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l.

PETROVSKI

-
r• LECCIONES
DE
TEORIA
DE
LAS
ECUACIONES
·~
INTEGRALES

EDITORIAL MIR - MOSCU


M. r. nE'I'POBCIU-tA

JlEKUVfVI
no TEOPMJif
11HTErPAJlhHblX YPABHBHI1Vf

113,llATF.JJhCTBO «HAYKA»
MOCKBA
l. G. PETROVSKI

LECCIONES
DE TEO.RIA
DE LAS ECUACIONES
INTEGRALES

EDlTORTAL MIR • MOSCU


1971
CDU S17.94(07S.8)=60

Trnducido de In 30 ed. rusa


por J UAN JOSI! 'TOLOSA

Traducción rcvisitda por


f'.Mll..IANO APARICIO llEJtNARDO,
candidato a Doctor en Ciencias flsico-malemáticas,
Catedrático de Matemáticas Superiores

1"rad11cfdo rn la URSS
/Jerechos reservados
PROWGO DEL REDACTOR
DE LA TRADUCCION

Eslc libro es la traducción al castellano de la 311 edición


rusa. La segunda edición del mismo está. traducida al alemán
e inglés. Véase T. G. Petrovski, "Vorlesungcn uber die Thco-
rie der Intcgralgleichungen" (Physica-Verlag, Würzburg,
1953; trad. alemana de la 2° ed . rusa, 1951) y " Lcctu rcs on
thc theory of integral eq uations" (Graylock Press, Roches-
tcr, 1957, trad. inglesa de la misma edición rusa).
A pesar de que la primera edición rusa de este libro
salió en el año 1948, creemos que el tema tratado, así comn
su exposición, siguen siendo actuales. Esperamos que la
traducción castellana será bien acogida por los matemáticos
de habla castellana, no sólo por la importancia del material
expuesto, sino también por la misma personalidad del autor,
Reclor de la Universidad de Moscú desde el año 1951.

E. Aparicio
Dedico esfc libro
a Ja memuría prcclura de
mi pudre
GL>ORGUI l\IANOVIC H
PETROVSKI
CAPlTULO 1

l NTRODUCClON .
TEOREMAS DE FREDHOLM

§ 1. Defi11icio1ws. Gjempfo~·

Se acostumbra llamar ecuaciones integrales a aquéllas


que contienen Ja funci ón incógnita bajo el signo integral.
En particular, la siguiente ecuación, respecto a la función
1p(~), es una integral:

J
a(x)q{x) +f(x } = K(x, ~q{~) d~, ( 1, 1)
o

donde a(x.), f(x), K(x, ~) son funciones dadas, y <¡!(~) es


una función incógnita; las variables x y ; toman todos los
valores del intervalo (a, b).
En este libro solamente estud iaremos ecuaciones en las
que 1a función incógnita figura en forma lineal, es decir,
solamente ecuaciones del tipo (J , l). Dichas ecuaciones se
llaman ecuaciones integrales lineales. Si a(x) no se anula.
divjdiendo ambas partes de la ecuación (1, 1) entre a(x),
obtenemos una ecuación del tipo

J
'P(x) = K(x, ~)rp(~) d~ +f(x). (2, 1)
"
10 Tntroducc/ó11. T<i'Ol'emas de Fredholm

Estas ecuaciones se llaman ecuaciones integrales lineales


de segunda espl•cie, o de Fredholm, en honor al matemático
que las estudió por primera vt>z. Sif(-~) a O, la ecuación {2,1)
se llama homogénea.
Si fuese a(x) =O, enlonces la ecuación (1, l) se reduciría a
b

JK(x, ~}p(~) ~ = f(x),


11

la cual se llama ecuación integral lineal de primera especie.


La función K(x, ~) se llama núcleo de Ja ecuación inte-
gral.
En lo sucesivo nos ocuparemos principalmente de las
ecuaciones integrales lineales de segunda especie.
Pueden considerarse ecuaciones integrales, en las que
las funciones incógnitas dependan no de una variable, sino
de varias. De este tipo es, por ejemplo, Ja ecuación

i¡{x, y)= JK(x, y ; ~. r¡)cp(~, r¡) d~ dr¡ +f(x, y)


a
respecto a la función incógnita <p(~. r¡), donde la integración
se efectúa sobre cierta región G del plano (~, r¡). El punto
(x, y) también pertenece a esta región. Esta ecuación puede
escribirse en la forma

1p(P) = J
G
K(P, Q)p(Q) dQ +f(P),

donde PEG y QEG *>.

•) La notación A E M significa. que el punto A pertenece al con-


junto M .
Problemas tlpicos que se red. a ecuac. i11teg. 11

También pueden examinarse sistemas de ecuaciones intew


grales con varias funciones incógnitas.
Observación. En lo sucesivo, excepto en el § 20, sin in-
dicarlo expresamente, supondremos que las funciones con-
sideradas de los puntos P o Q están definidas en una región
finita G de dimensión d, que· son continuas en to<la esta
región, a excepción, posiblemente, de un número fin ito de
puntos, de curvas y de superficies suficientemente regulares,
hasta de dimensión (d-1) inclusive. En estos puntos, curvas
y superficies singulares, Jás fu nció"ries pueden no estar de-
finidas. La frontera de la región G se considerará compuc.c;ta
por un número finito d·;~ superficies regulares de dímensión
(d-1), o de un número finito de arcos regulares, si d = 2.
En Jo sucesivo, excepto en el § 20, Ja integración se
entenderá en el sentido ordinario, si Jas funciones son con-
tinuas en G; si dichas funciones tienen discontinuidades en
ciertos puntos, curvas o superficies, entonces las integrales
se considerarán como impropias; se supondrá que todas las
fun ciones estudiadas son absolutamente integrables.

§ 2. Problemas típicos que se reducen


a ecuaciones integrales

Consideremos un hilo flexible de longitud /, el que fácil-


mente (en el límite, como supondremos, sin ninguna re-
sistencia) puede cambiar su forma, pero, para aumentar su
longitud en LJ/ se necesita aplicar una fuerza e LJI, donde e
es una constante (ley de Hooke). Supongamos que los extre-
mos de este hilo estfo fijos a dos puntos inmóviles A y B,
que se encuentran en la parte no negativa del eje x. Supon-
gamos, además, que el punto A se encuentra en e) origen
del eje. BI eje x lo consideraremos horizontal. Cuando el
hilo está en reposo, sólo bajo la acción de la fuerza hori-
12 lntroducclá11, Teoremas de Fredholm

zon(al de tensión T0 , muy grande. en comparación con las


otras fuerzas consideradas, Ja posición del hilo :;erá hori·
zontal , o sea, coincidirá con el eje Ox.
Supongamos que en el punto C, para el cual x =~. hay
aplicada al hilo una fuerza vertical P . .Bajo la acción de
ésta, el hilo Loma Ja forma de una linea quebrada ACB
o
(fig. 1). Supongamos que CC0 = es muy pequeño, en com-

y
Fig. 1

paraci p Jl con A C0 y C0 8 (el resultado de que P sea pequeño


respcct"O a Tc1). Despreciando el cuadrado de la magnitud h
con respecto a /, se puede considerar que tambi~n, bajo la
acción de la fuerza .P, la tensión del hilo se conserva igual
a Tu. Proyectando sobre la vertical las fuerzas de tensión
del hilo en el punto e y la fuerza p y despreciando núeva-
mcnte los miembros que contíenen ó~, obtenemos:
ó .,. t5 p
T.O"f +-'o¡_ ~ = '
de donde
~ = P(/-f~
u Tol .

Designando por y(x) Ja flexión del hilo en el p unto de ab·


cisa x, de lo anterior obtenemos
y(x) =P. G(x, ;),
Problema.~ tlpi~s que se rctf. n ccunc. /me.g. 1J

donde
G(x, ~) = x(~~l~) para el intervalo AC(O;:¡; x -,:~,}
(1,2)
G(x, e) =(!;;~ para el intervalo CBg~x~I).

Aplicando estas fórmulas, puede comprobarse fácilmente


que
G(x, E) = G(~. x).
Supongamos que sobre el hilo actlia una fuerza distri-
buida en forma conlinua con densidad lineal p(~) tal, que
en el intervalo de éste, entre los puntos ; y ~+LI ;, actúa
una fuerza, aproximndnmenle igual a p(~) t lt Ya que los
desplazamientos causados por las fuerzas elementales p(;) LI~
se suman ("pr.incipio de superposición"), el hilo, bajo la
acción de esta fuerza, toma la forma

y(x) º JG(x, ~)p(E) dt


o
Con·sideremos los problemas siguientes.
1. Buscaremos la densidad de distribución de 1a fuerzn
p(~), bajo cuya acción el hilo toma una forma dada y = y(x).
Entonces llegamos a lu ecuación integral de primera especie

y(x) = J
11
G(x, E)p(e) d~ (2,2)

respecto a la funci ón incógnita p(~).


2. Supongamos que sobre el hilo actúa una fuerza que
·varía con e1 tiempo t, coi~ una densidad en el punto ~ igual a
p(~) sen wt (w >O).
14 ltt1md11cciti11 . Teoremas de Frcdholm

Bajo su acción, el hilo se pone en movimiento. Supondre--


mos, además, que durante su movimiento, la abscisa de cada
punto del mismo no varía, y que el hilo efectúa oscilaciones
periódicas, descritas por la ecuación
y= y(x) sen wt.
Denotando por em
la densidad lineal de la masa del
hilo en el punto ~. obtenemos que, en el momento t, en el
segmento del hilo, entre Jos puntos ~ y ; + L1E, además de
la fuer1..a p(~) sen wt L1~ actúa también la fuerz.a de inercia
rfly
- g(~) L1~ dt 2 = e(E)y{~)ro sen wt LI~.
2

Por esto, la igualdad (2,2) toma la siguiente forma:

y(x) sen <JJt ==


o
J'G(x, ~)[pm sen wt + ro2 e{~)y(~) sen o>t] d~.

Simplíficando por sen wt y haciendo


1

JG(x, E)p(~) d~ =/(x), G(x. E)em"" K(x, E), w 2 = J.,


u
obtenemos:

y(x)= l.Í K(x, ~)y(~) de+f(x). (3,2)

Suponiendo dada la función p(~) y, por lo tanto, f(x), llega~


mos de esta manera a una ecuación integra) de Frcdholm
para la determinación de la función y(x). Obsérvese que,
en virtud de la definición de la función f(x), se tiene que
ftO)= f(I)= O.
Prnblcmas tlpicos que u . red. a acuac. lntag. IS

Sí la densidad e(~) es constante y f(x) es una función


con segunda derivada continua, no es dificil resolver esta
ecuación integral. En efecto, poniendo en K(x, ~) en lugar
de G(x, ;) su expresión dada por ( 1,2), resulta
X l

y(x) =w2e J --¡;;f- y(~) d; + w e J' x(l-~


(l- x)~ 2
--:¡:¡-y(~) d~ + f(x )
o ')(
o sea
X 1

y(x)= w
1
1
J
- c (1 - x) ;y(~) d~ +-
w•cx
1- (/-~y(~) d~ +f(x),
J
o ')(
donde
e=!}.º.
Derivando dos veces respecto a x ambas partes de esta
ecuación, obtenemos
y''(x) = - w2cy(x) +f " (x) . (4,2)
P or otra parte, se puede demostrar que cualquier solución
de la ecuación diferencial (4,2), que se anula para x= O y
x = l, es ta mbién solución de la ecuación integral (3,2). Para
ello basta multiplicar ambas partes de la igualdad y"(~)=
= -w 2cy(~) +f"(~) por -T0G(x, ~) e integrar respecto a ~
desde O hasta l. Entonces se obtiene la igualdad (3 ,2), ya
que, integrando por partes, se muestra fftcilmente que

J.r
o
0G(x, ;)qi"(~) d~= -rp(x).

donde rp(x) es una función cualquiera con segunda derivada


continua, igual a cero para x=O y x=I.
16 l ntmd11cció11. Teorcmn.r de T'red}l()/m

Como es sabido por el curso de ecuaciones diferenciales


ordinarias, Ja solución general do la ecuación (4,2) tiene la
forma
X

y= C1 sen ¡1.x + C2 cos f


~tx +~ f"(~) sen ¡1.(x- .:) dt
o

en donde ¡t = w1/C y C1 y C2 son constantes arbitrarias. De


las igualdades ( 1,2) y (3,2) se deduce que y(O) =y(/)= O.
Determinando de estas condiciones C 1 y C2 , obtenemos que,
si sen µ/~O,
1

y(x) = -fi ·5;~ ~~ Jf"(~) sen·µ(/ - ;) d~ +


(J
X

f
+ ~ r<~) sen µ(x - ~) dt
il
(5,2)

En este caso, la ecuación integral (3,2) posee una solución


única para cualquier función f(x), siempre que ftx.) tenga
segunda derivada continua y f(O) = f(I) = 0,
Se puede demostrar, que para Ja existencia de solución
de Ja ecuación integral (3,2) es suficiente, si sen 1d ~O, que
la función f (x) sea continua; la condición de existencia y,
con más razón, de continuidad de Ja segunda derivada, es
superílun. En cambio, la condici6n sen ¡t/F O es completa·
mente imprescindible para que esta ecuación integral tenga
solución para cunlquier función continua, e incluso, para
toda fu nción f(x) derivable cualquier número de veces.
Si sen ttl = O, entonces
kn
µ= y ' (6,2)
Problemas tlpico!I que se red. a ecuac. integ. 17

kn
a>=- (7,2)
/fc,
(8,2)

en donde k es un número entero cualquiera: positivo, nega-


tivo o cero. Los valores de A, dados por la fórmula (8,2)
para k= I, 2, 3, •.. , se llaman valores propt'os (autovalores)
del parámetro ?. de la ecuación integral (3,2), y los corres-
pondientes valores de ro, frecuencias propias de las oscila-
ciones de la cuerda. De la deducción de la fórmula (5,2)
se desprende que la ecuación integral (3,2), en el caso en
que sen µl = 0 y la función f(x) tenga segunda derivada
continua, puede tener solución solamen le si

ff"(~) sen ¡i(l-~) d~ = 0, (9,2)


ll

Integrando por partes y utilizando el hecho de que


sen ¡t(l- ~) = O y f(~) =O para ~ = O y ~ = !, esta condición
puede llevarse a Ja forma
1

J!<~) sen ¡i~ d~ - o. (10,2)


o
Recfprocamente, es fácil comprobar q ue la condición
(I0,2) es también snftciente pura la existencia de una solu-
ción de la ecuación (3,2) para un l' dado, para el cual
sen ¡ti = 0.
En particular, la condición (10,2) se satisface si
f(x)=O.
18 Introducción. Teoremas de Fredholm

Entonces, Ja ecuación integral (J,2) y la ecuación diferencial


(4,2) se hacen homogéneas. Todas las soluciones de Ja ecua-
ción diferencial homogénea (4,2), se igualan a cero para
x =O y x = l y, por lo tanto, todas las soluciones de la ecua-
ción integral (3,2) vienen dadas por la fórmula
y(x) =e sen /.tkx, ( ll ,2)
donde C es una constante arbitraria y µ,,
es igual a uno
de los números (6,2). La fórmula (11 ,2) nos da las ampli-
tudes en el punto x de las oscilaciones propias de Ja cuerda:
Y= C sen /kkX Sen W1rt,
que tienen Jugar sin Ja acción de fuerzas exteriores. Como
se ve de lo antedicho, estas oscilaciones pueden tener Jugar
no con cualquier frecuencia, sino solamente con una de las
frecuencias dadas por la fórmula {7,2) para k = 1, 2, .. .
Como muestra la fórmula (5,2), si la condición (9,2) no
se cumple, la amplitud y{x) de las oscilaciones periódicas
de la cuerda en el punto x aumenta indefinidamente, Cliando
w (frecuencia de Jas oscilaciones de la fuerza exterior) se
aproxima a una de las frecuencias propias de las oscilaciones
de la cuerda. En el limite, al coincidir estas frecuencias, co-
mienza la resonancia. Entonces, en general, para ampli-
tudes arbitrarias de Ja fuerza exterior, no eidsten oscílacio·
nes periódicas de la cuerda. En correspondenci a con esto,
en general, no existe solución de la ecuación integral no
homogénea {3,2), cuando A es igual a uno de Jos valores
propios de esta ecuación.
A11a!ogía entre las ecuac. integ. lin. y algeb. lí11. 19

§ 3. Analogía entre la.5 ecuaciones integrales


/í11eales y las ecuaciones algebraicas lineales.
Emmciado de los teoremas de Frcdholm
Consideraremos la ecuación integral lineal de segunda
especie
b

y(x)= JK(x, ~)y(~) Je +f(x),


,,
(1,3)

donde K(x, ~) y f(x) son funciones conocidas para. a ~x~b,


as;~ sb. Dividamos el intervalo (a, b) en n intervalos iguales,
cuyas longitudes serán
h-a - 11 ~Lit:"''
n - ... X
Pongamos
K(a +p Llx, a +q Ll~) =Krq (p, q= l, 2, .. ., n),
y(a+pLlx) =Jlp (p =1, 2,. .., n),
.f(a + p Ax) =fp (p =1,2, . . .,n).
b

Sustituyamos Ja integral JK(x, ;)y(~) d; para x =a+ p Llx

por la suma "


n
ZK{lqYqt.l~, p = l,2•. .. ,11.
l)=I

Entonces, en lugar de Ja ecuación integral (1,3) obtenemos


un sistema de ecuaciones algebraicas lineales
n
J'p= ZKpqyqtJ~+fp, p= J, 2, . . ., n. (2,3)
q=l

2•
20 Ttltroducción. Teoremas <fe Fredho/m

Aquí supondremos que KP4, fp, L1; son magnitudes conoci-


das, y que Yp son incógnitas.
La finalidad de los próximos parágrafos es extender los
conocidos teoremas de las ecuaciones algebraicas lineales
a las ecuaciones integrales de Fredholm de 211 especie. En
tos enunciados habítuales de los teoremas de las ecuaciones
lineales algebraicas intervienen determinantes, los cuales,
si bien pueden ser ligados con las ecuaciones integrales, ello
resulta muy laborioso. Por eso enunciaremos estos teoremas
sin utilizar los determinantes. Estos enunciados están im-
presos en cursiva.
En la resolución del sistema (2,3), el determinante for·
mado por los coeficientes ele este sistema desempeña un
papel fundamental:
1 -K11 Lt.; - Kt 2 Lt.; ... -K111 L1~1
- K.u Ll~ 1- Ki>2L1~ •• . - K211 ¿t;
(3,3)
.
- Km 11; - K112 LI~ 1 - Knn 11~
Como es sabido, si este determinante es diferente de O,
el sistema (2,3) tiene solución única, para va.lores Ji ,/2 , •••
. . .,fn cualesquiera. En este caso, el sistema transpuesto,
o sea, el sistema
n
zp= :ZKqpzqL.l~ +fp*, p= 1, 2, .. ., n.
q=I

tiene también solución única para ¡,r arbitrarios.


Si, en cambio, el determinante es igual a O, el sistema
(2,3), para/" arbitrarios, en general, no tiene solución. Pero,
enfonces, el sistema homogéneo correspondiente, es decir•.
el sistema que se obtiene de {2,3), igualando todas las fp
A11alogfa e/lfre las ecuac. illteg. fin. y algcb. li11. 21

a O, siempre tendrá una solución no trivial, o sea, una s0Ju-


ción no formada por ceros solamente.
De este modo, tiene lugar Ja siguiente ley alternativa:
o el sistema no homogéneo de ecuaciones algebraicas lineales
dado (2,3) tiene una solución única para valores arbitrarios
/ 1, •• • ,fn, de los segundos miembros, o el sistema homogéneo
correspondiente tiene, al menos, una solución no trivial. Si
para el sistema dado tiene Jugar el primer caso de e;ta altu-
nativa, entonces éste también tiene lugar para el sisfrma trans-
puesto.
En el Sl!gundo caso, el sistema homogéneo dado
n
Yp- .,4KpqYqL1~ = 0, p = 1, ... , n, (4,3)
qml

tiene el mismo número de soluciones linealme11/e indepe11-


die11tes que su sistema transpuesto
n
z11 - ,Z KqpZq LIE =O, p = l, .. ., n. (5,3)
q;l

Este número es igual a n - r, e/onde r es el rango de la matriz


del determinante (3,3) *>.
Hallemos las condiciones necesarias y suficientes para
que en el segundo caso de la alternativa et sistema no homo-
géneo (2,3) tenga solución. Anle todo, es fácil encontrar
Jas coudiciones necesarias. Sea

•) Obsérvese, que Ja afirmación de la eKistencia do exactamente


(11-r) soluciones lincalmonto independientes de los sistemas homogé-
neos (4,3) y (5,3) es válida también en el primer caso de Ja alternativa,
cuando /1 =r. La expresión "cero solucjones Jíncalmente independien-
tes" sígoiüca que se tiene solámcato la. solución formada por ceros.
22 lntrorfr1cclú1t. Teoremas de Fredlwlm

alguna solución del sistema (5,3). Multiplicando la p-ésima


ecuación de (2.3) por zp y sumando todas las ecuaciones
miembro a miembro, obtenemos que
z1,,zp- ZKµqYqZµ L1; ... Z fµZp·
p ~· p
Pero el primer miembro de esta igualdad puede escribirse
también así:
z KqpYpZq Ll~ = zp :Yp(Zp- zq KqpZq LI;).
¿p }'pZ p - p,q
En virtud de las C{;uaciontS (5,3), csla expresión es igual
a O. Por lo tanto, tiene que ser

(6,3)

Demostremos que esta igualdad es también condición


suficiente para la existencia de solución del sistema (2,3),
si ésta se cumple para todas las soluciones del sistema (5,3).
Es evidente, que esta condición se observa, si se cumple
para cualesquiera (n - r) soluciones linealmente independien-
tes del sistema (5,3). Para demostrnr nuestra afirmación,
recordemos del curso de álgebra superior, que la condición
suficiente para ta existencia de Ja solución del sistema (2,3),
en el caso en que su determinante sea igual a cero, es la
siguienle: el rango de la matriz
1-KuLT; -KrnL1~ ... - K111 LJ~j~
-K21.L1; l -K22!.1~. · · - K.2 '1. LJ; ¡;_ (7,3)

1 -K,it LI; - Kn~LI; 1- Kllfl L1;Jn 1


debe coincidir con el rango de la matriz (3, 3).
Analogía entre las ecuac. inleg. fin. y ulgeb. /i11. 23

Para esto es suficienlc que todos los determinantes de


orden (r+ 1), formados por elementos de la matriz (7,3),
y que contienen elementos de la última columna de esta
matriz, sean jguales a cero. Desarrollando dicho determi-
nante D,+1 por Jos elementos/k, obtenemos de la condición
(6,3) que, en efecto, éste es igual a cero, ya que el sistema
(5,3) se satisface por Ja sucesión de números
z1 , z2 , ••• , Zn

formados de la siguiente manera: si i es tal que f; figura


en el determinante D,+1" entonces, z1 es igual al comple·
mento algebraico de Ji en este determinante; en caso con-
trario, z1 =0 *>.
De este modo, en el segundo caso de la uflernatiltu, la
solución del sistema no homogéneo existe si, y sólv si, ¡wrll
cualquier solución (z 1, ••• , z11) del sistema homogéneo trans·
puesto se cumple la condición (6,3).
Obsérvese que, si en el segundo caso de Ja alternativa
el sistema (2,3) tiene solución, enlonces esta solucíón no
es única. En efecto, sumando a esta solución cualquier so-
lución del sistema homogéneo correspondiente, obtenemos
nuevamente una solución del sistema (2,3).

*) La justeza de esta afirmación pued\· demostrarse del siguiente


modo. Sustituyamos los números z 1 , z 2 , • ••, z11 en la j ·ésíma ecuación
del sistema (5,3). Si j es tal, que en el determinante Dr+i figuran ele-
mentos <le la j-ésima columna <le la malriz (7,3), entonces el rcsuJuu.lo
de dicha sustitución será O, ya que éste será igual a un determinante,
en el que coinciden dos de sus columnas. Si j e~ tal, que los elementos
ele la j-ésima columna no figuran en el determinante Dr+i • entonces
el resultado de esta sustitución será también cero, puesto que será
igual a un determim\llte de orden (r+ 1), formado por elementos de
una matriz de ra ngo r.
24 /lltrud11cció11. Teurc11ws de Fretllrvl111

Cuando Lf~ tiende a O, es natural esperar que Z K11qY<i LI~


b q

lienda a JK(x, ~)y(~) d~, y la solución del sistema de ccuaM


a
cioncs (2,3) pase a la solución de la ecuación integral {l,3).
Esto, en efecto, tiene lugar bajo·cicrtas condiciones respecto
al núcleo K(x, ~). Pero la demostración de esto es compliM
cada, por lo que no la daremos, aunque para la resolución
aproximada de la ecuación integral (1,3), se sustituya a veces
por el sistema (2,3) *>. Demostraremos solamente, que los
teoremas enunciados anteriormente para el sistema (2,3) se
convierten en Jos siguientes teoremas:
Teorema 1. ( Al1emativa). O la cc1wcicí11 integral lineal no
!tomogénea de 2"' especie dada tie1te una solución única para
cualquier fi111ció11 f (x) (ele una clase sujicientenwn/e amplia),
o la ecuación ltomogénea correspondiente tle11e, pur lo menos,
una solución 110 trivial, o sea, 110 idénticamente nula.
Teorema 2. Si para la ecuación dada (1,3) lielle lugar el
primer mso <le: la alternativa, entonces licne lugar el primer
caso lambié11 para la ecuación transp1wstc1
(1

z(x) = JK(~, x)z(~) d1; ·1-f*(x).


o

la ecuación integral homogénea dada y su transpuesta tienen


un mismo número finito de soluciones lincahrwntc irnlepell-
dientes.

•) Véase L. V. K.antorovich y V. I. Krylov, Métodos Aprollimados


del Analisis Superior, Sª od., Fizmatgui1., cap. IJ, § 1, 1962.
A11ulogiu e11trc las ecuat~. f11teg. /in. y a/geb. Ji11.

Es evidente que, si las funciones y 1(x ), y 2(x), ... , Yn(x)


satisfacen a la ecuación homogénea (1,3), entonces cualquier
combinación lineal de ellas CJYt(x) +C:iJ!ix) + .. . + C11Y11(x)
con coeficientes constantes C1 también satisface a esta ecua-
ción.
Teorema. 3. En el S(!gundo caso de la altemativa, fo co11-
dici6n necesaria y suficiente para la existencia de solución
de la l'cuacióti n" homogénea (1,3) es la siguiente:
b

ff(x)z(x) dx= O,
11

clondt.! z(x) es culllquier solución ele la ecuacióu homogénea


t!fl
transpuesta a (l ,3).
Si se cumple esta con<lición, la ecuación ( 1,3) posee un
conjunto infinito de soluciones, ya que, como es fácil com-
probar, esta ecuación SCl'Ú satisfecha también por cualquier
función del tipo
y(x)+q;(x).
en donde y(x) es alguna solución de la ecuación (1,3), y
q.(x) es cualqu ier solución de la ecuación homogénea co-
rrespondiente. Por otra parle, es evidente que, si las fun·
ciones y 1(x) y y:¡(x) satisfacen a la ecuación (1,3), su diferen-
cia satisface a Ja ecuación homogénea correspondiente.
Los teoremas 1, 2 y 3 que se acaban de enunciar, se
llaman teoremas de Fredho/m, quien los demostró por pri-
mera vez para la ecuación (1,3) bajo condiciones bastante
amplias respecto a K(x, ~)y af(x). Los parágrafos próximos
están dedicados a la demostración de estos teoremas para
ciertas clases de ecuaciones. El número de variables inde-
pendientes aquí no es esencial. Por eso, todas las demostra-
ciones se harán para cualquier número de variables inde-
26 /11troducci<i11. Tl!<Jremas de Fredh'1lm

pendientes; escribiremos P en lugar de x, y Q en Jugar de


~. as{ como se lúzo al final del § l. Estas demostraciones,
como, en general, la mayoría de las demostraciones de exis-
tencia de soluciones de ecuaciones, dan también métodos
para la resolución aproximada de las ecuaciones integrales
( 1,3).
En las aplicaciones desempeña un papel particularmente
importante el primer teorema de Fredholm sobre la alter-
nativa. En lugar de demostrar que la ecuación integral dada
(J ,3) tiene solución, es más cómodo, frecuentemente, de-
mostrar, que la ecuación homogénea correspondiente o su
lranspuesta tiene solamente solucione:; triviales. Y, <le aquí,
por el primer teorema de Fredholm, se deducirá que la
ecuación dada (1,3), en efecto, tiene solución.

