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1. INTRODUCCIÓN
En estas páginas dedicadas a las técnicas histológicas vamos a describir los procedimientos
experimentales necesarios para obtener secciones teñidas y listas para observar al microscopio partiendo
de tejidos vivos extraídos de un animal o de una planta. Por tanto, dedicaremos espacios a la obtención,
fijación, inclusión, corte y tinción de los tejidos. Todos estos apartados seguirán el mismo esquema que
los capítulos dedicados a los tejidos o a la célula, partir de un esquema básico y ampliar la información
sucesivamente en páginas adicionales. No dedicaremos demasiado espacio a los instrumentos, desde el
punto de vista operativo, pero sí a la conveniencia de su uso y a sus capacidades. Además, se incluye un
apartado de protocolos y recetas donde se incorporan los tiempos, productos y manera de proceder para
llevar a cabo las tinciones más comunes y cómo preparar sus reactivos.También se han añadido
algunos vídeos explicativos.
La mayoría de las técnicas histológicas van encaminadas a preparar el tejido para su observación con
el microscopio, bien sea éste óptico o electrónico. Ello es debido a que la composición de los tejidos,
salvo contadas ocasiones, no tienen contraste ni colores que permitan diferenciar sus estructuras de una
manera clara mediante la observación directa con los microscopios. Por ello hay procesar las muestras,
primero para que no se se deterioren y después para resaltar sus estructuras y poder estudiarlas en detalle.
Existen procedimientos rápidos y simples para la observación de tejidos y células vivas que reciben
el nombre de vitales. Las intravitales permiten la observación dentro del cuerpo. Por ejemplo, la
observación del flujo sanguíneo en capilares del sistema circulatorio. Otra forma de observar células o
tejidos vivos es mediante las técnicas histológicas supravitales, en los que las células y los tejidos se
mantienen o se hacen crecer fuera del organismo, como es el caso de los cultivos de células y de tejidos.
Las técnicas histológicas postvitales son aquellas en las que las células mueren durante el proceso,
pero las características morfológicas y moleculares que poseían en estado vivo se conservan lo mejor
posible, lo que depende del tipo de técnica. Estas páginas estarán dedicadas a este tipo de técnicas, puesto
que son las más comúnmente usadas en los laboratorios de histología.
P RO CESO H ISTO LÓ G ICO
Denominamos proceso histológico a una serie de métodos y técnicas utilizados para poder
estudiar las características morfológicas y moleculares de los tejidos. Hay diversos caminos para
estudiar los tejidos, es decir, series de técnicas que se utilizarán dependiendo de qué
característica deseemos observar. En el siguiente esquema se muestran los métodos y técnicas
comúnmente empleados durante el procesamiento de los tejidos para su observación con los
microscopios óptico o electrónico. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existen muchas
variantes a estos "caminos" y su elección dependerá del resultado final que queramos obtener.
Los tejidos procesados se observan con los microscopios. Existen dos tipos básicos de
microscopios: óptico y electrónico. Los primeros ofrecen una gran versatilidad en cuanto a
modos de observar los tejidos: campo claro, fluorescencia, contraste de fase, polarización o
contraste de interferencia diferencial, mientras que los segundos permiten un gran poder de
resolución, pudiéndose observar características ultraestructurales.
Como dijimos al comienzo existen múltiples variaciones sobre este esquema general de
procesamiento histológico. Por ejemplo, se pueden observar tejidos con el microscopio
electrónico de barrido sin necesidad de incluir ni cortar, pero sólo observaremos superficies. En
las siguientes páginas veremos con cierto detalle algunas de las técnicas más empleadas para la
observación de los tejidos.
2. F IJACIÓ N
Todos los tejidos, bien cuando se extraen de un organismo o bien cuando el organismo en
el que están muere, sufren dos tipos de procesos degradativos: autolisis por acción de enzimas
intracelulares, es decir, autodigestión, y putrefacción por acción bacteriana. Además, el
procesamiento histológico posterior del tejido para poner de manifiesto y observar determinadas
estructuras supone una metodología que puede degradar las estructuras tisulares. Fijar un tejido
es preservar sus características morfológicas y moleculares lo más parecidas posibles a las que
poseía en su estado vivo. Es como hacer una fotografía del tejido vivo y poder observarla, tras
algún tratamiento, con el microscopio. Así, los fijadores deben evitar la autolisis, proteger frente
a ataques bacterianos, insolubilizar elementos solubles que se quieren estudiar, evitar
distorsiones y retracciones tisulares, penetrar y preparar el tejido para poder llevar a cabo
tinciones específicas posteriores, si es necesario, etcétera.
No existe un fijador universal, ni un método de fijación único. Incluso podemos usar varios
fijadores secuencialmente según nuestras necesidades. La elección depende de las características
fijadoras que necesitemos. Por ejemplo, si queremos estudiar actividades enzimáticas debemos
usar un fijador que no nos altere el centro activo de las enzimas en las que estamos interesados,
y quizá para ello tengamos que sacrificar en cierta medida la morfología tisular. La mayoría de
los fijadores no preservan los lípidos, los cuales permanecerán en el tejido mientras no usemos
disolventes. Así, si queremos estudiar la ultraestructura celular debemos usar fijadores que fijen
los lípidos y que por tanto protejan a las membranas celulares durante el procesamiento de
inclusión en resinas, que conlleva el uso de solventes orgánicos. Asimismo, la mayoría de los
fijadores no fijan los carbohidratos pero éstos permanecen en el tejido porque están unidos a las
proteínas. Por otra parte, si queremos teñir un determinado componente celular difícilmente
teñible quizá debamos usar un fijador que lo modifique para que sea reconocido más fácilmente
por los colorantes.
En cualquier caso hay características de los fijadores que tenemos que tener en cuenta antes
de su uso:
Endurecimiento. Los fijadores generalmente endurecen los tejidos, lo cual depende del
tipo de fijador y del tiempo que el tejido haya estado expuesto a él.
Efecto mordiente. Algunas estructuras tisulares son difíciles de teñir puesto que tienen
poca apetencia por los colorantes. Esta apetencia puede ser incrementada con un tratamiento
previo. Algunos fijadores, además de fijar, modifican químicamente a ciertas estructuras
celulares para que posteriormente puedan unirse a ellas los colorantes. Este este tipo de
modificación química se le denomina efecto mordiente.
M ÉTO DO S de FIJACIÓ N
Existen diferentes formas de fijar los tejidos dependiendo del tipo de fijador, de la
estructura a fijar y de lo queramos observar. Los métodos de fijación se pueden clasificar en dos
tipos: físicos y químicos.
Físicos
Los fijadores físicos se basan bien en una congelación muy rápida del tejido o bien en la
aplicación de calor elevado. Se utilizan cuando los fijadores químicos alteran la estructuras que
queremos observar, cuando necesitamos una fijación muy rápida, o cuando el tipo de tejido y la
técnica que usaremos lo requieran.
