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Mauricio Beuchot

IIERMENEUTICA,
LENGUAJE E INCONSCIENTE

1
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

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INDICE
\ JNIVl'R ll)Al) AU'r6NOMA OB PucmLA
J~llrt()r, SG muel Malplca Uribe
Sncretnrio genera~ Hipólito Martfnez Rangel
Secretarlo <k rectoría, Jesús Aroche Ramos
Director editoria~ Juan Gerardo Sampedro

INTRODUCCION / 9

HERMENEUTICA Y FILOSOFIA
(EL LEGADO DE PAUL RICOEUR)

l. La filosofía de Paul Ricoeur como búsqueda del sentido


y del ser / 15
2. El despliegue de la hermenéutica en la filosofía de
Paul Ricoeur / 29
3. Naturaleza y operaciones de la hermenéutica según
Paul Ricoeur / 43
4. La fundamentación antropológico-social de la hermenéutica
en Paul Ricoeur: la palabra y el acontecimiento / 57
~. El porvenir político-cultural y escatológico del hombre
según Paul Ricoeur: utopía y ontología / 71

HERMENEUTICA Y PSICOLOGIA
(PSICOANALISIS FREUDIANO)

6. La antropología filosófica del psicoanálisis / 87


7. Hermenéutica y epistemología del psicoanálisis / 113
8. La verdad hermenéutica en el psicoanálisis / 141

HERMENEUTICA Y LENGUAJE INCONSCIENTE


(EL "ENFOQUE CORPO~' DE E. GENDLIN)

9. La hermenéutica del lenguaje inconsciente como


ISBN 968-863-091-2 focalización de significados vivenciados / 163
© Universidad Autónoma de Puebla
Reforma 913, Tel. 46 38 91 BIBLIOGRAFIA / 181
72 000, Puebla, Pue.
Impreso y Hecho en México
Printed and Made in Mexíco

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INTRODUCCION

En el presente libro trataremos de escrutar algunas de las aplicacio-


nes de la hermenéutica al lenguaje inconsciente. (Usamos aquí "len-
guaje" en sentido amplio, como sistema de signos.) El camino de la
hermenéutica nos lo traza Paul Ricoeur, y el camino del lenguaje
inconsciente nos lo iluminan dos analistas del mismo, que son Sig-
mund Freud y Eugene Gcndlin. El primero a través .de su clásico
psicoanálisis y el segundo a través de su novedoso "enfoque corpo-
ral" o focaliz.ación (focusing) de los significados vivenciados que se
contienen en nuestros acervos psíquicos inconscientes.
En cuanto a la hermenéutica de Ricoeur, que vincularemos tanto
con el psicoanálisis como con el "enfoque corporal", la expondre-
mos a través de varias aproximaciones. Primero, cómo surge en el
proyecto filosófico de Ricoeur, quien trata de comprender ontológi-
camente al hombre, y tiene que ir hacia la ontología pasando por
una vfa larga de interpretación de la cultura. En segundo lugar, en
qué consiste dicha hermenéutica entendida como un instrumento de
comprensión semiótica de los símbolos polisémicos o plurisignifica-
tivos. Entenderemos la semiótica como el análisis comprensivo y ex-
plicativo de los signos. Y, ya que dentro de los signos se encuentra
esa clase especial suya .que son los símbolüs polisémicos -<:orno lo
son los símbolos culturales: mitos, metáforas, utopias, etc.-, se hace
necesario un instrumento de análisis semiótico que no verse sólo
sobre lo univoco -pues lo unívoco no requiere de interpretación-,
sino que precisamente se dedique a desentrañar los diversos signi-
ficados de lo multívoco y a destacar el significado principal y más

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propl . lo uum "to d nnáll Is es ta hermenéutica, como ve- Los capítulos que conforman este libro han sido escritos en cir-
romo 1 yn qu e di rige u to significados múltiples. ~ntenderemos cunstancias diferentes, bajo un mismo y continuo interés que les da
oor" 1 nlf\Cfi<lo" y •• lgnlflcación" lo que en la semánuca actual.-en unidad: la hermenéutica y el difícil lenguaje inconsciente. Se han
lo líneo <Je Oottlob Frege- se denomina "sentido", el cual remite a publicado en forma previa en diversos medios que citamos a con-
ta "refere ncia" (cuando la hay). (Par~ las .Pr.~n~ip~les nc~i~nes ~e!~ tinuación.
cmlótica y sus ramas, así como de "signo , s1gmficado , sen~1d.o , El capítulo 1, que expone los hitos más importantes de la filosofla
"refere ncia", etc., puede verse M. Beuchot, Elementos de sem1.6t1ca, de Ricoeur, como búsqueda del sentido y del ser, fue una conferencia
UNAM, México, 1979.) Pero, como la semiótica hermenéuuca (o dictada en uno de los Colegios Mayores (el de la Santa Cruz) de la
simplemente hermenéutica) de Ricoeur está basad~ en su filosofía Universidad de Granada, España, en noviembre de 1987. El capítulo
del hombre -ya que toda empresa humana está arraigada ~n una pe- 2, que traza el despliegue de la hermenéutica en la filosofía de Ri-
culiar concepción del hombre-, nos detendremos.ª estudiar los ras- coeur, se publicó en el anuario Humanidades, 6, Universidad Ibe-
gos principales de la antropología filosófica de R1~oeur. Y ~espués roamericana, México, 1979-1980. El capítulo 3, sobre la naturaleza
culminaremos ese estudio con la principal aportación de R1coeur a y las operaciones de la hermenéutica ricoeuriana, fue una ponen-
las concepciones del hombre: la reflexión y la "pre-visión'.' de la te- cia en el Primer Congreso Latinoamericano de Semiótica, celebrado
leología o escatologfa del hombre, esto es, la herme~éuu~ del fu- en México, D.F., en septiembre de 1985, y publicado después en Se-
turo del hombre, para que la polarización y tendencia hacia ese fin miosis, Universidad Veracrúzana, Xalapa, México, 1987. El capítulo
(utopía realizable y esperanzadora) llene de sentido al ser humano 4, relativo a la fundamenlación antropológico-filosófica de la her-
(ética-ontología). . . menéutica ricoeuriana, fue una ponencia en el Segundo Simposium
En seguida pasaremos a conectar la her~enéuuca con el ps1co~- de Campos Semióticos: Textos, llevado a cabo en la U. Veracruzana,
nálisis freudiano. Y, en primer lugar, contmuando con el procedi- Xalapa, del 12 al 13 de noviembre de 1987, y se publicó en Semiosis
miento que usamos en el caso de Ricoeur, trataremos de entresacar (1988). El capitulo 5, que habla del futuro escatológico del hombre,
la antropología filosófica que s.ubyac_e a la c~eación de Freud. Con según Ricoeur, fue una conferencia en el XVIII Convivium de Fi-
ello podremos ver en qué medida R1coeur discrepa de ella y la de- losofía de la U. Iberoamericana, celebrado en noviembre de 1982.
clara incompleta, como una arqueología del sujeto~ la que le falta El capítulo 6, en el que se intenta destacar la antropología del psi-
la escatología del mismo. Además, podremos apreciar ~mo la h~r­ coanálisis freudiano, es un capítulo del curso de Antropología Fi-
menéutica nos ayuda a ubicar y precisar el. est~tuto ep1ste~ológ1co losófica del sistema de universidad abierta de la U. Iberoamericana,
del psicoanálisis: su cientificidad no como c1enc1a natural, smo como México, 1983. El capítulo 7, acerca de la hermenéutica y la episte-
ciencia 0 disciplina hermenéutica. Y también nos. ayuda~á. a esclare- mología del psicoanálisis apareció publicado en M.A Zarco (comp.),
cer, en conexión con ese status epistémico del ps1coanáhs1s, el tema En tomo al "Proyecto" de Freud, U. Iberoamericana, México, 1985. El
central de su verificabilidad o la prueba que en él pueden darse. En capítulo 8, sobre la verdad hermenéutica e n el psicoanálisis, fue una
1 ambas aplicaciones de la hermenéutica a la psicología freudiana nos ponencia en el Symposium Internacional Paul Ricoeur: Autocom-
servirá de guía la teorización de Paul Ricoeur. . prensión e historia, llevado a cabo en la Universidad de Granada,
l Finalmente veremos al trasluz de la hermenéutica y de la filosofía
(tomista) una técnica interpretativa del lenguaje inconsciente; la cual
España, del 23 al 27 de noviembre de 1987, y que apareció en las actas
de dicho evento. Y el capítulo que presenta una reflexión filosófico-
busca significados ocultos, a la manera del psicoanálisis, pero con hermenéutica sobre el enfoque corporal del lenguaje inconscier.tc
otro tipo de exploración que se presenta como un campo novedoso según el método de E. Gendlin aparecerá en Logos (Universidad La
y lleno de promesas. Salle de México), en 1988.

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Deseamos, por último, agradecer a varias personas que nos han
ayudado con sus clarificaciones o con sus críticas. Entre ellas está,
principalmente, el Profr. Paul Ricoeur, con quien tuvimos el pla-
cer de dialogar en el congreso de Granada. Asimismo, en la línea
de la hermenéutica nos han ayudado las conversaciones con Ma-
rio Valdés, Ricardo Sánchez, Jorge lñiguez, José Pascual Buxó, Me-
dardo Plasencia, Turesa de la Garza, Miguel Angel z.arco, Gloria
Prado, Gerald Nyenhuis, Renato Prada, Adrián Gimate-Welsh, Raúl
Alcalá, Olivier Mongin, Guy Petitdemange, Patricio Peñalver y An-
tonio Pintor-Ramos. En la línea del psicoanáiisis agr~decemos a Mi-
guel Kolteniuk, Ricardo Blanco, Javier Gea, Roberto Castro, Ar-
m~ndo Suárez (t), Felipe Flores y Eugene T. Gendlin.
HERMENEUTICA Y FILOSOFIA
(EL LEGADO DE PAUL RICOEUR)

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LA FILOSOFIA DE PAUL RICOEUR COMO
BUSQUEDA DEL SENTIDO Y DEL SER

Perfiles

Paul Ricoeur es un filósofo actual en el sentido pleno de la pala-


bra, tal vez uno de los más sugerentes e intuitivos entre los filósofos
contemporáneos. Vive aún y nació en Vcllence, Francia, en 1913. Es-
tudió en Rennes y París, y durante la segunda guerra mundial fue
prisionero de los nazis. Obtuvo su doctorado en 1950, ya con una ex-
periencia profunda. Enseñó en la Facultad de Ciencias Humanas de
Parfs-Nanterre, de la cual fue decano en épocas turbulentas y difíci-
les, como lo fueron los afios finales de la década de los sesenta. Ha
colaborado muy estrechamente en Ja revista Esprit, fundada por el
filósofo personalista Emanuel Mounier. Sus obras son bastante nu-
merosas, algunas de las cuales mencionaremos al paso de nuestra
exposición.
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Dentro del proyecto filosófico de P. Ricoeur, la hermenéutica (o
ciencia y arte de la interpretación) ocupa un lugar por demás promi-
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nente. Tul proyecto se centra en la comprensión del hombre (como
ente histórico-cultural), y tiene su punto de apoyo en los símbolos.
Busca el sentido de la teoría y la práctica humanas, que revelan el
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ser al que pertenece el hombre, en una especie de ontología mili-
1¡1 tante. Para ello es necesario entender la intencionalidad dadora de
sentido; ella se encuentra incoada en lo pre-comprensivo, en lo pre-
racional, es un pre-saber. Tul pre-saber será recuperado como sabi-
duría, filosóficamente, pero se inicia como símbolo. De ahf que el fi-
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sitivista o cientificista. Pero él mismo caía en un idealismo que no
losofar de Ricoeur sea una filosofía a partir del símbolo. Y el símbolo podía evitar. 3 Por una parte la femenología le prometía a Ricoeur
es polisémico, rico en significados; por lo tanto, requiere de la her- estudiar la realidad en sí misma: las cosas mismas en sus esencias
menéutica, es el principal objeto de ésta. ideales. Mas por otra parte Ricoeur se da cuenta de que hay implícita
Ricoeur es atento a la tradición filosófica, al trasluz de su moder- en la fenomenología un principio de idealismo que consiste en partir
1 nidad. Desde los griegos hasta los recientes filósofos analíticos con- desde el sujeto y jamás poder trascenderlo. Es un idealismo que se
vergen en él. Asimismo, adiestrado en la exégesis bíblica y en el psi- encierra en su propia inmanencia.
coanálisis, es sensible a la necesidad de interpretar. La historia, la Es entonces cuando Ricoeur se despega de Husserl y se adhiere
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política y la filosofía de la cultura lo abren ~ la escucha de las sit~a­ a Heidegger, que practicaba una fenomenología orientada hacia Ja
ciones concretas. Iniciado en la filosofía tomtSta por Roland Qalb1ez, existencia. Thnto el sujeto como el objeto existen, son seres; tanto
pasa, junto con Michel Dufrenne, a estudiar la fenomenología y el el mundo como el pensamiento son seres, existentes, por lo tanto
\ existencialismo. Escruta el psicoanálisis y el estructuralismo así como el pensar no agota al ser. Es cierto que el pensamiento es el lugar
la filosofía lingüística analítica. Su mundo filosófico está permeado donde el ser llega a la conciencia, pero el ser sigue siendo más radi-
por el símbolo. Aristóteles decía que el hombre es el animal que tiene cal, fundamental -y autónomo- que el pensamiento. Ricoeur llama
Jogos (palabra-razón); E . Cassirer, que es el animal simbólico; y L. a la postura de Heidegger una ontología de la comprensión. Ya no
Cencillo, que es el animal hermenéutico. Tudo ello se ~njuga en está encerrado en el me ro yo, en la subjetividad; se puede pensar
Ricoeur, de manera muy personal, para deparar uria filosofía her- en pasar al mundo con todo derecho. Hay una pertenencia del yo y
menéutica.1 del mundo al ser, ambos son del ser y se fundan en el ser, son seres,
son ser. Por eso el ser es anterior y más básico que el mundo y el yo,
Punto de partida fenomenológico que el objeto y el pensamiento. Pero también se aparta Ricoeur de
Heidegger; toma algo de él y sin embargo le deja en muchas otras co-
La primera época de Paui Ricoeur puede considerarse como ubicada sas. Por ejemplo, de manera muy notoria y principal lo deja porque
en la fenomenología. 2 Buscaba la descripción de la esencia de lasco- le parece que Heidegger quiere obtener un saber del ser, una. onto-
sas o análisis eidético que es el método de la fenomenología. Incluso logía, de manera muy rápida y simple, demasiado directa y despreo-
en esa época que pasó en un campo de concentración de los nazis, cupada; lo que Ricoeur llama "la vía corta". Heidegger pensaba que
Ricoeur traduce y estudialas Ideen de Husserl. Pero, aunque toda la aplicando la fenomenología al hombre existente (la analítica eidética
vida retendrá la inspiración de la fenomenología y muchos elemen- del Dasein) se podía obtener el conocimiento preciso del ser mismo.
tos de ella, no es sin más un discípulo acrítico de Husserl. Turna de Sin embargo, ya el propio Heidegger establece que el lenguaje es un
la fenomenología el ideal de ira las cosas mismas, a la realidad, pero lugar importante donde aparece la comprensión del ser. Y -según
rechaza el idealismo en que la ve incurrir, sobre tod~ en el propio amplía Ricoeur- el lenguaje implica signos, símbolos, mitos, cultura,
Husse rl. diversos tipos de textos, y por ello debe seguirse la "vía larga" del
En efeéto, Husserl originalmente pensó su fenomenología como conocimiento, construyendo la ontología a través de un análisis de la
una contrapartida del subjetivismo psicologista y del objetivismo po- cultura y sus expresiones; principalmente las que tienen que ver con
la vida y la voluntad.
1 Cfr. D. lhde, Hemumeutical Phenomenowgy of Paul Ricoeur, Northwestem U ni-
versity Pres.s, Eva nsto n Ill. 1971. . 3 Cfr. M. Cabrera, L os supuestos del idealismo fcnomcnológico, UNAM, México
2 Cfr. A. Pintor-Ramos, " Paul Riooeur, feAomenó logo", e n Cuademossalm anti11os 1979. '
de fúosojTa, núm. 6, 1979, pp. 135-156. El propio R icoel)r ha escrito A l'école de la
phénontt!nologie, Aubier, París; 1982.
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Búsqueda e.xistencialista el título general: La filoso/fa de la voluntad. Dentro de ese programa
que tiene de estudiar filosóficamente no sólo la razón sino también
Empujado por la orientación de Heidegger,. pero ta":1bién J>?r sus la voluntad, y no sólo lo que es claro y libre sino también lo quepa-
diferencias con él -pues lo considera demasiado teónco-, R1coeur rece escapar a nuestra deliberación, se presenta el problema de lo
\ se da cuenta de que la filosofía sólo ha estudiado la ra~ón tr~nspa­ que no es libre. Por eso comienza con un fascículo que llama Lo vo-
rente, el intelecto puro, y que ha dejado de lad.o la cons1derac1ón de luntario y lo involuntario (1950). Pero lo involuntario implica límites
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la voluntad en sus teorizaciones. Ya ha estudiado mucho la razón, de la voluntad, límites del hombre, contingencia, finitud; mientras
ahora la filosofía debe estudiar también el mundo de la voluntad. Y que lo voluntario implica responsabilidad; y como la responsabili-
no sólo la voluntad libre, cristalina, firme y clara, sino tambi.én esa dad es la que nos hace capaces de ser virtuosos o de pecar, por eso
contrapartida oscura, frágil y torturante, que es lo involu~tano, que Ricoeur se ve conducido a escribir otro fascículo que lleva por título
existe por relación a la voluntad. Nos hemos hecho un~ imagen ~el Finitud y culpabilidad, cuya primera entrega se denomina El hombre
\ 1 ! hombre como alguien dueño de sí, completamente lu~mos? Yr~c10- lábil (1959).
nal; y sin embargo no podemos ne~ar t?<1a la carga de mac1onahdad Un paso más en la dinámica de Ricoeur fue el darse cuenta de que
\ que hay en nuestras vidas y en la histona del mundo, todo lo que hay la finitud lleva consigo casi siempre la sensación de que el hombre
de dolor, de guerras, de errores, de equivocaciones doloros_as: es.lo está sujeto a esa limitación tan angustiosa que es la equivocación, el
involuntario. Entonces Ricoeur se acerca a otros filósofos existenc1a- despropósito, lo que no queremos hacer y que sin embargo hacemos,
listas, como Jaspers y Marcel. En colaboración con Michel Dufrenne lo que desearíamos evitar y fuerzas extrañas pero pertenecientes a
escribe su primera obra importante, el lloro Karl Jaspers y la filoso/fa nosotros mismos nos obligan a hacer. Asimismo Ricoeur se da cuenta
de la existencia (1948); de este filósofo alemán aprende a buscar _e l de que la culpa, el pecado, lo que constituye el peor mal, que es el
mundo vivo del hombre. Pero más le influye Gabriel Marcel, ex1s- mal moral (pues el mal ffsico y el mal metafísico son menos males
tencialista cristiano, socrático en cierta medida. Llega a comparar a que el pecado, que es el mal moral, el más humano), se expresa de
ambos existencialistas en otro libro intitulado Gabriel Marcel Y Karl manera indirecta y ambigua. El mal -sobre todo, como decíamos, el
Jaspers, filoso/fa del misterio y filoso/fa de la paradoja (1948). De Mar- mal moral: pecado o falta- es dicho con miedo, y por ello es dicho
cel aprende sobre todo a distinguir lo que es problem~ de.lo q~e es y contado en forma recubierta, con mitos, con símbolos, con relatos
misterio, y a buscar lo que es alcanzable conocer del mister~o mismo, como el del Génesis que nos hacen entender, dentro de un margen de
al modo como de Jaspers había aprendido a buscar el senttdo de los varios significados, ese significado principal que es el pecado original
códigos cifrados que encontramos en las experiencias limite de la del hombre como inclinación a lo malo, como propensión a romper
vida humana. un orden, a dañar a los demás. Por eso Ricoeur aborda esto en otro
Puede decirse que Ricoeur aprende de Husserl el i~terés por ar- estudio, otro fascículo de La filoso/fa de la voluntad, y segunda parte
ticular los conocimientos; de Jaspers, el atender a las cifras o mensa- de Finitud y culpabilidad, el cual lleva por nombre La simbólica del
jes cifrados; y de Marcel, a atender al m~ter~o. Por e~o su probl~ma o mal El mal se prefiere expresar en signos y en símbolos, en mitos.
pregunta inicial viene a concretarse y sintetizarse as1: cómo arttcular Es tan amenazador, tan peligroso, tan manchado y tan angustiante,
el sentido·o cifra del misterio.• que sólo se soporta mencionarlo en símbolos, en mitos, de manera
Así en la década de los cincuenta, Ricoeur empieza a escribir una indirecta.
serie de trabajos que se reúnen en torno a la temática indicada por Ricoeur se sumerge, pues, en los símbolos y los mitos. Los mi-
tos dan que pensar, son ricos en sentido, en significación; nos dan
4 Cfr. J. M. García Prada, "De la hermenéutica semiológica a la semántica. El comprensión de las cosas, de la historia. Tul vez no dan explicación,
camino de Paul Ricoeur", en EstudiQS FilcsójicQS, núm. 34, 1985, pp. 115-147.