§ 4. Ec11ucio11es integrales cou 11úcleos degenerados

Existe una clase de ecuaciones integrales que se reducen


fftci lrnente a ecuaciones algebraicas lineales. Los teoremas
<le Fredholm para estas ecuaciones se obtienen inmediata-
m~nle de los teoremas enunciados en el parágrafo anlcrior
pura las ecuaciones algebraicas lineales. Tales son las ecua-
ciones integrales con núcleos degenerados (o de variables
separadas o disociadas):
Ahora demostraremos los teoremas de Frcdholm para
las ecuaciones integrales con núcleos degenerados, y, en lo
sucesivo, utilizaremos este caso particular para la demostra-
ción de los teor~mas de Fredholm para las ecuaciones inte-
grales con n úcleos continuos cualesquiera.
Un núcleo se llama degenerado (o disociado), si tiene
la forma
171
K(P, Q)= Za;(P)b¡(Q). (1,4)
1• 1
Ecuac, integ. CQ/l núcleos degenerados 27

Supondremos que a1(P), b,(Q), y(P) y/(/') son funciones


uniformemente continuas en cierta región finita G, y que
todas las a¡{P) y todas las b¡(Q) son linealmente indepen-
dientes entre sí .
.Demostremos que con esta última suposición no se res-
tringe la generalidad. Para esto, supongamos que existen
tales constantes C1 , • • ., Cm , que
C1a 1(P) + . .. + C111am(P) =0,
y, por lo menos, u110 de los números CJ, .. ., C111 es dilC-
rente de O. Sea C,,1 ~O. Entonces esta igualdad puede ser
resuelta respecto a am(P). Obtenemos que:
am(P) = Cta1( P) + .. . + c:,_1 a111 _ 1( P).
Sustituyendo esta expresión en el segundo miembro de (1,4),
obtenemos:
111-1 m -1
K(P, Q) = Z a,( P)b,{Q) + Z Cfa,(P)bm(Q)s
1 ~1 1=1

m-.t m-1
=Z a,(P)[b,(Q) + C¡l'bm(Q)] =Z a,(P)bt(Q).
¡,,.¡ 1.. 1

De este modo, resulta que el núcleo .K(.P, Q) puede ser


representado como una suma de un número menor que m
de productos de funciones que dependen de P por funciones
dependientes de Q. Si las funciones a;(P) o bf(Q), i == I, . ..
. . ., m - 1 fuesen de nuevo linealmente dependientes, este
número se podría disminuir otra vez y asi sucesivamente.
Como ya se ha señalado, las ecuaciones integrales con
núcleos degenerados se reducen fácilmente a ecuaciones
algebraicas lineales, y, para ellas, los teoremas de Frcdholm
se demuestran sin dificultad. En efecto, supongamos que
la ecuación integral
28 !11troáuccló11. Teoremus de Fredhulm

y( P) = JK(P , Q)y(Q)dQ +f(P), (2,4)

en donde K(P, Q) está dado por la fórmu la (1,4), tiene solu-


ción. Entonces, debe ser

y(P)= ria,(P)b;(Q)y(Q) dQ ·t/(P)


• lml
o sea,

l= l
J
y(P ) = Za;(P) bí(Q)y(Q) dQ +f(P). (3,4)

Aquí, como también en lo sucesivo, omitimos la letra


G bajo el signo de la integral. El sí mbolo f siempre indi-
ca rá la integral tomada sobre la región G.
Hagamos
Jbi(Q)y(Q) dQ ~C,. (4,4)

Entonces, de la ecuación (3,4) se obtiene que


111
y( P) = _¿ C,-a,{ P) +f( I' ). (5,4)
/e l

Para determinar las constantes C 1, sustituyamos el valor de


y, dado por esta fórmula, en la ecuación (4,4). Obtendre-
mos:

Poniendo

Jb,(Q)a1(Q) dQ = K ;¡, f b¡(Q'Jf(Q) dQ =J,, (6,4)


Ecuac. imec. con míclcns dege11erndos 29
de la última ecuación hallamos:
rn
C;=ZK11C1 1·f¡, ;.,,1,2, . . .,m. (7.4)
J= l
Así pues, a cada solución de la ecuación integral (2,4) le
corresponde una solución (C1 , ..•, Cm) del sistema (7,4)
y, debido a que las funciones a¡(P) son linealmente inde-
pendientes, la solución es solamente una. Recíprocamente,
si este sistema de ecuaciones algebraicas JineaJes tiene al-
guna solución (C1 , • • ., C,J, entonces, sustituyéndola en el
segundo miembro de (5,4), se obtendrá una solución de Ja
ecuación integral dada (2,4), puesto que cada operación
efectuada para llevar (2,4) a (7,4) es reversible. Po r lo tanto,
el problema se ha reducido al estudio del sistema (7,4).
De la misma ma nera, la ecuación integral

z( P ) = f K(Q, P)z(Q) dQ +f*(P ), (8,4)

transpuesta respecto a la ecuación (2,4), se reduce al sistema


m
Ct == :¿K11C/' +/¡*, i =J, 2, ... , m, (9,4)
)"' l

transpuesto con respecto al sisLema (7,4).


Como se ha supuesto que las funciones a;(P) y h,{Q)
son linealmente independientes, a cada p soluciones lineal-
mente independientes del sistema homogéneo (7,4) o (9,4)
le corresponden p soluciones linealmente independientes de
la ecuación homogénea (2,4), o de la ecuación (8,4), res-
pectivamente, y viceversa. (lPor qué?) De este modo, se
establece una correspondencia biunívoca entre las solucio-
nes de las ecuaciones integrales (2,4) y (8,4), p or un lado,
y las soluciones de las ecuaciones algebraicas lineales (7,4)
30 b11rod11ccíó11. Tl'oremM de FredJl()/m

y (9,4), por el otro. A las soluciones de las ecuaciones (2,4)


y (8.4), transpuestas una respecto a Ja otra, les correspon-
den las soluciones de las ecuaciones transpuestas (7,4) y (9,4).
De esto se deducen directamente los dos primeros teo-
remas de Frcdholm para la ecuación integral (2,4), ya que
éstos son válidos para el sistema de ecuaciones algebraicas
lineales (7,4). (iVcrifíquese!).
Para demostrar el t~rcer teorema, obsérvese lo siguiente.
Si tiene lugar el segundo caso de la alternativa para el
sistema (7,4), entonces, la condición necesaria y suficiente
para la existencia de una solución del sistema (7,4) es
m
,ZJ;Cf- = 0,
l=l
en donde (Cf, .... e:,) es una solución cualquiera del sis-
tema homogéneo transpuesto. Utilizando las igualdades de
(6,4), esta condición puede escribirse asi:

ZCt
111

1=1
sf(Q)h;(Q)dQ=O ,
o así:

Jf(Q) (.¿ Cfb¡(Q)) dQ = O. (10,4)

Si (Ct,, ... , C!) es unn solución del sistema homogéneo


(9,4), entonces 2 Cfb1(Q) es una solución de Ja ecuación
homogénea (8,4), transpuesta a la (2,4). Por eso, ta con-
dición (10,4) es equivalente a la condición

J!(Q)z(Q) dQ =O
para cualquier solución z(Q) de la ecuación homogénea (8,4).
De esto se deduce directamente el tercer teorema de Fre-
dholm para la ecuación (2,4).
Ecunc. intcg. con núcleos degenerados 31

Observaciones. l. Ocurre, frecuentemente, que el núcleo


K(P, Q) y f(P ) son funciones cocnpJejas de los puntos reales
P y Q. Entonces, las soluciones y( P ) de la ecuación integral
(2,4) serán también, en general , funciones complejas del
punto real P. En este caso se conserva·n todos los teoremas
demostrados en este parágrafo. Recordemos que, si
q.{ P) =rp1(P) + icpi(P),
en donde <p1 (P ) y rp.,l P) son funciones reales del punlo ren l
P, entonces, por definición,

f<p(P)dP= f rp,.(P) dP+i Jrpz(P)dP.


2. A menudo ocurre también, que a¡(P) y h;(Q) son fun-
ciones de cierto parámetro complejo .A. Los razonamientos
del presente parágrafo muestran, que para la ecuación (2,4)
tiene lugar el primero o el segundo caso de la alternativa
de Fredho lm , dependiendo de que sea igual o diferente de
O el determinante formado por los coeficientes del sistema
(7,4), e.e; decir, el determinante

1- K.11. -K12 ... - K1111

D(i.) ""
- K21. 1 -K'J.'.! . .. -K2m
(11,4)

-Km l - Km'!.··· 1- Kmm


en <londc
K11 = J
h¡(Q, /,)aj(Q, l.) dQ.

Sean aj(Q, ).) y b;(Q, ).) para cada Q de G, funciones


holomorfas de J. en cierta región finita A del plano com-
plejo. Se supondrá que a1(Q, J.) y h1(Q, A.) son func iones
32 lntroduccflín. Teoremas de Frcdhnlm

uniformemente continuas respecto al conjunto (Q, Á). En-


tonces K11 y el determinante (11,4) también son funciones
holomorfas de J.•>. Por eso, aquellos valores de l., para los
cuales el determinante (ll,4) es igual a O, y por esto tiene
lugar el segundo caso de la alternativa para (2,4), no pueden
tener puntos de acumulación finitos en el interior de A,
siempre que el determinante (1 1,4) sea diferente de O, por
Jo menos, para un .AEA.
3. Sean K11 y¡, funciones holomorfas de .A E A. Así será,
en particular, si a¡(Q, Á) y b1(Q, l.) poseen las propiedades
señaladas en Ja observación 2, y /(Q) es una función uni-
formemente continua de Q, lo cua l supondremos para mayor
sencillez.
Seg(in las conocidas reglas de la teoría de determinan-
tes, los coeficientes C1 se obtienen de las ecuaciones (7,4)
en forma de quebrados, cuyo denominador para todo i es
el mismo determinante (11 ,4), y en el numerador está el
determinante D;, que se obtiene del determinante (11,4),
sustituyendo su i-ésíma ~olu mna por Ja columna (f1, /2 , •••
• • •, /111). Desarrollando D; por Jos elementos de esta última
columna, obtenemos:
!,MofJ
C¡= JD(.íl) ,

en donde M, 1 son polinom ios en Kc¡ . Sllstituyend o estos

•) Esto no c.~ dificil de demostrar, representando la integral en


forma de limite de una suma integral y ·utili:r.a.1\do el conocido teorema
de Weierstra.~" que afirma que, si una suce~ión de funciones holomorfa-;
converge uniformemente en cierta región, entonces, Ja función limite
e~ también holomorfa en la misma región. (f. J. Privalov, Introducción
a la Teorla de Funciones de Variable Compleja, J()<l ed., Fizmatguiz,
1960, cap. 5, § 1).
Ecuac. i11tcg. con núcleos degenerados 33

valores de C, hallados en el segundo miembro de (5,4) y


aplie<rndo las fórmulas de (6,4) para /¡, o btenemos:
r
L; M;¡bj..Q, i.)a,{P, í.)f(Q) dQ
y(P)="-·.!L...- ..... D(),,) ···~...... --·-- +f( P). (12,4)
El numerador (para cada .P fijad o) y el denominador del
quebrado del segundo miembro de la últ ima igualdad son
funcio nes holomorfas de A. en la región A.
Frecuentemente, es útil escribir la igualdad (1 2,4) en la
siguiente forma:
y( P)= JrcP, Q,.:l)f(Q) dQ +f( P). (13,4)
en donde
"2,M¡¡bf.Q, A)a1(J>, A)
, - i}
1 (P, Q, A.)- D(A) (14,4)
La función r ( P, Q, .il) no depende de/(P) y, como muestra
la fórmula (14,4), se expresa en forma d e cociente de dos
funciones holomorfas de ). en toda la región A. I'(P, Q, A.)
puede no ser una función h olomorfa de A. sólo para aquellos
valores de). donde D0.) =0, es decir, p ara ]os cuales tiene
lugar el segundo caso de la alternativa de Fredholm para
la ecuación integral (2,4). En el apartado an terior se de-
mostró, que tales valores de ). no tienen puntos de acu-
mulación en el interio r de A, siempre q ue D().) no sea idén-
ticamente nulo, lo cual supondremos. Se puede demostrar
fáci lmente, que cada valor /. = A.0 , donde .D(A.0 ) =0 es, en
efecto, singular para I'(P, Q, A.) en el sentido siguiente:
I'( /', Q, A.) no es una funci ón uniformemente continua de
( P, Q, Á), cuando J. se encuentrn en un entorno <irbitraria-
mente pequeño del punto A0 , y P y Q varían en G.
En realidad, supongamos lo contrario. Sea la runcitSn
y( J>, A.), definida por la fórmula (13,4), uniformemente con-
34 lmrod11cció11. Teol'emas de Fredholm

tinua, si P EG y Á. varia en cierto entorno del punto 1.0 •


Sustituyamos entonces el segundo miembro de ( 13,4) o, lo
que es lo mismo, de (12,4), en ambas partes de la ecuación
(2,4). 'Los resultados de las suslitucioncs, para cualquier
función uniformemente continua f(Q) , serán funciones uni-
formemente continuas en la misma región de variación de
P y Á. Sabemos que estos resultados coinciden, cuando Ar!
:>6 Á0 y p.-i.11 1 es suficientemente pequeño, ya que enton-
ces D(il) ré O. .Por lo tanto, por continuidad, estos resultados
coinciden también para ~. =1. 0 • Por consiguiente, para cual-
quier función /(P) de la clase considerada, la ecuación in-
tegral (2,4) tiene solución para l.= Ílo: ésta viene dada por
la fórmula (13,4) para/.=)-<>• donde I'(P, Q, /.)está definida
para A=~ por continuidad. Pero, entonces, para este valor
de /. para Ja ecuación (2,4) tiene lugar el primer caso de
la alternativa de Fredholm, y no el segu ndo, por lo que
D(/.0) ~o•>.
.Ejemplo.

Y(x} = - J
}. (xi~ i x~2}}{~) d$ .1-f(x),
11

¡
<le donde

y(x) ~ - ). [x' j!y(0) d< 1 x J


l'y(!) di I· /(x).

•) Los ra1..onamieníos anteriores se extienden fúcilmente al casCI


en que a;(Q, l ), b,{Q, ).) y f(Q) tienen discontinuidades con respt'cto
a Q <>n algunos puntos, y en curvas y superficies sulicientemenle regu-
ft\rcs de dimensión hasta d - 1, inclusive, independientes de l, si al
:Leercarso el punto Q a l(.ls lugares de discontinuidad la¡(Q, 7.}J , 1b¡(Q, J.)\
y 1f (Q) 1 no crecen con muchn rapide1.. l.as soluciones estarán in-
<lctormin:idas en aquellos puntos P, en los c¡uo aí( P, .:!) y f (P) no estén
lleJinidM,
Ecuac. integ, cxm núcleos degencra<l<>s 35

Haciendo
1 l

J~y(~) ,,e= c.!


o
Y J
o
~ 2y(E) d~ = C 1, ( 15,4)

obtenemos que
( 16,4)
Sustituyendo esta expresión de y en las igualdades (15,4),
obtenemos
l

J;[f(~) -c, :i.;-C2A~ ] de =C2,


(1
2

.f ~lf(e) - C1A~ - C2l~2J d~ = cj


o
o sea,
(17,4)

1 1

bj = Je1<~) d; Y h2 = f ~2.f(E) d~.


o o
Escribamos Jns ecuaciones (17,4) en Ja siguiente form a:

e, i+c2(1 +i}="J•} (18,4)


C1 ( 1 ·t·i) + C2 ~=h2 •
El determioante de este sistema es igual a
~ ..t'
1 +2-240.
36 Tntr()(fucció11. Teoremas de Fredholm

Este tiene só lo dos raíces


A= 60± 16VT5.
Para estos <los valores de /. solamente tiene lugar el
segundo caso de la alternativa de Fredholrn . En estos casos,
todas las soluciones de la ecuación integral homogénea
l

y(x) + J
}. (x2; + .~2)y(~) d; =O
11

están dndas por las fórmulas

y(x)= c(x+V:Sx 2
) '

en donde C es una constante arbitraria. Para otros valores


de ), nuestra ecuación integral tiene una solución ú nica,
d ada p or la fórmula (16,4), donde C 1 y C2 se determinan
unlvocamente del sistema (18,4). Esta solución puede ex-
presarse en la formi\ ( 13,4), do.nde

S J.- ( L+¡") e1x-'~ (.I+¡A) +~ x:


.;x 2

3
í,
I'(x, t .A.)=/, l ;.,2°-~--
1+- - -240
2
Ejc:rcidos. Hallar u(x) de las ecuaciones
.tn

J
l. 11(x) =ex + l. x tu(t) dt.
11

J
2. u(x)= !. sen xi1(t) dt.
o
Ecuac. i11teg. con núcleos cont. de mod, suf peq. 37
...
J
3. u(x) =A. cos x u(t) dt.
o
.l

J
4. u(x)=x+ ), (x-t)u(t) dt.
u

f
5. u(x) =A sen x sen tu(t) dt +.f(x}.
()

§ 5. Ecuacicmes integrales con 11úclws


continuos de módulo suficie11tcmcntc peque1ío
Para estas ecuaciones siempre tiene lugar el primer caso
de la alternativa, es decir, estas ecuaciones siempre tienen
solución única. Esto se demuestra por el método de apro-
ximaciones sucesivas, como en la teoría de ecuaciones dife-
renciales ordinarias se demuestran la existencia y unicidad
de la solución de una ecuación integral, que es equivalente
a la ecuación diferencial dada con sus condiciones iniciales.
En esencia, esto es una aplicación del principio de Caccio-
poli-Banach, expuesto, por ejemplo, en mi libro sobre la
teoría de ecuaciones diferenciales ordinarias. Yo podria
comprobar aquí solamente Ja posibilidad de aplicar este
principio general, pero prefiero hacer la demostración para
cslc caso concreto dado, puesto que con ello obtendremos
a lgunas fórmulas ú tiles en lo sucesivo.
Introduzcamos notaciones simbólicas que serán uti liza-
das a veces en lo sucesivo . Sean K 1(P, Q) y Kz(P, Q) fun-
ciones uniformemente continuas de P y Q, cuando PE G
y QEG. Hagamos
f
K2 o K1 = K'J.( P, S)K1 (S~ Q) dS. ( 1,5)
38 /11tr()J(lt;c:lcl1r. Tcure111a.v de Fretlfwlm

Llamaremos al núcleo K( P, Q) = K 2 o K1 producto sim·


bólico del núcleo K2(P, Q) por K 1(1', Q) •>.
Es fácil demostrar que K 2 o !(_1 es una función unifor-
memente continua de P y Q. En efecto,

J J
1 K.¿(l'v S)K1(S, QJ dS- K2(Pi. S)Ki(S, Q.;J ds¡ .,¡;

.:i: JJ KiP" S)[K (S1 1, Q,)-K1(S, QJ] ds] +

1J
+ K,(S, Q2)[Kz(P1, S) - K'l.(Pi . S)] Jsl . (2,5)
Supongamos que la cota superior de los valores absolulos
de K 1(P, Q) y K.,JP, Q), cuando PEO y QEG no supera a
M, y que Des el volumen de la región G. Debido a lu con-
tinuidad u11iforme de K 1(P, Q) y de K2(P, Q) para todo i:: >O,
existe un r¡ >O tal, que
IK2(P1, S)-K.iJP2 , .S~I < 2~:M
y

•) El producto simbólico de núcleo~. introducido de esta manera,


es análogo al producto de matrices.
Supongamos que la función <p1(P) se transforma por medio del nlli;-
J
leo K1(P, Q) en la función 'Pz(P) = K1(P, Q)ip1(Q)dQ, y Ja funci6n ir.i(P),

por medio tlel núcleo K2(P,Q) en lafunci6nÍ3(P) 0 rK2(P, Q)qi~(Q) ,/Q.


Enlonc~s el núcleo K2 oK1 da Ja lransformación Je la función <p.(/')
en rp3(/'), o sea, qi3 ° J
(K2 o K1)<p 1(Q) dQ. De la misma manera, la apli·
cación sucesiva en un espacio de dimensión n de dos transformacionc.~
lineales nos da una transformación lineal con una matriz igual al pró·
dueto de las matrices de estas transfonnacioru-"'S.
Ec11ac. integ. co11 núcleos cont. d~ mód. suf. peq.

si Ja distancia entre Jos puntos P 1 y P2 y entre los puntos


QL y Q2 es menor que 'Y/· Fácilme nte se observa que bajo
esta condición, el primer miembro de la desigualdad (2,5)
es menor que '" que es lo que se quería demostrar. Obsér-
vese que, en general , K2 oK1 ~K.ioK2 . Si KJP,Q) es una
función uniformemente continua en P y Q, es fácil com-
probar que
K 1 o(K2 oK.J= (K¡ ú K 2 )o K3 •
Pasemos ahora a demostrar, que fas ecuaciones integra-
les con núcleos cont inuos de módulo suficientemente pe-
queño siempre tienen una solución única. Esto será util i-
zado en lo sucesivo para la demostración de los teorem~\S
de Fredholm · en el caso de una ecuación in tegral con un
núcleo continuo cualquiern.
Sea dada la ecuación integral

f
y(P)==.A K(P,Q)y(Q.) dQ +J(P), (3,5)
y scnn K (P, Q) y f (P ) ciertas funciones uniformemente co11-
tinuas, cuando PE G y QEG, en donde G es una regil'in
fin ita*>. Aquí /. es cierto parámclro. Generalmente, éste

*) En lugar de subrayar cad¡L vez la conli nui.dad uniform1; de In:>


funciones consideradas en la región abierta G, estas funciones se podrfon
considerar en la región cerrada finita G {es decir, en la unión de G
y su frontera), y exigir sólo su continuid ad. Entonces, de aquí se d e-
duciría directamente la continuidad uniforme de estas funciones. Si
está dada alguna función rp uniformemente continua en la región abícrta
G, 6.sta puede ser prolongada por continuidad a la frontera de G. En-
tonces se obtiene una función uniformemente continua en la región
cerrada. G. Para las regiones sencillas que consi<leraremos aquí {co!ll-
párese con la observación al § 1), el volumen de la dimensión d de
la frontera es igual a O. Entonces, la integral de la función p sobre
la región G coincide con la integral de su prolongación sobre G.
40 J11tr(}l/11cció11. Teoremas de Fredholm

figura en In ecuación precis¡fmcnte de la forma indicada


en (3,S).
Todos Jos razonamientos ulteriores de este paritgrafo
son ígualmcntc aplicables. tanto al caso en que las funciones
considerndas lomen valores complejos, como al caso en
4uc las mismas tomen sólo valores reales. El parámctrn A.
también puede tomar valores complejos. Pero es fundamen-
tal que los puntos P y Q sean reales, es decir, que todas
las coordenadas de estos puntos sean reales; de olro modo
surgiria la necesidad de definir qué es una integral <le varias
variables complejas.
Siguiendo exactamente Ja definición de núcleo dada an-
teriormente, ahora deberíamos llamar núcleo a A.K(P, Q).
Pero, utilizando Ja terminología común, llamaremos tam-
bién a la función K(P, Q) núcleo de Ja ecuación integral
(3,5). AJ hablar en el título del presente parágrafo de Ja
pequeñez del núcleo, nos referíamos a la pequeñez de
J.K(P, Q).
Buscaremos Ja solución de la ecuación integral (3,5) en
forma de una serie de potencias en J.
y(P)=y0(P)+Ay 1(P)+JLi12(P)+... (4,5)
Suslituycn<lo formalmente esta serie en (3,5), obtenemos que
Yo(P)+ ).y1( P) ·I· ).2y 2( P ) + l.ªh(P) +... =

f
= Á K(P, Q)[y0(Q) + ).yJ(Q) + .. .] dQ +f(P). (5,5)
De aquí y comparnndo los coeficientes de iguales polcnciai-;
<le A., obtenemos
y0( P) =f( P),

Y1< 1• 1(P ) = JK( P, Q)y1«Q) dQ, k =O, 1, 2, . . . (6,5)


Ecuac. integ. con núcleos cont. de mód. suj. peq 41

o sea
J'oCI') =f(P ),

Yi.( P) = j'K(P, P1)f(P1) dP1 ,

ylP) = JJK(P,P )K(P 1 1, P2)f( P2) JP1 dP,

h veces
.----..
y1,(P)s:: J... J K(P, P1)K(Pi., P.¿) •.•
. . . K( P1i-L • P,,)f(P1J dP1 ••• dP1,. (7,5)
Lá última igualdad puede ser escrita de la siguiente forma:

J
y1c(P) = KOr>(P, Q)f(Q) dQ, k = 1, 2, 3, . . . (8,5)
en donde
(T.~5

K<11>(P, Q)= f... JK(P, P 1) • • •

. . . K(P1r_ 1 , Q) dP1 •• • dP11-1,


para le = 2, 3, .. ., (9,5)
K 1(P, Q)=K(P, Q).
Utilizando nuestras notaciones simbólicas, el núcleo
K<1'>(P, Q) puede ser representado en la forma

----.,.--
K O'>( P, Q)=KoKoK o ... oK.
/;Veces
(10,5)

Por lo demostrado al comienzo de este parágrafo, todos


Jos núcleos K(k)(P, Q) son uniformement<continuos. La
42 /111rod1u:c:i1í11 . Teoremas de Frí!tl/w/111

función x< 11
>(P, Q) se llama reiteración k-ésima o iter.acción
k-ésima del núcleo K(P, Q). Como puede verse fácilmente,
todas las funciones y1,(P) son también uniformemente con-
tinuas.
Acotemos los núcleos K<k>(.P, Q). En virtud de Ja con-
tinuidad uniforme, el núcleo K(P, Q) es acotado. Sea
IK(P, Q)l<M. (l l,5)
Sustituyendo esta acotación en el segundo miembro de (9,5),
obtenemos que
( 12,5)
en donde Des el volumen de la región G. Utilizando la fór-
mula (8,5), de lo anterior obtenemos que
IYk(P)I sM~[)lrF,
en donde Fes el <ixtrcmo superior de lf(l')I . Por eso, si

IX!< ~D ' ( 13,5)

Ja serie (4,5) converge absoluta y uniformemente respecto


a P e n la región G.
l a suma de esta serie es una función continua de P, ya que
cada sumando es continuo. Como la serie (4,5) es uniforme-
mente convergente, Ja integración en la igualdad formal (5,5)
escrita anteriormente, puede ser efectuada miembro a m iem-
bro. Por eso, debido a la definición de y 1lP), según las fór-
mulas (6,5), la igualdad (5,5) tiene lugar realmente, es decir,
la fu nción y(P) definida por la serie (4,5) es solución <le
la ecuación integral (3,5).
Demostremos que esta solución es única en la clase de
funciones acotadas, si. se cumple la condición (l3,S). En
efecto, supongamos que existen dos soluciones de \a ecua-
Ec11uc. /11tc11. con uúcleos cont. de mód. su[. pcq. 43

ción (3,5) y 1(P) '} y.¿{P ). Sustituyéndolas en la ecuación (3,5)


y restando miembro a miembro las identidades obtenidas,
hallamos:
y.¿{P ) - y 1(P) == AJ K(P, Q)[y2(Q)-y1(Q)] dQ. (14,5)

Denotemos por Y el extremo superior de IY2( P)-y1(P ) J;


entonces, de (14,5), utilizando la desigua ldad (11,5), oblenc-
mos que
Y .s: i). l /vfDY.
De es Lo, y debido a ( 13,5), obtenemos
Y,,.; cY, en donde e< l.
Esto es posible sólo si Y == O, que es lo que q ucriamos de-
mostrar.
Frecuentemente conviene represen tar la solución de la
ecuación integral (3,5) en Ja forma siguiente

f
y( P )=A T(P, Q , A)f(Q) dQ +f( P) , (1 5,5)
en donde
..
F( P, Q, J.)= ;i).'<- JK<1'>( P, Q). ( 16,5)
k ~J

De las acotaciones ( 12,5) se desprende q ue la serie ( 16,5)


converge uniformemente respecto a (P, Q, A), si P EG, Q EG
l
y p,¡ < MD -e, donde e > O. De esto se deduce que la fun-
ción t'(P, Q, }.) es uniformemente continua respecto a l con-
junto (.P, Q) para una A fija, y es una función holomorfa
de A. en el círculo (13, 5), si PE G y QE G. Por eso, la inte-
gral (15,5) existe. El hecho de que ésta dé, en efecto. la
solución de Ja ecuació n integral (13,5), expresada por la
serie (4,5), se ve fácilmente, si se sustituye la serie ( l6,5)
44 lntroducci6fl Teoremas de Fredholm

en lugar de T(P, Q, .A) en el · segundo miembro de (15,5),


y se integra rcspcclo a Q término a término.
La fu nción /"(P, Q, /.) se llama resolvente de la ecuación
integral (3,5) 11<)_ Como se ve d e lo anterior, ésta se defi ne
por ~J núcleo de la ecuación integral y no depende de f(P ) .
Como la función y(P ), dada por la fórmula (1 5,5), rcprc-

•) Comparemos (15.5) y (1 3,4). Mostremos que para la.s ecuaciones


integrales (3,5) con n úcleos degenerados, para las cuales a¡(P) y b¡(J>)
son funciones uniformemente continuas y de módulo su.ficientemcntc
pequeño; es decir, para aquellas ecuaciones integrales que pertenecen
a la vez a los tipos estudiados en los § § 4 y 5, será
f(P, Q, l) ... í.l'(P, Q, J.).
Como élquí 1icne lugar el primer caso de la alternativa, se tiene que
D(..l) ;0 O.
Supongamos que en cierto punto (P0 , Qu , ?.<f)

f'(Po, Qo, At)) ~l.u l'(Po, Gu , },u), D011),. 0.

Ya que para las ecuaciones con los núcleos considerados T(P0 , Q, Av)
y l'(P0 , Q, í. 0) son continuas respecto a Q, siempre se puede hallar un
entorno G0 del punto Q0 , en el cual

Re { l-;( P0 , Q, }.,,)} ;o< Re {At>/ '(P0 • Q, l.uH


o

Por otra parte, en virt ud de la unicidad de la solución de las ecuaciones


integrales del tipo considerado, para cualquier función f (P) uniforme-
me1>te continua tiene que verificarse Ja siguiente igualdad:

Jl'U'a, Q, ).,i)f(Q) dQ.,, A


0 Jr (P11 , Q, -\i)/(Q) dQ,

En particular, esta igualdad debe cumplirse para la función /(Q), que


es igual a cero en el exterior de un entorno G0 del punto Q 0 , y positiva
en el interior de este entorno, lo cual es imposible. (¿Por q ué?)
Ecuac. lnleg. con 11úcleos co111. de mód. su/. pt'q. 45

senta la única solución de la ecuación (3,5), de aquí se sigue


que las ecuaciones (3,5) y ( 15;5) son equivalentes. Por eso,
si en la ecuación ( 15,5) consideramos y(P) como funcíón
conocida y f(P) como función incógnita, entonces la única
solución f(P) de esta ecuación viene dada por la fórmula
(3,5). l..a función K(P, Q) en esta fórmula juega el papel
de resolvente para Ja ecuación (J 5,5) con núcleo F( P, Q, Je).
Aplicando a la ecuación

J
z(P) = Á K(Q, P)z(Q) dQ +f(P), (17,5)

transpuesta a la ecuación (3,5), y los mismos razonamientos


que acabamos de hacer para la ecuación (3,5), ha\laremos
que en el circulo (l3,5) ésta tiene una solución única en
la clase de funciones acotadas, la cual viene dada por la
serie

A qui
z0( P) =f(P),

f
z1,.( P) = K(Q, P)z1,_1(Q) dQ

o, designando por K '~(P, Q) el núcleo K(Q , P), obtenemos:

Z¡(P)= JK*(P, P1).f(PJ.) dP1 ,


k veces

Z¡c(P) = J.. ..f.K"'(P, P )K*(P ,P.¡) . •. K*(P1¡-¡, P1r)X


1 1

xf(P,j dP1 • • • <IPk


46 /tltroduccMa. Teorcmns de Frcdlio/m

o bien,

J
z1.( P) = K*<11>( P, Q)JtQ) dQ, k e:: 1, 2.• ... ,
en donde
/:- 1 v eccs

K*(1'>(P, Q)= J... JK *(P, P 1) ••• K*(.P1c- t. Q) dP.1 .. . dP,, _., .

