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tras la pared
Melvin Burgess
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Tttulu•lfh!•nltl 11w 1:.h.._"' l"l•hm<l rh.: w:•ll .
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Contenido
1 Cut•nt•'' ul l.otll lf,., mulc·'>t... 2.. ( ' otl:'nt"' U!J!:I'-'"'"" J. t.uu.•-;m".
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Edificio Mahogany
las paredes, un martes después del colegio, dfa Y ahí estaba David, contemplando el oscuro
en que su padre trabajaba hasta tarde. corazón del edificio Mahogany. El corazón le
Estaba sentado en una silla en la sala dio un salto y acto seguido el alma se le fue a
mirando televisión cuando algo cayó en medio los pies porque supo que no tendría más
Je la habitación. No era más que un trozo de remedio que entrar al! f.
papel. Voló desde atrás y cayó sobre la Siempre ocurrfa lo mismo con David. Si algo
alfombra; David lo vio con el rabo del ojo. Se e.ra peligroso, él tenía que hacerlo. Por ejemplo,
10 asustó porque ¡cómo diablos entró? Observó SI le cara en las manos algún juguete nuevo 11
todo alrededor y no habfa nada ni nadie. Lo que le gustara mucho, solfa agarrarlo lo más
úni co que pudo ver fue la rejilla de la suavemente que le fuera posible con la punta
ventilación atorn illada contra la pared. de los dedos para luego dejarlo colgar por fuera
Observó la rejilla con atención. Nunca antes de la ventana. David vivfa en el cuarto piso.
habfa pensado en ella, era una cosa que sim· Entonces, aflojaba poco a poco los dedos. No
pie mente siempre había estado ahí. Pero ahora era que quisiera soltarlo; la idea era que, tan
sí se lo preguntaba: ¡A dónde conduda? ¡Qué pronco el artefacto empezara a escurrfrsele de
habfa dentro? los dedos, apretaba con fuerza antes de que
Corrió el sofá hasta la pared y se trepó para cayera. Por lo general lo lograba, pero de vez
echar un vistazo. El hueco era oscuro, como en cuando el asunto no funcionaba y perdfa la
boca de lobo, y comprendió de inmediato que cosa para siempre... ca fa la gran distancia que
era lo suficientemente grande como para lo separaba del suelo.
meterse en él si asf se lo proponfa. Pero claro .Asf habfa perdido muchos Juguetes. Lo
que no quería hacerlo. ¡Para qué querría m1sm.o hacfa en el auto: expon fa sus objetos
alguien arrastrarse como una rata por entre favomos sacándolos por la ventana para que
las entrañas del viejo edificio? Con todo, se enfrentaran la corriente de aire, justo hasta
· alegró de que la rejilla estuviera bien ator· ese punto en el que el viento se los arrancaba
nillada contra la pared, con seguridad que lo de la mano Ylos arrojaba lejos. Lo habfa hecho
estaba¡ porque eso significaba que no podrfa con soldados de plástico, libros, juegos de
meterse por el hueco incluso en el caso de que computador, dinero, fotografías de su mamá,
le diera por querer hacerlo. Entonces, ¡ .ua su camcas, tazas predilectas, las gafas de su papá.
horror, vio que la rejilla ni siquiera estaba Pero nunc.,1 lo habfa hecho con su propia vida ...
atornillada, apenas si estaba deslizada de medio La mera idea lo impresionó. ¡Su vida/ No
lado dentro del marco del hueco. era tan peligroso meterse ahf... ¡o síl
-Son sólo tubos metálicos -se dijo.
A lguna vez sirvieron para el ai re acondicio·
nado pero hada años que no funcionaba. ¡Qué
daño podra hacerle un sistema de ventilación 1
Y a todo esto, ¡quién sabe qué cosas podría
encontrarse allr! Quizá fosas por las que podra
caer, peligrosas salientes de metal afilado.
cualquier cosa. Podla quedar atascado y morir
12 de inanición, pero ese no era su verdadero
temor. Lo que en verdad lo aterraba era que
sabia que esas wher!as estaban embrujadas.
De pie, sobre el espaldar del sofá, contero·
plnndo la grn~osa y polvorienta oscuridad,
David casi alcanzaba a escuchar una frra y
susurmn1e voz que se abría paso serpeando por
enrre los tubos hacia él. Una voz hecha de
tclarai'ias, oscuridad, polvo y miedo ... y le
hablaba a él.
-Ven, entra -<lecía la voz-. Esto es ho·
rrible, entra. No estarás asustado, ¡verdad?
Bueno, pronto lo estarás ...
·-,
David se imaginó al fantasma del edificio
Mahogany subiendo desde las profundidades ....
del sistema, llenando la wbcría como agua que
•
sube, cada vez más y más alw hasta que
· empezaba a llenar el conducto en el que ahora - - !-
1 -
él mismo se encontraba.
David sacudió la cabeza. Esto era ridfculo.
No era más que un hueco oscuro. Pern eso sr,
-·,.
'
- _.. _ _ -
linterna con la punta de los dedos y la dejó. 'ota deJando a su paso manchas negras de
colgar Sl1bre el borde del abismo. Aflojó un mugre que se le había pegado. Tenía que
poco la mano, la linterna se meda entre sus proceder a lavarse las manos y limpiar todo
dedos. ¡Sería horrible quedarse sin luz! antes de que su padre regresara.
Aflojó un poco más los dedos ... mds ...
sacudió la cabez~ como quien no cree la cosa La mamá de D.wid los habfa abandonado a
y alzó la linterna ames de que se resbalara de o!l Ya su padre, Terry, had~ muchos años. Ún
su mano. pnmo de ella le había ofrecido un trabajo en
16 Hacia abajo, el tubo llegaba hasta el sótano los Estadt>S Unidos, en Carolina del S ur. Recién l7
y hacia arriba, hasta los otros cinco pisos que <e fue, se habló de planes en los que David y
conformaban el edificio Mahogany. A los lados •u padre la seguirían uno o dos meses después,
se bifurcaban un par de tubos. Condudan a cuando ella se hubiera instalado. Los dos
los otros apartamentos del cuarto piso. Eso hombres tenían muchas ganas de hacer el viaje
quería decir que los conductos podfan llevarlo pero ella lo posponfa una y otra vez. Primero,
a donde quiera que quisiera ir en el edificio. porque no había encontrado lugar en donde
Podría meterse en los apartamentos de otros. pud1eran vivir todos, luego, porque perdió el
Robar cosas. Serfa el ladrón en la oscuridad. trabajo y tenía que encontrar otro, hasta que
Podría escuchar conversaciones. Todo lo que un buen día les reveló que se había enamo-
dijeran. Podría espiarlos. Se enterada de sus rado de otro hombre y no quería vivir más
asuntos más privados. con Terry.
-Mi secreto -susurró David con voz fan- Sin embargo, aún quería tener a David
tasmal- . Mi oscuridad. Mi secreto- dijo, esta consigo y David se quería ir. Pero su padre no
vez en voz aira. :-e lo permitió. Carolina del Sur quedaba tan
¡Tener poder! ¡Qué bueno tener a la gen· le¡os que apenas si se podrían ver los dos. David
recita del Mahogany metida en los bolsillos! estaba furioso con su padre por no dejarlo ir
En súbito ataque de miedo, David empezó pero aún m~s furioso con su madre por haberlo
a arrastrarse hacia atrás tan rápido como le abandonado. ¡Si tanto lo quería, que viniera
fue posible para salir de la tuberfa. No podfa por ~1! Después de todo, si asr lo quería, bien
darse vuelta. Empujó y empujó hasta <Jue logró :x>d1a volver a casa ... y lo hubiera hecho si en
S<tcar las piernas y entonces, de un solo envión, · erdad lo hubiera querido hacer. Su madre se
salió de la tuberfa grasienta y cayó sobre el sofá llamaba Marra y solfa enviarle un paquete con
que lo esperaba. ¡Horrible! Ese lugar le rnpa, juguetes y dólares americanos rres 0
rroducfa escalofrfos. D~.Un bote se bajó del cuatro veces al año.
Su padre, Terry, era oftalmólogo. Cuando la
¡¡ente le preguntaba que por qué no se había
vuelto a casar, siempre bromeaba con que era
m u)' feo pero que seguía trabajando en un par
de gafas secretas, de lentes rosadas, que haría
que quien las usara se enamorara de él a
primera vista.
- Entonces tendré para escoger -solía
18 deci r, y chasqueaba los labios con gusto como
quien anticipa un manjar.
La verdad, sin embargo, era que el padre de
David era rfmido. Cuando examinaba los ojos
de alguien, la gente trataba de entablar conver-
sación con él pero Terry a su vez no sabia qué
decir. Apenas si gruñía algo y seguía con su
trabajo. O trataba de sonrefr y contestar pero
todo lo que decía le salía mal y la gente sufría
por él arrepentida de haber dicho algo en
primer lugar.
A Terry le tomaba años llegar a conocer a la
gente pero, una vez hada amigos, en realidad
los querra y, si se marchaban, se le rompía el
corazón. Se le rompió cuando partió su esposa.
Yse le rompfa de nuevo cada vez que David le
deda que quería irse a vivir con su mamá ...
'cosa que, dicho sea de paso, ocurrfa más o
menos seis veces por semana. Terry consi-
deraba que David era lo único que ten fa que
valfa la pena tener, pero no era muy hueno
para demostrar el amor que sentfa por éi 1' más
bien parccfa como si lo único que hiciera era
preocuparse y gritarlo, preocuparse y gritarlo.
David ya se habla hecho a la idea de que jamás
J
vnlvPriP o vivir ¡;nn sy •m1drl! p~rn, d~sdP Qll~
ella se f111l. v~nl11 mllfi~ndP'l! cm prPbl~mll§
~;n4~ m m~~ l!fíiV@s @n @1 ¡;nllll!iP·
t\q1111l GfH, €Yftn~kt 'fl!FfY VPIYÍÓ Q@ §Y ~rnl'tiljg,
~~J-.q más pm~l@mfi~, bl fl.lflil d1:1 t'lavid ~srR~íl
€Y~ierm de fl'!IVP v m11~ftl ¡¡rnsil!nfll:
.,-¡y íl ti qu@ r~ 9€11ffiM -¡m;l!unn~ s11
~i!dr~,
-NP s@ =mimiÁ !}¡¡vid, Exploran do la tubería
§e ~abfí!lílVíiQQ las ffií!OOS Vlimpió !!l Sllf~.
!'lt!fP OP §l! gjg ~~"mí! dt~flls!íiQP dll §ll H!pR,
fgr tílrí1oo, §l! vig P~li¡¡¡¡dft ¡¡ d~eir QYll §@'n¡¡~f¡¡
ffil!!i4A @n l!fl Pc:lr~J dt~ P~Yfíl Yíl qye sY pi!dFll
iflsis!ió @O Hfl'l lll!plifí1€ién·IA SllfJlfllmM QYll
§Y píldrl! l!! i'l»hillm €F@f@, (3gmg €R§fi¡¡g ruvg
Qll@ lmF lí! IP!II Q@§!lYts dt! ~~~niiF:
.!.. . ·-
de lx1surn,luego se a¡1ach6 para romarlo de las
rodillas, lo a lzó y logró emhurirlo de caheza y
n tcra arnls dentro de los desechos. Habfa
:vi. Idos rotos en el fondo del contenedor y Tync
<,.(r;,; una heridaserra en el homhro. Tuvieron
¡1 <'ponerle puntos. O~vid huyó aJas C:1trera;
derecho a su casa y dejó a Tyne dando alarido$
dentro del contenedor. Ambos oc asustaron
.4
mucho cu~ndo \'ieron la s:mgre.
- Kings C ross - resopló li.~rioso el padre de
[).wid.
Era un lugar muy pcligrnso; justo la razón
por la que habfan ido.
-¡Kilburn! ¡Por Dios, a kilómetros de aquf!
Riña callejera, cuerpo dentro de un contene-
dor de basuras. Pero claro que se cort6 el mu ·
chacho, esos contenedores están llenos de
objetos afi lados.
- No sabía que hahía vidrio -dijo David,
sin el menor remordimiento.
Di: manera que lo castigaron una semana.
Eso significaba r.¡uedarse solo, en su casa, dos
horas después del colegio antes de que llegara
su padre todos los días y cinco horas lo.s martes
y los jueves, sin nada que hacer.
y papel para hacer un tnapa de sus viajes. Fue :-edam de tabla ~ o creía que un
' uera capaz de co
h3sUt el aparador que servía de depósito y se ae quisiera subir pero . 1 d ntener nada
-oco • •gua • e verdad
hizo a una tabla gruesn para estanterías que le e
creta en fantastnas. on todo · tam- . •
• S~ SCntla
o
CltJOr 351.
había sobrado a su padre. Sabía muy bien lo
que iha a hacer. Si se lo proponía, er.• capat de Se \CotÓ un rato sobre 1
pensa r con antelación. En eso hahía estndo .rno había constn.•ido s'10e hpuente que él
tonante. A sus p' ' b ~cernada. Era
todo el día. tes se a na una~ ·
Y ahora estaba listo. Se subió al espaldar del dentro de la cual h b' ba osa sm
sofá. corrió la rej illa a un htd<• y meti(> la cabeza. palpitante pero q a tt.apoduna oscuridad
• ue no · 31
Había olvidado lo muy oscuro que era el - derrotado al fan ta canzarlo.
..-raen él- rnsma -no era que
lugar. U na "erdadcra boca de lobo, de espanto. con un pedazo grueso d bl
Sintió de nuevo que la nscurid<~d eswba h. de un rato se ab . etn a.
,¡,,...:~,la. Era como si la oscuridad tuviera .Jo hacicnd ' d umó de estar allí
--ar D'b 'ó o na a y resolvió sa lir a
. t UJ una flecha e 1 bl
,m embargo. no dudó ni por un instante ~el camino . n a ta a para
;!av(a al abcasa, a pesar de que desde
· no fucm a ent.rar a\11. As! era David. canza a a ver la luz que entraba
s.. res. El mero hecho de que lo espeluznara
a sus esp~ldas. Entonces giró a la izquierda y a ·
rnstnos se metió a explorar los tubos.
D:lba cierto miedo hacerlo, porque signi·
fi caba alejarse 1' perder de vista su apar·
wmento. Procedió a un aterrador y sudoroso
arrastrarse hacia delante durante el cual el
co razón no dejó de palpitarle con fuerza. A
cada rato se detenla para mirar atrás y
28 cerciorarse de que nada ni nadie lo segula. Lo
molestaba enormemente la imposibilidad de
darse vuelta del todo. Pero valla la pena.
Pronto llegó a orra derivación del tubo ... -
principal. Observó La ranura por dentro y vio
al final o tra rejilla.
Habfa logrado lleg;u hasta el lugar de su
vecina del lado, M~ry Tumer. Era una maestra,
pero no habrfa llegado de su t:rnbajo aún. David
no conoda su apartamento, nunca habfa
entrado. Se arrastró despacio hasta la rej illa y
observó con detenim iento.