La fijación por calor no es frecuente en histología, puesto que produce deterioros de los
tejidos. Su efecto es la coagulación de proteínas y disolución de lípidos. Sin embargo, se emplea
para la observación de microorganismos, ya que preserva la forma de éstos y sirve para su
identificación. Hoy en día, sin embargo, se suele emplear el calor como un complemento a la
fijación química. Así, las muestras inmersas en un fijador se introducen en un microondas y se
llevan hasta temperaturas de unos 55 ºC. Esta temperatura no produce artefactos y tiene dos
ventajas: incrementa la velocidad de fijación y reduce el tiempo fijación desde varias horas o
días a decenas de minutos. El uso del microondas permite que el calor sea homogéneo en toda la
muestra de forma inmediata (si se hiciera en un baño caliente habría un gradiente de calor en la
muestra desde la parte externa a la más interna.). Se cree que el incremento de la velocidad de
fijación se debe sólo al calor generado y no al efecto directo de las microondas. Las microondas
se pueden usar también para otros pasos del proceso histológico como la tinción.
Químicos
Los métodos químicos utilizan soluciones acuosas compuestas por moléculas fijadoras que
establecen puentes entre las moléculas del tejido, manteniéndolas en sus lugares originales e
impidiendo su degradación. Hay que considerar que los fijadores químicos afectan al tejidos
tanto física como químicamente. Los efectos físicos suelen ser retracciones o distensiones, y la
mayoría endurecen el tejido. Hay dos métodos básicos de fijación con fijadores
líquidos: inmersión y perfusión. En cualquier caso el fijador debe llegar a todas las partes el
tejido lo más rápidamente posible.
1) Las piezas de tejido no deberían superar los 0.5 cm de espesor para que el fijador
alcance el interior de la pieza antes de que ésta comience a deteriorarse. La velocidad
de penetración del fijador depende de cada fijador y de las características del tejido.
Esta velocidad nos condicionará el tamaño de la muestra. Para fijadores lentos se
recomiendan piezas de 0.2 cm de tamaño. Esto también se ve afectado por el tipo de
tejido. Por ejemplo, si es poroso o con grandes espacios la difusión del fijador será
más rápida.
Perfusión. Por este procedimiento la solución fijadora se introduce a través del sistema
circulatorio por el cual accede a todas las células del tejido gracias a la red de capilares.
Mediante este método se puede fijar un animal completo introduciendo la solución fijadora a
través del ventrículo izquierdo del corazón. El fijador llegará a todas las células irrigadas por la
sangre bombeada por dicho ventrículo (circuito corporal). Si se quieren fijar los pulmones habría
que introducir el fijador por el ventrículo derecho. También podemos fijar un único órgano en el
caso de que podamos introducir la solución fijadora en la arteria principal que irriga dicho
órgano. La perfusión no siempre es posible en algunos casos como en muchas biopsias o en los
tejidos vegetales.
El método de fijación por perfusión es mucho más efectivo que el de inmersión ya que la
solución fijadora llega rápidamente a escasa distancia de todas las células de la estructura
perfundida. Por tanto, la velocidad de penetración del fijador no es una condición limitante.
Este método de fijación por perfusión requiere conocer la presión a la que se va a introducir
la solución fijadora en el animal o estructura, la cual debe ser similar a la que posee la presión
sanguínea normal en estado vivo. La presión que ejercerá la solución fijadora se puede regular
mediante bombas peristálticas (ver figura) o por gravedad, es decir, variando la altura a la cual
se coloca la solución fijadora respecto a la del animal. Esto es importante porque una presión
muy baja podría impedir que la solución fijadora alcanzara todas las partes de la estructura y un
presión muy alta podría provocar roturas de los vasos sanguíneos y de la propia estructura
tisular.
fijas.
T aquí están muchos fijadores descritos en los libros de métodos histológicos. En esta página, se menci
fijadores más comunes utilizados en los laboratorios de histología. Estos han demostrado ser los más adecua
mejor conservación de las características del tejido. Los fijadores químicos son los más utilizados, ya sea com
componente o como soluciones que contienen varios fijadores.
Los aditivos también se clasifican como aditivos y no aditivos. Los fijadores aditivos secombinan con
del tejido para que el fijador, o algunos de sus componentes, se convierta en parte del tejido y se procese en l
pasos del protocolo histológico. Son principalmente fijadores de reticulación y algunos fijadores de
coagulante. Los fijadores no aditivos , una vez que se realiza la fijación, se eliminan del tejido en los pasos p
procesamiento del tejido. El alcohol y el ácido acético son ejemplos de fijadores no aditivos.
¡W arning! La mayoría de las soluciones fijadoras son tóxicas por inhalación o contacto con la piel, al
son cancerígenas. Es importante seguir las pautas de seguridad para manipular estas sustancias.
Fijadores
Etanol: CH 3 -CH 2 -OH
Un ácido cético . El efecto del ácido acético en los tejidos no es una fijación directa, sino un cambio d
coloidal de las proteínas. El ácido acético se utiliza en una concentración de 1 a 5%. Es un muy buen fijador
nucleicos y las nucleoproteínas . Como inconvenientes, el ácido acético destruye las mitocondrias y no fija b
membranas y el citoplasma. Comúnmente se combina con otros fijadores como Bouin (formaldehído + ácido
pícrico) y FAA (formaldehído + ácido acético + etanol). En algunas soluciones fijadoras se usa para contrarr
artefactos que pueden causar etanol o ácido pícrico.
Z inc cloruro y sulfato de zinc . Como fijador, las sales de zinc se utilizaron hace mucho tiempo, y más
convirtieron en un componente de varias soluciones fijadoras. Actualmente, se combinan con paraformaldeh
paraformaldehído con la fijación y preservan los antígenos tisulares para técnicas inmunohistoquímicas al m
efecto de enmascaramiento de antígenos del paraformaldehído. Las sales de mercurio, que se usaron en las p
soluciones fijadoras, han sido reemplazadas por sales de zinc. Los fijadores que contienen sales de zinc no se
tampón fosfato, ya que es común para otras sustancias fijadoras. Además, después de la fijación, el zinc debe
la muestra con lavados a fondo en agua destilada.
P ácido icric . La fijación por ácido pícrico está mediada por la coagulación de proteínas producidas po
picrato. Normalmente, el 2% al 15% de una solución saturada de ácido pícrico se combina con otros fijadore
tiempo de fijación se establece correctamente, el ácido pícrico es un buen fijador para preservar la estructura
como el glucógeno y los lípidos. Tiene un efecto mordiente , que es necesario para algunos tintes de varios m
tinción post-incrustación. Es una buena práctica lavar bien las muestras para eliminar el ácido pícrico antes d
de parafina, ya que el ácido pícrico dificulta la infiltración de la parafina. Bouin es un fijador ampliamente u
contiene ácido pícrico.
3. INCLUSIÓ N
Una vez fijado el tejido tenemos que procesarlo para su observación con el microscopio.
Ello implica hacer secciones para teñirlas primero y posteriormente observarlas. Como regla
general se procede al endurecimiento de la muestra para poder obtener dichas secciones. La
regla general es que cuanto más delgada queramos una sección más consistente debe ser la
muestra de la que se obtiene. Los tejidos se endurecen a consecuencia de la fijación, pero esta
dureza no es muy alta e impide la obtención de cortes generalmente más delgados que 20 o 30
µm. Sólo en el caso de que queramos trabajar con secciones relativamente gruesas (entre 30 y
200 µm) se puede aprovechar el endurecimiento provocado por el fijador y obtener dichas
secciones con el vibratomo☆. Este tipo de aparato se utiliza en ciertas técnicas donde es necesaria
una buena preservación molecular. Sin embargo, en muchos casos necesitamos endurecer más el
tejido para obtener secciones más finas, lo cual se puede hacer de dos formas: por congelación o
por inclusión.