Escribiendo las integrales respectivas es fácil ver que


K'*<11>(P, Q) =K<11>(Q, 1'). De esto se desprende que la sol u·
ción de In ecuación ( 17,5) puede ser representada en la
forma

J
z(.P)= 2 J'*(P, Q, Á)f(Q) dQ +f(.P), ( 18,S)
en donde
f'*(P, Q, l.)=T(Q, P, Á).
De este modo, vemos que en el clrculo (13,5), para cual·
quier función uniformemente continua f(P) y bajo las co11di-
cio11es impuestas al núcleo, tanto la ecuación (3,5), como ,\'U
trarrspuesta (17,5), tienen solución Úllica., es decir, hemos de-
mostrado que aquí siempre tiene lugar e\ primer caso de
la alternativa de Fredholm.
Señalemos las dos fórmulas siguientes:

.f'(P, J
Q, ).)=K(P, Q)+.A K(P,P 1)T(PJ, Q, 1.) dPP (19,5)

l'(P, Q, J.) = K(P, Q)+). Jl'(P, P 1, J.)K(P 1 , Q) dP1 • (20,5)

Para comprobarl as, basta sustituir en lugar de T' la serie


( 16,5), y luego comparar los coeficientes de iguales poten·
cias de 1, utilizando la fórmula (10,5).
&uac. i11reg. "'n 11úcleas próx. a /ns degcn. 47

El método de las aproximacíones sucesivas puede ulili-


1.arse para Ja resolución aproximada de ecuaciones integra-
les para p,J suficientemente pequeño •>.

§ 6. Ecuaciones integrales co1t míc/eos próximos a Jos degenerados

Sea dada Ja ecuación integral

J
y(P) =l. K(.P, Q)y(Q) dQ +J(P), ( 1,6)

en donde f(P) es una función uniformemente continua, y


m
K (P, Q) =_¿ a¡{P)b¡(Q) + K 1( P, Q) = A(P, Q) + K 1(P, Q).
1-1

Aquí a1(P), b;(Q), K 1(P, Q) son funciones uniformemente


continuas y, por lo tanto, acotadas, ya que sus dominios
de definición son finitos. Nuevamente, nos es indiferente si
estas funciones toman valores complejos o sólo reales.
Para que los cálculos ulteriores, que por cierto, son has·
tatlte complicados, no oculten la esencia de la cuestión, nos
será más cómodo escribir las ecuaciones inlegrales en form:i
simhólica.
La. igualdad
"P( P) = fK(P, Q)y(Q) t!Q (2,6)

convendremos escribirla simbólicamente en In forma


1p=Ky.

--~·-
•) Compa.rar con L. V. Kuntorovich y V. I. Krylov, Métodos Apro·
ximndos clel Análisis Superior, 511 ecl, Fiunatg!,U?~ 1962. c.ao. II, § 2
48 T111rot1uccici11. TeoremCL~ ele Frcdlwlm

De este modo, designaremos po r K el operado r que


transforma la fun ción y(P) en la función 1p(P)= JK(P,Q)·
· y(Q) dQ. Este operador se determina por el núcleo K(P, Q).
Designaremos por K* eJ operador que se determina por el
núcleo transpuesto K*(P, Q) = K(Q , P). El simbolo E desig-
nará el operador que transforma la fu nción y(P) en sí misma,
o sea, Ey ==y para cualquier función y(P). El operador K1 ± K2
se define por la igualdad
(K1 ±K.¡)y =.K1y±K'JY
para cualquier función y(P). El operador Kt Kz. lo definimos
mediante la siguiente igualda d :
Kif(,¡y= Kt(KIJY)
para cualquier función y(P).
Fácilmente ¡;e ve que, si K 1 y K 2 son operadores del tipo
(2,6) con núcleos K 1(P, Q) y K 2(P, Q), entonces eJ operador
K1.±K2 se determina por el núcleo K 1(P, Q)±K2{P, Q). y el
operador K1K2 , por el núcleo K1 o TGJ..
De esta manera, la ecuació n (l ,6) puede escribirse en
In forma
(E-1.K)y=f
Antes de pasar a la demostración de los teoremas de Fred·
holm para Ln ecuación (1 ,6), enunciaremos 1~ s iguientes
lemas:
.Lema 1. Si A ( P, Q) es un núcleo degenerado y K( P, Q)
t'S un mícl<!o continuo cualquiera, en/onces A o K y K o A son
también nlÍclcos degenera dos.
Lema 2. El núcleo transpuesto a K1 o K2 es igual a Kt o Kt.
La validez de estas a firmaciones es fácil comprobarla,
considerando las fotegrales rcspccti°vas.
Ec11ac. integ. con mícfcos pr<ix. a los clege11. 49

D emostremos a hora, que para Ja ecuac1on (1 ,6), si


1 M: 0.
A. j < en donde MJ. es el extremo su perior de los
va lores de IKJ.(P, Q)I, y Des el volumen de la región G, tienen
lugar los tres teoremas de Fredhohn.
1. Primer teorema .de Fredholm. Demostremos que, si la
ecuación homogénea (l ,6) tiene sólo solución trivial, enton ~
ces la ecuación no homogénea (1,6) tiene solución pnra
cualquier función f(P).
Sustituyendo K por A + K 1 , escribimos la ecuació n ( 1,6)
en Ja forma
(E - AA - A.KJ.)Y =f,
en donde A y KL son los operadores correspondienlcs a los
núcleos A(.P, Q) y K¡(P, Q). Entonces
(E - /..K1)y=A.Ay+f. (3,6)
Hagamos

l
Como 1J. j < MiD , de la fórmula ( 15,5), demostmda en el
parágrafo anterior, se deduce que
y=11+ i.P.r¡=(E+ ;l.I')17, (S,6)
en donde r es el operador correspondiente a la resolvente
I'(P, Q, A.) del núcleo KJ(P, Q). Sustituyendo esta expresión
de y(P) en la ecuación (3,6), obtenemos:
17 = ).A(E + J.I')'r¡ +/
o bien,
[E-AA(E+).I')] r¡=f. (6,6)
Del lema 1 se deduce que el núcleo A ( P, Q) + A ·:> f.I' de
esla ecuación integral es degenerado. De esta manera hemos
demostrado, que a ~ida solución y(P) J e la ecuación ( 1,6)

4
50 In1rotl11cció11. Te<>l'tma!t de Fredho/111

le corresponde, según la fórmula (4,6), una solución 1¡(.P)


de la ecuación (6,6) con núcleo degenerado.
Recíprocamente, es fácil comprobar que a cada solució n
?'J( P) de la ecuación (6,6) le corresponde una solución y(P)
de la ecuac.ión ( 1,6), determi nada p or la fórmula (5,6). Luego,
si la ecuación homogénea (6,6) tiene solución no trivial, Ja
ecuación ho mogénea ( 1,6) también poseerá. solución n o Lri-
víal, la cual se determina por la fó rmula (5,6).
Puesto que, por la hipótesis, Ja ecuación ho m ogénea ( 1,6)
sólo tiene solución trivial, entonces, p or consiguiente, In
ecuación homogénea (6,6) también tendrá solamente solu-
ció11 trivial.
En el § 4 se demostró el primer teorema de Fredho lm
parn la ecuació n (6,6) con núcleo degenerado. Po r eso, la
ecuación no homogéneq (6,6) tiene solución ·r¡( P) para cual-
q uier función JU'). Por la fó rmula (5,6) obtenemos la solu-
ción y( P) de la ecuación (1,6) pura cualquier funci ó n f( P ).
Es cviduntc, que esla solución es única.
Con esto el primer teorema de Fredholm qucd~~ demos-
trado, puesto que, si In ecuación homogénea tiene solució n
no trivial, la ecuación no homogénea, o bien no tiene solu-
ción, o bien esta solución no es única.
2. Segundo teorema de Fred/wlm. D emostremos que, si
¡;i.¡< M:.o, In ecuación ( E-).A -.AKJy=O y su trnns-
puesta
(E-l.A*-1.Kt)z =O (7,6)

tienen un mismo nl.'.11nero de soluciones linea)mentc indc·


p end ientes.
Obsérvese que las ecuaciones h o mogéneas (1,6) y (6,6)
tiunen un mismo número de soluci ones linealmente indc- ·
pendientes, puesto que a cada p soluciones linealmente in·
Ecuac. i11teg. cnn núcle<IS próx. a los dcgen. 51

dependientes de una ecuación le corresponden, según la fór-


mula (4,6) o (5,6), p soluciones linealmente independientes
de la otra ecuación.
En virtud del lema 2, la ecuación homogénea transpuesrn
a ( 6,6) lienc Ja forma
[E - .l.(E + A.I'*)A*]C = O. (8,6)
Como la ecuación (6,6) tiene núcleo degenerado, entonces,
por el segundo teorema de Fredholm, demostrado en el § 4
para las ecuaciones con núcleos degenerados, las ecuaciones
homogéneas (6,6) y (8,6) tienen un mismo nlimero de solu-
ciones linealmente independientes. Demostremos ahora que
las ecuaciones (8,6) y (7,6) son equivalentes. Supongamos
que cierta función C(P) es solución de la ecuación (8,6).
Demostremos que ésta satisface también a la ecuación (7,6).
Aplicando a ambos miembros de la igualdad (8,6) el <.)pera-
dor E-J.Kf, obtenemos:
(8 - A.Kt)[E ~ IL(E+ IJ'*)A*)':=
= [E-i.Kt - i.(E -J..Kf)(E + l.I'*)A'~]~ =O. (9,6)
Ya que de las fórmulas (17,5) y (18,5) se dcspre11de que
(E - ).Kf)(E + i.I'*)rp - <p
para cualquier función 1p(P), entonces, de la igualdad (9,6)
obtenemos:
(E-A.K"[-1.A.*)C=O,
que es lo que se quería demostrar.
Análogamente, aplícando el operador E + J.I'* a ambos
miembros de la igualdad (7,6) y utilizando la jgualdad
(E+ ).I'*)(E - í.Kt) = E obtenemos que cualquier solución de
In ecuación (7,6) sati!>face a Ja ecuación (8,6). De este modo,
~hemos demostradb que las · ecuaciones homogéneas (J ,6),
52 b1troducci<Ífl. Teoremas de Fredlrolm

(6,6), (8,6) y (7,6) tienen u~ · mismo número de soluciones


linealmente independientes. Con esto queda demostrado el
segundo teorema de FredhoJm.
Aq uellos valores de A., para los cuales se cumple el se-
gundo caso de 1a alternativa de Fredholm, en la ecuaci<.Sn
(l,6), se llaman valores propios de la ecuación (1,6) (auto-
valores) (o del núcleo K(P, Q) ; compárese con el § 2), y las
soluciones no triviales correspondientes de Ja ecuació n ho-
mogénea, funciones propias (o autofunciones) correspondien·
tes a dicho valor propio.
Como en eI circulo 1i. I < ;,,D , I'(Q, P, J,) es una fun-
ción holomorfa de A., el determinante (11,4), correspondiente
a la ecuació n degenerada (6,6), también es una función holo-
morfa de ). en este circulo. Para A.= O este determinante es
igual a I. Por consiguiente, no es idénticamente nulo. Por
eso sus raices no pueden tener puntos de acumulación en
este círculo. Por lo tanto, los l'alores propios A. tle la ecuación
( 1,6) no pueden te11er puntos de acumulación en el círculo
IA.l<M:D .
3. Tercer teorema de Fredholm. Demostremos que la so-
lución de la ecuación (1,6) existe si, y sólo si,

ff(P)z(P) dP=O
en donde z(P) es una solución cualquiera de la ecuación
homogénea (7,6) transpuesta a ( 1,6).
En la demostración del primer teorema de Fredholm
para la ecuación (1,6) se ·estableció, que la ecuación (J ,6)
tiene solución si, y sólo si, exíste solución de Ja ecuación
(6,6) con núcleo degenerado. En el § 4 se demostró que la
Ecuac. integ. co11 núcleos umform. commuo.t 53

ecuación (6,6) con núcleo degenerado tiene solución si, y


sólo si,
_ff{P)C(J>) clP=O,

en donde C(P) es una solución cualquiera de Ja ecuación


(8,6). Pero, de acuerdo con lo que acabamos de demostrar,
el conjunto de estas soluciones C(P) coincide con el con-
junto de las soluciones z(P) de la ecuación (7,6). Con esto
queda demostrado el teorema.

§ 7. Ec11acío11es integrales con mícleos


u11iformeme11te comimco.v

Cualquier núcleo uniformemente contjnuo K(P, Q) puede


ser aproximado uniformemente, con una exactitud arbitra-
ria cualquiera por núcleos degenerados. En efecto, sea
K( P, Q) una función uniformemente continua respecto a
( P, Q), definida en una región finita G. Por el teorema de
Weierstrass, demostrado en el curso de análisis *}, para
cualquier s >O existe un polinomio tal K0(P, Q), de grado
suficientemente grande respecto a las coordenadas de los
puntos P y Q, que en toda la región G ·
IK(P, Q)-K0(P, Q) I <e.
Es evidente que cada término del polinomio K0( P, Q) puede
ser representado como un produclo de dos factores, uno de
los cuales depende sólo de las coordenadas del punto P, y

•) Véase, por ejemplo, R. Courant y D. Hilbert, M6todos de la


F~ica Matemática, t. I, cap. ll, § 4; S. L. SoboJcv, Ecuaciones de la
Física Matemática, 1° ed., M. - i...., 1947, pág. 229.
54 /11troduccí611. Teoremas de Frcclh<>lm

el otro, sólo de las coordenadas del punto Q. Por eso, po-


demos escribir
·""
K(P, Q) ""2,'a¡(.P)b¡(Q) + K,(P, Q),
1 .. t

siendo, además
IK¡(P, Q)I <F.
De a.qui, y aplicando el teorema demostrado en el pará-
grafo anterior, obtenemos que en el círculo
l
p,¡.c:eD'
en donde D es el volumen. de la región G, sean válidos todos
los teoremas de Fredholm, y que en este círculo no existan
puntos de acumulación de los valores propios de .A. Como
e puede tomarse tan pequeño como se quiera, de esto se
deduce la validez; de estos teoremas en circulos arbitraria-
mente grandes con centro en el punto Á = O; es decir, su
validez en todo el plano )..
Repasemos los razonamientos que nos Llevaron a la de-
mostración de Jos teoremas de Fredholm para las ecuaciones
con núcleos uniformemente continuos. Primeramente, (§ 4),
hemos demostrado estos teoremas para ecuaciones integra-
les con núcleos degenerados. En el § 6 estos teoremas fueron
demostrados para ecuaciones con núcleos próximos a los
degenerados. Y en el presente parágrafo se demostró que
cualquier núcleo uniformemente continuo puede ser apro-
ximado uniformemente con una prccisfón arbitraria por un
núcleo degenerado. Con esto obtuvimo:> la demostración de
los teoremas de Fredholm para las ecuaciones integrales
con núcleos uniformemente continuos cualesquiera.
El método con el que hemos demostrado aquí los teo-
r~mf! S c.I~ fr~dholm pcrten~~c ;¡ E. ~~hmi9t, ~n 111i exposi·
Ecuac. i11teg. c.on micle<Js tlel tipo K(P, Q)/PQ 1 55

ció n he utilizado los apunLos de las clases de S. L. So bolev.


Obsérvese, que se pueden resolver, aproximadamente, ec ua-
ciones integrales con núcleos continuqs, sustituycnd o estos
núcleos por núcleos degenerados, próximos a ellos•>.

§ 8. Ecuaciones i11tegrales co11 núcleos


. K(P. Q)
dd llPO - - -
.PQ:i.

1. Aquí P y Q pertenecen a una regió n finit a cerrada


G (véase Ja observación on la pág. 39), y K(P, Q> es una
función continua respecto a los puntos ( P, Q) (o sea, del
conjunto de puntos P y Q); PQ es In distancia entre los pun-
tos P y Q. La finalidad del apartado 1 del presente pará-
grafo es demostrar que, par(I las ecuaciones integrales con
núcleos de este tipo, siendo oc< d, en donde d es la dimensión
de fa región O, en todo el plano i, se cumplen los trl:.'s teore-
mas de Fredholm , y que, e11t<J11ces, los valores propios ). 110
pueden tener punttJS de acumulaci<Jn finitos.
Dernostremos previamente el siguic nlc lema para los
núcleos K,(P, Q) y K~(J', Q) continuos respecto a ( P, Q ), si
P ~Q. P EG y QEG.
Si
( 1, ~)
y
(2,8)

•>Comparar con L. V. Kantorovich y V. I. Krylov, Métollos A pro·


.'(ilm1Jos del Análisis Superior, 5ª ed, 1962, cap. U, § 4.
S6 /111rod11cciJn. Teoremas <le Frcdf1olm

cnto11ces cx;ste la i11tegml

)' ésta c's cv11timw rcspecto a (/', Q), si P es 1//fere11tc de Q ;


además
1K 3(P, Q)I < PQ>:.: .-::;¡si rx1 +a-¿> ti,
0 (3,8)
)l

en dvnd<' A 3 y A,1 son tlllCJ.Y constantes. Si, en cambio, ct1 + IX:¿< d,


entonces esta ;ntegral existe y es una función uniformemente
continua respecto a ( P, Q) *>.
Demos/ración. Sea P ~Q. Entonces

,..._....__,
d

== J... J A 1A2 dxl') ... dx~ >


1
···~ =l. (5,8)
r "" /) [
'
11
_¿ (x, - x,'( ))2 ] -::;-• • [ le/ (x,1( ) - ]-¡-
Y1)=
l= l /al

Aquí X¡, xP>, y,-, i = l, ... , d, son las coordenadas de los


puntos P, P1 , Q, respectivamente; D es el diámetro de la
región G, o sea, et extremo superior de las distancias entre
dos de sus puntos;

•) Comparar con S. L. Sobolev, ·ecuaciones de la Fisica Matemá-


tica, ¡ci edición, M. - L., 1947, pág. 233.
Ecuac. integ. con mícleus del tipo K(P, Q)/PQ> 51

Para simplillcar los cálc ulos sin restringir la generalidad,


hagamos
x 1 = .. . =-XJ=O; y 1 = (!, Y.,¿=· .• =y,¡= 0,
en donde 11 =PQ. Pongamos 1ucgo
xP> = ~,.
En tonces la i ntcgral l que figura en el segundo micm brn
de (5,8) puede escribirse así:

Obsérvese que, si 1( Z~~;;.:: 2, entonces


t 1-J.
(6,8)

En efecto, de la fig. 2 se vo que PM + OP~ OM. Pero OP= 1.

Por consiguiente, PM<::OM-1 =~ (OM + (OM-2)). Pero,

por hipótesis, OM ~2. Por eso, PM';¡¡:. º:1.


5X l11troci11ccián. Teoremas de Frctflwlm

Descompongamos la integral I en dos partes y utilice-


mos la acotación (6,8). Entonces se obtiene:
[,,;;: A 1A~
()11., + tt, -ll
f... f °'- •
d~ ... d~d
ll<o
+
~ • • d ¡J -

Z~i""I [ .~~~12 ·[<~1-02+ .¿~¡]i


.1=1 t=~

~· é~4~·~=-cl f... J ·~·.!'J!.'...:.~; ::~ .


2

.1~ ¿;r,=:~ [ í ~7 ]-
,f =l .
2

La íntegra! en el primer sumando es convergente y da cierta


constante C1 que no depende de e. Para el cálculo de Ja
segunda integral, pasemos a coordenadas polares. Se ob·
tiene: D
(!

l,.; Cit.!<1-12,-a, + C.!J/-<t, -» r.c1-1-,,,-4 dr., J (7,8)

en donde C2 es una constante posiLiva.


Si tx.1 +o: 2 .,,.cf, entonces de la última fórmula se deduce que

es decir, se obtiene la acotación (3,8).


Si oc.1 + a 2 = d, entonces de Ja fórmula (7,8) se desprende que
D
l ~ C1 + C2 in 2!.l ,
es decir, la acotación (4,8) para K(P, Q) *>.
*) Bn las consideraciones subsiguientes, el caso cc1+ ocz = d siempre
pu~d~ ~cr 1;xcluido1 aumentando un poco 0:1 o rx 2 •
Ecuac. brteg. rQ11 núcleos del tipo K(P, Q)/PQ"' S9

Si, en cambio, cx1 + rJ. 2 <d, entonces es evidente que


.K3(P, Q) existe también para .P= Q. Luego, de la acotación
(7,8) se sigue que ..

f ~ C ,,11-"•-"• + Ct<,tl-"'•-«t [ ( D)d-r:i,-"• - 2:1-.,,-.,,] s C (8 8)


l. d- IX¡ - «t . ~ :1 • '

en d onde C,1 es una constante.


Demostremos ahora que K 3(P, Q) es s iempre continua
y depende de ( P, Q), si P no coincide con Q. Para esto
observemos que
Ka(.P, Q)- Ka(.P* , Q*)I ~
-:s: IK3(P, Q)- Ki P, Q*)I + IK3(P, Q*) -K:¡(P*, Q*)I s

: :; f IK,(P, P,)I · 1 K2(P., Q) - K1:(Pp Q*)I dP .. ..¡.

+ JIK2(P1 , Q*)I · IK1(P, I'¡)- K1(P'4l, P1)I dP1. (9,8)

Hemos supuesto que las funciones K 1(P, Q) y K2( P, Q)


cslítn dadadas para lodos los puntos P y Q (si P ;11! Q) per-
tenecientes a G, y que K 1{ P, Q) y K.i.( P, Q) son continuas
siempre que P ~ Q. P o r eso, en cualquier conjunto cerrado
de puntos (P, Q), que no contenga puntos para los cuales·
P = Q, las funciones K 1(P, Q) y Kf..P, Q) son uniformemente
continuas respecto a ( P, Q). Por consiguiente, cada una de
las diferencias que figu ran bajo el signo integral es uniforme-
mente pequeña con respecto a P 1 , siempr'e que los puntos
Q y Q*, P y P* estén suficientemente próximos entre sí en
toda Ja región•G· de puntos P 1 , a excepción de ciertos en-
tornos G1 , G 2 , G3 y G~ de los puntos .Pi = Q, P 1 =Q*, P1 = P
y Pl.= P*. En los entornos G1 , G2 , 0 3 y G4 incluimos Jos
punto~ d.e G, que gistan respcctivament<; de Q, (J*, P, (' *
60 l11trnd1¡cció11. Teoremt1S de Fredholm

no mús de un cierto r fijo, pequeño, que no varía al apro·


ximarse P a P* y Q a Q*. Por eso, en virLud de las con·
diciones ele (1,8) y (2,8), las integrales que figuran en (9,8)
y son tomadas sobre las regiones G- (G1 + G2 ) y G- (G:1 + G~)
se hacen arbitrariamente pequeñas, cuando Jos puntos (P, Q)
y (P*, Q*) están suficientemente próximos. Las partes de
las integrales (9,8), tomadas sobre los entornos G1 , G2 , G:\
y G4 , como consecuencia de las condiciones ( 1,8) y (2,8),
también son arbitrariamente pequeñas, cuando r -0, si
PytQ.
Si, en cambio, cx1 + a.2 <d, entonces, cuando los punlos
(P, Q) u (P*, Q*) están suficientemente próximos, las inte-
grales (9,8) son arbitrariamente -pequeñas~ incluso si los
puntos P y Q (o P* y Q*) coinciden, ya que en este caso las
partes de estas integrales tomadas sobre los entornos G.u G2 ,
G3 y G4 ticn<lcn uniformemente a Orespecto a (P, Q), cuando
r~o.
En efecto, la primera de las integrnlcs (9,8), lomada sobre
estos entornos, no es superior a la suma

Cada una de estas integrales se acota utilizando la desigual·


liad (8,8). Análogamente se acota la segunda integral de
(9,8), tomada sobre G1,, G2 , G3 y G4 .
De esto se deduce la continuidad de la función K.J(P, Q)
en toda la región cerrada en que está definida y, por lo
tanto, su continuidad uniforme.
.Dediquémonos ahora al estudio de las ecuaciones inte-
grales
f
y(P)=). K(P, Q)y(Q)dQ +f(P), (10,8)
Ccuuc lf/lcg. con 11úclaos del tipo K(P, Q)/PQ.. 61

en donde K(P, Q) tiene la forma indicada en el título del


presente parágrafo, para rx<d. La función f(P) la conside-
raremos continua en Ja regió n cerrada, y por lo tanto, aco-
tada; consideraremos también sólo las soluciones contin uas
de esta ecuación. Obsérvese que, de manera completamente
análoga a lo hecho en el párrafo anterior, es fácil demostrar
que con las s uposiciones hechas sobre K(P, Q), cualquier
solución acotada de la ecuación ( 10,8) es continua, si/( P)
es continua.
Demostremos, ante todo, que para IJ.I suficientemente
pequeño, esta ecuación , al igual que su transpuesta, tiene
solución única en la clase de funciones acotadas. Como para
la ecuación transpuesta todas las demostraciones son iguales
a las de la ecuación dada (l0,8), nos limitaremos a consi-
d erar sólo la ecuación (10,8). La demostración de Ja existen-
cia y de la unicidad de Ja solución d e la ecuación (10,8)
se lleva a cabo de igual forma a como ·se hizo en el § 5.
Buscaremos Ja solución en forma de serie:
y( P) = y 0 ( P) + J.yi( P) + A.2y 2(P) + ... (11,8)
Como en el § 5, obtenemos que

y,~P) =f(P), Yk+ 1(P )= f K(P,Q)y,,(Q)dQ,


k = O, 1, 2, . ..
Aplicando el lema recientemente demostrado, de aqul oh·
tenemos que todas las y 1,(P) son funciones con tinuas de P.
Acotemos sus módulos . Supongamos que
lf(P)I <N,
en do nde N es una constante. Sea M el extremo superior
de Jos valores de la integral
62 l11troducci<í11. Teoremas de Fredltolm

JIK{P, Q)l dQ
(M, c.vidcntemcntc, existe). Entonces es fácil ver que
IYk(P)I :;;.NM''.
De aquí que, para
1
¡J.¡ <M-i:.(e >O),

la serie (l 1,8) converge uniformemente respecto a ), y da


una. función holomorfa respecto a J. y uniformemente con-
tinua respecto al 9onjunto (P, l.). Completamente igual que
en el § 5, se demuestra que esta serie dá Ja solución de la
ecuación integral (10,8). y que no existe otra solución de
esta ecuación en la clase de funciones acotadas.
Del mismo modo que en el § 5, hallamos que esta solu-
ción y( P) puede representarse en la forma

y(P)=}. .fJ'(P, Q, ),)f(Q) dQ+f(P),


en donde
F(P, Q, /,)=K( P, Q) +J.K<2>(P, Q) +J.2K<ª>(P, Q) + ... (12,8)
El primer término de esta serie es igual a

K(P, Q)=K(:Q?), <1.<d, (13,8)

en donde K(P, Q) es una función uniformemente continua


respecto a (P, Q). Como Ges una regi6n acotada, de aquí
se deduce que la funci ón K(P, Q) es también acotada, y por
el lema dellloslrado al principio de este parágrafo,
2
I K< >(P' Q)I <-~·- ·
PQto.-d ,
Ec11ac. lnteg. con núcleos del tipo K(P, Q )/ PQ« 63

en ge neral
IK (m)(PQ)l
>
-c p(lrn11-(m
··· Am
- 1)d
*)
'

si m~-(m-l)d > O. Aquí A y A 111 son unas const.inlcs.


Como a..<d, entonces para m sulkientemente grande ten-
dremos que
mr:1. -(m - 1) d <O.

Entonces, en virtud del lema demostrudo, K<"'>(P, Q) es una


'función uniformemente cont inua respecto a (J>, Q) . Todas
las i teraciones siguientes K<P>(P, Q) serún también un ifor-
memente continuas. Además, para p:::..111 tenemos que

IK (p+ l)( P, Q)l ... jJK(P, Pl)K<P>( P,, Q) dP,¡,,,.


-:;;; M pf 1K(P, P 1)1 tlP
1 r;. M 1,M,

en donde M~ es el ex.tremo superior del módulo deK<P>(P, Q)


De nqu'I se obtiene la de mostración de In convergencia uni-
forme de la serie (t2,8) respecto a P, Q y). (para A<~- 1').
igual a como fue demostrado para Ja serie ( 16,5). Razona-
mientos análogos se pueden hacer para. la ecuación trans-
puesta.
Todas lél S fórm ulas obtenidas en el § 5 siguen siendo
válidas.
Después de esto, todos los razonamientos del § 6 son
apl i~1blcs a las ecuacio nes integrales con núcleos del tip<)
111
K(P, Q) .. Z a,{ P )b,{Q) + K 1(P, Q),
,_,
•} Véase la nota en la p ág. 58.
64 ln,troduccirí1r. Teoremas de Frcdho/m

en d onde ai{P) y bi{Q) son continuas en G y K1(P, Q) tiene


la forma {J 3,8). De este modo, se obtiene Ja demostración
de los teoremas de Fred holm en el círculo
1
p.¡ <M1'
en donde M 1 es el máximo de los extremos superiores de
las integrales:

JIK1{P, Q)j ''º· f IK1(P, Q)I dP.