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pero dan comprensión. Y como tiene~ m.uchos sig~ifi~dos necesi- menología de la religión se describen limpiamente los mitos, signos
tan interpretación, para atinar con el significado prmc1pal. Y en esa y símbolos religiosos. No busca en ellos si están encubriendo alguna
interpretación consiste la herme néutica. . otra cosa que se esconde en su expresión manifiesta, sino que úni-
El lenguaje cambia, la expresión se modifica. Antes el lengua1e camente trata de entenderlos en su puridad. En cambio, el estruc-
directo y unívoco bastaba para expresar las nociones fund~mental~s turalismo intenta desenmascarar los símbolos y mitos como un sub-
de lo voluntario y lo involuntario. Ahora ya no. Querer mtroduc1r terfugio en el que el sujeto se ampara, a fin de ocultar que en rea-
la realidad del mal en la estructura de la voluntad exige una reno- lidad no hay sujeto sino sólo estructura cultural. Para el estructura-
vación terrible, porque el mal se expresa en los símbolos y _mitos, los lismo no es el sujeto el que habla sino que la estructura hace hablar
cuales son de múltiple significado. En efecto, es tan terrible_ expo- al sujeto lo que ella le dicta; no es por eso el sujeto el que piensa
ner el paso de la inocencia a la culpa, que esto no es su~cepl!~l~ de sino que la estructura piensa o hace pensar al sujeto. La estructura
una descripción racional ni empírica, sino de una expresión m1t1ca y es, pues, la que en verdad existe; el suje to sólo se inscribe en ella.
concreta. Hay que ir al signo, al símbolo, al lengu~je. . Por otra parte, el psicoanálisis también analiza los símbolos y mitos
En especial porque aquí se trata de un lenguaje doble, ambiguo. del hombre como expresiones del inconsciente, pero como discursos
Cuando en el lenguaje del mal y del pecado se usan símbolos y metá- que esconden algo, que ocultan las pulsiones inconscientes y hasta
foras como "mancha", "pesada carga'', "servidumbre'', "esclavit~d." disfrazan las neurosis del individuo, sus mitomanías, sus motivacio-
y otras parecidas, su significado profundo no aparece en un anáhs!S nes sexuales inconfesas y oscuras, todo lo que lo determina desde el
superficial; exige ir a las estructuras ocultas, como están acostum- inconsciente y le restringe (o anula) su libertad.
brados a hacerlo los lingüistas y los exégetas. Saltan ahora esos dos Por lo tanto, Ricoeur encuentra que el psicoanálisis estudia la ar-
problemas del texto simbólico que son el problema lingülst~co y el queología del sujeto, lo anterior a la conciencia o lo que ya se ha
problema exegético. Pues bien, en ambos casos se ve la necesidad de relegado a la bodega del inconsciente. Es una postura incompleta la
que la filosofía cuente con una herramienta ~ara int~rpretar, pa~a que adopta Freud, según Paul Ricoeur, puesto que le falta buscar la
comprender los textos y los discursos d~ vanos se~l!dos; es ~ecir, esperanza del hombre, el futuro del hombre, su teleología, su esca-
la filosofía tiene que cultivar una parte mterpretauva que es JUSta- tología.6 Por eso Ricoeur contrapone lo que es la arqueología del
mente lo que llamamos hermenéutica. Dado que el discurso unívoco sujeto y la escatología del sujeto. El psicoanálisis se dedica nada más
y claro no requiere interpretación s_ino que ~sta sól~ puede tener lu- a la arqueología del sujeto, haciéndonos ver que el hombre está atado
gar donde hay equívoco, o analog1a, o vanos sentidos, resulta que a lo que vivió en su infancia, a sus lastres inconscientes, a los meca-
en el campo de los símbolos culturales, los mitos y otros text~s se- nismos que le han quedado, a las cosas que no supo resolver de sus
mejantes -indispensables para conocer al hombre- es necesaria una angustias y odios y amores de pequeño. Pero Ricoeur insiste en que
actitud y una disciplina hermenéutica. 6 aun cuando todo eso tiene mucho de verdad, el psicoanálisis es in-
completo porque le falta atender a lo más vivo del hombre, que es el
Confrontación con el psicoanálisis resquicio que siempre halla para su libertad, el margen que siempre
encuentra o se construye para poder vivir su libre albedrío, y sobre
En la década de los sesenta, Paul Ricoeur encuentra que entre las todo lo que con su voluntad libre va construyendo como su futuro,
disciplinas que tienen que ver con los símbol.os está~ fenomeno- .1ª
logía de la religión, el estructuralismo y el ps1coanáhs1s. En la feno-
6 Cfr. P. Julien, "Paul Ricoeur il la rencontre de S. Freud", en Archives di: phi·
losophie, nóm. 29, 1966, pp. 620·626; A.8. Espina Barrio, "La contribución de Paul
6 Cfr. P. Ricoeur, Cours sur l'hem1éneu1iq1.1e, Syllabus, Louvain, 1974, pp. 26 Yss. Y Ricoeur a la construcción de una antropología psicoanalftica ",comunicación al Sym·
36yss. posium sobre la obra de Ricoeur en Granada, Espal'la, nov. de 1987.

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l'I flllUrll ül l'Ulll el hombre tiende como SU finalidad
t'tllllll IHI f;t/1A.' blemente ligada. Así es como se plantea un contexto histórico para
o 1 lt1ul111&f", mmo 1111 c;11¡le tun1.11 o escatología. A delatar esas lagu- el estudio del hombre en sus productos culturales y en su lenguaje, y
""" dc.•dk" H. lrn~ut 11u libro De la interpretación. Ensayo sobre Freud en lo histórico siempre hay un sujeto consciente y responsable, cosas
( 1% 1 trlHluch,lo en México como Freud, una interpretación de la cul- que el psicoanálisis y el estructuralismo se empeñaban en diluir. Por
~~ . . eso Ricoeur deja, además del psicoanálisis, el estructuralismo; señala
'Po r e o Ricoeur abandona las líneas que podía darle el ps1coanáli- sus limitaciones y sólo toma lo que le parece valioso y utilizable. 7
sls, y busca en los otros caminos por .los que se hace discurrir al Por ejemplo, algo que utiliza Ricoeur del estructuralismo, además
símbolo. Por ejemplo, en el estructurahsmo. de los estudios antropológicos de Lévi-Strauss, son las aportaciones
lingüísticas que hacen estructuralistas tales como Benveniste, Grei-
Encuentro con el estructuralismo mas y Jakobson. Los elementos que toma los aplica al estudio del
pensamiento lingüístico más difícil, cercano al mito, en la línea del
Así Paul Ricoeur se enfrenta al estructuralismo, para el que sólo se símbolo y de lo que tiene muchos sentidos, a saber, la metáfora. La
da ~l sistema cerrado, no hay fuera sino sólo dentro; no hay s~jeto, Y metáfora es un reto para aquellos que quieren comprender el len-
eso hace reaccionar fuertemente la formación fenomenológica que guaje humano. Elabora, pues, un libro que se llama La metáfora viva
tuvo nuestro autor. Piensa que el habla es tanto o más importante (1973). En este libro trata de aplicar, entre otras, la técnica del estruc-
que la lengua, la historia que la sincronía. Del estruc~uralismo s~ca turalismo, y vuelve a encontrar sus limitaciones. El estructuralismo
Ricoeur la lección de no considerar a la hermenéutica en ~nt1do es una semiología de la palabra. Ya con ello se encuentra con la ob-
romántico (un tanto al modo de Schleiermacher y otros),_como si jeción que le hace la filosofía analítica de que la palabra sólo tiene
fuera una zambullida en la mentalidad ajena que se está interpre- sentido en la frase, oración o enunciado. Y el enunciado es como el
tando; hay que reconocer un significado o~jetivo .e.n. el texto. Pero contexto de la palabra. Y exige buscar la referencia semántica, sa-
tampoco hay que incurrir en esa hermenéutica pos1tiv~ta d~l e~t.ruc­ lir del estrecho mundo de la estructura sintáctica al mundo abierto
turalismo, como si no se introdujera nada de la propia sub1et1v1dad de la semántica-pragmática. Por eso, al parecer, la filosofía analítica
en el texto interpretado. ofrece algo más que el estructuralismo.
Por eso Ricoeur ve que en el estructuralismo se encuentra otro
tipo de reduccionismo. Un reduccionism~ ~n el que se ?~ce desapa- Contacto con la filosofía analítica
recer al sujeto. No existe sujeto ni subjetividad; no extsumos ~orno
sujetos, existimos porque las estruct~ras nos _colcx:~m en la reabda~: El encuentro de Ricoeur con la filosofia analítica se efectúa desde el
estructuras psicológicas, antropológicas, soc10lóg1cas, etc. Pero. Ri- momento de su estudio sobre el lenguaje de la metáfora, del que ya
coeur, con su raigambre fenomenológica tan respetuosa del su1eto, · hemos hablado. Se da cuenta de que la filosofía analítica es una co-
se resiste a aceptar una teoría que niega la subjetividad d~ una ma- rriente de pensamiento que se centra eminentemente en la atención
nera tan radical. Es cierto que las estructuras nos determinan, ~ro al lenguaje. Pero a veces da la impresión de ser también reduccio-
no agotan ni acaban con toda nuestra subjetividad, con nuestra inte- nista, pues da un privilegio excesivo al abordaje de la lengua sobre el
ligencia y voluntad, en suma, con nuestra libertad: La limita~ión del abordaje de la realidad. Ciertamente vamos a las cosas a través del
estructuralismo dice Ricoeur en su libro El conflicto de las interpre- lenguaje, pero el lenguaje no es todo; ni siquiera es todo el hombre,
taciones (1969),' es que sólo toma en cuenta la palabra (sincronía), el hombre también es acción y ser.
pero no el acontecimiento (historia, diacronía) que acompañ.a a la
palabra, al cual se refiere la palabra, al que la palabra está indisolu- 7 Cfr. A. Pintor Ramos, "Paul Ricoeury el estructuralismo", en Pensamiento, nóm.
31, 1975, pp. 102 y SS.

22 23
Por eso Ricoeur vuelve a entrar en contacto con la filosofía ana- ximado a través de sus numerosos escritos de exégesis bfblica.9 Es-
lítica en su obra El discurso de la acción (1977). Allí nos hace ver lo cribe en varios tomos una obra que lleva por título Tiempo y na"ación
útil y rico que resulta el análisis lingüístico en filosofía; pero también (1983); por el lado del tiempo se ve su diálogo con la historia, y por
señala sus deficiencias y limitaciones. Por ejemplo, la filosofía ana- el lado de la narración se ve su diálogo con el análisis literario. Y
lítica del lenguaje se queda demasiado en el análisis de la frase, o ambas vertientes, muy hermenéuticas, son unidas por Ricoeur en la
proposición, o enunciado, y le hace falta ir más a lo que es todo un comprensión histórica y temporal del hombre como narración de los
texto o un discurso. Aunque algunos filosófos analfticos son ya holis- símbolos humanos, los símbolos del hombre mismo (reales y utópi-
tas -como Quine-, o llaman la atención para ir al uso del lenguaje cos).
-y tal cosa supone ya ir al texto y al contexto del discurso-, 8 eso no En esta trilogía que es Tiempo y narración (pues comprende tres
basta, hay que ser más totalizantes, según Ricoeur; ya se trata de no fascículos: Configuración del tiempo en el relato histórico, Configu-
atomizar al hombre en el lenguaje, pues el lenguaje es acción y la ración del tiempo en el relato de ficción y Experiencia del tiempo en
acción es intencionalidad. la na"ación) Ricoeur pretende continuar con el hilo de su pensa-
Curiosamente Ricoeur vuelve a toparse con la fenomenología, miento: "elucidar, clarificar y precisar el carácter temporal de la ex-
que fue su formación primera. Y entronca la propia filosofía analítica periencia humana" .10
con la fenomenología, porque la intencionalidad es uno de los con- Podemos darnos cuenta en la misma vida ordinaria que la tem-
ceptos más importantes del estilo fe nomenológico. Y es que a la fi- poralidad -como ya lo vefan Heidegger y otros existencia lis tas- es el
losof'ia analítica le falta -piensa Ricoeur- más atención al lenguaje carácter determinante de la experiencia humana. Y el hombre cuenta
como fenómeno de comunicación, y a la comunicación como acción, su tiempo, y lo cuenta en sus relatos, en sus poemas y hasta en sus
y a la acción como dotada de intencior.alidad. Y todo eso lo da la fe- cantos_ ':.\.quí es el relato, Ja trama narrativa, el medio privilegiado
nomenología. Pero lo más importante, a la filosofía anaHtica le falta para esclarecer la experiencia·temporal inherente a la ontologfa del
abandonar su postura central en el análisis de la oración, enunciado o ~r-en-el-mundo. " 11 No obstante, Ricoeur sigue también aquí -a di-
proposición, en laque trata de embonarelsentidoyla referencia a las ferencia de Heidegger- una vla larga: no se da a la tarea de anali-
cosas, a la realidad; y pasar a una noción de texto más amplia. Noción zar eidéticamente las condiciones temporales del ser humano de un
de texto que rebasa la palabra (de los estructuralistas) y la oración o modo directo, sino que emprende la laboriosa tarea de escuchar los
enunciado (de los filósofos analíticos) y se abra a la noción de texto análisis literarios e históricos de la narración. Por eso el primer tomo,
como discurso completo, dialogado o escrito, el texto como acción, Configuración del tiempo en el relato histórico, entra en diálogo y en
el texto como comportamiento humano completo. Pasa asi Ricoeur confrontación con la historiografía. lQué enseñan al filósofo los his-
a otra clave, o registro, más plenamente hermenéutica.
~ Ric~~r, en todos los momentos de su Proceso, no se cansa de estudiar los len-
El acceso a la na"atividad del tiempo guajes rehg1osos, sobre todo el de la Biblia. El lenguaje religioso es para él uno de
1 los q_ue. más aclara~ I~ vivencia de la temporalidad. Y lo ha explorado en ·la exége-
s1.s b1bhca , como cnsu~no que es. Son muchos los trabajos que le ha dedicado. Por
Se puede decir que la época de Ricoeur más centrada en la her- ejemplo, s~s cola~rac1ones al volumen de Léon Dufour y Roland Barthes, Exégesis y
11 menéutica es la década de los ochenta, en la que ha entrado más en Mnnenéuuca; secciones ~e I?~ vohimenes colectivos Hemu:néutica bfblica y Exégesis.
contacto con la historia y el análisis literario - al que se había apro- Problemas de método y e1ercic1os de kctura, etc.; todas ellas son un ejercicio vivo de
1 exégesis blblica.
. lO M. Macei~as, "Prólogo" a la traducción castellana de Temps et récit, a saber,
Tiempo Y narración, vol. 1: Configuraci.611 del tiempo en el relato histórico Ediciones
8 Cfr. J . M. Garcfa Prada, "El óltimo Wittgenstein y la simbólica del mal", en Cien- Cristiandad, Madrid, 1987, p. 27. '
11
cia Tomista, m1m., 113, 1986, pp. 27-38. !bid' p. 28.

