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Santiago, nueve de junio de dos mil diecisiete.

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Vistos :
Comparece don Zarko Luksic Sandoval, abogado, por la parte
denunciada, Banco Crédito de Inversiones, en autos sobre procedimiento de
práctica antisindical, seguidos ante el Segundo Juzgado de Letras del
Trabajo de Santiago, causa RIT-S-90-2016 caratulada “Direcci ón Nacional
del Trabajo con Banco de Crédito de Inversiones”, deduciendo recurso de
nulidad contra la sentencia definitiva de 1 de febrero de 2017, que acogi ó la
demanda.
Hace valer una causal, la contemplada en el art ículo 477 del C ódigo
del Trabajo, en su hipótesis primera, en relación al artículo 19 N °3 de la
Constitución Política, al artículo 453 N°4 del Código del Trabajo y al
artículo 19 N°4 y 5 de la Carta Fundamental, derecho fundamental de
garantizar un procedimiento y una investigación racionales y justos,
conocido como “debido proceso”, por haberse incurrido en la dictaci ón de
la sentencia definitiva en una infracción de dicha garant ía que ha influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo.
Pide se invalide la sentencia de acuerdo al vicio denunciado,
dictándose posterior sentencia de reemplazo que en definitiva acoja el
incidente de prueba ilícita, excluyendo la prueba que se pretende incorporar
y, con el mérito de la prueba rendida, rechazar la demanda en todas sus
partes.
Por resolución de 3 de abril de 2017 el recurso fue declarado
admisible, se llevó a efecto la audiencia respectiva el 16 de mayo del a ño en
curso, oportunidad en que alegaron los abogados de las partes.
Considerando:
PRIME RO: Que, como se ha señalado en lo expositivo de esta
sentencia, la parte demandada ha deducido recurso de nulidad, atento a la
causal contemplada en el artículo 477 del Código del Trabajo, en su
primera hipótesis, infracción de derechos fundamentales, en relación al
artículo 19 N°3 de la Constitución Política; al art ículo 453 N°4 del C ódigo
del Trabajo y al artículo 19 N°4 y 5 de la Carta Fundamental, donde se
contempla la garantía a un procedimiento y una investigaciones racionales y
justos, conocidos como “debido proceso”.
Señala que la relevancia en la lesi ón del derecho fundamental est á
dada en que el vicio contamine la decisión, de manera que el recurso de

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nulidad se impone como el medio indispensable y necesario para restablecer
el imperio del derecho. Agrega que, conforme al establecimiento de los
hechos asentados en la sentencia, se infringe irreparablemente los derechos
fundamentales de la vida privada y de la inviolabilidad de las
comunicaciones, garantizados en el artículo 19 N° 4 y 5 de la Constituci ón
Política de la República, como se advirtió en la contestación de la denuncia,
en la objeción que se hizo de la grabación al juez en la audiencia
preparatoria, mientras se rendía prueba del incidente en la audiencia de
juicio y en las observaciones a la prueba.
En relación a la vida privada sostiene que si bien es un concepto
variable y de difícil determinación, es posible afirmar que tener privacidad
significa tener un lugar o un ámbito libre de observadores, que est á exento
del conocimiento de los demás, por lo que su conocimiento y divulgaci ón
por terceros no autorizados conlleva un peligro real o potencial para la
intimidad de una persona.
Señala que la grabación al sr. Valdés es contraria a los derechos
fundamentales, porque fue obtenido con inobservancia a todos y cada uno
de los presupuestos que busca garantizar la Constituci ón Pol ítica; recuerda
que estos derechos nacen como verdaderos límites infranqueables al ejercicio
de otros derechos, incluso el de la libertad sindical, limites que en este caso
se han visto vulnerados.
Agrega que el departamento jurídico de la Direcci ón del Trabajo, en
su ordinario N°2210/35, del 5 de junio de 2009, en relaci ón con el art ículo
19 N°4 sostiene: “la vida privada, objeto de protección por este derecho, ha sido
definida como el conjunto de los asuntos, conductas, documentos, comunicaciones,
imágenes o recintos que, el titular del bien jurídico protegido, no desea que sean
conocidos por terceros sin su consentimiento previo”. Señala que contradictorio
resulta que la misma institución pretenda fundar su pretensi ón en una única
prueba vulneradora de dicha garantía, incorporándola ante los tribunales,
exponiendo la intimidad del sr. Valdés ante terceros completamente ajenos
a las charlas realizadas.
Destaca que en la sentencia quedó establecido que la grabaci ón fue
obtenida “clandestinamente”, es decir secretamente, sin consentimiento de –
a lo menos- el emisor de las expresiones, por lo que indudablemente puede
afirmar que dicha prueba está dotada de un manto de ilicitud. Que es
posible afirmar que las relaciones deben estar empapadas del principio de la