Además de esto, resulta que en este círculo no puede
haber puntos de acumulación de los valores propios de /..
Pasemos ahora a Ja demostración de los teoremas <le
Fredholm para Jas ecuaciones integrales con núcleo del tipo
indicado en el título del presente parágrafo. Hagamos
</ic(.t) "" X, SÍ X '!S C,
rrc(x)= C. si x>C.
Entonces la función
Kc( P, Q) =K(P, Q)<pc (p~,.)
será uniformemente continua respecto a (P, Q) para todo C.
Parn un valor C suficientemente grande, las integrales
f IK( I', Q)-Kc(P, Q)I dQ, JIK(P, Q)-Kc(P, Q) I dP
serán uniformemente pequeñas respecto a P y Q, respectiva-
mente. Como se dijo en el § 6, una función uoiformen:iente
continua Kc(P, Q) puede ser aproximada uniformemente en
la región G con una precisión a rbitraria por sumas del tipo
m
Sm(P, Q) = ¿
1~1
a¡(P)b;(Q).
Ec11nc. integ. COJl núc/eo3 del tipo K(P. Q)¡ PQ o. 65

Ento nces, tenemos que


K(P, Q) == Sm(P, Q) +K(P, Q),
y, además, el extremo superior de los valores de

f IK(P, Q) I dQ, f IK(P, Q) I dP


puede hacerse menor. que cualquier 6> 0. De aquí se ob·
tiene la demostración de los t res teoremas de Fredholm en
todo el plano A. para las ecuaciones integra les con núcleos
del tipo ( 13,8). Además, se obtiene la demostración de que
no existen puntos de •icumul.ición fl nitos de 1os valores p ro·
pi os.
La demostración que acabamos de hacer, de los tres
teoremas de F redholm para núcleos del tipo (13,8), en lo
fuúd amental repite Ja demostración de estos teoremas para
núcleos acotados uniformemente continuos. En esencia, la
demostración de estos últimos teoremas se basaba sólo en
el hecho de que ciertas integrales eran pequeñas; la exigen-
cia de que los integra.ndos fuesen pequeilos era superflua
para ello. Esto, precisamente, se tuvo en cuenta en eJ pre-
sente parágrafo.
Observación. Supongamos que e1 núcleo K(P, Q) es una
función continua de .P y Q, cuando PEG, Q EG y l' ~Q.
. y sa tisface a la condición 1 K(P, Q) j < ~.. , O..-rx.< d.
' Sea e ,,.o y r,,,. +F.< d. Entonces
K(P Q) = K(P,Q)PQo.+t = K(P, Q>
' PQo.+a PQ«+' '
en donde K(P, Q) es una función continua de P y Q. De
este modo, para los núcleos del tipo indicado también son
válidos lodos Jos teoremas de Fredhohn .
2. Muchos problemas de la fisica matemática llevan al
.estudio de ecuaciones integrales, en las cuales la integración
66 lntroduccM11. Teorcunos do Frcdholm

se efectúa no sobre una región del espacio euclídeo d-dimen·


sional, sino sobre una curva, superficie o variedad*> de
mayor dimensión, sil.linda en un espacio euclídeo de dimen·
sión suficientemente grande.
Para las ecuaciones integrales de este tipo también son
válidos los teoremas de Frcdholm . Más adelante demostra-
remos cómo· se pueden demostrar Jos teoremas de Fred-
holm, utilizando los razonamientos del apartado 1, en el
caso en que la región de integración sea una superficie ce-
rrada regular en el espacio tridimensional. Para otras varie-
dades las demostraciones son análogas.
Asi pues, sea dada la ecuación

J
y(P) =J. K(P, Q)y(Q) dSQ +f ( P), (1 4,8)
s
en donde Ses una superficie cerrada regular en et espacio
tridimensional (suponemos que en cierto entorno suficiente·
mente pequeño de cualquier punto A ES, un a cualquiera de
las coordenadas de fos puntos de S es función con derivadas
continuas de las otras d os coordenadas) ; dSq es eJ elemento
del área de la superficie S ; PES, QES y f(P) es una función
continua dada en S. Sea, además, K(P, Q) x¡,~a.Q), donde
K(P, Q) es una función continua cuando P ES y Q ES; Os
:oa: ix. < 2 y PQ es la d istancia entre los puntos P y Q en el
espacio tridimensional. Para demostrar mediante los ra7.o·

•) Por variedad d-dimensional diferencia.ble continua M, en el


espacio euclídeo n-dimensional E11 (O<d< 11) se entiende un conjunto
M ncotado, conexo y cerrado de puntos, perteneciente a Fn , y tal,
que en cierto entorno ele cualquier. punlo A E M, algunas (n - d) coor·
den:uJus de los puntos de M son funciones con derivndas continuas
do las restantes d coordenadas.
F.ct1<1('. i11teg. r.on 111trle11.1· del tipq K( l', Q)/l'Qo' 67

namientos del apartado 1 todos los teoremas de FredhoJm


para la ecuación (14,8) considerada, es suficiente demostrar
que sigue siendo válido el lema del apartado 1 y que todo
núcleo continuo K 1(P, Q), dado en S, puede ser uniforme-
mente aproximado por u n núcleo degenerado con cualquier
grado de exactitud. Los razonamient os restantes de los § § 4,
.5, 6, 7 y 8 se extienden automálicamente a las ecuaciones
del tipo considerado.
El núcleo continuo K 1(P, Q) puede considerarse co mo
una función continua, definida en cierto conjunto cerrado
S 2 en e( espacio de 6 dimensiones (Xp,yp,Zp,Xq , yQ,ZQ) ·
Este conjunto se obtiene cuando Jos puntos P(xp, Yp• zp) y
Q(xq , YQ, zq) recorren el conjunto S, independientemente
uno del otro. Denotemos por R el cubo, en e! espacio
(xp , Yp . z,, , xq , YQ• ZQ), que contiene a todos los puntos del
conjunto S 2• Una función continua, dada en el conj unto
cerrado S'l., puede p ro! ongarse hasta que resulte u na fun -
ción continua, dada en R *>. Del teorema de Weierstrass se
tiene, que una función continua, dada en R, puede aproxi-
marse uniformemente por un polinomio con una precisión
arbitrarja. Si consideramos ahora este polinomio sólo en S 2,
entonces, éste será, precisamente, un núcleo degenerado que
aproxima al núcleo K,l(P, Q) con cualquier precisión.
Verifiquemos ahora el lema del apartado 1, § 8. .Para
demostrar que K 3(P, Q) es continua para P -FQ, en forma
análoga a Ja demostración dada en el p. 1, es suficiente
verificar, que para r suftcientemente pequeño, la integral
del tipo

f
dSp,
QP:'
S(Q,r)
0..:"<2,

•> P. S. Alcxan~rov, Introducción a. la Tcorla de Conjuntos y


Punciones, Gostejizdat, 1948, cap. 6, § 13, pág. 284.
(il! lmr t>d11r.ció11. Teoremas de Fredho!m

tomada sobre la parte de la superficie S, ubicada en la esfera


de radio r, con centro en el punto Q, cambiará gradual-
mente respecto a Q, en un pequeño entorno de cierto punto

ºº' Supongamos que en un entorno del punto Q0 Ja super-


ficie S está dada por la función con derivadas continuas z =
=f(x, y) y Q' y P~ son las proyecciones de los puntos Q
y P 1 sobre el plano z =O. Como dS < C dx dy, en donde
C es una constante, y, además, Q'P~ =-QP1 , se tiene :

dSt» < J Cdxdy


J QP:
S(Q, ') S(Q', t )
Q'P{a •

Esta última integral puede hacerse arbitraríamcnte pequeña,


si r es suficientemente pequefio.
Para demostrar la continuidad de K3(P, Q) para P = Q
y o:_L+ <M¡,<d, basta acotar, de la..misma manera, Ja integral
del tipo

f
.S(Q, t )+S(I', r)
PP~_'QP~•'

cuando P y Q varían en un entorno pequeño del punto


P * = Q* y r tiende a cero, utilizando la desigualdad (8,8).
Para demostrar Ja validez de Jas desigualdades (3,8) y
(4,8), demostremos que lns funciones
K3 (P, Q)PQ~• +a,-d, si a 1 + i>:2 >d,
y
K 3(P, Q)
si
lln PQI+ l '

para PES, Q ES y P 96 Q, están acotadas.


Ecuac. integ. con núcleos del tipo K(P, Q),'P Q• 69

Para ello, supongamos que nucstru afirmación no es


cierta. Entonces existen dos sucesiones de puntos Pi. ES,
P'J. ES, . . . , Q 1 ES, Q:? ES, .. . , donde P1 ;dQ" que

1Ka(P,,Q,)IPQ7'+a,-d ..... 00 , cuando i--. (15,8)

Podemos suponer, además, que las sucesiones P, y Q, Sllll


convergentes, es dcór, que
P1 -P0 ES, Q; - Q0 ES.

De Ja continuidad de Ja función Ka(P, Q) para Pi>6Q, de-


mostrada anteriormente, se deduce que P 0 = Q 0 • Suponga-
mos, para fijar ideas, q ue en cierto entorno U sufioientc-
ment.c pequeño del punto P 0 , la coordenada z de los puntos
de Ses una función de x e y con derivadas continuas, y que
en este entorno se ''eriflca la desigualdad tlS :s C dx dy (C
es una constante). Entonces, para todas las l suficientemente
grandes, se tiene que

donde los trazos indican las proyecciones sobre el plano


z::i O. Puesto que el último de Jos s umandos obtenidos está
acotado, de (15,8) se deduce que

(16,8)
70 lntroducción Teoremas de Fredlzolm

Sin embargo, para todos los i suficientemente grandes,


se tiene que P;Q;,,;CLP1Q¡, eil donde CL > O (¿ por qué ?).
Por eso, de (16,8) obtenemos:

P'Q'o:,+0:1-11
1 1

r- tlx dy
p'J>'"'•p'Q''"•
I 1 l 1
... oo
'
cuando i - -.
U'

Pero los puntos .Pí y Qí están silllados ya en la región


U' del plano. Por esto, en virtud del lema demostrado en
el apartado 1, tenemos que, para todas las i suficientemen te
grandes,
. dxtly A
Jr'r'"•p'Q~'
U'
f 1 1 r < P'Q'"•+"'•-"
t 1

(Á es una constante), Esta relación contrad ice a Ja anterior.


De forma análoga se demuestra que Ja función I~3~ fl_ 1
es acotada.

§ 9. Ejemplos de ecuacionl!S í11tegrales si11g1t!arej'

Llamamos singulares a aquellas ecuaciones integrales para


las cuales no son válidos los teoremas de Fredholm, o bien
los valores propios Llenen puntos de acumulación finitos.
Las ecuaciones integrales singulares citadas en este pará-
grafo lienco un intervalo de integración inllnito. Pero, ha-
ciundo, por ejemplo,
' =tg 1], X= tg y,

estas ecuaciones integrales pueden ser reducidas a ecuaciones


cuyo intervalo de integración es fi nito.
Ejemplos de ecuac. integ. slngu/arcs 71

Ejemplo l. La cc-uacíó11 integral

<t(x) =AJ sen X~'P(~) d~


o
tiene para A= ± 1/ i un conjunto infrni{o Je soluciones lmcal-
Yn
1ncnte independientes, ya que para tales /., las siguientes
funciones satisfacen a esta ecuación
-- e-'°'±--- ·
n X
c¡-{ x)=
V 2 a2 + x2
para cualquier a:> O.
Ejemplo 2. La ecuación
+-
q.{ x) = ). Je- l x-!lq1(~) d;
~ -1+ -0:
2

tiene Ja so 1uc1on
. ' e'""'
. para '·:;:: D e est e mo d· o, cuc1a
2
Á""4 real es un valor propio. Aquí consideramos sólo valo-
res reales de o:, ya que, en el caso contrario, e1r1.x no seria
acotada en el inte1·valo infinito - ..., < x < + -.
Existen ejemplos de ecuaciones integrales, para las que
no tienen lugar los demás teoremas de Fredholm.
En la teoria de las ecuaciones diferenciales con derivadas
parciales y en la física matemática, desempeñan un papel
muy importante las lla madas ecuaciones integrales singulares.
Estas ecuaciones tienen la forma (10,8), pero sus núcleos
tienen una si ngularidad fuerte (rt. = d) y no son integrables
en el sentido común ; la integral correspondiente se entiende
72 Jntroúucctón. Teoremas de Fre<fl10/m

en el sentido de valor principál, según Caucby. Ha sido


construida la teoría com pleta de las ecuaciones si ngul are~.
Esta teoría se diferencia sustancialmente de la teoría de las
ecuaciones inlegrales de Fredholrn. Una amplia bibliografía
ha sido dedicada a las ecuaciones integrales singulares.
Véase, p<>r ejemplo, N. f. Musjclishv.ili, Ecuaciones lntegrales
Singulares, Fizmatguiz, 1962; N. 1. Muskhelislwili, Singular
integral equations. Boundary problems of fu nction theory
and lheir applicatíon .to mathematical physics. (Dep. of
Supply and Dcvelopment, Aer. Res. Lab., Melbournc,
Australia, 1949; Noordhoff, Groningcn, 1953, traducido del
ruso). S. G. Mijlin, I ntegrales Singulares Multidimensionales
y Ecuaciones Integrales, Fizrnatguiz., J962.
CAPITULO 2

BCUAClONES 013 VOLTERRA

§ JO. EcuaciC1nes de Vulwrra

Asi se llaman las ecuaciones i11legralcs

f
·~

y( P) = li K(P, Q)y(Q) dQ + ftP ),

que satisfacen a las siguientes condiciones:


a) cada coordenada de los puntos P y Q toma valores
desde O hasta cierto a > O;
b) K(P, Q) :::i O, si por lo menos una de las coordenadas
del punto Q es mayor que fa correspondiente (es decir, la
que tiene el mismo índice) del punto P.
Estudiaremos. sólo el caso unidimensional. Entonces la
ecuación de Volterra tiene la forma
X

y(x) =J. Jx(x, ~)y(~) de+/(."). (J , 10)


o
Demostremos que p a ra esta ecuación tiene lugar el primer
caso de la a lternativa de Fredholm para c ualquier A., donde
se supone que K(x, ~)es una función continua para O.,,;;.x --a,
O:s: ~-== x, y f(x) es continua para O.: x,,,. a.
En otras palabras, demostraremos que fa ecuación. de
Volterra no tiene valores p ropios.
74 Ecuaciones de Vo/terra

Demostración. La ecuación (1 ,10) pertenece a la clas·c


de ecuaciones integrales, pura Ja que hemos úcmostrado Jos
teoremas de Frcdholrn. En· cfcclo,

K(x,,l:)=K(x.~)lx-el'
lx-~I' • 0 <l:'< 1.

Ln función K(x, E), definida por las igualdades


K(x, ;) = K(x, ~)jx-;j• para O:s~ sx1 ,
K(x, ~) =0 para ~ ;::x,

es uniformemente continua en el cuadrudo


O..:xsa, o,,..;~a.

Por eso, para la ecuación integral ( 1, lO), de acuerdo con


el § 8, son válidos los tres teoremas de Fredholm. Esto
significa que, para demostrar que para esta ecuación tiene
lugar el primer caso de la alternati va de Fredholm para
cualquier A., es suficiente demostrar que la ecuación homo-
génea correspondiente

f
J{x) ==.A K(x, ~)y(~) dE (2,10)
o
puede tener para cualquier A. só lo la solución trivial en Ja
cl~se de funciones continuas de X para o~x:sa. Demostre-
mos esto último: denotemos por B el valor máximo de
ly(x)I para Os:x~a. yporMelvalormáximo de IK(x,E)I
para O :s,-;-::;;;a y O .s; ,,.x. Entonces, de Ja ecuación (2,10),
obtenemos que
Ec11acfones de Volterra 75

Sustituyendo de nuevo esta acotación de y(x) en el segundo


miembro de (2,10), obtenemos
/Jx~
ly(x)l ,,.- l.l.l2 M 2 2 .
Continuando este proceso, rcsulla:
ll·l"Mkx1'il l1W'M 1'a1'.iJ
Jy(x)j "" k! :s:: k! , k=l,2, . ..

Esta última expresión tiende a O cuando /e - .... Por lo tanto,


y(.x) s O ep cf intervalo (O, a), que es fo que se quería de-
mostrar.
La solución <lu la ecuación (l ,IO) pue<lt,; buscarse en
forma de serie
y(x) = y0 (x) + í.y1(x) + íi.2y2(x) + ... (3, 10)

De acuerdo con el § 8, tiene que ser


X

YiJ(x) = f(x), Y1<+1(x) = f K(x, ~)Yh(~) ,g, k =O, 1, 2, ...


(l

Sea N el máximo valor de l/(x)j en el intervalo (O, a).


EnLonccs se tiene que
M lc>f'N MICafcN
ly,,(x)I s k! ..::: k! .

De aquí se ve que Ja serie (3, 1.0) converge uniformemente


respecto a ). y x, cuando A. está situado en un circulo ar-
bitrariamente grande y x.,.a. o...
Para tener una idea clara del por qué la ecuación de
Volterra no tiene valores propios, consideremos (de manera
simílar a como se hizo en ' el § 3) el siguiente sistema de
76 Ecuaciones de Vo/terra

Aquí hemos conservado las notaciones admitidas en el § 3.


La ecuación (4,10), para cualquier). fijo, puede resolverse
sucesivamente, siempre que j¿l~ I sea suficientemente pe-
queño, lo que Sttpondremos. En ~fecto, de la primera ecua-
ción se puede hallar y 1 , ya que para ILlEl suficientemente
pequeño, el coeficiente de y 1 es diferente de cero. Sustituya-
mos el valor <.le y 1 en todas las ecuaciones subsiguientes.
Entonces, de Ja segunda ecuación se puede obtener y 2 •
Sustil uyarnos su valor en todas las ecuaciones subsiguientes.
Entonces, de la tercera ecuación se puede despejar y 3 , etc.
Fácilmente se puede demostrar, que cmtndo .dx-0, la so-
lución del sistema (4,10), efectivamente, se aproxima a la
soluci ón de la ecuación integral (l,10).
El determinante del sistema (4,10) es igual a
1.1 =(1 - .A.K11 LI~) ( 1 - /..K22 LI~) . .. ( 1 - J..K,,,1 LI~),
en donde 1.lx = LI~ = ~n . De aquí se ve que
u
11 -= (l - 1).1M LI~)~ . (5,10)
El segundo miembro de esta desigualdad, para cualquier L!.;
suficientemente pequeño, es diferente de cero. Al disminuir
¿J.;, dicho miembro crece. ·por ejemplo, cuando LI~ dismi-
nuye dos veces, entonces (1 - 1.icl M .ti.;) en (5,LO) se s usti-
Ecuncinne.r de Volurra 77

tuye por la expresión


,,M)2 . ~~M2(Ll~)•
(I - p.¡ M T ca 1 - J 1.I M 11; ·t· - --··
4
Cuando Ll~ -0, el segundo miembro de (5, 10) tiende a
e-1J.¡a~1 •

La causa algebraica de la ausencia de valores propios


de la ecuación de Volterra estriba, precisumcnte, en el hecho
de que el determinante del sistema (4,10) es siempre diferente
de O y no tiende a O cuando .d~ -0.
Observación 1. Con razonamientos completamente aná-
logos a Jos que utilizamos para demosLrar la ausencia de
valores propios de la ecuación de Volterra, con núcleos
uniformemente conti11uos, se puede demostrar lo mismo para
las ecuaciones de Vo lterra con núcleos deJ tipo

K(x /;) = K(x, e) O==~< 1,


' lx-e1 11
'

en donde K(x, ') es una función uniformemente continua.


Observación .2. Consideremos la siguiente ecuación inte-
gral de Volterra de 1° especie, respecto a Ta función incógnita
y(x):
X

JK(x, ~)y(~) d~ =f(x),


u
j{O)=O. (6,10)

Supongamos que K(x, ~), K;(x, E); f(x) y f'(x) son funcio·
nes continuas cuando O:r.::x ==a y O ~·~ :i;;x. Entonces, cual~
quier solución continua y(x) de la ecuación (6, 1O) para O.s:
78 Ec11acio11es de floltcrra

~x ""'a satisface a la ecuación integral

K (x, x)y(x) + JK~(x, ~)y(E) d¿ =.f'(x), (7.10)


o
la cual se obtiene de (6, 10), derivando miembro a miembro
respecto a x. Recíprocamente, fácilmente se ve que cual-
quier solución continua de la ecuación (7, 10) para o~x""'a
satisface también a la ecuaci ón (6,10). Si el módulo de
K(x, x) es mayor que cierta constante positiva, entonces la
ecuación (7,10) se reduce a una ecuación integral de Volterra
de 2ª especie, estudiada en el presente parágrafo. Si K(x, x) =
=0, a veces es útil derivar nuevamente miembro a miem~
bro Ja ecuación (7,10) respecto a x , etc.
CAPITULO 3

ECUACIONES INTEGRALES
CON NUCLEOS
S1METRICOS REALES

§ I l. A11ú/ogos geométricos de cierras relaciones


e11rre flmcümes (espacio de flmcia11es)
Una noción sobre unafunciónflP), uniformemente con-
tinua en una región fin ita G dada, por ejemplo, en un inter-
valo finito (a, b), nos da los valores de esta función en un
conjunto de puntos P1 , P2 , •• • , Pn suficientemente denso.
En el caso unidimensional se pueden tomar los sigu ientes
puntos:
x =-a+ L1x, a+ 2.1.fx, ... , a + (n - 1) Llx, a + n L1x,

en donde Ll~=~. paran suficientemente grande. Denota-


n
remos los valores de f en estos puntos por
/(l), ¡<2>, ..., ¡<n>
respectivamente. Consideraremos estos últimos como com-
ponentes de un vect.or (f(l>,¡<2>, .. .,J<n>), en el espacio euclí-
deo de dimensión n. c uyo origen está sit uado en el origen
de coordenadas. De este modo, a la funci ón/ le corresponde
un vector (f<t>,¡<2), ... ,/<11>). La longitud o n<Jrma de este
vector es igual a
80 Ecuac. foteg. cn11 míclcM simt!tr. r<"nlcs

Pasando al límite, cuando n - ·... , es natural llamar " longi-


tud" o norma tle la función f(P) al número

VJrcP)dP.
En la tabla siguiente están enumeradas, por un lado, las
principales m agnit udes y relaciones, ligadas con vectores
en el espacio euclídeo n-dimensional y, p or otro lado, las
correspondientes magnitudes y relaciones para las funciones
(en el " espacio de funciones"). En este parágrafo toda.v las
funci0tws ronsideradas se suponen reales, definidas c·n una
región finita G y de cuadrado integrable (véase la observa-
ción a l § 1). El símbolo Jf(P) dP d esignará siempre la
integración sobre la región G.

l. El vector (f<t>,¡<2>, ... L La función f(P) .


. . .,¡<n>).
2. Longitud del vector 2. Norma de la función
<JWJ<2), ...,JM) f(P) :

11111= VJ1 (P)dP.


2

3. Distancia entre los 3. Norma de la diferen-


puntos (ff1>, .. ..f~11 >) cia de dos funciones
.f(l) .f(n)) .
y ( J~ ••• ·· J 'l .h.(P) -ftCP)
Andlogos gc1>métr. cfo ciert. relac. cmre f1mcio11eJ 81

La norma de Ja diferencia f.:.(.P)-/1(P) que acabamos de


definir carncteri¡:a la distanc;a cuadrática media de fi.(P) res-
pecto a /L(.P). La diferencia entre las funciones J;( P) y / 1( P)
se puede caracterizar de varfas maneras diferentes, y no sólo
mediante In norma de la üifercncia f 2(P) -11( P). Esta distin-
ci61) se puede caraderi'ZAr, por ejemplo, a través del número
8 , igual al del extremo superior de la expre~íón

Si B es pequeflo, esto sigttifica que la diferencia f 2(P)-ÍJ(.P)


es uniformemente pequefia en toda la región G considera.da.
Como la: región G es finita, de la pequeñez de .B se deduce
Ja pequeñez de la norma de Ja diferenciaJ;(P) - /,(P)defirtida
más arriba. l~ afirmación inversa no es cierta.
Si tenemos una sucesión infinita de funciones
f.(P),h(P)•. . .,.fi,(P), .. ,
y una función f( P), para lai; cuales
sup l/(P) -.h·(P)l -0. para k- ""•
o
entonces, como es sabido, se dice que la sucesión de fon -
ciones fk(P) converge uniformemente hacia /( P}.
Si, en cambio,

J I.f(P) - };1(P)]:?dP -·01 para k: .-. ..,,

entonces se dice que la sucesión de funciones .f,,(P) cun\>ergc


en media (o en. med1a cuadrática) hncia JtP). De la cotwer-
gencia uniforme. en una región finita se deduce la conver-
gencia en medía. La inversa no es cierta, como lo rnucstm
el siguiente ejemplo.
82 Ecuac. integ. con 111ícfcos simétr. rf!a/es

La sucesión de funciones
J,,.(x) = e-lrx

en el intervalo abierto [O, I] converge en media hacia la


función f(x) =O cuando k- "° · Pero es evidente que esta
convergencia no es uniforme.
Daremos un ejemplo más de una sucesión que converge
en media, pero que no converge en ninguna parte en el
senlido habitual. Tal es la sucesión de funciones fi(x), i =
""" 1, 2, 3, .. ., definidas en el segmento cerrado [O, I] de la
siguiente manera:
para

j~ .1.,. (x)=O para X<~k y para


k=O, 1, 2, .. . ;
p=O, 1, .. ., 211 - 1.
Para i = 2" + p - "° esta sucesión converge en media hacia O.
Pero en ningún punto del segmento [O, 1) converge ésta en
ti sentido habiLUal, ya que para cada valor de x de este
segmento se pueden indicar valores arbitrariamente grandes
ele i, para los cuales jj(x) = 1, y otros i arbitrariamente gran-
des, pura los cuale~ /~x)= O.
Ejercicio. Demostrar que, escogiendo adecuadamente los
níuneros a1r y b1; . las funciones
1
jsen (x-b1,) I "~,

cuando k- -, convergen en media hacia O en el segmento


[O, 11 y no convergen en ningún punto.
Análogns geomé/r. d8 ciert. rclac, ellfrf'. fs111cfom:s 83

4. BI producto escalar de 4. Sellamaproducto esca-


dos vectores lar de dos funciones f 1(P).
f.;¡(P) a
f p>, .rP>, · . ., fln>,
y
{JiI>, /J2), ... , ¡Jn>) ffL(P)h(P)dP.

viene dado por la fórmula Denotaremos este prod ucto


por el símbolo (/1, f .;J. La
existencia de esta integral en
nuestras suposiciones es con-
Denotaremos este pro- secuencia de que
ducto esca lar por el símbolo
1abl ::s:-i<a2 + IJ2).
if1.fJ.
5. Desigualdad triangular 5. Desigualdad triangu-
(la suma de dos lados de un lar:
triángulo no es menor q ue
el tercero): VJ{ft.(P) -.h(.P)}2 di' +
V¿ (a¡-b;) +VZ(b,-c,)
2

~ Y2,'(a1 - c1) 2•
2 2=
+V fu;.~ P )-f.-¡( P)J2 di; '2:

:z:V f ff.(P)-/ (P)J2 11.P.


1

Ambas desigualdades se demuest ran idénticamente. Por


eso demostraremos sólo la primera. Es fácil ver que, sin
restringir la generalidad, se puede considerar que todas las
b; son iguales a O. Elevando al cuadrad o ambos miembros
de esta desigualdad, y reduciendo términos semejantes, ve-
mos que ésta es equivalente a Ja desigualdad

-Za1c,~Y2,'al_¿c;,
6'
84 EC'.i1aC'. intf!g. C'Ofl núc/C'OS simétr. ! reales

puesto que todas las raíces cuadradas Jas consideramos no


negativas. La última desigualdad se deduce directamente de
In siguiente:
(1, 11)
la cual se llama desigualdad de Cauchy. Para su demostra-
ci~n .obsérvese que para cualesquiera números reales o1, c1
y /.

Por eso. la ecuación cuadrática de .A


J. 2¿a;+21¿a,-c;+ Zcr =O
no tiene raíces reales diferentes. Pero esto e..~ posible sólo
cuando se cumple la desigualdad ( 1, 11 ).
De la misma manera se demuestra la desigualdad

[Jf(.P)q{ P) dPr..: fP(P) dP · f q:· (.P) dP. 2


(2, 11)

Esta se llama desigualdad de Bunyakovski •).

•>La. desigualdad ( 1, 11) se encuentra poi· primera vez en el curso


de Análisis de Cauchy (J821): Oeuvres, W , t. llT (1897), 373. P-1 propio
Cauchy la dedujo de h. Jdentidad

despreciando su segundo miembro no negativo. La desigualdad (2,1 1)


la demostró por primera vez y la utilizó Bunyakovski (Sur quelques
inégalités conccrnanc les intégrales ordinaircs . .. Memoires de l'Acad.
de St. Petersbourg (VI 1) 1 ( 1859), N 9). Pero en la literatura e speciali·
zada esta desigualdad frecuememente se llamil desigualdad de S<.:hwarz,
a pesar de que en sus obras éstn aparece por primera vez sólo en 1885
(Wcrke, r (1890), 251) .
Allá/ogos ¡¡eometr. de clert. relac. entre funciones 85
6. El coseno del úngulo 6. Lfumnrcmos coseno
Ctltrc los vectores del :íngulo e ntre dos funcio-
(ffº, Ji2>. .. .. .11 11
> nes f 1(P) y fiP) a
y
(j:!•(l) ' 1·(2)
2 ' . ~
¡111>
., . 2 .f!i(l')·J;(l') di'
es igua l u
n
~.t1'>j~1)
VJ!i(P) i/P. Vft;(P) ti;~.
l• 1
De acuerdo con (2, 1 l), el
· 1 u~ 1>J2 --v-··i~1p~: ·
V /01

De acuerdo con (1, 1J), el


t.z:.1
módulo de esta expresión no
supera a 1.
Se dice que Ja función
módulo de esta expresión no f(P) está normalizada, si su
supera a J. norma es igual a 1.
Llamaremos vector uni- El coseno del ítngulo
dad (o vector unitario) , a entre dos funciones normali-
aquel cuya longitud es igual zadas j~(P) y J;.(P) es igual a
a l.
El coseno del ángulo en- Jfl(P)fz(P) dP.
tre dos vectores un idad ¡p>,
¡p>, .. .,Jln> y /~l), ~?.), ••.
.. ., /J11 > es igual a
fl

i~¡p>¡~o.

7. Condición de ortogo- 7. Condición de "orlvgu-


nalidad de dos vectores na/;dad" de dos funciones
uy>, .. ·, ll">) Y U'l>, . · .,lit» Jj_(P) Y /2(/>)

z ff>
fl

/ ml
f~i) =-Ü.
ff (P)fiP)
1 tfp _,, o,
86 E<:uac. i111eg. cm1 núdeos simétr. reales

8. La condición de depen- 8. La condición de de-


dencia. lineal (coplanaridad) pendencia lineal de las fun-
de los vectores ¡,, = (J't;1>, ... ciones .ft(P), ... , fm(P) con-
. .. .fin>) k-=- i , 2, ... , m siste en la existencia de 1Jnas
consiste en que existen unas constantes C1 , • •• , Cm , no
constantes C 1C2 , ••• , Cm, todas iguales a O tales, que
no todas iguales a O tales,
que
"' C ,f,i(P) =0
,Z 1
1.·- 1

i= 1. 2, ... , rz. para todos Jos puntos P.

9. Sean dados m vecto- 9. Sean dadas m funcio-


res unitarios, ortogona les nes normal izadas, ortogona-
entre sí: les entre sí:
<f'r1 = (<p~1>. · • ·, (,,-~:·>),
q>i{P), . . ., <Pm(P).
k=l,2, ... ,m.
Sea 'fl1<(f} Ja proyección del Se llama coeficiente ele Fou-
vector ucl), ... , ¡<.ti>) sobre rier de la función /(P) res-
la dirección del vector pecto a la función qi1,( P) a
rpp>, •.. , <p~11>, .. . Entonces
rp,;(f) = Z" J(l>,p~).
1-1
f
[i, = JtP)<p,,.(P) dP.