INCLU S IÓ N e n P ARAF I NA
Para la inclusión de muestras que han de observarse con el microscopio óptico se utiliza
sobre todo la parafina, y en menor medida la celoidina, como medio de inclusión. Vamos a
describir los pasos para la inclusión en parafina de muestras de tejido previamente fijadas ☆.
La parafina es una sustancia de aspecto ceroso que está formada por mezclas de
hidrocarburos saturados. A temperatura ambiente es sólida y su punto de fusión puede variar
entre 40 °C y 70 °C según la composición de la mezcla de hidrocarburos. Así, parafinas más
duras a temperatura ambiente tienen un punto de fusión mayor, mientras que las más blandas
uno menor. Es recomendable una dureza mayor para incluir muestras más duras. Las parafinas
más usadas tienen un punto de fusión en torno a los 60 °C. Podemos también modificar las
características de las parafinas añadiendo sustancias para variar su dureza, viscosidad, fragilidad,
etcétera.
La parafina no es miscible con agua, mientras que todos los tejidos están formados
principalmente por agua. Además, la mayoría de los fijadores son soluciones acuosas. Esto
implica que para que la parafina líquida pueda penetrar completamente en el tejido ha de
sustituirse el agua por un solvente orgánico. Esto se consigue mediante la deshidratación del
tejido en alcoholes, normalmente etanol, de gradación creciente hasta alcohol de 100°. La
deshidratación debe ser completa porque de no ser así afectará a la infiltración posterior de la
parafina. Posteriormente se transfiere el tejido a un líquido que es miscible tanto con el alcohol
de 100° como con la parafina, denominado sustancia intermediaria, como es el benceno, xileno,
tolueno o el óxido de propileno, entre otros. Estas sustancias son normalmente aclarantes por lo
que comprobando la translucidez de la pieza podemos cerciorarnos de la penetración de la
sustancia intermediaria en el tejido. El tiempo de incubación de la pieza en algunos de estos
líquidos intermediarios como el tolueno o xileno no debe ser excesivo puesto que estas
sustancias endurecen la pieza y crean problemas al hacer las secciones.
Por último se pasa el tejido a parafina previamente licuada en una estufa regulada a la
temperatura apropiada para dicho tipo de parafina. Se dan tres pasos por parafina líquida para
favorecer una completa sustitución del líquido intermediario por la parafina. El tiempo que dura
dichos pasos depende de lo volátil que sea el líquido intermediario y lo grande que sea nuestra
pieza. Será mayor cuanto menos volátil es el líquido intermediario o mayor sea la muestra de
tejido. Hay que tener en cuenta que un tiempo excesivo en parafina puede endurecer el tejido.
Sin embargo, los efectos de una pobre infiltración pueden ser más perjudiciales que mantener
mucho tiempo las muestras en parafina líquida. Tras el embebimiento completo de la muestra se
vierte parafina líquida en un molde, se introduce la muestra y se coloca según la orientación
deseada de corte y se deja solidificar a temperatura ambiente.
INCLU S IÓ N e n RESI NA
Para la observación de la ultraestructura celular es necesario hacer secciones de tejido muy
delgadas, del orden de nanometros, denominadas ultrafinas, y usar un microscopio electrónico
de transmisión. La obtención de secciones ultrafinas implica que tenemos que endurecer
enormemente el tejido. Esto se puede conseguir mediante congelación, obteniendo entonces la
secciones con un ultracriotomo. Sin embargo, lo más frecuente es incluir el tejido en un material
de alta dureza como son las resinas de tipo epoxy, o en menor medida las resinas acrílicas como
el metacrilato. Ambas se infiltran en el tejido en forma líquida y posteriormente polimerizan sin
afectar a la ultraestructura celular.
En las inclusiones en resinas tipo epoxy, normalmente para muestras que se observarán en
el microscopio electrónico, se suelen seguir las siguientes recomendaciones:
c) La resinas más comúnmente usadas para la inclusión no son hidrosolubles, por lo que
tenemos que sustituir el agua del tejido por un solvente orgánico que sea miscible con la resina.
Para ello se deshidrata el tejido mediante incubaciones sucesivas en gradaciones crecientes de
etanol o acetona. Como líquido intermediario entre la acetona pura o el etanol de 100° y las
resinas se suele utilizar el óxido de propileno.
Como hemos mencionado en las páginas anteriores, podemos decir que cuanto más delgada
queramos hacer una sección de tejido más endurecido ha de estar dicho tejido antes de
seccionarlo. La dureza de los tejidos depende de sus características (por ejemplo, las paredes
celulares hacen que las plantas tengan tejidos duros), de la fijación que hayamos realizado y
sobre todo del material en el que hayamos incluido dicho tejido. Una manera más directa de
endurecer el tejido es mediante congelación.
Microtomo manual. Es un dispositivo muy sencillo que consta de un soporte para sujetar
la muestra. Los cortes se realizan a mano con una cuchilla. Este microtomo se usa prácticamente
sólo para tejidos vegetales, los cuales son duros gracias a las paredes vegetales. Hace cortes
gruesos, 100 µm o más, observables con el microscopio óptico.
Vibratomo. Corta material no incluido, aunque sí fijado o duro, en secciones que pueden ir
desde 30 hasta centenares de µm de grosor. Estas secciones se observan con el microscopio
óptico.
Microtomo de congelación. Con él se consiguen secciones de 30 a unas 100 µm de grosor
a partir de material congelado y se observan con el microscopio óptico.
Ultracriotomo: Su uso no está muy extendido pero se suele emplear cuando se necesitan
secciones del orden de nanometros de material que no se debe incluir. Estas secciones van
destinadas a su observación con el microscopio electrónico de transmisión.
Los aparatos de corte más usados tradicionalmente para estudiar las características
generales de los tejidos y de las células son el microtomo para material incluido en parafina para
observaciones con el microscopio óptico y el ultramicrotomo para observaciones con el
microscopio electrónico de transmisión. El criostato se usa también frecuentemente en
microscopía óptica por el ahorro de tiempo que supone ya que no necesita incluir el tejido,
incluso se puede cortar material no fijado.
M ICRO TO M O S P ARA
P ARAF I NA
Los microtomos para cortar material incluido en parafina son probablemente los más
usados en los laboratorios de histología. Todos poseen varias partes comunes: una cuchilla, un
portamuestras y un sistema mecánico que permite acercar el bloque de parafina, con la muestra
dentro, a la cuchilla, a una distancia que se corresponde con el grosor de la sección que
pretendemos obtener, y realizar el corte.
Microtomo para parafina con mecanismo de rotación.
Hay que llevar a cabo una serie de procesos sobre el bloque de parafina antes de hacer el
primer corte útil a nuestra muestra. En primer lugar hay que retallar el bloque hasta hacer
una pirámide truncada. Antes de retallar hay que considerar cual de las caras laterales de esta
pirámide será el frente de ataque, es decir, cual será la que primero se ponga en contacto con la
cuchilla. Esta cara deberá ser más ancha que la opuesta, y ambas han de ser paralelas. Con el
retallado se consigue una buena orientación de nuestra muestra en las secciones, la diferencia en
el tamaño de la caras permite que cada nuevo corte arrastre sin problemas al previamente
cortado y, por último, las caras paralelas hacen que se obtengan tiras rectas de cortes. Una vez
retallada la pirámide, y antes de obtener secciones de nuestra muestra, es necesario un proceso
de desbastado, es decir, la eliminación del espesor de parafina que hay entre la superficie del
bloque y nuestra muestra.