Podfa verlo todo. Un acuario ya verde de
algas. Un sofá cubicrm de ropa desparramada,
ropa interior incluida. Papeles de chocolarinas
y un recipiente grasoso de pollo frito Kenrucky,
las papas regadas por el suelo. Un poco de té o
café o algo sobre la mesa de centro se habfa
derramado y caldo sobre la ya de por s( muy
manchada alfombra en rojo y amarillo. Mary
' ve1tla siempre con ropa muy pu lera, mu)'
rrec13 y asel'lorada. Pero no lo era. 3 u lugar
parcela una verdadera pocilga.
!}.¡vid no cabra de la emoción. El aparta·
.n nro de su vecina Mary era todo lo conrrano
1c lo que uno hubiem imagin:~dn. Quién ~abe si~-:ilo,
las 1 . p. rontoqulsoavanz¡lrdcsde~
rodipellro tan · llf,
1"~ 'e tmíll e ntre manos y :l él le serfll posihle as liCieron traquetea r el metal S~
_, tf'>tigo Jc lo que quiera que allí ocurrier<l. de. tuvos·
complcramente, espernnuo
. ' . ~·
ser descu
l n:jilla cm exactamente igual a la tle su bterto. m embargo, sól o 'rue la vo: de un nii\
1 trl.tm.:nto. Podía correrla muy fácil con la 1a que preguntó: o
¡•unta de l~ dedo-; pew no sabía muy bien a -¡Quién es!
qué hor:~ volvía Mary a casa, de ananefll que David permaneció
lar"" 1 in m6VI"l• liros una pausa
.,•. en J que no oc ·6 d
no qubo cmrar. No esra vez, por lo menos. A
cambio. optó por arrastrarse de vuelta al lugar avanzandocondiflculra~r~;:l ~· co~rinuó 31
l-lén hizo más ruido. El • bre G acer o tam·
d~ Jomle había venido. PH.;;ó un momento muy
' tenía cuatro año v 1~' corge, apenas
desagradabl e c uando se vi o o bligado a ~•Mdc del llanto: s, o VIO a decir, esta vez al
extender sus piernas (sin poder verlas) pam
meterse dentro d el cond ucto principal. .. -D Le d iré a mamá c uan d o 11e¡:ue a casa .
alcanzaba a imaginar algo horrible, sentado e n ..;e¡óe~mmera que Georgie estaba soli to. David
In oscuridad, o bservándolo. Pero c\¡-,ro que no :fu¡ / Ngatear y espe ró un mo men to, escu·
había nada allí, fuera de su propio miedo. n°·
~ •iquicra o lo asustaba u
hab·
b .
d na~ recnaturaque
Escudriñando a lo largo del conducto, David 13 emm 0 aun a la escue la de
alcanzaba a ver otros parches de luz que pro· mera que tomó aire Y sopló: '•
venfan de otros tubos que a su vez condudan -U
•anduuuuuu fa uuuuuu uuuuuu ... -como
a otros apartamentos. Pensó: sólo uno más. oun masma.
Seguido a su vecina, la maesua, dvían Alan y !n
r.Jo apartam
el . . eoto, G eo rge gimoteó. Sol·
Jo Winsome con su pequeño hijo, George. Eso una ns1ta malici~· v~ Da v1·d retroco::uió
__,
a 11egar de nue,·o a la t·d
serfa interesante . "'arta mento de M sa ~ a que conducía
Se arrastró pues David a lo largo del con• "' . • 1 d ary. Alll se sentó un raro
ducrn que terminaba en otra rejilla similar en 110 a go e remo rdim iento · Pob
el \lpartamcnto de ellos. La luz estaba c ncen· "m'• 1·Una voz saltendo
. · 1 1 Así
de la pared re
d ida. Alcamaba a escuchar el murmullo de la ••as , reso lv ió ec h a r de nu evo l. .
n l· l 8C I3
telev isión; un programa para niños. Debfan te, H ZO" un
Ó r •
poco de r Ul"d O :l dfC d C,
•r e n cns:~. Basrab:~ echar tlml ujcad:t. - ,· \ po r ultimo dijo con voz am :~blc:
'~''' có con tanta cautela cum<• ptlll, • pert' te preocupes • George • t.u s1gue. tan
npc>Siblc no hacer algo de ruido. Llegó 11111o.
' d primer codo en donde el tubo giral:r.> • xedió de nuevo de prisa ahogánd
e•, ··~ción a dicho apartamento con ha•tante · · Sa b.1a 1o que hac ía · -r•ener ose
· 1•a un
•.rntasma detrás de la p<~rcd diciéndote que ro:
ranquiliwm•. que ra<k>csmha bien, no estaba
a~n .
: \ r~'tras
>iguió retroccdicndn hasw llegar
>1 d~.canso >obre d gran tubo principa l ~n
d..ndc ><' sentó orro huen mto. Era un sitio
ideal. Desde allí podía ver de frente su propio
apanarn~nto y adem~s le era l'<>siblc estar
Jl se nraJo n inclu so de pie porque enc imn El señor A lveston - - - -
continuaba hacia arrib.• el conducto ma1·or. Se
sentía a gusto, en privado. Mar:willoso. A
s.th-o.
¡Conque embruíado! Se había metido a la
hoca del lobo y allí no había nada. Empezó a
dibuíar un mapa indicando los lugares en
donde había estado pero recordaba rodo con
rnnta clari dad que no quiso to marse la
molestia. A cambio, permaneció allí sentado T odo había . salido de mara,•illa·..,.,o
c ' l en su
><.>ñando despierto en rodas las cosas que rodría pn mera sa l•da y ya había logr:ldo e
._ • spantar a
ver y hacer por estos recovecos secretos. .m nmo )'ver los calmncitos de Mary Tumer
La próxima vez iría más lejos. La próxima Jesparrat~~ados a los pies ele su sofá. i Apuesto
vez ingresaría a uno de los apartamentos ... ~e eser nrno ahora sí cree en fantasm•s' .. • Mary
probablemente al de Mary. Quién hubiera m pro:esora en un bachillerato. Si David hu-
imaginado la vieja cochina que era. Quizá le "1era Stdo alumno de ese plantel, le hubiera
ordenaría el apartamento un poco. ¡Eso le --reguntado a los alumnos de ella:
pegaría su hucn susto! -¡Quieren saber de qué co lor son s s
-al:onc•ros? u
y podrfa comarles a ciencia cierta. Es más
<e asomaba a la re¡illa lo suflcientement~
<:np~no, podrfa incluso verla poniéndoselos.
~~·d pasó el sigUiente par de dfas en 1'1
· ·<'810 soñando en la diversión que todavía
.e::fa por delante. Iba a tener la oportunidad
d~ ver (!<'11!~ c~m in~ndo por ahí semidcsnuda, · A l tiempo que David regrC>H ha dd cnk•gio
hombre> c<~ntando desafinado:; mtentras ><.' camin;•ndo en direcci6n ~su cas,a aquel jueves
,¡fci cab.m. C<Hnt' idiutas. Hurgándose l~ s pensando en las muchas cosa' por venir, un
m~ricc' muy rrohahlemcnte. Hablando solos. viejito muy viejo, que vivía en el pbodc nrrib.1
~1,1 rovilt~.~'· ,erí,l como una cámara inJiscrem. dl' David, rememoraba cosas qu~ habían
p,...lrra wmar (010, y luego chantajear a la ncurrido mucho tiempo atrás. El \'IC¡o se
gente. Podría \'Cr mujere-s tal y como Dios las llamaba Roben Ah-~-ston. Hahía naCido en
tmjo al mundo. Se 1maginaba a Mary Tumer Londres en 1904 y recordaba wnws Ct\<.1' qu<'
34 dc,nuda. Sabía que ella tenía un no\'10- Qumi le cm difícil concemrarse en lo qutt ocurrra hoy, 35
pudiera e,pmrlc" junws. en e>te mstanrc.
Todt" ¡,,s bucm>s propósitos de atrapar El sci'ior A lveston se crió en Londres pero
ladron~' \' <cr un héroe l'" se habían esfumado. h,1bía vivido por mdoel mundo. La úlrima vez
S implemente, ser bueno no resultabr• •~uy \lliC vivió e n Lond res, a los scsenrn y cuarrn
pr~cticn, comprcndiú. Tan prontll como saltera Jlios d~ edad, se había enamorado de una
de las tuberías de vent ilació n para hace r bonita Y mñs bien roll iza vendedora de norcs
efectiva su buena obra, se dclmaría. Oc m~new llamada Rosa. Se casaron al me>. Rnsa fue su
qu,, e el caso de , 1uc viera " undhombre
ó , ,,
• , '<j!unda mujer y la quiso más que a nadie. Ln
roba ndu un :1parwmemo, no ten na ma• ·•maba Tulip;in por cariño.
remedi o que limitarse a obser var. S• lo Admmis1raron una noristerra en el barrio
denunciaha, la policía le preguntaría que qué .Je Chis\Yick durante diez años. Luego, cuando
diablos est;tba haciendo allí para empezar. - >Odaban los setema y pico, resolvieron cerrar
Entonces dc<cubrirían que llevaba tiempo < rsc a vivir a Francia ames de que fueran
espiando a la ,::enre. No. fuera con las buenas .:.emasiado viejos para hacerlo. Stt marcharon
obras. : arís y allí disfTuraron más de veinte ai\os de
De cualquier modo, algo con los conductos _.,.. matrimon io fel iz antes de que Tulipán
de vent ilación lo h~cía sentir mal, incómodo -unera de un ataque de apoplcj ra n la edad
N o s;• hl<~ qué, pero cuando pensaba en el - ochenra y dos años. El señor Alveston no
a~un to se sentía mal, pensaba mal Y queda ~rra quedarse en la casa que hablan com·
h:tcer el mal. De hecho, Dav id nñomlm com· nido él y su mujer. Siendo Londres la ciudad
l't>rt~r:.c rn n mal como nunca lo habr. hecho . "lde h~bía nacido y el lugar donde conoció
, . 11 <u vida. Maravilloso. No se aguantalm la, - 1pán, decidió volver allr a pasar sus últimos
j.!.mas de vol ver e intentarlo de m1evo. •.
- --
Así que regrcMS, pero pronto comprendió Cuando e>to ocurría, se decía que eran co•;a,
que había cometido un gran error. La mayoría de \'le¡o, no má, que "una msrancia senil")'
de la gente que él y Tulipán habían conocido, sonreía. Pero no tenía con qui én compartir el
' "" había marchado o muerto o estaban tan cht>te, de manera que, ¿qué ¡¡racia tenía?
viejos que ya apenas si salían. Estaban los l'ecíno;, cieno, gente <lmablc,
De manera que, a pesar de h<ther viv ido una pero todos parecían lleva r viuas mu y atareadas
,.ida rodeado de gente, el señor Alvesron que no dc¡ahan espacio para establecer una
tcrmim\ por esas cosas de la vida, sin nad ie. nue,•a amlstnd con ¡.:~nte como él. Cun todo,
36 Sus hijos, un niño)' una niña, )'ll habían muerto el 'cñnr A lveston le <acaba el mejor partido 37
de viejos. Sus nietos y bisnietos vivían en pos¡ble 3 ~o que tenía. Ingresó a un club de
Ausrr;~lia. Tenía amigos alrededor del mundo bndgc, salla todos los días a hacer sus compnls
y alguien le escribía o lo llamaba todos los días, v c~arlaba con los tendero.,. Visitaha a los
pero eso no era lo mismo. Solía sentarse en su ·ecmos. )' lo.~ vecino> lo visitaban a él. Pero
sillón horas emerns a pensar qué diablos había una. cosa en especia l lo man¡cnía vivo: los
ocurndo. ¡Cómo era posible que uno hubiera ummosos Y claros recuerdo~ de sus muchas
pasado noventa años rodeado de gente y de Ida;. pasada,, que 01) fueron pocas.
pronto quedarse si n nadie en el mundo que Lo rcco rdnlm todo. Su niñez. Sus dos
pasara a charlar)' tomarse una ta:a de té! hermanos mayores, que habían muerto ambos
Pata empeorar h1s cosas, cada vct estaba más ~ id Pnmera Guerra Mu ndia l, su hermana
gagá. Sabía que esto era cierto porque los ' usan, quien perd iera el amor de su vida en la
vecinos se preocupaban por él y la trnbaj;~dora ,.,ma guerra. y lo lloró un mes. Su primera
social pasaba a cada rato p<ml ver cómo se '{'Osa, Gr~ra, con quien se casara en 1926.
enconnaba y le ofrecía llevarlo a un hog;¡r para labían v¡v¡doen Alemania. Tenían unas enor.
ancianos. A cada rato olvidaba qué era lo que e.; materas frente a las ventanas sembradas
estaba haciendo. Por ejemplo, aquel día en d zeranloS que debían regar tres veces al día
que pasó toda la mañana busc:mdo su caja de _=-m te el."e':"no. Greta solía alardear de ello.
dientes por todo el apartamento para lueg;o d 'lo; m~1cmos iban a esquiar a los Alpes.
rlescubrir que la llevaba puesta todo el tiempo :..a;ra mfm.' tarnente mejor que él. Solía pasar
casit>ncs en las que olvidaba en qu·' calle ~1 \'eloctdad a su lado fa,•ándolo en nieve
·cluso en qué ciudad o país vivía y entra~ · el; de dejarlo Dtrás. Todavía alcanzaba a ofr
.. -- --- -· ~""--
• '. AIzó brozos Ymanos \' e mpez<Í a
sin problema Después de un rato, al no escuchar ruido
alguno, asomó la cabeza con cautela para echar
trepnr. . . • o no estaba lejos. El camino urrn min1da.
Nn em f~etl per . e los laterales.
1 menos suc10 qu El apartamento irradiaba un aspecto
,·crtical esta l;l baló ni una so1a
Tcnra buen <~¡:arr
e¡• nosc res
.d d Co mo se vio
. ~ombrío. Quizá lo eswban pintando. Record(í
rn la oscun a · t¡uc ~u padre había quitado la rejilla una ve:
vez. Lo peor e manos. no tuvo más
obJiJllldO a US<'I r amOOs dida Ja linterna que le dio por pintar el aparta mento. Esperó
meter encen ' un huen rato y no oyó nada -n1 voces ni radio
remediO que . ~ Sombras titilantes se 43
42 dentro de sus ¡elln · 'b mo fantasmas, ni tclevi,ión- de manera que hizo de tripas
onducto arn a co coraz<in y se deslizó como una culebra hasta la
retordnn e. apagar 1·a ¡·m terna. aberrum para ver por dentro.
pero no quiSO á ido como pudo hastll que
Se empujó tlln r P 1 . manos el Intentó hacer el menor ruido posible pero
b l lcanzar con as 1 ,mrosible evitar el que produce armstrarse. En
le fue posi e a s·•l ue corrfa a lo largo de
conducto transver.: qod . en él. Agarrado un mo;nento de olvido, se golpeó fuerte comm
. . te y se mtr oJo . el metHI. Se detuvo ... no se oyó nada. Nodcbín
piso s1gu1e11 ró sacar la linterna
d 1borde con los brazos, 1og ~ lber nadie. Llegó hasta la hoca de la rejilla,
e conducto. "petó de nuevo para asegurarse de que todo
y alumbró e1nuev 0 . ual al del piso dt
Se vera exacr;~mente lg lo largo de aquel •aba en silencio, y entonces, apoyándose en
abajo antes.de q~ce'::'~:a::ve capa de grasa '
e<r6mago, se asomó para mirar.