Teorema. Sea dada una función f(P), integrable junto con


su cuadrado. Buscaremos las constantes C1 , C2 , •• ., Cm para
que la clistancia cuadrática media I.n entre la combinación
li11e(Jf C 1it\(P) + . .. + C111<p111 (P) y la función f(P) sea mínima.
Amílogt>s geométr. de ciert. rclac. entre /uncümes 87

Se afirma que los valores buscados son iguales a los coeficil'n·


tes de Fm1rier ¡,, *>.
E.n efecto,

/ 111 = J[f(P)- C1'1'i(l')- . . . - C111rpm(P)F dP=

= ff 2
1
m
f
(P) dP - 2 ~Ck f(P)<rlP )dP ·I
m
f
+ ,L;' C1C; <p~P)rp¡(P) dP =
'· ,... ]
' 111 ,.,,

= j f2(P) dP - 2,ZCicfr, +
A'= l
.2C:=
,,.,..,

m m
"" f.r-U') cll' -~ ¡!'5'(/ii
j
- C1r)2 - Zll·
t·o ,I

De aquí se vt: que Im alcanza su mínimo


m
jj'l(P)dP - 2,...ff. /(co l
si /k=C1, , k=l,2, . . . ,111.

JO. 1>ara cualquier vcclor JO. Para cualquier fun-


f(J) , .. .,¡<n> se verifica Ja ción f(P ) so cumple la des-
desigualdad igualdad

, J. ;112> s f¡< >(P ) dP.


2

En el caso de ig ualdad, csh~ ( .Deslgualducl de Bessel) .


relación corresponde al teo-
rema de Pitágoras.
-..- - . - -
•) Iulcrpré!csc: esto lcotcma ¡;~ométricnmcoic.
88 l..i:11ac. i11tt'lf. c<111 mícleos simétr. reales

Demostracióa de la c/(•sigtwldml de IJ<•ssel. Es evidente


que f 111 :z..O parn cualesquiera. C;. Si C, =J; para i= 1, 2, ...
• tll •
• • • , 111, entonces !111 = IP(J') di' ··· Zfk2, o scaj /'1-(P) dP ~
111 • 1:~1

~ Zff, que es lo que queríamos demostrar.


I= 1
La sucesión de funciones normalizadas, orlogonalcs <los
a dos, {brevemente, sistema ortonormal)

cpi(P ), c¡;.;.(P), . • ., cp,«P), ... (3, I 1)

se llama completa, si para cualquier función continua (y,


por lo tanto, acotada) /(.P), definida en una región cerrada,
se verifica la siguiente igualdad (igualdad de Parseval):

JPU') dP=,.~J;.
Nota. Oc la afirmación demostrada en el apartado 9 se
deduce la posibílidad de susti tuir la definición dada de un
sis(ema de funciones completo por Ja siguiente, equivalente
a. ella: el sistema ortonormal el(• fi,mciones (3, l L) se llama
wmpleto, si para cualquier jimción continua, en una región
cerrada f(P ), existe una combinación lineal de estas funciones
m
ZC1c<rilP),
1;~1

tal, que el error cuadrático medio cunu!(ido al sustituir f(P )


por esta co111bi11ación, es decir,
Aniifugos geométr. de cicrt. rclac. entre funcione.r 89

es arbiJrariamente ¡wquei'í<J. De aquí que. si flam~isenios s is-


tema com plelo <1 un sistema ortogonal, para el cual se cum-
pla la igualdad de Parscval para c ualquie r función de cua-
drado integrable JU'). continua en toda la región, a excep-
ción, posiblemente, de un número finito de puntos, curvas
y superficies regulares, de dimensión has ta (d- 1) , entonces
esta definición sería también equivalente a la anterior {aquí
d es la dimensión de la región G, en donde están definidas
las funciones consideradas). Esto sucede debido a que cual-
quier función f(.P) de esta clase puede aproximarse por una
función f*(P) continua en G tal, que la norma de la diferen-
cia /(.P) -/*(P) sea arbitrariamente pequeña. La demostra·
ción de esta afirmación mediante la desigualdad triangular
(véase el apartado 5) la dejamos a cuenta del lector.
El sistema ortonormal (3,11) se llama cerrado*>, sí no
existe ninguna función de Ia clase considerada **), cuya inte-
gral de su cuadrado exista, sea positiva y o rtogonal a todas
las funciones de (3, 11).
Teorema. Todo sistema completo es cerrado.
Demostración. Supongamos que el sistema (3,11) es com-
pleto, pero no cerrado, es decir, que exis te una función
f(P) para la cual la integral de su cuadrado existe, es p osi-
tiva y ortogonal a todas las funciones de (3, 1f). Los coeíl-

•) Muchos autores empican una terminología diametralmente


opuesta. A los sistemas que el autor del libro llama completos, tales
autores los llaman cerrados (o densos), y a los sistemas que el autor
llama cerrados, tales autores 1os llaman completos.
En el espacio U estos conceptos son idénticos, debido al teorema
tlc Riesz- Fiscber, que afirma que todo sistema completo es cerrado
y viceversa. Véase J . Rey Pa~tor, Pi Calleja, C. A . Trejo, Análisis Mate-
mático, Vol. lll, Ed. Kapelusz, 1961, Cap. XXV, o también S. .K.acz·
mar.z, H. Steinhaus, Theorie der OrthogonaJreihen. Warszawa- Lwów,
1935, Cap-ll (Nota del Redactor. de Ja traducción).
0 >Ver la o·bservacl6n al § l.
90 Ecuac. i11teg. con núcleos ~·im~tr. reales

cicnlcs de Fouricr de tal función , respecto a las funciones


(3,11), son iguales a O. Por consiguíen~e, para la función
.f(P) no se cumple la igualdad de Parseval.
La afirmación inversa no es cierta en la clase de funcio-
nes considerada, que tienen discontinuidades sólo en un
número finito de puntos, curvas, .. ., superficies (d - 1) di-
mensionales. Esta es cierta en la clase de funcione s do cua-
drado integrable en el sentido de Lebesgue (véase § 20,
ap. 1).

11. La ecuación normal 1 f. Su análogo en el espa-


de un plano en el espacio de cio de funciones es
n dimensiones (q/1), <p<"t.>, •••
• . ., cp<"~ es
11
_¿ aCl>q;<O = p,
/al " f a(P)<p(P) dP=p,
en úonde en donde

f a (P) dP c l.
n
.Z [a<i)J2 = 1. 2
1 ~L

12. la ecuación <le una 12. Su análogo en el espa-


superficie de 2° orden con cio de fun9iones es
centro en el origen de coor-
denadas es
IfK( P, Q)rp(P)cp(Q) d P dQ = J,
(5, 11)
en donde
en donde K(P, Q) = K(Q , P )
P EG, QE G.
A11dlocos geomélr. de ciert. relac. entre /Uflciones 91

13. La proposición fun - 13. Bajo a mplias supo-


damental e n la teoría de las sicio nes respecto al núcleo
fornias cuadráticas real simétrico K (P, Q) , no
idénticamente nulo, es decir,
para e] cual K(P, Q) e
~ K(Q , P), demostraremos
K,1 = K 1, (6, 11) que la forma inlcgral
consiste en la posibilidad de
reducir una forma do éstas
f JK(P, Q)q{ P)rp(Q) d P dQ
media nte una transforma - ( 10, 11 )
ción li neal no sing ular puede ser expresa da como
n una su ma finita o i nfinita
.,,,ci> = ¿ ct'F>,p<1>, (7, 11 ) del lipo
j;I

i= L 2, . . . , n
a su forma canónica
en donde
z-
A,. .
111 (1p(/)p
;~1
f
1¡~ 0 = cf( P )cf¡{ P) dP,
donde
m :<M n. (8, ll ) y las func iones <p;(P), i =
= 1, 2, ... , fo rman un con-
En lo sucesivo nos interesa- junlo no vacio, finito o nu-
rán sólo formas cuadrá ticas merable, de funcio nes nor-
con coeficientes K i¡ reales; malizadas y ortogonales en-
en este caso, todas las ip~i> tre si, es decir,
pueden ser escogidas tam-
bién reales. E ntonces tam-
bién serán reales todas las

•) No oscribímos ol límite superior do los valores de i, cJ cual


puedo ser fiuito o infinito.
92 Ecuac. lntt!g. con ·núcleos simét r. réales

).í. Existen muchas transfor- Estas fu nciones <p1( P) co-


maciones lineales (7,11 ) con rresponden a los vectores
coeficientes reales que redu- unitarios, dirigidos por los
cen la forma cuadrática (6, l J) ejes principales llnilos de la
a su forma canónica (8, 11). superficie (5, 11 ). Cada fun-
Ent.re éstas desempeñan un ción <p¡( P ) satisface a h1
papel especial las transfor- ecuación integral homogénea
maciones ortogonales, es de-
cir, las transformaciones
(7,1 1), para las cuales J
IJ>¡(P) = Á¡ K(P, Q) q>i(Q) dQ .
n (1 1, 11)
Z r¡ll>11·V> = b;,,, en donde todos los valores
J- •
A1 son reales. De este modo,
en donde 0;1,. =0, para i=k las ecuaciones integrales con
y ()11<= l para i=k. En el núcleo simétrico, de un tipo
curso de Algebra se de- bastante general, siempre po-
muestra que los coeficientes seen valores propios (en
de dicha t ransformación sa- contraposición con las ecua-
tisfacen a las ecuaciones ciones de Volterra) que son,
ti además, reales.
1r~1r.) = i.¡ ,Z K1,¡<p~l), (9, 11)
/= l
i = 1, 2, .. . , m (véase el
§ 19 *>).
Geométricamente, a la
transformación de la forma

•) El § 19 está destinado al lector que desee repasar la teoría de


las ecuaciones cuadráticas. Esta teoría está expuesta allí en una forma
cómoda para. nuestras aplicaciones ulteriore~. Recomendamos leer
este parágrafo ahora.
Anál<lgos genmétr. de ciert. relat:. (l/llrc fu11cio11cs 93

cuadrática (6, 11) a la forma


canónica (8,1 1), media nte la
transformación ortogonal
(7, 11), le corresponde el paso
a un sistema de coordenadas
tal, que los ejes de coorde-
JJadas coinciden con los ejes
principales de la superficie
(4,11). Los vectores (r¡f>,
()')(2) 1p{n} ,· - 1 ni
·1 I ' • • •' é 1 ..._ ' • ~ ·' "
son unitarios y van dirigidos
por los semiejes principales
finitos de la superficie (4, 11 ).
Si m < 11, entonces, Ja super-
ficie (4.1 1) degenera en una
superficie cilíndrica. En este
caso, además de los m ejes
finit os, la s uperfi~ie tendrá
n - m ejes infinitos. Aquellos
semiejes, a los cuales les
corresponden valores l.; po-
sitivos, se llaman reales, y
aquellos, a los cuales les
corresponden valores ).1 ne-
gativos, se llaman imagina-
rios.
El problema de hallar el La idea fundamental de
«r
vector un1'd ad ..1(1) , cp1(2) , •.• la demostración de Ja exis-
. . ., r¡i~>), que lleva Ja di- tencia de, por lo menos, ~n
rección de un semieje prin- valor propio de la ecuación
cipal de la superficie (4,11), integral (1 1,11 ), consiste en
correspondiente a ).1 (supo- lo siguiente (compárese con
nem os .que 2 1 es el menor en el § 12). Demostraremos la
94 Ecuac. integ. con núcleos slmétr. reales

valor absoluto de todos Jos existencia en la clase de fun·


valores Á¡), es equivalente ciones q;(P), para las cuales
al siguiente problema (véase
el § 19).
Hallar el máximo, si /. 1>0,
5r¡: (P)dP= l,
2
(12,11)

o el mínimo, si ).1 <O, de la es una función que da un


forma Z K11<p<i)<p(J) con la máximo o un minímo ).1 ,
condición de que diferente de O, de la forma
integral ('10,11). Esta fun-
n ción q;1( P) satisface a la
,¿'{qi<l)p = 1. ecuación integral ( 11,11 ), pa-
/ =l
ra i = 1. El problema de ha-
llar la fun ción normalizada,
Gl problema de hallar el correspondiente a ?.2 , diri-
vector unidad dirigido según gida por el semieje principal
el semieje correspondiente a de la superficíc (5,11), y el
A. 2 de la superficie (4, 11), o,
de hal\ar la función propia
lo que es lo mismo, el pro- respectiva de la ecuación
blema de hallar la solución integral (11, 11 ), fácilmente
del sistema se reduce al problema de
hallar el máximo o el rnini-
mo de la forma integral

i=l,2, .. ., n, J.f [ K( P, Q) 'P1(P~~ 1 <Q)] X


ortogonal a la solución xrp(P)<p(Q) dP dQ
'l•, (1) , ..., 'h.(n)'), 1ac1
"' · 1mente se
' en la clase de funciones nor-
1·educe al prohlcma de ha- malizadas por la condición
llar et múximo o el minimo (12,11). En forma análoga
de la forma se hallan las funciones nor-
malizadas, dirigidas según
los demás semiejes princi-
pales d~.· Ja superficie (5,11)
A11álogo.r geomeftr. de cierJ. relac. enJre funciones 95

en Ja clase de vect.ores uni- o, fo que es lo mismo, las


tarios (cp(.1>, • ••, rp<n>). De demás soluciones normali-
manera análoga se hallan zadas de la. ecuación inte-
los vectores unjdad, dirigi- gral ( 11, 1t ), ortogonales a
dos por los demás semiejes las soluciones anteriores( v~a­
(véase el § 19). se el apartado 4 del § 13).
t 4. Sustituyendo en la 14. Bajo ciertas condi-
identidad ciones impuestas a K(P, Q)
i
t,jrsl
K;-rrf.i>q.,<1>
J
=.y CVJC'>J:
t;\ l.¡
será demostrado (§ 15) que
K(P, Q) = f qi,{ P~;¡(Q) .
en Jugar de 1/'(i) su ex pre-
sión mediante íf(J), dada por
la fórmula (7, 11), obtenemos
n
¿ K rt g;(s>1p(t) a
s,t

;;: :;t
y( z; ~~-)
J.,
~s) ~/) .
,,,<s> r<t> .• 1


Com parando los· coeficien-
les de iguales prod uctos en
los miembros extremos de
esta cadena de identidades,
obtenemos que
, m 9'~s)'P~t)
A,, =Z
l =l
-;,·i - .
96 E.c.uac. i11teg. con mídeos siml:/r. reL1/e.~

15. La condi~ión nece- 15. En el § 14 se de-


sa rin y suficiente para que mostrará, que toda función
se pueda desarrollar un vec- f( P) intrínsemmenl<! repre-
tor dado (fº ), . . ., JM), se- sentable por medio del 11(1-
gún las direcciones de los cleo K(P, Q) y de una fun-
semiejes principales finit os ción h(Q) con cuadrado inte-
de la superficie (4, 11 ), es gra ble, es decir, toda fun-
que el vector (J<i>, .. .J<n>) ción representa ble en la fol'-
sea ortogonal a todos los ma
semiejes infinitos ele la su-
perficie (4, 11 ). Pero de la f(P)"" JK( P, Q)/J( Q) dQ.
igualdad (9, 11). como es fft-
cil de ver, se deduce que las puede ser desarrollada en
componentes <x< 1) , •• • , x<11>) una serie absoluta y unifor-
de los vectores dirigidos se- memente convergente, según
gún los semiejes infinitos de las funciones propias <¡;;( P)
la superficie (4,ll) deben del núcleo K(P, Q) (teorema
satisfacer a las ecuaciones de Hilbcrt - Schmidt).
n
4 K 1x<J> =0,
/al
1 i= 1, ... , n.
(13, 11)
La condición para que el
vector (JCt>, ... ,[<"')) sea or-
togonal a todos Jos 1,<0, . ..
• • .. x<n.>, que satisfacen a
las ecuaciones ( 13, 11), es
que el sistema de ecuaciones
n
~
4J K ji I1<1> = Jrft)
• • 1· = 1) ... , 11,
!• t
respecto a las incógnitas
J¡<O, • . ., 1z<11>, o Jo que es
Damostr. de Ja existencia de f u11cio11es propias 97

lo mismo, debido a fa con-


dición K;j = KJI, que el sis-
tema
n
¿ K;¡h(f) = f(t), j = 1, .. . , 11,
/• l
tenga solución (véase el § 3).
En los § § 12 - 18 suprmdremos que t odas las funciones
crmsider0<las pertenecen a In clase de .fu11clones descri/a.v en
la ohsermclóu al § 1, y aclenuí,<:, que tod<tS ella.<; .vo11 reah·s
y dl' cuadrado l11tegmbll' e11 toda la región finita de .w <lefi-
11i61j11.

§ /2. Dcmoslraci<J11 de la e:>dstei1c(tt de fu11cio11es


prop/ur de las ecuacio11c,r if/tet:rnlr.s
c<m mícleos simétricos
1. Ohservadones preliminares. Si existen las integrales
de tos cuadrados de las funciones cp(P), 1¡'(.P) y K(P, Q) en
sus dominios de definició n, que es lo que se ha postulado,
entonces la integral

.r JK(P, Q)<¡i(P)i¡i(Q) d P dQ
también existe. En efecto,
IK(P, Q)rr(P)1¡•(Q)I ,,;;~ K 2 (1', Q) +~ip:?(P)1¡;2(Q).
Por eso

J J1K( P, Q)tp( P)1¡{Q) 1 dP dQ ~


~tf JK'l(P, Q) dPdQ+~J (f12(P )dP. f1¡12(Q)dQ.
7
98 Enuac. i11fcg. can 111írfons simrtr. rrafcs

En lo sucesivo, el símbolo JJ
indicará Ja integración sobre
todo el do minio de definición de K(P, Q), es decir, sohre
toda t.i región donde PE G y Q EG (véase el § 4, donde de
manera semejante se define el símbqlo J).
En los§§ 12- 18 estudiaremos los núcleos K(P, Q ), con-
siderados en el ap. 2 del presente parágrafo. Para tales
K(P, Q), todas las integrales dobles, o sea, las integrales
respecto del conjunto (P, Q), del tipo

J K(P, Q)q{P)i¡{Q) dP dQ

pueden considerarse como integrales reiteradas, tomndns


primeramente respecto a Q, y luego respecto a P "'>.
H~igamos

B<p( P) = JK(P, Q)q.{Q) dQ + crp( P)


y
(r.•v•) = Jx(f>)v (P)dP.
1

.La función Bq{P) es de cuad rado integrnblc en G, ya que


por la desigualdad de Bunyakovski

(JK( /', Q)<p(Q) dQr J[K(.P, Q)]2 dQ. J<p


:s 2
(Q) c/Q
y p or eso

Ju r
K(P, Q)!f¡(Q) dQ dP s f J[K( P, Q)]ll dP dQ . Jcp2(Q) dQ.
•) G. M. Fijtengolls, C urso de Cálculo Diferencial e lnlcgrnl, M.,
1% 0, t. IU, cap. XVI, § 5, págs. 214-273.
ne11w.~1r. de la e.xWcll('ia de f1111rinnc.r propias 99
Generalización de la desigualdad de Bunyakovski. Supon-
gamos que la suma de las integrales

Jf K(P, Q)<p(P)cp(Q) dP dQ +ef rp2(P ) dP ra (Brp, <p), (1, 12)

en donde e es una constante, es dejin;da no negativa. Esto


significa que para cualquier función real <p(.P), esta suma no
es negativa. A partir de este momento, supondremos que
K(P,Q)=K(Q , P). Entonces, para funciones r{ P) y vf.P)
cualesquiera,
(2, 12)
.DemosJrt1cM11 de la desigualdad (2, 12). Como por hipó-
tesis Ja suma (l ,12) es defi nida no negativa, p<trn cualquier
1~ real, tenemos que

JfK( P, Q)[<p( P) + ;op(P)](1'(Q) + ¡t1¡i(Q)] d P dQ +


J
+e [tp{ P) + µvt(P)J2 dP :.: O.
Abriendo paréntesis, obtenemos:

f JK(P, Q)r¡:{,P)rp(Q) dP dQ +
JJK( P, Q)<r{ P)1r(Q) d!' dQ +
-i· "'

+ ¡.i f f K(P, Q)<p(Q)y(P) di' dQ +

+ t' Jf K( P, Q)y{ />)~p(Q) dP dQ +


2

+e J<p (/>) <IP +2,uc J<p(P)1¡'(P)dP+<'µ2J1¡i2(P) ,~p~o.


2

1•
l()f) Ecunc. intcg. con 111íclC'o.~ sflmltr. rC'ales

La segunda y tercera integrales son iguales, en virtud de


la simetría de K(P, Q); entonces,, ésta desigualdad puede
cscri bi rse así:
(Brp, cp) + 21i(Brp, 1p) + ,u,2(B1p. 1¡1) :::O.
Esta última desigualdad puede verificarse para cualquier ¡t
real sólo en el caso en que
(Br¡i, 1p)2..: (Brp, rp) • (B1p, 111),
que es lo que queríamos demostrar.
Si K(P, Q)=O, y e= 1, la desigualdad (2, 12) se trans·
forma en la desigualdad de Bunyakovski
(.f <p( P)v'(P)dPr ~ J<p (.P)dP· f1r ( P) dP.
2 2

2. En lo sucesivo, hasta el § 18 inclusive, consideraremos


ecu"ciones integrales con núcleo simétrico real del tipn
K(P, Q)=K.~QaQ), 0..:11.<~ , (3, 12)

en donde K(P, Q) es una función uniformemente continua


respecto a (P, Q), cuando PEG y Q EG. Sup011dremos que
lll región G es .finita. Por eso, la función K( P, Q) serf1 aco-
tada.
Teorema. Sea dada la famWa de fimcinncs h(P}, para las
cu((fes
J h2(P) di'~ M 2 , ( 4, 12)
en tlmule 111 es una constante, igual para todas /ns fimcio11es
h(P) . .Entonces, la familia de funciones 1¡i(P), d<!jini</as por
la igualdad
11{P) = f K(P, Q)h(Q) dQ,
C!S uniformemente acotada y equicontinua en G.
Demostr, de la existencia de funciones propios 101

La cquico ntinuidad de una familia sig1ufica que pura


dos puntos P 1 y P2 cualesquiera, pertenecientes a G, jtp(PJ -
- 1p(P.i)I se hace menor que cualquier número s> O, si la
distancia P 1 P2 es menor que un 1¡ :>O, que depende sólo
de F. , pero no depende ni de la fun ción tp(P) de Ja fam ilia
consídera<l~ ni de la posición de Jos puntos P1 y P.¿ en la
región G.
Denwstradón.

l1f.{P2) - 1p(P1 )/~ = !f (K(P2 , Q)-K(P 1 , Q)]h(Q) dQ r""'


s; J [K(P:? , Q) - K( P " Q)]:tdQ· f h'l(Q)dQs
,,d1J [K(P:l' Q)-K(P¡, Q)J2 dQ. (5,12)

Al hacer el pcn(11limo paso, hemos utilizado la desigualdad


de Bunyakovski y, al hacer el último, la desigualdad (4, 12).
Acotemos la integral que figura en el último miembro de
la desigua ldad (5, 12). Para ello, dividamos la región G en
dos partes, G1 y G2 • Consideraremos que a G 1 pertenecen
todos los puntos de G, que distan de uno de los puntos
P1 o P'.! no más que (!. En virtud de la igualdad (3, 12) y
de bido a que K(P, Q) es acotada, te11emos que

f [K(P 2, Q) -K(P1 , Q)]2 dQ


o,
a
será menor que cualquier e positivo, si es menor que cierto
número a(e), que depende sólo de f.: y tiende a O, cuando
e-0. Este número e(t:) no de,pende de los puntos P 1 y P2 •
Por otra parte, debido a la continuidad uniforme de K(P, Q)
102 Ec11ac. lllleg. con mlcleos simtEtr. reules

en la región G para un e fijo, la integral

J[K(P 2, Q) -K(P 1 , Q)]ll dQ (6,12)


º·
puede hacerse arbitrariamente pequeña, siempre que los
puntos PJ y P 2. estén suficientemente próximos uno del otro.
La pequeñez de la integral (6, 12) depende sólo de la distan-
cia entre los puntos P 1 y P2 , y no de su posición.
La acotación uniforme de la família de funciones 1p(P)
se obtiene fácilmente utilizando la desigualdad de Bunya-
kovski. En efecto,

J
1 K(P, Q)h(Q) dQ 1 ~ lfJK(P,.Q)2 dQ VJh2(Q) dQ.
La primera integral del segundo miembro de esta desigual-
dad es acotada, según (3,12). Ln segunda es menor que M,
debido a la condición (4, 12).
3. Tl'Orema. La <!cuación integral

f
(p( P) =i. K(P, Q)<r(Q) dQ (7, l 2)

posee, al me11os, un valor propio finito, si el núcleo satis-


face a las propiedades descritas al principio del apartado
anlerior, y no es idénticamente nulo. En lo sucesivo sólo
consideraremos núcleos, ya descritos al principio del apar-
tado anterior, sin indicarlo expresamente.
La idea de la demostración de este teorema, dada a con-
tinuación, está expuesta en la columna derecha del ap. 13
del § 11 . Po r primera vez, casi al mísmo tiempo, indepen-
dientemente uno del otro, demoslraron este teorema, por
esle método, Hilbert y Holmgren. La mayor dificultad que
se encuentra aquí co nsiste en la demostración de la existen-
Demostr. de la exi:i·tcm:iu tle Ju11ciot1cJ· propla.1· 1()3

cia en la clase considerada de funciones qi(P), que cumpl~n


fa condición (12, IÍ), de una función taJ, que dé el máx.imo
o el mínimo de Ja forma integral (10,11) *>.·La demostra·
ción expuesta aquí de la existencia de tal función pertenece
a L M. Guelfand.
Demostración. Consideremos el conjunto S de funciones
q1( P), para las clla\es

(&, l2)
Sea
l(<t) :::1 JJK(P, Q)r:p(P)<p(Q) dP dQ.
Los vaiote5 de l(r.p) en el conjunto S son acotados. En efecto,
por la desigualdad de Bunyak.ovski

ll(<p)l 2 ~ J JK (P, Q) clP dQ • f j«1.2( P)g>2(Q) dP dQ =


2

= JJK"!(P, Q)clPdQ. J t·!(.P)dJ>. J r (Q) dQ .

La primera de las últimas tres integrates es finita, según la


condición (3, J 2), y Jas dos últimas son iguales a l, de acuerdo
con (8, 12}.
Sea ,t>111 , respectivamenle ¡i.M, la cota inferior, respeciiva-
mcntc superior, de Jos valores de J(qi) en la familia S. Supo-
niendo que K(P, Q) no es jdénticamente nulo, demosLremos

•) La validez de la afirmación análoga de la cxislencia de un mí·


1\imo o de un máximo de la form\l. cuadrática (6, t 1) en el conjunto
do vectores unitarios (q;<1>.tp(•), .• ., rpCn)), es consecuencia directa del
teorema de Weicrstrass sobre la existencia del máximo o mínimo de
c\la\quie.r f\lnci6n contim1a en cualquier conjunto acotado, cerrado,
de puntos, en particular, d~ la función (6,11) en lü esfera :¿{q;(1 > p~ L
104 Ecuuc:. imeg. ccm 111ícle1Js simétr. reales

que po r lo menos uno de los números l"M o µ.111 es diferente


de cero. En efecto, en caso contrario, la integral l(<p) sería
igual a O para todas las funcíones q:i(P) de la familia S. En
particular, esto succder[a para cualquier función <fP,,( P),
igual a O en toda Ja región, exceptó un entorno arbitra ria-
mente 'Pequeño de a lgún punto P", en donde <rr•.(P) > O.
Pero, por olra pa1·te, como K ( P, Q) no es idénticamente
nulo, indefectiblemente existirá un punto (P0 , Q 0) , en <lontlc
K(P0 , Q 0);<!0. Podemos suponer, que Q0 no coincide con
P1,, ya que, sí K(P, Q) fuera igual a O para todos los puntos
(P, Q), en <lo11dc Pes distinto de Q, entonces sería idéntica-
mente nul o, debido a la supuesta continuidad uniforme
de Ja función K(P, Q) respecto a (P, Q), escrita en la rela-
ción (3, 12). Pero

!(11'11, ·Hpq.) = l(ct1,.) + I(<pq,) + .f f K(P, Q)cp,,,,(P )cfJQ.(Q) dP dQ +


·I· J.f K(P, Q)</'1'.(Q)tf'q.( f') di? dQ.
Las dos últim as integrales cscril.as uqut se toman sobre
pequeños c nl.ornos de los puntos ( 1'0 , Q<>) y (Q0 , .J>1,) ~ e n
virtud de la si metría supuesta de K(P, Q), las integrales
sobre estos dos entornos coinciden, y debido a que
K(P0 , Q0)~0 y que en cierto entorno del punto (P0 , Q0)
conserva su signo, éstas son diferentes de O. En cambio,
suponíamos que las integrales J(<p".) y l(<pQJ eran iguales
a O. Por eso,
I (cr,,.+ g-q.) ~o,
lo cual es imposible. De este modo, bajo nuestras suposi-
ciones, ¡1.111 y l'M no pueden ser ambas iguales a O. Supon-
gamos, por ejemplo, que ¡.tM -;ié O.
De11wstr. de 1" e.xiste11cít1 Je f1111cio1tcs propias 105

Consideremos una sucesión infinita de funciones norn1a·


!izadas
<71.1( P), 1plP), ..., cp,,(P ), .. .
para tas cuales
/(<fk) 1:- ..>- /tM. (9, 12)
Fácilmente se comprueba que llt diferencia

J
-/(1p) + l,¿M <p2(P) dP
es definida 1)0 negativa en el sentido descrito en el apartado
l del presente parágrafo. Por eso, en la desigmllc.lad (2,!2)
se puede considerar

Bq>(P) = J(-K(P, Q))<p(Q) dQ + l'M'P(P ).


Hagamos co esta desigualdad
cp(P) =1p1,( P),
111(P) = Bcr,lP).
Obl~ncmos que
(B<p1,. , 81p1c)'!.-r;;(Bcp¡0 q11<)·(BB<pk, JJrp,,). (JO, 12)
En virtud de (9, l 2)
( 11,12)
Por otra parte,

J 5
IBqi¡¡{P)\ ~~ K:!(P, Q) dQ + ~ 9;¡(Q) dQ + l.u-MI • \?'1,(f')\ .

De acuerdo con (3, l 2), Ja primera de estas in tegrales es


acotada, y la segunda, por la condición de (8, 12), es igual
a l. Por eso
106 liri1ac. i11tc•¡;. e<m 111ícl<!os sim¿tr. t'e(lfes

donde M es una constante que no depende de 'Pk. De ma-


nera análoga se puede obtener una acotación similar para
BB<p1, . Aplicando la desigualdad de .Bunyakovski se puede
demostrar fácilmente que Ja expresión (BB<pk., B<pk) es tam-
bién acotada . Por eso, de las relaciones ( 10, 12) y ( 1J , 12)
se deduce que
(12, 12)
De acuerdo con el apartado 2, la familia de funciones

K<rr.(P) = JK(P, Q)cpiQ) dQ


es equicontinua y u niformemente acotada. Por eso, según
el teorema de Arzelá (véase, por ej., mis " Lecciones de
Ecuaciones Diferenciales Ordinarias", § 11), de la sucesión
de funci ones Kr¡i1<(P ) puede extraerse una subsucesión uni-
formemente convergente. Supongamos que ésta sea
Kcp~,( P), K1pk,(P ), .. ., K1p1,,..(P), ...
Sea
Kq111,,.(P) m:::;lo-- q¡~(P).