Otro aspecto que hemos de tener en cuentan antes de empezar a cortar es el ángulo de
ataque o inclinación de la cuchilla respeto a la superficie de corte de la pirámide. Lo normal es
orientar la cuchilla con un ángulo de uno 10° respecto a la superficie de corte, aunque se puede
modificar según nuestras necesidades.
Una vez comenzado el corte de nuestra muestra se obtienen tiras de secciones unidas por
las caras paralelas a la cuchilla. Estas tiras se suelen manipular con pinceles o lancetas y, antes
de su fijación definitiva en la superficie de un portaobjetos, han de estirarse para que nuestro
tejido quede perfectamente extendido. Aprovechando la hidrofobicidad de la parafina, las
secciones se colocan sobre agua calentada a unos 35 °C a 40 °C y el calor las hace extenderse
sin llegar a su punto de fusión, que está en torno a los 60 °C. El estiramiento se puede realizar en
baños de agua con regulación térmica o sobre los propios portaobjetos cubiertos de agua y
colocados sobre una plancha térmica regulable.
Una vez se ha retallado y desbastado el bloque se obtienen las secciones en tiras que
serán colocadas sobre un portaobjetos cubierto con agua calentada a unos 40 °C. El
portaobjetos ha sido tratado previamente son soluciones adhesivas. El calor y la
hidrofobicidad de la parafina hace que las secciones se estiren sobre la superficie del
agua y una vez evaporada queden adheridas al portaobjetos.
La superficie del portaobjetos donde se colocan las tiras de cortes ha de estar previamente
tratada para que nuestro tejido quede adherido durante el procesamiento posterior. Para ello los
portaobjetos se recubren con soluciones de gelatina☆, albúmina, u otras sustancias y se dejan
secar, de manera que hacen de adhesivo entre el cristal y nuestro tejido.
Una vez que el agua se ha evaporado y están extendidas las tiras de cortes de parafina sobre
el portaobjetos, se procede a un secado exaustivoen una estufa a una temperatura de entre 35 °C
y 40 °C durante toda la noche. Una vez secos, los portaobjetos con las secciones están listos para
el procesamiento posterior.
VIBRA T O M O
Puede haber varias razones para evitar la inclusión de un tejido del que posteriormente
obtener secciones. Durante los procesos de inclusión, como las inclusiones en parafina o en
resinas tipo epoxy, se ha de someter a las muestras a deshidratación. Esto ocasiona a veces daño
en algunas moléculas o regiones moleculares que son las que queremos detectar posteriormente
con técnicas como la inmunocitoquímica. Además, para observar algunas características
tisulares o celulares se requieren secciones gruesas del orden de 50 µm, a veces de 100 o 200
µm. Por ejemplo, para estudiar la organización espacial de determinadas células como las
neuronas es recomendable hacer cortes de un grosor superior a las 50 µm y emplear
inmunocitoquímica o histoquímica para ponerlas de manifiesto. La obtención de secciones
gruesas sin necesidad de inclusión se puede conseguir de dos maneras diferentes: mediante
congelación de la muestra y corte en un microtomo de congelación o mediante el uso del
vibratomo.
El vibratomo es un aparato con el que se obtienen secciones de un grosor que puede oscilar
entre las 40-50 µm hasta varios centenares de µm partiendo de una muestra animal o vegetal
endurecida sólo mediante fijación. El mecanismo de corte consiste de una plataforma sobre la
que se sitúa la muestra, que puede regularse en altura y nos permite seleccionar el grosor del
corte, y de una cuchilla de borde muy afilado que se desplaza horizontalmente sobre la muestra
realizando el corte. La característica del vibratomo es que la cuchilla , además de avanzar sobre
la muestra, posee un movimiento de vibración lateral a modo de sierra que facilita el corte y
evita arrastrar el tejido. La muestra se encuentra adherida, normalmente mediante pegamento de
contacto, directamente a un bloque portamuestras que se coloca sobre la plataforma elevadora.
No todas las muestras son apropiadas para ser cortadas en un vibratomo. Así, aquellas que
sean muy blandas o que posean porciones demasiado duras o elásticas son normalmente
arrastradas por la cuchilla, a pesar de que disminuyamos la velocidad de avance y aumentemos
la oscilación de la cuchilla. Es decir, la muestra ha de tener una cierta consistencia y no poseer
elementos distorsionadores del corte.
Otra característica del vibratomo es que todo el proceso de corte se realiza bajo una
solución acuosa que normalmente es una solución tamponada o una solución salina. Para ello
tanto la muestra como el borde de corte de la cuchilla han de estar sumergidos y los cortes que
se obtienen se denominan cortes en flotación, es decir, no sujetos a ningún soporte. Estos cortes
se pueden procesar de esta manera, flotando, o adherirse a un portaobjetos y procesarlos
después. Sin embargo, el proceso de secado necesario para la adhesión al portaobjetos suele
conllevar alteraciones de la calidad del tejido. Así, los cortes se suelen procesar durante toda la
técnica en flotación y posteriormente se montan sobre portaobjetos para su observación con el
microscopio óptico.
CRIO TO M O S
La congelación de los tejidos es una manera rápida de endurecerlos sin necesidad de
inclusión. Esto tiene una serie de ventajas. a) La preservación molecular es máxima, lo cual es
muy importante si el procesamiento posterior requiere el reconocimiento molecular. b) Las
muestras congeladas pueden cortarse en secciones finas, del orden de 5-15 µm, y más gruesas
del orden de cientos de µm. El vibratomo permite también cortes sin incluir pero no se pueden
conseguir secciones finas. c) La obtención de buenas secciones no depende del tipo de tejido
(excepto tejidos mineralizados como el hueso o aquellos excesivamente cornificados). d) Por
último, es posiblemente la manera más rápida de obtener secciones puesto que es posible
congelar la muestra sin necesidad de fijación y cortarla de inmediato, como las biopsias. Pero
para preservar correctamente la estructura del tejido ha de ser una congelación muy rápida,
normalmente en isopentano enfriado con nitrógeno líquido, lo que evita la formación de cristales
de hielo que deterioran las estructuras celulares.
Los dos aparatos más usados para realizar cortes por congelación son el microtomo de
congelación y el criostato. El microtomo de congelación realiza cortes de decenas de µm de
grosor y consiste en una plataforma que se enfría a bajas temperaturas sobre la que se coloca la
muestra. Tras cada corte la plataforma se eleva un espacio correspondiente al grosor de corte
seleccionado. En los microtomos de congelación antiguos se producía la congelación mediante
gas carbónico que había que suministrar regularmente. Actualmente se produce la congelación
(de -30°C a -40 °C) de la plataforma mediante tubos que parten de un sistema de refrigeración
externo al propio dispositivo de corte. Además, existe la posibilidad de congelar también la
cuchilla si se desea. En los aparatos actuales la muestra se congela por contacto directo con la
plataforma y su temperatura es constante durante todo el tiempo de corte. Las secciones que se
obtienen, de decenas a cientos de µm, se recogen con un pincel, se añaden a un recipiente con
tampón de trabajo y se trabaja con ellas en flotación, igual que en el caso del vibratomo.