24 25
toriadores? Justamente a ver que todo texto tiene un contexto, no Balance
es una unidad de sentido que se vuelve autónoma (como querían
los estructuralistas), sino que todo texto tiene un sentido que no se En síntesis, el proyecto filosófico de Ricoeur es buscar una ontología.
agota en la analítica de su estructura, en el análisis estructural. De Pero no va directamente hacia ella, sino que adopta una 'vía larga",
esta manera, Ricoeur asevera que tanto la narración histórica como ardua y trabajosa. Pasa primero por la cultura, por los símbolos del
la narración ficticia tienen una unidad de fondo, esa unidad es pro- hombre. Debido a ello es tan importante para Ricoeur una filosofía
ceder de una misma operación que consiste en la trama, es decir, el del hombre o antropología filosófica que sirva de mediación entre
trabar y entretejer los acontecimientos de nuestra memoria y nuestra la hermenéutica de la cultura y la ontologfa. En dicha antropología
imaginación para recuperar en ellos nuestra propia identidad como se manifiesta la ontología que se busca, y por eso también en tal an-
sujetos humanos. 1bdo acontecimiento, para ser tal, ha de ser algo tropología filosófica se encuentra el fundamento filosófico de la her-
integrable en una trama, en una historia. Y la trama con la que es- menéutica, de la semiótica misma. Esto nos marca el camino: hemos
cribimos nuestra historia, autobiográfica o universal, revela la idea de ver cómo se explaya la he/menéutica en la filosofía de Ricoeur,
que tenemos de lo que somos. Y lo mismo los relatos fantásticos, la en su proyecto filosófico. Después profundizaremos en la fundamen-
narración de ficción, aportan otro aspecto de esa idea que tenemos tación antropológico-filosófica que le da, en la filosofía del hombre
de lo que somos. con que la sustenta. Y como lo distintivo de la antropología de Ri-
Como lo resume bien Manuel Macciras, "no puede -sin duda- coeur es superar la arqueología del sujeto que privilegian tanto el
ser identificada la referencia del relato histórico y la de la narración estructuralismo como el psicoanálisis, hemos de ver cómo plantea Ja
ficticia. La pretensión de verdad del primero apunta a una realidad teleología o escatología del sujeto, su especie de "utopía realizable"
episódica ya acontecida que no tiene la segunda. Pero la ficción no en el futuro, que es en lo que más confronta y pone en cuestión a la
está desposeída de referencia. Lo mismo que sucedía en la poética, antropología filosófica del psicoanálisis freudiano, como en su lugar
la narración apunta ficticiamente a modos de ser nuevos, aunque veremos.
lo narrado no háya acontecido o no vaya a realizarse". 12 No son lo
mismo, pero mantienen una estrecha analogía. Pues tanto el relato
histórico como el relato ficticio nos hablan de nuestra identidad na-
rrativa como sujetos: "La identificación subjetiva a la qu.e conduce
la narración no es otra que una 'identificación narrativa'. Ello quiere
decir que la narración identifica al sujeto en un ámbito eminente-
mente práctico: el del relato de sus actos. Sin narración no hay, pues,
identificación posible ni del individuo ni de las comunidades, a no ser
que toda identificación subjetiva se pierda o en la serie episódica de
las acciones, haciendo imposible toda identidad subjetiva, o se con-
fine en una ilusión sustancialista que no dará cuenta de la diversi-
dad. "13

12 !bid, pp. 28-29.


13 !bid, pp. 29-30.

26 27

l 1
EL DESPLIEGUE DE LA HERMENEUTICA
EN LA FILOSOFIA DE PAUL RICOEUR

1 1

Según hemos visto, la filosofía completa de Paul Ricoeur se orienta


a la comprensión del sentido y del ser, es decir, del sentido del ser.
1bda ella ha estado polarizada por la ontología y mediatizada por
la hermenéutica. Por eso es la de hermenéutica la noción principal
de. su filosofía. Veamos cómo"ha ido planteando Ricoeur esta noción
de hermenéutica o interpretación a lo largo de su proceso filosófico.
Porque en todo momento en él estuvo presente Ja noción de inter-
pretación, y se 'fue enriqueciendo al paso del mismo. na taremos de
visualizarlo en esa trayectoria de su filosofar, comenzando desde sus
orígenes fenomenológicos, en los que se plantea el problema de in-
terpretar los fenómenos volitivos y no-volitivos (i.e. involuntarios)
del hombre a la luz de una nueva hermenéutica que no se quedara
en lo meramente racional iluminista-positivista ni cayera en lo irra-
cional romántico.

De la filosofla de la voluntad a la hem1enéutica del deseo

¿cómo fue articulando Ricoeur las aristas de la hermenéutica desde


la fenomenología de lo volitivo? Según es sabido, después de Kant
la filosofía pasa a constituirse y construirse desde el sujeto dotado de
libertad; el hombre aparece como una síntesis de nc·ccsidad y con-
tingencia, de pulsión y libre albedrío; es cultura. Ricocur se plantea
por eso un proyecto de filosofía que en realidad es una filosofía de la
cultura. Es preciso comprender al hombre en su contexto. Para ello

29
111

Ricoeur se ubica en los dos polos del hombre: la razón teórica y la Essai sur Freud, Le conflit des interprétations. Essais d 'herméneutique
razón práctica, la que rige al entendimiento y la que rige a la volun- y La métaphore vive. Otros muy numerosos artículos y libros antici-
tad. Pero se centra en la voluntad, por incluir ésta, enriquecido, al pan el curso que seguirán sus investigaciones,1 que recientemente
intelecto; y porque en ella arraigan las mayores paradojas humanas. han llegado a Temps et récit.
Así, la hermenéutica o interpretación del hombre y su ser (para pa- Buscando la hermenéutica, la eidética de Ja voluntad, en cuanto
sar al ser como tal) ha de comenzar por aquello que es más rico en fenomenología inspirada en Husserl, intenta constituir su objeto por
pre-comprensión: la voluntad. E5to orientará a la filosofía de la cul- reducción eidética, en este caso, constituye además al sujeto, ya que
tura. Interpretar la cultura es interpretar la tensión del hombre que se trata del mismo hombre, y lo hace por epoché, poniendo entre
le hace producir su entorno humano a partir de Ja libertad o desena- paréntesis el entorno de Ja voluntad. Pone entre paréntesis la falta y
1
jenación. Y la libertad tiene su pre-comprensión en símbolos, mitos, la trascendencia, para obtener como eidos racional Ja voluntad pura,
metáforas; ellas son el sustrato de la filosofía. neutra con respecto al mal irracional y a la trascendencia meta-ra-
1 . De esta manera, la hermenéutica es puesta al servicio de un pro- cional. Excluye la falta para no hipostasiar el mal (como mal me-
yecto muy vasto en la intención y muy prolongado en el desarrollo o tafisico), y excluye la trascendencia por estar conectada con la falta.
1 I ejecución. Además, la hermenéutica misma es el aspecto nuclear de Esto le ayudará a estudiar la voluntad como neutra,2 para después
la filosofía de Ricoeur. Para examinar el sentido de Ja hermenéutica relacionarla con lo necesario y lo contingente: las pasiones y la liber-
ricoeuriana conviene contextuarla en su proyecto filosófico. Lo ha- tad.
1 1 I remos a grandes rasgos pues ya hemos señalado los principales ele- Así excluye los defectos de los fenomenólogos: tratar la volun-
I' mentos del mismo. ta~ desde la inteligencia sin comprender o interpretar su sentido,
La filosofía de Ricoeur, según hemos apuntado, se muestra pri- ~s1. como Descartes lo hacía con su dualismo de Jo subjetivo y Jo ob-
mariamente como una filosofía de la voluntad, ese aspecto tan enig- jetivo. Excluye además los defectos de los existencialistas: dar poco
mático y ambiguo del hombre. Ricoeur se propone desarrollar esta .lugar a la inteligencia, como lo hacía Kant con su dualismo entre
filosofía de Ja voluntad en tres pasos, que Je irán llevando a la ne- el yo en tanto que auto-posición y el mundo en tanto que "hostil".
cesidad de una hermenéutica: (1) una Eidética de la voluntad, (11) Esto se logra con la doble epoché mencionada.3 Ricoeur emprende
una Empírica de la voluntad y (III) una Poética de Ja voluntad. La una fenomenología existencial, que lo conducirá a la hermenéutica,
eidética de la voluntad es una aplicación de la fenomenología, su ei- fenomenología existencial en la que el cogilo práctico es intencio-
dos se obtiene poniendo entre paréntesis el entorno de la voluntad, nal, donde cuentan la decisión, el objeto de Ja decisión y el consenti-
para buscar las articulaciones volitivas neutras; esto corresponde a miento a lo que hay de necesario en mí y fuera de mí: Jo no libre, lo
la obra Le volontai.re et l'involontaire. La empírica de la voluntad es involuntario, que se presenta como corporeidad (cuerpo, impulsos,
la vivencia comprometida y existencial de lo volitivo a través de los
símbolos del mal, como existencia concreta y culpable; ya aparece 1
aquí la exigencia de la hermenéutica, aplicada a los símbolos; a su _Cfr. D. E Vansina, "Esquisse, orientation el signification de l'entreprise philo-
soph1que de Paul Ricoeur", en Revue <k métaphysique et <k mora/e nt1m . 69 1964 p.
tratamiento dedica Ricoeur sus libros L 'homme faillible y La simbo- 181. • • '
lique du mal La poética de la voluntad es una creación orientadora 2
De manera neutra o eidética podrá captar las esencias voluntarias e involuntarias
de la voluntad-como re-creación filosófica reflexiva-a una Salvación "~n cuanto estructuras oomprendidas, constituyendo aón una objetividad superior,
Creadora; esto corresponde a Ja obra en proceso de Ricoeur, que se Cte~amente no la objetividad de una naturaleza empírica, sino la objetividad de unas
ha demorado por obligadas incursiones en los campos del psicoanáli- º°';!ones mir~das y dominadas" (P. Ricoeur, Philosophie <k la volonté, 1: Le volontaire
et l mvolonta1re, Aubier Monlaigne, Paris; 1950, p. 17).
sis, el estructuralismo y la semiótica-semántica: De l' interprétation. 3
Cfr. O .E Vansina, "La problématique épochale chcz Paul Ricoeur et l'exis1en-
1ialisme'', en Revue philosophique de Lou1·ain, núm. 70, 1972, pp. 587-619.

30 31
pasiones) y mundanidad (situación en el mundo), vivi~ndo en parti- los símbolos del mal, pasa después a un análisis comprome tido de
cipación activa y existencial el movimien~o pre:reflex1vo y glo~al ~e los mitos del mal y llega a una reflexión filosófica sobre el discurso
la existencia volitiva, para acceder a la b1polandad de la conc1enc1a del mal, que es típicamente hermenéutica. La descripción fenome-
práctica: una parte activa que es lo volun~ario y una parte pasiva que nológica procede estableciendo los tipos y relacio nes de los símbo-
es lo involuntario. Pero como el lenguaje de lo voluntano y, sobre los de l mal e n la historia. Pero el análisis comprometido exige la vi-
todo, de lo involuntario se expresan en símbolos plurisignificativos, vencia del símbolo expuesto como mito, y entre los mitos histó ricos,
se requiere de la hermenéutica. . . . . Ricoeur elige el mito adámico, del Génesis, por corresponder a su
La necesidad de una herme néuuca se hace visible para R1coeur cultura occidental judeo-cristiana. Opera sobre él una hermenéutica
aún más en su empírica de la voluntad, que se presenta como una que es exégesis semántica (objetiva, no subjetiva o psicológica) del
exégesis "inductiva" a partir de lo que ha quedado como resultado mal. Ahí se encuentra Ja impureza, como algo intermedio e ntre lo
de la eidé tica. Este resultado es la captación de la falibilidad humana. físico y lo ético; el pecado como algo hiper-ético; y la culpa bilidad
Sobre ella operará Ricoeur un análisis reflexivo. Ya se da un paso de- como algo é tico-religioso. El símbolo y el milo, que son a lgo irra-
cidido hacia la instancia inte rpre tativa, hacia la hermené utica, pues a cional, se van estructurando como algo racional. Los mitos han sido
la fenomenología añade la reflexión trascendental, semejante a la de de diversas clases: cósmico, trágico, antropo lógico: órfico y adámico.
Kant y Nabert. 4 Parte del suje to-objeto para sentar las. con~icio~es Pero e l adámico los sinte tiza a todos. Como exégesis semá ntica del
de posibilidad del sujeto. El sujeto es una mezcla de finito e mfimto, mito adámico, sin e mbargo, se presentan el e nfoq ue fenomenoló-
y la falibilidad consiste en esta desproporci~n in~erna. f'.n el ~spec.to
5
gico-existencial y e l enfoque psicoanalítico 1 que parten de diversos
cognoscitivo, lo finito son los sentidos, lo mfimto es la m~ehg~nc1a. supuestos: Ja explicación he rmenéutica de los símbolos es sintética y
En el aspecto volitivo, lo finito es el deseo y el poder, lo mfimto es progresiva hacia el espíritu y lo último; la explicación freudiana de los
1
la felicidad. Se presentan como fines extremos, y como algo interme- símbolos es analítica y regresiva hacia e l inconscie nte, que es e l lugar
dio se presenta el sentimiento. Siguiendo a Kant, Ricoeur adjudica al de las regresiones y las fijaciones. Además, para Ja herme né utica fe-
1 sentimiento la búsqueda de tres cosas típicamente humanas: el tener, nomenológica e l mito tiene verdad, e n innúmeros significados; para
el poder y el valer; ellas se concretan por la inteligencia y la_volun- el psicoanálisis el mito ,es sólo una ilusión. Pero ambos enfoques no
tad, en economía, política y cultura; pero e ncuentran aberración por san antagónicos sino complementarios, pues ambos van a la raíz de
' las pasiones, como pasiones de posesión, de dominación y de honor. lo involuntario situada en el organismo, en Ja corporeidad.
La falibilidad se revela como mal, y esto conduce al análisis del mal, Ricoeur establece que, para concordar la hermenéutica fenome-
1 en el que hace su despliegue principal la hermenéutica ricocuria~a. nológica y la interpretación psicoanalítica, se req uiere Ja reflexión
Pues el mal se expresa en símbolos polisémicos, y donde hay sentido filosófica sobre los símbolos. Ella completa el a uténtico sentido y
múltiple hace falta la interpretación. noción de la hermenéµtica. No corno yuxtaposición, en el sentido de
Ricoeur aborda e l mal desde los símbolos y los mitos, para llegar Platón, porque la filosofía es racio nal; no como transposición literal,
al discurso. Así efectúa primero una descripción fenomenológica de e n el sentido de la gnosis pse udo-racionalista, porque el símbolo no
tiene sentido directo; no como interpretación a legórica al modo de la
4 Cfr. M. Maceiras, "La antropología hermenéutica de Paul Ricoeur", en J. de exégesis medieval, porque el símbolo es opaco; sino como interpre-
Sahagún Lucas (ed.),A111ropologfas del siglo XX, Sígueme, Salamanca, 1976, p. 131. tación creadora, donde la filosofía --respetando el misterio original-
5 P. Ricoeur, Philosophie de la volomé, 11: Finitude et culpabilité, 1: L 'Jwmme f~illi­ se deja enseñar por los símbolos y dinamiza un pensamiento racio-
ble, Aubier Mo ntaigne, Paris, 1960, p. 23: "Al dejam os atrnpar por el tema cartesiano nal y sisterná tico.6 El mal como concepto es absurdo, irracional; pero
del hombre linito-infinito-<lejando el reintcrpretarlo en te rame nte-no~ separamos un
poco de la tendencia contemporánea a ~acer de la finitud. la ~arac1ctis11ca glo bal de. la
realidad humana." E n cíecto, introducirá también la pos1b11it1ad de la trascendencia.

1 '
32 33

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1 [

como sfmbolo racional, explícita los orfgenes y la trans-individualidad poder, es decir, una libertad motivada, encarnada y contingente. Es
finalística, tiene sentido. Este sentido es al que se lanza su hermenéu- una síntesis de la voluntad generosa y del cuerpo dócil, del consenti-
tica filosófica. miento y de la necesidad. La exigencia apriorística de unificación es
y es que el proyecto de RiC:OOu~ de filosofar a pa~tir ~e los s.ím~­ el sentimiento de reconciliación que se muestra siempre como una
Jos es la elaboración de una histona dotada de senudo. Tul histona esperanza atacada por la angustia y la desesperación. Esto conduce
recupera el origen y la meta final, como compete al slmbolo racional. -a través de todo este camino hermenéutico-, finalmente, a la pre-
El origen es la libertad frente a la culpa, el final es la libertad con sencia viva de una 1tascendencia creadora y redentora; como expe-
respecto a la Salvación. Por eso psicoanálisis ~ fenomenologfa son reincia de salvación, esa 1tascendcncia supera las paradojas. Pero a
complementarios: el primero, como arqueologra; la segunda, corno diferencia de las pretensiones de la teodicea, Ricoeur mantiene que
teleología o escatología. El psicoanálisis desmitifica, y accede a l~ esa 1tascendencia es indemostrable racionalmente, y, por eso, única-
conciencia de manera indirecta, a través de los componentes onín- mente puede mostrarse a partir de los símbolos.
~ e inconscientes que hay en los símbolos. La fenomenolog~ r~u­ Y es que la filosofía no comienza; al ser reflexiva, recomienza
pera sin desmitificar y busca la conciencia mediante la const1tuc1ón a partir de lo pre-reflexivo. Aunque el fenomenólogo debe ser filosófi-
de la misma. La filosoffa reflexiva se vuelca sobre todo ello, procu- camente neutral, llega un momento en el que tiene que tematizar
rando una historia dotada de sentido que en realidad es una cristo- sus posturas filosóficas, al menos como ideas reguladoras de un di-
logfa trágica: relaciona la experiencia del mal y la es~ranza de l~ namismo hermenéutico. Tules ideas se encuentran ya al inicio, en es-
reconciliación con tres vínculos tomados de San Pablo: 1) la reconci- tado embrionario, pre-reflexivo; y al final se encuentran como ideas
liación a pesar del mal, ii) la producción divina del bien gracias al.mal manifiestas. Por eso no hay círculo vicioso, sino círculo hermenéuti-
y üi) la existencia del bien mucho más que el mal -<:OSa tan ansiada co; es decir, no hay petición de principio porque no se presupone lo
por toda teodicea. mismo que se concluye. En este sentido la filosoffa es un re-comienzo.
Así Ricoeur combina la fenomenología existencial con la filosoffa re-
La hermenéutica entre la filosofta de la cultura y la ontolog{a flexiva inspirada en Jean Nabert (cercana a la de Maine de Biran).
Constituye al sujeto reflexionando con conciencia trascendental sin
8
Como plenamente hermenéutica, la poética de la voluntad postula perder las experiencias concretas; no se queda en el ego trascendental
una idea límite (en el sentido de Kant: idea reguladora) en la pa- sino que va a la interioridad espiritual. La epistemología no apaga a
radoja ontológica y el conflicto ético-trágico. Tul idea límite es la la ética, pues la reflexión no es sólo crítica en vistas a la teoría sino
unidad profunda que se da entre la dualidad existencial de querer y a la práctica. Y sin embargo, al llegar a la 1tascendencia, Ricoeur
distingue lo teológico y lo filosófico por el método, aunque no por el
6 P. Ricoeur, Philosophie de la volomt, II: Finitud.e et culpabiút.t, 2: La symboliq11e objeto. Según él, no hay filosofía cristiana sino cristianos que hacen
du mal, Aubier Montaigne, Paris, 1960, p. 324: "Entre esos dos_unpasses explorare- filosofta, o filósofos cristianos. Pero una cosa es clara: sólo hasta te-
mos una tercera vía: la de una interpretación creadora de sentido, a la vez fiel a la ner una filosofía de la cultura se puede hacer una ontología. Y sólo se
impulsión, a la donación de sentidos del símbolo, y fiel al f~nne.nto del lilóso~o, que
es comprender. Es esta vía lo que designa, con nuestra paaenc1a y nuestro ngor, el puede tener una filosofía de la cultura por medio de la hermenéutica.
aforismo propuesto como exergo a esta conclusión: 'el slmbolo da que pensar'. Esta Pero aun así, la cultura nos sobrepasa, es decir, sobrepasa a nuestra
sentencia que me encanta dice dos cosas: el símbolo da; pero lo que da es qué pensar, comprensión. En este sentido, la ontologfa es como la tierra pro-
sobre qué pensar. " metida que Moisés sólo alcanza a ver a la distancia sin poseerla.9
7 Varias de sus investigaciones sobre la historia se recogen en P. R icoeur, Histoire
et váitt, Seuil, Paris, 1955.
9 Cfr. P. Ricoeur, "1-lennéneutique et ontologie", reto mado en ldein, Le co11ftit des
8 La poética de ta voluntad, seg(Jn el proyecto de Ri_coeur, est~ en proceso, está a(Jn
por hacer; cfr. D. F. Vansina, arL ciL , p. 305; M. Mace1ras, art. etL, p. 128. úuerprétatiofls. Essais d'hennéneutique, Seuil, Paris, 1969, p. 28; M. Maceiras, "Paul