Estaba cubierto . le recordó una lusro debajo de él había un ho mbre v1ejo
polvo que por a1gu·n monvo• le!lladoen un sillón. Al tiempo que David lo
.
capa de mevc
recién c.-uda.
del rubo. No le gusra,..~
L.. ~f\•aba, el viejo abrió los ojos y miró hacia
Se arrastró a lo 1.-ug~ casa pero no iba · z::- 1-a. David soltó un grito. Durante un
la idea de esm1 ~~~ ~~~:::rrastraba, el poh
~hle instante los dos se mi,-,¡ro n las caras
411e el ''iejo abrió la boca para decir:
desistir. A met 1 b, g o contra su pecho
.mtnCl\J s e torna a ne r más y ya 11egacL..... • )<1nHthon!
U ar de metros mo no le era posible darse vueltn, David
piernas. n P .f' ión hacia un apartament:
""lpujó hac ia atrás ayudá ndose con las
la primera nmu tcac del cumlucro Y vio q_..
Observó el fondo - arrast rándose a roda pris;1 en rcven.a
f;1lwh~ la rejilla. .d _pa~ que no po-o , lugar de donde había venido. A ['esnr
nd'ó onrap• e. ' '" .,,fuerzo, no fue lo suficienremcnrc
Se csco ' .e ··n~s Ctlmplían la funCillll frente a él, enmarcado por la rejilla,
mn verlo. Lm. reJI ', ·Po r ué faltaha C"
un.l pucn;~ con seguro. 1
__... __ _ - - -- - - - ~
q florando un rostro, pero no el del
hombre. Era el ro." m gri~ de un muchacho. ·
Tenía la boc.• nbiena y gritab~ pero sin emitir
S<tnido nlguno. Luego, y justo detrás de ese
mbmo rostro, :tparcció olrn carn ... l~ del viejo.
Tenía que estar parado sobre una silla. David
gritó, horrorizndo. ¡Podía ver a través del rostro
del muchacho! Se tapó la cara con las manos
para que no lo reconocieran y >C empujó con
los codo; pam desandar el par de mc1 ros que
lo separaban del conducto princip~ l con la
mayor rapidez que pudo.
- ¡Ven acá, vuelve! -le imploró el viejo,
pero David iba demasiado rápido y despavo-
rido.
Se armsuó hasta lleboar al empalme al tiempo
que el viejo le hacía señas con la mano y
sonreía y le rogaba que no se fuera. David salió
di sparado como un corcho al conducto
principal, giró y se dirigió hacia el conducw
de descenso como un huró n en carrera. Hizo
más ruido y movimientos que una llave inglesa
en plena acción. Cuando alcanzó el lugar
dónde podía iniciar el descenso, se deruvo,
colgando, agarrado de pies y m:tnos como una
araña presta a saltar. Pero antes de marcharse
renfa que echar una última mirada, de manera
que agachó la cabeza y miró por entre SU>
pie mas.
El fantasma se apresuraba en di1 ccci6n a
• IV id. A medida que se acerca ha se h.tcía má;
di' In rcjill<~ qtw ·""mal-,, " l.1 pared d, - ~le ro ~-cuch.mdo el ruido e intentando
conve ncerse de qu e er;~ a l¡¡u na cria rurá qué· timbre correspond ía a cuál apartam~nto,
limando en alguno de los orrns apartamentos. de manera que se vio obligad,¡ a ;,ubir en el
Qu1z,í Georgie. ascensor par" encontrar el número mdicado y
-¡Quién anda por ahí! -preguntó en voz después buscarlo abajo.
ha¡a, y en el acw, se inrcmnnp1ú elllanro. 501. Sr. Roben Alvcston.
Si se trataba de una criatura en alguna -¡Conoces al señor Alvc.wn ! -le pre-
habitación, con toda se¡¡·uridad que no hubiera guntó a su padre mientras tomaban d té que
podido o ír su pregunta. De manera que era también comida.
52 quienquiera o lo que quiem que fuese In que - ¡El viejo que vive enci ma de nosotros, 53
llor<!ba, tenía que cscar dentro de los con- <lquf arriba! - preguntó su padre.
ductos. -sr.
-Calma, no llores -dijo D.wid. -¡Qué quieres saber sobre él! - indagó su
Se hizo silencio, no hubo más ruido. Un padre y D·,vid ya tenía preparada una menrim.
segundo más rarde se acobardó y corrió a -Nada especial , .ólo que el oteo día me
meterse en su cama. habló en el vestíbulo-d1jo David sacudiendo
un poco los hombros, como SI la cosa no tuviera
A l dfa siguiente, en el colegio, fue como si la menor importancia.
nmla hubiera c1currido. F¡¡masmas llorones, - En las reuniones de los residentes de l
niños gritando con voces de ancianos ... eso no edificio no hacen sino hablar ue él-d ijo su
era la vida real. Tomar el autob(IS, hacer las p3dre- . Le piden a la gen te que sea atenta
tareas, a>istir a clases, defenderse de los chicos «lll él, que lo visite y cosas a.r. Está medio
que lo ll<lmaban reloj ito de cuerda... eso era la ::allá. llene comienzos de Alzhc1mer.
vida real. Lo mismo ocurría con los conductos -¡ De qué!
y >U tubería. Lo poseían cuando ingresaba en - Está sen il, un poco demente. La gente de
ellos pero a la luz del día todo aquello parecía ...:guridad social esrá pcndicnué de él. Suele
imposible, remoto, como un sueño o una :-otrderse porque no encuentra d camino de
película que uno hubiese viSto semanas atrás. udta a su apartamento. Hnbla solo, hace ese
De vuelta a casa, David se detuvo en la • po de cosas. No ve muy bie n y se está
enrrada al Mahogany y leyó la larga lista de ~ando medio sordo. Está en las Líltimas,
iióll\'brc:s allado.de los timbres. Quinro piso. ra decir-la ven:lad, pero es muy agudo en un
Contó uno por uno. El ~icjo habfa estado en ...,n día. La verdad, pienso que debería estar
el apartamento encima del >uyo, el siguiente r- .n hogar para anciano_,, pero .:1 odm la idea,
hncia arriha. No pudu ''1h.:r a c1cnci~ c1eru. re VIejito.
-¡Qué pasa con su 1·anu11a, por que no 10 · interesaría era saber qué demonios hacía D.t"id
cuidan? escondido dentro de la> entrañas del edificio y
-Pues, no sé, él habla de nietos en alguna fisgoneando a la geme.
parte, pero nadie los ha visto nunca. . Pasaron los días. Y llegó el martes, día ..:n
-¡Tiene algún h ijo? -pregunc~ Dav1d, que su padre trabajaba hasta tarde de nue""·
pensando en quién podría ser Jonathon, pero David casi había olvidndo por completo In.
Terry no se pudo acordar. · conducms de la ventilac ión pero, pam h<Jrror
suyo, tan pronto estuvo en c~sa solo con un
54 Esa noche David pegó un afiche sobre la par de horas sin nada que hacer, lo primero 55
rejilla a pesar de que sabía muy bien que un que hizo fue meterse dentro. Fue increíble lo
afiche no sería capaz de detener o ev1tar nada. rápido que ocurrió todo. Simplemente regreS<5
Con un marcador dibujó una cruz sobre el del colegio, se cambió de ropa y, sin pensarlo
afiche y luego le refregó un poco de ajo para siquiera, corrió d sofá hasta la pared y se trepó.
ahuyentar a los vampiros. Pensó incluso en ir Fue como si no hubiera podido evi tmlo. Ya
hasta la iglesia para robarse un poco de agua estaba sentado sobre el tablón alumbrando
bendita pero luego se le antojó que qu izá un hacia arriba con la linterna, con el corazón
poco de agua bendita robada no fuera muy palpitante, antes de que se le ocurriera que no
buena idea porque podía no funciOnar. El tenía que meterse allí si así lo quisiera.
jueves siguiente volvió a sal ir de romería con Despachó primero el aparramenro de Mary
Tyne y esta vez permanecieron de am1gos . Tyne Tumer, que estaba hecho un<1 pocilg<l , orra vez.
lo llevó y le mostró una vieja casa en rumas a Había estado comiendo papas friras y bebiendo
la que entraron y exploraron jun tos. Fue cerveza y parecía como si hubiera tenido una
maravilloso. Compraron unos bizcochos YTyne pelea de papas con alguien: latas de cervez<t y
le pidió excusas por haberlo llamado relojito migajas de papa por todos lados.
de cuerda. -¡ Pero qué diablos es lo que hace esta
Volvió a su casa cuando su padre ya había mujer? -se pregun tó David.
regresado y se vio en problemas por haber Corrió la rej illa y se deslizó dentro del ap~r
vueltO tarde. Pero le importó muy poco. C uan· tamento.
do su padre se enteró de que había hecho las U na vez dentro, se puso a husmear cajones
paces con Tyne, lo perdonó. David alcanzó a y aparadores en bu sca de cua lquie r cosa
pensar en contarle a su papá sobre el fan tasma, personal o confidencial. Se tomó un poco de
pero resolv ió quesería impnsible, inútiL Terry jugo que sacó de 1<1 ncvc1<• y rGm;1¡6 un paquete
ratnpdco crda en f:1nw~rn<-1s. L(1 ltn icn que le \.le papa~ él rncdi tl tcrnlina r que enC4.HUr6 ..:n el
~uelo. HHhfa un par de altas botaS marrón, una
en cada extremo del sofá, llenas de ojnles para
los cordones de amarrar. A l salir, David wvo
d buen cuidado de llevarse consigo la bota
izquierda, cosa que le pareció graciosfsima. No
dejó de reírse pensando en Mary Turner
buscando durante horas su bota perd ida.
¡Jamás la enconrrarfa! Todavía estaba riéndose
56 cuando llegó al tubo grande y vertica l que
conducía a su apartamento pero, al escuchar
el eco de una risita en respue>ta proveniente
de arriba, se calló en el acto.
¡Sería el eco o un fantasma?
Alurnhró hacia arriba con la linterna. Nada.
Debió ser un eco. Tras esperar un mw muy,
muy largo en silencio, subió hasta el quinto
piso. Allí se sentó en el borde del conducto
vertical otro buen rato, en espera de la menor
señal de movimiento o ruido, pero no hubo
nada, excepto, por >upue>fO, lo mro que era
simplemente que estuviera allr, para empezar.
Sobre el polvo alcanzaba a ver los rastros que
había dejado al arrastrarse hacia delante y atrás
la vez pasada. La risa que oyó debió ser un eco.
Un lugar como este debía estar lleno de ruidos
y ecos raros provenientes de los distintos
apartamentos que, una vez salían a través de
las rejillas, circulaban como espectros por entre
los rubos y conductos.
Continuó pues David su avance a rastras a
lo largo de los rubos. Cua nd o llegó a la
desviación que conducía al apartamcnro del
>Cí'ior Alvc;tnn. ' <' rt'fu~ i6 fto<'m d,• J ~lc:mc<'
de la visra, a un lado, ju>to en el codo, escu· -Hooolaa, scnor Aaaaa l ves ton. Soy
chanJo. Jonarhon, haaaablaa Jonarhon Ut
uuuuuu... . •uuuuu.
Voces. Podfaser la televisión pero no esraba
seguro. Asomó un poco la cabc:a par.t mirar. .· En ese mis~o insrame la voz farfullan re del
De nuevo no había rejilla puesta pero tampoco 'le¡~ gtmrdó Mlencio. A David le dio un a raque
podía ver nada. Emonces se escuchó un dic. de nsa burlona. ¡Qué gracioso ... él era el
La telev isión, que la habfan apagado. Sin em· fantasma
~
traola. pared! Se tapó 1~.. boc acon 1as
bargo. una de las voces s1guió hablando. Era manos para Silenciar su risa.
58 d viejo. Le había estado hablanJo a lo:, perso- -¡Quién esrá ahí! ¡Quién vivel 59
najes de la televisión, ¡pobre vejete medio loco!
gu nró la voz angustiada del viejo. . -pre-
David prcotó roda la atención 4ue puJo pero -iAaayyy, senor Alvesron, aaayy de mí,
no le fue posible entender qué era lo que d cufdcse usted' cuffldese usted soy 1f:
~ ) • e antasma
viejo se decfa a sf mismo. Tenía ganas de "e onarhon, • buuuuu ·1 --di¡'o Da v1.d conre-
acercarse pero no se atrevía por temor a ser d 1
men O· a nsa de satisfacción.
visto. Al v1ejo no le tomaría más que un ¡Era perfectamente perversol N· · .
ru: o • r • 1 s1qu1era
instante suhirse sobre la silla y él se vería . ya ~as csruerzo por contener la risa. El
arrapado como ratón en una trampa. le¡o ¡amas sabrfa quién le estaba jugand
Ln situac ión era frustrante. De pronto, ~oma: ¡Debra estar que se moría del m~:::::
aburrido porque no podía hacer lo que quería r pn.mera vez David deseó tener a alguie~
hacer, decidió que estaba hasta la coromlla con ~ n quién compartir esra gran broma.
el jueguito. justo cuando parecía que el asunto -¡Buuuu ? Jonarhon, buuuuu. Soy )o
on --d.. Da na-
tenía f9.ucho que ofrecer, re.ultaba que, • IJO vid con voz resonanre y luego
después de rodo, uno no lo podía hacer, de -.6 una carca¡ada para sus adentros.
manera que, ¡qué sentido tenía? ¡Qué >entido ) enronces, proveniente del rubo que renfa
ten fa que el viejo fuera c1ego, :.ordo y medio - -.re a sf, llegó llorando otra voz:
tonto :.i no podía hacer nada con él! David -Jonathon ... Jonathon, buuuu, buuuu,
resolvió que nunca más se tomarla la molestia -ruu, cuidado, Jonathon ...
de meterse dentro de los conductos de la • e.ra vez no era un eco! David miró ha-
vcncilación. Esre sería su último viaje ... y por ~lba ... y allr es raba el fanrasma, en los
lo tanto y por la misma razón, eso significaba .JCros que corrcspondlan a dos o tres
que podía hacer exacrameme lo que le vink~ menros .más adelante, acostado boca
en gana. S in penS<\I'lo dos veces, hi zo bocín .:n la ml~ma posición que David. L
r . .m 1-1-. m-nlfh v cl111' cnn \'tl:' ulul.lnh_-... ~, 1i·Ul .l l l.lm h'. o
1<'11 l a< nJan<tS en LIXJCIO:J
-·
~ repetía la; mismas pulabr•l>. Se reventaba nanr_e, presa d el terror, pero el muc hacho
J e la risa . contmuó su avunce.