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Buena Fe, que se traduce en una obligaci ón de las partes contratantes que
les exige actuar rectamente, de forma honrada, sin intenci ón de da ñar o
“oscurecer” las cláusulas acordadas, obligándose a observar una determinada
actitud de respeto y lealtad en el tráfico jurídico.
El concepto de privacidad supone excluir del escrutinio la informaci ón
de ciertos aspectos de la propia vida, de modo que el il ícito est á
determinado por la intrusión o la divulgaci ón y no por la veracidad o
falsedad de los dichos o la intención de deshonrar. Así, el derecho a la
privacidad, se asocia con la idea del “control que tenemos sobre el acceso,
difusión y uso de información acerca de nosotros mismos”.
Agrega que en el caso de grabaciones de conversaciones privadas
como señala el profesor Barros, no se trata de una irrupci ón en el ámbito
privado ajeno, porque quien graba ha participado de la conversaci ón desde
un lugar no cubierto por la privacidad, pero atendida la naturaleza de la
comunicación, la grabación puede afectar las legítimas expectativas del
emisor de que la conversación o comunicación sea mantenidas como
privada. La consecuencia parece ser que el acto es il ícito, a falta de una
autorización legal o de una justificación suficientemente fuerte.
En relación a la sentencia señala que al ser hecho inamovible de la
causa que a lo menos el señor Luís Vald és no tuvo conocimiento y que
tampoco hubiere consentido en ser grabado mediante un aparato
electrónico, es decir, su calidad de clandestina, y seg ún todo lo afirmado es
posible concluir lo siguiente:
La garantía de la vida privada, incluye lo dichos vertidos por el
individuo. Así, cada una de las expresiones del señor Vald és corresponden a
su esfera de privacidad, lo que necesariamente deben ser entendidos como
una “comunicación” que ampara el artículo N° 19 de la Constituci ón
Política.
El lugar de trabajo constituye un espacio privado de la persona que la
Constitución Política protege mediante la garantía de inviolabilidad del
hogar. Así, el lugar donde fueron emitidas las frases, las dependencias de la
empresa, específicamente una oficina, es protegido por el legislador,
teniendo el sentenciador la obligación constitucional de reforzarla.
Cualquier intrusión sin su consentimiento a sus dichos o
comunicaciones constituirá necesariamente una infracción a dicha garant ía
constitucional. Así, el tribunal ad quo debió atenerse al mandato