34 35
y también en este sentido -aun cuando hay una ontol~gfa ~~pHcita Además de la bús~ueda del origen, hay que emprender la búsqueda
desde el comienzo de nuestras reflexiones: una ontol~g1a m1htante-, atisbadora del fin. 1 El proceso humano de creación de la cultura no
la hermenéutica es de algún modo lo último. Es l~ últ~mo que alcan- se puede, según Ricoeur, reducir freudianamente al retorno de lo
zamos a elaborar temáticamente en nuestra sab1duna humana. La reprimido. Las creaciones humanas son finalísticas e intencionales,
ontología es como su coronación cuasi-utópica. están cargadas de trascendencia, tienden al '~bsolutamente Otro".
Sin embargo, todo esto ayuda a Ricoeur a enriquecer su noción de
Horizonte lingüfstico: la exigencia de la hermenéutica hermenéutica. El. psicoanálisis es un tipo de hermenéutica. Cierta-
mente es una hermenéutica trunca, que se queda en el pasado atávico
La simbólica del mal es un problema de lenguaje.: el del lengu~je del hombre buscando los orígenes que determinan muchas de sus fa-
simbólico. Esto ha ocasionado a Ricoeur la ~eces1da~ d.~- e~tud1a~, llas psíquicas. Pero Ricoeur aprende en eso mismo a completar la
como-digresiones ob\igatorias, el psicoanálisis y la lmgu1suca. R1- dinámica de la hermenéutica psicoanalítica, que es -en ese sentido
coeur llama a este acceso a la antropología filosófica (cultural) Y~ la de ir a los orígenes inconscientes- "arqueológica'', con una parte que
ontología, el "camino largo" o "tortuoso", a diferencia ~el "camm? busca el futuro: la hermenéutica "escatológica" o "teleológica" del
corto", pero "simplista", de algunos ~ntó.l~gos como He~degger. Rt- · ser humano.
coeur opta por el camino largo -segun d1JlffiOS-, a seme1anza de los Al abordar después el estructuralismo, Ricoeur admite que, en
filósofos de la sospecha: Marx, Nietzsche y Freud, centrándose en principio-al modo como lo decía del psicoanálisis-, no hay oposición
este último, para pasar después a la lingüística. , .. sino complementariedad entre el estructuralismo y su hermenéutica.
En cuanto al psicoanálisis, Ricoeur -que ya babia cnucado su ex- Sin embargo encuentra deficiencias en el estructuralismo que la her-
plicación de la religión al tratar de la simbólica del ma~~ traza !os menéutica sólo podrá superar en un registro filosófico. Saussure, con
límites y lo que tiene de aprovechable. Sabe integrar l~ sem.ánttca su separación de significante y significado, no llega a la referencia;
del deseo" como análisis del ego de manera no-cartesiana ~1.e. ~o con su separación entre lenguaje y habla, deja de lado al individuo,
según la diafanidad), sino de manera que comprenda los dmam~~ en el que el habla es lo principal, esto es, la ejecución relativa a una
mos pulsionales inconscientes e~ la estr~cturac1ón de la perso na. competencia lingüística, según lo demuestra Chomsky; con su sepa-
Esto sirve de arranque a la filosof1a reflexiva que no parte de un~ cap- ración de lo sincrónico y lo diacrónico, el estructuralismo relega la
tación directa del yo; al igual que el psicoanálisis, parte de los s1mbo- historicidad, que es tan esencial para el estudio de los símbolos. Los
los. El psicoanálisis sitúa el deseo en el origen de los sím~olos, e l falso seguidores de Saussure, como Jakobson y Levi-Strauss, se ven con-
ego cogito se encabalga en el narcisismo; en este sentido descu~re taminados de estas deficiencias.12 Esto lo visualiza Ricoeur princi-
una inme nsa regió n de la psique muy de tomar en cuenta.: la puls1ón palmente en el análisis de la metáfora, con su variedad de sentidos y
inconsciente, y ha de interpretarla, tiene que ~ermen~uuzarla. Pero referencias, ya que la metáfora es en definitiva la creación lingüística
Ricoeur señala los límites del psicoanálisis: el mconsc1ente sól? pasa que brota de la raíz ontológica y dice lo que la filosofía no alcanza
en pequeña medida a las simbolizaciones y no puede absolullzarse. a decir en el discurso teórico y "académico".13 La metáfora, síntesis
de lo simbólico, es el problema principal de la lingüística, y el estruc-
Ricoeur: una ontolog!a militante", en Pensamiemo, nóm. 32, 1976, PP· 131-156. '
10 P. Ricoeur, De /'imerprttatiOfL Essai sur Freud, Seuil, Paris, 1~5, p. 413: "Yo 11 Cfr. A Pintor Ramos, "Arqueología y tclcologfa del sujeto/. Hitos en la filosoffa
descubro, e n el seno mismo del ego cogito una pulsión ~uyas formas denvadas apu~tan
reflexiva de Paul Ricoeur", en La CiulÍlldde Dios, nóm. 190, 1977, pp. 223-277 y nóm.
hacia algo absolutamente primitivo, primorchal, previo, que Fre ud llama narc1s1smo
191, 1978, pp. 242-297.
primario " Pero también añade que la religiosidad es la supernc16 n de~ arcaísmo, co mo 12 Cfr. J~ Ricoeur, Le conflit des imerprttations, ed. cit., pp. 31 ss.
profecía,· hacia una teleología o escatología (po~.la d!námica simbólica) e n la que se
13 Cfr. Idem, La métaphore vive, Seuil, Paris, 1973, p. 10.
prevé al Comple tamente Otro, la ltascendenc1a (Ibtd., pp. 513-51 5) .

36 37
1 1

turalismo no alcanza a dar cumplida cuenta de este acontecimiento En cuanto hermenéutica del símbolo, el trabajo de Ricoeur toma
semiótico profundamente humano. 14 en consideración los principales elementos semióticos. El signo es
La hermenéutica como contextualización aquello que remite a otra cosa. Para explicar el signo, Ricoeur esta-
blece dos binomios. El binomio estructural está tomado de Saussure
La noción de hermenéutica -cuya especificidad estamos capacitados son los componentes de la expresión: el signo no-sensible (signifi-'
para abordar, después de ver las líneas fundamentales del proyecto cante) y la significación (significado). El binomio intencional está to-
ricoeuriano- recorre el proceso que hemos visto e n nuestro autor mado de Frege, son los componentes de la designación: el signo com-
y que puede sintetizarse en tres segmentos o pasos principales. Es- puesto de significante y significado (sentido) y el objeto designado
tos pasos pueden apreciarse muy claramente si los comp~ramos con (referencia). Después del signo viene el símbolo, que es un signo
tres nociones que están muy vinculadas con la hermenéutica, a saber: opaco: su sentido primero o literal remite analógicamente a un sen-
la retórica, la semiología y la semántica. A todas ellas las conoce Ri- tido segundo que sólo se da en él; más aún, puede remitir a múlti-
coeur históricamente, desde los griegos hasta sus cultivadores recien- ples sentidos. El mito es ya un símbolo secundario o derivado, un
tes más connotados. En un principio fusionando retórica con semio- símbolo desarrollado en forma de narración. Y la alegoría es una
logía, Ricoeur distingue tres disciplinas para tres objetos lingüísticos: traducción del símbolo, pasando a ser una interpretación. El signo
la semiología-retórica versa sobre la palabra, la semántica versa so- principal para Ricoeur es el símbolo, que se puede estudiar y com-
bre la frase o enunciado, y la hermen6utica versa sobre el discurso. prender: i) por relación de coherencia con los otros símbolos (feno-
Pero la hermenéutica, en el proceso de Ricoeur, se va agrandando menología de la religión), ii) por relación a lo designado, que es su
hasta ocupar el papel de la semántica y la semiología. Se percata verdad (hermenéutica) y iii) por relación al ser, que es su existen-
de que la hermenéutica no se reduce a considerar el discurso, sino cia (filosofía). El estudio preponderante es el de la hermenéutica o
que, dentro de él, comprende también el de la frase, y en ell~ reco~e interpretación, que aglutina a los demás.16
la unidad lingüística o palabra, ya que para él la palabra primordial La hermenéutica es interpretación en el sentido aristotélico, pero
es e l símbolo. Y aun la herme néutica toma como texto no sólo el más amplio en cuanto que no sólo atiende a los enunciados ver-
discurso sino la misma acción significativa del hombre. Resulta, asf, daderos o falsos, sino a la analogía y, siguiendo a Freud, no sólo a
una hermenéutica omni-comprensiva, a saber, una hermenéutica del las palabras sino a las acciones, pudiendo llamarse "texto" un con-
símbolo, una hermenéutica de la frase, una hermenéutica de l dis- junto de signos muy diversos. Ahora bien, el objeto propio de la her-
curso, 15 e incluso una hermenéutica de la acción, configurándose menéutica es el símbolo, por su multivocidad. En un principio, la her- '
entonces una hermenéutica general. Paso a paso ha podido perci- menéutica es considerada por Ricoeur como ciencia de la interpre-
birse este proceso de constitución de la hermenéutica como omni- tación.17 Pero después de las enseñanzas del psicoanálisis, Ricoeur
amplectente. Y también se ve cómo dicho proceso afecta a la con- ya no la ve como ciencia sino como teoría de las reglas que presiden
cepción de la hermenéutica misma. Primero es considerada como una exégesis o interpretación. El propio Freud veía al psicoanálisis
ciencia; después sólo como "arte" o "técnica'', en el sentido de con- C?mo "arte" de la interpretación de los símbolos aportados por el pa-
junto de reglas que presiden la exégesis, y finalmente se constituye c1ent.e. Además, todo conjunto de signos se vuelve susceptible de ser
como disciplina filosófica. considerado como texto. Así la hermenéutica reabsorbe las teorías

14 CTr. M. Beuchot, "Análisis semiótico de la metáfora", en Acta Poetica, núm. 2, 16 a D Ri L .n· ,, __ . . .


. r. c . ~ur, e con,.tt '""'- mterprttanons, ed. cu., pp. 285-296; ldem,La mtta-
UNAM, México, 1980, pp. 113-12.5. phore v1w, ed. cu., p. 7; ldem, "The Thsk of Herm.eneutics", en Philosophy Today, 17
15 CTr. G. Bouchard, "Sémiologie, sémantique et herméneutique selon Paul Rico- (191~· pp. 112-128. . . .
cur", en Lava/ Thtologique et Philosophique, 36 ( 1980), pp. 255-284. CTr. ldem, Le confiu des mterprttatwns, ed. cit., p. 311.

38 39
1

11
1
de la restauración del sentido de los símbolos o mitos (fenomeno- menéutica, que intenta ser una filosofía reflexiva, conduciendo a la
logía de la religión) y las teorías de la desmitificación (psicoanálisis). referencia, al ser (ontología), al menos intencionalmente.
Pero también el contacto de Ricoeur con et psicoanálisis le hace ver Como hermenéutica del discurso, el trabajo de Ricoeur también
la exigencia de una hermenéutica filosófica, tomada como árbitro y atiende a lo polisémico (símbolo, mito, metáfora, etcétera). La se-
lugar de regreso de los símbolos a la existencia. mántica estructural, tanto léxica como sémica, da cuenta de las com-
Como hermenéutica de la frase, el trabajo de Ricoeur entra en binaciones, pero no dice nada de la cosa. Por eso la supera y es prefe-
contacto con el estructuralismo, que plantea el paso del nivel de los rible la hermenéutica, que opera con unidades más amplias y dúcti-
símbolos al nivel de las frases. Ricoeur ve que el estructuralismo es les, toma todo el discurso como su texto. Así la semántica pide el
¡11
ciencia, un modelo lingüístico que busca el sistema de Ja lengua, algo acceso a la hermenéutica, incluso para superar Ja semántica de la fi-
"objetivo". En cambio, frente al estructuralismo Ja hermenéutica no losofía analítica con una filosofia reflexiva. En efecto, la semántica
¡ I 1 11 es ciencia sino "pensamiento meditativo" o filosófico, pertenece a la
filosofía. Aunque hermenéutica y estructuralismo no son antagóni-
analítica se queda en las entidades del discurso que tienen rango de
frases. Pero Ja semántica hermenéutica es más completa: va a las en-
cos sino complementarios, Ricoeur quiere evitar los escollos señala- tidades del discurso más amplias que las frases, a saber, los textos. 19
1 11 dos en el estructuralismo por Chomsky y por Jos filósofos del análisis En este sentido se da paso a una hermenéutica filosófica (como
lingüístico. Pues la frase tiene ciertas características que escapan al parte final de la hermenéutica general), porque la hermenéutica se
l
1
1 estructuralismo: el signo en el sistema es atemporal, virtual, mientras
que el signo en la frase es temporal y actual, un evento histórico; el
sitúa al nivel del texto, abarcando también Ja producción del discurso
como obra. Y es que tal hermenéutica tiene tres características: i)
signo en el sistema es obligatorio, mientras que el signo en la·frase es una composición que constituye a Ja obra como una totalidad irre-
elegido libremente; el signo en el sistema forma un conjunto fi~ito y ductible a la suma de las frases; ii) una codificación, no de lengua sino
cerrado, mientras que el signo en la frase produce transformaciones de discurso, por la cual la obra pertenece a un determinado género
!
1 virtualmente infinitas y está abierto al mundo; el signo en el sistema literario; y iii) un estilo que corresponde a la singularidad de la obra.
tiene diferencia, mientras que el signo en la frase tiene referencia; el La primera característica se justifica porque no sólo queremos la es-
signo en el sistema es anónimo, mientras que el signo en la frase es tructura de la obra sino el mundo de la obra; la segunda característica
personal. Thdo esto obliga a buscar en la hermenéutica una instancia se justifica porque la obra literaria (a diferencia de la científica) re-
que supere estas deficiencias. 18 . . . . quiere, además de la denotación habitual o de primer orden, una
Por ello Ricoeur opone estructura y acontec1m1ento. La polisemia denotación de segundo orden, que es la que emana de la producción
no puede ser agotada por la semiología, exige la semántica: llama a creativa; y la tercera característica se justifica porque cada obra "re-
la exégesis del texto y a la ontología del lenguaje. A diferencia del crea" el mundo a su manera.
estructuralismo, la hermenéutica toma al lenguaje no como objeto Dada la complejidad de Jos sentidos que contiene el texto, Ja her-
autosuficiente sino como mediación; no se queda en Ja función se- menéutica abare.a el nivel del símbolo (como unidad lingüística opa-
miológica de signo a signo sino que ~ a la función semántica de labra), el de la frase y el del discurso entero. Lo hace porque sólo
signo a cosa. Esto conjuga al estructuralismo (Benveniste), la lógica ella se muestra capaz de rendir cuenta completa de la totalidad del
semántica (Frege y Husserl) y la fenomenologfa de la palabra (Mer- fenómeno semiótico que se configura como texto. Y esto es logrado
leau-Ponty). Pero todas estas disciplinas son las "siervas" de la her-

19 ar. ldem, "Expliquer el comprendre. Sur quelques connexions remarquables


18 Cfr. Idem, "La forme et Je sens du langage", en Le la11gage, Actes du XIII e
Congres des Sociétés de Philosophie de La ngue Fra n~ise , Gcn~ve: La Bacconni~re, entre la théorie du lexte, la lhéorie de r ac1ion el la théorie de l'histoire", en Rev11e
philosophique de Louvain, 75 (1977), pp. 129-130.
1967, pp. 27-40.

40 41
por ella, y no por los otros puntos de vista - según Ricoe~r-: d~bido NATURALEZA Y OPERACIONES DE LA
a una cierta "sabiduría" que le confiere su carácter de disc1phna fi- HERMENEUTICA SEGUN PAUL RICOEUR
losófica.20

Hemos podido observar cómo toda la filosofía de Ricoeur tiene una


orientación hennenéutica. Hemos visto también cómo en su pro-
ceso filosófico se va desplegando la noción de hermenéutica a la que
llega. Ahora es conveniente considerar problemas centrales a su her-
menéutica tales como: lde qué se ocupa?, l qué método es el suyo?,
¿es ciencia o solamente arte o técnica?, lcuál es su cometido, com-
prender o explicar? 'Itataremos esos tópicos agrupándolos en tres
problemas capitales: i) la naturaleza de la hermenéutica, que rastrea-
remos históricamente; ii) el objeto de la hermenéutica, que es lo que
habremos de llamar "texto"; iii) el objetivo de la hermenéutica, que
es una extraña fusión de comprensión y explicación, la cual intenta
superar esa dicotomía tan discutible.

