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EL TEMOR Y LA ANSIEDAD

Por: Luis Castañeda Silva

Cajón Postal: 512

MONOGRAFIA
En cumplimiento parcial de los requisitos
para el curso Consejería Pastoral
Presentado al profesor Javier Lara

Seminario Bíblico Rio Grande


Edinburg, Texas
11 de marzo de 2019
0

BOSQUEJO

Introducción

1. ¿Qué es el temor?

1.2 Consecuencias del Temor

1.3 El temor excesivo

2. ¿Qué es la ansiedad?

2.2 Consecuencias de la ansiedad

2.3 Ansiedad excesiva

3. Solución ante el temor y la ansiedad

Conclusión

Bibliografía
1

EL TEMOR Y LA ANSIEDAD

Introducción

Dentro de la iglesia encontramos diferentes tipos de situaciones emocionales en los

congregantes por el hecho que somos personas que interactuamos unos con otros y en cierta forma

afecta lo que sucede a nuestro alrededor nuestro comportamiento y actitud.

Es importante entender que el hombre vive bajo emociones que rigen el andar diario. Entonces

puede surgir la pregunta ¿qué son las emociones? El autor Jonathan Edwards menciona lo siguiente:

“Las emociones son las actuaciones enérgicas de las inclinaciones y la voluntad del alma.” 1 Por lo

que podemos entender que es un impulso que nos lleva hacia donde el alma indica.

De acuerdo con Edwards, Dios ha dado al alma humana dos capacidades centrales. La primera

es entendimiento a través del cual examinamos y juzgamos las cosas. La segunda capacidad nos

permite observar las cosas, no como espectadores indiferentes, sino como quienes, agradados o no

agradados, gustando o no gustando, las aprobamos o rechazamos. A veces llamamos a esta segunda

capacidad inclinación. En su relación a nuestras decisiones, solemos llamarla la voluntad. Cuando la

mente ejerce su inclinación o voluntad, nos es común referirnos a la mente como el corazón. Las

capacidades del alma son, pues, las del entendimiento, y de la voluntad para responder a aquello que

entiende.2

Entre las virtudes que constituyen el carácter cristiano maduro, algunas llevan nombres de

emociones: gratitud, esperanza, paz, gozo, contrición y compasión. Otras virtudes, como la paciencia,

la perseverancia, la valentía y el dominio propio, claramente no son emociones (tal vez se pueden

llamar “fortalezas”). La humildad es aún otra clase de virtud, y parece ser una disposición a no

1
Jonathan Edwards, Los afectos religiosos: La válida experiencia cristiana (Publicaciones Faro de Gracia:
Graham, NC, 2011), 12.
2
Ibíd, 12–13.
2

experimentar ciertas emociones, como la envidia y el odioso orgullo. Las virtudes que son emociones

son centrales entre las cualidades de la personalidad cristiana que el apóstol Pablo llama el fruto del

Espíritu Santo.3 Dios nos diseñó con esta gran capacidad. Las emociones son esenciales en la vida del

creyente, siempre y cuando caminemos bajo la dirección de Dios y las apliquemos para su gloria en

todo momento. Hoy día encontramos, tristemente, iglesias que tratan de apagar este sentimiento y/o

virtud que Dios ha puesto en nosotros para su gloria, por temor a caer en el extremo del

emocionalismo o fanatismo, ya que hay personas que dejan de usar su mente racional y comienzan a

vivir solo por emociones. Cualquier extremo es peligroso.

Sin embargo, dentro de la gran variedad de emociones que podemos encontrar en los seres

humanos, en este estudio nos vamos a centrar en el Temor y la Ansiedad. Los cuales, en sí no son

emociones incorrectas, solo cuando no son controlados y salen de los parámetros, provocando así,

comportamiento que puede provocar pecado en la vida del creyente.

1. ¿Qué es el temor?

El temor lo podemos considerar como el miedo que se siente cuando algo perjudicial o

negativo ocurre o haya ocurrido4 June Hunt, en su libro “100 claves bíblicas para la consejería”

menciona que “el temor puede convertirse en una fuerza paralizante que lo conducirá a las

profundidades de la oscuridad, o un catalizador que lo impulse a alcanzar alturas insospechadas.