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constitucional, respetando la vida privada –en lo que se refiere a los dichos-
y la inviolabilidad de las comunicaciones –en lo que dice relaci ón al lugar y
a la forma de obtención de los dichos- y necesariamente restarse de apreciar
una prueba vulneratoria de derechos fundamentales.
La decisión de apreciar la grabación clandestina de los comentarios
emitidos por el señor Valdés, ha significado una flagrante vulneraci ón a un
procedimiento racional y justo, que debe revestirse en la legalidad de las
actuaciones, tanto de las partes –institución pública mediante- y de la
autoridad llamada a resolver el asunto controvertido, sin embargo, en el
caso de marras no fue capaz de cautelar los derechos fundamentales.
La grabación posee la cualidad de resolver el asunto controvertido.
Señala que es evidente la lesión de los derechos fundamentales rese ñados al
momento de resolver el asunto y que la lesión al debido proceso es relevante
porque la prueba apreciada posee la caracter ística de resolver el asunto
controvertido. Las motivaciones que llevaron al tribunal ad quo a condenar
a su representada, únicamente se pueden fundar en la grabaci ón realizada
sin consentimiento de su emisor y que vulneró gravemente su vida privada,
hogar y comunicaciones.
Destaca que resulta relevante el hecho de que el sentenciador
estimara que los dichos vertidos por el señor Vald és, constituyen una
intromisión del empleador a la actividad sindical, que va en directo
perjuicio del sindicato, lo que evidentemente puede traer una p érdida de
confianza por parte de los trabajadores sindicalizados, generando
desafiliaciones, lo que en la práctica ocurrió. De dicha declaraci ón,
contenida en el considerando undécimo, es dable concluir que son los
comentarios del señor Valdés el punto de inicio de las renuncias de
trabajadores al sindicato. Entonces, siguiendo el razonamiento l ógico que se
propone en la sentencia, no son las charlas del se ñor Vald és las que inician
una serie de renuncias, sino sus expresiones captadas mediante una
grabación clandestina, por lo que, de no existir estas últimas, no podr ía
haber practica antisindical o conducta desleal por parte del empleador.
Entonces explicada la relación causal, resulta evidente que esta prueba es
esencial para la resolución del asunto y por tanto, su relevancia es
manifiesta.
Sobre la infracción, a una norma específica que proteja el derecho
fundamental señala que con ello tambi én se infringe una norma del

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procedimiento laboral, cual es, el art ículo 453 N° 4 del C ódigo del Trabajo.
El procedimiento laboral dispuso en la norma ya indicada lo siguiente: “Con
todo, carecerán de valor probatorio y, en consecuencia, no podrán ser apreciadas por el
tribunal las pruebas que las partes aporten y que se hubieran obtenido directa o
indirectamente por medios ilícitos o a través de actos que impliquen violación de
derechos fundamentales”. La norma citada es un mandato de respeto a los
derechos fundamentales, toda vez que constituye un límite consagrado por
el legislador respecto a la pertinencia de los medios probatorios que afecten
garantía consagradas en la Carta Fundamental. En el caso de autos, no
cabe duda alguna lo evidente de la infracción a la vida privada e
inviolabilidad de las comunicaciones del señor Valdés, al momento de
apreciar la grabación cuestionada.
Agrega que el legislador advierte al juez laboral, mediante el art ículo
citado, que su motivación final no podrá contener pruebas que vulneren los
derechos fundamentales, constriñéndolo a apartarla radicalmente, lo que fue
completamente ignorado en este caso y constituye una lesi ón a la norma
procesal.
Nuestra Constitución consagra la garantía constitucional del debido
proceso, señalando que su establecimiento le corresponderá a la ley
respectiva, dictando el legislador una norma directa y clara en el
procedimiento laboral, cual es el artículo 453 N° 4, donde manifiesta
categóricamente la prohibición de apreciar la prueba obtenida a trav és de
actos que impliquen una vulneración de derechos, de manera clandestina,
oculta y sin el consentimiento del emisor, como qued ó demostrado en la
sentencia, afectando los derechos fundamentales relativos a la privacidad e
inviolabilidad de las comunicaciones del señor Vald és y de todos quienes se
encontraban en dicha reunión.
Señala que la infracción denunciada ha influido sustancialmente en lo
dispositivo del fallo, lo que es manifiesto desde el momento que incorpor ó el
Juez a su valoración en la decisión final una prueba obtenida con
vulneración de derechos fundamentales y por medio ilícitos, previo rechazo
del incidente correspondiente.
De haberse aplicado el derecho que correspond ía, atendiendo a lo
preceptuado en el artículo 19 N° 3 de la Constituci ón Pol ítica y
consecuencialmente, al artículo 453 N° 4 del Código del Trabajo, el
tribunal ad quo debió haber acogido el incidente promovido se ñalando que

