yor intensidad se la encuentra en la región
las vibraciones se transmiten mejor poi los
escápulo vertebral por la proximidad de la
sólidos, menos por los líquidos y gaseosos.
tráquea y de los gruesos bronquios, siendo
menor en las regiones supraescapulares e Las vibraciones vocales o frémito, pue-
- 212 -
den estar aumentadas, disminuidas o aboli­
das.
Aumento.— (Fig. 28-9) Se produce en dos
estados: , a) condensaciones y b) cavidades
pulmonares (4). En las condensaciones las
vibraciones aumentan debido a que el teji­
do sólido transmite mucho mejor el sonido;
se requiere sin embargo, de dos condiciones:
que ía zona condensada sea relativamente
grande y superficial y que tenga bronquio
permeable.
En el caso de cavidades pulmonares,
es necesario que tengan cierto volumen, sea
superficiales y tengan asimismo un bronquio Fig. 28-9 Aumento del frémito con*
permeable. densación y cavidades.
comenzar en la laringe, seguir la tráquea y
Disminución: (Fig. 28-10). Depende funda­
mentalmente de dos condiciones: a) de­ bronquios y el área de disminución depende­
rá de la superficie pulmonar afectada; así,
ficiencia del órgano emisor de las vibraciones
si asienta en laringe o tráquea, la disminución
y b) defecto de transmisión (4).
será bilateral; unilateral, en caso asiente en
La primera condición ocurre en casos un bronquio principal y regional cuando la
de disfonía o.afonía, es decir, por disminu­ obstrucción se produce en bronquios de me­
ción o falta de vibraciones de las cuerdas nor calibre.
vocales.
2.— La disminución de las vibraciones por
La segunda condición, puede deberse causas pulmonares, se observa en el enfisema
a afecciones de las vías aéreas, afecciones pulmonar, debido a la menor capacidad vi­
pulmonares, afecciones de la pleura y de la bratoria del tejido pulmonar, por incremen­
pared torácica. to de su tensión (2, 4); también puede
1.— El obstáculo de las vías aéreas puede observarse en las colecciones líquidas intra-

Fig. 28-10 Disminución del frémito vocal: A.-


Obstrucción de vías aéreas: B.~ En­
fisema pulmonar; C.- Hldrotorax.
— 213 —

pulmonares como en el caso de quistes y A.M., Johns R.J., Owens A.H. Ross R.S.
Cap. 66, Sección 8, Pág. 676. Editorial In-
abscesos. teramericana, México, 1978.
3 _ El obstáculo de la propagación de las 2.— Padilla T. y Cossio P.— Examen físico del
vibraciones desde el pulmón a la pared se tórax. Semiología del Aparato Respiratorio,
6ta. edición. Cap. 5, Pág. 109—112. Edito­
observa en casos de inflamaciones pleurales rial “El Ateneo”, Buenos Aires, 1957.
con derrame (hidrotórax, hemotórax) y en
3.— Ruth William E.— Examen del tórax, pul­
casos de colección gaseosa como en el neu- mones y sistema pulmonar. De Propedéuti­
motorax. (2,4 ). ca Médica de Major, Delp, Manning, 8va. edi­
ción, Cap. 8, Pág. 145. Editorial Interame-
4 _ Las causas debidas a alteraciones de ricana, México, 1977.
la pared, observamos en la obesidad exa- 4.— Suros J.— Semiología Médica y Técni­
gerada, en el anasarca (edema generalizado) ca Exploratoria, 3era. edición. Parte espe­
cial: Aparato Respiratorio, Pág. 136. fal-
y en el enfisema subcutáneo. vat Editores Barcelona, 1964.
BIBLIOGRAFIA
1— Owens A.H. Jr.— Enfermedades neoplásicas.
De tratado de Medicina Interna de Harvey

CAPITULO 29 PERCUSION DEL TORAX

DEFINICION - La percusión del tórax, es un cas (3). Asimismo, sirve para delimitar los
procedimiento de exploración que consiste contornos dé los órganos y fijar límites entre
en la aplicación de una serie de golpes sobre regiones normales y patológicas.
su superficie, con el objeto de obtener soni­ SONIDOS OBTENIDOS AL PERCUTIR EL
dos que tendrán diferente variación de acuer­ TORAX.- El cuadro 29-1 resume las carac­
do al contenido torácico, tanto en condicio­ terísticas acústicas de los sonidos obtenidos
nes normales como en condiciones patológi­ cuando se percute el tórax, tanto en condi-

CUADRO No. 29-1

SONIDOS PERCUTO RIOS DEL TORAX

. Caracteres del Sonoridad Sonido Sonido Sonido


sonido pulmonar submate mate timpánico

Intensidad + + + 4- + + + + +

Tono
i T t 1'
Duración + ; + + + + + +
CUADRO No. VIH

PLAN DE APRENDIZAJE PARA LA PERCUSION DEL TORAX

1.— Objetivos:— A l término del proceso enseñanza-aprendizaje, el estudiante


' debe ser capaz de:
1.1: Enumerar lo que hay que percutir, dónde hay que percutk y cómo
hacerlo.
1.2: Percutk en forma correcta, de acuerdo a la técnica clásica.
1.3: Reconocer correctamente los sonidos normales y patológicos.
1.4: Describk correctamente los sonidos encontrados: normales y patoló­
gicos.
1.5: Interpretar correctamente los sonidos obtenidos.

2.— Contenidos:—
2.1: Corresponde a qué percutk y cómo percutk. Ejemplos para cada caso.

3.— Metodología y Actividades:—


3.1: Repetición verbal del qué percutk y cómo percutk.
3.2: Percutk en personas sanas.
3.3: Percutk en enfermos con pa tologia respka toria.
3.4: Describk la patología encontrada.
3.5: Analizar los datos patológicos encontrados.

4 .- Recursos:—
4.1: Personas sanas.
4.2: Enfermos con patología adecuada.

ciones normales como patológicas. el pulmón, cada uno dentro de su pro­


Si se percute una área correspondiente pia frecuencia; la zona puesta en vibración
a pulmón aereado, como por ejemplo en la tiene la forma de una semiesfera (Fig. 29-1 A),
región subclavicular o a nivel de las bases en y su profundidad depende de la intensidad
tórax posterior, se obtiene un sonido de in­ del golpe, que en forma aproximada es de 6
tensidad alta, tono bajo y duración prolon­ centímetros a partir de la superficie torácica.
Cuando se percute directamente sobre la su­
gada, que se denomina Sonido Claro o Sono­
ridad Pulmonar. (1,2). Por efecto del gol­ perficie osea (Fig. 29-1 B) la penetración de
pe percutorio, se pondrán en vibración en la vibración es menor.
forma sucesiva: los dedos, la pared costal y La vibración del pulmón, depende de
- z n -

Cuanto más denso es el tejido, es decir,


cuanto menor sea su contenido de aire, el so­
nido será menos intenso, más agudo y más
breve. A este sonido se lo denomina Submate.
( 1 ,2 ) . Ej.: zonas donde se superponen el
pulmón y el hígado.
Cuando el pulmón se halla privado
totalm ente de aire, el sonido que se obtiene
es de menor intensidad, tono más elevado y
menor duración. A este sonido se llama
Mate ( 1 ,2 ) (Fig. 29-2) y es el mismo sonido
que se obtiene al percutir órganos macizos
como el hígado, el corazón, etc.
Cuanto más tenso es el tejido pulmo­
Fig. 29-1 Fenómeno de la percusión:
A.- Percusión dígito-dogital. nar, es decir, cuanto más aire contiene el so­
B.- Percusión directa sobre nido es más fuerte, más grave y prolongado
el hueso que el sonido claro. Ej. el enfisema pulmo­
los siguientes factores: a) Volumen, b) Den­ nar.
sidad y c) Tensión. En determinadas circunstancias, el so­
Cuanto mayor es la masa del pulmón nido percutorio del tórax puede tener un ca­
que vibra, el sonido será más intenso, el tono rácter particular “como el sonido de un tam ­
más bajo y más largo el sonido percutorio; bor” , denominándose Sonido Timpánico ,
pero en la práctica no debe hacerse vibrar ( 1, 2) es de carácter musical y rico en so-
mucha masa pulmonar, por lo cual la percu­ bretonos, de gran intensidad, tono bajo y lar­
sión debe ser suave. ga duración. Ejemplo: el neumotorax.
— 216 —

NORMAS GENERALES SOBRE PERCUSION


DEL TO RA X -
Sobre la técnica de percusión en gene­
ral ya se habló en el capítulo correspondien­
te; ahora indicaremos ciertas normas gene­
rales sobre la percusión del tórax.
El paciente puede estar sentado, de pie
o acostado, siempre buscando la posición
más cómoda; el tórax debe estar sin ropa y
Fig. 29-3 Técnica de percusión.
la musculatura en la mayor relajación posi­
ble. (Fig. 29-3).
La posición del examinador es semejan­
te a la que se adopta para practicar la palpa­
ción. Se procede a percutir metódicamente
de arriba abajo com enzando.por tórax pos­
terior, luego tórax anterior y lateral. En
cada una de las regiones se percutirá primero
un hemitórax y luego el otro y después en for­
ma comparativa en puntos simétricos. Tra­
dicionalmente se han establecido tres líneas
percutorias tanto para tórax posterior como
para tórax anterior que lo esquematiza la
Fig. 29-4 A y B.
No debe olvidarse de percutir la colum­
na vertebral de -arriba abajo, aplicando el
dedo plesímetro en la línea de las apófisis
espinosas y perpendicularmente a ella.
La percusión del tórax, de una manera
general, puede ser fuerte, mediana o lige­
ra, adaptándose al grosor de las partes blan­
das del paciente.
A continuación vamos a realizar un
análisis de los sonidos percutorios del tórax,
en lo que a aparato respiratorio se refiere.

Sonoridad Pulmonar Normal.— La sonori­


Fig. 29-4 Líneas percutorias en tórax anterior y
dad pulmonar tiene ciertas variaciones re­ posterior.
gionales, así en las fosas subclaviculares a
nivel del 1er, y 2do. espacios intercostales, nalidad más elevada. En el lado derecho,
presenta su máxima sonoridad, debido a la a partir del 4to. espacio intercostal, debido
anchura de los mismos y a la delgadez rela­ a la presencia del hígado, el sonido se vuel­
tiva de la pared torácica a ese nivel; más ha­ ve submate (matidez relativa del hígado),
cia abajo, el sonido es menos intenso y la to- hasta llegar a ser completamente mate, en el
—217 —
sitio en que el hígado está en contacto con
la pared costal (matidez absoluta) (Fig. 29-5)
Se establece en esta forma el denominado
[imite hépato-pulmonar que en condiciones
normales corresponde a los espacios 5to.
7mo. y 9no. en las líneas paraesternal, medio-
navicular y axilar anterior, respectivamente.
En el hemitórax anterior izquierdo,
por la presencia del corazón y los grandes
rasos, el sonido percutorio es menos claro a
partir de la 3era. costilla, haciéndose comple­
tamente mate en el área correspondiente a la
región descubierta del corazón. Por debajo
de esta zona, próxima al reborde costal, la Fig. 29-5 S onidos p ercu to rio s en tó ra x an terio r
(norm al).
percusión produce un sonido timpánico,
debido a la presencia de la cámara aérea
gástrica y que se lo ha denominado Espacio
Semilunar de Traube (Fig. 29-6).
En tórax posterior, la sonoridad pul­
monar es algo mayor a nivel de las regiones
nterescapulo vertebrales; en las regiones es­
quiares y supraescapulares, debido al gro­
sor de la pared costal y a la presencia de
la escápula, la sonoridad es menos intensa y Fig. 29-6 E spacio de T raube
finalmente en las regiones infraescapulares la
percusión da un sonido claro e intenso hasta siendo el ejemplo más típico la atelectasia.
si 11vo. espacio. En el lado derecho, a veces, Para que el sonido sea mate, es nece­
debido a una percusión profunda puede po­ sario que la condensación sea voluminosa y
nerse en vibración al hígado obteniéndose un avance en profundidad tal como indica la
sonido submate. Fig. 29-2. Si la condensación pulmonar es
Matidez y submatidez.— El sonido mate, se superficial y de escaso espesor, el sonido será
obtiene fundamentalmente en dos condicio­ submate, debido a que se pone en vibración
nes: 1) cuando el pulmón se transforma el pulmón subyacente sano (Fig. 29-2).
en un medio denso privado de aire y 2) cuan­ Si la condensación pulmonar está sepa­
do se interpone entre el pulmón y la pared rada de la superficie costal por una zona de
torácica un medio líquido o sóüdo (1 - 2 - 3). tejido pulmonar normal, el sonido también
Causas pulmonares: será submate.
La transformación del pulmón normal Causas pleurales:.
en un medio privado de aire, se observa en el Los procesos inflamatorios pleurales,
síndrome de condensación pulmonar, siendo especialmente cuando producen exudación
el ejemplo más típico la neumonía; puede líquida en la serosa (pleuresía con derrame)
también resultar por la reabsorción del aire origina a la percusión un sonido mate unido
alveolar debido a obstrucción bronquial, a una sensación muy marcada de resistencia
—2 1 8 —

al dedo. Esta matidez, localizada en la parte


inferior del tórax, mantiene un límite supe­
rior de forma y altura variables en relación
con el volumen del derrame.

En los derrames medianos (Fig. 29-7 A),


el límite superior de la matidez, tiene su
punto más bajo a nivel de la columna, hacia
afuera hasta alcanzar la parte media de la
escápula y luego desciende hasta la parte
anterior del tórax, describiendo una línea
parabólica que en honor a quienes la des­
cubrieron se la ha denominado Línea de
Demoiseau o Línea de Ellis.
En los derrames pleurales muy volumi­
nosos, el punto más alto de la matidez se
encuentra por detrás junto a la. columna y
el punto declive en la parte anterior, como
lo grafica la Fig. 29-7 B, invadiendo parte del
hemitórax opuesto.
En los derrames pleurales izquierdos,
el timpanismo del espacio-de Traube desa­
parece, debido a la ocupación del fondo de
saco pleural.
Fig. 29*7 D erram e pleu ral m ed ian o y volum ino­
Sonido timpánico o timpanismo.— El soni­ so.
do .timpánico se observa en dos condiciones:
a) Cuando se .pone en vibración el aire con­
tenido en el espacio pleural (neumotorax); tra la Fig. 29-8 A. La interposición entre la
b) Cuando se pone en vibración el aire cavidad y la superficie del pulmón de una
contenido en cavidades pulmonares (caver­ capa de pulmón sano de 2 o 3 cmts. de espe­
nas, abscesos, etc). (1-2-3). sor es suficiente para que el timpanismo no
El caso del neumotorax, es el ejemplo se produzca, como se observa en la Fig. 29-8
más característico del sonido timpánico; pue­ B.
de obtenerse sonido timpánico también en Hipersonoridad.— Entre el sonido claro y el
casos de enfisema pulmonar, especialmente timpánico, existe un sonido caracterizado
cuando la pared costal es rígida, como se ob­ por ser más intenso, más grave y más pro­
serva en pacientes seniles. Se cita también a longado, pero desprovisto del carácter musi­
las hernias diafragmáticas como causa, de cal que posee el sonido timpánico, es el de­
timpanismo. nominado sonido hipersonoro (1, 2, 3), que
Para que las cavidades pulmonares den puede ser observado en el enfisema pul­
sonido timpánico, tienen que tener un diá­ monar, crisis de asma bronquial, neumotorax,
metro superior a 4 cmts., estar relativamente y cavernas pulmonares. Su reconocimiento
vacías y ser superficiales, tal como lo demues- con el sonido timpánico, no siempre es fácil.
CAPITULO 30

AUSCULTACION DEL TORAX


Definición.— La auscultación es un método
exploratorio que consiste en escuchar los rui­
dos normales y patológicos que se producen
en el aparato respiratorio.
Como han sido ya descritos los méto­
dos de auscultación y las normas generales
de la auscultación, pasaremos a revisar aque­
llos detalles especiales del aparato respirato­
rio, y a la descripción y reconocimiento de
los ruidos normales y patológicos.
El Cuadro 30-1 nos señala el que' aus­
cultar y cómo hacerlo.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 30-1
El paciente con el tórax desnudo pue­
de estar acostado en su cama o sentado en
un taburete; la auscultación se realizará en
forma sistemática: en tórax anterior, tórax
posterior y tórax lateral. En tórax anterior,
29*8 S o n id o tim p án ico en cavernas p u lm o ­
nares. se auscultará del vértice a la base, primero en
el un hemitórax y luego en el otro, es decir,
fosas supraclaviculares, infraclaviculares y
bases para luego realizar la auscultación en
puntos simétricos, comparativamente. En
tórax posterior, y lateral se recomienda se­
guir las mismas líneas de la percusión.
BIBLIOGRAFIA
(Fig. 30-1).
Se invita al paciente a respirar con la
boca entreabierta y sin hacer ruido alguno
Padilla T. y Cossio Pl— E x am en físic o del
tó rax . S em io lo g ía d el A p arato R espira­
por la boca o nariz; las respiraciones deben
to rio , 6 ta. ed ició n , Cap. 5, Pág. 1 18-120, ser regulares, rítmicas y un poco rápidas,
E d ito rial “ E l A te n e o ” , B uenos A ires, 1 9 5 7 , como si estuviera ligeramente agitado. En
R u th W .E.— E x am en físico d e l tó ra x , p u l­ muchos casos, es conveniente que el estu­
m o n es y sistem a p u lm o n ar. P ro p e d éu tica
M édica de M ajor, D elp, M anning, 8va. edi­
diante imite la forma de respirar frente al
ción, C ap. 8, Pág. 14 8 . E d ito rial In te r am eri­ paciente, para que éste lo haga correctamen­
cana, M éxico, 1977. te.
S uros J .— S em io lo g ía M édica y T écnica
E x p lo rato ria, 3era. edición. P arte especial:
En cada lugar donde aplica el estetos­
A p arato R e sp irato rio , Pág. 1 3 8 . S alvat E di­ copio, el estudiante debe prestar atención a
to re s B arcelona, 1964. las dos fases respiratorias durante varias res-
-2 2 0 -

CUADRO No. 30-1

AUSCULTACION DEL TORAX:

Qué Auscultar: Cómo Auscultar (Técnica)


1.— Ruidos Normales: 1 y 2.— Siguiendo las normas genera­
les de la auscultación y aplicando
1.1: Murmullo vesicular
el estetoscopio a lo largo de las
1.2: Respiración brónquica líneas de percusión del tórax.
1.3: Respiración bronco-vesicu- Es importante poner primero
lar. atención en los ruidos auscul-
tatorios normales y sus variantes
1.4: Variaciones Patológicas de patológicas y luego en los ruidos
cada una de ellas. agregados, relacionándolos siem­
pre con las dos fases del ciclo
2.— Ruidos Patológicos: respiratorio.
2.1: Estertores bronquiales y pleu­
rales
2.1.1: Secos: roncus y sibilancias.

2.1.2: Húmedos: crepitantes,


subcrepitantes y de burbujeo.
2.2: Frotes pleurales.
3.— Auscultación de la voz: 3 .- Haciendo pronunciar al pacien­
3.1: Transmisión normal de la te las palabras “tres”, “treinta y
voz. tres”, “cuarenta”, etc.
3.2: Broncofonía. Para la pectoriloquia áfona, se
deberá hacer pronunciar las mis­
3.3: Pectoriloquía mas palabras pero en forma cu­
3.4: Pectoriloquia áfona chicheada.
3.5: Vozanfórica.
4.— Auscultación de la Tos: 4 .- Se invita a que el paciente tosa,
debiendo poner atención a la ins­
piración que sigue al golpe de tos.
-221 -

CUADRO No. IX
PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA AUSCULTACION DEL TORAX
1.— OBJETIVOS: Al término del proceso enseñanza-aprendizaje, el estudiante
debe ser capaz de:
1.1: Enumerar lo que hay que auscultar, dónde hay que auscultar y cómo
hacerlo.
1.2: Auscultar en fopna correcta, de acuerdo a técnica clásica.
1.3: Reconocer perfectamente los sonidos o ruidos normales y patológicos.
1.4: Describir correctamente los ruidos auscultatorios pulmonares norma­
les y patológicos.
1.5: Interpretar correctamente los ruidos obtenidos..
2 - CONTENIDOS:
2.1: Corresponde a qué auscultar y cómo hacerlo. Ejemplos para cada caso.
3 .- METODOLOGIA Y ACTIVIDADES:
3.1: Repetición verbal del qué auscultar y cómo hacerlo.
3.2: Auscultar en personas sanas.
3.3: Auscultar en enfermos con patología resptatoria.
3.4: Describir la patología encontrada.
3.5: Analizar los ágnos patológicos encontrados.

4 .- RECURSOS:
4.1: Personas sanas
4.2: Enfermos con patología adecuada.
4.3: Estetoscopio.

Fig. 30-1 Técnica auscultatoria.


-222-
piraciones sucesivas, tratan i-j de precisar los
caracteres de los ruidos respiratorios norma­
les y luego la apreciación de los ruidos agre­
gados o patológicos que pudieran existir.
Es frecuente, especialmente en el principian­
te, que ponga su atención solo en los ruidos
. agregados, lo cual es un defecto.
Es útil también invitar a que el pacien­
te tosa, prestando especial atención en la
inspiración que sigue al golpe de tos, puesto
que algunos ruidos patológicos aparecen o
se hacen más perceptibles en esta circunstan­
cia.
Antes de terminar el examen se investi­
gará los caracteres de la voz auscultada (fré­
mito vocal), haciéndole pronunciar determi­
nadas palabras en voz alta y cuchicheada.
RUIDOS RESPIRATORIOS NORMALES-
1 .- Murmullo vesicular.— Se le denomina
también respiración vesicular. Es un ruido
suave de tonalidad baja, parecido al rui­
do producido al inspirar suavemente con los
labios entreabiertos, que se percibe única­
mente en la inspiración. Es debido al des­
pliegue alveolar por la entrada del aire (1).
El murmullo vesicular tiene su máxima
intensidad debajo de las clavículas en los dqs
primeros espacios intercostales, disminuyen­
do por encima y por debajo de esta zona. En
tórax posterior, su mayor intensidad corres­
ponde a las regiones infraescapulares. En tó­
rax lateral, es más intenso en la parte supe­
rior que en la inferior. (Fig. 30-2).
Variaciones fisiológicas: El murmullo vesi­
cular presenta variaciones' relacionadas con
la intensidad de los movimientos respirato­ Fig. 30-2 M urm ullo vesicular: sitios de
au scu ltació n en tó ra x an te rio r (A),
rios, con la edad, sexo y constitución torá­ T ó ra x p o ste rio r (B) y tó ra x late­
cica. (1). ral (C).

Cuando la respiración es amplia y rá­ En el niño, el murmullo vesicular es


pida, la intensidad del murmullo es mayor muy intenso y de tono más elevado que en
que cuando la respiración es lenta y superfi­ el adulto; en la mujer, el murmullo vesicular ’
cial. Ej. cuando el individuo está agitado. es por lo general más intenso y de tono
más elevado que en el hombre. Resumiendo,
diremos que, en el niño y en la mujer, el
murmullo vesicular se lo oye mejor.
El grosor de las paredes torácicas y la
elasticidad del tórax influyen también en la
intensidad del murmullo. Es más intenso
£5f¿r B ro « co -ves¡cu tir\
cuanto más elástico y expansíble es el
tórax. El grosor exagerado de las partes
blandas, como el caso de los pacientes obe­
sos y de personas con gran desarrollo muscu­
lar, ocasionan una disminución del murmullo Fig. 30-3 R esp iració n b ró n q u ic a y b ronco-
vesicular. vesicular: sitios de auscu ltació n
en tó ia x posterior.
2.— Respiración brónquica.— Es un ruido
intenso, áspero, de tono alto, como el que se por su intensidad y duración.
escucha al soplar por un tubo, que se percibe
en las dos fases de la respiración, mejor en la Modificaciones de la intensidad.— El mur­
inspiración que en la espiración, y que se mullo vesicular puede estar: aumentado,
lo oye cuando se aplica el estetoscopio a disminuido o abolido.
nivel de la tráquea o su bifurcación (7ma. Aumento.— Se observa en caso;, de hiper-
vértebra cervical) (Fig. 30-3); además la distensión alveolar, como en los casos en que
espiración dura como 3 y la inspiración co­ estando un pulmón enfermo, al disminuir su
mo 1 (2, 3). El oír este ruido fuera de estos expansión, el otro aumenta compensatoria­
sitios, es patológico y se denomina “Soplo mente, (respiración bicariante).
Tubárico”, como lo describiremos ai hablar Disminución y abolición.— La disminución
de la auscultación de las condensaciones y abolición del murmullo vesicular, obedece
pulmonares. a dos mecanismos: a) trastorno en la pro­
3.— Respiración bronco-vesicular.— En ducción del murmullo vesicular y b) trastor­
ciertas regiones del tórax anterior como de­ no de la transmisión. (2).
bajo de la clavícula derecha a nivel de la 2da. a) El murmullo vesicular puede verse
articulación condroesternal y articulaciones afectado en su producción, en los siguientes
esternoclaviculares y en tórax posterior, en casos: 1.- Alteraciones del parénquima
la xegión interescápulo vertebral, a nivel de la pulmonar; 2.—Obstáculo en las vías aéreas
bifurcación traqueal, se ausculta un ruido y 3 .- Dificultad de los movimientos respi­
que resulta de la superposición del murmu­ ratorios.
llo vesicular y del soplo brónquico. que ha
recibido el nombre de respiración bronco- 1.— Cuando la penetración del aire a los
vesicular y que participa de las características alvéolos se encuentra suprimida en zonas
acústicas de uno y otro, siendo lo más nota­ más o menos extensas, el murmullo vesicular
ble que la inspiración y espiración duran disminuye de intensidad. Ejemplo: en las
igual (2,3) Fig. 30-3 condensaciones pulmonares. Las causas de
esta alteración pueden ser: exudación alveo­
VARIACIONES PATOLOGICAS DEL MURMU­
lar, trasudación, proliferación celular o fibro-
LLO VESICULAR.—
sis, es decir, ocupación de los alvéolos. Un
El murmullo vesicular puede variar estado diferente que ocasiona disminución
- 224-
del murmullo, es el enfisema pulmonar, debi­ -Edema de glotis
do a la débil distensión alveolar durante la C uerpos extraños
fase inspiratoria que es corta y débil.
B o cio in tra to ra cic o
2.— Todos los obstáculos en las vi'as aéreas i
A n e u ris m a a ó rtic o
que se oponen al libre ingreso del aire, pue­
den determinar disminución o supresión del
T u m o r de b r o n q u i o
murmullo vesicular. Si la obstrucción se
localiza en laringe o tráquea, la disminución E s t e n o s i s - C ic a t r ic e s
\ de bronquios
será bilateral; si es de uno de los bronquios
principales, la disminución o ausencia será
del lado correspondiente, etc. Las causas
son muy variadas, entre ellas citaremos:
cuerpos extraños, afecciones de la laringe, Fig. 30-5 D ism inución del m u rm u llo vesi­
como edema de glotis, tumores, lesiones in­ cular p o r o b stá cu lo de las vías
flamatorias y destructivas; afecciones de trá­
quea como tumores, lesiones inflamatorias
estenosantes o cicatrizales, compresiones por RESPIRACION BRONQUICA PATOLOGICA.-
aneurisma, bocio o tumor de mediastino y La respiración brónquica, soplo brón-
obstrucción de bronquios gruesos produjiida quico o soplo tubárico, que normalmente
por: secreciones, procesos tumorales ex­ escuchamos sobre la laringe o la tráquea,
trínsecos o intrínsecos, etc. La Fig. 30-5 puede ser percibida en circunstancias pato­
resume este grupo de causas por obstáculos lógicas en otras partes del tórax, donde
a las vías aéreas. normalmente se oye el murmullo vesicular.
3.— La perturbación unilateral o bilateral ' La transmisión del soplo brónquico a
de los movimientos respiratorios, ocasiona través del parénquima pulmonar sano, es
disminución del murmullo vesicular. Ejem­ muy defectuosa; en cambio, cuando el pul­
plos: neuralgia intercostal, pleuritis, fractu­ món pierde su contenido de aire y se hace
ras costales, etc. Igual cosa se observa en la más compacto, se transforma en un medio
rigidez torácica por escoliosis, deformaciones ideal para la transmisión de este ruido (4).
raquítica-s, etc. Por consiguiente, la condensación pulmonar,
b) Las modificaciones de la pared, por constituye la causa patológica fundamental
edema, obesidad, tumores de pared, etc. para la transmisión del soplo brónquico.
dificultan la transmisión del sonido y deter­ Dicho en otros términos, el soplo
minan un debilitamiento del murmullo ve­ tubárico o soplo brónquico, es el mismo rui­
sicular. do normalmente auscultable sobre la laringe
y tráquea, transmitido hasta la superficie
Modificaciones de la duración.— Tiene im­ torácica merced a los medios aptos para su
portancia, cuando se observa una pérdida de transmisión.
la relación entre las dos fases de la respira­ Otra situación que permite la ausculta­
ción, particularmente cuando la espiración ción del ruido brónquico en la superficie
es prolongada, tal como sucede en los torácica, es la presencia de cavidades intra­
casos de las crisis asmáticas y en el enfisema pulmonares en comunicación con los bron­
pulmonar (2). quios. '
-225 -
Sin embargo, es necesario aclarar que,
para que una condensación pulmonar de lu­
gar a una respiración brónquica, debe cum­
plir las siguientes condiciones: a) La con­
densación debe ser superficial; b) Debe ser
de volumen suficiente; c) Debe tener comu­
nicación con bronquios de por lo menos 3 mm
de diámetro y encontrarse perfectamente
permeables (4). La Fig. 30-6 grafica perfec­
tamente estas tres condiciones.
A pesar de esto, el soplo puede tener
dificultad en identificarse en los siguientes
casos: a) Procesos inflamatorios de laringe;
b) disminución de la .amplitud respiratoria;
c) interposición entre el pulmón condensado
y la pared torácica de un medio líquido o
gaseoso (derrame pleural o neumotorax.) (2).
El soplo brónquico que tiene su origen
en una cavidad pulmonar, se denomina so­
plo Cavernoso (4), es de tonalidad grave,
dotado de un timbre especial de oquedad Fig. 30-6 R e q u isito s de u n a condensacióu
y se lo oye mejor en la espiración. Sin em­ p u lm o n a r p a ra p ro d u c ir soplo tu-
bargo, es necesario que esta cavidad cumpla b árico .

con ciertos requisitos, a saber: a) un diáme­


tro mínimo de 4 cmts; b) que tenga paredes
gruesas y que sea relativamente superficial;
c) que tenga bronquio permeable y d) que
íz. cavidad esté parcial o totalmente libre,
tal como lo indica la Fig. 30-7.
RUIDOS AGREGADOS O PATOLOGICOS.-
Pueden proceder de los bronquios .y
del pulmón y se denominan Estertores o Ra­
les; si son de origen pleural, se denominan
Frotes o Roces Pleurales.
Estertores.- Clasificación.—El cuadro 30-2,
expone en forma didáctica la clasificación
de los estertores o rales: (2).

CONSIDERACIONES AL CUADRO 30-2.-


Esta clasificación sencilla, tiene la ventaja de
que lo hace en función al mecanismo fisio-
patogénico de producción. Haremos el es­ Fig. 30-7 R e q u isito s de u n a cavidad p u lm o ­
tudio de cada uno de ellos. n a r para p ro d u cir soplo tu b árico .
- 226 -

CUADRO No. 30-2

CLASIFICACION DE LOS
ESTERTORES 0 RÁLES
Roncus
Secos:
Sibilancias

Crepitantes

Húmedos: Subcrepitantes Fig. 30-8 F isio p ato g en ia de los ro n cu s y


sibilancias.

Estertores de burbujeo patológicos característicos de estos padeci­


(grandes, medianos y pe­
mientos. La Fig. 30-8 grafica el origen de les
queños).
roncus y sibilancias.
Estertores húmedos.—
Estertores secos: roncus y sibilancias.— Los Estertores crepitantes: son ruidos muy finos,
Roncus o ronquidos, sen estertores sono­ homogéneos que se oyen al final de la inspi­
ros, que ocupan los dos tiempos de la res­ ración y que se ha comparado al ruido que
piración; tienen una tonalidad grave y como produce una esponja húmeda que se la com­
su nombre lo indica se asemejan a un “ron­ prime cerca del oído (2,4).
quido” . Son intensos y muchas veces se los Se producen por el despegamiento de
oye a distancia, sin necesidad de estetos­ las paredes alveolares y la movilización de.
copio; el paciente los identifica con mucha pequeñas cantidades de exudados. Es carac­
facilidad al explicamos; “me ronca el pecho, terístico del primer período de la neumonía,
doctor”. Se originan en bronquios grue­ es decir, de la fase de congestión, y en el
sos (4). inicio del edema agudo pulmonar. (2,4).
Las Sibilancias, son ruidos de tonali­ Este tipo de estertores, pueden escu­
dad alta, comparables a un silbido “ o al charse en sujetos sin patología pulmonar que
piar de los pájaros”. Igual que los roncus, han permanecido en cama por mucho tiem­
se los identifica con facilidad. Se originan po; se oye siempre en bases pulmonares y se
en bronquios de pequeño calibre y se oyen deben probablemente al desplegamiento de
en los dos tiempos de la respiración (4). áreas colapsadas.
Tanto los roncus como las sibilancias, Estertores subcrepitantes.— Son semejantes
traducen oustrucción parcial de la luz bron­ a los anteriores, pero más gruesos y de tono
quial, provocada por la presencia de secre­ más bajo. Se oyen, mejor al final de la ins­
ciones adheridas a las paredes brooquiales o piración. Se los ha comparado a la crepita­
debido a un espasmo de la musculatura ción que produce la sal al ser calentada en un
bronquial y edema de la mucosa, como su-, - recipiente (2, 4). Son debidos a la movili­
cede en el asma bronquial y en las bronqui­ zación de exudados en los bronquiolos.
tis asmatiformes, considerados como ruidos Es característico de las bronquitis, perío-
-227 -
do de resolución de la neumonía, bronco- Suele ser muy intenso, áudible a veces
neumonía, edema agudo de pulmón, etc. 'a distancia. Se perciben en los dos tiempos
Estertores de burbujeo.— Se denominan respiratorios y no desaparecen con la tos.
también estertores húmedos y son ruidos En ocasiones es difícil identificar, pudiendo
discontinuos, comparables a los ruidos de confundirse con estertores húmedos o ron-
burbujeo del agua jabonosa (2, 4). Se oyen cus.
eñ las dos fases de la respiración, no son fi­ Siempre que se identifiquen frotes
jos, es decir, que están constantemente modi­ pleurales, significará procesos inflamatorios
ficándose de acuerdo a la amplitud res­ de pleura agudos o crónicos. Generalmente
piratoria o a los golpes de tos. cuando se instala el derrame, el frote desa­
Los estertores húmedos, según el tama­ parece, debido a la separación de las dos ho­
ño de la burbuja, se clasifican en gruesos, jas pleurales y pueden reaparecer cuando el
medianos y pequeños. Los estertores de exudado se ha reabsorbido.
gruesas burbujas nacen en los bronquios grue­ La Fig. 30-9, grafica los simbolismos
sos y en cavidades pulmonares de cierto volu­ que se sugiere para representar los ruidos
men; los estertores de burbujas medianas, patológicos: estertores secos, húmedos y fro­
se originan en bronquios de mediano cali­ te pleural.
bre y los finos en bronquios de pequeño
calibre. Indican la presencia de sustancias
líquidas o semilíquidas de diversá naturale­
za en los bronquios o en cavidades anorma­
les del pulmón: cavernas, bronquiectasias.

El estertor traqueal, es un ruido inten­


so, audible a distancia, parecido a un ron­
quido, que es producido por secreciones
acumuladas en bronquiqs gruesos, tráquea y
laringe, que el paciente'es incapaz de elimi­
nar (2).
Frotes Pleurales.—
Las hojas pleurales al deslizarse la una
sobre la otra durante la respiración, normal­
mente no producen ningún sonido, debido
a que poseen una superficie perfectamente
lisa y bien lubricada. Cuando se produce
un proceso inflamatorio, las pleuras pierden m e d ia n a s ’?,0? soplo t u b a r io
grandes Ocffo
su lisura y dan origen a ruidos denominados
frotes o roces pleurales (2,4). Fig. 30-9 Simbolismos que se sugiere para
graficar los ruidos sobreañadidos.
El ruido en ocasiones es comparado al
que se produce al délMr o arrugar un cuero AUSCULTACION DE LA VOZ.-
nuevo, o al que se oye cuando se frota ’ La técnica es la misma empleada en la
junto al oído un dedo sobre el dorso del investigación del frémito, nada más que
otro. en lugar de palpar las vibraciones sonoras, las
-228-
vamos a oír con nuestro estetoscopio. Pectoriloquia.— Es un aumento de la reso­
Transmisión de la voz.— En sujetos norma­ nancia vocal, con la característica de oírse la
les, los sonidos producidos al vibrar las palabra articulada. Asimismo se observa en
cuerdas vocales, son modificados en su in­ condensaciones pulmonares y en cavidades.
tensidad, tono y timbre por los espacios Lás condensaciones tienen que ser profun­
aéreos situados a nivel de laringe, tráquea, das, alcanzando bronquios de grueso calibre,
bronquios, pulmón y caja torácica. Nues­ de por lo menos 6 mm de diámetro, tal co­
tro oído percibe un ruido indistinto en el mo lo grafica la Fig. 30-10.
que no puede identificarse en forma nítida Las cavidades deberán ser de volumen
las vocales, las consonantes, ni la palabra mediano, y cuando la pectoriloquia está
articulada (2). Esto es lo que constituye presente, constituye un signo de valor diag­
la transmisión normal de la voz, a la que el nóstico importante.
estudiante tiene que familiarizarse a fuerza
de ejercitarse en personas sanas, para que
pueda apreciar las diferencias cuando inves­
tigue las vibraciones vocales en sujetos con
patología respiratoria.
La transmisión de la voz tiene variacio­
nes fisiológicas. Es más intensa en el hom­
bre que en la mujer, y su explicación ha sido
dada ya al hablar del frémito vocal.

Las vibraciones vocales, se oyen mejor


er- ciertas zonas del tórax, como por ejemplo
ea las regiones escápulo vertébrales y manu-
brioesternales; asimismo, se escuchan mejor
en sujetos con tórax delgado, menos en el
viejo que en el adulto, debido a la rigidez del Fig. 30-10. Pectoriloquia en condensaciones,
y cavidades pulmonares.
esqueleto óseo.
Broncofonia.- Se denomina así al aumento Pectoriloquia áfona.— Es la percepción vo­
de la resonancia vocal; es más intensa, pero cal nítida de la voz cuchicheada. En con­
aún no permite el reconocimiento de la pa­ diciones normales, al hacerle pronunciar al
labra articulada. paciente con voz queda las palabras “tres” o
Se produce en dos condiciones: con­ “treinta y tres”, solo se oye un rumor indis­
densaciones pulmonares y cavidades. tinto, sin poder apreciarse en ocasiones nin­
En caso de condensaciones, éstas tie­ gún ruido.
nen bronquio permeable y aparece la bron- En cambio, en situaciones como cavi­
cofonía, debido a que en estas condiciones dades pulmonares extensas y profundas que
el tejido se hace mejor conductor de los so­ tengan comunicación con bronquios gruesos,
nidos (2). La broncofonia cavitaria, se debe la voz cuchicheada puede apreciarse con
a la mejor conducción de las vibraciones cierta nitidez, distinguiéndose algunas síla­
sonoras a través de la condensación peri- bas (2, 4), dando la impresión como si se
cavitaria (2). hablara en voz baja junto al oído. Este
- 229 -
mismo fenómeno puede escucharse en con­ ratorio, se sintetizan en el Cuadro 31-1 y
densaciones pulmonares. vamos a realizar un análisis rápido de cada
Voz anfórica.— Consiste en el timbre mu­ uno de ellos.
sical de la voz o “eco metálico” que se per­
cibe durante la emisión de la palabra. Es CUADRO No. 31-1
característico del neumotorax y en ocasio­
nes de cavidades pulmonares muy volumino­ EXAMENES COMPLEMENTARIOS
sas (2,4). APARATO RESPIRATORIO
Auscultación de la Tos.— 1.- Examen radiológico.
Durante la rutina auscultatoria del 2 .- Examen del esputo.
tórax, es siempre necesario invitar al pacien­ 3 .- Toracentesis, y estudio del líqui­
te a que tosa, observándose que la mayor do pleural.
parte de los ruidos agregados se hacen más
abundantes o se los aprecia mejor. Es nece­ 4 .- Broncoscopia y broncografía.
sario prestar atención a la inspiración que 5 .- Gammagrafía pulmonar.
sigue al golpe de tos. 6 .- Tomografía axilar computariza—
En cavidades, el ruido de la tos ad­ da.
quiere una resonancia cavernosa; en el neu­ 7 .- Espirometría.
motorax la tos tiene una resonancia anfórica. 8 .- Gasometría y pH.
BIBLIOGRAFIA
1 .— M ath e G ., R ic h e t G.— S em io lo g ía M édica
y P ro p e d é u tic a C lín ica, le r a , edición, P arte
N ovena, Cap. II, Pág. 592. E d ito ria l JIMS,
B arcelona, 1 9 6 9 . EXAMEN RADIOLOGICO.—
2.— P adilla T. y Cossio E x p lo ra c ió n F ísica El examen radiológico del aparato res­
del T ó rax . S em io lo g ía d el A p arato R espira- piratorio, es considerado un procedimiento
to rio , 6 ta . ed ició n . C ap. 5, Pág. 142, E d ito ­
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de gran valor, del cual no puede prescindirse
a riesgo de cometer muchos errores en el
3.— R u th W.E.— E x am en físico d e l tó ra x , p ul­
m o n es y sistem a p u lm o n ar. P ro p e d éu tica diagnóstico (3). Muchas veces es el único
M édica d e M ajor, D elp. M anning, C ap. 8 , examen que da datos precisos sobre lesiones
Pág. 15 4 , E d ito ria l In teram erican a, M éxico , pulmonares que debido a su pequeño volu­
1977.
men o por su situación profunda, escapan a
4.— S u ro s J .— S em io lo g ía M édica y T écnica
E x p lo rato ria, 3 era edición. P arte E special :
los otros procedimientos de exploración. Es­
A p a ra to R e sp ira to rio , Pág. 148, E d ito rial to tampoco significa que el estudio radiológi­
S alvat, B arcelona, 1 9 6 4 . co solucione por si solo los problemas diag­
nósticos del aparato respiratorio (3).
CAPITULO 31
El estudio radiológico del tórax, putdl
obtenerse por dos métodos:
EXAMENES COMPLEMENTARIOS
a) La radioscopia, o sea, la vllUllliMMlj
Los exámenes complementarios útiles mediante pantalla fluoroscópica, y
y básicos en la exploración del aparato respi­ b) La radiografía, o sea, mídlMtl ll fljMV
ción de las imágenes en la película sensible.
Ambos procedimientos tienen sus ven­ r,’VV,
tajas y se complementan. La fluoroscopia
permite observar los movimientos respirato­
..
rios y la actividad bronco-pulmonar, así co­
mo también los movimientos diafragmáticos. «Sj í j
La radiografía, permite en cambio ver deta­
lles finos que escapan al examen radioscópi- ‘v
co, y por otra parte, la película radiográfica
constituye un valioso documento que permi­ 4 - -

te el análisis evolutivo de las lesiones.


J 0,
El tórax puede ser explorado radioscó-
pica o radiográficamente, en diversas posi­
ciones, es decir, utilizando los rayos desde
diferentes incidencias. Las más utilizadas,
son las siguientes:
1.- Postero-anterior (P-Á)
2.— Lateral (L)
3 .- Oblicua anterior derecha
(O.A.D.)
‘ Ocasionales.
4.— Oblicua antérior izquier­
da (O.A.1.)
A este tipo de radiografía se lo ha de­
nominado “Radiografía standar de tórax” y
es como comunmente se solicita en los
pedidos. Es importante señalar que en forma,
P ig . 31*1 R a d io g rafías no rm ales d e t ó r a x t v
rutinaria deben pedirse por lo menos en las incidencias p o ste ro -a n te rio r (A) y
dos incidencias: Postero-anterior (P.A.) y latera] (B).
Lateral (L).
Siempre que sea posible, la radiogra­ Imagen del tórax normal. ~
fía debe ser tomada en posición de pie, por Radiografía Standar de Tórax en inciden
cuanto en posición sentada ó acostada, el cia P—A.— (Fig. 31-1$. En ésta posición
diafragma se eleva debido a la presión in- aparecen los pulmones en forma de dos es­
traabdominal, reduciéndose así la amplitud pacios claros de forma ojival, separados por
de los campos pulmonares. Lo propio sucede una sombra triangular de base inferior, cons­
cuando el sujeto ha estado en espiración. tituida por la columna vertebral, el esternón
La posición de pie tiene la ventaja de que y los órganos del mediastino.
en casos de derrames pleurales éstos se obser­ En la parte superior, existe un espa­
van mejor por el hecho de coleccionarse en cio claro en forma tubular, vertical, que co­
los sitios de declive como los senos costo- rresponde a la tráquea que en ocasiones se la
diafragmáticos y cardiofrénicos. observa hasta su bifurcación.
—231 —
El examen de una placa; radiográfica de los brazos del paciente el momento.de to­
de tórax debe ser completo, ordenado y mar la placa.— Las costillas se cuentan to­
metódico. Se sugiere seguir el siguiente or­ mando en cuenta los arcos costales anterio­
den: 1 .- Partes blandas y esqueléticas; res, de arriba-abajo
2.— Campos pulmonares; 3.—Diafragma y 2 .- Campos pulmonares.—
4.- Mediastino con su contenido: corazón Los campos pulmonares aparecen como dos
y grandes vasos.
espacios claros situados a uno y a otro lado
1.— Partes blandas y esqueléticas.— de la sombra cardíaca, recorridos por som­
Las partes blandas del tórax co­ bras lineales que partiendo del hilio se
mo la piel, tejido celular y músculos se re­ extienden radialmente, ramificándose en for­
conocen como sombras situadas fuera de ma de arborizaciones. Esto es lo que se de­
los límites de-los campos pulmonares; las nomina la Trama Pulmonar (4), y está dado
mamas muy desarrolladas son visibles en por los vasos principalmente (ramificaciones
forma de sombras superpuestas en la parte de la arteria pulmonar). Los bronquios no
inferior de los campos pulmonares, obser­ intervienen normalmente en la formación de
vándose en ocasiones los pezones como esta trama pulmonar.
opacidades redondeadas situadas simétrica­ La radiotransparencia pulmonar en el
mente. Estos dos últimos elementos anató­ sujeto sano, es característica (Fig. 31-1),
micos, constituyen muchas veces motivo de diferente a lo que se observa por ejemplo
confusión y de falsas interpretaciones, espe­ en el paciente enfisematoso (Fig. 31-2), en
cialmente en estudiantes poco entrenados. donde la radiotransparencia está aumentada
(pulmones negros).
La imagen de las costillas pueden se­
guirse en todo su trayecto, especialmente
los arcos posteriores que tienen una radio-
opacidad más acentuada (debido a la inci­
dencia P—A). La lera, costilla describe un
arco de concavidad interna; son visibles las
articulaciones costovertebrales de las 8 o 10
primeras costillas de la derecha y de las 6
primeras de la izquierda. Las extremidades
anteriores de las costillas terminan libremen­
te sobre los campos pulmonares, debido a
que los cartílagos costales son invisibles. Se
hacen visibles cuando se calcifican.
Pueden observarse también anomalías
congénitas tales como costillas supernumera­
rias, hipotrofia de la lera, costilla, deformida­
F ig . 31-*. E n f is e m a P u lm o n a r.
des condrocostales, etc. El esternón solo se
observa en la parte del manubrio, el resto apa­
rece superpuesto a la sombra mediastínica.
Las clavículas se observan en la parte supe­ Los hilios pulmonares se observa, co­
rior del campo pulmonar en posición hori­ mo dos sombras difusas de forma semilum-
zontal u oblicuas dependiendo de la posición bar, situados a uno y otro lado de la línea
-232-
media (Fig. 31-1A). El derecho es siempre
más visible que el izquierdo (3). Los hi-
lios están constituidos por una gran encruci­
jada de elementos anatómicos tales como:
ramas principales de la arteria pulmonar, ve­
nas pulmonares, bronquios, ganglios, linfá­
ticos y tejido conjuntivo. El hilio derecho es
más largo, pero más delgado; el izquierdo es
grueso, pero más corto.
Las cisuras en condiciones normales, no
son visibles, observándose tan solo en las
pleuresías intercisurales, mal denominadas
cisuritis. (Fig. 31-3). F ig . 3 1 -3 P le u re s ía in te rc is u ra ).
3 .- Diafragma.- El diafragma se presenta
en forma de dos líneas curvas de concavidad
inferior, separadas por la sombra cardíaca,
formando con la pared del tórax el ángulo
costodiafragmático y con el corazón el
ángulo cardiodiafragmático o costofrénico.
4.— Mediastino.—Se observa en primer tér­
mino la silueta cardíaca, de contornos muy
característicos en el sujeto normal; en la par­
te superior se observa el cayado aórtico y por
debajo de él el cono de la arteria pulmonar.
Es importante observar a nivel de mediasti­
no superior la presencia de masas tumorales F ig . 3 1 -4 T u m o r m e d ia s tin a l.
que podrían corresponder a grandes adeno-
megalias o a la presencia de bocio intrato- ner presente que no existe tipo alguno de
rácico. (Fig. 314). Para mayor detalle con­ imagen que sea absolutamente característica
sultar capítulo de cardiovascular. y que permita por si sola establecer un diag­
Imágenes Patológicas.- nóstico concluyente (4).
Cualquier lesión del aparato respirato­ El cuadro 31-2, pretende exponer lo
rio puede originar un aumento de la densidad antedicho.
radiológica, apareciendo así imágenes radio- 2 .- EXAMEN DE ESPUTO-
opacas o radio-densas; y a la inversa, una A todos nuestros estudiantes les in­
disminución de dicha densidad, dan lugar a culcamos el siguiente principio: en todo pa­
las imágenes radio-lúcidas o radiotransparen- ciente con tos y expectoración, es impres­
tes. En ocasiones ambos aspectos pueden cindible realizar examen de esputo. Si el
combinarse.
padecimiento es infeccioso, se debe solicitar
La gran diversidad de imágenes radio­ el estudio bacteriológico; sí es parasitario o
lógicas hace difícil su clasificación, es por por hongos, el examen directo de esputo;
esto que vamos a exponer las más frecuentes si se sospecha malignidad, el estudio citoló-
con sus respectivos ejemplos. Conviene te- gico. etc.
-233-

CUADRO No. B1'2

IMAGENES PATOLOGICAS: PULMONARES


1.— Imágenes radioopacas o radio-densas:
1.1: Lineales, reticulares. Ej. Bronquitis, ñbrosis. (Fig. 31-5).
1.2: Condensaciones. Ej. neumonías, atelectasias, (Fig. 31-6).
1.3: Redondeadas: Ej. metástasis pulmonar. (Fig. 31-7)
1.4: Difusas o infiltrados. Ej. Bronconeumonías, Tb pulmonar (Fig. 31-8).
1.5: Nodulares. Ej. Tb miliar, silicosis. (Fig. 31-9)
1.6: Cavitarias. Ej. Abscesos, Tb pulmonar, Micosis, (Fig. 31-10)
1.7: Ocupación pleural por líquido. Ej. Derrames, empierras, (Fig. 31-11).
2.— Imágenes radiolúcidas o radio transparentes:
2.1: Enfisema pulmonar (Fig. 31 -2)
2.2: Neumotorax. (Fig. 31-12)

F ig . 3 1 -5 F ib r o s is P u lm o n a r . F ig . 3 1 -6 N e u m o n ía .

Técnica para recoger la muestra: Para lor para el estudio. En caso de requerir
el examen directo, es necesario darle al pa­ muestra para cultivo, el recipiente en que se
ciente un recipiente adecuado de boca an­ recoja la muestra debe ser estéril.
cha para que en él recolecte la muestra; es En otras ocasiones el paciente ha deja­
conveniente que lo haga inmediatamente des­ do de expectorar, dificultándose la recolec­
pués de un acceso de tos; en muchas ocasio­ ción de la muestra. En estas circunstancias
nes el paciente recoge saliva que no tiene va­ se recurre al lavado gástrico, ya que el pa-
— Z J5 —

cíente deglute las secreciones. Se emplea es­ 2.— Investigación de hongos:


te recurso principalmente en la investigación 2.1.— Examen diré cto.
Je bacilo de Koch (2). 2.2.- Cultivo.
En el Cuadro 31-3 se, expone los prin­
cipales exámenes que deben realizarse en el 3.— Investigación de parásitos:
ssputo: 3.1.— Examen directo.

CUADRO No. 31-3 4.— Examen citológico:


4.1.— Elementos globulares:
EXAMEN DE ESPUTO: glóbulos rojos, glóbulos blancos,
células epiteliales.
1.— Estudio bacteriológico:
4.2.— Cristales de Charcot—
1.1.— Examen directo : Leyden (asma bronquial).
1.1.1.— Coloración Gram 4.3.— Células neoplásicas (Pa-
1.1.2.— Coloración Ziehl panicolau de esputo).
1.1.3.— Cultivo.
CUADRO No. IX'

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA TORACENTESIS


I.- OBJETIVOS: Al término del proceso enseñanza-aprendizaje, el estudiante
será capaz de:
1.1.— Enumerar las indicaciones de la punción pleural, señalar dónde hacer­
lo y repetir ordenadamente y en forma verbal los tiempos de la toracentesis
de acuerdo a la técnica clásica.
1.2.— Realizar la toracentesis de acuerdo a 2a técnica descrita.
1.3.— Reconocer e interpretar las características del líquido pleural.

II.- CONTENIDO:
Comprende el conocerlas indicaciones de la toracentesis, el dónde realizar y el
cómo hacerlo.
III.- 'METODOLOGIA Y ACTIVIDADES:
3.1.- Repetir verbalmente las indicaciones de la toracentesis.
3.2.- Reconocer y comprobar que el equipo esté completo y en perfecto
estado de funcionamiento.
3.3.- Ejecutar la toracentesis.
3.4.— Formular correctamente el pedido de laboratorio.
3.5.- Analizar e interpretar los datos de laboratorio.
IV.- RECURSOS:
1 4.1.— Pacientes con padecimientos pleurales.
4.2.- Equipo e instrumental necesario._____________
-236 -
3 .- TORACENTESIS.—
La toracentesis, denominada también
punción pleural o pleurotoracentesis, es el í
procedimiento clínico-quirúrgico por el cual
se introduce en la cavidad pleural una aguja
o una sonda para extraer contenido liquido
o contenido gaseoso (derrame pleural o , i
h y 'é
neumotorax, respectivamente).
El procedimiento más corriente en una
sala de clínica, es realizar la toracentesis con
aguja para extraer líquido pleural.
F ig . 3 1 -1 3 E q u ip o d e to ra c e n te s is .
Equipo:— Un equipo completo de toracente­
sis, debe constar de los siguientes implemen­
tos, tal como lo demuestra la Fig. 31-13.
1.— Jeringa de 50 cc.
2 .- Aguja larga de lmm de diámetro.
3.— Llave de tres vías
4.— Manguera de polietileno o de caucho
para el vaciamiento del líquido.
5.— Un frasco recolector.
6.— Un par de guantes estériles, campos es­ F ig . 31-14-A .* P o s ic ió n d e l p a c ie n te y lo c a liza ­
tériles, sustancias antisépticas, anestésico lo­ c ió n d e l s itio d e p u n c ió n .

cal (xilocaína) y tubos de ensayo estériles,


para la recolección de las muestras.
Técnica.— (Fig. 31-14).
1.— Posición del paciento: sentado en po­
sición cómoda, con el tórax descubierto y
apoyando sus miembros superiores. (Fig.
31-14-A).
2 .- Localización del sitio de punción: debe
realizarse en tórax posterior o lateral, en
b'ig. 3 1 -1 4 -B .- A se p s ia y a n tis e p s ia d e la zona
plena área de matidez. a n e s te s ia lo c a l.
3 .- Asepsia y antisepsia de la zona: desin­
fección por ejemplo con tintura de merthio-
late, colocación de los guantes estériles y
los campos estériles.
4 .- Realizar anestesia de todos los planos
de la pared costal, en el punto ya escogido,
mediante infiltración de 2 o 3 cc de novo­
caína o xilocaína. (Fig. 31-14-B). Fig. 31-14-C.- Arm ar jeringa y llave de tres vías
-237 -
Constató' que todo el equipo e instru-
esté completo. Se procederá a armar
ie n t a l

E
' aguja con la llave de tres vías y luego con
jeringa, ta! como lo demuestra la
¡g. 31-14-C.

_ Introducción de la aguja en dirección


v perpendicular, siguiendo el borde superior
• de la costilla inferior, con el objeto de no he-
rir el paquete vásculo-nervioso situado en par- F ig . 3 1 -1 4 -D .- S itio d e p u n c ió n y p la n o s f»u<¿
a tra v ie sa la a g u ja .
' te superior del espacio intercostal respectivo
Fig. 31-14-D .
7.— El momento de atravesar la pleura pa­
rietal, se tiene una sensación de resistencia
para luego pasar a plena cavidad pleural, pro­
cediendo a extraer 10 a 30 cc de líquido
pleural para enviar a laboratorio.
8.- La llave de tres vías tiene por objeto
evitar poner en comunicación la cavidad
pleural con el aire atmosférico, cada vez que
se necesite realizar el vaciamiento del líquido
a través de la manguera al frasco recolector.
Para esto, deberá cambiar la orientación de la
llave cada vez que se quiera extraer el líquido
de la cavidad pleurat y cada vez que se desee
vaciarlo, tal como lo demuestra la Fig. 31 -14-E-F
9.— En derrames pleurales medianos o gran­
des, se procurará obtener la máxima cantidad
de líquido posible. Para facilitar el drenaje
es necesario cambios de posición y también
invitar al paciente que tosa.
Una vez extraído el líquido, se anota­
rán sus características macroscópicas, así co­
mo también su cantidad.
10.— Finalmente, retirará la aguja con un rá­
pido movimiento y se colocará un apósito.
Se recomienda reposo absoluto en las siguien­
tes horas de la toracentesis.
Líquido pleural.— Es necesario conocer,
describir e interpretar las características ma-
cro y microscópicas. Las primeras se obtie­
nen por simple inspección, como ya lo he­
mos anotado y las segundas mediante el
-238 -
correspondiente estudio laboratorial.
Entre las características macroscópicas,
deben anotarse: color, aspecto, turbidez,
coagulabilidad, viscosidad. Asi por ejemplo,
se describe el líquido pleural sero-fibrinoso,
de procesos exudativos, tales como la Tuber­
culosis Pulmonar; el líquido puede ser franca­
mente purulento, como en los casos de pio-
tórax o empiemas pleurales o ser de aspecto
hemorrágico como en los procesos malignos
y en el hemo tórax.
De una manera general, en el estudio
laboratorial, se solicitará: examen químico,
citológico y bacteriológico.
El Cuadro 31-4, establece en forma di­
dáctica el diagnóstico diferencial de los pa­
decimientos pleuro-pulmonares más frecuen­
tes, a través de las características macro y mi­
croscópicas del líquido pleural.
4 .- BRONCOSCOPIA Y BRONCOGRAFIA .—
La broncoscopia, consiste en el examen vi­
sual de la tráquea y de los bronquios por
medio de un instrumento especial: el
broncoscopio.
Se considera un examen de especia­
lidad que deben realizarlo siempre personas Fig. 3 1-15 B roncografía.
con amplia experiencia. Es un procedimien­
to diagnóstico que se recurre cuando los otros contraste hasta los bronquios. Un estudio
medios de exploración han sido insuficientes. comprende broncografía de ambos campos
Sus indicaciones más frecuentes son las pulmonares; en diferentes incidencias y en di­
siguientes: 1) Determinación del sitio de las ferentes tiempos. (Fig. 31-15).
estenosis bronquiales; 2) Determinación de la Sus indicaciones, son las siguientes:
naturaleza de las mismas mediante aspiración 1) Bronquiectasias; 2) Obstrucciones bron­
de secreciones y toma de biopsia; 3) Visuali- quiales de origen tumoral o por cuerpos
zación de cuerpos extraños y extracción de extraños.
los mismos.
5 .- GRAMMAGRAFIA PULMONAR.—
La broncografía es una técnica contras­ (Fig. 31-16). Es un estudio valioso que se
tada que se emplea para explorar patología lleva a cabo a través de sustancias radioiso-
traqueo-bronquial. Las sustancias radiopacas tópicas como el Te 99 de fácil realización ,
empleadas son generalmente aceites yodados. no agresiva y que permite ver la falta de cap­
La mejor técnica es aquella que emplea son­ tación del material radioactivo en caso de
da naso-traqueal para introducir el medio de masas tumorales, infartos pulmonares, etc.
CU A D RO No. 31-4

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL ESTUDIO LIQUIDO PLEURAL

Macroscópico: Normal Tuberculosis Neumonía bacteriana Empiema Neoplasias Infarto P.


Aspecto: Claro Sero-fibrinoso Claro Purulento Hemático Hemático
Color: Cetrino Cetrino Cetrino Variable Vino tinto Rojo
Viscosidad: Propia + + + ++ + +
Turbidez: Transparente Transparente + +++ 4~. + +
Coagulabilidad: Propia Rápida + Variable Variable Variable Variable

Microscópico:
Celularidad: 1 .000-10.000 Linfocitosis Polimorfonuclea- Piocitos Glóbulos rojos Glóbulos rojos
leucocitos/mní 90 °/o res: 90°/o
Coloración Gram: Neg. Neg. +++ ++ + Variable Variable
Coloración Ziehl: Neg. B.K.Positivo Neg. Neg. Neg. Neg.
Cultivo: Neg. Bacilo de Koch Bacterias Bacterias Variable Variable
Proteínas: Trasudado Exudado Exudado Exudado Exudado Exudado
( <3gm°/o) ( > 3gm°/o) ( > 3gm°/o) ( > 3gm°/o) ( > 3gm°/o) ( >3gm°/o)
Glucosa: Normal Baja Normal Normal N. o Baja Normal
Enzimas: Normal Normal Normal Normal Altas Altas
Células malignas: Neg. Neg. Neg. Neg. Positivo Neg.
-240-
8 - GASOMETRIA Y P H .- Se refiere al co.
nocimiento de las tensiones de Pa02 y PaC02
expresadas en mm de Hg, muy útiles en los
padecimientos cardiopulmonares agudos y
crónicos. Estos datos se complementan con
el índice de saturación y el pH sanguíneo

* 9 ' te n e r
BIBLIOGRAFIA
1.— Celis A.— A p a ra to R e sp ira to rio : Patología,
C línica y T erap éu tica, 9 na. edición, Can. 8,
Pág. 1 5 1-167, E d ito ria l M éndez O teo , Mé­
-•fe?'--' ’ xico, 1 980.
2.— H inshaw H .C.— E n ferm ed ad es d e l Tórax,
D iagnóstico de la T uberculosis, Cap. 27,
Pág. 510, 3era. edición. E d ito ria l Interam eri-
cana, M éxico, 1970.
3.— Padilla T. y Cossio P.— S em iología del Apa­
r a to R e sp irato rio . E x am en radiológico, 6ta.
edición. C ap. 6, Pág. 161*164. E d ito rial “ El
A te n e o ” , B uenos A ires, 1 9 57.
Fig. 3 1-16 G am m ag rafia P u lm o n ar. 4.— S q u ire L ,F .— F u n d a m e n to s de R a d io lo g ía ,
le r a , ed ició n . C ap. 4, Pág. 46-63, E ditorial
C o rtesía d el P ro f. D r. E d g ar R e n te ría . In teram erican a, M éxico, 1 972.

CAPITULO 32
6. - TOMOGRAFIA AXIAL COMPUTARIZADA
Un examen radiológico actual­
mente en boga, que permite ver las estructuras
SINDROMES RESPIRATORIOS
torácicas a través de cortes transversales.
7 - ESPIROMETRIA— Es el trazado grá­ 1.— Síndrome bronquial
fico de la actividad pulmonar respiratoria
2.— Síndromes pulmonares:
que permite además conocer los volúmenes
y capacidades pulmonares. La Fig. 31-17 2.1.— Síndrome de condensación
esquematiza un trazo espirométrico normal, 2 .2 .- Síndrome cavitario
2 .3 .- Síndrome tumoral
2.4.— Síndrome vascular

3 — Síndrome pleural:
3.1.— Ocupación hídrica
3 .2 .- Ocupación gaseosa
PI*. 31-17 Espirometría normal.
SINDROME BRONQUIAL

Síntomas:- Signos:
Tos Estertores
E x p e c to r a c ió n - secos y húmedos
H e m o p t is is EXAMENES COMPLEMENTARIOS
Disnea
1.— Bacteriológico de esputo:
— Coloración Gram
< * 'r — Coloración Ziehl
S IN D R O M E B R O N Q U IA L — Cultivo
»________ 2 .- Standar de tórax
Bronquitis aguda 3.— Broncografía
Bronquitis crónica
Bronquiectasias
Asma bronquial

SINDROMES PULMONARES:
1. - llNDROME DE CONDENSACION:
SINDROME CAVITARIO-

Síntomas: Signos:
EXAMENES COMPLEMENTARIOS
Vómica Frémito t
Fiebre Matidez 1.— Bacteriológico de esputo
Dolor torácico Soplo anfónco 2.— Examen directo de esputo:
— Hongos.
1 - Parásitos.
S IN D R O M E C A V IT A R IO - Células malignas
— Bacilo de Koch
3 .- Standar de Tórax
— Tb Pulmonar
— Absceso Pulmonar 4 .- Tomografía
— Micosis Pulmonar 5 .- Broncoscopia y broncografia.
— Parasitosis Pulmonar

. SINDROME TUMORAL:

Síntomas: Signos de:


Tos Atelectasia
Expectoración Derrame pleural .
Dolor torácico Neumonía
Hemoptisis Absceso.
Mal estado gnral. EXAMENES COMPLEMENTARIOS:
1.- Bacteriológico de esputo
2 .- Estandar de tórax
3— Tomografía
S IN D R O M E T U M O R A L
4 .- Broncoscopia
•f r 5 .- Broncografia
6 .- Biopsia
Benignos: Malignos:
Adenoma bronq. Cáncer
Tuberculoma Broncogénico
Histoplasmoma
Teratoma Linfomas.
Hamartoma, etc.
SINDROME PLEURAL
1 .- OCUPACION HIDRICA:
-244 -

2 - OCUPACION GASEOSA:

EXAMENES COMPLEMENTARIOS

1.- Standar de Tórax


-245 -

SE M IO T E C N IA del apa ra to
Vi
C A R D IO V A S C U L A R ¿ DISNEA

C A PIT U L O 33

IN T R O D U C C IO N

En cardiología tenemos que considerar


prioritariamente los síntomas y signos que
conforman los síndromes de insuficiencia
cardíaca izquierda e insuficiencia cardíaca
derecha.
Recordemos lo esencial de estos cri­
terios básicos:
Insuficiencia cardíaca izquierda es la
claudicación de las cámaras izquierdas. La
falla circulatoria deja un remanente de flujo
sanguíneo que se represa hacia atrás (pul­ Fig. 33-1 Insuficiencia cardíaca izquierda
mones). Los pulmones se ingurgitan y en­ (disnea)
durecen, restando espacio a la ventilación,
cuya restricción produce sensación de ahogo, EDEMA ++ + +
“sed de aire”, es decir, Disnea. Fig. 33-1.

Insuficiencia cardíaca derecha es la


claudicación de las cámaras derechas que
impide la afluencia del flujo sanguíneo
venoso sistémico y represa este hacia atrás,
con lo cual, al sobrepasar la fuerza centrípe­
ta de la presión oncótica intravascular (25 a
35 mm. de Mercurio), (2, 3,4) desborda hacia
los intersticios e inunda los tejidos adyacen­
tes, produciendo el Edema. Fig. 33-2.
Así pues, la Disnea es el indicador de
la Insuficiencia cardíaca izquierda y el Ede­
ma es el indicador de la Insuficiencia car­ Fig. 33-2 Insuficiencia cardíaca derecha
díaca derecha. (edema)

PLAN DE DESARROLLO DEL TEMA vamente el conocimiento de los siguientes


Trataremos en esta parte: de los sínto­ síntomas:
mas, de los signos, de los exámenes com­ Disnea, tos, expectoración hemoptisis;
plementarios y de los síndromes y destrezas. cianosis, palpitaciones, edema, dolor precor­
De esta manera abordaremos progresi- dial; astenia, disfonía y disfagia.
-2 4 6 -

DISNEA
Para la definición y cuadro de la
anamnesis nos remitimos a lo dicho en la
Semiotecnia del aparato respitatorio.
1 Tenemos que tomar en cuenta que la dis­
nea por causa cardiovascular es similar a la oca­
sionada por enfermedades del aparato respira­

\
torio y por lo tanto la recolección del síntoma
está ya descrita. Sin embargo, el concepto
fisiopatológico varía, y por ello recordare­
mos primero, los espacios estructurales que J
en conjunto hacen el pulmón: Fig. 33-3.
BRONQUIOS - ALVEOLOS - VASOS - IN­
TERSTICIOS: (5). Fig. 33-3 E stru c tu ra s p u h n o u ’ res

Pues bien, en las cardiopatías, la es­


tructura inicialmente afectada y que dará la (+ +), a tres cruces (+ + -i), a cuatro
disnea por repletamiento y ocupación par­ cruces; o regresiva, si ha habido mejora­
cial de otros espacios, es la Vascular. Este miento de la función: de cuatro cruces
punto no podemos perder de vista, pues los (+ ++ ) a tres cruces (+++), o a dos cruces (*■+),
diferentes grados de disnea estarán directa­ a una cruz ( +). Por ello es valioso, no so­
mente ligados a lo señalado y no a la can­ lo cuantificar el síntoma sino determinar
tidad parcelar de pulmón que ha enfermado. la evolución. (Ver cuadro general de la anam­
Ejemplo de causa vascular: nesis, aplicable a cualquier síntoma).
Si al estrecharse la barrera mitral (vál­ 3 .- Para insistir en el “cómo preguntar”,
vula mitral estenosada), la replesión veno- si el paciente no interpreta bien el síntoma
capilar, al no poder desaguar, ocupa espacio o la magnitud del síntoma, se deberá pre­
y empuja a los bronquios y alveolos aledaños, guntar y establecer comparaciones adecua­
restringiendo así la ventilación en una forma das. Así, si es escolar o adolescente, el en­
moderada; se producirá, consecuentemente: fermo, se le dirá: ¿Qué deportes practicas?;
disnea moderada (de medianos esfuerzos), en qué puesto juegas? ; te cansas más que tus
dependiente de la disminución del espacio compañeros? ; te cansas más que antes?
funcionante a nivel de todo el pulmón. Si la confusión se establece entre Fa­
Ejemplo de causa respiratoria: Una tiga muscular o Astenia (decaimiento) y dis­
neumonía lobular, restringe la función de nea, hay que insistir hasta que quede aclara­
una parte de pulmón y de' acuerdo a la mag­ da la dificultad.
nitud de esa restricción sobrevendrá la dis­ Así mismo, especialmente en neuróti­
nea, la cual, en este caso, también podrá ser cos (9) hay que establecer diferencia entre
de medianos esfuerzos. disnea y suspiro o la contención de la respi­
2 .- El síntoma Disnea, como expresión ración.
de cardiopatía, comunmente es de comienzo Muchas veces ante el entredicho surgi­
insidioso y siempre inestable, (6, 7 ,8) es de­ do en la relación médico-paciente, es útil,
cir progresiva: de una cruz (+) a dos cruces simular la disnea y además, “acezar”, para
-247-
demostrar si tiene o no tiene el síntoma.
4 — Es conveniente aclarar la acepción, si
ja comprensión no es igual entre el interroga­
dor y el paciente. Nos referimos a los
provincialismos o nacionalismos idiomáticos.
Es así como para algunos el concepto de
disnea es sinónimo de fatiga. Para otros,
verbi gratia, los oriundos de la provincia de
Loja y la parte serrana del Oro, Fatiga
significa náusea.
5 - Cabe señalar en lo que respecta al gra­
do de disnea que se describe como Ortop-
nea, que hay, también, otros decúbitos obli­
gados que a veces son de carácter diagnósti­
co. Así: F ig . 33-4 P osición obligada: D isnea + •»■ + +

5.1 Posición sentada, a la orilla de la cama,


con los pies colgados, las manos en el borde
y el tórax inclinado hacia adelante. Esta es
la expresión de un grado máximo de Ortop-
nea. Fig. 33-4.
5.2 Posición de Plegaria Mahometana: pa­
ciente acostado, con el tórax inclinado hacia
adelante, hasta reclinar la cabeza sobre los
miembros inferiores, en los cuales comun­
mente ha puesto una almohada, mientras
los miembros superiores están dirigidos hacia
las piernas. Esta posición debe hacer pen­ Fig. 33-5 Plegaria m ah o m etan a
saren Pericarditis con derrame (12). Fig.33-5.

ASTENIA para establecer el “Diagnóstico Funcional”,


la Astenia tiene el mismo valor que la disnea,
Varias son las cardiopatías que se (13-14).
acompañan de este síntoma como expresión
dominante; así: Estenosis Mitral y Estenosis Tiene relación con la disminución de
Aórtica, entre las principales. En éstas in­ la captación de oxígeno en la Í.C.C. Su
clusive puede aparecer primero y ser mas similar es la fatiga muscular.
importante que la disnea.

Además, en la clasificación de la insu­


ficiencia cardiaca que incluimos mas ade­
lante, en el capítulo 59 y que nos servirá

PLIEGO: 9
-248 -
1 1 .— S u ro z J . y C ol.: A p a ra to C ircu lato rio : Se­
m io lo g ía M édica y T écnica E x p lo ra to ria ,
CONSIDERACIONES AL CUADRO No.34.1-
2 0 5 -2 0 6 , salvat, S .A ., B arcelona, 1 9 7 8 . Es conveniente considerar que uno de
1 2 .— W hite P.: E n ferm ed ad es d e l C o razó n , 49-52. los mecanismos que explica la tos seca por'
E l A ten eo , B u en o s A ires. 1 9 5 4 .
causa cardíaca, es por el fenómeno irritativo
CAPITULO 34 a nivel del bronquio izquierdo, pues está en
contacto con la aurícula izquierda y cuando
TOS - EXPECTORACION - HEMOP­ esta cámara crece o fibrila (arritmia total de
origen auricular), golpea a su vecino, inician­
TISIS. do así el reflejo tusígeno. Como hemos de
ver posteriormente, parecida explicación te­
La tos ha sido considerada como sín­ nemos para cuando, en iguales condiciones
toma aleatorio en cardiología. Sin embargo, auriculares, se produce afonía (1,10) o disfagia.
cobra importancia en los procesos agudos,
como veremos mas, en extenso al tratar el La tos húmeda de origen cardíaco se
tema de Edema Agudo de Pulmón. Si el debe al aumento de la presión hidrostática
venocapilar, así como a la iniciación de la
proceso es crónico, la tos puede aparecer con
difusión del plasma hacia el interior dt los
el carácter de seca y a veces, quintosa.
alveolos.
(1,3,4, 9).
Para el conocimiento semiotécnico de EXPECTORACION
este síntoma, nos referimos al cuadro No.
25-1 de la Semiotecnia del aparato respira­ La expectoración en cuanto síntoma,
torio y a las consideraciones que de él se netamente pulmonar, es decir, como expre­
hacen. Añadiremos, el cuadro No. 34-1 so­ sión de enfermedad primaria pulmonar, tiene
bre el mismo tema.

CUADRO No. 34-1

SEMIOTECNIA DE LA TOS DEL CARDIACO


Qué preguntar Cómo preguntar
1.— La tos en relación con el es­ 1.— Cuando realiza esfuerzos (meno­
fuerzo. res, medianos 0 mayores), le
sobreviene tos?
2.— La tos en relación con otros
síntomas:
2.1.— Con la Disnea 2.1. Al final del acceso de tos,
tiene sensación de ahogo, y se ve
obligado a reposar?
2.2.- Con-la Cianosis 2.2.. Al final del acceso de tos,
se pone de color morado?
-249-

interés en las cardiopatías derechas (Corazón pecta al color, porque en cuanto a cardio­
Pulmonar Crónico), por cuanto esta condi­ patía crónica se refiere, es muy importante
ción es el producto del incremento creciente la expectoración herrumbrosa (parda u ocre),
y paulatino de las resistencias pulmonares, ya que el acumulo. e inclusión intracelular
las cuales exigirán cada vez mayor trabajo al de los elementos ferruginosos, provenientes
ventrículo derecho, el mismo que finalmente de los glóbulos rojos destruidos (Hemoside-
desfallecerá y producirá la insuficiencia car­ rina), condiciona esta coloración. (4, 5).
díaca derecha. 2.— El aspecto espumoso, parecido a agua
Por otro lado, la expectoración como jabonosa, se debe a la mezcla de aire con
síntoma de cardiopatía, pertenece al sín­ plasma, en el interior de los alveolos.
drome de “Edema Agudo de Pulmón” y sus 3 .- En cuanto a la cantidad, si esta es
estadios inmediatamente precedentes, es de­ abundante y de larga evolución, es más
cir a expresiones más o menos avanzadas de frecuente que se deba a enfermedad pulmo­
insuficiencia cardíaca izquierda. nar crónica, la cual a su vez, será causa de
Veremos luego como ubicamos estos Corazón Pulmonar Crónico. Si la expecto­
importantes puntos de vista. Nos remitimos ración es abundante y se presenta como
al cuadro de EXPECTORACION COMO SIN­ episodio agudo, pudiera considerarse la posi­
TOMA DEL APARATO RESPIRATORIO (cuadro bilidad de un edema agudo de pulmón, in­
No. 25-2) al cual agregamos el cuadro No. 34-2. terrogante que se aclarará con las otras ca­
racterísticas de la misma expectoración y
CONSIDERACIONES SOBRE EL CUADRO del síndrome en particular.
No. 34-2 “ LA EXPECTORACION DEL 4.— El hecho de que el ejercicio de la ex­
CARDIACO”. pectoración cause disnea, es de importancia
1.- Hacemos las repreguntas en lo que res­ y por tanto es buena práctica el establecer

CUADRO No. 34-2

EXPECTORACION DEL CARDIACO


Que' preguntar Cómo preguntar

1.- Color 1.1 De qué color es la expectoración?


1.2 Es de color herrumbroso, pardo,
ocre; es rosado, o es francamente
rojo?
2 .- Aspecto * 2 .- Es como polvo de hierro herrum­
brado? o como ladrillo molido?
espumosa? o sanguinolenta?
3 .- Cantidad 3 .- Es abundante?
4 .- Relación con la disnea. 4 .- Cuando escupe siente ahogo?
-2 5 0 -
si hay o no esta relación. Esto se ve, por 6.— G olden, J.: A spectos C línicos de la S íiu ^
de la C a rd io p a tía S ifilítica. Cardioang«oio ^
ejemplo, al inicio de la insuficiencia cardía­ gía de L uisada, to m o III. 544, Sai atj^
ca. B arcelona, 1960.

HEMOPTISIS 7.— N ichols, H. y Bailey, Ch.: C irugía de


Insuficiencia M itral: C ardioangiologfc de:
Nos remitimos al cuadro y considera­ Luisada, T om o III. 380. S alvat Barcelona ^
ciones hechas en el capítulo del aparato res­ 1960. ^
piratorio. (Cuadro No. 25-3). 8.— O m berg, E .: E n ferm ed ad es Orgánicas de loV~
vasos: T ratad o de M edicina C línica de Eb£
Adicionamos la siguiente considera­ tein. T om o II. 57. Jos'e E spasa, Barcelona
ción: La hipertensión venocap'ilar pulmonar 1891. ’<

es substracto fisiopatológico de la insuficien­ 9.— V illam ar,F .: T osferina: E nferm edades In­
fecciosas m ás frec u en tes en nu estro paí$
cia cardíaca izquierda. Esto nos explica co­ 2 0 6 -2 0 7 , “ J u n ta de P lanificación’% Segunda
mo un vaso pletórico, absolutamente repleto edición, Q u ito , 1979.
de sangre, puede romperse, inundando al­ 1 0.— W hite, P.D .: A nam nesis y S ín to m as: Enfer­
gunos o muchos alveolos. De la importancia m edades del C orazón. 53, E l A teneo, Bue­
nos A ires, 1954.
del vaso roto dependerá si hay hemoptis y
su “cola” ulterior: la expectoración he-
moptoica, o solamente expectoración he-
moptoica sin episodio de hemoptisis prece­
dente. Las causas más frecuentes de este CAPITULO 35
síntoma son las valvulopatías nútrales (Es­
tenosis, Insuficiencia, Doble Lesión Mitral);
aórticas (Estenosis, Insuficiencia, Doble Le­ CIANOSIS
sión); y la Hipertensión Arterial Sistémica. Remitimos a los lectores al síntoma
(2, 6, 7, 8) estudiado desde el punto de vista neumo-
lógico (Capítulo No. 25), para agregar
luego, a ese conocimiento, las apreciacio­
BIBLIOGRAFIA nes acerca de la cianosis cardiogénica, en el
Cuadro No. 35-1.

1.— Cossio, P.: S em iología C ardiovascular, 86,


CONSIDERACIONES AL CUADRO 35-1.
E l A ten eo , B uenos A ires, 1 949. 1 — Es conveniente considerar que se puede
2.— Zellis y S inow ay en M edicina In te rn a de
tomar en cuenta, en este momento a un sig­
K elley, II ed. 115-123. Ed. M édica Pana­ no que se refrenda principalmente por labo­
m ericana, B uenos A ires, 1993. ratorio. Se trata de la Poliglobulia. (4, 5,17).
Acontece que los transportadores de oxíge­
3.— B raunw ald E.: H eart Disease. F o u rth Edi-
tio n , 1-12. WB S aunders Co., Phiiadelplia, no, los glóbulos rojos, llevan, cada uno,
1992. menos cantidad, cuando avanza la enferme­
dad que causa cianosis; pero en cambio, au­
4.— F ried b erg , C h.: C a racterísticas C línicas y
A n ato m o p ato ló g icas de la Insuficiencia car­
mentan el número de los mismos (glóbulos
díaca. E n ferm ed ades del co razó n , 146. In- rojos), pues, la hipoxiá a nivel de médula
teram ericana, S.A. M éxico, 1963. ósea, (mediada por la eritropoyetina produ­
5.— F ried b erg , Ch.: E n ferm ed ad M itral: E n fer­ cida en el riñón) producirá ese efecto. Se
m ed ad es d el co razón, 6 6 6 . In teram erica—
n a, M éxico, S.A ., 1963.
constatará este hecho, conjuntamente con la
T

KCUADRO No. 35-1

CIANOSIS CARDIOGENICA
Qué Preguntar Cómo Preguntar
1 Cianosis Central 1 El color azulino o morado se pre­
senta en "todo el cuerpo, espe­
cialmente en los labios, punta
de la nariz, lóbulos de las orejas
• y punta de los dedos de manos y
pies?

2.— Cianosis periférica. 2.1 El color morado de la piel es lo­


calizado?
2:2 ¿Dónde se presenta esa colora —
ción?

3.— -Sintomatología acompañante (co­


la de la cianosis):
3.1 Dedos en palillo de tambor '3.1 Se han engrosado las puntas de los
dedos?
3.2 Uñas en vidrio de reloj. 3.2 Desde cuando, las uñas se han vuel­
to brillantes y encorvadas, como
luna de reloj?
3.3 Posición “en cuclillas” 3.3 El paciente se pone frecuentemen
te en cuclillas,.como cuando un
- pollito se sienta a descansar?

4 .- Crisis íiipóxicas (colapsos cianó— 4.1 Después de esfuerzos (lactar, co­


ticos). rrer) o de llanto, suele quedarse,
sin respiración? ; se pone mora—
do y aún a veces negro?
4.2 Ha perdido el conocimiento a con
secuencia de esas-crisis?
4.3 Ha tenido convulsiones conjunta­
mente con las crisis?
4.4 Con qué frecuencia se repiten?
- 252 -
presencia de cianosis central, por la facies
vultuosa (5, 9). Fig. 35-1, el aspecto pletó-
rico y por el aumento de hemoglobina, he-
matocrito y número de glóbulos rojos, me­
diante una simple biometría hemática.
2 .- La cianosis central (1) se origina por
defectos a nivel de bomba cardiaca o a nivel
del circuito menor (circulación pulmonar).
Afecta a todo el organismo y aparece en don­
de la piel y mucosas son más transparentes.
De allí que en orden a establecer el
tiempo de aparecimiento, se anotan repre­
guntas cortas sobre los lugares donde pudie­
ra haberse notado el síntoma (labios, nariz,
orejas, dedos). Ejemplo de cianosis central:
cualquier enfermedad congénita cianótica,
Fig. 35-5 P osición e n “ cuclillas” .
así: Fig. 35-2. La Atresia Tricuspídea.
3.— La cianosis se llama periférica (6)
cuando es ciones coxofemorales, se comprimen las ve­
A localizada *y seccional;3 así,
1 en la nas y disminuye su aflujo hacia la Cava in­
Tromboflebitis de la Femoral derecha, apare­
cerá principalmente a nivel del miembro in­ ferior. Es un recurso espontáneo del cia-
ferior derecho. nótico para evitar la crisis hipóxica. El mé­
dico la imitará cuando se declare esta crisis
4.— En la llamada “cola de la cianosis” esta y comprimirá los miembros inferiores sobre
pasa a ser más signo que síntoma, pero su el abdomen del cianótico. Fig. No. 35-5.
conocimiento lo exponemos aquí por razo­ 4.3. Las crisis hipóxicas (2, 3, 19) son
nes de unidad de criterio y porque en cuan­ temibles porque pueden conducir a la dece-
to el paciente ha notado los dedos hipo- rebración o a esfacelos y su probable con­
cráticos y la posición obligada, nos lo refiere, secuencia, los abscesos cerebrales (27). Este
convirtiendo el signo en síntoma. temible acceso, en orden de posibilidad y
4.1. Los dedos en palillo de tambor y las facilidades, se combatirá con Oxígeno, respi­
uñas en vidrio de reloj reciben el nombre de ración boca a boca y presión de los miem­
dedos hipocráticos, (5, 14, 18) o también: bros inferiores sobre el abdomen. Se pre­
acropaquias (14, 18) Fig. 35-3. Esta condi­ vendrán con sedantes para evitar sobrecar­
ción se establece en la cianosis crónica, gas emocionales o de llanto, especialmente
aunque también existen las “acropaquias en la primera infancia.
blancas” (5), es decir sin cianosis, en la 5.— La cianosis puede originarse por:
Endocarditis Bacteriana (14, 15) y en el 5.1. Enfermedad congénita con cortocircui­
cáncer bronquial (14, 15). Fig. 354. to venoarterial. Ejemplo: Tetralogía de
4.2. La posición en cuclillas (14) es prác­ Fallot, Atresia Tricuspídea; o en afección
ticamente el secuestro de sangre venosa, po­ congénita pulmonar con mezcla de sangre
co oxigenada, en los miembros inferiores, arterial y venosa, como sucede en la fístula
pues a nivel de las corvas y de las articula­ arteriovenosa pulmonar y Bronquiectasias
Fig. 35-1 y 2: Lám. XII. Fig. 35-3 y 4: Lám. XIII.
-253 -
ingénitas. Figs. 35-6A, 35-6B, 35-6C.
*52. Enfermedad cardíaca congénita con
cortocircuito arterio venoso inicial, al que se
agrega una hipertensión arterial pulmonar
severa, que invierte el cortocircuito. Con
esto queremos decir que el paciente primi­
tivamente no fue cianótico, pero que con el
tiempo se va volviendo cianótico, por el in­
cremento paulatino de la presión pulmonar
creada por el ventrículo derecho, la cual, con
el tiempo llega a ser significativamente ma­
yor que la presión creada por el ventrículo
izquierdo. El flujo sanguíneo siempre va
desde el lugar de mayor al de menor presión.
Fig. 35-6A T etralo g ía de F a llo t
Ejemplo: comunicación interventricular que
se vuelve hipertensa.
5.3. Enfermedad pulmonar aguda o crónica
que condiciona un déficit tal de ventilación,
difusión y perfusión de gases, que no se hace
una hematosis satisfactoria, quedando hemo­
globina sin oxigenar y por lo tanto elevando
la tasa de hemoglobina reducida en más de
5 gramos. (16). Ejemplos: Enfisema Pul­
monar y su consecuencia: Corpulmonale
crónico; Neumonía bilateral y Corazón Pul­
monar Agudo.
Fig. 3&-6B Atresia Tricúspides

5.4. Falta de ventilación en las cardiópa­


tas izquierdas crónicas por endurecimiento
pulmonar y restricción del espacio funcio­
nante. Ejemplo: Estenosis Mitral. Fig. 35-7.
5.5. Aumento de la diferencia arterioveno­
sa de oxígeno en la periferia, por éxtasis
capilar y disminución de la velocidad cir­
culatoria, en la Insuficiencia Cardíaca Con­
gestiva. Ejemplo: Los mitrotricúspideos.
Fig. 35-6C F ístu la s p ulm onares m ú ltip le s

6. - CONSIDERACIONES AL CUADRO DE LA C o rte sía del Dr. F e m a n d o N aranjo.


“ANAMNESIS APLICABLE A CUALQUIER producen cianosis de nacimiento, como la
SINTOMA”. Transposición de los Grandes vasos, la Atre-
6.1 y 6.2.- Fechas aparente y real de co­ sia Tricúspidea; otras, en las que la ciano­
mienzo: Importan mucho, especialmente esta sis se presenta andando el tiempo, en los
última, puesto que hay ciertas afecciones que primeros meses de vida, como en la Tetra-
Fig. 35-7: L ám . x m .
-254-
logía de Fallot; otras, en las que se hace hipercapnea (CO2 elevado); es decir que el
visible a los años, como en la Trilogía (Comu­ cianótico crónico con oxígeno puro prolon­
nicación interauricular, Estenosis Pulmonar gado, simplemente, puede dejar de respiran
y crecimiento del ventrículo derecho); y fi­
nalmente, otras que sobrevienen más tarde 6.8. Estado actual: Conviene establecerlo
o mucho más tarde. Entre las primeras, muy bien y pronto, ya que de la fijación
tenemos a las congénitas acianóticas que de un buen criterio dependerán el pronósti­
han creado hipertensión pulmonar (Comuni­ co y el tratamiento.
cación interventricular, Persistencia del Con­
ducto arteriovenoso). Entre las de mucho
más tarde (40,'sO o más años), tenemos las BIBLIOGRAFIA
que se producen por causa pulmonar crónica:
Corpulmonar Crónico por Enfisema, Bron­
quitis Crónica, Fibrosis, etc. 1.— Aceves, S .: H istoria C línica: C ardioañito.
lo g ia de L uisada. I edición. Tom o n
6.3 y 6.4.— Forma de comienzo y causa 21-22, Im p re n ta H is p a n o -A m e n c ia , Bar-
celona, 1960.
aparente: Un esfuerzo, el llanto, un susto,
el frío, pueden ser las causas desencadenan­ 2.— A lzam ora, V ., e t al: O n th e posible influen-
ce o í great a ltitu d e s o n th e determ ination
tes. o f h ip o x ia c e rtain cardiovascular anoma-
lies. P ed iatric , 12-259, 1953.
6.5. Síntomas acompañantes (Ya hablamos
de la cola de la cianosis). 3.— A rias S tella, J. an d S aldaña, M.: T he muscu­
lar p u lm o n a ry arteries in peo p le native to
6.6. Evolución: Es indudable que mientras high altitu d e . M ed. T h o rac. 19, 4 8 4 ,1 9 6 2 .

más pasa el tiempo, la enfermedad que se 4.— Bacells, A .: L a C h'nica y el L aboratorio.


T ercera edición, 1 3 2 , e d ito ria l M anuel Ma­
acompaña de cianosis se vuelve de peor pro­ r í n & C ía B arcelona, 1 961.
nóstico, es decir, empeora, y aún pierde 5.— C arral, R .: S em iología Cardiovascular.
oportunidad de tratamiento. Es así, como Q u in ta edición, 33-38, Interam erican a, Mé­
la mayor parte de los portadores de Tetralo­ xico, 1 9 6 3 .
gía de Fallot, fallecen a consecuencia de 6.— C ardenal, L .: D iccionario T erm inológico de
crisis hipóxicas o de enfermedades intercu- Ciencias M édicas. T ercera ed ició n 1271, Im­
p re n ta H ispano-am ericana, B arcelona, 1945.
rrentes. Así es como, también, las enferme­
7.— C ossio, P.: A p a ra to C irculatorio: Bibliote­
dades congénitas acianóticas que se vuelven ca de S em iología, 94-98, 1 949.
cianóticas a causa de la hipertensión pul­
8.— E spino V ela, J.: In tro d u c c ió n a la Cardio­
monar, pierden la indicación quirúrgica, logía, 3 1 6 -3 3 4 , M éndez O teo , 1 969. '
(12, 19, 20, 21) es decir, ya no son 9 .— E spino V ela, J .: In tro d u c c ió n a la Cardio­
operables y por lo tanto están condenados logía. T erce ra edición, 5 6 6 -5 6 7 , México,
a una muerte temprana. 1 969.
10.— F ried b erg , C h.: T ra ta d o de la Cardio.patía
6.7. Relación con los medicamentos: no P u lm o n ar C rónica, 1 0 1 3 -1 0 1 4 . Interam eri-
hay medicamentos para la cianosis, a menos cana, M éxico, 1 963.
que se tome como tal al oxígeno en el mo­ 11.— F ried b erg , C h.: E n ferm ed ad es del Corazón,
mento de las crisis hipóxicas. El uso del 14 6 , In teram erican a, M éxico, 1963.
oxígeno en los cianóticos crónicos puede 12.— G onzález, L . y VUlacís, E .: H ipertensión
A rterial P u lm o n ar e n C a rd io p a tía s co n Cor­
ser peligroso, porque el centro respiratorio to c irc u ito A rterio v en o so d e p acientes resi­
bulbar solo está respondiendo al estímulo de den tes en A ltitu d M edia: T rib u n a Médica
la hipoxia, ya que se ha acostumbrado a la No. 30, to m o III, 2 9 , 30, 1979.
- 255 -
j 3 — H oussay, B.: F isio lo g ía H um ana 2 74-412.
E l A ten eo , B uenos A ires, 1969. ARTERIA VENA
J 4 — Jim én ez D íaz, C.: T ratad o de la P ráctica
M édica. T o m o 'I . S egunda p a rte . 27-28,
E d. Paz M ontalvo, M adrid, 1963.
15 .— Jim én ez D íaz, C.: T ratad o de la P ráctica
M édica. T o m o I. S egunda p a rte . 2 2 1 , E d.
P az M ontalvo, M adrid, 1 9 6 3.
j6_ Jo rd á n , S. y S c o tt, O.: H ip erten sió n Pul­
m o n a r: C or p u lm o n ale y S ín d ro m e de
Eissenm enger. C a rd io p atías de la Infancia,
2 3 3 -2 4 4 , Salvat, B arcelona, 1 975.
17— K olm er, J.: D iagnóstico C línico. T ercera
edición, 17. In teram erican a, M éxico, 1 963. CAPILARES
18.— R om berg, E .: E n ferm ed ades del C orazón:
M edicina C lín ica y T erap éu tica. 8 7 9 , E d. J o ­ Fig. 36-1 Presión o n có tica y p resió n h id ro s-
sé E spasa, B arcelona, 1891. tática.

1 9 .— R u d o lp h , A .: C irculación F e ta l: card io ­ CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3-1


lo g ía P ed iátrica d e W atson, 58-59. S alvat Para su estudio .semiotécnico, nos re­
Barcelona, 1970.
mitimos al cuadro No. 3-1 Anamnesis de
20.— V illacís, E ., G onzález, L ., A rcos, B. y Mal-
d o n ad o , J.: V alo ració n H em odinám ica de
cualquier síntoma.
la H ip erten sió n A rterial P ulm onar. R evista 1.—2.—3.— (Fecha de aparente comienzo,
M édica d el Seguro S ocial E cu ato rian o , 1: 11,
1 974. de comienzo real y forma de comienzo).
2 1.— B rau n w ald E .: H eart Disease. F o u rth E di­ Puede resultar difícil establecerlas, pero si to­
tio n . WB S au n d ers Co., Philadelpia, 1 992. mamos en cuenta dónde comenzó, es posi­
ble rescatar la verdad. Por ejemplo, mucha
gente se queja de hinchazón de las manos,
siendo así que, para que el edema cardio-
génico avance hasta las manos, debe haberse
hecho presente mucho antes en otros lados
declives del organismo. Tales hinchazones
pueden corresponder a otro tipo de edemas:
CAPITULO 36 inflamatorios, con flogosis, con turgencia;
por, esfuerzo muscular o posición, etc.
Fig. 36-2 A y B.
EDEMA CARDIACO
El edema de origen cardíaco se insi­
DEFINICION.- (11,10,12). Es la hincha­ núa al comienzo en el tejido laxo de los
zón fría e indolora, que deja fóvea y que párpados y los tobillos y guarda relación
aparece en los lugares más declives, para con la ley de la gravedad (1,6, 7).
luego, en caso de progresar, invadir todo el Por lo tanto, los decúbitos llevarán el
cuerpo. Se produce cuando la presión hi- exceso de líquido hacia el lado que está
drostática (5, 9) venosa ha sobrepasado la más bajo: en la posición de pie, irá a los
cifra de la presión oncótica, (5, 8,9) permi­ tobillos y a las piernas. De allí que podría­
tiendo así el desborde de los líquidos hacia mos resumir el comienzo del edema así: Pal-
los espacios intersticiales. (5, 8). pebral matutino y maleolar vespertino (1,7).
Fig. 36-1. Fig. 36-3
-256-
5.— y 6 — Evolución y relación con los me-,
dicamentos. El edema, como toda manifes-’
tación patológica, debe ser cuantificado po¡s
la profundidad de la fovea, la extensión de
las zonas edematosas (tobillos, piernas, mus­
los, etc.), el control del peso o simplemente
calificándolo de una a cuatro cruces ( + a
+ + + + ) ; significando una cruz ( + ) el co­
mienzo del mismo, dos cruces ( + + ) el
aumento del área afectada y del líquido re­
tenido, tres cruces ( + + + ) la progresión
hacia grados mayores y, cuatro cruces
í ( + + + +), finalmente cuando se ha produ­
Fig. 36 -2 A M ano tu rg e n te hacia abajo.
cido anasarca, es decir, cuando además de
Fig. 36-2B M ano exangüe hacia arrib a aparecer el edema en todas las partes visibles
del cuerpo hay también trasudación hacia
las cavidades serosas: abdominal (ascitis),
pleural y pericárdica; es el mayor grado de
edema. Fig. 36-4 A, B, C, D.
Una vez instituida la medicación ade­
cuada (dieta hiposódica, diuréticos, digi-
tálicos), el edema puede volverse progresi­
vamente decreciente (3). El balance hídrico
y el control del peso nos darán una idea muy
F ig. 36-3A E d em a p alp eb ral m a tu tin o clara de qué es lo que está pasando en el ede­
ma; ya que si, por ejemplo, ha ingresado
4.— En la relación con otros síntomas tene­ 1.500 mi y ha eliminado 3.000 mi. tenemos
mos que tomar en cuenta que dicha asocia­ un balance negativo y podemos estar seguros
ción nos va a servir para aclarar la causa real, que el edema va disminuyendo.
ya que la iniciación del edema puede no ser
reconocida fácilmente por el paciente.
Así, si hubo disnea, fatiga muscular,
tos con expectoración asalmonada, síntomas
que mejoraron al aparecer el edema, resulta
fácil para el médico, colegir que la causa del
edema fue una I.C.I. (2). (Insuficiencia
Cardíaca Izquierda), que comenzó a produ­
cir una insuficiencia cardíaca congestiva
(I.C.C.). En igual forma, si antes del edema
y concomitantemente con él, hay una enfer­
medad pulmonar crónica, facies pletórica,
cianosis, es seguro que el edema reconoce
una causa pulmonar cardíaca (Corazón Pul­
monar Crónico). (1,6). Fig. 36-4A Edem a +
-257 -

Es conveniente hacer bien el balance


h íd r ic o ( ll) . Para tal menester es necesario
llevar una hoja de ingesta y excreta. En la
ingesta se anotará todo lo que tome, coma o
se le ponga al paciente. Así, si ha tomado
las tres comidas habituales, se anotará en ca­
da una, la cantidad de líquido y el cálculo de
contenido en los sólidos (60°/o del peso
más o menos); si se ha puesto una dextrosa
de 500 c.c., también se anotará. Luego se su­
ma todas las cantidades referentes al ingreso’
contabilizando además la producción de agua
endógena (aproximadamente 500 mi diarios)
y se obtiene un gran total de los líquidos que
ingresaron al organismo. En cuanto a la ex­
creta, se medirá todo líquido eliminado, o se
hará su cálculo estimativo. Así se medirá la
orina; se estimará el agua perdida por la res­
piración, por la sudoración, denominadas
pérdidas insensibles; se estimará la cantidad
de agua perdida en las deposiciones así éstas
sean sólidas (60 o/o de su peso). Las pérdi­
das insensibles oscilan entre 600 y 1000 mi,
éstas pueden ser mas elevadas en circunstan­
cias como por ejemplo la fiebre que produce
Fig. 36-4D Edema H ! I r un incremento de aproximadamente un
-258 -
tas sean sólidas (60°/o de su peso). De es­ BIBLIOGRAFIA
ta manera, se extraerá un gran total de eli­
minación. Una vez obtenidos los grandes 1.— A ndral, P.: C linique M édicale. T om e 3e.
totales de ingesta y eliminación, efectuare­ 125-154, L israire de D eviüe Cavellin, París
1834.
mos una resta y obtendremos el balance
2.— A ndral, P.: D iccionaire de M edicine et
hídrico. Si hay más ingesta que excreta, el
C hirurgie p ractiq u es, T o m e douzle. 121-124
balance será negativo. Si hay más excreta M equignon-M arvis, P arís, 1 834.
que ingesta, el balance será positivo. Estos 3.— A rias V . A .: N orm as generales y diagramas
resultados últimos podríamos graficarlos en para p re se n ta r u n caso cardiológico. 6
columnas medidas y a colores azul (elimi­ Im p re n ta d e la fa c u lta d d e Jurisprudencia,
1972.
nación) y rojo (ingesta) que bien pueden
4 .— C apdevilla, E .: D iccionario term inológico
ponerse en un sitio apropiado de la hoja de C iencias M édicas te rc e ra edición. 532 ,
de temperatura de la historia clínica. De es­ Salvat, B arcelona, 1 946.
ta manera, de un sólo golpe de vista podría­ 5.— C ossio, P.: B ib lio teca de S em iología: Apa­
mos darnos cuenta de los signos vitales y del ra to C ircu lato rio . 1 0 0-102, E l A teneo,
balance hídrico. Fig. No. 36-5B. Sin B uenos A ires, 1 9 4 6 .

embargo de ser una medida muy útil pa­ 6 .— E spino V ela, J.: In tro d u c c ió n a la Cardio­
logía. T erce ra edición. 573, M éndez Oteo,
ra el seguimiento del edema, creo que M éxico, 1 9 6 9 .
en nuestro medio latinoamericano el asun­
7.— H am ilto n , W.: In su ficien cia C ard íaca ex­
to se vuelve problemático por la falta p erim en tal: C a rdioangiología de Luisada.
de personal subalterno (4 auxiliares para 30 T om o IV , 5 9 4 . Salvat, B arcelona, 1960.
pacientes, por ejemplo). De allí que la segun­ 8.— H oussay, B.: F isio lo g ía H um ana. 5, “El
da recomendación para este mismo objeto, A te n e o ” , B uenos A ires, 1 969.

resulte en la práctica más objetiva: peso 9.— H oussay, B.: F isio lo g ía H um ana, 276-278,
“ E l A te n e o ” , B uenos A ires, 1969.
diario. La relación es directa: si pierde peso,
10.— H oussay, B.: F isio lo g ía H um ana. 572, El
pierde edema; si gana peso gana líquidos A ten eo , B uenos A ires, 1 9 6 9 .
corporales. Claro que llegará un momento
1 1.— Ja c o u d , S .: T ra ta d o d e P ato lo g ía In tern a,
de ajuste. Este será cuando se hayan elimina­ S egundo T o m o . 80-81, D e Bailly BaUliere e
do totalmente los edemas. En ese entonces, hijos, M adrid, 1 897.
el paciente ya no perderá peso y aún más, 1 2.— S tarling, E .: T he fluids o f th e b o d y . Cons­
comenzará a ganarlo, pero ya no por edema, ta b le , L o n d o n , 1 908.

sino por mejoría, anabolismo, recuperación. CAPITULO 37


De todo esto tendrá que darse cabal cuenta
el practicante.
7 .- Estado Actual.- Luego de una cuida­ PALPITACIONES
dosa conversación con el paciente, sobre el
edema, hay que averiguar como se encuen­ Se perciben como una sensación desa­
tra en la actualidad. El parámetro se rela­ gradable que corresponde al latido cardíaco,
ciona directamente con la historia natural y el cual se vuelve consciente. Se describen de
la evolución particular del síntoma, que muchas maneras, algunas de ellas bastante
a su vez depende del tratamiento instituido. subjetivas: brincos-vuelcos-frenadas, para­
das, etc. (1, 3, 10,11, 21).
Al cuadro aplicable a cualquier sínto­
ma (No. 3-1) se agrega el cuadro No. 37-1.
Fig. 36’5B: Lám. XIIL
-259 -

CUADRO No. 37-1

PALPITACIONES
Qué preguntar Cómo preguntar
1 Ritmo 1.1 Es regular (como un reloj?).Pa­
ra refrendar el dato, se puede
tamborilear con el dedo sobre la
mesa, en forma regular.
1.2 Es irregular, como telégrafo. Se
puede tamborilear con el dedo so
bre la mesa, simulando esa irregu­
laridad.
2 .- Frecuencia 2.1 Es de frecuencia rápida? aumen­
ta el número de latidos por mi­
nuto?
2.2 Es lenta? Disminuye el número
de latidos por minuto?
3.— Periodicidad 3 .- Con qué intervalo se repite?
3.1 Son reiteradas? (repetidas)
3.2 Son permanentes?
3.3 Son esporádicas?
4.— Relación entre el comienzo y 4.— Son de comienzo y fin bruscos?
el fin

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 37-1 V i


Es importante establecer el ritmo,
cuando las palpitaciones son reiteradas. Tal
condición, frecuentemente no es descrita es­ i¡::
pontáneamente y hay que recabar sobre ella,
Fig. 37-1 F íb rü a c ió n auricular
haciendo tamborilear un lápiz o simplemente
con el pulpejo del dedo medio, sobre una su­
perficie dura, a fin de que se oiga la percu­ ves. Esto nos hará pensar en una fibrilación
sión. Los sonidos acompasados y rápidos auricular (12,15,17). Fig. 37-1.
nos hablarán de una taquicardia; los acom­ 2. Las preguntas sobre la frecuencia, nos
pasados y lentos, nos dirán de una bradicar- aclararán si se trata de una arritmia con fre­
dia. Si hay arritmia total, el sonido del cuencia rápida (arritmia activa, taquicardica),
tamborileo será como telégrafo con pausas o si es de frecuencia lenta (pasiva, bradicár-
diferentes y golpes a veces duros aveces sua- dica), sean regulares o no los latidos. Ejem-
260-

Sinusal.

Fig. 3T-3 E x tra s ísto le so litario y e x trasísto -


lia bigem inada.

píos: Taquicardia sinusal por una emoción; 4.— Si el comienzo es brusco y el fin, igual­
fibrilación auricular con frecuencia rápida; mente brusco, en palpitaciones más o menos
o bradicardia sinusal de un deportista; (2,4,5, largas, se trata de Taquicardia Paroxística.
20). Fibrilación auricular con frecuencia (7, 9, 14). Este es un diagnóstico que usual­
lenta (2,4, 20). Fig. 37-2. mente se hace en base a la anamnesis, puesto
3.— Si la sensación es esporádica, ocasional, que los episodios de taquicardia paroxística
puede tratarse de extrasístoles aislados, fre­ raramente son constatados por el médico, ya
cuentemente de poca significación, puesto que cuando el paciente va por la consulta,
que pueden presentarse en personas sanas, frecuentemente el ritmo ya se ha normali­
(2, 4, 5, 13, 18, 20) aunque, naturalmente, zado. (Fig. 37-4).
también en los cardiópatas. Si es reiterada la
palpitación, cobra mayor importancia para el 5.— En relación a las preguntas generales
paciente, aunque la significación clínica pue­ de la anamnesis aplicable a cualquier sínto­
de no variar. Si es permanente, ya es más ma: Cuadro No. 3-1.
significativa y amerita un estudio cardioló­ 5.1. Las preguntas pertinentes a la. seña-
gico completo. Fig. 37-3. lización de fechas y referentes a como el pa-

Flg. 37-4 T aq u icard ia p a ro x ístic a y su te r­


m in ació n p o r efecto de m a n io b ra
vagal.
-261 -
cíente sintió el síntoma dan comienzo al in­ 5.5. Las indicaciones establecidas pueden
terrogatorio. Hay que procurar transcribir tratar o modificar la arritmia. Así, la res­
con fidelidad y quizá tomar en cuenta alguna tricción o anulación de las toxicomanías, la
palabra que refleje tal condición. (1,3, 10, sedación del neurótico, el tratamiento del hi-
H 21)- Así: “siento como si se frenara el pertiroideo, la iinalización de una sobrecar­
corazón” . * ga (ej.: el parto después de un embarazo tor­
5.2. Causa aparente: La causa puede ser mentoso), el uso de antiarrítmicos como los
trivial y en realidad importa en cuanto nos betabloqueadores, la Quinidina (7, 17), etc.,
puede hacer relación con el estado o no de
incidirán en la modificación o desaparición
enfermedad. Así, con frecuencia será el abu­
de las palpitaciones.
so del alcohol, del tabaco, el café o aún el 5.6. El estado actual reviste interés, pues
uso de drogas, el motivo inmediato para el se establecerá el momento patológico y el es­
aparecimiento de la arritmia. (7,9). tado de evolución del síntoma. Hay que
esclarecer especialmente, si existe o no
Por otro lado, el cardiópata compen­
cardiopatía orgánica subyacente.
sado que por alguna causa menor como una
“mala noche” o una emoción cualquiera o
BIBLIOGRAFIA
un esfuerzo desacostumbrado, inicia su sin-
tomatología con el aparecimiento de una
arritmia, así como una gota de agua comien­
za a derramar un vaso lleno. Ej.: el por­ 1.— A le x a n d ro v a ^ L .I.: Análisis clínico-fisioló­
tador dé hipertensión arterial sistémica. gico del sín d ro m e n eu ró tico de la fase ini­
cial de la E n ferm ed ad H ipertónica y la sig­
(6, 15, 19). Así mismo y con mayor razón, nificació n d e la in h ib ició n p o r el sueño en
el cardiópata sintomático, tendrá manifesta­ este análisis. 93 -1 0 6 , E d ito rial M ayo Callao
ciones de arritmia en forma de palpitaciones 335, B uenos A ires, 1 9 5 4 .
reiteradas, regulares, irregulares, ocasionales 2.— Boskls, B .; L erm an, J .; Perosio, A. y S cattín i,
M.: M anual de E rg o m etría y R eh ab ilitació n
o permanentes. E n C ardiología. 23-30, E.C .T.A .: Bue­
i
nos A ires, 1974.
5.3. Entre los síntomas acompañantes te­
3.— E spino V ela, J .: In tro d u c c ió n a la C ardio­
nemos: vahídos, piquetes, punzadas, sudo-
logía. T ercera edición. 92-96, M éndez
ración, palidez, pérdida de conocimiento y O teo, M éxico, 1 969.
aún en raras veces, convulsiones. Por se­ 4 .— F ern án d ez, J.: M etabolism o Basal. 84-85,
parado o unidos algunos de ellos, constitu­ ed ito ria l C ientífico-M édica, B arcelona, 1953.
yen expresiones diversas de la disminución 5.— F riedberg, C h.: E n ferm ed ad es d e l C orazón.
del flujo sanguíneo a. determinados órganos. S egunda edición. E d ito rial Interam erican a,
Así el grupo de manifestaciones cerebrales M éxico, 1958.

será por disminución del aporte sanguíneo 6.— G oldberger, E .: U nipolar L ead E lectrocar-
diography. 1 0 9 -1 2 1 , L EA F ebiger, Phila­
al cerebro. Este conjunto de síntomas de delphia, 1 947.
injuria cerebral que llega a veces a las con­
7.— K atz, L .: E lectrocardiography. S eco n d ed.
vulsiones de tipo epileptiforme, se encuadra 62 5 -7 2 0 , L E A , F ebiger, P hiladelphia, 1 9 4 6 .
dentro del síndrome de Stoks - Adams. (9, 8.— L o n d e, S.: Causas de h ip erten sió n e n gente
19). joven: C línicas P ediátricas de N .A ., 155-165,
1978.
5.4. La evolución depende del curso de la
9-— L ipm an, B. y Massie, E .: E lectrocardiogra­
enfermedad subyacente y de la terapéutica fía Clínica., 3 2 7 -3 5 5 , E d ito rial In tex am en ca­
instituida. na, M éxico, 1967.
-262 -
1 0 .— M anrique Iz q u ie ta , J .: L a conciencia de las En cardiología, el dolor referido hace
células, 55-60. Im p re n ta de la U niversidad,
G uayaquil, 1954.
relación a los segmentos medulares D2 y D5;
( 2 , 9 , 20 ). '
1 1 .— M anrique Izq u ieta, J.: C línica C ardiológica.
178-183. Im p re n ta de la U niversidad, G ua— La técnica de la anamnesis del dolor
yaq u il, 1949.
cardiogénico es la misma que la del cua­
12.— M aster, A .; M oser, M.; Ja ffe , H .: C ardiac
E m ergencias a n d H eart F ailure, 11-2 8 , LEA-
dro No. 3-2.
Febiger, P hiladelphia, 1 9 52. CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3-2
1 3 .— M era, W.: T em as de E lectrocardiografía. DE ANAMNESIS GENERAL DEL DOLOR.-
1 1 1 -1 3 0 , Talleres O ffygraba, Q uito, 1 980.
1 4 .— Palacios, A .: F ib rilació n A uricular P aroxís­
1 y 2 .- Fecha aparente y real de comien­
tica. C ardioversión co n m arcapaso intraeso- zo.— Es importante fijarlas, puesto que de
fágico; T rib u n a M édica. T o m o III, N o. 8, ellas dependerá la clasificación que vamos a
1979.
hacer con prospección a pronóstico y trata­
15.— Pardee,- H .: C linical aspécts o f th e electro-
cárdogram . S eco nd p rin tig , T h ird ed. 244-
miento (3, 4). (Parámetros que no vamos a
2 5 2 . Paúl B. H oeber, In c., L o n d o n , 1941. ver aquí, pero que tenemos que intuidos).
1 6 .— P o lanco, J.: L a clínica y la electro card io ­ 3.— Intensidad.— Aunque hay variantes
g rafía. S egunda edición. 104-126, E d ito rial individuales, puesto que aún hay infartos sin
C u ltu ral, H abana, C uba, 1944.
dolor, esta calificación se procura cuantificar
1 7 .— Salgado, M.: M anual de E lectrocardiografía.
127 -1 7 2 , Casa d e la C ultura E cu ato rian a,
de una a cuatro cruces ( + a + + + + ). Las
Q u ito , 1960. cuatro cruces ( + + + + ) significarán un do­
1 8 .— S ánchez, S. e t al.: El tiem po de adm inis­ lor muy intenso, probablemente insopor­
tra c ió n I.V . de Q u inidina com o fa c to r d e te r­ table. (3 ,1 3 ,1 4 ,2 1 ).
m in an te de sus acciones electrofisiológicas
auriculares. A rch. In st. C ardiol, M éxi— 4 .- Causa aparente.- En las crisis de an-
co 5 0 -1 ,1 9 8 0 . gor se reconoce como causa, al esfuerzo, a la
19.— S o d i Pallares, D.: E le ctro card io g rafía C líni­ comida o a la emoción. En el infarto, mu­
ca. 322 -3 2 4 , In s titu to N acional de C ardio­
chas veces, este antecedente puede faltar.
lo g ía, M éxico, 1968.
(3, 7), En las pericarditis cuentan las infec­
20.— W hite, P.: E n ferm ed ad es d e l C orazón.
1 .0 0 2 -1 .0 0 3 , “ E l A te n e o ” , B uenos Aires, ciones, (7, 14) los traumatismos; en el
1954. Aneurisma Disecante, (18) los traumatismos,
21.— Z elenin, V .: E l T em ple del C o razó n , 99-102, la Sf. (16).
E d iciones en lenguas extranjeras, M oscú,
1959. 5.— Sitio.— El paciente, comunmente, se
llevará la mano al pecho y señalará el Es­
ternón, o en general, el precordio. Fig. 38-2A
Con frecuencia el dolor es retroesternal.
En el Aneurisma disecante el dolor caminará,
CAPITULO 38 siguiendo el trayecto disecado (16,18).
6.— Irradiación.— Esta se hace comun­
DOLOR CARDIOGENICO mente 9 hombro, brazo antebrazo y borde
cubital de los dedos izquierdos; a veces es a
En principio, nos remitimos a lo dicho ambos hombros, a ambas muñecas, a Ja nuca,
de este síntoma en el capítulo del aparato a la mandíbula, al cuello. Rara vez se hace
respiratorio, especialmente en lo que se refie­ al tórax posterior, hacia la región escapular
re al dolor víscerosensitivo. (1,2,5,6,9,17,20). izquierda. Así mismo es rara, pero no tanto,
-2 6 3 -

CUADRO No. 38-1

CLASIFICACION DE LAS CARDIOPATAS ISQUEMICAS DE


BATLLE Y BERTOLASI

Grado I
/ Con infarto
grado II
A) Estable previo o sin in­
grado III
farto previo
grado IV
Con capacidad
B) De reciente co­ Con infarto previo física conserva­
mienzo. da o con capa­
Sin infarto previo cidad física dis­
minuida.
I
Angina de C) Tipo Prinzmetal
«*
Pecho
Progresiva Con Infarto
D) Inestable Regresiva previo o sin in­
Síndrome intermedio farto previo.

E) Postinfarto Agudo

II i
Isquemia
Aguda
Persistente

III
Infarto Agudo
de Miocardio.

la irradiación a epigastrio e hipocondrios, 7 .- Tipo de dolor.— Se ha definido mu­


(13, 14), simulando una pancreatitis aguda chas veces como dolor continuo opresivo,
o una colecístopatía, o una úlcera gastroduo- lancinante, terebrante, desgarrante, queman­
denal o una hernia hiatal (3,10). Fig. 38-2B. te (13, 14, 21). Se procurará copiarla
El infarto pósteroinferior es el que tiene este expresión propia con la cual define “su”
tipo de irradiaciones abdominales. Además, dolor, el individuo que lo siente.
tales condiciones pueden coexistir e inclu­
sive desencadenar un acceso de angor o 8.— Síntomas acompañantes.— Palidez, su-
aún un Infarto Agudo de Miocardio (I.A.M.). doración (sudor frío), angustia (ansias de
-264-

Fig. 3 8 -2 A E x p resió n y a c titu d de d o lo r an­


ginoso.

muerte), astenia, desmayo, pérdida del cono­


cimiento, y aún, a veces, el cuadro completo
de Shock. En raras veces (Infarto póstero-
inferior), el dolor puede acompañarse de
su duración en el tiempo. De ello dependerá
síntomas abdominales, tales como náusea y
si consideramos a una angina como progresi­
vómito. Hay que advertir que los síntomas
acompañantes pueden ser todos los nombra­ va regresiva o estacionaria.
dos, alguno o algunos de ellos. En el Infarto
hay fiebre (febrícula), que sobreviene des­ 12.—13.—14.—15.— No se relacionan con
pués del cuadro doloroso. En la precordial— el dolor cardiogénico.
gia de la Pericarditis, la fiebre, comunmente, 16.— Relación con los medicamentos.— El
antecede al dolor (7). En el Angor Pec- dolor anginoso cede con el reposo o con los
toris no se presenta cuadro febril, pero pue­ vasodilatadores coronarios de acción inme­
den darse los síntomas indicados para el in­ diata (lingüetas de nitroglicerina, Dinitrato
farto (10). de Isosorbide). Estos medicamentos actúan
9.— Relación con el tipo de alimentos.— en segundos al disolverse debajo de la len­
No tiene relación directa con las causas que gua. (4, 19, 22). El hecho de la desapa­
provocan precordialgia, aunque los excesos rición del angor mediante vasodilatadores
pueden constituirse en causa desencadenante. nos induce al diagnóstico terapéutico. Para
el efecto se han indicado, también, manio­
10.— Horario.— En esta parte se diferencian
bras vagales (11, 15) a fin de producir bra-
nuevamente la angina de pecho del infarto;
dicardia y alargar la diástole, que es el mo­
pues la primera, por su relación con el esfuer­
mento del descanso del músculo cardíaco y
zo, casi siempre se presenta en las horas labo­
la mejor oportunidad para la irrigación
rables y no durante el reposo; en tanto que el
coronaria.
Infarto puede presentarse durante el sueño,
por la noche (3, 10). Ej.: Casos de infarto Para aliviar su dolor, el paciente con
agudo de miocardio (IAM), viendo televisióa Pericarditis, adopta la posición de “plegaria
11.— Periodicidad.- Muy importante para la mahometana” ya descrita anteriormente con
el síntoma: disnea (10).
clasificación de la Insuficiencia Coronaria.
Cuadro No. 38-1. Hay que averiguar el apa­ 17.— Evolución.— También es fundamental
recimiento de los episodios, su frecuencia, para la clasificación de la insuficiencia coro­
-265 -
naria en orden a situar pronóstico y trata­
miento. Así, el término básico es un mes en
cuanto al tiempo.

Es importante también saber si las


crisis han permanecido iguales en frecuencia
e intensidad, si han aumentado o disminui­
do, pues todo ello nos dará la pauta de la
mayor o menor gravedad del proceso.

18.— El estado actual guiará toda la decisión Fig. 38-3 E stim u lació n del seno caro tíd eo .

médica del momento. De esta manera, se


insistirá en preguntar como están a la hora del ST. Fisiopatológicamente se debe a un
presente, todos los parámetros del dolor. espasmo coronario habitualmente (no siem­
pre) sobreañadido a un proceso ateromatoso
Insertamos el cuadro No. 38-1: Clasi­ coronario. (3, 8, 12, 23, 24). Fig. 38-4.
ficación de las cardiopatías isquémicas.
ANGINA INESTABLE - Llamada así cuan­
CONSIDERACIONES AL CUADRO 38-1- do ha habido cambios en su cuadro 'clíni­
co dentro del último mes. Es progresiva
ANGINA ESTABLE: Es aquella que no se cuando hay aumento en el ritmo e intensi­
ha modificado en el lapso del último mes dad de las crisis. Es regresiva cuando hay dis­
(23). Se reconocen 4 grados: minución en el ritmo e intensidad de las
crisis. Fowler, en 1971, introdujo el concep­
I producida por grandes esfuerzos to de angina Inestable y Estable basado en
las diferentes características evolutivas. (25)
II producida por las tareas habituales La angina Inestable incluye a la angina de
esfuerzo de reciente, comienzo progresiva,
III producida por pequeños esfuerzos la angina de esfuerzo progresiva, la angina
variante, y la angina espontánea prolongada
IV De reposo severa.
ANGINA DE ESFUERZO.- Se origina por
ANGINA DE RECIENTE COMIENZO- isquemia miocardica transitoria por aumento
Su aparecimiento es inferior a un mes. (23)
del consumo miocárdico de oxígeno más allá
de las posibilidades de aporte. Aparece con
ANGINA VARIANTE O DE PRENZME-
los esfuerzos u otras situaciones que incre­
TAL.—Se presenta en reposo, tiene relación
menten el consumo de oxígeno. Se deno­
horaria y supradesnivelamientos transitorios
mina también angina secundaria.
isquemia. Además el cuadro se completa y
refrenda con la dosificación de enzimas, es­
pecialmente: transaminasas, deshidrogena
láctica y fosfocreatinquinasa, cuyas cifras
se elevan y marcan la evolución con la
curva de retorno a la normalidad. Cuando
se hable de los exámenes complementarios
haremos un cuadro con las tasas normales y
las patentes más demostrativas. Fig. 38-5;
38-6; 38-7.

Fig. 38-5 R egistro n o rm a l an te s d e l in farto .

esfuerzo; respuesta escasa o nula a los nitri­


tos; cambios electrocardiográficos acom paña­
dos de arritm ias; enzimas normales o lige­
ram ente subidas; tiem po de evolución m enos
de un mes; ausencia de factores predisponen­
tes (anemia, tireotoxicosis).
La angina postinfarto agudo aparece
Fig. 38-5 S ecuencia de In fa rto A gudo de
durante el prim er mes de evolución de un M iocardio: O nda e n bandera
infarto de miocardio.
ISQUEMIA AGUDA PERSISTENTE.- (3). “Se
caracteriza por dolor anginoso prolongado,
cambios electrocardiográficos persistentes y
enzimas normales o ligeramente elevadas” .
INFARTO AGUDO DE MIOCARDIO.- (3, 7, 10)
Dolor opresivo que dura más de diez m inu­
tos, acom pañado de m anifestaciones electro-
cardiográficas características, cuales son la
onda Q como signo de necrosis, los desni- Fig. 38-6 S ecuencia de IA M : D ism inuye el
velamientos de ST como signos de lesión y desnivelam iento de ST, y aparece
o n d a T co ro n aria , y Q.
las T simétricas y. picudas, como signos de
- ¿ t> t -

C uadro No. 38-2

CLASIFICACION DE ANGINA DE

PECHO DE SANTILLANA DEL MAR


Fig. 38*7 T iem p o después, la o n d a q persis­
te y la o n d a T tie n d e a norm ali­
zarse. I
Según su grado II
En la reunión de Santillana del Mar ce­ funcional III
lebrada por el grupo de trabajo de “ANGI­ IV
NA DE PECHO” de la Sociedad Española
de Cardiología, se consideró que si hay va­ INICIAL
riación de la sintomatología en el término Por el esfuerzo PROGRESIVA
de UN MES, la angina ya no es estable y vi­ ESTABLE
ceversa. Este concepto lo consideramos váli­
do y por lo tanto, recomendable, en contra­ Prolongada
posición con el que pusimos en la página Variante
De reposo
265, subtítulo 17, que corresponde al cri­
Mixta
terio de evolución de Batlle y Bertolasi.

Otro de los puntos que interesa anali­


CAPITULO 39
zar es el nombre sustitutivo de la Angina de
Prinzmetal (1.959), pues la llaman: Angina
Variante, cuyo substracto fisiopatológico es SINTOMATOLOGIA MENOR ACOM­
el espasmo coronario sobreañadido a un pro­ PAÑANTE DE LAS CARDIOPATIAS.-
ceso ateromatoso coronario. (23—24).
_ -Hay una cantidad apreciabie de sín­
Cheng en 1.973 ideó el término tomas que sin ser muy importantes ni fre­
VARIANTE DE LA VARIANTE significan­ cuentes, así como tampoco de carácter
diagnóstico, acompañan a las cardiopatías,
do con ello que la causa de la angina en este
en algunas ocasiones. Esto acontece por
caso es exclusivamente el espasmo, o prio­ contigüidad o cercanía, como es el caso de la
ritariamente, el espasmo con una base arte- ronquera o disfonía por compresión del ner­
rioesclerótica coronaria incipiente. vio Laríngeo inferior, entre el Ductus per­
-268-

sistente y la Pulmonar proscidente, por ejem­


plo; (4,5,6) o por deterioro de la función,
provocada por el éxtasis venoso de la in­
suficiencia cardíaca congestiva, como acon­
tece con las digestiones difíciles (3, 7, 8),
las flatulencias, diarreas. Por igual proce­
so congestivo a nivel hepático, a más de un
dolor más o menos sordo pueden sobrevenir
otros síntomas dispépticos (8). Eventual­
mente puede haber un dolor abdominal lan­
cinante e insoportable dependiente de trom-
boembolia de alguna arteria importante,
(7, 11, 13) como por ejemplo la Mesentérica.
Estos émbolos pueden venir desde corazón
por desprendimiento de coágulos recién for­ Fig. 39-1 C orazón gigante (F u e n te de em­
mados o trombos ya constituidos y despren­ bolias).
didos a nivel de aurícula o de ventrículo
izquierdos (7,13, 14).

Toda esta síntomatología aleatoria nos


servirá para redondear el conocimiento y so­
bre todo para atender las molestias que
causan al paciente, tratando la etiología
común de todas ellas, es decir, la cardiopa-
tía de fondo. En lo que respecta al inte­
rrogatorio, cabe decir que es conveniente
investigarlos al final de la anamnesis de la
enfermedad actual. No es procedente darles
una importancia mayor, sajvo el hecho de
que se constituyan en un cuadro dominante.
Tal es el caso, por ejemplo de un paciente
que falleció con intenso dolor abdominal por Fig. 39-2 R ech azo del E sófago c o n tra la co­
una trombosis a caballo a nivel del nacimien­ lu m n a, p o r crecim iento de la au­
to de las Ilíacas (9, 10). Este sujeto tenía el rícu la izquierda.

corazón más grande que hemos visto. Fig. DISFAGIA.- (4, 5, 6, 12). Es la dificultad
No. 39-1. para tragar. Se dificulta el paso del bolo
Para la anamnesis de cada uno de estos alimenticio por el Esófago. Esto acontece
síntomas nos remitimos al: qué preguntar y cuando la aurícula izquierda crecida rechaza
cómo preguntar del cuadro No. 3-1 de la el Esófago hacia atrás y lo comprime contra
anamnesis aplicable a cualquier síntoma. la columna vertebral. Fig. 39-2.
Nos vamos a referir brevemente a los Un aneurisma de la Aorta ascendente
principales o más cofnunes: Disfagia, Dis- o torácica descendente, puede ocasionar igual
fonía, Astenia, trastornos menstruales, dis­ condición. Además, cuando hay anillos vas­
pepsias, síntomas urinarios. culares que rodean al Esófago, como aconte­
-269 -
ce con los vasos lusorios que dan nombre a la los cuales sufren de isquemia relativa y fun­
disfagia pues se llama Disfagia Lusoria (4) cionan mal.
cuando hay la dificultad por la compresión
SINTOMAS URINARIOS.- (3) El riñón es
de anillos vasculares anómalos que rodean por
el órgano de choque ante Ja menor disminu­
adelante y por detrás al Esófago.
ción del flujo sanguíneo. Normalmente pasa
DISFONIA.— Es la dificultad para emitir por los riñones el 25 °/o del gasto total.
el sonido vocal, comunmente esto se traduce Cuando el corazón entra en insuficiencia,
por ronquera. Un aneurisma aórtico, una el gasto puede disminuir hasta un 5°/o. El
Pulmonar aneurismática. Una persistencia síntoma urinario principal será la oliguria y
del conducto arteriovenoso ancho, puede aún a veces la anuria.
comprimir entre sí al Laríngeo Inferior,
ocasionando el síntoma. Los vasos anóma­ CAPITULO 40
los que forman anillos vasculares por delan­
te y por detrás de la tráquea pueden obsta­
culizar el paso del aire y causar estridor. (4). HIPERTENSION ARTERIAL Y
SHOCK
ASTENIA NEUROCIRCULATORIA.- (5)
Existe también la llamada Astenia Circulato­
ria, relacionada con cuadros de neurosis e
HIPERTENSION ARTERIAL
hipocondría, donde el paciente acusa cansan­
cio, adinamia, “gana de no hacer nada” y el
médico no encuentra causa orgánica definida. En la Semiología General, Capítulo
En todo caso este tipo de paciente tiene un No. 8 se estudió la técnica para obtener el
menor promedio de vida. dato vital (1,9, 13) de la Presión Arterial
Sistémica.
TRASTORNOS MENSTRUALES.- (3)
Cuando las mujeres jóvenes cursan insuficien­
cia cardíaca, muchas veces sufren de ame-
Vista la técnica de la toma de la pre­
noriea secundaria; otras aquejan de trastor­
sión arterial conviene en este momento,
nos diverso: pomo polimenorreas, oligome-
a más de hacer una reafirmación de concep­
norreas. Cuando se compensa la función
tos, señalar el para qué se toma este impor­
cardíaca, se normalizan espontáneamente
tante dato, así como también por qué esta
los ciclos menstruales.
fuerza incrementada, desgasta precozmen­
DISPEPSIAS.— Son dispepsias sintomáticas te los cauces arteriales. (6).
dependientes de la congestión hepática y aún
de la cirrosis cardíaca que en los casos de 1.— El signo, de pronto, se convierte en
insuficiencia cardíaca congestiva crónica se síndrome, que encaja dentro de algunas en­
produce. Así mismo, la hipertensión venosa, tidades nosológicas (2,7,10,12,14,15,16,17):
repleta las venas mesentéricas, gástricas, pan­ dígase: Glomérulo Nefritis, Nefroesclerosis,
creáticas, etc. y obstaculiza la función di­ Estenosis, Trombosis y oclusión de la arteria
gestiva. De otro lado, la redistribución (2) Renal o de una de sus ramas, Feocromoci-
de sangre arterial por disminución del gasto toma. Enfermedad de Cushing, Enfermedad
cardíaco en el corazón insuficiente, sacrifica de Khon, Hiperaldosteronismo Primario,
el gasto propio de los órganos esplácnicos, Coartación Aórtica, entre las principales.
- '270 -

2 .- El síndrome pasa a ser enfermedad en CUADRO No. 40-1


cuanto conforma un cuadro clínico definido,
SINDROME DE
y, en la práctica, cuando cobra el calificativo
HIPERTENSION ARTERIAL
de Esencial, o de causa desconocida.
1 .- Cefaleas
3 .- Sea cual fuere la causa inicial del pro­
2 .- Mareos
ceso hipertensivo, fatal o indefectiblemente, 3.— Palpitaciones
aunque con variantes de tiempo y lugar, se 4 .- Fosfenos'
van dañando las arterias del organismo, pu- 5.— Acúfenos
diendo llegar a la fase maligna, cualquier mo­ 6 .- Trastornos neurovegetativos.
mento, con necrosis fibrinoide de la media (4). 7 .- Precordialgias
8 .- R2 aumentado el foco Ao.
3.1. El signo que inicialmente se convierte
9.— Presión arterial más elevada de
en una alarma orgánica, puede iniciar una
140/90
serie de sucesos patológicos encadenados 1 0 .- Tele RX: Hipertrofia concéntrica
entre sí, que van inhabilitando progresiva­ de V.l.
mente los diferentes reguladores de presión 1 1 .- E.C.G.: Normal o con sobrecarga
que existen, así mismo, a diferentes niveles sistólica del V.l. ___________
orgánicos (3, 6). Esta sucesión de momentos,
constituyen el proceso que, en conjunto, los órganos afectados podrán ser la causa de
va. a establecer definitivamente la enferme­ muerte del hipertenso. De allí que hablemos
de los cuatro caminos letales del paciente
dad hipertensiva.
que adolece de H.A.: Fig. 40-1.
Tenemos que recabar el hecho de que Insuficiencia Cardiaca
la hipertensión arterial va dañando las es­ Insuficiencia Coronaria (18,19,20,21)
tructuras vasculares, así como la presión Insuficiencia Renal
hidráulica muy elevada, por error de cálculo, Encefalopatía Trombosis
puede dañar y aún romper las tuberías de Hipertensiva. Hemorragia
agua potable.
Nótese que la implicación renal puede
Hay recodos y divisiones vasculares ser a la vez causa y efecto.
donde la corriente sanguínea choca causando
desgaste, rigidez y endurecimiento. (4, 6). No siempre la hipertensión arterial
sigue un proceso evolutivo similar, pues
SINDROME DE HIPERTENSION mientras en unos se manifiesta con sin­
ARTERIAL tomatología florida y con- consecuencias
ominosas, en otras la historia natural es
Sintetizamos el síndrome en el cuadro benigna y aún hay muchos casos en que
No. 40-1.
la sintomatología puede estar subyacente,
Además de la sintomatolog’ía anterior sin manifestarse, durante muchos años. Al­
se encontrará la de la enfermedad causal si
guna vez comenzará a evidenciarse con cual­
esta es evidente; así: Glomerulonefritis,
quiera de las complicaciones o por las cri­
Pielonefritis, Nefroesclerosis diabética, Feo-
cromocitoma, Enf. de Cushing,etc. También sis hipertensivas intercurrentes. No pocas
se podrá encontrar sintomatología depen­ veces será un hallazgo médico, pero siem­
diente de los órganos de choque (22,23,24, pre habrá que tomarlas muy en cuenta,
25) a los cuales ataca de preferencia la H.A. porque también pueden seguir un curso
Los daños severos ocasionados en alguno de maligno, precipitándose violentamente los
-271 -
acontecimientos con necrosis arteriolar a todas participan y llevan el proceso a la
diferentes niveles; manifestándose con im­ «reversibilidad, si no se actúa oportuna y
plicaciones severas en alguno de los órga­ eficientemente.
nos de choque, aunque los otros perma­ Las etapas del shock, casi impercepti­
nezcan mas o menos idemnes. Así es co­ bles, podrían dividirse en las siguientes:
mo un hipertenso hemiplégico, rara vez ten­
Inicial
drá a la vez insuficiencia cardiaca o insu­
Compensación
ficiencia renal. De allí también que un
Descompensación
hipertenso con sintomatología de insuficien­
cia cardiaca pueda tener un fondo de ojo
Irrever&ibiÜdad
normal o ligeramente anormal.
SHOCK
“Es un proceso hemodinámico meta-
bólico agudo, desencadenado por incom­
petencia de los mecanismos presoregulado-
res, que produce insuficiencia circulatoria
periférica coi) hipotensión arterial y sínto­
mas dependientes del sistema neurovegeta-
tivo”. ( 26 Chávez Rivera I.).
La síntesis del síndrome queda es­
puesta en el cuadro No. 40-2. F ig. 40-1 O rg a n o s da c h o q u * de U H ip er*
t e n sió n A rtexial

CUADRO No. 40-2

CUADRO CLINICO DEL SHOCK

Astenia Hipotensión arterial


Adinamia Taquicardia
Somnolencia Pulso filiforme
Palidez Oliguria
Sudoración fría Ileo paralítico
Temblor Acidosis
Polípnea Gasto disminuido TO D E SA N G R E
E N M IC R O C IR C U L A C IO N

La causa productora del Shock puede Fie. 40-2 O rig e n dei S h o c k

ser: Fig. 40-2. CAPITULO 41


1) La bomba cardíaca, por disminución EXAMEN FISICO DEL APARATO
del gasto cardíaco. (20 - 21).
2) Hipovolemia por pérdida de sangre, CARDIOVASCULAR
plasma, agua y sales, o
3) Por atrapamiento de sangre en la mi- Una vez que se ha recogido la sintoma­
crocirculación. tología mediante conversación con el pacien­
te, tenemos que hacer el examen físico y pa­
Cualquiera de las causas (27,28,29,30) ra ello, debemos llevarlo al cuarto de exáme­
que fuere la que precipite el shock; al final, nes, si hubiere, o, improvisar una separación
-272 -
de ambiente que sea aceptable, para salva­ todos de examen tanto en el tórax anterior
guardar la intimidad y contrarrestar el temor. como en el posterior (pulmones). Solamente
Consideramos este aspecto, de la mayor im­ para palpar el hígado le haremos acostar,
portancia en el examen del cardiópata, pues dándole instrucciones previamente para que
si no se lo conceptúa así, devendrá un estado haga excursiones respiratorias más profundas.
de angustia, que por sí solo producirá taqui­ En el momento que se vaya a acostar, le
cardia, elevará la presión arterial y aúnvse hemos de ayudar activamente para que en el
podrá auscultar, en personas lábiles, los cambio de posición no haga esfuerzo y simul­
“soplos accidentales” (soplo del recluta) táneamente le observaremos la yugular exter­
(2, 10); o se oirá un R3 conformando un na para notar el ángulo en el que aparece la
galope diastólico: Rl, R2, R3; en niños y ingurgitación.
jóvenes asustados, sin que a esa edad se con­ En general, afirmamos que el tanto
sidere netamente patológico. Así, pues, las y el cuanto de nuestro proceder lo dará la
condiciones para realizar el examen deben ser lógica propia del sentido común y el respe­
de lo más acogedoras y favorables. Seña­ to incondicional al ser humano (9).
lamiento particular merece el acondiciona­
miento de un ambiente discretamente separa­ El examen'debe ser minucioso, ordena­
do: Un ambiente tibio, sin ruido y con bue­ do y completo. Comenzará desde luego,
na iluminación, permitirá un examen tranqui­ por los signos vitales, cuya descripción ya es­
lo con el paciente desnudo o en paños meno­ tá hecha anteriormente.
res,' cubierto por una sábana o bata de Así mismo, el examen de cabeza y
examen. El apresuramiento y la falta de cuello se ha descrito en semiología general;
condiciones propicias nos harán errar u omi­ sin embargo -debemos hacer algunos seña­
tir detalles importantes. lamientos importantes, enmarcados dentro
del cuadro No. 41-1
Es conveniente, desde la anamnesis,
observar las actitudes (3, 11) del paciente y
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 41-1
su estado de gravedad, pues ese detalle guia­
1.— El signo de Musset (1, 8) es llamado
rá nuestra conducta..para el examen físico.
así, porque el poeta francés de ese nombre
Si el paciente no tolera la posición decúbito
tenía Insuficiencia Aórtica y meneaba la
supino porque necesita estar sentado, no
cabeza al son de los latidos cardíacos. Estos
vamos a obligarle a estar en una posición
movimientos sincrónicos se deben al podero­
qüe no le conviene sino en el momento es­
so sístole del ventrículo izquierdo, que
trictamente necesario. De igual manera he­
cuando está tónico, se “ve obligado” a expul­
mos de evitarle movimientos, inútiles, así
sar la cuota normal de cada latido más la
como procuraremos ser breves y oportunos.
sobrecarga de volumen que soporta.
Esto que al parecer es trivial, economiza
molestias al paciente y logra su colaboración. 3.1 La facies Mitral (4, 5) tiene igual acep­
Se consigue lo anotado, trazando un plan ción que la Mitroticuspídea. Hay que dife­
de examen en el que sé puede alterar la renciarlas de las chapetas normales de cier­
secuencia usual y utilizar cada posición del tas personas sonrosadas. La diferencia fun­
examinado para extraer el máximo provecho. damental está en el componente cianótico
Por ejemplo: Si el paciente está con ya descrito. Así mismo, el eritema en ma­
ortopnea, hemos de iniciar el examen en riposa del Lupus Eritematoso Sistémico debe
-posición sentada, donde agotaremos los mé­ ser tomado en cuenta para no confundirlo.
- 273 -

CUADRO No. 41-1

LOS SIGNOS DEL APARATO CARDIOVASCULAR EN LA CABEZA


Qué Examinar Cómo Examinar

1) Signo de Musset 1) Observar si. hay movimiento del


cabello o aún, de la cabeza, sin­
cronizados con el pulso.

2) Nodulos subcutáneos reumáticos 2) Se palpa el cuero cabelludo con


(de Meynet) los pulpejos de los dedos hacien­
do maniobras de deslizamiento
en busca de nodulos móviles e
indoloros, del tamaño de arvejas
o lentejas.

3) Facies
3.1 Mitrotricuspídea 3.1 La facies es perfilada, con ciano­
sis labial y de los lóbulos de las
orejas; con “chapetas - malares”
entre rosadas, amarillentas y cia-
nóticas. Fig. No. 41-1.
3.2 Vultuosa 3.2 Facies pletórica, roja tendiendo
a cianótica. Fig. No. 41-2
3.3 Aórtica 3.3 Pálida, cérea; a veces con movi­
miento sincrónico con el pulso.
Fig. No. 41-3.
3.4 Cianótica 3.4 Morada, con labios y lóbulos au­
riculares marcadamente azulinos.
Fig. No. 41-4
3.5 Hipertiroidea 3.5 Con Exoftalmus. (ojos - hermo­
sos). Fig. No. 41-5.
3.6 Mixedematosa 3.6 Cara fofa, de luna llena.

Este eritema no sólo cubre la región lares, puede matizar su color. (Con chapetas
malar sino que se une con el del otro lado, malares por ejemplo).
pasando por el dorso de la nariz. 3.4. La facies cianótica (4, 5) es inconfun­
3.3. La palidez del aórtico (4, 5) es llama­ dible y puede demostrarse con diferentes
tiva, aunque si hay otros componentes valvu­ tonos azules; desde los menos visibles, hasta
Fig. 41-1: Lám. X III. Fig. 41-2, 3 y 4: Lám . X IV.
Fig. 41-6 F acies d el M ongoloide.
Fig. 41-5 Facles con Exoftalmus.
C o rte sía d e l P ro f. D r.
A lfonso C astillo
el color negro. De allí que se haya dado nom­
bres pintorezcos a ciertas enfermedades que
la manifiestan: “Enfermedad Azul” “car­
díacos negros de Ayerza”, por ejemplo. El
estudiante confunde frecuentemente los la­
bios cianóticos con los labios negruzcos de la
raza cobriza. Se vuelve realmente difícil
distinguir la cianosis en un sujeto negro.
Habría que sospecharla y comprobarla con
laboratorio y con la transiluminación, (es­
tudiada en otra parte).
Miscelánea: Hay facies que denotan enferme­
dad congénita, como la mongoloide, (6, 7)
donde se aprecia: epicanto, hipertelorismo
y nariz en silla de montar. Fig. No. 41-6.
Es frecuente que el mongoloide (trisomía
21) tenga C.I.V. Así mismo, en el síndrome Fig. 41-7 S ín d ro m e de M arfán.

de Marfán, se puede detectar miopía y


luxación del cristalino, además de la Insufi- 4. Cossio, P.: B iblioteca de S em iología: Apa­
ra to circu lato rio . Q u in ta edición, 92-94,
cia Aórtica. Fig. 41-7. E l A ten eo , B uenos A ires, 1 9 4 9 .
De la T o rre, A. y A sanza G.: L ecciones de
B IB L IO G R A F IA 5 S em iología. P rim era edición. T om o I.
34-36, Im p re n ta d e la universidad, Q uito,
1949.
1.— C orrigan, D. J.: E d in b u ig h M .J., 3 7: 225, „ D ow n, J.L .H .: O bservations o n an ethnic
1832. classification o f idiota. C lin. L ect. R ep.
2 .— C ossio, P.: B ib lio teca de S em iología: A p a­ L ond, H osp., 3, 2 5 9 , 1 866.
ra to C ircu lato rio . Q u in ta edición, 1 9 1 -1 9 6 . ^ Engle, M.A. y coL: M alform aciones car­
E l A ten eo , B uenos A ires, 1949. diovasculares asociadas c o n aberraciones cró-
3.— C ossio, P.: B ib lio teca de S em iología: A pa­ m osóm icas: C ardiología P ed iátric a de Ha-
ra to circu lato rio . Q u in ta edición, 91-9 2 . El m ish W atson. 7 5 6-767. S alvat, Barcelona,
A ten eo , B u en o s A ires, 1 9 4 9 , 1970.
-2 7 5
g.— F ried b erg , Ch.: E n ferm ed ad es del C orazón.
698*704, In teram erican a, B uenos Aires 1 963.
CAPITULO 42
9 .— G uarderas, C, y Col.: S ocialización de la
M edicina e n el E cu ad o r. 3. Q u ito , 1979. C U E L L O .-
10.— L uisada, A .: R u id o s y p u lso s com o ay u ­
das e n el diag n ó stico c a rd ía d o . C línicas Mé­
dicas de N o rteam érica, Vol 1: 12. 3 0 ,1 9 8 0 .
Es de mucha significación el examen
de esta región, por lo que nos permitimos
11.— W hite, P.: E n ferm ed ad es d e l C o razó n . 57,
E l A ten eo , B uenos A ires, 1 9 5 4 . recalcar ciertos datos de importancia dirigi­
dos al paciente cardiovascular, en el cua­
dro No. 42-1
CUADRO No. 42-1

SIGNOS DEL APARATO CARDIOVASCULAR


Qué Examinar - Cómo Examinar
1.- Eretismo cardíaco 1.— Se observan pulsaciones fuertes.
2 .- Danza arterial. 2.— Movimientos de sube y baja a
nivel de las arterias del cuello.
3 .- Ingurgitación. 3 .- Se observa preferiblemente la ve­
na yugular derecha, en diferentes
posiciones: acostado, semisen-
tado y sentado.
Lo que se trata de detectar es la
replesión de la vena, desde nin­
guna angulación. Se considera
signo cuando la ingurgitación se
presenta a más de 45°.
4 .- Reflejo hépato yugular. 4.— Se presiona suave, pero firme­
mente con una mano, el hígado y
se observa como la vena yugular
se repleta de sangre.
5.— Palpación de frémito carotídeo. 5.— Se palpa con los pulpejos del
(Thrill). índice y del medio y se trata de
sentir ese estremecimiento pecu­
liar que se parece a la sensación
de palpar el lomo de un gato
cuando ronronea (estremecimien­
to catáreo).
6.— Soplos irradiados. 6.— Se ausculta con la campana y se
procura oír si hay fenómeno acús-
____ tico soplante._______
-2 7 6 -
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 42-1
í .— Hay que diferenciar muy bien entre
eretismo cardíaco (8) y danza arterial, (2,8,9)
pues estas manifestaciones se confunden muy
fácilmente. El eretismo cardíaco es funcio­
nal y la danza arterial es netamente pato­
lógica.
Para definir al eretismo cardíaco re­
cordemos al aforismo popular: “se le sale el
corazón por la boca”. Esta manifestación
se visualiza en el cuello cuando se aprecia un
pulso magno a nivel de las Carótidas y hor­
quilla esternal en circunstancias de esfuerzo Fig. 42-1 Ingurgitación yugular a m ás de 45 ° gra-
físico o de emociones fuertes. dos.

2.— La “danza arterial” es la visualización


del pulso en martillo de agua (de Corrigan o
Céler). (1, 4, 5, 11). La columna sanguí­
nea sube y baja como si siguiera la batuta del
director de una orquesta, a ritmo de dos
tiempos. Estos movimientos vistos en todos
los vasos del cuello, da la imagen de una
danza.

3.— La ingurgitación yugular (3,10) corres­


ponde al aumento de la presión venosa
central, producto del estancamiento del flujo
venoso en la aurícula derecha. Al no poder Fig* 42-2 R eflejo hépato-yugular.
vaciar su contenido, las venas cavas, en una suprahepáticas, la aurícula derecha, la vena
aurícula a medio llenar; repletan los cauces Cava Superior y la Yugular forman un siste­
de sus afluentes, uno de ellos, la Yugular ma de vasos comunicantes. Si hay dificultad
externa, visible en el cuello volteado al lado en el vaciamiento de la sangre venosa en la
contrario de donde se efectúa la observación. aurícula derecha, la misma que está repleta,
La condición para que esta connotación se hay ingurgitación Yugular y hepatomegalia.
transforme en signo de importancia clínico- Si se exprime el hígado mediante compre­
hemodinámica, es que siga manifestándose sión con la mano del observador, mediante
por igual a más de 45° de angulación entre “aplastamiento” hacia arriba, se forza el paso
los dos lados del ángulo formada por el cue­ de sangre hacia un recipiente lleno, que es la
llo y el tronco, en una línea; y el resto del aurícula derecha, la cual desborda su conte­
cuerpo que sigue en posición horizontal, nido hacia la Yugular. Esta se repleta más.
recostado en la cama. Fig. No. 42-1. He aquí el signo. Fig. No. 42-2.
Es un signo sumamente valioso para el 5.— Palpación de frémito.— Si hay frémito
diagnóstico de I.C. palpable (ya descrito en el cuadro) quiere de­
4.— Reflejo hépato - yugular.— Las venas cir que hay soplo, y este, si es irradiado y
-7 1 1 -
sistólico, seguramente depende de Estenosis
Aórtica o de Ateroma Aórtico que de todas
maneras funciona como estrechez.
6 .- Como decíamos anteriormente, el so­
plo de estenosis de los grandes vasos, pero
especialmente el de origen aórtico, se escu­
cha muy bien en las arterias del cuello.
Ahora bien, acontece que cuando hay cual­
quier otra estenosis arterial por ese sector,
dígase paquete vásculonervioso, Carótida mis­
ma, o inmediatamente después del cayado,
cuando hay coartación, puede haber irradia­
ción del soplo hacia el cuello. Igual sucede
cuando en la Insuficiencia Aórtica pura, el
gran sístole ventricular izquierdo con sobre­
carga de volumen, al chocar contra las pare­
des de la Aorta, las hace vibrar (1, 6, 7),
produciendo con ello frémito y soplo, sin
que haya necesariamente Estenosis Aórtica
concominante. Fig. 42-3 F lebogram a norm al.
Miscelánea.— Aunque no está en el cuadro, C o rte sía del Dr. W ilson Pancho.
pues consideramos que es de difícil diferen­
3.— E spino V ela, J.: In tro d u c c ió n a la C ardio­
ciación, aquí nombramos al pulso venoso, logía. N ovena edición. 63-115, M éndez
refiriéndonos a aquel que aparece cuando O teo , M éxico, 1979.
¡i hay Insuficiencia Tricuspídea y regurgita ha­ 4.— F ish led er, B.: E x p lo ració n Cardiovascular
cia la yugular, desde el ventrículo derecho, y F o n o m ecan o card io g rafía clínica. 72-73,
Ed. F o u rn ie r, M éxico, 1966.
una columna de sangre que pulsa sincrónica­
5.— F riedberg, C h.: E nferm edades del C orazón.
mente -"on la sístole ventricular. El pulso ve­ 702, In teram erican a, B uenos A ires, 1963.
noso propiamente dicho es aquel cuyas cur­
6.— F riedberg, C h.: E n ferm edades del C orazón.
vas se pueden recoger con un transductor S egunda edición, 704, Interam ericana, Bue­
especial acoplado al fonocardiógrafo y que se no s A ires, 1963.
llama flebograma Fig. No. 42-3. 7.— L uisada, A .: R u id o s y pulsos com o ayuda
e n el diagnóstico cardíaco. 3-30, C línicas
El pulso venoso dependiente del latido M édicas de N orteam érica, vol. 1, 1980.
ventricular derecho, tendríamos que diferen­ 8.— R o í C arballo, J.: P ato lo g ía P sicosom ática.
ciarlo del latido transmitido de la carótida, 4 9 7 -5 0 6 , E d. Paz M ontalvo, M adrid, 1949.
haciendo una observación prolija. 9.— R o u tie r, D .: A spectos C línicos del reu m as
tism o cardiaco: C ardioangiología de Luisa-
da. P rim era edición. 295, Im p re n ta Hispa­
BIB LIO G R A FIA noam ericana, B arcelona, 1961.
1 0.— S eifert, O.: M üller, F . y V onK ress, H.: E x­
1.— C orrigan, D. J. - E d in burgh, M .J. 37: p lo ració n clínica y diagnóstico m édico, Edi­
2 2 5 , 1 832. to ria l M arín, B arcelona, 1968.
2.— Cossio, P.: B iblio teca de S em iología: A pa­ 1 1.— Wiggers, C. J.: Physiology in H ealth and
ra to C ircu lato rio . 145 -150, E l A ten eo , disease, LEA C. F ebiger, F iladelfia, C uarta
B uenos A ires, 1949. edición, 1944.
- 278 -
CAPITULO 43

EX A M EN D E L T O R A X

INSPECCION

Así mismo, nos remitimos a la Semio-


tecnia General y también recalcamos ciertos
aspectos como los del cuadro No. 43-1.

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 43-1


1 El tipo constitucional es tan importan­
te que si lo tomamos en cuenta, nos puede
hacer descartar cardiomegalias en los pícni­
cos, o no notarla en un enfisematoso, por el
hecho de tener el “corazón en gota” , aparen­
temente pequeño (5, 7). Fig. No. 43-1.
2.— El tórax patológico nos da preciosa in­
formación de ciertas enfermedades y orien­
tan al clínico en la petición de exámenes
complementarios, así como en el diagnóstico.
Veamos algunos de ellos:
2.1 El tórax Grácil (5) dentro de un déficit
pondoestatural, se encuentra frecuentemente
en la Comunicación Interauricular (CIA).
Fig. No. 43-2.
2.2 Un tórax en Quilla (4, 6) o en Pecho
de Pollo es frecuente en la Comunicación In-
terventricular. Fig. No. 43-3.
2.3 Un tórax de Zapatero, Fig. No. 43-4
coa hundimiento esternal, nos hará buscar
más sintomatología de la que habitualmente
recogemos por primera intención y no pocas
veces encontraremos cardiopatías congénitas,
o pulmonares.
2.4 Un tórax en Tonel (4, 5) nos habla del
pecho insuflado, con hombros cuadrados,
espacios intercostales anchos, respiración su­
perficial, diafragmas bajos, de un enfisemato­ Fig. 43-1 T ipos co n stitu cio n ales del tó rax .
so, o mejor en general, de un corazón pulmo­ A : N orm osóm ico. B; A sténico.
C: P ícnico.
nar crónico. Fig. No. 43-5.
-2 7 9 -

CUADRO No. 43-1

SIGNOS IMPORTANTES DEL APARATO CARDIOVASCULAR EN EL TORAX.

INSPECCION
Qué Examinar Cómo Examinar
1 Tipo constitucional (1, 2, 3,4). 1 Observar y correlacionar el tórax
con la conformación de todo el
cuerpo. Comparar la longitud con
la anchura. Observar la apertura
del ángulo Xifocosial.
1.1 normo tipo
1.2 Pícnico
1.3 Asténico
2 .- Tórax patológicos (1,2, 3,4,5,9) 2.— Observar el tórax desnudo, con el
(deformados) paciente sentado, dando una vuel­
ta alrededor del mismo. Fijarse
especialmente en los vértices (hom­
I bros), espacios intercostales, ester
/ nón, escápulas, columna vertebral,
tipo de respiración.
3 .- Piel 3 .- Nos interesa descartar coloracio­
nes patológicas, presencia de acné,
Eritema marginado, Roséola Sf.
4 .- Red venosa colateral. 4.— Si hay red venosa en esclavina por
dificultad de vaciamiento en la ve­
na Cava superior.
5 .- Mamas 5 .- Su color, forma, turgencias, nos
pueden orientar o reorientar sobre
edad, estado de embarazo, lactan­
cia.
6 .- Pezón. 6 .- El pezón izquierdo elevado (Padi­
lla), puede indicamos dextrorota-
ción del corazón con crecimiento
del ventrículo derecho.
-280-
Signo de Broadbent: (10) se observa
retracción sistólica dorsal en 11 y 12ava cos­
tillas izquierdas y a veces, también derechas.
Significa que existen bridas pericardio-
diafragmáticas (fig. 4 4 —5).
Signo de Wenckebach (10): Se observa
que en la inspiración forzada, el Esternón no
se desplaza o mas bien, se deprime ligera­
mente. Significa que existe Pericarditis adhe­ Fig. 43-4 T ó ra x de zap atero .
siva o Paquipleuritis extensa (Fig. 44-5).

Fig. 43-5 T ó ra x e n to n el.


Fi*. 43-3 T órax en quilla

2.5 Los tórax deformados por Xifoescolio- conjuntamente con la palpación, pero no po­
sis, Xifosis, Escoliosis; cual más, cual menos, demos dejar de nombrarlo en la inspección,
siempre tienen trastornos broncopulmonares aunque en muchas personas, especialmente
con zonas de atelectasia y de enfisema com­ en los obesos, no es visible, sin que esto se
pensatorio; es decir, con parcelas de pulmón tome como anormalidad.
poco aereadas y otras, insufladas. Esto dará
lugar a afecciones crónicas de origen toracó- B IB L IO G R A FIA
geno, tributarias del Corazón Pulmonar Cró­
nico. (4, 5).
1.— C arral, R .: S em io lo g ía C ardiovascular.
Además, los desnivelamientos del he- , 2 5 1 -2 5 5 , In teram erican a, 1 9 6 4 .
mitórax izquierdo, sean totales o por sectores, 2.— C ossio, P.: B ib lio teca de S em iología: Apa­
insinuarán, crecimientos globales o solamen­ ra to C ircu lato rio . Q u in ta edición. 124-150.
E l A te n e o , B uenos A ires, 1 9 4 9 .
te del ventrículo derecho, si la elevación está
cerca del Esternón, por ejemplo. 3.— D e la T o rre y A sanza, G.: L ecciones de Se­
m iología. T o m o I. P rim era edición. 69-72,
Miscelánea.- El latido apexiano va a ser visto I m p re n ta de la U niversidad, Q u ito , 1 950.
—zsi —
4.— D e la T o rre, A. y A sanza, G.: L ecciones de
S em io lo g ía. T o m o I. P rim era edición,
55-58, Im p re n ta de la U niversidad, Q uito,
1950.
5 .— E spino Vela, J.: In tro d u c c ió n a la C ardio­
logía. N ovena edición. 592-593, M éndez
O teo , M éxico, 1 979.
6,— E sp in o V ela, J.: In tro d u c c ió n a la C ardio­
logía. N ovena edición, 113, M éndez O teo,
M éxico, 1 9 7 9 .
7 ,— F ried b erg , C h.: E n ferm ed ad es del C orazón.
7, E l A ten eo , B u en o s A ires, 1963.
8.— F ried b erg , C h.: E n ferm edades del C orazón.
7 5 1 , E l A ten eo , B uenos A íres, 1963.
9,— Ja cco u d , S.: P ato lo g ía In te rn a , T om o II .
65-7 7 , Baiüy-Bailliere e hijos, M adrid, 1897. Fig. 44-1A P alp ació n de latid o s y frém ito s
co n la cara palm ar de los dedos.

CAPITULO 44

INSPECCION Y PALPACION D E L

P R E C 0 R D I0

Hay algunas observaciones que requie­


ren de la inspección y la palpación a la vez,
por cuya razón vamos a resumir este objeti­
vo en el cuadro No. 44-1
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 44-1 Fig. 44-1B P alpación de latid o s y frém ito
co n la región an terio r de la m u ­
1.1 Localización del ápex.— En más o me­ ñeca.
nos la mitad de los^ pacientes, se ve y se pal­
pa el ápex. Para señalar su localización 6) Línea axilar media izquierda.
seguiremos la nomenclatura de Eddleman (5) Luego se trazan, así mismo, en forma
(Fishleder), que explicamos a continuación: imaginaria, líneas horizontales que siguen
Se trazan líneas imaginarias en sentido ver­ por cada uno de los espacios intercostales,
tical, que pasen por los puntos donde se to­ del 1 al 11.
man las derivaciones precordiales del elec­ El cruzamiento de las líneas verticales
trocardiograma; es decir, por: Fig. 44-2A y horizontales forma un cuadriculado en el
1) Borde esternal derecho. precordio, si es que en realidad se pinta con
2) Borde esternal izquierdo. lápiz demográfico estas señales. De esta ma­
nera se puede ubicar rápidamente y con pre­
3) Línea paraestemal izquierda. cisión cualquier fenómeno localizado en el
4) Línea medioclavicular izquierda. hemitórax izquierdo. Fig. No. 44-2B.
5) Línea axilar anterior izquierda. Así, por ejemplo, si encontramos el
-2 8 2 -

CUADRO No. 44-1

INSPECCION Y PALPACION DEL PRECORDIO


Qué Examinar 1 Cómo Examinar

1.- Latido apexiano .


1.1 • Localización 1.1 Inspección frontal y tangencial;
Fig. 44-1A y 44-1B. palpación en decúbito dorsal y en
la posición de Pachón, con la
parte palmar de los dedos o con el
« -
talón de la mano.
1.2 Movilización 1.2 Palpando sucesivamente, la. re­
gión de la punta, en decúbito
dorsal, en decúbito de Pachón y
estimando la distancia que sepa­
ra los dos sitios.
1.3 Amplitud. 1.3 Estimando el impulso y palpán­
dolo.

2 .- Latidos en otras partes 2 .- Mediante la observación y palpa-.


del precordio ción sistemáticas del mesocardio,
endoápex, cerca del apéndice
Xifoides y en los focos de la base.

3 .- Frémito (Estremecimiento o 3 .- Con la cara palmar de los dedos


thrill). o con la cara anterior de la muñe
ca, se palpa sobre los focos de aus
cultación.
3.1 Localización del thrill en el ciclo 3.1 Palpando como en el numeral 3' y
cardíaco. tocando el pulso al mismo tiem­
po. ' .

.■\
ápex en la linea medioclavicular, a nivel ápex (1,’2, 6). En los casos en los que no
del 5to. espacio intercostal, anotaremos: se lo ve ni-se lo palpá, se insiste ordenando
4-5. al paciente que se ponga en decúbito lateral
izquierdo (de Pachón), posición en la cual, el
Si adoptamos este método de loca- ■ corazón está más cerca de la pared costaj.
lización, podemos describir la posición del 1.1.2 Cuando el ápex es invisible e impalpa­
ápex o de cualquier latido o estremecimien­ ble hay que detectarlo mediante la per­
to, muy rápida y fácilmente. cusión, tanto* en la posición dorsal como
1.1.1 A veces no se ve pero si palpa el enia lateral izquierda.
-283 -

Fig. 4 4 -2 A D ivisión del p reco rd io en cuadra­ Fig. 44-2B U tilización de la n o m en clatu ra:
dos. ápex: C-5-4.

1.1.3 La amplitud hay que apreciarla ob­


servando la extensión, expansión y fuerza
del latido.
1.1.4 Si no se ve ni se palpa, hay que buscar
la probable causa, pues no necesariamente es­
ta ausencia de latido apexiano, es patológica.
Asi', en los obesos (1, 2) y especialmente
si la persona obesa es mujer con mamas
prominentes, se dificultará o se volverá im­
posible la observación.
Los enfisematosos (1,2,6) ocultan tam­
bién la presencia del ápex. Con mayor ra­
Fig. 44-3 P ericarditis c o n d erram e (R X ).
zón no se ve ni se palpa el ápex en las
Pericarditis (1, 2, 3, 4) con derrame y en la
Pericarditis constrictiva (corazón encarcela­
do). Si el ápex es extenso, amplio y ex­
pansivo, se trata del ápex en cúpula de Bard
(2) descrito así porque produce la sensación
del choque de una masa redondeada en la
palma de la mano que palpa. Fig. 44-3,44-4.
Si hay retracción más bien que expan­
sión, es probable que haya bridas pericardio-
costales que tiren de la parte del precordio
donde se afianzan, en el momento de la
contracción sistólica. Fig. No. 44-5.
2.— Siempre hay que (22) buscar otros latí- Fig. 44-4 P ericarditis C o n strictiv a (R X ).
-284-

SIGNO DE HARZER.- Se busca el latido


del ventrículo derecho hipertrófico o dilata­
do a través del diafragma izquierdo. En
realidad hay que efectuar una maniobra que
se ejecuta entre el hipocondrio izquierdo y el
epigastrio: Se utiliza el dedo pulgar de la
mano derecha que se hunde en el epigastrio
con dirección hacia arriba, por detrás del
Fig. 44-5 R e tra c c ió n d e l p reco rd io p o r b ri­ apéndice xifoides, en busca del ventrículo
das pericardio-costales. derecho. Fig. 44-6.
dos además del ápex, puesto que de haberlos,
nos dan información valiosa de la parte del
corazón o de los grandes vasos que se con­
trae tan fuertemente. Si se palpa latido
aórtico, en el 2do. espacio intercostal dere­
cho, Fig. No. 44-8, probablemente se deba a
hipertensión arterial sistémica con cierre vio­
lento de las válvulas sigmoideas. (2,4).
Si se palpa latido pulmonar; (2do. es­
pacio intercostal, línea paraesternal izquier­
da), significa que hay hipertensión arterial
pulmonar con cierre violento de las sigmoi­
deas pulmonares, por cuyo motivo, el com­
ponente pulmonar del segundo ruido aumen­
ta de intensidad y se vuelve palpable (2, 4).
Fig. No. 44-9.
El latido en masa significa que hay una
cardiomegalia de grado 3 o 4 con crecimien­
to global del corazón, mayor contacto del
mismo con la pared precordial y probable­
Fig. 44-6: M aniobra de H arzer - co rtesía del
mente, también, aumento de la fuerza de D r. W ashington B anda.
contracción por acción de tonicardíacos.

SIGNO DE DRESSLER.—Latido en balacín 3.— Hay que buscar los estremecimientos


o en báscula. Se observa desde los pies del catáreos (Thrill) en todo el precordio y
enfermo en decúbito supino. Sucede que se ubicarlos en uno de los focos clásicos de
añade al latido apexiano, la propulsión es­ auscultación: de base (Aórtico y Pulmonar);
ternal por la expansión sistólica del hígado de punta (Mitral y Tricuspídeo) y Mesocar-
en la Insuficiencia Tricúspide a. dio. Este mapeo se guiará, persiguiendo las
-2 8 5 -
Es conveniente localizarlos en: 1.— El
precordio y 2 . - en el ciclo cardíaco. Para
su ubicación en el precordio se recurrirá a
los focos de auscultación; para determinar si
son sistólicos o diastólicos se palpará simul­
táneamente el pulso.
Una vez que tenemos estas dos locali­
zaciones, las correlacionamos y elucubra­
mos sobre el PARA QUE hacemos esto, con al­
gunos ejemplos: Si palpamos un frémito sis­
tólico en el foco aórtico y aún, más clara­
mente, en el cuello y en horquilla esternal,
es casi seguro que se trata de una Estenosis
Aórtica, porque el flujo sanguíneo pasa por
un orificio estrechado, desde el ventrículo
F ig . 4 4 -8 L a tid o a ó r tic o .
izquierdo hacia la Aorta.
Así mismo, si se palpa en sístole y en
diástole, pero a nivel de foco pulmonar y aún
un poco hacia fuera, es procedente pensar en
Persistencia del Conducto Arteriovenoso.
Si se palpa en Mesocardio, probable­
mente es sistólico y corresponde a una Co­
municación Interventricular. (2,4).
Si el frémito es sistólico pero se apre­
cia solamente en el foco pulmonar, es lícito
pensar en una Estenosis Pulmonar. (2).
En el foco Mitral es más raro el estre­
mecimiento en cualquiera de los dos momen­
tos del ciclo. Si se palpa en sístole, corres­
F ig . 4 4 -9 L a tid o P u lm o n a r . ponderá a una Insuficiencia Mitral;(l, 2,3,4);
si es diastólico, dependerá de una Estenosis
áreas de irradiación de los “soplos” pal­ Mitral. Para ayudarnos en la apreciación,
pables, es decir, las áreas de auscultación. tendremos en cuenta que en la Insuficiencia
Así pues, los frémitos, se aprecian co­ Mitral, el ventrículo izquierdo está dilatado
mo vibraciones palpables y traducen la exis­ porque soporta una sobrecarga diastólica o
tencia de un soplo, que da la sensación táctil de volumen. Por lo tanto tendremos 2 ele­
de cosquilleo, como cuando se pasa la mano mentos de apoyo: 1) Apex desviado hacia
por los lomos de un gato satisfecho que ron­ abajo y afuera; 2) latido en cúpula. De igual
ronea (2). Esta sensación táctil y auditiva se manera, tomemos en cuenta que en la Este­
produce cuando el flujo sanguíneo forma nosis Mitral, (1, 2, 3 4) el ventrículo iz­
torbellinos al pasar por un orificio patológi­ quierdo no está crecido, pero el ventrículo
co, generalmente más estrecho o cuando re­ derecho si está sobrecargado con sobrecarga
fluye por una válvula insuficiente. sistólica, pues el obstáculo a nivel de válvula
- 286 -
Mitral, aumenta las resistencias pulmonares 2 .— C a rra l, R .: S e m io lo g ía ' c a rd io v a s c u la r 5 ta .
que deberán ser vencidas por el ventrículo e d . 2 5 6 -2 6 2 , E d ito r ia l I n te r a m e r ic a n a , S . 17
M é x ic o , 1 9 6 3 .
derecho. En consecuencia, se buscará el
3 .— C o ssio , P .: A p a r a to c ir c u la to r io : B ib lio te c a
apoyo de dos elementos: 1) ápex poco visi­ d e S e m io lo g ía 5 ta . e d . 1 3 0 -1 4 3 , “El A te n e o ”
ble por dentro de la línea medio clavicular; y B u e n o s A ire s , 1 9 4 9 .
2) latido de ventrículo derecho. 4 .— E s p in o V e la , J I n t r o d u c c i ó n a la c ard io lo ­
g ía 3 ra . é d . 1 0 8 -1 1 1 , M é n d e z O te o , M éxico,
Es bueno saber que no siempre encon­ 1969.
traremos todo lo que buscamos, pero el he­ 5 .— F is h le d e r, B .: E x p lo r a c ió n c a rd io v a sc u la r y
cho de pensar en la fisiopatología y al hacerlo, fe n o m e c a c a rd io g ra fía c lín ic a - 3 3 , L a P rensa
buscar los signos con los que se expresa, nos M éd ic a M e x ic a n a , M é x ic o , 1 9 6 6 .

volverá metódicos y probablemente, nos lle­ 6 .— J a c c o u d , S .: T r a ta d o d e P a to lo g ía In te rn a .


vará al encuentro de todas las manifestacio­ T o m o 2 d o . — IV e d ic ió n , X tir a d a . 8 5 , E d.
D e B ailly B a illie re e h ijo s , M a d rid , 1 8 9 7 .
nes patológicas posibles.
En el foco tricuspídeo es sumamente
raro palpar frémito. Si los hubiere, y si CAPITULO 45
son sistólicos, se tratará de Insuficiencia Tri-
cuspídea. Si el estremecimiento es diastóli-
co, se tratará de Estenosis Tricuspídea. PERCUSION
Los FROTES PÜRICARDICOS (2 ,3 ) tam­
bién podrían ocasionar sensación palpable INTRODUCCION.- En un país latino
de frémito. Son sistólicos y diastólicos y americano, precisamente como el nuestro,
se producen a nivel de las serosas deslustra­ donde se ha concentrado la. prestación de sa­
das, mientras estén en contacto y se froten lud en las grandes ciudades; es preciso no
al compás de los movimientos cardíacos. Por desaprovechar este método natural que nada
estas condiciones enunciadas, ocuparán los cuesta, para extraerle el máximo provecho.
dos momentos del ciclo y tienen además, el El dicente aprenderá, contrastando sus pro­
carácter de ser fugaces. Los frotes pleurales pias apreciaciones mediante la percusión (1)
y pleuropericárdicos tendrán relación con las y los exámenes radiológicos que pueda rea­
fases de la respiración y guardarán estrecha lizar con este objeto.
relación con el cuadro clínico. También son Para efectuarla, es preferible seguir la
fugaces. técnica de amortiguamiento (I, 3, 4, 5),
Respecto a la palpación del tórax, en donde el dedo plexímetro es el índice de la
cuanto se refiere al aparato respiratorio, mano izquierda, y el percutor es el índice
remitimos al lector a la parte pertinente de derecho, que pega el golpe seco con la su­
la semiotecnia del aparato respiratorio,, que perficie palmar y queda un ráto, amortiguan­
por otro lado, da signos en el tórax posterior, do el golpe, antes de levantarlo. Fig. No. 45-1.
principalmente. La percusión es radial y comienza de
fuera a adentro, es decir desde el hemi-
BIBLIOGRAFIA tórax derecho, de la sonoridad pulmonar a
la submatitez de la aurícula derecha y la
1.— A sa n z a , G . y D e la T o r r e , A .— L e c c io n e s d e
S e m io lo g ía , to rn o I I I , p r im e r a e d ic ió n . 1 2 -1 6 ,
desembocadura de la$ venas Cavas; luego,
I m p r e n t a d e la U n iv e rs id a d , Q u ito , E c u a d o r , en segunda instancia, se percute de dentro á
1950. afuera, es decir saliendo desde los grandes
F ig . 4 § -2 S e ñ a liz a c ió n d e la s ilu e ta e n el
p re c o rd io .

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 45-1


y Aparte del ápex, cuyo señalamiento
por si solo nos da una pauta sobre el
tamaño y proporciones del corazón proyec­
tado hacia el precordio, consideramos que es
de mucha importancia establecer mediante
la percusión si hay o no crecimiento del
Cono de la Pulmonar. Así pues, la deli­
mitación de la silueta en la parte superior,
determina la procidencia de la Pulmonar
en más o menos. Si el examinador con­
catena algunos datos semiotécnicos sobre es­
Fig. 45 -1 P e rc u s ió n a m o rtig u a d a : d o s se- te mismo punto, puede reunir los siguientes
c u e n c ia s .
elementos:
vasos y de la masa ventricular, hacia la pe­ 1.— Latido a nivel del “foco pulmonar” .
riferia. El contraste será entre la submatitez Puede palparse y aún ser visto en algunas
(en el centro casi es matitez) y la sonoridad ocasiones. Corresponde al cierre potente de
pulmonar. Finalmente y como punto apar­ las sigmoideas pulmonares cuando hay hiper­
te, pero naturalmente >complementario, se tensión en el circuito menor (pulmonar).
señalará el ápex, cuya presencia si es visible
y palpable, no admite discusión. Si no es vi­ 2.— Aumento del área de matitez o sub­
sible ni palpable, tiene que ser percutido. matitez a nivel del cono de la arteria Pulmo­
Precisamente la demarcación de la silueta nar.
puede comenzar con la señalización de la 3.— Aumento de intensidad del segundo
punta. Se completará la.base con la prolon­ ruido en foco Pulmonar.
gación de la línea hepatopulmonar, previa­ Si por medio de la inspección, palpa­
mente señalada con percusión. Esta prolon­ ción, percusión y auscultación obtenemos
gación irá hasta el ápex. Fig. No. 45-2. estos signos, estamos ante la “Triada de la
Ahora organizaremos en un cuadro los la Pulmonar de Chávez”, (2, 5) que denota
conceptos vertidos anteriormente: 45-1. Hipertensión Pulmonar. (Espino Vela)
88 —

CUADRO N o. 45-1

PERCUSION CARDIACA

Qué Examinar Cómo Examinar


1 .- Apex: si no es visible ni palpable, 1 .- Se percute de fuera hacia dentro,
se delimitará mediante percusión. comenzando desde la región Axi­
lar. Se señalará el punto de cam­
bio entre la sonoridad pulmonar
y la submatitez cardíaca. Así
mismo, en forma radial y de fue­
ra hacia dentro, pero también
de abajo hacia arriba, se percutirá
desde el timpanismo del espacio
de Traube hasta la submatitez
de la punta del corazón. De
esta manera se refrendará el pun­
to anterior donde se entrecrucen
las señales.
2.— Límite hepato pulmonar. 2 .- La percusión se hace en el he-
mitórax derecho, de acuerdo con
la técnica ya conocida.
La señal se pondrá en el punto de
cambio entre la sonoridad pul­
monar y la matitez hepática.
3.— Delineación de la parte diafrag- 3 .- Se traza una línea que una el
mática de la silueta. extremo izquierdo del límite he-
pato-pulmonar y el ápex.
4 .- Delimitación del borde derecho 4.— Se percute desde la derecha del
de la silueta cardíaca. Esternón, por sobre él hacia la
izquierda, comenzando en el se­
gundo espacio intercostal y seña­
lando los puntos de cambio en­
tre la sonoridad del pulmón dere­
cho y la submatitez de los gran­
des vasos y corazón.
5. - Delimitación del borde izquierdo 5 — Se percute de dentro hacia fuera,
de la silueta cardíaca. es decir desde la submatitez hacia
la sonoridad del pulmón izquier­
do. Así mismo, la secuencia de la
percusión y el señalamiento de los
puntos de cambio, se hace desde
arriba, a nivel de 2do. espacio in­
tercostal y se termina en el ápex.
6. - Esquematizaron de la silueta car­ 6. - Se unen todos los puntos señala­
díaca total sobre el precordio. dos anteriormente, con una línea
continua.
- 289 -
BIBLIOGRAFIA una dirección que imita la del conducto audi­
tivo externo. Esto es para que se adapte bien
el aparato a los pabellones auriculares del
examinador. El extremo que entra en con­
1.— A u e n b ru g g e r, L .: In v e n tu m N o v u m , P e r-
c u ss io n e T h o r a c is H u m a n i. V ie n n a , 1 7 6 1 . tacto con el paciente tiene dós posibilidades
T r a d u c id o a l In g lé s p o r J o h n F o r b e s e n de uso, generalmente: Uno, con la cápsula de
1824. membrana (más ancha y con frecuencia ex­
2.— C a rra l, R .: S e m io lo g ía C a rd io v a sc u la r. Q u in ­ traplana; otro, con la campana o estetosco­
ta e d ic ió n . 2 5 6 -2 6 2 , E d i to r ia l In te ra m e ric a -
n a , M é x ic o , 1 9 6 4 .
pio cuya parte final es redondeada y coapta
3— C o ssio , P .: B ib lio te c a d e S e m io lo g ía : A p a ­
directamente con la piel del sujeto examina­
r a t o C irc u la to rio , 1 5 0 -1 5 7 , E l A te n e o , B u e ­ do. Con la de membrana se escucha mejor
n o s A ire s, 1 9 4 9 . los fenómenos acústicos de tono alto y de
4.— D e la T o r re , A . y A s a n z a G .: L e c c io n e s d e frecuencia elevada, (1, 3, 4) como por ejem­
S e m io lo g ía . T o m o I. P rim e ra e d ic ió n . plo, el soplo diastólico de la Insuficiencia
7 5 -8 7 . I m p r e n t a d e la U n iv e rs id a d , Q u ito ,
1950.
Aórtica. Fig. No. 46-1. Con la campana se
5.— E s p in o V e la , J .: I n tr o d u c c ió n a la C a rd io ­
escucha mejor los ruidos de tono bajo y de
lo g ía . N o v e n a e d ic ió n , 1 1 5 -1 1 6 , M én d e z baja frecuencia, (1, 3, 4) como los ruidos
O te o , M é x ic o , 1 9 7 9 . cardíacos (1, 5, 10) o el ritmo de Duroziez,
6.— G u ttm a n : B e m e r k u n g e n U b e r H e rz p e rc u - por ejemplo. (Estenosis Mitral), Fig. No. 46-2
s s io n : B e rlin -K lin . W o c h e n ., 1 8 7 7 .

CAPITULO 46

AUSCULTACION CARDIACA

GENERALIDADES: Este método de examen


exige un implemento, que es el fonendosco­
pio, el cual desde su inventor: Laennec, sirve
para la auscultación mediata (8, 9). Si no
hubiere a la mano este instrumento, se
puede efectuar la auscultación, directamente,
Fig. 4 6 -1 F o n o c a rd io g ra m a d e In s u fic ie n c ia
acercando el oído al paciente, hasta la parte A ó rtic a .
que va a ser examinada, pañuelo de por me­
dio para evitar el contacto de piel con
Es conveniente tomar en cuenta algu­
piel, simplemente por razones de higiene.
nas recomendaciones para efectuar mejor la
También hay el estetoscopio de tilo o de
recolección de los signos auscultatorios.
metal, que se utiliza para auscultar los rui­
dos fetales. El fonendoscopio ideal es aquel 1.— Tomar en cuenta las líneas de referen­
que no es ni largo ni corto (60 centímetros cia (6) en el precordio: Ver Fig. No. 44-2A y
aproximadamente). Los auriculares tienen 44-2B.
-2 9 0 -

F ig . 4 6 -2 F o n o c a r d io g ra m a d e E s te n o s is M i­
tra !.

2.— Focos de auscultación y proyección


(2, 6, 10) esquemática de las válvulas cardía­
cas en el precordio. Fig. No. 46-3 y 46-4.

Aunque ya se habló del particular cuan­


do se trató de situar los latidos y frémitos,
creemos conveniente detallar aquí los sitios F ig. 4 6 -3 F o c o s d e a u s c u lta c ió n in c lu id o s en
de auscultación, no sin antes enfatizar que e l p r e c o rd io
en la persecusión de los fenómenos acústicos
tenemos que “mapear” sobre el precordio,
es decir deslizar nuestro fonendoscopio por
todas partes y volver a hacerlo cuantas veces
sean necesarias hasta ubicar el foco de proce­
dencia y las irradiaciones. Precisamente, en
este respecto, nos referiremos a las áreas de
auscultación. (3,4,10).
2.1 FOCOS DE BASE: (2,3,5)
2.1.1 Foco Aórtico principal: 2do. espacio
intercostal, línea paraesternal derecha.
2.1.2 Foco Aórtico accesorio: 3er. espacio
intercostal, línea paraesternal izquierda.
2.1.3 Foco Pulmonar: 2do. espacio intercos­ F ig . 4 6 -4 P r o y e c c ió n d e la s vá lv u la s e n el
tal, línea paraesternal izquierda. p re c o rd io y á re a s d e a u sc u lta c ió n .

2.2: Foco mesocárdico: 3o. y 4o. espacio


intercostal, desde el Esternón hasta la línea 3 .- MANIOBRAS SEMIOTECNICAS DE
medioclavicular. AUSCULTACION:
2 .3 : FOCOS DE PUNTA: (2 ,3 ,5 ) 3.1 PARA AUSCULTAR MEJOR LOS FOCOS
DE BASE: (7)
2.3.1 Foco Mitral: donde está el ápex o si
este no se ve, en 5to. espacio intercostal, línea 3.1.1 Paciente en posición sentada, inclinado
medioclavicular. En niños, el foco puede su­ hacia adelante. En esta forma los grandes
bir al 4to. espacio intercostal. vasos se acercan al peto estemo costal.
2.3.2 Foco Tricuspídeo: 5to. espacio inter­ 3.1.2 Se ordena al paciente permanecer un
costal, línea paraesternal izquierda. momento en apnea postinspiratoria. El se­
-291 -
gundo ruido normalmente se desdobla, pues
se trata del desdoblamiento fisiológico. Fig.
No. 46-5.
Tal cosa acontece porque durante la
inspiración, la presión negativa intratorácica
se incrementa y al hacerlo, absorbe la sangre
que llega a aurícula derecha desde las venas
Cavas, con lo cual aumenta el caudal que
manejan las cámaras derechas. De ventrículo
pasa este volumen incrementado a arteria pul­
monar, demorando un poco más su paso y
por lo tanto, también, el cierre de las vál­
vulas sigmoideas pulmonares. Ahora bien,
recordemos que las válvulas sigmoideas pul­
monares cierran normalmente luego de que Fig. 46-5 A u scu ltació n de los focos de base
lo han hecho las aórticas, pero el oído huma­
no percibe un solo ruido, precisamente, el se­
gundo ruido. En el apnea postinspiratoria,
el componente pulmonar se separa del aórti­
co a tal punto que el oído humano los per­
cibe como dos ruidos separados. He allí la
explicación fisiológica de lo que acontece
normalmente al auscultar el foco pulmonar, F ig. 4 6 -6 A F o n o c a rd io g ra m a c o n A 2—P 2 , fi­
especialmente en niños y en jóvenes. Debe­ s io ló g ic a m e n te d e s d o b la d o .
mos agregar que si este fenómeno se auscul­
ta en otros sitios, además del foco pulmonar,
la explicación es la misma. Fig. No. 46-6A.

3.1.3 En el momento de auscultar, se ordena


al paciente permanecer en ápnea Postespi-
ratoria, maniobra que se le ha enseñado pre­
viamente a realizar. Normalmente se debe F ig . 4 6 -6 B F o n o c a rd io g ra m a c o n A 2 P 2 p a r a ­
d ó jic a m e n te d e s d o b la d o .
escuchar el segundo ruido como un solo ele­
mento. Si se lo escucha desdoblado, es pa­ 3.1.4 Si el desdoblamiento de R2 se escucha
tológico. Significa que el componente aórti­ tanto en inspiración como en espiración,
co se ha retrasado tanto que aparece no solo se trata de desdoblamiento fijo (10), el cual
después del componente pulmonar, sino aparece cuando hay hiperflujo por cortocir­
lo suficientemente alejado de él, como para cuito arteriovenoso, como sucede en la co­
que el oído humano los perciba por separado, municación interauricular (CIA) en la que la
es decir como desdoblamiento del 2o. ruido. sangre pasa de aurícula izquierda a aurícula
Este desdoblamiento, por oposición al ante­ derecha, o en la Comunicación interventri-
rior, se llama: desdoblamiento paradójico (10). cular (CIV), en la que pasa la sangre de ven­
Como, por ejemplo, en la Estenosis Aórtica, trículo izquierdo al ventrículo derecho. Tam­
en el Bloqueo de rama izquierda. Fig. 46-6B. bién se encuentra en el bloqueo avanzado de
«. *** u ESR
F ig . 4 6 -6 C F o n o c a r d io g r a m a c o n A 2 P 2 fija —
m e n te d e s d o b la d o .

rama derecha del haz de His, asi mismo por


retardo del cierre de las sigmoideas pulmona­
res tanto en inspiración como en espira­
ción (10). Fig. 46-6C.
3.2 MANIOBRA PARA AUSCULTAR MEJOR
LOS FOCOS DE PUNTA:
3.2.1 Foco Mitral: Se escuchan mejor los
fenómenos acústicos en apnea postespiratoria
y en decúbito lateral izquierdo (decúbito de
Pachón). Cuando la duda persiste, como
por ejemplo con un ritmo de Duroziez que F ig . 4 6 -7 A u s c u lta c ió n d e f o c o M itra ! e n de­
se insinúa pero que no es evidente, se repi­ c ú b ito d e P a c h ó n .

te la maniobra inmediatamente después de un 3.2.2.2 Maniobra de Azoulay: (7) Con el


corto ejercicio, que puede ser de 5 a 10 mo­ mismo significado que la anterior, consiste en
vimientos de sentarse y acostarse. Fig. recostar al paciente en decúbito supino, en
No. 46-7. cuya posición se le ordena levantar los miem­
32.2 Foco Tricúspideo: Hay algunas ma­ bros inferiores para lograr un mejor retomo
niobras para distinguir si los “soplos” que venoso. El observador auscultará antes y
se oyen en punta son originarios de válvula después de la maniobra, la cual es positiva si
Tricúspide o no. Vamos a describir dos de se incrementa la intensidad después de ha­
ellas: cerla. Si el paciente no puede levantar los
miembros inferiores, el médico lo hará, pasi­
3.2.2.1 Maniobra de Rivero Carvallo: (7) vamente. Fig. No. 46-9.
Luego de escuchar el “soplo”, problema, se
ordena hacer una inspiración profunda y que­ CONSIDERACIONES A LA MANIOBRA PARA
darse en apnea por breves momentos. Hay OIR MEJOR LOS FOCOS DE PUNTA:
que poner mucha atención en la ausculta­ 1.— La posición decúbito lateral izquierdo
ción de los primeros latidos y caer en cuenta aproxima más el ápex hacia el precordio, pro­
si se incrementa la intensidad. Si se in­ curando con ello mayor cercanía del foco
crementa la intensidad, el foco de origen es mitral con el oído del examinador. Si esta
el Tricúspideo, así el fenómeno acústico auscultación se la hace en apnea postesfuerzo
se oiga cerca del ápex. Esta maniobra se y postespiración, se agregan condiciones de
repetirá hasta que quede clara la verdadera aumento de flujo y de fuerza de contracción
auscultación. Fig. No. 46-8. al nivel del defecto, con lo cual crecen en
- 293 -

F ig . 4 6 -8 M a n io b ra d e R iv e ro C arv allo e n C o r te s ía d e l D r. W ilso n P a n c h o ,


fo n o c a rd io g ra m a .

intensidad los ruidos sobreañadidos en el ci­


clo cardíaco.
2.— Las maniobras de Rivero Carvallo y de
Azoulay tienden a incrementar el flujo en las
cámaras derechas. Es natural que el aumento
de flujo al pasar por una estrechez o regurgi­
tar de una cámara a otra, forme un torbellino
mayor que el usual e incremente la intensi­
dad del sonido. Como con estas maniobras,
el aumento de la intensidad es circunstancial
y momentánea y afecta solamente a las cá­
maras derechas; cuando existe, denuncia que
el fenómeno se produce a nivel de éstas. F ig . 4 6 -9 M a n io b ra d e A z o u la y .
Ejemplo: La insuficiencia tricúspidea pro­
al no cerrarse cuando deben estarlo, per­
duce un soplo holosistólico Rivero Carvallo+.
miten el retorno de la sangre a su cavidad de
Establecidos así los hechos, conviene origen.
correlacionar el foco de auscultación y el
De allí que la secuencia de ausculta­
momento del ciclo con la condición anato-
ción que proponemos a continuación, debe
mopatológica que origina la auscultación
ser establecida como rutina, pues así no nos
anormal. (3) (Espino Vela).
olvidaremos de nada esencial y llegaremos
Soplos sistólicos en focos de base: con facilidad al diagnóstico orgánico.
ESTENOSIS
Soplos diastólicos en focos de base: BIBLIOGRAFIA
INSUFICIENCIA.
Soplos sistólicos en “punta”: INSU­
FICIENCIA 1 .— A lo sise , L .: T r a ta d o d e F is io lo g ía . S e g u n d a
e d ic ió n . 1 2 5 -1 2 7 . E l A te n e o , B u e n o s A ires,
Soplos diastólicos en “punta”: ESTE­ 1942.
NOSIS. 2 .— C a rra l, R .: S e m io lo g ía C a rd io v a sc u la r. Q u in ­
t a e d ic ió n , 2 6 4 -2 6 5 , I n te ra m e ric a n a , M éx ic o ,
Se habla de Estenosis cuando la válvula 1964.
estrecha opone un obstáculo a la salida de la 3 .— E s p in o V e la, i . : I n tr o d u c c ió n a la C a rd io ­
sangre de su cavidad natural. Se llama Insu­ lo g ía . N o v e n a e d ic ió n . 1 1 6 -1 2 8 , M én d e z
ficiencia cuando las compuertas valvulares, O te o , M é x ic o , 1 9 7 9 .
-2 9 4 -
4 .— F is h le d e r, B .: E x p lo r a c ió n C a rd ió vas c u la z coinciden, si no exactamente, con variantes
y F o n o m e c a n o c a r d io g r a f ía C lín ic a . 1 6 -1 9 ,
E d i to r ia l F o u r n ie r , M é x ic o , 1 9 6 6 .
de milisegundos, los movimientos valvulares
y la graficación de los ruidos cardíacos. Ade­
5 .— F is h le d e r, B .: E x p lo r a c ió n c a r d io v a s c u la r y
F o n o m e c a n o c a r d io g r a f ía C lín ic a . 1 3 6 - 1 4 8 ,
más, hay autores como Fishleder, que, con
E d i to r ia l F o u r n ie r , M é x ic o , 1 9 6 6 . abundante bibliografía sostienen el criterio de
6 .— F is h le d e r, B .: E x p lo r a c ió n C a r d io v a s c u la r la génesis valvular. (1, 2, 5, 6, 7,9).
y F o n o m e c a n o c a r d io g r a f ía C lín ic a . 3 3 -3 4 ,
E d i to r ia l F o u r n ie r , M é x ic o , 1 9 6 6 . Los elementos del ciclo cardíaco serán
7 .— F is h le d e r, B .: E x p lo r a c ió n C a r d io v a s c u la r y
expuestos esquemáticamente a continuación:
F o n o m e c a n o c a r d io g r a f ía C lín ic a . 3 5 -4 1 , BREVE RECUENTO FISIOLOGICO.
E d i to r ia l F o u r n ie r , M é x ic o , 1 9 6 6 .
Vienen esquemas con sus respectivos
8 .— L a e n n e c , R .T .H .: D e la a u s c u lta c ió n m e d ía ­
t e o u tr a íf é d u d ía g n o s tic d e s m a la d ie s d e
pie de figura: 47-1 a 47-5.
p o u m o n s e t d u c o e u r, f o n d é p r in c ip a lm e n t Establecido así el “esqueleto” de la
s u r ce n o u v e a u m o y e n d e x p lo r a tio n . B ro -
s s o n e t c h a u d é , P a rís 2 n d . e d ., 1 8 2 6 . auscultación cardíaca, ordenamos los con­
9 .— L a e n n e c , R .: L a A u s c u lta c ió n M e d ia ta . D o ­
ceptos en el cuadro No. 47-1.
c u m e n to s in é d ito s , M asso n e t C ié E d ite u r s ,
1926.

1 0 .— L u is a d a , A .: R u id o s y P u lso s c o m o a y u d a s
p a r a e l d ia g n ó s tic o c a r d ía c o , C lín ic a s M éd icas
d e N o rte a m é ric a , V o l. 1 . 4 -3 0 , 1 9 8 0 .

CAPITULO 47

AUSCULTACION DEL CORAZON F ig . 4 7 -1 C ic lo c a r d ía c o c o n su s ru id o s y


sile n c io s .
NORMAL.

Como este método es de importancia


diagnóstica, recordemos antes de analizar
la expresión patológica, como se escucha el
corazón normal. Nos proponemos identificar
los elementos del Fonocardiograma y extraer
sus orígenes. Hay investigadores que niegan
la génesis de los ruidos, dependiente de las
oclusiones y las aperturas valvulares. Asig­
nan tal hecho a los cambios de presiones en
las cámaras de los grandes vasos, a acelera­
ciones y desaceleraciones de la corriente
sanguínea (8). Sin embargo, creemos que,
con fines didácticos, de correlación entre las
curvas de Fono- Mecano, Carótido y Yugulo-
grama, vale la pena mantener los puntos de F ig . 4 7 -2 A R u p t u r a d e l c ír c u lo p a ra p onez
referencia clásicos, pues de todas maneras su s e le m e n to s e n p o s ic ió n lineaL
- ¿V 5 -

Rl R 2 ____ Ü3 R /,____ Rl
íucñoSAencto < ¡x*m S iten c/ o

-4 ¡r 4 ----- f 4
F ie . 4 7 -2 B C ic lo c a r d ía c o e n p o s ic ió n lin e a l.

/ 'J S , C O M P O N E N T E AORTICO
C IE R R E 1 ; ''Ay
M ITRA L I | CIERRE
T R IC U S P ID E O APERTURAS
^ DE M IT R A L
V IB R A C IO N E S DE LOS Y TRICUSPIDEA
/ GRANDES VASOS

/ APERTURAS COMPONENTE PULMONAR


REMANEN DE PULMONAR
T E AUR1 DE AORTA F ig . 4 7 -4 A E le m e n to s d e l s e g u n d o r u id o , ( to ­
CULAR.
d o s ).

g. 4 7 -3 A E le m e n to s d e l p r im e r ru id o (to d o s).

F ig . 4 7 -4 B F a c to r e s p rin c ip a le s d e l R 2 .

F ig . 4 7 -3 B F a c to r e s p rin c ip a le s d e R l

Fig. 47-5 Correlación entre fono y E.C.G.


-2 9 6 -

CUADRO No. 47-1

ESTUDIO DE LOS ELEMENTOS DEL CICLO CARDIACO

1 .- Características de los ruidos. 2 .- Características de los silencios.


1.1 Intensidad 2.1 Duración
1.2 Tono 2.2 Pureza
1.3 Timbre 3 .- Frecuencia normal
1.4 Duración 4 .- Ritmo normal

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 47-1 porque el complejo ventricular del electro­


cardiograma (QRS), precede a Rl con 0,07S.
1.1 a 1.4 En forma general vamos a asumir que (6) de promedio normal, así como ei
tanto Rl como R2 son únicos, es decir que pago precede al trueno.
normalmente se los oye como un solo golpe,
cuya onotopeya es Lub-Dub (6). El primer El tercer ruido, que aparece en el
ruido es un poco más largo que el segundo, protodiástole, más o menos a 0,15 del com­
por lo que proponemos que la onomatopeya ponente aórtico del segundo ruido, produce
quede así: Lubb-Dub. Sin embargo de lo la sensación acústica del galope de un caballo
anterior, anotamos que R2 puede oírse des­ en el contexto del ritmo a tres tiempos:
doblado fisiológicamente durante el ápnea R1-R2-R3. (2, 6, 8). Fig. No. 47-6.
postinspiratoria, constituyendo así, el des­ Para simular lo dicho, el profesor o el practi­
doblamiento fisiológico del segundo ruido cante puede tamborilear con 3 dedos so­
que se lo cataloga como normal, el cual bre una superficie dura, comenzando con
frecuentemente es audible en niños y jóvenes. el anular, siguiendo con el medio y ter­
Más adelante, volveremos a tratar el tema, minando con el índice, en secuencia rá­
en capítulos posteriores. pida. El R4 (cuarto ruido), prácticamente
es inaudible y ocupa la parte final del si­
La identificación del primer ruido se lencio diastólico, por lo cual ha recibido el
puede hacer simplemente a la auscultación, nombre de galope telediastólico, tomando
por cuanto Rl y R2 están separados por el en cuenta el conjunto de ruidos: Rl R2 R4
silencio menor, en tanto que R2 está separa­ Rl (2, 6, 8). Fig. No. 47-7. Si coexiste con
do de Rl por el silencio más largo, llamado R3 sobrevendrá un ritmo a 4 tiempos:
silencio mayor. La onomatopeya, utilizando R1-R2-R3-R4- Fig. No. 47-8.
dos ciclos cardíacos, para su mejor compren­
sión, queda como sigue: LUBB-DUB—LUBB- 2.1 La duración del primer silencio, ya lo
hemos dicho, es más corta; comparada con la
DUB. Además si se torna difícil la identifi­
del segundo silencio, que es más larga. El
cación, se puede palpar el pulso al mismo
primero es sistólico; el segundo, diastólico.
tiempo que se ausculta, pues la sensación tác­
til del pulso, coincide con la sensación audi­ 2.2 El silencio tiene que ser “puro”. Si
tiva del primer ruido. Si se toma simultánea­ algún ruido lo ocupa parcial o totalmente,
mente el fonocardiograma, se identifica Rl estamos ante “ruidos sobreañadidos”, cuya
-2 9 7 -
Depende esta oscilación normal, del ré­
gimen neurovegetativo que gobierne al suje­
to. Sin embargo debemos anotar que si un
vagotónico con una frecuencia usual de 60xM.
tiene 90 x m., ya no es su frecuencia normal.
La inversa, en los simpáticotonicos. Por lo
tanto las cifras “normales” son relativas y
hay que analizarlas dentro del cuadro clíni­
co general.
4.— El ritmo además de su relación con la
frecuencia tiene el significado de cadencia,
es decir de repetición regular de sonidos, así
como el tic-tac de un reloj. Lo que sale fuera
de este concepto, es arritmia, cuya clasifica­
ción y connotación clínica se verán más ade­
lante.

BIB L IO G R A FIA

1.— Calo* A.: Les Bruits du Coeur et des


Vaisseaux. Masson et cíe, Paris, 1950.
2.— Carral, R.: Semiología cardiovascular. 5ta.
edición. 263-271, Editorial Interamericana
Fig. 47-7 R4 en el íono
S.A., México, 1963.
3.— Cossio, P.: Aparato Circulatorio: Bibliote­
ca de Semiología 5ta. edición: 332-334, £1
Ateneo, Buenos Aires, 1949.
4.— De la Torre, A. y Azanza, G.: Lecciones
de Semiología, Ira. edc. 56*57, Imp. de
Universidad, Quito, 1950.
5.— Facci* M.: I Torri del Coure, Capelli Ed.
Bologna, 1959.
6.— Fishleder, B.: Exploración Cardiovascular y
Fonomecanocardiografía clínica. 132-148,
La Prensa Médica Mexicana, 1966.
7.— Holldak, K. y Wolf, D.: Atlas und Kurzge-
Fig. 47-8 Ritmo de 4 tiempos. fasstes Leherbach der Phonokardiographie
(6). Thieme Verlag, Stutgart, 2da. ed. ¿958.
8.— Luisada, A.A.: Ruidos y., pulsos como
significación se analizará en capítulos pos­ ayudas en el diagnóstico cardíaco. Clínicas
Médicas de Norteamérica. Vol 1: 4-30,1980
teriores.
9.— Welver, A.: Atlas der Phonokardiographíe.
3.— Se toma como frecuencia normal aque­ Verlag Von Dr. S. Steim-Keppff, Darmstadt,
lla que va de 60 a 100. (3,4). 1956.
- 29Ü -

CUADRO No. X

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA AUSCULTACION DEL CORAZON


1 .- OBJETIVOS.—

Al término del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estudiante deberá ser


capaz de:
1.1: Enumerar las características de los ruidos y silencios normales del
corazón.
1.2: Identificar en el tórax del paciente, los focos y las áreas de ausculta­
ción
1.3: Reconocer las características de los ruidos y silencios.
1.4: Enumerar los cambios fisiológicos y patológicos de los ruidos cardiacos.
1.5: Reconocer los cambios fisiológicos y patológicos de los ruidos.
1.6: Describir los fenómenos acústicos sobreañadidos en los silencios.
1.7: Reconocer los fenómenos acústicos sobreañadidos que ocupan sístole
y díástoJe.
1.8: Correlacionar la descripción de la auscultación con los trastornos fun­
cionales y orgánicos del corazón.

2 .- CONTENIDOS.—
Corresponden al qué examinar, cómo examinar y para qué examinar, constan­
tes en este texto.

3.— METODOLOGIA Y ACTIVIDADES.—

3.1: Repetir varias veces las características de todos los ruidos y silencios
normales del corazón.
3.2: Marcar en una persona, con lápiz demográfico, ¡os focos de ausculta­
ción.
3.3: Describir verbal y gráficamente ¡as características de los ruidos y silen­
cios escuchados.
3.4: Repmr varias veces los cambios fisiológicos y patológicos de los ruidos
cardíacos.
3.5: Oír a personas sanas en diversas situaciones fisiológicas provocadas ya
personas enfermas. continúa...
-2 9 9 -
viene

3.6: Describk verbal y gráficamente los fenómenos acústicos sobreañadidos


escuchados.

3.7: Describir la anatomía, Fisiología, Fisiopatologia valvular y comparar


con la auscultación escuchada en los pacientes.

4 .- RECURSOS.-

1.— Humanos.
4.1 : Personas sanas, que pueden ser los mismos compañeros.
4.2: Personas enfermas. (Todos los casos posibles).

2 .- Materiales.
2.1: Fonendoscopio biauricular de campana y membrana.
2.2: Discos o cassets con las grabaciones pertinentes.
2.3: Bibliografía.

5- EVALUACION.—

Volver a los objetivos y juzgar si se los satisface.

CAPITULO 4 8 charlas. Al tomar la presión arterial (8, 9),


sin que se tengan realmente la intención de
investigar las arritmias, se puede caer en cuen­
RITMO Y FR E C U E N C IA ta de que existen y naturalmente, se las tiene
que tomar en consideración para variar la
RITMO. INTRODUCCION.- Luego de es­ velocidad de desinsuflación del mango. De
tudiar la auscultación del corazón normal, esta manera, se recomienda revisar los cono­
abordamos la recolección de los signos de­ cimientos precedentes.
pendientes de los trastornos del ritmo y la CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 48-2
frecuencia, mediante el método auscultato-
Entre las arritmias pasivas, indudable­
rio. Veamos los cuadros No. 48-1,48-2 y 48-3.
mente, la más grave y de mayor significación
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 48-1 ch'nica, es el bloqueo aurículo-ventricular.
(1, 10, 12), Así pues, cuando haya una
1.— Recordemos que los primeros datos
bradicardia notoria, es de rigor, pedir un E.C.
sobre el ritmo cardíaco, recoge el practican­ G.
te en la anamnesis (Ver: “palpitación”) (2).
Al tomar el pulso puede el practicante detec­ CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 48-3
tar la mayor parte de las arritmias o sospe­ 1 Los extrasístoles reiterados son de im-
-300-

CUADRO No. 48-1

AUSCULTACION DEL CORA ZON: RITMO Y DISRITMIA


Qué Examinar Cómo Examinar
1 Ritmo 1 .- Mediante la auscultación se escu­
cha el funcionamiento del cora­
zón y lo primero que se aprecia
es la cadencia, el compás del lati­
do así como se escucha el tic-tac
de un reloj.
1.1 Ritmo Normal 1.1 Se oyen ruidos acompasa­
dos e intercalados entre pausas o
silencios.similares.

1.2 Arritmia 1.2 Los ruidos del ciclo cardía­


cos están desacompasados, las pau
sas de cada ciclo son diferentes.

CUADRO No. 48-2

ARRITMIAS PASIVAS
Qué Examinar Cómo Examinar
1.— Bradicardia 1.1 Se conserva el ritmo, pero se
cuentan menos de 60 ciclos por
minuto. Fig. No. 48-1 y 48-3.
2.— Bloqueo aurículo ventricular com­ 1.2 Por lo común, la bradicardia es
pleto. (Síndrome de Adams Sto- muy notoria y podría, eventual­
kes-Morgagni). ¡Cuidado! mente, acompañarse de pérdida
Arritmia de importancia vital. del conocimiento y aún, de con­
vulsiones. Fig. No. 48-2

Fig. 48*1 Bradicardia Sinusal


-3 0 1

CUADRO No. 48-3

ARRITMIAS ACTIVAS
Qué Examinar Cómo Examinar
1.— Extrasístoles ocasionales. 1.— Se escuchan esporádicamente ci­
clos extras intercalados en perío­
dos de ritmo normal. Fig. No. 484
2.— Extrasístoles reiterados 2.— Se escuchan estos ciclos extras
con más frecuencia. Fig. No. 48-5
Extrasístoles en “salvas”. 3.— Se escuchan varios ciclos extras
Fig. No. 48-6 reunidos, uno tras otro, en núme­
¡cuidado! peligro de taquicardia ro mayor a dos, intercalados en
paroxística. períodos de ritmo normal.
4 .- Extrasístoles bigeminados. 4.— Cada ciclo normal se acompaña
¡cuidado! (intoxicación digitáli- de un ciclo extra, separados de la
ca (3)). siguiente pareja de ciclos por una
pausa más larga. Fig. No. 48-7.
Taquicardia Paroxística, ya tra­ 5.— Se aprecian ciclos muy juntos
tada con más amplitud, en laanam con una frecuencia al rededor de
nesis. 150 por minuto.

Fibrilación Auricular. (Arritmia 6.— Simplemente no hay ritmo.


Absoluta). También llamada: Co­ Puede ser de frecuencia lenta o
razón loco = delirium cordis. rápida. La auscultación puede
semejarse al sonido que produce:
un telegrafista al enviar un tele—
grama, con sistema “Morse”. Fig.
No. 48-8.
7 .- Fibrilación ventricular. 7.— No se oyen ruidos cardíacos en el
¡cuidado! Más de tres minutos pecho. No hay pulso. Fig. No.48-9
de duración de esta arritmia pro
duce descerebración o muerte.
-3 0 2 -

Fig. 48-3 Taquicardia Sinusal

Fig. 48-4 Extrasístole ocasional

Fig. 48-7 Extrasístoles bigeminados

ÜBTr
! ' i-
Fig. 48-8 Fibrilación Auricular
Fig. 48-5 Extrasístoles reiterados

Fig. 48-9 S ecuencia de la generación de u n a F ibrilación ventricular.


C o rtesía del P rofesor Dr. F e m a n d o H idalgo O.

constituyen signo de intoxicación digitálica;


portancia clínica y el hecho de que se los más aún, si existen otros puntos de apoyo,
encuentre, amerita reportar al especialista pa­ como: anorexia, náusea, vómito, xantopsia
ra que realice un estudio más a fondo. (visión amarilla).
2 .- Particular relieve tienen los extrasísto­ 4.— La taquicardia paroxística supraven-
les en salvas, (2, 11, 13) es decir cuando se tricular (3, 6) puede ser inocua, presentarse
oye como disparos en ráfaga. Tal condición en personas sanas o estar ligada a patología
siempre es de interés cardiológico. Se impo­ extracardíaca (hernia hiatal, úlcera duodenal,
ne el E.C.G. colecistopatía, por ejemplo). Conviene inves
3 .- Los extrasístoles bigeminados (11. 13) tigar también si hay síndrome de Wolf Parkiii'
son White. Indudablemente se impone un cantidad suficiente o simplemente late in va­
estudio electrocardiográfíco. Las maniobras cuo, es decir sin sangre.
para tratar las taquicardias paroxísticas su-
Por lo anteriormente expuesto, se in­
praventriculares están descritas anteriormen­
fiere que en los cardiópatas con arritmia hay
te. que tomar el pulso central en un minuto com­
5.- La fibrilación auricular es muy fre­ pleto.
cuente en las cardiopatías crónicas, especial­
mente en las reumáticas. De las valvulopatías
reumáticas, las Estenosis Mitrales son las más BIB L IO G R A FIA
proclives a manifestarla. Indudablemente es­
ta arritmia agrava cualquier proceso patoló­
1.— Srüler, S.A.: Arritmias Cardíacas: Tratado
gico preexistente, desencadena insuficiencia de Medicina Interna de Cécil-Loeb. 1. 115,
cardíaca en los corazones que están al borde Nueva Editorial Interamericana, 1972.
de tenerla; favorece la formación de coágu­ 2.— Carral, R.: Semiología Cardiovascular. Q uin­
los, su desprendimiento, las tromboembolias ta edición. 75. Editorial Interamericana.
México, 1964.
y sus tremendas secuelas.
3.— Cohn, A. E. and Fraser, F. R.: Paroxysmal
6.- Ante la Fibrilación Ventricular (4, 7) y Tachycardia and the effeet of stimulation
el Paro Cardíaco, (5) la conducta médica de­ of the vagus nerves by pressure, V. 93,
Heart, 1913.
be ser de acción inmediata en menos de tres
minutos, puesto que puede sobrevenir la des- 4.— Josephson, M. E. y Horowitz, L. N.: Ta­
quicardia ventricular recurrente: enfoque
cerebración o la muerte. Como esta arritmia electro fisiológico. Clínica* Médicas de Nor­
puede intercurrir el momento menos pensa­ teamérica, Vol 1, 51-68,1979.
do, las maniobras pertinentes deben ser de 5.— Kouwenhoven, W. B.: Jude, J. R, y Kuicker-
conocimiento y difusión popular. Su des­ bocker: Closed chest cardiac massage,
cripción se hace al final de esta sección. J.A.M.A., 173; 1.064, 1960.
6.— Lipman, B. y Massie, E.: Electrocardiogra­
fía Clínica. 327-355, Editorial Interameri-
FRECUENCIA: cana, México, 1967.
La toma de la frecuencia ya se ha he­
7.— Márquez, J.; Esteve, J.J.; Vera, A.; Longo,
cho cuando se inició el examen físico con A. y de Artaza, M.: Fibrilación Ventricular:
los “signos vitales” y el pulso entre ellos. Revista Española de Cardiología. VoL 33:
Pero cuando hay arritmias activas, especial­ No. 5 475. 488, 1980.
mente cuando hay Fibrilación Auricular, ex- 8.— Rubín, A.: Significación clínica de los rui­
dos de la presión sanguínea. Medical services
trasistolia reiterada, por ejemplo; puede ha­ digest. VoL 1. No. 6: 17,1972.
ber también Déficit del Pulso, (8,9) es decir 9.— Ragan C. and Bordley, JL: The Accurancy
que la frecuencia del pulso periférico sea of clinical meassurements of arterial blood
menor que la frecuencia central, tomada con pressure with a note the auscultatory. 69:
504, Bulletin Hopkins Hosp., 1941.
el fonendoscopio sobre el precordio. Tal con­
10.— Resnik, W. H. y Harrison, T. R.: Arritmias:
dición acontece porque no pasan todos los Medicina Interna de Harrison, 1.404-1.406,
latidos cardíacos a las arterias periféricas y La prensa Médica Mexicana, 1965.
esto es así, porque si el extrasístole o algunos 11.— Sampson, J. J.; Alberion, E. C. and Kondo,
de los sístoles apresurados de la F.A. acortan B.: “The effeet on of Potassium admi-
el diástole precedente, el ventrículo izquier­ nistration in reiation to digttalw glycosides,
with special reference to blood,serum pota­
do ha recibido muy poco flujo o nada de flu­ ssium, the electrocardiogram an d «etopie
jo, motivo por el cual, tampoco expulsa la beats. XXVI: 164, American H eart 1943.
- 304 -
12.— Schamroth, L.: Principies goberning 2: 1 A- I.C.I. — Insuficiencia cardíaca iz­
y biock with interference dissociation. Bri- quierda.
tish Heart J., 31: 980, 1069.
13.— White, P. D.: Enfermedades del Corazón. I.C.C. = Insuficiencia cardíaca con­
Cuarta edición. 867, 938, 949, 962. El gestiva
Ateneo, Buenos Aires, 1964.
H.A. = Hipertensión Arterial
I.A.M. = Infarto agudo de miocardio
CAPITULO 49
I.Cor.C. = Insuficiencia coronaria cró­
nica (angina de pecho)
SIMBOLOGIA ESQUEMAS BASICOS E.M. = Estenosis Mitral
E.A. = Estenosis aórtica
Y ABREVIATURAS
I.A. = Insuficiencia aórtica
En este capítulo exponemos a la con­ D.L.M. Doble lesión mitral
sideración del lector, los símbolos y esque­
mas que consideramos básicos para com­ M.A. = Mitro aórtico
prender mejor y expresar con rapidez los D.L.A. = Doble lesión aórtica
recogidos desde la anamnesis hasta el examen M.T. = Mitro tricúspidea
físico. Se incluyen también algunos concep­
Tricuspidización = Insuficiencia tricúspídea
tos y cifras fisiopatológicas fundamentales;
órgano-funcional (3, 4, 5, 6, 7, 10) que
como, por ejemplo, las presiones y oxime-
constituye la confirmación de una I.C.C. den­
trías intracavitarias (2, 8,9,12).
tro de la historia natural de cualquier car-
En lo que respecta a la auscultación, diopatía.
nos permitimos ser reiterativos y aún, a
manera de descripción analítica y progresiva, Mitralización = Insuficiencia mitral ór­
insinuamos pasar del esquema del ciclo gano funcional (3,4,5,6,7,10)que sobreviene
cardíaco y de cada uno de sus elementos como confirmación de la insuficiencia cardía­
con sus variantes patológicas, a la simbología ca izquierda (I.C.I.) en el curso de cualquier
que utilizaremos más adelante para interpre­ cardiopatía que afecte al V.l.
tar gráficamente lo que hemos escuchado en
V. I. = Ventrículo izquierdo
el precordio del paciente examinado. Así
es como del esquema fundamental podría­ A. I. = Aurícula izquierda
mos llegar a la correcta imitación e interpre­ V. D. = Ventrículo derecho
tación del Fonocardiograma. Se recomienda
A. D. = Aurícula derecha
revisar desde el capítulo 46 y seguir hasta el
51 para conceptuar a cabalidad la ruta de V. P. = Vena pulmonar
aprendizaje que hemos utilizado. C. P. V. = Capilar pulmonar venoso
SIGNOS CONVENCIONALES A. P. = Arteria pulmonar
1- SIMBOLOGIA A. P. I. = Arteria pulmonar izquierda
Fig. No. 49-1A y 49-1B. A. P. D.= Arteria pulmonar derecha
2 .- ABREVIATURAS P . C. A. = Persistencia de conducto
I.C. = Insuficiencia cardíaca arteriovenoso
-3 0 5 -

Fig. 4 9 -1 Secuencia de las Telerradiografías.


Ver R x Pág. 3 2 9 .
ESTERTORES de + a *+ — CRECIMIENTO PROGRESIVO
o ' - HOMBRE O O O O -

SOPLO ae + ¿ — «s DECRECIENTE PROGRESIVO


MUJER O ”
9 =
DERRAME s - RESISTENCIAS
RONCUS - =
o o o -
LATIDO
__ SIBILANCIAS t - AUMENTO % *

RONCUS Y SIBILANCIAS DISMINUCION


0 - - ; -

Fig. 49-1B S im bología


— 3U6 -

C. I. A. Comunicación interauricu­
lar SOPLO
C. I. V. Comunicación intraventri- PROTO
SISTOLICO
cular
E.P. Estenosis pulmonar SOPLO
MESO
Co. Ao. - Coartación aórtica SISTOLICO
3 - ESTUDIO HEMODINAMICO, PRESIONES SOPLO
Y OXIMETRIAS (2 ,8 ,9 ,1 2 ). TELE
SISTOLICO
Para englobar las presiones SOPLO
dentro del cuadro. (En Au­ HOLO
rículas y CJ*.V., solamente SISTOLICO

se anotará la presión me­ SOPLO


dia). HOLO
SISTOLICO
Para englobar la oximetría EN DIAM ANTE
dentro del círculo, expresa­
O das en volúmenes de 02. R,
«a.
Fig. No. 49-2. SOPLO
PROTO
Esquema de presiones y oximetría en DIASTOLICO
el interior de las cámaras cardíacas, grandes
vasos y capilares pulmonares. S0PLO
MESO —
4 - ELEMENTOS FISIOLOGICOS Y PATOLO­ DIASTOLICO
GICOS DEL CICLO CARDIACO (1,11) SOPLO
TELE _
Fig. No. 49-3A DIASTOLICO — 0
O P R E S IS T O L IC O
5 .- EJEMPLOS DE AUSCULTACION PATO­
SOPLO
LOGICA DEFINIDA Fig. 49-3B HOLO
DIASTOLICO _
SOPLO
MESO TELE
DIASTOLICO -
— -O — m
SOPLO
PROTO MESO
DIASTOLICO .
— \W m m r -

Fig. 49-3A Elementos Fisiológicos y Patológi­


cos del ciclo cardíaco.

6 .- DESCRIPCION DE OTRAS VARIANTES


DE AUSCULTACION
Fig. 49-2 Presiones y Osimetrías in traca vi­ - Intensidad de 1 a 4. Se pondrá en
tarías. números debajo del esquema o del fono.
P. C . A

FOCO MESOCAROtCO

Fig. 49-3B Ejemplos de auscultación patológi­ irradiación horizontal


ca definida. -4 ■" ■■ ----------—~*

Si hay duda, se expresará en números,


así: Fig. 49-4A
- Tono: Alto o bajo o si se quiere
singularizar, se comparará con las cuerdas de
la guitarra. Así: Alto (primera) o sino, FOCO M ITRAL
otro ejemplo: bajo (cuarta). a mesocardio
axila
- Timbre: Se escribirá la comparación;
así: En olla de vapor, si se oye como cuando
se destapa una olla donde se ha hecho hervir
agua. Otro ejem.: En Pío de Gaviota, (se
oye así). <¿'R
a foco tricúspideo
- Irradiación: Se señalará con flechas
cuyo largo indicará las magnitud de la irradia­ Fig. 49-4 Descripción de otras variantes de
auscultación.
ción y cuya punta señalará la dirección de
la misma. Fig. No. 49-4B VALVULOPATIAS: ESTENOSIS MITRAL
Las flechas señalan irradiación hori­
La estenosis mitral, comunmente es
zontal, a izquierda y derecha (en barra).
Fig. 49-4C. consecuencia de la fiebre reumática. Es la
lesión que más frecuentemente producé arrit­
Las irradiaciones a mesocardio y F. mias (fibrilación auricular). En el esquema se
tricúspideo son de menor intensidad que la anotan los principales signos y síntomas que
irradiación hacia axila. Fig. 49-4D. se presentan en esta lesión valvular, así como
ESQUEMAS FISIOPATOLOGICOS DE LAS VAL- también los signos electrocardiográficos y ra­
VULOPATIAS Fig. 49-5 diológicos sobresalientes, se pueden agregar.
-3 0 8 -
Fisiopatológicamente, en las Estenosis INSUFICIENCIA AORTICA
Mitral, la sangre de aurícula izquierda, en­ En la Insuficiencia Aórtica la sangre
cuentra un obstáculo para poder llegar al refluye durante la diástole desde la arteria
ventrículo izquierdo, lo que produce un au­ aorta al ventrículo izquierdo. Aumenta e]
mento de presión y dilatación de aurícula iz­ volumen en el ventrículo izquierdo, el mismo
quierda. El aumento de presión es transmiti­ que se dilata y que aunque resiste bastante
da a la circulación menor; ésta lo hace más bien este tipo de lesión, cuando desfallece
hacia atrás, es decir al ventrículo derecho, cede la sobrecarga a las cámaras que quedan
ú cual al dilatarse, elonga el anillo de la vál­ por detrás, dando síntomas pulmonares pri­
vula tricúspide, la misma que se vuelve in­ mero y luego, los que dependen de la falla
suficiente, sobrecargando aurícula derecha y ventricular derecha (Insuficiencia Congesti­
3levando la presión venosa sistémica, con lo va). El gran impulso ventricular izquierdo
cual se declara la Insuficiencia Congestiva origina la mayor parte de los signos anteró-
^Ingurgitación Yugular, hepatomegalia, ede­ grados.
ma, etc.). Fig. No. 49-6. El flujo coronario disminuye, puesto
que la presión diastólica es muy baja y es
INSUFICIENCIA MITRAL
en la diástole cuando se nutre el corazón.
En la Insuficiencia Mitral, refluye la Fig. 49-9.
sangre de ventrículo izquierdo a la aurícula ESTENOSIS AORTICA
zquierda, produciéndose aumento de volu­
En la Estenosis Aórtica, la sangre en­
men en esta aurícula, con repercusión hemo- cuentra un obstáculo a nivel de la válvula
iinámica retrógrada similar a la que se pre- aórtica durante la sístole, lo que lleva al au­
;ente en la Estenosis Mitral. mento de presión en el ventrículo izquierdo
A lo anterior se agrega la dilatación de y al crecimiento concéntrico de esta estruc­
ventrículo izquierdo por la sobrecarga diastó- tura.
lica que establece el reflujo. Fig. No. 49-7. Su falla repercute así mismo en forma
retrógada hasta llegar a la insuficiencia
cardíaca congestiva. Fig. No. 49-8.
VALVULOPAT1AS: ESTENOSIS M1TRAL
T ospnooucnvA
ESPECTOfUOON HEMOTOtCA
04SN6A06 i.

