Está en la página 1de 5

APOCOLOCYNTOSIS DE SÉNECA

(FRAGMENTO)
(54)
EL TEXTO:
Versión latina original: “Ego mehercules
"inquit" pusillum temporis adicere illi volebam, dum
hos pauculos, qui supersunt, civitate donaret
(constituerat enim omnes Graecos, Gallos, Hispanos,
Britannos togatos videre), sed quoniam placet aliquos
peregrinos in semen relinqui et tu ita iubes fieri, fiat.
Versión española: Yo, por Hércules, quería
agregarle un cachito de vida, sólo hasta que concediera
la ciudadanía a esos poquitos que quedan –pues había
resuelto ver con la toga a todos, griegos, galos,
hispanos y britanos-. Pero como parece adecuado dejar
unos cuantos extranjeros para simiente, y tú ordenas
que sea así, sea.”

DESCRIPCIÓN DEL DOCUMENTO:


Se trata de un breve fragmento tomado de la
Apolocyntosis escrita por Lucio Anneo Séneca (4 a.C-65). Es
una sátira mixta, escrita en prosa y en versos. En ella trata
de la muerte y deificación del emperador Claudio (10 a.C-41-
54) y aprovecha para criticar sus políticas de gobierno.
El nombre de Apocolocyntosis se ha prestado para
muchas especulaciones. Nosotros pensamos que es una
composición exprofeso del griego κολοκύντη, que traducido
al español sería “Divinización de la tontería”.
Este título tiene dos orígenes. Por una parte, una
referencia que hace Dión Cassio en su Historia Romana a una
sátira escrita por Séneca con motivo de la muerte de Claudio
que se ha identificado con ésta y por otra, la edición que, en
1594, hizo de la Apocolocyntosis Antonio Mureto empleando
este término.

1
No obstante que en el siglo XIX se llegó a dudar de
su autoría, hoy la gran mayoría de los historiadores y
filólogos acepta que Séneca fue el autor del escrito que
comentamos.
La obra es una sátira crítica de Claudio, el recién
fallecido emperador. Séneca no solo oculta los logros del
emperador fallecido, como las obras públicas, la conquista de
Britania y la mejora en la administración provincial, temas
que brillan por su ausencia, sino que se burla de los defectos
físicos y enfermedades de Claudio (cojera, tartamudez,
obcecación) y ridiculiza los debates del Senado por elevarlo a
la categoría de dios. En la sátira el viejo emperador es
llevado al Hades por orden de los dioses -incluyendo a
Augusto (63 a.C-27 a.C-14)- y ahí termina como un pobre
empleado del tribunal de Plutón, el dios de las profundidades.
En medio de una serie de críticas al carácter cruel
del emperador, Séneca desliza su rechazo a la política que
había caracterizado su gobierno, la ampliación de la
ciudadanía mediante su concesión a las élites provinciales.

CONTEXTO HISTÓRICO:
La crítica que hizo Séneca del fallecido emperador,
tenía también, por cierto, razones personales. De hecho el
filósofo de origen hispano había sido desterrado de Roma por
el propio Claudio. Ello sin perjuicio de comprender su crítica
a los excesos a que podría conducir el deificar a todo
gobernante fallecido. Séneca estimaba que ello degradaba la
religión del Estado y que finalmente los romanos dejarían de
creer en sus dioses.
Igualmente, Nerón (37-54-68), sucesor de Claudio,
permitió que este tipo de diatribas circularan respecto de su
padre adoptivo, a fin de justificar sus propias medidas de
gobierno, que en muchos casos eran diametralmente
opuestas a las de Claudio.
Durante el reinado del emperador Claudio se
benefició a los ciudadanos con especiales dispensas y confirió
con largueza la ciudadanía a los que gozaban de la condición
de latinos de diversas procedencias.