Da,•u.l snltó un bcrndo de espanto. Dio u n Un segundo más tarde David alca nzó
salto y se golpeó la cabt:za y al o tro muchacho sentir el borde del conducto de caída a la altur:
tamhien esto le produjo nsa. Lo lJUC m;b de sus to billos y, en un último empujón hacia
irnprcsion~ba a Dav id era <.Jue p<xl ía ver a a trás, desc;perado, se tiró abajo.
travé; del muchacho. Sintió un escalofrío - ¡N o! ¡Po r favo r no! -gimió ahora el
correrle por el c ue rpo. Enronces, el muchach o muchacho.
60 empezó a arrastrarse en dirección a David. - . i Ve re! -seguía gritando el viejo. 61
Avanzaba ayudá ndose con las manos , una Sm da_rse un segundo de espera, David se
delante de la o rra, pero en verdad Jaba la im· echó hacm atrás ysalió disparadoporel o rificio
presión de lJUC se deslizara sobre patines, como en la pared par~ caer en su apartamento. Salió
"'sólo hic1em lo. mro; movirn1emo; para imitar con tal velocidad que pasó de largo sobre el
l,ls que harfa una persona común y corri ente. -.ofá Ycayó co n violencia en el suelo go lpeán-
-¡Lár¡¡ace! ¡No te rncrasconmigo! ¡Dé¡ame dose el hombro.
en pa:! -¡No te vayas! ¡Juega conmigo! --ch illó
Eran los alaridos Jel v1ejo. El muchacho hizo t-1 muchacho.
una mueca ex traña - David no puJo sabe r si -¡Oéjame en paz! - g ritaba el viejo.
rda o lloraba- y luego aulló: Hasra d onde Ddvid sabía, ambos, e1 mucha-
- i Buu uuu, ya verás, viejo bobalicooooón! c ho Y el viejo, ven ían en su persec ución. Se
-¡No te acerques! ¡No re me<~ccrques! - ruso de pie de un sal ro , aco modó la rejilla e n
le gritó DaviJ al muchacho al t iempo q ue se ;u lugar Yluego permaneció allí, asegurándola
.urastraba hacia atrás. ~ nrra la par~-d Yo bserva ndo la oscuridad que
Pero el muchacho contin uó acercándusele .oC.Jbaba de pone r tras las rejas. Durante un
a ra>tras, cada vez más rápido. Su ro.tro parecía ~"e instante alcanzó a ver algo allá dentro:
avanzar más veloz q ue el resto de su c ué rpo. e roltro pálido y h orrorizad o del muc hac ho
parecía alar¡:arSé para aprox1mars<" a Dav1J ..-uasma que a su vez lo o bserva ba a él. David
como,; la cabeza esruv1cra adherida a un palo tó la rejilla y e n tonces el rostro despareció
de la m<Jnera más horripilante, todavía mediu 0 tal rapidez que fue como si alguien lo
E l apartamento
del señor Alveston
marían a la polida y al per>Onal de los servicios - No creo que llegue a tanto --d ijo Da-
soc iales. Lo arrestarían. lncluoo, quizá, lo ' •J-. Tal ve: )'O mismo h.Jble con lo,. profc-
...... l(t"~ .
pond rían en una especie de correccio nal.
i Debió dejar sus huellas digitales por todos Tcrry estaba tan complacido con la adulta
lados! ¡Po r qué no se le ocurrió uoar un p,•r de ""Jdurez Jc >U hijo frente .11problema <¡uc o u
guantes? Y claro que lo cu lparían también po r :-u..lo con In culpa de enviarlo de vudra a ;u
la proezas del fantasma. c...arto c~mo casug,) y se excuw ante su hiJO
C uando su padre le pidió que le ayudara a -: -rao >1 el hubiera >!do el único rc:sponsahlc
recoger los platos, David armó un escándalo y ~ ~u nto entero.
se enfureció aún más cuando su padre habló
de paraleta, como si [},vid fuern un bebé, de Roben ~ l vcston había pas.tdo 1111 buen r.lía.
manera que trató a su padre de imbicil y fue -" memona, q ue parccfa llegar e irse como lo.
cnviadt) n encerrarse dentro de su habitación _ - ., d un i~rdín, e.c día le había d, 1do por
,,1~
tras otro ... uno, dos. tres. cuatro, cinco, seis,
siete. Se rompían al golpear contra el suelo y
un par de ellos se resquebrajaron aún más -
pisoteados por unos pies invisibles.
-¡No más! ¡Detente! -volvió a gritar
Dav id.
Hizo a un lado la rejilla y empero su des·
censo. El estrnpiciose interrumpió tan pronto
David estuvo de pie sobre el suelo y pudo ver
al muchacho fantasma en una esquina. La cara
del muchacho se contorsionaba en un gesto
de ira, los puños cerrados.
-¡Acabemos con esto! -gritó el fantasma
-¡Cáll.ate! ¡Nos van a oír! -susurró David
y corrió a la cocina.
La puerta de la nevera estaba abierta y restO'
de comac.la rodavía caían de ella: leche, man
tequ ill a, una salsera con una salsa blanca pct
dentro, platos con sobras de com ida, pec~a~,.
de queso, de tocio. Mientras contemplaba
Jt..·)tro:o, una )!lltCra de 1e·che empc:ú a caer
sobre d >ttci<>. xJ pudil!ra hacer. Bañado en lágnmas Daviu se
l}dviJ ~e dbpu:M a n.'t.:t'~g:t"r \ cndcn:::z:cu h u apresuró a meterse de nuevo por cmrc los
t<llll<> <'S dehtd<> pcr,, C>tuch,·, a " " cspn~,~~' conductos de la vemilación y se arra;uó a casa
que e 1h.>rn...l\lu t.:·ttl¡~···¡h, ""-- « 1 de nuevo. Curn<> 1.. a ta n ráp ido como pudo. De trás de él, e l
hl sala cnscguh.b a 1icmpcl pctr:t vcrúu~t,, sa tan fantasma le gritaba que se devolviera a jugar
,•nhm do J,,, objct<>> ,ubre 1.1 rq>~sa para ¡ unrus w 1 raro.
csr rd larsc conrn• el suc lo. . · - ¡No re vayas! ¡No re vaya~! -gritaba- .
100 ·Oyt' nt) m¡ís! i Par:\ Jc una vt.-:! ~nhl ·S; re vas, re las verás conmigo!
.~. ,
David, apremndo los di~nrcs, conrinuó a
- ¡ ' 1'
Dnvid--. ¡Qu~ te pasa? ¡Pur '.:ovur. tW IIIJ~. 101
A unqt 11.! no 1-.XXI . 'h' ver muy htcn al muchacho roda prisa, dándose golpes, camino a casa. Un
que parcua ~~. >U . ruir " d..". la nad ;.J cumt)1una v tenro de ai re caliente y furioso empezó a
mMK h a 111. )rrl ),. .,e1, sf le tu.: J'<>>lhlc echar ~ e unperseguirlo por entre las robería, y de pronto
r••r di! hucnn> mimdas a >U f<O>tro. Te~oa u~~~ se vio envudro en un aluvión de papeles y
\.·a ra htrgu, blanca rtHn l • un pape~ , I_., buc<t forografías que parcelan haber salido del
·t h tl·rra . •Su \.:lit:
. •rn.l • ., p·orccí<t
._ 1 un
conS!IIlllrlu apartamento del viejo en su persecuc ión. Lo
•venJ a\' •ti 'J Iurt'<'"''
..,..._ \' dcsrrucwr·. S u >cmh antl!, ~'Olpeaban e n la car-d, se batían frente a sus
pnn:or)d~u. . , L o¡os... y entonces sinrió que una mano fría 1'
-¡ J., , <¡J¡,,! -gm o el mucl""11<>- . i '' dura lo agarró d e uno de los tobillos apretando
od ro! . . . con rama fuerza que pensó que le rompería
1)ich,, t."Sh ), "'ll n JStro .)\:' dcsh i:n en 1agn ma:s los huesos o terminaría por desollnrlo. Con un
y~~.· de~atl"l urltl n\faga d~ dcstr.t~cc.:i~n por ll~~ último esfuerzo grnnde, David logró empujarse
el c.lpartamcnto que se manlfestll en vano~ hacia ddant e, ya dentro del conduao de caída
lugares al mismo tocmpn. D~vod C<mtemph~ba principal, en dirección a su hogar. Logró
·- ,J
h orroro_. • ~-, . ·irnu -.e mmp 1an 1.1:. adornos
L . J Y deshacerse de la poderosa mano helada que lo
volaban libn >s com ra la, paredes. a c a¡n ,. arrapaba y cayó sobre la tabla como una piedra.
. ca •~" •'<>nt¡>ió J>or '""' d..: los C<lSt<tdos Casi en el mismo instante alcanzó a escuchar
mu,, h ·u 1Y
alc\l nzó a ver """ m~...:anbmo intcrn~) n n~1t o al fantasma ptsándole los talone$, go lpeándose,
..
con tn:steza. Empe·ó "' c.1 >onar un.t ho rnble Uorando como un bebé, haciendo ruido como
mclodfa comrahech ... 5 t fuera un perro furioso e n desespe rada
------- -- -
110 La mente despejada y rápida
de la señora Parkinson
El segundo fantasma
. - -·
u,..l.wía por resolvcrsl! también quién era el manos por • • a.:aso, ¡no te ¡xtrcce? --concluyó
much~chu fa masma ..¡ue lo rundaha. P.:r•' Terry Tcrry.
1 ·11! man~ra que al ,¡¡~ ,igutl!nte,
' t ' tt' "t...
.111 ~:; 1
d c>pués dd co lcj!iO, Davi,l y su pu< re se A 1día sigu il·nte, cuando d viejo se prc...cntó
pn!-..!ntMon con un.• caja d e bombon.:>. '' m~. l"lnt la cen a, pidió cxcu.:1s por hnbcrle hecho
fl~,.lrc:. y un41 tnvitnc it)n a ccnrtr para d dta Ja~o a David ... expl1c6 que sólo había qucrir.Jo
sígui~ntc. . ~ ·engarsc, cos;t que l),wiJ entendió muy bien .
El vil!jO abrió la puerta y lus o~~rvo en El viejo se :.cmó a la mes;• temblando como
136 ,il.:nci<l. Era tan de¡•• que a cluras p.:nas se lo un pajarito n·cién salido del c11scarón. Onvid 137
P•••lfautw imaginar. David lo.:ncontr<Í rc pul · no.t ptxlía creer lo rudo y malo qul! había sir.Jo
'"'''· Gm mucho e,fucr:o lu¡;r<'> mrt.unudear ~ ·n él. El :.ci\<>r Alvc..wn cm de constitución
:,U~ CXCUSélS Slt1tien~o.h) n SU pc,Jre de f'I,C, a ::,U;, •.m frngil'que le Jaba a uno la impresión Je
cspHidas. No ér<l (;lci l imugi na r L[UI! r~fa ~e más valía pasar de puntillas a >ll lar.Jo
~nsar un hombre tan vi~:¡o, pero acepto lo:. ""''rquc, de c,rrcllarse contra él, se podía
r.:¡.:alos y la invimc tún. Ent•>nces scnaló algo .Jehrclr en p~..:druos "' caer para no levantarse
ckrnls de Dav id y c uando .:stc se diu vuelta .-..unen rná:..
p.m• ""r d.: qué,.. tm[¡lb:.t, d ,.icjo cbvó con -Sólo le l~tltan cuatro añ<» pnr~ cumplir
,,,..las sus fuerzas e l ba>tón ,obre d dcdn gc>rdo ~~n y recibir entonces un te legrama de la
dd p ie dd muchacho. ""~m,l , señor A lvesron -<lijo Terry.
- Eso va por h aberme ;~:>u:.t.tdo. Nos vemo> -Espero que no -dijo sonriendo con voz
m:u>ana -¡:riró c1 viejo y le r i ró la puerta en _.ve y t"mhlornsa cl>eñor Alvcs tl>n.
h1~ narices. -¡No quiere rl!c ibi r un telegrama de la
·Qué Julor tan c:.panr•oo! l).wid daba :;alttl> m,l 1-prc¡:umó David.
\ .:ullidn> y ¡~lcan:6 a oír al ,cñor Alvestnn - Ah, eso me t iene sin cuidado. Lo que no
n é nduse detrás de la pucrw . . - .ero es llega r a ser nm viejo. Nu me ¡¡u>m lo
Sin cmhargc), d p-dpá de David .e mustru .t o que ya soy.
..onnú-. ¡M~ lo preguntas porque crees \.IUC l);w ad no <">laha 11111)' >cguro de hahcr
. • 1
yo pr\ H"'h"' nlCconvt!rUre en uno. cntcnJidn. Su padre \\llvió e,m d P<»trc y la
cr..,·ma.
n.avid '"'"'''la prcguma. .
- A 1 par~ccr no hay fAntasmas Jcmasamlo - ; En ese caso d fanr asrna harf(l In mbma
("(h..! tfl)¡l )'PIra Vt':?
viejos - dijo 1}.wid.
El sci\nr A1wston s~ rió. - N,, 1. , .'\é. L, ~~en.·:-. humano.-, .Sl>lllO,'i mt1cho
- No, .,5 d crto. No los hay. iFanHI>!11fl> con m.i, ex traordin arios 1' m ar,av illnsos que las
ba>t.Sn! iF:uua ..mas con caja-; de dientes! -:-ex· m.lqumns - rq,iri•'> d viejo lam,índolc una
dam{• d v ieJO acomcxlándose en su s allo Y .... ll'\rt:\.q a Terry- . Su hiJO u ene un p;-.rdc Ctbrl~
rc><lllaí una ~spccic de carc;ajada- . Bucm>, nrt..·rt:~anlc-~ qué Jecrr.
pucs por lo menos yu no me pundrí.a a csp;mwr - ¡En scrinl -pregunrt1 T<'rry }'• la vcrJ.1J
,, n.~<hc. Ü,J.,té wJa la cn~rgía y d tiemp•> qué -ea dicha, si e><>'"" cacrto, el p.ap:í de Dav 1d
- 1 ..e h <Jhía daJo cuenad.
111 ., fu<! d :ado en esta tierra.
- ¡A 1,_~11\<l v~"l h a vbtoa un fan~a>ma! --prc· El scñ,lt Ah-c.rnn Clllf't'ZÓ a C<'"lCrsc >lt
¡:umú n.wid . uJín pero a medio C11 111no <lhandnnti la
- A los niños y los mue h ache» s iempre les tchard Y se 411CJ6 "llí >cmado rn arnndo el
h.m interéS<Kio ¡,1s (;mtasm:~s. Bie n, pues quiz.l .no. C uando l'>.wid le hizo utr.aprcgunr;l, a1L•
sf. !la habido c>C;Isi•>nés el\ las que aal vez""' llltcsrll.
haber vbtll un f<tntasma. i y sabes qué pensé. - ¡Scaior Alvcsf(on? ¡Scí'íor A lvcMnn ! -<..li -
p.,nsé que c1 fHnmsma se parecía a un recucnh David.
·Me cntié ndcs! Estamos nxlt'~d~>sdc n;cu~r· -¡F2uél ¡Qu~ pasa/-Jijn el vicjn.