Naturaleza y operaciones de la hermenéutica en la historia

La noción de hermenéutica ha atravesado un largo camino. Mas no


lo recorreremos todo s.ino sólo en algunos hitos importantes que
marcan cierta continuidad y nos aclaran lo que ha llegado a signi-
1 ficar hasta Ricoeur, que es el autor que tomaremos como punto de
referencia.
El mismo Ricoeur señala algunos segmentos importantes de este
decurso: Aristóteles, la exégesis bíblica (sobre todo en el medioevo),
\ 20 ar. ldem, ·"La philosophie", en J. Havet (ed.), Tendences pri11cipales tÍIJns les
los filólogos del Renacimiento y la Edad Moderna, Schleiermacher,
Dilthey, Heidegger y Gadamer. Al llegar a Ricoeur, veremos que
sciences sociales et Jwmaines, t. II, La Haye: Mouton, 1978, pp. 1386 ss.

42 43
también en él ha tenido desarrollo la idea de hermenéutica, 1 en un La ~roposición u oración declarativa (en indicativo) es la única
camino de ampliación de su dominio. q.ue "d1~ algo de algo" y esto es, para Aristóteles, el auténtico sen-
"Hef'\llenéutica" se entiende como interpretación o exégesis; y tu:Jo del mte rpretar. Esta noción de interpretación, que en Aristóte-
no sólo romo la actividad interpretativa, sino además como el con- l?s parece estar centr_ada exclusivamente en lo que tiene un solo sen-
junto de lineamientos o reglas que pueden seguirse en la actividad tido, se abre a lo pohsémico y multívoco al introducir la posibilidad
interpretativa. Hay, pues, una actividad de interpretación o descifra- de l~ analogía: el s~r se dice de muchas maneras. A pesar de parecerle
miento; se aboca a lo que es multívoco o polisémico, pues lo unívoco a R1coeur una noción der_nasiado estrecha de hermenéutica, por ale-
y monosémico no requiere del desciframiento hermenéutico, sino jarse de lo multfvoco, dejó abierta la posibilidad de la multivocidad
que le basta el desciframiento rudimentario de la significación di- a través de la analogía.
recta. 2 Sólo hay interpretación donde hay doble sentido o múltiple Ricoeur encuentra en la noción aristotélica de hermenéutica un
sentido. 3 Pero se pueden sistematizar las reglas que rigen la activi- apoyo a su. tesis de ~ue el objeto de la hermenéutica es lo que tiene
dad interpretativa y ponerse al seivicio de la lectura de textos, por doble sentido ? van?s sentidos, no lo unívoco. En particular, es el
eso puede hablarse de un arte o técnica de la interpretación, ya que s~mbolo o lo ~i~bóhco eso que se presta a varias interpretaciones
el ars o techne consiste en un conjunto de reglas para hacer bien al- - mcluso confhctivas- por poseer varios sentidos. s
guna actividad. Y puede, quizás, llegarse a una ciencia de la inter- En la exé?esis bíblica, la hermenéutica es la ciencia de las reglas
pretación si hay principios que sistematicen las conclusiones que en de la exégesis, centrada en la interpretación particular de un texto.
ella se extraen.4 Ya desde los famosos "cuatro sentidos de la Escritura" resalta el
Para Aristóteles la hermeneia es la significación o comunicación us.o de la analogía, pues uno de esos sentidos es el analÓgico. Para
de nuestros contenidos anímicos al exterior social. Interpretación se R1coeur, lo que resulta limitante en esta tradición es la referencia
entiende como el sonido emitido por la voz dotado de significación, a un~ autoridad (eclesiástica) y la aplicación a un texto (la Sagrada
es toda phoné semantiké, la cual será llamada por los medievales vox i:::scntura), es una hermenéutica concebida como ciencia escritura-
significativa. Ya los términos son hermenéutica, hermeneia, pero ésta na. Pero reconoce que se tomaba analógicamente la noción de texto
se da sobre todo en la oración, que puede ser interrogativa, depre- (lo cual es una riqueza y una aportación), dentro de una perspectiva
cativa, imperativa o declarativa. Mas sólo en esta última, en la decla- que será cada vez más abierta. Hay dos textos, el de la Escritura y
rativa o asertiva, se da la hermeneia auténtica, pues en Aristóteles el d.e la Natu~aleza, en los cuales se busca a Dios y se lo encuentra.
-eminentemente lógico- la oración que es proposición es la asertiva, La mter:i:retatzo naturae será fundamental desde el Renacimiento y
dado que es la única susceptible de ser verdadera o falsa, y por ende convertirá en "textos" otras manifestaciones más numerosas. '
la única que puede ordenarse a la demostración. Ri~eur sitúa en la exégesis bíblica la concepción del texto, que
es ~pn~l en la hermenéutica. Asimismo, la noción de reglas her-
1 Cfr. P. Ricoeur, "The Thsk of Hermeneutics", en J. B. Thompson (ed.), Paul menéuucas para efectuar una labor exegética, que es donde la her-
Ricoeur: Hermeneutics and the Human Sciences, University Press, Cambridge, 1982 menéu~i~ empieza a despuntar como arte o técnica, y a tener visos
(repr.), p. 42. d~ posib1hdad de ser una ciencia, o, más bien, un saber ordenado.
2 Cfr. A. Pintor Ramos, "Símbolo, hermenéutica y reflexión en Ricoeur", en La
Ciertamente el procedimiento descifrador con base en una autori-
Ciudad de Dios, n6m. 186, 1973, pp. 463-495. dad le causa rechazo, pero entresaca esos lineamientos capitales. In-
3 El ejemplo típico es el discurso tropológico, principalmente el metafórico. CTr.
P. Ricoeur, "'La métaphore et le probl~me central de l'herméneutique'', en Revue Phi-
cluso este leer un texto no es un repetir significaciones fijas, sino una
losophique de Lcuvain, núm. 70, 1972, pp. 95 y ss.
4 Cfr. Idem, "Técnica y no-técnica en la interpretación", en Revista Uruguaya de 5
. ldem, "Studies in the History of Hermeneut ics'', en J. B. 1ñompson (ed) o
Psicología, n6m. 11, 1969. Cit., pp. 42 y SS. • ' 'P·

44 45
- ~n 11'
¡¡ I
1
actividad gobernada por normas y al mismo tiempo guiada por una Rlcocur propone la siguiente definición del trabajo de la herme-
,, 1 1
imaginación o fantasía productiva, 6 que nos da evocaciones y asocia- néu1lca: "la hermenéutica es la teoría de las operaciones de la com-
ciones. pron11lón en su.relación con la interpretación de textos".7 Según esta
Durante el Renacimiento y la Edad Moderna la noción de her- doftnlclón, la hermenéutica explicita el orden que se da en las opera-
menéutica se mueve atravesando por la "lectura" del "libro de la ciones conducentes a la comprensión de un texto; el texto es enten-
naturaleza'', pasando crisis en torno al conocimiento del mismo, si- dido como discurso que se ha de comprender y abre la posibilidad
. 1 lj guiendo por el yo, en Descartes, la sociedad, en Vico, y llegando a de una disposición de categorías del texto, en las cuales se da la com-
la crisis kantiana. Esta última crisis es constructiva: pone en duda la prensión. Por.otra parte, la comprensión no se ve como opuesta a la
lectura del texto natural y hace volver la atención hacia el sujeto y cicpllcación, smo que se ven ambas como complementarias. No hay
sus capacidades de comprensión. pretensiones de neutralidad, sino que se aceptan supuestos, tanto
1
i 1 1,I
En la línea del kantismo, Schleiermacher trató de discernir las onlológicos como epistemológicos. Se busca una generalización de
1
operaciones del sujeto intérprete en la exégesis bíblica y la filología 1u hcrmené~tica que pasa de lo regional a lo global. y las preocu-
clásica. Quiso llevarla a ser una tecnología (Kunstlehre) que no fuera paciones eptStemológicas se subo;dinan a las ontológicas, según lo
sólo una colección de operaciones inconexas. Asf, las reglas particu- cual, comprender no es sólo un modo de conocer, sino un modo de ser
1' lares de la exégesis y la filología se subordinaban a la problemática que se quiere alcanzar, un modo de relacionarse con los seres y con
1
1.
más amplia de la comprensión; la subordinación de las hermenéuti- cJser.
I• '
cas particulares a una hermenéutica más amplia y general era seme- La hermenéutica tiene como objetivo la comprensión del texto en
¡ 'I 1 jante a la crisis kantiana. O pollsémico, ya que no hace falta hermenéutica donde el discurso
Con Dilthey accede a la conciencia la injerencia de la situación Cíl unfvoco. Ahora bien, lo polisémico cobra sentidos definidos en Jos
11 1
histórico-cultural en el objeto hermenéutico. Es un sucesivo enrique- diversos contextos en que puede ubicarse. Incluso podríamos decir
i!
1 cerse de la noción de texto. Ahora el texto es inseparable de la vida que ella es la búsqueda de comprensión o significación de los textos
del hombre, se ha sabido llegar a la relación estrecha entre texto y en función de los contextos.
111
contexto. Dado que el texto es siempre contextuado, tiene un carácter in-
Heidegger añade algo más a esta concepción de texto. Esa alusión dividual y peculiar, lo cual nos enfrenta al problema de lo univer-
a la vida y al contexto histórico, que en Dilthey son un llamado a lo sal: len qué medida tenemos reglas generales de interpretación? en
1 ,1¡1 sustancial, en Heidegger son un indicador de la necesidad de intro- lOdo caso, habrá reglas generales sobre el preservar la individualidad
ducir la ontología en la hermenéutica. Una ontología viva que explica del texto, reglas que defiendan el acceso cognoscitivo a éste sin trai-
y hace comprender la situación vital del hombre que produce textos cionar su peculiaridad. Esas serán reglas aplicables a todos los tex-
significativos y polisémicos. tos. Pero también puede haber reglas que se apliquen a un número
111 Hans Georg Gadamer, discípulo de Heidegger, añade al descubri- menor ~e textos que pertenezcan a un contexto. Porque expresan la
11
miento de éste el recurso a la epistemología. Para él, verdad y método ~mántica_ contextual. Y una vez delimitado el contexto, habrá que
1 van unidos, se entreveran de algún modo. Pero es justamente en esta mterrelac1onar contextos. A veces el contexto será una intersección
visión de la importancia de afrontar problemas epistemo_lógicos en de contextos. Además, en un contexto puede haber sub-contextos.
¡ 1,. 1 la hermenéutica, donde Ricoeur profundiza más que Gadamer. Tudas esas combinaciones posibles de textos y contextos pertenecen
; a la hermenéutica.

6 Jdem, "The Bible and the Imagination", en H. D. Betz (ed.), The Bible as a Do- 7
p. _Idem, "The Thsk of Henneneutics'', en la compilación de Thompson, ya citada,
cument of the University, Ann Arbor, Scholar Press, Mich., 1981, p. 50. 43
1
;¡1i1
46 47

L ~L\¡11.
'
Pero no basta con hacer una combinatoria o un álgebra de con- punto,de vista sociológico y psicológico, y es apta apara ser recontex-
textos, sino que se ha de atender al contexto vivo. A esto ayuda ~ tuada diferentemente en el acto de leerla. Y así, el distanciamiento
reflexión fundante. Una reflexión que se hunde en la arqueolog1a del texto pertenece a la mediación hacia él.
del sujeto pero igualmente en su teleología o escat~logí~, ~a.ltand?, b) Mediante la superación de la fatal distinción entre explicación y
de Ja historia a la ontología, y abre a una ontología viva o m1htante comprensión. Si el discurso se ubica en la categoría del trabajo, de la
-en términos de Ricoeur-, que se hace acompañar de una epistemo- praxis, esta distinción desaparece, pues la hermenéutica se construye
logía que funde en una sola cosa la comprensión y la explicación, que por la mediación -y no por la oposición- de la "explicación estruc-
antes se consideraban tan distanciadas. tural" frecuente en la actualidad, y tal explicación estructural llega a
coincidir con la comprensión en general.
EL camino hermenéutico como crítica epistemológico-ontol6gi.ca c) Mediante la apertura del texto. En fa interpretación hay un mo-
mento de sentido y un momento de referencia. El momento de sen-
1 1 La hermenéutica busca situar lo que se comprende, situando la com- tido se da en la organización interna de la obra, que el intérprete cie-
prensión para que sea adecuada; lo hac:e con una.actitud cr~tica tanto rra; el momento de referencia se da al buscar el tipo de mundo que la
en el ángulo ontológico como en el ep1stemológ1co, pero sm caer en obra abre; la referencia es el modo de ser desdoblado frente al texto.
la crítica de las ideologías, que es una actitud orgullosa que en todo Y el poder del texto para abrir una dimensión de la realidad implica
8 en principio un recurso a una realidad dada, y por ello la posibilidad
ve distorsión. Acepta que el saber es un saber situado, no neutro.
Ciertamente no toda teoría hermenéutica da lugar a la actitud crítica de una crítica de lo real. "Una hermenéutica del poder-para-ser se
(por ejemplo la de Heidegger), pero en la hermenéutica de Ricoeur vuelve una crítica de la ideología, de la cual constituye la posibili-
sí hay lugar para ella. Hay lugar para tener conciencia de los supues- dad más fundamental. El distanciamiento, al mismo tiempo, emerge
tos epistemológicos y ontológicos, pero, sobre todo, de los ~u~ues~os en el corazón de la referencia: el discurso poético se distancia de la
culturales o histórico-sociales. Ya de entrada hay una dehmuac1ón realidad cotidiana, lanzándose hacia el ser como poder-para-ser."9
contextual: la del contexto del intérprete o hermeneuta. d) Mediante la indicación del lugar de una crítica de la ideología.
En una primera aproximación, se buscan estos supuestos y condi- Pues la relación con el texto tiene lugar en relación a la subjetividad
cionamientos a través de un acercamiento no-científico. Ahora han del autor, y el problema de la subjetividad del lector emerge. Y es
surgido disciplinas científicas que desentrañan estos supuestos o con- que entender no es proyectarse uno mismo en el texto, sino expo-
dicionamientos: la psicología, la economía, la sociología, etc. Hay in- nerse a él. Surge una gran conciencia de la propia subjetividad y los
cluso toda una disciplina, la que -en terminología marxista-se llama límites del acercamiento al texto, y todo ello debe ser controlado en
"crítica de las ideologías". En la hermenéutica es posible incluir este la medida en que sea posible.
aspecto crítico de los supuestos -sin que todo se reduzca a crítica de Thmbién en esta actitud crítica la hermenéutica de Ricoeur pre-
las ideologías: tende asemejarse a la fenomenología husserliana, de la que es tri-
- a) Mediante el distanciamiento hermenéutico, según el cual, el butaria. Es búsqueda de significado de los seres y del ser; el distan-
texto tie ne una triple autonomía: i) con respecto a la inte nción del ciamiento tiene que ver con la epoché husserliana; tienen una con-
autor, ii) con respecto a la situación cultural y todas las condiciones cepción denotativa del significado, y ambas - la fenomenología y la
sociológicas de la producción del texto, y, finalmente, iii) con res- hermenéutica- buscan una concepción de la percepción dentro de
pecto a los destinatarios originales. La obra se descontextúa desde el la dinámica de la historia. Incluso puede decirse que la misma feno-

8 ¡cJ;:rn, "Henneneutics and Critique of Jdeology" , en la compilación de Thomp-


g /bid., p. 94.
son, ya citada, p. 87.

48 49
menologfa tiene un supuesto hermenéutico, en cuanto que el propio fundamental de la misma historicidad de la experiencia humana, a
10
Husserl la concebía como Auslegung. . 11bcr, que ella es comunicación en, y a través de, la distancia." 11
De igual manera la hermenéutica está relacion~da .c?n el psicoa- Para ubicar el distanciamiento, estudia la noción de texto en re-
nálisis, de lo cual obtiene las condiciones de su apbcabibd~d ~él. Por lación con cinco temas: la realización del lenguaje como discurso; la
una parte, tiene con él en común una bús~ueda de los significados realización del discurso como trabajo estructurado; la relación de lo
ancestrales de la historia individual y colecuva que se encuentran en cwal y lo escrito en el discurso y en el trabajo del discurso; el trabajo
los símbolos personales y colectivos; pero difiere de él, ya qu.e no se del discurso como la proyección de un mundo; finalmente, el discurso
queda en lo que podemos llamar la "arqueología" del sujeto, smo ~ue y el trabajo del discurso como la mediación de la auto-comprensión.
se lanza a la "escatología" o "teleología" del mismo. En este se.nudo Hay una dialéctica de distanciamiento y aproximación o apropia-
la hermenéutica complementa al psicoanálisis, y se pu~de apbcar a ción frente al texto. El texto proyecta un mundo; si partimos de eso,
él a condición de volcarse sobre los símbolos y el trabaJO _que sobre vemos que es necesario el distanciamiento, pues el mundo proyec-
éstos hace el psicoanálisis mismo. En su labor de dcsentra~ar sus~~­ tado por el emisor que se comunica puede ser distorsionado por las
tido y en su intento de estructurarse como disciplina, el psicoanál~is proyecciones del receptor que lo escucha.
recibe el beneficio de la hermenéutica, sobre todo de ma~era epis- El texto es lenguaje y el lenguaje es discurso. El discurso plantea
temológica. Es una aportación epist~mológica la que le ~iene d~ .la un distanciamiento que es condición de posibilidad de caracteres ul-
hermenéutica por la crítica de s( mismo que hace el .psico.análisis, teriores, se trata del distanciamiento (dialéctico) entre evento y sig-
pero también porque le aclara los requisitos del desciframiento de nificado. El discurso se da en un evento: se da paso al habla o uso,
los contenidos mentales profundos. además de la lengua o esquema (del estructuralismo). Decir que el
discurso es un evento es decir que es temporal. Y como alguien ha-
Objeto de la hermenéutica: el texto bla, se supone un pronombre personal, por ello es auto-referencial:
se relaciona con una persona. Tiene un sujeto además de tiempo o
La noción de texto ha pasado de significar un trozo ~e e~crit~ra hasta temporalidad. Pero el sujeto habla sobre algo, expresa o representa
significar-con Ricoeur- la misma acción humana sig~i.ficativa. Pe~o un mundo. Y tiene un destinatario o interlocutor: hay intercambio o
se le presenta a Ricoeur un grave ~roblema: ~a oposición ent!e ~lS­ diálogo.
tanciamiento -como vimos, tan ca pi tal en su sistema-y apropiación. Pero el discurso tiene un significado. Hay que distanciar el decir
La objetividad de las ciencias humana~ req~ier~ por parte del her- de lo que es dicho. Lo que es dicho se inserta en el acto lingüístico
meneuta un distanciamiento, pero el distanciamiento des~ruye l~ re- (por eso Ricoeur lo estudia desde la teorfa de Austin y Searle, de los
lación por la que pertenecemos y p~rticipamos en la realidad histó- speech acts).
rica que decimos construir como objeto.
Ricoeur pretende superar esa alternativa, ~ues ella supone u~a El significado, asf, será no sólo el correlato de la oración, en el sentido es-
noción de texto, y él propondrá una nueva noción de. tex~o que r~m­ tricto del acto proposicional, sino también el correlato de la fuerza ilocu-
cionaria y aun de la acción perlocucionaria, en la media en que estos tres
troduzca una noción positiva y productiva de distanciamiento. Dice: aspectos del acto de discurso están codificados y regulados de acuerdo a
"Desde mi punto de vista, el texto es mucho más ~ue un ca~ par- paradigmas, y, por ello, en la medida en que pueden ser identificados y
ticular de comunicación intersubjetiva: es el paradigma del di~~n­ reidentificados como teniendo el mismo significado. Por tanto, doy a la
ciamiento en la comunicación. Como tal, reviste una caractenstica palabra "significado" una connotación muy amplia que cubre todos los

10 /den, "Phenomenology and Hcrmeneutics", en la compilación de Thompson, 11 Idcn, "The Henneneutical Function of Dis1ancia1ion", en la compilación de
ya citada, pp. 116y 119. Thompson, ya citada, p. 131.