2
Con esto Claudio no hacía sino continuar con una
política que, provenía de tiempos antiguos, anteriores al
propio Julio César y que se originaba en el proceso de
expansión territorial de la República. Podemos remontarnos a
Fulvio Flaco, los Gracos y el Tribuno Livio Druso.
Por su parte, es posible rastrear en Julio César el
origen de la política de promoción y fundación de núcleos
urbanos de Claudio.
Confirió el rango consular, antiguamente reservado
a los senadores, a miembros del orden ecuestre e incluso a
miembros de las aristocracias municipales de provincias, el
orden decurional. Es lo que Séneca critica acerbamente en la
Apocolocyntosis.
Igualmente, el emperador se preocupó de
confirmar el privilegio de los peregrinos licenciados de las
legiones, quienes al abandonar la vida militar, recibían la
ciudadanía automáticamente. Por lo demás, esta práctica
también tenía antiguos precedentes durante la República,
cuestión de la que Claudio estaba perfectamente consciente.
La prueba documental y epigráfica de que
disponemos permite afirmar que las concesiones masivas de
ciudadanía fueron superadas por las abundantísimas
concesiones individuales, que los gobernadores provinciales
dispensaban siguiendo las órdenes de Claudio.
Pero esta política de ampliación de la ciudadanía y
de los honores anexos a ella no se produjo sin que se
suscitaran críticas. Por ello resulta útil el recordar las burlas
que esta “generosidad”, en la concesión de los honores por
parte de Claudio, motiva en los optimates o aristócratas
romanos. En efecto, la actitud del emperador frente a los
galos, al postular su ingreso al Senado, como hizo en su
famoso discurso de 48, y la conducta que exhibió durante su
reinado, confiando a extranjeros y libertos las más altas
responsabilidades dentro del Estado, provocaron la crítica
social de las aristocracias tradicionales, de las cuales un buen
ejemplo lo constituye la Apocolocyntosis.
Observando el fenómeno en su conjunto, la
afirmación de descontento aristocrático resulta
particularmente injusta si consideramos que el propio crítico,

3
Séneca, procedía de la aristocracia provincial de Hispania,
más precisamente de la colonia de Córdoba.
Este descontento se tradujo no solo en críticas
como la indicada, sino en intentos de conjuras que fueron
severamente sancionadas y reprimidas por el emperador.
Aplicó la ley de lesa maiestas con el objeto de mandar a la
muerte o al destierro a los complotadores, entre los cuales
Suetonio cuenta a 35 senadores y a más de 300 caballeros
muertos. El camino a la uniforme romanización cultural, de la
cual la ciudadanía era un instrumento irreemplazable, resultó
más arduo de lo que pudiera pensarse.

EFECTOS:
1) Más allá de las críticas que, como la presente, se podían
formular sobre la política de ampliación de la ciudadanía
romana, ésta resultó imparable. Incluso en el reinado de
Nerón, en el que Séneca tuvo activa participación, sobre
todo en sus inicios, se mantuvo la concesión de ciudadanía
como un instrumento de romanización de primera
importancia.
2) El paso siguiente lo daría Vespasiano (9-69-79), el primero
de los Flavios, al dictar el edicto de 74, por el cual se
concedía la latinidad a todos los habitantes de Hispania,
reconociendo con ello la avanzada romanización de la
península ibérica. Igualmente los Flavios promovieron a
muchos aristócratas hispanos como miembros del Senado
y las magistraturas.
3) La llegada de los Antoninos al poder a fines del siglo I
marcó otro hito decisivo pues siendo precisamente de
origen hispano, los emperadores del siglo de oro se
consideraban totalmente romanos y lo que es más
importante, la sociedad romana los aceptó como tales.
4) El proceso concluyó con la conocida Constitutio
Antoniniana de Civitate de 212, por la que Antonino
Caracalla (188-211-217), emperador de la dinastía
severiana, de origen africano, concedió la ciudadanía
romana a todos los habitantes libres del Imperio Romano.

PREGUNTAS:

4
1) ¿Cuál es la gran contradicción que encontramos en la
crítica que Séneca formula a Claudio?
2) ¿Cómo se entiende que Roma extendiera la ciudadanía
romana a quienes no tenían una gota de sangre romana en
las venas?
3) ¿Qué quiere decir Séneca cuando sostiene que Claudio
había resuelto que griegos, galos, hispanos y britanos se
“vieran con la toga”?
4) ¿Las críticas a la ampliación de la ciudadanía romana
lograron frenar este proceso?

FUENTE: Séneca, Apocolocyntosis, 3, 3. La versión latina


original se encuentra en el sitio The Latin Library,
disponible en
http://www.thelatinlibrary.com/sen/sen.apoc.shtml (18-
02-2014). La traducción española es obra de Eduardo
Andrades Rivas. Una versión similar se contiene en la
versión de Juan Mariné Isidro, Consolaciones,
Apocolocintosis, Editorial Gredos, Madrid, 2001, pp.
130 s.

REDACCIÓN DE LOS TEXTOS: PROF. EDUARDO ANDRADES RIVAS.

También podría gustarte