01

Fig. 49*6 Estenosis Mitral


-309 -
INSUFICIENCIA MITRAL

TO S
ESPEC TO R AC IO N
DISN EA de +a++

TR IC U S P ID IZ A C iO N
DELA
LESIO N M ITR AL

ESTENOSIS AORTICA
INGUR. YU G U LAR

HE P A T O M E G A U A
D ISPEPSIAS II G A S TO C A R D IA C O ,
AN O R EXIA II TAQ U IC AR D IA

E D E M A d e +a++ y Rx.
E .C .G .
OAI OAD

V, - V ^ v V6 ^ - A

Mareo
Fig. 49-7 In su ficien cia M itral Pulso,
Parvo
Síncope por
esfuerzo
Precordialgi-

Fig 49-8 Estenosis Aórtica


INSUFICIENCIA AORTICA
OISNEA
D A N ZA H lü A R

A V E C E S SO PLO DE
AU STIN FU NT.
(E stenosis M itral Relativa)
\\

DAN ZA A R TER IAL


P R E C O R D IA LG IA
SIG. DE M U SSET
PU LSO CELER
DOBLE S O P LO C R U R A L
RUIDO EN P IS TO LE TA Z O
AU M EN TO P R E S IO N A R TE R IA L
D IFER EN C IA (Td e diastóiica.
4 de sistólica)

OAI OAD

Fig. 49-9 In su fic ie n c ia A ó r tic a


-3 1 0 -
; a p i t u l o 50 INTRODUCCION.
Desde el capítulo 46 hemos tratado
de enseñar objetivamente el método ausculta-
¡ECUENCIA D E L A A U S C U L T A ­ torio y seguiremos haciéndolo hasta el capí­
tulo 51, tomando en consideración su trasceni
CION C A R D IA C A dencia en el proceso del aprendizaje de la

CUADRO No. 50-1

SECUENCIA DE LA AUSCULTACION DEL CORAZON ENFERMO

1 .- Localización en el precordio 2.7: Localización de los Raidos So­


breañadidos en el silencio diastólico.
2 .- Localización en el ciclo:
2.7.1: “Soplos” diastólicos
2.1: Primer Ruido -R1-
2.7.1.1: Protodiastólico
2.2: Silencio Sistólico
2.7.1.2: Mesodiastólico
2.3: Localización de los Ruidos
Sobreañadidos en el silencio sis­ 2.7.1.3: Telediastólico
tólico. 2.7.1.4: Holodiastólico
2.3.1: “Soplos” sistólicos: 2.7.2: Ruidos diastólicos que no son
“soplos”.
2.3.1.1: Protosistólicos
2.7.2.1: CH M - Chasquido de apertu­
2.3.1.2: Mesosistólico
ra mitral
2.3.1.3: Telesistólico
2.7.2.2: -R3-tercer ruido-Galope pro­
2.3.1.4: Holosistólico todiastólico.
2.3.2: Ruidos Sistólicos que 2.7.2.3: -R4- cuarto ruido galope tele­
no son soplos. diastólico.
2.4: Percepción de los Ruidos
2.8: Percepción de los ruidos sobre­
Sobreañadidos en el silencio sis­
añadidos en el silencio diastólico.
tólico.
2.4.1: Intensidad 2.8.1: Intensidad
2.4.2: Tono 2.8.2: Tono
2.4.3: Timbre 2.8.3: Timbre
2.4.4-. Irradiación 2.8.4: Irradiación.
2.5: Segundo Ruido -R2-
2.6: Silencio diastólico
medicina. Así es como, luego dei recuento
fisiológico, el análisis del ciclo cardíaco, de
cada uno de sus componentes en el corazón R, U n ic o (N ) R , A u m entado
normal, hemos comenzado a ver la expre­
sión de la patología cardíaca por medio de
la auscultación y para ello hemos recurrido
a agrupar la simbología que nos ayudará a Ri Desdoblado (0
comprender y explicar mejor la sintomato- R, Disminufdo
logía, la fisiopatología y aún la proyección
clínica. En este capítulo tratamos de esta­
Fig. 50-2 A R l único-desdoblad o-aumentado
blecer un orden secuencial que proponemos disminuido.
como norma para el examen y su descrip­
ción.
Con este propósito exponemos el cua­
dro No. 50-1.

CONSIDERACIONES AL CUADRO 50-1 Fig. 50-2B Silencio sistólico.


1.- Luego de “mapear” (5) todo el precor­ Ri R,
dio, se elige el foco donde se escucha con
mayor intensidad el fenómeno acústico so­
breañadido, pues ese será el lugar de origen
Por los otros sectores donde también se es­
cuche, determinaremos su irradiación. Fig. ¿ Ri
46-3,46-4 y 49-4. iMUMiumimHmumMimU
2.1: El ciclo cardíaco comienza con el pri­ M Un I n
HO o
mer ruido (R l) Fig. 50-2A cuya normalidad Fig. 50-2C Soplos proto-meso-tele y holosis-
o variante patológica hay que determinar. tólicos.
Así pues se dirá si Rl es normal, único, 2.3.2: Los ruidos sistólicos que no son
desdoblado, aumentado o disminuido. “soplos” , pueden oírse como frotes (roce de
2.2: Hay que oír la pureza del primer silen­ cuero nuevo) o simplemente como un ruido
cio (sistólico o menor) Fig. 50-2B; pues lo intercalado en el sístole.
normal es que se conserve “puro”. Lo con­ 2.4: La calidad de los ruidos sobreañadidos
trario, significa que está ocupado por ruidos tiene que ser descrita tomando en cuenta
sobreañadidos, cuya fisiopatología estamos los parámetros: Intensidad (de 1 a 4);
obligados a aclarar. Fig. 50-2D, tono (alto o bajo), compara­
2.3: Según qué tercio ocupen los ruidos ble con el sonido de las cuerdas de una gui­
sobreañadidos, se les denominará: proto tarra, desde la primera hasta la sexta; timbre
(un tercio inicial); meso (tercio medio);' tele (la peculiaridad del sonido, expresada a veces
(tercio final). Si está ocupado todo el silen­ con nombres típicos que singularizan ciertas
cio, será “holo”. Además podrá haber otras patologías);,Irradiación (para circunscribirla
variantes, si la duración se extiende en más se requiere perseguir el fenómeno acústico
de un tercio. Fig. 50-2C. por todo el precordio y aún por todo el
—312 —
tórax, si fuera necesario). En la periferia de " J) 7
las áreas de irradiación (9), la intensidad es Intensidad: —7—
R, ! — ----------------------- 4
menor, pero el timbre, se conserva. 1 Tono; alto

2.5: El segundo ruido (R2) igual que Rl,


pero con mayor proyección clínica, se iden­
J
tificará si está normal, aumentado, disminui­
do, único, desdoblado. Fig. 50-2E.
Fig. 50-2D
\
2.6: Hay que vigilar la pureza del silencio Ejemplo de intensidad
diástolico. 50-2F.: ( ' A a 4/ 4 ) j tono (a lto o b a jo ) j

2.7: Si encontramos el silencio ocupado con e ¡rrad¡acíon(------►).


ruidos sobreañadidos, igual que en los fe­
nómenos sistólicos, estamos obligados a iden­
tificarlos dentro de los parámetros: inten­
sidad, tono, timbre e irradiación, además de (?)
haberlos ubicado en el o los tercios del diás­ U n ico (N ) R 3
A u m en tad o
tole que han ocupado. En el caso de que
ocupen todo el silencio, serán holodiastóli-
cos. Fig. 50-2G.
Desdoblado
“H” -------------------------- fl­

Disminuido R
2.7.2: En cuanto a los ruidos que no son Rj,
soplos y que se escuchan dentro del diástole,
Fig. 50-2E R2 con sus variantes.
tenemos: El Chasquido Mitral (Ch M); R3 y
R4. El Chasquido de abertura Mitral se oye
dentro del contexto de] “Ritmo de Duroziez”,
que define a la Estenosis Mitral, separado del
componente aórtico del segundo ruido por
0,06 a 0,10 de segundo (3, 5, 7, 12), aun­
que puede ser un poco más, un poco menos,
■f
de acuerdo a la menor o mayor gravedad de
la estrechez. Sirve mucho el Fonomecano- Fig. 50-2F Silencio diastólico
cardiograma tomado simultáneamente, pues1
el punto 0 (M) del mecanocardiograma
(5, 7, 10) coincide exactamente con el chas­ R.
quido de abertura Mitral. Si se oye R2 des­
doblado en foco Mitral, probablemente se
trata de CH M. Fig. 50-2H.
-i j — m |
Proto Meso "
El tercer ruido (R3) se encuentra den­
tro de los ritmos a tres tiempos. Coincide y
corresponde con la fase de llenado rápido
ventricular. El examinador debe señalar si
es izquierdo o derecho, de acuerdo al foco
donde se lo escuche. Puede no ser patológi­
co (2, 4, 6, 7, 13) en niños y jóvenes a la Fig. 50-2G Soplos proto-meso, tele y holo
edad del servicio militar. diastólicos.
-3 1 3 -
ferentes orígenes, será todo el coigunto de
la auscultación lo que nos ayudará a iden­
tificarlos y describirlos. Así pues, ;serán los
ruidos cardíacos; la intensidad, toflo, timbre
e irradiación de los fenómenos acústicos pa­
SIST O L E DI AS T O L E tológicos los que definan nuestro criterio.
Fig. 50-2H Ch M — R3 —R4. Proponemos, también, que no hable­
mos de “soplo” sino de auscultación.
En el fonocardio^anja-^3 aparece al
rededor de los 0,15 componente aórti­ Es importante conocer que no todo so­
co del segundo-rtíldo, conformando el galope plo significa que existe cardiopatía (2, 4, 6,
protodiastólico. 7, 13) y que existen cardiopatías que no se
manifiestan con soplos. Bajo este respecto,
El cuarto ruido (R4), puede invo­
manifestamos que hay soplos accidentales -
lucrarse dentro del llamado galope teledias-
funcionales y orgánicos. Los soplos acci­
tolico. Coincide con el sístole auricular.
dentales (7) son soplos inocentes o “corazo­
El oído humano, rara vez capta este ruido, nes sanos con soplo”. Son frecuentes las
pero el fonocardiograma lo identifica cuan­
equivocaciones con los jóvenes que se califi­
do existe.
can para la conscripción o que por cualquier
COMENTARIOS FINALES. circunstancia van a entrar en instituciones
1.- El practicante debe habituarse a hacer militares. Algunos de ellos presentan “el so­
auscultaciones completas. Así se formará plo del recluta”, que es netamente accidental.
dentro de una misma escuela, hablará el mis­ Quizá una de las características que hay que
mo idioma, corregirá sus errores, tendrá la tomar muy en cuenta es de que aparecen y
satisfacción de volverse cada vez, más diestro, desaparecen. De allí que pueden presentar­
notará los cambios auscultatorios en la ¡evo­ se situaciones de controversia ya que un pro­
lución del mismo paciente. Esta práctica no fesional “oyó el soplo” y otro puede decir:
es patrimonio del especialista; todo lo con­ ¿Qué soplo? . Ambos oyeron su verdad, pe­
trario, debe ser uno de los objetivos en la ro jugó su papel truculento la fugacidad del
formación clínica del médico general. En soplo accidental.
un país en desarrollo como el nuestro, esta
destreza solo necesita práctica y un fonen­ 2 .- Los soplos funcionales dependen gene­
doscopio. ralmente de la disfunción que se establece en
una válvula que no tiene daño orgánico, pero
La auscultación es una destreza suscep­ que sufrió la dilatación de su anillo, con lo
tible de afinarse con la práctica y de irse per­
cual quedó insuficiente. O puede ser que se
diendo con el ocio. De igual forma insisti­ incrementó tanto el flujo en una cámara, que
mos en que es conveniente para el aprendi­
al pasar el exceso de volumen por el orificio
zaje, graficar todo lo que se auscultó, pa­
de una válvula normal, ésta presenta una es­
ra que esto se convierta en una acción ne­ trechez relativa. Es lo que acontece con cual­
cesaria y de rutina. quiera de las causas que originan insuficien­
Cuando los soplos son sistólicos y cia cardíaca izquierda y que primitivamente
también diastólicos no escapan al análisis no dan “soplo”, pero que, cuando la elonga­
que se propone en la secuencia de ausculta­ ción del anillo de la M itral, producida a su
ción. Cuando hay soplos simultáneos de di­ vez por la gran dilatación del ventrículo iz­
-3 1 4 -
quierdo, deja insuficiente el cierre de los
velos valvulares, permite la regurgitación o
reflujo hacia aurícula izquierda, originando el
soplo sistólico órgano funcional. A este fe­
nómeno fisiopatológico lo llamamos Mitra-
lización. Así es como la Hipertensión Arte­
rial se puede mitralizar; en igual forma, una
miocardiopatía que afecte principalmente a
ventrículo izquierdo.
Se llamará Tricuspidización, cuando
la válvula Tricúspide primitivamente suficien­
te se vuelve insuficiente por la dilatación del
ventrículo derecho, el cual, al elongar el ani­
llo valvular lo deja tan amplio que los velos
de la Tricúspide no cierran herméticamente
durante el sístole y permiten la regurgitación
hacia aurícula derecha, originando el soplo
hólosistólico órgano-funcional. Este fenóme­
no fisiopatológico complica las lesiones pul­
monares e izquierdas que incrementan las
resistencias pulmonares hasta tal punto que
hacen claudicar el ventrículo derecho y
así da inicio a la I. C. C. Por ejemplo,
la Estenosis Mitral, la Insuficiencia Mi­
tral, la Insuficiencia Aórtica, están en ca­
pacidad. de tricuspidizarse. La hipertensión
arterial sistémica primero se mitralizará y
luego se tricuspidizará. Fig. No. 50-3.
Como se habrá notado, estos términos
se refieren al momento del proceso patoló­ R IVERO
gico en el cual una afección cardíaca inicial­ CARVALLO +

mente compensada, se descompensa. Cuan­ *E N FOCO TR IC U S P ÍD E O


do la descompensación de lugar a la I.C.I.,
se puede calificar de mitralización cuando Fig. 50-3 Corazón de Hiperténsión arterial:
A: sin soplos, B: Mitralizado y
la válvula Mitral sin estar inicialmente enfer­ C: tricuspidizado.
ma, queda insuficiente por efecto de la dila­
tación de su anillo. En parecida forma, se Un ejemplo de soplo funcional por es­
llamará tricuspidización al momento del pro­ trechez relativa condicionada por aumento
ceso en el cual se instaure la I.C.C. dentro de flujo o de volumen, es el de la Comuni­
de la historia natural de una enfermedad en cación Interauricular, donde el cortocircuito
la que no estaba participando la válvula izquierda derecha que se establece a nivel
Tricúspide, pero que comienza a hacerlo, por auricular incrementa el volumen de sangre
haber quedado insuficiente al elongarse su que manejan las cámaras derechas, con lo
anillo de implantación. cual se forza el paso por las sigmoideas pul­
monares que resultan relativamente estre­
chas ante el aumento de flujo. Fig. No. 50-4.
Nótese que el soplo no nace en el ori­
ficio de la C.I.A., sino en la pulmonar, por
el torbellino formado a ese nivel.
R j. II
3.- Respecto a la descripción de los fenó­
menos acústicos patológicos tanto en sístole fj— — |
como en diástole tenemos que referimos
un poco más al timbre y a la irradiación.
Hay ciertos timbres de soplos, que el uso les ■ \ J f * EN FOCO PULMONAR
ha dado nombre; así:
Fig. 50-4 CIA con hiper flujo pulmonar, pro­
3.1: Timbre
duce Estenosis pulmonar relativa.
“En olla de vapor” - “musical” - “ás­
pero” - “en pío de Gaviota” - “en diaman­ Además hay ciertos acuerdos tácitos eá
te” - “en banda” - “en maquinaria” o el léxico cardiológico. Así, cuando se descri­
“en locomotora” - “aspirativo” - “rumor” be “soplo en barra”, prácticamente se está
o “retumbo” con “refuerzo presistólico” - hablando del soplo sistólico, rudo intensidad
“creciente” - “decreciente” - “soplito mi­ (3,4), creciente-decreciente, irradiado en Ba­
serable” (Dr. Carlos Oleas) (11). rra (tanto a derecha como a izquierda), que
caracteriza a la C.I.V.
Nótese que algunos timbres de soplos 3.2 Irradiación.
hacen “maliciar” de la existencia de ciertas
lesiones; así: “en olla de vapor” nos hace Este parámetro en la descripción de la
pensar en una insuficiencia mitral, más aún auscultación es muy importante para estable­
si se agrega: “en banda”. “En maquinaria” cer un criterio más firme sobre el origen del
nos hace pensar en una P.C.A. “Aspirativo”, soplo en cuanto se refiere a su localización
nos inclina hacia los “soplos” diastólicos de en el precordio. Así es como la irradiación
insuficiencia de los grandes vasos. “En dia­ se hace hacia donde va el flujo o reflujo pa­
mante” y si además son “rudos” o ásperos, tológico que origina el soplo. Por ejemplo
nos sugieren el contexto auscultatorio del en la Insuficiencia Mitral, el reflujo o regur­
“timbre expulsivo” (2,6,8) de los soplos sis- gitación se hace desde ventrículo hacia au­
tólicos originados en las estenosis sigmoideas rícula izquierda, cavidad que queda arriba y
de los grandes vasos. “El rumor” o “retum­ atrás del ventrículo izquierdo, motivo por el
bo” y aún más, si agrega: “refuerzo presis­ cual el torbellino forjador del fenómeno
tólico” conforma con otros elementos aus- acústico se va hacia arriba y hacia atrás, es
cultatorios, el ritmo de Duroziez, con el que decir a axila y espalda. Én la Estenosis Aór­
se describe los fenómenos acústicos de la tica, el flujo que vence el obstáculo de la
Estenosis Mitral. La descripción de “sopli­ estrechez, cobra velocidad y fuerza y choca
to miserable” cabe muy bien al soplo suave, contra la pared de la Aorta haciéndola vibrar.
de baja intensidad, que ocupa parte del si­ Fig. No. 50-5.
lencio sistólico y que es poco irradiado, De allí que su principal irradiación sea
audible en Foco Pulmonar, que caracteriza hacia arriba, hada los vasos del cuello. Cier­
a las Comunicaciones Interauriculares. to es que, también en ocasiones, pero con
Fig. 50-5 Estenosis valvular aórtica y su Fig. 50-6 Estenosis Subaórtica y su principal
principal irradiación. irradiación.
menor intensidad se irradia hacia punta,
Fig. 50-6 especialmente cuando la estenosis
es subvalvular. En la Estenosis Pulmonar el
torbellino se va hacia arriba y hacia la izquier­
da hacia el cono de la Pulmonar, es decir
hacia la región subclavicular izquierda. Fig.
50-7.
En la Insuficiencia Aórtica, la regurgi­
tación es desde aorta hacia ventrículo iz­
quierdo, es decir hacia punta. Por tal moti­
vo, el débil soplo de la insuficiencia se trans­
mite hacia abajo y afuera, apuntado hacia el
ápex. Fig. 50-8
En la Estenosis Mitral, casi no hay
irradiación, aunque se puede afirmar que se
escucha mejor el ritmo de Duroziez en el
endoápex, es decir por dentro y arriba del
ápex (foco de Erb). Fig. 50-9.
En la comunicación interventricular la
irradiación se hace, siguiendo el trayecto del
cortocircuito, es decir: transversalmente.
Fig. 50-10. En la P.C.A. se irradia el soplo
en maquinaria poco a sus alrededores y lige­ Fig. 50-8 Insuficiencia Aórtica: irradiación.
ramente más hacia fuera, en dirección al hom­ dos los recursos semiotécnicos ya descritos.
bro izquierdo. Fig. 50-11 La comunicación El comienzo de la auscultación puede ser
interauricular por tener el soplo tan suave en el foco que los datos de la historia clínica
casi no tiene irradiaciones. tomados previamente nos sugieran; pero en
4.— La localización en el precordio es realidad podríamos comenzar en cualquier
materia de revisión cuantas veces haya duda foco pues vamos a auscultarlos todos, y
y para establecerla hecharemos mano de to- finalmente, vamos a mapear todo el precor-
-3 1 7 -

Fig. 50-11 PCA: irradiación.

conocidas. Así por ejemplo: Si se oye en


foco aórtico lo siguiente: Primer ruido nor­
mal, soplo que comienza ligeramente separa­
do, crece, tiene su climax en el mesosístole y
decrece progresivamente, para terminar cerca
del segundo ruido; intensidad (2, 3), tono
grave (5a. de guitarra), timbre raspante,
irradiado o cuello, a mesocardio y a punta.
Segundo ruido normal, silencio diastólico.
Lo que proponemos para abreviar es lo
siguiente, referente a la misma auscultación:
Fig. No. 50-12.
Donde el “rombo” ocupa el lugar
preciso del soplo y señala su calidad de cre­
ciente-decreciente; las flechas apuntan hada
las irradiaciones; debajo del soplo se anotan
las características en su respectivo orden: in­
tensidad, tono, timbre. La intensidad siem­
dio y a perseguir las irradiaciones. La loca­ pre se anotará en números de 1 a 4. Si hay
lización en el precordio generalmente es fá­ duda, se la pondrá también en números. Así,
cil, aunque a veces, especialmente en niños, si se duda si es 2 o 3, se pondrá: 2-3.
oiremos parecida auscultación en todas par­
tes, inclusive en- el tórax posterior. Natural­
mente la secuencia de la auscultación tal
como la hemos planteado nos va a servir de
mucha ayuda.
5.— Descripción esquemática.— La auscul­
tación debe escribirse y esquematizarse. Uti­ Fig. 50-12 Fórmula esquemática completa con
lizaremos las abreviaturas y simbología ya el diagrama de la Estenosis Aórtica.
-3 1 8 -
7.— Holldack, K. y Wolf, D.: Nociones de Fo-
B IB L IO G R A F IA nocardiografía. 38-39, 42-52, La Prensa Mé­
dica Mexicana, México, 1965.
1.— Arias, V.A.: Normas Generales y diagra— 8.— Leatham, A.: Brit. Heart, J. 17: 574,1955.
mas para presentar un caso cardiológico.
1-22, Imprenta de la Facultad de Jurispru­ 9.— Luisada, A.: Ruidos y pulsos como ayudas
en el diagnóstico cardíaco. Clínicas Médicas
dencia, Universidad Central, 1972,
de Norteamérica. Vol. 1: 3-30,1980.
2.— Carral, R.: Semiología Cardiovascular. 5a.
ed. 270-297, editorial Interamericana, S.A., 10.— Margolies, A. y Wofwerth, C. C.: Am. Heart
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México, 1964.
11.— Oleas, C.: Práctica Diaria en el hospital Car­
3.— Duroziez, P.L.: Arch. Gen. de Méd. 20:
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Quito, 1972.
4.— Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
12.— Ongley, P.A.: Sprague, H.B.; Rappaport,
logía. Tercera edición. 118, Méndez Oteo,
M. B. y Nadas, A. A.: Heart sound and mur­
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5.— FisMeder, B.: Exploración Cardiovascular study. Gruñe & Stration, Nueva York-
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167-169, 533, 557-560, La Prensa Médica
13.— Withe, P.D.: Enfermedades del Corazón.
Mexicana, México, 1966.
Cuarta edición. 92-94. El Ateneo, buhaos
6.— Friedberg, Ch.: Enfermedades del Corazón. Aires, 1954.
Segunda edición. 70-71, 658-660, Editorial
Interamericana, Buenos Aires, 1963.

CAPITULO 51 iT - 4
i M
• ;t p £ s?
ri-
n l. y w jr í f r f í r M íe ?'
¿PA R A Q U E SE A U SC U L T A ?

PROYECCIONES DE LA AUSCULTACION
A LA NOSOLOGIA. (PARA QUE EXAMI­
NAR? ).
A manera de descripción de la auscul­
tación correspondiente a las principales pa­
tologías cardíacas, ejemplificaremos cada ca­
so, procurando asimilar, comparar y ex­
poner su esquematización.
Así, por ejemplo: con mayor intensi­
dad se oye en FOCO AORTICO: Fig. 51 -1.
También se oye igual auscultación en
mesocardio y en foco mitral. Surge la pre­
gunta: ¿dónde se origina el soplo?
Respuesta:
1.— Donde está la mayor intensidad = Fo­
co Aórtico. Fig. 51-1 Estenosis Aórtica (E. Ao).
-3 1 9 -
2.- Tono bajo, timbre “expulsivo” en dia­
mante, “raspante” . = Foco de base.
3.- Irradiación: a cuello y a punta princi­
palmente. = El hecho de que se oiga en
cuello, (3,4, 5) dirige el criterio hacia el foco
aórtico. Si fuera de origen Mitral o Meso-
cárdico , no se irradiaría a cueEo.
En conclusión, la auscultación corres­ Fig. 51-2 Insuficiencia M itr a l.
ponde al Foco Aórtico. C ortesía del D r. Miguel V eloz V on
R eckow .
Otro ejemplo: Se oye en FOCO MITRAL:
Fig. 51-2. foco Mitral y foco Tricúspideo.
Se oye igual, aunque cada vez con me­ 2 .- Tono y timbre similares a las caracte­
nor intensidad, en foco Tricúspideo, en rísticas de insuficiencia Mitral y Tricuspídea.
Mesocardio y aún en focos de base. En el 3.— Irradiación: poco irradiado a axila.
esquema ya está señalado que la principal
irradiación se hace hacia axila y espalda. Hasta aquí seguiremos con la duda de
si se origina esta auscultación en F.M. o en
Aunque este soplo sistólico se oye en F.T.
todo el precordio y aún en la espalda, corres­
ponde a foco Mitral, porque: Qué hacemos? : hacemos la maniobra *"
de Rivero Carvallo (3), la cual se nos informa
1.— La intensidad es mayor en ese foco. que es positiva. Por lo tanto el foco de ori­
2.- El timbre en “olla de vapor” (3, 6) y gen es el FOCO TRICUSPIDEO y la irradia­
la forma en “banda” (3, 6) es típica de la in ción principal es el foco Mitral. Al comien­
suficiencia de una válvula aurículo-ventricu- zo dijimos: en punta, en el “llamado foco
lar. Mitral”. Esto se justifica porque cuando hay
3 - Irradiación: Si bien se irradia a todo el dextrorotación muy importante, el foco
precordio, sin embargo más lo hace hacia Mitral suele estar rechazado hacia atrás y su
axila izquierda, lo cual es así en la Insuficien­ lugar ser ocupado por la proyección del foco
cia Mitral, pues el torbellino de la regurgita­ Tricúspideo. Fig. 51-3.
ción se dirige hacia arriba y hacia atrás. Ade­ Más Ejemplos:
más R1 está disminuido o desaparecido, as­
En MESOCARDIO se escucha: Fig. 51-4
pecto que es propio de la I.M.
R1 s S s A2P2 ooo R1 a todo lo ancho
Otro ejemplo: Dónde se origina el soplo? de la franja de proyección del mesocardio.
En punta, en el llamado “Foco Mitral”, Inclusive se oye a la derecha del Esternón,
(2) oímos: R1 disminuido de intensidad, (irradiado en barra) (3, 6). También se oye
soplo holosistólico en banda, tono alto, tim­ en punta y en los focos de la base.
bre en olla de vapor, irradiado a mesocardio Por qué señalamos el origen en Meso­
por el borde esternal izquierdo. Se oye con cardio?
igual intensidad en el apéndice Xifoides, Respuesta:
se irradia poco a axila. La maniobra de Rive­
1.— La intensidad mayor está en 3o. y 4o.
ra Carvallo es+. Analicemos la auscultación:
espacio intercostal, derecha e izquierda del
1— La intensidad, al parecer, es igual en Esternón.
- 3 2 0 -

Fig. 51-3 Insuficiencia Tricúspides (I.T.) Cortesía del Dr. Wilson Pancho.

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Fig. 51-5 Estenosis Pulmonar (E.P.)

1 .- En F.P. está la máxima intensidad.


Fig. 51-4 C.I.V. (Comunicación Interventricular)
2.— Las características del soplo son de ti­
2.— Tono mediano, timbre raspante, cre­ po expulsivo.
ciente decreciente. 3 - El segundo ruido se escucha disminui­
Si a lo anterior agregamos que el segun­ do y en el fono, además de disminuido el
do ruido está fijamente desdoblado (no siem­ componente pulmonar, se aprecia desdobla­
pre es demostrable) y a la palpación se ha do fijamente.
encontrado estremecimiento sistólico a ese 4.— Su principal irradiación es a región in­
nivel, tendremos que pensar en primer térmi­ fraclavicular izquierda.
no que esa auscultación corresponde a una
C.I.V. Esta auscultación corresponde a Este­
nosis Pulmonar.
Otro ejemplo en FOCO PULMONAR: Fig.
51-5. Otro ejemplo: CÍA
Es decir, hay R1 normal, soplo crecien­ En FOCO PULMONAR: R1 soplito mi­
te-decreciente que ocupa casi todo el sístole, serable (6) que no ocupa todo el sístole,
intensidad (3, 4), tono bajo, timbre raspante, intensidad 2, tono intermedio (ni bajo ni al­
R2, que en el fonocardiograma se encuentra to), timbre suave A2 P2 (con desdoblamien­
desdoblado, fijamente, pero que el oído hu­ to) fijo, irradiado a mesocardio. Fig. 51-6.
mano lo percibe como único y disminuido de Estas características, muy parecidas a
intensidad, porque el componente pulmonar las del anterior, pero con menor intensidad,
aunque retrasado, es pequeño. Se irradia a suave, poco irradiado, con R2 fijamente des­
la región infraclavicular izquierda, mesocar­ doblado, bien audible, hacen pensar en una
dio y a veces, pero con intensidad disminui­ Estenosis Pulmonar relativa, por aumento de
da, a horquilla esternal. Por qué situamos flujo y efectivamente esta auscultación es
esta auscultación en F.P.? : típica de C.I.A.
-321 -

«1
P.
¡VF* 7C
íí1
. 4

1
Fig. 51-? Insuficiencia Aórtica (I.Ao).
Fig. 51-6 C.I.A. (Comunicación Xnterauricular)

Nótese que en la Estenosis Pulmonar


orgánica el R2 está desdoblado, pero este he­
cho es poco audible por la poca movilidad de la
válvula defectuosa; en tanto que en la Este­
nosis Pulmonar Relativa, el fenómeno es au­
dible, puesto que el componente pulmonar
del segundo ruido se produce con válvula Fig. 51*8 Estenosis Mitral (E.M.).
sana. Además la intensidad del soplo en la
la diastólica, etc.). Ver el esquema fisiopato-
Estenosis Pulmonar orgánica es mucho ma­
gico de la vulvulopatía.
yor que en la Estenosis Pulmonar Relativa.
Otro ejemplo: Fig. 51 -8
EJEMPLOS DE RUIDOS SOBREAÑADI­
DOS EN EL “SILENCIO” DIASTOLICO. FOCO MITRAL: Se oye mejor en En-
doápex. Rl aumentado de intensidad, silen­
Fig. 51-7. cio sistólico, A2 Ch M, retumbo y refuerzo
FOCO AORTICO principal o accesorio: presistólico, poco irradiado alrededor. Es
Rl, silencio sistólico R2 que se confunde todo un ritmo (Ritmo de Duroziez) (1, 3),
con un soplo que comienza temprano en el cuya onomatopeya es: Tata Rrrufffut, don­
diástole, intensidad (2, 3), tono alto, tim­ de la T representa el Rl aumentado (Brillan­
bre aspirativo irradiado hacia punta, donde te), Tata, el desdoblamiento de R2 (ruido
a veces se lo oye muy bien. compuesto por el componente aórtico del
; Consideraciones: segundo ruido y el chasquido de abertura
Mitral; retumbo (sonido en RR-Rumor);
1.- La intensidad con la que se escucha el
auténtico soplo creciente, tono alto, al final
soplo puede ser (de hecho lo es) en la mayor del diástole, intimamente ligado aji primer
parte de las veces, de grado más elevado en el ruido del siguiente ciclo.
foco accesorio aórtico, pero en contados ca­ L
El practicante identificará fácilmente
sos suele oírse mejor en el foco principal.
el Primer ruido aumentado de intensidad.
2.- Las características de tono alto, tim­ Llama la atención en el contexto del examen
bre aspirativo, a veces decreciente, al igual físico, que casi no se ve el ápex, por dentro
que la irradiación hacia punta, conforman la del cual es donde se ausculta mejor el ritmo
auscultación propia de la Insuficiencia Aór­ descrito.
tica.
Esta auscultación corresponde a la Es­
Ayuda a la identificación de la entidad tenosis Mitral.
nosológica la florida sintomatología perifé­
rica (pulso céler, danza carotídea, elevación CONSEJOS FINALES:
de la presión arterial diferencial por baja de 1 .- Un R2 aumentado de intensidad, así se
-3 2 2 -

escuche con esta característica en todos los 3.— Fishleder, B.: Exploración cardiovascular y
Fonomeeanocardiografía Clínica. 33—41,
focos, lo situaremos en uno de los focos de 132—148, La Prensa Médica Mexicana, Mé­
base, pues allí es donde se escuchará mejor xico, 1966.
y aún en ocasiones, se palpará y se verá 4.— Holldak, K. y Wolf, D.: Nociones de
(latido), pues el componente que aumenta la Fonocardiografía Clínica. 60—76, La Prensa
intensidad de R2 es sigmoideo, sea aórtico Mexicana, México, 1965.
o pulmonar y su causa será: hipertensión 5.— Luisada, A.: Ruidos y pulsos como ayudas
para el diagnóstico cardiaco: Clínicas Médi­
de uno de los circuitos. cas de Norteamérica. Vol 1: 3—10,1980.
2.— Si el primer ruido está aumentado de 6.— Oleas, C.: Referencia a su trabajo en el hos­
intensidad, debemos sospechar en principio, pital Carlos Andrade Marín, Quito, 1972.
de Estenosis Mitral y debemos buscar el rit­
mo propio de la lesión. CAPITULO 5 2
3 Si el primer ruido está disminuido, bus­
caremos la auscultación de Insuficiencia Mi­
tral o Insuficiencia Tricuspídea o ambas. E X A M EN ES COM PLEM ENTARIOS
Si el segundo ruido está desdoblado
Fijamente, busquemos algún fenómeno aus- LABORATORIO
cultatorio adicional en focos-de base y meso­
cardio, principalmente, en foco pulmonar. Los exámenes de laboratorio llamados
Nótese que un retardo en el cierre de las de rutina son indispensables en nuestro
sigmoideas pulmonares puede deberse a un medio.
bloqueo de la rama derecha del haz de His o Así: el examen coproparasitario nos
a demora de vaciamiento del ventrículo dere­ podrá demostrar parasitosis. Especialmente'
cho por aumento de flujo (C.I.A. —C.I.V.). importante será la comprobación de parásitos
Recordemos que si el segundo ruido está hematófagos, singularmente, la ameba histo-
desdoblado solamente durante la fase inspira- lítica y el anquilostoma duodenal (25), pues,
toria, se trata de desdoblamiento fisiológico. a más del deterioro nutricional en general,
Si el segundo ruido está desdoblado solamen­ pueden ser los causantes de severas anemias,
te en la fase espiratoria, se trata de: “desdo­ que en la historia clínica podrían haber dado
blamiento paradógico” y corresponde a un sintomatología cardíaca, como soplos funcio­
retraso en el cierre de las válvulas sigmoideas nales y en las radiografías de tórax podrían
aórticas, cosa que acontece en el bloqueo de demostrar cardiomegalia.
la rama izquierda del haz de His y en Es­ El Hematocrito y la Hemoglobina esta­
tenosis Aórtica. rán aumentados en el Corazón pulmonar cró­
nico (8)
En la Fiebre reumática encontraremos
B IB L IO G R A F IA
datos de anemia hipocrómica ligera: (12)
1.— Arias V.A.: Normas y diagramas para 1 0-11 grms, de Hb.; leucocitosis con neu-
presentar un caso cardiológico. 9, Impren­ trofilia discretas;eritrosedimentación aumen­
ta de la Facultad de Jurisprudencia, Univer­
sidad Central, Quito, 1972. tada. (Ej.: 9.000 leucocitos con 78°/o de
neutrófilos — 30 mm de eritrosedimenta­
2.— Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
logía. Novena edición. 116—128, Méndez ción). Todos estos datos constituyen signos
Oteo, México, 1979. menores de F.R.
-3 2 3 -
Un elemental y microscópico de orina grosa la elevación de Colesterol y triglicéri­
podrá damos datos preciosos sobre estados dos en sangre si hay H.D.L. en cantidad su­
orgánicos importantes para el riflón, corazón, ficiente para asegurar el buen transporte.
vasos arteriales. Así la hematuria, albumi­ (Cuadro de clasificación de Fredrickson. (15)
nuria, cilindruria nos harán pensar en Glome-
En el cursó de una cardiopatía des­
rulomefritis, que a su vez es causa de Hiper­
compensada se vuelven indispensables los
tensión arterial, la cual sobrecarga sistólica- controles periódicos de lós electrolitos, espe­
mente al ventrículo izquierdo, constituyen­ cialmente Na y K, pues la elevación del sodio
do por tanto causa de cardiopatía. La piu­
(140 meq. °/o) es contraproducente y tanto
ría y bacteriuria podrán integrar un cuadro
el descenso como la elevación del Potasio
hipertensivo. (3,4,35).
(3 a 5 meq.) son peligrosos (ver valores nor­
La I.C.C. se acompaña de albuminuria males).
leve.
La Diabetes (39) puede ser detectada El monitoreo de las drogas cardioacti-
por la glucosuria y cetonuria. Sabemos que vas es recomendable durante el tratamiento
tanto la Diabetes Mellitus como la hiperten­ con digitálicos y bloqueadores Beta, puesto
sión arterial son factores de riesgo coronario que puede ayudar a elegir la dosis terapéutica
y arterial en general. óptima y nunca llegar a la intoxicación.
Por lo expuesto, para completar nues­ Las reacciones serológicas son indispen­
tra historia clínica del enfermo cardiovascular sables ante una auscultación de Insuficiencia
pediremos biometría hemática, eritrosedi- Aórtica (34), puesto que una de las etiologías,
mentación, elemental y microscópico de aunque no la más frecuente, es la Sf.
orina y coproparasitarios seriados. Entre las pruebas (13) que debemos
pedir cuando se sospecha Estreptococia a
En personas que pasan de la cuarta dé­ Estreptoco Beta hemolítico tipo A, es el
cada de la vida, serán también exámenes de frotis faríngeo para cultivo de la bacteria
rutina los que se conocen como química san­ (13). .Además, si sospechamos F.R. se pedirá:
guínea, cuyo pedido se detallará: En sangre: Asto (13) h asta (150U. Todd —es normal)
glucosa, úrea, creatinina, ácido úrico, coles- PCR (debe ser negativa; la positividad se
terol y triglicéridos. Resaltamos la impor­ califica en cruces); Mucoproteínas (2,56 mg
tancia del perfil lipídico, cuya ejecución en °/o a 4 mg °/o); antidesoxiribonucleasa B.
nuestro medio es prohibitiva por lo costosa Respecto a la antidesoxiribonucleasa sa­
pero que en alguna forma podríamos suplir bemos que permanece mucho más tiem­
con los datos de colesterol y triglicéridos. po que las antiestreptolisinas 0, motivo
La hipercoloresterolemia y la hipertri- por el que se pide esta prueba cuando existe
glicidemia son factores de riesgo arterial en sistomatología de Corea Menor o de Si-
general y coronario en especial. (3, 4, 5, 6, denham, puesto que esta es una mani­
15, 20, 34). festación tardía de F.R.
Ultimamente se ha sostenido que la Cuando se sospecha de IAM, se pedirá:
presencia de H.D.L. (proteínas de alta densi­ (23) Fosfocreatinquinasa (15): normal hasta
dad) en más de 30 mi. gms. °/o, protege por 50 mu/mi. (Fracción MB > 1 0 - U / L ) ,
mejor transporte de los lípidos, a las arterias. Deshidrogenasa láctica (DHL) 120 a 240
De esta manera, se afirma que no es tan peli­ mu / mi. Transaminasa glutámico Oxala-
-3 2 4 -
cética: hasta 12 m.u./ml.
Si se quiere vigilar la evolución de un
I.A.M. se perseguirá los cambios con una so­
la prueba enzimática, por ejemplo con la
C.P.K. con cuyos valores de grafica una cur­
va; y se realizarán ECG seriados.
Si la historia clínica nos hace sospe­
char de una enfermedad del colágeno dife­
rentes de la Fiebre Reumática, de la cual ya
hablamos, pediremos pruebas que nos auxi­ Fig. 52-2 Tripanosoma Cruzi
lien para afinar el diagnóstico. Así, tomare­
mos en cuenta: Látex, células LE, Anticuer­ Enumeramos las reacciones serológicas j
otras pruebas diagnósticas con bibliografía para in
pos antinucleares, dosificación de comple­ teresar al lector en el tema: Reacción de fijaciót
mento C3-C4. (27). dal complemento (Guerreiro Machado). (11) R.p.
C.— Reacción de inmunofluorescencia: R.I.F
(11-17). Reacción de Hemoaglutinación: R.H.A
(17). Anticuerpos Endocardio, vasos, intersticios
Si la historia clínica nos hace sospechar EV.I. (17).
de Endocarditis Bacteriana, se pedirá: He-
mocultivos seriados (14, 40) (muestras cada ma Megista, Carrionis, etc.) nacido en el cria­
2 horas dentro de las primeras 24 horas). dero del laboratorio y por lo tanto sin con­
taminación, al paciente presuntamente enfer­
Si se sospecha de Enfermedad de mo con enfermedad de Chagas. Después de
Chagas (Tripanosomiasis Americana), se pe­ un tiempo prudencial que cubra el ciclo evo­
dirá la prueba serológica de Guerreiro Ma­ lutivo del Tripanosoma Cruzi (Fig. 52-2) en
chado (11,17, 27, 30) en exámenes seriados, el intestino del parásito, se lo sacrifica y se
mínimo 3. Esta prueba tiene falsos positivos estudia el contenido intestinal del mismo pa­
y falsos negativos. Actualmente, aquí necesi­ ra investigar la presencia de esa forma de
tamos remitir la muestra con una microhisto- leishmania. Fig. No. 52-3.
ria que justifique el pedido, al laboratorio Iz-
quieta Pérez, desde donde envían a Guaya­
quil, ciudad en la cual efectúan el examen u-
na vez que han reunido la suficiente cantidad Si se sospecha de Toxoplasmosis (21),
de pedidos que amerite el gasto del reactivo. se medirá los anticuerpos antitoxoplasma
Por este hecho creemos que no se ha popu­ IgG (infección anterior) e IgM (infección
larizado su uso en el medio médico, a pesar actual) por ELISA o RIA.
de que intuimos la frecuencia muy respetable Si se sospecha de miocardiopatía ca
de esta enfermedad en el país. Precisamente rencial por disminución de proteínas, es
por ello creemos que a más de facilitar la mandatorio pedir dosificación de proteínas
prueba de Guerreiro Machado, también se de­ en sangre (parciales y totales); igualmente
be utilizar y tener naturalmente medios para pueden sospecharse carencias vitamínicas
verificar la prueba del Xenodiagnóstico, que como por ejemplo de vitamina B1 en cuyo
consiste en hacer picar con un chincho­ caso específico ptfcRfftüT observar los sig­
rro transmisor (Vinchuca) Fig. 52-1 (Triato- nos del Beriberi.
Fig. 52-1 y 3: Lám. X IV.
-325-
¿r a y o s X gulo cardiofrénico
JVlUOROSCOPIA: En realidad lo más interesante en la
' Es un auxiliar valioso para el médico fluoroscopia es el movimiento, el cual hay
general y naturalmente también para el que correlacionarlo con la fisiología cardía­
; especialista, pues permite observar in vivo el ca. Así es como, mientras los ventrículos
1tórax del paciente. durante el sístole disminuyen de volumen
por la contracción y consiguiente expulsión
En cuanto a corazón y grandes vasos de sangre; los grandes vasos hacen un movi­
se procurará observar lo siguiente: miento de expansión por la recepción del
1 _ Tamaño del corazón en relación con la caudal por latido. Las aurículas también
amplitud del tórax. tienen su tiempo de llenado en este momen­
2.- Diafragma, posición y movimientos. to. Cualquier condición que obre sobre flujo
o contracción, se hará notar. Así: un
3.- Campos pulmonares, movimientos res­ aneurisma de la pared del ventrículo izquier­
piratorios, aereación, circulación, e imáge­ do hará un movimiento paradojal, pues
nes sobreañadidas (condensaciones, fibrosis, mientras el resto del ventrículo se contrae,
atelectasias, bulas, ulceraciones, etc). es decir se achica, la parte aneurismática se
4.- Hilios: arteriales, venosos o arterio- expande.
venosos. Movimientos: aumentados’(danza Así también, quien observa el corazón
hiliar, como por ejemplo cuando hay corto­ en fluoroscopia y fija su atención en el
circuito arteriovenoso y por lo tanto, incre­ parámetro movilidad, puede notar que en las
mento del flujo pulmonar); o disminuidos, miocardiopatías, el corazón es bastante quie­
como acontece cuando hay Estenosis Pulmo­ to, lo mismo que en las pericarditis con
nar. derrame o en las pericarditis constrictivas.
El observador deberá inspeccionar cal­
5.- Si nos fijamos detenidamente sector
cificaciones en pericardio, en los planos val­
por sector (37), comenzando por la Aorta,
vulares y cuando hay prótesis, los detalles de
observaremos su latido, tamaño, amplitud,
las mismas.
calcificaciones, movimientos paradójicos co­
mo cuando hay aneurisma. Luego el cono Debemos hacer notar que los aparatos
de la pulmonar en movimiento; incisura o de fluoroscopia comunes y corrientes irradian
saliencia a nivel de la orejuela izquierda; mucho, pero que aquellos que disponen de
ventrículo izquierdo hasta su inmersión en el intensificador (37) de imágenes y pantalla
diafragma; ventrículo derecho recostado en de televisión obvian ese problema y también
el diafragma y por la derecha: la sombra el de la obscuridad, pues mientras con los
auricular que comunmente corresponde a la primeros hay que hacer el examen a obscu­
aurícula derecha, pero que cuando hay creci­ ras, con los segundos no se necesita apagar
miento exagerado de la aurícula izquierda, la luz. Además con el intensificador de imá­
es ésta la que sobresale en ese lado. Además genes, como su nombre lo indica se ven más
hay que fijarse en el sitio donde desembocan detalles.
las venas cavas en la Aurícula derecha: la
vena Cava Superior engrasa por el lado dere­ TELERADIOGRAílAS (1) CUADRO No. 52-1
cho la opacidad de la Aorta ascendente, en Este importante examen radiológico
tanto que la inferior rellena levemente el án- debe estar al alcance del médico general y por
- 326 -
lo tanto el estudiante debe capacitarse para
hacer una buena lectura de las mismas.
Por contraposición con la fluroscopia,
en las telerradiografías no vemos el movi­
miento, pero vamos a poder apreciar con ma­
yor nitidez y claridad los detalles de los
campos pulmonares, de los hilios y de la si­
lueta cardíaca.
Las deformaciones torácicas se harán
evidentes y algunas de ellas, especialmente
las xifosis y escoliosis impedirán una mejor
apreciación de los detalles.
Fig. 52-5 RX P.A. de un enfisematoso
CUADROS RADIOLOGICOS DE CARACTER
DIAGNOSTICO POR SI MISMOS.
1.— Enfisema. Los espacios intercostales
muy separados, las cúpulas ya no ojivales si­
no tendiendo a ser cuadradas, los diafragmas
bajos y los pulmones distendidos, radiolúci-
dos, nos dan informe de un cuadro de En­
fisema, al que se agregarán los datos de la
historia clínica. El corazón comunmente
es en gota si aún no está en insuficiencia
cardíaca derecha. Fig. 52-5.
2.— Bordes inferiores de las costillas con Fig. 52-7 RX P.A. de un paciente con Insu—
imágenes en “comido de ratón”; borde izquier­ fÍManHa A Á rtica.

do prominente (crecimiento concéntrico del


ventrículo izquierdo). “Barriga del V.I.” .
Fig. 52-6. Co. Ao.
3.— “Imagen en paloma sentada” Fig. 52-7
I. Ao.
4.- “Corazón de bolitas” o de los 4 arcos.
Fig. 52-8. E.M.
5.— “Corazón de Buey”. Fig. 52-9. vía 52-8 RX P.A. de un paciente con Este-
Mitrotricuspídeos. nnsis MTtral.

6.— “Corazón de elefante o corazón del


8.— En zueco y con imagen en hachazo.
“Eugenio Espejo” Fig. 52-10.
T. de Fallot. Fig. 52-12.
7.— Pericarditis con derrame:
9.— Ovalado con pedículo estrecho: Trans­
7.1: Engarrafa. Fig. 52-11A. posición de los grandes vasos. Fig. 52-13.
7.2: En vasija de barro (cántaro). Fig. 10.- Arbol de otoño, (sin hojas) “con pla­
52-1 IB. yas desiertas” Hipert. art. pulmonar.
7.3: En tienda de campaña. Fig. 52-11C.
Fig* 52*6 RX P.A. de un paciente con coar- Fig. 52-11A RX P.A. de Pericarditis con fonna
tación aórtica. “de garrafa” .

Fig. 52-9 RX P.A. de un paciente con “ Co- Fig 52. 11B R x p A de Perlcardltls c<Jn ^
razón de Buey”. gen de “vasija de barro” .

Fig. 52-10 RX P.A. de un paciente con wCo- Fig. 52-11C RX P.A. de Pericarditis con úna-
razón del hospital Eugenio Espejo” gen «tienda de campaña” .
PLIEGO: 11
- 3 2 8 -

CUADRO No. 52-1 2 .- Oblicua-anterior-derecha (OAD)


Fig. 52-16.
SECUENCIA DE LECTURA DE LAS
TELERADIOGRAFIAS (1) 2.1: Con contraste esofágico
2.2: Aorta
1.— Póstero anterior (PA) Fig. 52-15
2.3: Pulmonar
1.1: Generalidades
2.4: Aurícula izquierda
1.2: Campos pulmonares
2.5: Aurícula derecha
1.3: Hilios
2.6: Ventrículo derecho
1.4: Tamaño del corazón (Car-
diomegalia 0—4) 3 .- Oblicua-anterior-izquierda (OAI)
1.5: Silueta: Fig. 52-17.
1.5.1 Aorta 3.1: Bronquio-izquierdo
1.5.2 Pulmonar 3.2: Ventrículo izquierdo
1.5.3 Orejuela izquierda 3.3: Ventrículo derecho
1.5.4 Ventrículo izquierdo 4 .- Lateral izquierda (LI) Fig. 52-18
1.5.5 Ventrículo derecho 4.1: Ventrículo izquierdo
1.5.6 Aurícula derecha 4.2: Ventrículo derecho
1.5.7 Venas Cavas 4.3: Aorta
1.5.8 ¿Doble contorno?

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 52-1


1 La historia clínica guiará al practicante
para hacer el pedido de una, dos, tres o cua­
tro telerradiografías. En realidad si hay
criterio clínico establecido se pide menos
radiografías. Cuando el diagnóstico está
dudoso, (debe ser excepcional) se pedirá to­
da la serie. Nótese cuanto se puede ahorrar
si se plantea bien un caso clínico. Fig. 52-12 RX P.A. con imagen “en zueco”,
2 .- Si se quiere estudiar bien a la aurícula de un caso con Tetralogía de Fa-
llot.
izquierda, las Tele Rx oblicuas anteriores son
de mucho valor, pues en laO.A.I. rechaza ha­ be llegar hasta allí. En la O.A.D., la aurícu­
cia arriba, elonga y adelgaza al bronquio iz­ la izquierda rechaza hacia atrás el esófago, el
quierdo, el cual normalmente debe apuntar cual está opacificado con comida baritada.
al ángulo costodiafragmático izquierdo, de tal 3.— Si se quiere estudiar al ventrículo dere­
manera que su prolongación en línea recta de- cho, debe saberse que éste se observa mejor
Fig. 52-13 RX P.A. con imagen “ Ovalada con
pedículo estrecho” de la Transpo­ Fig. 52-17 Lectura de la teleradiografía O.A.I.
sición de los Grandes Vasos.

Fig. 52-15 L ectura de la teleradiografía P.A. Fig- 52-18 L ectura de la teleradiograíía L.I.

y por debajo, hasta la sombra de la columna.


(Triángulo retrocardíaco). Cuando crece, in­
vade este triángulo y aún lo borra.
5.— Si se quiere estudiar el flujo pulmonar,
a ver si está aumentado, disminuido o nor­
mal; una radiografía bien centrada y con
factores adecuados es de carácter diagnósti­
co. Cuando el flujo arterial pulmonar está
Fig. 52-16 L ectura de la teleradiografía O.A .D. aumentado se ven los hilios pletóricos con
vasos bien delineados y con un árbol arterial
en la O.A.D. donde se acerca a la parrilla perfectamente visible aún en los vértices y
costal y en la L.I. donde también, cuando en la periferia; los vasos cortados frontal-
crece se acerca al peto estemocostal. mente muestran su luz opacificada y agran­
4 .- Sí se quiere observar al ventrículo iz­ dada simulando grandes nodulos. Si el flujo
quierdo, este se ve individualizado en la par­ pulmonar arterial está disminuído;los hilios
te posterior de la silueta en la O.A.I. y cuan­ serán pobres y los campos pulmonares hiper-
do crece, invade y aún sobrepasa la columna. claros, especialmente en la periferia (playas
En la L.I. normalmente deja libre un triángu­ pulmonares) donde no se verá rastro de vasos
lo radiolúcido donde se ve pulmón por detrás arteriales.
-330-
OTROS METODOS RADIOLOGICOS DE
INTERES PARA EL RECONOCIMIENTO DEL
CARDIOPATA.
Angiografías selectivas en el caso de
sospecha de trombosis cuando cursan enfer­
medades embolizantes como la Estenosis
Mitral, las Miocardiopatías, las Endocarditis
Bacteriana. Cobra especial importancia la
Aortografía que nos permitirá refrendar diag­
nósticos importantes, como I. Ao. Fig. 52-19 .
Ventanas Aortopulmonares, Fístulas Aorto Fig. 52-20 Coartación Aórtica.
Ventriculares, Coartación Aórtica, Fig. 52-20.
La maniobra no es tan complicada y pudiera
hacerse por medio de un catéter introducido
en la arteria Femoral por medio de la técnica
de Seldinger (2, 37) (Punción percutánea).
Las Angiocardiografías significaron un
adelanto importante en el diagnóstico de las
afecciones cardíacas, pues permitieron obser­
varlas cavidades del corazón Fig. 52-21 en diás­
tole, en sístole Fig. 52-22; los planos valvula­
res, las regurgitaciones Fig. No. 52-23. Es un
complemento del cateterismo cardíaco y
aunque su realización resulta costosa y Fig. 52-21 Ventriculografia (diástole).
compleja, sin embargo su lectura y compren­
sión es de una objetividad impresionante.
(2, 37).

Fig. 52-22 Ventriculografía (Sístole).


tales como la obstrucción o estrechamiento
en el sitio exacto donde se producen. Así
Fig. 52-19 A ortografía (I.A.).
mismo se detectan tortuosidades, acodamien-
Coronariografías. Mediante la intro­ tos y más signos de esclerosis. Fig. 52-24
ducción de substancia de contraste, selec­
tivamente, en las coronarias se visualiza Cineangiografías y cine coronar iografías.
las mismas y pueden detectarse sus defectos, Curiosamente, fue un latino de ascendencia
Fig. 52-23 Regurgitación de ventrículo bacía Fig. 52-24 CoronariografLa: Estenosis coto-
aurícula izquierda. natía.
china quien descubrió el método en la Ha­
bana, Cuba. Por tal motivo fue candidato
para el premio Nobel. Como este no le fuera
concedido, se le reconoció sus méritos en el
congreso mundial de cardiología del 74,
en Buenos Aires, donde recibió el premio
“Cossio”, que por primera vez se discernía en
aquella reunión. En un famoso mural de
Rivera en México, está constando entre las
principales glorias de la medicina mundial
de todos los tiempos. Se trata de Agustín
Castellanos. Fig. 52-25.
. Pues bien, este método de diagnóstico Fig. 52-25 A gustín Castellanos en el
nos muestra las cámaras del corazón en de Rivera.
movimiento, se aprecia el volumen de su con­ mo el contraste pasa hacia su vía natural:
tenido y por lo tanto su capacidad diastólica; Aorta en el caso del V.I. y regurgita hada
su contracción y vaciamiento sistólico. Cuan­ A.I., rellenándola y dándole la característica
do hay regurgitación (patológica) de ventrí­ forma redondeada, igual que la angio—
culo a aurícula (I.M., por ejemplo) se vé co- cardiografía, solamente que aquí se ve el
-332 -
movimiento y la secuencia del proceso expul­ práctica médica, cuanto para la docencia.
sivo y de regurgitación. En el caso de la In­ Si la auscultación es un método que en car­
suficiencia Aórtica, se observa como la subs­ diología hace diagnóstico y muchas veces,
tancia de contraste regurgita durante el diás­ pronóstico, cuando es refrendada o corregi­
tole hacia V.I. En los defectos septales: da, nos confiere más seguridad y nos enseña.
CIV, CIA, y fístulares como en la PCA, Esencialmente los dispositivos e imple­
se ve como pasa un chorro contrastado y mentos para hacer este estudio constan de:
caracolea, yendo desde la cámara o vaso de
mayor presión al de menor presión. Aparato de tres canales o más. En el
caso mínimo, considero que debe tomarse
Consideraciones a los exámenes radio­
simultáneamente E.C.G. Fono y alternada­
lógicos especializados:
mente otra curva que puede ser: Apexcar-
1.— Constituyen un importante comple­ diograma, Carotidograma o Flebograma.
mento del Estudio Hemodinámico, que es
El fonocardiograma nos dará el de­
una técnica agresiva, cruenta, que requiere talle milimétrico de la auscultación.
todos los pasos que se dan para cirugía
(pre, per y postoperatorio); equipos de ten- El electrocardiograma será el hito eléc­
siometría y oximetría, además de RX, cine trico que nos servirá de referencia exacta pa­
y video; equipó humano compuesto por ra correlacionar en función de tiempo el apa­
hemodinamista y ayudante con ropa este­ recimiento de los fenómenos acústicos, los
rilizada, técnico de RX y ayudante séptico. cuales son dependientes de la mecánica
Además, a veces se necesita anestesia general cardíaca. Fig. 52-27A.
con todo lo que esto significa en equipo hu­ El apexcardiograma grafica los movi­
mano y en implementación. mientos de expansión y retracción del mio­
cardio a nivel de punta, y sus curvas se co­
2 . - Por lo expuesto anteriormente se caerá rrelacionan con exactitud cronométrica con
en cuenta que es un examen costoso en las otras simultáneas. Fig. 52-27A.
tiempo y dinero y que por lo tanto debe ser El carotidograma por si solo puede
pedido por el especialista solamente en casos ser diagnóstico por la morfología y el retardo
que ameriten. o la modificación de los accidentes de su
3 .- Sin embargo, una vez hecho, la com­ curva. Así es como la Estenosis Aórtica tie­
prensión de los resultados está al alcance de ne una cresta o cúspide quebrada (Cresta de
la preparación del médico general y aún más, gallo) y sufre un retardo coincidente con el
constituyen un precioso medio visual para la retardo de la expulsión del flujo sanguíneo
docencia, a fin de que el estudiante correla­ a través de la estrechez. Fig. 52-27B y D.
cione.la físiopatología de cada caso con la Así mismo, la Insuficiencia Aórtica tie­
semiotecnia y la clínica. Posteriormente en ne su típica curva puntiforme, con su ex­
su ejercicio profesional estará en capacidad
pulsión rápida y potente, fiel expresión del
de diagnosticar con una buena historia clíni­
pulso Céler o en martillo de agua. Así mis­
ca, teleradiografías y electrocardiograma.
mo su rama descendente no tiene la onda
Otros exámenes complementarios: dícrota que corresponde al cierre de las
FONOMECANOCARDIOGRAFIA (1 9 ,2 4 ). Es sigmoideas.
una técnica no invasiva que debe ser utilizada El flebograma o mejor el yugulograma
mucho más en nuestro medio, tanto para la grafica el pulso venoso y por si solo iden-
- 333 -
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F t 52-27C Fono y Flebograma

52-27B
Cortesía del Dr. Wilson Pancho. Fig. 52-27D Caxotidograma en Estenosis e In­
suficiencia Aórtica.
tifica algunas enfermedades orgánicas del
corazón, además de su contribución al diag­ ultrasónicas que penetran desde la pared an­
nóstico por la correlación con las demás terior del tórax y transmiten el eco de cada
curvas anteriormente nombradas. Fig. 52-27C. una de las estructuras que encuentra en el
camino. De esta manera se puede medir el
ECOCARDIOGRAMA (22,26,28,29,31,32,36)
grosor de las paredes ventriculares, del tabi­
Esta técnica se sustenta en el Sonar, que interventricular, los movimientos de los
invento utilizado al final de la segunda gue­ mismos, las valvas Mitrales, Tricuspídeas,
rra mundial y actualmente utilizado para una ' Sigmoideas, etc.
diversidad de fines pacíficos. Para correlacionar los movimientos con
Consiste en el lanzamiento de ondas el tiempo, se traza simultáneamente un
- 3 3 4 .-
electro cardiograma. Hay un nuevo método de Angiografí;
El eco tridimensional “ve” espacial­ por Resonancia Magnética (41) que consti­
mente las estructuras y ha permitido captar tuye otro avance en Imagenología.
las imágenes en movimiento, de tal manera Debemos mencionar también al moni-
que el examen puede ser grabado en video­ toreo continuo del ECG y de la PA (HOL-
tape y retransmitido cuantas veces sean ne­ TER), al estudio ERGOMETRICO o pruebe
cesarias para establecer un buen diagnóstico. de esfuerzo y al estudio electrofisiológico.
de gran utilidad en algunas situaciones.
La realización de la técnica está sujeta
OBSERVACIONES ACERCA DE LOí
a adiestramiento y quien aprende a realizarla
EXAMENES COMPLEMENTARIOS.
bien puede extraer diagnósticos realmente
Las universidades deben disponer de
sensacionales. Fig. 52-28
toda la implementación posible, precisamen­
Aunque los primeros ecosonogramas se
te para poder realizar un proceso de apren­
realizaron en Suecia por los años cincuenta,
actualmente se utilizan en todo el mundo y dizaje objetivo y comprobatorio. El médico
se perfeccionan cada vez, más. Actualmente bien preparado deberá ser capaz de diagnos­
se agregó el estudio Doppler y el Doppler a ticar con una buena historia clínica y el apo­
color (que indica la dirección de los flujos) yo de los exámenes complementarios indis­
conformando técnicas de imagenología que pensables.
tienden a desplazar a la HEMODINAMIA, por
Si de elegir exámenes se trata, a más
su fidelidad, facilidad de repetición, amplio
de establecer la necesidad absoluta de los
campo de aplicación y menor costo. En el
servicio de cardiología del hospital Eugenio mismos, debemos tender a afinar el criterio
Espejo, se envía buena parte de los casos a con las técnicas no agresivas.
cirugía con una buena historia clínica y estu­
dios complementarios no invasivos, evitando
la hemodinamia, por su costo y por ser exa­
men invasivo. Incluimos algunas figuras que
nos demuestran algunas de las principales
aplicaciones diagnósticas de este examen.
RADIOISOTOPOS (18,3 5 ).
La implementación es costosa y el mé­
dico que la practica e interpreta, prácticamen­
te, hace una subespecialidad para mantener la
cual, necesita un volumen de pedidos que
amerite su dedicación. Se puede seguir la
secuencia circulatoria de los radioisótopos
marcados, en las cavidades cardíacas y perse­
guir su “viaje” por los defectos septales, for­
mando parte de los cortocircuitos arteriove- Fig. 52-28 A Ecocardiograma: Módulo M (Válvu­
nosos o venoarteriales. Mide el tamaño del la Mitral norm al) Cortesía de los
D*es. René Bustamante y Femando
infarto. Inclusive los cálculos de presiones Villavicencio.
con todas sus implicaciones diagnósticas se
pueden establecer mediante computadora.
Fig. 52-28 B Fig. 52-28 C Fig. 52-28 D

Estenosis M itral. Arriba en el tridi­ Imagen bidimensional que m uestra En esta visión de 4 cámaras, nótese
mensional se aprecian los bordes una vegetación calcificada en las en la región apical del ventrículo
gruesos rodeando u n orificio estre~ cúspides de las válvulas aórticas izquierdo u n trom bo (T).
chado (+ )• proscidiendo hacia el ventrículo
izquierdo.

Fig. 52-28 E Fig. 52-28 F Fig. 52-28 G

4 cámaras salida de la Aorta: se Se ve una Persistencia del Conducto Hipertensión Arterial pulm onar: Véa­
ve una CIV Perímembranosa Sub- Arteriovenoso (PCA) en su desembo­ se en el m odo M (Abajo) la horizon-
aórtica. cadura aórtica. talización y la ausencia de onda A
(auricular).

Fig. 52-28 H Fig. 52-28 I Fig. 52-28 J


Doppler pulsado del flojo vtetico:
Tetralogía de Fallot. Derrame Pericárdico Im portante Aumento de velocidad co n pieo en sístole
m ih a y flo jo iMillUlll en diáitol*
(2.000 mi.) abajo, p o r e I n n fid e n c a
Aórtica. El tianadnetor- eatá en m i t e
Supzaestemal y el vdm nen de muestra en
Aorta Ascendente.
- 3 3 6 -

La implementación con la que se debe


contar para este examen consta principal­
mente de un electrocardiógrafo amplificador
y de cables de conexión tanto hacia la red
como al paciente; hilo para hacer tierra a fin
de evitar interferencias eléctricas; electrodos
y pasta o alcohol para limpiar la piel donde
se van a aplicar los electrodos. Fig. 53-1.
Actualmente se ha avanzado mucho en
Fig. 52-28 K Registro apical con Doppler conti­
nuo en Insuficiencia Mitral; Sístole, negati­ la técnica aplicada a este examen y así teñe-,
vo (abajo) con velocidad de pico del flujo de mos la electrocardiografía telemétrica, (4)
3.73 m/seg. El flujo positivo (arriba) corres­
ponde al llenado ventricular izquierdo. mediante la cual se puede tomar este examen
Las Figuras: B, C, D, E, F, G, H, son cortesía del a distancia. Solamente para darnos cuenta
Dr. Hugo Aucancela. de las implicaciones prácticas citaremos los
Las Figuras: I, J, K, son cortesía del Dr. Iván Velasco controles electrocardiográficos a los astro­
nautas, los electrocardiogramas transmitidos
CAPITULO 53
y consultados por teléfono (Fig. 53-2), los
electrocardiógrafos telemétricos (Fig. 53-3)
que permiten vigilar el corazón por horas
COMO TOMAR UN ELECTROCAR­ mientras el individuo realiza sus actividades
DIOGRAMA. habituales, la prueba graduada de esfuerzo,
que permite reproducir las condiciones de
ELECTROCARDIOGRAMA consumo de oxígeno por parte de la miofi-
brilla a fin de extraer el cálculo de su capa­
Waller (6) en 1.887 hizo el primer re­ cidad funcional y de su capacidad funcional
gistro gráfico de las corrientes de acción del límite. El monítoreo constante
corazón. Sin embargo fue Einthoven, (2) en durante los actos quirúrgicos y después de
1903 quien desarrolló la electrocardiografía ellos en la sala de recuperación o en la sala
clínica. (V. Fatorrusso) (3). de cuidados intensivos.
El electrocardiograma es un examen
NORMAS PARA TOMAR UN ELECTRO­
gráfico mediante el cual se inscribe la co­
CARDIOGRAMA BASAL.
rriente eléctrica generada en el corazón,
permitiendo analizar de dónde viene por 1 .- El paciente debe estar en decúbito su­
dónde va y hacia dónde llega, así como tam ­ pino habitualmente; pero si tiene decúbito
bién la integridad y funcionamiento de las obligado, por ortopnea, por ejemplo, puede
células. tomarse en la posición que más convenga,
anotando el particular al reverso del E.C.G.
Es decir que nos resulta importante pa­
ra estudiar el ritmo (formación y conducción 2 . - El aparato, colocado en una mesa u
del estímulo); crecimiento de las paredes objeto donde esté seguro y a nivel, debe
musculares o dilatación de las mismas; conectarse con la corriente de la red y para
trastornos metabólicos, sufrimiento de la fi­ ello se coloca el cable apropiado tanto en el
bra miocárdica, trastornos coronarios, tras­ electrocardiógrafo como en el tomacorriente.
tornos iónicos (C a-N a-K -M g ); posición Fig. 53-5. Se prende con el botón que hace
y rotaciones (5), (7). de interruptor.
-337-

Tig. 53-1 Electrocardiógrafo de u n gana!

fliC CAH&J OGHAFflr

Fig. 53-2 Electrocardiogram a p o i teléfono.

3 .- Se colocan los electrodos en las partes


musculadas de ambos antebrazos y ambas
piernas. Para establecer un mejor contacto
se limpia la piel con alcohol, presionando un Fig. 53-3 Electrocardiógrafo telem étrico.
Cortesía del Dr. Alfonso Cruz.
poco al refregar la epidermis. También se hu­
medece el electrodo. Se aplica el elástico que
mantendrá fijo el electrodo sin que quede
flojo ni apretado. Fig. 53-6.
4 .- Se colocan los cables del aparato hacia
el paciente, conectando el cabo distal en el
aparato y cada uno de los hilos que salen de
la central de Wilson a los respectivos electro­
dos que ya están colocados: RA = brazo de­
recho. LA = brazo izquierdo. RL = pier­
na derecha. LL = pierna izquierda. C = pa­
ra las precordiales (queda libre hasta ser uti­ Fig. 53-5 Secuencia (1, 2) de la tom a del
lizado). Fig. 53-7. E. C. G.
Fig. 53-6 Secuencia 3 de la toma del E.C.G.
Fig. 53-7 Secuencia 4 de la toma del E.C.G.

Se calibra la estandarización del apara­


to, valiéndose de un botón que al aplastarlo
desplaza la aguja un centímetro hacia arriba.
Si está en más o en menos el desplazamiento,
se regula con un botón que en inglés se distin­
gue por la palabra “Sensitivity (11).
Se hace correr el papel a la velocidad 25 mm.
por segundo y se inscribe la estandarización
algunas veces, una vez que se ha logrado que
quede a un centím etro por milivoltio.
Fig. 53-9 Posiciones de los electrodos en
Para esto ya se ha tenido previamente las derivaciones precordiales.
puesto el selector de derivaciones en la revisar una por una todas las conexiones y el
posición estandar. contacto con el dispositivo que va a tierra,
5.— Luego se pasa a la derivación 1, rotando antes de continuar. Una vez que se han to­
hacia la derecha el botón selector y cuidando mado las tres derivaciones estándares bipola­
de que la aguja esté en el centro del papel, res y las monopolares (V R .-V L-V F), se
se moviliza éste, mediante un movimiento señalan los puntos de referencia de las precor­
del botón interruptor hacia la derecha donde diales, que son: Fig. 53-9.
queda ante la señal de 2.5, es decir a veloci­ VI = 4o. espacio intercostal, línea paraes-
dad de 25 mm. por segundo. No utilizaremos
tem al derecha.
la velocidad de 50 x S. sino en ocasiones
apropiadas, a solicitud médica. V2 = 4o. espacio intercostal, línea paraes-
ternal izquierda.
6.— En la misma forma que se hizo con la
primera derivación estándar, se procede, V4 = Donde late la punta del corazón
mediante el selector, con las otras derivacio­ (ápex).
nes, procurando siempre que no haya inter­
V3 = Intermedio entre V2 y V4.
ferencia y que la aguja guarde el centro del
papel. Si hubiera interferencias, habría que V5 = Siguiendo el espacio intercostal don-
-339 -
esto se vuelven los botones de mando a los
puesto de reposo y se corta la patente, para
su lectura posterior.
CONSIDERACIONES GENERALES:
1 .- Se procura tomar por lo menos 5 com­
plejos. Si hay arritmias, se tomarán por lo
menos 10 complejos. Es conveniente, tam ­
bién tomar, el doble de tiempo, la derivación
D2 (Bipolar estándar 2).
2.— Cada una de las derivaciones se señala
con una aguja que responde a un botón que
se presiona para producir la inscripción.
Fig. 53-10 A rtefactos del E. C. G. por movi­
m ientos respiratorios, por corrien­ Cada derivación tiene señal que cree­
te alterna y tem blor muscular. mos se debe mantener sin variación.
DI - D2 - _ D 3 -------- VR-
de se señaló la punta del corazón, cuando
VL--------- : VF— _ _ _ VI - V2 -
corta la línea axilar anterior.
V 3 --------- V4 - ---------V 5 -----------
V6 = Siguiendo esta misma línea, cuando V6 -----------------
corta la axilar media. Cuando se toma a un niño de tórax
Hay que limpiar prefectamente la su­ muy pequeño o a un recién nacido, se usarán
perficie donde se va a poner el electrodo que electrodos más pequeños, dentro de lo posi­
se fija con un dispositivo de “ventosa”, el cual ble y en las precordiales se tomará la deriva­
permite tomar sin ayudante. En caso de que ción V4R, que es en el 4o. E. intercostal,
la zona esté con vellos, hay que rasurarlos línea medioclavicular derecha, y no se toma­
para luego hacer la limpieza con alcohol, rán las otras derivaciones conocidas, sino so­
porque en caso contrario, se desprende el lamente: V2, V4 y V6 . Naturalmente hay
electrodo, originando artefactos en el traza­ que sedar al paciente y procurar tomarle dor­
do. Así mismo, en algunos casos, los movi­ mido. (Una o dos cucharaditas de Hidrato
mientos respiratorios mueven la aguja inscrip- de Cloral en jarabe al 20°/o).
tora y la desplazan del centro del papel, ori­ 4.— Si es muy nerviosa la persona se la se­
ginando verdaderos neumogramas. Fig. 53-10 dará previamente.
Ante esta contingencia hay que ordenar
5.— El ambiente debe ser agradable y abri­
detener la respiración mientras se toma la gado.
derivación problema. Cuando se tom a la V6 ,
se prolonga la toma, hasta que salga comple­
ta. GENERALIDADES INDISPENSABLES PREVIAS
A LA LECTURA DEL E.C.G.
7.— Se anota: Nombres completos, edad,
ficha clínica, médico que pide el examen, El papel es milimetrado.
día y hora. Esto es indispensable, especial­ Cada milímetro en sentido horizontal
mente en instituciones, donde se toman mu­ representa 0.04 de segundo. De esta manera
chos exámenes, pues una equivocación po­ 5 milímetros son 0,20 S. y 25 son un segun­
dría ser de graves consecuencias. Luego de do.
- 3 4 0 -

E1 m inuto por tener 60 segundos se


contiene en 1.500 mm.
Cada milímetro en sentido vertical vale
0,1 de milivoltio. De esta manera, 5 mm.
hacia arriba o hacia abajo del trazado, valen
QS
r
0,5 milivoltios y cada lOmm. en este sentido,
valen 1 minivoltio.
La unidad Ashman es un milímetro
cuadrado o mejor un milímetro en sentido
horizontal y un milímetro en sentido verti­ RR
cal. Es decir: 4 microvoltios segundo (3 ).
(F atto Russo). Fig. 53-11.
q R S r ’s ’ - f f r —

r ® r' ||

Fig. 53-11 Unidad Ashman Fig. 53-12 N om enclatura de los complejos


ventiiculaies.
M A Y U S C U L A S * D E F L E X IO N E S GRANDES : P . P R . Q R S .
M IN U S C U LA S = D EFLEXIO N ES P E Q U E Ñ A S : q r S , qR s. rS .etc.

M O R FO LO G IA D E LA ONOA P

V D IA FA S IC A S : ' K '\f
P O S IT IV A N E G A TIV A (Más,más (Mós.menos) (Mas, menos, ( Menos, mas)
m e n o s) menos )

A
P IC U D A
8 IF J D A S :
/ \

CO M PLEJO QRS: -f j{ ]\_ y J \f y A A l/

SEGM ENTO S T :
JW /Desnivel
'V positivo.
\ s
D esnivel n e g a tiv o
A l m ism o nivel de
la linea isoeléctrica.

ON D A T:
M J \ ___
R e d ondeada 'o s itiv a a c u m i- N e g a tiv a a c u - A p ia n a d o
sin m uesca. nada m inada.
Fig. 53-13 Variables de los complejos auricu­
lares, ventriculares y de repolari­
zación.
-341 -
La Linea Isoeléctrica es la línea donde 4.— Hijashijima, I.: Referencia; a su carta Infor­
ge c e n t r ó la aguja inscriptoray es precisamen­ mativa sobre Telemetría: Comunicación e-
leetrocardiogrifica telefónica entre VUca-
te la línea donde nace el trazado, sea para bamba - Quito y Tokyo, 1981.
jiriba o para abajo de la misma (3). 5.— Sodi Pallares, D.; Medrano, G.: Bisteni, A. y
Toda inscripción hacia arriba de la línea Ponce de León, J.: Eléctrocardioeraffa Clí­
nica. 12, 58, 69, 133. 206, 249, 274, 305,
isoeléctrica es electropositiva. 378, Instituto Nacional de Cardiología, Mé­
xico, 1968.
Toda inscripción por debajo de la línea
isoeléctrica es electronegativa. 6.— Waller, A. O.: On the electromotive changes
connected with the beat of the mammalian
La onda auricular es la onda P con la heart, and of the h u m a n heart in particular.
que se inicia el trazado normal y cuya ex­ Phylosophical transadlos of the Royal Socie-
-íy, Series B, 180,169,194,1.889.
plicación y lectura constan más adelante.
Luego de la onda P y del segmento
PR o PQ, se inicia el complejo ventricular, CAPITULO 54
el cual si comienza con una deflexión negati­
va, se denomina q; la primera deflexión posi­
tiva que sigue a q se llama R; si hay una se­ NOMENCLATURA DEL
gunda deflexión negativa se llama S. En caso
de que después de la segunda deflexión ne­ ELECTROCARDIOGRAMA
gativa, haya otra positiva, esta se llama R’
(R prima) y si después de esta hay una poste­ En este capítulo vamos a extractar el
rior negatividad, esta se llamará S’. conocimiento de las bases eléctricas y la
Ejemplos: Fig. 53-12. grafícactón de las ondas electrocardiográ-
ficas Cuadro No. 54-1.
Y así puede haber un sinnúmero de
combinaciones, algunas de las cuales se ex­ CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 54-1
ponen en el esquema que a continuación se 1. Los términos despolarización y repo­
inserta (1, 5). Fig. 53-13. larización se refieren a los momentos eléc­
tricos que vive la célula cardiaca. El prime­
ro, despolarización es la respuesta de la cé­
BIBLIOGRAFIA lula viva al estímulo, con intercambio iónico,
producción de energía, almacenamiento y
1.— Arias, V. A.: Normas Generales y Diagramas gasto de la misma; generación de trabajo
para presentar un caso cardiológico. 10—13, útil, entre otras cosas importantes. 2 - 5
Imprenta de la Facultad de Jurisprudencia.
Universidad Central, Quito, 1972. El E.C.G. recoge e inscribe la corrien­
2.— Einthoven, W.; Fahz, G. y De Waart, A.: te de acción originada por este proceso.
über die Richtung und die manifesté Grósse El segundo momento, la repolarización es
der potentialschwankingen im menschlichen
Herzen un über den M n fh m der Herzlagea
el instante de la vuelta al equilibrio eléc­
auf die form des Elektrokardiogramms. Pfhi- trico, mediante recambios químicos apro­
gers archiv fur die cesante Phisiologie, ISO, piados. Será después, en la fase de recu­
275, 315,1913.
peración cuando no solo se establezca el
3.— Fattorusso, V. y Ritter, D.: Atlas de Elec­ equilibrio electrofísico sino también el equi­
trocardiografía. Traducción de la tercera a-
dlclón francesa. 12—13, 261, editorial unir librio electroquímico, Figs. 54-3A y 54-3B,
versitaria. Buenos Aires, 1954. quedando la célula hábil para una nueva des-
-342 -

CUADRO No. 54-1

CORRELACION ENTRE LA ELECTROFISIOLOGIA Y


LA NOMENCLATURA DEL E.C.G.

(Esquema) Qué examinar Cómo examinar Duración


(hasta)

1 Despolarización 1 .- O ndaP 0,10 S.


auricular.
2.— Repolarización 2 .- Segmento PR + 0,18 S.
auricular parte de lo que ocupa
QRS.
3.— Intervalo PR 3 . - Onda P + segmen 0,20 S.
to PR.
4.— Despolarización 4 .- Complejo QRS. 0,10 S.
ventricular.
5.— Segmento ST. 5. — Trazado ligeramen 0,12 S.
te convexo, isoeléctrico.
6. - OndaT. 6.— Rama ascendente 0,14 S.
inclinada, de inscripción
retardada, punta roma,
m . rama descendente más rá
pida, verticalizada.
7.— Re polarización 7.— Segmento ST 4-on 0,26 S.
ventricular. daT .
8. - Período refracta­ 8. - Midiendo durante 0,30 S.
rio auricular. la inscripción de P y de
QRS.
9.— Período refracta­ 9.— Midiendo de P a la 0,27 S.
rio auricular absoluto. inscripción de la parte
QR del QRS.
iítóhíí
10.— Período refracta­ 1 0 .- Midiendo durante 0,03 S.
rio auricular relativo. la parte que corresponde
a S del complejo QRS.o
su equivalente en otras
morfologías de QRS.

continúa..
-343 -
,.viene

11. - Período excitable 11.— Midiendo desde el


auricular punto J o comienzo de
St hasta el comienzo de
la próxima P.
12.— Período refracta­ 12.— Midiendo desde 0,38 en
rio ventricular. el comienzo de QRS has frecuen­
Ü 3T ta el comienzo de la ra- cia de 60
ma descendente de la T. xm .
13.— Período refracta­ 13.— Midiendo el co— 0,35 S.
rio absoluto ventricular. mienzo de QRS hasta — en fre-
0,03 S antes de la cúspi- cuencia
W : ..... dedeT . de60xm
14.— Período refracta­ 1 4 .- Midiendo 0,03 S. 0,03 S.
rio relativo ventricular. antes de la cúspide de T,
hasta la cúspide.
15.— Intervalo QT o sis- 1 5 . - Midiendo desde el 0,40 en
tole eléctrico ventricular comienzo de QRS hasta frecuen-
el final de T. cia de 60
x m.
1 6 .- Período excitable 1 6 .- Midiendo desde el
ventricular final de T hasta él co­
mienzo del próximo eran
piejo ventricular (QRS).

Se recomienda estudiar estas generali­


dades básicas en la parte correspondiente
de un texto de Electrocardiofisiología para
ampliar conocimientos.
2. El intervalo PR engloba a la onda P y
al segmento PR que es isoeléctrico. Repre­
senta la conducción del estímulo por las
aurículas y por el nodulo de la unión aurí-
culo ventricular y el tronco del haz de His.
3. El intervalo QT representa el sístole
eléctrico ventricular y por lo tanto reviste
una gran importancia. Tiene mucho que
polarización. Esta última fase es isoeléc­ ver con los iones K y Ca. De esta manera,
trica y va del final de la onda T hasta el por ejemplo, se sabe que una hipocalcemia
próximo complejo auricular (onda P). da un alargamiento del QT por alargamiento
Fig. 54-3B E lectroquím ica y E.C.G.

tana absoluta; y en la fase refractaria relativa


del segmento ST y no por la onda T. Lo solamente responde a los estímulos supra-
contrario en la hipopotasemia, donde el alar- umbrales, es decir a estímulos de magnitud
gamiento del QT se debe a una mayor am- m uy grande. Este es un punto que hay que
plitud y al aplanamiento de la onda T. tom arlo muy en cuenta para las arritmias,
Fig. 5 4 4 . pUes un estímulo supraumbral que caiga en
4. La medición de la duración de los el período refractario relativo de las aurí-
complejos, segmentos e intervalos tiene mu- culas, produce Fibrilación Auricular y ese
cho que ver con la frecuencia, es decir con mismo estímulo de gran magnitud, si cae
el número de latidos en la unidad de tiempo. en la fase refractaria relativa de los ventri-
Especialmente los intervalos PR y QT deben culos, produce Fibrilación Ventricular.
ser valorados con relación a la frecuencia, Fig. 54-6A y B.
y por ello sus cifras normales correlativas 5 Las deducciones clínicas electrocardio-
vienen en tablas que pueden ser consulta- gráficas que corresponden al parámetro de
das. Fig. 54-5. lectura llamado: conducción, (3) se leen
5. Cuando el corazón está en su período esencialmente en las deflecciones que van
de trabajo no recibe estímulos y si los re- de P a QRS inclusive. En tanto que el
cibe, no responde a ellos en la fase refrac- parámetro: repolarización (2-3-5) se analiza
-345-

1 0 = 150 11 = 136 12 = 125 13 = 115 14 = 107

1 5 = 100 16=93 17 = 88 18 = 83 19 = 78

20 = 75 21 = 7 1 22=68 23 = 65 24 = 62

25 = 60 26 = 58 27 = 55 28 = 53 29 = 51

> ig . ¿4-5 Tabla <le frecuencia

■i M5*IO»»IM.F«*£T*"
aio Acuaivo
T

E$T»MUUO
T-kfttO ABSOLUTO P £«U O O O * 6 F ttA C T A R 'O PEMOOO «&WKkC.TAftW>
^CLfeTlVO A M O kllT O .

I I
!§ J
W p
Fig. 54-6A E stím ulo en fase refractaria rela­ Fig. 64-6B Estím ulo en fase refractaria rela­
tiva auricular = F ibriladón auri­ tiva ventricular = FibrUación ven-
cular. tiicular.
en ST y T, inscripciones que solamente ten­ fectos de conducción está en la arritmias
drán manifestaciones secundarias de defec­ pasivas, La proyección clínica de los de­
tos de conducción y que por lo tanto en fectos de re polarización está en los síndro­
la práctica nos sirven con exclusividad para mes de insuficiencia coronaria. La proyec­
el estudio-de lo que ya está dicho: repola­ ción clínica de la fase refractaria relativa
rización. La proyección clínica de los de- sea auricular o ventricular y de la fase exci-
-3 4 6 -

table está en las “arritmias activas” , liste


“Para Qué” de la electrocardiografía se verá
claramente, más adelante, cuando hablemos
de los síndromes.

B IBL IO G R A FIA

S
1.— Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
logía. Tercera edición, 255-280. Méndez
Oteo, México, 1969.
2.— Lipman, B.S. y Massie, E.: E lectrocardio­
grafía Clínica, Q uinta edición. 8-9—, edi­
torial Interam ericana S.A., México, 1967.
p sa u c M A
3.— Mera, W.: Temas de E lectrocardiografía. m o s n it u p

Primera edición. 6-25,36,55. Talleres Ofy-


graba, Quito, 1980. s
4.— Salgado, M.: Manual de Electrocardiografía.
Segunda edición, 212-213, E ditorial Uni­
versitaria, Quito, 1976.
5.— Sodi Pallares, D .; M edrano, G .; Bisteni, A.
y Ponce de L eón J.: Electrocardiografía
Clínica, 19-48, Institu to Nacional de Car­
diología, México, 1968. Fig. 55-1 V ector con en la pu n ta y —
en la cola.

Vector de pequeña magnitud: Fig. 55-1A


Vector de gran magnitud: Fig. 55-1B
CAPITULO 55 De arriba a abajo y derecha a
izquierda: Fig. 55-1-C
VECTO R ES ELECTRICOS De abajo arriba y de izquierda
a derecha: Fig. 55-1D
O R IG IN A D O S E N E L C O R A Z O N
2. Planos en donde se proyectan los vec­
tores:
1. GENERALIDADES
2.1 Plano Frontal:
1.1 (1-6-9-10) El vector se representa con Posibilidades de desviación del eje:
una flecha, que lleva la positividad en la 2.1.1. Horizontalización Fig. 55-2A
punta y la negatividad en la cola. Fig. 55-1. 2.1.2. Verticalización Fig. 55-2B
La longitud del vector es proporcional a 2.1.3. Desviación a la
su magnitud. La numeración (1-2-3) corres­ izquierda Fig. 55-2C
ponde al orden de aparecimiento en fun­ 2.1.4. Desviación a la
ción del tiempo. derecha Fig. 55-2D
Además de la magnitud y del orden de 2.2. Plano Horizontal.
aparecimiento, la flecha vectorial nos indica Posibilidades de rotación del eje:
dirección y sentido. Así las representacio­ Dextrorotación Fig. 5 5-3 A
nes de estas diversas calidades se compren­ donde la parte derecha del corazón invade
den con facilidad: los terrenos de la izquierda; la derecha se
AVR- I + AYL

Fig. 55-2A Horizontaiización

AVR. - X 4 AYL N ÍK - -L + A V L

Fig. 5&-ZB Verticalizacion f'ig. oo-’z u uesviacion a la aerecna

queda delante con mas relación precordial De lo que antecede, se puede concluir:
y la izquierda se va hacia atrás, donde se 1. En la nomenclatura usual se llama
oculta, a veces. desviación del eje cuando esta se produce en
el plano frontal y rotación, cuando se hace
Levorotación: Fig. 55-3B
en el plano horizontal y Sagital (2-7-9).
La izquierda invade los terrenos de la
2. La rotación “punta adelante” acom­
parte derecha, dando como resultado que la
paña frecuentemente a la levorotación y la
izquierda queda a la izquierda y hacia ade­
“punta atrás” , a la dextrorotadón.
lante con mayor relación precordial y la
derecha retrocede y se oculta a veces, si­ 3. La dextrorotadón es un signo aleato­
tuación en la cual hay que buscar sus vec­ rio de predominio ventricular derecho.
tores en hemitórax derecho (V4R). 4. La levorotadón es un signo aleatorio
2.3. Plano Sagital: de predominio ventricular izquierdo.
Posibilidades de rotación: El profesor podrá indicar los planos y
2.3.1. Punta hacia adelante Fig. 55-4A sus respectivos ejes sobre los cuales giran,
2.3.2. Punta hacia atrás Fig. 55-4B con un esferográfíco y un papel, donde el
-348-

$1^3 «Í.0 3 :

Di Ds Di D3
Fig. 55-3A D extro rotación Fig. 55-3 B Levorotación

D* Ds

ir
'U
3

Fig. 55-4A P unta adelante


Fig. 55-4B P unta atrás
papel hará de plano y el esferográfico de eje. mente en sentido horizontal, corresponde
Fig. 55-5A -B yC . al segmento descendente de la onda P en
SECUENCIA DE LA ACTIVIDAD ELECTRICA el E.C.G. Fig. 55-6
DE LAS AURICULAS.- (1-6-8-10) La aurícu -
la derecha, situada anatómicamente en senti­ SECUENCIA DE LA ACTIVIDAD ELECTRICA
do vertical, corresponde al segmento ascen­ DE LOS VENTRICULOS.- (1-6-8-10) El vector
dente de la onda P en el electrocardiograma. 1 corresponde al tercio medio del tabique
La aurícula izquierda situada anatómica- interventricular.
t
>
éJ s X

P
Fig. 55-6 Secuencia de la actividad eléctrica
en las aurículas.

Fig. 55-7 Secuencias de las actividades eléc­


tricas en los ventrículos.

El vector 2 corresponde a las paredes


Fig. 55-5B Plano horizontal - eje vertical de ventriculares y es una resultante que se diri­
arriba a abajo.
ge normalmente hacia la punta del corazón.
El vector 3 corresponde a las porciones pós­
tero basales de los ventrículos. Estos 3 vec­
tores dan forma al complejo QRS del electro­
cardiograma. Fig. No. 55-6, 55-7 y 55-8.
Los vectores ventriculares se suman
y dan un vector final único al que llama­
remos eje del corazón.
Las derivaciones estándar, D I- D2 -D3
unidas entre si, conforman un triángulo equi­
látero, el que se llama TRIANGULO DE
E1NTHOVEN. (3-4).
Fig. 55*8 V ector de suma que representa el
eje eléctrico del corazón, d entro
de una circunferencia graduada. T
Las derivaciones monopolares (VR-
VL-VF) se incluyen dentro de este triángulo
yendo desde su ángulo respectivo hacia la
mitad de la derivación estándar que les queda
al frente. Ahora bien, cada una de las mi­
tades de estas seis derivaciones es electro­
positiva o electronegativa; es decir que ne­
cesariamente llevan un signo eléctrico, para
cuyo detalle vamos a exponer la siguiente
explicación:
Si la mano derecha representa al V.D. y
la izquierda, al V.I. y las unimos, de tal
manera que representen la masa del cora­ Fig. 55-9B Unidas
zón, veremos que la unión de los dedos 1.- Pierna izquierda es + (Representa
apunta hacia ef pubis (pierna izquierda), re­ la máxima + Fig. 55-1OA.
presenta la “punta” y la parte hueca, que
Todo lo que se acerque a brazo dere­
representa la “base”, apunta hacia el hom­
cho es —
bro derecho. Es indudable que la mayor
2.- Todo lo que se acerque a pierna
masa está en la “punta” y la nada o la
izquierda es +
menor está en la base. Fig. 55-9A y 55-9B.
Si asumimos que la mayor masa es De esto se infiere que en el triángulo
+ y que la menor masa es - , tenemos de Einthoven tenemos dos polaridades segu­
que todo lo que se acerque a “punta” es ras y que de ellas surgirán las demás. Si di­
4- y todo lo que se acerque a la base es - . vidimos a cada derivación estándar en mita­
des iguales y consideramos la polaridad de
Por lo tanto: cada mitad, tendremos los signos eléctricos
Brazo derecho es — (Representa en la posición respectiva como se ve en las
la máxima negatividad). Figuras No. 55-10 A y B.
— —

T
Fig. 55-1OA Triángulo de Einthoven con máxi­ Fig. 55-10C Triángulo de Einthoven con las
m a-)- y máxima — derivaciones estándares Bipolares
y m onopolares y sus signos eléc­
VR - © I © + VL tricos.
Si un miembro no se compara con nada,
lleva la ( + ) consigo mismo y por lo tan­
to es ( + ) lo que está cerca y.... ( - ) lo que
se aleja. Como sabemos, las derivaciones
monopolares, al partir de su propio ángulo
y llegar a la mitad de la derivación estándar
donde terminan, pasan por el centro del
triángulo, que es precisamente donde se
entrecruzan. Fig. 55-1OC.
El triángulo se engloba dentro de una
circunferencia, que como sabemos tiene
Fig. 55-10B Triángulo de E inthoven con las 360°, distribuidos como indica la figura
derivaciones Bipolares estándares No. 55-8. De esta manera, el eje del cora­
y sus signos eléctricos. zón o de cualquiera de sus momentos eléc­
Las derivaciones estándares surgen de la tricos (E.C.G.) surge del centro del triángu­
comparación de dos miembros, de tal ma­ lo de Einthoven y apunta hacia determinado
nera que en el triángulo de Einthoven, cada sector de la esfera graduada, con lo cual
ángulo está representado por un miembro: tenemos que puede expresarse en grados,
la I es la comparación entre VR y VL. pues simplemente se prolongará la punta
la II es la comparación entre VR y VF del vector hasta la circunferencia.
la III es la comparación entre VL y VF. Para proyectar el eje desde el centro
Para explicar la polaridad de las mo- del triángulo de Einthoven a cada una de
nopolares, es decir de aquellas que son pro­ las derivaciones se establecen las perpendi­
pias de cada miembro y no surgen de la culares que van desde los extremos del eje
comparación, tenemos que tomar en cuenta hacia cada una de las mismas. Las figuras
la siguiente afirmación: 55-11 nos demuestran las desviaciones del eje.
-352-

Jl
-9o*

VF
Fig. 55-1 1C Eje desviado a la derecha.

En igual forma, se puede proyectar


el eje del complejo auricular (onda P) o el
Fig. 55-11A Eje semivertical
eje de la repolarización (T), o proyectarlos
R a los tres.
A la inversa de lo anteriormente ex­
puesto, se puede extraer el eje de P de
QRS o de T, (5-11) comparando el área
(se suma las unidades Ashman) de cada de­
flexión en estudio, es decir, en la práctica,
de la I y la III estándares. Habíamos dicho
que las derivaciones estándares estaban divi­
didas en dos mitades: la una, electro positiva
y la otra, electro negativa. Pues bien, ade­
más, cada una de estas mitades está frac­
cionada y medida en milímetros. Si bien
es cierto que la medida estricta es la de las
áreas, sin embargo en la práctica y con si­
milares resultados, hacemos la medición li­
neal en sentido vertical, es decir en décimas
de milivoltio y si hay deflexiones» positivas
y negativas en la misma derivación, hace­
mos la suma algebraica, cuyo resultado unas
veces será negativo, otras será positivo,
de acuerdo a cual sea la deflexión pre­
(Ejemplos de Eje semivertical, Fig. 55-11A dominante. Este resultado se traslada a la
desviado a la izquierda Fig. 55-1 IB y des­ línea milimitrada de la derivación en el
viado a la derecha). Fig. 55-11C. triángulo de Einthoven. Pues bien, desde
-353

Fig. 55-13 Origen del estím ulo en aurícula


izquierda.

Fig. 55-14 Origen del estím ulo auricular en-»


la dextrocardia.
el punto señalado en DI y en D3 se trazan
2. Cuando el estímulo nace en las partes
perpendiculares, las cuales en un momento
posteroinferiores de la aurícula izquierda:
dado, se cruzan. El punto de cruce es la
Fig. 55-13.
punta del vector. La cola siempre es el
centro del triángulo. 3. En caso de dextrocardia, es decir cuan­
do la aurícula derecha está a la izquierda y
EJEMPLOS DE EXTRACCION DEL EJE DE P:
la aurícula izquierda está a la derecha.
1) Semivertical Fig. 55-12A Fig. 55-14.
2) Desviación a la izquierda. Esto
EJEMPLOS DE EXTRACCION DEL EJE DE QRS:
sucede frecuentemente cuando hay creci­
miento de aurícula izquierda: Fig. 55-12B. 1. (Semivertical normal) Fig. 55-15A
3) Desviado a la derecha Fig. 55-12C 2. Desviado a la izquierda: (dilatación de
Esto sucede cuando: V.I). (I.M. - I.Ao.) Fig. 55-15B
1. Los cables están equivocados: VR en 3. Desviado a la derecha (Dilatación del
el brazo izquierdo y VL en el brazo derecho. V.D.) (C.P.C.) Fig. 55-15C
- 354 -

EJEMPLOS DE EXTRACCION DEL EJE DE T


+
1. Semivertical (normal) Fig. 55-16A Fig. 55-16 A Semivertical

2. Desviado a la izquierda: (normal o


patológica, dependiendo esto de la m orfo­
logía de la T y del ST. Fig. 55-16B
3. Desviación a la derecha: (isquemia
subepicárdica o crecimiento de V.I., depen­
diendo la interpretación de la morfología)
Fig. 55-16C
REFLEXIONES CONCERNIENTES A LA EX­
TRACCION DE LOS EJES:
1. El eje ventricular normal puede oscilar
entre + 90 y 0 llamándose vertical cuando
se aproxima a + 90 y horizontal, cuando +
se aproxima a 0. (3-4-5-10). Fig. 66-16B Desviado a la izquierda.
-355 -

W PEM ^N O D U U O Sm uSAL V6m M> M v ^ O l l U E s

&VlSU£

kAZttc
h 'i S

Fig. 55-16C Desviado a la derecha.

2. Si el eje apunta de 0 a —90, se dice « in ik te o u w


que está desviado a la izquierda, considerán­ «M M
dose este hecho, netamente patológico.
3. Si el eje apunta de + 90 a + 180,
se dirá: desviado a la derecha, posición
también patológica.

TEORIA VECTORIAL
El estímulo pasa de aurículas a ven­
trículos por el nodulo de la unión auríco-
loventricular (Aschoff Tawara) y luego por
el tronco del haz de His y sus ramas.
Fig. 55-17. Fig. 55-17 Aparatos, cardionector y tiem pos
del viaje del estím ulo.
Acontece que el estímulo llega con
0,01 S. de anticipación, por la rama iz­ V.D. Por lo expuesto se nota que se ori­
quierda al tercio medio del tabique inter- ginan dos vectores simultáneos y de sentido
ventricular, desde donde “viaja” hacia la y dirección opuesta: 2D y 21.
derecha y hacia abajo, dependiendo esta Como estos vectores se producen al
dirección de la rotación del corazón, y llega mismo tiempo, “ganará” el de mayor mag­
al subendocardio derecho del septum, ori­ nitud; es decir en casos normales, el vector
ginando el vector 1. Este vector es pequeño 2 L al que simplemente se le restará la mag­
en magnitud, pero se deja ver porque en nitud del 2D, que obra en dirección con­
función de tiempo, es el primero en apare­ traria. Por lo tanto el vector 2 final será
cer. Fig. 55-18 con dirección y sentido idéntico al 2 1.
Vector 2.- Sigue el estímulo por las
vías normales y activa de endocardio a epi­ Vector 3.- Finalmente se estimularán
cardio a ambas masas ventriculares. En esta las partes pósterobasales de ambos ventrí­
parte recordemos que el ventrículo izquier­ culos y el tercio superior del tabique inter-
do tiene unas 10 veces mayor masa que el ventricular, con lo cual se formará un ter-
Fig. 55*18 Vector de suma 2D 21 V, V, v5
Fig. 55-19 Vectores en conjunto y derivacio­
nes precordiales.

Fig. 55-21 Graficación desde el punto de


vista V 6
Fig. 55-20 Graficación de los vectores ven-
tricuiares desde el p unto de vista De esto se infiere que de los vectores
V 1, en función de tiem po.
normales, saldrán las deflexiones normales
en las derivaciones precordiales.
cero y último vector que también es pequeño Recordemos que:
como el vector I, pero con dirección hacia
1. El vector lleva la positividad en la
arriba y a la derecha (apuntando hacia el
punta y la negatividad en la cola.
hombro derecho (VR).
2. Cada vector tiene una magnitud que
En conjunto, puestos los tres vecto­
se expresa en voltaje durante el trazado
res finales en su sitio quedarán como indica
electrocariográfico.
la Figura No. 55-19.
3. La “derivación” es el punto de vista
Esta teoría vectorial nos sirve muy
del observador, el cual verá la punta o la
bien para interpretar la proyección electro-
cola del vector, según el lugar en el cual
cardiográfíca en el plano horizontal, el cual
se encuentre.
es visto claramente por las derivaciones pre­
cordiales: VI y V2; derechas; V3 y V4: Ejemplo de los momentos en la ins­
de punta o de transición y V5 y V6 : deri­ cripción del QRS desde V I : vistos por se­
vaciones izquierdas. Fig. 55-19. parado. Fig. 55-20.
-3 5 7 -

Reunión de los momentos 1 - 2 y 3, CAPITULO 56


vistos en continuidad, hasta que termine la
excitación y vuelva al 0 eléctrico, es decir
a la línea isoeléctrica.
Punto de vista desde V6 . Momentos
separados: SECUENCIA DE LA LECTURA DEL E.C.G.

Punto de vista desde V6. Reunión Antes de leer el trazado, insistimos en


de los momentos 1—2 y 3. Fig. 55-21. que es necesario enterarse de ciertos datos
generales que son muy útiles no solo para
B IB L IO G R A FIA la identificación sino también para la inter­
1.— Arias, V.A.: Normas generales y Diagramas
pretación. Por eso el pedido y también la
para presentar u n caso cardiológico. 10-12, contestación deben tener los siguientes ele­
editado en la Im prenta de la facultad de mentos:
Jurisprudencia de la U.C. Quito, 1972.
1. Nombres completos —Edad - Sexo.
2.— Arias, V.A.: Motivación y norm as de fun­ 2. Fecha (en ocasiones se anotará la hora)
cionam iento del D epartam ento de Cardio­
3. Sintomatología que motiva el examen.
logía del Hospital Eugenio Espejo, 23-24,
Facultad de Ciencias Médicas, 1980. 4. Diagnóstico presuntivo.
3.— Einthoven, W. Fahr, G. and de Waart, A.: Luego leemos el trazado en el or­
On the Dúrection and m aniíestes size of den que se anota en los cuadros No. 56-1,
the variations o f potential in the hum an 56-2, 56-3, y 56-4.
heart and on influence of the position of
the heart on the form of the electro- CONSIDERACIONES A LOS CUADROS
cardiogram, Plüiger’s Arch. f - d - ges. 5 6 -1 -2 -3 -4 (1 -5 -6 -8 -1 0 -1 1 )
Plysiol. 150: 275-315, 1913.
4.— Katz, L.: Electrocardiography. Second 1. Las derivaciones izquierdas, es decir
E dition 49-51, LEA & Feliger, Philadelphia, aquellas que ven mejor los vectores izquier­
1947. dos son: DI — VL — V5 y V6. Pero de
5.— Lipman, B. y Massie, E.: Electrocardiogra­
fía Clínica 5ta. ed. 23-86-, Ed. Interameri- entre estas, las mas representativas son V5
cana, 1965. y V6.
6.— Mera, W.: Temas de Electrocardiografía, 2. El miocardio postero inferior (9) (cara
ed. 7-38, Talleres Ofygraba, Q uito, 1980.
diafragmática) es observado indirectamente
7.— Pardee, H.: Clinical Aspects of the Electro-
cardiogram. F o u rth E dition 77-106, Paul B.
por las derivaciones D3 y VF.
Holbier Inc. London, 1941. 3. Las derivaciones que mejor “ven” el
8.— Salgado, M.: Manual de Electrocardiografía ventrículo derecho (1-5-6-7-8-9-10-11-12) son
2da. ed. 47-50. Editorial Universitaria, Qui4
to 1975.
V I—V2. Las derivaciones V3 y V4 son
las de transición entre miocardio derecho y
9.— Salgado, M.: Manual de Electrocardiografía,
2 da. edición, 51-79, E ditorial Universitaria, miocardio izquierdo; (punta de corazón).
Quito 1975.
4. Las derivaciones V I—V2—V3 y V4
10.— Sodi Pallares, D. Medrano, G. Bisteni, A., pueden expresar también la actividad del
y Ponce de León, J.: Electrocardiografía
Clínica. 10-12, 58-99, Inst. Nacional de Car­ Septum ventricular. (7-12).
diología de México, México, 1968.
5. Las sobrecargas sistólicas (2-4-7-8-12)
11.— Sodi Pallares, D.: Nuevas Bases de la Elec­ ventriculares demuestran su severidad en los
trocardiografía, 3ra. Ed. 58-113, 313-340.
Inst. Nacional de Cardiología, La Piensa trastornos de repolarización, pues cuanto
Médica Mexicana, México, 1951. mayores son, van adquiriendo signos de is-
358 -
i

CUADRO No. 56-1

SECUENCIA DE LECTURA DEL E.C.G.

Qué Examinar Cómo Examinar

1 Ri t mo 1 .- Si hay onda P, el ritmo de base


es sinusal. Si no hay onda P. hay
que buscar la arritmia de acuerdo
con la guía que daremos más
adelante cuando tratemos el sín­
drome de arritmias. Fig. 56-lA y
56-1B.

2.— Frecuencia 2.— Se divide 1.500 para la distancia,


R—R medida en milímetros. Si
hay disociación entre aurículas y
ventrículos (Bloqueo completo
A.V.) se determinará, la frecuen­
cia auricular, dividiendo 1.500
para la distancia P—P y también,
la frecuencia ventricular por el pro
cedimiento ya señalado.

3.— Lectura de ondas intervalos y 3.— PR (preferiblemente en D2)


segmentos donde tenga su mayor prolonga­
ción. QRS, preferiblemente en
todas las derivaciones, igual que
ST y T ; QT donde los extremos
se vean mejor delimitados. Fig.
56-2

4.— Ejes de P —QRS y T 4.— Obteniendo la suma algebraica de


las deflexiones respectivas en DI
y D3 y traslación de los resulta­
dos al triángulo de Einthoven.

5.— Conducción. 5.— Con la base de la lectura de las


deflexiones auriculares y ventri­
culares, así como del segmento
PR, establecemos si hay o no
defectos de conducción. Si los
hay, se los definirá por su nom­
bre. (Ver arritmias pasivas).

continúa..
— —

..viene

6 .— Repolarización. 6 .— Hacer una síntesis de la lectura de


ST y T y definir la normalidad
o anormalidad del proceso. Si
es anormal, ver el cuadro 56-2.

7.— Sobrecargas ventriculares. 7.— Tiene que ver con la lectura de


QRS de ST y de T. Si se nota a-
normalídad, ver el cuadro No. 564

CUADRO No. 56-2

‘REPOLARIZACION VENTRICULAR”

Qué Examinar Cómo Examinar

Isquemia Subendocárdica. 1.— T positiva, picuda y


simétrica.
Isquemia Subepicárdica. 2.— T. negativa, picuda y
simétrica.
Lesión Subendocárdica. 3 .- ST. infradesnivelado y
convexo hacia arriba.
Lesión subepicárdica. 4.— ST supradesnivelado,
y convexo hacia a—
rriba.

CUADRO No. 56-3

‘RECONOCIMIENTO DE LA ONDA DE NECROSIS”

Figura 56-4 Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Necrosis, cicatriz o tejido 1 Buscando la onda Q


inactivable. cuya superficie sea
mayor al 25°/o de la
R que le sigue.
Complejo QS.
-360-

CUADRO No. 56-4

‘SOBRECARGAS VENTRICULARES’

Figura 56-5 Qué Examinar Cómo Examinar

Diastólica de V.I. 1.— Observando en V5 y V6 : qR


ST supradesnivelado y cónca­
vo hacia arriba y T picuda y simé
trica.
2.— Sistólica de V.I. 2.— Así mismo, en V5 y V6 : R soli­
taria, ST convexo hacia arriba,
T — negativa sin características
coronarias al comienzo.
Diastólica de V.D. 3.— Observando en V I: QRS con
imagen de bloqueo incompleto
de rama derecha, es decir con
rsR’ o ccrn rama ascendente de R
astillada.
4 .- Sistólica de V.D. 4.— Observando en V I, V2 y V3:
Vector derecho im portante, es
decir R relativamente elevada y
ST convexo hacia arriba y T in­
vertida (negativa) en V2, V3 y a
veces, V4. En V I, la T es negati­
va normalmente, de tal manera
que no constituye signo.

Fig. 56-6 Progresión de la sobrecarga sis-


tdlica del V.I.
quemia y lesión. Así, dada una evolución
maligna de la sobrecarga sistólica del ven- L)e igual manera, la evolución de la
trículo izquierdo, veremos la historia natural sobrecarga sistólica del V D . (2-3-4-7-8-12)
del empeoramiento en la Fig. 56-6. observaremos en la secuencia de la Fig. 56-7.
-361 -

Fig. 56*7 Progresión d e la sobrecarga sis-


tólica del V.D.

B ffiL IO G R A F IA 12. Sodi Pallares, D. et. Al.: Electrocardiogra­


fía ch'nica. 30-52, 69-99. Inst, Nacional de
Cardiología, México, 1968.
1.— Blok, P.: Interpretación básica del E.C.G.
T ribuna Médica, Tom o II, No. 6, 9-11,1978
2.— Cabrera, E. y M onroy, J.R .: Sistolic and C A PITU LO 5 7
diastolic Loading of the H eart, Part, 1.
Physiologic and clinical data— Am. H eart J. SIN D R O M ES: A R R ITM IA S A C TIV A S
4 3 :6 6 9 ,1 9 5 2 .
3.— Cabrera, E. Gaxiola, A. y Eisemberg, P.: Veremos los síndromes mas impor­
El V ectocardiogram a en los crecim ientos
tantes, de acuerdo a lo siguiente:
ventriculares derechos del tipo sobrecarga—
sistólica. Arch. Inst. CardoL Mex. 2 8 :4 6 9 , 1. Arritmias
1958.
2. Coronariopatía crónica (angina de
4.— Cabrera, E. y Gaxiola, A.: Diagnostic, Pecho)
contribution o f the vectocardiogram in
hem odyham yc overloading o f the Heart. 3. Coronariopatía Aguda (IAM)
A a H eart J. 6 0 :2 9 6 ,1 9 6 0 . 4. Shock
5.— Fattorusso, V. y R itter. O.: Atlas de Elec- 5. Hipertensión Arterial
cardiografía. T raducción de la 3ra. ed. 6. I.C.I.
francesa, 132-135, E ditorial Universitaria,
Buenos Aires, 1954. 7. I.C.C.
6.— Goldberger, E.: Unipolar LEAD Electro- ARRITMIAS
cardiography, 81 -108, LEA & Febiger,
PhUadelphla, 1948. De las propiedades del corazón, la
7.— Katz, L.: Electrocardiography, second ed. producción de estímulos (cronotropismo),
51, LEA & Febiger, 1947. la conducción (dromotropismo) y la exci­
8.— Lipman, B. Massie, E.: Electrocardiografía, tación (batmotropismo), constituyen la esen­
clínica. 5ta. ed. 247-251, E ditorial Intera- cia de lo que en Fisiología llamamos ritmo,
m ericana, S.A., México, 1965.
y son sus alteraciones las que constituyen
9.— Lipman, B. y Massie, E.: E lectrocardiografía
clínica, 5ta. ed. 188-204,216, 384-400.
las arritmias.
E ditorial Interam ericana, S.A., México, 1965. Dividimos a las arritmias en ACTIVAS
10.— Mera, W.: Temas de E lectrocardiografía y PASIVAS.
105-108, talleres Ofygraba, Quito, 1980.
En principio vamos a tratar sobre
11.— Salgado, M.: M anual de Electrocardiografía,
2da. ed. 209, E ditorial Universitaria, Quito, las ARRITMIAS ACTIVAS, con los cuadros
1975. 57-1 y 57-2.
362 -

CUADRO No. 57-1

CLASIFICACION DE LAS ARRITMIAS

1.1: Taquicardia Sinusal


1.2.1 Supraventriculares
1.2.2 Ventriculares
1.2: Extrasístoles 1.2.3 Monotópicos-Poli-
tópicos
1.— Activas (usurpación)
1.2.4 Ocasionales - Rei­
terados

1.3: Taquicardias Pa— 1.3.1 Auriculares


roxísticas. 1.3.2 Ventriculares
1.4.1 Auriculares
s 1.4: Fibrilaciones 1.4.2 Ventriculares
s N
2.1: Bradicardia Sinusal
2.2: Parada Sinusal
/
2.3.1 Auricular
2.3.2 De la unión
2.— Pasivas (delegación) 2.3: Ritmos Pasivos 2.3.3 Hisiano
2.3.4 Idioventriculares
2.4: Bloqueo A. V. 2.4. lo.,2o. y 3er. grado
2.5: Bloqueos de rama 2.5.1 Izquierdo
1-2 y 3er. grado 2.5.2 Derecho

CUADRO No. 57-2

‘ELECTROCARDIOGRAMA EN LAS ARRITMIAS ACTIVAS’

Figuras 57-1 Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Taquicardia Sinusal 1.1: Las distancias RR se han


acortado.
1.2: PR y QT correlativamen­
te se han acortado también.
1.3: La frecuencia pasa de
100 x m.
continúa...
-363-
-viene
2.— Extrasístoles

2.1: Supra-Ventriculares 2.1.1: Hay variación en la


onda P, en el PR o no hay on­
da P.
2.1.2: Los complejos ven­
triculares son iguales a los com
piejos de base.
2.1.3: Así como se presen­
ta antes de tiempo el extrasís-
tole, el siguiente complejo lo
hace después de una pausa más
larga (a veces, pausa compensa­
dora).

2.2.1: No hay onda P, o


si la hay, está es retrógrada
y posterior al QRS.
2.2.2: Los complejos soh
anchos, bizarros y muchas ve­
ces, astillados.
2.2.3: La repolarización es
con signo eléctrico opuesto a
la deflexión principal.

continúa...

Di-
>3 =

- L U X 1

Fig. 57-4A E xtrasístole ventricular basal Fig. 57-4B Extrasístole ventricular basal
izquierdo derecho
-3 6 4 -

3.1.1: Comienzo y fin brus­


cos.
3.1.2: Onda P, presente. Es­
pacio RR, acortados.
Frecuencia: 150 x m .
3.1.3: Aunque no se identi­
fique la onda P, el QRS es de
morfología normal.
3.1.4: Ceden a las manio­
bras vagales, aunque sea mo­
mentáneamente.

3.2.1: Distancia RR acorta­


da.
3.2.2: No hay onda P y los
complejos son anchos, biza­
rros y astillados.
3.2.3: No ceden a las manió
bras vagales.

4.1.1: No hay onda P.


4.1.2: Se ven las ondas de
aleteo, en dientes de sierra, en
dientes de tiburón o en oleaje,
(ondas F); o f.
4.1.3: Las distancias R—R
son anárquicas y no guardan -
ninguna relación. (Delirium -
cordis).
4.1.4: Ocasionalmente pue­
de haber aberrancias ventricu­
lares.

4.2.1: Las ondas son total­


mente amorfas, no se identifi­
can y son desiguales entre sí.
-365 -

Fig. 57-8 Fibrilación ventricular


Cortesía del Prof. Dr. F em ando Hidalgo O.

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 57-2 4 . - La Fibrilación Auricular puede existir


( i -24-5-7-11-12-14-16-17-20-23-24-25-26- entre los no cardiópatas genuinos (Simpati-
28) cotonía, Hipertiroidismo); (15) pero es muy
1. En las arritmias activas se 'produce frecuente entre las cardiopatías reumáticas
crónicas, ateroesclerosas, miocardiopatías.
una usurpación del marcapaso normal. Es
una verdadera “revolución” , donde el mio­ 5.— La Fibrilación ventricular (3-10-13-27)
cardio es capturado por estímulos rebeldes es sinónimo funcional de paro cardiaco. Su
nacidos en sitios hiperexcitados. atención emergente no es solo de competen­
cia del me'dico, pues el me'dico rara vez está
2. Los sístoles extras ( extrasístoles ) junto al paciente que le va a sobrevenir el
(15-21) se anticipan a lo que debe ser el m omento menos pensado. Por lo tanto éste
aparecimiento normal de la deflexión, de es un tema de cultura general que debe difun­
acuerdo al ritmo de base. Por lo tanto, dirse. Su tratamiento se revisará brevemente
la distancia R-R entre el latido precedente al final de esta parte, cuando se hable sobre
(normal) y el extrasístole es mas corta que el tratamiento del paro cardiaco.
la distancia entre dos sístoles normales. Las derivaciones de Levine y Esofágica son
Así mismo la distancia R-R entre el extra- buenas técnicas de estudio para arritmias
sístole y la deflexión que le sigue, es mas auriculares, aunque lo ideal es la electro-
larga que la distancia R-R normal. Cuando fisiología.
esta pausa posterior al extrasístole sumada
a Ja distancia R-R normal precedente resul­ B IBLIO G R A FIA
ta el doble de la distancia R-R normal para
el ritmo de base, se llama pausa compen­ 1.*~ Aloise, L.: Tratado de Fisiología, segunda
sadora. edición. 186-195, El Ateneo, Buenos Aires,
1942.
3. Respecto a las arritmias, vimos en la
2.— Büchner, Ch.; Steim, H., Dragert, W.: Tras­
anamnesis del aparato cardiocirculatorio,. tornos del R itm o Cardiaco. 48-61, Boehrín-
que el paciente las refiere como palpita­ ger Sohn, Ingelheim am Rhein, 1972.
ciones. (1-9-18-22-25) Las palpitaciones de 3.— Corday, E.; Lang, T.; Bemstein, H. and
comienzo y fin bruscos son determinantes Barbieri, F.F.: D iphenilhydantoin for the
de la presunción de Taquicardia Paroxística. treatm ent of acute, recurrent and digitalis
tuxic cardiac arrytmies, read before the
(18) El E.C.G. es invalorable para determi­ sixty-fifth annual m eeting of the American
nar si está arritmia es supraventtricular o Therapeutic Society, San Francisco, Califor­
ventricular. Esta determinación tiene im­ nia, June 18-21, 1964.
portancia vital, pues el pronóstico de las 4.— Espino Vela, J.: Introducción a la Cardio­
logía, Tercera Edición, 223-271, Méndez
taquicardias paroxísticas supraventriculares O teo, México, 1969.
(3-18-19-22) es benigno, en tanto que el
5.— Fattorusso, V. y Ritfcer, O.: Atlas de Elec­
de las ventriculares es “ ominoso” . (3-6-8-21) trocardiografía. 139-174, Editorial Univer­
¡Mucho cuidado con ellas! sitaria, Buenos Aires, 1954.
= 366 —
u~ Harris, A.S. and K okem ot, R.H.: E ffects 20.— Polanco Bellini, J.: La clínica y la Electro­
k of diphenyl H idantoin sodium and pheno- cardiografía. 65-130, editorial Cultural, Ha­
barbital sodium upon- eotopic ventricular bana 1944.
k tachycardial infarction, Am. Physiol. 163:
21.— Puech, P.: Ectopic V entricular rhytma,
1950. V entricular tachycardia and his bundle
||— Hoffer, E.P.: Preguntas al com putador! Di­ recordings IN Naruba, O., ed.: His bundle
gital, Toxicidad y Arritmias. Tribuna Médi- electrocardiography and clinical electrophi-
F ca. Tom o I. No. 3:45 -4 9 ,1 9 7 8 . siology. Philadelphia, F.A. Davis, 1975,
k— Horowitz, L.N.; Spear, J.F .; Moore, E.N.: p. 243.
Subendocardial Origin of ventricular 22.— Reale, A.: A cute effects of countershock
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I - Jim énez Díaz, C. y De Rábago, P.: Tratado 23.— Salgado, M.: Manual de Electrocardiografía.
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LO.— Josephson, M.E.: Taquicardia ventricular 24.— Sassé, H.: Localización del sitio de origen
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L2.— Lama, A. y col.: Los trastornos de la con­
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L3.— Lang, T.; Bernstein, H.; Barbieri F .F .; Gold,
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Inst. Med. 116: 5 7 3 ,1 9 6 5 . fibrillation, electrical defibrillation and
m annual compression. Circulation, 1954,
L4.— Lipman, B., Massie, E.: E lectrocardiografía
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L5.— Meltzer, L.E.: La ansiedad en las afeccio­
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1973.
16.— Mera, W.: Temas de Electrocardiografía.
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17.— Pardee, H.: Clinical Aspects of the Electro-
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Hoeber, Inc. L ondon, 1941.
C APITULO 58
18.— Palacio, A. y coL: Fibrilación Auricular
Paroxística: Cardioversión con marcapaso
esofágico. Tribuna Médica. Tom o III, No. 8:
25-27, 1979.
A R R IT M IA S PA SIV A S
19.— Petera, R. y Scheiman, M.JJ T ratam iento de
urgencia de la Taquicardia Supraventricu-
lar, Clínicas Médicas de Norteam érica, Tratamos este tema con el cuadro
Vol. 1: 71-90,1979. No. 58-L
CUADRO No. 58-1

“ARRITMIAS PASIVAS”

Figuras Qué Examinar Cómo Examinar

5 8 -lA y B 1.— Bradicardia 1.— Frecuencia menor de 60 x m.


Sinusal.
2.— Parada Sinusal 2.— Pausa isoeléctrica larga.
3.— Ritmos pasivos
58-2 3.1: Ritmo de unión 3.1. El estímulo nace en el nodu­
lo de la unión y su relación con el QRS
depende de la velocidad con la que se
conduzca el estímulo hacia arriba:
aurículas, y hacia abajo: ventrículos.
58-2A 3.1.1. Onda P precediendo al QRS.
58-2B 3.1.2 Onda P oculta en el QRS.
58-2C 3.1.3 Onda P que se inscribe des­
pués del QRS.

3.2: Idioventricular 3.2.1: No hay onda P.


58-3 3.2.2: Los QRS son anchos, bizarros
y anfractuosos.
58-3A 3.2.3: La T será opuesta a la deflexión
ventricular.
58-3B 3.2.4: Cobra la imagen de bloqueo
completo de rama izquierda, si nace
en el V i), y de bloqueo completo de
rama derecha, si nace en el V.I.
continúa...

Fig. 58-1-A Bradicardia Sinusal

Fig. 58-1-B Parada Sinusal Fig. 58-2 Ritmos de la Unión


.v ie n e
4:— Bloqueo A.V.

5 8-4 A 4.1: De primer grado 4.1: El intervalo PR es mayor de


0,20 S., aunque en las taquicardias hay
que correlacionar con la frecuencia.

58-4B 4.2: De segundo gra­ 4.2.1: El PR va creciendo en. cada


do. deflexión hasta que llega un m om eñia
4.2.1: TipoWencke- en que el estímulo sinusal no se con­
bach o Mobitz 1. duce a ventrículos y aparece solo la
onda P sin QRS.
58-4C 4.2.2: Tipo M obitz2 4.2.2: N ohayP R aumentado ni cre­
ciente, pero en un momento dado el
nodulo no conduce el estímulo y sale
una onda P solitaria.

58-4D 4.3: Completo 4.3: El estímulo sinusal no pasa a los


ventrículos. Las aurículas y los ven­
trículos laten a su propio ritmo.
continúa.,
-369-
...viene
5 .- Bloqueo de rama

58-6 5.1: Bloqueo de rama 5.1: Buscando la patente RSR en de­


derecha. rivación precordial V I.

58-7 5.2: Bloqueo de rama 5.2: Buscando R anfractuosa y biza­


izquierda. rra en derivaciones precordiales V5
y V6.

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 58-1 concepto de coronariopatía (10-21). Se


verá con mas frecuencia en el adulto, es­
1. Así como las arrtimias activas signifi­
pecialmente en aquellos que han pasado de
can una “revolución” , los ritmos pasivos
los 40 años. Es indicación de implanta­
(4-6-10-11-12-15-16-17-23-24-25-27-28) im­
ción de marcapaso.
plican una “delegación” de funciones, una
renuncia por agotamiento o enfermedad del 4.2 Sea el bloqueo A.V. completo o cual­
marcapaso normal o de parte del tejido quier otra arritmia bradicárdica (6-7-8-9)
conductor especializado. que disminuya a tal punto la frecuencia
que provoque una hipoperfusión cerebral,
2. Igual que cuando extraemos el eje
se desencadenará el síndrome de Adams
normal, podemos también hacerlo en el caso
Stokes-Morgagni, (1-3-4-5-13-14-22) el cual
de los ritmos pasivos, cuando el estímulo
esencialmente consiste en: Mareo, obnubi­
nace en centros de menor jerarquía. Tam­
lación visual; pérdida, a veces sin pródro­
bién del eje se puede proyectar la deflexión
mos, del conocimiento; ocasionalmente, con­
electrocardiográfica a cada una de las deri­
vulsiones. Si persiste la hipoperfusión y
vaciones del triángulo de Einthoven.
por lo tanto la isquemia cerebral, podría
3. En el ritmo de la Unión: Si la con­ algún sector esfacelarse. Así mismo, cons­
ducción hacia ventrículos es lenta, la on­ tituyen un riesgo de este estado: la des-
da P, con su eje hacia arriba y hacia la cerebración y la muerte. De igual manera
izquierda aparecerá antes de QRS. Si es que se indicó la implantación de marcapaso
por igual, al mismo tiempo el avance del (3-5-7) para el bloqueo A.V., tenga o no
estímulo hacia aurículas y ventrículos, la crisis de Adams Stokes, también se indicará
onda P, se esconderá en el QRS y no se en cualquier disfunción que se manifieste
la verá. Si la conducción es m uy lenta con este síndrome.
hacia arriba y rápida hacia abajo, la onda P
aparecerá después del QRS. 5. La imagen de vector de bloqueo en
los esquemas expuestos, indica gráficamen­
4.1 Los bloqueos A.V. de lo y 2o grado te, la tortuosidad y la lentitud del “viaje”
se ven frecuentemente en la F. R. y del estímulo. Se ha utilizado el mínimun
(2-11-13-18) se consideran reversibles. Se comprensible y demostrable, sin las deter­
ven por lo tanto en niños y jóvenes con minaciones que hemos considerado prescin­
mas frecuencia. El bloqueo A.V. completo dibles. Lo elemental de la explicación nos
se considera una arritmia severa, de mal libera de la exigencia de una mayor pro-
pronóstico y está unida no pocas veces al fundización de conceptos.
— ó /u — —
5.1 Bloqueo de rama derecha: La deflexión
se formará de acuerdo a los vectores anor­
males que se originan. Veamos:
5.2 Al vector 1 tiene la oportunidad de
formarse normalmente, por cuanto el es­
tímulo que lo forma llega por la rama iz­
quierda, que está idemne. Fig. 58-5A.
5.3 Igual acontece con el vector 2 iz­
quierdo, el cual se deja ver en toda su
magnitud pues no se le resta su oponente
normal por cuanto no se ha producido el
vector derecho dado el bloqueo de su vía
de acceso. Fig. 58-5B.

5.4 Como la rama derecha no conduce,


las fronteras eléctricas son vencidas, desde
el tercio medio de tabique y desde punta,
siempre de izquierda a derecha. Como ve­
mos, los estímulos viajan por sendas des­
conocidas y pasando de cada sitio donde
han logrado trasponerla frontera eléctrica ha­
cia su objetivo: el ventrículo derecho. Se
organizan por tal motivo 2 vectores fina­
les de bloqueo, desde punta (V 3) y 1/3
superior de tabique (V 4) que van de iz­
quierda a derecha. El vector 4 de bloqueo
Fig. 58-5-C Vectores 3 y 4
no solo recoge las fuerzas que van de iz­
quierda a derecha sino también aquellas Bloqueo com pleto de ram a derecha
que van hacia arriba. De esta manera nues­
tro vector 4 final queda con la dirección:
izquierda derecha y de abajo a arriba.
Fig. 58-5C.
J ! .
5.5 Ahora que lo vemos en el esquema,
es el momento de explicar la simbología
del vector de bloqueo: La cola lleva líneas
en zig zag, significando con ello el reco­
rrido lento y anfractuoso que realiza el
estímulo por caminos que recién se van
abriendo. La punta sigue con signo po­
sitivo, dejando el negativo para el sitio
donde se inició el proceso. Fig. 58-5D.
Si tomamos a VI y V6 como deri­ Fig. 58-5-0 Imagen explicativa del
vaciones distintas que miran a los vecto- vector de bloqueo
-371 -
qu#o («odo» hlO li la liqulerda), los ib io r-
vordn. Eatoi voutorei io n en lu'im orj do
4 en función de tiem po y aunque de dis­
tinta m agnitud, todos van de derecha u
izquierda com o dirección principal. El re­
sultado es el de que el E.C.G. “ ve" sola­
m ente los vectores de bloqueo, todos ellos
patológicos.
Así mismo si vemos desde VI y V6,
obtendremos las peculiares imágenes del
bloqueo de rama izquierda, desde punto
de vista opuestos, Fig. 58-7.

CAPITULO 59

SINDROMES CARDIACOS
MAS FRECUENTES
(Hipertensión Arterial y Shock ■« describieron
en «1 Capítulo 40).

SINDROMES CORONARIOS
INSUFICIENCIA CORONARIA CRONICA
Podríamos llamar a este síndrome An­
gina de Pecho (4,5,16,31) o con cualquiera
i :- de las acepciones que le corresponda de
f : acuerdo a los criterios de la clasificación
Á
j s* que expusimos en el Capítulo 38 cuando ha-.
m! blamos de precordialgia en la anamnesis del l
sistema circulatorio.
Fig. 58-8
Vectores de Bloqueo com pleto
de rama Izquierda
Se afirma que el dolor “anginoso” es
res desde ángulos diametralmente opuestos, un lujo para, el que tiene enfermedad corona­
se grabará bien el porqué de tan peculiares ria, puesto que la mayor parte de las veces,
deflexiones en el bloqueo de rama derecha. la insuficiente irrigación miocárdica se expre­
Fig. 58-6. sa con muerte súbita o con I.A.M. (debutan
6. Bloqueo de rama izquierda: Como la con infarto). Así mismo, en otras veces el
rama izquierda no conduce, el estímulo va dolor puede no ser típico (tal como se des­
solamente por la rama derecha, producien­ cribió anteriormente), sino con característi­
do en el corazón, pequeños vectores hacia cas diferentes; pues en ocasiones puede no
la derecha, que no se verán en el ECG, ser muy intenso, o irradiarse a epigastrio e
porque la magnitud de los vectores de blo- hipocondrios. Otras veces, simplemente no
-3 7 2 -
hay dolor; pero existen otras expresiones de pocondrio derecho, planteando diagnóstico
malestar precordial, como opresión, angustia, diferencial con un cólico de vías biliares. En
ansias de muerte, disnea, palpitaciones, lipo­ contadas ocasiones el I.A.M. no se presenta
timias. Sin embargo cualquiera que fuere la con dolor, pero si con otras manifestaciones.
manifestación o el conjunto de manifestacio­
nes y naturalmente el dolor “anginoso”
Además del dolor, el cuadro sindromá-
tico puede complementarse con: (4,5,9,31)
típico; encuadran dentro de este síndrome,
opresión precordial; angustia (ansias de
si tienen relación con el esfuerzo, con emo­ muerte), astenia y adinamia; palidez; sudora­
ciones o con comida copiosa. El examen que ción fría; febrícula (aparece posteriormen­
se impone es el electrocardiograma, pero si te). Pueden aparecer otros síntomas depen­
no es turnado en el momento preciso, puede dientes del cuadro de shock.
salir como patente normal. Sin embargo la Así mismo pueden aparecer cualquier
Prueba de Esfuerzo Graduada (Ergometría), tipo de arritmias que serán “sentidas” por
(7, 23, 25, 26, 28) puede reproducir las con­ el paciente en forma de palpitaciones, para­
diciones necesarias para que aparezca el do­ das, frenadas, vuelcos, etc.
lor o para identificar mediante el electrocar­ Puede también sumarse, como compli­
diograma el déficit metabólico del miocardio cación, un cuadro de I.C.I., 1,C,C, o peri­
(Desnivelamiento del ST). Puede ser últil el carditis.
monitoreo electrocardiográfico continuo
(HOLTER). El practicante, ante la posibilidad de
un diagnóstico de infarto debe conducir
Si se identifica el síndrome mediante inmediatamente al paciente a un centro es­
E.C.G., el próximo paso puede ser la cine-
coronariografía. (3,8, 11, 24, 30). Decimos pecializado en donde se buscará confirma­
“puede ser”, porque esta técnica tiene sus ción con los exámenes complementarios
indicaciones y contraindicaciones que debe y no se demorará el tratamiento. Idealmente
discernir el especialista. ya durante el transporte en una unidad bien
equipada se puede iniciar el tratamiento.
INSUFICIENCIA CORONARIA AGUDA (I.A.M.).
El síndrome se complementa con los
Este es un cuadro comunmente dra­
siguientes datos:
mático, tanto por el dolor precordial “típi­
co” como por la brusquedad del episodio
y las complicaciones que pueden sobrevenir.
Leucocitosis con neutrofilia
El dolor típico suele aparecer sin rela­ Eritrosedimentadón aumentada
ción con esfuerzo, emoción o comida. Fre­ Transaminasa Glutámico Oxalacética elevada
cuentemente sobreviene de noche; a veces, (19)
durante el sueño, viendo la televisión, asis­ Deshidrogenasa láctica elevada (LDH* mayor
tiendo a un espectáculo. La duración es otro que LDH^ = I.A.M.) (19).
parámetro que lo diferencia; pues es induda­ CP.K. elevada, (fracción MB t = I.A.M.) (19)
blemente más largo que el dolor “anginoso” , El E.C.G. detecta el infarto y persigue su
aunque las características de intensidad, pue­ evolución siquiera en un 8 0 °/o de los casos,
den ser las mismas. constituyéndose en un examen indispensable.
El dolor puede no ser típico y simular El seguimiento de la evolución del
un dolor pancreático con epigastralgia irradia­ infarto se puede hacer además del E.C.G.
da en cinturón, puede doler solamente en el con alguna de las enzimas o con algunas de
hipocondrio izquierdo o solamente en el hi­ ellas.
Cobra interés para la rehabilitación, la INSUFICIENCA CARDIACA 3?3
prueba graduada de esfuerzo (ergometría) y
Insuficiencia Cardíaca.- Es un síndrome
en orden a tratamiento quirúrgico: la cine-
que se caracteriza por la incapacidad del
coronariografía. corazón para bombear un flujo de sangre
DIAGNOSTICO DIFERENCIA DE P&É- adecuado para cubrir las necesidades del or­
CORDIALGIA: (46) ganismo. Se desarrolla cómo respuesta a una
1 Angina de pecho agresión al aparato cardiovascular. Esto ini­
2 .- Infarto agudo de miocardio. cia mecanismos compensadores cardíacos y
3.- Pericaditis. circulatorios; constituyen exageraciones de
4.— Pleuropulmonar y mediastínico: Em­ las respuestas normales al estress. (47,48,49).
bolia pulmonar, Neumotorax Espontá­
neo, enfisema mediastínico, Pleuritis.
5.- Hepatalgia de esfuerzo por insufi­
ciencia ventricular derecha. Las manifestaciones de la insuficiencia
6.- Digestivo: Esofágico, Pancreatitis, Co­ cardíaca crónica terminal son hipertrofia y
lecistitis o colelitiasis. dilatación ventriculares, presiones de llenado
7.- Rotura de aneurisma disecante de cardíaco aumentadas, retención de agua y
aorta torácica. sodio, activación de mecanismos vasocons­
8.— Muscoloesquelético: Condrocostodi- trictores nerviosos y humorales y redistribu­
nia, artritis costocondroesternal (S. de ción del volumen minuto reducido.
Tietze), artritis esternoclavicular, neu­ Ultimamente han aparecido los con­
ritis intercostal, pleurodinia o mialgia ceptos de disfunción sistólica y diastólica.
epidémica de Bomholm, neuralgia pre (48,49,50). El primero sugiere que la ano­
o postherpética, S. radicular cervical malía primaria es la incapacidad del corazón
o dorsal alto, dolor o hipersensíbilidad para vaciarse normalmente y el segundo su­
parietal poscirugía cardíaca o de causa giere que es la incapacidad del corazón para
desconocida. su lleno normal. Ambos componentes pue­
9 .- Ansiedad y síndrome de hiperventila­ den coexistir. A continuación se expone los
ción. conceptos fisiopatológicos clásicos.
10.—Dolor simulado.
CONSIDERACIONES GENERALES:
Las posibilidades semiológicas en el exa­
men físico del paciente anginosa son muy va­
riadas, así: 1.— En la explicación fisiopatológjca de
1.- En reposo y sin crisis anginosa: Absolu­ las causas orgánicas o funcionales de la
ta normalidad, signos propios de la presencia Insuficiencia Cardiaca debemos tomar en
de los factores de riesgo o de la presencia de cuenta los parámetros de la fundón ventri­
ateroesclerosis en otros territorios, signos de cular: Contractilidad, Precarga, Postcarga,
otra cardiopatía, cuarto ruido, soplo sistólico y Frecuencia Cardiaca.
mitral, signos de insuficiencia cardíaca.
2.- Durante una crisis anginosa: Diaforesis, 2.— La Contractilidad se relaciona dilec­
frialdad y palidez, taquicardia y/o hiperten­ tamente con la mecánica muscular y las
sión transitorias, palpación del latido apical condiciones geométricas instantáneas (36)
o paraapical, cuarto ruidoso pío sistólico mi­ de los ventrículos en cada momento de su
tral, desdobíamineto paradójico del segundo
ruido, signos de insuficiencia ventricular iz­ trabajo. La mecánica muscular depende,
quierda (pulso alterante, tercer ruido, ester­ a su vez, de la velocidad y el grado de acor­
tores pulmonares, hipotensión, etc.).
tamiento de las fibras y su resultado: la hipertrofia (38) que puede ser concéntri­
Fuerza. ca (ominosa) o excéntrica. Esta tiene reía-
3._ La Precarga depende de: Volumen cir­ ción con la dismunición de la compliance
culante, Volumen diastólico final, presión pues aumenta la rigidez de la cámara.
telediastólica, longitud diastólica final del 7 .- Del juego de presiones y volúmenes
sarcómetro y radio de la cavidad ventricular. que produce y maneja la bomba cardia­
4.— El radio de la cavidad ventricular, con­ ca, nace una serie de parámetros que im­
diciona a su vez, el comienzo de la post­ porta tenerlos muy en cuenta: Volumen
carga. A mayor radio habrá mayor post­ Diastólico Final, es la cantidad de sangre
carga. A menor radio, la postcarga será que llena la cavidad ventricular hasta el
menor. momento de terminar de recibir la cuota
5 .- La Postcarga se inicia en la intimidad dependiente de la contracción auricular
ventricular y su comienzo es de acuerdo en el telediástole-. Si no hubiera contrac­
a la ley de Laplace: el producto de la pre­ ción auricular (ej. Fibrilación Auricular),
sión intraventricular por el radio de dicha el volumen diastólico final se calculará
cavidad. (37) tomando en cuenta el volumen de cada
latido hasta el instante terminal del diás-
La fuerza ventricular tiene que vencer tole. Volumen Sistólico Final es la canti­
la postcarga mediante el vigor del acor­ dad de sangre que queda en la cavidad ven­
tamiento muscular, que es, el producto tricular, luego que la contracción bom­
de la función contráctil, que primero pro­ bea hacia los grandes vasos el volumen de
duce contracción isométrica (tensión sin expulsión por latido. Fracción de Eyección
acortamiento), la cual, al igualar la presión es la parte del volumen diástolico final
arterial diastólica, abre las válvulas sigmoi­ que ha sido expulsado durante la contrac­
deas de los grandes vasos y comienza la ción sistólica y se expresa en la ecuación:
expulsión del volumen sistólico, cuyo
flujo se hace hacia adelante debido a la Volumen Sistólico Expulsado
presión sistólica mantenida para vencer
la impedancia arterial, que a su vez es pro­ Volumen Diastólico Final
ducto de las características de todo el
La fracción se enuncia en decimales. de
lecho arterial.
la unidad o en porcentaje.
6 .- Cuando cesa el acortamiento, baja la
La fracción de eyección normal es sobre
presión ventricular y viene la dilatación
0.60 o lo que es lo mismo 60o/o.
(mecanismo de compensación) (43), al
comienzo, ISOMETRICA, que al igualar Volumen Minuto es la cantidad de sangre
cifras tensionales entre ventrículo y aurí­ expulsada en un minuto, lo que es lo mis­
cula; condiciona la apertura de las vál­ mo: Volumen —latido X frecuencia car­
vulas aurículo — ventriculares,* el llenado diaca en la unidad de tiempo. Indice Car­
rápido de la cámara ventricular (momen­ diaco es el volumen expulsado en un minu­
to de R3) (38), llenado rápido que culmina to por metro cuadrado de Superficie Corpo­
con la contracción auricular (momento de ral. La cifra normal deber ser alrededor de
R4), que exprime su contenido durante 2,6 x m2.
el telediástole, o lo que es lo mismo, en el
presístole, hasta comenzar un nuevo ciclo. 8.— Simpaticotonía.— El aumento de la
Otro mecanismo de compensación es la frecuencia cardiaca como mecanismo prima-
-3 7 5 -
río para satisfacer las necesidades circula­ prescribirá tonicardiacos y siempre, medidas
torias, tiene relación con el aumento de la higiénico-dietéticas. Ejemplos:
actividad simpática, a su vez, en dependen­
cia de la liberación de catecolaminas cardia­ El hipertiroidismo, la hipertensión arterial,
cas y periféricas. En la Insuficiencia Car­ deberán ser tratados antes de que produzcan
diaca Crónica, se produce una denervación I.C. Si ya causaron descompensación cardia­
ca, también deberán tratarse. Si la Insuficien­
con disminución de la Noradrenalina Intra-
cardiaca y por lo tanto con abatimiento de cia Cardiaca se debe a valvulopatía, habrá
que tomar la decisión quirúrgica antes de
la contractilidad, la velocidad y grado de
que los mecanismos de compensación fraca­
relajación ventricular (44). No así la frecuen­
sen y el miocardio se deteriore. El tratamien­
cia que se mantiene elevada a favor de las
to sindromático de la I.C. deberá hacerlo el
catecolaminas circulantes, provenientes de
médico general y para ello podrá utilizar
los nervios periféricos y de la médula supra­
rrenal. Recordamos que al efecto acelera­ diuréticos y/o vasodilatador venoso para
dor se agrega el vasoconstrictor, que aumen­ bajar principalmente la precarga; cardi&tó-
ta la postcarga. nico para mejorar la función contráctil,
antirrítmico apropiado para tratar las arrit­
Si se conocen los procesos de Precarga y los mias que hubiere o lograr una frecuencia
de la teoría Retrógrada, podemos inscribirlos adecuada, por lo menos; si necesita bajar
en los sucesos de los mecanismos compensa­ la postcarga utilizará también un vasodila­
torios de Dilatación e Hipertrofia Excéntri­ tador arteriolar.
ca. De igual manera, los procesos de la Post­
carga y los de la teoría Anterógrada, inciden QUE PASA CUANDO LAS ENFERMEDADES
en los mecanismos compensatorios de Hiper­ QUE TRASTORNAN EL EQUILIBRIO FUNCIO­
trofia Concéntrica y aleatoriamente, de Dila­ NAL DEL CORAZON CONSUMEN SU RESERVA?
tación. La Simpaticotonia es un mecanismo
que actúa precozmente, cualquiera que fuere 1.— Si aumenta la Postcarga en forma
la causa; aunque fatalmente, al final se anula aguda, como sucede, en la Estenosis Aórtica
por “Denervación”. Andando el tiempo y Congénita Severa (ventrículo izquierdo),
por los nexos de correlación entre los meca­ luego de nacer, así como en la Trombo-
nismos, éstos se mixtifican, se agotan y embolia Pulmonar Masiva (ventrículo dere­
fracasan, si persiste la causa que originó cho), el corazón desfallece y no tiene tiempo
el proceso. de utilizar sus mecanismos de compensa­
El médico en acción oportuna, podrá preve­ ción. Cuando la afección que aumenta la
nir o eliminar la causa, trataüdo, así, en su postcarga es crónica, entran en juego los pro­
cuna y de la mejor manera, la I.C. Si no se cesos de ayuda, aunque éstos llevarán a la
puede tratar la causa o ya no es oportuno ha­ fibra miocárdica a un deterioro progresivo.
cerlo, el médico deberá establecer cuales son
2 — Teoría Retrógrada.—Ante una barrera
los mecanismos compensatorios puestos en
cardiaca orgánica (ej. Estenosis Mitral),
juego y de qué manera bajará las cargas exce­
o funcional (ej. agotamiento de la función
sivas, sea la precarga o la postcarga o ambas;
controlará la frecuencia y en general, el rit­ ventricular izquierda por Hipertensión Arte­
mo, en orden a lograr un régimen económico rial sistémica); se forma un mecanismo de
para el metabolismo cardiaco; eventualmente Represa, al no poder expulsar la bomba la
fracción de eyección adecuada, deja un volu­
-3 7 6 -
men sistólico final aumentado que incide 3.— Teoría Anterógrada.— Sea que el pro­
a lo largo del diástole en un volumen diastó- ceso se inicie en el ventrículo izquierdo o
lico aumentado y determina que la aurícu­ que éste sufra el deterioro de sus funciones
la no pueda vaciar todo su contenido en un sistólicas por bajo gasto, la disminución del
ventrículo lleno, originando un remanso que volumen de expulsión y la caída de la pre­
seguirá “aguas arriba” por venas, vénulas y sión es detectada por los sensores de las ar­
capilares venosos pulmonares, repletándolos, terias renales, ocasionando una vasocons­
haciendo que ocupen espacios intersticiales y tricción que disminuye el flujo renal desde
elevando la presión hidrostática a términos un 25o/o (normal) hasta un 8 o aún un 5o/o
que igualan y después superan a la presión y baja también la presión en los vasos re­
centrípeta, condicionando la salida de nales aferentes. Este cambio más o menos
líquido y aún de elementos figurados intra- brusco, “despierta” a las células yux t agióme-
vasculares a intersticios y a los alveolos rulares productoras de Renina (42), substan­
(Edema Agudo de Pulmón). Lo descrito cia que se vierte al torrente sanguíneo,
explica el encharcamiento de los pulmones donde se une al angiotensinógeno para for­
en la Insuficiencia Cardiaca Izquierda. Si la mar un decapéptido inerte, que es la An-
represa se forma sólo a nivel de corazón
giotensina I, la cual es degradada a dife­
derecho, el encharcamiento repercute en
todo el sistema, menos en los pulmones, por rentes niveles, pero especialmente, en pul­
plétora en el territorio de las venas cavas y mones, por medio de la enzima Conveisora
consiguiente elevación progresiva de la de la Angiotensina I, en Angiotensina II. Es­
presión hidrostática sistémica. Igualmente si ta misma enzima metaboliza y disminuye
la I.C.I. elevó las resistencias pulmonares la vida útil de la Bradicinina, que es vasodi­
venosas y exigió del ventrículo derecho una latadora. La Angiotensina II es el más pode­
mayor presión para vencerlas, este ventrículo roso vasoconstrictor que produce el organis­
puede desfallecer, volverse incompetente y mo humano, acción mediante la cual,
entrar en I.C.C. He aquí una insuficiencia aumenta las resistencias periféricas ( +Post-
cardiaca derecha causada por insuficiencia carga), eleva la presión arterial y exige un
cardiaca izquierda. Al abatirse la función incremento de la Contractilidad. Además,
ventricular derecha, disminuirá la sintomato­ la Angiotensina II estimula la producción
iogía producida por la plétora pulmonar y
de Aldosterona a nivel Suprarrenal, la misma
comenzarán a aparecer los signos dependien­
que retiene Sodio, que es ávido de H20,
tes de la plétora venosa sistémica. La misma
represa que al aumentar el volumen de las motivo por el cual aumenta la Volemia
cámaras cardiacas las dilata, elonga sus fibras (+ Precarga).
y por las leyes de Starling, (39), fortifica su Creo que al explicar suscintamente
contracción, lleva finalmente a esta estructu­ los mecanismos Retrógrado y Anterógrado
ra al agotamiento de su reserva y al consi­ de la I. C. y los principales parámetros de
guiente fracaso, el mismo que determina
la función ventricular: Precarga, Postcarga
disminución de la fracción de eyección e
y Contractilidad y Frecuencia, formamos un
inicia el proceso Anterógrado. La falla
contráctil que determina la disminución del círculo secuencial, que más que un círculo
volumen de expulsión, moviliza los meca­ repetitivo, constituye una curva voluta que
nismos homeostáticos para redistribuir el forma espirales cada vez más alejadas de la
flujo y utilizarlo mejor. función normal. Fig. No. 59-1 y 59-2.
|r

lev t>e ei^uN a RAMO b £ LA CA\H&AO


VENTRICULAR-
TEN&tON &E I A PAREO

Volumen manduco R E SIST E N C IA S PERlTElUCAft

PREStOH T&LETh&TOLICA LEV 06 LA PLACE

&ADIO D& LA C M \ DAÜ


YtNTmcUlAJt.

FU&ftZA
C O W T R A C T tU D A D
FRECUENCIA
FRACCION OC E V EC C IO N
FRACCION t » ACORTP.NUe.NTO
PRESIO N ARTERIAL

Fig. 59-1 Mecanismos Com pensatorios de la Insuficiencia Cardiaca.


L a Interpretación gráfica e t cortesía dei Dr. José Fiailos.

jJrifj'ofiíUMa. Ia.1 t ía ií. el E.A.P

f l é t e n V/tHocifiliw

^ Covíí*a.ch\tJoá
^ ‘Puttzí.
4 fvecttéJucia.
Yugular
<- ^évurvtLcicw
Horfluevvd. .4.
^ A a - tt d m f tu C d .
Ltiík'.cUwU\dS
J5. )> A^jtfiííail'rta I- \
A*íj»eV¿tAíiüd JL
y 'í AlioS'i'e.tfc'id.

Fig. 59-2.
¿e
>«1 O Esquema
+ 1+ +4V Básico
^ ~ >\'©Uw¡d. «
’&VtUtMdl Cívailaiirid. de la
t clr<La.tcvv CA Insuficiencia
1VUb Tíáuciáa. Cardiaca
Cia«esti
PftfiifiWü.
n —aurícula. \ / = \ílníVítulc
Exponemos un cuadro comparativo de la Sintomatoiogía de los Síndromes: Insuficiencia
Cardiaca Izquierda, Edema Agudo de Pulmón, Insuficiencia Cardiaca Congestiva y Peri­
carditis Constrictiva, para que el lector pueda diferenciarlos fácilmente. Cuadro 59-1

CUADRO No. 59-1

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL SINDROMATICO

Sintomatoiogía I.C.I. Crónica E. A.P. I. C. C. S. de pick (46)


(Pericardi­
tis Cons­
trictiva)

Disnea + a + -H - ++ +a- +-
Ortopnea +
Disnea Paroxística
Nocturna + i Antecedente
Asma Cardiaco + +4-H-
Tos Seca + +-
Tos Productiva +
Espectoración Ocre +
Espectoración Espu­
mosa Asalmonada
Hemoptisis +- +a++
Pulso Alternante ++ +
Ingurgitación Yugular +a-H-H-
Hepatomegalia +a++++
Edemas Periféricos -+
Pulso de Kusmaul +
Astenia ++- +- +-
R3 2Izquierdo + 2 Izquierdo + 3Derecho +
Estertores Crepitantes 4Basales "t~a++ 4Basales y As­
cendentes +-H
Congestión Venocapi-
lar (Cefalización) 5Nuboso Algo­
donado + +++
Edema Intersticial + a -H -
Edema Alveolar — a+ ++++
-379 -

Leyenda:
I.C.I. Insuficiencia Cardiaca Izquierda +a++++ Progresión en la intensidad
E.A.P. Edema Agudo de Pulmón ++++ Máxima intensidad
I.C.C. Insuficiencia Cardiaca Congestiva + — Entre que sí y que no
+ Positividad poco intensa - Negativo

1 Antecedente: Significamos que necesariamente el síntoma o signo antecede al cuadro agudo.


2 R3 Izquierdo: Dependiente del ventrículo izquierdo. Se oye sólo en el área mitral.
3 R3 Derecho: Dependiente del ventrículo derecho. Se oye en área tricuspídea.
Estertores Basales: Se oye sólo en bases.
4 Basales y Ascendentes: Se oyen de acuerdo a la gravedad del proceso cada vez más hacia
arriba.
5 Nuboso Algodonado: En la radiografía posteroanterior se aprecian los campos pulmo­
nares difuminados y consolidaciones no muy radio—opacas en forma de escarmenado
de algodón.

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 59-1


- - J f 0R T 0 P N E A +-H +
1.- El Edema Agudo de Pulmón aunque \e T / \ /• »
puede reconocer, otras causas sin embargo \ D IS N E A +■(•++■
en la mayoría de las veces es un proceso [■ / / / i ! ' Víf'
agudo que trasunta la máxima expre­
sión de Insuficiencia Cardiaca Izquierda
(Fig. 594, 59-5).
T O S P R O D U C T IV A
2.— El R3 está considerado, cuando se EX P E C TO R A C IO N
lo encuentra en condiciones cardiacas ASALMONADA
patológicas como un factor predictivo "Y E S P U M O S A

ominoso y de gravedad en la Insuficien­ ESTERTORES


cia Cardiaca. Este mismo signo se lo puede Fig. 59-4 Edema Agudo de pulmón

encontrar en niños o jóvenes asustados,


sin cardiopatía (4041).

3.— El pulso alternante es raro, pero si


existe es signo seguro de I.C.

4 — Hay otros exámenes complementarios


que pueden certificar el grado de Insufi­
ciencia cardiaca pero que no los inclui­
Fig. 59-5 R X d e E d em a A gudo de p u lm ó n
mos aquí por cuanto sostenemos que en
-380-
nuestros países latinoamericanos tenemos CAPITULO 60
que ser cicateros con el gasto y generosos
con los exámenes que no cuestan o cues­
tan menos. DESTREZAS USADAS
Incluimos el cuadro 59-2 para transcribir EN LA PATOLOGIA
los criterios umversalmente aceptados para
establecer el diagnóstico del grado funcio­ CARDIACA.
nal de la Insuficiencia Cardiaca.
Consideramos que hay algunas destre­
zas indispensables en la práctica médica
CUADRO No. 59-2
general que tienen relación con este ca­
pítulo. Vamos a abordar brevemente su
CLASIFICACION FUNCIONAL DEL descripción.
DETERIORO PROGRESIVO DE
LA INSUFICIENCIA CARDIACA (45) Veremos en el siguiente orden: Pre­
sión Venosa—Punción de vena y arteria fe-
morales-Punción Subclavia y Yugular- Pun­
I: La actividad física habitual no causa ción pericárdica —Maniobras emergentes pa­
disnea ni astenia (*ni dolor precor­ ra tratar crias hipóxicas; para efectuar: Res­
dial) piración boca a boca y masaje cardíaco.
PRESION VENOSA
II: La actividad física habitual causa
La sangre “venosa”, fluye hacia la au­
disnea, astenia (o dolor precordial*) rícula derecha por un conjunto de fuerzas,
sin síntomas en el reposo. que aunque de escasa eficacia, en conjunto
resultan suficientes para vencer la presión
III: La actividad física menor de la ordina­ auricular media (4mm. de HG.). Estas fuer­
ria causa disnea, astenia (o precor- zas son: vis a tergo, (14) contracciones
dialgia*), sin síntomas en el reposo. musculares y aspiración torácica. La presión
venosa normal oscila entre 80 y 120mm.
IV: Disnea, astenia (o precordialgia*) (3, 5,6,11) de agua.
en reposo, incrementadas por cual­ Algunas son las condiciones que pue­
quier actividad física. den elevar la presión venosa:
1.- Esfuerzo muscular: elevación momen­
tánea de 200 a 300mm. de agua.
*NOTA: La precordialgia graduaría el dete­ 2 .- Trombosis venosa: la elevación se ha­
ce por debajo del obstáculo.
rioro progresivo de la insuficiencia coro­
naria, no necesariamente acompañada de 3 - Elevación a nivel de la aurícula dere­
cha por I.C.C. ingurgitación o plétora venosa.
insuficiencia cardiaca. Por tal razón la in­
cluimos entre paréntesis. Esta última es la que más nos interesa
conocer en cuanto a elevación; pero en
- 381 - .
cuanto a disminución, resulta un paráme­
tro también importante para vigilar Shock
y postoperatorios de enfermos del tórax.
Debe ser efectuada por internos rotativos y
por lo tanto, estar entre lo que puede y
debe hacer el médico general. (10).
METODO INCRUENTO: (16)
Es de utilidad, aunque carece de pre­
cisión.
Fig. 60-1 Estim ación de la presión venosa
Se refiere a la estimación más o menos m ediante cambio de posiciones
grosera de la ingurgitación venosa en las ve­ del m iem bro superior.
nas del dorso de la mano y de la Yugular.
La maniobra consiste en ordenar la
posición de tal manera que cuando la vena
observada, esté:
1.— Por debajo de la Aurícula: tenga más
ingurgitación.
2.— A nivel de la aurícula: menos ingurgi­
tación que cuando está por debajo, y
3.— Sobre la aurícula: no haya ingurgita­ Fig. 60-2 Estim ación de la presión venosa
ción, sino más bien aplastamiento y colapsa- m ediante la observación d e la Yu­
miento. Fig. 60-1 gular en diferentes posiciones.
Para lograrlos se utilizará la cama de movi­
Se comprende que si las venas obser­ miento o un ayudante que activamente pon­
vadas son las del dorso de la mano, los ga al paciente en la posición que se indique.
pasos anteriores resultan obvios.
METODO CRUENTO: (2,10,16,22). Fig.
Si la observación se hace con la 60-3 y 60-4.
Yugular Externa, se debe inspeccionar al
paciente en posición de cúbito supino y lue­ Instrumental:
go con elevación del tronco hasta 45 grados. 1.— Aguja de venopuntura ajustada a una
Se considera que si hay ingurgitación en jeringuilla.
esta primera posición es decir hasta los 2.— Tubo de plástico o J e vidrio con gra­
45°, es normal. (2,16). Fig. 60-2. duación milimetrada.
Por sobre los 45°, la ingurgitación es 3.— Tubo de goma o de polietileno (adap­
patológica y corresponde a incremento de la tador), para conectar la aguja con el tubo
presión venosa. Progresivamente, se va sen­ milimetrado.
tando cada vez más al paciente hasta que Maniobra:
llegue a los 90°. La presión venosa estará 1.— Se escoge la vena, se desinfecta el sec­
más elevada, cuando más se acerque al án­ tor de piel y se presiona por sobre el sitio
gulo recto. de punción para hacerla resaltar.
Los movimientos del paciente deben 2.— Se punciona y se introduce un catéter
ser pasivos, es decir, deben ser sin esfuerzo. de polietileno, cuyo extremo distal tiene un
-3 8 2 -

S 'rX » ' WWW 1.— Otras vías venosas más fácilmente ac­
cesibles ya no lo son, por el efecto inflama­
g fe* irtSp® torio del uso o del abuso, o porque están
sC e\ .
Sal ocupadas con venoclisis, o porque están co-

ü
lapsadas (shock).
2 .- Cuando se necesite esta vía para exá­
menes especializados como cateterismo dere­
cho con la técnica de Seldinger (15, 19), o
con la misma técnica para extraer sangre en
Fig. 60*3 Charol para m edir la presión ve­ diferentes alturas de la vena Cava (dosifica­
nosa.
ción de catecolaminas en el Feocromocitama,
por ejem.).
NORMAS PARA EFECTUAR LA PUNCION
FEMORAL.
Instrumental:
1.— Jeringuilla descartable con aguja larga
de calibre mediano (18).
2 .- Torundas con alcohol yodado.
3 .- Tubo, de ensayo esterilizado y tapado.
Técnica:
1 .- Se palpa la arteria Femoral por debajo
del pliegue inguinal, a nivel del triángulo de
Scarpa. Una vez que se la identifica y a
Fig. 60*4 Medición instrum ental de la pre­
sión venosa. sabiendas de que la vena se encuentra con­
tigua, pero más hacia dentro (22), se protege
dispositivo para conectar con el tubo mi- con un dedo la arteria, presionándola hacia
limetrado, que tiene una llave de conexión. fuera. Fig. No. 60-7.
3 .- Se introduce solución heparinada 2.— Con la otra mano se introduce la jerin­
(5.000 unidades) en el catéter para evitar guilla cargada con la aguja, tratando a la vez,
que se coagule la sangre. que penetre perpendicularmente a la vena,
4 .- Se conecta el tubo milimetrado, pro­ de aspirar con un movimiento del pulgar,
curando colocarlo a nivel de las aurículas. hacia arriba, o utilizando jeringuillas des-
El tubo debe estar perpendicular al plano cartables, con presión negativa.
horizontal. 3 .- A la vez que se siente la penetración
5 .- Se abre la vía de conexión y se mide en la vena Femoral, la jeringuilla comienza
hasta donde ha subido la columna, pues esa a llenarse de sangre negruzca (coloración de
es la presión venosa. la sangre venosa).
PUNCION DE VENA FEMORAL : 4 .- Se utilizan las dos manos, para hacer
(7, 15, 19, 24). No es habitual el una mejor y más rápida extracción de la
uso de esta técnica, pero se vuelve indispen­ sangre que se necesite. Se extrae la aguja y
sable cuando: mientras eso se hace, simultáneamente se
Fig. 60*12 Charol para punción de la arteria
femoral.

punción arterial, con mandriL Anestesia


local y tubo de ensayo o jeringuilla con pre­
* K sión negativa.
Fig. 60*7 ubicación de ]a vena y separación
m anual de la arteria. Maniobras:
1.— Se dará un sedante al paciente, una
presiona con la otra mano, el sitio de la hora antes y si es necesario se utilizará otro
punción y se mantiene esta presión por unos sedante inyectable en el momento preciso.
dos minutos.
2.— Limpieza y antisepsia de la zona.
5.- Si se ha utilizado jeringuilla al vacío, la
3.— Palpar la arteria Femoral en el triángu­
sangre queda allí mismo.
lo de Scarpa, para ubicar el sitio de la pun­
6.— Se lleva la muestra al laboratorio con ción. Se sentirá su latido con el pulpejo de
el respectivo pedido. los dedos índice y medio izquierdos.
PUNCION DE LA ARTERIA FEMORAL 4.— Habón anestésico. (Se puede prescin­
(19, 22). dir). Si se lo pone, habrá que hacerlo con
1.— Esta destreza nos sirve para extraer aguja muy delgada, lenta y suavemente a fin
sangre arterial en las ocasiones en las que de evitar el dolor.
se la necesite; como por ejemplo para efec­ 5.— Se toma la jeringuilla con la mano de­
tuar dosificación de gases, Ph, reserva alcali­ recha, o solamente la aguja con mandril y a
na, hemocultivos, además de los que se hacen la vez que se la introduce perpendiculannen-
con sangre venosa. te, en busca de la arteria, con el pulgar se
2.— Nos sirve también para efectuar estu­ fracciona el émbolo. Cuando se traspasa
dios hemodinámicos con cateterismo izquier­ la pared de la arteria se siente la sensación
do; para hacer ateriografías renales, hepá­ de haberlo hecho. Si solamente se ha utili­
ticas, aortografías (19). zado la aguja sin la jéringuilla, esta tiene
Normas para la Punción de A. Femo­ mandril. El momento en el que la aguja es­
ral. tá en la luz de la arteria tiene movimientos
al son de los latidos. Es entonces cuando
Instrumental: se saca el mandril y se procura tapar Labase
1 .- Charol esterilizado con agujas de di­ de la aguja, con el dedo, pues el chorro de
verso calibre y longitud. Fig. 60-12. sangre sale a presión. Es roja (coloración de
2.— Jeringuillas descartables. Aguja de sangre arterial).
- 384 -
Inmediatamente se toma la muestra,
se la pone en el tubo de ensayo, con las
indicaciones que se dieron para la punción
venosa. El punto de punción, una vez extraí­
da la aguja, se presiona fuertemente por un
tiempo prudencial, a fin de evitar sangrado
y hematoma. En caso necesario se puede de­
jar un apósito compresivo. Igual facilidad
que en las otras punciones, da el uso de
jeringuilla con presión negativa.
FLEBOTOMIA: (4, 23).
En algunas circunstancias el médico
tratante ordena: sangría. Muchas veces ten­ Fig. 60-15 E xtracción de la sangre.
drá que hacerla él mismo. C ortesía dei Prof. Dr. Luis Felipe Sánchez.
Es una indicación pertinente al Edema
Agudo de Pulmón, en algunas ocasiones y 5 .- El practicante moverá la bolsa suave­
muy frecuente en el Corazón Pulmonar Cró­ mente para mezclar la sangre con la substan­
nico. cia anticoagulante que contiene y así evitar
Instrumental: la coagulación.
1.— Charol con agujas de calibre mediano 6.— Una vez que se extrae la cantidad que
y grande (18-15), torundas, torniquete o se ha programado, se quita la aguja, cuidan­
tensiómetro, jeringuillas, (12) anestésico lo­ do de comprimir con una gasa mojada en
cal, esparadrapo. alcohol yodado el sitio de la punción.
7.— Se deja un pequeño apósito compresi­
2 .- Bolsas de plástico al vacío, con pre­
vo, se ordena doblar el codo y mantener esa
sión negativa en su interior. Son las bolsas
posición un tiempo prudencial para evitar el
que se utilizan en los bancos de sangre.
sangrado.
Maniobras:
1 El paciente está recostado en posición Consideraciones a la técnica de flebotomía.
cómoda o en decúbito obligado. 1.— Es conveniente que el paciente ignore
2.— Se escoge la vena que se va a puncionar, las maniobras, es decir que no las vea, pues
se aplica el torniquete sobre la misma y se aumentará su nerviosidad y a más de no co­
ordena al paciente que tenga cerrado el puño laborar, pueden sobrevenir complicaciones
de su mano. molestas, como lipotimias; agravamiento del
E.A. de P., por ejemplo.
3.— Una vez desinfectado el sitio de la ve-
nopuntura, se punciona la vena elegida con 2 .- Se debe rechazar la sangre extraída,
una jeringuilla cargada de una aguja No. 15. por obvias razones. Por lo tanto no se la
Previamente puede haberse puesto un habón utilizará para transfusiones.
anestésico. 3 .- Si es posible, se debe preparar al pa­
4.— Una vez que sale la sangre se conecta ciente antes de las maniobras. Así en el
ia aguja con la manguera de la bolsa, la cual Edema agudo de Pulmón se habrá puesto
se mantiene baja, fuera de la vista del pacien­ Morfina (un c.c.), con lo cual habremos ini­
te. Fig. 60-15. ciado el tratamiento de esta emergencia y la
sedación producida nos servirá también para
efectuar la flebotomía sin complicaciones.
PUNCION SUBCLAVIA Y YUGULAR
(1,2,8,12,18).
El interés de adquirir esta destreza se
fundamenta en el hecho anatómico de la
cercanía de estas venas a la desembocadura
de la vena Cava Superior en la Aurícula De­
recha.
Además, el gran flujo de sangre de la
vena Cava acepta la presencia de la punta
Fig. 60-17 Habón anestésico y apertura de la
del catéter por un tiempo mucho mayor pieL
que el de cualquier vena sistémica. Así
Cortesía del Dr. Wilson Pancho.
mismo, tolera la mezcla con substancias que
provocan flebitis en las otras venas. distender indirectamente la v. Subclavia.
Por estas razones su uso se vuelve indis­ 2.— Embrocación con alcohol yodado en
pensable cuando: una superficie amplia de la piel sobre la
1.— Se necesita prolongar las venoclisis cual se va a hacer la venopunción.
por más de tres días (Hidratación, alimen­ 3 .- Ponerse los guantes estériles. Poner un
tación parenteral). habón anestésico.
2.— Cuando se necesita utilizar medicación 4.— Abrir unos dos o tres milímetros de
intravenosa que produce dolor e inflama­ epidermis con la punta del bisturí o con el
ción en las venas periféricas. Tal es el caso bisel de la punta de la aguja, en el segmento
del uso a larga mano de Penicilina G Sódica medio o proximal de la vena subclavia.
en la Endocarditis Bacteriana, o el uso de Fig. 60-17.
K en las “Soluciones Polarizantes”. 5.— La dirección de la aguja es hacia la
Como hemos hecho anteriormente va­ fosa supraesternal. El mandril debe estar
mos a exponer dentro de la técnica a seguir; puesto. El punto de referencia es el borde
el instrumental y las maniobras. inferior de la parte media de la clavícula de­
Instrumental: recha. Una vez que se ha introducido unos dos
cm. se saca el mandril y se aspira en busca de
Charol estéril con: guantes, agujas sangre venosa. En caso positivo, se introdu­
hipodérmicas, jeringuillas, torundas o gasas ce un centímetro más con el mandril nue­
desinfectantes. Equipo descartable de veno- vamente en su sitio, luego se retira nueva­
puntura con catéter incluido. (1 ,2 ,8 ) Por- mente dicho mandril y se introduce un caté­
taagujas, agujas cortantes e hilo, apósito y po ter que debe ser blando y cuidando de que
mada antiséptica. su punta sea redondeada y no en biseL Se
Maniobra: debe avanzar con el catéter hasta la vena Ca­
1.- Lavado de manos y antebrazos con va Superior y calcular que su punta queda
jabón y cepillo (las cosas chicas como gran­ un poco por sobre la desembocadura en la
des y las grandes como chicas). Se pondrá aurícula derecha. Para cumplir mejor este
una almohada debajo de los hombros para objetivo se puede utilizar catéter radiopaco
-386-
y vigilar la maniobra en RX. Fig. 60-18.
6 :- No se forzará el paso dél catéter si
hay resistencia. En ese caso, se retirará un
poco y se intentará avanzar nuevamente. Pa­
ra evitar que la punta se introduzca en la
Yugular interna, se doblará la cabeza del pa­
ciente hacia el lado de la punción.
Entre los riesgos que existen se debe Fig. 60-18 Punción Subclavia.
tomar en cuenta la perforación del miocar­ Cortesía del Dr. Wilson Pancho.
dio y la posibilidad de Flebitis. Para evitar
tales complicaciones se hará toda maniobra
con suavidad y con asepsia.
7 — Una vez colocado el catéter en su si­
tio, se retira la aguja, se coloca pomada an-
tibiótica y se fija el catéter con un punto
de hilo fijo a la piel. Luego se pone un apó­
sito.
Pued'én utilizarse dispositivos especia­
les o también otras técnicas, como la de la
“punción venosa y arterial bajo control
ultrasónico”. Fig. 60-21.
La otra vena elegible para este tipo
de venoclisis es la yugular Externa, para
cuyo efecto utilizaremos la misma imple- Fig. 60-21 Punción Subclavia bajo control
ultrasónico.
mentación indicada para la punción Subcla­
via. (Giesy J., Empleo de la vena Yugular
Externa para medir con facilidad la presión
venosa central. (8).
Maniobras:
1.— Paciente en posición Trendelemburg.
2.— Rotación del cuello al lado contrario Fig. 60-22 Punción Yugular. Posición
de la punción. Asepsia y antisepsia adecua­ C ortesía del Dr. Wilson Pancho.
das. Fig. 60-22.
que no haga ángulos que puedan dificultar
3 .- Se ordena que el paciente haga la ma­ el flujo. En ocasiones se puede tunelizar el
niobra de Valsalva para distender y repletar cateter para llevarlo por detrás del pabellón
la vena Yugular Externa. auricular. Fig. 60-23.
4 .- Venopunción y colocación del catéter PUNCION PERICARDICA (9, 13,17).
a nivel de la desembocadura de la yena Cava Instrumental:
en aurícula derecha. “Charol de curaciones” en el que se
5.— Se retira los dispositivos descartables, incluye jeringuillas con agujas hipodérmicas
la aguja y se fija el catéter, procurando de diverso calibre y longitud; anestésico lo-
-387-

Fig. 60-24 Sitios pata la punción pericár­


dica.

cal, solución desinfectante, gasas. Además


se tendrá uno o dos tubos de ensayo-esterili­
zados y con tapa, o jeringuillas con presión
negativa.
Maniobras:
1.- Embrocación o limpieza adecuadas.
2.— Elección del sitio de punción: Fig. 60-25 Ejecución de la m aniobra desde
posición A
2.1: Ligeramente por fuera del ápex.
2.2: En el ángulo costoxifoideo.
3 .- Habón anestésico en el sitio en el que
se hará la punción. Fig. 60-24.
Puede prescindirse en caso de urgencia.
4.1: Si la vía es la 2.1 (fuera del ápex) se
introduce la aguja en profundidad y hada
dentro, cuidando de mantener “aspirado” el
émbolo. En el momento en el que está la
punta en la cavidad pericárdica, se extraerá
una muestra del contenido. Si este es muy Fig. 60-26 Ejecución de la m aniobra desde
espeso, habrá que cambiar la aguja con una posición B.
de mayor calibre o inclusive con un trocar, 5.— Tanto con posición y técnica 4.1 o
pues sino, se tapa.la luz y se imposibilitará 4.2 se cuidará de ir por el borde superior de
el drenaje. Fig. 60-26. las costillas, pues por el borde inferior va el
4.2: Si la vía es la 2.2 (costoxifoidea), la paquete vásculo-nervioso. Así mismo, por
aguja va directamente hacia arriba y con rela­ cualquiera de las vías se hará el drenaje o se
tiva poca profundidad. Fig. 60-6. extraerá la muestra para el laboratorio.
-3 8 8 -
6.— No se hará el drenaje total, pues hay misma que actualmente está seriamente cues­
el riesgo de hemorragia exvacuo, a más de tionada.
que se puede producir dolor por el roce de
2.— Si la aguja pasa el espacio de la cavi­
las superficies deslustradas de las dos hojas
dad pericárdica y con el bisel roza el corazón
de la serosa.
se produce una sensación de “rascado” que
7.— Se saca la aguja con una mano, com­ sentirá el practicante y eso significará que
primiendo con el pulgar de la otra mano el debe retirar un poco la aguja, pues puede
sitio de la punción. Se deja un pequefio desgarrarse el miocardio. Menos peligroso
apósito. que lo anterior es la introducción de la pun­
8 .- Se envía la muestra al laboratorio para ta de la aguja en el músculo cardíaco, aun­
examen citobacteriológico o cualquier otro que, desde luego, hay que retirarla inmedia­
examen que el clínico crea necesario. Todo tamente.
se hará constar en un pedido hecho por es­ RESPIRACION BOCA A BOCA. (3b)
crito.
En caso de paro respiratorio, cualquie­
9.— Si el contenido del derrame es muy ra que fuere su causa, debe ser atendido in­
espeso, grumoso o hemático, se impone la mediatamente, pues si esta condición perma­
pericardiotomía para liberación del derrame nece por más de 3 minutos, puede sobreve­
y la consecuente instalación de un tubo de nir la descerebración o la muerte.
drenaje. Fig. 60-27.
En principio, se buscará la mayor lim­
pieza y permeabilidad de las vías respirato­
rias superiores, mediante:
1.— Posición adecuada: decúbito supino,
cara volteada a un lado, mandíbula inferior
ligeramente luxada. Halar leve y suavemente
la lengua hacia afuera.
2.— Si hay secreciones hay que limpiarlas
con torundas de gasa o succionarlas.
Normas para la maniobra: una vez
asegurada la permeabilidad de las vías respi­
ratorias:
1.— Directamente boca a boca, o, gasa o
Fig. 60*27 Tubo de drenaje postpericardio-
tom ía.
pañuelo de por medio entre los labios del
donante de aire y los del paciente en paro
INDICACIONES
respiratorio. Así mismo se mantendrán
1.— Derrame pericárdico cuya naturaleza cerradas las ternillas nasales del paciente.
quiera determinarse. Fig. 60-29
2.— Taponamiento pericárdico. 1.1: El que auxilia, toma bastante aire,
CONSIDERACIONES: haciendo una inspiración profunda y lo
sopla sobre los labios del paciente.
1.— Se utilizará la misma vía en caso de
emergencia cuando esté indicada la inyec­ 1.2: La maniobra se repite alrededor de 15
ción directa de adrenalina en miocardio, la veces por minuto.
-3 8 9 -

Fig. 60-29 Respiración boca a boca.

MASAJE CARDIACO (3b) (20, 21)


Si no se constata pulso ni ruidos car­
diacos, hay que actuar de inmediato con
el Masaje Externo, pues si no se lo efectúa
dentro de los tres primeros minutos, el pa­
ciente puede descerebrarse.
Las normas son:
1.— Se dará un golpe seco, con el puño,
en el precordio.
2.— Si no reacciona, hay que poner al pa­
ciente sobre una superficie dura. (El suelo Fig. 60-32 Maniobra del masaje.
plano).
3.— Con los talones de las manos super­ da tres o cuatro masajes cardiacos, se áatá
puestos y cruzados sobre el precordio, el una respiración.
actor, a horcajadas sobre el paciente, compri R: 1.2: Si hay dos personas disponibles,
mirá rítmicamente el tórax sobre 40 veces una dará el masaje y la otra dará la respira­
por minuto. Durante la compresión, los ción, pudiendo turnarse en sus funaonas
ventrículos exprimen, es decir, lanzan su cada cierto tiempo, si los paros se prolongan.
contenido sanguíneo hacia el árbol circula­ Fig. 60-33.
torio. Durante el descanso, cuando se deja P: 2.— El masaje cardíaco eficaz rompe
de aplastar el tórax, se produce la diástole costillas?
ventricular. Fig. 60-32. R: 2.1: Hay que evitar esta complicación,
EJERCICIO DE PREGUNTAS Y RES­ pero el masaje debe ser eficiente y por lo
PUESTAS: tanto la presión impuesta sobre el tórax, lo
P: 1.— Si hay paro cardíaco y respiratorio, necesariamente fuerte.
qué se hace? : R: 2.2: Se ha calculado que cada masaje
R: 1.1: Si sólo hay una persona, esta tiene envía de 40 a 50 c.c. a ia circulación.
que turnarse en el masaje cardíaco (40 ve­ Se puede palpar pulso. Tal cantidad por ma­
ces por minuto) y la respiración boca a boca saje, asegura la nutrición de corazón y cere­
(15 veces por minuto). Esto significa que ca- bro, que es lo que en esta emergencia, irn-
-3 9 0 -
con paro cardíaco o respiratorio.
5.2: Si el sujeto está descerebrado.

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miento y la destreza a la comunidad. 285—287, El A teneo, Buenos Aires 1960.
P: 5.— Hay contraindicaciones? 12.— Lalama M.: Alim entación Intravenosa. Te­
rapia 2 - 3 : 1 5 1 -1 7 1 ,1 9 7 3 .
R: Si las hay. A saber:
1 3 — Lees M.H.: H eart Failure in the Newbom
5.1: Enfermedad incurable que culmina Infant J . Pediat, 75: 1 3 9 ,1 9 6 9 .
M artorell F.: Angiología 2da. ed. 227, Sal­ Raza: Los judíos (5, 12) son propensos
vat, Mallorca, 1972.
a la enfermedad de Buerger (Tromboangeítis
M artorell F .: Angiología 2da. ed. 28—30
Salvat, Mallorca, 1972.
obliterante).
16___ Ochsner A., and B urch R.: N orm al blood Edad: La enfermedad de Buerger suele
pressure tb e supine position, 3, 674 circu­ presentarse en gente joven al igual que el
lation 1951.
síntoma de “Raynaud”, en tanto que las
I l 4— Paul M.H. y Miller R.A .: E stern al electrical
term ination o f supraventricular arrhytm ias
várices lo hacen en .adultos jóvenes y va pro­
in congenital heart desease. Circulation 25: gresando la frecuencia con la edad.
6 0 4 ,1 9 6 2 .
Las hemorroides afectan más a los
1 8 .— Petzoldt R .: Punciones venosa y arterial
bajo control ultrasónico: “ Cardiología
cuarentones (enfermedad del siglo XX: Sodi
actual” vol. 7 No. 3: 8 ,1 9 7 9 . Pallares) (9), más aún si son sedentarios.
1 9 .— Seldinger S.I.: Catheter replacem ent of Es indudable que ía ateroescíerosis con
the needle in percutaneus arteriography: A cualquiera de sus manifestaciones se hace
New technique, acta radiol. 39: 3 6 8 ,1 9 5 3 . presente cada vez más floridamente cuanto
20.— Thaler M.M. y Krause V.M.: Serious Trau­ más avanza la edad.
m a in children after extem al cardiac massa-
ge. New England J. Med. 267: 500 1962. ANTECEDENTES FAMILIARES:
21.— Thaler M.M. y Stobie G.H.C.: A n improved Resalta la importancia de las enferme­
technique of extem al cardiac compression
in infant a n young children. New England dades genéticas, de la propensión individual,
J. Med. 269: 6 0 6 ,1 9 6 3 . de la sensibilidad, de la alergia y de los facto­
22.— T estut L. y Jacob O.: T ratado de A nato­ res ambientales desencadenantes. Así es
m ía Topográfica, 7ma. ed. 989—991, Salvat como la historia familiar de colagenopatías,
Barcelona 1942.
especialmente de vasculitis, (1, 6, 10) de
23.— Till A.: Transfusión de sangre, de Keynes Diabetes (1, 4) o de gota (1), cobra interés
G. y col. 359—391, Aguilar S.A- ediciones
Madrid, 1953. en el criterio médico.
24.— Walker Ph. J.: F orm a de instaurar rápida­ Entre las enfermedades pasadas, la sí­
m ente el goteo intravenoso cuando el pa­ filis (2) tiene relieve, dadas las consecuencias
ciente no tolera la posición de Trendelen- vasculares sobrevinientes. La Filaría es un
burg: Recursos prácticos médico quirúrgi­
cos, fascículo 1: 14—15, E ditorial para los antecedente que puede dar la etiología de
m édicos L tda., Bogotá 1977. una linfadenopatía.
En cuanto a los hábitos, nos volvemos
CAPrTULO 61 a encontrar con el cigarrillo, cuyo número de
unidades consumidas tiene relación directa
con muchas enfermedades cardiovasculares.
SINTOMATOLOGIA VASCULAR Las profesiones que obligan a estar de
PERIFERICA pie o sentados largas horas o que tienen re­
lación con movimientos trepidantes o hi­
FACTORES PREDISPONENTES: pertrofian músculos cuya contracción trau­
matiza ciertos vasos, como es el caso de
Sexo: El varón (11) está más predispuesto disminución del flujo de la arteria Subclavia
para cierto tipo de enfermedades arteriales en los pintores de brocha gorda. (Síndrome
como la enfermedad de Buerger; la mujer de Hiperabducción).
múltípara, (12) a las várices y tromboflebitis. En cuanto a las manifestaciones clíni-
-392 -
cas que soa las que va a recoger la Semiotec­ < A * * 6 X T f t C f c « | A .
nia, vamos a procurar agruparlas de acuerdo A®O V£W XT»
<uX-
a la producción de cuadros agudos o cróni­
cos y desde luego con referencia al territorio
afectado: arterial o venoso. Asimismo hay
síndromes donde es evidente la causa orgá­
nica y otros donde no es demostrable. Tal
situación nos hará dividirlos en afecciones or­
gánicas y funcionales, aunque bien sabemos
que tanto en unas como en otras, habrá com­
ponentes mutuos.
Las causas (1 ,2 ,3 ,4 , 6, 8,10,13) que
provocan las enfermedades vasculares asenta­ 6/V>A
M fO t* O
rán primariamente en alguna de las estructu­ pMf(CUt.^A , ,
ras de la pared vascular o en la cobertura ner­
viosa de la misma o en su contenido, la san­
Fig. 61-1 E structura y contenido arterial.
gre. Si tenemos en cuenta todas estas anota­
ciones, creemos que será fácil concebir el
criterio con el que vamos a exponer los sín­
tomas y signos de estas enfermedades. Agrupamos la sintomatoiogía en el cua­
61-1. dro 61-1.

CUADRO No. 61-1

INSUFICIENCIA ARTERIAL AGUDA


Qué Examinar Cómo Examinar
1 Dolor:
1. 1: Generalidades 1.1 Nos remitimos al cuadro No. 3-2
que trata el qué y cómo exa­
minar este síntoma.
1. 2: Enfriamiento. 1 . 2 : Es síntoma y signo,se pregun­
tará donde siente frío y se refrendará,
utilizando el dorso de los dedos de la
mano y estableciendo comparaciones
con las regiones aledañas. Fig. 61-3.
1. 3: Cenestecias 1. 3 : Tiene la sensación de no sen­
tir (se nombrará el miembro afectado)
o le parece “ajeno”?
1. 4: Parestesias 1. 4: Siente sensación de que le to­
can o rozan (en el sitio afectado)?
Tiene sensación de calor o de
frío? • continúa..
-393 -

riene Siente debilidad en el sitio


afectado?
1. 5: Astenia 1 . 5 : Ha perdido la fuerza en (sitio
afectado)?
1. 6: Torpeza 1. 6: Realiza correctamente y con
prontitud los movimientos con el (sitio
afectado). Se golpea o tropieza fre­
cuentemente con el (sitio afectado).
1. 7: Impotencia funcional 1. 7: Puede mover, asentar (el pie)
o coger (con la mano)? Se refrendará
el síntoma, ordenando que mueva el
miembro afectado, o se pare sobre él
o dándole un objeto para que lo tome
en sus manos.
1. 8: Eritromelalgia 1. 8: Cambia de coloración alguna
de sus extremidades; se pone colorada
y a la vez siente calor y aún dolor?
Se modifica la molestia cuando intro­
duce la extremidad en agua fría?
1. 9: Palidez Fig. 61 -5 1. 9: Se ha puesto pálida alguna de
sus extremidades?
1. 10: Cianosis distal Fig. 61-6 1. 10: Se ha puesto morada alguna de
sus extremidades?
1. 11: Cambios tróficos 1. 11: La piel del sector afectado se
Fig. 61-7 ha vuelto gruesa? escamosa? , negra? .
Se ha ulcerado?
1. 12: Sabañones 1. 12: Con el frío, el hielo (la helada)
se han formado endurecimientos como
costras que se resquebrajan y duelen?
1. 13: Gangrena Fig. 61-8 1. 13: La parte afectada o la extre­
midad de esa parte, se ha puesto negra,
insensible y aún de mal olor:
1. 14: Lívedo reticularis 1. 14: La piel está con redes de pe­
Fig. 61-9 queños vasos que dan una coloración
rosado-violácea y forman un marmo-
reado?
1. 15: Examen del pulso 1. 15: Técnica ya conocida.

1. 16: Soplos 1. 16: Auscultando

Fig. 61-5, 6, 7 y 8A y B: Lám. X V . Fig. Sl-9: Lám. X V I.


-394-
CONSIDERACIONES AL CUADRO Na 61-1 8 .- Se deben auscultar, sistemáticamente,
1.— El dolor (3) puede ser muy intenso y las regiones enfermas, en busca de soplos
si es en las extremidades inferiores, inclusive, (aneurisma, estenosis, fístulas arte noven osas).
impedir la deambulación. La Angiodinografía es un nuevo examen de
2.— El enfriamiento (3) puede ser medido imagenería Doppler que da imágenes a color
con termómetro de piel y podríamos, even­ en tiempo real de la corriente sanguínea y de
tualmente, utilizar el examen termográfico la anatomía del sector estudiado (14). Igual­
que hemos de explicar posteriormente. mente la Angiografía por resonancia Magné­
Fig. 61-2. tica. (15).
3.— La pregunta inicial respecto a la loca­
lización de los síntomas, puede ser general,
a fin de que el mismo paciente, señale los
sectores afectados. Luego se harán preguntas
más directas nombrando la parte afectada
por su nombre.
4.— La vasodilatación (3) podrá producir
enrojecimiento intenso y dolor. La vasocons­
tricción dará palidez y dolor. La escasa cir­
culación en extremidades y la disminución de
la velocidad circulatoria aumentará el consu­
mo de oxígeno. La diferencia arteriovenosa Fig. 61-3 Apreciación de la tem peratura con
el dorso de la m ano.
de 02 aumentará a favor de una disminución
de 02 en la sangre venosa. Esta condición
producirá cianosis distal. BIBLIOGRAFIA
5.— La gangrena (13) será la consecuencia
1.— Batlle F . y Bertolassi C.: C ardiopatía Is­
más temida de la falta de circulación arterial
quémica. 10, Ed. Interm édica, Buenos Aires,
y se impondrá una acción médica emergente. 1974.
La pérdida de tiempo puede significar la 2.— Becker, S.W. y Oberm ayer, M.E.: Derma­
pérdida de un miembro. El reporte debe ser tología y Sifilogía M odernas, 753, Im prenta
directamente al cirujano vascular. Hispano — Americana, Barcelona 1945.
3.— Jim énez Díaz, C. y de Rábago P.: Tratado
6.— A excepción del dolor, cenestecias, de la Práctica Médica, Tom o No. 1, 2da. par­
parestesias, astenia, que son exclusivamente te, 421—437, Editorial Paz Montalvo, 1963.
subjetivas, se deberá tomar en cuenta que 4.— Lundback, K.: A ngiopatia Diabética: Con­
todos los demás síntomas son también sig­ ceptos m odernos sobre enferm edades car­
diovasculares. Vol. XLIII, No. 8: 47—52,
nos y deberán ser investigados y refrendados 1974.
por el examinador, mediante los métodos
5.— Me Kusik V.: Enferm edades de la Aorta,
tradicionales: inspección, palpación, auscul­ Medicina Interna de Harrison, 3ra. ed.,
tación y exámenes complementarios que al 13 68—69, Ed. Foum ier, México 20, 1966.
final enumeraremos. 6.— Martorell, F.: Angiología: Vasculitis
Nodular Esencial. 2da. Ed. 118—119, Salvat,
7.— Hacemos énfasis especial en el examen Mallorca, 1972.
de los pulsos. Se recomienda revisar el capí­ 7.— Martorell F.: Angiología 2da. éd. 587-590,
tulo correspondiente. Salvat, Mallorca, 1972.
8.— Martorell F.: Angiología 1—7, Salvat, 4.— En ocasiones puede resultar necesario
Mallorca, 1972.
medir con cinta métrica el miembro afecta­
9 .— Sodi Pallares D.: Coronary Insufficiency
The Slckness o t tbe 2 0 th Century. Diag­
do. Quizá las mediciones sucesivas nos darán
nóstica, N o. 6: 10—1 1 ,1 9 6 7 . la certeza de la hipotrofia muscular.
10.— Sleisenger, M.H.: Enferm edades por mala La claudicación intermitente puede ser
absorción. Medicina Interna de Cécil, L. reproducible y graduable mediante prueba de
1 3 ava ed., 1373, E ditorial Interam ericana,
México, 1972. esfuerzo (3) y conjuntamente con los demás
11 .— Stead E. Jr.: E nferm edad Vascular Perifé­
síntomas anotados, se convierte también en
rica: Medicina In tern a de Harrison, 3ra. signo, pues su conocimiento y detalle no
ed. en español, 1372—73, E ditorial Four- sólo se extraerán mediante la anamnesis sino
nier, M éxico.D.F. 1966.
también con el examen físico.
12.— Stead E. Jr.: Enferm edad vascular periférica:
Medicina Interna de Harrison, 3 era. ed. en
español. 1.374—1.378, editorial Foum ier,
EXAMENES COMPLEMENTARIOS
México, 1966. PARA LAS ENFERMEDADES AR­
13.— Taylor, Ch. B.: Alteraciones Macroscópicas TERIALES.
y m icroscópicas causadas por la ateroescle-
rosis: Cardioangiología de Luisada. Tomo
1 - PRUEBAS A LA CABECERA DEL
IV. 218—225, Im prenta Hispano—America­ PACIENTE.
na, Barcelona, 1960.
1.1: Se aplica un vendaje con venda elástica
desde el extremo distal del miembro (dedos)
hasta la articulación proximal más cercana
CAPITULO 62 (la rodilla, en el caso del miembro inferior).
Para hacerlo, se levanta el miembro hada
arriba, con lo cual también se ayuda a dificul­
INSUFICIENCIA ARTERIAL CRO­ tar la circulación arterial y se la mantiene
NICA Y EX. COMPLEMENTARIOS. durante cinco minutos. Finalmente se suel­
ta el vendaje y se observa la coloración del
Resumimos la sintomatoiogía en el
miembro, comparándola con la del otro (11).
cuadro 62-1
(Prueba de Moskowicz).
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 62-1
Interpretación de la prueba:
1.- La claudicación intermitente, (4 ,7 ,8 ,
9., 10) esencialmente, se presenta con dolor Si hay déficit de circulación arterial, el
de tipo isquémico y como tal, la anamnesis miembro observado está pálido y no recupe­
se procurará hacer no solo con las preguntas ra su coloración normal sino muy tardíamen­
fundamentales que se anotan si no con todas te o parcialmente. Cuando cuelga el miem­
aquellas que constan en el cuadro de anam­ bro, puede ponerse “azulenco” (8), ei dt-
nesis general del dolor. cir con tinte danótico.
2 .- La claudicación intermitente puede ser 1.2. PRUEBA PARA DESCUBRIR EL: Sty
crecientemente progresiva y llegar aún a la DROME DE RAYNAUD
incapacidad total. Es de suma importancia investigar
3 .- El cambio de coloración, desde el epi­ la coloración, pues la palidez y la cianotil
sodio inicial, puede ser progresivo. En todo son signos de mala circulación arterial • tu*
caso se establecerán comparaciones con las poxia tisular. Además recordemos lai cafM>
zonas vecinas. terísticas principales del síndrome: ftUIdldi
-396-

CUADRO No. 62-1

“INSUFICIENCIA ARTERIAL CRONICA”


Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Claudicación Intermitente 1.1 Cuando hace esfuerzo; camina ,


trota, sube cuestas, le sobreviene
tal dolor que le hace detener la
actividad que estaba realizando?.
1.2 La cantidad de esfuerzo que
desencadena el dolor sigue siendo
igual? o le duele cada vez con
. esfuerzo menor.
2.- Cambio segmentario de 2.— Ha notado cambio de colora­
coloración. ción en un segmento de sus
miembros?
3.- Hipotrofia. 3.— Ha disminuido el volumen de
muscular del sector is­ los músculos del (sector afecta­
quémico. do)? . Ha disminuido la fuerza
muscular en ese sector?
4.- Trastornos tróficos dis—
tales:
4.1: Esclerodermia 4.1: Ha notado endurecimiento, se
le ha “templado” la piel en la par
te afectada?
4.2: Ulceras cutá­ 4.2: Precisamente en la parte déla
neas. Fig..62-2 extremidad afectada ha sobreve­
nido ulceración.

palidez, a veces cianosis distal, sudoración, Juan de Dios, la mano de una niña de 9 años,
en ocasiones, dedos duros, secos y aún ulce­ se ponía progresivamente blanca, desde la
rados. Fig. 6 2 4 . punta de los dedos hasta la muñeca, como
Pues bien, cuando se sospecha de este si alguien exprimiera la sangre de la mano,
síndrome y está la mano pálida, se la intro­ hasta dejarla sin ella.
duce en agua callente, donde se puede apre­ Recordemos que a la inversa del Ray-
ciar como va recobrando su color normal. naud, en la Eritromelalgia se produce dolor
(8, 10). intenso por vasodilatación distal brusca y
En una ocasión vimos como, durante la sostenida, motivo por el que el paciente se
consulta externa del antiguo Hospital San alivia metiendo la extremidad en agua fría.
Fig. 82-2 y 4: Lám. X V I.
397-
2.— TERMOGRAFIA: (2,6,14) Es un
método fotográfico con película sensible a
los rayos infrarrojos, mediante el cual se pue­
de tomar una fotografía a colores, correspon­
diente a determinada emanación de calor,
que está en directa relación con la circulación
arterial.
Como se puede caer en cuenta, la lec­
tura de una termografía es fácil e indica fiel­
mente cual es o son los vasos afectados.
3 .- ARTERIOGRAFIA: (1, 5,13) Fig.
No. 62-5.
Mediante punción arterial se puede
canalizar un catéter cuya punta llegue Fig. 62-5. A rteriografía dem ostrando trom ­
al sitio problema, o antes de él. En el mo­ bosis.

mento apropiado el técnico dispara la subs­ C ortesía del Dr. Fernando Naranjo.
tancia de contraste. Mediante este recurso se 4.— Buerger L.: The circulatory Disturbances of
pueden captar, así como también por medio th e extrem ities, W. B. Saunders Co., Phila­
delphia—London, 1924.
de cine y video, el o los obstáculos que se
oponen al progreso del flujo arterial; el o los 5.— Cedeño CabamUa F .: Angiografía: E stu­
dios angiográflcos abdominales y Periféricos
trombos que están en la luz del vaso. realizados en el Departam ente de R adiolo­
gía del hospital “ Luis Vem aza” : Anales de
4 .- Otros métodos que constituyen parte Medicina y Cirugía 2: 313—315, 1979.
importante del laboratorio vascular moderno Guayaquil.
(12,13) son: 6.— Franke, H.W.: Nuestro Mundo en la Termo-
imagen: “Inform a” . 103: 13—19, C.H.
- Sistema Doppler, (auxiliar de auscul­ Boehringer Sonhn, Ingelheim am Rheim.
tación). 7.— Hom ans J.: Circulatory Diseases o f the
- f Fonocardiografía. extrem ites, the MacmUlen Com pany New
- Angiodinografía. York, 1939.
- Angiografía por Resonancia Magnética. 8.— Jim énez D íaz, C. y de Rábago, P.: T ratado
- Carotidograma. de la Práctica Médica, tom o 1, II p a r te .
- Ergometría. 421—437, E ditorial Paz Montaivo, 1963.
9.— Leriche F.: Throm boses Artérielles. Physio-
lógic Pathologique e t traitem ent Chirurgical,
Masson & Cié., Editeurs. París, 1946.
10.— Martorell, F.: Angiología. 2da. ed. 20,
BIBLIOGRAFIA 37, 39, 68, 69, Salvat, Mallorca, 1972.
11.— Martorell, F.: Angiología. 2da. ed. 19,
1.— Arias V.A.: Tesis Doctoral: Cirugía del Salvat, Mallorca, 1972.
dolor. 67, Inst. G. Militar, Quito, 1953. 12.— Raines, J. y Traad, E.: Valoración no Inva-
2.— Anónim o: “ Term ografía” : Gaceta Sanita­ sora de las Enferm edades Vasculares Perifé­
ria, año XXVII, No. 4 ,1 8 7 -1 8 8 ,1 9 7 3 . ricas: Clínicas Médicas de Norteam érica.
2: 279—2 9 9 ,1 9 8 0 .
8.— Boskis, B.; L erm an J.; Perosio, A. y Scattini
M.C.: M anual de E rgom etría y R ehabilita­ 13.— Viam onte, M. Jr.: Imagenología: Rassegna.
ción en cardiología. Pág. 89, ed. den tífico - 2: 4 ,1 9 8 0 .
Técnicas americanas, Buenos Aires, 1974. 14.— Wood, H.E.: Radiology, 84: 270, 1966.
CAPITULO 63 Vamos a exponer la.sintomatología en
los cuadros 63-1,63-2, y 63-3.
INSUFICIENCIA VENOSA PE R IFíP
RICA.

CUADRO No. 63-1


INSUFICIENCIA VENOSA AGUDA
Qué Examinar Cómo Examinar
1.- Dolor localizado 1 .- Anamnesis ya conocida. Presio­
nando sobre el sitio de la moles­
tia.
2- Aumento del grosor del miem­ 2 .- Se observará y se comparará los
bros, por debajo del obstáculo. miembros homólogos y se medi­
rá con cinta métrica el grosor de
cada miembro.
3 .- Cambio de coloración: 3 .- Buscando palidez, cianosis, o am­
bas.
4 .- Aumento de la temperatura local 4- Palpando con el dorso de los de­
dos de la mano o refrendando con
termómetro de piel.

CONSIDERACIONES A LOS CUADROS


63-1,63-2, y 63-3.
1.— Estos síndromes de insuficiencia veno­
sa periférica y de insuficiencia circulatoria
linfática afectan casi con exclusividad a los
miembros inferiores (1,9). Fig. 63-1 Trom boflebitis: Medición del gro­
2.— Los síndromes venosos agudos de Fle- sor de los m iem bros afectados.
botrombosis y Trombobletis (1,4, 5, 6, 7, 8, 3.— En cuanto a la coloración, si en un sín­
9, 11, 13), se diferencian únicamente por la drome de Tromboflebitis la piel es pálida, la
inflamación. Si, •el trombo se originó por dolencia venosa se apellida Alba (10,14). Si
causas no inflamatorias y taponó una vena, la coloración de la piel es “azulenca”, es de­
se trata de Flebotrombosis. Si la causa fue cir, tendiendo a la cianosis, esta se llama
la infección y consiguiente inflamación y Cerúlea (2, 3). Tal es el caso de las antigua­
luego de ella sobrevino el trombo, se deno­ mente llamadas “infecciones puerperales”
mina: Tromboflebitis. Fig. 63-1. con infección pelviana previa y organización
CUADRO No. 63-2
SINTOMATOLOGIA DE LA INSUFICIENCIA VENOSA CRONICA (VARICES)
Qué Examinar Cómo Examinar
1.- Dolor muscular 1 .- Le duelen los músculos de las pan
torrillas?

2 .- Calambres 2 .- Le vienen calambres; dánde?

3 .- Paquetes varicosos. 3 .- Se observa cuidadosamente, ha­


ciendo que el paciente descubier­
to, gire sobre si mismo.

4 .- Pigmentación 4 .- Se observa.

5 .- Engrasamiento de la piel. 5 .- Se observa.

6 .- Ulceras. 6 .- Se observa.
7 .- Eczemas 7 .- Se observa.

8 .- Edema blando 8 .- Se observa y luego se busca el sig­


no de la fóvea que sé impregna al
comprimir con un dedo la piel e-
dematosa.

9 .- Edema Duro. Poiquilodermia. 9 .- Se observa y se palpa (consisten­


cia de uña).

CUADRO No. 63-3


INSUFICIENCIA CIRCULATORIA LINFATICA
Qué Examinar Cómo Examinar
1 .- Aumento progresivo del volumen 1 .- El paciente refiere espontánea­
del miembro. mente y se observa.

2.— Paquidermia. 2.— Se observa y se palpa la piel dura


y resquebrajada.
-400-
de trombos en las venas Ilíacas o Femorales. rentes niveles a fin de controlar el funciona­
Comunmente solo están tomados los cau­ miento de las válvulas venosas en otros sec­
ces;venosos grandes, y por tanto el color de la tores.
piel más bien es pálido. No así cuando se PRUEBA DE OCHSNER MAHORNER (1, 6,9,
toman los cauces menores a más de los 12).
grandes, en cuyo caso sobreviene el color
azul. Se trata de la Flegmasía Alba Dolens y 1.— El paciente está de pie.
de la Flegmasia Cerúlea dolens (2, 3). 2.— El examinador, observa las venas va­
ricosas.
4.— Prácticamente la sintomatoiogía se 3.— Se ordena al paciente, caminar hacia
compone de síntomas, que también son sig­ adelante y hacia atrás.
nos. Muchas veces, el paciente contará es­ 4.— Se aprecia si se reduce la plétora veno­
pontáneamente su dolencia y el examinador sa o aún si llega a desaparecer.
tendrá poco trabajo en la anamnesis. A la
vez, todos los síntomas podrán ser observa­ 5.— Se repite la prueba, poniendo un torni-
dos mediante inspección y palpación, con­ queta a nivel de la desembocadura de la Sr.fe-
virtiéndose por tal hecho en signos, tam­ 'na Interna,)en la parte media y en el 1/3 in­
bién. ferior.
Interpretación:
EXAMENES COMPLEMENTARIOS PARA
Si el vaciamiento de las várices se
LAS ENFERMEDADES VENOSAS.
observa con el ejercicio cuando el torniquete
1.— Pruebas que se pueden hacer en la con­ está en su máxima altura, significa que la
sulta o a la “cabecera del paciente”. válvula comunicante entre la Safena Interna y
1.1: PRUEBA DE BRODIE TRENDELEMBURG la Femoral está insuficiente y así, consecuen­
(1,6,9). Secuencia: temente, se infiere el nivel j de las válvulas in­
suficientes que quedan por debajo de la ante­
1.1.1: Paciente en decúbito supino.
rior.
1.1.2: Se levanta el miembro examinado y
PRUEBA PARA INVESTIGAR TROMBOSIS
se da un masaje desde el extremo distal
VENOSA PROFUNDA
(dedos) hasta la raíz del miembro, procu­
rando vaciar los cauces venosos, periféricos. 1 El paciente está en decúbito supino.
1.1.3: Se pone un torniquete a nivel de la 2.— Se venda el miembro en observación
desembocadura de la vena Safena Interna. desde los dedos hacia arriba, vaciando la
sangre venosa.
1.1.4: El paciente se pone de pie y el ob­
servador ve si las venas que quedaron va­ 3.— Se ordena caminar con el vendaje
cías, se llenan o permanecen exangües. puesto.
1.1.5: Se retira el torniquete y se observa Interpretación:
si los vasos se repletan en menos de 20 se­ Si hay trombosis, sobreviene con el
gundos, en cuyo caso se infiere que el torni­ ejercicio un dolor muy fuerte a nivel del
quete estaba haciendo de válvula y que al trombo, pues este impide el retomo venoso
quitarlo la sangre retrocede | y repleta violen­ por la única vía que debería estar Ubre, pues
tamente las venas. las venas periféricas están colapsadas con el
1.1.6: Esta prueba se puede repetir a dife­ vendaje.
MANIOBRA PARA BUSCAR EL SIGNO DE
HOMANS EN LAS FLEBOTROMBOSIS: (1 ,6 , 9)

1 Se observa si el dolor se exacerba con el


miembro péndulo estando el paciente en po­
sición sentada.
2.- Se ordena extender el miembro en es­
tudio. Fig. 63-2 S igno de H om ans: M aniobra de
d o rsiflex ió n d el pie.
3._ Se masajean los músculos de la región
problema. Comunmente son los Sóleos. 1 2 .— O chsner, A. M ahom er, H.: V aricose veins,
th e C.V. M osby C o m p an y , S t. L ouis, 1939.
4._ Se ordena la dorsiflexión del pie, con
13.— O chsner, A. y de B akey, M.: T hrom bopítfe-
lo cual se reproduce o se exacerba el dolor. bitis: th e ro le o f vasoespasm in th e p ro -
Fig. 63-2, d u c tio n o f th e clinical m an ifestatio n . Jam a,
114: 1 1 7 , 1940.
1 4 .— P érez, M .L.: T ra ta d o de o b stetricia 6 ta . ed.,
vol II 1 088—1 0 9 2 , L ópez & E tc h e g o y e n ,
S .R .L ., B uenos A ires, 1951.
B IB L IO G R A F IA

1 .— Carral R .: S em io lo g ía C ardiovascular, 5 ta.


ed., 5 25—53 1 , E d ito ria l In teram erican a, Mé­
xico, 1 9 6 3 .
2.— Cywes, S. y L o n w , J.H .: Phlegm asia cerúlea
doJens: successfu l tre a te d b y relieving fas-
cio to m y , S u rg ery , 51: 1 6 9 , 1 9 6 2 .
3 .— De B akey, M. y Ochsner. A.: Phlegm asia
C erúlea D olens an d gangrene associated
w ith tro m b o p h le fitis, Surgery, 2 6: 16, 1949 C A P IT U L O 6 4
4 .— Favre, M.: L a P h léb ita “ F il de F e r” . N otes
de p ath o lo g ie veineuse, La Prensse M édicale,
61: 5 7 $ , 1 9 5 3 . S IN D R O M E S Y ENFERM EDADES
5.— F o g arty , T .J. y K rip p ach ne, W.: C a th e te r
f o r venous th ro m b e c to m y , S urg. Fym . V ASCULARES
o b st., 1 2 1 : 3 6 2 ,1 9 6 5 .
6.— Jim én e z D íaz, C. y de R ábago P.: T ra ta d o Proponemos una clasificación clínica
de la P ráctica M édica, to m o 1, IX par­ de las vasculopatías, en el cuadro 64-1.
te. 4 3 7 —4 4 4 , E d ito ria l Paz M ontalvo, 1 9 63.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 64-1
7.— K rip p ch n e, W.: C a th e te r te c h n iq u e fo r ve­
n o u s th ro m b e c to m y , Surg. G yn. & obst., 1.— Si tomamos en cuenta que el sistema
12 1 : 3 6 2 . 1 9 6 5 . circulatorio está constituido por una red de
8.— M aki, D.G .: T ro m b o fleb itis séptica. T rib u ­ distribución (arterias) y una red de recolec­
n a M édica, to m o IV , N o. 6, 1—7, 1979.
ción (venas), nos vemos obligados a dividir
9.— M artorell F.: A ngiología, 2da. ed. 2 3 0 , 282, el estudio de su patología en dos grandes
3 8 5 , 4 4 2 , S alvat M allorca, 1 972.
sectores. Así mismo, tenemos que convenir
10.— M artorell F .: T ro m b o fleb itis puerperales.
M edicina C línica, 5: 243, 1945.
que el árbol distribuidor o arterial obedece
a un juego de presiones y resistencias que
11.— N eu h o f, H.: T ro m b o sis venosa y E m bolia
P ulm onar, Publicaciones M édicas Janes, Bar­ siguen las leyes de la hidráulica (Hemodina-
celona. 1949. mia). Este territorio está sujeto a comandos
-402-

:
CUADRO No. 64-1 f

Sistema Estructura Sistema Estructura


1- Arterial Pared 2.— Venoso
1.1 Aneurisma 2.1 Várices
1.2 Ateroesclerosis 2.2 Angiomitas
1.3 Enf. de Mockem- 2.3 Fragilidad vascular
berg. 2.4 Flebotrombosis
1.4 Vasculitis 2.5 Tromboflebitis
1.5 Enf. de Takayasu 2.6 Flebitis migrans
Sangre 2.7 Trombosis de la
Subclavia
1.6 Trombosis
1.7 Embolias 3.— Mixto
1.8 Trombosis intra-
3.1 Enfermedad de
vascular disemina-
da. Buerger (Trom-
boangeítis Oblite­
1.9: Sangrados. rante).
Nervios y Humores 3.2 Fístulas arteriove-
1.10: Síndrome de Ray- nosas (congénitas-
naud (o enferme­ traumáticas).
dad).
3.3 Síndrome de Kli-
1.11: Eritromelalgia ppel Trenaunay.
1.12: Sabañones
1.13: Ulceras criogené-
ticas
1.14: Lívedo Reticularis
1.15: Robo de la sub-
clavia.

nerviosos, humorales y factores químicos de 2.— Las estructuras que conforman estos
autocontrol a nivel capilar (Substancias vaso- sistemas son esencialmente: paredes de los
activas). En cambio el árbol recolector veno­ vasos y contenido sanguíneo (7). En las ar­
so es muy sensible a los estancamientos, pues terias tenemos que tomar en cuenta al siste­
no está hecho ni para vencer resistencias ni ma nervioso, que en determinados momentos
para crear o mantener presiones (7, 9). o estados puede convertir a las arterias en ver­
Fig. 64-1 y 64-2 daderos nervios (1, 8). (Síndrome de Ray-
Fig. 64-2: Lám. X V I.
festaciones se hacen cuando se “rompen”
los vasos arteriales. Este estudio se hará en
los capítulos de anemias, los cuales se reco­
mienda revisar.
5 .- Se puede afirmar que todas las enfer­
medades sin excepción son psicosomáticas
y si ese terreno pisamos, tenemos que con­
venir en que las “afecciones mixtas” podrían
ser mucho más de las que ponemos en el cua­
dro. Sin embargo, aunque tenemos que to­
mar muy en cuenta al componente nervioso,
creemos que se pueden hacer las diferencia­
ciones que hemos propuesto, dando la ubica­
ción de la enfermedad de acuerdo al sector
principalmente afectado.
Fig. 64-1 Várices

C o rtesía d e l D r. F e m a n d o N aranjo.
6.— Realmente es preferible utilizar los
nombres de las enfermedades que hacen men­
naud). De esto se infiere que los agentes ción a su esencia fisiopatológica o al daño
nocivos, llámense infecciones, traumatismos, orgánico establecido, pero el uso nos obliga,
disreacciones, colagenosis, hipertrombofilia, a más de la historia, a nombrar ciertas afec­
etc., afectan a una de estas estructuras en ciones con el nombre de sus descubridores
particular o a todas ellas. Así tenemos que o descriptores. Por ello, hacemos una breve
hay afecciones exclusivamente arteriales, co­ referencia a continuación:
mo la arteriosclerosis; exclusivamente veno­
Enfermedad de Takayasu (2,3) (enfer­
sas, como las várices o mixtas, como la
medad sin pulsos). Es una Panarteritis que
Tromboangeítis obliterante, que afecta a
afecta más frecuentemente a mujeres jóvenes.
todo el paquete vásculonervioso (4, 5,10).
Produce estenosis y aneurismas arteriales.
3.— En realidad las afecciones “funcionales”
son patrimonio casi exclusivo de las enfer­
Enfermedad de Mockemberg (6) (calci­
medades arteriales y si meditamos un poco,
ficación de la media arterial). Afecta a las
convendremos en que, en realidad son los
personas mayores. No tiene mayor signifi­
nervios (vasanervorum) y en general el siste­
cación hemodinámica ni clínica. Fig. 64-3.
ma nervioso y en ocasiones, los “humores”,
(catecolaminas, serotonina, histamina, acetil Enfermedad de Buerger (1, 2) (Muy
colina), los que intervienen directamente en discutida, de etiología desconocida, afecta
las disfunciones que darán los síntomas y más a los judíos y fumadores). Compromete
confirmarán los síndromes. Es notorio que a arterias, venas y nervios de un miembro.
las venas no tienen enfermedades netamente
funcionales. Síndrome de Kljppel Trenaunay: (11,
4 .- Hemos puesto los “sangrados”, así, en 13) Son fístulas mútiples de origen congé-
general, dentro de las enfermedades arteriales nito, que comunmente afectan a un solo
y bajo el contexto de las afecciones de la miembro, el cual, por motivo de la mayor
sangre, porque sus más significativas mani­ irrigación crece más que el otro y adquiere
Fig. 64-3 E n ferm ed ad d e M ockem berg
C o rtesía del D r. F e m a n d o N aranjo.

mayor diámetro. Se ausculta en diversos ni­


veles del miembro afectado el típico soplo
en maquinaria de las fístulas arteriovenosas.
Fig. 64-5.
Fig. 64-6 (Fístulas pulmonares congé-
nitas).

Fig. 64-5 S ín d ro m e de K lip p el T renaunay

B IB L IO G R A F IA

1.— A rias V .A .: C irugía d e l D o lo r e n n u e stro


m ed io h o sp italario . T esis D o c to ra l. 18—4 0 ,
In s titu to G eográfico M ilitar. 1 9 5 3 .
2.— A u sten , W.G. y S haw , R .S .: S urgical tre a t-
m en t o f pulseless (T ak ay a su ’s) D isease, th e
N ew E n gland J o u rn a l o f M edicine, 2 7 0 :
1 2 2 8 ,1 9 6 4 .
3.— B ereterb íd e, J .J . y P ereira T o rres, R .A .: Al­ F ig. 64-6 F ís tu la s arterio v en o sas P ulm ona-
gunos asp ecto s d e la e n ferm e d ad sin pulso
(S ín d ro m e d e T ak ay asu ), L a P rensa M édica
A rg en tin a, 5 2 : 1 .8 1 3 ,1 0 6 5 . 9.— M arto rell F .: A ngiología 2 d a. e d . 225—229,
4.— B uerger, L .: T h e C ircu lato ry d istu rb an ces S alvat M allorca 1 9 7 2 .
o f th e ex trem itie s, W.B. S au n d ers C o. Phila 1 0.— M artorell F .: T ro m b o a n g e ítis obligerante
d elp h ia—L o n d o n 1 9 2 4 . fam iliar. M edicina española. 1 5 6 ,1 9 5 2 .
5.— D iez, J .: L a T ro m b o a n g e ítis o b lite ra n te . 11.— M artorell F . y M onserrat, J:: A tresie Iliac
E l A ten eo , B uenos A ires 1 934. vein a n d K lippel—T re n a u n a y S y n d ro m e , an-
6.— G oldem berg J . y O lb d m an M .: E n ferm ed a­ giology, 13: 6: 2 6 5 , Ju n io , 1 962.
des d e M onkeberg, L a S em an a M édica, 128: 12.— O rb a n F .: N ew tre n d s in th e tre& tm ent ol
3 5 9 ,1 9 6 6 . tro m b o a n g eio sis (B uerger’s disease), annals
7.— Jim é n e z D íaz, C. y de R ábago P.: T ra ta d o o f th e R o y a l College o f S urgeons o f England,
d e la P ráctica M édica. T o m o I . U P arte. 28: 69, 1967.
4 2 1 —4 4 4 , E d. P az M o n talv o , M adrid, 1963. 13.— Zelli, G .P ., y M o n to ri, A .: L a S ín d ro m e de
8.— L eriche, R .: L a ciru g ía del d o lo r 18 7 —1 9 1 , K lippel T ren au m ay , an n . ItaL d i chirurgia, 1,
E d iciones M orata, M adrid, 1 9 4 2 . 1964.
Fig. 64-6A : Lám . X V I.
-405 -
CAPITULO 65 2.— El dolor mamario, ya desde el punto
de vista patológico, dépende fundamental­
mente de tres procesos: inflamatorio, infec­
EX A M EN D E LA GLANDULA cioso y tumoral, guardando diversas caracte-
rísitcas en cuanto a intensidad, tipo, irradia­
m a m a r ia ción, de acuerdo al proceso etiológico cau­
sante. Así, el dolor producido por inflama­
Dentro del examen general del tórax ción o infección como en los casos de masti­
en la mujer, constituye parte importante el tis o abscesos mamarios, son por lo general
examen de la glándula mamaria. En muchas intensos, acompañados de calor y rubor. En
ocasiones, la paciente no manifiesta síntomas cambio, en los procesos tumorales, especial­
o signos dependientes de esta glándula ya sea mente si son de naturaleza maligna, el dolor
por cierto recelo o porque no se ha dado suele ser de poca intensidad, identificándose
cuenta, y sin embargo, un examen rutinario más bien como un malestar o sensación de
completo, puede ser muy beneficioso si se peso en la glándula; ocasionalmente puede
descubre, por ejemplo, una formación tumo- ser agudo, intermitente como punzadas.
ral de tipo maligno, puesto que un diagnós­ 3.— Como causa aparente del dolor mama­
tico temprano aumenta notablemente la rio, las pacientes suelen atribuir a la lactan­
oportunidad de curación. cia, especialmente por embarazos repetidos.

Para proceder al interrogatorio y al 4.— En cuanto a irradiación el dolor ma­


examen físico, tanto el estudiante como el mario puede hacerlo hada tórax lateral u
médico general, debe mantener una actitud hombro respectivo.
muy respetuosa, para conseguir de la pacien­ 5.— Como síntomas acompañantes, en los
te el máximo de colaboración, ya que su procesos infüamatorios-infecdosos, aparece
pudor natural muchas veces dificulta este ti­ siempre escalofrío, fiebre alta y mal estado
po de exploración. general.