50 51
aspectos y niveles de la exieriorización intencional que, a su vez, hace po- habla. Pero la .escritura cambia radicalmente la relación con el ha-
sible la exteriorización del discurso en el escrito y en la obra.12 bla, por eso R1coeur le da tanta importancia; el texto sólo es texto
cu.ando no se restringe a transcribir un habla anterior, sino que ins-
El discurso es un trabajo, una obra. Es más amplio que la oración ~nbe_ en. letras escritas lo que el discurso significa. La escritura es la
y, por tanto, con una codificación más compleja. Pertenece a un géne- msc~1pc1ón de una intención de hablar (pues ya no hay diá logo entre
ro literario (aspecto universal), es la composición, pero con un estilo escntor Y lect~r). ~er~ el texto no abarca tan sólo el escrito: también
subjetivo (aspecto particular). AJ ser trabajo, pertenece a la praxis y es te~to la acción s1gmfi~tiva de l .hombre; incluso puede llegar a ser
la factura. Es producción y labor. Y el hombre se individualiza produ- ~ns~derad~ como texto sm necesidad de la escritura. He ahí el cam-
ciendo obras individuales. Pone el sello de su individualidad en ellas. bio ncoeu.n ano del texto. Y texto es lo que se nos da para lograr una
Por otra parte, se rompe la subjetividad hacia la objetividad, pues - al co~prens1ón Y una explicación. Sin embargo, se veían antes como
fijarse por escrito o al quedar como acción ya hecha- la obra adquiere remdas am~as ~ctividades inte lectuales, lcómo conciliar la una y la
un distanciamiento. otra,.la explicación y la comprensión?
Se da el proble ma de la referencia del texto (el mundo del texto); R1coe ur pret.ende lograrlo con su nueva noción de texto.1• Frente
pues todo texto produce un mundo, ya que no hay texto de ficción a él cabe la actitud elucidatoria que se ha llamado "explicación es-
que no aluda a alguna ralidad, ni hay texto ostensivo que no implique tructural", la cual -empleada por los estructuralistas- se halla más
elaboración imaginativa (la metáfora sería el summum de ello). El cerca de la comprensión que de ninguna otra actividad epistémica
texto nos habla de un mundo propuesto o proyectado, que nosotros En ef~cto, ~xp.licar .por la estructura es llegar a la captación de l~
podemos hahitar y entender. esencial y s1~mficat1v~ de_un fenómeno, por lo cual, puede decirse
Pero también el texto es un medio para entenderse a uno mismo. que compagma la exphcac1ón y la comprensión, como una mediación
Pues la apropiación y Ja aplicación al contexto actual exige conocer- entre ambas:
nos. La apropiación no es simpatía afectiva con el autor ni afinidad
afectiva con su intención. Es comprensión a distancia. Se enfrenta a
la objetividad del texto, capta su sentido. Lejos de la filosoffa delco-
1
E~ contrast~ con lo que Dilthey pensó, esta actitud explicativa [estructu-
ra . no ha s1~0 t~m~da de un campo de conocimiento ni de un modelo
ep1stemológ1co d1~tm10 del que pertenece al lenguaje mismo. No es un
gi.to, que dice que el sujeto se conoce por intuición inmediata, éste se modelo natu~~lfst1co subsecuentemente extendido a las ciencias huma-
conoce mediante un largo recorrido por los signos de la humanidad nas. La opos1c1ón naturaleza-mente no juega aquí ningún papel Si ha
depositados en los textos. No se reduce a imponer al texto nuestra algu~a forma de apropiación, ésta ocurre dentro del mismo camp.o el d~
capacidad bruta de comprensión, sino que es un exponerse al texto y los signos. ~ue_s es_posible tratar el texto de acuerdo a las reglas exp,licati-
vas q~e la hngüfst1ca aplica exitosamente al simple sistema de signos ue
recibir de él un yo enriquecido. "Entender es entenderse a uno mismo C?nsttture el len.guaje. (langue) como opuesto al habla (paro/e). Com~ es
frente al texto. "13 bien sal?i d~,_1a_d1stmc16n lenguaje-habla es la distinción fundamental que
?aªª \~;~güisuca un ~bjeto ho~ogéneo; el habla pertenece a la fisiología,
Objetivo de la hermenéutica: La explicación y la comprensión ~ gfa Yla soc1ologfa, m1 e~tras que el lenguaje, en cuanto reglas
~Juego ?el que el ha?la es 1~ ejecución pertenece sólo a la lingüística.
Suele considerarse como texto un discurso fijado por escrito. Pe ro d mo. es igualmente. bien sab~do, la lingüística considera sólo sistemas
e umdades desprov1st~s de significado propio, cada una de las cuales
antes de ser escrito es habla, y antes es acción y pensamie nto. In- es ?efimda sólo en térmmos de su diferencia respecto a las demás. Estas
cluso la escritura -según Ricoeur- es, como institución, posterior al umdades, ya sean puramente distintivas como las de la articulación fo-

12 /bid, pp. 135-136. 14 I<Jern, " Wh . Tc


Th . al is a ex1? Explanalion a nd Unde~landing" en la compilación de
13 /bid., p. 143. , ompson, ya citada, p. 147. '

52 53
-m~

1
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11
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! nológica 0 significantes como las ~~ la articulación l~xi~l, son unidades


" opositivas. El entrejuego de opos1c10nes y sus combmac1o~es dentro de
verdad, porque~ verdad o la realidad es objeto de comprensión. y
1 un inventario de unidades discretas es lo que define la noción de est~uc­ como nos enseña la hermenéutica, la verdad (de un texto, sea el de
tura en lingüística. Este modelo estructural constituye el tipo de actitud u~a _escritura ? sea el de la naturalei.a) siempre pasará por la me-
1
explicativa que comenzarem~ a ver aplicada al texto.
15 diación ~el su1eto que lo hace su objeto. Con todo, ese objetivii.ar
lo c?noci~o, l_a verda~, es el difícil equilibrio entre la apropiación y
1111 La mediación, pues, que conjunta explicación y comprensión es el distanc1am1ento. S1 todo fuera apropiación, nos veríamos reduci-
1 la actitud explicativa estructuralista. La explicación estructural ex- ~os al más absoluto subjetivismo; pero ésta -la apropiación- es cata-
1
plica a través de las relaciones que co~ec~~m los elementos est_ructu- li1.ada por el distanciamiento. Ciertamente el distanciamiento no es
', 1
' rales al interior del sistema. Y eso coincide con la comprensión de total (no habría entonces problema de la verdad, sino que estaríamos
la estructura de una cosa o de un acontecimiento. En este punto ~e­ en el objetivismo pleno); pero es una lucha, una tensión dinámica
1 ! 1,¡ m:os que se supera la dicotomía de Dilthey, llegándose a la ~s~ón desde la apropiación subjetiva hacia la objetividad de una verdad no
de la explicación y la comprensión. Esto recoge toda u_na tra~ición ~lo cohere~tista sino también de signo correspondentista (sui gene-
' epistemológica que se venía dando parejamente a la di~otomia ta,n ns), entendida como la correspondencia (proyectada desde el texto)
: 111 marcada de los seguidores de Dilthey. En esta nueva. epistemologia e?tre lo pensado o lo dicho y la realidad que el texto pretende ma-
1 se tiende a la integración del explicar y del comprende_r. Veremos la rufe~tarnos_ m~s allá ~e él mismo. Y el medio para hacer que esta
l I ;¡. 11¡:
1 importancia que para el psicoanálisis tiene esta doctnna ~e la her-
menéutica -especiatme4ite la ricoeuriana- en el aspecto epistemoló-
temión se mcline hacia el lado del objeto es cobrar una conciencia
cada vez más amplia de los condicionamientos de la subjetividad.
1

1 1
¡ 1 1

gico. . . · d"d Balance


1 ! 1:11 Los dos aspectos ontológico y epistemol?gico s~r~n aten i ~en
nuestra aplicación de la hermenéutica al psicoanálisis. ~n un pnm~r
1 11 1
momento, la instancia epistemológica de la h~r~enéutica será a~li­ Ricoeur siempre_ llega a la dualidad extrema de polos opuestos que
11 ¡11
cada como análisis metacientifico del procedimiento metodológi~ son la .comprens1ó~ puramente subjetiva, en la que todas las inter-
del psicoanálisis. La parte ontológica no se abordará de manera di- pretac10n~ ~on válidas, y la comprensión que pretende ser completa-
j 1 1 recta sino a través de la reflexión filosófica que está más cercana a mente ObJet~va, en_la que sólo hay una y única interpretación posible,
la psicología -y que, por cierto, conecta a lo psi<;ológico con l_o más un solo sentido univoco. La primera postura es la de la hermenéutica
11
ontológico-, a saber, la antropología filosófica, que .comprens~ón de romá.ntica y la ~g.unda es la de la hermenéutica cientificista (estruc-
la cosa y al propio tiempo la expli~ación caus.al que nos_ abr_ia a la turalista y posttivista). En la hermenéutica romántica como la de
11
intencionalidad del eficiente. Por cierto, este upo de exphcació~ es- Schleiermacher, el método interpretativo y el criterio de validez in-
' 11 tructural 0 causalidad formal está siendo reivindicada en la reciente terpretati~ es el Gefahl, a saber, el sentimiento; éste nos da la pauta
li '111
füosofia de la ciencia por Ernest Sosa, Patrick Suppes Y Wolfgang interpretativa, y no nos la da la razón. Pero el sentimiento tiene el
Stegmüller.16 Pues bien, es aquí donde embona el problema de la inconveniente de que no es lo más apto para hacernos conocer es
111
múltiple y movedizo, multivalente y cambiante; por ello no afe;ra-
mos con él más que una interpr~tación subjetiva y precaria, válida
I "'1I\ 15 /bid , p. 153. sólo en el momento y para el ~?mento (siempre individual), incapaz
16 ar. E. Sosa, "Tipos de causalidad", en Critica, X/?JJ, l'fl8, pp. 14-15; P. Su~.pes,
''Aristotle's Concept of Matter and its Relation to Modero Concepts of Matter , e.? de darnos ese monto de estabilidad que requiere el conocimiento. y
' 0 "uffi. 28> l<YT4
Synth.:Se, 7 I •
pp ' 46-47·> W' Stegmüller' "El llamado m~todo• del
/
Verstehen
U ' l
, por otro lado está la hermenéutica positivista, de la que son herede-
en J. M. Mardones y N. Urs6a, Filosofta de las ciencias humanas y socia es. matena es ras la estructuralista y la analítica, que pretenden lograr el lenguaje
1
para unafi.mdi1mentación cientfjica, Editorial Fontamara, Barcelona, 1982, pp. 72-74.
11 111

1 1 11
54 55

l~ .l 1
LA FUNDAMENTACION
de la ciencia. En ella se intenta la total univocidad, haciendo muy
escasa la intervención de la hermenéutica, porque en realidad sólo ANTROPOLOGICO-SOCIAL DE LA
lo que es polisémico merece ser hermeneutizado. . HERMENEUTICA EN PAUL RICOEUR:
Con respecto a las actividades frente al texto, la hermenéutica LA PALABRA Y EL ACONTECIMIENTO
romántica pretende el máximum de apropiación y el mínimum de
distanciamiento. Por decirlo así nos sumergimos completamente en
el texto, entramos en el mundo del autor, lo comprendemos hasta lo
más hondo, casi podemos decir que no nos queda resquicio por e~­
tender; lo malo es que los resquicios son casi infinitos y esto deparana
una infinitud de interpretaciones, una hermenéutica infinita, en la
que se entrecruzarían, pero tendrían que ser de alguna manera v~li­
das todas las inte rpretaciones (en número infinito, lo ~ual ta~b.1én
aniquilaria la hermenéutica). En cambio, la hermenéutica pos1t1v1sta
pretende tener ante el texto el máximum de dis~anciamiento y el
mínimum de apropiación individual. La comprensión del texto serfa
unívoca y objetiva. Con lo cual, como hemos dicho, no hace falta Semiótica y hermenéutica: el significado y el hombre
propiamente la interpretación, basta la mera comp.rensión dir~ta ~
simple. Pero eso aniquila o anula a la hermenéutica. Pues bien, s1 La semiótica como estudio de los signos tiene para Paul Ricoeur su
tanto la interpretación romántica como la positivista acaban con 1~ fundamentación en la temporalidad humana, según hemos visto. Es
hermenéutica, l qué hay que hacer? lCómo salvaguardar y cómo ubi- decir, el principal objeto de la semiótica ricoeuriana es el signo po-
car la hermenéutica? Ricoeur propone una hermenéutica intermedia lisémico o multívoco tal como se da en la historia. Ese signo multf-
y sintetizadora en la que se combinen las funciones de ap.ro~iación voco es el símbolo cultural, humano, que tiene múltiples interpreta-
del texto y de distanciamiento con respecto de él. La aprop1ac1ón nos ciones y por eso está sujeto a la hermenéutica, para buscar su sig-
hace entrar con nuestra subjetividad al texto, pero el distanciamiento nificació n principal, cosa necesaria y que subyace a la comunicación
salvaguarda la objetividad, nos hace darnos cuenta lo más posible de entre los hombres. A pesar de las ambigüedades en la comunicación,
nuestros presupuestos y prejuicios, para evitar introducirlos en él. llegamos a aislar un sentido principal en las expresiones.
Por eso la pregunta final respecto de la objetividad de la interpre- Y es que lo univoco no requiere de interpretación, de a nálisis her-
tación de la verdad hermenéutica, viene a ser la siguiente: lHasta menéutico, sino que se presenta tal cual, de manera directa y sim-
' . . . ple. En cambio, al símbolo multívoco se le tiene que desentrañar
dónde es posible distanciarse? De lo que se logre de distanc1am1ento
dependerá lo que se logre de objetividad y verdad. su múltiple significació n y precisar el sentido principal. Por eso la
semiótica de Ricocures, de manera primordial y preponderante, her-
menéutica.
La hermenéutica, por lo demás, extrae las significaciones de los
s(mbolos, expresados en los textos. Pero el significado de un texto
supone la relación al ser humano: al hombre que lo plasmó o codi-
ficó, y al hombre que lo lee, que lo interpre ta o decodifica. Hay una
corriente humana en ese acontecimiento semiótico en elque se busca

57
56
el significado del texto. El hombre que comunica algo a otro por dis- nuestros supuestos subjetivos y humanos en la comunicación, tanto
tante que esté en el espacio, en el tiempo o en la cultura, tiene cosas lograremos de esa objetividad que es posible alcanzar.
afines al que lo lee. Es decir, hay posibilidad de comunicación. Cada De acuerdo con ello, hace falta formarse una idea de hombre que
uno con su propio esquema conceptual, con su cultura distinta, pero incluya la lucidez sobre estos supuestos. Y eso nos hace ver en el
tienen como base algo a lo que aluden: un acontecimiento. Sea real trasfondo de la semiótica de Ricoeur no sólo una teoría de la co-
o fabuloso, sea histórico o inventado, sea individual o comunitario, municac~ón, ni sólo una teoría del conocimiento, ni sólo una teoría
sea subjetivo u objetivo, hay un acontecimiento en el fondo de la co- de la acción, sino una teoría del hombre, una filosoffa antropológica
municación. En ella los comunicantes ponen en juego dos elementos o una a~tropolog~a ~losófica que acompaña sus disquisiciones her-
básicos en la semiótica de Ricoeur: la palabra y el acontecimiento. 1 menéuticas y sem1ót1cas. Por consiguiente trataremos de extraer las
No se da, entonces, pura palabra subjetiva, ni se da puro aconteci- líneas esenciales de esa antropología filosófica ricoeuriana, que es
miento objetivo; hay un rejuego entre estos dos elementos. A veces la siempre la búsqueda de la significación humana.
palabra modifica (culturalmente) al acontecimiento, lo altera, lo re-
crea y lo transforma en distintas versiones; sin embargo, deja intacto La interpretación de la condición humana como cimiento
su núcleo de realidad objetiva, algo que puede salvarse. A veces es de la semiótica y la hermenéutica
el acontecimiento el que doblega a la palabra, y la hace decir lo que
no quiere, mostrando aspectos precisos, perfiles bien delineados en Al considerar el pensamiento de Ricoeur, vemos que en él se entrela-
el trazo esquemático de un discurso científico. Pero casi siempre el 7Jln la hermeneútica y la filosofía del hombre en la semiótica misma.
acontecimiento hace profetizar y poetizar a la palabra, y la palabra Más aún, que su hermenéutica supone una filosofía del hombre. En
recrea el acontecimiento: tales son las fuerzas en pugna, los dos fa- efecto, en todos los rumbos por los que ha aplicado su hermenéutica
mosos lados, a saber, el lado objetivo y el lado subjetivo, el lado de -Y _Ja ha ap~icado ya a muchas cosas: el lenguaje, los símbolos re-
los hechos sólidos y el de la cultura o el lenguaje que los "distor- lig~osos, el mconsciente, etc.- parece orientarlo todo a un estudio
siona" al explicarlos o al sólo expresarlos; y, de la lucha enconada y cuidadoso del hombre. La misma semiótica hermenéutica le sirve
amorosa a la vez entre ambos, surge la expresión, la hermencia, la ~ra ir desentrañando su intimo fundamento, pues el propio conoci-
comunicación misma. miento del hombre va siendo cimiento descubierto de la fundación
Y protagonista en esa lucha es siempre el hombre. No e.s sólo de la semiótica -según hemos apuntado. Puede decirse que Ricoeur
su espectador. Turna parte activa en ella. Por eso a Ricoeur le in- entra en el grupo de filósofos para los que él mismo ha acuñado un
teresa resaltar y poner a la vista la injerencia que tiene el hombre ~rmino descriptivo que connota una finura extrema con los supues-
en la relación entre la palabra y el acontecimiento, en el fenómeno tos -<:ulturales, epistemológicos, etc.: los maestros de la sospecha. En-
semiótico; la injerencia que tiene con su propia subjetividad en la tre e.~os filósofos de la sospecha incluye a Marx, Nietzsche y Freud.
objetividad alcanzable en una comunicación que nunca será ideal, F8 cierto que Ma".' sospechó que los hombres no se rigen por ela-
clara y distinta, sino más bien mezclada de supuestos humanos, an- boradas especulaciones sobre el derecho y la política sino por los
tropológico-sociales. Por eso de lo que se trata para él no es de fin- inter~s d~ la praxis económica, a veces muy rastrera y maligna; es
gir y pretender que vamos a la comunicación y al conocimiento sin aslm1smo_c1erto que Nietzsche sospechó que los hombres no se rigen
1 ningún supuesto, sino que se trata de atender a la lección de los fe- por altos 1deale~ a~líneos, sino por cierta náusea pesimista y some-
nomenólogos, y decir que, mientras mayor conciencia logremos de t~dora; es también cierto que Freud sospechó que los hombres no se
,1 ngen JX?r la lumino~idad de la conciencia sino por ocultas pulsiones
1 Cfr. P. Ricoeur, "La estructura, la palabra y el acontecimiento", en Idem , Her- Inconscientes; pero igualmente lo es que Ricoeur ha sospechado que
1 11 1 menéutica y estructuralismo, Eds. Megápolis, Buenos Aires, 1975, pp. 89 y ss. el hombre no se reduce a eso, que es mucho más. Que el hombre re-