Cuando una tormenta se aproxima, el temor puede ser el candado que cierre su mente o una ruidosa

alarma que lo induzca a buscar un lugar seguro.” 5

Sin lugar a duda todas las personas en algún momento de su vida han pasado por este

sentimiento, es algo nato que si no lo controlamos puede ser perjudicial para nuestro andar diario.

3
Robert C. Roberts, «Las emociones y la doctrina cristiana», Kairós 41: Julio-Diciembre, 2007, 122–123.
4
Núria Lucena Cayuela, Diccionario general de la lengua española Vox (Barcelona: VOX, 1997).
5
June Hunt. 100 Claves Bíblicas para Consejería. (Dallas, TX: Esperanza para el corazón, 1990–2011).
3

El creyente no está exento de esta emoción, debemos saber que la Biblia nos habla de que el

temor piadoso es una parte principal de la verdadera religión. Un nombre que las Escrituras

frecuentemente dan a los creyentes es “temerosos de Dios”, o, “los que temen a Jehová”. Por esto la

verdadera piedad a veces se conoce como “el temor de Dios”.6 Sin embargo, a causa del pecado, el

hombre ha dejado el sentimiento del temor reverente a Dios y lo ha vuelto miedo, trayendo

consecuencias de destrucción a nuestra vida.

1.2 Consecuencias del Temor

En ocasiones las consecuencias de esta emoción nos pueden llevar al desespero o pánico

cuando no sabemos controlarlo y cuando permitimos que permanezca rigiendo nuestra vida por largo

tiempo. El Señor nos ha diseñado con esta emoción, con el fin de protegernos al enfrentar un peligro

o alguna situación que requiera nuestra reacción.

Hay personas que viven con la mentalidad errónea de pensar que “Como no puedo tener

control de mis temores, entonces voy a tratar de evitar todas las situaciones de temor”. Sin embargo,

debemos tener claro lo que la Biblia enseñan sobre este tema. Pablo dice en 2 Timoteo 1:7 que “Dios

no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” El dominio

propio nos lo ha dado el Señor precisamente para poder controlar las emociones y vivir con la

mentalidad correcta, la cual es saber que es posible enfrentar los temores siendo fortalecido en el

Señor (Is 43:1-2). Si Cristo vive en nosotros, podemos centrar nuestra atención en su perfecto amor,

de esa forma podemos entonces vivir su paz cuando nos encontremos en alguna situación que nos

atemorice.7

6
Jonathan Edwards, Los afectos religiosos: La válida experiencia cristiana (Publicaciones Faro de Gracia:
Graham, NC, 2011), 15.
7
June Hunt, 100 Claves Bíblicas para Consejería, vol. 92 (Dallas, TX: Esperanza para el corazón, 1990–
2011), 16.
4

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor

lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. (1 Juan 4:18)

1.3 El temor excesivo

La presencia de un temor excesivo en la vida del creyente es la ausencia de confianza en el

carácter del Dios de la Biblia y en la seguridad de su amor por el individuo. Si nuestra percepción de

Dios es que “él no está para nosotros” estaremos a merced de nuestras propias fuerzas en las cuales

buscaremos apoyarnos y en la propia filosofía de la vida para confortarlo y sostenerlo. La manera en

que respondemos ante el temor a menudo está directamente relacionada con lo que nosotros creemos

acerca de Dios y lo que creemos de sus promesas respecto a nosotros y nuestra vida.8

Muchas veces este temor no controlado trae como consecuencia otra emoción que se llama

ansiedad. Es común que estas emociones vayan de la mano cuando nos hemos dejado llevar por el

sentimiento de miedo incontrolable. La ansiedad surge cuando nos envuelve la intriga de lo porvenir

debido a la falta de confianza en el Señor. El temor y la ansiedad son emociones que han sido puestas

para beneficio de la persona, sin embargo, en muchas situaciones solo dañan el corazón del creyente

por no poder controlarlo.

2. ¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es la intranquilidad o preocupación por una amenaza o de algo desconocido y se

caracteriza por preocupación extrema o temor interminable.9 En el mundo de la psiquiatría y

psicología, la ansiedad es como un paraguas que cubre diversos grados de ansiedad y temor, desde el

más leve hasta el más extremo. ¡Periódicamente sentimos ansiedad! Pero mientras la ansiedad se

8
June Hunt, 100 Claves Bíblicas para Consejería, vol. 92 (Dallas, TX: Esperanza para el corazón, 1990–
2011), 12.
9
American Psychiatric Association, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4th ed., text
revision (Washington, D.C.: American Psychiatric Association, 2000), 429.
5

pueda controlar y no se vuelva extrema o excesiva, no interferirá con nuestras actividades normales

diarias. La palabra en español “ansiedad” se deriva del vocablo latín angere que significa “ahorcar o

ahogar”.10 La continua ansiedad provoca que las preocupaciones y las intranquilidades van ahogando

de manera peligrosa el aplicar la Palabra de Dios en la vida, y, por consiguiente, dejar de tener una

comunión con el Señor plena.

La ansiedad viene cuando los pensamientos de nuestra mente y los sentimientos del corazón

tiran hacia diferentes direcciones y nos destrozan. La mente piensa respecto a los problemas y estos

sentimientos pesan en el corazón creando un círculo vicioso que destruye nuestro estado emocional.

Nuestra mente nos dice que no deberíamos afanarnos, pero a menudo no podemos controlar la

ansiedad de nuestros corazones.11

2.2 Consecuencias de la ansiedad

La ansiedad nos lleva a tener un resultado incierto, una continua preocupación de que algo va

a ocurrir que puede dañarnos, sin embargo, nunca hay seguridad de que eso va a suceder. A ciencia

cierta no se sabe si pasará o no, pero esa incertidumbre solo alimenta más la ansiedad, provocando un

desespero y tensión en nuestra vida.

La ansiedad también puede traer consecuencias en el aspecto físico. Los dolores de cabeza, la

falta de aire y dolores musculares son algunos de los padecimientos que, a causa de la presión y el

incontrolable sentimiento, puede traer a la persona. Esto se puede volver peligroso debido a que las

personas comienzan a tratar esos dolores con medicinas sin saber que hay algo más que lo provoca.

Es necesario atacar la raíz en lugar de solo atacar los síntomas.

10
National Women’s Health Resource Center, “Anxiety Disorders,” Healthywomen.org,
http://www.healthywomen.org/healthtopics/anxietydisorders. Consultado el 3 de marzo de 2019.
11
Warren W. Wiersbe, Bosquejos expositivos de la Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento, electronic ed.
(Nashville: Editorial Caribe, 1995), Flp 4.
6

2.3 Ansiedad excesiva

Una persona con ansiedad excesiva puede llegar a tener un desorden de pensamientos,

sentimientos y actitudes, lo cual provoca que la persona no viva de manera normal. Es común que

estas personas se sientan aisladas, solas, y pensando que no hay ninguna solución a sus problemas.

Para ser más específicos y con el fin de estar al tanto de nuestra vida emocional, es

recomendable identificar cuáles son los desordenes de ansiedad en la vida del hombre. June Hunt los

enlista de la siguiente manera:

• Fobias

• Desórdenes de pánico

• Desórdenes obsesivo-compulsivos

• Ansiedad por enfermedad

• Desórdenes de estrés postraumático

• Desorden agudo de estrés

• Desorden de ansiedad generalizado

• Ansiedad producida por ingerir sustancias

Entre otros, estos pueden ser condiciones del hombre al exceder los límites y perder el control

en las emociones. Dios no desea que estemos ansiosos en exceso, inquietos, aprensivos y

preocupados. Él quiere que estos síntomas nos sirvan de señal y advertencia de que estamos

permitiendo que las preocupaciones del mundo nos agobien.12

Normalmente vemos los problemas de ansiedad como algo terrenal que solo está en el exterior,

pero realmente estas emociones surgen de un problema en el interior, es algo más espiritual, lo de

12
June Hunt, 100 Claves Bíblicas para Consejería, vol. 92 (Dallas, TX: Esperanza para el corazón, 1990–
2011), 1–3.
7

afuera es solo la punta del iceberg de algo más grande que se encuentra dentro de las personas con

esta dificultad.