Interrogatorio.— Vamos a proceder interro­ 6.— Referente a las actitudes y decúbitos,


gando primero los síntomas y entre éstos el el dolor de la glándula mamaria aumenta
único realmente importante es aquel que se con la presión, razón por la cual la padente
refiere al dolor, para lo cual referimos al prefiere el decúbito opuesto al lado enfermo.
Cuadro 3-2, en donde se establece el inte­ 7.— El uso de analgésicos y antiinflama­
rrogatorio completo sobre este síntoma y torios, producen remisión pardal del sínto­
que el estudiante deberá aplicarlo al dolor ma dolor y en muchos casos de procesos le­
mamario. ves, pueden resolver el problema.
Sin embargo de esto, es necesario rea­ Los otros plintos sobre la anamnesis
lizar las siguientes consideraciones: del dolor del Cuadro 3-2, no tienen aplica-
1.— Fisiológicamente, el dolor mamario o dón al dolor mamario, razón por la cual no
mastodinia es frecuente en adolescentes y hacemos referencia.
mujeres jóvenes en los días previos a la mens­ Examen físico.— Se lo hace fundamental­
truación, acompañándose de un estado de mente en base a la inspecdón y palpadón.
tensión mamaria. También es observable du­ El Cuadro 65-1 sintetiza el qué examinar
rante los primeros meses de embarazo. por medio de la inspecdón:
de el punto de vista patológico, aumentan de:
CUADRO No. 65-1 tamaño en las mastitis, abscesos y tumores.
La hipotrofia o atrofia mamaria las obser­
INSPECCION DE LA
vamos en condiciones fisiológicas en la se­
GLANDULA MAMARIA
nectud y patológicamente en estados de
hipogonadismo primarios o secundarios. Ex­
1 Aspecto general de la mama: cepcionalmente se describen agenesia de
glándulas mamarias o glándulas supernume­
1.1.- Hipertrofia mamaria
rarias.
1.2.- Hipotrofia mamaria
2.— Piel.— En la celulitis, abscesos mama­
1 .3 - Simetría rios y en el inicio de un carcinoma inflama­
torio, la piel presenta el aspecto edematoso
Piel:
y congestivo. La hiperpigmentación espe­
2.1.- Edematosa cialmente del pezón y areola, fisiológicamen­
2 .2 - Congestiva te se aprecia en el embarazo y patológica­
mente en la enfermedad de Adisson (Ver
2.3.- Pigmentada
Capítulo de Endocrinología). Las retrac­
2.4.- Retracciones de la piel ciones de la piel con la formación de
2.5.- Presencia de máculas, “hoyuelos” es un dato muy significativo a
pústulas, costras, eczema, etc. favor de un carcinoma mamario y se lo
explica por la fibrosis de los ligamentos de
2.6.- Presencia de tumor. Cooper (3). La presencia en la piel de
Pezón: prurito, sensación de quemadura, seguidos
3.1.- Retracción uni o bilate- de eritema, erosión, mácula, pústula y ezce-
ral. ma, pueden tener la misma interpretación.
3.2.- Inversión uni o bilateral 3 :- Pezón.— La retracción uni o bilateral
asi como la inversión uni o bilateral del
3.3.- Presencia de secreción: pezón, se describen como signos inequívocos
3.3.1.— Aspecto: sero­ de tumor maligno (carcinoma subareolar) (4).
so, serosanguinolento, La presencia de secreción a través del pezón,
hemático. hace pensar en infección secundaria, aconse­
3.3.2.— Color: blan­ jándose siempre realizar el estudio cito-bac-
quecino, amarillento. teriológico.
3.3.3.— Olor: inholo- PALPACION DE LA GLANDULA
ro, mal oliente. MAMARIA.
La palpación de la glándula mamaria
es un tiempo muy importante dentro de la
exploración. Se requiere buena luz, manos
CONSIDERACIONES AL CUADRO 65-1.- tibias y un buen trato a la paciente.
1.— Aspecto general de la glándula.— Fi­ Debe hacerse en posición sentada y en
siológicamente consideradas las glándulas posición supina. Cuando está en posición
mamarias muy desarrolladas, constituyen sentada, se debe pedir que extienda los bra­
un carácter heredofamiliar importante. Des­ zos hacia adelante y después sobre la cabeza
Fig. 65-1 E x p lo ra c ió n de m am a: A y B.— Po­
sic ió n se n tad a. C.— P osición aco sta­
da. D .—M aniobra p a ip ato ria. E P a l ­
p a c ió n p o r cuadrantes.
(Fig. 65-1-A-B.). En posición acostada, es (Fig. 65-1-E). El momento en que por
aconsejado levantar el hombro con una estas maniobras se logre palpar una masa o
almohada en el lado que se va a examinar, tumor, se deberán reconocer las siguientes
tal como indica la Fig. 65-1 -Ci características:
Se inicia entonces la palpación con la 1 Si es dolorosa o no la palpación.
palma de la mano, ejerciendo cierta presión 2.— Su consistencia, que puede ser: blan­
y acompañándose de movimientos rotatorios da, suave, renitente, dura, leñosa.
(Fig. 65-1-D). Esta palpación que debe ser
suave, reconocerá en primer término el teji­ 3.- Bien delimitada o mal delimitada.
do mamario normal y luego la presencia o 4 .- Grado de movilidad o fijeza al músculo
no de alguna masa tumoral. Se aconseja rea­ pectoral.
lizar también la exploración por cuadrantes 5.— Fluctuación de la masa tumoral

PLIEGO: 13
-408-
Finalmente, deberá completarse la ex-’ cuadrante supero-externo de la mama y en laW
ploración, ■examinando la cavidad axilar zona subareolar. La masa tumoral es dura,!
adyacente y la fosa supraclavicular, con el poco dolorosa.no tiene contornos netos, con 1
objeto de investigar adenopatías. signos de fijación a la aponeurosis pectoral. S
Como se podrá observar, la maniobra Entre los tumores pequeños, poten-
paipatoria de la glándula mamaria, tiene co­ cialmente malignos, se describe al Papiloma |
mo objetivo primordial el encontrar masa Intracanalicular (alcanzan de 2-4 mm). En \
palpable. Cuando la presencia de este tumor forma característica producen secreción ama- í
es evidente, es necesario distinguir las carac­ rillo-sanguinolenta;se sitúan en la región cen-v
terísticas de benignidad o malignidad. Entre tral subareolar de la mama. Tanto la secie- \
los primeros, uno de los más frecuentes es el ción como el tumor, tienen remisiones y !
fibroadenoma mamario que afecta predo­ exacerbaciones cíclicas, lo que constituye
minantemente a mujeres jóvenes; pueden una característica del papiloma intracana­
encontrarse una o varias masas lisas, redon­ licular. (2).
deadas, de consistencia semejante al caucho, Finalmente, dentro de los procesos
de 1 a 5 cmts. de diámetro. Tienen límites infecciosos, tenemos a los abscesos mama­
precisos y no están fijas al tejido mamario rios que ocurren con frecuencia durante la
circundante. lactancia y pueden ser subcutáneos, intra-
Generalmente se descubren en forma mamarios o retromamarios. Los signos clá­
“accidental” en chequeos médicos generales. sicos son: dolor, calor, eritema y tumor.
Algunos fibroadenomas pueden alcanzar EXAMENES COMPLEMENTARIOS.- El
grandes tamaños como los denominados cuadro 65-2, expone los exámenes comple­
“cystosarcoma phyllodes” que aparecen en mentarios más útiles:
mujeres de mayor edad; son asimismo, mó­
viles, redondeados. No aparecen signos de
CUADRO No. 65-2
retracción y a pesar de considerarse benignos,
pueden dar metástasis en el 10-15 por ciento EXAMENES COMPLEMENTARIOS,
de casos (3).
GLANDULA MAMARIA
Otro tumor benigno un poco más fre­
cuente es el quiste mamario o enfermedad 1 .- Mamografía (radiografía glándu­
quística mamaria; aparecen entre los 30 y 40 la mamaria)
afíos; los quistes pueden ser únicos o múlti­ 2- Tomografía y Xerografía.
ples y las características palpatorias son muy 3 .- Ecograma
semejantes a lo descrito en los fibroadeno­
mas (3). 4 .- Biopsia
Entre los malignos, el carcinoma ma­ 5 .- Citología de secreciones
mario, es el cáncer más común y las esta­ 6 .- Cultivo de secreciones
dísticas señalan que es la causa más común
de muerte entre mujeres entre 35 y 50 años
(4). Aparecen generalmente después de la CONSIDERACIONES AL CUADRO 65-2.-
menopausea; existe secreción del pezón, Como se puede observar, los estudios
retracción, dolor y presencia de masa tumo- radiológicos son los más importantes, espe­
ral. Se presenta con más frecuencia en el cialmente si nos encontramos frente a un
ip ^ ^ '
-409 -
•proceso tumoral de mama; el simple estudio ble, especialmente si tiene datos que le sugie­
¿áe una placa de mama en incidencia lateral ren malignidad. La biopsia de ganglios saté­
w(Fig. 65-2), ya nos puede revelar algunas lites se lo emplea con más frecuencia y per­
^características de un tumor en cuanto a ta­ mite conocer la estirpe histológica del tumor
maño, profundidad, límites, etc. El ultra­ antes de la cirugía radical. Con este mismo
sonido se emplea cada vez con mayor fre­ objetivo se realiza el estudio citológico de las
cuencia, por ser un estudio no agresivo y que secreciones.
en manos entrenadas, dan datos significati­
vos sobre las características de una masa tu­ El estudio bacteriológico a través de
tinciones directas o de cultivo tienen mucha
moral.
importancia en los procesos infecciosos pri­
La biopsia transoperatoria es la que el mario o secundarios y no hace falta comen­
cirujano prefiere para ser lo más radical posi­ tarios.

CUADRO No. 65-3


1 .- SINDROME INFLAMATORIO:
SINTOMATOLOGIA: PRODUCIDOS POR:
— Dolor — Mastitis
— Tumor - Celulitis
- Calor - Absceso mamario
— Rubor

2 .- SINDRO ME TUMORAL:
Benigno: Maligno:
1.— Piel de aspecto normal. 1 .- Retracción de piel (hoyuelos)
2.— Pezón de aspecto normal 2.— Retracción del pezón, erosión y
secreción.
3 .- Palpación: 3.— Palpación:
3.1.- Tumor circunscrito 3,1.- Tumor difuso.
3.2.- Consistencia blanda 3.2.- Consistencia dura, leñosa.
3.3.- Muy doloroso 3.3.- Poco doloroso.
3.4.- Móvil 3.4.- Fija a los planos subya­
centes.
3.5.- Rx: caracteres benignos 3.5.- Caracteres de malignidad
3.6.- Biopsia: Fibroadenoma, 3.6.- Biopsia: carcinoma ma­
enfermedad quística, abs­ mario, o enfermedad de
ceso. Paget.
-410-
2. H am brick G.W. J r. D e rm ato lo g ía en
ciña. D e tra ta d o de M edicina In tern as!!
H arvey A .H ., Jo h n s R .J ., Owens A .H ./j3 |¡
R .S . 19ava ed ició n C ap. 1 6 4 , Pág. l i ^ P
E d ito ria l In teram erican a, M éxico, 1978. iíffl
-II
K ittle C .F. E x am en d e la g lándula m a n a rá
P ro p e d éu tica M édica d e M ajor 8va. edicjj ■
C ap. 1 0, Pág. 2 2 6 -2 4 2 . E d ito ria l Inteiam gj.
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O w ens A .H .Jr. E jem p lo s d e enferm edad^
neoplásicas. D e tra ta d o d e M edicina Inteiói
de H arvey A .H ., Jo h n s R .J ., O w ens A.H^
R o ss R .S . 19ava ed ició n . S ecció n 8 , Cap. gg
Pág. 6 7 8 , E d ito ria l In teram erican a, México
1978.
FJg. 65-2 M am ografía. M oschella S .L . M anifestaciones cutáneas de
p ro ceso s m alignos in te rn o s. C línica de
B IB L IO G R A F IA N o rteam érica, M arzo 1 9 7 5 , Pág. 471-477
E d ito ria l In teram erican a, M éxico.
1 .— B a ra es H .V . M edicina de adolescentes. D e
T ratad o d e M edicina In te rn a de H arvey A.H.,
Jo h n s R .J., O w ens A .H ., R oss R .S ., 19ava. e-
dició n , S ección 1 9 , C ap. 1 6 2 , Pág. 1549-
1 558. E d ito rial in teram erica n a, M éxico, 1978
CUARTA PARTE

EXAMEN DEL ABDOMEN Y PELVIS

- EXAMEN DEL ABDOMEN Y PELVIS


Dr. Carlos Guarderas R.

- APARATO URINARIO Y GENITAL MASCULINO


Dr. Víctor Alberto Arias Castillo

- APARATO GENITAL FEMENINO


Dr. Hernán Dávalos Valdivieso
-411 -

EX A M EN D E L ABDO M EN
EN C O N JU N TO

CAPITULO N o . 6 6

CONSID ER A C IO N ES G E N ER A L ES:
Como sabemos, el abdomen es una gran cavi­
dad que contiene en su interior la más variada
e n tidad de visceras pertenecientes a diver­
sos aparatos y sistemas: digestivo, renal,
endocrino, vascular, etc. Se encuentra limi­
tado hacia arriba por el músculo diafragma
Fig. 66-1 L ím ites externos de la cavidad
que lo separa del tórax; por abajo, por el es­ abdominal.
trecho superior que lo separa artificialmente División topográfica del abdom en.
de la cavidad pélvica, con la cual en realidad Cara anterior.
se continúa para constituir una sola, la cavi­
dad abdominopelvica; por detrás está la
columna lumbar y los músculos lumbares;
por los lados y toda la porción anterior,
costal, y otra inferior que une las espinas
se encuentran los músculos abdominales ilíacas anterosuperiores. Las verticales son
transversos, oblicuos y rectos anteriores.
la continuación en el abdomen de las medio-
Estos límites internos no corresponden claviculares que, bordeando el extremo ex­
a los que desde la superficie se puede detec­ terno de los rectos anteriores del abdomen,
tar. En efecto, el límite superior está cons­ van a terminar en la parte media del pliegue
tituido por todo el reborde costal y el apén­ inguinal correspondiente. De esta manera se
dice xifoides; mientras que el inferior está dibujan, en la parte media, el epigastrio, el
constituido por las crestas ilíacas, los plie­ mesogastrio y el hipogastrio; a cada lado, el
gues inguinales y el borde superior del pubis. hipocondrio cubierto por las costillas, el
La proyección del límite interior y superior flanco o vacío y la fosa ilíaca.
en la pared costal está dada por una línea La pared posterior, Fig. 66-3, suele
que partiendo de la base del apéndice xifoi­ dividirse en regiones mediante una línea
des termina a la altura de la séptima vérte­ superior que bordea el arco costal y otra in­
bra dorsal Fig. 66-1. ferior que sigue las crestas ilíacas y borde
TOPOGRAFIA ABDOMINAL. Fig. 66-1, superior del sacro. Las verticales son dos que
Con el objeto de facilitar el estudió del abdo­ parten del extremo libre de las 12as. costi­
men y su contenido, se acostumbra a dividir llas y se extienden hasta las crestas ilíacas,
las paredes abdominales en regiones, por me­ y una que sigue a las apófisis espinosas de la
dio de líneas convencionales horizontales y columna lumbar. Así se obtiene cuatro re­
verticales. Así, en la pared anterior se descri­ giones: dos lumbares internas o renales, y
ben dos líneas horizontales: una superior dos lumbares extemas que se continúan ha­
que bordea a la parte más inferior del arco cia adelante con los flancos.
-412

CUADRONo. 66-1

PROYECCION DE LAS VISCERAS ABDOMINALES EN LA PARED. Fig. 66-4


1. - EPIGASTRIO: 2- MESOGASTRIO:
1.1: Hígado: lóbulo izquierdo 2.1: Estómago: Parte inferior
y parte del derecho. del cuerpo.
1.2: Estómago: Parte del cuer­ 2.2: Duodeno: Parte de la 2a.,
po, antro y canal pilórico. 3a. y 4a. porciones.
1.3: Duodeno: Bulbo y parte 2.3: Yeyuno Ileon: Muchas -
de la segunda porción asas.
1.4: Vesícula biliar. 2.4: Transverso: 1/3 medio.
1.5: Páncreas: Parte de la cabe­ 2.5: Páncreas: Parte inferior de
za y cuerpo. la cabeza.
1.6: Grandes vasos: Aorta y ca­ 2.6: Pelvis renales y parte supe­
va inferior. rior de ureteres.
1.7: Plexo celíaco. 2.7: Mesenterio.
3 .- HIPOGASTRIO: 2.8: Aorta y cava inferior.
3.1: Vejiga y parte inferior de uré­ 4 .- HIPOCONDRIO DERECHO:
teres. 4.1: Hígado: lóbulo derecho.
3.2: Utero crecido en las muje­ 4.2: Angulo hepático del colon.
res.
4.3: Riñón derecho, parte supe­
3.3: Intestino delgado, parte in­ rior.
ferior
4.4: Cápsula suprarrenal derecha
3.4: Sigma.
6 .- FOSA ILIACA DERECHA:
5 .- FLANCO DERECHO:
6.1: Ciego
5.1: Colon ascendente
6.2: Apéndice.
5.2: Rifión derecho, parte in­
ferior. 6.3: Ileon terminal.
6.4: Psoas derecho.
7 .- HIPOCONDRIO IZQUIERDO:
6.5: Ovario y anexos derechos.
7.1: Fondo del estómago.
7.2: Angulo esplénico del colon. 8 .- FLANCO IZQUIERDO

7.3: Bazo 8.1: Colon descendente

7.4: Cola del páncreas. 9 .- FOSA ILIACA IZQUIERDA:


7.5: Riñón y glándula suprarre­ 9.1: Sigma
nal izquierdos. 9.2: Ovario y anexos izquierdos.
- 413 -

Fig. 66-4 Proyección de las -visceras en el


abdomen.
-414-

CAPITULO 67

IN SPECCIO N D E L A BD O M EN

IN SPE C C IO N : Su técnica exige el cumplí-


miento de las normas generales propuestas
para la inspección de cualquier parte del cuer­
po, anotadas en otra parte. Hoy sólo aña­
diremos, que la iluminación debe ser frontal
y tangencial, lo mismo que la forma de mirar
del médico, pues hay que recalcar que mu­
chas veces la observación tangencial permite
reparar en detalles que no pudieron ser
detectados en la visión de frente. Por otra
Flg. 66-3 División topográfica del abdom en.
Caza posterior parte, es recomendable hacer la inspección
con el paciente acostado en decúbito dorsal
y en la posición de pie.
Se recomienda al estudiante dibujar
estas líneas, con un esferográfico cualquiera QUE EXAMINAR: El cuadro No. 67-1, nos
o un lápiz dermográfico, en personas de dife­ resume que es lo que debemos tener en cuen­
rente biotipo morfológico, con el objeto de ta al momento de realizar la inspección.
que se acostumbre a reconocer en el vivo las
diferentes regiones descritas. CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
67-1.— El abdomen normal: Tanto en hom­
La división topográfica del abdomen
bres como en mujeres, el abdomen tiene la
tiene significativo valor semiológico. Ya en
forma de una S itálica, cuando se lo mira de
la primera parte de este libro, al referimos
perfil, Fig. 67-1, un tanto deprimido en el
al estudio del dolor en general, hemos hecho
epigastrio y ligeramente abombado del meso-
notar su significado. Pero su valor se desta­
gastrio para abajo. Cuando se lo mira de
ca más todavía cuando se trata de localizar
frente, Fig. 67-2, se observa que los arcos
la probable viscera enferma de un trastorno
costales forman en el medio un ángulo agudo
estructural macroscópico, que puede ser re­
abierto hacia abajo, en el cual hace de vérti­
conocido mediante el empleo de cualquiera
ce el apéndice xifoides; la línea media corres­
de las técnicas clásicas del examen físico.
ponde a la línea alba, interrumpida aproxi­
Por todo lo que antecede enumerare­ madamente en el centro del abdomen por el
mos en el cuadro No. 66-1, las visceras abdo­ ombligo, cuya depresión es fácilmente reco­
minales que se proyectan en las distintas re­ nocible; a los lados de la línea media, en los
giones. hombres de musculatura bien conformada,
Luego de estas consideraciones genera­ hacen relieve los rectos anteriores del abdo­
les conviene anotar que el examen físico del men; hacia abajo se aprecian los pliegues
abdomen en conjunto se debe hacer siguien­ inguinales que parten de las espinas ilíacas
do los tiempos clásicos del examen médico, anterosuperiores y terminan en el pubis; so­
es decir: inspección, palpación, percusión y bre este último se encuentra el vello pubiano
auscultación. cuya distribución distinta en el hombre y la
-415 -

CUADRO No. 67-1

QUE EXAMINAR EN LA INSPECCION ABDOMINAL

1 El abdomen normal: 1.1: Forma


1.2 : Puntos anatómicos de referencia
1.3: La piel
1.4: Movimientos respiratorios

2 .- Abombamientos difusos: 2 .1: Obeso o globuloso


2 .2 : En delantal
2.3: En alforja
2.4: Por meteorismo
2.5: Ascítico
2 .6 : Embarazo

3. - Abombamientos circunscritos 3.1: Meteorismo localizado por obs­


trucciones.
3.2: Visceromegalias
3.3: Tumores y quistes
3.4: Hernias
3.5: Eventraciones

4 .- Abdomen excavado 4.1: Meningitis


4.2: Caquéctico

5 .- Trastornos de la piel 5.1: Cambios de color


5.2: Exantemas
5.3: Púrpuras y equimosis
5.4: Edema
5.5: Estrías atróficas
5.6: Distribución del pelo

6. - Redes venosas 6 .1: Por obstrucciones de la cava


6.2 : Por obstrucción de la porta

7 .- Movimientos de reptación 7.1: Gástricos


7.2: Intestinales
8. - Cambios respiratorios
416-
mujer, hacen un carácter sexual diferenci a
nótese además que los flancos son ligeramela
te cóncavos hacia afuera. !
La piel es de un color que guarda |j l
monía con la del resto del cuerpo. En cotjj
junto, la parte superior del abdomen, e s p j
dalmente el epigastrio, se encuentra activad^
por movimientos respiratorios que lo aboitjj
ban discretamente durante la inspiración y.'
lo deprimen durante la espiración. Igual,
mente, sobre el epigastrio, algunas ocasio-'
nes puede descubrirse un discreto latido, que
Fig. 67*1 A bdom en visto d e perfil más se lo ve que se lo toca, y que correspon.
de al transmitido por la aorta. 4
En los individuos pícnicos el abdomen
normal puede ser un tanto abombado, con
predominio del abdomen sobre el tórax y el
ángulo epigástrico más abierto;mientras que
el longilíneo presenta un abdomen excavado,
con ángulo epigástrico más agudo y predo­
minio del tórax sobre el abdomen.

2 . - Abombamientos difusos.— En hom­


bres y mujeres obesos, es decir, que han
acumulado grandes cantidades de grasa sub­
cutánea abdominal, puede verse un abdomen
globuloso, Fig. 10-1, que puede asociarse
más tarde a una pérdida de la tonicidad de la
musculatura de las paredes, lo cual hace que
el abombamiento se haga preferentemente en
la parte baja del abdomen, (Abdomen en
alforja); pero cuando el depósito de grasa
se acentúa, entonces cae como un enorme
pliegue que puede llegar a cubrir los genita­
les, dando origen al llamado vientre en delan­
tal, Fig. 10-1. En los meteorismos acentua­
dos puede notarse un abombamiento difuso
que algunas ocasiones puede dibujar en la
pared el marco colónico; puede verse en las
obstrucciones bajas del intestino grueso o
cuando hay trastornos en la difusión, produc­
ción o absorción de los gases, ( 1) este abdo­
men es reconocido después por el timpanis-
Fig. 67-2 Abdom en visto de frente mo que produce a la percusión y porque
i p sa parece con la apertura de la luz intesti-
la expulsión de los gases o el mejora-
de la motilidad intestinal.

Otro abombamiento que termina sien-


¡ K difuso es el del embarazo Fig. 67-5,
%uya descripción la haremos en el capítulo
"ée ia ginecología, pero que lo menciona­
mos aquí, porque sobre todo al estudiante
puede serle motivo de confusión con abom­
bamientos de otra naturaleza. Un abomba­
miento difuso m uy frecuente suele ser el de
la ascitis, es decir, el de la presencia de
líquido en la cavidad abdominal que, cuan­ Fig. 67-5 A bom bam iento difuso del emba­
razo.
do es niuy abundante, puede ser tan notable
como el de la Fig. 67-6. En las ascitis media­
nas el abombamiento es más discreto, con la
circunstancia de que, en decúbito dorsal, al
irse el líquido hacia los flancos por acción
de la gravedad, los distiende y los transforma
de cóncavos en convexos, Fig. 67-7; además
la presión del líquido puede protruir el om­
bligo, que sumado a la observación de redes
venosas dilatadas, completan el cuadro típico
de la ascitis; claro que también puede obser­
varse cambios en el aspecto de la piel del
abdomen, pero esto lo anotaremos más ade­
lante. Alguna vez, el abombamiento de un
abdomen ascítico puede ser confundido con
el que produce un quiste gigante de ovario,
Fig. 67-8.
Abombamientos circunscritos: Muchas veces
se observa como las obstrucciones intestina­
les producen inicialmente abombamientos lo­
calizados por meteorismo en la porción su-
praestenótica que eleva la pared abdominal
correspondiente a dicha zona: en estas cir­
cunstancias puede verse, durante la fase de
lucha de la obstrucción, movimientos de rep-
tación que corresponden a las intensas con­
tracciones peristálticas del segmento intesti­
nal supraestenótico que pretenden vencer el
obstáculo (2,3). En la fase de distensión,
es decir, en la cual el intestino ha dejado de Fig. 67-6 Abdomen ascítico
-418 -

Fig. 67-8A A: A bom bam iento epigástrico por


Ca. de estómago.
B: A bom bam iento hipogastrico
p or tu m o r ovárico (Quiste).

también a las hernias y a las eventraciones,


aunque su estudio más prolijo lo haremos a
propósito de la palpación.
4 . - Excavaciones: Tienen menos impor­
tancia diagnóstica, pero mencionamos a las de
las personas muy enflaquecidas, Fig. 67-9; y al
abdomen excavado de las meningitis, produ­
Fig. 67-8 A bom bam iento difuso del abdo­ cido por la contracción de los músculos
m en p o r quiste gigante del ovario.
abdominales (4).
contraerse enérgicamente, el abombamiento 5.— Trastornos de la piel: De manera muy
puede invadir zonas más extensas. Cuando sensible se manifiestan en la piel la pali­
la obstrucción es alta, afectando al duodeno dez de las anemias, el color amarillo de
o al píloro, el fenómeno que acabamos de las ictericias, Fig. 14- 5; las manchas melá-
describir puede afectar sólo al epigastrio. nicas de la enfermedad de Addison, Fig.
Por otra parte, muchas visceromegalias pue­ 14-6 ; las máculas características de varias
den abombar la zona correspondiente; así lo enfermedades de la infancia como el saram­
hacen la hepatomegalia, la esplenomegalia, pión, la rubéola, y la escarlatina; son carac­
los quistes de ovario, etc., y los grandes tu ­ terísticas en la parte baja del abdomen las
mores y quistes. Fig. 67-8A. Mencionamos manchas petequiales de la fiebre tifoidea.
-419-

Fig. 67-14 Estrías atrólioas

muslos y son inicialménte de color violá­


ceo, Fig. 14-18
En las grandes distensiones del abdo­
men puede verse además una piel fina y bri­
llante, pero en muchas ascitis por insuficien­
cia cardíaca congestiva y síndromes nefró-
ticos, la piel puede estar edematosa, de aspec­
to de cáscara de toronja, es decir, gruesa y
con los poros distendidos, y que al presionar­
la con el dedo, deja fobea, Fig. 67-16.
También puede descubrirse en la pared
abdominal cicatrices operatorias, que son el
recuerdo visible de pasadas intervenciones
quirúrgicas. Fig. 67-17.

Fig. 67-9 A: A bdom en excavado por enfla­


quecim iento. B: A bdom en exca­
vado en las meningitis.

En los trastornos de la coagula­


ción pueden observarse las petequias y las
equimosis. Al final del embarazo y luego
del parto se ven las estrías atróficas, que son
hueEas indelebles, por ruptura de las fibras
elásticas de la piel debido a la distensión;
también se producen en los abdómenes de los
obesos y ascíticos, Fig. 67-14; en el Cushin,
también se producen estas estrías, que pue­
den asentar además en la parte alta de los Fig. 67-16 Edema de la piel del abdomen
-420-

COLECISlECTOMIA

APENfriCEC^

Fig. 67-17 Cicatrices abdominales m ás fre­


cuentes por intervenciones qui­
rúrgicas.

6.— Redes venosas: Siempre que haya


hipertensión venosa en el territorio de la vena
cava inferior o en la vena porta, pueden di­
latarse las venas subcutáneas del abdomen, i
- d j í-
lo cual traduce simplemente que el retomo
venoso se encuentra dificultado, obligando
a que la sangre se encharque en las venas,
l ¥
dilatándolas, o a que busque otras vías de CIRCULACION PÓRTO- CIRCULACION "PORTO-
retomo, sobrecargando dichas venas. Aunque CAVA SUPERIOR CAVA INFERIOR
a propósito de la ascitis hablaremos más ex­ A B
tensamente de toda la circulación colateral
que se presenta en estos casos, por el momen­
to sólo señalaremos la circulación venosa
superficial. La Fig. 67-18, nos deja ver en A,
la red de derivación porto-cava superior,
escencialmente abdominal superior y en la
que se comprueba que el flujo sanguíneo
se hace de abajo hacia arriba; en B, se observa
la derivación porto-cava inferior esencial­
mente abdominal inferior y cuyo flujo -se
hace de arriba hacia abajo; en C, se aprecia
una derivación mixta, en la cual la sangre
fluye tanto hacia arriba como hacia abajo;t§ CIRCULACION CIRCULACION
en D, vemos la derivación cava-cava, qug MIXTA CAVA-CAVA

afecta especialmente a las venas laterales deí c


abdomen y cuyo flujo se hace de abajo hada
arriba. Fig. 67-18 Circulación venosa superficial
f —*¿l —
- R e c u é r d e s e con e s t e motivo, q u e la
f CAPITULO 68
técnica para reconocer la dirección Ae la
circulación sanguínea es la misma que em­
pleamos en la vena yugular externa, es de­ LA PALPACION DEL ABDOMEN
cir, presionando la vena con los dedos índi­
ces' y luego separándolos uno de otro, sin PALPACION: Sobre la técnica general de
dejar de presionar la vena; luego se levanta la palpación ya hemos hablado en otra parte.
un dedo y se observa si la vena se llena de Ahora sólo insistiremos en la necesidad de
sangre o no; si lo hace, se determina en que procurar que el paciente esté tranquilo,
dirección lo hizo, Fig. 23-16. cómodamente acostado o sentado según el
7 — Movimientos de reptación.— Ya han caso, de manera que sus músculos abdomina­
sido mencionados como la percepción vi­ les se encuentren relajados. Las manos del
sual de los movimientos peristálticos del médico deben estar calientes, y sus manio­
estómago o del intestino, aumentados de bras palpatorias deben ser como una caricia:
intensidad al querer vencep=-un obstáculo suaves, pero sostenidas.
situado delante de ellos, es decir, pueden La palpación es un tiempo del examen
verse en las obstrucciones pilóricas (Síndro­ médico que en el abdomen rinde muchos be­
me pilórico), y en las intestinales respecti­ neficios cuando es correctamente realizada,
vamente. pues con ella se puede reconocer no sola­
8.- Cambios respiratorios.- Las ocupacio­ mente muchas alteraciones de la pared sino
nes abdominales por ascitis o grandes tumo­ también del contenido abdominal, pudiendo
res pueden intensificar la respiración toráci- llegar, en los abdómenes flácidos, hasta la
ca, en las mujeres; y en los hombres invertirla, columna lumbar y grandes vasos de la región.
es decir, transformarla de tóraco-abdominal Sin embargo, su aprendizaje debe estar
en torácica. dirigido no sólo al reconocimiento del qué
palpar sino también del cómo hacerlo, hasta
que el desarrollo de sus habilidades manuales
y la interpretación justa de los datos que
BIBLIOGRAFIA está recogiendo se conviertan en un hábito
que le permitan alcanzar el objetivo, ésto es,
que al término del proceso de enseñanza-
1.— Bond, J.H ., and Levitt, M.D.: Meterorismu
y gases intestinales. Clínica Med. de Ñ or— aprendizaje Ud. sea capaz de reconocer e in­
t^TUlérlca, 1/1978: 1 6 1 -1 6 9 , 1978. terpretar toda la información que la palpa­
2.— Suros, J.: Sem iología m édica y técnica ción puede proporcionarle.
exploratorio. 5a. Ed. p.p. 384. Salvat,
Barcelona, 1973.
Por seguir un orden que nos parece
3.— W atson, D.W.. Sodem an, W.A., Jr.: Intesti­
práctico, primero describiremos el examen
no delgado. E n Sodem an W .A.Jr.: Fisiopa- palpatorio del abdomen en general, para lue­
tología Clínica. 5a. E d„ cap. 26, p.p. 704. go hacerlo de su contenido, órgano por órga­
Interam ericana, México, 1978.
no, normal y patológico.
4 .— Weinstein, L., Swartz, M.N.: Cambios fisio-
patológicos dependientes de la localización El cuadro No. 68-1, nos resume que es
de infecciones en órganos específicos. En lo que debemos examinar, palpatoriamente,
Sodem an W.A., Jr.: Fisiopatología Clínica.
del abdomen en general y de los cambios de
5a. Ed., cap. 21, p.p. 476 Interam ericana,
México 1978. sus paredes. El cómo hacerlo es objeto de
1
-422-

CUADRO No. 68-1

PALPACION DEL ABDOMEN EN CONJUNTO


QUE EXAMINAR

1.— Tensión abdominal 1.1: Normal


1.2: Hipertonía
1.3: Hipotonía
2.— Sensibilidad 2.1: Hiperestesia cutánea
3.— Espesor de la pared 3.1: Depósito graso
3.2: Edema de la pared
4.— Abovedamientos 4.1: De la pared o del interior de la
cavidad
5.— Soluciones de continuidad 5.1: Hernias
5.2: Diastasis
5.3: Eventraciones
6.— Puntos dolorosos

una descripción más detallada a lo largo del Para su examen el enfenno debe estar
texto. en decúbito dorsal, sereno y con su mente
dirigida hacia otra cosa que el médico deli­
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. beradamente le orienta con preguntas o
6 8 -1 : COMO EXAMINAR.— conversaciones; esto tiene por objeto evitar
1.— TENSION ABDOMINAL: Es la resisten­ que el paciente contraiga voluntariamente los
cia que ofrece el abdomen a dejarse deprimir músculos abdominales, lo cual da una falsa
por la mano del examinador, y es la resultan­ impresión de hipertonía patológica. Por su
te de la interacción de dos fuerzas que se parte, el médico, debe colocar sus manos
oponen: una, interior, de tipo expansivo y de plano sobre el abdomen, a cada lado de la
que depende de las visceras; y otra, exterior, línea media y con sus dedos dirigidos hacia
que mantiene a los órganos dentro de la ca­ arriba, Fig. 68-1. Una vez examinado un si­
vidad y que proviene de la pared abdominal. tio debe hacerlo en otro, hasta tener la cer­
En consecuencia, las variaciones de la tensión teza de haberlo hecho en toda la superficie
abdominal dependerán de las que a su vez de la pared abdominal. La maniobra propia­
sufran las estructuras del continente o del mente dicha, que reconoce el grado de ten­
contenido o de ambos al mismo tiempo. sión abdominal, es muy sencilla, pues consis-
- 423 -
visceral que en forma refleja determinan
contracturas localizadas en el área dermató-
mica que le corresponde. Suele ser perma­
nente, es decir, ya se encontraba antes del
examen, persiste durante él y después del
mismo. Ejemplos típicos de esta forma de
hipertonía localizada son: la subcostal de­
recha en la colecistitis aguda; (6) la de la
fosa ilíaca derecha, en la apendicitis aguda
perforada (3), la del epigastrio, en la perfo­
ración de la úlcera del estómago; la de
todo el abdomen en los casos de peritonitis
difusa aguda (5).
Fig. 68-1 E xam en de la tensión abdom inal

Es interesante anotar aquí que, cuan­


te en presionar suavemente la pared con los
pulpejos de los dedos que hoy se flexionan do el peritoneo parietal está inflamado,
a la contractura muscular refleja de la zona
a la altura de la articulación metacarpo-falán-
gica; primero se hace con la una mano y lue­ correspondiente, suele sumarse un signo va­
go con la otra alternativamente. lioso, llamado de Blumberg, que se caracte­
riza por presentar dolor el momento de la
Normalmente la tensión abdominal es dife­ descompresión brusca de la pared que se
rente según las regiones, así: sobre los rec­ halla sobre la zona afectada. Se lo busca
tos es mayor que sobre los flancos; en la comprimiendo la pared comprometida con
fosa ilíaca derecha, por el ciego dilatado, el dedo medio que cae perpendicularmen­
que en la izquierda. Aumenta durante la ins­ te sobre ella en forma suave, pero sostenida,
piración, pero disminuye en la espiración; es Fig. 68-2, para luego, en un momento
mayor en la actitud de pie que en el decúbito de descuido del enfermo, soltar de golpe la
dorsal. presión, instante en el cual, el paciente suele
Hipertonía abdominal: Voluntariamente, quejarse de intenso dolor. Se debe a que
cualquier persona puede contraer los múscu­ el peritoneo inflamado no tolera la dis­
los abdominales y motivar un notable aumen­ tensión de sus fibras en el momento de la
to de la tensión abdominal; otras ocasiones, descompresión.
las emociones y aun la simple inminencia Pero otras ocasiones, la causa que mo­
del examen médico pueden contraer la mus­ tiva la hipertonía abdominal puede radicar
culatura. Durante el decúbito, el simple he­ fuera del abdomen, por ejemplo en el tó­
cho de levantar la cabeza de la almohada rax, como suelen demostrarlo ios pacientes
es suficiente para aumentar el tono muscular. que adolecen de neumonías o pleuresías ba-
Todas estas circunstancias deben ser conoci­ sales, de pericarditis (2), infarto de miocar­
das con anterioridad, con el objeto de no con­ dio, embolia pulmonar importante (1,4),
fundirlas con las de causa patológica. etc. Las neuritis intercostales bajas, el her­
La hipertonía patológica que puede pes zoster abdominal pueden causar el mis­
llegar a ser muy intensa hasta dar el abdo­ mo efecto, igual que muchos traumatismos
men de tabla, traduce, la mayoría de veces, directos sobre la pared. En las meningitis y
una irritación peritoneal o una afección en el tétanos, también hay contractura.
-424-

casos de afecciones viscerales intraabdomina- « B


les que comprometen a su peritoneo parie--JH
tal vecino, se constata una hiperestesia dolo- f£ |
rosa que puede impedir el examen palpatono. jf l
Se explica por los mismos mecanismos 9
viscerosensitivos expuestos a propóstio del 9
dolor referido. jl
3 .- ESPESOR DE LA PARED: Cuando se '(
acumula mucho tejido graso debajo de la j
piel, el grosor de la pared puede ser notable.
Se examina tomando un pliegue de la pared
entre los dedos pulgar e índice que forman
una pinza, Fig. 68-3. En las personas que
han perdido mucho peso y se encuentran :
Fig. 68-2 Signo de Blumberg.— A: Prim er
tiem po. B: Segundo tiem po
muy delgadas, el espesor puede ser insignifi­
cante. :
;•!
La pared puede verse engrosada por
Otras ocasiones la hipertonía se debe infiltración edematosa, pero en este caso la
al contenido abdominal, así: en el meteoris­ presión de los dedos deja fóbea, Fig. 68-4.
mo, pero la contractura de los músculos de la
pared no suele existir; en las ascitis, jun­
to a la hipertonía se percibe una sensación
de renitencia. Las víscerómegalias y los
tumores producen un aumento del tono
en la sección de la pared que los cubre, dán­
dole a ella una cierta sensación de dureza.
Hipotonía abdominal: Luego de que la mus­
culatura abdominal ha sufrido una gran dis­
tensión por cualquier causa (embarazo, asci­
tis, tumor gigante), el tono suele disminuir
notablemente y la flacidez permite la fácil Fig- 68-3 Exam en del espesor de la pared
penetración de la mano del examinador que
puede llegar hasta la columna dorsal. Los •. ■■■,•/# í¥ ' : ■
individuos asténicos y deshidratados tam­
bién suelen tener una pared abdominal
hipotónica.
2.— SENSIBILIDAD: Se la busca estimu­
lando la piel del abdomen con un algodón o
el borde de la uña que se desplazan sobre las
zonas que interesan, o la punta de un alfiler
que se aplica suavemente en diferentes sitios.
Normalmente no despierta ninguna sensación Fig. 68-4 Fóbea de la pared abdom inal ede­
molesta y apenas si se lo siente. Pero, en los m atosa
-425-
A B O VEDAMIENTOS : Al referimos a la
■fiispecdón mencionamos a los abombamien­
t o s difusos o generalizados del abdomen que

hoy no merecen más comentarios después


dé los que hemos hecho más arriba a propó­
sito de la tensión abdominal y del espesor
de la pared. Ahora vamos a referimos a los
abovedamientos circunscritos dependientes
de la pared, porque de los originados en el
interior del abdomen lo haremos en otra
parte. Fig. 68-5 R econocim iento de un tum or que
asienta delante de los músculos ab­
dominales
Precisamente, la primera cuestión a re­
solver que se nos plantea es la de diferenciar
si el abovedamiento depende de la pared ab­
dominal solamente o si es intracavitario. Pa­
ra el efecto es conveniente solicitar al enfer­
mo que contraiga los músculos abdominales
o, tomándole de la nuca, se le incorpora lige­
ramente sobre la cama, con lo cual se con­
sigue el mismo efecto. En estas circunstan­
cias puede provocarse lo siguiente: 1 .- Si el
tumor dienta delante de los músculos, se ha­ Fig. 68-6 Reconocim iento de un tum or de la
ce más evidente y su reconocimiento es más pared abdom inal que asienta en
fácil,Fig. 68-5; 2 .- Si asienta en los múscu­ los músculos.
los, no desaparece, pero se fija firmemente
mientras dura la contracción. Fig. 68-6;
3 .- Si se origina detrás de los músculos, de­
saparece a la palpación, Fig. 68-7, la cual
de hecho es imposible realizarla si los múscu­
los están contraidos; y 4 .- Si el abomba­
miento nace dentro de la cavidad, especial­
mente si procede de las estructuras que
entran en contacto con el diafragma, enton­
ces se constata que, durante la inspiración
se desplaza hacia abajo, mientras que si es de Fig. 68-7 Tum or retrom uscular de la pared
abdominal
la pared puede desplazarse mas bien hacia
arriba.
En un segundo instante puede ya prehenderse
Es curioso, que para formarse una ima­ la tumoración con los dedos, para estudiarla
gen más exacta de la tumoración superficial tomando en cuenta los siguientes datos útiles
sea preferible realizar una palpación suave, para su descripción y análisis: situación, for­
con la palma de la mano posándose sobre ma, tamaño, consistencia, sensibilidad, mo­
la pared y realizando pequeños movimientos vilidad, sitio de origen y relación con los
circulares que permiten definir sus límites. movimientos respiratorios.
-426-
Los tumores de la pared más frecuentes
tienen su origen en los tejidos que los confor­
man, así: de la piel, los quistes sebáceos y
los epiteliomas, Fig. 68-8; del tejido ceíular
subcutáneo, los lipomas, y los hematomas
por ruptura vascular; de los músculos, los
fibromas; de la grasa preperitoneal, los lipo­
mas. Los abscesos de la pared pueden asen­
tar en cualquier capa, o en varias capas a la
vez (abscesos en botón de camisa), Fig. 68-9.
Fig. 68-8
5 - SOLUCIONES DE CONTINUIDAD- Her­ T um or de la pared abdominal: Lipom a
nias: Las más frecuentes son las epigástricas,
las umbilicales, las inguinales y las crurales. muse, abdominales
Todas son la consecuencia de la acción de la peritoneo
presión intraabdominal sobre las partes más
débiles de la pared, a la cual vencen y de­
terminan así la salida al exterior del con­
tenido abdominal, especialmente de epi-
plon y de intestino, los cuales dibujan debajo
de la piel un abombamiento circunscrito. Es­
tas hernias se encuentran contenidas en el in­
terior de un saco hemiario que no es sino una Fig. 68-9 Absceso en b o tó n de camisa
evaginación diverticular de la hoja parietal
del peritoneo que emigra por un orificio de
la pared. Fig. 68-10.
A la inspección, las hernias de tamaño
pequeño sólo se hacen evidentes cuando el
paciente puja o hace un esfuerzo o tose o
se pone de pie, y vuelve a desaparecer cuan­
do se acuesta. Las de mediano y gran tama­
ño se hacen evidentes en cualquier momen­
to, y se presentan como tumores redondea­
dos, las del ombligo y las crurales; mien­
tras que las inguinales se presentan como
cilindros alargados o globulosos y ovoi­
des según la variedad. Fig. 68-11.
saco hem iario
La palpación reconoce a la tumoración
como una masa elástica, cuya consistencia Fig. 68-10 Hernia inguinal.— Saco hem iario
aumenta con el esfuerzo y que tiene con­
tinuidad con el interior de la cavidad abdo­ to que el paciente hace el esfuerzo. Por otra
minal. Es característica especial de las her­ parte, cuando la hernia no está adherida,
nias, la sensación de choque o de expansión es fácilmente reducible, es decir, vuelve a la
que percibe la mano que palpa en el momen­ cavidad abdominal con simples maniobras
-427-
sitio de la hernia, con el pulpejo de un dedo,
índice o meñique, el médico debe proceder
a estudiar las características de la hernia,
antes anotadas.
Para el caso de las hernias umbilicales
el procedimiento es el mismo, siendo incluso
más sencillo porque ordinariamente son más
grandes. Además en la posición de pie, se
vuelven más evidentes a la inspección y pal­
pación. Fig. 68-12. A las hernias inguinales
se las estudia desde la superficie del abdo­
men y en su recorrido por el conducto ingui­
nal. La palpación superficial, poniendo la
mano como indica la- Fig. 68-13; según el
procedimiento de Zimmerman, con el pacien­
te tanto acostado como de pie, sentirá como,
al momento en que el enfermo puja o hace
un esfuerzo, se presenta una masa globulosa
y siente también el impulso expansivo.

Fig. 68-11 Hernias inguinales

compresivas, permitiendo en estas condicio­


nes el reconocimiento del anillo hemiario en
relación a sus características de tamaño,
resistencia y naturaleza de sus bordes. Fig. 68-12 Hernia umbilical
Es frecuente apreciar que, cuando el
contenido hemiario es de intestino, se pro­
duce, al momento de la reducción, una can­
tidad variable de ruidos hidroaeros, mientras
que si sólo es de epiplón, la reducción es más
lenta y más silenciosa, produciendo alguna
ocasión solamente un ruido de frote.
La técnica para el reconocimiento de
las hernias epigástricas es sencilla: basta
con poner al enfermo en decúbito dorsal y
pedirle que puje, momento en el cual, los
dedos del examinador recorren, de arriba
abajo toda la extensión de la línea alba su-
praumbilical; en el instante en que se toca la Fig. 68*13 Exam en de las hernias inguinales:
Palpación superficial de acuerdo
hernia, a veces muy diminuta, el paciente con el procedim iento de Zimmer—
puede sentir intenso dolor. Reconocido el man.
-428-
Para el examen del conducto inguinal, el
nédico debe colocarse frente al enfermo y
;on su dedo examinador, índice o meñique
según el caso, procederá a invaginar el escro­
to del lado correspondiente, partiendo desde
;1 tercio medio de éste, Fig. 68-14, y llegará
tiasta el orificio inguinal externo, al cual lo
jstudiará; luego continuará introduciendo su
iedo en el conducto inguinal, circunstancia
que aprovechará para examinar el cordón
jspermático, el cual estará engrosado si con­
tiene un saco hemiario oblicuo externo.
Manteniendo el dedo en el interior del
conducto, pedirá al enfermo que puje, con lo
cual, el médico, sentirá la propulsión que ha­
Fig. 68-14 Exam en del conducto inguinal
ce la hernia, lo cual de paso servirá para usando el dedo m eñique
reconocer si se trata de una hernia oblicua
sxterna o directa. En efecto, cuando se tra­ a s a h e rn ia d a en
ta de la primera, sé siente un choque, en la
punta del dedo,de la formación hemiaria que
viene de arriba y afuera,Fig. 68-15¡mientras
que si se trata de la hernia directa, el impulso
se sentirá en el lado del dedo examinador que
está en contacto con el suelo del conducto,
y el dedo se elevará en dirección a la super­
ficie de la pared, Fig. 68-16. Por último, el
dedo reconocerá las características del orifi­
cio inguinal externo y de las paredes del con­
ducto,, tanto en reposo como en contracción
por el esfuerzo.
Las hernias crurales, Fig. 68-17, afectan más
a las mujeres, son de menor tamaño que las
inguinales (como una nuez), pero se compli­
can con más facilidad por estrangulación.
Su diagnóstico no es difícil y muchas veces
basta con la observación y fáciles maniobras
de reducción; pero cuando son voluminosas
pueden confundirse con las inguinales, en
cuyo caso es aconsejable usar el signo de
Amussat, que consiste, Fig. 68-18, en trazar
una línea recta entre la espina ilíaca antero-
superior y la espina del pubis, previa la trac­
ción hacia arriba de la parte inferior de la Fig. 68-15 Hernia inguinal oblicua externa.
pared abdominal; en estas condiciones se Sensación táctil
Fig. 68-18 Signo de Amussat, para la diferen­
ciación entre las bernias crurales e
inguinales
observa si la tumoración hemiaria queda,
en su mayor parte, situada hacia arriba o ha­
cia abajo de la línea; si está hacia arriba es
inguinal, si está hada abajo es crural.
Diastasis: Como hemos dicho antes, la línea
Fig. 68-16 H ernia inguinal directa; sensación alba no tiene soludón de continuidad, pero,
táctil
patológicamente, los rectos anteriores pueden
separarse uno de otro a ese nivel, dejando en­
tre los dos un hiato, que es fádlmente reco­
nocible con sólo recorrer con los dedos el
tea intestinal
trayecto de la línea blanca, que ahora permi­
tirá que los dedos se hundan en el abdomen,
los cuales además reconocerán las dimensio­
nes del hiato y sus límites superior e inferior.
Eventraciones. Fig. 68-19. Constituyen una
frecuente solución de continuidad de la pa­
red abdominal en las personas que han sido
operadas; asientan precisamente en las heri­
das quirúrgicas y se debe a un debilitamiento
de los planos profundos, los cuales no resis­
ten la presión intraabdominal y permiten la
saco t salida del epiplon e intestino, dibujando de­
[hemiario, bajo de la piel un abombamiento timpánico,
arteria fe m o ra l. más o menos bien reducible. Una vez que se
ha introducido el contenido intestinal se
Fig. 68-17 Hernia crural: esquema de la vía puede reconocer las características del orifi­
hem iaria cio de la pared.
-430-
6.1: Ninguno de los puntos por si so.u, cona;
fiexe un diagnóstico. J
6.2: Sólo tienen Valor dentro del contexto
general de la sintomatoiogía del paciente.
6.3: Sus nombres si bien sugieren las pro-
bables visceras enfermas, sin embargo, mu­
chas veces dichos órganos propiamente dichos
están sanos, mientras que la enfermedad está
en su vecindad o a distancia.
6.4: En muchas enfermedades intestinales
todos los puntos son dolorosos, restando va­
lor semioldgfco a su positividad. i
6.5: Algunas veces la viscera sugerida por su
nombre está enferma y, sin embargo, él
“punto doloroso” es negativo; y ¡
6.6: Algunos de los puntos van perdiendo
actualidad en vista de la eficacia de los nue­
vos procedimientos-diagnósticos.
En consecuencia, si bien todo médico
debe ser capaz de reconocerlos, sin embar­
go, su interpretación debe ser hecha con mu­
cha cautela.

La técnica para su búsqueda es sencilla:


En todos los casos, con el enfermo acostado,
una vez precisado el sitio, se debe presionar,
con el dedo medio que cae perpendicular­
mente, no oblicuamente, sobre la pared ab­
dominal. Fig. 68-20. La presión debe ser
suave, pero sostenida y aprovechando el mo­
mento de la espiración. Cuando es positiva
la respuesta, es decir, cuando provoca dolor,
el enfermo se queja y hasta puede retirar
con su mano la mano del examinador. Con
el objeto de hacer más sensible la- búsqueda
Fig. 68-19 A) y B) DUstasis de los rectos de los puntos vesicular y apendicular se em­
C) Eventración. plea algunas maniobras complementarias que
6 .- PUNTOS DOLOROSOS: Ante todo y las veremos más adelante.
con. el objeto de evitar falsas interpretaciones Localización de los puntos dolorosos: Fig.
por parte de los estudiantes, es conveniente 68-21.- Solar: Se llama también epigástrico
que anotemos algunos detalles generales o celíaco; se encuentra en la parte media de
previos: la línea que une el apéndice xifoides con el
— 431 —
ombligo (1). Según Mathieu, tiene que ver
con el plexo solar, y por tanto tiene poco
valor específico puesto que su positividad
sólo indica que alguna viscera , cuya inerva­
ción está relacionada con él, se encuentra
enferma.
Vesicular: Se señala en el sitio en el que el
borde externo del recto anterior derecho se
cruza con el reborde costal (2). Mucho más
valor tiene para buscar la sensibilidad vesi­
Fig. 68-20 Técnica de exam en de los puntos cular, normalmente indolora, la maniobra de
dolorosos
Murphy, que consiste en hacer chocar el de­
do pulgar del médico con la vesícula en el
momento de la inspiración.

El procedimiento es el siguiente: El
enfermo está acostado en decúbito dorsal;
el médico situado a la derecha del enfermo
con su mano homónima de plano sobre el
abdomen del paciente, pero de manera tal que
su dedo pulgar corra paralelo al borde exter­
*■— *h ' V f c - " no del recto anterior apuntando con su falan­
ge distal hacia la vesícula. Fig. 68-22. Se
recomienda iniciar el examen con la punta del
dedo pulgar situada a la altura de la horizon­
tal que pasa por el ombligo, por si acaso la
vesícula fuera péndula y hubiera descendido.
Luego se presiona un poco la mano hacia la
cavidad abdominal, de modo que el pulgar se
hunda un tanto y quede colocado en un pla­
no tan profundo como está la vesícula.
XJNTO COSTOVERTEBRAL Así preparada la maniobra, se pide al enfer­
!> mo que inspire, momento en el cual, el médi­
u
co, sin disminuir la presión sobre la pared,
impulsa su mano hacia arriba, al encuentro de
la vesícula que está descendiendo por efecto
de la inspiración. Si la respuesta es positiva,
es decir, si se produce dolor o detención
brusca de la respiración o náusea, o tos se da
por terminado el examen. Pero si es negativa
PU N TO C O S TO luM BA K
entonces se sube la mano un poco más para
reiniciar todo el proceso, y así hasta llegar
Fig. 68-21 Puntos dolorosos del abdom en.
con el dedo pulgar hasta el reborde costal,
La explicación en el texto. en el punto en que se cruza con el bor-
^432-
to lumbar. El primero, (5), se encuentra
la intersección de la columna lumbar con ¿f
borde inferior de la décima segunda costi „
lia. El segundo, (6), se encuentra en la inter-f
sección del borde externo de los músculos.’
lumbares con el reborde costal. Ambos co­
rresponden a la salida del XII nervio intercos­
tal, del agujero de conjunción y la rama per­
forante posterior del mismo. Se los busca '
presionando sobre ellos, perpendicularmente
a la pared posterior del abdomen. Suelen
acompañarse de dolor a la puño percusión
Fig. 68-22 Maniobra de M urphy de Murphy, que se hace suavemente sobre la
zona lumbar. Son positivos en diversos
procesos inflamatorios e infecciosos de los
P externo del recto anterior del abdomen.
riñones. Hay otros, pero son de menor valor
La mayoría de veces en que esta manio- semiológico.
{ a da resultados positivos, la vesícula biliar
encuentra enferma; otras ocasiones son
^lsos positivos o pueden corresponder a áfec- bién
Los puntos dolorosos ureterales, tam­
de un valor relativo, son: el ureteral
dones que dependen más bien del hígado o superior o pelviureteral (7), situados en la
Secciones pleuropulmonares de base derecha. horizontal que pasa por el ombligo, en el mo­
Obviamente, como para todos los casos mento que corta el borde externo de los
^ 1 examen de los puntos dolorosos, hay rectos; el ureteral medio (8), se encuentra en
que descartar las afecciones dolorosas de el punto en que se cortan las líneas biilíaca
} s tegumentos de la pared. con la perpendicular que parte de la unión
del tercio interno con los dos terdos ex­
^pendiculares.— Para los casos de sospecha
e apendicitis aguda se debe examinar los pun- ternos del arco inguinal; el ureteral inferior,
É )s de Me. Bumey y el de Lanz, que son los que corresponde al sitio de desembocadura
fásic o s y más utilizados. El primero se en- del uréter en la vejiga, se lo busca por tacto
uentra según la descripción americana, en la rectal o vaginal, y al tocarlo puede despertar

« nión del tercio externo con el tercio medio el deseo de orinar.


) e una línea que une la espina ilíaca antero- Vesical: Se lo encuentra en la línea media
uperior con el ombligo (3); según los france- inmediatamente por encima del pubis y pue­

f es, el punto queda exactamente en la mitad de despertar el deseo de orinar, (10). Fre­
|íe dicha línea. El punto de Lanz, se encuen­ cuentemente positivo en las cistitis.
d a en la unión del tercio derecho con el tercio Punto de Centeno: Se encuentra situado a
medio de una línea horizontal que une las
unos dos centímetros por fuera y por deba­
)o s espinas ilíacas anterosuperiores entre sí
jo del ombligo, en el lado derecho (11). Re­
M). El examen del apéndice requiere de
quiere de una maniobra especial para su reco­
otros procedimientos complementarios que
nocimiento, en efecto: el enfermo debe es­
|b estudian en el capítulo correspondiente.
tar de pie frente al médico que permanece
penales y Ureterales: En el abdomen poste- sentado y con sus manos colocadas como
j^or se encuentran el costo vertebral y el cos­ indica la Fig. 68-23, pero cuidando que los
da del signo del pinzamiento del flanco dere­
cho, (Piulachs), Fig. 68-24, que sólo se lo
puede realizar en los casos de enfermedad
del ovario, pero no del apéndice. También
es útil para los casos de. anexitis la realiza­
ción de la maniobra de Honigmann, Fig.
68-25, que consiste en presionar el hipogas­
trio, con los dedos de la mano dispuestos
en forma de gancho, por encima del pubis,
circunstancia que provocará dolor irradiado
hacia la cara interna de los muslos.

Fi& 66-23 Técnica para buscar el p unto de


Centeno

pulgares queden simétricamente colocados,


el izquierdo sobre el sitio arriba descrito.
Acto seguido presiona con sus pulgares al­
ternativamente. Cuando es positivo, el en­
fermo se queja y realiza maniobras defensi­
vas e indica, según Rospide, la existencia de
actividad ulcerosa duodenal o yuxtapilórica,
en cambio, cuando duele en los dos lados, Fie. 68*24 Técnica para buscar el signo del
pinzam iento dei flanco derecho
indica más bien hipersensibilidad del enfer­ (Piulachs)
mo.
Existen descritos otros puntos o zonas
paraumbilicales derechos cuya utilidad^ prác­
tica se va perdiendo frente a los nuevos pro­
cedimientos de examen.
Oválicos: Son positivos en los procesos
anexiales agudos o crónicos, y se encuentran
localizados a 3 o 4 centímetros por encima
del pliegue inguinal en el trayecto de una
línea que parte de la parte media de dicho
pliegue y se une con el ombligo (12).
Por cuanto el área de la fosa ilíaca de­
recha presenta una serie de puntos muy ve­
cinos entre sí, pueden hacernos confundir
en la determinación de la probable viscera
enferma. Sin embargo, para diferenciar en­
i
tre el dolor que se origina en el apéndice y Fig. 68-25 M aniobra de Honigmann para los
el ovario derecho, se recomienda la búsque­ casos de anexitis
-434-
BEBLIOGRAFIA

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Harper and R ow , 1972
cambio, el hipocondrio izquierdo, en el
espacio de Traube, Fig. 69-1, es timpánico
ya que corresponde a la cámara aérSa del
estómago, y fuera de él es sonoro ya que
está 'ocupada por la base del pulmón izquier­
CAPITULO 69
do y el ángulo esplénico del colon; curio­
samente, el bazo que está situado en este
hipocondrio no influye mayormente en los
LA PERCUSION Y LA AUSCULTA­ sonidos de esta región. Nótese de paso que
CION DEL ABDOMEN el espacio de Traube está limitado hacia
afuera por la línea axilar anterior, hacia
PERCUSION DEL ABDOMEN: Si te­ adentro por el extremo izquierdo del hí­
nemos en cuenta que la mayor parte de la
gado, hacia arriba por la punta del corazón
cavidad abdominal está ocupada por el tubo
y base pulmonar izquierda, y hacia abajo por
digestivo lleno de aire, se comprenderá que
el reborde costal.
su sonido típico sea el timpánico, ya cono­
cido en otra parte, igual que la técnica La técnica general de la percusión del
general de la percusión. Sin embargo, hay abdomen es sencilla, y consiste en percutir
variaciones según la región que se considere en forma radiada, Fig. 69-2, en líneas rectas,
y el estado fisiológico de las visceras subya­ pero divergentes, que parten desde el epi­
centes; por ejemplo: el hipogastrio puede gastrio y luego se abren como en abanico.
ser timpánico, pero si la vejiga está llena o el La percusión debe ser suave, y al estudiante
útero crecido será mate; en el decúbito dor­ le conviene ir marcando con un lápiz dermo-
sal, las partes más cercanas a los planos de la gráfico, los sitios en los que constata cambios
cama varían a submate; el hipocondrio dere­ de sonido, para luego unir esos puntos con
cho, ocupado por el hígado, según vimos en líneas continuas que al final dibujan la forma
-435-

,f v -

Fig. 69-2 Percusión radiada del abdom en


- X - .

*• ........ Fig. 69-3 A: Aire subdiafragmático p o r per­


del área que interesa, la percusión del foración de una viscera hueca.
B: Aire subperitoneal en el mismo
Traube se hace en líneas concéntricas que paciente acostado en decúbito dor­
parten desde su periferie y se dirigen a su sal.
centro. Con la técnica así utilizada se puede
descubrir diversas alteraciones: debajo del diafragma, rechazando hacia aba­
jo al hígado, Fig. 69-3. Lastimosamente este
METEORISMO, que produce un sonido signo valioso de perforación de viscera hueca
timpánico o hipertimpánico, difusamente no siempre se presenta, puesto que, si ej si­
distribuido en todo el abdomen y que acom­ tio perforado es rápidamente cubierto por
paña a los abombamientos también difusos, epiplon puede ya no dejar salir el aire.
propios de las obstrucciones intestinales
bajas. Cuando la obstrucción es alta, el En algunas personas, el ángulo cólico
meteorismo es más localizado. En el fleo derecho puede colocarse por encima del
paralítico, el timpanismo puede ser difuso. hígado y también hacer desaparecer la mati­
tez hepática, síndrome de Chiliaditi, Fig.
En los casos de perforación intra- 69-4.
peritoneal del tubo digestivo, el aire que fu­
ga de él puede ir a ubicarse entre el híga­ LA ASCITIS LIBRE da origen a una serie de
do y el diafragma, haciendo desaparecer la signos percutorios que son valiosos para su
matitez normal del hipocondrio derecho reconocimiento. Así:
transformándolo en timpanismo, lo cual 1.— La matitez en media luna, Fig. 69-5a;
impide a su vez el reconocimiento del que se la busca cuando el paciente está semi-
límite hepatopulmonar, signo de Jober, sentado, con lo cual se consigue que el
pero en cambio en la radiografía de la zona, líquido de la cavidad descienda a las partes
{íermite ver como el aire se ha localizado más declives, mientras que las asas intestina-
-436-

Fig. 69-4 Síndrom e de Chiliaditi: Interposi—


ción del ángulo hepático del colon en­
tre el diafragma y el hígado.
C ortesía del Prof. Dr. Germ án A bdo.

les son rechazadas hacia arriba, dejando entre


las dos una clara línea de demarcación reco­
nocible por la percusión radiáda, que da un
sonido timpánico en el área ocupada por el
intestino, y mate en la zona ocupada por el Fig. 69-5b Ascitis: Signo del desnivel
líquido.
2.— El signo del desnivel, Fig. 69-5b; que tino con aire se ubica en los niveles más altos.
se basa en el mismo principio que el anterior 3.— La onda ascítica.— Consiste en la per­
y que se lo encuentra de la siguiente manera: cepción palpatoria de una sensación de cho­
Al buscar la matitez en media luna, en las que producida por el líquido ascítico im­
ascitis de mediano y gran volumen, se consta­ pulsado por un golpe percutorio. Se procede
ta que los flancos son ordinariamente de so­ de la siguiente manera: Paciente acostado o
nido mate. Pues bien, si ahora pedimos al semisentado; el médico, a la derecha del en­
paciente que se acueste en medio decúbito fermo, coloca su mano izquierda de plano,
lateral, se constatará que el flanco libre se sobre el flanco derecho, más cerca de la
convierte en timpánico, mientras que el que fosa ilíaca correspondiente, mientras que
queda en contacto con la cama sigue mate. con el dedo medio de su mano derecha,
Al acostarse el paciente en el medio decúbito percute el flanco izquierdo del paciente en
lateral contrario, los sonidos se invierten, es dirección hada su mano izquierda, Fig. 69-6,
decir, el que estaba mate se vuelve timpánico, en ese momento sentirá en esa mano una
porque ahora está encima, mientras que el sensación muy clara de choque que no es si­
otro se toma mate, porque está debajo. To­ no la masa líquida que llega impulsada por el
do esto se debe simplemente a que el líquido golpe dado en el lado opuesto. Muchas veces,
se deposita en los sitios de nivel bajo, por esta sensación táctil se acompaña, a la inspec­
acción de la gravedad, mientras que el intes- ción simultánea del abdomen, de la observa-
¥
i^ción de unas ondas de reptación sobre la
— 4J / -

■pared anterior del abdomen que parten desde


el sitio de la percusión y se dirigen al lado
opuesto. Se las compara a las que se pro­
ducen cuando se arroja una piedra a un
charco de agua -estancada, que se originan en
el sitio de la caída de la piedra y luego, des­
cribiendo círculos cada vez más grandes, se
dirigen hacia la periferie. Cuando el abdo­
men es demasiado flácido es conveniente que
un ayudante presione la pared abdominal,
sobre la línea media, con el borde cubital de
una de sus manos, Fig. 69-7.
Fig. 69-6 Técnica para bascar la onda aseítica
Cuando la cantidad de líquido es muy
escasa, el reconocimiento de la ascitis por
la percusión es más compleja porque los sig­
nos que produce son menos evidentes y de­
ben ser buscados en la posición de pie, lo cual
produce una matitez horizontal en el hipo­
gastrio ,.(debe buscarse después de haber va­
ciado la vejiga); o en posición genupectoral,
Fig. 69-8, la cual determina que el líquido se
acumule al rededor del ombligo y produzca
matitez.
Todo lo que antecede es propio de las
ascitis libres, pero, cuando se encuentra tabi­
cada por fibras adherenciales, muchos de
estos signos se pierden y ía percusión puede
dar zonas de timpanismo que alternan con Fig. 69-7 Técnica paca buscar la onda escítica
en los abdómenes Qácidos
otras de matitez (Matitez en tablero de da­
mas).
AUSCULTACION DEL ABDOMEN
Es un examen útil si se sabe emplearlo: Con
el enfermo acostado y aplicando el fonen­
doscopio con alguna presión sobre el abdo­
men, se puede escuchar ruidos hidroaereos
llamados borborigmos, que traducen el movi­
miento del contenido intestinal impulsado
por las contracciones peristálticas del intes­
tino. Muchas veces estos ruidos son tan in­
tensos que se oyen a distancia sin la ayuda
de ningún instrumento.
Fig. 69-8 Percusión en posición genupectoral.
Su desaprición es altamente significa- M atitez al rededor del ombligo
-438-
tiva para la clínica: traduce casi siempre un
fleo paralítico de cualquier etiología; semio-
lógicamente se lo llama silencio abdominal
y siempre es un signo de preocupación. Co­
mo suele ser consecuencia de la dilatación
importante de segmentos o de la totalidad
del tubo digestivo intraabdominal, permi­
te que pasivamente se situé en las partes ba­
jas el contenido líquido y en las altas el ga­
seoso. Fig. 69-9; ésto da origen a dos signos
auscultatorios no muy constantes, pero sí
definitorios de fleo, y que son: el primero,
estudiado por Walsch, que se produce por el
desprendimiento del gas disuelto en el líqui­
do intestinal y que se parece al ruido que se
escucha cuando se desprende el gas del
agua gaseosa; y el segundo, que se parece al Fig. 69-9 A: Disposición del liquide y lo s
caer de una gota de agua sobre una masa gases en una asa dilatada
líquida y que se produce porque efectiva­
mente de la pared superior de una asa dilata­
da cualquiera, se desprenden una o más gotas El trabajo motriz gástrico no suele
de líquido intestinal que caen sobre el que producir ruidos, salvo alguna ocasión en
se encuentra estancado en la pared inferior. que está lleno de alimentos y es estimula­
do por pequeños golpes percutorios sobre el
El aumento de los ruidos o la apari­ epigastrio; pero, patológicamente, puede pre­
ción patológica de los mismos se puede sentarse el chapoteo en ayunas, signo valioso
encontrar en diversos casos, por ejemplo: de éstasis gástrico, frecuente en la obstruc­
en todos los casos de enterocolitis que ción pilórica en la fase de distensión y que
producen, entre otras Gosas, un tránsito in­ traduce la dificultad o imposibilidad de va­
testinal acelerado; eñ las obstrucciones in­ ciamiento de su contenido en el duodeno.
completas, durante la fase de lucha del seg­ Se lo busca poniendo las manos de plano so­
mento ubicado sobre la obstrucción que bre el abdomen como indica la Fig. 69-10,
pretende vencerlo, y cuando de hecho lo presionando con movimientos rápidos, alter­
hace, los gases y líquidos circulan con gran nadamente con la una mano y luego con la
producción de ruidos; en los cólicos intesti­ otra; el estómago normal, en ayunas no pro­
nales de cualquier etiología, durante el duce ruidos, pero el obstruido que contiene
acmé doloroso, lo cual de paso ayuda a di­ alimentos aún de la viscera, produce los rui­
ferenciar el origen del cólico, puesto que los dos de chapoteo. También se los puede
extraintestinales no producen ruidos; según buscar con el paciente de pie, al cual tomán­
Martínez Fornes, cuando hay una hemorragia dole desde las crestas ilíacas, Fig. 69-11, se
digestiva, si hay aumento de los ruidos es que le sacude transversalmente; en estas circuns­
se ha hecho dentro del tubo digestivo, si tancias los líquidos, libres en el estómago
hay disminución o desaparición, es extrain- flácido, se mueven de un lado a otro produ­
testinal. ciendo ruidos. Para la búsqueda del cha-
Fig. 69-10 Técnica para buscar el chapoteo en Fig. 69-11 Técnica para buscar el chapoteo en
ayunas con el paciente acostado. ayunas con el paciente de pie

poteo en ayunas no es indispensable el uso


del fonendoscopio, basta el examen directo,
acercando el oído.
Alguna vez, cuando hay ligeros derra­
mes ascíticos, poniendo el fonendoscopio
en las fosas ilíacas, se puede oir los latidos
aórticos y aún cardíacos. En la estenosis
de la arteria renal, aplicando el fonendosco­
pio sobre la zona renal o sobre el flanco co­
rrespondiente a la altura de la zona de pro­
yección de la arteria, puede oirse un soplo Fig. 69-12 Auscultación de la onda ascítica
sistólico. (1)
En los casos de ascitis, la onda ascítica
puede ser también auscultada, (Lian y Odi-
net); para ello, en lugar de poner la mano más alto y timbre casi metálico, mientras
izquierda sobre el abdomen, se pone el fo­ que el segundo es menos intenso, de tono
nendoscopio, Fig. 69-12, que percibe dos rui­ bajo y timbre algodonado.
dos producidos por la percusión: el primero Del examen del abdomen en conjunto
que corresponde al golpe percutor, y el se­ se desprende que la ascitis presenta signos
gundo a la llegada de la onda ascítica. Con en todos y cada uno de los tiempos clásicos
el objeto de hacer más sensible la diferen­ del examen físico, razón por la cual, y por
cia de los ruidos entre sí es recomendable la importancia que tiene, resumimos en el
percutir con la uña, con lo cual el primer rui­ Cuadro No. 69-1, todos los signos de este
do suele ser de intensidad mayor, de tono síndrome.
CUADRO No. 69-1

EXAMEN DEL ABDOMEN ASCITICO

1.— Inspección 1.1: Abombamiento difuso.


1.2: Ombligo prominente.
1.3: Flancos caídos (Abdomen de ba­
tracio).
1.4: Red venosa superficial.

2 .- Palpación. 2.1: Renitencia

3 .- Percusión. 3.1: Matitez en media luna.


3.2: Signo del desnivel.
3.3: Onda ascítica.

'4 . - Auscultación 4.1: Percepción de los dos ruidos.

5.— Comprobación. 5.1: Paracentesis.

BIBLIO G R A FIA mos puesto que su práctica demanda un ni­


vel de entrenamiento superior al del princi­
piante, y diremos únicamente que es un pro­
1.— Moser, R .J. y Caldwell, J.R .: Abdom inal cedimiento que permite ver, por medio de
murmuxs, and ald In the diagnosis o f renal un tubo óptico, el peritoneoscopio, (laparos-
axtery distase in hypertensi6n. Ann. Int. copio) el interior de la cavidad abdominal,
Med„ 56: 4 7 6 ,1 9 6 2 .
examinar su contenido, fotografiarlo, tomar
biopsias para exámenes microscópicos y aun
realizar ligeras intervenciones quirúrgicas co­
CAPITULO 7 0 mo la ligadura de las trompas de Falopio.
RADIOGRAFIAS SIMPLES DE ABDOMEN: De­
ben tomarse en las’posiciones de pie, antero-
EX A M EN ES COM PLEM ENTARIOS posterior y lateral y en decúbito dorsal.
D E L ABDO M EN E N CO NJUNTO Normalmente se reconocen las sombras
del hígado en el hipocondrio derecho y la del
Para el examen del abdomen en con­
junto son útiles las radiografías simples de bazo en el hipocondrio izquierdo; las som­
abdomen, el ecograma, la tomografía axial bras renales pueden verse si no hay muchos
computarizada (TAC), la paracentesis para gases en el intestino, igual que las sombras
los casos de ascitis y la peritoneoscopia o la- de los músculos psoas ilíacos; la cámara aérea
paroscopia. A esta última sólo la menciona­ del estómago es fácilmente reconocible, igual
que las dilataciones gaseosas del intestino
grueso. Fig. 70-1.
Patológicamente son muy útiles para
el diagnóstico de diversos casos, como:
fleo paralítico, Fig. 70-2; abdomen agudo,
Fig. 70-3; absceso subfrénico, Fig. 70-4;
oclusión intestinal,Fig. 70-5; y otros.

Fig. 70-3 Abdom en agudo

Fig. 70-1 Radiografía simple de abdomen. Nor­


mal.

Fig. 70-2 Ileo paralítico Fig. 70-5 Oclusión intestinal


-442-

CUADRO No. XI
PLAN PARA EL APRENDIZAJE DE LA PARACENTESIS
1.— Objetivos: Al término del proceso de enseñanza aprendizaje, el estudiante
debe ser capaz de:
1.1: Repetir ordenadamente el qué hacer y el cómo hacer la paracentesis.
1.2: Hacer la paracentesis.
1.3: Hacer un análisis macroscópico del líquido ascítico.
1.4: Formular correctamente el pedido para el examen del líquido ascítico
en el laboratorio.
1.5: Interpretar correctamente los resultados de laboratorio.
Contenidos: Corresponden al qué hacer, al cómo hacer, y al para qué hacerlo
o sea su valor diagnóstico, que constan en este texto.
Actividades:
3.1: Repetir varias veces el qué hacer y el cómo hacerlo.
3.2: Reconocer el instrumental necesario.
3.3: Hacer la paracentesis a varios pacientes. —
3.4: Examinar macroscópicamente varios tipos diferentes de líquido ascítico.
3.5: Formular correctamente varios pedidos.
3.6: Analizar diversos informes de laboratorio sobre líquido ascítico.
Recursos:
4.1: Humanos.
4.1.1: Enfermos ascíticos.
4.1.2: Un ayudante o auxiliar de enfermería. ——
4.2: Materiales:
4.2.1: Para punción diagnóstica:
— Guantes estériles.
— Desinfectante, gasa y pinza estériles.
- Campos estériles.
- Jeringuilla de 20cc. y aguja larga No. 18.
— Tubos de ensayo o frasquitos para recolección de la muestra,
marcados con esparadrapo que contienen todos los datos de
identificación del paciente.
- Formulario para el pedido de laboratorio.
4.2.2: Para punción terapéutica:
— Todo lo anterior de 4.2.1 más
- Anestésico local.
— Bisturí.
- Trocar de punción con mandryl.
— Manguera de desagüe con llave de graduación del goteo.
— Frasco recolector.

El Eco y la TAC de abdomen, son dos a la cavidad propiamente dicha o a cual­


nuevos procedimientos de mucha utilidad quiera de las estructuras contenidas en él.
para el diagnóstico, sobre todo de procesos Fig. 70.5a y 70.5b.
ocupativos líquidos o sólidos que afecten
-443 -

Fig. 70.5 A TAC de Abdomen Fig. 70.5 B TAC de Abdomen

PARACENTESIS: Es el procedimiento me­


diante el cual se extrae de la cavidad abdo-
' nünal el liquido ascítico, con fines diagnós­
ticos y terapéuticos.
COMO HACER.— TECNICA.- 1.— Paciente
en posición semisentada, con el abdomen
descubierto. Se le explicará lo que se le va a
hacer, para que permanezca sereno.
2 - Previo lavado de las manos, ponerse
los guantes estériles.
3.- Comprobación de que el instrumental
está completo y funcionando bien, Fig. 70-6. Fig. 70-6 Equipo de paracentesis

4.- Localización del sitio de la punción:


Para las ascitis libres, un punto situado en la
unión del tercio externo con los dos tercios
internos, de una línea que va de la espina
ilíaca anterosuperior izquierda al ombligo,
Fig. 70-7. Se escoge este sitio porque a su
nivel sólo se encuentra el sigma, que es muy
móvil y que por tanto puede huir de la
aguja que se introduce en el abdomen. No es
muy recomendable puncionar en otros sitios
por el peligro de herir el intestino o vasos
importantes; sin embargo, según Baker, antes y
de calificar de negativa a una punción, se de­
be picar en los cuatro cuadrantes del abdo­
men. Cuando la ascitis es tabicada se
puede efectuar la punción en el centro de la
matitez descubierta por la percusión. Fig. 70-7 Sitio de la punción en la paracentesis.
-444-
5.— Desinfección de la piel con merthiolate l°/o), y además, alguna vez se debe ha<J|
o alcohol yodado, que impregna a una gasa una pequeña incisión de un centímetro enjl
estéril. Debe abarcar una extensión bastante piel, con un bisturí. Por otra parte, parjH
más amplia que la del sitio de la punción. punción se puede usar un trocar con n l l l
6.— Colocación de los campos estériles ál dryl, Fig. 70-8, a través del cual se puede
rededor del lugar escogido. jar una sonda de polietileno o manguera ^
desagüe que va a dar a un frasco graduado^
7.— Punción con la aguja dirigida en senti­ recolección, Fig. 70-9. La velocidad de sápj
do perpendicular a la pared abdominal, Fig. da debe ser al goteo, y no debe olvida!!-
70-7. Debe hacerse poco a poco y succio­ se de dejar bien sujeta la sonda a la piel d |f
nando cada vez hasta constatar si sale o no enfermo para evitar que se salga. 4*
líquido ascítico. Una vez en la cavidad abdo­
minal se extrae unos 20 cc. de líquido y Cualquiera que haya sido la intención
luego se retírala aguja con un solo movimien­ primera de la punción ascítica, siempre se de-'
to hacia atrás. be enviar muestras al laboratorio para su aná­
lisis citológico, químico *y bacteriológico,
8 .- Ligera fricción con una gasa sobre el según los casos. El no hacerlo es una gra­
sitio de la punción y colocación de otra gasa ve omisión.
sobre el mismo sitio, fijándola con un espara­
drapo. Luego, el enfermo debe quedar en
reposo.
Cuando alguna rara ocasión en que la
ascitis es muy abundante de modo que im­
pide los movimientos respiratorios y la disnea
es muy notable, puede realizarse la paracen­
tesis evacuadora, con el objeto de extraer va­
rios litros y así disminuir la tensión abdomi­ Fig. 70-8 Trrfcar con m andryl para la paracent*
nal. En estos casos es necesario tomar algu­ sis.
nas precauciones adicionales, como: mante­
ner un control frecuente de la tensión ar­
terial y del pulso; mantener una vena canali­
zada con dextrosa al 5°/o en agua, que pase
a diez gotas por minuto; y no extraer todo
el líquido ascítico de una vez, sino mas bien,
repetir el procedimiento las veces que sea
necesario. Todo esto es así, porque alguna
vez puede detectarse hipotensión arterial
grave por hipovolemia, sobre todo cuando el
líquido se extrae demasiado rápido.
El procedimiento mismo es igual que
la punción diagnóstica en los numerales
que van del 1 al 6, pero antes de la punción
se debe anestesiar la piel y planos profundos Fig. 70-9 Recolección del liquido ascítico en la
con anestésico local (2 cc. dé xilocaina al paracentesis evacuadora.
-4 4 5 -
3.— Levine, H.: Needle biopsy o f the perito-
neum in exudative ascites. Arch. Intem .
Med., 120: 5 4 2 ,1 9 6 7 .
4.— Salvensen, H.A. y Linder, G.C.: 3. ,BioL
Chem., 58: 617, 1923.
5.— SochóclCy, S.: Tuberculous peritonitis. Á
revieiv of 100 cases. Amer'. Rev. Resp. Dis.,
95: 3 9 8 ,1 9 6 7

CAPITULO 71
r Fig* 70*10 Ecografía de la ascitis.
. i/S»-
Valor diagnóstico del líquido ascítico: Aun- EXAMEN FISICO DEL CONTENIDO
' qué no es la intención primera de este texto ABDOMINAL
Hacer el análisis semiológico, sin embargo,
por ser que en muchos casos su examen pue­ GENERALIDADES: Sin embargo de que
de ser muy orientador, vamos a poner algu­ en el interior de la cavidad abdominal se
nos ejemplos; ascitis tuberculosa: exuda­ encuentran las visceras de los más variados
do abundante en linfocitos y cultivo positivo aparatos y sistemas, es costumbre realizar
para bacilo de Koch,en un 20°/o (1,5) de ca­ su examen físico a continuación del torácico
sos. Ascitis neoplásica: líquido exudativo, y abdominal en general por comodidad, y
hemorrágico, con células malignas y aumento a pesar de que, en segundo tiempo, pudiera
de las proteínas (3). Ascitis de la Insuficien­ volverse sobre las visceras de un determinado
cia Cardíaca: es un simple trasudado, con el sistema de manera más prolija.
ispecto y color de orina, proteínas menos de
3 gr. °/o (4). Ascitis quilosa: lechosa con Para que los objetivos del examen vis­
gotas de grasa visibles, coagulan con facilidad ceral se cumplan, hoy más que nunca es ne­
y contenido graso de 3gr. °/o o más (2) . cesario tener en cuenta las recomendaciones
Ascitis quiliforme: lechosa, contiene coles­ hechas en los capítulos que tratan de las ge­
terina y no coagula. neralidades del. examen físico y del abdomen
en conjunto, especialmente aquellos que tie­
nen que ver con la palpación, puesto que es­
te es un tiempo de significativo valor. Si se
BIBLIOGRAFIA tiene en cuenta además, que las estructuras
interiores deben ser reconocidas a través de
la pared abdominal, se comprenderá que,
1.— Des Pies, R.M .: Tuberculosis extrapulm o- así como el sentido del tacto debe ser bien
nar. In C é cil—Loeb: Tratado de Medicina
Intenta. 14a. Ed., Cap. 229, p.p. 478. In-
desarrollado, las técnicas recomendadas para
teramericana. México, 1977. el examen médico deben serj:Qrreetainente
2.— Faneras, P. y Rozman, C.: Medicina Inter­ realizadas; de lo contrario, el examen puede
na. 8a. Ed., p.p. 302, Tomo I. Editorial ser molesíoso-pára el paciente e inútil para
Marín. S.A., Barcelona, 1972. el diagnóstico.
P T .IE fin : 1 i
- 446 -
EXAMEN FISICO DEL CONTENIDO AB­
DOMINAL DEL TUBO DIGESTIVO.—
EXAMEN FISICO DEL ESTOMAGO Y DUODENO:
En general, los resultados que se obtienen
son escasos, y de hecho, en condiciones nor­
males prácticamente son negativos los inten­
tos del examen físico. Patológicamente
ofrece algunos datos, pero son los procedi­
mientos diagnósticos de gabinete, como la
radiografía y la endoscopia, los que mejor in­
formación ofrecen. Sin embargo, siempre
Fig. 71-1 Palpación del estómago
es indispensable tener una buena orientación
clínica previa antes de pasar a realizar cual­
quier otro tipo de exámenes, para lo cual de las dos manos una sola línea horizontal.
el examen físico también ayuda. Nótese que en estas condiciones, los únicos
dedos que palpan son los enunciados, míen-/,
Inspección: El estómago es capaz de causar tras que los índices y pulgares permanecen!
abombamientos del epigastrio por tumora-
libres. Así preparada la maniobra y eier;
ciones de origen neoplásico maligno la mayo­
ciendo ligera presión con todos los dedos"
ría de ellos; y por meteorismo gástrico in­ se deslizan hacia abajo, hasta llegar al hipo- .
tenso (3). En los casos de obstrucción pi- gastrio. Cuando la curvatura mayor es^
lórica, durante la fase de lucha, pueden verse
perceptible se siente entonces que los dedos
los movimientos peristálticos que partiendo
descienden como de una grada que corres-l
del epigastrio se dirigen hacia abajo y la dere­
ponde a dicha curvatura. Con el objeto de
cha, hasta el sitio en que se proyecta el pilo-
facilitar la maniobra se recomienda: prime­
ro (Kussmaul). También puede ser causa ro, que el deslizamiento se haga sobre la
de depresiones epigástricas, como en las per­
línea media puesto que la columna lumbar i
foraciones del estómago en que los músculos
hace como una base de sustentación aunque <
epigástricos se contraen intensamente, lo
sea lejana; y segundo, que dicho desliza­
cual es confirmado por la palpación.
miento se realice él momento de la espira^ ,
Palpación: Aún suponiendo que las paredes
ción en que el estómago se encuentra subien­
del epigastrio no ofrecieran ninguna patolo­
do, después de haber descendido durante la
gía, sus resultados también son pobres pues­
inspiración. En un intento de palpar el pflo-
to que en condiciones normales prácticamen­
ro puede hacerse la maniobra antes descrita,
te es negativa, y patológicamente sus resulta­
pero deslizando los dedos sobre una línea
dos son engañosos. En todo caso, siguiendo
que desciende por la parte media del recto
a quienes practican la palpación para el reco­
anterior derecho. Al encontrarse con el an- ;
nocimiento de la curvatura mayor, se debe
tro o el píloro se lo detecta como un cilindro,
colocar las palmas de las manos sobre el
de consistencia que varía constantemente
epigastrio del enfermo acostado y tranquilo,
igual que su diámetro y que se encuentra«
como indica la Fig. 71-1; es decir, dirigidas
recostado en dirección transversa y dirigido
oblicuamente la una contra la otra, de tal
hacia la derecha.
manera que los dedos medios se topen
entre sí, y formen con los anulares y meñique Esta misma maniobra permite el reco- r
¿cimiento ocasional de los tumores gástri-
fespecialmente los de la cara anterior y
¡ S a t u r a mayor (13). La mayoría de veces

« ? so n palpables, y cuando ya lo son casi


gpre han dado metástasis a otras par-
cuando son palpables se los puede re­
cocer como dolorosos o indoloros, duros,
| s o móviles, lisos o abollados; cilindricos
¿regulares.
í En los casos de ptosis gástrica, en los
ei tironeamiento de los mesos vuelve
feersensible al plexo solar, produciendo
olor, se utiliza, para confirmar este hecho,
t maniobra de Glénard, que consiste en lo
¡guíente: el médico se coloca detrás del en-
jrmo que permanece de pie, y lo abraza des-
"e atrás colocando las manos en la parte
laja del mesogastrio, como nos indica la Fig.
ü-2. En estas condiciones, manteniendo Fig. 71-2 Maniobra ae Ulénard, para el exa­
¡na presión sobre el abdomen, se ejerce una m en de la ptosis gástrica

¡eción como para llevar hacia arriba a las


rísceras del abdomen, con lo cual disminuye
| tracción de los mesos y el dolor disminu­
ye; si ahora se suelta de golpe el abdomen, el
iolor reaparece al volver el tironeamiento
áe los mesos.
* De igual significado es la maniobra de
Leven, que se realiza de manera semejante
también a la anterior, con la variante de que
mientras el dedo índice derecho del médico
presiona sobre la línea xifoumbilical, en el
punto más sensible, 1?. mano izquierda, colo­
cada con su borde cubital, debajo dei om-
jSígo, levanta el abdomen, Fig. 71-3, como
queriendo llevar las visceras hacia arriba. En
estas condiciones, al disminuir la tracción de Fig. 71-3 Maniobra de Leven, para el exa­
tos mesos el dolor disminuye, pero al retirar m en de la ptosis gástrica
■^fuscamente la mano izquierda, vuelve a
jeaparecer.
ble ya estudiado antes.
Auscultación: Nos saltamos la percusión
^jorque no tiene importancia, y sobre la aus- El examen físico dirigido al duodena
'íttftación volvemos a mencionar el chapoteo prácticamente no tiene valor, y menos, si se
f e n ayunas, por tratarse de un fenómeno audi- compara con los métodos de laboratorio.
-448- -:1
EXAMEN FISICO DEL YEYUNO - ILEON: Pro­
duce pocos signos, y de hecho muchos de
ellos ya fueron estudiados a propósito del
examen del abdomen en conjunto. Hoy
sólo recordaremos que es capaz de dar a la
inspección, abombamientos circunscritos, es­
pecialmente mesogástricos en casos de obs­
trucción de una asa, lo mismo que movimien­
tos de reptación durante la fase de lucha de
la obstrucción. A la percusión, ya sabemos,
da timpanismo, y a la auscultación los ruidos
hidroaéreos son abundantes si hay hiper-
Fig. 71-4 Técnica de Haussman para la pal.
quinesia o procesos semiobstructivos. poción del intestino

La palpación, lamentablemente tampo­


co ofrece signos importantes por tratarse de
'visceras huecas fácilmente depresibles; sin
embargo, sea esta la oportunidad para anotar
que, en general, para palpar cualquier seg­
mento del intestino es aconsejable utilizar
la técnica de Hausmann,
V es decir, el desliza-
miento profundo de los pulpejos de los de-
dos sobre la pared abdominal, sobre la cual
ejercen al mismo tiempo una presión en una
línea de desplazamiento perpendicular al
eje mayor del segmento intestinal escogido
Fig. 714.
Con esta técnica, en condiciones nor­
males se consigue alguna vez, en personas de
pared muy delgada y flácida, palpar las asas
como cilindros de consistencia muy variable,
dependiendo ésto de su contenido y grado de
contracción. También se puede palpar algu^
na vez la última asa del íleon que .va a abocar Fig. 71-6 Situación del asa term inal del íleon
en el ciego, por ser fija; se la reconoce en la en relación al psoas y su palpación
fosa ilíaca derecha, como un cilindro situa­
do transversalmente sobre el psoas, Fig. 71-5. es negativa, y la palpación es imposible
En las obstrucciones, el asa supraestenótica, en las apendicitis agudas en las que la hi­
dilatada, se la puede palpar como un tumor perestesia cutánea, el dolor y la contractura
cilindrico y renitente (signo de WachI). muscular y el enventual plastrón se oponen
EXAMEN FISICO DEL APENDICE.- En condi­ a ello. Sin embargo, debe recordarse la
ciones normales ni la inspección ni la pal­ positividad de los puntos dolorosos apendi-
pación permiten reconocer al apéndice; inclu­ culares descritos en el estudio del abdomen
so en condiciones patológicas la inspección en conjunto.
Ahora añadiremos que, con el objeto
pyolver más sensibles a los puntos doloro-
apendiculares, especialmente al Me Bur-
;¿y, es conveniente realizar algunas manio­
c a s que permiten poner en más contacto
sitio de implantación del apéndice en el
go con el músculo psoas. Las maniobras
imás se practican son las siguientes:
^Maniobra de Haussmann. Fig. 71-6. Enfer-
■-¿íjno en decúbito dorsal, al que se le localiza el
Jpunto de Me Bumey, en la forma clásica;
juego, sin dejar de presionar dicho punto
. doloroso, se eleva el miembro inferior dere- Fig. 71-6 Maniobra de Haussmann
•» cho extendido, hasta unos 60° - 70°; en
' estas condiciones, el enfermo sentirá más
‘ dolor.

Maniobra de Me. Kessack, Fig. 71-7: Consi­


gue el mismo efecto que el anterior y se efec­
túa colocando al paciente en decúbito lateral
izquierdo con las piernas flexionadas; el mé­
dico estira la pierna derecha y la lleva hacia
atrás mientras mantiene la presión sobre el
punto de Me Bumey.
En los casos de apendicitis aguda se
puede constatar también un dolor a la pre­
sión del conducto sub pubiano por el que
sale el nervio obturador derecho, pero no en
el lado izquierdo (Signo de Gordi Grau). Se Fig. 71-7 Maniobra de Me. Kessack.
localiza este conducto en la intersección del
pliegue inguinal con el borde subpubiano.

El plastrón apendicular: Cuando una apen­ Cuando la contractura muscular de la


dicitis aguda se perfora, el proceso inflama­ fosa ilíaca derecha no depende de la infla­
torio intraperitonial que desencadena una mación de las visceras o peritoneo subyacen­
exudación fibrinosa (11), obliga a la acumu­ te, puede ser vencida, para palpar con más fa­
lación de asas intestinales y epiplon, los cua­ cilidad el contenido de la'fosa ilíaca derecha,
les, acumulados en la fosa ilíaca derecha le con maniobras de compresión, con la mano
dan a esta una consistencia pastosa o resisten­ izquierda del médico, de la pared abdominal
te, producto de una masa que se extiende en­ a la altura del flanco correspondiente, mien­
tre el músculo recto y el reborde óseo del hue­ tras su mano derecha explora la fosa ilíaca.
co ilíaco. Este plastrón se puede reconocer Fig. 71-8.
también por tacto rectal, pero de él hablare­ EXAMEN FISICO DEL CIEGO - La inspección
mos más tarde. no ofrece datos definitivos, excepto tal vez el
-448-
EXAMEN FISICO DEL YEYUNO - ILEON: Pro­
duce pocos signos, y de hecho muchos de
ellos ya fueron estudiados a propósito del
examen del abdomen en conjunto. Hoy
sólo recordaremos que es capaz de dar a la
inspección, abombamientos circunscritos, es­
pecialmente mesogástricos en casos de obs­
trucción de una asa, lo mismo que movimien­
tos de reptación durante la fase de lucha de
la obstrucción. Ala percusión, ya sabemos,
da timpanismo, y a la auscultación los ruidos
hidroaéreos son abundantes si hay hiper-
Fig. 71*4 Técnica de Haussman para la pal­
quinesia o procesos semiobstructivos. pación del intestino

La palpación, lamentablemente tampo­


co ofrece signos importantes por tratarse de
'visceras huecas fácilmente depresibles; sin
embargo, sea esta la oportunidad para anotar
que, en general, para palpar cualquier seg­
mento del intestino es aconsejable utilizar
la técnica de Hausmann,
íf es decir,7el desliza-
miento profundo de los pulpejos de los de­
dos sobre la pared abdominal, sobre la cual
ejercen al mismo tiempo una presión en una
línea de desplazamiento perpendicular al
eje mayor del segmento intestinal escogido
Fig. 714.
Con esta técnica, en condiciones nor­
males se consigue alguna vez, en personas de
pared muy delgada y flácida, palpar las asas
como cilindros de consistencia muy variable,
dependiendo ésto de su contenido y grado de
contracción. También se puede palpar algu­
na vez la última asa del íleon que .va a abocar Fig. 71*5 Situación del asa term inal del íleon
en el ciego, por ser fija; se la reconoce en la en relación al psoas y su palpación
fosa ilíaca derecha, como un cilindro situa­
do transversalmente sobre el psoas, Fig. 71-5. es negativa, y la palpación es imposible
En las obstrucciones, el asa supraestenótica, en las apendicitis agudas en las que la hi­
dilatada, se la puede palpar como un tumor perestesia cutánea, el dolor y la contractura
cilindrico y renitente (signo de Wachl). muscular y el enventual plastrón se oponen
EXAMEN FISICO DEL APENDICE.- En condi­ a ello. Sin embargo, debe recordarse la
ciones normales ni la inspección ni la pal­ positividad de los puntos dolorosos apendi-
pación permiten reconocer al apéndice; inclu­ culares descritos en el estudio del abdomen
so en condiciones patológicas la inspección en conjunto.
-449 -
Ahora añadiremos que, con el objeto
de volver más sensibles a los puntos doloro­
sos apendiculares, especialmente al Me Bur-
ney, es conveniente realizar algunas manio­
bras que permiten poner en más contacto
el sitio de implantación del apéndice en el
ciego con el músculo psoas. Las maniobras
que más se practican son las siguientes:
Maniobra de Haussmann. Fig. 71-6. Enfer­
mo en decúbito dorsal, al que se le localiza el
punto de Me Burney, en la forma clásica;
luego, sin dejar de presionar dicho punto
doloroso, se eleva el miembro inferior dere­ Fig. 71-6 Maniobra de Haussmann
cho extendido, hasta unos 60° - 70°; en
estas condiciones, el enfermo sentirá más
dolor.

Maniobra de Me. Kessack. Fig. 71-7: Consi­


gue el mismo efecto que el anterior y se efec­
túa colocando al paciente en decúbito lateral
izquierdo con las piernas flexionadas; el mé­
dico estira la pierna derecha y la lleva hacia
atrás mientras mantiene la presión sobre el
punto de Me Burney.
En los casos de apendicitis aguda se
puede constatar también un dolor a la pre­
sión del conducto subpubiano por el que
sale el nervio obturador derecho, pero no en
el lado izquierdo (Signo de Gordi Grau). Se Fig. 71-7 Maniobra de Me. Kessack.
localiza este conducto en la intersección del
pliegue inguinal con el borde subpubiano.

El plastrón apendicular: Cuando una apen­ Cuando la contractura muscular de la


dicitis aguda se perfora, el proceso inflama­ fosa ilíaca derecha no depende de la infla­
torio intraperitonial que desencadena una mación de las visceras o peritoneo subyacen­
exudación fibrinosa (11), obliga a la acumu­ te, puede ser vencida, para palpar con más fa­
lación de asas intestinales y epiplón, los cua­ cilidad el contenido de la fosa ilíaca derecha,
les, acumulados en la fosa ilíaca derecha le con maniobras de compresión, con la. mano
dan a e'sta una consistencia pastosa o resisten­ izquierda del médico, de la pared abdominal
te, producto de una masa que se extiende en­ a la altura del flanco correspondiente, mien­
tre el músculo recto y el reborde óseo del hue­ tras su mano derecha explora la fosa iliaca.
co ilíaco. Este plastrón se puede reconocer Fig. 71-8.
también por tacto rectal, pero de él hablare­ EXAMEN FISICO DEL CIEGO.- La inspección
mos más tarde. no ofrece datos definitivos, excepto tal vez el
- 450 -

Fig. 71-8 M aniobra para vencer la contrac­


tura m uscular de la fosa ilíaca de­
recha

de un ligera abombamiento de la fosa ilíaca


derecha en los casos de meteorismo o tumor
del ciego.
La palpación es muy útil y debe aprove­
char del deslizamiento de Hausmann, siguien­
do de dentro afuera, una línea que va del om­
bligo a la espina ilíaca anterosuperior derecha;
esto puede hacerse tanto con el paciente en
decúbito dorsal como lateral izquierdo, pero Fig. 71-9 Palpación del ciego
con la pierna derecha flexionada. Fíg. 71-9.
El procedimiento permite reconocer primero
el borde interno, cuando la mano derecha del Fig. 71-8, antes descritas. También se puede
examinador que ha venido desplazándose palpar con las dos manos siguiendo el mismo
desde adentro, siente de golpe como si subie­ procedimiento que con la una. Fig. 71-9a.
ra una grada, luego continúa sobre la cara Con el objeto de volver más sensible
anterior del órgano y cuando llega al borde la determinación del ciego móvil, se puede
externo, siente como que bajara esa grada; palpar primero en decúbito dorsal y luego en
en este momento, Glénard, aconseja empu­ lateral izquierdo, con lo cual el órgano se j
jar el ciego con la cara dorsal de los dedos acerca a la línea media, pero no la sobrepasa.
hacia adentro para medir su desplazamiento, Además se lo puede empujar hacia arriba y
y luego volver por el mismo camino en una se comprobará lo que se acerca al reborde
maniobra de deslizamiento, pero en sentido costal derecho.
inverso, con lo cual se volverá a palpar el El ciego, normal stiele ser de forma de
órgano. Cuando se palpa con una sola mano un cilindro un tanto más voluminoso en su
se puede aprovechar de las maniobras de la extremo inferior; de consistencia variable de
p -451 -

a veces dolorosa y casi siempre fija por adhe­


rencias a los planos vecinos. (13)
EXAMEN FISICO DEL COLON: Lo más impor­
tante es la palpación, pero recuérdese que en
el examen físico del abdomen en conjunto
ya hemos hablado de los abombamientos,
del timpanismo y de los ruidos hidroaéreos
a los que puede dar lugar.

El colon ascendente se palpa con la misma


técnica del deslizamiento, sobre una línea
que va del ombligo, hacia afuera; pero, con
el objeto de volver más resistente el plano
Fi£. 71-9a Palpación bimanual del ciego inferior, es recomendable colocar la mano
izquierda del examinador debajo del flanco
derecho, mientras la mano derecha realiza la
acuerdo con su contenido: elástico, pero maniobra palpatoria. Fig. 71-10. El proce­
dando la impresión de estar inflado cuando dimiento es el mismo que para la palpación
contiene gases, en cuyo caso, una ligera del ciego, es decir, al realizar el deslizamien­
compresión los impulsa hacia arriba y el to de dentro a fuera, se siente en un momen­
órgano se vacia, dejando en esta ocasión la to dado como que los dedos subieran una gra­
sensación de un cilindro contraído de consis­ da, pasan luego sobre una superficie cilindri­
tencia dura; pero si está lleno de substancias ca, lisa, indolora, más o menos depresible y
sólidas puede ser macizo. Esta condición de
de consistencia variable según su contenido,
variar constantemente de consistencia le hace
y caen luego como si bajaran una grada al
inconfundible con otros órganos vecinos o
llegar al borde externo del órgano; luego de la
que en circunstancias patológicas hubieran
misma manera, pero en dirección contraria se
emigrado hacia la fosa ilíaca,como por ejem­
puede volver por el mismo camino para pal­
plo, un riñón ptósico. Es además liso,
parlo nuevamente; así se constatará además
desplazable hacia adentro unos dos o tres
que casi no se desplaza en sentido trans­
centímetros e indoloro y muy frecuente­ versal porque no tiene meso. Cuando está
mente produce ruidos de gorgoteo al presio­ vacío puede no palparse nada.
narlo. Patológicamente el ciego puede es­
tar doloroso a la palpación, lo cual se com­
prueba en cualquier proceso inflamatorio co­ Los ángulos hepático y esplénico del colon
mo en las colitis que comprometen al ciego. no son reconocibles por la palpación debido
Puede estar permanentemente distendido a su profundidad.
como en las obstrucciones del colon (Signo El colon descendente se palpa con los mis­
de Bouveret), o permanentemente contraído mos principios y procedimientos que el ascen­
como un cilindro duro, en los casos de colon dente, pero el médico debe colocarse al lado
irritable (1, 14). El carcinoma del ciego cam­ izquierdo y poner su mano derecha debajo
bia completamente las características palpa- del flanco, mientras su mano izquierda
torias normales, transformándolo en una ma­ realiza la maniobra palpatoria. Los hallazgos
sa dura y permanente, de irregular superficie, son iguales que en el ascendente.
-452-
E1 colon transverso es el más difícil de
palpar puesto que su amplio meso le permite
movilizarse ampliamente de arriba hacia aba­
jo y viceversa; además,- cuando tiene su dis­
posición en guirnalda, normalmente puede
descender hasta el hipogastrio. La técnica
es igual que para las otras porciones del
colon y puede aprovecharse del deslizamien­
to bimanual, Fig. 71-11, empezando en el epi­
gastrio y terminando en el hipogastrio, para
volver luego, a lo largo de la línea media,
de abajo hacia arriba. El momenta que se
encuentra el transverso se lo siente como
un cilindro situado transversalmente, de ca­
racterísticas semejantes al ascendente y des­
cendente. Puede estar doloroso, duro por
contracción en las colitis y colon irritable,
pero puede palparse cuál “salchicha doloro­
sa” en los fleos segmentarios de la pancrea­
titis aguda (2, 4); o estar muy distendido
en las obstrucciones bajas del intestino
grueso.

El sigma, en condiciones normales,' es el


segmento más fácilmente palpable, especial­
mente cuando está ocupado, por contener en
estas circunstancias heces sólidas bien con­
formadas.
Utilizando siempre la técnica del des­ Fig. 71-10 A) Palpación del colon ascendente.
lizamiento, se sigue una línea de palpación B) Palpación del colon descénden-
te.
que parte del ombligo en dirección a la espi­
na ilíaca anterosuperior izquierda, hasta que en
un momento se encuentran los dedos del-exa­
minador con un cilindro, liso, relativamente
duro cuando está lleno, indoloro, muy móvil
que rueda bajo los dedos del examinador. En
este segmento, más que en ningún otro, las
manos del examinador pueden ir y volver
sobre el colon reconociendo sus característi­
cas. Cuando se ha evacuado, por la contrac­
ción de sus fibras, se lo sigue palpando un
tanto duro, pero dando la sensación de estar
vacío, y de un diámetro menor.
Fig. 71-11 Palpación bimanual del colon trans­
Patológicamente se lo encuentra dolo-' verso
-453 -
f roso y muy disminuido de diámetro en las
colitis y colon irritable; en cambio se lo pue­
de tocar muy dilatado, varias veces más qué
su diámetro, y de consistencia semidura que
con la presión de los dedos deja sus respecti­
vas depresiones (Signo de G odet), de superfi­
cie más o menos irregular, en los casos de
©egacolon ocupado por heces fecales que no
han sido expulsadas por varios días o sema­
nas (15), Fig. 71-12. La falta de movilidad
del sigma debe tomarse con cuidado pues
puede significar la presencia de un tumor
que le fija al peritoneo parietal (12) o de un
proceso inflamatorio vecino que le invade.
(6, 7, 8).

EXAMEN FISICO DEL RECTO Y ANO: Fre­


cuentemente descuidado en el examen -gene­
Fig. 71-12 Megacelon chagásico. Cortesía
ral del enfermo es, sin embargo, de singular
del Prof. Dr. Edgar Rentería.
importancia y de fácil realización si se cuen­
ta con la cooperación del paciente, al cual,
desde luego, se le debe explicar previamente
lo que se le va hacer:, especialmente si es
mujer, y que no causa daño alguno. Su
examen físico completo incluye la inspección,
palpación y endoscopia.
Inspección: Se la debe realizar en posición
genupectoral, Fig. 71-13, es decir, con el
paciente arrodillado sobre la cama, con las Fig. 71-13 Posición adecuada para el examen
ano rectal
piernas un tanto separadas, inclinando el
tronco hacia adelante hasta el punto en que
el pecho toque la cama, y la región glútea
con los muslos formen un ángulo recto entre
sí; la cabeza, de lado, asienta sobre una
almohada, y los brazos abiertos, pueden abra­
zar la cama; el médico se localiza detrás
del paciente y con sus manos enguantadas
separa las nalgas para dejar completamente
descubierto el ano y todo el periné,Fig. 71 -14.
En estas condiciones aprovechará para exa­
minar además toda la región glútea, los geni­
tales y los muslos.
Para los enfermos que por cualquier Fig. 71-14 Exposición del periné para el exa­
razón no pueden tomar la posición genupec- m en ano rectal
-454-
toral, como los obesos, cardiópatas, etc., es
preferible la posición de Sims, o sea, el de­
cúbito lateral izquierdo, con la pelvis descan­
sando sobre una almohada, la pierna izquierda
extendida y la derecha flexionada. Fig.
71-15.
Normalmente sólo descubrirá el esfín­
ter anal con sus pliegues radiados que al to­
carlos se contraerán más todavía.
Patológicamente son muchas las afec­ Fig. 71-15 Posición de Sims
ciones que se puede descubrir, por ejemplo:
Las hemorroides externas, Fig. 71-20, que
se presentan como pequeñas tumoraciones
que cuando están inflamadas o trombosadas
son de color violáceo rojizo, pero cuando
son de largo tiempo atrás pierden el color y
se vuelven arrugadas y blandas, llamadas
mariscos. Se deben a várices del ano.
La fisura anal, Fig. 71-27, frecuente­
mente localizada en el pliegue comisural
posterior, muy dolorosa en el acto defecato­
rio, se extiende hasta el borde del ano limi­
tado por la piel.
El prolapso rectal, Fig. 71-18, signi­
fica la salida del recto a través del ano, y se Fig. 71-18 Prolapso rectal
deja ver como un cilindro cubierto de epi­
telio, de color rosado o rojo vivo; en su ex­
tremo Ubre se encuentra un orificio en el
que se puede introducir un dedo para exa­
minar el grosor de la pared del segmento
prolapsado.
Los condilomas planos, Fig. '71-19, co­
rrespondientes a un secundarismo sifilítico
(5), se presentan como elevaciones de forma
irregular de color blancuzco.
Los condilomas acuminados, Fig. 71-20,
se parecen a la coliflor aplanada por la pre­
sión de las nalgas, pueden invadir los genita­
les. Se presentan en personas desaseadas;
se debe a una infección viral (9,10).
Las úlceras perianales de diversa etiolo-
logía: Sf, Tb., por hongos, por ameba histo- Fig. 71-19 Condilotaas planos
—^33 —

Fig. 7 1 -2 0 C ondilom a* acum inados y hem o­


rroide* ex tem u ;

Fig. 71-23 Posición ginecológica


Paciente con espejo vaginal colo­
cado.

Fig. 71-21 Ulceras de decúbito

lítica, de decúbito, Fig. 71-21


Los abscesos perianales, Fig. 71-27, se
caracterizan por presentarse como tumores
muy dolorosos, calientes, con rubicundez de
la piel que los cubre, fluctuación a la palpa­
ción, y a la presión, si están fistulizados,
pueden permitir la salida de pus por el orifi­
cio fistuloso.
Palpación.- El tacto rectal es el complemen­
to indispensable del examen de la región.
Como su técnica es sencilla, no se justifica
que no se lo practique.
Las posiciones del enfermo para el exa­
Fig. 71-24 Exam en bimanual aprovechando
men son las mismas que las descritas para el tacto rectal
la inspección, pero se puede añadir la posi­
ción ginecológica, Fig. 71-23, que es pre­
ferida por muchas personas, y además per­ Cualquiera que sea la posición, adopta­
mite el tacto bimanual para el examen de da, antes de la palpación el médico debe
las estructuras pelvianas, Fig. 71-24, puesto ponerse un guante y lubricar el dedo exami­
que mientras la mano situada sobre el ab­ nador, si es necesario con una pomada anes­
domen empuja hacia abajo a las visceras, el tésica o simplemente con vaselina líquida. A
dedo intrarrectal las reconoce con más faci­ continuación introducirá el dedo suavemen­
lidad. te, pero iniciando con el pulpejo del dedo y
-456-
no con la extremidad anterior del mismo, CONSIDERACIONES AL CUADRÓ No.
Fig. 71-25; asi, primero examinará el esfínter 71-1: 1 .- El esfínter.- El tono del es­
anal, luego el recto y por último los órganos fínter se reconoce por la oposición que
vecinos. El cuadro No. 71-1, nos resume lo ofrece a la introducción del dedo que, en
que hay que tomar en cuenta para su reco­ todo caso, debe ser vencido suavemente; lue­
nocimiento durante el tacto rectal. go se pedirá al enfermo que contraiga el es­
fínter; y por último, haciendo pinza con el
dedo pulgar, examinará el grosor y tono del
músculo esfintereano. En general todo pro­
ceso doloroso se acompaña de hipertonía que
impide la introducción del dedo o lo aprisio­
na si ya se ha introducido.
La estenosis no debe ser confundida
con la imperforación del ano que sólo se ve
en los recién nacidos. El orificio anal puede
estar estenosado en diversos procesos infla­
matorios perianales y en el cáncer del recto,
pero se los puede diferenciar porque los pri­
meros dejan en el extremo superior e intra-
Fig. 71-25 Form a correcta (C) e incorrecta (I)
rectal del proceso, un orificio central, mien­
de iniciar el tacto rectal tras que en el segundo siempre está desviado.

CUADRO No. 71-1

TACTO RECTAL
RESUMEN DE LO QUE HAY QUE EXAMINAR

Esfínter 3 .- Examen de los órganos vecinos


1.1 Tono 3.1: Fondo de saco recto-vesi-
1.2: Estenosis cal o recto-vaginal
1.3 Atonía 3.2: Vejiga
Mucosa rectal 3.3: Extremo inferior de los
ureteres.
2.1 Primeros 2 - 3 centímetros
3.4: Próstata
2.2 Fístulas
3.5: Utero y anexos
2.3 Tumores
2.4 Abscesos 4 .- Examen del dedo de guante
2.5 Cuerpos extraños
-457 -
La atonía, en el cual el dedo penetra nitis, pelviperitonitis, anexitis), el Douglas,
muy fácilmente, puede verse en las afeccio­ participa rápidamente de él y se vuelve muy
nes neurológicas que comprometen a la par­ sensible al tacto, produciendo a veces in­
te baja de la médula espinal; en los ancianos, tenso dolor que provoca un quejido del en­
en algunos tumores y personas muy desnutri­ fermo (Grito de Douglas). Se lo detecta
das. cuando el dedo se ha introducido profunda­
mente en el recto y el pulpejo comprime
2 .- La mucosa rectal: Normalmente suele
el fondo de saco hacia arriba o contra la ve­
ser fina, suave, distensible e indolora. En ios jiga o vagina, según el caso. En los derrames
primeros centímetros de ella es en donde más ascíticos se constata que tanto este fondo
asienta la patología, así: puede presentar de saco, como los laterales se encuentran
fístulas de abscesos perianales, muy doloro- ocupados, lo cual constituye un signo precoz
sas; hemorroides internas, pólipos, etc. de ascitis.
En el cáncer del recto, la luz de la am­
polla rectal suele estar muy disminuida, co­ Tanto el cuello de la vejiga como los
mo un tubo; la mucosa es inextensible, rugo­ ureteres en el sitio de su desembocadura
sa, acartonada y pueden descubrirse mamelo­ pueden ser reconocidos llevando el pulpejo
nes duros de consistencia leñosa, a veces del dedo hacía arriba y los lados. Cuando la
acompañados de úlceras que sangran y dejan vejiga está llena se la toca como una masa
el guante manchado. redondeada, depresible, indolora que, en el
Los cuerpos extraños pueden ser de lo hombre, se continúa hacia abajo con la prós­
más variados y encontrarse en el recto porque tata. Los puntos ureterales inferiores, sitio
han sido ingeridos, como bolas, botones, se­ de desembocadura de los ureteres, se los
millas de frutas, monedas, etc.; o introdu­ toca a los lados, pero en condiciones norma­
cidos accidental o voluntariamente. les son indoloros, no así en los procesos in­
flamatorios como en las trigonitis, cistitis,
3 .- Examen de los órganos vecinos: Ahora ureteritis. Seremos más precisos al describir
es necesario poner atención en las diversas el examen total de la vejiga en el aparato
estructuras que son accesibles a través del urinario.
recto: La próstata debe examinarse siempre:
Fondo de saco de Douglas o recto-vesi­ dirigiendo el pulpejo del dedo en dirección
cal o recto-vaginal: como sabemos, el peri­ ventral, se podrá constatar la presencia de la
toneo parietal que desciende en la pelvis entre próstata con su forma de corazón de naipes
el recto y la vejiga en el hombre, y entre el rec­ de base superior, dividida en el centro por un
to y la vagina de la mujer, forma un fondo de surco que deja a cada lado los lóbulos dere­
saco, llamado de Douglas, en el que se colec­ cho e izquierdo, de consistencia elástica y
cionan Líquidos de todo orden, procedentes uniforme, de bordes bien delimitados, indo­
de afecciones exudativas o trasudativas, infec­ lora y que al comprimirla puede dejar salir
ciosas o no, procedentes de las visceras no só­ por el meato uretral unas gotas blanquecinas.
lo intrapélvicas sino también abdominales, Su patología la estudiaremos en el aparato
como líquido ascítico, sangre, pus, etc. de urinario.
diverso origen. Cuando el proceso es pélvico El útero y anexos pueden ser alcan­
especialmente, pero también intraabdominal zados por vía rectal, único acceso posible
y de etiología inflamatoria infecciosa (perito­ en las mujeres vírgenes, y ocasionalmente ne­
-458-

cesario en las mujeres no vírgenes; pero su es­


tudio lo dejamos para el capítulo del aparato
genital femenino.
4.— Examen del dedo de guante: Al ex­
traer el dedo puede salir manchado, y se de­
be reparar en ello para observar si se trata
de heces normales, sangre, pus, moco o baba, F ig. 71-26.A : P ro c to sco p io .
lo cual tiene valor para el diagnóstico, pero B: Rectosimgoideoscopio.
su estudio lo haremos a propósito del examen 2.— Con las manos enguantadas, el médico
de las heces fecales. debe lubricar con vaselina el anuscopio arma­
do, es decir, con el mandryl introducido en el
ENDOSCOPIA RECTAL.- Rectoscopia: Nos tubo hueco.
referimos a ella porque consideramos que,
3.— Introducción suave del anuscopio. El
siendo de técnica sencilla, es muy importan­
paciente puede cooperar respirando profun­
te para diversos diagnósticos que el médico
damente varias veces.
general puede buscarlos en cualquier parte.
Prácticamente no tiene contraindicaciones, 4 .- Retiro del mandryl e iluminación co­
sólo recomendaciones para hacerla con más rrecta del espejo.
cuidado en los procesos inflamatorios agudos 5 .- Examen de la mucosa; para el efecto,
(rectitis, abscesos, fisuras); y antes está bien luego de examinada la porción más profunda,
indicado en todos los casos de afecciones se va retirando poco a poco el anuscopio
rectales e intestinales bajas. mientras se va reparando en las características
Preparación del paciente: Según algu­ de los nuevos niveles de mucosa que se van
nos, Bockus, por ejemplo, no hace falta nin­ presentando.
guna preparación intestinal previa, pero según 6.— Finalmente, se retira totalmente el es­
otros, es preferible examinar luego de una pre­ péculo, se asea la región y se da por termina­
paración consistente en que la víspera el do el examen.
paciente recibe sólo una dieta pobre en resi­ Hallazgos más frecuentes: 1.— La mucosa
duos y por la noche un enema evacuador de
normal es rosada, húmeda, lisa y brillante.
unos 1000 cc. de agua hervida tibia; a la ma­
2.—Hemorroides internas, corresponden a di­
ñana siguiente otro enema, y unas horas
lataciones venosas de un color rojo violáceo.
después realizar el examen. Si el enfermo
3 .- Cáncer del recto, se presenta como un
está con diarrea no necesita preparación.
tumor que no permite la introducción del
Equipo: Se utiliza los anuscopios de Bensau- espejo, de base ancha y dura,- sangra fácil­
de, o el de Zorraquin, Fig. 71-26, que contie­ mente. Es indispensable la biopsia. 4.—Rec­
nen un mandryl que permite la introducción. titis, muchas veces secuela de las colitis, pre­
Se debe tener a la mano gasa y vaselina; no senta una mucosa roja, edematosa, húmeda;
hace falta anestésico local, salvo algún caso cuando es amebiana presenta además ulcera­
excepcional. Buena luz. ciones hemorrágicas y formación de falsas
Procedimiento: Demás está decir que previa­ membranas, 5 .- Pólipos, son tumoraciones
mente se ha realizado el tacto rectal. 1.—Co­ de consistencia carnosa o quística, pedi-
locar al enfermo en posición genupectoral o culadas o no, de tamaño muy variable.
lateral de Sims. Fig. 71-27.
línea de su implantación, Fig. 71-28, que
es una diagonal que parte de la II vértebra
lumbar y se dirige a la cara interna del ciego.
Su técnica obliga a colocar la mano de plano
sobre el abdomen e ir introduciéndola lenta­
mente, mejor haciendo ligeros movimientos
circulares, aprovechando la espiración del
enfermo.
Para el diagnóstico de las adenitis me-
sentéricas situadas en la fosa ilíaca derecha,
Klein, aconseja detectar la zona dolorosa
primero en decúbito dorsal; luego, hacien­
do acostar al paciente en decúbito lateral
izquierdo, se comprobará que el sitio del
dolor se desplaza hacia ese lado, dejando
indolora a la fosa ilíaca derecha; esto se
debería al gran desplazamiento del mesente-
rio. Si se vuelve al paciente al decúbito
dorsal, el dolor en la fosa ilíaca vuelve a rea­
parecer. Nada de ésto sucede en la apendici-
tis aguda.

Fig. 71-27 Hallazgos más frecuentes de Pato­


logía rectal

EXAMEN FISICO DEL MESENTERIO: Los in­


tentos más concienzudos a veces fracasan
por ser una estructura muy blanda y móvil.
Para intentar palpar se recomienda seguir la terio
1

-460-
BIBLIOGRAFIA CAPITULO 72

EXAMEN FISICO DEL HIGADO Y


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talle. Para el efecto recomendamos el siguien­
gllonic megacolon). New Eng. J. Med., 260: te orden, tanto para su superficie como para
9 7 2 ,1 9 5 9 su borde: tamaño, forma, movilidad respira­
-4 6 1 -
toria, consistencia, sensibilidad, regularidad.
Cómo palpar: Existen varips métodos,
pero el éxito de cualquiera que se emplee
consiste en procurar una buena coordina­
ción entre la maniobra que realiza el exami­
nador y la respiración del paciente. En efec­
to, si se tiene en cuenta que el hígado está
en íntimo contacto con el diafragma se com­
prenderá que, en el momento de la inspira­
ción, descenderá y se volverá por tanto más
accesible a la mano del médico que aprove­
chará para reconocer las características antes
indicadas. Aunque vamos a describir varias Fig. 72-1 Palpación del hígado: Colocación
técnicas, nosotros recomendamos que, por el de la m ano para palpar hígados
grandes
momento, el estudiante se familiarice con
una o dos, para que las domine y obtenga
buenos resultados del procedimiento; más
tarde podrá practicar con las demás.
Algunas ocasiones, cuando el hígado es
grande y la pared del abdomen es flácida,
se puede palpar el órgano con sólo colocar
la mano de plano sobre la región subcostal
derecha, con los pulpejos de los dedos dirigi­
dos hacia la línea media del enfermo acosta­
do, Fig. 72-1, para sentir como al momento
de la inspiración se desliza hacia abajo el
hígado agrandado; sin embargo, la mayoría
de veces se requiere de una técnica mejor
elaborada para conseguir buenos resultados.
Fig. 72-2 Palpación del Hígado: M étodo de
Método de Brugsch: Fig. 72-2. El enfermo Brugsch
acostado, con la cabeza descansando en una
rada la maniobra, pide al paciente que inspire
almohada; el médico sentado a la derecha
profundamente, momento en el cual el mé­
del paciente, pero frente a él, coloca su mano
dico impulsa suavemente su mano hacia arri­
derecha de plano debajo del reborde costal,
ba, sin dejar de presionar la pared abdominal,
de modo que el borde cubital se encuentre
para dar el encuentro al hígado que está des­
a la altura del ombligo o más abajo si consi­
cendiendo. Si en el primer intento no se
dera necesario; luego con dicho borde ejerce
palpa nada, hay que subir unos centímetros
una ligera presión hacia el interior del abdo­
la mano y volver a repetir todo el procedi­
men con lo cual logra colocar la línea de
palpación de su mano, compuesta por el bor­ miento, y así una y otra vez hasta dar con la
de cubital de la palma, el dedo meñique y el viscera.
pulpejo del anular, a la profundidad del pla­ Método de Mathieu. Fig. 72-3. Con el en­
no en que se encuentra el hígado; así prepa- fermo cómodamente acostado en decúbito
-462-
dorsal, el médico se sienta a su derecha, pero
ahora con el frente hacia los pies del pacien­
te. Sus dos manos juntas, unidas por el bor­
de radial de sus dedos índices y con todos
los dedos ligeramente flexionados, las coloca
en el flanco derecho del pacienta, por debajo
del ombligo y ejerce en ese sitio una ligera
presión hacia la profundidad del abdomen.
Pide al paciente que inspire mientras el mé­
dico impulsa sus manos hacia arriba, al en­
cuentro del hígado que desciende; si no lo Fig. 72-3 Palpación del hígado: Método de
Mathieu
encuentra debe colocar sus manos más arriba
y repetir la maniobra las veces que sean ne­
cesarias.
Método de Devoto. Fig. 72-4. Ahora el en­
fermo puede estar sentado en la cama o pues­
to de pie. El médico se sitúa detrás del pa­
ciente y pide al enfermo que se arrime cómo­
damente en él; ló abraza desde atrás a la altu­
ra de la cintura y coloca sus manos dispues­
tas en gancho debajo del reborde costal del
paciente; hunde sus dedos en el abdomen y le
pide que inspire, momento que aprovecha el
médico para impulsar sus manos hacia arriba,
al encuentro del hígado.

Método de Chauffard. Fig. 72-5. El enfermo Palpación del hígado: Método de


está acostado y el médico sentado a su derecha Devoto
con el frente al paciente. Coloca su mano iz­
quierda debajo del tórax del paciente a la al­
tura del hipocondrio derecho, con el dorso
descansando plenamente sobre la cama,y los
dedos ligeramente flexionados presionan de
atrás hacia adelante los últimos espacios
intercostales a la altura de la línea axilar
posterior o discretamente más hacia adentro;
la mano derecha del médico se coloca trans­
versalmente y de plano sobre la fosa ilíaca o
flanco derecho del enfermo. En estas circuns­
tancias, los dedos de la mano izquierda eje­
cutan movimientos de impulsión de atrás ha­
cia adelante con lo cual se logra que el híga­
do, propulsado hacia la pared anterior del Fig. 72-5 Palpación del hígado: Método de
abdomen, sea reconocido por la mano dere- Chauffard
cha del médico como un cuerpo que gol­
pea la pared, debido a que los impulsos de
la mano izquierda producen un verdadero
peloteo del hígado.
gignn del témpano: Se utiliza en los casos
de ascitis, meteorismo intenso, contractura
de la pared, etc.,es decir, en los casos en que
es difícil reconocer el hígado por los otros
métodos. Se procede ejerciendo debajo del
reborde costal derecho ligeras presiones inter­
mitentes sobre la pared, como cuando botea-
mos una pelota, pero sin separar en ningún
momento la mano del abdomen; al retomar
la onda de presión, si el hígado está agran­
dado, se puede sentir una sensación de cho­
que semejante a la que hace la pelota que
retoma a la mano.
Fig. 72-6 Lím ite hepato-pulm onar determi­
Los resultados de una buena palpación nado p o r Ja p e ra n tó n
pueden ser muy orientadores. En el cuadro
No. 72-1, ponemos algunos ejemplos recono­
cidos en la patología más frecuente. nal que le rodea por debajo. Para encontrar
este límite se debe percutir el abdomen de
PERCUSION.— Siguiendo la técnica clásica se abajo hacia arriba, a lo largo de la prolonga­
puede encontrar el límite hepatopulmonar, ción abdominal de las líneas torácicas antes
percutiendo sobre las líneas paraestemal, indicadas.
medioclavicular y axilar anterior, con el El borde superior en los lados lateral y
enfermo acostado. Para encontrar el límite posterior del tórax es más difícil de recono­
en las paredes lateral y posterior hay que ha­ cer y sus resultados son poco confiables.
cer sentar al enfermo.
El área hepática es absolutamente ma­
Entre la sonoridad pulmonar y la mati­ te, pero patológicamente puede ser timpáni­
tez absoluta del hígado hay una pequeña ca como en la interposición del intestino entre
zona submate que corresponde al sitio en que el hígado y la pared costal, Fig. 72-7, o en los
se superponen la cúpula hepática y las partes casos de perforación de una viscera hueca
más declives del lóbulo inferior del pulmón que permite la fuga de gases a la región
derecho. Los límites normales superiores se subdiafragmática, Fig. 72-8.
encuentran aproximadamente en la base del
apéndice xifoides, V espacio intercostal en la La percusión normalmente no produce
línea medio clavicular, y en la axilar an­ ningún dolor, pero en los casos de inflama­
terior el VI o VII espacios intercosta­ ción de su cápsula o de abscesos hepáticos
les. Fig. 72-6. El borde inferior normal puede doler especialmente si se hace la llama­
no es delimitable por la percusión. Cuando da puño-percusión, que consiste en dar sua­
está crecido o ptósico se lo puede reconocer ves golpedtos sobre el área hepática con el
por la matitez subcostal derecha que produ­ puño cerrado y su borde cubital, Fig. 72-9.
ce y que se destaca del timpanismo abdomi- Auscultación: No tiene mayor importancia.
I

464
l
CUADRO No. 72-1

PALPACION DEL HIGADO

ESTADO TAMAÑO FORMA MOVILIDAD CONSISTENCIA SENSIBILIDAD REGULARIDAD

NORMAL N N N N LISO
Hígado en insuficiencia car­
díaca congestiva derecha. Normal o Dura, pero Doloroso
(1 ,3 ) .
+ a ++ ++ N disminuido depresible + LISO

> Dolorosa
Hepatitis viral aguda (2,12).
+ a + + N N Blanda + + + LISA

■>- o < , Irregular en Muy Doloroso Con granula­


Cirrosis (6,9,11).
toda la superfici N Dura o no ciones. Abollado.

> •' + a + + Irregular por Fijo o dismi­ Circunscrita


Absceso hepático amebiano (7).
Lóbulo derecho áreas nuido Blanda + + + LISO

> Irregular por Normal o


Ca. Hepático (4, 8, 11).
+ + áreas disminuido Leñosa Variable Abollado

Ictericia obstructiva extrahe-


pática (11). + + N N Dura + + LISO
465 -
EXAMEN FISICO DE LA VESICULA
BILIAR- Se limita solamente a la palpa­
ción, pero tomando en cuenta que ni la ve­
sícula normal ni la escleroatrófica se puede
palpar. En realidad, únicamente las vesículas
grandes son reconocidas por el tacto.
La técnica empleada es simple y se li­
mita a utilizar una de las técnicas palpatorias
del hígado, siendo recomendable el método
de Brugsch, antes descrito, pero iniciando la
palpación en la fosa ilíaca derecha, puesto
que las vesículas péndulas pueden descender
hasta esa región. Fig. 72-7 Síndrom e de ChflHaditi: Colon
interpuesto entre el hígado y- el
La vesícula agrandada se presenta co­ diafragma
mo un tumor subcostal derecho, piriforme, Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
liso, elástico, que desciende durante la inspi­
ración y se desplaza transversalmente en
decúbito lateral izquierdo; es dolorosa si es­
tá inflamada o indolora si sólo está disten­
dida.
La vesícula distendida (Hidrocolecis-
to) puede verse en la obstrucción del cístico
o del colédoco siempre y cuando las carac­
terísticas normales de las paredes de la vesí­
cula no se hayan modificado y mantenga so­
bre todo su elasticidad, circunstancia que
suele verse en el cáncer de la cabeza del
páncreas, en cuyo caso, la vesícula palpable Fig. 72*8 Aire subdiafragmático.
toma el nombre de signo de Courvoisier. En Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
el Ca. de la ampolla de Vater, también se la
puede palpar.
A propósito del examen de los puntos
dolorosos del abdomen conocimos la manio­
bra de Murphy, hecho que hoy lo rememo­
ramos por considerarlo de interés, y para
indicar que los mismos resultados pueden
obtenerse con la maniobra de Pron, Fig. 72-10,
que consiste en ejercer una presión en el J' •
sitio de proyección de la vesícula, con los 1 ’ ' í'ii
pulgares de las dos manos, en el momento
que el paciente inspira, lo cual normalmente
no produce dolor, pero sí en las afecciones
inflamatorias de la vesícula o de las vías bilia- Fi*. 72-9 Puño percusión
— 466 —
res que comprometen a la vesícula. 7.— Knight, R .: Amíbiasis. E n Cécil — Loeb,
T ratado de Medicina Interna Interamericana,
México. 14a. ed., cap. 279, p.p. 583,1977.
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Scand. J. G astroent. Suppl, 6: 223,1970.
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— Loeb.: T ratado de Medicina Interna. In-
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B IB L IO G R A F IA

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sodium, to ta l exchangeable potassium and
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infections hepatitis. ControUed studies of
diet, rest, and physical reconditioning on the
acute course of the disease and on the inciden- DEL BAZO Y PANCREAS
ce of relapses and residual abnormalities.
J. Clin. Invest., 34: 1 1 3 6 ,1 9 5 5 .
EXAMEN FISICO DEL BAZO.- Aunque
3.— Friedberg, C.K.: Enferm edades del cora-
zón. Interam ericana, México. 3a. ed., deben utilizarse siempre todos los tiempos
cap. 8, p.p. 212. 1969. clásicos del examen físico, sin embargo, es de
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noma of the liver: relationship to hepatic tante.
cirrhosis. Arch. Path., 70: 2 2 6 ,1 9 6 0 b.
5.— Goldstein, F.: Fisiopatología de las enfer­
INSPECCION: Sólo es útil en las grandes es-
m edades de la vesícula biliar. E n Sodem an, plenomegalias, en las que produce un abom­
W.A. Fisiopatología clínica. Interam ericana, bamiento del hipocondrio izquierdo que pue­
México. 5a. ed., cap. 29, p.p. 781, 1978. de invadir incluso el flanco izquierdo y los
6.— Hall, E.M., et al.: Portal cirrhosis: Clinical lados izquierdos del epigastrio y mesogastrio.
and pathologic review of 782 cases from
16.600 necropsias. Amer. J. Path., 29: Fig. 73-1, más evidentes durante la inspira­
9 9 3 ,1 9 5 3 . ción.
— HG / —

PALPACION: Igual que para el hígado hay


Fig. 73*2 Línea de palpación del polo inferior
que reconocer que el bazo se encuentra en del bazo
íntimo contacto con el diafragma, lo que le
hace descender durante la inspiración, pero
con la gran diferencia de que la línea de
descenso, en lugar de ser vertical de arriba
abajo, es oblicua de arriba abajo y de atrás
hacia adelante; además el polo inferior del
bazo, cuando está crecido, se lo reconoce
en el trayecto de una línea que parte del
vértice del hueco axilar y termina en la parte
media del arco inguinal. Fig. 73-2. Sin em­
bargo de lo dicho, es necesario reconocer des­
de ya, que el bazo normal no es palpable; Fig. 73-3 Palpación del bazo en decúbito d o m l
para que lo sea tiene que haber crecido por
lo menos al doble, es decir, pesar 300 gramos no izquierda de plano- sobre el hipocondrio
o más (3). izquierdo a la altura de las últimas costillas,
Cómo palpar: Son diversas las técnicas que y ejerce una presión hacia abajo y adentro;
existen, pero siempre se debe empezar la su mano derecha también la coloca de plano
palpación con el enfermo en decúbito dorsal, sobre el abdomen, pero con los dedos diri­
Fig. 73-3, con las piernas y brazos extendidos gidos hacia la región subcostal izquierda,
y la cabeza apoyada en una almohada suave; sobre la línea de la palpación del bazo anttl
todo con el objeto de que la musculatura mencionada, y hundiendo ligeramente It p«*
abdominal se encuentre bien relajada. En es­ red abdominal. Si el bazo está muy ONOldO
tas condiciones, el médico se sitúa, sentado o es probable que con sólo esto, iu flllAOJ fc
no, a la derecha del enfermo, y coloca su ma- recha ya reconozca el bazo; MI t S É f l |
19,

- 468 -
siempre es necesario que a continuación pi­
da al enfermo que inspire profundamente,
con lo cual, al descender el .órgano, sentirá
el choque que el polo inferior hace en los
dedos, circunstancia que aprovechará para
reconocer todas las características que deben
ser examinadas. Como algunas ocasiones la
esplenomegalia es tan notable que puede in­
vadir hasta la fosa ilíaca izquierda, es reco­
mendable iniciar la palpación a ese nivel,
para luego ir subiendo la mano poco a poco
hasta el reborde costal; de no procederse
así es posible que el estudiante no reconozca
un bazo a pesar de estar muy crecido.
Palpación en medio decúbito lateral derecho.
Fig. 73-4. Se utiliza cuando la palpación en
decúbito dorsal no ha dado resultado porque
la esplenomegalia no es mayor, y se quiere
aprovechar, a más del desplazamiento inspi-
ratorio, de la acción de la gravedad. El pro­
cedimiento es el siguiente: enfermo acostado Fig. 73-4 Palpación del Bazo en medio d
en decúbito lateral derecho, pero con el tórax cúbito lateral derecho: A: Posi­
en una posición intermedia entre el decúbi­ ción correcta del paciente. B: Po­
sición correcta de las manos del
to dorsal y el lateral derecho completo, la pier­ médico.
na derecha extendida, y la izquierda flexiona-
da descansando sobre la derecha; el brazo iz­
quierdo cruzado sobre el tórax, pero dejando
completamente descubierto el hipocondrio iz­
quierdo; el brazo derecho permanece descan­
sando estirado sobre la cama; el médico de
pie a la izquierda del paciente, coloca su ma­
no derecha sobre el área esplénica y ejerce
una ligera presión hacia abajo y adentro; su
mano Izquierda en forma de gancho abarca
el reborde costal sobre la línea de palpación
del bazo; en estas condiciones, pide al enfer­
mo que Inspire profundamente, y si el bazo
eitá ligeramente crecido, sentirá el choque
que el polo Inferior ejerce sobre sus dedos.
También puede hacerse esta palpación con el
enfermo en decúbito lateral derecho comple­
to.
Palpación an p o rc ió n M ntada O da pl€. Fig. F ii. 73-5 Palpación del bazo en posición senta-
73-5. Se utiliza cuando el bazo está poco da
-469-
lu cid o y el abdomen está abombado por monar de la base izquierda y del timpanismo
"cualquier causa. Con el enfermo en la posi­ del ángulo esplénico del colon impiden el re­
ción antes indicada, el médico se sitúa detrás, conocimiento de la matitez que como viscera
■{y pide al enfermo que se arrime en él cómo­ maciza debería dar. Se la utiliza cuando se
damente para evitar la contracción de los sospecha una discreta esplenomegalia no re­
músculos abdominales. Desde atrás abraza conocible aún por la palpáción.
al enfermo y coloca su mano izquierda, en Con el paciente acostado como si fuera
gancho, debajo de la región subcostal izquier­
a palpar en decúbito lateral derecho y utili­
da del paciente, siempre sobre la línea de
zando la técnica clásica de la percusión, pero
palpación del bazo. Pide al enfermo que
con golpes percutorios muy suaves, se proce­
inspire profundamente, y si el bazo está
de siguiendo, de arriba abajo, la línea axilar
crecido sentirá el choque del polo inferior.
media; al llegar a la IX o X costillas puede
Qué palpar: Ya hemos dicho que si el bazo encontrarse alguna vez la matitez esplénica
es palpable es porque es patológico. Debe­ normal del polo inferior, pero si sobrepasa
mos por tanto ser cuidadesos en su examen dicha línea axilar es seguro que hay espleno­
y reparar en los siguientes detalles: tamaño, megalia; el polo posterior no es reconocible
forma, movilidad, consistencia, sensibilidad, por confundirse con la matitez de los mús­
regularidad y características del borde ante­ culos lumbares. Cuando hay esplenomegalia
rior. Sin embargo, algunas ocasiones, una reconocible por la percusión, se comprueba
pregunta previa se hace el médico: ¿Es el una área mate que cabalga sobre las IX y XI
bazo lo que estoy palpando o se trata de costillas y cuyas dimensiones superan a los
otra viscera? . Para responder a esta pregun­ 5 centímetros de altura y a los seis de lon­
ta es necesario recalcar algunas característi­ gitud oblicua, siguiendo a la oblicuidad de las
cas generales de las esplenomegalias que costillas.
facilitan su identificación: 1 .- Notable mo­ Auscultación: Aparte de un excepcional rui­
vilidad inspiratoria en dirección oblicua ha­ do de frote que puede oirse durante la respi­
cia abajo y adentro, excepto en los casos ración, producto de una periesplenitis, no tie­
de grandes esplenomegalias o de adherencias ne mayor significado.
a la pared.
EXAMEN FISICO DEL PANCREAS: El pán­
2.- Situación muy superficial y pegada a creas normal no es reconocible por ninguno
la pared costal lo que impide la introducción de los procedimientos clásicos del examen
de los dedos debajo de las costillas. Y físico, dada su profundidad. Solamente los
3.— Borde anterior con sus incisuras carac­ grandes tumores originados en él (Quistes,
terísticas. Seudoquistes, Ca.) y los procesos agudos
Una vez que nos hemos asegurado de pueden dar algunos signos. Así:
que lo que palpamos es efectivamente el ba­ INSPECCION: Abombamiento epigástrico en
zo, entonces procedemos a la descripción de los grandes tumores, a la derecha si asienta
las características antes anotadas. El Cuadro en la cabeza o a la izquierda si en la cola.
No. 73-1, nos señala algunos ejemplos de las Equimosis periumbilical, excepcional, en las
características palpatorias del bazo patológi­ pancreatitis agudas.
co en algunas enfermedades. PALPACION: Es útil para la palpación de los
PERCUSION: El bazo normal no es percu- signos indirectos que aparecen en la pared
tible, pues la vecindad de la sonoridad pul­ abdominal, como la discreta tensión epigás-
CUADRO No. 73-1

PALPACION DEL BAZO PATOLOGICO

ESTADO TAMAÑO FORMA MOVILIDAD CONSISTENCIA SENSIBILIDAD REGULARIDAD BORDE


ANTERIOR
Leucemia Mié >-
Si es muy Irregular con
loide Crónica + a +++ + Conservada Dura + 0 — Lisa
grande no incisuras pal­
(3) desciende pables

Paludismo > Si es muy


crónico (4) + a + + + 4- Globulosa grande no Dura — Lisa Redondeado
desciende

>
Congestivas + + + Conservada Desciende Suave + 0 _ Lisa Redondeada

Cirrosis >
Conservada Desciende Normal o dura — Lisa Cortante
Hepática + + +
E trica de las pancreatitis agudas, por el íleo
' paralítico producido en el estómago o en el
■ colon transverso, aunque muchos autores lo
niegan y más bien recalcan que su ausencia
tiene valor diagnóstico.
Area de hiperestesia cutánea de Katsch,
Fig. 73-6, que corresponde a los derma-
tomas izquierdos de las zonas 7 y 8 de
Head, en las pancreatitis agudas y cróni­
cas, y que se extiende en hemidnturón des­
de el epigastrio hasta las X - XII costillas.
Puntos dolorosos o zonas dolorosas: Mu­
chos periumbilicales han sido descritos, pero
nosotros creemos que no tienen mayor im­ Fig. 73-6 Area de hiperestesia cutánea de K atsch
portancia. Fig. 73-7. Sólo los grandes tu­
mores pancreáticos pueden ser reconocidos
como masas duras e irregulares si son por Ca.
(1, 2, 5), o fluctuantes y blandos si son por
quistes o seudoquistes, que no se desplazan
lateralmente, lo cual les diferencia de los
tumores mesentéricos, aunque verticalmente
con los movimientos respiratorios pueden
movilizarse unos pocos centímetros. Si están
en contacto con la aorta pueden estar impul­
sados por latidos.
Ni la percusión ni la auscultación tie­ Fig. 73-7 Puntos y zonas dolorosas en las afec­
nen mayor importancia. ciones pancreáticas

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liaL E n Sodem an, W.A. Jr., Sodeman, W.J.:
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-472 -
CAPITULO 74

EXAMEN FISICO DE:

- APARATO URINARIO
- MUSCULOS PSOAS Y
- AORTA ABDOMINAL

-EXAMEN FISICO DEL APARATO


URINARIO.— Nos referiremos en esta oca­
sión a los riñones, ureteres y vejiga, dejando
la uretra para el capítulo de los genitales.
RIÑONES.- Inspección: Los riñones norma­
les, debido a su situación muy profunda, re-
troperitoneal, no son reconocibles por la ins­
pección. Sólo los grandes tumores y las hi-
dronefrosis gigantes pueden abombar la re­ Fig. 74*1 Abom bam iento del flanco dere­
gión lumbar correspondiente, o la parte su­ cho p o r gran hidronefrosis
perior del flanco del mismo lado cuando
crecen hacia adelante. Fig. 74-1.

Palpación: Puede parecer paradójico hablar


de la palpación de los riñones cuando normal­
mente no son palpables, excepto el poto in­
ferior del riñon derecho en las personas muy
delgadas. Sin .ejfnbargo, patológicamente la
palpación es ei único procedimiento del
examen físico que puede ofrecer oportuni­
dades diagnósticas, por las modificaciones
que pueden producir tanto en la pared abdo­
minal como en el órgano mismo. Anterior­
mente nos hemos referido a los puntos dolo­
rosos del abdomen y en ellos a los renales y
ureterales, razón por la cual no volveremos
sobre ellos. La pared de la región lumbar
sobre la que se proyecta la sombra renal, Fig. 74*2 Proyección de los riñones en la pa­
red lumbar
Fig. 74-2, puede aparecer contracturada, ru­
bicunda y dolorosa en los casos de absceso mente dichos existen varias técnicas, pero es
perirrenal; en las pielonefritis (1,8,9), la zo­ preferible que el estudiante aprenda y domi­
na puede aparecer hiperestésica y dolorosa a ne una sola, antes de que intente aprender
la palpación. las demás; pero antes es necesario que recal­
Para la palpación de los riñones propia­ quemos dos hechos: 1.- el que no se palpe
los ríñones no quiere decir necesariamente
que el individuo esté sano; y 2.—el que se
palpe un riñón aumentado de tamaño, no sig­
nifica necesariamente que esté enfermo, pues­
to que puede estar más bien desempeñando
una función vicariante por daños del otro
rifión. Es el conjunto de síntomas y signos
el que, como siempre, facilita el diagnóstico.
Además, debe tenerse en cuenta que la pal­
pación de los riñones debe hacerse después
¿e haber realizado el examen del abdomen
en conjunto, puesto que si la pared abdomi­
nal está contracturada o muy dolorosa, la
palpación será muy difícil si no imposible.
Por otra parte la ejecución de las técnicas
tiene que hacerse correctamente, de lo con­ Fig. 74-3 Palpación de los riñones. Método
trario, por su propia complejidad, no permi­ de G uyón para el riñón derecho.
tirán el reconocimiento del órgano.
Qué examinar: Como en todos los casos de­
be examinarse el tamaño, forma, movilidad, el que se encuentra el riñón; cuando el mé­
consistencia, sensibilidad y regularidad. dico considere que ya se encuentra en dicho
plano, pedirá al paciente que inspire profun­
Cómo examinar.— Método de Guyón.- Fig. damente, circunstancia en la cual el riñón
74-3: El enfermo debe estar acostado en descenderá y se volverá accesible a la palpa­
decúbito dorsal con la cabeza descansando ción, es decir, podrá ser capturado su polo
en una almohada. El médico, sentado o de inferior entre los dedos de 1? mano posterior
pie junto al enfermo, pero al lado del riñón y de la anterior. Es necesario anotar aquí,
que se va a palpar. Si va a examinar el ri­ que la inspiración vuelve a los músculos ab­
ñón derecho, coloca su mano izquierda deba­ dominales un poco más tensos y tiende a de­
jo de la región lumbar del enfermo, de mane­ volver la mano del examinador a la superfi­
ra tal que el dorso descanse plenamente sobre cie, lo que debe ser evitado por el médico
la cama y sus dedos se apoyen en la región manteniendo la presión de su mano derecha.
lumbar externa, es decir, fuera de los mús­ Muchas ocasiones el riñón puede no ser
culos lumbares y junto al reborde costal, palpado, pero sí sentido por la maniobra del
ángulo costolumbar; la mano derecha, de peloteo de Guyón, que consiste en que, una
plano, con sus dedos dirigidos a la región vez que las manos han quedado listas para la
subcostal derecha, se sitúa sobre el flanco del palpación de acuerdo con la técnica anterior,
mismo lado, de tal manera que ambas manos en el momento de la inspiración profunda,
quedan frente a frente. A continuación, en los dedos de la mano izquierda situada en la
cada inspiración suave del paciente, los de­ región lumbar, ejercen un movimiento im­
dos de la mano derecha flexionados en la pulsivo sobre dicha región, dirigido perpen­
articulación metacarpofalangica, se van in­ dicularmente de atrás hacia adelante, con lo
troduciendo profundamente en el abdomen cual se consigue que el riñón sea proyectado
con la intención de llegar hasta el plano en hacía adelante en donde lo espera la mano
_ 474 -
derecha que siente un golpe. , de choque.'
Como este peloteo renal puede ser repetido
varias veces, el médico tiene el tiempo
suficiente para estudiar el riñón en las carac­
terísticas antes anotadas.
Combinando las dos maniobras de Gu-
yón, en una secuencia de actos, tendremos un
procedimiento muy útil para la palpación de
los riñones aumentados de tamaño que está
compuesta por los siguientes tiempos:
1.—Preparación de la maniobra; 2.—Manio­
bra del peloteo renal; y 3 . - Captura y palpa­
ción del riñón.
Cuando se trate de palpar el riñón iz­
quierdo, el médico deberá situarse al lado
izquierdo del paciente y deberá invertir la Fig. 74-4 Colocación de las m ano: para pul­
par el riñón izquierdo segtn el
disposición de sus manos, es deicr, la derecha m étodo de Guyón
irá a la región lumbar y la izquierda quedará
sobre el abdomen, Fig. 74-4, y a continua­
ción repetirá todos los tiempos de la palpa­
ción antes anotados.
Como en no pocos casos el riñón pue­
de ser ptósico, la mano abdominal puede
empezar la palpación en la fosa ilíaca para
luego ir subiendo hasta la región subcostal,y
teniendo en cuenta que normalmente el po­
lo inferior derecho desciende hasta la DI vér­
tebra lumbar.
Método de Israel. Fig. 74-5. El enfermo se
acuesta en el decúbito lateral opuesto al
riñón que se va a palpar, con sus piernas y
caderas ligeramente flexionadas. El médico
de píe o sentado se sitúa frente al paciente y
coloca una mano en la región lumbar con sus
dedos en el ángulo costolumbar, mientras
que la otra mano con los dedos dirigidos a la
región subcostal, se ubica en el flanco que co­
rresponde al riñón que se va a palpar. En es­
tas condiciones pide al enfermo que inspire
profundamente y, mientras al final de la mis­
Fig. 74-5 Palpación de los Riñones. Método
ma la mano lumbar presiona de atrás hacia de Israel. A: Posición correcta
adelante, la mano abdominal se va profun­ del paciente. B: Posición de las
dizando en cada respiración. Cuando la ma- manos del examinador.
-475-

Fig. 74-6 Palpación de los riñones. Método


de Goelet

. no abdominal ha llegado al plano profundo


f adecuado siente como el riñón desciende en
, la inspiración, circunstancia que aprovecha
t' para examinarlo.
^ Siempre con el procedimiento bima-
| nual que acabamos de describir, Goelet, pre-
fiere examinar al paciente en la posición de
pie indicada en la Fig. 74-6; y Belington,
¡ recomienda la posición de pie, pero con
ilguna inclinación del tronco hacia ade­
lante, Fig. 74-7. En los dos casos se pre­
Fig. 74-8 Puño percusión de los riñones
tende aprovechar tanto la acción de la grave­
dad que hace descender a los riñones, como
la máxima relajación de los músculos abdo­
minales que permite profundizar bien la infecciosos agudos perirrenales o de la cúpu­
nano abdominal. la renal. La auscultación sobre el abdomen
en el sitio de proyección de la arteria renal,
puede oirse un soplo sistólico, en los casos
de estenosis de dicha arteria.
El cuadro No. 74-1, nos ofrece algunos
ejemplos de los resultados de la palpación
renal.
Percusión y Auscultación: Aunque no tie­
nen mayor importancia, sin embargo, anota­
remos que la suave percusión con el puño
cerrado» Fig. 74-8, sobre la zona lumbar de
proyección renal puede despertar intenso do­
!
CUADRO No. 74-1 i

PALPACION DEL RIÑON

ESTADO TAMAÑO FORMA MOVILIDAD CONSISTENCIA SENSIBILIDAD REGULARIDAD

Rara vez se pal­ Desciende 2 Indefinida y po­


NORMAL pa el polo infe­ Característica centímetros Firme y elástica; co intensa Lisa
rior derecho en inspiración ¡i

> Inmóvil si el
Cáncer + a + + Deformado tumor es muy Dura + + \ Irregular, Nodular
(3, 5,10,12) grande

Alteración En herradura Normal Liso


Congénita (11)

¡ ^
Hidronefrosis l + a ++++ Deformado Blanda o + + + Liso
Unilateral (6) fluctuante

No hay des­
Ptosis renal Normal Normal censo inspi- Normal Normal o + Liso
ratorio *
Inmóvil si
Procesos Variable Normal + + + + Liso
hay adheren­
Inflamatorios
cias
* Si el riñón es flotante puede caer hasta la línea media y durante el acto palpatorio se lo puede devolver a su sitio si no hay adhe­
rencias que lo fijen.
-4 7 7 -
. URETERES: A pesar de que algunos auto-
jes describen algunos puntos dolorosos urete­
rales, sin em bargo, nosotros creemos que no
tienen verdadero significado patológico. A-
demás el exam en clásico es prácticam ente ne­
gativo, razón por la cual ya no insistimos
más.
VEJIGA- Inspección: Normalmente no
ofrece mayor significado especialmente si
está en estado de evacuación, pero en los
casos de obstrucción uretral se distiende y
puede dar un abombamiento importante
en la parte media del hipogastrio. Fig. 74-9. Fig. 74-9 Abombamiento bipogastrico por
vejiga anormalm ente llena
Palpación: Antes ya mencionamos el punto
vesical y no volveremos a insistir. Cuando
está distendida se la puede palpar como una
masa lisa, redondeada, elástica y dolorosa.
Para el efecto se puede colocar las manos so­ %
bre el abdomen como indica la Fig. 74-10, es
decir, apoyadas sobre su,borde cubital a la
altura del ombligo y/paralelas a lo que se
supone es el borde superior de la vejiga, y

A
desde allí, presionando Ügeramente el abdo­
men se desciende hasta toparse con los bor­
des superior y lateral de la vejiga.

Percusión: Es muy útil para el reconocimien­ Fig. 74-10 Palpación de la vejiga


to de la matitez hipogástrica que produce
cuando está llena y que tiene una forma que
recuerda la de la vejiga. Se debe proceder
siguiendo líneas concéntricas de percusión,
Fig. 74-11, las que permitirán establecer
los límites entre el timpanismo intestinal que
rodea y la matitez vesical. Cuando la veji­
ga se vacía, la matitez desaparece, lo que no
sucede si se trata de un útero distendido o
de un tumor hipogástrico.
La auscultación no tiene importancia.
EXAMEN FISICO DE LOS MUSCULOS
PSOAS.— Fig. 74-12. Sólo es reconocible
por la palpación, para lo cual el enfermo de­
be acostarse en decúbito dorsal con el miem­ Fig. 74-11 Lineas concéntricas de percusión
bro inferior del lado que se va a examinar le- de ia vejiga
-478 -

FU. 74-12 Técnica para la palpación del mús­


culo psoas

vantado sobre el plano de la cama unos 20


centímetros y ligeramente flexionado a ni­
vel de la pelvis, con lo cual se consigue tanto
la contractura del músculo psoas para hacer­
lo más fácilmente reconocible, como la flaci-
dez de los músculos abdominales para permi­ Fig. 74-13 Técnica para la palpación de la
aorta
tir la penetración de la mano del examinador
hasta la profundidad del músculo. El médi­
co debe estar de pie o sentado al lado del
psoas examinado, y luego con su mano dere­ Palpación: Es el tiempo más útil. Normal­
cha profundamente introducida en el abdo­ mente, introduciendo los dedos profunda­
men con la técnica ya conocida, y realizando mente en el epigastrio y mesogastrio a uno o
la maniobra del deslizamiento, parte del om­ dos centímetros hacia la izquierda de la lí­
bligo hacia la fosa ilíaca derecha; a mitad de nea media, Fig. 74-13, se palpa una masa
camino aproximadamente se encontrará con pulsátil de forma cilindrica, de unos 2 - 3
dicho músculo. centímetros de diámetro, que se extiende
de arriba hacia abajo, y que en conjunto
EXAMEN FISICO DE LA AORTA ABDO­ se parece a una salchicha, que al presionarla
MINAL: Inspección: En las personas del­ ligeramente duele. Los semiólogos de anta­
gadas y cuando hay hiperactividad cardio­ ño calificaban a esta masa como el “tumor
vascular puede descubrirse un latido epigás­ de los principiantes”, pues en efecto muchos
trico originado en la aorta (2), que tiende a estudiantes que se inician, todavía lo siguen
desaparecer en la inspiración profunda cuan­ calificando de tumor.
do el epigastrio se aleja de la pared posterior.
También puede verse el latido cuando el va­ Patológicamente puede demostrar di­
so dilatado, aneurismático, entra en contacto versos signos especialmente en los aneuris­
con la pared abdominal anterior, a la cual mas, en efecto: lo primero que puede en­
incluso puede abombarla en el epigastrio o contrarse es una masa expansiva pulsátil que
mesogastrio (4). al latir no sólo eleva los dedos de la mano
que palpa sino también que los abre (4),
74-14, lo cual sirve en muchos casos pa­
F ig .

ra diferenciarla de los latidos de la aorta no


aneurismática que sólo eleva los dedos. Al
mismo tiempo puede sentirse un thrill sistó­
lico si es que el aneurisma se ha fistulizado
a la vena cava inferior (4). Conviene anotar
aquí, que en el aneurisma, la palpapion si­
multánea de los pulsos radiales y femorales
demuestra que el femoral se retarda, contra­
riamente a lo que es normalmente, es decir,
que los dos pulsos son sincrónicos o el femo­
ral se adelanta ligeramente al radial. En la Fig. 74-14 Sensación táctil diferente al palpar
arterioesclerosis, la aorta suele ser poco el latido aórtico y ur£ aneurisma
elástica, rígida, sinuosa y la palpación simul­
tánea de los pulsos radial y femoral revela
que el femoral se adelanta al radial.
3.— Foot, N.D., Humpréys, G.A., and Whitmore,
Auscultación: Con el fonendoscopio sobre W.F.: Renal tumors: Pathology and prog­
los sitios de proyección de la aorta en la pa­ nosis in 295 cases. J. Urol., 66: 190, 1961.
red abdominal, en los casos de fístula a la 4.— Friedberg, C.K.: Enfermedades del cora­
cava puede oirse un soplo sistólico (4). zón. Interamericana, México, 3a. ed., cap.
36, p.p. 1309. 1963.
Anotamos de una vez aquí, que para 5.— Grabstald, H.: Renal Cell Cáncer. I. Inciden-
completar el diagnóstico de aneurisma de la ce, etiology, natural history and prognosis.
aorta abdominal, bastan el examen radiológi­ New Tfork J. Med., 64: 2539, 1964.
co en posición lateral y postero anterior, espe­ 6.— Hanley, H.G.: Hydronefrosis. Lancet, 2:
cialmente cuando la calcificación delinea el 664, 1960.
tumor, y el eco de la aorta abdominal. La vena 7.— Jonow er, M.L.: R uptured arteriosclerotic
aneurysms of the abdominal aorta. Roentge-
cava inferior no es reconocida por los tiempos nographic findings on plain films. New
clásicos del examen físico, pero sí por el eco. England J. Med., 265: 12,1961.
Los ganglios tumorales dan signos de tumor 8.— Koss, E.H.: Progress in Pyelonephritis.
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-480-

SEMIOTECNIA DEL APARATO

DIGESTIVO
Debemos señalar que si bien todo
el examen del aparato digestivo es im­
portante, sin embargo, la anamnesis es un
tiempo que destaca nítidamente sobre el
examen físico, pudiendo en muchos ca­
sos ser. suficiente para el diagnóstico, con
lo cual los exámenes complementarios, co­
mo casi siempre, sirven soló para confirmar
la impresión clínica.
La boca, primera porción del aparato
digestivo, ya ha sido motivo de nuestro
estudio en el capítulo del examen de la ca­ Fíg. 75-1 Ei esófago en el mediastino
beza, por lo que no insistiremos más. Ini­
ciaremos por tanto el estudio semiotécnico ALGUNAS CONSIDERACIONES AL CUA­
por el esófago. DRO No. 75-1.— 1.— Siendo la princi­
pal función del esófago la de conducir los ali­
mentos hacia el estómago es natural que su
principal síntoma sea la Disfagia, es decir,
la dificultad al paso de los alimentos. Tam­
CAPITULO 75 bién es natural que la dificultad sea primero
a los sólidos, de más difícil conducción; lue­
go a los Líquidos y finalmente a ambos,
ESOFAGO: Como nos recuerda la Fig. cuando la causa que obstruye la luz también
75-1, el esófago es un tubo que se extiende lo va haciendo poco a poco como es el caso
desde la faringe hasta el estómago, y está en­ de los tumores malignos esofágicos, Fig. 75-2,
cargado de propulsar los alimentos que des­ que conforme aumentan de tamaño disminu­
cienden desde la boca. Para su estudio clíni­ yen más el calibre del esófago. Igual puede
co se acude fundamentalmente a la anamne­ suceder si una estructura vecina al esófago
sis y a los exámenes complementarios, pues­ crece y comprime progresivamente ei órgano,
to que el examen físico, por estar situado Fig. 75-3.
profundamente en el mediastino posterior, La disfagia brusca, es. decir, la intem­
es prácticamente imposible. pestiva obstrucción esofágica puede deberse
ANAMNESIS: Es fundamental. Tiene que a la ingestión de un bolo alimenticio muy
ser completa, cuidadosa y bien dirigida pues­ grande o de un cuerpo extraño que no pro­
to que de su análisis se pueden desprender gresa hacia el estómago; en estos casos el
conclusiones básicas para el diagnóstico, antecedente inmediato es suficiente para el
en el cual, los exámenes complementarios no diagnóstico. En otras ocasiones se debe a
hacen más que confirmar las sospechas. El espasmos, (1, 5) Fig. 75-4, de su musculatura
cuadro No. 75-1, nos indica el qué y el cómo en cuyo caso, y siguiendo el orden de la
preguntar. anamnesis de cualquier síntoma, puede ser
-481 -

'
CUADRO No. 75-1

ANAMNESIS ESPECIAL DE LOS SINTOMAS ESOFAGICOS


Qué preguntar Cómo preguntar
1 .- Disfagia 1.- Siente alguna dificultad al pasó
de los alimentos de la boca al es­
tómago?
1.1: Disfagia progresiva 1.1: Al comienzo pasaban bien
los alimentos sólidos, como la
carne, el pan y las papas?. Qué
sucedió luego con los líquidos?.
Actualmente pasa algo de la co­
mida?
1.2 Disfagia brusca 1.2: Se inició de golpe la difi­
cultad al paso de los alimentos?

2 .- Odinofagía 2 .- Le duele a lo que pasan los ali­


mentos?

3.— Pirosis 3 .- Siente ardor en el pecho, como


que le sube desde el estómago
hasta la boca?

4 .- Regurgitación 4 .- Se le regresan los alimentos a la


boca? ; ya estaban descompues­
; tos? ; le ha sucedido esto alguna
vez al acostarse?
5 .- Tialismo 5 .- Tiene mucha salivación?

NOTA: No olvidarse que a estas preguntas deben añadirse, para cada síntoma, to­
das las aplicables a cualquier síntoma, del cuadro No. 3-1.

reconocida como de un comienzo real anti­ más intensa que otras, algunas incluso en for­
guo, de aparición brusca, desencadenada ma paradojal, es decir, sí a los líquidos, pero
por causas emocionales o sin causa aparente no a los sólidos; puede aliviarse con psicote­
en personas psicópatas o por cualquier razón rapia, sedación medicamentosa y antiespas-
banal; de evolución muy variable; unas veces módicos.
-4 8 2 -

Fig. 75-3 Rechazo del esófago por creci­


Fig. 75-2 Tum or canceroso del esófago que m iento de la aurícula izquierda.
causa obstrucción

Cortesía del P rof. Dr. Germán Abdo.

Fig. 75-4 Espasmo esofágico. (Anillo eso- Fig. 75-5 Acalasia: Nótese el cierre del car-
fágico inferior) dias
_ . - ¿ n J Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.

En la acalasia, Fig. 75-5, es decir, en el En los casos de fístula esófago traqueal,


cierre del cardias por falta total o disminu­ (2, 16), o bronquial, Fig. 75-6, casi siempre
ción de las neuronas del plexo de Auerbach, de naturaleza tumoral, la tos puede ser un
en el cardias y vestíbulo esofágico (3,11,15), síntoma acompañante importante, al pasar
la disfagia puede llegar a ser total. los alimentos del esófago a la tráquea.
— ‘t ü ó -

2.— Sobre la odinofagia sólo indicaremos


lo más importante: No es muy constante, y
de hecho puede no existir a pesar de que
la enfermedad, especialmente el Ca. pudiera
estar muy avanzado (18), El enfermo la per­
cibe en posición retroestemal a veces seña­
lando con mucha precisión el sitio; se irradia
a la porción alta de la columna dorsal y cue­
llo, Fig. 75-7; y puede acompañar a cualquier
tipo de proceso tumoral o inflamatorio, aun­
que en este último caso puede ser de tipo
ardor, como en el reflujo gastroesofágico y
en las esofagitis cáusticas. Fig. 75-7a.
3.'— Pirosis: Supone la existencia de una
esofagitis que produce un ardor retroestemal
que asciende desde el estómago hacia la boca
75-6 F ístula esófago bronquial
y que se debe al reflujo gastroesofágico (7)
Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo. por insuficiencia del cardias, Fig. 75-8, como
en las hernias del hiato esofágico (10, 19).
También puede deberse a inflamación (13)
de la mucosa por éstasis alimentario por
obstrucción, o ingesta de irritantes.

Fig. 7 5-7a Esofagitis cáustica


Localización y zonas de referen­
cia del dolor esofágico C oitesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
-484-

Fig. 75-8 Reflujo (astro esofágico por Insu­


ficiencia del cardias

4 .- Regurgitación: Debe ser perfectamen­


te diferenciada del vómito, puesto que, aun­
que ambos suponen la expulsión de alimen­
tos por la boca, sin embargo, para que se
califique de regurgitación no deben haber
llegado al estómago y por tanto no pueden
haber entrado en contacto con el jugo gástri­
co y en consecuencia no pueden estar digeri­
dos ¡simplemente han sufrido el efecto masti­
catorio y de la ptialina; se observa en las
obstrucciones crónicas con dilatación esofá­
gica, acalasia (6), y en los divertículos esofá­
gicos (4), Fig. 75-9. Algunas ocasiones, el
cambio de posición al decúbito dorsal facili­
ta la salida de los alimentos a la boca. Ade­
más no se acompaña de esfuerzos vomitivos.
5 .- Tialismo: Acompaña a la mayoría de
las afecciones esofágicas; es producto del re­
flejo esófago salival de Roger. Puede acom­
pañarse de sialorrea.
EXAMEN FISICO: Dada su profundidad es
prácticamente negativo, sin embargo, puede JS
dar origen a importantes signos como hema- 75-9 Divertículos esofágicos.— A: Di­
temesis, melenas y signos de anemia aguda o vertículos de Zenker. B: Doble
crónica; pero estos serán estudiados a propó­ Divertícuio
sito de las hemorragias digestivas. Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
-4 8 5 -
EXAMENES COMPLEMENTARIOS:
j _ LA RADIOGRAFIA es el más inocuo, de
¡nás fácil realización y que prácticamente no
tiene contraindicaciones. La Fig. 75-10, nos
da un ejemplo de la imagen normal, y todas
las imágenes presentadas antes nos permiten
comprender la importancia, por lo que no
insistiremos más.
2 - LA ESOFAGOSCOPIA O ENDOSCOPIA
ESOFAGICA, es un examen muy importante
y que consiste en ver a través de un tubo, el
esofagoscopio, Fig. 75-11, el estado del órga­
no por su interior. Su técnica es de dominio
Fié. 75-10 Esofaeoerafía normal
de los endoscopistas, por lo que nosotros no
insistiremos más. Pero en cambio, sí vamos
a enumerar lo que creemos es importante
para el médico general: sus indicaciones y
contraindicaciones.
Indicaciones: (8, 17). Prácticamente en
todos los casos de patología esofágica, espe­
cialmente en las obstrucciones de cualquier
etiología; en el síndrome de reflujo gastroe­
sofágico; en los divertículos y aún en las vári­
ces esofágicas, sólo que en éstas hay que ex­
tremar los cuidados para evitar su lesión; pa­
ra la extracción de cuerpos extraños.
Contraindicaciones: Las desviaciones esofá­
gicas muy amplias que impidan la introduc­
ción del instrumento, la insuficiencia cardía­ Fie. 75-11 Esofagoscopio
ca y respiratoria, los aneurismas o dilatacio­ Cortesía del Prof. Dr. Patricio Cárdenas.
nes exagerados de la aorta; la falta de cola­ y la cineradiografía, útil para las afecciones
boración del paciente; las esofagitis por cáus­ funcionales, pero sobretodo para los tu­
ticos. mores malignos incipientes que originan
rigideces que la radiografía común no los
3.- LA BIOPSIA: (9, 12). La endoscopia
puede descubrir (14).
permite la toma de pequeños pedacitos para
ser examinados luego al microscopio. Es in­ PRINCIPALES SINDROMES ESOFAGICOS:
dispensable cuando la sospecha es un tumor, Todos están compuestos fundamentalmente
y también en las esofagitis. por los síntomas antes descritos, pero con la
Los exámenes antes anotados son de circunstancia de que, según el síndrome,
uso más frecuente y de más fácil alcance. La predomina uno u otro. Así: en el obstructi­
medida de las presiones intraesofágicas, útil vo predomina la disfagia; en el esofagítico, la
para las afecciones funcionales del órgano; odinofagia; en el diverticular, la regurgitación;
PLIEGO: 15
-486-
en el de reflujo gastroesofágico, la pirosis; y
a todos puede acompañar la odinofagia y el
tialismo. Sin embargo, por su frecuencia
insistiremos un poco más en el reflujo gastro­
esofágico, cuya causa más frecuente es la
hernia del hiato, Fig. 75-12,y que está com­
puesto por dolor retroxifoideo, irradiado a lo
largo del esternón y a la parte alta de la co­
lumna dorsal, que aumenta con los alimentos
irritantes y las actitudes corporales que inten­
sifican la presión intraabdominal como el es­
tar en cuclillas o sentado o acostado en de­
cúbito dorsal, también el uso de cinturones;
calma con la leche, los antiácidos y el decú­
bito en posición semi-sentado. Se suma la pi­
rosis y alguna vez la regurgitación.

Fie- 75-12 Estenosis esofágica inferior más


hernia del hiato.
C ortesía del Prof. Dr. Germ án Abdo.
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-487-
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hlatui hernia — endoscopy. Psotgrad. Med.
J „ 50: 199 — 2 0 1 ,1 9 7 4 .
1 8 .— Sktnner, D.B.: Esófago: NeopLasias. En
Sodem an W.A., Jr., Sodem an. W.A.: Fisio­
patología clínica. Interam ericana, México.,
5a. ed., cap. 24, p.p. 668. 1978.
19.— Sldnner, D.B., Belsey, R .H .E ., Hendrix, T JL,
and Zuidema, G.D.: G astroesophageal Re-
flex and Hiatal Hernia. Boston, L ittle,
Brown and Co., 1972.

CAPITULO 76

ESTOMAGO Y DUODENO Fig. 76-1 Estómago

Igual que para el esófago, la anamnesis 2.— Fecha real de comienzo:


cuidadosa es un tiempo indispensable, puesto En cambio las gastritis hipersecretantes,
que ella define el énfasis que hay que hacer la enfermedad ulceropéptica, pueden haber­
en los tiempos del examen físico y en la se iniciado semanas, meses o años atrás. El
selección de los exámenes complementarios. Ca., sin embaído, aunque puede haber presen­
ANAMNESIS: Múltiples son los síntomas tado dolor recientemente, su grado de evolu­
sobre los que hay que averiguar, pero de ción puede ser muy adelantado, puesto que,
acuerdo con su importancia y frecuencia, en muchos casos, sólo produce dolor muy
quizás sea el dolor el más interesante, tardíamente.
razón por la cual empezaremos su descrip­ 3 .- Su intensidad es relativa; por ejemplo,
ción por él. Ventajosamente el cuadro en el Ca. unas veces es muy discreto o no
No. 3-2, que se refiere a la anamnesis del existe, y otras en cambio es muy intenso,
dolor es ciento por ciento aplicable al caso, intolerable; la úlcera péptica produce dolores
razón por la cual no insistiremos más sobre más o menos fuertes, pero cuando se perfora
la técnica de la anamnesis. Ahora nos con­ puede dar origen a un dolor violento, in-
centraremos más bien a justificar el por qué cluso shocante; las gastritis y los estómagos
de las preguntas haciendo algunas considera­ irritables producen dolores más bien leves;
ciones al respecto; pero antes recuérdese la las obstrucciones gástricas y el síndrome
nomenclatura de las diferentes partes del pilórico, pueden producir intensos y repeti­
estómago. Fig. 76-1. dos dolores durante la fase de lucha, es de­
ALGUNAS CONSIDERACIONES AL CUA­ cir, mientras las paredes del estómago guar­
DRO No. 3-2 A PROPOSITO DEL DOLOR dan toda su capacidad contráctil; pero en la
GASTRICO: (13,14,19, 23,34). fase de distensión, la intensidad dolorosa pue­
1.- Fecha aparente de comienzo: de disminuir.
Algunas gastritis por ingesta de cáusti­ 4 .- Causa aparente:
cos pueden tener un comienzo reciente y Es increíble el número y variedad
agudo, igual que luego de alimentos muy de cosas a las que las personas acusan el
condimentados o alcohol. inicio de su dolor; nosotros sólo nos referí-
-488-
remos a las más nombradas y que tienen
cierta relación. Así: en la úlcera péptica
suele acusarse a los alimentos muy condimen­
tados, a la irregularidad en la hora de la comi­
da, al alcohol (8), al cigarrillo (20, 31), a los
“nervios”, o sea, a las tensiones psíquicas de
cualquier naturaleza (35); a los medicamen­
tos como la aspirina (20), glucocorticoides
(7), fenilbutazona (4), indometacina (1); al
stress, para los casos de úlcera de Curling,
(11) y a lesiones cerebrales para el caso de
las úlceras de Cushing (11). Para las gas­
tritis las causas enunciadas pueden ser las
mismas, a las que puede sumarse la ingesta de
cáusticos. En el caso de las hernias del hiato Fig. 76-2 Zonas m ás frecuentes del dolor
se atribuye a los vómitos repetidos. En el gástrico y de sus diferentes regío>
nes
Ca., muchas veces no se descubre causa
aparente o se lo atribuye a cualquiera de
las anotadas.

5.— Sitio del dolor:


El epigastrio, “la boca del estómago”,
suele ser el sitio predilecto del dolor que se
origina en el estómago, Fig. 76-2; sin embar­
go, se puede reconocer que, cuando la lesión
asienta en el cardias el dolor se lo señala
más en la región retroxifoidea; cuando asien­
ta en la parte alta del estómago, se la des­
cribe más en la parte alta del epigastrio; si
asienta en el antro, píloro o duodeno, se
lo encuentra más bien hacia la derecha de la
línea media y cerca del ombligo; a veces
es tan preciso el lugar que el paciente lo Fig. 76*3 Zona de irradiación de los dolores
gástricos
señala con un dedo.
6.— Irradiación: ra es en el duodeno si lo hace en el lado dere­
cho, o en la cara posterior con compromiso
El sitio predilecto de irradiación es la
del páncreas si lo hace al lado izquierdo.
parte media y baja de la columna dorsal,-
Fig. 76-3, lo cual se explica por la inerva­ 7.— Tipo de dolor:
ción gástrica, y la segmentación metamérica Los espasmos musculares intensos pro­
y dermatómica del cuerpo. Pero algunas ve­ ducen un dolor tipo calambre o cólico y
ces, especialmente en las afecciones del car­ suelen verse en los casos de estenosis orgáni­
dias lo hace hacia la región retroestemal. cas o en los estómagos irritables. Es de tipo
Rara vez puede irradiarse hacia los hipo­ continuo con sensación de ardor o quemadu­
condrios, indicando que el sitio de la úlce- ra en las gastritis hiper e hiposecretantes,
- 489 -
independientemente del grado áe hiper o
hipoclorhidria que pudiera haber (33). En la
perforación del estómago puede ser en pu-
fialada, que se dirige desde el epigastrio di­
rectamente a la región dorsal baja. Es de ti­
po pesantez con sensación de llenura epigás­
trica, en las dispepsias o atonías post esteno-
ticas.
8.- Síntomas acompasantes: Fig. 76-4 D olor a cuatro tiem pos de la úlce­
Suele acompañarse de náusea y vómito ra gástrica
en casi todas las gastropatías; de ardor y aci-
dismo en el ulcus péptico y en las gastritis;
de hematemesis y melenas especialmente en tras que en las úlceras duodenales el dolor
puede ser sólo a 3 tiempos, es decir: ingesta,
el Ca. y el ulcus. De anorexia, baja de peso y
calma, dolor tardío, porque su aparición es
anemia en el Ca.
después de las cuatro horas de la ingesta.
9.- Relación con el tipo de alimentos: Un dolor muy tardío, después de las cuatro
La calidad de los alimentos suele es­ horas, puede verse también en las gastritis y
tar íntimamente relacionada con el dolor duodenitis. El dolor en ayunas puede verse
gástrico. En efecto, las gastritis y el ulcus en la úlcera duodenal acompañada de hiper-
intensifican su dolor ante los condimentos secreción nocturna (25); y el dolor nocturno
(ají, ajo, comino, etc); frutas cítricas; café, en las hernias del hiato y menos en el ulcus
alcohol; en cambio suele aliviarse con los ali­ duodenal.
mentos blandos, la leche, nata y otros alcali­
11.—La periodicidad constituye uno de los
nos. Las “comidas pesadas” pueden desper­
tar dolor incluso en las personas normales. factores más importantes para definir sobre
Los alimentos muy calientes o muy fríos todo la enfermedad ulceropeptica, puesto
pueden originar gastritis o intensificar sus que en el 90 - 95 °/o de las úlceras duode­
dolores (23). nales y el 25 j- 30 °/o de las gástricas, se
presenta con /períodos dolorosos que alter­
10.— El horario del dolor, sin ser exclusivo nan con los/períodos de calma (29). Varias
de las afecciones gástricas, es sin embargo, enfermedades gástricas y extragástricas tam-
muy importante, junto con la periodicidM, bién se expresan con semejante carácter, pe­
para el diagnóstico de diversas enfermedades ro en el úlcus tiene características singulares
del estómago; por ejemplo: el dolor que como: el período doloroso nunca dura me­
aparece con la ingesta suele verse en la úlcera nos de 8 días, pero puede durar varias sema­
péptica yuxta cardíaca de la curvatura me­ nas. Sin embargo, debe entenderse con clari­
nor y en el síndrome de Dumping, por va­ dad el significado de período doloroso: no
ciamiento rápido del estómago en el duode­ quiere decir que el dolor permanece cons­
no (22). El dolor post prandial, de 1 a 4 ho­ tante las 24 horas de cada día, sino que, res­
ras después de la ingesta, puede verse en las petando o no un horario en el día, se pre­
úlceras gástricas lo que a su vez puede dar senta todos los días sin excepción. 2.—El
origen al llamado dolor a cuatro tiempos, período de calma puede durar uno o varios
Fig. 76-4, es decir, ingesta, calma, dolor tar­ meses o hasta años, durante el cual el pacien­
dío, calma espontánea del dolor; mien- te se siente tan bien que come y bebe de
-490-
todo sin que nada le haga daño. La Fig. 76-5,
sintetiza estos criterios. En las gastritis y
duodenitis puede observarse también cierta
periodicidad, pero los periodos de calma no
son tan absolutos, pues están sujetos a la ac­
ción de los alimentos irritantes, alcohol,
tabaco, etc., que frecuentemente despiertan
nuevamente el dolor. En el estómago irrita­
ble se nota una irregularidad absoluta tanto
en los períodos de calma como en los de
dolor, estando directamente relacionados
con los incidentes emocionales en personas
con sistema neurovegetativo lábil (6). El
Fig. 76-5 Com portam iento en el tiempo
dolor continuo ¡nacido en el estómago indica, del dolor ulceroso
la ¡mayoría de veces, lesión orgánica, pudien­
do observarse en el Ca. y en las complicacio­ 16.- Relación con los medicamentos:
nes de la úlcera como la perforación, las Los medicamentos antiácidos y los
hemorragias y las estenosis, lo cual constitu­ anticolinérgicos suelen aliviar el dolor del
ye un importante dato evolutivo, según ve­ ulcus y el de las gastritis, en cambio se inten­
remos, más adelante. sifica con la aspirina, indometacina, fenilbu-
tazona, corticoesteroides, aminofilínicos, oxi-
12.- Relación con el vómito: tetraciclina, etc., razón por la cual todos ellos
En términos generales se suele aceptar deben ser ingeridos después de las comidas y
que el vómito que se origina en el estómago con leche. Los dolores del estómago irrita­
alivia suj dolor. En realidad, el vómito del ble pueden aliviarse con sedantes y psicote­
síndrome pilórico alivia el dolor tan frecuen­ rapia; el Ca. puede producir a veces dolores
te especialmente durante la fase de lucha. tan intensos que difícilmente se alivian con
Igual sucede en el vómito matutino de la úl­ los analgésicos más potentes y alcaloides.
cera duodenal que expulsa el jugo gástrico 17.- La evolución del dolor ulceroso es par­
producto de la hipersecreción nocturna. ticularmente importante especialmente cuan­
13 y 14.- Relación con la micción y depo­ do va camino de una complicación. En
sición: No suele tener ninguna relación. efecto, de lo que puede ser tipo ca­
lambre, con horario y periodicidad, pue­
15.—La relación con el decúbito: Sí es de volverse de tipo continuo e irregular,
significativa puesto que en general suele ali­ es decir, perder sus características bási­
viar el dolor del ulcus, pero específicamente cas y anunciar una hemorragia, una per­
el decúbito ventral alivia el de la cara poste­ foración, una estenosis o la inserción de
rior; en cambio empeora, igual que el decú­ un cáncer. Claro que en algunos casos el
bito dorsal, el dolor y demás molestias de la primer anuncio de la existencia de una úlcera
hernia del hiato esofágico, que en cambio se puede ser una hemorragia “La úlcera
alivia en la posición sentada o de pie (5). debuta con una hematemesis o una me­
La actitud de pie por su parte empeora el lena” (26), pero la mayor parte de
dolor de la ptosis gástrica, que facilita el veces tiene un comportamiento típico. Las
tironeamiento de los mesos. gastritis y el estómago irritable evolucio-
-491
gan irregularmente s in permitir una sis­
tematización de su comportamiento. El
Ca. gástrico puede permanecer largos perío­
dos silencioso y sólo al final, cuando ya ha
dado metástasis puede aparecer el dolor; fre­
c u e n te m e n te se adelantan a él síntomas tan

jnespecíficos como la astenia, anorexia y


pérdida de peso.
Por todo lo que hemos visto se puede
concluir que es necesario recorrer paciente­
mente toda la anamnesis propuesta para
formularse una idea cabal, que, en todo caso,
siempre será imprescindible como hecho pre­
vio a cualquier otro procedimiento diagnós­
tico empleado en las gastropatías.
NAUSEA Y VOMITO.— La náusea es la
molestia que anuncia al enfermo el deseo de
vomitar; puede estar compuesta por un con­
junto de sensaciones adicionales (angustia
epigástrica, sudoración, palidez, etc.) que ha­
cen de ella un verdadero síndrome. Como
sus causas y fisiopatología son las mismas
que del vómito (excepto en el vómito de
origen central), las trataremos junto con él.
Sin embargo, conviene que desde ahora di­
gamos que casi todos los vómitos de origen
central no están precedidos de náuseas,*
son los vómitos en chorro o escopetazo. -------- VIAS AFERENTES
-------- VIAS EFERENTES
Al vómito se lo define como la expul­
¿ENTRO DEL VOMITO
sión por la boca del contenido gástrico, y
su examen debe hacerse tanto por la anam­ Fig. 76-6 Arco reflejo del vóm ito
nesis cuanto por la inspección directa y de
laboratorio; pero, como muchas veces el mé­
dico no tiene la oportunidad de examinar di­ que el vómito es un acto reflejo cuyo centro
rectamente el vómito, pasa a depender total­ se encuentra situado en el bulbo cerca del
mente de la anamnesis, la cual es de alter va­ haz solitario a nivel del núcleo motor dorsal
lor práctico y tiene unas cuantas preguntas del vago, (18) al cual llegan los estímulos
propias como nos indica el cuadro No. 76-1, aferentes por el simpático y el parasimpático,
a más de la anamnesis general de cualquier y los eferentes retoman al tubo digestivo por
síntoma naturalmente. el V, VII IX, X y XII parescraneales, y a los
músculos abdominales y diafragma por los
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. nervios raquídeos. Fig. 76-6. El acto de vo­
76-1 Ante todo conviene tener en cuenta mitar propiamente dícho supone una enérgica
-492-

CUADRO No. 76-1

ANAMNESIS DEL VOMITO

Qué preguntar Cómo preguntar

1.- Contenido 1 .- Qué vomitó?


1.1.: Alimenticio 1.1: Tenía comida?. Tenía
restos de comidas anteriores?
1.2: Mucoso 1.2: Tenía moco?

2 .- Color 2 .- De qué color era? : Amarillo?


Verde? Café? Rojo?

3 .- Sabor 3 .- Qué sabor tenía?, ácido como


limón? Como comida fermenta­
da?

4 .- Olor 4 .- Qué olor tenía? . En algún mo­


mento fue como a heces fecales
o como a manteca dañada?

5 .- Volumen 5 .- Qué cantidad vomitó?


6 .- Frecuencia 6 .- Cuántas veces vomitó?

7 .- Relación con las comidas 7 .- Cuánto tiempo después de comer


vomitó?

8 .- Relación con el dolor epigástrico 8 .- Una vez que vomitó, que le pasó
al dolor?

9 .- Relación con la náusea 9 .- Tuvo náusea antes de vomitar?

contracción, del diafragma y de los músculos ferie, desde otros segmentos del cerebro y
abdominales mientras permanece abierto el directamente a través de la sangre, lo cual
cardias y cenado el piloto, y no menciona­ permite reconocer una amplia gama de sitios
mos a las contracciones antiperistálticas del que pueden ser punto de partida de los es­
estómago en primer lugar, porque no parecen tímulos del vómito, pero eso no nos corres­
ser necesarias para que se expulse el conte­ ponde a nosotros precisarlo sino a la fisiopa­
nido del estómago (24). tología, razón por la cual nos limitaremos
Por otra parte, si nos atenemos a la por hoy a analizar el vómito de origen gás­
Fig. 76-6, comprenderemos, que el centro del trico sobre todo, por ser el que más frecuen­
vómito puede ser estimulado desde la peri- temente lo origina, no sin antes dejar sentado
-493 -
i „tie, en forma refleja, casi no hay viscera semejante. El color rojo, si no es por alimen­
■¿gestiva que deje de producirlo, por lo que tos, bebidas o medicamentos, es por sangre
¿ anamnesis debe siempre procurar definir fresca que aún no ha sido digerida.
el origen del vómito.
HEMATEMESIS: La presencia de sangre en
j _ La mayoría de los vómitos contienen el vómito es de extrema importancia para el
originalmente alimentos mal digeridos y diagnóstico y el futuro del padente, y, aun­
^vilmente reconocibles, y no constituyen que su estudio será ampliado en el capítulo
por si mismos un elemento semiológico de las hemorragias digestivas, sin embargo,
¡aportante; cuando se ha terminado su hoy haremos unas cuantas consideraciones
expulsión puede luego eliminarse el jugo
semiotécnicas importantes para su individua­
gástrico o bilis. Cuando contienen es­ lización: a), es la expulsión de sangre de­
pecialmente moco hay que pensar en las glutida? . Con frecuencia la sangre proce­
gastritis. dente de las vías respiratorias o digestivas
2 - El color es más orientador. Si es ama­ altas, como de una epistaxis, de una extrac­
rillo es porque contiene jugo gástrico, propio ción dentaria o amigdalectomía que conti­
de las gastritis hipersecretantes y enferme­ núan sangrando después del acto quirúrgico,
dad ulceropeptica. El verdoso es porque con­ y de várices esofágicas que se rompen, pue­
tiene bilis y se observa en las coledstopatías; de ser expulsada como hematemesis; ésto nos
pero sí es pertinaz hay que tener presente aclara los antecedentes y el examen físico.
a las oclusiones intestinales altas; (27) el b) La sangre expulsada por la boca pro­
café obscuro como pozo de café debe su­ cede del aparato digestivo (hematemesis) o
gerir siempre la presencia de sangre, hema- del respiratorio (hemoptisis)? . Esta diferen­
temesis, que ya ha sufrido los efectos diges­ ciación es básica pues orienta rápidamente
tivos del jugo gástrico; claro que algunos ali­ hada la posible viscera enferma; claro que
mentos, como la remolacha, el chocolate, debe tenerse presente que si una hemoptisis
el vino, mortiños o medicamentos como el se ha deglutido, luego puede ser expulsada
carbón, bismutos, etc. pueden dar un color como hematemesis. El cuadro No. 76-2,nos

CUADRO No. 76-2


Hematemesis Hemoptisis

1.- Viene con vómito 1.- Viene con tos


2- Es sangre rojo-obscura o café 2- Es sangre roja rutilante
obscura (Poso de café)
3 .- Puede estar mezclada con alimen­ 3 .- Está mezclada con aire, por eso
tos. es espumosa
4 .- Va seguida de melenas 4 .- Va seguida de esputos sanguino­
(cola de la hematemesis) lentos (cola de la hemoptisis)
5 .- El pH del vómito puede ser ácido 5 .- El pH es alcalino
-494-
resume las características diferenciales más 5 .- El volumen del vómito depende obvia-?
importantes, que deben tenerse muy en cuen­ mente del contenido en el estómago, perg
ta a la hora de la anamnesis; y c); aunque pa­ si es alimenticio y en mayor cantidad que la1
rezca increíble, muchas ocasiones el estudian­ última comida, quiere decir que el estómago*
te no puede calificar con seguridad si el vó­ no se vacía porque está obstruido. También?
mito contiene o no sangre, razón por la cual, tiene interés para relacionarlo con el grad&
y para terminar toda discusión, el procedi­ de deshidratación que pudiera tener el pa.
miento a seguirse cuando es posible, es cíente. »
tomar una muestra y enviar al laboratorio 6 .- El número de veces que ha vomitado
para investigar sangre. un paciente puede estar relacionado con
Las afecciones gástricas que más fre­ la cantidad de la ingesta; pero muchas veces
cuentemente producen hematemesis son las puede vomitar incoerciblemente sólo un con­
úlceras gastroduodenales (60°/o), los carci­ tenido acuoso o de jugo gástrico o biliar.
nomas digestivos altos, (10°/o); las gastro- Muchas de estas ocasiones la causa que es­
duodenitis, hernias del hiato, ingesta de timula el centro del vómito puede estar fuera
medicamentos como la aspirina, fenilbuta- del estómago, en otras porciones del aparato
zona, reserpina, glucocorticoides (Hafter); digestivo o en el cerebro (Tumores, trauma­
pero obviamente en otros casos el estómago tismo craneal, hipertensión endocraneal etc.);
puede ser sólo el efector de una enfermedad o ser el producto de una intoxicación endó­
que asienta a distancia, como una cirrosis gena urémica o diabética. Además si su fre­
hepática que produce hipertensión portal cuencia es muy grande puede causar graves
con várices esofágicas que se rompen; o una trastornos de deshidratación. Muchas muje­
coagulopatía que se manifiesta por hemate­ res, durante los primeros meses de embarazo
mesis; o una esplenopatía, etc., por eso algu­ pueden vomitar muy seguido (Hiperemesk
nos semiólogos recomiendan frente a una gravídica).
hematemesis “mirar al epigastrio, pero tam­
bién a su izquierda y derecha” (30), desean­ 7 .- Su relación con las comidas es de lo
do indicar que la causa puede estar en el más interesante, especialmente el postpran-
estómago o fuera de él. dial tardío (6 o más horas después de la
ingesta, a veces hasta 24 horas después)
3.— El sabor agrio del vómito tiene que ver que es alimenticio y contiene restos de co­
con su contenido ácido propio de las gastri­ midas anteriores, nos habla con mucha se­
tis hipersecretantes; otras ocasiones puede guridad de una obstrucción del estómago que
tener un sabor desagradable a comida a me­ impide su vaciamiento en el duodeno (17,21).
dio digerir, propio de las gastritis hiposecre- Las atonías gástricas o los procesos obstruc­
tantes en las que faltan los fermentos nece­ tivos aun incompletos a nivel del estómago o
sarios para garantizar una digestión adecuada duodeno pueden dar vómitos de 2 a 6 horas
de los alimentos.
después de las comidas. Algunos neurópatas,
4.— El olor a manteca rancia puede acom­ o personas con estómago irritable pueden vo­
pañar a los vómitos de las gastritis hipose- mitar inmediatamente después de la ingesta.
cretantes. Cuando es fecaloide significa que El vómito en ayunas puede verse én las úlce­
hay obstrucción intestinal alta que permite ras duodenales que se acompañan de hi-
además el reflujo de su contenido hacia el es­ persecreción nocturna y en los alcohólicos
tómago y su expulsión posterior, en los que es acuoso o bilioso (Pituitas).
- 495 -
fej vómito fácil puede verse en las hernias Los demás síntomas gástricos señalados
¡leí hiato. en el cuadro No. 76-3, no requieren de u-
¡fe Se suele decir que si el vómito alivia na semiotecnia especial para su anamnesis,
Sin dolor epigástrico es porque éste tiene un pues basta con la aplicable a cualquier sín­
••'origen gástrico. Esto es verdad en una gran toma, razón por la cuál los tratamos en
mayoría de veces, lo cual de paso sirve para conjunto.
..diferenciarlo del vómito reflejo originado
¡en una colesistopatía o apendicopatía o CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
pancreatopatía, etc. 76-3.— El acidismo, que puede ser descrito
Hemos anticipado que casi siempre el también como agruras, acedías, vinagreras,
^vómito originado en el estómago o en cual­ se observa en el reflujo gastroesofágico de
quier otra viscera torácica o abdominopélvi- cualquier etiología, independientemente del
;ca está precedido de náusea. Este hecho es grado de acidez del estómago.
importante para diferenciarlo del vómito cen­ 2 .- De los trastornos del apetito, el más
tral originado en el cerebro por estimulación frecuente es la anorexia o simplemente la dis­
1directa sobre el centro del vómito, en el que minución del mismo (inapetencia). Aunque
casi nunca hay náusea. es un síntoma que puede acompañar a mil

CUADRO No. 76-3

ANAMNESIS DE OTROS SINTOMAS GASTRICOS


Qué preguntar Cómo preguntar
1- Acidismo 1 .- Ha tenido la sensación de que es­
tá ácida (amarga) la boca y por
el pecho?
2 .- Trastornos del apetito 2 .- Come bien?
2.1: Anorexia 2.1 : Ha perdido el apetito? Ha
perdido los deseos de comer?
2.2: Hiperorexia (Bulimia) 2.2: Tiene mucho apetito? Es­
tá cqmiendo demasiado?
3 .- Aerofagia 3 .- Suele tragar aire frecuentemente?
4- Eructos 4 .- Eructa Ud.? Tiene algún olor?
5 .- Hipo 5 .- Tiene hipo?
6 :- Mericismo y Rumiación 6 .- Alguna vez siente que los alimen­
tos se le regresan del estómago a
la boca? Que hace entonces?
-496- 1
causas distintas, sin embargo, tratándose de boca de los alimentos que han estado en ¡>j
patología gástrica siempre hay que tener en estómago para ser luego escupidos al ext¿
cuenta al cáncer, en el cual puede ser de rior; no se acompañan por tanto de vómito
presencia precoz. En los alcohólicos cróni­ Se produce la rumiación, cuando en lugar d¡
cos es frecuente. No hay que olvidarse de ser escupidos son nuevamente ingerido*
las de causas psicógenas: anorexia nerviosa. Se puede ver en individuos psicópatas. '
(3, 12, 28, 32). La Hiperorexia y Bulimia, EL EXAMEN FISICO del estómago ya fue ej
o sea, el constante deseo de comer es rarísi­ tudiado a propósito del examen del abdorrier
mo en la patología gástrica, más puede verse
en afecciones endócrinas, neurológicas, psi­ EXAMENES COMPLEMENTARIOS: Sor
quiátricas etc., que serán mencionadas a su varios, pero destacan nítidamente las radio
tiempo. grafías, la gastroduodenoscopia, la biopsia;
3 .- La aerofagia, o sea, el constante deseo el examen del jugo gástrico, a los cuales no¡
de tragar aire, por si sólo no suele verse en referiremos; mencionaremos también a 1¡
patología gástrica; sin embargo, puede acom­ medida de presiones y a los estudios con ra
pañar a la deglución constante de saliva en los dioisotopos para los cuales se necesitai
casos de hipersecreción de la misma, ya medios más sofisticados.
estudiada en otra parte. El aire deglutido EXAMEN RADIOLOGICO: No es nuestra inten
con los alimentos es fisiológico y su cantidad ción referimos a la técnica, sólo queremo
es insignificante. La mayoría de las disten­ destacar que para realizarlo se usa una subí
ciones gástricas por aire no es por aerofagia tanda radiopaca llamada Sulfato de baric
propiamente dicha, sino por ingestión de que debe ser ingerida por el paciente durant
bebidas gaseosas o por la producción en el el examen, para el cual es preferible qu
estómago por trastornos en la digestión de no haya ingerido ningún alimento desde 1
los alimentos, como en las dispepsias gástri­ noche anterior. Sirve para estudiar su form;
cas y en los psicópatas. el estado de su mucosa y su capacidad mote
4.— Los eructos son la expulsión del aire ra. Prácticamente no tiene contraindicará:
contenido en el esófago o estómago que al nes aunque requiere de la activa colaboració
salir producen un ruido característico. Son del paciente, y, en cambio está indicado e
fisiológicos en los recién nacidos y luego de ida sospecha de gastroduodenopatía o d
las comidas abundantes o ingesta de bebidas tumor intraabdominal vecino a estas vísc<
gaseosas; no tienen ningún olor o a lo más ras a las que puede rechazar o invadí
responde al de los alimentos ingeridos. En la práctica, el estudio del esófago, este
Patológicamente pueden verse en las obstruc­ mago y duodeno suele hacerse en una mism
ciones del estómago en las que son de mal sesión; y a esta porción del tubo digestiv
olor por los procesos de fermentación que se la suele llamar tracto digestivo alto, qu
pueden darse. es una de las formas de solicitar este ex¡
men. También puede solicitarse como seri
5 .- Hipo: El de origen gástrico puede esofagogastroduodenal. El examen radiogn
darse en las hernias diafragmáticas, pero, fleo suele estar precedido del examen radio
como hemos mencionado en otra parte, su cópico, es decir, de aquel que permite la v
origen puede estar en cualquier causa que sión directa y en movimiento del estómag
sea capaz de irritar el diafragma. y duodeno, lo cual orienta mucho al radii
6 .- El mericismo es la devolución a la logo, pero, para que esas imágenes se guarde
-497 -
puedan ser analizadas por otros, es indis-
'pensable grabarlas en las placas fotográficas
íqUe son las radiografías, aunque estas sólo
lijan una visión estática. También puede
Uparse, en los centros que lo tienen, la cine-

La Fig. 76-7, nos demuestra la imagen


normal del estómago, su mucosa y del duo­
deno que se explican por si solas; mientras que
en las siguientes figuras se exponen algunos
ejemplos de patología gástrica frecuente
EXAMEN DEL JUGO GASTRICO: Obtenido
luego de la inyección de 0,04 mg.de histami-
na, que produce la máxima secreción (MAO).
según la técnica de K av revela eme su volu­
men máximo durante la prueba oscua entre Fig. 76-7 Radiografía de un estómago nor­
mal. Doble contraste.
150 y 250 cm-*; su contenido ácido medido
en mEq/h; es de 16,5 a 22, en condiciones Jortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
normales; mientras que su volumen fisio­
lógico en ajamas nunca supera a los 100
cm^, con acidez casi nula y sin alimentos. sí enunciaremos en cambio los casos en los
Los valores sin estimulación son bastante que es útil su estudio, así: úlcera duodenal,
más bajos. Fig. 76-8. en la que tanto los valores basales como el
MAO están elevados; (10) la úlcera gástrica,
No nos referimos a la técnica para la puede presentar valores más bajos, normales
realización de este examen puesto que se la o altos; en la estenosis pilórica de origen úl-
encuentra en los textos de Fisiología, pero ceroso presenta restos de comida en ayunas
-498 -
y una acidimetría variable; en el síndrome Mfpf
de Zollinger-Ellison, los valores volumétricos
y acidimétricos son muy altos en forma per­
manente (9, 16); el cáncer gástrico puede
dar valores bajos (2); en la anemia pernicio­
sa puede haber aclorhidria demostrada con
la prueba del MAO (15).
SONDAJE NASOGASTRICO.- Algo que no
podemos dejar de decir es la técnica del
sondaje nasogástrico; procedimiento previo
e indispensable para el examen de la aci­
dimetría gástrica y otros exámenes y proce­
dimientos terapéuticos que los anunciare­ Fig. 76-9 Equipo para el sondaje nasogástri­
mos más tarde. Aunque el título nos ubica co
únicamente en el estómago, sin embargo, la
técnica básica es la misma para la intubación 1.6: Tubos de ensayo o frascos para la re­
del duodeno y porciones importantes del colección de las muestras; deben estar de­
resto del intestino delgado, razón por la bidamente etiquetados con todos los datos
cual, la descripción que hoy hacemos es de identificación del paciente y en el núme­
válida para todos estos segmentos del tubo ro suficiente según la prueba diagnóstica que
digestivo. se vaya a realizar. Cuando la intención es
terapéutica y se desea extraer todo el con­
La intención básica de este examen tenido posible, se debe tener los aparatos de
es introducir un tubo flexible en la luz
succión adecuados al caso.
de cualquiera de los segmentos anotados,
para extraer de ellos su contenido con fines 2.— Coloque al paciente en posición semi-
diagnósticos o terapéuticos, y para otros sentada, si está en la cama; o siéntelo en una
fines. silla cómoda si puede él hacerlo.
3 .- Explíquele el procedimiento y solicí­
Procedimientos: 1.— Examine si tiene tele su colaboración en las órdenes que le irá
además de un ayudante, todo los implemen­ dando.
tos necesarios, que son: Fig. 76-9. 4 .- Póngase los guantes.
1.1: Una sonda de intubación de polietile- 5 — Tome la sonda que el ayudante ha li­
no o de caucho, pero siempre radiopaca, con berado de las envolturas no estériles, y
perforaciones laterales en el extremo que se enróllela en su mano derecha, Fig. 76-10,
introduce, y de 1,20 metros de largo; puede dejando el extremo anterior, libre, unos
ser también tipo Leven, y debe estar estéril. 15 cm.
1.2: Lubricante, como vaselina líquida o 6.— Con su mano izquierda tome una gasa
una pomada anestésica. y haga que el ayudante le ponga en ella un
1.3 Gasa cortada en pequeños segmentos. poco de lubricante.
1.4 Guantes estériles para el médico. 7.— Lubrique el extremo libre de la sonda.
1.5 Jeringuilla de 20 o 50 cm^, para la 8 .- Ordenándole al paciente que manten­
extracción de las muestras. ga la cabeza en posición normal, Fig. 76-11,
-499-
epiglótis, puesto que puede despertarse vó­
mito o tos. Viciosamente, la sonda puede
enrollarse en la boca y dar la falsa impresión
de que está pasando al estómago. .
Si ha continuado por la vía normal, los
suaves movimientos impulsivos conducen la
sonda hasta el estómago sin que el cardias
signifique ningún obstáculo. Si puede hacer
un examen flouroscópico, la pantalla le in­
dicará el sitio en que se encuentra la punta;
si puede tomar una radiografía simple de
abdomen, hágalo; ambos procedimientos le
aseguran el sitio en el que se encuentra, que
idealmente debe ser el polo inferior o antro
rig. 76-10 Form a de m antener la sonda na-
sogástrica enrollada en la mano
del estómago, Fig. 76-12. Si no puede rea­
del médico. lizar ningún control radiológico por lo me­
nos debe tener en cuenta la longitud que ha
entrado, contabilizando el número de seña­
les que cada 10 centímetros tiene la sonda;
así cuando desde la ventana nasal han pasa­
do entre 60, y 70 centímetros, según la esta­
tura del paciente, se puede constatar que
se ha llegado al estómago. Si introduce
demás puede enrollarse dentro del estómago
y dificultar la extracción de su contenido.

9 .- Compruebe si la sonda está en el estó­


mago. Para el efecto conecte la jeringuilla
al extremo libre de la sonda y succione.
Si extrae un contenido amarillento que tal
vez contiene restos de alimentos, es porque
está en el estómago. Algunas ocasiones y
sin respuesta tusígena, la sonda puede haber­
'ig. 76*11 Posición del paciente para el son-
daje nasogástrico se desviado a la tráquea, y si no hay control
radiológico, se puede cometer el error de
nicie la introducción de la sonda por una introducir substancias extrañas en los pul­
ernilla y ordene al paciente que, cuando la mones. Una forma de asegurarse es colo­
ienta en la garganta, realice movimientos de cando el extremo libre de la sonda contra el
leglurión (“trague saliva”), los que Ud. apro- dorso de la mano que sentirá la salida de aire
echará para introducir cada vez más la son- si está en la tráquea; también se puede in­
la que irá desenrollando poco a poco de su troducir el extremo libre en un recipiente
nano. También se le puede dar a beber con agua en el cual hará burbujas si sale aire.
ragos de agua.
10.— Una vez seguros de que la sonda está
La dificultad mayor está hasta pasar la en el estómago, se puede iniciar la extrae-
-50 0-
Algunas ocasiones la sonda se tapa con
alimentos o secreciones patológicas, en esos
casos es indispensable lavar con suero fisio­
lógico que se introduce con una jeringuilla
y se lo vuelve a extraer; ésto varias veces
hasta que se constate que quede permeable.
Cuando se desee pasar al duodeno o
intestino delgado se debe utilizar una sonda
más larga y que tenga en la punta una oli­
va metálica para facilitar el paso del esfínter
pilórico. Para el efecto, una vez que se ha
llegado con la sonda al estómago, se de­
be colocar al paciente en decúbito lateral
derecho durante unos treinta minutos, tiem­
po en el cual suele pasar la sonda al duode­
no. Con el objeto de facilitar el paso por el
píloro se puede inyectar 1 mg. de atropina,
una media hora antes del sondaje. Si se de­
sea introducirla más abajo todavía ya sólo es
cuestión de impulsarla más. En estos casos
siempre es necesario el control radiológico
Fig. 76-13.
GASTROSCOPIA Y BIOPSIA: La técnica do­
minada por los endoscopistas tiene por
objeto introducir en el estómago y duode­
no un fibroscopio (tubo que contiene un
juego de lentes) para ver su interior y cons­
tatar directamente el estado de la mucosa;
permite además la toma de biopsias para ser
examinadas luego por los patólogos, quienes
Fig. 76-12 Posición correcta de la sonda en el pondrán un diagnóstico histopatológico, de
estómago gran valor práctico.
Fig. 76*13 Sonda colocada en el duodeno SINDROMES GASTRODUODENALES
MAS IMPORTANTES:
ción del contenido gástrico con la jeringui­ 1 .- SINDROME ULCEROSO:
lla, para diagnóstico, o conectando la sonda
1.1: Epigastralgia característica de
al aparato de succión si eso es lo que se de­
úlcera: con horario, pero sobre todo con
sea.
periodicidad.
11.— Como medida final de precaución
1.2: Náusea y vómito no muy típicos,
sujete la sonda con esparadrapo a la mejilla
o dorso de la nariz del paciente, pero evitan­ pero el vómito suele aliviar el dolor.
do traccionar el ala de la nariz porque 1.3: Complicaciones probables: He­
causa muchas molestias al enfermo. matemesis y melenas; perforación; estenosis
-501 -
(Síndrome pilórico), 1.6: Gastroduodenoscopia que de­
1.4: Radiografía de Ulcus. Fig. 76-14. muestra la úlcera.
1.5: Acidimetría gástrica: Compor­ 1.7: Biopsia: No es. indispensable,
tamiento variable en la del estómago; en la pero si se ía hace descarta malignidad.
duodenal casi siempre hipersecreción e hiper- Algunas ocasiones los divertículos duodena­
clorhidria. les, Fig. 76-15, pueden simular una úlcera.

Fig. 76-14A Ulceras de la curvatura menor. Fig. 76-14C Ulcera del cuerpo. Imagen en sus­
pensión.

Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.


- 502 -

Fig. 76-14C Ulcera del cuerpo; imagen en sus­


pensión.

Fig. 76-14D Ulcera Pilórica.

Fig. 76-14E Ulceras del cuerpo y del antro.

Fig. 76-14F Ulceras del duodeno. Cortesía del


Prof. Dr. Germán Abdo.

Fig. 76-15 Divertículo duodenal


-503 -
2- SINDROME NEOPLASICO MALIGNO:
2.1.‘ Epigastralgia: Completamente
irregular o continua. Puede haber historia
previa de dolor ulceroso que luego modificó
su comportamiento típico. Puede evolucio­
nar largo tiempo sin dolor.
2.2: Náusea y vómito no muy típicos,
pero el vómito puede aliviar el dolor.
2.3: Astenia, anorexia y pérdida de
peso, son síntomas acompañantes muy fre­
cuentes.
2.4: Complicaciones probables: He-
matemesis y melenas; estenosis.
2.5: Radiografía característica: Fig.
76-16.
2.6: Curva de acidez: La mayoría de
veces con hipoclorhidria.
2.7: Gastroduodenoscopia: Frecuen­
temente característica.
2.8: Biopsia: obligada, confirma el
diagnóstico.

3 .- SINDROME PILORICO:
3.1: Epigastralgia: Muchas veces his­
toria de dolor ulceroso que luego cambió de
comportamiento; menos veces historia de
dolor irregular; menos aún sin historia dolo-
rosa.
Durante la fase de lucha es de tipo
retortijón, post-prandial; en la fase de dila­
tación es continuo, con pocos retortijones.
3.2: Náusea y vómito: Muy típicos,
calman el dolor, son post-prandiales tardíos y
pueden contener restos de comidas anterio­
res.
3.3: Complicación probable: pérdida
Fig. 76*16 Radiografías de un cáncer de
de peso, desnutrición. estómago: A.— Infiltrativo y úl­
cera. B.— Ca. Infiltrativo estudia­
3.4: Radiografía: característica en do con doble contraste. C.— Ca.
cada una de las etapas. Fig. 76-17. polipoideo e infiltrativo
3.5: Curva de acidez: Noindispensa- Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
- 504 —

4 .- ESTOMAGO IRRITABLE:

4.1: Epigastralgia, tipo retortijón, sin


horario ni periodicidad y relacionado co'n
los estados de stress emocional.
4.2: Náusea y vómito, pueden no
existir o ser de comportamiento irregular.
4.3: Se acompaña frecuentemente de
acidismo y ardor epigástrico.
4.4: Radiografía: de hiperquinesia e
hipertonía.
4.5: Curva de acidez: Puede estar
acompañada de hipersecreción clorhídrica.
4.6: Gasíroscopía: Nc demuestra pa­
tología orgánica.
4.7: Biopsia: innecesaria; en todo ca.
so es normal o puede demostrar aumento del
número dé células.

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- 506 -
2 .- Fecha real de comienzo:
Los procesos crónicos como: Tb. in­
CAPITULO 77 testinal, obstrucciones incompletas, enteritis
o ileitis regional, parasitosis intestinal, coli­
tis crónica, tumores, pueden tener un origen
YEYUNO ILEON - COLON - real de varias semanas o meses atrás.
3.— Intensidad:
APENDICE En su forma típica suele ser de inten­
sidad creciente hasta llegar a un climax
YEYUNO ILEON Y COLON: Tratamos de en el cual el paciente puede quejarse mucho
estos dos segmentos intestinales al mismo y adquirir actitudes antiálgicas como la de la
tiempo, porque especialmente sus síntomas Fig. 77-1, permanecer así unos minutos para
son muy parecidos y en la práctica pueden luego decrecer progresivamente hasta llegar
resultar difíciles de distinguir. Por otra par­ a desaparecer, lo cual a muchas personas
te, muchas de las enfermedades que tienen
les da la impresión de que ya desapareció
su asiento inicial en el intestino delgado definitivamente, pero luego de unos Listan­
afectan más tarde al grueso dando un solo tes vuelve a repetirse el acceso.
cuadro clínico; sin embargo, la inversa es
más difícil, ya que el intestino grueso puede
afectarse solo.
Las enfermedades infecciosas, tóxicas
y alérgicas que afectan al intestino delgado
(enteritis), pueden afectar simultáneamente
al colon (enterocolitis), y si participa al mis­
mo tiempo el estómago produce la gastro-
enterocolitis.
En esta oportunidad nos ocuparemos
del dolor, la diarrea, el estreñimiento, las Fig. 77-1 Dolor cólico: A ctitud antiálgica
melenas, el meteorismo y las características
físicas de las heces. 4.— Causa aparente:
DOLOR: La técnica de la anamnesis no tie­ A lo que más frecuentemente suele
ne ninguna característica especial, y el cua­ acusar el paciente como la causa que lo
dro No. 3-2, cubre suficientemente todas sus desencadena, es la ingesta de alimentos, pero
exigencias, razón por la cual nos detendre­ también a la toma de medicamentos, a los
mos más bien en hacer algunas considera­ ataques de cólera y al frío.
ciones, siguiendo el orden propuesto en el 5.—y 6.— Sitio e irradiación del dolor:
mencionado cuadro ya tan conocido: Precisar el sitio en el cual nace el do­
1.— Fecha aparente de comienzo: lor puede ser muy difícil, pero la queja suele
En los cuadros agudos el inicio sue­ ser como que le duele la “barriga o los va­
le ser reciente, como en las enterocolitis cíos”, es decir, el mesogastrio o los flancos,
agudas de cualquier etiología, lo mismo que y a veces todo el abdomen, especialmente
en las obstrucciones completas de cualquier cuando se irradia a lo largo del intestino,
origen. entonces el paciente suele decir que “el dolor
-507-
le camina”. Algunas ocasiones se irradia ha­ dena dolor en el intestino enfermo, podría
cia la columna lumbar. hablarse de un horario; pero es un dato ines-
7.— Tipo de dolor: pecífico y puede no haber a pesar de que el
El dolor es típicamente cólico, como paciente sufra de Una enfermedad in te s tin a l
calambre o retortijón, pero cuando la causa grave. No tiene periodicidad. Además el pa­
invade la pared intestinal, especialmente el ciente suele ser frecuentemente inapetente.
peritoneo visceral o si hay una perforación, 12.- Relación con el vómito:
el dolor se vuelve continuo y de intensidad A pesar de ser un síntoma acompañan­
variable: desde aquel que puede hacer sho- te muy frecuente del dolor, sin embargo, en
car al paciente hasta aquel que puede aliviar­ la mayoría de veces no es muy específico
se totalmente, lo cual, naturalmente, no es para el diagnóstico, excepto cuando es feca-
indicación de que el cuadro ha mejorado, si­ loide, lo cual traduce una obstrucción in­
no todo lo contrario. testinal alta. No calma el dolor, lo cual es
g.- Síntomas acompañantes: una característica diferencial con el de origen
gástrico.
Dependen mucho de la causa, pero
los más frecuentes suelen ser la náusea y el 13.— Relación con la micción:
vómito, participe o no el estómago en el Rara vez, los cuadros disentéricos pue­
proceso; también lo son la diarrea, el estre­ den acompañarse de disuria, pero en todo
ñimiento, el tenesmo y eventualmente las caso, la micción propiamente dicha no modi­
hemorragias y la fiebre. Como de estos fica las características del dolor.
síntomas hablaremos dentro de este mismo 14.- Relación con la deposición:
capítulo, por el momento nos inhibimos de Frecuentemente la deposición o la ex­
hacerlo. pulsión de gases alivia el dolor, pero otras
9.- Relación con las comidas: veces es el dolor el que despierta el reflejo
Cuando los procesos son agudos, en ge­ defecatorio que puede o no estar acompaña­
neral la ingesta de alimentos suele agravar el do de la expulsión de gases o heces; lo cual
dolor o alguno de los síntomas acompa­ es frecuente observar en las enterocolitis de
ñantes; en los cuadros crónicos el comporta­ cualquier etiología (21). En los procesos se-
miento puede ser variable. Sin embargo, miobstructivos, el dolor coincide con el es­
hay algunos casos de relación directa como fuerzo del segmento supraestenótico para
son: la ingesta de alimentos tóxicos o de vencer el obstáculo; logrado esto, el paciente,
aquellos para los cuales el paciente tiene a la vez que puede oir los ruidos hidroaéreos
alergia intestinal. En los niños, la relación producto de la circulación de los mismos,
de ingesta de alimentos contaminados y el puede expulsar gases o heces y aliviarse al
dolor, más todos los síntomas acompañantes mismo tiempo del dolor, el cual se volverá a
antes anotados es tan frecuente, que constitu­ repetir en accesos intermitentes.
yen parte de uno de los más grandes proble­ Consideramos oportuno mencionar a-
mas sociales de nuestro medio como son las quí al llamado síndrome de Koening, (14)
diarreas. La ingesta de bebidas alcohólicas producido precisamente en los procesos
pueden desencadenar o exagerar el dolor. semiobstructivos y caracterizado por el do­
10.- y 11.- Horario y periodicidad: lor descrito, dilatación intestinal suparaes-
Si por efecto del reflejo gastroentérico, tenótica, intensas contracciones peristálticas,
la repleción gástrica por la ingesta desenca­ muchas veces visibles en la pared abdominal,
- 508 -
síntomas que terminan con la obstrucción, hacer unas cuantas preguntas más que se re­
que a su vez produce los ruidos intestinales; sumen en el cuadro No. 77-1. Obviamente
esta secuencia de síntomas se produce en que el estudio de laboratorio de las heces
paroxismos una y otra vez, algunos de los fecales, es indispensable lo cual lo haremos
cuales pueden producir eliminación fecal. un poco más tarde.
En las obstrucciones completas el do­
CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
lor no va seguido de la expulsión de gases
77-1: 1.— En vista de que el enfenno sue­
ni heces, aunque durante la fase de lucha las
le llamar diarrea a muchos cambios en las
contracciones supraestenóticas fueran muy
características físicas de la deposición, lo
intensas. Durante la fase de dilatación el
primero que debe hacer el médico, si no tie­
dolor puede volverse continuo e intenso,
ne la oportunidad de examinar directamente
pero la falta de contracciones peristálticas
el material evacuado, es asegurarse de que
produce entonces el silencio abdominal. Es
efectivamente es diarrea de lo que habla el
conveniente tener en cuenta que en las
enfermo, para lo cual debe hacer énfasis en
obstrucciones altas, durante un tiempo pue­
la consistencia líquida y en el número de de­
de haber eliminación de los gases y heces que
posiciones, aunque este segundo elemento
estaban ocupando el segmento infraestenóti-
sea menos importante. Como una causa va­
co (2). En las obstrucciones bajas la reten­
liosa para que se produzca diarrea es el trán­
ción es precoz (2).
sito intestinal acelerado, es natural que la
15.— Relación con los decúbitos: absorción de líquidos sea pobre, por lo cual
Muchos dolores intestinales pueden la deposición debe ser siempre líquida y ade­
calmar con el decúbito dorsal o ventral. más de peso más alto que el diario (4, 16).
El simple aumento del número de deposicio­
16.— Relación con los medicamentos: nes no es suficiente, pues muchas personas
Típicamente el cólico intestinal se ali­ evacúan su intestino más de una vez al día,
via con los antiespasmódicos, pero, según simplemente porque en la primera ocasión
ya hemos dicho en otra parte, no hay que no expulsaron todo el contenido intestinal.
administrarlos mientras no se tenga una idea
clara sobre su causa. 2.— Como la consistencia es líquida, lo pri­
mero que cambia, por tanto, es su forma. En
17.— Evolución y estado actual: dependen consecuencia, el aumento del número de de­
mucho de la causa. Llamamos la atención posiciones, pero con heces bien formadas,
sobre el hecho de que en las obstrucciones y
no es diarrea.
perforaciones a una fase de dolor cólico pue­
de seguir una de dolor continuo. En el síndrome disentérico, que lo es­
tudiaremos más tarde, las evacuaciones pue­
DIARREA.— Se habla de diarrea cuando den contener simplemente sangre, moco o
la deposición es de substancias líquidas que baba y hasta restos de mucosa rectal, lo cual
han circulado muy rápido por el intestino. no faculta para denominar diarrea. Los indi­
Aunque se trata de un signo propia­ viduos que sufren de estreñimiento crónico,
mente dicho, sin embargo, debe hacerse so­ después de la evacuación intestinal pueden
bre ella una anamnesis muy prolija, puesto quedar con deposiciones líquidas, pero que
que no pocas veces aporta con datos valiosos contienen al mismo tiempo escíbalos; ésto
para el diagnóstico. Aparte de la anamnesis tampoco es diarrea; se debe simplemente a
aplicable a cualquier síntoma, es necesario la irritación mucosa por las heces muy secas.
-509-

CUADRO No. 77-1


ANAMNESIS DE LA DIARREA
Qué preguntar Cómo preguntar
1.— Efectivamente es diarrea? 1 .- Cómo es la deposición? . Cómo
son las orinas mayores? . Cómo
es el campo grande?
1.1: Consistencia 1.1: Es muy líquida? .____-
1.2: Número _- 1 . 2 : Cuantas veces al día hizo la
deposición?
2 .- Diferenciación con las falsas dia­ 2.— La forma de la deposición era
rreas normal?
2.1: Del síndrome disentérico. 2.1: Tenía materias fecales?
Tenía sangre, moco, baba?
2.2: Del estado de post-consti— 2.2: Hasta ayer o antes de ayer,
pación. estaba estriñido?
3.— Ritmo diario 3.— A qué hora del día hace diarrea?
4.— Relación con las comidas 4 .- Enseguida de comer hace diarrea?
5.— Probable sitio de origen 5.— Describa cómo era la diarrea:
Cantidad, color, olor

3.— La diarrea nocturna puede verse en rrea, como son los casos de la esteatorrea,
los parasitados especialmente por áscaris, o (5, 15, 20) o sea las heces grasas, de las
indicar enfermedad orgánica evidente (8); pancreatitis crónicas, en que son abundantes,
mientras que la matutina es frecuente en el de olor a manteca rancia, manchan de grasa
colon irritable (2,19), cuando el individuo se el papel higiénico; las diarreas por putrefac­
prepara a hacer frente a los problemas del ción son de color café obscuro y de olor
nuevo día. pútrido; las diarreas de fermentación y ori­
gen cecal que contienen moco, son de olor
4 .- Los problemas alérgicos intestinales y
punjente, color amarillo y aspecto de tener
las gastrectomías pueden causar diarrea des­
gases disueltos.
pués de la ingesta (7). Los procesos entero-
colíticos crónicos pueden no tener ninguna La anamnesis general de los síntomas
relación con los alimentos ni con la hora ni también aporta datos interesantes, a saber:
con la ingesta, y ser completamente irregu­ Algunos cuadros Crónicos pueden tener pe­
lares. ’ ríodos de remisión que hacen parecer que
5.~ Algunas características macroscópicas el último período es su fecha real de comien­
pueden orientar al sitio de origen de la dia­ zo, cuando en realidad ya proviene desde va­
— 510 —
rios meses, como en las enteritis crónicas, en Nos referimos a la relación con los me.
algunas parasitosis intestinales, en la enfer­ dicamwitos para señalar sobre todo que la
medad de Addison y el hipertiroidismo. ingesta de antibióticos de amplio espectro
La causa aparente mencionada por el puede ser la causa de diarreas especialmente
enfermo puede ser importante, así: la inges­ en los niños.
ta de alimentos contaminados o tóxicos o
alérgicos pueden desencadenar períodos agu­ ESTREÑIMIENTO: Es la eliminación de
dos de diarrea, igual que las bebidas alcohó­ heces fecales que han permanecido un tiem­
licas. Las personas con temperamento ner­ po mayor que el normal dentro del intestino,
vioso, los períodos de stress (3) (un nuevo razón por la cual, la mayor parte de veces,
trabajo, una fiesta, un examen etc.), pueden son duras.
producir diarreas; la ingesta de antibióticos
que destruyen la flora intestinal (22); las Su anamnesis también debe ser prolija
intoxicaciones crónicas de los trabajadores puesto que, aparte de ofrecer muchos datos
con plomo, (aunque éstos' pudieran sufrir para el diagnóstico, es necesario diferenciar
más bien de estreñimiento), (9,13); mercu­ el verdadero estreñimiento de otros estados
rio (9); etc. cuando se trata de una diarrea con los que puede confundirse, según vere­
crónica cuya causa aparente no es deter- mos más tarde. El cuadro No. 77-2 nos reve­
minable debe pensarse en el Ca. de intestino. la una serie de datos adicionales que deben
(15). ser averiguados aparte de los generales de
cualquier síntoma.
Los síntomas acompañantes pueden CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
ser múltiples y variados: pocas veces faltan la 77-2: 1. - Es necesario establecer el ritmo
náusea y vómito reflejos o desencadenados de las evacuaciones con el objeto de aclarar
por la misma causa que produjo la dianea. la diferencia entre un verdadero estreñimien­
Pero los que más preocupan son los de la to y un ritmo lento de evacuaciones intesti­
deshidratación, especialmente en los niños: nales.
sed intensa, lengua y piel seca, signo del
pliegue cutáneo, hipotensión arterial por la Normalmente la mayoría de personas
hipovolemia, etc., que hacen de este cuadro evacúa su intestino diariamente, pero otras
un hecho peligroso para la vida si no recibe lo hacen cada dos y hasta tres días sin que
atención rápida;fiebre, en los casos de origen ésto signifique estreñimiento. Un buen dato
especialmente infeccioso; anorexia, que en para pensar en estreñimiento es el enlented-
las diarreas crónicas puede ser causa de des­ miento en relación al hábito del individuo.
nutrición, agravada por la mala absorción de Algunos realmente estriñidos pueden hacer
los alimentos (1, 12). la deposición cada semana y a veces más
tiempo.
La mayoría de los cuadros agudos 2.— Algunos pacientes pueden hacer la de­
evolucionan favorablemente con el trata­ posición todos los días y aún varias veces al
miento oportuno. En los cuadros crónicos día, pero en cantidad reducida cada vez, lo
no hay que confundir los períodos de remi­ cual determina que se vayan deteniendo
sión con la curación, ni los períodos de rea­ restos que al cabo de algún tiempo pueden
gudización, con nuevas enfermedades intes­ ser de gran volumen. A esto se lo ha llamado
tinales. estreñimiento acumulativo (Field).
CÜADRO No. 77-2
ANAMNESIS DEL ESTREÑIMIENTO
Qué preguntar Cómo preguntar
1.- Ritmo de las evacuaciones 1 Cada cuántos días hace la deposiciórí?
2.- Cantidad de cada evacuación y 2.— Es poco o mucho lo que hace en
total diario cada deposición? , y la cantidad
total del día?
3 .- Características generales de las 3.— Qué forma, qué color tienen?
heces Son duras?