58
59
basa esos límites demasiado estrechos a los que lo han sujetado los
filósofos de la sospecha. Pues bien, le interesa lo que el hombre es trario, un comienzo r~dical en cuanto al método. De él es plenamente
responsable y de su rigor no puede dimisionar. Por eso la obra de Ri-
y puede ser, pero no sólo para teoretizar sino también para actuar, coe~r adquiere complejidad cada vez que un nuevo problema se presenta.
para construir. 2 • ~I n~o~ del método reclama el recurso a temáticas colaterales (Freud,
Precisamente un punto clave de la semiótica de Ricoeur - i.e. de hngU1st1ca...) que son el escalón de una trayectoria unitaria.3
su hermenéutica- es que ,en los símbolos del hombre va expresada
esta tensión histórica desde el pasado hasta el futuro, pasando por el No se trata, pues, de buscar la universalidad simplista en la com-
presente. El hombre vive y realiza su presente con base en los simbo- prensión del~ esencia del hombre, sino de mirar de manera analógica
los de su pasado y su futuro, donadores de sentido arqueológico y a su concreción; pero ello no significa que Ricoeur renuncie a com-
escatológico o teleológico. El hecho es que el ser humano, a través prend~r la esencia humana; es, si no una empresa universalista ob-
de la historia, ha manifestado su esencia en símbolos; y ya que esa tusa s1 una empresa universalizante situada o unitaria. Más que el
esencia del hombre se da contextuada en una cultura, y ya que la mero recoger de Hegel la idea del universal concreto, es reconocer
comprensión de la cultura es condición para lograr lo máximo de la raz_ón d_el hombre como algo finito que se mueve en un maremag-
la comunicación en el acontecimiento semiótico, por ello es nece- num mfimto.
sario interpretar esos simbolos, para detectar la complejidad de lo
humano: la simbólica del mal, la metáfora de la vida plena, la per- El hombre preso de los pre-conocimientos
cepción de la finitud y de la trascendencia, el sentimiento de culpa
y la visión de la felicidad, la intuición de la verdad estable y de la Para Ricoeur es muy claro que la comunicación la semiótica y la
historia incansablemente dinámica. Ciertamente es imposible cono- hermenéutica tienen supuestos o presupuestos ya'a1 nivel de lo pre-
cer y comprender todos los símbolos, mit0s y signos culturales del conceptual. _Se ve por su atención en lo que todavía no ha pasado
hombre; si fuera esto requisito para conocer su ·esencia, habría que por la reflexión de la filosofía . El nivel pre-reflexivo influye en el ha-
desistir entonces de conocerla; pero Ricoeur sabe que en todas esas cer humano, y hay que atender a él si queremos ser lúcidos con los
paradojas de lo general y lo particular conjuntados se -encuentra la supuestos del conocimiento y de la comunicación. No tenemos so-
esencia del hombre como universal concreto. La esencia humana no lamente presupuestos conceptuales sino también preconceptuales.
se da sin cultura y la cultura no hace desaparecer la esencia humana. ~or ell~ debe lograrse que lo preconceptual aflore a lo conceptual;
En esta línea, Manuel Maceiras encuentra que toda la filosofía de SI se ~mere: qu~ lo conceptual ilumine a lo preconceptual, pero que
Ricoeur tiene una intención unitaria y universal: la comprensión de l ~mb1én, de algun modo, lo conceptual mismo sea esclarecido a par-
hombre. tir ~e lo preconceptual que es su estadio previo y lo determina. Hay
que hacer que ambos se conecten y, de esta manera, que lo concep-
Sin embargo -nos dice-, el rigor de su obra se asienta en el rechazo de
tual llegue a incluir los el~mentos ~reconceptuales (al menos algu-
todo punto de partida aceptado como absoluto y en el repudio de todo
afán universalista. para Ricoeur la comprensión filosófica se ejerce como nos) que antes escapaban a su reflexión. Hay ingredientes en nuestro
elucidación en el seno de una totalidad preconcebida. Se requiere, en c?nocer (s~miótico_ y filosófico) que provienen de pulsiones incons-
consecuencia, una precomprensión prefilosófica que se preste a la re- cientes, de 1deolog1as, etc.; y las más de las veces ni siquiera acepta-
flexión, puesto que no hay filosofía sin presupuestos; ella vive de lo que se mos acercarno~ un poco a ellos para conocer mejor los presupuestos
ha comprendido ya sin ser reflexionado. La filosofía debe ser, por el con - de los que partimos en nuestro discurso.

' 2 Cfr. C. Scilironi, "I.:enneneutica dei si mboli di P. Ricoeur'', en Sapicnza, nóm . 39, 3M M
1986, pp. 315-329. .
· ace1ras,
"La
antropología he rmenéutica de P Ricoeur" en J de Sahagún
i
Lucas ( ed.), A111ropologfas del siglo XX. Eds. Sígueme , S~ lamanca, 976,"p. 127.

60
61
En cambio, para Ricoeur son de la mayor importancia; lo que pri- las estructuras fundamentales del su·e .
meramente interesa -según él- es lo vivo, la vida misma, después la que son el sustrato de su comunicaciJn~o, sus func10nes y ~us actos,
espculación, la doctrina. Incluso ahora que creemos estar muy por- manera un tanto racionalist . , pero lo hace todav1a de una
tegidos al amparo de nuestras elaboraciones conceptuales tan com- problema vivo del mal que uª pond1end? entre paréntesis (en epojé) el
· • ena e nusterio y afi
plicadas se nos escapa la vida, porque no pasa a través del filtro de dJchas funciones y estructuras· ecta profundamente
nuestra excesiva teoretización. No se trata de pretender una super- abordaje, y solamente Jo trata~ reserva su estudio explícito para otro
conciencia sino de aceptar y conocer lo mejor posible los presupues- manas. Justamente la empf . n cuanto esclarece las estructuras hu-
. . nea versa sobre el
tos de nuestra semiótica, nuestras heredadas claves de lectura. rrrac1onal de modo explícito ma 1, tocando su Haga
A pesar de que Ricoeur ha conocido la fenomenología, no se que- síntomas empíricos y vivos , mostrando su realidad a través de los
da en ella meramente para la comprensión de lo vivo, sino que pre- el mundo del hombre La mq~~i°~s ~acen constatar su presencia en
fiere el modo de captación directa del mundo de la vida que han hermenéutica y existe.nc1·a1 qe ? ogia ya no es fenomenológica sino
·~ , ue Interpreta el mal .
desarrollado Dilthey y los existencialistas, bastante cercanos a los fe- miestaciones simbólicas en el . a parur de sus ma-
J>?ética, por fin, sería una onto~~~~~e~mi~nto y en el lenguaje. La
nomenólogos, pero más cuidadosos con lo dinámico y espontáneo.
Desde esta vertiente, Ricoeur ha dejado entrever en algunos estu-
dios" un cierto rechazo del mundo un tanto acartonado y estático de
de m~todo, pues se quiere tratar de la
accesible a una actitud "poiéf ,, ( ,
t::1:º·
y supone un cambio
ndenc1a, y ésta sólo es
la perspectiva husserliana-aunque toma algunos elementos de ella- iría.develando el núcleo princ:C:1 d~~!un el con~p.to griego). Asf se
y ostenta una tendencia infatigable hacia la frescura radical de la vi- -psicológicas sociales o cult p 1 s presupos1c10nes del hombre
' ura es etc- que h ,
vencia. Desde el mundo de la vida es donde comienza a gestarse el sus operaciones hermenéuti ' . ' anan más valederas
sentido de los objetos semióticos, como también Jo comprendió Witt- que e~ alcanzable-, exhibien:sa:~ eldsentido de lo más objetivas
genstein -en su segunda época-que según las formas de vida son las tos ~ISmos de la semiótica. , es e el hombre, los fundamen-
formas de discurso o los juegos de lenguaje. 5 Pero tampoco hay una RiCúeur ya ha cubierto parte de
coincidencia exacta de Ricoeur con Dilthey y los existencialistas: de eidética y la empírica y no h ~e programa, en cuanto a la
1o a cubierto todo a
. . •
Husserl le ha quedado el punto de partida desde el sujeto que busca des digresiones que se ha visto obli ad causa de las gran-
su propia racionalidad -aunque sea con límites y bancarrotas. como el estructuralismo el . g . ? a hacer en otros terrenos,
Fundando su semiótica hermenéutica en una antropología filosó- lenguaje,6 muy conectados ~~~;náhsIS Y_ la filosofía analítica del
fica, Ricoeur trata de integrar la fenomenología y el existencialismo brindado una porción de con . . que le mteresa. Thdo ello le ha
ocimiento del ho b .
en sus estudios sobre la filosofía de la voluntad, para apresar el lado tender Ja actuación del m. m re, en VIS tas a en-
cativo. ismo en el fenómeno semiótico o comuni-
oscuro del hombre, en el que no se muestra a las claras su racio-
nalidad ni su volición razonable. Esta búsqueda del hombe a través La parte eidética le ha brindado u ~ .
de los puntos ciegos de su racionalidad y su voluntad pretendía des- del ser humano esto es una d . ~ó comprensión fenomenológica
arrollarla Ricoeur, como sabemos, en tres etapas: eidética, empírica y ~tos fenómen~ son ~struct::~~~~: de los fenómenos humanos.
poética. La eidética ha tratado de determinar fenomenológicamente liana, son enfocados desde la . t . manera claramente husser-

acciones son referidas a una ,int


1
nera cartesiana). Los deseos ~~ ~~~~~n~lida~ del cogüo (casi de ma-
. m~naciones, los proyectos y las
4 Cír. P. Riooeur, "Philosopher a pres Kierkegaard", en Revue de Tñéologi.eet Philo-
ciencia. Pero, como contra ues~:cionahda~ fu~damental de la con-
sophie, núm. 13, 1963; Idem, Enrretiens avec Gabriel Marce~ Aubier-Montaigne , Paris, ftante ineludible, aparece ltin a .la c?ncienc1a, como su acompa-
1968; Jdem, "Phénomenologie el hennéneutique", en Man and World, núm. 3, 1974. conscienc1a, con todas sus limitaciones
5 Cfr. J. M. García Prada , "El último Willgenstein y la simbólica del mal" en La
Ciencia Tomista, núm. 113, 1986, pp. 27-38. ' 6
Cfr. P. Ricoeur El dis
' curso de la acción, Eds. Cátedra Madrid 1981 p .
' ' , ass1m.
62
63
(la finitud, la naturaleza, la contingencia, la corporeidad, etc.). En- el mal en cuanto ella es ocasión o lugar por donde el mal
tonces se entabla una especie de dialéctica entre lo voluntario y lo en el ~om.bre, origen a partir del cual el hombre comet puede pene.trar
involuntario, aspectos innegablemente presentes en el ho mbre y no o rea1tzac1ón efectiva del mal. 7 e el mal, capaculad
puede excluirse ninguno de ellos, debe tomarlos en cuenta a los dos
la reflexión sobre lo humano. Tudo ello para dar una adecuada fun- Sobre todo el mal se .
de la human .d' d . presenta, a presiones de siglos en la historia
damentación al conocimiento semiótico, y que no sea simplista mente de culpa y ~a:d~~u~!º ent::ndbolos y milos, con todo un lenguaje
cartesiano-racionalista. d lh . . rea 1 a del mal, tan ligada a la voluntad
Pero la eidética o fenomenología no es suficiente. La sola des- s~b~:~~les ctt~d1ada por Ricoeur a través de l lenguaje y de la
cripción, aunque es muy objetiva, no alcanza el núcleo del sujeto, dad con el le ma ·. es entonces cuando Ricoeur se enfrenta en ver-
la existencia. Como la fenomenología no alcanza la existencia; y se
queda en la esencia, Ricoeur tiene que trasponer a Husserl mediante
sencia de la h:~~!~é~~~~!e~g:~bªr~~iguo, Yse patentiz.a la pre-
la invitación que le hace el existe ncialista Gabriel Marcel de transfor- ticaEl¡rcs~puesto bási':° ~e I_a hermenéutica (o semiótica hermenéu-
mar la objetividad en existencia, el problema en misterio. Sólo as{po- EJ ) . e Ricoeur e~ la d1stmc1ón y el respeto por el símbolo o el mito
drá conocer las raíces semióticas del hombre. La fenomenología le ha mno no d~bc mterpretarse como buscando una filosofía sub a~
entregado una estructuración del hombre que se vuelve dialéctica, lo ~nte, como s1 se tradujera el mytos en logos; tampoco debe in ter .~e­
muestra distendido en elementos antitéticos que luchan entre ellos se~~º~mo un falso logos o un pseudo-saber; hay que dejar al ~ito
mismos. Sobre todo, a la lucidez de la conciencia se oponen el incos- ue. es •. y es un modo de saber simbólico, que tiene una ri-
ciente, el cuerpo y ese dolor de la conciencia misma (debido en parte gurosa lógica interna y su peculiar racionalidad Los .
verdades co . . . · mitos expresan
a interferencias del inconsciente) que es Ja presencia del mal como "d M ~o expenenc1as colectivas de vivencia del sentido de la
culpabilidad. Pero todavía no puede tratar Ricoeur directamente el VI a. a ntemendo al símbolo como fmb l h
mal y la culpa, esto pertenece al siguiente nivel de su análisis. embargo, la hermené utica filosófica ~e m~~~ q~eque adplicarle, sin
nueva creació con uzca a una
Tul nivel es la parte empírica, la cual comienza con ese problema etapas en esa ~~ar ~~~~:~~~~::n del símbolo. Ricoeu~ señala tres
del mal y la culpabilidad como un resultado de vivir la continge ncia,
la finitud. Tudavía se está apenas en el plano de los datos; pero de él ~) La prim_era etapa de la hermené utica es fenomenoló . .
se pasa al análisis de lo voluntario y lo involuntario como dialéctica dética, y consISte en llegar al núcleo de un simbolis S g1ca o ei-
que se presenta en la desproporción humana. El hombre está sujeto d~~:~~:~~s símbolos del ma!.Los estamos an~~~a~%~~~:~~!
a la finitud y a la infinitud, tirado por ambos términos. Es adecua- im astada , nuestras concepciones del mal, las cuales han sido
damente reflejado esto en la expresión de Pascal del hombre como
"desigual a sí mismo", el hombfe como llamado a trascender siempre :~~:!to~~~~~~st~o~rª1~º~~~~~l~~{
pc1ones o conceptos del mal so
:x:~:~11:se:!d1~s;s~~:e~~
.
infinitamente al hombre. En efecto, Ricoeur descubre que el hom-
bre tiene ansia de infinitud, pero se e ncuentra siempre limitado por orden acerca de la realidad misma del ~~~~ ~enn~n~uaJe de tercer
su finitud. El pensamiento, el amor, la acción buscan el horizonte orden son los simbolismos concretos del m.al ua1e e se~undo
infinito; pero se concretan en realizaciones muy parciales y finitas. las diferentes culturas, por ejemplo los mitos q~~er~:r=~~e~i:1ºa ~:

La categoría primera de la antropología no es la negatividad, sino la aper- ; M . Maceiras, arr. ciL, p. 131.
tura; la l imitación se caracteriza entonces como una desproporción antro -
Turnando inicio en esra confronración de su anrr
pológica generalizada (trascendental, práctica y afectiva) que constituye del lenguaje -el lenguaje simbólico- R" 1 . opotogfa con un caso concreto
al ho mbre como lábil o radicalmente falible. Labilidad que hace posible gica, que será una anlropotogfa he~cn~~ur. a c::x11ende a !oda su visión ~ntropot6-
que son hermenéuticas rambién. ca, al igual que su filosofía y su semiórica,

