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El fantasma

tras la pared
Melvin Burgess

Traducción de Juan Manuel Pombo


Ilustraciones de Mnrrn Osorio

..

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norma
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Tttulu•lfh!•nltl 11w 1:.h.._"' l"l•hm<l rh.: w:•ll .
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Contenido
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An.lt'fSftll'r~<;. L...on.Ju..,.
G•p) n¡:luf"l f-Áitll~tl.•l Nmuu S A.ZlXlZ. f'l'·' f._,,,.._""' Un¡J.--. De mal en peor JJ
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ll~lf'klmn~. ~.tn S.th ..._J.,...,, RC'rut>tll(';t 1\ltlUnN,..tn;t, .
la tra ba¡adora 69
r .nMm:5, c. .t,oml•l •. vl' l lol,':llt'lll, E('U.O\I..or, r\'11!. social
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'L'Uilf· u~ ur. Atl.'t'OIIJ'U ~ a,. k 87
t\ .A. l lSlO. Bn¡;.""'t, Cul,,mht.t LUna conversación con el · f:anrasma 105
~ me~ re despejada Y rápida de
Rl"\\'t\';Killll h.l\lin lt<tC \lt'rt'\.h...,
l' mhil·...b¡l" rcrr.xlocc•·' n h~ ;•l t l r ar<'illl
a senora Parkinson
tk t"'f,, ~ .t "" rnmon t:Krnod.: b Editon:;d. El segundo fantasma 111
Arrapado 121
lmrtoo ror Edieora c.n..is l...lda.
lm r••·~' cn Colom~la · rrlnttd In Colombia Amigos 127
M.w:.•, !~.'l 143
la puerta cerrada
1)¡", c••'n t.Juc•rl •l M,.,,,, O..nddan-• r,...:lJ¡• El fantasma Y el señor Al ves ton 151
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__ _., _
Edificio Mahogany

S e llamaba David y era un muchacho más


bien duro. difícil. Medía poco más de un me·
rro y tenía doce anos. Entre otros apodos se
destacaban Trasero-en-tierra, Medio· merro y
Enano. Por lo general era tranquilo pero de
vez en cuando montaba en cólera y casi que
podía llegar a matar a alguien.
Vivía con su padre en un alto y ancho edi·
Ocio de ladrillo rojo llamado Mahogany. El
ediOcio tenía diez pisos y se subía y se bajaba
en un ruidoso ascensor de puenas metálícas.
Los largos corredores, de paredes crema y
marrón, estaban cubiertos con gastadas y
deslucidas losas verdes de vinilo. Olía a colilla
y a cera y era el último lugar del mundo en el
que uno esperarla encontrar un fantasma.
David descubrió que era posible meterse tras · .,.•••p ~•J V ~ .... a "'J uu.o, """"""' ..... ""V1 1 hJ U\,. Uh 6Vl ...\..

las paredes, un martes después del colegio, dfa Y ahí estaba David, contemplando el oscuro
en que su padre trabajaba hasta tarde. corazón del edificio Mahogany. El corazón le
Estaba sentado en una silla en la sala dio un salto y acto seguido el alma se le fue a
mirando televisión cuando algo cayó en medio los pies porque supo que no tendría más
Je la habitación. No era más que un trozo de remedio que entrar al! f.
papel. Voló desde atrás y cayó sobre la Siempre ocurrfa lo mismo con David. Si algo
alfombra; David lo vio con el rabo del ojo. Se e.ra peligroso, él tenía que hacerlo. Por ejemplo,
10 asustó porque ¡cómo diablos entró? Observó SI le cara en las manos algún juguete nuevo 11
todo alrededor y no habfa nada ni nadie. Lo que le gustara mucho, solfa agarrarlo lo más
úni co que pudo ver fue la rejilla de la suavemente que le fuera posible con la punta
ventilación atorn illada contra la pared. de los dedos para luego dejarlo colgar por fuera
Observó la rejilla con atención. Nunca antes de la ventana. David vivfa en el cuarto piso.
habfa pensado en ella, era una cosa que sim· Entonces, aflojaba poco a poco los dedos. No
pie mente siempre había estado ahí. Pero ahora era que quisiera soltarlo; la idea era que, tan
sí se lo preguntaba: ¡A dónde conduda? ¡Qué pronco el artefacto empezara a escurrfrsele de
habfa dentro? los dedos, apretaba con fuerza antes de que
Corrió el sofá hasta la pared y se trepó para cayera. Por lo general lo lograba, pero de vez
echar un vistazo. El hueco era oscuro, como en cuando el asunto no funcionaba y perdfa la
boca de lobo, y comprendió de inmediato que cosa para siempre... ca fa la gran distancia que
era lo suficientemente grande como para lo separaba del suelo.
meterse en él si asf se lo proponfa. Pero claro .Asf habfa perdido muchos Juguetes. Lo
que no quería hacerlo. ¡Para qué querría m1sm.o hacfa en el auto: expon fa sus objetos
alguien arrastrarse como una rata por entre favomos sacándolos por la ventana para que
las entrañas del viejo edificio? Con todo, se enfrentaran la corriente de aire, justo hasta
· alegró de que la rejilla estuviera bien ator· ese punto en el que el viento se los arrancaba
nillada contra la pared, con seguridad que lo de la mano Ylos arrojaba lejos. Lo habfa hecho
estaba¡ porque eso significaba que no podrfa con soldados de plástico, libros, juegos de
meterse por el hueco incluso en el caso de que computador, dinero, fotografías de su mamá,
le diera por querer hacerlo. Entonces, ¡ .ua su camcas, tazas predilectas, las gafas de su papá.
horror, vio que la rejilla ni siquiera estaba Pero nunc.,1 lo habfa hecho con su propia vida ...
atornillada, apenas si estaba deslizada de medio La mera idea lo impresionó. ¡Su vida/ No
lado dentro del marco del hueco. era tan peligroso meterse ahf... ¡o síl
-Son sólo tubos metálicos -se dijo.
A lguna vez sirvieron para el ai re acondicio·
nado pero hada años que no funcionaba. ¡Qué
daño podra hacerle un sistema de ventilación 1
Y a todo esto, ¡quién sabe qué cosas podría
encontrarse allr! Quizá fosas por las que podra
caer, peligrosas salientes de metal afilado.
cualquier cosa. Podla quedar atascado y morir
12 de inanición, pero ese no era su verdadero
temor. Lo que en verdad lo aterraba era que
sabia que esas wher!as estaban embrujadas.
De pie, sobre el espaldar del sofá, contero·
plnndo la grn~osa y polvorienta oscuridad,
David casi alcanzaba a escuchar una frra y
susurmn1e voz que se abría paso serpeando por
enrre los tubos hacia él. Una voz hecha de
tclarai'ias, oscuridad, polvo y miedo ... y le
hablaba a él.
-Ven, entra -<lecía la voz-. Esto es ho·
rrible, entra. No estarás asustado, ¡verdad?
Bueno, pronto lo estarás ...

·-,
David se imaginó al fantasma del edificio
Mahogany subiendo desde las profundidades ....
del sistema, llenando la wbcría como agua que

sube, cada vez más y más alw hasta que
· empezaba a llenar el conducto en el que ahora - - !-
1 -
él mismo se encontraba.
David sacudió la cabeza. Esto era ridfculo.
No era más que un hueco oscuro. Pern eso sr,
-·,.
'

muy oscuro y no sólo eso sino c¡ue se ~Cataba


de ese tipo de oscuridad que en realiJad te
metemiedo. .
-No tengo miedo -susurró David para sí.
Se bajó del sofá y fue a la cocina para sacar la
linterna de la !(avcra. Luego se enca ramó de
nuevo hasta el hueco y alumbró con la linrem a.
Lo tínico que pudo ver fue polvo y los codos y
··mpalmes de la ruberia. Nada de voces, ningún
.~mam1a. Pero seguía asustado. Se metió dentro.
Era un polvo pegajoso, desagradable. Sin
embargo, el asunto mejoraba con la linterna
14 encend ida. Pensó para sus adentros: siempre
y cuando no me vaya muy lejos. Siempre y
cuando no perdiera de vista el cuadrado de
luz que dejaba a sus espaldas y que conducfa a
la seguridad de su propio apartamento.
Se arrastró un poco más apoyándose en los
codos. Daba susto pero también gusto. Todo
t:tn secreto. Se detuvo un momento, cuando
ya casi wdo el cuerpo estaba dentro, antes de
retorcerse una vez más para desaparecer del
todo dentro de la pared.
Por lo menos nada lo sorprendería desde
atrás, no desde su propio apartamento.
Se arrastró otro poco, otro metro y luego
otro más hasta que de pronto terminó el suelo
sobre el que se apoyaba y se vio observando
una fosa profunda, una aterradora fosa que
· cara a una oscuridad sin fondo, de otro mundo.
¡Hubiera sido tan fácil caer en ella! Se trataba
de otro conducto, uno vertical, que cara hacia
ahajo, más amplio que en el que se encon•-aba.
( 'afa derecho más allá del alcance de la lu: de
su linterna. Tragó sal iva y lo atraves<• un
corrientazo de miedo. La carda le daba vérti¡:o, ·-
pero no había nada que hacer. Agarró la

- _.. _ _ -
linterna con la punta de los dedos y la dejó. 'ota deJando a su paso manchas negras de
colgar Sl1bre el borde del abismo. Aflojó un mugre que se le había pegado. Tenía que
poco la mano, la linterna se meda entre sus proceder a lavarse las manos y limpiar todo
dedos. ¡Sería horrible quedarse sin luz! antes de que su padre regresara.
Aflojó un poco más los dedos ... mds ...
sacudió la cabez~ como quien no cree la cosa La mamá de D.wid los habfa abandonado a
y alzó la linterna ames de que se resbalara de o!l Ya su padre, Terry, had~ muchos años. Ún
su mano. pnmo de ella le había ofrecido un trabajo en
16 Hacia abajo, el tubo llegaba hasta el sótano los Estadt>S Unidos, en Carolina del S ur. Recién l7
y hacia arriba, hasta los otros cinco pisos que <e fue, se habló de planes en los que David y
conformaban el edificio Mahogany. A los lados •u padre la seguirían uno o dos meses después,
se bifurcaban un par de tubos. Condudan a cuando ella se hubiera instalado. Los dos
los otros apartamentos del cuarto piso. Eso hombres tenían muchas ganas de hacer el viaje
quería decir que los conductos podfan llevarlo pero ella lo posponfa una y otra vez. Primero,
a donde quiera que quisiera ir en el edificio. porque no había encontrado lugar en donde
Podría meterse en los apartamentos de otros. pud1eran vivir todos, luego, porque perdió el
Robar cosas. Serfa el ladrón en la oscuridad. trabajo y tenía que encontrar otro, hasta que
Podría escuchar conversaciones. Todo lo que un buen día les reveló que se había enamo-
dijeran. Podría espiarlos. Se enterada de sus rado de otro hombre y no quería vivir más
asuntos más privados. con Terry.
-Mi secreto -susurró David con voz fan- Sin embargo, aún quería tener a David
tasmal- . Mi oscuridad. Mi secreto- dijo, esta consigo y David se quería ir. Pero su padre no
vez en voz aira. :-e lo permitió. Carolina del Sur quedaba tan
¡Tener poder! ¡Qué bueno tener a la gen· le¡os que apenas si se podrían ver los dos. David
recita del Mahogany metida en los bolsillos! estaba furioso con su padre por no dejarlo ir
En súbito ataque de miedo, David empezó pero aún m~s furioso con su madre por haberlo
a arrastrarse hacia atrás tan rápido como le abandonado. ¡Si tanto lo quería, que viniera
fue posible para salir de la tuberfa. No podfa por ~1! Después de todo, si asr lo quería, bien
darse vuelta. Empujó y empujó hasta <Jue logró :x>d1a volver a casa ... y lo hubiera hecho si en
S<tcar las piernas y entonces, de un solo envión, · erdad lo hubiera querido hacer. Su madre se
salió de la tuberfa grasienta y cayó sobre el sofá llamaba Marra y solfa enviarle un paquete con
que lo esperaba. ¡Horrible! Ese lugar le rnpa, juguetes y dólares americanos rres 0
rroducfa escalofrfos. D~.Un bote se bajó del cuatro veces al año.
Su padre, Terry, era oftalmólogo. Cuando la
¡¡ente le preguntaba que por qué no se había
vuelto a casar, siempre bromeaba con que era
m u)' feo pero que seguía trabajando en un par
de gafas secretas, de lentes rosadas, que haría
que quien las usara se enamorara de él a
primera vista.
- Entonces tendré para escoger -solía
18 deci r, y chasqueaba los labios con gusto como
quien anticipa un manjar.
La verdad, sin embargo, era que el padre de
David era rfmido. Cuando examinaba los ojos
de alguien, la gente trataba de entablar conver-
sación con él pero Terry a su vez no sabia qué
decir. Apenas si gruñía algo y seguía con su
trabajo. O trataba de sonrefr y contestar pero
todo lo que decía le salía mal y la gente sufría
por él arrepentida de haber dicho algo en
primer lugar.
A Terry le tomaba años llegar a conocer a la
gente pero, una vez hada amigos, en realidad
los querra y, si se marchaban, se le rompía el
corazón. Se le rompió cuando partió su esposa.
Yse le rompfa de nuevo cada vez que David le
deda que quería irse a vivir con su mamá ...
'cosa que, dicho sea de paso, ocurrfa más o
menos seis veces por semana. Terry consi-
deraba que David era lo único que ten fa que
valfa la pena tener, pero no era muy hueno
para demostrar el amor que sentfa por éi 1' más
bien parccfa como si lo único que hiciera era
preocuparse y gritarlo, preocuparse y gritarlo.
David ya se habla hecho a la idea de que jamás

J
vnlvPriP o vivir ¡;nn sy •m1drl! p~rn, d~sdP Qll~
ella se f111l. v~nl11 mllfi~ndP'l! cm prPbl~mll§
~;n4~ m m~~ l!fíiV@s @n @1 ¡;nllll!iP·
t\q1111l GfH, €Yftn~kt 'fl!FfY VPIYÍÓ Q@ §Y ~rnl'tiljg,
~~J-.q más pm~l@mfi~, bl fl.lflil d1:1 t'lavid ~srR~íl
€Y~ierm de fl'!IVP v m11~ftl ¡¡rnsil!nfll:
.,-¡y íl ti qu@ r~ 9€11ffiM -¡m;l!unn~ s11
~i!dr~,
-NP s@ =mimiÁ !}¡¡vid, Exploran do la tubería
§e ~abfí!lílVíiQQ las ffií!OOS Vlimpió !!l Sllf~.
!'lt!fP OP §l! gjg ~~"mí! dt~flls!íiQP dll §ll H!pR,
fgr tílrí1oo, §l! vig P~li¡¡¡¡dft ¡¡ d~eir QYll §@'n¡¡~f¡¡
ffil!!i4A @n l!fl Pc:lr~J dt~ P~Yfíl Yíl qye sY pi!dFll
iflsis!ió @O Hfl'l lll!plifí1€ién·IA SllfJlfllmM QYll
§Y píldrl! l!! i'l»hillm €F@f@, (3gmg €R§fi¡¡g ruvg
Qll@ lmF lí! IP!II Q@§!lYts dt! ~~~niiF:

D avid empezó a soilar con la posibilidad de


llevar una vida secreta demro de las tuberías.
¡La cantidad de gente a la que podría espiar!
Podría oír lo que decían mientras ellos
pensaban que nadie los escuchaba, observar
lo que hacía n cuando cre!an estar solos.
Descubriría los secretos de sus vecinos. Podría
ptllar ladrones, falsificadores y asesinos. Podría
5er un héroe. Quién sabe cuántos de sus
,·ecinos en el edifício Mahogany en realidad
eran delincuentes que aparemaban llevar una
,·ida común y corriente pero que en efecro
falsificaban billetes de alta denominación o
escondían criaturas secuestradas y joyas
robadas en sus salas de estar. También le serra

- · ---------------- -·--- --------


posible cmrar por los cnnducros de In ven- Aif pniiÓ unn~~emrma yluegu orrn. Ho~ra que
rilaci6n y rohnr lo que 1.- viniera en gana sin cnsi olvldn (¡¡s ru~rras tllll tudu y q11írrt no
que putlicr;~n h;•cer nada ni respecto. h•-lbiQrn Qmrr,du ll~ nwPVI Hm ellns ~1 nP huhiem
: -¡N<• <.é que demonios se hace la plata! ¡¡jcj~¡ [lllf 1!1 'l!llllll111 t'O (a qUt! lo Cll&tigílfPil·
- dijo David imiwndo 1:1 vm y el acento del li\1 yiyn~ Wilhnms s~li~ron ¡¡na mnlll i1mt•1s
,l'f\or H~drian, que vivía Jos pi'o~ más :~bajo d~l "~1le¡¡i1l, NP pns~"'~n mm,; hp rl~mJlfl jymos
) no dc¡aha de quejarse ror el alw cosro de la Jltlro @S!! dfQ fl.lC!os los orrns "hj¡:ps sl," hqbfan
vida. idn íl ensn y ~lln~ nn rpnfAn d!iml!l ir y¡¡ !(Y~
22 Se podía ser hien malvado ~i era posible nin¡¡unn dP sus P"dF@s ~sml>íl ~n ~~sn ... ªfll
llevar una '·ida oculta detrás de las paredes. Juev@s, nrrn dfa miÍs dt~ ~qul!llos Pn lns 'lll~
P~:ns6 en cunrarle a sus mnigo' sobre los tuhos Tvrry rmhAiíll>ll hnsm rardp, Pll mAnPrn ~~~~ 1~
de la ventilnci6n ... pero no todavía. Por ahora !lmpFgndillron hmrns. Pl.latn~'ul¡¡r.pn pPr IQ
era su secreto y aún no estaba preparado para ~i11d'ld !ll' !,ondrl!s lmsm ll~g¡¡r ¡¡ Ktn_¡,'S Cml>S v
compMtirlu. Y h<1hía una raz6n de mñs para Hllf,· lln 1» ~&ra~i!1n ~lt~l m11rm, nwrod!l~1rnn
guardar s• lencio: la ruhcría de la ventilación inumt~ndP v~r prns¡irmas v vt~mlªdnrcs ele
crn bastllnte estrecha; tenía sus dudas respecto 1lrn¡ms,
a la posihilidaJ Jeque al!luno de sus amigotes -Grll~llmm PIrfP =ili)o 'rl'nll,
fuera lo suflcienrememe pequeño para meterse =Nn-rl.lpli~•' Pilvid-. (.'){lmasj¡¡¡l¡.¡ l~jps.
en el los. Simplemente se burlarían otra vez de -=finrnn~t~s v~mos 11 Kilhym,
él por ser tan l'equeñn. ¡Trasero-en-tierra, - Vplp, vmnns.
Medio-metro, Enano! CAllaba eso. Yfut~rPn í1 Kilb~1m, P@ vu1.1lm, rms plliHf
Se trarnba de ideas fasc inantes pero, de mll1-1 Q§ll rílm junm~ 11n flft>, iy1w l!mp¡!H~ ¡¡
alguna manera , en el fondo de su corazón, f~srjdiHr 11 j)¡¡vid, 9AndlliP 111 €ílm~lll~1l p1.1r la
David estaba seguro de que las cosas no se iban b~iitP QUil @fíl, SI! invllm~ un nllPVP ílf!O'In,
. a dar. No eran más que sueños y los sueños no Jlii!U~fiPn·de,~uPrdn, pPr lo q~1e lns piernu$
se dan si en el fondo uno cree que no se van a corrnsd~ P.tvid 1~n fnn que mnvcl'li(l tan r~pidn
cumplir, era un poco como ganarse la lotería: pnra ir pi paso de lns dem~s. Y déle eun In
ocurría en los periódicos y en las películas y en enntlneln:
los libros pero nunca a uno. ¡Atrapar delin- -¡Vas bien, juguetlco/¡Quieres que c;lmi-
cuentes? ¡Espiar, robar objetos valioso• en- ne más despncio, relojito/ En el colegio les va
trando y saliendo por las tuberías? Bueno, por a encantar tu nuevo apodo. .
supuesto que lo har(a, seguro ... ::1 su debido Se dcs~tó una riña en la que David tenmnó
tiempo. ror aprisionar a Tync contra un contenedor

.!.. . ·-
de lx1surn,luego se a¡1ach6 para romarlo de las
rodillas, lo a lzó y logró emhurirlo de caheza y
n tcra arnls dentro de los desechos. Habfa
:vi. Idos rotos en el fondo del contenedor y Tync
<,.(r;,; una heridaserra en el homhro. Tuvieron
¡1 <'ponerle puntos. O~vid huyó aJas C:1trera;
derecho a su casa y dejó a Tyne dando alarido$
dentro del contenedor. Ambos oc asustaron
.4
mucho cu~ndo \'ieron la s:mgre.
- Kings C ross - resopló li.~rioso el padre de
[).wid.
Era un lugar muy pcligrnso; justo la razón
por la que habfan ido.
-¡Kilburn! ¡Por Dios, a kilómetros de aquf!
Riña callejera, cuerpo dentro de un contene-
dor de basuras. Pero claro que se cort6 el mu ·
chacho, esos contenedores están llenos de
objetos afi lados.
- No sabía que hahía vidrio -dijo David,
sin el menor remordimiento.
Di: manera que lo castigaron una semana.
Eso significaba r.¡uedarse solo, en su casa, dos
horas después del colegio antes de que llegara
su padre todos los días y cinco horas lo.s martes
y los jueves, sin nada que hacer.

David hubiera pod1do zafarse del castigo, y11


que su padre de todos modos no iba a estar
d!í, pero estaba harto de sus compañ ros de
~ul, ¡;io. Tyne les habfa contado lo del .. uevo
¡• • lo y eso era ¡ugueuco, relojtto de <"uerda
,le aquí para allá. Los muchachos que eran
buen~ gente no lo llamab;m por sus apodos,
enasumo.
el ello. bastaba para que tuvtera
. que ponerse
r«•' "unquc al~unos le caían hicn. 'n o se le ·
,l,,ha estar con ellos. Quería csrar con los Encendí<) la linterna 1·1 .
pareció. Y ' oscundad desa-
,.,,,\.><. De tnancra que se involucró en tlll p;u
: ,1, •1ñas a..c~romlosedc no ser pillado y volvín -Perfecto -dijo.
'IObre el sof.l, la in~r:~- escansab~ a su lado
.1 ,·asa derecho sin detenerse a jugar con nadie. Alcanzó la tabla d
La primera noche en casa se puso n ver
ventilac ió n y é l . JO por el onficio de la
tdcvist6n pero ya estaba pensando en el mtsmose metió t 11
universo detráS de las paredes. Sabía que, antes vez entraron las rodillas r . ras e a. Una
empujando la tabh ha • t abaJÓ con prisa, 27
tic que terminara la semana, vtsitarla el lugar.
26 profunda fosa q ue 'e sta q~e ésta cubrió la
~aía q~iéonm~~ d~er~
Una vez se decid ió, la cosa fue inmecliata.
Al día siguiente, llegó a casa. se comió umt del edificio, la garganta
gallera de ch<•colate con un vaso de leche y, la~Habfa rrafdo la mbl . n e.pa
• a JUStamente b
:~cto seguido, ;¡cercó el sof~ contm b pared. osa y no caer en ella. Además racu rir
Antes tle treparse, se cambió tle ropa para no que en efecto hub'tera a1go allí •qen· el - 1caso de
tener que dar explicaciones sobre el mugre otra <e encargada de mantener Ío • utza a tabla
"e~. Sa~eó unas pilas nue\'as de la gavent y lápiz '1.le:.e atrapado allí. La verdad ;:ue qutera que

y papel para hacer un tnapa de sus viajes. Fue :-edam de tabla ~ o creía que un
' uera capaz de co
h3sUt el aparador que servía de depósito y se ae quisiera subir pero . 1 d ntener nada
-oco • •gua • e verdad
hizo a una tabla gruesn para estanterías que le e
creta en fantastnas. on todo · tam- . •
• S~ SCntla
o
CltJOr 351.
había sobrado a su padre. Sabía muy bien lo
que iha a hacer. Si se lo proponía, er.• capat de Se \CotÓ un rato sobre 1
pensa r con antelación. En eso hahía estndo .rno había constn.•ido s'10e hpuente que él
tonante. A sus p' ' b ~cernada. Era
todo el día. tes se a na una~ ·
Y ahora estaba listo. Se subió al espaldar del dentro de la cual h b' ba osa sm
sofá. corrió la rej illa a un htd<• y meti(> la cabeza. palpitante pero q a tt.apoduna oscuridad
• ue no · 31
Había olvidado lo muy oscuro que era el - derrotado al fan ta canzarlo.
..-raen él- rnsma -no era que
lugar. U na "erdadcra boca de lobo, de espanto. con un pedazo grueso d bl
Sintió de nuevo que la nscurid<~d eswba h. de un rato se ab . etn a.
,¡,,...:~,la. Era como si la oscuridad tuviera .Jo hacicnd ' d umó de estar allí
--ar D'b 'ó o na a y resolvió sa lir a
. t UJ una flecha e 1 bl
,m embargo. no dudó ni por un instante ~el camino . n a ta a para
;!av(a al abcasa, a pesar de que desde
· no fucm a ent.rar a\11. As! era David. canza a a ver la luz que entraba
s.. res. El mero hecho de que lo espeluznara
a sus esp~ldas. Entonces giró a la izquierda y a ·
rnstnos se metió a explorar los tubos.
D:lba cierto miedo hacerlo, porque signi·
fi caba alejarse 1' perder de vista su apar·
wmento. Procedió a un aterrador y sudoroso
arrastrarse hacia delante durante el cual el
co razón no dejó de palpitarle con fuerza. A
cada rato se detenla para mirar atrás y
28 cerciorarse de que nada ni nadie lo segula. Lo
molestaba enormemente la imposibilidad de
darse vuelta del todo. Pero valla la pena.
Pronto llegó a orra derivación del tubo ... -
principal. Observó La ranura por dentro y vio
al final o tra rejilla.
Habfa logrado lleg;u hasta el lugar de su
vecina del lado, M~ry Tumer. Era una maestra,
pero no habrfa llegado de su t:rnbajo aún. David
no conoda su apartamento, nunca habfa
entrado. Se arrastró despacio hasta la rej illa y
observó con detenim iento.
Podfa verlo todo. Un acuario ya verde de
algas. Un sofá cubicrm de ropa desparramada,
ropa interior incluida. Papeles de chocolarinas
y un recipiente grasoso de pollo frito Kenrucky,
las papas regadas por el suelo. Un poco de té o
café o algo sobre la mesa de centro se habfa
derramado y caldo sobre la ya de por s( muy
manchada alfombra en rojo y amarillo. Mary
' ve1tla siempre con ropa muy pu lera, mu)'
rrec13 y asel'lorada. Pero no lo era. 3 u lugar
parcela una verdadera pocilga.
!}.¡vid no cabra de la emoción. El aparta·
.n nro de su vecina Mary era todo lo conrrano
1c lo que uno hubiem imagin:~dn. Quién ~abe si~-:ilo,
las 1 . p. rontoqulsoavanz¡lrdcsde~
rodipellro tan · llf,
1"~ 'e tmíll e ntre manos y :l él le serfll posihle as liCieron traquetea r el metal S~
_, tf'>tigo Jc lo que quiera que allí ocurrier<l. de. tuvos·
complcramente, espernnuo
. ' . ~·
ser descu
l n:jilla cm exactamente igual a la tle su bterto. m embargo, sól o 'rue la vo: de un nii\
1 trl.tm.:nto. Podía correrla muy fácil con la 1a que preguntó: o
¡•unta de l~ dedo-; pew no sabía muy bien a -¡Quién es!
qué hor:~ volvía Mary a casa, de ananefll que David permaneció
lar"" 1 in m6VI"l• liros una pausa
.,•. en J que no oc ·6 d
no qubo cmrar. No esra vez, por lo menos. A
cambio. optó por arrastrarse de vuelta al lugar avanzandocondiflculra~r~;:l ~· co~rinuó 31
l-lén hizo más ruido. El • bre G acer o tam·
d~ Jomle había venido. PH.;;ó un momento muy
' tenía cuatro año v 1~' corge, apenas
desagradabl e c uando se vi o o bligado a ~•Mdc del llanto: s, o VIO a decir, esta vez al
extender sus piernas (sin poder verlas) pam
meterse dentro d el cond ucto principal. .. -D Le d iré a mamá c uan d o 11e¡:ue a casa .
alcanzaba a imaginar algo horrible, sentado e n ..;e¡óe~mmera que Georgie estaba soli to. David
In oscuridad, o bservándolo. Pero c\¡-,ro que no :fu¡ / Ngatear y espe ró un mo men to, escu·
había nada allí, fuera de su propio miedo. n°·
~ •iquicra o lo asustaba u
hab·
b .
d na~ recnaturaque
Escudriñando a lo largo del conducto, David 13 emm 0 aun a la escue la de

alcanzaba a ver otros parches de luz que pro· mera que tomó aire Y sopló: '•
venfan de otros tubos que a su vez condudan -U
•anduuuuuu fa uuuuuu uuuuuu ... -como
a otros apartamentos. Pensó: sólo uno más. oun masma.
Seguido a su vecina, la maesua, dvían Alan y !n
r.Jo apartam
el . . eoto, G eo rge gimoteó. Sol·
Jo Winsome con su pequeño hijo, George. Eso una ns1ta malici~· v~ Da v1·d retroco::uió
__,
a 11egar de nue,·o a la t·d
serfa interesante . "'arta mento de M sa ~ a que conducía
Se arrastró pues David a lo largo del con• "' . • 1 d ary. Alll se sentó un raro
ducrn que terminaba en otra rejilla similar en 110 a go e remo rdim iento · Pob
el \lpartamcnto de ellos. La luz estaba c ncen· "m'• 1·Una voz saltendo
. · 1 1 Así
de la pared re
d ida. Alcamaba a escuchar el murmullo de la ••as , reso lv ió ec h a r de nu evo l. .
n l· l 8C I3
telev isión; un programa para niños. Debfan te, H ZO" un
Ó r •
poco de r Ul"d O :l dfC d C,
•r e n cns:~. Basrab:~ echar tlml ujcad:t. - ,· \ po r ultimo dijo con voz am :~blc:
'~''' có con tanta cautela cum<• ptlll, • pert' te preocupes • George • t.u s1gue. tan
npc>Siblc no hacer algo de ruido. Llegó 11111o.