Se afirma entonces, que la función <p*(P) es solución de la


ecuación integral (7, 12) para ). =-1- . En efecto,
µM
IBK1p1,( P)I= l- KKrp11(P)+ f''MK(r1,(P) I =
== 1K[ -Kqi,,(P) + ~1·,1,.1Cf1<(.I')] 1=1 KB<f"(P)I =

J
= 1 K(P, Q) · Bg:iJQ) dQ 115:
1 J

f. J[K{P, Q)p JQ} · { .f [B<¡;,,(Q)p dQ}


2 2
s
Demostr. ele la existencia de fi111cio11e.r propias 107

Por eso, utilizando ( 12, 12), se obtieue que


BK<r>1;,.
·1 ,.
(P) ----r
1n-oo
O.
De aqui que, en virtud de Ja convergencia uniforme do
Kcp1:,,.(P)
.B<p*( P) =0,
que es lo que se quería demostrar. La función <p*( !') no es
idénticamente nula, ya que en caso contrario, debido a la
relación (J2,l2), la sucesión /t,v/¡>1;,,.(P) para m- ~ también
tenderla en media hacia O, lo cual es imposible, ya que

J[¡tM</'k,,.(P)]2 dP = ,ti~ "" 0.


Observacionc!S. J. El caso /tm ~ O se reduce al caso estu-
diado f'M~ o, cambiando de signo a K( P , Q).
2. Hemos demostrado que el extremo inferior, rcspectjva-
menté superior, de los valores de la integral /(qi) en el con -
junto de las funciones normalizadas <p( P) es igual a la mag-
nitud inversa de cierto valor propio .A. de la ecuación inte-
gral (7, 12), siempre que este extremo 110 sea igual a O. Por
otra parte, la magnitud inversa de cada valor propio A.¡ de
la ecuación (7, 12) es uno de los valores de la integral /(cr)
para cierta función de la clase (8, 12). En efecto, el valor
de la integral l(q1) para <p(P) = <p¡(P), en donde rr1( P) es una
función propia normalizada correspondiente al valor propio
i.;, es igual a
J
Jp,(P) dP K(P, Q)g;,(Q)dQ =*J<rr(P)dP=*.
Se puede decir también, que el extremo superior, respectiva-
mente inferior, de los valores de la integral /(rp), en el con-
junto de funciones <p(.P), que satisfacen a la condición
.f1p2(P)dP s I, (l3 , 12)
108 Ecua<:. i11teg. c<>11 mícfeos simetr. reales

es igual a Ja magnitud inversa del menor valor propio posi-


tivo, respectivamente del mayor negativo, de la ecuación
(7, 12), siempre que este extremo sea diferente de O. De cslo
se desprende, que para todas las funciones q;(P) que cum-
plen la condición (13,12), los valores de la integral /{q') en
valor absoluto no superan a la magnitud inversa del menor
valor propio Á en valor absoluto de la ecuación (7,12). Ade-
más, de los razonamicnlos anteriores se ve, que el extremo
superior, respectivamente inferior, de l(cp) en ( 13, 12) se al-
ccmza para <p, igual a cualquier función propia normaliza<la,
correspondiente al menor valor propio }. positivo, rcspcctí-
vamente, al mayor negativo, en valor absoluto, si este ex-
tremo es distinto de O.
E}erl'ido. Demostrar que el conjunto de los valores de
J(cp) en (8,12) puede ser cualquier punto, o un segmento
cerrado, o un segmento semicerrado, al cual no pertenece
el punto l =0, que es uno de Jos extremos de este segmento.
El conjunto de los valores de J(<p) en ( 13, 12) siempre con-
tiene el valor / -0, y representa un punto o un segmento.
¡,Qué cnrsos son posibles si el núcleo es degenerado '!

.i$ 13. Alg 1111cL~ pmpiedtules dr: /u.~ f i11wio11c;s pru¡Jict.~ y ele /us
valores pmpios tle las ccuacicmcs
í11tegrales 1:011 ntíclcos simétricos
l. Teorema. Las funciones propias de la ecuación (7,12),
correspondienles a difaenles valores propios de A so11 orlo·
gonales entre sí.
Demostración. Sean
J
cr 1( P) =i..1 K(P, Q)<¡\ (Q) dQ, (l , 13)

'1'2( P) = ).2 f K(P, Q)cp.¿(Q) dQ (2, 13)


Algunas propied<Td<M de las flmcirmes pl'O¡>in.f 109

en donde 1.1 F i.2 • Multipliquemos ( 1, 13) por A2<p2(P) y (2, 13)


por A1<pt(P). Restando miembro a miembro las igualdades
obtenidas, e integrando la diferencia respecto a J>, obtene~
rnos:
(.A'l- J. 1) J1p (P)'J'/P) dP =
1

~ ). 1 .A~ JJK(P, Q)rp1( P)q¡JQ) dQ d/>-

- 7. 1A:J JK(.P, Q)ry;~( P)1¡,1


(Q) dQ dP. (3,13)

Co.mbia.ndo lns t1ota.cioncs de las variables de integració l\


en el segundo término del segundo micmh1·0 , obtenemos:

.f JK(P, Q)rpi P)1¡\(Q) dP dQ,.. JJ K(Q, P)rpz(Q)<f! (P) clQ d.I'.


1

Como K(P, Q) ~ K(Q, P), de esto se deduce que el segundo


miembro de (3, T3) es igual a O. Y ya que, por hipótesis,
A2 ~ A1 , resulta

que es lo que querinmos demostrar.


2. Teorema. Todos los valores prnpios ele las <'('11ador1es
i111egl'(l/es con núcleos simétricos son rea/e,r.
.Demostremos primeramente el siguiente lema. Todas las
funciones pmpias de las ecuaciones fiel tipo co11siderado S<'ll
coniinuas.
En efecto, de acuerdo con lo dicho al final del § 1r,
considerarnos que tales·funciones son de cuad rad o integra-
ble. Nuestro lema se deduce iomediatamentc q~I apar,tado
2 del § 12.
110 F.r11ar. imeg. co11 núrleM simétr. rrtilrs

Demostración del teorema. Supongamos que la ecuación


integral (7,12) tiene un valor propio complejo ).=a+bi> en
donde b ;t:O. Sea rp(P) la función propia correspondiente.
Entonces
<p(P) =(a+ bi) j.K( P, Q)q;(Q) dQ. (4, 13)

Denotando por q;( P) la función compleja conjugada res-


pecto a <p( P). de la identidad (4.13) obtenemos

r (P)=(a- bi) f K(P, Q)rp(Q)dQ.


Según el teorema 1, debe ser:

J1¡:(P)1p(P) dP = O.

De esto y del lema que acabamos de demostrar, se deduce


que
rp(P) sO,
por lo cual, para h ~O, (a + bi) no puede ser valor propio A.
Observación. Del teorema demostrado se dcdµce, que
tanto la parte real como la imaginaria de una función pro-
pia compleja son también funciones propias, que corres-
ponden al mismo valor propio.
3. Ortogonalfzación de las funciones propias. Del mismo
modo que las superficies de segundo orden pueden tener
varios semíejes principales de igual longitud, exactamente
igual, a un mismo valor propio ), de una ecuación integral
con núcleo simétrico le pueden corresponder varias funcio-
nes propias linealmente independientes. Por el segundo teo-
rema de Fredholm, el conjunto de funciones propias lineal-
mente independientes, que corresponden a un mismo valor
Al¡:1111as p1·opie.tladcs dr. las J1111rimte.v propias 111

propio, es siempre finito. Supongamo!; que dichas fondones


son
<p 1( P), q>,_( P), •. ., <rmU>). -(5,13)
Del hecho de que el valor propio i., correspondiente a estns
funciones es rea}, es fácil deducir que todas estas funciones
pueden escogerse reales. Según el teorema l, todas estas
funciones son ortogonales a las funciones propias de la misma
ecuación integral, peto correspondientes a otros va1ores ?..
Cualquier combinación fü1eal con coeñcieotes constantes de
las funciones (S, 13) es también una función propia de hl
ecuación (7, 12). Demostremos que, formando tales combi-
naciones lineales con coeficientes reales d e las ftlncíoncs
(5,13), se pueden obtener m funciones propias normaliza~
das y ortogona>es crHre si, que, por lo lllnto, serán funcio-
nes pmpias linealmente inde.pendicntes
v11(P), ·t¡1/,. /' )) . • ., '1.j!m(P)
de la ecuación (7, 12). Hagamos
1¡1,( P) ""'atp 1( P).

Elijamos In constante a;-60, de modo que

Hagamos
TJ'lP)-= 1>[9"2(P) + bi1f1( P)),
en donde b ;do y b1 son cierras constantes. Elijamos la cons.
tante b1 de modo que sea

J~\'P-l dP =h [ f 1¡> 1'l'i'c!P + b 1 fr¡i~ di'J"" O.


112 Ecuac. imeg. co11 111k/eos :.·imétr. reales

J
Como VJi dP = 1, entonces, esta desigualdad determina a b 1
unívocamente. Elijamos la constante h de modo que la
norma de 11•2 sea igual a l. Esto se puede hacer, puesto
que, en virtud de la supuesta independencia lineal de las
funciones (5, 13), <p2(P) + h 1'1.J)1 (P) ·no es idénticamente nula.
Y, debido a que todas las funciones propias de la ecuación
, (7, 12) son continuas, la integral del cuadrado de <p2 + b11¡1
no puede ser igual a O.
Hagamos luego
1p3( l') = c[<¡>3 ( P) + c21p:i( P) + c 11r_i(P)], e~ O.

Elijamos lu constante c 1 de tal mnnern, que

J1/W':i dP = e[J<f.1:11f'i dP + c J"1p21p1dP + c J1¡iidP]= 0.


2 1

Yu que

esta condición define univocamente a c 1 :

<:1.= - J<Jl:i'l/-'t dP.


De la misma manera se pueden elegir las constantes c2 y
e~ O,de tal forma que

J-1¡i~ dP= 1.
Continuando este proceso, obtenemos 1piP), ... , 1pm(P).
:Por lo tanto, podemos limitarnos a considerar solamente
aquellas funciones propias linealmente independientes de la ·
ecuación integral con siderada que forma n un sistema orto-
Algu11as propiedades da las f1111dones propías t13

normal. Tomemos un sistema ortonormal de funciones pro-


pias de esta ecuación, maximal en el sentido de que cual-
quier función propia de esta ecuacíón in tegral se expresa.
linealmente mediante las funciones de este sistema. En lo
sucesjvo n os será cómodo n umerarJas, de forma que sus
\ndices crezcan a medida que crecen los valores absolutos
de los correspondientes valores -propios ). (el conjunto de
Jos cuales, según el § 8, no tiene puntos de acumulación
finitos). Si a un mismp ). le corresponden varias funciones
µropi~s linealmente inoependiéntes, todas estas fonciones
Jus pondrcrnos juntas. De este modo, obtenemos la~ suce-
siones
'f' 1( P), 1p2( P), . . ., q•,( P), ... (6, 13)
(7,13)
Aqu\, debajo de cada función propia es1.á escrito su valor
propio J. correspoJldiente. t as sucesiones (6, t3) y (7,t3)
pueden ser tanto finitas como infi nitas. Bn la succsíün (7,13)
algunos A.1 situados consecutivamente pueden ser iguales.
Esto sucederá cuando el va\()r couespondiemc >., de la ecua-
ción (7,12) Cenga varias funciones p ropias linealmente inde-
rendientes. Pero, por el segundo teorema. de Frcdholm, para
cada A; existe solamente un número finito de funciones pro-
pias ortogonales entre sí y, por consiguiente, linealmente
independientes. De este mismo leorema se deduce (\\IC, si
las sucesiones (6, 13) y (7, 13) son inflnitas, e ntonces
P·il -· .., para ¡ .... oo.
El sistema (6,l 3) será 111aximal en el sentido indicac.Jo más
at'riba, st e1\ la sucesión (7. \3) ñgurao. lodos !os va\ ores
propios de la ecuación integral considerada, y si a. cad<i
valor propio de éstos en la sucesió n (6, 13) le co rresponde
114 Ecuac. integ. can núcleos simétr. reales

un número maximal de funciones propias linealmente inde-


pendientes, correspondientes a dicho valor propio.
4. Teo rema. Sea <p1(P) una función propia de la ecuación
integral (1, 12), correspondiente al valor propio A1 • Entonces,
para el núcleo
K,(P, Q ) =K(P, Q)- ip,(P):!p.!.(9.>.
. '·1
las sucesiones de funciones propias y valores propios, análogas
a la (6, 13) y (7, 13) para .K(P, Q), pueden ser obtenidas de las
sucesínnes (6, 13) y (7, 13), correspondientes al núcleo K(P, Q),
eliminando 'P.i(P) y A. 1 •
Demostraci6n. Verifiquemos, primeramente, que cual-
quier función propia cp(P) del n(1cleo K1(.P, Q), correspon~
diente a un valor propio J., es una función propia del núcleo
K(P, Q), correspondiente al mísmo valor propio. Bn efecto, sea

J
<{'( P) =Ji. Ki(P, Q)q;(Q) dQ. (8, 13)
Entonces
(9, 13)
puesto que

j'q{l')<p 1(/') dP=A f f K (P, Q)í{'(Q)rp (P)dPdQ =


1 1

., .), JJ[K(/', Q) - 'Pi(Pt(Q)]<r ( P)ip(Q) dP dQ =


1

= ). JJK( /', Q)1p¡( P)<[{Q) dP dQ -

- 1.~ _f<t1(Q)<[{Q) dQ J'ti{P) dP=


=}: J<p (Q)g;(Q) dQ - ;~ J<p (Q)r¡:(Q) dQ = O.
1 1
Algunas propiedade.~ de> las Ji111oio11e.v propias 11 5

En virtud de la relación (9,IJ), la igualdad (8, 13) puede


escribirse en la forma síguíente:

qi( P) = l. frK(P, Q)- 'Pi(P~~i(Q)] 1¡;(Q) dQ =
=AJ K(P, Q)<¡{Q) dQ.
De esta manera, hemos demostrado que <f'(P) es un a fun-
cíón propia de la ecuación integral (7, 12), correspondien te
a l mismo í..
Demostremos ahora Jo recíproco, que cada función pro-
pia cp,.(P) de la sucesión (6,13), correspondiente a un valor
propio A¡ de la sucesión (7, 13), para i> 1, es una función
propia. correspond ien te a l mismo valor propio .A.1 paru el
nüclc<> K 1( P, Q). En efecto , sea

J
cpi(P) -= J.1 K(P, Q)tr;(Q) dQ, i > 1. (10. JJ)
Eneo nces

Por eso, de In igualdad ( 1O,13) se sigue q uc

<f';(P) = l.¡ f [Ki(P, Q) +'l'1(P~:1(Q) 1<p¡(Q) dQ =


·= ?., J.K P, Q)<f,{Q) dQ.
1(

Ln misma función q•1{Q) no es función propia de Ja ecuación


(8, 13), puest o que, en caso COJ1trario, de la cood ició n (9, 13)
se tendría que Jr¡;j(P) dP =O, lo cual es imposi ble.
116 Ec11ac;. i11teg. con núcleos simétr. reales

De las proposícíones demostradas, fácilmente se deduce


nuestro teorema.
5. Aplicando sucesivamente el teorema 4 a los ní1cleos
K,(P, Q)=K(P, Q)- T,(P)~,(<J~.,

K.i P, Q) = .K1( P, Q) - 'f2 (P~::(Q) , ...,

o btend remos que todas las funciones propias epi( P) de la


sucesión (6.13), correspondientes a los valores propios ).¡
de la sucesión (7, 13), para el núcleo K(.P, Q), son funciones
propias co rrespondientes a Jos mismos valores propíos para
el núcleo
K (P Q) = K(P Q) -
!11 . ' • •
Z
Ir= 1
l('1l1-:)rfk(Q)
A/, '

s1 '> m. Estas funciones propias <f¡( P), i => nz, forman un


sistema maximal de funciones propias para la ecuación
integral con núcleo Km(P, Q), en el sentído de que cualquier
otra función propia de este núcleo se expreso linealmente
por medio de éstas.
De este modo, las sucesiones (6, 13) y (7,13) para el nií-
deo simétrico K(P, Q) pueden ser obtenidas aplicando su-
cesivamente el método variacional a /ns núcleos .K( I', Q),
K 1(1', Q), Ki.(P, Q), ...
6. Supongamos que el núcleo K(P, Q) tiene sólo un nú-
mero finito de funciones propias linealmente independientes
(esto ocurre con cualquier núcleo degenerado). Entonces,
para un m su()cicntemcnte grande, el núcleo Krn(P, Q) no
tendrá ningú n valor propio. Por otra parte, puesto que las
funciones 1p,,(P) son continuas, de acuerdo al lema del apar-
tado 2, el núcleo Km(P, Q), a l igual que K(P, Q), tendrú
que satisfacer a todas las propiedades descritas en el apar-
.4/gtmus propiedades de lus fu11ci<J11cs proplas l l7

lado 2 d el § 12. Po r esto, de ucuerdo con el apartado 3


del § 12, tiene que ser Km(P, Q) a O, es d ecir, debe ser
K(P, Q)~ Z tp~(P'Jqii!-Q).
1.~1 ilr,
(l l, 13)

De cs\a fórmula se dedu~. que cualquier núcleo del tipo


cons idei-~do con un número finito de valores propios (o, lo
que e:; lo mismo, con un número finito de funciones propias
linealmente i11dependíentes), es degenerado.
·- Observación. Sea K(.P,Q)=K.~Qo.Q), en donde Or;;;~<d,
K ( I', Q) es \.ma función uniformemente con\inua. en P y Q,
y K(P~ Q) = K(Q,P). Fácilmente se observa, que pura las
fum.:.io11es propias continuas de una ecuación integral con
núcleo K( P, Q) del tipo señalado, son válidos los teoremas
l y 2 del presente parágrafo. lJtiliwndo esto, demostrar(,...
mos que ht ecu<\.Ción Ílücgral con núcleo del tipo indicado
tíc11~.
al -menos, un valor prüpío.
Del loma del § 8 se deduce q ue existo un m tal, que el
núcleo K <m>(P, Q) .... K o Ko ... o K es continuo. Como
~
m veu:s
K<111l( P, Q) es un núcleo continuo simétrico, según lo de-
mostrado en el § 12, existe un número t'i y una función
•¡' 1(P) continua tales, que
<fJ1 ~ µJ.K(m>rp.1
(K<111>denota el operador correspondiente ul ttúcleo ,K<m>( P, Q)
véase Ja p{ig. 35). Supongamos que m es ünpar y hagamo~
~' 1 =.Ar, en donde .1. 1 es un m'1mcro real. Sea e una ruíl. pri-
mitiva de 1n unidad de orden m. En este caso, se verifica
la igualdad
(E- ?. 1K )(E- J...leK)(E. - ?../1.K) ... (E- ~. 1 cm- 1 K) =-
=(E - í.í"K<ml).
118 Ecuac. i11teg, con niícleos simetr. reales

La justeza de esta igualdad se deduce de la identidad alge·


braica
(d '1 - b"' ) =:(a - b)(a- eb)(a - e2b) ... (a- l.'111- 1b).
Por lo tanlo,
(E-Á'J1K< 111))</-'I = (E-i.1 K)(E - 'J..1eK ) .. . (E - ). 1em- 1K)rp1 •
Hagamos
( E- i. 1eK )(E -). 1e2K ) . . . (E-/. 1e 11•- 1K )r¡:¡ = ~'i •
Entonces

es decir, 71 1 es una fi.mció n propia de la ecuación integral


1

con núcleo K( P, Q). En efecto, como m es impar, los núme-


ros 'J..1eP, para J spsm-1, son complejos. Luego,(E- ).1eflK)x
Xrp;;sO, para cualquier funci ón ip(P) :éO y 1 s p s m -1, p llesto
que, según el teorema 2 del presente parágrafo, una ecuación
con núcleo simétrico no tiene valores propiot> complejos.
Por eso, 1p1 oi!O, ya que, en caso contrario, o btcrn,idam t)8 que,
para cierto 1-:::.p~m -1 y una función 1p(P) , no idéntica-
mente nula, (E -A.1ePK)rp =O.
Con esto queda demostrada nuestra afirmación.
Ejercicio l. Demostrar que para el núcleo simétrico
K(P, Q) estudiado en el apartado 2 del § 12, se puede hallar
la segunda funció n propia de Ja sucesión (6, 13), aplicando
el método variad onal descrito en el apartado 3 del § 12,
con la única diferencia de que ahorn las funciones conside-
radas no sólo satisfacen a la condición (8,12), sino también
a la condición (9, 13). Aplicar este método para hallar 1as
demás funciones propias.
Ejercicio 2. Supongamos que K(P, Q)= -K(P, Q) y que
K(P, Q) satisface. a la condición (3,12). Demostrar que,. en-
Tc:<m :mu ele tiilbert-Schmiút 119

lonces, todos los valores propios son imaginarios, puros,


y las funciones propias no pueden ser reales. Cualquier fun-
ción propia es ortogonal a si misma y n lodas las demás,
con la posible excepción de aquellas que correspondan a un
valor propio imaginario conj ugado.

§ 14. 1i!oremu de. Nilbt•rJ - Sc!tmiút

Tocia función /{ P), intrínsecamente reprcscmtable pur me·


dio de la .fimció11 de cuadrado integrable li(P), o sea, tuda
funcíún tld 1;po

JU» =JK(P, Q)ll(Q) dQ,


puede ser desarrol/acla en serie por las .fimdones propias de
(6, 13) del núcleo simét.rlco K( P. Q), la cual converge absoluta
y uniformemente.
Observadún. Naturalmente, tiene senl íd l> hablur de la
convergencia de esta serie sólo en el caso en que hi ecuación
integral (7 , 12) tenga un conjunto infinito de funciones pro-
pias linealmente fodependientes. En caso contrario, esta
serie se reduce a una suma finita. Para no complicar la es-
critura, aquí, asi como en otros casos análogos, escribirc~
mos siempre series (infinitas), recordando que, en el caso
de un número finito de funciones propias, estas series se
transforman en sumas finitas, cuya convergencia no hay
necesidad de demostrar.
La demostración del teorema la haremos construyendo
primeramente una serie por las funciones propias de (6,13),
y demostraremos que dicha serie converge uniformemente;
después demostraremos que esta serie converge precisa-
mente hacia 1a función f(P).
120 Ecuuc.. i111c•g. Col! 11iicleos .limétl'. rea/e.~

Supongamos que la función /(P) es desarrollable en


serie por las funcion~ propias de (6, 13), las cuales con-
sideraremos ortonormales. Supongamos que

(1,14)

y qt1c la serie que figura en el primer miembro es uniforme-


mente convergente. Para determinar el coeficiente Cm, multi-
pliquemos ambos miembros de In igualdad (1,14) por cp11,(P)
e integremos miembro a miembro sobre toda la región G
de dclinición de las funcíoncsj{P) y 'P;(P). Obtenemos:

Cm ~ J.!U')rp111( P) dP = JJK( P, Q)h(Q)rr (P) dP ,/Q,,.


111

"'J h(Q) (f K(Q,P )rpm(P) di') <ÍQ =


(2,14)

donde hacemos

Dcmoslremos ahora, que la serie


z~1'1'1{P) (3, 14)
l=l ;.,

converge absoluta y uniformemente. Para esto, apliquemos


el criterio de Cauchy. Formemos el segmento de Ja serie
mi! h¡cp,{P)
l=at J., •
Tcor,•11w de Hifbert-Sc11111fclt f2f

Aplicando la desigua lda d de Cauchy, obtenemos

[·iz·Jh/1l <¡l~P) 112:.:"z "~ ·nz ltp,{P) 12·


/ .., 111 . 1
f { rz l/I (mtlt .il¡
(4, 14)

Los coeficientes /J¡ son los coeficientes de F o urier de la fun-


ción h(P) con respecto a las funcio nes cp,( P). Por eso, a pli-
cando Ja desigualdad de 'Bcssel, hallamos que la serie nu-
mérica

es Cl)llVCl'genlc. eor lo tnnto, según el criterio de Cauchy,


la magnitud
m+p
Z h'f
/c:::l(J

será menor que cualquier é· 1. positiva , sí m es sufrcicnteinentc


grande.
l)or otra parte, las magn itudes 'P1~) pueden considc-
'
rarse corno coeficient es de Fourier d el d esarrollo <lel núcleo
K( P, Q), considerado como función sólo de Q, eJl serie,
según l as fund ones cp,{Q). Aplicando nuevamente a cslos
coefi cientes Ja desigualdad d e Ocsscl, halla mos:

¿ (~'i~)r:: f K 2(1>, Q) dQ .
Esta (dtima integral existe en virtud de la condíción (J , 12)
y está acotada por una constan te que no depende de P.
Por eso, p ::: .:a cualesquiera m y p, la suma
m+P 1~¡( P) 12
;?,,, ~ A¡
es acotada.
122 Ec11ac. illteg. i:v11 mfrlcws simittr. n-u/11.I'

De este modo, de la desigualdad (4,14) hallamos ql1C


para cualquier e > 0 constante existe un 1110 tal, que depende
sólo de 1::, que para cualesquiera m ;;.m0 y p >O, se tiene:

.Z l l~¡ <p¡(P) 1<f.


111+1•
'""111 "'
De aquí y por d criterio de Cauchy se ded uce que la serie
(3, 14) es absoluta y unifo rmemente convergente.
Pasemos ahora a la demostración de que Ja serie (3, 14)
converge precisamente hacia Ia función f( P).
Anotemos, primeramente, q uc del teorema dcmoslradn
en el apnrtado 2 del § 12, se deduce que la funció n .f(J>)
y todas las funcion es propias <p¡(P ) son unifo rmemente con·
línuas. Además, acabamos de demosLrar que la serie (3,14)
es uniformemente convergente. Por eso, para demostrar
que dicha serie converge haciaf(P ), es suficiente demostrar
que esta serie converge en media hacia ft P), es decir, que

f[J{I') - Z~1p;(P).l
• 1-1 ·I ·
2

dl'->O.
m- ..
(5, 14)

Paru demostrar csla última afirmación observemos qu ~

f(P)-
t=l A,
f
Z~'f';(.P) = [K(P, Q) - Z <p;(P)~¡(Q) ] h(Q) dQ,
1-1 A1

de do nde, haciendo, para abreviar, la escritura

m /¡
Km(P)= f(P)- Z f.1¡>;(1'),
i=l •¡
Teorema de Hilbert-Sdrmídt 123

ob tcncmo~:

.f [JtP)-;~ ~q:,{.P)rdP= f .f [K(P, Q)-


-zr;CP~tp¡(Q)]
i=l A¡
h(Q) [te P )- i
1.. 1 ).,
~ 111/P)] dP dQ =

=~ f JK, 11 ( P, Q)[h(Q) ·1- g,,¡(Q)J[h(P) +g,,i(P)] dP dQ -

-~ Jf Km(P, Q)h(Q)h(P) dP dQ-

-~ .f f K (P, Q)g (Q)g (P) dP dQ. (6,14)


111 111 111

Aqui hemos utilizado el hecho de que, debido a la simetría


del núcleo K(P, Q),

f f K ( P, Q)h(P)g i(Q) d P dQ =
111 11

= f f K ,1( P, Q)/J(Q)g (P) dP dQ.


1 111
Como

Ji;,,(P)dP= J¡~(l') dP -tie~r ff2(1')dl', a

existe un número M independiente de m, que para lodo 111

f g;i( P) dP < M, Jh' (P) dP<M,


1
f [h(P) +gm(P)p dP < M.
Según la nota 2 al aparLado 3 del § 12, y al apartado 5 del
§ 13, tenemos que

1fKm(P, Q)!p(P)1p(Q) dP dQ! ~ (J.,:11 ,


si
J1¡t'
1( f) c!P,,,. M.
124 Ec1mc. 1111cg. con micll!o.v .tímhr, Y<'(l/c.~

Eslo significa que las Lrcs integrales del segundo miembro


de (6,14) tienden a O ~uando m-oa, y por eso la relación
(5, l 4) es válida.
Corolario. Fórmula de Schmidt para la resolución de
ecuaciones integrales con núcleo simétrico.
Consideremos la ecuación integrai
<p(P) ·:=). JK(P, Q)<p(Q) dQ +/(.P), (7,14)
en donde K(P, Q) es un núcleo simétríco del tipo descrilt>
al principio del aparlado 2 del § 12; /(P ) es una funci ón
conocida uniformemente continua; <f'(J>) es la función in-
cógnita y Á es un parámetro. Por el primer rcorcmu de
Frcdholm (§ 8), si J. no es un valor propio, la ecuación inte-
gral (7, 14) tiene una solución q{P) uniformemente continua.
Bntonces, por el teorema de Hilbcrt - Schmidt, la función
1p( P)-j(P) se puede desarrollar en serie por las funcione!>
propias del núcleo K(P. Q), la cual es absolula y uniforme-
mente convergcnlc. Sea
rp(P) - /(P) = ZC1i¡',(P),
1-1
de do11de
111
<p(P) ..,. ZC;<p¡(P) +f(P ). (8,14)
l=l

Poniendo 1;n Ja ecuación (7, 14) el segundo miembro de la


igualdad (8, L4), en lugar de q{ P), obtenemos que

Z C 1ti{P) ·1JtP) =l. ZC; f K(P, Q)<ri(Q} dQ +


1-J
1
l•l

+AJ K( P, Q)f(Q) dQ +f(P) =


""'). t ~t'P1{P) + ).z
,. 1 A¡ r-1
frPlP)
J..,
+/(P). (9,14)
Teorema de !f//bert-Schmidt 125

Aplicando nuevamente el teorema de Hilbert -Schmidt, ~e­


mos sustituido ~quí la integral

f K( P, Q)f(Q) clQ
por la serie absoluta y uniformemente convergente

i_ /í'p;(P)
1- 1 íl¡ '
donde ¡;-= ffi.
. P)cp;(.P) dP.
Es fácil ver también, que la primera de las series que figu-
ran en e1 segundo miembro de (9, 14) es uniformemente
convergente. Comparando Jos coeíicien!es de iguales fun-
ciones <J';(P) en amhos miembros de la igualdad (9, 14), ob-
tenemos:
., l.C; lf;
( - ; ~-;- +-J. . .
"t .,
De aquí que
C; = J,:~,l.
y, por lo tanto,
• ~· f¡ ip¡(P) rrp)
'f (p)

= l. f<=l
""' ··),¡-).
--:-+¡ \ ' (10, 14)

en donde la s.eric en el segundo miem bro es absolut a y uni-


formemente convergente. Esta es !a llamada fórmula de
E. Schmidt'. ·
Cuando J. coincide con uno ele los valmcs propios .:\1 ,
Ja solució n de la ecuación (7,14) se pLICde ohtener de u1u1
manera análoga. En este caso, por el tercer teorema de
Predholm, /¡= O para todos los i, a los que corresponden
valores propios, iguales a A. la solución <f(P) se representa
en forma de. Ja serie (8,14), e11 Ja cual C1 =;..:!._i1 , si ).,~ /.
y C¡='X¡, en donde oc; es una constante arbitraria, si i.¡=J..
126 Ecuac. integ. eo11 ttúc/t!OS simétr. reu/es

Ejercicio. Demostrar directamente el teorema de Hil·


bert- Schmidt para núcleos degenerados, utilizando la fór-
mul a ( l l, 13).

