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La Deidad del Mesías

Dentro del Tanaj y


Otras Escrituras Judías
Escritor Daniel Botkin
Traductor Michael Joseph Navarro
Algunas personas rechazan la idea de un mesías divino, o porque no creen en Yeshúa (Jesús),
o porque creen en la inspiración y autoridad del Nuevo Testamento. Dicen que no es
suficiente que el Nuevo Testamento declare la deidad del mesías; si la idea de un mesías
divino sea aceptada, también tiene que declararse, o por lo menos aludido, en las escrituras
judías.
Todos los libros del Nuevo Testamento, con la excepción posible de Lucas y Hechos,
fueron escritos por escritores judíos. No obstante, para aquellos quienes no reconocen la
inspiración y autoridad de las escrituras judías del Nuevo Testamento, veremos otras
escrituras judías cuales declaran la naturaleza divina del mesías.
Aquellos quienes alegan en contra de la deidad de Yeshúa con frecuencia citan a
Números 23:19, “Dios no es hombre.” En las mentes de ellos esta declaración de cuatro
palabras (tres palabras en hebreo) lo resuelve una vez y para siempre. Si Dios no es un
hombre, entonces el hombre Yeshúa no pudo haber sido Dios en la carne.
Ese razonamiento se oye suficientemente sencillo. Empero, no es cosa tan sencilla.
¿Por qué? Primeramente, porque ignora el contexto de esa declaración, y segundo porque en
actualidad ni es una declaración. Es solamente parte de una declaración. La declaración
completa dice, “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se
arrepienta. ¿Acaso dice y no hace? ¿Acaso promete y no cumple?”
Esta declaración de Balaam lo dijo para explicarle a Balac la razón por la cual no
podía maldecir a Israel. Dios, sin semejanza del hombre pecaminoso, siempre guarda Su
palabra. Si quisiéramos parafrasear a Balaam, podríamos decir que Dios no es como el
hombre que es poco confiable, como el hombre frecuenta ser. Le declaración de Balaam no
dice nada que descarte la posibilidad de que Dios tomara la forma de un cuerpo humano
después en la historia.
Un mesías divino se puede inferir de varias profecías mesiánicas en el Tanaj (Viejo
Testamento). Miqueas 5:2 (5:1 en las Biblias judías) habla del gobernante de Israel nacido en
Belén cuyos “orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad
[miymei olam, ‘a los días de la eternidad’].” La pre-existencia del mesías también se habla de
ello en el Talmud, “antes de la creación del mundo.”[1]
En Isaías 9:6 (9:5 en las Biblias Judías) el nombre del mesías se le llama “Admirable
consejero, el Dios fuerte,
el Padre eterno, el Príncipe de Paz.” Un niño a quien se le dan estos nombres obviamente no
es un niño ordinario. A ningún niño ordinario se le llamaría “el Dios fuerte.”
Tárgum Jonatán, una de las parafraseadas en arameo de la Biblia hebrea, traduce la
profecía de Isaías de esta manera: “Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado: y él
recibirá la Ley en sí para guardarla; y su nombre se llama desde la antigüedad,
Maravilloso, Consejero, Eloja [Dios], el Poderoso, Existente a la Eternidad, el Mesías, porque la
paz se multiplicará sobre nosotros durante sus días.”[2]
Antes de Yeshúa, los judíos en esta profecía no tenían problema alguna creer en un
mesías futuro con atributos divinos. Judíos de hoy en día moderno quieren evitar y evadir a
esta obvia referencia a la deidad de Yeshúa. La traducción bíblica en inglés de la Sociedad
Publicadora Judía de 1917 deja a este nombre compuesto del mesías sin traducir, y
sencillamente lo translitera: “Y su nombre es llamado Pele-joez-el-gibbor-Abi-ad-sar-
shalom.”Al menos que el lector inglés conozca al hebreo, no mirará que este niño tiene
atributos divinos y es llamado “el Dios poderoso.”
Jeremías 23:6 da un nombre divino más corto al mesías: “y éste será su nombre
con el cual lo llamarán:
“EL SEÑOR, JUSTICIA NUESTRA [Yahweh tsidkenu].” Curiosamente, el Talmud por igual asigna
este nombre divino al mesías: “¿Cuál es el nombre del Rey Mesías? R. Abba, hijo de Kahana,
dijo, ‘Jehová,’ porque escrito está, Este es el nombre por el cual será llamado, “EL SEÑOR,
JUSTICIA NUESTRA.”[3]
Atributos divinos del mesías también se declaran en los comentarios de los rabinos
en Malaquías 3:1, cual dice, “Yo envío mi mensajero para que prepare el camino delante de
mí. Y vendrá súbitamente a su Templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el ángel del pacto,
a quien deseáis vosotros, ya viene, ha dicho Yahweh de los ejércitos.” Comentando sobre esta
profecía, Kimchi dijo, “’El Señor’ es el Rey Mesías; también es el ángel del pacto.”[4] Aben Ezra
dijo,” ‘El Señor’ es ambo la Divina Majestad y el Ángel del Pacto, porque la frase es
doblada.”[5]
La referencia de los rabinos a este “Ángel” especial levanta lo que quizás es el
argumento más persuasivo y convincente para la deidad del mesías. Por todas las Escrituras
hebreas existen varios pasajes donde aparece “el Ángel de Yahweh” a varios individuos – a
Agar, a Abraham, a Jacob, a Moisés, a Gedeón, a los padres de Sansón. El Ángel de Yahweh es
visible y en forma humana. Camina y habla. Hasta come y bebe. Él habla como Yahweh en la
primera persona (“Yo”), y parece ser indistinguible de Yahweh. Erudito judío Nahúm Sarna
dice, “Debido a varios textos es claro que la demarcación entre Dios y su ángel con frecuencia
es borrosa.”[6]
En la Biblia Yahweh le dice a Moisés, “No podrás ver Mi rostro: porque ningún
hombre puede verme y vivir” (Éxodo 33:20). El Nuevo Testamento lo afirma de la misma
manera: “Nadie jamás ha mirado a Dios” (Juan 1:18). Sin embargo la Biblia claramente
declara que Moisés, Arón, Nadab, Abiú, y los setenta ancianos de Israel “miraron al Dios…
miraron a Dios, y comieron y bebieron” (Éxodo 24:9-11).
¿Cómo reconciliamos lo que parece ser una notable contradicción? Tenemos que
entenderlo de esta manera: ningún hombre puede ver a Dios en Su plena gloria descubierta,
