Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Son diferentes las posibilidades que tienen las personas envueltas en un conflicto para
solucionarlo sin la intervención de un juez ni de un proceso judicial, es decir, son una
opción para resolver conflictos de una manera amistosa, expedita, sencilla, ágil, eficiente,
eficaz y con plenos efectos legales. Tales actuaciones que las partes cumplen, voluntaria
u obligatoriamente, antes de comparecer al órgano jurisdiccional en ejercicio del derecho
de acción. Tienen por objeto evitar el proceso, llenar exigencias legales para poder
demandar o anticipar algunos de sus trámites.
El artículo 64 de la ley 446 de 1998, trae consigo uno de esos mecanismos, cual es el
punto central de este ensayo, y que dicho compendio llama Conciliación. Definido como
“un mecanismo de solución de conflictos a través del cual dos o más personas gestionan
por sí mismo la solución de sus diferencias, con la ayuda de un tercero neutral y
calificado, denominado conciliador”.
En ese sentido un acto conciliatorio laboral bien puede anularse por ausencia de uno o
varios de esos requisitos esto es, por vía de ejemplo, por demostrarse error, fuerza o
dolo en el consentimiento de alguna de las partes, o porque recayó sobre un objeto ilícito
como sería conciliar derechos ciertos existiendo renuncia o cesión parcial de ellos por
parte de su titular. La competencia para el conocimiento de estas acciones de nulidad la
tiene la rama laboral de la jurisdicción ordinaria así el acuerdo haya sido aprobado por
un funcionario administrativo como el inspector del trabajo, pues en ningún caso el
acuerdo de voluntades del empleador y el trabajador aprobado por este funcionario
adquiere carácter de acto administrativo ya que en él no hay expresión de la voluntad de
la administración3.
Extrajudicial.
Cuando no se lleva a cabo dentro del proceso sino por fuera de él. Esta modalidad puede
celebrarse antes de la presentación de la demanda o durante el proceso pero por fuera
de él.
Cuando este acuerdo se celebre ante las autoridades que conforme a la ley precitada
tienen funciones conciliatorias recibe el nombre de conciliación en derecho y, en equidad,
cuando se agote ante conciliadores que obran en conciencia.
La conciliación extrajudicial en derecho puede agotarse ante los inspectores del trabajo,
los delegados regionales o seccionales de la defensoría del pueblo y los agentes del
Ministerio Público en materia laboral. A falta de los anteriores en un determinado
municipio se podrá adelantar esta conciliación ante los personeros y los jueces civiles y
promiscuos municipales. Lo anterior conforme al artículo 28 de la ley 640 de 2001 que
regló en forma específica esta forma de conciliación en materia laboral. Si bien en esa
norma se les asignaba competencia también a los notarios y a los conciliadores de los
centros de conciliación, éstos la perdieron en virtud de lo decidido por la Corte
Constitucional en sentencia C-893 de 2001 bajo el argumento de que los particulares no
pueden administrar justicia en forma permanente. Algunos doctrinantes sostienen con
razonabilidad que los jueces laborales no han perdido esta facultad ya que las normas
que regulan la materia en el CPTSS siguen vigentes.
Citación: Recibida la solicitud por el conciliador éste debe librar la boleta de citación a la
contraparte, proceso que se omite naturalmente si la petición ha sido elevada en forma
conjunta. La referida boleta u oficio deberá indicar claramente la fecha y hora en que se
celebrará la audiencia, el objeto de la misma a fin de facilitar que el citado comparezca
con el conocimiento debido y logre fundamentar debidamente su posición, y cualquier
otro tópico necesario para la agilidad de la actuación como es el caso de las pruebas
sobre la representación legal cuando una de las partes sea persona jurídica ya que a la
conciliación extraprocesal le son aplicables las reglas generales de capacidad,
legitimación procesal y representación.
a) Con la firma de un acta que contenga el acuerdo a que llegaron las partes
especificando con claridad las obligaciones a cargo de cada una de ellas.
b) Con la suscripción de un acta en la cual las partes que hayan asistido y e
conciliador dejen constancia de la imposibilidad de llegar a un acuerdo.