' d primer codo en donde el tubo giral:r.> • xedió de nuevo de prisa ahogánd
e•, ··~ción a dicho apartamento con ha•tante · · Sa b.1a 1o que hac ía · -r•ener ose
· 1•a un
•.rntasma detrás de la p<~rcd diciéndote que ro:
ranquiliwm•. que ra<k>csmha bien, no estaba
a~n .
: \ r~'tras
>iguió retroccdicndn hasw llegar
>1 d~.canso >obre d gran tubo principa l ~n
d..ndc ><' sentó orro huen mto. Era un sitio
ideal. Desde allí podía ver de frente su propio
apanarn~nto y adem~s le era l'<>siblc estar
Jl se nraJo n inclu so de pie porque enc imn El señor A lveston - - - -
continuaba hacia arrib.• el conducto ma1·or. Se
sentía a gusto, en privado. Mar:willoso. A
s.th-o.
¡Conque embruíado! Se había metido a la
hoca del lobo y allí no había nada. Empezó a
dibuíar un mapa indicando los lugares en
donde había estado pero recordaba rodo con
rnnta clari dad que no quiso to marse la
molestia. A cambio, permaneció allí sentado T odo había . salido de mara,•illa·..,.,o
c ' l en su
><.>ñando despierto en rodas las cosas que rodría pn mera sa l•da y ya había logr:ldo e
._ • spantar a
ver y hacer por estos recovecos secretos. .m nmo )'ver los calmncitos de Mary Tumer
La próxima vez iría más lejos. La próxima Jesparrat~~ados a los pies ele su sofá. i Apuesto
vez ingresaría a uno de los apartamentos ... ~e eser nrno ahora sí cree en fantasm•s' .. • Mary
probablemente al de Mary. Quién hubiera m pro:esora en un bachillerato. Si David hu-
imaginado la vieja cochina que era. Quizá le "1era Stdo alumno de ese plantel, le hubiera
ordenaría el apartamento un poco. ¡Eso le --reguntado a los alumnos de ella:
pegaría su hucn susto! -¡Quieren saber de qué co lor son s s
-al:onc•ros? u
y podrfa comarles a ciencia cierta. Es más
<e asomaba a la re¡illa lo suflcientement~
<:np~no, podrfa incluso verla poniéndoselos.
~~·d pasó el sigUiente par de dfas en 1'1
· ·<'810 soñando en la diversión que todavía
.e::fa por delante. Iba a tener la oportunidad
d~ ver (!<'11!~ c~m in~ndo por ahí semidcsnuda, · A l tiempo que David regrC>H ha dd cnk•gio
hombre> c<~ntando desafinado:; mtentras ><.' camin;•ndo en direcci6n ~su cas,a aquel jueves
,¡fci cab.m. C<Hnt' idiutas. Hurgándose l~ s pensando en las muchas cosa' por venir, un
m~ricc' muy rrohahlemcnte. Hablando solos. viejito muy viejo, que vivía en el pbodc nrrib.1
~1,1 rovilt~.~'· ,erí,l como una cámara inJiscrem. dl' David, rememoraba cosas qu~ habían
p,...lrra wmar (010, y luego chantajear a la ncurrido mucho tiempo atrás. El \'IC¡o se
gente. Podría \'Cr mujere-s tal y como Dios las llamaba Roben Ah-~-ston. Hahía naCido en
tmjo al mundo. Se 1maginaba a Mary Tumer Londres en 1904 y recordaba wnws Ct\<.1' qu<'
34 dc,nuda. Sabía que ella tenía un no\'10- Qumi le cm difícil concemrarse en lo qutt ocurrra hoy, 35
pudiera e,pmrlc" junws. en e>te mstanrc.
Todt" ¡,,s bucm>s propósitos de atrapar El sci'ior A lveston se crió en Londres pero
ladron~' \' <cr un héroe l'" se habían esfumado. h,1bía vivido por mdoel mundo. La úlrima vez
S implemente, ser bueno no resultabr• •~uy \lliC vivió e n Lond res, a los scsenrn y cuarrn
pr~cticn, comprcndiú. Tan prontll como saltera Jlios d~ edad, se había enamorado de una
de las tuberías de vent ilació n para hace r bonita Y mñs bien roll iza vendedora de norcs
efectiva su buena obra, se dclmaría. Oc m~new llamada Rosa. Se casaron al me>. Rnsa fue su
qu,, e el caso de , 1uc viera " undhombre
ó , ,,
• , '<j!unda mujer y la quiso más que a nadie. Ln
roba ndu un :1parwmemo, no ten na ma• ·•maba Tulip;in por cariño.
remedi o que limitarse a obser var. S• lo Admmis1raron una noristerra en el barrio
denunciaha, la policía le preguntaría que qué .Je Chis\Yick durante diez años. Luego, cuando
diablos est;tba haciendo allí para empezar. - >Odaban los setema y pico, resolvieron cerrar
Entonces dc<cubrirían que llevaba tiempo < rsc a vivir a Francia ames de que fueran
espiando a la ,::enre. No. fuera con las buenas .:.emasiado viejos para hacerlo. Stt marcharon
obras. : arís y allí disfTuraron más de veinte ai\os de
De cualquier modo, algo con los conductos _.,.. matrimon io fel iz antes de que Tulipán
de vent ilación lo h~cía sentir mal, incómodo -unera de un ataque de apoplcj ra n la edad
N o s;• hl<~ qué, pero cuando pensaba en el - ochenra y dos años. El señor Alveston no
a~un to se sentía mal, pensaba mal Y queda ~rra quedarse en la casa que hablan com·
h:tcer el mal. De hecho, Dav id nñomlm com· nido él y su mujer. Siendo Londres la ciudad
l't>rt~r:.c rn n mal como nunca lo habr. hecho . "lde h~bía nacido y el lugar donde conoció
, . 11 <u vida. Maravilloso. No se aguantalm la, - 1pán, decidió volver allr a pasar sus últimos
j.!.mas de vol ver e intentarlo de m1evo. •.

- --
Así que regrcMS, pero pronto comprendió Cuando e>to ocurría, se decía que eran co•;a,
que había cometido un gran error. La mayoría de \'le¡o, no má, que "una msrancia senil")'
de la gente que él y Tulipán habían conocido, sonreía. Pero no tenía con qui én compartir el
' "" había marchado o muerto o estaban tan cht>te, de manera que, ¿qué ¡¡racia tenía?
viejos que ya apenas si salían. Estaban los l'ecíno;, cieno, gente <lmablc,
De manera que, a pesar de h<ther viv ido una pero todos parecían lleva r viuas mu y atareadas
,.ida rodeado de gente, el señor Alvesron que no dc¡ahan espacio para establecer una
tcrmim\ por esas cosas de la vida, sin nad ie. nue,•a amlstnd con ¡.:~nte como él. Cun todo,
36 Sus hijos, un niño)' una niña, )'ll habían muerto el 'cñnr A lveston le <acaba el mejor partido 37
de viejos. Sus nietos y bisnietos vivían en pos¡ble 3 ~o que tenía. Ingresó a un club de
Ausrr;~lia. Tenía amigos alrededor del mundo bndgc, salla todos los días a hacer sus compnls
y alguien le escribía o lo llamaba todos los días, v c~arlaba con los tendero.,. Visitaha a los
pero eso no era lo mismo. Solía sentarse en su ·ecmos. )' lo.~ vecino> lo visitaban a él. Pero
sillón horas emerns a pensar qué diablos había una. cosa en especia l lo man¡cnía vivo: los
ocurndo. ¡Cómo era posible que uno hubiera ummosos Y claros recuerdo~ de sus muchas
pasado noventa años rodeado de gente y de Ida;. pasada,, que 01) fueron pocas.
pronto quedarse si n nadie en el mundo que Lo rcco rdnlm todo. Su niñez. Sus dos
pasara a charlar)' tomarse una ta:a de té! hermanos mayores, que habían muerto ambos
Pata empeorar h1s cosas, cada vct estaba más ~ id Pnmera Guerra Mu ndia l, su hermana
gagá. Sabía que esto era cierto porque los ' usan, quien perd iera el amor de su vida en la
vecinos se preocupaban por él y la trnbaj;~dora ,.,ma guerra. y lo lloró un mes. Su primera
social pasaba a cada rato p<ml ver cómo se '{'Osa, Gr~ra, con quien se casara en 1926.
enconnaba y le ofrecía llevarlo a un hog;¡r para labían v¡v¡doen Alemania. Tenían unas enor.
ancianos. A cada rato olvidaba qué era lo que e.; materas frente a las ventanas sembradas
estaba haciendo. Por ejemplo, aquel día en d zeranloS que debían regar tres veces al día
que pasó toda la mañana busc:mdo su caja de _=-m te el."e':"no. Greta solía alardear de ello.
dientes por todo el apartamento para lueg;o d 'lo; m~1cmos iban a esquiar a los Alpes.
rlescubrir que la llevaba puesta todo el tiempo :..a;ra mfm.' tarnente mejor que él. Solía pasar
casit>ncs en las que olvidaba en qu·' calle ~1 \'eloctdad a su lado fa,•ándolo en nieve
·cluso en qué ciudad o país vivía y entra~ · el; de dejarlo Dtrás. Todavía alcanzaba a ofr

, n pánico al verse en un apartamento extr;ó;: -•,ra de Greta al riempo que se deslizaba


, ~es-1r de que todas sus pertenencias e>:' ~ aoajo.e incluso recordaba cada copo de
Vl•·sen allí. e que sal16 volando de debajo de sus esquís.
lA.,rante el ,·er.mn. los fines de -emana, iban segundo " segundo y las ll ores pé . 1
• 1 e /. ta o por
con frecuencia a nadar ~ los grandes y frescos pelitalo. i uanro :tm6 esas llort¡,! ;Cuánto :tm6
lagos rodeados de bosques con <us dos hijos, a u 1pán!
Alcx y Nadja. El ;eñor Alve>ton recordaba Los recuerdos de Roben eran tan nltidos que
cada día en cada lago, >i el agua era 'uave, usurparon su VJda. Mientras cami naba por las
tibia r oscura o clara como el cnstal y helad:t. C.1lles hahlaha con gente difunta ·Sem d
Podía recordar en un pelo de la cahellem de su:. su ;.llón • d ·' a o en
.
Slel
ere

m tener e nuevo diez arios od ICC!·
' .
hijos desde la edad de cero hasta los veinte e o Cincuenta o sesenta o apen s . 1
38 tres. a me uso
años, cuando se fueron de Clts~. Recordaba el 39
día en que Greta murió en un accidente auto· En este mismo día, el mismo en el que [}dvid
movilístico; cómo la policía había golpeado a reg~ba del cole!!io con un mal pensamiento
su puerta \' C<Ímn había llorado frente a sus ;;~J<:ndole en su afiebrada cnbcza, Roben
hijos por primera vez. Pocns meses después se veston se semó a recordar en su sill6n arri-
había ido a viv ir a Austm lia pMn alejHrsc de (¡¡ ~ad~J c~ntra la pared beljo la rejilla de la
guerra europea. 'entJ.IacJón. Sus recuerdos eran -.<l 'd ~·'l
• 1os, o1cr1os, degustarlos y en -~ ' os, ~"'"' a
Un día, p:t.'Ó un;t mañana entera reviviendo orr .
•nst~n · ese 1111smo
<tquella vez en la <¡ue. con su :tmigo, Alain, ' te, recordaba losdlascu·uldosol¡'
( .
a Jugar
intcnraron p<tsar de contrabando cien galones con sus anHgotes en las calles de Londres de
de brandy en un pequeño bote que cruzó ei n Ji'I O, aquc l l~s días cunndo aún era posi.ble
mar de Francia a Inglaterra. Un buque de deambular mrilas y millas \' las calles bullían
aduanas los persiguió, los :trrar<'>y ruviemn que con caballos y a duras penas se veíA •tlgún
arrojar por la borda el hrandy. Mientras lo< ~utomóvil_ y el.~undo se le ofrecía a
ara su drversron siempre y cua ndo no lo
su; pies
guardias costeros los in terrogaban, un delfín
empezó a esrrellaNc de cabero comm el botr "tttaran ...
y Alttin aseguró que el pobre animal estah
borracho. • ~a vid abrió de un golpe las destartaladas y
Y, por supuesto, cstab;1n los tiempos con . ~~ osas puertas del viejo ascensor del
encantadora, la m:uavilk>-<a Tulip¡ín. Solían • l:hogany y corrió a lo largo del lúgubre
hasm el mercado de flores a comprar rosas. L. ~ • edor q~e lo llevaba a su apartamento. Su
rociaban con agu~. volví~n " la tiend~ y L .dre traba¡aría hasta tarde y por lo tanto tenía
arreglaban en espléndidos'ramos que 1" was enteras por delante para espiar y ha:er
último colocaban sobre la <leer.~ (reme a ' es. .
floristerí>l. Podrn recordar nquellos d '•n la menor pérdida de tiempo se cambió
de ropa, ~cercó el ,ofá ~ la pnred y quitó la· VIo Obligado a permanecer acostado tan quiero
rejill~. Una vez más tenía frent~ a sí el ojo de como le fue posthle durante lo 4UC le pareció
la ,>SCuridad oh<er\';índoln y una ve: más, de una etcrn1dad antes de que las dos .
ba d · mu¡erc,
r k sobre el csraldn r del sof:í, lo sacudió un ~ ..~ onaran la sala y él pudiern continuar su
repelús. ;Por qué olvida ha otra ve: cómo era u tu a.
ese lugar? Tan oscuro. tan estrecho. De sólo Estaba furioso, David. Se arrastró hasta su
mirarlo daba la impresión <le <¡uc la mera lugar sobre la tabla que cubrla el conducr
oscuridad sería capaz de estrangularlo. descend·ta Y ma Id"t¡oen silencio. ¡Porqué nunca
o que
Pero lf.wid no ib.t a permitir que cosas que 1as lcosas resultaban ran buenas como debían 41
ni siquiera se podínn ver fueran a detenerlo. se~. Apretó los puños Y resopló de frusrrnción
Prendió la linterna, se a lzó con los braws y y una. No se atrevía a hacer el menor ruido,
se escurrió por entre las paredes del Maho- pero lo.que le hubiera gustado hacer e
gnny. echarse de espaldas Y patear el lugar hasta q~=
Lo primero que hizo fue arra,Lrarsc hasta el renm~bata. Todo el edificio se llenarla de ruido
ap~rtamento de Mary para echar una ojeada. y nadtc sabrfa ~e dónde provenfa. ¡Los niños
Un vez más el ouninn resultó sucio y alarmante tendrían pesadtllas! ¡El conjunto de aparta-
y para cuando finalmente llegó ... ¡qué memos estaría embrujado Y entonces todo el
desilusión! Mary había ordenado. Todo estaba mund? creerla en fan tasmas! Pero no se atrevió
en perfecto orden y limpteza, la única prenda por mtedo a que lo pillaran.
personal que pudo ver fue una toalla colgada Fue entonces cuando se puso de p' Es 1
pod' h d te. o o
del espaldar de una , illa. PenS<~ en quitar la . ta .acer enrro del gran conducto vertical.
rejilla)' enrrar pero no se atrevió. No roda vía. A sus ptes estaban los oscuros lugares de aba'
Algunas \'eces Mary regresaba temprano. A su alrededor, los cercanos conduct~~
Procedió su camino hasta el lugar de Alan, laterales de la ventilación. Enc ima 1 •
Jo y Georgic. Alcanzó a escuchar voces. Jo
. s· l
su~nor. ' a umbraba con la linterna hacia
, e PLSO
\'ilinsome estaba alll con una am iga. Sus voces amba, alcanzaba a ver el lugM en donde el
retumbaban y hacían eco dentro de las estre· conducto se abrfa para convenirse en Otro r bo
chas ruberfas. No pintaba nada bien la cosa. de ventilación transversal. Ese pasadizo de~í
··1bfa que no podría ncercar.;c más n la rejllla Ue,:ar a todos los apartamentos del quimo pisoa
1ser delatado. A pesar de que estu,•tera tan Qu1zá debería echar allf una.mírada. ·
,. ¡us. podrían oírlo. Al tiempo que se arrastraba Consultó su reloj. Todavfa tenfa dos hora,.
J, vudta estuvo casi seguro de que :1icanzó a Recogió las rodillas, arqueó la espalda y
oí• ~Jo preguntar "¡Qué fue ese ruido?'' y <e embutió dentro del gran conducto. ¡Podra sub~

.. -- --- -· ~""--
• '. AIzó brozos Ymanos \' e mpez<Í a
sin problema Después de un rato, al no escuchar ruido
alguno, asomó la cabeza con cautela para echar
trepnr. . . • o no estaba lejos. El camino urrn min1da.
Nn em f~etl per . e los laterales.
1 menos suc10 qu El apartamento irradiaba un aspecto
,·crtical esta l;l baló ni una so1a
Tcnra buen <~¡:arr
e¡• nosc res
.d d Co mo se vio
. ~ombrío. Quizá lo eswban pintando. Record(í
rn la oscun a · t¡uc ~u padre había quitado la rejilla una ve:
vez. Lo peor e manos. no tuvo más
obJiJllldO a US<'I r amOOs dida Ja linterna que le dio por pintar el aparta mento. Esperó
meter encen ' un huen rato y no oyó nada -n1 voces ni radio
remediO que . ~ Sombras titilantes se 43
42 dentro de sus ¡elln · 'b mo fantasmas, ni tclevi,ión- de manera que hizo de tripas
onducto arn a co coraz<in y se deslizó como una culebra hasta la
retordnn e. apagar 1·a ¡·m terna. aberrum para ver por dentro.
pero no quiSO á ido como pudo hastll que
Se empujó tlln r P 1 . manos el Intentó hacer el menor ruido posible pero
b l lcanzar con as 1 ,mrosible evitar el que produce armstrarse. En
le fue posi e a s·•l ue corrfa a lo largo de
conducto transver.: qod . en él. Agarrado un mo;nento de olvido, se golpeó fuerte comm
. . te y se mtr oJo . el metHI. Se detuvo ... no se oyó nada. Nodcbín
piso s1gu1e11 ró sacar la linterna
d 1borde con los brazos, 1og ~ lber nadie. Llegó hasta la hoca de la rejilla,
e conducto. "petó de nuevo para asegurarse de que todo
y alumbró e1nuev 0 . ual al del piso dt
Se vera exacr;~mente lg lo largo de aquel •aba en silencio, y entonces, apoyándose en
abajo antes.de q~ce'::'~:a::ve capa de grasa '
e<r6mago, se asomó para mirar.
Estaba cubierto . le recordó una lusro debajo de él había un ho mbre v1ejo
polvo que por a1gu·n monvo• le!lladoen un sillón. Al tiempo que David lo
.
capa de mevc
recién c.-uda.
del rubo. No le gusra,..~
L.. ~f\•aba, el viejo abrió los ojos y miró hacia
Se arrastró a lo 1.-ug~ casa pero no iba · z::- 1-a. David soltó un grito. Durante un
la idea de esm1 ~~~ ~~~:::rrastraba, el poh
~hle instante los dos se mi,-,¡ro n las caras
411e el ''iejo abrió la boca para decir:
desistir. A met 1 b, g o contra su pecho
.mtnCl\J s e torna a ne r más y ya 11egacL..... • )<1nHthon!
U ar de metros mo no le era posible darse vueltn, David
piernas. n P .f' ión hacia un apartament:
""lpujó hac ia atrás ayudá ndose con las
la primera nmu tcac del cumlucro Y vio q_..
Observó el fondo - arrast rándose a roda pris;1 en rcven.a
f;1lwh~ la rejilla. .d _pa~ que no po-o , lugar de donde había venido. A ['esnr
nd'ó onrap• e. ' '" .,,fuerzo, no fue lo suficienremcnrc
Se csco ' .e ··n~s Ctlmplían la funCillll frente a él, enmarcado por la rejilla,
mn verlo. Lm. reJI ', ·Po r ué faltaha C"
un.l pucn;~ con seguro. 1
__... __ _ - - -- - - - ~
q florando un rostro, pero no el del
hombre. Era el ro." m gri~ de un muchacho. ·
Tenía la boc.• nbiena y gritab~ pero sin emitir
S<tnido nlguno. Luego, y justo detrás de ese
mbmo rostro, :tparcció olrn carn ... l~ del viejo.
Tenía que estar parado sobre una silla. David
gritó, horrorizndo. ¡Podía ver a través del rostro
del muchacho! Se tapó la cara con las manos
para que no lo reconocieran y >C empujó con
los codo; pam desandar el par de mc1 ros que
lo separaban del conducto princip~ l con la
mayor rapidez que pudo.
- ¡Ven acá, vuelve! -le imploró el viejo,
pero David iba demasiado rápido y despavo-
rido.
Se armsuó hasta lleboar al empalme al tiempo
que el viejo le hacía señas con la mano y
sonreía y le rogaba que no se fuera. David salió
di sparado como un corcho al conducto
principal, giró y se dirigió hacia el conducw
de descenso como un huró n en carrera. Hizo
más ruido y movimientos que una llave inglesa
en plena acción. Cuando alcanzó el lugar
dónde podía iniciar el descenso, se deruvo,
colgando, agarrado de pies y m:tnos como una
araña presta a saltar. Pero antes de marcharse
renfa que echar una última mirada, de manera
que agachó la cabeza y miró por entre SU>
pie mas.
El fantasma se apresuraba en di1 ccci6n a
• IV id. A medida que se acerca ha se h.tcía má;

1 más grande hasra que le pareció como ur:


e unión que arremetía por entre IR tubería
1 " id soltó un grito y el muchacho fnntasrn&.
abrió la boca rara hacer lo mismo, pero su grito
no (ue el grito de un niño. Em el grito de un
hombre mu y, mu y nnciano.
- ;Vuel\'e, ven <lcá! ¡Vuelve, ven acá! -gri-
taba el (ant<~sm., con su C<lscada y temblorosa
''Oz de anciano--. ¡No me dejes! ;No re ''3yas!
Dnvid S<' desprendió y C<lyócomo una piedra
los tres mcrros q ue lo separaban de la tahla
ol-aw. Allí permanecoó jadeando un raro,
17
"'<uchando los llamados angusriosos del vie¡o.
\álv ió hacin arriba la cabeza jusro a tiempo
""'ra ver e l rálido rostro asusrado del mu-
' .acho lionrasmal observándolo desde lo al ro
,l. Abrió la hoc:a.

,,·lejos.me dejes -dijo la vor del viejo desde


-No

-¡Vete! -gritó David de vuelta y se em-


para 'alir del conducro r mNerse a la
ndJd de su propio hogar.
- De mal en peor

T an pronto David cayó dando una voltere·


ta sobre la alfombra, saltó de un brinco y em·
pezó a limpiar y ordenar antes de que su padre
regresara a casa. Limpió la> manchas de mu·
gre sobre el piso y la pared en los lugares por
donde había caído y puso de nuevo la rejilla
en su lugar. Durante todo este tiempo sintió
que las piernas le temblaban y un diminuto
cosquilleo de horror puro corriéndole por las
,·enas.
¡Fantasmas! Jamás habfa en verdad creído
d\ ellos y ahora acaba de ver uno. La rejilla en
la pared conducía, de su propia c~a. quién lo
creyera, al secreto lugar embrujado. La en·
::~arañada red de conductos y tubo. metálicos

.....- .... ---- ·- -- ---- ---


.
que corrían alrededor del edificio Mahogan¡i llaUIUJtlllll . il...!ll~ llatliUUlll UCIHW! /L~ ~na
I.!StabH lh:na de secrcms. posible Sdl1r par,, sorprenderlo en medio Jc la
-¡Qué pa.., com igo e:.ta noc he 1- no dejó noc he/
de prc¡::unrarle su padre, pero Dav1d simple- -¡No >eas tan bebé, <jue ya está> muy
mente lo eludió c<>n un s:•c.udón de la cabc:a. grande! -se Ji jo David.
Terry se prq¡unraba ,¡ q uiz(l lo hubierc1n Pero .ólu pen''" en mgres<~r a lo, conJucr ..,
mole>tado de nuevo en el colegio pm su Je la venti lación de noche le ¡mnía la p1cl J c
pequeña esr:aurn y se mo rdió lo> labws, gallma.
50 preocupado. Lo atormentaba la idea de que Ay Dios, cómo esmba de asustado el pobre 51
maroncaran a su hijo pero, como David jam<ís Dav•d, ~•SU>IHdo de muene. Pero !olt:ndu t¡uien
lo admiuría a menos de que fuera pillado e n era, el susto hacía q 11 c quisiera más de lo
'""' gresca. no había nada q ué hacer a l mismo.
rc.pccw. - ¡Hay a lgu ien allí! -preguntó con un
Aquella noche David fue a acosw rsc tcm· 'S-USurro.
blando de m k-do. Y sin embargo... In e,¡rraño No h ul'l<l rc.pucsta por parte de la rejilla.
loe que, después de ha ber v1sro In q ue había Todo lo que tenía que hacer P•"'' cerciorarse
' ' l>to y oído lo que había oído, ya cmpe:aha a era cruzar su habitación, acercarse a la rej illa
d udar de ello. Se h abía asustad<) . Había mtrar.
entrado e n p:lnico, eso er,¡ todo. Simplemente ¡Oc noche/ ¡En medio de la oscuridad/
se imaginó que allí había algo. La cara pál ida y Por >upuc>to qw: en lo, conducto> de la
1~ ftgum ligem \' diminum corriendo y dándooe cnulación siempre e,13 ba en la noche pero
golpes\' haciéndose tan grande a pt>Sa r de que t-- no q u mtba que la oscuridad e n la noche
no había C>pacio pam que se hiciera tan t...:ta ¡>t.'Orquc la oscuridad en el día. Con rodo,
enorme ... esa carH larga obse rvándolo desde p_.o:o Jespué>, David se levantó de la cama,
In alto con b b<xa abierm como si gritam y la ar..ccó su silla ha;ta la pared y de: pie sobre
vn:, e;ta ve: del viejo, acercándose desde <~cercó la cabeza hasta que estuvo al nivel
lejos ... ¡ lmpu>ible! No era m~;, que: product~ .!a re¡illa. Alcan:aba a senur el aire fre.co
Je su imaginación, con st:guridad. ~salía de ndentro acariciándole lns mejillas.
Los conductos de la venrilación llegaN: ......xttuvo la respiración\' e.>euchó. De muy,
hasra cada una de las habitaciones del apar- a. •e¡os, le parec1ó oír el suave llanto d e al-
t:llnenl\1 y aquella noche Dav1d pcmtani!C ::~. Un niño. No algo muy gra,·e 01 peligro-
en su cama uhser\'ando la cuadrada oscumL: "'l.l, hlcn triste, muy triste. Esperó un mi-

di' In rcjill<~ qtw ·""mal-,, " l.1 pared d, - ~le ro ~-cuch.mdo el ruido e intentando
conve ncerse de qu e er;~ a l¡¡u na cria rurá qué· timbre correspond ía a cuál apartam~nto,
limando en alguno de los orrns apartamentos. de manera que se vio obligad,¡ a ;,ubir en el
Qu1z,í Georgie. ascensor par" encontrar el número mdicado y
-¡Quién anda por ahí! -preguntó en voz después buscarlo abajo.
ha¡a, y en el acw, se inrcmnnp1ú elllanro. 501. Sr. Roben Alvcston.
Si se trataba de una criatura en alguna -¡Conoces al señor Alvc.wn ! -le pre-
habitación, con toda se¡¡·uridad que no hubiera guntó a su padre mientras tomaban d té que
podido o ír su pregunta. De manera que era también comida.
52 quienquiera o lo que quiem que fuese In que - ¡El viejo que vive enci ma de nosotros, 53
llor<!ba, tenía que cscar dentro de los con- <lquf arriba! - preguntó su padre.
ductos. -sr.
-Calma, no llores -dijo D.wid. -¡Qué quieres saber sobre él! - indagó su
Se hizo silencio, no hubo más ruido. Un padre y D·,vid ya tenía preparada una menrim.
segundo más rarde se acobardó y corrió a -Nada especial , .ólo que el oteo día me
meterse en su cama. habló en el vestíbulo-d1jo David sacudiendo
un poco los hombros, como SI la cosa no tuviera
A l dfa siguiente, en el colegio, fue como si la menor importancia.
nmla hubiera c1currido. F¡¡masmas llorones, - En las reuniones de los residentes de l
niños gritando con voces de ancianos ... eso no edificio no hacen sino hablar ue él-d ijo su
era la vida real. Tomar el autob(IS, hacer las p3dre- . Le piden a la gen te que sea atenta
tareas, a>istir a clases, defenderse de los chicos «lll él, que lo visite y cosas a.r. Está medio
que lo ll<lmaban reloj ito de cuerda... eso era la ::allá. llene comienzos de Alzhc1mer.
vida real. Lo mismo ocurría con los conductos -¡ De qué!
y >U tubería. Lo poseían cuando ingresaba en - Está sen il, un poco demente. La gente de
ellos pero a la luz del día todo aquello parecía ...:guridad social esrá pcndicnué de él. Suele
imposible, remoto, como un sueño o una :-otrderse porque no encuentra d camino de
película que uno hubiese viSto semanas atrás. udta a su apartamento. Hnbla solo, hace ese
De vuelta a casa, David se detuvo en la • po de cosas. No ve muy bie n y se está
enrrada al Mahogany y leyó la larga lista de ~ando medio sordo. Está en las Líltimas,
iióll\'brc:s allado.de los timbres. Quinro piso. ra decir-la ven:lad, pero es muy agudo en un
Contó uno por uno. El ~icjo habfa estado en ...,n día. La verdad, pienso que debería estar
el apartamento encima del >uyo, el siguiente r- .n hogar para anciano_,, pero .:1 odm la idea,
hncia arriha. No pudu ''1h.:r a c1cnci~ c1eru. re VIejito.
-¡Qué pasa con su 1·anu11a, por que no 10 · interesaría era saber qué demonios hacía D.t"id
cuidan? escondido dentro de la> entrañas del edificio y
-Pues, no sé, él habla de nietos en alguna fisgoneando a la geme.
parte, pero nadie los ha visto nunca. . Pasaron los días. Y llegó el martes, día ..:n
-¡Tiene algún h ijo? -pregunc~ Dav1d, que su padre trabajaba hasta tarde de nue""·
pensando en quién podría ser Jonathon, pero David casi había olvidndo por completo In.
Terry no se pudo acordar. · conducms de la ventilac ión pero, pam h<Jrror
suyo, tan pronto estuvo en c~sa solo con un
54 Esa noche David pegó un afiche sobre la par de horas sin nada que hacer, lo primero 55
rejilla a pesar de que sabía muy bien que un que hizo fue meterse dentro. Fue increíble lo
afiche no sería capaz de detener o ev1tar nada. rápido que ocurrió todo. Simplemente regreS<5
Con un marcador dibujó una cruz sobre el del colegio, se cambió de ropa y, sin pensarlo
afiche y luego le refregó un poco de ajo para siquiera, corrió d sofá hasta la pared y se trepó.
ahuyentar a los vampiros. Pensó incluso en ir Fue como si no hubiera podido evi tmlo. Ya
hasta la iglesia para robarse un poco de agua estaba sentado sobre el tablón alumbrando
bendita pero luego se le antojó que qu izá un hacia arriba con la linterna, con el corazón
poco de agua bendita robada no fuera muy palpitante, antes de que se le ocurriera que no
buena idea porque podía no funciOnar. El tenía que meterse allí si así lo quisiera.
jueves siguiente volvió a sal ir de romería con Despachó primero el aparramenro de Mary
Tyne y esta vez permanecieron de am1gos . Tyne Tumer, que estaba hecho un<1 pocilg<l , orra vez.
lo llevó y le mostró una vieja casa en rumas a Había estado comiendo papas friras y bebiendo
la que entraron y exploraron jun tos. Fue cerveza y parecía como si hubiera tenido una
maravilloso. Compraron unos bizcochos YTyne pelea de papas con alguien: latas de cervez<t y
le pidió excusas por haberlo llamado relojito migajas de papa por todos lados.
de cuerda. -¡ Pero qué diablos es lo que hace esta
Volvió a su casa cuando su padre ya había mujer? -se pregun tó David.
regresado y se vio en problemas por haber Corrió la rej illa y se deslizó dentro del ap~r­
vueltO tarde. Pero le importó muy poco. C uan· tamento.
do su padre se enteró de que había hecho las U na vez dentro, se puso a husmear cajones
paces con Tyne, lo perdonó. David alcanzó a y aparadores en bu sca de cua lquie r cosa
pensar en contarle a su papá sobre el fan tasma, personal o confidencial. Se tomó un poco de
pero resolv ió quesería impnsible, inútiL Terry jugo que sacó de 1<1 ncvc1<• y rGm;1¡6 un paquete
ratnpdco crda en f:1nw~rn<-1s. L(1 ltn icn que le \.le papa~ él rncdi tl tcrnlina r que enC4.HUr6 ..:n el
~uelo. HHhfa un par de altas botaS marrón, una
en cada extremo del sofá, llenas de ojnles para
los cordones de amarrar. A l salir, David wvo
d buen cuidado de llevarse consigo la bota
izquierda, cosa que le pareció graciosfsima. No
dejó de reírse pensando en Mary Turner
buscando durante horas su bota perd ida.
¡Jamás la enconrrarfa! Todavía estaba riéndose
56 cuando llegó al tubo grande y vertica l que
conducía a su apartamento pero, al escuchar
el eco de una risita en respue>ta proveniente
de arriba, se calló en el acto.
¡Sería el eco o un fantasma?
Alurnhró hacia arriba con la linterna. Nada.
Debió ser un eco. Tras esperar un mw muy,
muy largo en silencio, subió hasta el quinto
piso. Allí se sentó en el borde del conducto
vertical otro buen rato, en espera de la menor
señal de movimiento o ruido, pero no hubo
nada, excepto, por >upue>fO, lo mro que era
simplemente que estuviera allr, para empezar.
Sobre el polvo alcanzaba a ver los rastros que
había dejado al arrastrarse hacia delante y atrás
la vez pasada. La risa que oyó debió ser un eco.
Un lugar como este debía estar lleno de ruidos
y ecos raros provenientes de los distintos
apartamentos que, una vez salían a través de
las rejillas, circulaban como espectros por entre
los rubos y conductos.
Continuó pues David su avance a rastras a
lo largo de los rubos. Cua nd o llegó a la
desviación que conducía al apartamcnro del
>Cí'ior Alvc;tnn. ' <' rt'fu~ i6 fto<'m d,• J ~lc:mc<'
de la visra, a un lado, ju>to en el codo, escu· -Hooolaa, scnor Aaaaa l ves ton. Soy
chanJo. Jonarhon, haaaablaa Jonarhon Ut
uuuuuu... . •uuuuu.
Voces. Podfaser la televisión pero no esraba
seguro. Asomó un poco la cabc:a par.t mirar. .· En ese mis~o insrame la voz farfullan re del
De nuevo no había rejilla puesta pero tampoco 'le¡~ gtmrdó Mlencio. A David le dio un a raque
podía ver nada. Emonces se escuchó un dic. de nsa burlona. ¡Qué gracioso ... él era el
La telev isión, que la habfan apagado. Sin em· fantasma
~
traola. pared! Se tapó 1~.. boc acon 1as
bargo. una de las voces s1guió hablando. Era manos para Silenciar su risa.
58 d viejo. Le había estado hablanJo a lo:, perso- -¡Quién esrá ahí! ¡Quién vivel 59
najes de la televisión, ¡pobre vejete medio loco!
gu nró la voz angustiada del viejo. . -pre-
David prcotó roda la atención 4ue puJo pero -iAaayyy, senor Alvesron, aaayy de mí,
no le fue posible entender qué era lo que d cufdcse usted' cuffldese usted soy 1f:
~ ) • e antasma
viejo se decfa a sf mismo. Tenía ganas de "e onarhon, • buuuuu ·1 --di¡'o Da v1.d conre-
acercarse pero no se atrevía por temor a ser d 1
men O· a nsa de satisfacción.
visto. Al v1ejo no le tomaría más que un ¡Era perfectamente perversol N· · .
ru: o • r • 1 s1qu1era
instante suhirse sobre la silla y él se vería . ya ~as csruerzo por contener la risa. El
arrapado como ratón en una trampa. le¡o ¡amas sabrfa quién le estaba jugand
Ln situac ión era frustrante. De pronto, ~oma: ¡Debra estar que se moría del m~:::::
aburrido porque no podía hacer lo que quería r pn.mera vez David deseó tener a alguie~
hacer, decidió que estaba hasta la coromlla con ~ n quién compartir esra gran broma.
el jueguito. justo cuando parecía que el asunto -¡Buuuu ? Jonarhon, buuuuu. Soy )o
on --d.. Da na-
tenía f9.ucho que ofrecer, re.ultaba que, • IJO vid con voz resonanre y luego
después de rodo, uno no lo podía hacer, de -.6 una carca¡ada para sus adentros.
manera que, ¡qué sentido tenía? ¡Qué >entido ) enronces, proveniente del rubo que renfa
ten fa que el viejo fuera c1ego, :.ordo y medio - -.re a sf, llegó llorando otra voz:
tonto :.i no podía hacer nada con él! David -Jonathon ... Jonathon, buuuu, buuuu,
resolvió que nunca más se tomarla la molestia -ruu, cuidado, Jonathon ...
de meterse dentro de los conductos de la • e.ra vez no era un eco! David miró ha-
vcncilación. Esre sería su último viaje ... y por ~lba ... y allr es raba el fanrasma, en los
lo tanto y por la misma razón, eso significaba .JCros que corrcspondlan a dos o tres
que podía hacer exacrameme lo que le vink~ menros .más adelante, acostado boca
en gana. S in penS<\I'lo dos veces, hi zo bocín .:n la ml~ma posición que David. L
r . .m 1-1-. m-nlfh v cl111' cnn \'tl:' ulul.lnh_-... ~, 1i·Ul .l l l.lm h'. o
1<'11 l a< nJan<tS en LIXJCIO:J