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la prueba que se buscaba incorporar en el juicio es vulneratoria de derechos
fundamentales y por lo tanto, no debió haber sido parte de la valoraci ón de
la contienda del juicio. Al aplicarse las normas correctamente, el
sentenciador necesariamente debería rechazar, en todas sus partes, la
denuncia por práctica antisindical y conducta desleal. Con ello se afecta el
derecho fundamental, al admitir la valoración de la grabaci ón obtenida
clandestinamente en la decisión final y, por ser la prueba que decide sobre
el fondo del asunto y, porque se ve afectada una norma procedimental del
Código del Trabajo, que no es más que la concreci ón en el procedimiento
laboral de la garantía del debido proceso, afectado en la dictaci ón de la
sentencia definitiva.
Pide entonces que mediante la sentencia de remplazo, que se dicta al
acoger el recurso de nulidad, se excluya la prueba il ícita, por haber sido
obtenida por medios ilícitos y mediante vulneraci ón de derechos
fundamentales y, en definitiva, que se rechace en todas sus partes la
denuncia intentada por la Dirección Regional del Trabajo Metropolitana
Oriente, por no haberse acreditado los indicios señalados en su libelo, con
costas.
SEGUNDO: Que, en la especie, conforme puede advertirse de
los apartados sexto y séptimo del fallo impugnado, el juez a quo valid ó la
obtención de la prueba cuestionada de ilicitud (grabaci ón de audio),
consignando a ese efecto que “es posible dar por acreditada que la mencionada
grabación…fue obtenida en el contexto de una reunión realizada en dependencias de la
empresa denunciada, a propósito de un requerimiento de trabajadores descolgados del
proceso de huelga en que se encontraban con el fin de obtener respuestas a sus
situaciones, las que fueron respondidas por el señor Valdés Hernández, mandatado por
la empresa denunciada para dar respuesta a las inquietudes de los referidos trabajadores.
En dicho contexto, uno de los presentes en la reuni ón procede a grabar la
reuni ón sin conocimiento del menciona do se ñor Vald és y que da origen
a la prueba que se pretende impugnar por esta v ía ” (Énfasis añadido).
Acto seguido, se afirma en el fallo que tal prueba no puede ser tachada de
ilícita porque “no aparece de manifiesto que exista una expectativa de
privacidad que permita concluir inequívocamente que se han vulnerado las garantías
que se indican”, aduciéndose en tal sentido que no existía prohibici ón de
ingresar al lugar de la reunión con equipos móviles que permiten grabar,
que tampoco hubo advertencia previa de que la reuni ón tuviera el car ácter
de reservada y, en fin, que de las tem áticas a tratar no se pod ía presumir

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que se iban a abordar temas que tuvieran relaci ón con la privacidad o
intimidad de los partícipes;
TERCERO: Que, en primer término, resulta útil destacar que lo
denunciado en el recurso, bajo la causal de invalidaci ón por vulneraci ón
sustancial de derechos y garantías constitucionales, abarca o comprende dos
dimensiones, por un lado, la afectación del derecho a un debido proceso y,
por otro, los derechos y garantías fundamentales relacionados con la
privacidad. Al entender del recurrente, las infracciones acusadas se verifican
cuando el juez a-quo, pese a reconocer que la grabaci ón aludida se realiza
“sin conocimiento del mencionado señor Valdés”, la considera como prueba
idónea y suficiente para resolver la cuestión sometida a su conocimiento,
vale decir, como prueba indiciaria suficiente para acreditar la pr áctica
antisindical y desleal, dentro de un proceso de negociación colectiva.
CUA RTO: Que, a fin de resolver el recurso deducido por el
Banco de Crédito e Inversiones, resulta menester hacer algunos breves
alcances legislativos respecto del tema planteado, esto es, la aportaci ón de
pruebas por las partes y, particularmente, acerca de su forma de obtenci ón.
Como se sabe, el concepto o noción de “prueba ilícita” –gen éricamente
denominada-, se incorporó a nuestro ordenamiento jurídico a trav és del
artículo 276 del Código Procesal Penal que contempla como motivo para la
exclusión de pruebas, en lo pertinente, la circunstancia de que ellas
“hubieren sido obtenidas con inobservancia de garantías fundamentales”. El sustrato
de esa norma es que “la verdad no puede lograrse a cualquier precio ”,
menos cuando es el Estado quien recoge las pruebas, lo que tiene su
correspondencia con el principio declarado por nuestra Constituci ón
Política, en el sentido que toda persona tiene derecho a una “investigación
racional”. Esta idea, del límite para la obtención de las pruebas a ejecutarse
en un juicio, tuvo su prolongación posterior, y natural, en la norma del
artículo 31 de la Ley 19.968, que crea los Tribunales de Familia, en cuanto
ordena excluir aquellas pruebas que “hayan sido obtenidas con infracción de
garantías fundamentales”.
A su turno, el Código del Trabajo contiene una regla semejante,
aunque no idéntica. En efecto, en el numeral 4) de su art ículo 453, luego de
indicarse que sólo pueden admitirse en juicio las pruebas pertinentes y
necesarias para la resolución del asunto, se prescribe que: “Con todo,
carecerán de valor probatorio y, en consecuencia, no podrán ser apreciadas por el