3.— La mayoría de veces las heces son bien El estreñimiento de presentación brus­
formadas, duras, pero a veces pétreas y de ca (suspensión de la eliminación de gases y
color obscuro, mas hay que tener en cuenta heces) debe ponernos siempre sobre la pista
que en algunos casos de estreñimiento cró­ de una oclusión intestinal como hemos dicho
nico, la irritación de la mucosa produce hi- antes. Hoy sólo añadiremos que mientras
persecreción que puede dar origen a deposi­ más baja es la obstrucción intestinal, más
ciones líquidas. precoz es la suspensión de la eliminación
En estos casos sólo el examen coproló- de gases. No debemos olvidar tampoco que
gico que demuestra sobredigestión, según en los casos de íleo paralítico, la falta de mo­
veremos más tarde, confirma el diagnóstico. tilidad intestinal determina la suspensión
La anamnesis general también aporta brusca de la eliminación de gases y heces.
con datos de interés, así: en los estreñimien­ Los síntomas que más frecuentemente
tos -crónicos, la fecha de comienzo puede acompañan al estreñimiento son: sensación
remontarse a la infancia como en el mega- de plenitud intestinal y rectal; cambios de
colon congénito de Hirschprung (6, 11); o carácter; dolor intestinal.
desde la juventud en que por no responder
oportunamente al reflejo defecatorio se em­ Los laxantes, purgantes y lavados in­
bota, lo cual produce un trastorno en el testinales facilitan la expulsión fecal, pero
hábito defecatorio (17); menor fecha de co­ no curan la causa, dando lugar a la repetición
mienzo pueden tener los casos de reposo del cuadro y facilitando la formación de
prolongado en cama, cambios dietéticos hábitos para la administración de estos
con disminución de los alimentos que dejan productos, sin los cuales muchas personas
residuos estimulantes, suspensión de los no pueden realmente aliviar su intestino.
laxantes en los habituados a ellos; afecciones Por todo lo dicho es necesario tener
orgánicas del intestino grueso, recto o ano en cuenta que, para llegar a formarse una
que producen obstrucción crónica; el cáncer idea clara sobre la causa, es necesario reali­
de intestino; y muchos otros más. zar un examen completo del paciente.
- 512 —
METEORISMO.— Al hablar de los abomba­
mientos abdominales ya nos referimos a él
con considerable extensión. Hoy sólo aña­
diremos, que la técnica de su anamnesis no
ofrece mayor dificultad y que es suficiente
con la aplicable a cualquier síntoma.
Sin embargo, como frecuentemente el
paciente consulta porque tiene “exceso de
gases” , que le producen abombamiento ab­
dominal y expulsión exagerada de ellos por
boca y ano, es conveniente añadir una pre­
gunta sobre los alimentos que ingiere, puesto
que muchos, por contener gases o facilitar
los procesos de fermentación, son producto­
res de meteorismo gástrico e intestinal respec­
tivamente. En algunas hepatopatías como
en las cirrosis, la absorción de gases está di­
ficultada, lo cual abomba el abdomen. Es­
Fig. 77-2 Diferentes direcciones del apéndice
to dió origen a que los semiólogos antiguos
dijeran a propósito de esta enfermedad que
“detrás de los vientos vienen las lluvias” Como en todos los casos, nos referire­
dando a entender que al meteorismo sigue L mos a los síntomas, signos y exámenes com­
ascitis tan frecuente en estos casos. plementarios.
ANAMNESIS.— Los síntomas más importan­
APENDICE VERMICULAR.— Su semiotec- tes y frecuentes encontrados en la apendici­
nia está ligada fundamentalmente a su pato­ tis aguda son: dolor, anorexia, náusea y vó­
logía más frecuente que es la apendicitis mito, estreñimiento o diarrea y fiebre.
aguda, causa de la mayoría de todas las in­
tervenciones quirúrgicas abdominales en las La técnica de su anamnesis no ofrece
personas cuya edad varía entre 5 y 40 años, ninguna dificultad y está regida por las nor­
y es culpable de un gran número del llamado mas de la anamnesis general que hemos ve­
abdomen agudo. Su diagnóstico, la mayoría nido aplicando, tanto para el dolor cuan­
de las veces sencillo, suele ser en ocasiones to para los otros síntomas; además, prácti­
complejo, debido a que puede presentar una camente todos los síntomas constituyen el
sintomatoiogía engañosa relacionada sobre grupo que acompaña al dolor y su historia
todo con su tamaño y dirección variables, se remonta a la fecha de comienzo de él,
Fig. 77-2, a pesar de que su punto de implan­ que casi siempre es de pocas horas atrás
tación en el ciego siempre sea el mismo; tam­ (12-48). En consecuencia pasamos directa­
bién varía mucho su forma de presentación, mente a hacer algunas consideraciones im­
evolución y cortejo de síntomas acompañan­ portantes sobre el dolor.
tes. Todo esto hace que desde ahora, el CONSIDERACIONES SOBRE EL DOLOR'
estudiante asuma un profundo sentido de res­ APENDICULAR.-
ponsabilidad para el dominio del examen 1.—y 2 .- El dolor de la apendicitis aguda,
médico del paciente con apendicitis aguda. la mayoría de veces tiene una fecha real y
-513-
aparente de comienzo de muy poca duración,
puesto que su evolución aguda obliga a que el
e n f e r m o busque al médico rápidamente.

3 _ Su intensidad es variable, desde aque­


llos vagamente perceptibles hasta los suma­
mente violentos, pero en general son de in­
tensidad mediana, que llevan a buscar rápida­
mente alivio sintomático.
4.- No tiene una causa aparente reconoci­
da como típica, y de hecho muchos casos
son denunciados por el paciente como que se
inició sin culpa alguna.
5._ El sitio del dolor, Fig. 77-3, suele ser
del más vivo interés. Contrariamente a lo
que podría esperarse, el mayor número de ve­
ces se inicia provocando una epigastralgia
(10) o una mesogastralgia alta (A), que
posteriormente emigra hacia la fosa ilíaca
derecha (B), en la cual, en otros casos, puede
aparecer desde el principio. En todo caso, el
sitio clásico suele ser la fosa ilíaca derecha.

6.— Con suma frecuencia se irradia hacía el


lado derecho de los genitales externos, la cara
interna del muslo del mismo lado y el periné
(C). Pero cuando es larga y se dirige trans­
versalmente puede irradiarse al hipogastrio
(D), si tiene una dirección ascendente, puede
ir hacia la región subcostal derecha (E), y si
es retrocecal, el dolor puede dirigirse hacia la
región lumbar derecha. Todo esto puede dar FU. 77-3 Sitio del dolor apendicular en su eta­
pa inicial y en su etapa posterior. Zo­
lugar a confusiones con afecciones vesicales, nas de irradiación más frecuentes.
más si se acompaña de disuria; con patología T
vesicular (colecistitis); o con trastornos rena­ de ardor. Engañosamente, luego de unas ho­
les (pielonefritis) respectivamente. Rara vez, ras de evolución, el enfermo suele acusar ali­
cuando el apéndice asienta en el lado izquier­ vio, pero esto puede significar perforación
do, el dolor puede asentar en la fosa ilíaca de la viscera (18).
o flanco izquierdos. 8. - Los síntomas acompañantes juegan un
7 .- El dolor suele ser continuo con exa­ papel importante en el diagnóstico. En efec­
cerbaciones, aunque inicialmente, pero por to, la anorexia, la náusea y el vómito, en es­
un período corto, puede ser de tipo retorti­ te orden, suelen acompañar casi siempre y
jón. Algunas ¡ocasiones los pacientes lo des­ presentarse luego del dolor. El vómito no es
criben como una sensación de presión y otras constante, pero de presentarse no alivia el
—514 —
dolor. El estreñimiento y la disminución de médióo, el paciente se encontrará en un esta­
la expulsión de gases es lo más frecuente, do que depende de la evolución anatomopa-
pero la diarrea también puede presentarse tológica del proceso. Pero en todo caso, des­
ocasionalmente (10). La fiebre, de intensi­ de el primer instante el médico debe ponerse
dad variable, se presenta casi siempre, pero sobre la pista, para evitar el muy grave error
debe tenerse en cuenta que, en relación al de menospreciar el cuadro y dejarlo que
dolor, su hora de presentación es posterior y evolucione hacia la perforación y la forma­
no debe esperarse que ella aparezca para con­ ción de un plastrón que traduce la existencia
firmar la apendicitis. Al tomar simultánea­ de una peritonitis localizada, o la invasión
mente la temperatura bucal y rectal o axilar infecciosa a toda la cavidad, dando lugar a
y rectal, se encontrará en un buen número de la formación de una peritonitis generaliza­
veces una disociación en beneficio de la rec­ da.
tal, en la que es más alta.
EXAMEN FISICO: En el examen regional del
Queremos recalcar que el orden más
frecuente de presentación de los síntomas abdomen nos hemos referido prácticamente
es: dolor, anorexia, náusea y vómito, fiebre. a cómo examinar y encontrar todos los sig­
nos de la apendicitis aguda. Ahora sólo
Suele haber hiperpirexia en los casos los reunimos para verlos en conjunto, y son:
de perforación con peritonitis localizada o Hiperestesia cutánea, especialmente si hay
generalizada. plastrón, en cuyo caso puede haber también
9 a la 14.—No tiene ninguna relación con un abombamiento de la fosa ilíaca derecha.
los alimentos, ni horario, ni periodicidad, y Puntos apendiculares dolorosos, especial­
el vómito no lo calma. Las deposiciones no mente el Me. Burney. Signo de Blumberg,
10 modifican. positivo, si ya hay irritación peritoneal.
Hipertonía o resistencia de los músculos de­
15.— Relación con los decúbitos: La ma­ rechos del abdomen. Tacto rectal con signo
yoría de veces el paciente se ve obligado a de Douglas, positivo. Maniobras del psoas
encamarse y alguna vez puede tomar una dolorosas. Ruidos hidroaéreos disminuidos,
actitud antiálgica flexionando la pierna dere­ pero si hay diarrea pueden estar aumentados.
cha sobre la pelvis. Si ya hay plastrón se lo puede palpar en la
16.- Los analgésicos y antiespasmódicos fosa ilíaca derecha. El pulso radial acelerado,
pueden aliviarlo, lo que, una vez más debe puede volverse filiforme y más rápido cuan­
ser recordado, para no cometer el error de do ya se perfora el apéndice.
administrar dichos medicamentos sin antes EXAMENES COMPLEMENTARIOS: El más im­
haberse formado una idea correcta sobre la portante es el recuento leucocitario que sue­
situación. le estar aumentado, con aumento de los po-
17.— La apendicitis aguda evoluciona en un limorfonucleares y con desviación hacia la iz­
lapso de 48 horas, a veces antes, hacia la per­ quierda. Los demás datos de la sangre, orina
foración, momento en el que puede aliviarse y heces tienen un valor secundario para el
el dolor provocando confusión en el enfer­ diagnóstico.
mo y el médico. Claro qué otras veces, al Radiografías.— Normalmente, el apéndice
perforarse, el dolor puede hacerse más in­ sólo es visible cuando se la contrasta Fig.
tenso. 77-4, pero ante la sospecha de apendicitis
18.- Al momento del encuentro con el aguda, sólo debe acudirse a la radiografía
Fig. .77-4 Radiografía del apéndice normal , k A Jt-
Fig. 77-5 Plastrón apendicular
simple de abdomen, en la cual alguna vez
puede verse un coprolito calcificado. Pero 6.— Ehrenpreis, T.: Hirshsprung’s Disease. Chi­
cuando ya hay plastrón puede desaparecer cago. Year Book Medical Publiahers 1970.
la sombra del psoas, aparecer signos de íleo 7.— Greenberger, N., and Gryboski, J.D.: A llt r -
gic disorders of the intestina and eodnophi-
paralitico, etc., Fig. 77-5. lic gastroenteritis. In Sleiaenger, M.H., and
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—516 —
14.— Mathé, G., Richet, G.: Semiología médica y TENESMO: Es el deseo frecuente e inútil
propedéutica clínica, p.p. 427. Editorial de defecar, se presenta en accesos que ter­
JIMS. Barcelona. p.p. 427,1969.
minan muchas veces sin expulsión ninguna o
15.— Matseshe, J.W., Phillips, S.F.: Diarrea Cró­
nica: Enfoque práctico. Clin. Med. Nort.
insignificante; puede estar precedido o no de
Am. p.p. 145—159,1/1978. un dolor retortijón que se extiende desde la
16.— Phillips, S.F.: Diarrhea: A current review fosa ilíaca izquierda hacia abajo.
of the pathophisiology. Gastroenterology,
63; 495,1972.
PUJO: Es la sensación de contracción per­
manente o intermitente, pero dolorosa del
17.— Robbins, S.L.: Patología Estructural y
Funcional., Interamericana, México, p.p. 921, ano; el dolor puede irradiarse a todo el peri-
1975. ne.'
18.— Sleisenger, M.H.: Apendicitis Aguda. En Ninguno de los dos ofrece dificultad
Cécil—Loeb,: Tratado de Medicina Interna.
Interamericana, México. 14a. ed., cap. 653., para la anamnesis, puesto que con la aplica­
p.p. 1517. 1977. ble a cualquier síntoma es suficiente.
19.— Snape, W.J., Caflson, G.M., Matarazzo, S.A., El compromiso anorectal de las afec­
et al.: Evidence that abnormal myoelectri-
cal activity produces colonic m otor dysfunc- ciones colónicas o entéricas es frecuente, por
tion in the irritable bowell syndrome. Gas­ lo cual estos síntomas pueden ser simplemen­
troenterology, 72: 383 — 387,1977. te una manifestación más del cuadro de fon­
20.— Strum, E.B., and Spiro, H.M. Chronic pan­ do; por ejemplo: de las disenterías amebia-
creatitis A n a Intem. Med., 74: 264,1971.
nas, causadas por la ameba histolítica en su
21.— Watson, D.W., Sodeman, W.A., Jr.: Intesti­
no delgado: Función Motora normal. En estado de trofozoito; de la disentería basilar,
Sodeman, W.A. Jr., Sodeman, W.A.: Fisio­ causada por salmonellas, shigelas o escheri-
patología clínica, Interamericana, México. cha coli; de la rectocolitis hemorrágica, etc.
5a. ed.. Cap. 26, p.p. 703,1978.
Pero otras ocasiones, el tenesmo y pujo pue­
22.— Weinstein, L., and Weinstein, A.J.: The den corresponder a afecciones localizadas en
Pathophysiology and pathoanatomy of reac-
tions to antimicrobial agents. Adv. Intem. el recto; de tipo tumoral (5, 10), como por
Med., 19: 109—134,1974. ejemplo: el cáncer del recto, los pólipos,
los fecalomas, los tumores linfáticos. A ve­
ces son los órganos vecinos los causantes
del tenesmo, como las pelviperitonitis, anexi­
tis, tumores vecinos que invaden al recto.
CAPITULO 78
Un conjunto común de síntomas que
suele acompañar al tenesmo y pujo, son las
SIGMA RECTO Y ANO evacuaciones anormales compuestas por mo­
co, sangre y baba, predominando uno u otro
Tanto porque muchas veces estos tres según la naturaleza. Algunas veces acom­
segmentos del tubo digestivo reaccionan al pañan a las heces fecales, pero otras no,
unísono frente a una patología determinada, siendo ellos los únicos componentes de la
cuanto porque diversos procedimientos seme­ evacuación. De ahí la necesidad de pregun­
jantes de diagnóstico se utilizan para exami­ tar siempre las características de las heces.
narlos, es que los estudiamos al mismo tiem­ Este grupo de síntomas compuesto de tenes­
po. Consideraremos en esta ocasión al mo, pujo, moco, sangre y baba en la deposi­
tenesmo, pujo, dolor anorectal, prurito anal ción constituyen el síndrome disentérico tan
y melenas-hemorragias digestivas. característico (7); en los casos de naturaleza
r
-5 1 7 -
infecciosa se suma la fiebre.
DOLOR ANORECTAL.- La técnica de su
anamnesis es la misma que la de cualquier
dolor, razón por la cual no repetiremos.
Hoy nos limitaremos a hacer algunas con­
sideraciones sobre los aspectos más sobresa­
lientes de este síntoma:
El sitio donde nace puede ser superfi­
cial o profundo. El primero es propio de las
hemorroides externas y fisuras anales; el se­
gundo se observa en los abscesos anorectales
o procesos supurados de la pelvis. Fig. 78-1 Irradiaciones del dolor ano rectal.

Su intensidad es variable, pero los pro­


hemorroidal.
cesos localizados en la ampolla rectal pue­
den no ser muy dolorosos e incluso pasar PRURITO ANAL.— Cuando es nocturno
desapercibidos por largo tiempo, como en el y aparece al abrigo del calor de las cobijas,
Ca., en cambio en las afecciones del recto y puede traducir la puesta de los huevos de
ano, puede ser muy intenso como en los abs­ los oxiuros vermiculares (8). En otras cir­
cesos perirectales en los que además puede ser cunstancias puede ser un síntoma banal que
de tipo pulsátil; en la fisura anal puede ser acompaña a cualquier afección ano rectal.
de tal intensidad que el paciente intencional- MELENAS: Es la expulsión de sangre por el
mente se inhibe de hacer la deposición; igual ano, junto con las heces o no. Cuando el si­
puede suceder en las hemorroides trombosa- tio del sangrado es alto, ordinariamente por
das durante su fase aguda. El prolapso rectal, encima del ángulo de Treits, (4, 6) la sangre
puede producir un dolor de intensidad varia­ se expone a la acción de los fermentos di­
ble. gestivos que cambian la hemoglobina en he-
En íntima relación con la intensidad matina y le dan a las heces un color negro
está la irradiación que suele hacerse hacia como la brea, de consistencia pegajosa y de
todo el periné, genitales, glúteos y región un olor nauseabundo. Estos son los casos en
coxígea. Fig. 78-1. que la hemorragia digestiva puede producir,
a más de la melena, hematemesis. Pero cuan­
El tipo del dolor varía con la causa, así:
do el sitio del sangrado asienta por debajo
en el prolapso rectal y en los abscesos peri­
del ángulo duodeno-yeyunal, y más si el
rectales suele ser continuo; en la fisura anal tránsito intestinal está acelerado, las melenas
es urente e intermitente; en las hemorroides pueden ser rojas, tanto más cuanto más
es como quemazón que se hace más intenso abajo asiente; por éso, cuando es el recto o
el momento de la defecación. ano el que sangra, la sangre puede ser muy
Es importante establecer su relación roja. Algunos autores llaman, de una mane­
con la deposición, así: en la fisura anal, ra general, enterorragias, cuando la sangre es
el dolor suele aparecer después de termina­ roja.
da la evacuación, aparece con ella o se inten­ Muchas ocasiones, debido al escaso
sifica en todos los procesos abscesados y volumen de la hemorragia, la sangre no es
| ulcerados del recto, y en las crisis del dolor visible a simple vista, y sólo es reconocida
- 5 1 8 -

CUADRO No. 78-1

ANAMNESIS DE LAS MELENAS


Qué preguntar Cómo preguntar
1. - Veracidad del dato 1. - Cómo era la deposición?
1.1: Color Qué color tenía? (Era como el
carbón o como la brea o como
la sangre pura? )
1.2: Olor Qué olor tenía?
1.3: Alimentos o medicamentos Ayer o antes de ayer, había co­
ingeridos en las 24-72 horas mido alimentos con sangre de
antes animales o algún alimento o be
bidas de color obscuro, o toma­
do medicamentos con hierro o
pastillas de carbón o algún otro?
2. - Volumen 2 .- Qué cantidad de sangre había
expulsado? Cuántas veces hizo
la deposición negra / roja?
3 .- Probable altura de la hemorragia
3.1: Intestino 3.1: La sangre roja estaba íntimamen­
te mezclada con las heces?
3.2: Recto y ano 3.2: La sangre roja le cubría a la de­
posición? o le salía antes de la
deposición?

pór análisis químicos u otros de laboratorio. teriores que deben realizarse inmediatamen­
En estos casos hablamos de hemorragia te. Con este objeto hemos preparado el
oculta que produce a su vez sangre oculta en cuadro No. 78-1, que nos permite recoger
las heces. una buena cantidad de información, aparte
Cüando el enfermo se queja de melenas naturalmente de la anamnesis de cualquier
y no es posible constatar por uno mismo la síntoma.
veracidad del dato, se pasa a depender exclu­ CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
sivamente de la anamnesis, razón por la cual, 78-1: 1.- Ya hemos dicho que las mele­
ésta debe ser lo más prolija con el objeto de nas pueden ser negras o rojas (Enterorragias)
establecer no solamente la realidad, sino tam­ dependiendo de la altura a la que se encuen­
bién otras características muy útiles para las tra el sitio de la hemorragia. Sin embargo, al­
conductas diagnósticas y terapéuticas pos­ guna ocasión, a pesar de que el sangrado
fuera alto, si el tránsito intestinal es muy dios, que los expondremos más tarde cuando
rápido Ia deposición puede ser de color hablemos de “como actuar frente a un
rojo. Pero la confusión más frecuente sangrado digestivo”.
suele darse cuando el paciente se queja de Las características de las melenas nos
haber hecho las deposiciones “obscuras”, y pueden ayudar a sospechar la altura de la he­
el estudiante las califica automáticamente de morragia: ya hemos dicho que cuando son
melenas. Son muchas las causas que pueden negras es porque proceden del tracto diges­
dar deposiciones de color negro, como tivo alto. Cuando se originan en el intes­
c u a n d o el paciente ha estado ingiriendo
tino y si tienen tiempo suficiente, debido a
medicamentos con hierro, bismuto o carbón; los movimientos de mezcla del delgado, pero
o cuando se ha alimentado con sangre de también de los de propulsión en él y en el
animales, conchas o moras, uvas, vinos tintos, colon alto, la sangre puede estar íntimamente
etc. Pero en ningún caso son pegajosas, ni mezclada^ con las heces, no así cuando pro­
tienen olor nauseabundo. Cuando la duda cede del sigma, recto o ano. En efecto,
es razonable, la única forma de salir de ella cuando es el recto el causante, la sangre sue­
es tomando una muestra de la siguiente le cubrir a la deposición o entremezclarse con
deposición y mandándole a examinar. No ella por segmentos; en cambio cuando es el
olvidarse que el examen del dedo de guante ano, (a sangre puede expulsarse indepen­
luego del tacto rectal puede ayudar al exa­ dientemente de la deposición o precederla
men tanto directo como de laboratorio. inmediatamente. En estos últimos casos el
examen físico, descrito en otra parte, facili­
2.— Sobre el volumen debe tomarse en ta inmediatamente el diagnóstico.
cuenta que el paciente tiene tendencia a
exagerar su cantidad y, por tanto, la anam­
nesis tiene sólo un valor relativo. Para que De los datos extraídos por la anamne­
la deposición tome un color negro bastan de sis aplicable a cualquier síntoma podemos
50 a 100 cc de hemorragia, (4) cuando es obtener valiosas conclusiones para el diag­
de color rojo puede ser más fácilmente men­ nóstico de la etiología de la enfermedad que
surable, pero si está mezclada ¡con heces lí­ causa la hemorragia, pero no siendo esa la
quidas su apreciación es subjetiva. Por otra intención de este texto sino más bien de los
parte, es un dato de gran valor práctico, pues­ de clínica, sólo nos limitaremos a comentar
to que si es muy abundante puede compro­ algunos detalles importantes sobre los sínto­
meter la vida del paciente. Además debe to­ mas acompañantes; así: las hemorragias de
pequeño volumen pueden no causar ninguna
marse en cuenta que la presencia de melenas molestia, siendo el paciente el primero en
no nos indica ni que la hemorragia sigue to­ sorprenderse por la observación de las depo­
davía ni que ya se ha detenido, sólo nos siciones con sangre o de las hematemesis
indica que en el tracto digestivo se pro­ que pueden estar juntas;¡pero un buen nú­
dujo una hemorragia. De hecho, algunas ve­ mero de veces se acompañan de palidez de
ces sucede que a pesar de que el paciente piel y mucosas, astenia, angustia, alguna vez
sigue haciendo melenas, sin embargo, la he­ lipotimias, taquicardia, hipotensión arterial,
morragia ya se ha detenido. y en las muy violentas signos de shock hi-
Por todo lo que antecede podremos povolémico y muerte. En los casos de san­
comprender que el diagnóstico del volumen grado crónico microscópico con sangre ocul­
tenemos que hacerlo acudiendo a otros me­ ta en las heces, el único signo puede ser la
-5 2 0 -
palidez notable de piel y mucosas (Sobre el les, en esta emergencia, dependen básicamen­
síndrome anémico agudo y crónico, véase el te del volumen de sangre perdido. Lastimo­
capítulo dedicado a la sangre). Todavía más, samente, como ya hemos dicho antes, la
algunas veces esta sintomatología aguda pue­ medición de los volúmenes de la hemate­
de adelantarse a la presentación de las he­ mesis y melenas no nos dan una buena idea
matemesis y melenas, simplemente porque de la cantidad de sangre extravasada, enton­
la sangre ha permanecido más tiempo en el ces tenemos que recurrir a algunos procedi­
interior del tracto digestivo, en cuyo caso el mientos indirectos como:
diagnóstico de hemorragia digestiva se con­ 1.1: Control seriado de la presión arterial
funde con el de la hemorragia interna que es y el pulso, ( 11) con la frecuencia que sea ne­
estudiado en otra parte. Por fin, téngase cesaria de acuerdo con el estado del paciente,
presente que a estos síntomas se afiaden los y mientras éste se encuentre en decúbito dor­
de la enfermedad de fondo con los que no sal. Se puede tener como pauta de que ya
debe confundirse. se ha perdido hasta un 20 por 100 del volu­
COMO ACTUAR FRENTE A UN SANGRA­ men circulante, cuando una persona antes
DO DIGESTIVO normotensa, demuestra ahora una tensión
Con mucha frecuencia el estudiante arterial inferior a 100, y un pulso superior
no sabe que hacer cuando se encuentra con a 100 por minuto; en estas condiciones, la
un caso de hemorragia digestiva, y se limita hipotensión postural, haciéndole sentar al
a tomar medidas superficiales que ni son paciente, por ejemplo, demuestra caídas
útiles para el diagnóstico ni para el trata­ tensionales superiores a 10 mm de Hg. Si
miento, dejando escapar así valiosos minu­ el pulso se acelera en más de 20 latidos por
tos que alguna vez pueden ser vitales. Nues­ minuto, también nos indica que el volumen
tra intención .10 es exponer las conductas perdido bordea por lo menos los 1.000 c.c.
terapéuticas, puesto que eso corresponde a (6). En un control seriado de estos pará­
otros libros, pero sí las diagnósticas que metros, si la hemorragia continúa suele en­
mil veces. nití: el principiante. contrarse curvas como las de la Fig. 78-3,
en la que se observa que mientras la del
En la etapa diagnóstica nosotros cree­
pulso sube, la de laT.A., baja. Claro que no
mos que es fundamental proceder a estable­
siempre estos datos se comportan así, pues
cer tres hechos, en forma simultánea o
al ponerse rápidamente en acción los meca­
sucesiva, indispensables para el buen cuida
nismos compensadores, como el de la renina-
do del enfermo, a saber: 1 .- Diagnóstico
angiotensina-aldosterona, el de la hormona
del estado general y del volumen perdido;
antidiurética, la esplenocontracción, etc.,
2.— Diagnóstico de la altura de la hemorra­
pueden modificarse, pero en todo caso son
gia; y 3 .- Diagnóstico de la causa (Etiolo­
de gran ayuda y de fácil realización.
gía). El cuadro No. 78-2, nos resume lo que
debemos hacer frente a un sangrado digesti­ 1.2: El control seriado de la P.V.C. (1,2,9),
vo. es indispensable para formarse una idea clara
sobre las necesidades de líquidos. Si está
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. muy baja, el aporte debe aumentar. Obvia­
78-2: 1.- Diagnóstico del estado gene­ mente que ésto demanda el uso adecuado
ral y del volumen perdido: Lo que primero de la técnica y del material; pero cuando
debe hacerse naturalmente es establecer las por cualquier razón no es posible hacerlo,
condiciones generales del enfermo, las cua­ lo menos que debe efectuarse es la canali-
-5 2 1 -

CUADRO No. 78-2


QUE HACER PARA EL DIAGNOSTICO
FRENTE A UN SANGRADO DIGESTIVO (*)
1 Diagnóstico del estado general y 1.1 : Control seriado de la tensión ar­
del volumen perdido. terial y el pulso.
1.2: Control seriado de la Presión ve­
nosa Central (P.V.C.)
1.3: Control seriado de hematocrito ,
hemoglobina y Nitrógeno uréico.
1.4: Tipificación del grupo sanguíneo
y pruebas cruzadas.
1.5: Sondaje nasogástrico con fines
diagnósticos y terapéuticos.
1.6: Estudio con radioisótopos
(Cr 51).
2.— Diagnóstico de la altura. 2.1 Endoscopia.
2.2 Radiología.
2.3 Prueba del hilo de Einhor.
2.4 Arteriografía mesentérica o celia
ca.
2.5 Estudio con eritrocitos marcados
con Cr51.
3.— Diagnóstico Etiológico. 3.1: Ver Figura No. 78-2

(*) Se supone que la anamnesis y el examen físico completos deben hacerse, pero
respetando las condiciones del paciente.

zación de una buena vena que, aunque ya también continúa; pero al ppnerse en marcha
no la usará para medición de la P.V.C., será los mecanismos compensadores, estos datos
indispensable en cambio para las medidas pueden resultamos equívocos. Sin embargo,
terapéuticas. si en un paciente previamente normal, se
1.3: Control seriado, cada hora o cada 4 encuentra una hemoglobina inferior a 11
horas por ejemplo, del hematocrito, hemo­ gramos por 100 mi. y un nitrógeno ureico
en sangre superior a 40 mg. por 100 mi., se
globina y nitrógeno ureico (6,11): Como
puede aceptar que el volúmen de la pérdida
puede esperarse, los dos primeros bajarán de
es superior a un litro (6). También ayuda
sus cifras normales tanto más cuanto más
el recuento de glóbulos rojos que estará bajo.
abundante sea la hemorragia, y continuarán
progresivamente bajando si la hemorragia 1.4: La tipificación del grupo sanguíneo es
-522-
VARICÉS ESOFAGICAS HERNIA Fig. 78-2 Causas frecuentes de sangrado di­
•'MRAESOFA6KA
<""■.... - gestivo.
HERNIA DEL MATO

ULCUS "PENETRANTE indispensable para la administración de la


DEL ESTOMAGO
sangre con fines terapéuticos inmediatos.
1.5: La colocación de una sonda nasogástri-
ca es indispensable para extraer la sangre que
ULCUS IUOSENAL pudiera haber en el estómago, medir su vo­
5 0 *4 M TCtsM IAS H E M O -
■RBASIftS\StóTRICAS
lumen y controlar si continúa el sangrado.
MASIVAS Claro que el no encontrar sangre no indica
necesariamente que la hemorragia se haya
detenido, pues ésta puede estar originada
más abajo. También sirve para realizar lava­
dos gástricos con agua helada.
1.6: Una idea más precisa sobre el volumen
perdido y el circulante nos daría el estudio
con Cromo radioactivo, pero este es un pro­
cedimiento no accesible a nuestros medios
comunes de laboratorio.
2.— Diagnóstico de la altura: Claro que
cuando es posible realizar la historia clínica,
ésta ya nos puede orientar sobre la altura
del sangrado, pero de todas maneras es nece­
sario acudir a algunos procedimientos que
pueden ayudamos, como son:

coutis
HEMORRAGICA
TOft RAmClONeS

ÍRCCTITIS
h e m o rra sic a
'"PCX RADIACIONES

■HEMORROIDES Fig. 78-3 Curvas de la T.A. y el pulso que se


cruzan en un sangrado digestivo
•MELENA severo.
- 523 -
La endoscopia, la radiología con bario, la realizarse a la cabecera del enfermo y como
arteriografía y la centellografía con eritroci­ no es una técnica invasorapuede repetirse. La
tos marcados con 99m Te. o con coloide de
gran desventaja es que, por lo meno¡s en las
azufre y 99m Te.
unidades operativas de nuestro Ministerio
2.1 : La endoscopia del tubo digestivo, espe­ de Salud, aun no puede utilizarse por falta
cialmente del segmento esofagogastroduode- de los respectivos medios.
nal puede hacerse incluso en el momento
mismo del sangrado. Cuando el paciente ya
ha dejado de sangrar su utilidad sigue siendo 3.— Diagnóstico etiológico: Rebasa las
buena aunque mejora sensiblemente si se aso­ intenciones de este texto, por lo que nos
cia con un estudio radiológico con contraste remitimos a los libros de clínica. Como
baritado, especialmente para la zona del fon­ ilustración ver la Fig. 78-2.
do gástrico que es de difícil valoración por la
endoscopia. (12)
2.2: La radiología con bario no es recomen­ EXAMENES COMPLEMENTARIOS
dable en el momento de un sangrado severo, PARA INTESTINO,
pero sigue siendo útil para el momento en
que el paciente ya se ha estabilizado y ha de­ RECTO Y ANO.
jado de sangrar, especialmente si se comple­ Nos referiremos a los más importantes:
menta con el estudio endoscópico. Para los coprológico, radiológico, endoscópico y la
sangrados de colon sigue siendo un procedi­ biopsia.
miento aconsejable. EXAMEN COPROLOGICO.- El examen común
de las heces fecales requiere de simples me­
2.3: La arteriografía celíaca o mesentérica, didas para la toma de la muestra: no debe
según la clínica oriente hacia la altura del estar mezclada con la orina y debe ser
sangrado, es un procedimiento cada vez más recogida en una caja que pueda cerrarse
aconsejado puesto que, con técnicas de infu­ herméticamente. El examen en el labora­
sión y de embolia, hasta puede resultar tera­ torio debe hacerse lo más pronto posible,
péutica. Sin embargo, hay que tener en cuen­ mientras la muestra aún se encuentra fresca.
ta que, para que de resultados positivos, re­ Su intención es estudiar sus características
quiere de una velocidad mínima de sangrado macro y microscópicas, químicas y la pre­
de 0,5 cc por minuto para demostrar que su sencia de agentes patógenos como parásitos
origen es arterial o capilar (13) y bacterias no saprofitas. Ningún examen
2.4: La centellografía es el procedimiento del aparato digestivo puede prescindir del de
que ofrece más garantías de certeza del sitio las heces fecales. Aunque al hablar de la
del sangrado. Puede utilizarse glóbulos rojos diarrea y el estreñimiento ya mencionamos
marcados con 99m Te. o coloide de azufre y algunas características, sin embargo, ahora
qqm Te. Cuando se utiliza este último los vamos a precisar algunos detalles más que
resultados falsos positivos son muy pocos y consideramos importantes.
su sensibilidad permite descubrir hemorra­ 1.— Examen macroscópico.— Tanto para
gias de hasta 0,05 cc por minuto (14), y éste como para el microscópico y el químico,
determinar si su origen es arterial, capilar o algunos autores recomiendan el uso de una
venoso. Tiene la ventaja de que puede comida especial (Dieta de Schmidt—Stras-
- 5 2 4 -

burger), compuesta por !00 gramos de pro­ granos enteros, etc., son más abundantes,
teínas, 100 gramos de grasas y 200 g. de hi­ contrariamente a lo que son cuando la inges­
dratos de carbono. Sin embargo, en la prác­ ta es predominantemente cárnea.
tica común y corriente no es indispensable, 1.5: pH .- Normalmente vana entre 8,5 y
Se debe poner atención en: 9; se vuelve ácida en las dispepsias de fermen­
1.1: Forma y consistencia: Normalmente tación como en las diarreas cecales, o más
es sólida y recuerda la forma de la luz in­ alcalina como en las colitis.
testinal; si contiene algo más de líquidos pue­
de adquirir la forma al pasar por el ano y ser
2. - Examen microscópico.-Nos revela los
acintada; obviamente en la diarrea es amor­ efectos de la digestión sobre los alimentos
fa. En el estreñimiento pueden aparecer y la presencia de elementos normales o pa­
los escíbalos, que son aglomeraciones redon­ tológicos existentes en el intestino. Así:
deadas de heces muy secas. Cuando contie­
nen sangre digerida o grasás pueden ser pas­ 2.1: Hidratos de carbono: Entre e'stos es­
tosas. tán la celulosa y los almidones. La primera,
si procede de la corteza de los vegetales no
1.2: Color: El color normal puede modifi­ tiene importancia porque es normal; pero si
carse por muchas razones: la presencia de demuestra celulosa digerible, como la de las
sangre, como ya hemos dicho, puede darle a células de patata, significa que no tuvieron
las heces un color negro o rojo según que la tiempo de digerirse en el colon por tránsito
sangre proceda del tracto digestivo alto o ba­ acelerado. El mismo significado tiene la
jo respectivamente. Pueden ser blancas o gri­ presencia de los segundos, si su cantidad es
sáceas, muy decoloradas (acolia), en las abundante.
ictericias obstructivas; algunas ocasiones la
toma de antiácidos o de sulfato de bario 2.2: Grasas: Entre éstas debemos mencio­
para los exámenes del tubo digestivo tam­ nar a los ácidos grasos, jabones y grasas
bién pueden dar heces despigmentadas. Pue­ neutras. Los dos primeros indican un défi­
den ser cafés muy obscuras en las dietas que cit de bilis en el intestino, mientras que
contienen abundante carne; mientras que si las grasas neutras, que interesan sólo si son
contienen muchos hidratos de carbono, frutas, abundantes, se observan en la insuficiencia
granos, pueden ser amarillas; también lo son pancreática, en la que dan 4a esteatorrea.
en los niños tiernos que toman sólo leche. 2.3: Las proteínas están representadas por
Antes de sacar conclusiones, jamás deberá las fibras musculares y el tejido conjuntivo.
olvidarse de averiguar al paciente sobre los Las primeras interesan si están mal digeridas
alimentos o medicamentos que hubiera to­ o formando grupos, lo cual indica déficit pan­
mado en los días anteriores. creático o un tránsito en el intestino delgado
1.3: El olor suigéneris normal puede variar muy acelerado. La presencia de tejido con­
a pútrido cuando aumentan los fenómenos de juntivo puede verse en las hipoclorhidrias
putrefacción, mientras que se vuelve pene­ por mala acción de la pepsina.
trante en las fermentaciones. 2.4: Moco: También visible macroscópica­
1.4: Cantidad.— Ya nos hemos referido al mente, es propio de los síndromes disenté­
respecto a propósito de las diarreas y estre­ ricos.
ñimientos. Hoy sólo añadiremos que en las 2.5: Glóbulos rojos: Indican hemorragia
dietas con residuos por ingesta de verduras, digestiva.
- 5 2 5 -
2.6: Leucocitos: Si son abundantes indican circula en el tiempo medio de 3 horas, pero
infección intestinal. a las 6 -8 horas ya debe haberse vaciado ín­
2.7: Flora Yodófila: Es normal, pero si es tegramente en el ciego. Las asas del yeyuno
muy abundante puede traducir un tránsito ocupan la porción superior izquierda del
intestinal acelerado. abdomen, mientras que el ileón lo hace en el
segmento inferior derecho. En conjunto sue­
3._ Examen químico.- Con él se pueden len presentar el aspecto de “pelos de plumas”,
descubrir diversas substancias de interés, Fig. 78-4. El ileón terminal desemboca en la
así: cara interna del ciego dando una forma sin­
gular de “pico de ave”.
3.1: Sangre: sirve para descubrir la sangre
oculta de la que hemos habiado en otra parte.
Ahora sólo añadiremos, que, para que tenga
valor diagnóstico, se debe tomar alguna pre­
caución como: no comer carne tres días
antes y estar seguro de que no hay sangrado
en la orofaringe ni en el ano.
3.2: Pigmentos biliares: Alguna ocasión es
necesario cuantificar la cantidad de esterco-
bilina, como en las ictericias progresivas
(Ca. de cabeza de páncreas), para confirmar
la disminución también progresiva de estas
substancias. Las heces pueden contener en
cambio bilis total cuando hay abundante
eliminación, por ejemplo, en las ictericias Fig. 78-4 Radiografía del yeyuno—ileón
hemolíticas, si el hígado está sano.
Muchas otras substancias se puede bus­
car con la intención dirigida a precisar algún El intestino grueso puede estudiarse
trastorno muy concreto (síndromes de mala con placas simples de abdomen, en las cua­
absorción), pero ésto lo irá conociendo el es­ les los gases que contiene permiten su visuali-
tudiante más tarde. zación, Fig. 78-5; <o con sulfato de bario
ingerido o administrado en forma de enema;
4 — Examen parasitario: Indispensable en Fig. 78-6; también se lo puede hacer con
nuestro medio. Nosotros aquí simplemente doble contraste, es decir insuflando con aire
lo recordamos, pues los estudiantes lo verán la luz intestinal, amas del bario.
con amplitud en la cátedra de Parasitología.
Y, Cuando es ingerido y se realiza el es­
tudio de todo el tránsito intestinal, se des­
5.- Examen bacteriológico: (Coproculti- cubre que a las 6—8 horas, ha progresado has­
vo): útil para los cuadros de naturaleza in­ ta el ángulo hepático; entre las 10—12 horas
fecciosa, la mayoría de las cuales producen ocupa todo el transverso y el ángulo espléni-
diarrea. co; entre las 1 8 —24 horas se la encuentra
EXAMEN RADIOLOGICO.- El yeyuno-ileón es en el descendente, sigma y recto, Fig. 78-7.
estudiado por radioscopia y radiología, previa Cuando se administra el bario por enema,
la ingesta de comida baritada. Normalmente (colon con enema de bario), se debe estudiar
PLIEGO: 16
Fig. 78-5 Radiografía lim pie de abdom en en
el que se ve lo* gases en el intesti­
no grueso normal.
Cortesía del Prof. Dr. Germ án Abdo.

el colon tanto durante la repleción como


después de la evacuación dé la substancia
de contraste, Fig. 78-8.
El tránsito intestinal es además útil pa­
ra el diagnóstico de los tumores que ocupan
espacio dentro del abdomen, porque despla­
zan el segmento intestinal vecino. Fig. 78-9.
Fig. 78-6 Colon con enem a de bario: A.—
EXAMEN ENDOSCOPICO.- La endoscopia del Normal. B.— Dem ostrando po-
yeyuno-ileón con los fibroscopios modernos liposis.
ya es posible realizarlo. El examen que está C ortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
más al alcance y que no se debe dejar de rea­
lizar es el rectosigmoideoscopico, del cual no
vamos a hablar más que para mencionar sus
indicaciones y decir que debe hacerse poste­ se en toda patología colónica. La Fig. 78-10,
riormente al examen del ano y recto al cual nos ilustra como se encuentra el endoscopio
ya nos referimos antes. al momento del examen.
La rectosigmoideoscopia no tiene con­ Un complemento indispensable en mu­
traindicaciones, en cambio, sus indicaciones chos de los casos es la biopsia para el estudio
son numerosas y prácticamente debe realizar- histopatológico.
-5 2 7

Fig. 78-7 Progresión en el tiem po del con­


tenido colónico.

Fig. 78-8 Colon evacuado luego de un ene­ Fig. 78-9 A.— Rechazo del marco colónico
m a de bario. y del asa terminal del ileón po;
quiste gigante del ovario.

SINTESIS DE ALGUNOS SINDROMES


1.3: Movimientos peristálticos visibles
INTESTINALES FRECUENTES.-
a través de la pared abdominal.
1 .- SINDROME OBSTRUCTIVO CRONICO 1.4: Palpación ocasional de asas prees-
1.1: Síndrome de Kóening tenóticas.
1.2: Abombamiento abdominal cir­ 1.5: Timpanismo preestenótico.
cunscrito. 1.6: Aumento de los ruidos hidroaé-
528-
1.9: Endoscopia útil ocasionalmente,
igual que la biopsia, según la etiología.

2 .- SINDROME OBSTRUCTIVO AGUDO


2.1: A veces antecedentes de fleo
crónico.
2.2: Retención de gases y heces; pre­
coz en obstrucciones bajas.
2.3: Vómitos precoces y frecuentes
en obstrucciones altas.
2.4: Dolores abdominales de tipo có­
lico al comienzo, para volverse rápidamente
continuos.
2.5: Mal estado general, precoz en
obstrucciones altas. Deshidratación y puede
Fig. 78-9 B Rechazo del colon derecho por
quiste de ovario del mismo lado. haber shock.
Cortesía del Prof. Dr. Germán A bdo. 2.6: Abombamiento abdominal difu­
so si la obstrucción es baja, o segmentario
si es alta. i

2.7: Movimientos peristálticos visibles


en la fase de lucha.

2.8: Dolor abdominal difuso a la pal­


pación, pero más intenso en el sitio de la obs­
trucción y si hay compromiso peritoneal.
2.9: Signo de Blumberg, positivo si ya
hay compromiso peritoneal.
2.10: Timpanismo supraestenótico.
’ 2.11: Aumento de los ruidos intestiná-
les durante la fase de lucha.
2.12: Silencio abdominal en la fase de
distensión.
Fig. 78-10 Rectosigmoideoscopia: ubicación
del endoscopio. 2.13: El tacto rectal puede señalar, si
la obstrucción está a ese nivel, la masa pal­
reos coincidiendo con el climax del dolor, pable.
y luego disminución de ambos. 2.14: Radiografía simple de abdomen.
1.7: Rx. simple de abdomen Fig. 78-13.
1.8: Radiografía contrastada del in­ 2.15: Radiografía contrastada señala el
testino sitio de la detención.
Fig. 78-14 Ileo paralítico. Radiografía sim­
ple de abdomen.

Fig. 78-13 Obstrucción aguda del intestino.


Radiografía simple de abdomen.
4.2: Tenesmo.
4.3: Pujo.
3 .- ILEO PARALITICO
4.4: Dolor sigmoideo o no.
3.1: Puede haber o no antecedentes
de fleo mecánico. 4.5: Tacto rectal puede revelar causas
tumorales o seudotumorales o cuerpos ex­
3.2: Dolor abdominal o no de acuer­ traños localizados.
do con la etiología.
4.6: Examen de heces, ayuda a iden­
3.3: Falta de expulsión de heces y tificar las causas infecciosas o parasitarias.
gases.
4.7: Colon con enema de bario, Fig.
3.4: Vómitos poco frecuentes.
78-15, ayuda a identificar diversas etiologías,
3.5: Abombamiento abdominal difu­ tumorales, comprensivas, infecciosas cróni­
so. cas, etc., y si además afecta a otros tramos
3.6: A la palpación, dolor abdominal del colon a más del recto.
difuso.
4.8: Examen endoscópico, muy útil
3.7: Signo de Blumberg, positivo, si en todos los casos.
hay irritación peritoneal.
4.9: Biopsia, útil sobre todo para afec­
3.8: Timpanismo. ciones neoplásicas.
3.9: Silencio abdominal. 4.10: Examen de los órganos vecinos,
3.10: Radiografía simple de abdomen, puede revelar una causa extrarectal.
Fig. 78-14. 5 - SINDROME APENDICULAR AGUDO.-
4 .- SINDROME DISENTERICO APENDICIUS AGUDA:
4.1: Deposiciones patológicas: Moco, 5.1: Epigastralgia y luego ilialcalgia
sangre, baba, pus, con heces fecales o no. derecha.
Fig. 78-15 Síndrom e disentérico por tum or. Fig. 78-17 Tum or de colon. Colon con ene-
Colon con enema de bario, Ca. in- m a de bario. Ca. del ciego,
filtrativo del recto.

Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo Cortesía del Profl. Dr. Germán Abdo.

5.2: Anorexia, Náusea y Vómitos oca­ leucocitocis, con aumento de los polinu­
sionales, siguen al dolor. cleares y desviación hacia la izquierda.

5.3: Fiebre con eventual disociación 5.13: Radiografía simple de abdomen,


bucorectal. con fleo localizado y desapari­
ción del psoas.
5.4: Estreñimiento o diarrea más ra­
ra. 5.14: Eventual plastrón si hay perfora­
ción.
5.5: Hiperestesia cutánea en la fosa
ilíaca derecha. 6 — SINDROMETÜMORAL, más frecuente
del colon y recto:
5.6: Punto de Me. Bumey, u otros
apendiculares dolorosos. 6.1: Puede haber antecedentes de obs­
trucción crónica o aguda.
5.7: Signo de Blumberg, positivo, si
ya hay irritación peritoneal. 6.2: Dolores cólicos localizados o ge­
neralizados a todo el abdomen, no muy
5.8: Tacto rectal con Douglas, doloro­ típicos.
so.
6.3: Diarreas o estreñimientos, sin cla­
5.9: Signos del psoas positivos. ra explicación en personas que fueron antes
5.10: Ruidos hidroaéreos presentes o normales en sus evacuaciones intestinales.
no. 6.4: Hemorragias por el ano, de sangre
5.11: Pulso acelerado, pero si hay per­ roja mezclada o no con las heces, según
foración puede estar además filiforme. el sitio del origen.
5.12: Examen de sangre, Biometría: 6.5: Astenia, pérdida de peso y ane-
-5 3 1 -
jjiia inexplicables. 9.— Northfield, T.C., and Sm ith, T.: Central
venus pressure in clinical management o í
6.6: Tacto rectal, indispensable en el acute gastrointestinal bleeding. Lancet, 2:
Ca. de recto. 5 8 4 ,1970.

6.7: Colon con enema de bario Fig. 10.— O’ Brien,! T .F., Jr.: Neoplasias del Intestino
grueso. En Cécil—Loeb: Tratado de Medi­
78-17, útil en un buen número de casos. cina Interna. Interamericana, México. 14a.
ed.. Cap. 669., p.p. 1547. 1977.
6.8: Examen endoscópico, indispen­
11.— Tibbs, D.J.: Blood volumes in gástro-duode-
sable. nal hemorrhage. Lancet, 1: 2 6 6 ,1 9 5 6 .
6.9: Biopsia, señala la naturaleza del
tumor.
7.- Los síndromes de hemorragia digestiva,
¿iarréicos y de estreñimientos, ya han sido
suficientemente expuestos a lo largo del texto

CAPITULO 79

BIBLIOGRAFIA
HIGADO VESICULA Y

X— Anderson, D.: The use of measurement of VIAS BILIARES


central venous pressure in the selection of
patients w ith massive gastroduodenal he-
morrhage for emergency operation. Scand. HIGADO: La sintomatología extraída por
J. Gastroent., 5: 25, 1970. la anamnesis y examen físico dedicados a es­
2.— Anderson, D., and Klebe, J.G.: Measure­ te órgano es relativamente escasa, pero no
m ent of central venous pressure. Its use in por eso poco orientadora. De su examen fí­
the transfusión treatm ent o í patients with
gastroduodenal hemorrhage. Sean. J. Gas­ sico ya hemos hablado antes. Ahora nos
troent., 3: 313, 1968. detendremos en los síntomas que son:
3.— Farreras, P. Rozman, C. Medicina Interna. I.— Dolor; 2 .- Ictericia; 3 .- Prurito;
Editorial Marín, Barcelona, 8a. ed.. Tomo I, 4 .- Hemorragias; 5.—Trastornos mentales;
p.p. 3 4 .1 9 7 2
6.— Halitosis; 7 — Anorexia; 8.— Pérdida
4.— Harvey, A-, Johns, R .J., Owens, A.H., Jr.,
Ross, R.S.: Tratado de Medicina Interna.
de peso; 9.— Astenia; 10.— Dispepsia;
Interamericana, México, 19a. Ed., Cap. 70 I I .—Fiebre.
p.p. 714, y 715.1978.
DOLOR HEPATICO.— Consecuencia de la
5.— H om , R.C., Jr.: Malignant potential of
polypoid lesiona of the colon and rectus.
inflamación o distensión de su cápsula o de la
Cáncer, 28: 1 4 6 ,1971. estimulación dolorosa de los filetes nervio­
6.— Law, D.H.: Hemorragia Gastrointestinal. sos que acompañan a las venas portales (23),
E n Cécil—Loeb. Tratado de Medicina Inter­ no ofrece ninguna dificultad para su anam­
na. Interamericana, México, 14a. ed.. Cap.
644., p.p. 1448, 1977.
nesis, pues es más que suficiente con la
7.— Mathé, G., Richet, G.: Semiología médica ya conocida en el cuadro No. 3-2; además no
y Propedéutica clínica. Jims, Barcelona. es precisamente un síntoma muy decidor
Cap. IV, p.p. 437. 1969.
para el diagnóstico de las hepatopatías, con­
8.— Marsden, P.D.: Enterobiasis (Oxiuriasis, trariamente al importante significado del do­
infección por oxiuros). En Cécilr-Loeb.
Tratado de Medicina Interna. Interamerica­ lor en las afecciones de la vesícula biliar y
na, México, 14a. ed.. Cap. 313. p.p. 622 1977 sus vías de desagüe.
-5 3 2 -
En efecto, su fecha de comienzo pue­ bién en algunas hepatitis virales y cirrosis.
de no tener ninguna relación con la enferme­ Invita al rascado y .puede ser la causa de
dad de fondo, incluso algunas enfermedades infecciones secundarias de la piel.
pueden evolucionar sin dolor, por ejemplo:
HEMORRAGIAS.— Son relativamente fie.
la cirrosis hepática y el Ca. En la hepatitis
cuentes y se manifiestan de diversas maneras;
viral, el absceso hepático amebiano, las co­
así: en las cirrosis hepáticas, cuando ya han
langitis, sin embargo, el dolor puede acompa­
dado hipertensión del sistema portal, las vá­
ñar al proceso desde el primer instante. Muy
rices esofágicas subsecuentes suelen ser cau­
rara vez es intenso; frecuentemente le es
sa importante de hematemesis y melenas;
difícil al enfermo relacionarlo con una causa
(32) también pueden serlo las úlceras gástri­
concreta. La mayoría de veces se expresa
cas que pueden acompañar a las cirrosis
como una hipocondralgia derecha o una
(14, 24). En las ictericias obstructivas ex­
epigastralgia que se irradia hacia la base del
trahepáticas puede haber equimosis, pete-
tórax, punta de la escápula y aún al hom­ quias y sangrado por alargamiento del tiem­
bro derechos. Suele ser continuo, tipo pe­ po de protombina, importante factor de la
santez o de tensión y puede acompañarse de coagulación que requiere para su síntesis en
síntomas disépticos como náuseas, vómitos, el hígado de la vitamina K, liposoluble, que
ocasionales e intolerancia a las grasas. No no puede absorverse a nivel intestinal si no
suele tener ningún otro tipo de relaciones,
aunque puede calmar con el reposo e inten­ hay bilis que facilite la digestión de las gra­
sificarse con el decúbito lateral izquierdo. sas. En las hepatopatías con daño paren-
Tanto la hepatitis viral aguda cuanto el quimatoso, también puede haber petequias
absceso hepático provocan dolor a la puño y equimosis por déficit en la síntesis de los di­
percusión, y el segundo a la digitopresión en versos factores de la coagulación que en su
los espacios intercostales en que se proyecta mayoría lo hacen en el hígado; así es fre­
el absceso. Insistimos un poco más con su cuente ver en las cirrosis, hepatitis viral agu­
evolución puesto que muchas veces o no se da, coma hepático.
presenta o calma a pesar de que la enferme­ TRASTORNOS MENTALES Y NEUROLO­
dad sigue su curso. Sin embargo, en los cua­ GICOS: Algunas hepatopatías crónicas pue­
dros agudos la relación enfermedad / dolor den causar trastornos del carácter, dolores de
suele estar ligada. cabeza y mareos; pero los más importantes
se ponen en evidencia cuando se presenta
Ictericia.— Su técnica de examen físico ya un grave estado de mal funcionamiento del
la estudiamos en otra parte. Ahora nos que­ hígado que puede conducir al coma. En con­
daría por analizar los datos que de ella junto toman el nombre de encefalopatía he­
podemos obtener a través de la anamnesis; pática y son descritos en el capítulo del sis­
pero, como se trata de un signo en el cual tema nervioso central dedicado a los comas.
tienen que ver también las vías biliares, lo a- Halitosis.— Consecuencia de un mal funcio- ;
nalizareinos en dicho capítulo. namiento del hígado, puede preceder al co­
PRURITO.- Es un síntoma que acompaña ma hepático; se caracteriza por ser de muy
a algunos casos de ictericia obstructiva; es mal olor, casi fecaloide, que puede percibir­
debido a la retención de sales biliares (23), se a distancia. Se debe a la eliminación de
por tanto es más frecuente en las afecciones mercaptano (25).
de las vías biliares extrahepáticas, pero tam­ A esta sintomatoiogía bastante especí- [
- 533 -
fíca de enfermedad hepática puede añadirse
con frecuencia la anorexia, pérdida de peso
y astenia, que son síntomas generales que se
explican por sí solos. Los trastornos dis­
pépticos, caracterizados por náuseas, vómito,
sensación de pesantez epigástrica, de que
“algo que comió no le cayó bien”, de que
“tiene el estómago pesado” , sólo indican
dificultades para la digestión de los alimen­
tos.
Fig. 79-1 Proteinograma electroforético.
FIEBRE: acompaña a todos los procesos
infecciosos como la hepatitis viral aguda,
las colangitis, los abscesos amebianos o bac­
terianos, algunas cirrosis y tumores.
2 .- Insuficiencia celular hepática:
EXAMENES COMPLEMENTARIOS - Co­
2.1: Tiempo de Protrombina (36); suele
mo en pocas visceras los exámenes comple­
estar prolongado, pero se debe constatar pre­
mentarios para el estudio de las hepatopa­
viamente que no hay déficit de vitamina K,
tías son numerosos e importantes, pero pre­
para lo cual incluso se la puede administrar
cisamente por eso su selección debe ser más
previamente. Si la cifra es mayor a 20
cuidadosa y su valor para el diagnóstico sólo
segundos de una manera estable, se puede
puede considerarse a la luz de los datos
estar seguros de que la necrosis celular es
clínicos; el no hacerlo sería causar un grave
daño económico al paciente y caminar a masiva.
“palo de ciego”, en relación al diagnóstico. 2.2: Colesterol total y esteres: Normal­
EXAMEN QUIMICO DE SANGRE: Una vez que
mente el colesterol total oscila entre 180 y
250 mg°/o y los ésteres constituyen alrede­
el examen clínico nos ha orientado hacia un
dor de 60°/o. Si hay daño celular, la esteri-
síndrome concreto, debemos proceder a so­
ficación disminuye y más tarde lo hace tam­
licitar las pruebas específicas que nos per­
bién el colesterol libre; el comportamiento
mitan confirmarlo; por esta razón es que
de este último es contrario a lo que sucede
preferimos agrupar estas pruebas en bloques
en las colestasis en las que más bien aumenta.
dirigidos a los síndromes más frecuentes, y
de paso aprovecharemos para hacer una lige­ 2.3: Albúmina plasmática: (38) Como
ra referencia a cada prueba. sabemos, normalmente existen de 7 a 8 gra­
mos de proteínas totales en el plasma, de los
1.- Inflamaciones: Util la tasa de globuli­
cuales, unos 3,5 a 4,5 g. corresponden a.-las
nas plasmáticas, especialmente de su fracción
albúminas, es decir, un 55°/o del total. Cp-
8 ( gamma) (17). Se utiliza para el efecto
mo éstas se sintetizan en el hígado, si hay
el Proteinograma electroforético, Fig. 79-1,
en el cual se constata el aumento de las daño celular, disminuye su concentración en
globulinas#. Este hecho es frecuente en el plasma y hasta puede llegar a ser menor
ia hepatitis viral aguda, en la activa crónica que las globulinas.
y en la cirrosis biliar primaria, en la cual 3.— Necrosis celular.— El daño celular pue­
además pueden ser positivas las pruebas de iniciarse con un aumento de la permea­
de anticuerpos antimitocondriales.(25,23). bilidad de la membrana a la salida de las en­
- 534 -
zimas que normalmente se encuentran en el aparezca ictericia; mientras que la indirecta
citoplasma. Entre éstas tenemos a las tran- por ser insoluble, no se elimina por la orina.
saminasas y deshidrogenasas, pero también 4.2: Colesterol: Se elimina normalmente
al hierro. por la bilis, pero si hay colestasis, se retiene
3.1: Transaminasas: (39, 47). Tanto la y aumenta en et plasma.
oxalacética (TGO), como la pirúvica (TGP),
4.3: Fosfatasa alcalina: Aumenta porque
son de fácil realización. Se elevan rápida­ no se elimina y porque su producción está
mente, especialmente en la hepatitis viral
estimulada. (26).
aguda, y su permanencia en niveles altos pue­
de significar el paso a hepatitis activa cró­ 4.4: Examen de orina: Ya hemos dicho
nica. En vista de que la concentración de que la bilirrubina directa se filtra y aparece
TGP en la célula hepática es mayor que la en la orina. En los casos de colestasis, au­
de TGO, se espera que aquella se eleve más. menta su eliminación lo cual hiperpigmenta
La TGO, se eleva más en el infarto de mio­ la orina (coluria), pero en cambio disminuye
cardio. el urobilinógeno (6).
3.2: Deshidrogenasas.— Menos importantes 4.5: Examen de heces fecales: En la
que las anteriores. Se puede usar, sin embar­ colestasis disminuye y hasta puede suspen­
go, la LDH, deshidrogenasa láctica, especial­ derse la eliminación de bilis al intestino, lo
mente su fracción electroforética 5, LDH5, cual decolora las heces (acolia); como dis­
que se encuentra especialmente en el hígado minuye también el estercobilinógeno, en­
y se eleva en las hepatitis tóxicas con severo tonces su absorción disminuye y por tanto
dafio celular. su eliminación por la orina.
3.3: Hierro sérico.-Normalmente el hierro 5 .- OTRAS PRUEBAS:
sérico oscila entre 80 y 120V°/o. En la ne­ 5.1: La amoniemia, aumenta en los cuadros
crosis celular hepática suele subir, después de severa insuficiencia hepatocelular y pre­
de las enzimas, a más de200^°/o. (15,23). ludia el coma hepático (19,41). También
aumenta en casos de uniones portocavas,
3.4: Sin embargo de lo dicho acerca de las
(16) en las cuales el amoniaco procedente
enzimas séricas, si la necrosis celular es muy
del intestino no es transformado en urea por
grave pueden disminuir en el plasma, espe­
el hígado, ya que la sangre procedente del
cialmente las ceruloplasminas, pues su sínte­
sistema porta no pasa por él.
sis queda inhibida.
5.2: Eliminación de la bromosulfoftaleina,
4.— Colestasis—Ictericia. BSF: (42). Es una prueba que estudia
totalmente al hígado, puesto que esta subs­
4.1: Bilirrubinemia: ( 5,18). Normalmen­
tancia luego de ser captada por los hepato-
te el suero tiene menos de 0,2 mg °/o de la
fracción directa o conjugada, y menos de citos es conjugada con el glutation para ser
0,8 mg °/o de la no conjugada. En los casos luego eliminada por la bilis; es decir, corre
de éstasis biliar sube fundamentalmente la un camino bastante parecido al de la bili­
conjugada, mientras que en las producidas rrubina. En la práctica clínica puede reali­
por daño celular sube especialmente la indi­ zarse dos tipos de pruebas: una es la
recta. De manera correlativa y en vista de la retención de la BSF, y otra es el aclaramien*
solubilidad de la directa, puando sube, puede to de la misma.
eliminarse en la orina, incluso antes de que Para la primera basta con la administra-
- 535 -
ciófl de 5mg/kg de peso, por vía intravenosa,
para tomar luego de 45 minutos una muestra
de sangre y determinar en ella el porcentaje
retenido; normalmente es inferior al 5 por
ciento, pero aumenta en los daños hepato-
celulares y en las obstrucciones biliares en
las que refluye al plasma, aunque en este
caso tenga menos importancia porque su
aumento corre paralelo con el de las bili-
rrubinas conjugadas. Para la segunda, se in­
yecta la misma cantidad de BSF, y se deter­
mina el volumen plasmático depurado en un
minuto; normalmente se comprueba que el Fig. 79-2 H em idiafragm a d erech o norm al.
aclaramiento reaccional es igual a 11—18
por ciento del volumen plasmático por mi­
nuto. Sin embargo de lo dicho, hoy tiende a
suprimirse por los graves daños que puede,
causar (9).

5.3: Verde de Indocianina: Es una subs­


tancia que permite medir de manera sencilla
el funcionamiento de la célula hepática,
administrándola en una cantidad de 5 mg.
por kg. de peso, y luego registrando su eli­
minación mediante la densitometría dicro­
mática del lóbulo de la oreja (27). La efi­
cacia de esta prueba se basa además en que
su captación por parte del hígado es un
proceso activo que depende de la circulación Fig. 79-3 H em idiafragm a derecho e n u n h í­
sinusoidal y de la acción transportadora de la gado co n tu m o r m etastásíco.

membrana del hepatocito; luego se fija in-


tracelularmente a las proteínas Y y Z y final­
mente se elimina por la bilis sin sufrir ningún
proceso transformador (3). EXAMENES RADIOLOGICOS.- Radiografía
5.4: Fetoglobulinas: Si se encuentran en el simple. Fig. No. 79-2. Permite la visualiza-
adulto pueden indicar carcinoma del hígado. ción del hemidiafragma derecho que está en
íntimo contacto con la cara superior del
5.5: La fosfatasa alcalina placentaria, indica
hígado. Las hepatomegalias y deformacio­
un carcinoma de origen endodérmico, si es
nes de ella son identificables con relativa fa­
una persona que no tiene placenta.
cilidad, Fig. 79-3, pero no deben ser confun­
5.6: Antígeno Carcinoembrionario.- Indi­ didas con las frecuentes malformaciones del
ca más bien un (’a. colónico o pancreático, diafragma. La masa hepática es visible como
que puede evidenciarse por metástasis al una opacidad uniforme que recuerda la for­
hígado. Ver cuadro 79-1 ma de la viscera.
-536-

CUADRO No. 79-1

PRUEBAS QUE ESTUDIAN EL FUNCIONAMIENTO HEPATICO


1.— Inflamación. 1.— Proteinograma electroforético: aumento de las
gamma Globulinas.
2 .- Insuficiencia celular 2.1: Tiempo de Protrombina: Aumentado, pero
hepática. también en las colestasis.
2.2: Colesterol total y ¿steres: Disminuyen, espe­
cialmente los ésteres.
2.3 Albúmina plasmática: Disminuye.
3.— Necrosis celular 3.1 Transaminasas (TGO y TGP): Aumentan.
3.2 Deshidrogenasa láctica (LDH), aumenta, pero
más la fracción 5,(LDH5),en las hepatitis tóxi­
cas.
3.3: Hierro sérico: Aumenta.
3.4: Ceruloplasminas: Disminuyen.
4.— Ictericia—Colestasis 4.1: Bilirrubinemia: la conjugada aumenta en las co­
lestasis. La indirecta en el daño del hepatocito.
4.2: Colesterol: Aumenta en la colestasis.
4.3: Fostasa alcalina: Aumenta en la colestasis.
4.4: Examen de orina: Coluria y disminución del
urobilinógeno en las colestasis.
4.5: Examen de heces: Acolia y disminución del
estercobilinógeno en las colestasis.
5.— Otras Pruebas 5.1: Amoniemia: Aumentada en los daños celulares
graves y en las uniones porto-cavas.
5.2: Bromosulfoftaleina: Retención y aclaramiento.
La primera aumenta y la segunda disminuye en
el daño celular.
5.3: Verde de Indocianina.— Para el funcionamiento
celular del hígado.
5.4: Fetoglobulinas: Positivo en el Ca. hepático.
5.5: Fosfotasa alcalina Placentaria: Ca. hepático.
5.6: Antígeno Carcinoembrionario: Positivo en el
Ca. colónico y pancreático, y también si metas-
tatizan al hígado.
-537-
Esplenoportografía.— Fig. 794. De gran
utilidad en el estudio de la hipertensión por­
tad consiste en la inyección de una substan­
cia de contraste en el bazo que luego se
vacía en la vena esplénica, tronco de la por­
ta y sistema venoso intrahepático. Se com­
plementa este estudio con la medición de la
presión intraesplénica; y, con la introduc­
ción de otro catéter por la vena femoral,
vena cava inferior, suprahepáticas, intrahepá-
y centrolobulillares, para medir la pre­
sión en cufia del sistema suprahepático. En
conjunto completan el estudio hemodinámi-
co de la circulación portal. Fig. 79-4 E sp len o p o rto grafía norm al.

La arteriografía hepática.- Fig. 79-5. In­


troduciendo un catéter en el tronco celíaco
a través de la arteria femoral e inyectando
una substancia radiopaca. Util en los pro­
cesos ocupativos, como tumores, abscesos.
Gammagrafía Hepática.— Fig. 79-6. Consis­
te en la administración intravenosa de una
substancia radioactiva que sea captada por
las células hepáticas o por las células de
Kupffer: Los rayos gamma que emiten estas
substancias son luego registrados en placas
sensibles, obteniéndose imágenes bastante
aceptables para ser utilizadas en casos de
tumores o abscesos que ocupan un espacio
dentro del hígado y que impiden que capte
el medio radioactivo. También permite el es­
tudio del tamaño del hígado. Las substancias F ie. 79-6 A rterio g rafía d e l tro n c o celíaco
utilizadas son el rosa de Bengala, marcado N orm al.

con yodo radioactivo (1^1); el Oro Coloidal patología hepática, pero especialmente en
( A u ^ ) ;o el tecnetio 99. las ictericias; hépato y esplenomegalias; he­
Ecograma: Util para el diagnóstico de los patitis viral en cualquier estado de evolu­
procesos ocupativos. Fig. 79-7/fyB. ción; cirrosis; hepatitis tóxicas; tumores; etc.
Biopsia Hepática: (29, 40). Fig. 79-8. Contraindicaciones: Falta de colaboración
De gran utilidad en la práctica diaria y de del paciente; trastornos de la coagulación por
técnica fácil para su realización, es en ocasio­ peligro de hemorragias; ictericia obstructiva
nes el examen que finalmente confirma el extrahepática evidente, puesto que puede
diagnóstico; requiere, sin embargo, de la in­ dejar un derráme biliar en la cavidad peri­
terpretación por un patólogo experimentado. toneal; insuficiencia cardíaca congestiva gra­
Indicaciones: Siempre que se sospeche una ve o insuficiencia respiratoria importante.
C o rtesía d e l P rof. D r. E dgar R en­
te ría .

JD V

C o rtesía del P rof. D r. Jorge Sánchez.

Fig. 79-6 G am m agrafía hep ática: A.— Nor­


m al. B.— P ato ló g ica:; Metástasis.
C.— A bsceso h ep ático am ebiano
co n su cápsula visible.
D ) A bsceso am ebiano.

Fig. 79-7A E co g ram a n o rm al de hígado.


- 539 -

RUMA BE LA ARTERIA HEPATICA

Fig. 79-7B E cogram a an o rm al de hígado.

Laparoscopía.— Indicada para el examen vi­


sual del hígado y toma directa de biopsias.
Tiene las mismas indicaciones y contraindica­
ciones que la biopsia.
V ESIC U LA Y V IA S B I L I A R E S .- La
frecuencia de su patología, especialmente la
litiasis vesicular, coledocolitiasis, colecistitis Fig. 79-8 Biopsia hepática.— A: S itio d e la
pu nción. B: H istología norm al.
crónica y aguda es tal en nuestro medio, que
es injustificable que cualquier médico no esté
capacitado para diagnosticarlas y tratarlas La sintomatología originada en estas
por lo menos en sus demandas clínicas. Si estructuras suele estar compuesta por dolor,
por otra parte se tiene en cuenta que sus dispepsia, ardor gástrico e ictericia.
síntomas y signos son, la mayoría de veces, DOLOR.— Es ua síntoma cardinal en el
de fácil explicación y en número relativamen­ diagnóstico de las enfermedades de la vesícu­
te reducido, se comprenderá que seamos más la y vías biliares, aunque un alto porcentaje,
exigentes todavía. 30°/o según algunos (22, 44), puede pasar
1
- 540 -
asintomático a pesar de tener litiasis o daños
histopatológicos de colecistitis crónica por
ejemplo.
La técnica de su anamnesis (Qué y
Cómo preguntar) es la misma que se aplica a
cualquier dolor del cuadro No. 3-2, y por
tanto no ofrece ninguna dificultad, razón
por la cual pasamos directamente a reali­
zar algunas consideraciones sobre dicha anam­
nesis: Fig. 79-9 S itios frec u en tes del d o lo r vesicu­
lar.
1 y 2 .- Fecha aparente y real de comien­
zo: El paciente suele consultar al médico tiempo; pero si el causante del dolor no es la
con motivo de su último acceso doloroso que vesícula sino el colédoco, el dolor puede ori­
puede haberse iniciado hace pocas horas o ginarse en el epigastrio y en el mesogastrio.
pocos días; sin embargo, el inicio real de la Fig. 79-9. Si la vesícula es péndula, puede
enfermedad manifestada con dolor puede ser localizarse en el flanco y aún en la fosa ilíaca
hace mucho tiempo, semanas, meses o años, derecha.
en los cuales ya se presentaron períodos de
6 .- Las irradiaciones del dolor están estre­
dolor que, con o sin tratamiento médico pa­
chamente ligadas con las estructuras nervio­
saron y dejaron entre ellos temporadas indo­
sas que les son propias. Fig, 79-10, lo cual
loras.
explica que se dirija hacia la parte baja de
la espalda, región interescapulo vertebral,
3.— Intensidad: Suele ser variable, desde hombro y cuello, siempre en el lado derecho;
una ligera sensación de amortiguamiento o también lo hace hacia el epigastrio si no na­
calambre hasta un violento dolor que algunos ció en él, y más raramente hacia la región
lo han descrito como uno de los más inten—
precordial lo cual puede hacernos confundir
sos que puede sufrir una persona. Lo más
con un infarto de miocardio. Cuando el
frecuente es que sea relativamente intenso
colédoco es el único causante dd dolor, por
especialmente cuando se produce la migra­
ejemplo en las personas colecistectomizadas,
ción de un cálculo a través del colédoco.
4 .- Causa aparente: En nuestro medio, la
queja más frecuente es que el dolor apareció
luego de ingesta de comidas grasas (carne o
manteca de puerco, chocolate, aguacate,
huevos, leche, mantequilla, etc.), o de viajes
•n auto; pero varias ocasiones se presenta
dn causa determinable, muchas veces en ple­
no reposo por la noche.
5.— Se sitúa clásicamente en el hipocondrio
dtrecho o en el epigastrio, lo cual puede ser
motivo de confusión en el estudiante; es de­
cir, se trata de una epigastralgia o de una Fig. 79-10 Irradiaciones del d o lo r e n las alec­
hipocondralgia derecha o de ambas al mismo ciones vesiculares.
- 541 -
I el dolor se irradia hacia la columna dorsal 8.— Síntomas acompañantes.— Aparte de
i baja y lumbar. Más raramente puede irradiar­ los signos descritos en el examen físico
se hacia el abdomen, desviando la atención dedicado a la vesícula, un síntoma muy fre­
del médico hacia el intestino delgado y grue­ cuente es la náusea que culmina o no con el
so. Si la patología de las vías biliares se com­ vómito, producto de la estimulación vagal;
bina con una patología pancreática (Pancrea­ pero además aunque raramente, por el mismo
titis aguda), entonces las irradiaciones pre- estímulo puede haber hipersecreción clor­
| dominantes pueden ser las de este órgano hídrica con ardor epigástrico y dolores
| (véase dolor pancreático). intestinales. La fiebre suele ser un síntoma
I En todo caso, nótese que a la hora de obligado en las colecistitis agudas, aunque
la pregunta sobre la irradiación, el médico en las colelitiasis también puede haber fiebre
L no debe contentarse con hacer la pregunta menos intensa por efecto de la situación de
general: hacia dónde se le va el dolor?, gran tensión y esfuerzo emocional por el que,
porque el paciente puede no darle toda la atraviesa el paciente.
información, sino que debe ser más incisi­ Si la patología vesicular compromete al
vo y preguntar concretamente, “sí el dolor se colédoco y éste se obstruye por cálculos o
le va también hacia la paleta y el hombro edema o espasmo, etc., después de uno o dos
derechos, el lado derecho del cuello” ; “ha­ días puede aparecer ictericia, por reflujo de la
cia la boca del estómago, al lado izquierdo bilis al torrente circulatorio, a través del
del pecho”, o “hacia la barriga o el otro hígado. Este mismo hecho explica la simul­
costado”. tánea aparición de acolia y coluria; es decir,
7.- Tipo de dolor.— Por tratarse de es­ en conjunto toma las típicas características
tructuras huecas sería de esperarse que el de la ictericia colestásica u obstructiva. De
dolor fuera de tipo cólico, “cólico hepático”, hecho, cuando el colédoco es el originalmen­
pero en la práctica diaria lo que se comprue­ te comprometido, estos signos son muy fre­
ba es que, si existió un período de dolor có­ cuentes.
lico, éste fue de muy corta duración, puesto 9.— En las afecciones vesiculares, como ya
que rápidamente se volvió continuo, intenso, dijimos antes, las comidas grasas pueden de­
pero con períodos de alivio parcial y de exa­ sencadenar el dolor, pero otras ocasiones la
cerbaciones intensas, es decir, se trata más intolerancia a ellas se manifiesta por náusea o
bien de un dolor continuo con exacerbacio­ vómito con sólo percibir el olor a grasas.
nes. Esto es más fácilmente observable
en las colecistitis agudas en las que la 10.— Horario.— Como sabemos, la contrac­
invasión infecciosa a la pared de la ve­ ción de la vesícula se inicia unas dos horas
sícula es más pronta.' En las colelitiasis puras, después de la ingesta. Este es el momento
en efecto, el dolor puede ser cólico durante en que el doíor suele aparecer, es decir, es
un buen tiempo, pero como la asociación postprandial, lo cual puede ser motivo de
de colelitiasis con colecistitis aguda es muy confusión con el horario del dolor de la úlce­
frecuente, el dolor suele ser como el descrito. ra péptica.
En las colecistitis crónicas con o sin litiasis 11.- Periodicidad.— Si a lo dicho a propó­
el dolor puede ser de difícil identificación, sito del horario se añade que, como ya seña­
puesto que puede reducirse a una simple sen­ lamos a propósito de la fecha de comienzo,
sación de pesantez subcostal derecha, o de el dolor de la litiasis puede presentarse luego
quemazón o tensión en el mismo sitio. de largos períodos de calma, la confusión con
- 542 —
la enfennedad ulceropeptica es muy factible; puede llegar a perforarse y provocar un de-
pero téngase en cuenta que el período rrame biliar en la cavidad peritoneal con
doloroso promedio del cólico vesicular es de todas sus consecuencias funestas.
sólo tres días, aunque alguna vez puede lle­ 18.— Estado actual: Al momento del exa­
gar a ocho o durar sólo pocas horas, lo cual men, el paciente puede encontrarse sufriendo
no se da en el ulcus. plenamente el dolor o haberse ya aliviado
12.— El vómito es un síntoma acompañante completamente. Según estas circunstancias,
ocasional del dolor, pero no lo alivia, lo cual la actuación del médico será diferente res­
le diferencia del dolor que nace en el estóma­ pecto de la conducta terapéutica, pero en
go. todo caso, muchas veces puede verse en la
13.— y 14.— No tiene relación ni con ,1a confusión de decidir si es o no una afección
micción ni la deposición. vesicular la que le molesta al paciente, en cu­
yo caso la única actitud posible es la de
decidirse más cuidadosamente sobre los da­
15.— Relación con los decúbitos: Se suele
tos recogidos, para realizar un diagnóstico
decir que el cólico hepático es un cólico
diferencial más fino.
apático, dando a entender con ello que
obliga al paciente a permanecer quieto en Otras afecciones vesiculares como la dis-
cama. Además ocasionalmente el decúbito quinesia de las vías biliares, el Ca., la odditis
lateral izquierdo puede ocasionar una sen­ estenosante, etc., pueden dar dolores muy
sación de peso que “cae” desde el hipocon­ irregulares, pero en todo caso siempre guar­
drio derecho hacia el izquierdo, cuando la dan algunas características de las ya descritas.
vesícula contiene cálculos. Por otra parte, en DISPEPSIA GASTRICA: Acompañando al
las colecistitis agudas, el compromiso pe­ dolor o no, a veces como únicas molestias, el
ritoneal respectivo y la contractura del recto paciente suele quejarse de trastornos gástri­
derecho en la región subcostal pueden im­ cos un tanto inespecíficos como meteoris­
pedir la inspiración profunda. mo, intolerancia a algunas comidas, sensa­
16.— Los medicamentos que suelen aliviar ción de pesantez epigástrica y ardor epigástri­
son los antiespasmódicos y más si se asocian co. Estas molestias orientan al médico hacia
a los analgésicos; pero en las colecistitis patología no vesicular, pero hoy sabemos que
agudas puede no ceder tan fácilmente, igual pueden tener ese origen.
que cuando hay un cálculo que “viaja” a lo ARDOR EPIGASTRICO: Algunas ocasiones
largo del colédoco. es el único síntoma y la tendencia a la con­
17.— El acceso doloroso evoluciona hacia la fusión de que procediera de una gastritis
calma en pocas horas o días, pero puede de­ hipersecretante o enfermedad ulceropeptica
jar una sensación desagradable de peso o es frecuente, pero cuando es un síntoma
tensión o quemazón que impide por unos solitario, más bien ayuda a pensar en patolo­
días más la presión del cinturón o los mo­ gía vesicular. (31). En las disquinesias de las
vimientos bruscos. Algunas veces el dolor vías biliares puede haber reflujo duodeno-
desaparece ya, pero no los síntomas acompa­ gástrico, con lo cual se facilita la presencia
ñantes, especialmente la náusea y la ictericia. de la bilis en él estómago con lo cual puede
Si el dolor de una colecistitis aguda no se aparecer el ardor.
aliviara o contrariamente aumentara, hay ICTERICIA.-' Se trata de un signo cardinal
que pensar en el hidro o piocolecisto, que en la patología hepatobiliar, pero también
¥
I r extrahepática, lo cual es una conclusión
- 543 -

titis tóxica, cirrosis hepática, etc., pero, tam­


Jf obtenida del análisis físiopatológico del me- bién en algunas obstructivas extrahepáticas
, tabolismo de la bilirrubina. Sin querer entrar como en el Ca. de cabeza de páncreas o de
nosotros en dicho análisis parque no corres­ colédoco, en que la ictericia puede adelantar­
ponde a los alcances de este libro, sin embar­ se con mucho a cualquier dolor.
go, consideramos indispensable recordar, por
2 .- Fecha real de comienzo: Por lo indica­
lo menos muy ligeramente, el metabolismo
do antes, algunas ocasiones no es posible es­
normal y los principales momentos de su
tablecer con exactitud el inicio de este signo,
alteración fisiopatológica, para comprender
y de hecho, puede haberse iniciado varios
la razón de ser del interrogatorio. Nótese que
días antes de la consulta. Algunas hepa-
por tratarse de un signo, también el examen
topatías crónicas como las de la cirrosis, la
físico es indispensable, pero esto ya lo hici­ de la insuficiencia cardíaca inveterada pueden
mos a propósito del color de la piel.
tener meses de duración (11, 33). En cam­
El cuadro No. 79-2,nos resume la fisio­ bio, cuando se acompaña o está precedida de
logía y fisiopatología de la bilirrubina e ic­ algún dolor el signo es rápidamente descu­
tericia. bierto. En la hepatitis viral aguda, en las
colangitis, la hipocondralgia derecha conti­
ANAMNESIS DE LA ICTERICIA.- Respecto de nua, poco intensa, puede orientar la atención
la técnica del interrogatorio no tenemos nada del paciente hacia la ictericia y descubrirla
que añadir al cuadro No. 3-1, que es apli­ enseguida; pero si la retención de bili­
cable a cualquier síntoma. Sin embargo, rrubina no llega a superar los 2-3 mg°/o,
algún añadido lo haremos oportunamente. es probable que el tinte subictérico de
Por el momento lo que sí conviene es anotar los ojos no sea evidente. Lo más clásico y
que muchos pacientes confunden el color claro suele ser la presencia de ictericia que
amarillo de los ojos y la piel de la ictericia sigue, al cabo de uno o dos días, al cólico
con la palidez, lo cual debe ser previamente biliar, cuando se acompaña de obstrucción
aclarado pidiendo al enfermo que compare del colédoco. En estos casos a la ictericia se
el color de sus ojos con algún objeto ine­ suma la acolia y la coluria muy claramente,
quívocamente amarillo y bien conocido por y como la historia de los cólicos puede re­
él. Una buena pregunta general para el ob­ montarse a meses o años atrás, hay la posi­
jeto es: “amarillo como qué? . . .” Una vez bilidad de que simultáneamente la ictericia
que ya se está seguro de que.se trata de ic­ también lo haga.
tericia, se puede iniciar el interrogatorio clá­
sico. 3.— La forma de comienzo también es im­
Consideraciones a la anamnesis de la ictericia: portante: Algunas ocasiones el inicio de la
1.- Fecha aparente de comienzo.- Algu­ ictericia es posterior a la coluria, que en las
nas ocasiones en que la ictericia no está ictericias colestásicas suele ser relativamente
precedida de dolor biliar, el paciente puede precoz, puesto que la solubilidad de la bili­
referir que se dió cuenta de que estaba amari­ rrubina directa hace que se filtre por la orina
llo stílo hace unas horas o pocos días y a ve­ antes de que se note su impregnación en los
ces porque otra persona le hizo notar que tejidos. Si se debe a la retención de la
tenía los ojos amarillos, Esto es frecuente bilirrubina indirecta, puede presentarse la
en las ictericias hemolíticas y parenquimato- ictericia y tal vez sólo tardíamente la coluria.
sas, especialmente en la hepatitis viral, hepa- En las ictericias hemolíticas suele añadirse la
- 544 -

CUADRO No. 79-2

BILIRRUBINA E ICTERICIA
Fisiología Fisiopatología Clasificación
(4, 13, 18,27) (1,2,10,12,28,34,45)
I De s t r u c c i ó n de los I.— Aumento del nú­ 1 Ictericia hemoiíti-
hematíes en Hem y Glo­ mero de hematíes des­ ca. Aumento de la bi­
tona. Transformación truidos - Hemólisis. lirrubina no conjugada.
del Hem en biliverdina
y ésta en bilirrubina no
conjugada o indirecta.
2.- Transporte de la 2.— Falta de transpor­ 2.— En el recién naci­
bilirrubina no conjugada te por hipoproteinemia do. Ictericia por sulfas.
unida a la albúmina plas­ o por competencia en la Aumento de la no con­
mática, hacia el hepato- unión. jugada.
cito.
3.- Ruptura de ia u- 3.- Mala captación 3. - Ictericia parénqui-
nión büirrubina/albúmi- por daño transitorio de matosa post hepatítica.
na y pinocitosis por las la membrana celular. Aumento de la no con­
vellosidades del polo vas jugada.
cular del hepatocito.
4.- Introducción de la 4 .- Mala conjugación 4.— Ictericia parenqui-
bilirrubina en la célula, por déficit o por inhibi­ matosa. Aumento de la
unión con la proteína ción del sistema glucu- no conjugada. Enferme­
“Y” y conjugación con roniltransferasa. dades de Gilbert, Cri-
el ácido gtucurónieo. gler—Najjar, Lucey—
Driscoü, Gardner y A-
rias.
5.- Transporte activo 5.— Déficit del sistema 5 .- Ictericia parénqui-
hacia ei polo biliar y de transporte o de la matosa, pero con au­
excreción por emiosito- emiositosis de ¡a bilirru- mento de la conjugada
sis hacia el capilar biliar. na conjugada al capilar - o directa.
biliar. Dubin-Jhonson, Rotor.
6.— Flujo de la Bilirru­ 6.- Colestasis intrahe- 6.— Ictericia obstruc­
bina conjugada por los pática por obstrucción tiva intrahepática. Au­
canales biliares intrahe- o destrucción de los ca­ mento de la conjugada
páticos hacia los extra- nalículos biliares intra- o directa.
hepáticos. hepáticos.
7.— Circulación extra- 7.— Obstrucción de los 7.- Ictericia obstructi­
hepática y vaciamiento hepáticos, hepático co­ va extrahepática. Au­
en el duodeno de la bi­ mún y colédoco a cual­ mento de la conjugada
lirrubina. quier nivel. o directa.
-545-
palidez de la piel y mucosas propias de la acolia y coluria; además la impregnación en
anemia, lo que puede producir una confusión la piel de los pigmentos biliares puede dar
inicial con la ictericia, puesto que la piel to­ origen a prurito, y la hiperestimulación
ma al mismo tiempo el color amarillo de la vagal a bradicardia, todo ésto junto al dolor
ictericia y el pálido, dando en conjunto la ya conocido. Las ictericias hemolíticas
llamada ictericia flabínica o amarillo-céreo pueden acompañarse de fiebre, hemoglobi-
de los semiólogos antiguos. En estos casos, nuria y todo el cortejo sintomático de la
en lugar de la coluria, suele haber hemoglo- anemia (véase anemia).
binuria qué le da a la orina un color hema- 7.— La evolución varía con la naturaleza
túrico. de la enfermedad: en la hepatitis viral aguda
4 - En ocasiones la causa aparente es de- puede durar pocos días o pocas semanas y
tectable, como el cólico biliar que le precede; luego desaparecer, pero si la enfermedad
el contacto con enfermos de hepatitis viral evoluciona a sus variedades crónica persis­
aguda dos o tres semanas atrás; el anteceden­ tente o crónica activa, puede volver a apare­
te 3e la ingesta de algún tóxico o veneno cer semanas o meses más tarde (7,20,30,43).
(diablillos); la ingesta crónica de alcohol; Hay que tener en cuenta que si la hepatitis
pero otras ocasiones no es posible determi­ viral aguda da origen a colestasis intra-
nar una causa; así sucede en el Ca. biliar o hepática, puede aparecer además coluria.
de cabeza de páncreas, en algunas cirrosis y En las obstrucciones del colédoco por cál­
en la misma hepatitis viral aguda cuyo pró­ culos, puede darse el fenómeno curioso que
dromos puede pasar desapercibido. si se reabre la luz del conducto la ictericia
5.- Los síntomas acompañantes son de vi­ disminuye o desaparece, también lo hacen
vo interés aunque algunas ocasiones pueden la acolia y la coluria, pero si vuelve a obs­
no presentarse. Así: En la hepatitis viral truirse, estos signos vuelven a presentarse
aguda, aparte de la astenia, anorexia, náusea (cálculo en válvula) Fig. 79-11. En todo
y vómito, hay fiebre de intensidad variable
y dolor continuo en el hipocondrio derecho,
intensificado por la palpación y percusión.
En la colecistitis aguda, lo clásico es la fiebre
y la hipersensibilidad de la pared abdominal
subcostal derecha lo que origina los signos
del examen físico descritos en otra parte,
además naturalmente de los síntomas gene­
rales conocidos de anorexia, de náusea y
vómito y el dolor antes descrito. En la cole­
litiasis pueden presentarse sólo los síntomas
generales y tal vez una ligera febrícula, pero
no ictericia; más si los cálculos obstruyen el
cístico y la vesícula no ha sido escleroatrofi-
ca se puede palpar la vesícula agrandada; pero
si los cálculos obstruyen el colédoco o el
proceso inflamatorio de la colecistitis lo in­
vade también obstruyéndolo, entonces se
produce la ictericia que se acompaña de Fie. 79-11 cá lca lo en válvula.
-546-
caso este comportamiento es típico de las rrosis hepática, litiasis del colédoco en que la
obstrucciones litiásicas, lo cual constituye causa puede continuar presente y la enfer­
un importante carácter diferencial con las medad su evolución nociva a pesar de que
obstrucciones tumorales del colédoco o de la ya no haya ictericia.
cabeza del páncreas en que la ictericia es EXAMENES COMPLEMENTARIOS PARA
progresivamente más intensa (ictericia pro­ LA VESICULA Y VIAS BILIARES: 1 .- So­
gresiva) (46), igual que la acolia y la coluria. bre los exámenes de sangre, orina y heces ya
En las colangitis, casi siempre secundarias los hemos mencionado a propósito de las
a las obstrucciones del colédoco, la ictericia colestasis y no volveremos a repetir. Sólo
también puede ser intermitente, igual que la añadiremos que en las colecistitis agudas sue­
hepatalgia, náusea, vómito, astenia y fiebre le haber leucocitosis con desviación a la
que suelen acompañarles. En las ictericias izquierda.
hemolíticas, si el hígado está sano, puede
desaparecer relativamente pronto, pero no lo 2 - EXAMEN RADIOLOGICO-2.1: Las ra­
diografías simples de abdomen pueden de­
hace si la hemólisis es continua o intermiten­
mostrar la existencia de cálculos con sufi­
te a lapsos de tiempo cortos (48).
ciente calcio para volverse opacos; Fig. 79-12,
la vesícula coraliforme, Fig. 79-13, y el aire
8 .- Relación con los medicamentos: En el
en las vías biliares, Fig. 79-14.
adulto no existe un medicamento específico
para curar la ictericia; es la conducta terapéu­
tica dirigida a curar la enfermedad de fondo
la que da resultados positivos; sin embargo,
en los niños recién nacidos, la exposición a la
r
■ l l f e /T
' ^ftíf’'
luz solar o a los rayos ultravioletas ayuda a
mejorar la ictericia del recién nacido, pro­
ducida por inmadurez del sistema glucuronil-
transferasa (23). En las obstrucciones extra-
hepáticas, lo único definitivo es la des­
obstrucción quirúrgica, pero en las colestasis
intrahepáticas la operación está contraindi­
cada. En la hepatitis tóxica la supresión del
tóxico o la terapéutica que contrarresta su
acción ayudan a disminuir la ictericia. De
todas maneras, los barbitúricos se emplean
en algunas ictericias por déficit del sistema
glucuroniltransferasa y de la, proteína Y, del
Fig. 79-12 Cálculos en la vesícula. Radio­
Kernicterus y de algunos casos específicos grafía simple de abdomen.
de colestasis (21,35).
9 .- El estado actual depende de la evolu­
ción de la ictericia, pero es necesario recal­
car aquí, que la desaparición de este signo no 2.2: Colecistografía Oral: obtenida luego
significa necesariamente desaparición de la de la ingestión, doce horas antes, de tabletas
enfermedad que la causa. Así sucede por de ácido tiropanoico. Muy útil para visuali­
ejemplo, en la hepatitis viral, colangitis, ci­ zar la vesícula y el cístico. Fig. 79-15.
- 5 4 7 -

Fig. 79-13 Vesícula coraliforme

IIP¡¿

Fig. 79-14 Aire en las vías biliares.

2.3: Colangiografía intravenosa: Se obtiene


luego de la administración por la vena de
Biligrafina. (Substancia yodada). Sirve para
Fig. 79-15 Colecistografía oral A.— Normal.
visualizar la vesícula, pero especialmente los B.— Litiasis. C.— Cálculos de Co­
conductos biliares. Puede combinarse con la lesterina.
tomografía del colédoco para ver los cálculos.
Fig. 79-16. Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo.
- 548 -

' i-

Fig. 79-16 Litiasis del colédoco.


Colangiografía retrógrada. Corte*
sia del Prof. Dr. Patricio Cárdenas.
2.4: Colangiografía Transparietohepática.—
Obtenida luego de la punción hepática e in­
yección en un canalículo biliar dilatado del
medio de contraste, Fig. 79-17. Es útil en el
diagnóstico de Ca. de las vías biliares y de
las obstrucciones biliares litiásicas o de cual­
quier otra etiología. Debe hacerse luego del
estudio de las pruebas de coagulación.
2.5: Colangiografía retrógrada; Se realiza
luego de la endoscopia del duodeno y cate­
terización de la ampolla de Vater. Muy útil
especialmente en el diagnóstico diferencial
de la colestasis intra y extrahepática. Ocasio­
nalmente puede usarse el contraste pun- Fig. 79*17 Colangiografía traosparieto hepá­
cionando la vesícula en un acto quirúrgico. tica. La flecha señala el sitio de la
obstrucción.
Fig. 79-16 y 79-18
3 .- Actualmente se usa el ecograma.
1.3: Encefalopatía hepática.
SINTESIS DE LOS PRINCIPALES SIN­ 1.4: Trastornos endocrinos, especialmente
DROMES HEPATO—BILIARES: ligados a las hormonas que se metabolizan
1 .- INSUFICIENCIA HEPATO-CELULAR: - en el hígado.
Puede significar la etapa final de cualquier 1.4.1 Atrofia testicular.
hepatopatía difusa y se caracteriza por estar 1.4.2 Ginecomastia.
compuesta por otros síntomas y síndromes.
1.4.3 Trastornos menstruales en la mujer.
1.1: Ictericia a expensas de las dos bilirru-
binas. 1.4.4 Eritema palmar.
1.2: Ascitis, si se acompaña de hiperten­ 1.4.5 Arañas vasculares, por igual razón.
sión portal. 1.4.6 Hipertrofia de las parótidas.
- 549 -
3.2: Período ictérico: 3.2.1: Ictericia a
expensas de la indirecta, pero si hay coles­
tasis, se suma la directa y aparece coluria y
aun acolia.
3.2.2: Hepatomegalia: ¿olorosa, Usa, blan­
da.
3.2.3: Esplenomegalia rara.
3.3: Período de convalecencia:
3.3.1: Desaparece la ictericia.
3.3.2: Desaparecen la coluria y acolia si
habían.
3.3.3: Mejora el apetito, astenia.
Fig. 79-18 Eco de Vesícula coa cálculos
3.4: Pruebas de funcionamiento hepático.
3.4.1: De inflamación; positivas.
1.5: Signos circulatorios: 3.4.2: De necrosis celular: positivas, es­
1.5.1: Telangiectasis. pecialmente las transaminasas.
1.5.2: Signos de eretismo cardiovascular. 3.4.3: De ictericia, positivas; y se añaden
las de colestasis si es colestásica.
1.6: Fiebre
1.7: Fetor hepaticus. 4 - CIRROSIS HEPATICA: (Entidad Noso­
lógica). Si está compensada puede pasar
1.8: Pruebas de funcionamiento hepático: asintomática o con molestias generales.
todas o casi todas patológicas.
4.1: Síntomas generales como: Astenia,
anorexia.
2 - ENCEFALOPATIA HEPATICA; Ver capí­ 4.2: Flatulencia.
tulo del sistema nervioso central (comas). 4.3: Hepatomegalia (70°/o), dura, borde
Clasificación de Degroote: cortante, superficie irregular.
2.1: Trastornos psíquicos ligeros, pérdida 4.4: Hipocondralgia derecha ocasional. Ra­
de memoria, desorientación, flapping tremor ros dolores abdominales.
(Temblor aleteante). 4.5: Ictericia: Ocasional con predominio
2.2: Somnolencia más todo lo anterior. de la bilirrubina indirecta, pero con im­
portante cifra directa si hay colestasis.
2.3: Coma hepático.
4.6: Trastornos de la coagulación: Pete-
quias, equimosis, hemorragias digestivas.
3.- HEPATITIS VIRAL AGUDA: (Entidad 4.7: Síndrome de hipertensión portal espe­
Nosológica). cialmente ascitis, esplenomegalia y hemorra­
3.1: Período preictérico: 3.1.1: Síntomas gias digestivas por ruptura de várices esofá­
generales conocidos: anorexia, náusea, vómi­ gicas.
to, astenia, a veces diarrea, catarro nasal. 4.8: Síndrome de insuficiencia hepatoce-
-5 5 0

CIRCULACION PORTO- CIRCULACION "PORTO- CIRCULACION CIRCULACION


CAVA SUPERIOR CAVA INFERIOR MIXTA C A V A -C A V A

F ig . 7 9 -2 0 R e d v e n o s a s u b c u tá n e a d e l a b d o m in a l.

lular si se agrava.
4.9: Síndrome de encefalopatía hepática
si evoluciona mal.
4.10: Ulcus gastroduodenal ocasional. INTERCOSTALES
Y LUMBARES
4.11: Síndrome de mala absorción.
4.12: Hiperglicemia. \ENA MAMARIA INTERNA.

4.13: Asociación con cáncer primitivo de


hígado.
4.14: Exámenes de funcionamiento hepático:
Pueden ser todos positivos dependiendo de
la etiología.
4.15: Biopsia hepática característica.
5 - HIPERTENSION PORTAL: Supone la di­
ficultad al vaciamiento de la sangre del siste­
ma porta en la vena cava inferior, por obs­
táculo supra, intra o prehepático.
5.1: Esplenomegalia muy constante.
5.2: Redes venosas subcutáneas abdomina­
les. Fig. 79-20.
5.3: Ascitis.
5.4: Hemorragias digestivas: Hematemesis
y melenas por ruptura de várices esofágicas.
5.5: Hemorroides.
5.6: Síndrome de encefalopatía hepática
por derivaciones porto-cavas que soslayan el
hígado. Fig. 79-21. Fig. 79-21 Anastomosis porto-cava.
5 7: Facilidad para la septicemia colibacilar.
5 8: Radiografía esofágica con várices. Fig.
79-22.
5.9; Esofagoscopia confirma várices esofági­
cas.
5.10: Estudio hemodinámico de la circula­
ción portal.
5.10.1: Esplenoportografía Fig. 79-23.
5.10.2: Medida de la presión intraesplénica.
Normal: 7-12 milímetros Hg. Aumenta so­
bre 16 mm. Hg. en la hipertensión. Fig. 79*23 Hipertensión portal: Esplenopor*
tografía.
5.10.3: Presión de la porta por catéter a
través de la vena umbilical, es igual a presión
en una vena hepática.

Fig. 79*24 Hipertensión portal. Arteziografía


mesentérlca; fase venosa.

5.10.5: Arteriografía selectiva del tronco


celíaco, o de la mesentérica, Fig. 79-24.
5.11: Biopsia de hígado en busca de la etio­
logía o probable cirrosis hepática.
6 - COLESTASIS.
Fig. 79-22 Várices esofágicas 6.1: Ictericia a expensas de la directa.
6.2: Acolia más intensa si la obstrucción es
5.10.4: Cateterismo de las suprahepáticas a total.
través de la cava. Presión igual a 5-7 mm. 6.3: Coluria.
Hg. (Se llama también presión libre). Luego 6.4: Prurito.
de las venas intraparenquimatosas hasta que
el catéter se enclava (Presión enclavada). 6.5: Trastornos de la coagulación: Hemo­
rragias, equimosis, petequias.
Normal 7-10 mm. Hg. (Se llama tam­
bién presión sinusoidal). Nótese el gradiente 6.6: Pruebas funcionales.
de presión entre las dos. 6.6.1: De colestasis: Todas positivas.
- 552-
6.6.2: Todas las demás dependiendo de la BIBLIOGRAFIA
etiología.

1.— Alias, I.M., G artner, L.M., Cohén, M., Ben—


7- COLECISTITIS AGUDA. Ezzer, J. and Levi, A.J.: Chronic non-
7.1: Dolor característico descrito. hem olytie unconjugated Hyperbilirubinemla
w ith glycuronyl transí erase deficiency. Evt-
7.2: Náusea y vómito. dence for genetic heterogeneity. T rau .
Assoc. Amer. Physicians, 81: 6 6 ,1 9 6 8 .
7.3: Fiebre. 2.— Arias, I.M., and London, I.M.: Bilirubin
7.4: Ictericia obstructiva si hay invasión al glucuronide form ation in vitro. Demostra-
tio n o f a defect in Gilbert’s disease. Science,
colédoco, con acolia y coluria. 126: 5 6 3 ,195T.
7.5: Hiperestesia cutánea subcostal derecha. 3.— Beker, K.G.: Binding o f sulfobromophtha-
iein (BSP) volume in indocyanine Green
7.6: Punto vesicular + + + + (ICG) By plasma alpha. Lipoproteuis. Proc.
7.7: Contractura muscular subcostal dere­ Soc. Exper. BioL Med., 122: 957—9 6 2 ,
1966.
cha.
4 — Billing, B.H.: Bile pigm ent mótaboliam.
7.8: Maniobra de Muryphy + + + + Sci. Basis Med. Ann. Rev., 1 9 7 ,1963.

7.9: Vesícula difícilmente palpable por el 5.— Bloomer, J.R ., Berk, P.D., Howe, R.B., and
Berlin, N.I.: In te rp re ta ro n o f plasma bili-
dolor. rrubin levels based on studies w ith radio-
active bSirrubin. J.A.M.A., 218: 21 6 ,1 9 7 1
7.10: Recuento leucocitario aumentado con
6.— Bourke, E ., Milne, M.D., and Stokes, G.S.:
desviación hacia la izquierda. Mech^nism of renal excretion o f urobilino-
7.11: Rx. de la vesícula con o sin cálculos, gen. Brit. Med. J„ 2: 1 5 1 0 ,1 9 6 6 .
excluida o no. 7.— Boyer, J.L .: Chronic hepatitis — a perspecti­
va on dasification and determ inants of pro-
8 . - COLELITIASIS: nosis. G astroenterology, 70: 1161 — 1171,
1971.
8.1: Dolor característico descrito.
8.— Brody. D.H., Leichter, L.: Pruebas de depu­
8.2: Náusea y vómito. ración de la función hepática. Clin. Med.
N.A. 3/1979 p.p. 619.
8.3: Fiebre ocasional. Puede no haber.
9.— Cooksley, W.G.E.: Anaphylaxis to bromsul-
8.4: Ictericia, sólo si hay obstrucción del phalein. Med. J. A ustr., 2: 257 — 258,
1971.
colédoco, con acolia y coluria.
10.— Crigler, J.F ., Jr. and Najjar, V.A.: Congeni­
8.5: Signos abdominales subcostales dere­ tal familial nonhem olytic iaundlce w it Ker-
chos menos evidentes que en la colecistitis. nicterus. Pediatrics, 10: 1 6 9 ,1 9 6 2 .

8.6: Vesícula palpable por cálculo enclava­ 11.— Dressler, W. y Fisher. R .: Klin. Wchnschr.,
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TORCI ON DEL
DUODENO
CAPITULO 80 Fig. 80-1 El páncreas y sus relaciones más
i <
im portantes

PANCREAS D OLOR.- ( 8 ,1 4 ) . Es el síntoma caracterís­


tico de las pancreatitis agudas y crónicas,
Viscera profundamente situada en la de las litiasis y de algunos tumores; pero,
cavidad retroperitoneal, Fig. 80-1, es capaz por su frecuencia el más importante es el
de producir una patología importante por su de las primeras.
frecuencia y gravedad, y relacionada con sus
estructuras histológicas y funcionales. En La técnica de su anamnesis es la misma
efecto, su función endocrina productora de qué la de cualquier dolor, del cuadro No. 3-2,
insulina y glucagon, define una línea de en­ razón por la cual pasamos directamente a rea­
tidades patológicas que serán estudiadas en lizar algunas consideraciones sobre el mismo.
la endocrinología, pero cabe mencionar des­ 1.— y 2 .- El momento real de su comien­
de ya a la más descollante que es la zo suele ser de pocas horas atrás en las pan­
diabetes mellitus. Su función exócrina creatitis agudas, puesto que el enfermo suele
definida por la producción de enzimas di­ acudir al médico rápidamente. Pero en las
gestivas (Amilasas, Lipasas y Proteasas), es pancreatitis crónicas residivantes y en las
capaz de determinar otra línea de entidades litiasis del conducto de Wirsung, la historia
patológicas, en la que se destaca la pancrea­ de dolor puede remontarse a semanas o me­
titis aguda. Nosotros orientamos nuestro ses atrás. En el cáncer del órgano la inicia­
estudio a la sintomatoiogía que la función ción del dolor no corre paralela a la presen­
exócrina del páncreas puede originar y que tación del tumor, el cual puede haberse
es extraible por la anamnesis, el examen presentado desde algún tiempo atrás (10).
físico y los exámenes complementarios. 3 .- Su intensidad puede variar desde aque­
ANAMNESIS.— Nos referiremos al dolor, llos que apenas son percibidos y que pueden
diarrea, hemorragias, pérdida de peso e icte­ pasar por alto tanto el paciente como -el
ricia. médico, sin reparar en que se trata de una
R

-5 5 5 -
pancreatitis aguda edematosa leve, hasta
aquellos que son terribles y más frecuentes
en la misma pancreatitis aguda, sobre todo si
pasa de edematosa a hemorrágica o necrótica.
4__ Causa aparente: El paciente puede
quejarse de haber tenido una comida muy
abundante hace pocas horas, o haber bebido
crónicamente licor (12, 18, 21), o sufrido
un traumatismo directo en el abdomen alto;
pero la mayoría de autores está de acuerdo
en que estas causas realmente sólo coadyuban
en la presencia del dolor de la pancreatitis
aguda sobre todo en las personas que previa­
mente han estado adoleciendo de patología
biliar, especialmente de litiasis de la vesícula
y colédoco (5).
5.- Por efecto de su inervación y relaciones
metaméricas, Fig. 80-2, el sitio predilecto
es el epigástrio, en casi todos los casos de
afecciones pancreáticas; pero en el Ca. puede
asentar en la región lumbar alta o dorsal ba­
ja, haciendo confundir con una afección de
la columna vertebral.

Fig. 80-3 Sitio del dolor e irradiaciones más


frecuentes en la pancreatitis aguda

6.— La irradiación es del más vivo interés,


no solamente porque su reconocimiento
permite que ubiquemos rápidamente el ori­
gen del dolor, sino también porque de no
tomarlo en cuenta puede hacernos confundir
fácilmente con afecciones de otras visceras.
Relacionándolo con su inervación podremos
comprender que se dirija, Fig. 80-3, típica­
mente en hemicinturón hacia la izquierda
hasta la región costolumbar y aún a la región
escapular izquierda; otras ocasiones, especial­
mente si hay patología biliar concomitante,
puede irradiarse también en cinturón, pero
por el lado derecho y aún hacia la región in-
Fig. 80-2 Inervación del páncreas terescapular derecha y hombro del mismo la-
—558 —
1.— SANGRE: 1.1: Amilasa, indispensa­ proporción:
ble en la pancreatitis aguda, en la que se ele­ Cji^'f^Amüasaorina .Creatinaplasma ion
va sobre las 300 unidades Somogyi, aunque
también lo hace en varias otras afecciones Amilasa plasma Creatinina en orina
intra y extra abdominales (19,20). Se eleva Normalmente es de 2,3; — 1 por cien­
a las 24-48 horas. to. En la pancreatitis aguda, esta relación
1.2: Lipasa: (17) Se eleva a las 72-96 ho­ puede ser de 6.6; + 0,3 por ciento. Sirve
ras. Tiene valor diagnóstico si sube de 2.0 mi. como control de la evolución, pues descien­
de Na OH,N/100. Tampoco es muy especí­ de al mejorar el cuadro (13,16, 27).
fica, pero siempre es valiosa para la pancrea­ 4 .- HECES: En la pancreatitis crónica, la
titis aguda. excreción de grasa supera los 7g. diarios, y
1.3: Glucosa: (4,25) Se eleva discretamen­ de Nitrógeno supera los 2,5g. diarios.
te en la pancreatitis aguda; pero en la cró­ 5 .- ELECTROCARDIOGRAMA: (22) Al­
nica puede ser permanente. gunas ocasiones se detectan cambios de tipo
1.4: Calcemia.- Baja en la pancreatitis agu­ isquémico con depresiones del S-T e inver­
da, al cabo de 3 -5 días de iniciado el cuadro. siones de la T, en la pancreatitis aguda. El
Si disminuye de 7mg°/o, tiene mal pronósti­ QT puede alargarse si hay trastornos meta­
co (8). bólicos, por hipopotasemia o hipocalcemia.
1.5: Potasio: Disminuye en la pancreatitis 6 .- ESTUDIOS RADIOLOGICOS, son nu­
aguda. merosos y algunos muy valiosos.
1.6: Pruebas hepáticas de colelitiasis, positi­
vas si hay ictericia.
1.7: Aminopeptidasa de Leucina, 5-Nucleo-
tidasa y fosfatasa alcalina: en el Ca. de pán­
creas si hay metástasis al hígado u obstruc­
ción tumoral del colédoco (14).

2 .- ORINA: 2.1: Amilasuria, (3, 19) que


procede de la amilasemia. Pueden verse va­
lores superiores a 6.000 unidades en 24 ho­
ras, o 300 unidades por hora, en pacientes
con pancreatitis aguda. Fig. 80-4 “Asa centinela** de la pancreatitis
aguda.
2.2: Glucosuria: Se presenta en un por­
centaje bajo de pancreatitis aguda, pero 6.1: Radiografía simple de abodmen: (23)
desaparece al eliminarse el proceso. En la Permite el descubrimiento del asa centine­
pancreatitis crónica puede prolongarse si el la, fleo segmentario muy frecuente en la
daño es amplio, dando un cuadro de diabetes pancreatitis aguda. Fig. 80-4. En la pan­
mellitus. creatitis crónica, puede verse las calcificacio­
3.— Del estudio del comportamiento de la nes.
amilasa y la creatinina en el plasma medidas 6.2: El tránsito digestivo, puede demos­
en sus concentraciones por centímetro cúbi­ trar dilataciones del arco duodenal por el
co, y en la orina, se ha establecido la edema de la cabeza en la pancreatitis aguda;
- 559 -
pero sobre todo en el Ca. de la cabeza, en el 6.3: La biopsia del páncreas que puede
que además puede verse el signo del tres in­ hacerse tanto por aspiración percutánea
v e rtid o de Frostberg, Fig. 80-6. En los quis­
(29), cuanto en forma directa en una lapa­
tes o seudo quistes del páncreas puede demos­
rotomía, aunque ésta presente mayor
trarse rechazos del estómago o duodeno,
dependiendo del sitio por el que aflora, riesgo de complicaciones más graves que
Fig. 80-7. la primera. Util cuando la sospecha es de
un tumor maligno. El estudio citológico
■$¡s| posterior puede definir la conducta tera­
péutica futura.

6.4: Radiografía de las vías biliares, puede


demostrar la litiasis que acompaña a la
pancreatitis aguda.

6.5: Colangiografía Transparietal, en el Ca.


de la cabeza que obstruye el colédoco,
señala la altura de la obstrucción.

6.6: Pancreato colangiografías endoscó-


Fig. 80-6 Dilatación del arco duodenal por picas, (15) de gran valor cuando se las puede
tum or de páncreas.
realizar; útil para el Ca. de la cabeza del
páncreas.

6.7: Radiografía standar del tórax, demues­


tra el derrame pleural izquierdo, frecuente
en la pancreatitis aguda.

6.8: Angiografía pancreática; útiles para los


casos de tumor.

7 .- GAMMAGRAFIA PANCREATICA, con


75Se—, Seleniometionina. En los tumores
demuestra la falta de captación del medio
radioactivo.

Fig. 80*7 Rechazo del estómago en un quis­


8 .- EL ECOGRAMA PANCREATICO, (26)
te de páncreas. que puede ser hecho al mismo tiempo que
Cortesía del Prof. Dr. Germán Abdo, el de las vías biliares, Fig. 80-12, útil para
los tumores, seudoquistes.
6.3: La duodenografía hipotónica, (7) útil 9 .- TOMOGRAFIA COMPUTARIZADA, (1,2)
para el diagnóstico del Ca. de páncreas que Fig. 80-13, útil para los tumores y seudo­
invade el duodeno Fig. 80-8. quistes.
-5 6 0 -
12.- PRUEBA DE LA SECRETINA: inyectan­
do una unidad clínica por Kg. de peso
corporal y recogiendo la secreción pancreáti­
ca mediante sondaje duodenal, se obtiene un
volumen disminuido del normal, lo mismo
que de su concentración en bicarbonato de
sodio, en los casos de pancreatitis crónica y
Ca. de la cabeza (6). El volumen normal
es de 2 mi. o más por kg. de peso en 80 mi­
nutos; y la concentración de bicarbonato
es de 90 mEq. por litro en una muestra de
20 minutos. Esta prueba puede hacerse sólo
Fig. 80>12 Ecograma pancreático
con secretina o inyectando a continuación
pancreozimina.

SINTESIS DE LOS PRINCIPALES SINDRO­


MES PANCREATICOS:
1 .- PANCREATITIS AGUDA.
1.1: Antecedentes de comidas abundantes e
ingesta de alcohol. Personas con litiasis bi­
liar.
1.2: Dolor característico.
1.3: Eventualmente choque o colapso vas­
cular especialmente en la forma hemorrágica.

Fig. 80-13 Tom ografía com putarizada del


1.4: Ileo paralítico.
páncreas. Tum or pancreático. 1.5: Ictericia obstructiva, si hay litiasis o
compresión coledociana.
10.- ANTIGENO CARCINOEMBRIONARIO,pa­ 1.6: Hipersensibilidad epigástrica y ligera
ra el cáncer; tiene la desventaja de que se pre­ tensión muscular.
senta también entre el 30—70°/o de otros 1.7: Hemorragias digestivas, equimosis a dis­
cánceres digestivos (28).
tancia especialmente abdominales.
1 1 - PARACENTESIS DIAGNOSTICA en el
1.8: Derrame pleural izquierdo; neumonía
cuadrante inferior izquierdo del abdomen:
o atelectasia de la misma base.
en la pancreatitis aguda el líquido peritoneal
que puede encontrarse contiene de dos a tres 1.9: Trastornos metabólicos.
veces más de amilasa que el suero del pa­ 1.9.1: Hiperglicemia y glucosuria.
ciente tomado en el mismo momento, y pue­
1.9.2: Hipocalcemia.
de durar esa concentración más tiempo que
la amilasemia. (3). Además, si la pancrea­ 1.9.3: Hipopotasemia.
titis es de su variedad edematosa, el líquido 1.9.4: Alcalosis respiratoria ligera.
es amarillento; en cambio que si es hemo-
rrágica, el líquido puede ser sanguinolento. 1.10: Exámenes de laboratorio específicos:
-5 6 1 -
1.10.1: Hiperamilaseinia y amilasuria.
1.10.2: Hiperlipasemia.
1.10.3: Proporción del aclaramiento de la
amilasa por el aclaramiento de la creatinina,
de 6.6+. por ciento.
1.11: Pruebas funcionales hepáticas de coles­
tasis si hay compromiso del colédoco.
1.12: Electrocardiograma: Trastornos del
ST-T y del QT.
1.13: Radiografías.
1.13.1: Standar de tórax, Fig. 80-14. De­
rrame pleural izquierdo. Fig. 80-14 Derrame pleural izquierdo en la
pancreatitis aguda.
1.13.2: Simple de abdomen: Ileo segmen­
tario, asa centinela. Fig. 80-4. en las fases de dolor.
1.13.3: Tracto digestivo alto: ensancha­ 2.8: Heces fecales: excreción de grasas, su­
miento del arco duodenal; obstrucciones gas- perior a 7g./d.: y de Nitrógeno, superior a
troduodenales, por edemas de su pared o 2,5 g./d.
desplazamientos si hay pseudoquiste.
2.9: Radiografías.
1.13.4: Colecisto-Colangiografía, puede de­
mostrar litiasis del colédoco. 2.9.1:Simple de abdomen: puede demostrar
calcificación del páncreas.
1.13.5: Colédoco-pancreatografía endoscó-
pica, puede demostrar los cálculos en los 2.9.2: Colecisto-colangiografía: Puede
conductos. demostrar litiasis.
1.13.6: Punción diagnóstica del abdomen, 2.9.3: Pancreatocolangiografía endoscópi-
demuestra líquido rico en amilasa. ca, puede demostrar litiasis o tortuosidades
de los conductos.
2 .- PANCREATITIS CRONICA.
2.10: Prueba de la secretina, seguida o no de
2.1: Dolor pancreático característico, pero la inyección de Pancreozimina, inferiores a
en crisis, dejando sin dolor períodos de du­ lo normal.
ración variable. t
3 .- TUMOR PANCREATICO. C*.-
2.2: Diabetes mellitus: Hiperglicemia y glu­ 3.1: Dolor característico o no y además
cosuria. tardío.
2.3: Azorrea, (Pérdida de N). 3.2: Ictericia, en el Ca. de cabeza, obstruc­
2.4: Esteatorrea tiva, progresiva y acompañada de acolia y
2.5: Pérdida de peso coluria, El Ca. del cuerpo y la cola no suelen
dar estos signos.
2.6: Examen físico del abdomen negativo
o puede dar signos de tumor pancreático. 3.3: Pérdida de peso notable.
2.7: Pruebas específicas en sangre y orina 3.4: Anorexia, náusea y vómito.
de pancreatitis aguda, no muy altas y sólo 3.5: Síntomas de dispepsia gástrica.
- 562 -
3.6: Puede o no haber síndrome de pancrea­ 4.2: El pseudoquiste puede tener como an-
titis crónica: esteatorrea, azorrea, diabetes, tecedentes a la pancreatitis aguda o crónica
etc. o a los traumatismos abdominales.
3.7: Hemorragia digestiva ocasional. 4.3: Tumor epigástrico o mesogástrico pal-
3.8: Vesícula biliar palpable, grande: signo pables ocasionalmente.
de Courvoisier. 4.4: Radiografías de tracto digestivo alto:
3.9: Hígado de colestasis, en muchos casos. Rechazo del estómago o duodeno.
4.5: Gammagrafía: demuestra el proceso
3.10: Ascitis o síndrome de. hipertensión ocupativo.
portal ocasional por compresiones sobre la 4.6: Angiografía. Muy útil.
porta o la esplénica (esplenomegalia).
4.7: Tomografía computarizada. Fig. 80-13.
3.11: Puede no palparse tumor a través de lá
4.8: Ecografía. Fig. 80-12.
pared abdominal.
4.9: Laparotomía exploradora.
3.12: Radiografías.
3.12.1: Tránsito digestivo alto: dilatación
del arco duodenal en el Ca. de cabeza. Fig. 80-6
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3.12.2: Duodenografía hipotónica: Signo
del 3 invertido, y alteraciones del borde in­
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CAPITULO 81

ANATOMIA Y FISIOLOGIA DE
RIÑON Y VIAS URINARIAS.

ANATOMIA

En un aparato tan importante para la


economía orgánica, como es el riñón y sus
vías de drenaje, tenemos que hacer un breve
recuento anatómico y fisiológico antes de
tratar el tema propuesto.
Los riñones son órganos abdominales
retroperitoneales situados "uno a cada lado de
la columna vertebral entre la llava- dorsal y
hasta la 3era. lumbar. El riñón derecho se
encuentra un poco más abajo que su ho­
el adulto va alrededor de los 12 cm. de largo
mólogo (16).
por 7 cm. de ancho y 5 cm. de espesor.
Sus relaciones con los órganos vecinos Naturalmente hay variantes normales. Fig.
se establecen a través de una capa célulo gra­ 81-1.
sosa cruzada de fibras que vienen desde la Las vías urinarias comienzan desde los
cápsula renal, que en conjunto protegen al hilios, con la Pelvis que tiene exactamente
órgano y ayudan a mantenerlo en su sitio. forma de embudo, cuya parte más delgada se
Por detrás, están en directa relación con un continúa con el Uréter. Su situación en el
plano multimuscular compuesto por la hilio es posterior con respecto a los vasos
aponeurosis de los Transversos, el Cuadrado renales. Las pelvis renales entran en rela­
Lumbar, el Psoas y.el Diafragma. Por delan­ ción por detrás, con el músculo Psoas y la de­
te, varían un tanto las relaciones de uno y recha por delante está contigua al Duodeno.
otro riñón. Así, el derecho se encuentra
contiguo de arriba a abajo, cápsula suprarre­ El Uréter es un tubo largo de cerca de
nal y peritoneo de por medio, con el hígado, 30 cm., aunque el derecho es ligeramente
el Duodeno y el Colon Transverso. Por den­ más pequeño por la situación más baja del
tro está pasando la vena Cava Inferior. riñón del cual proviene. Presentan una estre­
chez a nivel del cruce con los vasos Ilíacos.
El riñón izquierdo, por delante está en re­
lación, además de la cápsula suprarrenal iz­ Sus relaciones anatómicas son múltiples y
quierda, con: Estómago, Yeyuno, Páncreas, varían con el sexo. Luego de contornear el
Bazo y Colon Transverso. La forma es de un
polo inferior del riñón baja por delante de
fréjol con su concavidad interna mirando la
los músculos Psoas. El Uréter derecho tiene
homóloga del lado opuesto. Su pedículo, en su porción superior, al Duodeno por de­
formado por vasos, nervios y pelvis renal, lante y a la vena Cava por dentro. El Uréter
se ubica por dentro, fijando el órgano desde izquierdo va por fuera de la Aorta.
iu concavidad hacia el medio. Su tamaño en Cruzan a los uréteres una serie de va-
-5 6 5 -
sos, como los Cólicos, Espermáticos o Utero-
ováricos, e Ilíacos. El derecho tiene cerca,
siguiendo hacia abajo, por fuera, el Colon
ascendente y a la parte terminal del intestino
delgado; el izquierdo está de vecino del
Colon descendente y el Sigma. En el
hombre, más hacia abajo y cerca de su de­
sembocadura en la vejiga, se cruza con los
conductos deferentes. En la mujer, pasa por
la fosa ovárica, el ligamento ancho, cerca de
¡a arteria uterina y cruza por delante la parte
superior de la vagina, antes de desembocar en
la Vejiga. Estructuralmente, están conforma­
dos por: adventicia, muscular y mucosa. La
dirección de los uréteres desde arriba hacia
abajo es convergente.
La inervación vegetativa del riñón la
hacen los nervios Esplácnicos y los nervios
Fig. 81-2 Inervación del riñón.
provenientes de los segmentos 6-D al I-L. La
inervación simpática de los Uréteres provie­
ne de los segmentos D-XII al L-I. Fig. 81-2.
La vejiga es un reservorio de orina que
afluye por la desembocadura de los uréteres,
se recolecta y pasa a la Uretra por el cuello
vesical.
Precisamente este nivel que se de­
nomina Trígono de Lietaud, tiene que ser
tomado muy en cuenta por los urólogos
euando hacen cistoscopia y tratan de locali­
zar los orificios ureterales (4). Fig. 81-3. Los plexos venosos de la región son de temer
cuando se efectúa cirugía pélvica (17).
? La vejiga tiene cuatro capas tisulares:
Serosa, muscular, submucosa y mucosa. Esta La inervación proviene de los segmen­
última es bastante suelta y por ello, cuando tos sacros y aún de los lumbares a través del
no hay mucha orina, forma pliegues, a excep­ plexo Hipogástrico. De allí que la sensi­
ción del trígono de Lietaud, donde está fija bilidad vesical tenga en ocasiones su expre­
y tiene apariencia lisa. (4,16). sión en lumbalgias y pueda confundirse con
La forma varía si está llena o vacía y dolores del recto (2). Los reflejos de la
también de acuerdo a la edad y al sexo. micción siguen una secuencia en cadena y tie­
Cuando está llena es redondeada y por ello nen sus analizadores a diferentes niveles des­
a la inspección y a la palpación, cuando se la de el Hipotálamo hasta la médula sacra.
encuentra, se habla de “globo vesical”. Su En el hombre, la Próstata constituye
capacidad oscila en el adulto alrededor de una glándula que está incluida dentro de las
los 300 c.c. Su vasculatura es muy rica. vías urinarias, pues rodea a la parte superior
PLIEGO: 17
—566 —
ie la uretra, especialmente por detrás y por
[os lados. Esta glándula se encuentra dentro
de una celda fibrosa y es lugar de reunión de
parte de las vías espermáticas que están en
trayecto desde ios testículos hasta la uretra
prostática, las vesículas seminales o recep­
táculos de esperma y los propios hacinos
prostáticos. Fig. 81-4.
La Uretra, en el hombre adulto tiene
una longitud de más o menos 16 centímetros
y desde el cuello vesical hasta el meato hace
2 curvas; tiene dilataciones y estrecheces que
le dan un calibre fisiológico que va de los 7 a
los 12 milímetros. Según desde el punto de
vista desde el cual se la describa se la ha Fig. 81-4 E structura anatóm ica de la prós­
tata.
dividido en algunos segmentos. Vamos a re­
ferirnos a la anatomía descriptiva que reco­ vesicet.A.9 ftfcc/o
noce: 1.— Uretra prostática, 2.— Uretra FB
IBS TBM 4IO
&COO
*.?O UíU3
Membranosa y 3.— Uretra Esponjosa (16).
pesde el punto de vista clínico se reconoce
comunmente: Uretra Anterior y Uretra Pos­
terior (16). Fig. 81-5.
En la mujer, la uretra tiene solamente
de 3 a 4 centímetros, su meato es más estre­
cho, su trayecto es casi vertical y aunque
transcurre contigua a la vagina, por delante
de ella, no guarda tan estrecha relación con
el aparato genital, como lo hace la uretra
masculina en su porción prostática. Sin em­
V&tU M OM TAM Utl
bargo la cercanía del meato urinario al in­ C U fc ftp O g A V C M
•*©*0
troito vaginal, nos explica la frecuencia de las Fig. 81-5 T rayecto de la U retra masculina.
infecciones ascendentes de las vías urinarias
mulación de arenilla urinaria que conforma
femeninas. (11,12,13,14,15,17), Fig. 81-6
una imagen radiológica de un inmenso cálcu­
VISION INTERIOR DE LOS RIÑONES. lo en cuernos dé venado. Fig. No. 81-8. Pues
Fig. 81-7. bien, si tomáramos una de estas mitades en
la mano, podríamos ver la disposición pira­
Así como son dos riflones, también ca­
da uno puede ser dividido por simple divul- midal de la estructura renal, convergiendo
sión o separación roma en dos mitades, co­ con sus vértices hacia los cálices que desem­
menzando desde la convexidad hasta llegar a bocan finalmente en el gran recipiente de la
la pelvis renal. El cirujano puede llegar en
Pelvis. Así mismo es fácil distinguir la cor­
3Sta forma y lavar los cálices, la pelvis y el
teza, periférica y la médula en el interior.
comienzo de los ureteres. Precisamente es­ La unidad de funcionamiento renal es
coge esta vía de acceso cuando hay la acu- el “nefrón” . Como tal, entendemos al
Fig. 81-6 Meato urinario femenino en la
vulva T úbiáo eo«tornec;l©
A ríe rio ia e fe re n te

Irtofeta oferte

Visión interior de los ríñones (cor­ Fig. 81-9 Histología renml: LaNefitona.
te transversal).
corpúsculo de Malpighi, es decir al glomérulo El túbulo proximal se contornea y se
con su cápsula de Bowman, reflejándose en si continúa con la rama descendente del Asa
misma para conformar el primer espacio re­ de Henle, asa que se incurva en la parte más
colector del ultrafíltrado y luego sin solución inferior del sistema y avanza hacia la corteza
de continuidad, seguir- con el túbulo con­ superficial, convirtiéndose en la rama ascen­
torneado proximal. El glomérulo mismo no dente. Luego viene el túbulo contorneado
és sino un apelotonamiento de capilares distal más corto que el proximal y que de­
provenientes de la arteria aferente y que lue­ semboca en los túbulos colectores, que luego
go en progresivo aumento de calibre, termi­ llegarán a los cálices.
nan formando la arteria eferente de la cual Hay que detenerse un momento para
nacen ramos nutricios que van a los iúbulos. ubicar dos estructuras paraglomerulares im­
(3,6). Fig. 81-9. portantes: 1.— La mácula densa y 2.— el
- 568 -
aparato Yuxtaglomerular. La primera, muy
cercana a la arteria eferente y el segundo en
directa relación con la arteria aferente.
REVISION FISIOLOGICA
Veamos las funciones del riñón desde
una concepción anatómica y funcional:
1.— Filtración: (5, 8) El glomérulo recibe
la sangre arterial con todo su contenido, la
misma que tiene que pasar por los capilares
apelotonados en el interior de la cápsula de
Bowman y someterse al proceso de filtración
a favor de la presión hidrostática útil que
queda luego de restar de la presión arterial
con la que llega a la arteria aferente; la pre­ Inlarcafrca «
sión oncótica más la presión de resistencia
de la propia cápsula de Bowman. El resulta­ Fig. 81-10 Teoría de la contracorriente.
do es que la presión útil de filtración oscila
alrededor de los 40mm. Hg. y el ultrafiltrado mediante la cual se explica como las solucio­
sigue su curso desde el interior de la cápsula nes separadas por membranas y unidas por
hacia el túbulo contorneado proximal. El tubos estrechos en un punto extremo, pro
ultrafiltrado contiene H20 y cristaloides curan diferencias de concentración con gra­
disueltos. Según Housay y Guyton el filtra­ dientes variables que influyen en el juego de
do es del orden de los 120 c.c. por minuto, absorción y concentración. Así mismo, sea ;
significando con ello que en las 24 horas se en ascenso o en descenso, los túbulos y el
filtran más o menos 170 litros. asa de Henle, forman un sistema de sifón,
donde la solución fluyente se concentra y
2.— Dilución: (5, 8) Este concepto se in­ diluye al tenor de la mayor o menor absorr
fiere del anterior, es decir de la contextura ción y excreción de elementos y substancias. ,
misma del filtrado glomerular, el cual contie­ Fig. 81-10. f
ne en forma de solutos, las substancias que 4.— Excreción: (5, 8) Se ha comprobadó
pudieron pasar por' el filtro; es decir, el glo­ plenamente que el sistema tubular es capaz -
mérulo. Esta es una función mensurable con de extraer del plasma, substancias que luego :
substancias, que como el polisacárido Inulina, las deposita en su luz, es decir las excreta-: ;
se filtra en su totalidad y no se reabsorve a hacia el flujo urinario. Tal es el caso de ;
ningún nivel. creatina, creatinina, ácido úrico, cloruros,
3 .- Concentración: (5, 8) Función esen­ K, Mg. y aún substancias extrañas, que luego
cialmente tubular y del tubo colector, al fi­ son eliminadas en la orina.
nal del sistema. El filtrado, al perder H20, 5.- Equilibrio del medio ácido-básico: (8)
por reabsorción obligada o facultativa, se va Entre la concentración y la excreción de*-
concentrando y lo hace aún más al recibir en terminan esta importante función subsidiaria
su curso por los túbulos, las substancias ex­ que fundamentalmente consiste en la elim§ j
cretadas por los mismos. En esta parte es nación de iones H o de iones Na. de acuerd|,
bueno revisar la teoría de la contracorriente, a las circunstancias imperantes en la sangre-^jB
- 569 -
¿ „ Secreción externa: (5,8) Las células de el meato urinario y habría por lo tanto, in­
t¿bulos pueden sintetizar substancias y ex­ continencia. Los mecanismos reflejos que
cretarlas en su luz. Tal es el caso del Amo­ condicionan la micción voluntaria tienen
niaco y del ácido Hipúrico. Tal función
contribuye a eliminar substancias indeseables su analizador nervioso a diferentes niveles.
en el medio interno. BIBLIOGRAFIA
7„ Secreción interna:
1.— Anónimo: Endoscopy of the lower urinary
7 i: Renina: (7,8,18,19) Es una proteína tract. 74—75; 136—145 Ingelheim am
producida en el aparato yuxtaglomerular Rheim , 1979,
¿el riñón, la misma que vertida en el torren­
2.— Bartrina, J.: Tratado de Urología Clínica y
te sanguíneo transforma el angiotensinógeno Quirúrgica. 124, Espasa Calpe, Madrid,
en un decapéptido, la angiotensina I, el cual 1954.
es degradado por acción de la enzima conver-
sora existente en el plasma, formándose un 3.— Petersdorf R, Adams R y Col. “ Principios
octapéptido, la angiotensina II (pulmones), de Medicina Interna” Harrison. 2231-2240
que produce intensa vasoconstricción y es­ Me Graw Hill. México, 1986.
timula la liberación de Aldosterona.
4.— De la Torre, A.: Semiología Renal y Urina*
7.2: Eritropoyetina: (9, 10) Es una gluco- ria. IV tomo. Segunda edición. 17—38, Ed.
proteína originada en las células yuxtaglo- Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1955.
merulares en respuesta a la hipoxia. 5.-* De la Torre, A.: Semiología Renal y Urina­
7.3: Prostaglandinas: Son eicosanoides que ria. IV tomo. Segunda edición. 48—60, Ed.
pueden ser sintetizadas en todas las estructu­ Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1955.
ras renales. Son vasodilatadoras y promoto­ 6.— Elias, H.: El Glomérulo Renal. 1—41,
ras de la eliminación de sodio y agua. Boehringer Sohn, Ingelheim am Rheim, 1970.

7.4: Sistema Caiicreína-Cinina: La Calicreí- 7.— Goldblat, H.: Studies of experimental


hypertensión. V. Pathogenesis of experi­
na (peptidasa) convierte el Cininógeno en Ci- m ental hypertensión due to renal ischemia.
nina (péptido) y luego ésta en Calidina (de­ Ann Intern. Med., 11: 69—103, 1937.
capéptido) con acción vasodilatadora, incre­
mentando el flujo renal y la natriuresis.(20) 8.— Houssay, B.: Fisiología Humana. Cuarta
edición. 882—894; 901—911, El Ateneo,
' 7.5: Vitamina D: El rifión convierte el 25- Buenos Aires, 1969.
hidroxicólecalciferol en el 1-25 dihidroxico- 9.— Houssay, B.: Fisiología Humana. Cuarta
lecalciferol, que es el metabolito activo de edición. 37, 410, El Ateneo, Buenos Aires,
la vitamina D. 1969.
En resumen, los riñones cumplen las 10.— Hurtado, A.: Ann. Inter. Med. 53, 247,
siguientes funciones: 1960.
1.- De emuntorio. 11.— Kolmer, J.: Diagnóstico Clínico por los
2.- Regulan el pH. exámenes de laboratorio. Tercera edición.
3.- Producen secreción interna. 346, Interamericana, México, 1961.
4.- Organo blanco para varias hormonas 12.— Kunin, C.M. et aL: Urinary tract infections
(receptor endocrino) como por ejem­ in school children: I, prevalence of bacte-
plo de la Hormona Natriurética. riuria and associated urologic findings. New
Engl. J. Med., 278: 635,1968.
- La función de los Ureteres y la Uretra
13.— Lang, G. y Levin, S.: Diagnóstico y trata­
es la de conducir la orina hacia el exterior
m iento de las enfermedades urinarias. Clí­
- , del organismo. nica s Médicas de Norteamérica. 1.439—1.445,
La función de la vejiga es recolectar Noviembre, 1971.
;¿, >el flujo urinario y acumularlo hasta cierto ni- 14.— Marple, C.: The frecuency and character of
,vel (200 c.c.), una vez llegado al cual, se urinary tract infections in an unselected grup
«produce el “ deseo” de orinar. Si no hubiera of women. Ann, Int. Méd. 14: 2.220,
B P ste reservorio, fluiría constantemente hasta 1941.
—570 —
15.— Melchior, M.: Cystite of infection urinaire. 1. - Dolor
9_ Disuria
París, S. Steinheil, 1895.
1 6 .— Testut, L. y Jacob, O.: Tratado de Anato­ 3 .- Urgencia
m ía Topográfica. Segundo tom o. Séptima 4 .- Tenesmo
edición. 305-357, Salvat, Barcelona, 1947. 5.- Poliuria
17.— Testut, L. y Jacob. O.: Tratado de A nato­ 6 .- Oliguria
m ía Topográfica. Séptim a edición, II tomo. 7.- Anuria
484, 563-564, Salvat, Barcelona, 1947. 8 .-. Polaquiuria
18.— Tirstedt, R. and Bergman, P.B.: Skand. 9 .- Nicturia
Arch. Physiol., 8: 223, 1898. 10.- Enuresis
19.— Youmbetg, S. P.; Sheps, S. G. and Stiong, 11.— Incontinencia
C. G.: Fibrom uscular disease of the renal 12.- Retención
arteries. 623—639. 13.- Goteo al final de la micción
20.— Wyngaarden y Smith. “ Tratado de Medicina 1 4 .- Pérdida de la fuerza del chorro
Interna—Cecil” 18. Edic. Vol I 561—574. 15.— Disminución del grosor del chorro
Nueva Edit. Interamericana, México, 1991. 16.- Interrupción del chorro
17.— Síntomas gastrointestinales reflejos

CAPITULO 82 Datos que el paciente refiere y que concier­


nen a la orina:
SINTOMAS DEL APARATO URI­
NARIO. * Hematuria y otros cambios de color.

PATOLOGIA Y SINTOMATOLOGIA * Orina turbia.

Se han reconocido DIEZ Síndromes nefroló- * Olor pútrido y otros cambios de olor.
gicos. Estos Síndromes sirven como un
sistema de trabajo sobre los cuales se puede Signos:
basar determinado método para llegar al
diagnóstico; son: Edema, palidez, hipertensión arterial, masas.
Percusrem y palpación del globo vesical.
1. - Insuficienca renal aguda o de progre- Puño percusión y palpación de puntos do­
sión rápida. lorosos.
2,_ Insuficiencia renal crónica. Signos recogidos por medio del tacto rectal y
3 .- Nefritis aguda. vaginal.
4 .- Síndrome nefrótico.
5 .- Alteraciones urinarias asintomáticas. 1 .- DOLOR (1,2, 3 ,5 ,9 , 10)
6.- Infección de las vías urinarias.
7 .- Defectos de los túbulos renales. 1.1.- DOLOR LUMBAR de origen renal pue­
8. - Hipertensión. de corresponder a un proceso renal; perirre-
9 .- Nefrolitiasis. nal o de la Pelvis renal. Para su estudio semío-
10. - Obstrucción de las vías urinarias. técnico nos remitimos al cuadro de la Anam­
Además: Tumores de las vías urinarias y nesis General del Dolor. (Cuadro No. 3-2).
Trastornos vasculares.
Las manifestaciones de las enfermeda­
des renales y urinarias se hacen mediante CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3-2
síntomas y signos que ahora enumeramos y
que luego analizaremos. 1 — (Fecha aparente de comienzo): Impor­
-5 7 1 -
ta saber la fecha de comienzo, la misma que 1 .2 .- COLICO URETERAL. (renal). Es un
coincide con el primer episodio mediante el dolor insoportable que comunmente corres­
cual la persona que siente se da cuenta de su ponde a un cálculo enclavado en el uréter.
problema. Su semiotecnia ha sido estudiada y por ello
2- (Fechareal de comienzo): Es necesario nos remitimos al cuadro No. 3-2.
preguntar, pues el paciente olvida con fre­ CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3-2.
cuencia los dolores que sufrió hace mucho 1.— La fecha de comienzo aparente nunca
tiempo. pasa desapercibida por la intensidad del do­
3 _ La intensidad del dolor real es “sorda” lor.
molestosa, pero no insoportable; la mayor 2.— La fecha real puede remontarse a epi­
parte de las veces. sodios de lumbalgias inespecíficas.
4 _ La causa aparente en algunas ocasiones 3.— El cólico ureteral es uno de los dolores
orienta al clínico para diferenciar el origen más intensos que se ha descrito. El paciente
del dolor lumbar. Así es como un trauma­ no halla posición adecuada; se queja y se
tismo en la zona lumbar derecha nos hará mueve (da botes): “cólico frenético”
pensar en que el dolor se localiza en el riñón
derecho. 4.— La causa aparente se relaciona frecuen­
temente con movimientos trepidantes, como
5.- El sitio, sin ser tan preciso se localiza acontece cuando el vehículo rueda por malos
en la región lumbar, por debajo de las últi­ caminos.
mas costillas y cerca de la columna.
5 .- La localización del dolor es en la ce-
6.- La irradiación es hacia los flancos, al gión lumbasacra.
hipogastrio, a los testículos y labios mayores.
.'6.— Su irradiación es hacia los flancos,
7.- El tipo de dolor puede ser referido en las regiones inguinales; pasando por hipogas­
forma peculiar; pero comunmente el pacien­ trio, a los genitales, a la parte interna de los
te habla de un “dolor de espalda” dé tipo muslos y al periné; además, dolor en el lado
más o menos continuo y de carácter sordo homólogo. (Reflejo reno-renal).
(atenuado). En contadas ocasiones puede
ser violento e intenso (Pionefrosis, ántrax del 7.— El dolor está descrito en su nombre:
riñón). cólico.
8.—y 13.— El cortejo de síntomas urinarios,
8 - y 13.- Las molestias son de relevante acompañantes, puede ser de lo más variado.
importancia, pues si hay sintomatología Sin embargo la retención y luego el despeño
urinaria concomitante, el dolor seguramente diureico, así como la disuria, pueden contar­
es renal. se entre los principales.
10.- 11.—1 2 .- Sin mayor relación. En ocasiones, podrá haber náusea y vó­
14.- 16.— Sin mayor relación. mito pasajeros.
15.- Calma con el reposo. Aparece o se 9.—y 10.- Sin mayor relación.
exacerba con los movimientos. 12.—y 14.— Sin importancia.
17.- y 18.— La evolución es tórpida y el 15.— El reposo puede aliviarlo, pero durante
estado actual nos dirá si hay actividad del el acceso doloroso el paciente no halla posi­
proceso renal que lo produce. ción adecuada.
- 572 -
16.— Los antiespasmódicos pueden hacer ce­
der el dolor, propiciando la dilatación del
uréter y la expulsión del cálculo; si esto no
ocurre es necesario el uso de analgésicos po­
tentes.
17.- 18.— La evolución y el estado actual
nos informarán de la expulsión, de la persis­
tencia, de la multiplicidad y de la composi­
ción química de los cálculos.
1 .3 - DOLOR PERINE AL E HIPOGASTRICO.-
Puede corresponder a afecciones prostéticas,
uretrales y vesicales. Igualmente nos remiti­
mos a la referencia anterior (Cuadro No. 3-2).
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 3-2
1.— La fecha aparente suele referirse al
episodio más o menos agudo que no siempre
está precedido por el dolor y que desemboca
A*Ttcoi*a
en la primera consulta. (¡MpUfcJO
2.- La fecha real de comienzo debe ser
extraída mediante prolija conversación con
el.paciente, el cual la ha desapercibido o la
ociílta. ij?8BDÍBnon

3.— La gama de intensidad puede ser varia­


da; desde la simple sensación molestosa de
peso perineal hasta el dolor agudo de las pros-
tatitis glandulares, de las cistitis y uretritis
TB.
4.— La causa aparente puede ser el movi­
miento, la ingesta de alcohol, montar a caba­
llo, una infección previa, contacto venéreo y
traumatismos, entre las principales.
5.— El dolor nace en el hipogastrio o en el
periné.
6.— La irradiación es todo el “bajo vientre”
(hipogastrio), a los genitales, al recto, a la
región sacra, a la parte interna de los muslos
y aún al talón, por las conecciones de los
nervios prostáticos con la IV y V raíces lum­
bares. Fig. 82-1.
7 - Comunmente el tipo de dolor se rela­
ciona con la intensidad. Suele ser tórpido y
permanente, aunque, la relación con la mic­
ción puede cobrar caracteres de agudeza in­
tolerable. pogástrico.
- 573 -
g _ 13.—Se acompaña indefectiblemente de corresponder a la mayor ingesta de líquidos
Entornas urinarios y en lo referente a la pros­ o aguas diuréticas. Ej.: cerveza, agua de “pe­
ita y a la uretra, aún de los dependientes rejil”. Descartada esta posibilidad, es patoló­
gica y hay que correlacionarla con otros sín­
¿e la esfera sexual. tomas. Puede deberse a trastorno de la capa­
9 - 10.- 11— 12.- Sin relación. cidad de concentrar la orina o a diuresis
osmótica.
14. _ Puede haber sensación de pujo y d e ­
2 .- La oliguria en una persona sana puede
hacer la deposición.
sencadenarse al d o lo r a l sobrevenir cuando ha habido sudoración pro­
15.- El reposo en cama puede contribuir al fusa, como acontece al permanecer mucho
tiempo en un bafio sauna o turco o en con­
alivio momentáneo. diciones similares en clima cálido, o por
j6.- La medicación analgésica j y antiespas- exceso de esfuerzo físico. Descartadas estas
módica puede ayudar a evitar el dolor. posibilidades hay que sopesar su expresión
patológica, correlacionándola con otros sín­
17.- 18.- Dependerá del tratamiento opor­ tomas y signos, especialmente con el edema,
tuno y especializado, el cual muchas veces hiper o hipotensión arterial.
tiene que ser quirúrgico.
3 .- La polaquiuria puede estar asociada a
apreciaciones pr a c tic a s so b r e e l
estados de nerviosismo o tensión emocional.
DOLOR UROLOGICO. (1,2,9,10).
Así sucede en los momentos previos a los
1 _ El dolor lumbar puede confundirse con exámenes estudiantiles, en los momentos de
las lumbalgias por neuritis, radiculitis o pro­ angustia, anteriores a una pelea. Conocido es
cesos medulares, dependientes de afecciones el dicho vulgar: “se orinó de miedo”. Des­
de la columna dorsolumbar. La irradiación cartadas estas variables, se constituye en sín­
¡lacia fosas ilíacas y su correlación con sínto­ toma de alguna enfermedad urológica o renal,
mas urinarios harán que nuestro criterio se como por ejemplo en el adenoma prostatico
defina. y en la cistitis.
2.- El dolor renal o pélvico puede ser re­ 4.— La nicturia tiene mayor individualidad
producido o provocado mediante la puftoper- patológica; pues cuando existe, es seguro que
cusión. (5,9). está cursando una enfermedad nefrológica
3 - El dolor perineal e hipogástrico es in­ o cardíaca.
sidioso y guarda relación con procesos obs­ 5 .- La anuria es, de hecho, un síntoma
tructivos o inflamatorios de las vías urinarias de gravedad y el médico debe actuar rápida­
inferiores. mente. Sin embargo de que la confusión
4 - El cólico ureteral es uno de los más puede ser grosera, hay que nombrarla en este
intensos que se han descrito. El paciente instante: la retención urinaria por obstáculo
que lo soporta no halla posición adecuada; en las vías, no es anuria verdadera.
se queja y se mueve. (Da botes), hay sínto­ 6.— La enuresis, comunmente, pertenece a
mas urinarios concomitantes. cuadros psicopáticos, psiquiátricos o neuro-
Los otros síntomas urinarios vamos a es­ lógicos.
tudiar mediante los cuadros No. 82-1 y 82-2. 3.—SINTOMAS VESICO—URETRALES
‘2.~ SINTOMAS NEFRO-URINARIOS ALTOS CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 82-2
1 La inconti nencia' es muy frecuente en
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 82-1 las mujeres multíparas. Algunos prostatecto-
1— En estado de salud, la poliuria puede mizados quedan con insuficiencia temporal o
CUADRO No. 82-1
SINTOMAS NEFRO- URINARIOS ALTOS
Qué Preguntar Cómo Preguntar
1.- Poliuria (cantidad de orina). 1.— Está orinando mucho? Si hay
>2 I/día duda, guarde la orina de todas
las micciones en frascos de un li­
tro (frascos vacíos de suero) des­
de las 8 a.m. de un día hasta las
8 a.m. del otro día.
2 .- Oliguria. 2.— Está orinando poco? Si hay du­
< 500 ml/día. da, guarde la orina de todas ias!
micciones, desde las 8 a.m. de
un día hasta las 8 a.m. del otro
día.
3 .- Polaquiuria. (Número de miccio­ 3 .- Cuántas veces orina en el día
nes en las 24 horas). y la noche? Si tiene duda, anote
las veces que orina desde las 8am.
de un día hasta las 8am. del día
diguiente.
4 .- Nicturia. (Número de micciones 4.— Orina más veces de noche que de
y cantidad de orina aumentadas, día? , en mayor ¡cantidad? Si hay
durante la noche). duda, anote el número de veces
que orina y la cantidad de la mis­
ma desde las 8 a.m. a 8 p.m. el día
y durante la noche de 8 p.m. a 8
a.m.
5 .- ■Anuria. 5 — Orina menos de 100 mi en las 24 !
< 100 ml/día. horas? Se muestra la cantidad.
6 .- Enuresis 6.— Se orina en la cama, mientras es­
tá durmiendo?.

Nota: Se comprende que a estas preguntas hay que añadir las aplicables a cualquier
síntoma, que constan en el cuadro 3-1.
- 575 -

CUADRO No. 82-2

SINTOMAS VESICO URETRALES


Qué Preguntar Cómo Preguntar
1- Incontinencia 1 .- Se le va la orina involuntariamen­
te?

2 .- Disuria 2 .- Tiene dificultad para orinar?;


Cómo puede describir esa difi­
cultad? (dolor, ardor? ).

3 .- Urgencia 3 .- Siente la necesidad imperiosa de


orinar y aún le da la impresión
de que se le va la orina?

4 .- Tenesmo. (Estranguria) 4 .- Después de haber orinado, tiene


el deseo de seguir orinando y la
sensación de que aún queda ori­
na?

! 5 .- Goteo al ñnal de la micción. 5 .- Cuando cree haber terminado la


micción, le salen unas gotas de
orina, que a veces caen en la ro­
pa? .

6.— Pérdida de la fuerza del chorro 6 .- Ha disminuido la fuerza con la


urinario que sale el chorro de la orina?
Si es varón se podrá preguntar:
La fuerza del chorro ha disminui­
do tanto, que se moja los zapa­
tos? .
■ 7 .- Grosor del chorro 7 .- Ha disminuido el grosor del cho­
rro urinario?
: 8 .- Continuidad del chorro. 8 .- Es continuo el chorro o tiene in­
terrupciones? .
9 .- Retención. 9 .- No puede orinar a pesar de tener .
deseos? .

Nota Se comprende que a estas preguntas hay que añadir las aplicables a cualquier
síntoma del cuadro 3-1.
F:
- 576 - ígjj
-m
permanente por daño yatrogénico del esfín­ BIBLIOGRAFIA ¡1
ter vesical. En los casos de coma y de insul­
to apoplético, se produce incontinencia y de
1.— Amén Palma, A.: Litiasis Urinaria, fti-
igual manera en otras enfermedades neuro­ buna Médica. Tomo III, No. 27—32, 1 9 7 9 ,
lógicas. También se produce incontinencia 2.— Barceió, P.: Resultados del tratamiento Mé*
urinaria por rebosamiento debido a reten­ dico en la Litiasis Renal. Anales de la Fim.
ción urinaria crónica. dación Puigvert. Vol. 4. No. 4: 251 —2 5 7
2.—3.—y 4.—La disuria (4,6,7,8) es uno de 1974.
los síntomas más importantes. La forma en 3.— Sm ith D. “ Urología General” 5. E<fcCi
la que el paciente la refiere es variada y a ve­ 26-34. Edit. El Manual Moderno, México
1977.
ces muy peculiar.
uentro oei concepto de este síntoma se pue­ 4.— B urnett, Ch.H. y Welt, L.G.: Trastornos de
de incluir Urgencia, tenesmo, goteo al final la Función Renal. Medicina Interna de Ha*
rrison. 176—177, Ed. Fournier, 1965.
de la micción, ardor, dolor y en suma toda
5.— De la Torre, A.: Semiología Renal y Urina*
manifestación sentida por la persona enferma ría. IV tom o. Segunda edición, 106—108
como una dificultad para orinar. Sin embar­ Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito
go de lo expuesto, creemos conveniente pre­ 1955.
guntar por cada una de estas expresiones 6 .— Fiumara, N.: Diagnóstico y tratam iento de
la Gonorrea. Clínicas Médicas de Norteamé­
patológicas. La disuria constituye en el va­ rica. 1.107—1.111, Septiem bre, 1972.
rón joven, el más frecuente y precoz sínto­ 7.— Handsfield, H. H.: Gonorrhea and Non—
ma de la Blenorragia (6, 7). En la mujer, lo gonorrheal urethritis. The Medical Clinics
es, de la uretritis y cistitis (4, 5). En la senec­ of N orth America. 932—933, Septiember,
tud del varón habrá que pensar, en primer lu­ 1978.
gar, en una afección prostática. 8 .— King, A.: Uretricis no específicas. Clínicas
Médicas de Norteamérica. 1.195—1.197,
Septiem bre, 1972.
9.— Padilla, T.: Semiología del Riñón, del Bazo
y de la Sangre. Cuarta edición. 59—67,
5.- 6 .- 7.— 8 — y 9.— En conjunto son El A teneno, Buenos Aires, 1950.
síntomas de obstrución uretral, es decir 10.— Zech, P. y Labeewn, M.: Litiasis Renal en el
adulto. Tribuna Médica. Tomo III. No. 7:
que se originan por obstáculos en la sali­ 3—13, 1979.
da de la orina. Uno de los más comunes
e importantes es el prostático. La con­
tinuidad del chorro puede ser interrumpida CAPITULO 83
intermitentemente por la migración de un
cálculo que tapa y destapa sucesivamente la
vía urinaria. SIGNOS DEL APARATO URINARIO

En realidad, excepto la disuria, con to­ RECUENTO DE LOS SIGNOS DE LA


do el cortejo de sus expresiones clínicas, ya PATOLOGIA RENAL Y URINARIA.
analizadas, los demás síntomas son también
signos, pues el médico puede objetivarlos y
comprobar aquello que el paciente observó; 1.- Aliento urémico.
podríamos convenir que estas manifestacio­ 2.- Palidez.
nes patológicas son signos y síntomas a la 3.— Edema.
vez. 4.- Hipertensión arterial.
- 577 -
^ 5- Puntos ureterales dolorosos.
6_ Dolor renal a ¡a puño percusión (5)
\
7_ Globo vesical percutible y palpable.
g_ Soplo e n región lum bar o en los flancos.
q_ Hipertrofia prostática.
10.- Crecimiento y ptosis renales.
Fig. 83-2 Percusión del globo vesical.
1 1 — Hallazgos de la observación de la orina.

APRECIACIONES SOBRE LOS SIGNOS: titud una afección de vías urinarias supe­
riores; así como tampoco su negatividad nos
Se recogen los signos (aliento urémico, libera de pensar en ese diagnóstico cuando
palidez, edema e H.A.) Mediante los méto­ el resto del cuadro clínico lo indica.
dos clásicos de inspección, percusión, palpa­ 6 .- Una zona lumbar dolorosa, debe hacer­
ción y auscultación, de acuerdo a las des­ nos pensar y descartar procesos perirrenales
cripciones pertinentes que constan en los o renales. La puño percusión busca el dolor
respectivos capítulos: General, de la sangre renal en las regiones lumbares.
y del aparato cardiocirculatorio. Fig. 83-1.
1 _ El aliento urémico se volverá de im­ 7.— La percusión sirve en el capítulo que
portancia capital en el diagnóstico diferencial nos ocupa, casi con exclusividad, para deli­
de los comas. El aliento urinoso, amoniacal, mitar el globo vesica] o cuán llena está la ve­
guiará al médico en la petición de exámenes jiga urinaria. Los datos encontrados pueden
complementarios, pues no se olvidará de pe­ ser refrendados mediante la palpación.
dir urea y creatinina en sangre. Fig. 83-2.
2.- La palidez del enfermo renal es carac­ 8.— Se ausculta (4, 7, 9, 10) en ambas re­
terística. El conjunto de la palidez y el ede­ giones lumbares, los cuadrantes superiores
ma facial, será un valioso aporte para el exa­ del abdomen y los flancos y si se escucha un
minador. soplo sistólico o un soplo sistólico y diastó-
3.- El edema renal, aunque puede ser gene­ lico a nivel de las arterias renales, se deberá
ralizado, es, al comienzo: palpebral matuti­ pensar en estenosis de dichos vasos.
no y maleolar vespertino. La cara fofa, 9.— Los tactos rectal y vaginal, en el hom­
blanda, esponjosa y el edema frío en un fon­ bre y la mujer, respectivamente; sirven para
do de palidez marmórea, dan la pauta de que explorar, mediante palpación, la párte de las
el riñón está enfermo. vías urinarias que se encuentran accesibles y
4 - La hipertensión : arterial nos po- se describen en sus respectivos capítulos.
, ne sobreaviso de una enfermedad renal; por­
que, o es parte constitutiva de un conjunto 10.— La palpación de los riñones tiene su im­
sindromático nefrítico o será la causa de una portancia en los síndromes tumorales y en
la ptosis renal.
futura insuficiencia renal. (Ver hipertensión
11.— La observación de la orina al pie de la
arterial). cama del paciente queda sintetizada en el
5.- Los puntos dolorosos ureterales y pél­ cuadro No. 83-1.
vicos no tienen mayor aplicación práctica, CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 83-1
porque, su positividad no define con exac- 1.— Si bien es muy cierto que en los me-
r F ig. 8 3 -1 : Lám. X V II.
- 578 -

CUADRO No. 83-1

EXAMEN MACROSCOPICO DE ORINA, A LA SIMPLE INSPECCION


Qué Examinar Cómo Examinar
1.- Color Fig. 83-3 1.— Observando si es:
1.1: Orina incolora.
1.2: “Amarillo limón”, (normal).
1.3: Roja, sanguinolenta. (Probable­
mente se trata de sangre).
1.4: “cognac, vino, rojinegra”, (tinción
por pigmentos biliares).
2 .- Olor 2 .- Oliendo:
2.1: “Sui generis”, amoniacal, “nor­
mal”, en orina guardada.
2.2: Pútrido (comunmente por infec­
ciones).
3.— Sedimento. 3.— Observando:
3.1: Transparente. (Normal).
3.2: Turbia. Notoriamente espesa,
con sedimento visible.

dios ciudadanos pedimos el examen de orina no una coluria como colofón de una historia
elemental y microscópico, para que lo haga de obstrucción biliar. (1, 3,6, 8).
el laboratorista, no es menos cierto que 2 .- El olor amoniacal es normal y a ello se
anduviéramos más rápido en el camino de la llama: “sui generis” , especialmente percibi­
clínica y de la terapéutica si nos empeñára­ do si la orina ha sido guardada. Cuando el
mos en que el estudiante y por lo tanto el olor es pungente, acre o pútrido, es un moti­
médico general, lo hagan. Por lo pronto y vo para investigar más a fondo, mediante los
por lo menos, creemos que lo exigible es el exámenes que se pedirán con ese objeto.
examen macroscópico de orina al pie de la
cama del paciente. Cuando las manifesta­ 3 .- Si la orina no es transparente, tendre­
ciones son evidentes, sumaríamos estos datos mos que observar si hay sedimento, el cual
a los extraídos en la historia clínica. Así por aparecerá con más evidencia si se deja repo­
ejemplo mediante la observación del color, sar la orina. Es obvio que el examen micros­
constataríamos una hematuria solitaria y por cópico de la orina descubrirá su composición;
lo tanto silenciosa que nos haría pensar en así como la prueba de Addis, nos guiará en el
un Ca. de riñón (2) o de vías urinarias. O si­ diagnóstico. (Ver más adelante).
Fig. 83-3: Lám. X V II.
- 579 -
BIBLIOGRAFIA 3 .- Prueba de la concentración. (Funcio­
namiento tubular).
^_ Bacells A.: La Clínica y el Laboratorio. Razón para seguir utilizando estas pruebas.
1 2 ava edM 31, Manuel Marín, Barcelona.
1981. En nuestro medio y dado el hecho de
2 — Bartrina, J.: Tratado de Urología Clínica y que hay que retornar al uso de la razón en
Quirúrgica, 515—530, Espasa Calpe, 1954.
muchos aspectos donde la lentitud de proce­
g -. Billings, B. H. and Lathe, G. H.: Bilirrubin
metabolism in Jaundice. Am. J. Med., 24:
dimientos aumenta el promedio del tiempo
1 1 1,1958. de hospitalización del paciente y donde, el
4 Dean, R* H, andF oster, J. H.: Surgical Ma­ mecanismo moderno injertado en el viejo sis­
nagement of renovascular Hipertensión in tema, resta poder a la capacidad individual;
older patients. The Medical Clinis of N orth no podemos abandonar ciertas pruebas como
America. 643—652, May, 1977.
las enumeradas arriba. Por este motivo,
g— De la Torre, A.: Semiología Renal y Urina­
ria. Segunda edición. IV tom o. 107—112,
ponemos a consideración del lector, el cua­
Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, dro 84-1.
1955.
6 .— Isselbacher K. y Col.: Harrison’s Principie of
Intem al Medicine. T hirteenth Edition. Me. CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 84-1
Graw-Hill, Inc. U.S.A., 1994.
1 — Aunque puede haber errores, sin em­
7 .— Hunt, J.C.: Sheps, S.G.: Harrison, E.G. Jr.
e t al: Renal and renovascular Hipertensión:
bargo, el uso de esta prueba le dará ¡solven­
a reasoned approach to diagnosis and mana* cia, en tanto oriente nuestro criterio clínico.
gement. Arch. Intern. Med., 133: 988-999,
1974.
2 .- Cuando hay hematuria o piuria en los
8 .— Klatskin, G.: Ictericia y otras manifestacio­
tres vasos, en realidad, la sangre puede pro­
nes de la enferm edad hepática. Medicina venir de cualquier parte del árbol urinario,
Interna de Harrison. 153. Ed. Fournier, salvo de la uretra anterior.
México, 1972.
9.— Simón, N.; Franklin, S.S.; Bleifer, K.H. et al:
3.— Si en el examen microscópico del sedi­
Clinical Characteristics of renovascular, 6 : mento urinario se encuentran cilindros hemá-
700—709, 1965. ticos o cilindros hialinos con inclusiones de
10.— Younberg, S.P.; Sheps, S.G. and Strong. C. eritrocitos o cilindros granulosos, el médico
G.: Fibrom uscular disease of the renal arte- orientará su criterio hacia el origen renal.
ries. The Medical Clínics of N orth America.
631—632, May, 1977. 4.— La sangre proveniente de la uretra an­
terior puede salir espontáneamente o tam­
bién con la micción (2).
CAPITULO 84 PRUEBA DE LA DILUCION
1.— Se inica con el paciente en ayunas a
EXAMENES COMPLEMENTARIOS las 7 AM, previo vaciamiento de la vejiga
AL ALCANCE DEL MEDICO mediante una micción forzada.
GENERAL. 2 .- Se le hace tomar 1.500 mi de agua (té,
limonada), a las 7 AM.
1 - Prueba de los tres vasos para localiza­ 3.— Se recogen seis muestras; las cuatro
ción de hematuria y piuría. Cuadro N. 84-1. primeras cada media hora y las dos últimas
2 - Prueba de la dilución. (Funcionamiento cada hora. Así: 7:30, 8:00, 8:30, 9:00,
tubular siempre que el IFG esté conservado). 10:00 y 11:00.
-5 8 0 -

CUADRO No. 84-1

“PRUEBA DE LOS TRES VASOS”Fig. 84-1.


Qué Examinar Cómo Examinar

1.— Hematuriao Piuría macroscópicas. 1.— Se ordena orinar sucesivamente


en tres vasos transparentes, divi­
diendo la micción así: 1er. vaso:
la del comienzo. 2o. vaso: la del
medio. 3er. vaso: la del final.
1.1: De origen Uretral. 1.1: Si la hematuria o piuría son
evidentes solamente en el primer
vaso.
1.2: De origen vesical 1.2: Si la hematuria o piuría
se encuentran bien evidenciables,
en el 3er. vaso y solamente ras­
tros en el segundo.
1.2: De origen más elevado en el 1.3: Se aprecia evidentemente
árbol urinario o en el riñón. hematuria o piuría en los tres va­
sos. Es la hematuria o piuría to­
tal.

2.— Se inicia con el paciente en ayunas a 1.1: Retención de líquidos como acontece
las 7 A.M., previo vaciamiento de la vejiga en la I.C.C. o en la insuficiencia renal avanza­
mediante una micción forzada. da y en las hipertensiones portales.
3.— Se le hace tomar 1.500 c.c. de agua 1.2: Absorción insuficiente del agua: vó­
(te, limonada). mito, diarrea, obstrucciones intestinales.
4.— Se recogen seis muestras;las cuatro pri­ 2.— Si alguna de las muestras de orina es in­
meras cada media hora y las dos últimas, suficiente se la reúne con la próxima y se
cada hora. anota el particular.
5.— Se mide volumen y densidad de cada 3.— El volumen excretado en las 4 horas
una de las muestras. debe ser por lo menos el 90°/o de lo ingeri­
6.— Se suman todos los volúmenes. do: 1.350 c.c.
7 .- Se hace la curva de la densimetría, 4.— Normalmente la tercera y la cuarta
incluida en un cuadro cartesiano. muestra deben tener el mayor volumen y la
menor densidad.
APRECIACIONES SOBRE ESTA PRUEBA. 5.— Si la cantidad de líquido eliminado por
1.— Hay contraindicaciones obvias para la la orina es mayor que el ingerido, significa
prueba: (3, 7). que cierta cantidad de agua de los espacios^’
Fig. 84-1A B: Lám. X V II. ■
r
- 581 -
vascular e intersticial se está eliminando. 2-— No se hará ésta, es decir estará contra­
6 - La densidad de las diversas muestras indicada en los casos de insuficiencia renal
nos demostrarán si hay hipostenuria o isos- avanzada. Así mismo cuando hayan trastor­
tenuria o si existen las variables normales nos gastrointestinales o el enfermo esté so­
dentro del rango fisiológico de este paráme­ metido a dietas severas.
tro (1). 3.— En la fase inicial de la Glomérulone-
fritis, en la insuficiencia cardíaca y en la
7,- En consecuencia los datos patológicos Uremia extrarenal, la prueba puede salir nor­
de valor clínico serán: 1) Volumen elimina­ mal, por cuanto, aunque la filtración glo-
do menor que el 90°/o del ingerido. 2) Re­
merular está disminuida, sin embargo la reab­
tardo en la eliminación: mayores volúmenes
sorción tubular está indemne. (3, 5 ,6,7).
desde la cuarta muestra. 3) Menor concen­
tración es igual a menor densidad (hipos­ 4 — Cuando existe poliuria forzosa com­
tenuria). 4) Rigidez renal: Mantenimiento pensatoria, la orina no sale muy concentrada,
de la densidad baja en todas las muestras pudiendo por esta causa dar un resultado
(Isostenuria). falso positivo.
8.- Por la interpretación de la densidad, 5.— En la insuficiencia renal se obtiene den­
en realidad esta prueba nos da idea de la íun- sidades por debajo de 1.020.
ción tubular (3,7).
Conviene mencionar que la densidad urinaria
PRUEBA DE LA CONCENTRACION constituye un índice aproximado de la os­
En pacientes con poliuria no osmótica, molalidad urinaria. Con limitaciones, la os­
se examina la función tubular y para ello hay
que seguir ¡as siguientes normas (8): molalidad urinaria en milimoles por Kilo­
l .- Se prohíbe tomar líquidos hasta que el gramo de agua puede calcularse como 40
paciente pierda un 3-5o/o del peso corporal veces el aumento de la densidad de orina
-generalmente en 16 horas de restricción- o
hasta que 3 muestras consecutivas no mues­ por arriba de la cifra del agua, que es de
tren aumento de la osmolalidad o de la 1.000.
densidad.
2.- Se recogen muestras de orina cada hora.
3.- Se mide la osmolalidad y la densidad Finalmente anotamos que hay muchas
de cada muestra. pruebas similares, de diferentes autores y
4.- Normalmente se debe llegar al menos a siempre con los mismos objetivos. Además,
valores de 1.025 para la densidad o 900
mOsm/1 para la osmolalidad. hay pruebas que tratan de hacer las dos a la
5.- Puede completarse luego con la admi­ vez, como la prueba de la concentración y
nistración de Vasopresina acuosa 5 U. SC. pa­ de la dilución de Mosenthal; pero creemos
ra determinar si puede producirse un incre­ que con las que hemos descrito, tenemos
mento adicional de la osmolalidad urinaria. suficiente base para solventar este importante
apoyo para el examen de la orina al pie de la
APRECIACIONES SOBRE ESTA PRUEBA cama del paciente.
1- Esta prueba significa un poco de disci­ BIBLIOGRAFIA
plina y dedicación por parte del paciente.
Por esta razón habrá que motivarlo en forma Bacells A.: La Clínica y d Laboratorio.
12ava ed.. 295. Manuel Marín, Barcelona,
«'eficiente. 1981.
- 582 -
2.— De la Torre, A.: Semiología R enal y Urina­
ria. Segunda edición. Tomo IV. 157—160,
Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito,
1955.
3.— De la Torre, A.: Semiología R enal y Urina­
ria. Segunda edición. Tom o IV. 195—216,
Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito,
1955.
4.—* Frank, M.N.: Dreifus, L.S.: Rariek, F. y
Bellet, S.: Urinary osmolar hydropesie state
as a measure of renal tubular function: A
test for carly renal impairment. Preliminary
report. Amer. J. Med. Sec. 233: 121, 1957.
5.— Gitter, A. y Heilmeyer, Lx Pruebas funcio­
nales clínicas. Traducción de la quinta edi­
ción alemana. 46—47, El Ateneo, Buenos
Aires, 1960.
Fig. 85-1 Densím etro
6 .— Guyon: Lecons cliniques sur les maladies
des voies urinaires. París, 1894.
7.— Kokner, J.: Diagnóstico Clínico por los
análisis de Laboratorio. 144—147, Ed. Inte-
ramericana, S.A., México, 1963.

8 .— Wyngaarden y Sm ith: “ Tratado de Medicina


Interna —Cecü” 18. Ed. 578, Nueva Edit.
Interamericana, México. 1991.

9.— Miles, B.E.; Patón, A. y Dewardener, H.E.: Fig. 85-2 Frasco deboca ancha,
Máximum uriñe concentration. Brit. Med. refrendación fácil de efectuar, como es el de
J .,2 : 9 0 1 ,1 9 5 4 .
cintas para examen inmediato (11).
2 .- El volumen de la muestra siempre debe
CAPITULO 85 ser suficiente como para poder utilizar el
densímetro. Fig. No. 85-1.
3.— La recolección de la muestra de orina
EXAMEN DE LABORATORIO debe seguir un ritual que garantice la idonei­
dad de la misma. Para ello vamos a enume­
EXAMEN DE ORINA rar ciertos requisitos:
3.1: Aseo óptimo de los genitales externos.
Vamos a estudiar uno de los exámenes
más sencillos e importantes de la medicina 3.2: Tener listo un frasco esterilizado que
humana, mediante el cuadro 85-1 A. sea de boca ancha. Fig. 85-2.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 85-1A 3.3: Al destapar y tapar el frasco se debe
1.— Insistimos en que el examen de orina tener cuidado de efectuar la maniobra sin
aunque sea en forma elemental debe ser he­ topar el interior de la tapa.
cho por el practicante de la medicina general. 3.4: Orinar y al hacerlo, desechar la
Si no se dispone de las facilidades necesarias, primera parte de la micción, tomar
por lo menos nos remitimos al examen físico la orina directamente en el frasco, sin
al pie de la cama del paciente y al uso de una esperar tampoco hasta el último. Es decir
-583 -


CUADRO No. 85-1A

EXAMEN ELEMENTAL
Qué Examinar? Cómo Examinar?
1 Examen F ísico 1. Se ve (inspección), se huele, se
mide la densidad y el Ph.
1.1: Volumen 1.1: Midiendo la muestra.
1.2: Aspecto. 1.2: Observando,
(transparente, turbio).
1.3: Color. 1.3: Inspección.
1.4: Sedimento 1.4: Inspección, (escaso, abun­
dante).
1.5: PH. 1.5- Papel tornasol o cualquier
Phímetro (normalmente:
ácido, al rededor de 6).
1.6: Densidad. 1.6: Se utiliza un densímetro.
(Oscilación normal de 1.010
a 1.030).
1.7: Olor. 1.7: Oliendo, (suigéneris: aro­
mático o de especias).

que hay que tomar la muestra de la mitad nada. Por esta razón es buena práctica, el
de la micción y en forma directa, en el fras­ día del examen de orina, recoger la muestra
co (3, 5). en el servicio del laboratorio donde se va a
3.5: Si se va a examinar la orina de la mujer efectuar. Los cultivos y la búsqueda de
hay que tener en cuenta dos contraindicacio­ cilindros deben realizarse antes de 15 mi­
nes: nutos.
3.5.1: Menstruación. 4.- El frío o la prolongación del tiempo de
3.5.2: Secreciones que contaminen la vulva. permanencia de la orina en el recipiente, la
3.6: Para obviar esta contingencia si es pueden enturbiar.
indispensable examinar la orina, con la debi­ 5.- A la simple inspección se puede obser­
da asepsia, se puede cateterizar la vejiga para var la cuantía del sedimento, especialmente
sacar directamente la muestra, o mejor me­ los extremos, es decir si hay o no hay. Dé
diante punción suprapúbica. (2, 3, 9). todas maneras, se estudiará después al mi­
3.7: El examen de orina debe ser hecho sin croscopio.
‘demora (3,7), es decir, que la muestra no de­ 6. La relación ácido-base varía durante el
be permanecer mucho tiempo sin ser exami­ día, de acuerdo a las comidas, a la ingesta de
1
-5 8 4 -
agua, a la concentración o dilución de la En la última situación a veces es la luz
orina. Cuando no hay esta variación normal, que guiará la detección de la enfermedad y
existe una rigidez renal y entonces se llama aún el manejo del paciente. Muchas veces
a esta fijeza del PH: Isoidria (4). es de utilidad, para la adecuada dosificación
de la insulina, la cuantificación fraccionada
Enumeramos el contenido del examen de la glucosuria para lo cual se requiere se­
químico de la orina, en el cuadro 85-1B. parar la orina obtenida durante la mañana
tarde y noche.

2. - La protemuria, fisiopatológicamente,
CUADRO N. 85-1B puede deberse a 4 situaciones:

DATOS QUIMICOS a) Aumento de la concentración plasmática


FUNDAMENTALES EN EL de proteínas normales o anormales
EXAMEN DE LA ORINA (Proteinuria por rebosamiento).

1.- Glucosa b) Aumento de la permeabilidad glomerular.

2.- Proteinas c) Disminución de la resorción tubular de


proteínas filtradas de manera normal y
3 .- Acetona
d) Alteraciones de la hemodinámica renal.
4 .- Sangre (Hb)
La proteinuria, por su intensidad, se divi­
5.- Bilirrubina de en:

6.- Urobilinógeno a) Leve: menor que 1 g/d.

7 .- Creatinina b) Moderada: 1 - 3.5 g/d.

8.- Proteina de Bence Jones c) Severa o Nefrótica: mayor que 3.5 g/d.

9 .- Nitritos La proteinuria que está constituida sólo


por proteínas de bajo peso molecular, como
la albúmina y la tranferrina, se denomina
proteinuria SELECTIVA. La que contiene
todo tipo de proteínas se denomina NO
CONSIDERACIONES AL CUADRO 85-1B SELECTIVA.

1.— La glucosuria puede ser: 3 .- El aparecimiento de acetona (1,3,8)


nos pondrá sobreaviso, sobre todo si se trata
a) Renal (lesión tubular) y de un diabético. El coma está cerca, la ceto-
acidosis en marcha. También aparece en las
b) Diabética. otras situaciones de ayuno.
- 585 -
4 - La hematuria debe inquietar ya que epitelio glomerular fácilmente y puede orir
puede indicar la existencia de coagulo- ginarse cuando hay alguna gammapatía mo-
patía, hemoglobinopatía, enfermedad del noclonal.
parénquima renal, tumor, traumatismo o
inflamación en cualquier sitio a lo largo de la 9.~ Los Nitritos (8) son cualitativamente
vía urinaria. evidenciados en la orina cuando hay infec­
ciones bacterianas que los producen. Por lo
La hemoglobinuria está en relación tanto Bacteriuria con Nitrituria es una du-
con la hemoglobinemia, condición sobrevi- pleta que indica infección segura en las vías
niente a la destrucción de glóbulos rojos, urinarias. Puede detectarse cualitativamente
como acontece en ciertas anemias hemolí- también la presencia de leucocitos en la
ticas, afecciones valvulares aórticas, especial­ orina.
mente en las calcificadas o en las prótesis
valvulares. A veces hay que diferenciarla de
la mioglobinuria.
Los principales elementos del sedimen­
5 - La presencia de Bilirrubina (3,8) en la to urinario encontraremos en el cuadro
orina debe hacemos pensar en ictericias de No. 85-2.
eualquier origen a expensas de la Directa. CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 85-2
Guando la bilirrubina excede del umbral de
1;6 mg/dl comienza a presentarse en la orina. 1.— La cristalúria puede manifestarse con
Al agitar la orina puede observarse espuma aumento de alguno o de algunos de los mi­
de color amarillento. nerales térreos o alcalinotérreos que por in­
gesta o eliminación interna salgan por el
6 - El urobflinógeno (1, 8, 10) aumen­ emuntorio renal. Así mismo, los diferentes
ta en la I. C., Mononucleosis infecciosa; ácidos orgánicos como el oxálico y el úrico
pero disminuye en las ictericias obstruc­ salen en calidad de tales o más bien, confor­
tivas. mando sales como son los uratos y oxalatos.
En igual forma, lo hacen, el ácido fosfórico y
7.- La creatinina (12) aumenta en la ori­ los fosfatos.
na cuando hay procesos consuntivos, cata­ Lo importante de la cristalúria es la
bolismo aumentado, esfuerzo físico agota­ precipitación en las vías urinarias y la confor­
dor. En cambio disminuye cuando hay in­ mación de cálculos (1, 8), sea por la poca
suficiencia renal. Su cuantificación se requie­ solubilidad de los compuesto o por reten­
re para el cálculo del aclaramiento de crea­ ción urinaria a diferentes niveles. Tenemos
tinina en orina de 24 horas. también que tomar en cuenta a las substan­
cias medicamentosas que cristalizan fácilmen­
8.- La presencia de protema de Bence te; tal es el caso de las Sulfas (cual más,
Jones (1, 6, 8) implica la presunción de que cual menos).
haya Mieloma Múltiple, el cual en un 50 o/o 2.- Las células de descamación epitelial
..Ja produce. En todo caso, esta proteina de no constituyen un dato patológico a menos
¡¿bajo peso molecular constituida por cade- que su cantidad (Ver fórmula de Addis) (3)
jpnas ligeras de inmunoglobulina, traspasa el o su estructura degenerada así lo indiquen.
- 586 -
ria y cilindraría, todas estas pasajeras. A este
conjunto de signos ordinarios de esfuerzo se
CUADRO No. 85-2
ha denominado: “Seudonefritis atlética” (8).
“EXAMEN MICROSCOPICO (Kolmer). De acuerdo a la edad, la hematu­
DEL SEDIMENTO” ria microscópica nos puede sugerir diferentes
entidades nosológicas:
1.- Cristales.
5-10 años Cistitis
2.- Células epiteliales.
11 -4 0 años Nefritis (Pielonefritis-Glome-
3 .- Leucocitos. ruloneritis).
4 .- Piocitos. 41—60 años Ca. de vejiga, Uréter o en el
5 .- Hematíes. hombre exclusivamente: Ca.
de Próstata.
6. - Otras células.
5 .- Otras células. Nos referimos a que se
7.- Cilindros:
puede hacer citología para evidenciar el ori­
7.1: Hialinos. gen de la exfoliación exagerada o establecer
7.2: Epiteliales la presencia de células neoplásicas. (Papani-
colaou).
7.3: Granulosos
7.4: Hemáticos 6.— Los cilindros son acúmulos de albúmi­
na (hialinos) a los que eventualmente sé
7.5: Céreos
agregan células o restos celulares (epiteliales);
8. - Microorganismos. o, gránulos del citoplasma de las células
8.1: Hongos. deshechas (granulosos); o eritrocitos (hemá-
8.2: Bacterias. ticos); o con células grasosas, producto de la
degeneración grasa (céreos o grasos).
8.3: Parásitos.
La presencia de cilindros hialinos, si
es escasa u ocasional no tiene importancia.
Sí la tiene, si hay abundancia de los mismos
3.— Los leucocitos en poca cantidad no in­ y presencia de los otros ya enumerados. Ver
dican infección; fórmula de Addis.
4 .- Pero si su cantidad es mayor (Ver fór­ 7 .- Bacterias. (3,5,9) El tercio anterior de
mula de Addis) (3) constituyen la Piuría, la uretra está colonizado por bacterias saprofi­
(4, 8, 12) que nos informa de una infección. tas, por lo tanto, puede encontrarse pocas bac­
Si la orina es francamente purulenta, es pro­ terias en la orina. Si la orina no es examinada
bable que se haya abierto un absceso en las inmediatamente, las bacterias habrán tenido
tiempo de multiplicarse; si la muestra de ori­
vías urinarias; y, la presencia de Hematíes na no es tomada de la mitad del chorro y si no
en este examen es un indicador de Hematu­ se ha realizado el aseo genital previo; todas es­
ria. (1, 3, 8). Si se descarta la contamina­ tas son causas frecuentes de error en el reporte
ción, estamos obligados a indicar la causa de del examen. La coloración GRAM de gota
esta anomalía. Tenemos que tomar en cuen­ fresca es útil especialmente en niños. Para in­
ta que el ejercicio fuerte, como el fútbol, vestigar BAAR se realizan exámenes seriados
por ejemplo, puede producir hematürias mi­ ya que las bacterias no son expulsadas con­
croscópicas y aún acompañarse de proteinu­ tinuamente.
-5 8 7 -
g_ Los hongos (1, 8, 9) al igual que las La Reacción en Cadena de Polimerasa
bacterias, deben ser debidamente recono­ (PCR), que utiliza una polimerasa de DNA
cidos en el examen de orina. estable al calor, puede amplificar cantidades
minúsculas de DNA para dar concentracio­
q _ Parásitos (1, 8). No es habitual en nes detectables fácilmente por electrofore-
nuestro medio encontrarlos, pero sabe­ sis. La PCR constituye úna poderosa herra­
mos de casos en Venezuela. Si se han en­ mienta que nos ha dado la genética mole­
contrado parásitos de origen intestinal cular, capaz de amplicar (y luego identifi­
es seguro que hubo contaminación en la car) segmentos específicos de DNA de mi­
muestra. croorganismos conocidos y desconocidos
presentes en cualquier muestra. Cada mi­
Los parásitos propios de las vías uri­ croorganismo tiene un genoma único y por
narias y del riñón son: Echinococcus granu- tanto es difenciable de los demás. La PCR es
losus (Quiste hidratídico); microfilirias de la de gran valor en el caso de patógenos impo­
Wucheria Bancrofti; huevos del gusano del sibles de cultivar en medios artificiales, que
riñón (Diocytophyma renale y Schistosoma crecen con lentitud en dichos medios, o que
hematobium). requieren gran esfuerzo para ser cultivados
en el laboratorio de microbiología (Tal
Urocultivo es el caso del bacilo de Koch). Además, los
resultados están disponibles en cuestión de
Una vez que el médico se orientó con días y no de semanas o meses. (13,14).
el examen microscópico del sedimento y Esperamos que pronto esté disponible en
piensa que existe infección de vías urinarias nuestro medio.
pedirá cultivo de orina y antibiograma. Se
denomina bacteriuria significativa si en el
cultivo crecen más de 100.000 colonias/ml
o se encueniran gérmenes específicos. Es
equivalente el hallazgo de una bacteria/
campo en el gram de gota fresca. Si la mues­
tra es tomada por sondaje, grados menores
de bacteriuria ya son significativos. Si CAPITULO 86
la muestra es tomada por punción suprapú-
bica, será significativo cualquier crecimiento. PRUEBAS FUNCIONALES Y
El antibiograma pedido e interpretado con DE ADDIS
buen criterio vuelve exitoso el tratamiento.
Las bacterias que usualmente infectan las PRUEBA (RECUENTO) DE ADDIS
vías urinarias son las enterobacterias. ( 1, 2, 6, 10, 11, 12, 18,21).
1.— Obtención de la orina para la cuenta.
Sí tenemos piuría sin bacteriuria,
1.1: Obtener un frasco esterilizado de boca
deberemos investigar Bacilo de Koch
ancha.
mediante frotis y cultivo en medio de
Lowenstein. 1.2: Instrucción al paciente para que tome
1

-5 8 8 -
un desayuno a base de una taza de té, 1.- Según el Dr. Arsenio de la Torre, poJ
café o leche pura sin ningún otro líquido dríamos cambiar desde el punto 1.4 y conse-
adicional. guiñamos obviar dificultades en la recolec­
Pueden permitirse otros alimentos, pero ción de lá muestra de las 12 horas, así como
no frutas,, (almuerzo o merienda sin líqui­ también conseguiríamos una mejor concen­
dos). tración. Las variantes quedan así: (11).
1.3: A las 6 p.m. se debe vaciar completa­ 1.1: Desde las 6 p.m. hasta las 6 a.m. del
mente la vejiga y descartar la orina. día siguiente, se coge la orina de todas las
micciones en el mismo frasco. Se mide el
1.4: A las 9 p.m. se recoge la orina, procu­ volumen de la muestra.
rando que se vacíe completamente la vejiga.
Se guarda la muestra. Se insiste en que la 1.2: Con una pipeta se toma 10 c.c., los
mujer debe ser cateterizada. cuales se centrifugan a 1.500 revoluciones
por minuto durante 10 minutos.
1.5: El paciente se acuesta y procura no ori­
nar hasta la mañana siguiente. (8 a.m.). A 1.3: De los 10 c.c., se deshechan 9 c.c. que
esta hora se recoge nuevamente la orina en sobranadan y se deja para estudio, solamente5
el frasco, el mismo que se envía inmediata­ el centímetro cúbico restante.
mente al laboratorio. 1.4: El laboratorista correlacionará el vo­
1.6: Si la orina es alcalina o tiene densidad lumen de la cámara, el número ¡de los elemen­
menor a 1.010, la muestra es inaceptable y tos encontrados y el volumen urinario de la?
será rechazada. 12 horas, como dice el cuadro No. 86-1.
Consideraciones a la prueba de Addis
OBSERVACIONES A LA FORMULA DE
descrita por el autor (1,2), (1926) comen­
ADDIS
tada por Mamillan (1.948) y referida por
Kolmer (18) en 1963. 1.— Según Litle (21) y Kolmer (18), la orí-

CUADRO No. 86-1

FORMULA DE ADDIS NORMAL


Adultos Promedio Mínimo Máximo
Cilindros 1.000 0 5.000
Hematíes 70.000 0 420.000
Leucocitos y células
epiteliales 320.000 30.000 1.800.000

Niños
Cilindros hialinos 1.000 0 12.000
Hematíes 15.000 0 130.000
Células epiteliales 320.000 9.000 2.800.000
r
-5 8 9 -
na de los niños da normalmente un número t in o d e c re c im ie n to de las c ifra s, h a s ta b a ja r
"mayor de cilindros, pero un número menor m á s a ú n q u e las ta s a s n ó rm a le s .
;‘de leucocitos, eritrocitos y células epiteliales. EL EXAMEN DE SANGRE EN LAS PRUEBAS
2 — Las cifras que anotamos en la fórmula RENALES
i han sido redondeadas, pues las que constan 1 La biometría hemática y el contaje glo­
i en los libros de diferentes autores, varían bular nos servirán para refrendar muchas su­
levemente y tal parece que en un conteo gerencias clínicas. Tal es el caso de la anemia
estimativo no se pueden dar guarismos exac­ ferropriva en la Glomerulonefritis, la fórmula
tos. Es más, recomendamos con Jiménez leucocitoria desviada a la izquierda en las
Díaz (6), las siguientes cifras promedíales infecciones.
para guardarlas en la memoria:
2.— La dosificación de proteínas parciales
C ilindros: 5.000 (24) y totales nos informará de una hipoal-
E ritro c ito s: 200.000 buminemia, hecho que sobreviene luego de
L eu co cito s: 400.000 la pertinaz proteosuria.
De todas maneras, las cifras que cons­ 3.— De la química sanguínea (23) extrae­
tan en el cuadro No. 86-1 constituyen una remos valiosos datos, sea positivos o negati­
referencia de consulta, especia1.nente, en lo vos, que guiarán el criterio sobre el estado
que se refiere al mínimo y al máximo. de las funciones renales. Entre estos sobresa­
‘SIGNIFICACION CLINICA DE LA FORMULA len los dosajes de Urea, Creatinina, Nitróge­
' de ADDIS (7,8). no total no proteico, Colesterol, Cloro, So­
Nefritis Aguda: Aumento casi exclusivo de dio y Potasio. Merecen especial relieve la
■hematíes, aunque también va a haber aumen­ creatinina, el colesterol y los electrolitos.
to de cilindros hemáticos, granulosos y célu­ La creatinina, porque la retención de la mis­
las epiteüales renales. ma nos informa de la pérdida o disminución
importante de la filtración renal. El coleste­
Nefritis Crónica: No existe o se ha reducido rol, porque éste sube así como suben todos
la microhematuria. Si hay aumento de los los lípidos, especialmente en el síndrome
¿cilindros y células epiteliales anchas en los Nefrótico. Mientras el Na. y el Cl. bajan en
vfsasos avanzados. las “nefritis que pierden sal”, el K. sube por
‘'Nefritis Latente: (En período de mejoría). falta de excreción a nivel tubular.
‘Persiste el aumento de los eritrocitos aunque
PRUEBAS FUNCIONALES
i la mejoría clínica es evidente y el simple exa-
vmen del sedimento es normal. En realidad, las pruebas de Dilución y
Concentración (7, 12) son también pruebas
Síndrome Nefrótico: No hay aumento de funcionales, pero hemos preferido referirnos
l!hematíes; en cambio si lo hay, de cilindros de a ellas como exámenes que hemos llamado
todos los tipos y aún hay acúmulos de grasa “al pie de la cama del paciente”, por el poco
birrefringente. instrumental que se requiere y porque es el
Pieloneftítis.— Abundan los leucocitos. médico practicante de la medicina general
* Cuando los procesos renales avanzan el que tiene que realizarlas y no el laborato—
, hacia la esclerosis, el sedimento disminuye rista.
^notablemente y si se ha hecho seguimiento Bien; además, describiremos brevemen­
j mediante esta prueba, observaremos el paula­ te las pruebas funcioñales que se hacen
- iyu -
habitualmente en nuestros laboratorios y que tancia que reviste esta prueba radica en el
cubren la necesidad exploratoria del clínico. hecho de que disminuye francamente en fe
1-— Prueba de la depuración de la Creati­ Glomerulonefritis crónica,, pero no en la
na-endógena (23). Esencialmente es una¡ aguda.
prueba de la filtración glomerular por cuan­ 5 .— Excreción Fraccional de Sodio. (7) Mi-
to se elimina en casi su totalidad por el glo- de la proporción entre el sodio eliminado
mérulo. La pequeña proporción que se eli­ por la orina con el sodio filtrado en el gl0.
mina por excreción tubular es despreciable mérulo: EF—Na = (U/P) Na x 1 0 0 / (U/P)Cr,
y si se quiere_,se la puede bloquear con el
ácido paraaminohipúrico. Normalmente es menor que 1 o/o. Sig.
nifica que menos del 1 o/o del sodio filtrado
La cifra normal de la depuración de es eliminado por la orina.
creatinina endógena que se alcanza en ía ma­
durez es de 120 ml/min/1,73 m2, variando 6.— Estudio de la capacidad renal de aci­
entre 100 y 150 ml/min en el hombre y en­ dificación. Se realiza por la prueba de Tole­
tre 85 y 125 ml/min en las mujeres. Después rancia al Cloruro de Amonio. La prueba está
de los 40 años disminuye progresivamente. indicada en sospecha de trastorno de ¡a fun­
Las pruebas de aclaramiento de crea­ ción tubular.
tinina exploran la función glomerular. 7.— Electrolitos urinarios. Podemos medir
Miden los mi de sangre que serían liberados la excreción diaria absoluta de sodio, potasio
des una sustancia eliminada por el riñón o cloruro (mEq/día), recolectando la orina
(creatinina) en la unidad de tiempo: Cl = de 2 4 horas; o la concentración de sodio, po­
Conc U x Vol U / Conc P x t (min). tasio o cloruro en una muestra de orina, útil
2.— Prueba para determinar la secreción en la evaluación de hiponatremia, oliguria
tubular máxima. Se mide con la depura­ aguda, depleción de volumen, hipotasemia
ción o aclaramiento del paraaminohipura- y alcalosis metabólica.
to sódico. Cifras normales: 70 a 80 mg. Existen muchas otras pruebas! que-se
por minuto. hacen en la orina y que constituyen pruebas
3-— Prueba para determinar la reabsorción para medir funciones de otros sistemas o
tubular máxima. de otros órganos. Así tenemos entre otras:
Se mide1el aclaramiento de la Glucosa 1.— Dosificación de catecolaminas en orina
siempre que no sobrepase el dintel: renal de 2 4 horas.
normal, pues una vez que se la conozca, se 2.— Dosificación de los 1 7 —Hidroxicorti­
podrá inferir la cantidad, reabsorbida en la coides.
unidad de tiempo. La cifra de reabsorción
3.— Dosificación de los 1 7 —Cetosteroides.
normal es de 350 a 375 mg. por minuto.
4 .— Gonadotropina coriónica.
4.— Prueba para medir el flujo plasmático
renal. (12) Se emplea el aclaramiento del 5.— Gonadotropinas pituitarias.
Pa.raaminohipurato sódico, puesto que el EXAMENES COMPLEMENTARIOS CON
plasma que pasa por el riñón es “descargado”
en su totalidad, tanto por filtración como RX.
por secreción. Las cifras normales oscilan 1- RADIOGRAFIA SIMPLE DE ABDOMEN*
entre 550 y 650 c.c. por minuto. La impor­ (4,5, 11,29,31).
r. -591 -

Puede ser un examen de emergencia,


I en cuyo caso, como es natural, no hay nin-
gyna preparación. E n caso de que el examen
propuesto sea electivo, debe prepararse al
: paciente con medidas que son habituales
para poder ver mejor los órganos retrope-
fitoneales y que por lo tanto tienen intestino
delgado y grueso por delante. En general,
estas medidas se reducen a vaciar el conte-
r nido intestinal y a eliminar la presencia de
. gases en el mismo. Usualmente se indica:
Fig. 86-2 R ad io g rafía sim ple de ab d o m en ,
dieta de la víspera pobre en residuos, estar d em o stran d o . C álculos rad io —
en ayunas el día del examen, uno o dos la- ; opacos.
t ya(jos intestinales, laxantes por contacto.
[: Es conveniente que el clínico supervigile el
I ‘ cum plim iento de estas órdenes, que comun-
E, mente las da el radiólogo, pues de no cum-
\ plirlas, vamos a obtener una mala radiografía
í con gasto impune de tiempo y dinero.
t E n la radiografía simple de abdomen,
í en lo que respecta a rifión y vías urinarias
Phemos de tratar de leer lo siguiente:
I
1.1: Músculos Psoas (Deben verse perfecta-
mente bien en una radiografía, producto de
j una buena técnica).
i:2: Sombras renales: posición, tamaño,
! forma. Elementos extraños, como cálcu­
los radioopacos, calcificaciones como se­
cuelas de procesos inflamatorios crónicos
(TB, parásitos). Fig. 86-2B C álculo gigante e n la vejiga.

ción de Urea y Creatinina están tan elevadas


que vuelven improcedente el urograma excre­
1.3: Cálculos radiopacos en Pelvis, uréteres, tor, porque simplemente, no va a salir. Sin
vejiga, uretra. Fig. 86-2A y 86-2B. embargo, en casos limítrofes, se puede pedir:
¡§|h ;
k; i-4: Cuerpos extraños radiopacos introduci- Urografía descendente al goteo, pues la insu­
§} dos en la uretra y que pueden llegar, inclusive ficiencia de la filtración renal se contraresta
f a la vejiga. con la introducción del medio radiopaco con
la lentitud apropiada que la administra el go­
2 .- UROGRAFIA DESCENDENTE (4,29,31).
¡Se. Fig. No. 86-3.
teo en la venoclisis.
Si no se ha hecho una radiografía sim­
Constituye una prueba excelente de
ple de abdomen, cuando se verifica esta
i etiminación y de depuración renal, que no
^¡la debe pedir, cuando otras pruebas más
sencillas y menos costosas, como la dosifica­
Fig. 86-3 Serie de radiografías ordenadas
en función de tiem po, desde la
inyección de substancia opaca.
prueba, se la debe tomar al comienzo de la uretra, selectivamente, se pedirá en concreto'
misma y luego se inyectará la substancia ese estudio y el radiólogo lo hará mediante
de contraste yodada, previa prueba de sensi­ sondaje, por medio del cual introducirá el¡
bilidad al yodo, para no producir episodios contraste directamente a la vejiga. En este
de intolerancia que pueden ser muy graves. caso, especialmente cuando se desee contras­
Usualmente las radiografías que se toman, tar tumores vesicales, se pedirá la técnica del
luego de inyectada la substancia de contras­ doble contraste, donde también se utiliza
te, deben ser a los 5 minutos, a los 10 y a los aire u 02, que se insufla luego de que ha sa­
20 minutos. Eventualmente, en caso de re­ lido el medio de contraste radio paco.
tardo en la eliminación, se pueden tomar
otras radiografías más tardías, de acuerdo a 3 .- ARTERIOGRAFIA RENAL (14, 17,27)
lo que el transcurso del examen vaya sugi­ Fig. No. 864.
riendo. Finalmente, se tomarán radiografías Este es un método muy valioso que
de la vejiga y del paso de la substancia de debe ser utilizado cuando el clínico sospeche
contraste por las vías urinarias. Cuando se de hipertensión renovascular o de tumor re2
desee estudiar radiológicamente la vejiga y la nal.
r
- 593 -

Fig. 8 6 -6 Renograma
Cortesía dei Dr. Francisco Vallejo.

costoso, que nos proporciona cortes tomo-


gráficos de los órganos y de los sectores de
Fig. 86-4 Arteriografía renal.
órganos en estudio.
Cortesía del Dr. Fernando Naranjo.
3.— ECO.- (20, 28, 30). Sirve especialmen­
La técnica esencialmente consiste en la te para diferenciar líquido y sólido en masas
arteriopunción femoral con instrumental ade­ ocupativas. Fig. 86-8.
cuado, para introducir un catéter, el mismo,
que bajo vigilancia roetgenológica (video), se
introducirá primero en una y luego en la
otra arteria renal. En cada una de ellas se
introducirá substancia de contraste y se
harán las tomas radiológicas que con los
métodos modernos, puede ser con cineangio.
Se constatará entonces la o las estenosis de
la arteria renal o de una de sus ramas. Fig. 8 6 - 8 Eco.
4 .- UROGRAFIA RETROGRADA O ASCEN­ Cortesía del Prof. Dr. Juan Garcés.
DENTE. 4 .- BIOPSIA RENAL. (15,16,25).
Es una técnica que solamente está La toma de la pieza de biopsia, aunque
a criterio y en manos del especialista. Pre­ es un poco más complicada que la toma de la
senta preciosas imágenes anatómicas de ri­ muestra para biopsia hepática, sin embargo
ñón y vi'as urinarias. utiliza prácticamente el mismo instrumental.
OTROS EXAMENES COMPLEMENTARIOS Debe estar en manos del especialista porque
la región contiene órganos que fácilmente
1.- RENOGRAMA ISOTOPICO (9,17,30). pueden lesionarse y además puede haber
Dentro de las técnicas de imagenología es complicaciones adicionales.
una prueba importante para demostrarnos
zonas ocupativas dentro del parénquima, Es un examen que daría el diagnóstico
masas tumorales, condiciones anatómicas y exacto. La muestra obtenida requiere un
funcionales. Fig. No. 86-6. estudio histopatológico esmerado usando
tanto Microscopio de Luz, Inmunofluores-
■1.- TOMOGRAFIA AXIAL COMPUTARI-
ZADA (30) y RESONANCIA MAGNETICA. cencia, Inmunohistoquímica y en algunos
Métodos sumanente valiosos y a la vez, casos Microscopio Electrónico.
- 594 -
5 CISTOSCOPIA. (3,13,19,22,26).
Se requiere instrumental especial y de­
be estar solamente en manos del especialista.
Contrariamente a lo que se puede creer,
aunque sus aplicaciones se han ampliado y
sofisticado, fue una técnica utilizada por
nuestros abuelos. Fig. 86-9 y 86-10.

Fig. 86-10 Cistoscopios modernos.


Cortesía del Prof. Dr. Clemente Carrillo.
8 .— Bartrina, J.: Tratado de Urología Clínica y
Quirúrgica. 495—504, Espasa Calpe, Madrid
1954.
9.— Burbank, M.K.; H unt, J.C.;Tausce, W.N., et
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10.— Brody, L.; Salladay, J. y Armbruster, K.: A-
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cas Médicas de Norteam érica. 243—258,
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11.— De la Torre, A.: Semiología renal y urina­
ria. Tomo IV. Segunda edición. 152—154,
Ed. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito,
Fig. 86-9 Citoscopios antiguos. 1955.
12.— Papper S.: Nefrología Clínica. 2a. Ed.,
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B IB L IO G R A F IA
13.— Guyon: Krankheiten der Hamwege, 1894.
1.— Addis, T.: Glomerular Nephritis: Diagnosis 14.— Harries Maclean, G.: La Angiorradiología al
and treatm en, New York, Macmillanf 1948. servicio de la medicina m oderna. Imagen.
30: 9, 1969.
2.— Addis, T.: The num ber of form ed element
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duáis, J. Clin, investigation, 2: 4 0 9 ,1 9 2 6 . cocal Glomerulonephritis: Histopathologie
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3.— Adrián: Die diagnostische Bedéntung des acute and early chronic latent phases. J.
uretren Katheterismus, centralie. F. die Clin. Invest., 40: 1525, 1961.
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16.— Kimmestiel, P.; Kimm, O.J. y Beres, J.:
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5.— Anónimo: Momentos Clínicos. Tribuna Clin. Path., 38: 2 7 0 ,1962.
Médica. Tomo VI, No. 8 : 9, 1980. 17.— Kincaid—Sm ith, P.: Renal disease and
6 .— Bacells A.: La Clínica y el Laboratorio, Hypertensión. Medical Clinics of North
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1981.
18.— Kolmer, J,: Diagnóstico Clínico por los
7.— Wyngaarden y Sm ith: Tratado de Medicina análisis de Laboratorio. Tercera edición.
Interna - Cécü. I 8 ava. Ed. 578-583. Nueva 6 6 , 144—150, Interamericana, S.A., México,
Edit. Interamericana, México. 1991.
1963.
—J7J —
F
'tg .— Kümmell, H .: Enferm edades de la vejiga porque tienen menos causas que si se con­
^ urinaria. Tratado de Medicina Clínica de
M w . Ebstein, Tomo III: 533—614, Barcelona, sideran individualmente los signos o sín­
,;¡¡ José Espasa, 1891. tomas. (5).
%Q.— Lewy, J.E .; Boineau, F . G. y R othm an, J.P.:
Nefrosonograífa. Journal o í Pediatrics. vol.
8 : 195. T ribuna Médica, tom o n . No. 11:
Vamos a mencionar las características
21—22, 1978. generales de los síndromes:
21.— Lytle, J.D.: The Addis sediment count in
nonnal chüdren, J. Clin. Investigation, 12:
1 Insuficiencia renal aguda o rápidamen­
87,1933.
2 2 .— Nitze—Lehrbuch des cystoskopie. 1877.
te progresiva.—El Indice ¡ de Filtración Glo-
2 3 .— PiUay, V.: Pruebas clínicas de la función
merular disminuye en días (aguda) o sema­
renal. Clínicas Médicas de Norteamérica. nas (rápidamente progresiva). El paciente
231—240, Enero, 1971.
2 4 .— Rennie, I.D.: Proteinuria. Clínicas Médicas
presenta: anuria, oliguria, y disminución re­
de N orteam érica, 213—226, Enero, 1971. cientemente documentada en el IFG. Puede
25.— Robins, S.L.: Tratado de Patología. Terce­ ser prerrenal, renal o posrrenal. Se requiere
ra edición. 894. 950, ed. Interam ericana actuar rápidamente.
México, 1968.
26.— Rublano Vinueza, J. y Torres Serna, C.:
Rotura espontánea de vejiga. Tom o V,
No. 12: 3 1 ,1 9 8 0 .
2 .- Síndrome Nefrítico.- Se produce por
27.— Stewart, B.H.; Dustan, H.P.;Kiser, W.S., e t al: procesos inflamatorios, que pueden ser tran­
: . Correlation of angiography and natural his- sitorios, que predominantemente afectan al
tory in evaluation of patients w ith reno-
vascular hipertensión. J. UzoL, 1 0 4 :
glomérulo y se manifiesta por: hematuria,
231—238, 1970. cilindros hemáticos, elevación de los nitro­
28.— Stoopen, M.; Kimura, K. y Barois de S. V.: genados en sangre, oliguria, edema e hiper­
Diagnóstico por medio de ultrasonido. Tri­ tensión. Para su evaluación generalmente se
buna Médica, Tom o VI, No, 10: 3—4 ,1 9 8 0 .
requiere la biopsia renal.
29.— Teplieck—Haskin: Litiasis. Diagnóstico ra-
dilógico. Segunda edición. 658—661, Nue­
va editorial Interamericana, México, 1972.
3.— Insuficienca renal crónica— Conse­
30.— Viamonte, M. Jr.: Imagenología. Rassegna.
2: 4 ,1 9 8 0 . cuencia de la destrucción progresiva e irre­
31.— Zech, P. y Labeuw, M.: Litiasis renal en el versible de las nefronas, cualquiera que sea
■■i adulto. Tribuna Médica. Tomo III, No. 7: la etiología. Su presencia implica que el IFG
2 -1 3 ,1 9 7 9 .
ha estado disminuido al menos por 3 - 6 me­
ses. Clínicamente tenemos: elevación de los
CAPITULO 87 nitrogenados por más de 3 meses; síntomas
y signos prolongados de uremia; síntomas o
signos de osteodistrofia renal; riñones re­
SINDROMES Y DESTREZAS
ducidos de tamaño bilateralmente; cilindros
anchos en el sedimento urinario. Cuando se
'! Mediante la valoración clínica ru­ presenta IRA en presencia de IRC, el compo­
inaría podemos detectar la presencia de nente agudo debe evaluarse como si no exis­
un síndrome nefrológico particular. Los tiera IRC, debido a que el componente agu­
síndromes son de utilidad diagnóstica do es potencialmente reversible.
- 596-
4 .- Síndrome nefrótico— Originado por o heredadas. Defectos heredados anatómicos
la proteinuria masiva producida por lesión como las enfermedades quísticas renales. De­
glomerular. Se manifiesta con: proteinuria fectos funcionales heredados o adquiridos:
mayor que 3.5 g / 1.73 |m2/24h., hipoal- alteración en la secreción, reabsorción de
buminemia, hiperlipidemia y lipiduria. En electrolitos o solutos orgánicos (glucosa,
adultos generalmente se requiere biopsia aminoácidos, etc), alteración de la capacidad
renal. concentradora o diluyente de la orina, aci­
dosis metabólica.

5.— Anomalías urinarias asintomáticas.—


El paciente presenta aisladamente: 1) He­ 8 - Hipertensión.—Presión arterial por en­
maturia.- Podría ser la única clave de neo­ cima de 140 mmHg la sistólica o de 90 mmHg
plasma, cálculo, infección o cualquier otra la diastólica, en varias mediciones repetidas.
afección. Puede ser prerrenal, renal o posrre- Es importante detectar las hipertensiones se­
nal. 2) Proteinuria menor que el rango nefró­ cundarias, que son factibles de tratamiento
tico.- Común en las formas leves de las en­ definitivo.
fermedades que pueden dar síndrome nefró­
tico. También puede ser prerrenal: por
rebosamiento (ej. Mieloma Múltiple) y 9 — Nefrolitiasis.— Reconocida por la
por alteración de la hemodinámica renal eliminación o extracción de un cálculo, la
(ej. I. C. C.); renal: glomerular o tubular; y detección radiológica y sugerida por la
posrrenal. 3) Piuría.— Refleja infección o presentación de cólico nefrítico, hematuria
inflamación. dolorosa, piuría inexplicada, disuria, y po-
laquiuria.

6.— Infección de las vías urinarias.— Se


diagnóstica por la demostración en la orina 10.- Obstrucción de las vías urinarias.-
del germen. Así, obtendremos: bacteriuria Puede ser anatómica o funcional. Las ma­
significativa (más de 100.000 colonias/ml) o nifestaciones son numerosas, entre ellas:
demostración de otros agentes infecciosos en anuriá, oliguria, poliuria, nicturia, retención
orina; piuría, cilindros leucocitarios, pola- urinaria, elevación de los nitrogenados,
quiuria, urgencia miccional, sensibilidad en disminución del chorro urinario, agran-
hipogastrio o flancos. Puede haber hematu­ damiento prostático, ríñones grandes, sen­
ria, fiebre, proteinuria leve. Las manifesta­ sibilidad en flanco, vejiga llena aún des­
ciones pueden variar según el sitio del,tracto pués de la micción. El éstasis I de la orina
urinario afectado. secundario a la obstrucción predispone
a la infección recurrente o la obstrucción
crónica provoca la pérdida progresiva de la
7.— Defectos tubulares renales.—Compren­ función renal.
den un gran número de afecciones adquiridas
Fig. 87-2: Lám. XVII.
-5 9 7 -
UREMIA.- (9, 11,13) Es un término que se afectar a todos los sistemas y aparatos. De
diluye entre las descripciones de la insufi­ entre la diversidad de síntomas de la IRC
cien cia renal; pero que lo vamos a definir co­ mencionamos también:
mo la etapa terminal de la misma. Entre
otras manifestaciones de insuficiencia renal, Piel: Prurito, melanodermia, epidermis seca,
contiene: nausea, vómito, cefalea, vértigo, escamosa, frecuentemente infectada, con
somnolencia, coma, convulsiones, olor uri- procesos exantematosos y eritematosos.
noso del aliento, urea y creatinina elevadas. Fig. 87-1.
P re d o m in a alguna de las siguientes formas de
presentación: cerebral, gastrointestinal y res­ Tubo digestivo: Boca seca, sabor metálico,
piratoria. olor a orinas; nauseas y vómito; eventual­
mente diarreas, hematemesis, melenas.
El síndrome urémico se presenta
cuando la masa renal funcional se ha reduci­ Nutrición: Desnutrición, en los niños deten­
do tanto que es incapaz de realizar sus fun­ ción del desarrollo, cabello seco, disperso y
cio n es: regular el volumen y composición sin brillo.
de los líquidos corporales, excretar los pro­
ductos terminales del metabolismo, ser­ Sistema endocrino: La pubertad se retrasa;
vir como receptor endocrino y funcionar la libido y la potencia disminuyen, la ovula­
como órgano endocrino. Las manifestacio­ ción se suspende y puede sobrevenir ameno­
nes de uremia en un paciente particular va­ rrea secundaria.
rían según la velocidad a la que ocurrió la in-
suficienca renal, *la gravedad de esta insufi­ Cardiovascular: Hipertensión arterial en más
ciencia, y el estres homeostático al que está de 80o/o de los pacientes. Edema generaliza­
sometido el sujeto. do que puede reconocer 2 orígenes: nefróti-
co y dependiente de la ICC. Edema Agudo de
Los síntomas urémicos, que se rela­ Pulmón por I.C.I.. Pericarditis con dolor in­
cionan sobre todo con reducción del IFG, tenso, frote y eventualmente taponamiento.
comienzan cuando éste disminuye por deba­ Aunque no es admitida unánimemente, se ha­
jo de 5 a lOo/o de lo normal. En la insufi­ bla de miocarditis urémica. Pueden haber tras­
ciencia renal crónica, se producen cambios tornos de la conducción o arritmias activas.
funcionales de adaptación en las nefronas
residuales; la hipótesis de la nefrona intacta Anemia: Siempre hay anemia (Disminución
considera que la función de las nefronas re­ de la Eritropoyetina) (8).
siduales puede ser normal o supranormal. Es­
tas reacciones de adaptación pueden a la lar­ Neuropatía periférica: Sensación de hormi­
ga ser nocivas para el riñón; por ejemplo, la gueo y quemadura en las extremidades, hi-
hiperfiltración glomerular conduce a escle­ poestesia-anestesia ascendente, hiporreflexia-
rosis glomerular progresiva. arreflexia.

La uremia es en parte un síndrome de Miopatías: Marcha anormal, debilidad mus­


“autointoxicación” . No se han identificado cular manifiesta,* atrofia ligera. Calambres.
con claridad las sustancias “tóxicas”, pero Saltos musculares, hipo.
los síntomas urémicos mejoran por diálisis.
Así mismo mejoran otras manifestaciones de Otros: Fatiga física y mental. Convulsiones.
la insuficiencia renal, las mismas que pueden “Ojos rojos” .
DESTREZAS
SONDAJE VESICAL (2, 7, 12).
Instrumental Fig. 87-2
1.— Equipo esterilizado. (Charol).
Fig. 87-2 Charol para sondaje vesical.
1.1: Toalla para secarse las manos. Cortesía del Prof. De. José Durán Lucio.
1.2: Campo de ojc 6.— Se pone el campo de ojos, dejando li­
1.3: Un juego de jeringuillas de diferen­ bre solamente la zona que se necesita.
tes calibres. (Jeringas de 10, de 20 7.— Se toma el pene con una mano y se
y de 50 c.c.). expone el meato, o si se trata de una mujer
1.4: gasas. se separan los labios mayores y se deja al des­
2.— Sondas esterilizadas de diferentes ca­ cubierto el meato urinario.
libres. 8.— Un ayudante pone el lubricante en el
2.1: Sondas de Nelatón. meato y en una gasa que para el efecto se
deja en el charol.
2.2: Sondas de Foley.
9.— Se escoge una sonda de calibre apropia­
3.- Cuantes estériles. do y se la lubrica con una gasa. La sonda
4.— Lubricante. se enrrolla de tal manera que la punta quede
entre el índice y el pulgar y el resto, enrrolla-
TECNICA DE SONDAJE da, dentro de la mano.
1.— Limpieza (antisepsia), con agua y ja­ 10.— Se introduce la punta de la sonda en el
bón, de vulva o pene y sus alrededores. meato y con movimientos sucesivos, se la
2.— Asepsia de manos y codos: lavarse con empuja suavemente. En el varón es proba­
agua y jabón. Se debe utilizar cepillo. ble que se sienta en el trayecto, un obstáculo,
que es la próstata, al sobrepasar el cual, se
3.— Un ayudante abre o destapa el equipo.
llega a la vejiga. Inmediatamente sale orina;
El practicante con las manos levantadas y
a veces a presión, para evitar lo cual, sé
los dedos separados, se seca con la toalla es­
ocluye levemente la parte postérior de la
téril.
sonda. ;
4.— Se saca de entre la guantera una gasa o
11.—Si no pasa la sonda del calibre elegido,
torunda de algodón conteniendo talco y se
se probará con otras de calibres menores o se
talquea las manos con el objeto de que en­
reportará inmediatamente al urólogo para
tren los guantes con facilidad. Se ponen los
que utilice “bujías” o dilatadores de la ure­
guantes y se limpia el residuo de talco con
tra (Beniqués). Fig. 87-5.
una gasa.
12.— Si el objetivo es vaciar la vejiga por una
5.— Se vuelve a desinfectar la zona con de­
sola vez, se retira la sonda de nelatón.
sinfectante, mediante una gasa montada en
una pinza. El ayudante maneja el frasco con 13.— Si el objeto del sondaje es dejarlo a
el desinfectante. permanencia, se habrá elegido una sonda de
— —

Fig. 87-6 Sondas de N elaton y de Foley.