~l,l~. Cumld(' e:.Cltchas músÍCH en una ctnta n~. -Soy yo, David. ¡Scii<lt A h·csrnn!
e' m.h qm: d n:cucrJv de una gente 'l"" tu.:• -E.,ttl)'· .. '"'f<>y muy cam:adn. M 11) tilltJ,'ll<h
m 1'1, 1c·. 1 { ·u.ul~l,, mir.•' un ' h ll·• •. r11 l ,.., m.,.. '1' h .' llh J '1'H' , .... hnr.1 d\~ ,.,,ln·r ,, IHtl:il"'l -
dijo, miró a David y frunció d ceño como SI
no estuviera muy seguro de qué estaba pasando
o dónde estaba.
Terry le alcamó el abrigo y le ayudó a
poné~lo. Antes de sahr d :.cñor Akesron .e
thng•ó a David y le diJo. muy ..:no:
-Me pegaste un sustO horrible, lo sabes.
Creí que me estaba enloqu~ciendn.
142 _ Yo también -dijo David. A migos
Cuando volvió de acompm1ar al viejo hasta
>U apartamento, Terry fclicir6 a su hijo.
-Hablaste con él --J1ju--. Tuviste una
conversación.
-¡Y qué con esol
-Que me gustaría que a veces hablaras
conmigo. Y no como si yo fuera una pared que
es lo que sueles hacer. lncreíbh:. ¡Una conver-
s~ción como Dios manda! Durante las semanas que siguieron David
Terry no se había dado cuenta del mucho _;vo que ocupar casi todo >U tiempo libre .
tiempo que había pasado uesdc la última vez .dos los miércoles, después del colegio , te·
que él y David se habían echado una cháchara a <.!U<: 1r donde d psicólogo mfamil. ToJos
>Obre algo. Estaba celoso. VIernes, Alisan, la trabajadom social, ve-
- i Una conversación como Dios manda!- a verlo a él. Las cosa. me¡maron en el co-
repitió. • >porque los profesare> >C cntemron de lo
-¡Cállate, papá! h.1bía ocurrido en su casa y tomaron me·
A l día siguiente encnntraron una nota baJo '.contm los que lo agredían. Con tanta
la puerta en la que se a¡¡raclccfa la cena Y pre· 1lC16n puesta sobre él, David empezó a sen-
guntaba si a David le gustarfa pasarse por al! m~JOr respecto a la vida en general. Que·
de vez en cuando para charl,~r. sm embargo, rodavra el a>unro de lapo-
-Más indicado sería que pasaras a hacerl:. merodeando en el aire .
un par de uabaj iros domé.ucos -dijo Tem • 1 fantasma. ;Estaría t<xlavía :~llí, escon-
- C o mndi!!a' ....._¡¡¡., n.•v•d. tras l¡, pared? Después de <Jul.' lo pillaron,
[),,vid hahín nídu al (;mmsma gem ir un par d~ una escalera sellando el hueco en Jondc había
v~-c.::t. E1, l nr:ts t.'ICH.,iones, alcanzah·.::~ H pr~.:,cnti r estado la reji lla de la ventilación. Habían
al f~u'\tH:,IllH c~pcranJo e• L[Ut!' David vulvicra Y rapado e l hueco y lo mismo habían hecho con
le hablara. Había imcntadn ignurarln pcru el de su habitación. Más tarde descubrió que
,ucumPI<Í) rcmlinó por ir a hablad~. Fue prc-<:1• los conductos del apartamento del señor
....11 ncnh.: m.¡udla la cnnversación que Tcrr)' Alveswn los habían tapado también .
,·,cuch<l a hurtadillao, cuando el f.m1.1>rna Ahora David se preguntaba cómo sería la
hahía qucnJn que volvierml junto!'~ al apc1rt,t .. VIda del fantasma allí dentro. ¡Quedaría
~~~ atrapado allí por siempre jamás? No estaba muy 1~5
111Cill<l Jd l'iCJ<1.
- Ya 1c dije qu~ no quiCT<l -hahí.1 d~eho convencido de que unos pocos ladrillos y yeso
1),1\'ld. ~ernn suficientes para mantener a raya a un
El t:mrasm~• le había recordaJo que ante> tantasma que quisiera entrar, pero el hecho es
,,,lf:¡ J.!U>t.>rlc meterse all í con ~ l. .:¡ue aquella noche, y la siguiente, y la q ue siguió
- A ih >m ya no-había repli-:<1J o D<>vid. Jespués ni el llanto leve ni la voz susurrante
El (:1nrasma le aJvi n h> que si se negaba a Jel fantasma perturbaron su sueño. David
IKlCerlu, h:~ría algo en wrdad terrible. comenzó a creer que el fantasma hnbfa sa lido
- Apue>l<l a que no 1.1 pucdt:> hacer ><>1<> Je su vida para siempre.
- k h:~hb dich•• David. Dos o tres veces por semana visitaba al señor
A csro el fama,ma dijo cmonccs que lt• -\lveston y lo ayudaba a pasar la aspiradora o
m.>t.lrfa, :•1 v1ejo o a él. acompañaba a hacer sus compras o simple·
- ¡A m{ no me arnena:as! -había cxcla· -.ente a tomarse una ta.2a de té. Su padre habfa
madu David. W~e~ado muy claro que era una obligación pero,
Tienes que venir, hahía insistido d fant:l>l113. ;;e hecho, David se divenfa haciéndolo. Nunca
- No me puedes oblig<1f. ¡Déjamc en pa: sabfa en qué estado iba a estar el señor
-replic•) David aquella vez. • ,·cston. Y había vivido una vida 111n incref·
YcH:tha al errado con la posibilidad de qu< .lmlente larga que estaba lleno de anécdotas
d f:~nrasma pudiera en realitbd hacerle dañ• deas. Uno nunca sabía si iba a estar aburri ·
al Sl!ñ<lr A lvcstnn. Q uizá podía en verdnd lleg.u 'f, fascinante, silencioso, brillante o simple-
n mmmlo. ¡Y en ese caso qué podía hacer ~1 -.mte chiflado .
David? ..:n día, en el que resolvió hacer pasteles de
(\)r í•ltimo, d probl~ma lu resolvieron otr. ~o para la cena, los hizo con harina, azú·
l"lT él. p(~OS díaS despué:;, lll'" r·m le, Jlvu k c uvas pasas, cáscaras de limón y luego agregó
\.h.·l coll•J.:in . ...,. encnntrc"\ un nhn·rn tr~r.h.k~( ;:w de la ras de sardinas para revolverlas allí.
- ~- -
David estaba hoqu iahierto, no lo podia creer. .::>111\ot\.l:lsenor Atvcston raspaba el Irasco de
Jamás había visto algo igual. El señor Alvcston la mermelada de naranja con los dedos, sacudía
.onrió con confianza para tranquilizarlo al los del té y el café sobre el suelo y luego
nempo que batía las sardinas y David no tuvo escarbaba el revoltijo con las manos. Los ojos
más remedio que sonreír de \'Uelta. perplejo. le brillaban, como idos.
QuiZá se trataba de una receta que hada David lo ayudó un rato pero luego se excusó
muchos pero muchos años había sido muy Y fue a buscar a 5u papá. Terry ayudó con
conocida. Fue sólo hasta cuando el pastel del icadeza al señor A lvcston para que se
14 6 estuvo terminado y se ca lentaba en el horno pusiera de pie y luego lo limpió un poco pero 147
que el señor Alveston se dio cuenta de lo que David estaba muy impresionado de ver al viejo
había hecho. en ese estado, sin la menor idea de quién era o
-¿A qué huele tan raro1-pregunró-. Es dónde estaba o qué ocurría a su alrededor. Al
como si le hubieran puesto pescado a un pastel día siguiente, estaba de nuevo normaL
de frutas. -Soy tan malo como tu fantasma --<lijo el
- i Bueno, pues justamente eso es lo que señor Alvesron con tristeza cuando David le
acabamos de hacer! -exclamó David con una contó lo que había ocurrido.
carcajada. A todo el mundo, incluido el mismo señor
Pero al pobre señor Alveston la cosa no le Alvesron, empezó a parecerle obvio que no
pareció graciosa, se puso tan triste que lo inte· podría seguir viviendo solo mucho tiempo más.
rrumpió todo. Aquella fue la primera vez que Hablaban con frecuencia sobre el fantasma.
David comprendió lo que todos querían decir El señor Alveston ten fa sus propias historias.
cuando afirmaban que e l señor Alveston Había una de la época en la que vivió en una
estaba un poco tocado del ala. casa en Sydney, Australia, donde una cosa
-Otro lapsus --<lijo el señor Alveston, al blanca y pálida un dfa empezó a pasar por el
tiempo que arrojaba el pastel a la basura-. corredor todas las noches a lns ocho en punro.
Bueno, al menos uno de los dos lo disfrutó, -Solfa salir de la pared de un costado, cru·
querido David. :aba el hall de entrada y luego desaparecía tras
O tras veces la cosa no era tan divertida. Un la pared del otro extremo. Lo hizo todas las
dfcl encontró al señor Alveston abrien.lo todos noches, duranre una semana --<lijo-. Un día
¡, •s frascos de su aparador en busca de :t•sO qur finalmente nos enterarnos de que allí, en ese
h ·i•fa perdido. Qué era lo que había perdido. mismo lugar, había existido otra casa ante~. de
.,., lo Sllbía muy hicn. Igual , David se dispu5<' manera que supongo que el fantasma seguía
a :l) udarlo a pesar de que no dejaba de Uamarlr los pasos de lo que había sido el viejo corredor.
~ --·---- -· - - --
l l.:l tl ol ~IUd IIIMUI Id !)UUU:: llll ~I I V qt.t\. ~VIItl David prc:;intió en el acto que algo andaba mal.
ladmrle a algo en un rincón donde no habf;~ Su pndre colgó el teléfono y se dirigió con pasos
,Jn y otra S•lbrc um• oca>ión ~n la que, largos a la puerta.
mientras deambulaba por un jardfn, muy tarde -¡Qué pasó? -preguntó David.
en la noche, algo lo agarró del rohillo. . -El seilor Alvesron sufri<'i una calda.
- Pero cuando me llevé la mano al robtllo, P¡¡dre e hijo corrieron a las escaleras. La
no habfa nada allr. puerta estaba cerrada con seguro pero ¡¡ )can·
Dijo que luego tuvo c1uc q uedarse qu ieto Y :aban a oír al viejo gimiendo débilmente al otro
''8 de pie casi die: o veinte segund~ ame' Jeque lado de In puerta. Terry tenfn la llave en el 149
lo que quiera que fuese lo dc¡ara tr, sm hacerle bolsillo ... el señor Alveston le habfa dado una
daño. ¡usto en cnso de que se presentara una ocasión
- He ahf una cosa de los fnnra,mas, al pare- como esta, y la puerta abrió sin problem11.
cer nunca le hacen daño a nadie -;~gregó. Lo que vieron fue undes.'\Stre. El lugar habfa
Pero aun él, e1 sei\or Alveston. que hahfa •tdo arrl•sado.
vivido ttm larga vida, no tenia unn historia que Encontraron al señor Alvesto n tirado sobre
se compardra con Ja de David. U n fantasma ~1 suelo en la cocina, la piel cenicienta y la
que hablaba, que destrozó el lugar, un fan~asma cara y las manos ensangrentadas. Lloró del
q ue tenia cara. ¡Quién habfu oído hablar ¡amás Jolor cuando Terry lo incorporó para llevarlo
de algo así? a una silla en la sala. El aparmmento estaba
David no sabfa a ciencia cierta qué tanto .lestrozado. De las paredes no colgaba un solo
crefa el señor Alvesron su historia pero, buen ...sadro, ni un libro en las estantcrfas, ni una
viejo que em, lo había más que perdonado. ~ decorativa ni an florero que no estuviera
David le cafa bien. El viejo habló con la policf~. ""tO. Hasta los muebles los habfan destruido.
Les contó que David Jovisirabacon frecuenCia o pareda haber pieza en una sola pieza. El
y que le echaba una mano con las -~nm~ras Y ~lo estaba cubierto de vidrio y porcelana
otros tmbajiros. La polida re.solvto de¡ar el ca,los cajones desocupados, de la chimenea
~sumo de ese tamaño, de manera que David .Ka salir un escape de gas. Al sentir el olor,
salió muy bien librado con una mera adver- -...-rv se apresuró a cerrar la llave. La mesa
t~ncia. Todo marchaoo muy bi~n V cnr0 nces, patas arriba, la nevera caída de costado.
la llmnada telefónica . .J comprendió dos cosas a la vez: uno. que
amasma había regresado y dos, que lo
El rcléfono sonó el miércoles t1 l,ts siete de ::1rfan a él.
1~ 11 , ,. he. Terry y David c~tahan comiendo \' -~o fui yo - le dijo n su padre.
- No fue David -asintió el viejo.
Terry ya estaba pidiendo por te léfono una
mnbu lancia .
- ¡Está seguro de lo que acaba de decir!-
le preguntó Terry, por encima de los hombros,
al señor Alveston.
-Absoluwmente. Estoy ;c~uro de que el
muchacho que lo hizo estaba todav ía aquí
ISO cuando yo llegué. La puerta cerrada
T~rry se concentró de nuevcl en la llamada
telefónica, pidió una ~mbu lm1cia y. lanzándole
una mirada rara a su hijo, pidit1ramhíén por la
polrcfa. Mienlras Terry se ocupaba en lo suyo,
el señor Ah·eswn le pidró " David que se
acercara. Posó la mano sobre el hombro del
muchacho y, con una mirada despavorida, le
dijo:
- Lo vi. .. a tu fantasma. ;Entró aquí como -¡Qu~ cochino y muérgano chivato ! ¡Qué
b s Furit1S! Pensé que me mamrf<~ , David. monstruo! Atreverse a venir y visitar hasta que
-Gracias, gracias -dijo Dav id. ya lo recibían como si fuera de la casa. Hacer·
Estaba ran aliviado como impresionado. se el amable y el si mpático. Y una vez logra
Abratócondelicade:a al señor Alvcston, luego salirse del atolladero en el que se había metí·
apretó tan fuerte como pudo y se echó a llorar. do el angelito, una vez que ya tiene todo per·
fectamente arreglado, él y sus espantosos com·
pinches vienen y arrasan con el lugar. Es
asqueroso. ¡Deberían pudrirlo en la cárcel!
S is Parkinson y Alison Grey estaban de pie
en medio de las ruinas del apartamento del
señor A lveston·. Ninguna de las dos había visto
nunca nada semejante.
-1::. im!XISiblc que esto lo haya hecho el
>erior Alveston por sí solo, ¡verdad? ~ijo
------- -
Altson urey con aesconsuew- . t\tgutta>
n•n•, lo hacen, como imagino que sahrás. ai\~, por b misma medida! ¡Mira esto! -Jijo,
Ali,on h~bra llegado a tomarle afecto a :1l ttempo que recogía In lámpara e intent.tha
1)add en el curso de las últimas scmann.~. Llegó cnder=rla haciendo palanca con la rodilla. en
' ·•1 ,.n,.tr incluso que se habían hecho amigos vano--. Si no puedo yo, mucho menos un niño.