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tribunal las pruebas que aporten las partes y que se hubieren obtenido directa o
indirecta mente por medios il ícitos o a trav és de actos que impliquen
violaci ón de derechos funda menta les ” (Énfasis agregado).
QUINTO: Que la comparación de los enunciados normativos
transcritos permite advertir que existe entre ellos un denominador com ún: la
prohibición establecida en la ley de incorporar a un juicio las pruebas que
los litigantes o intervinientes “obtienen” mediando una vulneración o
afectación de un derecho fundamental. Empero, en lo que puede asumirse
como una expansión de los límites para la prueba susceptible de ejecutar
ante un tribunal, el Código del Trabajo proscribe adem ás aquellos medios
de prueba que se han obtenido, directa o indirectamente, “por medios ilícitos”.
Sobre esto dos reflexiones. Por lo pronto, en su uso frecuente lo “il ícito ”
designa aquello que no está permitido legal o moralmente y, luego, que con
esa última referencia se está aludiendo a la posibilidad de que el acto mismo
de la obtención no implique la lesión de un derecho fundamental. Empero
para la ley pervive el reproche porque, a pesar de ello, el medio empleado
resulta legal, moral o socialmente reprobado, en términos que sigue siendo
inaceptable su producción en el contexto de un debido proceso;
SEXTO: Que, en esta perspectiva, esto es, en la que confiere la
regulación procesal laboral, no puede pretenderse que sea constitutivo de
“un medio lícito” grabar clandestina y subrepticiamente una conversaci ón,
esto es, sin el conocimiento del emisor de las expresiones registradas en
audio. Un comportamiento de esa índole no es social ni moralmente
tolerable. Si así fuera, se tornaría insostenible la vida en sociedad, se
anularía la libertad, la espontaneidad y la sinceridad en las relaciones
sociales. En ese orden de ideas, yerra el sentenciador cuando asume el
asunto únicamente desde la óptica de la privacidad, porque el compromiso
del derecho fundamental en el acto de obtención de la prueba, es solo una
fase o dimensión de aquello que el legislador laboral ha tenido en vista a la
hora de calificar como “ilícita” la prueba. Retomando, la ilicitud puede
derivar igualmente de la naturaleza ilegítima del medio empleado para
hacerse de la prueba, de manera que es posible que ese acto de obtenci ón
no vulnere la privacidad, por ejemplo, pero que s í termine afectando el
derecho al debido proceso, cuando esa prueba es admitida, incorporada,
reproducida y valorada en un juicio. Entonces, a la luz de los lineamientos