La ansiedad por los problemas inmediatos indica una falta de fe (Mt 6:30), pero sentir ansiedad

por problemas aún lejanos es una necedad. Perdemos sueño y malgastamos energía preocupándonos

por eventualidades que todavía no se han hecho realidad y que quizás no se materialicen nunca.13

Jesús enseña sobre este tema para que aprendamos a depender del Señor ante las circunstancias de la

vida. Dios es quien nos cuida, provee y santifica. Pero separados de él, nada podemos nosotros hacer

(Jn 15:5).

3 Solución ante el temor y la ansiedad

En la batalla contra la ansiedad y el temor nuestra única salida es el consejo que nos da el

apóstol Pedro en 1 Pedro 5:7 donde dice: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene

cuidado de vosotros.”14 Debemos tener claro que nuestra vida como creyentes es completamente

dependiente de Dios. Si el sentimiento de ansiedad o temor nos invaden es porque hemos dejado de

confiar en el Señor y la fe comienza a menguar.

Con Jesús, las ansiedades están en buenas manos, porque Él se compadece de los sufrimientos

(He. 4:15); dispone todas las cosas para el bien del que ama al Señor (Ro. 8:28); consuela en medio

del sufrimiento (2 Co. 1:4); emplea las pruebas para darnos constancia en la vida (Stg. 1:1–5); nos

regala abundante misericordia y gracia en la hora de necesidad (He. 4:16); es decir, Él cuida de

nosotros (1 P. 5:7).15

13
David F. Burt, Primero su reino, Mateo 6:1–34, vol. 4, Comentario Ampliado del Nuevo Testamento
(Barcelona: Publicaciones Andamio, 2000), 183.
14
Todos los textos bíblicos serán tomados de la Versión Reina Valera 1960, salvo en los casos que se diga lo
contrario.
15
Jaime Mirón, ¿Estoy preparado para la guerra espiritual? (Miami, Florida: Editorial Unilit, 2001), 74.
8

Cuando experimentamos gozo en nuestro corazón que viene de parte de Dios la vida la vemos

de forma diferente y en lugar de temor y ansiedad, nuestro lamento se convierte en gozo. La Palabra

de Dios es la que nos debe confortar cada día para poder experimentar su paz.

• “El temor se convierte en esperanza —Proverbios 14:32

• “La pérdida se vuelve ganancia —Filipenses 1:21

• “La ansiedad y angustia han cedido ante la paz —Isaías 57:216

Conclusión

La infidelidad y el temor van de la mano porque el pecado sabotea nuestra relación con Dios.

Tan pronto como Adán y Eva fueron infieles a Dios, cambiaron su fe en temor. Su comunión con

Dios se vio quebrantada, se volvieron temerosos y se escondieron. Sabían que habían pecado y que

merecían el desagrado y disciplina de Dios. Como resultado de ello, la muerte pasó a toda la

humanidad. Todos hemos nacido con el estigma de la muerte y todos estamos destinados a ella.

Afortunadamente, por la gracia de Dios no tenemos que morir espiritualmente (estar separados de

Dios por toda la eternidad).17

El temor y la ansiedad de forma descontrolada en el creyente traen como consecuencia el

alejamiento de Dios. Satanás es muy sutil en poner ideas y pensamientos en nuestra mente que nos

hacen sentir desprotegidos y rechazados. Este sentimiento nos aleja del Señor a tal grado que puede

destruirnos espiritualmente. Y eso es lo que busca el enemigo, siendo el padre de la mentira (Jn 8:44).