~ repetía la; mismas pulabr•l>. Se reventaba nanr_e, presa d el terror, pero el muc hacho
J e la risa . contmuó su avunce.
Da,•u.l snltó un bcrndo de espanto. Dio u n Un segundo más tarde David alca nzó
salto y se golpeó la cabt:za y al o tro muchacho sentir el borde del conducto de caída a la altur:
tamhien esto le produjo nsa. Lo lJUC m;b de sus to billos y, en un último empujón hacia
irnprcsion~ba a Dav id era <.Jue p<xl ía ver a a trás, desc;perado, se tiró abajo.
travé; del muchacho. Sintió un escalofrío - ¡N o! ¡Po r favo r no! -gimió ahora el
correrle por el c ue rpo. Enronces, el muchach o muchacho.
60 empezó a arrastrarse en dirección a David. - . i Ve re! -seguía gritando el viejo. 61
Avanzaba ayudá ndose con las manos , una Sm da_rse un segundo de espera, David se
delante de la o rra, pero en verdad Jaba la im· echó hacm atrás ysalió disparadoporel o rificio
presión de lJUC se deslizara sobre patines, como en la pared par~ caer en su apartamento. Salió
"'sólo hic1em lo. mro; movirn1emo; para imitar con tal velocidad que pasó de largo sobre el
l,ls que harfa una persona común y corri ente. -.ofá Ycayó co n violencia en el suelo go lpeán-
-¡Lár¡¡ace! ¡No te rncrasconmigo! ¡Dé¡ame dose el hombro.
en pa:! -¡No te vayas! ¡Juega conmigo! --ch illó
Eran los alaridos Jel v1ejo. El muchacho hizo t-1 muchacho.
una mueca ex traña - David no puJo sabe r si -¡Oéjame en paz! - g ritaba el viejo.
rda o lloraba- y luego aulló: Hasra d onde Ddvid sabía, ambos, e1 mucha-
- i Buu uuu, ya verás, viejo bobalicooooón! c ho Y el viejo, ven ían en su persec ución. Se
-¡No te acerques! ¡No re me<~ccrques! - ruso de pie de un sal ro , aco modó la rejilla e n
le gritó DaviJ al muchacho al t iempo q ue se ;u lugar Yluego permaneció allí, asegurándola
.urastraba hacia atrás. ~ nrra la par~-d Yo bserva ndo la oscuridad que
Pero el muchacho contin uó acercándusele .oC.Jbaba de pone r tras las rejas. Durante un
a ra>tras, cada vez más rápido. Su ro.tro parecía ~"e instante alcanzó a ver algo allá dentro:
avanzar más veloz q ue el resto de su c ué rpo. e roltro pálido y h orrorizad o del muc hac ho
parecía alar¡:arSé para aprox1mars<" a Dav1J ..-uasma que a su vez lo o bserva ba a él. David
como,; la cabeza esruv1cra adherida a un palo tó la rejilla y e n tonces el rostro despareció
de la m<Jnera más horripilante, todavía mediu 0 tal rapidez que fue como si alguien lo

r1énd~ y medio gimiendo y aullando: btera arrebatado de súbito o lo hubiera


- iViejo hobahcoooón! rado un vendaval. Un poco d e polvo se
-¡No! -exclamó David J~ manera rernu -rendió de la rej illa.
Y ahí, frente a la rejilla, permaneció clavado dijo riéndose. iCom iquísima! Acto seguido
David durante unos diez minutos observando olvidó que no sabía para qué em el artilugio y
como un perro perplejo el espacio oculto tra> tan campante se preparó una buena mza ele
las paredes e incapaz de movers~ aterrado ~on té. Sólo hasta el día siguiente recordó ele un
la posib11idad de que el fantasma se aparec1ese golpe que había olvidado pard qué .ervía la
de nuevo. Entonces soltó un gran susp1ro. se tetera durante un espacio de uempo de casi
llevó las manos a la cara y dijo: tres horas enteras.
-Dio>. la cosa fue grave, grave. De algún modo lo ~nconrraba gracioso.
62 Tuvo ganas de echarse a llorar pero no tenía Había disfrurado de no sabo:r qué era una 63
tiempo para eso. Debía arreglar y limpiar todo tetera, había sido divertido. Se veían así las
ames de que su padre regresara a casa. cosas a una luz nueva, frr:sca. Aunque esto no
<lejara de preocupado, claro.
Oc vuelta en el apartamento 50 1, Rob<:rt Lo siguiente que ocurrió fue que empezó a
A lv~ston estaba sentado ~n su silló n, lH cara encontrarse co n que no recordal1l1 nada de lo
hundida ~n sus manos y el corazón pa lpi· que había hecho en las últimas horas... o
tándole Jc miedo en el pecho. minutos, parn el caso. El otro día no más, se
¡La cosa se ponía cada vez peor! había encontrado con un par de tijeras en las
Al principio, simplemente olvidaba dónde manos, ocupadascorrandosus panwlones por
dejaba las cosas: las cucharitaS y las tazas parn la mitad. Tenía la vaga, fugaz .o;pecha de que
el té, las llaves, su billetera. Un asunto en Jlguien había escondido un re.oro en los
cxce>O frustmnte, siempre se había preciado bol>~llos ... ahora bien, para qué o por qué eso
de su excelente memoria. Luego, empezó ti no ,l!(nlficaba que debía cortar los panralunes por
reconocer ciertas cosas, no sólo caras o gente w mitad, no tenía ni la menor idea.
sino cosas cotidianas. La primera vez que se Era como si sus sueños hubieran usurpado
pe remó del asunto en serio, le ocurrió con untl .u vigili a. Y le aterraba la posibi lidad de
telera. La vio sobre la esturo en la cocma Yno -..dccer una pesadilla. ¡Y ahora qué! A hora
tuvo ni la menor idea de qué apar~to se trataba. 11pezaba a imaginarse cosas.
"·Qué es esa cosa? ¡Para qué demonios sirve?", La primera vez que ocurrió estaba sentado
n~urmuró para sí aquella vez. Le par~ció chis· -.o~y tranquilo en su cuarto rememorando un
tosa su redondez, y la cosita esa medio torcida "leldcme de su infancia.
y meJio s<~hda que tenía por pico. No <lejó de Empezaba el verano. Era un eh ico, ten fa
volver a 1~ cocma para obsérVarla Y rcfr..e al ~ años. Lo alcanzaba el olor dt: las calle-
1 t.~' cr~t.1".
'"erla. "¡Qut> (,)rn1a tan ridicu1a 1a"--: ., ardicnre< ,. de Jo, cah:11lc" de ti m arras·
trando coch es y carruajes d e aquí para allí ¡xir Rubcrt atravesó una papa con la punw Je la
las calles y el tufillo del ocasional automóvil horqueta '' el vecino le dijo:
de combustión que pasaba re>oplando. E:.taba - Intenta exca,·ar un poco más retirado de
en la calle con un amigo suyo, un muchacho la m~ w. esa todavfa no eml buena.
llamado Jonatho n Price. Intentaban meterse Ro hcrt levanr(~ In cara pnm ver al homhre ,.
a hurtadillas a un huenoen Kenrish Towncon sonricí... Y fue ju,to en ese momento cuanJ,~
la esperanza de ro barse unas cuantas zana· escuchó el estruendo en los conductos de la
h oril1s o encontrar unas vainas de a rveJa. ventilación sobre su cabczt. Levantó la mimda,
64 Habían seguido a lo largo de las altas hileras de n ~evo con ven id o en e l anciano que 65
de frijol, observando las flo res de la papa dormu-aha en su si llón, y "io al muchacho que
temblar bajo el peso de las abejas Y otros se escondfa apresumdo. Sin emhargo, al mi~mo
insectos. tiempo, había orru rnuchach(' en el suelo a ·
Para el señor Alveston no se trataba Je un sus pies. Un muc hach o que conocía, cstab~
simple recuerdo; estaba allí. Podía oler _la tierra. seguro de que lo conocía; lo conocía tan b1en
Podía escuchar el zumbido de las abeJaS entre como se conocía a >í mismo pero en ese m>-
h•s flo res. S i tocaba alguna, lo hubiera picado. tante no tenía idea de qui~ n podfa ser con
A su lado lo seguía a pie su a migo Jonathon rrecisi,\n. El muchach o lo miró y, con un solo
ammcando fríjoles tiernos de las matas para l'll<Wimlcnto, como ocurre en las películas 0
comérselos. como sa lw un gat o o quizá pue.b hacerlo un
Al dar la vuelm e n una esqu ina se to paron duende, saltó al o rificio d e h1 ventilació n y
con un hombre que de,hierbaba con un desapa reció.
azadón. jo natho n pensó que habían sid_o De pris.,, el señor Ah-eston corrió una ,iJia
pillados y huyó corriendo, p.:ro Robert conoc•a nasra la pared, se trepó en ella y echcí una
al h ombre: el señor Jonsto n, un vecmo suyo. :::tirada a tiempo pari1 alcanzar a ver al primer
N o fue fácil convencer a Jonathon de que se ;ax:hacho retrocediendo ames de perderse en
q uedara. El señor Jonston lo> dej_ó recoger un :"la de las esquinas de la tuberfa. El salw del
par de zanahorias e incluso se las hmp1ó Yluego ~o, que fue tan v ívido, al presente, que
los invitó a que lo acompal)aran a sacar la papa ~!taha tan extra ño, fue mu y rápido, y no
tempranera. ¡Qué bueno fue aquello! Hundían 1:\.d. Jc<oeifrnr qué había ocu rrido entonces y
las horquetas e n la tierra negra y luego, ha- ~ ahum. Precisamente por eso gritó "¡Jona-
ciendo palanca con ellas, sacnban los tubércu- -n~" tras el muc hacho: po r un momento
los ocultos .:¡uc se derramaban sobre el suek ¡;r:,; que era su amigo quien d~sccndía por
comn un resoru fre!>CO r<>ci•'n <alido.dl' la tiCI'G - nJucto de 1~ wmilación.
El primer muchacho se perdió al girar en el las p·rrcdes

·Q - ¡· bl
. 1 ue l la os 1e C>taha p;b,ondo'
codo y c~yó haciendo un estruendo. Mientras Algo :mdaba mal con él. ·
el viejo contemplaba esto, el segundo mu- . La
. seriora
1 ' o J t·pa.ara
Grey hahh' ,1ue•lad
chacho ap;ucció de nuevo. Vislumbró un ¡oven VISIU1r o rnás tarde ese
· Jh
( y de una cn~a estH ,.
segur~); no le mencit ~
1~1
rostm hucsu-lo que lo observaba desde d fondo d l· , _ mana parn nadad asunro
del rubo. Luego desapareció mn nípido como ebcds voces que se burlaban de di dcsdc I:J>
le fue posible en persecución del otro mu- ru. "' rlas. Con scgurrdad lo en cerruo,ln •· par·•
chacho. src~npre en el ca.o de que lo hiciera. .
66 -¡Ven acá, no te vayas! -gritó el anciano, 1.rrrnero, >U cuerpo M.' fue dcbilirando , 67
convencido de que conocía al segundo mu- hacre~do cada vez rn:ls lcnrn 1' ahora su cahez~
chacho de algún lugar, >i sólo pudiera recordar parecm coger el mismo rumlJO S , , • •
·- · e~cnrmcomo
dónde. Pero el muchacho desapareció. Todo l:n nrno pequeño_perdido en un lugar enorme
lo que podí~ hacer era quedarse allí de pie y 1 ~ur~~. No >abra ~ómo sal rr de e>te prohlc-
llamarlos en vano. rna ... ni >fljlliCra >.1bla si nabla -. 11·J C 1
1 1x- - '· 1 .1. uanun
¡Era una lucura! Enrrc más lo pensaba más a e~ .za ya no lunciona, ¡qué queda! NaJ
seguro estaba de que todo lo había 'm"ginado. n i Slt.JU I~ra uno mismo. d,
¡Muchachos dentro dd >istcma de venti- ,Solitario, sentado en >U sillcín, haciendo
lación? ¡Lo único que faltaba! ¡Acaso pronto e •ucrzos por n · 1
. . " mrmr a rencbrosa rejilla de
1
empezaría a ver señora• saliendo de los grifos ~ venrrlaCión que descan><rba sohre su c;rbeza
dd lavabo y bebés en el pitmo! Lu verdad se oh.:.~ Alvcsron hundió la cara en >US rnam~
c.'taba enloqueciendo. Lo s.~earfan de su propio \ >rnrro Jl(."queñas lágrimas correr por >US dL-do,.
apartamento pMa in ternarlo en un hogar para
ancianos, cosa que le producía pánico... la
tr¡¡ba¡adnra social, la señora Grey, venfa
in>~nu:índolo desde hacía años. Entonces se
irfa a pique y moriría rodcadu de llnci;mO>
imposibilitados y se orinarra en la cama sin
sahcr quién era ni qué ocurría a su alrededor
en menos t iempo del que canta un gallo.
Y ahora cmpetaba a ocurrir todo de nuevo.
Alcanzaba a oír al par de muchachos abu-
cheándnln y burlándo.c de él desde dcm\s de
:

E l apartamento
del señor Alveston

¡Qué son los fantasmas! Los espíritus de gen·


te que ha muerro, dicen. ¡Acaso había muer·
to un muchacho allí dentro hace mucho tiem·
po! Quizá cayó por uno de los rubos más largos.
Qu izá abaj o, al fondo, yaciera un esqueleto
IIU1'3ndo al vacío. Quizá qubiera asegurarse de
que David le d iera cristiana sepultura. Quizá
qUisiera que cayera para hacerle compañía.
E.a noche David casi no logra conciliar el
>Ueño aterrado con sus propias h lswrias Jc
monstruos q ue no podían morir del todo y que
~ arrastraban en la oscuridad r~ la paredes
ope rándolo. S in embargo, el fantasma no
=ba furioso con él. En realidad la emprendió
_ -nrm el viejo. ¡Por qué? ¡Sería que sólo se
unió al ¡ueguito desagrddablc de D:wid o tenia escuchar o rro>usurro que saliera por la .qtlla
sus ramnes para espantar al viejo! Pero ."Ll oyó más. Se d urmió aún Lemhl.mdo
Se supon fa que los fant:»mas volví~n de la de mtedo y, cuando de,pcn ó, un rayo de lu:
muerre para atormentar a q uienl!s les hablan cruzaba por entre una rendija en las con ~nas.
hechn mal en vida. Tal vez el señor A lveston U~a ve: >e levantó del todo )' obscrv6 c1 J¡,1
le habla hecho algo hMrihlc al muchacho en bnllanrc y soleado q ue hacía afuera, empc:~)
el pa" 1do. ¡Pero q ué? a dudar de que en realidad algo huhtera
¡Sería el señor Alvcsmn un a.esino! ¡Qué oc urndo. A la luz del día ta les cosa; no
70 horro r convivi r en el mismo ed ificio con un parecían >er más que tOntería,, >ucños loc,)s. 71
ase~ino! De ser ~ cieno, entonces el nmtasma ¡Pero qué suet'ios! iYqué bien los recordaba!
:.óln querría vengarse, 4uc se hiciera justicia. .No, no fue un sueño; ocurnú en wrdad, se
Quid , de>pués de rodn. David ..!chía senur dl¡o, y a lo largo del resto del dfa no dej,•ron
pena ror el f<llll<l>ma antes q ue miedo. de volverle lo, recuerdos: el roorro iracu ndo
Una vez má> David abandonó la tibia del muchacho: el viejoaterrorhado,la voz que
oeguridad de su cama )' se acercó con sigilo, J e.>de la uscundad le imploraba que oa licse a
parapetado en las sombras, hasta la rejilla en ugar...
>u par~-..1. Pegó la o rt•ja a la pared cerca de la
rejilla y escuchó dumnte un buen rato. Oyó Pas~ron un~ .semana, dos. Lt aventura ya
ecos y otro tipo de ruidos ,ordos que podían =pczaba a d~>tparse. David hacía c>fucr:os
•cr cualquier cosa. Sólo cuando ya estaba J por no pensar en ello y la cosa venía dando
punto de darse ptlr vencido, escuchó una vo:, ·esultado. No pensar al respec to em lo más
muy cerca. ~tdo posible a que nunca hubtera ocurrido
-¡Quicn:!s jugar conm1go/ -d ijo el fan- ~.JJa. Colgaría un nue,•o afi che •obre d
tasma y, [},wid, soltando un pequeño alariJ,,, ''nJ~cro ?e la ventilación. Hada 1113 1•111s que
corri1~ de vuelta a la ca m" y escondi<í l<1 cabe:.. - . ot.J rutdos. Todo cmpe:aba a alc¡ar>e )'
bJjo las cobijas. clc>apareccr. Emoncc.:s, un lune. después del
¡Era imposible! ¡Tuvo que haber s1do un.. .ieg!o, se encontró con el ~ñor A lve;ton en
voz que S<llió de alguno de los apartamento>'
luego viajó por entre los tubos d~: la venula-
.... .
ttmada del edificio.
.:.. v1e¡o no era más que un pequeño hombre-
ción ! !Jdría lo que fuera con tal de no tener - apenas si le sacaba media cabeza a David.
que creer que alll había un fantasma ele vcrd.J.i IC:t tan .ligero de cuerpo y frágil que dab~ la
Pas<'\ varia~ ho ras acosmdo, C<>n la cabe: c-t,1n de que uno podrfa romperlo en do)
dehain ..1~· b..; l·ohii<H , hacit·ndl\ t"..Cm•rzn.., 1 "' "e>trdbn.,• C<I!Hnt ¿1, Tenía un ha~rón
en la m:mo y al cruzarse con D:wid lo saludó
muy corrés con un movomit:ntu de la cabeza.
Llc\•aba rr~fas y Davu.l puJo ver el pegote cero-
; so de un arti lugio para la sordcru detrás de la
oreja. David a>Ontió de vudw. Esraba seguro
de que el viejo no renía idea de quién era él.
- Buenas cardes -dijo Dav1J, amable.
- Hola, tigre -repl icó d señor Alvcsron.
72 ¡Y esto?, pensó D:wíd, pero v1o que el víc¡o
sonreía; le estaba mmanJo el pelo.
-Grrrrrr --añadió Davod y >C rió.
El se1)or A lveston hizo lo mismo.
-Qué bueno ver'' algu1en con un poco Je
vida -dijo el viejo y se asomó par" contemplar
el cielo gris, cuboeno de nubes.
-Al menns no está llov iendo -dijo y
descendió cuíd.índo>c de no dar un r..:.b-~llln,
como si temieno caer y romperse la crbma.
-¡ Hada dónde se dmge? -le preguntó
David; quería saber cuánto t iempo se tomaría
el señor A lvesron por fucm.
El vic¡o jamás imaginó la menor mala
int ención cruzando por la cabcz:1 de David r
le sonrió al muchacho por su amable curio·
. sidad.
-De compras -dijo el viejo.
David se percató de lo mucho que temblaba
el anciano: c.Smo le temblaba la mano con la
que asía d bastón y el rostro y el resto del
cuerpo. Un tipo para nada peligroso. Ahor-.1
que estaba de pie, ahíto de tod~ su juventud
en crudo aliado del viejo, tuvo b 111Ísma sen-
sac itln qul~ sintit1 en un ;~ l m:lct~n de (' rl!>~li11 v
l">~•tcchmus en donde ul!junu vcll rubuj6 cutrto que llevaba al orificio de la rejilla ~n la sala.
vcndcdnr. Sntunces huhl11 ~cntldtl miedo de Lo primero que nmp fue un aroma dulzón y
rnovcrM: nu (ucra que, de huccrlo, rmnp!crn pesado que impret¡naba el aire, y para entonces
al!!<l. )'a estaba allí, observando el lugar por denrro.
El ..cl\ur Alv~-ston volvi<í n ~~<1nrclrlc a David, El aparramemo del señor Alveston estaba
atr.l\'c>ll la recepción y salló a la tJIIc. El atiborrado de roda suerte de cosas acumuladas
11partmncntu e;,wrla desocupado por lo menO$ a lo largo de una larga v1da. Pequeñas figuras
una hurn. David sub1ó al suyo n lus correros, se de pmcelana, adornos, florero, y chucherías
74 wmhló de muda y se metió dcnrro de los cubrían todas las superficies disponibles. Foros 75
conductos de la ventil¡¡ción ;,I n pensarlo dos Y pinturas cubrían las paredes. Un jarrón con
\'CCC~ . a:ucenas de amarillos estambres descansaba
sobre una mesa grande; de allí provenía el
Como siempre, anrcs de meterse del todo, aroma que impregnaba la oala. Una pared
Lt.w 1J se detuvo con la cahczu :l.>(lmadu dcnrro entera estaba llena hasta el tope de libros.
Jc IJ r<']llla y escuchó. La sangre le palpitaba Sobre una mesita, junto a la ventana, había
en 1.13 Menes. Sólo se ola el ruido de los res- un,t pequeña caja redonda sobre cuya capa se
pmiJeros: el ruido d~ la oscuridad, sus susurros ,l:.Jha una réplica dirninura de un Papá Noel,
y ;1Cum,.Jamienros mienrr~s se retorcía en su $\0> renos arrastraban su trinco. Figurines de
suc,,n, Pero algo habla en la oscuridad. Algo elfo:., dispuestos en círcu lo, rodeaban el borde
que lo esperaba y, curiosamenre, David sabia ....: la caja y alrededor de esta, sobre la mesa,
que 11> que 4 uiera que fuese se alegraba de .no. multitud de ángeles tocaban distintos
\'crin; lu había exrrañado y In quería de vuelta. ..trumemos musicales.
-¡Tú y yo, hagámoslo, vanms adelante!- R obert Ysu mujer, Grera, solían sacar esras
po~rccla Jecir-. ¡Vamos, entra, que la .-"3> para decorar las Navidades de sus dos
1hCuridaJ húy está hermosa!
·Le caía bi~n al famasma ! \1d descendió al aparwmcnro.
bavíd se introdujo dentro del orificio. Se pnmero que hizo fue acercarse a exami-
:trrasrr6 hasta el conducro que ascendía y como '"' fascinante mesi ta con klS arreglos navi-
hucnamcm~ pudo se trepó hasta d piso de ~- La cajita era una de mú>ica y todavía
arriba. Luego, serpeando sobre la barriga como -m aba su llave. Cuando David le dio cucr-
una culebra se dirigió derecho hasta el apar- pcqueiio Papá Nocl y los dfo:. empe-
t:ml~nt!lllhumsolitariodel señor Alveston. Ko ~uar en círculO!> )' de la caja empe.
1,~ rnm 1lm J... l lllc'llll in .. , mr. 11,•. , 1r 1l nm~ h k·r ~ •nJr la, nnras duln•, de N01.·he tk pa::.
David se echó la llave al bolsillo y se con- lnstrultll'ntos y armar llh nuevo cnmpo de
centró sobre las pequei'las figuras. Los ángeles batulla pofqlle tuvo lnltnprcslón de que asr lo
eran de madera pintada, ya descascarada por quería el muchacho. Ycorno recompensa, en
el tiempo. Los arregló en formación de boralla, efecto, el muchacho apareció de nuevo, esta
algunos cardos como muertos en combate, vez aliado de la mesita tclefónlcn, doblándose
otros arremetiendo tesra conrra testa y algunos de la dlcha.
inclinándose un poco de medio lado. Uno de Ddvld estaba consumado. L11 peligrosa y
ellos tocaba un rrombón hecho de alamb¡e horrible atmósfera de los oscuro, conductos
76 dorado y l}¡wid resolvió enderezar el instru· de ventilación era ahora cosa del pasado. El 77
memo de manera que el alambre quedara a.umo era ahora pura diversión. Tcnfn un
enrollando el cuello de o rro de los angelitos. amigo, qué más daba que e~ttuvlese mucrro...
Rompió un par de piem<~s y brazos. Encontró .:icspu~s de todo, ;qué no podrla hnccr con un
un marcador sobre la mesita del reléfono y con :.ntasmar
él les dibujó unos rosKOS espantosos a las Miró e n redondo para ver qué otras
figuras. Fue en ronces cuando se dio vuelta para ::avesuras podra hacer. Le dio vuelta 0 algunas
inspeccionar el resto del aparwmento y, tan ·.cm para que quedaran mirnndo contra la
pronto giró, atisbó al muchacho. ~ Ysacó cosas a manos llenas de los cajo-
Fue una cosa fugaz. El muchacho estaba de ~ Fue a la cocina y bebió un poco de leche
pie, aliado de la repisa de la chimenea, exhi· .;e .a botella para luego escup1r dentro de ella
biendo una gran sonrisa y gritando algo. Pero ¡:odas estas, alll, junto al lavabo, estaba el
no tenía voz. De pronto, giró para señalar algo a..chacho fantasma aplaudiéndolo. Se em-
sobre la repisa y se esfumó. Fue como ver una.s galletas de choco lote que encontró
dc.aparcccr palabras escrims sobre un papel ~.....,.,de una caja mel".llica, pisoteó una sobre
en segundos, ya no esraba allí. mbra Yescondió el resto debajo de los
David alcanzó a sentir una brizna dt -=r;oes de la sala. Utilizó el excusado y se orinó
exahación. ¡Un fantasma de verdad! ¡Sería :'00. Luego pasó un rato reo rdenando
. de un rumtasma.
posible hacerse am•go ' l
· pasó las porcelanas de la repisa al
David se acercó a l;l repisa para echar un.. •I::::::::L¡.t¡· de la ventan~ y puso ni revés la
mirad~.' Allí había más angelitos de mader. de entrada. Regó por el suelo lns
wcando instrumentos musicales ... el resto .k Jromáricas azucenas.
la orqucstn. A pesar de que ya se hab1 ~ liiOmenro se cayó uno de los cuadros
divertido suficiente con los ángeles, a Oa" :-.m de la pared. Y él esr;lba muy lejos
1.- du' f'4 ,r fumh:u orro' Tflntn... \ ' rt""ft)rcc:rlt·'l a:ñ,.-•c Al caer al piso se himañico, y,
unH \'~Z allí, yacente sobre d sudo, volv~o a · --l:laro, no es problema para ti, a mí me
romperse solito: simplemente .altó en .esqu1rl~s echarán toda la culpa -dijo David en voz alta,
sm que nadie se le arrimara. Y Dav1d lo v10 pero de nuevo no hubo respuesta.
ocurnr con 11bsolura claridad. Tal y como hu- Se trepó de nuevo enrre los conductos
biera ocurrido si alguien lo hubiera pisoteado prestando seria atención al m~nor ruido que
de Intento... sólo que no bahía ningún pie por pudiera indica r mayores destrozos . Un
ahí. . fantasma tr,JVieso, sí scnor. Había gozado con
-¡Ten cuidado! -dij o o~vid; no quena cada una de las maldades que habían realizado
78 que las cosas se le fueran a salir de l11s manos. en el apartamento del viejo. 79
Se acercó hasta el cuadro. Se 1rataba de una Y só lo para demostrarle a l fantasma lo
fntografla del señor Alvcston, ya viejo, pero mucho que David era capaz de hacer, se intro-
no tan viejo como ahora, de pie y abraza?o du¡o en el apartamento de Mary Tumer para
con una mujer. Era su bien amada Tuhpan, tontear o tro poco a costa de ella. Recogió la
dunquc claro, David no podía saberlo. bota que había escondido en los rubos y la dejó
-No rompas las cosas -J1jo D.1vid, pero en el apartamento pero sacó la otra a cambio.
m> había terminado de decir estas palabras E.o la confundiría! En parte lo hacía por
cuando oe cayó otro cuadro de la pared Y se '2nfarro near delante del fantasma pero este no
hizo trizas contra el suelo. -.e presentó. Parecía interesarte exclusivamente
Los fantasmas no parecían muy inclinados etseñor A lveston.
a hacer lo que se les ordenaba. Y Dav~d nu De vuelta en los oscuros pasadizos de la
estaba muy contento, todo lo que quena era mulación, chequeó su reloj. ¡y; casi daba las
un poco de diversió n, no más. Ento nces, <t> ¡Horror de horrores! Su padre estaría de

preguntó: ..c:.ta en cualquier momento. ¡Lo iban a pillar!