Desde luego que tal solución, si bien protege los derechos ciertos del trabajador,
irrenunciables por mandato constitucional y legal, atenta contra otros valores como el de
la seguridad jurídica. Tal enfrentamiento de principios de tipo constitucional puede
conciliarse mediante fórmulas que reduzcan al mínimo ese estado de inseguridad tal
como sucede en la legislación española en donde el término de prescripción ordinario de
los derechos laborales (1 año), para este efecto particular de nulitar la conciliación se
reduce a 30 días (art. 67.2 ley procesal expuesta) contados a partir de la fecha de la
celebración de la misma, plazo que de vencerse convalida automáticamente y por
ministerio de la ley los posibles vicios.
De otro lado adentrándonos en la Conciliación Judicial, esta puede asumir dos formas:
obligatoria y voluntaria.
La primera se da en el caso del artículo 11 de la Ley 1149 de 2007 que modificó el 77 del
CPT y de la SS y tiene ocurrencia una vez contestada la demanda.
Sin lugar a discusión esta figura constituye uno de los mayores adelantos que trajo la ley
712 de 2001. Esta estableció en su artículo 39 la “audiencia obligatoria de conciliación,
de decisión de excepciones previas, de saneamiento y fijación del litigio".
Para concluir, dependiendo del momento y del escenario, la conciliación puede servir
para poner fin a un proceso, o para evitar que se inicie. En palabras de la H. Corte
Constitucional.
3) Es una forma de resolver los conflictos con la intervención de un tercero que al obrar como
incitador permite que ambas partes ganen mediante la solución del mismo, evitado los costos
de un proceso judicial.
5) Existe también la habilitación que procede cuando las partes deciden solicitar el
nombramiento de un conciliador, de la lista ofrecida por un determinado centro de conciliación.
En principio, esta habilitación supone la aquiescencia de las partes respecto del conciliador
nominado por el centro, pero también implica la voluntad que conservan las mismas para
recusar al conciliador, si consideran que no les ofrece la garantía de imparcialidad o
independencia para intervenir en la audiencia.
6) En este sentido, puede decirse que las figuras del impedimento y la recusación son
esenciales a la conciliación, y son parte de su carácter eminentemente voluntario. Además,
en esta materia se siguen las normas del Código de Procedimiento Civil.
7) Es un acto jurisdiccional, porque la decisión final, que el conciliador avala mediante un acta
de conciliación, tiene la fuerza vinculante de una sentencia judicial (rei iudicata) y presta
mérito ejecutivo (art. 66, Ley 446 de 1998).
A la conciliación le caben los mismos argumentos expuestos por la Corte en relación con el
arbitramento, en lo que tiene que ver con las materias susceptibles de transacción. Así debe
decirse que están excluidos de ser conciliables asuntos relativos al estado civil o a los
derechos de incapaces, o derechos sobre los cuales la ley prohíba a su titular disponer. 1 Del
mismo modo, puede decirse que a conciliación no pueden ser sometidos asuntos que
involucren el orden público, la soberanía nacional o el orden constitucional 2, o materias
relacionadas con la legalidad de los actos administrativos. 3
Realizado por:
Juliana Andrea Hernández Barrera
1
“ Cfr. Sentencia C-294/95”.
2
“Cfr. Sentencia C-330 de 2000. M. P. Carlos Gaviria Díaz”.
3
“Sentencia C-1436 de 2000. El citado fallo señala: ‘Esta doctrina del Consejo de Estado aún hoy, después de la
expedición de la Constitución de 1991, y la inclusión en ella, del artículo 116, está plenamente vigente, pues no existe
presupuesto constitucional alguno que permita afirmar que la decisión sobre la legalidad de los actos administrativos,
y, específicamente, de aquellos que dicta la administración en uso de sus facultades excepcionales, esté librada al
arbitrio de los particulares’.”
4
“Autores clásicos del derecho rechazaron la intervención del Estado con el fin de hacer obligatoria la conciliación
de los intereses privados, al entender que nadie debe ser más amante de la paz, del orden y de su patrimonio que su
dueño mismo. Apoyado en este concepto BENTHAM reprobaba al Estado el entrometimiento en buscar la avenencia
entre los particulares, porque en su parecer la conciliación envuelve para uno de los que transigen, una renuncia de
parte de su derecho a favor de otro, y como el Estado no debe procurar transacciones en materia de justicia, sino que
esta se cumpla en toda su extensión y sin sacrificio alguno, no puede prohijar un acto por el cual, si resulta
conciliación, necesariamente ha de haber sacrificio de justicia por parte de uno de los litigantes.”