.: ly él 'eiior A 1vcsron. Pensar q ue el muchacho Como la cosa más natural del mundo Sis le
había entrado y hecho esto era un golpe d urí· quitó la h\mpara a A lisan y la enderezó con
simo a su fe en la naturaleza humana. un solo golpe de manos.
tSJ
A S is se le aguaban los ojos. - Tenía su cómplice -dijo--. Un mucha·
-¡Cómo ~e atreve? ¡Cómo diablos se cho más grande. Un adolescente. Y ese debió 153
atreve? ser el muchacho que el señor Alveston vio.
Los muebles tumbados y patas arrib~. Una - i Pero David estaba marchando tan bien!
de las patas de la mesa de centm habla sido Todo el mundo coincide en eso. En el colegio.
arnmcada y luego la clavaron Ct>nrra la pantalla En la casn, su padre ...
de la televisión. Una l:hnpam metálica de pie - · ¡Ese pelele !
la hablan doblado por la mirad. Hablan sacado - Los informes del psicólogo infantil eran
los cajones, desparramado corno basura lo que excelentes.
contenían 1' luego arrojado a donde buena· - ¡Los psicólogos! me perdonarás mujer. no
mente cayeran. Era como si una. furia de la tengo nada contra los servicios y los trabaja·
naturaleza, de cs~s que se desatan en los desier· dores sociales, pero lo que ese muchachita
tos o en los barrancos profundos o en las necesita no es la oportunidad de sentarse a
profundidades del océnno, hubiera entrado al hablar horas sin fin sobre si mismo sino un buen
apartamento. ¡Cómo era posible que un an- pa r de chanclctazos en donde sabemos, eso es
ciano, de casi cien años, hubiera podido hacer lo que necesita.
algo asfl 11mbraron a la puena. Alisan fue a ahrir
-Si el señor Alvcston lo hizo, entonces sorteando el desast re con paso cuidadoso
debe tener alguna pócima muy especial que mientras Sis recogía los libros en medio de los
toma cuando le da por destrozar los muebles e<;<;o mbros.
y, en ese caso, ya quisiera yo un poco de ese Eran David y su padre.
clíxir-dijoSis. Tan pronto Sis reconoció sus voces salió
A lisan se estremeció. ¡David había parecido como un huracán:
tan buen muchacho! ·r•
-, u. --gnt "ó-G . usanito rastrero, ¡t.: ga·
-Oye, ¡pero pudo hacerlo un niño de doce nasre su amisrad y ahora vienes por más!
¡Lárgate de aquf!
- - ---
- El señor Alveston le ha pedido a David
que por favor... de Sis, agregó-: Ahora, si él buenamente a,í
- ¡No quiero oír una ~ola p>llabra más! - lo desea, podrá mostrárselo a ustedes, supongo.
esra lió Sis, y una vez más empezó a dar es· -A ese muchacho no le debían permitir
rraf. 1l~rios golpes al aire deseando poder poner entrar ¡11 hospital --dijo Sis apretando los
sus m'mos ;obre David pan1 hacerlo aí\icos. dientes de la furia-. i Es en la cárcc 1 donde
- ... le pidió a David que por fa\'Or le llevara debía estar! ¡Con otros delincuentes!
un álbum de fotografías que debe estar aquí David quiso refugiarse detrás de su padre
154 pero hizo de tripas corazón, no cedió terreno)'
en el apartamento -rerminó Terry con voz
firme. explicó que se trataba de un álbum de 155
--Si usted cree que ese mocoso va a poner fotografras, m;ls o menos del tamaño que tiene
sus pies dentro de este lugar... una hoja de carta y con una cubierta en rojo
- Vamos, Sis, basta, cálmate -dijo A lison. desteñido. Y corrió a buscarlo.
-Mira, Alison , yo no soy una trabajadora Terry se quedó atrás, esperando.
social y por lo ranto no voy a pennit irque este -David dice que no lo hizo y yo le creo-
pequeño y espantoso psicópata arruine la vida dijo, desafiante-. Estima al viejo.
de un viejo decente sin que yo haga nada al - En ese caso no hay nada en lo que no
respecto... crea --d ijo Sis-. Ahora, si no fue David con
-Cálmate, Sis, déjame que yo me encargo seguridad él sabe quién lo hizo. ¡No pe~ará
de esto -dijo Alison y se dirigió a Terry-: que se trata de una mera coincidencia, verdad/
Me temo que no puedo dejarlo llevarse nada ¡N o me saldrá ahora con que una manada
sin una autorización escrita. completamente distinta de vándalos terminó
- Pero si me lo dijo a mr --dijo David. por lleg<~r cxacramente al mismo aparta memo
--Sí, le pidió el favor. Quiere ver algo - y que lo destrozaron porque sr, cierto/ Porque
dijo Terry asintiendo con la cabeza. S I eso es lo que me va a decir, déjeme decirle
Alison soltó un suspiro. Sentia a Sis bufando que la verdad es que usred es aún más tonto
como un toro a sus espaldas. de lo que parece.
-Lo siento, no pueden llevarse nada. Voy Diciendo estas pa labras se retiró, recogió
a decirle qué voy a hacer, sin embargo. una maraña de vidrios rotos aún pegados al
Díganme qué es lo que quieren y yo, perso- marco de un cuadro y lo expuso en alto.
n:~lmente, se lo entrego al señor Alveswn - Terry sacudió los hombros.
dijo y, subiendo un poco la voz para beneficio -No fue David - repitió y se largó de allf.
Todo lo que sabfa era que David dijo que no
In h 1l•ía hcchn y que el sro'or Alvcston elijo - Alguna vez lo supe, estoy seguro. Esa cara
111 1 '·"·1d no lo había hecho y no era hora me solla ser tan conocida como la mla. Pero se
'""' en JuJa b palabra Je ninguno de esfumó, del todo. ¡Qué cosa más extraña!
1unquc él mbmu no c~tuvicrc-t tan Fue en ese momento cuando le pidió a Da,·ld
1 " 11<xlía creerle< o no. que por favor le trajera el álbum de fotografías
del apartamenro. Estaba seguro que allí había
1:.1 ,..,n "Alve,ton no había ,ufrído lesiones una fotografía del muchacho. Quizá incluso
tn:>yorc~. Nada Je hueM" rutn' o cosas por el estuviera registrado su nombre. Pero, al día
1<• !57
, 1 In l labía sufrido una .<cría ~<1cudida y estaba soguiente, cuando David volvió para averiguar
' ' " 1 1 LU de moretones pcru w do parecía si Alison le había entregado el álbum, el señor
111 '•··¡~ r t¡Ul', en un?. ')do< 'emanas, ya estaría Alveston estaba tan enfermo que no se le
d<· nucl'o en pie. Sin embargo. las cosas no perm itió verlo.
ucurncron así. Al comienzo, nadie quiso explicarle qué
En d tr.mscurso de la noche comra¡o una ocurría. [)a,·id se vio obligado a pedirle a su
infccuón pulmonar. l<J<Io fu~ mur rápido. Para padre que por favor llamara por teléfono. El
el dra >Jguicntc, la infcccoón se habb conver- señor Alveston estaba en cuidados intensivos.
tido en neumonía. Y pronto pesaba >Obre él la -La neumonía, a esa edad, puede ser muy
posibilidad de que nn sobrcvivicrn hasta el fin grave. Es posible que no logre salir con vida
de semana. - le dijo Terry-. Y no hay nada que podamos
David no lo podía creer. Cuando lo visitó hacer.
en el hospital al día Sig-uiente de los hechos, el Y como si eso fuera poco, la policía volvió;¡
señ<>r A h·c,ton esraba páhJo pero no parecía golpear la puerta de David. Esta vez el proble-
muy enfermo. David le había traído uvas y ma era mucho más grave. En este caso, se
libros 5acadas de la bobliotcca púhloca con letra presentó una mujer polida... mucho más ama-
grande para que los pudiera leer... el señor ble que el oficial anterior, o por lo menos así lo
Alvcston no podía con la letra menuda. pareda. Quería saber en dónde había estado
Habían hablado con ent usi¡osmo sobre el David mientras destrozaron el apartamenro.
muchacho fantasma y lo que este había hecho -Estaba aquí, conmigo, cuando recibimos
lq que ~tgnificaba todo aqwllo. El ' eñor la llamada -se apresuró a contestar Terry.
"Ston c'raha seguro de qul' con,>da al -Esta vez no fui yo -insistió David- . ¡No
1.11 1sma --o me¡or, de que alguna ve: lo se lo dijo así el señor Alveston 1Él mismo vio a
c'm JCIÚ- ('(:ro por más csfucr:u que h1zo no otra pcrwna.
puJ • rccunl.~r de llULén •e (r.l!ilh.l.
- "'\11 Cll C: l ~(.;l0 1 CMJ UlJU 1 ~d.Ut: I IIV;, Y,UL lld U i d -L.J ;,t;UUl 1""\.l Vt:~ LV ll UlJU 4UI:- HdUld VI:,LO d
01 ~" ' uchacho dentro del apanamento. Pero otra persona y que no era David -dijo Ali-
,, no sabemos es si estaba solo o no, David. son- . La policía ha tomado muestras de las
. \1' •m, a juzgar por el estado de las cosas allí, huellas dactilares y examinado el apartamento.
• , ra rece indicar que había más de una Si David está diciendo la verdad, no t iene nada
1 rsona involucrada en los hechos. que temer. Con todo, sería muy bueno si logran
ilJe manera que así era la cosa! Creían que dar con el jovencito responsable.
David también había estado ahí, escondido. David pensó para sus adentros que eso no
1!;8 - La puerta estaba cerrada con llave -dijo iba a ser nada fáciL Se convertiría en el primer 159
la mujer policía-. Las salidas de la ventilación fantasma arrestado en la h istoria de la policía.
selladas. Quienqu iera que lo haya hecho tuvo Si el señor A lveston llegaba a morir, ¡quién lo
que echar llave al sa lir. Sabemos que aquí hay defend.ería?
una llave, al cu idado de tu pap;1, ¡sabes de
alguien más que pudiera tener una llave? La semana parecía no acabarse. Terry
David chasqueó los labios: llamaba todas las tardes. Los primeros días de
-No, ni idea -d ij o, y comprendió de la semana describieron la condición del señor
inmediato que nadie se lo iba a creer. Alveston como 'crítica'. Un par de días después
-P ie nsa -dij o la mujer po licía con como 'descansando tranquilo' y pensaban que
frialdad. pronto se pondría mejor, pero a la noche
¡Pero qué pod ía decir? No podía dar la siguiente recayó en la 'condición crítica' y
explicación del fantasma. ¡Quién diablos iba David se convenció de que no lo vería nunca
a creer semejante cuento? Esta vez todo estaba más. Pero entonces volvió al 'descanso' para
muchísimo más complicado. Como la mujer luego entrar en 'recuperación estable' hasta
policía se encargó de señalar, el pobre viejo q ue por fin 'volteó la esquina' y dijeron que lo
podía morir por la caída que sufrió. Y este delito peor había quedado atrás. Lo iba a lograr.
tenía nombre: homicidio no premeditado. Pasaron diez días desde que David lo visitó por
Unos pocos peldaños por debajo de asesinato, primera y única vez en el hospital hasta que le
de homicidio a secas. permitieron volver a verlo.
Dav id pasó la semana que siguió en estado El señor Alveston yacía recostado sobre las
il .;hock. Y también Terry. Estaba aco,.tum- almohadas y parecía un pedazo de cuero. A
!-raclo a ver a David metido en problemas. pero pesar de lo pequeño que era, daba la impresión
esto era distinto. Habló con la policía y habló de que no podía mover el cuerpo. Todo lo hada
con Alison. Esta última lo tranquilizó un poco. tan despacio. Cuando movió los ojos para
- - -------
di1 igi• la mirada a Dav id fue como si estos - Mira la cuarta página. A llí lo ve1ás y lo
n,,t.u.m lentamente en su dirección. Levantó reconocerás.
1.<uiJ<·:a romo lo h acen las tortugas. Parecía David hizo como se le ordenaba, nbrió la
1111 '<." r que huhiera empezado In vida hace página y, en efecto, desde allí lo miraba fijo el
11 w o. pero mucho tiempo atrás y que ya rost ro del fantasma. Era una foto en blanco y
, .cn:aha a quedarse sin aliento ni tiempo. negro, vieja y algo desreñ1Ja, pero muy clara.
!::>aludcí a David y a Terry con una sonrisa y El muchacho estaba de pie recostado contra
ahuecó el borde de la cama con la mano para un muro de ladrillo, agarrándose una muñeca
160 m.licarle a David dónde se debía sentar. Terry con la otra mano y ob;ervando la dmam. 161
,e ubicó d.: pie aliado de la cama y le mostró Llevaba el pelo cono a lo~ lados y un mechón
una sonrisu vaci lame al viejo. crespo sobre la frente. Tenía puesto un chaleco
-Qu~ bueno verlo -dijo Tcrry- . Por un sobre una camisa arremang.tda y unos panta·
momento pensamos que se nos iba. Iones conos que le llegaban hasta las rodillas.
El señor Alveston sonrió de vuelta y alzó la Pareda mirar a rmvés de los a•1os con expresión
mano frágil: seria, d rostro ligeramente inclinado como si
-Quiero irme -susurró el viejo-. No la cámarn lo pusiera nerviuso. Su cara larga, el
saben lo mucho que quiero irme, pero no asomo de ojeras y los grandes diente> parejos
puedo. y blancos... sí, él era, sin duda: el muchacho
Terry forzó un gesto de comprensión y volteó que se había convenido en fantasma.
los ojos nerviosos a David. Hahlar sobre el - ¡Es él, verdad! -pre¡¡untó e l señor
deseo de morir delante de su hijo lo pon ía Alveston .
nervioso. -sr, es él. ¡De quién se tram!
-Bueno -dijo el señor Alve<ton al tiempo - No rengo ni la menor 1dea.
que le daba unas pa 1madi ras a la mano de - i Pero tiene que saber, ;cñor A 1ves ton !
David que de~cansaba sobre las cobijas- . El -Debería saber, tienes rozón . Es más, al-
libro. Supongo que has estado muy preocupado guna ve: ruve que saber, pero ahora no lo sé.
pensando que nunca te ibas a enterar. Está Borrado. Déjame decirte una cosa. Tengo,
sobre la repisa. Alcánzalo. bueno, solfa tener, una memoria maravi llosa.
J1avid se inclinó hacia la repisa que estaba Todo el mundo lo decía. No para dónde dejo
, do de la cama y pronto vio el a,bum las cosas ni nombres ni fechas y ese npo de
, ,'pastado de rojo que Alison G rey le había asuntos, pero sf para la gente. Nuncu olvid<.
llevudo al señor Alvesron. una cara. Sin embargo, cuando muo de pensar
en t'•tc rilitro, no se me viene onda a la c¡1hcza. 1.,.. • Y• !J''- •"' IV '-lliC: t:ll 1t:iJ JIU:.tU CSUlO:t f'lt?fisando
U n<~ p:ígina en hlanco. era en al¡¡o mu)' grave.