-¡Cómo te llamas! \...Omó de vuelta para intentar limpiar todo
Lo hizo como para cambiar de tema pero a<a Yevidencia ames de que su padre regre-
no hubo respuesta. A ca mbio, se hizo un son a casa.
silencio y una quiewd extremas. ¡Se habría _.. que en efecto ocurrió fue que su padre
ofe ndido e l fantasma! ¡Habría dicho algo trr~ tarde a casa aquella noche y, para
impertinente! Quizá él mismo no >upiera quién ;-ensar por su tardanza, trajo consigo
era. IE>-..JIO frito y papas para cenar pero David
David resolvió q ue había sido ouficieme v ~~''mostró gratitud. De hecho, ~e mostró
:.e dirigió al ,,mducto en la pared. ' 'empezó a reprenderlo por su tardanza
no más cruzó la puerta. Y continuó refun- · al colegio y hablaría al respecro.
fuf1ando roda la noche. La verdad era que -No lo hag-as, quiero intentar rc:.oh•cr c;e
estaba muerto del pánico por codo lo que problema sol.> - le dijo David.
: acababa de hacer. Se divirtió mientras lo hizo, Su padre soltó una_sonriS<J arrt:pcntida ante
pero no fue más que una fanfarronada. Ahora d cor-a¡e de su hi¡o. El miSmo em un hombre
que lo miraba en rerrospcct iv;1, le parecía nu mluly alto y sabía bien qué erd ser molesrado
aterrador y horrible. pore o.
Micnrms se comía su pescado empezó a -;Pero no te va, a met<'r en ninguna pdca
80 tener unas fantaseas espantOsas respecto a lo ''érdad! - 1.: preguntó ansioso; sabía ramhié~ 81
que iban ocurrir cuando se enreraran. Nadie ..¡uc era la manera u.ual de Oa\'id ¡>.~m resoh·cr
le iba a creer las historias del famasmH. Lln- <oU> pro blcmao.

marían a la polida y al per>Onal de los servicios - No creo que llegue a tanto --d ijo Da-
soc iales. Lo arrestarían. lncluoo, quizá, lo ' •J-. Tal ve: )'O mismo h.Jble con lo,. profc-
...... l(t"~ .
pond rían en una especie de correccio nal.
i Debió dejar sus huellas digitales por todos Tcrry estaba tan complacido con la adulta
lados! ¡Po r qué no se le ocurrió uoar un p,•r de ""Jdurez Jc >U hijo frente .11problema <¡uc o u
guantes? Y claro que lo cu lparían también po r :-u..lo con In culpa de enviarlo de vudra a ;u
la proezas del fantasma. c...arto c~mo casug,) y se excuw ante su hiJO
C uando su padre le pidió que le ayudara a -: -rao >1 el hubiera >!do el único rc:sponsahlc
recoger los platos, David armó un escándalo y ~ ~u nto entero.
se enfureció aún más cuando su padre habló
de paraleta, como si [},vid fuern un bebé, de Roben ~ l vcston había pas.tdo 1111 buen r.lía.
manera que trató a su padre de imbicil y fue -" memona, q ue parccfa llegar e irse como lo.
cnviadt) n encerrarse dentro de su habitación _ - ., d un i~rdín, e.c día le había d, 1do por

ror una hora. ~mecer ftrme, ah r. Había puesto en o rdt·n


Poco después, cuando mremó escabullirse ~rt~rnento y le,. había éocrito uo,1 carta ;1
eras sóln quince minurosde encierro y su padre obnoos en Austmlia. No les con1.s nad"
le pregunróqué lo tenía tan susceptible, Dav1d toa los problemas que últimamente lo
mi mió o!Cmpicamente alegando que lo habían aban. No qucr(a preocuparlu•. Ello,
molestado en el colegio. Su p<1dre vivía siempre '">US propias vida; que vivir.
preocupado con lH posibilidad d e que k e: en cuando a lguno c..cribía invitán-
molestaran por su haja esmruro y por lo tant ~ fuera a \'ivir con dln~ y c1 ~ñor
' l; cnmil\ t•l Cti('IHn en h:r~,. f)¡¡.-~ que ll:unart n hahí;~ rensandn c r1 >trio e n :\quclb
.'
pos•h•lid.1d. p.,,,,ahor,J, que ótah.1 medio gagá, serviCIOS.., soc.ales- una de ellas • lllañ·•n • a ru•,mo
rcmín accrc.u·se <1 dio>. Qu1~n sabe, quiZ<t muy rasana
u' • . a cch•r n · · d
". u .l mmt a-\' Rohcrt quería
pronro ncccsiraría Je algu1cn que lo cuidara q e, QUien Vtslt:ll'a, viera que todavía
veint icuarro horas ni Jía y sus sobri nos yn e.meraba
• lo meJ·o r que PO<.1·1a. pm prunera ve: se
tenían su> propuh hij<h que arendcr; llevaban en anos >e había tomado la molestia de U<•jar
vida, ocupauas. No >cría mñs que un estorbo. fllu¡¡ar.hmp!Oen verdad. Tenía que admirll 1'•
Por la t.~rde .ali<l a en\'iar SU> cana; por as rareas domésticas lo dejaban exhnu>to.
correo y a hace•· algunas compras ue comida. Pero cuando abrió la puerta de >U hog:lr
· · T.-~.~
82 En lo> úlumos ucmp<>> le \'enían dando sus nada estaba mmo debía estar ' 83
~ . bi: uuu..:~ :»~ co~a~
ataques gagá (como los llam~•ba) en los esta. an trocadas Y en desorden. ¡Espnmoso!
momcncll'\ rnás anl')pt1rtuno~"• peroc:.ta vez rodo Deh•ódsufnr. otro de sus ataque. de VI~JO · oagá
>ali6Je mamvilhl. Compró un arenque y papa. antes .e sa lir de casa, pero uno más grave~¡ue
pam h1 com1Ja. Pen..1ha cul>rir el areno.¡ue en :.:lqUier:a en el pasado. La puerta de la neve m
harina Je avena y sofrdrlo en aceite de wci· - ba abierta de par en par. Al parecer >e habítl
neta. Con>~gui6, ~Jem,l;,,llh mgr;xhentes para =m•do todas las galleras d~: chocolate Yde. S
hacer una wrta. Jcremy Spald ing, el presidente a.hterta de mig;tjas la alfombra. Record;lba ce:~
de la Asoc1ación de Residentes y la señora cl..ridad haber pasado la aspiradora pero no
cincuenwn,J \'cano>'! que viví<~ con su ma rido = a haberse comido las ga lleta>. Las
dos aran:unent<ls má,all~. úl11mamcme solían a:ucenas que había comprado yacían
pasar H \'Í:-tit(ulu, t)freccrlc unn mano y conver.. ~ t~o el lugar, pi:.oteadas, rotas .. El suelo
,ar. De manen1 <.¡ue humc.~ría tre> pequeña> ~ hano c~taba orinado. Era hornble.
tori.J$, una rara c.1da uno de ellos y la tercera • lo peor de todo , sus dos fotografías
p<Jm ~1. aun,1ue sdlo fuera para mostrar que ~rJdas~e él ~ Tul•pán, habían sido arrojada:,
rodada C>t<Jha en su' cinco sent idos y que f' l y luego P•soreadns y su juego alemán d,
.1demñs cunservaha In \'lrflld de la gratitud. ~ - ~•ones navideilas es raba arruinado. E~
No nda la hora de volver a 'u agmuable apar· no coro Engel dcsp" rramado sobre la
ramcnto ahvra limpiu y ordenado. Le habí ......, Había enderezado el tromhón y uno d:
romado hmas dejarlo perfecto un par de día; a:-~le, estrangulaba a orro con el instru-
atrás. Había hecho un huen trabajo, tanto, qur ~· ~ Había dibujado CHÚpldas c;~rao
..Sio ha:,ta d día Je hoy se >inrió recuperad. -= ,e, >obre los ro·r s ros tie 1n; pequci'las
de su esfuerzo. Las tareas dnmésricas le em La llave de la caj:t de música no
pc:,1han a ,¡uedar grande,, 1ha a conscguu •-.:....pm ningún lado.
un .t muier pam qw." 1~· il\'ll,lH';l ;1 t mvé"' dt" 1~ e 1 de mus•cn
· · era uno de su:. má'
pr~ctados bienes. Lo primero que pensó fue q~e era posible! Bastaba recordar el incidente con
quizá se había echado la llave en los bolsillos lo; ~dpantalones. Ademáo, ac¡udla vez h-, 1.b'·1.1
1
por segundad, aunque no era algo que hacía crcl o ver a un muchacho en los cunducro,
; por lo regular. Abandunó >US compms sobre el de venr 1laci6n. '
suelo y e.carbó en todos sus bolsillos. Dispuso Dio vuelt:l> y m¡i, vuelras por el aparro mento
manmada. de monedas senci lb s sobre la mesa en hu>.:a d.: la llave ha,ta que todo quc,lr\
pero defini tivmnentc: la llave no C>taba allí. sumidOen el lll¡Í> completo cao:. y t!l exhau;,ro
Luego desempacó las bolsas con la compra Se olvidtí complc~:unentc del arenque y de su~
84 sobre el sof<i ¡xJrsi acaso la llave hubtera podido '"rtas. Pur toda comida •e cmp,rcó una hol.a 85
caer alli, pero rampoco. Jc uvas pasa,, algunas nueces y c:hcara, que
Empezti a dar vueltas por el apartamento en(t>ntní ¡J<lr el sudo y fue " aCO>ta rsc: sin
refunfuñando para sus adentro:. y devanándose .bvesri1-.;e echatlooobre roda Jn ropa que había
los sesos en un intento por recordar dónde ,.,.c,ldo de Jo, C<~jonc, Yque cuhría su ca ma. Se
hahí;t de¡ado la llave. iQuo! co.a tan horrible! ~pcrtó a lnL-Jia noche >udoru.-o, peg-<~josü ,1
Estaba actuando como u11 viejo gag~ incluso utn la garganttl más seca 4Ue c::.topa.
en un dfa que creyó perfecto. No :.e ¡J<x!ía saber
qué cosa. llegaría a hacer. Quizá, después de
rodo, sí debería ingre>.tr a 1m hob>nr para ancta·
nos, aunque le aterrara la idea.
Volvió a exanunar :.us bolsillos, uno ¡xJr uno,
en caso de que oólo hubiera im.1ginado que ya
había buscado allí pero en realidad no lo
hubiera ht-cho. Volvtó sobre la caja de mús1ca
para cerciorarse de que no había imaginadu
también 4ue la llave no C>taba allí... una \"e:
se pierde la cabeza no se puede confiar en naJa.
ciemunente no en uno ml>mO. Luego pa><> •
buscar enrre todos los cajones y aparador<:>
desocupándolos y desparramándolo. por e
suelo a medida que aumentaba su angu>t ~
Llegó incluso n desocupar la nevera. Lle¡.:•
meter los dedos dentro de la manrequtlla p ·
ver si la hnhía c5condido ~ 11 í. iCualquier e
La trabajadora social

D. . mujeres de unos cincuema at,osse apre-


.-.ban por los corredores del edificio Ma·
:::a.-,¡:any haciendo sonar sus agi tados meones.
~ ..na lo que venían.
-w más grave es lo mucho que se angus·
.., pobres viejos -<lijo Alison Grey, la
:-adora social-. A lgunas veces incluso
·-" lo peor es justamente esta etapa,
todavía se dan cuenta de que algo no
- _.., b1en con ellos.
-..."''a vez tuve un anciano caballero que
~ lo visitaban espantos -<lijo la ptra
-I!Có.= poco mayor, Sis Parkinson-. El
-lll&:i::;.. .e llamaba Ángel Fellman y alguna
·-.u.·=- ..3 \'llelta al mundo en un gran barco.
e• . Un caballero rectísimo, muy
orgullo><> y pulcro. pero solía revisar la basura -Es tan angustioso cuando uno empieza a
todas las mañanas en busca de algo que creía ~er cómo se les'" desvaneciendo la ~rsona­
haber perdido y más w rde se le olvidaba. De ladad , asr como así.
: manera que, cuando regresaba, le daba la - ¿y có~o es d señor Alvesron, a todo esto!
imprc>ión de que algün extraño había entrado -Muy samp:ítico, un hombre bueno. No te
y arrojado la basura por wda su casa. Solía decir ofrecer~ d menor problema .
que era como ,, él fuera 5U propio fantasma. - ¡Pero cómo es en verdad! ¡Cómo se com-
-Yo nunca sé qué explicarles _¿;¡u Alisan porta!
88 Grey- . No me atrevo a decirles que tran· ;Ba~no, está un puco gagá, la verdad. 89
quilus. que las cosas mc¡nrar.ln, porque no es _15 e asqu~-6 la lengua no muy contenta.
cieno ... tas cc.bas no v tl n a mejorar. ~lason era una buena mujer pero ojalá fuera
- Alguna vez tuve la •>porrunidaJ de menos vaga en sus apreciaciones. Con todo
acompañar y ayudar a umamamvillosa anciana !"fOntosc enteraría ella misma respecto al scño:
que !>C llamaba Thclma Rackct. Había sido R >ben A 1veston ya que en ese momt.'ntO
psiquaatra y sabía perfcct<amemc qué era lo que ~han a >Upuerta y se disponían a goln.·
-\.:- · b 11 ,...ar.
le csmba ocurriendo. Odi<1ha la situacil)n en no un ca a ero de considerable edad con
la que estaba. Solía decir: N u crd que estO me ;;, pelo blanco y alborotado y ni un solo diente.
llegara a pasar a mí. Pues nadie lu cree,.eñora éert se había tomado la molestia Je ponerse
Racket, le dccía yo. Ten ía muy buen sentido ~rabie él mismo y el apartamento un poco
del humor pero con frecuencia olvidaba lns p:.- '• haber encontrado su hogm en el estado
chiste> que ya me había contado. En su juven· d <JUC lo encomró, lo habfa dejado
rud, momó mucho en biciclcra, es mñs, llegó -:_:=amente, _aturd ido. Había o lvidado qu~
a tener una ammocicb y >iemprc que la visitaba 'lll vendraa con una mujer para <¡uc lo
para prestarle un pc>CO de ayuda me dedo: "Yo. •·• ua con el asco del apartamento, :.in
que fui ciclomalaharista ahora me he conver-
tido en una caclópata". ..-r)o • o • >e alcgr6 de verlas. Les sonrió con
entusiasmo.
-¡Q ué dices? -preguntó Al ison. -.\.f., oeñoras! -exclrunó.
-Ciclomalabarista, psiquiatra. Ciclópat:> -le presento a la señora Parkinson, que le
psicópma. ~ •n el aseo _¿¡¡o Alison.
- ¡Ah , ya veo! -onnrió A lison- . Bonat - .:. Daos mfo! _¿¡¡o Roben al ticmpu
juego de palabras. :or ~r4 ba para echarle una minada a su~
-Pero no cuando lo ha~ oído cientos .:.e Aún no estoy listo.
milc'i de vece ... -fl~rCl!t1 Sis.
- Encantada de conocerlo-dijo Sis, esirc· estupenda. Era obvio para Sis que su trabajo
chándolc vigorosamcme la mano. consistía tanto en darle compañfa a los vieji~os
El viejo inclinó la cabeza con cortes(a: como en ayudarles con la limpieza del lugar, y
-Encamado -dijo-. Por favor sigan Y pareda adorar su trabajo, además.
excusen el desorden. Finalmeme, Robert y Sis se ..:ntaron a la
Las dos mujeres entraron y Sis examinó con mesa con su té Y unas galletas integrales
ojo experto el estado del lugar. Había visto cubiertas de chocolate y se comaron sus
cosas peores. Alguien había pasado por aqu( historias mutuas.
90 la aspiradora recientemente. Cieno que habla Sis venía de una (amilia numerosa en la que 91
mugre, pero eso era frecuente en las casas de las mujeres resultaron ser todas no sólo (uertes
los ancianos. Los ojos no les daban para ver el Y vigorosas sino que hablaban hasta por los
mugre. Lo único que le desagradó fue un tu filio codos. Vivían como tomados y morfan antes
a pescado que tuvo la delicadeza de no de cumplir los setenta y cinco abriles. los
mencionar. hombres que se casaron con estas matronas
-No me tornará más que un par de mi· fue ron todos un os alfeñiques a los que
nutOS, ya está casi todo hecho -dijo Sis. mangonearo n toda la vida, se hiciero n seniles
- ¡As( le parece? -dijo Robe.n con una m la vejez y llegaron a vivir una prodigiosa
sonrisa-. Deb( volverlo a limptar. En fm. .:armdad de años... noventa y pico en casi todos
¡puedo ofrecerles una taza de té? :os casos.
-¡Por favor! Té, colaciones, charla Y a Roben le replicó que lo de los hombres no
trabajar, ¡cómo le parece? oe,-¡¡ más que pura astucia. Simplemente
- Él se hará cargo de la conversación, ni lo Jbaban que las mujeres se encargaran de hacer
dudes -dijo Alison- . Tanto, que mejor te .i el trabajo duro, a lo que Sis opinó que,
cuidas, Sis, aquí Roben puede ser a veces e"': ese caso, los hombres hablan pagado por su

medio atrevido. ~vol viéndose gagás.


- i Pero si ya tengo más de noventa añ~s! :;, obert contó cómo habla llegado a terminar
- protestó el señor A lveston con una sonnsa .& en un apartamento en Kentish Town.
de oreja a oreja; le fascinó la idea de que toda· _las manos Y con sonrisa cansada dijo:
vfa fu~ra medio atrevido. ~. en el fondo, como una especie de
Sis se acercó a la cocina para poner la tetera. E:Jt>mte. Pero no puedo quejarme. He tenido
Alison permaneció de pie, con sus periódie<» - 'ida maravillosa Yahora, pues la verdad,
y papeleS entre las manos, en breve conve~ c:¡;pero que me llegue la hora de dejarla.
ción con Roherr ame- de marchar-c. Si- er · · di!!>l esas cosas! -in>istió Sis.
- IJtiCS. ¡qut: le dtjCrtl, lll l St!liPra! ~krnpl\'
-Vamos, sospecho que cree que me c>toy ht.: rcrbadn en [ernunar 1111:, día ... aquí. en
compadeciendo por mi suene, pero n o C> a>l. L,mJn.:>, pl'r<l lu <'tud.tJ a h ur.t me re>ulta
Soy un ho mbre muy viejo y llega un momento Jcma!'>iadu r:ipida, :.gitaJa - diJo d ..,~._•fu,r
e n la vida q ue, con 1:' mejor buena vollll.1tad Alvcswn- . Tanta gente de prisa wdn <'1
dd mundo, uno secansa y s6lodesea termma r. 111!\\lJXl. Dehí haberme qu.:dudo en PMí>.
N o tiene nada de malo. A todos n as llega la -En e~ Ce:L.;o, ¡pur t1tté no vuelve!
hom de morir y ya no veo con malos ojos la -l)crmt>iad<> vici•• y dema.si:ldo tadc. Llevo
93
llegada de la mfa, eso es rodo. El único ~ro­ at)o., aquí ~.'!)pcrando que las cu:,a:t
-92 blema es que no sé cómo hacerlo. ¡Me cnucn-
C lllCP
mcjor~n pcru nu cmnhmn. l Trbtc, nu e~ dt:rtt.l?
de, señora Parkinson 1 Sí, In l'r.t, J'<:ll><Í St>, 411e dhOnl 1,>ohscr.".thJ
- Lhlmemc Sis _¿¡¡o Sis, sin conrestar :lla ror cndma '"Je SWt ~: lfi l"t:
pregunta. , , -En fin, ;(c.Í mu va n sus co:-.as! Par~..•-.:c
Po r supuesto que enrendm y le parccta J'<'rlecr:tmenre cap.t: Jc IY,m de.u,.., tx•r sí ><llo.
cxtr~ordinario que el señor Alvcston pensara Ha tcntdo mudw> lapsu><lc: memoria~
así. Pero, igual que mucha gente, le costaha Rohcn ak:: m:.._) a "tt H'Irojar:o;c un poco y
trabajo hablar sobre estos rcm;rs. .. .Jmiti\1 qul' sí, <Jlll' ;í . ufría algun:t> lagun;h.
--Se sentiría mejor si tuviera a su famtlm Y -N,. mü:t ayer, ni volver a Cohot, l'Ol':ontré
amigns más cerca de usted _¿¡¡o Sis-. Me ~> el lugar patas .trttl><r. Daba l.t nnpr<·suí n
da la impn;sión de que ha dado muchas vudms ~e 4111.' al¡:t'tn ch ico t r:rvicso hubi cr:l cntr.td••
en la vida. m• jug~umc una broma pcsaJ;~ y le juro qUt.'
Y continuó con una histori3 de una prima rccu~r.lu hahcrlu hcch,) yu.
de ella que viajó ponodoel mundo Yque, para -¡lkurre ~un trcCth.·ncaa !
cuando se casó su hija, la de la prima, a l -Úit imat nente sí - .:onfesó :K< u\gojadr>--.
matrimonio apena~ si asisticnmunas cuarenta _ f"":''r de hxln e.s yuc unll sahc que la t.:u':l
per:.<>03S. ~ ntt!Juraní.
-En cambio yo, mire u>tcd, una per.;<ma -Pt'ro \!:,u no s ignifica que.: te nga t¡u(' cm ..
que ha vivido wda su vida aquf, para c~ando -._ orar --Ji jo S is.
se c;tsó mi hijH, ¡asistieron más de ttesctentos -En mi Laso, me t~·mt\ que :.-.í.
invit:td~! -agregó alardeando Sis. - ¡V anHb, usred va a -:~tar ntuy l·ucn! --ex~
E.~raha ran satisfecha consigo misma que no "'RÚ s.~. J'lCTf.l Rtlhcrr suspire~ y n~.:gS la
pudo contenerse y se puso de pie pa~a limpiar 'l.lu\m ,;tcud icn,ln la cabe:fl .
un poco de polvo con todo d cntusmsnhl J d
- La otra cosa que od io -Ji jo Robcrt-· ~s - Ya volverán sus recuerdos -dijo Sis-,
que estoy olvidando mis recuerdos. con pelos y señales.
-¡Quiere decir que está perd iendo la Robert dejo ver una sonrisa. N o estaba
memori<t? chiflado. Le había dicho la verdad y nada más
-Quiero decir lo que dije: mis recuerdo:;. que la verdad. Había perdido todos sus
Bueno. vale, también estoy perdiendo la recuerdos de infancia el mismo día y a la hora
memoria pero eso ha venido ocurriendo desde exacta en la que, al despertar, vio a aquel
hace milenios. Lo otro es distinto. Y sí, quiero extraño muchacho saltar como un garo y me·
94 decir recuerdos. Cosas que ocurrieron hace terse dentro de la rejilla de la ventilación. Lo 95
tiempo. Escúcheme bien: ya no recuerdo quién único que tenía de loco era no darse cuenra
er.t cuando fui muchacho. cabal de lo muy extraño que era todo esto.
Y lo anterior lo dijo mirando a la mujer de Sis se puso de pie y empezó a limpiar el a par·
manera que ella viera que lo que le estaba tamentocon una soltura increíble batiendo sus
diciendo era algo de muchísima importancia. fue rtes brazos de aquí para allá mientras
-Creo que no entiendo muy bien - dijo Roberr, sentado en el sofá. observaba y
Sis con caute la. admiraba su belleza, fuerza y juventud. En
- ¡No recuerdo quién era! ¡No recuerdo mi realidad, Sis no era ni joven ni particularmente
propia infancia! ¡Nada! Sabe una cosa, yo solfa hermosa, a menos de que uno tuviera noventa
pasar horas enteras senrado en mi sillón so- :años. Pero fuerte sí que lo era. Podía alzar a su
ñando cosas de cuando era un crío. Pero ahora marido con un solo brazo mientras hacía un
se han ido todos mis recuerdos de infancia. panqueque con el otro sin derramar una gota
Todavía recuerdo lo que me ocurrió de adulto, je sudor ni de la mezcla.
grande. Puedo recordarlo como si hubiera sido -::¡Ah, me encanta ver a la gente trabajar!
ayer. Pero mi infancia ... ¡puf! ¡Fuera! ¡Kaput! -<liJO con soma el señor Alveston, cómoda·
-¡ Y cuándo ocurrió esto? - preguntó Sis. ~te sentado en una silla mientras la obser·
- El jueves hace ci nco semanas exactas "2ba.
-dijo el viejo, con toda la certidumbre del - Mientras sólo sea el trabajo lo que mira,
mundo. ..Jo está bien -.dijo Sis.
S is sonrió. ¡Era adorable este señor Alves· -¡Pero si ya tengo casi noventa años de
ton! Estaba chalado, por supu~sto, más loco ...J. mujer! - repitió el señor Alvcston
que una c;1bra - la gente no olvidaba sus re· ndo el que se esforzaba por echar una
cucr1ln> de ese modo-, pero se trataba de una ...Jira faldas arrib~.
lncum mm y hcrmn<a v Si< In adon; r<>r cllu.
- Menos mal me puse ca lzoncitos nuevos que, de súbito, una cara rnu~rienw se ;l:.;o m <.)
e>ta mañana. viejo verde --dijo Sis. por la rendija de la venrilnción, sobre el sillón
-Sí... y rojos por lo que veo -llgrcgó d contrn la pared.
: señor Alveston. David había oído roda la conver>ación. Se
Comentario que hilo que Si:. se sonrojara Y había escondido en uno de los recodos de la
que, a su vez, también Roben se s..m rojara ventilación, escuchando. Ahora entendía qué
pensando que quiz;í se h:thía pm;adode la.ray~. había querido decir su padre cuando dijo que.
de m;mera que optó por pas:m;c a su donmtono el pobre viejo esraba un poco se nil. Se
96 mientras la mujer r.erminab.t. arrepentía de haber desordenado de manen1 9?
Como había dicho, S is n'' se tomó mucho ra n .despiadada el lugar del viejo. ¡Pobre
1icmpo. La única cosa dcsa¡¡radablc que tuvo a nc1ano! David se había comportad o de
que hacer fue reco¡.:cr un arenque pa•~1do que ma~cm cruel y tonta, y ahom se lo reprochab<1.
había caído detrás del sof~ y qtn: expl•cab<1 el S m c~bargo, si no quería poner en peligro
m,11olnr. N o fue nada en realidad. Orros de la mrc¡¡ndad del lugar, no debió acercarse de
1
tus si uos a donde solía ir. había que verlos para nuevo al aparramento. S u presencia en los
creer el estado en el que csmhan . e mducros de la ventilación había despertado
M(ls tarde le preguntó a Rohert $i necesitaba a orro personaje que no se reprochaba nada .
algo de las tiendas pero él cnntest<'> que prefería '-!•entras Dav id yada de barrig" observando
hacer las compras él mismo. desde la rejilla de la ventil~ción, escuchó un
-Si usted compra en el Sp<t r, me queda en :u.do en la cocina. Rápidamente David se echó .
e l ca mino. Voy a casa de otro viejo para • .oiCI3 atrás pero fue demasiado tarde.
ayudarle un poco. Podemos ir juntos si quiere Se hizo si lencio. David sintió, porque en
-ofreció Sis. r•ealldad no la oyó, una voz en su cabeza. Como
Así las cosas. Robcrt se pu~o su abri~o 'Uf'O muy bien de qué se rraraba, se detuvo
miemras Sis se lavab<l l:ts manos y luego, de ~uchar con atención y entonces sí que la
gancho y hablando como cnwrras. s;11ieron lo> con claridad, en voz alta, y venía de la
dus del apartament\1 cam ino~~ la calle. e• na.
-¡ Vamos! ¡Qué esperas! - dijo la voz-.
Transcurrieron une » minutos en los que el - cal>emos con esto!
~parwmenw pcrmllncció en silencio y. de Era el fantasma. David se paralizó. y ahora
pron1o, se escuch<'> un ruido ligero como de ·<aba asustado, no tanw del daño que el
rn'guñus. El ruido se hizo cad~ ve: más fuene -ma le pudiera hacer a él sino del que
1 Parecía provenir de detrás el.: la pared h;L<r ~ hacerle al apartamenro del señor
Alveston. El ruidajo volvió a empezaT en la
cocina, peor esta vez. Em~aron a estrellarse
y romperse cosas contm el suelo y luego, frente
:
a sus ojos, mientras observaba el pedazo de la
sala que alc~nzaba a ver enmarcado por el agu·
jero de la rejilla, vio caer otro cuadro de la
pared.
-¡No sigas, detente! -gritó David.
98 No quería que esto ocurriera. Se arrastró
hasta alcanzar el orificio de la ventilación pero,
en tanto se acercaba, de sübito un viento de
c.lesrnaccaón azotó las paredes. Caía un cuadro

,,1~
tras otro ... uno, dos. tres. cuatro, cinco, seis,
siete. Se rompían al golpear contra el suelo y
un par de ellos se resquebrajaron aún más -
pisoteados por unos pies invisibles.
-¡No más! ¡Detente! -volvió a gritar
Dav id.
Hizo a un lado la rejilla y empero su des·
censo. El estrnpiciose interrumpió tan pronto
David estuvo de pie sobre el suelo y pudo ver
al muchacho fantasma en una esquina. La cara
del muchacho se contorsionaba en un gesto
de ira, los puños cerrados.
-¡Acabemos con esto! -gritó el fantasma
-¡Cáll.ate! ¡Nos van a oír! -susurró David
y corrió a la cocina.
La puerta de la nevera estaba abierta y restO'
de comac.la rodavía caían de ella: leche, man
tequ ill a, una salsera con una salsa blanca pct
dentro, platos con sobras de com ida, pec~a~,.
de queso, de tocio. Mientras contemplaba
Jt..·)tro:o, una )!lltCra de 1e·che empc:ú a caer
sobre d >ttci<>. xJ pudil!ra hacer. Bañado en lágnmas Daviu se
l}dviJ ~e dbpu:M a n.'t.:t'~g:t"r \ cndcn:::z:cu h u apresuró a meterse de nuevo por cmrc los
t<llll<> <'S dehtd<> pcr,, C>tuch,·, a " " cspn~,~~' conductos de la vemilación y se arra;uó a casa
que e 1h.>rn...l\lu t.:·ttl¡~···¡h, ""-- « 1 de nuevo. Curn<> 1.. a ta n ráp ido como pudo. De trás de él, e l
hl sala cnscguh.b a 1icmpcl pctr:t vcrúu~t,, sa tan fantasma le gritaba que se devolviera a jugar
,•nhm do J,,, objct<>> ,ubre 1.1 rq>~sa para ¡ unrus w 1 raro.
csr rd larsc conrn• el suc lo. . · - ¡No re vayas! ¡No re vaya~! -gritaba- .
100 ·Oyt' nt) m¡ís! i Par:\ Jc una vt.-:! ~nhl ·S; re vas, re las verás conmigo!
.~. ,
David, apremndo los di~nrcs, conrinuó a
- ¡ ' 1'
Dnvid--. ¡Qu~ te pasa? ¡Pur '.:ovur. tW IIIJ~. 101
A unqt 11.! no 1-.XXI . 'h' ver muy htcn al muchacho roda prisa, dándose golpes, camino a casa. Un
que parcua ~~. >U . ruir " d..". la nad ;.J cumt)1una v tenro de ai re caliente y furioso empezó a
mMK h a 111. )rrl ),. .,e1, sf le tu.: J'<>>lhlc echar ~ e unperseguirlo por entre las robería, y de pronto
r••r di! hucnn> mimdas a >U f<O>tro. Te~oa u~~~ se vio envudro en un aluvión de papeles y
\.·a ra htrgu, blanca rtHn l • un pape~ , I_., buc<t forografías que parcelan haber salido del
·t h tl·rra . •Su \.:lit:
. •rn.l • ., p·orccí<t
._ 1 un
conS!IIlllrlu apartamento del viejo en su persecuc ión. Lo
•venJ a\' •ti 'J Iurt'<'"''
..,..._ \' dcsrrucwr·. S u >cmh antl!, ~'Olpeaban e n la car-d, se batían frente a sus
pnn:or)d~u. . , L o¡os... y entonces sinrió que una mano fría 1'
-¡ J., , <¡J¡,,! -gm o el mucl""11<>- . i '' dura lo agarró d e uno de los tobillos apretando
od ro! . . . con rama fuerza que pensó que le rompería
1)ich,, t."Sh ), "'ll n JStro .)\:' dcsh i:n en 1agn ma:s los huesos o terminaría por desollnrlo. Con un
y~~.· de~atl"l urltl n\faga d~ dcstr.t~cc.:i~n por ll~~ último esfuerzo grnnde, David logró empujarse
el c.lpartamcnto que se manlfestll en vano~ hacia ddant e, ya dentro del conduao de caída
lugares al mismo tocmpn. D~vod C<mtemph~ba principal, en dirección a su hogar. Logró
·- ,J
h orroro_. • ~-, . ·irnu -.e mmp 1an 1.1:. adornos
L . J Y deshacerse de la poderosa mano helada que lo
volaban libn >s com ra la, paredes. a c a¡n ,. arrapaba y cayó sobre la tabla como una piedra.
. ca •~" •'<>nt¡>ió J>or '""' d..: los C<lSt<tdos Casi en el mismo instante alcanzó a escuchar
mu,, h ·u 1Y
alc\l nzó a ver """ m~...:anbmo intcrn~) n n~1t o al fantasma ptsándole los talone$, go lpeándose,
..
con tn:steza. Empe·ó "' c.1 >onar un.t ho rnble Uorando como un bebé, haciendo ruido como
mclodfa comrahech ... 5 t fuera un perro furioso e n desespe rada

