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Problemas de La Ensenanza de La Lengua y PDF
Problemas de La Ensenanza de La Lengua y PDF
enseñanza de la
lengua y la literatura
Maite Alvarado
( coordinadora)
Marina Cortés, María del Pilar
Gaspar; Laiza Otañi, Jacobo Setton,
Adriana Silvestri
Universidad
Nacional
de Quilmes
Editorial
PROBLEMAS DE LA ENSEÑANZA DE LA LENGUA Y LA LITERATURA 23
Nuevos desafíos
6 Véase en Clarín, de junio de 1993: el reportaje “En Letras, la mitad de los alum
nos no sabe escribir” y las opiniones de Aníbal Ford, “¿Ya nadie sabe escribir?”, y de
Beatriz Sarlo, “La solución no es pedagógica”.
Esta página no corresponde, omitir su lectura.
Me parece que cuando el sistema escolar juega el rol que juega en nuestras socie
dades, es decir cuando es la vía principal o exclusiva de acceso a la lectura y la
lectura se hace accesible a casi todo el mundo, se produce un efecto inesperado.
Lo que me asombra en los testimonios de autodidactas que hemos entrevistado
es que dan testimonio de una suerte de necesidad de leer que en cierta medida
la escuela destruye para crear otra. Hay un efecto de erradicación de la necesi
dad de leer como necesidad de informarse, la que toma al libro como deposita
rio de secretos, de secretos mágicos, climáticos (como el almanaque para prever
el tiempo), biológicos, educativos, etc., que tiene al libro como guía de vida, co
mo un texto al que se demanda el arte de vivir, cuyo modelo sería el libro por
excelencia, la Biblia. Creo que el sistema escolar tiene ese efecto paradojal de de
senraizar esta expectativa de profecía, en el sentido weberiano de respuesta siste
mática a todos los problemas de la existencia. El sistema escolar desalienta esta
expectativa y al mismo tiempo destruye una cierta forma de leer. Pienso que uno
de los efectos del contacto medio con la literatura alta es el dedestruir la expe
riencia popular y dejar a la gente formidablementedesprotegida, es decir, entre
dos culturas, entre una cultura original abolida y una cultura alta que se ha fre
cuentado lo suficiente para no poder hablar más de la lluvia ni del buen tiempo,
para saber lo que no hay que decir, pero sin tener nada más que decir (Pierre
Bourdieu y Roger Chartier, 1985: 227-228).
Pero, a diferencia del modelo retórico, que dividía el proceso en etapas (pri
mero la invención, luego la disposición y finalmente la elocución), los enfo
ques cognitivos de la composición insisten en que no se trata de un proceso
lineal, en el que primero se piensa lo que se va a decir, luego se lo ordena y
por fin se corrige. Por el contrario, se trata de un proceso recursivo, lo que
significa que tanto la planificación como la revisión se realizan tantas veces
cuantas sea necesario e interrumpen la redacción en cualquier momento.
Esta caracterización del proceso de escribir tiene algunas implicancias
importantes para la didáctica específica. Por una parte, se pone en duda el
valor de la planificación previa como proceso obligatorio. Los mismos in
vestigadores afirman que existen estilos personales en cuanto a la manera
de encarar la escritura y que así como algunos escritores planifican minu
ciosamente el texto que van a producir, en algunos casos partiendo de
apuntes y esquemas e incluso generando numerosos borradores, otros es
critores, por el contrario, jamás planifican con antelación y más bien se de
jan llevar por la propia escritura, que los orienta a medida que avanzan. Del
mismo modo, existen escritores que eligen cuidadosamente cada palabra
que estampan en el papel o la pantalla y no avanzan hasta no estar absolu
tamente conformes con la frase escrita, y existen escritores que escriben de
un tirón y dejan para un momento posterior de revisión el cuidado del es
tilo. Estas modalidades personales pueden revestir características más o me
nos obsesivas según los casos. Es conocida la compulsión de Flaubert a
corregir sus frases incansablemente, labor que le insumía noches enteras
(“Mi trabajo anda lentamente; a veces sufro verdaderas torturas para escri
bir la frase más simple”). También es famoso el caso de Edgar Alian Poe,
quien ha dejado escritos en los que se revela la importancia que tenía para
él la planificación: “Resulta clarísimo que todo plan o argumento merece
dor de ese nombre debe ser desarrollado hasta su desenlace antes de co
menzar a escribir en detalle”. Como contrapartida, movimientos literarios
como el surrealismo hicieron de la espontaneidad y la falta de planificación
y revisión una estética: “Escriban rápido, sin tema preconcebido, escriban
lo suficientemente rápido para no tener que frenarse y no tener la tenta
ción de leer lo escrito. La primera frase se les ocurrirá por sí misma, ya que
cada segundo que pasa hay una frase que desea salir” (Bretón, 1924).
No hay que olvidar, además, que las circunstancias externas.en las que
el texto se produce y las. características del género en el que se encuadra in
ciden en la mayor o menor presencia de la planificación. No es lo mismo
26 MAITE ALVARADO (COORDINADORA)
Recursos mentales:
lector
Pedro leyó atentam ente el menú y eligió un plato de pescado. Pronto tuvo
fren te a él una abundante porción de atún. Lo probó y llam ó nuevam ente a l
mozo para que le alcanzara la sal.
Además del nivel de superficie y el de la base del texto, existe otro ni
vel que implica mayor profundidad en la comprensión: el modelo de situa
ción. Este modelo incluye la información proporcionada por la base del
texto y la integra con conocimiento previo que el lector posee sobre el te
ma u otros relacionados con él. A diferencia de los niveles anteriores, sólo
puede construirse con un conocimiento previo muy abundante, que exce
de las necesidades de la base.
Como resultado de esta operación, tanto la información del texto co
mo el conocimiento previo se ven modificados: el texto se enriquece con el
aporte de nueva información y también el conocimiento previo se reestruc
tura al incorporar la información del texto. Obsérvese el siguiente ejemplo,
extraído de un texto de divulgación científica.
En 1909 el químico americano Le¡o Baekeland descubrió que el fen o l y el
form aldehido, combinados bajo presión y temperatura, producían un m aterial
versátil que fu e denominado bakelita en honor a su inventor.
Referencias bibliográficas
Introducción
En sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en (a) per
tenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lecho-
nes, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta
clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados
con un pincel finísimo de pelo de camello,(1) etcétera, (m) que acaban de
romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas.
J. L. BORGES, El idioma analítico de John Wilkins
Los propósitos
Este capítulo tiene como finalidad abordar desde un punto de vista didác
tico el problema de seleccionar, dentro de la diversidad de propuestas exis
tentes para clasificar textos, aquellos criterios que puedan resultar más
útiles para la enseñanza de la escritura y la lectura.
Para ello, presentaremos distintos modelos de clasificación que han ido
surgiendo dentro de los estudios lingüísticos como un intento de ordenar
la variedad de los textos de acuerdo con ciertos criterios. Estas formas en
que la lingüística propone sistematizar la variedad de textos se denominan
tipologías textuales.
Si bien vamos a hacer una presentación de las tipologías que hemos se
leccionado, excede el propósito de este capítulo hacer una descripción ex
haustiva de cada una. Para profundizar en determinados aspectos teóricos