Está en la página 1de 11

CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE

DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017


DE LA REPÚBLICA LIMA

Absolución por duda razonable


Sumilla. En la fase de valoración o apreciación
de la actividad probatoria, aun cuando se
advierta prueba de contenido incriminatorio, de
llegarse a generar en el ánimo del Juzgador
duda razonable y/o fundada respecto a algún
hecho relevante implicado en la acusación, el
Tribunal debe absolver en virtud del principio in
dubio pro reo, lo cual implica que la presunción
de inocencia del acusado se mantiene incólume.
Ello obedece, centralmente, a la jerarquía
constitucional del referido principio en tanto que
tiene como finalidad garantizar que la restricción
del derecho fundamental a la libertad individual
sea siempre de forma excepcional. En tal sentido,
el grado de certeza respecto a la prueba de los
hechos materia de imputación –que se requiere
para la expedición de una sentencia
condenatoria– solo se adquiere si no se presenta
duda razonable sobre el particular. La absolución
por in dubio pro reo implica ausencia tanto de
certeza positiva como de certeza negativa: así
como no se puede afirmar más allá de toda
duda razonable la comisión del hecho imputado,
tampoco se puede descartar su acaecimiento.

Lima, dos de julio de dos mil dieciocho

VISTOS: el recurso de nulidad formulado


por el abogado defensor de la parte civil contra la sentencia expedida
el ocho de septiembre de dos mil catorce por el Colegiado A de la
Segunda Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte
Superior de Justicia de Lima, que, en proceso sumario, revocó la
sentencia expedida el veintidós de mayo de dos mil trece por el
Décimo Cuarto Juzgado Penal-Reos Libres de la misma Corte, que
había condenado a Melanio Valenzuela Suárez como autor del delito
contra la libertad sexual-actos contra el pudor en menores, en agravio
de la menor con iniciales M. D. L. A. Z. R., le impuso seis años de pena
privativa de libertad y fijó en cinco mil soles el monto a pagar por el
sentenciado a favor de la menor agraviada por concepto de
-1-
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

reparación civil; y, reformándola, absolvió al referido encausado de la


acusación fiscal formulada en su contra por el citado delito.
Intervino como ponente el señor Juez Supremo Sequeiros Vargas.

CONSIDERANDO

PRIMERO. AGRAVIOS EXPRESADOS POR LA RECURRENTE


La parte civil (impugnante) sostuvo como agravios que:
1.1. El Tribunal Superior valoró indebidamente y de modo sesgado el
caudal probatorio. Se restringió únicamente a la sindicación de la
menor agraviada y soslayó el protocolo de pericia psicológica –que
concluye reacción ansiosa en la menor compatible a estresor sexual–, el acta
correspondiente a la diligencia de ratificación de dicha pericia y la
declaración testimonial de Ana María Rodríguez Herrera, con lo
cual se corrobora la sindicación de la menor agraviada y,
consecuentemente, se desvirtúa la presunción de inocencia del
procesado.
1.2. Se vulneró el debido proceso. Se cumple con las garantías de
certeza del relato incriminador de la víctima establecidas en los
Acuerdos Plenarios número dos-dos mil cinco/CJ-ciento dieciséis y
número uno-dos mil once/CJ-ciento dieciséis, referidas a la
ausencia de incredibilidad subjetiva, verosimilitud y persistencia en
la incriminación.
1.3. Solicita que la sentencia absolutoria sea declarada nula.
Se precisa que esta Sala Suprema conoce del presente recurso de
nulidad porque se declaró fundado el recurso de queja excepcional
interpuesto por la defensa técnica del encausado luego de que la Sala
Superior declarase improcedente el recurso de nulidad. En la Ejecutoria
Suprema que resolvió dicho recurso de queja excepcional –fojas noventa y
ocho a cien del cuaderno de queja–, como producto del análisis efectuado, se
-2-
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

concluyó que la sentencia de vista devendría en ilógica (motivación


defectuosa); no obstante, se precisó que ello era en principio y con cargo a
una apreciación con el conjunto del material probatorio.

SEGUNDO. HECHOS MATERIA DE INCRIMINACIÓN Y DELITO POR EL CUAL


SE ACUSÓ AL PROCESADO
De conformidad con el respectivo dictamen acusatorio (fojas ciento

sesenta y seis a ciento sesenta y siete) y el dictamen fiscal supremo (fojas diez a
trece del cuadernillo del recurso de nulidad), los hechos materia de
incriminación consisten en que se imputa a Melanio Valenzuela Suárez
la comisión del delito contra la libertad sexual-actos contra el pudor en
menores, en agravio de la menor identificada con las iniciales M. D. L.
A. Z. R. En julio de dos mil cinco, ante el viaje realizado por el
procesado, la menor agraviada decidió contarle a su madre que su
conviviente (el encausado) le había efectuado diversos tocamientos, los
cuales consistieron en que frotó su miembro viril en el cuerpo de la
menor y la obligó a que besara y tocara su órgano sexual. Tales
hechos se habrían estado realizando desde que la menor tenía siete
años de edad hasta, aproximadamente, los dieciséis.
El representante del Ministerio Público subsumió los hechos en el
referido delito sexual (artículo ciento setenta y seis-A, numerales dos y tres);
asimismo, consideró de aplicación la circunstancia agravante
específica del último párrafo de dicho precepto normativo:

Artículo 176-A.- Actos contra el pudor1:


El que sin propósito de practicar el acto sexual u otro análogo, comete un
acto contrario al pudor en una persona menor de catorce años, será
reprimido con las siguientes penas privativas de libertad:

1 Texto normativo conforme a la Ley número veintisiete mil cuatrocientos cincuenta y


nueve, publicada en el diario oficial El Peruano el veintiséis de mayo de dos mil uno
(aplicación por criterio temporal).
-3-
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

[…]
2. Si la víctima tiene de siete a menos de diez años, con pena no menor
de cinco ni mayor de ocho años.
3. Si la víctima tiene de diez a menos de catorce años, con pena no
menor de cuatro ni mayor de seis años.
Si la víctima se encuentra en alguna de las condiciones previstas en el
último párrafo del Artículo ciento setenta y tres […], la pena será no
menor de ocho ni mayor de doce años de pena privativa de libertad.

TERCERO. EXAMEN JURISDICCIONAL DE AGRAVIOS


3.1. Si bien en los actuados constan elementos probatorios de cargo
que, de cierto modo, refrendan la sindicación de la menor
agraviada, ciertamente circunstanciada, contra el encausado,
en el sentido de que este la habría agredido sexualmente desde
que tenía siete años de edad, conforme se consigna en la
acusación fiscal; también, de los propios actuados, se tienen
datos probatorios de descargo que generan duda razonable
acerca de la responsabilidad penal del encausado por los hechos
incriminados.
3.2. En efecto, como tales elementos probatorios de cargo se tienen
los siguientes: i) el Protocolo de pericia psicológica número cero
cuarenta y cuatro mil ciento cincuenta y cinco-dos mil cinco-PSC-
VF, que concluye que la menor agraviada presenta reacción
ansiosa compatible a estresor de tipo sexual (fojas veintiséis a
veintiocho); ii) el acta de ratificación del referido protocolo de pericia
psicológica (fojas ciento treinta y cinco a ciento treinta y seis), en la cual
consta que el psicólogo Elmer Amado Salas Asencios, quien
había suscrito el referido documento pericial psicológico, lo ratifica
y explica su contenido; y iii) las declaraciones de la madre de la
menor agraviada, Ana María Rodríguez Herrera, quien da

-4-
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

cuenta del hecho a partir de lo que su menor hija le narró (fojas


sesenta y nueve a setenta y uno).

3.3. Sin embargo, en los actuados también se verifica que la


explicación que brindó el encausado en su declaración instructiva
(fojas cincuenta y tres a cincuenta y seis) respecto al motivo de la
denuncia y a los hechos que se le incriminan –según la cual convivió con
la madre de la menor agraviada y con esta desde mil novecientos noventa
y cinco hasta marzo de dos mil cinco, fecha en que decidieron distanciarse por
razones laborales, ya que él se iba a Amazonas a trabajar; que en junio de dos
mil cinco dejó de comunicarse con Ana María Rodríguez Herrera; desde que
había viajado a la selva no la acudía económicamente; que entre marzo y
abril se acercó al centro educativo de la menor agraviada a matricularla y
descubrió que se adeudaban seis meses de pago, y se negó a realizar dicho
pago en tanto que no tenía dinero y la madre de la menor agraviada y esta le
habían dicho que la pensión de medio año la iba a pagar el padre biológico de
la menor, por lo que esta lloró y dejó de estudiar; que la menor agraviada tenía
problemas de sobrepeso, por los cuales recibía tratamiento psicológico; y,
finalmente, que considera que la denuncia fue presentada por la situación
económica que afrontaban la menor agraviada y su madre; que ellas creían

que él las había abandonado y no volvería, lo cual no es cierto– se refrenda,


en cierta parte, con las declaraciones de la propia menor
agraviada, de su madre –la denunciante– y lo obrante en el
expediente.
3.4. Así, respecto a Ana María Rodríguez Herrera, madre de la menor
agraviada, de su manifestación policial realizada el siete de
septiembre de dos mil cinco (diecisiete a dieciocho vuelta), ratificada
en su declaración testimonial brindada en fase de instrucción
(fojas sesenta y nueve a setenta y uno), se tiene que señaló que se
encuentra desempleada, por lo que no percibe sueldo alguno;
que, con el encausado, fueron convivientes durante diez años,
desde enero de mil novecientos noventa y cinco hasta abril de