-¡ Ya nu m·í" '" .... ·lhst·t


1 • ~ 1 detente
• de una vez persecució n por entre los tubos.
por uxllh! -l·nh·ilí a gritar Dav od. • - ; No te atrevas a abnndonarrnc! ¡No me
Pcrn 11" h:ohí:t n:r.la qué h:on·r. n:ttb <1"" d .lc¡I.'S! ¡M e las pagarás! -griraba el fanra;,ma.
Oavid C:Wtlt li 'Pilnttft, de la P·arel l cfr•ntl"•' cff•
su apartamento, de un salto se incorporó yacto contra qué cosas arremeter paru que le dolter.m
seguido se sobró para colocar la rejilla en la en el fondo del alma.
pared con temblorosos dedos. Durante un ¡Se estaba convirtiendo en un etúprdo \'
aterrador seb'Undo vio la cara del muchacho e:.pamoso anciano al que no le impormba y.l
fantasma, descompuesta como una bola de nada! Era como estar embrujado por su proprn
papel arrugado, los dientes como hileras de cabeza. ¡Qué demonios diría Sis si llegaru a
pequeños colmillos brillantes mord iendo la enterarse?
rejilla antes de desparecer como polvo ante Fue a la cocina y vio la nevera, todas las
102 sus propio~ ojos. cosas desparmmada~ como si esta se hubiera 103
,·omnado. Era espantoso, pero una cosa aún
Más o menos una hora después, cuando el más extraña era que, a 1 parecer, había e mpe·
>Ct1or Alveoton llegó a casa, se vio sorprendido :ado a 1impiar y ordenar de nuevo. Se vdan
y muy molcsro. ¡Sis había orde nado su los rastros de los lu¡¡¡tres por donde había
apartamento! ¡Él mismo había estado presente pasado un rrapo y enderezado algunas de las
mientras lo hizo! i Y ahora esto! jamás había cosas cafdas y desparramatlas por ahí. i Dcfini·
visto ral dt:S:lStrc. uvamcnte tenía que erar loco!
Debió haber sufrido orra de sus lagunas. El señor Alvesron se hizo a un trapo, ~e rn·
¡Pero a qué hora! No había habido tiempo para clinó sobre el piso y conrinuó limpiando el
eso. Hnhía salido, por Dios. ¡Serfa posible que desorden. A medio cam tno en su empeño, se
hubiera hecho sus compras, vuelto a casa, detuvo, se irguió de rodillas y exclamó:
hacer este desastre y luego salido de nuevo sólo -¡ Pero si yo había :.alidn, estaba por fuera!
para volver y toparse con este asco! Era como -se dijo.
sí se tratara del doctor jekyll y mfster Hyde. Ahora, si no había sido él, ¡entonces quién!
Tan pronto todo estu\'O limpio y reluciente se A pesar de. que sabía muy bien que uno no
había ~abulhdo a sus propias espaldas para debía empezar a creerse Su> propias fantasías,
entrar y dc>l roz~r wdo aquello a lo que pudo se puso de pie en busca de alguna clave que
echarle mano. Supo que había sido él el res- pudiera probarle que alguien tlistinto a él hahfa
ponsable por<¡ue la había emprendido contra rea lizado este horror. Por sup uesto, no
todos los objetos que más amaba: las forogra(fas encontró ninguna.
de Tulip-án y l:lSdesu mujerGretaenAlemania
con sus hijo., ... todos sus recuerdos más en-
trañables. Nitdie distinto a él podía saber
Una conversación
con el fantasma

-\quella noche, David volvió a escuchar el


lamo. El muchacho fantasma gemía casi en
·rlencio r como para sí, complernmeme des-
;-reocupado de la posibilrdad de que alguien
,,Oiera oírlo. El ruido le llegaba ahora más
·uerre y más nítido, como si el fantasma se es·
:U\·rera haciendo más)' más real cada vez que
:-l:wrd se metía dentro de los conductos de la
~tilación. De manera se que sentó sobre su
;una a escuchar.
-¡Qué te pasa! - susurró David.
El fantasma no contestó pero el sollozo sf se
co ligeramente más audible. David estaba
.::uro de qu~ el muchacho habla oído su
~ma.
-¡Dónde estás? -insistió Da~ id. . -Ahora estoy aquí -dijo en voz baja la
El fantasma sorbió por la nam y una voz "o: y David casi se cae de la cama del susro
como vemda de ninguna parte dijo: porque, de pronto, la voz ya no provenía del
: -Estoy perdido. suelo, al pie de su cama, sino de detrás de la
-¡Perd ido? . rejilla de la ventilación; se hizo una pausa y
David estaha confundido. Echó un vistazo luego la voz agregó:
a la redonda e intentó discernir de dónde venía -Ven aquí conmigo.
la voz. 'd David sintió un corrientazo de espanto que
106 - ¡A dónde quieres ir? -preguntó Davl . 107
le subió por la espalda. ¡Meterse ahí, en medio
-No lo sé, estoy perdido. .:le la noche, con un fantasma? De ningún
-¡En dónde debieras estar entonces? modo.
-i Vete a la mierdal -siseó el fantasma. -¡Para qué quieres que me meta allí!
David se rió. iUn fantasma grosero! El fan· -Podríamos caerle al anciano.
rasma se rió de vuelta. -¡Quién eres! ¡Cómo te llamas!
_.Vete a la mierda! -repitió la voz. y esta -No tengo nombre -dijo el fantasma.
1
vez David pudo ubicarla. -Pero tienes que tener un nombre.
Provenía del suelo, al lado de su cama, Y -¡No tengo nombre!
cuando se inclinó para echar una mirada, allí El fantasma pareció molesto, de manera que
estaba el fantasma recostado cuan largo e~. :lavíd le dijo:
De costado mirando hacia la pared, pero habla -Te llamaré Charlie, entonces.
girado la c~beza de manera que David pudo -Ese no es mi nombre verdadero.
verle la cara ancha y lacrimosa soltando una La voz pareda estar dando vueltas por ahí y
carcajada tan pronto se encontraron l~s mira· :Rvíd ya estaba sintiéndose muy raro en esto
das. El rostro se hizo más grande Y David llegó ~ Intentar hablar con alguien que sólo
a pensar que se habla sentado, pero no fue eso. .JI;¡turía forma de vez en cuando. Prendió la
La cara, simplemente, se hacía cada ~ez más ...;: de la mesita de noche y se acercó a la rejilla
grande, más ancha y más próxima. QuiZá sólo .;e la ventilación para echar una mirada. No
f\lera la manera de acercarse de un fantasma ~ver nada.
pero David no pudo evitar soltar u_n grito de -¡Dónde estásl-susurró.
espanto. Entones se disipó la carcaJada Yc~n -Aqul. A veces -dijo el fanrasma rién·
ella la figura del fantasma y todo lo qu~ Dav1d ..e--. Algunas veces aquí y O[ras en otra
podía ver ahora no era más que un páhdo res· F-e. Ven, entra. Si emras podrás verme.
nbn<lnr nllf rltmrlo• ~1 f"''rosmo h~hía cstndo.
-Otra parte que no es aquí. -Estoy cansado, maiiana tengo colegio,
-¡Y es de allá de dónde vienes? yo ...
--SoIra cotar con los otros. -Deberías hacer como te digo. Puedo
-(Qué otros! ¡odcrte a ti como al viejo. Tú ...
- No lo ,é. Los otros. -¡No! -gritó David, prc;..a del pánico.
-¡Dónde estabas con los otro:.? . Se retiró del orificto del conducto l' el
-No losé. fantasma soltó un alarido como 01 David aca-
Davtd cmpe:aba a irritarse. Las respue.ta> ¡,ara de infligirle el más e.pamoso dolor. En
108 del fantasma no conducían a ningún lado: no un fogona:o de luz alcanzó a ver de nuevo a la 109
ten fa nombre, ni lugar, nada. crtarura, delante de sus ojos. Algo andaba mu ,
1
-¡ Para qué me quieres? . mal. Las manos del engendro se cstimb,~n hacia
-Estoy muy solo aqu í. Quiero que ¡uegues ddante, aferradas a la rejilla y el cuerpo en
conmi¡¡o. .. . cambio se estiraba hacia atrás como si una
- No me gustan tus juegos --dt¡o Davtd con fuerza sobrenatural lo chupara de vuelta al
cierta angust ia, recordando lo que había nterior de los conductos. El r.~ntasma no
ocurrido en el apam1mento del viejo. ¡uerfa marcharse, se agarraba con rodas sus
El fantasma >e rió. David wvo la impresión uerzas, la boca abierta en un alarido que, sin
de <tUC alcanzó a verlo de nuevo. Observó con "'lbargo, David no oía. Pero sf ve fa los dedos
detenimiento en la penumbrd. ... neos emre las rejas y también la cara con
-No me gusta lo que hiciste en el apart.t· ,Ja claridad. Es máo, mclu.o alcanzaba a
memo. -~nrel gélido alicntn del fantasma que olfa a
-¡Lo odio! Él es la encarnación del m¡t( o y a metal frío.
¡Quiere atraparme! ;)avid dio un sal ro súbito y pegó un grito,
-¡Quiere atraparte? ¡Por qué? ¡Para qué ' diO queriendo huir y medio queriendo ayu-
-Me quiere poseer, quiere que yo e>Lc • pero un instante después In fuerza fue
Jemro de él, pero no lo va a logmr. ""lasiada y el muchacho voló par-d dcsapa-
- ¡Acaso crees que re quiere comer o qué -r Je su vista. Alcanzó a ofr el fantasmal
·Qué tome ría! ¡Qué disparare! --ro golpeándose y arremolinándose con-
t
-¡Qué sabes rú1 No tienes m. .K 1ca. Ver. ' <S adentro en tanto era arrastrado a las
conmigo. -.mas del edificio.
- No. e hiro el silencio. Unos diez segundos des-
-Por favur. Me da miedo ,ola. Pudctn. lvió a escucharelllonto, que se exten-
rante uno o dos minuto; para luego
, 1~0 VUlVtU á UU lidUti ~u •v '"1"' .,.
intcrrumptr>C·
restó de la noche .

------- -- -
110 La mente despejada y rápida
de la señora Parkinson

E1 Jueves por la tarde la .eñorn Parkinson


olvi6 a ayudarle al sciior Alveston con sus
:areas domésticas. El viejo le cala bien. Le pa·
-ecía divertidísimo <.¡ue el buen hombre hu·
>era fingtdo una mimdita falda; arriba para
ccr de qué colo r eran sus calzoncito:. a peoar
..t que ambos, en realidad, habrían sufddo
"'lUCha vergüenza en el caso de haber sido en
cno. El viejo había vivid,, una vida intere·
.mte, erd gracioso, sabía un poco de tado y
.JCho sobre alguna cosas. Era buena compa·
.a.
-'\ Sis le recordaba un muchacho travieso
-ap.~do en un cuerpo muy vieJO. La tíltima
:= .¡ue lo vio, cuando lo ;~compañó a hacer
,ompm>, se había aferrado " su brazo y
lemblaba como una hoja de papel, era ran
viejo co mprendió que el aparmmem o había
fr,ígil. · 1 le ln- >ido destrozado. Le tomó casi cinco minutos
-¡Cómo o;e siente uno en 1a ve¡ez. - '
hí¡o preguntado. .1 . convencerlo pard que con un gesto impotente
1
-PHra nada distinto a como me s~ntía a os d seño r Alveston la dejara entrar. El viejo se
J IC -,¡,. . ~
··-"lo "1.
''UC todo terriblemente mas desgas· sentó a la mesa, cabizbajo, observando sus
wJo - le replicó. . bo manos arrugadas. Temblaba muchísimo más
Esta vez, la oeñora Sis trajo consogo una • q ue la vez pasada. No se ha bra afeitado,
11 2 permanecía en pijama y se vda, si algo
rella de vino rinro , muní sa lado y ~t ros
.. todo demro de su bolso. Ten1a entendía Sis, deprimido.
tl'ntempoes, 1 en1 113
'ente para cuando terminan• de arrcg ar e -¿Qué le pasa, mi querido seño r, qué
'•
'ap-artctmento, • d ner el.. ocurre?
sac.~r un par e copas, IX>
n ·mí y las nueces en unos pbw. y achO>parsc -Nada, nada -<lijo él.
Jl::uos ame;, de volver a ca,a: Le haría mucho Sis hizo un mo hín con los labios:
hicn al viejo ... y a ella tamboen.. - ¡Esrá pasando por uno de sus lapsus,
Roberr?
Loenc:unrr.rría atrdcti vosi ruv•em unoscu~·
rem a ''ci ncuenta años menos, pensabaS•s -La verdad que no lo sé, Sis. No sé qué
mientras espcrdba el ascensor. O si yo tuv ler~ Jemonios estoy haciendo en este momento,
-:.o lo sé.
cmcuenta añ<'lS más, ocurrencia que la h•zo bre•r
con ganas ¡usto . en e 1·tnst•o
" 11e, en el que se a ría s,, le echó una mirada al apHnumenro.
la puerta del a.>eensor y una mujer cincuentona .:n..is habla visto tamaño destrozo. Abrió su
:oc aprestaba a salir con un perro faldero alzad.o "-.l.so y sacó la botella de vino. El apartamento
~nrre los brazos. La señora que salía miró alS os ~ría que esperar. La gente antes que el
como si se tratara de una loca riéndose so a: Qn, ese em su lema.
No me molesta para nada estar un pehn El >eño r Al ves to n esraba can afligido y cons-
horrach ita, pensó Sis. -=do y asustado con lo que estaba pasando
Pero el buen humor se le acabó tan pronto no quería hablar sobre el a•unro ... estaba
llegó al apartamento del sci'lor A lveston. .:-..uo de que lo encerrarían en un ancianato
El vn:jo tenía el :.emblame ccmzo y enfer· e enteraban. Pero una vez S is se puso en
mizo, una p~lid<l sombra de lo que era. Ha~~· Roben contó todo. ¡Pobre viejo! Con
cnve¡ec1 . .do ari\os en dos días. Roben asomo t• :n estaba en ese esrado. ¡Destruía su propio
cabe¡~ por la pucna y le info_rm¿ que ~o u:amen ro y ni siquiera se daba cuenta de
. '~ h ' ,•.,.......
nc..--cesn,\r~<• ""m cuando S" ,.,odctmsd<~ hacía!
~·e' c:ur"'"'' lap,.,s - <.lijo S;,,
-No logro entender a qué hora lo hice- la sill<t para decirle que wdo In que deci:l em
dijo el señor Alveston-. Quiero _decir, .¡ sa· real, la pu ra verdad.
limo> juntos, recuerda? Fue un d ta parttcu· Sisse giró p<lm o bservar l:t re¡i lla en l:t pared
lanncnre bueno, me sentfa muy bien. C reo que ,. luego volvi<Í lo, ojos >obre Rul>crt.
puedo recordar exactamente rodo lo que hice -Bueno, puc>... -dijo ella.
mt.:ntras c.tuvimos por fuer-a. Sin embargo, - Lo explicaría todo - dt¡n d >Cñt>r
todo parece indicar que debí regresar, desba· Alv~-swn-. ¡Me enncnde! Untl> chic·~~ han
raté todo, volví a salir y regresé de nuevo ... cncoru r-~do la manera de metcr:.e a 4 uí y por
ll4 mdoparecc tan deliberado. Escomo si yo fuera <> ranro no soy yo el re>p<Hl>ahlc, son dios. us
dos ¡'<!rsonas distintas al mismo liempo. ¡Será Son ellos los que entran y hacen todas esras
<:>el lo que implica volverse gagá, Sis? Perder C<l>ns horribles. ¡Me cnttcndc, Sis!
completamente la chaveta. No quiero enlo· Dios mío. La cosa cm tmls gmvc de In que
uecc rme. No es justo. U no pcnsarfa que '\t> había pensado. Una vez comenzaba n a
4
después de vivir noventa años volverse loco 1n vcma rsc historias fantástkas p<tm expli car
no ser fa mayor problema, ¡verdad 1 l) quc les ocurría, ya no tenían remedie>. Yuna
- Pür supuesto que usted no se esrá en lo· ~=empezaban a creerse esas hist<>rias... pues,
quecicndo, mi querido señor -dijo Sis, aun· df¡¡ame. Dios mío, Dios mío, ul parecer A li:.on
que no muy convencida- . Si hahía de enlo· •tnía raz6n. Después de todo habría que
qucccrsc, ya habría ocurrido hace años. Bueno, ..,~resarlo a un h~tr para ancian4.b.
cut!mcme. ¡qué más ha sucedido? -E., factible - insist ió d >cñur Ah-csron,
El señor Alveston contó el resto de la e ya empezaba a tartamudear- . Sabrán
lll>torta. Oía voces. Veía cosas. Vio un mucha· .ando salgo y cuando llc:¡,'O. En l'>lc momento
cho en los conductos de la vemilación, por -..eden esrar all í metidos. E.cuchando roJo
e¡emplo. que estamos diciendo.
- ¡Un muchacho? ¡En los conductos de Dtos mfo, Dios mío.
vemihtción? - Pues, qué le dijera, sf, es po; ihlc - J ijo
- Sr -admitió resignado el señor A lves ton, ~ • con suma cautel;,-. Co,as m:h extrañas
y min) con el rabo de los ojos a Sis para ver n ocurrido, pero no es lll<t y probab le ,
cómo se lo totmlba ella. .rJad!
Era la primcm vez que le contaba esto a - Lo sabí<J , me cswy deschavetando -gi·
algull!n y aunque sabia que la cosa era ridfcula, el pobre viejo y hundit'í la cara en sus
~ómo hulucra añúradv que doña Sis saltara de """ p:tm ocu ltar sus l:í¡:nma~.
S l!i 81nt 16 t,uc ée le ¡lltttlncl eurtuón. g ricn w n todo limpio, pero éste mostraba
- Mé ll~¡¡l' lo horn dd hul!llf tJUr1JIInchtM8, 1m~ngulos Y rayo nes de r n lvo g r>•sie n to aq uí Y
;cierto, S li l Me he éúnv~rt klu en un pd lsru all01, tal Ycomo ocurriría . i a lguien se h ubie ra
JW\1 mi mismo, ¡verdud l ,m astrado po r allí limpia ndo.,¡ mugre con .
• >U
- Pue$ ... -diJo Sts ~un l~Cnth.lo pnlctlco=-, prop m rop.~ .
lu prime ro que dchl:mus hnccr es averl¡¡uor si -. Pu<.~, cosa rara - dijo Si •. baj;índosc de
es piJSihl( que sea verdad In que dice, luego la >~lla para e xamina r !;) p.lred deb;ljo de la
n us preocupa re mos por lo q ue pued a estar rc¡1lla.
116 oc u rriendo aquf ... - d ijo S is tocándose: la Y en cfecw, habí;l numc h<1s y marcas sobre 11 7
cnbczn-. Por In pront o , »Cll besc de tomar su e1pape_l de colgadura y, ahora que lo pcnsab;~,
vino - a¡¡re¡¡ó al tiempo que ello h nclu lo r«:orJo41aber limpiado varias manc has negras
propio eon el suyo- , y vamos 11 ec ha r una J.- la pared co n un trapo húmedo la ú lti ma
mimda a la rejilla. e: que estuvo allí. Corrió a la mes;! y se to mó
Sis depositó su copa sobre la mesa y se d irigió " 0 trago largo de vin n. El ~ñor Alvesto n
a la rejilla; el señor Alvesmn la siguió tamba· 1'1 ~ allí, de pie, jugando con el cordó n de

lcándose un poco. Robert e ra u na cosita tan ""'PIJama, o bservándo ln nervioso, pe ro ella no


pequeña y frágil que la señora Parkinson debla - !O nada, todavía. N() qucrfa que se h ic iera
c uidarse d e no correr ni brincar mucho por has ilusio nes. Quizá fue ra d mismo seño r
ahf no fuera a tumbarlo. S is ace rcó una silla a •.1\'eSto n el que h a hfa recog ido el mug re
la pa red y se subió e n ella pa ra echar una :~uro d e los conduc tos y luego ma nc hado la
mirada. <..J, ;cómo iha uno a sa hl:r'
... .
- La rejilla es muy fácil de quitar, no es más ero por lo menos ya re nfa una pista. Ayud<i
que empujarla un poco -dijo Sis-. ¡Tiene ~¡o a senta rse y luego se d~rigió al corredor
una lintema! ·enor de losapa rtamen ws parn go lpear e n
Pero ant es de que prcjluntara , el seño r 'lu<!rtas vcc mas y ave riguar si alguien m;ls
A lveston ya habfa corrido por ella. • .1 VIStn u o ído a lgo c:xtrai'lo. A pesar de
El haz de luz pe netraba como un dedo ~ra por la tarde y In mayorfa de fa gente
a marillo al interio r del conduc to. N o se ve(a .J por fuera en su rraha¡,, , sr e nco ntró
m¡ls que parches de polvo y mugre, pero fue " personas que l<1 pud iero n ayudar. Dos
<.'SO justllmente lo que a Sis le llamó la atención. ._..._.,más allá de la del seño r A lvcston había
Un d etalle del que, por lo demás, se darla muy en ho mbre, de no mbre Malco lm, que
hucna cuenta alguien que se dedica a la ha ror_las noches y le dijo q ue sí, que
lunn1c:.1. F.l co ndu.:w dd•í;t<''!;lr '' todo mu· • h.lh~;o cscuch~dn ro~¡., llf'<>de ruidns
exrraJ1us provcn ientes de los conductos. ~e le lu· rt~lullrulil~ y 11ll é\!juhu ~11 ~ll hti~qucdll >le
habla ocurrido 4 ue QUiz.-l ,,.tuviesen hncJcmlo nuevos términos parn cn~~l\orlc. O 111 ltlllo, 1111
arreglo> en d cJ ,ftciu, ¡o nc1 era a;H ~m md3 qu~ unn huctuouncluntl tlliC hudtl C!lt
M•\s allá se m pó cun una mujer de unos paru Jlvcrl l t~c &oln.
cincucnt~ año> que se h:~bía jubilado tem· - ¡Ah, d•· nmncru qu~ usf cs lu Ctt~u! ~di·
pran••· d 111- . H nhfnolvidu.lnlt~> vlc)o>l.llnduetUll.l~
-Claro que oí. E,cuchamuo wda suerte e la vcmiluclti n. Yn [,., mnnd~ >cllur en mi
ruidos --cl ijll- . Se trata de ruidos que llegan apartamctt tu. Y~~. de hecho, t'dtltnumcntc he
118 Jc !.1> otros apartamento>, sin embargo. Las l l9
escuchado 'tudo ti¡xt de ruidos rattlS Jetnls de
Clh.l> QU~ a lcanzo uno a oír... la gente nu ~e las paredes. Es cumu si alguien cstuvlern
imagina lü lc¡uo que viajan IU> ruidos a traves .urnstr.lnJu,c por nll f. Ett panicular lu. martc'
,le In; conthiChJS. A lguna> veces se escuchan ' los jucvc>, pur al¡¡u n11 cxtru~u rm(ln,
con tal chtridaJ <tUl! un•' jurada estar en la -Correcto -dijo Sis-. Muchas ¡¡melas
m"m'' habirac~tín, es fascinante. Discuoiones, ~r su coluhomci6n.
ni\ao, pareja' que oe ~namomn y se desena· Es m¡ls, en el pi>o inmcdiatnnwnte dchaju,
mor:~n, ¡,,que quiera. Aunque en rcahd;t~ un~ .:ncontttln una mnestra que se h11hfu tummlu
no ;dc;m:a >t t:ntcnJer biCn lo que dtccn. d día libre y que le cun tcí unas cxrnt~us
w~c• me gu>tMía hacerme ¡xqucñ.ita para ocurrencias. Primem, una huta 4uc se pcnli<\,
poderme meter uhí y oír uxlo con el andad. No ..l tzquicrJa. Luego, 11 In semana sigu icnt<',
m•\> la o tra tarde ni ius alaridüs más esp~nrosos. .pa rec í•~ In izquicn.ln pew dcsuparccit'• In
llurriblc. Me preocupé mucho. ~recha ... junto con el control remutn de l11
-¡Y <tU¿ ocurrió! . . ·devisión y otro par Jc cosas.
- NaJa. De pronto se intcrrumptcron -dt· -¡Recuerda qué dfn s~ perdieron CS!ll>
jtlla mujer, dejando ver unu vaga snnri:;;o frente ~osas? - le preguntó Sis.
, 1 l.t que Sb nu pudu tnent)S 4ue pens~r: ~ues. Tras pensnrlu un rato, M~rfa, la maestra,
dl!bu.í haber hecho algo al ~-,pecro, n11.enora ..re{a rcco rd;n que al comienzo de In semana,
Mtls adelant~. ¡xlr el mbmo corredor, etl e martes, tal vez.
c<mtn'> ~ una vieja mujer IIHnl<oda Philbcrt, t¡U< Sis volvió al apamuncnto del scl'tnr A lves·
v1ví,ocun trc> gatos y un lum. Se veía ubli¡,>ad; - n, le contó sobre In que se habla enterado y
,1 cubrir cun u n.o capucha la jaula Je la lOóll e Jispuso u hacer su oficio. Furiosa co mo un
cad<t vez que alguien t,:nlpcaba a l;~ puerw -..,.liscu.
purqul! d ani maltnalJccín de la manera
''" '''"'"· F.l1.1 111 i,m<l lo: hahi.oenseñad,,
:

El segundo fantasma

cr acosado por un fanwsma no era para


..;.1 como David"" lo habla imagmado. Ah o)·
,,bia por qué la ¡:eme le tenia tnnto miedo
-fdntasmas. Era porqut: los famas mas mis·
estaban po:,eiJos por sus propios terrores
Jo ese miedo 1<1> hada peligrosos. ¡Qué
-'a este? ¡Quién era y cufil era >U verdadc·
11'1\brd Los f~masmas oon en vcrt!Hcl cu~n·
.e misterio. ¡Oc dó nde venía y por qué
.kdl>a por el edificio Mahogany? L1 cla·
"'todo el misterio parecía recaer sobre d
d señor Al ve-ton. ¡Qué tenía que ver
~.JSrn,t con él \' por qué lo odiaba tHnto?
rantc los día> siguientes Dav id cavi ló
t J,1~ est-as prcgunlas sin encontrar
"'·''· Dumnt~ la' n<'IChco, aguzahn el nfdn
para ver si de pronto alc:uuaha a ~scuchar la >U>urro! Ahí estaba, llamándolo, aun4ue
misrerio:..'l vo: o el llanro dentro d~ 1~ con· todavía no .tlcan!<lb-a ,1 disccmirlo con clari·
duetos de la ventilación pero no oyo nada. dad ...
Qu izá el fan tasma se ha bfa ido a descansar. - No voy a cnrrar - gruñó,,le mal humor,
pero no hubo respue>t<l.
Era martes por b n1rde y Dnvid sahfa perfe.:· Volv ió <1 senrarse frente a l relevisnr sin
tnmcnte qué ''ba a ucurn' r !' 11\ pronto n~gara a
f mucho éxiw. C inco minutos más tard~ ya se
casa de ,,0 dra del colegio. h.ihía cambtado de ropa e introducido por la
122 - N o me voy a meter --Ji¡o para ;us aden· re¡tlt~ en compañía uel fantasma.
123
tros y tu~¡¡o repitió e n voz aira- : iNo me voy -Sólo un mm, ¡v;~lc! -<lijo en voz baja .
n meter! Podía scnm al fantasma ¡tl\í dentro, por
El silencio fue todo lo ljUe <)bruv\l por res· · J,., pan es. No lo podfa ver pero a hí estaba ...
puesta . pero se tratuba de un sile ncio con .:n la oscuriJttd, en el aire frf<), en todo lado.
alguien por dentro. .. ,,,,I\'IJ se dirigió hacta el apartamento de Mary
Bebió un poco de jugo y c ncend10 la re le· -.~n4uc eso no ~ra lo que el fantasma quería.
. . . p •ro dur·tmc tod <> d t ie mpo est aba
V tSIOO C l
- A llí no - lesuourróel aire- . No en este
pcrfecmment~ consciente Jet espac~o oscuro ·,.,. '·Arriba. i Vamos arriba!
detrás Je la pared que lo lbmaba. 1 ron to >t ) a pesar dé que David sabfa que la cosa no
encontró hacie ndo esfue rzos po r cscu~har - t.tba para nada bien, hizo lo que el fanwsma
algo debajo del ><msonete Je la tclevtstón. ...:ria. Se arrastró de vuelta camino al co n·
intenwndo discernir u n ,usuno que, estaba to vertical. A >U alrededo r alcanzaba a
segu ro, p ro vcn fa de los co ndu ctos. Nc - ur el regocijo malinrenctonado del fan·
alcanzaba a entender nada, pero estab• -a. David e>taba asustado; esta vez poc.lía
segu ro de que basraba con acercarse un poc< ... ornr algo verdaderamente siniestro. ¡Ponerle
o quizá sólo con introducir la cabczndenw . trampa al señor Alveston? ¡Tenderle unas
del conducto, para que le fuera postblc Oll' ~J<b para hace rle zancad illa, colocar algo
lo qu~ quiera que el fanrasma intenr~b> re la pu~rta para que al entrar le cayera
decirle. A pesar de su esfuerzo, la re mactór · la cabeza/ Tenfa que ase¡¡umrse Jeque
fue más grande que él. .t:.í llegara a ocurrir.
-Sólo ... ¡ah , vamos pues! -<:xclamó. .cgó Ddvid al quinto piso y empezó a a rras·
Se puso de pie, acercó el sofá :1 la p~reJ "' a lo largo del conducto hacia el aparta·
<1cerc6 1 ••
~ cabe·n a la re¡' illa de vcnttlacn,.. del >t:ñur Alve>ton c uando .:-scuch ó un
•• .
ConnlV<' el alienrn \'ese uchú en >ilenc to. i¡:... ,, ' "' c'ralda,. Ru ido Je golres y
""":... ' '\.\•
- - ·- -
traqueu!os lejanos pero acercándose n>n
rnpklcz. David >é de tuvo, pan oli zado de te rror.
-¡Qué JenKan ios C!t eso? - :,u!lourr\l.
: Y huho alguu:n m¡ú a quien no le ¡¡ust<l el
a•unt.>. D~v id alcanzó a se nti r d mied o a su
alred.,dor. El (X"<¡Ucño f.onnt>ma era pre:.a Jcl
p;ínico.
-¡Qué es e,o, q ué ocurre! -grir<'> Da vid,
124 p<~ro el fama>llla nO CnntCSI<l.
Entonces David se e mpin<S a poy;í nJosc e n
pie• y manos y miró h Jcia atrás por entre suo
r•cm~s. El ruido se aproximaba con ropidcz,
como un gato corriendo por entre lno conduc·
ros. Oc pronrn, ,,lgo oc c.rrell<) contra la tabla
que David habla p uesto sohrc d conducto
vertical en el piso de aba¡n. Se escuch ó el
estruendo de h1 tabla al caer y luego el ruido,
más fuerte que n unca, ~uhió a las carreras h aci,,
ellos.
El fantasmH pegó un grim y huy<\. David lo
,mti<l partir a las carreras pnr los conducr<»
frente~ él. Pe¡.:(¡ e ntonces él mismo un grito)
corri6 detrás, pero David no podfa avanzar má'
r;ípido de lo que se lo perm itía aml>trn rse de
ba rriga. La co"'• lo que quie ra que fuese, lt"
pcrsegur,, y )"J les pisaha los m lunes. ¡Qué sería.
otro fanrasm¡¡/ ¡Algún c mismio del inficm.
cnviadu para llevarse ;ol fantasma de vuelt.
Resollando y cuhicrto e n sudor, David ;e arra.
traba lo mejor q ue podfa. Lt> peo r era no poJ.-.
nurar hacia amls y, paro cuando llegó al con
dueto q ue llcvabi! rrl a r a rnlllli!Jl(!J del scñ
.A.Ivt..,tnn . va nn at!u.1nt<l m.h Se dc•lu\.'t' ¡.;:.:=::.::::::::=-=-- ----.-----.
-
··-
empinó de pies y manos y miró h~cia ~trás,
alumbwndo cnn la linterna por cnrrc sus
piernas. ]u>ll> ,, ttcmpo para ver algo terrible
que se il!><lll'Mba de,Jc d conducto wnie<1l.
Tenh• un.J (Ut1st>tcncia dura y delgada;
hue>OS, pcmó L\wid; lo perseguía un esquc·
lcto: del conducw vcrrical salfa un horroroso
y naco hueso de antebrazo que además tapona·
126 bala salida had:t ¡~bajo. Atrapado
Con otro grtl<l an~'ll>tioso David .e precipitó
a lo largo del tubo en dirección al aparra mento
Jcl señor A lvc>ton. Daba alaridos. Gracias a
Dios la rej tlht no estaba puesta. Asomó la
cabeza y sintit~ que un pa r de brazos lo ;tgarrd·
b<tn de )o;, hombros. Volvió a gritar. ¡Lo habí<ln
¡¡rrapado! Lo :>acaron del conducto de la
''entilación ¡xtrJ .m ojarlo contra el suelo pero,
en menos de un segundo, ya se habí<1 ¡ncor· D avid intentó buscar la puerta de nuevo
porado. Corriú en busca de la plll' rf3 y alguien pero ~sraba arrapado. Aún presa del pánico,
se interpu>n en"'' ca mino. Se lanzó conrra la se nle¡ó de la rejilla en la par~. Sis Parkinson
figura pero rcbottS como una pelma al dar gruñfa aliado de la puerro. El señor A lveston
C<1ntra ella. parpadeaba sin dejar de mirarlo.
David, señalando la rejilla con el brazo,
gritó: -¡Qué se hizo el otro muchacho? -pre·
- ¡Ahí vtcne! ¡Déjeme salir por f.wor, ahí !!UntÓ David.
vaene! -¡ Ah! ¡Entonces tenemos que son dos los
El señor A lvcsron salió de su dorn1 irorio. que están metidos en ~esto? -exclamó S is-.
- Todo C>tá en la cabeza, muchacho - dijo ;Y c.Smo se llama? Vamos, contesta.
el viejo, todntk~>e la suya con los dedos como -¡ No es un muchacho, es un fantasma!
">upiera muy bten de qué estaba habl;mdo. -dijo David, pero le bastó ver la cara de la
Una mu¡er enorme se airaba frente a David: mujer para comprender lo inútil de su esfucr:o.
-Bueno, bueno, NUé e;; lo t¡tte C>tá pasan- Nadie se lo iba a creer. T,,( y como lo habla
do~ -t"'rcpunh\ b muil'r.
pcns;odo, rod~ la culpa recacrta sohre él. .. tod a nmk>> que U:ovid cscuchtS, el mismo que ¡,1onbó
<·nterita. la tabla que había ucjado amh de apoyo y el
-Lo< fantasmas no com~n ni se orinan por .¡ue proyectó la sombm e:.qudc!tica quo: lo llent)
ahí -<díalú el sei\or Alveston ,, le dio risa Je pánico.
:
p.:n,arlo. pero Sis, en c;1mhio. iha montando Cuno d1jo el seiior Alvcstun, tudo fue pro-
t•n c61em con cada ~gundo que pa:.aha. Jucto de :itl imagin.1culn.
- T ú, peda:o de granuj ita dex:onsiderado ... -E.t;ís metido en serio> problemas -le dijo
- empezó la señma Parkin,on cuamln la muy >eria la seño ra Parkinonn , que a durds
128 on terru mpió un llamadn a la rucrt<~. p.: na> k>gr;lha comencrsc paru no golpt'ar con 129
Em el portcrol. To >Lln ha hta sido fríamente la, manos al pequcfio granuj11.
calculado. Sis se e nc;orgú dc lmnnwje porque - ¡Qué problema! - preguntó D·dvid.
¡,, comprendiú todo de...le el primer momenro. - Problema de policía, muchachito, y es-
Ll" ra<tfll" en el conducto de 1.1 \'Cntilació n y pero que te e ncierren pam oocmpre. Va, a pasar
J,,, manchas :s<>hre la p;orcd le hicieron ' 'er que .t \'OJ¡¡ saltando de correccional en corree.
.ollí h<thía gato encerr,tdn. La vieja ,·ccina, a .:ounal. E.pero que ...
dos puertas del seílnr A 1ves ton. y Mary. le - ¡Pem y qué pasa rcopecro al fantasma!
hal>t,m dic ho que las co>as rar<O> ocurrían los -,.:imió Davod- . Les juro que 1,> <:>Cuché, que
martes y k>s jueves. A l¡:una c ri:o{ura renta que me hizo hacer cosas.
meterse dentro Jd siHe mn d e ventilación H;~sra .:se tn•>mentu Sis sóln había si lbado
porque n ingún lldu lw podrf¡¡ hacerlo. no .:.mw un basilisco enardecido pcru con esto
cabria. Así, lo m~< prnbahlc cm que las cos:1s exploró:
tuvieran que ocurrir c•oo las lwms después de -i~squeroso pedazo de muc!rgano! -gritó
cuiCJ!iU los día'\ lll:Utt-'' )' JliC\'~'· ' currou a manotear el aire rozanJ,, la cabe:a
Ella y el señor Ahc<wn hablan estado a la Je David.
c'rcm de cualquier ruodu 'entados en la sala. lo que quería hacer, y casi no..: aguantaba
C uando lo.> nyerun, la sci\ora Pnrkinson le av!· 1.1> gana>, e ra darl e su buena zurra pe ro
"'al po rtero a través ,Jc surdMuno celular. El tmb.ojando como lu hacía para los servici<~
cowriú entonces al sút~ow en do nde tenía uno "'x:ial.:s, sabía mejo r que nadie que pegarle a
de esos larguísimos palu, flex ihle> y a rticulados un niño sr que era meterse en prublcmas, Je
que se utilizan rara deshollinar chimeneas y m;oncm que ruvo q ue conrent:or>e con darle
¡,, había introducido pm Jo, conductos hasta ,'\lll'<!> al aire que lu mJcaba.
,1lc,mrar el o.¡uimo p1so. Fue .:.te artilugio ser· Un.o \'CZ cerrado el onddcntc, el portero
pc.mdo po r entre los tul>~,; clt¡ue produjo los .un~\ JI <'Cl~I•LI \é;>.lúÍ .1lp.op.i de· [)a\'id de , 11
cnn>ltltorio pam que v it1icro a hacerse cargo pon e ro pero esre ll<l le c ncont rtí la menor
de ,u hijo y ahí sí que >C :mnú la gorda con su gracin.
padre dando alaridos: - Ella rtene roda In r:mín, señor. Piénscln,
: -¡Cómo re atreve>! ¡Oh» mío, estás loco! hubiera podido marar ni pobre \'le¡•> -dijo el
-¡¡ntaba y luego le pedía mtl excusas a l señor ('<lrtero l' ram bi<'n él .e dtn¡:u~ a la. e>ealems.
Aln:,mn. Ya solos, Da\•id y >U padre tomaron el
Afortunadamente, p<ua entonces, el señor .\>Censor, d escendieron un piso y emraron a
A lveston ya estaba C()mplcmmc ntc exhausto >U apa rta men to. Eo In ,,Jia, >Obre el suelo, ,,1
130 con coJ o el alboro to y les pidió ;~ rodos que lado del sofá que D<w id hnhra utilizado para 131
p<tr fav<tr se ma rc hara n de m;tnc ra que él tre rarsc, estaba la rejilla que lo inc riminaba.
pudiera echa rse un sucñn. - Exc tis¡¡me, rapá, lo ~icnll > --<.l ijo David,
Una vez fuera ruJo,, D.w id , su padre, el pero su padre gua rdó . ilcnc to.
ponem y Sis se din gicmn ¡untos al asce nsor. Más tard e, mie ntras Dav1d >é encar¡tdba de
-Por supuesto que 1.1 ('<>ilcía rendrá que l.l\'ar los platos después de la cena, vio, para
cntcr·d r>e - le dijl> con fria formalidad la -u ho rror, que su padre c.r.1ba llonmdo.
' e 11om Pa rkinson a Tc rry.
-¡Crc<' que es absoluta mente necesario? La cosa no rerrninó a hí, por supuesto. Más
- Pero por supuesto que es a bsolutamem c tJrdc la pol icía hizo su apnricirSn.
nccc·sHtio, ¡n en qué esHI pe nsando ?- replicó - A IIan<tmie n to de mo radn y vanda lismu,
furiosa S is. .....slo para empezar -dijo el r o licín con fero·
Tcrry se amilanó frcme a ella: c1dad.
-¡No podríamos lim uarno> a los trabaja .. -¡Me meterán a la c.1rcd! -pn.'gunr6 David.
dore> ><.teiales (>algo a,f? - So espero -di¡o el policía r. acro se·
-La ('<>ilcía. Lo> tmh•tj,ldorcs sociales. La :~udo, lo a rrestó.
pena de muerte. Lo que >éa. C ualquier cosa. Al drasiguiente la trnhajado ra soci.tl, Alison
Tnch> ¡untas. Usrcd, e ncñ rgue.e de mantener G re y, pasó para averiguar qué tipt>J e 'apoyo'
a c>e mué rg;mo lej os d e mi visrn. Y si quiere 'lecesitaba David para sobre po ne rse a sus
hacerle h<tnor a su cnlidad de padre, más vale ~roblcmas. Tuvieron unH chari Hlmga sobre el
q ue le d é una m rra ral ljliC no pueda sentarse ~Uidado que debía mosrrar por los d emá.s, 1~
en un par de días. ~('<msabilidad, etc. ere. El papá de Dav id se
lmpacieme y exasperada. Si> no pudo espe· ~lendiú sobre el hcch u de que ,, 1),1\•id lo
rar más y arreme1 irí por el corn:Jor a las CS(;ale· :·~d!an en d colc¡:io. Al"on ~e mosrni
ra .... Tc-rn=-·11! rr4-lfit:kí.un;l ·'''"'fl"'"·l. ~~mkb ;~l mprcn~iva .
-¡No C>til luriosa conm•go! ·-1\l'egumo
[),wid.
-Sí, por supuesto que lo estoy. Lo que
h•~bre fue una cosa horrible. Pero estoy <KJUÍ
p,u·que mi tr.•hajo es nyudar, ¡entiendes/ El
ca~ngo no e~ a!<twltn an ¡, l, c.)(J le curre:,punde n
la policí~, ¡ ''crdad 1
Y todo el asu nto 1ha a t e rminar con
132 pruntitud. Hubría informes de k)$ trabajadores
'"ciales. Ex;imcnes. Y cuando wdo esu
c'wviera h>to, d caS<J p.~>aría a lO> tribunales.
El pap;l de Dav id e>Wba completamente
:mguotiHdo. No sabía qué hacer ni qué pensar
ni qué sen m. Todo lo que .abía cm que estaba
,(c,t:sperduamente preocupado por su hijo.
E,wha nuwcnd do de que t<><la la culpa era
, uya. Se la l" "aba d:mdo vud ta• por ahí,
deprimid,,, '"' .alir de ca.a, ni h<lccr amigos,
'" buscar una nueva muJer en su vida como si
c>tn hubkrn terminado cmmdo '" Jejó su
c'pusa. ¡Qué cruz J ehía ser viv ir con alguien
como él! Con razón ();wid se estaba metiendo
en problema>.
Un par d.: n<Khes de>pués se acercó con
,ig•lo a In habitación de su hijo para ver si
durmía bien. Era muy tarde; él mismo ya se
había acooltl<ln pero no había podido conciliar
el sueño.
S e aproximó a la pue rta, que estaba
cmr.:abicrw )' nyó uno. >usurros. Echó una
111 ir~H.I a .
, D<w id C>taha de pie S<>hrc una si lla debajo
~.ll· l.l rl·pll.t . h,.· ),, .. cn1h i1H l •h de \'('tu ibcilln.
L<: hablaba a l hueco. pero lerry t\0 ¡ucamaua devastado. David incómooamente acnsrado a
·• oír rc>pucsra alguna. Ll conver,aci~)n, que su lado. Un poco más tarde, cuando vio que
111,¡, p.u~>eía un mun,1logo, fue alg~l ,151: • ,u hijo ya donnía, Terry .e dirigió en puntillas
-Y<t te dije que no <luiero ~IJO Davtd. a la sala, se paró oohn: la silla y se pu>o a
- Ahora y<' no~ijo David . escuchar IM ruidos dentro del conducto de
-Apuesto a que no lo puedes hacer solo \'entilación, pero no oyó más que el viento
~iJO David. . . circulando por el edtficio y Jo¡, murmullos
- ¡A mí no me amena:as! --<:ast gnró asordinuJo, que subían de los aparramemos
13 1 de los dcm;ís. 135
David. .
- No me puede> ubligar. i DéJame en paz.1
- Dios mío, está hablando >olo -se dijo Entonces, al padre de [}avid le dio por que
Terry. d bí Jebían hacerse amtgos Jel viejo. O.:spués de
Incapaz de contenerse a pc:.<~r e que 53 a todo él era el que habla sufrido las consecuen-
lue no ¡0 debía hacer, abrió la puerta de par cias. S i el viejo decid la que David estaba bien,
~n p<~r y entró d~ prisa. David saltó del asiento. que todo había sido un incidente excepcional
-¡Qué está paoandnr -unploró Terry. ' aiSlado, quizá la pulida no presentara cargos
-¡Nada! en su contra.
- ¡N adar ¡Le eor:l• hablando al conducto Tanto Sis Parkinson como la trabajadora
,le la ventilaci(tn! «<ial, Alison, le hablan advertido a David que
- Es sólo un jucg(l. se mantuviera lejos del señor A lvc.ron. Pero
-¡Qué quieres dcctr. un juego! . . Terry le c:tyóal viejo un día que se lo encontró
-Un juego. Yo le cuento cosas -.~:_nnó en el vcotíhulo del eJificio. Al señor A lwsmn
David. oo le sonó mucho la idea al comienZCl. Eswba
-¡Qué tipo de cosas! tan débil que no se sentía capaz de lidiar con
=-Secretos. wn niño, ni oiqutera uno pequeño. Pero
-¡Secretos? ¡Pero alg\iién te respondía! ·mal mente aceptó que David le htctem una
-¡Lo oíste? ~>ita pan1 ped irle CXC11sas siempre y cuando
- Nn, pero por la manera como hablabas ... Terry estuviera present e también.
Dios, Da vid, ¡qué está ocurrienJo! David tampoco estaba muy cntusia:.mado
_ Ln sknto, lo oicnto pa¡Yá. Ya me po•.dré t..On la idea. No había olvidado, a pc.:tr de que
¡,,. n 'ln re preocupes. ~tora sentía lástim., pur el viejo, que este lO·
T,Hy 1,, ayudó a volver a la cama y se ac,>stó .bda p<xlfa ser un nsc~i no. ¡Qui¿n podfa saber
:t .., 11 1 1 d~' un rilh' St· ,t•nría ,lt•..,cnn.;pl:t'-1''' ··mn hahln sid,, l'n su juvemud? Y c•wba

. - -·
u,..l.wía por resolvcrsl! también quién era el manos por • • a.:aso, ¡no te ¡xtrcce? --concluyó
much~chu fa masma ..¡ue lo rundaha. P.:r•' Terry Tcrry.
1 ·11! man~ra que al ,¡¡~ ,igutl!nte,
' t ' tt' "t...
.111 ~:; 1
d c>pués dd co lcj!iO, Davi,l y su pu< re se A 1día sigu il·nte, cuando d viejo se prc...cntó
pn!-..!ntMon con un.• caja d e bombon.:>. '' m~. l"lnt la cen a, pidió cxcu.:1s por hnbcrle hecho
fl~,.lrc:. y un41 tnvitnc it)n a ccnrtr para d dta Ja~o a David ... expl1c6 que sólo había qucrir.Jo
sígui~ntc. . ~ ·engarsc, cos;t que l),wiJ entendió muy bien .
El vil!jO abrió la puerta y lus o~~rvo en El viejo se :.cmó a la mes;• temblando como
136 ,il.:nci<l. Era tan de¡•• que a cluras p.:nas se lo un pajarito n·cién salido del c11scarón. Onvid 137
P•••lfautw imaginar. David lo.:ncontr<Í rc pul · no.t ptxlía creer lo rudo y malo qul! había sir.Jo
'"'''· Gm mucho e,fucr:o lu¡;r<'> mrt.unudear ~ ·n él. El :.ci\<>r Alvc..wn cm de constitución
:,U~ CXCUSélS Slt1tien~o.h) n SU pc,Jre de f'I,C, a ::,U;, •.m frngil'que le Jaba a uno la impresión Je
cspHidas. No ér<l (;lci l imugi na r L[UI! r~fa ~e más valía pasar de puntillas a >ll lar.Jo
~nsar un hombre tan vi~:¡o, pero acepto lo:. ""''rquc, de c,rrcllarse contra él, se podía
r.:¡.:alos y la invimc tún. Ent•>nces scnaló algo .Jehrclr en p~..:druos "' caer para no levantarse
ckrnls de Dav id y c uando .:stc se diu vuelta .-..unen rná:..
p.m• ""r d.: qué,.. tm[¡lb:.t, d ,.icjo cbvó con -Sólo le l~tltan cuatro añ<» pnr~ cumplir
,,,..las sus fuerzas e l ba>tón ,obre d dcdn gc>rdo ~~n y recibir entonces un te legrama de la
dd p ie dd muchacho. ""~m,l , señor A lvesron -<lijo Terry.
- Eso va por h aberme ;~:>u:.t.tdo. Nos vemo> -Espero que no -dijo sonriendo con voz
m:u>ana -¡:riró c1 viejo y le r i ró la puerta en _.ve y t"mhlornsa cl>eñor Alvcs tl>n.
h1~ narices. -¡No quiere rl!c ibi r un telegrama de la
·Qué Julor tan c:.panr•oo! l).wid daba :;alttl> m,l 1-prc¡:umó David.
\ .:ullidn> y ¡~lcan:6 a oír al ,cñor Alvestnn - Ah, eso me t iene sin cuidado. Lo que no
n é nduse detrás de la pucrw . . - .ero es llega r a ser nm viejo. Nu me ¡¡u>m lo
Sin cmhargc), d p-dpá de David .e mustru .t o que ya soy.

,.,n,fech n: -Me¡orque la orrn alremmiva -dijo Tcrry,


- iAj;\, cometió un c rmr el vit:jo! Lo qu~ nendo Jecir estar muerto, y sonrió si n
.tC<Iba de hncer ,., llama agredir a un menor ICCiÓn.
Tcmlr:~ que len•nwr los " 'll-" 's " Jc lo cnmmno -,Eso crcc/ No sé, csroy ran cansado. Todo
l tl HCliS.:ln'lUS - Jijl.l. .ndo quiere v ivir p<tra siempre, pero nadie
-¡Pcrr1nn ~~ 1u,hl! -prcucsttl D..vid. .:m·cjL'Ccr -Jtjn el ''iej,) y ><m rió m iran-
-Ntl, pt:rn fh ' 'tll'rn h'n~.:r t!"....,l ";tn;l C"n ~.t .. ' 1vid- ·Pero c-c, lllt' J'l l\ 1r(:h l'lll l'l Hl\·rll l?
Eres tan joven. Cuando uno llega a mi edad, -ucoc scJ' mu¡• ogcuro aut. No un buen
las cosas cambian. lulfolr para jug~r.
David csrah<• fascinado con la conversación. David observaba al viejo con atención Ya
-¡No le gustarín llegar a los cien años 1- le habían hecho esa pregunta ames: su p.;p,í,
preguntó. la polrcfa,la fl11bajadora social. Hasta >u mamá,
-No, no, la verdnd que no. Disfruté la vida .\f.¡rfa, se lo h.lbía preguntado cuando llarlló
m..lo lo que quise. Sabe. una co:.a, David, todo por teléfono unos días atrás. y no había uno
cl1nunc.lo te die"' cómo debes vivir, pero nac.l •e ><>lo de ellos allJue le pudiera contestar con la
138 c6mo morir. Toda la gente que conocí en mi ''erdad. i Un funrasrna! ¡Qué pensarían de eso? 139
juwmuc.l ya murió. Incluso la geme que llegué ~e no era más que una excusa, quizá. 0 pen-
a conocer de viejo ha mueno. Ahora que esroy sarían que se estaba enloqueciendo. y quizá
tan, tan viejo, me gustaría acompañarlos. eso era lo que estaba pasando.
Se hilO silencio alrededor de la m~S<l. Terry Sin embargo, ahora que tenía al frente a este
juj.!uctcaha c.m d renedor. La gem c nunca ,·re¡.o, cansado de este mundo y pensHndo en
habla Jc esa> cosas. el stglllente, que sabía tanto sobre la vida y
-¡Crct! en el ciclo! - rregunt6 Dav id. que de. pronto hasta quería morir, se le ocumó
- No. Cuando digo que quiero acompañ.u· a Dav•d que c.¡uizá a él podía contarle. ·Qué
lo-, es sólo un decir. A la gente no le gusta rensarfa ni respecto! Pero allí estaba Terry,
hablar sobre la muerte, por eso dicen desean><> escuchando, de manera que David optó por
en la paz del Señor y estará con sus seres .acudir los hombros y decir que no sabía por
queridos. Pero mi111, estamos molestando a tu qué.
pará con esta conversación. :ero se lt: prc>enró ott11 QportunidaJ, poco
m~ ~arde, cuando su padre fue a la cocina parn
El scnor Alvcston resplandecía. Parecfa
J.!UStarle cscandalj¡ar a la gente y conti nuó: rrcp,arar la crema par11 c1 pudín.
- Tú eres ¡•wen, no tienes que pretx:upane -Señor Alvcoron -di¡·~ ~,¡ •
·u red crecen
por esas cos.u. Yo ya tengo roJa mi vida detrás rann1:smas!
y tú la tienes por debntc, así que no hablemos El señor Alveston lo miró con ojos temblo-
de la muerte, ya te he castig;~do lo suficiente. rosos.
Y:1hora >Í, te t~ng<> una pregunta: ¡qué te llevó -¡Por qué habría de creer en fantasmas/
a meterte dcmro de los conductQs de la -preguntó el viejo.
vemilnciún! - . Porque yo vi uno. En la ventilación. Hay
- ...no sé. un tnnrasma en los cnnJuctos.
- ¡Qué tipo d~ fantnsma! d rccuct\lo ~mbado de una gente que \::u111nll
- U n mucha~ hu, como yo. Y h<abln por ah í. Y la gente es muc ho m:h
El viejo pcn><í muy cüncentrado . . l'Xrraordinn ria t l lll" un.1 m.iquina. T; 1r ve: n
-l~uis :,Cgunl que no fue un JUCgd d.: \'C(~S orrim imo~ \.k•
\•uc lt t, d fC'g l,tn) .._1~,.
:
,._nubm> 411e t~ hizo una mala pasnda! nuc... tro.. rt:cucn.lo:-t ~m qucr~r. o qw:~i 1nclu'" l
-il<> \'a! H.abl.i con él. En este "''""'"no ,,prim1m,,, de vu4..•ha f,J, rccucrJn~ de tU rth , 11,
cst<\ allí -diJO David ~ñalanJu con la cai'<'Z<l Jamlh cucntt:•. Entnncc:,. ~~un u ve un rct..th:r·
hac 1,1 In rc)alla en la pared. J,) 'IUl' , ... rcplh:, 4t11:c.í p1cn:.c (.)Uc e' 1111
140 - Fant:"m>t> -.;lijo el sca'lor Alvcstun Y t.mt.t~ma. ¡Xle.: entu:nd~..,! 1~1

..onnú-. ¡M~ lo preguntas porque crees \.IUC l);w ad no <">laha 11111)' >cguro de hahcr
. • 1
yo pr\ H"'h"' nlCconvt!rUre en uno. cntcnJidn. Su padre \\llvió e,m d P<»trc y la
cr..,·ma.
n.avid '"'"'''la prcguma. .
- A 1 par~ccr no hay fAntasmas Jcmasamlo - ; En ese caso d fanr asrna harf(l In mbma
("(h..! tfl)¡l )'PIra Vt':?
viejos - dijo 1}.wid.
El sci\nr A1wston s~ rió. - N,, 1. , .'\é. L, ~~en.·:-. humano.-, .Sl>lllO,'i mt1cho
- No, .,5 d crto. No los hay. iFanHI>!11fl> con m.i, ex traordin arios 1' m ar,av illnsos que las
ba>t.Sn! iF:uua ..mas con caja-; de dientes! -:-ex· m.lqumns - rq,iri•'> d viejo lam,índolc una
dam{• d v ieJO acomcxlándose en su s allo Y .... ll'\rt:\.q a Terry- . Su hiJO u ene un p;-.rdc Ctbrl~
rc><lllaí una ~spccic de carc;ajada- . Bucm>, nrt..·rt:~anlc-~ qué Jecrr.