Cortesía del Prof. Dr. José Duran Lucio.

fig. 87-5 Sondas de diferentes calibres, bu­


jías, beniqués.
Foley, que tiene una bolsa infiable en la Sonda de Foley en posición^con
punta, la cual se llena con agua esterilizada, la bolsa de agua inflada.
constatando que esté en plena vejiga. 17.— Eventualmente, si el paciente es hom ­
Fig. 87-6 y 87-7. bre y rutinariam ente, si es mujer, se utilizará
14.- La sonda se unirá a una bolsa recolec­ la posición de “litotom ía” o “ginecológica”
tor o frasco. Actualmente se usan fundas con piemeras y mesa apropiadas.
¿on dispositivos antirreflujo.
15.- Si se mantiene el sondaje permanente,
extremar la antisepsia y la asepsia. La sonda BIBLIOGRAFIA
ho debería cambiarse antes de quince días, ha­
cerlo cuando ya no esté funcionando adecua­ 1.— Bacells A.: La Clínica y el Laboratorio,
12ava ed.; 293-302, Manuel Marin, Barcelo­
damente. Los cambios de sondas se asocian na, 1981.
con un lOo/o de incidencia de bacteriemia, 2.— Bartrina, J.: Tratado de Urología Clínica,
con el riesgo de desencadenar urosepsis (12). y Quirúrgica. 211—213, Espasa Calpe, Ma­
16 - Si se obstruye la sonda con coágulos, drid, 1934.
es imprescindible destaparla, mediante lava­ 3.— Bricker, N.S.: Insuficiencia Renal Aguda.
dos con agua destilada o esterilizada o con Tratado de Medicina Interna de Cecil—Loeb.
Tercera edición. 1.216—1.223, Nueva Edi­
soluciones desinfectantes y analgésicas. Me­ torial Interamericana, México, 1972.
diante estos lavados se introducirá el lí-
4.— De la Torre, A.: Síndrom e de Insuficien­
'¡Jüido a presión suave para movilizar el obs­ cia Renal: Semiología Renal y Urinaria.
táculo y se aspirará de vez en cuando, para Segunda edición. Tomo IV. 233—255, Ed.
¿procurar su expulsión. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1955.
—600 —
5 .- Coe F., Brenner B.: A pproach to the patient
with diseasses of the Kidneys and urinary
tract. en Isselbacher K y C o l: ^^ jrison s
T E S T Íc m a S-*S£HBKH DE------
Principies of Interna! Medicine. 13th fc*a., ru d o r ie s o N e it o t c o deshshdllq
1251-1255, Me Graw-Hill, USA, 1994.
DB «A tu fca o
6.— Gitter, A. y Heilmeyer, L.: Pruebas Funcio­ oer* •,}
nales Clínicas. Quinta edición.- 233—271,
El Ateneo, Buenos Aires, 1960.
7.— Guyon: Lecons cliniques sur les mala dies
des voies urinaires. París, 1894.
8 — Houssay, B.: Fisiología Humana. Cuarta
edición, 37, El Ateneo, Buenos Aires, 1969.
9 — Wyngaarden y Sm ith: T ratado de Medicina
Interna - Cécil. 18ava Ed. 560-561. Nueva
Edit. Interamericana, México, 1991.
C O M fiU A T O 6Q N D O C T Q
>6 nWOCFP T U N IC A A w B U « lU £ a

10. - Kolmer, J.: Diagnóstico Clínico por los A- Fig. 88-1 A parato de Wolff y de Müller.
nálisis de Laboratorio. Tercera edición.
44—74, 144—150, Ed. Interamericana, Mé­
xico, 1963.
11.— Oime, B.M.: Insuficiencia R enal Crónica:
Guía para su tratam iento. Tribuna Médica.
Tomo VI, No. 6 : 1—7, 1980.
12 .* Warren J.: Sondas e infección de vías uri­
narias. CL Med. N. A. 2:497-510, 1991.

13.— Wüson, D.: Anomalías Metabóiicas en la


Uremia. 1.381—1393, Clínicas Médicas de
Norteamérica, Noviembre de 1971.

Fig. 88-2 Pene y testículos.

CAPITULO 88
Evidentemente es el testículo, el órga
no que com anda el proceso de la formaciói
del varón. Si bien al comienzo están dente
APARATO GENITAL MASCULINO
del abdom en, su destino final es el escroto
al que baja en la vida fetal; en alguno
INTRODUCCION
casos tardíos hasta los 5 años. Su fonn;
es ovalada, mide alrededor de un cm.
Las características propias del varón
pesa un gramo al nacer. En cambio, en e
se deben a un juego de factores que se inician
adulto tiene de 3 a 5 cm. y pesa alrededo
en los cromosomas, con el sucesivo aporte
de los 25 grms. El tam año de los testíci
del mensaje genético y el cumplimiento del
los no está en relación directa con su c¡
mismo en el largo proceso de la conforma­
pacidad hormonal y reproductora ( 12;
ción de fenotipo. El aparato de Wolff pros­
pera, mientras el de Müller se atrofia; la zona Fig. 88-2.
cortical casi desaparece y se conforma en El falo o pene es el otro órgano sexua
testículo a favor de la zona medular (2). masculino que define al varón. Está íntimf
Fig. 88-1 mente ligado a la parte terminal de las v|a|
-6 0 1 -
narias, la uretra', que como sabemos, tan-
so sirve para expulsar orina como para
¡¡jacular semen (13). La orina viene desde la
jjLjiga y el semen desde los testículos pasan-
§o por su estación en las vesículas seminales
Casta la uretra prostafícá,' donde desembocan
‘joSconductos seminíferos.
3 Los caracteres sexuales secundarios
"|ue complementan la imagen del sexo mascu­ VEflCWWA
j o serán nombrados en el cuadro que viene S lM ÍtfA k

jnás adelante. Entre ellos la glándula prostá- WIM


tica, merece especial mención anatómica por VfettüMOHT*NO*
Ja importancia de los procesos patológicos («BATO
In los que es protagonista o toma parte.
í¡ TNJ&UIOS KfritXftXMQ
j Esta es de forma triangular con un pico tftMhlfcBAOS
¡nferior y una base superior. Sirve en alguna Fig. 88-3 Trayecto prostético de la vía se­
minífera.
forma, de sostén a la vejiga, en la parte co-
c g i >
[respondiente al esfínter, donde nace la ure­ cew-T>6
tra, a la cual rodea, precisamente en la parte t-eyoic
que se llama prostática. Fig. 88-3. Encéra­
la en una celda fibrosa, rodeada de plexos
renosos y nerviosos lleva en su parte poste*
ior a las vesículas seminales, tras de las cua-
es está el recto. En realidad son solamente
los lóbulos que sobresalen en su parte poste-
ior y se separan por un surco. Estos elemen-
:os se palpan mediante el tacto rectal que
;hemos de describir posteriormente. El
llamado “lóbulo medio” no es precisamente
lóbulo. Es una proscidencia de la glándula
hacia el interior de la uretra (13). Aunque
jfio sea palpable, puede producir retención
.urinaria.

^ La fisiología de este aparato genital *«l»


»masculino que tan brevemente hemos visto, Fig. 88-4 Histología del Testículo.
.es doble y se relaciona con el resto del siste-
!ina endócrino, especialmente con la Hipófi­ provenientes de los espermatogonios, tienen
sis (1, 6, 7) y las Suprarrenales (1, 6, 7 ). que tener vitalidad, movilidad y estar en nú­
«El testículo está conformado histológicamen- mero suficiente (más de 60.000.000 por c.c.)
|e por células productoras de “esperma” (5, 10). Además el líquido espermático de­
pélulas germinativas de Sertoli) y por las be sobrepasar los 2 y medio c.c., normalmen­
úlulas constitutivas de la secreción interna te. La secreción interna está representada
p e Leydig) Fig. 88-4. Los espermatozoides principalmente por la androsterona y testos-
-6 0 2 -
terona. Las células de Leydig pueden sin­
tetizarlas a partir de sus precursores, como CUADRO No. 88-1
el colesterol y los acetatos. La catabolisis se
realiza principalmente en el hígado por la “CARACTERES SEXUALES
conjugación con los ácidos sulfúrico o glu- MASCULINOS”
curónico y se elimina en un 30°/o más o me­
nos como 17 cetosteroides, por la orina. 1.— Primarios
En un porcentaje mucho menor, también 1.1: Pene.
se eliminan por la orina como estrógenos, 1.2: Testículos.
por transformación de la testosterona.
El testículo también produce estróge­ 2 .- Secundarios.
nos, en buena parte, por conversión de la 2.1: Cabello
testostemoa secretada.
2.1.1: Implantación.
La Hipófisis, gran reguladora de las 2.1.2: Calvicie.
secreciones internas, también tiene control
con retroalimentación respecto a las hormo­ 2.2: Barba.
nas testiculares. Es así como produce FSH, 2.3: Vello corporal más o menos
hormona foliculoestimulante, que a su vez abundante, presente especialmen­
estimula el crecimiento de los tubos seminí­ te en tórax, antebrazos y miem­
feros y el desarrollo de los espermatozoides. bros inferiores.
También produce la hormona estimulante
de las células intersticiales (ICSH) u hormo­ 2.4: Vello pubiano de forma
na luteinizante (LH) que estimula la produc­ romboidal.
ción de testosterona y androsteniona. Con­ 2.5: Voz gruesa.
juntamente con la FSH estimula la esperma­
togénesis. 2.6: Próstata.

El Hipotálamo (1, 6) genera los facto­


res liberadores de FSH y LH. Estos factores
han sido denominados con las siglas FRF y CONSIDERACIONES AL CUADRO 88-1
LRF respectivamente. 1.- Todos los caracteres sexuales son suscep­
Las glándulas Suprarrenales tienen que tibles de ser estudiados, en parte, mediante
ver con ciertas manifestaciones virilizantes y la anamnesis. Muchas veces será el paciente
así es como la mayor producción de andró- o el familiar del paciente, quien directamente
genos conjuntamente con cortisol producen consulte por algún problema que se ha hecho
dichas manifestaciones, siendo una de ellas notorio. Así, por ejemplo, es frecuente
el hirsutismo (2). Algunos tumores supra­ que la madre consulte porque ha notado que
rrenales producen dicho efecto, para recor­ su pequeño hijo no tiene los testículos en su
dar lo cual nos remitimos al capítulo corres­ sitio. Puede ser que la consulta sea tardía
pondiente. y hecha directamente por el afectado.
Para ordenar la exposición de los ca­ En una ocasión, en la consulta externa
del hospital de la ciudad de Loja, llegaron los
racteres sexuales vamos a consignar el Cua­ padres de “ vina” paciente, y, “ella” toda en­
dro No. 88-1. Fig. 88-5. vuelta en pañolón de cabeza a pies.
2 .- El principal método del eximtn i
será la inspección. Para examinar la V0I H it
II necesario oírla y para la próltati Mrá tfltfüi
pensable palparla (Tacto rectal).
3 .- Los caracteres primarioi ion eienelllll
para la función sexual y por lo tanto, RUMft
faltan en el varón, definido como tal.
4 .- Entre los caracteres
mos a aquellos que aunque no I
sables para la función sexual, dM l ll
II o viril, característico del hombre. At|
11 algunos, pueden faltar, sin que por filo Mt>
w O fra menoscabo la definición maioullna, Bn

H ti n ti 8 este momento, tenemos que hacer notar qut
hay razas lampiñas; hay hombres con vos ti­
Fig. 88-5 Cromosomas. Cariotipo masculinc ple y mujeres con voz ronca.
Cortesía del Prof. Dr. Mario Paredes.
5 .- Es frecuente la calvicie en el varón y
rara en la mujer. Fig^ü8-7.

P is. 8 8 -6 H ipospadias.
Cortesía del Prof. Dr. José Durán Lucio.
' Como se notara duda y tem or para exponer el
motivo de la consulta, destapamos la cara de la pa-
_ dente y descubrimos u n rostro varonil con incipiente
buba y bozo. Al verse “ descubierta” , comenzó a
'hablar y salió una voz bastante grave, propia de un
Fig. 88-7 Im plantación d el cab ello en e l va-
varón. Inspeccionado el caso, se descubrid la causa
; del error: tenía Hipospadias que semejaban la vulva,
Fig. 8 8 -6 , donde desembocaba la uretra esponjosa 6 .- La barba y el vello pueden faltar o ser
, en un m eato que obligaba a la persona a orinar
' «atada (3, 14). El pene estaba doblado, asido de escasos, siendo este, un detalle que caracte­
una brida y no tenia orificio uretral (m eato). Se riza a algunas razas; así, la blanca comun­
' internó a este varón con hipospadias y se le practi­ mente es barbada; la cobriza es lampiña.
caron operaciones, que en esencia fueron de plastia
-^de uretra, y liberación de la brida peniana. El pa-
^ dente salió enamorado de algunas enfermeras y sus
/'manifestaciones puberales m antuvieron intranquilas
7.— El vello pubiano, en el hombre, es de
ty i las monjitas de la caridad que en ese entonces forma romboidal, pues va hacia arriba hasta
Atendían en el hospital. el ombligo o sus cercanías, formando un
-6 0 4 -
ángulo agudo y acercándose a la línea alba;
por detrás del escroto, llega hasta el ano.
Fig. 88-11.
8.— Las cuerdas vocales engrasan en el
varón púber y luego de ciertos cambios cir­
cunstanciales (voz bitonal - “gallos”), se hace
gruesa.
9.— La próstata es un elemento que nunca
falta en el varón, sin que por otro lado, sea
imprescindible su presencia para el cumpli­
Fig. 88-11 Vello pubiano.
miento de las funciones genitales. (12,13).
10.— Hay quienes mantienen el criterio de 6 .— Houssay, B.: Fisiología Humana. Cuarta
edición, 697, 754, 789, 793)797, El Ate­
que los caracteres sexuales son de tres cla­ neo, Buenos Aires, 1969.
ses; primarios, secundarios y terciarios. 7.— Jost, A.: Problems of fetal endocrinology •
Simplemente incluyen dentro de los carac­ The gonadal and hypophy&?al hormones.
teres sexuales al Cariotipo (4,8,9,11), es de­ R. Progr. Horm. Res., 8—379, 1953.

cir la estructura cromosómica. Si la fórmula 8 .— King, Ch. R.: Estudio cromosómico, cuan­
do solicitarlo y por qué. Tribuna Médica.
es XX,es mujer; si es XY, es varón. Tomo VI. No. 1: 1—5, 1980.
Por lo demás, los órganos sexuales de­ 9.— King, C. R.: Obstetrical genitics. J. Kan^
vienen en caracteres secundarios y las otras Med. Soc. 80: 105, 1979.
diferenciaciones morfológicas, constituyen 10.— Kolmer, J.: Diagnóstico Clínico por los
Análisis de L aboratorio. Tercera edición.
los terciarios. 268—272, Interam ericana, México, 1963.
Como se puede ver la realidad cientí­ 11.— Sánchez, O.; Yunis, J.J.: New Chromosome
fica es la misma; el enfoque de la clasifica­ techniques and th eir m edical application.
In Yunis J.J.: New Chromosomal syndco-
ción es lo que varía. mes. New Y ork Academic Press, 1977.
#•
12.— Testut, L.: Tratado de A natom ía Topográ­
BIBLIOGRAFIA fica. Séptim a edición. 134—152, Salvat,
Barcelona, 1947.
1.— Bodganone, E.M.: Role of brain in the 13.— Testut, L.: Tratado de Anatom ía Topo­
regulation of pituitary gonadotrophin se-
gráfica. Séptim a edición. 461—485, Salvat,
cretion. Vitamins and horm ones. 22—206 , Barcelona, 1947.
1964.
14.— Thorek, K.M.: Técnica Quirúrgica Moderna.'
2— Cabill. G. F. Jr., Hill, S. R. y T horn G. W.: Segunda edición. Tom o IV, 3.220—3.225,
Enfermedades de los testículos. Medicina
3.230—3.255, Salvat, Barcelona, 1953.
Interna de Harrison, tercera edición. 662,
Ed. Foum ier, México, 1965.
3.— Christmann, F. E.; Ottolenghi; Raffo, J.M. y
V on Grolman, F.: Técnica Quirúrgica. Sex­
CAPITULO 89
ta edición, 569—579, El Ateneo» Buenos Ai­
res, 1946.
4.— De Grouchy, J.: Turleau, C.: Clinical Atlas SINTOMATOLOGIA SEXUAL ..
of Human Chromosomes. New York, John
Wiley & Sons Inc., 1977.
Comenzamos exponiendo la sintoma­
5.— Gitter, A.: Pruebas Funcionales Clínicas.
Quinta edición, 433—434, El Ateneo, Bue—
tología del aparato sexual masculino, en el
nos Aires, 1960 cuadro No. 89-1. ■* ]
- 605 -

-
CUADRO No. 89-1

SINTOMAS DEPENDIENTES DE FISIOPATOLOGIA SEXUAL


Qué Preguntar Cómo Preguntar
1 Impotencia coeundi
1.1: Erección 1.1: Tiene erección normal del
pene?
1.2: Orgasmo. 1.2: Tiene satisfacción sexual
completa? (orgasmo), o:
1.2.1: No se produce?
1.2.2: Es precoz, (muy
rápido) ?
1.2.3: Es tardía (demora
demasiado)?
1.3: Eyaculación. 1.3: Expulsa la esperma (secre­
ción sexual), normalmente?,
o:
1.3.1: No se produce?
1.3.2: Es escasa?
1.3.3 : Es dolorosa?

2.- Esterilidad: 2.1: Tiene Hijos?

CONSIDERACIONES AL CUADRO 89-1 2.— El orgasmo también constituye un


La impotencia coeundi está relacióna­ hecho relacionado íntimamente con la es­
la esencialmente con la incapacidad para la fera afectiva. En una ocasión, un pa­
erección del miembro viril y reconoce, en ciente que tenía déficit circulatorio ar­
a mayor parte de los casos, origen psicoló- terial en uno de sus miembros inferio­
[ico (3), que entra en los terrenos de la Psi- res, nos manifestaba que cuando tenía el
[uiatría. La fatiga física y mental así como orgasmo sentía-un fuerte dolor en el pie
uía incompleta o mala relación afectiva, del miembro afectado. Tanta era la mo­
¡onducen, temporalmente, a esta condición lestia que confesaba tener miedo a las rela­
iteocupante para el varón. El priaprismo es ciones sexuales por-este motivo.
a erección permanente y a veces dolorosa 3.— La eyaculación es un momento que
Jjie acompaña a ciertos procesos patológicos no guarda separación con el orgasmo mascu­
¡orno por ejemplo en la trombosis de los lino y por lo tanto también tiene relación
Igerpos cavernosos (5). con el psiquismo en general. La espermato-
rrea quizá puede definirse como una incon­ 3.— Cabill, J.F. J r.; Hill, S.H. y Thom, Q.Vy •
Enferm edades de los Testículos. Medicina
tinencia de la esperma, la cual sale en los Interna de Harrison, tercera edición. 6 6 6
momentos más imprevistos y talvez precisa­ Ed. Forunier, México, 1965.
mente cuando el individuo cursa un episodio 4.— Christmann, F.E.; Ottolenghi, C.E.; Raff0
de angustia o de tensión nerviosa (5). Las J.M. y Von Grolman, G.: Técnica Quirür!
enfermedades prostáticas, especialmente, las gica. Sexta edición. 566—579, El Ateneo
Buenos Aires, 1946.
inflamatorias tienen manifestaciones relacio­
5.— De la Torre, A.: Semiología Renal y Urina-
nadas con la contracción de las vesículas se­ ria. Segunda edición. 303—305, Casa de la
minales^ ue se volvería dolorosa. Cultura Ecuatoriana, 1955.

Hay ciertos medicamentos como la 6 .— Finnerty, F.A. Jr.: Consideraciones críticas


en el tratam iento de la Hipertensión Arterial:
Guanetidina, por ejemplo, que pueden pro­ Conceptos Modernos sobre Enfermedades
ducir trastornos en la eyaculación (6, 8). Cardiovasculares. V oL X L II, No. 8 : 45—48,
11111
4.— La esterilidad, a la inversa de lo ante­
7.— Handsfield, H.H.: G onorrhea and Nongono-
riormente revisado, no tiene nada que ver cocal urethritis. The Medical Ciinics of North
con la esfera mental. Siempre hay causa America. 925—928, Septem ber, 1.978.
orgánica que hay que buscarla cuidadosa­ 8 .— Nies, A.: Clinical Farmacology of antihy-
mente, hasta la misma constitución cromosó- pertensive Drugs. The Medical Ciinics of
N orth América, 675—695, May, 1977.
mica de la persona portadora del problema.
Naturalmente antes de llegar a estudiar el 9.— Petersdorf, R. y Bennet, J. Jr.: Parotiditis.
Medicina Interna de Harrison. Tercera edi­
cariotipo, se habrá investigado en el pasado ción. 1.180, Ed. Foum ier, México, 1965.
patológico, las enfermedades que pudieron 10.— Testut, L.: Tratado de A natom ía Topográ­
haber causado 'el deterioro de las células se­ fica. Séptim a edición, 558—590, Salvat,
miníferas. Barcelona, 1947.
11.— Thorefc, M.: Técnica Quirúrgica Moderna.
Entre las enfermedades, tenemos, por Segunda edición. Tom o IV. 3.220—3.225,
ejemplo, la Parotiditis (9) cuyos virus pue­ 3.230—3.255, Salvat, Barcelona, 1953.
den producir Orquitis; la Blenorragia crónica
que produjo Orquitis y Epidimitis (7), los
tumores, la Criptorquidia no tratada a tiem­ CAPITULO 90
po (4, 11). Los defectos uretrales del tipo
Epispadias o Hipospadías (2,4,10,11), des­
vían la dirección del flujo del semen y pue­ SIGNOS DEL APARATO SEXUAL
den invalidar el valor procreador del acto MASCULINO
sexual.
A continuación exponemos la sintoma­
tología dependiente del examen físico en el
BIBLIOGRAFIA Cuadro 90-1.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 90-1
1.- Para examinar el pene se utilizan, de
1.— Arias, V.A.: Cirugía del Dolor en nuestro los medios clásicos de examen, la inspec­
medio hospitalario. 60—63, Instituto Geo­
gráfico Militar, 1953.
ción y la palpación. Dentro de esta última,
incluimos ciertas maniobras sencillas como
2.— Bartrina, J.-. Tratado de Urología Clínica y
Quirúrgica. 12—21, Espasa Calpe, Madrid, el aplastamiento entre los dedos para expri­
1954. mir el pene y observar si sale secreción por el
-6 0 7 -

CUADRO No. 90-1

SIGNOS DEL APARATC SEXUAL MASCULINO


j*
Qué Examinar? Cómo Examinar?
1.- Pene. 1.— Inspección y Palpación.
1.1 : Meato 1.1 : Inspección.
1.1.1: Situación 1.1 .1: Inspección.
1.1.2: Secreciones. 1.1 .2: Inspección y maniobra
para exprimir.
1.2: Prepucio 1.2: Inspección y maniobra de
deslizamiento de la piel sobre el
- glande.
1.3: Glande. 1.3: Inspección y palpación.
1.3.1: Ulceraciones 1.3.1: Inspección y palpación.
1.3.2: Tumoraciones 1.3.2: • Inspección y palpación.

2 .- Escroto. 2.— Inspección y palpación.


2.1 Tamaño 2.1 Inspección
2.2 Forma 2.2 Inspección
2.3 Color: 2.3 Inspección
2.4 Sensibilidad. 2.4 Palpación
2.5 Temperatura. 2.5 Palpación

3.— Testículos. 3.— Inspección y palpación.


3.1 Situación 3.1 Inspección y palpación.
3.2 Número 3.2 Inspección y palpación.
3.3 Tamaño 3.3 Inspección, palpación y
transiluminación.
3.4 Forma. 3.4 Inspección y palpación.
3.5 Sensibilidad. 3.5 Palpación

4 .- Cordón espermático. 4.— Palpación.


-6 0 8 -
meato. Esta misma maniobra, así no haya
secreción, sirve para observar la abertura del
meato. También, indicamos la maniobra
Fig. 90-1, de deslizamiento del prepucio so­
bre el glande, para descubrir el surco balano
prepucial, lugar, donde la falta de aseo o la
impedimenta del prepucio estrecho, hacen
que se coleccionen secreciones normales
(esmegma) o anormales. Fig. 90-1 Maniobra para deslizar el prepucio
Al observar el prepucio, se puede notar y descubrir el glande.
alargamiento del mismo, pero para saber si i *1*
iti>í ' v"
hay o no estrechez, se vuelve indispensable
realizar la maniobra del deslizamiento, pues
si la piel no deja Ubre el glande, se trata de
Fimosis (1, 5, 8) o si a más de la estrechez
hay edema inflamatorio y ahorcamiento del : /
glande, se trata de Parafimosis (1, 5, 8). En '•H , .

ambas condiciones si tal estado se mantiene,


el individuo tiene propensión a adquirir en­ Fig. 90-2 Prepucio largo
fermedades venéreas. Como la Fimosis es
frecuente en los semitas, los sabios conducto­
res de esos pueblos, como Moisés y Mahoma,
han impuesto como mandamiento religioso,
la circuncisión de los varones neonatos.
Esa misma es la operación que el médico
tiene que indicar cuando hay Fimosis.
Fig. 90-2.

2.— La situación del meato urinario, nor­


malmente está en la punta del glande y revis­
te importancia tal hecho, porque si no fuera
así, la orina saldría desviada y probablemen­
te habría problemas de esterilidad. Es el ca­
so de las Hipospadias (1, 5, 8), donde el
meato está situado en la parte inferior de la Fig. 90-4 Hipospadias
uretra peniana Fig. 90-4 o como en las Epis- frecuente es la Blenorragia o Gonorrea. Tal
padias (1, 5, 8), donde el meato está en la enfermedad tuvo un retroceso en su inciden­
parte superior Fig. 90-5. Tomamos en cuen­ cia, al igual que todas la enfermedades infec­
ta la situación superior e inferior cuando el ciosas en general, cuando entramos en la era
pene está en posición de orinar. Estos defec­ de los antibióticos; pero en la actualidad su
tos, como es natural, tienen que ser necesa­ incidencia ha recrudecido por diferentes fac­
riamente corregidos mediante cirugía. tores, uno de ellos, la resistencia del gonoco­
3.— Las secreciones comunmente se deben co de Neisser a los antibióticos. Esta consi­
a infecciones uretrales, de las cuales la más deración nos debe alertar para insistir en un
-6 0 9 -

examen minucioso; para luego, si se ha detec­


t a d o la enfermedad, efectuar exámenes de
sensibilización y tratarla adecuadamente has-
,ta que haya la seguridad de su curación.
<■A este respecto, tenemos que añadir que la
infección crónica asciende por la uretra y
puede infectar próstata, vesículas seminales,
cordón espermático, epidídimo y testículo.
4.- Las ulceraciones que hay que buscar en
el examen del glande, son de suma importan­
cia, pues si se las encuentra, hay que descar­
tar o descubrir si se trata de Sífilis en su
expresión primaria: Chancro duro (2, 7)
que además es indoloro y de fondo sucio.
Fig. 90-6. Su nombre lo indica, los bordes
son duros. No necesariamente el chancro es­ 5.— En el escroto debemos notar si hay
tá localizado en el glande, puede estar en forúnculos o procesos inflamatorios mayores.
otras parte del cuerpo y aún pasar desaperci­ Cuando hay mucha sudoración o cuando
bido. El Chancro puede ser “blando” (3, 9), por cualquier causa, hay mucha humedad
tal como su nombre lo indica, y además, con en la región, se puede presentar el Intetrigo
secreción francamente purulenta Fig. 90-7. (4) o escaldadura. La región también es
El Chancro Blando es doloroso y producido asiento de infecciones fúngicas, de las que
por el bacilo de Ducrey. Aunque el “Chan­ puede participar el escroto. Para efec­
cro Duro”, o sifilítico tiene poca secreción, tos de mejor conservación de los espermato­
es tan infectante como el de Ducrey y tam­ zoides, el escroto y por lo tanto los testícu­
bién se acompaña de adenopatía satélite en los, guardan una temperatura inferior a la del
las regiones inguinales. cuerpo en unos 3 o 4 grados. Esta tempera­
Entre las tumoraciones que deben ex­ tura más baja se obtiene por la condición
plorarse a este nivel, resaltaremos los condi- de órganos externos, de mayor superficie
"lomas (2) que pueden ser acuminados o relativa y de la sudoración.
, -planos, siendo comunmente, estos últimos, 6.— Cuando hay tumoración, esta puede
. de etiología sifilítica. corresponder a distintas condiciones patoló­
í
—610 —
gicas. Puede ser: Hidrocele, Varicocele,
hernia escrotal, tumoraciones de los testícu­

V
los o del Epidímo, sea inflamatorias (Orqui­
tis, Epidimitis) o neoplásicas. Fig. 90-10,
90-11
7.— El método de examen de la transilu­
minación que hemos indicado en el cuadro
es absolutamente sencillo, económico y por
lo tanto del dominio del médico general.
El médico debe disponer de una linterna
de bolsillo. Con ella, prendida, se pega el
Fig. 90-10 Hidrocele
foco y se empuja un poco la piel del escroto.
Con la radiación de la luz se observará en
cuarto oscuro y se caerá en cuenta' si el con­
tenido de la tumoración es líquido o sólido
o si hay de ambos contenidos. Fig. 90-14.

8.— En el examen de los testículos siempre


hay que poner especial empeño sobre todo si
se trata de niños, respecto a la situación que
Fig. 90-11 Tumoración testicular
ocupan los mismos. Si uno o los dos testícu­
C ortesía del Prof. Dr. José Durán Lucio.
los están fuera de su domicilio, hay que pro­
curar ubicarlos v tratar de descenderlos al
escroto. En la Criptorquídea, es decir,
cuando el o los testículos no han baja­
do al escroto, tienen el peligro de que no
desarrollen bien, de que haya hipofunción
en las generaciones de espermatozoides hábi­
les para la procreación. El calor del abdomen
es impropio para el desarrollo testicular y
peor aún para mantener vigentes sus funcio­
nes reproductoras. Si hay Criptorquídea es
mandatorio el tratamiento clínico, si la edad
y las condiciones de los testículos lo permi­
ten. De lo contrario hay que optar por la
orquidopexia. Si por causa de la criptorquí­ Fig. 90-14 Transiluminación
dea o por cualquier otra, se pierde la función quitis agudas, además de los signos y sínto­
de un testículo, y el otro es normal, éste se mas propios de las infecciones, como calor,
hipertrofia y suple la falta de su homólogo. tumor, rubor y dolor, impiden la deambula­
9.— Los testículos tienen una sensibilidad ción normal. La Orquitis Crónica cambia la
naturalmente elevada, de tal manera que la forma, el tamaño y la consistencia de los
palpación debe hacérsela tomando en cuenta testículos. La Orquitis Sifilítica los deja
el particular. Probablemente la zona más notoriamente duros y redondeados (En bola
sensible corresponde al Epidídimo. Las Or­ de billar).
— 611 —
10.- El reflejo cremasteriano, ocasionalmen­
te puede ser de tal intensidad que eleve a
uno de los testículos y lo haga desaparecer
jl ejecutar la palpación. Está exageración,
el ascenso y el descenso del testículo se lla­
man: “testículo en asensor” (6).

BIBLIOGRAFIA

1 .— Bartrina, J.: Tratado de Urología Clínica,


y Quirúrgica. 12—21, Espasa Calpe, Madrid,
1954.
2 .— Becker, S.W. y Obermayer, M.E.: Derm ato­ Fig. 91-1 Cariotipo norm al masculino.
logía Modernas. 767—768, 785—786, Sal­
vat, Barcelona, 1945.
3 .— Becker, S.W. y Obermayer, M.E.: Dermato­ 2.— 17 cetosteroides.
logía y Sifílogía Modernas. 393—398, Sal­
vat, Barcelona, 1945. 3 .- Dosificación de hormonas: Testoste­
4 — Becker, S.W. y Obermayer, M.C.: Derma­
rona, Gonadotropinas.
tología y Sifilología Modernas, 98. Salvat, 4.— Biopsia.
1945.
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y Von Grohnan, G .: Técnicas Quirúrgicas, 6.— Tacto rectal.
Sexta edición, 569—579, El Ateneo, Buenos
Aires, 1946. CARIOTIPO (5 ,7 ).
g,— Grumbach, M.M.: Testículos: Tratado de
Medicina Interna de Cécil—Loeb, Treceava
El espectro citogenético normal se
edición. Tomo II. 1.898—1.899, Nueva compone de 44 autosomas y 2 cromosonas
Editorial Interam ericana, México, 1972. sexuales, siendo estos últimos los que de­
7.— Grumblat, R.B. y Sanderson, E.S.: Diagnós- terminan el sexo: Fig. 91-1
tic valué o f tbe intraderm al chancroidal test,
“Arch. Dermat. and Syph”. 36: 4 8 6,1937. 44A XX = Mujer
8 .— Thoreck, M.: Técnicas Quirúrgica Moderna. 44A XY = Varón.
Segunda edición. Tom o IV. 3.230—3.255,
Salvat, Barcelona, 1953. El óvulo siempre tiene un cromosoma
9.— Tobías, N.: E xtra genital chancro: A clini­ X.
cal study, “ Amer, Journal Siph, 20: 266 ,
¡ 1936. El espermatozoide puede tener un
cromosoma X o un cromosoma Y. Las
técnicas de este examen han avanzado mu­
cho, consiguiendo con determinados reac­
CAPITULO 91 tivos (Primaquina) un bandeado recono­
cible, con la posición y conformación del
centrómero bien definida. Esto ha per­
EXAMENES ESPECIALES mitido hacer la seleccipn y conteo de los
DEL SEXO MASCULINO cromosomas con bastante seguridad.
Entre los principales exámenes com­
Se puede recoger la muestra de la
pleméntanos tenemos los siguientes:
mucosa bucal, de la sangre (linfocitos) o de
!•- Cariotipo. biopsia de piel, siendo la primera muy sensi-
—612 —
lia, y la segunda, la que da, más seguridad. 3 .- Cabezas normales 80°/o o más de un
También se utiliza la muestra de células ob­ contaje de por lo menos 300 espermatozoi­
tenidas por amniocentesis (10). des.
PRUEBA DE LA CROMATINA DE BARR (9) 4.— Motilidad: 60 a 70°/o después de 2
Sirve para determinar el sexo en los horas a la temperatura ambiente.
trastornos cromosómicos donde exista duda 5.— Observar si hay formas anormales.
del mismo.
C ro m a tin a — = Masculino. OTROS EXAMENES RELACIONADOS CON EL
C r o m a tin a + = Femenino. ESTUDIO DE LA ESPERMA

DETERMINACION DE LOS 17 CETOSTEROIDES 1.— Determinación de la Fructosa (6) (de 2


( 1, 6) a 8 mmgs. x c.c.) secretada por los túbulos
seminíferos y metabolizada por los esperma­
La determinación de los 17 cetosteroi-
tozoides. Es una prueba de actividad an-
des en la orina, sirve para aclarar la duda en
drogénica testicular. Cuando el resultado es
cuanto al comienzo de la pubertad; pues en
menor a 1,3 mgrms. x c.c., se sospecha
la etapa prepuberal las cifras son bajas, su­
hipogonadismo.
biendo, en cambio, en la etapa puberal. Tan­
to en el hombre, como en la mujer, después 2 .- LA DETERMINACION CUANTITATIVA
de los 30 años, descienden progresivamente; de la Fosfatasa Acida, que es secretada por
así como también en las enfermedades con­ la próstata, puede servir para identificar
suntivas. presuntas manchas de semen a veces a más
de seis meses de producidas.
BIOPSIA TESTICULAR
3 .- PRUEBA DE FLORENCE (8) (grandes
Es un examen diagnóstico en los pro­
conglomerados de placas romboidales o en
cesos tumorales.
forma de agujas moreno-oscuras) en man­
Así mismo, es un examen valioso en el chas secas en las que se investiga su origen
estudio de las enfermedades genéticas y en la (semen). Estas dos últimas pruebas, obvia­
esterilidad masculina. mente son utilizadas en Medicina Legal.
ESPERMATOGRAMA (3, 4, 6, 8) EXAMEN DE LA PROSTATA
El pedido de este examen es mandato- Se realiza mediante tacto rectal, destre­
rio en caso de estudio de la esterilidad. za que está descrita en el capítulo de gastro-
El examen se verificará después de tres enterología. Sin embargo, vamos a detallar
días de la última eyaculación. El procedi­ el aspecto que nos compete en este momen­
miento de recolección debe ser directamente, to, mediante el cuadro 91-1.
en un recipiente adecuado, en el mismo labo­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 91-1
ratorio para efectuar el estudio inmediata­ i
1.— El tamaño hay que compararlo con
mente.
alguna cosa conocida; así por ejemplo, con
Interesa conocer: una fruta: mandarina, naranja. El peso en
1 Cantidad de líquido espermático. (2,5 gramos, con el que muchas veces se expresa
a 5 c.c.). el urólogo, sugiere la idea del tamaño.
2 .- Contaje de espermatozoides (40.000.000 2.— La forma piriforme o triangular de la
o más por c.c.). próstata y la peculiaridad de su surco inter­
-6 1 3 -

CUADRO No. 91-1

EXAMEN PROSTATICO
Qué Examinar Cómo Examinar

1- Tamaño Palpación bimanual: con una


mano, utilizando los pulpejos de los
2 .- Forma. dedos, se presiona sobre el Hipogastrio,
3.— Consistencia - de arriba y adelante hacia abajo y
atrás; con el índice de la otra mano,
4- Sensibilidad calzada de guante de goma, cuyo pul­
pejo está hacia adelante busca y en­
cuentra los elementos anatómicos de la
1 Fig. No. 91-3 Próstata e identifica los datos anota­
dos: (1,2, 3,4).

ceso inflamatorio (Prostatitis).


MASAJE PROSTATICO (11)

lobular, pueden perderse en las prostatitis Es una maniobra que sirve para:
y abscesos. 1.— Obtener secreción prostética a fin de
3.- La consistencia renitente puede vol­ efectuar examen citobacteriológico.
verse dura y aún leñosa, dato con el cual se 2.— Como tratamiento en las Prostatitis (2).
debe sospechar de tumor maligno (carcino­ (Bartrina).
ma). La maniobra se realiza mediante mo­
4.- Usualmente no hay mayor sensibilidad. vimientos del dedo índice introducido en el
Si esta se exacerba y la palpación se vuelve recto, en el sentido y con la secuencia que
dolorosa, es muy probable que haya un pro­ indica la Fig, No. 91-4.
-614 -

BIBLIOGRAFIA SINDROME DE KLÜMEFELTER (2,4,5,8).


Fórmula genética: X X Y
1.— Bacells-Gorina, A.: La Clínica y el Labora­ Por lo tanto la persona afectada tiene
torio. Tercera edición. 238, Manuel M arín &, 47 cromosomas, puesto que hay un cromoso­
Barcelona, 1961. ma X demás.
2.— Bartrina Thomas. J.M. y Bartrina Calvo, J.M.:
Tratado de Urología Clínica y Quirúrgica. El fenotipo es masculino y las caracte­
124—125, Espasa Calpe, Madrid, 1954. rísticas clínicas son:
3.— Cabill, J.F. Jr.; Hill, S.R. Jr. y T hom , G.W.: 1 Tipo somático Eunucoide.
Enfermedades de los testículos. Medicina
Interna de Harrison. 6 6 6 , La Prensa Médica 2 .- Ginecomastia.
Mexicana, 1965.
3.— Testículos hipoplásicos.
4.— Diem, K.: Tablas Científicas. Sexta edición.
616—619, J.R. Geigy S.A., Bacilea, Suiza, 4.— Azoospermia.
1965.
5.— Ferguson Sm ith, M.A.: Karyotipe-phenoty-
5 .- Cromatina + en el 80 °/o de los casos.
pe correlations in gonadal dysgenesis and Fig. 92-2.
their bearing on the pathogenesis of malfor-
m ations. J. Med. Genet., 2: 142, 1965.
6 .— Gitter, A. y Heilmeyer, L.: Pruebas Funcio­ VARON CON CARIOUPO: X Y Y.
nales Clínicas. 433—435, El A teneo, Buenos
Aires, 1960.
(SUPERMACHO). (2,3).
7.— Grumbach, M.: Gonadas y Testículo: Tra­ Tienen comunmente:
tado de Medicina Interna de Cécil—Loeb.
1.881—1.901, Interamericana, México, 1972
1 Estatura más elevada.
8 .— Kolmer, J.: Diagnóstico clínico p o r los aná­ 2 .- Acné.
lisis de Laboratorio. Tercera edición. 268—
272, Editorial Interamericana, S.A., 1963. 3.— Conducta agresiva.'
9.— Moore, K.L.: The sex chrom atin. Phila­ 4.— Hipogonadismo.
delphia, W.B., Saunders Company, 1966.
Aunque hay muchos que tienen ten­
10.— Shaw, M.W.: Citogenética. T ratado de Me­
dicina Interna de Cécil—Loeb. Treceava edi­ dencias criminales y de hecho han cometido
ción. 17—20, Nueva E ditorial Interamericana agresiones, también existe un porcentaje me­
1972. nor que no tiene este tipo de manifestacio­
11.— Stolz, E.: Portfolio Sexually Transm itted nes en forma evidente.
diseases. 9C. H. Boehringer Sohn Ingelheim
am Rheim, 1977. SINDROME DE TESTICULOS FEMINI-
ZANTES (5).
Llamado también: Seudohermafrotis-
CAPITULO 92 mo masculino familiar.
El cariotipo es de 46: X Y
El fenotipo es de mujer.
SINDROMES
GENITALES MASCULINOS El testículo secreta androgenos y estróge-
Entre los trastornos de origen genético nos como cualquier hombre normal; pero los
tenemos muchas variantes patológicas, de en­ órganos periféricos no responden a la testos-
tre las cuales vamos a describir someramente terona ni en la vida fetal ni en la extrauterina.
las principales: El resultado es:
participación el Hipotálamo.
3.— Procesos patológicos hipofisarios.
4 .- Procesos patológicos suprarrenales (Tu­
mores feminizantes, síndrome suprarrenoge-
nital).
5 Mixedema (algunos casos).
6.— Por ingestión de estrógenos.
PRECOCIDAD SEXUAL (5).
Signos de pubertad precoz, con cambio
de voz, salida de vello etc. antes de los 10
años.
Estos sujetos suelen ser de baja estatu­
ra, pues así mismo hay osificación precoz de
los cartílagos de crecimiento.
Puede haber precocidad sexual y me­
nor desarrollo mental; menor o anormal de­
sarrollo dental.
Sus causas son múltiples, algunas de
ellas, tumorales.
CLIMATERIO MASCULINO (5) cuya exis­
tencia es discutible, determina las siguien­
tes manifestaciones:
1 Neurosis.
2.— Decaimiento.
3.— Disminución de Testosterona.
Fig. 92-2 Síndrom e de Klinefelter (Fenoti­
po). 4 .- Aumento de Gonadotropinas.
Cortesía del Pro!. Dr. M año Paredes.
SINDROMES TUMORALES
1- Testículos labiales o criptorquídicos; o
Cuando hablamos de tumores, estamos
2 - Apariencia de genitales extemos feme­ acostumbrados a tratar solamente las neo­
ninos con vagina ciega. plasias, sean benignas o malignas. Aquí, va­
3.- Ausencia de útero. mos a tomarlas en cuenta, luego de referimos
4.— Presencia de conductos genitales brevemente a las masas tumorales de origen
masculinos. inflamatorio e infeccioso:
ORQUITIS (1, 5, 7)
HIPOGONADISMO SECUNDARIO (5).
Pueds sobrevenir por las más diversas Es la inflamación del testículo. Cuan­
causas. Entre ellas, las más notorias: do sólo está comprometido el Epidídimo, se
llama Epidimitis y cuando lo están tanto el
1— Por desnutrición. Testículo como el Epidídimo, se trata de
2.- Procesos cerebrales en los que tiene Orquiepidimitis.
—616 —
El proceso agudo estará determinado
clásicamente por: Fig. 92-6.
Dolor
Calor
Rubor
Tumor
Los procesos crónicos, como los de
origen sifilítico darán una consistencia dura
a los testículos, a tal punto que se los ha
llamado: en “bola de billar”. Fig. 92-6 Orquitis.
>
Los más variados agentes infecciosos y Cortesía del Prof. Dr. José Durán Lucio.
aún parasitarios, pueden ser los causantes. temprano, la ginecomastia. En el niño habrá
Nombremos algunos: precocidad sexual aunque no haya esperma­
togénesis.
Gonococo
Espiroqueta de Schaudin Los trastornos de la Libido (apetito
Bacilo de Koch sexual) y las perversiones sexuales son, esen­
Brucellas cialmente, materia de clínica psiquiátrica.
Filarías
Billharsias BIBLIOGRAFIA
NEOPLASIAS (5, 6 , 9).
1.— Becker, S.W. y Oberm ayer, M.E.: Derma­
Los tumores neoplásicos son raros. tología y Sifilología Modernas. 806, Salvat.,
1.945.
Podemos dividirlos en: 2.— Court Brown, W.M.; Harden, D.G.,* Jacobs,
1.— Germinativos, de los cuales los más fre­ P.A.; Maclean, N. y Mantie, D.J.: Abnorma-
lities of the sex chromasom es complement in
cuentes son: Seminomas y tumores embrio­ man. Medical Researche Councü, Special
narios. R eport series No. 305, London, H.M., Sta~
tio'nery office, 1964.
2.— No germinativos, entre los cuales el de
3.— Court Brown, W.M.: Males with and XYY
más relevancia es el de Células Intersticiales. sex chromosome com plem ent, J. Med. Ge-
net., 5: 341, 1968.
En general el síndrome neoplásico se
caracteriza por: Crecimiento indoloro dé los 4.— Drucker, W.D.; Blanc, W.A.; Rowland, L.P.
y Grumbach, M.: A Clinical and pathologic
testículos o de uno de ellos. study with a comparison w ith the Klinefelter
syndrome. J. Clin. Endoqr., 23: 59,1963.
1 Los seminomas son de crecimiento len- '
to y dan metástasis a los ganglios aórticos e — Grumbach, M.: Gonadas y testículos. Tra­
tado de Medicina Interna de Cecil—Loeb.
ilíacos. Son sensibles a la radioterapia. Treceava edición, II Tomo, 1.881—1901,
Interamericana, México, 1972.
2.— Los tumores embrionarios son de cre­
cimiento rápido, invaden precozmente los — Jacobs, E. M.: Com bination Chemotera—
py of m etastatic testicular germinal cell tu-
cordones espermáticos y dan metástasis pre­ mors and soft part sarcomas-cancer, 25:
coces a pulmones. 324, 1970.
3.— Los tumores de células intersticiales 7.— Landind, B.H.; Wells, T.R. y Wang, C.I.:
Abnorm ality of the opididimis and vas de-
son generalmente, benignos y sobrevienen a ferens in cystic fibrosis, Arch. Path., Chica­
cualquier edad. Puede haber, como signo go, 8 8 : 569, 1960.
-6 1 7 -
paulseñ, C.A.; Gordon, O.L.; Carpentei, Progr. Horm one Res., 24: 321,1968.
R.W.; Gandy, H.M. y Drucker, W.D.: Kline- 9 ,— Weidner, J. y K om er, F.: Tumores malignos
felter’s syndrom e and its variants: A hor­ y benignos del testículo: Tribuna Médica.
m onal and chromosomal study. Recent Tomo V, No. 7: 1—1 1 ,1 9 8 0 .

APARATO GENITAL FEMENINO

CAPITULO 93 Por estas razones, nosotros vamos a


INTRODUCCION dar un enfoque útil para el estudiante que
se inicia en el conocimiento de la patología,
dejando para las cátedras de gíneco-obste-
Generalidades.— Un significativo por­ tricia la profundización de los temas.
centaje de la consulta en medicina general, Como en todos los casos, su estu­
es requerida por la patología ginecológica; dio requiere del interrogatorio, del examen
es sencilla en su mayoría de veces, y por físico y de los exámenes complementarios,
lo tanto al alcance de todo médico. Un recalcando eso sí, que el examen físico tie­
porcentaje menor, más toda la cirugía del ne en esta sección una especial importancia
aparato genital y lo referente a esterilidad por lo que hemos creído conveniente expo­
e infertilidad es campo exclusivo del gine­ ner en la Fig. 93-1 y 93-2 una visión ge­
cólogo. neral de los genitales externos e internos.

Fig. 93-2 Genitales internos Fig. 93*1 Genitales externos


CAPITULO 94 ciclo menstrual. Forma parte del cortejo de ¡
cambios que se producen al inicio de la j
ANAMNESIS Y DOLÓR pubertad. Puede iniciar entre los 11 y i0s 1
16 años, siendo precoz o tardía según se
inicie antes o después de esta edad. Sin :
GINECOLOGICO
embargo se registran notables diferencias
entre distintas poblaciones influyendo en es­
to raza, clima y alimentación fundamental­
ANAMNESIS.- Por ningún motivo se debe
mente. (1,4,6,7,18,20).
dejar de recoger la información sobre la pato­
logía genital, aunque quizá el momento para
hacerlo sólo sea aquel en el cual ya se ha lo­ 2.- RITMO MENSTRUAL.- Fig. 94-1. A partir
grado un cierto grado de confianza por de la primera menstruación se inician ciclos
parte de la paciente; ésto claro está, si no regulares, aunque los primeros meses podrían
es el motivo de consulta. En todo caso, no serlo todavía, cada 28 días como prome­
este interrogatorio debe ser hecho con el dio, pero puede variar en diferentes grupos
aplomo y fluidez necesarios para que deje de mujeres, entre 25-32 días. '
en la enferma una sensación de seguridad Se llama polimenorrea, cuando los
que le permita a ella también tratar el pro­ intervalos se acortan, por ejemplo cada
blema con naturalidad, sin las inhibiciones 15-20 días. Oligomenorrea, se llama cuando
que podrían ocultar importantes datos para los intervalos se alargan, cada 3540-50
el diagnóstico. días o más. Ambos trastornos pueden estar
Los síntomas por los que más con­ relacionados con un mal funcionamiento de
sultan las'mujeres están relacionados con la la regulación hormonal o de la respuesta
menstruación, secreciones, dolor, prurito ge­ ovárica a ella, pero también a trastornos
nital, embarazo, actividad sexual, trastor­ orgánicos del útero.
nos urinarios y gastrointestinales ligados a
la vida genital. Amenorrea, es la falta de menstruación.
Fisiológicamente se ve antes de la menarquia,
MENSTRUACION.- Es la pérdida cíclica, después de la menopausia, durante el em­
cada 28 días término medio, de la mucosa ute­ barazo y un buen tiempo durante la lactan­
rina preparada para el embarazo, pero no utili­ cia. En cualquier otra condición es pato­
zada. (15, 11). De los elementos fisiológi­ lógica, por ejemplo, si nunca llegó a presen­
cos que la motivan y de su composición no tarse quizá se deba a un himen imperforado,
nos toca a nosotros referirnos, pero reco­ Fig. 94-2, o a otra malformación congénita.
mendamos a los estudiantes refrescar estos Posteriormente, en la edad reproductiva,
conocimientos previos. son innumerables las causas por las cuales
puede suspenderse la menstruación: genita­
Su anamnesis tiene que ser lo más les, endócrino-sexuales, endocrinas, orgáni­
completa posible, para lo cual recomenda­ cas generales y psicógenas, dándonos la
mos el cuadro No. 94-1. naturaleza a entender con esto, que la regu­
lación del ciclo menstrual es un hecho fisio­
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 94-1 lógico delicado, susceptible de interrumpirse
1.- MENARQUIA.- Es la primera menstrua­ por muchas razones a veces aparentemente
ción y constituye la culminación del primer banales.'
-619

CUADRO No. 94-1

ANAMNESIS DE LA MENSTRUACION
Qué preguntar Cómo preguntar
1 Menarquia 1.— A qué edad se “enfermó” por
primera vez?
2 .- Ritmo 2.— Cada cuantos días se enferma?
3.— Volumen 3.— Qué cantidad se enferma?
Cuántos paños diarios se cambia?
4.— Duración 4 .- Cuántos días le baja la regla?

5.— Fecha de la última menstruación 5.— Cuándo se enfermó la última vez?


6 .- Color 6 .- De qué color es la menstruación?
7.— Fluidez 7.— Tiene coágulos?
8.— Síntomas acompañantes—Disme- 8.— Junto con la regla, le viene algu­
norrea na molestia? antes de la regla? y
después de la regla?
9.— Hemorragia intermenstrual 9 .- Entre regla y regla, le baja sangre?
10.— Cambios inesperados en cualquie­ 10.— Siempre es igual la menstruación?
ra de sus características Ha notado algún cambio?

Ssirá g* n o s

Prat e±Te rortú .

ru-nífruat/on f>rofrícr<a.cioVv, Sec.ree.ian. liM ltr u a C iM l


___________________________ Fi*. 94-1 Esquema del ciclo m enstrual
-6 1 8 - 1

CAPITULO 94 ciclo menstrual. Forma parte del cortejo de


cambios que se producen al inicio de la
ANAMNESIS Y DOLÓR pubertad. Puede iniciar entre los 11 y ios
16 años, siendo precoz o tardía según se
inicie antes o después de esta edad. Sin
GINECOLOGICO
embargo se registran notables diferencias
entre distintas poblaciones influyendo en es­
ANAMNESIS.- Por ningún motivo se debe to raza, clima y alimentación fundamental­
mente. (1,4,6,7,18,20).
dejar de recoger la información sobre la pato­
logía genital, aunque quizá el momento para
hacerlo sólo sea aquel en el cual ya se ha lo­ 2.- RITMO MENSTRUAL - Fig. 94-1. A partir
grado un cierto grado de confianza por de la primera menstruación se inician ciclos
parte de la paciente; ésto claro está, si no regulares, aunque los primeros meses podrían
es el motivo de consulta. En todo caso, no serlo todavía, cada 28 días como prome­
este interrogatorio debe ser hecho con el dio, pero puede variar en diferentes grupos
aplomo y fluidez necesarios para que deje de mujeres, entre 25-32 días. 1
en la enferma una sensación de seguridad Se llama polimenorrea, cuando los
que le permita a ella también tratar el pro­ intervalos se acortan, por ejemplo cada
blema con naturalidad, sin las inhibiciones 15-20 días. Oligomenorrea, se llama cuando
que podrían ocultar importantes datos para los intervalos se alargan, cada 3540-50
el diagnóstico. días o más. Ambos trastornos pueden estar
Los síntomas por los que más con­ relacionados con un mal funcionamiento de
sultan las'mujeres están relacionados con la la regulación hormonal o de la respuesta
menstruación, secreciones, dolor, prurito ge­ ovárica a ella, pero también a trastornos
nital, embarazo, actividad sexual, trastor­ orgánicos del útero.
nos urinarios y gastrointestinales ligados a
la vida genital. Amenorrea, es la falta de menstruación.
Fisiológicamente se ve antes de la menarquia,
MENSTRUACION.— Es la pérdida cíclica, después de la menopaüsia, durante el em­
cada 28 días término meaio, de la mucosa ute­ barazo y un buen tiempo durante la lactan­
rina preparada para el embarazo, pero no utili­ cia. En cualquier otra condición es pato­
zada. (15, 11). De los elementos fisiológi­ lógica, por ejemplo, si nunca llegó a presen­
cos que la motivan y de su composición no tarse quizá se deba a un himen imperforado,
nos toca a nosotros referirnos, pero reco­ Fig. 94-2, o a otra malformación congénita.
mendamos a los estudiantes refrescar estos Posteriormente, en la edad reproductiva,
conocimientos previos. son innumerables las causas por las cuales
puede suspenderse la menstruación: genita­
Su anamnesis tiene que ser lo más les, endócrino-sexuales, endocrinas, orgáni­
completa posible, para lo cual recomenda­ cas generales y psicógenas, dándonos la
mos el cuadro No. 94-1. naturaleza a entender con esto, que la regu­
lación del ciclo menstrual es un hecho fisio­
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 94-1 lógico delicado, susceptible de interrumpirse
1.- M EN A RQ U IA .- Es la primera menstrua­ por muchas razones a veces aparentemente
ción y constituye la culminación del primer banales.'
-6 1 9 -

CUADRO No. 94-1

ANAMNESIS DE LA MENSTRUACION
Qué preguntar Cómo preguntar

1.- Menarquia 1.- A qué edad se “enfermó” por


primera vez?

2 .- Ritmo 2 .- Cada cuantos días se enferma?

3 .- Volumen 3 .- Qué cantidad se enferma?


Cuántos paños diarios se cambia?

4 .- Duración 4 .- Cuántos días le bajala regla?

5 .- Fecha de la última menstruación 5 .- Cuándo se enfermó la última vez?

6 .- Color 6 .- De qué color es la menstruación?

7 .- Fluidez 7 .- Tiene coágulos?

8 .- Síntomas acompañantes-Disme- 8 .- Junto con la regla, le viene algu­


norrea na molestia? antes de la regla? y
después de la regla?

9 .- Hemorragia intermenstrual 9 .- Entre regla y regla, le baja sangre?

10.- Cambios inesperados en cualquie­ 10.- Siempre es igual la menstruación?


ra de sus características Ha notado algún cambio?

/*

n^-nífruat/oVi p ov\ S e c re c ió n . ttrua.cion.


Fig. 94-1 Esquema del ciclo menstrual.
•620 -
tico de un embarazo extrauterino roto, aí
cortejo sintomático de la ruptura de la vis-
cera pelviana, se añade el antecedente de
que la regla no se ha presentado desde
hace dos o tres meses. En el período de la
premenopausia, las reglas sufren cambios
en el ritmo, volumen, duración y otras
características, para lo cual, es lógico, se
debe establecer la fecha de la última vez
que menstruo; lo mismo decimos de todos
aquellos casos en que, por causas patológi-
cas, varía el ritmo o se suspende la regla.
6 .- COLOR.- Normalmente es venosa oscura.
Cuando ha permanecido retenida suele ser
más obscura todavía, igual que en las falsas
Fig. 94-2 Himen Im perforado. menstruaciones. Es roja rutilante en las
reglas abundantes; si tiene el aspecto de agua
3.- VOLUMEN - Es muy variable entre distin­
de lavado de carne, puede significar que hay
tas mujeres, pero en una misma mujer la
destrucción de tejidos como en el Ca. cérvi-
cantidad, subjetivamente calculada por ella,
co uterino. (13).
suele ser más o menos igual todos los meses;
tanto, que ella rápidamente cae en cuenta 7.- FLUIDEZ.- Normalmente no contiene
cuando disminuye o aumenta la cantidad. coágulos o puede tenerlos pequeños y en
La disminución, llamada hipomenorrea, es poca cantidad; pero en las hipermenorreas
más frecuente en los trastornos funcionales pueden ser grandes y numerosos.
que en los orgánicos; mientras que el au­
mento del volumen, se le llama hipermeno- 8 .- SINTOMAS ACOMPAÑANTES.- Dismeno-
rrea o menorragia y es más frecuente en rrea.- Se entiende como tal a la menstrua­
los trastornos orgánicos de la esfera genital. ción dolorosa. La mayoría de las mujeres
Lo importante recalcar es que cualquier suelen presentar uno o dos días antes de la
cambio de las características rutinarias debe menstruación ligeros cuadros de astenia, ten­
llamar la atención. sión mamaria e hipogástrica o pelviana; cam­
bios de carácter, estreñimiento o diarrea y
4.- DURACION.- Está relacionada con el aún alguna pequeña molestia urinaria. Inicia­
volumen. Lo más frecuente es que dure da la menstruación suelen desaparecer. Cuan­
entre 3-5 días, pero también se ve mujeres do los síntomas descritos se intensifican
que menstrúan entre 1-8 días. Las causas hasta el punto de convertir a los días de
de su variación son parecidas a las del volu­ la menstruación en un verdadero período de
men. enfermedad, entonces hablamos de la dis-
5.- LA FECHA DE LA ULTIMA MENSTRUACION, menorrea. En ella, el período de malestar
tiene especial interés, no sólo porque sirve de puede empezar varios días antes de la mens­
punto de partida para calcular la edad de un truación, superponerse a ella y aún exten­
posible embarazo normal, sino también por­ derse a varios días después. La astenia pue­
que puede marcar el comienzo de una pato­ de ser de tal intensidad, que desempeñar
logía importante. Por ejemplo, en el diagnós­ cualquier actividad es muy difícil; la ten-
-621 -
K «6n mamaria puede convertirse en dolor Fisiológicamente es el producto de
¡§f (Mastalgia o Mastodinia) y hasta pueden la suma de la secreción de moco cervical,
¡ | aparecer áreas de nudosidades en el cua- de la descamación de células de la vagina y
drante súpero-externo de los senos; lá tensión de la secreción de las glándulas vestibulares.
jiipogástrica o pelviana, puede convertirse El volumen diario de la secreción vaginal no
en un intenso cólico menstrual, cuyas ca­ excede de un centím etro cúbico y ni si­
racterísticas las veremos a propósito del do­ quiera puede llegar a aflorar al exterior.
lor; y los cambios de carácter pueden con­ El m oco cervical puede aum entar durante la
ducir a verdaderos estados de depresión, ovulación, m ientras que la secreción vulvar
todo lo cual sume a la paciente en un verda­ aum enta en el coito y períodos de excita­
dero estado de enferm edad, intensificado ción sexual.
por jaquecas y alteraciones gastrointestina­ LEUCORREA.— Es cualquier flujo que no
les y urinarias, en muchas de ellas, deno sea hem ático y que puede originarse a cual­
minándose tensión prem enstrual cuando es­
quier altura del aparato genital. ( 1 0 ).
tas molestias se presentan en los días previos
A unque sus causas pueden
al sangrado. (4,5,21).
ser múltiples, sin embargo, por las limi­
9.- HEMORRAGIA INTERMENSTRUAL- To­ taciones de esta obra, nosotros sólo nos
da hemorragia interm enstrual es patológica y referirem os a las más frecuentes o sea
se denomina Metrorragia. Puede presentarse las fisiológicas y aquellas que tienen co­
en cualquier edad; sus causas son múltiples, m o causa a las afecciones por hongos,
pero destacan por su frecuencia en las muje­ tricom onas y gonococos (que en las ni­
res adultas y postm enopáusicas, las afeccio­ ñas especialmente ocasionan vulvovaginitis)
nes orgánicas com o los tumores benignos (17).
y malignos de la esfera genital, razón por la
cual deben merecer siempre la atención del Ocurre leucorrea fisiológica tan sólo
médico. dos veces en la vida de la mujer. Esto es, en
la recién nacida debido a exposición de nive­
10.- CAMBIOS INESPERADOS EN LA MENS­ les altos de estrógenos in-útero, en cuyo caso
TRUACION- Por últim o, cuando en una la descamación de células superficiales pro­
mujer reglada norm alm ente se presenta de duce leucorrea mucosa que desaparece po­
pronto cambios evidentes en cualquiera de cas semanas después del nacimiento. Cuan­
las características, hay que investigar cui­
do se acerca la m enarquia puede también
dadosamente en búsqueda de trastornos
presentarse una leucorrea fisiológica debido
funcionales y orgánicos que pueden traducir
a que el epitelio vaginal y el cervix están
a veces estados peligrosos para la salud y has-
expuestos a niveles crecientes de escó g e­
I ta para la vida.
nos. ( 2 ).
Secreción.— Se llama tam bién impropia-
¡ mente, flujo vaginal puesto que su origen ANAMNESIS.- A más de las preguntas aplica­
no sólo es de la vagina; pero desde el princi­ bles a cualquier síntom a, del cuadro No. 3-1,
pio debe ser diferenciada de las pérdidas se debe interrogar sobre el color, olor y
sanguíneas que se encuentran dentro de la cantidad. Como su técnica ya es conocida
menstruación y sus trastornos, o de las me- pasaremos directam ente a hacer algunas con­
trorragias. Con este fin se les da el nombre sideraciones al respecto.
genérico de Leucorreas que es como las 1.— y 2.— Las fechas real y aparentes de
„ llamaremos en adelante. comienzo pueden coincidir puesto que la
-6 2 2 -
mayoría; de las mujeres reconocen inmedia­ miento, uno de los- cuales consiste en ad­
tamente, si tienen o no ¡tienen flujo. Desgra­ ministrar Metronidazol en tabletas de 250
ciadamente, ésto no quiere decir que todas mg. por vía oral tres veces al día durante
le den importancia, pues muchas de ellas 10 días, acompañándose de la administra­
la pasan por alto durante mucho tiempo. ción de óvulos vaginales de la misma substan­
3.— Sobre la forma de comienzo las opi­ cia, para la tricomoniasis, sin descuidar tam­
niones pueden variar, pero muchas pacientes bién el tratamiento para el esposo. En
se quejan de que se inició de pronto, luego cambio para la candidiasis se administra
de un período de prurito vulvar, lo cual sólo Nistatina en óvulos de cien mil unidades,
sirve para el diagnóstico de algunas vulvo- durante 10 días).
vaginitis, según veremos al estudiar el prurito. 7.— El aspecto físico de la leucorrea, com­
4.— La causa aparente tiene ya un significa­ probable por examen directo tiene interés,
do diferente puesto que el antecedente de pues en la blenorragia suele ser abundante,
un acto sexual sospechoso, hace 2-5 días, de color amarillo y de ligero mal olor.
pone sobre la pista de la blenorragia o de la Como puede afectar a cualquier nivel del
tricomoniasis; las leucorreas por cándida aparato genital, pero especialmente ai cuello,
albicans, pueden tener como antecedente el vagina, vulva, glándulas de Bartolín y de
baño en piscinas desaseadas o el uso de ropa Skene, la demostración de la secreción puede
interior contaminada; las tensiones psíquicas ser fácil. Si afecta también a la uretra,
relacionadas con el sexo pueden producir al comprimirla, Fig. 94-4, dejará salir unas
secreción abundante especialmente de asien­ gotas de pus. En las portadoras puede no
to vestibular. (19). haber secreción y son causa frecuente de
5.— La leucorrea suele acompañarse de contaminación. Para su diagnóstico defini­
prurito vulvar, desagradable sensación de tivo es indispensable la comprobación mi­
humedad de los genitales externos y ocasio­ croscópica previa coloración Gram o previo
nalmente dolores hipogástricos o sacros no cultivo en un medio selectivo; también se
muy intensos; pero en muchas mujeres hi- puede utilizar el método de los anticuerpos
persensibles, neurópatas o demasiado recelo­ fluorescentes.
sas, pueden presentarse importantes síntomas La leucorrea por Cándida Albicans, se
psicógenos, como reacciones de angustia, caracteriza por ser de aspecto mantecoso y
depresión emocional, reacciones de cólera, mal olor, sigue en frecuencia a la de
llanto fácil, etc.
6.— Evolución: La secreción gonococcica,
abandonada a su suerte puede ser muy abun­
dante y afectar en forma ascendente al
útero (endometritis), trompas y anexos
(anexitis, pelviperitonitis) dando origen a
los síntomas propios de estas afecciones,
especialmente dolores pelvianos, que los
estudiaremos más adelante. Las secreciones
de las micosis y tricomonas pueden durar
mucho tiempo si no son tratadas oportuna­
mente. (Existen varios esquemas de trata­ Fig. 94-4 Prolapso genital
-6 2 3 -
tricomonas que es la más común en nuestro
medio. (9). La de las tricomonas vaginales
suele ser amarilla, espumosa y de olor fétido.

El diagnóstico de laboratorio para de­


terminar la presencia de una tricomona se
efectúa colocando una gota de secreción
vaginal en una lámina de vidrio a la que se
añade una gota de suero fisiológico. Se
observa directamente al microscopio apre­
ciándose las características del parásito que
es un flagelado ovoide de más o menos 30
mieras de longitud por 10 a 15 mieras de
diámetro. Tiene en un extremo un penacho
de flagelos alargados y en el polo opuesto
un solo flagelo. (16) Fig. 94-5. Además la
cándida albicans puede ser reconocida por
cultivo en medio de Sabouraud. A estas
leucorreas podríamos añadiT las de la vagi-
nitis senil, que traducen un hipoestrogenis-
mo. Naturalmente existen otras más, naci­
das en el endometrio y trompas, pero esas
competen más al campo de la ginecología
especial. Lo que sí queremos resaltar es que
el examen de toda Leucorrea debe ir acom­
pañado del examen físico genital puesto que
muchas veces pueden esconder afecciones
de otro tipo, especialmente en las cervicitis
en las que puede encontrarse desde una
afección banal, hasta un cáncer cérvico- Dolor Ginecológico.- La inervación del
uterino. aparato genital femenino, nos permite co­
nocer sus características y sitios de ori­
gen. En ella podemos comprobar que
PRURITO VULVAR.— Afecte especialmente a los genitales externos y el tercio infe­
la mucosa inter-labial y del clítoris y suele rior de la vagina reciben, inervación del
icompañar a las vulvitis de cualquier etiología. pudendo y sus fibras van a dar a la médula
Si no hay causa orgánica local o general para luego formar parte de las vías de la
que lo explique se habla de prurito esencial, sensibilidad consciente; darán por tanto sen­
y puede verse en pacientes con cargas saciones de dolor localizado; mientras que
psicopáticas. En las mujeres adultas acom­ el resto de la vagina, todo el útero, las
paña frecuentemente a la diabetes mellitus, trompas, los ovarios, los anexos y el pe­
nientras que en otras de cualquier edad, ritoneo pelviano reciben inervación del sis­
incluso en las niñas, puede acompañar a tema nervioso neurovegetativo y por tanto
as alergias, intoxicaciones, estados urémicos, el mecanismo de sus dolores es referido a
iquen escleroso, leucoplaquia, etc. (2). través de la segmentación metamérica de la
médula, hacia las zonas cutáneas de Head. prolapso uterino más que dolor suele haber
Obsérvese además que la inervación vagal una sensación de peso que desciende hacia
del útero, se hace a través del nervio el periné; en este caso el menor esfuerzo
pélvico que procede de los segmentos sa­ o el pujo demuestran a la simple inspec-
cros; que el plexo ovárico, procedente del ción la salida del útero.
ganglio mesentérico, se origina en los seg­
mentos DIO, DI 1 y D12. 4.- CAUSA APARENTE.- El acto sexual do­
loroso por desproporción genital o maniobras
La anamnesis del dolor ginecológico demasiado bruscas pueden ser causa de do­
no requiere de otra técnica que no sea la
lor vaginal. La dispareunia, o coito doloro­
misma que la de cualquier dolor, excepto
so, puede tener como causa una lesión
porque es bueno añadir unas preguntas que
orgánica genital o, lo que es más frecuente,
lo relacionan con el ciclo menstrual:
atribuirse a causas psicógenas como falta
En qué día del mes se le presenta el dolor? .
de afecto y rechazo al esposo, temor al
a mitad del mes? , días antes de la regla,
embarazo, etc. (3). La presencia de la mens­
durante la menstruación o después de ella?
truación o el permanecer mucho tiempo de
Las comentaremos en el número 19.
pie, pueden originar el dolor de las retropo-
CONSIDERACIONES ACERCA DEL DO­ siciones (retroversión o retroflexión) uteri­
LOR GINECOLOGICO: nas. (12). Algunas hipogastralgías pueden
estar causadas por razones psicógenas rela­
1.- FECHA APARENTE DE COMIENZO.- En cionadas con el sexo, pueden ser las mismas
los cuadros agudos como en la torción del que motivan la dispareunia u otras como
pedículo de un tumor o quiste ovárico, rup­ prejuicios contra la actividad sexual, sexo
tura de un embarazo extrauterino o en las reprimido, etc.; pero aunque son relativa­
anexitis agudas del dolor puede tener sólo po­ mente frecuentes, sin embargo, siempre de­
cos minutos u horas de inicio. ben ser motivo de un examen genital com­
pleto para descartar cualquier alteración
orgánica.
2.- FECHA REAL DE COMIENZO.- En las a-
nexitis crónicas el dolor puede durar ya varias 5.- SITIO DEL DOLOR.- Las afecciones vul-
semanas o meses, y cuando se reagudizan vares y del tercio inferior de la vagina, suelen
pueden dar síntomas de anexitis aguda. producir dolores localizados y son de fácil
Las salpingitis, los trastornos de la posición identificación; pueden presentarse en las
del útero (Retroversiones), el dolor puede vulvovaginitis, pero especialmente, en los
haberse iniciado incluso meses o años atrás. abscesos de las glándulas de Bartholínode
-*r
3.- INTENSIDAD.— Los cuadros agudosjmtes Skené. Las afecciones uterinas suelen produ­
mencionados suelen producir dolores muy cir hipogastralgias, mientras que de las trom­
intensos, especialmente la ruptura del em­ pas u ovarios suelen dar iliacalgias en el lado
barazo extrauterino; mientras que los cua­ correspondiente. 'E l dolor muchas veces es
dros subagudos y crónicos suelen dar un tan intenso que la paciente no puede delimi­
^dolor de mediana intensidad; pero se debe tar con precisión el punto exacto de locali­
recalcar que el Ga. uterino, especialmente zación. , En consecuencia el sitio del dolor
del cuello, puede cursar durante mucho puede tener un valor relativo especialmente
tiempo sin dolor alguno, para empezar a en las afecciones uterinas según vamos a ver
doler sólo cuando ya hay metástasis; en el a continuación.
-6 2 5 -
i.- IRRADIACION.- Lo más característico es rinas se acompañan a veces de trastornos
jue el dolor uterino se irradie hacia la región menstruales, y a veces, estas retroversiones
[umbosacra, y el ovárico hada la dorsal baja, pueden ser causa de esterilidad debido a que
;orrespondiendo a las metámeras analizadas el cuello del útero se encuentra dirigido ha­
m la inervación. En efecto, en las retroposi- cia retropubis y no localizado hacia coxis
áones del útero, en los tumores posteriores como es lo nornuü.
iel mismo cuando éstos son muy volumino- 9 - 10 - 11 y 12.— No suele reladonarse
>os, al comprimir al plexosacro irradia el con los alimentos, no tiene horario ni pe-
dolor hacia la región lumbosacra; igual en las rioridad.
sndometriosis y- en procesos inflamatorios
adherenciales que fijan al útero hacia atrás; 13.- RELACION CON LA MICCION.- Aunque
la lumbagia puede ser el primer síntoma de son muy frecuentes los trastornos urinarios
un Ca. de cuello con metástasis a los ganglios en las ginecopatías, sin embargo, con el dolor
ilíacos en cuyo caso puede irradiarse además genital propiamente dicho no tiene una rela­
a lo largo de la cara posterior de la extremi­ ción directa.
dad inferior correspondiente por compromi­ 14.- Igual decimos de su reladón con la
so de las raíces del nervio dático. deposición a excepdón de aquellos casos
7.- TIPO DE DOLOR.- Las contracciones es- en que exista tumoraciones que ejerd—
pásticas de las trompas y del útero pue­ ten presión directa sobre colon o recto.
den producir dolores cólicos como el de­ 15.- RELACION CON LAS ACTITUDES Y DE­
nominado “cólico menstrual” pero cuan­ CUBITOS.- En términos generales, puede
do se trata de procesos que involucran decirse que los dolores genitales se ali­
a las paredes de estas visceras o de los vian con el reposo en cama, mientras que
ovarios, como los tumores benignos o malig­ la actitud de pie agrava el del prolapso
nos y sus metástasis, el dolor es continuo, genital; la deambulación incrementa el de las
muchas veces leve, pero también con inter­ anexitis.
mitencias severas.
8.- SINTOMAS ACOMPAÑANTES.- En los ca­ 16.- RELACION CON LOS MEDICAMENTOS.—
sos de torción del pedículo de un tu­ Los dolores de tipo cólico como el de la
mor o quiste ovárico, el dolor se acom­ menstruación calman con los antiespasmódi-
paña rápidamente de náusea, vónjito, ta­ cos mientras que los dolores de origen infla­
quicardia y a veces fiebre; el examen génito- matorio o tumoral se alivian con los analgési­
abdominal descubre el tumor. En el embara­ cos.
zo tubárico roto, debido a la hemorra­ 17.- EVOLUCION.— Los dolores de origen tu­
gia interna pueden aparecer rápidamente moral sólo se alivian definitivamente con
signos de anemia aguda y más tarde de la extirpación del tumor. Los ocasionados
shock hipovolémico; puede haber hemo­ por retroversión se intensifican durante el
rragia genital y naturalmente signos de ab­ período menstrual; se alivian con la meno­
domen agudo. En las anexitis agudas pausia al initiarse la involudón uterina.
aparece fieBre, leucodtosis, y al tacto va­
ginal se encuentra los anexos engrosados 18.- EL ESTADO ACTUAL-
/ Depende
r y de la
y sensibles, el estado general es bueno a dife­ evolucion.
rencia de los casos anteriores. Los do­ 19.- RELACION CON EL CICLO MENSTRUAL.-
lores que acarrean las retroversiones ute­ Algunas mujeres suelen sufrir dolores pélvicos,
- 626-

especialmente iliacalgias en el día de la ovula­ Historia Obstétrica.— Es el momento de


ción, “dolor del catorceavo día” lo que debe realizar una anamnesis completa desde el
tomarse en cuenta cuando se analiza sobre­ inicio de su vida sexual activa, entendiéndose
todo la iliacalgia del lado derecho; a lo largo por esto, la iniciación de la vida marital
del tiempo suelen ser más o menos alter­ seguido de interrogatorio sobre la evolución
nos según el ovario que haya ovulado. (5) de sus embarazos, partos y formas de con­
Los dolores hipogástricos con sus irradiacio­ trol de fertilidad. El cuadro No. 94-2 nos
nes ya comentadas de la dismenorrea o dolor indica el qué y el cómo preguntar.
pélvico que precede y o acompaña a la
menstruación es el trastorno más frecuente CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 94-2
en las mujeres jóvenes. (3,11). Conviene En el interrogatorio obstétrico es importante
investigar su etiología para analizar si se preguntar la fecha en que inició su vi­
trata de un problema orgánico o psicológico. da sexual activa ya que algunas mujeres

CUADRO No. 94-2


ANAMNESIS DE LA HISTORIA OBSTETRICA

Qué preguntar Cómo preguntar


1.— Inicio de vida sexual activa 1.- A qué edad inició relaciones
sexuales o a qué edad se casó?
1.1 Primera gestación 1.1 A qué tiempo de casar­
se se embarazó?
1.2 Número de embarazos 1.2 Cuántos embarazos ha
tenido?
1.3 Patología coexistente 1.3 Qué problemas ha teni­
do en los embarazos y
en los partos?
1.4 Número de cesáreas 1.4 Cuántas cesáreas le han
hecho y por qué?
1.5 Número de abortos 1.5 Ha tenido arrojos? , fue­
ron espontáneos? A
qué edad gestacional?
1.6 Hijos vivos 1.6 Cuántos hijos tiene?
De qué murieron los
otros?
1.7 Fecha del último parto 1.7 Qué edad tiene su úl­
timo hijo?
2.— Medidas anticonceptivas 2.— Cómo se cuida para no em­
barazar?
3 .- Ultimo período menstrual? 3.— Cuándo fué su última regla?
-6 2 7 -
solteras tienen hijos aún siendo solteras ciente nos refiere que está tomando anticon­
y si se pregunta la edad de su matri­ ceptivos se interrogará sobre una posible
m onio no corresponderá con el inicio de ganancia o pérdida de peso; si en cambio nos
su vida sexual o se sentirá incómoda al cuenta que le efectuaron ligadura de trom­
resp o n d er. Además tiene importancia el pas, insistiremos sobre probables molestias
saber a qué tiempo de tener relaciones sexua­ que ella presente y que cuándo le efectuaron
les concibió para valorar si pudo haber habi­ dicho procedimiento. Una pregunta que no
do o no un período de esterilidad. (14). debe faltar es la fecha de la última regla
Deberá insistirse sobre la evolución por la posibilidad de una gestación o para
de los embarazos, tratar por el interrogatorio conocer la fecha de la menopausia.
¿e esclarecer la probable patología que la Síntomas urinarios.— Con mucha frecuencia
paciente nos trata de explicar. En igual las mujeres presentan molestias urinarias
forma, analizar alteraciones que pudiesen que tienen su origen en causas ginecológicas;
haberse presentado durante el parto. Al por ejemplo las compresiones del útero
referimos a las cesáreas será importante in­ pueden dar disuria y polaquiuria; las in­
dagar a la paciente si conoce la causa por la fecciones ginecológicas pueden contaminar
que le efectuaron la intervención, la evolu­ la uretra y vejiga dando uretritis y cistitis;
ción postoperatoria, si no tuvo complica­ los prolapsos genitales con presencia de
ciones de tipo infeccioso. AI referimos en el cistocele puede ocasionar incontinencia uri­
interrogatorio al número de abortos que la naria con infecciones crónicas, tumores ge­
paciente nos refiere tenemos que insistir nitales pueden dar obstrucciones a nivel de
sobre si ellos han sido espontáneos para va­ uréteres por invasión o por compresión.
lorar si se trata de una paciente a la que se le La técnica de la anamnesis y de todo examen
cataloga como abortadora habitual (más de médico de esta patología se encuentra en el
tres abortos espontáneos) en la misma que capítulo del aparato urinario.
habrá que investigar causas de origen endó­ Síntomas digestivos.— Por las mismas razo­
crino, anatómico, etc. Si en cambio los nes antes expuestas, de vecindad, el aparato
abortos han sido provocados será necesario digestivo puede ser afectado por patología
recavar acerca de que si fue profesional o de origen ginecológico; así por ejemplo
empírico quien lo efectuó por la evolución algunos dolores originados a nivel del recto
que pueda tener. o sigma, pueden traducir cuadros semio-
clusivos resultantes de presencia de tumores
La edad gestacional a la que se produ­
genitales o a veces por pelviperitonitis con­
jeron los abortos es importante que se inves­ secutivos a procesos infecciosos iniciados en
tigue en el caso de los espontáneos por ser­
el aparato genital.
virnos para relacionar si éstos tienen una cau­
sa anatómica que los desencadena (incom­ TRASTORNOS DEL ACTO SEXUAL.- La ac­
petencia cervical). tividad sexual de una mujer puede es­
El indagar sobre la fecha del último tar acompañada de molestias que muchas
parto tiene la finalidad de conocer si la veces permanecen ocultas por un equi­
paciente lleva un control de fertilidad y de vocado recelo de consultar al médico so­
qué tipo; si la respuesta es afirmativa debe­ bre estos trastornos. Sin embargo mu­
mos profundizar respecto a qué molestias le chas mujeres sienten más bien un alivio
han ocasionado; así por ejemplo, si la pa­ cuando este tema es abordado por el mé­
- 628 -
dico, de quien esperan naturalmente un con­ instrumentales del examen ginecológico, pro
sejo oportuno y eficaz. Sólo nos re­ duciendo cuando se intenta realizarlos, dolo
ferimos a las más frecuentes como la fri­ res intensos que dificultan toda acción. Si
gidez, el vaginismo y a la nerviosidad post- deben en gran número de veces a trastorno:
coital. El cuadro No. 94-3 nos resume psicológicos y emocionales resultantes d<
el qué y el cómo preguntar. desagradables experiencias sexuales previas
CONSIDERACIONES ALCUADRO No. 94-3 Se llama dispareunia al dolor vaginal c
Es conveniente iniciar este interrogatorio con perineal que se presenta durante el actc
una pregunta general porque pem yte a la sexual como consecuencia de trastornos orgá
paciente una exposición espontánea sobre nicos del aparato genital, de desproporcio
sus molestias lo cual le dá al m édico una nes anatómicas o alteraciones psicogénicas
pauta sobre la profundidad y confianza Las vaginitis suelen ser causa del dolor
con la que puede tratar el tem a; tómese en la vagina y pueden dar dispareunia, pero s:
cuenta que no todas las mujeres están dis­ la paciente refiere dolor localizado más
puestas a este tipo de diálogo ni todas le bien en la región sacrocoxígea o en el hipo-
dan a la esfera sexual el mismo valor. gastrio, habrá que investigar la presencia de
VAGINISMO Y DISPAREUNIA.— A nte todo es retroversión uterina fija o alteraciones tipc
indispensable establecer la diferencia entre anexitis que sean las causantes de este pro­
los dos términos puesto que, en ambos exis­ blema. Cuando no se encuentra patología
te dolor, sin embargo el com portam iento de orgánica y la molestia persiste, se hará nece.
éste frente al acto sexual es diferente. En sario la colaboración del psiquiatra.
efecto, se denomina vaginismo al espasmo FRIGIDEZ.- La falta o dificultad que tiene
transitorio producido por contracciones in­ la mujer para alcanzar un grado normal de
voluntarias de los músculos vulvovaginales excitación sexual u orgasmo involucra el
y del elevador del ano, que im piden el acto término de frigidez que puede deberse a
sexual y aún a las m aniobras manuales e problemas o situaciones temporales como

CUADRO No. 94-3


ANAMNESIS DEL ACTO SEXUAL

Qué preguntar Cómo preguntar


1 Pregunta general 1.— Son sus relaciones sexuales
normales?
2.— Frigidez 2.— Su apetito sexual es normal?
3.— Vaginismo y Dispareunia 3 — El acto sexual le causa algún
dolor, y en qué sitio?
4.— Nerviosidad postcoitum 4.— Le causa satisfacción plena el
acto sexual o le deja alguna
molestia?
5.— Frecuencia 5.— Con qué frecuencia tiene re­
laciones sexuales?
por ejemplo el temor al embarazo; pero es 7. L itt, I. F. & Cohén, M. I, Age at Menarche:
¡nás común que obedezca a trastornos o con­ a changing pattern and its relationship to
ethnic origin and deliquency. Journal of
flictos psicosexuales profundos. Muchas Pedia tries. 82, 288-289. 1973
veces lo confunden o tratan de involucrarlo 8 .— Marshall W. A. Crecimiento y desarrollo
con otros síntomas como la dispareunia o sexual secundario y anomalías relacionadas.
Ginecología y Obstetricia. Temas Actuales.
s0n renuentes a admitir la existencia del Diciembre 1974 593-618. Nueva Editorial
problema. Interamericana, México.
9.— Narváez C. Rom eo: Parasitosis del cuello u—
“NERVIOSIDAD POSTCOITO”. - Va relaciona­ terino. Tribuna Médica. Marzo 1980.
da esta queja con los síntomas que antes se No. 49. 32-36
10.— Novak Edm und R. Seegar Jones Georgeanna,
han descrito pues la insatisfacción del acto Jones Howard Jr..— Tratado de Ginecolo­
sexual conlleva a que la mujer pueda sufrir de­ gía 625-628. Nueva E ditorial Interamerica­
sarreglos psicosomáticos que se traducen en na. 1971, México.
11.— Novak Edm und R. Seegar Jones Georgeanna,
hipogastralgias, cefalea e inestabilidad emo­ Jones Howard Jr. Historia clínica, exam en
cional. físico e intervenciones operatorias en gine­
cología. 92-115. Tratado de Ginecología.
FRECUENCIA- Al interrogar a la paciente Nueva Editorial Interamericana. 1971,
sobre este punto deberá aclarársele que no México.
es sólo por curiosidad del interrogador sino 12.— Novak Edm und R. Seegar Jones Georgeanna,
Jones Howard Jr. Relajaciones, fístulas y
que tiene que ver con la necesidad de cono­ posiciones anormales. Tratado de Gineco­
cer la posibilidad de que se produzca o no logía. 288-317. Nueva E ditorial Interame-
ricana. 1971, México.
un embarazo. Tiene más interés en el caso 13.— Novak Edm und R. Seegar Jones Georgeanna,
de esterilidad conyugal. Jones Howard Jr.. Diagnóstico del cáncer
cervical. Tratado de Ginecología. 267-287.
Nueva E ditorial Americana. 1971, México.
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398-406 feed back. Journal o t Pediatrics, 57, 417-435.
-6 3 0 -
21.— Zarate A rturo. Macgregor Carlos, Castelazo
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truación. Endocrinología Ginecológica y del
Embarazo. 64-71. La Prensa Médica Mexi­
cana. 1973.

CAPITULO 95

EXAMEN FISICO
Fig 95-1 Posición para exam en ginecológico

INTRODUCCION.—Insistimos una vez más,


POSICION DE EXAMEN GINECOLOGICO.-
que el examen ginecológico debe ser consi­
derado como parte del examen médico Fig. 95-1. Como puede verse, la pacien­
general y nosotros lo tomamos aquí dentro te debe estar acostada en cúbito dor­
de esos'términos, dejando para la cátedra sal o más exactamente dorsosacra, es de­
de gíneco obstetricia las minuciosidades de cir, con la espalda ligeramente levanta­
tipo especial. da, con las piernas flexionadas a nivel
de las rodillas y de la pelvis y en com­
Por otra parte, téngase en cuenta que pleta abducción, de tal manera que to­
este procedimiento debe realizarse luego del do el periné debe quedar al descubierto.
examen general de la paciente en el que no se Las piernas pueden descansar sobre las pier-
puede prescindir de ninguno de los sistemas neras de la mesa de examen, ya sea a nivel del
o aparatos de la estructura humana; y más, hueco poplíteo con los talones sobre adita­
si se tiene en cuenta que una buena parte de mentos apropiados. Se debe cubrir el
los signos de origen ginecológico se los en­ abdomen con una sábana y las extremida­
cuentra distribuidos en todo el cuerpo; por des inferiores con unas pierneras. La mesa
ejemplo la facie de la embarazada, las mo­ del examen debe ser suave pero de superficie
dificaciones de las glándulas mamarias en firme es decir que no se hunda. La ilumi­
el embarazo, el cuello alado del Síndrome de nación debe ser directa con una lámpara y el
Thumer; la distribución viriloide del vello médico debe colocarse preferiblemente sen­
corporal en el Síndrome de Stein-Leventhal; tado de frente al periné de la enferma, de
los cambios de la tensión arterial y de todo tal manera que con la vista inspeccione toda
el aparato cardio-vascular y renal en el la región. Es muy aconsejable que una en­
embarazo, etc. fermera o una persona del sexo femenino
Procederemos al examen en forma pro­ pariente o amiga de la paciente le acompañe
gresiva; es decir, empezaremos con la ob­ todo el tiempo mientras dura el examen,
servación y exploración de los genitales ésto por razones que no ameritan mucha
externos para luego continuar con el exa­ explicación.
men de la vagina previa colocación de espe­ EXAMEN DE LOS GENITALES EXTERNOS.-
jo vaginal, prosiguiendo luego a la explora­ Debe ser sistemático y teniendo siempre pre­
ción del útero y anexos; pero para realizar sente la anatonía normal. Nosotros seguire­
esta exploración se hace imprescindible que mos el orden del cuadro No. 95-1:
la paciente sea colocada en la posición ade­ 1) examen en conjunto; 2) vello; 3) anoma­
cuada para el efecto. lías anatómicas; 4) lesiones de la piel y
-6 3 1 -
mucosa vulvar; 5) examen del clítoris; 6) ure­ bros, toráx y cara. En estos casos hay que
tra y glándulas parauretrales; 7) himen, la­ pensar en trastornos ováricos y suprarrenales.
bios menores; 8) labios mayores y glándulas La ausencia total de vello tam­
de Bartholin; 9) Examen funcional del bién es de importancia pues nos habla de una
periné. Cómo examinar: La mayoría falta en el aporte hormonal. También debe
del examen externo depende de la inspec­ buscarse la presencia de parásitos propios
ción; la palpación es necesaria en determi­ de la región (pedículus pubis).
nados instantes que los mencionaremos en 3) ANOMALIAS ANATOMICAS.- Se relaciona
el momento adecuado. sobre todo con mal formaciones congénitas
de las cuales sinjplemente enumeraremos al­
CUADRO No. 95-1 gunas por pertenecer directamente al campo
EXAMEN DE LOS de la ginecología. Aglutinaciones de labios,
GENUALES EXTERNOS es decir, fusión por adherencias de los labios
mayores y menores de un lado con los del
Qué examinar otro hasta el punto que pueden simular el ra­
1.-Examen en conjunto fe medio del periné masculino. El tó­
2.-Vello men imperforado Fig. 94-2, la ausencia
3.-Anomalías anatómicas de vagina, tabiques vaginales longitudinales
4.-Lesiones de piel y mucosa vulvar o transversos Fig. 95-6,95-7.
5.-Examen del clítoris 4) LESIONES DE LA PIEL O MUCOSA
6.-Uretra y glándulas parauretrales VULVAR.- Mencionaremos al intertrigo
7.-Himen y labios menores Fig. No. 95-8, visible en los pliegues in­
8.- Labios mayores y glándulas de Bar­ terlabiales, debido a la humedad exce­
tholin. siva, se aprecia la piel roja y a veces
9.-Examen funcional del periné con fisuras longitudinales. Las micosis
Fig. No. 95-9, primarías o secundarias a las
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 95-1 vaginitis micóticas que producen leucorrea,
según hemos mencionado antes, se ven en la
1) EXAMEN EN CONJUNTO: La vulva puede
vulva como pequeños acúmulos de algodón,
presentarse edematosa, hinchada, en mu­
en estos casos hay que pensar siempre en la
chos casos de anasarca, en casos de par­
coexistencia de diabetes mellitus. Las vári­
tos muy prolongados o traumáticos, como
ces de la vulva, que pueden llegar a ser
por ejemplo luego de aplicación de fórceps,
de gran tamaño, se ven en especial du­
en ciertos problemas intra-abdominales oca­ rante el embarazo. Ulcera aguda snnpie
sionados por tumoraciones que comprimen Fig. 95-11, de origen incierto que producen
la circulación linfática de retorno; también
ligero dolor y ceden a simples tratamientos
se observa esto en los casos de traumatismos antisépticos. El chancro sifilítico Fig. 95-12,
directos o problemas vasculares locales. de asiento vulvar mucho menos frecuente
2) EXAMEN DEL VELLO.- Tiene importancia que de localización vaginal o cervical, se
cuando está aumentado en cantidad y tiene ve como una úlcera pequeña, ovoide o re­
una distribución de tipo viriloide, con pro­ dondeada, con bordes duros qüe sobresalen
longaciones de su implantación hacia el om­ ligeramente en la superficie que es de color
bligo y cara interna del müslo, pudiendó pardo rojizo sucio y se acompaña de'adeni-
apreciarse además aumento a nivel de miem­ tis inguinal (aparece después de 21 a 30
Fig. 95-8 y 9: Lám X V III.
las leucodermias, propias de la juventud,
no dan síntomas. El vitÍligo, se asocia con
Fig. 95-6 Tabique vaginal transverso
infecciones crónicas; los carcinomas ín situ
y cáncer invasor pueden tener un período
en el que la piel pierde su color y presenta
placas leücoplásicas. El Condiloma plano
es secundario a la sífilis; el condiloma
acuminado, Fig. 95-18, que tiene aspec­
to de coliflor, es doloroso a la presión
y su etiología es viral; estas dos variedades
de condilomas se clasifican dentro de las
lesiones verrugosas.
5) EXAMEN DEL CLITORIS.- Se lo encuentra
en la línea media, entre los labios mayores,
mide algo más de un centímetro y su color
normal es rojo azulino. Crece en algunos tu­
mores masculinizantes y en los seudo-herma-
froditismos masculinizantes.
6 ) EXAMEN DEL HIMEN - En las mujeres que
no han tenido relaciones sexuales puede
días de la exposición). presentarse de forma semilunar, franjeado,
El herpes simple muy frecuente­ cribiforme, biperforado, Fig. 95-19; después
mente se inicia como una vesícula que luego de las relaciones sexuales y el parto quedan
puede dejar pequeñas ulceraciones; puede vestigios del mismo que se denomina carún­
pasar inadvertido porque produce pocas mo­ culas himeneales, Fig. 95-20; en las multí­
lestias caracterizadas por ligero dolor, fe­ paras el orificio vaginal puede quedar entre­
brículas. Las despigmentaciones suelen ser abierto.
Fig. 95-18: Lám. X V III.
Fig. 95-14 Leucodermia

OVAL L A B IA D O

Fig. 95-20 Carúnculas himeneales


en el caso de las uretritis. En muchas
S E M IL U N A R C R IB IF Q R M E ocasiones es necesario extraer dicha secre­
Fig. 95-19 Himen de virgen ción para su examen. En estos casos es
7) EXAMEN DE LA U R E T R A - Con cierta conveniente exprimir la uretra para lo cual
frecuencia la uretra participa de las afec­ debe introducirse el dedo índice en la va­
ciones vulvares, especialmente su meato gina, con su pulpejo dirigido hacia arri­
que puede encontrársele rojo, y puede de­ ba, comprimir la pared anterior hasta to­
jar salir secreción al efectuar el examen car la uretra, se irá desplazando el de­
-6 3 4 -
do en dirección hacia el meato sin dejar
de presionar. Así se facilita la salida de
la secreción que pueda haber en la uretra
o en las glándulas parauretrales.
8) EXAMEN DE LAS GLANDULAS DE BAR-
THOLIN.— Ya sea por infección de go­
nococos, colibacilos u otras bacterias, las
glándulas pueden inflamarse y producir do­
lor intenso, hinchazón, fiebre y a veces
expulsión a través de su conducto ex­
cretor de un líquido purulento. Se lo
palpa entre los dedos índice y pulgar
como se aprecia en la Fig. 95-22. Es necesa­
rio efectuar la diferenciación entre el absceso
y el quiste de la glándula de Bartholin puesto
que el primero guardará las características
antes mencionadas en cambio el quiste puede Fig. 95-22 M aniobra para explorar las glándu-
tan solamente ser un hallazgo exploratorio las de Bartholin.
sin que la paciente refiera sintomatoiogía.
(1,3).

9) Continuando el examen del periné fe­


menino, corresponde efectuar la EXPLORA­
CION FUNCIONAL del mismo, en busca de
alteraciones de la estática pélvica y de la inte­
gridad del piso pélvico.
A la simple visualización del periné,
podemos apreciar la presencia de cicatrices
posteriores a episiotomías o desgarros de
periné posterior. Fig. 94-4. Se denomina
desgarro de primer grado cuando solamente
la lesión interesa piel y mucosa perineal a
nivel de introito.- El desgarro de segundo
grado se lo denomina así cuando está com­
prometido piel, mucosa y plano muscular.
Desgarro de tercer grado es cuando práctica­ uno. Si la pared anterior llega a introito
mente está abolido el periné ya que la lesión que se trata de cistocele grado dos. Y si la
llega hasta esfínter anal o interesa también anterior de vagina rebasa el introito, se cla­
a éste. A continuación solicitamos a la pa­ sificará como un cistocele grado tres.
ciente que haga esfuerzo de pujo, con lo que Fig. 95-24. Cuando el descenso de la
podemos apreciar si existe o no descenso de pared anterior involucra a la uretra y la
la pared anterior de la vagina, si ésta no mucosa que recubre a ésta, se habla de
desciende hasta llegar a nivel de introito, cistouretrocele y la clasificación por grados
consideramos se trata de un cistocele grado será similar. (2,5)
-6 3 5 -
A1 momento que la paciente efectúa
esfuerzo de pujo se debe observar si presen­
ta emisión involuntaria de orina, lo que nos
indicará la presencia de incontinencia urina­
ria de esfuerzo que generalmente está rela­
cio n a d a con los problemas antes menciona­
dos.
En similares condiciones se efectuará
la exploración de la pared posterior de la
vagina para ver la existencia o no de recto-
cele clasificándole igualmente en tres grados
teniendo asimismo como sitio de referencia
el introito. Fig. 95-25 (2,5).
EXPLORACION CON ESPEJO.-Una vez efec­
tuada la exploración externa, pasamos a reali­
zar el examen ginecológico con espejo para lo
cual se utiliza el espejo vaginal de “pico de pa­
to” o Bivalvo de Graves Fig. 95-26, que tiene la
ventaja de poder abrir sus valvas en form a
vertical. Tiene diferentes tam años, grande,
mediano y pequeño según las dimensiones
del introito y de la vagina a explorarse.
Puede también utilizarse el espejo de
Sims Fig. 95-27, el cual tiene una valva
en cada extremo. Este último no brinda
iguales condiciones de visualización por lo
Fig. 95-26 Espejo vaginal de Graves
que es más utilizado el de Graves.
El cuadro 95-2, indica el qué y cómo
examinar luego de colocado el espejo vaginal.

CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 95-2


El momento en el que se va a proceder a la
colocación del espejo vaginal, debe indicarse
a la paciente que realice el esfuerzo de pujo
al mismo tiempo que se separan los labios
mayores con la mano izquierda; se toma el
espejo con la mano derecho y se introduce
las valvas en la vagina en forma delicada,
dirigiendo la punta hacia atrás y hacia abajo
y conforme se introduce se va rotando el
espejo hasta que el mango del mismo quede
en la parte inferior del introito. Se abren
las valvas de manera que quede el cérvix Fig. 95-27 Espejo vaginal de Sims

l
CUADRO No. 95-2
EXAMEN GINECOLOGICO CON ESPEJO
i
Qué examinar Cómo examinar,
Vagina 1 - Colocando el espejo vaginal
según técnica descrita.
1.1 Mucosa vaginal 1.1 Simple observación
1.2 Coloración 1.2 99 99

1.3 Secreciones 1.3 99 99

1.4 Quistes 1.4-,, 99 99

1.5 Fístulas 1.5 99 99

Cérvix 2 - Observación
2.1 Tamaño
2.2 Presencia de ulceraciones
2.3 Desgarros comisurales
2.4 Localización del orificio
cervical
2.5 • . Moco cervical 2.5' Se apreciará calidad
del moco y se tomará
muestra para su estudie
(ver técnica)
Utero 3 .- Hacer que la paciente puje y
ver si hay histerocele
3.1 Tamaño de la cavidad 3.1 Histerometría (ver
uterina procedimiento)
Toma de muestras
4.1 Citología cervicovaginal 4.1 Se toma muestra de
(Funcional y neoplásica) cérvix y pared lateral
de vagina
(ver técnica)
Secreciones 4.2 Se toma muestra con
isopo
(ver técnica)
4.3 Toma de biopsia cervical 4.3 (ver técnica)
y/o endometrial
entre ellas, ése momento se fija el tornillo
de sujeción. Fig. 95-28. de menor tamaño. Una vez colocado el
espejo pasamos a observar los caracteres de
Es recomendable no utilizar lubricantes la mucosa vaginal debiendo apreciar en la
para la colocación del espejo porque éstos misma caracteres especiales como por ejem­
pueden alterar las muestras que deban tomar­ plo petequias que generalmente acompañan
se en la vagina. De haber dificultad en la a cierto tipo de infestaciones vaginales en
introducción del espejo debe utilizarse uno especial producidas por tricomonas. Se
-6 3 7 -

Fig. 9 5 -2 8 E spejo vaginal colocado


debe valorar el color de la misma ya que en
ciertos estados fisiológicos como en el emba­
y vesicovaginales
razo, ésta se torna roja azulosa; igualmente
en las multíparas puede presentarse grueso
puede presentarse en procesos compresivos
con sus labios anterior y posterior bien
pélvicos. Ante la presencia de secreciones
diferenciados teniendo además los desgarros
debemos tomar en cuenta las características
comisurales laterales propios de una mujer
de ellas lo que las hace que puedan ser
que ha tenido hijos. Deberá anotarse la
identificadas a la simple visualización. Así
presencia de ulceraciones tomándose en cuen­
por ejemplo, si observamos una secreción
ta la extensión de ellas y si éstas son san­
blanquecina grumosa, adherente, la cataloga­
grantes. Analizaremos además la existencia
remos como micótica y naturalmente, debe­
de tumores, su localización en relación a la
remos confirmarlo mediante el estudio de
luz del orificio cervical, si éstos son o no
laboratorio. Muchas veces mientras se efec­
pediculados como en el caso de pólipos.
túa este tipo de exploración se aprecia la
Es frecuente que el orificio cervical se en­
presencia de quistes debiendo diferenciarse
cuentre desviado o Lateralizado ocasionado
si se trata de restos embrionarios como en el
ésto por la presencia de tumores que des­
caso de los quistes de Gartner o secundarios
víen al cérvix únicamente, por ejemplo en el
a suturas efectuadas en la luz del canal vagi­
caso de miomas cervicales o que por encon­
nal. También puede apreciarse en alguna
trarse el útero presionado por tumores in-
ocasión la salida hacia la luz de la vagina de
trapélvicos se distorsione la anatomía-normal
heces o de orina a través de fístulas que
produciéndose una desviación del cérvix en
pueden ser vesicovaginales o rectovaginales. relación al cuerpo uterino. La presencia del
Fig. 95-29. moco cervical deberá ser observada por noso­
Continuando el examen pasamos a ob­ tros en cuanto a su aspecto y luego tomarse
servar el cérvix captando sus características una muestra para analizar sus características:
referente inicialmente al tamaño recordando filancia y cristalización como se describe a
que en las pacientes nulíparas el cérvix es propósito de las técnicas y procedimientos
más bien pequeño, puntiforme; en cambio ginecológicos. La importancia del estudio
- 638 -
del moco cervical radica en los cambios que rán ser tomadas con isopo y colocadas en
éste sufre según la mayor o menor influencia tubo de ensayo o en láminas de vidrio según
estrogénica. el examen que se vaya a solicitar.
Ante una paciente en la que observa­ En este momento podría darse por
mos que el cuello uterino se encuentra terminado la exploración con espejo y reti­
bastante cerca del introito podemos hacer rarse el mismo, pero ante la necesidad de
que aún con el espejo colocado efectúe el efectuar una biopsia de cérvix o una biopsia
pujo para valorar el grado de hísterocele que de endometrio puede continuarse la explora­
pueda haber. Continuando el examen pode­ ción complementaria siguiendo las técnicas
mos efectuar la histerometría según se descri-' descritas para ellas.
be a propósito de procedimientos. La cito­ Una vez terminado lo antes descrito se
logía funcional y neoplásica debe efectuarse extrae el espejo con las valvas ligeramente
tomando muestras con una espátula o baja- entreabiertas para no lastimar a la paciente.
lenguas. La primera muestra debe obtenerse
TACTO VAGINAL.- Se complementa la ex­
de la pared lateral de la vagina mientras que
ploración en forma bimanual como sigue: co­
la que se necesita para descartar un proceso
locándose el médico en el lado derecho de la
neoplásico debe ser tomada del cérvix. Las
paciente, separa los labios mayores con la
muestras para el estudio de secreciones debe­

Fig. 95-30 Tacto Vaginal.


-6 3 9 -
njano izquierda e introduce suavemente los CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
dedos índice y medio de la mano derecha 95-3.— En el momento en que se ha intro­
previam ente (enguantados y lubricados) ducido los dedos índice y medio de la mano
Con la mano derecha se efectuará el tacto derecha, corresponde buscar la consistencia
mientras que con la izquierda se hará la de la vagina para lo cual debemos tratar de
exploración abdominal, tratando de tomar girar los mismos y determinar si las paredes
entre las dos manos los órganos que se desee son elásticas fácilmente distensibles o, si al
estudiar. Fig. 95-30. El cuadro No. 95-3 contrario éstas se palpan como si tocáramos
indica el qué y el cómo examinar mediante la superficie de una lámina de cartón. Esto
el tacto vaginal. puede presentarse en casos de procesos fi-

CTJADRO No. 95-3


TACTO VAGINAL
Qué examinar Cómo examinar
1. Vagina L Con los dedos índice y medio de
la mano derecha enguantados y
lubricados.
1.1 Consistencia 1.1 Girando los dedos explo­
radores abiertos
1.2 Longitud 1.2 Comparando con la longi­
tud de los dedos del exa­
minador
1.3 Diámetro 1.3 Calculando la apertura de
los dedos
1.4 Masas palpables 1.4 Palpando fondos de saco
y caras laterales
Cérvix
2.1 Tamaño 2.1 Mediante palpación
2.2 Consistencia 2.2 Presionando sobre el
cérvix con los dedos
2.3 Regularidad 2.3 Palpando el contorno
2.4 Situación - 2.4 Estableciendo la loca­
lización en relación con
la luz de la vagina
2.5 Permeabilidad 2.5 Procurando introducir
el dedo índice a través
del orificio cervical ex­
terno
2.6 Dolor 2.6 Valorando en qué mo­
mento de la exploración
se ocasiona dolor
continúa..
-640-
...viene
3. Cuerpo uterino
3.1 Forma 3.1 Con maniobra bimanual
3.2 Volumen 3.2
3.3 Situación 3.3 Buscando laterizaciones
3.4 Posición 3.4 Con maniobra bimanual
determinando la distan­
cia del cuerpo con rela­
ción al sacro y al pubis
3.5 Movilidad 3.5 Mediante tacto bimanual
haciendo movimientos
anteroposteriores y late­
rales
3.6 Consistencia 3.6 Mediante presión bima­
nual
3.7 Regularidad 3.7 Recorriendo la superfi­
cie con la mano abdominal
4. Anexos (Trompas y ovarios) 4. Mediante examen bimanual diri­
giendo las manos hacia el lado
correspondiente
4.1 Tamaño 4.1 Apreciando el volumen y
comparando con dimen­
siones anatómicas.
4.2 Consistencia 4.2 Maniobra bimanual tra -
tando de recorrer la su­
perficie y presionando
suavemente
4.3 Movilidad 4.3 Buscando el desplaza -
miento fácil
4.4 Dolor 4.4 Valorar si el examen
provoca dolores en qué
momento y en qué sitio
5. Tacto Rectal 5. De acuerdo técnica descrita

brosos locales a nivel de canal vaginal. carse a lá paciente que no existe la dificul­
tad orgánica que ella piensa adolecer).
El explorador deberá también conocer
previamente la longitud de sus dedos para Mientras se efectúa el tacto debemos
poder efectuar una buena valoración en apreciar con los pulpejos de los dedos si se
cuanto se refiere a la profundidad de la encuentran masas palpables y determinar el
vagina y así mismo, se determinará el grosor sitio exacto de su localización las mismas
de los dedos exploradores pudiendo de ésta que pueden estar con más frecuencia ubi­
forma comparar con el diámetro vaginal. cadas a nivel de fondos de saco o caras
(Así, en los casos de vaginismo podrá expli­ laterales (en caso de presencia de quistes).
— m i —

Pasamos a explorar medíante el tacto, puede estar alterado en especial cuando el


el cérvix recordando que en una paciente útero es miomatoso. Además los mismos
no gestante, el tamaño de éste es pequeño tumores o procesos adherenciales coexisten-
y su consistencia es similar a que si nos tes pueden estar llevando al útero hacia una
; tocamos la punta de la nariz (cartílago nasal); lateralización forzada o alterando su posi­
\ en cambio al palpar el cérvix de una paciente ción pudiendo a veces como en los casos de
¡gestante encontraremos su mayor dimen- las endometriosis encontrarse al útero en
sión y Ia consistencia blanda similar a que si retroversión la misma que puede-ser fija o
nos tocásemos los labios de la boca. El móvil. En esta circunstancia debe determi­
contorno cervical de una paciente que ha narse con precisión si se trata en efecto de
tenido hijos será anfractuoso, irregular debi­ una retroversión fija o móvil ya que ésto
do a desgarros comisurales ocasionados por tiene relación directa con cuadros de conges­
traumatismos de parto. En cambio el cérvix tión pélvica, dispareunia y no pocas veces
de una nulípara será determinado por otras con problemas de esterilidad o infertilidad.
i características como la regularidad del ori- Trataremos por lo mismo de desplazar
ficio cervical externo. al útero y apreciar si esta movilidad se efec­
túa fácilmente o en forma forzada.
Cuando existen tumoraciones o pro­
cesos adherenciales que llevan al cuerpo del
La consistencia uterina es de impor­
i útero hacia la concavidad del sacro, el cérvix
tancia para tratar de determinar o descartar
i se encontrará al efectuar el tacto, dirigido
la posibilidad de una gestación en la que el
ihacia la retropubis. Por otro .lado, en
útero se encuentra reblandecido. Una vez
i casos de procesos inflamatorios o neoplá-
terminada la exploración del cuerpo uterino
iácos, que traccionan los parametrios ha­
dirigiremos nuestras manos hada los anexos
cia uno de los lados se le encontrará al
tratando de efectuar una pinza bimanual
cérvix desplazado hacia las paredes óseas de
para entre ella intentar palpar a la trompa
la pelvis. Es importante determinar si
y al ovario correspondiente. La palpación
el orificio cervical está permeable al de­
de la trompa normal es muy difícil pero si
do índice teniendo ésto más importancia
en la paciente obstétrica; lógicamente ésto ésta está alterada en su consistencia y ta­
se debe hacer en forma muy suave. maño debido a que su luz está ocupada
como en el caso de un piosalpinx (contenido
Todo lo mencionado antes puede des­ purulento en trompa) entonces se podrá
pertar dolor en la paciente, así, ante la fácilmente palparla. Los ovarios normales
presencia de anexitis, el dolor será mayor se hace a veces difícil palparlos, pero ante
al desplazar al cérvix hacia el lado contra- presencia de quistes la situación cambia; en
lateral y mucho más intenso será cuando estos casos es importante determinar la con­
existe un embarazo ectópico, ya que la sim­ sistencia para diferenciar si se trata de un
ple movilización producirá un dolor agudo tumor sólido o de un tumor con contenido
en la paciente. líquido. El desplazamiento de los anexos
Trataremos de determinar la forma en casos de que no exista patología es bas­
clásica descrita como de pera invertida del tante fácil y no ocasiona dolor, pero ante la
cuerpo uterino mediante la exploración bi- presencia de adherenciales, la movilidad prác­
.manual y a su vez encontrar aumento de ticamente es nula y el dolor se aunará a
. tamaño regularidad en su superficie. Esto este tipo de maniobra.
1
-6 4 2 -
El tacto rectal debe ser un comple­
mento del tacto vaginal básicamente cuando CUADRO No. 96-1 ¡
pensamos que existe procesos adherenciales PROCEDIMIENTOS UTILIZADOS EN
inflamatorios o neoplásicos que estén al­ GINECOLOGIA
terando los parametrios. O puede sustituir
al tacto vaginal en los casos de pacientes 1.- Exploración del contenido vagi-
vírgenes a las que no se les puede efectuar nal
el tacto vaginal. 2.- Colpositología: funcional y neo-
plásica
BIBLIOGRAFIA 3.- Investigación de moco cervical
4.- Colposcopía y colpomicroscopía
X.— B enson R a lp h C. H istoria C lín ica y E x­ 5.- Biopsia de cérvix
plo ració n G inecológica. M anual de G ine­
cología y O b stetricia, pp. 5 0 3-519. E l Ma­ 6.- Biopsia de endometrio
nu al M oderno. M éxico 1969. 7.- Curva de temperatura basal
2.— L ópez Villegas Jorge. L aceració n Perineal, 8.- Punción de Douglas
R elajación d el I n tro ito , C isto y R ectocele. 9.- Laparoscopía
C ursos de G ín eco O b ste tricia pp. 243-253.
I. M. S. S. 1974, México* D. F . 10.- Insuflación tubaria
3 .— N ovak E d m u n d , Seegar Jo n e s G eorgeanna.
11.- Histerosalpingografía y gineco-
Jo n es H ow ard Jr. H istoria C línica, ex am en grafía
físico e in terv enciones o p e ra to ria s en gine­ 12.- Urografía excretora
cología. pp. 92-115, N ueva E d ito ria l In te r-
am ericana, 1971. 13.- Titulaciones hormonales
4.— O seguera P alom ar Jo sé., Zavala M a rtin e s
14.- Punción abdominal
EzequieL P ro p e d eú tica G inecológica. Ele­ 15.- Histerometría
m e n to s d e G in ecología y O b ste tricia T o m o
IL pp. 640 -6 5 4. A sociación de M édicos
H.G. 0.3. M éxico D .F . 1 976.

5.— Te Linde, R . Y M attingly R ., “ In tro ito CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 96-1:


Vaginal R elajad o, R e cto cele y E n te ro cele” . l
G inecología O peratoria. E d ito ria l B ernades. 1.- EXPLORACION DEL CONTENIDO VAGINAL
4a. E dición. B u en o s A ires 1971 p. 662. a) Examen en fresco.- Se utiliza para in-'
vestigar presencia de tricomonas para lo cuál'
se coloca en una laminilla una gota de suero
fisiológico y una gota det material a investi­
CAPITULO 96 garse. Se observa al microscopio tratando de
PROCEDIMIENTOS AUXILIARES DE identificar la presencia de tricomonas por su
forma característica y su actividad.
DIAGNOSTICO EN GINECOLOGIA
b) Investigación del pH.— El método mas
Además de los exámenes conocidos sencillo es el que consiste en poner en con­
como básicos o de rutina que se solicita tacto con la secreción vaginal, dentro de la
en general a la mayoría de las pacientes vagina mismo, una tira de papel indicador
que van a la consulta externa, (biometría del pH, durante unos momentos, comparan­
hemática, elemental y microscópica de orina, do el color que toma con los de una escala
etc.) cabe mencionar ciertos procedimientos de colores que va del 1 al 10.
o exámenes que se utilizan en ginecología c) Frotis del exudado.— Se toma la mues­
como complemento para llegar al diagnóstico. tra con un isopo de algodón y se extiende'
Podríamos mencionar los siguientes: en una laminilla en una capa lo más fino
-6 4 3 -
posible enviándosela ya fijada para su estu­
dio al laboratorio en donde se la teñirá con
colorantes especiales previa a la observación
al microscopio.
d) Cultivos.— Los medios para cultivo va-
. rían según lo que se quiera investigar pues
hay específicos «para investigación de gono­
coco, de bacilo de Koch, etc.
2.- COLPOCITOLOGIA.—a) Funcional.- Tie­
ne como fundamento el conocimiento de la
existencia de un ciclo vaginal normal que
puede traducirse en las diversas variaciones
de tipo celular que la vagina posee en sus
diferentes capas epiteliales y'que predomi­ Fig. 96-2 M anera de to m a r la m u e s tra para
estu d io de cito lo g ía vaginal, h orm onal
nan según el estimulo hormonal que esté
actuando el momento de la toma. Para
este examen se utiliza bien sea una pipeta,
de vidrio o una espátula con la que se toma
la muestra del contenido vaginal y se pasa
a una laminilla enviándosela para su estudio
citológico. Fig. 96-2. Debe efectuarse
por lo menos 4 tomas durante un ci­
clo para que sirva como valoración fun­
cional. Las células que se identifican son
las superficiales, las intermedias y las para-
basales que se caracterizan por tomar di­
ferentes colores, tener forma típica y variar
en proporción según la estimulación vigente.
Fig. 96-3.

b) Neoplásica.— En los tumores del tracto


genital se desprenden precozmente células
de la superficie qué se mezclan con el con- Fig. 96-3 D iferentes tip o s de células d e vagina

- tenido vaginal de dpnde pueden recogerse, pedal para otología o a falta de éste con
teñirse e identificarse constituyéndose un un fijador común para pelo que contenga-,
procedimiento que sirve para detectar pron­ poca laca (3,4).
tamente un cáncer del canal genital. La 3 . - INVESTIGACION DEL MOCO CERVICAL.-
toma de la muestra se la puede efectuar Este procedimiento de fácil realización tie­
' mediante la espátula de Aire o los comunes ne la finalidad de valorar la influencia hor­
C bajalenguas, de madera. El sitio de donde monal a nivel del moco cervical. Los estró-
debe efectuarse la toma es a nivel de cérvix genos hacen aumentar la cantidad, transpa­
' y de paredes laterales de vagina Fig. 96-2. rencia y fluidez del moco cervical, pudiendo
j|-previo al envío para su estudio se fija el apreciarse estas características en época pre­
gmaterial en la laminilla con un fijador es- via a la ovulación. La progesterona en cam-
- 644 -
bio hace que el moco sea escaso, poco fluido
y de aspecto sucio. Esta característica se
aprecia en la fase premenstrual.
a) Filancia.— Se denomina así a la capacidad
que tiene el moco cervical de dejarse estirar
formando hilos de mayor o menor longitud,
como consecuencia de su viscosidad. Se
efectúa tomando una muestra de moco entre
las dos ramas de una pinza uterina y mi­
diendo hasta que distancia avanza a estirarse
el mismo. Puede efectuarse también el
mismo procedimiento entre dos laminillas
de vidrio. Fig. 96-5. En pacientes con baja
actividad estrogénica la filancia será mínima
o nula, en cambio aumentará en casos de
buena estimulación estrogénica. (4).
b) Cristalización.— Si se toma una muestra
de moco cervical y se coloca en una lámina
de vidrio, se deja secar y se observa al
microscopio aparecerán formas típicas cris­
talizadas que se agrupan en arborizaciones Fig. 96-6 M oco cervicalcristalizado en hojas 1
d e helecho
semejantes a las hojas de un helecho, cuando 4 .- COLPOSCOPIA Y COLPOMICROSCOPIA.-
ha existido una buena estimulación estróge- La primera consiste en la exploración de
nica. Fig. 96-6. Por el contrario si existe vagina y cérvix mediante un aparato lla­
predominio de progesterona este fenómeno mado colposcopio, el mismo que median­
no se observa. Se utiliza como prueba de te un sistema óptico aumenta las imá­
valoración hormonal. (1) genes de diez a veinte diámetros. La col-

Fig. 96-5 T écnica para m ed ir la filancia del


m oco cervical
—uto —
¡¡fooniícroscopía tiene el mismo fundamento
Kfónie el anterior solamente que da un aumen-
K o mayor de hasta 200 diámetros. (Uso del
f e especialista).
II i fBIOPSIA DE C E R V IX .^ Consiste en
Irtoina1 1111 fragmento de tejido para estudiár-
lísel0 microscopio. Una vez apreciada la
lesión sospechosa, se la extraerá mediante
pinzas especiales (sacabocados) Fig. 96-8;
colocándose el material en formol al 10°/o,
identificando o rotulando el frasco con el
nombre de la paciente, la fecha, el origen Fig. 96*8 Pinza para biopsia d e cérvix
del material, previo al envío a estudio histo-
patológico. Si la lesión es sospechosa de
malignidad, puede efectuarse la prueba de
SchiBer que consiste en recubrir previa a la
biopsia la zona con Lugol apreciándose que Fig. 96-9 C u reta paxa biopsia de en d o m etrio
las zonas francamente sospechosas no captan sin haber ingerido alimentos, antes de cual­
el yodo. Esto se explica porque las zonas quier ejercicio físico y empleando siempre
que se encuentran invadidas por cáncer, no el mismo termómetro. Fig. 96-10. (4).
contienen glicógeno que en cambio, sí po­
8 .- PUNCION DE DOUGLAS: Consiste en
seen las células normales. El procedimiento
introducir una aguja en el fondo de sa­
se efectúa con la paciente en posición gine­
co posterior vaginal, y aspirar con una
cológica y colocada el espejo vaginal. La
jeringuilla con el fin de comprobar la po­
aplicación de la solución yodurada se la efec­
sible existencia de colecciones líquidas (san­
túa con un isopo. (1).
gre, pus, líquido serohemático, etc.) y la
6 - LA BIOPSIA DE ENDOM ETRIO- Proce­ naturaleza de las mismas. Es de gran va­
dimiento que se efectúa con la finalidad de lor en el diágnotisco de embarazo ectópico
extraer fragmentos de endometrio para su roto. Para este examen la paciente deberá
estudio funcional. Se utiliza una cánula estar colocada en posición ginecológica y
cortante que existe en varios tipos como la con un espejo vaginal, se traccionará el cérvix
de Novak o la de Randall. Fig. 96-9. Este hacia la pared anterior de la vagina mediante
r examen se efectúa en época premenstrual una pinza tirabalas a fin de facilitar el pro­
con el objeto de determinar si hubo o no cedimiento.
Una vez identificados los ligamentos
ovulación ya que de haber se nos reportará
úterosacros y a un centímetro aproximada­
la presencia de un endometrio secretor.
mente por debajo del cérvix y en medio de
7.- CURVA DE TEMPERATURA BASAL.- los ligamentos antes mencionados se puncio-
Por la influencia progesterónica, la tempe­ na con una aguja de calibre regular y a través
ratura de una mujer normal (que ovule) en de ésta se aspira con una jeringuilla. Si rto
. la segunda fase del ciclo, sufre un as­ se obtiene material no es concluyente como
censo. Esto se trata de determinar con para descartar la patología sospechosa ya
la temperatura basal que es aquella que se que por ejemplo en un embarazo ectópico
jjitoma siempre a la misma hora de la mañana que no se ha roto la punción será negativa.
M PLIEGO: 19
-646-

fedia. f
DiV. CUU l 1 M t ( T I } u # u rt « /t a i) /«)« * <4*< V *>«* « i* •*<* * 3

Fig. ' 9 6-10 E squem a de la te m p e ra tu ra basal

9 .- LAPAR0SC0PIA.— Es un procedi­
miento para el cual se utiliza un aparato
denominado laparoscopio el mismo que, me­
diante un sistema óptico, y una fuente de
luz, permite observar la cavidad abdominal
pudiendo determinarse la presencia de pato­
logía intracavitaria como quistes de ovario,
embarazo ectópico en evolución, etc. (2).
Fig. 96-12.
1 0 .- INSUFLACION TOBARIA.- Es un proce­
dimiento por el cual mediante la aplicación
de gas (C02) a presión controlada, a través
de cérvix, se comprueba la permeabilidad
de las trompas de Falopio. Se registra la
cantidad de gas que ha pasado y la presión
que ha sido necesaria para poder valorar
posteriormente. (2). Fig. 96-13.
1 1 .- HISTEROSALPINGOGRAFIA.—Los estu­
dios radiográficos juegan un papel importante
en el diagnóstico ginecológico y así la H.S.G.
que es el estudio consistente en aplicar un
I. O *.i
medio radio-opaco en la cavidad uterina a Fig. 9 6-12 L aparoscopio
presión y apreciar en la placa si existe alte­
raciones en el contorno de la cavidad uterina, La ginecografía o pelvineumografía consist
y a su vez si pasa o no material a través de en aplicar aire o C02 en la cavidad abdomina
las trompas de Falopio Podrá también ob­ y tomar una placa radiográfica con el objeti
servarse irregularidades por presencia de tu­ de visualizar el útero, los ovarios y pode
mores que desvíen o deformen al útero. (2). apreciar si existe patología. Fig. 96-15
Fig. 96-14. 12.- UROGRAFIA.- Es un procedimient<
-647 -

Fig. 96-13 Aparato para efectuar insuflación


tubaria

Fig. 96-16 Urografía


por aumento o déficit de una determinada
hormona. Por lo general se efectúa las de­
terminaciones de los metabolitos de éstos;
así por ejemplo; el estriol urinario podrá
ayudamos a conocer como están los niveles
Fig. 96-14 Histerosaipingografía de estrógenos en el organismo en el momen­
to de la determinación. (4). (ver valores en
el capítulo de Endocrinología).
1 4 .- PUNCION ABDOMINAL.- Se la efec­
túa cuando se aprecia que existe líquido as-
cítico intracavitario. En ginecología a veces
se observa este fenómeno, cuando está pre­
sente un tumor de ovario. De allí que es
necesario extraer el líquido para estudiarlo
y determinar la posibilidad de existencia de
células malignas. Ver la técnica en el capí­
tulo No. 70.
Fig. 96-15 Pelvineumografía 1 5 .- HISTEROMETRIA.— Creemos conve­
niente poner entre los procedimientos que
que nos sirve para visualizar las vías urina­ ayudan para el diágnostico en ginecología,
rias y que podrá servirnos de ayuda para a la histerometría, que, como su nombre lo
determinar la presencia de un tumor intra- indica, consiste en medir la luz de la cavidad
pélvico y sus relaciones con el sistema urina­ uterina mediante el histerómetro. Este apa­
rio bajo. Fig. 96-16. rato metálico, provisto de ranuras con gra­
13.- DETERMINACIONES HORMONALES. - duación en centímetros o pulgadas nos in­
Se las efectuará en ciertos padecimientos en forma de la profundidad de la cavidad ute­
los cuales se considera existe una alteración rina, de la dirección que sigue la misma, y
-648-
de la presencia de posibles tumoraciones que BIBLIOGRAFIA
estén tomando irregular al útero. Este pro­
cedimiento, aunque aparentemente fácil, no
debe efectuarse si no se ha realizado con 1.— Benson Ralph. Procedimientos Ginecológ.
anterioridad y, previo tacto para determinar eos. p.p. 794-812 Manual de Ginecología y
Obstetricia. Segunda Edición. El Manual
la dirección en la que se encuentra el útero, Moderno. México 1969.
ya que existe el peligro de una perforación 2.— Delgado Urdapilleta Jorge. Villalobos Ro­
uterina. Fig. 96-17. mán Manuel. Métodos diágnósticos de la
permeabilidad tubaria. pp 57-67. Esteriij.
dad e Infertilidad. La Prensa Médica Mexi­
cana. 1976
3.— Novak Edmund. Seegar Jones Georgeanna.
Jones Howard Jr. Carcinoma del Cuello,
pp 243-285. Nueva Editorial Interamericana
1971
4.— Roscoe L. Wall Jr. Factores de Infecun­
didad y su diagnóstico pp 779-905. Clí­
nicas Obstétricas de Norteamérica. Dic.
Fig. 96*17 Histerómetros. 1969 Editorial Interamericana. México

CUADRO No.

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DEL EXAMEN GINECOLOGICO


I .- Objetivos: Al término del proceso enseñanza-aprendizaje el alumno será
capaz de:
1.1: Enumerar lo que debe examinar.
1.2: Enumerar los instrumentos necesarios para el examen.
1.3: Comprobar el funcionamiento correcto del instrumental.
1.4: Colocar a la paciente en la mesa ginecológica en la forma correcta.
1.5: Identificar los genitales externos normales.
1.6: Identificar y describir la probable patología presente en los genitales ex­
ternos, usando los procedimientos clásicos del examen médico.
1.7: Colocar correctamente el espejo vaginal.
1.8: Identificar las estructuras normales cérvico-vaginales.
1.9: Identificar y describir la proba ble patología presente.
1.10: Tomar las muestras necesarias para los exámenes complementarios y
efectuar las solicitudes correspondientes.
1.11: Realizar el tacto bimanual e identificar las estructuras normales.
1.12: Identificar y describir la proba ble pa tología presente.
continúa...
¡viene

2.- Contenidos.- Corresponden al qué y cómo examinar que constan en este tex-
to.
3.- Metodología y Actividades.—
3.1: Repetir varias veces la anatomía de los genitales femeninos.
3.2: Observar y manipular el instrumental varias veces.
3.3: Colocar a la paciente en posición ginecológica de acuerdo con la descrip­
ción del texto.
3.4: Examinar los genitales externos normales y patológicos y describirlos.
3.5: Colocar y fijar el espejo vaginal.
3.6: Examinar los elementos cérvico-vaginales normales y patológicos y des-
cribirlos.
3.7: Examinar diversa patología que amerite la toma de muestras para estu­
dio.
3.8: Efectuar tacto bimanual a varias pacientes.
4.- Recursos.-
4.1: Humanos
4.1.1: Una ayudante.
4.1.2: Mujeres sanas y con patología.
4.2: Materiales
4.2.1 Mesa ginecológica.
4.2.2 Lámpara auxiliar.
4.2.3 Instrumental estéril: campos, espejo vaginal, aplicadores,
laminillas de vidrio, espátula, fijador, formularios para pedidos
de exámenes.
5.- Evaluación: Volviendo a los objetivos, el alumno debe comprobar si es
ya capaz de satisfacerlos.

CAPITULO 97 defc>e ser tomada muy en cuenta dentro de


, la historia clínica general, ya que puede ser
■AMENORREA una manifestación de un trastorno de diferen-
, . ' dación sexual, de una alteración importan-
INTRODUCCION.- Aunque la amenorrea te de la relación hipotálamo-hipófisis-ovario
iÜ» sólo un síntoma, la falta de menstruación o de una imposibilidad anatómica que impi-
- 650 - 1
de la salida del flujo menstrual. Clásicamen­ tomarse muy en cuenta en el interrogatorio
te se ha dividido a la amenorrea en primaria la amenorrea ocasionada por la administra-
y en secundaria, tomando en cuenta si la pa­ ción de productos hormonales. El uso in-
ciente nunca ha menstruado o si la suspen­ discriminado de hormonas o la automedica-
sión del ciclo menstrual ocurrió después de ción de las pacientes especialmente con pro-
haber tenido menstruaciones regulares. ductos anticonceptivos, puede desencadenar
En forma arbitraria se considera que en una amenorrea secundaria que deberá
los estudios de una amenorrea primaria de­ ser investigada.
ben iniciarse a la edad de dieciocho años Diversas clasificaciones se han efectua­
siempre y cuando no exista alteraciones fran­ do para englobar los diferentes tipos de ame­
cas somáticas congénitas que hagan necesa­ norrea. Nosotros vamos a efectuar una cla­
rio la iniciación del estudio en forma inme­ sificación que trata de englobar a las princi­
diata. (1,3,7). Este tipo de amenorrea es pales causas de amenorrea secundaria:
ocasionada por alteraciones en el desarrollo A. Amenorrea Hipotalámica
genital o por trastornos del eje hipotálamo- 1.— Alteraciones neurógenas, psicó-
hipófisis-ovario. Se ha demostrado que la genas
causa más frecuente de amenorrea primaria 2.— Problemas tumorales
se debe a anormalidades genéticas, por ejem­
plo el Síndrome Tumer, el mismo que se B. Amenorrea Hipofisaria
caracteriza por presentar las pacientes talla 1.— Por tumor
corta, infantilismo sexual, pterigium colli, 2 .- Por alteración vascular a ese ni­
cubitus valgus y en el estudio del cariotipo vel (S. de Sheehan)
se encuentra que posee 45 XO. C. Amenorrea Ovárica
1.- Tumor
Por amenorrea secundaria se entiende 2 .- Castración quirúrgica
la suspensión del ciclo menstrual por más de
dos períodos consecutivos. No es más que la D. Otras alteraciones endocrinas
manifestación de un trastorno cualquiera a 1.— Tiroides
nivel del eje hipotálamo-hipófísis-ovario-en- 2 — Suprarrenal
dometrio que con anterioridad funcionaba 3 .- Páncreas (Diabetes Mellitus)
normalmente. E. Amenorrea Nutricional
Se denomina amenorrea fisiológica a- F. Amenorrea Uterina (Curetajes frecuen­
quella en la cual no existe un fondo pato­ tes que destruyeron la basa!)
lógico que la desencadena, como por ejem­ G. Amenorrea Fisiológica
plo la amenorrea del embarazo, que amerita
tomarse muy en cuenta ya que en una mu­ Al iniciar el presente capítulo expli­
jer normal en la época de vida reproductiva camos que la amenorrea es un síntoma; por
es la que principalmente se presenta. lo tanto consideramos que puede aplicarse
La amenorrea de la lactancia es aque­ para su anamnesis el cuadro 3.1.
lla que sigue al parto y que tiene una dura­ Así, cuando nosotros indagamos sobré
ción variable dependiendo de factores inter­ la fecha aparente del comienzo, tratare­
nos y externos; y por último la amenorrea de mos de esclarecer si estamos frente a una
la postmenopausia a la que nos referiremos amenorrea primaria o secundaria. Si la pa­
posteriormente. Cabe mencionarse y debe ciente nos contesta que nunca menstruo y
-651 -

,e¡la tiene ya 22 años deberemos primera- ñan a la amenorrea, así, si la paciente nos
. mente descartar una amenorrea por causa relata que además de la falta de menstrua­
genética para pasar luego a analizar una po­ ción presenta náusea, vómito y crecimiento
sible causa anatómica. abdominal, enfocaremos nuestro diagnóstico
En cambio, si la paciente nos informa hacia el embarazo.
que menstruaba normalmente pero que se Si en cambio nos cuenta que no mens­
le suspendió la regla hace dos períodos, de­ trua desde su último parto el mismo que
bemos interrogar sobre antecedentes de re­ fue hace tres afios y que además nota caída
laciones sexuales por la posibilidad de una del vello, pérdida de peso; teniendo como
gestación. Si no existen antecedentes de antecedente sangrado considerable en el
vida sexual activa, cabe insistir con la pa­ postparto, se hace imprescindible investigar
ciente si este síntoma se presentó por pri­ sobre una causa hipofisaria como sucede en
mera vez o si ya tuvo episodios anteriores; el síndrome de Sheehan.
pues en mujeres jóvenes (adolescentes) pue­ Ciertos medicamentos pueden produ­
de suceder debido a la falta de madurez del cir una suspensión temporal o definitiva de
sistema endócrino o a patología concomi­ la menstruación, como por ejemplo ciertos
tante como en el síndrome de ovario po- productos hormonales administrados por vía
liquístico. parenteral. De allí la importancia de inte­
rrogar el antecedente de su administración.
Es importante que recabemos sobre la (5,6),
forma de comienzo; así por ejemplo, si la
paciente nos cuenta que las menstruaciones Luego de preguntar en forma ordenada
previas a la amenorrea eran escasas y dismi­ sobre los acápites del cuadro 3.1 nos intere­
nuían en forma progresiva, acompañándose sa saber el estado actual indagando el cómo
además de deteriorado estado general, ten­ se siente en ese momento pues eso podría
dremos que indagar sobre una patología sis- aclararnos la etiología del síntoma en estu­
témica como la tuberculosis, con localiza­ dio. Por ejemplo, en la amenorrea produci­
ción genital o una causa nutricionaL Ante da por un tumor hipofisario, la instaura­
la sospecha de que exista un factor sisté- ción de otros síntomas como cefalea o
mico que lo desencadene, insistiremos en alteraciones visuales es lenta y sólo se pre­
indagar sobre la sintomatoiogía acompañan­ senta la suspensión del sangrado menstrual;
te; por ejemplo tos, pérdida de peso, en los pero si ya están presentes las alteraciones
casos de tuberculosis o alteraciones digesti­ consecutivas al crecimiento tumoral será más
vas cuando se sospecha el origen nutridonal. fácil para nosotros llegar al origen del pro­
ceso patológico.
s Si no existe una patología evidente
que pueda ser la causa desencadenante, con­
viene interrogar sobre la causa aparente que BIBLIOGRAFIA
pudo desencadenar el síntoma, así por ejem­ 1.— Benson Ralph C. Amenorrea. Manual de
plo, si la paciente fue sometida a curetajes Ginecología y Obstetricia Segunda Edición,
pp 716-719. El manual Moderno. México
' repetidos puede ser ése el factor desencade- 1969
Miante de la amenorrea por haberse produci­
d o la destrucción de la capa basal imposibi- 2.— Ginsburg J. Scadding G. Havard C. W.
Primary Ameuorrhoea. The Ambigous Non-
^litando la proliferación del endometrio. Se Entity. British Medical Journal 2(6078)
>debe insistir sobre los síntomas que acompa­ 32-52 Julio 77
-6 5 2 -
3.— KeUer Paul J. Trastornos hormonales en suprarrenal) .en pequeñas cantidades. Ocurre
ginecología. Su diagnóstico y tratam iento. la conversión periférica de ésta, (primordial-
pp 105*129. Ediciones Roche, Basilea Suiza,
1979 mente) en la grasa a estrona, pero esta con-
tribución de estrógenos normalmente es muy
4.— Novak Edmund R.—Seegar Jones Georgean- pequeña para prevenir o aliviar los síntomas
na * Jones Howard W. Jr. Tratado de Gine­ de la postmenopausia. (1,2,5) Es impor-
cología pp 656-694. Nueva Editorial In-
teramericana. México 1971 tante anotar que las mujeres con inestabili­
dad emocional manifestada antes de la me­
5 .- Riíkin, I.C.S.: Amenorrhoea Following Use nopausia tienden a sufrir más durante este
of Oral Contraceptives. American Journal
Obstetrics Gynecology 113,420 (1972) período que aquellas con siquismo bien equi-
librado. Aunque las alteraciones pueden pre­
6.— Shearman, R. P.: Investigation and Treat- sentarse en conjunto o aisladas y sin tiempo
mentof amenorrhoea developing after treat-
ment with oral contraceptives. Lancet, delimitado para definir el criterio terapéuti­
1;325, 1968 co y con fines didácticos, conviene separar
7.— Wentz AC, Jones GS. Prognosis in Primary
las manifestaciones en premenopáusicas y
Amenorrhoea. Fertility-Sterillty 29 (6) postmenopáusicos.
614-21 Junio 1978
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 98-1
ALTERACIONES PREMENOPAUSICAS.- Estas
CAPITULO 98 pueden consistir en variaciones del ciclo
menstrual que se modifica presentándose
MENOPAUSIA períodos cortos con poco sangrado o a ve­
ces sangrados profusos; estaría explicado
INTRODUCCION.— Se entiende por meno­ este fenómeno por una insuficiencia del
pausia al cese^o terminación de los ciclos cuerpo lúteo o por ciclos anovulatorios.
menstruales normales. Esto sucede aproxi­ También pueden suceder las alteraciones
madamente entre los 45 a 50 años. (4) mencionadas por persistencia de uno o va­
Va precedido por un período caracterizado rios folículos. En esta época se presentan
por alteraciones de tipo emocional, vaso­ fenómenos de tipo vasomotor caracteriza­
motor y orgánico, denominándosele a esta dos por bochornos u “oleadas” de calor que
época como climaterio. (3,4) la paciente refiere presentar en especial en
El climaterio femenino se lo interpreta la cara.
como la deficiencia paulatina de las funcio­ ALTERACIONES POSTMENOPAUSICAS.- En
nes ováricas caracterizada en especial por la el período que sigue a la última menstrua­
baja en la producción de estrógenos y, lo que ción, que puede variar de pocos meses a
a su vez permite el aumento considerable de varios años, se producen modificaciones que
FSH y LH circulante. También se presentan repercuten sobre la forma de vida de la pa­
ciclos anovulatorios o alteraciones por defi­ ciente en sus relaciones personales con su
ciencia del cuerpo lúteo. familia y con el medio que le rodea (trabajo).
La baja producción de estrógenos por Se caracterizan principalmente por estados
los ovarios es la causa principal de los sín­ depresivos, tendencia al llanto fácil, sudo-
tomas conocidos como menopáusicos. El ración nocturna, insomnio, cefalea persis­
ovario de la mujer menopáusica produce tente. (3) La paciente toma esto como una
androstenediona, (lo mismo que la corteza limitación en el aspecto funcional, intelec­
-653-

CUADRO No. 98-1

EXAMEN DE LA MEMOPAÜSICA:
ANAMNESIS DE LA MENOPAUSIA
Qué preguntar Cómo preguntar
1.— Alteraciones menstruales 1.- Son reglas normales?
2,— Síntomas circulatorios
2.1 Bochornos 2.1 Le vienen calores a la
cara?
2.2 Sudoración nocturna 2.2 Suda en la noche?
2.3 Palpitaciones 2.3 Siente como que se le
sale el corazón?
2.4 Disnea 2.4 Siente que se ahoga?
3 .- Síntomas Psíquicos
3.1 Insomnio 3.1 Duerme bien?
3.2 Inestabilidad emocional 3.2 Llora con facilidad?
3.3 Alteraciones de la libido 3.3 Su deseo sexual, es
igual que antes?
4.— Síntomas Orgánicos
4.1 Artralgias 4.1 Le duele las coyunturas?
4.2 Prurito genital 4.2 Tiene comezón en las
partes?
4.3 Pérdida del cabello 4.3 Se le cae el pelo?

EXAMEN-FISICO
Qué examinar Cómo examinar
1 - Piel 1.- Observación
1.1 Aspecto
1.2 Elasticidad
2.— Genitales externos 2 .- Observación
3 .- Genitales internos 3 .- Según técnica descrita
EXAMENES COMPLEMENTARIOS
1.— Osteoporosis 1.- Rx. columna dorsal
2 .- Citología vaginal 2 .- Según técnica
3.— Biopsia de endometrio 3 .- Según técnica

tual, alterándose por lo tanto su relación en dida de la elasticidad de la misma, con la


.el aspecto familiar y en el desenvolvimiento formación de arrugas apreciándose también
| áe la esfera sexual, social, etc. La falta de aumento de nevus y pérdida del cabello
IhMtrógenos se traduce en la piel por una pér­ (alopecia zonal). La atrofia vulvar y la
-654-
’J S i
contratura del introito se aprecia a la simple 2.— Bernheim Roland Millet Didler. Menop»n ''
sia. Tribuna Médica No. 38 Tomo LV N0 - :
observación de los genitales externos, en va­ Septiembre 1979 pp 15-21 ' *
gina se observará al colocar el espejo pérdida '
de las rugosidades características, palidez 3.— Keller Paul J. Trastornos Hormonales en - ’
Ginecología. Su diagnóstico y Tratamiento’ '
de la mucosa, sequedad de la misma y es 131-135 Ediciones Roche. Basilea S n ¿ ‘
común apreciar la presencia de fisuras. 1979.
Es frecuente la cistitis a repetición en las
4.— Novak Edmund R.- Seegar Jones Georgeanóg "
pacientes postmenopáusicas, así mismo se Jones Howard W. Jr. pp 89-91, 713-725 '
aprecia el aumento de la incidencia de Nueva Editorial Interamericana México 197J
incontinencia urinaria de esfuerzo, expli­
5.— Van Keep, P.A., Lauritzen, C: Estro»®,
cándose ésto por la pérdida de tonicidad in the Post Menopause. Basilea: Karger, I 975
de los tejidos que conforman el piso peri-
neal; de allí también el aumento de pro­
lapsos genitales.
CAPITULO 99
Entre los tres a cinco años posteriores
a la menopausia, las pacientes se quejan de
dolores'articulares, dorsalgias, lumbalgias y EXAMEN OBSTETRICO
se ve con frecuencia fracturas debidas a
pequeños traumatismos como la fractura de En consulta externa o en sala general
cuello de fémur. Esto está explicado porque de un hospital, podemos encontrar pacien­
la baja producción de esteroides ocasiona tes que además de su problema por el qué
una rarefacción ósea. La osteoporosis avan­ consultan, o se encuentran hospitalizadas,
zada se observa en rayos x como una dismi­ cursen también con un embarazo conco-
nución de la densidad ósea a causa de la mitante. Cabe también la posibilidad dé
desmineralización de las travéculas en espe­ que pueda haber patología de tipo obsté­
cial en vértebras (el diagnóstico se confirma trico añadido a otra patología. De allí la
con la prueba de Sulkowith para hipercal- importancia de que siguiendo la exploración
ciuria. (1). Conviene mencionar ciertos da­ clínica general se efectúa también la explo­
tos de laboratorio que son indicativos de ración obstétrica. f
insuficiencia estrogénica: La citología va­ Igual que en una historia clínica co­
ginal nos da un extendido característico de mún debemos efectuar primero, el interro­
la época con menos del 5°/o de células gatorio dando importancia fundamentalmen­
comificadas, aumento de parabasales y leu­ te a la fecha de la última menstruación'y
cocitos. Las cifras plasmáticas y urinarias a continuación se efectuará la inspección,
de FSH-LH están aumentadas. La biopsia la palpación, la percusión y i auscultación.
de endometrio reporta atrofia endometrial. En lo que se refiere a la percusión misirái
(1,3). es muy limitada en este campo, pero en
cambio tendrá que aumentarse como parte
del examen la exploración obsté trica-gine-
cológica. Cabe recalcar que la exploración
BIBLIOGRAFIA
obstétrica debe efectuarse con la mayor
1 .— Benson Ralph. C. Menopausia y Climaterio. licadeza posible tratando de no lastimar^
Manual de Ginecología y Obstetricia. Se­ la paciente físicamente y cuidando de
gunda Edición pp 720-728 El Manual Mo­
derno. México 1969 herir su pudor natural. De preferencia'<®||
- 655 -

CUADRO No. 99-1


EXAMEN FISICO
Qué examinar Cómo examinar
1.- Facies 1.— Observación
(cloasma gravídico)
2 .- Mamas
2.1 Color, red venosa, tamaño 2.1 Observación
2.2 Turgencia 2.2 Observación
2.3 Presencia de calostro 2.3 Expresión
3.— Abdomen
3.1 Color, volumen 3.1 Observación
3.2 Altura de fondo uterino 3.2 Midiendo con cinta
, métrica
3.3 Ruidos fetales 3.3 Auscultando con
Dopler o con corneta

l¿ berá efectuarse en presencia de un fami-


liar o de otra persona relacionada con la
profesión. El examen propiamente dicho
V ' debe ser integral, es decir que se explorará
como en todo examen físico empezando des­
dé la cabeza hasta los pies. El cuadro
No. 99-1, nos indica qué y cómo examinar.
lONSIDERACIONES AL CUADRO No.
jW -1.- La importancia de efectuar el exa-
fcien empezando por cabeza en una paciente
Rstétrica y no concretarnos tan sólo a los
ptganos genitales, radica en que podemos
apreciar signos que pueden ir relacionados
Fig. 99-2 G lándulas m am arias d e paciente
* directamente con el proceso gestacional o gestante
¡*5 con una patología obstétrica concomitante. la misma que en caso de embarazo está
*,’r,íAsí por ejemplo al referirnos a cabeza, ha- hiperpigmentada pudiendo encontrarse tam­
‘L > á que valorar la facie de la paciente ya que bién los corpúsculos de Montgomery que
*se ha descrito una facie gravídica y que ge- no son más que prominencias de las glándu­
ffiptór límente va acompañado del “cloasma las sebáceas. Fig. 99-2. En cuanto al tamaño
^ g gavídico” Fig. 99-1, consistente en altera- de la glándula misma se la apreciará aumen­
■Sjj&iones de pigmentación al nivel de la cara. tada. A la palpación se observará aumento
SpM explorar las glándulas mamarias tendre- de la sensibilidad profunda y superficial.
H p s que observar primero su tamaño, cam- En pezón debemos hacer una expresión del
de coloración al nivel de pezón y areola, mismo con el objeto de valorar si hay salida
n. xvni.
- 656 -
de calostro, lo mismo que aunado a los otros
signos será de ayuda para el diagnóstico.
En abdomen mediante la inspección
tendremos que valorar aumento de pigmen­
tación de la línea media en especial en la
región umbílico-pubiana, la que se torna
obscura en los casos de embarazo; de allí
que se la denomina como "línea morena”.
Fig. 99-3. La palpación se la efectuará
teniendo en mente las normas del examen
físico general, que se realiza colocando las
manos como indica la figura 99-4, y deslizan­ M aniobra para d eterm in ar el fondo
do las manos hasta encontrar el fondo ute­ u terin o
rino, procediendo luego a medir con cinta
métrica la altura del útero a partir del pubis
Fig. 99-5. La altura del fondo uterino diferi­
rá de acuerdo a la edad gestacional en que
se encuentre la paciente al momento del
examen. Así, si se trata de un embarazo de
aproximadamente doce semanas, el fondo
uterino se palpará apenas por encima del
pubis; en cambio un útero gestante de vein­
te semanas podrá ser palpado a nivel del
ombligo y en un embarazo de cuarenta se­
manas el fondo uterino estará a nivel del
reborde costal. Fig. 99-6. En el caso de
embarazos del primer trimestre, la palpa­
ción nos ayudará tan sólo para determi -
nar si la altura del útero está de acuerdo con
la edad gestacional correspondiente; en cam­
bio, en embarazos que cursan el segundo Fig. 99-5 M edición de la altura u terin a
trimestre la palpación podrá servirnos ade­ segunda maniobra trata, mediante movimien­
más para determinar la presencia de partes tos alternos de la mano exploradora de en­
fetales. En el tercer trimestre nos sirve para contrar el dorso fetal el que se caracteriza
encontrar el tamaño uterino, la situación por ser regular, mientras que el otro lado se­
del feto, la presentación del mismo y su rá irregular porque allí se encuentran las
posición. extremidades fetales. La tercera maniobra
trata de determinar en donde se encuentra
Para determinar la situación, la pre­ el polo cefálico. Y la cuarta maniobra, por
sentación y posición fetal se utiliza las ma­ fin, determinará si existe o no encajamiento
niobras de Leopold, las mismas que están del polo cefálico, para lo cual a ía vez que ;
resumidas en la Fig. 99-7. La primera ma­ palpa la cabeza del feto como en la tercera]
niobra consiste en buscar la altura del fondo trata de desplazar el mismo como si se qui­
uterino mediante la palpación bimanual; la siera introducir los dedos de la mano ex-
Fig. 99-3: Lám. X VIII.
Fig. 99-6 Altura uterina de acuerdo a las
semanas de gestación
ploradora por atrás del pubis.
Se entiende por situación fetal la re­
lación entre el eje longitudinal del feto y el
eje longitudinal de la madre por lo que pue­
de haber una situación longitudinal, trans­
versa u oblicua.
Se entiende por presentación aquella
parte del feto que se encuentra en contacto
con el estrecho superior de la pelvis materna
pudiendo ser, por lo tanto, cefálica, pélvica,
de hombros, etc.
La posición es la relación que existe Fig. 99-8 Aparato de ultrasonido (Dopler)
entre el dorso del feto y el hemiabdomen de pubis a ombligo. Fig. 99-8.
de la madre, pudiendo ser izquierda o Si la auscultación se efectúa con la
derecha. cometa obstétrica clásica, Fig. 99-9, deberá
En lo referente a la auscultación, es determinarse por medio de las maniobras
factible determinar la frecuencia cardiofetal antes mencionadas la localización del dorso
a partir de la décima segunda semana me­ del feto y allí tratar de auscultar la frecuen­
diante el aparato de ultrasonido (Dopler) y cia cardiofetal determinando el número de
con la cometa obstétrica a partir de la vigé­ latidos por minuto que normalmente puede
sima segunda semana. Si se utiliza el pri­ estar entre 120 y 160, generalmente auscul-
mero deberá previamente colocarse en el table en 140 latidos por minuto. Conti­
abdomen materno un material líquido que nuando el examen de la paciente, tendremos
permita la transmisión sonora hacia el apa­ que efectuar la exploración ginecológica
rato y el sitio de auscultación deberá encon­ externa de acuerdo a la técnica escrita an­
trarse mediante movimientos suaves que irán teriormente, para complementarlo luego con
-6 5 8 - 1
CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
99-2. Una vez que la paciente se encuentra
en posición adecuada se seguirá las normas
descritas para la exploración ginecológica
dando énfasis en buscar ciertos signos ca-
racterísticos de la gestación, como por ejeni-
pío el signo de Chadwick que consiste en el
cambio de coloración de la mucosa vulvo-
vaginal; el color que fuera del embarazo es
rosa pálido, pasa a ser azulado (como de
cianótico) o violáceo.
Luego se procede a efectuar el tacto
vaginal el mismo que en los embarazos ini­
Fig. 99-9 Corneta Obstétrica
ciales nos ayuda a determinar si existen da­
el tacto vaginal tendiente a buscar datos tos característicos de la gestación. Así por
característicos que acompañen al embarazo. ejemplo si palpamos el cuello uterino servi­
El cuadro No. 99-2 nos indica el rá la comparación de que el cérvix, en un
qué y cómo examinar: útero gestante, tiene la consistencia semejan-

CUADRO No. 99-2

TACTO VAGINAL EN LA PACIENTE OBSTETRICA


Qué examinar Cómo examinar
1 .- Cuello uterino 1.— Determinar la consistencia
mediante presión digital
1.1 Dilatación 1.1 Tratando de intro -
ducir el dedo índice
en el orificio cervical
externo, (delicada —
mente)
1.2 Borramiento 1.2 Valorar la c. longitud del
cuello
2.— Cuerpo Uterino 2.— Mediante tacto bimanual
2.1 Tamaño
2.2 Consistencia 2.2 Buscando signo de
Hegar
2.3 Forma
2.4 Situación
3.— Anexos 3 .- Mediante tacto bimanual
3.1 Tamaño
3.2 Consistencia
3.3 Movilidad
-659-

Fig. 9 9-10 B orram ien to y d ilatació n cervical

te a la que se experimenta al palparse los


labios (de la boca); en cambio el cérvix de
la paciente no gestante tiene una consisten­
cia similar a cuando se palpa el cartílago de
ía nariz. Si el tacto se efectúa a una paciente
que está en trabajo de parto o de-aborto,
tendremos que valorar si existe borramiento
o dilatación cervical, entendiéndose por bo-
rramientos a la disminución de la longitud
del cérvix debido a la contractilidad persis­
tente y sostenida del útero; dilatación cervi­
cal, en cambio, es la permeabilidad de éste
que será mayor cuando esté más avanzado el
trabajo de parto. Fig. 99-10. Continuando
el tacto, pasaremos a efectuarlo en forma
bimanual, es decir, tendiendo a medir el
tamaño del útero, su consistencia, la misma El útero de una paciente no gestante
que es un dato positivo de embarazo cuando o con gestación inicial conserva su forma
encontramos el útero reblandecido. Se debe piriforme y mientras continúa la gestación,
procurar determinar ciertos signos que se irá variando ésta en sentido ántero-posterior
consideran de probabilidad de embarazo co­ y longitudinal para luego también aumentar
mo el de Hegar que consiste en lograr for­ en sentido transverso. En lo referente a la
mar una angulación entre el cuello y el situación se deberá determinar si el útero
cuerpo del útero gestante siendo posible por­ se encuentra lateralizado; en anteversión o
que el istmo uterino se encuentra reblandeci­ en retroversión. Esto deberá determinarse
do. Fig. 99-11. Naturalmente este dato será mediante exploración bimanual. En emba­
negativo en los úteros no gestantes. Existen razadas que cursan el segundo y tercer tri­
además otros signos pero de menor utilidad. mestre de gestación no es imprescindible
-660 -
efectuar tacto si no están con labor de parto, El examen elemental y microscópico
sino que solamente se efectuará la explo­ de orina es una prueba de mucha ayuda
ración abdominal tendiente a comprobar la durante el embarazo, ya que además de in-
existencia de partes fetales y luego auscul­ formarnos de problemas infecciosos en vías
tar latidos fetales. La determinación, in­ urinarias, nos dará una guía ante problemas
terpretación y análisis de los datos ante­ propiamente obstétricos como la toxemia,
riores corresponden ya al especialista. por lo que debe solicitarse en forma repe.
tida durante el período gestacional. Las
reacciones serológicas no deben faltar en
PROCEDIMIENTOS Y EXAMENES DE la solicitud de examen con el fin de detectar
enfermedades venéreas. El test de Papa­
USO COMUN EN OBSTETRICIA nicolaou tiene la finalidad de detectar tem­
Vamos a enumerar ciertos procedi­ pranamente neoplasias cérvico-vaginales. £]
mientos y algunos exámenes de laboratorio examen coproparasitario debe solicitarse de
que son de utilidad en la valoración del esta­ rutina para determinar la presencia de pa­
do general y evolución de una paciente en rásitos fundamentalmente.
estado grávido.
ESTUDIOS RADIOLOGICOS- Aunque es ne­
Al solicitar exámenes de laboratorio cesario mencionar que los estudios radio­
de una paciente embarazada, no debemos lógicos no son inocuos para el produc­
omitir los siguientes: to en formación, es indispensable cono­
1.- Biometría hemática cer su aplicación en embarazos del ter­
2 .-Grupo sanguíneo y factor Rh cer trimestre. Se utilizan básicamente
3— Química sanguínea para determinar la edad ósea del feto, pu­
4— Reacciones Serológicas diéndose reconocer los núcleos de osifica­
5.— Ex. elemental y microscópico ción que se presentan según la edad en que
de orina se encuentre el feto. Puede también solici­
6.— Estudio de Citlogía vaginal tarse una radiografía simple de abdomen
(Papanicolaou) para determinar o confirmar la sospecha de
7.— Coproparasitario una desproporción céfalo-pélvica, duda de
muerte fetal, excesivo tamaño del producto,
Con la biometría podremos determinar
la presencia de anemia o de un cuadro in­ anomalías del mismo, embarazo múltiple, etc.
feccioso que esté en evolución, aclarando Las determinaciones hormonales como
que una leucocitosis moderada puede ser de gonadotrofina coriónica, estrógenos, preg-
normal en el embarazo. El grupo sanguíneo nandiol, lactógeno placentario, sólo las men­
y factor Rh nos pondrá en alerta de la cionaremos puesto que el procedimiento e
posible presentación de un cuadro de eritro- interpretación cae ya en el campo de la
blastosis fetal por incompatibilidad sanguí­ especialidad.
nea materno-fetal. La amniocentesis es el procedimiento
La glicemia alta nos dará informes por el cual se extrae, mediante punción,
sobre un proceso diabético, los valores anor­ líquido amniótico, a través de la pared abr
males de úrea y creatinina nos obliga a domina]. Este líquido servirá para efectuar
investigar problemas renales que son fre­ estudios de valoración de madurez fetal,
cuentes en el embarazo. determinación de la existencia de sufrimien?
Fig. 99-12 Ecografía de u n útero gestante

to fetal y estudio citogenéticos. del Embarazo. Manual de Ginecología y


Obstetricia, pp 38-56 El Manual Moderno,
El ultrasonido tiene utilidades prácti­ México 1969
cas en obstetricia ya que con el podemos
determinar, mediante el aparato Dopler, la 2.— Me Lennan Charles E. Sandberg Eugenc C.
Diagnóstico de Embarazo Compendio de
frecuencia cardiofetal del producto. La Obstetricia, pp 73-91 Nueva Editorial In-
ecosonografía últimamente en boga, está teramericana México 1977
desplazando en parte a la radiología y dá
3.— Pineda Zúñiga Augusto. Rico Nieva Pablo.
gran ayuda para el diagnóstico obstétrico. Diagnóstico de Embarazo. Elementos de
Fig. 99-12. Ginecología y Obstetricia. Tomo I Hospital
de Gíneco-Obstetricia No. 3 Asociación de
Médicos. México 1976

BIBLIOGRAFIA 4.— Hellman Louis M. Pritchard Jack A. Diag­


nóstico del Embarazo. Williams Obstetricia,
L.— Benson Ralph C. Diagnóstico y Duración pp 239-250. Salvat Editores, México 1973
QUINTA PARTE

SISTEMA MUSCULO - ESQUELETICO


SISTEMA ENDOCRINO
SISTEMA HEMATOPOYETICO Y LINFATICO

Dr. Wilson Peñaflel


- «11^

661 -
-
I CAPITULO 100 dolor que puede aparecer en repoio o qua
puede hacerse más ostensible cuando ll
presionada o ejercitada en su movimiento
SISTEMA MUSCULO-ESQUELETICO en forma pasiva o en forma activa. Sin
embargo, es necesario proceder con cuidado
La semiotecnia del sistema músculo— en la interpretación de algunos lignoi
¿ esquelético comprende fundamentalmente la tivos. Por ejemplo, en la denominadaÉMÉi
! exploración de las articulaciones. Para esto, tis prerrotuliana aguda, (bolu da loa OSfiMP
! se requiere la aplicación de dos métodos nos) (1), la movilización de la rodilla al
! exploratorios: la inspección y la palpación máximo de su extensión provoca dolor( da*
más la realización de ciertas maniobras espe­ mostrando cierto margen de movilidad pail>
ciales basadas en la disposición anatómica de va indolora, con sensibilidad exquisita en di*
la articulación examinada. terminada zona. En cambio en UD pfOMM
artrítico agudo de carácter Infistrilfráit
Vamos a considerar los principales
la movilización pasiva provoca dolor M «*ft!
síntomas y signos. Los dividiremos en gene­
el margen del movimiento y las zonal di
rales y específicos. El Cuadro 100-1, expresa
sensibilidad son difusas (1).
los síntomas y signos generales.
En la exploración de rutina del lllte*
ma articular, la movilización y la oompt*
¡ CUADRO No. 100-1 sión simultáneas constituyen pruebas Útiles
para detectar inflamación articular. Así, el
SINTOMAS Y SIGNOS GENERALES signo más precoz en la artritis reumatoldea
1.- Dolor. suele ser el dolor producido en una articu­
lación metacarpofalángica de la mano y que
2.- Calor. generalmente es simétrica (1, 2, 3). En las
3 .- Rubor. artropatías degenerativas (osteoartrosis) pue­
4 .- Edema. den descubrirse áreas sensibles localizadas
en relación con los ligamentos y otras estruc­
5.- Deformación. tura que rodean la articulación (2,4).
6 .- Impotencia funcional.
El dolor de la articulación enferma es
la que lleva a la impotencia funcional de la
misma. Es característico como en la fiebre
1.— DOLOR.— Aparte de lo consignado reumática, en donde el proceso agudo ataca
en el Cuadro 3-2 que trata del síntoma dolor preferentemente a grandes articulaciones y
en general, es necesario hacer las siguientes que tiene el carácter migratorio, la incapaci­
consideraciones, que lo contiene el Cua- dad funcional de las diferentes articulaciones
) dro 100-2 tomadas, llevan a un verdadero estado de
CONSIDERACIONES AL CUADRO 100-2 postración.
i El dolor articular constituye el síntoma 2 .- CALOR.- Interrogaremos al paciente
; más llamativo dentro de los procesos inflama­ si la piel de la articulación o articulaciones
torios articulares denominados también ar- enfermas están calientes.
j tríticos. 3.— RUBOR.— Del mismo modo, pregun­
Una articulación inflamada provoca taremos si la piel de las articulaciones afee-
-6 6 4 -

CUADRO No. 100-2

DOLOR ARTICULAR
Qué interrogar Cómo interrogar

1.1: Dolor articular espontáneo. 1.1: Cuando está en reposo le duelen


las coyunturas?
1.2: Dolor articular con el movimien­ 1.2: Cuando le mueve la coyuntura,
to activo. el dolor aumenta?
1.3: Dolor articular con la presión 1.3: Cuando se presiona la coyuntura
enferma el dolor se hace más in­
tenso? Señale el sitio que más le
duele.
1.4: Dolor articular con los movi­ 1.4: Qué le pasa al dolor cuando yo le
mientos pasivos. muevo la coyuntura? (el médico
moviliza suavemente la articu­
lación).
1.5: Dolor monoarticular o poliarticu- 1.5: Cuáles articulaciones le duelen?.
lar.
1.6: Carácter migratorio del dolor 1.6: Siempre le duelen las mismas
articular. articulaciones?
1.7: Dolor articular simétrico. 1.7: Le duelen las mismas articulacio­
nes en ambos lados?.

tadas se han enrojecido. En los procesos inflamatorios agudos


sean mono-articulares o poli-articulares, el
4 .- EDEMA.- Al edema lo podemos con­
edema es siempre caliente; en cambio en
siderar como un síntoma y como un signo.
los procesos que han pasado a la crono-
Como síntoma nos remitimos al Cuadro 3-1,
cidad o por lesiones degenerativas, el edema
correspondiente al interrogatorio aplicable a
es frío. El carácter renitente de la tumefac­
cualquier síntoma y como signo al Cuadro
ción habla siempre a favor de la presencia
100-3.
de derrame intraarticular.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 100-3
5._ y 6 .- DEFORMACION ARTICULAR
El edema articular denominado tam­
E IMPOTENCIA FUNCIONAL.- El Cua­
bién tumefacción articular, puede asentar en
cualquiera de las estructuras de la articulación dro 100-4 señala el qué y cómo interrogar.
como: 1) Tejido subcutáneo periarticular; CONSIDERACIONES AL CUADRO 100-4
2) Cápsula y membrana sinovial; 3) Cartíla­ La deformación articular se observa
go articular; 4) Tejido óseo; 5) Combina­ en grandes tumefacciones articulares como
ción de estos elementos. por ejemplo en la artritis de la fiebre reu­
-6 6 5 -

CUADRO No. 100-3

EDEMA ARTICULAR
Qué examinar Cómo examinar
1 .- Edema articular caliente 1.— Palpando con el dorso de los de­
dos la piel de la articulación en­
ferma.
2 .- Edema articular frío 2.— Idem.
3 .- Edema por derrame sinovial 3 .- Palpando la articulación afectada
que dá la sensación de palpar una
pelota de agua.

CUADRO No. 100-4

ANAMNESIS DE LA DEFORMACION E IMPOTENCIA FUNCIONAL


Qué interrogar: Cómo interrogar:
1.- Deformación articular 1.- Ha observado que su articulación
ha cambiado de forma?

2 - Impotencia funcional:
2.1: Rigidez articular. 2.1: Ha observado que sus articulacio­
nes amanecen rígidas o tiesas?
2.2: Movimiento articular pasivo. 2.2: Puede mover su articulación en­
ferma, con ayuda?
2.3: Movimiento articular activo. 2.3: Puede mover la articulación en­
ferma, sin ayuda?
2.4: Crujidos articulares 2.4: Al realizar los movimientos ar­
ticulares ha oído ruidos?

mática, artritis reumatoidea, etc.; en trauma­ La impotencia funcional, como su


tismos que han producido luxaciones o frac­ nombre lo indica, es la disminución o desapa­
turas, en grandes derrames intraarticulares rición de los movimientos de determinada
serosos (hidrartrosis), de sangre (hemartrosis) articulación.
o de pus (piartrosis). La Fig. 100-1 demues­ Se investiga solicitando al paciente que
tra una deformación de rodilla por artritis. mueva la articulación o articulaciones afecta-
-666 -

Fig. 100-1 Ejemplo de deformación articular


por artritis de rodilla.
das, sea en forma pasiva (con ayuda) o en
forma activa (sin ayuda). En los procesos
inflamatorios agudos, el dolor que siente el
paciente al tratar de movilizar su articulación
Fig. 100-2 Ejemplo de anquilosis de cadera.
es lo que determina la impotencia funcional.
La movilidad articular pasiva está res­
tringida en casi todas las afecciones inflama­
torias o degenerativas; también lo encontra­
mos en los traumatismos articulares con
lesiones de los diferentes elementos anató­
micos que dañan la arquitectura articular
(musculares, ligamentosas, capsular, óseos,
etc.). Los ejemplos más frecuentes son los
esguinces, luxaciones y fracturas que serán Fig. 100-3 Técnica palpatoria para investigar
descritos al hablar de los síndromes articu­ crujido articular de rodilla.
lares. La movilidad pasiva está abolida en ca­
con granulaciones finas (1,2, 3). En las os-
sos de fusión ósea, como sucede en la anqui-
teoartrosis, la crepitación es más ruda. El
losis Fig. 100- 2.
ruido crepitante puede también tener su
La movilidad articular activa disminui­ origen en las vainas tendinosas (4).
da significa siempre un menor grado de lesión
aunque en la anquilosis, esta movilidad tam­
bién está abolida.
El crujido articular, es un signo impor­ BIBLIOGRAFIA
tante de artropatía, que puede ser escuchado
1.— Bilka P.J.: Signos físicos de la Artritis Reu-
y también palpado ejercitando el movimien­ matoide. Clínica de Norteamérica, Mayo,
to pasivo de la articulación, colocando una 1968, p. 493—502.
de las manos sobre la articulación, tal como 2.— Christian Ch. L.: Artritis Reumatoide y
lo demuestra la Fig. 100- 3 En la artritis enfermedad articular degenerativa. De Tra­
reumatoidea , se puede percibir una crepita­ tado de Medicina Interna de Cécil—Loeb,
Beeson McDermott; 14 edición. Tomo I, Par­
ción suave y fina, que indica que las superfi­ te VI, Cap. 87 y 98, p. 170—192. Editorial
cies móviles ya no son de cartílago Uso, sino Interamericana, México 1978.
Stevens M.B., Townes A.S.: Artritis Reuma*
toide y Artropatía Degenerativa. De Trata*
do de Medicina Interna de Harvey A.M.,
Johns, Owens, R o»; 19 edición. Sección 14,
Caps. 116 y l2 1 , p. 1215—1267. «escorial
Interamericana, México, 1978.
Wemer M.: Artrosis. De Compendio de
Reumatologfa. Pág. 214—239. Barcelona,
1965.

CAPITULO 101

COLUMNA VERTEBRAL

Conviene realizar un estudio en conjun­


to de la columna vertebral y luego por seg­ Fig. 101-1 Curvaturas normales de la colum­
na. Sujeto de perfil.
mentos.
X - COLUMNA VERTEBRAL EN CON­
JUNTO.
Se estudiará:
1.1: Alteraciones en la forma.
1.2: Alteraciones de la movilidad.
1.3: Alteraciones en la estructura.
1.1: ALTERACIONES EN LA FORMA.- En el Fig. 101-2 Xifosis y lordosis patológicas.
sujeto adulto normal, la columna cervical y
la lumbar presentan una lordosis fisiológica,
en cambio la columna dorsal y el sacro
presentan una cifosis también fisiológica,
Fig. 101-1 .
La forma de la columna vertebral cam­
bia constantemente según la posición que el
sujeto adopte o el movimiento que ejecute.
Cuando la alteración de la columna vertebral
es permanente y no es posible corregirla por
la voluntad, se dice que la alteración es Fig. 101-3 Escoliosis de columna.
patológica (4). Estas desviaciones patoló­ Cifosis y lordosis patológicas.— Fig.
gicas pueden ser observadas en el plano sa­ 101-2 Se localiza en la región dorsal y lum­
gital, dando lugar a las cifosis patológicas y bar respectivamente e indica lesión a nivel
lordosis patológicas, Fig. 101-2 , y en el pla­ de los cuerpos vertebrales o discos interver­
no frontal dando lugar a la escoliosis, Fig. tebrales, ya que al disminuir su consistencia,
101-3 . permite que se aplaste bajo el peso del cuer­
- 668 -
po, y como el arco posterior de las vértebras
no se aplastan, la columna, al ceder en su
parte anterior, se incurva hacia adelante (4).
Como ejemplos podemos citar a la
tuberculosis vertebral o Mal de Pott, osteo­
mielitis, cáncer óseo, fracturas, lesiones del
disco intervertebral, etc.
Es importante indicar que como fenó­
meno compensatorio, se produce en estos ca­ Fig. 101-4 Lordosis lumbar compensatoria d*
xifosis dorsal.
sos una exageración de la lordosis lumbar
Fig. 101-4 ,con el objeto de restablecer el
equilibrio.

Escoliosis.— En condiciones normales,


y observando al paciente desde atrás, la co­
lumna es casi recta y situada totalmente en el
plano medio sagital del cuerpo, con excep­
ción de una leve curva de concavidad iz­
quierda en la región dorsal, como resultado
del desigual desarrollo muscular de la cintura
escapular y del miembro superior derecho.
En los zurdos la concavidad es hacia la dere­
cha. Esta rectitud de la columna se puede Fig. 101-5 Escoliosis compensadora por de­
sigualdad de miembros inferiores.
alterar por las siguientes causas: La disminución de la movilidad de la
1.— Desigualdad de longitud de los miem­ columna puede deberse a lesiones o procesos
bros inferiores; en este caso, la pelvis se incli­ inflamatorios que afectan a todos y cada
na hacia el lado más corto, para conservar el uno de los elementos anatómicos. Así se
equilibrio, produciéndose escoliosis compen­ encuentran limitaciones en procesos artríti­
sadora. Fig. 101-5 . cos como la espondilitis anquilopoyética, en
2.— Malformaciones congénitas (escoliosis lesiones degenerativas de la columna como
congénita). la espondiloartrosis, en luxaciones o frac­
turas de vértebras y en la hernia de los discos
,3.— Parálisis de los músculos de los canales intervertebrales, entre otros padecimientos.
vertebrales, como en la poliomielitis. I.3 : ALTERACIONES DE LA ESTRUCTURA
4.— En retracciones de un hemitorax por DE LA COLUMNA VERTEBRAL.- Sólo son
procesos pleuro-pulmonares graves. Esta visibles a los Rayos X, de tal manera que se­
también es una escolisis compensadora. rán estudiadas en la parte correspondiente a
exámenes complementarios.
II.- COLUMNA VERTEBRAL POR SEG­
1.2: ALTERACIONES DE LA MOVILIDAD.- Se
MENTOS:
investiga haciendo realizar movimientos de:
flexión, extensión, inclinación lateral y rota­ Se debe realizar con el paciente de pie
ción, tal como indican las figuras 101-7A, o sentado, con el dorso erguido. El Cuadro
101-7B, 101-7C, y 101-7D. 101-1 analiza el qué y cómo examinar.
-6 6 9

Movimientos de columna dorso*


lumbar: A) Flexión; B) Exten­
sión; C) Flexión lateral; O) Rota­
ción.
-6 7 0 -

CUADRO No. 101-1


EXPLORACION DE COLUMNA VERTEBRAL POR SEGMENTOS
Qué examinar: Cómo examinar:
1 Columna cervical:
1.1: Movimiento de flexión 45° 1.1: Haciendo que el paciente incline
la cabeza hacia abajo. Fig.
101-10A.
1.2: Movimiento de extensión 45° 1.2: Haciendo que el paciente extien­
da la cabeza hacia atrás Fig. 101-10B
1.3: Movimiento de flexión lateral 45° 1.3: Haciendo que el paciente incline
la cabeza hacia un lado, tratando
de pegar la oreja hacia el hombro.
Fig. 101-10C.
1.4: Movimiento de rotación 60° 1.4: Haciendo que el paciente gire su
cabeza hadala derecha o izquier­
da. Fig. 101-10D.

2.— Columna dorso-lumbar:


2.1: Movimiento de flexión. 2.1: El paciente de pie y manteniendo
sus rodillas rectas, se le invita a
que intente tocar los dedos de
sus pies, con sus manos. Fig.
101-7A.
2.2: Movimiento de extensión. 2.2: Con el paciente de pie, se le invita
a que se incline hacia atrás apo­
yándose en la mano del explora­
dor. Fig. 101-7B.
2.3: Movimiento de flexión lateral. 2.3: -El paciente de pie, desliza su ma­
no (izquierda o derecha) hacia
abajo, siguiendo por la superficie
de la respectiva pierna. Fig.
101-7C.
2.4: Movimiento de rotación. 2.4: Con el paciente sentado en un
taburete se solicita que rote la ca­
beza y los hombros hacia un lado
primero y luego hacia el otro,
hasta alcanzar el máximo movi­
miento. Fig. 101-7D.
-671 -

CONSIDERACIONES AL CUADRO 101-1


La columna cervical, en condiciones
normales, presenta una curvatura hacia ade­
lante o lordótica, que en condiciones pato­
lógicas, puede aplanarse.. En la exploración
de la columna cervical, es importante que el
paciente realice una serie de movimientos
tales como: flexión hacia adelante, flexión
lateral, extensión y rotación. Los movimien­
tos de flexión generalmente alcanzan un
máximo de 45°, en cambio que el movimien­
to de rotación llega hasta los 60°, como in­
dican las figuras No. 101-10- Los movi­
mientos de flexión se realizan entre el occi­
pucio y la primera vértebra cervical, en cam­
bio, el movimiento de rotación se realiza
entre la lera, y 2da. vértebras cervicales.

Los procesos inflamatorios o degenera­


tivos que afectan a las estructuras del raquis
cervical, producen necesariamente limitación
o anulación de los distintos movimientos.
Son frecuentes las espondilitis o degenera­
ción de los discos intervertebrales y las
espondiloartrosis o degeneración de las ar­
ticulaciones .intervertebrales. Otro padeci­
miento que disminuye la función del raquis
es la espondilitis anquilosante o anquilopoyé-
tica, debido a la esclerosis de la superficie de
los cuerpos vertebrales y a la calcificación del
aparato ligamentoso.

La columna dorso-lumbar, se la explo­


ra en unidad. Funcionalmente existe una va­
riación importante: mientras los movimien­
tos de flexión y extensión los realiza la co­
lumna lumbar, los movimientos de rota­
ción, se efectúan en la columna dorsal.
En los movimientos de flexión hacia
adelante, la amplitud se juzga observan­
do con cuidado los movimientos de la
Fig. 101-10 Movimientos de columna cervical:
región lumbar cuando invitamos al paciente a
¥ A) Flexión; B) Extensión; que toque con sus dedos de las manos los
C) Flexión lateral; D) Rotación. pies, manteniendo derechas las rodillas. Los
■674 -
humerales o del hombro total y se observan
principalmente en los movimientos de ab­
ducción y de flexión. Se debe tomar como
posición de comienzo o cero aquella en que
el brazo cuelga junto al cuerpo con la palma
de la mano hacia adelante.
Los procesos dolorosos del hombro,
son atribuidos generalmente a padecimientos
inflamatorios agudos de origen reumático co­
mo por ejemplo la artritis reumatoidea, la fie­
bre reumática, el lupus eritematoso etc. o a
procesos crónicos degenerativos. En otras
ocasiones son procesos inflamatorios locali­
zados no artríticos primarios, tales como las
tendinitis,bursitis, capsulitis, etc.
bro.

Fig. 102-2 Movimientos del hombro: A) Ab­


ducción; B) Aducción; C) Flexión;
D) Extensión; E) Rotación Inter­
na; F) Rotación externa.
- 675 -

Fíg. 102-3 Movimiento articulación gleno—


humeral pura.

Así por ejemplo, en la tendinitis del


supraespinoso (4, 5), afección bastante fre­
cuente, es típica la aparición del dolor en el
tercio medio (de 60° a 120°) de la abducción
activa, que desaparece si el brazo está en ro­ Fig. 102-5 Esquema articulación del codo.
tación externa completa.
La luxación del hombro es otra de las CONSIDERACIONES AL CUADRO 102-2
lesiones frecuentes. En estos casos, la cabeza En la articulación del codo, se debe
del húmero no guarda relación con la cavidad examinar los movimientos de flexión, exten­
glenoidea y no puede palparse por debajo dé sión, pronación y supinación. Para estos úl­
la punta del acromión. En la luxación ante­ timos movimientos es necesario hacer la ex­
rior, que es la más frecuente, el brazo se ploración con el codo flexionado para evitar
mantiene en rotación externa, con el codo que el movimiento se efectúe en el hombro.
alejado del cuerpo; el paciente no puede to­
En los procesos inflamatorios agudos
carse la oreja opuesta con la mano del lado
(artritis) están dificultados todos los movi­
afectado. En las luxaciones posteriores, es
mientos; en los procesos degenerativos (artro-
característico que el brazo esté en rotación
sis), se observa que los movimientos de flexión
interna y no pueda colocarse en rotación
y extensión están más comprometidos que la
externa. supinación y pronación (5).
Por último, es necesario recordar que
ciertos dolores del hombro, pueden ser dolo­ En los derrames articulares, el codo se
res referidos o reflejos, explicados por el me­ coloca en flexión mediana con una pequeña
canismo de los reflejos viscerosensitivos ya pronación; se observan las prominencias de la
estudiados en otro capítulo. cavidad sinovial a los lados del olécranon, es­
pecialmente cuando se observa por la parte
En los dolores del hombro derecho, posterior.
hay que pensar en padecimientos dependien­ La deformidad del codo generalmente
tes de hígado, vesícula, pleura y diafragma; es debido a fractura. El epicóndilo del húme­
en los del hombro izquierdo en padecimien­ ro es el sitio de origen del grupo de múscu­
tos de: pleura, diafragma y corazón. los extensores del antebrazo. Cuando hay
2.- ARTICULACION DEL CODO.- Fig. tensión constante de estos músculos, la zona
102-5 . El Cuadro 102-2, explica el qué se toma dolorosa y se produce “epicondili-
y cómo examinar. tis” o “codo del tenista” .
-6 7 8 -
La tenosinovitis de De Quervain (4)>
es una variante de la tenosinovitis estenosan-
te que afecta a los tendones del abductor
largo y el extensor corto del pulgar a su paso
por el túnel sobre la apófisis estiloides del
radio. Es característico el dolor y la tume­
facción de la cara dorsal de la muñeca que se
extiende siguiendo los tendones hasta su in­
serción en el pulgar.
Con alguna frecuencia se observan pe­
queñas nodulaciones duras y móviles que
guardan relación con las vainas tendinosas
de la articulación y que se denominan quiste
tendinosos o gangliones Fig. 102-12.
EXAMEN DE LA MANO.- Fig. 102-13.
La mano, constituye la región más
importante en la exploración física del miem­
bro superior, no solo por las lesiones intrínse­
cas que pueden presentar, sino porque parti­
Fig. 102-10 Movimientos de la muñeca: A) Ex­
tensión; B) Flexión; C) Abduc­ cipa en una amplia gama de estados patoló­
ción; D) Adución. gicos a distancia y generales.
ción o desviación radial y aducción o desvia­ Debe examinarse su forma, tamaño, po­
ción cubital. sición, movimientos, fuerza y sensibilidad.
Esta articulación se ve afectada con La forma y el tamaño varía de acuerdo
mucha frecuencia en la artritis reumatoidea al tipo constitucional, así es ancha, gruesa,
y muy raramente en la osteoartrosis (5). Los con dedos cortos en el brevilineo y alargada,
estados dolorosos localizados que es necesa­ delgada en el longilineo.
rio excluir antes de pensar en una artritis,
son las fracturas que producen clásicas defor­ Existen procesos patológicos en los
maciones, como por ejemplo la fractura de cuales las características morfológicas de las
Colles (4) o fractura transversal del extremo manos son muy significativas; así por ejemplo
distal del radio. en la acromegalia (6) las manos son grandes,
con armazón óseo, dedos y uñas hipertrofia­
Es difícil diagnosticar por exploración
dos Fig. 102-14.
y aún por radiografías las fracturas y luxacio­
nes de los huesos del carpo. Las fracturas En ocasiones los dedos alcanzan el mis­
anteriores del semilunar, por ejemplo, produ­ mo tamaño denominándose “mano en tri­
cen invariablemente dolor y limitación del dente” . Las manos del niño mongólico (6),
movimiento de la muñeca; el paciente no son generalmente gordas, fofas, con dedos
puede efectuar extensión activa y pasiva de cortos, el dedo meñique es curvilíneo hacia
los dedos medio y anular. Las fracturas del adentro con una segunda falange rudimenta­
escofoides se diagnostican por palpación en la ria.
tabaquera anatómica en el lado radial de la Pueden aparecer defectos congénitos
muñeca. especialmente en dedos con la polidactilla
—o /y

Fig. 102-12 Quistes tendinoso de la muñeca. Fig. 102-16 Dedos en “huso” de la Artritis
Reumatoide.
(dedos supernumerarios), la sindactilia (de­
dos fusionados), la aracnodactilia (dedos muy
largos y delgados) que por lo general coinci­
den con otros defectos congénitos como
malformaciones cardíacas, aneurismas aórti­
cos, luxaciones del cristalino, nistagmo, etc.
Posición.— La parálisis de los músculos de la
mano o su atrofia ya sea por lesiones centra­
les, medulares o periféricas o también por
lesiones musculares de la mano, provocan
deformaciones y la mano adquiere ciertas
posiciones características, que aquí solo las
nombraremos porque serán mejor estudiadas
en el capítulo correspondiente del sistema
nervioso: la mano de mono o de simio, la
mano en garra cubital, la mano de predicador,
la mano caída, la mano en pinza, la mano de
partero, etc. etc.
Movimientos: Al hablar de movimientos nos
referimos a aquellos que realizan los dedos de
las manos, que fundamentalmente son de
Fig. 102*13 Esquema de la mano.
flexión y extensión. Son los procesos infla­
matorios de las pequeñas articulaciones, o
procesos artríticos los que disminuyen o
anulan su movilidad.
Cuando se buscan signos de artritis en
una mano, los dos tiempos más útiles son la
inspección visual cuidadosa de los dedos ex­
tendidos para descubrir el ligero “ahusamien-
to” Fig. 102-16, que produce la artritis
reumatoide en las articulaciones interfalan-
Fig. 102*14 Mano acromegálica. gicas proximales, yla exploración de cada una
-6 8 0 -
de las pequeñas articulaciones, observando si
produce alguna molestia su movilización pa­
siva, mientras están sometidas a presión, tal
como lo demuestra la Fig. 102-17.
La artritis reumatoidea (1, 3, 5) en sus
primeras etapas produce típicamente dedos
fusiformes, Fig. 102-16, con afectación de la
articulación interfalángica. Más adelante, la
tumefacción pastosa de la muñeca y de las
articulaciones metacarpofalángicas, con atro­ Fig. 102-17 Movimientos pasivos en la Artritis
fia de los músculos intrínsecos, ofrecen una Reumatoide.
apariencia muy característica. Fig. 102-18. Cortesía del Prof. Dr. Raúl Vega S.

Con el progreso de la enfermedad, apa­


recen deformidades mayores, debidas a la des­
trucción articular y a la disfunción de los ten­
dones que conducen a la desviación cubital
de los dedos, a menudo con subluxación de
articulaciones proximales;los dedos se defor­
man en ojal o en cuello de cisne Fig. 102-19
Lesiones de origen traumático como
las fracturas de los metacarpianos son fácil­ Fig. 102-18 Atrofia músculo interóseos en la
mente detectables por la deformidad que A.R.
producen en el dorso de la mano y la pal­ Cortesía del Prof. Dr. Raúl Vega S.
pación sumamente dolorosa. Las fracturas
de la base del primer metacarpiano y el cue­
llo del quinto, suelen producirse por golpes
de puño. (4).
Una deformación de los dedos de las
manos muy característica es la producida por
los denominados nodulos de Heberden (1,3)
Fig. 102-21 que no son sino degeneraciones
del cartílago articular con proliferación pe-
rióstica, situadas simétricamente en la cara Fig. 102-19 Manos de A.R. con lesiones av&fr
zadas.
dorsal del extremo distal de las falanges me­ Cortesía, del Prof. Dr. Raúl Vega S.
dias y que se observan con frecuencia en mu­
jeres ancianas. Cuando estos nodulos asien­
tan entre la primera y segunda falange, reci­
ben el nombre de nodulos de Bouchard
(3) Fig. 102-22 .
Otras formaciones nodulares constitu­
yen los tofos (7) (depósitos de sales de ura-
tos) propios de la artritis gotosa y los nodulos
de Osler, características de la endocarditis Fig. 102-21 Nodulos de Heberden.
-6 8 1 -
BIBLIOGRAFIA

<•1.— Beeson P.B.: Endocarditis bacteriana. De


Tratado de Medicina Interna de Harrison
T.R., 3era. edición. Sección 9, Cap. 151,
p. 1035—1040. Prensa Médica Mexicana,
1969.
2.— Bilka P.J.: Signos físicos de la Artritis Reu­
matoide. Clínicas de Norteamérica, Mayo,
1968, p. 493—502.
3.— Christian Ch.L.: Enfermedades de las Ar­
Fig. 102-22 N ódulos de Bouchard. ticulaciones. De Tratado de Medicina Inter­
na de Cécil—Loeb, Beeson—McDermott, 14
Cortesía del Prof. Dr. Raúl Vega S. edición. Tomo I, Parte VI, Caps. 98 y 100,
p. 188—194. Editorial Interamericana, Méx.
bacteriana subaguda (1). 1978.
Finalmente señalaremos los dedos en 4.— Major, Delp M.H., Manning R.T.: Dorso y
palillo de tambor o dedos hipocráticos que extremidades. Propedéutica Médica, 8va.
edición. Cap. 14, p. 300—302. Editorial
tienen una importante y variada significa­ Interamericana, México, 1977.
ción clínica. 5.— Molí Wemer.: Artritis Reumatoide. Artro-
Son dedos con la extremidad distal sis. De compendio de Reumatología, Parte
ensanchada, Fig. 102-23, debido a una Especial, p. 125—162; 214—239. Editorial
Toray, Barcelona, 1965.
hipertrofia de las partes blandas, incluyendo
6.— Padilla T., Cossio P.: Semiología General,
la uña que aparece convexa con apariencia 7ma. edición. Cap. XVI, p. 268—283. Edi­
de “vidrio de reloj”. Se ignora su patogenia torial El Ateneo, Buenos Aires 1956.
exacta, pero lo que si es evidente que se pro­ 7.— Warren E.W., Thom G.W.: Gota. De Trata­
duce dilatación capilar y éstasis sanguíneo, do de Medicina Interna de Harrison T.R.,
3era. edición, Sección 3, Cap. 92, p. 759—
por lo que generalmente se presentan fríos y 764. Prensa Médica Mexicana, 1969.
cianóticos (6).
Los dedos hipocráticos invitan a pen­
sar en muchas enfermedades, entre las que
podemos anotar las siguientes: afecciones CAPITULO 103
pulmonares: enfisema pulmonar obstructivo
crónico, Ca. pulmonar, bronquiectasias, es-
clero-enfisema pulmonar; padecimientos car­ EXAMEN DE MIEMBRO INFERIOR
díacos; defectos congénitos, atresia de la pul­
monar, endocarditis bacteriana subaguda, etc. 1 .- ARTICULACION DE LA CADERA.-
Fig. 103-%... El Cuadro 103-1, indica el qué
y cómo examinar.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 103-1
La exploración cuidadosa de la articu­
lación de la cadera es uno de los requisitos
más importantes en la investigación del sis­
tema locomotor y que con frecuencia se
Fig. 102-23 Dedos hipocráticos. descuida. Muchas veces es debido a las
-6 8 4 -
Los movimientos de la articulación
coxofemoral son: flexión, extensión, abduc­
ción, aducción, rotación interna y rotación
externa. Para investigar el movimiento de
flexión Fig. 103-2A, se coloca al paciente en
decúbito supino, se lleva la rodilla en flexión
hacia el abdomen; la rodilla debe colocarse Fig. 103-4 Medición de la longitud de m*ein
bros inferiores.
en flexión para evitar el estiramiento del
ciático. En estas circunstancias se procede muslos para colocarlos en abducción, siendo
a medir el arco del movimiento coxofemo­ la limitación de este movimiento uno de los
ral, manteniendo fija la pelvis; normalmente signos más constantes de la luxación con­
va de 115° a 120° (2). El movimiento génita de la cadera.
de extensión, en cambio se explora con el Las fracturas de las articulaciones coxo-
paciente en decúbito ventral, invitando a que femorales son frecuentes en los ancianos.
levante en forma alterna sus piernas; nor­ Cuando hay desplazamiento, la pierna se co­
malmente llega a 30° (2). Fig. 103-2B . loca en rotación externa y hay acortamiento
Las luxaciones posteriores de la cadera
Uno de los defectos congénitos muy son frecuentes en los accidentes automovilís-
frecuentes que alteran los movimientos de las
ticos; el muslo se coloca en rotación interna,
articulaciones de la cadera, es la luxación en aducción y algo en flexión y siempre con
congénita de cadera. acortamiento que debe medirse.
Es más frecuente en niñas. Para exa­ Finalmente diremos que los procesos
minar esta deformidad, se coloca a la niña inflamatorios agudos y crónicos, así como
en decúbito supino y se observa en primer los procesos degenerativos de cadera, produ­
lugar los pliegues cutáneos en la ingle y ca­ cen incapacidad funcional de la misma. En­
ra interna de los muslos. Después, sostenien­ tre los primeros citaremos a la fiebre reumá­
do juntas las piernas, se flexionan los muslos tica, la artritis reumatoidea, y entre los se­
en ángulo de 90°, observándose nuevamente gundos a la osteoartrosis.
los pliegues cutáneos en glúteos y muslos. 2 .- ARTICULACION DE LA RODILLA.-
En ambos casos la asimetría en los surcos de Fig. 103-8 . El Cuadro 103-2 explica el qué
la piel indican luxación unilateral de cadera. y cómo examinar.
En las luxaciones bilaterales,
las arrugas son asimétricas en ambos lados
y hay ensanchamiento del perineo. La ma­
niobra siguiente consiste en flexionar muslos
y rodillas en ángulo de 90° y hacer presión
hacia abajo contra la mesa de exploración
En la luxación unilateral, la
cadera afectada queda situada más abajo, el
muslo parece más corto y las rodillas no
están al mismo nivel; al hacer la tracción de
la pierna hacia adelante, puede oirse un chas­
quido cuando la cabe.za del fémur salta el
borde posterior del acetabulum (signo de
Ortolani) (4). Por último debe separarse los
-685-

CUADRO No. 103-2

EXAMEN FISICO DE LA ARTICULACION DE LA RODILLA


Qué examinar Cómo examinar
2.1: Movimiento de flexión 135° 2.1: Con el paciente en decúbito su­
pino se oidena que levante el
miembro inferior y luego se in­
vita a que flexione la rodilla,
tratando de pegar la pantorrilla
al muslo. Fig. 103*9A.
2.2: Movimiento de extensión 10° 2.2: Con el miembro inferior MI ll j
misma posición inicial
con ayuda del examinador N IfttH
liza un movimiento da hipU tf^H
tensión de la rodilla. Fi|. IO Ii^ H
2.3 : Detección de derrame sinovial 2.3: La mano izquierda fuerza ll
da de la bolsa. suprarotuMHI^H
mientras que con el pulgar, Ú l m H
ce y dedo medio de la mano d i » *
recha, empuja enérgicamente la V
rótula hada abajo, notándose un
ligero golpe con sensadón reni­
tente. Fig. 103-9C.
2.4: Exploración de la innestabilidad 2.4: El padente en decúbito dorsal,
de la rodilla. con la rodilla flexionada en 90°
la mano derecha del explorador
realiza movimientos de tracdón
y presión sobre la rodilla obser­
vándose laxitud antero-posterior.
Fig. 103-9Dy 103-9E.
2.5: Maniobra para examinar lesiones 2.5: Con la pierna previamente flexio­
de meniscos. nada, se realiza maniobras de ex­
tensión y rotadón extema de la
rodilla, lo que produce intenso
dolor y escape del menisco roto.
Fig. 103-9F.
-6 8 4 -
Los movimientos de la articulación
coxofemoral son: flexión, extensión, abduc­
ción, aducción, rotación interna y rotación
externa. Para investigar el movimiento de
flexión Fig. 103-2A, se coloca al paciente en
decúbito supino, se lleva la rodilla en flexión
hacia el abdomen; la rodilla debe colocarse Fig. 103-4 Medición de la longitud de miem '
bros inferiores.
en flexión para evitar el estiramiento del
ciático. En estas circunstancias se procede muslos para colocarlos en abducción, siendo
a medir el arco del movimiento coxofemo­ la limitación de este movimiento uno de los
ral, manteniendo ñja la pelvis; normalmente signos más constantes de la luxación con­
va de 115° a 120° (2). El movimiento génita de la cadera.
de extensión, en cambio se explora con el Las fracturas de las articulaciones coxo-
paciente en decúbito ventral, invitando a que femorales son frecuentes en los ancianos.
levante en forma alterna sus piernas; nor­ Cuando hay desplazamiento, la pierna se co­
malmente llega a 30° (2). Fig. 103-2B . loca en rotación externa y hay acortamiento
Las luxaciones posteriores de la cadera
Uno de los defectos congénitos muy son frecuentes en los accidentes automovilís­
frecuentes que alteran los movimientos de las ticos; el muslo se coloca en rotación interna,
articulaciones de la cadera, es la luxación en aducción y algo en flexión y siempre con
congénita de cadera. acortamiento que debe medirse.
Es más frecuente en niñas. Para exa­ Finalmente diremos que los procesos
minar esta deformidad, se coloca a la niña inflamatorios agudos y crónicos, así como
en decúbito supino y se observa en primer los procesos degenerativos de cadera, produ­
lugar los pliegues cutáneos en la ingle y ca­ cen incapacidad funcional de la misma. En­
ra interna de los muslos. Después, sostenien­ tre los primeros citaremos a la fiebre reumá­
do juntas las piernas, se flexionan los muslos tica, la artritis reumatoidea, y entre los se­
en ángulo de 90°, observándose nuevamente gundos a la osteoartrosis.
los pliegues cutáneos en glúteos y muslos. 2.- ARTICULACION DE LA RODILLA -
En ambos casos la asimetría en los surcos de Fig. 103-8 . El Cuadro 103-2 explica el qué
la piel indican luxación unilateral de cadera. y cómo examinar.
En las luxaciones bilaterales,
las arrugas son asimétricas en ambos lados
y hay ensanchamiento del perineo. La ma­
niobra siguiente consiste en flexionar muslos
y rodillas en ángulo de 90° y hacer presión
hacia abajo contra la mesa de exploración
En la luxación unilateral, la
cadera afectada queda situada más abajo, el
muslo parece más corto y las rodillas no
están al mismo nivel; al hacer la tracción de
la pierna hacia adelante, puede oirse un chas­
quido cuando la cabeza del fémur salta el
borde posterior del acetabulum (signo de
Ortolani) (4). Por último debe separarse los
-685

CUADRO No. 103-2

EXAMEN FISICO DE LA ARTICULACION DE LA RODILLA


Qué examinar Cómo examinar
2.1: Movimiento de flexión 135° 2.1: Con el paciente en decúbito su­
pino se ordena que levante el
miembro inferior y luego se in­
vita a que flexione la rodilla,
tratando de pegar la pantorrilla
al muslo. Fig. 103*9A.
2.2: Movimiento de extensión 10° 2.2: Con el miembro inferior en la
misma posición inicial anterior,
con ayuda del examinador se rea­
liza un movimiento de hiperex-
tensión de la rodilla. Fig-102-9B
2.3: Detección de derrame sinovial 2.3: La mano izquierda fuerza la sali­
da de la bolsa, suprarotuliana,
mientras que con el pulgar, índi­
ce y dedo medio de la mano de­
recha, empuja enérgicamente la
rótula hada abajo, notándose un
ligero golpe con sensación reni­
tente. Fig. 103-9C.
2.4: Exploración de la innestabilidad 2.4: El paciente en decúbito dorsal,
de la rodilla. con la rodilla flexionada en 90°
la mano derecha del explorador
realiza movimientos de tracción
y presión sobre la rodilla obser­
vándose laxitud antero-posterior.
Fig. 103-9Dy 103-9E.
2.5: Maniobra para examinar lesiones 2.5: Con la pierna previamente flexio­
de meniscos. nada, se realiza maniobras de ex­
tensión y rotación externa de la
rodilla, lo que produce intenso
dolor y escape del menisco roto.
Fig. 103-9F.
— 000 —

Fig. 103*9 Movimientos de la rodilla:


A) Flexión; B) Extensión; C) De­
tección de derrame sinovia!; D) y
E) Exploración de la inestabilidad
de la rodilla; F) y G) Maniobras
para examinar lesión de meniscos.

CONSIDERACIONES AL CUADRO 103-2 cia de la articulación, especialmente de la ca­


Por su situación superficial, la articu­ vidad sinovial, con su prolongación supraro-
lación de la rodilla se presta a una. explora­ tüliana, de la línea del espacio articular prin­
ción mucho más precisa que la de la cadera. cipal y de los ligamentos. Fig. 103-8 .
Es necesario un buen conocimiento de los En cierto sentido, en esta articulación
puntos anatómicos superficiales de referen­ hay dos compartimientos: la articulación
-6 8 7 -
principal y la fémoro-rotuliana. La explora­
ción física puede revelar que uno de los dos
compartimentos sufre con mayor intensidad
'un proceso patológico determinado. Las
lesiones fémoro-rotulianas pueden producir
dolor agudo durante la extensión activa de la
rodilla, que aumenta de intensidad si se
ejerce presión sobre la rótula durante el mo­
vimiento. Fig. 103-10A . También se pue­
de provocar dolor y crepitación fémoro-
rotuliana haciendo deslizar la rótula de un
lado a otro sobre los cóndilos femorales.
Fig. 103-10B .
La exploración completa de la articu­
lación de la rodilla implica el examen de to­
das sus caras, incluso la posterior, tanto en
posición de pie como en decúbito. La ins­
pección, comparando siempre con la rodilla
opuesta, revelará la presencia de cualquier
hinchazón, que puede ser debida a la disten­
sión de la articulación por derrame, en cuyo
caso se aprecia una tumefacción en forma
de herradura, que desde la bolsa suprarotulia-
na se extiende hacia abajo a ambos lados de
la rótula, ocupando las depresiones a uno y a Fig. 103*10 Lesiones fémoro-rotulianas: A) E-
otro lado del ligamento rotuliano. Es mejor jerciendo presión sobre la rótula;
recurrir a maniobras palpatorias para identifi­ B) Deslizando la rótula de un lado
a otro.
car la naturaleza de la hinchazón. En la
artropatía inflamatoria puede haber tume­
en los adolescentes. Se denomina enferme­
facción edematosa de la sinovial con presen­
dad de Osgood Schlatter o epifisitis tibial
cia de líquido o sin él. Para establecer con
anterior (1).
exactitud la presencia o no del derrame
sinovial se procede a la maniobra explicada Las deformaciones de las rodillas en
en el Cuadro 103-2 y graficada en la genuvarum (piernas en paréntesis) Fig. 103-13
Fig. 103-9C. o de genu valgum (piernas en X), Fig. 103-14,
Dado que la rótula se palpa fácilmente, son fácilmente observables a la inspección de
no es difícil advertir fracturas con desplaza­ las rodillas en extensión completa. Las defor­
miento. Las luxaciones de la rótula se diag­ midades unilaterales, pueden depender de
nostican fácilmente por la posición anormal lesiones epifisarias.
del hueso y el gran dolor que presenta a la La rodilla es asiento frecuente de le­
palpación. siones debidas a actividades deportivas. Co­
El sitio de la inserción del tendón ro- mo los cartílagos semilunares o meniscos
tuHano en el tubérculo anterior de la :tibia, están unidos a la cápsula articular a lo largo
con frecuencia presenta dolor y tumefacción de la línea articular, el dolor a la palpación
- 688 -

3 .- ARTICULACION DEL TOBILLO \


PIE.- Fig. 103-15. |
La articulación del tobillo, igual que
articulación de la muñeca, es una articulación
compuesta y dá lugar a amplios movimientos-
sin embargo, se considera que los movimien-
tos del tobillo solo ocurren en un solo plano
es decir, en flexión y extensión, ya que los
' , 4 movimientos de rotación interna y externa
Fig. 103-13 Rodilla* «n *»nu-varum. del pie ocurren en las articulaciones subas-
tragalinas (3,4). Fig. 103-16D y 103-16E .
El movimiento de flexión o flexión
plantar es de 50° y se investiga con la rodilla
en flexión; la posición cero es aquella en la
cual la planta del pie forma ángulo recto con
la pierna, Fig. 103-16A . Se inyita al pacien­
te a llevar la punta de los dedos hacia abajo,
tal como lo demuestra la Fig. 103-16B.
El movimiento de extensión o dora-
flexión, es de 20° y se lo efectúa invitando al
paciente a que lleve la punta de los dedos
hacia arriba. Fig. 103-16C .
Fig 103-14 Rodillas en genu-valgum.
a lo largo de esta línea sugiere lesión de me­ La limitación de la flexión del pie de­
nisco, tal como lo demuéstrala Fig. 103-9G. pende casi siempre de contracturas o dismi-
La incapacidad para colocar en extensión y
flexión completas la rodilla y la maniobra de
rotación externa y extensión, Fig. 103-9F ,
son signos inequívocos de lesión de menisco,
(4).
La inestabilidad o aumento anormal
del arco de movimiento de la rodilla indica
desgarre de alguno de los ligamentos (4).
La exploración de la inestabilidad de la rodi­
lla se realiza tal como se indica en el numeral
2.4 del Cuadro 103-2 y como se grafica en
la Fig. 103-9D y 103-9E.
Diremos finalmente que estas pruebas
de laxitud siempre deben realizarse como
rutina; la desviación lateral de la rodilla es­
tá limitada por los ligamentos laterales y el
deslizamiento antero-posterior por los cruza­ Fig. 103-15 Esquema de articulación del tobi­
dos. llo y pie.
- 689 -
Dución de longitud del tendón de Aquiles
f 3 ,4).
La pérdida de los movimientos de la
'articulación subastragalina, aparece en las
fracturas del calcáneo con destrucción de las
superficies articulares ( 2).

,í Los tumores pequeños y duros en el


'dorso del pie y del tobillo suelen ser ganglio-
nes semejantes a los que aparecen en la articu­
lación de la muñeca.
Los esguinces de tobillo son lesiones
frecuentes que producen tumefacción local
y equimosis. Las luxaciones y las fracturas,
¡on lesiones más graves que originan grandes
deformaciones del tobillo. Deben sospechar­
se de fracturas sin desplazamiento del tobillo
=n caso de haber dolor local a la palpación
ie las estructuras óseas; dado que los extre­
mos distales de la tibia y del peroné son
subcutáneos, la exploración física permite el
iiagnóstico exacto en la mayor parte de los
:asos. Las fracturas del calcáneo producen Fig. 103-16 iviovimientos de la articulación del
tobillo: A) Posición cero;
acortamiento y ensanchamiento del talón B) Flexión plantar; C) Extensión
[3,4). o dorsiflexión; D) Rotación inter­
na; E) Rotación extema.
En el examen del pie, en primer térmi­
no observaremos las deformaciones que pue­
den ocurrir por causas óseas, ligamentosas o
musculares, ya sean congénitas o adquiridas

Pie zambo congénito clásico.—


que se caracteriza por: aducción de la por­
ción anterior del pie, rotación interna o in­
Fig. 103-21 Pie equino 103-22
versión del pie, acortamiento del tendón de
Pie varus
Aquiles y rotación interna de la tibia.
Pie equino.— Fig. 103-21, se apoya sobre
la punta del pie con el talón levantado.
Pie varus.— .Fig. 103-22, con apoyo sobre la
parte externa de la planta del pie, cuya pun­
ía está dirigida hacia adentro.
Pie valgus.— Fig. 103-23 ,con apoyo sobre
la parte interna de la planta del pie, cuya
punta se dirige hacia afuera. Fig. 103-23 Pie valgus
-6 9 0 -
La desaparición del arco o concavidad CONSIDERACIONES AL CUADRO 104-1
interna del pie, que hace que toda la planta
apoye al suelo, se denomina pie plano Una vez que hemos terminado ¿
(Fig. 103-24). Resulta del achatamiento del exploración de las articulaciones tanto def
arco longitudinal del pie, por el peso del miembro superior como del inferior, pasare-
cuerpo; cuando se acentúa se hace doloroso, mos a realizar el examen físico de los dife;.
pudiendo provocar dolores en las piernas, rentes grupos musculares de los miembros
muslos y cintura, por cansancio muscular. valiéndonos siempre de la inspección y p^.
Finalmente diremos que la prominen­ pación combinadas. '
cia de la cabeza del 1er metatarsiano que se Indicaremos de una manera general, 10
denomina vulgarmente juanete que se com­ que debe observarse y lo que debe explorane
plica generalmente por defectos de calzado en los diferentes grupos musculares:
y que posteriormente puede desarrollar una
1.— La disminución de la masa muscular o
buisitis crónica.
hipotrofia puede guardar relación con la falta
de uso o ser el resultado de enfermedad
neuromuscular, como en el caso de la polio­
BIBLIOGRAFIA mielitis, neuropatías periféricas, lesiones de
1.— Bames H.V.: Medicina de adolescentes. la médula espinal etc. (1, 2). Esta hi­
De Tratado de Medicina Interna de Harvey, potrofia muscular, puede ser también con­
Johns, Owens, Ross, 19 edición. Sección 19, secuencia de enfermedad primaria de los
Cap. 162, p. 1549—1565. Editorial Intera-
mericana, México, 1978. músculos, como ocurre en las distrofias
2.— Currey H.L.F.: Examen Clínico del Sistema
musculares y en la miotonía. La pal­
Locomotor. De Reumatología de Michael pación del músculo brinda noción ade­
Masón y H.L.F. Currey, Apéndice A, p. 305- cuada del tono y del grado de atrofia,
328. Editorial Labor, Barcelona, 1974. Fig. 104-2;se puede también proceder a me­
3.— Mathe G., Richet G.: Semiología de las dir la circunferencia de la pantorrilla, muslo,
articulaciones. De Semiología Médica y Pro­
pedéutica Clínica, Parte XII, Cap. III, antebrazo, brazo, etc. y compararlas con las
p. 1104—1128. Editorial JIMS, Barcelona, medidas del miembro contralateral.Fig. 104-1.
1968.
4.— Peltier L.F.: Dorso y extremidades. De 2.— Existen pruebas musculares que val»
Propedéutica Médica de Major, Delp, Ma- ian la fuerza y función de los músculos; sue­
nning, 8va. edición. Cap. 14, p. 308—320.
Editorial Interamericana, México, 1977. len calificarse en escala de 0 a 5 (1, 2). De­
finitivamente es el electromiograma el exa­
men que brinda datos diagnósticos más exac­
tos.
3 .- Cuando un músculo ha experimentado
desprendimiento de su inserción, la contrac­
CAPITULO 104 ción produce masa muscular anormal.
Un ejemplo frecuente sucede en el
EXAMEN DE LOS MUSCULOS bíceps, por desgarro de la porción larga del
músculo en la corredera bicipital.
El Cuadro 104-1, expone el qué y cómo 4.— Los desgarros musculares, además de
examinar. dolor, hipertonía e impotencia funcional
-691 -

CUADRO No. 104-1

EXAMEN FISICO DE LOS MUSCULOS


Qué examinar Cómo examinar
1.— Forma y tamaño 1 Inspección
2.- Volumen 2.— Por inspección y también midien­
do con cinta métrica. Fig. 104-1.
3.— Tono 3.— Tomando al músculo con los de­
dos índice y pulgar y ejerciendo
cierta presión. Fig. 104-2.
4 — Fuerza 4 .- Utilizando el dinamómetro. Se
invita a que el paciente ejerza
presión con su mano, observando
los grados de recorrido de la agu­
ja. Es ideal para músculos de
mano y antebrazo. Fig. 104-3.
Se puede utilizar tensiómetro.
5.— Sensibilidad
5 .- Ejerciendo presión sobre el
músculo examinado. Fig. 104-4.

Fig. 104*1 Medición del volumen muscular. Fig. 104-2 Investigación del tono muscular.

Fig. 104*3 Investigación de la fuerza muscu­ Fig. 104*4 Investigación de la sensibilidad


lar, utilizando dinamómetro. muscular.
-692-
producen tumoración cuyo tamaño y consis­
tencia se modifican al entrar el músculo en " *É¡
CUADRO No. 105-1 ¡
acción. Estando el músculo inactivo, el tu­
mor es blando y depresible. Estos tumores EXAMENES COMPLEMENTARIOS
por ruptura muscular, se denominan también PADECIMIENTOS REUMATICOS
pseudohemias (1, 2).
1.— Sangre:
BIBLIOGRAFIA 1.1: Velocidad de eritrosedimentación
(VES)
1.— Mathe G., Richet G.: Semiología del múscu­ 1.2: Factor Reumatoideo (F.R.) o
lo estriado. De Semiología Médica y Prope­
déutica Clíniea, 1 era. edición. Parte XII, Cap. Prueba dé Látex.
I, p. 1036—1047. Editorial JIMS, Barcelona,
1968. 1,3: Antiestreptolisinas (ASTO).
2.— Peltier L.F.: Examen de los músculos. De 1.4: Proteína C. Reactiva (P.C.R.).
Propedéutica Clínica de Major, Delp, Ma-
natng, 8va. edición, Cap. 14, p. 292. Edito­ 1.5: Anticeru-pos antinucleares (A.A.NJ
rial Interamericana México, 1977.

1.6: Células L.E.


CAPITULO 105 1.7: Complemento sérico.
1.8: Enzimas: Transaminasa Glutá-
EXAMENES COMPLEMENTARIOS mica Oxalacética (T.G.O.), Trans-
aminasa Glutámica Pirúvica
Aparte de los exámenes considerados (T.G.P.); Deshidrogenasa Lácti­
de rutina, en los enfermos del sistema ca (DHL); Creatin-fosfoquinasa
músculo-esquelético, son útiles los siguientes (CPK); Aldolasa, etc.
exámenes complementarios y que se sinteti­ 2.— Rayos X.
zan en el Ciiadro 105-1.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 105-1 3.— Estudio del líquido sinovial.
1.— SANGRE.- 1.1: La velocidad de entro- 4.— Electromiografía (EMG).
sedimentación (VES) (2, 4), es uno de los
más sensibles para descubrir la existencia 5.— Biopsia muscular.
de reacciones inflamatorias agudas. Es el
resultado de una alteración cuantitativa y
cualitativa de las proteínas plasmáticas. Los Reumatoide, un “factor” que se le denomi­
valores normales varían de 0 a 10 mm. en el nó “reumatoideo”, que era capaz de reaccio­
varón y de 0 a 20 mm. en la mujer, para nar con determinados antígenos. Posterior­
la primera hora (Wintrobe). Junto con la mente se comprobó que el F.R. es una
P.C.R. elevada, constituyen un test de labo­ antiglobina, capaz de combinarse con las
ratorio útil para el estudio de los procesos inmunoglobulinas humanas. Se trata, pues,
artríticos. de una reacción antígeno-anticuerpo, que
1.2: Factor Reumatoide (F.R.) (1). Hace aunque no es exclusiva de la Artritis Reu­
más de cuarenta años fue descubierto en el matoide, su presencia tiene alta significación
suero de los pacientes afectos de Artritis diagnóstica. En' nuestro medio, se emplea
-6 9 3 -
fciwdenom inada Prueba de Látex y su positivi­
dad se ía expresa por cruces (+• + + ).
3: Antiestreptolisinas (ASTO) (2, 3). La
0 . L.
■demostración de un alto nivel de anticuerpos é¡ - .. -o ■ -
■antiestreptocócicos o un aumento significati­
vo de ellos, constituye una prueba de infec­ i í' É É / l "
■i f f 6/ a te -.
ción por estreptococo beta hemolítico, pre­
cedente o en curso. Tiene importancia en el
¿ag n ó stico de la Fiebre Reumática y en otros O y -*
■ %s r r> ,
padecimientos reumáticos a los que se aduce
una etiología infecciosa. Sus valores norma­
les se consideran hasta 166 U Tood. Fig» 105-1 Células L.E.
1.4: Proteína C. Reactiva (P.C.R.) (4). Es
una Beta Globulina “anómala” que tiene su homogéneos grandes y redondos que se colo­
origen en zonas de inflamación y también en rean selectivamente con el rojo púrpura.
la glándula hepática. Su presencia en el 1.7: Complemento sérico (4). El sistema
suero del paciente es un índice muy sensible del complemento (C), sistema humoral que
de inflamación aguda. En el reumatismo ar­ contiene por lo menos 9 sustancias proteíni-
ticular agudo, el P.C.R. sirve para valorar el cas (C’l a C’9) y que es activado por com­
grado de actividad de la enfermedad en su plejos antígeno-anticuerpo, guarda relación
fase aguda y su desaparición anuncia la tanto con el mecanismo inmune como con
inminente disminución de los signos fí­ mecanismos inflamatorios. Los valores del
sicos de inflamación que sigue al tratamiento complemento sérico tiene importancia en pa­
antiinflamatorio. Su positividad, se expresa cientes con lupus eritematosos sistémico
en cruces ( + + ). activo, en los cuales se ha observado que
1.5: Anticuerpos antinucleares (A.A.N.) (3) cursan con hipocomplementemía. Las deter­
La presencia de anticuerpos antinucleares es minaciones seriadas de valores de comple­
característico del Lupus Eritematoso Sisté- mento total .(CH50) o componentes del mis­
mico y de otras enfermedades autoinmunes. mo (C4 y C3) son útiles para el tratamiento
El test de los anticuerpos fluorescentes y pronóstico de pacientes con LES.
antinucleares es el más empleado, y permite 1.8: Enzimas séricas (2, 3). Se encuentran
observar estos anticuerpos incluso cuando los determinaciones sitas de enzimas en dis­
preparados de células L.E., son negativos. trofias musculares de tipo genético como la
1.6: Células L.E. (3, 4). Las células L.E. distrofia de Duchenne, distrofia de Becker,
fueron descritos por primera vez en 1948 y la fascio-escápulo-humeral, la muscular mió-
son el resultado de un proceso inmunitario tónica, etc.
en el cual intervienen antígenos nucleares. 2.— RAYOS X .- En los padecimientos del
Se observan en el 6 0 % - 80°/o de los casos sistema músculo-esquelético el estudio radio­
de lupus eritematoso sistémico, pero este da­ lógico es quizá el más importante de todos,
to no implica necesariamente el diagnóstico es el que en muchas ocasiones por sí solo es­
de esta entidad. Las típicas Células L.E. tablece el diagnóstico. Por ejemplo, en el
Fig. 105-1, son leucocitos polimorfonuclea- síndrome traumático, es la placa radiológica
res que contienen elementos de inclusión la que establece en forma definitiva si se tra­
-6 9 4 -
ta de un esguince, luxación o fractura. En lo
referente a los síndromes clínicos, las artritis
o procesos inflamatorios agudos y las artro-
sis o procesos degenerativos crónicos, pro­
ducen lesiones osteo-articulares muy carac­
terísticos y perfectamente identificables a
los rayos X.
En la Artritis Reumatoide, por ejem­
plo, las lesiones radiológicas de manos o pies
son muy características y siguiendo su evolu­
ción, se describen las siguientes: 1) Edema
de tejidos blandos, periarticular; 2) Osteo-
porosis regional de comienzo yuxtaarticular;
3) Disminución del espacio articular inter­
óseo; 4) Pérdida de la línea articular y
subluxaciones y 5) Erosión ósea. Fig. 105-2
Tratándose de la columna vertebral,
existen lesiones frecuentes y características
como: la espondiloartrosis, la espondilitis
anquilopoyética, la sacralización de la V Fig. 105-2 lesiones radiológicas en ia Artritis
vértebra lumbar, la espina bífida, etc. Reumatoide: A) Edema de tejidos
blandos, periarticular; B) OstecH
3 .- LIQUIDOSINOVIAL- El estudio del porosis yuxtaarticular; C) Dismi­
líquido sinovial es un examen complementa­ nución del espacio articular in­
teróseo; D) Pérdida de la línea ar­
rio útil, especialmente cuando la enfermedad ticular y subluxaciones; E) Ero­
articular no ha sido diagnosticada. General­ sión ósea.
mente es la articulación de la rodilla la más Cortesía del Proí. Dr. Raúl Vega S. '
afectada y la que más se presta para la reali­
-I
zación de la artrocentesis. Al enviar la mues­ BIBLIOGRAFIA ¡
tra al laboratorio, se solicitará estudio bacte-
■i
teriológjco, citológico y químico.
1.— Cohén A.S., Comerford F.R.: Datos de Lá-
boratorio y disgnóstico de la Artritis Reu­
matoide. Clínicas de Norteamérica, Mayo.
4 .- ELECTROMIOGRAFIA. (E.M.G.).- El 1968. p. 539.
electromiograma es el trazo de la actividad 2.— Conn R.B.: Valores Normales de Laborato­
electrica del músculo. Tiene su máxima utili­ rio. Escuela de Medicina Johns Hopkins,
dad en los padecimientos musculares y ner­ Baltimore. Apéndice de Tratado de Medicó
na Interna de Harvey, Johns Owens, Ross, 19
viosos ya mencionados a propósito del estu­ edición, p. 1603—1612. Editorial Inteiame*
dios de las enzimas. Se utilizan electrodos ricana, 1968.
de agujas insertos en los músculos que se es­ 3.— Molí W.: Exámenes de Laboratorio. De
tudian. En las miopatías primarias, muchas Compendio de Reumatología, Parte Espe­
veces se disminuye la amplitud y duración cial p. 136—141. Editorial Toray, Barcelona.
1965.
de los potenciales de acción muscular y au­
4.— Olitzky 1.: Los Análisis de Laboratorio en
menta ía complejidad de la forma de sus la Artropatías. Ressegna XLIX, No. IV
ondas. 1972., p. 59—67. g
CAPITULO 106

SINDROMES ARTICULARES

CUADRO No. 106-1

1- Síndrome traumático:

1.1: Esguince.
1.2: Luxación.
1.3: Fractura.

■2- Síndrome inflamatorio: Artritis.


Fig. 106-1 Esguince de tobillo.
3- Síndrome degenerativo: Artrosis.

SINDROME TRAUMATICO

Síntomas:
— Dolor ( + )
- Impotencia funcional
Exámenes complementarios:
Rx: Edema de partes blandas
(Fig. 106-1)
Signos:
- Calor
- Tumefacción
- Equimosis.
-6 9 6 -

Sínt ornas:
— Dolor ( ++)
— Impotencia funcional Exámenes complementarios:
Rx: Edema de partes blandas
LUXACION y alteración en la posi­
ción de superficies ar­
ticulares. (Fig. 106-2).
Signos:
- Calor
- Gran tumefacción
- Equimosis

Fig. 106-2 Luxación de codo.

