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La Dialéctica de Aristóteles: Un Modelo para La Argumentación Retórica
La Dialéctica de Aristóteles: Un Modelo para La Argumentación Retórica
ARISTÓTELES: UN MODELO
PARA LA ARGUMENTACIÓN
RETÓRICA*
And¡'és Covarrubias C.**
Introducción
4 Desarrollo aquí las consecuencias que para la retórica tiene la "facoltá poiética" que
adv ierte el profesor E. Berti en la dialéctica, a diferencia del conocimiento de las
cie nci as particulares o de la acc ión moral. Cfr. "La Dialettica in Aristotel e",
L 'Attualitá delta Problematica Aristotelica, Padua, Antenore, 1970, pp. 33-80.
Cfr. Retó rica, 1355 b, 25-26 .
ANDRÉS COVARRUBIAS: LA DIALÉCTICA DE ARISTÓTELES: UN MODELO PARA LA ARGUMENTACiÓN RETÓRICA 47
Esta idea del silogismo dialéctico como un ardid, ha sido desarrollada por el profe-
sor P. Aubenque en "La Dialectique chez Aristote" , L 'Attualitá della Problematiea
Aristoteliea, Padua, Antenore, 1970, pp. 9-31. AqUÍ el profesor Aubenque sostiene
que el origen del silogismo es una trampa (piege) dialéctica, que consiste en explo-
tar en la discusión la no-inmediatez (non-immédiateté) de la relación entre las pre-
misas y la conclusión , antes de divulgar, in fine, el papel mediador del término
medio y así confundir al adversario (p. 15).
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Cfr. A. Plebe , "La possibilitá di una formalizzazione della logica aristotelica degli
entimemi" , Revue lnternationale de Philosophie, N° 184, 1993 , p. 71.
Para estas expresiones y otras relacionadas , cfr. Liddell and Scott, Greek-English
Lexicon , Oxford , 1996, p. 567 .
A NDR ÉS C OVA RR UBIAS: L A DIALÉCTICA DE ARIST6TELES: UN M ODELO PARA LA ARGUM ENTACl6N RET6 RICA 49
9 Por ej e mplo, J. Maritain en El orden de los conceptos, Buenos Aires, 1980, p. 321.
califica al entimema como un "silogismo trunco" .
10 Es necesario indicar qu e syllogism ós + atelés de An. Pr. 70 a, 10, solo es atestiguado
por Consilianus 330, saec . XI. Debido a esto , la observación del profesor E. Berti a
es te trabajo , e n el sentido de que se podría evitar atelés, es plausible. Sin embargo,
he querido asumir aquí la lectía difficilior, ofreciendo una nueva interpretación de la
expresión alelés en este texto.
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mera, toda vez que el silogismo científico parece dejar paso a razona-
mientos dialécticos que, en ciertas ocasiones, se aproximan estrechamen-
te a las características propias del silogismo retórico I3 .
17 W. A. De Pater en " La fonction du lieu et de l'instrum ent dans les Topiqu es",
Aristotle on Dialectic: Th e Topics. Oxford, Clarendon Press, 1968, p. 180, indi ca la
presencia del lugar propio de lo ' prefe rible ' en Tópicos lTI, 1-4, ya que este es
semej ante al desarroll ado en Retórica 1, 7, en el co ntexto del gé nero de libe rativo .
Pero la tendencia general de los Tópicos implica la co nsiderac ió n no exp líc ita de la
di stinción entre los luga res propi os y com unes, e n favor de un a interpretac ión de los
tópo i como esquemas for males de inferencia.
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18 Silvia Cazzola en " Lo Statuto Concettuale della Retorica Aristotelica", Riv. Crit. di
Storia della Filosofia. 31, 1976, p. 69, hablando de los lugares absolutamente comu-
nes , sostiene que Aristóteles reconoce, para su uso, un cierto sentido preferencial de
estos tópoi: el tópos de la 'posibilidad futura' se utiliza preferentemente en el género
deliberativo, el de la 'posibilidad en el pasado' en el género judicial, y el de la
' amplificación' se emplea sobre todo para el discurso epidíctico. Este aspecto 'pre-
ferencial', asimismo, indica que los lugares comunes se pueden utilizar (y de hecho
se utilizan) en el marco de cualquier género retórico, siendo el deliberativo el mode-
lo propuesto por el Estagirita para comprender el estatuto argumentativo propio de
la actividad del orador.
19 Cfr. Q. Racionero (trad.), Retórica de Aristóteles, Madrid, Gredas, 1990, p. 396, n. 219.
20 En efecto , Aristóteles en la Retórica 1, 1358 a, 37-b, 2, afirma : "Porque el discurso
consta de tres componentes: el que habla, aquello de lo que habla y aquel a quien
habla; pero el fin (télos) se refiere a este último, quiero decir, al oyente".
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24 Para un análisis específico de estos aspectos, cfr. W. M. A. Grimaldi : op. cit., p. 131,
que organiza los tópoi atendiendo a los criterios "antecedente-consecuente o causa-
efecto", "más-menos" y " some form of relation" . Cfr. también , M. Dufour : Rhétori-
que, París , Livre Il , pp. 40-55 . Q. Racionero : Retórica, pp . 450-451 , n. 400, que
ordena, a partir de A. Russo (La fi/osofia della Retorica di Aristore/e, Nápoles ,
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conlent for lhe critical examination of the subj ect and general inferenti al stalements
which would presenl legi tim ate forms for deduClive reasoning" (p. 11 8) . En efecto, los
primeros so n los tópicos particulares y los segundos los tópicos generales : es los últimos,
a su vez, son formas de inferenci a en las cuales se desarrolla la co mprensión de los
tópicos particul ares con el fin de extraer ciertas conclusiones que interesan al orador.