pucs por lo menos yu no me pundrí.a a csp;mwr - ¡En scrinl -pregunrt1 T<'rry }'• la vcrJ.1J
,, n.~<hc. Ü,J.,té wJa la cn~rgía y d tiemp•> qué -ea dicha, si e><>'"" cacrto, el p.ap:í de Dav 1d
- 1 ..e h <Jhía daJo cuenad.
111 ., fu<! d :ado en esta tierra.
- ¡A 1,_~11\<l v~"l h a vbtoa un fan~a>ma! --prc· El scñ,lt Ah-c.rnn Clllf't'ZÓ a C<'"lCrsc >lt
¡:umú n.wid . uJín pero a medio C11 111no <lhandnnti la
- A los niños y los mue h ache» s iempre les tchard Y se 411CJ6 "llí >cmado rn arnndo el
h.m interéS<Kio ¡,1s (;mtasm:~s. Bie n, pues quiz.l .no. C uando l'>.wid le hizo utr.aprcgunr;l, a1L•
sf. !la habido c>C;Isi•>nés el\ las que aal vez""' llltcsrll.
haber vbtll un f<tntasma. i y sabes qué pensé. - ¡Scaior Alvcsf(on? ¡Scí'íor A lvcMnn ! -<..li -
p.,nsé que c1 fHnmsma se parecía a un recucnh David.
·Me cntié ndcs! Estamos nxlt'~d~>sdc n;cu~r· -¡F2uél ¡Qu~ pasa/-Jijn el vicjn.
~l,l~. Cumld(' e:.Cltchas músÍCH en una ctnta n~. -Soy yo, David. ¡Scii<lt A h·csrnn!
e' m.h qm: d n:cucrJv de una gente 'l"" tu.:• -E.,ttl)'· .. '"'f<>y muy cam:adn. M 11) tilltJ,'ll<h
m 1'1, 1c·. 1 { ·u.ul~l,, mir.•' un ' h ll·• •. r11 l ,.., m.,.. '1' h .' llh J '1'H' , .... hnr.1 d\~ ,.,,ln·r ,, IHtl:il"'l -
dijo, miró a David y frunció d ceño como SI
no estuviera muy seguro de qué estaba pasando
o dónde estaba.
Terry le alcamó el abrigo y le ayudó a
poné~lo. Antes de sahr d :.cñor Akesron .e
thng•ó a David y le diJo. muy ..:no:
-Me pegaste un sustO horrible, lo sabes.
Creí que me estaba enloqu~ciendn.
142 _ Yo también -dijo David. A migos
Cuando volvió de acompm1ar al viejo hasta
>U apartamento, Terry fclicir6 a su hijo.
-Hablaste con él --J1ju--. Tuviste una
conversación.
-¡Y qué con esol
-Que me gustaría que a veces hablaras
conmigo. Y no como si yo fuera una pared que
es lo que sueles hacer. lncreíbh:. ¡Una conver-
s~ción como Dios manda! Durante las semanas que siguieron David
Terry no se había dado cuenta del mucho _;vo que ocupar casi todo >U tiempo libre .
tiempo que había pasado uesdc la última vez .dos los miércoles, después del colegio , te·
que él y David se habían echado una cháchara a <.!U<: 1r donde d psicólogo mfamil. ToJos
>Obre algo. Estaba celoso. VIernes, Alisan, la trabajadom social, ve-
- i Una conversación como Dios manda!- a verlo a él. Las cosa. me¡maron en el co-
repitió. • >porque los profesare> >C cntemron de lo
-¡Cállate, papá! h.1bía ocurrido en su casa y tomaron me·
A l día siguiente encnntraron una nota baJo '.contm los que lo agredían. Con tanta
la puerta en la que se a¡¡raclccfa la cena Y pre· 1lC16n puesta sobre él, David empezó a sen-
guntaba si a David le gustarfa pasarse por al! m~JOr respecto a la vida en general. Que·
de vez en cuando para charl,~r. sm embargo, rodavra el a>unro de lapo-
-Más indicado sería que pasaras a hacerl:. merodeando en el aire .
un par de uabaj iros domé.ucos -dijo Tem • 1 fantasma. ;Estaría t<xlavía :~llí, escon-
- C o mndi!!a' ....._¡¡¡., n.•v•d. tras l¡, pared? Después de <Jul.' lo pillaron,
[),,vid hahín nídu al (;mmsma gem ir un par d~ una escalera sellando el hueco en Jondc había
v~-c.::t. E1, l nr:ts t.'ICH.,iones, alcanzah·.::~ H pr~.:,cnti r estado la reji lla de la ventilación. Habían
al f~u'\tH:,IllH c~pcranJo e• L[Ut!' David vulvicra Y rapado e l hueco y lo mismo habían hecho con
le hablara. Había imcntadn ignurarln pcru el de su habitación. Más tarde descubrió que
,ucumPI<Í) rcmlinó por ir a hablad~. Fue prc-<:1• los conductos del apartamento del señor
....11 ncnh.: m.¡udla la cnnversación que Tcrr)' Alveswn los habían tapado también .
,·,cuch<l a hurtadillao, cuando el f.m1.1>rna Ahora David se preguntaba cómo sería la
hahía qucnJn que volvierml junto!'~ al apc1rt,t .. VIda del fantasma allí dentro. ¡Quedaría
~~~ atrapado allí por siempre jamás? No estaba muy 1~5
111Cill<l Jd l'iCJ<1.
- Ya 1c dije qu~ no quiCT<l -hahí.1 d~eho convencido de que unos pocos ladrillos y yeso
1),1\'ld. ~ernn suficientes para mantener a raya a un
El t:mrasm~• le había recordaJo que ante> tantasma que quisiera entrar, pero el hecho es
,,,lf:¡ J.!U>t.>rlc meterse all í con ~ l. .:¡ue aquella noche, y la siguiente, y la q ue siguió
- A ih >m ya no-había repli-:<1J o D<>vid. Jespués ni el llanto leve ni la voz susurrante
El (:1nrasma le aJvi n h> que si se negaba a Jel fantasma perturbaron su sueño. David
IKlCerlu, h:~ría algo en wrdad terrible. comenzó a creer que el fantasma hnbfa sa lido
- Apue>l<l a que no 1.1 pucdt:> hacer ><>1<> Je su vida para siempre.
- k h:~hb dich•• David. Dos o tres veces por semana visitaba al señor
A csro el fama,ma dijo cmonccs que lt• -\lveston y lo ayudaba a pasar la aspiradora o
m.>t.lrfa, :•1 v1ejo o a él. acompañaba a hacer sus compras o simple·
- ¡A m{ no me arnena:as! -había cxcla· -.ente a tomarse una ta.2a de té. Su padre habfa
madu David. W~e~ado muy claro que era una obligación pero,
Tienes que venir, hahía insistido d fant:l>l113. ;;e hecho, David se divenfa haciéndolo. Nunca
- No me puedes oblig<1f. ¡Déjamc en pa: sabfa en qué estado iba a estar el señor
-replic•) David aquella vez. • ,·cston. Y había vivido una vida 111n incref·
YcH:tha al errado con la posibilidad de qu< .lmlente larga que estaba lleno de anécdotas
d f:~nrasma pudiera en realitbd hacerle dañ• deas. Uno nunca sabía si iba a estar aburri ·
al Sl!ñ<lr A lvcstnn. Q uizá podía en verdnd lleg.u 'f, fascinante, silencioso, brillante o simple-
n mmmlo. ¡Y en ese caso qué podía hacer ~1 -.mte chiflado .
David? ..:n día, en el que resolvió hacer pasteles de
(\)r í•ltimo, d probl~ma lu resolvieron otr. ~o para la cena, los hizo con harina, azú·
l"lT él. p(~OS díaS despué:;, lll'" r·m le, Jlvu k c uvas pasas, cáscaras de limón y luego agregó
\.h.·l coll•J.:in . ...,. encnntrc"\ un nhn·rn tr~r.h.k~( ;:w de la ras de sardinas para revolverlas allí.

- ~- -
David estaba hoqu iahierto, no lo podia creer. .::>111\ot\.l:lsenor Atvcston raspaba el Irasco de
Jamás había visto algo igual. El señor Alvcston la mermelada de naranja con los dedos, sacudía
.onrió con confianza para tranquilizarlo al los del té y el café sobre el suelo y luego
nempo que batía las sardinas y David no tuvo escarbaba el revoltijo con las manos. Los ojos
más remedio que sonreír de \'Uelta. perplejo. le brillaban, como idos.
QuiZá se trataba de una receta que hada David lo ayudó un rato pero luego se excusó
muchos pero muchos años había sido muy Y fue a buscar a 5u papá. Terry ayudó con
conocida. Fue sólo hasta cuando el pastel del icadeza al señor A lvcston para que se
14 6 estuvo terminado y se ca lentaba en el horno pusiera de pie y luego lo limpió un poco pero 147
que el señor Alveston se dio cuenta de lo que David estaba muy impresionado de ver al viejo
había hecho. en ese estado, sin la menor idea de quién era o
-¿A qué huele tan raro1-pregunró-. Es dónde estaba o qué ocurría a su alrededor. Al
como si le hubieran puesto pescado a un pastel día siguiente, estaba de nuevo normaL
de frutas. -Soy tan malo como tu fantasma --<lijo el
- i Bueno, pues justamente eso es lo que señor Alvesron con tristeza cuando David le
acabamos de hacer! -exclamó David con una contó lo que había ocurrido.
carcajada. A todo el mundo, incluido el mismo señor
Pero al pobre señor Alveston la cosa no le Alvesron, empezó a parecerle obvio que no
pareció graciosa, se puso tan triste que lo inte· podría seguir viviendo solo mucho tiempo más.
rrumpió todo. Aquella fue la primera vez que Hablaban con frecuencia sobre el fantasma.
David comprendió lo que todos querían decir El señor Alveston ten fa sus propias historias.
cuando afirmaban que e l señor Alveston Había una de la época en la que vivió en una
estaba un poco tocado del ala. casa en Sydney, Australia, donde una cosa
-Otro lapsus --<lijo el señor Alveston, al blanca y pálida un dfa empezó a pasar por el
tiempo que arrojaba el pastel a la basura-. corredor todas las noches a lns ocho en punro.
Bueno, al menos uno de los dos lo disfrutó, -Solfa salir de la pared de un costado, cru·
querido David. :aba el hall de entrada y luego desaparecía tras
O tras veces la cosa no era tan divertida. Un la pared del otro extremo. Lo hizo todas las
dfcl encontró al señor Alveston abrien.lo todos noches, duranre una semana --<lijo-. Un día
¡, •s frascos de su aparador en busca de :t•sO qur finalmente nos enterarnos de que allí, en ese
h ·i•fa perdido. Qué era lo que había perdido. mismo lugar, había existido otra casa ante~. de
.,., lo Sllbía muy hicn. Igual , David se dispu5<' manera que supongo que el fantasma seguía
a :l) udarlo a pesar de que no dejaba de Uamarlr los pasos de lo que había sido el viejo corredor.

~ --·---- -· - - --
l l.:l tl ol ~IUd IIIMUI Id !)UUU:: llll ~I I V qt.t\. ~VIItl David prc:;intió en el acto que algo andaba mal.
ladmrle a algo en un rincón donde no habf;~ Su pndre colgó el teléfono y se dirigió con pasos
,Jn y otra S•lbrc um• oca>ión ~n la que, largos a la puerta.
mientras deambulaba por un jardfn, muy tarde -¡Qué pasó? -preguntó David.
en la noche, algo lo agarró del rohillo. . -El seilor Alvesron sufri<'i una calda.
- Pero cuando me llevé la mano al robtllo, P¡¡dre e hijo corrieron a las escaleras. La
no habfa nada allr. puerta estaba cerrada con seguro pero ¡¡ )can·
Dijo que luego tuvo c1uc q uedarse qu ieto Y :aban a oír al viejo gimiendo débilmente al otro
''8 de pie casi die: o veinte segund~ ame' Jeque lado de In puerta. Terry tenfn la llave en el 149
lo que quiera que fuese lo dc¡ara tr, sm hacerle bolsillo ... el señor Alveston le habfa dado una
daño. ¡usto en cnso de que se presentara una ocasión
- He ahf una cosa de los fnnra,mas, al pare- como esta, y la puerta abrió sin problem11.
cer nunca le hacen daño a nadie -;~gregó. Lo que vieron fue undes.'\Stre. El lugar habfa
Pero aun él, e1 sei\or Alveston. que hahfa •tdo arrl•sado.
vivido ttm larga vida, no tenia unn historia que Encontraron al señor Alvesto n tirado sobre
se compardra con Ja de David. U n fantasma ~1 suelo en la cocina, la piel cenicienta y la
que hablaba, que destrozó el lugar, un fan~asma cara y las manos ensangrentadas. Lloró del
q ue tenia cara. ¡Quién habfu oído hablar ¡amás Jolor cuando Terry lo incorporó para llevarlo
de algo así? a una silla en la sala. El aparmmento estaba
David no sabfa a ciencia cierta qué tanto .lestrozado. De las paredes no colgaba un solo
crefa el señor Alvesron su historia pero, buen ...sadro, ni un libro en las estantcrfas, ni una
viejo que em, lo había más que perdonado. ~ decorativa ni an florero que no estuviera
David le cafa bien. El viejo habló con la policf~. ""tO. Hasta los muebles los habfan destruido.
Les contó que David Jovisirabacon frecuenCia o pareda haber pieza en una sola pieza. El
y que le echaba una mano con las -~nm~ras Y ~lo estaba cubierto de vidrio y porcelana
otros tmbajiros. La polida re.solvto de¡ar el ca,los cajones desocupados, de la chimenea
~sumo de ese tamaño, de manera que David .Ka salir un escape de gas. Al sentir el olor,
salió muy bien librado con una mera adver- -...-rv se apresuró a cerrar la llave. La mesa
t~ncia. Todo marchaoo muy bi~n V cnr0 nces, patas arriba, la nevera caída de costado.
la llmnada telefónica . .J comprendió dos cosas a la vez: uno. que
amasma había regresado y dos, que lo
El rcléfono sonó el miércoles t1 l,ts siete de ::1rfan a él.
1~ 11 , ,. he. Terry y David c~tahan comiendo \' -~o fui yo - le dijo n su padre.
- No fue David -asintió el viejo.
Terry ya estaba pidiendo por te léfono una
mnbu lancia .
- ¡Está seguro de lo que acaba de decir!-
le preguntó Terry, por encima de los hombros,
al señor Alveston.
-Absoluwmente. Estoy ;c~uro de que el
muchacho que lo hizo estaba todav ía aquí
ISO cuando yo llegué. La puerta cerrada
T~rry se concentró de nuevcl en la llamada
telefónica, pidió una ~mbu lm1cia y. lanzándole
una mirada rara a su hijo, pidit1ramhíén por la
polrcfa. Mienlras Terry se ocupaba en lo suyo,
el señor Ah·eswn le pidró " David que se
acercara. Posó la mano sobre el hombro del
muchacho y, con una mirada despavorida, le
dijo:
- Lo vi. .. a tu fantasma. ;Entró aquí como -¡Qu~ cochino y muérgano chivato ! ¡Qué
b s Furit1S! Pensé que me mamrf<~ , David. monstruo! Atreverse a venir y visitar hasta que
-Gracias, gracias -dijo Dav id. ya lo recibían como si fuera de la casa. Hacer·
Estaba ran aliviado como impresionado. se el amable y el si mpático. Y una vez logra
Abratócondelicade:a al señor Alvcston, luego salirse del atolladero en el que se había metí·
apretó tan fuerte como pudo y se echó a llorar. do el angelito, una vez que ya tiene todo per·
fectamente arreglado, él y sus espantosos com·
pinches vienen y arrasan con el lugar. Es
asqueroso. ¡Deberían pudrirlo en la cárcel!
S is Parkinson y Alison Grey estaban de pie
en medio de las ruinas del apartamento del
señor A lveston·. Ninguna de las dos había visto
nunca nada semejante.
-1::. im!XISiblc que esto lo haya hecho el
>erior Alveston por sí solo, ¡verdad? ~ijo

------- -
Altson urey con aesconsuew- . t\tgutta>
n•n•, lo hacen, como imagino que sahrás. ai\~, por b misma medida! ¡Mira esto! -Jijo,
Ali,on h~bra llegado a tomarle afecto a :1l ttempo que recogía In lámpara e intent.tha
1)add en el curso de las últimas scmann.~. Llegó cnder=rla haciendo palanca con la rodilla. en
' ·•1 ,.n,.tr incluso que se habían hecho amigos vano--. Si no puedo yo, mucho menos un niño.
.: ly él 'eiior A 1vcsron. Pensar q ue el muchacho Como la cosa más natural del mundo Sis le
había entrado y hecho esto era un golpe d urí· quitó la h\mpara a A lisan y la enderezó con
simo a su fe en la naturaleza humana. un solo golpe de manos.
tSJ
A S is se le aguaban los ojos. - Tenía su cómplice -dijo--. Un mucha·
-¡Cómo ~e atreve? ¡Cómo diablos se cho más grande. Un adolescente. Y ese debió 153
atreve? ser el muchacho que el señor Alveston vio.
Los muebles tumbados y patas arrib~. Una - i Pero David estaba marchando tan bien!
de las patas de la mesa de centm habla sido Todo el mundo coincide en eso. En el colegio.
arnmcada y luego la clavaron Ct>nrra la pantalla En la casn, su padre ...
de la televisión. Una l:hnpam metálica de pie - · ¡Ese pelele !
la hablan doblado por la mirad. Hablan sacado - Los informes del psicólogo infantil eran
los cajones, desparramado corno basura lo que excelentes.
contenían 1' luego arrojado a donde buena· - ¡Los psicólogos! me perdonarás mujer. no
mente cayeran. Era como si una. furia de la tengo nada contra los servicios y los trabaja·
naturaleza, de cs~s que se desatan en los desier· dores sociales, pero lo que ese muchachita
tos o en los barrancos profundos o en las necesita no es la oportunidad de sentarse a
profundidades del océnno, hubiera entrado al hablar horas sin fin sobre si mismo sino un buen
apartamento. ¡Cómo era posible que un an- pa r de chanclctazos en donde sabemos, eso es
ciano, de casi cien años, hubiera podido hacer lo que necesita.
algo asfl 11mbraron a la puena. Alisan fue a ahrir
-Si el señor Alvcston lo hizo, entonces sorteando el desast re con paso cuidadoso
debe tener alguna pócima muy especial que mientras Sis recogía los libros en medio de los
toma cuando le da por destrozar los muebles e<;<;o mbros.
y, en ese caso, ya quisiera yo un poco de ese Eran David y su padre.
clíxir-dijoSis. Tan pronto Sis reconoció sus voces salió
A lisan se estremeció. ¡David había parecido como un huracán:
tan buen muchacho! ·r•
-, u. --gnt "ó-G . usanito rastrero, ¡t.: ga·
-Oye, ¡pero pudo hacerlo un niño de doce nasre su amisrad y ahora vienes por más!
¡Lárgate de aquf!

- - ---
- El señor Alveston le ha pedido a David
que por favor... de Sis, agregó-: Ahora, si él buenamente a,í
- ¡No quiero oír una ~ola p>llabra más! - lo desea, podrá mostrárselo a ustedes, supongo.
esra lió Sis, y una vez más empezó a dar es· -A ese muchacho no le debían permitir
rraf. 1l~rios golpes al aire deseando poder poner entrar ¡11 hospital --dijo Sis apretando los
sus m'mos ;obre David pan1 hacerlo aí\icos. dientes de la furia-. i Es en la cárcc 1 donde
- ... le pidió a David que por fa\'Or le llevara debía estar! ¡Con otros delincuentes!
un álbum de fotografías que debe estar aquí David quiso refugiarse detrás de su padre
154 pero hizo de tripas corazón, no cedió terreno)'
en el apartamento -rerminó Terry con voz
firme. explicó que se trataba de un álbum de 155
--Si usted cree que ese mocoso va a poner fotografras, m;ls o menos del tamaño que tiene
sus pies dentro de este lugar... una hoja de carta y con una cubierta en rojo
- Vamos, Sis, basta, cálmate -dijo A lison. desteñido. Y corrió a buscarlo.
-Mira, Alison , yo no soy una trabajadora Terry se quedó atrás, esperando.
social y por lo ranto no voy a pennit irque este -David dice que no lo hizo y yo le creo-
pequeño y espantoso psicópata arruine la vida dijo, desafiante-. Estima al viejo.
de un viejo decente sin que yo haga nada al - En ese caso no hay nada en lo que no
respecto... crea --d ijo Sis-. Ahora, si no fue David con
-Cálmate, Sis, déjame que yo me encargo seguridad él sabe quién lo hizo. ¡No pe~ará
de esto -dijo Alison y se dirigió a Terry-: que se trata de una mera coincidencia, verdad/
Me temo que no puedo dejarlo llevarse nada ¡N o me saldrá ahora con que una manada
sin una autorización escrita. completamente distinta de vándalos terminó
- Pero si me lo dijo a mr --dijo David. por lleg<~r cxacramente al mismo aparta memo
--Sí, le pidió el favor. Quiere ver algo - y que lo destrozaron porque sr, cierto/ Porque
dijo Terry asintiendo con la cabeza. S I eso es lo que me va a decir, déjeme decirle

Alison soltó un suspiro. Sentia a Sis bufando que la verdad es que usred es aún más tonto
como un toro a sus espaldas. de lo que parece.
-Lo siento, no pueden llevarse nada. Voy Diciendo estas pa labras se retiró, recogió
a decirle qué voy a hacer, sin embargo. una maraña de vidrios rotos aún pegados al
Díganme qué es lo que quieren y yo, perso- marco de un cuadro y lo expuso en alto.
n:~lmente, se lo entrego al señor Alveswn - Terry sacudió los hombros.
dijo y, subiendo un poco la voz para beneficio -No fue David - repitió y se largó de allf.
Todo lo que sabfa era que David dijo que no
In h 1l•ía hcchn y que el sro'or Alvcston elijo - Alguna vez lo supe, estoy seguro. Esa cara
111 1 '·"·1d no lo había hecho y no era hora me solla ser tan conocida como la mla. Pero se
'""' en JuJa b palabra Je ninguno de esfumó, del todo. ¡Qué cosa más extraña!
1unquc él mbmu no c~tuvicrc-t tan Fue en ese momento cuando le pidió a Da,·ld
1 " 11<xlía creerle< o no. que por favor le trajera el álbum de fotografías
del apartamenro. Estaba seguro que allí había
1:.1 ,..,n "Alve,ton no había ,ufrído lesiones una fotografía del muchacho. Quizá incluso
tn:>yorc~. Nada Je hueM" rutn' o cosas por el estuviera registrado su nombre. Pero, al día
1<• !57
, 1 In l labía sufrido una .<cría ~<1cudida y estaba soguiente, cuando David volvió para averiguar
' ' " 1 1 LU de moretones pcru w do parecía si Alison le había entregado el álbum, el señor
111 '•··¡~ r t¡Ul', en un?. ')do< 'emanas, ya estaría Alveston estaba tan enfermo que no se le
d<· nucl'o en pie. Sin embargo. las cosas no perm itió verlo.
ucurncron así. Al comienzo, nadie quiso explicarle qué
En d tr.mscurso de la noche comra¡o una ocurría. [)a,·id se vio obligado a pedirle a su
infccuón pulmonar. l<J<Io fu~ mur rápido. Para padre que por favor llamara por teléfono. El
el dra >Jguicntc, la infcccoón se habb conver- señor Alveston estaba en cuidados intensivos.
tido en neumonía. Y pronto pesaba >Obre él la -La neumonía, a esa edad, puede ser muy
posibilidad de que nn sobrcvivicrn hasta el fin grave. Es posible que no logre salir con vida
de semana. - le dijo Terry-. Y no hay nada que podamos
David no lo podía creer. Cuando lo visitó hacer.
en el hospital al día Sig-uiente de los hechos, el Y como si eso fuera poco, la policía volvió;¡
señ<>r A h·c,ton esraba páhJo pero no parecía golpear la puerta de David. Esta vez el proble-
muy enfermo. David le había traído uvas y ma era mucho más grave. En este caso, se
libros 5acadas de la bobliotcca púhloca con letra presentó una mujer polida... mucho más ama-
grande para que los pudiera leer... el señor ble que el oficial anterior, o por lo menos así lo
Alvcston no podía con la letra menuda. pareda. Quería saber en dónde había estado
Habían hablado con ent usi¡osmo sobre el David mientras destrozaron el apartamenro.
muchacho fantasma y lo que este había hecho -Estaba aquí, conmigo, cuando recibimos
lq que ~tgnificaba todo aqwllo. El ' eñor la llamada -se apresuró a contestar Terry.
"Ston c'raha seguro de qul' con,>da al -Esta vez no fui yo -insistió David- . ¡No
1.11 1sma --o me¡or, de que alguna ve: lo se lo dijo así el señor Alveston 1Él mismo vio a
c'm JCIÚ- ('(:ro por más csfucr:u que h1zo no otra pcrwna.
puJ • rccunl.~r de llULén •e (r.l!ilh.l.
- "'\11 Cll C: l ~(.;l0 1 CMJ UlJU 1 ~d.Ut: I IIV;, Y,UL lld U i d -L.J ;,t;UUl 1""\.l Vt:~ LV ll UlJU 4UI:- HdUld VI:,LO d

01 ~" ' uchacho dentro del apanamento. Pero otra persona y que no era David -dijo Ali-
,, no sabemos es si estaba solo o no, David. son- . La policía ha tomado muestras de las
. \1' •m, a juzgar por el estado de las cosas allí, huellas dactilares y examinado el apartamento.
• , ra rece indicar que había más de una Si David está diciendo la verdad, no t iene nada
1 rsona involucrada en los hechos. que temer. Con todo, sería muy bueno si logran
ilJe manera que así era la cosa! Creían que dar con el jovencito responsable.
David también había estado ahí, escondido. David pensó para sus adentros que eso no
1!;8 - La puerta estaba cerrada con llave -dijo iba a ser nada fáciL Se convertiría en el primer 159
la mujer policía-. Las salidas de la ventilación fantasma arrestado en la h istoria de la policía.
selladas. Quienqu iera que lo haya hecho tuvo Si el señor A lveston llegaba a morir, ¡quién lo
que echar llave al sa lir. Sabemos que aquí hay defend.ería?
una llave, al cu idado de tu pap;1, ¡sabes de
alguien más que pudiera tener una llave? La semana parecía no acabarse. Terry
David chasqueó los labios: llamaba todas las tardes. Los primeros días de
-No, ni idea -d ij o, y comprendió de la semana describieron la condición del señor
inmediato que nadie se lo iba a creer. Alveston como 'crítica'. Un par de días después
-P ie nsa -dij o la mujer po licía con como 'descansando tranquilo' y pensaban que
frialdad. pronto se pondría mejor, pero a la noche
¡Pero qué pod ía decir? No podía dar la siguiente recayó en la 'condición crítica' y
explicación del fantasma. ¡Quién diablos iba David se convenció de que no lo vería nunca
a creer semejante cuento? Esta vez todo estaba más. Pero entonces volvió al 'descanso' para
muchísimo más complicado. Como la mujer luego entrar en 'recuperación estable' hasta
policía se encargó de señalar, el pobre viejo q ue por fin 'volteó la esquina' y dijeron que lo
podía morir por la caída que sufrió. Y este delito peor había quedado atrás. Lo iba a lograr.
tenía nombre: homicidio no premeditado. Pasaron diez días desde que David lo visitó por
Unos pocos peldaños por debajo de asesinato, primera y única vez en el hospital hasta que le
de homicidio a secas. permitieron volver a verlo.
Dav id pasó la semana que siguió en estado El señor Alveston yacía recostado sobre las
il .;hock. Y también Terry. Estaba aco,.tum- almohadas y parecía un pedazo de cuero. A
!-raclo a ver a David metido en problemas. pero pesar de lo pequeño que era, daba la impresión
esto era distinto. Habló con la policía y habló de que no podía mover el cuerpo. Todo lo hada
con Alison. Esta última lo tranquilizó un poco. tan despacio. Cuando movió los ojos para

- - -------
di1 igi• la mirada a Dav id fue como si estos - Mira la cuarta página. A llí lo ve1ás y lo
n,,t.u.m lentamente en su dirección. Levantó reconocerás.
1.<uiJ<·:a romo lo h acen las tortugas. Parecía David hizo como se le ordenaba, nbrió la
1111 '<." r que huhiera empezado In vida hace página y, en efecto, desde allí lo miraba fijo el
11 w o. pero mucho tiempo atrás y que ya rost ro del fantasma. Era una foto en blanco y
, .cn:aha a quedarse sin aliento ni tiempo. negro, vieja y algo desreñ1Ja, pero muy clara.
!::>aludcí a David y a Terry con una sonrisa y El muchacho estaba de pie recostado contra
ahuecó el borde de la cama con la mano para un muro de ladrillo, agarrándose una muñeca
160 m.licarle a David dónde se debía sentar. Terry con la otra mano y ob;ervando la dmam. 161
,e ubicó d.: pie aliado de la cama y le mostró Llevaba el pelo cono a lo~ lados y un mechón
una sonrisu vaci lame al viejo. crespo sobre la frente. Tenía puesto un chaleco
-Qu~ bueno verlo -dijo Tcrry- . Por un sobre una camisa arremang.tda y unos panta·
momento pensamos que se nos iba. Iones conos que le llegaban hasta las rodillas.
El señor Alveston sonrió de vuelta y alzó la Pareda mirar a rmvés de los a•1os con expresión
mano frágil: seria, d rostro ligeramente inclinado como si
-Quiero irme -susurró el viejo-. No la cámarn lo pusiera nerviuso. Su cara larga, el
saben lo mucho que quiero irme, pero no asomo de ojeras y los grandes diente> parejos
puedo. y blancos... sí, él era, sin duda: el muchacho
Terry forzó un gesto de comprensión y volteó que se había convenido en fantasma.
los ojos nerviosos a David. Hahlar sobre el - ¡Es él, verdad! -pre¡¡untó e l señor
deseo de morir delante de su hijo lo pon ía Alveston .
nervioso. -sr, es él. ¡De quién se tram!
-Bueno -dijo el señor Alve<ton al tiempo - No rengo ni la menor 1dea.
que le daba unas pa 1madi ras a la mano de - i Pero tiene que saber, ;cñor A 1ves ton !
David que de~cansaba sobre las cobijas- . El -Debería saber, tienes rozón . Es más, al-
libro. Supongo que has estado muy preocupado guna ve: ruve que saber, pero ahora no lo sé.
pensando que nunca te ibas a enterar. Está Borrado. Déjame decirte una cosa. Tengo,
sobre la repisa. Alcánzalo. bueno, solfa tener, una memoria maravi llosa.
J1avid se inclinó hacia la repisa que estaba Todo el mundo lo decía. No para dónde dejo
, do de la cama y pronto vio el a,bum las cosas ni nombres ni fechas y ese npo de
, ,'pastado de rojo que Alison G rey le había asuntos, pero sf para la gente. Nuncu olvid<.
llevudo al señor Alvesron. una cara. Sin embargo, cuando muo de pensar
en t'•tc rilitro, no se me viene onda a la c¡1hcza. 1.,.. • Y• !J''- •"' IV '-lliC: t:ll 1t:iJ JIU:.tU CSUlO:t f'lt?fisando
U n<~ p:ígina en hlanco. era en al¡¡o mu)' grave.
El v íior Alvesto n volvió a mirar la página Pcnsaha
• . que si e<te ,., "' lhre ,,,·c¡·o e reta. que
lid :ílhum. h a b la Sido un fanrasrna el que a~· '
~ ..... ..,t,con~u
- No, es inútil, es como si me hubieran apa rtn~cnto. nnda en el mundo convencería
,.,,hndo algo. ,, la pol•cía de que, cuando el viejo les dl¡cra
- Perdó n que los imerrumpa pero ¡hay algo que no fue David el que dcstro·o· el a
• p:lrta·
de In que yo nn estoy enterado' - pregunt6 mento, decía la verdad.
162 Tcrry, que no le veía ni pies ni cabeza a la -:-En fin, ver un fantasma no es una co-a 163
conversación. tan musual después de todo, pero en este C'lsu
El seño r Alveston sonrió y le dirigió la hay un problema, ro tengo un problema. Es;oy
mirada: -cguro de que es re fantasma es qllien me retil'ne
-Sí señor. Tu pobre padre no tiene ni la m este mlmdo. He recorrido un camino muy
menor idea de lo que es ramos hablando. Pues largo y hay una puerta que no logro alcanzar
verá, Terry, nosotros dos h emos visto un por la que tengo que cruzar para poder de.
fantasma. Sí. sí señor, me escuchó bien. Un ~Mvd h ¡ar
• 1 a, y este mue acho- esre fantasma -
fanrasma. David lo vio mientras jugaba dentro ~ mterpone en mi camino. Deseo tanto poder
de los conductOs de la ventilación. Y también lega~ aUí. ; Me entienden! Cruzar esa puerta
yo lo vi. Fue el fantasma que acabt~ con mi e. la ulnma tarea de mi vida y él no me crmi
ap:~rtamento. Ah, y:¡ veo que no me lo cree. ~cerio. P te
Bueno, ¡por qué hahría de creerme! Usted es El senor Alvesto n ven ía hablando co
una persona con los pies bien pues ros sobre la erda~ero entusiasmo pero en este pum~
tierr-.t, una persona de este mundo. A lgunas :-eclmo la cabeza sobre la almohada y cerró los
veces las personas muy jóvenes y las muy viejas - <"~S. La pequena charla lo había de¡ad~
pueden ver cosas que la gente en la mirad del f"'Chausto. ·
camino no puede entender. Le aseguro que -Mira... estamos asustando a ru padre_
estoy diciendo la verdad y nnda más que la ~ 0 el señor Alvesron con una sonri~ 1
verdad. -:zrecerdivertido-. ¡Pobre Terry! -agreg6 h:.
En este punto se rió al ver la expr!'Sión de "'ndo una ~eña l con la mano para qur 'e
Tnry y continuó: ercara_n Y as( poderl es hablar en susurrt>s.
-Soy un anciano al final de mis días. ¡Para -Qu1ero pedirle un favo r, a ambos. QUier;;
qué habrla de mentir? averigüen quién es ese muchacho de la
- No, por supuesto, si usted lo dice -dijo . ). Busquen en mis otros álbumes de
h•f<'J-!rmm~ . •cugu tl lllt..lla' llltu ~. \....JUU.c.t c:: : u .. A la entrada del hospita l Terry le dijo a
, tK'llltc•n "' nomhrc. Tengo que saber de quién David que lo esperara junto al auto.
~ lrcl ... -Quiero hablar con la enfermera -le dijo.
t_., prumcro-<lijo ll;wttl- . Pero tendrá -¡Por qué no puedo ir contigo!
'"' decirle~ que nc>S Jejcn entrar. No nos -No siempre hablan con franqueza cuando
. _lt·jaron ni m:crc~rnos a swi co~HS la úlcima vez. hay nif'los por ahí -<lijo Terry.
El sci'\or Alveston <OSin ti6 cnn la cabeza. Quería saber cuál era el estado del señor
-Ayudt~ré en todo lo que me sea posible Alveston.
164 -<lijo Terry, a peAAr de que no creía una sola -En cualquier momento se nos muere 165
¡mlabm de todo lo que se había dicho-. ¡Pero - le aseguró La enfermera sacudiendo la cabe-