-5-
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

dos mil cinco, y vivían en compañía de la menor agraviada; que


tomó conocimiento de los hechos porque se los contó su menor hija
a fines de julio de dos mil cinco en una situación de angustia; que
realizó la denuncia recién el veintitrés de agosto de dos mil cinco
porque primero solicitó ayuda a la ONG Manuela Ramos, entidad
que la derivó al programa Mamis del Hospital del Niño, en el cual
su menor hija recibe tratamiento psicológico; que se alejó de su
conviviente, momentáneamente, por razones de trabajo, mientras
tanto ella trataría de encontrar trabajo y él la iba a ayudar
económicamente; que desde el diecinueve de abril de dos mil
cinco, día en que su conviviente se fue, se venían comunicando
telefónicamente, pero desde mediados de julio dejó de saber de
él.
3.5. En cuanto a la menor agraviada, de su manifestación referencial
realizada el nueve de septiembre de dos mil cinco con la
presencia de su madre y de la representante del Ministerio Público
(fojas diecinueve a veintiuno), se tiene que no solo narró el hecho;
también señaló que vive junto con su mamá y el encausado
desde que ella tenía cinco años, aproximadamente; que no
saben nada del encausado, a qué zona de la selva se fue a
trabajar; que, por el momento, no está haciendo nada, dejó de
estudiar cuando cursaba el cuarto año de secundaria porque su
papá no pagó el colegio y no le aceptaron su inscripción en
quinto de secundaria; que le contó a su madre los hechos porque
no soportaba el peso emocional; cuando el encausado se separó
de su madre se sintió más segura y decidió contárselo; y,
asimismo, que su madre se separó del encausado por razones
económicas; este había perdido su trabajo y se fue a la selva a
trabajar; no obstante, iba a volver en el mes de octubre y durante
-6-
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

el tiempo en que iba a permanecer fuera de Lima se iba a hacer


cargo de ellas, con lo cual no cumplió.
3.6. Como se puede advertir, tanto la menor agraviada como su
madre hacen referencia a que el distanciamiento o la separación
con el encausado fue por motivos económicos y no era definitivo.
Dan cuenta también de la crisis económica que afrontaban al
momento de la denuncia, de lo cual incluso resultó que la menor
agraviada había dejado de cursar sus estudios escolares por falta
del pago correspondiente; todo lo cual coincide con lo sostenido
por el encausado.
3.7. Asimismo, respecto al momento en el cual la madre de la menor
agraviada tomó conocimiento de los hechos, según ella misma
refiere, fue a consecuencia de que dicha de menor se los contó a
finales de julio de dos mil cinco, esto es, poco tiempo después de
que –conforme lo indicaron también ella y el propio encausado– dejaron de
comunicarse telefónicamente (junio-mediados de julio del mismo año).
3.8. Por ello, existe cierta base para sostener que en la presentación
de la denuncia medió y fue importante el desamparo económico
en el que se encontraban la menor agraviada y su madre, sin
poder descartarse un móvil de venganza al caer en cuenta de
que el encausado las estaba abandonando en dichas
circunstancias; todo lo cual hace dudar fundadamente acerca
del hecho materia de incriminación, tanto más al advertirse
ciertas inconsistencias o incoherencias en las declaraciones de la
madre de la menor agraviada y de ella misma, algunas de las
cuales se señalan a continuación.
3.9. En efecto, en cuanto a Ana María Rodríguez Herrera, no se
observa que conste en los actuados la historia clínica del Hospital
del Niño (programa Mamis) correspondiente al tratamiento
-7-
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

psicológico que recibió la menor agraviada como consecuencia


del hecho, a la que hizo referencia en sus declaraciones. Al
respecto, debe señalarse que, conforme al Atestado policial
número cuatrocientos sesenta-cero cinco-VIII-DIRTEPOL-DIVIFAM-
COM.MUJ.CAVIFAM-LIMA (fojas diez a dieciséis), se ofició al Hospital
del Niño a efectos de que informe al respecto, sin que se haya
obtenido respuesta alguna. Así las cosas, no puede descartarse que
dicho tratamiento psicológico en realidad guarde relación con
problemas de peso, conforme lo señala el encausado en su
declaración instructiva.
3.10. Del mismo modo, no se explica por qué si –conforme indica la testigo
Rodríguez Herrera en sus declaraciones– su menor hija le tenía mucha
confianza, no le contó el hecho con anterioridad. Si bien indica
que supo que el encausado la amenazaba, de todos modos lo
coherente con un estado de angustia –como en el que se encontraba
la menor agraviada, según alega– habría sido que se lo cuente ni bien
el encausado se fue a trabajar a la selva, esto es, en abril de dos
mil cinco y no recién casi tres meses después, a fines de julio.
3.11. Otra inconsistencia radica en que su declaración, en el extremo
que indicó que su menor hija tenía un trato distante con el
encausado, no se condice con lo señalado por la menor agraviada
al respecto, pues esta refirió que, si bien sentía rechazo hacía él, no
lo hacía evidente por el temor de que su madre se fuera de la casa.
3.12. Respecto a la declaración de la menor agraviada, debe
indicarse que, si bien señaló que decidió contar a su madre los
hechos cuando se separaron momentáneamente, por el peso
emocional que sentía y al sentirse segura en ese momento, no se
explica por qué no lo hizo ni bien el encausado dejó la casa para