Criostato. Proceso mediante el que se pegan las secciones a un portaobjetos.
Todavía existe un tipo de criotomo mucho más sofisticado denominado ultracriotomo. Este
aparato se emplea para obtener secciones ultrafinas, del orden de decenas de nanometros, para
su observación con el microscopio electrónico de transmisión. La ventaja de este aparato
respecto al ultramicrotomo (ver en siguiente página) es que los tejidos no pasan por solventes
orgánicos y no temperaturas elevadas y por tanto la preservación molecular es mayor.
ULTRA M ICRO TO M O
Para la observación con detalle de la ultraestructura celular es necesario
realizar secciones muy delgadas, del orden de nanometros, denominadas ultrafinas, y
observarlas con el microscopio electrónico de transmisión. Para ello se incluye la muestra en
resina, generalmente de tipo epoxy, que una vez polimerizada resulta en un bloque de gran
dureza. La obtención de secciones ultrafinas se lleva a cabo con un aparato
denominado ultramicrotomo. Otra manera menos habitual de obtener secciones ultrafinas es
mediante el ultracriotomo, para lo cual la muestra se congela y se corta en una cámara
refrigerada a muy bajas temperaturas. Este último es un mecanismo similar al visto para el
criostato. Es un aparato que sólo se usa cuando queremos detectar con microscopía electrónica
moléculas que son dañadas durante el proceso de inclusión.
Proceso por el que se obtiene una cuchilla para hacer cortes en el ultramicrotomo.
Las cuchillas empleadas para hacer secciones ultrafinas son específicas para este tipo de
aparatos puesto que han de tener unos filos muy agudos. Las más comúnmente usadas son de
vidrio especial y se obtienen mediante unos aparatos que mediante ralladuras con puntas de
diamante y golpes secos sobre barras de vidrio son capaces de producir dichas cuchillas. Sin
embargo, la mejor calidad de corte se consigue con cuchillas con filo de diamante, pero son
mucha más caras. Aunque los ultramicrotomos actuales tienen mecanismos de corte precisos,
durante el proceso de corte se pueden obtener secciones de distinto grosor. El grosor de una
sección ultrafina se conoce por el color que produce el reflejo de la luz sobre su superficie. Este
color puede ser gris (menos de 60 nm), plata (60 a 90 nm), oro pálido (90 a 120 nm), oro intenso
(120 a 150 nm), púrpura (150 a 190 nm), etcétera.
Las secciones ultrafinas recién obtenidas quedan flotando sobre una balsa de agua que
posee la propia cuchilla y no se recogen sobre portaobjetos sino directamente sobre soportes de
níquel o cobre denominados rejillas. Son discos circulares con un enrejado de hilos que dejan
cavidades, las cuales son de distinto tamaño según el tipo de rejilla, normalmente desde 100 a
varios cientos de µm cuadradas. Estas rejillas tienen la ventaja de permitir una gran nitidez de
las imágenes del tejido que ofrece el microscopio electrónico puesto que los electrones sólo
atraviesan la sección antes de incidir sobre la pantalla de visualización. Sin embargo, presentan
el problema de que la porción de sección que caiga sobre el hilo de la rejilla quedará oculto. Por
ello existen las "rejillas" de ojal, que tienen una sola cavidad y suficientemente grande como
para que quepa un corte entero. Obviamente es necesario suministrar un soporte para que la
sección no se cuele por la cavidad. Este soporte es normalmente una membrana muy fina hecha
de una sustancia denominada formvar, la cual deja pasar los electrones y sostiene a las
secciones.
5. TINCIÓ N
Los tejidos animales son en su gran mayoría incoloros, excepto aquellos que poseen algún
tipo de pigmento como la hemoglobina de la sangre o la melanina de la epidermis. En las
plantas, sin embargo, existe una mayor variedad de pigmentos naturales que permiten su
observación directa con el microscopio óptico, a lo que también ayuda la presencia de las
paredes celulares, las cuales facilitan la delimitación celular y la discriminación entre diferentes
tejidos. Cuando se inventaron los primeros microscopios hubo que descubrir cómo teñir los
tejidos para poder desentrañar sus características morfológicas. Se observó que
algunos pigmentos como el carmín o la eosina, disueltos en agua, se unían a determinados
componentes de los tejidos. La expansión de la industria textil en el siglo XIX y su necesidad de
colorear las telas provocó un rápido desarrollo de los tintes o pigmentos. Muchas de estas
sustancias fueron usadas como colorantes en la histología de los animales y de las plantas desde
mediados del siglo XIX hasta la actualidad, alcanzándose un enorme desarrollo y
perfeccionamiento de nuevas técnicas y moléculas sintéticas que se usan según las necesidades
del investigador. Con la llegada de la biología molecular se han puesto en marcha otras técnicas
mucho más sofisticadas para observar elementos celulares, entre las que se pueden destacar
aquellas que usan anticuerpos, inmunocitoquímicas, las que usan sondas de ADN o ARN,
hibridaciones "in situ", o más sofisticadas aún como las que mediante el diseño de animales
transgénicos permiten identificar y observar a las células que expresan un determinado gen,
incluso en el organismos vivo, gracias a la fluorescencia de la proteína verde fluorescente
(GFP).
No vamos a describir con detalle las técnicas más complejas, al menos no en estas páginas
básicas, sino las más comunes, las que se suelen emplear en un laboratorio para el estudio
general de los tejidos. Dividiremos el conjunto de técnicas histológicas en cinco categorías.
c) Lectinas. Las lectinas son dominios de proteínas, como las selectinas, que son capaces de
reconocer glúcidos que forman parte de polisacáridos. Tienen una gran especificidad y se usan
para determinar el tipo de glúcido que aparece en las glicoproteínas de las células o de la matriz
extracelular de los diferentes tejidos o como marcadores de estructuras tisulares.
Según la naturaleza química del cromóforo hay varios tipos de colorantes: nitrosos,
ozoicos, derivados de la antroquinona, derivados de la acridina, derivados de iminas quinónicas,
derivados de diferrilmetano y triferrilmetano, derivados del xanteno y derivados de las
talocianinas.
Según la naturaleza química del radical auxocromo los colorantes se clasifican en:
Básicos: son sales en las que la base, normalmente una amina, aporta el color, mientras que
la parte ácida es incolora. Es decir, con colorantes catiónicos. Tienen apetencia por sustancias
ácidas del tejido como el ADN o ciertos componentes de la matriz extracelular como los
glicosaminoglicanos. La unión es por atracción eléctrica. Así, ponen de manifiesto el núcleo y el
ARN, sobre todo el ARNr presente en los ribosomas por ser muy abundante, así como ciertas
matrices extracelulares ricas en componentes ácidos. Ejemplos de colorantes básicos son la
tionina, safranina, azul de toluidina, el azul de metileno o la hematoxilina.
Ácidos: son sales con el anión coloreado y la base incolora. Son derivados de grupos
sulfónicos, carboxilos o hidroxilos fenólicos. Tienen apetencia por sustancias básicas, sobre todo
estructuras proteicas localizadas en el citoplasma celular y también por el colágeno de la matriz
extracelular. La unión es por atracción eléctrica. Ejemplos de colorantes ácidos son la fucsina
ácida, verde rápido, naranja G o la eosina.