porque Él es el Dios quien habita “en luz inaccesible y a quien ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver.” (I Timoteo 6:16). Mas Dios sí se puede ver en forma cubierta como
humano. Fue visto por hombres cuando tomó forma humana visible y palpable en el Viejo
Testamento como el Ángel de Yahweh, y fue visto por los hombres cuando tomó forma
humana visible y palpable en el Nuevo Testamento como Yeshúa de Nazaret. Es por esta
razón que la gente quienes al Ángel de Yahweh vieron a Dios, y es la razón que Yeshúa pudo
decir, “el que me ha visto a Mí ha visto al Padre” (Juan 14:9). Teólogos llaman a las
apariencias del Ángel del Señor “teofanías” o “Cristofanías” – apariciones pre-encarnas del
mesías. El Dr. James E. Borland define Cristofanías como “esas manifestaciones visibles,
audibles, no buscadas, intermitentes y temporales, de Dios Hijo en forma humana, por cual
Dios comunicaba algo a ciertos seres humanos conscientes en la tierra antes del nacimiento
del Cristo Jesús.”[7] Dr. Borland considera a las Cristofanías ser “parte del anuncio por
adelantado de la venida del mesías.”[8]
Estas Cristofanías no tan solo anunciaban la venida del mesías, también anunciaban
la deidad del mesías al identificar al Ángel de Yahweh ser Yahweh en forma humana. ¿Si
Yahweh intermitentemente y temporalmente se manifestaba a Sí Mismo de forma humana en
el Viejo Testamento, por qué es difícil creer que Él se manifestó a Sí Mismo como humano en
la persona de Yeshúa en el Nuevo Testamento?
Si uno mira lo que dice el Tárgum pre-Cristiano en arameo tocante
la Memra (arameo, la Palabra del Señor), y a lo que dice el escritor judío Filón tocante
el Logos (griego, la Palabra), y a lo que dicen los rabinos tocante el ángel que
llaman Metatrón, es obvio que la idea de un mesías sobrenatural con atributos divinos no era
ajena al judaísmo antes de la era cristiana. Después del establecimiento de la cristiandad, los
comentaristas judíos usualmente se quedan callados o evasivos tocante esas escrituras
cuales hablan de personas mirando a Dios o al Ángel de Yahweh.
La razón por las tácticas evasivas de los rabinos es obvia; estas apariciones de Dios
se ven demasiado como visitaciones pre-encarnaciones de Yeshúa. Por cierto, muchos de los
comentarios pre-cristianos judíos tocante la Memra, el Logos, y Metatrón son notablemente
parecidos a las enseñanzas del Nuevo Testamento del papel de Yeshúa. Tales comentarios son
demasiados en cantidad para hacer una lista total, pero aquí van unos pocos ejemplos:
De acuerdo a los Tárgum arameos, la Memra (Palabra del Señor) creó al hombre; el
hombre fue creado en la imagen de la Memra; Jacob dijo, “la Memra del Señor será mi Dios”;
Abraham fue justificado mediante la Memra del Señor; la Memra del Señor le dio la Ley a
Israel; Moisés le oró a laMemra del Señor.[9]
De acuerdo al escritor judío Filón (nacido alrededor de 20 a.C.), el Logos (la Palabra)
fue el instrumento mediante cual Dios creó todas las cosas; el Logos es la imagen de Dios;
el Logos anuncia e interpreta la voluntad y pensamientos de Dios al hombre; el Logos actúa
como mediador; elLogos es el verdadero Sumo Sacerdote, Melquisedec, quien por su pureza
quita los pecados de los hombres y quien por su intercesión obtiene para el hombre la
misericordia de Dios; el Logos es el medio de revelación divina al alma; el Logos es la maná
verdadera; el Logos trae justicia y paz al alma, mas no entra a ningún alma que esté muerto
en pecado.[10]
En el Talmud, Metatrón se idéntica ser el Ángel quien iba delante los israelitas en el
desierto en Éxodo 33:20, el Ángel cuya voz se tenía que obedecer, el Ángel quien tenía la
autoridad de perdonar transgresiones. Porque el nombre de Yahweh está “adentro de él,” el
Talmud se refiere aMetatrón como ser el Ángel “cuyo nombre es el mismo que del su
Amo.”[11]
A causa de que Metatrón parece ser divino, el talmud hace la pregunta “¿Existen
entonces dos poderes?”[12] Algunos dicen que Cristianos quienes creen en la deidad de
Yeshúa creen en dos Dioses, dos Yahwehs. No más tanto como los judíos creen. Considere lo
siguiente, tomado de las enseñanzas del Rabino Joseph Soloveitchik, quien fue “el líder
indisputable del la ortodoxia iluminada” del siglo 20. Comentando tocante Éxodo 34:6, Rabino
Soloveitchik enseñó:
“’El Señor, el Señor’ [¿por qué dice ‘el Señor’ dos veces?] – Yo soy Aquel quien está
antes de que el hombre peca y se arrepiente… ‘Tus iniquidades te han separado entre tú y tu
Dios’ (Isaías 59:2). El resultado final del pecado es el ahuyentar, como fuera, de la Presencia
Sagrada. ¿Mas quién, entonces, cuidará al pecador después de que la Presencia Sagrada se
quite a Sí Mismo y el pecador se queda sólo? ¿Quién le ayudará alejarse de su pecado y
escapar su contaminación? ¿Quién lo conducirá regresar a su casa a su Padre celestial?
¿Quién le extenderá una mano de auxilio para rescatarlo de la arena movediza en la cual se
ha caído? ‘Extiendes una mano a los pecadores y Tu brazo derecho se extiende para recibir al
penitente.’… ¿Quién es el que extiende una mano al pecador extiende su brazo para recibir a
los penitentes?... ‘El Señor, el Señor’: dos veces el Nombre Inefable es mencionado – el
primero se aleja del pecador, lo abandona, pero el segundo, el Señor quien está allí después
de que el hombre peque, se queda… El segundo Nombre Sagrado está dispuesto escuchar
aun después de que el primero haya cerrado las puertas de la ‘Gloria’ por cual pasa el
hombre para quedar ante su Creador.”[13]
El discurso anterior de una fuente ortodoxa judía suena mucho como un discurso
cristiano del papel de Yeshúa. Yeshúa es el brazo de Yahweh extendido para recibir a los
penitentes. Él es “el segundo Nombre Sagrado” quien nos rescata. Aquellos quienes dicen que
esto es imposible son culpables del mismo error cometido por la generación en el desierto,
esa generación incrédula quienes “impusieron límites al Santo de Israel” (Salmos 78:41). No
limitemos al Santo de Israel con decirle que Él no puede aparecer en cuerpo humano en la
persona de Yeshúa de Nazaret.