§ J5. Te<uema del de.,arroll<' de /<l.V nlÍcfeo.1·


Teorema. El núcleo K( P, Q) del ripo cnnsiderado en este
capítulo es desarrollable en la :,·erie

(1, 15)

la cual con11erge en media hada K(P, Q) respecto a P, C'S


decir, para cualquier Q ftjo se tiene

J[ K( P, Q) - tg q>¡(P~~,{Q)r dP 111..... 'l>- 0. (2, 15)

Demos/ración. Consideremos la función

K2( P, Q) = JK( P, S)K(S, Q) dS


como función solamente de P, considerando a Q fijo. En-
tonces, esta función, por el teorema de Hilbert- Schmidt,
puede desarrollar.se en serie por las funciones propias de
'/'i( P ), la cual es u ni forme y absolutamente convergente res-
pecto n P. Sea
-
Ki P, Q) = ¿c,r¡:,{P ).
¡ C2]

De acuerdo con In fór mula (2, 14)

C¡ = J K(P, ~)IJ'1~ dP = <r,{~)


).¡ Al
.
Teorema del desarrollo de los núcleos 127

Por Jo tanto,
(3, 15)

Según el teorema d e Hilbert -Schmidt, csla serie es abso-


luta y uniformemente convergente respecto a P para todo
Q fijo. Por consideraciones de simetría, de esto se deduce
también la convergencia absoluta y uniforme de esta serie
respecto a Q para todo P fijo. Pero esto no da ningún fon-
damento para deducir Ja convergencia uniforme de esta serie
respecto al conjunto P y Q. Tal convergencia será demos-
trada en el § 17.
De (3,15) se deduce que

K2(Q, Q) ;= Z 'P'~~ ,
1~ 1 1. ,
(4, 15)

además, esta última serie es convergente, pero no podemos


aún afirmar que es uniformemente convergente respect o a Q.
Por otra parte,

f[K(P, Q) - 1:-1~
• .
rr,{P)<p,(Q )]'J dP=
J.,

= f K(Q, P)k(.P, Q)dP-2 ;~ 'f.i~~)J K(Q,.PyrlP)dP+


111 2(Q) m '(Q' m 2(Q)
+ ¿·''2-::,--=K-iQ, Q) - 2_¿lf' -2l.+ ¿~=
1.. t /.¡ 1-1 l.¡ 1- 1 ~,

= K(Q Q) _ ~ rri<Q) (5,15)


'1.. ' ' ,.G
.. , "' i
/.¡ •

De acuerdo con (4, 15), esta última diferencia tiende a O,


cuando m- oo. De esto se deduce (2 ,15), que es lo que se
quería demostrar.
128 E<"uac. í11tcg. con mícleM simétr. reales·

§ 16. C/asi/icaci611 de los míclens

C(msiderem()s la forma integral

Jf K(P, Q)x(P)r.(Q) dPdQ, (1 , 16)

en donde r.,( P) es una función de cuadrado integrable. Apli-


cando la desigualdad de Bunyakovski es fácil demostrar que
la integral ( 1, 16) exisre, puesto que existe la j1,tegral del
cuadrado de K( P, Q) (véase (3, 12) ). Según el teore ma de
Hilbert-Schmidt, la función de P

f K(P, Q)x(Q)dQ
puede desarrollarse en serie por Jas funciones propias <p1{ P)
del núcleo K(P, Q), la cual converge uniformemente respecto
él P. Aplicando la fórmula (2,14), obtenemos de este modo:

.K(P, Q)x(Q) dQ = 11 q'(P),


J l • .I
z 1
(2, 16)
en donde

/.1 r:: Jr.(P)q>¡( P) df.


Multiplicando ambos miembros de (2, 16} por 1..(.P) e inte-
grando respecto a .P, obtenemos:

JJK( P, Q)r.( /')1.(Q) dP dQ ... ;ti~} . (3, 16)

La forma integral y el núcleo K(P. Q) se llama11 definidos


nn negativos. respectivamente no positivos. si para c11alquier
.funció11 r.,(P) de cuadrado integrable, la forma integral (1 , 16)
l'.V no 11egatfra, respec1ivame11t<! 110 positiva (véase el apartado
1 del § 12).
Tcorí:ma de Di11i y ,flt,r aplicaciones

De hl fórJU ula (J, 16) se ve, que la tondiciún necesariu


y s11ficie.nte para que la forma (t,16) sea definida no negativa,
n •spectivamente 110 positiva, consiste en t¡ue todos los A¡ .r;ea11
posiffros, respectivamente negativos.
Llam<1remos a la forma (l ,16) y a} núcleo X(.P, Q) cuasi·
definidos nf> negath'os, respectivaincnle 110 positiYos, si todos
los ~ correspondientes, a excepción, posiblemente, de u11
número finito de ello~, que son positivo!\, respectivamente
negativos.

f 17. 1c(IN'111a de l>i11i J' s11.f fl(llirarif111cs

Teorema de l)i11í. Si una sucesión monólom1 de• funcione.\'


<''1111 imws
J;(P).h(P), · .. ,.fj,{/'), ... ( 1,17}

converge en todo el conj11Mo acoi<ldo y cenado F llacia wut


f1111ción co11ti11Ufl /( />), c111011ces eS/(I .v11cc•síó11 com•erge tllli·
forme mente.
Demostracití11. Sin restringir la generalidad, podemos
considerar que f(.P) ;=O; el cuso general se reduce a éste,
restando .f(P) de cada función ./k.( P). Luego podemos con-
siderar, que In !\ucesión (l,17) es monótona decrecient~ en
c.1dn punto P *), pues(i_i que el cuso opuesto ~e reduce ~l ¿stc,
c1unbiando el signo a todtis las f,1(P).
De este mod(.), supongamos que se tiene una succi.ión
monót:ona de funciones continuas fti(P), decreciente en Cilda
punto, y convergente hacia O en cada plinto de! conjun1·0
acotado y cernido F. Demostremos c¡uc estn convergencia
130 Ecrwt. í11feg. co11 míclens simétr. reales

es uniforme. Para esto, observemos lo siguiente. Para cada


f.· =- O y cada punto P del <..:onjunto F existe un m taJ, que

O-s-f m(P) < f.

Por la cominuídad de f,, 1( P), la misma desígualdad tendrá


lugar también en cierto entorno Ofl del punto P. Como la
sucesión considerada de funciones es monótona decreciente
en el entorno O P• se tiene que
Q-:;.j ;,.(P)--=1> para todo k;;:m. (2, 17)
De este modo, para un 1:· elegido pum cada punto P del
conjunto F existe un entorno Op tal de él que, a partir
ele cierto k, en dicho entorno es vá lida. la desigualdad (:2, 17).
Según el lema de Hcine - Borel, de todo el conjunto de en-
tornos op se puede extraer un subconjunto finito que cubra
a todo el conjunto F. Sea M el máximo de lodos los nú-
rneros m, correspondientes a estos entornos. Entonces, evi-
dentemente, para todo k;..: M, en todo el conjunto f '.. ten-
dremos
.filP) <e,
que es Jo que se quería demostrar.
Aplicacirmes delteorc•nw dl' Di11i.
l. En el § 15 hemos demostrado qL1c

K-iQ, Q) = _i,•T~<~~. (4, 15)


¡ .. ¡ .11
Sin embargo, todavía no sabemos sí la serie que figura en
el segundo miembro es uniformemente convergente respecto
a Q o no. Ahora, después de haber demostrado el teorema
de Dini, podemos resolver fácilmente este problema. En
efecto, según el lema. demoslrndo en el § 8, Ja función
KlQ, Q) es u11il'ormemcntc continua respecto a. Q. Por con-
1:11

siguiente, podemos considerarla continua en G (véase la


observuci<Sn en la pág. 39). P<lr lo tanto, I~\ sucesión
11!-,q;~(Q)
L, ---·-
''"'' -i;
es una sucesión monólona de funciones co ntinuas en cado
pun\o Q, que converge y tiende a uoa. fundón también c0n-
li1rna cuando m- ""'· Por lo tanto, según el teorema de Dini,
esta convergencia es uniforme en G-.
2. De la convergencía uniforme respecto n Q de la sede
que figura en el segundo miembro de (4.15) se deduce, que
la sucesión (2, 15) (Íendc a O uniformemente respecto a Q
(véase (5,15)). Por e.,o,

I f [K(P Q)- '.!!. íf:i{P)tr,{íJ)


2
] dP dQ -:¡.... O.
' . I~ /.¡ 111 - ..

3. De la convergencia uniforme de la serie (4, 15) res·


pecto a Q se deduce In. convergencia 1m(fnrme n•specto a
(P, Q) y la crmverge11<'ia ahsoluta de la serle (3, 15), puesto
que

4. Tntcgrando .ninbos miembros de (4,15) respecto a Q.


hall"mos que
. 1 ~

J K-:,(Q, Q) dQ"" ;..41 -:-i/.¡ •

debido a. que las funciones qi¡(Q) están normalizadas. Est o


significa que la ,wrie f<>rmodo por los crmdrndos d<! las 111C1gui-
1ude.~ inversas <1 .A1 <?S c:onvagente.
5. Teorema de Mcrcer. Si el núcleo K(P, Q) t•s c11t1sid,·-
finfd1> y 1mijormcml.!ntC! co111inuo respecto a (P, Q), la scrk
132 Etuar.. i fll<'g. con mídeos ~ímétr. re(l/t!,\'

(1, 15) con verge hacia él no sólo en media, s;no también ab-
soluta y unifvrmeme11te respecto a ( P, Q).
Demostración. Supongamos, por ejemplo, que el núcJeo
K(P, Q) es cuasidelinido no negativo.
Obsérvese que, si el núcleo Krn(P, Q) es definido, no
negativo y continuo, entonces siempre será Km(P, P) ~o.
En efecto, si en cierlo punto P 0 fuese Km(P0 , P 0) < O, en-
tonces, debido a la continuidad, éste seria negativo también
en cierto entorno del punto (P0 , P 0) en el espacio ( P,"Q).
Comaruyamos una función continua gi,,.( P), que sea igual
a O en toda la región G, excepto en un entorno pequeño
G0 del punto P 1» en donde esta función será positiva. En·
lonccs, si la región G0 es suficientemente pequeña, tendre-
mos que
Jf Km( P, Q)q'J>.( P)cpp (Q) dP dQ < O,
0

fo que contradice a la suposición de que el núcleo Km( P, Q)


es definido no negativo.
Como el núcleo K(P, Q) es cuasidefinido no negativo,
para m suficientemente grande, el n(1cleo
K 111( P, Q) = K(P, Q) - _i'r:l!')i'{Q)
/ "Rf 1 l

es definido no negativo (ver el § J6). Por eso, según la pro~


posición recientemente dcmostrnda sobre los núcleos con-
tinuos deñnid os no negativos, para todo m suficientemente
grande, se deberá tGner
K(P, P) ~ Zrp¡~P) .
¡ .,, 1 l.¡
Por lo tanto, b scríc
- rpf(P)
~-A-· (3,17)
.~1 '
Teorema de D/11/ y sus apllcaclrmes J33

es oonvergcn(c pam iodo P. Por eso, la serie

zm_
, ..1
i 'Q)
..l¡
(4,l7)

también es Cúiwerg,cntc 1"\ra lodo Q. Como K( JI, 11 ) c-s aco·


tado, Lodas las sumus parciales de las series (3, l 7) y (4, 17)
para todo P y Q cst:ín acotadas en Vllor absoluto por cierta
constante

Aplicando la dcsigmildad de C<luchy y suponiendo que


m es tan. grande que pura i =-- m todas las /.1 ·> 0, oblenemos

[ z ¡--.
tp¡(P)r't(Q) !]~ mt¡> <rJ(I') nt._..f ifr(Q)
111+1'

./• m
- "" J:;'111

>. - A¡ · 2S ~. 2 l•m )¡
(5,17)

Aplicando el criterio de convergencia de Cuuchy u la serie


(4, 17), obtenemos que para cada e.> O constante, para cual·
qujcr Q fijo, existe un m(l tal, suficientemente grande, que
depende sólo de e y ele Q, que
lf
1
r-7(Q) "",,~ rpic.Q)
¡..,,,, 17.tl ¡;:m Á¡
< ~
2M0 '
SI

Por eso, de la desigualdad (5,t7) oble1,emos que, paru cual~


quier p > O y para m ,,_ m,/e, Q), tendremos

!l)yl¡q¡,(Y~tp,{Q) l """f.'.
;:=;,¡ 1'¡

De aqui, y aplicando el criterio de convergencia de; Cauchy,


obtenemos que la serie (J, 15) converja absolu1a y uniforme·
mente respecto a P para cualquier Q fijo.
Debido a \a relación (2, 15), ucmostrado. más arriba, oh.
134 Ecuac i11teg. con núcleos simctr rea/e.~

tenemos de esto que la serie (1 , 15) converja precisamente


hacia K(I', Q). En particular,

(G, 17)

C\>mo K( P, P) es, por hipótesis, continua en la región ce-


rrada G~ y como todas las fondones <t;(P) también son con-
1i11uas en esta misma región (véase el lema del apartado 2
*por
12) y todas las í.,, a partir de u na dada, son positivas.
el teorema de Di ni la serie Jel segundo ..miembro de
(6,17) es uniformemente convergente respecto a P. .Por eso,
para cualquier E""'º
constante existe un 1110 tal, que sólo
depende de e, que para cualquier p > O será
rnt;> <p~(P) •
L, - 1 -- < t. , si m > m0 (i:·).
í=m 11 1

De la desigualdad (5, 17) se deduce q ue pat<I cualesquiera


/> y Q, p >O, y las mismas m y F, tendrcmo5 que

z
m+ P 1 'f'¡(P)'p¡(Q) 1
i= m
,1.
I
-< E,

por lo que la serie ( 1, 15) es absoluta y uniformemente con-


vc1·gcntc rcsp ~cto a ( P, Q), que es lo que se quería demos trar.

§ UJ. Ejemplo

Co nsideremos la ecuación integral

J
'f'(X) = A G(x , ~)q{;) d$, o~x s l, (1, 18)
o
en donde G(x, ~) es la fun ción de Green, constrnida en el
§ 2. Como fue indicado allí, esta función es simét rica res-
7eorcma de: Dlni y m!i aplicac:i1mcs 135

pecto a 5liS argumentos. Por esto, il ll\ ecu:tdóu integral


(J , 18) se le puede aplicar Ja teoría desarrollada en el pre·
sente capítulo. Como !">e ·vio en el § 2, esta ecuación posee
un conjunto infinito de funciones y valores propios, que
fueron haltados en el § 2. Normalizado las funciones pro·
pias y escribiendo bnjo las mismas los valores propios A
correspondientes, obtenemos Jas sucesiones

lñ, sen x, 1/~ sen 2x, .... \/~ .sen/.:.,-.:, , • · J


~n 1 1f 7t (2, \ 8)
1, 4 ' ... , k 2 ) •• •

·rarn :>impliticar la escritura, pongamos cll las cclmciol\ei;


(1,2) l =n y e,..~ "" l. Aquí, a. .C<ida valor propio J. le OO·
rrc$ponde sólo una funcíón propia. Fácílmentc se com-
prueba qt1c las funciones propias, correspondientes a J ifc-
rcoles valores propioo1 son ortogonales entre sí, lo Cllé\l
corresponde a líl teoría general (véase el apurlado l cl1;l
§ 13).
Aplicanuo el 1corc111a de Hílbcrt - Schmidt:, obtcnemo~
que cualquier función j(x) del tipo

f(i) = JG(:.;, t)h(~) dt 0 <s: X ~ 1, (3, f 8)


l)

en donde h(~) es una función de cuadrado integrable y dc-


sarrollublc en serie por las funciones propias (2~ 18) del n\I~
cJeo G(x, ~). Supondremos, como hasta ahora lo hemos he~
cho (véase la. observación al § t), que la función h(e) tiene
sólo u.o J1úmcro finito de puntos de discontinuidad. Derive-
mos dos veces respecto a x ambos micmbcos de la igualdad
(3, 18), a~í como lo hicimos en el § 2, utilizando parn esto
136 Ecuac. illteg. CUll mícl<:o.~ m11étr. reales

Ja:; fórmulas ( 1,2). Obtenemos que, con la posible excepción


<le un número finito de puntos,
f " (x) = - h(x) •
To

Recíprocamente, utilizando las fórmulas (1,2), fácilmente


se comprueba que cualquier función f(x) , que es conlinua
junto con su derivada primera en el intervalo cerrado [O, n].
que es igual a O en los extremos de este intervalo, y que,
en tocios los puntos, a excepción de un número finilo de ellos,
posee derivada segunda, continua, de cuadrado integrable,
es representable en la forma (3, 18), en donde h(x) es tam-
bién una función de cuadrado integrable ; por h(x) se dche
tomar, precisamente, - 1;.,(x) . Por lo tanto, según el teorema
de Hilbert- Schmidt, resulta que cua~quier función/(x) con·
tinua, que posea derivada primera, continua, en el intervalo
cerrado {O, n], que tenga en todos los puntos derivada se-
gunda, continua, a excepción de un número finito de puntos
de cuadrado integrable, y que satisfaga a /(O)= f(n) =O,
puede desarrollarse en una serie absoluta y uniformemente
t;()l\Vcrgcntc de sen kx. Por la teoría de 1as series trigonomé-
tricas es conocida Ja posibilidad de tal desarrollo, bajo su-
posiciones más débiles re.c;pecto a/(x). Para esto es suficienlc,
por ejemplo, que f(x) sea continua junto con su derivada
primera en el intervalo cerrado [O, n) y que satisfaga af(O)=
"" f(n) = O*>. En esta última clase de funciones es fácil ele-
gir una función que no satisfaga a las condiciones del teo-
rema de Hilbert - Schmidt; por ejemplo, es suficiente tomar
una Íllnción sin derivada segunda en níngún punto. Esto

•) G. M. Fijtengolts, Curso de Cálculo Diferencial e Integral, t. 111


M. - L., 1960, cap. XIX, § 2, p<ig. 435.
Te{lrema tle Di11i y sus opllc11cio11es 137

demuestra que, en general, las condiciones del teorema de


Hilbert-Schmidt no son necesarias para Ja posibilidad del
desarrollo de f(x) en una serie absoluta y uniformemente
convergente por las fu nciones propias.
Demostremos que el sistema (2, 18) es completo, es decir,
que para cualquier función f(x), que sea continua en el
intervalo cerrado [O, n), existe tal combinación lineal de
sen kx, que el error cuadrático medio cometido a l sustituir
f(x) por esla combinación lineal es arl;>itrariamente pequefio .
Obsérvese para esto, que para cualquier función f(x) con-
tinua, en e1 intervalo cerrado [O, nJ, se puede hallar en dicho
int:ervalo una función fi(x) tal , que sea conti nua junto con
sus d os primeras deri vadas y que se hace O en los extremos
de este intervalo, q ue fa nonna de la diferencia /(x)- f.(.t;}
es arbitrariamente pequeña. Como acabamos de ver, la fun-
ción f 1(x) puede, a su vez, desarrollarse en una serie uni-
formemente convergente de sen k x. Por eso, la función.ft (x)
puede aproximarse pol" tal combinación lineal de sen kx
(por las su mas parciales de Ja serie de sen kx, las cuales
convergen uniformemente hacia esta función), que su error
cuadrático medio sea arbitrariamente pequeño. De aquí,
y aplicando la desigua ldad triangular (véase el ap. 5 § 11 ).
es fácil verificar que el sistema (2, 18) es completo.
De aquí que, según lo demostrado en el apartado 10 del
§ 11, el sistema (2, '18) es cerrado.
Todos los val ores propios del núcleo G(x, e) son p osi·
ti vos. Por eso, a éste se le puede aplicar el teorema <le Merccr.
Resulta:
."r. G(
2 x, °"· =
1:) sen X sc.-n
1
e+sen 2x sen u
- - 4--·-· + . .. ,

c11 donde la serie en el segtrndo miembro es absoluta y uni-


formemente convergente respecto a (x, ~) .
COMPLEMENTO

§ 19. Retf11r.ció11 de una fdrma ctiadrática


a la ,forma cmtónica por medio
de 1111a tramformuciúll nrtogonal
Expondremos aquí la demostración de la posibilidad de
tal reducción, correspondiente a fll teoría de las formas in-
tegrales /('!') desarrollada en Jos §§ 12 Y· 13.
1. Scíialemos, primeramente, algunas propiedades de los
vcctorc~ unitarios ortogonales entre sí. Sean

<p,, _- (·r;(l) ¡(2}


't'k ' <f k '
Jn))
. • •, 'h ' k = 1, .. ., n,
11 vectores unitarios ortogonales entre sí,, es decir,
,,
Z 'fY''f~f> ==- c5,,,.;
1-1
k, p = l, . . ., n,

en donde ó11p=O, si kr!Jp y ~pp=J.


a) D =- lrp~>i = ± 1. En efecto, calculando D~ por la~
reglas conocidas, como el producto de dos delerminantes
iguales, obtenemos un determinante, en el cual la diagonal
principal está formada p0r unidades y los restantes elemen-
tos son iguales a O.
b) Denotemos por <P~'> el complemento algebraico del
elemento <(~> del determinante .D. Entonces
(1 , 19)
ReduccM11 de la forma c1.1adr. " la forma ca11ó11rca 139

En efecto, para cualquier k se verifican las siguic11lcs igual-


dades: 11

2,' (<P~O - Dq·~><f~f') = O, p = 1, ..., n.


;~1

Considerándolas como /1 ecuaciones lineales, homogéneas,


con cocfkienlcs <f'~>, obtenemos las relaciones (1, 19), ya
que D~O.
c) "
¿qi~Jq>~) =bu. (2,19)
1. - 1 .
Esto se puede comprobar multiplicando la igualdad (f,19)
por t/1/> y sumando respecto a k.
2. Consideremos los valores de la forma cuadrática
n
Z K 11c1f.nq-f.i>, K,1 = KJI , (3,19)
i,j,.J.
en donde todas las K I} y las c¡N son reales, en la esfCra
n
.,.¿'[q1<i)J2 = l.
,... , (4.19)
Por el teorema de Wcic1·strass, e n el conjunto cerrado,
acotad o, de pu nlos de la esfera (4, 19) cx islc por lo menos
un punto, en donde la función continua (3, 19) alcan za su
valo r máx imo. Supongamos que dicho valor máximo es
igual a .ll·~· y que éste se alcanza en el punto A 1(cr<i>. . . .
. . ., rp'f>) * .

•> Véase la nula 2 al aparrnJo 3 del § J2, en. donde se demostró


la i:xistencia de una función r¡.(P) en la "csfl'Ta"
J rp2 (P) dP= 1,
qu" da c:l máximo valor de la forma integral
fJ K(P, Q)cp(P)r(Q) clP dQ,
sicmpl'e que este valor sea diforentclde O.
140 Complemento

Consideremos los valores de Ja forma (3, 19) e n los pun-


los de intersecció n Sn - i de Ja esfera (4, 19) con el hipcr-
pluno perpendicular al vecto r (1p~1 >, . .. , <p~n>) y que pasa
po r el centro de la esfera. Por el m ism o teorema de Weícl's-
l'rnss, entre los p untos d el conjunto Sn -'2 existe por Jo me-
nos u no, en donde la forma (3,19) alcanza su valor máx imo
respecto a Jos demás puntos de S,,_'l.. Supongamos que ci>le
valor mí1ximo es igual a µ"' y que se a lcanza cu el p unto
,.," 2( q,(1)
:! , . • ., .fo)J' .
íf:i
Consid eremos Juego 1os valores d e la fo rma (3, 19) e n
Jos p unt os del conj unto Sn-:i• que es la intersecció n de Sn- 'J.
con el hiperplano q ue pasa po r el origen de co ordenadas,
perpendicular al vector (q;~1>, . .• , q;~n>). Sea 113 el extremo
:mpcrior de los valo res de la fo rma (3, 19) en Sn_ 3 ; por el
teorema de Wcierslrass, éste se a lcanza por Jo menos en un
punto de S11 _ 3 ; supongamos q ue tal punto es A ..(g;~1>, ...
• .. , <fa(n)) . ' "

Siguiendo estos razonamientos, hallamos n veclo res u ni-


ta rios, perpendiculares entre sí, <r1: = (rV>, ... , qJ~~>J, k = 1, ...
. . .. n. T.omémoslos como d írecciones de los nuevos ejes
coo rdenados O q.•1 , •• •, Orp, 1 • Entonces
,,
=Z rp~>r¡:.(i), k = f , . . ., n.
tp(I¡)
,... ,
Cada co njunto S 11 ._ ,, es la intersecció n del plano <le dimen"
sió n (n - lc ·I· 1)

con la esfera
(5, 19)

El hecho do que la esfera (4,! 9) se transforma en la (5, 19),


Rcducc/tl11 de la fornu1 cumlr. " fa fnrmfl rmuí11irn 141

y por lo tanto, para lodos Jos pun tos del conjunto Sn-lt se
curnple la desigualdad (5,19), se deduce de que ·

y scgíin (2, 19),

Se uñrma que en lns nuevas coordenadns 1r<1 > la forma


(3, 19) toma la forma

F:: z Ki¡e1tl)q,rn z K1f'Pw1Po> =


n

l,/= 1
s
o

1,/- 1
n
¿1i;['trnr~. (6, 19)
i •.I

El hecho de q ue
x,r = /l¡ ,
se deduce de que nuestra forma toma el vaJor ¡t1 en el p unto
A1 , cuyas coordenadas 1p son todas iguales a O, except o
vP>. la cual es igua l a l. .La igualdad K1j=KJi=0, para
.1>1, puede demostrarse de la manera siguiente.
Su po ngamos que para cierto j ,,. 1 se tie ne K 11 ;it!: 0. Hag<1-
mos todas hts ·1p<ll , excepto vN y 1/i>, iguales a O. Enton-
ces
F = ¡t1[ 1pO>J2 + 2K~1p< 01p<J> + l-'JÍ1i·'''>J2.
Sea l1r<J> 1 muy pequeña. en comparación con l1p<1>l. y
evtnr + rvi<nJ2 = 1•
Entonces, despreciando las magnitudes de orden [1rU>p, ob~
tenemos:
(7,19)
142 C<>mplem<!Jl/1>

El signo de vi<J> lo escogemos ge tal modo que 2Kf'¡1p<J>> O.


Entonces, de la relación (7, 19) se desprende que en la esfera
(5, 19), o. lo que es lo mismo, en la esfera (4,1 9), existen
puntos donde F>µ 1 , lo cual contradice a la definición de
/ L1 • Con esto se termina la demostración de que todos los
Kt"¡ =O para j"'" l. De la misma manera se demuestra que
todos los demás .K;j son iguales a O. si i ~j .
De nuestra propia construcción se tiene que

Algunos de los números ¡1.1 pueden ser iguales a O, y otros,


negativos. Numeremos los / t ¡ y los 1p, respectivo s de tal
forma que
11 1 . ~ ... ;;i:¡t ¡-;: .. . :;:.¡t 111 ~ f'm+ 1= ... =fln=0 (¡t¡;éO para i~m) .
Hagamos
1
),; = - • i = f, ... , m.
/1i
Entonces la igualdad (6, 19) toma la forma

z n
1 , ¡~1
K ¡¡<p(l)¡p(J) = Z-x-·
;~1
m fi¡¡(i)p
1
.
Si .A.1 , •• • • ) . ,. son positivos, y Av+1 , ••. , Am negativo s, en-
LOnces Vi, .... V4 se llaman semiejes realt•s de In super-
ficie
ti . .. • [111{1)]2
/11
Z
l,/=1
K,/ ¡..<'>rp<J> s Z - ... ···= 1.
/ c: l l.,
(8, 19)

F<ícilmcntc se obs~rva que esta superficie intercepta segmen-


tos ±YJ.¡ en los ejes 01rW para i = 1, 2, .. ., v; V~ es el
menor de los semiejes reales. Las magnitudes ).v+1, ••• Y-
RcduccM11 de la forma c11Culr. a la forma ca11ó11ica 14.3

.... lr..:.;:; &e llaman semiejes imaginarios de Ja superticie


(&, 19). Esta superficie no secort-a con los ejes reales 0 1¡l.r+ 1>, ...
• . ., 01p(m) .
Si m....:::.n, en el espacio (q¡(l>, ... , IP<n>) 'f en ei (y><n, ..•
• . •, 11l11>), la ecuación (8, 19) representa una ~uperílcie cilín-
drica, cuyas generatrices son paralelas al plano
ip< '} ~. • . ~1/}(m} =O.
En este caso, es natural decir que los semiejes correspon-
dientes a los ejes 0 1¡•(m+ 1>, ... , Oip(n) son infinitos.
En los apartados siguientés volveremos a. la anterior nu-
meración de los ejes ..
3. Demost.rem<ls que

(9, 19)

En efecto, en virtud de nuestra construcción, para todas


las cpU' reales tiene que ser
"
F:a µJ.,4[q;U>Jg
, .,. l.
- z"
l, ' "" 1
K11cr<l)q.,(J) ~ o.