Síntomas:
— Dolor ( +++ )
— Impotencia funcional

Exámenes complementarios:
FRACTURA Rx: Edema de partes blandas
y solución de continui­
Signos: dad ósea. (Fig. 106-3).
— Calor
— Gran deformación
— Equimosis
-697-
SINDROME INFLAMATORIO: ARTRITIS

Síntomas:
_ Dolor ( +++)
- I m p o te n c ia fu n c io n a l Exámenes complementarios:
- Sangre. (Ver cuadro 105-1)
- Rx.
ARTRITIS
- Estudio líquido sinovial
Signos: - Electromiografía
- Calor
- Tumefacción
- Rubor

SINDROME DEGENERATIVO: OSTEOARTROSIS


-700-

CUADRO No. 108-1

SINTOMAS Y SIGNOS DEPENDIENTES DEL TIROIDES


SINTOMAS
Qué preguntar Cómo preguntar:
1.— Psiquismo: 1.— Psiquismo:
1.1: Nerviosismo 1.1: Se siente intranquila, an­
gustiada?
1.2: Irritabilidad 1.2: Se enoja fácilmente?
1.3: Inestabilidad emocional 1.3: Cambia frecuentemente de
carácter? Llora con facilidad?
1.4: Apatía 1.4: Se siente indiferente, no le
interesa nada?
1.5: Depresión 1.5: Prefiere estar sola o solo?
1.6: Letargia 1.6: Duerme mucho?
2 .- Cambios en piel y fáneras: 2.— Cambios en piel fáneras:
2.1: Sudoración profusa 2.1: Suda usted mucho?
2.2: Temperatura de la piel 2.2: Su piel es fría o caliente?
2.3: Piel seca, descamativa 2,3: Ha notado que su piel se ha
tomado muy seca, escamosa?
2.4: Edema 2.4: Se han hinchado sus ma­
nos, párpados, cara?
2.5: Cabellos 2.5: Ha notado cambios en su
pelo. Se han hecho gruesos, seco
o fino? Se le cae con facilidad el
pelo?
2.6: Uñas frágiles 2.6: Se le parte fácilmente sus
uñas?
3.— Intolerancia del calor o al frío: 3.— Intolerancia al calor o al frío:
3.1: Al calor 3.1: Cómo se siente en un am­
biente caliente?
3.2: Al frío 3.2: Cómo se siente en un am­
biente frío?
4.— Síntomas cardio-vasculares: 4 .- Síntomas cardio-vasculares:
continúa
-701 -

4.1: Palpitaciones 4.1: Ha sentido el latido fuerte


de su corazón?
4.2: Disnea 4.2: Ha tenido sed de aire?
5.- Cambios en el peso: 5.— Cambios en el pesó:
5.1: Baja de peso 5.1: Ha enflaquecido últimamen
te?
5.2: Aumento de peso 5.2: Ha engordado últimamente?
6- Trastornos digestivos: 6. - Trastornos digestivos:
6.1: Diarrea 6.1: Hace deposiciones líquidas
con frecuencia?
6.2: Estreñimiento 6.2: Cada cuántos días hace la
deposición?
7.— Astenia 7.— Se cansa fácilmente?

¡ Manifestaciones de oligofrenia con apatía, de- pre hay que investigarlos ya que orientan en
| presión y letargía. cuanto al grado de hiper o hipofunción de
la glándula: baja de peso y diarrea en el
i Debido a que las hormonas tiroideas
hipertiroidismo y aumento de peso y es­
aumentan el consumo de oxígeno de las célu­ treñimiento en el hipotiroidismo.
las de los tejidos periféricos, se explican las
manifestaciones a nivel de piel y fañeras ta­ El cuadro 108-2 dá a conocer los prin­
les como la piel caliente con dermografismo cipales signos dependientes de la patología
iojo, la sudoración profusa, la intolerancia tiroidea. No consta el como examinar de ca­
||l calor en el caso del hipertiroidismo (1,2) da uno de ellos por cuanto ya han sido ex­
Ijr. todas las características contrarias en ca­ puesto en otros capítulos.
lo de hipotiroidismo; en este último un CONSIDERACIONES -AL CUADRO No.
¡signo y síntoma llamativo es la infiltración 108-2
jjnixedematosa de los tejidos, especialmente En casos de hiperfúnción de la glán­
fin cara y párpados que le da la facies ca- dula tiroides, la taquicardia, la taquisfigmia,
gracterística del hipotiroideo, Fig. 22-5. la hipertensión arterial, la piel caliente y la
K2> 3). Los síntomas cardiovasculares, me- baja de peso, son debidas al aumento del
Secen especial mención puesto que la taqui- metabolismo basal y al estado de hipersim-
pirdia, las palpitaciones, los soplos funciona­ paticotomía; observándose el fenómeno con­
les y los trastornos del ritmo (fibrilación trario en casos de hipofunción de la glándula.
puricular), caracterizan al hipertiroidismo. En relación a los signos oculares, todos ellos
el hipotiroideo aparecen coronariopatías.. corresponden al estado de hipertiroidismo
pánalmente. los cambios en el peso y los y se explican por el estado de astenia de los
glastom os digestivos son síntomas que siem­ músculos del ojo.
2.— Cabera: 3
I
2 CUADRO No. 108-2 2.1: Cabello - i
i
IMPLORACION DE LA GLANDULA 2.1.1: Cabello fino ' *
TIROIDES 2.1.2: Cabello seco, grueso
2.1.3: Caída del cabello.
SIGNOS

Qué Examinar 2.2: Frente


I D a t o s Generales: 2.2.1: Incapacidad de arrugar
la frente al mirar hacia arriba
1.1: Pulso
(Signo de Joffroy).
1.1.1: Taquisfigmia
1.1.2: Bradisfigmia 2.3: Cejas:
2.3.1: Alopecia.
1.2: Tensión arterial:
1.2.1: Hipertensión 2.4: Párpados:
1.2.2: Hipotensión
2.4.1: Edema.
1.3: Temperatura: 2.4.2: Temblor.
1.3.1: Tendencia a la hiperter- 2.5: Ojos:
mia.
2.5.1: Exoftalmos.
1.3.2: Tendencia a la hipoter­
mia. 2.5.2: Signo de Dalrymple.
2.5.3: Signo de Stellwag.
1.4: Peso: 2.5.4: Signo de Graefe
1.4,1: Aumento
2.5.5: Signo de Moebius.
1.4.2: Baja de peso.
2.6: Boca:
1.5: Facies: 2.6.1: Lengua de aspecto fino,
1.5.1: Del hipertiroideo acompañada de temblor.
1.5.2. Del hipotiroideo, mixe- 2.6.2: Lengua voluminosa o
dematoso. macroglosia.

1.6: Piel y fáneras: 3.— Cuello:


1.6.1: Piel caliente 3.1: Tiroides.
1.6.2: Piel seca, descamativa La técnica de su examen fí­
1.6.3: Piel edematosa. sico está descrita en los capítulos
correspondientes a examen de
1.6.4: Dermograílsmo rojo
Cuello, razón por la cual lo remi­
1.6.5: Uñas frágiles. timos a ello). continúa...
-7 0 3 -

V;viene 3 .2 : Cuello largado o asténico.


3 .3 : Cuello corto, ancho.
• 3.4: Latido arterial.

4 _ Tórax: región precordial:


4.1: Taquicardia. Fig. 108-4 Tremor de manos. Técnica utili­
zada.
4.2: Bradicardia.
4.3: Soplos funcionales.
4.4: Trastornos del ritmo. Signo de Dalrymple: la hendidura palpebral
se observa agrandada, permitiendo ver una
banda de esclerótica alrededor de la córnea.
5 — Extremidades:
5.1: Reflejos osteotendinosos: Signo de Stellwag: es la rareza del parpadeo,
(disminución de frecuencia).
5.1.1: Normales.
Signo de Graefe: el párpado no acompaña
5.1.2: Aumentados.
al ojo cuando se invita al paciente a que mire
5.1.3: Disminuidos. hacia abajo.
Signo de Moebius: Es la dificultad de la con­
5.2: Mixedema pretibial.
vergencia ocular.
5.3: Tremor de manos. En lo relacionado a los síntomas
cardio-vasculares, la taquicardia, los soplos
Su técnica es la siguiente:
funcionales, son debidos al aumento de la
Con el paciente de pie, se velocidad sanguínea y los trastornos del
invita a que levante los brazos ritmo obedecen al estado de hipermetabolis-
hacia adelante y mantenga exten­ mo, debidos al exceso de hormona tiroidea.
didos los dedos de sus manos ¡de­ La hiperreflexia tendinosa y el tremor de
be cerrar los párpados y el exa­ manos, tiene la misma explicación físiopato-
minador observará la presencia o lógica.
no de un temblor fino de los de­ <A continuación presentamos en los
dos. Para ser más objetivos se co­ Cuadros 108-3 y 108-4, la clasificación ac­
loca una hoja de papel sobre las tualmente aceptada de los Grados de Bocio
manos, observando los movimien­ y las características más sobresalientes de los
tos que se producen en este. distintos tipos de bocio.
Fig. 108-4
EXAMENES COMPLEMENTARIOS

A continuación, damos el significado PRUEBAS FUNCIONALES DE LA


de alguno de ellos:(Ver examen físico de ojos). GLANDULA TIROIDES:
Exoftalmos: proyección de los glóbulos 1.- Pruebas de Laboratorio.
oculares hacia adelante. 2 .- Pruebas de Gabinete.
- 704 -
cuya tasa es variable de acuerdo al régimen-
b) el yodo ligado a las proteínas o Pgj
CUADRO No. 108-3
(“Protein Bound Iodine”) que en sus dos
CLASIFICACION DEL BOCIO terceras partes corresponde a la tiroxina sé-i
rica o T4. Sus valores normales oscilan entre!
Grado OA No visible, ni pal­ 4 y 8 ug por 100 mi. de suero (5).
pable. i
Normal: La dosificación del yodo plasmático®
Grado OB: No visible, ligera­ extraída por el butanol (BEI), dá valores li-:
mente palpable. geramente más bajos, pero más específicos, i
1.2: Dosificación de la Triyodotironina sé­
Grado I : Visible y palpable rica o T3. Su concentración es más baja que
en extensión for­ la T4 y sus valores normales son de 140 ng.
zada de cuello. por 100 mi. (medido por métodos radioin-
munológicos) (7). Su valor aumentado es
Grado II : Visible y palpable muy sensible en el hipertiroidismo.
en posición nor­ 1.3: Dosificación del colesterol total. Está
mal de cuello. aumentado en el hipotiroidismo y bajo en el
hipertiroidismo. Sus valores normales oscilan
Grado III: Grandes bocios. entre 150 y 250 mgs. o/o.
Grado IV: Bocios monstruo­ 2 — Pruebas de Gabinete:
sos. 2.1: Captación de yodo radioactivo (1^1 )_
Consiste en medir o cuantificar la
capacidad de la glándula para acumular yo­
do. Se acostumbra a medir a las 2 y 24 ho­
J.— Pruebas de Laboratorio: ras. Sus valores normales: a las dos horas,
1.1: Dosificación del yodo proteico del hasta el 12°/o; a las 24 horas del 20°/o
suero. El yodo se encuentra presente en el —50°/o. Estos valores estarán aumentados
plasma bajo dos formas: a) yodo inorgánico, en el hipertiroidismo y muy bajos en el

CUADRO No. 108-4


CARACTERISTICAS DE LOS BOCIOS

Tipo: Volumen: Consistencia: Superficie: Movilidad: Sensibilidad:


Bocio simple: + Normal Regular Conservada Indolora
Bocio difuso: -H-+ Normal o t Regular Disminuida Indolora
Bocio nodular: + + + Aumentada Uno o va­ Normal o ^ Indolora
rios nodu­
los
Tiroiditis: + Normal Regular Conservada Aumentada
Ca. tiroideo: ++ Leñosa Irregular Fija Indolora o
dolorosa
705 -

SINDROME DE HIPERFUNCION: SINDROME DE HIPOFUNCION:

1.— Psiquismo: 1.— Psiquismo:


1.1: Nerviosidad 1.1: Apatía
1:2: Irritabilidad 1.2: Depresión.
1.3: Inestabilidad emocional 1.3: Letargía.

2.— Piel y fáneras: 2 — Piel y fáneras:


2.1: Diaforesis 2.1: Piel seca
2.2: Piel caliente 2.2: Piel fría
2.3: Cabello fino 2.3: Cabello grueso, seco.

3.— Síntomas cardiovasculares: 3 — Síntomas cardiovasculares:


3.1: Taquicardia 3.1: Bradicardia.
3.2: Palpitaciones l-H- 3.2: Palpitaciones +
3.3: Disnea ++ 3.3: Disnea+
3.4: Hipertensión arterial 3.4: Hipotensión arterial

4.— Síntomas metabólicos: 4.— Síntomas-metabólicos:


4.1: Baja de peso 4-1: Aumento de peso
4.2: Intolerancia al calor 4.2: Intolerancia al frío

5.— Síntomas digestivos: 5.- Síntomas digestivos:


5.1: Diarrea 5.1: Estreñimiento.

6.- Signos óculo-palpebrales: 6 — Signos óculo-palpebrales:


6.1: Exoftalmos, signos de Dal- 6.1: Ausencia de exoftalmos y
rymple, Stellwag, Graefe, Jelli- éstos signos.
nek, positivos. Presencia de edema palpebral.

7.— Laboratorio: 7.- Laboratorio:


7.1: Determinación de T3 alto. 7.1 Determinación de T4 yT3
bajos.
7.2: Colesterol bajo, o normal. 7.2: Colesterol total, alto.

8.— Gabinete: 8.— Gabinete:


8.1: Captación de 1^1 mayor 8.1: Captación del 1^1 menor
del 50°/o en las 24 horas. del 20°/o en las 24 horas.
8.2: Gammagrafía hipercaptan- 8.2: Gammagrafía hipocaptan—
te. te.
-7 0 8 -
La vitamina D, desempeña un papel constituida por 32 aminoácidos y cump»
muy importante en la absorción del calcio con dos acciones opuestas a la hormona pa.'
a nivel del intestino y en menor grado en la ratiroidea: inhibir la reabsorción de calcio a
absorción del fósforo y magnesio. Tiene mu­ partir del hueso, con la consiguiente reduc­
cho que ver en el transporte de calcio en ción del calcio sérico y la disminución de la
el intestino delgado y grueso. A nivel del reabsorción de calcio por parte del rifión
hueso, la Vitamina D tiene una acción anti­ con aumento de la secreción urinaria de
raquítica por incremento de la calcificación sodio, fosfato, magnesio y bicarbonato.
osteoide.
La glándula paratiroides, se examiné
La calcitonina es un poiipéptido hor­ al igual que las otras a través de la anam-
monal, producido por las células parafolicu-
nesis y exámenes complementarios. El
lares de la glándula tiroides, de allí que se Cuadro 109-1, indica el qué y como pregun­
le ha denominado tirocalcitonina. Está tar de los síntomas.

CUADRO No. 109-1

SINTOMAS DE LA GLANDULA PARATIROIDES


Qué Preguntar Cómo Preguntar
1.- Síntomas urinarios: 1.— Síntomas urinarios:
1.1: Cólico nefrítico 1.1: Ver cólico nefrítico.
(calculosis renal) (Aparato genito-urinario).
1.2: Poliurea 1.2: Orina abundantemente?

2 .- Síntomas gastrointestinales: 2 .- Síntomas gastrointestinales:


2.1: Anorexia 2.1: Ha perdido el apetito?
2.2: Meteorismo 2.2: Padece de muchos gases
intestinales?
2.3: Polidipsia 2.3: Tiene mucha sed?
Bebe abundantes líquidos?
2.4: Dolor intestinal intermiten­ 2.4: Ver dolor colónico.
te. (Aparato digestivo).
2.5: Intolerancia a los alcalinos 2.5: Cuando toma leche o al­
gún antiácido, le hace daño?
2.6: Síndrome ulceroso refrac­ 2.6: Ha padecido de úlcera del
tario al tratamiento estómago? Ha mejorado con el
tratamiento?
2.7: Pancreatitis recurrente 2.7: Ha padecido Ud. de pan­
creatitis: una o varias veces?
continúa..
-7 0 9 -
viene
j 3.— Síntomas músculo-esqueléticos: 3.— Síntomas músculo-esqueléticos:
3.1: Debilidad muscular 3.1: Siente mucho cansancio
muscular.
3.2: Fracturas espontáneas 3.2: Alguna vez se ha fractura­
do algún hueso, sin haber recibi­
do ningún traumatismo?
3.3: Dolores articulares 3.3: Alguna vez ha tenido dolor
en las coyunturas?

4 .- Síntomas siquiátricos y neuroló­ 4.— Síntomas siquiátricos y neuroló­


gicos: gicos:
4.1: Depresión: 4.1: Prefiere estar solo?
Le disgusta estar acompañado?
4.2: Irritabilidad 4.2: Se enoja fácilmente?
4.3: Apatía 4.3: Se siente indiferente?
No le interesa nada?
4.4: Alucinaciones 4.4: En ocasiones vé u oye co­
sas irreales?
4.5: Somnolencia 4.5: Tiene mucho sueño?
4.6: Convulsiones o ataques 4.6: Ha tenido alguna vez ata­
ques con pérdida de la conciencia?

CONSIDERACIONES AL CUADRO 109-1 en los síntomas y signos más característicos


del hiperparatiroidismo y del hipoparatiroi-
Los síntomas clínicos de los trastornos dismo, respectivamente. Ahora de una ma­
de la función paratiroidea, son consecuencia nera general diremos que lo más llamativo
de las variaciones de calcemia. Los aparatos en el hiperparatiroidismo son los anteceden­
y sistemas afectados en orden de importancia tes de cólicos renales, intolerancia a los al­
son: renal, gastrointestinal, miísculo esque­ calinos, síndrome ulceroso, pancreatitis, etc.;
lético y sistema nervioso central. Las mani­ mientras que la tetania, los trastornos trófi­
festaciones clínicas en muchas ocasiones son cos de la piel y fáneras, hacen pensar en
fácilmente detectables y permiten sospechar hipofunción paratiroidea. Referente a la
el diagnóstico, pero en otras ocasiones, el sintomatoiogía renal, diremos que exis­
diagnóstico depende del laboratorio, de ahí te litiasis renal en las dos terceras partes de
que obliga a considerar a la calcemia y fos- los casos de hiperparatiroidismo que se ma­
fatemia como exámenes de rutina. nifiestan por presentar cólicos renales o
Más adelante al hablar de los síndromes hematurias. Es más sugestivo, cuando el
de hiper y de hipofunción, haremos hincapié cuadro es recidivante. Generalmente los
— 710 —
cálculos son a base de fosfato u oxalato Examen regional:
de calcio, fácilmente detectables a los Rx. 3 .- Cabeza:
La nefrocalcinosis, o sea, la presencia de
calcificaciones difusas en el parénquima renal, 3.1: Hiperostosis huesos de crá­
se observan en el 10°/o de los casos (6). Se neo.
debe a la acción osteoclástica que extrae el 3.2: Tumores maxilares (épulis)
calcio de los huesos. Se acompaña la nefro­ 3.3: Signos de Trousseau y Che-
calcinosis en la mayor parte de los casos, vosteck positivos.
de insuficiencia renal. En cuanto a los sín­
tomas digestivos, la anorexia nunca falta y 3.4: Ojos:
la intolerancia a, la leche y a los alcalinos, 3.4.1: Queratitis
es significativa. Muchos de ellos son pacien­ 3.4.2: Calcificaciones subcon-
tes con úlceras pépticas, refractarios al tra­ juntivales
tamiento. Pueden aparecer episodios de
pancreatitis, observándose depósitos de cal­ 3.4.3: Catarata
cio en el páncreas. 3.5: Boca:
La astenia muscular, se explica por 3.5.1: Hipoplasia de raíces den­
la hipoexcitabilidad de la fibra; las fracturas tales.
espontáneas y dolores articulares, por la des­
calcificación. 4 .- Cuello:
El Cuadro 109-2, resume los signos 4.1: Palpación de tumores para-
dependientes de la patología de las glándulas tiroideos
paratiroides.
5 .- Tórax:
5.1: Columna dorsal: cifosis

CUADRO No. 109-2 6.— Extremidades:


6.1: Dedos hipocráticos y defor
SIGNOS DE LA GLANDULA mados.
PARATIROIDES
Datos Generales:
1.- Tensión arterial:
1.1: Hipertensión CONSIDERACIONES AL CUADRO 109-2
Entre los signos, los trastornos de la
2 .- Piel y fáneras:
piel y fáneras tales como la piel seca y rugo­
2.1: Piel seca, escamosa sa, los cabellos finos, acompañados de alope­
2.2: Piel pigmentada cia y las uñas frágiles y estriadas, caracte­
rizan la hipofunción paratiroidea (1, 3,4).
2.3: Uñas frágiles
Los signos óseos, como dolores locali­
2.4: Infección de uñas por hon­
zados en huesos largos, las fracturas y tumo-
gos (monilias)
raciones óseas y la desmineralización difusa
2.5: Caída del cabello observable a los Rayos X, son características
de la hiperfunción paratiroidea (1,3,4).
-7 1 1 -
Dentro del síndrome de hipofunción o
de hipoparatiroidismo, la llamada hiperexcita-
CUADRO No. 109-3
bilidad neuromuscular, traducido por crisis
de tetania, constituye el signo guión para EXAMENES COMPLEMENTARIOS
el diagnóstico y depende directamente de la
hipocalcemia iónica (1, 3, 4). La tetania, es 1.— Sangre:
un acceso paroxístico sensitivo-motor que 1.1: Determinación de calcio sé­
interesa la extremidad distal de los miembros rico.
y sobre todo de las manos, dando el aspec­
1.2: Determinación de fósforo
to de la denominada “mano de comadrón
inorgánico sérico.
de Trousseau” Fig. 109-2 . Las crisis motri­
ces van precedidas de disestesias, hormigueo 1.3: Determinación de fosfatasa
raramente doloroso en el mismo territorio alcalina.
distal; va también acompañado de hipoeste-
2.— Orina.
sia táctil y de trastornos de la sensibilidad
profunda. 3 .- Rayos X
En los intervalos de los accesos paroxís-
4 .- Electromiografía.
ticos, se ponen de manifiesto signos de hi-
perexcitabilidad: Signo de Chvostek, que se 5 .- Electroencefalografl»
lo investiga por la percusión con el dedo o
con martillo de reflejos sobre la rama témpo- 6.— Electrocardiografía.
rofacial del nervio facial, en el punto medio
de la línea que va de la comisura labial al
lóbulo de la oreja. Consiste en una contrac­
ción muscular breve del fascículo superior
del orbicular de los labios y del bucinador;
no se observa en sujetos normales y si en ios
enfermos afectos de tetania hipoparatiroidea Fig. 109-2 Mano con tetania.
(1,3,4). Fig. 109-3.

Signo de Trousseau: es el desencadenamien­


to del acceso tetánico por la colocación de
un torniquete en la raíz del brazo. Es pre­
ferible utilizar el manguito de un tensióme-
tro, Fig. 109-4 .insuflando hasta colocar la
columna de mercurio unos 5 mm por encima
de la tensión máxima y mantenerla por 10
minutos. Las parestesias y el acceso apare­
cen durante los minutos que siguen después Fig. 109-3 Signo de Chvosteck.
de haber quitado el manguito (6).
CONSIDERACIONES AL CUADRO 109-3 males van de 9 a 11 mgs. o de 4.5 a 5.5
1.- Sangre: La determinación de la calce- mEq./L (2). Una hipercalcemia sostenida
mia es el principal tiempo de la exploración hace pensar siempre en un hiperparatiroidis­
funcional de la paratiroides. Las cifras nor- mo primario. Existen otros estudios adido-
-7 1 2 -
maciones de columna, fracturas espontáneas
las calcinosis, etc. En el hipoparatiroidisnio,
en cambio, se observan las hiperostosis
generalizadas o localizadas.
4 - La electromiografía, tiene particular
importancia en el síndrome neuromuscular
delhipoparatiroidismo. El electrodiagnóstico
de estimulación demuestra una disminución
del umbral de excitación de los nervios mo­
tores (6) (Signo de Erb).
5 .- La electroencefalografía dá signos que
Fig. 109-4 Signo de Trousseau. son inconstantes y poco específicos; apare­
cen cuando existen crisis convulsivas de teta-
nales que permiten evaluar las acciones de la nia, que van desapareciendo al corregir la hi-
•"hormona paratiroidea, como por ejemplo pocalcemia.
aquella que produce un aumento del aclara- 6.— Los signos electrocardiográficos hacen
miento de fosfato y disminución de la resor­ referencia al grado de hipocalcemia, es decir,
ción tubular de fosfato, alargamiento de QT y Onda T anormalmente
1.2: La determinación del fósforo sérico simétrica, puntiaguda negativa o positiva.
inorgánico o fosfatemia, tiene importancia
diagnóstica y se lo solicita conjuntamente
SINDROMES
con la calcemia. Es característico la hipo-
fosfatemia con hipercalcemia en el hiper- Hiperparatiroidismo:
paratiroidismo primario. Los valores norma­
les del fósforo inorgánico van de 3 a 4.5 mgs. — Cólico renal, calculosis renal.
por 100 en el adulto, siendo más elevados — Ulcera péptica, refractaria tratamiento.
en el niño, cuyos valores van de 4 a 5 mgs.
— Mala tolerancia ai los alcalinos.
por 100 (2).
1.3: La determinación de la fosfatasa alca­ — Pancreatitis recurrente.
lina alta tiene valor diagnóstico en el hiper- — Hipertensión arterial.
paratiroidismo primario con complicación — Depresión, irritabilidad, alucinaciones.
ósea (osteítis fibrosa quística).
2.— Examen de orina.— Debido a la hiper­ — Somnolencia, apatía.
calcemia, en el hiperparatiroidismo, la elimi­
nación de calcio en la orina de las 24 horas — Polidipsia, poliurea.
del día está aumentada. Esta hipercalciuria — Anorexia, meteorismo.
es la causante de la nefrolitiasis al eliminar — Fracturas espontáneas.
por la orina grandes cantidades de oxalato
y fosfato cálcicos. — Tumores óseos (épulis).
3.— Rayos X.— Constituyen un examen — Xifosis torácica.
importante, para observar las lesiones óseas.
Así en el hiperparatiroidismo es posible obser­ Exámenes complementarios:
var los tumores maxilares o épulis ; las malfor­ — Hipercalcemia con hipofosfatemia.
-7 1 3 -
Fosfatasa alcalina alta. 3.— Burm T. W.: Hiperparatiroidismo primario,
Fisiopatología Clínica de Sodeman y So-
Hipoexcitabilidad muscular al estí­ deman, 6ta edición. Sección IV, Cap. 32,
mulo. p. 1115, México 1984.

_ Nefrocalcinosis. 4.— Dellig G.: Bone morphology In ’pnmary


hyperparathyroidism. A qualitative and
- Calcificación del páncreas. quantitative study in 391 cases. Appl
Phathology 1987; 5:147-159.
- Orina: hipercalciurea.
Hipoparatiroidismo: 5.— Major, Delp M. N. Manning R. T.: Glín-
dula para tiroides. Propedéutica Médica, 8 va
edición. Cap. 15, p. 323-324, México 1977.
. Tetania o sus equivalentes.
- Hiperostosis generalizada o localizada. 6.— Rozman C., García San Miguel J.: Hipopara-
tixoidismo. Medicina Interna de Farreras,
- Piel seca, pigmentada, quebradiza. lOma edición. Tomo II, p. 636-640, Barce­
lona, 1985.
- Uñas frágiles, con surcos transversales
- Alopecia parcial o universal.
- Infecciones moniliásicas en uñas y
comisuras labiales. CAPITULO 110
- Hipoplasia de raíces dentales.
- Catarata.
LAS SUPRARRENALES
- Dolores articulares.
- Labilidad emocional, irritabilidad. RESUMEN ANATOMICO Y FISIOLOGICO.-
ixámenes complementarios: J-as suprarrenales son pequeñas glándulas de
5 a 7 gms. de peso y cuyas dimensiones
- Hipocalcemiacon hiperfosfatemia. varían de 2 a 5 cmt de altura por 3 a 5 de
- E.M.G.: hiperexcitabilidad muscular anchoase hallan colocadas a nivel del polo su­
- E.E.G.: alterado en las crisis perior de cada riñón, Fig. 110-1, enlaparte
alta e interna del abdomen, en .situación re-
convulsivas.
troperitoneal1. Debido a su poco volumen
- E.C.G.: Signos de hipocalcemia. y el estar profundamente situadas, no son ac­
- Orina: Hipocalciurea. cesibles a la palpación clínica.
Cada suprarrenal está formada por dos
BIBLIOGRAFIA glándulas independientes: la corteza supra­
rrenal y la médula suprarrenal. (1, 2, 4).
.— Aurbach C. D., Marx S. J., Spiegel A. M. Fig. 110-2 . La corteza periférica, de origen
Homeostasis del calcio. Horm ona paratiroi-
des, calcitonina y calciferóles. Endocrinolo­ mesodérmico, envuelve como una cápsula a la
gía de Williams, 7ma edición. Sección VIII, médula; está constituida por grandes células
Cap. 29, p. 1621-1672, Buenos Aires, que contienen inclusiones lipídicas dispues­
1989.
tas en trabéculas irregulares, en las que se
.— Hahn T. J.: Calcium, phosphate, magnesium distinguen tres capas: a) Zona glomerulosa,
and bone. Physiology and disorders. Normal delgada subcapsular, cuyas células se dispo­
mineral m etabolism . Endocrine Phatophy-
siology de Hershman J. M., 3era edición, nen en cordones apelotonados; b) Zona
p. 266-272, Philadelphia, 1988. fasciculada, dispuesta en cordones radiales, ri-
-7 1 4 -
cas en inclusiones lipídicas y c) Zona reticu-
lada, interna, con trabéculas que se anasto-
mosan formando un sistema de red laxo.
Fig. 110-3.
La médula suprarrenal está constituida
por trabéculas de células poliédricas anas-
tomosadas en amplias mallas, que contienen
finas granulaciones citoplasmáticas que se
colorean de color pardo por el bicromato, de
ahí el nombre de “células cromafines” que
se le han dado.
Estas células cromafines se hallan rodea­
das de vasos sinusoides y de escasas células
ganglionares simpáticas, que en la mayoría de
las veces se agrupan en islotes. Fig. 110-4. Fig. 110-1 Glándulas suprarrenales y sus reía»!
ciones anatómicas. f
El principal regulador de la actividad de
las glándulas suprarrenales; es la hipófisis ante­
rior, por medio de la hormona adrenocortico-
tropa o ACTH, que a su vez se encuentra con­
trolada por el hipotálamo a través de la hor­
mona liberadora de corticotrofina o CRH.
La corteza suprarrenal secreta dos ti­
pos principales de hormonas ( 1, 2,4 ) los mi-
neralocorticoides (capa glomerularj y los
glucocorticoides (capa fascicular); además se
producen pequeñas cantidades de andróge-
nos (capa reticular) cuyos efectos son simila­
res a los de la hormona sexual masculina, la
testosterona. El nombre de mineralocorticoi-
des se debe a que estas hormonas actúan prin­
cipalmente sobre los electrolitos de los líqui­
dos extracelulares, en particular del sodio,
potasio y cloruros. Los glucocorticoides, fue­
ron llamados así porque una de sus principa­ Fig. 110-2 Suprarrenaléfe: Corteza y médula.;
les acciones es el de elevar la concentración de
glucosa sanguínea. Sin embargo, tienen otras contribuyen también en este tipo de acti­
acciones sobre el metabolismo de las grasas y vidad: la corticosterona, que posee además
proteínas, pero sin lugar a duda que el más efectos glucocorticoides y la desoxicorticos-
importante de todos es su efecto sobre el me­ terona, cuya acción es muy semejante a la
tabolismo de los hidratos de carbono. Se han aldosterona, pero con una potencia 30 veces
aislado más de 30 esteroides de la corteza su­ menor (3). Los efectos fundamentales de
prarrenal. pero sólo dos de ellas, la aldostero- los mineralocorticoides son: 1) Aumento de
na y el cortisol, tiene importancia en las fun­ la resorción de sodio en el túbulo renal y
ciones endocrinas del organismos (3). 2) aumento de la excreción renal de potasio.
La aldosterona es responsable del 95°/o Estos dos hechos, traen una serie de conse­
de la actividad mineralocorticoide de la cuencias fisiopatológicas, que se explican en
corteza suprarrenal; pero otras dos hormonas el cuadro 110-1. (3).
•‘5?. • Fig. 110-4 Médula suprarrenal
jng. 110-3 Corteza suprarrenal: tees capas.

CUADRO No. 1X0-1

EFECTOS DE LA ALDOSTERONA
Aldosterona
Resorció^ renal de ■ •Aumenta la eliminación
sodio aumentada renal de potasio

Resorción
/
Hiponatremia
\
Resorción Secreción de
i
Hipopotasemia
de agua ligera de anión hidrógeno
^ ^
Polidipsia
i
Alcalosis
I
Parálisis muscular
I
Aumento del volumen de líquido
extracelular

Aumento del volumen sanguíneo

Aumento del Jísto cardíaco


1
Aumento de la resistencia vascular
l
Aumento de la presión arterial

Poliurea
—716 —
Los glucocorticoides, como hemos se­
ñalado, intervienen en el metabolismo de los
CAPAS s
hidratos de carbono, grasas y proteínas. El i) Glomerulor =
95°/o de esta actividad lo tiene el cortisol
plasmático, denominado también hidrocor- m ineralocortj
coides
tisona; intervienen en menor proporción la
corticosterona y también la cortisona. Su
efecto sobre el metabolismo de los hidratos 2) Fasciculor y
de carbono, se sintetizan en lo siguiente: (3)
a) aumento de la gluconeogénesis; b) aumen­ 3) Reticular =
to del glucógeno hepático; c) disminución de
la utilización de glucosa por las células y d)
glucocorticoides
y androgenos
aumento de la concentración de la glucemia
(diabetes suprarrenal).
4) Medula =
El efecto del cortisol sobre el meta­ adrenalina y
bolismo de las proteínas, es el siguiente: (3) noradrenalina
a) disminución del contenido celular de
proteínas; b) aumento de las proteínas Fig. 1 1 0 -5 R e la c ió n e n tre c a p a s histológicas
d e s u p ra rre n a le s y p ro d u c c ió n hor­
hepáticas y plasmáticas; c) aumento de los m o n a l.
aminoácidos sanguíneos y d) disminución del
transporte de aminoácidos a través de mem­ la disminución de hormonas corticosuprarre-
branas celulares extrahepáticas y aumento nales o hiposuprarrenalismo y el aumento o
del transporte en el hígado. hipersuprarrenalismo. La primera tiene su
Efecto del cortisol sobre el metabolis­ expresión en la Enfermedad de Addison y
mo graso: movilización de aminoácidos, con la segunda en la Enfermedad de Cushing.
aumento de la concentración de ácidos gra­
sos no esterificados en el plasma. ENFERMEDAD DE ADDISON
Síntomas y signos - La mayor parte de los
Finalmente, diremos que la médula su­ síntomas y signos dependen del déficit de
prarrenal está en relación funcional directa aldosterona, cortisol y androgenos y son
con el sistema nervioso simpático y secreta los siguientes:
dos hormonas: la adrenalina y la norodre- Déficit de aldosterona: astenia, fatigabilidad,
nalina en respuesta al estímulo simpático. taquicardia, hipotensión, disrritmias, calam­
La Fig. 110-5, sintetiza en forma gráfica la bres musculares, paresias, hiperventilación,
secreción de hormonas de corteza y de mé­ trastornos de la conciencia, coma.
dula suprarrenal, en relación a las diversas Déficit de cortisol: Hipoglucemia, astenia,
pérdida de peso, irritabilidad, nerviosismo,
zonas anatomo-histológicas de producción.
depresión, angustia, insomnio.
De sus relaciones fisiológicas con la Déficit de androgenos: disminución de! vello
hipófisis, hablaremos en el capítulo corres­ corporal, impotencia, amenorrea.
pondiente.
ANOMALIAS DE LA SECRECION
CORTICOSUPRARRENAL CONSIDERACIONES A LOS SINTOMAS Y
SIGNOS DE LA ENF. DE ADDISON.-
Vamos a estudiar en forma sucesiva Como señalamos en el resumen fisioló-
-7 1 7 -
conservar el sodio y 2) la excreción renal
CUADRO No. 110-2 alterada de potasio y iones H. (1,2,4).
La incapacidad para conservar el sodio,
ENFERMEDAD DE ADDISON
produce en forma sucesiva los siguientes he­
Signos: chos fisiopatológicos: Disminución del líqui­
do extracelular, hipovolemia, hipotensión
1- Datos Generales: arterial, síncope postural, estado de shock;
1.1 Enflaquecimiento por otra parte, produce disminución del flujo
sanguíneo renal con azoemia prerrenal; todo
1.2: Pigmentación generalizada de la lo cual lleva a pérdida de peso y a una marca­
piel. da astenia.
1.3. Hipotensión arterial. La excreción renal alterada de potasio,
1.4 Pulso débil. lleva a la hiperkalemia, asistolia cardíaca y
acidosis metabólica, debido a la suspensión
2 .- Cabeza: de intercambio de iones H por iones Na. (3).
2.1 Facies de rasgos perfilados, pig­ El déficit de cortisol, trae como conse­
mentados . cuencia la incapacidad de conservar una gli-
2.2 Boca: hiperpigmentación de mu­ cemia normal en el intervalo de las comidas
cosas orales: labios, encías, len­ porque ya no se sintetiza la glucosa suficien­
gua, carrillos. te por gluconeogénesis. Además la falta de
cortisol disminuye la liberación de proteí­
3.- Tórax: nas y grasas de los tejidos, con lo cual se
deprimen muchas otras funciones metabóli-
3.1: Tórax asténico. cas del organismo. Este entorpecimiento de
3.2: Ruidos cardíacos disminuidos de liberación de energía en ausencia de cortisol
intensidad. es talvéz uno de los efectos más peijudiciales
3.3: Hiperpigmentación de pezón y de la ausencia de los glucocorticoides. El
aréola. déficit de cortisol hace que el addisoniano
tenga menor respuesta a los estados de “stress”
4 .- Abdomen: y se tome muy lábil ante los traumas y
estados de alarma (3).
4.1: Pigmentación de la piel en sitios
de roce: cintura, ombligo, línea Especial mención merece el considerar
alba. que el signo básico del paciente addisoniano,
sea la pigmentación que presenta en tQda su
5.- Extremidades: piel. Este depósito de melanina no siempre
es uniforme y muchas veces aparece en los si­
5.1: Pigmentación en sitio de roce de
tios de roce: cintura, codos, labios y muco­
articulaciones.
sas orales, pezón y aréola, etc. Fig. 14-6 (lá­
5.2: Hiporeflexia osteo-tendinosa. minas a color). A este fenómeno se le ha
dado la siguiente explicación fisiopatológica;
es conocido que la adenohipófisis al ser
gico, el déficit de aldosterona, produce dos estimulada en forma apropiada, produce
hechos importantes: 1) la incapacidad para gran cantidad de hormona estimulante de
—718 —
melanocitos, que a su vez aumenta la activi­
dad de los melanocitos de la piel. Se cree que CUADRO No. 110-3 !
la falta de producción de los glucocorticoides
haría que la hipófisis anterior produjera can­ SIGNOS DE LA ENFERMEDAD
tidades excesivas de hormona estimulante de DE CUSHING
los melanocitos lo que explicaría la hiperpig-
mentación (1, 2, 3, 6). Además la falta de 1.- Datos Generales:
secreción del cortisol por la corteza suprarre­ 1.1: Obesidad.
nal significa enorme producción de hormona 1.2: Rubicundez difusa de tegumentos.
adrenocorticotropa (ACTH) por la adenohi-
pófisis que tiene efecto estimulante de los 1.3: Hipertensión arterial. •
melanocitos.
. 2 .- Cabeza: Cara:
2.1: Facies de luna llena (pletórica,
ENFERMEDAD DE CUSHING
rubicunda).
Es un estado de hipersuprarrenalismo,
debido a un exceso de cortisol. Las causas 2.2: Presencia de vello fino y barba
que llevan a este estado de superproducción en mujeres (hirsutismo).
de cortisol, son las siguientes: (1, 2, 3, 5, 7).
3 .- Cuello:
1.— Neoplasias suprarrenales que secreten
3.1: Gran aumento de adiposidad en
cortisol en forma autónoma.
cuello (cuello de toro).
2 .- Producción exagerada de ACTH por la
hipófisis. 4 .- Tórax:
3 .- Secreción ectópica de ACTH por neo­ 4.1: Tórax grueso, adiposo.
plasias de diversos órganos como tumores de
pulmón, por ejemplo. 4.2: Giba de búfalo.

4 .- Cushing yatrogénico (administración 5 .- Abdomen:


crónica de corticoesteroides).
5.1: Globoso, con presencia de estrías
Se producen además aumento impor­ purpúricas.
tante de aldosterona y de hormonas sexuales
suprarrenales, especialmente andrógenos. 6 .- Genitales:
SINTOMAS Y SIGNOS.- Con excepción de 6.1: En la mujer: crecimiento del
ciertos transtomos psíquicos (estados de clítoris.
excitación, confusión, delirio) los síntomas
son escasos y más bien son los signos los que 7.- Extremidades:
predominan.
7.1: Miembros inferiores adelgazados
El Cuadro 110-3 nos resume los sig­ con presencia de vello aumenta­
nos importantes de la Enfermedad de do en las mujeres (hirsutismo).
Cushing:
CONSIDERACIONES AL CUADRO 110-3
En la enfermedad de Cüshing se produ­ aldosterona que lleva a un aumento de líqui­
ce retención de sodio por exceso de secreción do extracelular y por consiguiente al edema,
- 719 -
iflerialmente de la cara, cuello y tronco HIPERALDOSTERONISMO PRIMARIO O SIN­
K j 22-6 . Las alteraciones de equilibrio de DROME DE CONN.-
jjléctrolitos lleva a un aumento del gasto
Se presentan todos los síntomas, debi­
Kdíaco y posteriormente a la hipertensión
dos al exceso de producción de aldosterona.
Cterial. Por otra parte, el aumento en la pro-
iucción de glucocorticoides, eleva la tasa de La secuencia »fisiopatológica, es la si­
i[ucemia en cifras que pueden ir de 140 a guiente: aumento del líquido extracelular,
¡|qo mgs. °lo produciéndose la denominada hipertensión arterial, hipopotasemia, alcalosis
;‘diabetes suprarrenal” (3, 5). ligera y cierta tendencia a la hipematremia.
En la enfermedad de Cushing, los efec- (7).
os de los glucocorticoides sobre la catabolia De tal manera que los signos clínicos
In las proteínas suele ser intenso, con lo que que identifican al Aldosteronismo Primario
¡!e disminuye considerablemente las proteínas son los señalados en el Cuadro 110-4.
celulares; las fibras colágenas del tejido
celular subcutáneo disminuyen y dicho teji­
do se desgarra fácilmente, dando lugar a las
denominadas estrías purpúricas (3, 5)
CUADRO No. 110-4

Otra expresión del catabolismo au­ SIGNOS DEL ALDOSTERONISMO


mentado es la presencia de osteoporosis ge­ PRIMARIO
neralizada que ocurre al no depositarse la
sustancia protéica en los huesos (3, 5). 1.— Hipertensión arterial,

Finalmente diremos que, debido al 2.— Paresias musculares paroxísticas.


aumento de las hormonas sexuales suprarre­ 3 Calambres musculares.
nales, sobre todo de androgenos (capa reticu­ 4.— Poliurea.
lar), aparece un efecto masculinizante típico
en la mujer, con desarrollo de barba, voz
gruesa, desarrollo de vellos en cara y miem­
bros inferiores (hirsutismo), crecimiento del
clítoris, etc. CONSIDERACIONES AL CUADRO 110-4
La hipertensión arterial es habitual­
mente franca, aunque bien tolerada por el
paciente, explicable por el aumento del vo­
HIPERSECRECION DE HORMONAS lumen extracelular y la hipematremia.
AISLADAS. Las paresias musculares paroxísticas y
En determinadas circunstancias, puede los calambres musculares, tienen su origen en
ocurrir la hiperproducción de una sola hor- la hipopotasemia y que en ocasiones llegan
noma corticosuprarrenal: un mineralocorti— a presentar verdaderas crisis tetánicas.
coide, un glucocorticoide y androgenos, La poliurea de 3 a 6 litros va acompa­
dando lugar a entidades como el Aldostero­ ñada de polidipsia, La hipopotasemia es a
nismo Primario, la Diabetes Suprarrenal y el menudo inferior a 3 mEq/L y va acompaña­
Síndrome Suprarrenogenital, respectivamen­ da de una alcalosis plasmática, ligera hipema­
te. tremia e intensa potasiurea.
- 720 -
HIPERSECRECION PRIMARIA DE GLU-
COCORTICOIDES.— CUADRO No. 110-5 ¡
En ocasiones pueden producirse canti­
SIGNOS DEL FEOCROMOCITOMA;
dades excesivas de glucocorticoides sin que
estén aumentadas la producción del resto de 1.- Hipertensión arterial paroxística.
hormonas corticosuprarrenales. Cuando así 2 .- Palidez.
ocurre, se produce: 1) Diabetes suprarrenal,
2) Signos de deficiencia de proteínas y osteo- 3 .- Taquicardia.
porosis y 3) Aumento de la lipogenesis con 4.— Midriasis.
aparición de obesidad troncular. 5 .- Dolor torácico.
SINDROME SUPRARRENOGENITAL.—
En algunos casos de tumores de la cor­ arterial, que tiene la particularidad de pre-
teza suprarrenal, se secretan hormonas sexua­ sentarse en crisis paroxísticas. (1, 2, 4, 7).
les de tipo androgénico, con efectos masculi- La hipertensión es sistólica y diastólica y es­
nizantes muy importantes, en la mujer, y que ta última muchas veces rebasa los 150 mm1
ya han sido descritos. En el hombre impú­ de Hg. La crisis dura varios minutos, a veces
ber, causan las mismas características que en
horas para cesar bruscamente, y repetirse
la mujer, más un desarrollo rápido de los
a un ritmo variable. La acción intensa de
órganos sexuales masculinos con aparición las catecolaminas hace que se presente pali­
precoz del apetito sexual. (3) En el varón dez, taquicardia y midriasis (1,2,4, 7). f-
adulto, los efectos virilizantes, están enmas­
carados por la producción de testosterona La exploración funcional y las pruebas
normal del testículo, razón por la cual, el farmacológicas constan en el Cuadro 110-6.
diagnóstico de este síndrome es muy difícil CONSIDERACIONES AL CUADRO 110-6
1.1: En la exploración funcional de la cor­
MEDULA SUPRARRENAL
teza suprarrenal, tenemos en primer término'
La patología de la médula suprarrenal, la dosificación del cortisol plasmático, que
resulta siempre de una hiperfúnción. Va liga­ constituye una prueba de muy difícil conse­
da a un tumor secretante efe células croma- cución, por cuanto se necesita de un labora1
fines diferenciadas o feocromocitomas (7). torio hormonal bien dotado y que en pocas
Muchas veces el tumor es muy pequeño y instituciones lo tienen. El cortisol circula en
solo es posible detectarlo mediante estudios el plasma a una tasa promedio de 10 a
radiológicos especiales como angiografías re­ 12 ug/100 mi. en su mayor parte combinado
nales y la tomografía computarizada muy a una proteina especial la transcortina (7)1
preconizada en la actualidad. El cortisol libre, único que es activo, repre­
SINTOMAS Y SIGNOS.— senta solamente el 10°/o del cortisol total.
Está disminuido en la Enfermedad de Addi-
Con excepción de la cefalea, lo que
hace sospechar en feocromocitoma, son los son y aumentado en el Cushing.
signos, que sintetizan en el Cuadro 110-5. 1.2: La dosificación de electrolitos séricos;
CONSIDERACIONES AL CUADRO 110-5 traduce la actividad de la aldosterona, por
El signo semiológico más importante cuanto es la hormona que reduce la pérdida-:
de los feocromocitomas, es la hipertensión urinaria de sodio y favorece la eliminación.
721 -
2.1: La dosificación en orina de los 17 cetos
í CUADRO No. 110-6 y 17 hidroxicorticoesteroides son pruebas
muy útiles, por cuanto miden la eliminación
EXAMENES COMPLEMENTARIOS urinaria de los productos dé degradación
biológica de los esferoides suprarrenales.
Exploración funcional de la corteza La eliminación hormonal en 24 horas de los
suprarrenal: 17 Cetos es de 12 a 20 mgs. en el hombre y
Laboratorio:
de 6 a 10 mg. en la mujer (7). Su eliminación
es inferior a los 2 mg. hasta los 9 años y au­
1_ En sangre: menta progresivamente hasta alcanzar a los
1.1: Dosificación del cortisol 16 años, los valores normales del adulto.
plasmático.
1.2: Dosificación de ACTH. En la insuficiencia suprarrenal prima­
1.3: Dosificación de electrolitos ria, existe una disminución considerable de
séricos: Na—Cl—K los 17 hidroxicorticoides y 17 cetosteroides
urinarios. En el Cushing, existe un aumento
2- En orina:
moderado de la eliminación urinaria de los
2.1: Dosificación de los 17 ce-
tosteroides y 17 hidroxi- 17 cetosteroides.
corticoesteroides. 3 .- Pruebas dinámicas: Estudian y tienen
por objeto observar las variaciones de la eli­
3.- Pruebas dinámicas: estimulación minación urinaria de las hormonas bajo el
y bloqueo de la corteza suprarre­ efecto de agentes que ejercen una acción fi­
nal. siológica de estimulación o frenado.
Normalmente la ACTH estimula la se­
Gabinete: creción de andrógenos y glucocorticoides
4.- Rx: placas simples de abdomen. de la corteza suprarrenal; ciertos corticoides
sintéticos y en particular la dexametasona,
4.1: Arteriografía renal y supra­ tiene uin poder frenador poderoso aún en
rrenal. dosis pequeñas (7).
4.2: Tomografía computarizada. La prueba de estimulación por ACTH
i se efectúa por inyección intravenosa de 25
5- Gammagrafía de suprarrenales.
mg de ACTH disuelto en suero glucosado
6.- Ecografía de suprarrenales. para 8 horas o en inyección diaria de 40 uni­
dades de ACTH prolongada. Un aumento de
Exploración de médula suprarrenal: los 17 hidroxicorticoides constituye el tes­
1.- Dosificación de catecolaminas y timonio de la más fiel respuesta secretoria de
sus metabolitos en sangre y orina la corteza en una tasa que va de 10 a 15 mgs.
cuando se emplea la vía I.V: y de 15 a 40 mgs.
2.- Pruebas farmacológicas: prueba tras la inyección de ACTH retardada I.M. (7).
de la histamina y regitina.
La prueba de frenado se realiza con la
dexametasona: una dosis diaria de 3 mgs.
{ potasio. Por tanto, la dosificación tanto por 5 días consecutivos, hace descender al­
i sangre como en orina, de los iones Na y K rededor de 1 mg. la eliminación urinaria
m datos de valor diagnóstico. diaria de los 17 hidroxicorticoides; la elimi­
- 722 -
nación de los 17 cetosteroides permanece se realiza con la regitina o fentolamina qül
igual en el hombre, pero en la mujer descien-. cuando se inyecta endovenosamente a |
de hasta 1 mg. paciente hipertenso sospechoso de feoct^
4.— Dentro de los estudios radiológicos, el mocitoma, produce una disminución ünpoj
retroneumoperitoneo, es una técnica ya aban­ tante deT.A., que puede ser mayor de 35rn¿
de Hg.; la dosis administrada de este bloqueg
donada, por el aparecimiento de mejores
medios diagnósticos tales como la gamma- dor alfa es de 5 mgs. (4). I
grafía y ecografía y últimamente la tomo-
grafía axial computarizada. Además cabe
mencionar la Arteriografía Renal, para iden­
tificar especialmente tumores. S I N D R O M E S !
Exploración funcional de médula suprarrenal:
El método ideal para confirmar el
INSUFICIENCIA CORTICOSUPRA-
diagnóstico de feocromocitoma, consiste en
RRENAL: (ENFERMEDAD DE i
observar la excreción urinaria excesiva de las ADDISON)
catecolaminas y sus metabolitos, en orina de
24 horas (1, 2, 4). Así es posible dosificar Síntomas: :j
la noradrenalina, adrenalina, las metanefrinas
(normetanefrinas y metanefrinas combinadas) — Astenia, pérdida d^peso. I
t!
y el ácido vanililmandélico (A.V.M.). Se — Anorexia, náusea, vómito, dolor
establecen los siguientes valores normales: abdominal. *
catecolaminas libres <0.1 mgs en 24 horas
Metanefrinas: <1.3 mgs en 24 horas; Acidc i|
Signos;
Vanililmandélico: <6.8 mgs. en 24 horas.
— Síncope postural, estado de shocks
La dosificación de concentraciones
plasmáticas de las catecolaminas, son pruebas — Hipotensión arterial, pulso débil
de difícil realización y no tiene mayor valor Hiperpigmentación de la piel y
por cuanto pueden dar valores altos en suje­ mucosas en sitios expuestos y de
tos excitados o con trastornos emocionales, roce.
de tal forma que no se usa sistemáticamente. É
En lo referente a las pruebas farmaco­ Laboratorio:
lógicas, éstas se utilizan cada vez menos ■a
— Disminución del cortisol plasmá- -
debido a los adelantos conseguidos a través
tico.
de los estudios bioquímicos de las catecola­
minas y sus metabolitos. De los estudios de — Disminución de los 17 cetos e ,
estimulación se ha utilizado la prueba de la hidroxi.
Histamina en inyección I.V. en dosis de 20 — Ninguna respuesta a la estimula­
a 25 ug., que produce en el paciente rubor, ción con ACTH.
cefalea, taquicardia y aumento de T.A.; suele
aceptarse que un aumento de 40 mm. de _ Calcificaciones de las suprarrenales 1
Hg. por encima del que se produce con la
— Hiponatremia e hiperpotasemia J
prueba presora al frío, se considera positivo
(4). El estudio de supresión o vasodepresor, — Hipoglucemia. >1
i
— /¿o —
r 1 HIPERSUPRARREÑALISMO: Eaboratorid!------------ --------------
(ENFERMEDAD DE CUSHING) . A « „ d, u 0 B M pIasmá,k
0
1
Síntomas y Signos: - Aumento de los 17 OHCs y 17 K
_ Obesidad troncuiar.
_ Facies de luna llena. ~ Pruebas de estimulación y frena -

, do, variable, de acuerdo al oriae n


_ Hipertensión arterial, del hipercorticismo.
- Hirsutismo.
_ Trastornos genitales. - Hipopotasemia y alcalosis.
— Trastornos psíquicos. — Hiperglucemia.

SINDROME SUPRARRENOGENITAL: (Tumor corticosuprarrenal):


Hipercorticismo virilizante: Hipercorticismo feminizante:
En la mujer adulta: En el hombre adulto
- Hirsutismo. _ Ginecomastia bilateral.
- Hipertrofia muscular. _ Musculatura feminoide.
- Voz varonil. _ Voz fina, feminoide,
- Hipertrofia de clítoris y grandes — Atrofia de testículos, disminu—
l labios- Fig- 11 ° '6 . ción de la libido.
“ Aumento urinario de los 17 cetos. - Aumento de la eliminación uri­
naria de los 17 cetos.
K
*s En el niño:
— Pseudopubertad precoz.
— Hirsutismo.
— Hipertrofia clítoris en la niña.
1 — Aceleración del crecimiento pondo-estatura!.
K-
p Las de origen congénito son debidas a defi-
P ciencia de 21 hidroxilasa y de 1IB hidroxilasa.

¡GO: 21
-7 2 4 -

i. ■ f 'S ii .':'1 SINDROME DE HIPERFUNCION


'f ‘J t.
MEDULA SUPRARRENAL:
FEOCROMOCITOMA:

— Cefalea.
— D olor torácico. !
— H ipertensión arterial paroxística.
— Taquicardia.
— P alid ez.
— M idriasis. >
Fig. 110-6 Hipertrofia de clítoris
Laboratorio:
— A um ento de la excreción urinaria ¡
SINDROME DE HIPERALDOSTERO- de las catecolaminas y sus metabolitos:
NISMO PRIMARIO (SIND. DE CONN) Catecolaminas libres: > 0 .1 mgs. en
24 horas.
— Paresias musculares paroxísticas.
Metanefrinas: > 1.3 mgs. en 24 hs.
— Calambres musculares.
Acido vanililmandélico: >6.8 mgs.
— Poliurea, polidipsia. en 24 horas.
— Hipertensión arterial.
— Pruebas de estimulación (Hista-
Laboratorio: mina) y supresión (Fentolamina) positi-
— Hipopotasemia. vas. ■
— Ligera hiponatremia. 3.— G uyton A.C.: Horm onas suprarrenales. De
Tratado de Fisiología Médica, 5ta. edición.
— Alcalosis metabólica. Parte XIII, Cap. 77, P. 1 0 1 3 -1 0 2 8 , Edito­
— Hiperaldosterinuria. rial Interam ericana, México, 1977.
4 .— Grant W., Liddle.: Corteza suprarrenal. Es-
teroides suprarrenales y sus funciones. To­
m ado de T ratado de Medicina Interna de
Cécil—Loeb, Beeson, M cDermott, Tomo II
Parte XVIII, Cap. 844, p. 2054-2075.
BIBLIOGRAFIA E d ito rial In teram erican a, México, 1978.
5 _ Krieger D.: El sistema nervioso central y
1 — Bledsoe T.: Glándula suprarrenal. De Tra­ la Enferm edad de Cushing. En Clínicas De
tado de Medicina Interna de Harvey, Johns, Norteam érica, Vol. 2, 1978, p. 269.
Owens, Ross, 19 edición. Sección 11, Cap. 81,
6 .— Major, Delp M.N., Manning R.T.: Corteza
p. 843—864. E ditorial Interam ericana, Mé­ suprarrenal. De Propedéutica Médica, 8 edi­
xico, 1978. ción, Cap. 15, p. 324—326. Editorial Inte-
2.— Cahill G.F., Jenkins D., T hom G.W.: Enfer­ ramericana, México, 1977.
medades de la corteza suprarrenal. De 7.— M athe G. R ic h e t G.: L as suprarrenales. De
Tratado de Medicina Interna de Harrison Semiología Médica y Propedéutica Clínica,
T.R., 3era- edición. Parte IV, Sección 2, lera, edición. Parte V, Cap. III, P- 3 3 3 —34&
Cap. 6 8 , p. 606—632. Prensa Médica Mexi­
Editorial JIMS, Barcelona 1969.
cana, México, 1969.
-7 2 5 -

jA p i t u l o 111
W
]&? A%T-:<W9g .
HIPOFISIS

¿¿cuento Anatomo-Físológico.- La hipó-


ísis Fig- 111-1, es una glándula pequeña de
¿i centímetro de diámetro, situada en la tí-IN O ID E S
tfla turca, en la base del cerebro; se halla PO STE
HIP ÍF iS fS
¿ida al hipotálamo por el tallo hipofísario. ! C 3 f'O S T
t la hipófisis se le conoce también con el SMJM
iofflbre de glándula pituitaria.
Fig. 111-1 Hipófisis y sus relaciones anató­
Desde los puntos de vista anatómico y micas.
¡uncional, la hipófisis se divide en dos porcio-
ies diferentes: la adenohipófisis o hipófisis células: A L F A - - P R IN C IP A L E S - B E T A
ulterior y la neurohipófisis o hipófisis poste­
rior (1, 2, 6,7).
i* Embriológicamente, las dos porciones
tienen diferente origen: la adeno-hipófisis
proviene de la “bolsa de Ratke”, invagina­
ción embrionaria del epitelio faríngeo; y la
neurohipófisis, proviene de un crecimiento
hip'otalámico. Esto explica el caracter epite-
lioide de las células de la adenohipófisis y la
presencia de gran número de células de tipo
Fig. 111-2 Hipófisis y su estructura ana tom o-
¿lial de la neurohipófisis (6). funcional-histológica.

Desde el punto de vista de sus relacio­ de tinción inmunológicas, producen las seis
nes, la hipófisis se relaciona: por arriba, con hormonas prehipofisarias que ya señalaremos
él suelo del tercer ventrículo del cual está más adelante; de estas cinco clases de células,
separada por un techo fibroso, la' tienda
dos corresponden a las acidófilas y tres a las
Júpofisaria perforada por el tallo pituitario;
basófilas. Estudios demostrados con micros­
el quiasma óptico se encuentra situado in­ copía electrónica han señalado que la mayor
mediatamente por delante del tallo pituitario.
parte de las células clasificadas como cromó­
Por abajo, con el seño esfenoidal y late­
fobas contienen gránulos secretorios y otras
ralmente, con el seno cavernoso. Fig. 111-1.
características estructurales finas que permi­
Histológicamente considerado, Fig. ten identificarse como tipos celulares espe­
No. 111-2, en la adenohipófisis se han descri­ cíficos (3).
to tres tipos principales de células: las La parte más anterior de la adenohi­
cromófobas, las acidófilas y las basófilas. pófisis qué se extiende hacia arriba y hacia
Estudios actualizados demuestran que existen adelante, rodeando el tallo hipofisario y la
cinco tipos diferentes de las denominadas superficie inferior del hipotálamo, se deno­
células cromófilas (3) que mediante técnicas mina parts tuberalis.
El tallo, es la porción que conecta la serotonina. Estas neuronas aminérgicas in.,|
hipófisis con el hipotálamo y contiene tres tervienen en la regulación de las neuronas
componentes funcionales: glandular, vascu­ tuberohipofisarias y también están relaciona,

ÍS * É
lar y neural. El glandular, está constituido das con el control neurohormonal de secre. -
por la porción tuberal de la hipófisis anterior, ción de prolactina. Finalmente, en la enu.
que rodea al tallo así como a la base del nencia media se encuentran ciertas célula*
hipotálamo. Sus secreciones no tienen ma­ ependimarias especializadas, que se llaman.'
yor importancia. El componente vascular, tanicitos, que se extienden desde la luz del'
tiene importancia crítica para la transferen­ 3er. ventrículo hasta la parte más externa de ■
cia de las hormonas hipotalámicas hacia la la eminencia media. Su significado funcional
adenohipófisis. Las arterias del tallo, así es poco claro, pero parece que intervienen en
como las de la base del hipotálamo, nacen el transporte de hormonas hipotalámicas
de las ramas de la carótida en el sifón esfenoi- desde el tercer ventrículos hasta la hipófisis.
dal. Dentro del tallo superior y la eminencia La neurohipófisis, está casi totalmente
media hipotalámica, las arterias se dividen en constituida por células de tipo neurológico,
penachos capilares que establecen contactos denominados “pituicitos”, que actúan co­
con terminaciones nerviosas de las neuronas mo elementos de sosten para gran número de
hipotalámicas peptidérgicas a las cuales in­ fibras nerviosas terminales que nacen en los
cumbe la síntesis de las hormonas de li­ núcleos supraópticos y paraventriculares del
beración. El componente neural, está consti­ hipotálamo. Estos haces, pasan a la neuro­
tuido por las fibras amielínicas de los haces hipófisis siguiendo el tallo hipofisario.
supraóptico—hipofisario y paraventrículo—
Desde el punto de vista fisiológico, la
hipofisario que nacen en los correspondientes
adenohipófisis, produce seis tipos de hormo­
núcleos hipotalámicos y terminan en el lóbu­
nas diferentes: (3)
lo neural.
1 La hormona del Crecimiento o Soma—
La eminencia inedia, es una estructura totropina (STH) que estimula el crecimiento
anatómica que constituye la proyección cen­ y también tiene intensos efectos metabólicos.
tral del tuber cinereum. Histológicamente
2 — La Prolactina, estimulante principal de
es similar a la región alta del tallo, encon­
la lactancia.
trándose en su espacio intersticial las termi­
naciones nerviosas ae las neuronas tubero- 3 .- La Adrenocorticotropina (ACTH), hor­
hipofisarias y algunas neurohipofisarias. La mona trófica para las células de la corteza
eminencia media es la vía final para el con­ suprarrenal productoras de glucocorticoides.
trol neurohumoral de la hipófisis anterior. 4.— La hormona Tirotropina (TSH) o esti­
Recientes estudios inmunohistoquímicos han mulante del tiroides, hormona trófica para la
demostrado que muchos nervios que contie­ glándula tiroides.
nen neurofisina (la proteína portadora de la
neurohipófisis) terminan en capilares del 5.— La hormona estimulante de los Folícu­
plexo portal primario y que sangre obtenida los (FSH) que estimula el crecimiento folicu­
del tallo hipofisario contienen cantidades lar en el ovario y la espermatogénesis en el
importantes de vasopresina. En la eminencia testículo.
media se han identificado, además,, iermina- 6. - La hormona Luteinizante (LH) o esti­
ciones neuronales que contienen: unas mulante de las células intersticiales que
dopamina, otras noradrenalina y también tienen a su cargo la ovulación y la produo-
- 727 -
¥'■
e0 n de hormona por el cuerpo amarillo del dor de hormona estimulante de los folículos)
■¿vario, así como la estimulación de las LRH.
células intersticiales o de Leydig en el tes­ 6.— Factor liberador de prolactina (P.R.F.)
tículo.
7.— Factor liberador de MSH. (M.R.F.)
Al conjunto de LH y FSH, se les deno­
mina gonodotropinas. Contra estos factores liberadores, se
describen los siguientes inhibidores:
T La neurohipófisis, produce dos hormo-
nas: 1) la hormona antidiurética (ADH) 1.— Factor inhibidor de prolactina (P.I.F.)
qUe controla la eliminación de agua por la 2.— Factor inhibidor de la hormona de
oóna y ayuda a modificar la concentración crecimiento o somatostatina
de agua en todos los tejidos de la economía; 3.— Factor inhibidor de la liberación de
2) La Oxitocina, que tiene un efecto sobre MSH. (M.S.H.I.F.)
la fertilización del huevo, ayuda en el trans­
porte de la leche materna y en el proceso del Con esta revisión anatomo-fisiológica
vamos a estudiar los síndromes de insuficien­
parto.
cia antehipofisaria y el de hiperfunción ante-
hipofisaria.
Casi toda la secreción de la hipófisis es
controlada por señales nerviosas trasmitidas
desde el hipotálamo, siguiendo el tallo hipo-
flsario. La secreción de la adenohipófisis está INSUFICIENCIA DE HIPOFISIS
regulada por sustancias neurosecretorias pro­ ANTERIOR
ducidas en el propio hipotálamo y que pasan
a la glándula por vasos sanguíneos pequeños Es diferente según se establezca en el
denominados vasos hipotalamohipofisarios; sujeto adulto o en el sujeto en crecimiento
estas sustancias neurosecretorias actúan so­ y en maduración sexual.
bre las células glandulares y modifican su INSUFICIENCIA ANTEHIPOFISARIA DEL
secreción, es decir, controlan la liberación de ADULTO, INSUFICIENCIA GLOBAL O
hormonas adenohipofisarias. A estas hormo­ PANHEPOPITUITARISMO.
nas de origen hipotalámico, se les ha dado el
nombre de “factores de liberación” (3). La insuficiencia prehipofisaria del adul­
to, puede ser bien tolerada durante mucho
Ultimamente se han descrito diez fac­ tiempo y pasar desapercibida (6), sus sínto­
tores de liberación e inhibición hipofisotró- mas y signos son menos característicos que
ficos y son los siguientes: los del mixedema o la Enfermedad de
1.— Factor liberador de ACTH (factor Addison, por ejemplo.
liberador de corticotrofina) C.R.F. Vamos a revisar sus síntomas y signos
2.- Factor liberador de TSH (factor libera­ importantes. El Cuadro 111-1 recoge los
dor de tirotrofina) T.R.F. síntomas y signos, cuya técnica de interro­
3.- Factor liberador de STH (factor libera­ gatorio ya ha sido visto en otra parte del tex­
dor de somatotrofina) S.R.F. to.
4.- Factor liberador de LH (factor libera­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 111-1
dor de hormona luteinizante) LRH.
El hipopituitarismo es el resultado de
5.- Factor liberador de FSH (factor libera­ la destrucción de la hipófisis anterior; se ha
- 728 -

5.— Abdomen: Normal.


CUADRO No. 111-1
6.— Genitales:
INSUFICIENCIA ANTEHIPOFISARIA
DEL ADULTO: 6.1: Ausencia de vello pubiano

Síntomas: 6.2: Atrofia de vulva y vagina y úteroji

1 Astenia física y psíquica marca­ i


utilizado el término de panhipopituitarisu,
das. para indicar ia ausencia total de todas k
2.— Sensación de frío intenso. hormonas hipofisarias conocidas. ;
3.— Disminución o desaparición de la Se le conoce también con el nombre 4
libido. Enfermedad de Simmonds en honor al pj
4.— En la mujer: amenorrea total. mer investigador que lo describió. El tén¿
no Enfermedad de Sheehan, se lo empl¿¡
Signos: cuando el hipopituitarismo es causado p®
necrosis puerperal de la glándula.
I — Datos Generales:
Los síntomas y los signos no son siiío
1.1: Adelgazamiento, a veces caquexia la consecuencia del déficit de hormona
1.2: Disminución de la pigmentación hipofisotropas hacia las gonadas, tiroides,y
de la piel. corteza suprarrenal (2, 5 ,6).
1.3: Disminución de la vascularización Por el déficit de estímulo hacia las
de la piel: palidez acentuada. gonadas aparece: caída del vello pubiano y
axilar, reglas irregulares y luego amenorrea,
1.4: Tensión arterial normal o ligera
disminución de la libido y atrofia de vulva,
hipotensión.
vagina y útero. Aparecen luego síntomas
1.5: Pulso normal o ligeramente débil. y signos de insuficiencia tiroidea y coré:
2.— Cabeza: cosuprarrenal: gran astenia, fatiga fácil,
cambios en la personalidad, estados de dep»
2.1: Facies con rasgos perfilados. sión y a veces de franca psicosis, la intoleran­
2.2: Cabello, normal; caída de cejas cia al frío puede llegar a situaciones extre­
(parte externa) mas; la crisis suprarrenal puede presentáis?
con náusea, vómito, fiebre e hipotensión, la
3.— Cuello: anorexia suele ser muy marcada.
3.1: Tiroides, atrófico. En cuanto a los signos, se observa que
el paciente portador de panhipopituitarismo,
4.— Tórax:
mantiene un regular estado general, la ca­
4.1: Glándulas mamarias: normales. quexia es rara. La piel es delgada, fría, lisa
4.2: Ausencia de vello axilar. y pálida, escamosa y en ocasiones se des­
cubre mixedema (hipotiroidismo). El vello
4.3: Despigmentación de pezones y
pubiano y axilar no existe o está muy dis­
aréolas.
minuido, las glándulas mamarias suelen ser
4.4: Ruidos cardíacos, normales, lige­ normales o algo atróficas (hipogonadismo).
ra disminución de la intensidad. El pulso es lento y débil y la T.A. baja.
-7 2 9 -

jíSUFICIENCIA PREHIPOFISARIA EN LA — Captación tiroidea con 1^1 baja.


fíFANCLA
— Disminución de la eliminación urinaria de
Las lesiones que afectan a la prehi- los 17 cetos e hidroxi.
sófisis durante la infancia dan lugar al Ena-
— Hipoglucemia en ayünas.
jjsflio Hipofisario. La secreción de la hor-
nona del crecimiento o somatotropina(STH) — RX de cráneo: presencia de adenoma
^rece ser la más fácil de sufrir trastornos cromófobo o craneofaringeoma.
mtes que la tirotropa o adrenocorticotropa.
HIPERFUNCION ANTEHIPOFISARIA
[ _ La insuficiencia del crecimiento esta- ACROMEGALIA-
mralno se manifiesta antes de los 2 o 3 años,
La acromegalia es el aspecto más sobre­
juesto que subsiste un crecimiento base,
saliente de la hiperfunción antehipofisaria.
ndependientemente de la hormona del creci-
Se caracteriza por un crecimiento excesivo
niento de 1 a 4 cmt por año, pudiendo
de huesos, tejido conectivo y visceras como
legar hasta 1,40 mts. (6). Es un enanismo
respuesta a la hipersecreción de la hormona
umonioso, aunque puede ponerse en eviden-
somatotropa, debido a una hiperactividad de
áa algunos elementos disarmónicos.. como
las células eosinófilas de la hipófisis por la
i0n la macroquelia relativa o acromegalia presencia de un tumor, el adenoma (2,5,6,7).
relativa que significa un aumento de longi-
;ud de los miembros en relación al tronco, Es un padecimiento que sobreviene en
icompañado de hipotrofia muscular y el el adulto después de la soldadura de los car­
prognatismo, que se refiere a la inmadura- tílagos de conjunción, por lo que no provoca
áón del macizo fácil anterior y del maxilar un crecimiento en longitud de los huesos lar­
taferior. gos; cuando el adenoma secretante se produ­
ce antes de dicha soldadura, dá lugar a la
I.- Los signos debidos al déficit de secre- acromegalia o gigantismo (2, 5, 6, 7).
áón tireotropa y corticotropa, son muy dis- La Acromegalia es un padecimiento ra­
iretos; a veces se observa ligero mixedema e ro, que suele iniciarse en la tercera o cuarta
hipotermia y en otras ocasiones episodios de década de la vida; en el 75°/o de los casos, es
hipoglucemia, respectivamente. debido a la presencia de un adenoma acidó-
3.- La insuficiencia gonadotropa es lo clá­ filo o mixto (acidófilo y cromófobo).
sico: ausencia del desarrollo puberal a los Estos adenomas causan agrandamiento
18 años, que es considerada la mejor prueba de la silla turca que se observan muy bien en
i favor del enanismo hipofisario. placas radiográficas de cráneo, Fig. 111-3-
EXAMENES COMPLEMENTARIOS UTILES EN Cuando el tumor crece hacia arriba pueden
ELSINDROME DE INSUFICIENCIA ANTEHIPO- aparecer signos de participación hipotalámica
FISARIA (NIÑO Y ADULTO) como diabetes insípida (6); puede también
invadir las cintillas y quiasma óptico, produ­
- Dosificación de la somatotropina.
ciendo cambios en el campo visual y atrofia
- Hormonas gonadotropas urinarias bajas. óptica.
- Eliminación de estrógenos urinarios, nu­ Los síntomas y signos de la acromega­
la. lia, obedecen a la secreción excesiva de lai
- Yodo protéico del suero bajo (2 ug.°/o o hormona del crecimiento que afectan a todos,
, menos). los órganos y tejidos, pero particularmente
-730

2.— Cabeza:
2.1: Cabello: grueso, de implantación *
baja. \
2.2: Cara: Fig. 111-4 -j
2.2.1: Aumento del relieve de los arcos '
superciliares pómulos y mentón,
(prognatismo)
2.2.2: Cejas espesas, pobladas.
2.2.3:Hipertrofia de la nariz aplastada ;
Fig» 111-3 Adenom a hipoñsario. R x.de crá­ en su base, ensanchada en su ex­
neo. tremidad inferior, con ventanas .
existe un aumento de la condrogénesis y de abiertas.
la osteogénesis (6). La condrogénesis se
2.2.4: Hipertrofia de párpados, orejas y
manifiesta especialmente por la hipertrofia
labios.
de los cartílagos costales y la artritis acrome-
gálica; y la osteogénesis por engrasamiento 2.2.5: Lengua engrosada y ensanchada.
de ciertas porciones del esqueleto tales como 2.2.6: Articulación dentaria modificada:
el macizo facial y las extremidades. dientes inferiores separados con
El Cuadro i i 1-2 resume los síntomas los incisivos en un plano más an­
y signos de la acromegalia: terior que los superiores.
v. " 1
3.— Cuello: grueso. En ocasiones
CUADRO No. 111-2 bocio difuso o nodular.
SINTOMAS DE LA ACROMEGALIA 4.— Tórax: Voluminoso, con xifosis.
1 Dolor generalizado de miembros 5.— Abdomen: Voluminoso y promi­
2 .- Artralgias nente.
3.— Parestesias de manos y pies Visceromegalia: hígado y bazo
aumentados de tamaño.
4.— Cefalea
5.— Astenia 6.— Columna lumbar: lordosis exa­
gerada.
6.— Pérdida de la libido y amenorrea
(en la mujer) 7 .- Extremidades:
7.1: Manos: grandes, cuadradas, de­
SIGNOS DE LA ACROMEGALIA
dos gordos; uñas surcadas de es­
1.— Datos Generales: trías. Fig. 111-5.
1.1: Aspecto: persona voluminosa y 7.2: Pies: hipertróficos, dedos gor­
fornida dos, voluminosos, planta engro­
sada, Fig. 111-6 .
1.2: Piel gruesa, grisácea, surcada dé
arrugas
-731 -
les en quienes se les administra la hormona;
2) Se ha comprobado concentraciones ele­
vadas de somatotropina en el plasma de
pacientes acromegálicos; 3) Comprobación
de adenoma de células eosinófilas en estudie»
de necropsia de acromegálicos y 4) mejoría
clínica que suele seguir al destruir el tumor.
Aparte de la osteogénesis y condrogé­
nesis aumentada, ya explicada, por lo general
se encuentra en el acromegálico esplacnome-
galia general difusa: corazón, pulmones;
hígado, bazo e intestinos están aumentados
Fig. 111-4 Acromegalia. Facies.
al doble o al quíntuple (2), pero como el
continente también crece, no es posible su
detección clínica (hepatomegalia, espleno­
megalia, por ejemplo); los riñones también
están aumentados de tamaño y los estudios
de función renal han demostrado un aumen­
to de la filtración glomerular y de la actividad
tubular proximal (2). Las glándula* endócri-
nas, también participan de la esjáacnomega-
tia, aunque no se ha demostrado una secre­
Fig. 111-5 Acromegalia. Manos. ción aumentada de hormonas trópicas (2).
Aunque hay un agrandamiento genera­
lizado de órganos y tejidos, con aumento
. considerable de peso, la obesidad no se pre­
senta en el acromegálico; los músculos au­
mentan algo de volumen, pero sin hipertrofia
manifiesta. Todo esto se explica por la
propiedad adipocinética de la hormona del
crecimiento y por el depósito de mucopoli-
sacáridos en los músculos, respectivamente.

EXAMENES COMPLEMENTARIOS UTILES EN


EL SINDROME DE HIPERFUNCION ANTEH1PO-
Fig. 111-6 Acromegalia. Pies. FISARIA (ACROMEGALIA):
— Aumento de la hormona somatotropa.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 111-2
— Hiperfosfatemia.
La secreción aumentada de la hormona
el crecimiento, responsable de todos los sín- — Curva de tolerancia a la glucosa tipo dia-
omas y signos del acromegálico, se ha de- betógeno.
lostrado por los siguientes hechos: 1) cam- — Rx: Cabeza y macizo máxüo-facial:
ios anatomopatológicos similares en anima­ prognatismo característieo.
- 7 3 2 -

— Pico acromegálico, o relieve de las cli- raro resultante de cualquier proceso q||9
noides del tubérculo esfenoidal. lesione el sistema neurohipofísario, q u e|9
como resultado una disminución de la hnll
— Extremidades distales de las falanges hi­ mona antidiurética (ADH). Los casos idjjft
pertrofiadas. Imagen en “copa de árbol” . páticos constituyen la mayoría, aunque pujÉ
den tener caracter familiar; otras causas sojÉ
— Columna: xifosis y descalcificación; sig­ los traumatismos de cabeza (accidentales j
nos de espondilo-artrosis neuroquirúrgicos) y las neoplasias primarias of,
metastásicas, (granulona eosinófilos, cáncepí
POSTHIPOFISIS de mama, etc.) (1,4,6). 4,
i\
SINTOMAS.- Fundamentalmente en la dia­
La hipófisis posterior, no es sino un betes insípida, se encuentran dos síntomas!
lugar de reserva de secreción hormonal pro­ la poliurea y la polidipsia. i
ducida por los núcleos suprao'pticos y para La poliurea, es siempre superior a lor
ventriculares del hipotálamo anterior, y trans­ 3 litros y por término medio de 4 a 8 litros’
portada por un proceso de secreción neuro- en las 24 horas. La densidad de la orina es
nal. Como anteriormente expusimos, son dos baja (1.001-1.005) lo mismo que su o3nto-:
octopéptidos los que se han aislado del lóbu­ laridad (100- 200 mOsm/ L). Las pruebas de
lo posterior y que por otra parte, han podido función renal, son siempre normales. ;1
ser obtenidos por síntesis: la vasopresina y
La polidipsia es irresistible y la cantt'
la occitocina (1,4, 6).
dad de agua que ingiere el sujeto es igual o-
A la primera, se le conoce con el nom­ comparable a la cantidad de orina en laf
bre de vasopresina de la arginina u hormona 24 horas, de tal manera que en ningún mo-'
antidiurética (ADH), que es liberada en res­ mentó se produce deshidratación. La químk
puesta a estímulos osmóticos: un aumento ca sanguínea es normal y los electrolitos séri­
en la concentración de solutos, especialmente cos, especialmente Cl y Na son normales ó
de CINa en el plasma o en el líquido extra- ligeramente elevados. >
celular, sirve de estímulo para liberación de
Aparte de la poliurea y polidipsia, no
la ADH por la neurohipófisis (1, 4, 6). La
encuentra ningún otro síntoma o signo;
hormona al circular hacia el riñón, ejerce su
siendo su estado general bueno. í
acción sobre el epitelio de los túbulos vol­
viéndola más permeable al agua, aumentado EXAMENES COMPLEMENTARIOS UTILES EH
su reabsorción, y por tanto disminuyendo el EL SINDROME DE INSUFICIENCIA POSTHIPO-
volumen de orina. Existen además factores FISARIA (DIABETES INSIPIDA):
que pueden alterar la liberación de ADH ta­
les como agentes farmacológicos; acetilcoli- Orina: —Osmolaridad inferior a la del plas­
na, nicotina, morfina, etc. (1, 4, 6). ma.
El otro octapéptido, la occitocina, pre­ — Volumen de orina en 24 horas aumentada
senta en cambio una acción sobre las fibras (4.000 - 6.000 mi.)
musculares lisas uterinas e intestinales. — Prueba de la supresión de agua: Negatiyj
INSUFICIENCIA POSTHIPOFISARIA (prueba de sed).
DIABETES INSIPIDA — Prueba de infusión de solución hip^r
La diabetes insípida, es un trastorno tónica de CLNa: Negativa. ijl
- 733 -
í pru eb a d e in y e c c ió n d e e x tr a c to p o sh ip o - gestivas y que fueron ya analizadas en el ca­
^ P o sitiv a. pítulo correspondiente y secreción endocrina
|r,!Rx: C rá n e o e n b ú s q u e d a de t u m o r in tra - que es al momento lo que nos interesa. Des­
de este punto de vista, el páncreas produce
dos hormonas: la insulina y el glucagon que
*\ b ib lio g ra fía tiene que ver con el metabolismo de los hi­
$ dratos de carbono, lípidos y proteínas.
Thomás W.B.: Hipófisis anterior. Fisiología
y Fisiopatología. De Fisiopatología Clínica RECUENTO ANATOMICO-FISIOLOGICO.- El
<|e William Sodem an Jr. y William S odem an.
Cap. 32, Sección IV, p. 826—831. Editorial
páncreas endócrino está constituido funda­
-v interamericana, México 1978. mentalmente por los islotes de Langerhans,
C écil—Loeb, Besson, M cDermott.: Evalua­ que contiene dos tipos principales de células:
t.- ción de la función de la hipófisis anterior. las alfa y las beta que se distinguen por su
De tratado de Medicina Interna de Cécil— morfología y características tintóreas Fig.
Loeb, 14 edición. Tomo II, Parte XVIII,
Cap. 829, p. 1994^-2013. Editorial Intera- 112-1—, Las células beta son las producto­
mericana, México 1977. ras de insulina y las alfa del glucagon (1,2,3).
Calvin E., Kilman Kovacs, Horvath E.: Ana­ células: ^ALFA BETA
tom ía funcional del hipotálam o endócrino y
la hipófisis. De Clínicas de N orteam érica,
VoL 2, 1978, p. 237—257.
4.- Leaf Alexander.: Hipófisis posterior. De
Tratado de Medicina Interna de Cécil—Loeb,
14 edición, Tom o II, Parte XVIII, Cap. 833,
■ p. 2023—2016, Editorial Interam ericana
^ México, 1977.
5 .— Major, Delp M.N., Manning R.T.: Hipófisis.
Propedéutica Médica, 8 edición, Cap. 15,
* p. 328—330. E ditorial Interamericana, Mé-
xico, 1977.
Mathe G., R ichet G.: La hipófisis. De Se­
miología Médica y Propedéutica Clínica. Fig. 112-1 Páncreas endócrino. Estructura
— 1®edición parte V. Cap. IV, p. 349—366 . histológica.
:■ Editorial JIMS, Barcelona, 1969. La insulina es una pro teína pequeña,
»' ■ con un peso molecular de 5.734, formada
fr*- Nelson H., T hom G.W.: Padecimientos de los
lóbulos anterior e interm edio de la hipófisis. por dos cadenas de aminoácidos unidas entre
De tratado de Medicina Interna de Harrison sí por puentes de disulfuro Fig. 112-2 . An­
^ T.R., 3era. edición, Parte IV, Sección 2, Cap.
. 64, p. 561—570. Prensa Médica Mexicana 69. tes que la insulina ejerza su acción, debe
B»— Reichlin S.: Regulación del hipotálam o
“fijarse” a los tejidos, probablemente a las
¡ endócrino. De Clínicas de Norteamérica. membranas celulares, mediante enlaces entre
" VoL 2, 1978. p. 243. la estructura de anillo de disulfuro de la ca­
CAPITULO 112 dena superior y los radicales sulfhidrilos de
los tejidos (1,5).
Una de las propiedades de la insulina
PANCREAS ENDOCRINO ampliamente demostrada, es que aumenta el
transporte de la glucosa a través de las mem­
« Como por todos es conocido, el pán- branas de casi todas las células del organis­
|eas es una glándula mixta: secreción exó- mo. Así, en ausencia de insulina, el trans­
■nna que cumple esencialmente funciones di­ porte de glucosa al interior de las células de
- 734 -
su capacidad de provocar glucogenolisis en éü
hígado, lo cual hace aumentar la glucernjgll
razón por la cual se conoce con el nombriP
de factor hiperglucemiante. No provoca estaH
acción en los tejidos extrahepáticos. Se h j |
demostrado que la perfusión de glucagon d®§¡
rante unas horas puede producir una gluco-í’
genolisis tan severa que agote las reservas -
Fig. 112*2 Insulina. Composicion molecular.
hepáticas de glucógeno (5, 6). ,;
El glucagon por otra parte, protege j
los tejidos, disminuyen hasta la cuarta parte contra las hipoglicemias, así cuando la glice-
del valor normal y por otra parte, cuando se mia cae a 70 mg. °/o o menos, las células -
secretan grandes cantidades de insulina, el alfa de los islotes de Langerhans del páncreas
transporte de la glucosa al interior de las secretan grandes cantidades de glucagon, que
células es hasta 5 veces mayor que en con­ rápidamente moviliza la glucosa del hígado,
diciones normáles (5). Los tejidos don­
de actúa principalmente la insulina son: te­
Los trastornos del metabolismo de los
jido músculo-esquelético, tejido adiposo, co­
hidratos de carbono más comunmente obser­
razón. La aceleración del transporte de vados, se refieren a las anomalías en la re­
glucosa a través de la membrana celular no gulación de la glucemia. Así, tendremos
se cumple a nivel de células del cerebro, de hiperglucemia cuando la producción de in­
la mucosa intestinal ni en el epitelio tubular sulina baja y tendremos hipoglucemia en el
del riñón (5); en el cerebro, el transporte de caso contrario.
la glucosa se hace por difusión a través de la
barrera hematocerebral. La expresión nosológica de la hiper­
glucemia, constituye la denominada Diabetes
Otro efecto importante de la insulina Sacarina o Diabetes Mellitus, cuya sintoma­
es aumentar el almacenamiento de glucóge­ tología lo sintetiza el cuadro 112-1.
no eu el tejido músculo-esquelético y en
menor grado en la piel.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 112-1
Finalmente, diremos que, la concentra­
ción de glucosa del plásma tiene efecto di­ Cuando el déficit de producción de in­
recto sobre los islotes de Langerhans para sulina es severo, en algunos diabéticos las
controlar la producción de insulina: secreta cifras de glicemia pueden subir a 1.500 y:
poca hormona cuando la concentración de hasta 2.000 mgs. °/o; en estas circunstan­
glucosa en sangre disminuye; por lo tanto, la cias, el efecto fisiopatológico importante, es
secreción de insulina por el páncreas consti­ la deshidratación de las células de los tejidos,
tuye un mecanismo muy importante de pues la glucosa no difunde con facilidad
retroalimentación para el control continuo, a través de la membrana celular y el aumen­
to de la presión osmótica en el líquido extra-
de la tasa de glucemia (5).
celular causa salida de agua de las células;
El glucagon, al igual que la insulina, es así, una glicemia de 400 mgs °/o aumenta
una proteína pequeña de peso molecular de la presión osmótica del líquido extracelular
3.482, conformado por 29 aminoácidos (5, 6). en un 6°/o, aproximadamente (5, 8). Por
El efecto más notable del glucagon es otra parte, sobreviene un hecho importante:
- 735-

CUADRO 112-1

DIABETES SACARINA
SINTOMAS:
Qué preguntar Cómo preguntar

1.- Polidipsia 1.— Tiene sed intensa? Qué cantidad


de agua bebe en las 24 horas?

2 .- Poliurea 2.— Orina mucho: Indique aproxima


damente que cantidad orina ai las
24 horas.

3 .- Polifagia 3 .- Tiene mucha hambre?

cuan d o la filtración glomerular rebasa la


capacidad de reabsorción tubular de la glu­ C U A D R O No. 112-2
cosa, ésta pasa a la orina, determinando
*“"ío que se denomina ghicosuria que a su vez SINTOMAS Y SIGNOS DEL SINDROME
produce un aumento de la diuresis por efec­ HIPOGLUCEMICO:
to osmótico de la glucosa en los túbulos re­ 1 .- Cefalea
nales, que significa pérdida obligada de algu­
nos electrolitos del líquido extracelular. Por 2 .- Palpitaciones
tanto, el efecto global es pérdida del líquido 3 .- Sensación de hambre (a veces
extracelular, que a su vez causa deshidrata- dolorosa)
ción de los líquidos intracelulares; es decir, 4 .- Estado de confusión mental
deshidratación intra y extracelular (5, 8).
5 .- Amnesia transitoria
La polifagia del diabético, es muy rela­
tiva y muchas veces se observa más bien lo 6 .- Estado de coma
contrario: hiporéxia, adelgazamiento, aste­ 7 .- Palidez cutánea
nia, y es explicable por la mala utilización de 8 .- Sudoradón profusa (diaforesis)
la glucosa, por el organismo.
9 .- Hormigueo de extremidades
Las fases agudas de la diabetes (cetoa-
cidosís y coma diabético) así como las com­ 10.- Crisis convulsivas: generalizadas
plicaciones crónicas de la diabetes (microan- o localizadas.
giopatía, neuritis, retinopatía, etc.), son ca­ 11.- Trastornos oculares: diplopia
pítulos que corresponden a la Clínica y reba­ 12.- Trastornos en el lenguaje
san los propósitos de nuestro texto.
13.- Parálisis: monoplejia, hemiplejia
SINDROME HIPOGLICEMICO.— Se deno­
mina síndrome hipoglicémico a las manifes-
- 736 -
taciones provocadas por el excesivo deseen- extremidades, palpitaciones, eretismo cari
do de la tasa de glucosa y que fundamental­ díaco y sensación de hambre, dolorosaf
mente son producidas por dos causas: angustiosa. |
1.— Hipoglucémicas insulínicas, debido a Las manifestaciones neurológicas y ps¡.‘
tratamientos mal llevados. quiátricas de la hipoglicemia, son debidas j
2.— Hipoglucemias debidas a insuficiencia la repercusión electiva de la caída de glucosa"
hormonal antehipofisaria: insuficiencia cor- sanguínea sobre el metabolismo del tejido
nervioso central.
tico suprarrenal; insuficiencia hepática; insu-
linoma secretante de insulina, etc. En el Cuadro 112-3, tratamos de resu-
El cuadro 112-2 sintetizan los síntomas mir las diferencias semiológicas entre los
y signos del síndrome hipoglucémico: síndromes de hiperglucemia e hipoglucemia,
teniendo en cuenta también los exámenes
CONSIDERACIONES AL CUADRO 112-2 complementarios más útiles.
La mayor parte de las manifestaciones
descritas se suceden cuando la cifra de gluce­
mia plasmática es menor de 50 mgs. °/o; sin
embargo, no hay relación o paralelismo
entre las cifras de hipoglucemia y la inten­
sidad de los síntomas y signos.
Casi siempre una hipoglicemia se inicia
Con trastornos vasomotores tales como pali­ 30 60 30 HO 150 180 210 2 4 0 ¿70 50o

dez, diaforesis, sensación de hormigueo en Fig. 112-3 Curva de tolerancia a la glueos


tipo diabético.

CUADRO No. 112-3

SINDROME HIPERGLUCEMIA: SINDROME HIPOGLUCEMIA:


1.— Traduce diabetes. 1.- Significa hiperinsulinismo.
2.— Síntomas de las tres poli: poli­ 2 .- Predominancia de síntomas neu-
dipsia, poliurea, polifagia. rológicos.
3.— Signos importantes de deshidra- 3.- Diaforesis que no llega a deshi-
tación. dratación.
4.— Glucemia elevada. 4 .- Glucemia menor de 50 mgs °/o.
5.— Glucosuria siempre presente. 5 .- No glucosuria.
6.— Curva de tolerancia a la glucosa, 6 .- Curva de tolerancia a la glucosa
tipo diabético. Fig. 112-3. plana (tipo hiperinsulinismo)
Fig. 112-4.
7.— Puede agravarse con la adminis­ 7 .- Mejoría inmediata con la admi­
tración de glucosa. nistración de glucosa.
737-
CAPITULO 113
300
250
200 GONADAS
150
¿esn? Vamos a estudiar en forma sucesiva los
|00 testículos y los ovarios, pero desde el punto
50 de vista glandular, es decir, como organos
mlm V
3t M ll" '* 0
■hi
Igs fflO 24C * 7 5 5 0 * . de secreción interna. Las alteraciones de tipo
¡rig^ 112-4 Curva dé tolerancia a la glucosa, orgánico fueron conocidas en el estudio de
tipo hiperinsulinismo. los genitales.
TESTICULOS
Recuento Anatomo-Fisiológfco.— Los tes­
BIBLIOGRAFIA tículos constituye los órganos más impor­
tantes del aparato reproductor en el hombre.
Durante la vida fetal, sufre migración (6) :
1 _ Davidson M.B.: Diagnosis and dassifi catión
hacia el final -del tercer mes, abandona la re­
oí Diabetes Mellrtus. Diagnosis and treat- gión lumbar; hacia el séptimo mes, se sitúa
ment. Davidson M.B., 3 era edición, Churohil
Livingstone, New Y ork, 1991.
en el aniHo inguinal interno para situarse en
la bolsa escrotal hacia el octavo mes. Cual­
2— Faja ns St. S.: Classiíicatíon and diagnods oí quier alteración que interfiera esta migración,
diabetes. EUengerg and Rikin's. Diabetes
MieUitus. Theory and práctice, 4ta edición, dá lugar a la ausencia del testículo en el es­
N. Y. 1990: 346-356. croto, fenómeno que se denomina criptorqui-
3- Muir A., Schatz D. A., Maelaren N.K. The dea.
pathogenesis, prediction and prevention of El testículo (1, 5, 6), Fig. 113-1 .es­
insuHno-dependent diabetes. Clin. E ndocri­
nology and M etab. 1992; 21: 199-214. tá formado por un gran número de tubos
seminíferos, en los cuales se produce el
4- Caprio S., Sacca L„ Tam borlane W. V
Retetionship betw een change m glucosa pro- esperma. Este tejido seminal o glandular
duction and gluc oneogenesis during mild seminal, constituye el 90°/o de la masa testi-
hypogly cernía in humana. Metabolism 1988;
37, 707-710. cular. Los tubos seminíferos constan de:
a) un delgado tabique o membrana propia,
5- David M.R., Shamvon H. Déficit countene-
gulatory horm one responses during hypo­ b) las células seminales dispuestas en varias
glycemia in a patien with insulinemia. capas que rellenan la luz tubular y c) las
J. Clin. Endocrinolg. Metab. 1991, 72
788-792. células de Sértoli que forman un sincitio en
los espacios que deja el tejido seminal.
6 .— Raskin P. Unger R. M.: Glucagon y diabetes.
Clínicas de Norteam érica, Vol. 4, 1978 La glándula intersticial, es la glándula
p. 733.
endocrina propiamente dicha y está forma­
7— Bauinan W. A., Yalow R.S. HyperinsuH- da por las células de Leydig, que son células
nemia hypoglicemfa. Differencial diag­
nosis by determ ination of the species of voluminosas que contienen inclusiones cris­
circulatory insulina. JAMA, 1984; 252- taloides, que se piensa son los precursores
273.
de los androgenos (1,2, 5).
8 .— Sherwin R., Felig P.: Fisiopatología de la
diabetes sacarina. Clínicas de Norteam érica, Los testículos secreta hormonas dota­
Vol. 4, 1978 p. 715. das de actividad androgénica y en pequeña
— J3 0 —

células d e S E R T O L I ^ d e L E Y O IG - lares, en particular de las proteínas muscu


res (2, 5, 6).
Dada la influencia de la secreción end
crina del testículo en el mantenimiento,
la espermatogénesis, ésta se halla siemp!
alterada e incluso suprimida cuando existí
una insuficiencia gonodal masculina, ¿j?
ésto se habló con mayor detalle en
capítulo correspondiente a genitales.
Como hemos venido haciendo con et
resto de glándulas, vamos a enfocar los
síndromes de hipo e hiperfunción gonodal
'•r masculino.
Testículo: estructura histológica. HIPOGONADISMO
El hipogonadismo se refiere a la dismi­
cantidad estrógenos. Los andrógenos poseen nución de la función testicular endocrina.
acción virilizante y son los determinantes en Puede ser primario o secundario, según se
la aparición de los caracteres sexuales mascu­ refiera a enfermedades testiculares o a con­
linos. Los andrógenos no son solo secreta­ secuencia de enfermedades hipotalámico-
dos por el testículo; sino también' por el hipofisarias.
ovario, la corteza suprarrenal y probable­
Cuando la desaparición total de la
mente por la placenta (1,2, 5, 6),
función androgénica testicular se sucede
Los andrógenos secretados por las cé­ en la etapa prepuberal, se tiene por resultado
lulas intersticiales de Leydig son dos: la el denominado Eunucoidismo que dá una flo­
testosteronayla M-androsterona-3-17 diona, rida signología que la resuminos en el Cua­
sin embargo la primera es tan elevada en dro 113-1
comparación con la - segunda, que puede.
considerarse a la testósterona como la única
CONSIDERACIONES AL CUADRO 113-1
hormona importante, responsable de los
efectos hormonales masculinos. La secreción La apariencia física del eunuco es muy
diaria de testosterona es de 20 mgs. (6), y va característica: la gran estatura con las ex­
ligada a las proteínas plasmáticas; es inactiva- tremidades largas (la braza es mayor que la
da en forma rápida en el hígado y transfor­ estatura), los depósitos de grasa en tórax,
mada en metabolitos de actividad androgéni- abdomen y cadera que le dan un aspecto
ca nula o débil que son eliminados por la bi­ feminoide. En el eunucoidismo se produce
lis y sobre todo por la orina. un crecimiento desproporcionado de los
Es importante añadir que los andró- huesos largos por retraso en el cierre de las
genos no solamente poseen una acción so­ epífisis; el desarrollo muscular es deficiente
bre la morfología de los órganos genitales y y tiene poca fuerza; por lo general los carac­
de los caracteres sexuales secundarios, sino teres sexuales secundarios tiene poca aparien­
que también ejercen acciones metabólicas, cia; la libido y la potencia sexual están muy
favoreciendo en anabolismo protéico, in­ disminuidos (2, 5, 6).
crementando la síntesis de las proteínas tisu­ En los hombres que han alcanzado la
-7 3 9 -
El hipogonadismo secundario, es con­
lí '
j/. CUADRO No. 113-1 secuencia de lesiones inflamatorias, neoplá-
sicas o vasculares de la hipófisis o hipotála­
SIGNOS DEL EUNUCOIDISMO: mo, que producen una disminución de las
if gonadotropinas. Un ejemplo de esto consti­
!, i__ Datos Generales: tuye el denominado Síndrome adiposogeni-
j i ; Paciente de gran estatura. tal de Frohlich o eunucoidismo hipofisario,
1.2: Voz juvenil. en el que además se observa gran obesidad.
(2, 5, 6).
i 1.3: Escaso desarrollo muscular, gene­
ral. HIPERGONADISMO Y TUMORES TES-
T1CULARES
2.- Cabeza: La hiperfunción testicular va ligada
2.1: Cara: crecimiento mínimo de ve­ siempre con la-presencia de tumores. Los
llo facial, ausencia de barba. tumores de células intersticiales, que son
muy raros, pueden aumentar hasta 100 veces
las cantidades normales de testosterona(2, 5)
3 .- Tórax:
originando en sujetos jóvenes un desarrollo
3.1: Depósito de grasas a nivel de muy rápido de la musculatura y de los hue­
región pectoral con ginecomastia. sos, así como también un desarrollo excesivo
de los órganos sexuales y de sus caracteres
4.— Abdomen: Depósito de grasas en secundarios. En el adulto, se presenta en un
parte baja, dando aspecto femi— 10 por 100 de los casos, ginecomastia.
noide.
Los tumores de epitelio germinativo,
5.- Pubis: Pelo pubiano disminui­ son mucho más .frecuentes y tenemos prin­
do, de distribución feminoide. cipalmente a los seminomas y a los teratomas
que en ocasiones elaboran cantidades mayo­
6 .- Extremidades: Largas. res de gonadotropinas (2, 5). Disgerminoma,
es el correspondiente en la mujer.

madurez sexual, la hipofunción gonadal no OVARIOS


ocasiona regresión completa de los caracteres Recuento anatomo-fisiológico.— Los ova­
sexuales: hay disminución del volumen de rios son dos glándulas alargadas de 3 a 4 cms.
la próstata, reducción del crecimiento de la de longitud por 2 de ancho y por 5 a 10 mm.
barba; la potencia y la libido están disminui­ de espesor, situadas a cada lado del útero,
dos y el volumen del semen también (2,5,6). cerca de la pared lateral de la pelvis, Fig.
Dentro del hipogonadismo, se describe 113-2 .Su extremidad superior está cerca
el Síndrome de Klinefelter, (5) que se carac­ de la Trompa de Falopio, su extremidad in­
teriza por: 1) Testículos pequeños y duros; ferior está próxima al origen uterino de las
2) Azoospermia; 3) Ginecomastia y 4) Au­ trompas.
mento de la concentración de las gonado- El ovario comprende: una corteza, en
tropinas urinarias. Este síndrome se mani­ la que se hallan diseminados los folículos en
fiesta en la pubertad temprana e incluye ade­ sus diversos estadios de maduración; en el
más eunucoidismo. ovario adulto, la mayoría de los folículos, se
-742- 1

CAPITULÓ 114 tológico transitorio, o mas o menos perrna?:


nente. ^
EXAMEN DE LOS SISTEMAS HEMATOPOYESIS MEDULAR.- Las p^j
meras células hemáticas, se dan lugar en los!
HEMATOPOYETICO Y LINFATICO islotes sanguíneos del saco vitelino y del me!
sodermo. (1?9) Durante este período que se
Antes de proceder al análisis de los conoce con el nombre de mesoblástico, sé'
síntomas y signos dependientes de estos sis­ producen fundamentalmente ios elementos-
temas, es indispensable realizar un recorda­ que contiene hemoglobina o eritroblastos.
torio de los elementos circulantes, de los si­ El siguiente período de la hematopoyesis es
tios de producción ,y del mecanismo fisioló­ el hepato-esplénico, que abarca hasta el 5to.
gico de la hematopoyesis de los sistemas: mes de vida intrauterina en el que se for­
hemático, linfático y del denominado reti- man ya los leucocitos con granulaciones y los'
culoendotelial. megacariocitos, que finalmente es reempla­
zada progresivamente por la médula que ha­
El Cuadro 114-1, sintetiza lo expuesto. cia la época del nacimiento, es la única. (3-9)
Sin embargo de esto, el hígado, el bazo y los
Normalmente existe un estado de equi­ ganglios linfáticos conservan la facultad de,
librio entre la formación y destrucción de los ser órganos hematopoyéticos, tal como suce­
elementos figurados de la sangre, lo que se re­ den en determinadas condiciones patológicas.
fleja en su composición celular, que es prác­ A medida que el niño va creciendo, la médu­
ticamente constante; Si la producción de la ósea, que durante la vida fetal y en los pri­
células es insuficiente, o su destrucción ex­ meros años es hematopoyética en su totali--
cesiva, ello se traducirá en un cuadro hema- dad, es sustituida en las porciones periféri-

CUADRO 114-1

SISTEMAS HEMATICO, LINFATICO Y RETICULOENDOTELIAL


Sistemas: Elementos circulantes: Sitios de producción:
Sistema hemático —Eritrocitos Médula ósea hema­
topoyética.
—Leucocitos con granula­
ciones: neutrófilos, eosi-
nófilos y basófilos.
—Plaquetas.
—Monocitos.
Sistema linfático —Linfocitos Médula óseahemato-
poyético, bazo, gan­
glios linfáticos.
Sistema reticulo- Hígado, bazo, médula
endotelial - Macrófagos ósea, ganglios linfáticos
y otros.
CUADRO No. 114-2
HEMATOPOYESIS MEDULAR
CELULA MADRE
MULTIPOTENCIAL
Proeritroblasto Mieloblasto »Megacarioblasto
i
i ■Promielocito
Eritroblasto 4-
basófilo Mielocito Mielocito Mielocito
Eosinófilo Neutro filo Basófilo
Eritroblasto I i
Policromático Metamielocito Metamieloc. Metamieloc. Megacariocito
Ir Eosinófilo. Neutrófilo Basófilo
Eritroblasto i
Ortocromático No s^ment. No segment. No segment.
* Eosinófilo Neutrófilo Basófilo
Reticulocito l
Segmentado Segmentado Segmentado
Eritrocito Eosinófilo Neutrófilo Basófilo Plaquetas

tas del esqueleto por grasa (médula ósea trada en los últimos afíos, aceptándose en 1
Amarilla). En la vida adulta, una vez que se actualidad que esta regulación depende d
ha completado el desarrollo físico, la médula una hormona, la eritropoyetina que estimul
¿sea hematopoyética queda localizada en la médula hematopoyética en forma cons
los huesos del cráneo, en las vértebras, costi­ tante. (6-7)
llas, esternón e ilíacos, tercios próximos del Sobre la eritropoyetina, los siguiente
'húmero y del fémur. A pesar de esta reduc­ hechos han sido probados (1):
ción, su peso equivale entre 3.5°/o y 6°/o 1.— Es elaborada aunque no exclusivame
¡leí peso corporal. (9) te por el riñón y necesita siempre ser acti
ORIGEN DE LOS ELEMENTOS SANGUINEOS : vada por una globulina proveniente d
Existen numerosos criterios y opiniones so­ hígado.
bre el origen y desarrolle de las células san­ 2.— Su producción es desencadenada o re­
guíneas que se forman en la médula ósea, pe­ gida en cierta forma, por la hipoxia.
ro es razonable aceptar que todas provienen 3.— Su estructura química corresponde a
de una célula retículo-endotelial especializa­ una glicoproteína.
da, hematopoyética multipotencial en el sen­ Factores que intervienen en la eritro­
tido de que puede dar lugar a elementos de poyesis: La eritropoyesis, tiene como finali­
la serie eritrocítica, como a los de la granu - dad la síntesis de la hemoglobina, que por
locítica y a los megacariocitos. (7-5). El sus propiedades químicas es capaz de trans­
Cuadro 114-2 resume las etapas de madura­ portar cíen veces más oxígeno que el que pu­
ción sucesiva y la Fig. 114-1 las expresa en diera ir disuelto en el plasma. (1) La hemo­
forma gráfica. globina está constituida por la globina (es
La existencia de sustancias regulado­ una histona constituida por dos cadenas de
ras de la eritropoyesis sostenida desde prin­ polipéptidos) y el heme que es una protopor-
cipios de siglo, ha sido ampliamente demos­ firina ferrosa. La primera equivale al 960/o y
P r o e r itr o b lo s to

E r it r o b la s t o
B a s o filo

ír itr o b la s to
P o lic r o m á t ic o

E r itr o tlü s to M e to m ie lo c ito M e fa m ie lo c ifo M e ta m ie lo c ito


D rt a c ro m á tic o E o s in o filo N e u tro filo B a s o filo .

I I

O
R e tic u lo c ito No Segmentado No Segmentado No Segm entado
E osinofilo N eutrofilo B asofilo

I iH p
O % s% »
p $
E ritro c ito Segm entado S e g m e n ta d o S eg m en ta d o s Plaquetas
Eosinofilo N eu tro filo B a s o filo

Fig. 114-1
-745-
]a segunda al 4°/o. (1) El peso molecular de 1) Aquellos linfocitos que reciben al final de
% hemoglobina normal del adulto es de la vida fetal y durante los primeros años de
<58.000- Para que la síntesis de la hemoglo­ vida la influencia del timo, razón por la cual
bina se realice correctamente, es indispensa­ se les denomina “Linfocitos T” y que se en­
ble la existencia de diversas sustancias, tales cuentran en la sangre circulante, linfa, pul­
¿orno: aminoácidos, hierro, principios antia- pa blanca del bazo y áreas paracorticales de
tténücos (cianocobalamina, ácido fólico), ád- los ganglios linfáticos. De ellos depende el
■¿o ascórbico y otras, sustancias como el co­ fenómeno de la hipersensibilidad retardada
bre, cobalto, etc. o inmunidad celular. (1) 2) Los linfocitos
Catabolismo de la hemoglobina: La que caen bajo la influencia del tejido linfáti­
sobrevida del eritrocito es de 120 días como co que tapiza el intestino y que se conocen
promedio. (9) Al cabo de ese tiempo se des­ con el nombre de “Linfocitos B”, por esti­
truye bajo la acción del sistema reticuloendo- marse que este tejido es el equivalente de la
telial, por fragmentación, hemolisis o fago­ Bolsa de Fabricio de las aves. Estos son me­
citosis. La Hb se transforma en verdihemo- nos móviles que los Linfocitos T y se locali­
globina (biliverdína-globina); posteriormente zan principalmente en los ganglios linfáticos
se separa el hierro y la globina de la biliverdi- y en la pulpa roja del bazo. De ellos derivan
na y esta se transforma en bilirrubina, que es las células plasmáticas que tiene a su cargo
tomada por la celdilla hepática y excretada la síntesis de los anticuerpos, considerándo­
por la bilis. El hierro y la globina son utili­ se por este motivo, que los Linfocitos B dan
zados nuevamente en el metabolismo de una origen a la inmunidad humoral. (1)
nueva hemoglobina. (1-9)
EL SISTEMA RETICULOENDOTELIAL- Los
LEUCOPOYESIS.- Es un proceso que se lleva elementos principales de este sistema son:
a cabo con gran actividad. Se estima que la los macrófagos, las células reticulares del ba­
sobrevida de los neutrófilos no excede de zo, de los ganglios y de la médula ósea, las
cinco días, de los cuales sólo pasa 10 horas células de Kuffer del hígado, las células ad­
en la sangre circulante. (2) venticias de los vasos, las células intersticia­
les del útero, la microglia, etc. Esta multipli­
No se conocen todavía cuáles son los
cidad de localizaciones de los elementos del
mecanismos de regulación de la leucopoyesis;
sistema reticuloendotelial, ha hecho que no
pero se estima que son indispensables sus­
se tenga una imagen clara sobre él.
tancias como los aminoácidos, ácido fólico,
cianocobalamina, vitaminas como la ribofla­ Las propiedades fundamentales de es­
vina. La destrucción de los leucocitos se tos elementos reticuloendoteliales son las
piensa también que se realiza en el sistema siguientes (4): a) Pueden ser fijos o móviles;
reticuloendotelial del bazo, ganglios linfáti­ b) Fagocitan partículas extrañas de tamaño
cos y pulmones; se excreta por la saliva, ori­ relativamente grandes; c) Almacenan sustan­
na y exudados inflamatorios. (8) cias coloidales, lípidos, colorantes, etc. d)
Participan en los procesos inflamatorios:
LOS LINFOCITOS.- En los últimos afios se
producción de células gigantes, formación
han dado mucha importancia a las funcio­
de granulomas, e) Elaboran anticuerpos y
nes inmunitarias del sistema linfático. La
célula que da origen también es de estirpe re­ f) Toman parte en el metabolismo de las
ticuloendotelial y se encuentra en la médula protemas, de los lípidos y de los glúcidos.
ósea. Se los ha clasificado en dos grupos: El elemento celular representativo de
-746-
este sistema constituye el monocito, siendo 4.— Doan C. A. "T he retículo endotheliM
sus etapas previas las de monoblasto, pro- system ” . A Sym posium of the blood, W
167. University of Wisconsin Press.' M.
monocito y monocito. Fig. L14-2. dison. 1941.
En suma podemos expresar que, las cé­ 5.— Erslev A.J. “ Physiologic control of red celi
lulas que dan origen a las series eritrocítica, production”. Blood. The Journal of He-
matology. VoL 10. Pág. 9 5 4 ,1 9 5 5 ,—
granulocítica, de megacariocitos de la médu­
6 .— “E rythropoietin” . Leading articles. British
la ósea, asi como de los linfocitos, no son Medical Journal. VoL I, Pag. 263,1972.—
sino células reticuloendoteliales especializa­
7.— Guyton A rthur C. T ratado de Fisiología
das y que la hematopoyesis en general, pue­ Médica. 5ta. Edición.— Sangre: glóbulos
de ser tomada como otra actividad de este rojos, anem ia y policitem ia. Parte II, Cap. 5
gran sistema del reticuloendotelio. Participa Pág. 56—63. Editorial Interamericana,
xico 1977.
también como ya hemos visto en la destruc­
8 .— G uyton A rthur C. T ratado de Fisiología
ción de estos elementos, ya sea por fagoci­ Médica. ñta. Edición.— Resistencia del
tosis, por sensibilización o por acción de Cuerpo a la infección. Sistema Retículo
anticuerpos. > endoteliaL Leucocitos. Infirm ación. Parte
II, Cap. 6 . Pág. 66—69.— E ditorial Intera-
mericana, México. 1977
9.— Mathe G„ R ichet G. Semiología Médica y
Propedéutica Clínica, le ra . Edición. Parte
M O N O B L A S T ’O Primera, Cap. I, Pág. 3—22. Editorial JIMS,
Barcelona, 1969.—
i
i

1 CAPITULO 115

PRO MONOCI TO SEMIOLOGIA DE LOS ELEMENTOS


CELULARES
I
Una vez hecho este recordatorio, va­
MONOC I T O mos a proceder con la Semiotecnia propia­
mente. de los sistemas hematopoyético y lin­
Fig. 114*2.'— M aduración de M onocitos.— fático, para lo cual-vamos a estudiar en forma
sucesiva las alteraciones de los elementos ce­
lulares correspondientes a: 1) Serie Roja;
BIBLIOGRAFIA 2) Serie Blanca; 3) Serie de Plaquetas y
4) Hemostasia y Coagulación.
1..— Báez Villaseñor J. Hem atología Clínica.
6 ta. Edición.— La Hematopoyesis* Cap. I.
Pág. 5—20. Editorial Méndez Oteo.— Mé­ L - SERIE ROJA O ERITROCITICA
xico.— 1978.
En el capitulo anterior, habíamos ex­
2.— Boggs, D.R. “White cell m anual” . Rutgers
Medical SchooL New Brunswick, N.J. 1968.
presado que normalmente existe un equili­
brio entre la formación y la destrucción de
3.— Castle W.B. “ Erythropoiesis: norm al and
abnorm al” . Bulletin of the New Y ork Acá- los elementos sanguíneos, que permite una
dem y of Medicine. Vol 30, Pag. 8 2 7 ,1 9 5 4 . composición celular siempre constante.
— /<*/ —
En el caso de los eritrocitos o glóbulos y el sobrenadante que corresponde al plasma,
ojos, este equilibrio puede romperse ya sea obteniendo la relación entre los dos elemen­
>orque su producción es menor, o porque tos. Este procedimiento del hematrocito tie­
ú destrucción es mayor o bien por una pér- ne apenas un índice de error del 0.5°/o (3).
[ida anormal de ellos. En cualquiera de es­
os casos, se produce una disminución de los GRADOS DE ANEMIA.- Existen muchas cla­
iritrocitos que lleva al establecimiento del sificaciones y prácticamente cada autor pre­
¡indrome Anémico. Sin embargo, no es senta su propia; sin embargo, existe una, que
inveniente concluir que existe anemia, ba- se estima muy didáctica que clasifica en cua­
ándose exclusivamente en la cifra de glóbu- tro grados, de acuerdo a la reducción por­
os rojos, por cuanto la función de éstos centual de hemoglobina y hematocrito y
llevar 02 y C02) depende principalmente de que expone el cuadro: 115-1
a hemoglobina, la cual no siempre guarda
jaralelismo con el número de hematies. CUADRO 115-1
Por esta razón, definimos como Ane-
nia a aquel estado por el cual la hemoglobi- GRADOS DE ANEMIA:
ia y los eritrocitos de la sangre circulante
Grado: Reducción
ie encuentran en cantidades inferiores a los
deHb y Hto:
^alores aceptados como normales. (1) (Ver
Tabla de Valores). Sin embargo, es necesario Primer Grado: 20°/o
ecordar que la cuenta de hematies y la cifra Segundo Grado: 20°/o - 40°/o
Je hemoglobina, en la forma como se deter­
mina, corresponden a un volumen arbitrario Tercer Grado: 40°/o - 60°/o
de sangre: un milímetro cúbico para los he­ Cuarto Grado: > >60°/o
maties y 100 cc para la hemoglobina, sin
que forzosamente indiquen aumento o dis­ SINTOMAS Y SIGNOS DE LAS ANEMIAS-
minución reales del número total de eritro- El Cuadro 115-2 sintetízalos principa­
trocitos ni de la cantidad global de hemoglo­ les síntomas y signos de las anemias en ge­
bina. De allí que cuando hay hemodilución neral. Como la mayor parte de ellos han sido
o hemoconcentración importantes, la anemia estudiados en capítulos anteriores, no cons­
o policitemia que aparecen, son relativas o ta en este Cuadro el cómo interrogar de los
falsas. Por otra parte, existe siempre un síntomas y el cómo examinar de los signos.
margen de error que de acuerdo a los auto­
CONSIDERACIONES AL CUADRO 115-2
res es de 7.8°/o para las determinaciones de
número de eritrocitos y de 2.3°/o para la ci­ Como se observa los síntomas son más
fra de hemoglobina (5). numerosos que los signos y la mayor parte
Por todo esto, es que el procedimiento de estos últimos, son cardiovasculares, ya
más exacto para el descubrimiento de anemia que son los que mejor traducen el grado de
es la determinación del Volumen Globu­ adaptación que ha alcanzado el sujeto al
lar Porcentual por medio del Hematocri- grado de la anemia. A fin de compensar la
to, cuyo fundamento es el centrifugado de la disminución de la capacidad de oxigenación
sangre en un tubo (3.000 revoluciones por de la sangre, y de mantener un suministro
minuto) con lo cual se observa el depósito en adecuado de oxígeno a los tejidos, se au­
el fondo del tubo de los elementos figurados menta el rendimiento cardíaco y la veloci-
-7 4 8 -

CUADRO 115-2

SINTOMAS Y SIGNOS DE LAS ANEMIAS


Síntomas: , Signos:
1.— Manifestaciones generales: 1.- Palidez generalizada
1.1 Astenia
2 .- Cardiovasculares: 2 .- Cardiovasculares:
2.1 Disnea 2.1 Taquicardia
2.2 Palpitaciones 2.2 Hipotensión arterial
2.3 Pulso débil
2.4 Soplos cardíacos anor-
gánieos
2.5 Cardiomegalia
3 .- Gastrointestinales:
3.1 Anorexia
3.2 Dispepsia
3.3 Constipaciones mente de grandes y medianos esfuerzos; ra­
3.4 Meteorismo ra vez se presenta en reposo y nunca adopta
4 .- Neurológicas: la forma paroxística o de ortopnea. Coexis­
4.1 Cefalea te con respiración frecuente y superficial. La
4.2 Lipotimia taquicardia y palpitaciones están ligadas al
4.3 Vértigo esfuerzo. Los soplos cardíacos tiene los ca­
4.4 Irritabilidad, inquietud racteres de ser anorgánicos (ver auscultación
5.— Endocrinas: de corazón).
5.1 Amenorrea en la mujer Los trastornos gastrointestinales son
5.2 Pérdida de la libido en el explicables por la hipoxia tisular a nivel del
hombre epitelio intestinal que conducen a la apari­
ción del síndrome dispéptico. (4-2)
Las manifestaciones neurológicas y sen­
dad de circulación de la sangre; se observa soriales se observan con mucha frecuencia y
asimismo, mayor liberación de oxígeno al se traducen por: cefalea (siempre constante),
pasar los eritrocitos por los capilares y dis­ tendencia a las lipotimias, vértigos y tras­
minución de la viscosidad de la sangre. (4r2) tornos de la esfera psíquica como: depresión,
Se ■
, registran además fenómenos com­ irritabilidad e inquietud, todo ello explica­
pensatorios selectivos: mayor irrigación de ble por la hipoxia cerebral y la hipoten­
órganos como el cerebro y tejidos como el sión arterial. (4-2)
muscular, que tienen altas exigencias de oxí­ Finalmente, las anemias pueden coexis­
geno, a expensas de menor flujo de sangre tir con trastornos nutricionales y endocri­
donde los requerimientos son bajos, como la nos. En anemias severas puede aparecer
piel. amenorrea en la mujer y pérdida de la libido
La disnea del anémico es ordinaria- en el hombre. (4-2)
- 749 -
BIBLIOGRAFIA Sin embargo, en la práctica médica se pre­
sentan muchos casos de anemia cuya causa
j _ B á e z Villaseñor J. Temas para el Exam en
no es identificable y en estas circunstancias
Profesional del Médico Cirujano. Tomo I. ia catalogación de la anemia sería posterior a
Las anemias. Cap. I, Pag. 1-27. E ditorial su investigación. Por este motivo, y sin ne­
M e n d e z Oteo, México 1975.
gar el valor didáctico y académico que tiene
2 — Báez Villaseñor J. Hem atología Clínica. la clasificación etiológica de las anemias, es
6 ta. Edición. Clasificación y Caracteres ge­
nerales de las anemias. Cap. III, Pág. 31-48. mejor regirnos por la clasificación morfoló­
Editorial Mendez Oteo, México 1978. gica que fundamentalmente divide en tres
3 _ C a r t w r i g h t G. E. “ The m a n a g e m e n t of tipos: Anemias Macrocíticas, Anemias Nor-
anemias”. Medical Clinics of N orth America mocíticas Normocrómicas y Anemias Hipo-
VoL 37, Pág. 1 1 9 1 ,1 9 5 3 .
crómicas, (2) cuyos grupos y variedades es­
4 __ Guyton A rthur C. Tratado de Fisiología
Médica. 5ta. Edición. Las anemias. Parte
tán establecidos en el Cuadro 116-2. Para
II, Cap. 5, Pág. 63-64. Editorial Inter- una mejor comprensión del estudiante ex­
americana México 1977. plicamos a continuación qué elementos se
5 __ W introbe M. N. “Principies in the manage­ toman en cuenta para clasificar a las ane­
m ent of anem ias” . Bulletin o f the New
mias, de acuerdo a la morfología de los
York Academ y of Medicine. VoL 30, Pag. 6 ,
1954. hematíes.
1.- Es necesario conocer o calcular el de­
nominado Volumen Globular Medio (V.
G.M.). que se obtiene dividiendo el valor del
CAPITULO 116 hematocrito entre el número de eritrocitos.
Con el fin de no obtener decimales, las can­
CLASIFICACION ETIOLOGICA Y tidades se igualan, multiplicando el hemato­
MORFOLOGICA DE LAS ANEMIAS crito por 1.000 y dividiéndolo entre las tres
primeras cifras del número de eritrocitos por
Las anemias como tales, deben ser es­ milímetro cúbico. Ejemplo: Supongamos
tudiadas en la Clínica Hematológica, pero que un paciente tenga 48°/ode Hto y el con­
desde el punto de vista semiotécnico, nos taje de hematíes sea de 5’000.000, la fórmu­
interesa conocer su clasificación etiológica y la se expresaría de la siguiente manera:
morfológica para que el estudiante y el mé­
dico general, tengan una orientación cabal Hematocrito = 48 x 1.000
--------------------------------------------------------------------------- = 9 6

frente a un paciente con anemia. Los Cua­ Eritrocitos = 5’000.000


dros 116-1 y 116-2, sintetizan lo dicho. Este resultado se expresa en mieras cú­
CONSIDERACIONES A LOS CUADROS bicas (u3) y sus valores normales oscilan en­
116-1 y 116-2 tre 84 y 103(normocítosis)(l). Por encima
de estos valores, indicarían macrodtosis y
Como habíamos señalado anteriormen­
por debajo, microcitosis.
te, la anemia no constituye una entidad no-
sológica, sino más bien es un síndrome en el 2.— La Concentración Media de Hemoglo­
que confluyen muchas condiciones y cir­ bina Globular (C. M. Hb. G.), se obtiene
cunstancias. De allí, que parecería que la dividiendo la cantidad de Hemoglobina en
clasificación ideal de las anemias sería la gramos °/o entre el Hematocrito. También
etiológica, la que indicaría en forma automá­ para evitar decimales se multiplica la hemo­
tica cual debería ser la conducta a seguir. globina por 100. Ejemplo: Un paciente tie-
-750-

CTJADRO No. 116-1

CLASIFICACION ETIOLOGICA DE LAS ANEMIAS

Etiología: Variedad de la anemia:


1. - Pérdida de sangre: 1.—Pérdida de sangre:
1.1. Aguda 1.1 Anemia post—hemorrágica
aguda.
1.2 Crónica 1.2 Anemia post—hemorrágica
crónica.
2. - Destrucción excesiva de 2.— Destrucción excesiva de
Eritrocitos: Eritrocitos:
2.1 Trastornos hemolíticos 2.1 Trastornos hemolíticos
congénitos: congénitos:
— Defectos de membrana — Esferocitosis hereditaria
— Defectos enzimáticos — Deficiencia de G6PD
— Defectos de la hemo­ — Hemoglobinopatías y
globina talasemia
2.2 Trastornos hemolíticos 2.2 Trastornos hemolíticos
adquiridos: adquiridos:
— Por secuestro — Hiperesplenismo
— Inmunitarios — Alo y autoinmunitarios
— Lesión de membrana me­ — Hemoglobinuria paro-
diana por el complemento xística nocturna.
— Tóxicos: — Por arsénico, cobre, clo­
ramina
— Parásitos eritrocíticos — Paludismo
3 .- Deficiencias de sustancias 3.— Deficiencias de sustancias
Eritropoyéticas: Eritropoyéticas:
3.1 Principio antianémico 3.1 Anemias macrocíticas
y ácido fólico. megaloblásticas.
3.2 Hierro 3.2 Anemias ferropénicas
4 . - Disminución de la 4 .- Disminución de la
Eritropoyesis: Eritropoyesis:
4.1 Adquiridas: agentes 4.1 Anemias aplásicas
físicos, químicos, fármacos.
4.2 Constitucionales 4.2 Anemia de Fanconi, familiar
o congénita.
4.3 Por defecto en la utili­ 4.3 Anemias de las infecciones
zación del hierro. crónicas.
5 .- Causas diversas: 5.—Causas diversas:
5.1 Anemia secundaria al cáncer
5.2 Anemia de las hepatopatías
5.3 Anemia de la I.R.C.
5.4. Anemia de los linfomas,
leucemia.
-7 5 1 -

CUADRO 116-2

CLASIFICAC1[ON MORFOLOGICA DE LAS ANEMIAS


Tipo morfológico: Grupo y variedades principales:
1.— Macrocíticas: 1 Anemias macrocíticas megaloblásticas
1.1 Anemia macrocítica nutricional
1.2 Anemia perniciosa
1.3 Sprue
1.4 Anemia macrocítica del embarazo
2.— Anemias macrocíticas por reticulosis altas
2.1 Anemias por hemolisis intensas

2 .- Normocíticas, 2.1 Anemias posthemorrágicas agudas


Normocrómicas: 2.2 Anemias hemolíticas:
2.2.1. Congénitas: _ Esferocítica
— De las hemoglo-
binopatías
2.2.2 Adquiridas: — Idiopáticas
— Sintomáticas
— Eritroblastosis F.
— Agentes físicos,
químicos, infec­
ciosos
2.3 Anemias o pancitopenias aplásticas:
2.3.1 Idiopática
2.3.2 Secundaria
2.4 Anemias diversas:
2.4.1 De las infecciones
2.4.2 De la Insuficiencia renal
2.4.3 De la desnutrición
2.4.4 Del cáncer
2.4.5 De las hepatopatías
2.4.6 De la leucemia, linfomas, mieloma
2.4.7 De las colagenosis
2.4.8 De las endocrinopatías
2.5 Anemias mieloptísicas

3 .- Hipocrómicas; 3.1 Por deficiencia de hierro


3.2 ' Talasemia
3.3 Anemia sideroblástica
CUADRO 116-3

VALORES DE V.G.M. y C.M.Hb.G. EN VARIED,\DES DE ANEMIA:


Variedad de Anemia: V.G.M. C.M.HB.G.
Normocítica normocrómica Normal Normal
Normocítica hipocrómica Normal Baja
Macrocítica normocrómica Alto Normal
Macrocítica hipocrómica Alto Baja
Microcítica normocrómica Bajo Normal
Microcítica hipocrómica Bajo Baja

ne 15 gms de Hb por ciento, con un Hema- inmensa mayoría de casos a deficiencias del
tocrito de 50 por ciento. La fórmula sería: principio antianémico o ácido fóiico. (6)
Hemoglobina en gms°/o = 15 x 100 _ 3Q Dentro de este grupo de anemias ma­
Hematocrito = 50 crocíticas, se describen dos variedades: la
Anemia Perniciosa y la Anemia por defi­
Este resultado se expresa en porcenta­ ciencia de Folatos.
je, por corresponder a una concentración.
El Cuadro 1164 resume la patogenia,
Los valores normales varían entre 30°/o — los síntomas —signos y principales datos de
37°/o (normocromía) (1). Cuando los valo­ laboratorio, de estos dos tipos de anemia.
res se encuentran por debajo de 30°/o, signi­
fica hipocromía. CONSIDERACIONES AL CUADRO 116-4
El Cuadro 116-3 resume los valores del La semiotécnica de los síntomas y los
V.G.M. y de la C.M.Hb.G. en las distintas- signos anotados, es ya conocida razón por la
variedades de anemia: cual pasamos por alto.
FRECUENCIA DE LAS ANEMIAS EN NUESTRO En lo que se relaciona con la patoge­
MEDIO.- La anemia es un cuadro hemato-
nia, la hipótesis original de Castle implicaba
lógico muy frecuente que puede aparecer la existencia de dos sustancias, llamados fac-
como padecimiento único o asociado a otras res extrínsico e intrínsico, que al combi­
entidades. En nuestro medio está ligado narse originarían el principio antianémico. -
siempre a los estados de desnutrición y para- El primero de ellos se . encontraba presente
sitosis. Por este motivo, vamos a realizar una en alimentos como las carnes rojas, hígado,
breve revisión de las anemias: macrocíticas, leche, huevo, es decir, relacionado con las
normocíticas normocrómicas y las hipo- proteínas animales y al complejo vitamínico
crómicas. B. El factor intrínsico, sería secretado por el
ANEMIAS MACROCITICAS.- Se estómago. El principio antianémico, decía
denominan anemias macrocíticas, aquellas- Castle se constituiría al combinarse los dos
en las cuales el eritrocito tiene un volumen factores, el mismo que se absorbería por el
medio mayor que el normal ( > 103 u^). intestino y se almacenaría en el hígado, de
Este tipo de anemia corresponde siempre a donde pasaría a la médula ósea para ser utili­
una médula megaloblástica y se deben en la zado en la producción celular. (3)
CUADRO 1164

DIAGNOSTICO DIFERENCIAL DE LAS ANEMIAS MACROCITICAS

DATOS: DEFICIENCIA VITAMINA DEFICIENCIA DE


B12 Anemia perniciosa FOLATOS

PATOGENIA: Deficiencia del factor - Disminución de ingesta


intrínsico por: - Trastorno absorción
- Disminución ingesta - Aumento necesidades
- Trastorno absorción - Trastorno utilización
- Aumento necesidades - Aumento de pérdidas
- Trastorno utilización
EDAD: 40 años Todas
SINTOMAS:
— Lengua lisa, + + + +
glositis
- Trastornos
neurológicos +++ __
- Aclorhidria ++ ---
- DHL elevada +++ +++
— Nivel sérico
de B12 Bajo Normal
- Nivel sérico
de folatos Normal Bajo
- Respuesta a
la Vit. B12 Excelente Escasa
- Respuesta a
los folatos Escasa Excelente

Investigaciones posteriores identifica­ importante la aclorhidria, la DHL elevada


ron exactamente al factor extrínsico como y los trastornos neurológicos caracterizados
la cianocobalamina o Vitamina B12 y al fac­ por: parestesias de miembros, pérdida de la
tor intrínsico como un compuesto químico, sensibilidad profunda, ausencia de reflejos,
una mucoproteína, que no se combinaba falta de sensibilidad a las vibraciones, inver­
con el factor extrínsico, sino mas bien que sión del reflejo plantar, etc. En cambio, en
actuaba como una proteína transportadora la anemia por deficiencia de folatos, no exis­
en la absorción de la cianocobalamina a ten cambios neurológicos, la acidez gástrica
, nivel del íleon (3). Resumiendo podemos es normal, pero si signos de carencia vitamí­
explicar que, cuando el estómago deja de nica como lengua lisa, glositis y en el labora­
secretar el llamado factor intrínsico, se suce­ torio niveles séricos de folatos bajos, con
de la Anemia Perniciosa, siendo el dato más DHL también elevada.
- 754-
Cuando se producen trastornos en la una globulina que recibe el nombre de tn»^
ferrina y que kr transporta a la médula ósea,
absorción como en el Síndrome de Mala
para ser utilizado en la síntesis de la hem0.
Absorción, Sprue o Enfermedad Celíaqa, da globina y a los sitios de reserva que son el hí­
lugar a la Anemia Megaloblástica Nutricio- gado y el bazo. (8-5)
nal con. manifestaciones clínicas similares. Aproximadamente el 65°/o del hierro
almacenado está en forma de ferritina y el
resto en hemosiderina. La fuente inmediata
ANEMIAS HIPOCROMICAS.— De una manera de la mayor parte de la reserva de hierro es
general, las anemias hipocrómicas son debi­
el de lá hemoglobina que se guarda después
das a deficiencia de hierro, sustancia que co­
de la destrucción de los eritrocitos al final
mo sabemos es indispensable para la forma­
de su tiempo de sobrevida, tal como quedó
ción de la hemoglobina. Por este motivo, se
explicado ,en el Cap. 114 al hablar de la
denominan también anemias ferropénicas.
hematopoyesis medular.
Para entender mejor el mecanismo de
En el Cuadro 116-5, se resume la pato­
producción, es indispensable describir aun­
genia, sintomatología especial y los datos
que de una manera rápida el metabolismo
normal del hierro. hematológicos de las anemias hipocrómicas
por deficiencia de hierro.
El hierro está siempre presente en una
dieta ordinaria; contienen cantidades apre-
ciables: la yema del huevo, carnes rojas, vis­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 116-5
ceras como el hígado, riñón, verduras como Referente a la patogenia, diremos que,
la espinaca, leguminosas como el fréjol y son 4 las causas más frecuentes que llevan a
gramíneas como la avena y trigo. El total en la producción de anemia hipocrómica por
una dieta diaria se calcula que puede ser de deficiencia de hierro (1-7):
10 a 20 mgs; la mayor parte se encuentra co­ 1.— La deficiencia en la dieta: Teórica­
mo compuestos orgánicos férricos. Para que mente es posible llegar a la anemia hipocró­
el hierro pueda ser absorbido es necesario mica en todos los sujetos y en todas las eda­
que se ionice y se reduzca, lo cual se consi­ des, cuando la dieta es pobre en hierro; sin
gue bajo el efecto del medio ácido del estó­ embargo, cuando las reservas de hierro han
mago y ciertas sustancias reductoras de la sido normales tardan mucho tiempo en apare­
misma dieta como el ácido ascórbico y la cer signos de anemia ferropriva. En la mujer
cisterna. (8-5) La cantidad de hierro que se este plazo puede ser menor, debido a la
absorbe, diariamente en condiciones norma­ menstruación.
les equivale aproximadamente al 10°/o del 2.— Aumento de las demandas de hierro,
que se ha ingerido, o sea, uno o dos mili­ sin la correspondiente compensación: esto
gramos. (8-5) La absorción tiene lugar en el sucede en la época del crecimiento corporal,
duodeno y yeyuno y en ella interviene una en el embarazo y lactancia, cuando se produ­
proteína llamada apoferritina, que se encuen­ ce un desbalance entre las demandas de hie­
tra en las células de la mucosa intestinal. La rro y el aporte dietético.
apoferritina al ligarse al hierro, se convierte 3.— Absorción defectuosa: el caso típico
en ferritina, que queda depositada en la mu­ del sprue tropical.
cosa o que al descamarse se pierde y se eli­ 4.— Hemorragias crónicas: Es la causa más
mina. Al pasar la pared intestinal, se liga a frecuente. Es necesario buscar minuciosa­
CUADRO 116-5

ANEMIA HIPOCROMICA FERROPRIVA


Patogenia: Sintomatoiogía: Datos Hematológicos:
1.- Deficiencia en la 1 .- Piel pálida, seca, 1 Hipocromia: C.M Hb.
dieta queilosis G: < 30
2 .- Aumento de las 2.— Pelo quebradizo 2 .- Microcitosis: V.G.M.:
demandas <84
3.— Absorción defectuo­ 3.— Lengua: atrofia 3.— Determinación de hie­
sa de papilas, fisu­ rro sérico, baja
ras de bordes N =(75-175 gammas)
4.— Hemorragias cróni­ 4.— Disfagia (Sind. 4.— Capacidad de fijación
cas de Plummer- del suero, altas
Vinson) N =(250-410 micro-
gms)
5.— Platoniquia y 5 .- Médula ósea:
coiloniquia - Hiperplásica
- Eritroblastos poli­
• cromáticos.

mente causas de sangrado en tubo digestivo


en el hombre y en genitales en la mujer.
En lo referente a la sintomatoiogía, a
parte de las que caracterizan a todas las ane­
mias y que están descritas en el Cuadro
115-2 las anemias hipocrómicas presentan
sintomatoiogía especial del aparato digestivo
y de la piel y anexos. En la lengua: atrofia Fig. 116-l-A.— Atrofia de papilas y fisuras de
bordes de lengua.
de papilas, fisuras de bordes, Fig. 116-1-A ,
disfagia, debido a la falta de hierro en las
células epiteliales del esófago. (La anemia
hipocrómica y disfagia, se conoce con el
nombre de Síndrome de Plummer Vinson);
en estómago puede haber aclorhidria. La
piel es seca, pálida y suele haber queilosis.
Son muy características las alteraciones de
las uñas: la platoniquia o uñas aplanadas o Fig. 116-1-B.— Platoniquia o uñas en esfera
en esfera de reloj; la coiloniquia o uñas en de reloj.

cuchara. Fig. 116-1-B . En cuanto a los datos tro de laboratorio es la determinación de


hematológicos, la hipocromia está dada por hierro sérico, cuyos valores normales son de
una C.M.Hb.G. menor del 30°/o; es frecuen­ 75 a 175 gammas. (4) La capacidad de fija­
te la microcitosis y lo más importante den­ ción del suero para el hierro que mide la
1
-7 5 6 -

transferrina libre cuyos valores oscilan nor­ na Interna de Harvey, Johns, Owens, Ross,
p. 1603 - 1611. E ditorial Interamericana
malmente entre 250 y 410 microgramos. (4) México 1978.
En este tipo de anemias, la capacidad de fi­
5.— Elmer B. Brown. Anemias hipocrómicas.
jación del suero para el hierro es alta. De T ratado de Medicina Interna de Cecil-
Loeb Beeson-Mac D erm ott, 14 Edición, To­
ANEMIAS NORMOCITICAS NORMO- m o II, Parte XVI, Cap. 737, p. 1696-1706,
CROMICAS Editorial Interam ericana, México, 1978.
6 .— H erbert Victor. Anemias megaloblásticas.
Como hemos explicado anteriormente, De T ratado de Medicina Interna de Cecil-
las anemias macrocíticas megaloblásticas tie­ L oeb, Beeson-M acDerm ott, 14 Edición, To­
ne como origen la deficiencia o carencia del m o II, Parte XVI, Cap. 731 p. 1671-1861.
E ditorial Interam ericana, México 1978.
principio antianémico o folatos, las anemias
7.— Moore C.V. “ T he im portance of nutritional
hipocrómicas, obedecen ordinariamente a factors in th e pathogenesis of iron deficiency
deficiencia de hierro; no sucede así con las anem ia”. Am erican Journal o f Clínica
anemias normocíticas normocrómicas que N utrition. Vol. 3, p. 3 ,1 9 5 5 .
obedecen a causas y mecanismos diversos: 8 .— Saks M.S. “Some aspects of iron metabolism”,
unas veces hay destrucción de eritrocitos o Annals of In te m a l Medicine. VoL 42,
pérdida considerable de ellos, y en otras oca­ p. 4 5 8 ,1 9 5 5 .

siones perturbaciones de la médula hemato-


poyética, pero con la particularidad de que
en ningún caso existen anormalidades en el
CAPITULO 117
volumen del eritrocito o de la concentración
media de hemoglobina. Precisamente a esta
ANEMIAS HEMOLITICAS
diversidad de causas, se explica que este tipo
de anemia sea una de las más frecuentes. En Al describir la hematopoyesis, quedó
el Cuadro 116-2 referente a la clasificación señalado que en condiciones normales la vida
media del eritrocito es de 120 días. Como es¡
morfológica de las anemias, se detallan las
natural, la destrucción diaria de hematíes es
variedades más importantes de este tipo de
equivalente en magnitud a su producción enj
anemia y no lo vamos a repetir por ahora.
la médula ósea. Cálculos realizados han de­
mostrado que ésta cantidad es de 100 mili­
gramos por kilo de peso corporal, lo que sig­
BIBLIOGRAFIA nifica 0.14 gramos por 100 centímetros cú­
bicos de sangre. (2) Cuando la destrucción
1.— Báez Villaseñor J. Clasificación y caracte­
rísticas generales de las anemias. Hem ato­ diaria del eritrocito es mayor, entonces se di­
logía Clínica, 6 ta. edición. Cap. III, p. 31-52, ce que hay hiperhemólisis o un estado he-
E ditorial Mendez O teo, México 1978. molítico. La existencia de hiperhemólisis no
2.— Brain M.C. Anemias.— De T ratado de Me­ siempre entraña que exista anemia, porque
dicina Interna de Cecil-Loeb-Beeson Mac
D erm ott, 14 Edición, T om o U, Parte XVI,
si la capacidad de reacción o compensación
"!ap. 730, p. 1666-1671, E ditorial Inter- de la médula está intacta, la producción de
americana, México 1978. eritrocitos puede aumentar hasta 8 veces, (4)
3.— Castle W.B. “Present status of th e etiology lo que quiere decir que mientras la hemolisis
of pernicious anemia”. Annals of Internal no tenga un incremento que sea superior a
Medicine, Vol. 34, p. 1093,1 9 5 1 .
esa capacidad funcional de la eritropoyesis,
4.— C onn R.B. Valores norm ales de L aborato­
rio. Escuela de Medicina Jo h n s Hopkins no habrá anemia. En este caso se dice que el
Baltimore. Apéndice de T ratado de Medici­ estado hem olítlco está compensado. Si por
—757 —
el contrario, la hemólisis es 8 veces superior tas enzimas denominadas transferasas. La
a lo normal (la vida inedia del eritrocito dis­ bilirrubina así conjugada, es hidrosoluble y
minuye a 15 días), aparece anemia y se con­ dá una reacción directa con la reacción de
sidera un estado hemolítico descompensa­ Van den Bergh. (1) Esta bilirrubina es eli­
do. (4) minada en la bilis, hacia el intestino y al lle­
También se dijo en páginas anteriores, gar al colon la flora la reduce, transformán­
que al destruirse el eritrocito la hemoglobina dola en urobilinógeno. De éste, una parte es
se transforma primeramente en verdihemo- excretado por las heces fecales y otra se ab­
globina (biliverdinaglobina) de la cual se sepa­ sorbe y por la circulación porta regresa al
ra el hierro que asociándose a la transferrina hígado, para ser nuevamente excretada por
llega a la médula ósea o a los sitios de alma­ la bilis, estableciéndose asi un ciclo. Una
cenamiento. Por su parte, la globina también porción mínima del urobilinógeno que se
se desliga para ser utilizada de nueva cuenta, absorbe en el colon permanece en la circula­
al igual que el hierro, en la síntesis de la he­ ción y es excretada por el riñón. La cantidad
moglobina. Al quedar aislada la biliverdina de bilirrubina no conjugada que normal­
se reduce a bilirrubina, que asociada a las al­ mente se encuentra en la sangre no debe
búminas del plasma llegan al hígado. Esta bi­ sobrepasar a 1 miligramo por 100 cc (1) y
lirrubina que no es hidrosoluble, recibe el ca­ la del urobilinógeno fecal varía entre 40 y
lificativo de no conjugada y dá una respuesta 280 miligramos diarios y la del urinario, es
indirecta con la reacción de Van den Bergh. inferior a 3.5 miligramos diarios. (1)
(1) En el hígado es conjugada con el ácido Toda esta secuencia fisiológica está
glucorónico, con sulfatos y otras sustancias, graficado en la Fig. 117-1.
para lo cual es necesario el concurso de cier­

Fig. 117-1.- E tapas de la transform ación de la hemoglobina en la destrucción fisiológica del


eritrocito.
- 758 -

CAUSAS DE LOS ESTADOS HEMOLITI- vas entidades, porque hablar de cada una de
COS— El trastorno hemolítico se define ellas, rebasa los propósitos de nuestro texto.
como la destrucción prematura de los eritro­ SINTOMATOLOGIA DE LOS ESTADOS
citos que puede ser debido a defectos inhe­ HEMOLITICOS.- El Cuadro 117-2 resume
los síntomas, signos y datos de laboratorio
rentes a ellos o a la existencia de factores más importantes de los estados hemolíticos.
nocivos en el medio intravascular. Las ano­ En cuanto a los primeros, la técnica de la
malías intrínsicas pueden ocurrir en la mem­ anamnesis es la misma del Cuadro 3-1 y
otros.
brana del eritrocito, en la hemoglobina o
en las enzimas que contiene y son de ori­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 117-2
gen genético; en cambio, las anomalías am­ La sintomatoiogía dé los estados he­
molíticos dependen de su intensidad y de su
bientales son casi todas adquiridas.
cronicidad. Se considera que cuando la he­
mólisis sobrepasa cuatro veces lo normal,
En el Cuadro 117-1 se establecen las
aparece ictericia, (2) la cual no es sincróni­
causas de la anemia hemolítica, pero solo ca con la anemia, por eso es que muchas ve­
nos circunscribimos a nombrar las respecti­ ces se les observa a los pacientes más ictéri­
cos que anémicos. Cuando la hiperhemólisis

CUADRO No. 117-1

CAUSAS DE LA ANEMIA HEMOLITICA


1 .- TRASTORNOS HEMOLITICOS CONGENITOS:
a) Defectos de membrana
b) Defectos enzimáticos
- Vía de E m bden-M eyerhof
— Derivación de hexosa monofosfato
c) Defectos de la hemoglobina
— Estructurales (hemoglobinopatías)
— Sintéticos (talasemia)
d) Otros
2- TRASTORNOS HEMOLITICOS ADQUIRIDOS:
a) Hemólisis por secuestro (hiperesplenismo)
b) Trastornos hem olíticos inmunitarios
— Aloinmunitarios
— Autoinm unitarios
— Por fármacos
c) Hemoglobinuria paroxística nocturna
d) Debidos a tóxicos y anomalías metabólicas
e) Debidos a parásitos eritrocíticos (paludismo)
f) Debidos a traum atismos de eritrocitos
CUADRO 117-2

SINTOMATXJLOGIA DE LOS ESTAD»OS HEMOLITICOS


Síntomas: Signos: Laboratorio:

- Dolor en H. derecho - Palidez ++ - Anemia


- Calofrío, fiebre — Ictericia + + + — Aumento de la bili-
rrubina indirecta
- Náusea, vómito - Excreción elevada de
urobilinógeno fecal.
- Cefalea
- Malestar general — Indice ictérico elevado

es de consideración y sobrepasa la capacidad 4.— Zieve P. D „ W aterbury L. Anemia por


hemólisís. Tomado de Tratado de Medicina
de compensación de la médula ósea, sobre­ Interna de Harvey, Johns, Owens, Rots,
viene la anemia, cuyo grado y cortejo sin­ 19 edición, Sección 7, Cap. 57, p. 556-371.
tomático estarán de acuerdo a la magnitud E ditorial Interamericana. México 1978.
del estado hemolítico.
En cuanto al dolor, puede presentarse
en el hipocondrio derecho y a veces en re­
gión lumbar; otras veces aparece en el hipo­
CAPITULO 118
condrio izquierdo y en el mesogastrio; pos­
teriormente aparece fiebre, calofrío, náusea,
vómito, cefalea y malestar general y final­ ANEMIAS APLASTICAS O PAN-
CITOPENIAS
mente ictericia y palidez. En ocasiones el es­
tado de postración es marcado. Esta descrip­ A la Anemia Aplástica, denominada
ción corresponde, desde luego, al estado he- también Pancitopenia, no se le conceptúa
molx'tico en su fase aguda. actualmente como una entidad nosológica,
sino que corresponde a varias enfermedades
BIBLIOGRAFIA resultantes de la alteración de las células
hematopoyéticas primordiales de la médula
ósea por distintos factores ambientales, cuya
Báez Villaseñor J. Clínica Hematológica,
6 ta. edición. Anemias hem olíticas. Cap. VII acción tal vez es propiciada por susceptibili­
p. 113-134. E ditorial Mendez Oteo, México dad genética o por daño previo no identi­
1978. ficado. (4)
Crosby W. H. “ The hem olytic states"
Bulletin of the New York Academy of En la práctica esta depresión medular
Medicine, VoL 30, p. 2 7 ,1 9 5 4 . se traduce por: anemia, leucopenia y trom-
Young L.E. Transtom os hemolíticos.' To­ bocitopenia, es decir una depresión de las
m ado de Medicina Interna de Cecil-Loeb, tres series: roja, blanca y de las plaquetas.
Beeson-McDermott, 14 edición. Tom o n .
Parte XVI, Cap. 739, p. 1706-1738. E dito­ Causas.—Se las ha clasificado en tres grupos:
rial Interam ericana, México 1978. 1) Debidas al uso o contacto con agentes
-7 6 0 -

físicos o químicos; 2) Idiopáticas; 3) En CONSIDERACIONES AL CUADRO l j f j


relación con las infecciones. En la anemia aplástica idiopáticajSl!
En lo que se refiere a los agentes físi­ anemia puede pasar desapercibida por i jj i
cos y químicos, es necesario hacer las si­ cho tiempo hasta que alcanza cierta inte¿¿^
guientes consideraciones: dad y se hace sintomática. La sintomatóÍ<Jf
1.— Pueden ser sistemáticamente lesivo pa­ gía es la descrita en el Cuadro 115-2 quj
ra las células sanguíneas y para los órganos hace referencia a los síntomas y signos déla*
hematopoyéticos, sí se usan en cantidades su­ anemias en general. Es importante señalar;
ficientes. Ejemplo: antimetabolitos, agentes que en este tipo de anemia no se observad
alquilantes, metilhidrazina, irradiación, etc. manifestaciones de desnutrición, ni signos-
2 — Determinadas sustancias o agentes son carenciales, alteraciones neurológicas, ni tam-
tóxicos para la médula ósea en general, o poco datos de deficiencia de hierro.
sólo para una de las series celulares (eritro- La leucopenia muchas veces es muy
cítica, granulocítica o trombocítica) en aque­ acentuada (< 2.000/mm3) con linfocitos ba­
llos sujetos que son susceptibles. Ejemplo:
jos. Esta situación hace que estos pacientes
agentes que producen pancitopenia (4); ben­
zol, arsenicales orgánicos, sales de oro, clo- sean muy susceptibles a las infecciones,
ranfenicol; agentes que producen leucopenia especialmente por gérmenes agresivos como
o agranulocitosis (4): pirazolonas, tiuracilos, el estafilococo dorado, pseudomonas, pro-
clorpromazina, etc. Agentes que pueden teus, etc.
producir trombocitopenia: quinidina, aceto-
zolamida, sulfonamidas, clorotiazida, col°- La trombocitopenia da lugar a púrpura
chicina, etc. (4) y a hemorragia de la piel, de mucosas, tama
3 .- En algunos individuos la sensibilidad bién hemorragias retinianas y cerebrales;
para ciertas sustancias obedecen a procesos Se considera como límite crítico a <70.000
inmunológicos, que implica una reacción plaquetas/mm3 (2). En este tipo de anemia
antígeno-anticuerpo, cuyo resultado puede es importante realizar estudio de médula
ser la aglutinación de granulocitos (agranu­
ósea, la misma que es hipoplásica, llena de
locitosis) o de plaquetas (púrpura trombo-
grasa y con estroma vacío. Su grado de hipo-
citopénica. (4) En lo que se relaciona a la celularidad no se correlaciona con el pro­
variedad idiopática, se registra su mayor in­
nóstico.
cidencia de la tercera a la quinta década
de la vida.
Se describen anemias aplásticas secun­
darias a procesos infecciosos tales como la
tuberculosis miliar (1), la hepatitis por vi­ BIBLIOGRAFIA
rus (5) y la brucelosis (3).
1.— Evans T.S., Deluca V.A., Waters L.L. “The
SINTOMATOLOGIA.- El Cuadro 118-1 associatíon of millary tuberculosis of the
traduce los principales síntomas, signos y bone m arrow and pancytopenia” .— Annala
of Internal Medicine.— VoL 37, p. 1044,
datos de laboratorio correspondientes a la
1952.
depresión de las tres series: roja, blanca y
2.— K arpatkin S. “ Drugs induced thrombocyto-
de plaquetas; es decir, anemia, leucopenia penia” . Am erican Journal of Medical Scien­
y trombocitopenia: ces. VoL 262, p. 6 9 ,1 9 7 1 .
-7 6 1 -

K CUADRO 118-1

SINTOMATOLOGIA ANEMIA APLASTICA:


Síntomas -signos: Laboratorio: Médula ósea:
*i
t* Disnea, astenia, pa­ — Anemia nor­ — Hipoplásica, con
r lidez, taquicardia, mocítica, nor- grandes espacios
£ hipotensión, soplos mocromica de grasa;
ANEMIA: funcionales
— Reticulocitos — Raramente mé- -
bajos dula normal o
hiperplásica
— Ausencia de e-
lementos inma­
i
duros en sangre
periférica

Tendencia a las — Leucopenia con — Hipoplásica


infecciones linfocitosis Raramente mé­
relativa dula normal o
hiperplásica
LEUCOPENIA:
— Ausencia de ele­
mentos inmadu­
ros en sangre
periférica

— Hemorragias de - Plaquetas — Hipoplásica


piel y mucosas <70.000 — Megacariocitos
TROMBOCITO — Púrpura — Prolongación escasos
PENIA: — Prueba del tor­ del T. de san­
niquete positiva grado
— T. de retracción
del coágulo au­
mentado.

3.— Lynch E.C., Mckenchme J.C., Alfrey C.P. Academy of Sciences. Series II, VoL 18,
“BruceUosis w ith pancytopenia” . Annals p. 233, 1956.
of Intem al Medicine VoL 69, p. 319,1968. 5.— R ubín E., Gottlieb C., VogelP. “ Syndrome
t— Reznikoff P„ Wells M. “Toxic effects of hepatitis and aplastic anemia”. American
therapeutics agents upon the hem atopoyectic Journal of Medicine. VoL 45, p. 319,
system ”. Transactions of the New York 1968.
-764-

ticial difusa, etc. La causa: hematosis inco­ ran micrófagos porque tienen la propiedad
rrecta. 3.— Policitemia secundaria a proce­ de fagocitar y digerir partículas muy peque.
sos cardíacos que pueden ser congénitos y fias y aún bacterias. Tienen que ver en la
adquiridos; su. causa: saturación arterial in­ desaparición de la fibrina de los procesos in.
suficiente de oxígeno, es decir, hipoxemia. flamatorios y de los productos de destruc,
4.— Eritrocitosis asociada con obesidad: es ción de tejidos, cuando se producen necrosis.
frecuente, debido a que son pacientes con Para estos fines, las células cuentan con en-
hipoventilación. 5.— Eritrocitosis en rela­ zimas.
ción con agentes químicos, como por ejem­ 2.— Granulocitos eosinófilos: Se considera
plo las anilinas y ciertos medicamentos co­ que son capaces de desintegrar y destruir a
mo las sulfonamidas, que transforman la he­ sustancias como las toxinas endógenas y
moglobina en metahemoglobina con pérdida exógenas. (5) r
de la capacidad de combinarse con el oxí­ 3.— Basófilos: se admiten que estas células
geno. transportan heparina, histamina y plasmi-
En cuanto a las manifestaciones clí­ na.(6) :
nicas y los datos de laboratorio, el Cuadro 4 .- Monocitos: Su actividad principal es de
tipo macrofágico, ya que son capaces de"fa-
119-1 es harto explicativo y no volveremos
gocitar partículas de cierto tamaño, como
a insistir.
protozoarios, por ejemplo. Participan activa­
mente en la formación de células gigantes
BIBLIOGRAFIA (5)
5 .- Linfocitos: dan lugar a la liberación de
1 .— Báez Villaseñor J. Clínica Hematológica, anticuerpos, al igual que sucede con las cé­
6ta. edición. Las Poücitemias, Cap. XI, lulas plasmáticas. (Ver Cap. 114)
p. 167-177; Editorial Mendez Oteo, México
1978.
De todo esto, podemos deducir que
los leucocitos tienen funciones de defensa
2 .— Huff R.L.; Lawrence J.H .; Siri W.E. ;
Wasserman L.R.; Henness T.G. “ E ffect of contra todo lo que es extraño al organismo.
cbange in altitude on hem atopoyetic activity” Los neutrófilos, eosinófilos y basófilos las
Medicine. VoL 30, p. 1 9 7 ,1 9 5 1 .
ejercen a través de fagocitosis; los linfocitos
3 .— Jones N.F.; Payne R.W.; H yde R.D .; Price y las células plasmáticas, produciendo anti­
T.M. “Renal polycythem ia” . Lancet.,
VoL I, p. 299. 1960. cuerpos. Por estas fazones, se dice que los
4 .— Lawrence J.H. “ Polycythemia. Physiology,
primeros integran el sistema fagocítico y
diagnosis and treatm ent based on 303 cases”. los segundos, el sistema inmunocítico.
Grume and Stratton, New York and London,
1955.
Contaje y fórmula leucocitaria.-^- La mayor
parte de autores señalan como cifras norma­
CAPITULO 120 les de leucocitos a cifras variables que van
de 5.000 a 10.000 por mm,3. Por debajo de
5.000 se considera leucopenia y por arriba
SERIE BLANCA O LEUCOCITARIA de 10.000, leucocitosis. Es necesario recor­
dar que en condiciones fisiológicas, como
Vamos a revisar de una manera rápida por ejemplo después del ejercicio, puede
las funciones de cada uno de los elementos aparecer leucocitosis importante; por otra
que comporten la fórmula leucocitaria: parte, se ha visto que el ll° /o de sujetos
1.- Granulocitos neutrófilos: Se conside­ aparentemente normales, cursan con leuco-
-7 6 5 -
citosis relativa. (1) menos y que se refiere al grado de madura­
Por esto es que se recontíenda frente ción de los granulocitos en uta fórmula
a una leucocitosis o leucopenia, repetir la leucocitaria.
cuenta y hacerlo en condiciones lo más cer­ La Fig. 120-1 esquematiza en forma
cana posible a las basales. didáctica cuales son las condiciones norma­
FORMULA LEU CO CITA RIA .- Se dividen en les en un hemograma y en qué casos se con­
dos grupos: granulocitos y agranulocitos, sidera una desviación a la izquierda o hacia
siendo los porcentajes y cifras medias las la derecha. De una manera general se expre­
siguientes (1): sa que en condiciones normales aparecen en
a) Granulocitos: sangre periférica elementos inmaduros, como
- yeutrófílos: 50 - 70°/o (60°/o) los no segmentados o en cayado y entre los
- Eosinófilos: elementos maduros, los segmentados de 2,3
1 - 4°/o ( 2°/o)
y 4 núcleos. Cuando la fórmula está “des­
- Basófilos: 0 r 10/0 ( 1% ) viada hacia la izquierda”, aparecen en la cir­
b) Agranulocitos: culación formas jóvenes como los mieloci-
- Linfocitos: 18 - 45°/o * (28°o) tos y metamielocitos y la “desviación hacia
- Monocitos: 3 - 10°/o ( 70/o) la derecha” significa la presencia de elemen­
tos viejos, con mayor lobulación del núcleo.
Es necesario también señalar dentro
del grupo de los granulocitos el grado de Es importante hacer notar que, de or­
maduración, así se deberá indicar los seg­ dinario, tanto las leucocitosis como las leu-
copenias, son el resultado del aumento o dis­
mentados (45°/o—65°/o), los no segmenta­
minución de los elementos que se encuentran
dos o en cayado (2°/o - 7o/o) y los meta-
en mayor proporción. Así, siempre que hay
mielocitos (0°/o - 3°/o). A propósito de és­
leucocitosis, hay neutrofilia y siempre que
to, indicaremos que existe una expresión
existe leucopenia, ésta se debe a disminu­
muy familiarizada entre médicos y estudian­
ción de los granulocitos. Esta regla, sin
tes relacionada con la “desviación hacia la
izquierda o hacia la derecha en el hemogra- embargo, tiene sus excepciones como por
ejemplo en la Mononucleosis Infecciosa, en
r.r-jle Schilling”, que actualmente se utiliza
la que aparece leucocitosis sin neutrofilia.
Elementos Inmaduros El ement os Maduros

i ) D i©
tnielocito m e ta m ie lo c ! no segm ent. :-s E G 'N I E N T A - D 0 S—
— U N N U C L E O — ; 2 N ú c le o s 3 N úcleos 4 N u c le o s | 5 N úcleos

condicione s n o r m a l e s
.desviación a la izquierda
N ---------------- ----------- --------
desviación a la derecha.
........ 1^
Fig. 120-1.— Condiciones norm ales de u n hemograma y las desviaciones de la fórm ula leuco-
citaiia.
- 766-
E1 Cuadro 120-1 A, expone a manera AGRANULOCITOSIS.— El Cuadro 120-lJ ¡|
ie ejemplos, las entidades más frecuentes resume en forma didáctica la etiología, pato?*
jue dan lugar a neutrofilia, leucopenia, genia, síntomas y signos, datos de laborato­
linfocitosis, monocitosis, eosinofilia y ba­ rio en sangre periférica y en médula df'
sofilia. las agranulocitosis. y
De la misma manera como se procedió. CONSIDERACIONES AL CUADRO 120-1-í
con la serie roja, vamos a realizar una revi­ La agranulocitosis es un cuadro ctíni-
sión semioiógica de las anormalidades cuan­ co inespecífico, grave, caracterizado por poj.
titativas de la serie blanca, es decir, de la tración profunda, fiebre elevada, faringo.
disminución o leucopenia-agranulocitosis y amigdalitis, leucopenia y agranulocitosis se­
del aumento: reacciones leucemoides y leu­ veras, con ausencia de otras manifestaciones
cemias. hematológicas como anemia y trombocito.

CUADRO 120—1 —A

EJEMPLOS DE ALTERACIONES DE LA FORMULA LEUCOCITARIA


Fórmula leucocitaria: Entidades:
Neutrofilia: Infecciones bacterianas agudas generalizadas o localiza­
das; padecimientos reumáticos como la fiebre reumática,
la artritis reumatoide’ artritis gotosa, etc.; neoplasias
malignas primarias o secundarías, etc. etc.
Leucopenia: Infecciones por virus, salmonelosis, brucelosis, estados
de depresión medular, anemias megaloblásticas y ferro-
pénicas intensas, etc.
Linfocitosis: Padecimientos crónicos como la Tuberculosis, “Sífilis;
padecimientos agudos como la Tosferina, Sarampión,
Rubéola, Enf. de Adisson, Hipertiroidismo, etc.
Monocitosis: Etapas de actividad de la Tuberculosis y Lepra; en el
Paludismo y Kala-azar; en algunos Linfomas de Hodgkin;
ocasionalmente en la Endocarditis Bacteriana Subaguda,
en el Tifus Exantemático y en la Brucelosis.
Eosinofilia: Padecimientos de tipo alérgico, parasitosis intestinal
(uncinariasis, ascaridiasis, paragonimiasis, císte cercosis,
etc); Dermatosis de origen infecciosos o parasitario; en
las colagenopatías (periarteritis nodosa, dermatoangio-
miositis); en el Sind. de Loefler, en carcinomas avanza­
dos, etc. etc.
Basofilia: Aunque rara, puede encontrarse en la Leucemia Mielo-
cítica Crónica, en la Policitemia Vera en la Mielofibrosis,
etc.
CUADRO No. 120-1-B

GRANULOCITOPENIA.-AGRANULOC1TOSIS

Etiopatogenia: Síntomas-Signos: Laboratorio:


Descenso de la pro­ — Grave estado de pos­ Sangre periférica:
ducción: tración. — Leucocitos < 1.000
— Congénitas - Escalofrío—fiebre mm3
— Por fármacos (cito- — Disfagia—odinofagia. — Eritrocitos y plaque­
tóxicos, clorproma­ — Ulceración de mucosas tas, normales.
cina, amídopirina) orales. Médula ósea:
— Asociadas a enfer­ — Adenopatía cervical. — Ausencia de granulo­
medades (leuce-,, — Septicemia. citos a partir de mielo-
mias agudas). citos y metamielocitos.
Aumento de la des­ — Serie eritrocítica y
trucción: megacariocítica, nor­
— Mediada por fenó­ mal.
menos inmunitarios.
— Infección piógena
grave.

penia, provocada por sustancias químicas mias agudas, infecciones, artritis reuma-
empleadas como medicamentos y también toidea, entre otras.
por causas físicas, como los Rx.
El contaje de leucocitos puede ser me­
Las reacciones neutropénicas por idio­ nor de 1.000/mm3 con disminución de los
sincrasia a los medicamentos pueden deberse neutrófilos más allá del lOo/o. Los eritro­
a descenso de la producción o aumento de citos y las plaquetas son normales en sangre
destrucción. La clorpromacina y compues­ periférica, diferenciándose en ésto de las
tos afines, constituye el ejemplo clásico de aplasias ya estudiadas.
granulocitopenia por descenso de produc­
Referente a los síntomas y signos, lo
ción y la aminopirina, ejemplo de aumento
de destrucción de los neutrófilos, pues pue­ primero que impresiona en el paciente es
de actuar como hapteno y conducir a la for­ su grave estado de postración, fiebre alta,
mación de anticuerpos contra neutrófilos. disfagia, odinofagia; el dolor alcanza hasta
el cuello y toda la cavidad bucal, en la que
Las granulocitopenias asociadas a en­ se observa ulceraciones de mucosas y amíg­
fermedades, son observables en las leuce­ dalas, cubiertas de un exudado grisáceo.
-7 6 8 -

Existe además adenopatía cervical doloro­ BIBLIOGRAFIA


sa; los gérmenes responsables del proceso
1.— Báez Vlllaseflor J. Clínica Hematotógi,*.
séptico faringo-amigdalino son por lo ge­ 6ta. Edición. Semiología de la cuenta
neral el estafilococo dorado, el proteus y el de la fórm ula leucocitaria. Cap. XII
p. 179-190. Editorial Mendez Oteo, Méxt
colibadlo (3). Abandonado el padecimiento co, 1978.
a su curso natural, los síntomas se acen­ 2.— Dameshek W. “ Agranulocytosis” . Oxfom
University Press. New York. 1944.
túan rápidamente, la postracción se vuelve
3.— F inch S. C. “ Granulocytopenia”.
extrema, hay desorientación psíquica y la Hematology. McGraw HUI Book Company
muerte puede sobrevenir en 8 días o menos. New York. p. 6 2 8 ,1 9 7 2 .
4.— Moeschlin S. Year Book of Medicine'
1955-1956. Series p. 307. The Year Book'
REACCIONES LEUCEMOIDES •— Algunas Publis hers. Chicago 1955.
veces, aunque no muy frecuentemente, la 5.— W introbe M.M. “Oiagnostic significante
magnitud de la respuesta leucocitaria alcanza o f changes In leukocytes” . Bulletin of the
tales proporciones, que las cifras se asemejan New Y ork Academ y of Medicine. VoL 1 5
p. 2 2 9 ,1 9 3 9 .
a las observadas en las leucemias.
6 .— “ A New Look at Basophie”. Editorial
Este fenómeno, es observable en cier­ Journal of Am erican Medical Associatlon.
tas infecciones (1) como: Tuberculosis miliar, VoL 177, p. 1 8 9 ,1 9 6 1 .

meningitis por meningococo, difteria, septi­


cemias; en lésiones óseas como: fracturas,
,osteomielitis, metástasis,cardnamotosas, mie- CAPITULO 121
lomas, etc.
LEUCEMIAS
Es importante para el estudiante y
CONCEPTO.— Las leucemias, son padeci­
para el médico general, el análisis diferencial
mientos de curso maligno, caracterizados
entre una reacción leucemoide y una verda­ por proliferación anormal de las distintas
dera leucemia, que lo sintetizamos en lo si­
variedades de leucocitos, generalmente con
guiente: A favor de una reacción leucemoide: paso de formas inmaduras a la circulación
1.- Siempre existe el antecedente de un periférica. (2)
proceso infeccioso causal.
2.— El grado de inmadurez de los leucoci­ Aunque en nuestro medio no posee­
tos circulantes no es importante y no se ob­ mos cifras estadísticas que señalen los índi­
servan blastos en cantidad significativa. ces de morbi-mortalidad de las leucemias,
3 .- Por lo general, no hay anemia. todos los autores están de acuerdo, en que
4.— No existe trombocitopenia. existe un incremento constante y algunas
5 .- Los granulocitos presentan granula­ estadísticas demuestran una duplicación de
ción tóxica. casos en un período de 14 años. (3)
6.— No hay por lo general, adenopatía, Clasificación.— Existen un gran número de
o esplenomegalia. clasificaciones de las leucemias, que general­
7 .- En la médula ósea no hay signos de mente toman como base la estirpe de célu­
leucemia, sino solo hiperplasia de la serie las predominantes y el curso clínico del pa­
granulocítica. (ver más adelante). decimiento. De acuerdo con esto, la clasifi-
-7 6 9 -
ilciófl más aceptada de la FAB (Franco— Refiriéndonos ya a la parte semiológi-
Rriiericana—Brítanica), divide en: Agudas, ca y semiotécnica, el Cuadro 121-2 expone
fónicas y Subagudas oSind.Mielodisplásicos. la Etiopatogenia, Síntomas y Signos, Cua­
Igf 'Cuadro 121-1, resume esta clasificación. dro Hematológico y hallazgos en Médula
Osea, de las leucemias agudas y subagudas:
CUADRO No. 121-1
CONSIDERACIONES AL CUADRO 121-2
PLASIFICACION DE LAS LEUCEMIAS En cuanto a la etiopatogenia, diremos
(F.A.B.) que la causa de las leucemias no se conoce
con certeza (2) y se han especulado con al­
1.- AGUDAS: gunas hipótesis, entre las cuales señalaremos
1 . 1 . Mieloblásticas:
Mieloblástica propiamente las siguientes:
dicha: (MI - M2 - M3)
—Mielomonoblástica (M4) 1.— Mecanismos genéticos: los autores se­
- Monoblástica (M5) ñalan la aparición de leucemias agudas en los
—Eritroleucemia (M6) . miembros de una misma familia y que esta
- Megacarioblástica (M7) posibilidad es 17 veces mayor, lo cual im­
1.2.— Linfoblástica (L1 - L2 - L3) plica la existencia de mecanismos genéticos,
1.3.- Indiferenciada demostrada por la observación de anorma­
CRONICAS: lidades de los cromosomas con aberracio­
2.1.— Mielocítica nes del número o de la morfología. (8)
2.2.- Linfocítica Esto es más observable, como veremos más
3 _ SUBAGUDAS O SINDROMES adelante, en la leucemia mielocítica crónica
MIELODISPLASICOS

CUADRO No. 121-2

LEUCEMIAS AGUDAS

Etiopatogenia: Síntomas— ^ Laboratorio: Médula ósea:


Signos:

— Mecanismos — Mal estado gral. — Anemia normo- — Disminución


genéticos. — Fiebre cítica de los pre­
- Radiación - Dolor óseo — Aumento seve­ cursores de
ionizante — Palidez ro de leucocitos los eritro­
— Sustancias — Adenopatía citos y pla­
químicas — Esplenome- — Blastos en san­ quetas.
- Virus (HTLV) galia gre periférica — Células blás-
— Trastornos — Trombocito­ ticas.
hemorrágicos penia
— Retículo citos
bajos o normales
-770-
en la que se observa un cromosoma acroce'n- jóvenes.
trico en el par 21 o 22 y que ha recibido
En el cuadro hematológico, se en-
el nombre de cromosoma Filadelphia (Phl).
cuentra: a) Anemia normocítica, intensa-
(4 ) b) Trombocitopenia; c) Aumento del nún¿
2.— La irradiación: A este respecto baste ro de leucocitos que nunca es tan alto,
señalar que en los radiólogos la frecuencia tan constante como en las formas crónica!
de leucemias es de 5 a 9 veces mayor que en Se ha observado que del ll° /o al 17o/o
el médico que no tiene esta especialidad.(6) los casos, los leucocitos están normales ¿
Pero han sido quizá los supervivientes de las bajos (7) (“leucemias aleucémicas”). De lo¿
explosiones atómicas, quienes constituyen leucocitos circulantes, la mayoría son formas
la prueba. más palmaria del efecto leucemo- inmaduras, es decir, blastos (Fig. 121-1) qué
génico de la irradiación (Hiroshima y Naga- son los que establecen el diagnóstico; Sú
saki(l). distinción entre mieloblastos y linfoblastos
3 — Otros mecanismos como el contacto es muy difícil.
frecuente y prolongado con sustancias quí­
micas, industriales o medicamentosas como
En la médula ósea, la célula prevale­
el benzol y sus derivados, se describen como ciente es la misma de la circulación perifé­
agentes etiológicos de las leucemias. (2)
rica, con disminución de los precursores
4 .- En el Sur del Japón, donde hay mayor del eritrocito y de las plaquetas.
prevalencia de casos de leucemia de linfoci­
En relación a la leucemia monocítica
tos T de adultos, la mayoría de los pacientes
subaguda, existen algunas diferencias con las
y el lOo/o de los sujetos sanos, muestran
agudas propiamente dichas, que hacen rela­
anticuerpos naturales contra HTLV, lo que
ción a un curso clínico menos grave, con
sugiere que es una infección común.
adenopatías y esplenomegalias más constan­
En cuanto a los síntomas y signos, (su te, presencia de lesiones dermatológicas y
anamnesis y examen físico ya han sido estu­ en sangre circulante: monocitos jóvenes en
diados en otros capítulos), se asemejan en gran cantidad. (Fig. 121-2)
cierta forma a los de un padecimiento in­
feccioso: principio brusco, fiebre alta, severo
ataque al estado general. La anemia es LEUCEMIAS CRONICAS.- Se describen
constante, temprana, progresiva, que sólo es dos tipos principales: la Mielocítica y la
mejorada con transfusiones. Las hemorra­ Linfocítica. La primera es la más frecuente
gias, causadas por la disminución de las pla­ y ocurre entre los 35 y 45 años, tiene cierta
quetas, corresponden a las observadas en las predilección por el sexo masculino. (5)
púrpuras trombocitopénicas: petequias nu- La Linfocítica ocurre en edades más
merosasy-equimosis espontáneas, epistaxis, avanzadas (después de los 50 años) tiene una
gingivorragias y en ocasiones sangrado vis­ curso lento relativamente poco maligno;
ceral. asimismo se observa con mayor frecuencia
La adenopatía y la esplenomegalia, en el sexo masculino. (5)
habitualmente moderadas, no son constantes. El Cuadro 121-3 sintetiza la sintoma­
Las infecciones son frecuentes, especialmen­ tología, el cuadro hematológico y los da­
te faríngeas. Es común observar dolores tos en médula ósea de estos dos tipos de
óseos y articulares, sobre todo en niftos y Leucemia Crónica:
Fig. 121-1 y 2: Lám. X IX .
-771 -

CUADRO No. 121-3

LEUCEMIAS CRONICAS
DATOS: MIELOCITICA: LINFOCITICA:
Frecuencia: Más frecuente Menos frecuente
Edad: 30 - 45 años > de 50 años
Sexo: Masculino + Masculino 4- +
SINTOMATOLOGIA:
— Esplenomegalia H—h+ +
— Adenopatías + H—b+
— Hepatomegalia + +
— Púrpura + +
— Afección de la piel No Si
LABORATORIO:
— Aumento leucocitos' > 50.000/mm3 > 12.000/mm3
(mielocitos, meta- (Linfocitos maduros)
mielocitos, segmen­
tados).
— Plaquetas Trombocitosis y Trombocitopenia oca­
luego trombocito­ sional
penia.
— Acido úrico elevado elevado o normal
MEDULA OSEA: Intensa hiperpla- Intensa hiperplasia serie
sia granulocítica linfocítica
Presencia de cromo­
soma Phl

CONSIDERACIONES AL CUADRO 121-3 frecuente es axilar y cervical.


Las leucemias crónicas tienen una evo­ El proceso leucémico no queda circunscrito
lución siempre lenta y en muchas ocasiones a los sitios de proliferación: médula ósea
su descubrimiento es casual. El tiempo que para la variedad mielocítica y tejido linfático
transcurre hasta completar el cuadro clínico para la linfocítica, sino que da lugar a infil­
es muy variable, en ocasiones semanas y traciones a diversos órganos y regiones de
en otras meses. la economía como: estómago, intestino, pul­
mones, riñones, esqueleto y piel. (2)
Los signos más llamativos y que esta­
blecen el carácter diferencial entre las dos El enflaquecimiento, la astenia, la
leucemias, son la esplenomegalia y las adeno­ anorexia y el deterioro del estado general,
patías. La primera caracteriza a la mielo­ son la regla en etapas avanzadas.
cítica, llegando muchas veces a grandes pro­ En lo que se relaciona a las manifesta­
porciones; las segundas caracterizan a la lin­ ciones hematológicas, el aumento de leuco­
focítica y tiene la característica de no citos es más significativa en la leucemia mie­
ser flogótica, son ganglios indoloros de con­ locítica, que puede llegar hasta óOO.OOO/'mrrP,
sistencia firme, no adheridos ni a la piel ni pertenecientes a la serie granulocítica (2)
a planos profundos. Su localización más y correspondientes a los últimos estadios
- 772 -
de maduración: mielocitos, meta-mielocitos 7.— Southam C.M,¿ Craver L .F .; Dargoon H.W..
Burchenal J.H. “ A study of the natura]
y segmentados; además pueden encontrarse,, history of acute leukemia with especia]
aunque en menor número, células más primi­ reference to duration of the disease and
tivas como mieloblastos y promielocitos. (2) the ocurrence of remissions”. Cáncer,
VoL 4, p. 3 9 .1 9 5 1 .
En la leucemia linfocítica-,. el número de leu­
cocitos circulantes es menor y la mayor par­ 8 .— Videback A. “ H eredity in hum an leuketnj,
and its relation to cáncer!’. Lewis an<j
te de ellos son linfocitos maduros. Co. L ondon 1947. p. 280.
La trombocitopenia da lugar a púr­ 9 .— “ The virus etiology of hum an leukemia»
puras y hemorfagias. El ácido úrico es siem­ Editorial. Journal of th e American Medica]
Association. VoL 186, p. 1 4 3 ,1963.
pre alto, de allí la indicación de los uricosú-
ricos dentro del tratamiento de las leuce­
mias crónicas. CAPITULO 122
Finalmente el estudio de la médula
ósea, establece la diferencia fundamental:
intensa hiperplasia de la serie granulocítica NEOPLASIAS DEL SISTEMA
en la Leucemia Mielocítica e hiperplasia de
la serie linfocítica en la Leucemia Linfo­ INMUNITARIO
cítica.
Las neoplasias del sistema inmunitaric
constituyen un grupo heterogéneo de tumo
res cuyas células de origen pueden ser linfa
BIBLIOGRAFIA citos, histiocitos u otros componentes de:
sistema inmunitario. Se denominan de uns
1.— Amano S. “ R adiation injury and leukemia
in japanese. Cases observed in Hiroshima”. manera general Linfomas, y son de ma
International Congress o í Hematology. Mar
pronóstico.
del Plata, Argentina. Sbre. 1952.
2.— Báez ViHaseñor J. Clínica Hematológica, CLASIFICACION.— Estos trastornos inmu
6 ta. edición. Leucemias. Cap. XIV
p. 199-218. Editorial Mendez Oteo, México nológicos malignos, se los ha clasificado se
1978.
gún su célula de origen. Así tenemos los de
3.— Gaul W.R.; Infles J.; R obson H .N .;‘*A survey
of 647 cases of leukem ia” . British Medical
rivados del Linfocito B (Linfocito B medu
Journal, VoL i, p. 5 8 5 ,1 9 5 3 . lar, Linfocito B folicular y Linfocito B inmu-
4.— Goh K.; Swisher S.N. “Specificity of the noblástico); los del Linfocito T (Linfocito 1
Philadepbia Cbrom osom e” . Annals of
Internal Medicine. VoL 61, p. 609, 1964. tímico, Linfocito T maduro y Linfocito 1
5.— Huguley C.M. Jr. Las Leucemias crónicas. inmunoblástico), el Histiocístico y el de ori
De Tratado de Medicina Interna de Cecil- gen desconocido o Enfermedad de Hodgkin.
Loeb, Beeson-McDermott, 14va. edición.
Tomo II, Parte XVI, Sección 6 , Cap. 764,
p. 1774-1780. E ditorial Interamericana, A las neoplasias de la línea linfocíti-
México, 1978. ca B o T, se les denomina Linfomas nc
6 .— March H.C. “ Leukem ia in radiologist 10 Hodgkin y constituyen un grupo diverso di
year later, w ith reviwe of pertinent evidence
for radiation leukem ia” . American Journal padecimientos de presentación clínica y pro­
of the Medical Sciences. VoL 242, p. 137,
1961.
nóstico variables.
-773-

CUADRO 122-1

CLASIFICACION DE LOS LINFOMAS NO HODGKIN


CLASIFICACION DE N.C.I.: CLASIFICACION DE RAPPAPORT:
Grado Bajo:
Célulajinfocítica pequeña Linfocítico difuso, bien diferenciado.
Folicular, célula pequeña dividida Linfocítico nodular, mal diferenciado
Folicular, células pequeñas Linfocítico-histiocítico nodular y mixto.
divididas y grandes mixtas.
Grado Intermedio:
Folicular, célula grande Histiocítico nodular
Difuso, célula pequeña dividida Linfocítico difuso, mal diferenciado
Difuso, células pequeñas Linfocítico—histiocítico difuso y mixto.
divididas y grandes mixtas.
Difuso, de células grandes. Histiocítico difuso.
Grado Alto:
Difuso, célula grande (inmunoblástico). Histiocítico difuso.
Células pequeñas no divididas
(Burkitt y no Burkitt). Difuso no diferenciado
Linfoblástieo (contorneado y no
contorneado).

El cuadro 122-1 recoge una clasifica­


ción actualizada de la National Cáncer
ínstitute (N. C. I.) y la antigua de Rappaport,
sobre los Linfomas no Hodgkin.
SINTOMAS Y SIGNOS.- Cualquiera que
sea la estirpe histopatológica del linfoma
la mayor parte de síntomas y signos son
comunes a todos ellos y que lo sintetiza­
mos en el Cuadro 122-2;
CONSIDERACIONES AL CUADRO 122-2 Fig. 122*2.— Adenopatía cervical d« un Lin­
terna.
1.— Dentro de las manifestaciones linfoma-
tosas propiamente dichas, la adenopatía, es masas (Fig. 122-2). La esplenomegalia apa­
la más constante (hasta el 95°/o de fre­ rece en el 55°/o de casos, habitualmente
cuencia (1)) y aparecen en cadenas cervica­ de proporciones moderadas. (1)
les, en región axilar y mediastínica., en 2.— Entre los síntomas generales, la fiebre
orden de frecuencia. Tiene dos caracte­ es constante, puede presentarse como una
rísticas importantes: son indoloras y no pre­ febrícula, periódica, irregular u ondulante
sentan signos de flogosis, la consistencia que en ocasiones puede llegar a 40°C. La
está aumentada y tienen la tendencia a unir­ diaforesis que sigue a la fiebre es copiosa,
se entre varios ganglios, originando grandes generalizada y de predominio nocturno.
4.2.- Cambios leucocitarioS) ';
CUADRO No. 122-2 inconstantes, variables, -
(neutrofilia, leucocito­
sis, leucopenia, monoci­
SINTOMAS Y SIGNOS DE LOS tosis, eosinofilia).
4.3.— Trombocitosis variable.
LINFOMAS:
El enflaquecimiento casi nunca falta y en
1 .- Sintomatoiogía linfomatosa: etapas finales puede llegar a la caquexia.
1.1.— Adenopatía: cervical,
axilar, mediastínica. 3 .- Sintomatoiogía de otros aparatos: en
digestivo, son constantes la náusea, vómito
1.2.— Esplenomegalia. diarrea, hepatomegalia, ictericia, absorción
2.— Sintomatoiogía general: intestinal deficiente. Su mecanismo de
2.1.— Fiebre producción es diverso: unas veces se debe
a infiltración linfomatosa a nivel del sistema
2.2.— Diaforesis digestivo y en otras ocasiones a perturba­
2.3.— Anorexia ciones funcionales, condicionadas por com­
2.4.— Astenia presión por masas linfoides o espleno­
megalia.
2.5.— Enflaquecimiento.
En el A. Respiratorio son dos los sín­
3.— Sintomatoiogía en diferentes tomas constantes: la tos y la disnea, debi­
aparatos y sistemas: das a infiltraciones en el parenquima pul­
3.1.— A: Digestivo: monar, crecimiento de ganglios mediastíni-
3.1.1.Náusea, vómito cos y derrames pleurales.
3.1.2. Diarrea Los síntomas y alteraciones de la piel
3.1.3.Hepatomegalia se presentan con cierta frecuencia. El más
3.1.4. Ictericia. característico es el prurito, intenso y perti­
3:2:— A: Respiratorio: naz. Además aparecen: erupciones papu­
3.2.1.Tos losas, zonas de eritema, eczema, herpes
3,.2.2.Disnea zoster. La micosis fungoide (5) que se ca­
3 .3 .- Piel: racteriza por la presencia simultánea de no­
3.3.1. Prurito dulos, placas, ulceraciones y eczema, actual­
3.3.2. Eritema mente se lo ha relacionado con la aparición
3.3.3. Erupciones de linfomas, especialmente el denominado
papulosas Linfoma Reticular.
3.3.4. Eczema 4.— En lo que se refiere al cuadro hemato­
3.3.5.Herpes Zoster lógico, en contraste con lo que ocurre en las
3.3.6.Micosis leucemias, de ninguna manera es característi­
fungoide co en los linfomas. (2) El dato más relevante
es la anemia que presentan 4 de cada 5 casos,
4.— Cuadro hematológico:
es normocítica, normocrómica y su origen es
4.1.— Anemia normocítica,
complejo, de manera semejante al de la ane­
normocrómica
mia de las leucemias. Los cambios leucoci-
- 775 -
barios son inconstantes, variables: leucocito­ vertebrales. En -un pequeño '.porcentaje
sis, neutrofilia, linfopenia, monocitosis y de casos, se afecta el hígado, que casi siem­
feosinofilia. Es raro encontrar casos en los
pre se asocia con lesión esplénica. El pa­
j^que presenten todos estos datos.
ciente presenta hepatomegalia é ictericia.
• clasificación por fases: Después de estable­
cer el diagnóstico de un linfoma no Hodgkin, Dentro de los Trastornos Mieioproli-
. es necesario evaluar la extensión de la enfer­
ferativos, mencionaremos a la mielofibro-
medad. Desde 1971, la mayoría de autores
sis con metaplasia mieloide, que es un sín­
han adoptado, la clasificación por fases de
Ann Arbor (2) que divide en 4 etapas se­ drome caracterizado por proliferación de
gún la afectación ganglionar sea unilateral o fibroblastos y depósito excesivo de coláge­
bilateral, en relación al diafragma. no en la médula ósea, acompañada de
metaplasia mieloidea de órganos como
hígado, bazo y ganglios .linfáticos, órganos
ENFERMEDAD DE HODGKIN.— Es un
trastorno maligno peculiar, que se origina en que se convierten en sitios activos de hema­
los ganglios linfáticos con un aspecto histo- topoyesis extramedular. Aparece en la edad
patológico característico. La presencia de la adulta o senil, el comienzo es insidioso y
célula gigante de Reed—Stemberg, es patog- se caracteriza por presentar hepatoespleno-
nomónica de la enfermedad. La causa de este megalia progresiva con un cuadro sanguíneo
padecimiento no se conoce y la naturaleza
periférico leucoeritroblástico.
de estas células sigue siendo un enigma.
El Mieloma Múltiple, es una enferme­
dad maligna diseminada, en la cual un clono
Sintomatología.— La mayoría de pacientes
presentan adenopatías en forma de masas de células plasmáticas transformadas proli-
indoloras, situadas en el cuello, axila o re­ fera en la médula ósea e invade el hueso
gión inguinal, que pueden pasar desapercibi­ adyacente, produciendo destrucción esquelé­
das por algún tiempo; posteriormente apare­ tica extensa, hipercalcemia, anemia, inmu-
ce fiebre inexplicable, persistente, sudora- nodeficiencia y aumento de susceptibilidad a
ción, astenia, pérdida de peso. Otro síntoma
las infecciones, además de lesión renal. El
muy frecuente es el prurito que al comien­
zo es leve y localizado, para hacerse genera­ diagnóstico se establece por estudio de pro-
lizado. Puede ocurrir afectación pulmonar teinograma en suero o en orina (inmuno-
en un lOo/o — 20o/o de casos, por disemi­ globulina de componente M). Fig. 142-7.
nación linfática a través de los ganglios hilia-
res ipsilaterales, así como también derrames Finalmente mencionaremos a la Mono-
pleurales que pueden ser exudados o de tipo nucleosis Infecciosa que es un padecimiento
quiloso por obstrucción linfática y venosa. causado por un virus filtrante (Virus Epstein
Las grandes masas mediastinales, pueden
producir el síndrome de obstrucción de ca­ Barr) (6) y caracterizado por adenopatía,
va superior; puede ocurrir compresión de esplenomegalia, faringitis, fiebre, y linfo-
médula espinal por extensión epidural del citosis (mononucleosis).
tumor a partir de ganglios linfáticos para-
ia a , A llU llliH If lá UW iU O T < U V i) J O U R W m iC U X ^ J

correspondiente al examen físico de abdo­ 3) Anomalías de los factores plasmática


men, razón por la cual no insistiremos en de la coagulación. Los dos primeros mecal
ello. nismos, es decir, las anomalías cuantitativas
y cualitativas de las plaquetas y las anomalías
de la pared de los vasos sanguíneos, consti­
BIBLIOGRAFIA tuye lo que se ha denominado el Síndrome
Purpúrico, con claras diferencias como poj."
1.— BAEZ VILLASEÑOR J. Clínica Hemato- teriormente hemos de ver con los trastornos",
Iógica. 6 ta. edición. Linfomas, Cap. XV,
p. 219-244, E ditorial Mendez Oteo, México causados por alteración de los factores pías?
1 9 7 8 .- máticos de la coagulación. _;
2.— BAEZ VILLASEÑOR J. “ Estudios sobre Referente a la sintomatoiogía de los
Linfomas, Manifestaciones hematológicas” .
Revista de Investigación Clínica. VoL 20, trastornos hemorrágicos, el Cuadro 123-1
p. 283, 1968.— señala el qué examinar y el cómo examinar:?
3.— BERARD C. W. “L ym phoreticular disor-
ders; maügm ant proliferative responses; lym-
phom a: histopatology of the lym phom as” . CONSIDERACIONES AL CUADRO i 23-1
In Williams W. J. Hem atology New York, Las hemorragias en sus diferentes va­
McGraw Hill Book Com pany 1972, p. 901.— riedades semiológicas y clínicas, constitu -
4.— BOURONCLE B. A.; DOON C. A. “ Myelo- yen por sí solas la sintomatoiogía sobresa­
fibrosis: clinical, hem atologic and patho- liente de las enfermedades hemorrágicas. ¡
logic study of 110 patients”. American
Journal of Medicine Sciences. VoL 243, Estas hemorragias son fácilmente de-
p. 697, 1 9 6 2 .- tectables cuando son externas, es decir,
5.— CRAVER L. F. “ Lym phom as and leuke-
mias” . Bulletin of the New Y ork Academy cuando aparecen en piel, mucosas, tejid®
of Medicine. VoL 23, p. 7 9 ,1 9 4 7 .— celular, articulaciones, etc.; en cambio, una¡
6 .— HENLE W.; HENLE G. “Epstein—Barr hemorragia de una viscera interna es detec-’
virus and infections m ononucleosis”. New table únicamente por las manifestaciones a
England Journal o f Medicine. VoL 288,
p. 263, 1973.— que da lugar o por su consecuencia inme­
7.— PARREIRA R. da S.; SALVIDIO E. “ Ob-
diata que es la anemia aguda. ,
servations on peripheral blood in reticulo En piel y mucosas, la presencia de los
sarcom a”. Hem atology. VoL 37, p. 705,
1 9 5 2 .- puntos hemorrágicos o petequias, constitu­
8 .— SHAPIRO M. D.; WATSON R. J. “ Splenic
yen el signo básico para el establecimiento
aspirations in m últiple m yelom a blood”. del sindrome purpúrico del que ya hemos ha-s
The Journal of Hematology. Vol. 8 , p. 753, blado.- Dentro del examen físico es indis­
1953.—
pensable su diferenciación con procesos in­
flamatorios, vasculares o alérgicos de la
CAPITULO 123
piel, la cual consiste en que la púrpura no
desaparece a la presión sobre la piel, rea­
TRASTORNOS HEMORRAGICOS
lizado con el dedo o con una laminilla,
Fig. 14-13 • Ver semiotecnica de la piel.
Las enfermedades hemorrágicas, obede­
cen a la perturbación de los mecanismos de La equimosis no es sino una hemorra­
hemostasiay se asocian con disfunción de tres; gia subcutánea, cuyo color depende de la
mecanismos fisiológicos en forma aislada o antigüedad de la lesión: azul, violeta, café,
SINTOMATOLOGIA DE LOS TRASTORNOS HEMORRAGICOS
Qué examinar Cómo examinar:
1.- Hemorragias: 1.— Hemorragias:
1.1.— Externas: piel y muco­ 1.1.— Simple observación.
sas; nasal .(epistaxis);
articulaciones (hemar-
trosis)
1.2.- Internas o viscerales: 1.2.— Ver Capítulos correspon­
Gastrointestinal (hema- dientes
temesis, melenas); Renal;
(hematuria), etc.
2 .- Púrpura: 2.— Presionando con un dedo y ob­
servando que la púrpura no desa­
parece.
Puede hacerse también utilizando
una laminilla.
3 .- Equimosis: 3.— Se utiliza el mismo procedimien­
to anterior. La mancha equimó-
% tica no cambia con la presión.

4 .- Hematoma: 4 .- Observando y palpando el carác­


ter renitente de la masa.

amarilla. El área afectada puede ser pe­


queña o extensa. Se lo» reconoce fácil­ tituye un complemento importante. Además
mente a la inspección y se debe diferenciar señalaremos los principales datos de labo­
de la cianosis, porque no desaparece a la ratorio tanto en sangre periférica como en
presión. Fig. 14-12,Lámina a color No. III. médula ósea, que son los que en definitiva
El hematoma es una colección de san­ establecen el diagnóstico de los padecimien­
gre que dá apariencia de tumor, de color tos hematológicos.
oscuro, localizado y renitente a la palpación. El Cuadro 123-11, señala las diferencias
La punción con aguja y el drenaje estable­ entre los trastornos purpúricos y los trans­
cen el diagnóstico.. tornos de la coagulación:
A continuación vamos a realizar un CONSIDERACIONES AL CUADRO 123-1’
ligero recuento nosológico sobre las enfer­ Los síndromes purpúricos, como se
medades de hemostasia primaria y aquellas puede observar, soti traitom os menos gra­
producidas por alteraciones en los factores ves y por lo general transitorios. Así, la
plasmáticos de la coagulación, porque cons­ hemorragia causada por dlflO tos de plaque­
- 778 -

CUADRO No. 123-1’

DIFERENCIAS ENTRE TRASTORNOS PURPURICOS Y TRASTORNOS DE LA j


COAGULACION (8)
Característica: Sindr. purpúrico: Trastorno coagulación :
- Antecedentes familiares: Negativo. Positivo.
- Sexo: Frecuente mujeres Frecuente varones.
- Tipo de hemorragia: Piel y mucosas Viscerales
Petequias, equimosis Hematomas profundos
espontáneas Traumáticas.
- Hemartrosis Raras Frecuentes
- Duración: Breve Toda la vida |
- T. de hemorragia: Prolongado Normal. ¡
- Fragilidad capilar: Positiva Negativa
(pueba del torniquete)
------------------------------- _ l

tas o vasos sanguíneos es inmediata y res­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 123-2


ponde a la presión directa. Una historia
familiar muy clara de problemas hemorrá- 1 .- HEMORRAGIAS DE CAUSA VASCULAR:-
gicos graves, hace sospechar en un trastor­ Tenemos en primer término las debidas a
no de la coagulación (hemofilia, por ejem­ las infecciones. Antes del advenimiento de
plo). En los síndromes purpúricos, las he­ las sulfonamidas y de los antibióticos, más
morragias son generalmente capilares y tiene del 5 0 % de los padecimientos infecciosos
lugar en piel y en mucosas (petequias y cursaban con hemorragias. (9) Se explicaba
equimosis), en cambio en los trastornos por la lesión directa que sobre las paredes
de la coagulación, los hematomas son pro­ capilares producían infecciones tales como
fundos y las hemartrosis frecuentes. Prue­ la difteria, tifus exantemático, fiebre ti­
bas con técnicas simples ayudan a diferen­ foidea, fiebre reumática, etc.; en otras oca­
ciar; así, la prueba de la .fragilidad vascular siones ocurrían embolias sépticas que pro­
de Rumpel-Leede o prueba del torniquete, ducían necrosis de los capilares, como en la
es positiva en pacientes con síndrome pur- endocarditis bacteriana subaguda, septice­
púrico (1) y también el tiempo de hemo­ mias debidas a meningococo o a estafilococo
rragia de Duke (1) que siempre es prolon­ .dorado. Las hemorrágicas pueden ser cu­
gado en el sihdrome purpúrico y normal táneas (purpúra) o visceral (riñones, pul­
en los trastornos de la coagulación. (1) món, cerebro, suprarrenales, etc.).
Teniendo en cuenta estos mismos tres Los estados hemorrágicos consecutivos
mecanismos, el Cuadro 123-2 expone en de­ a infecciones no tiene un curso propio, sino
talle la clasificación de las enfermedades que su evolución está ligada a la del pade­
hemorrágicas más frecuentes: cimiento causal.
CUADRO 123-2

CLASIFICACION DE LAS ENFERMEDADES HEMORRAGIAS


FRECUENTES:
1 .- Debid»* a perturbaciones de los mecanismos vasculares:
1.1 .- Por mayor fragilidad: 1.1 .- Intoxicaciones, procesos in­
t
fecciosos, hipertensión arte­
rial
1.2 .- Por mayor permeabilidad: 1.2 .- Escorbuto.
1 .3 .- Por hipersensibilidad: 1 .3 .- "Púrpura anafilactoide.
1 .4 .- Por iteraciones congé- 1 .4 .- Telangiectasia hereditaria he-
nitas: morrágica.

2.— Debidas a trombocitopenia:


2.1 .- De causa desconocida: 2.1 .- Púrpura trombocitopénica
idiopática.
Púrpura trombocitopénica
trombótica.
2.2 .- Secundaria a infeccio­ 2.2 .- Púrpura trombocitopénica
nes, intoxicaciones y causada por:
colagenosis: medicamentos, infecciones, es­
tados de uremia y colageno-
patías.
2 .3 .- Secundaria a otros cua­ 2 .3 .- Leucemias, anemias aplásticas,
dros hematotógicos: hiper-esplenismo .—

3 .- Debidas a alteraciones de la coagulación:


3 .1 .- Por alteraciones de la 3 .1 .- Hemofilia clásica (A)
formación de trombo- — Pseudohemofilia
plastina — Deficiencia del Factor IX
(Hemofilia B)
3 .2 .- Por alteraciones de la 3 .2 .- Hipoprotrombinemias
formación de trombina - Parahemofilia
3 .3 .- Por presencia- de inhibi­ 3 .3 .- Colagenosis, linfomas, carci­
dores de la coagulación: noma.
3 .4 .- Por destrucción de fi­ 3 .4 .- Fibrinolisis.
brina
3 .5 .- Por consumo anormal 3 .5 .- Desfibrinización.
de los factores de la coa­ — Coagulación Intra vascular di­
gulación: seminada o coagulopatía de
contumo.
-780-
En los estados de intoxicación endó­ 2. - ANOMALIAS CUANTITATIVAS DE p |9
gena, tales como en la insuficiencia renal con QUETAS.- TROMBOCITOPENIA.'-- 1
retención nitrogenada, aparecen epistaxis, La trombocitopenia es la causa mi
sangrado de tubo digestivo alto, hemorra­ frecuente de enfermedad hemorrágica. I
gias subcutáneas, que son explicables por un lo determina observando en un frotis I
aumento de la fragilidad capilar debido al sangre periférica (tiene que haber de 3 a 1
efecto tóxico de las sustancias nitrogena­ plaquetas por campo de inmersión de aceitf
das. (10) También se describe trombocito- en condiciones normales). (7) Se considei
penia en uremias graves. como cifras normales de 20Ó.000 a 400.0(1
por mm^. La relación entre el grado |
La deficiencia crónica de vitamina C o trombocitopenia y la hemorragia, no siempl
escorbuto, produce hemorragias a nivel de es consecuente; así, ciertas trombocitopenil
piel, riñón y tubo digestivo. Se explica por graves, pueden tener pocas hemorragias j
una mayor permeabilidad capilar. (1) otras con una disminución moderada de
La denominada púrpura anafilactoi- plaquetas, pueden sufrir hemorragias graves;
de o púrpura de Henoch Scholein, es una Las causas por las cuales la producciói
vasculitis alérgica muy frecuente en ni­ de plaquetas baja es conocida en algunos ca
ños y en personas jóvenes, con anteceden­ sos y en otros totalmente desconocida. ¿
tes de infecciones por estreptococo o la in­ esta última se les ha denominado idiopáticas
gesta de ciertos alimentos o medicamentos, Como el signo general en todas ellas consti
que actúan como sensibilizante. tuye la púrpura, se les designa con el nom
La púrpura generalmente se hace pre­ bre genérico de Púrpuras trombocitopénicas
sente en miembros, abdomen y tórax, apare­ El Cuadro 123-3 resume en forma es
ce dolor abdominal tipo cólico, en ocasio­ quemática la etiopatogenia, los síntomas
nes aparece melena. signos y datos de laboratorio de la denontí
nada Púrpura Trombocitopénica Idiopátia
Casi siempre se acompaña de dolores en sus dos formas: Aguda y Crónica:
articulares especialmente de rodillas y tobi­
llos. En la mitad de los casos, cursan con Otra de las púrpuras trombocitopénica
hematuria, albuminaria. Tiene por lo gene­ de origen desconocido, constituye la deno
ral buen pronóstico. minada Púrpura Trombocitopénica Tromb6
tica (P.T.T.), que se caracteriza por ser uní
Finalmente dentro de las causas vas­
enfermedad aguda, que aparte de la púrpun
culares citaremos a un padecimiento con-
génito, la Telangiectasia Hemorrágica He­ presenta anemia hemolítica microangiopáti
reditaria o Enfermedad de Osler —Weber — ca, síntomas neurológicos pasajeros fluctuan
Rendú, que se caracteriza por la apari­ tes, enfermedad renal y fiebre. El pronósti
ción de nodulos vasculares dilatados que de­ co siempre en malo y un 80°/o de los pa
saparecen a la dígito—presión en cara, cuero
cientes mueren en un lapso de un mes. (8)
cabelludo, punta de dedos y también en mu- Las púrpuras trombocitopénicas sinto
QQIM como lengua, labios, nariz., conjuntivas, máticas de otros padecimientos o secunda
llfi. El líntoma más común es la epistaxis rias al uso de sustancias químicas o medica
IttMtVUUl. Su patogenia: adelgazamiento mentos, tienen mecanismos de producciói
á» li MNd d«l vaio oon apariencia esférica y bien claros. En la púrpura trombocitopénia
■ fiM Ü l4 « iM u rU m u .(8 ) sintomática de las leucemias, se observa qut
-781 -

^ CUADRO 123-3

i' PURPURA TROMBOCITOPENICA IDIOPATICA (P.T.I.)


DATOS: AGUDA: CRONICA:
Edad: - 2 - óafios — Adultos jóvenes
Sexo: - Igual — Predominio mujeres
Síntomas y signos: - Faringitis previa. — Petequias y equimosis
- Púrpura generalizada. — Sangrado genital.
— Gingivorragias — Hemorragias abundan­
— Melena tes después de peque­
— Hematuria ñas intervenciones (ex­
- Bazo no palpable. tracción dental, por ej.)
— Bazo no palpable.
Laboratorio: Plaquetas: <20.000 Plaquetas entre:
50.000 y 100.000
Médula ósea: Hiperplasia megacariocí- Hiperplasia megacariocí-
tica. tica.
Etiopatogenia: Trastornos producido por Idem.
un anticuerpo antiplaque­
tas.

isor una parte la formación de plaquetas está mico. (3).


perturbada, y que por otra, la proliferación En las infecciones, al mismo tiempo-
áéucémica desplaza y suplanta a los megaea- que hay disminución de las plaquetas, se re­
‘ñocitos. (2) gistran alteraciones en los capilares, cuyo
d En la sintomática de la pancitopenia o grado es variable.
Janemia aplástica, los megacariocitos disminu­ 3 .- ENFERMEDADES HEMORRAGICAS DE­
yen en número, llegando a veces a desapare­ BIDAS A ALTERACIONES DE LA COA­
jar o bien la dinámica ’de la trombocitopo- GULACION
yesis es la que se altera profundamente. Antes de estudiar este tipo de pade­
j Los agentes químicos o medicamento­ cimientos, nos parece muy útil que hagamos
sos capaces de producir trombocitopenia un recordatorio sobre los mecanismos fisio­
obran de dos manejas: lesionando directa- lógicos de la coagulación y los factores hasta
pente los megacariocitos o destruyendo las hoy conocidos que intervienen en estos me­
plaquetas en sarigre periférica, como consé* canismos. La Fig. 123-3 y el Cuadro 123-4
¡pencia de mecanismos inmunológicos (3) exponen en forma didáctica lo enunciado:
fe: quinina, quinidina, etc.). Este último
Inecanismo es el que se- opera en las trom- TRASTORNOS HEREDITARIOS DE LA
gjocitopenias asociadas con las colagenosis, COAGULACION. -
especial con el lupus eritematoso sisté- Se describen una serie de trastornos de
-782-

Substancias plaquetarias
___ I
FACTORES PLASMATICOS ^PROTROMBIÑ a ]^
VIH IX XI X II.

FACTO RES IV V X ►TROMBOPLASTINA

TRO^IBINA

Substancias tromboplas [ f i b r in o g e ñ o

tínicas tisulares.
IFACTO R X ÍT Íl—» FIBRINAT SOLUBLE
l
__________________ FIBRINA INSOLUBL-í
Fig. 1 2 3 .3 .— E squem a abreviado de la coagulación. L as sustancias p resen tes norm alm ente-
en el plasm a se e n c u e n tra n encerradas e n cu ad rilátero s. L os pasos mayores
se re p re se n ta n c o n a e c h a s gruesas. L a fo rm a c ió n d e tro m b o p lastin a en la;
q u e in terv ie n en sustancias plaq u etarias. (cu ad rilátero su p erio r) se considera
¡ntrínsica y aquella q u e d ep e n d e d e sustancias tisulares (cu ad rilátero inferior)
se llam a extrfnsica. i

CUADRO No. 123-4

NOMENCLATURA, ORIGEN Y NATURALEZA DE LOS FACTORES QUE


INTERVIENEN EN LA COAGULACION (6)
FACTOR: SINONIMO: NATURALEZA Y ORIGEN:

I Fibrinógeno - Proteína soluble, cir­


culante en el plasma,
elaborada en el híga­
do.
II Protrombina - Glucoproteína plas­
mática, cuyo metabo­
lismo en el hígado exi­
ge la presencia de Vi­
tamina K.
III Tromboplastina - Fosfolípidos y lipo—
proteínas provenien­
tes de los tejidos.
IV Calcio - Ion presente en el
plasma.
V Proacelerina. - Betaglobulina plas­
Factor lábil. mática, probablemen­
Globulina aceleradora. te formada en el hí­
gado y en el sistema
reticuloendotelial.
continúa...
- 783 -

VI Acelerína. — Factor inexistente,


que se suponía co­
rrespondía a una for­
ma activada del fac­
tor V.
VII Proconvertina.
Factor estable. - Betaglobulina plas­
mática, de origen he­
pático.
VIII Globulina - Fracción globulíni-
antihemofílica. ca del plasma, proba­
Tromboplastinógeno. blemente - producida
por el reticuloendote-
lio.
IX Componente — Betalipoproteína sin­
% Plasmático tetizada en el hígado.
Tromboplastínico.
Factor Christmas.
X Factor de Stuart- — Fracción globulínica
Prower del plasma formada en
el hígado.
XI Antecedente - Fracción globulínica
plasmático del plasma formada ai
Tromboplastínico. el hígado.
(A.P.T.)
XII Factor Hageman. - Fracción globulíni­
Factor de “vidrio” ca del plasma forma­
da en el hígado.
XIII Factor estabilizador de — No es sintetizado ai el
; la fibrina. Fibrinasa.- hígado.
Factor de Laki—Lorand.

la coagulación que tienen su aparición en así como datos de laboratorio de la Hemo­


.familias en las que se han podido compro­ filia Clásica o Hemofilia A:
bar deficiencias de ciertos factores de la coa­ CONSIDERACIONES AL CUADRO 123-5
gulación o éstos funcionalmente son defec­ El padecimiento mejor conocido de
tuosos. La transmisión es siempre genética. aquellos trastornos de la coagulación de
EMOFILIACLASICA.- El Cuadro 123-5 re­ carácter familiar, es sin duda, la Hemofilia
P

me la etiopatogenia, síntomas y signos, Clásica.
-784-

CUADRO 123-5

HEMOFILIA CLASICA:
ETIOPATOGENIA: SINTOMAS-SIGNOS: LABORATORIOS:
Deficiencia funcional del Hemorragias: - Anemia variable
Factor VIII o Globulina — Subcutáneas (hemato­ - Tiempo de coagula­
Antihemofílica. mas) ción prolongado.
i — Intraarticulares — Tiempo parcial de
Trastorno estrictamen- - (Hemartrosis). tromboplastina pro­
te hereditario, atribuible — Epistaxis longado. i
a un gen recesivo unido — Hematürias — Deficiencia del Fac­
— Retroperitoneal
al cromosoma X tor VIII en el plasma.
— Tubo digestivo.

Se conceptúa como el resultante de especialmente'de rodillas; también se citan


una deficiencia funcional del factor añtihe- hemorragias de mucosas y hematürias; oca­
mofílico (Factor VIII), (8) pues el plasma sionalmente hemorragias intracraneanas y del
no es que carece de este factor, sino que tubo digestivo.'
contiene una varíente no funcional de este
El diagnóstico específico se llega solo
factor de la coagulación. La anomalía es
con pruebas de laboratorio, estudiándola
atribuible a un gen recesivo unido a X. Esto
coagulación de la sangre, aunque los ante­
significa que los genes patológicos se en­
cedentes familiares orientan enseguida. las
cuentran en los cromosomas X, de donde se pruebas que descubren las anomalías en la
deriva el hecho de que la mujer transmite la
vía intrínsica de la coagulación dan resulta­
enfermedad sin padecerla, y el hombre que
dos anormales, aunque la confirmación se
la sufre, es capaz de heredar a sus hijas, que
obtendrá con pruebas adecuadas para de­
se convierten en portadoras, pudiendo con­
mostrar la deficiencia del factor antihe*
tinuar indefinidamente el ciclo. (5)
mofílico.
Es un padecimiento que se observa so­
Otro trastorno hereditario, constituye
bre todo en sujetos de raza blanca, especial­
la denominada Enfermedad de Von Wilfe-
mente en ciertos pueblos como el israeli­ brand (4) o Hemofilia Vascular, con sín­
ta. (5) En nuestro medio, que aunque lo
tomas y signos muy semejantes, pero con
hemos venido repitiendo no existen estadís­
una diferencia fundamental desde el punto
ticas, sin embargo se considera que el padeci­
de vista de laboratorio, ya que se encuentra
miento no es muy frecuente.
un tiempo de sangría prolongado.
El síntoma capital, de la hemofilia clá­
Existe asimismo deficiencia del factof
sica, es hemorragias, que tienen ciertas carac­
VIII y se transmite por un gen mutante
terísticas: 1) Generalmente no son espon­
autosómico dominante, siendo más frecuen­
táneas, sino precipitadas por traumatismos
te en la mujer. Á
leves; 2) Su duración es prolongada (hasta
varios días); 3) Las hemorragias más fre­ Otro padecimiento un poco más raro
cuentes son: hematomas subcutáneas, in­ constituye la Enfermedad de Christmas-
tramusculares e intraarticulares (hemartrosis) debido a deficiencia funcional del Factoí
-785 -

CUADRO 123-6
4_ . ...... _. _ . .
VALORES HEMATOLOGICOS NORMALES (ADULTOS)
CITOLOGIA HEMATICA:
Hemoglobina 13 —16 gr. por 100 cc de sangre.
Hematocrito 40°/o - 50°/o.
; Eritrocitos 5 —5.8 millones por mm-*.
Reticulocitos 0.1 - 1.5°/o.
V.G.M. 84 —103 mieras cúbicas.
C.M.Hb.G. > 30°/o.
Sedimentación globular 0 - 1 5 mm en la primera hora.
Leucocitos 5.000 a 10.000 mnP.
Neutrófilos 50°/o - 70°/o.
Metamielodtos 0°/o - 2 % .
No segmentados 2°/o — 7°/o.
Segmentados 45°/o - 65°/o.
o*

o"
Eosinófilos

0
1

Basófilos 0°/o — l°/o.


Linfocitos 18°/o —45°/o.
Monocitos 3°/o - 10°/o.
PRUEBAS QUE INVESTIGAN TENDENCIA HEMORRAGICA:
Tiempo de sangrado (Duke): 1 a 3 minutos.
Tiempo de coagulación (Lee White): 5 a 8 minutos.
Tiempo de protrombina (Quick): 11 al 5 segundos(70°/o-l00% )
Tiempo parcial de tromboplastina (TTP): 35 a 55 segundos.
Contaje de plaquetas: 200.000 a 400.000 por mm^.
HIERRO PLASMATICO:
Hierro sérico: 75 a 175 microgramos por 100 cc.
Capacidad de fijación del hierro: 250 a 410 microgramos por 100 cc.

Christmas o Factor IX o Componente Plas­ tervenciones. Las pruebas de laboratorio


mático de Tromboplastina. Es un trastorno muestran un defecto en las primeras etapas
típicamente de varones y no se distingue en de la vida incrínsica de la coagulación.
nada de la Hemofilia Clásica. Algunos auto­ Se describen también deficiencias here­
res lo denominan Hemofilia B. ditarias de otros factores tales como: Fac­
Otro trastorno hemorrágico familiar tor XII o Hageman; del Factor V o Proacele-
raro es la Deficiencia de Antecedente Plas­ rina, transtorno que se lo ha denominado
mático Tromboplastínico (4) (A.P;T.) o fac­ Parahemofilia; deficiencia del Factor VII; de­
tor XI, que suelen aparecer con hemorragias ficiencia del Factor X o Stuart; deficiencia
peños intensas que la hemofilia y casi siem­ de Protrombina o Factor II y deficiencia de
pre después de traumatismos o pequeñas in­ Fibrinógeno o Factor I.— Todos estos tras-
- 786 -
tornos sólo los mencionamos por cuanto son disorders”. Oxford. Black WeU Scientlfl||
Publications. 1966.— !^
raros en nuestro medio, la sintomatología es
HOUGIE C.; GLOVER H.M. “The hemLJ
igual a la Hemofilia Clásica y su estudio en 5'— philioü su tes”. Archives of Intemal Me<u¿.;
detalle corresponde a la Clínica Hematotó- ne. VoL 103, p. 239,1959.— J
gica.— 6,— i5
HJORT P.F.; HARKER L.A.! DAVIE E.W.;5
FICH C.A, “Hemostasis Manual”. ■
sity of Washington 1968.— I ?
BIBLIOGRAFIA MARCUS R.L. “Platelet functlon”. NeW
England Jorunal Medicine. VoL 280
1.— ASTER R.H. ‘‘Thrombocy topenia due to p. 1213-1278. 1969.— „
enhaced platelet desouction”. In Williams g_ NACHMAN R.L. Transtomos hemonígic<¿: !
W. Bentler E., Erlev H. and Ruadles R. trastornos de la hemostasia primaria. En
Hematology, New York, McGraw-Hill-Book Tratado de Medicina Interna de CeciHoeb, '
Company. 1972; Chap. 139, p. 1131.— Beeson-McDermott, 14 edición. Tomo Q,.
2.— BAEZ VILLASEROR J. Clínica Hematoló­ Parte XVI, Sección 14, p. 1844-1854, Edt ; '
gica. Las enfermedades hemorrágicas fre­ tonal Interamericana, México 1978. :
cuentes. Cap. XVII, p. 319. Editorial Men- 9.— PERLMAN L.¡ FOX T.A. “Hemorrhagic
dez Oteo, México 1978.— diatheses”. An analysis of 355 autopsy
3.— BALDINI M. “Idiopatic thrombocytope- reports”. Archives of Intemal Medicine,
nlc purpura”. New England Journal of Me­ VoL 68, p. 112, 1941.—
dicine. Vol. 274, p. 1245,1966.— 10. STAFANNI M.¡ DAMESHEK W. “The he­
4.— BIGGS R.; MACFARLANE R. G. “T ra t- morrhagic disorders”. Gruñe and Strattos.
ment of hemophilia and others coagulation New York and London. 1955.—
SEXTA PARTE

EXAMEN DEL
SISTEMA NERVIOSO

Dr. Cantos Guarderas R.


-787-

JLO 124 gicas frecuentes, de las cuales, una buena


parte constituyen verdaderas emergencias
médicas.
'g e n e r a l id a d e s Por todo lo que antecede, salta a la vis­
ta que el estudiante, desdé ya, debe familia­
¡jA O E S rizarse con las técnicas de un examen neuro-
lógico completo, aunque la razón de ser de
^ACTITUD los cambios patológicos que encuentre los
tenga que conocer un poco más tarde, cuan­
MARCHA do estudie la Fisiopatología, la Semiología y
§>*• la Clínica neurológicas.
'■ Aunque la atención médica a un pa-
Con el objeto de que sea para el estu­
&te del sistema nervioso requiere en mu­
diante muy comprensible y de fácil asimila­
los casos de conocimientos y entrenamien-
ción la descripción que vamos a hacer, liga­
¡s avanzados, sin embargo, en la gran mayo-
remos estrechamente la anatomo-fisiología
jj.de pasos, especialmente los agudos, el
indispensable con la semiotecnia correspon­
üfesional que primero atiende al enfermo
diente; de esta manera podrá inclusive ex­
¡'el médico general; quien, luego de un exa­
traer sus propias conclusiones sobre la pato­
sen cuidadoso, debe realizar algunas accio-
logía y comprobar por si mismo que el exa­
>s que pueden significar el éxito con la
men del sistema nervioso es bastante menos
'uperación del enfermo, o el fracaso con
Í fallecimiento o la instalación de una le-
r¡ definitiva que puede incapacitarlo para
complicado de lo que podría parecemos a
primera vista.
Igual que para todos los sistemas, el
* « P rP-
examen médico del sistema nervioso debe
Las acciones que se ve obligado a reali- contemplar los siguientes tiempos: anamne­
-el médico general pueden sintetizarse en sis; examen físico y exámenes complementa­
siguientes: 1 .- Establecimiento de un rios. Sin embargo, aunque ésto es así, debi­
¡gjagnóstico preliminar; 2 .- Aplicación de do a que en cada una de sus funciones se
pdidas terapéuticas de urgencia, tendien- pueden producir trastornos subjetivos (Sín­
!a mantener con vida al paciente, a evitar tomas) y objetivos (Signos), nosotros seguire­
f la afección progrese, y a evitar eventua- mos dicho orden clásico, pero en relación a
complicaciones en otros sistemas que pu­ cada una de ellas, no sin antes dejar sentado
É nan comprometerse como consecuencia que la técnica de la anamnesis de los numero­
déla afección neurológica inicial; y 3 .- Bús- sos síntomas a los que da origen el sistema
«yieda oportuna del servicio de la especiali­ nervioso, responde a ia misma aplicada a
dad correspondiente para que el enfermo cualquier síntoma del cuadro No. 3-1. Por
Reciba la atención definitiva. lo demás, en el cuadro No. 4-5 de la revi­
Como puede verse, no es fácil la tarea sión de sistemas ya hemos aprendido el qué
|el'médiCo general en este campo, y su in­ y el cómo preguntar de algunos síntomas.
vención se inicia con el establecimiento de En consecuencia, vamos a pasar direc­
r diagnóstico preliminar que no por ello de- tamente el examen general del enfenno neu-
|ser muy superficial, sino al contrario, lo roiógico que, aunque algo ha sido adelanta­
) exacto posible en las afecciones neuroló- do en la primera parte de este libro a propó­
Fig. 135-4, 6, 6; Lám. X IX .
- 788 -
sito del examen general del paciente, ahora
vamos a completar y precisar algunos deta­
lles más.
FACIES: En algunas afecciones son tan tí­
picas que su sola observación ya permite
una buena sospecha diagnóstica. A continua­
ción vamos a describir algunas frecuentes y
de mayor caracterización.

En la parálisis facial periférica, Fig.