[1] Pesiqta Rabbati, Pisqa 36.


[2][2] F. Kenton Beshore, D.D LL.D, El Mesías de los Tárgum, Talmud, y Escritores Rabínicos
(Montrose, CA: International School of Biblical Research, 1971, p.16.
[3] Midrash sobre Lamentaciones 1:16 & Midrash sobre Ezequiel 48:35.
[4] Beshore, 11.
[5] Beshore, 11.
[6] Nahúm Sarna, Génesis, JPS Comentario sobre Torá (Filadelfia: Sociedad Publicadora Judía,
1989), p. 383 (Excursus 10, Angelología).
[7] Doug Ward, “El Ángel del Señor,” Gates of Eden vol.8, no. 3, mayo-junio 2002, p.9.
[8] Doug Ward, “El Ángel del Señor,” Gates of Eden vol.8, no. 3, mayo-junio 2002, p.10.
[9] Michael Brown, Answering Jewish Objections to Jesus, Vol. 2 (Grand Rapids, MI: Baker
Books, 2000) pp. 19-21.
[10] Alfred Edersheim, La Vida y los Tiempos del Mesías Jesús, Libro I (Grand Rapids, MI: Wm.
B. Eerdmans Publ. Co., 1976), p. 49.
[11] Sanh. 38b.
[12] Chag. 15a.
[13] Pinchas H. Peli, Soloveitchik Tocante el Arrepentimiento (NY: Paulist Press, 1984), pp. 84-
87.

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