31 Cfr. Carla A. Viano: "Aristotele e la reden zione della retorica" , Rivista di Filosofia,
n° 58, 1967, pp. 394-395 .
32 Actividad que reflej a el estatuto de una tékhne en cuanto héxis meta lógou alethoús
poietiké (cfr. Ética a Nicómaco VI, 4 , 1140 a, 10), cuyo sistema racional , discursivo y
uni ve rs al e leva la empeiría a un proceso consciente y melódico (Cfr. J. Brunschwig:
"Rhélorique et Dialectique : Rhétarique et Topiques", Aristatle's Rhetaric: philosophi-
cal essays. Ed. D. Furley, A. Neham as. Princelon University Press, 1994, p. 72 ss .).
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most rar el límite último del razona mi ento (cfr., además, I. Pelletier: " Pour une defini-
tion clai re et nette du lieu dialectique", Laval. Theol. Phi/., n° 41, 1985, pp. 403-415).
39 Aristóteles , en efecto, destaca la importancia de la experie nc ia, de l conocimiento de
la hi sto ria propi a y de los pueblos extranjeros y de l territorio, para log rar una
adecua da persuasión e n torno a lo qu e se ha de deliberar: cfr. Retórica 1, 4, 1359 b,
23- 1360 a, 37. En c uanto a la leg is lac ión y las fo rm as de go bi erno , si n e mb íl rgo, es
sufici ent e un co nocimiento que no ti ene la precisión del sa ber epi sté mico , pues es te
es tarea de la Política y no de la Retórica (cfr. 1360 a, 37 y 1366 a, 2 1-22).
40 Todos los co nsejos y disuasiones versan so bre la eudaimonía, sobre lo qu e ti ende a
e lla, o lo que le es contradic to ri o (cfr. Retórica 1,1360 b, 4-13) .
41 En este se ntido, Silvia Cazzola en art. cil., p. 68, afirma que e l tópos as í entendido
es mu y semejante a un verdadero contenedor ("contenitore") de premi sas.
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son, por lo tanto, explicitadas en cuanto puedan ser útiles 'en cada caso'
para persuadir, dependiendo de la disposición y las preferencias de los
oyentes, que son, en último término, reflejo de sus éndoxa. Ahora bien,
intentar trazar el 'límite exacto' en el que un éndoxon deja de ser retóri-
co se presenta en ciertos casos como una tarea difícil, lo que, a mi juicio,
puede afectar decisivamente el ámbito de validez epistémica de las argu-
mentaciones a partir de opiniones acreditadas, tanto en el contexto ético
como en el ontológic0 44 .
Para concluir, pienso que los lugares propios funcionan en la argu-
mentación de cada uno de los géneros retóricos como lugares comunes 45 ,
pero lo hacen desde una perspectiva material, en el sentido de que apor-
tan las proposiciones convenientes (probabilidades y signos) en cada
caso para la construcción de los entimemas. Ahora bien, vistas las cosas
desde un punto de vista más amplio, Aristóteles, mediante la integración
de los tópoi, ofrece el horizonte general de posibilidad, las fórmulas de
inferencia y las proposiciones más adecuadas para persuadir al auditor
en contextos que no solo requieren de la aplicación satisfactoria de la
lógica a las cosas de la vida, sino que también de estructuras de argu-
mentación que se refieran a las pasiones . Para esto, el Estagirita ha
desarrollado una teoría argumentativa que busca producir los medios
más adecuados para la persuasión de los oyentes, siempre situados en el
horizonte de lo razonable y de lo que puede ser de más de una manera.
En fin, el entendimiento poético se pone en marcha en vistas de la
producción de aquellos medios persuasivos que integran mejor la lógica
a los sentimientos, para que, mediante su aplicación, se cumpla el té/os
de la retórica, a saber: que el auditor juzgue.
de hijos, buena vejez; salud , belleza, fuerza, porte, capacidad para la co mpetición;
fama, honor, buena suerte y virtud), para luego realizar algunas consideraciones sobre
tales bienes "por igual", aunque es significativo que no se incluya aquí el caso de la
virtud, ya que esta última es un lugar más apropiado para los elogios (cfr. Retórica
1362 a, 13- 14yI ,9).
44 En la medida en que los éndoxa cumplan una función central en la estructura no solo
de la retórica , sino tambi én de la ética y la ontología, a l igual qu e ' lo razonable', e n
esa mi sma medida los tópoi tendrán un papel central en todas es tas disciplinas .
Ahora bien , la confusión que se da entre lugares propios y co mun es en los Tópicos ,
termina por afectar también a la ontología, que req uiere por supuesto de lugares de
argumentación. Agradezco a l profesor Tomás Calvo Martínez haber observado, a
instancias de la presentación de este trabajo, el hecho de que no constituye un
' riesgo' o 'peligro' para la ontología esta dimensión tópica, si no que, por el co ntra-
rio , le es necesaria , y esto implica que se requiere de una clarificación de ta les tópoi
en la Metafísica .
45 Cfr. W. M . A. Grimaldi: op. cit., pp. 128-129 ; Y Q. Racionero : Retórica, p. 192,
n. 70 y p. 423, n. 296.