El v íior Alvesto n volvió a mirar la página Pcnsaha
• . que si e<te ,., "' lhre ,,,·c¡·o e reta. que
lid :ílhum. h a b la Sido un fanrasrna el que a~· '
~ ..... ..,t,con~u
- No, es inútil, es como si me hubieran apa rtn~cnto. nnda en el mundo convencería
,.,,hndo algo. ,, la pol•cía de que, cuando el viejo les dl¡cra
- Perdó n que los imerrumpa pero ¡hay algo que no fue David el que dcstro·o· el a
• p:lrta·
de In que yo nn estoy enterado' - pregunt6 mento, decía la verdad.
162 Tcrry, que no le veía ni pies ni cabeza a la -:-En fin, ver un fantasma no es una co-a 163
conversación. tan musual después de todo, pero en este C'lsu
El seño r Alveston sonrió y le dirigió la hay un problema, ro tengo un problema. Es;oy
mirada: -cguro de que es re fantasma es qllien me retil'ne
-Sí señor. Tu pobre padre no tiene ni la m este mlmdo. He recorrido un camino muy
menor idea de lo que es ramos hablando. Pues largo y hay una puerta que no logro alcanzar
verá, Terry, nosotros dos h emos visto un por la que tengo que cruzar para poder de.
fantasma. Sí. sí señor, me escuchó bien. Un ~Mvd h ¡ar
• 1 a, y este mue acho- esre fantasma -
fanrasma. David lo vio mientras jugaba dentro ~ mterpone en mi camino. Deseo tanto poder
de los conductOs de la ventilación. Y también lega~ aUí. ; Me entienden! Cruzar esa puerta
yo lo vi. Fue el fantasma que acabt~ con mi e. la ulnma tarea de mi vida y él no me crmi
ap:~rtamento. Ah, y:¡ veo que no me lo cree. ~cerio. P te
Bueno, ¡por qué hahría de creerme! Usted es El senor Alvesto n ven ía hablando co
una persona con los pies bien pues ros sobre la erda~ero entusiasmo pero en este pum~
tierr-.t, una persona de este mundo. A lgunas :-eclmo la cabeza sobre la almohada y cerró los
veces las personas muy jóvenes y las muy viejas - <"~S. La pequena charla lo había de¡ad~
pueden ver cosas que la gente en la mirad del f"'Chausto. ·
camino no puede entender. Le aseguro que -Mira... estamos asustando a ru padre_
estoy diciendo la verdad y nnda más que la ~ 0 el señor Alvesron con una sonri~ 1
verdad. -:zrecerdivertido-. ¡Pobre Terry! -agreg6 h:.
En este punto se rió al ver la expr!'Sión de "'ndo una ~eña l con la mano para qur 'e
Tnry y continuó: ercara_n Y as( poderl es hablar en susurrt>s.
-Soy un anciano al final de mis días. ¡Para -Qu1ero pedirle un favo r, a ambos. QUier;;
qué habrla de mentir? averigüen quién es ese muchacho de la
- No, por supuesto, si usted lo dice -dijo . ). Busquen en mis otros álbumes de
h•f<'J-!rmm~ . •cugu tl lllt..lla' llltu ~. \....JUU.c.t c:: : u .. A la entrada del hospita l Terry le dijo a
, tK'llltc•n "' nomhrc. Tengo que saber de quién David que lo esperara junto al auto.
~ lrcl ... -Quiero hablar con la enfermera -le dijo.
t_., prumcro-<lijo ll;wttl- . Pero tendrá -¡Por qué no puedo ir contigo!
'"' decirle~ que nc>S Jejcn entrar. No nos -No siempre hablan con franqueza cuando
. _lt·jaron ni m:crc~rnos a swi co~HS la úlcima vez. hay nif'los por ahí -<lijo Terry.
El sci'\or Alveston <OSin ti6 cnn la cabeza. Quería saber cuál era el estado del señor
-Ayudt~ré en todo lo que me sea posible Alveston.
164 -<lijo Terry, a peAAr de que no creía una sola -En cualquier momento se nos muere 165
¡mlabm de todo lo que se había dicho-. ¡Pero - le aseguró La enfermera sacudiendo la cabe-
puedo preguntar una co~a! za-. Y para serie honesta, creo que eso es lo
El viejo l(•vantó la mano para indicarle que que él qu iere. Todo lo que podemos hacer es
sigu iem adc lanre con su pregunta. procura r que esté tlln cómodo como sea
-¡Ust~J sabe que la policía cree que posible. Sin embargo, creo que no está pade·
probablemente fue David quien hizo todo lo ciendo dolor.
que ocurriú en su apartamento! Esto último lo agregó para tranqu ilizarlo.
- ... por supuesto que no fue David ... Terry asintió en silencio aunque era otra cosa
--Sr, pero... quizá no sea muy buena idea lo que en realidad lo preocupaba. Le preocu·
decirles que el muchacho que um~d vio ... que paba David. No sabía si debía decirle que el
ese muchm:ho era un fanta<ma ... v1ejo iba a morir. Y además temía que su hijo
- ¡Hablarle a la polida de fantasmas! Por rudiera terminar en la cárcel.
Dios, no. N o soy tan tonto. f'or supuesto que Terry no creía en fantasmas pero era un
no haré eso. No se preocupe. Les diré que... hombre de palabra hasta donde le fuera
alguna buena historia. posible. Tan pronto llegó a casa se dispuso a
Terry sonrió. El señor Alveston podía sufrir cumplir con su promesa y llamó por teléfono a
uno que otro lapsus, pero cuando estaba en la Ahson Grey. Le mencionó el deseo del sei'lor
jugada era agudo como una cuchilla. Alveston de descubrir quién era el muchacho
- Trato hecho -<lijo Terry-. Ayudaré en de la foto. N o le d ijo nada, por supuesto,
todo lo que pueda. :-especto al fantasma o a la extraña historia del
:::1señor Alveston necesita ha dcsca1 .ar. Le :ouchachoque le impedía dejar este mundo al
pi. lió a David que sacara la foto del álbum, se cte¡o. Dijo que se trataba de un recuerdo <,t.IC
despidió de los dos y partieron el señor Alveston no alcanz¡¡ba a desentrañar.
Al ison dijo que iba a ver que pod1a Mt~r
aun,tuc no >abía muy bien SI quería o. ~o pruebas y por lo tanto que no se podrían for·
mular cai'J!os.
whd,orm. Sabía muy bien del mucho canno
qu•· el <eñor Ah•c,ton sentía por Da vi~ porq~e - Ahora, eso no significa que David no lo
él mismo se lo hnhfa dicho. A [lav•d vema haya hecho - le habla dicho el inspector de
dénJ ,,Io pnr lo menos una vez ll la semana poiicía-. Sólo que no lo podemos probar.
dumnte y;~ un hucn p:~r de mc,es y estaba Sis, por su parte, imaginaba lo peor de
David.
segura de que Jo conocía lo suficientemc~,te
166 bien como para aseverar <tue Dav1d rambacn - Lo único que quiere es escarbar emre las
le renfa cariño al viejo. Sin e mbargo, era cosas del señor Ah·eston para robarse algo- 167
imposible pensar que el último atmpello que dijo cuando Alison le comentó que David
había sufrido el aparwmenw del se ilo r querfa buscar una foro--. Que, emre otras
Alvcston no tuviero n:~cla que ver con Dav1d. cosas, fue la razón por la que devastaron el
ErA demasiada coincidencia como para poder lugar: lo destroznron en busca de objetos
creer en ella.
,·aliosos.
La polida le habfa conrado en privado que Alison suspi ró:
las posibilid:~des de que David fuera llevado a -Pero si el señor Alveston le tiene tanto
juicio a raíz del asalto eran muy remotas. Fuera cariño. ¡Qué puedo hacer /
de la declaración del señor Alvcsron en el -El muchacho se aprovechó del viejo.
sentido de que otra persona había sido. la -El señor Alveston no es tonto -señaló
responsable, algo no había marchado muy b1en Alison- . Tan astuto como tú en uno de sus
buenos días.
con las pruebas dactilares. El apartamento
esraba cubierto de las huellas dactibres de un -Cierto, de acuerdo, pero últimamente no
niño que todo el mundo estab.1 sc¡¡uro serían ha tenido much os de esos 1verdad! -dijo Sis.
las de David. Pero, cuando las examinaron de Era cierto. El señor Alveston sí se había
cerca, descubrieron que no renían nada que recupe rado de la neumo nía pe ro habfa
ver. De hecho, paredan ver,ione:. en mmmtura quedado atrapado en un extraño mundo entre
de las huellas del señor Alvesron, cosa que, la vida y la muerte. Pasaba mucho tiempo
porsupuesto , no era posible· Algo d~l,iófallar dormido pero era un sueño intranquilo. No
al hacer las pruebas. Encomra ron tlgunas parecía reconocer la diferencia entre el pasado
pocas huellas de David, ~ro ~stas parecfan ,. el presente. Con frecuencia resultaba d ificil
haber sido dejadas antes de que destruyeran saber si le estaba hablando a uno o si algún
el apHrtamcnto. Eso significaba que no rcnfan recuerdo se habra apoderado de su cabeza con
<anta intensidad que habla borrado el aqul y
-- - --
elnhorn. Con todo, cuando sí .e daba cuenta nuevo no pudo menos que estar a~ acucrao
Jc In que ocurría a su alrededor, ern de una con ella.
lucidc: impresionante. Tran!K:urrieron un par de días más en los que
- El orrodí8 me dijo que era como perderse Alison eludió a David y a Terry sin saber muy
en un labcrinro enorme dcnt:ro del cual se a pe· bien qué debía hacer. Luego recibió una
lurom1ba todo el pasado y el presente --dijo llamada de Terry en la que sugirió, que, si no
Sis-. Dijo que cm como correr de aquí para confiaba en David, quizá le fuera posible rrner
all:í, sin ron ni son, en busca de una salida que ella misma los álbumes. Dos días después, para
168 169
lo condujera de vuelta al presenre. Y luego felicidad de David, Alison se apareció en la
agregó -en este punto Sís bajó el tono de la puerta, con un pila de álbumes, de casi medio
vo: porque lo que había oído la asustó--... met:ro de alto, en los braws.
luego dijo que cada vez era más y más difícil ....,Al parece r el señor Alveston sacaba
encomrar el presente. muchas fotos --dijo.
- Es el caso más extraño que jamás me haya Los álbumes estaban llenos de gente. Era
tocado - dijo Alison-. No he llegado a increíble pensar que una persona que había
conocer a nadie capaz de reflexionar sobre lo llevado una vida tan rica y plena terminara
que le está ocurriendo con tama lucidez. tan solo. Terry hizo té, trajo un plato con
- ¡Has visto lo mucho que lo ah·era su galletas y se sentaron todos alrededor de la
niñez? - preguntó Sís-. El otro día que lo mesa a examinar los álbumes. Fue un trabajo
visité se despenó. me miró y me dijo: "La perdí, largo. Una y otra vez alguno creía haber encon-
Sis". Cu:lndo le pregunté que qué era lo que trado al muchacho y una y otra vez resultaba
había perdido. me dijo: "Mi niñez. La perdí". que no era. Había demasiadas fotos de genre
Alison se frotó la cara con las manos, que se le parecía un poco pero no lo suficiente.
inquieta. -Debe ser un pariente --dijo A lison, como
-Quiz.á sea por eso que quiere que David preparándose para la cacería.
averigüe quién es ese muchacho. Uno tras otro los examinaron 105 viejos álbu-
Sis no tuvo más remedio que reconocer que mes, página por página, y 105 hadan a un lado.
el señor Alvesron sí le había pregunrado que Sólo hasta cuando llegaron al más viejo de
si David ya habría descubterto quién era el todos, aquél que contenía algunas pocns
muchacho de la fotografía. fotografías desteñidas y borrosas de cuando el
-Pues todo parece indicar que la cosa es señor Alveston había sido niño, sólo en torces
muy importante para él--dijo Alison, y Sis de tuvieron algún éxito.
--
···-~-"' - - --- - ... .
-:.;.: __..
- - -
Fue Tcrry qu ien lo encontró: -¡Cbarlie, Thomas, Eric, Rohert u Owcnl
- ¡Lo tengo! -exclamó. -preguntó Terry-. ¡Cuál será/
David se acercó para ver y, en efecro, ahí Alison se aproximó para mirar la foto de
,•,rah~. el muchacho que se había convertido
cerca.
,.n fanro>ma, de pie, al lado de una niñita -Roben - dijo-. Roben, ese es su
,enra,la en un cochecito. Ambos miraban de noml>rc.
frente hacia la cámara y ambos sonreían ... el -¡El de quién/
niño, con timidez, pero la niña con el rostro -El del señor Alveston. Se llama Robert.
170 ahaJo y resplandeciente de dicha. 171
¡Dios mío! -exclamó Alison llevándose una
-¡Hay algún nombre por algún lado/- mano a la boca-. No puede se r, o ¡será
preguntó Alison. posible/ ¡Ay, Dios mío, es espeluznante!
Tcrry sacó la fotografía de donde estaba y la Ylo era. Observaron otra fotos del se•1or
vo lteó pero por dcwls no había nada. La Alveston en distintas etapas de su vida. Ahora
búS<:¡uctb continuó. q~•c era un hombre muy, muy viejo, ya el
Para cuando ya caía la tarde tenían no rarecido no resultaba tan claro pero en las
menos de cinco fotos del niño rero no habían fotos en las que se veía más joven el parecido
[!Odido resolver aún el misterio. Y entonces se era obvio y claro. Se trataba de la mismísima
saa~ron el gordo. Esraba en una foto que varias cara. El señor Alveston era el fantasma.
veces había escapado a su atención porque era Alison empezó a llorar. Se secó las lágrimas
de un grupo de gente y por lo tanto el rostro con un Kleenex.
cm demasiado pequeño para reconocerlo bien. -Olvidar la infancia de uno -dijo con vo:
Era una fotografía de familia, dos adultos entrecortad~. Cosa ran triste. ¡Eso fue lo que
sentados en sendas sillas de playa con sus hijos dijo! Dijo que había perdido su infancia. Él lo
alrededor. El muchacho estaba de rodillas con supo todo el tiempo. Lo sabía.
los brazos cruzados y esta vez con e l ceño Y los tresallf presentes sintieron el escalofrío
frunc ido . Había cuatro niñ os más: dos del misterio correrles por la espalda.
mayorcitos, de pie , a un lado; una niña senrada
sobre la arena y un bebé sobre la rodilla de la
mamá. Los nombres estaban escritos por
detrás: Charlie, Thomas, Eric, Ellen , Helen,
Robert y Owen. ¡Pero qué nombre correspon·
df~ a cada cual?
El fantasma y
el señor Alveston
13
- --- ----- - - --
meme >ria de un~ manera mn insospechada, que quedado sorprendado, perple¡o, aturdado
ahom d (;mrasma de ese recuerdo andaba a la cuando Alison le cont64uién era el muchacho
deri''" · Con rn:ón el muchacho se sentía tan de la foto y le rogaba a David que fuera a verlo
P''r,lidt>. Con mz6n le tenia tanto miedo al tan pronto como le fuera posible.