Si qº>=1p~1> para todo i, entonces F=O, es decir, se


nlcnnza el valor mínimo. Por eso las derivadas parciales
respecto ~\ todas las variable:¡, tomadas para estos valores
de <r<'', son íg1.1ales a cero, 1() que no~ da las igualdndcs
(9, 19).
4. A! hallar el eje 01¡,<2), en lugar de considerar el valor
de la fo rma (3, 19) en el conjunto Sn-i) que es la intersección
de la esfera (4. 19) con el hiper.plano 1pPJ :::o O, si ti 2 > O, se
pueden considerar los valores de la forma

(10, 19)
144 Cmnplcmem n

e n loda la esfera (4, 19). Es fácil demostrar, q u~ la forma


( 10, 19) alcanza su valor máximo p * en cierto punto A*(ipO>*,
. •. , q·<11>*), perteneciente a Sn_2 y ¡.i* = /t2 • En efeclo,

= z Kl)rp(i}q.,(J) -
11

l,J~ I
/L 1[ 1/l( 1
n
>]2 .= L:µ¡[1¡.i<Op. ( 11 , 19)
1-2

Por eso, para que In forma (10, 19) lome su valor máximo
en d punto A* de la esfera · (4, 19) o, lo que es lo mfamo,
ele In esfera (5, 19), es necesario, si ¡t2 > O, que para este punto
loc.l:is las 1p¡ sean iguales a O, exceplo a quellas a lus que
les correspo nden valores µ ; iguales a Ji.2 ; a su vez, la suma
de los c uadrados de estas últimas debe ser igual a l. Aquí
vonservamos la numeración inicial de ¡ 11 , segt'm la c ual

Po r lo tanto, ¡t* debe ser igual a ¡12 ; el punto A* esh~ en


S,1-'l. y éste puede tomarse po r A 2 • Este método de hallar
el segundo semieje no seria aplicable si ¡i2 sO, ya que en-
tonces la formn (11 , 19) alca n7..aría su va lor máximo O, por
ejemplo, para
=... =
1J'1 ¡; 1, l/l'.! ;¡;; '1':1 1/'11 l;:f o.
De la rnismn manera, si ¡t3 >O, la búsqueda del eje 01/':i
se puede reducir a hall<1 r el m{lximo ele la forma

(12, 19)

en la esfera (4, 19), etc.


Aplicando a Ja forma (10,19) los mismos razonamientos
que en el apartado 3, se puede demostrar,, si /t2 ,,,.. O, que
RcduccMn d,~ la forma c11adr. a la forma cm1lí11icn 145

<fzfJ, i = l, 2, .. ., n, deben satisfacer a las ecuaciones


" [K
~
l'·lf2.<1> = .,,:;., 11 - .U·11P1U>'fr
·W1J'P2<J>
J=I
o
(13.19)
puesto que
n
¿
<rV)i¡;~J) = O.
J-1
Utilizando Ja forma ( 12,19) y otras formas construidas
análogamente, se puede demostrar que rp,~I). <p~), .. ., co-
rrespondientes a l''J >O, ¡1 ~ >O, . . ., también satisfacen a las
ecuaciones del tipo (9, 19).
Si , en cambio, r1 2 =0, eslo signifi ca que la formCI cua-
drútica

para cualc$quiera q;<", ; = r, 2, .. ., n, y es igual a cero, si


c¡P> =c¡1~> para todo i. Igualando a cero las derivadas Pttr-
ciales de esta forma, respecto a todas las variables, tomadas
pa~a Jos va lores <p<O =rf.~P. obtenemos que 1pV> satisfagan
a un sistema de ecuaciones del tipo (9, 19). Estos mismos
razonamientos son aplicables a los otros vectores 1p~1 >, que
corresponden a µ 1, = O.
Si 11~<0 , entonces los números 1''2· l'a• .. ., /'n' que son,
en este caso, todos negativos, y sus correspondientes vecto-
res (<¡:.\'>, r~), .. ., <rfr'>), i= l , 2, ... , n, pueden hallarse con-
siderando el mínimo <!e la forma (11,19) (en Jugar de su
máximo). En este caso, los números I'"!• /t;¡, .•• , /Ln y sus
vectores correspondientes se obtienen en orden inver~o. Anú·
10
146 Complemento

logamente se puede proceder si µ 3 <0, etc. En todos estos


casos se conserva Ja ecuación (13,19) y las ecuaciones aná-
logas a ella para los demás vectores (<p~>, <p~>, .. ., <p~1>).
Ejercicio . .Basándose en las ecuaciones (9,19), (13,19), .. .,
elaborar un método no variacional de reducción de las for~
mas cuadráticas a la forma canónica, utilizando la solución
de la ecuación característica
IK;¡- µCl,¡ I =0.

§ 20. Teoría de las ecuaciones ilrlegrales


co1i 11úcl co.v simétricos en la d(l.)·c de fu11cio11es
de cuadrado integrable según Labescue
La teoría de las ecuaciones integrales con núcleo simé-
trico, construida anteriormente, se generaliza fácilmente a
ecuaciones integrales con núcleos simétricos e integrab1es,
según Lebesgue, junto con sus cuadrados, lo que Je da más
armonía.
La construcción de esta nueva teoría tiene mucho de
parecido con las construcciones de los § § l l -16 y se lleva
a cabo exactamente por el mismo plan. Por eso nos limi-
taremos sólo a exponer aquellos lugares de esta teoría que
se diferencian esencialmente de los correspondientes a Ja
teoria desarrollada anteriormente .
l. Supondremos conocida la teoría de Ja integral de
Lebesgue *>. Señalemos solamente algunas propiedades de
Jas funci ones integrables según Lebesgue (sumables).
a) Teorema de Fubini. Supongamos que Ja función/(P, Q)
es integrable sobre el producto topológico de los conjuntos

•) Véase, por ejemplo, l . P. Natanson, Teorla de ·Funciones de


za
Variable Real, ed., Fizmatguiz, M., .1957, Véase también G. E . Shilov,
Análisis Matemálico (curso especial), 2ª ed., Fizmatguiz, 1961.
Ge.nerallzac/ón de la teorfa de Ja ecuac. i111cc. 147

medibles G1 y G 2 , donde PEG.1 y Q EG 2 • Escribamos esta


integral en la forma

I J
= J!(J', Q) dP dQ.
º· º•
Entonces, para casi todos Jos puntos Q, pertenecientes a 0 2 ,
existe Ja integral
/(Q) = fflP,Q) dP;
n,
In función l(Q) es sumablc y

f
I = l(Q)dQ. (1 ,20)
º•
Recíprocamente, si para casi todos los puntos QEG2 •
existe Ja integral
l*(Q) = f IJtP, Q) j dP,
o,
en donde la función l "'(Q) es sumable sobre G2 , y si f(P, Q)
es medible en G1 G2 , entonces existe también Ja integral I y
es válida la igualdad (1 ,20).
Recordemos que se llama producto topológico G_1G2 de
los conjuntos Gt y G2 al conjunto de "puntos" (P, Q) tales,
que P EG1 y Q EG2 . se ·supone que los conjuntos 0 1 , G2 y
G 1G2 están respectivamente en los espacios euclídeos (x.i, ...
. • ., xdJ, (y1 , .• ., Yc1,) Y (X1, . . ., Xd,)(y1, . .., Yd,). Si los
puntos P y Q se determinaban, respectivamente, por las
coordenadas (x1 , ••• , xd.) e (y1 , ••• , Yd,), entonces, el punto
(P, Q) se determina por las coordenadas (x1 , •.• , xd,, y 1 , •••
• • ., yc1
1
Las medidas de los conjuntos G1 , G2 y G1 G2 se
).
148 Complemento

definen como las medidas de Lebesgue en los espacios euclí-


deos de dimensiones d 1" d2 y d1. + d2 , respectivamente.
b) Supongamos que la func ión f(S) está definida en Ja
región d-d imensional G, y que la integral de/(S) sobre cual-
quier cubo d-dimensional, situado dentro de G, con los
aristas paralelas a los ejes coordenados, es igual a O. En-
tonces /(S) = O en casi todo G.
e) Teorem<1 de .Fisher - Riesz. Sea dada una sucesión in-
finita de funciones de cuadrado sumable en cierto conjunto
medible G':
.fi(P),f.l I'), .. -..fn (P), . ..
Supongamos que para cada 1-: >O existe un número N tal,
que
f (fri -f111) dP <f:,
()
2 (2.20)

si /1 » N y m =N. Entonces, en la región C existe una fun-


ción Jt P) de c uadrado su ma ble tal, que

(3,20)

la afirmación reciproca, que de (3,20) se deduce (2,20).


es evidente.
En lo sucesivo la convergencia de llna sucesión de fun-
ciones se entiende sólo en media . El teorema de Fisher -
Fiesz es el análogo de la bien conocida condición necesaria
y suficiente (cri lerio) de convergencia de Gauchy. El espacio
de funciones, en el cnal el criterio de Cauchy asegura Ja
convergencia de una sucesión de funciones, se llama com-
pleto. Esto significa, que el espacio de jimciones de cuadrado
sunwble, en donde la convergencüt se e11tll!11dt• en media, es
completo.
G c11cl'ullztu:ió11 cll! In. lc1>ría da la ccuac. im cg. 149

d) En la clase de funci ones de c uadra<lo s umable se pue-


den realizar todas las construcciones y demostrar todas las
proposiciónes hechas en los apartados l - 1O del § 1 1, pnra
funciones que tienen disconlinuídades sólo en un número
finito de puntos, de líneas o de superficies k -dimensional es
(k =- 2, 3, .. ., d- 1), c ua ndo la integració n se cntendia según
Cauchy. Además, se puede demostrar, que en esta clase los
conceptos de sistema completo y cerrad o de funciones orto-
gonales normalizadas coinciden totalmente. La demostra-
ció n dada en el apartado 10 del § 1 l , de que un s iste ma
completo es cerrado se extiende completamente a la clase
cons iderada de fun c.ioncs de cuadrado s umable. La alirma-
ción de que en esta clase 1111 sistema de funciones orlogo11ales
11ormalizadas que es cerrado es lambicm complete>, se de-
muestra de Ja manera s iguiente.
Supongamos que un sistema de funcio nes ortogonales
normalizadas
<p1 (P), q•.i(P),
• .. ., <r1r(P), ... (4,20)
no es completo. Ent·o nces existi rá una función .f(P) de cua-
drado sumablc tal, que

(5,20)
en donde
ah"'~ ff(P)<p,,(P) dP.
Cons ideremos la sucesión de sumas parciales de la serie
,Za¡¡<Pf:(P). (6,20)
"
Esta satisface al criterio de convergencia de Cauchy , puesto
que
150 Co111plemc111n

y la serie numérica infinita za~ es convergente, por lo cual


para esta última se cumple el cri terio de Cauchy. 'Por esto,
según el teorema de Fisher - Riesz, existe una función rp(P )
de cuadrado integrable, hacia la cual la serie (6,20) con-
verge en med ia. Entonces, la función
f(P) - rp(P)
será ·ortogonal a todas las funciones <p(P), y la integrnl de
su cuadrado, que es igual al primer miembro de (5,20), será
positiva. Por lo tanto, el sistema (4,20) no es cerrado.
e) Señalemos una propiedad importante más de las fun-
ciones de cuadrado sumnble, que utili7..arcmos en lo suce-
sivo.
Para cualquier función F(P) de cuadrado sumable en un
conjunto medible G, y para cualquier k' > O existe una fu n-
ción continua /(P) tal, que

J[F(P) - f(P)]2tfJ><1-· *>.


2. Al integrar una funci ón según Lchcsguc. los valores
del subintegrand o en un conjunto de medida O no infl uyen
en el va lor de esta integral. Ppede considerarse inclusive
que esto runción no está definida en un conju nto de medida
O. Por eso, a ·todas las funciones que coinciden en un con-
junto de medida completa, es decir, que difieren sólo en un
conjunto ·de medida O, en donde algu nas de estas funciones
pueden incJuso no estar definida~, es natural considerarlas
equivalentes y no diferenciarlas una de otra . Por eso, llama-

•) V. r. Smirnov, Curso ele Matemáticas Superiores, t. V., Fizmnt·


guíz, M., 1959, cap. lf, § 3, p. 60; l. P. Natanson. Teoría oe Funciones
de Variable Real, 211 cd., Fizmatgui1., M., 1957, cap. VII y XU.
Ge11ern/iUJdlJn de Ja teorfa de la rcuac . illfe¡: IS\

remos sol ución de la ecuación integral


J
<p( P) =- ). K( P, Q)r¡;(Q) dQ (7,20)
n
a cualquier función de cuadrado sumable que sat isfaga
a esta. ccuadón para casi todos los P.
La demostración de que para cierto A. real, en la clase
de las funciones de cuadrado sumable, existe una solución
no trivial de la ecuación integral (7,20) con núcleo real si-
métrico, se lleva a cabo por el mismo plan que fue admitido
en el § 12. P.or esto expondremos sólo aquellas partes de hi
demostración que se diferencien esencialmente de los co-
rrespondientes lugMcs del § 12. Supondremos que existe la
integral
JJK (P,
2
Q) dP dQ (8,20)
extendida sobre el producto topológico de dos conjuntos
medíhles, iguales, G, a los cuales pertenecen los puntog P
y Q. Por el teorema de Fubini, de esto se deduce que para
casi todos los P existe la integral

f K (P, Q)dQ
2

y, por lo tanto, para casi todo P existe Ja integral

JK( P, Q)rr(Q) dQ
para cualquier función 1p(Q) de cuad rado sumable, ya que
Q)r¡;( Q) l ,,.;~- (P, q~+f'(Q}.
2
1 K(P,

Aquí, como en lo sucesivo, el símholo denota la JJ


integración sobre el producto topológico de dos conjuntos
152 eomp/emell/o
medibles, iguales, G, a los cuales pertenecen los puntos P
y Q; el simboJo J denota'la integración sobre el conj unto G.
Para c ualquier función rp(P) de cuadrado sumable existe
la integral
JJK(P, Q)rp(P).rp(Q) dPdQ
puesto que
IK (P, Q)<r(P)<p(Q)l ,s;~ [K~( P, Q) + rr2(P )i¡,!!(Q)],

JJr¡i2( P)rp~'(Q) dP dQ = _írf!2( P ) dP· f cp' ( Q) dQ.


1

En lo su1.:csivo consideraremos sólo nucleos K ( P, Q) si-


métricos. parn Jos que ex iste la integral (8,20). En general,
en todo lo que sigue se considerarán só'fo .fundones de cua-
drado i'nlegrable, según Lebesgue, en todo el conjunto G en
que estc'Jn ele.fin/das. No volveremos a repetir esto cada vez.
3. El apartado 1 d el § 12 se repite totalmente.
En lugar del teorema demostrado en el apartado 2 del
§ 12 demostrare mos el siguiente:
Sea dada una familia N de funciones h(P), para cada una
de las cuales

Jh (.P) dP:.: M
2 2, (9,20)
M>-0,
en donrla M <'S una consta111e, la misma para todas las fun-
ciones h( P). En1011ces, la familia .Z ele las f1111cio11es 1/i(P),
deflnklas por la igualdad

1p(P)= JK(P, Q)h(Q) dQ,


Generaliración de /el teoría tic la ecuac inle¡r l.S)

es co111¡1acfa. Est(I significa que de cada C(lf~iu11to i11.flllito de


ttiles funciones si! puede extraer una sucesión convergente e11
media.
Dr:mvsttación. Si K(P, Q) es una función unifol'me111entc
continua cuando PEG y Q € G, entonces, por e l teorema de·
mostrado en el apartado 2 del § 12, la fam ílía de funcione:;
't'( P) es equicontinua y uniformemente acotada.
Según el teorema de Arzelá, ta familia de funciones ·1p(I')
es compnch\, o sea, de cm\lqllier s\1cesión infinita de fun-
ciones 1p(.P) puede extraerse una sucesión parcial uuiformc-
mcnte convergente y, por lo tanto, convergente en mediu.
!~mpleando esül proposición, demostraremos la compacidad
de la familia Z para un núcleo arbitrario .K(P, Q) de cua-
drado sumable.
.De acuerdo con la no la e) del apartttdo 1 del presente
parágrafo, podemos construir una sucesión de funciones
continuas

tal que

.f f [K( P, Q) -K 11 ( P, Q)J'.! ú.P dQ < ffei• (10.20)

n e 1, 2 •. '.
Sea duda ahora tina Sl\cesió11 infinila de fun.ciones
"lj} 1(P), 'i'::(P), ... , ip,i(P), ... (ll,20)

de Ja familia L;, obtenida por medio de la sucesión de fun-


ciones
(12,20)

de la fami lia H, de ial modo que 't'i=K//1 (ver (2,6)) .


154 Complemento

Como K 1(P, Q) es una función continua, de La sucesión


(12,,20) se puede extraer una subsuccsión infinita
h\l)(.P), '1~1)(.P), .. ., W·)( P), . . . (l 3,20)
tal, que la sucesión de funciones
"'1 11 ) Kl ¡<n
'" J<J) 1'.! ' ••• , K l hO>
" ' . •• ( 14,20)
converge uniformemente y, por lo tanto, converge en media.
Luego, de la sucesión ( 13,20) nuevamente extraemos una
subsuccsión infinita
1i1z>(P), /1~2>(P), ... , ¡,~?.>( P), . .. (15,20)
ta l, que la sucesión
K 2h\2' . K2h~2>, K.J1&2>, •. ., K-i1~2>, .• •
converge en media, etc.
Es f:ícil ver que la sucesión
!z~l)( P), !t~2>( P), ... , h~n)( P) (l6,20)
es llll, que para c ualquier Km( P, Q), la sucesión
K,11h~1 >, Kmh~2>, •• ., K111 h~n>, ... ( 17,20)
converge en media.
Demostremos ahora que la sucesión de funciones 1p(P)
de la familia Z
Kh\1), Kh~2>, .. ., Kh~n>, ... ,
que es una subsuccsíón de (1 1,20), también converge en
media.
En efecto, por la desigualdad triangular (véase la pág. 83)
11 Kh~j,1> - Kh~n)l J .z: 11Kh<,:> - K/z~"l)l l +
+ 11K/i~;:1 > - Kph~n) 11 + 11 K1,11~n> - Kh~n> 11. ( l 8,20)
Gtmcralizuci{m de fer tc11ria ele la ccuuc. imcg. 155

De Ja condición (10,20) se deduce que p puede elegirse tan


grande que l IKh-K,ohl 1 sea menor que cualquier e =>O para
LOdas las funciones de la familia H. Es fácil convencerse de
esto aplicando la desigualdad de Bunyakovski, ya que

(J [K(P, Q)- Kp( P, Q)]h(Q) dQ r :s:

,.:; f (K( P, Q) - Kp( P, J


Q)]2 dQ ft'!(Q) dQ
y

l IKh - K.Jil ! :o:


1

~M[J J(K(P,Q)-Kp(P,Q)) 2
dPdQr ~M·;p.

Tomando p de este modo, podemos indicar un número N


tal que, sí '1 y m son mayores que N, se tiene
ll K,,'1~·> -.Kph~n) 11 <e,
puesto que fa sucesión ( 17,20) converge en media. En este
caso, el pri raer miembro de la desigualdad ( 18,20) es menor
que 3f . De este m odo queda demostrado que la Familia Z
es compacta.
4. .la demostración de la existencia de valores propios
finitos para Jas ecuaciones integrales con n1.'icleo simétrico
K(P, Q) de cuadrado sumable respecto al conjunto (P, Q),
si G es acotado, se realiza de la misma manera que en el
apartado 3 del § J2. La diferencia consiste sólo en lo si-
uuíente.
~ a) La función rp1,.(P) se debe definir de tal forma que
sea igual a O en todos Jos puntos, a excepción de la inter-
sección del conjunto G con cierto cubo K,,., cuyo C(}ntro
está situado en el punlo P 0 y los lados son paralelo:; a los
156 C(lmplemc1110

ejes coordenados. En esta intersección, la funcil1n q•,,.(P)


debe ser igual a l. Entonces, la hipótesis de q uc ¡t1111 "",um = O,
nos lleva a la conclusión de que la integral

f f K(P, Q) dPc/Q,
tomada sobre la intersección de G ·G con cua lquier cubo
211-dimensional en el espacio ( P, Q), debe ser igual a O, si
las aristas de este cubo son p<tralclas a Jos ejes coordenados.
Utiliwndo el aparf<ldo 1 b) del presente parúgrnfo, es tücil
obtener de esto que K( P, Q) =0 en casi todo el producto
topológico del conjunto G por sí mism<) (incluso si G no
es unn región).
b) La convergencia debe entenderse en todas partes como
convergencia en media y, en correspondencia con esto, en
lugar del teorema dcinostrado en el apartado 2 del § 12,
debe aplicarse el teorema demostrado en el punto nnterior
del presente parágrafo.
e) Para cada valor propio existe sólo un número finito
de funciones propias linealmente independ ientes. y los valo-
res propios no pueden tener puntos de acumulación finitos.
Esto puede demostrarse de lrt manera siguiente. Construya·
mos parael núcleo dado K(P, Q) las sucesiones (6,13) y (7,13)
de la misma manera que se hizo e n el § 13. A priori, no ex-
cluiremos la posibilidad de que todos los miembros de la
sucesión (7,J 3), a partir de uno de ellos, coincidan. Enton-
ces, para cualquier m,

J.J. [K(P, Q)- _z ir;(l')tp,{Q)


/ ca 1 J..¡
]<tdP dQ -=

= f fK (P, Q) dP dQ - Z·{ a:: O.


2
1=111¡
Ge11erollzació1z de la teoría dr. la cc11ac. iflteg 157

De esto se deduce que la serie

es convergente, por lo cual i.1 -O para / - -.


Obsenación. De este modo, una ecuación integral co n
núcleo <le cuadrndo integrable posee nó más de un con-
junto numerable$) de valores propios y de funciones prQ-
pias lincalmenlc independie ntes. Este hecho es un caso parti-
culnr <lc. que cualquier sis tema orlo no rmnl de funciones S,
definidas en una región finita. tiene po tencia numerable o
linita. En electo, del teorema <le Weierstrass se deduce fácil·
mente, que para ctralquier función/ES existe un polino111io
<r¡ en las coordcnad~s con coeficien tes racionales laf, que
la norma de la diferencia f - <p¡ es menor que cualquier e,.. O
. . do y, en parucu
asigna . 1ar, es menor que 112
previamente
2 .
Pero el conjunto de tales polinomios es numerable y, si S
no fu ese numerable, entonces existirían f' r>éf '' lates, que
'I'!' = q1r
. De esto, por la desigualdad triangular (véase el
apartado 5 del § 11), la norma d~Ja. diferencia f' - /'' será
menor que y'2. Pero esto es imposible, ya que, como
fácilmente se verifica, Ja norma de la diferencia entre
dos funciones normalizadas ortogonales cualesquiera es
igual a 12.
5. Los razonamientos de Jos § § 13 - 16 conservan lotaf.
mente s u valor, si el conjunto G es acolado. Es necesario
sóJa mente considerar en todas parles la convergencia media
en lugar de Ja convergencia uniforme. P or ejemplo, el teo-

•} Esto significa que este coojunto es finito o numerable (N. del


R. de la trad.).
l.Sll Cc>mplemento

rema de HifberJ - Sc/11nidt afirma ahora Ja convergencia en


medía de la serie (3 , 14) hacia la función/(P) intrínsecamente
representable.
6. Es fácil demostrar todos los teoremas de Fredholm
para las ecuaciones integrales (7, 14) co n núcleos simétricos
K(P, Q) del tipo considerado, si el conjunto G, por el cual
se toma la integral, es acotado.
Para cualquier función f(P ) de cuadrado sumable del
segundo miembro de Ja ecuación (7,14), se pueden formar
los coeficientes de Fourier, utilizando el sistema de funcio-
nes propias ortonormales (6,13) del núcleo K(P, Q). En
virtud de 1a desigualdad de .Bessel, la s uma d e los cuadra-
dos de estos coeficientes es convergente. Aplicando el teo-
rema de Fisher - Riesz, es fácil comprobar que, si ). no es
igual a algún valor propio ).¡ , la serie del segundo miembro
de (10,14), p ara cualquier función /(.P) de cuadrado suma-
ble, converge en media hacia cierta funció n <fo(P), también
de cuadrado s umable. Entonces esta función <fJo(P) satisface
a la ecuación (7, 14) en ~qsi todos los pun tos. Para verificar
esto, obsérvese, ante todo, que, si los resultados de s ustituir
rpo( P) en ambos miembros de 1a ecuación (7,14) ( F1(.P) y
F.1,(P), respectivamente ) no coincidiesen en casi todos los
puntos, entonces la integral del cuadrado de su diferencia
no sería igua l a. O. Demostremos que esto no puede ser.
Para esto, en ambos miembros de la ecuación ( 7, 14) su s~i­
tuyamos r¡:(P) por

11' J)A¡-r ¡(':J_


1... 1 t.
1 f ( P ).

Supongamos que los resultados de est'a s ustitución sean las


funciones Fy1>( P) y F~rt)( P). Es evidente, que para 1z sufi-
cientemente grande, las no rmas (distancias cuadráticas me-
Gc11cralizudón ele lu teoda dr! la ccuac. i11teg. 159

dias) de las diferencias F1 - '1") y 1'2- F~·>, que dcnotar~­


mos ·por
11 Fi - f1 > 11
11
Y 11 F2 - F&11> 11 , respectivamente.
será n a rbitraria mente pequeñas. Aplicando la desigualdad
triangular, de aquí obtenemos que nó puede tener lugar la
relación

si

Pero, por otra parto,


f<{>(P)=

=A2 f K(P, Q) i 1.., 1


!'':~)
1
l.¡ r.
dQ+tf K(P, Q)f(Q)dQ +fl.P).

Aplicando el leorema de Hilbcrl - Schmidt en su nuevo


enunciado, y también el hecho de que <p1 son funciones pro-
pias del núcleo K(P, Q), obtenemos de esto que, en casi
todos los puntos,

tt'>(P) = Z~ f¡rp¡{.P) + Z.?:- f;<¡>;(P) +f(P) =


l•lJ\¡ ).¡-). loll.t

~ f¡<p¡(P) ¡¡rp) ~ A f, (P)


= ).,-""'
.. 1
--¡:-:::-¡:- + \ +i;;;trt+
~, 1
~ "f· ,<p¡
l l

Por lo tanto, en casi todos~ l os puntos



160 C,ompleme/lto

por lo cual,
- ¡.:
ll 11 11 >(P)- p~n)(P)l I = Á2 _.Z .~ ~ O.
h n+ l J.¡

De este modo, la hipó tesis de que rp0 ( P) no satisface en casi


todos los punlos a la ecu:.tción (7, 14) nos ha llevado a una
contrad icción.
P.or lo ta nlo, si ). no es igual a ninguno de los valores
propios de la ecuación (7, 14), ento nces esta ecuación tiene
solución para cualquier función/(P). Esta solución es única.
En efecto, si rp1 (.P) y <¡;'.!( P) fuera n soluciones de la ecuación
(7, 14), entonces c¡;¡(P) - i¡;!( P) sería solución de ltl ecuación
homogénea correspondiente y, contra lo supuesto, ). sería
un valor propio. De este modo, el p rimer teorema de Fred-
holm queda demostrado.
Por la simetría del ·núcleo K( P, Q). el segundo teorema
de F redh olm es u na consecuenci a evidente de la nota e)
del ~partado 4.
Cuando ). coincide con uno de los valores .A,, para la
existencia de una solución de la ecuación (7,14). es nece-
sario que f(P) sea orrogonal a todas las funciones propias
q:~1>(P), ... , <r~~)(P), correspondientes a este i.;, ya que en-
tonces se debe tener que:

Íif( P)q~>( I' ) dP=

= ).tJ' JK( P, Q)q:(Q) rp~l)(P) dP dQ + ffi P)rá1(P) dP =


= f q;(Q)q~')(Q) dQ + ff(.P)<p~)(P) dP,
k = l,2, .. . ,m.
Gc11cralizaci611 de Ja teorfa de la cc11nc. ímeg. Híl

Verifiquemos que esta condición es suficic11lc. Para esto,


formemos la serie (10,14), haciendo que en los términos en
que ). = i.1 (y por eso [; =0) Ja relación J.~?., sea igual a
cualquier número fijo oc;. Entonces, análoga ment e a lo an-
terior se verifica que la serie obtenida converge en media,
y que su suma satisface a la ecuación (7,14) en casi todos
los puntos. Al variar oc; tendremos todas las soluciones de
la ecuación (7, 14) (que se obtienen de una solución c ual-
quiera, agregando todas las soluciones de la ecuación homo-
génea correspondiente). Con esto, queda demostrado el ter-
cer teorema de Fredholm.

11
C it p i 1u 1o l. I11troducci6n. Teoremas de li'rcdholm . . . . . . . . . . 9
§ J. Definiciones. Ejemplos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
§ 2. Problemas típicos que !¡e reducen a ecuaciones
integrales lineales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
§ 3. Analogía entre las ecuaciones integrales lineales
y las ecuaciones algebraicas lineales. Enuncii1do de
Jos teoremas de Predholm • • . . . • . . . . • • . . . . • . . . . 19
§ 4. Ecuaciones integrales con núcleos degenerados . . . 26
§ 5. Ecuaciones integrales con núcleos continuos de
módulo suficientemente pequeño . . . . . . . . . . . . . . . . 37
§ 6. Ecuaciones integrales con nócleos cercanos a los
degenerados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
§ 7. Ecuaciones integrales con núcleos uniformemente
continuos . . . .. .. .... . . .... .. .... . . . ... .. .... . , 53
§ 8. Ecuaciones integmles con núcleos del tipo K (P, Q)/PQ" 55
~ 9. l;iemplos de ecuaciones integrales singul ar~ . . . . . . 70

Ca p l 1 u 1o 2. Ecuacio nc~ de Volterra .... , . .. , . . . . . . . . . . . . 73


§ 10. Ecuaciones de Vol!crra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7l

Ca p í 1 u 1 o 3. Ecuaciones integrales con núcleos simétricos rcnlcs 79


§ 11. Análogos geométricos de ciertas relaciones entre
fu nciones (espacio de fUnciones) . . . . . . . . . . . . . . . 79
§ 12. Demostración de la existencia de funciones propias
de las ecuaciones integrales con núcleos simé tricos 97
Indice 163

§ 13. Algunas propietlades de las funciones propias y de


los valores. propios de las ecuaciones integrales con
núcleos simétricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • . . . . . . 108
§ 14. Teorema de Hilbcrt-Schmidt . . . . . . . . . . . . . . . . . • . 119
§ 15. Teorema del desarrollo de los núcleos ..... . .... 126
§ 16. Clasificación de los núcleos • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
§ 17. Teorema de Dini y sus aplicaciones • . . . . . . . . . . . 129
§ 18. ejemplo .. . .. .. . ... ... ' .......... . .. ..... . . ... 134

Complemento •••.... ..... . ...•. ....... .. ..... .... ....... •. . 138


§ 19. Reducción de una forma cuadrática a Ja forma canó-
nica por medio de una lransformación ortogonal 138
§ 20, Tef,,-ía de las ecunciones integrales con núcleos simé·
tri~os en la clase de ecuaciones de cundrado i111egrablc
según Lebesgue ......•..... ..... .... , . ... ... ... 146

11 •

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