Como ya mencionamos anteriormente, estas emociones las tenemos todos los seres humanos

ya que así fue el diseño de Dios, dándonos un sentido de protección y reacción ante situaciones

16
Raúl Caballero Yoccou, Del púlpito al corazón, Primera edición (Miami, FL: Editorial Unilit, 1994), 46.
17
June Hunt, 100 Claves Bíblicas para Consejería, vol. 92 (Dallas, TX: Esperanza para el corazón, 1990–
2011), 18.
9

difíciles y peligrosas, pero el pecado en nuestro corazón lo ha vuelto un desorden que nos afecta en

nuestra vida diaria si no lo controlamos y si permitimos que Satanás continúe engañándonos.

Necesitamos conocer nuestra identidad en Cristo, y todo lo que somos en Él, y no solo conocerlo,

sino también creerlo y vivirlo, sabiendo que, si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro

8:31).

Cuando conocemos la verdad y actuamos con base a ella, podemos vencer el temor. La fuente

de la verdad es Aquel que dijo ser el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14:6). La fuente donde

encontramos la verdad de Dios es su palabra, la Biblia. Debemos identificar las mentiras que subyacen

tras los temores para comenzar a reemplazarlas con la verdad. Porque solamente al conocer la verdad,

seremos verdaderamente libres (Jn 8:32).18

Juan Calvino dijo: “Cuando la luz de la divina providencia ilumina el alma del creyente, éste

es aliviado y libertado, no sólo del temor y de la ansiedad extremos que anteriormente le oprimían,

sino de toda preocupación. Porque, así como se estremece justamente ante la sola idea del azar, así

puede en toda confianza encomendarse a sí mismo a Dios”.19

Cuando se siguen las direcciones bíblicas de cumplir los deberes de amar en lugar de seguir

los sentimientos de temor, los cuales conducen a dejar nuestras responsabilidades, entonces se puede

descubrir que los viejos patrones de conducta morirán rápido. Sin duda habrá caídas, pero debemos

saber que Cristo sigue a nuestro lado para levantarnos.20

18
June Hunt, 100 Claves Bíblicas para Consejería, vol. 92 (Dallas, TX: Esperanza para el corazón, 1990–
2011), 20.
19
Elliot Ritzema et al., eds., 300 citas para predicadores de los reformadores, trad. Salvador A. Gomez y Juan
Terranova, Serie Pastorum (Bellingham, WA: Lexham Press, 2013).
20
Jay Adams, Como vencer el miedo (Guadalupe, Costa Rica: CLIR, 2008), 18.
10

Bibliografía

Libros

Adams, Jay, Como vencer el miedo (Guadalupe, Costa Rica: CLIR, 2008)

American Psychiatric Association, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4th ed.,
text revision (Washington, D.C.: American Psychiatric Association, 2000)

Burt, David F., Primero su reino, Mateo 6:1–34, vol. 4, Comentario Ampliado del Nuevo
Testamento (Barcelona: Publicaciones Andamio, 2000)

Caballero Yoccou, Raúl, Del púlpito al corazón, Primera edición (Miami, FL: Editorial Unilit,
1994)

Cayuela, Núria Lucena, Diccionario general de la lengua española Vox (Barcelona: VOX, 1997).

Edwards, Jonathan, Los afectos religiosos: La válida experiencia cristiana (Publicaciones Faro de
Gracia: Graham, NC, 2011)

Hunt, June. 100 Claves Bíblicas para Consejería. (Dallas, TX: Esperanza para el corazón, 1990–
2011).

Mirón, Jaime, ¿Estoy preparado para la guerra espiritual? (Miami, Florida: Editorial Unilit, 2001)

Ritzema, Elliot, 300 citas para predicadores de los reformadores, trad. Salvador A. Gomez y Juan
Terranova, Serie Pastorum (Bellingham, WA: Lexham Press, 2013).

Roberts, Robert C., «Las emociones y la doctrina cristiana», Kairós 41: Julio-diciembre, 2007,
122–123.

Wiersbe, Warren W., Bosquejos expositivos de la Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento, electronic
ed. (Nashville: Editorial Caribe, 1995), Flp 4.

Internet

National Women’s Health Resource Center, “Anxiety Disorders,” Healthywomen.org,


http://www.healthywomen.org/healthtopics/anxietydisorders.

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