- 88 -
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

irse a la selva a trabajar por un tiempo y recién lo hizo meses después


(cfr. considerando tres punto diez de la presente Ejecutoria). Ello le resta
coherencia a su relato.
3.13. Si bien –conforme se expresa en la Ejecutoria Suprema que declaró fundado
el recurso de queja excepcional– existen defectos en la motivación de
la sentencia absolutoria, también es cierto que, de una
apreciación del caudal probatorio en conjunto (integración), de
todos modos, conforme a lo expresado en los considerandos
precedentes, no se alcanza el grado de certeza o suficiencia
probatoria necesaria para condenar al encausado y así se desvirtúe
su presunción de inocencia, en virtud de que, para esta Sala
Suprema, existe duda razonable acerca de su responsabilidad
penal en este caso.
3.14. De manera que no resulta sostenible que, en rigor, la sindicación
de la menor agraviada supere cabalmente el test de credibilidad
del testimonio (ausencia de incredibilidad subjetiva, verosimilitud y persistencia
en la incriminación), al cual se hace referencia en los acuerdos
plenarios a los que alude el impugnante.
3.15. Conviene recordar que en la fase de valoración o apreciación de
la actividad probatoria, aun cuando se advierta prueba de
contenido incriminatorio, de llegarse a generar en el ánimo del
Juzgador duda razonable y/o fundada respecto a algún hecho
relevante implicado en la acusación, el Tribunal debe absolver en
virtud del principio in dubio pro reo, lo cual implica que la presunción
de inocencia del acusado se mantiene incólume. Ello obedece,
centralmente, a la jerarquía constitucional del referido principio en
tanto que tiene como finalidad garantizar que la restricción del
derecho fundamental a la libertad individual sea

- 99 -
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

siempre de forma excepcional 2. En tal sentido, el grado de


certeza respecto a la prueba de los hechos materia de
imputación –que se requiere para la expedición de una sentencia
condenatoria– solo se adquiere si no se presenta duda razonable
sobre el particular. La absolución por in dubio pro reo implica
ausencia tanto de certeza positiva como de certeza negativa: así
como no se puede afirmar más allá de toda duda razonable la
comisión del hecho imputado, tampoco se puede descartar su
acaecimiento.
3.16. Consecuentemente, corresponde ratificar el sentido absolutorio
de la sentencia impugnada, y es lo que se declara.

DECISIÓN

Por tales fundamentos, los integrantes de la Sala Penal Permanente de


la Corte Suprema de Justicia de la República, con lo expuesto por el
señor Fiscal Supremo:
I. DECLARARON NO HABER NULIDAD en la sentencia expedida el
ocho de septiembre de dos mil catorce por el Colegiado A de la
Segunda Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la
Corte Superior de Justicia de Lima, que, en proceso sumario,
revocó la sentencia expedida el veintidós de mayo de dos mil
trece por el Décimo Cuarto Juzgado Penal-Reos Libres de la
misma Corte, que había condenado a Melanio Valenzuela Suárez
como autor del delito contra la libertad sexual-actos contra el pudor
en menores, en agravio de la menor con iniciales M. D. L. A.
Z. R., le impuso seis años de pena privativa de libertad y fijó en

2 Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el Expediente número ochocientos


veintiocho-dos mil cinco-PHC/TC, del siete de julio de dos mil cinco, fundamento
jurídico quince.
-
1010
-
CORTE SUPREMA SALA PENAL PERMANENTE
DE JUSTICIA R. N. N.° 1553-2017
DE LA REPÚBLICA LIMA

cinco mil soles el monto a pagar por el sentenciado a favor de la


menor agraviada por concepto de reparación civil; y,
reformándola, absolvió al referido encausado de la acusación fiscal
formulada en su contra por el citado delito; con lo demás que
contiene.
II. MANDARON que se transcriba la presente Ejecutoria al Tribunal de
origen; hágase saber.

S. S.

SAN MARTÍN CASTRO

PRADO SALDARRIAGA

PRÍNCIPE TRUJILLO

NEYRA FLORES

SEQUEIROS VARGAS

IASV/JIQA

-
1111
-

También podría gustarte