puedo preguntar una co~a! za-. Y para serie honesta, creo que eso es lo
El viejo l(•vantó la mano para indicarle que que él qu iere. Todo lo que podemos hacer es
sigu iem adc lanre con su pregunta. procura r que esté tlln cómodo como sea
-¡Ust~J sabe que la policía cree que posible. Sin embargo, creo que no está pade·
probablemente fue David quien hizo todo lo ciendo dolor.
que ocurriú en su apartamento! Esto último lo agregó para tranqu ilizarlo.
- ... por supuesto que no fue David ... Terry asintió en silencio aunque era otra cosa
--Sr, pero... quizá no sea muy buena idea lo que en realidad lo preocupaba. Le preocu·
decirles que el muchacho que um~d vio ... que paba David. No sabía si debía decirle que el
ese muchm:ho era un fanta<ma ... v1ejo iba a morir. Y además temía que su hijo
- ¡Hablarle a la polida de fantasmas! Por rudiera terminar en la cárcel.
Dios, no. N o soy tan tonto. f'or supuesto que Terry no creía en fantasmas pero era un
no haré eso. No se preocupe. Les diré que... hombre de palabra hasta donde le fuera
alguna buena historia. posible. Tan pronto llegó a casa se dispuso a
Terry sonrió. El señor Alveston podía sufrir cumplir con su promesa y llamó por teléfono a
uno que otro lapsus, pero cuando estaba en la Ahson Grey. Le mencionó el deseo del sei'lor
jugada era agudo como una cuchilla. Alveston de descubrir quién era el muchacho
- Trato hecho -<lijo Terry-. Ayudaré en de la foto. N o le d ijo nada, por supuesto,
todo lo que pueda. :-especto al fantasma o a la extraña historia del
:::1señor Alveston necesita ha dcsca1 .ar. Le :ouchachoque le impedía dejar este mundo al
pi. lió a David que sacara la foto del álbum, se cte¡o. Dijo que se trataba de un recuerdo <,t.IC
despidió de los dos y partieron el señor Alveston no alcanz¡¡ba a desentrañar.
Al ison dijo que iba a ver que pod1a Mt~r
aun,tuc no >abía muy bien SI quería o. ~o pruebas y por lo tanto que no se podrían for·
mular cai'J!os.
whd,orm. Sabía muy bien del mucho canno
qu•· el <eñor Ah•c,ton sentía por Da vi~ porq~e - Ahora, eso no significa que David no lo
él mismo se lo hnhfa dicho. A [lav•d vema haya hecho - le habla dicho el inspector de
dénJ ,,Io pnr lo menos una vez ll la semana poiicía-. Sólo que no lo podemos probar.
dumnte y;~ un hucn p:~r de mc,es y estaba Sis, por su parte, imaginaba lo peor de
David.
segura de que Jo conocía lo suficientemc~,te
166 bien como para aseverar <tue Dav1d rambacn - Lo único que quiere es escarbar emre las
le renfa cariño al viejo. Sin e mbargo, era cosas del señor Ah·eston para robarse algo- 167
imposible pensar que el último atmpello que dijo cuando Alison le comentó que David
había sufrido el aparwmenw del se ilo r querfa buscar una foro--. Que, emre otras
Alvcston no tuviero n:~cla que ver con Dav1d. cosas, fue la razón por la que devastaron el
ErA demasiada coincidencia como para poder lugar: lo destroznron en busca de objetos
creer en ella.
,·aliosos.
La polida le habfa conrado en privado que Alison suspi ró:
las posibilid:~des de que David fuera llevado a -Pero si el señor Alveston le tiene tanto
juicio a raíz del asalto eran muy remotas. Fuera cariño. ¡Qué puedo hacer /
de la declaración del señor Alvcsron en el -El muchacho se aprovechó del viejo.
sentido de que otra persona había sido. la -El señor Alveston no es tonto -señaló
responsable, algo no había marchado muy b1en Alison- . Tan astuto como tú en uno de sus
buenos días.
con las pruebas dactilares. El apartamento
esraba cubierto de las huellas dactibres de un -Cierto, de acuerdo, pero últimamente no
niño que todo el mundo estab.1 sc¡¡uro serían ha tenido much os de esos 1verdad! -dijo Sis.
las de David. Pero, cuando las examinaron de Era cierto. El señor Alveston sí se había
cerca, descubrieron que no renían nada que recupe rado de la neumo nía pe ro habfa
ver. De hecho, paredan ver,ione:. en mmmtura quedado atrapado en un extraño mundo entre
de las huellas del señor Alvesron, cosa que, la vida y la muerte. Pasaba mucho tiempo
porsupuesto , no era posible· Algo d~l,iófallar dormido pero era un sueño intranquilo. No
al hacer las pruebas. Encomra ron tlgunas parecía reconocer la diferencia entre el pasado
pocas huellas de David, ~ro ~stas parecfan ,. el presente. Con frecuencia resultaba d ificil
haber sido dejadas antes de que destruyeran saber si le estaba hablando a uno o si algún
el apHrtamcnto. Eso significaba que no rcnfan recuerdo se habra apoderado de su cabeza con
<anta intensidad que habla borrado el aqul y

-- - --
elnhorn. Con todo, cuando sí .e daba cuenta nuevo no pudo menos que estar a~ acucrao
Jc In que ocurría a su alrededor, ern de una con ella.
lucidc: impresionante. Tran!K:urrieron un par de días más en los que
- El orrodí8 me dijo que era como perderse Alison eludió a David y a Terry sin saber muy
en un labcrinro enorme dcnt:ro del cual se a pe· bien qué debía hacer. Luego recibió una
lurom1ba todo el pasado y el presente --dijo llamada de Terry en la que sugirió, que, si no
Sis-. Dijo que cm como correr de aquí para confiaba en David, quizá le fuera posible rrner
all:í, sin ron ni son, en busca de una salida que ella misma los álbumes. Dos días después, para
168 169
lo condujera de vuelta al presenre. Y luego felicidad de David, Alison se apareció en la
agregó -en este punto Sís bajó el tono de la puerta, con un pila de álbumes, de casi medio
vo: porque lo que había oído la asustó--... met:ro de alto, en los braws.
luego dijo que cada vez era más y más difícil ....,Al parece r el señor Alveston sacaba
encomrar el presente. muchas fotos --dijo.
- Es el caso más extraño que jamás me haya Los álbumes estaban llenos de gente. Era
tocado - dijo Alison-. No he llegado a increíble pensar que una persona que había
conocer a nadie capaz de reflexionar sobre lo llevado una vida tan rica y plena terminara
que le está ocurriendo con tama lucidez. tan solo. Terry hizo té, trajo un plato con
- ¡Has visto lo mucho que lo ah·era su galletas y se sentaron todos alrededor de la
niñez? - preguntó Sís-. El otro día que lo mesa a examinar los álbumes. Fue un trabajo
visité se despenó. me miró y me dijo: "La perdí, largo. Una y otra vez alguno creía haber encon-
Sis". Cu:lndo le pregunté que qué era lo que trado al muchacho y una y otra vez resultaba
había perdido. me dijo: "Mi niñez. La perdí". que no era. Había demasiadas fotos de genre
Alison se frotó la cara con las manos, que se le parecía un poco pero no lo suficiente.
inquieta. -Debe ser un pariente --dijo A lison, como
-Quiz.á sea por eso que quiere que David preparándose para la cacería.
averigüe quién es ese muchacho. Uno tras otro los examinaron 105 viejos álbu-
Sis no tuvo más remedio que reconocer que mes, página por página, y 105 hadan a un lado.
el señor Alvesron sí le había pregunrado que Sólo hasta cuando llegaron al más viejo de
si David ya habría descubterto quién era el todos, aquél que contenía algunas pocns
muchacho de la fotografía. fotografías desteñidas y borrosas de cuando el
-Pues todo parece indicar que la cosa es señor Alveston había sido niño, sólo en torces
muy importante para él--dijo Alison, y Sis de tuvieron algún éxito.

--
···-~-"' - - --- - ... .
-:.;.: __..
- - -
Fue Tcrry qu ien lo encontró: -¡Cbarlie, Thomas, Eric, Rohert u Owcnl
- ¡Lo tengo! -exclamó. -preguntó Terry-. ¡Cuál será/
David se acercó para ver y, en efecro, ahí Alison se aproximó para mirar la foto de
,•,rah~. el muchacho que se había convertido
cerca.
,.n fanro>ma, de pie, al lado de una niñita -Roben - dijo-. Roben, ese es su
,enra,la en un cochecito. Ambos miraban de noml>rc.
frente hacia la cámara y ambos sonreían ... el -¡El de quién/
niño, con timidez, pero la niña con el rostro -El del señor Alveston. Se llama Robert.
170 ahaJo y resplandeciente de dicha. 171
¡Dios mío! -exclamó Alison llevándose una
-¡Hay algún nombre por algún lado/- mano a la boca-. No puede se r, o ¡será
preguntó Alison. posible/ ¡Ay, Dios mío, es espeluznante!
Tcrry sacó la fotografía de donde estaba y la Ylo era. Observaron otra fotos del se•1or
vo lteó pero por dcwls no había nada. La Alveston en distintas etapas de su vida. Ahora
búS<:¡uctb continuó. q~•c era un hombre muy, muy viejo, ya el
Para cuando ya caía la tarde tenían no rarecido no resultaba tan claro pero en las
menos de cinco fotos del niño rero no habían fotos en las que se veía más joven el parecido
[!Odido resolver aún el misterio. Y entonces se era obvio y claro. Se trataba de la mismísima
saa~ron el gordo. Esraba en una foto que varias cara. El señor Alveston era el fantasma.
veces había escapado a su atención porque era Alison empezó a llorar. Se secó las lágrimas
de un grupo de gente y por lo tanto el rostro con un Kleenex.
cm demasiado pequeño para reconocerlo bien. -Olvidar la infancia de uno -dijo con vo:
Era una fotografía de familia, dos adultos entrecortad~. Cosa ran triste. ¡Eso fue lo que
sentados en sendas sillas de playa con sus hijos dijo! Dijo que había perdido su infancia. Él lo
alrededor. El muchacho estaba de rodillas con supo todo el tiempo. Lo sabía.
los brazos cruzados y esta vez con e l ceño Y los tresallf presentes sintieron el escalofrío
frunc ido . Había cuatro niñ os más: dos del misterio correrles por la espalda.
mayorcitos, de pie , a un lado; una niña senrada
sobre la arena y un bebé sobre la rodilla de la
mamá. Los nombres estaban escritos por
detrás: Charlie, Thomas, Eric, Ellen , Helen,
Robert y Owen. ¡Pero qué nombre correspon·
df~ a cada cual?
El fantasma y
el señor Alveston
13

E xisten cosas en este mundo que nos son


desconocidas y David se habla tropezado con
una de ellas.
Poco a poco empezó a comprender lo que
había ocurrido, hasta cierto punto. Fue el
mismo señor Alveston quien habla dicho que
quizá los fantasmas no emn más que recuerdos.
Después de todo, ¡no em mucho más factible
que un fantasma fuera el recuerdo de una
persona viva antes que el espfritu de un
muerto1 Los recuerdos por lo menos aún
estaban vivos.
Dentro del señor Alveston estaban los
recuerdos de todos sus vidas pasadas y uno dt·
sus recuerdos resolvió salir e ine por su lado.
ti niño en él se hahra escapado. Perdió su

- --- ----- - - --
meme >ria de un~ manera mn insospechada, que quedado sorprendado, perple¡o, aturdado
ahom d (;mrasma de ese recuerdo andaba a la cuando Alison le cont64uién era el muchacho
deri''" · Con rn:ón el muchacho se sentía tan de la foto y le rogaba a David que fuera a verlo
P''r,lidt>. Con mz6n le tenia tanto miedo al tan pronto como le fuera posible.
"icj<>. Con razón no lo dejnha partir de este - No hay n ingún problema, puede ir esta
mundc '· De morir el señor Alvestnn, también misma tarde -dijo Terry.
él muriría. Y David hizo lo que se le pidió, pero cuando
El muchacho ya había tenido su oportunidad llegó al hospital, no tuvo tripas para entrar. Se
174
de vi \'ir, pero e>t) él no lo s.'lbfa. Estaba perdido, quedó dando vuelras por la calle observando 175
perdido entre los intenninablcs conductos de las ventanas silenciosas que lo miraban de
,·emilac icín del edificio Mahogany y no vuelta y se devolvió sin haber entrado.
encomraba la m;mera de sali r. ¡Qué ocurriría El señor A lveston no podía levantarse e ir
si el viejo morfa anres de que el fantasma él mismo por el fantasma, de manera que el
hubiera ,·uelro al lugar que le correspondía! fantasma tendría que ser llevado hasta donde
¡Quedarfa condenado a vh·ir para siempre el señor Alveston. ¡Pero quién era la única otra
como una sombra tras las paredes! ¡Y qué en persona que conocía al fantasma l ¡Quién más
el caso de que el seilor A lvcston no pud iera era lo suficientemente pequeño para meterse
morir a menos de que su fanrasma estuviera dentro de los conductos y sacarlo de allí! David
de nuevo con y dentro de él!¡ Yacería entonces sabía perfectamente por qué querfa verlo el
para siempre sobre la cama en el hospiral hasta sei\or Alveston y eso no le gustaba ni cinco.
convertirse en huesos y polvo? Era un famasma peligroso. Cada vez que
David comprendió al instante que para bien David se metió dentro de los conductos la cosa
de los dos -de Robert Alveston el viejo y se puso péor. La última vez el fantasma incluso
Roben Alveston el niño -ffmmsma y hombre qu iso detenerlo agarrándolo de un tobillo y
debían hacerse uno otra vez. ¡Y quién iba a David no estaba muy seguro de que hubiera
ayudarles en ese empeño? podido escapar si no se cae aquella vez rubos
abajo. ¡Qué tal qut! el fantasma quisiera
David debió haber ido de inmediato a con- retenerlo allí para siempre? Después de todo
tarle al señor Alvesron lo que estah suce- estaba perdido y solitario, quería un amigo.
Jiendo, pero no lo hizo. Le daba pár..ro ha- Ahora, sí David llegaba a morir dentro de los
cerlo. S in embargo, al día si¡¡uieme, Alison sí conductos, pues justamente eso era lo Ql':
visitó al viejo y de vuelta a casa pasó por donde tendrra el fantasma: ur\ amigo yuc jamás lo
David para dejarle un mensaje. El viejo había abandonada, un amigo que se quedaría a !Ir con

--- . ~.-. ....


ct p:ua S 1C illl-Jt t:.. • e u tu tt\...e:t t tc'lu t td uv., atreves! ¡Después de todos los problemas en
fantasmas en el edificio Mahogany. El señor los que lo metiste y lo mucho que él te ha
Alveston no moriría jamás aunque se hiciera ayudado! ;Cómo es posible, por Dios?
cada ,·ez m~s y más anciano y David quedaría -No es una visua mía la que espera -far-
.arapado para siempre dcrrás de las paredes fulló David, casi dientes para dentro, pero su
en los oscuros y estrechos conductos de la padre estaba tan ocupado advirtiéndole que
ventilaci6n. se quedaba sin mesada, que quedaba prohibida
No, señor. David estab<l muy contento con la televisión y que no podría salir durante no
176 los conductos de la ventilación sellados Y así, sé cuantas se'manas por venir, que no escuchó 177
la oscuridad puesra a buen recaudo. ¡Pero qué nada.
hacer con el señor Alveston 1¡Y con el pobre -¡ Mira, si no vas esta misma noche, yo
fantasma? mismo te estrangulo, con mis propias manos!
Pasó una semana. David no dejaba de pre· Terry agitó sus pálidas y blancas manos de
gunrarse a quién podía recurrir en busca de oftalmólogo frente a las narices de su atribu-
ayuda pero no había nadie. ¡Quién le iba a lado hijo y se metió en dos zancadas a la cocina
creer? El mismo a duras penM se lo podía creer. a calentar un poco de té.
Esperaba que el señor Alveston fuera capaz
de dejar este mundo por sí solo, como tanto Ni modo que David se fuera a meter de
deseaba hacerlo. Pero cada nuevo día que nuevo dentro de esos conductos, no importa
llegaba se encontraba con el viejo todavía allí, qué le dijera el señor Alveston. Pero quizá sí
suspendido. Médicos y enfermeras sacudían las podfa arrímarse a una de las rejillas e intercam-
cabezas maravillados anre la fortaleza con la biar un par de palabras en privado ...
que el espírítu se aferraba a la vida y sospe- El único problema era dónde. Las rejillas en
chaban que moriría a la mañana siguiente. Pero su apartamento las habfan sellado. El corredor
llegaba la mañana y ahí seguía el señor Al- de af'uera era un espacio demasiado público.
veston, pálido, inmóvil, ceniciento y exhausto Sm embargo, se le ocurrió que sf sabfa de un
sobre sus almohadas esperando la visita de mio desde donde le serfa posible acercarse sin
David. ser visto.
- ¡No re lo puedo creer! -dijo Terry ra- No todos los apartamentos dd Mahog~ny
¡. :ando de ira cuando se enteró-. ¡Ha pasado t5taban ocupados. Algunos llevaban tamo
tás de una semana! iHM recibido mensajes nempo vad os y estaban en tan deplorable
~" los que se te implora que vayas casi todos estado que ya nadie querfa invertir su dinero
iv días y es la hora que no has ido! ¡Cómo te en ponerlos en forma. Los habían sellado con
whlas ~unquc de vez en cuando alguna gente se hubiera escapado? ¡Qué tal que en este
se C:<tl<>ha •·n ellos: gente sin techo en busc~ de momen to estuviera merodeando por este
, 1 lugar para pasar la noche bajo cubierto apartamento ?
, u:m d<l hada mucho frío. chicos buscando un No se veía nada. David introdujo la cabeza
111 ''" donde pasar un rato de juerga o que en el hueco.
•.,n pkmente derribabm1 las puertas porque no Era como meter la testa dentro de una
tenían naJa mejor que hacer. concha gigante. ¿Acaso alcanzaba a oír voces
Había un par de apa rtam en tos en esas provenientes de las profundidades o el sonido
178 condiciones en el tercer piso. de un fantasma acercándose? En este mundo 1?!
A l día siguiente Dav id regresó temprano a extraño no podía estar seguro de nada, excepto
casa y subió en el ascensor a echar un vistazo. de una cosa: que no quería estar haciendo esto.
En efecto había una puerta abierta en la mitad -¡Hola? - llamó en voz baja-. ¡Hola,
del cor redor. Se veía oscuro adentro. Se estás ahí? ¿Me oyes?
introdujo con cautela y observó. El desorden No hubo resp uesta. David permaneció
era completo. A lcanzó a ver un tendido de durante un rato muy largo trepado sobre la silla
cobijas sohre el suelo y los resros de una con la cabeza metida en los conductos. Se dijo
hoguera dentro de un balde. Había la tas de a sí mismo que si llegaba a escuchar menos
cerveza y mugre por todos lados. U n arreg~o que un susurro sacaría la cabeza de allí para
de flores de plástico descansaha sobre una ca)a nunca más volver. Pero terminó por hacer lo
de cartón y, sobre la pared, alguien bahía que todo el tiempo supo que iba a hacer. Se
pintado un dragón con t izas roja, amarilla Y metió y empezó a gatear hacia arriba en busca
azul. Hedía a holl ín, a ccrveza·ranc.a, a sudor del fantasma.
humano y a orina. El dragón desplegaba sus
alas sobre todo el espectáculo pero, con todo, Se sintió muy apretado allí dentro. Su padre
no pareda haber nadie en casa. . no dejaba de decirle que estaba creciendo, pero
Dav id pegó la oreja a la pared debaJo del esta vez resultó que era cierto y temió quedar
hu~o del conducw de ventilación pero no oyó atascado. ¡Qué felicidad le daría al fantasma!
nada. Encontró una silla vieja, la arrastró hasta Sólo pensarlo le daba escalofrío. Se detuvo y
la pared y se subió a ella. Nct tenía rt·jilla; las pensó en devolverse, salirse. Pero ahora que
oscuras entrañas del edificio colgabnt> como ra estaha dentro, estaba dispuesto a terminar
de una boca en la pared. Antes de mirar lo que había empezado, a como diera lugar, de
dentro, David se sorprendió echando una un modo u otro. Continuó arrastrándose hacia
mi rada a sus espaldas. ¡Qué tal que el fantasma las profundidades.

--"-· - ~ ---- -----·--·


l l tHHU IICgU eH J.;I1HI l.\.HI\..HI\..lv ' "-'"-'"••"

Ahno a le rocarfa ~ubir dos pisos para llegar al pudo pensar, mucho menos h~blar. Alcanzó a
·'f'<ort.uncmo d1•l señor Alveston. Alumbró con ofr la rabia cayendo estrepitosamente, golpean-
lolin tcona pero no fue mucho lo que pudo ver: do al caer cada vez m~s abajo en el comzón
o: Jc lu: <e derenla conrra la rabia que él del edificio. Alum brado por la luz inquietante
'''" '" había colocado sobre el conducto. de la linterna que rebotnba contra las paredes
l>ebi6 caer por sf sola al lugar en el que el la opacas Y metál icas de los conductos, el rostro
había puesto despué~ de que el panero la del fantasma pnrecfa estar un instante a
!RO 1 uonhó. kolómetros de distancia y al sigu lente tan cerca
Si n embargo, cuando alumbró hacia abajo, q ue, si asilo quisiera. podrla morderlo, a David. 181
d haz de luz ca fa verrigonosamcnte hMta llegar Le alcanzaba a ver los pequeo'los dientes
al sótano y nada detendría su calda en ese caso. resplandeciendo como piedras brillantes en su
Se detuvo una ,·ez m~s. Era mejor salirse de boca.
allí. Una de dos, o buscaba una tabla de madera -Me abandonaste -siseó el famasma-.
o encontraba otra manera de llegar hasta su ¡En la oscuridad! ¡Me dejaste solo!
piso en donde ya habfa algo que lo protegiera David tragó sa liva en un intento por
en caso de caer. Pero ya era demasiado tarde. recuperar su voz. ¡Qué podra decirle? Abroóla
Esta ha en camino. Si se arrepcmfa ahora, quizá boca Yla palabra que le salió, lo hizo sin que la
nunca más volvería a intenrarlo. hubiera pensado:
David se ajustó bien lo linterna en la cintura -Robcrr.
de sus jeans y trepó con todo el cuidado que -¡No ! -gritó el fantasma-. ¡Yo no, es él!
pudo por el conducto intentando no pensar ¡No me llames con ese nombre! ¡No te atrevas
en la carda morta l que tenía debajo. No había a llamarme por su nombre!
avanzado más que un par de metros cuando -Roben Alveston ~ijo David, haciendo
escuchó un súbito ruido sobre su cabeza. ~fuel'!o para que no le temblara la voz-. Esa
Estremecido por un pánico absoluto, miró es la persona que eres, ¡verdad?
hacia arriba. La tabla que lo cubrfa desapareció - ¡T ú... tú ... tú ... no re atrevas! -gritó el
con un die poderoso y, de pronto, sin más prca· funtasma lleno de ll)iedo y furia-. ¡No me ·
viso que ese, estaba mirando de frent~ el rostro llames para ese nombre! ¡Te daré una lección 1
del fantasma. ,No saldrás de aquf con vida!
Fue tal el pánico de David, atrapa,:,, , ¡n re· Y cayó sobre Dnvid como una ronelada de
rncr~s.
medio en el conducto, con el fantasma .:ncima
y debajo una ca(da de casi sei' pisos. que no Siendo como cm un funrasma, el muchacho

----
no tuvo que tocarlo. Si mplemente se abalanzó
por el tl100 COnUa UaVlU. Vt: Ut:~(tLU Ulld. gnto - ¡pop!- et rantasma voLvtu a (..;ac:r...
repentina ráfaga de viento y luego David sintió pero esta vez dentro de él. Lo sintió pasar por
d peso Je una fuerza fría que lo empujaba hacia sus mandíbulas y David cerró la boca con un
atds. El fantasma tenía la fuerza de una golpe fuerte, casi haciéndose daño en los
m<íquina y David comprendió de inmediato dientes ...
que no podía hacer nada al respecto. Se Y se hizo el silencio.
apretujó lo mejor que pudo, apretó los dientes Un segundo antes el viento rugía furioso a
y resistió todo lo que pudo pero en vano. Fue su alrededor y ahora la quietud era total. David
182 lentamente empujado hacia abajo como si se permaneció allí un rato más, justo al borde de 183
tratara de una burbuja dentro de una paja. Se la caída, preguntándose qué iba a ocurrir a
le empezó a pelar la piel en las manos de la continuación. No ocurrió nada. Con todo el
fuerza que hada, pero en vano. Un segundo cuidado y la lentitud del mundo, se dejó
más y ya alcanzaría el codo del tercer piso y escurrir hasta alcanzar el recodo transversal,
entonces ya no tendría de dónde aferrarse y por fin a salvo, respirando con dificultad por
saldría disparado, como una bala, conducto las narices. La boca la mantuvo firmemente
abajo a una muerte segura reventado contra cerrada.
el suelo en el sótano. David permaneció allí recostado tal vez unos
- ¡Jamás me volverás a abandonar' -gritó diez minutos más como esperando qué podía
el fantasma iracundo--. ¡Ahora comprenderás venir a continuación. Pero todo parecfa indicar
lo que es estar aqu í atrapado y ya verás lo que en verdad había atrapado al fantasma en
mucho que te gusta! sus entrañas. ¡O sería que el fantasma se había
David ya alcanzaba a ver el lugar donde apoderado de él? ¿Qué cosa era qué cosa 1
terminaba el tubo. Desesperado, abrió la boca ¡Quién era quién? fi
y lanzó un grito: "¡Ahoraseré yo él?" se preguntó David. "¿O
-¡Por favor no! él se habrá convertido en mf?"
El fantasma, sobre David, a su vez lanzó un No tenía n i la menor idea.
grito ahogado y cayó, como si al abrir la boca Se puso lentameme en cuatro patas, entró
se hubiera formado una fosa debajo de él. Sin en el conducto vertical y se dejó escurrir hacia
dejar de gritar, David cerró los ojc-s en una abajo. No tenía idea de quién era, ni la menor
mueca de dolon L~ego cerró la boc:~ Por un idea si era él o el fantasma quién se escurría
momento sintió al fantasma retorci0ndose por entre esa tubería en dirección a la r~jil l ~
sobre él como una sombra dura y gélida. en el tercer piso y que por fm llegó al aparta-
Cuando fue a abrir la boca para lamar otro mento en minas. Se sacudió la ropa -¡o sería
e l tantasma quten 10 ntzo!- y, ac...:tu ;:;tt:~uauu, tn el nosptcaL ya c...:.aM lt:Jmntauctu ·~ uvl <l,;)

t'l o glguien que se le parecía, salió del ed ificio de visita. Sis Parkinson hablaba con una de
y se di ~igió a la calle camino al hospital. las enfermeras. Acababa de visitar al señor
;Se ¡raraba de David que iba a salvar al Alveston.
' ·~jo ... o del fantasma que iba a matarlo? Robert había pasado uno de sus mejores días
pero igual no era ni un pálido reflejo de lo que
Era h1 más extraña de las sensaciones, no fue. Y lo más triste de todo, cosa que además
saber si uno era uno mismo o algo completa- era lo que más intranquila tenía a Sis, era que
184 185
menr.e distinto. ¡Ese par de pies que avanzaban el viejo se aferraba <J la vida sin querer hacerlo.
d.mdo pasos, uno delante del otro, eran los Le había dicho a Sis enemil veces que sólo
suyos o los del fantasma? De cua lquier modo, quería entregarse y morir.
¡qué los diferenciaba ahora que eran la misma - Y razón tiene -dijo Sis--. Ojalá Dios nos
persona? Y mientras observaba a la gente y las dejara saber cuándo nos llegó la hora, pero no
cosas en las calles que lo rodeaban - los habrá nadie para indicamos el camino.
automóviles, los almacenes, las casas, la gente - Y que se sepa --comentó la enfermera-
de aquí para allá - , David empezó a sentir que no ha habido nad ie que vuelva del más allá
quizá él mismo no era nada ni nadie. Después para decimos cómo hacerlo, ¡verdad? Es una
de todo, ¡qué diferencia había entre él y todo pena. No se nos permite ayudar a la gente a
aquello que lo rodeaba? ¡Qué era lo que hacía que dé ese último paso. Nuestro trabajo
de él una persona separada, única y distinta? consiste en ayudarlos a que sigan vivos. Todo
Se detuvo para observar los adoquines a sus lo que podemos hacer es hacerlo sentir lo más
pies. Se preguntó por la posibilidad de que cómodo que nos sea posible y dejarlo a sus
quizá él fuera esa piedra y en cambio ese ser, propios medios. Todo el mundo esperaba que
David Withington, sólo un sueño.¡ Yo miro la dejaría este mundo hace varias semanas pero
piedra o es David que me mira a mí? se pre- es como si no pudiera dar esos últimos pasos.
guntó. Entonces sacudió un poco la cabeza y Sis asintió. Fue en ese instante cuando vio
continuó su camino, asustado con la posibi- con el rabo del ojo a· ese mocoso del edificio
lidad de que, no más pensar en esas cosas, le Mahogany, tan tranquilo, dirigiéndose directo
impedirfa volver a ser él mismo por siempre a la habitación del viejo. David la vio fulmi-
jamás... que en cualquier momento se cvnver- nándolo con la mirada y entonces pegó una
tirfa en el fantasma o en un adoquín sobre la breve carrerita para entrar a la habitación .:!el
acera o en un ladrillo en una pared y que David señor Alveston antes de que ella pudiera decir
Withington desparecería para siempre. algo.
-·iM ircnme esto! tan trcsco co mo t111 ~ observar a David pero parecía incapaz de quitar
kchug1. b hom de v isita.~ yn renn inó. Déjnme sus ojos de la cara del anciano. El señor A 1-
•¡ul }•' lo pongo de patitns en la ca lle para que vesron ahuecó un costado de su lecho con un
1
... civ.cnn<ar en paz al robre viejo - vociferó par de palmaditas.
''"· -Siéntate aqur conmigo -dijo-. Sabes
l'c rn 1;, c11fcrmcra b detuvo: que debemos estar juntos, que nos pertene·
-A l ,icjo le cae bien el muchacho, déjalos cernas ¡verdad?
hablar cinco mmu tos -dijo. El fantasma, ahora perfccramentc nítido, un
186 Sis bufó indognada: 187
muchacho pálido de unos ocho o nueve años,
--Si por mí fuera, no lo dejaría ni acercarse dio un par de pasos titubeantes en dirección a
al hospotal. La ~tcnte es muy blanda con ese la cama y se sentó en donde se lo indicó el
niño -dijo y miró hacoa la puerta de la viejo.
habiración-. Puede estar h<~ciendo cualquier - Ahora sí -dijo el señor Alveston.
cosa: robándosele las frutas o los remedios, cosa Y colocó su mano sobre la del muchacho.
que no me sorprendería, ese muchacho es El f.mrnsma le dirigió la mirada a David y Davod
capaz de cualquier co:;a. le sonrió. Ahora se vela muy tranquilo. En
Dentro de la habitación, Oavod estaba de silencio, se acostó sobre la cama al lado del
pie, al iado de la cama, sonriendo con timidez. señor Alveston y, delante de los ojos de Davod,
El viejo giró la cabeza sobre la almohada con empezó a desaparecer poco a poco. Acostado
lentitud para devolverle la sonnsa. Por primera e inmóvil, simplemente se esfumó. Y todo
vez, desde que salió de casa, David abrió la
boca.
ocurrió con bastante rapidez, no pasarla más
de un minuto. Cuando desapareció del todo,
.,
- Hola, siento mucho haber tardado tanto el señor Alveston sonrió como un ángel.
-dijo. -Ahora lo recuerdo todo -dijo.
Y al hablar, él , David, escuchó dos voces que - ¡Era usted, verdad? - preguntó David.
decían la misma cosa: allr estaba, el fantasma, -Sí, era yo, todo el tiempo.
a <u lado, mirando al viejo. Entonces, miró -vagamente hacia David e
El señor Al ves ton sonrió pero no parecía ~izo un ademán como de asombro con la
··'·"r muy bien cuál de los dos era el faurasma cabeza. Luego, en silencio y sin esfuerzo, dejó
11 vid. caer la cabeza sobre la almohada y se durmió.
í, sr, yo sabia que volverlas a casa-dijo David permaneció de pie observandCl Al
, •·otj0 pecho del viejo subir y b;ljar, subir y bajar. Sabia
El faut,lsma quiso volver su mirada para· que ya nunca más se despertaría. Allí, de pie,

-- ·- - - - - ----
..,.. ~;: 1,. u •uu ;,t: \_·u ao <l tHn ;u, a uonu ragn m;1s qu e
no s~hra rnuy bien r< •r quién corrían, si por él
mis mo '' p<>r e l muc hac ho o pnr el scr1or
A lvestnn ... im¡l<)si hl~ S<•hc rlo .

189

. .

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