Í24-1, la facies pierde su simetría por des­
viación de los rasgos hacia el lado sano, en el Fig. 124-1 Parálisis facial periférica
cual algunos pueden volverse más evidentes,
mientras que en el enfermo se hacen poco
perceptibles o desaparecen; así: en el lado En la hemorragia cerebral, el enfermó
enfermo las arrugas de la frente no son visi­ inconsciente suele estar con la cabeza y ojos
bles; la ceja no puede elevarse; el párpado desviados hacia el lado de la lesión (6) y los
superior no cierra bien el ojo dejando ver una rasgos faciales están más acentuados en él
banda de esclerótica (Signo de Bell); el pár­ mismo lado, mientras que en la mejilla del
pado inferior, debido a la parálisis del orbicu­ lado opuesto están borrados, dejándose dis­
lar, se encuentra caído, con lo cual se rompe tender en cada espiración, dando el signo del
la disposición de los orificios lagrimales, lo fumador en pipa; la boca también está des-
cual, a su vez impide que las lágrimas des­ viada hacia el lado sano. Todo ésto debido
ciendan al saco lagrimal, acumulándose en el a la parálisis de los músculos de la mejilla
ángulo interno del ojo y derramándose luego por una lesión en la vía piramidal.
hacia la mejilla; la comisura labial se desvía
hacia el lado sano; si se le pide al paciente En ia enfermedad de Parkinson, Fig,
que sople, lo hace desviando los labios hacia 124-5, la facies es inexpresiva, amímica, con
disminución del parpadeo, los labios entre-
el lado sano, y si se le pide que abra la boca,
enseña un óvalo abierto hacia el lado sano.
Tampoco puede contraer el cutáneo del cue­
llo del lado enfermo.

En la corea menor, mientras no hay


los movimientos bruscos puede no notarse
ningún cambio patológico; pero si apare­
cen, entonces pueden verse muecas de to­
do orden con contracciones musculares que
afectan indistintamente a cualquier lado
de la cara; en cambio, en la corea mayor o de
Huntington, las contracciones pueden afectar
a un solo lado y acompañarse de movimien­
tos de succión, semejantes a los de la corea Fig. 124-6 Facies en la enfermedad de
senil (10) Parkinson SI
-789-
Ibiertos dejan escapar la saliva por una de las
comisuras, y la cara en conjunto tiene el as­
pecto como si se le hubiera cubierto de po­
mada.
En el tétanos, se produce la coutractu­
ta de los músculos de la cara, que le dan en
conjunto el doble aspecto de dolor y de risa
sardónica.
En los tumores cerebrales, sobre todo
si se acompaña de síndrome de hipertensión
endocraneal, puede verse que los vasos su­ Fig. 124-9 Hidrocefalia
perficiales son dilatados, el aspecto de la ca­
ja es indiferente, apático dando la impresión
de entorpecimiento intelectual. Cuando
más que un tumor se trata de un abs­
ceso, la facies es profundamente dolorosa
y de enojo con todo lo que le rodea.

En la Hidrocefalia congéníta, Fig.


!Í24-9, llama la atención la pequefiez de la
ora en relación de la cabeza agrandada, con
tos vasos muy visibles, los ojos empujados
hacia abajo de modo que el polo inferior
de la córnea queda parcialmente cubierto
¡por el párpado correspondiente.
; Otras facies serán descritas más opor­
tunamente.
ACTITUD.— Como sabemos, es la postura
^espontánea1, que adquiere el cuerpo, la cual
;se modifica frente a determinadas afecciones,
en este caso d.el sistema nervioso; así:
¿ En las meningitis, el paciente acostado
;en decúbito lateral adquiere una posición pa­
decida al gatillo de fusil, Fig. 124-10, es de­
cir, la cabeza hiperextendida, los muslos
flexionados sobre la pelvis y las piernas so-
'bre los muslos.
j> En el tétanos, la enérgica contracción
de ios músculos paravertebrales hace que el
•tronco adquiera una curvatura tal, que el
paciente puede quedar apoyado sólo en la Fig. 124-10 Posición en gatillo de fusil
fifaca y en lo$ talones, Fig. 124-11, posición Enfermo de meningitis
Fig. 124-11 O pistótonos
Fig. 124-12 Emprostótonos
que se llama de opistótonos. Se han descrito
otras actitudes como el emprostótonos, Fig.
124-12, en la cual hay una intensa flexión
de la cabeza hacia abajo, con las piernas in­
tensamente flexionadas a nivel de las caderas
y rodillas, de manera que los muslos se pegan
al pecho y los talones a las nalgas. El
pleurostótonos, Fig. 124-13, es la actitud
Fig. 124-13 Pleurotótonos
que se caracteriza porque el cuerpo se incur-
va en sentido lateral.
En la corea, a más de los movimientos pierna con la rodilla ligeramente flexión
desordenados de la cara que antes hemos y el pie rotado con la punta hacia denj
indicado, puede verse violentos movimientos le dan al hemipléjico un aspecto incon
desordenados, involuntarios,de la cabeza, los ble, Fig. 124-16.
brazos y las piernas, especialmente de los En la enfermedad de Parkinson, FJ
dedos de ambos. 124-17, a más de la facies descrita, pu
En las hemiplejías por lesión a nivel de verse en la actitud de pie, que et enfermo!
la cápsula interna, durante la fase de flacidez clina la cabeza y el tronco ligeramente hac
puede ser difícil, sólo por la inspección, re­ adelante, flexiona los brazos, y las mane
conocer el lado paralizado; sin embargo, en dedos se agitan por un temblor que pu
un buen número de casos, el lado afectado simular los movimientos que se realizan*?
se muestra como hundido en la cama, con el envolver un cigarrillo. *
miembro inferior rotado hacia afuera, y co­ En la tabes, el enfermo de pie, Fig.
mo que los músculos están atónicos; le dan 124-18, abre las piernas para aumentar 3a
al conjunto de la pierna, pero especialmente
base de sustentación y ñja la mirada en eí
al muslo, el aspecto de ser más ancho que el
piso; puede añadirse un genu recurvatm
sano.
bilateral.
Cuando aparece la espasticidad, enton­
En la paraplejía espástica, Fig. 124-||,
ces los dos miembros toman una posición de­
el enfermo pega las rodillas entre sí y da g
finida, tanto en decúbito como en la posi­
ción de pie, que se caracteriza porque el bra­ impresión de que no podrá despegar los pi||
zo se pega al cuerpo, el antebrazo se flexiona del suelo.
un poco, y la mano con los dedos flexiona- En las afecciones de las raíces®
dos, guarda al pulgar entre los demás; la ciático, especialmente por hernia discal, agjl
-791 -

pig. 124-16 Hem iplejía espástica.

Fig. 124-17 Enferm edad de Parkinson.


Paciente en actitud de pie

fie también en las lumbalgias musculares, co le es muy penoso y prefiere el decúbito a


puede verse una actitud muy típica, Fig. la posición sentada.
|24-20, caracterizada por una inclinación del Algunas ocasiones las actitudes pato­
fronco hacia adelante y hacia el lado sano, lógicas no involucran a todo el cuerpo sino
lauchas veces apoya su mano sobre el lado a partes de él, especialmente a la cabeza, a las
pafermo, sobre todo al caminar; al realizar manos o pies, sin embargo de lo cual, por ser
Movimientos de flexión y extensión del tron­ muy típicos facilitan el diagnóstico; así:
-792 -

Flg. 124-20 A ctitud del enfermo con lum-


baclatalgla

La actitud vestibular, Fig. 124-21, por


Fig. 124-21 A ctitud vestibular
lesión unilateral del laberinto o del nervio
auditivo etc., puede verse como la cabeza
gira y se inclina de tal manera que el occi­
pucio parecería querer tocar el hombro,
mientras la cara se dirige al lado opuesto;
por su parte el hombro en cuestión se eleva
como queriendo encontrarse con el occi­
pucio, mientras que el hombro del lado
opuesto se nota un tanto caído por paresia
del trapecio. Fig. 124-22 Mano caída. Parálisis del radial.

En las intoxicaciones satunu nicas que


producen polineuritis de los miembros supe­
riores, (2,5) puede verse la parálisis de los
músculos extensores de las manos, dando las
manos caídas^ Fig. 124-22.
La mano de simio, Fig. 124-23, que
puede verse en la parálisis del mediano, (1) se
aprecia la atrofia de la eminencia tenar que
queda al mismo nivel que lo hipotenar.
La mano en garra, Fig. 124-24, se debe Fig. 124-23 Mano de simio por parálisis del
a la parálisis del nervio cubital, por debajo mediano
del ramo del flexor profundo, con lo cual
los músculos lumbricales e interóseos per­ da y tercera queden flexionadas; lo cual es
manecen flácidos y los dedos quedan sujetos evidente sobre todo en los dedos anular y
a la acción de los flexores largos y extenso­ meñique. Se observa además una hiperex-
res. Este hecho determina que, mientras la tensión de la articulación metacarpo falángi-
primera falange quede en extensión, la según- ca del pulgar (Signo de JEANNE).
Fig. 124-4 Mano en garra por parálisis del
cubitaL Enferm o leproso.
Cortesía del Prof. Dr. Holguer Garzón. Fig. 124-25 Parálisis del ciático poplíteo ex­
terno
La lesión del ciático poplíteo externo,
Fig. 124-25, origina el pie equino varos;
mientras que la neuritis del mismo lado, pro­
duce el pie equino con los dedos en flexión.
MARCHA.— Es la forma de caminar que
tiene una persona. Requiere de la integridad
de las estructuras neuromusculares, esquelé­
ticas y articulares para que tenga una apa­
riencia normal y su rendimiento sea eficaz.
Consiste en el desplazamiento del cuer­
po merced a que las piernas avanzan reali­
zando movimientos alternados de flexión
y extensión, acompañados de movimientos Fig. 124-26 Marcha normal
automáticos asociados de los miembros supe­
movimientos de la marcha garantizan que
riores, ejecutados de tal manera que a la pier­
el cuerpo se desplace gastando poca energía.
na que va adelante, le acompaña en la misma
Además al dar el paso, la pelvis se inclina a
dirección el brazo del lado opuesto. Fig.
favor del miembro que va adelante y ejercita
124-26.
una ligera rotación al rededor de su eje ver­
Al caminar, el peso del cuerpo es so­ tical, también a favor de la pierna que va
portado por el miembro que va adelante y adelante, todo esto con el objeto de com­
se hace más evidente en el momento en que pensar el desplazamiento que el centro de
se asienta el talón; luego soporta el peso gravedad del cuerpo sufre al caminar. En
todo el pie y además una fuerza de empuje, efecto, como sabemos, el centro de gravedad
y finalmente cuando sólo los dedos se asien­ del cuerpo se encuentra a la altura de la se­
tan en el piso, la pierna ya no soporta tanto gunda vértebra sacra, desplazándose unos
el peso del cuerpo, cuanto las fuerzas de cinco centímetros hacia abajo y a la derecha
aceleración, balanceo y desaceleración. Por o hacia abajo y a la izquierda, según sea el
tanto la energía consumida al caminar se miembro que va adelante. Si el centro de
gasta más el momento de asentar el talón y gravedad tiene que desplazarse más, el con­
progresivamente menos cuando se asienta sumo de energía es mayor y favorece la fati­
todo el pie y los dedos. En todo caso los ga muscular.
—794 —
Desde el punto de vista neurológico, típico en muchos casos. Por esta razón es
para que la marcha sea normal, se requiere que, en lugar de hacer un análisis numeral
de la integridad de todas las estructuras que por numeral del cuadro, vamos a describir
intervienen en ella, es decir, el aparato de la globalmente algunas marchas características
motilidad voluntaria o piramidal, las vías ex- de algunas lesiones frecuentes.
trapiramidales que controlan el tono muscu­ 1.- En la enfermedad de Parkinson, la
lar, el laberinto y cerebelo para el control marcha se realiza a pequeños pasos, que pue­
del equilibrio, y la vista que se encarga de den ir haciéndose progresivamente más rá­
enviar información de la posición que ocupan pidos, hasta el punto que si se le ordena al
la cabeza y cuerpo, a los dos anteriores pa­ enfermo que se detenga, no puede hacerlo
ra que éstos efectúen las correcciones nece­ inmediatamente y sigue adelante unos cuan­
sarias para el mantenimiento de la posición tos pasos más. Se acompaña de. la pérdida
y la marcha; además, es indispensable la de los movimientos pendulares de los brazos
integridad de las vías de la sensibilidad pro­ que se mantienen flexionados según hemos
funda que conducen los estímulos propio­ descrito en la-actitud. Se debe a una lesión
ceptivos de las articulaciones,, ligamentos y del núcleo lenticular especialmente del Locus
músculos hacia los centros reguladores de Niger. (8,4).
la marcha para garantizar su rendimiento,
2.— En la corea menor y en la mayor,el en­
eficaz; y por fin, para que los .movimientos
fermo camina con el tronco oscilando de un
automáticos asociados se realicen, hace fal­
lado a otro como si fuera a caer. A ésto se
ta la .integridad del cuerpo estriado que en­
añaden los movimientos violentos y desorde­
vía sus estímulos por la vía extrapiramidal.
nados de la cara y miembros, dando al con­
Como puede verse, el mecanismo es junto el aspecto de la marcha de payaso. La
complejo; y como puede deducirse, una le­ corea menor se debe fundamentalmente a la
sión en cualquiera de las estructuras men­ lesión del putamen, pero también de la cor­
cionadas es capaz de alterar significativa­ teza, cerebelo y tallo (11) por causas infla­
mente la marcha, produciendo a veces cam­ matorias; mientras que en la corea mayor,
bios tan característicos que hacen de su iden­ la lesión del Neo-estriatun y la corteza es de
tificación un, hecho sencillo. . tipo degenerativo (11), en la que puede en­
Por otra parte téngase presente que contrarse además déficit del ácido gamma
las estructuras antes mencionadas y sus al­ aminobutírico en el cerebro. (9)
teraciones específicas serán estudiadas más 3.— En el cerebeloso, el enfermo marcha
adelante. como un ebrio, con grandes oscilaciones
QUE Y COMO EXAMINAR.- El Cuadro No. del tronco, con vacilación y con tendencia
124-1, nos indica una lista de los elementos a la caída hacia adelante, atrás o a un costa­
que deben tomarse en cuenta al momento do. “Para el cerebeloso, la línea recta dejó
del examen. de ser la más corta” .
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. 4 .- Marcha tabética (3,7): La lesión asien­
124-1. Aunque para el examen de la mar­ ta en los cordones posteriores de la médula,
cha es útil realizar una inspección detallada lo cual interrumpe la llegada a los centros
y segmentaria como nos indica el cuadro, coordinadores de las sensaciones propiocep-
sin embargo, lo que cuenta para el diag­ tivas nacidas en los músculos, huesos y ar­
nóstico es el conjunto, que suele ser muy ticulaciones; por esta razón es que sus pier-
-795-

CUADRO No. 124-1

EXAMEN DE LA MARCHA
Qué examinar Cómo examinar *
1.— Ritmo 1.— Ordenándole que camine
1.1: Normal y esbelto
1.2: Lento y torpe
2.— Dirección 2.— Ordenándole que camine hada
un punto fijo
2.1: Rectilínea y firme
2.2: Titubeante
3.— Mirada 3.— Simple inspección
3.1: Adelante
3.2: A media altura
3.3: AI piso
4.— Base de sustentación 4 — Simple inspección
4.1: Más amplia
4.2: Más estrecha
5.— Piernas 5.— Observando al enfenno tanto de
frente como de perfil
5.1.: Magnitud de los movimien­
tos articulares
5.2: Asienta primero la punta
o el talón
6 .— Brazos 6 .— Observando al enfermo tanto de
frente como de perfil
6.1: Movimientos normales de
péndulo
6.2: Permanecen pegados o se­
parados del cuerpo
6.3: Tienen movimientos inten­
cionados o sin finalidad al­
guna
7.— Marcha con ojos cerrados 7.— Ordenándole que camine con los
ojos cerrados. Es aconsejable que
una persona acompañe al enfenno,
pero sin tocarle
8.— Detención brusca 8. - Ordenándole que se detenga
9.— Giro y media vuelta,primero 9 .- Ordenándole que de media vuelta
al un lado y luego al otro

* En términos generales es aconsejable que et enfenno esté desnudo o con la menor


cantidad de ropa, descalzo y que sea examinado en una habitación amplia y de
temperatura abrigada.
-796 - 1
ñas realizan movimientos incoordinados y
desproporcionados, pues la base de susten­
tación es amplia y las piernas son impulsa­
das hacia adelante con una fuerza exage­
rada, cayendo luego violentamente con el
talón¿ pero además el enfermo no despega
la vista del suelo y si cierra los ojos, su fal­
ta de estabilidad y coordinación aumentan
pudiendo caer. Por eso se afirma que la
vista es el bastón del tabético.
5 .- En la paraplejía espástica, el enfermo
camina a pequeños pasos, rozando el piso
pues no puede levantar las piernas, ya que las
mantiene juntas de la rodilla para arriba.
Se debe a la lesión bilateral de la vía pira­
midal a nivel de la médula por compresio­
nes, traumatismos, sífilis,, esclerosis en pla­
cas, etc. Fig. 124-27 Marcha del hemipléjico

6 — En la Hemiplejía capsular, el paciente


camina con el miembro inferior enfermo
describiendo una curva semejante a una BIBLIOGRAFIA
hoz, arrastrando la punta, y parte exterior
de la planta del pie, mientras mantiene el
brazo del mismo lado en la actitud que an­ 1 .— Beringer, U.: Das .Carpaltunnel — Syndrom.
Analyse von 231 Fallen m it Hinweisen auí
tes hemos descrito. Generalmente se apoya die operativen Behandlungsergebnisee,
con el brazo sano en un bastón, pero puede Schweiz. m ed. Wschr. 102: 52 — 58, 1972.
no hacerlo. Se debe a la lesión de la vía 2.— Cumings, J. N.: Heavy m etáis and the
piramidal a nivel de la cápsula interna. brain. Blackwell Oxford 1959.
Fig. 124-27. 3.— Dodge, F. R.: Infecciones sifilíticas del
sistema Nervioso Central. E n Cecil-Loeb.:
7 .- En la parálisis del ciático poplíteo Tratado de Medicina Interna. Interamen­
externo, el enfermó no puede realizar la cana, México, 14a. Ed. cap. 386, pp. 803
flexión dorsal dei pie al momento de dar el 1977.
paso, debido a la parálisis de los músculos 4.— Greenfield, J.G., u. M itarb.: Neuropathology.
Arnold, London, 2 nd ed. 1963.
de la pantorilla, de los peróneos y exten­
sores del pie, razón por la cual la punta del 5.— Guiñee, V.F.: Lead Poisoning. Am. J. Med.,
52: 2 8 3 ,1 9 7 2
pie se encuentra caída y si no quiere cami­
6 .— Harvey, A., Jo ta e s , R .J., Owens, A.H., Jr„
nar rozando la punta, entonces tiene que Ross, R.S.: T ratado en Medicina Interna.
levantar ampliamente la pierna, flexionando Interamericana, México. 19a. ed., cap. 132,
la cadera y la rodilla muy por encima de pp. 1354,1978.
los niveles normales. Al caer nuevamente 7.— Hooshmand. H., Escobar, M.R., and Kopí,
S.W.: Neurisyphüis. A study o f 241 patienti
el pie, lo hace sobre la punta y el borde J.A.M.A., 219: 726. 1972.
externo. Una marcha semejante puede ver­ 8 .— Markham. C.H., Brown. W.J., and Raed.
se también en las lesiones de las raíces o R.W.: Stereotaxic lesions in Farkinson’s
de los cordones anteriores de la médula. disease Arch. NeuroL, 15: 480. 1966.
-797-
j_ Perry, T.L., Hansen. S„ and Kloster, M.: Cuando se lesiona la estructura de
H untington’S Chorea: D eüciency o í Gamma
aminobutyric acid in brain. N, Engl. J
los movimientos voluntarios, llamada sis­
Med., 288: 33T, 1973. tema motriz voluntario o piramidal, aparte
_Weiner, W. J„ and Klawans, H. L., Jr.: naturalmente de suprimir los actos volun­
Lingual — Facial buccal movernents in the tarios del sector comprometido, permite la
eiderty. H. Pathogenasis and relationship to liberación de movimientos anormales, la
senile chorea. J. Am. Geriat. Soc., 21: 318.
1815. exaltación de reflejos y otros efectos que
Yahr, M.D.: Coreas. E n Cecil-I.oeb.: Tra­
los estudiaremos oportunamente.
tado de Medicina Interna. Interam ericana
México, 14a. ed., cap. 368, pp. 755. 1977. Los movimientos involuntarios repre­
sentados por los actos reflejos, los movi­
mientos automáticos y asociados, todos tan
importantes en la vida corriente, requieren
de otras estructuras neurológicas llamadas
arco réflejo y- Sistema extrapiramidal res­
MOTILIDAD pectivamente.
Estos tipos de movimiento, voluntarios
GENERALIDADES
e involuntarios, sin embargo, necesitan para
su realización de la misma estructura efecto-
Los movimientos ra, constituida por los nervios motores peri­
que realiza el cuerpo humano son el pro­
féricos y los segmentos músculo-esqueléticos
ducto de la acción conjunta y armónica de correspondientes. Nótese en consecuencia,
diversas estructuras del sistema nervioso que la lesión del nervio periférico suprime
central y periférico y, desde luego, de la todo tipo de movimiento del segmento eje­
integridad de los sistemas muscular y óseo.
cutor correspondiente.
Supuesta la integridad de estos últimos, el
sistema nervioso central (SNC), es capaz Debe tomarse además en cuenta que
de generar una serie de ^movimientos vo­ el funcionamiento muscular al responder a
luntarios e involuntarios que debidamente la incitación voluntaria o involuntaria lo
coordinados entre sí permiten la realiza­ hace de manera tal que si un grupo de
ción de los movimientos normales. músculos se contraen otros tienen que re­
lajarse al mismo tiempo, es decir, tienen
Centramos por el momento nuestra
que coordinarse. Esta acción requiere de
atención en las ideas de movimientos vo­
otra estructura neurológica “conectada” a
luntarios, involuntarios y elementos coor­
las anteriores y constituida por el cerebe­
dinadores.
lo y el sistema propioceptivo.
Los movimientos voluntarios necesi­
tan para su realización de la representación Por último, téngase en -cuenta que
mental previa del acto en conjunto, son los músculos permanecen normalmente en
por tanto intermitentes, pues se realizan un estado de semicontracción, llamado tono
sólo cuando voluntariamente se desea ha­ muscular, que está encargado fundamental­
cerlos, pero la función motriz voluntaria en mente de la motilidad estática, es decir,
conjunto ejerce en cambio un dominio per­ de aquella que fija en una actitud deter­
manente sobre los movimientos, reflejos; minada a los músculos que han sido movi­
automáticos y estáticos. lizados. Esta función es refleja y requiere
- 798 -
de una estructura neurológica compuesta AREA CORTICAL MOTORA
por el sistema propioceptivo, la vía extra-
piramidal y el cerebelo.
En resumen téngase en cuenta que, si
bien por razones pedagógicas el estudio
de la función motriz tiene que hacerse
por fragmentos, es sin embargo, una sola
función que resulta, como dijimos al prin­
cipio, de la confluencia armónica de una
serie de funciones controladas por diversas
estructuras del sistema nervioso.

CAPITULO 125

MOTILIDAD VOLUNTARIA

VIA PIRAMIDAL. (1, 2, 3, 4,5).- Fig


125-1. De las células gigantopiramidales
de Betz, situadas en la corteza cerebral pre-
rolándica, (Neurona central), parten los ci­
lindros ejes, conductores de las incitacio­
nes motoras, y se dirigen hacia abajo atra­
vesando sucesivamente el centro oval, la
cápsula interna, los pedúnculos cerebrales,
la protuberancia, el bulbo y la médula es­
pinal. Nótese que en el centro oval están
dispuestos en forma de abanico, ocupando
una amplia zona, mientras que en la cáp­
sula interna confluyen todos los cilindros-
ejes y ocupan una zona relativamente es­
Fig. 125-1 V ía piram idal
trecha, lo cual explica que una afección
a este nivel comprometa a casi la totalidad
de ellos; además, a este .mismo nivel un El haz geniculado, conforme va des­
grupo de dichas fibras ocupa específica­ cendiendo por el tronco cerebral va emi­
mente la rodilla de la cápsula interna, por tiendo ramas para los nervios craneales del
lo que se le da el nombre de haz geni­ lado opuesto, entrecruzándose en la línea
culado, y está destinado a controlar los media con sus homólogos. -El haz piramidal
movimientos de la cara, mientras que las en cambio, cuando llega al bulbo se sitúa
fibras restantes que ocupan el brazo pos­ superficialmente, constituyendo en éste las
terior de la cápsula interna, constituyen pirámides anteriores dando lugar a un he-'
el haz piramidal, destinado a controlar los cho importante:1es que se subdivide en
movimientos del brazo y pierna. dos haces, uno delgado que continua des­
-799-
cendiendo directamente a la médula por su más se constata que toda la mitad del
cordón anterior (Haz piramidal directo de cuerpo está gobernada por el hemisferio
Türk), y otro grueso que en el extremo cerebral del lado opuesto.
inferisjr del bulbo se cruza con el del lado Desde el punto de vista fisiológico,
opuesto (decusación de las pirámides) para la vía piramidal, según Copp, “es el con­
d e s c e n d e r a lo largo de la médula por la ducto por el cual pasan los impulsos ac­
parte posterior del cordón lateral, y entrar tivadores de los movimientos voluntarios”,
en contacto, mediante neuronas intercalares pero el nacimiento y elaboración de dichos
con las astas anteriores del lado contrario impulsos se harían propiamente en áreas
al que se originaron. Las fibras del haz corticales premotoras de los lóbulos fron­
p ir a m id a l directo también se entrecruzan tales, gracias a impulsos aferentes, que lle­
con las del lado opuesto, pero lo hacen garían del tálamo y áreas sensitivas de la
por partes a lo largo de la médula, de ma­ corteza.
nera tal que, en definitiva, todo el haz
Por otra parte, ya sabemos que go­
piramidal termina entrecruzándose al lado
bierna los movimientos voluntarios, pero
opuesto.
lo hace de forma especial sobre los movi­
En conclusión, puede resumirse dicien­ mientos finos y delicados que requieren
do que toda la motilidad voluntaria, cuyos de precisión y están orientados a cumplir
impulsos nacen en la corteza cerebral del una finalidad específica previamente de­
un lado, terminan realizándose en la del terminada. Como son voluntarios, tam­
lado opuesto del cuerpo. bién se los puede interrumpir voluntaria­
mente en cualquier momento.
Las fibras del haz geniculado que,
como hemos dicho, terminan en los núcleos Finalmente, téngase presente que la
grises del tronco cerebral donde se origi­ vía piramidal es capaz de mantener fre­
nan los nervios craneales, se conectan con nados o inhibidos los movimientos invo­
una nueva neurona en dichos núcleos (Se­ luntarios.
gunda neurona o neurona motriz periférica), Por todo lo que antecede se guede de­
de donde parten las fibras que acompa­ ducir que una lesión de la vía piramidal, a
ñan a los nervios craneales. De semejan­ más de producir parálisis, con incapacidad
te manera, las fibras del haz piramidal se para la realización de los movimientos volun­
conectan en las astas anteriores de la mé­ tarios, permite la liberación de otras ma­
dula con la segunda neurona, de la cual nifestaciones motrices reflejas, automáticas,
parten las fibras que constituyen las raíces estáticas y aun de excitación de algunos
anteriores o motoras de los nervios raquí­ centros motores capaces de producir epi­
deos, los cuales se dirigen luego a los mús­ lepsia.
culos esqueléticos de todo el cuerpo.
En definitiva, la vía piramidal o vo­ SEMIOTECNIA DE LA MOTILIDAD VO­
luntaria está compuesta de dos neuronas! LUNTARIA.— Muchas veces la simple
la primera o central que nace en la corteza inspección ya nos permite reconocer la
motora prerolándica; y la segunda que na­ incapacidad del paciente para realizar un
ce en los núcleos grises del tronco cerebral, movimiento voluntario, por ejemplo, dar
para la cara; en las astas anteriores de la la mano al saludar le es imposible si hay
médula, para el tronco y miembros. Ade­ una parálisis del brazo derecho. Sin embar-
-8 0 0 -

go, el examen médico debe ser completo, ra central, los músculos afectados suelen ser
porque sólo en es^s condiciones se puede múltiples, según veremos más adelante, ra­
extraer conclusiones de valor; es decir, de­ zón por la cual, más que el examen de los
be empezarse con la anamnesis y conti­ músculos, interesa el de todo un segmento,
nuarse con el examen físico. por ejemplo, de todo un brazo, más que del
músculo bíceps, porque interesa más la fun-
ANAMNESIS.- Los trastornos de la moti­ ción del miembro que de un músculo en si.
lidad se manifiestan al exterior más como En cambio en las lesiones de la neurona
signos antes que como síntomas, lo que quiere periférica o de los nervios periféricos, los
decir que son hechos constatables por el músculos afectados pueden ser pocos y hasta
médico a través del examen físico. Sin uno sólo, por tanto el examen en este caso
embargo, la anamnesis de los mismos debe debe ser minucioso.
ser hecha, puesto que la recolección de la
5 .- Cuando al mismo tiempo se desea exa­
información tiene significado para el re­
minar la fuerza muscular, se puede realizar
conocimiento de la etiología, la evolución los mismos movimientos, pero contra una
y el pronóstico de la enfermedad. fuerza que ejerce el examinador; por ejem­
Los trastornos de la motilidad volun­ plo, se opone a la flexión del brazo sobre el
taria aparte de la actitud y de la marcha antebrazo. Cuando se trata de medir la
que ya hemos estudiado antes, se reflejan fuerza que se ejerce en la mano, se puede
por dos hechos básicos que son: la parálisis usar el dinamómetro, aunque en la clínica
y las paresias, es decir, por la imposibilidad basta con pedirle al paciente que ajuste con
o sólo la dificultad, respectivamente, para su mano la mano del médico, el cual se for­
la realización de los movimientos. Su anam­ mará una idea subjetiva de la fuerza del en­
nesis no difiere de la de cualquier síntoma, fermo. En los casos en que hay paresia de
del cuadro No. 3-1, pero su análisis lo ha­ la mano o se sospecha de antemano una pér­
remos un poco más tarde cuando ya las dida de la fuerza, se puede utilizar también
reconozcamos con el examen físico. la prueba del tensiómetro, Fig. 125-2, que
Los cuadros Nos. 125-1, nos señalan có­ ya ha sido descrita en otra parte. Y,
mo realizar el examen de los movimientos vo­ 6.— El examen siempre debe ser simétrico
luntarios, pero antes de pasar a ellos, convie­ para reconocer las diferencias.
ne tener en cuenta unos cuantos hechos:
1.— En términos generales, los movimien­
tos voluntarios deben ser realizados por el
paciente a una orden dada por el médico.
2 .- El examen debe ser sistemático, repa­
rando en el tipo de movimiento y en los
músculos y nervios que intervienen en él.
3 .- El paciente debe estar con la menor
cantidad de ropa posible, o por lo menos el
segmento del cuerpo que de manera especial
se está examinando debe estar bien descu­
bierto.
4 .- En las afecciones de la neurona moto­ Fig. 125-2 Prueba del tensiómetro
CUADRO No. 12S-la

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA


Qué examinar Cómo examinar Nervios que intervienen (6)
1.— Cabeza 1 .- Orden verbal
1.1: Flexores: 1.1: Flexione la „ 1.1: Espinal
Esternocleidomas- cabeza Fig. 125-3
toideo y recto an­
terior mayor de la
cabeza
1.2: Extensores: 1.2: Extienda la 1.2: Occipital mayor
Esplenio cabeza Fig. 1254
1.3: Rotadores e 1.3: Gire la cabe­ 1.3: Rama posterior del
inclinadores: za a un lado y a primer cervical. Espinal.
Rectos posterio­ otro. Incline la ca­ Occipital mayor
res de la cabeza; beza a un lado y
estemocleidomas- luego al otro. Fig.
toídeo; y oblicuos 125-4'
mayor y menor de
la cabeza

2 .- Cara 2.— Examinando los 2 .- Pares craneales


pares craneales; se con sus ramas mo­
enseña más ade­ toras
lante

ií i,

Fig. 125-3 Flexión de la cabeza

Fig. 125-4 Extensión de la cabeza Fig. 125-4* Rotación e inclinación de la cabeza

PLIEGO: 23
-802-

CUADRO No. 125-lb

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA


Qué examinar Cómo examinar Nervios (6)
3.— Hombro 3.— Orden verbal
3.1: Abductores: 3.1: Abralosbra- 3.1: Circunflejo
Deltoides zos (abducción)
Fig. 125-5
3.2: Elevadores." 3.2: Levante los 3.2: Circunflejo y
Deltoides y cora- brazos Fig. 125-6 músculo cutáneo
cobraquial
3.3: Pectorales y 3.3: Baje los bra­ 3.3: Torácicos anterio­
dorsal ancho zos Fig. 125-7, res mayor y menor.
Nervio del gran dorsal
3.4: Aductores: 3.4: Cierre los 3.4: Los anteriores más
Los anteriores más brazos Fig. 125-8 el músculo cutáneo
el coracobraquial
3.5: Rotadores:
3.5.1: Su- 3.5.1: Rote el 3.5.1: Supraescapular
pra e infraespino- brazo hacia afuera
so y redondo ma­
yor
3.5.2: . Subesca- 3.5.2: Rote el 3.5.2: Subescapular y
pular y redondo brazo hacia aden­ redondo mayor
mayor tro

4.- Codo 4.- Orden verbal


4.1: Flexores: 4.1: Flexione el 4.1: Músculo cutáneo
Bíceps, braquial brazo Fig. 125-9 y radial
anterior y supina-
dor largo
4.2: Extensores: 4.2: Extienda el 4.2: Radial
Tríceps brazo Fig. 125-10
4.3: Supinadores: 4.3: Ponga las 4.3: Radial
Supinador corto palmas hacia arri­
ba. (Supinación)
Fig. 125-11
4.4: Pronadores: 4.4: Ponga las 4.4: Mediano
Pronadores, redon­ manos hacia abajo
do y cuadrado Fig. 125-12
-803 -

Fig. 125-10 E s tensión del brazo

Fig. 125-7 Brazos abajo Fig. 125-12 Pronación


CUADRO No. 125-lc

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA


Qué examinar Cómo examinar Nervios (6)
5 .- Muñeca 5.— Orden verbal
5.1: Extensores: 5.1: Extienda la 5.1: Radial
Radiales y cubital mano Fig. 125-13.
posterior
5.2: Flexores: 5.2: Flexione la 5.2: Mediano
Palmares mano. Fig. 125-14.

5.3: Abductores: 5.3: Con los bra­ 5.3: Radial


Primer radial ex­ zos y manos ex­
terno tendidos, pero con
las palmas hacia
abajo, lleve las
manos hada afue­
ra. Fig. 125-15.
5.4: Adductores: 5.4: En igual po­ 5.4: Radial
cubitales anterio- sición que la ante­
rior y posterior rior, lleve las ma­
nos adentro. Fig.
125-16. continúa..

Fig. 125*13 Extensión de la mano Fig. 125-15 A bducción de las manos

Fig. 125-14 Flexión de la mano Fig. 125-16 Addución de las manos


- Mano-dedos 6 .- Orden verbal
6.1: Flexores:
6.1.1: Flexores 6.1.1: Cierre la 6.1.1: Mediano
de los dedos. mano. Fig. 125-17.
6.1.2: Flexor 6.1.2: Doble la 6.1.2: Mediano
largo punta de los dedos
Fig. 125-18.
6.1.3: Flexor 6.1.3: Doble só­ .6.1.3: Mediano
corto lo la mitad de los
dedos. Fig. 125-19.
6.2: Extensores: 6.2: Abra la ma­ 6.2: Radial
Extensor común no. Extienda los
dedos. Fig. 125-19.’
6.3: Interóseos
6.3.1: Interóseos 6.3.1: Sepárelos 6.3.1: Cubital
dorsales dedos Fig. 125-20.
6.3.2: Interóseos 6.3.2: Junte los 6.3.2: Cubital
palmares dedos y flexione-
los en la raíz. Fig.
r25-21.
6.4: Del pulgar
6.4.1: Oponen­ 6.4.1: Con el 6.4.1: Mediano y ra­
te (Abductor Emi­ pulgar, toqúese la dial
nencia tenar) punta de cada de­
do. Fig. 125-22.
6.4.2: Adductor 6.4.2: Colocar un 6.4.2: Cubital
del pulgar papel entre el pul­
gar y el índice, pi­
diéndole que no
suelte mientras se
lo tracciona. Fig.
125-23.
-806-

Fig. 125-18 Flexión de las prim eras falanges Fig. 125-21 Flexión de los dedos en su raíz

Fig. 125-19 Flexión de los dedos a la altura Fig. 125-22 E xam en de la oposición del pulgar
de la segunda falange

Fig. 125-19’ Dedos extendidos Fig. 125-23 Exam en del adductor del pulgar
-8 0 7 -

CUADRO No. 125-ld

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA


Qué examinar Cómo examinar Nervios (6)
7.— -Cadera 7.— Paciente en decú­
bito dorsal. Orden
verbal
*7.1: Flexores: 7.1: Levante la 7.1: Plexo tambar y
Psoas y sartorio pierna extendida. nervio crural. Músculo-
Fig. 125-24. cutáneo externo

.7.2: Extensores: 7.2: No deje que 7.2: Ciático menor y


Glúteos mayor y yo le levante la glúteo superior respecti­
menor pierna extendida. vamente
En decúbito ven­
tral, se le pide que
levante la pierna
extendida. Fig.
■ 125-25.
7.3: Aductores 7.3: Con las pier­
nas ñexionadas a
nivel de la rodilla,
... unidas y forman­
do ángulo recto:
el médico preten­
de separarlas. Fig.
125-26.
7.3.1: Menor 7.3.1: Obturador
7.3.2: Mediano 7.3.2: Obturador y
músculo-cutáneo inter­
no.
7.3.3: Mayor 73.3: Obturador y
ciático mayor
7.3.4: Recto in­ 7.3.4: Obturador
terno y
7.3.5: Pectíneo 7.3.5: Músculo-cutá­
neo externo

continúa...
7.4: Abductores: 7.4: Con las pier­
nas igual que la an­
terior, pero con
las rodillas separa
das: el médico
pretende unirlas.
Fig. 125-27.
7.4.1: Glúteo 7.4.1: Glúteo superior
mediano
7.4.2: Glúteo 7.4.2: Idem
7.4.3: Tensor de 7.4.3: Idem
la fascialata
7.5: Rotadores 7.5: Gire las pier­ 7.5: Ramas de los plexos
externos del mus­ nas hacia afuera lumbar y sacro
lo: Piramidal, Ob­ Fig. 125-27a.
turadores externos,
Géminos superior
e inferior
7.6: Rotadores 7.6: Gire las pier­ 7.6: Glúteo superior
internos del mus­ nas hacia adentro
lo: Glúteos me­ Fig. 125-27b.
diano y menor

Fig. 125-24 Pierna levantada en extensión Fig. 125-25 Exam en de los glúteos m ayor 7 menor
Fig. 125-26 Exam en de los adductores. Fig. 125-27 Exam en de los abductores

g. 125-27,a. Exam en de los rotadores externos Fig. 125-27,b. Exam en de los rotadores internos

CUADRO No. 125-le

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA


Qué examinar Cómo examinar Nervios (6)
8.— Rodilla 8.— Paciente sentado.
Orden verbal
8.1: Extensores: 8.1: Extienda la 8,1: Crural
Cuádriceps rodilla
Fig. 125-27c.

8.2: Flexores: 8.2: Flexione la 8.2: Ciático mayor


Posteriores del rodilla
muslo: Biceps, Fig. 125-27d.
crural, semimem-
branoso y semiten-
dinoso continúa...
—810 —
...viene
.Vlvliv

9 .- Pie 9 — Paciente sentado:


Orden verbal
9.1: Flexores: Flexione el pie
Lleve la punta ha­
cia arriba. Fig.
125-27e.

9.1.1: Tibial an­ 9.1.1: Ciático poplíteo


terior externo y tibial anterior.

9.1.2: Extensor 9.1.2: Idem


común
9.1.3: Extensor 9.1.3: Tibial anterior
propio del dedo
gordo
9.2: Extensores o 9.2: Extienda el
flexión plantar pie. Lleve la pun­
ta hacia abajo.
Fig. 125-27f.
9.2.1: Gemelos 9.2.1: Ciático poplíteo
interno
9.2.2: Soleo 9.2.2: Idem + el tibial
posterior

9.3: Aductores y 9.3: Lleve la pun­


rotación interna ta hacía adentro.
Fig. 125-28.
9.3.1: Tibial an­ 9.3.1: Tibial anterior
terior
9.3.2: Tibial pos­ 9.3.2: Idem
terior
9:4: Abductores 9.4: Lleve la pun­
y rotación externa ta hacia afuera.
Fig. 125-29.
9.4.1: Peroneos 9.4.1 .'Músculo cutáneo
9.4.2: Extensor 9.4.2: Ciático poplíteo
común de los de­ externo y tibial anterior.
dos
-811 -

Fig. 125-27.C. Exam en d el cuadríceps Fig. 125-27,f. Exam en dé los extensores del pie

Fig. 125-27,d. Exam en de los flexores poste- Fig. 125-28 Exam en de los adductores y
rotadores internos del pie
riores del muslo

Fig. 125-29 Examen de los abductores y


Fig. 125-27,e. Exam en de los flexores del pie rotadores externos del pie
-812 -

CUADRO No. 125-lf

EXAMEN DE LA MOTILIDAD VOLUNTARIA


Qué examinar Cómo examinar Nervios (6)
10.- Tórax 10.- Paciente sentado
o de pie. Orden
verbal
10.1: Intercosta­ 10.1: Respire pro­ 10.1: Intercosta­
les fundamente. les
Fig. 125-29a.
11.— Abdominales 11.— Paciente acostado: 11.— Intercostales (6 úl­
Se le ordena que timos) y abdómino-
se siente sin arri­ genitales
marse.
Fig. 125-29b.

12.— Paravertebrales . 12.— Paciente de pie:


Extienda el cuer­
po hacia atrás.
Fig. 125-29c -
12.1: Dorsal largo. 12.1: Nervios ra­
quídeos: ramas
posteriores
12.2: Sacrolumbar 12.2: Idem

Fig. 125-29,a. E xam en de los intercostales Fig. 125-29,b. Exam en de los abdominales
Fig. 125-30 Maniobra de Mingazzini

Fig. 125-29.C. Exam en de los paravertebrales

EXAMEN DE LAS PARESIAS: Cuando el mo­


vimiento no se ha interrumpido, pero se
realiza débil o dificultosamente, se llama
paresia, y su descubrimiento se realiza me­
diante las clásicas maniobras de Mingazzini
y Barré.
Maniobra de Mingazzini: Fig. 125-30.
Al enfermo acostado en decúbito dorsal
Fig. 125-31 Maniobra de Barré para los brazos
se le ordena que levante al mismo tiempo
las dos piernas extendidas y separadas, y
que las mantenga en esa posición todo el
tiempo que pueda. El primero en caer
es el miembro parético.
Maniobra de Barré. Fig. 125-31. Pa­
ra los brazos, se le ordena al enfermo
que está sentado, que levante los brazos
extendidos y los mantenga en posición ho­
rizontal todo el tiempo que pueda. El
brazo que cae primero es el parético.
Para las piernas , hay que poner al
paciente en decúbito ventral, y se le ordena Fig. 125-32 Maniobra de Barré para las piernas
que flexione las piernas hasta que formen
un ángulo recto con el muslo, pidiéndole
al mismo tiempo que las mantenga así dedos. Es positiva en las lesiones piramidales.
todo lo que pueda. El primer miembro LA CORTEZA MOTORA Y LAS PARALISIS
en caer es el parético, Fig. 125-32. SEGMENTARIAS.- Ya hemos señalado an­
Prueba de las Manos. Fig. 125—33. Con­ tes, que la vía piramidal se origina en las
siste en que, al querer unir ambas ma­ células gigantopiramidales de Betz, situadas
nos con los dedos abiertos, se constata que en la circunvolución frontal ascendente,
la mano enferma no puede abrir bien los pero existen otros centros más relacionados
— 814 —

Fig. 125-33 Prueba de las m anos en el Fig. 125-35 R epresentación cortical de la


exam en de las paresias m otilidad voluntaria

con la motilidad voluntaria, Fig. 125-34, Como puede verse, los movimientos
como son: El área 6 de Brodman; el área voluntarios de la mitad del cuerpo tienen
8 de Brodman u óculo-motora, situada en una distribución en una amplia zona de la
la segunda circunvolución frontal; el área corteza del hemisferio cerebral del lado
suplementaria motora. En el hemisferio opuesto; lo cual explica que, para que se
izquierdo, en el pie de la tercera circun­ produjera la parálisis de todo un lado
volución frontal se encuentra el centro del del cuerpo, haría falta una lesión muy am­
lenguaje articulado o centro de Broca. plia de la corteza, contrariamente a lo
que sucede si la lesión afecta a la cápsula
interna, en la cual, todas las fibras de la
vía piramidal se encuentran reunidas en
un pequeño espacio.
Por todo lo que antecede, se puede
comprender que las parálisis o paresias ori­
ginadas en la corteza, afectan más bien a
pequeños grupos musculares del lado opues-
to.
LA NEURONA MOTORA PERIFERICA Y LAS
PARALISIS FLACIDAS: Ya dijimos anterior­
mente que la vía piramidal está constituida
por dos neuronas: Una central originada
Fig. 125-34 Otros centros de la m otilidad vo­
en las células de Betz, y otra periférica,
luntarla. originada en las astas anteriores de la médula,
de las cuales salen las raíces anteriores
Conviene anotar que la representación que dan origen a su vez a las titiras mo­
cortical de la motilidad voluntaria en la toras de los nervios periféricos.
circunvolución prerolándica se asemeja a También dijimos, que las astas ante­
la del cuerpo invertido, cuya representa­ riores, las raíces anteriores y las fibras mo­
ción grosera se encuentra en la Fig. 125-35. toras de los nervios periféricos eran la única
— 815 —
vía por la cual podían transmitirse todos BIBLIOGRAFIA
los impulsos nerviosos procedentes tanto
de la vía piramidal voluntaria, como de la
extrapiramidal o involuntaria y de todos
1.— Asaauma, H.: Recent developments in the
los elementos que intervienen en el tono study of the cotumn&r ánangement o t
muscular. neurona withis the motor cortex. Phyüol.
Rev., 66: 143,1976.
2.— Brooka, V.B., and Stoney, S.D., Jr.: Motor
En consecuencia, una lesión de la mechanisms: the role of the pyiamJdal
neurona motriz periférica o de sus estruc­ system in motor control. A n a Rev. Physiol.,
turas subsecuentes interrumpirá todo tipo 33: 337.1911.
de movimiento (Parálisis), pero además sus­ 3.— Evarts, E. V. Brain mechanisms in
penderá la llegada de los impulsos nerviosos movement. Set A m a ., 229: 96, 1973.
que mantienen el tono muscular (Véase 4.— Granit, R.: The basis of Motor Control.
New York, Academic Press, Inc. 1970.
tono muscular), dejándoles fláddos, sin fuer­
5.— Guyton. A.C.— Tratado de Fisiología Mé­
zas y con rápida tendencia a la atrofia. dica. Interamericana, Barcelona, 6ta. ed.
Más ¡adelante, en el estudio de las parálisis, Cap. 63, pp. 709,1977.
seremos más precisos. 6.— Testut, L., Latarjet, A.— Tratado de Ana­
tom ía Humana. Salvat Editores S.A., Bar­
celona. 9na. ed., cap. 3, pp. 197-366,
1979.
NOMENCLATURA DE LOS TRASTORNOS DE
LA MOTILIDAD VOLUNTARIA
CAPITULO No. 126
Parálisis: es la pérdida de la motilidad
MOTILIDAD INVOLUNTARIA
voluntaria.
Hemiplejía: es la parálisis de la mitad sagi­ EL SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL
tal del cuerpo.
Monoplejía: si la parálisis afecta a un sólo
miembro. SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL: (18)
Cuadriplejía: es la parálisis de los cuatro Con el objeto de comprender la patología re­
miembros. lacionada con este sistema, consideramos in­
dispensable hacer previamente un ligero re­
Diplejía: se usa para llamar a la parálisis cuento anatomo-fisiológico.
de los dos miembros superiores.
ANATOMIA DEL SISTEMA EXTRAPIRA-
Paraplejía: se llama a la parálisis de los dos MIDAL: Consideraremos sucesivamente la
miembros inferiores. corteza extrapiramidal; los núcleos subcor-
A estos términos se pueden añadir ticales extrapiramidales y las vías extrapi-
los calificativos de espástica o flácida, se­ ramidales.
gún predomine la contratura muscular por LA CORTEZA CEREBRAL EXTRAPIRAMIDAL:
aumento del tono o la flacidez de los Fig. 126-1. Aunque el cuerpo estriado es
mismos por atonía. considerado el nivel más alto del sistema,
Paresia : es la dificultad a ios movimien­ sin embargo, la experimentadón ha com­
tos voluntarios. probado que la corteza cerebral está im-
-816 -

Fig. 126-2 Centros extrapiram idales (Subcor­


ticales}

Fig. 126-1 Corteza cerebral extrapiram idal 2.1: El tálamo óptico en sus núcleos me­
diales, a pesar de ser un núcleo relacionado
íntimamente con la sensibilidad. (14,22).
portantemente comprometida con el siste­ 2.2: El cuerpo estriado, considerado como
ma extrapiramidal; así: el nivel más importante del sistema. Está
1.1: En la zona premotora se reconocen compuesto por el núcleo caudado y el nú­
las áreas 4-6-8-9 y 10 de Brodman; cleo lenticular. En este último se encuentra
el putamen y el globus pallidus.
1.2: El área 2 de la circunvolución parie­
tal ascendente, según Brodal yLassek, a pe­ Es necesario hacer notar aquí, que,
sar de ser fundamentalmente sensitiva; desde el punto de vista embriológico, el nú­
cleo caudado y el putamen proceden del
1.3: Diversas áreas de los lóbulos occipi­ telencéfalo y están constituidos por células
tales y temporales; y grandes y pequeñas. (3). En conjunto to­
1.4: Las áreas supresoras 25,45,185 y 245 man el nombre de Neo-striatun o striatun
de Brodman, cuya estimulación inhibe las simplemente. En cambio, el globus pallidus,
respuestas motoras. llamado también paleo-striatun, procede del
2 .- LOS CENTROS EXTRAPIRAMIDALES. diencéfalo y está compuesto sólo por célu­
(Subcorticales 7,12,13,23,24,32): Fig. 126-2. las grandes. (15,26,30).
2.3: Centros hipotalámicos: Están consti­
tuidos por el núcleo rojo, que también con­
tiene células grandes y células pequeñas;
(25,31) el locus niger, rico en melanina y
hierro; y el cuerpo de Luys.
2.4: Otros centros: Se considera que tam­
bién forman parte del sistema, al núcleo de
Darkschewitsch, al núcleo de Deiters y al
núcleo de Cajal y al núcleo amigdalino.
3- VIAS EXTRAPIRAMIDALES.- (21) Fig.
126-3. Lejos de nuestra intención describir
a todas ellas; sólo lo haremos con las más
importantes con el fin de que el estudiante
repare una vez más en la complejidad de
estas conexiones:
3.1: Fibras corticoestriadas, que descende­
rían a través del brazo anterior de la cáp­
sula interna. También existen vías que sa­
len del cuerpo estriado hacia la corteza.
Resaltamos la existencia de la vía Fronto-
pontina, que partiendo del área premotora,
atraviesa el brazo anterior de la cápsula in­
terna, llega a los núcleos de la protuberan­
cia en donde se articula con una segunda
neurona y de donde parten fibras que ter­
minan en la corteza cerebelosa del lado
opuesto. Fig. 126-3 Vías extrapiramidales y
Fibras medulares

3.2: Fibras internucleares que ponen en


comunicación entre sí, gracias a fibras afe­ FUNCIONES EXTRAPIRAMIDALES.- Pa­
rentes y eferentes, a todos y cada uno de ra comprender mejor la fisiología es necesa­
los núcleos subcorticaies. (20,27). rio que consideremos que, desde el punto
3.3: Fibras medulares, Fig. 126-3: a través de vista ontogénico, el sistema extrapirami­
de las cuales fluyen los estímulos extrapi­ dal es más antiguo que el piramidal; ésto
ramidales nacidos más arriba, hacia las astas explica que el niño al nacer, si bien aun no
anteriores de la médula. Entre éstas desta­ puede realizar movimientos voluntarios por
camos al haz rubroespinal de Von Monakow; falta de desarrollo del, sistema correspon­
al haz longitudinal anterior o tecto espinal; diente, sin embargo, ya es capaz de efectuar
al haz longitudinal posterior o vestíbulo es­ un sinnúmero de movimientos para los cua­
pinal; a los haces retículo espinales directo les es necesaria la existencia de la estructura
neurológica adecuada, que para el caso es
y cruzado; y al haz longitudinal medio que
pone en contacto a los núcleos de los ner­ el sistema extrapiramidal.
vios craneales entre sí. En términos generales se considera que
-818-
Ia fundón de este sistema es esendalmente tos automáticos y asociados, Ja aparidón
motriz y está relacionada con los movimien- de algunos movimientos involuntarios o Ü,
tos automáticos, los movimientos asociados perdnesias, y ios trastornos del tono mus-:
y el tono muscular. cular.
Son movimientos automáticos aque- El cuadro No. 126-1, sintetiza ésta,
lloi que se realizan espontánea e ínvo- correladon Fisiopatotópca.
luntariamente, por ejemplo: la elevación de
las cejas al elevar los párpados cuando se CITADRO No. 126-1
mira hada arriba, los movimientos instinti­
vos de defensa, como el agacharse cuando TRASTORNOS FUNCIONALES DEL
parece que algo le va a golpear desde arriba, SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL, EN
o colocar el brazo delante del cuerpo cuando CONJUNTO
algo le agrede; los movimientos de los labios
al hablar; los de la mímica fadal; los apren­ Fundón Patología
didos por adiestramiento, como los de la 1. Motilidad 1.1: Pérdida dé los mo-
mano al escribir o de todo el cuerpo al automáti­ vimientos auto­
nadar, etc. ca y aso- máticos y aseda­
Son movimientos asociados, aquellos dos, incluso los
movimientos automáticos que acompañan a de la mímica fa­
los movimientos voluntarios, por ejemplo: dal
la oscilación de los brazos al caminar; el 1.2: Aparidón de mo­
movimiento oscilatorio del brazo mientras vimientos anor -
el otro rota como la élice de un avión, males
etc. (hipercinesias)
1,2.1: Temblor
El tono muscular, es aquel estado de
1.2.2: Tics
semitensión en condidones de reposo, que
1.2.3: Corea
no corresponde n¡ a la flacidez de un mús­
1.2.4: Atetosis
culo cuyo nervio se ha seccionado, ni a la
1.2.5: Mioclonías
tensión y dureza de un músculo contraí­
1.2.6: Espasmos
do por un esfuerzo. Como la estructura
1.2.7: Convulsiones
neurológica que controla el tono es un tanto
2 .- Tono
más completa de la que hemos visto en el
mus­
sistema extrapiramidal, lo estudiaremos más
cular
tarde.
2.1: Hipertonía
Los movimientos automáticos y aso­
2.2: Hipotonía
ciados afectan, en la mayoría de veces, a
2.3: Distoma
grupos musculares que ejecutan movimien­
tos más o menos complejos que suponen
la existencia de una sinergia muscular com­
pleta. Como en la patología extrapiramidal
En consecuenda, la signología dé las las lesiones pueden afectar aisladamente a
lesiones del sistema extrapiramidal estará uno u otro núcleo o vía del sistema, es
reladonada con la pérdida de los movimien- conveniente tener una idea de cual es la
-8 1 9 -
undón específica que él desempeña, y cual lugar. Los cuadros Nos. 126-2, sintetizan es-
ería, por tanto, la patología a la que daría ta correlación. _________________
CUADRO No. 126-2a

TRASTORNOS FUNCIONALES DEL SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL,


POR ESTRUCTURAS (7,12,13, 23,24,32)
Estructura Función Patología
1.— Corteza: áreas extra- 1.— Influyen en las 1 .- Su ablación pro­
piramidales funciones de los duce hipertonía
demás centros
1.1: Area 4S y 1.1: Su estimula­ 1.1: Atetosis y
otros. (8) ción eléctrica pro­ movimientos co-
duce inhibición de reicos
los movimientos
clónicos y postu-
rales
2 .- Núcleos optoes- 2.— Participa en el 2 .- Su excitación pro­
triados control del meta­ duce glucosuria.
bolismo graso, de y fiebre
la glucosa, de la
diuresis y de la
temperatura
2.1: Núcleo cau­ 2.1: En términos 2.1: Hipotonía,
dado más putamen generales es un in­ trastornos de la
(Neo-Striatun) hibidor del paleo- masticación y de­
striatun. (5,33) glución, corea y
atetosis, movimien­
tos rotatorios. (3)

2.2: Pallidun o 2.2: Inhibe el to­ 2.2: Aumenta el


Paleo-Striatun no y los temblo­ tono y permite la
res., (11, 17). aparición de tem­
blores, como en la
enfermedad de
Parkinson
2.2.1: Intervie­ 2.2.1: Amimia
ne en la produc­ de la cara y pérdi­
ción de los movi­ da de los movi­
mientos asociados mientos pendula­
y mímica facial res de la marcha
emociona! (en la enfermedad
rlg ParV insnn')______ j.
I
-8 2 0 -

CUADRO No. 126-2b

TRASTORNOS FUNCIONALES DEL SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL


POR ESTRUCTURAS
Estructura Función Patología
3.— Núcleos Hipotalá-
micos.

3.1: LocusNiger 3.1: Es el centro de la 3.1: Trastornos corres­


masticación, deglución, pondientes.
regulador del peso del
cuerpo (2, 4,6), y par­
ticipa en el Parkinson
con el Pallidun.

3.2: Cuerpo de 3.2: Aparición de mo­


Luys vimientos involuntarios,
coreiformes del lado
opuesto. (Balismo). Si
es un sólo lado se llama
Hemibalismo.

3.3: Núcleo rojo. 3.3: Coadyuva en la 3.3: Temblor


regulación del tono
muscular.
3.3.1: Es un cen­
tro organizador de
los impulsos que
proceden de la
corteza cerebral,
cuerpo estriado y
otros centros sub-
talámicos y el ce­
rebelo, antes de
transmitirlos a los
núcleos de los pa­
res craneales y me­
dulares. (1,16,19)

4 .- Otros núcleos

4.1: Núcleo de 4.1: Facilitador, sobre 4.1: Trastornos en la


Deiters los centros espinales, del actitud corporal (Hiper-
tono muscular. tonia).
Interviene en el con­
trol de la actitud. (9,10,
28, 29).
- 821. -

CUADRO No. 126-2c

TRASTORNOS FUNCIONALES DEL SISTEMA EXTRAPIRAMIDAL


POR ESTRUCTURAS
Estructura Función Patología
5.— Vías
5.1: Intemuclea- 5.1: Transmiten los im­ 5.1: Interrupción de las
res. pulsos de los centros funciones de los respec­
que proceden. tivos núcleos.

5.2: Bulbomedu- 5.2: Transmiten los im­ 5.2: Idem.


lares. pulsos de los núcleos
bulbares a los núcleos
de los nervios craneales
y medulares.
5.3: Haz longitu­ 5.3: Asocia neuronas
dinal posterior. extrapiramidales diver­
sas, a los núcleos de los
pares craneales y al nú­
cleo de Deiters.
5.4: Vía Fronto- 5.4: Accesoria de la vía 5.4: Trastornos del to­
pontocerebelosa. extrapiramidal. Sus im­ no e hipersinesias.
pulsos se descargan por
el núcleo rojo, cuerpo
estriado y núcleo de
Deiters.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE piramidal, pues se va comprobando que has­


LOS SISTEMAS PIRAMIDAL Y EXTRA- ta el nivel bulbar, sólo el 3°/o de las fibras
PIRAMIDAL: pertenecen a la vía piramidal, el resto pro­
1 — Desde el punto de vista evolutivo, el ceden de la corteza motora extrapiramidal.
sistema extrapiramidal es más antiguo y pri­ Por tal razón se va comprobando cada vez
mitivo; mientras que el piramidal es más más que las lesiones son combinadas.
joven y más evolucionado. 3.— La neurona periférica es común para
2 .- Estructuralmente, cada vez va siendo las dos. Por ésto, es que la lesión de esta
más difícil diferenciar las fibras que en la neurona suprime la acción de los dos sistemas.
clásica concepción anatómica de la vía pira­ 4.— Ambos sistemas trabajan al mismo
midal le pertenecen a ésta o a la vía extra- tiempo, pero bajo el predominio del pira­
-822-
midal; lo que significa que cuando se lesiona, — Chan, Y. S-, Hwang, J.C., Poon, W.F.:
Intracellular recordings from DeiterS neuxons
el extrapiramidal se libera apareciendo mo­ in response to saccular and o culo motor
vimientos que estaban ocultos (Sincinesias), núcleos stimulations. Experientia 33 ( 4 );
y también el Babinsky. 475 — 6 , 15 Apr. 1977.
10.— Cban, Y.S., Hwang, J.C., Cheung, Y.M.:
5.— Sólo la lesión del sistema piramidal Vestibular function of saccule in cats as
produce parálisis voluntaria absoluta. indicat by the response of Deiter’S nucleus
6.— Ambos inhiben el tono, por eso su to static titós. E xp Brain Res 35 (3)
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lesión produce hipertonías: el piramidal da
11.— Cherkes, V.A.: Physiology of the paUidum
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-823-
2 1 .— K ta , J .S .: S tu d ie so f th e tratgm ttte rg o f th e
afferent and effacettt patw bays o f th e s tría -
CAPITULO No. 127
tum and tbete ¿oteraction in tfae b ab o o n ,
cat and ra t. A p p l N europhysíól 42
6 2 —4 ,1 9 7 9
22.— Massion, J.: The thalam us In th e m o to r sys-
tem. A ppl N éurophysiol 39 (3—4)! 2 2 2 —3 8 , MOVIMIENTOS INVOLUNTARIOS-
1976 — 77
Ya señalamos en el cuadro No. 126-1, que los
23.— MatsumOto, K .: Invohintary moveinent movimientos involuntarios que pueden pro­
(A utor's Transí). N eurolSutg(T okyo) 4 (10);
923 — 31. O ct. 1976 ducirse por lesiones de la vía extrapiramidal
son: el temblor, los tics, la corea, la atetosis,
las mioclonías, los espasmos y las convulsio­
24.-^ Me Geér, P.L ., Me G eer,E .G ., Suzuki, J . S . :
Aging and extrapiram idal funetton. Arch. nes.
NeúrOl 34 (1); 33 — 8, Ja n 1977
TEMBLOR.— Son las oscilaciones involun­
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study o f paxvocellülac red nucleus neurons.
Brain R es 149 (1): 239 — 4 6 ,2 3 Ju n 1878 mo, rítmicas; de frecuencia, intensidad y rit­
26.— Pamila, P„ R echardt, L., H ervonen,H .: Ob- mo variables. Aunque el más frecuente es él
áervations o n th e m orphology and Histo- de las manos, sin embargo, puede verse tam­
chem istry o f th e ra t neostriatum in tiasue bién en los párpados, la lengua, los labios, la
culture. Neurosciencie 4 (2): 236 — 48,
1979 cabeza y las piernas.
27.— Fasquier, D.A., Kem per, T.L., Foibes, WB., El cuadro No. 127-1 nos indica el qué
Morgane, P .J .:, Dorsal raphe, substantia ni- y el cómo examinar.*
gra and locus coeruleus interconnections w ith
each other and the neostriatum . Brain Res Temblor Fisiológico: es el que puede encon­
b u ü 2 (5): 323 — 39, Sep. — Oct. 1977 trarse en las emociones, el frío y el esfuerzo
28.— R ebine, H., Hightein, S.M.: The ascending físico; puede intensificar los temblores pato­
trac t o f D e ite rs' conveys a head veiocity
signal to m edial rectus m otoneurons. Brain lógicos.
Res 170 (1): 172 — 6, 6 JuL 1979 Temblor estático es aquel que se produce en
29.— R ubín, A.M., Liedgren, S.R., Odkvist, L.M., reposo, y la voluntad no puede dominarlo
Milne, A.C., Fredirckson, J. M.: Labyrin-
thine and som atosensory convergence upon aunque puede desaparecer durante el sueño.
vestibulospinal neurons. A cta Otolaringol
(Stockh) 86 (3—4): 261 — 9, Sep. — Oct.
Temblor intencional es aquel que se presenta
1978 o se intensifica al realizar un movimiento vo­
luntario. En el escalofrío el temblor es pro­
30.— Testut, L., L atariet, A.— T ratado de Anato­ ducto de contracciones musculares clónicas
m ía Humana. Salvat Editores, S.A., Barce­ destinadas a producir calor (11,24}.
lona. 9a. ed., cap. VI, artículo IV, pp. 1065,
1978 Enumerar todas las causas de temblor
.31.— Testut, L., L atariet, A.— Tratado de Anato­ sería demasiado largo; nosotros hacemos
m ía Humana. Salvat Editores, S.A., Barce­ hincapié sólo en los más importantes:
lona. 9a. ed., cap. V, artículo I, pp. 869,1978
1.— Temblor senil: propio de algunos an­
32.— Thom son, A.F.: Extrapiram idal tremors.
Arch F und R oux Ocefa 10 (1—2): 42—61, cianos. Se lo encuentra con cierto carácter
Jan; — May. 1977 familiar.
33.— Van den Bercken, J.H ., Cools, A.R.: Role of 2.— Temblor esencial: es aquel en el que
the neostriatun in the initiation, continua-
tio n and term ination o í behavior. AppL no se encuentra una causa demostrable. Tie­
Neuriphysiol 42 (1—2): 106—8 ,1 9 7 9 ne cierto carácter familiar.
-8 2 4 -

CUADRO No. 127-1

SEMIOTECNICA DEL TEMBLOR


Qué examinar Cómo examinar
1.— Temblor estático 1.- Observando al enfermo que mantiene los
brazos y los dedos extendidos, sobre los
cuales puede haberse puesto una hoja
de papel. Fig. 127^-1.
1.1: Buscando el signo de Quinquaud:
El examinador coloca la palma de
su mano contra la punta de los de­
dos de la mano del enfermo.>
Fig. 127-2. Si hay temblor se
percibe una trepidación.
2 .- Temblor intencional 2.- Realizando algunos movimientos como:
2.1: Escribir.
2.2: Llevando un vaso de aguá a la
boca (Prueba del vaso).
2.3: Llevando una cuchara a la boca.
3.— Temblor de los párpados 3.- Cerrando los ojos.
4.— Temblor de la lengua 4, Sacando la lengua.

Fig. 127>1 Exam en del tem blor de las manos


Fig. 127*2 Exam en del tem blor de las ma­
nos: Signo de Quinquaud

3. - Temblor de las enfermedades orgánicas


del sistema nervioso,por ejemplo: En la en­ bién a la cabeza y los labios; se atenúa o desa­
fermedad de Parkinson, es típico el aspecto parece con los movimientos voluntarios; sin
que ofrecen los dedos de las manos, como si embargo, la escritura puede ser difícil y si­
envolviera un cigarrillo, suele ser precoz aun­ nuosa, Fig. 127-4. Se debe como ya sabemos
que posterior a la amimia; puede afectar tam­ a una lesión del Pallidun.
-825-

Fig. 127-4 Escritura e n la enfermedad de


Parkinson

En las hemiplejías puede aparecer en el En otras partes de este libro ya hemos


lado paralizado. mencionado que estos movimientos caracte­
En el síndrome cerebeloso puede ser rizan a la corea de Sydenham, o menor,
fino, rápido y estático. propia de la fiebre reumática, y producida
por inflamación especialmente del putamen,
4-— Temblor de las enfermedades funcio­
aunque pueden afectar también a regiones de
nales del Sistema Nervioso, como: en las
las cortezas cerebral y cerebelosa, y del
neurosis, psicastenias e histerias.
tálamo. En esencia se trata de que, al
5.- Temblor de las endocrinopatías: El suprimirse la inhibición fisiológica del neo-
más típico es él del hipertiroidismo, ya des­ striatun sobre el pallidum, se producen
crito en el capítulo correspondiente. El de hiperquinesias.
las hipoglicemias que puede acompañarse de También hemos mencionado a la corea
una sensación de hambre. mayor o de Huntington, hereditaria, crónica,
6.— En las intoxicaciones: las más comu­ en la que las lesiones del neo-striatun son de
nes son las del alcohol, tabaco, café, té. El tipo degenerativo, y afecta a los adultos de
plomo y el mercurio, también pueden cau­ más de 40 años, aunque puede iniciarse a más
sarlo (2, 6,14,17,20). temprana edad. Se acompaña además de le­
riCS: (10,16) Son movimientos involunta­ siones en diversas zonas de la corteza, lo que
rios, que remedan movimientos o gestos fa­ explica el déficit mental que se puede encon­
miliares; se presentan súbitamente; son inter­ trar.
mitentes y afectan a un grupo más o menos
Otras coreas agudas: En términos generales
extenso de músculos. Pueden ser dominados
hay que reconocer que cualquier enfermedad
por la voluntad, pero a costa de un gran esta­
que sea capaz de lesionar o inflamar al neo-
do de tensión emocional que tarde o tempra­
striatun, puede producir corea, como en ca­
no termina venciéndola. Afectan especial­
sos raros de sarampión, escarlatina, meningi­
mente a la cara y miembros superiores. No
se conoce su causa. tis tuberculosa, tumores cerebrales.

MOVIMIENTOS COREICOS (2,4). Son in­ Corea gravídica (15). En algunas mujeres,
durante los primeros meses de embarazo pue­
voluntarios, bruscos, realizados sin finalidad
concreta, desproporcionados en su intensi­ de haber corea. La tendencia a producir
dad y desordenados hasta el punto que estor­ aborto es una de sus características. Se con­
ban a los movimientos voluntarios y son in- sidera que las mujeres que la padecen es por­
iominables por ellos aunque pueden desapa­ que de niñas sufrieron esta enfermedad.
recer durante el sueño; afectan especialmente Corea senil (23). No debe confundirse con la
a la cara y miembros. Se deben a lesiones de de Huntington. No se conoce su causa, pero
los núcleos optoestriados, pero también a los parece deberse a esclerosis de los núcleos op­
del área 4S que es supresora. toestriados.
- 826 -
Mencionamos también a la corea histé­ esencial, precediendo o continuando al acce­
rica. so convulsivo del ataque. (8). En esta tniw^
BALISMO. Es el conjunto de movimientos línea se encuentra la mioclonía epiléptica de
que se parecen a los coreicos, pero que pue­ Unverricht-Lundborg, en la que a los movi-
den presentarse también durante él sueño.1 mientos mioclónicos se asocia la epilepsia y
Si afectan sólo a una mitad del cuerpo se lla­ trastornos psíquicos; afecta especialmente a
man hemibalísmos. Se deben a una lesión los niños y puede empezar antes de la puber­
primaria del cuerpo de Luys contralateral o tad.
al subtalámico (25). Resaltamos el interés por las mioclonías
ATETOSIS. Son movimientos involuntarios de la acidosis que puede verse en los comas
que afectan especialmente a los miembros, urémicos, diabéticos y crisis addisonianas.
y se caracterizan por ser de tipo reptante, También lo hacemos respecto de las que
lentos; afectan especialmente a los dedos de pueden aparecer en períodos de estado o fi-
las manos y brazos. Aumentan con las excita­ nal de algunas infecciones, incluso banales
ciones psicomotrices y pueden desaparecer como la gripe, paperas, fiebre tifoidea y otras.
o no con el suefio.
Sólo mencionamos a otras miocloníai
Se presentan en lesiones del ctórpo es­ como las de la encefalitis epidémica, la corea
triado. Algunas veces se pueden presentar eléctrica y las mioclonías del velo del paladar.
desde el nacimiento (25).
Finalmente, anotaremos que algunas
Pueden acompañar a las hemiplejías de
lesiones por anoxia cerebral pueden dar ori­
los niños y de los adultos, Independientemen­
gen a mioclonías que acompañan a algunos
te de su causa, e indicando que la lesión afec­
movimientos voluntarios, tomando el nom­
tó tanto a la vía piramidal como a la extra-
bre de mioclonías de actividad.
piramidal. Como en estos casos afecta sólo
a un lado se llama hemiatetosis, y como está ESPASMOS MUSCULARES Y CALAM­
asociada a la hemiplejía, se llama hemiateto­ BRES. Los espasmos son contracciones
sis asociada. tónicas, intensas, que fijan el segmento
que interesan, la mayoría son indoloras,
MIOCLONIAS (5,8,18,22). Se deben a la pero duraderas y afectan a los'" múscu­
lesión del neo-striatun que suprimen su con­ los sinérgicos. Se diferencian de los ca­
trol y dominio sobre el sistema magno celu­ lambres, en que éstos afectan a un sólo
lar del palidum. Aunque pueden presentarse músculo, y son de corta duración y muy do­
en cualquier parte del cuerpo,, sin embar­ lorosos, pero su causa es la misma.
go, afectan especialmente a los miembros in­ Entre los más conocidos mencionamos
feriores, y se caracterizan por ser movimien­ ai espasmo torticolar, (13) por contrac­
tos involuntarios, como sacudidas clónicas ción del esternocleido-mastoideo y trape­
de un músculo o de un grupo pequeño de cio. Fig. 127-5. Se produce por acce­
músculos que no llegan a movilizar el miem­ sos subintrantes de corta duración que hacen
bro al que pertenecen; pueden repetirse va­ rotar la cabeza típicamente. Puede verse en
rias veces por minuto y acompañar a cual­ afecciones de la columna cervical o lesiones
quiera de los otros movimientos involuntarios de los centros subcorticales.
que hemos descrito. En la cara, los espasmos que más se ven
Pueden encontrarse en la epilepsia son los que acompañan a la parálisis facial
-827-
vulsiones tónicas se caracterizan porque pro­
vocan una contracción enérgica de los mús­
culos que fijan las articulaciones correspon­
dientes y se acompañan de pequeños estre­
mecimientos que afectan a un miembro o a
todo el cuerpo. Las convulsiones clónicas,
en cambio, determinan contracción y rela­
jaciones musculares en forma alternativa y
brusca, lo que determina desplazamiento y
agitación de los miembros o sector compro­
metido. Clásicamente se las observa en las
crisis generalizadas tónico - clónicas, conoci­
das anteriormente con el nombre de Gran
Fig. 127-5 Espasmo Torticolar
Mal.
periférica. Puede afectar a toda la mitad de
Cualquiera de estas dos variedades de
la cara (Hemiespasmo facial), (7) o sólo a
convulsiones pueden presentarse en un seg­
algunos segmentos como los orbiculares de
mento o en todo el cuerpo, según la variedad
los párpados y de los labios, el masétero, la
de epilepsia que afecte a esa persona.
lengua, etc. Pueden verse también en los
epilépticos y tetánicos. Un ligero recuento fisiopatológico nos
Entre los espasmos profesionales men­ hará comprender mejor estos fenómenos:
cionamos al mal llamado calambre del tele­ Ante todo es de afirmar que cualquier cere­
grafista, al espasmo del escribiente, de los bro normal, potentemente influenciado por
violinistas y pianistas, etc. Son contraccio­ estímulos químicos o físicos, especialmente
nes de los músculos que intervienen en la eléctricos, es capaz de motivar convulsiones.
función y que impiden la ejecución de la Sin embargo, algunas regiones se han recono­
misma; pueden causar dolor. cido como especialmente sensibles, a saber:
la corteza motora; las estructuras del sistema
Recordamos aquí a los espasmos de la límbico; el lóbulo temporal con sus núcleos
tetania producida por hipocalcemia y estu­ subcorticales; la amígdala y el hipocampo
diada a propósito^ de la paratiroides. (8). Fig. 127-6.
CONVULSIONES - EPILEPSIA.- Exprofe-
Aun persiste la teoría de Jackson,
samente hemos dejado para el último ef estu­
emitida hace casi un siglo, que pretende ex­
dio de estos movimientos involuntarios,
plicar el mecanismo de las convulsiones,
puesto que su frecuencia llama la atención
la cual afirma que los accesos convulsivos,
de todo médico y aun del vulgo, el cual los
ataques, se originan en un determinado foco
identifica en general como ataques. Cuando o acumulo de células que estarían sufriendo
las crisis convulsivas tienden a repetirse se
trastornos metabólicos intra y extracelula-
denominan epilepsia. Se trata de contraccio­ res, los cuales al despolarizarse violenta y
nes musculares involuntarias, generalizadas o excesivamente descargarían su energía en
localizadas, que se suceden en accesos más o forma paroxística, la cual, a través de las
menos violentos y que pueden acompañarse vías nerviosas se difundiría por el resto del
o no de pérdida de la conciencia. cerebro fundamentalmente normal, origi­
Se distinguen dos variedades de con­ nando un ataque convulsivo generalizado.
vulsiones : las tónicas y las clónicas. Las con­
- 828 -
subcorticales, especialmente el tálamo óptico
de donde partirían los estímulos a todo el
resto del cerebro.

CLASIFICACION DE LAS EPILEPSIAS:

I. Crisis parciales (que empiezan de


forma local)
A. Crisis parciales con sintomatoiogía
elemental (en general, sin trastornos
de la conciencia)
1. Con síntomas motores (incluye
las crisis epilépticas jacksonia-
nas)
2. Con síntomas sensoriales o
somatosensoriales especiales
3. Con síntomas autonómicos
Fig. 127-6 Regiones especialmente sensibles 4. Formas compuestas
a m otivar convulsiones.
B. Crisis parciales con sintomatoiogía
Los trastornos metabólicos celulares compleja (generalmente con tras­
estarían relacionados con el aumento de la tornos de la conciencia)
permeabilidad de membrana al ingreso de (crisis del lóbulo temporal o
sodio y al exceso .de potasio extracelular. psicomotrices)
(18). También el calcio tendría que ver,
puesto que la disminución del mismo trastor­ 1. Solamente con trastornos de la
na la estabilidad de la membrana y causa conciencia
oscilaciones; en cambio su aumento tiene un 2. Con sintomatoiogía cognosci­
efecto depresor anticpnvulsivo. tiva
3. Con sintomatoiogía afectiva
Obviamente que en el equilibrio meta-
4. Con sintomatoiogía “psicosen-
bólico intervienen también la irrigación cere­
sorial”
bral, por el oxígeno, y la glucosa. De hecho
5. Con sintomatoiogía “psicomo-
la insuficiencia de cualquiera de estos tres
triz”
factores alteran el equilibrio de la membra­
(automatismos)
na celular dando paso a los trastornos elec­
6. Formas compuestas
trolíticos.
C. Crisis parciales que secundariamen­
Los raros ataques de los lactantes por
deficiencia de piridoxina, se ha comprobado te se generalizan
experimentalmente que se deben al antime- II. Crisis generalizadas (simétricamente
tabolito metopiridoxina (9). bilaterales y sin comienzo local)
Sin embargo de lo anotado, otros sos­ 1. Ausencias (pequeño mal)
tienen que los ataques se deberían a una in­ 2. Mioclonía epiléptica masiva
hibición de las células corticales, liberando bilateral .
co n tin u a.......
de su influjo al automatismo de los centros
-829-
...viene ^ Espasmos infantiles EXAMEN DE LAS EPILEPSIAS
4. Crisis clónicas
5. Crisis tónicas A riesgo de resultar molestos, desea­
6. Crisis tonicoclónicas (gran mal) mos resaltar que la Historia Clínica del pa­
7. Crisi s atónicas ciente debe ser absolutamente completa,
8. Crisis acinéticas pues en todos y cada uno de los estadios de
ella se encuentran datos significativos para
in. Crisis unilaterales (o con predominio el diagnóstico y tratamiento de las convul­
en un lado) siones; sin embargo, en el examen de ellas se
da un hecho singular, y es, que el médico
IV. Crisis epilépticas sin clasificar (por
puede asistir y ser testigo de todo lo que le
insuficiencia de datos)
está sucediendo en ese momento al paciente
E s tra c to de Gastaut, H. Clinical And electroence-
o, por haberse sucedido al acceso convulsivo
phalographical classification of epileptic seizures. horas o días antes, ser absolutamente depen­
Epilepsia 11:102-113.1970._____________ diente de la información que en la anamnesis

CUADRO No. 127-2


ANAMNESIS DE LA EPILEPSIA
CRISIS GENERALIZADAS TONICOCLONICAS
Qué preguntar Cómo preguntar
1-- Herencia de los ataques 1.— En su familia hay alguna persona
que sufra de ataques?
2..- Aura 2.— Ud. sabe de alguna manera que ya
le van a venir los ataques? Qué es
lo que siente?
3.- Estado de la conciencia 3 .- Pierde el conocimiento cuando le
durante el ataque viene el ataque?
4 .- Caída y probables heridas 4 .- Se cae cuando le viene el ataque?
Se ha herido o golpeado?
■§.— Mordedura de la lengua : Se ha mordido la lengua?
6 .- Tipo de convulsiones 6.— Cómo eran las contracciones? Có­
mo era el ataque?
7 .- Estado crepuscular 7 .- Al despertarse, sintió algo?
8. - Memoria del ataque 8 .— Ud. sí se acuerda que le dió el
ataque?
9 .- Horario del ataque 9.— A qué hora del día o de la noche
le da los ataques?
10.- Frecuencia 10.- Cada qué tiempo le da los ataques?
11.— Número 11.— Cada vez, le da un solo ataque o
le da varios seguidos?
-830-
recibe del paciente, pero sobre todo de fami­ El aura tiene especial interés para tra­
liares o amigos que han presenciado los ata­ tar de identificar el sitio de origen del foco
ques. Por lo que antecede se conluye, que principal y tiene una forma de presentación
el médico debe ser capaz de reconocer la muy variada, así, puede ser:
naturaleza de la enfermedad de su paciente 2.1: Psíquica: como cambios de carácter,
por cualquiera de las dos circustancias, es llanto fácil, miedo inexplicable;
decir, por el examen físico o por el interro­
2.2: Sensorial: que puede percibirse en
gatorio respectivamente.
cualquiera de los sentidos: ruidos, objetos,
Anamnesis. Aparte de las preguntas aplica­ olores, sabores, etc., todos realmente inexis­
bles a cualquier síntoma del cuadro No. 3-1, tentes;
que hoy cobra especial importancia, pregun­ 2.3: Sensitiva:. percepción de frío, o calor
taremos sobre la herencia de los ataques, el que recorre todo el cuerpo, parestesias;
aura, el estado de la conciencia durante el
ataque, si hubo caída o no del paciente, si 2.4: Secretoria: como sudor, sialorrea;
sufrió heridas al caer, qué tipo de contrac­ 2.5: Motora: temblor, espasmo, contrac­
ciones eran, cuál era el estado al despertar ciones en alguno de los miembros.
(estado crepuscular), la memoria del ataque, 3.— Estado de la conciencia durante el
horario y frecuencia de los ataques. El cua­ ataque: Una característica básica de las
dro No. 127-2, nos indica el qué y el cómo crisis tonicoclónicas generalizadas es la
preguntar. pérdida de la conciencia que dura todo el
tiempo, desde la caída hasta el estado cre­
puscular previo a la recuperación plena de
la conciencia.
CONSIDERACIONES AL CUADRO 127-2
En las ausencias, la pérdida de la conciencia
1.- Herencia: Un aspecto particularmente puede ser de segundos, durante los cuales
importante de la epilepsia esencial es su ca­ el paciente fija la mirada y se produce mi­
rácter hereditario, autosómico, recesivo driasis, para luego volver en sí y continuar ,
pudiendo encontrarse la enfermedad en va­ con lo que estaba haciendo o diciendo, como
rios miembros de una misma familia (3). De si nada hubiera pasado. Pueden repetirse mu­
hecho, cuando los dos progenitores son epi­ chas veces en el día.
lépticos, hay muchas más probabilidades de La fuga es una forma peculiar de pérdida de
que los hijos también lo sean. la conciencia, pues, mientras dura, el pacien­
te puede caminar, salir de su casa, realizar
algunas acciones y de pronto despertarse >
causando sorpresa en el propio paciente que
2.— Aura: Es la percepción de algún males­ no sabe lo que ha pasado.
tar que siente el enfenno al iniciarse el ata­
En las crisis psicomotoras de Gibbs, el en­
que. Cuando se presenta con alguna anterio­
fermo inconciente delira, se muestra ansioso
ridad, el enfenno alcanza a tomar precaucio­
y sufre de temblores, movimientos de suc­
nes como sentarse, acostarse, retirarse de un
ción, crisis de risa, etc.
lugar peligroso, etc., pero otras ocasiones no
le da tiempo y el enfermo cae sin conoci­ 4.— Caída y probables heridas.— En el
miento, como fulminado. gran mal, al perder el conocimiento, el enfer- .
- 831 -
mo cae violentamente emitiendo un grito, y 9 .- Horario.- No es que los ataques ten­
puede sufrir heridas graves o no de acuerdo gan una hora especial para su presentación,
a las circunstancias, lo que hace de esta en­ pero sí es de resaltar que pueden presentarse
fermedad una situación peligrosa para el pa­ aun durante la noche, en pleno sueño, de lo
ciente que no deberá exponerse a ambientes cual el paciente se da cuenta al otro día por­
riesgosos por la posibilidad de hacerse mu­ que se ha mordido la lengua o se ha orinado
cho daño adicional. En todo caso, el pacien­ o hecho la deposición.
te queda en el suelo con la pupilas dilatadas 10.— Frecuencia.— Es muy variable; lo mis­
y con signo de Babinsky, bilateral. mo puede ser que se presente cada semana
5.- Mordedura de lengua.- Es muy típico como cada mes (coincidiendo con la mens­
de esta enfermedad que el paciente se queje truación en las mujeres) (1) como cada año o
de heridas sangrantes de la lengua y carrillos, cada varios años. Lo que sí es importante es
producto de la prehensión de los mismo en­ que sirve como dato referencia! para la tera­
tre sus dientes durante la fase convulsiva. péutica, pues en general con el tratamiento
Muchas veces el enfermo sabe que ha sufrido los ataques van haciéndose cada vez más ra­
de ataques cuando constata la lesión de la ros; y, cuando la epilepsia es de la variedad
lengua. sintomática o secundaria, el tratamiento espe­
6 — Tipo de convulsiones.— A los pocos cífico lo hace desaparecer. En cambio, en la
segundos de la caída se inicia una fase de forma esencial, la suspensión del tratamiento
contracciones tónicas en todo el cuerpo, puede provocar la reaparición frecuente de
durante la cual, el enfenno, con los puños los ataques y aun desencadenar un Status
cerrados se ve agitado por un ligero temblor. epilepticus(19).
El paciente está en apnea y puede comenzar 11.—Número.—Lo más frecuente es que el
la cianosis. Inmediatamente después se ataque sea uno solo; pero no son raros los
inician las convulsiones clónicas que agitan casos en que pueden ser varios en forma
todo el cuerpo del enfermo; duran pocos subintrante. Cuando son muchos y muy se­
minutos, durante los cuales expulsa espuma guidos, se dice que el paciente ha entrado en
por la boca y puede emitir orina y heces status epilepticus, durante el cual está hiper-
fecales, dejándole en un profundo sueño que tenso, con fiebre, respiración difícil, relaja­
puede durar minutos u horas. ción de los esfínteres, y puede dejar como
7.— Estado crepuscular.—Si el paciente no secuela daños irreparables del cerebro;
recupera la conciencia inmediatamente des­ Otras consideraciones a propósito de ia anam­
pués del ataque, puede permanecer durante nesis: De la anamnesis general de los sínto­
un tiempo variable en un estado post ictal, mas podemos extraer algunas conclusiones,
caracterizado por fatiga, cefalea, confusión, por ejemplo: Aunque la fecha aparente de
algún trastorno sensorial y a veces hasta pa­ comienzo fuera reciente, hay que tener en
resias. cuenta que la fecha real puede remontarse a
8 - Memoria del ataque.- Otro dato muy la infancia, especialmente en relación a la
característico es la amnesia del ataque, el en­ epilepsia esencial. Sin embargo, el estable­
fermo no recuerda nada de lo sucedido, ex­ cimiento de la edad del enfermo en la que
cepto del aura. La falta de este síntoma, es presentó el primer ataque puede tener valor
decir, el recuerdo del ataque, pone en duda para el reconocimiento de la probable causa.
■lanaturaleza epiléptica de las convulsiones. Asi, en el recién nacido, la causa más fre-
-832 -
cuente tiene que ver con traumatismos cra­ ciones tónico - clónicas durante las cuales
neales durante el parto; en la primera infan­ el enfermo hecha espuma por la boca de
cia, las enfermedades eruptivas, la simple color rojizo si hay herida de la lengua o ca­
dentición, las meningitis; en la segunda in­ rrillos por mordeduras; expulsión de heces y
fancia, la epilepsia esencial puede ya tener su orina; midriasis y Babinsky bilateral; apnea y
inicio, o los vermes intestinales ser su causa; a veces cianosis. Todo ésto es tan evidente
en la edad adulta, puede iniciarse la epilep­ que su diagnóstico presuntivo es fácil.
sia, pero además el alcoholismo, los tumores La forma de confirmar que las convul­
cerebrales, intoxicaciones de. cualquier tipo siones son de origen epiléptico es realizan­
tanto exógenas como endógenas, las cardio- do un estudio neurológico completo,muchos
patías del tipo de Stokes-Adams, y la esteno­ de los exámenes complementarios útiles en
sis aórtica, el lupus eritematose; en los viejos, el estudio del sistema nervioso que más
la hipertensión arterial, arterioclerosis y ure­ tarde los conoceremos, y dentro de éstos,
mia, suelen ser la causas más frecuentes de el electroencefalograma (EEG).
epilepsia secundaria; y a cualquier edad, los
traumatismos craneales.
La forma de comienzo, siempre busca Epilepsia parcial o Jacksoniana,—(18). Son
en las crisis tonicoclonicas generalizadas, los que afectan a un segmento del cuerpo,
puede algunas ocasiones tener en período sin pérdida del conocimiento, aunque alguna
previo de accesos de ausentfias,pero en vez las convulsiones pueden generalizarse.
muchos pacientes pueden alternar estas dos
Las convulsiones segmentarias pueden
formas de epilepsia.
iniciarse en la cara, un brazo o una pierna
La medicación específica antiepilépti­ con la característica de que suelen empezai
ca mitiga la enfermedad y puede mantenerla en la porción distal del miembro para luegc
sin convulsiones durante años, pero la sus­ ir ascendiendo. Esto permite que en alguna
pensión o el cambio brusco de medicamento, ocasión, al comprimir oportunamente e]
pueden reactivar los ataques. . miembro en su porción distal se logre evitai
La evolución de la enfermedad sé refiere tan­ que las convulsiones progresen.
to al ataque tonicoclonico generalizado Las convulsiones son tipo tónico—cló­
cuanto a la enfermedad en sí. nicas y siempre están precedidas de aura.
Muchos pacientes pueden cursar, entre Se la considera como producida poi
los ataques epilépticos, con un comporta­ una irritación focal de un centro motor cor­
miento normal, pero otros pueden sufrir tical.
problemas emocionales y una conducta neu­
rótica de inadaptación, defectos de la fun­
Otras variedades de crisis.—De acuerdo cor
ción intelectual y verdaderas psicosis con
la clasificación de Gastaut, que antes hema
manifestaciones esquizofrénicas que compe­
señalado, son muy variadas las formas dt
ten al campo de la psiquiatría.
presentaciones de las crisis epilépticas. Noso
EXAMEN FISICO: Por todo lo que hemos tros hemos descrito ya las formas de presen
dicho, ya podemos concluir que durante el tación más frecuentes, sin embargo, vamos ¡
ataque se pueden percibir los siguientes sig­ hacer una rápida descripción de algunas otra
nos: Grito epiléptico; pérdida de la concien­ por ser algo comunes, a pesar de que éste n<
cia; caída brusca y posibles heridas; contrac­ es el objetivo principal de este texto.
- 833 -
Crisis mioclónicas.- Ya hemos hablado de rarlas causas más frecuentes: factores genéti­
ellas y no vamos a repetir; sólo añadiremos cos (herencia); enfermedades del parto y
que son más frecuente en los niños. asfixia del recién nacido; enfermedades
infecciosas, bacterianas y virales ¡enfermeda­
Crisis parciales con sintomatoiogía elemen­ des parasitarias (cisticercosis); fiebre, intoxi­
tal.— Pueden empezar en forma local sin caciones por monóxido de carbono, insecti­
trastornos de la conciencia. También pueden cidas órgano fosforados, saturnismo; alcohol;
hacerlo como las crisis jacksonianas ya descri­ supresión brusca de medicamentos anticon-
tas, o con síntomas sensoriales o somatosen- vulsivantes; posvacunación infantil; embara­
soriales, es decir, con parestesias o trastornos zo, pero no por sí mismo, sino por eclamp­
visuales o auditivos o sensaciones especiales sia; traumatismos craneales; trastornos circu­
en el estómago y abdomen o con mezclas de latorios que afectan al cerebro; trastornos
todas ellas. metabólicos, como; deficiencia de piridoxi-
na o de vitamina B6, diarrea en los niños por
Estas crisis parciales pueden generali­
el desequilibrio hidroelectrolítico debido
zarse; son llamadas crisis parciales secunda­
al efecto tóxico de las bacterias causantes;
riamente generalizadas.
hipocalcemia, hipoglicemias, uremia, fenilec-
tonuria;. malformaciones congénitas del
Crisis parciales con sintomatoiogía comple­
cerebro; el frío en los niños prematuros; el
ja.— Pueden acompañarse de trastornos de
premenstruo; tumores cerebrales; y otras.
la conciencia. Entre éstas destacamos a las
crisis del lóbulo temporal, entre las que se
encuentran las crisis psicomotrices de Gibbs,
y las fugas que antes hemos señalado. Se
destacan en ellas el comportamiento auto­ CAPITULO No. 128
mático con realización a veces de actos com­
plejos de los cuales después el paciente'no
guarda ningún recuerdo. TONO MUSCULAR

Las crisis con sintomatoiogía predominante


psíquica se caracterizan por su intermitencia. Habíamos dicho
Durante la crisis el paciente puede sufrir de que el sistema extrapiramidal interviene en
ideas delirantes, alucinaciones, pensamientos el control del tono muscular, así es en efec­
forzados, fenómeno de lo ya visto (déjá vu). to, pero hoy vamos a ver que su manteni­
Durante las intercrisis pueden ser completa­ miento en condiciones normales es el pro­
mente normales. ducto de la intervención de diversas estruc­
turas nerviosas que mantienen en delicado
Etiología.— Finalmente, y con el objeto de equilibrio de semi-tensión al músculo en
“redondear” el capítulo, vamos a enume- reposo.
- 834 -
RECUENTO ANATOMO-FISIOLOGICO.-
(4, ’5:, 7, 8,9) Fundamentalmente el tono es
una función refleja que se realiza a nivel me­
dular especialmente. La estructura anatómi­
ca que se encarga de esta función está com­
puesta por, Fig. 128-1^ una vía aferente
constituida por los nervios sensitivos, unos CUERPO BE Ü J Y S O \
centros situados en la médula, y una vía efe­
LfíCUS
rente constituida por la neurona motriz peri­
férica. NUCLEO

Los estímulos que ponen en movimiento


este acto reflejo nacen en los mismos mús­
culos, es decir, son propioceptivos, y pueden
ser de estiramiento pasivo, llamado reflejo
miotático, de mayor significación en los
músculos extensores; de tacto, de presión y
laberínticos.
Los receptores de los estímulos son los hu­
sos neuromusculares y los órganos de Gol-
gi. (6) Estos últimos se encuentran situados
en las uniones de los músculos con sus ten­
dones, de donde viajan los estímulos hada la
motoneurona alfa, a través de las fibras Ib.,
que conducen menos rápido que los la.; su
intervención es menos eficaz que la de los
husos y actúa inhibiendo el reflejo miotático.

Centros superiores de ControL— Sobre los


centros medulares esencialmente tonígenos
y en los cuales se encuentran los centros
prácticamente de cada músculo, actúan otros
situados a nivel superior, Fig. 128-1* que
se encargan de controlar su función aumen­
tando o disminuyendo el tono de acuerdo
con las circunstancias. Estos centros son:
1 .- El núcleo de Deiters, esencialmente VIAS QUE AUMENTAN EL TOMO
estimulador del tono; VIAS QUE DISMINUYEN EL TOMO
2 — El laberinto, (3, 12) cuyos estímulos VIAS AFERENTES DE LOS ESTIMU­
LOS PROPIOCEPTIVOS Y ÉXTE-
van al núcleo de Deiters, y luego a la médula ROCEPTIYOS
a través de la vía vestíbulo-espinal; por esto NEURONA, MOTRIZ PERIFERICA
es que el núcleo de Deiters desempeña tan
Fig. 128-1 A: Arco reflejo del tono muscu­
importante papel en la actitud del cuerpo; lar. B: centros superiores del
3 .- El cerebelo, que inhibe y estimula el control del tono muscular.
- 835 -
tono. Inhibe cuando el vermis cerebeloso Además obsérvese que si se destruyen
Paleo cerebelo), influye sobre el núcleo de las vías aferentes, conductoras de los estí­
deiters. a través del núcleo rojo. Estimula, mulos del reflejo del tono habrá hipotonía;
atando los hemisferios cerebelosos, (Neo-ce- igual si se destruyen los centros tonígenos de
ebelo), actúan, pero en asociación con la la médula. En cambio si no hay destrucción
¡orteza cerebral. de estas vías, sino sólo irritación, al aumen­
L -' El sistema extrapiramidal» según ya he­ tar el número de estímulos tonígenos, la res­
nos visto antes, inhibe a los centros diencefá- puesta será de contracción.
icos dinamógenos, razón por la cual, su le* NOMENCLATURA: Las modificaciones del
ion produce hipertonía, especialmente cuan- tono se las reconoce como:
lo los afectados son el pallidun y el cuerpo
Hipertonía: Significa aumento del tono.
¡striado.
Hipotonía: Es la disminución del tono.
La corteza cerebral, su zona motriz y
ambién su correspondiente vía piramidal, Atonía: Es la desaparición del tono; el mús­
on inhibidoras del tono; por eso es que su culo queda absolutamente flácido; y
esión produce hipertonía. Distonía: Es la condición en la cual en
El cuadro No. 128-1 sintetiza lo un músculo de tono normal pueden haber
¡xpuesto. accesos de hiper o hipotonía.
Nótese una vez más, que la neurona SEMIOTECNIA DEL TONO: Las variacio­
notriz periférica es la única vía por la que nes del tono antes anotadas se las reconoce
tejarán a los músculos los estímulos toníge- por la palpación y el estudio de los movi­
ios. Por esto es que la lesión del nervio mientos pasivos.
notriz produce fladdez e hipotonía. La hipertonía demuestra a los músculos
Por otra parte, ahora es fácil deducir haciendo relieve debajo de la piel, mantenien­
iue si sé destruyen los centros tonígenos, do al miembro o segmento al que pertenecen
¡redominarán los inhibidores y el resultado en permanente flexión o extensión, según
erá hipotonía, a la inversa si se destruyen los los músculos en los que predomina el tono, o
nhibidores, predominarán los estimuladores extendidos y rígidos si es en ambos. La pal­
r el resultado será hipertonía. pación los encuentra duros, oponiéndose a

CUADRO No. 128-1

CENTROS SUPERIORES DE CONTROL DEL TONO MUSCULAR


Estimulan , Inhiben
1.— Núcleo de Deiters 1 Corteza Cerebral
2 .- Centros hipotalámicos y cKen- 2.— Vermis cerebelosos
cefálicos
3 .- Hemisferios cerebelosos 3 .- Núcleo rojo
4 .- Cuerpo estriado
-8 3 6 -

Fig. 128-3 Hipotonía muscular

CONSIDERACIONES AL CUADRO No.


128-2.- HIPERTONIA: Hemos venido dicien­
do que tanto las lesiones del sistema pirami­
Flg. 128-2 Músculos hipertónicos dal como del extrapiramidal producen au­
ménte del tono muscular, sin embargo, sus
la realización de los movimientos pasivos, características son un tanto diferentes, así-
los cuales no llegan a ser de la amplitud nor­ Cuando la lesión es del sistema piramidal,
mal. Fig. 128-2. la hipertonía es parte del síndrome ya estu­
diado con el nombre de piramidalismo, y se
En la hipotonía y más aun en la atonía, caracteriza por afectar a los músculos distales
los músculos se pierden debajo de la piel, y si de los miembros, respetando la cara; desapa­
el paciente está acostado se observa como rece en reposo, pero aumenta al realizar
los miembros flácidos se hunden en la cama. un acto voluntario. Al contrario, cuando
La palpación los encuentra blandos, no elás­ la lesión es de la vía extrapiramidal, la con-
ticos como en condiciones normales, y los tractura predomina en la cara, cuello y
movimientos pasivos que pueden realizarse músculos proximales de los miembros tanto
con las articulaciones a las que pertenecen flexores como extensores, desapareciendo al
alcanzan una extensión mayor, Fig. 128-3. realizar movimientos voluntarios y aparecien­
A la hipotonía y atonía suele asociarse fre­ do en reposo, y dando lugar a la aparición del
cuentemente una notable pérdida de la fuer­ signo de Negro, o de la rueda dentada, que
za muscular. consiste en comprobar que, al realizar un mo­
Recuérdese una vez más que antes de vimiento pasivo, éste se hace a saltos por la
estudiar a los músculos, hay que tener una oposición que ofrecen los músculos corres­
idea de cual es el estado de los huesos, arti­ pondientes. Este signo se hace más evidente
culaciones y nervios correspondientes. Ade­ con la maniobra de Ford, que consiste en so­
más, al realizar los movimientos pasivos de­ licitar al paciente que haga puño, con fuerza,
be orientarse la atención del enfermo en otra en el lado contrario al que se va a examinar,
dirección, con el objeto de que, voluntaria­ Fig. 128-4.
mente, no oponga resistencia ni ejecute el Resulta obvio comprender que habrá
movimiento activamente. hipertonía siempre que hay una lesión de los
El cuadro No. 128-2, sintetiza lo ex­ centros inhibidores del tono, pero en la ©tíni­
puesto. ca general lo que más frecuentemente vemos
— oj / —
i

CUADRO No. 128-2

EXAMEN DEL TONO MUSCULAR (*)

QUE EXAMINAR COMO EXAMINAR


Inspección Palpación Movimientos pasivos
Hipertonía — Actitud fija del — Músculos duros - Limitados en ex­
miembro a la presión tensión
— Relieve muscu­ - Se opone a su eje­
lar notorio cución:
Hipo/Atonía — Actitud del — Músculos sua­ - Signo de Negro +
miembro hun­ ves, blandos, Extensión exage­
dido en la cama flácidós rada
- Desaparición - Realización dema­
del relieve siado fácil

NOTA: Hay que pedirle al paciente previamente que no oponga resistencia ni


ayude en la ejecución de los movimientos. Mejor es desviar la atención
del examinado.

frecuentas. Así tenemos las de las afecciones


articulares agudas, traumáticas o infecciosas
(artritis), que inieialmente pueden provocar
contracturas reflejas de los músculos periar-
ticulares; las de las peritonitis, qué afectan
i los músculos abdominales, también de tipo
reflejo; y en las meningitis, en las que
sistemáticamente se encuentra, rigidez de la
íuca y contractura de los músculos flexores
ie las piernas, dando , origen a los signos
de Kernig y Brudzinski, que ya los conoci­
Fig. 128-4 Búsqueda del signo de Negro,
mos en otra parte, y los volveremos a mencio­
con la maniobra de Ford nar en el síndrome meníngeo. También he­
mos mencionado a la rigidez muscular del
es en la enfermedad de Parkinson, aunque tétanos (1) que, aunque es generalizada, sin
también en la rigidez arterioesclerótica de embargo, puede iniciarse segmentariamente
Forster y otros. por la cara dando trismus y risa sardónica,
Estas dos formas de rigidez o contrac­ para más tarde afectar a los miembros y
tura pueden ser consideradas como genera­ músculos paravertebrales; se debe a la acción
lizadas, para diferenciarlas de las segmenta­ tóxica sobre los centros tonígenos del bulbo
rias, que en la medicina general son muy y la médula. Algo semejante puede decirse
-838 -

de la intoxicación por estricnina. (2) con la 3.— Goldberg, J.M., and Fernández, C.: Vestibu-
lar mechanisms. Ann. Rev, Physiol., 37.
diferencia de que la contractura se inicia en 129, 1975
los miembros. 4.— Granit, R.: Muscular tone. J. Sport Med.
HIPOTONIA.- Desde el punto de vista neu- 2: 46, 1962
rológico se comprende que siempre que se 5.— Guyton, A.C.— Tratado de Fisiología Médi-
ca. Interamericana, Madrid. 5a. ed., cap 49
lesionen los centros estimuladores del tono 51, 52, 53. 1977
se producirá hipotonía muscular, por predo­
6.— Houk, J-, and Henneman, E.: Responsos ot
minio de los centros inhibidores del mismo. Golgi tendón Organs to active contractions
Sin embargo, en la clínica general es posible o í the soleus muscle of the cat. J. Neuro-
observarla en las fases inicíales de las hemi­ physioL, 30: 466,1967
plejías centrales y en secciones medulares que 7.— Lloyd, D.P.: Action in primary afferent
fibers in the spinal cord. Inter. J. NeuroscL,
dan paraplejías. (10).Del sistema extrapira- 1: 1,1970
midal hay que recordar a la corea de Syden—
8.— Mettler, F.A.: Muscular tone and movement:
han; en el síndrome cerebeloso (véase más their cerebral control in primates. NeuroscL
adelante) es un signo típico; y naturalmente, Res^ 175, 1968
siempre que interrumpa el arco reflejo del 9.— Merton, P. A.: How We control tile contrae-
tono, por eso es que se ve en la Tabes dorsal, tion of our muscles. SeL Amer., 226: 30,
1972
por lesión de los cordones posteriores de la
10.— Mumenthaler, M.—Neurología. Salvat Edito­
médula, conductores de los estímulos pro­ res, S.A., Barcelona, 1979, pp. 207
pioceptivos; en la lesión de las células ner­ 11.— Mumenthaler, M.—Neurología. Salvat Edito­
viosas que constituyen la neurona motriz pe­ res, S.A., Barcelona, pp. 224, 1979
riférica, como en las poliomielitis (11) que 12.— Wolfson, R.J.: The Vestibular System and
producen parálisis flácidas, igual que en la its Diseases. Philadelphia, University of
destrucción del nervio motor periférico que Pennsyhrania Press, 1966
conduce los estímulos tonígenos.
Las hipo y atonías de origen estricta­
mente muscular por enfermedad localizada
CAPITULO 129
en ellas, han sido mencionadas en el capítulo
músculo-esquelético, al cual nos remitimos.
Distonía.— La mencionamos hoy, aunque MOTILIDAD REFLEJA
la volveremos a ver al referimos a la atetosis
y otros síndromes extrapiramidales. En el más
bajo nivel de control neurológico se encuen­
tran los movimientos reflejos que, tanto filo-
BIBLIOGRAFIA
genética como ontogenéticamente hablando,
son los de origen más primitivo, pero repre­
sentan al mismo tiempo la unidad funcional
1.— Adams, E.B., Lauience, D.R., and Smith, del sistema nervioso.
J.W.G.: Tetanus. Philadelphia, J.B. Lippin-
cott Company, 1969 Se trata de movimientos involuntarios
2.— Fianz, D.N.: Estimulantes del sistema Ner­ que provocados por un estímulo originan
vioso central: Estricnina. En Good— automáticamente o inmediatamente una res­
man, L.S., y Gilman, A. Bases Farmacológi­
cas de la Terapéutica. Interamericana, Mé­ puesta muy específica propia del músculo
xico. 5a. ed.. Cap. 18, pp. 302,1978. estimulado. Existen también reflejos de
-839-
f otro orden que actúan en los músculos
jjsos y orgánicos secretorios que se realizan
gjji control de la conciencia; por el momen­
to n° nos vamos a referir a éstos, sino sólo
a los que tienen que ver con los movimientos
del sistema músculo-esquelético.
Como en las ocasiones anteriores, pri­
mero vamos a hacer un ligero recuento
anatomo-fisiológico para poder comprender
con claridad lo que son los reflejos.

RECUENTO ANATOMO-FISIOLOGICO.-
(1,3,4) Fig. 129-1. La estructura anatómica
que controla un movimiento reflejo está
compuesta por el arco reflejo, formada por:
una vía aferente, conductora del estímulo;
un centro analizador del estímulo y elabora-
dor de la respuesta específica; y una vía
eferente conductora de dicha respuesta.
La vía aferente se inicia, en su extre­
mo superficial, en un órgano microscópico
altamente especializado en la recepción del Fig. 129-1 Arco reflejo medular
estímulo, llamado por esto órgano receptor,
situado en la unión músculo-tendinosa y co­ del mismo nombre y está compuesta por
nocido más específicamente con el nombre los nervios motrices que conducen hasta el
de órgano de Golgi; y también en los husos músculo correspondiente el estímulo elabo­
musculares situados en el músculo y ya men­ rado en el centro para provocar la respues­
cionados a propósito del tono. La vía pro­ ta específica. Esta respuesta es ejecutada
piamente dicha está constituida por los ner­ por el músculo exitado por su nervio motor,
vios sensitivos que finalmente conducen el y requiere para su realización de la integri­
estímulo a las astas posteriores de la médula dad anatomo-funcional de dicho músculo.
espinal donde se encuentra la neurona afe­
rente. ' Hemos descrito el arco reflejo en su
expresión más simple y relacionada con
El centro, situado en la substancia gris los reflejos medulares; pero hay otros de
medular está compuesto por la neurona afe­ esta misma estructura cuyos centros se en­
rente, cuya prolongación central hace sinap- cuentran en el bulbo y en la protuberancia,
sis con la .neurona aferente-- o motriz, situada según los conoceremos más tarde.
en él asta anterior de la médula, originaria En el examen neurológico es indispen­
de la vía eferente. Entre las neuronas aferen­ sable examinar también los reflejos super­
tes y eferentes suele haber neuronas inter­ ficiales o cutáneo-mucosos. Estos tienen
mediarias, llamadas intercalares o de co­ una estructura anatómica un tanto más com­
nexión. pleja pues, según Sahli, (6) requieren para su
La vía eferente se inicia en la neurona realización de dos centros, el uno inferior
situado en la médula o bulbo o protuberan­
cia; y el otro, superior, situado en el cere­
bro. Fig. 129-2, el cual ejercería un dominio
sobre el arco inferior que no podría actuar
mientras no sea exitado por el superior.
Funcionalmente hablando, el reflejo
requiere de un estímulo adecuado en calidad,
sitio, intensidad y ritmo, de lo contrario no
se produce. La calidad tiene que ver con la
naturaleza del estímulo, por ejemplo, para
los reflejos esteotendinosos o profundos, el
estímulo adecuado es un golpe percutorio so­
bre el tendón del músculo escogido o sobre
la superficie ósea previamente analizada; esto
nos releva de más comentarios sobre el sitio
que se debe estimular, porque de no ser así
el resultado puede ser negativo o defectuoso;
la intensidad es importante, puesto que si el
estímulo es demasiado suave el reflejo no se
produce, es decir, existe un umbral mínimo;
el ritmo tiene que ver con la posible repe­
tición del reflejo ante el nuevo estímulo: si
el tiempo que separa a uno y otro es dema­ Fig. 129-2 Estructura anatómica de los arco
siado corto, no se produce, lo que está de­ reflejos cutáneo mucosos o supes
ficiales. A: Arco inferior. B: Ate
mostrando la existencia de un período re­ superior
fractario; al mismo tiempo, si se repite mu­
cho. un estímulo, el reflejo puede no reali­
zarse durante un tiempo, demostrando fatiga
fácil; sin embargo de lo cual, la repetición lor clínico, tanto profundos como superficie
de un reflejo hace que éste se realice cada les. Si primero se busca los unos y luego lo
vez con más facilidad, lo cual explica el otros o si se los va buscando por igual en ca
aprendizaje y la formación de hábitos como da región no tiene mayor importancia, lo qui
el amarrarse los cordones de los zapatos, el interesa es que se los investigue a todos. No
firmar, nadar, etc. sotros que estamos haciendo un examen re
gional los buscaremos a todos en cada región
En condiciones normales, los reflejos Como instrumental necesario se debí
están inhibidos por la vía piramidal, lo que disponer de una linterna, un martillo d<
explica que en el piramidalismo estén exalta­ reflejos y de una aguja. Fig. 129-3, par;
dos. También la voluntad puede dominarlos; usarlos según sea necesario; en general, e
igual que la ejecución simultánea de otros martillo es útil, para los reflejos profundos i
reflejos. osteotendinosos, y el alfiler para los super
EXAMEN DE LOS REFLEJOS.- Aunque ficiales o músculo-cutáneos.
los descritos son muchos,- sin embargo, noso­ El paciente debe estar tranquilo, reía
tros nos referiremos a los de reconocido va- jado, en la posición correcta para cada re
flejo y con la atención desviada hacia otra Fig. 129-4 Maniobra de Jendrassik
cosa, que no sea el examen que en ese mo­
mento realiza el médico. Para lograr ésto se
le puede hacer preguntas o conversar de cual­
quier cosa, pero también se puede acudir a
la maniobra de Jendrassik, Fig. 129-4, útil
cuando se examina los miembros inferiores,
que consiste en ordenar al paciente que
flexione los dedos de las manos, los engan­
che entre sí y, con fuerza, traccione las ma­
nos en sentido contrario, momento que se
aprovecha para el examen.
El cuadro No. 129-1, nos da una lista
de los reflejos profundos y superficiales que
deben buscarse siempre.
REFLEJOS DE LA CABEZA:
Reflejo del orbicular de los párpados. —
Se llama también superciliar. Es profundo.
Se lo encuentra percutiendo sobre la región
superciliar, Fig. 129-5. La respuesta es la
contracción del orbicular de los párpados.
Su vía aferente es el trigémino y la eferente
el facial; su centro' está en la protuberancia.
Reflejo corneal.- Es superficial. Se lo bus­
ca rozando, de fuera hacia adentro, la córnea Fig. 129-6 Reflejo corneal
con un algodón; Fig. 129-6, produce de in­
mediato la contracción del orbicular de los contracción del orbicular de los párpados.
párpados. Se lo utiliza mucho en la aneste­ Fig. 129-6. Su vía y centro son los mismos
sia para medir la profundidad, y también que el anterior.
en los comas en los que desaparece. Igual Reflejos pupilares.- Tanto a la luz como a la
que el anterior, sus vías son el trigémino y el acomodación, ya fueron descritos al estudiar
facial y su centro está en la protuberancia. el examen de los ojos por lo que no repeti­
Reflejo Conjuntiva!.- Superficial. Rozando remos, y además los volveremos a encontrar
la conjuntiva con un algodón se produce la al estudiar el motor ocular común.

PLIEGO: 24
-842-

CUADRO No. 129-1

REFLEJOS SUPERFICIALES Y PROFUNDOS INDISPENSABLES


EN TODO EXAMEN MEDICO
REGION REFLEJO
1.— Cabeza 1.1 Del orbicular de los párpados (Profundo)
1:2 Corneal (Superficial)
1.4 Pupilares
1.5 Maseterino (Profundo)
1.6 Del velo palatino o faríngeo (Superficial)
2- Tironeo 2.1 Medio esternal (Profundo)
2.2 Cutáneo abdominales (Superficiales)
2.3 Medio pubiano o de los aductores (Profun­
do)
3 .- Región Ano-perineal 3.1 Cremasteriano (Superficial)
3.2 Bulbo cavernoso (Superficial)
3.3 Anal (Superficial)
4.— Miembros superiores 4.1 Bicipital (Profundo)
4.2 Tricipital . (Profundo)
4.3 Olecraneano (Profundo)
4.4 Estilo-radial (Profundo)
4.5 Cubito pronador (Profundo)
4.6 Palmomentoneano (Superficial)
5.— Miembros inferiores 5.1 Rotuliano (Profundo)
5.2 Aquíleo (Profundo)
5.3 Contralateral de los aductores (Profundo)
5.4 Del flexor plantar o de Rossolimo (Profun­
do)
5.5 Cuboideo (Profundo)
5.6 Medio plantar (Profundo)
5.7 Cutáneo plantar (Superficial)
5.8 Signo de Babinsky ^sucedáneos
-843-
Reflejo maseterino.— Profundo,— Se lo
busca de dos maneras: 1.— Percutiendo
sobre el mentón del paciente que mantiene
la boca entreabierta, Fig.. 129-8; es aconse­
jable interponer el pulgar del médico que
descansa sobre el mentón y percutir so­
bre él
2- Colocando un bajalenguas que entre­
abre la boca del enfermo por la ligera presión
que debe hacerse sobre la lengua; se percute
sobre el bajalenguas, Fig. 129-9. En ambos
casos, la respuesta normal es la contracción
de los maseteros que pretenden cerrar la bo­
ca. Su vía aferente y eferente es el trigé­
mino y su centro está por tanto en la pro­ Fíg, 129-8 Reflejo maseterino. Percusió
tuberancia. sobre el mentón

Reflejo del velo palatino o faríngeo.— Super­


ficial. Se produce al rozar con un objeto,
bajalenguas, gasa, etc. la mucosa del velo del
paladar o la pared de la faringe; en ambos
casos la respuesta normal es la elevación
simétrica del velo. Puede producir náuseas.
Su patología la encontraremos al estudiar
los nervios vago y glosofaríngeo (X y IX
pares respectivamente).
REFLEJOS DEL TRONCO:
Reflejo medioestemal.— Profundo.— Per­
cutiendo sobre el tercio medio del esternón,
Fig. 129-10, se produce la contracción de los
pectorales de ambos lados.
Reflejos cutaneoabdominales.- Superficia­
les.— Son: Superior, medio e inferior, y su
técnica de examen es la misma; consiste en
estimular la piel del abdomen con un alfiler,
siguiendo una línea perpendicular a la línea
media, Fig. 129-11, a la altura del epigastrio,
mesogastrio e hipogastrio. La respuesta nor­
mal en los tres casos es la desviación del
ombligo hacia el lado estimulado. Sus cen­
tros están situados en el segmento dorsal
de la médula, en el siguiente orden: el su­
perior en el VI y VII; el medio en el VIII
y IX; y el inferior en X, XI y XII. Fig. 129-10 Reflejo medio esternal
-844-

Fig. 129-13 Reflejo cremasteriano


examinador, siguiendo una línea ascendente
Fig. 129*11 Reflejos cutáneo-abdominales Fig. 129-13. La respuesta normal en el hom­
bre es la elevación del testículo del mismo
Reflejo medio pubiano o de los aductores.- lado por contracción del cremáster; en la mu­
Profundo. El paciente debe estar acostado jer se contrae el labio mayor. Su centro está
con las piernas ligeramente flexionadas y los en L1 y L2.
muslos en abducción, Fig. 129-12; se percute Reflejo bulbo cavernoso.— Superficial.—Al
sobre la sínfisis del pubis y se produce una pinzar suavemente el glande se contraen los
doble respuesta: primero la aducción de las músculos bulbocavernosos, lo cual es sentido
piernas por la contracción de los músculos por el dedo del examinador colocado sobre
correspondientes; y segundo, la contracción la uretra bulbar. Su centro está en S3,
de los músculos del abdomen. Su. centro
Reflejo anal.— Superficial. La estimulación
está los segmentos D X, XI, XII y LI y II.
de la piel perianal, con un alfiler por ejem­
plo, produce la contracción del esfínter. Su
centro está en S5.
REFLEJOS DE LOS MIEMBROS SUPERIORES:
Reflejo bicipital.— Profundo. Con el brazo
del paciente semiflexionado, en supinación y
descansando sobre el brazo del médico, éste
toma del codo y pone su dedo pulgar sobre
el tendón deí bíceps del enfermo, Fig. 129-14,
sobre el cual percute: También puede percu­
tir directamente sobre ei tendón del biceps.
La respuesta fisiológica es la flexión del an­
tebrazo sobre el brazo. Su centro se encuen­
Fig. 129-12 Reflejo medio pubiano o de los a-
ductores tra en C5.
Reflejo tricipital.— Profundo. El brazo del
REGION ANO PERINEAL: paciente flexionado, haciendo casi un ángulo
Reflejo cremasteriano.— Superficial. Se esti­ recto, descansa sobre una mano del médico
mula la piel de la cara interna, tercio supe­ que lo sostiene a la altura del pliegue del
rior del muslo, con un alfiler o la uña del codo, Fig. 129-15. Se percute sobre el ten­
845 -

Fig. 129-14 Reflejo bicipital

Fig. 129-1S Reflejo Tricipital


Fig. 129-17 Reflejo cubitopronador
dón del tríceps, y la respuesta normal es la
extensión del brazo por la contracción del
bre la apófisis estiloides del radio. La
tríceps. Su centro se encuentra en los seg­
respuesta normal es la flexión del antebrazo
mentos cervicales VI y Vil.
y al mismo tiempo una discreta supinación
Reflejo Olecraneano.— Profundo. La posi­ y flexión de los dedos. Su centro está en
ción del paciente es la misma que para el C5 y C6.
tricipital, pero la percusión se hace sobre el
olécranpn. La respuesta normal es la flexión Reflejo cubitopronador.— Profundo. Con
del antebrazo sobre el brazo. Su centro está el brazo del paciente igualmente colocado
enC5yC6. . que para el estiloradial., se percute sobre la
Reflejo estiloradial.— Profundo. El médico apófisis estiloides del cúbito, Fig. 129-17, se
toma la mano del paciente por el borde produce la pronación. Centro en C7 y C8.
cubital y flexiona el antebrazo sobré' el bra­ Reflejo Palmomentoneano.— Superficial. Se
zo, Fig. 129-16, en esta posición percute so­ lo obtiene frotando con un dedo o raspando
-846-

Fig. 129-18 Reflejo palmomentoneano

ligeramente con un alfiler la piel de la región


hipotenar. Fig. 129-18. Es un reflejo pato­
Fig. 129-19 Reflejorotuliano o patelar con el
lógico, positivo en las enfermedades extrapi­ paciente sentado
ramidales.
REFLEJOS DE LOS MIEMBROS INFERIORES:
Reflejo rotuliano o patelar.- Profundo.
Cuando el enfermo está sentado, se le orde­
na que cruce las piernas y se percute sobre
el tendón rotuliano. Para buscar el del otro
lado debe cambiar el cruce de las mismas.
Fig. 129-19. Cuando el enfermo está
acostado, el médico levanta ligeramente la Fig. 129-20 Reflejo rotuliano con el paciente
pierna del paciente, colocando una mano acostado
debajo del hueco poplíteo con lo cual consi­
gue una Jigera flexión y percute sobre el ejerce con su mano una ligera flexión del
tendón rotuliano. Fig. 129-20. En ambos pie y luego percute sobre el tendón de
casos la respuesta normal es la extensión Aquiles; también la respuesta es la ex­
de la pierna. Su centro en los segmentos tensión del pie. Su centro está en L5,
lumbares II, III y IV. S 1 y S 2.
Reflejo Aquíleo.— Profundo. Con el enfer­ Reflejo contralateral de los aductores.- Pro­
mo acostado, el pie examinado se cruza so­ fundo. Con el paciente acostado, la pierna
breseí opuesto del paciente, y con la una ma­ que se va examinar debe estar en ligera
no, el médico toma la punta y provoca una flexión a nivel de la rodilla y en abducción
ligera flexión dorsal, con lo cual el tendón de también ligera; mientras tanto se percute so­
Aquiles queda muy expuesto, Fig. 129-21 a y bre el tendón rotuliano del lado opuesto,
b. Se percute sobre él directamente, con lo con la misma técnica como para buscar dicho
cual se produce la extensión del pie. Otra reflejo, Fig. 129-22.- La respuesta normal es
manera muy práctica, cuando el paciente la contracción de los aductores contrala-
puede hacerlo, es pidiéndole que se ponga terales; es decir, si se percute en el lado de­
de rodillas al filo de la cama, de manera tal recho se contraerán los aductores del lado
que los pies queden fuera de ella; el médico izquierdo y viceversa.
-847-

Fig. 129-23 Reflejo del Flexor plantar

Fifr 129-21 Reflejo Aquíleo.— B: Paciente


de rodillas. A: Paciente acostado

Fig. 129-24 Reflejo cuboideo

Reflejo cuboideo.- Profundo. Percutiendo


sobre el cuboides, Fig. 129-24. Se produce
la extensión de los dedos. Es patológico
cuando se produce la flexión. Centro en
SI y S2.
Reflejo medio plantar.— Profundo. Percu­
Fig. 129-22 Reflejo contralateral de los adduc- tiendo sobre la planta del pie, Fig. 129-25,
tores
se produce la contracción de los gemelos y
Reflejo del flexor plantar.— Profundo. Se el sóleo.
llama también del pie. Percutiendo sobre la Reflejo cutáneo plantar.— Superficial. Esti­
cara plantar de los dedos, Fig. 129-23, se mulando con un alfiler la piel de la planta
produce la flexión de los mismos. Centro del pie, siguiendo una línea longitudinal, so­
en SI y S2. Es patológico. bre los tercios internos, medio o externó de
-848 -

Fig. 129-27 Reflejo de Bahinsky

Fig. 129-25 Reílejo medio plantar

Fig. 129-28 Maniobra de Gordon

Fig. 129-26 Reflejo cutáneo plantar

la misma, Fig. 129-26, se obtiene como


respuesta normal la flexión de los dedos.
Signo de Babinsky.— Si al buscar el reflejo
cutáneo plantar, en lugar de obtener la res­
puesta normal, se obtiene la extensión del Fig. 129-29 Maniobra de Schafer
dedo gordo y la flexión de los demás o la
apertura en extensión de los mismos, se ha­
bla del Babinsky positivo, Fig. 129-27.
Algunas ocasiones no se lo puede obte­
ner sino acudiendo a ciertas maniobras que
en conjunto se llaman sucedáneos de Babins­
ky, que son: >-

Maniobra de Gordon, Fig. 129-28, consiste


en presionar con toda la mano, los músculos
de la pantorrilla. Fig. 129-30 M aniobra de O ppenheim
-8 4 9 -
¡Maniobra de Schafer, Fig. 129-29, se com- en los niños hasta los dos años de edad,
,rime entre los dedos al tendón de Aquiles; y época en la cual aún no se’ ha completado
la vía piramidal. En los adultos es patológico
tfoniobra de Oppenheim, que consiste en
y refleja la liberación de la médula por le­
•rotar con el nudiüo del dedo pulgár, a lo lar-
sión de la vía piramidal.
¡o de la cara interna de la tibia, Fig. 129-30.
Él cuadro No. 129-2, nos resume los
Las tres maniobras producen el mismo
centros de los reflejos estudiados.
esultado, es decir, el signo de Babinsky.
Este signo tan importante es normal

CUADRO No. 129-2


LOS REFLEJOS Y SUS CENTROS. Fig. 129-31
REFLEJO CENTRO
1.— Reflejos de la cabeza
1.1: Del orbicular de los párpa­ 1.1: Protuberancia
dos
1.2: Corneal 1.2. Protuberancia
1.3: Conjuntival 1.3: Protuberancia
1.4: Pupilares
1.4.1: A la luz 1.4.1: Tubérculos cuadrigémi-
nos anteriores
1.4.2: A la acomodación 1.4.2: Vía compleja.. Ver el
texto
1.5: Maseterino 1.5: Protuberancia
1.6: Del velo palatino 1.6: Bulbo, suelo delIV ventrículo

2.— Reflejos del tronco


2.1: Medio esternal
2.2: Cutaneoabdominales 2.2: Médula dorsal
2 .2.1 Superior 2.2.1 VI y VIID.
2 .2.2 Medio"; 2.2.2 VIII y IX D.
2.2.3 Inferior 2.2.3 X, XI y XIID.
2.3: Medio Pubiano 2.3: DX, XI, XII, y Lly II
continúa..
-850-
...viene

3 .- Región anoperineal
3.1 Cremasteriano 3.1: L1 y L2
3.2: Bulbo cavernoso 3.2: S3
3.3: Anal 3.3: SS

4.— Miembros superiores


4.1 Bicipital 4.1: C5
4.2 Tricipital 4.2: C6yC7
4.3 Olecraneano 4.3: C5 y C6
4.4 Estilo radial 4.4: C5 y C6
4.5 Cúbito pronador 4.5: C7 y C8
4.6 Palmomentoneano 4.6: Sólo positivo en las afecciones
extrapiramidales
5.— Miembros inferiores
5.1 Rotuliano o patelar 5.1: L:- II, III y IV
5.2 Aquíleo 5.2: L5, SI y S2
5.3 Contralateral de los aducto­ 5.3: L II,IIIy IV?
res
5.4 Del Flexor plantar 5.4: SI y S2
5*.5. Cuboideo 5.5: SI y S2
5.6. Medio Plantar

CLONUS.- A continuación de los reflejos Los sitios predilectos para buscarlos


debe investigarse la existencia de clonus, que son: la mano, la rótula y el pie.
es un conjunto de contracciones rítmicas e El clonus de la mano, Fig. 129-32. Se busca
involuntarias producidas por la extensión tomando la mano abierta del paciente y lle­
brusca y pasiva de los tendones. Fisiopatoló- vándola brusca, pero pasivamente a la exten­
gicamente constituye un estado de hiperexci- sión forzada; en estas condiciones se iniciará
tabilidad del arco reflejo liberado en los una serie de sacudidas rítmicas.
casos de lesión de la vía piramidal, es decir,
tiene prácticamente el mismo significado que Clonus de la rótula.- Fig. 129-33. Con el
el trastorno de los reflejos en la lesión de di­ paciente en decúbito dorsal y las piernas
cha vía. extendidas, se toma la rótula desde su polo
-851 -

Fig. 129-33 Clonus de la tótula

Fig. 129-34 Clonus del pie


superior, entre los dedos pulgar e índice y
se la impulsa en dirección caudal; de haber
clonus, se inician los movimientos.
Clonus del pie.- Fig. 120-34. Colocando
la una mano del médico debajo de la pier­
na del paciente que permanece acostado, se
toma el pie con la otra mano y se produce
una extensión forzada; al instante se inicia
el clonus que, cuando es patológico, es in­
terminable mientras se mantiene la presión.
Alguna vez hay un clonus no patológico que
se termina pronto.
SINCINESIAS.- Son movimientos incons­
cientes que se presentan en el lado paraliza­
do, cuando con el lado sano se realizan mo­
vimientos voluntarios. Aparecen en las le­
siones de la vía piramidal al liberar a los
centros subcorticales y medulares. Se reco­
nocen tres variedades: de coordinación, de
imitación y global.

1.— Sincinesias de Coordinación: Se carac­


Fig. 129-32 Clonus de la mano terizan porque en los hemipléjicos, aparecen
- 852-
en el lado enfenno los mismos movimientos
realizados voluntariamente en los músculos
sinérgicos del lado sano. Dentro de éstos se
reconocen a varios clínicamente importantes
como son:
1.1: Signo del pulgar o de Klippel.- Cuan­
do el hemipléjico pretende extender los de­
dos de la mano enferma o el médico lo hace
pasivamente, el dedo pulgar se flexiona. Fig. Fig. 129-35 Signo del pulgai o de Klippel
129-35.
1.2: Signo de la extensión y abducción de
los dedos o de Souques.- Cuando el médi­
co levanta el brazo paralizado o el propio
enfermo pretende hacerlo, los dedos de la
mano se extienden y abren, Fig. 129-36.
1.3: Signo de la extensión de la pierna para­
lizada o de Babinsky.- Cuando el enfermo
acostado en decúbito dorsal, flexiona el tron­ Fig. 129-36 Signo de la extensión y abducción
de los dedos o de Souques
co como queriendo levantarse, se extiende
Y levanta la pierna paralizada. Fig. 129-37.
También puede hacerse con el enfenno sen­
tado en una silla y con las piernas colgando;
cuando flexiona el tronco hacia adelante ha­
ciendo alguna fuerza, la pierna enferma se
extiende.

1.4: Signo de flexión de la pierna paralizada Fig. 129-37 Signo de la extensión de la pienu
o de Neri.- Cuando el enfenno de pie paralizada o dé Babinsky
flexiona el tronco hacia adelante, la pierna
paralizada se dobla, mientras que la sana
permanece recta. Fig. 129-38.
1.5: Signo de Adducción del brazo paraliza­
do o de Sterling. Con el enfermo acostado
en decúbito dorsal y los brazos en abducción,
se le pide que lleve el brazo sano hacia la
línea media mientras el médico se opone a
ello, el brazo enfermo es el que responde y
rápidamente se acerca al tronco. Fig. 129-39.
1.6: Signo de la adducción de la pierna pa­
ralizada o de Raimiste.— Igual que el signo
anterior, pero con las piernas, es decir, con el
enfermo en decúbito dorsal y las piernas en Fig. 129-38 Signo de la flexión de la pienu
abducción, al oponerse a la adducción de la paralizada o de Neri
-853 -
VALOR SEMIOLOGICO DE LOS REFLE­
JOS.- Previa la calificación de un reflejo co­
mo normal o anormal, se debe estar seguro de
que su ejecución ha sido conecta, de lo con­
trario las equivocaciones pueden ser muchas.
Las causas más frecuentes de error son:
exceso o falta de la fuerza aplicada en el es­
tímulo; posición defectuosa del enfermo; a-
plicación del estímulo en un sitio incorrecto;
fjg, 129-39 Signo de la adducción del brazo y control voluntario del paciente por no ha­
paralizado o de Sterling
bérsele desviado su atención. Si a pesar de
una correcta técnica la respuesta es patológi­
ca, entonces debe ser calificada como arre-
flexia, hiperreflexia o inversión de los re­
flejos.

Arreflexia osteotendinosa: Significa que no


hay respuesta muscular al estímulo. A veces
los reflejos pueden ser lentos (hiporreflexia),
pero su interpretación es más difícil, salvo
que se lo hiciera con un Kinemómetro ade­
Fig. 129-40 Signo de la adducción de la pier­ cuado que no tiene valor en -clínica.
na paralizada o de Raimiste Se comprende, que cualquiera que sea
el nivel al que se lesione el arco reflejo se po­
drá producir arreflexia; en efecto: La lesión
pierna sana, es la enferma la que responde
de los nervios periféricos que constituyen la
inmediatamente. Fig. 129-40.
vía aferente y eferente paralizarán los refle­
2.- Sincinesias de imitación.— Consisten jos; ejemplos típicos se ve en las neuritis del
en que el lado enfermo responde exacta­ ciático, en las que pueden abolirse los refle­
mente con movimientos que se realizan vo­ jos patelar o aqufleo, y en las polineuritis
luntariamente en el lado sano. Son frecuen­ de cualquier etiología, especialmente la alco­
tes en la corea y atetosis. Un ejemplo fre­ hólica y satumínica. (2, 5, 7). Un ejemplo
cuente es el que se vé cuando la mano sana de lesión de las raíces y cordones posteriores
hace movimientos altemos de flexión y ex­ constituye la tabes dorsal; y de la lesión ex­
tensión de los dedos, la mano enferma tam­ clusiva de los cordones posteriores es la en­
bién los realiza. fermedad de Friedreich. En cambio, el ejem­
3.- Sincinesia Global.- Se la busca en el plo más claro de lesión de la neurona motriz
hemipléjico en su estadio tónico, no flácido. periférica a la altura de las astas anteriores,
Consiste en que todo el lado enfermo realiza constituye la temida poliomielitis anterior
los movimientos que se pretende hacer con el aguda o parálisis infantil, cuya arreflexia de
ado sano, especialmente si se ejercita alguna los sectores afectados se acompaña de atonía,
aposición. Se diferencia de las sincinesias de atrofia muscular y parálisis, como en todos
mitación en que éstas aparecen aun durante los casos de lesión de la neurona motriz
¡1período de flacidez. periférica.
-854-
Otra causa frecuente de arreflexia pro­ tifoidea y neumonía pueden producir hi-
funda y generalizada es el ictus apoplético, perreflexia.
que durante el coma tanto en el lado para­ La hiperreflexia superficial no debe ser con­
lizado como en el sano no hay reflejos osteo- fundida con las personas nerviosas. Se pue.
tendinosos. de encontrar en' la poliomielitis o parálisis
En las secciones medulares completas, infantil y en la tabes.
inicialmente hay arreflexia por debajo de la Inversión de los reflejos.— Es de observación
lesión, pero más tarde en un número indefi­ rara, y significa que la respuesta en lugar de
nido de casos pueden volver a presentarse, ser la normal se hace al revés, es decir, si
acompañando a los reflejos patológicos de debía producirse una flexión, se produce una
automatismo medular, que los conoceremos contracción, etc. Se la considera una verda­
más tarde al referimos al síndrome de para- dera arreflexia del reflejo buscado, mientras
piejía. que persiste el reflejo antagonista. Su inter­
Ocasionalmente puede observarse en pretación es igual que la de la arreflexia.
algunas infecciones graves y estados caquéc­ Signo de Babinski.- Aunque ss un re­
ticos. flejo invertido del cutáneo plantar, sin em­
bargo, ya hemos dicho que su razón más
La arreflexia superficial o cutaneomuco- importante para presentarse es la lesión
sa puede verse siempre que se lesione el arco de la vía piramidal y aun una simple estimu­
inferior o el superior. Por eso, en las lesiones lación irritativa del área rolándica como en
superiores de la vía piramidal desaparecen, las epilepsias, hipoxias cerebrales de cual­
mientras que los osteotendinqsos se exacer­ quier etiología, meningitis, encefalitis, coma
ban. hepático, etc. No olvidarse que en los ni­
ños hasta los dos años es normal.
Hiperreflexia osteotendinosa.— Se califica Finalmente, queremos resaltar el valor
así, cuando la respuesta es más rápida, más localizador de los reflejos en las lesiones
fuerte y más extensa que lo normal. Alguna medulares. Dijimos antes que en las seccio­
vez, al buscar un reflejo determinado, puede nes medulares completas, al inicio del acci­
obtenerse como respuesta la contracción nor­ dente se encuentra árreflexia a nivel y por
mal, más la de otros músculos no estimulados, debajo de la lesión, que más tarde puede
ésto se llama difusión de los reflejos, y es un encontrarse reflejos normales y aun hiperre­
equivalente de hiperreflexia. flexia, aunque en el sitio mismo hay arre­
La causa más importante de hiperre­ flexia. Los reflejos superficiales desaparecen
flexia es la lesión de la vía piramidal en su por debajo de la lesión, pero quedan norma­
neurona central, es decir, en las hemiple­ les por encima.
jías; en las que se acompaña de hiperto­
nía, Babinski y arreflexia superficial, consti­
tuyendo el piramidalismo. También puede BIBLIOGRAFIA
verse en el Parkinson, la corea, y la primera
etapa de la tabes dorsal: Es conocido en la 1.— Easton, T.A.: On the normal use of
clínica general, que algunas enfermedades in­ reflexes. Amer. Sei., 60: 591, 1972
fecciosas como la rabia, el tétanos, las 2.— Guiñee, V.P.: Lead poisoning. Am. J. Med.,
intoxicaciones por estricnina, y hasta la 52: 283, 1972
-8 5 5 -
Guyton, A.C.: Tratado d e Fisiología Médica. conducción más lenta que los alfa. Sensibi-
In te ra m e ric a n a , Madrid. 5a. Ed., Cap. 51.
zan a los receptores o husos de Kühne, que
1977
dan origen a las fibras radiculares posterio­
Hunt, C.C., and Perl, E.R.: Spinal reflex
mechanisms concemed With skeletal muscle. res y luego hacen sinapsis con las neuronas
PhysioL Rev., 40: 538,1960 alfa formando en conjunto el bucle de
__ Mayer, R.F., and García — Mullin, R.: Granit, Fig. 130-1, que interviene en el tono,
Peripheral nerve and muscle disorders asso­ (8) Pero además del tono muscular, estas
ciated with alcoholism. InKissin, B., and
Begleiter, H.: (eds).: The Biology of al­ neuronas estarán sujetas a la acción de los
coholism. New York, Plenum Press, 1972, núcleos subcorticales y supraespinales en
Chap. 2 general, y tendrían que ver especialmente
— Sahli H.: Lehrbuch der Klinischen Unter con la motilidad refleja, automática y aso­
suchungsmethoden. F. Deuticke, Leipzig,
ciada.
1931
— Víctor, M„ Adams, R.D.: On the etiology
oí the alcoholic neurologic diseases with spe-
cial reference to the role of nutrition. Amer.
J. Clin Nutr., 9: 379,1961

CAPITULO 130

LA NEURONA MOTRIZ PERIFERI­


CA.- (9, 6) Conforme ya hemos repetido
ranas ocasiones, la neurona motriz periférica
le origina en los núcleos craneales y astas
ulteriores de la médula donde se encuentra
¡1 cuerpo celular, mientras que sus prolon­
gaciones cilindroaxiles constituyen las raíces
interiores y nervios motores periféricos.
Las neuronas motoras se clasifican en:
1 - Alfa fásicas Relacionadas con las fibras
musculares blancas, de rápida astivación y
xmducción y probablemente ligadas con la
Tiotilidad voluntaria.
2.- Alfa tónicas, de estimulación y con­
tracción más lenta y relacionadas con las
ib ras musculares rojas.
3.- Gamma, relacionadas con las fibras
musculares intrafusales conectadas con los
ilusos que captan los estímulos tonígenos.
Son más pequeñas, de axón fino y de Fig. 130-1 Bucle de G ranit
-8 5 6 -
Los cilindro ejes de todas las neuronas,
luego de ramificarse van a terminar en finas CUADRO No. 130-1
prolongaciones que contactan con las fibras
CARACTERISTICAS DE LA
musculares, formando en ese sitio las Placas
PARALISIS PERIFERICA
motoras terminales, que tienen una dimen
sión promedio de 40 micrones de largo 1- Flacidez
40 micrones de ancho y 10 micrones de alto
2 .- Arreflexia profunda transitoria
y en las cuales actúa como elemento inter
o definitiva
mediano de la unión, la acetilcolina. (11,12)
3- Babinsky negativo
Una sola neurona inerva varias fibras 4 .- Atrofia muscular de tipo trófico
musculares, algunas hasta varios cientos, pe­ 5.- El número de músculos afectados
ro en general se acepta, que mientras menos puede ser de muchos o de uno
fibras musculares inerva una misma neurona, solo
es porque la función de ese músculo es más 6 .- Respuestas eléctricas del múscu­
delicada. A la unidad estructural compues­ lo de tipo degenerativo
ta por la neurona y todas las fibras muscula­
res que inerva, se la conoce con el nombre de
unidad motriz (5,16).
Fisiológicamente, ya hemos dicho otras Este conjunto de características hacen
veces, la neurona motriz periférica es la del diagnóstico un hecho fácil. Nótese
ejecutora de todas las órdenes motoras que además que la lesión puede afectar a la mé­
provienen de la corteza, centros subcortica- dula o núcleo subcortical en el que se origina el
les, de la motilidad refleja, del tono y desde nervio motor, o en las raíces anteriores o
luego de la coordinación que la estudiaremos en el nervio propiamente dicho.
mas tarde. Pero además, cumple una fun­ Según ésto, podemos encontrar afec­
ción fundamental en el trofismo muscular, ciones de un solo nervio como la paráli­
es decir, en el mantenimiento vital, creci­ sis facial periférica o de Bell; de un sólo
miento y nutrición de los tejidos. miembro, dando una monoplejía; de los
miembros inferiores o paraplejía; de los dos
LESION DE LA NEURONA MOTRIZ superiores o diplejía; y de los cuatro miem­
PERIFERICA: bros o cuadriplejía, todas flácidas.
1- DESDE EL PUNTO DE VISTA MOTRIZ, 2 - DESDE EL PUNTO DE VISTA TROFICO,
la lesión de la neurona periférica como del la lesión de la neurona periférica o del ner­
nervio periférico produce parálisis, flacidez, vio produce atrofia muscular, es decir, la dis­
arreflexia osteotendinosa; Babinsky negati­ minución del número de fibras musculares
vo; atrofia muscular de tipo trófico, y el con la consiguiente disminución de su es —
número de músculos afectados puede ser pesor, fuerza, capacidad contráctil y elasti­
todos los relacionados con esa neurona o has­ cidad, lo cual es fácilmente detectable por
ta un músculo si la lesión afecta a la rama la inspección y palpación, según ya vimos al
nerviosa correspondiente, y las reacciones examinar el tono muscular. Pero ad*más,
eléctricas del músculo revelan la degenera­ recuérdese que esta neurona está sujeta tam­
ción. Ver Cuadro No. 130-1. bién a la estimulación d® la neurona central,
-8 5 7 -
la cual al lesionarse deja de estimularla y descritas, es decir, son neuropáticas y .mio-
puede ser causa de atroña muscular. páticas a la vez, como la amiotrofia de Char-
En definitiva las .causas que pueden cot-Marie-Tooht, (18) y la de Werding-
producir atrofia muscular pueden asentar en: Hoffmann.
la corteza cerebral y vías piramidales; la Llamamos la atención sobre la atrofia
neurona motriz periférica; las raíces anterio­ muscular refleja o viscerotrófica, que se en­
res; los nervios motores, y desde luego en los cuentra en las afecciones de los huesos,
propios músculos aunque no hubiera ninguna articulaciones o visceropatías crónicas como
lesión neurológica. en la Tb. pulmonar. Su mecanismo es aun dis­
Las atrofias por lesión de la vía piramidal cutido.
se debe a falta de actividad por la parálisis, Hipertrofias musculares: Sólo las mencio­
se acompaña de los signos de piramidalismo naremos por reconocer su existencia aunque
y se ven especialmente en las hemiplejías rara. La enfermedad de Thomsen (19) es su
de los niños. ejemplo más típico; es de tipo hereditario y
Las atrofias por lesión de las neuronas peri­ afecta a casi todos los músculos. Debe dife­
renciarse de las miotonías, en las cuales más
féricas, sus raíces anteriores o los nervios
periféricos se caracterizan por su rápida que hipertrofia hay simplemente un aumen­
to del tono muscular.
evolución y suelen iniciarse por las porciones
distales de los miembros. Un ejemplo clásico TRASTORNOS TROFICOS PORLESION DE LOS
es la poliomielitis aguda, pero también lo son NERVIOS SENSITIVOS.- A pesar de no
la poliomielitis crónica progresiva de Aran- corresponder a la motilidad nos pareció
duchenne, y las polineuropatías (7). oportuno mencionarlos aquí con el objeto
de que se complete la idea de la función
Las atrofias por lesión en los músculos son
trófica que los nervios periféricos desem­
las miopatías (4,17) y las polimiositis (1,2).
peñan, y porque además, en los nervios mix­
Las primeras tienen un carácter heredofa-
tos las lesiones motoras y sensitivas pueden
miliar, y, aunque la atrofia puede iniciarse
estar juntas.
por los miembros, cara o tronco, terminan
afectando a todos los músculos, por lo que Las vías aferentes, sensitivas y senso­
finalmente toman el nombre de Atrofia mus­ riales intervienen en el control trófico
cular primitiva o Distrofia muscular progresi­ de la piel, faneras, huesos y articulaciones,
va. Las polimiositis son cuadros inflamato­ aunque en estos últimos lo hace también el
rios, dolorosos, edematizantes de los múscu­ sistema nervioso simpático a través del con­
los afectados, especialmente de los de las trol de la irrigación.
raíces de los miembros que terminan produ­ La técnica del examen es la misma que
ciendo atrofia del músculo. Para su diagnós­ se ha utilizado para la inspección y palpación
tico se requiere de la biopsia muscular. Si se
de estas estructuras, ya expuesta en otra
asocian a lesiones de la piel se las llama
parte y no volveremos a repetir.
Dermatomiositis y se las considera afeccio­
nes del colágeno y muy ligadas a las neopla- En los trastornos tróficos de la piel y
sias malignas de cualquier órgano de la faneras vamos a mencionar a:
economía. 1.— La úlcera de decúbito.— En las per­
Existen otras atrofias musculares en las sonas con parálisis de los miembros inferio­
cuales se combinan las dos variedades antes res que se ven obligadas a permanecer en
-858-
decúbito o sentadas, al cabo de pocos días
se presentan escaras o úlceras de decúbito,
Fig. 130-2, que asientan especialmente en
la región sacroeoxígea, maleólos externos y
talones. La compresión de los capilares
motiva hipoxia, luego necrosis de la piel y
tejido celular subcutáneo afectados, que
terminan dando la úlcera.
Fig. 130-3 Ulcera perforante

5.— En los huesos pueden darse osteopo-


rosis, fracturas fáciles, alteraciones en el
crecimiento cuando la parálisis asienta en
los niños. Las artropatias de origen neüró-
geno (13, 15) afectan más a las rodillas, de­
dos de las manos y pies, y son más propios
dé la tabes, lepra y siringomielia. v
Las atrofias o hipertrofias óseas pueden algu­
na vez afectar a la cara.

BIBLIOGRAFIA
Fig. 130-2 Ulceras de decúbito

2 .- La úlcera perforante.- (3,10,13,14). 1 .— Bohan, A., and Peter, J.B.: Polymyositis


and dermatomyositis (First of two parts).
Fig. 130-3. Se parece a una ulceración New Eng. J. Med. 292: 3 4 4 ,1 9 7 5
hecha con un sacabocados. Asienta en la 2.— Bohan, A., and Peter, J.B.: Polymyositis
planta o dorso de los pies y en ía nariz. Está (Second of two parts). New Eng. J. Mod
rodeada de una área de anestesia y ella misma 292: 403, 1975
es indolora. Se ve en la diabetes mellitus, 3.— Denny — Brown, D.: Heredetary sensory
siringomielia, lepra y especialmente en la ta­ radicular neuropathy J. NeuroL Neuro-
surg. Psychíat. 14: 237 —252, 1951
bes.
4.— Dyken, P.R., and Harper, P.S.: Congenital
3.— Las lesiones ampollosas: dystrophia myotonica. Neurology, 23: 465,
que aparecen en las paraplejías flácidas por 1973
lesiones medulares y en las polineuritis 5.— Ekstedt, J.: Human single musclé fiber
action potential. Acta physiol scand., suppi,
asientan en la piel de los miembros afectados, 226: 1—96,1961
y deben distinguirse del Herpes Zóster, 6.— Farreras, P., Rozman, C: Medicina Interna.
cuyas erupciones ampollosas siguen el tra­ Editorial Marin, S.A., Barcelona. Tomo II,
yecto de un nervio y son muy dolorosas. 8a. ed., pp. 10. 1972
7.— Gibbels, E.: Zur Differentialdiagnose der
4.— El panadizo analgésico.— Se ve en la Polyneuritiden. Nervenarzt, 40: 470 —475,
lepra y siringomielia. Son panadizos indolo­ 1969
ros por alteraciones de la sensibilidad tér­ 8.— Granit, R.: Muscular tone. J. Sport Med.,
mica y dolorosa. 2: 46,1962
-8 5 9 -
9.— Guyton, A.C.: Tratado de Fisiología Mé­ Antes de hacer una revisión anatomo-
dica Interamericana, Barcelona. 5a. Ed.,
Cap. 51. 1977.
funcional indispensable, primero vamos a
poner un ejemplo que nos permita com­
10.— Johnson, R.H., Spalding, Progresive
sensory neuropathy in chíldren. J. Neurol. prender con claridad el papel de la taxia:
Neurosurg. Psychiat. 27: 125 —130, 1964 Observemos con atención el movimiento de
11.— Kmjevic, K., and Miledi, R.; Acetylcoline in la rodilla y comprobaremos que al extender
mammalian neuromuscular transmission. Na- la pierna se contrae el cuádriceps y el tensor de
ture, Lond., 182: 805 — 806,1958
la fascialata; mientras que al flexionarla, se
12.-“ Krajevic, K., and MitcheU, J.F.: The release contraen el biceps crural, el semimembra-
of acetylcholine in the isolated rat diaphragm
J. PhysioL, Lond., 155: 246 —26(2, 1961 noso y el se^+endinoso. Pero para que se
13.— Locke, S.: Diabetes and the nervous system. produzcan estos movimientos, tenemos que
Med. Clin N. Amer., 49: 1081, 1965. aceptar, que fue indispensable que entre los
14.— Mumenthaler, M.: Neurología. Salvat Edi­ extensores y flexores existiera una perfecta
tores, S.A. Barcelona, 1979, pp. 256 coordinación, es decir; que mientras los unos
15.— Ridley, D.S., and Jopling, W.H.: Int. J. se contraían los otros tenían que relajarse
Lepr., 34: 255, 1966 para permitir el movimiento armónico, de lo
16.— Rosenfalck, P., BuchthaL, F.: On the con- contrario si se contraen todos a la vez, el
cept of the m otor subunit. Intem. J. Neu-
roscience, 1: 27 —37,1970
movimiento en la forma adecuada no se rea­
17.— Rowland, I/.P: Muscular dystrophies. DM,
liza. Hay algo más, si observamos también
November 1972, p. 1. las articulaciones vecinas, o sea, las de la
18.— Schwartz, A.R.: Charcot — Marie — Tooth cadera y del pie, comprobaremos que éstas
disease. Arch. NeuroL (Chic). 9: . 623—634, se fijan, mientras se realizan los movimientos
1963 de la rodilla, es decir, los músculos correspon­
19.— Thomasen, E.: Myotonia, Thomsen s disea­
se (myotonia congenita), paramyotonia and dientes se contraen tónicamente para permitir
dystrophiamyotonica. Universitctsforlaget, el juego libre de la rodilla.
Aarhns. 1948 En este simple movimiento podemos
constatar cuatro funciones, a saber: 1.—la
CAPITULO 131 de los músculos agonistas que realizan pri­
mariamente la función, que en el caso de
extensión de la pierna es el cuádriceps.
COORDINACION O TAXIA 2 .- La de los sinergistas que ayudan al mús­
culo principal, como el tensor de la fasciala­
La ca­ ta. 3.—La de los antagonistas, o sea los de la
pacidad que tiene el organismo para que los cara posterior de la pierna que se oponen a
movimientos voluntarios se realicen armóni­ la extensión y que para permitirla tienen que
camente y que sean perfectamente adaptados relajarse; y 4.—La de los fijadores que man­
para el cumplimiento de la finalidad propues­ tienen la pierna en la posición deseada, o sea,
ta, se llama taxia o coordinación. los de la cadera y el pie. Todos estos múscu­
Esta función depende de un sistema los han debido actuar al unísono y armó­
neurológico acoplado al sistema piramidal, nicamente.
en el cual, el cerebelo desempeña un papel Si algún grupo hubiera fallado, el
fundamental, puesto que es el que comanda movimiento deseado no se hubiera realizado
el tipo de respuesta que se ha de dar a los correctamente, hubiera sido disarmónico y
estímulos con él relacionados. desmensurado en el tiempo y en el espa-
- 860 -

ció, es decir, se hubiera producido una in­ cerebral como en el cerebelo, pero además
coordinación o ataxia. Nótese que no he­ el propio cerebro envía fibras al cerebelo
mos dicho parálisis, porque movimiento sí convirtiéndose así el cerebelo en el órgano
existe, pero es anormal. central de la coordinación. Las vías que
van a terminar en el cerebro determinan la:
sensibilidad profunda consciente, mientras
RECUENTO ANATOMO FUNCIONAL.- que las que terminan en el cerebelo deter­
Fig. 131-1. El aparato coordinador está minan la sensibilidad profunda inconsciente.
constituido por un sistema de vías aferentes
y otro de las vías eferentes. Con un poco más de detalle señalare­
mos sobre la vía aferente lo siguiente:
LAS VIAS AFERENTES proceden de los re­
ceptores cinestésicos, del labexinto y de la 1.— Los receptores cinestésicos son: El
vista y van a terminar tanto en la corteza aparato de Golgi, que asienta en los tendo-

via via cortico ponto cerebelosa


espino
c e r e b e lo so
directa

via piramidal via espinocerebeloso cruzada

via vestíbulo espinal

-via retículo espin al

■v íc ís aferentes

via rubro espinal


'v ia s eferen tes

Fig. 131-1 Estructura del aparato coordinador


-8 6 1 -
nes; los husos musculares, que . están en dúnculos cerebelosos medios penetra en el
los músculos; ambos ya conocidos cuando cerebelo llevando información que será pro­
estudiamos su intervención en el tono; ade­ cesada en él, para dar origen a los estímulos
más los cprpúsculos de Pacini, localizados de respuesta.
en el periostio, tendones y articulaciones; LA VIA EFERENTE se inicia en el cerebelo,
y las terminaciones nerviosas desnudas, situa­ del cual parten sus fibras hacia el núcleo rojo,
das en las aponeurosis, músculos, tendones Situado en el pedúnculo cerebral. De éste
y articulaciones. parten los haces rubroespinal y rubrobulbar
2.- Sus estímulos son conducidos por las para los centros espinales y craneales, y un
fibras aferentes de los nervios sensitivos, haz ascendente que luego de entrar en con­
los cuales, luego de hacer contacto con tacto con el tálamo óptico, llega a la región
los ganglios espinales correspondientes, for­ frontal de la corteza motora cerebral.
man las raíces posteriores de la médula y en­ FUNCIONALMENTE HABLANDO, el aparato
tran en ella para dirigirse hacia dos destinos coordinador actuaría de la siguente manera:
diferentes: Unas, por los cordones posterio­ (1, 3, 5, 7) Definido un acto voluntario,
res, llegan hasta los núcleos de Goll y de parten los impulsos por la vía piramidal
Burdach, de donde parten las fibras que por hacia la neurona motriz periférica, pero al
la cinta de Reil, llegan al tálamo óptico y de mismo tiempo hacia el cerebelo a través
allí' a la corteza cerebral. Otras, luego de la vía fronto-ponto-cerebelosa, con el
de entrar en la médula, atraviesan las astas objeto de que el cerebelo intervenga rápida­
posteriores de la misma y van a sus cordones mente en la coordinación. Pero ya inicia­
laterales, por donde ascienden constituyen­ do el movimiento, los estímulos de contrac­
do los fascículos cerebelosos directo e indi­ ción, relajación, presión, etc., nacidos en los
recto; el directo sigue por el pedúnculo tejidos periféricos, estimulan a los receptores
cerebeloso inferior y va a terminar en el cinestésicos, los cuales envían sus impulsos
vermis cerebeloso; el indirecto por su parte a la corteza cerebral y cerebelo para que
se subdivide en una porción más delgada ellos, luego de procesar la información, en-
que asciende hasta la corteza cerebral, y otra vien los estímulos convenientes para perfec­
más gruesa que va a terminar en el cerebelo. cionar los movimientos. Al mismo tiempo
3.— El laberinto transmite sus sensaciones tanto el aparato laberíntico como la vista
por la vía vestibular que llega al núcleo de envían sus impulsos al cerebelo .con el mis­
Deiters, del cual parten fibras hacia la cor­ mo fin de que este órgano afine los movi­
teza cerebral y el cerebelo. El laberinto mientos. Todo ésto, en pequeñísimas frac­
percibe las sensaciones propioceptivas que ciones de tiempo, lo cual permite que el
se originan en la cabeza. movimiento correcto se realice también den­
tro del tiempo correcto.
4.— La vista envía sus estímulos a los cen­
tros a través de la retina y nervios ópticos. SEMIOTECNIA DE LA TAXIA.- Cuando
Cumple un importante papel de suplencia el aparato coordinador que hemos estudiado
cuando se lesionan las vías de la sensibilidad se lesiona en alguna parte de su recorrido,
profunda o laberíntica.antes mencionadas. se produce la Ataxia o incoordinación, que
5 .- La corteza cerebral, por último, en­ debe ser estudiada mediante la realización
vía sus impulsos a través de la vía frontopon- de algunas pruebas básicas, luego de las
to-cerebelosa, que circulando por los pe­ cuales pueden realizarse otras más especí­
-8 6 2 -
ficas destinadas a detectar el sitio en el que
asienta la lesión. Las describimos a continua­
ción;
1.- Prueba de talón rodilla.— Fig. 131-2.
Al enfenno acostado se le solicita que se
toque la rodilla del un lado coa el ta­
lón del otro lado. La primera vez con
los ojos abiertos, luego con los ojos ce­
rrados. El normal lo hace en ambos ca­
sos sin titubeos, directamente; el atáxico
titubea, no alcanza o se pasa de la rodilla, FU. 131-2 Prueba del talón-rodilla
y cuando la toca no puede sostenerse en
ese sitio.
2.— Prueba del dedo nariz.— Fig. 131-3.
Con el enfermo acostado, sentado o de pie,
se le pide que abra los brazos, y con el
dedo índice de cada mano, alternativamente,
se toque la punta de la nariz. Siempre con
los ojos abiertos primero y luego cerrados.
El sano se toca directamente; el enfermo
titubea, tiembla y se demora en llegar.
Como una variante de ésta, puede pedirse
que se toque el lóbulo de la oreja del lado
opuesto.
3.— Prueba de los dedos índices.— Fig.
1314. Primero con los ojos abiertos, lue­
go cerrados. Manteniendo los brazos abier­
tos, se le pide que flexione los codos y se Fig. 131-3 Prueba del dedo-nariz
toque la punta de los dedos índices entre
sí. El sano lo hace sin problemas, mien­
tras que el enfenno puede hacer previa­
mente unas oscilaciones y demorar en to­
carse los dedos.
4.— Marcha.— Ya ha sido descrita en el
capítulo correspondiente y no volveremos
a insistir. Sólo añadiremos que si se le pide
al paciente que camine sobre una línea recta, Fig. 131-4 Prueba de los dedos fndices
lo hace describiendo profundas oscilaciones
del tronco, y en el cerebeloso se produce
la típica marcha del ebrio que da la impre­ ataxia laberíntica, en la cual el enfenno se
sión en todo momento de que va a caer. desvía hacia un lado cuando va hacia ade­
Este tipo de marcha no debe ser confundida lante y hacia el lado opuesto cuando va
con la marcha en estrella que se ve en la hacia atrás.
- 863 -
t Durante el examen de la marcha, cuya
¿cnica ya ha sido estudiada antes, se pon-
irá atención en si puede girar, detenerse,
•ontinuar la marcha; también se le puede
iacer subir y bajar gradas; nada de ésto
>uede hacer coordinadamente, el enfermo.
Todas las pruebas anotadas hasta aquí
niden la coordinación dinámica.
coordinación estática se estudia me­
diante las siguientes pruebas:
[ — Posición firmes.— Como su nombre
o indica, el paciente está de pie, con los
alones unidos, las puntas separadas y el
jeso del cuerpo ligeramente llevado hacia
idelante. En estas condiciones se observará Fig. 131-5 Prueba de Romberg
¡i hay oscilaciones o tendencia a la caída.
l ~ Signo de Romberg - Fig. 131-5. Con
>1 enfermo puesto en posición de firmes, se
¡e pide que cierre los ojos. Normalmente la
situación no varía o a lo más puede obser­
varse una oscilación muy ligera; pero si exis­
te ataxia, entonces el enfermo puede oscilar
mtensamente hacia un lado y aun tender a
;aer, razón por la cual es aconsejable que
in ayudante permanezca atento junto al
paciente para cuidarlo.
A veces es necesario volver más eviden­
te este signo, para lo cual se solicita al
paciente que coloque un pie delante de
Dtro, de manera tal que el talón del uno
tope la punta del otro, y que mantenga los Fig. 131-6 Prueba de Romberg con un solo pie
jjos cerrados. Se puede observar así si es
itáxico, las oscilaciones que hace hacia
posteriores y de los cordones medulares;
idelante y atrás y aun puede caer. También pero como dijimos en la fisiología, la vista
ie le puede pedir que se pare en un sólo tiende a compensar estas deficiencias, razón
pie, mientras el otro permanece elevado. por la cual, en condiciones patológicas,
Fig. 131-6. al cerrar los ojos o en la obscuridad, el signo
La importancia de este signo radica en se hace evidente. También ésto explica que
jue se presenta siempre que hay trastornos en la ataxia cerebelosa, la vista no compense
iel laberinto y de la sensibilidad propiocep- y el enfermo al cerrar los ojos no agrave
tiva, es decir, cuando hay afecciones de los las oscilaciones que ya antes demostró con
lervios sensitivos periféricos, de las raíces los ojos abiertos.
-864-
E1 cuadro No. 131-1, señala las prue­ 4 . - LESION DEL LABERINTO.- ATAXIA
bas básicas para el estudio de la taxia. LABERINTICA- Aunque se la estudiarámé.¿
jor a propósito de las lesiones de la rama
vestibular del VIII par, sin embargo, vamos,
a señalar unos cuantos detalles: En la prue-'
CUADRO No. 131-1
ba de firmes, luego de unos instantes de?
PRUEBAS BASICAS PARA EL quietud, tiende a caer siempre al mismo lado
ESTUDIO DE LA TAXIA El signo de Romberg, es positivo, de modo
1 .- Pruebas dinámicas que si cierra los ojos, el enfenno cae.
Se constata la marcha en estrella y se‘
1.1: Del dedo - nariz acompaña de síntomas auditivos.
1.2: Del talón - rodilla 5 . - LESION DEL CEREBELO.- ATAXIA
1.3: De los dedos índices. CEREBELOSA.- o síndrome cerebeloso.-
Exige un examen más completo, lo que
2 .- Pruebas estáticas demanda la investigación de todas las pruebas
2.1 : De la posición firmes. señaladas en el cuadro No. 131-2.
2.2: Signo de Romberg
CUADRO No. 131-2

EXAMEN DE LA
SITIO DE ORIGEN DE LA ATAXIA.- Sin At a x ia c e r e b el o sa
embargo de lo anotado más arriba, es posi­
ble localizar el sitio de la lesión realizando I.— Actitud de pie
una serie de pruebas adicionales y tomando 1.1: Posición de firmes: Osci­
en cuenta algunos síntomas nuevos. Para lación
comprenderlos, téngase en cuenta una vez 1.2: Signo de Romberg ne­
más la estructura del aparato coordinador: gativo
1 .- LESION DE LA CORTEZA CEREBRAL.-
ATAXIA CORTICAL.- Puede asentar en el II.— Marcha cerebelosa
lóbulo frontal, parietal o temporal. La del III.— Hipermetría o Dismetría
lóbulo frontal se parece a la ataxia cerebelo-
sa, pero se debe a un tumor de este lóbulo (2). III. 1: Prueba del dedo - nariz
2 .- LESION EN EL TALAMO- ATAXIA III.2: Prueba del talón - rodilla
TALAMICA.- Se caracteriza porque afecta III.3: Prueba de la prehensión
al lado de la lesión (Hemiataxia), y se acom­ del vaso
paña de síntomas talámicos que se estudiarán
más tarde. III.4: Prueba de la línea ho­
rizontal
3 .- POR LESION EN EL TRONCO CERE­
BRAL.- ATAXIA BULBO—PONTO—PEDUNCU- III.5: Prueba de la inversión
LAR.— Se asocia a síntomas sensitivos pro­ de la mano
pios de esta zona que se estudiarán más
tarde. continúala
-8 6 5 -
.viene pero cuando la enfermedad se agrava, se
puede notar como la falta de coordinación
IV.- Asinergia entre las piernas y el tronco se acentúa,
IV. 1: Prueba de la flexión del hasta el punto que si bien el enfermo da un
tronco paso hacia adelante, el tronco queda aun
IV.2: Prueba del sentarse en atrás, lo cual obliga a que una persona le
una silla sostenga la espalda y cabeza desde atrás,
Fig. 131-7, o también que, desde adelante,
IV.3: Prueba . del arrodilla­ se le hale de las manos. Otras ocasiones el
miento paciente tiene que agarrarse de los pasamanos
V- Adiadococinesia u objetos para no caer hacia atrás.
V .l: Prueba de las marione­
tas

V I- Catalepsia cerebelosa o seudo-


catalepsia
VII.— Hipotonía muscular
VII.1: Pruebas de pasividad
de André^Thomas ^
VII. 1.1: De los miembros su­
periores
VII. 1.2: De las pesas
VIII.— Nistagmus Fig. 131-7 Marcha en la ataxia cerebelosa

IX.- Temblor estático y cinético


X Sensibilidad intacta III.— Hipermetría o Dismetría.— Se caracte­
riza porque los movimientos que realiza son
XI.- Síntomas de hipertensión en­ exagerados en su amplitud, por eso es que
docraneal en la prueba del dedo-nariz, el dedo se va
más allá y toca regiones vecinas de la cara;
y en la prueba de talón-rodilla, se observa
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. como el talón va a tocar previamente zonas
131-2 del muslo.
I.- Desde la actitud de pie se nota una va­ La prueba de la prehensión del vaso.— Fig.
riación, pues en la posición firmes la oscila­ 131-8, permite observar como el paciente
ción es más amplia, pero en cambio no hay al querer coger un vaso abre desproporcio­
signo de Romberg, es decir, el enfermo no nadamente su mano tanto al asirlo como al
- cae porque la vista no compensa nada en soltarlo y, mientras lo mantiene préhendido,
{ este tipo de ataxia. lo hace con demasiada fuerza.
|í l . - Sobre la marcha, ya hemos dicho, que La prueba de la línea horizontal.- Fig.
característico es la marcha de ebrio, 131-9, deja ver como el paciente al trazar
- 8 6 6 -

Fig. 131-8 Prueba de la prehensión del vaso Fig> 131.10 Prueba de la inversión de la mano

n orm al

en fer m o
Fig. 131-9 Prueba de la línea horizontal

una línea horizontal entre dos verticales,


no puede detenerse y se pasa.
Fig. 131-11 Prueba de la flexión del tronco ■
La prueba de la inversión de la mano.— Fig.
131-10, que se realiza pidiendo al enfermo debe estar acostado, que se siente. Normal­
que mantenga sus brazos estirados hacia mente, levanta en extensión ligeramente las
adelante y las manos en supinación; si se le piernas; pero en el cerebeloso se comprueba
pide que pase a la pronación se observará que levanta desproporcionadamente las pier­
que la mano del lado enfermo hace un giro nas extendidas.
desproporcionado de manera tal que el La prueba de sentarse en una silla, Fig.
pulgar queda apuntando hacia abajo, en lu­ 131-12, permite constatar que el enfenno
gar de quedar horizontal como es lo normal. al querer sentarse y luego de flexionar las
IV .- Asinergia.— Consiste en la dificultad piernas para hacerlo, cae pesadamente hadj
para la asociación automática de los diferen­ atrás. Esto se debe a que no puede levan­
tes movimientos que aportan para un mismo tar los talones para mantener el equilibrio, a
fin: Algo semejante sucede con el enfermo,
La prueba de la flexión del tronco, Fig. que, estando de pie, se le pide que flexiQ»;>
131-11, se realiza pidiéndole al enfermo que el tronco hacia atrás, Fig. 131-13. El i
Fig. 131*12 Prueba de sentarse en una silla
Fig. 131-Í4 Prueba del arrodillamiento

nación y supinación de las manos. El cerebe­


loso no los hace o los realiza muy lenta y
dificultosamente.
VI.— Catalepsia cerebelosa o Pseudocatalep-
sia.- Es la particularidad observada en los
cerebelosos de permanecer mucho tiempo,
sin cansarse, con los miembros en una po­
sición determinada, aun incómoda. Por
ejemplo, acostado y con las piernas ligera­
Fig. 131*13 Prueba de la flexión del tronco ha­ mente levantadas en extensión.
cia atrás
V I I H i p o t o n í a muscular.- Como sabe­
mos, el cerebelo es uno de los órganos que
¡vanta los talones para mantener el equi- controlan el tono muscular; al lesionarse sus
brio, mientras que el cerebeloso asienta to- estructuras tonígenas, da origen a la hi­
o el pie y puede caerse. potonía cerebelosa, demostrable por pruebas
a prueba del arrodillamiento.—Fig. 131-14, especiales, así:
onsiste en pedirle al paciente que se hinque Pruebas de pasividad muscular de André
n una silla; al hacerlo con el lado enfermo, Thomas.— En los miembros superiores-se
¡vanta desproporcionadamente la rodilla, estudian tomándole al enfermo de la cintura
luego la deja caer bruscamente sobre la y haciéndole girar el tronco de un lado a
¡lia. otro, varias veces. Se comprueba como el
K- Adiadococinesia.— Es la dificultad de brazo del lado enfermo realiza oscilaciones
|¿er rápidamente movimientos alternantes. de una amplitud mayor que el lado sano. Fig.
iaprueba de ias marionetas sirve para el efec- 131-15.
$ y consiste en solicitar al paciente que, La prueba de las pesas, Fig. 131-16. Con
|n los brazos extendidos hacia adelante, los brazos flexionados en ángulo recto a la
lice rápidamente movimientos de pro­ altura del codo, se coloca pesas iguales en
- St>8 -

ser tino, rápido, y más evidente cuandc|§i


paciente quiere hacer un movimiento rafij
por ejemplo, al realizar la prueba de l f i
dedos índices. Se le llama temblor intencica
nal.
X .- Es de recalcar que el examen de la sen?5
sibilidad no demuestra ninguna patología, i
XI.— Finalmente, pueden asociarse síntomaJ
de la hipertensión endocraneal que suelen
la consecuencia inicial de lo que motiva
síndrome cerebeloso, como son: vértigo!
cefalea y vómito de tipo cerebral.
6 .- LESION MEDULAR.- ATAXIA MEDU­
LAR.- (4) Aparte de que todas las pruebas
Fig. 131-15 Prueba de la pasividad muscular básicas para el estudio de la ataxia son po­
de André Thomas: El brazo en­ sitivas, inclusive el signo de Romberg, pre­
fermo oscila más que el del lado sa­
no. senta los llamados signos tabéticos como son:
signo de Argyl Robertson positivo; trastor­
nos de los esfínteres; arreflexia patelar y
aquilea; alteraciones de la sensibilidad pro­
funda y ocasionalmente de la superfíciál.
El ejemplo típico es la Tabes.
7 .- LESION DE LOS NERVIOS PERIFERI­
COS.- ATAXIA PÉRIFERICA (6) Las pruebas
básicas para el estudio de la ataxia sciñ
positivas, excepto el signo de Romderg, que
no se produce. Puede haber trastornos sensi­
tivos y los nervios mismos ser dolorosos a la
palpación. Cuando no hay trastornos de la
sensibilidad superficial y sí sólo de la profun­
da se llama abatístesia.
Fig. 131-16 Prueba de las pesas de André Tho­
mas
BIBLIOGRAFIA
ambas manos. Se comprueba como el brazo
del lado enfermo se extiende y vuelve a su
posición muy lentamente, mientras que en
el lado sano, tanto el ligero descenso como 1.— Evarts. E.V., and Thach, W.T.: Motor m«-
el retomo se hace rápidamente. Debe hacer­ chanisms o í the C N S: Cerebrocerebellu
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es decir, poner en práctica la fórmula cinéti­
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j, logist, 17: 19,1974 se de ninguna manera, a pesar de que él
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Aufe. Thieme, Stuttgart. 1958 En el ejemplo expuesto habrá apraxia,
por tanto, en los siguientes instantes:
1.— Cuando e l s u je to T ec o n o ce e l cepillo
i de dientes, pero no comprende para qué
sirve;
CAPITULO 132
2.— Cuando aun habiendo comprendido
para qué sirve, sin embargo, es incapaz de
PRAXIA evocar los movimientos necesarios para rea­
lizar el acto final, es decir, hay falta de la
Es la cualidad de toda persona fórmula cinética; y
normal de realizar actos perfectamente in­ 3.— Cuando aún existiendo la fórmula
tencionados, de una manera más o menos cinética, sin embargo, el movimiento no se
automática. Por ejemplo: Tomar un vaso realiza o se realiza mal,.a pesar de no exis­
de agua, cepillarse los dientes, ponerse una tir ningún trastorno motor propiamente di-
camisa, santiguarse, frotarse las manes, etc. ‘ cho.
Si analizamos cuidadosamente cual­ El individuo apráxico por tanto, al pe­
quiera de estos movimientos repararemos dirle que se cepille los dientes puede rea­
en que están constituidos por una serie de lizar actos tan dispares como estos: preten­
actos menores, pero importantes, que le dan der usar el cepillo de dientes para peinarse,
al conjunto un sentido armónico. Veamos confundiéndolo con un peine; cepillarse el
como se descompone el acto de cepillarse vestido en lugar de los dientes, al no evocar
los dientes; el sujeto debe: la fórmula cinética correcta; o toparse las
1.— Reconocer el cepillo de dientes; mejillas o la quijada o cualquier otra parte de
la cara, en lugar de llevárselo a la boca, por
2.- Comprender para qué sirve;
incapacidad motora de poner en práctica la
3 .- Decidir cepillarse los dientes; fórmula cinética.
4 .- Recordar la fórmula cinética, es decir, Por todo lo que antecede se puede
ser capaz de representarse todos los actos ' comprender que en la apraxia hay una e.tapa
necesarios para realizar la acción* final; y ideatoria en la cual el enfermo es incapaz
- 870 -
de elaborar la fórmula cinética, llamada CONSIDERACIONES AL CUADRO No;
apraxia ideatoria; y una etapa motriz, en la 132-1.- Como se verá, el numeral 1
cual el paciente es incapaz de realizar los estudia más la gnosia; los numerales 2 y
movimientos adecuados, llamada apraxia mo­ 3 , estudian la praxia ideatoria; y el nu­
triz. Así se concluye que la apraxia ideato­ meral 4 , la praxia motriz.
ria es más un trastorno psíquico, mientras
que la apraxia motriz, es más bien un tras­ De las alteraciones de la praxia puede
torno psicomotor. producirse la apraxia; (1,2,3) la dispraxia o
trastorno incompleto de la praxia en cual­
COMO EXAMINAR: Es difícil decidir si el quiera de las etapas; y la hemiapraxia,
examen de la praxia corresponde más a la cuando la alteración afecta sólo a un lado
neurología o a la psiquiatría, puesto que ade­ del cuerpo. '
más, se la debe estudiar junto con la gnosia y Finalmente señalaremos que' la apraxia.
con la fasia, pero en todo caso para el médico ideatoria se produce en las lesiones del ló-
general basta con que llegue a diferenciar la bulo parietal a la altura del gyrus.supramar-
apraxia ideatoria de la motriz, para lo cual ginalis, y en lesiones cerebrales difusas depen­
proponemos la técnica del Cuadro No. 132-1. dientes de la arterieesclerosis; mientras que

CUADRO No. 132-1

EXAMEN DE LA PRAXIA *
Qué examinar Cómo examinar
1- Reconocimiento del objeto 1- Pidiéndole que señale el objeto
adecuado. (Se le presentará va­
rios objetos). Mide más la gnosia
2.— Comprensión de la utilidad del 2 .- Observando qué hace con éL
objeto El apráxico no' sabe que hacer

3 .- Evocación de la fórmula cinética 3 .- Ordenándole que realice el mo­


vimiento. El apráxica realiza
otros movimientos.que no tienen
nada que ver con el fin propues- ,
to
4 .- Ejecución de la fórmula cinética 4 .- Ordenándole que realice el movi­
miento. El apráxico se queda
quieto o realiza movimientos in­
completos

* Ordenándole al enfermo que realice cualquier movimiento simple que tenga


una intención determinada.
-871 -
US apraxias motrices se observan más en las 2.— Drachman, D.A.: Marcha apráxica de Bruna.
lesiones del lóbulo frontal y sirve además En Cecii-Leob.: Tratado de Medicina Inter­
na. Interamericana, México. 14a. Ed., Cap.
para localizar el lado de la lesión, así: 352, p.p. 736. 1977
si la apraxia es sólo del lado izquierdo, la 3.— Mumenthaler, M.: Neurología. Sáhrat Edi­
lesión asienta en el cuerpo calloso, pero tores S.A., Barcelona, 1979, pp. 202
si es bilateral o sólo del lado derecho,
la lesión se encuentra en el hemisferio
cerebral izquierdo. RESUMEN DEL EXAMEN DE LA MOTILI-
DAD.- Finalmente, y con el objeto de fa­
BIBLIOGRAFIA cilitar en el alumno la obtención de un es­
quema mental de cómo enfocar el examen
j — Andía, E.: Semiología: Compendio y múl­ neurológíco de un paciente en la esfera mo­
tiple choise. Editorial Mundi S.A.I.C. y F-, triz, adjuntamos el cuadro No. 132-2, que
Buenos Aires, 1971, pp. 26
sintetiza todo lo dicho al respecto.

CUADRO No. 132-2


SINTESIS FINAL DEL EXAMEN DE LA MOTILIDAD

QUE EXAMINAR

1.- Facies 4.— Motilidad volunta­ 8 .- Neurona Motriz


ria periférica
2 .- Actitud 5.— Motilidad involun­ 9 .- Taxia
taria
• 3 .- Marcha 6.— Tono muscular 10.- Praxia
7.— Motilidad refleja

CAPITULO 133 reacciones adecuadas que le permiten respon­


der eficazmente a cada estímulo. Sin embar­
go, ésto no quiere decir que el organismo
humano está en capacidad de tomar concien­
SENSIBILIDAD.- (1, 2, 3, 4, 5,6). La cia de todos los estímulos y reacciones que
""' tera de que el organismo se interrelacione se suceden; gran parte son percibidos, anali­

E el medio ambiente es la sensibilidad; gra-


a ella, el hombre toma conocimiento de
«o que sucede a su alrededor y en su propio
zados y formuladas sus respuestas a un nivel
inconsciente, de manera más o menos .refleja,
en centros subcorticales, que de paso Aftna
paganismo, con lo cual puede «laborar las gran parte de la información que recibe*.
-8 7 2 -

Impidiendo que llegue a la corteza cerebral,


en la cual estorbará el procesamiento más
fino de cierto tipo de información y la
elaboración consciente de la misma para la
formulación de respuestas que ya tienen que
ver con el comportamiento intelectual en
conjunto.
Por otra parte, reparece, que no es po­
sible hablar de la existencia separada y autó­
noma de la sensibilidad y motilidad. Ya he­ CINTA
mos visto como mucho del comportamiento
motor está dependiendo de la información
que recibe de los receptores, sensitivos y
sensoriales del organismo, razón por la cual
varias lesiones sensitivas determinan trastor­
nos motores.
Nos referiremos en este capítulo a la
sensibilidad superficial y a la sensibilidad
profunda, para lo cual consideramos como
un pre-requisito indispensable, hacer un re­
cuento anatomó-funcional.
VIAS DE LA SENSIBILIDAD SUPERFI­
CIAL O DE LA PIEL.- Fig. 133-1. Los re­
ceptores especializados de los diferentes
estímulos que obran sobre la piel, envían
sus estímulos por los nervios sensitivos peri­
féricos hasta el ganglio de la raíz posterior
en el que se encuentra el cuerpo de la pri­
mera neurona; en consecuencia, mientras su
prolongación dendrítica forma el nervio
periférico, su prolongación cilindroaxil si­
gue el trayecto de las raíces posteriores e
intramedular, en la cual se puede distinguir
dos tipos de fibras: cortas y medianas.
Las fibras cortas, conductoras de la sensibili­
dad térmica y dolorosa, entran en el asta
posterior de la médula, en donde contactan
con la segunda neurona, cuyas fibras cru­
zan inmediatamente la línea media al lado
opuesto, ascienden por el cordón antero-

Fig. 133-1 Vías de la sensibilidad superficial


o de la piel
-8 7 3 -
lateral de la médula, formando una fracción lares más arriba que su sitio de penetración.
¿el haz espínotalámico dorsal. VIAS DE LA SENSIBILIDAD PROFUNDA
Las fibras medianas, conductoras de la sen­ O MUSCULAR Y OSEA.— Fig 133-2.
sibilidad táctil, una vez que penetran en la También la primera neurona se encuentra
médula y antes de contactar con la se­ en el ganglio de la raíz posterior, y, mien­
gunda neurona, primero ascienden por el tras sus prolongaciones dendríticas se ex­
cordón posterior de la médula unos cuan­ tienden por el nervio periférico y entran en
tos segmentos y luego van a la asta pos­ contacto con los receptores especializados,
terior para contactar con la segunda neuro­ sus cilindroejes por las raíces posteriores
na. De ésta parten las fibras que ascien­ penetran en la médula formando las fibras
den unos dos o tres segmentos por la colum­ radiculares largas, llamadas así, porque por
na gris medular, y recién entonces cruzan los cordones posteriores de la médula ascien­
la línea media al lado opuesto, para as­ den hasta el bulbo, formando los haces de
cender formando el haz espínotalámico ven­ Goll y de Burdach, en donde recién en­
tral. Al llegar al bulbo emite conexiones cuentran a la segunda neurona, en los núcleos
para la formación reticular y luego se une del mismo nombre que los haces y además
al haz espínotalámico dorsal, con el cual, en el núcleo de Von Monakow. Las fibras
luego de pasar por la protuberancia y el de esta segunda neurona se entrecruzan con
pedúnculo cerebral, llega al tálamo óptico, las del lado opuesto por encima de la decu-
adosada a la cinta de Reil. sación de las pirámides y constituyen así
Parte de las fibras del haz espinota- el origen de la cinta de Reil. Atraviesan el
lámico ventral se quedan en el tálamo, pero bulbo, la protuberancia, los pedúnculos ce­
otras contactan con él, con una tercera rebrales y van a terminar en el talamo
neurona, de la cual parten sus prolongacio­ óptico, en la parte posterior de su núcleo
nes cilindroaxiles que forman el haz tálamo externo, en donde encuentran a la tercera
cortical, para ir a terminar en la corteza neurona. De ésta parten fibras tálamo-
cerebral del lóbulo parietal, luego de trans­ corticales, que van a terminar en la corteza
currir por el brazo posterior de la cápsula in­ parietal, después de atravesar el brazo pos­
terna. terior de la cápsula interna.
En resumen, la sensibilidad profunda
En resumen: La sensibilidad térmica
está conducida por una vía compuesta de
y dolorosa están conducidas por una vía tres neuronas que terminan en la corteza
compuesta sólo de dos neuronas que termina
parietal, y su entrecruzamiento se hace
en el tálamo, lo que explica la sensibilidad
recién en el bulbo.
protopática; y el entrecruzamiento de sus
fibras se hace al mismo nivel en el que en­ CENTROS SENSITIVOS DE LA CORTEZA.-
traron en la médula. Mientras que la sensi­ Fig. 133-3. Se encuentran en la parietal as­
bilidad táctil, está conducida en parte por cendente y pie de la primera y segunda pa­
una vía compuesta por sólo dos neuronas rietales. Los centros de las diferentes por­
que termina, en el tálamo; y en parte por ciones del cuerpo se disponen de tal manera
;una vía de tres neuronas que termina, en la que asemejan a un hombre con la cabeza ha­
corteza parietal, lo que explica la sensibili­ cia abajo, es decir, en forma muy parecida a
dad epicrítica; y el entrecruzamiento de sus la de la corteza motora que se encuentra de­
[fibras se hace unos cuantos segmentos medu- lante.
I'
MÉSÉMCEFALO

Fig. 133-3 Centros sensitivos de la corteza

Los centros de la corteza parietal cons­


tituyen el área somestésica, en ia cual se dis­
criminan y localizan las sensaciones relacio­
PROTUBERANi nadas con la sensibilidad profunda y super­
ficial consciente. Cuando se lesiona esta
área el individuo puede percibir la sensación,
pero no discriminarla ni localizarla.
LA SENSIBILIDAD SUPERFICIALCONSCIENTE
O DE LA PIEL.- Mediante ella es posible
ORIGEN _ localizar el sitio del estímulo y el tipo de
U CINTA
DE REIL sensación que despierta (Topognosia), igual
que discriminar que tipo de estímulo y de
sensaciones se producen cuando se estimula
en dos o más sitios con dos o más estimulan­
tes diferentes a la vez.
NUCLEOS DE La sensibilidad protopática es más primitiva,
SOLL y BE es la que primero reaparece luego tfe que se
BURDACH
ha seccionado un nervio, pero no permite ni
localizar el sitio del estímulo ni discriminar­
BULBO lo, pues responde a todos los medios de
PORCION DJFER
excitación cutánea. Con ella está relacionada,
por. ejemplo, la sensibilidad sexual de las
COKDOtí zonas erógenas.
POSTERIOR
La sensibilidad epicrítica en cambio, es la
más desarrollada, pero es la que más tarde
reaparece luego de la sección de los nervios
sensitivos; sin embargo, es la única que per­
HUESO
mite el reconocimiento del estímulo, su loca­
Fig. 133-2 Vías de la sensibilidad profunda lización y su discriminación. Ejerce cierto do­
o muscular y 6sea minio sobre la sensibilidad protopática.
-8 7 5 -
los receptores especializados de la sensibili- de la vista. Se requiere para ella la inte­
jad de la piel son los siguientes: gridad de todas las demás sensibilidades.
1__ De la sensibilidad dolorosa, son ter­ 5 .- La sensibilidad visceral, ordinariamente
minaciones nerviosas descubiertas que se en­ dolorosa, producto de la compresión de los
cuentran en las capas profundas de la epi­ ojos, la tráquea, las mamas, la vejiga y los
dermis y en la dermis. testículos, aunque la de la vejiga se obtiene
2.- De la sensibilidad térmica, son dos por dilatación por encima de su capacidad.
corpúsculos diferentes: para el frío, los de
Krause; y para el calor, los de RuffinJ# BIBLIOGRAFIA
3.- De la sensibilidad táctil, considerada
actualmente no como un sentido más (senti­
1.— Albe - Fessard, D., and Iggo, A. (eds):
do del tacto), sino como parte de la sensi­ Somatosensory sistem. Berlín, New York,
bilidad general, son los corpúsculos de Meiss- Springer - Verlag, 1973
aer, localizados especialmente en las papilas 2.— Emmers, R., and Tasker, R.R.: The Human
dérmicas, por debajo de la epidermis, y res­ Somesthetic Thalamus. New York, Raven
ponden al estimulante específico que es el Press, 1975
contacto. 3.— Galum, R. (ed): Sensory Physiology and
Behavior, New York, Plenum Publishing
Corporation, 1975
LA SENSIBILIDAD PROFUNDA CONSCIENTE 4.— Guyton, A.C.: Tratado de Fisiología Mé­
0 MUSCULAR Y OSEA.- Tiene que ver tam­ dica. Interamericana, México. 5a. ed.. Cap.
bién con los tendones y articulaciones, y, 48 y 49 1977 '
mediante ella se puede tener conciencia 5.— Lynn, B.: Somatosensory receptora and
their CNS connections. Ann. Rev. PhysioL,
de las siguientes sensaciones: 37: 105,1975
1.- De la barestesia o sentido de la pre­ 6.— Omer, G.E., Jr.: Sensatlon and Sensibility
sión, y de la barognosia, o sentido del pe­ in the* upper extremity. Clin, Orthop.,
104: 30,1974
so. Sus receptores específicos, llamados
corpúsculos de Pacini, se encuentran am­
pliamente .distribuidos en las capas más
profundas de la dermis, en el tejido celular
subcutáneo, en el periostio y otras porciones
del hueso. CAPITULO 134
2.— La palestesia o sensibilidad vibratoria
del periostio y huesos. TECNICA DE EXAMEN DE LA
3.— La batiestesia o sentido de las actitudes SENSIBILIDAD
segmentarias. Sus receptores especializados
son los llamados receptores cinestésicos (hu­ El cuadro No. 134-1, sintetiza el qué
sos musculares, corpúsculos de Golgi, de Paci­ y cómo examinar la sensibilidad; sin embargo,
ni y terminaciones nerviosas desnudas), ya antes de hacerla es conveniente tener en
conocidos por nosotros en el capítulo de la cuenta unos cuantos detalles:
taxia. 1.— Se debe informar con claridad al pa­
4.— La estereognosia, o sea la capacidad de ciente lo que se le va hacer con el objeto
reconocer los objetos sin el uso del sentido de recabar de él toda su colaboración;
CUADRO No. 134-1
EXAMEN DE LA SENSIBILIDAD OBJETIVA
QUE EXAMINAR COMO EXAMINAR
1- Sensibilidad superficial,
1.1: Dolorosa 1.1: Utilizando un alfiler, se irá tocando suave­
mente diferentes sitios de la piel de la zo­
na explorada, a un ritmo irregular para no
condicionarlo, y se le solicitará que vaya
contando el número de veces que se le ha
pinchado. Fig. 134-1.
1.2: Térmica 1.2: Usando dos tubos de ensayo, uno con
agua caliente a 50° C.y otro con trozos de
hielo. Se aplicará en la zona escogida,
alternativa, pero irregularmente, primero
el uno, luego el otro tubo. El paciente
deberá contestar qué siente. Fig. 134-2.
1.3: Táctil 1.3: Usando un algodón se aplicará la técnica
de 1.1. El paciente irá contando el núme­
ro de veces que se le ha tocado. Fig. 134-3.
2 .- Sensibilidad Profunda
2.1 Barestesia 2.1: Presionando con los pulpejos de los dedos
sobre diferentes partes del cuerpo, siempre
con igual intensidad.
El paciente irá refiriendo el sitio en el que
se le tocó.
2.2: Barognosia 2.2: Colocando sobre las manos pesas de di­
ferente valor. .El paciente dirá si se ha
aumentado o disminuido.
2.3: Palestesia 2.3: Colocando el diapazón (que previamente
se lo ha hecho vibrar golpeando una de sus
ramas), sobre la tibia o cualquier otro
hueso superficial. Fig. 1344-
2.4: Batiestesia 2.4: Colocando los dedos del pie o de las ma­
nos en diferentes posiciones y preguntán­
dole como están;o solicitándole que reme­
de con el otro lado la posición en que
se le dejó. También puede hacerse con
cualquier miembro.
continúa.
-8 7 7
viene
2.5: Estereognosia 2.5: Colocando un objeto entre sus manos y
pidiéndole que lo describa en sus di­
versas cualidades (forma, tamaño, consis­
tencia, temperatura, etc.). .
2.6: Sensibilidad dolorosa 2.6: Comprimiendo con la mano del examina­
profunda dor los músculos y tendones del área
escogida.
2.7: Sensibilidad visceral 2.7: En general tocando cuando-es posible
la viscera. Pero se puede buscar com—
primiendo suavemente los ojos, tráquea,
mamas o testículos; y la vejiga, dilatándola
con 120-140 cc de agua.

Fig. 134-1 Examen de la sensibilidad doloro­ Fig. 134-3 Examen de la sensibilidad táctil
sa

134-2 Examen de la sensibilidad téimi- Fig' I 34-4 Examen de la sensibilidad víbrato-


ca ria o palestesia
-8 7 8 -

2 .- La exploración de todas las formas de dolor somático, al originado en los nervios


sensibilidad debe hacerse en sitios simétricos periféricos, sus raíces, plexos y médula espi-
del cuerpo con el objeto de establecer dife­ nal, que producen respectivamente las neu-
rencias claras; ralgias, radiculalgias, plexalgias y raquialgias.
3 .- Se le debe explorar pidiéndole que Se llama dolor simpático o simpatalgia, cuan­
mantenga los ojos cerrados, con el objeto do es el simpático el afectado, y puede ser
de que se eviten falsas apreciaciones propor­ origen de las causalgias, o sea de los dolores
cionadas por el sentido de la vista. de las porciones distales de los miembros
acompañados de trastornos vasculares, y
4.— Se debe procurar no fatigar al paciente. de las neuralgias de los muñones de amputa­
Hay que tener en cuenta que el examen suele ción. Dolores vasculares, a los producidos
agotar fácilmente al enfermo, razón por la por vasodilatación (jaqueca) o vasoconstric­
cual a veces es necesario postergar para otro ción (isquemia coronaria, claudicación inter­
momento la terminación del examen. mitente); y a los dolores de causas estricta­
5.— Al examinar una forma de sensibilidad mente psicógenas, en las cuajes no se descu­
debe hacerse aplicando la técnica correc­ bre ninguna alteración orgánica, se los llama
tamente para no despertar otras sensaciones también psicalgias. No nos olvidemos que
que corresponden a otras sensibilidades. muchos dolores también pueden producirse
Por ejemplo, hay la posibilidad de que sólo por trastornos funcionales sin que haya
al buscar la sensibilidad táctil se despierte ningún daño orgánico;
la dolorosa; o que al buscar la palestesia se
despierte la barestesia, etc. Las parestesias, llamadas también dises-
6.— Los semiológos reconocen a la sensi­ tesias, son percepciones desagradables que sin
bilidad subjetiva y a la objetiva, dando a llegar a producir dolor, producen en cambio
entender con esto, que la primera es percibi­ sensaciones de frío, calor, hormigueo, de
da espontáneamente por el paciente, mien­ corriente eléctrica y entorpecimiento y que
tras que la segunda es provocada por el asentan especialmente en los miembros, aun­
médico al momento del examen. La primera que pueden hacerlo en cualquier parte del
se explora por el interrogatorio y la segunda, cuerpo. Se originan en los nervios periféri­
por el examen físico. cos irritados por cualquier causa, o cuando
existen trastornos vasculares que de paso
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. también causan isquemia de los nervios.
134-1 Quién no ha sentido por ejemplo, en las pier­
1.- DE LA SENSIBILIDAD DOLOROSA y del nas después de pasar sentado mucho tiem­
dolor en concreto ya hemos hablado amplia­ po en un sitio duro.
mente en la primera parte de este libro y a lo A lo largo del texto nos hemos referido
largo de él, pero lo hemos hecho en especial prácticamente a todas las clases de dolor
del dolor visceral, aunque hemos menciona­ arriba indicados, sin embargo, dentro de este
do también al dolor localizado y al irradiado, capítulo del sistema nervioso creemos que
teniendo en cuenta que el vísceíal es propia­ debemos resaltar la importancia de los dolo­
mente referido aunque viciosamente se lo lla­ res somáticos por originarse en las propias
ma a él también irradiado.. estructuras periféricas de este sistema. Res­

Sin embargo, debemos hacer unas pecto de la cefalea ya hemos hablado lo su­
cuantas precisiones más, así: Se suele llamar ficiente en otra parte.
-879 -
Ante todo, nos parece conveniente en sobre las partes accesibles del nervio afec­
este momento precisar los conceptos sobre tado; naturalmente que éstos varían de acuer­
neuralgia y neuritis: do con él
NEURALGIA, es la sensación dolorosa origi­ Las neuralgias que más se observan en
nada en un nervio sensitivo irritado, sin que la medicina general son las intercostales,
coexista en él un daño anatomopatológico. cervicobraquiales y del ciático, y de todas
Neuritis, es un proceso patológico de los ellas ya hemos dicho algo a propósito de los
nervios periféricos en los cuales se observan dolores torácicos, cervical y de las lumbalgias;
estados inflamatorios del tejido conectivo las precisiones sobre el examen físico las va­
intersticial y secundariamente de las propias mos hacer hoy:
fibras nerviosas. (2, 4).Cuando asientan en En las neuralgias intercostales, el dolor se
[os nervios sensitivos, al comienzo del pro­ hace más intenso al palpar a lo largo del'
ceso puede haber efectivamente una neural­ espacio intercostal correspondiente, pero de
gia. manera especial en la salida de sus ramas per-
51 examen de los dolores somáticos se aforantes anteriores, junto al estemón^medio,
hace tanto por la anamnesis cuanto por el en la línea axilar media; y posterior, junto
examen físico. La técnica de la anamnesis es a la columna vertebral. ,Fig. 134-5.
la misma de cualquier dolor y a ella nos re­
mitimos. Ahora sólo nos queda señalar
algunas particularidades como:
En las neuralgias, el dolor puede ser
intenso; desencadenado por leves trauma­
tismos, movimientos bruscos que suponen
compresión o elongación del nervio y muchas
ocasiones sin causa aparente; se localiza en el
nervio y se irradia a lo largo de todo o parte
de su trayecto; suele ser de tipo lanzinante o
de descarga eléctrica o compresivo; acompa­
ñado de parestesias o no; de presentación
paroxística que puede, durar minutos u ho­
ras, dejando una sensación molestosa de Fi*. 134-5 Puntos de palpación en las neural­
gias intercostales
tensión; se intensifica con los movimientos
en los cuales participa especialmente si se
elongan, deforman o comprimen, y calma;, Las neuralgias cervicobraquiales, producen
con los analgésicos y los anestésicos locales dolor en la región posterior del cuello,
que obran directamente sobre el nervio afec­ vjrradiado a la región occipital y a uno o los
tado. dos miembros superiores. Cuando la cau­
El examen físico a la inspección puede ser sa que la produce es una afección de la
.muy pobre, pero en cambio la palpación columna cervical, entonces las maniobras
estudiadas para el examen de este segmento
permite el reconocimiento del dolor provo­
aumentan el dolor. Fig. 134-6.
c o al palpar el nervio y al reconocer los
juntos de Valleix, que no son otros sino La neuralgia del ciático, suele producir una
•aquellos que duelen cuando se comprime lumbalgia que se irradia a lo largo de todo
Fig. 134*6 Areas dolorosas en las neuralgias . Fig. 134*7 Zonas de dolor localizado e irra-
cervicobraquiales diado en la neuralgia del ciático

el nervio y el paciente lo señala en la región


glútea, cara posterior del muslo, posterior y
externa de la pierna y aun el pie. Fig. 134-7.
El examen físico descubre los siguien­
tes puntos de Valleix; dibujados en la mis—
ma figura antes anotada: punto doloroso
sobre la apófisis espinosa de L5; punto sa-
croilíaco, entre el anterior y la espina ilíaca
posterosuperior; en el pliegue glúteo, en­
tre el trocánter y la tuberosidad izquiática;
el poplíteo, en el centro del hueco del mis­
mo nombre; el peroneo, situado inmediata­
mente por debaio y detrás de la cabeza del Fig. 134-8 Signo de Laségue
peroné; el maleolar, detrás del maleólo exter­
no; y en el primer espado internetatardano. rá- dolor; algunas ocasiones la irritación del
Además es de especial significado el nervio es tal que no es posible levantar la
reconocimiento del dolor provocado al reali­ pierna ni dnco centímetros sobre el plano de
zar diversas maniobras como son: la cama.
El signo de Laségue, Fig. 134-8, que se rea­ Si no sé ha obtenido dolor levantando
liza de la siguiente manera: estando el el miembro se debe realizar una maniobra
paciente acostado en decúbito dorsal, se le complementaria, llamada de Gowers —Bra-
toma del pie y se levanta la pierna sin flexio- gard, Fig. 134-9, que consiste en flexionar
narla. Si el nervio está afectado se provoca- dorsalmente, en forma pasiva, el pie del pa~
Fig. 134-9 M aniobra d e G ow ers — Bragard Fig. 134-ÍO Signó de Chiray: Al pararse en
las puntas de los pies, aparece do­
lor

ciente, mientras la. pierna está levantada.


Esto es suficiente para provocar dolor si el
nervio está afectado. Ambas pruebas pro-.
vocan estiramiento del nervio.
Signo de Chiray, Fig. 134-10, es el dolor pro­
vocado en el lado enfermo, cuando el pa­
ciente se para en las puntas de los pies.
Signo de Neri— Fig. 134-11. Si al enfermo
que está de pie se le pide que toque el suelo
flexionando el tronco hacia adelante, pero
sin doblar las. rodillas, se observará que la Fig. 134-11 Signo de Neri
del lado enfermo sé flexiona en la rodilla y el ganglio correspondiente. Las característi­
despierta dolor. cas del dolor son muy semejantes al de las
Existen ,varios otros, pero su valor se­ neuralgias, pero con un añadido importante
miología) no supera a los descritos. y es el que se intensifica cuando el paciente
tose, puja o de cualquier manera provoca
Como la etiología de esta neuralgia es aumento de la presión del líquido cefalorra­
múltiple, se recomienda «1 estudiante com­ quídeo, que se transmite hasta las raíces pos­
pletar el examen del enfermo con el estudio teriores en las cuales aun se encuentra la
de la columna lumbar, la articulación de la envoltura de la aracnoides. Si esta membra­
cadera, y el examen intrapelviano con el exa­ na está inflamada o la raíz comprimida por
men ginecológico. cualquier causa, se producirá dolor.
La neuralgia del trigémino se estudiará LAS RAQUIALGIAS, son dolores a lo largo de
en dicho nervio craneal. la columna vertebral producida por trastor­
JA RADLCULALGIA, es producida cuando la no^ infecciosos, tumorales, compresivos, he-
porción afectada es la raíz intrameníngea del morrágicos, tóxicos o degenerativos de la
nervio sensitivo, es decir, prácticamente hasta médula.
PLIEGO: 25
-8 8 2 -

Finalmente señalaremos que se llama por ejemplo, en la tabes cuando .al presio.
hiperalgesia al aumento de la sensibilidad nar el tendón de Aquiles, no se produce
dolorosa; hipoalgesia a su disminución; y dolor.
analgesia a su desaparición. 10.- La sensibilidad visceral puede desapa-
1- LA SENSIBILIDAD TERMICA- Apar­ recer y dar origen a la analgesia visceral,
te de los tubos de ensayo con agua fría y lo cual se comprueba cuando al comprimir los
caliente, pueden usarse instrumentos metáli­ testículos por ejemplo, no se provoca dolor.
cos fríos y calientes para el examen de esta De paso nótese que la anestesia, o sea
sensibilidad, cuidando de no mantener en la pérdida absoluta de todas las sensibilidades
contacto largo tiempo el objeto caliente puede ser, sin embargo, sólo superficial o
porque puede causar quemaduras no senti­ sólo profunda o de ambas. Si la anestesia
das por el enfermo con trastornos de esta afecta a , la mitad del cuerpo se llama
sensibilidad, por ejemplo, en la siringomielia hemianestesia.
y lepra.
Disociación de la sensibilidad.— Se llama
Las modificaciones de esta sensibilidad así cuando sólo se ha perdido parte de la
están en el orden de la hiper, hipo y aper­ sensibilidad mientras la otra está intacta;
cepción, lo que se denomina respectivamente por ejemplo: En la siringomielia, (3), debido
para el calor: hiperestesia, hipoestesia y a la lesión de la columna gris medular, se
anestesia térmicas; mientras que para el pierde la sensibilidad térmica y la dolorosa,
frío se usa los términos hiper, hipo y acries- mientras se conserva la táctil y profunda;
tesia. lo mismo sucede en la lepra. En la tabes
dorsal en cambió se pierde la sensibilidad
LA SENSIBILIDAD TACTIL varía entre la
táctil y profunda, mientras que la térmica y
hiperafia o hiperestesia; hipoafia y anafia.
dolorosa se conservan; se debe a la lesión de
4.r- La barestesia, es reconocida en la pa­ los cordones posteriores. Puede darse una
tología como hipobarestesia y abarestesia; disociación periférica entre la táctil, térmica
5.— Para las variaciones patológicas de la y dolorosa, por lesión de los nervios cutá­
baxognosia, también se utilizan los términos neos.
hipobarognosia y abarognosia, según que
disminuya o desaparezca la sensibilidad al pe­ DIAGNOSTICO DE LA ALTURA DE LA
so. LESION.— Para esto es indispensable tener
a la mano o en la mente los mapas que
6 .- La Palestesia varía entre la hiper, hipo
enseñan la distribución topográfica de la
y apalestesia, en el campo patológico.
sensibilidad, tanto de los nervios periféricos
¿7.— A la pérdida de la sensibilidad al sen­ cuanto de sus raíces y de la segmentación
tido de las actitudes segmentarias se le llama medular (Zonas de Head). Teniendo ésto
abatiestesia. como antecedente, veamos como pueden ser
8.— La estereognosia, puede variar a la las lesiones:
astereognosia, o sea a la pérdida de la sensi­ 1. - LESION PERIFERICA: Si es de una ra­
bilidad del reconocimiento de los objetos ma superficial, habrá anestesia superficial.
por el tacto. Si es de un tronco nervioso sensitivo, habrá
9.— La sensibilidad dolorosa profunda pue­ afiestesia superficial y profunda, y si es de un
de originar la analgesia visceral, reconocible, nervio mixto habrá además trastornos motó-
- 883 -
res. Es propia de las secciones y neuritis, 3.2: Lesión de los cordones posteriores o de
ji la lesión es de todo un plexo, la anestesia las fibras radiculares largas de Déjerine.—
¡era total, pero en todo fel territorio corres­ Hay trastornos de la sensibilidad profunda
pondiente. que afecta especialmente a la barestesia,
I- LESION DE LAS RAICES POSTERIORES: palestesia y batiestesia, pudiendo observarse
kiuchas veces predominan los dolores (radi- desde la disminución hasta la desaparición de
;ulalgias), pero puede: haber también pérdi- estas sensibilidades; a ésto se añade como es
ia de toda la sensibilidad y alguna vez di­ obvio, trastornos de la taxia de tipo tabé­
sociación de tipo tabético. Su distribución tico.
>stá acorde con los dermatomas, pues hay 3.3: Lesión de los cordones anterolaterales.-
jue recordar por la anatomía, que un mismo En el lado opuesto de la lesión se demues­
nervio raquídeo está formado por fibras que tra disociación de la sensibilidad de tipo
proceden de diversas raíces, de ahí que la dis­ siringomiélico, pero se la diferencia por­
tribución de la sensibilidad sea distinta que en ésta la disociación es del mismo
¡egún que se considere a los nervios peri­ lado.
féricos o a sus raíces. 3.4: Lesión de un solo lado de la médula.—
5.- LESIONES MEDULARES.- La lesión Síndrome de Brown — Séquard.— Fig.
puede asentar a cualquier altura, pero de 134-13. Aparte de los trastornos motores,
ibajo hacia arriba vamos a distinguir a las la sensibilidad se altera de una forma muy
nás típicas. característica expuesta en el cuadro No.
134-2.
3.1: Lesión del cono medular y de la cola
de caballo.- (1) Se combina«•'trastornos sen­
sitivos y motores: Hay anestesia en silla de
montar, Fig. 134-12, es decir, afecta a toda la
región perineal, y si se afectan los nervios de
la cola de caballo se añade además anes­
tesia de la cara posterior de los muslos
y piernas. En ambos casos hay trastornos
esfíntereanos y de los genitales.

Fig. 134-13 Trastornos sensitivos «a «1


Fig. 134-12 Anestesia en silla de montar drome de Brown * U v w d
-8 8 4 -

CUADRO No. 134-2

LESION DE UN SOLO LADO DE LA MEDULA


Lado de la lesión Lado opuesto de la lesión
1í— Abolición de la sensibilidad pro­ 1 .- Trastornos de la sensibilidad su-
funda: abatiestesia y apalestesia, perfidal: hipoestesia y aun a -
por la lesión de las fibras no nestesia, por lesión de las fi­
cruzadas. bras ya cruzadas.

2 .- Sensibilidad superficial conserva­ 2 .- Sensibilidad profunda conservada.


da.
' 3 .- Por encima de la lesión, bandas 3 .- Por encima de la lesión hiperes­
superpuestas de hiperestesia, tesia ligera.
anestesia radicular y nuevamente
hiperestesia.

3.5: Lesión por sección medular completa.-


Aparte de la parálisis se demuestra una pérdi­
da total de todas las formas de sensibilidad
por debajo de la lesión. Obviamente que el
límite superior depende del sitio en el que
asienta la lesión.
3.6: Hemianestesias.- En términos genera­
les tenemos que aceptar que afectan el lado
opuesto de la lesión y se acompañan frecuen­
temente de trastornos motores por la vecin­
dad de las fibras motoras correspondientes.
Según la altura a la que asienta la lesión se
puede distinguir:
3.6.1: Hemianestesia bulbar.—Fig. 134-14.
Produce anestesia de la cara del lado de la
lesión en el territorio del trigémino, y
anestesia del tronco y miembros del lado
opuesto.
3.6.2: Henúanestesia protuberandal.- Fig.
134-14, afecta a la cara, en el mismo lado,
y al tronco y miembros del lado opuesto,
si la lesión asienta en su pordón inferior.
Fig. 134-14 Hemianestesia bulbar y Protube­
En los des casos descritos puede haber rancia! baja
Fig. 134-15 ftém ianestesia peduncular y pro­ Fig. 134-16 Hemianestesia talámica o de Déje-
tuberancia! alta rine —Roussy

además disociación de tipo siringomiélico si BIBLIOGRAFIA


afecta a la formación reticular, o de tipo ta­
bético si afecta a la cinta de Reil, mediana.
3.6.3: Henúanestesia peduncular.— Fig.
134-15. Henúanestesia total por estar afec­
tada toda la cinta de Reil. Igual afección, si
1.— Aguayo, A.J.: Síntomas de compresión de
la lesión asienta en la parte superior de la raíz nerviosa y médula espinal. En Cecil —
protuberanciá. Loeb.: Tratado de Medicina Interna. In*
teramericana, México 14a. ed.. Cap. 447,
3.6.4: Henúanestesia talámica.- Fig. pág. 911. 1977
134-16. Se llama también de Déjerine.- 2.*— Ásbury, A.K., et aL: The inflammatory
Roussy. Afecta al lado opuesto y produce lesión in idiopathic polyneuritis. Medicine,
48: 1 7 3 —215. 1969
desaparición de la sensibilidad profunda,
Mientras que la superficial se mantiene nor­ 3.—* Ellerson, A.B.: Semiologic diagnosis of
siringomielia related to roentgenología fin-
mal. Se acompaña de dolores intensos dígngs. Acta NeuroL Scand., 45: 385,1969
Se tipo central y de trastornos motores 4.— Krüke, W.: Histopathologie der Polyneuritis
como temblor, ataxia, movimientos coreicos und Polynueropathie. Dtsch. 2 Nervenheilk.
Üatetósicos en el lado anestesiado. 1 8 0 :1 -3 9 ,1 9 5 9
- 886 -

CAPITULO 135 BULBO OtFATORIO

- I PAR U OLFATORIO

- II PAR U OFTALMICO

PARES CRANEALES.— Son los nervios


que se originan en ej bulbo e itsmo encefálico
y que, luego de emerger del cráneo por los
orificios de la base, van a las estructuras
específicas en los que cumplirán su función.
I PAR U O L FA T O R IO .- La Fig.
135-1, nos señala la vía olfatoria. Recuérdese
que fisiológicamente, el sentido del olfato es
estimulado por las partículas odoríferas que
arrastradas por el aire, impresionan a las ter­
minaciones libres de las células de SCHULTZE,
u olfatorias que se encuentran en la mucosa
pituitaria. De allí parte el estímulo y a tra-
yés de la vía olfatoria llega al área olfatoria
del cerebro en donde es interpretado.
COMO EXAMINAR.— Mientras se mantiene
tapada la una fosa nasal del paciente con la
presión de un dedo, Fig. 135-2, se acerca a la
otra primero una substancia de olor agrada­
ble (perfume) y luego otra de olor desagrada­
ble, (amoníaco) y en ambos casos se le soli­
cita que inhale fuertemente. Se le pide que
indique la clase de olor que percibe. Luego
se repite la experiencia con la otra fosa na­
sal. De ésto pueden desprenderse los siguien­
tes hechos:
1.- Anosmia, es decir, que el enfermo no
perciba ningún olor;
2.- Hipoosmia, es decir, que su grado de paciente es susceptible sólo para los malos
percepción sea muy bajo. Esto se confirma olores.
comparando con el olfato del examinador
CAUSAS FRECUENTES.- (1,3,4). La anos-
que se supone es normal;
mia llamada respiratoria es la que se observa
3.- Parosmia, o sea que percibe olores con frecuencia, pues se produce en las obs­
distintos a los que fueron examinados; y trucciones nasales de las rinitis o de cujil-
4. Cacosmia, es decir, que el olfato del quier otra causa que impida la ¡legada de
-8 8 7 -
partículas ¡odoríferas hasta los receptores. regio n n asa l
l i anosmia nerviosa supone lesión de la vía SE LA
REGION
en cualquiera de sus partes y puede verse en \T£MPORAL
los tumores que comprometen aí bulbo ol­
fatorio, procedentes de estructuras vecinas
(Síndrome de Kalman) u originarias del
propio bulbo; son unilaterales, lo cual las
diferencia de las respiratorias e histéricas
que suelen ser bilaterales. No hay que olvidar
a la anosmia de la ocetia en la cual el enfer-
jno no percibe el propio mal olor que está
produciendo su enfermedad nasal. La paros-
mía puede suponer una lesión cortical del
área olfatoria o ser.el aura de un ataque epi­
léptico. Mencionamos también a las aluci­
naciones olfatorias de algunos enfermos men-

II PAR U OFTALMICO.— Está consti­


tuido por los cilindroejes de las células ner­
viosas de la retina, representando de esta
manera una auténtica prolongación del ce­
lCJQKS
rebro. Se encarga de transmitir por la vía XAS
óptica, Fig. 135-3, las imágenes visuales gratioiet
hacia la corteza cerebral para que sean in­
terpretadas.
QUE EXAMINAR.— Desde el punto de vista
neurológico corresponde examinarla agudeza
visual, la visión de los colores, el campo-
visual y fondo de ojo. De todo ésto ya he­
mos hablado en la primera partey no volvere­
mos a repetir, Sólo mencionaremos algunas CORTEZA VISUAL ,
(LOBULO OCCIPITAL.)
alteraciones del fondo del ojo que están
íntimamente ligadas con trastornos neuroló- Fig. 135-3 Vía óptica.
gicos frecuentes.
Edema de lá papila: Fig. 135-4, caracteriza­ sus límites son netos. Fig. 135-5, que se
da por una elevación que afecta a toda la. encuentra en las intoxicaciones por quinina,
papila, más trastornos pronunciados o no de (5) y talío.
tipo arterioesclerótico que afecta a los vasos Atrofia post neurítica, Fig. 135-6, en la que
retinianos. Es una alteración propia del la papila se encuentra de un color blanco y
síndrome de hipertensión endocraneal de con los bordes borrados; es propia de la
.cualquier etiología. sífilis, (2) compresiones e inflamaciones del
[Atrofia de la papila.— En esta se observa a nervio, pero también puede verse en los es­
papila de un color blanco azulino, pero tados post encefah'ticos.
-888-
BIBLIOGRAFIA gobiernan los movimientos del ojo al inervar
los músculos externos del mismo, pero ad¿
1.— Alberts, J.R.: Producing and interpreting más el MOC, lo hace a la pupila que la coa-
experimental olfactory déficits. PhisioL trae, por contener fibras vagales. '
Behav., 12: 657,1974
2.— Hooshmand, H„ Escobar, M.R., and Kopf, Fisiológicamente, los músculos cuando
S.W.: Neurosyphilis. A study of 241 pa­ se contraen desvían al ojo en la dirección
tients. J.A.M.A., 219: 726, 1972 que explica la Fig. 136-1, pero requieren para
8.— Kllngler, M.: Das Schadeihirntrauma. Leit- poder hacerlo, de la relajación simultánea
faden der Diagnostik und Therapie. Thieme,
Stuttgart, 1961 de sus antagonistas.
4 .— Kllnger, M., Jost. F.: Uber Anosmie nach La técnica de examen de los movimien­
Schüdel — Hlrn Trauma. Schoweiz. med. tos oculares ya fue estudiada en la primera
Wschr. 93: 1092 — 1094,1963
parte, por lo que es inútil repetir.
5.— Rpllo, I.M.: Medicamentos utilizados en la
quimioterapia del paludismo: Quinina y EL n i PAR O MOTOR OCULAR COMUN
aloalolde de la quina. En Goodman, L .S ., (MOC), inerva a todos los músculos extrínsi-
y GUman, A.: Bases Farmacológicas de la
Terapéutica. Interamericana, México. 5a. cos del ojo, incluso al elevador del párpado
ed., cap. 52, pp. 889. 1978 superior y a la pupila que la contrae, excep­
to al motor ocular externo (MOE), y al
oblicuo mayor. Es esencialmente motor, y
CAPITULO 136 su recorrido se demuestra en la Fig. 136-2,
Su patología por tanto se manifiesta por la
parálisis total o parcial que afecta a una o
ED - IV - VI - PA R E S .- (10) Son res­ más de sus ramas. El cuadro No..136-1, in­
pectivamente el Motor Ocular Común, Paté­ dica precisamente la correlación entre, la
tico y Motor Ocular Externo. Entre éstos fisiología y la parálisis.

OBLICUO OBLICUO
M EN O R MENOR
KEGTO S U P E R IO R

HECTO HECTO
^HECTO
EXTERNO.* EXTERNO
" in t e r n o "

/. cy

RECTO IN F E R IO R
OBLICUO OBLICUO
M/WOR MAYOR

Fig. 136-1 Acción motora de los músculos


propios del ojo
- 889 -
lArta »*i City, o n p a h p a ío

------ — SAMA DEL KECTO SUfETOoR SUBSTANCIA NECRA ?ET?UNCUL0


CEREBRAL

■RAMA INFERIOR DEL MOC


Samo d el musc . r e c t o in t e r n o
fiAna T>ei RAMO DEL ■RECTO INFERIOR
MUS<. O B L I C U O tff/V O X

Fig. 136-2 Recorrido del III Par o Motor


Ocular común

CUADRO No. 136-1

CORRELACION ENTRE LA FISIOLOGIA Y LA PARALISIS DEL MOC


Fisiología Parálisis
1 Elevar el párpado superior 1.- Ptosis palpebral. Fig. 136-3
2.— Adducción y demás movimientos 2.— Ojo desviado hacia afuera por
del ojo predominio del MOE. Fig. 136-4.
Imposibilidad de los otros movi­
mientos, aunque sí un poco ha­
cia abajo y afuera por el oblicuo
mayor.
3.— Contracción pupilar 3.— Midriasis por predominio del sim­
pático.
4.— Respuestas pupilares normales a 4.— Ausencia de respuesta a la luz
la luz y la acomodación. y acomodación.
5.— Reflejo consensual normal en 5.— Reflejo consensual con respuesta
ambos ojos normal sólo en el lado sano.
6.— Fenómeno de Gunn, negativo 6.— Fenómeno de Gunn, positivo:
Elevación del párpado ptosado
cuando, con la boca abierta, se
desvía la mandíbula hacia el lado
opuesto. Fig. 136-5

continua...
-8 9 0 -
...viene

7.— Fenómeno de Bielschowsky, ne­ 7.— Fenómeno de Bielschowsky, po­


gativo. sitivo: Al mirar hacia arriba, se
eleva el párpado ptosado, (A);
al mirar hacia abajo o el lado
opuesto, el párpado sólo se eleva
un poco, (B); al mirar hacia
el lado enfermo, la ptosis persis­
te, (c). Fig. 136-6.

Fig. 136-3 Ptosis palpebral por parálisis del


111 Par

1,

Fig. 136-4 Predominio del Motor ocular ex­


terno por parálisis del MOC.
Observación del Prof. Dr. Jorge
Calderón.

