Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Con demasiada frecuencia tanto la exposición de Marx como las objeciones de sus
críticos se han presentado en una forma innecesariamente abstrusa y técnica que
más que arrojar luz sobre su importancia real, la oscurece. La polémica, en parte
debido a esta razón, ha solido considerarse a la postre como un caso de mucho
ruido y pocas nueces. Antes de proseguir, queremos exponer la razón por la que
consideramos que esta polémica no debe despacharse así.
Se podría considerar que es una distinción puramente mental, ya que un valor que
no es observable sólo existe en nuestro cerebro. El propio Marx afirmó que el valor
es una construcción mental. Pero nuestras construcciones mentales forman parte
del mundo real. Muchas veces tomamos decisiones en función de la construcción
mental de valor, por ejemplo cuando compramos una mercancía sólo si vale “tanto
o más” de lo que cuesta (¿tanto o más qué?) Aunque el valor no es observable, eso
no significa que las relaciones de valor no ejerzan un papel regulador o constitutivo.
Es digno teorizar y explicar la naturaleza, causa y efectos de esta construcción
mental.
El Capítulo 5 del Tomo I ofrece otra clave para comprender el pensamiento de Marx.
Siempre mantuvo (Marx 1990a: 260; cf. Marx 1973: 213, Marx 1990a: 220) que el
precio de una mercancía, no sólo su valor, se determina, “antes de que se incorpore
a la circulación”, es decir, antes de que vaya al mercado. La venta de la mercancía
realiza el precio pero no determina su magnitud (lo que entendemos que significa
que la demanda efectiva y las condiciones de producción determinan el precio “real”
y no el regateo en el mercado) Dando por sentada esta premisa, Marx demuestra
que el intercambio es un juego de suma cero. Si una mercancía se vende por un
precio superior a su valor “real”, lo que gana el vendedor se compensa con lo que
pierde el comprador. El monto total de valor existente queda inalterado. Esto es así
incluso si todas las mercancías se venden por más de lo que valen. A nivel macro,
el monto de valor que ganan los propietarios de mercancías como vendedores es el
monto de valor que pierden como compradores.
Como no hay capital fijo, el capital adelantado en cada rama es igual al precio de
coste de su producto. Al igual que en el ejemplo de Marx, las cifras se refieren a un
“año concreto o […] cualquier otro periodo de tiempo” (Marx 1991a: 258), y la tasa
de plusvalía es idéntica en ambas ramas.
El Capítulo 9 del Tomo III no indica explícitamente en qué unidades se miden las
cifras de precios y valores. Esto ha provocado una polémica que analizaré
posteriormente. Para no prejuzgar la cuestión, el ejemplo presente no concreta si
las cifras de valores y precios son sumas de dinero o sumas de tiempo de trabajo. 3
En la Tabla 8.1, y posteriormente, c, v y p designan el capital constante, el capital
variable y la plusvalía, w= c + v + p es el valor del producto, π es la ganancia media
y p= c + v + π designa el precio de producción del producto. p/(c +v) y π/(c
+v) designa las tasas de ganancia en precios y en valores.
Es importante hacer hincapié en que, de conformidad con la solución de Marx, las
sumas de capital variable y constante (y la plusvalía) son datos, concretados desde
el principio. Las únicas magnitudes derivadas son los precios, la ganancia, y la tasa
de ganancia medida en precios. Como más adelante se verá, esto constituye una
diferencia clave entre la solución de Marx y las “correcciones” de sus críticos.
“La ley del valor no queda afectada por el hecho de que la igualación de la ganancia
[…] de lugar a precios rectores promedio de las mercancías que son distintos de sus
valores individuales. Esto […] sólo afecta a la suma de plusvalía a los distintos
precios de las mercancías; no supone la abolición de la propia plusvalía, ni tampoco
el valor total de las mercancías como fuente de los diversos componentes del
precio”.
Böhm-Bawerk (1984: 28) dijo que Marx había asegurado en el Tomo I que las
mercancías tienden a venderse a sus valores, al menos a largo plazo, y había
prometido conciliar esa proposición con la proposición de que las mercancías
tienden a venderse a sus precios de producción. Así era la lectura de Böhm-Bawerk
de la referencia de Marx a su próxima “solución de esta contradicción aparente”.
Pero el capítulo 9 del Tomo III sencillamente reprodujo la contradicción entre ambas
proposiciones, sin conciliar nada.
Böhm-Bawerk negó que Marx hubiera conciliado la ley del valor con los precios
reales porque creía que lo único que en verdad importaba era la desviación de los
precios individuales de las mercancías con respecto a sus valores. La igualdad del
conjunto era para él irrelevante.
“El principal objeto de la “ley del valor” […] no es sino la elucidación de las relaciones
de cambio tal y como se manifiestan en la realidad […] Es claro que el propio Marx
concibe de ese modo el objeto explicativo de la ley del valor”. (Böhm-Bawerk 1984:
34, énfasis añadido). Aunque es “bastante cierto” que el precio total iguala el valor
total, también es irrelevante, porque nada tiene que ver con las “relaciones de
cambio”, es decir, las proporciones en las que los bienes se intercambian. Böhm-
Bawerk quería decir que Marx nos cuenta que los bienes A y B se venden juntos por
3 euros, cuando la cuestión aquí es saber por qué A se vende a 2 euros y B a 1
euro, o si A se vende por 1 euro y B por 2.
Además, argumentaba Böhm-Bawerk (1984: 35) la solución de Marx ni siquiera
supone una respuesta a una pregunta diferente, sino una simple “perogrullada”. La
afirmación de que el precio total de A y B asciende a 3 euros no aporta conocimiento
alguno, ya que “las mercancías acaban intercambiándose en última instancia por
otras mercancías, cuando uno penetra a través del velo monetario”. Si abstraemos
el dinero, vemos que el precio total de A y B no es otra cosa que A y B.
Las pruebas textuales directas también indican que su interpretación era bastante
floja. Citó varios extractos, nunca una frase completa siquiera, del Tomo I fuera de
contexto y parafraseó otros (Böhm-Bawerk 1984: 12-13, 29- 30), interpretándolos
como si se estuviera afirmando que las mercancías se venden a sus valores.
Podríamos ofrecer interpretaciones alternativas mucho más razonables de esos
fragmentos, pero haría falta un capítulo entero.
Existen, además, dos pasajes en el Tomo I, señalados por Hilferding (1984: 156-
57) en su respuesta a Böhm-Bawerk en 1904 en los que Marx dice categóricamente
que las mercancía no se venden a sus valores, incluso en promedio. Al final del
capítulo 5, cuando por primera vez supone que las mercancías se venden a sus
valores, Marx avisa que no es así en realidad, incluso a largo plazo;
“¿Cómo podemos dar cuenta del origen del capital suponiendo que los precios se
regulan por el precio medio (precio de producción), es decir, en última instancia, por
los valores de las mercancías? Digo “en última instancia” porque los precios medios
no coinciden directamente con los valores de las mercancías, como creen Adam
Smith, Ricardo, y otros” (Marx 1990a: 269, n24).
En el capítulo 9 señala, “hasta ahora hemos supuesto que los precios son iguales
a los valores. Pero ya veremos en el Tomo 3 que en el caso de los precios medios
el supuesto no puede formularse de forma tan sencilla” (Marx 1990a: 329, n9).