Colorantes mordientes: son aquellos que se usan en combinación con sales metálicas, que
actúan como mordiente. Estas sales se pueden emplear junto con el colorante, antes o después.
En algunos casos el colorante mordiente puede ser también aniónico o, menos frecuentemente,
catiónico. Normalmente se emplean para teñir los núcleos. Por ejemplo, la hematoxilina férrica
de Heidenhain
Neutros: poseen una porción ácida y otra básica, ambas con capacidad para aportar color.
Por tanto un mismo colorante puede teñir tanto las partes básicas como las ácidas de los tejidos.
Por ejemplo, el eosinato de azul de metileno.
Cuando un colorante se une al tejido y aporta un color diferente al que tiene en solución se
dice que ha ocurrido un fenómeno de metacromasia. Esto se debe a que las propiedades de
absorción de la luz del colorante cambian al unirse a componentes celulares. Por ejemplo, el azul
de toluidina se vuelve púrpura cuando se une a ciertos gránulos de los mastocitos. Cuando el
colorante unido al tejido tiene el mismo color que en solución se denomina ortocromasia.
La actividad NADPH diaforasa se asocia a las enzimas sintasas del óxido nítrico en sistema
nervioso y vascular. A estos enzimas se les ha relacionado con el control del flujo sanguíneo y
con ciertos aspectos de la fisiología del sistema nervioso. Esta técnica permite detectar neuronas
que expresan la enzima sintasa del óxido nítrico de una forma sencilla y rápida. La reacción es
NADPH + tetrazolio = NADP+ + formazán. Es el formazán el producto coloreado e insoluble
que se puede observar con el microscopio óptico, incluso con el microscopìo electrónico de
transmisión.
LECTIN AS
Aparte de las técnicas de tinción generales y las histoquímicas, no muy específicas, existen
otras que se usan para detectar moléculas tisulares con una mayor especificidad. Ello es posible
gracias a la capacidad que tienen ciertas moléculas como las lectinas o las inmunoglobulinas
para reconocer y unirse sólo a un tipo de molécula presente en el tejido. En esta página vamos a
tratar sobre el uso de las lectinas para la detección en los tejidos de distintos tipos de glúcidos de
manera específica. En muchos textos la técnica de las lectinas se incluye dentro del apartado de
la histoquímica.
Las lectinas son proteínas que tienen dominios o secuencias de aminoácidos que son
capaces de reconocer y unirse a glúcidos terminales que forman parte de cadenas de
oligosacáridos, bien libres o formando parte de otras moléculas como las glicoproteínas. Por ello
se dice que las lectinas reconocen glicoconjugados. Las lectinas están ampliamente distribuidas
en los tejidos animales y vegetales y sus funciones son muy variadas. Por ejemplo, la salida de
los linfocitos desde el torrente sanguíneo hacia los tejidos dañados se produce gracias a la acción
de una familia de lectinas denominadas selectinas que expresan las células endoteliales próximas
al lugar de la lesión. Es decir, el linfocito puede salir por la pared endotelial gracias a la unión de
las selectinas endoteliales a los glúcidos de la membrana del linfocito. En el laboratorio de
histología las lectinas se usan, sin embargo, para estudiar la distribución tisular de distintos tipos
de azúcares de manera específica. Se pueden usar diferentes tipos de lectinas en base a su
especificidad de reconocimiento de azúcares determinados. Hay al menos cinco grupos de
lectinas según se unan a manosa (Man), a galactosa/n-acetilgalactosamina (Gal/GalNAc), a N-
acetilglucosamina (GlcNAc), a fucosa (Fuc) o a ácido siálico (Neu5Ac), respectivamente.
Galanthus nivalis
GNA Manα1,3Man > Manα1,6Man >
Manα1.2Man
Canavalia
Glucosa / Manosa Con-A αMan > αGlc > GlcNAc
ensiformis
LCA αMan > αGlc > GlcNAc
Lens culinaris
PEA αMan > αGlc > GlcNAc
Pisum sativum
Griffonia
Terminal α,βGlcNAc, glucógeno
simplicifolia GSA-II
Galβ1,4GlcNAc(N-acetillactosamina) >
N-
GlcNAc
Acetilglucosamina Datura DSA
GlcNAc(β1,4GlcNAc)1-2 >
stramonium WGA
β1,4GlcNAc1NeuAc
Tritricum vulgare
Aleuria aurantia
AAA αL-Fuc
Lotus
LTA αL-Fuc > αL-Fuc1,2Galβ1,4GlcNAc > L-
L-Fucosa tetragonolobus
Fucα1,2Galβ1,3GlcNAc
UEA-I αL-Fuc
Ulex europaeus
Para poder observar el lugar de unión específica entre la lectina y su glúcido tenemos que
unir a la lectina un marcador que nos produzca una señal visible con el microscopio óptico o
electrónico de transmisión. Normalmente el marcaje consiste en la unión de una enzima como la
peroxidasa de rábano o la fosfatasa alcalina. Es el resultado de la reacción enzimática lo que se
puede observar. También se usa como marcador una molécula fluorescente que se puede
observar directamente en el tejido con un microscopio de fluorescencia. Cuando la enzima o la
molécula fluorescente están directamente unidas a la lectina se denomina método de detección
directa y cuando se unen a la lectina mediante una molécula interpuesta se denomina detección
indirecta. Las moléculas interpuestas más comunes son la biotina o anticuerpos específicos
(inmunoglobulinas tipo G) obtenidos contra la lectina.
La técnica con lectinas se suele complementar con una serie de tratamientos que sirven para
obtener más información acerca de la composición sacarídica de los glicoconjugados. Por
ejemplo, la desulfatación se usa para demostrar las uniones tipo ésteres de sulfato de las cadenas
terminales y la eliminación tipo beta permite conocer si las cadenas de glúcidos son uniones con
enlaces tipo O (uniones covalentes a grupos hidroxilo) o tipo N (enlaces covalentes a grupos
amino). En este último caso la alcalinización de los cortes elimina las uniones tipo O.
Para que un anticuerpo se una a su determinante antigénico localizado en una molécula del
tejido procesado, ésta no debe alterarse. De otro modo ese determinante antigénico no será
reconocido por el anticuerpo. Por ello el proceso de fijación del tejido debe elegirse para
preservar al máximo a la molécula que queremos detectar. Así, se usan diferentes fijadores
según el tipo de molécula en la que estemos interesados. También es necesario considerar el
método de obtención de los cortes. Inclusiones en parafina pueden dañar las moléculas, por lo
que en la mayoría de los casos se suele trabajar con cortes de vibratomo o con secciones
obtenidas por congelación.
El método del marcado con sustancias fluorescentes tiene una serie de ventajas que
veremos más adelante, pero tiene la desventaja de que no son marcajes permanentes puesto que
la luz emitida por la molécula fluorescente se desvanece con el tiempo. Sin embargo, las
secciones procesadas con anticuerpos unidos a enzimas pueden deshidratarse, montarse y
mantenerse permanentemente para su observación. Las enzimas habituales que se unen a las
inmunoglobulinas son la peroxidasa y la fosfatasa alcalina.