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enunciados, resulta que la prueba que se viene refiriendo fue obtenida “por
medios ilícitos”, marcada por su carácter subrepticio y clandestino;
S ÉPTIMO: Que el debido proceso constitucional, que se denuncia
infringido en el recurso de nulidad, se encuentra consagrado en el art ículo
19 N°3 inciso 5° de nuestra Carta Fundamental, el cual establece que “Toda
sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo
legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de un
procedimiento y una investigación racionales y justos ”. Este precepto se debe
entender y analizar en forma integrada con otras instituciones y principios,
tanto de rango constitucional como legal, las que en su conjunto conforman
el Debido Proceso o el derecho a un proceso racional y justo. La noción del
debido proceso concierne a la exigencia de parámetros básicos o
elementales, dirigidos a asegurar que tanto la discusi ón como la definici ón
de los derechos involucrados, se lleve a cabo conforme a lineamientos de
razonabilidad y justicia. Por ende, la legitimidad de la decisi ón jurisdiccional
está supeditada a la existencia de un órgano dotado por la ley de la
prerrogativa para conocer y juzgar de una causa y, de modo muy especial,
a la circunstancia de que su resolución sea el resultado de un proceso previo
que, en el sentir del constituyente, esté revestido de reglas formales
constitutivas de un procedimiento racional y justo. Una de las garantías
concebidas por el legislador para asegurar la legitimidad de ese resultado es
precisamente la imposibilidad de valerse de pruebas ilícitas. As í, trat ándose
de actuaciones susceptibles de reproche, no se aprecian razones en la ley
chilena para no aplicar la exclusión de prueba que pueda tacharse de
ilicitud, toda vez que los órganos del Estado est án especialmente obligados a
velar por el respeto de las garantías de un justo y racional procedimiento.
Siguiendo entonces con el análisis, la ley laboral ha contemplado una
garantía expresa, que asegura ese derecho fundamental, al disponer el
artículo 453 del Código del Trabajo, en su n úmero 4 °, inciso 3 °, que no
deben admitirse (“no podrán ser apreciadas por el tribunal ”) y que carecen de
valor probatorio las pruebas que las partes aporten y que se hubieren
obtenido direct a o indirectamente por medios il ícitos .
OCTAVO: Que, por lo demás, la exclusión de prueba obtenida en
esa forma contiene un fundamento ético, toda vez que, de considerarse,
podría obtenerse la dictación de una sentencia sobre la base de la violaci ón
de un derecho o de una conducta contraria a las buenas costumbres. La

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protección de la garantía, a través de la exclusión de la prueba obtenida con
su infracción, obliga a impedir el aprovechamiento de la misma. La
averiguación de la verdad, el establecimiento de los hechos, no puede ser
sacralizada al punto de tolerar esa clase de vulneraciones, porque los sucesos
pueden ser igualmente dilucidados a trav és de otros medios, con tal que no
representen aprovechamiento de la ilicitud;
NOVE NO: Que, demostrada como ha sido la vulneración del
debido proceso, debe examinarse si ella ha tenido un car ácter “sustancial ”.
En lo inmediato, debe apuntarse que ha existido una afectaci ón relevante
del debido proceso, de momento que se incorporó a la audiencia de juicio
una prueba –grabación de audio-, obtenida por medios il ícitos. Debe
juzgarse enseguida el impacto que esa prueba alcanz ó en la decisi ón y,
particularmente, en el convencimiento del sentenciador, para cuyo efecto es
necesario acudir al contenido del razonamiento vertido en su fallo. En tal
sentido, cabe referir que en los fundamentos noveno a und écimo de la
sentencia impugnada el juez a quo llegó a establecer dos indicios de
vulneración, a saber: a) que el Asistente Ejecutivo de Relaciones Laborales
del Banco BCI (el señor Luis Valdés), vertió determinadas expresiones en
una reunión sostenida con trabajadores “descolgados” del proceso de huelga
y b) que entre los meses de junio y agosto de 2016 se presentaron “una
serie” de cartas de renuncia al sindicato, 15 de las cuales fueron enviadas
con copia al señor Valdés y 14 de ellas se presentaron entre los d ías 28 y 29
de julio de 2016. El primer indicio es establecido con el m érito de la
grabación aludida, en tanto que el segundo de ellos, merced a la prueba
documental del caso. Tras asentar ello, el sentenciador discurre en torno a
que las expresiones manifestadas por el señor Valdés –que califica de
descrédito al sindicato-, importan una intromisión indebida en la autonom ía
sindical, que merman la confianza de los trabajadores en la actividad del
sindicato “generando desafiliaciones como en definitiva ocurrió”, resaltando
entonces que “resulta revelador que justamente las renuncias al sindicato …
hayan sido enviadas con copia al señor Valdés”, de lo que concluye que de
ese modo es posible “presumir que precisamente fueron dichas reuniones las
que motivaron dichas renuncias”;
DECIMO: Que, en esas condiciones, parece nítido que para dar
por acreditados los indicios de vulneración y la efectividad de los supuestos
de hecho de la denuncia formulada en esta causa por la Direcci ón del