Fig. 136-6 Fenómeno de Bielschowsky en la


parálisis del MOC

Si la parálisis del MOC, es producto


de una lesión en su núcleo, puede respe­
tarse la pupila, pero si es infranuclear, en­
tonces es total.
EL IV PAR O PATETICO: inerva el oblicuó
Fig. 136-5 Fenómeno de Gun en la parálisis mayor y es capaz de llevar el ojo hacia abajo
de MOC y afuera.
-891
La parálisis produce una desviación
del ojo hacia adentro y arriba, Fig. 136-7, y
produce diplopia cuando el enfenno preten­
de mirar hacia abajo y afuera.
VI PAR O MOTOR OCULAR EXTERNO- Fig. 136-7 Parálisis del IV Par o Patético
La Fig. 136-8, señala el trayecto de esté ner­
vio que controla al músculo motor ogular
externo.
Fisiológicamente lleva el ojo hada a-
fuera y su parálisis desvía el ojo hacia aden­
tro, Fig. 136-9, produciendo diplopia el mo­
mento en que el enfenno mira hacia afuera. Fig. 136-9 Parálisis del MOE
OFTALMOPLEJIA.— (1). Es el nombre con
el que se designa a las parálisis de los mús­ sólo ojo. Se deben a tumores, y hemorragias
culos externos detojo, pudiendo ser total, situadas sobre los núcleos de origen.
cuando afecta tanto a la pupila cuanto a los Las parálisis nucleares, sólo dan ofial-
músculos externos; interna si afecta sólo a la moplejías externas que respetan las pupilas.
pupila; externa, si es sólo de los músculos Se comprende que si afectan a los núcleos de
externos, respetando la pupila; supranuclear los tres, nervios, la parálisis será de todos los
si la lesión asienta en las vías que se en­ músculos, inclusive del elevador del párpado
cuentran entre los núcleos oculares y el ter­ superior; el enfermo no podrá mover sus
cio medio de la segunda circunvolución fron­ ojos en ninguna dirección. Pueden verse
tal; nuclear, si afecta al núcleo real de origen en las polioencefalitís de Wemicke, (5) que
de los nervios, e infranuclear si la lesión es aguda y hemorrágica; en las poliomielitis
asienta en cualquier parte de su trayecto de localización protuberandal; (6) y en la
hasta los músculos correspondientes. tosferina aun sin que produzca encefalitis.
Las parálisis de origen supranuclear Las oftalmoplejías infranucleares pue­
afectan a los dos ojos y a los músculos si- den afectar a un solo nervio y aun sólo a
nérgicos, siendo muy rara la parálisis en un una'dr sus ramas, especialmente a la del MOC,

Fig. 136-8 Trayecto del VI Par o Motor Ocu­


lar externo
aunque también ésta puede lesionarse total­
mente y producir una parálisis ocular total,
es decir, incluyendo a la pupila.
Son más frecuentes que las anteriores
y su causa puede ser múltiple, pudiendo
tenerse dentro de la etiología, a las infeccio­
nes meníngeas, tumores, abscesos que invo­
lucren en su trayecto a los nervios; procesos
degenerativos, neuritis, Sf, diabetes mellitus;
fracturas de la base del cráneo que com­
prometan de alguna manera especialmente a
los orificios de salida de los nervios; es decir,
a las causas que pueden afectar a cualquier A -- FA5E LENTA LARGA
B ----- FA S E R A PID A
nervio periférico. C ----- F A S E L E N T A CORTA

NISTAGMUS- Aprovechamos del estudio de Fig. 136-10 Nistagmus rítm?co


la motilidad ocular para tratar a cerca del
nistagmus, cuya técnica de examen también
X X
ya fue estudiada en la parte general.
Ahora nos referiremos más bien a su
valor semiológico, indicando que fisiológica­
mente sólo se produce cuando se mira un ob­
jeto que pasa en rápido movimiento o
cuando el individuo da vueltas, circunstan­
cias en las cuales los ojos sólo pretenden
mejorar la calidad de la visión al procurar
que el objeto sea enfocado directamente
por la mácula. Se trata en este caso de un
reflejo de origen cortical. (7 ).
El nistagmus patológico se presenta en
los trastornos vestibulares, laberínticos y
cerebelosos; en los dos primeros casos suele
ser rítmico Fig. 136-10, es decir, que los EXAMEN PUPILAS..—Su técnica ya fue estu­
ojos, luego de ir lentamente de un extremo al diada en la parte general y no la repetire­
otro, regresan rápidamente al centro (fase mos. A hora más bien vamos a hacer unas
rápida), para volver nuevamente en forma cuantas consideraciones respecto del valor
lenta hacia el mismo extremo (fase lenta). semiológico de sus alteraciones (9).
Otra variedad patológica es el nistag­
Vc.’T a n t e s Fig. 136-12-
1 . - Reflejo fo to m o to r .- Puede estar pere­
mus pendular, Fig. 136-11, es decir, aquel zoso, con lenta contracción al estímulo de
que desplaza ambos ojos con igual rapidez y la luz com o en la Sf. nerviosa (2) y en las
amplitud hacia ambos extremos. Suele ser ambliopias alcohólicas, o simplemente en las
congénito y puede estar asociado a movi­ afecciones inflam atorias del iris(Coriorretini-
mientos de la cabeza. tis).
-8 9 3 -
del reflejo a la luz, pero conservación normal
NERVIO NERVIO del reflejo a la acomodación, acompañado o
CILIAR CILIAR
CORTO LARGO no de miosis. Se presenta precozmente en
la Sf. nerviosa, ocasionalmente en el alcoho­
lismo crónico, parkinsonismos, tumores ce­
GAMGU rebrales, traumatismos craneales y en algu­
CILIAR
nos ancianos.
Alguna vez el signo puede estar inverti­
do, es decir, haber buena respuesta a la luz y
desaparición del reflejo a la acomodación.
ganglio •. Se lo ha -encontrado en la neuritis post-dif-
C ER VICA L
\
SUfERlOH térica.
-4.— Reflejo consensúa!.- Desaparece en
ambos ojos acompañando a la desaparición del
• COKTEZA reflejo fotomotor; pero puede desaparecer
OCCIPITAL en un sólo lado, por ejemplo, en la atrofia
§ l r o L \ \ l <3 unilateral del nervio óptico y en la embolia
FÍÜRAS VOPILOIILATA DO­ de la arteria central de la retina. En estos
T U 8E R CU LO RAS. casos se comprueba los siguientes hechos:
CUADRIGEMINO •. .
A N T ER IO R Si se estimula con la luz en el lado -enfermo
no se contrae la pupila del lado sano; pero,
SEGM ENTO S si se estimula en el lado sano sí se contrae
SUPERIORES la pupila del lado enfermo. En cambio, en la
parálisis del MOC, estimulando en el lado
paralizado sí se contraerá la pupila del lado
Fig. 136-12 Vías de los reflejos papilares.
sano; pero estimulando en el lado sano, no se
contraerá la pupila del lado paralizado.
5.— Hippus patológico.— Las contraccio­
Puede haber una arreflexia, es decir,
nes y dilataciones de la pupila pueden acen­
la pupila no se contrae por la acción de la
tuarse, como en el exoftalmus y en las
luz; se puede ver en la parálisis de MOC y en
meningitis. También pueden detenerse co­
la atrofia del nervio óptico. ,
mo en la Sf. nerviosa.
2.- Reflejo a la acomodatión.- Puede no
6 .- El tamaño de las pupilas es de mucha
encontrarse, es decir, ni se contraerán las utilidad práctica. Así: la miosis, o sea,,
pupilas en la visión cercana ni se dilatarán la disminución a menos de dos milímetros,
en la visión lejana. Su valor semiológico es puede deberse a una hiperexcitación del MOC,
igual al del reflejo a la luz. en sus fibras vagales, o a una parálisis del
La desaparición de ambos reflejos se simpático, normalmente dilatador pupilar,
Sama rigidez pupilar y se puede ver en las permitiendo el predominio del anterior.
intoxicaciones por atropina, (3) en nues­ Antes de interpretar este signo con­
tro medio por el shanshi, y en la Sf. nerviosa. viene primero asegurarse si la contracción
3 - Signo de Argyll Robertson.- Es aquel pupilar es espasmódica o paralítica, aplican­
que se caracteriza por presentar desaparición do en cada ojo una gota de atropina en so-
-894-
lución muy débil, con lo cual se comprobará 2.— Hooshmand, H., Escobar, M.R., and Kopf
S.W.: Neurosyphilis. A Study of 241 p¿.
que, al detener la acción vagal, la pupila se tienta. J.A.M.A. 219: 726, 1972
dilatará si el simpático está sano y que la 3.— limes, I, R., and Nickerson, M.: Atropjn^
miosis es espasmódica, de lo contrario con­ escopolamina y fármacos antimuscarínicos
tinuará la miosis indicando así una parálisis relacionados. En Goodman, L.S., y Gilman,
A.: Bases Farmacológicas de la Terapéutica.
del simpático. Interam ericana, México. 5a. ed.. Cap. 25
La miosis espasmódica se la. encuentra pp. 431. 1978
frecuentemente en las uremias, (8) meningi­ 4.— Jaffe, J.H ., and Martin, W.R.: Analgésicos
narcóticos y sus antagonistas. E n Goodman,
tis, tumores cerebrales y como efecto de la L.S., y GUman A.: Bases Farmacológicas de
acción de la morfina. (4) La miosis paralítica la Terapéutica. Interam ericana, México, ed.
suele ser unilateral y es propia de la parálisis Cap. 15, pp 207. 1978
del simpático cervical que produce el síndro­ 5.— Merrlt, H.H., Haré, C.C.: Metabolic and
me de Claude Bemard—Homer, ya menciona­ toxic diseases of the nervous system. Res.
PubL Ass. nerv. m ent. Dís. 22 (1953).
do en otra parte, En los ancianos, la miosis
6.— M um enthaler, M. Neurología. Salvat Edito­
puede ser fisiológica. res, S.A. Barcelona, 1979. PP- 224
Las midriasis, o sea, las dilataciones pupilares 7.— M um enthaler, M. - Neurología. Salvat Edi­
que superaji los cuatro milímetros, también tores, S.A. Barcelona, pp. 271. 1979
pueden ser espasmódicas cuando hay una 8.— Prill, A: Dic neurologische Symptomato-
logie der N iereninsuffizienz. Srpringer, Ber­
hipérexcitabilidad del simpático; o paralíticas lín, 1969
cuando hay una parálisis del MOC, y se acom­
9.— Sigsbee, B„ and Plum, F.: El paciente que
paña en este caso de pérdida del reflejo no reacciona con el tratam iento oportuno.
fotomotor. Clin. Med. de N.A. 4/1979. pp. 8 1 4 -8 3 7

La midriasis paralítica, unilateral gene­ 10.— Walch, F.B., and H oyt, W.F.: ClinicalNeu-
ro - ophthalm ology (3 volúmenes), 3ra. ed.
ralmente, puede verse en las afecciones del Baltimore, Williams and Wilkins Co., 1969
MOC, en su núcleo de origen o en su tra­
yecto; pero también en las meningitis, suce­
diendo a la miosis. La midriasis espasmódica
se ve en las pérdidas del conocimiento de
cualquier etiología.
7 .- La anisocoria, es decir,las pupilas de CAPITULO 137
diferente tamaño, puede verse en los tumores
que comprometen a los centros ópticos,
en las meningitis, hemorragia cerebral duran­ V PAR O TRIGEMINO
te el coma, aparte de las alteraciones del
simpático cervical y del MOC, antes anotadas. Es un nervio sen­
sitivo y motor. La Fig. 137-1, nos señala el
trayecto y composición de este nervio. De
BIBLIOGRAFIA ella vamos a destacar el hecho, de que está
compuesto de tres ramas principales que son:
1.— Daroff, R.B., and H oyt, W.F.: Supranu­
clear Disorders of the ocular control Systems 1.— La rama oftálmica, sensitiva, que se in­
in Man. In the control of Eye Movements, troduce en la órbita por el orificio esfenoidal
Bach - y - Rita, P. and Collins, C.C. (eds).
New York, Academic Press, 1971, pp. 175
y emite tres ramas, una de las cuales es el
— 235 nervio frontal.
- 895 -

Fig. 137-1 Trayecto del V Par o Trigémino

2.- La rama maxilar superior, sensitiva, que


suvworbitario
pasando por el agujero redondo mayor y la
fosa pterigomaxilar, se ubica en el conducto
suborbitario y va a inervar la mejilla y
dientes superiores.
N.INfRAOS3rrftRIO
3.- La rama maxilar inferior, es mixta, es
decir, tiene fibras sensitivas y motoras. Las
fibras sensitivas inervan una amplia zona del
maxilar inferior, mejilla, sienes, y dientes L-3:>~-7 N.MEHTWtANO

inferióles. La Fig. 137-2, esquematiza la


inervación sensitiva del trigémino. 0 N. OFTALMICO
La rama motriz controla los movimien­ @ N.MAXILAR SUPERIOR
tos del temporal, masétero, pterigoideos,
periestafilino externo, miloihoideo, cabo an­ 0 N. MAXILAR INFERIOR
terior del digástrico y músculos del hueso í
martillo. Fig. 137-2 Inervación sensitiva del trigémino

Fisiológicamente, se encarga del con­


trol de la sensibilidad de la mayor parte de la CONSIDERACIONES AL CUADRO
cara; de la motilidad de los músculos mas- No. 137-1
ticadores, del hueso martillo y del tensor del 1.— Del examen de la sensibilidad puede
tímpano; coparticipa en el control de la se­ desprenderse que el paciente adolece de
creción lagrimal y salival; y constituye la vía hiperestesia cutánea o de anestesia dolorosa
para los reflejos córneo, estornutatorio, fa­ o no de la mitad de la cara. Sin embargo, es
ríngeo y maseterino. muy frecuente que la queja sea de dolor.
La técnica de su examen se señala en La neuralgia del trigémino (2, 3, 4) ocasio­
el cuadro No. 137-1. nada por la diabetes mellitus, Sf, compre­
-896-

CUADRO No. 137-1


TECNICA DE EXAMEN DEL NERVIO TRIGEMINO
Qué examinar Cómo examinar
1.- Sensibilidad 1.— Con la técnica general

2 .- Puntos dolorosos de Valleix 2.— Presionando en los sitios de emer­


gencia de los nervios: Fig. 137-2.
2.1: Supraorbitario (N. Oftál­ 2.1: En el medio del arco super­
mico) ciliar.
2.2: Infraorbitario (N. Maxilar 2.2: En el agujero suborbitario.
.superior)
2.3: Mentoniano (N. Maxilar 2.3: En el agujero mentoniano.
inferior)
3.- Motilidad
3.1: Tono 3.1: Palpando los maseteros mien­
tras el paciente aprieta los dientes.
3.2: Movimientos 3.2: Pidiéndole que abra y cie­
rre la boca y haga movimientos
de masticación.

4 .- Reflejos
4.1: Córneo 4.1: Topando la córnea con un
algodón. Se cierran los párpados.
4.2: Estornutatorio 4.2: Estimulando las fosas nasa­
les con un algodón. Se produce
estornudos y lagrimeo.
4.3: Faríngeo 4.3: Rosando el velo del pala­
dar. Se contrae y se.produce
náusea.
4.4: Maseterino 4.4: Ya estudiado en otra parte.

siones o inflamaciones del nervio en cualquier ella se puede extraer importantes datos co­
parte de su trayecto, puede afectar a cual­ mo:
quiera de sus tres ramas principales, aunque
muy rara vez lo hace a las tres al mismo Su fecha aparente de comienzo puede
tiempo. La técnica de la anamnesis de ser muy reciente, pero su fecha real puede
este dolor es igual a la de cualquier otro, y de ser de horas días y aun meses atrás. Suele
ser sumamente intenso; desencadenado por cuela grave queratitis neuroparalítica.
simples estímulos como el roce de la piel de
la zona afectada, la masticación etc., o es­
pontáneamente. Se localiza en el área de la
rama afectada, pudiendo afectar a toda la BIBLIOGRAFIA
mitad de la cara si son las tres ramas las
comprometidas. Suele ser de tipo lancinante,
y estar acompañada de tics, lagrimeo, atro­ 1.— Behrens, M.M.: Cefalalgias asociadas con
fia de la piel, aumento de la secreción nasal enfermedades de los ojos. Clin. Med. de
N.A. 3/1978, pp. 521 - 536.
y salival e hiperquinesias de la zona motora
2.— Birt, D.: . Cefalalgias y dolores de Cabeza
del facial. Suele presentarse en accesos y du­ asociados con enfermedades del oído, nariz
rar minutos u horas. y garganta. Clin. Med. de N.A. 3 /l9 7 8 ,
p.p. 537 - 546
2.— Los puntos de Valliex, son dolorosos en
la neuralgia del trigémino, no así en condi­ 3.— Dalesio, D.J.: Mecanismos de Cefalalgia.
Clin. M edyáe N.A. 4/1979, p.p. 439 - 453
ciones normales.
4.— Needh#m, Ch.W.: Neuralgias Craneales
3.—. "Los trastornos de la motilidad se ex­ Graves y Tratam iento Quirúrgico de la Ce-
falalgía. Clin. Med. de N.A.* 3 /1978, p.p.
presan como parálisis o paresia de los mús­ 559 • 571
culos masticadores. Si el enfenno abre la bo­
ca, el maxilar inferior se desvía, paradójica­
mente, hacia el lado paralizado, debido a que
el pterigoideo externo del lado opuesto es­ CAPITULO 138
tá sano.
Contrariamente, el trismus de los mas- VII PAR O FACIAL
ticadores impide la apertura de la boca por
hipertonía e hipercontracción. Es un signo Se trata de un
precoz del tétanos, pero también es frecuente nervio mixto, esencialmente motor, pero
ver en los abscesos de la boca, especialmente también sensitivo, a través del intermediario
de los periamigdalinos o dentarios; puede dé WRISBERG. La Fig. 138-1, resume la
presentarse en las meningitis. distribución de todas las ramas que lo com­
4.— Los reflejos desaparecen si hay lesión ponen. De éstas resaltaremos las de interés
del nervio, pero además puede observarse clínico de las dos ramas terminales: La tém­
trastornos tróficos como úlceras corneales y pora facial y la cérvico facial que, juntas,
caída de los dientes. controlan la motilidad de toda la cara, in­
cluso del cutáneo del cuello, pero menos el
5 .- Adicionalmente el enfenno puede que­ elevador del párpado superior y los mastica­
jarse de trastornos auditivos debido a la dores como ya hemos señalado antes. Tam­
parálisis de los músculos del martillo y del bién mencionamos a las ramas intra y extra-
tensor del tímpano, junto a disminución de petrosas.
la secreción lagrimal y nasal del lado parali­
FISIOLOGICAMENTE, cumple las siguientes
zado.
funciones:
6.— Mencionamos al herpes zoster oftálmi­
co (1) que ocasiona dolor y las típicas erup­ 1.— Motilidad:
ciones vesiculosas y puede dejar como se­ 1.1: Motilidad de toda la cara y del cutáneo
Fig. 138-1 Distribución del VII Par o Facial

del cuello, excepto del elevador del párpado el diagnóstico de la altura a la que asienta
superior, rama del MOC y de los masticado- la lesión:
res, que proceden del trigémino. Parálisis facial periférica: Es total, flácida,
1.2: Motilidad de los músculos de los hue­ afecta a las ramas témporo facial y cérvico
sos de la caja del tímpano, menos el pro­ facial al mismo tiempo. Fig. 138-2. Si se
pulsor del martillo, rama del trigémino. acompaña de alteraciones gustativas quiere
1.3: Acciona algunos músculos del velo del decir que la lesión radica entre el origen de la
paladar. cuerda del tímpano y el ganglio geniculado.
2.— Sensibilidad: Parálisis facial central.— Fig. 138-3. Afecta
2.1: Del conducto auditivo externo y parte únicamente al territorio del facial inferior,
del pabellón auricular y la membrana del aunque puede acompañarse de paresia del
tímpano. facial superior lo cual se demuestra con el
signo de Revilliod, que permite observar lo
3 .- Sentido del gusto: proporciona fibras
que el paciente no puede cerrar únicamente
a los dos tercios anteriores de la lengua.
el ojo del lado afectado, aunque sí lo hace
4.— Secreción: De las glándulas sudorípa­ cuando cierra los dos ojos al mismo tiempo.
ras de la cara, de las salivales y de los lagri­
En este caso, la lesión se encuentra en
males.
el hemisferio cerebral del lado opuesto, por
5 .- Vascularización: Participa en la dila­ encima de los núcleos de origen real del facial
tación de la arteria auditiva y sus ramas. y antes también de que se produzca la de-
La técnica de su examen ya ha sido cusación del haz geniculado.
prolijamente descrita en el capítulo relacio­
nado con la cabeza y cara y no volveremos facial bilateraL- Se produce en las
P arálisis
a repetir. Ahora sólo añadiremos algo sobre lesiones de la protuberancia.
-899-

Fig. 138-3 Parálisis facial C entral

CAPITULO 139

VHI PAR O AUDITIVO

Interviene en
la audición y el equilibrio. La rama coclear
constituye el nervio de la audición; mientras
que la rama vestibular es la conductora de las
íg. 138-2 A: Parálisis facial periférica del excitaciones del sentido del equilibrio. Co­
lado izquierdo. B: Nótese la falta mo se trata de dos funciones diferentes las
de contractura del cutáneo del
cuello del mismo lado.
estudiaremos separadamente. La Fig. 139-1,
nos enseña el trayecto de este nervio.
’ RAMA COCLEAR O AUDITIVA.- Condu­
ce los estímulos auditivos recogidos en el
órgano de Corti.
TECNICA DE EXAMEN.- Contempla la anam­
BIBLIOGRAFIA nesis, el examen físico y la realización de
pruebas especiales.
ANAMNESIS- Como la técnica del inte­
Dyck, P.J.: M ononeuropatfa y N europatías rrogatorio es la misma que la de cualquier
de Plexos: Nervios Craneales. E n Cecil — síntoma, del cuadro No. 3-1; hoy sólo nos
Loeb.: T ratado de Medicina Interna. In-
teramerlcana, México. 14a. ed». Cap. 460,
limitaremos a darlas definiciones de dichos
p.p. 923., 1977 x síntomas:
-900-

Sordera: Cuando el enferma no percibe nin­ son sencillas y de fácil interpretación, pu-
guna sensación acústica. diendo resumirse su utilidad diciendo que
si la causa de la sordera asienta en el con­
Hipoacusia.- El enfermo oye menos que
ducto auditivo externo o en la caja del tím­
lo normal.
pano, se produce la pérdida de la conduc­
Paracusia: El paciente oye mejor en un ción aérea; mientras que si el sitio de la le­
ambiente ruidoso que en el silencio. sión está en el laberinto o nervio auditivo,
Ruidos subjetivos: El enfermo oye zumbi­ k> que desaparece es la conducción ósea.
dos, latidos, ruidos en chorro de vapor, como El cuadro No. 139-2, nos indica las diferen­
de sirena, etc. cias anotadas:
Por lo dicho hasta aquí, puede infe­
EXAMEN FISICO: El que está al alcance del rirse que la causa de la sordera puede
médico general ya fue descrito en el examen asentaren (2):
del oído a propósito de la otoscopía.
1.— Conducto auditivo externo, por obs­
Pruebas especiales: La medición de la capa­ trucciones de cualquier naturaleza que im­
cidad suditiva (Audiometría), está solamente pidan la conducción de las vibraciones ha­
al alcance del otólogo, quien utiliza para el cia la membrana del tímpano y el oído me­
efecto un audiómetro radioeléctrico. Sin dio;
embargo, existen aJgunas pruebas al alcance
del médico general que, aunque no servirán 2 .- El oído medio, por otitis medias, fu­
para recetar un aparato para mejorar la audi­ sión u obstrucción de la trompa de Eusta­
ción, sí servirán en cambio, para detectar quio;
precozmente alguna alteración que obligue 3.— El oído interno, por otoesclerosis,
a referir oportunamente al especialista. El que afecta a los dos oídos, trastornos vascula­
cuadro No. 139-l,nos señala estas pruebas. res propios del oído, laberintitis;
4.— El nervio coclear, por neuritis infec­
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. ciosa o tóxica del nervio o invasión de un
139-1. Como puede verse, todas las pruebas cuadro de meningitis.
-9 0 1 -

CUADRO No. 139-1


EXAMEN DE LA ACUIDAD AUDITIVA
PRUEBAS AL ALCANCE DEL MEDICO GENERAL
QUE EXAMINAR COMO EXAMINAR
1.— Percepción de la transmisión
aérea
1.1: Prueba de la voz 1.1: Hablándole al enfermo por de­
trás de él, a un metro de distancia,
en voz natural. Se le pedirá que se
tape un oído con su mano.
1.2: Prueba del reloj 1.2: El un oído tapado; al otro se le
acerca un reloj de bolsillo, y el paciente
debe decir si lo oye o no.
Es normal que lo oiga de 6 a 8
metros de distancia.
2.— Pruebas para la transmisión ósea:
2.1: Prueba de Weber 2.1: Colocando un diapasón que vibra
en el vértex; se le preguntará en cual
oído percibe más o menos o igual
vibración. Lo normal es que perciba
igual. Fig. 139-2.
2.2: Prueba de Rinne 2.2: Se coloca el diapasón que vibra
sobre la mastoides del paciente hasta
cuando deja de percibir la vibración;
inmediatamente después se lo pone
frente al oído correspondiente. Nor­
malmente debe oír todavía.
2.3: Prueba de Schwab ach 2.3: Colocando el diapasón que vibra
sobré la mastoides, se mide con un
cronómetro el tiempo que percibe el
paciente. Lo normal es 18 segundos.
Patológicamente puede estar acortado
o alargado. Fig. 139-2A

Los centros acústicos cerebrales por Las causas que afectan a cualquier sec-
imores, encefalitis, y en general cualquier tor desde el oído interno en adelante, toman
isión orgánica de la zona. el nombre de sordera nerviosa, en la que se
-9 0 2 -

CUADRO No. 139-2

SORDERA POR PERDIDA DE LA CONDUCCION


Aérea Osea
1.— Prueba de la voz y del reloj 1.— Prueba de la voz y del reloj
negativas • negativos.
2 .- Prueba de Weber, lateralizada ' 2 .- Weber lateralizado al lado opues­
hacia el lado de la lesión. to de la lesión.

3.— Prueba de Rinne, negativa. 3 .- Rinne positiva.

4.— Prueba de Schwabach, prolonga­ 4.— Schawach acortado en el lado de


do en el lado enfermo. la lesión.

destaca precisamente la otoesclerosis y en la La simulación de sordera se la descubre por


que se pierde especialmente la capacidad pa­ el estudio del reflejo cocleopalpebral, que
ra percibir los sonidos graves. La sordera consiste en observar si el sujeto derra o no los
senil, suele ser bilateral y la pérdida es espe­ ojos cuando de manera imprevista y sin que
cialmente para los sonidos agudos. él lo vea, se produce un intenso ruido a un
-903-
costado o detrás del examinado. Si es sano
cerrará los ojos, es decir, el reflejo es positivo;
pero si es sordo no los cerrará.
gAMA VESTIBULAR.- (1). Se la estudia i y
mediante la anamnesis y el examen físico. x \ Á V /
'Recordemos que fisiológicamente participa
en la conducción de las excitaciones del \ ÍA -
equilibrio.
ANAMNESIS.- Se debe hacer del vértigo y de
y
los zumbidos de oídos (acúfenos), siempre --------*
agudos y de tonalidad alta. Sobre el
vértigo o mareo ya hemos hecho un amplio
estudio en otra parte, y de los zumbidos,
su técnica es igual a la de cualquier otro
síntoma.
■POSICION INICIAL
EXAMEN FISICO: Comprende la búsqueda de
signos y la realización de pruebas que no
siempre están al alcance del médico general; Fig. 139-3 Marcha en estrella
¡jai todo caso, nosotros nos referiremos única­
mente a las técnicas que están al alcance recordaremos que el Romberg laberíntico
de todos, lo cual, sin embargo, no les quita se caracteriza porque las oscilaciones de
valor. lateropulsión sólo aparecen luego de un
1 - Nistagmus, de técnica de examen ya tiempo de que el enfermo ha cerrado los
conocida, se caracteriza por ser la conse­ ojos.
cuencia de un desequilibrio en el tono mus­ Otras pruebas, como la de adaptación
cular del que no escapan los músculos estática de Rodemeker y Garcin, que requie­
propios del ojo, debido a ía hiperexitabili- re de equipo especial, sólo está al alcance de
dad o la supresión de uno de los laberintos. ciertos centros.
Cuando lo que se ha producido es una 3 .- En cambio, la búsqueda de la marcha
irritación, el nistagmus es al mismo lado de la en estrella, Fig. 139-3, es muy simple, y
lesión; en cambio si lo que ha pasado es que también ya la hemos estudiado antes, a pro­
se ha destruido, entonces es al lado opuesto. pósito de la taxia.
Los neurólogos o los otólogos acuden Consecuencias de la patología: Depen­
a pruebas especiales capaces de producir den de si el laberinto está hiperexcitable o es
el nistagmus provocado, como son la prueba inexcitable. En el primer caso predomina el
rotatoria, la prueba de Barany o nistagmus vértigo intermitente, mientras que en el se­
térmico y otras, que, por escapar a las inten­ gundo el vértigo es constante. A estas varie­
ciones de este texto no las mencionamos. dades se les llama también vértigo periférico,
2.— Pruebas del equilibrio estático y diná­ para diferenciarlas del vértigo central que
mico: Se estudian analizando la actitud de supone lesiones del neuroeje que compro­
^ie y buscando el signo de Romberg, ambos meten a los núcleos vestibulares y su siste­
ya estudiados en otra parte. Hoy solamente ma de conexiones.
- 9 0 4 -
Vértigo de Meniére (3). Es un ej emplo de FASCICULO • ■ NUCLEO DEL ALA GWS
vértigo periférico que se observa en la clínica
general, y se caracteriza por ser intermitente
con períodos de corta o larga duración,
acompañado de cefalea, náusea, vómitos,
fotofobia, se ve obligado al decúbito y oca­
sionalmente puede perder el conocimiento;
se desencadena por movimientos, ruidos in­
tensos, y al terminar el acceso el paciente
queda con la sensación de que está sordo
o hipoacúsico.
Como causa de este síndrome pode­
mos mencionar a las laberintitis, trastornos
vasomotores, hemorragias, traumatismos que
afectan al laberinto; esclerosis del mismo;
hipematremias. Recomendamos leer a con­
tinuación el capítulo dedicado al mareo o vér­
tigo.

BIBLIOGRAFIA
RAMA &NA5T0M6TK
CA CON EL
1.— Hart, C.W.: The evaluation of vestibular FACIAL.
function in Health and disease. In Otolaryn-
gology. Vol. I, Chap. 10. Hagerstown. Med.,
Harper and Row, 1972 /7L K PLEXO FARINGEO
2.— Nelson, J.R .: Pérdida de la audición. En
Cécil — Loeb. T ratado de Medicina Interna.
Interamericana, México 14a. Ed., Cap. 351, Fig. 140-1 Trayecto del IX Par o Glosofarfn-
p.p. 729,1977 geo

3.— Pulec, J. (ed.): Meniére 's Disease. Phila- 1.— Inervar las papilas gustativas del ter­
delphia, W.B. Saunders Company, 1968 cio posterior de la lengua;
2 .- Controlar la sensibilidad del dorso de la
oreja, de la trompa de Eustaquio, de las
amígdalas y de la parte posterior de la len­
CAPITULO 140 gua^
3.—' Enviar fibras motoras para el cons-
IX - X - XI - XII - PAR trictor superior de la faringe y el estilo fa­
ríngeo;
IX PAR O GLOSOFARINGEO.— La 4.— Participar en el control de la secreción
Fig. 140-1, nos demuestra su trayecto y parotídea; y
conexiones. Es el nervio del sentido del 5.— Participar en el control de la tensión
gusto, pero también es motriz; arterial a través del nervio del seno caro-
Fisiológicamente se encarga de: tídeo.
t —yiD —

CUADRO No. 140-1


TECNICA DE EXAMEN DEL IX PAR
Qué examinar Cómoexaminar
1.- Sabor amargo 1.- Aplicando una solución de
quinina.
2 .- Sabor dulce 2 .- Aplicando una solución de azú­
car.
3 .- Sabor salado 3- Aplicando una solución de cloru­
ro de sodio.
4 .- Sabor ácido 4 .- Aplicando un vinagre o una débil
solución de un ácido.
5 .- Motilidad del estilo-faríngeo y del 5.- Dándole a beber un vaso de agua.
constrictor superior de la faringe Podrá ..observarse dificultad para
la deglución y tos.

Su patología, consecuentemente es fá­


cilmente deducible. En todo caso en este
momento nos interesa más las alteraciones de
sus funciones gustativas y motoras que las
vamos a conocer.
Técnica del examen. Ver el cuadro
No. 140-1
CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
140-1. Para el examen del sentido del gusto Fig. 140-2 Exam en del sentido del gusto
el paciente debe estar sentado, con la lengua
La parálisis, ya hemos dicho, trastorna
fraccionada., hacia afuera por el médico, los
ojos cerrados y la nariz tapada. Fig. 140-2 la deglución y puede producir-tos; pero tam­
La substancia puede aplicarse con una torun­ bién al examinar la motilidad del paladar,
da o un gotero, pero cuidando de que, antes cuando el enfermo dice AAA. . ., se observa
de aplicar otra substancia, la lengua haya sido como se desvía hacia el lado sano.
cuidadosamente limpiada con una gasa. El La Neuralgia del glosofaríngeo puede
paciente debe escribir en un papel lo que confundirse con la del Trigémino y la
siente. aurículotemporal (1,2,3).
La patología se expresa por hipogusia, X PAR O NEUMOGASTRICO: Se lo
disminución del gusto; agusia, desaparición estudia aquí exclusivamente en su función
del gusto; y paragusia, es decir, la percepción motora de la musculatura estriada, puesto
de gustos diferentes a los buscados en el exa­ que las funciones relacionadas con la vida
men. vegetativa y de control de la musculatura
'1

-9 0 6 -

CUADRO No. 140-2

EXAMEN DEL NERVIO NEUMOGASTRICO


X PAR
Qué examinar Cómo examinar ^
1.- Velo del paladar 1 .- Técnica ya descrita
1.1: Situación 1.1: Simple inspección
1.2: Movilidad 1.2: Haciéndole pronunciar la
letra A . ..
1.3: Rinoscopia posterior 1.3: Colocando el espejo detrás
de la úvula.

2- Deglución 2 .- Haciéndole beber un vaso de agua


2.1: Signo de la manzana de 2.1 Haciéndole deglutir varias
Adán veces. Si hay parálisis, la
laringe no se moverá como
lo hace normalmente

3 .- Laringe
3.1: Voz ,3.1: Haciéndole hablar en voz
alta
3.2: Cuerdas bucales 3.2: Con la técnica ya descrita.

lisa, no corresponden a este capítulo. varse y ocluir las coanas, se observará como
Fisiológicamente controla a los múscu­ al deglutir los líquidos pueden retomar por
los laríngeos y constrictores de la faringe. la nariz.
Su técnica de examen se resume en el 3.— El examen de la laringe permite obser­
cuadro No. 140-2 var su incapacidad de elevarse y descender
al momento de la deglución.
CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
140-2. 1.— El examen del velo del paladar La voz es nasal por la falta de la oclu­
puede demostrar que se encuentra caído, sión y puede ser bitonal si hay parálisis de
como una cortina (Signo de la cortina de una cuerda bucal.
Vemet), cuando la parálisis es bilateral; Llamamos la atención sobre el hecho
incapaz de realizar ningún movimiento. Si la de que la laringe, especialmente las cuerdas
parálisis es unilateral, al pronunciar la letra bucales, están inervadas por los recurrentes,
A, se observará como se desvía hacia el lado ramas del neumogástrico, que tienen un
sano. largo recorrido intratorácico, Fig. 140-3,
2.— Por efecto de la incapacidad para ele­ lo que significa que lesiones aun medias-
-907 -
RAMA
HAC'ft L A L A M M & S INTERNA ,
GANGLIO
P tfX IF D R M E DEL !
BEL X PAR ESPINAL

•isoicFS — ¡XA

KHSSUSSSwTE
I Z Ú ü r e W » . r - p l v '/ í

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agota— k;*<,

A*. ' ¿ \ c n T/G L

Fig. 140-3 Trayecto de los nervios recurren­ ESTERNOCLE !B O M A S T a tD ^ \


tes (vista posterior)
Fig. 140-4 Trayecto del XI Par o Espinal

tínicas que los comprometan pueden afectar­


lo. La difteria puede causar parálisis sólo del
velo (4).
XI PAR O E SPIN A L .- La Fig. 140-4, ■ .
nos enseña su trayecto. Es motor. Fisioló­
gicamente se encarga de controlar la moti­
lidad de los músculos trapecio y estemoclei-
domastoidéo.
La técnica del examen de estos múscu­
los ya fue descrita en otra parte, pero recor­
damos que debe abarcar a su tono, trofismo
y motilidad.
La Fig. 140-5, nos enseña además,
como en la parálisis de este nervio se ob­
serva el hombro caído y la escápula desviada
hacia abajo y afuera. Fig. 140-5 Parálisis del XI Par o Espinal
908 -
XII PAR O HIPOGLOSO MAYOR. — pero puede demostrar movimientos de tem­
La Fig. 140-6, nos demuestra su origen y blor. Al sacar la lengua, paradójicamente
se observa que se desvía hacia el lado enfer­
trayecto. Es motor.
mo, debido a que el geniogloso se encuentra
sano. Puede haber además dificultades para
ANASTOMOSIS COM EL NUCLEO la masticación y deglución.
&AN&U0 PLEXIFORME ACCESORIO

BIBLIOGRAFIA

1.— Harris, W.: Persistent pain In leslons of the


peripheral and-central nervous system. Brain,
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2.— Needhan, Ch. W.: Cefalalgias y Dolores de
Cabeza asociados con enfermedades del oído
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3.— Needhan, Ch. W.: Neuralgias craneales
graves y tratam iento quirúrgico de la cefa­
lalgia. Clin. Med. de N.A. 3/1978, p.p. 559 -
571
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na, México. 14a. ed.. Cap. 205, p.p. 404.
1977

CAPITULO 141

EL COMA

COMA.— Con una frecuencia mayor de lo


que podemos pensar en primera instancia
nos encontramos «on pacientes en estado
Fig. 140-6 Origen y trayecto del XII Par o
Hipogloso m ayor de coma, y el más alto porcentaje de veces
es él médico general el que primero entra en
Fisiológicamente se encarga de la moti­ contacto con esta patología; es el que se ve
lidad de la lengua, de los músculos infrahio- obligado a diagnosticarlo y tratarlo, por lo
deos y del genihiodeo. menos en su etapa inicial, aunque más tarde
tuviera que remitirlo a un especialista deter­
Su técnica de examen corresponde a la minado, quien, en muchos casos, tampoco
del examen de la lengua, ya estudiada en el podrá hacer más por el paciente. Por esto
examen de la boca. es que, todo médico debe ser capaz de ac­
La parálisis, si es unilateral, demuestra tuar con soltura tanto en la etapa diagnóstica
atrofia de la mitad correspondiente, atonía, como en la terapéutica inicial de estos casos;
-9 0 9 -
y nosotros, con el fin de familiarizar tem­ cialmente la respiración y circulación, pero
pranamente al estudiante con el coma es que aun éstas, un tanto alteradas.
vamos a estudiarlo en este capitulo; sólo
PROFUNDIDAD DEL COMA: (22). Suele re­
que previamente vamos a conocer alguna
terminología indispensable: conocerse cuatro grados; a saber:

Conciencia.- Según la definición de Richet, Primer grado: cuando el enfermo incons­


“es el conocimiento que tiene el yo de sí ciente presenta, sin embargo, buena respues­
mismo y de lo que le ocurre.” Fisiológica­ ta a los reflejos oculares, superficiales y pro­
fundos.
mente es el producto de una perfecta inter-
relación entre los hemisferios cerebrales nor­ Segundo grado: Cuando alguno de los re­
males y la formación reticular del tallo en­ flejos antes anotados ya no se presentan o
cefálico, reconocido por Magoun (19). Los lo hacen muy parcialmente.
hemisferios contienen la mayor parte de los
Tercer grado: Cuando ya no hay ningún
componentes de la conciencia (inteligencia,
reflejo y las pupilas se mantienen fijas; y
memoria, lenguaje, respuestas sensoriales,
etc.); mientras que la formación reticular Cuarto grado: Cuando el electroencefalo­
es el estimulador de los hemisferios, aunque grama es plano y las manifestaciones de la
también existen otros sistemas del tronco vida vegetativa sólo se mantienen con respi­
encefálico con capacidad de activar o modifi­ ración y circulación asistidas.
car el comportamiento de la conciencia. TECNICA DE EXAMEN DE UN ENFER­
Por tanto cualquier lesión que afecte a los MO EN COMA (9). El cuadro No. 141-1
hemisferios o tronco encefálicos o a ambos, nos indica lo que se debe examinar.
es capaz de producir una pérdida de la
Frente a este hecho patológico tan
conciencia o coma.
grave, el médico puede encontrarse en di­
versas circunstancias, á saber: lo.—Ver por
El paso del estado de conciencia al primera vez al enfefóio cuando se encuen­
coma puede no ser tan brusco; en realidad tra en pre-coma o ea pleno coma; 2.—Cono­
en muchos casos puede ser progresivo, pro­ cer previamente al paciente y haber estado
duciéndose primero un estado de embo­ “esperando” una situación como ésta;
tamiento o entorpecimiento, en el cual el 3.— Tener ia posibilidad de realizar alguna
paciente somnoliento, disminuye su activi­ anamnesis a familiares, amigos o simples
dad y parte del contenido de su conciencia. portadores del enfenno; y 4 .- Carecer com­
Posteriormente puede evolucionar a un esta­ pletamente de todo antecedente y pasar a de­
do de estupor, en el cual el paciente se pre­ pender exclusivamente del examen físico y
senta como dormido con capacidad para res­ laboratorio. Para cualquiera de estas cir­
ponder a los estímulos enérgicos, pero para cunstancias. el médico debe estar preparado,
regresar inmediatamente al estado anterior siguiendo, para ello sistemáticamente un or­
en cuanto cesan dichos estímulos. Final­ den cualquiera, que puede ser el del cuadro
mente se llega al coma, cuando ya no res­ antes anotado que nos parece más adecuado,
ponde a ningún estímulo. y realizando previamente el examen general
> El coma es, por tanto, un estado en el que, por demás está decir, debe ser muy
cual el paciente ha perdido toda relación completo, aunque si el estado general del
consigo mismo y con el medio, manteniéndo enfermo es muy grave, algunas de sus etapas
únicamente las funciones vegetativas, espe­ podrían postergarse para más tarde.
— 910 —
ma, del cuadro No. 3-1. Los datos que apor­
CUADRO No. 141-1 ta para el diagnóstico pueden no ser muy
abundantes, pero sí en cambio muy útiles,
EXAMEN ESPECIAL DEL COMA especialmente los relacionados con los ante­
QUE EXAMINAR cedentes del enfermo, sobre los cuales reco­
mendamos insistir. En efecto:
i:- Anamnesis general
Es muy fácil establecer la relación de
1.1: Estado de la conciencia
causa a efecto en los casos de coma traumá­
2 .- Ojos tico , especialmente si el traumatismo fue
directamente en el cráneo (16). Los acci­
2.1: Parpadeo dentes cerebro vasculares (3, 21),como las
2.2: Desviación conjugada de los hemorragias, trombosis y embolias cerebra­
ojos 1 les (8, 11) están íntimamente ligados a la
2.3: Pupilas patología cardiovascular, especialmente a la
hipertensión arterial (6), Ateroesclerosis ce­
2.4: Reflejo corneal
rebral, Fibrilación auricular (5), arritmias
2.5: Reflejo óculo-cefálico supravéntriculares con frecuencias superiores
2.6: Reflejo óculo-vestibular a 160 por minuto, síndrome de Stokes-
Adams, (1) choque hemorrágico, patología
2.7: Movimientos oculares
de la válvula mitral (4, 10, 13, 31) y tam­
2.8: Fondo de ojo bién a la Diabetes mellitus (20). Los tumo­
res y abscesos cerebrales y cualquier proceso
3 .- Respiración
ocupativo intracerebral es también capaz
3.1: Sheyne—Stokes de producir coma. Las infecciones crónicas
3.2: Hiperventilación como la Sf. nerviosa. Es muy conocido el
coma post convulsivo de la epilepsia. Los
3.3: Respiración apneústica
enfermos diabéticos pueden hacer comas
3.4: Respiración Atáxica diabéticos por hiperglicemias (2) o hipo-
3.5: En salvas glicémicos por sobre dosis de insulina o anti­
diabéticos orales (27), y los raros porinsuli-
4 .- Examen de la sensibilidad nomas. La insuficiencia renal puede condu­
cir al coma urémico (17). La insuficiencia
5 .- Examen de la motilidad
hepática aguda o crónica por hepatopatía
6- Punción lumbar difusa y las anastomosis portocavas, pueden
llevar al coma hepático (25, 29). Diversos
7- Exámenes de laboratorio estados de desequilibrio hidroelectrolítíco,
como los hipoosmolares por pérdida de sodio
a menos de 120 m. Eq. o/oo o por exceso
de aporte de agua; (28) los hiperosmolares
CONSIDERACIONES AL CUADRO No. (2, 18) como los diabéticos y quemados gra­
141-1. 1 Cuando laANAMNESIS es posible ves. Algunas endocrinopatías, como el hiper
hacerla, se la debe enfocar como si se tratara o hipoparatiroidismo; (14) las crisis addiso-
de un síntoma, por tanto su técnica es la nianas; el mixedema (26). La insuficiencia
misma que la empleada para cualquier sínto­ respiratoria de cualquier etiología que pro­
-9 1 1 -
duzca hiperpnea (23). Las intoxicaciones un período de cefalea, fiebre, signos menín­
por el alcohol etílico (12, 30) u opiáceos. geos y tal vez hasta de antecedentes epidé­
Diyersas infecciones agudas que produzcan micos.
meningitis o encefalitis (Tb, Tifoidea, Palu­ Como en las enfermedades metabólicas
dismo); virosis con complicaciones como las
que pueden atacar al cerebro se encuentran
del sarampión, rubéola, varicela; muchas a-
a veces períodos más o menos prolongados
fecciones generales como las de la endocardi­ de pre-coma, en el cual lo que más se afecta
tis bacteriana subaguda; las leucosis; estadios es la conciencia y el estado mental, es indis­
terminales del cáncer de cualquier órgano. pensable establecer el estado del mismo,
Comas de los enfermos psiquiátricos. Esta' acudiendo a un prolijo interrogatorio que
larga lista, aun incompleta, tiene por objeto, detecte precozmente trastornos del razona­
simplemente resaltar la importancia de los miento, memoria, atención, orientación en el
antecedentes. tiempo y el espacio, percepción, presencia de
Los demás datos de la anamnesis pue­ ilusiones y alucinaciones, y el reconocimien­
den dar información pobre, sin embargo, la to de fluctuaciones del estado mental ya que
vamos a enunciar: pueden alternar períodos de recuperación
con períodos de depresión del estado meif-
La fecha de comienzo.— Se debe establecer tal. El cuadro No.'1 4 1 -2 , nos recomienda có­
entre el inicio de la causa y el momento de mo realizar una anamnesis preliminar, que
su presentación y se confunde mucho con la posteriormente puede ser completada con
forma de presentación, por ejemplo: Los co­ preguntas directamente orientadas a las esfe­
mas post-traumáticos pueden presentarse in­ ras intelectual, afectiva y volitiva.
mediatamente después del accidente o, cuan­ Pero además, los cambios mentales pue­
do hay una hemorragia extradural, el he­ den ser aun más precoces, y caracterizarse
matoma que se origina va comprimiendo po­ por inestabilidad emocional, llanto fácil o
co a poco el cerebro e induciendo al coma crisis de euforia; trastornos del sueño: agi­
lentamente, el cual finalmente puede presen­ tado, superficial, insomnio;delirio agitado en
tarse horas o aun días después del trauma­ los de evolución aguda; delirio más tranquilo
tismo. Los accidentes cerebro-vasculares en los de evolüción crónica.
con hemorragia producen coma rápida­
mente^ mientras que las trombosis y embo­ 2 .- EL EXAMEN DE LOS OJOS. Resulta
lias cerebrales lo van haciendo lentamente. de lo más interesante, puesto que puede
(20). Prácticamente todos Jos cornos metabó- aportar datos relacionados con el sitio de la
licos se van haciendo lentamente: en el he­ lesión, la probable causa, la profundidad del
pático por ejemplo, puede presentarse un coma, etc., por ejemplo: cuando una lesión
período de precoma que puede durar varios afecta al sistema reticular a la altura de la
días o por lo menos horas, caracterizado por protuberancia, suele desaparecer el parpadeo.
la presentación de temblor de los dedos o Los ojos en la mayoría de cofiias suelen estar
ñapping y rigidez de tipo extrapiramidal, fijos dirigidos hacia el frente, sin embargo,
a más de las alteraciones de la conciencia; en las lesiones localizadas en un hemisferio
el hipo.osmolat puede estar precedido de cerebral, que desconecta el influjo supra­
convulsiones y mioclonías;el hipercalcémico, nuclear hacia el centro del tallo, ¡os ojos so
de trastornos psíquicos y delirio. Los comas encuentran desviados hacia ese lado, "el cu
por meningitis, pueden estar precedidos por ferino mira hacia el lado de la lesión
—912 —
...viene
CUADRO No. 141-2 4.— Conciencia de la situación.
ANAMNESIS PRELIMINAR SOBRE EL 4.1: Sabe por qué está Ud. aquí?
ESTADO DÉ LA CONCIENCIA 4:2: Sabe quién lo trajo hasta
aquí?
1.— Orientación autopsíquica. 4.3: Sabe por qué lo trajeron?
1.1: Cómo se Uama Ud.?
1.2: Cuántos años tiene?
1.3: En qué trabaja?
1.4: Cuál su estado civil?
1.5: En dónde vive?
1.6: En qué país nació?
1.7: En dónde estuvo hace una
semana?

2 — Orientación en el tiempo.
2.1: Qué día es hoy?
2.2: Sabe qué hora es?
2.3: En qué mes estamos?
2.4: En qué año estamos?
2.5: Qué día será mañana?
Fig. 141-1 Desviación de los ojos y la cabeza
2.6: Cuántos días faltan para en los comas
que llegue el domingo?

3 .- Orientación en el espacio.
Fig. 141-1, como sucede en muchos de los
3.1: Sabe usted en dónde está accidentes cerebro-vasculares.
este momento? Las pupilas pueden encontrarse mióticas,
3.2: En qué calle queda su casa? pero con respuesta al reflejo fotomotor en los
3.3: En qué barrio? comas metabólicos; lo mismo podemos decir
de las lesiones a nivel de la protuberancia;
3.4: En qué ciudad? en cambio en las que afectan al mesencéfalo,
3.5: Cómo se llama este barrio? el reflejo fomotor desaparece a pesar de
3.6: Cómo se llama esta ciudad? que las pupilas se encuentran medianamente
dilatadas. El cuadro No. 141-3, amplía estas
3.7: Seríale por cuál lado sale el observaciones.
sol? '
El reflejo corneal puede estar abolido en los
comas pfofundos ’o por lo menos requerir un
continúa.. estímulo más intenso para producirse. í
CUADRO No. 141-3
ESTADO DE LAS PUPILAS EN EL COMA Fig. 141-2
Observación Altura y causa de la lesión
1.— Síndrome de Homer: 1.— Lesión del simpático central o
(Miosis ipsolateral, ptosis palpe- sus nervios periféricos: A
bral y anhidrosis). 1.1: Hipotálamo
1.2: Protuberancia (Tegumento)
1.3: Bulbo (Porción lateral).
1.4: Médula: (Porción Latero-
ventral)
1.5: Nervios simpáticos periféri­
cos cervicales.

2.— Tamaño medio, de forma irregu­ 2 .- Lesiones tectales y protectales. B


lar y con hippus aumentado.
Ausencia del reflejo a la luz, pe­
ro presencia de constricción a la
acomodación. (Sin lesión simpá­
tica).

3 .- Tamaño medio, forma irregular, 3.— Mesencéfalo, por destrucción del


fijas, sin reflejos. simpático y parasimpático. C

4.— Puntiformes (miosis), pero reac­ 4 .- Protuberancia (Hemorragias). D


cionan a la luz.

5.—. Miosis y reflejo fotomotor lento, 5.— Coma metabólico.


pero conservando; al final del co­
ma puede desaparecer.

6 .- Desaparición precoz del reflejo 6.— Procesos ocupativos con hernias


fotomotor, transtentoriales.

7.— Midriasis. 7.— Isquemia. Hipoxia.F

8.— Miosis. 8 .- Intoxicación por opiáceos. G

9.— Anisocoria. 9.— Por acción de atropina o esco-


polamina. H ___________
- 9 1 4 -

El reflejo dculo-céfalico, se lo busca hacien-


do los movimientos de la cabeza en forma
A pasiva y observando qué sucede con los ojos-
-«««ate £&&**** en condiciones normales el reflejo no se
produce, en cambio en los comas por lesiones '
anhidrosis | supratentoriales y diencefálicas tardías, los i
ojos se dirigen hacia el lado opuesto al que
c s t h
gira la cabeza, es decir, se van hacia el lado
miso derecho si a la cabeza se la hace girar hacia 1
la izquierda y viceversa; incluso se comprue­
ba el signo en los movimientos de flexión
y extensión, o sea qué, si se inclina la cabeza
hacia adelante, los ojos se van hacia arriba y
viceversa, Fig. 141-3.
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HIPUJ AUMENTADO

SIGNO BE augyll -
ROBERTSON

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a S ^ H ípoxia

OPIACEO El reflejo óculo-vestibular se lo busca esti­


mulando el conducto semicircular mediante
atropina la introducción, a través de un catéter, de
/ & » & «
agua bien fría eñ el conducto auditivo ex­
!¡@ ^ B escqpouniw terno, hasta que los ojos se desvíen. Fig.
Fig. 141-2 Estado de las pupilas en el coma 141-4; normalmente esta desviación se hace
-9 1 5 -
3.— LA RESPIRACION. Aunque el tipo de
respiración puede tener valor para el reco­
nocimiento de la altura de la lesión, sin em­
bargo, en la práctica general la respiración
patológica que más suele encontrarse es la
relacionada con los trastornos metabólicos
que pueden dar hiperventilación o hipoven-
tilación. Así: los comas ure'micos, diabéti­
cos, cetoacidósicos, addisonianos, etílicos,
suelen cursar con acidosis e hiperventilación;
mientras que los comas hepáticos y por
enfermedades cardiopulmonares suelen ha­
en sentido horizontal y de manera lenta ha­ cerlo con alcalosis e hiperventilación, lo mis­
cia el oído estimulado, pero acto seguido, lo mo que los estados de hiperventilación psi-
hacen en forma muy rápida hacia el la­ cógena o neurógena. En cambio, la hipo-
do opuesto; este movimiento se repite du­ ventilación puede acompañarse de acidosis
rante unos pocos minutos. Patológicamen­ y coma, en los casos de ingesta de drogas
te, en las lesiones del diencéfalo, los ojos depresoras o enfermedades respiratorias gra­
pierden el retorno rápido aunque conservan ves que cursan eon retención severa de C02,
la desviación lenta hacia el lado estimulado. que lleva a un estado de verdadera narcosis.
En cambio en la ingesta exagerada de bicar­
Movimientos oculares.— Ante todo, nótese
bonatos o el exceso de diuréticos puede
que la mirada horizontal está mediada por los
llevar a la hipoventilación con alcalosis. Des­
centros supranucleares situados en los he­ de el punto de vista de la altura de la lesión,
misferios cerebrales, el núcleo del mismo
Fig. 141-6, la hiperventilación, suele verse en
lado del tercer par, el núcleo contralateral
las lesiones de la parte anterior de la protu­
del sexto par, los núcleos vestibulares que
berancia y calota mesencefálica. La respira­
están sujetos a la acción de los conductos
ción de Sheyne-Stokes, puede verse cuando
semicirculares y los movimientos de la cabe­
se lesionan bilateralmente los hemisferios
za que envían estímulos propioceptivos por
cerebrales o. sus núcleos grises. Las respira­
rías aferentes. Por tanto, una lesión en
ciones apneusticas, atáxicas y en salvas, se
cualquier nivel podrá determinar alteraciones
encuentran en las lesiones de los sectores más
en el movimiento horizontal de los ojos. El
bajos del tallo encefálico, como en los de la
cuadro No. 1414, establece esta correlación.
protuberancia y bulbo.

El fondo de ojo, es indispensable, pero para


hacerlo puede ser necesario dilatar la pupila 4 . - y 5 .- LOS EXAMENES DE LA SENSIBI­
con el uso de ciclopléjicos, lo cual hay que LIDAD Y MOTILIDAD son indispensables, no
tener en cuenta para evitar errores de inter­ solamente porque permiten el reconocimien­
pretación al momento del examen de las to de la profundidad del coma, como hemos
pupilas. En él podrán encontrarse cambios dicho antes, sino porque también permiten
en la papila, como en el síndrome de hiper­ que el médico se oriente hacia la causa pro­
tensión endocraneal; las retinopatías hiper- bable y la altura a la que asienta la lesión.
tensivas, diabéticas, de las discracias sanguí­ Esto ha sido ya suficientemente estudiado
neas, endocarditis bacteriana,etc. en los capítulos correspondientes.
CUADRO No. 141-4

MOVIMIENTOS OCULARES EN EL COMA Fig. 141-5


Observación Altura y causa de la lesión

1.- Desviación conjugada de los ojos 1.- Lesión hemisférica unilateral.


hacia el lado de la lesión, en re­
poso; + Reflejo óculo-vestibular
con desviación de los ojos al lado
opuesto. A

2 .- Movimientos oculares errantes, 2 .- Lesión hemisférica en situación


pero conjugados, horizontales y más frontal, pero con tallo ence­
lentos. fálico y diencéfalo intactos.

3 .- Desviación conjugada de los ojos 3 .- Lesión tegmento-pontinar unila­


en sentido contralateral, en repo­ terales con daño del centro pro-
so. El reflejo óculo vestibular só­ tuberancial de la mirada.
lo desvía los ojos hasta la línea
media. B

4 .- En reposo, desviación de los ojos 4 .- Lesión del tronco encefálico por


por debajo de la horizontal. C compresión de su porción más al­
ta.

5 .- Desviación vertical desconjugada 5.- Lesión estructural del tallo ence­


(un ojo hacia arriba y otro hacia fálico.
abajo). D

6 .- Desviación horizontal desconju­ 6 .- Lesión de las vías nucleares o in-


gada (Estrabismo). E temucleares.
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Fig. 141-5 Movimientos oculares en el coma

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£ „— — — v1>vVwAAJlA^*^t~íVWvU^^
Fig. 141-6 Relación entre la altura de la le­
sión y el tipo de respiración.
A) Cheyne Stokes. B) Hiperven­
tilación. ' C) Apneústica. D) En
Salvas. E) Atáxica.
Fig. 141-7A Actitud del enfermo decorticado Fig. 141-7B Actitud del enfermo descetebrado

Sin embargo, cabe señalar que si al el médico general no puede acudir oportu­
examinar la sensibilidad dolorosa sobre todo, namente al consejo del especialista, la pun­
las respuestas son normales, es decir, hay ción lumbar debe realizarse tomando la pre­
huida o rechazo, indican que las vías, es- caución de evitar una descompresión brusca,
pinocorticales están sanas. Si se ha produci­ usando para el efecto una aguja fina, extra­
do una decorticación, la actitud del enfermo yendo poca cantidad de líquido (2-3cc) y en
es característica, Fig. 141-7a, con las piernas forma lenta. Es indispensable para el diag­
extendidas, pero rotadas hacia adentro, y nóstico de las meningitis. En la duda entre
con los dedos de las manos, muñecas y bra­ una trombosis y hemorragias cerebral ayuda
zos flexionados. En cambio, si se ha pro­ a diferenciarlos.
ducido una descérebración, la actitud es de 7 .- LOS EXAMENES DE LABORATORIO.
extensión completa, con las piernas rotadas Son indispensables y algunos urgentes, los
hacia adentro, igual que los brazos. cuales deben solicitarse sin perjuicio de que
Fig. 141-7b. simultáneamente se tomen las medidas tera­
6 .- LA PUNCION LUMBAR. Su técnica es
péuticas más urgentes. Naturalmente que en
estudiada en otra parte. Por el momento este momento sólo nos referimos al coma;
sólo comentaremos sobre si debe o no hacer­
luego en un capítulo aparte, haremos un
se en el enfermo en estado de coma. Al res­
estudio más completo sobre los exámenes
pecto indicaremos que siempre es un pro­
de laboratorio en el Sistema Nervioso.
blema de solución delicada puesto que si el En todo caso, hoy mencionamos a las
coma está acompañado de hipertensión en- radiografías AP y L. de cráneo, particular­
docraneal, puede provocar hernia cerebral a mente indicadas en los comas traumáticos;
través del agujero occipital o de la tienda en los comas metabólicos, un pedido inicial
cerebelosa; sin embargo, cuando la necesidad debe abarcar a la glucosa, urea, creatinina,
es imperiosa para la precisión diagnóstica y sodio, potasio y bicarbonato del suero, y si
— ?19—
: es posible realizar el pH arterial; para el co­ trastorna, y se produce miosis, pero las pupilas
ma hepático la amoniemia y el electroence­ no pierden su capacidad de reaccionar a la
falograma; y para el alcohólico, alcoholemia; luz; de presentarse anisocoria, querría de­
si hay sospecha de envenenamiento por medi­ cir que el tercer par está comprimido pro­
camentos o tóxicos y la anamnesis no las ha duciendo en el lado de la lesión midriasis
podido precisar, hay que pedir a los labora­ y desapareciendo en ese ojo la respuesta a
torios toxicológicos la investigación corres­ la luz.
pondiente.

LOS COMAS MAS FRECUENTES.- exis­ Estos procesos compresivos si no son


ten diversas clasificaciones de los comas que tratados oportunamente pueden dejar lesio­
toman en cuenta a la etiología o a la altura nes cerebrales definitivas o causar la muerte.
de la lesión. Nosotros consideramos útil Las lesiones subtentoriales'y las expan­
a la que considera a las lesiones Orgánicas y a sivas de la fosa posterior sólo causan coma
los trastornos metabólicos. Dentro de cada si comprimen el centro del taño encefálico,
una de éstas existen a su vez numerosas desde la mitad superior de la protuberancia
razones, pero nosotros sólo nos referiremos para arriba. Estas lesiones rápidamente pro­
a las que se encuentran más y frecuentemen­ ducen parálisis pupilar a la luz y modifican
te en la medicina general. las respuestas de los reflejos óculo-vestibula-
1.— Causas orgánicas. (7,15,22,24). Es­ res; sin embargo, antes de llegar al coma, las
tas a su vez se dividen en supratentoriales y afecciones localizadas a este nivel han pro­
subtentoriales. ducido largos períodos de ataxia eerebelosa,
mareos, náusea, vómitos, cefaléas occipitales,
Las lesiones supratentoriales, como etc. Entre las causas pueden citarse a las
tumores, abscesos cerebrales, hemorragias hemorragias, tumores y abscesos del cerebelo
cerebrales o hematomas epidural o subdural, y cuarto ventrículo.
lesionan el diencéfalo por compresión que
puede involucrar al cerebro medio. Algunos
de estos cuadros pueden tener síntomas pro- 2 .- Trastornos metabólicos. Nos referi­
drómicos, como cefalea frontal, convulsiones mos a los causados por substancias tóxicas en­
unifocales del hemisferio afectado y trastor­ dógenas o exógenas, y a los producidos por
nos sensitivos motores que traducen la pre­ déficit de glucosa, oxígeno o tiamina, que
sencia de un lugar muy localizado en un son productos esenciales para el normal
hemisferio, pero más tarde, al ir comprimien­ funcionámiento de la célula cerebral.
do el hemisferio opuesto y las porciones pro­ Es interesante anotar que en todos es­
fundas del diencéfalo, se presenta el coma, tos trastornos, antes del coma pueden haber
reflejando un trastorno difuso. En este cua­ períodos más o menos prolongados caracte­
dro, inicialmente, los reflejos óculovestibu- rizados por asterixis, temblor ondulatorio de
lares y pupilares están intactos, igual que las las manos, mioclonías, convulsiones y delirio,
funciones del tallo encefálico situado debajo antes de entrar en estupor y coma, sin
de la tienda del cerebelo; pero si el proceso embargo de lo cual, los reflejos pupilares
avanza, se comprime la parte alta del tallo a la luz se mantienen hasta los últimos ins­
encefálico y aun puede hemiarse por la es­ tantes, salvo que previamente hubiera asfixia.
cotadura del tallo, con lo cual a la vez que Si trastornan la motilidad, lo hacen en for­
el coma se profundiza, la respiración se ma bilateral y simétrica, sin f ocalizaciones.
- 9 2 0 -
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CAPITULO 142

EXAMENES COMPLEMENTARIOS
EN EL SISTEMA NERVIOSO

EL LIQUIDO CEFALORAQUIDEO
(L.C.R.) Y LA PUNCION LUMBAR:

RECUENTO ANATOMO FISIOLOGICO:


Fig. 142-1. Como sabemos, las meninges son
tres hojas que recubren al sistema nervioso
central, y que de dentro a fuera son: la pía
madre, adherida al tejido nervioso; la aracnoi-
des, compuesta de dos hojas, una que se adhie­
re a la pía madre, y otra que lo hace a la
cara interna de la duramadre. El espacio su-
baracnoideo, en el que circula el L.C.R., se Fig. 142-1 Meninges y Líquido Céfalo-taquí-
encuentra entre la pía madre y la aracnoides. deo
Por fuera de la aracnoides se dispone la dura­
qué es reabsorbido.
madre, cuya consistencia es mayor. Por enci­
ma de esta hoja se encuentra el espacio epi- Fisiológicamente cumple un papel de
dural, que contiene grasa y venas dispuestas defensa de las acciones mecánicas que pu­
en plexos que lo separa de la estructura dieran actuar en contra del encéfalo y la
ósea. médula, y además sirve de intermediario para
si intercambio de substancias entre el tejido
EL LIQUIDO CEFALORAQUIDEO se produce nervioso y su medio ambiente interno.
en los plexos coroideos de los ventrículos
laterales y del cuarto ventrículo, y en los es­ Recordemos de paso, que la médula es­
pacios perivasculares. Como sabemos, los pinal que ocupa el conducto raquídeo des­
ventrículos laterales se comunican con el ciende solamente hasta la altura del espacio
tercer ventrículo por los agujeros de Monro, intervertebral situado entre la primera y se­
y luego, por medio del acueducto de Silvio, gunda vértebras lumbares, a partir del cual
el tercer ventrículo lo hace con el cuarto; se continúa con el filum termínale.
éste a su vez lo hace con el conducto del LA PUNCION LUMBAR.- Es el procedimien­
epéndimo. Una vez que el L.C.R., llena es­ to mediante el cual se extrae el L.C.R. para
tas cavidades, atraviesa por los agujeros de su estudio. En realidad se lo puede extraer
Lushka y de Magendie, y va a acumularse en por punción cisternal o suboccipital, y por
las "cisternas basales, que no son sino dilata­ punción ventricular, pero estas técnicas no
ciones del espacio subaracnoideo, y desde están al alcance del médico general. En cam­
éstas va a todo el espacio subaracnoideo, has­ bio la punción lumbar es un procedimiento
ta que se encuentra con las vellosidades que debe ser dominado por todo médico,
aracnoideas, situadas especialmente en el puesto que, a su técnica sencilla se une un
espacio subaracnoideo que cubre a la cara variado número de indicaciones que lo ha­
convexa de los hemisferios cerebrales, en el cen muy útil.
-9 2 2 -

CUADRO No. XHI

PLAN PARA EL APRENDIZAJE DEL EXAMEN DEL


LIQUIDO CEFALORAQUIDEO:

J .— OBJETIVOS: Al término del proceso de enseñanza aprendizaje, el estudiante


será capaz de:
1.1: Describir la anatomo-fisiología y producción del L.C.R.
1.2: Describir la técnica de la punción lumbar.
1.3: Realizar la punción lumbar.
1.4: Realizar un pedido correcto de examen de L.C.R.
1.5: Interpretar los datos del examen macroscópico del L.C.R.

1.6: Interpretar los resultados de los exámenes de laboratorio del L.C.R.

2 .- CONTENIDOS.- Corresponden al qué, cómo y para qué examinar el L.C.R.


constantes en este texto.

3 .- METODOLOGIA V ACTIVIDADES.-
3.1: Luego de la lectura de la anatomofisiología correspondiente, el estu­
diante debe repetir individualmente o reunido en un grupo de compañeros,
la anatomía y fisiología requeridos.
3.2: Repetir,verbalmente, varias veces, la técnica de la punción lumbar.
3.3: Colocar al posible paciente o a un compañero en la posición adecuada
para el examen, y reconocer por la inspección y palpación el sitio exacto para
la punción.
3.4: Reconocer y manejar varias veces el equipo necesario hasta familiarizar­
se con él.
3.5: Observar como una persona experimentada realiza la punción lumbar.
3.6: Hacer la punción lumbar todas las veces que sea posible.
3.7: Escribt varias veces un pedido de examen.
3.8: Analizar diversos resultados de exámenes de L.C.R.

continúa..,
-9 2 3 -
...viene

4 .- RECURSOS.-

4.1: Equipo de punción lumbar.


4.2: Compañeros para el reconocimiento del sitio de la punción.
4.3: Pacientes
4.4: Resultados de diversos exámenes para analizarlos.

5 .- EVALUACION: Volviendo a los objetivos, recapacite si ya es capaz de sa­


tisfacerlos.

Equipo.- Fig. 142-2. Es indispensable con­


tar con los siguientes elementos, todos con­
venientemente esterilizados:
1.— Agujas de 10 centímetros de largo con
su correspondiente mandryl, y de diferente CSgMR
grosor.
2.- Guantes estériles.
3.— Tres frascos o tubos de ensayo para la
recolección de la muestra.
i
4.— Jeringuilla de 5 cc. con agujas standar.
5.- Merthiolate.
6.- Gasa y esparadrapo. íftii " ~
7.- Pinza.
Fig. 142-2 Equipo paja la punción lumbar
8 - Campo estéril de “ojo!’
9.— Manómetro de Claude. indispensable. Se lo puede colocar en posi­
10.— Anestésico local, por razones necesarias ción sentada, al filo de la cama, los pies
(P.R.N.). asentados en una gradilla; o en decúbito late­
ral sobre una cama de piso firme y estable.
Procedimiento.— Es indispensable seguir un
En ambos casos, el paciente debe incli­
orden riguroso hasta convertir al procedi­
nar su tronco hacia adelante y flexionar
miento en un hábito. Se debe contar con
sus piernas de tal manera, como si qui­
un ayudante. El cuadro No. 142-1, sinte­
siera poner la cabeza entre sus rodillas.
tiza el cómo realizar la punción lumbar.
Fig. No. 142-3. De esta manera se con­
sigue que la lordosis lumbar se rectifi­
CONSIDERACIONES AL CUADRO que y los espacios interespinosos se abran.
No. 142-1 El paciente debe permanecer quieto todo
1.— La posición correcta del paciente es el tiempo que dure el examen.
- ' I I a' —

CUADRO No. 142-1 >*


COMO REALIZAR LA PUNCION
LUMBAR
m
1- Colocar al paciente en la posición m
adecuada. l i
i
2 .- Ponerse los guantes. mi
3 .- Comprobar que todo el equipo
esté completo.
4 .- Desinfectar la zona con merthio-
late.
5.- Reconocer el sitio de la punción.
6 .- Colocar el campo de ojo.
7 .- Efectuar la punción, previa anes- ...
tesia local o no.
8 .- Medir la presión del L.C H.
9 .- Recoger la muestra. L
10.- Colocar nuevamente el mandryl
Fig. 142-3 Posiciones correctas del paciente
y retirar la aguja. para la punción lumbar

11.- Hacer un ligero masaje compresi­ 2.— No es este el momento de indicar la


vo, con una gasa, en el sitio de la técnica para ponerse los guantes, pero sí lo
punción. es para recomendar una vez más que debe
12.- Colocar una gasa en el sitio de la hacerse evitando su contaminación.
punción y fijarla con el espara­ 3 .- La comprobación del equipo respecto
drapo. de su funcionalidad y de su integridad po­
dría parecer un tiempo inoficioso; pero no
13.- Ordenar que el paciente quede son pocas las veces que, en nuestro medio,
acostado en decúbito dorsal, sin en el momento más apremiante se constata
almohada. que falta algo, por ejemplo, ya es clásico
14.- Rotular los frascos que contienen comprobar, que en el instante en que empieza
el L.C.R. a gotear el L.C.R., se cae en cuenta de que
faltan los frascos o tubos de ensayo. No
15.- Hacer el pedido del examen. olvidarse que las cintas de amarre del equi­
po estéril y su capa más superficial de envol­
16- Enviar las muestras al laboratorio tura tiene que ser manipulada sólo por el
junto con el pedido.
ayudante.
4.- La desinfección de la zona debe hacer­
se con merthiolate. Para el efecto, el exami­
nador debe tomar con la pinza una gasa que
es empapada de merthiolate por el ayudante,
que a chorro le vierte sobre la gasa. Acto
seguido, la gasa empapada es aplicada sobre
el probable sitio de la punción, y, friccionan­
do suavemente la zona, con movimientos cir­
culares que ocupan cada vez más espacio, va
alejándose hasta que toda la región lumbar
queda desinfectada. El procedimiento pue-;
de repetirse varias veces con nuevas gasas
empapadas.
5.- El reconocimiento del sitio de la pun­
ción es un tiempo básico. Se procede de la
siguiente manera: trazando una línea ho­
rizontal imaginaria que une ambas crestas
ilíacas, o reconociéndolas por la palpación
con los pulpejos de los dedos, llegamos a la
línea media, en la cual presionando con el
dedo pulgar sentimos un espacio que se de­
prime ligeramente entre dos apófisis espi­
nosas; corresponde al que queda entre la
cuarta y quinta vértebra lumbares. Este es
el sitio escogido. Fig. 142-4-
6.— A continuación se coloca el campo de
ojo, cuidando de que el ojal deje libre el
sitio de la punción, y de que el ayudante se
encargue de dejarlo fijo con esparadrapos
que lo sujeten a la piel del paciente.
7.- Antes de efectuar la punción puede ser
conveniente anestesiar la fiel y tejido celular
subcutáneo con un anestésico local, hacien­
do un abón en el sitio de la punción y luego
infiltrando los tejidos más profundos. Pero
si el paciente está inconsciente no hace falta
Fig. 142-4 Sitio escogido para la punción
ningún anestésico. Convendrá además con­ lumbar.— A: Vista de (rente,
firmar nuevamente la adaptación perfecta del B: de perfil con la aguja coloca­
mandryl con su aguja. da

Para realizar la punción, el examinador terior. Fig. 142-5. Aplica la punta con el
podrá tomar la aguja con las dos manos: bisel dirigido hacia un lado, en el centro del
la izquierda lo hace casi de la punta, mien­ espacio interespinoso escogido y dándole a la¡
tras que la derecha lo hace del extremo pos- aguja una orientación que va de atrás hacia
-9 2 6 -
quiere del manómetro de Claude, que se
enchufa a la aguja una vez que se ha retirado
el mandryl. Normalmente se observa pre.
siones entre 10 y 20 mi. de agua, con una
media de 18 mi. de agua. En posición acos­
tada, la tensión varía entre 7 y 17 mi. de
agua.
Cuando no se dispone del manómetro,
la observación simple de la forma en que sale
el líquido es muy subjetiva de su tensión.
Normalmente sale gota a gota; cuando hay
hipertensión sale a chorro; y cuando hay
hipotensión sale muy lentamente.
9 .- A continuación se procede a recoger la
Fig. 142-5 Form a de tom ar la aguja para i—
muestra. Puede hacerse en tres frascos dis­
niciar la punción lum bar tintos: el primero sirve para la primera
porción que puede salir contaminada de
adelante y ligeramente de abajo hacia arriba, sangre por la ruptura de pequeños vasos
introduce la aguja, lenta, pero continuada­ al realizar'la punción. El segundo y tercer
mente, hasta que, en un momento determi­ frascos, pueden recoger 3-5 mi. cada uno.
nado siente como que perfora una membra­ En términos generales es conveniente no ex­
na; en ese instante se encuentra ya en el es­ traer más de 5—10 mi. en total.
pacio subaracnoideo. Se confirma retirando 10.- Terminada la toma de las muestras, se
el mandryl y comprobando la saEda del vuelve a colocar el mandryl, y luego se retira
L.C.R. La aguja ha penetrado 5, 6, 7, 8 cen­ la aguja en una acción continuada y más o
tímetros, dependiendo del grosor del enfer­ menos rápida.
mo.
11.— Inmediatamente después debe hacerse
Los incidentes con los que puede to­
un ligero masaje compresivo en el sitio de la
parse el examinador son varios, pero sin ma­
punción con el fin de facilitar la obliteración
yor importancia. Por ejemplo: Puede topar­
del trayecto de la aguja, para evitar la salida
se con hueso vertebral; en este, caso sacará
un poco la aguja y dándole una nueva incli­ innecesaria de L.C.R.
nación en sentido vertical, volverá a introdu­ 12.- Con el fin de asegurarse de que tal
cirla. Puede suceder que el espacio sea hecho suceda se puede dejar una gasa pegada
impenetrable por patología de la columna; con un esparadrapo en el sitio de la punción.
en este caso habrá que repetir la punción 13.- El decúbito dorsal, sin almohada, por
en uno o dos espacios más arriba. Puede ser unas 12-24 horas posteriores a la punción
que, a pesar de encontrarse la aguja en el es un hecho obligado, para evitar la cefalea
espacio subaracnoideo, no salga L.C.R.,- se qué puede sufrir el enfermo, debido a la ba­
puede intentar la compresión de las venas ja de la tensión que se produce. (2). Muchos
yugulares (Maniobra de Queckenstedt —Stoo- pacientes que en decúbito están askitomá-
key). ticos, sufren de intenso dolor de cabeza al7
8 .- La medida de la tensión del L.C.R., re­ momento de levantarse.
-9 2 7 -
j4.- Como ya hemos señalado para otros 2.1: Normal: Es incoloro, límpido, trans­
e xám enes, la rotulación de los frascos que parente, como agua de roca; si se lo deja en
c o n tie n en las muestras es un hecho obligado. reposo no se coagula ni precipita.
El principiante suele olvidarlo facilitando 2.2: Turbio o purulento: Significa siempre
jsf la confusión y pérdida del L.C.R. ex­ que hay reacción meníngea; es por tanto pro­
traído. pio de las meningitis de cualquier etiología;
15. - Finalmente, antes de enviar las mues­ pero si es francamente purulento, signifi­
tras al laboratorio, debe formular el pedido ca que la meningitis es bacteriana aguda.
del examen, concretando lo que debe hacer el 2.3: Claro: Casi normal, es una excepción
laboratorista. En términos generales, debe de lo anterior, y se encuentra en la meningi­
solicitarse el cito-químico-bacteriológico, y tis turberculosa, en la cual puede ser de
si es necesario el serológico, puesto que el aspecto normal, o a lo más demostrar una
examen macroscópico podemos hacerlo no­ ligera red fibrihosa en el seno de la columna
sotros mismos. Sin embargo, un buen repor­ de L.C.R.
te de laboratorio contiene también (Echa
información. 2.4: Hemorrágico; Es de lo más típico y
propio de las hemorragias cerebrales que
EXAMEN DEL LIQUIDO CEFALORAQUIDEO.— contaminan el espacio subarconoideo. Sin
(4, 6, 7, 10, 16). Debe hacerse en forma embargo, no hay que olvidarse que por efec­
sistemática puesto que las conclusiones que to de la punción, los primeros centímetros
se pueden obtener son de mucha utilidad pueden contener un poco de sangre. Cuan­
práctica: do se trata de una verdadera hemofragia,
1.— Tensión.— Está disminuida (13) en to­ los tres frascos contienen sangre.
dos los casos de deshidratación y en las 2.5: Xantocromico: Se observa en las he­
compresiones medulares, (1) por debajo del morragias cerebrales producidas varios días
sitio de la compresión. En este segundo ca­ atrás. También en las ictericias tanto del
so suele comprobarse además xantocromía y recién nacido como del adulto, cuando la
coagulación masiva. La hipertensión es pro­ büirrubinemia supera los 15 mg. por ciento.
pia de los síndromes de hipertensión en-
docraneal. En estos casos es preferible no 3.— Recuento dtológico: Normalmen­
realizar la punción lumbar por temor al te apenas si se encuentran de 2 4 células
enclavamiento del tronco encefálico en el por W , siendo la mayoría de ellas linfo-
reborde del agujero occipital o de otras por­ citos y ocasionalmente mononucleares gran­
ciones de la base del cerebro en la hendidura des. Sin,embargo, la patología puede demos­
que se encuentra entre el tronco cerebral y trar aumento de número de células, lo cual
el borde de la tienda del cerebelo. (19).Nóte- se llama pleocitosis. A continuación señala­
se que la tos, el pujo, los esfuerzos físicos y remos algunos ejemplos:
cualquier aumento de la presión intraabdo-
minal puede hacer subir la tensión del L.C.R. 3.1: Pleocitosis con linfodtosis, en la Sf.
nerviosa y en la meningitis tuberculosa
2.- Aspecto.- Reconocible desde el pri­
3.2: Pleocitosis con neutrofilia, en las me­
mer instante, es de gran utilidad, puesto que
ningitis agudas infecciosas.
permite confirmar muchas sospechas en muy
corto tiempo. Así podemos reconocer diver­ 3.3: Pleocitosis con neutrofilia o Linfod-
sos aspectos. tosis, pero sin bacterias, en las reacciones
-928 -
meníngeas de procesos infecciosos vecinos; las polirradiculoneuritis de tipo Guillain-
como las mastoiditis y sinusitis. Barré.
3.4: Pleocitosis con eosinofilia, en la cis- 4.1.2: Degenerativo, en el que la cantidad
ticercosis. de proteínas es normal o baja, pero con
4.— Examen Químico: Estudia fundamen­ predominio de las proteínas de bajo peso,
talmente a las proteínas, la glucosa, los cloru­ molecular y de las de origen tisular.
ros y algunas enzimas. 4.1.3: Gamma globulínico, en el que la
4.1: Proteínas: cuantitativamente su con­ cantidad total puede ser normal, pero con un
centración total oscila entre 15 y 30 mg. evidente predominio de las gamma globu-
por ciento, de los cuales el 70°/o pertene­ linas. Es propio de los procesos inflamato­
cen a las albúminas y el 30°/o a las globuli­ rios crónicos como la Sf. y la esclerosis en
nas. placas.

Modernamente los estudios electrofo- El aumento de las proteínas suele


réticos, inmuno-electroforéticos e inmuno- correr paralelo al aumento üo las células;
químicos, han de'splazado a las viejas prue­ cuando este hecho no se da, se habia de una
bas cualitativas de Nonne-Appelt, Pandy, disociación albúmino-citológica, como en el
Ross—Jones, y Weichbrodt-Noguchi, todas Guillain -Barré, (9) en el que aumentan las
positivas cuando aumentan las globulinas. proteínas, pero no las células.
Las proteínas de origen plasmático 4.2: Glucosa: Normalmente suele ser igual
descubiertas en el L.C.R. por los nuevos al 50°/o de la glicemia, pudiendo oscilar en­
procedimientos corresponden a una gama tre 40 y 80 mg. por ciento.
muy amplia, casi todas de un peso mole­ Disminuye significativamente en las
cular inferior a 150.000, y que compren­
meningitis Tb. y en las purulentas, pero
den a las Prealbúminas, albúminas, Alfa-1- también en el Ca. de las meninges. Au­
glucoproteína acida, Alfa-2-antitripsina, Hap- menta en cambio en las reacciones meníngeas
toglobina, Ceruloplasmina, Transferrina, IgG abacterianas, poliomielitis, pero especialmen­
e IgA; pero en la práctica de la medicina te en la Diabetes Mellitus.
general basta con la cuantificación de las
proteínas totales y sus fracciones albúmina 4.3: Cloruros: Normalmente se encuentra
y globulina. entre 720 - 750 mg. por ciento. Disminu­
Patológicamente se constata que las ye en las meningitis Tb., agudas bacterianas y
proteínas aumentan en todo proceso infla­ en las eberthíanas. Aumenta en las nefrosis
matorio o tumoral que determinen aumen­ y uremias.
to de la permeabilidad capilar o que difi­ 4.4: Enzimas: La T G O, normal en 5 U ,
culten la absorción de las proteínas. Siguien­ aumenta en los tumores e infarto cerebrales.
do a Laterre, se puede reconocer las siguien­ (4). L D H, normal 15- 60 U., aumenta en
tes variedades de Líquidos patológicos: los accidentes cerebrovasculares y metástasis
cerebrales. La R N Aasa y la D R Nasa,
4.1.1: Trasudativo, en el que aumenta la
aumentan después de las conmociones cere­
cantidad total de proteínas, pero más aun
las de mayor peso molecular. Se observa brales.
en las meningitis agudas,compresiones tumo- 5.— Examen bacteriológico: Debe hacerse
rales por debajo de las compresiones, y en el examen con coloración y cultivo: Para las
bacterias comunes se'usa coloración Gram y
los procedimientos standar de cultivo. Para
la investigación de bacilo de Koch, debe ha­
cerse la coloración Ziehl, cultivos en medios
especiales y la inoculación al cobayo. Los
cultivos de virus requieren procedimientos
que no nos toca revisarlos.
6.- Reacciones serológicas: Utiles para el
diagnóstico de la Sf. nerviosa. Son las reac­
ciones de Wasserman, y de Kahn. Estas
pruebas pueden acompañarse de curvas pato­
lógicas en las reacciones del oro coloidal de
Lange; así: en la parálisis general progresiva,
la floculación es mayor en los primeros tu­
bos, por ejemplo: 544321000; en la tabes
dorsal, la floculación es mayor en los tubos
del medio, por ejemplo: 002541100; mien­
tras que en las meningitis agudas, la flocula­
ción es mayor en los tubos de la derecha:
000014431.
El cuadro No. 142-2, sintetiza algunos
ejemplos patológicos de L.C.R.
ESTÜDIOS RADIOLOGICOS.- Son varios y no
todos están al alcance del médico general;
muchos requieren de la coparticipación del
neurólogo y del radiólogo tanto para su eje­
cución como para su interpretación. Pero,
las radiografías simples del cráneo y de la co­
lumna vertebral en cambio, son de muy fácil
realización y su interpretación está más al
alcance de cualquier médico, aunque de to­
das maneras, ésto es más propio de los tex­
tos de radiodiagnóstico.
Radiografías de cráneo.— (11) Deben to­
marse en las proyecciones antero-posterior
(PA) y lateral (L). La Fig. 142-6, nos des­
cribe las estructuras normales que deben ser
reconocidas, y las Figs. 142-7, nos demues­
tran algunos cuadros patológicos.
Al margen de estos ejemplos, nos
parece más importante apuntar cuando el mé­
dico general debe solicitar estás radiografías,
CUADRO No. 142-2

EJEMPLOS DE L.C.R. PATOLOGICC)S

ENFERMEDAD TENSION ASPECTO CELULAS PROTEINAS GLUCOSA CLORUROS BACTERIOLOGIA


Meningitis > a más de Turbio Miles de Po- ■7- a 100-500 < a menos de Disminuye Bacterias
Aguda 200 limorfonuclea- Of- °/o 40 mg. °/o reconocidas
Bacteriana. res por frotis y
í cultivo

Meningitis Tb. > o< Claro o con 50 o más > a 100-300 < a menos de Disminuidos Coloración
por bloqueo retículo linfocitos mg. °/o 40 mg. °/o Ziehl e ino­
fíbrinoso culación ai
cobayo

Tumor Claro o Xan- Normal o > .aveces Normal o Normal o Rara vez se
tocrómico aumentados muy alta disminuido. bajo encuentran
los mononu- células
cleares neoplásicas

Viral Normal o li­ Claro 100 o más Normal o Normal Normal Cultivos es­
geramente linfocitos aumentada pecíficos
elevada hasta 100
. -931 -
Las radiografías en las posiciones de
Hirtz, y de Towne, permiten tener una idea
más completa de la base del cráneo y de la
cara. Fig. 142-8.

Fig. 142-7 Radiografía de cráneo. A) Mielo—


m a m últiple. B) Perdigón visible
en la región superciliar derecha.

pensando en patología neurológica. Para el


efecto anotamos el siguiente listado.
1.- Tumores de la hipófisis o de la fosa
posterior que pueden destruir la silla turca, Fig. 142-8 A: Radiografía del cráneo en
las apófisis clinoides anteriores o posteriores. posición de Hirtz. 6 : E n posición
de Towne
2.- Reconocimiento de calcificaciones co­
mo los de las cisticercosis cerebral, de la epí­ Radiografías de la columna vertebral.— Fig.
fisis, de craneofaringeomas; y 142-9. Deben tomarse en las posiciones
3.- En trastornos propios de los huesos, AP, L, y oblicuas que permiten el estudio de
como: fracturas o deformaciones^post-trau- los agujeros de conjunción y de las apófisis
máticas; deformaciones congénitas o adquirí* articulares. La posición de Ferguson, Fig.
das'por tumores u osteomalacias; separación 142-10, sirve para el estudio de la quinta lum­
de las suturas como en la hidrocefalia. bar y el hueso sacro.
-932-

Fig. 142-9 R z de colum na lumbar. E) AP.


F ) Lateral. G) Oblicua.
Fig. 142-10 Radiografía en posición de Fergu- Fig. 142-11 Compresión medular por patología
son de la columna

Su interés radica en que su patología


puede dar origen a estados de compresión
medular, Fig. 142-11, o de neuralgias por
compresión de las raíces nerviosas en los
agujeros de conjunción. Fig. 142-12. Aun­
que puede hacerse el estudio de todo el ra­
quis, sin embargo, en la práctica se puede so­
licitar sólo la de la zona clínicamente sospe­
chosa de patología, es decir, de la columna
cervical, dorsal o lumbar. Para el caso de las
zonas cervical y lumbar, puede solicitarse el
estudio funcional.
Mielografía._(21). Es un procedimiento ra­
diográfico destinado al estudio de la médula Cortesía del Prof.. Dr. Nello MandatL
espinal que usa para el efecto un medio de Fig. 142-12 Compresión de las raíces nervio­
contraste que se inyecta en el espacio subarac­ sas en los agujeros de conjunción
noideo. Los medios de contraste son subs­
tancias yodadas en aceite, no precisamente La mielografía patológica demuestra
inofensivas; pero también se utilizan aire o la suspensión de la mancha radiopaca
substancias solubles en agua y absorbibles. a cualquier altura y de forma irregular.
Fig. 142-14.
La mielografía normal deja ver una ima­
gen radiopaca de forma triangular de base Está indicada cuando se sospecha des­
superior y vertice inferior a la altura de la plazamientos de tejido nervioso medular o de
segunda vértebra sacra. Fig. 142-13. raíces nerviosas; en los tumores medulares,
-934-

de contraste residual, luego de


una m ielograíía norm al.
hernias del núcleo pulposo, o compresiones
por espondilosis vertebral.
Neumoencefalografía.— (21). Aunque con
menos efectos secundarios que la mielogra-
fía, sin embargo, no está libre de molestias,
pues suele causar intensos dolores de cabeza. Fig. 142-14 Mielografías patológicas. A) Com­
presión m edular p o r hernia de
Consiste en la inyección de aire u oxí­ disco. Cortesía del Prof. Dr.
geno en el espacio subaracnoideo cuando es Edgar R entería.

por la vía lumbar, o directamente en el in­ B) Interrupción de m edio de con­


traste por compresión m edular de
terior de uno de los ventrículos cuando se ha­ origen probablem ente tumoral.
ce previa trepanación del cráneo (Ven- Cortesía del Prof. Dr. Jorge Sán­
triculografía). chez.
ilustra sobre las imágenes normales.
Está indicada cuando se sospecha obs­
trucción en cualquier parte del espacio sub­
aracnoideo o de los sitios de comunicación Angiografía.— (12, 20).Es el procedimien­
entre los ventrículos, y en los daños orgá­ to que permite la visualización de la vascula­
nicos intraventriculares. Las Fig. 142-15, nos rización encefálica, mediante la inyección de
-935 -

Fig. 142-16A Arteriografía cerebral normal.


1: Cerebral anterior. 2: Sifón
carótiddeo. 3: Grupo silviano.

Fig. 142-15 Neumoencefalografía norm al

una substancia radiopaca en la carótida in­


terna. Inicialmente se pigmenta el territorio
arterial, y luego el sistema venoso, Fig. 142-16.
Está indicada en los casos de tumores,
aneurismas y obstrucciones arteriales (trom­
bosis y embolias); pero su riesgo puede ser
importante puesto que puede causar hemi­
plejías, inconsciencia, convulsiones y obstruc­
ciones arteriales en cualquier nivel.
Centellografía Cerebral.— (3), Es un proce­
dimiento que utiliza medios radioactivos
como el Tecnetio 99, o el Indio 113, que Fig. 142-16 Angiograíía cerebral. A) Normal.
tiejie capacidad de acumularse en los tejidos B) Hidrocefalia; desplazamiento de
lesionados o infartados y en los tumores del las arterias.
cerebro que han roto la barrera hematoen- to de ondas. Fig. 142-18.
cefálica. Fig. 142-17. Su estudio corresponde a libros
Prácticamente no tiene efectos secun­ de la especialidad.
darios, pero tiende a usarse cada vez menos, Está indicado en el estudio de la ence­
por el costo y su eficacia comparada con falopatía hepática, la uremia y las hipoglice-
otras técnicas. (5) mias; pero desde un punto de vista neu—
ELECTROENCEFALOGRAMA- (8, 14, 15). rológico propiamente dicho, la lista puede ser
E.E.G.: Consiste en la captación de la activi­ muy larga: En la epilepsia tipo Pequeño y
dad eléctrica de la corteza cerebral que pue­ Gran mal; en las lesiones ocupativas, como
de inscribirse en un papel, como un conjun- en tumores, hematomas, abscesos; en los
Fig. 142-17

Centellografía cerebral
A) A nteroposterior. B) Lateral
derecha. C) Lateral izquierda.
O) T um or m etastásico tém poro-
parietal. E) Hemangioma parieto-
occipital. Cortesía del Prof. Dr.
Oswaldo Loaiza.

RITMO NORMAL DEL ADULTO

Alfa
Áreas occipitales
Ortfl)\^)uA/V»VI/W»«<VAA*

Beta
Areas frontales

Theta
A / W V W V Areas temporales

Fig. 142-18 Electroencefalograma


-9 3 7 -
accidentes cerebro-vasculares, en los trauma­
tismos craneales; y aun en algunos trastornos
siquiátricos.
EL ELECTROMIOGRAMA.- (15). Es útil para
el estudio de la unidad motora. Se basa en el
registro de los potenciales de acción origi­
nados en los músculos, mediante el empleo
de electrodos de aguja insertados en los
músculos que se desea estudiar. Fig. 142-19.

142-21 Tomografía axial computarizada.


TAC., patológica. ' Malformación
de los ventrículos laterales.
B IB L IO G R A F IA
Fig. 142-19 Electromiograma i.— Bell, W.E.: Low spinal fluid pressure syn-
Proceso m iopático. Cortesía del dromes. Neurology, 10: 512 — 521» 1960
Prof. Dr. Edgar R entería.
Dalessio, D.J.: Mecanismos de Cefalalgia.
ECOENCEFALOGRAMA.(11). Utiliza el ultra- 2~ Clin. Med. de N.A. 3/1978, p.p. 439 — 453
sonido. Es inofensivo, puede repetirse y cada
Deland, F.H., and Wagner, H.N.', Atlas of
vez es más utilizado para informar .sobre el Nuclear Medicine, Vol. 1, Brain. Philadel-
lado enfermo en las personas traumatizadas phia, W.B. Saunders Co., 1969
Fig. 142-20. 4.- Dodge, P.R.: Ayudas diagnósticas en las
enfermedades inflamatorias intracraneales e
intrarraquídeas: Examen del líquido cefa­
lorraquídeo. E n Cécil-Loeb. Tratado de
Medicina Interna. Interamericana, México.
14a. Ed., Cap. 382, p.p. 792. 1977
Evens, R.G., «Jost, R.G.: The clinical effi-
cácy and cost analysis o f cranial com puted
tomography and the radionuclide brain sean*
Seminars Nucí. M ed.,.7 <2): 129 — 136 ,
1977
Farreras Valenti, P., Rozman C.: Medicina
Interna., Editorial Marin, S.A. 8a. ed., II
pp. 54. 1972
Fustinoni, O.: Semiología del Sistema
Nervioso. El Ateneo, Buenos Aires. 10a.
Fig. 142-20 Ecoencefalograma ed., cap. 1 4 , pp. 365. 1978
Cortesía del Dr. René m istam ente. 8.— Gastaut, H.: Clinical and Electroencepha-
lographical classification o f epileptic seizu-
TOMOGRAFIA COMPUTARIZADA.- (5,11,17) res. Epilepsia, 11: 102 — 113, 1970
Fig. 142-21. Cada vez más usada, especial- 9.- Guillan, G.: Sur un syndrome de radiculo-
mente para el diagnóstico de los procesos nevrite avec Hyperalbuminose du liquide
céphalo-rachidien sans réction cellulaire, BulL
ocupativos, tumorales, hemorrágicos, infar­ Soc. méd. Hop. París, 40: 1470 — 1470 ,
tos. 1916
-9 3 8 -
10.— Harvey, A., Johns, R .J., Owens, A.H., y CONSIDERACIONES AL CUADRO No.
Ross, R.S.: T ratado de Medicina Interna.
Interam ericana, México. 19a. ed.,.Cap. 142, 143-1.- Respecto de los síntomas podemos
Cap. 142, p.p. 1413. 1978 decir:
11.— Komar, N.N.: Técnicas radiológicas en el 1.1: La cefalea (10) es uno de los síntomas
exam en de pacientes con cefalalgias. C lin .
Med. de N.A. 3/1978. p.p. 599 —634 más frecuentes. Aparentemente puede haber­
12.— Krayenbühl, H.A., and Yasargil, M .6.: Ce­ se iniciado hace unas horas, pero en realidad
rebral Angiography, 2 nd. ed., L ondon. Bu- puede tener ya una historia de algunas sema­
tterw orts, 1968. nas o meses de duración; suele ser intensa y
13.— Lasater, G.M.: Primary intracranial hypo- desencadenarse por efecto de la tos, esfuer­
teñsión-Headache, 10: 6 3 ,1 9 7 0 zos físicos y el decúbito; puede afectar difu­
14.— Magnus, O., Storm , van Leeuwen, W., and samente a toda la cabeza o localizarse en
Coob, W.A.: Electroencephalography and
Cerebral tumors. Am sterman, Elsevier 1961 cualquier región: frontal, occipital, parietal,
15.— Masland, W.S.: Electroencefalografía y elec-
etc., pero si predomina en un lado puede
trom iografía en el diagnóstico de cefalalgia. coincidir con el lado en el que asiente la
Clin. Med. de N.A., 3/1978, p.p. 585 — 598. lesión; siempre es intermitente, pero per­
16.— M umenthaler, M.: Neurología. Salvat Edi­ tinaz; solamente en los estados más avan­
tores, Barcelona. 4a. ed., pp. 50. 1979 zados puede dar un dolor continuo; se acom­
17.— Naidich, T.P., Moran, Ch.J., Puddlowski., paña típicamente de vómitos cerebrales,
and Hanoway, J . : Adelantos en el diagnós­
tico: Tom ografía Com putarizada craneal y somnolencia, coma y alteraciones visuales;
espinal. Clin. Med. de N.A., 4/1979, p.p. tiene cierto horario si se toma en cuenta que
853 - 898 se presenta de preferencia en la madrugada,
18.— Pool, J.L .: Myeloscopy. Surgery, 11: 169, o en las primeras horas de la mañana, al des­
1942
pertar; aumenta con los esfuerzos físicos,
19.— Sigsbee, B., and Plum, F.: El paciente que la defecación y el decúbito o los cambios de
no reacciona con el tratam iento: Diagnósti­
co y tratam iento oportuno. Clin. Med. de posición de la cabeza y del cuerpo; no calma
N.A. 4/1979, p.p. 815—837. con los analgésicos comunes, y, si no se ins­
20.— Squire, L.F.: Fundam entos de radiología. tala el tratamiento oportuno, empeora cada
Cap. 16, p.p. 327 334. Interamericana, vez más.
lé x ic o , 1977
21.— Taveras, J.M., and Wood, E.H.: Diagnostic
Neuroradiology. Baltimore, Williams and 1.2: El vómito cerebral, es decir, sin que
Wilkins, 2 nd ed., 1976 esté precedido de náusea, es muy constante .
1.3: La somnolencia puede iniciarse con
CAPITULO 143 un estado de torpor estable y terminar en un
coma, dependiendo naturalmente de la causa.
OTROS SINDROMES NEUROLOGI- 1.4: Las alteraciones visuales son el produc­
COS FRECUENTES to de la parálisis de VI Par, lo cual produce
diplopia y desviación del ojo del lado afecta­
SINDROME DE HIPERTENSION ENDO- do hacia adentro. Pero también puede serlo
del edema papilar como; ceguera intermiten­
CR^ANEAL.- (5, ll).Se debe al aumento
de la tensión del líquido céfalorraquídeo te, ambliopía, moscas volantes,
dentro de la masa encefálica intracraneal. 2 .- Los signos son de singular valor; en
El cuadro No. 143-1, sintetiza la sintomato- efecto:
matología jnás frecuente e importante. 2.1: La bradicardia con bradisfigmia, es
- 939

C U A D R O No. 143-1

SINDROME DE HIPERTENSION ENDOCRANEAL


1 .- Síntomas 2 .- Signos
1.1: Cefalea 2.1: Bradicardia
1.2: Vómito cerebral 2.2: Edema papilar
1.3: Somnolencia - coma 2.3: Hipertensión del L.C.R.
1.4: Alteraciones visuales 2.4: Hipotensión arterial
2.5: Parálisis del VI Par

relativamente constante, especialmente en la Causas más frecuentes: Tumores encefálicos;


hipertensión de origen traumático. Se debe a traumatismos craneales; hemorragias intra­
una heperestimulación del núcleo de origen craneales; abscesos cerebrales; meningitis;
del vago. (2) hidrocefalia; trombosis de los senos venosos;
2.2: El edema de La papila, aunque no se pseudotumor cerebral. En consecuencia, a
observa en el 100 por 100 de casos, sin em­ los síntomas y signos anotados hay que su­
bargo, su presencia es del mayor significado. mar los propios de cualquiera de estas afec­
Inicialmente puede verse únicamente un au­ ciones.
mento del grosor de las venas, luego una pa­ SINDROME MENINGEO.- Es la consecuen­
pila hiperhémica, congestionada, con los cia de la inflamación de las leptomenínges, es
bordes desdibujados; pero más tarde la papi­ decir, de la piamadre y de la hoja visceral de
la hace un relieve que puede ser medido; la aracnoides; compromete y modifica, en
acompañan al edema de la papila, manchas consecuencia, a las características del líquido
retinianas que traducen exudados blanqueci­ cefalorraquídeo. Está compuesto por la si­
nos e imágenes en llama. Fig. 135-4. Si no guiente sintomatología:
se cura pronto puede conducir a la ceguera
definitiva, aunque e'sta es tardía, lo cual sirve 1.— Síntomas:
para diferenciarla de la ceguera por atrofia 1.1: Cefalea difusa; aumenta con los estí­
del nervio óptico, en el cual es relativamente mulos auditivos, visuales y los movimientos;
precoz. puede ser más intensa en la región occipital
2.3: La hipertensión del L.C.R., debe ser o frontal.
cuantificada con el monómetro de Claude. 1.2: Vómitos cerebrales.
Siempre estará por encima de lo normal. 1.3: Fotofobia.
2.4: La hipotensión arterial puede no ser 1.4: Hiperacusia.
muy clara, y aun puede haber hipertensión
arterial si la hipertensión endocraneal fue de 1.5: Estreñimiento pertinaz.
presentación aguda. 1.6: Convulsiones.
—?<+u —
2 .- Signos: bro, como las carótidas internas o las verte­
2.Í: Decúbito en gatillo de fusil. brales; anemias agudas o crónicas; y todo lo
que pudiera causar disminución del flujo
2.2: Hiperestesia cutánea. arterial cerebral.
2.3: Raya meníngea de Trousseau. Entre las causas para la embolia cere­
2.4: Sigilo dé Brudzinski. bral podemos citar a:
2.5: Signo de Kerning. La fibrilación auricular; infarto de
2.6: Signo de la pierna o contralateral de miocardio; endocarditis bacteriana subaguda;
Brudzinski. endocarditis trombótica no bacteriana; car­
ditis reumática; enfermedades embolígenas-
2.7: Contractura de los músculos abdomi­ por hipercoagulabilidad sanguínea, leucosis
nales y a veces^de los masticadores. etc.
3.— Ocasionalmente puede haber síntomas El grado de afección cerebral varía des­
de Hipertensión endocraneal. de la isquemia pasajera hasta la necrosis, de­
4 .- Exámenes complementarios: pendiendo de ésto la sintomatoiogía y, desde
4.1: Punción lumbar prudente con resulta­ luego, el pronóstico del paciente; anteponien­
do desde ya, que en general, los accidentes
dos del L.C.R. acordes con la etiología.
cerebrovasculares son los-causantes de un
alto índice de mortalidad o de incapacidad
SINDROMES CEREBROVASCULARES (4) psicomotriz para el trabajo, dejándole al pa­
I. TROMBOSIS Y EMBOLIA CERE­ ciente sumido en un profundo grado de
BRAL.— Con el objeto de comprender me­ dependencia. Es por tanto motivo de gran
jor la patología dependiente de las afeccio­ responsabilidad para el médico el descubrir
nes vasculares cerebrales más frecuentes, a tiempo estas afecciones.
es conveniente que el estudiante se familia­
rice con la distribución de las arterias y venas, (LOS AUTORES DE LA CLINICA MAYO, (7))
Fig. 143-2. RECONOCEN TRES ESTADIOS DE EVOLU­
CION: 1.— Isquemia cerebrovascular in­
Desde el punto de vista fisiológico es
termitente; 2.— Ataque de Apoplejía en
necesario recordar que la privación aguda de
evolución; y 3.— Ataque Apoplético Com*
oxígeno produce a los 10 - 20 segundos, pro­
pletado.
fundos cambios electroencefalográficos; a
los 3 — 10 minutos, puede haber daños irre­ 1 .- ISQUEMIA CEREBROVASCULAR INTER­
versibles de las neuronas; si la hipoxia es MITENTE O INSUFICIENCIA CEREBRAL HE-
incompleta y pasajera y dura menos de 10 MODINAMICA.— Es la deficiencia,funcional
minutos, puede no haber daños neuronal; cerebral transitoria, que dura de 5 — 30
pero si es de mayor duración sí puede cau­ minutos, que tiende a repetirse, pero que,
sar daños irreversibles. (1,3,6). durante los intervalos permite constatar una
La etiología de la trombosis cerebral recuperación total. Depende de la isquemia
es múltiple. Sin querer agotar la lista, fugaz. Su importancia radica en que siempre
enumeramos las causas más importantes: indica enfermedad cerebrovascular importan­
Arterieesclerosis cerebral; hipotensión arte­ te y riesgo de infarto cerebral.
rial; estenosis aórtica; estenosis de cualquier De acuerdo con el sitio de la isquemia,
vaso cerebral o que conduzca sangre al cere­ la sintomatoiogía varía,así:
. a. rolandica a p arietal
a prelolandico 'a n te rio r
a. p arietal a rte ria
com unicante
ste rio r an terio r
a. cerebral
anterior

, a. cereb ral
V \ .m ed ia
a carótida \ ¡
in te rn a —A J
a. orbito
frontal a angular
a tem poral
a. temporal posterior comuni­
anterior can te post
a calloso a p eric allo sa
m arginal
.“• M o r »•>»*»«■• a cerebe-
a tr o n ío losa sup.
polar

a v erte b ra l

a. espinal a n te rio r

a c e re b ra l
an terio r
a c e re b ra l p o s te rio r

Fig. 143-2 Circulación cerebral


Fig. 143-3 T erritorio de la cerebral anterior

1.1: Isquemia de todo un hemisferio: 1.4: Isquemia por insuficiencia vértebro-


basilar,
1.1.1: Paresia contralateral de la cara y
miembros. 1.4.1: Ojos: Diplopia.
1.1.2: Parestesias contralaterales, como 1.4.2: Oídos: ruidos, sordera.
hormigueos o pinchazos. 1.4.3: Boca: disfonía, disartria y disfagia.
1.1.3: Si el afectado es él hemisferio do­ 1.4.4: Paresia uni o bilateral de la cara y
minante, (izquierdo para los diestros, y dere­ miembros.
cho para los surdos), puede haber dislalia.
1.4.5: Vértigo, lo más precoz y frecuente.
1.2: Isquemia del territorio de la cerebral
anterior, Fig. 143-3. 1.4.6: Ataxia.
1.4.7: Accesos de caída brusca, sin pérdida
1.2.1: Visión borrosa.
del conocimiento, pudiendo levantarse en­
1.2.2: Hemianopsias. seguida.
1.3: Isquemia por estenosis de la carótida l.S: Síndrome del robo de ia subclavia,
interna: Fig. 143-6.
1.3.1: Isquemia retiniana pasajera. 1.5.1: Sintomatología semejante a la isque­
1.3.2: Ceguera transitoria del mismo lado. mia del tipo vertebrobasilar.
1.3.3: Paresia contralateral de la cara y 1.5.2: Soplo sistólico arterial, sobre la sub­
miembros. clavia, detrás de la clavícula.
1.3.4: Soplo sistólico en él cuello, debajo 1.5.3: Se debe a una estenosis de la sub­
del ángulo del maxilar. clavia próxima! al origen de la vertebral.
F
-9 4 3 -
principio, igual que si el edema cerebral es
muy notable.
3.5: Disfasia, si afecta al hemisferio domi­
nante.
3.6: Parestesias en el lado contralateral al
de la lesión.
3.7: Convulsiones localizadas o generaliza­
das en un reducido número de casos.
3.8: Hemiparesia o hemiplejía contralateral.
3.9: Otros síntomas específicos dependen
de la arteria estenosada, y podrán ser cono­
cidos en la clínica neurológica.
4 .- EMBOLIA CEREBRAL.-Significa el ta­
ponamiento brusco de una arteria, ordinaria­
mente por un coágulo nacido a distancia del
Fig. 143*6 Síndrom e del robo de la subclavia cerebro.
4.1: Los síntomas y signos neurológicos
Cuando con el ejercido aumenta la necesi­ que finalmente deja como secuela la em­
dad de sangre por parte del brazo, refluye bolia cerebral no difieren de los de la trom­
sangre desde la vertebral al brazo, causando bosis, pero es de anotar que:
la isquemia cerebral anotada.
4.2: Su comienzo es brusco.
2 .-' ATAQUE DE APOPLEJIA EN EVOLU­
4.3: Puede descubrirse, la mayor parte de
CION.- Significa que cualquiera de las ma­
veces, un sitio de origen de los émbolos.
nifestaciones anteriores progresa y va hacia
la instalación definitiva de la parálisis en 4.4: El estado de inconsciencia es de dura­
plazo de horas o uno o dos días. Puede ción variable.
llegar a la inconsciencia. 4.5: Las convulsiones son poco frecuentes.
3 - ATAQUE APOPLETICO COMPLETADO.- 4.6: El líquido céfalorraquídeoes claro y sin
INFARTO CEREBRAL- células, salvo que la embolia dependa de una
3.1: Comienzo lento y progresivo si es por endocarditis bacteriana subaguda.
trombosis. 4.7: Puede recidivar y acompañarse de em­
3.2: Puede tener antecedentes de isquemia bolias en otras partes.
cerebral intermitente.
5 .- EXAMENES COMPLEMENTARIOS:
3.3: Cefalea intensa en el lado ocluido,
por probable vasodilatación preestenótica. 5.1: L.C.R.: Normo o hipertenso, incoloro,
claro, con discreto aumento de las proteínas.
3.4: Estado de la conciencia: Puede ser nor­
mal al comienzo del proceso, pero va empeo­ 5.2: Radiografías de cráneo.
rando hasta llegar a la inconsciencia. 5.3: É.E.G.: Util para la diferenciación
Cuando el infarto asienta en el tallo inicial entre el infarto cerebral o del tallo. .
cerebral, la inconsciencia se presenta desde el 5.4: Arteriografía.- Señala el sitio de la
-9 4 4 -
obstrucción. 2 - HEMORRAGIA SUBARÁCNOIDEA.- Sig.
5; 5: Centelleo con radioisótopos. nificaque la sangre invade el espacio subarac­
noideo y contamina al líquido céfalorraquí-
5.6: Ecoencefalograma. deo. Se caracteriza por producir:
5.7: TomografíaComputarizada. 2.1: Cefalea intensa.
Estos tres últimos precisan la zona 2.2: Vómito.
infartada.
2.3: Obnubilación mental que rápidamente
progresa a la inconsciencia.
II.- HEMORRAGIAS INTRACRANEALES
2.4: Fiebre.
(8)
Entre las causas más frecuentes de he­ 2.5: Síntomas meníngeos.
morragia intracraneal podemos anotar a las 2.6: Síntomas de hipertensión endocraneaj
siguientes: hipertensión arterial; que es la 2.7: L.C.R., hemorrágico.
más frecuente; Aneurismas; Anomalías arte-
riovenosas; arterioesclerosis; Arteritis luética, 3 .- HEMATOMA EXTRADURAL- casi siem­
lesiones vasculares de los tumores cerebrales; pre se debe a la ruptura de la meníngea me­
trastornos de la coagulación. dia por un traumatismo. Produce:
Se puede distinguir las siguientes varie­ 3.1: Hemiplejía contralateral; y
dades: 3.2: Midriasis paralítica en el mismo lado
1 HEMORRAGIA INTRACEREBRAL.—Sig­ de la lesión.
nifica la ruptura de una arteria dentro del pa- 4 .- HEMATOMA SUBDURAL.- La sangre se
rénquima cerebral. Su sintomatología está acumula entre la hoja parietal de la aracnoi-
compuesta de: des y la duramadre. Se debe también a un
1.1: Comienzo brusco. traumatismo craneal, y su sintomatología se
caracteriza por:
1.2: Coma precoz, pero puede haber un
corto período previo de vómito y cefalea 4.1: Instalación progresiva.
intensa. 4.2: Hemiplejía contralateral progresiva.
1.3: Ocasionalmente convulsiones. 4.3: Síntomas de hipertensión endocraneal;
1.4: Desviación conjugada de la cabeza y los y
ojos hacia el lado de la lesión. 4.4: L.C.R., claro.
1.5: Sintomatología de hipertensión en-
docraneal. ALGUNOS SINDROMES MOTORES
1.6: Inicialmente parálisis flácida con signos HEMIPLEJIA CAPSULAR.- (9). Es la forma
de lateralización. más frecuente de presentación de las pará­
lisis centrales y tiene como causas a las lesio­
1.7: Signos meníngeos si la sangre pasa al nes cerebrovasculares, especialmente a la he­
espacio subaracnoideo. morragia capsular, pero también a los tumo­
1.8: Fiebre, hiperglicemia e hiperuricemia. res, abscesos y traumatismos que comprome­
1.9: Si el paciente no fallece y la sangre no ten al brazo posterior y rodilla de la cápsula
es reabsorbida, puede formar un hematoma interna. Evoluciona en dos etapas: la una
y dar síntomas de tumor cerebral. como hemiplejía flácida que puede acompa*
fiar al coma y dura luego una temporada;
y la otra, espástica, que permite alguna clase
¿e movimientos.
Etiología:
1 — Lesiones vasculares, especialmente la
hemorragia cerebraL
2- Tumores, abscesos cerebrales.
3 _ Traumatismos craneales.
Fie. 143-8 Parálisis del facial inferior en la
evolucion - hemiplejía capsular
1. - Hemiplejía flácida.—
1.1: Desviación conjugada de la cabeza y
ojos hada el lado.de la lesión mientras per­
manece en coma,Fig. 141-1.-
1.2: Signo de fumador de pipa.
1.3: En el lado paralizado se hallará:
Miosis.
Maniobra de Foix, negativa.
Reflejo córneo, negativo.
Reflejo medio pubiano negativo.
Reflejos profundos, negativos.
Reflejos cutáneo-abdominales y cre-
masterianos, negativos.
- Reflejos del automatismo medular, po­
sitivos.
- Babinski bilateral.
1.4: Al recobrar la condenda se encuentra:
Parálisis del fadal inferior y paresia del
superior. Fig. 143-8.
- Lengua desviada hada el lado enfermo.
Fig. 143-9 Hemiplejía espástica
Parálisis flácida del brazo y pierna del
lado opuesto a la lesión.
Afasia si la lesión asienta en el hemisfe- 2.1: Contractura muscular.
: rio izquierdo, en las personas diestras. Pero 2.2: La desviadón de la cara puede hacer­
í si el enfermo fes surdo, la afasia se presentará se ahora hacia el lado enfermo, por la con­
si la lesión es en el hemisferio derecho. tractura.
|2 .- Hemiplejía espástica. Siempre en el 2.3: Brazo contracturado en flexión y dedo
|lado paralizado: Fig. 143-9- pulgar aprisionado entre los otros.
-946 -
2.4: La pierna permanece contracturada,
pero en extensión.
2.5: Marcha del hemipléjico.
2.6: Hiperreflexiá osteotendinosa.
2.7: Re flejos cutáneo-abdominales y cremas-
terianos abolidos.
2.8: Babinski y sucedáneos positivos.
2.9: Clonus del pie, de la rótula y ocasio­
nalmente de la mano, positivos.
2.10: Edema de los miembros paralizados.
2.11: Tensión arterial más baja en el brazo
paralizado que en el lado sano.
2.12: Puede haber más tarde, amiotrofia del
Fig. 143-10 Parálisis flácida medular
lado paralizado.
2.13: Diversas sincinesias
Tumores que comprometen las raíces.
PARAPLEJIAS FtÁCIDAS.— (12),Son la con­
secuencia de una lesión bilateral de la neuro­ 2.2: Inicio lento con parestesias y dolores.
na periférica a nivel de la médula o de los 2.3: La parálisis afecta sólo a ciertos secto­
nervios periféricos. res musculares, especialmente a los extenso-
Etiología: Parálisis infantil; secciones me­ res.
2.4: Signos tróficos positivos muy precoz­
dulares; mielitis aguda transversa.
mente.
1.— Paraplejía flácida medular.—Fig. 143-10.
2.5: Dolor de los músculos y trayectos ner­
1.1: Iniciación brusca. viosos.
1.2: Parálisis total, flácida y con hipotonía 2.6: Reflejos profundos abolidos.
muscular de las piernas.
2.7: Ataxia.
1.3: Arréflexia profunda.
2.8: Esfínteres sanos-
1.4: Babinski y sucedáneos negativos al
principio, pero positivos después. PARAPLEJIAS ESPASTICAS.— Se deben a una
lesión bilateral de la vía piramidal, a nivel
1.5: Reflejos del automatismo medular in­
de la médula.
tensos.
1.6: Alteraciones tróficas precoces. 1.- Etiología: compresiones medulares
crónicas; Sf; traumatismos que comprometen
1.7: Anestesia total hasta el límite de la a la columna vertebral y medula ; esclerosis
lesión. en placas; siringomielia.
1.8: Relajación de esfínteres. 2 .- Sintomatología:
2 .- Paraplejía flácida neurítica. Se debe 2.1: Su comienzo es lento y progresivo.
a la lesión de las raíces y nervios periféricos. Puede ser la continuación de una parálisis
2.): Etioloeía: Polineuritis. Radiculitis, flácida.
-9 4 7 -
2.2: La parálisis puede ser leve o muy acen­
tuada.
2.3: La espasticidad que se opone a los mo­
vimientos pasivos, puede dominar a la pará­
lisis.
2.4: El síndrome de piramidalismo es posi­
tivo en ambas piernas.
2.5: Las piernas tienden a mantenerse muy
juntas en extensión.
2.6: La marcha es digitígrada.
2.7: Los reflejos del automatismo medular
están exagerados.
2.8: Trastornos esfínterianos variables: Des­
de la incontinencia hasta la espasticidad.
Fig. 143-14 Enferm edad de Parkinson
CüADRIPLEJIA.- Pueden ser espásticas o flá-
sional.
ddas según la causa, pero la lesión debe ra­
dicar en la me'dula cervical. La etiología es 1.2.4: Marcha a pequeños pasos.
semejante a la de las paraplejías. Afecta a los 1.2.5: Pérdida de los movimientos automá­
cuatro miembros. ticos y asociados de los brazos.
MONOPLEJIAS - Son las parálisis de un sólo 1.2.6: Kinesia paradojal.
miembro, un brazo Cuna pierna. 1.2.7: Reflejos cutáneos y profundos, nor­
De acuerdo con la altura a la que asienta la
males.
lesión pueden ser cerebrales, medulares, ra­
diculares o neuríticas. 1.2.8: Reflejos posturales exagerados.
1.2.9: Reflejo palmomentoniano positivo.
Los criterios para su diagnóstico son
los mismos que para las hemiplejías y para­ 1.2.10: Signo de la rueda dentada, de Negro,
plejías espásticas o fláddas. positivo.
1.2.11: Trastornos vasomotores con calor y
SINDROMES EXTRAPIRAMEDALES.— sudor.
1 .- ENFERMEDAD DE PARKINSON.— 1.2.12: Escritura de letras pequeñas.
Fig. 143-14.
2.— Parkinsonismos.—
1.1: Etiología: lesión del núcleo lenticular, 2.1: Etiología.- Encefalitis epidémica; Sf;
especialmente del Locus niger, de tipo dege­ arterieesclerosis; Intoxicaciones por CO; tu­
nerativo.
mores.
1.2: Sintomatoiogía: 2.2: La sintomatoiogía es igual al Parkinson.
1.2.1: Facies amímica y de pomada; pro­ SINDROMES SENSITIVOS
bable sialorrea.
1 .- HEMIANESTESIAS.
1.2.2: i Rigidez del tronco en ligera flexión.
1.2.3: Temblor de reposo en manos, desa- 1.1: Corticales: Anestesia contralateral.
paredendo al realizar un movimiento inten- Fig. 143-15.
-948 -

Fig. 143-15 Anestesia contralateral Fig. 143*16 Anestesia talám ica de Dejérlne —
Roussy

1.1.1: Abatiestesia.
1.1.2: Astereognosia. teral.
1.1.3: La sensibilidad térmica, dolorosa y 1.3.3: Sensibilidad superficial poco alte­
táctil están bien porque sus fibras terminan rada.
en el tálamo. 1.3.4: Hemianopsia homónima.
1.1.4: Asomatognosia, si la lesión afecta el 1.3.5: Hemitemblor.
área de la parietal ascendente de la somatog-
1.3.6: Hemiataxia.
nosia. El enfermo descuida la mitad de su
cuerpo. 1.3.7: Movimientos coreicos y atetósicos.
1.2: Supracapsular: Es contralateral; acom­ 1.4: Hemianestesias alternas.— Por lesión
paña a la hemiplejía, y afecta a todas las en el tronco cerebral: Fig. 143-17.
sensibilidades. 1.4.1: Anestesia de la cara del lado de la
1.3: Talámica de Dejerine—Roussy.— Por lesión.
lesión de la parte postero-extema de tála­ 1.4.2: Anestesia del tronco y miembros del
mo. Fig. 143-16. lado opuesto.
1.3.1: Algias talámicas qué se expresan en 1.4.3: Disociación de la sensibilidad de
la cara y miembros hemianestesiados. tipo siringomiélico, si la lesión afecta a la
1.3.2: Hemianestesia profunda contrala- formación reticular.
— y**y —

II

Fig. 143-18 Anestesia total por sección com­


pleta de la médula

Fig. 143-17 Hemianestesia alterna p o r lesión


en el tronco.cerebral

1.4.4: Disociación de la sensibilidad de ti-


p<3 tabético, si la lesión afecta a la cinta de
Reil.
1.4.5: Hemianestesia total, si la lesión afec­
ta a los pedúnculos.
2 .- TRASTORNOS MEDULARES DE LA SEN­
SIBILIDAD.— Acompañan a los trastornos
motores ya estudiados.
2.1: Sección completa.- Anestesia total
hasta la altura de la lesión. Fig. 143-18.
2.2: Hemisección medular.- Síndrome de
Brown-Séquard.— Fig. 143-19.
2.2.1: Anestesia profunda en el lado de la
lesión.
2.2.2: Trastornos variables de la sensibili­ Fig. 143-19 Síndrom e de Brown — Séquard,
dad superficial en el lado opuesto. p or hemisección m edular
-950-
2.2.3: Franjas superpuestas, por encima de
la lesión, de abajo arriba, de: hiperestesia,
anestesia radicular, hiperestesia. LÍÍ¿Í:.;:
ffrt f j WgJj.
2.3: Síndrome de los cordones posteriores.
2.3.1: Apalestesia.
2.3.2: Abatiestesia.
2.3.3: Abarestesia.
2.3.4: Sensibilidad térmica y dolorosa, nor­
males.
2.3.5: Ataxia tabética.
2.3.6: Trastornos variables de los reflejos
profundos.
2.4: Síndrome del cono medular.—
Fig. 134-12,
Fig. 143-22 Síndrom e de la cola de caballo
2.4.1: Anestesia en silla de montar.
2.4.2: Trastornos genitales y de los es­
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INDICE ALFABETICO
A A d an o h lp o flili, 72* Anltocorte, 116
• Insuficiencia de la, 727 A n o , S IS , «17
Abatleiteila, 882 Adenoides, 154 • examen del, 491, 916, 917
Abdomen, exim en del, 411 Adenoma bronquial, 190 A n o re x l«, 499
- abombamientos difusos, Adenomegalla en enfermedad • nerviosa, 496
41 6 de H odgkin, 772 Anosm la, 136, 886
■ aboved am len to s, 429 - en leucemias, 769 A ntígeno carclnoem brlonarlo,
- agudo, 441 • en llnfom as, 772, 774 5 3 5 ,5 6 0
■ ascitls, 4 3 3 - en m ononucleosls Infeccio­ A nticuerpos antlnucleares, 693
• au scu ltació n , 4 3 7 sa, 775 A orta abdom inal aneurism a,
- cam bios resp irato rio s, 421 A dladococinesla, 867 478
• de ta b la , 4 23 A drenalina, 714 - auscultación, 479
• espesor de la p ared , 4 24 A erofagla, 4 9 5 ,4 9 6 - exam en de la, 478
- exám enes com plem entarlos, A ftas, 143 - Inspección, 478
440 A granulocltosis, 766 - palpación, 4 7 8
- excavaciones, 4 1 8 A gudeza visual, 114, 129 A parato ¡niljHtlva, 1S7
■ Inspección, 4 1 4 A gusla, 905 - anamnesis, 19*
- h ip e rto n ía , 423 A lb ú m in a plasm ática, 533 - c o n d u c to «uditlvo e x tern o .
- m eteo rism o . 4 3 5 A ld o stero n a, 714 160
- m ovim ientos de rep tacló n , A ldosteronlsm o p rim a rlo , 719 - d o lo r, ~15T
421 A liento, 147 • exam en físic o , 160
- norm al, 4 1 4 A lopecias, 112 - Gangliqs pertaurlculares,
• palpación d el, 4 2 1 , 4 22 A m enorrea, 6 1 8 , 6 4 9 , 6 5 0 163
• percu sió n , 4 34 A m ígdalas, 153 - m astoldes exam en d e, 163
- proyección de las visceras A m igdalitis, 153 - m em brana tim pánica, 162
en la pared d el, 4 1 2 , 413 A m ilasa, 558 - oreja, 160
- p u n to s dolo ro so s, 4 3 0 A m llasuria, 558 - secreciones, 157
- redes venosas, 4 2 0 A m lnopeptldasa de leuclna, • trasto rn o s de la audición,
• sensibilidad, 424 558 159
- silencio ab d o m in al, 438 A m niocentesis, 660 - vértigo, 159
- soluciones d e c o n tin u id ad , A m onlem la, 534 - zum bidos de o íd o , 159
A m plitud respiratoria, 205 A parato genital fem enino, 617
426
- tensió n ab d o m in al, 4 22 A nafia, 882 A parato genital m asculino, 600
Analgesia, 882 • an ato m ía, 600
- to p o g rafía, 411 Analgesia visceral, 882
- trasto rn o s de la piel, 418 A nam nesis, 3 - caracteres sexuales m ascu­
A breviaturas, 304 • aplicable a cualquier s ín ­ linos, 602
Absceso p u lm o n ar, 182, 189, to m a , 9 - fisiología, 601
192 - d ato s de filiación, 5 - histología, 601
A bsceso sub frén lco , 193, 441 - d o lo r ginecológico, 618 A parato urinario auscultación,
Abscesos perianales, 4 56 - e n ferm e d ad actu al, 8 475
- historia fam iliar y social, 42 - exam en físico del, 4 7 2
Acalasla, 482 - historia pasada, 37
A colla, 534 - m otivo de co n su lta, 7 - inspección, 472
A crom egalia, 729 - partes de la, 5 - palpación, 472
- s/n to m as y signos d e la, 730 - revisión d e sistem as, 27 - percusión, 475
A cropaquias, 252 A n ato m ía y F isiología de las - riñones, 472
A c titu d , 789 vías urin arias, 564 - vejiga, 477
- corea, 790 A nem ia, 747 - apéndice, 512
- aplástica, 759 - exam en físico del, 448
- hem iplejías, 790 - clasificación etlológica de
• Intoxicaciones saturninlcas, - m aniobra de Huassm ann,
la. 750
792 - clasificación m orfológica 449
- m eningitis, 789 de la, 751 - m aniobra de Me. Kessack,
- paraplejía espastlca, 790 - deficiencia de fo lato s, 753 449
- P arkinson, 790 - grados de. 747 - plastrón apendlcular, 449
- h em o lítica, 758 - p u n to s dolorosos, 432
- tabes, 790 - hlpocróm lcas, 754
- té tan o s, 789 A pendlcitls aguda, 512, 529
- m acro cítica, 752
- vestibular, 792 - norm ocróm lcas, 756 - anam nesis, 512
A ctitudes, 91 - perniciosa, 753 - ex im en físico, 514
A cto sexual anam nesis del, 628 - sin to m ato lo g ía de la, 748 - exámenes com plem entarlos,
- trasto rn o s del, 627 A neurism a, 4 0 2 , 478 514
A cúfonos, 159 A nexos, exam en de los, 640 A pex-cardíaco, 281
A cuidad au ditiva, pruebas al Angina de pecho, 2 6 5 ,3 7 7 - localización, 281
alcance del m édico general, A nglografía por resonancia - percusión, 288
m agnética, 394 A poferrltina, 754
901
A nglografía cerebral, 934 ApopleJ ía en evolución, 94 6
A ddís, prueba d e, 587
A nglografías y anglocardiogra- A praxla, 869, 870
A ddlson, en ferm ed ad d e, 716,
fías, 330 A racnodactllla, 679
722
A nhidrosls, 97 A rdor epigástrico, S4S
- signos d e, 717
A nglodlnografia 394
A rreflexla o ste o te n d ln o sa, 8S3 - consejos (com entarlos) carrillos, 141
• superficial, 8 54 para la,' 3 1 3 , 321 - d ien tes, 144
A rritm ias, 361 - focos y áreas, 290 - en cías, 143
• i c t l v n , 3 0 1 ,3 6 1 • focos de base, 290 - exam en de, 140
■ clasificación d e las, 362 - focos de p u n ta , 2 9 0 - glándulas sajl**l*ss l4 9
■ pasivas, 3 0 0 , 3 66 - m aniobras sem iotécnicas - labios,.1 4 0 '»■ V
Arrugas da la fre n te , 112 para la, 290 - lengua,-144
A rte rie s c le ro sis , 53 - secuencia de la, 3 1 0 - paladaV.-147
• pulso , 53 A uscultación patológica d efi­ Bocio, 179 - '" K i y .
A rterlo g raffa, 3 97 n ida, 306 - caracteV lrtlcai- de los, 704
• h ep ática, 537 - A zoulay, m aniobra de, 293 - clasificación del, 704
- m esentérlca o cellaca, 523 - com unicación Interaurlcu- Borborigm os, 43 7
• renal, 592 lar, 3 1 4 , 3 1 5 , 320 B ouchard, n ó d u lo s de, 680
A rticulaciones, 663 - com unicación Interventrl- Bradlesflgm la, 52
■ cru jid o de las, 6 66 cular, 316, 320 B radipnea, 6 9, 206
• d efo rm ació n de las, 665 - déficit del pulso, 303 B rom hldrosis, 97
- d o lo r de las, 6 63 - estenosis aó rtica, 3 0 8 , 309, B rom osulfonftaleina 8S F , 534
- edem a d e las, 6 64 3 1 5 , 318 B ro n co fo n ía, 228
■ esguince de las, 695 - estenosis m ltral, 3 0 4 , 307, B roncografía, 238
- fractu ra de las, 695 3 0 9 , 3 1 6 , 321 B ro n co n eu m o n ía, 184
- Im potencia funcional de las, - estenosis pulm o n ar, 316, B roncoscopia, 238
665 320 B ronqulectasias, 182, 189,192
- luxación de las, 6 95 - in su ficien cia. aó rtica, 308, B ronquitis aguda, 182
• m ovilidad activa de las, 3 0 9 ,3 1 6 ,3 ^ 1 '■ r V . B ronquitis crónlc.3. 180, 182,
666 - Insuficiencia m ltral,; á Ó 8 , 200
■ m ovilidad pasiva de las, 309, 319'í;. v Buerger en ferm ed ad de, 4C3
666 - Insuficiencia tric u sp ld ea, B uftalm ía, 120
A rtritis, 663 2 9 2 , 2 9 3 , 319 Bulim ia, 4 9 6
• lesiones radiológicas de la - P.C.A., 307, 3 1 6
. - para q u é se au sculta?, 318
A.R ., 694
- reu m ato ld ea, 6 7 4 , 679, Rivero C arballo, signo de, 292 c
6 80 R itm o y frecuencia por la aus­
A scitls, 4 3 5 , 4 4 0 cu ltació n , 299, 300, 304 Cabeza, exam en d e, 110
• m a tlte z e n m edia lu n a, 4 3 5 A u to fo n ía , 159 - po r reglones, 112
- m atltez en ta b le ro de da­ A u to p e rlm e tría especular, 130 - m ovim ientos, 112
m as, 4 37 - posición, 110
- onda ascítica, 4 3 6 - volum en y fo rm a, 11
- paracentesis, 4 4 2 , 4 4 3 Cacosm ia, 136, 886
B Cadera exam en físico de la,
- signo del desnivel, 43 6
A slnergla, 866 682
B abinsky, signo de, 848 - luxación congénlta de la,
Asma b ro n q u ial, 1 9 1 , 200, - sucedáneos, 848
226 6S4
Balance h íd rlc o , 257 Calam bres, 826
A stenia C ardíaca, 2 6 9 Balism o, 826
A stigm atism o, 114 Calcem la, 558
Barestesla, 875 Cálculos radlopacos, 591
A sto, 3 2 3 , 693 B arognosia, 875
A taxia bulbo-pontopeduncuiar, C am po visual, 130
B artholin glándulas de, 624 Canal cervical, 617
864 B aclloscopla, 235
- cerebelosa, 864 C áncer p u lm o n ar, 189
Basófilos, 235 C áncerrver en cada estru ctu ra,
- cortical, 964 B atiestesla, 875, 882
- lab erín tica, 864 Cándida alblcans, leucorrea
Bazo, exam en físico del 466 p o r, 622
- m ed u lar, 868 - inspección, 466
- p eriférica, 868 C aracteres sexuales m asculinos,
- palpación, 467, 469 602
- origen de la, 8 6 4 - percusión, 469
- talám ica, 8 64 C arlotlpo, 611
B illrrublñas, 757 C artílago tiro id es, exam en del,
A tetosls, 826
Biopsla de cérvix, 645 169
A trofias, 856
- de en d o m etrio , 645 Caspa, 112
- lesión de la vía piram idal,
- hepática, 537 Catalepsia cerebelosa, 867
857
- pancreática, 559 C atarata, 127
• lesión de las n eu ronas pe­ - testlcu lar, 612
riféricas, 857 Cavidad u terin a, 617
B iotlpo m orfológico, 79 Cefalalgia, 102
- lesión d e los m ú sculos, 8 5 7
- asténico, 80 - co n tracció n m uscular, 108
A uditivo V III p ar, 899
- atlético , 79 - definición, 102
- ram a coclear o aud itiva, 899 - dlspláslco, 80
- ram a vestibular, 903 - esfuerzos visuales, 108
- p ícn ico , 79 - espondilosis cervical, 108
A u scultación, 88 Blastom icosls sudam ericana,
A uscultación card íaca, 289 - estru ctu ras dolorosas, 102
143 - exam en d e , 103
• del corazón n o rm al, 294 Boca, alien to , 147 - flsiopatología general, 103
- desd o b lam ien to s de R2,
291
- —

- glaucom a a g u d o , 1 08 C olon, ex am en físic o d el, 451, C ro m a tln a de B arr (P rueba de


- jaq u eca, 1 07 506 i h )i 612
• perió d ica acu m u lad a o d« C o lpocltología fu n c io n a l neo* C ro m a to p s la , 1 1 5
H o rto n , 10 8 pláslca, 643 Crup diftérico, 188
- pslcógena, 1 09 C olposcopla, 644 - la rín g e o , 191
• sin u sitis, 108 C o lu m n a, estu d io de la, 667 C u a d rlp ié jía s , 9 4 7
- ttímor Intracraneal, 108 E o iu rla, 534 Cuello, examén del, 1 6 7 ,1 6 8
• vascular, 1 0 7 C om a, 908 Cuero cabelludo, 112
C efalea {ver cefalalgia), 102 • anamnesis, 910,126 - a lo p ecias, 112
Cejas, 113 - examen de los ojos en el, • caspa. 112
• parálisis d e Bell, 1 1 3 911 Cushlng, enferm edad de, 7 l á
Células L.E., 6 9 3 - ex ám en es d e la b o ra to rio , - signos de la enferm edad de,
C entellografía cereb ral 9 3 5 918 718, 723
C entello g rafía e n sangrado - p ro fu n d id a d d el, 909
digestivo, 5 2 3 • punción lumbar en el, 918
C erebelo, lesión del, 8 6 4 - pupilas en el, 91 2 1 CH
C erebelosa m a rc h a , 7 9 4 - sensibilidad y m o tllld a d en
- catalep sla, 8 6 7 el 915 Chagas enfermedad de, 324
C erum en , 1 62 - técn ica d e ex a m e n , 909 Chancro blando, 609 ■
Cervlx, blopsla d e , 64S C om as'm ás frec u en tes, 919 Chancro sifil Ítlco, 609, 631
Cianosis, 9 4 , 9 5 , 1 9 0 , 2 50 C o m p lem en to sé rico , 693 Chapoteo en ayunas, 438
- a u m e n to d e la diferencia C om unicación In terau rlcu lar Chrlstmas, enferm edad de,784
arterlQ venosa d e o x íg en o , (C IA ), 278, 314, 315, 320 Chvostek, signo de, 711
253 C om unicación Interventrlcular
• c e n tra l, 2 5 2 (C IV ), 274, 278, 316, 320
- clasificación d e la, 1 90 C o ncentración de la o rina
• crisis h lp ó x lcas, 2 5 2 (prueba de la), 568 D
- d ed o s en palillo d e ta m b o r, C onciencia, 909
252 C onditom as acu m in ad o s, 454, D airym ple, signo de, 703
- fa lta d e ven tilació n en las 632 Danza arterial, 173, 276
card lo p a tla s, 2 5 3 C ondllom as p lanos, 454, 633 D atos d e filiación, 5
- p eriférica, 2 5 2 C o n d u c to auditlvol e x te rn o , D ecorticación, 918
- posició n en cuclillas, 252 160 D ecúbitos, 91
- um bral d e la,1 9 0 Con ju n tiva , 117 - activos, 91
C iático p o p líte o e x te rn o , p ará­ é o n n , síndrom e de, 719, 724 - dorsal. 92
lisis, 793 ¿ o n o medular, síndrom e del, - fo rza d o s, 91
Ciego, ex am en f fslco d el, 4 4 9 950 - la te ra l, 92
Cifosis d e la co lu m n a, 6 6 7 C onvulsiones (ver E pilepsias) - pasivos, 91
C lneañglografla, 3 3 0 C oordinación, atax ia, sitio de - v en tral, 92
C lneco ro n arfo g rafías, 330 origen de la, 864 D edo d e guante*, exam en del,
Cirrosis h ep ática, 549 • din ám ica, 863 458'
C istitis, 5 7 3 , 5 7 6 - e státic a, 863 Dedos en palillo d e tam b o r,
C lstocele, 6 3 4 C oordinación o ta x la , 859 101,200,252
C lstoscopla, 594 - re c u e n to a n a to m o funcio­ D eshldrógenasas, 323, 534
C lim aterio m ascu lin o , 615 nal, 860 D elgadez, 75
C litorls, 6 1 7 - sem lotecnia d e la, 861 • c o n stitu c io n a l, 75
• ex am en del, 6 3 2 C oprológlco, ex am en , 523 O erm ograflsm o, 701
C lonus, 8 5 0 C orazón p u lm o n ar crónico, D erram e perlcárdico, 326,327,
- d e la m a n o , 850 278, 280 335, 386
- d e la ró tu la , 8 5 0 C orea, 112 - p leu ral, 233-241
■ del p ie, 851 - m ay o r, 794 D escerebraclones, 918
C oagulación, alteracio n es d e la, - m en o r, 323, 788, 790. Desgarro perlneal, 634
781 794, 825 D espigm entación, 94, 95
• facto re s d e la, 782 - ó tra s coreas, 825 D estrezas, en la p ato lo g ía del
p o d o , d erra m e artic u la r, 6 75 sex o m asculino, 612
C ornaje, 188
• exam en físico del 6 7 5 ' • ex am en d e p ró sta ta ; 612 .
C órnea, 122
• fra c tu ra d el, 6 7 5 - m asaje p ro sté tic o , 613
C orteza su p rarren al, 713
Cola d e cab allo , sín d ro m e del, D estrezas en p ato lo g ía nefro-
950 - a n a to m ía y fisiología d e la,
715 urln arla, 598
C olanglografía, 5 47 • sondaje vesical, 598
- Intravenosa, 5 4 7 - an o m alías en la secreción d e
la, 716 D estrezas utilizadas en p a to lo ­
- retró g rad a, 548 gía ca rd ía c a , 380
C olecistitis, 4 6 0 , 5 52 - pruebas d e fu n ció n de la,
721 • fle b o to m ía , 384
C o lesclsto g rafli oral, 5 46 - m asaje card íaco , 389.
Col estasis, 5 3 4 , 551 C reatinlna endógena (ad ara-
m len to de la), 590 - m edición de la p resión veno­
C olesterol to ta l, 5 3 3 , 5 34 sa, 380
C ólico u retera l, 571 Crisis h lpóxlcas, 252
C ristalino, 127 • punción de arteria femoral,
C olelltlasls, 5 52 383
974 -

- m ad lcló n de arteria f e m o ­ • fecha ap aren te de co m ien ­ E co g ram a p an creático , 559


ral, 3 8 3 zo, 8 E ctropiort, 116
- p u n c i ó n d e la s u b c l a v i a y - f e c h a real d e c o m i e n z o , 9 Edem a agudo del pulm ón,
yugular, 38 5 D o lo r g in eco ló g ico , 6 2 3 375
- p u n c i ó n d e la v e n a f e m o r a l , - causa ap aren te, 6 2 4 E dem a cardíaco, 245, 259
382 - ev o lu ció n , 62 5 E lectro card io g ram a, 3 3 6
- p u n c ió n perlcárdica, 3 8 6 - fecha ap a re n te de co m ie n ­ • c o r r e l a c i ó n e n t r e la e le c t r o *
- respiración b o c a a b o c a ,3 8 8 zo, 624 fisio lo g ía y el E.C .Q .,
D iab etes In síp id a, 7 3 2 - fecha real d e c o m ie n z o , 342
d ia b e te s sacarina, 7 3 4 624 • e n las a rr itm ia s activas, 3 6 2
D la g n ó stlc o .c o n ce p to de, 3 - In ten sid ad , 6 2 4 - e n las a r r i tm ia s p a siv a s, 3 6 7
D iag n ó stico , p ro ced im ien to s - irra d ia c ió n , 6 2 5 • e le c tro q u ím ic a y E.C .G .,
auxiliares en G in e c o lo g ía , - r e la c ió n c o n el c ic lo m e n s ­ 344
642 tru al, 6 2 4 , 6 2 5 , 6 2 8 - e x t r a c i ó n del eje d e P ., 3 5 3
D iarrea, 5 0 8 , 5 5 7 - relació n con la m i c c i ó n , - e x tr a c c i ó n del eje d e Q R S ,
D iarrea a n a m n e sis, 5 0 9 625 353
- e s te a to rrea, 509 - r e la c ió n c o n las a c t i t u d e s y • e x tr a c c i ó n del e je d e T,
D lastasls, 4 2 9 d ecú b ito s, 6 2 5 354
D ien tes, 1 4 4 - r e la c ió n c o n los m e d i c a ­ • g e n eralid ad es in d isp en sa­
D i l u c i ó n d e la o r i n a ( p r u e b a m entos, 625 b l e s p r e v i a s a la l e c t u r a
d e la), 5 6 8 - sín to m a s a c o m p a ñ a n te s, d el, 3 3 9
D isesteslas, 8 7 8 625 • n o m e n c la tu r a del, 3 4 1
D lsfagla, 4 8 0 , 4 8 1 - sitio del d o lo r, 6 2 4 - norm as par¿ to m ar un
D isfagla e n c a r d l o p a tí a s , 2 6 8 D olor h o rario , 19 e le c tro c ard io g ram a , 336
D isfo n ía, 1 5 5 - in te n sid a d , 11 r e c o n o c i m i e n t o d e la o n d a
D isfonía en ca rd lo p atía s, 2 6 9 - irra d ia c ió n , 1 4 d e n ecrosis, 3 5 9
D ism enorrea, 6 2 0 - Irradiado , 14 • re p o la riz a c ió n v en tricu lar,
D ism etría, 865 - lum bar, 570 359
D isnea, 1 5 6 , 1 8 5 , 2 4 5 - perineal e h ípogástrico, 5 7 2 • s e c u e n c i a d e la a c t i v i d a d
- de d ecú b ito , 187 - p e rio d icid a d , 19 e lé c tric a d e los v e n t r í c u ­
- de esfuerzo, 18 7 - rec o m e n d ac io n e s para an a­ lo s, 3 4 8
- e sp ira to ria , 1 8 8 liz a r el, 2 3 • s e c u e n c i a d e la a c t i v i d a d
- in sp lrato rla, 1 8 7 - referid o , 15 e lé c t r i c a e n las a u r í c u la s ,
- paro x ístlca, 187 D o l o r e n r e l a c i ó n c o n el t i p o d e 348
- pleg arla m a h o m e t a n a , 2 4 7 a lim en to s, 18 • s e c u e n c i a d e la l e c t u r a d e ,
D ispareunia, 6 2 4 , 6 2 8 - el v ó m i t o , 2 0 357
D ispepsia g ástrica, 5 4 0 - la d e p o s i c i ó n , 2 0 • s o b re c a rg as v e n tricu lares,
D is p e p sia s e n c a r d l o p a t ías, 2 6 9 - la m i c c i ó n , 2 0 360
D ispraxia, 8 7 0 - las a c t i t u d e s y d e c ú b i t o s , 2 0 - te o ría vecto rial, 3 5 5
D isritm ia c a rd ía c a , 3 0 0 - los m e d i c a m e n t o s , 21 • T rián g u lo de E ln th o v en ,
D i s t o n ía m u s c u i a T , 8 3 8 - s ín to m a s a c o m p a ñ a n te s , 18 349
D isuria, 5 7 6 - tip o de, 17 • v e c to re s eléc tric o s o rig in a­
D iv ertícu lo s esofágicos, 4 8 4 D olor to rá c ic o , 183 d o s e n el c o r a z ó n , 3 4 6
D o lo r a n am n esis, 8, 1 0 - en p u n ta de co stad o , 184 E le ctro en ce fa lo g ram a , 9 3 5
D olor card lo g én lco , 262 - en el in farto pulm onar, E lectro m io g ram a, 6 9 4 , 9 3 7
■ an g in a d e P rln zm etal, 2 6 5 184 E m b a r a z o , e x a m e n del, 6 5 5 ,
- an g in a d e recien te c o m ie n ­ - e n el n e u m o t ó r a x e s p o n t á ­ 656
zo, 265 neo, 184 E m b o lia cere b ra l, 9 4 0
- an g in a v arian te, 2 6 7 - e n la n e u m o n í a , 1 8 4 E m p te m a p leu ral, 1 9 3
- an g in a in estab le, 2 6 5 - e n la p l e u r e s í a , 1 8 3 E n a n ism o hipofisárlo, 729
- c l a s i f i c a c i ó n d e las c a r d i ó ­ D olores viscerales m ás fre­ E n ce falo p a tía hep á tic a, 532,
p a t a s i s q u é m ic a s (B atlle c u e n t e s d e a c u e r d o c o n el 549
y B erto lasl), 2 6 3 sitio, 2 4 . V e r a d e m á s d e c ad a E ncías, 143
• clasificació n de cardiópa­ estru ctu ra E n d o m e tr io b iopsla d e, 6 4 5
t a s Isq u ém icas d e S an ti D o rso -lu m b ar c o lu m n a , 671 E n fe rm e d ad , d efinición de, 3
llan a del M ar, 2 6 7 - m o v i m i e n t o s d e la, 6 9 9 E n fe rm e d a d a c tu a l, 8
- In fa rto a g u d o d e m io c a rd io , D ouglas p u n c ió n de, 6 4 5 E n f e rm e d a d c o n g é n ita clanó-
266 D ressler sig n o de, 2 8 4 tlca con c o r t o c i r c u i t o ar-
■ isq u em ia a g u d a p e rsiste n te, . D u o d e n o e x a m e n fís ic o d el, te r lo v e n o s o inicial, 2 5 3
266 4 4 6 , (ver t a m b i é n e s tó m a g o - c o n c o rto c irc u ito v enoarte-
y duodeno) rial, 2 5 2
D olor, causa a p a re n te, 12
- cólico . 17 E n fe rm e d a d de H odgkin, 775
E nferm edad pulm o n ar aguda o
■ c o n tin u o , 18 E c ró n ic a , cian o sis, 2 5 3
- e je m p lo s y ejercicio s s o b re
E nfisem a p u lm o n a r o b stru c ti­
el, 2 2 E cocardiogram a, 334, 335,334-
vo, 188, 191, 200
- e s ta d o a c tu a l, 22 E coencefalogram a, 937
E nfisem a su b c u tá n e o , 2 0 8
■ e v olución, 22 E cogram a de vesícula, 549
E cogram a h ep ático , 537 E n o ftatm u s, 12 0
- 975 -
E n teritis, 5 0 6 E stado co n stitu c io n a l, 79 ia p atología n efro u rin aria,
E n tero co litis, 5 0 6 E stafílo m a, 122 590
E ntroplon, 116 E stenosis a ó rtic a 277, 308, - a r t e r i o g r a f í a r e n a l , 592
feosinófllos, 764 3 0 9 ,3 1 8 - c istosco pla, 5 9 4
E picanto, 120 - pulso, 5 2 - r e n o g r a m a i s o t ó p i c o , 593
E p lco n d llitis, 6 7 5 Estenosis m itral, 3 0 7 , 3 0 9 , - RX sim ple, d e a b d o m e n ,
E p ilep sia, 8 2 7 3 1 6 ,3 2 1 590
- ausencias, 8 3 0 - pulso, 53 t o m o g r a f í a . axial c o m p u -
• clasificació n , 8 2 8 Estenosis p u lm o n a r, 3 1 6 , 3 2 0 tarizada, 593
• c o nv ulsion es clónicas, 8 2 7 E stereo g n o sia, 8 7 5 , 8 8 2 - u r o g r a f í a a s c e n d e n t e , 593
• co n v u lsio n es tó n ic a s , 8 2 7 Estertores, 225 - u r o g r a f í a d e s c e n d e n t e , 591
- crisis m io c l ó n ic a s , 8 3 3 • c la s ific a c ió n d e los, 2 2 6 - p r u e b a d e la c o n c e n t r a c i ó n ,
- crisis p a r c i a le s c o n sinto* E stóm ago y d u o d e n o , a n a m ­ 581
m ato lo g ía e le m e n ta l, 833 nesis, 4 8 7 - p r u e b a d e la d i l u c i ó n , 5 7 9
- crisis p a rc ia le s c o n s in t o ­ - auscultación, 4 4 7 - p r u e b a d e los t re s v asos,
m ato io g ía co m p leja, 833 - dolor, 4 8 7 580
• crisis c o n sin to m a to io g ía • e x a m e n físico del, 4 4 6 E x á m e n e s c o m p l e m e n t a r i o s en
- exám enes com plem entarios, la p a t o l o g í a c a r d í a c a , 3 3 3
predom inantem ente
síq u ica, 8 3 3 496 - e c o ca rd io g ra fía y D oppier,
- in sp ecció n , 4 4 6 333, 334, 335, 336
• etio lo g ía, 8 3 3
• e x a m e n d e las, 8 2 9 - irritab le, 5 0 4 - radioisótopos, 334
- fisio p ato lo g ía, 8 2 7 - ju g o gástrico , 4 9 7 - a n g i o c a r d i o g r a f ía, 3 3 0
• palp ació n , 4 4 6 - a n g io g r a fía s sele c tiv a s, 3 3 0
- fugas, 8 3 0
- sín d ro m e s g a stro d u o d e n a- - c in e a n g io g ra f ía s , y cineco*
- jacksoniana, 8 3 2
E piscleritis, 12 2 les, 5 0 0 r o n a r j o g r a f ías, 3 3 0
Epispadias, 6 08 E stom atitis, 142 - rad io g rafías diag n ó sticas
E q u ilib rio del m e d i o á c ido- - aftosa, 143 p o r si m i s m a s , 3 2 6
básico , 5 6 8 - b lasto m ico sis sud a m e ric a ­ - flu o ro sco p ia, 3 2 5
E quim osis, 776j 98 na, 143 - fono m ecan o card io g rafía,
E ritem a, 97 • catarral, 1 4 2 332
E ritro citem ia p rim aria, 7 6 2 - g angrenosa o n o m a , 143 • lab o rato rio , 3 2 2
E r lt r o c í t ic a , serie, 7 6 4 - oídica, 143 - l a b o r a t o r i o e n la e n f e r m e ­
E ritro m elalg ia, 4 0 2 - ulcerosa, 143 d ad de Chagas, 3 2 4
E ritro p o y esis, 7 43 E strabism o, 121 - laboratorio en la t o x o -
E ritro p o y etin a, 5 6 9 , 743 E streñ im ien to , 510 p lasm o sis, 3 2 4
E ritro se d im e n ta c ió n , 6 9 2 - a c u m u la tiv o , 5 1 0 • s e c u e n c i a d e la l e c t u r a d e
E scaras, 9 9 - a n am n esis, 511 las t e l e r r a d i o g r a f í a s , 3 2 8
E scleritis, 1 2 2 Estrías, 99 • telerad io g rafías, 3 2 5
E scleró tica, 1 2 2 E stu d io h e m o d ln á m ic o , p re ­ E xam enes com plem entarios
E sco lio sis d e c o l u m n a , 6 6 8 siones y o xim etrías, 306, p a ra e n f e r m e d a d e s arte ria le s,
E scotom as, 115 334 395
E sfín te r an al, 4 5 6 E u n u c o id is m o .s ig n o s del, 7 3 9 - a r t e r i o g r a f ía, 3 9 7
E sofagitis, 4 8 3 E v en tracio n es, 4 2 9 - term o g rafía, 397
E x a m e n d e ia c a b e z a , e n r e l a ­ Exám enes com plem entarios
E sofagitis, e ru c to s , 4 9 6
ció n al A . C a r d i o v a s c u l a r , para e n fe rm e d a d e s venosas,
E só fag o , a n am n esis, 4 8 0
273 400
• e x a m e n del, 4 8 0 , 4 8 1
E x a m e n d e ia p r ó s t a t a , 6 1 2 - p ru eb a de B rodie T rende-
• e x a m e n físico , 4 8 4
- m asaje p ro sté tic o , 6 1 3 lem burg, 4 0 0
- ex á m en e s com plem entarios, E x a m e n d e la o r i n a e n el l a ­ - p r u e b a de O c h sn e r M ahor-
485
b o rato rio , 582, 583, 586, ner, 4 0 0
- sín d ro m es, 4 8 5 584 - p ru e b a para in v estig artro m -
E spasm o to rtico lar, 826 - u rocultivo, 587 bosis p r o f u n d a s , 4 0 0
E sp asm o s m usculares, 82 6 E x a m e n del c u e llo , e n rela c ió n - signos d e H o m a n s , 4 0 1
E s p e jo v ag in al, 6 3 5 al A . c a r d i o v a s c u l a r , 2 7 5 E x á m e n e s esp ec ia le s del s e x o
- ex p lo ració n co n , 6 3 5 E x a m e n de! t ó r a x , e n r e la c ió n m asc u lin o , 17 ceto stero id es,
E sp erm ato g ram a, 6 1 2 al A . C a r d i o v a s c u l a r , 2 7 8 612
Espinal XI p ar, 9 0 7 Exam en físico del aparato - biopsia testicu lar, 6 1 2
E sp iro m etría, 2 4 0 cardiovascular, 271 - cario tip o , 611
E s p i e n o p o r t o g r a f ía, 5 3 7 E x a m e n físico , p rin c ip io s ge­ - esperm atogram a, 612
E sp o n d ilo sis cervical, cefalea, ne ra le s, 4 9 (ver t a m b i é n e n - p u eb a de Florence, 612
108 cada estru ctu ra) • p r u e b a d e la c r o m a t i n a d e
E sputo h em o p to ico , 190 E x a m e n gin eco ló g ico , 6 3 0 B arr, 6 1 2
- e x a m e n del, 2 3 2 - c on espejo, 6 3 6 - p r u e b a d e la f r u c t u o s a , 6 1 2
E sq u e m a s fisio p ato ló g ico s de • po sició n de, 6 3 0 E x c resió n renal, 5 6 8
las v a iv u l o p a tí a s , 3 0 7 , 3 0 9 E x a m e n m a c r o s c ó p i c o d e la E x o fta lm u s, 120, 7 03
- esten o sis a ó rtica , 3 0 9 orina, 5 7 8 E x p an sió n respiratoria, 2 08
- esten o sis m itra!, 3 0 7 , 3 0 9 E xam en o b stétrico , 6 54, 655 E x p ecto ració n , 182, 248
- in su ficien cia a ó rtic a , 3 0 9 Exám enes com plem entarios de - e n el e d e m a a g u d o p u i m o *
- in su ficien cia m itra l, 3 0 9
n ir, 182 - in term iten te, 69 G in g iv itis a tr ó f ic a , 1 4 4
■ e n la b r o n q u l t l s ' a g u d a , 1 8 2 • rem ite n te, 69 G in g iv itis h ip e r tr ó f ic a , 1 4 4
- e n la t u b e r c u l o s i s p u l m o ­ F iebre reu m á tic a , 674 G lán d u las d e B arth o lin , 6 2 4
n ar, 182 F i l t r a c i ó n d e la o r i n a , 5 6 8 • exam en, 634
• e n la» n e u m o n í a s , 1 8 2 F isio lo g ía dei a p a ra to sex u al G l á n d u la s salivales, 1 4 9
• en los a b s c e s o s y b r o n - m asc u lin o , 6 0 1 G laucom a agudo, cefalalg ia,
q ulectaslas, 182 F isiopatologia, definición de 108
' - tlp o i da, 183 la,2 G lo b o o c ular, 1 19
E x p lo ra c ió n del c o n te n i d o va­ F ístu la e so fá g o tra q u e a l, 4 8 2 G l o s o f a r i n g e o IX p a r, 9 0 4
ginal, 6 4 2 F ístu las to rácicas, 201 G lu cag ó n , 7 3 4
- cu ltiv o s, 6 4 2 F isura ana(, 4 5 4 G lu c o c o rtic o id e s, 7 14
■ e x a m e n en fresco, 6 4 2 F leb o to m ía, 3 8 4 G l u c o s a , e n la p a n c r e a t i t i s , 5 5 8
- f ro tli del e x u d a d o , 6 4 2 F lorence, p ru eb a de, 61 2 G lu co su ria, 5 5 8
■ I n v e s t i g a c i ó n d e l PH, 6 4 2 F luoroscopia, 3 2 5 Gonadas, 737
E x traifito les, 301, 3 02, 362, Focos de auscultación: m eso- G ra e fe , sig n o d e , 7 0 3
363 cárdio, 3 1 9 G ran m al, 8 2 9
E x tra ifito le s blgem lnados, • de base, 290 G ran m al, a n am n esis, 8 2 9
p u llo , 52 - d e base: a ó rtic o accesorio,. G ra n m al, e x a m e n físico , 8 3 2
3 1 8 .3 2 1 G ran u lo cito p en ia, 767
- d e base a ó rtic o prin cip al, G rito d e Dougfas, 4 5 7
3 1 8 .3 2 1
F • de base pulm o n ar, 320

F ie le s, 164, 7 8 8
• de punta, 290 H
- d e p u n t a m itra!, 3 1 9
• acrom egállca, 1 64
• de p u n ta tricu sp íd eo , 31 9 H alitosis, 1 4 7 , 5 3 2
• a lco h ó lica, 166
F o n d o de ojo, 127 i^ T ^ e r m an io b ra de, 284
• aórtica, 273
- com a, 915 H e b e r d e n , n o d u l o s d e , 68Q
• cla n ó tlc a , 2 7 3
F onocardiogram as, 28 9 , 290, H egar, sig n o d e 6 5 9
• corea m e n o r, 788
291, 292, 293, 295, 297, H e m a te m esis, 4 9 3
• Cushlng, 166
3 1 8 ,3 1 9 ,3 2 0 ,3 2 1 H em ato crito , 747
- febril, 1 6 4
F o n o m e c a n o c a r d i o g r a f ía, 3 3 2 H e m a to m a , ex tra d u ra l, 944
- gravídlca, 155 , 160 , 6 5 5
F ó rm u la d e A ddis, 5 5 8 H e m a to m a subdurat, 9 4 4
> h id ro cefalia c o n g é n lta , 7 8 9
F ó rm u la leu co citaria, 76 5 H e m a to p o y e sis m edular, 742
- h ip ertiro ld ea, 1 64
Fosa su p ra e ste rn a l, 168 H e m ian estesia, 8 8 4
• leo n in a, 166
F o sas nasales, 1 3 6 - a ltern a, 9 4 8
- m ltral, 2 7 2
Fosas su praclaviculares, 1 6 8 • butbar, 8 8 4
- m ix ed em ato sa, 164
• m o n g o lo id e , 1 67 F o s f a ta s a a lc a lin a , 5 3 4 • cortical, 9 4 7
F osfatem ia, 712 • ped u n cu lar, 885
■ parálisis det facial p e rifé ­
F o sfata sa alcalin a p lac e n taria, - pro tu b eran cial, 884
rica, 7 8 8
- Parkinson iana, 176 , 788 535 - su p racap su lar, 9 4 8
F recuencia cardíaca norm a!, - talám ica, 885
- t e t á n i c a , 166
2 9 7 ,3 0 3 H e m ia p ra x ia , 870
F a c to r reu m ato id e, 6 9 2
F rém ito , 174 H e m ie s p a s m o facial, 8 2 7
F aringe, 151
F r é m ito v o cal, 2 1 0 H em iplejía, 790
• an am n esis, 151
F ren te, 112 - capsular, 944
- dolor, 151
F r e n t e ol í m p i c a , 1 1 2 - e sp ástica, 9 4 5
- e x á m e n físico , 1 5 2
F rig id ez, 6 2 8 - flácid a, 9 4 5
- h e m o rra g ia s locales, 1 5 2
F ro te pleu ral, 2 2 7 H em o filia, 783
- tos, 1 5 2
F ru c tu o sa , p ru eb a de, 6 1 2 H e m o g r a m a S chilling, 7 6 5
- t r a s t o r n o s res p ira to rio s , 152
- tra sto rn o s fo n ato rio s, 152 H e m o litic o estad o , 756
• velo del p a la d a r, 1 5 2 H em o p tisis, 1 8 8 , 4 9 3
F arin g itis, 1 5 3 G ■' - d e l c a r d í a c o , 2 5 0
F en o lsu lfo n ftaleín a p ru eb a de - en abscesos y b ro n q u iecta-
la, 5 9 0 sias 1 8 9
G am m agrafía:
F eo cro m o cito m a, 720, 724 - e n ei a d e n o m a b r o n q u i a l ,
• h e p á tic a, 5 37
F erritin a, 7 5 4 190
- p a n c re á tic a , 559
F eto g lo b u lin as, 533 - e n el C a . p u l m o n a r , 1 8 9
■ pulm onar, 238
F lbrilación au ricu lar, 259, 3 4 4 , - en ei in fa rto pulm onar,
■ tiro id ea, 7 0 6
365 189
G anglios cervicales, 1 7 0
Fibrilación v en tricu lar, 3 4 4 , - e n la t u b e r c u l o s i s p u l m o ­
p eriau ricu lares, 163
365 n ar, 187
G a stro e n tero c o iitis, 506
• pulso, 52 - e n las n e u m o n í a s , 1 8 9
G en itales e x te rn o s e in tern o s,
• ten sió n arterial, 6 0 Hem orragia intracraneal, 9 4 4
617
F iebre, 64 - h e m a to m a ex trad u ral, 944
* a n o m a lía s a n a tó m ic a s de,
• c ó m o exam inar, 66 - h e n a tin a subdural, 944
631
• co n tin u a, 68 • in tra ce re b ra l, 9 3 9 , 9 4 4
- exam en de, 630
- hfp erterm ia, 64 - su b aracn o id ea, 9 4 4
G in g iv itis, 1 4 3
• h ip o te rm ia , 66 H e m o rro id es exte rn a s, 4 5 4
H e m o rro id es in tern as, 4 5 9 H ip o tiro id lsm o , 6 9 9 , 705 * s l m p a t i c o t o n í a , 374
Henoch S choleln, s ín d ro m e, H ip o to n ía ab d o m in al, 4 2 4 * t e o r í a a n t e r ó g r a d a , 376
780 H ip o to n ía m uscular, 838 * t e o r í a r e t r ó g r a d a , 3 75
H e p a titis viral, 5 4 9 H lppus, 126 - volum en diastó lico final
H erln g -S reu er, reflejo d e, 1 85 H lp p u s p a to ló g ico , 8 9 3 374
H ern ias, 4 2 6 H irsutism o, 100 * v o l u m e n sistólL co d e e x p u l ­
• d iafrag m ática, 3 7 8 H istero m etría, 6 4 7 sió n , 3 7 4
- discal, 7 9 0 H is te r o s a lp in g o g ra f ía, 6 4 6 In suficiencia c a rd ía c a d e re c h a
• cru rales, 4 2 8 H isto lo g ía del a p a ra to sexual 2 4 5 ,3 7 6
- del h ia to e so fáfico , 4 8 3 , m asc u lin o , 6 01 * izq u ierd a, 2 4 5 , 3 7 4
486 H isto ria c lín ica I n s u fic ie n c ia c ir c u la t o r i a linfá-
• epigástricas, 4 2 7 • partes de, 2, 3 ca, 39 9
• in g u in ales, 4 2 7 - fam iliar social, 4 2 , 4 4 , 4 5 Insuficiencia c o ro n a r ia a g u d a ,
• u m b ilicales, 4 2 7 - obstétrica, 6 2 6 377
H e rp e s sim p le, 1 4 1 , 6 3 2 - o b sté tric a a n am n esis de, * crónica, 3 7 7
H erpes Z óster, 98 626 Insuficiencia h e p á tic a , 5 4 6
H id ro cefalia, 1 1 1 , 7 8 9 • pasada, 37, 39 Insuficiencia m itra l, 3 0 8 , 3 0 9 ,
H idroceie, 6 1 0 H odgkin, en fe rm e d a d de, 772 319
H íd ro celecísto , 4 6 5 H o m b r o , lu x a c ió n dei, 6 7 5 I n s u f i c i e n c i a r e n a l a g u d a , 595
H ierro sérico, en necrosis c e lu ­ H o rm o n ales, determ in acio n es, * ag u d a p o stren al, 5 95
lar h e p á tic a , 5 3 4 647 - ag u d a renal, 595
H íg a d o a n am n esis, 5 31 - crónica, 596
• au scultación, 4 6 3 Insuficiencia tric u sp id e a , 2 9 2 ,
• exam en físico del, 4 6 0 , i 2 9 3 ,3 1 9
Insuficiencia v e n o sa c ró n ic a ,
461
- exám enes com plem entarios, 399
5 3 3 ,5 3 6 Insuficiencia v e n o sa p eriférica,
icte ric ia , a n a m n e s is del recién
• in sp ecció n , 4 6 0 399
n a c i d o , 546 Insuflación tu b aria, 6 4 6
• p a lp a c ió n , 4 6 0
- exam en de, 94, 95, 532, Insuficiencia m itra l, 3 0 8 , 3 0 9 ,
• percusión, 4 6 3
542, 557 319
H im en, 6 1 7
- e x á m e n e s com plem entarios,
• e xam en dei 6 3 2 in su lin a, 73 3
534 In tértrig o , 6 3 1
- im p erfo rad o , 6 2 0 , 631
- fisio p ato lo g ía, 5 4 4 In to x icacio n es s a tu rn ín ic a s,
H ip e ra ld o ste ro n ism o p rim ario ,
- progresiva, 5 4 6
719 792
Ileo n , e x a m e n físico , 4 4 8
H ip ercalcem ia, 711 I ri s , 1 2 3
- para lítico , 4 4 1 , 5 1 1 , 5 2 9
H ip ercalciu ria, 7 1 2 - irid o cíclitís, 1 2 4
Incontinencia u rin aria, 570,
H lperem esis gravidica, 4 9 4 Irradiación d e los “ s o p lo s ”
5 7 3 ,5 7 5 cardíacos, 315
H iperestesia c u tá n e a d e K atsh ,
- de esfuerzo, 635 - en in su ficien cia m itra l, 3 1 5
471
In farto a g u d o del m io c a rd io ,
H iperhidrosis, 96 - e n la c o m u n i c a c i ó n i n t e r ­
266, 377 au ricu lar, 3 1 6
H ip erm etría, 8 6 5
* c ereb ral, 9 4 3
H ip erm etro p ia, 114 - e n la c o m u n i c a c i ó n i n t e r -
- pulm onar, 184, 189, 191 ventricular, 3 1 7
H ip ero sm ia, 1 3 6
In sp ecció n , gen eralid ad es, 81,
H ip e rso n d rid a d , 8 7 - e n la e s t e n o s i s a ó r t i c a , 3 1 7
83
H ip e rte n sió n arterial, 26 9 , - e n la e s t e n o s i s m i t r a ! , 3 1 6
in sp e c c ió n y p alp ació n de !
2 7 0 ,2 7 1 - e n la e s t e n o s i s p u l m o n a r ,
preco rd io , 281
- pulso, 53 316
• lo ca liz a c ió n dei a p e x , 28 1
H ip erten sió n e n d o c ra n e a l, 9 3 8 - e n ia i n s u f i c i e n c i a a ó r t i c a ,
in su ficien cia a ó rtica , 2 7 2 ,2 7 3 ,
H ip erten sió n p o rta l, 55 0 316
3 0 8 ,3 0 9 , 316, 321
H lperterm ia, 6 4 - e n la p e r s i s t e n c i a d e l c o n ­
- pulso, 52
H ip e rtiro id lsm o , 6 9 9 , 7 0 5 d u c to arterio v en o so , 316
- ten sió n arterial, 6 0
- e x a m e n d e la t i r o i d e s , 1 7 4 Isquem ia c e re b ra l, 9 4 0
• arterial a g u d a , 3 9 2
H ip erto n ía ab d o m in al, 4 2 3 - d e la c e r e b r a l anterior, 942
- crónica, 3 9 5 - de un h em isferio, 9 4 2
H ip erto n ía m uscular, 836
Insuficiencia c a rd ía ca , 3 7 3 - e s t e n o s i á d e la c a r ó t i d a i n ­
H ipertrofia m uscular, 857
- in su ficien cia c a rd ía c a d e ­ tern a , 9 4 2
H ipo, 4 9 6
recha, 24 5 , 378 - in su ficien cia v e rte b ro b a c i-
H ip o acu sia, 1 5 2 , 9 0 0
- in su ficien cia cardíaca iz­ lar, 9 4 2
H ip ó fisis, 6 0 2 , 7 2 5
H ip ogfoso m a y o r , X II p ar, 9 0 8 quierda, 2 4 5 , 378 - interm iten te, 9 4 0
- ed em a a g u d o de p u lm ó n , - s í n d r o m e d e l r o b o d e la
H ip o g lu cem ia sín d ro m e de,
378 subclavia, 9 4 2
735
- clasificación fu n cio n al, 3 8 0
H ip o g o n a d ism o ovárico, 7 4 0
- contractilid ad , 373
- secu n d ario , 6 1 5
- testicu lar, 7 3 8
- fracció n d e e y e cc ió n , 3 7 4 j
* Pick s ín d r o m e de, 3 7 8
H iposm ia, 1 3 6 , 8 86 Jaqueca, 107
- postcarga, 3 7 4
H ip o sp ad ias, 6 0 3 , 6 0 8 J u g o g ástrico , e x a m e n del, 4 9 7
H ipotálam o, 6 02, 725, 726 - precarga, 3 7 4
- sonsaje n asogástrico, 4 9 8
- 978 -
K L i n f o m a s n o H o d g k i n , c lasifi­ M asaje c a r d í a c o , 3 8 9
cación, 77 3 M asaje p r o s t é ti c o , 6 1 3
K ern ícteru s; 546 L in fo m a s , s í n t o m a s d e lo sP7 7 3 M astalg ia, 6 2 1
K lin efeiter^ sfn d ro m e de, 614, L ipasa, 5 5 8 M astoides, 1 63
739 L ip íd ic o , perfil, 3 2 3 M atid ez, 87
K üpp el T re n a u n a y , sín d ro m e , L íq u id o ascítico , 4 4 5 - p u lm onar, 21 5
403 L í q u i d o c e f a l o r r a q u í d e o , 921 - en m edia luna, 4 3 5
K oplik, m anchas d e , 1 4 2 - e jem p lo s p ato ló g ico s, 9 3 0 - en tablero de dam as, 4 3 7
K o ro tk o ff, escaiade, 58 • e x a m e n del, 9 2 7 M eato uretral, 6 1 7
- r e c u e n t o a n a t o m o fisiafógi- M édula esp in a l, 9 4 9
co, 921 - hem isecclón, 94 9
L o rd o sis d e c o lu m n a , 6 6 7 • sección c o m p le ta , 9 4 9
L
L ouis á n g u lo d e , 1 9 4 M egacolori, 4 5 3
L u p u s e rite m a to s o sistém íco , M eg alo cefalia, 11 1
L a b e r i n t o , C e s ió n d e l , 8 6 4 674 M elanosis, 9 4 , 9 5
L abio m a y o r, 6 1 7 M e len as, 5 1 7 , 5 1 8
L abio m e n o r, 6 1 7 M enarquia, 6 1 8
Labios, 1 4 0 M M en in g itis, 7 8 9 , 9 3 0
- labio lep o rin o , 140 M e n is c o s , e x a m e n d e los, 6 8 7
- m acro q u elia, 141 M en ip au sla, 6 5 2
- parálisis fac ia l, 1 4 0 M acroglosia, 1 45 M e n o p á u s i c a , e x a m e n d e la,
- qu eilitis, 14 1 M acro q u eilia, 141 653
L a b o r a t o r i o e n las c a r d i o p - M áculas, 9 7 , 1 29 M enstruación, 61 8
tías (p ru eb as de), 3 2 2 M a m a , d o l o r d e la, 4 0 5 - anamnesis d e , 6 1 8 ,
L aparoscopía, 53 9 , 646 - exam en de, 405 - c a m b i o s I n e s p e r a d o s e n la,
L arin g e, 1 5 4 - in s p e c c i ó n d e la, 4 0 6 6 1 9 .6 2 0 ' V,
- a n am n esis, 1 5 4 , 155 - p a l p a c i ó n d e la, 4 0 6 - c o lo r, 6 1 9 , 6 2 0 • i*
- e x a m e n físico , 1 5 6 M a m o g r a f ía, 4 0 9 - duración, 6 1 9 , 620 '
- exám enes com plem entarios, M an io b ras de: - f e c h a d e la ú l t i m a , 6 1 9 ,
156 * B arré, 8 1 3 620
L arin g o sco p ia d ire c ta , 1 5 4 - Ford, 836 - flu id ez, 6 1 9 , 6 2 0
- indirecta, 154 - G lenard, 4 4 7 - hemorragia ínter menstrual,
L a tid o a ó rtico , 2 8 5 - G ordon, 848 6 1 9 .6 2 0
• ap ex ian o , 281 - G ow ers-B ragard, 880 • m en arq u ia, 61 9
- del v e n trícu lo d e re c h o , 2 8 4 - H aussm an, 4 49 - ritm o , 6 1 8 , 619
• pu lm o n ar, 284 - H arzer, 2 8 4 • sín to m as aco m p añ an tes,
L a tid o s cervicales, 1 7 3 • H onlgm ann, 4 3 3 6 1 9 .6 2 0
- cervicales v e n o so s n o r m a ­ - Je n d ra sslk , 841 • vo lu m en , 6 1 9 , 6 20
les, 1 7 4 - Leven, 4 4 7 M ericism o , 4 9 5
Lengua, 144 - M e. K essack, 4 4 9 M e se n te rio , e x a m e n del, 4 5 9
- c e re b rifo rm e , 146 - M urphy, 431, 465 M e te o rism o , 4 3 5 , 5 12
- escrotal, 146 - O ppenhelm , 849 M é to d o s de:
- geo g ráfica, 1 4 5 - Pron, 4 6 5 - B ru g sc h ,4 6 1
- negra, 145 - S hafer, 84 9 . C hauffard, 4 6 2
L eopold, m aniobras de, 656 - V alsalva, 1 6 3 - D evoto, 4 6 2
L esiones a m p o llo sa s, 8 5 8 M an io b ras p ara a u scu ltar focos - Guyon, 473
L eucem ias, 768 de punta, 292 • Israel, 4 7 4 „
• c l a s i f i c a c i ó n d e l a s , 76 9 ' - A zoulay, 292 - M ath íeu , 4 6 1
- e t i o p a t o g e n i a d e las, 7 7 0 - d ecú b ito de Pachón, 292 M etro rra g ia ^ 6 2 1
- s i n t o m a t o l o g í a d e las, 7 6 9 - R ivero C arb allo , 2 9 2 M ico sis p u l m o n a r , 1 8 9
L e u c e m o id e s reaccio n es, 7 6 8 M ano: M icro cefalia, 1 1 2
L e u c o c ita ria , serie, 7 6 4 - d e sim io , 7 9 2 M icroglosia, 1 4 5
L eu co cito sis, 7 6 4 - en garra, 7 9 2 M idriasis, 8 9 3 , 8 9 4
L e u c o d e rm ia s, 9 4 , 9 5 , 6 3 3 - e x a m e n f í s i c o d e la, 6 7 8 M ielofibrosis, 7 7 5
L eu c o p e n ia , 764 M anos c aíd as, 7 92 M ie lo g ra f ía, 9 3 3
Leucopoyesis, 745 M archa, 7 9 2 , 793 M ielo m a m ú ltip le , 7 7 5
L eucorréaT S ^ 1 - c ereb elo sa, 7 9 4 M in eralo co rtico id es, 7 Í 4
- a n a m n e s i s d e la, 6 2 1 - corea m a y o r y m en o r, 794 M io clo n ías, 8 2 6
• a s p e c to físico , 6 2 2 - det e b rio , 8 6 5 M io p ía, 1 1 4
• causa a p aren te, 6 2 2 - en estrella, 9 0 3 M iosis, 8 9 3
• e v o lu ció n , 6 2 2 - h e m i p l e j í a c a p s u l a r , 796 M o ralizació n , 3 0 4 , 3 1 4
- f e c h a real y a p a r e n t e d e c o ­ - p arálisis d el c iá tic o p o p l í ­ M oco cervical, investigación
m ien zo , 621 teo ex tern o , 796 del, 6 4 3
- fo rm a de com ienzo, 622 - p ara p le jía esp ástica, 7 9 6 M ockenberg enferm edad de,
- p r u r i t o v u l v a r e n la, 6 2 2 - P arkinson, 794 403
L ínea m o ren a, 656 - q u é y c ó m o preguntar, 794, M o e b in s, signo de, 7 0 3
L in fo clto s, 7 4 5 , 7 4 6 705 M o n o clto s, 7 46
L lnfom as, 772 M areo, 1 5 9 M o n o n u c le o sis infeccio sa, 775
- 979 -
M o n c p ie j/a , 9 4 7 • del trig é m in o , 8 9 5 O rqu itis, 6 1 5
M o n te de venus, 6 1 7 - e x a m e n físico , 8 7 9 O rto p n ea, 187, 247
M o n tg o m ery , co rp ú scu lo s de, • interco stales, 8 7 9 O sg o o d -S c h la tte r, e n fe rm e d a d
655 - n e u ritis, 8 7 9 de, 6 8 7
M otilid ad , 7 9 7 , 871 - n e u ro n a m o tr iz p eriférica, O steoartrosis, 6 6 3 , 697
- in v o lu n taria, 8 1 5 855 O titis m ed ia , 1 6 2
• in v o lu n ta ria , siste m a e x tra- - p a rálisis p e rifé ric a c a r a c te ­ O to sco p io , 160
p iram id al, 8 1 5 rís tic a s d e la, 8 5 6 O vario, 6 1 7
• r e f l e j a , 838 • tra s to rn o s tró fico s, 8 5 6 O varios, 7 3 9
- e x a m e n d e lo s're fle jo s, 8 4 0 N eu ro h ip o fisls, 727
• m ie m b ro s in feriores, 8 4 6 N eutrófÜ O S, 7 6 4
N ic ta lo p ía , 115
• m ie m b ro s superiores, 844 P
• r e c u e n to a n a t o m o fisioló­ N istag m u s, 1 2 1 , 8 6 8 , 8 9 2 , 9 0 3
gico, 8 3 9 N odulos, 99
- r e f l e j o s d e la c a b e z a , 8 4 1 N o d u lo s re u m á tic o s d e M ey-
n e t, 2 7 3 P .O .A ., 3 0 7 , 3 1 6
- reflejos dei tr o n c o , 8 4 3
Nom a, 143 Paladar, 147
• reglón a n o p e rin e a í, 8 4 4
N o m e n c la tu ra del E le c tro c a r­ • h en d id o , 148
• v o lu n taria, a n a m n e sis, 8 0 0
diogram a, 341 • o jival, 1 4 8
- v o lu n ta ria , e x a m e n físico ,
N o m e n c la t u r a d e los t r a s to r ­ - perforación, 148
8 0 0 ,8 0 1
M o tiv o d e c o n s u lta , 7 n o s d e la m o t i l i d a d v o l u n t a ­ • velo d e l, 1 5 2
M o t o r o c u l a r c o m ú n , I II p a r , ria, 8 1 5 Palestesia, 8 7 5 , 8 8 2
- del E .C .G ., 34 1 Palidez, 9 3 , 94
888
M o to r o cu lar e x te r n o VI p ar, N o rad ren alin a, 714 palp ació n , 8 2 , 86,
- g en eralid ad es, 82, 8 6 (ver
891
M o v im ien to s, g e n eralid ad es, adem ás de cada e stru c tu ­
797 o ra)
• asociados, 8 1 8 p alpitaciones, 2 5 8
• au to m ático s, 818 P a n a d iz o analgésico, 8 5 8
• coreicos, 8 2 5 O b stetricia, estu d io s rad io ló g i­ pa n c ito p e n ia , 7 5 9
- in v o lu n tario s, 7 9 7 , 8 2 3 cos e n ,660 Páncreas, 55 4
- v o lu n tarlo s, 7 97 - p ro ced im ien to s y e x á m e ­ - anam n esis, 5 5 4
M u g u et, 143 nes e n , 6 6 0 • endocrino, 733
M u ñ e c a , e x a m e n f í s i c o d e la, O clusión intestin al, 4 4 1 , 527, • exam en físico del, 4 6 9 ,
677 557
528
M u rm u llo v esicu lar, 2 2 2 O dinofagia, 4 8 3 - exám enes com plem entarios,
• v a ria c io n e s fisio ló g icas, 557
O f t á l m i c o II p a r , 8 8 7
• insp ección , 4 6 9
222 O ftaim o p ie jía, 891
• v ariacio n es p ato ló g ica s, O í d o , 1 5 7 (ver a p a r a t o a u d i t i ­ - p alp ació n , 4 6 9
- quiste, 562
223 vo)
- tu m o r, 563
M ú scu lo s, e x a m e n d e los, 6 9 0 O jos, 1 1 3
P a n creatitis a g u d a , 5 5 4 , 5 6 0
- agudeza visual, 1 1 4
- crónica, 561
- a n am n esis, 1 13
p ap ila, 1 2 8
N - co n ju n tiv a, 117
- a tro fia p o st-n e u rític a , 8 8 7
• córnea, 122
- e d e m a d e la, 8 8 7 , 9 3 9
- cristalin o , 1 2 7
N ariz, 13 2 - cro m ato p sias, 115 P ápulas, 98
• a n am n esis, 1 3 2 , 1 3 3 • d olor, 113 Paracentesis, 4 4 2
- dolor, 132 • esclerótica, 122 - e n la p a n c r e a t i t i s a g u d a ,
• e x a m e n físico , 1 3 6 • escotom as, 115 558
- o b s t r u c c i ó n d e la, 1 3 2 • - e x a m e n físico, 115 • liq u id o ascítico , 4 4 4
• secreciones, 1 3 4 • ex a m e n fu n cio n al, 129 Paracusia , 1 5 9 , 9 0 0
• senos paran asaies, 1 3 8 - fondo de, 127 - d e lugar, 1 5 9
• s il la d e m o n t a r , 1 3 6 - globo o c u la r en c o n ju n to , - W ills, 1 5 9
N áusea, 491 119 Paragusia , 9 0 5
N ecrosis c elu lar h e p á tic a , 5 3 6 - iris, 1 2 3 P arah em o filia, 785
N e o p la sia s del sis te m a in m u - - m o v im ie n to s o cu lares, 121 Parálisis:
n itario , 772 - párpados, 115 • dei c iá tic o p u p lite o e x t e r ­
• testiculares, 6 1 6 - p u p ila, 1 2 4 no, 793
N ervios sensitivos, lesión d e O lfació n tra s to rn o s d e, 136 - espastica, 7 9 0 , 796
los, 8 5 7 O lfato rio I p ar, 8 8 6 - facial 1 1 2 , 1 1 3 , 1 4 0 , 7 8 8 ,
N e u m o e n c e f a i o g r a f ia, 9 3 4 O ligom enorrea, 6 1 8 898
N e u m o g á stric o X par, 9 0 5 O n d a ascítica, 4 3 6 , 4 3 9 - facial c e n tr a l, 788, 898,
N e u m o n ía 1 8 2 , 1 8 4 , 189, 191 O p istó to n o s, 110 945
N e u m o to ra x , 1 8 4 , 191 O p to tip o , 129 - facial p e rif é r ic a , 1 1 2 , 1 1 3 ,
N eu ralg ia, 8 7 8 , 8 7 9 O reja, 1 6 0 1 4 0 ,7 8 8 ,8 9 8
- c e rv ico b raq u iates, 8 7 9 O rina e x a m e n e le m e n ta l, 5 8 3 - f l á c i d a y la n e u r o n a m o t o ­
- dei c iá tic o , 8 7 9 - exam en m acro scó p ico , 578 ra p e r i f é r i c a , 8 1 4
• n o m en clatu ra, 815 P iexaigia, 8 7 8 - an al, 5 1 7
• p e rif é r ic a c a r a c te r ¡sticas d e P o licitem ia p rim aria o V era, - e n ictericia, 5 3 2
Is, 856 762 - vulvar, 6 2 3
• segm entarlas y la corteza - secu n d aria, 763 P sicalgia, 8 7 8
m o to ra, 813 P o lig lo b u lia, 7 6 2 P so as e x a m e n f ís ic o d e l, 477
P araplejía, 946 Po lim en o rrea, 6 1 8 P ujo, 5 1 6
• e sp ástica, 9 4 6 p o lip n ea, 2 0 6 P ulm onar:
• flácida m e d u la r, 9 4 6 p ó lip o s rectales, 4 5 8 • auscultación, 2 1 9
• fjáclda n e u rític a , 9 4 6 P o s ic ió n e n cu clillas» 2 5 2 • h ípersonoridad, 218
Paratlroldes, 707 Po sth ip ó fisis, 7 3 2 - v arian tes del s e g u n d o r u id o ,
• a n a t o m í a f i s i o l o g í a d e las, P rax ia, 8 6 9 312
707 - apraxia, 8 6 9 , 8 7 0 - sonoridad, 214, 2 1 6
• t t n t o m a t o t o g i a d e tas, 7 0 8 • e x a m e n d e l a , &?C - su b m atid ez, 217
P ared es cran eales, 8 8 6 P recocidad sexual, 6 1 5 - tim p an ism o , 2 1 5 , 21 8
< I par, 88 6 P resbicia, 1 1 4 - tom og rafía, 2 40
• II p a r , 8 8 7 Presión o n có tica y presión - t r i a d a d e la, 2 8 7
• MI p a r , 8 8 8 h idrostática, 25 5 Pulso, 50
- IV p a r, 8 9 0 Presión v en o sa, 3 8 0 • a lte rn a n te y ten sió n arte­
• V par, 89 4 P ro la p s o rectal, 454- rial, 6 0
• VI par, 891 P r ó s ta t a e x a m e n c e la, 4 5 7 , - am p litu d , 50
• VII p a r, 8 9 7 612 - arterieesclero sis, 53
- V IH par, 8 9 9 P ro tein o g ram a electro fo rético , - b ig em inado, 52
• IX p a r, 9 0 4 533 - b rad isfig m ia, 52
• X par, 9 0 5 Pruebas de: - c a r a c t e r í s t i c a ' d e la p a r e d ,
• XI par, 9 0 7 - arro d illam ien to , 867 50
• XII p a r, 9 0 8 - B arany, 903 - céler, 2 7 6
P aresias, 8 0 0 - B rodie T re n d ele m b u rg , - esten o sis a ó rtica , 5 2
• e x a m e n d e las, 8 1 3 400 - e sten o sis m itra !, 53
Parestesias, 8 7 8 - d e d o nariz, 8 6 2 - e x tra sísto le , 52
P ark in so n , e n fe rm e d a d de, • d e d o s índices, 8 6 2 • fibrilación a u ric u la r, 52
788, 790, 794, 824, 836, • e q u ilib rio e stá tic o y d in á ­ • frecu en cia, 50
947 m ico, 9 0 3 - h ip e rte n sió n a rterial, 53
Parosm la, 136, 886 - esfuerzo g raduada, 37 7 - in su ficien cia a ó rtica , 52
Parpadeo, 115 - flex ió n del tro n c o , 8 6 6 • parvus, 3 0 9
P árpados, 115 • i n v e r s i ó n d e la m a n o , 8 6 6 - ritm o , 50
P a t é t i c o IV p a r, 8 9 0 • las m a n o s , e n las p a re s i a s , • taq u isfig m ia, 52
P e ctorlloqu ia, 2 2 8 813 - v ariacio n es m ás fre c u e n te s,
P elo, 9 9 - lín ea h o riz o n ta l, 8 6 5 51
P e q u e ñ o m al, 832 • los tr e s v aso s, 5 8 0 Punción a b d o m in a l, 6 4 7
Percusión, 84 - m arionetas, 8 67 - d e arteria fem o ral, 3 8 3
- cardíaca, 286 - p asividad m u sc u la r, 8 6 7 - d e su b clav ia y y u g u la r, 3 8 5
• dígito-digital, 87 - pesas, 8 6 7 • qe vena fem oral, 3 8 2
- ver ta m b ié n en c ad a e s tr u c ­ • p reh en sió n del vaso, 8 6 5 Punción lu m b ar, 921
tura • ro tato ria, 9 0 3 - c o m o re a liz a r la, 9 2 4
P e rim e tn a de c o n to rn o , 130 • s e n t a r s e e n u n a silla, 8 6 6 P u n ció n p ericárdica, 3 8 6
• por confrontación, 130 - taló n -ro d illa, 8 6 2 Puntos dolorosos, 43 0
Peso c o rp o ra l, 70 • H o cttsn er M a h o rn e r, 4 0 0 - ap en d icu lares, 4 3 2
■ delg ad ez, 75 ■ para investigar tro m b o s is - de cen ten o , 4 3 2
- o b e s i d a d , 71 p rofunda, 4 0 0 - ovárícos, 4 3 3
P estañ as, 115 P ru e b as fu n cio n a le s n efro u ri- - solar, 4 3 0
• triq u lasis, 1 1 7 narias, 5 8 7 • ureteráles, 4 3 2
P etequias, 9 8 , 776 - d e la c o n c e n t r a c i ó n , 5 8 1 - vesical, 4 3 2
Pie, e x a m e n fís ic o d el, 6 8 9 - d e la d e p u r a c i ó n d e la c r e a - - vesiculares, 4 3 1
P i e l, c o l o r d e la, 9 3 tinina, 590 P u ñ o percusión del h íg ad o ,
• elasticid ad , 97 - d e la d i l u c i ó n , 5 7 9 463
• e x a m e n de, 93 - d e ia f e n o i s u l f o n f t a i e i n a , P upila, 1 2 4 , 1 2 5
• h u m ed ad , 96 590 - e n el c o m a , 9 1 3
- lesiones c u tá n e a s de causas - del p a r a a m in o h i p u r a t o s ó ­ - reflejos 1 2 6 , 8 9 3
in te rn as, 97 d ico, 590 Púrpura:
- t e m p e r a t u r a d e la, 9 5 - d e la r e a b s o r c i ó n t u b u l a r - a n afilacto id ea, 7 8 0
Pirgocefalla, 111 m áx im a, 590 • id io p ática, 781
Pirosis, 4 8 3 - de la secreció n tu b u lar • tro m b o cito p én ica, 780
P itu itas, 4 9 4 m áx im a, 590 • tro m b o cito p én ica tro m b ó ­
Plastrón a p en d icu iar, 4 4 9 - m e d ic ió n del flujo p la s m á ­ tica, 780
Plegaría M a h o m e t a n a , 2 4 7 tico renal, 590
P ú s tu la , 9 8 , 99
P le u ra l, e s tu d i o del líq u i d o , - rea c c ió n x a n to p ro te ic a ,
237, 239 590
P leu resía, 1 8 3 , 191 Prurito:
Q R e g io n aiizació n dei a b d o m e n , Sangre o c u lta , 518
1 3 ,4 1 2 ,4 1 3 Secreción, 621
Quiste de páncreas, 562 R e g io n alizació n dei t ó r a x , 13 - e x te r n a de! r iñ ó n , 5 6 9
Q ueilitis, 141 R e g u rg itació n , 4 8 4 - in te rn a del riñ ó n , 5 6 9
R enfna, 569 S e c re c io n es nasales, 1 3 4
R en o g ram a, iso tó p ico , 593 S e c u e n c i a d e la a c t i v i d a d e l é c ­
R esp ira c ió n , 2 0 5 t r i c a d e las a u r í c u l a s , 3 4 8 .
R - boca a boca, 388 - d e los v e n tr íc u lo s , 3 4 8
- b ro n co -v esicu iar, 2 2 3 S e c u e n c i a d e la a u s c u l t a c i ó n
R ad iculalgia, 8 7 8 - b ró n q u tca, 223 cardíaca, 310
R a d io g ra fía sim p le d e ab d o - - e n el c o m a , 9 1 5 - lec tu ra del E .C .G . 3 5 7
m e n , e n vías u rin a ria s, 5 9 0 - c o s t a l , 206 - l e c t u r a d e l as t e l e r a d i o g r a ­
R adio isó to p o s, 3 3 4 - co sto -ab d o m in al, 206 fías, 3 2 8
R ales, 2 2 5 (ver t a m b i é n e s te r ­ • d e B iot, 2 0 6 Segm entos pulm onares, 197
tores) - de C h e y n e -S to k e s, 2 0 6 S em io lo g ía, 2
R aq u iatg ia, 8 7 8 , 8 8 1 • d e K u sm aul, 2 0 5 Sem iotecnla, 2
R aynaud en ferm ed ad de, 402, - profunda, 205 S eno c a ro tíd e o , estim u lació n ,
403 • su p erficial, 2 0 5 265
R ecto y an o .en d o sco p ia, 4 8 5 R e tic u to e n d o te iia l sistem a, S en o s paran asales, 1 3 8
- e x a m e n físico del, 4 5 3 • exám enes com plem entarios,
754
- inspección, 4 5 3 138
R etin a, 129
• p a lp a c ió n , 4 5 5 S en sib ilid ad , 871
R e traccio n es to rácicas, 2 0 4
Redes venosas, 4 2 0 • a l t u r a d e la l e s i ó n , 8 8 2
R ev isió n d e s is te m a s :
R eflejo t u s íg e n o , 1 8 0 - c e n t r o s s e n s i t i v o s d e la c o r ­
- ap arato urogenital, 32
R eflejos, 8 4 0 , 8 4 2 teza, 8 7 3
- au d itiv o , 36
• aco m o d ació n , 893 - d e la p a r e d a b d o m i n a l , 4 2 4
- bazo, 32
• ana!, 8 4 4 - d iso c ia c ió n d e la, 8 8 2
- boca, 30
- arreflex ia oste o te n d in o sa , • dolorosa, 8 7 6 , 8 7 8
- c ircu lato rio , 29
853 • e p icrttica, 8 7 4
- endocrino, 34
• arreflex ia su p erficial, 8 5 4 - m edulares, 883
- esófago, 3 0
- B abinsky, 8 4 8 - periférica, lesión, 8 8 2
- e s tó m a g o , 31
• b icip ital, 8 4 4 - p ro fu n d a co n c ie n te, 8 7 5
• faringe, 3 6
- bulbo cavernoso, 844 • p ro to p ática, 874
- fosas nasales, 3 6
- c e n tr o s d e los, 8 4 9 , 8 5 0 - raíces p o ste rio re s, lesión,
- genital f e m e n in o , 3 3
- conjuntívaf, 841 - h íg a d o y v ías biliares, 3 2 883
• consensúa!, 125, 893 - laringe, 36 - superficial c o n s c ie n te , 8 7 4
- c o n tra la te ra l d e los a d u c t o ­ - táctil, 8 7 6 , 8 8 2
- lo co m o to r, 35
res, 8 4 6 • m am as, 34 - t é c n i c a d e e x a m e n d e la,
- corneal, 841 8 7 5 ,8 7 6
- nervioso, 3 5
- crem asteriano, 84 4 - ojos, 36 • térm ica, 8 7 6 , 8 82
- cú b ito -p ro n a d o r, 845 • p r e g u n t a s g e n e r a l e s , 28 - vías d e sen sib ilid ad p r o ­
• cu b o id eo , 847 - respiratorio, 29 funda, 873
- cu tán eo -p lan tar, 8 4 7 - senos paranalesles, 36 - vías d e sen sib ilid ad s u p e r ­
- cu ián eo -ab d o m in ales, 843 • sigm a r e c t o y a n o , 31 ficial, 8 7 2
- del v elo p a la t in o o fa r ín g e o , - y e y u n o , ileón y c o lo n , 31 » visceral, 8 7 5
843 R in o fim a , 136 S en tid o cro m ático , 129
- estilo rad ial, 8 4 5 R in o sco p ia a n te rio r, 1 3 6 Sheehan, enferm edad de, 728
- flex o r-p lan tar, 8 4 7 R in o sco p ia p o ste rio r, 1 3 7 S hock, c u a d ro c línico de, 271
- fo to m o to r, 892 R iñ o n es * au scu ltac ió n , 475- S ialorrea, 1 4 9 , 4 8 4
- hep a to y u g u la r, 1 73, 276, S ib ilan cias,2 2 6
- • e x a m e n físico , 4 7 2
376 - in sp ecció n , 4 7 2 S ig m a e x a m e n del 4 5 2 , 5 1 6
- hip erreflex ia, 8 5 4 - palp ació n , 4 7 2 - exám enes com plem enta­
- in v e rs ió n d e los, 8 5 4 - percusión, 4 7 5 rios, 5 2 3
- m aseterino, 843 R itm o ca rd ía co no rm al, 297, Signos, 2
- m ed io e ste rn al, 8 4 3 299 Signos de:
- m ediopiantar, 84 7 R itm o y d isritm ia , 3 0 0 - Argyll R o b e r ts o n , 8 9 3
- m e d i o p u b i a n o d e «os a d u c ­ - y frecuencia, 299 - B lum berg, 4 2 3
to res, 8 4 4 R odilla e n g e n u -v a lg u m , 6 8 7 -B ouveret, 451
- ó c u lo c efálico , 9 1 4 - en genu-varum , 68 7 - B r u d z i n d k i , 1 10
- ó c u fo vestib u lar, 9 1 4 -C o u rv o isier, 5 6 2
- e x a m e n f í s i c o d e la, 6 8 5
- oleocraneano, 845 Roncus, 226 -C hiray, 881
- o r b i c u l a r d e los p á r p a d o s , -d esn iv el, 4 3 6
R onquera, 155
841 - e x t e n s i ó n d e la p i e r n a p a r a ­
R ubicundez, 94, 95
- p a lm o m e n to n e a n o , 8 4 5 lizada, 8 5 2
- p u p ilares, 1 2 6 , 8 4 1 , 892, -G o d e t, 453
8 9 3 ,9 1 3
R eflujo g astro eso fág ico , 4 8 4
s - Jober, 435
•K ip p e l o del p u lgar, 8 5 2
486 S a n g r a d o dig estiv o , m elenas, -L an cisi, 172
5 1 7 ,5 2 0 ,5 2 1
- 982 -
- Lasegue, 880 - b ro n q u ial, 241 - tú m o r a l in testin al, 5 3 0
- M usset, 1 1 2 - cavitario, p u lm o n a r, 2 4 2 • vascular p u lm onar, 243
• n e g r o o d e la r u e d a d e n t a d a , . c e r e b r o vasculares^ 9 4 0 • e n fe r m e d a d e s vasculares,
836 - con d en sació n p u lm o n ar, 401
- p i n z a m i e n t o del fla n c o d e r e ­ 241 S inovial liq u id o , 6 9 4
cho, 433 - d e S ornw n-S aquard, 9 4 9 S ín to m as, 2
- Q uinquaud, 824 - d e K U en in g , 5 0 7 - del a p a r a t o u rin a rio , 5 7 0
- R a l m i s t e o d e la a d u c c i ó n d e • d e la c o l a d e c a b a l l o , 9 5 0 • cólico u reterai, 571
la p i e r n a p a r a l i z a d a , 8 5 2 - d e los c o r d o n e s p o s te r io r e s , - do lo r lum bar, 570
- R ev illio d , 8 9 8 950 - d o lo r p erineal e hipogástri-
- R om berg, 863 S ín d ro m e d e M arfán, 2 7 4 c o ,572
- S o u q u e s o d e la e x t e n s i ó n y - d e S toks A dam s, 2 6 1 , 3 6 9 - d ig estivos, 6 2 7
a d d u c c i ó n d e los d e d o s , • d e S jügren, 1 5 0 • n efro u rin a rio s alto s, 5 7 4
852 • del a p a ra to g en ito u rin ario , - urin ario s, 6 2 7
- S t e r l l n g o d e Ja a d d u c c i ó n 595 - u rin ario s e n ca rd lo p a tía s,
del b r a z o p a ra liz a d o , 8 5 2 • in su ficien cia c a rd ía c a , 3 7 3 269
- V e r n e t o d e la c o r t i n a , 9 0 6 - in su ficien cia renal, 5 9 5 - v e sico u reteraies, 5 7 5
S ig n o s de! t é m p a n o , 4 6 3 - n efró tico , 595 S in to m ato lo g ía m enor a c o m ­
Signos del a p a ra to card io v as­ - del c o n o m ed u lar, 9 5 0 p a s a n t e d e las c a r d l o p a t í a s ,
c u l a r e n la c a b e z a , 2 7 3 • disentéricos, 529 267
- la c a b e z a , 2 7 3 - edem a, agudo de pu lm ó n , - aste n ia n eu ro c irc u la to ria ,
- facíes c ia n ó tic a , 2 7 3 375 269
- facies m itral, 2 7 2 • esofágicos, 4 8 5 • disfagla, 2 6 8
- palidez a ó rtica , 2 7 3 • e s tó m a g o irritable, 6 1 4 - d is f o n ía, 2 6 9 1
- M eynet n odulos de, 273 - g en itales m asc u lin o s, 6 1 4 - dispepsias, 2 6 9
- signo d e M u sse t, 2 7 2 - clim ate rio m asculino, - s í n t o m a s u r i n a r i o s , 2 6 ‘9 .
S ignos del ap arato cardio­ 615 - tra sto rn o s m enstruales,
v a s c u l a r e n el c u e l l o , 2 7 5 - d e K lin efelter, 6 1 4 269
- fle b o g ram a n o rm a l, 2 7 7 • hip o g o n ad ism o secu n d a­ S in to m a to lo g ía sexual m a s c u ­
- in g u rg itació n y u g u lar, 2 7 6 rio, 6 1 5 lina, 6 0 4
- ref'.e jo -h é p a to -y u g u la r, 2 7 6 • n eo p lasias, 6 1 6 S in to m a to lo g ía vascular p eri­
Signos del aparato cardio­ • o rq u itis, 6 1 5 férica, 3 91
v a s c u l a r e n el t ó r a x , 2 7 8 - p rec o c id ad sexual, 6 1 5 - arteriografía, 3 9 7
- B r o a d b e n t , 280 - superm acho (XVY) 6 1 4 - exám enes com plem entarlos,
• O ressler, 2 8 4 - te s tíc u lo s fem in izan tes, 395
- H arzer, 2 8 4 614 • exám enes com plem entarios
- latido en m asa, 2 8 4 - tum ores, 615 p a r a las e n f e r m e d a d e s v e ­
- l a t i d o d e (a p u l m o n a r , 2 8 4 - h ép ato -b ílrares, 5 4 8 nosas, 4 0 0
- tó ra x p ato ló g ico s, 2 78 - he rn ia diafragm ática, 3 7 8 - in su ficien cia arterial aguda,
• W enckebach, 280 • h ip e r te n s ió n arterial, 2 6 9 392
S ignos del ap arato sexual - hipertensión endo c ra n e a l, - in su ficien cia arterial c ró n i­
m ascu lin o , 6 0 6 938 ca, 39 5
- chancro duro y chancro - in su ficien cia c a rd ía c a c o n ­ - insu ficien cia circu lato ria
blando, 60 9 gestiv a, 3 7 8 lin fática, 3 9 9
- criptorquidea, 61 0 - in suficiencia cardíaca iz­ - in suficiencia venosa c ró n i­
- ep ispadias, 6 0 8 ca, 399
quierda, 37 8
- hipospadias, 6 0 8 - in su ficien cia c o ro n a ria - in suficiencia venosa p erifé­
Signos del a p a r a t o u rin a rio , aguda 372 rica, 3 9 8
576 • in su ficien cia c o ro n a ria c r ó ­ - p ru eb a de B rodie T re n d e ­
S ilencio - a b d o m i n a l, 4 3 8 nica, 371 lem burg, 4 00
S im b o lo g ía , e s q u e m a s básicos m eníngeo, 939 - p ru eb a d e O ch sn er M ahor-
y ab rev iatu ras, 3 0 4 - n e o p lá s ic o del e s tó m a g o , n er, 4 0 0
S im p atalg la, 8 7 8 503 - p r u e b a p a ra in v estig ar
S ln cinesias, 8 5 1 - o b s tr u c tiv o a g u d o del in ­ tro m b o sis pro fu n d a, 4 0 0
- d e c o o rd i n a c ió n ,.851 testin o , 528 - sig n o s d e H o m a n s , 4 0 1
- de im itació n , 85 3 - o b s tr u c tiv o a g u d o del in ­ - term o g ra fía , 3 9 7
- global, 6 5 3 testin o , 528 S in u sitis, 1 0 8 , 1 3 8
S in d actilla, 6 7 9 - o b s t r u c t i v o c r ó n i c o d el in- S istem a e x tra p ira m id a l, 8 1 5
S índrom es: • testin o , 527 • fu n cio n e s ex trap iram id ales,
* - a rritm ia s activ as, 3 0 1 , 3 6 1 - p a n creático s, 5 60 817
• a rr itm ia s p asivas, 3 0 0 , 3 6 6 - p iló rico , 5 0 3 - trasto rn o s fu n c io n a le s en
- articulares, 6 9 5 - pleural gaseoso, 2 4 4 co n ju n to , 818
- deg en erativ o s - pleural h íd ric o , 243 - tra s to rn o s fu ncio nales por
697 - pu lm o n ar, 241 e stru c tu ra s, 819
- inflam atorios articulares, - respiratorios, 2 4 0 S iste m a n erv io so cen tral
697 - sen sitiv o s, 9 4 7 - a n g io g rafía, 9 3 4
• traum áticos, articu lares, - shock, 271 - eco en cefalo g ram a, 937
695 - tu m o ral p u lm onar, 242 • e le c tro e n c e fa lo g ra m a , 9 3 5
-983
- e x á m e n e s com plem entarlos, - curvas de, 6 8 T o pografía ab d o m in a l, 411
921 - e lim in a c ió n , 61 Toracentesis, 2 36
• l íq u id o c e fa lo rra q u íd e o , - fieb re, 6 4 T ó ra x , 1 9 4 (ap arato resp irato ­
921 - n orm al, 63 rio )
- m ielo g ram a, 9 3 3 - piel, 9 5 - a b o m b a m i e n t o d e l , 204
• n e u m o e n c e f a l o g r a f ía, 9 3 4 - p ro d u c c ió n , 61 - a u s c u l t a c i ó n d e l , .219
• rad io g rafías del c rá n e o y - rectal, 6 7 - e d e m a del, 2 0 2
co lu m n a, 929, 931 Tenesm o, 516 • enfisem atoso, 203
- tom ografía com puterizada, T en sió n a b d o m in a l, 4 2 2 - in sp e c c ió n dei, 2 0 1
937 T en sió n a rterial, 53 • p a lp a c ió n dei, 2 0 7
S o n d a je n asogástrico, 4 9 8 - b ig em in ism o , 60 - paral ític o , 2 0 3
S o n id o c laro (p erc u sió n ), 87 - có m o exam inar, 56 - p e rc u s ió n del, 2 1 3 , 2 1 6
- h ip erso n o rid a d , 87 - e n i a s a r r i t m i a s , 60 - r a d io g r a f ía s ta n d a r del,
- m ate, 87 • escaia d e K o r o tk o ff , 58 230
• su b m ate, 87 - f a c t o r e s q u e d e t e r m i n a n la, - tip o c o n stitu c io n a l y .pato­
• tim p á n ic o , 87 53 lógico, 2 7 8
S o n i d o s , c a r a c t e r í s t i c a s d e los, - fib riiació n a u ric u la r, 60 - t o p o g r a f ía del, 1 9 4
84 - in su ficien cia a ó rtic a , 6 0 - xifo esco lio tico , 2 0 3
S o p lito m iserab le, 3 1 5 - m é to d o a u scu ltato rio , 57 Tos, 1 56 , 179, 2 4 8
S oplo - b ró n q u ic o , 224 - m é to d o d irecto , 59 - a u s c u l t a c i ó n d e la, 2 2 9
- cavernoso, 225 • m é to d o p a lp ato rio , 59 * • cla sific ac ió n d e la, 1 8 0
S o p lo s - a c c id e n ta le s (soplos • m é t o d o visual, 59 - em etizan te, 180
inocentes), 313 - pulso a lte rn a n te , 60 T o xo plasm osis, 3 2 4
• fu n cio n ales, 3 1 3 - q u é ex a m in a r, 55 T ran sam in asas, en h e p a to p a -
- orgánicos, 3 0 6 , 3 1 3 , 316 T en sió n o c ular, 1 1 9 tías, 534
Sordera, 1 5 9 , 9 0 0 T e o r í a v e c t o r i a l e n el E . C . G . , T ransferrina, 754
- nerviosa, 9 0 1 355 T r a sto r n o s m en stru a le s en
• p o r p é r d i d a d e ia c o n d u c * T e r m o g r a f ía, 3 9 7 card io p atías, 269
ció n ,9 0 2 T e stíc u lo s, 7 3 7 T ra u b e, espacio sem ilu n ar de,
- senM, 9 0 2 T est ículos fem in jz a n te s , 6 1 4 217
• sim u lació n , 9 0 2 T etanias, 832 T r i a d a d e la p u l m o n a r , 2 8 7
Sprue - tropical, 754 T étanos, 789 T r ic o m o n a s v a g in ales, 6 2 2
S tein - L ev en th al, s ín d r o m e T e tray o d o tiro n in a, 69 9 , 704 T ricu sp id izació n , 3 1 4
630 T ialism o , 1 4 9 , 4 8 4 T rig ém in o V p ar, 8 94
S tellw ag , sig n o d e 7 0 3 Tic, 8 2 5 - n eu ralg ia d e l, 8 9 5
S u p r a e s p i n o s o , te n d i n i ti s del, T ie m p o de p ro tro m b in a , hepa- - técnica d e e x a m e n , 8 9 6
675 to p atías, 532, 533, 536 T riquiasls, 1 1 7 '
S u p rarren ales, 7 13 T im b r e s d e los s o p lo s , 3 1 5 T rly o d o tiro n in a, 6 9 9 , 7 0 4
S u p rarren o g en ital s ín d ro m e , T im pánico, 87 T ro m b o clto p en ia, 780
720 T í m p a n o , 1 6 0 , (ver a p a r a t o T ro m b o sis cerebral, 9 4 0
a uditivo ) T r o s te r , gan g lio d e , 2 0 8
T in u tu s, 1 5 9 T r o u s s e a u , sig n o d e , 711
T T iro g lo b u lin a, 6 9 9 T u b ercu lo sis p u lm o n a r, 182,
T iro id e s - a n a to m ía y fisiolo­ 1 8 9 ,2 0 0
T abes, 790, 794 gía d e l, 6 9 9 T u m o r in tr a c r a n e a l, cefalalg ia,
TA C de abdom en, 442 - auscultación, 177 108
T a c to rectal, 4 5 5 - - exam en de 174 T u m o re s testicu lares, 6 1 5
T a c to vaginal, 6 3 8 , 6 3 9 - e x a m e n físico del, 6 9 8 T u rn er, s ín d ro m e d e, 6 3 0 , 741
• en o b stetricia, 6 5 8 - In sp ecció n , 1 7 4
Takayasu en ferm ed ad de, 4 0 3 - p a lp a c ió n , 1 7 5
T a lla , 77 - percusión, 177
T aquisflgm ia, 52 - s i n t o m a t o i o g í a d e la g l á n ­ u
T aquipnea, 69 dula, 7 0 0
T axia, 8 5 9 ; ver tam b ié n c o o r­ T o b illo , e x a m e n fís ic o del,
U lcera d e d e c ú b ito , 8 5 7
dinación 688 - perfo ran te, 858
- atax ia, 8 6 4 Tofos, 680
U lceras, 9 9
* p r u e b a s b á s i c a s p a r a ei e s ­ T o m o g r a f ía axial c o m p u t a r i -
- corneales, 123
t u d i o d e (a, 8 6 4 zada, en páncreas, 5 5 9 , 560 <
- perian ales, 4 5 4
T e c n e c i o 9 9 y s a n g ra d o diges-' - de riñ ó n , 593
Uñas, 101
tiv o , 5 2 3 T o n o m uscular, 797, 818, 833
U r e tr a , e x a m e n d e la, 6 3 3
T écn ica de H a u ssm a n , 4 4 9 - d i s t o n ía, 8 3 8
U ro b ilin o g e n o fecal, en l as
Telerradiografías, 325 - h ip erto n ía, 836
anem ias h e m o líticas, 7 5 7
T em b lo r, 8 23, 868 - h ip o to n ía, 838
- u rin ario , 757
T e m p era tu ra , 61 - n o m en clatu ra, 835
U ro cu ltiv o , 5 8 7
- axilar, 6 7 - r e c u e n to a n a t o m o fisioló­
U rografía a sce n d e n te, 593
- basai, curva d e , 6 4 5 gico, 8 3 4
- descendente, 591, 646
- b u r il, 67 - sem io tecn ia, 8 35, 837
U t e r o , e x a m e n d e la e m b a r a ­
■ zf exam inar, 66 T o n o m e tr ía o cu lar, 1 1 9
zada, 655
- 984 -
• exam en del, 456, 636, 641
■ m edición del, 647, 657
V erteb rales, p u n to s dolo ro so s,
672
x
V értig o , 1 59 X antoprote)ca (prueba de fu n ­
- d e m eniere, 9 04 ción renal), 5 9 0
V e sícu la b iliar, d o lo r, 5 3 9 X e r o s t o m ía, 1 4 9
- e x a m e n f í s i c o d e la, 4 6 5 X Y Y , s ín d r o m e genital m a s c u ­
- exám enes com plem entarios, lino, 6 1 4
546
V V esículas, 98
V estibular a c titu d , 7 92
V a g in a , 617
V ía p ira m id a l, 7 9 8
• ausencia de, 631
V ías biliares, 5 3 9
• tabiques de la, 631
V í a s d e la s e n s i b i l i d a d p r o ­
Va gln lsm o , 628
V a lv u lo p a tía s , 307 funda, 873 Y
V í a s d e la s e n s i b i l i d a d s u p e r f i -
• estenosis aó rtica , 277, 308t Yeyuno ileo n , d e sliz am ien to
-3 0 9 ,3 1 8 cial, 8 7 2 pro fu n d o, 448
V ías u r i n a r i a s , 5 6 4 Y e y u n o íleo n , d o lo r, 5 0 6
• estenosis m ltral, 307, 309,
- a n a t o m ía, 5 6 4
316 ,321 Y e y u n o Íle o n , e x a m e n físico
• c o n c e n tr a c ió n , p ru eb a de, dei, 4 4 8
• Insuficiencia aó rtica , 273,
568
3 0 8 ,3 0 9 ,3 1 6 , 321 Yodo rad io a c tiv o , c a p tació n ,
• Insuficiencia m ltral, 3-08, - d ilu ció n , p ru eb a de, 5 68 704
309, 319 - e q u ilib rio ácido-básico, Y u g u l a r i n g u r g i t a c i ó n d e ía,
Vá rices, 399 568 275
Va rices de vulva , 631 • ex creció n , 568
Y u g u l a r e s , e x a m e n d e l as , 1 7 2
Vasos u terin os, 631 - secreció n e x te r n a , 5 6 9
V e c to re s eléctricos originados - secreció n in te rn a, 5 6 9
en el c o ra zó n , 346 • rev isió n fisio ló g ica, 5 6 8
Veglga, examen de la, 457, - v isió n i n t e r i o r d e los r i ñ o ­
477 nes, 5 66
V e llo , exam en del, 631 V ita m in a D, 7 0 7
V e lo del paladar, 152 V o lu m e n g lo b u lar m ed io , 749
Venas cervicales, 171 V óm ica, 191
Venas yugulares, 172 V ó m ito , 4 9 1 , 4 92
V e n trlc u lo g ra f ía, 934 V oz b ito n a i, 155
V e rd e de indo cia nina, 535 V o z , t r a n s m i s i ó n d e la, 2 2 8
LAMINA I

14-2 Rubicundez. Paciente hipertenso. Fig. 14-4 Transiluminación de las uñas en


la cianosis
A LAMINA I I

Fig. 14-6 Manchas melánícas. A: Liquen


Fig. 14-5 Ictericia. A: Esclerótica. B: Piel plano m elánino (Cortesía del Prof.
del abdomen. C: Palmas de las Dr. Holguer Garzón) B: Enferme­
manos amarillas. dad de Addison.
LAMINA I I I

Fig. 14-11 Eritema alérgico.

14,10 Dermografismo rojo Fig. 14-13 Petequias


Cortesía del Prof. Dr. Holguer Garzón.

Fig. 14-14D Pápula: Prurigo.

Fig. 14-14A Pápula: Liquen plano agudo.

Fig. 14-14B Pápula: Verrugas vulgares.

if. 14-14C Pápulas y vesículas: Reacción


alérgica medicamentosa. Fig. 14-14E Nódulo. Lepra nodular.
LAMINA V
LAMINA V I
LAMINA V 11

Fig. 17-15 Pterigion

Fig. 17-16 Exoftalmus unilateral. Seudo tu- Fig. 17-25 Queratitis. Leucoma con v m o u -
m or de la órbita. Cortesía del larización. Cortesía del Piot. Dr.
Prot. Dr. Hugo Merino. Hugo Merino. |
g. 17-25A: EaeUroqueratitis. Cortesía del Fig. 17-29 Arco senil
Prof. Dr. Hugo Merino.

Fig. 17-28 Queratocono.

Jhs. I I - 31A " 3. Cristalino opaco. Catarata con-


“írúta. A) Vista anterior. B) Vis- A
ía lateral. Cortesía del Prof. Dr.
Hugo Merino.
LAMINA I X

Fig. 17-42 Fondo de ojo normal. Cortesía


del Prof. Dr. Ramiro Almeida F.

Fig. 18-4 Rinofima.

Fig. 18-5 E ritem a e n el L upus eritem a toso


Fig. 18-3A Nariz en silla de m ontar. Enfer­
ma leprosa. Cortesía del Prof.
Dr. Holguer Garzón.
LAMINA X

Fig. 19-5
Fig. 19-20A Papiloma. Cortesía del Prof. Dr.
Cáncer espinocelular del labio su­ Germán Jaramillo.
perior. Cortesía del Prof. Dr. Hol-
guer Garzón.
LAMINA X I

Fig. 20-2 A: Amigdalitis mico tica.


B: Amigdalitis esfcreptocóccica.
C: Absceso amigdalino.
LAMINA X 11

F l|. 36-2 Cianosis central Fifi. 35-1 Facies vultuosa


LAMINA X I I I

Fig- 35-7 Cianosis por Estenosis Mitral. Fig. 41-1 Facies Mitiotricuspídea.
LAMINA X I V

Fig. 41*2 Facies Vultuosa (cianótica-sonrosada).

Fig. 41-4 Facies cianótica (congénita).

Fig. 41-3 Facies Aórtica

í^>#TWSS

Fig. 52-1 Chinchorro transmisor de la enfer­


Fig- &2-3 Nidos de leishmanias en el mio­ m edad de Chagas.
cardio.
Cortesía del Prof. Dr. Raúl Endara Crotesía del Prof. Dr. Edgar Ochoa.
LAMINA X V

61-7 Piel g ru e sa , escamosa. Fig- 61-8A-B. Gangrena. Cortesía


del Dr. Fem ando Naranjo
LAMINA X V I I I

Fig. 9B-18A. Condiloma acuminado en vagi­ Fig. 95-9 Vaginitis mic ótica
na.
LAMINA X I X

Fig. 121-1 Leucemia Aguda. Presencia de Fig. 121-2 Leucemia M onocitica Suoaguaa.
blastos. (esquema). Presencia de m onoblastos y mono-
citos. (esquema).

Fig. 135*4 Edema de la papila Fig. 135-5 Atrofia de la papila


Cortesía del Prof. Dr. Ramiro A lm e id a F. Cortesía del Prof. Dr. Ram iro Almeida F .

Fig. 135-6 Atrofia papilar post-neurítica


Cortesía del Prof. Dr. Hugo Merino
LAMINA X X

XX-1: Oclusión de la arteria central de Fig. XX-4: R etinopatía Hipertensiva.


la retina. Cortesía del Proí. Dr. Cortesía del Prof. Dr. Hugo Merino
Ramiro Almeida F.

Fig. XX-2: R etinopatía Hipertensiva. Cor­


tesía del Prof. Dr. Ramiro Almeir-
daF.

Fig. XX-3: R inopatía Diabética. Cortesía del Fig. XX-5. R etinopatía Hipertensiva, Grado II.
Prof. Dr. Ramiro Almeida F. Cortesía del Prof. Dr. Hugo Merino

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