Métodos de marcaje para detectar los anticuerpos primarios unidos específicamente a
una molécula del tejido.
H IBRID ACIÓ N i n si t u
La hibridación in situ permite descubrir la presencia de una secuencia de
nucleótidos mediante otra secuencia de nucleótidos complementaria a dicha secuencia o sonda.
La complementariedad entre secuencias de bases nucleotídicas es la base de la especificidan de
esta técnica. Así, podemos descubrir qué células expresan un gen determinado y cuándo lo
expresan. La expresión génica es un testimonio directo de la funcionalidad celular. Existe otra
aplicación de la hibridación in situ y consiste en la localización física de un gen sobre un
cromosoma. No se puede considerar a la hibridación in situ como una técnica de uso general.
Sin embargo, aporta una información sobre la fisiología de las células y los tejidos que no es
posible obtener con otras técnicas. Se puede emplear en células, tejidos, o animales enteros,
normalmente embriones. La hibridación in situ se usa ampliamente en investigación en
desarrollo embrionario, diferenciación de células madre, manipulaciones genéticas o cambios en
la fisiología celular frente a señales externas, entre otras.
Cuando se hace sobre tejidos, órganos o embriones, hay que pretratar el tejido antes de
añadir la sonda. Como siempre, los tejidos han de estar fijados, siendo el formaldehído el fijador
más frecuente. Además, es preferible congelar y obtener secciones por congelación, en vez de
incluir en parafina, cuando hay que trabajar sobre secciones, puesto que el ARN se preserva
mejor. Es más tras un fijación, crioprotección y congelación, el material se puede mantener
congelado durante mucho tiempo.
En el caso de detección de ARN es importante tener en cuenta que es una molécula que se
degrada con facilidad, por lo que tenemos que tomar medidas para no perderla. El ARN se
degrada por las ARNasas, y una gran cantidad de este enzima se encuentra en nuestras manos,
por lo que tendremos que usar guantes y todo el material que se use ha de estar lbre de RNAsas
(con un autoclavado se pueden inactivar). A los tejidos se les trata antes para prepararlos para la
penetración de la sonda. Por ejemplo, con proteasas. También la acetilación (ácido acético en
tampón trietanolmaina) disminuye las uniones del sonda de manera insespecífica al tejido.
Sonda
Quizá una de las razones por las que la hibridación in situ no es común todavía en los
laboratorios de histología es porque sintetizar una sonda es complicado y generalmente no se
puede usar en una especie animal o vegetal distinta a aquella para la que se ha producido dicha
sonda. Ello es porque un mismo gen (y su ARN mensajero) en dos especies distintas tienen
secuencias que no son idénticas y por tanto hay que fabricar una sonda para cada especie. Sin
embargo, una vez obtenida la sonda el proceso de hibridación es sencillo.
Para obtener una sonda lo primero que tenemos que hacer es conocer la secuencia de bases
del ARNm con el que queremos hibridarla. Si esa secuencia está publicada en las bases de datos
en Internet todo el proceso se simplifica enormemente puesto que hoy en día se puede solicitar
la síntesis de forma química de secuencias largas de ADN (hasta 1000 nucleótidos es común) a
empresas especializadas. A partir de ese ADN podemos obtener nuestras sondas en el
laboratorio (ver más abajo). Pero incluso, se pueden comprar las sondas ya marcadas, con lo que
nos ahorramos una gran cantidad de tiempo en el laboratorio.
Sin embargo, en muchos casos no conocemos la secuencia de bases del gen deseado por lo
que hay que averiguarlo primero para obtener posteriormente la sonda. Para obtener una sonda
hay primero que clonar la secuencia de bases del gen (ARN mensajero) que queremos
detectar. Clonarimplica realizar una serie de pasos. 1) Una vez purificado el ARN de nuestro
tejido, los ARN mensajeros se retrotranscriben (transcripción inversa), es decir, se hacen copias
complementarias de ADN de todos los fragmentos de ARN mensajero. Se obtienen hebras de
ADN denominadas cDNA(ADN clonado). 2) Mediante la técnica de PCR ("polymerase chain
reaction") se consiguen multitud de copias de manera específica de la secuencia que queremos
estudiar. 3) Dichas copias se integran en un plásmido y posteriormente se introduce en bacterias.
4) Se cultivan las bacterias para que proliferen y así también conseguir gran número de copias
de los plásmidos, que se duplican en cada división bacteriana. 5) Los plásmidos se extraen y
purifican. 6) Mediante un proceso de transcripciónsimilar al que ocurre en el núcleo de las
células, a partir de estos plásmidos se consiguen numerosas réplicas de ARN complementarias a
nuestra secuencia inserta, que será también complementaria a la secuencia del ARN mensajero
que queremos detectar. El resultado de la transcripción realizada repetidas veces es un gran
número de cadenas de ARN denominadas sondas. Durante su síntesis es cuando se añaden los
nucleótidos conjugados con las moléculas marcadoras que nos servirán para detectarla una vez
la hibridación se haya producido. Normalmente son moléculas pequeñas como la digoxigenina y
la biotina, aunque también se pueden utilizar moléculas fluorescentes, que se unen a los
nucleótidos que formarán parte de la sonda.
Proceso de hibridación
Una vez sintetizada la sonda marcada, se pone en contacto con el tejido e hibridará con
aquellos ARN mensajeros que sean complementarios. El lugar de hibridación se pondrá de
manifiesto cuando detectemos nuestro marcador unido a la sonda (por ejemplo, digoxigenina)
con un anticuerpo conjugado con un ezima (por ejemplo, la fosfatasa alcalina).
Esquema resumido del proceso de hibridación in situ. NBT (nitro blue tetrazolium) y el
BCIP (5-Bromo-4-chloro-3-indolyl fosfato, sal de toluidina) son los sustratos de la
fosfatasa alcalina.
Imagen que muestra neuronas (de color azul) que expresan el receptor D1 para la
dopamina en el cerebro ventral de una lamprea.
Esquema del proceso de hibridación in situ sobre secciones de criostato.
6. O BSERVAC Ió N
El último paso de todo proceso histológico es la observación del resultado producido por la
técnica realizada. El poder de resolución del ojo humano es de 0,2 mm (poder de resolución:
distancia mínima a la que se discriminan dos puntos), mientras que una célula eucariota típica
suele tener unas dimensiones que oscilan entre 10 y 50 micrómetros (µm; 1 µm = 10-6 mm).
Además, si queremos estudiar la ultraestructura celular hay que tener en cuenta que el grosor de
una membrana celular es de unos 7 nanómetros (nm; 1 nm = 10 -6 µm), mucho más pequeña.
Todo ello implica que necesitamos aparatos que nos permitan aumentar la imagen que
obtenemos de las muestras para discriminar estructuras tisulares diminutas como son las células
o sus compartimentos. Estos aparatos se llaman microscopios.
Los microscopios ópticos, o de campo claro, utilizan la luz visible y lentes de cristal que
permiten un aumento de las muestras de unas 1000 veces, con un poder de resolución de unos
0,2 micrómetros. Ésta es la máxima resolución que permite la luz visible por sus propiedades de
onda. Los microscopios se usan para observaciones generales, características celulares y
tisulares, y están presentes en todos los laboratorios de histología.