"icj<>. Con razón no lo dejnha partir de este - No hay n ingún problema, puede ir esta
mundc '· De morir el señor Alvestnn, también misma tarde -dijo Terry.
él muriría. Y David hizo lo que se le pidió, pero cuando
El muchacho ya había tenido su oportunidad llegó al hospital, no tuvo tripas para entrar. Se
174
de vi \'ir, pero e>t) él no lo s.'lbfa. Estaba perdido, quedó dando vuelras por la calle observando 175
perdido entre los intenninablcs conductos de las ventanas silenciosas que lo miraban de
,·emilac icín del edificio Mahogany y no vuelta y se devolvió sin haber entrado.
encomraba la m;mera de sali r. ¡Qué ocurriría El señor A lveston no podía levantarse e ir
si el viejo morfa anres de que el fantasma él mismo por el fantasma, de manera que el
hubiera ,·uelro al lugar que le correspondía! fantasma tendría que ser llevado hasta donde
¡Quedarfa condenado a vh·ir para siempre el señor Alveston. ¡Pero quién era la única otra
como una sombra tras las paredes! ¡Y qué en persona que conocía al fantasma l ¡Quién más
el caso de que el seilor A lvcston no pud iera era lo suficientemente pequeño para meterse
morir a menos de que su fanrasma estuviera dentro de los conductos y sacarlo de allí! David
de nuevo con y dentro de él!¡ Yacería entonces sabía perfectamente por qué querfa verlo el
para siempre sobre la cama en el hospiral hasta sei\or Alveston y eso no le gustaba ni cinco.
convertirse en huesos y polvo? Era un famasma peligroso. Cada vez que
David comprendió al instante que para bien David se metió dentro de los conductos la cosa
de los dos -de Robert Alveston el viejo y se puso péor. La última vez el fantasma incluso
Roben Alveston el niño -ffmmsma y hombre qu iso detenerlo agarrándolo de un tobillo y
debían hacerse uno otra vez. ¡Y quién iba a David no estaba muy seguro de que hubiera
ayudarles en ese empeño? podido escapar si no se cae aquella vez rubos
abajo. ¡Qué tal qut! el fantasma quisiera
David debió haber ido de inmediato a con- retenerlo allí para siempre? Después de todo
tarle al señor Alvesron lo que estah suce- estaba perdido y solitario, quería un amigo.
Jiendo, pero no lo hizo. Le daba pár..ro ha- Ahora, sí David llegaba a morir dentro de los
cerlo. S in embargo, al día si¡¡uieme, Alison sí conductos, pues justamente eso era lo Ql':
visitó al viejo y de vuelta a casa pasó por donde tendrra el fantasma: ur\ amigo yuc jamás lo
David para dejarle un mensaje. El viejo había abandonada, un amigo que se quedaría a !Ir con
Ahno a le rocarfa ~ubir dos pisos para llegar al pudo pensar, mucho menos h~blar. Alcanzó a
·'f'<ort.uncmo d1•l señor Alveston. Alumbró con ofr la rabia cayendo estrepitosamente, golpean-
lolin tcona pero no fue mucho lo que pudo ver: do al caer cada vez m~s abajo en el comzón
o: Jc lu: <e derenla conrra la rabia que él del edificio. Alum brado por la luz inquietante
'''" '" había colocado sobre el conducto. de la linterna que rebotnba contra las paredes
l>ebi6 caer por sf sola al lugar en el que el la opacas Y metál icas de los conductos, el rostro
había puesto despué~ de que el panero la del fantasma pnrecfa estar un instante a
!RO 1 uonhó. kolómetros de distancia y al sigu lente tan cerca
Si n embargo, cuando alumbró hacia abajo, q ue, si asilo quisiera. podrla morderlo, a David. 181
d haz de luz ca fa verrigonosamcnte hMta llegar Le alcanzaba a ver los pequeo'los dientes
al sótano y nada detendría su calda en ese caso. resplandeciendo como piedras brillantes en su
Se detuvo una ,·ez m~s. Era mejor salirse de boca.
allí. Una de dos, o buscaba una tabla de madera -Me abandonaste -siseó el famasma-.
o encontraba otra manera de llegar hasta su ¡En la oscuridad! ¡Me dejaste solo!
piso en donde ya habfa algo que lo protegiera David tragó sa liva en un intento por
en caso de caer. Pero ya era demasiado tarde. recuperar su voz. ¡Qué podra decirle? Abroóla
Esta ha en camino. Si se arrepcmfa ahora, quizá boca Yla palabra que le salió, lo hizo sin que la
nunca más volvería a intenrarlo. hubiera pensado:
David se ajustó bien lo linterna en la cintura -Robcrr.
de sus jeans y trepó con todo el cuidado que -¡No ! -gritó el fantasma-. ¡Yo no, es él!
pudo por el conducto intentando no pensar ¡No me llames con ese nombre! ¡No te atrevas
en la carda morta l que tenía debajo. No había a llamarme por su nombre!
avanzado más que un par de metros cuando -Roben Alveston ~ijo David, haciendo
escuchó un súbito ruido sobre su cabeza. ~fuel'!o para que no le temblara la voz-. Esa
Estremecido por un pánico absoluto, miró es la persona que eres, ¡verdad?
hacia arriba. La tabla que lo cubrfa desapareció - ¡T ú... tú ... tú ... no re atrevas! -gritó el
con un die poderoso y, de pronto, sin más prca· funtasma lleno de ll)iedo y furia-. ¡No me ·
viso que ese, estaba mirando de frent~ el rostro llames para ese nombre! ¡Te daré una lección 1
del fantasma. ,No saldrás de aquf con vida!
Fue tal el pánico de David, atrapa,:,, , ¡n re· Y cayó sobre Dnvid como una ronelada de
rncr~s.
medio en el conducto, con el fantasma .:ncima
y debajo una ca(da de casi sei' pisos. que no Siendo como cm un funrasma, el muchacho
----
no tuvo que tocarlo. Si mplemente se abalanzó
por el tl100 COnUa UaVlU. Vt: Ut:~(tLU Ulld. gnto - ¡pop!- et rantasma voLvtu a (..;ac:r...
repentina ráfaga de viento y luego David sintió pero esta vez dentro de él. Lo sintió pasar por
d peso Je una fuerza fría que lo empujaba hacia sus mandíbulas y David cerró la boca con un
atds. El fantasma tenía la fuerza de una golpe fuerte, casi haciéndose daño en los
m<íquina y David comprendió de inmediato dientes ...
que no podía hacer nada al respecto. Se Y se hizo el silencio.
apretujó lo mejor que pudo, apretó los dientes Un segundo antes el viento rugía furioso a
y resistió todo lo que pudo pero en vano. Fue su alrededor y ahora la quietud era total. David
182 lentamente empujado hacia abajo como si se permaneció allí un rato más, justo al borde de 183
tratara de una burbuja dentro de una paja. Se la caída, preguntándose qué iba a ocurrir a
le empezó a pelar la piel en las manos de la continuación. No ocurrió nada. Con todo el
fuerza que hada, pero en vano. Un segundo cuidado y la lentitud del mundo, se dejó
más y ya alcanzaría el codo del tercer piso y escurrir hasta alcanzar el recodo transversal,
entonces ya no tendría de dónde aferrarse y por fin a salvo, respirando con dificultad por
saldría disparado, como una bala, conducto las narices. La boca la mantuvo firmemente
abajo a una muerte segura reventado contra cerrada.
el suelo en el sótano. David permaneció allí recostado tal vez unos
- ¡Jamás me volverás a abandonar' -gritó diez minutos más como esperando qué podía
el fantasma iracundo--. ¡Ahora comprenderás venir a continuación. Pero todo parecfa indicar
lo que es estar aqu í atrapado y ya verás lo que en verdad había atrapado al fantasma en
mucho que te gusta! sus entrañas. ¡O sería que el fantasma se había
David ya alcanzaba a ver el lugar donde apoderado de él? ¿Qué cosa era qué cosa 1
terminaba el tubo. Desesperado, abrió la boca ¡Quién era quién? fi
y lanzó un grito: "¡Ahoraseré yo él?" se preguntó David. "¿O
-¡Por favor no! él se habrá convertido en mf?"
El fantasma, sobre David, a su vez lanzó un No tenía n i la menor idea.
grito ahogado y cayó, como si al abrir la boca Se puso lentameme en cuatro patas, entró
se hubiera formado una fosa debajo de él. Sin en el conducto vertical y se dejó escurrir hacia
dejar de gritar, David cerró los ojc-s en una abajo. No tenía idea de quién era, ni la menor
mueca de dolon L~ego cerró la boc:~ Por un idea si era él o el fantasma quién se escurría
momento sintió al fantasma retorci0ndose por entre esa tubería en dirección a la r~jil l ~
sobre él como una sombra dura y gélida. en el tercer piso y que por fm llegó al aparta-
Cuando fue a abrir la boca para lamar otro mento en minas. Se sacudió la ropa -¡o sería
e l tantasma quten 10 ntzo!- y, ac...:tu ;:;tt:~uauu, tn el nosptcaL ya c...:.aM lt:Jmntauctu ·~ uvl <l,;)
t'l o glguien que se le parecía, salió del ed ificio de visita. Sis Parkinson hablaba con una de
y se di ~igió a la calle camino al hospital. las enfermeras. Acababa de visitar al señor
;Se ¡raraba de David que iba a salvar al Alveston.
' ·~jo ... o del fantasma que iba a matarlo? Robert había pasado uno de sus mejores días
pero igual no era ni un pálido reflejo de lo que
Era h1 más extraña de las sensaciones, no fue. Y lo más triste de todo, cosa que además
saber si uno era uno mismo o algo completa- era lo que más intranquila tenía a Sis, era que
184 185
menr.e distinto. ¡Ese par de pies que avanzaban el viejo se aferraba <J la vida sin querer hacerlo.
d.mdo pasos, uno delante del otro, eran los Le había dicho a Sis enemil veces que sólo
suyos o los del fantasma? De cua lquier modo, quería entregarse y morir.
¡qué los diferenciaba ahora que eran la misma - Y razón tiene -dijo Sis--. Ojalá Dios nos
persona? Y mientras observaba a la gente y las dejara saber cuándo nos llegó la hora, pero no
cosas en las calles que lo rodeaban - los habrá nadie para indicamos el camino.
automóviles, los almacenes, las casas, la gente - Y que se sepa --comentó la enfermera-
de aquí para allá - , David empezó a sentir que no ha habido nad ie que vuelva del más allá
quizá él mismo no era nada ni nadie. Después para decimos cómo hacerlo, ¡verdad? Es una
de todo, ¡qué diferencia había entre él y todo pena. No se nos permite ayudar a la gente a
aquello que lo rodeaba? ¡Qué era lo que hacía que dé ese último paso. Nuestro trabajo
de él una persona separada, única y distinta? consiste en ayudarlos a que sigan vivos. Todo
Se detuvo para observar los adoquines a sus lo que podemos hacer es hacerlo sentir lo más
pies. Se preguntó por la posibilidad de que cómodo que nos sea posible y dejarlo a sus
quizá él fuera esa piedra y en cambio ese ser, propios medios. Todo el mundo esperaba que
David Withington, sólo un sueño.¡ Yo miro la dejaría este mundo hace varias semanas pero
piedra o es David que me mira a mí? se pre- es como si no pudiera dar esos últimos pasos.
guntó. Entonces sacudió un poco la cabeza y Sis asintió. Fue en ese instante cuando vio
continuó su camino, asustado con la posibi- con el rabo del ojo a· ese mocoso del edificio
lidad de que, no más pensar en esas cosas, le Mahogany, tan tranquilo, dirigiéndose directo
impedirfa volver a ser él mismo por siempre a la habitación del viejo. David la vio fulmi-
jamás... que en cualquier momento se cvnver- nándolo con la mirada y entonces pegó una
tirfa en el fantasma o en un adoquín sobre la breve carrerita para entrar a la habitación .:!el
acera o en un ladrillo en una pared y que David señor Alveston antes de que ella pudiera decir
Withington desparecería para siempre. algo.
-·iM ircnme esto! tan trcsco co mo t111 ~ observar a David pero parecía incapaz de quitar
kchug1. b hom de v isita.~ yn renn inó. Déjnme sus ojos de la cara del anciano. El señor A 1-
•¡ul }•' lo pongo de patitns en la ca lle para que vesron ahuecó un costado de su lecho con un
1
... civ.cnn<ar en paz al robre viejo - vociferó par de palmaditas.
''"· -Siéntate aqur conmigo -dijo-. Sabes
l'c rn 1;, c11fcrmcra b detuvo: que debemos estar juntos, que nos pertene·
-A l ,icjo le cae bien el muchacho, déjalos cernas ¡verdad?
hablar cinco mmu tos -dijo. El fantasma, ahora perfccramentc nítido, un
186 Sis bufó indognada: 187
muchacho pálido de unos ocho o nueve años,
--Si por mí fuera, no lo dejaría ni acercarse dio un par de pasos titubeantes en dirección a
al hospotal. La ~tcnte es muy blanda con ese la cama y se sentó en donde se lo indicó el
niño -dijo y miró hacoa la puerta de la viejo.
habiración-. Puede estar h<~ciendo cualquier - Ahora sí -dijo el señor Alveston.
cosa: robándosele las frutas o los remedios, cosa Y colocó su mano sobre la del muchacho.
que no me sorprendería, ese muchacho es El f.mrnsma le dirigió la mirada a David y Davod
capaz de cualquier co:;a. le sonrió. Ahora se vela muy tranquilo. En
Dentro de la habitación, Oavod estaba de silencio, se acostó sobre la cama al lado del
pie, al iado de la cama, sonriendo con timidez. señor Alveston y, delante de los ojos de Davod,
El viejo giró la cabeza sobre la almohada con empezó a desaparecer poco a poco. Acostado
lentitud para devolverle la sonnsa. Por primera e inmóvil, simplemente se esfumó. Y todo
vez, desde que salió de casa, David abrió la
boca.
ocurrió con bastante rapidez, no pasarla más
de un minuto. Cuando desapareció del todo,
.,
- Hola, siento mucho haber tardado tanto el señor Alveston sonrió como un ángel.
-dijo. -Ahora lo recuerdo todo -dijo.
Y al hablar, él , David, escuchó dos voces que - ¡Era usted, verdad? - preguntó David.
decían la misma cosa: allr estaba, el fantasma, -Sí, era yo, todo el tiempo.
a <u lado, mirando al viejo. Entonces, miró -vagamente hacia David e
El señor Al ves ton sonrió pero no parecía ~izo un ademán como de asombro con la
··'·"r muy bien cuál de los dos era el faurasma cabeza. Luego, en silencio y sin esfuerzo, dejó
11 vid. caer la cabeza sobre la almohada y se durmió.
í, sr, yo sabia que volverlas a casa-dijo David permaneció de pie observandCl Al
, •·otj0 pecho del viejo subir y b;ljar, subir y bajar. Sabia
El faut,lsma quiso volver su mirada para· que ya nunca más se despertaría. Allí, de pie,
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no s~hra rnuy bien r< •r quién corrían, si por él
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