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Trabajo, la grabación de audio resultó clave y decisiva, en circunstancias
que –como se dijo-, correspondía a un antecedente probatorio obtenido por
un medio ilícito y, conforme a la prohibición perentoria establecida en el
artículo 453 en su numeral e inciso respectivo, no debi ó ser admitida ni
considerada. Antes bien tendría que haberse excluido, como lo ordena la
norma legal.
UND ÉC IMO: Que, en casos como éste, vale decir, cuando se
configura alguna de las causales contempladas en el art ículo 477 del C ódigo
del Trabajo, la ley dispone que su efecto es invalidar total o parcialmente el
procedimiento, junto con la sentencia, o sólo esta última, “según
corresponda”, lo que debe ser definido por el Tribunal de Nulidad . En este
caso, por la entidad y naturaleza de la infracción detectada, no puede haber
lugar a sentencia de reemplazo porque la “supresi ón mental hipot ética ” de
la prueba ilícita no es un remedio idóneo, máxime si est á estrechamente
engarzada y relacionada con las demás pruebas que se rindieron en el
juicio, de manera que lo procedente es anular el fallo y la audiencia de
juicio, reponiendo la causa al estado de verificarse una nueva audiencia de
juicio, ante juez no inhabilitado, con exclusión de la prueba il ícita que ha
motivado esta invalidación.
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 474 y 482 del C ódigo
del Trabajo, se acoge el recurso de nulidad deducido por la parte
demandada, Banco de Crédito e Inversiones, en contra de la sentencia de
fecha 1 de febrero del año en curso, dictada por el juez Cristian Álvarez
Mercado. Consecuentemente, se anula esa sentencia y la audiencia de juicio,
retrotray éndose la causa a la etapa de realizar una nueva
audiencia de juicio, sin considerar la prueba il ícita tratada ,
ante el juez no inhabilitado que corresponda.
Reg ístrese y comun íquese.
Redacci ón conjunt a del fiscal judic ial se ñor Trincado y
del ministro se ñor Astudillo.
No firma el ministro señor Oma r Astudillo Contreras, por estar con
permiso conforme al artículo 347 del Código Orgánico de Tribunales.
Rol N ° 353- 2017.-

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Pronunciada por la D écima Sala de esta Ilma. Corte de Apelaciones de
Santiago, presidida por el ministro señor Omar Astudillo Contreras e
integrada por la ministra señora Adelita Ravanales Arriagada y por el fiscal
judicial señor Raúl Trincado Dreyse.
Autoriza el/la ministro de fe de esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago.

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ADELITA INES RAVANALES RAUL GREGORIO TRINCADO
ARRIAGADA DREYSE
MINISTRO FISCAL
Fecha: 09/06/2017 12:57:10 Fecha: 09/06/2017 13:02:56

SERGIO GUSTAVO MASON REYES


MINISTRO DE FE
Fecha: 09/06/2017 13:48:33

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Pronunciado por la Décima Sala de la C.A. de Santiago integrada por Ministra Adelita Ines Ravanales A. y
Fiscal Judicial Raul Gregorio Trincado D. Santiago, nueve de junio de dos mil diecisiete.

En Santiago, a nueve de junio de dos mil diecisiete, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución
precedente.

Este documento tiene firma electrónica y su original


puede ser validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la
tramitación de la causa.
Durante el período del 14 de mayo de 2017 al 13 de
agosto de 2017, la hora visualizada corresponde al
horario de invierno establecido en Chile Continental. Para
la Región de Magallanes y Antártica Chilena sumar 1
hora. Para Chile Insular Occidental, Isla de Pascua e Isla
Salas y Gómez restar 2 horas.
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