A los microscopios, sobre todo los ópticos, se les pueden añadir dispositivos que permiten
ampliar su potencialidad. Por ejemplo, al microscopio óptico se le puede adaptar una fuente
luminosa y una serie de filtros para observar moléculas fluorescentes, o filtros para destacar
cambios de densidad en el tejido, etcétera. A las diferentes formas de utilizar los microscopios
para la observación de características de los tejidos se les llama microscopía. Así podemos
hablar de microscopía óptica de contraste de fase, de fluorescencia, electrónica, etcétera.
M ICRO S CO P IO Ó P TICO
El microscopio óptico es un elemento esencial para los estudios generales de histología
puesto que es el que nos permite observar las diferentes características morfológicas de las
células y los tejidos. Se basa en el uso de lentes para aumentar los rayos de luz que atraviesan
una muestra de tejido. Su invención se remonta al siglo XVII. Desde entonces se ha ido
perfeccionando hasta llegar a los modernos microscopios. Durante estos siglos, el mayor avance
en cuanto a perfección y calidad se ha producido en su principal elemento, las lentes, las cuales
aumentan la imagen de las secciones de tejido y permiten hacer visibles al ojo humano detalles
nítidos que de otra manera sería imposible observar.
Los microscopios ópticos tienen un límite máximo de resolución de 0,2 µm. El poder de
resolución es la distancia mínima a la que se pueden discriminar dos puntos. Este límite viene
determinado por la longitud de onda de la fuente de iluminación, en este caso la luz visible.
Oculares. Son las lentes que forman la imagen que observaremos con nuestros ojos.
Todos los microscopios actuales poseen dos oculares, uno para cada ojo. Por eso a los
microscopios actuales se les llama binoculares. Los primeros microscopios eran monoculares, es
decir, poseían un solo ocular. Hay que tener en cuenta que en los microscopios más avanzados
tanto el objetivo como el ocular suelen estar compuestos por varias lentes. Al menos uno de los
oculares puede regularse para alejar o acercar la lente al objetivo, permitiendo ajustar el enfoque
a las condiciones de visión, dioptrías, de cada observador.
Objetivos. Los objetivos son las lentes que reciben la lux directamente tras atravesar la
sección histológica y quizá sean los elementos más importantes del microscopio. Hoy en día los
microscopios ópticos poseen un tambor o revólver donde se encuentran varios objetivos. Cada
uno de ellos posee lentes que permiten diferentes aumentos. Las magnificaciones de los
objetivos más usados suelen ser de 4x, 10x, 20x, 40x y 100x. Rotando el revólver se puede
seleccionar el objetivo y por tanto el aumento al que queremos observar la preparación. Aparte
de los aumentos, los objetivos tienen una serie de características para mejorar la imagen. Así,
pueden ser acromáticos, de fluorita o apocromáticos, los cuales corrigen alteraciones cromáticas,
de campo plano que eliminan la curvatura del campo de observación, de contraste de
interferencia, etcétera.
Condensador. Es un dispositivo con una lente que concentra y focaliza la luz proveniente
de la fuente sobre la sección de tejido.
MODIFICACIONES
Contraste de fase. Esta modificación del microscopio de campo claro necesita de
objetivos especiales y se basa en el ligero retraso que sufre la luz cuando pasa por las estructuras
tisulares en función de su densidad. De esta manera se consiguen diferentes luminosidadespara
distintas estructuras tisulares. Se emplea para ver muestras sin teñir o acuosas, así como células
vivas, por ejemplo en cultivos celulares.
Campo oscuro. La observación en campo oscuro es un buen sustituto del contraste de fase
para observar especímenes sin teñir o medios acuosos. Consiste en la incorporación de un objeto
opaco bajo el condensador, entre la fuente luminosa y la sección de tejido. Este objeto sólo deja
pasar la luz más lateral que incidirá sobre la muestra de forma oblicua y sólo aquella luz que sea
reflejada por la muestra llegará a los objetivos. Allí donde no haya tejido aparecerá obscuro y
distintas densidades o propiedades del tejido reflejarán diferente cantidad de luz.
VARIANTES
Estereomicroscopio. También se llama microscopio de disección, lupa binocular o
simplemente lupa. Se utiliza normalmente para manipular muestras pequeñas o para observar
características que no requieren grandes aumentos, entre 7 y 40 X de aumentos, aunque pueden
llegar hasta 100x. Pueden observarse las muestras con difernte aumentos, lo que se consigue
mediante un sistema de zum o intercambiando objetivos. Al ser binoculares se observan los
objetos en tres dimensiones y tienen una gran distancia focal, es decir, las muestras se sitúan
lejos de los objetivos, con lo que la manipulación es más fácil. La iluminación de la muestra
puede venir de diferentes fuentes, que pueden ser externas.
FLUORESCENCIA
El microscopio de fluorescencia se usa para observar sustancias fluorescentes
denominadas fluoróforos. Una molécula fluorescente es aquella que es capaz de captar radiación
electromagnética con una longitud de onda determinada y emitir otra radiación electromagnética
con otra longitud de onda diferente, normalmente dentro del espectro de la luz visible. Los
fluoróforos se utilizan como marcadores para la detección de otras moléculas tisulares,
normalmente mediante la técnica de inmunofluorescencia. Los usados en microscopía absorben
en el rango de la luz ultravioleta, normalmente producida por una lámpara de mercurio, y emiten
en el rango de la luz visible. Para seleccionar el rango de longitud de onda con que serán
iluminados se utilizan filtros específicos localizados entre la fuente y la muestra que sólo dejan
pasar un determinado rango de frecuencias. Con un tambor de filtros se consigue iluminar la
muestra con diferentes rangos de ondas electromagnéticas y por tanto activar selectivamente a
diferentes fluoróforos.
El microscopio electrónico no usa lentes sino imanes que concentran los haces de
electrones emitidos por un filamento. Normalmente son aparatos grandes puesto que el viaje de
los electrones tiene que ocurrir en vacío. Por eso, son grandes tubos dentro de los cuales se crea
y manipula el haz de electrones.
Los microscopios electrónicos de barrido sirven para observar superficies tisulares. Ello es
posible porque los electrones no atraviesan la muestra sino que interaccionan con su superficie y
rebotan. Para que esto ocurra hay que cubrir a la muestra con una máscara de metales que se
adapta perfectamente al relieve de la muestra. La muestra se barre con el haz de electrones y
los electrones reflejados por un punto de la superficie son captados por una pantalla
receptora que creará una imagen en una pantalla digital. La imagen completa se formará cuando
el haz recorra toda la superficie de la muestra y se consiga información de cada uno de los
puntos. Es decir, se escanea la muestra, y de ahí el nombre de microscopio de barrido, o en
inglés "scannig".
Por supuesto, las muestras que se observan no son secciones, sino porciones de órganos
con superficies de interés. Se pueden observar superficies de secciones hechas con un vibratomo
o con un microtomo de congelación, pero no aquellas que han sido incluidas en resina o
parafina.
Imágenes obtenidas con un microscopio electrónico de barrido. Muestran el interior del
canal central de una médula espinal de lamprea. Se pueden observar numerosos cilios
(con más detalle en B) y pequeñas microvellosidades en los dominios apicales de las
células que forman las paredes de dicho canal. (Ver imagen de barrido de estomas de
una hoja).