64
65
voluntad del hombre, haciendo intervenir su responsabilidad, como El m:c~so li!'r~ del hombre a la ética: posibilidad de una
en el mito de Adán en el paraíso, y los mitos que refieren el mal semiótica lucida
a algo independiente de la voluntad del hombre, como el mito del
alma que ha sido colocada en el cuerpo y en los sufrimientos sin la Llegados ya al lado lumninoso del hombre --que de ninguna manera
intervención de la voluntad del hombre. El lenguaje de primer or- se puede negar-, ~emos nuevamente que hay un peldaño precon-
den, y que es el que realmente importa, es el simbolismo radical y cept~l Y preconsc1ente que nos hace acceder a lo conceptual y ya
primario que se expresa en todos los simbolismos concretos, en este consc!ente. Se trata, para Ricoeur, de la vivencia del tiempo. Tul es
caso el sfmbolo del mal en cuanto tal, sin injerencias etiológicas sino e~ est~ulo de la narración, tanto de la ficticia como de la histórica 0
plenamente objetivado. histon~grá~ca, Yen eUa se encuentra (sobre todo en la textualidad
b) La segunda etapa de la hermenéutica es espontánea o empírica, de la hist~na) el apoyo de Ja eticidad. Hay una prefiguración 0 pre-
consiste en participar en la vida de esos símbolos que se han objeti- ~mprens1ón del texto en el modo de vivir el tiempo, en una forma de
vado como símbolos primarios por el hecho de que, a su vez, objeti- vtda, en la ~ual surgirá -al contacto con Ja razón- la ética. y hay una
van la realidad que representan. con_figu~ac1ón o formación del texto - pensemos en el texto histórico
e) La tercera etapa de la hermenéutica es trascendental o poiética, ~~~~~~iográfico-; Y hay también una refiguración, que es efecto del
porque se construye y se constituye en la comprensión ontológica del
símbolo, y la ontología - para Ricoeur- es una especie de poética, es · La ética su~ge -como quería Aristóteles y Jo asume ahora Ri-
creativa, activa y militante. Es además trascendental porque en ella coe~r- de la busqueda de Ja verdadera manera de vivir, de Ja forma
el símbolo se convierte en el a priori de una deducción trascendental. ~e v1~a adecuada, que se plasma en un texto no ya solamente nara-
El simbolismo es ya /ogos, pues nos revela nuestra situación en el ser, bVo s1~0 además -<ievenido ejemplar- normativo. Está radicado en
~ realidad ese te~to, y en ese sentido es descriptivo; pero también es
y como es logos del ser, da cimiento a la ontología. 9
Pero la ontologfa, al poseer la clave del ser, posee también la clave 0 proyecto ~e vida, es algo a realizar, un programa y una disciplina
del hacer; crea las condiciones de posibilidad de una ética que surge Y.e~ ese sentido ~s prescr.iptivo. ~trata de Ja verdadera manera d~
de la antropología filosófica misma, entendida ésta como la media- VlVIr,que de u~a idea emmentemente aristotélica, aunque sus signi-
ción que aplica la ontología a la ética. Pero ya ontología y ética -por ficado ha cambiado en nuestro contexto cultural. Si las vinudes con-
virtud del estudio del hombre y su cultura a través de la antropo- ~ucen a la vida buena, hay que comprender las virtudes en y para el
logía filosófica- se colocan no en los preconocimientos, sino en los tiempo actu~J, a fi~ de que conduzcan a una correcta praxis de Ja vida
conocimientos del hombre, dan paso a otro estadio. Ciertamente que buena. La dunensión ética es Jo más perfecto y completo del hombre
Ricoeur ha tenido que hurgar en el estructuralismoy en el psicoanáli- donde lo preconceptuaJ se une a lo conceptual. De manera distinU:
sis los restos del sujeto, al que ha reconstruido a partir de su misma ~e Kant, Y ~mpletamente en la tradición aristotélica, Ricoeur en-
puesta en tela de juicio, de su misma crisis, ya que no de su propia ~nde la eticidad ~mo búsqueda de la vida buena en el sentido de
muerte y de sus cenizas -como un fénix. busqueda de la felicidad. Es una ética más de Ja experiencia que del
Para terminar este esbozo de la fundación antropológico-filosófica deber, porque hay que descubrir cuál es la auténtica felicidad acorde
de la semiótica por parte de Ricoeur, veamos finalmente cómo agre- con la naturaleza humana, y para eso hay que experimentar y decan-
ga el estadio ético a esta construcción de lucidez desde las tinieblas tar de las experiencias dicha naturaleza, dicha esencia. Es algo ue
que ha de sobrepujarse en una ontologia. resca~ d:, las _expe~ie~~ias el intelecto-razón, sin ser negativame~te
una ética rac1onabsta . Pues es también una ética del deseo, del de-
9 Cfr. P. Ricoeur, "Existence and Henneneutics», en Ot. Reagan- D . Stewart (eds.),
1he Phik>sophy of Paul RicCKUr. an Anlhology of his WOf'k, Beacon Press, Boston, 1978.
10 ar. P. Ricoeur, Temps et r~cit, Eds. du Seuil, Paris, 1983, vol. 3, p. 229.

67
. l de ese deseo arraigado en la natura- antiguos romanos, la magistra vitae. Pero ya en eso está cargada de
seo natural, del deseo racion~ , o puede ser vano y debe guiar la eticidad. Thmbién, finalmente, en la configuración del texto se en-
leza humana y que, ~-r lo mismo,; es la ética del deseo de felicidad, cuentra la configuración de la ética.
construcció.n ~e la euc1dad huma;l; razón se es plenamente humano,
del deseo racional - pues sólo po ó mo el apetito o deseo natural Recuento final: la filosofía del hombre como fundación
, . ó es por la raz n co .
segun Arist te1es-, ú racional y se puede orientar es- de la semiótica y la hermenéutica
se convierte en volunta_d o ~p~ai f~rma de l~ virtud de la prudencia,
peculativa~ent la_praxis ba)~rte teórica y en parte práctica. La semiótica depende de una filosofia del hombre. Según la con-
que es al mismo t~:'~ºe~~cÍctad se encuentra en lo orgánico y pre- cepción del hombre que se tenga, la semiótica que se profese será más
Ya el germen da lenamente la eticidad cuando o menos directa o relativista, más o menos subjetivista u objetivista,
conceptual del hombre, per~d~:eo Je
felicidad, y se busca colmarlo culturalista o ingenua, etc. Ricoeur se da cuenta, asimismo, de que
aflora a la raz~n el cauce de va e resando en el texto que narra el las filosofías del hombre han sido o demasiado racionalistas -<:Orno lo
de manera racional. Y.esto se d~ 1 na ética de la prefiguración, vivió en la fenomenología husserliana- o demasiado vitalistas -como
acontecimiento en el tiempo, me ia~ e ~1 lo vio en el existencialismo-, otras han sido demasiado antisubjeti-
de la configuración y de la r_~g~~~~~6:;~ todavía en la precompren- vistas -<:Orno se da en el estructuralismo- o demasiado subjetivistas
Al nivel de la ~refig~raci ~ en~ontramos que el texto (tanto -<:Orno se muestra en algunas corrientes positivistas. Por eso intenta
sión y en la mera :1:enc1a del t1e:~r~ción histórica) hace refrenda a
0
conciliar lo que tienen de aprovechable y de cierto estos enfoques en
de narración ficucia como de ,, " alos" La ..1[mesis más pri- una perspectiva amplia y amplectente, que dé cabida a las zonas os-
. "buenos y m · " curas del hombre, como el inconsciente y la ideología, al tiempo que
la ética en los personaJeS l"d d por lo tanto esta presencia de lo
mitiva muestra ya esta dua l -~ y l texto anhela transformar la vida no renuncie al sujeto pensante, con una ubicación exacta de la racio-
ético. Al nivel de la refigurac1 n, e la narración de ficción como nalidad humana. lbdo ello beneficiará a una semiótica hermenéutica
· propone (tanto en abierta y lúcida que no se quede sólo en una hermenéutica suspicaz
en algo me)Or' se . h b El historiador muchas veces ha
en la hi~tórica) _me1orar al ~~ti~:· seca y fria, pero siempre está in- de la arqueología del sujeto, sino que también acoja el proyecto te-
pretend1do decrr la verdad o J_ ·ón ~ultural sino además su proyecto leológico y el deseo del hombre; que no se quede sólo en una her-
tercalando no sólo su cosmov~s1 Los hechos pasados, al ser con- menéutica de la sospecha de engaño, individual y social, sino que
vital, su modelo de conduct_a uena. o ex resan lo que el hombre también dé cavida a la confianza en la inteligencia y en la posible
tados, son proyectados hacia el~u~:d·a~os1'1os errores del hombre virtud humana (tanto intelectual o teórica como práctica o moral);
desea o no desea que ocurra. e se olviden y para que no se y, finalmente, que no se quede sólo en la investigación de sospecho-
y los horrores de l~ guerra, pa~a q~;:~tica última de la historia de sos presupuestos culturales que estarían viciando en todo momento
repit~n,_ "eso consu:~~~:~-:ªa~1 narrador horrorizado. Ojos para la comunicación, haciéndola precaria y casi falaz, sino que acepte la
las vicumas... y la fi J t de la literatura de Holocausto posibilidad de una comunicación no utópica, pero sí según lo com-
ver y para llorar. El esta~ :.res:~ :ecuento de los cadáveres o bien partible del concepto y el afecto, esto es, según la razón y la voluntad,
lo verifica ampliam,en_te. " l~e~ historia vuelve a ser, como en los lo cual permite que en la semiótica y en la comunicación intervenga
la leyenda de las vicumas . el campo de lo ético, que es el más pleno del hombre.
Por eso Ricoeur se atreve a rebasar la mera arqueolog{a del su-
. . os de J'ouvrage de P. Ricocur: jeto, en la que se quedan el estructuralismo y-señaladamente-el psi-
11 Cfr. P. Kemp, "~thique et narrallv!lé. A2~~~.; P. Ricoeur, " Le probléme du
Iemps et récit", en Aqumas, nsúm.. 29, 1 :~p~ 1975 p. 3. coanálisis de Fre ud. Se lanza a completar su antropología filosófica
fondement de Ja mora le"' en ap1enza, .. ' , con una visión del futuro del hombre, de su teleología o escatología,
12 P. Ricoeur, Temps el récit, vol. 3, PP· 273-274·

69
68
<tU conjun10 11ngu's11a y esperanza, temor y alegría. Porque incluye EL PORVENIR POLITICO-CULTURAL Y
(é.'llCldud, á fuer de utópía realizable. Tul vez dicha escatología del su- Y ESCATOLOGICO DEL HOMBRE
jeto es Jo que más contrapone a su antropología filosófica con la del SEGUN PAULRICOEUR:
psicoanálisis freudiano. Pero es también una de las mayores aporta-
ciones que hace Ricoeur al psicoanálisis mismo. Según veremos en
UTOPIA Y ONTOLOGIA
el siguiente capitulo, el psicoanálisis freudiano.tiene como base una
filosof(a del hombre o antropología filosófica -que puede rastrearse
en su teoría y su práctica- muy diferente de la de Ricoeur. Y, sin em-
bargo, tal diferencia no impide que el psicoanálisis sea beneficiado
por Ricoeur con varios esclarecimientos: de su propio estatuto epis-
temológico, del carácter hermenéutico de su verdad o verificación,
y de la posibilidad de abrir al hombre a una expectativa de liber-
tad y realización: la teleología o escatología que puede construirse él
mismo.

Después de haber visto la larga marcha de la filosofia de Ricoeur


hacia la hermenéutica, y después de haber considerado cómo vincula
a esa rama del saber con el hombre -a través del esclarecimiento
de supuestos antropológico-filosóficos en la aplicación de la semióti-
ca-, nos queda porver algo que se ha mostrado corno distintivo de la
hermenéutica ricoeuriana, a diferencia del psicoanálisis. Se trata de
la atención no sólo a la arqueología del sujeto humano sino también
a su teleología o escatología. Ricoeur, partiendo de su antropología
filosófica y su hermenéutica, se cuestiona sobre el futuro del hombre,
sobre su teleologia o escatología.
La razón de esto la vernos en una constatación sencilla y muy evi-
dente, casi cotidiana. De manera insistente, pero no de manera mor-
bosarnente obsesiva sino muy real, se le plantea al, hombre la pre-
gunta por el futuro. Han surgido muchos augures, muchos adivinos
y predictores. Pero en verdad ha habid0 pocos profetas auténticos.
Porque, a pesar de la idea que suele tenerse del profeta, no es tanto
el que nos dice lo que va a suceder, ni cómo va a ser nuestro fu-
turo y los desastres que van a acompañarlo. Sino que el auténtico
profeta, según la tradición judeo-cristiana, es el que sabe decirnos
qué sentido tiene desde el presente, desde un pasado originario y
hacia dónde va en definitiva. Al filósofo le ha tocado un difícil papel
de profeta. Y nos parece pertinente considerar cómo Ricoeur ha tta-

70 71
tado de cumplir con este papel. lfataremos de explicitar su reflexión cida), y todo eso porque mira a un sentido. De inmediato se dirá:
en tres momentos. Primeramente, el establecimiento de la pregunta lqué sentido? Y el sentido, según Paul Ricoeur, es una tensión desde
por el futuro de la historia social desde la historia individual, perso- lo que él llama la arqueología de la historia hasta la escatología de la
nal, concreta. En segundo lugar, la dialéctica que rige el desenvol- historia. Es decir, sólo hay cabal sentido cuando le da al hombre una
vimiento de esta pregunta. Y, en tercer lugar, la posibilidad de una perspectiva de plenitud personal en el contexto de la sociedad. Tul
respuesta teórico-práctica. es el sentido. Sentido que, por lo que se ve, está muy lejos del cauce
factual que va llevando la historia, nuestra historia.
El futuro, desde el pasado y el presente La historia que contempla Ricoeur va avanzando en diversos cam-
pos: científico, técnico, filosófico-humanista. Y cada cambio de un
Ricoeur insiste en la radical historicidad del hombre, pero aclara que sector afecta a los demás. Por ejemplo, es hasta trivial anotar que
es una historicidad que, a su vez, está radicada en el ser. Tiene sus- la mecanización de ciertas funciones del pensamiento mediante la
tento ontológico. Contiene un sentido, lo vamos a un tiempo descu- cibernética puede influir en el ser humano, y hasta distorsionar su
briendo, previendo y realizando. No sólo en un sentido arbitraria- imagen y su noción. Tunemos también las predicciones apocalípticas
mente elegido. Podrlamos decir: es un origen que nos marca profun- de los ecologistas, los enigmas que nos depara la biología, y la apli-
damente para desarrollarlo como proyecto hacia el futuro. 1 cación de técnicas de control psicológico y social. Pero ninguno de
Con esta alusión al origen, a lo natural, a lo no-arbitrario, nuestra estos campos puede explicitar el sentido de la historia, del hombre.
pregunta se transforma. Habiendo comenzado por cuestionar de ma- Da la impresión de que vivimos un mito: el del progreso; un mito
nera muy simplista el futuro: lqué nos espera en el porvenir?, ahora malo. Nos hace pensar en un progreso vertiginoso y acelerado, pero
la pregunta reviste otra forma ya no tan abstracta: l hacia dónde va- las más de las veces sin ton ni son; y se vive en la creencia de que
mos orientando nuestro origen, haciéndolo presente que se dirige al lo importante es progresar. Pero, lhacia dónde? El concepto más
porvenir? Nos lanza a un futuro como proyecto cultural e histórico, extendido de progreso -el de la ciencia y la técnica- se ha revelado
pero también es una pregunta acerca de una postura originaria. Nos como un mito en cierta medida perverso, precisamente por su inca-
prende desde el origen. lCuál es este origen? Este origen es algo pacidad de aclarar su propio sentido y derrotero. Tudavía los mitos
que lleva un nombre muy desprestigiado en nuestra actual cultura en buen sentido tenían como función brindar sentido a la colectivi-
tecnócrata y pragmatista. Es una afirmación "ontológica" originaria. dad, eran la vivencia comunitaria del sentido de la vida.
Pero, aunque parece muy abstracta y hasta abstrusa (por involuerar Y ahora el progreso, o el mito negativo del progreso, cumple una
el nombre "ontología"), está inviscerada en lo más concreto que hay, función contraria: la de llenarnos de angustias y temores. Y si la ad-
es decir, en esa persona que somos. Es algo sin lo cual la historia, miración, que es el inicio del filosofar, se ve oprimida por la angustia,
nuestra historia y nuestra vida se nos volverlan ambigüedad, caren- si se ve ahogada en ella, se frustra el proceso del filosofar. Simple-
cia de sentido, ansiedad y negatividad. Sin una afirmación original mente el hombre se siente incapaz de filosofar sobre aquello que lo
ontológica desde la persona y la valoración de la persona, el género oprime de manera agobiante. Le resulta amenazador. Hay, por eso,
humano, con su cultura y sus construcciones -y sobre todo, con sus que balancear esta ansiedad ante el futuro con un ingrediente de paz.
individuos humanos concretos- caen en el sin sentido, en la angustia Ricoeur encuentra como tal ingrediente de paz la esperanza. Pero,
y la ansiedad: en la negatividad autodestructiva. Pero, justamente, la nos advierte, la esperanza estática no basta, pues no alcanza a apaci-
afirmación ontológica se levanta desde nuestra negatividad (ya ven- guar; tiene que ser esperanza activa: es necesaria la posesión teórico-
práctica (i.e. la conceptualización y la vivencia) de una escatología o,
1 Cfr. P. Ricoeur, T~mpo y na"acwn, I: Configuración del tiempo en el relato histó-
rico, Ecls. Cristiandad, Madrid, 1987, p. 63.

72 73
usando otro término aproximado, una teleologfa histórica, ya sea real incentivos para su reflexión. De esta manera Ricoeur ha podido revi-
o utópica. 2 talizar, con su hermenéutica filosófica o filosofía hermenéutica, una
La teleología, escatología o finalidad nos pone en tensión. y la idea muy querida para Leibniz: la de la Filosofía Perenne. Desde ella
tensión siempre es paradoja, es una especie de contradicción; por dinamiza y desarrolla la pregunta por el futuro del hombre.
una parte, vivimos lo no deseado; por otra parte, la libertad va cons-
truyéndonos su ámbito deseado. De ahf que Ricoeur llame al hombre La filosofía como hermenéutica del acontecimiento
"la paradoja viviente". y de la palabra
De manera bastante pascaliana, nos está diciendo que el hombre
se trasciende continuamente a sí mismo. Esto no es un lenguaje pe- lCuál es, concretamente, la labor del filósofo frente al problema del
dante y críptico, apunta a una realidad: el hombre debe mantener su futuro? Para Ricoeur, es una interpretación orientadora de la socie-
conciencia abierta, en estado de alerta, para superar sucesivamente dad a la luz del ser, de la verdad y del bien. Pero la interpretación
los segmentos de tiempo transcurridos, que transcurren al presente, filosófica (ontológica, antropológica y ética) es asunto muy difícil,
y entrar así en una temporalidad humana, propiamente histórica. por no ser un asunto ostentoso y directamente práctico. No influye
Van sucediendo muchas cosas a nivel económico, a nivel político, fácilmente en la sociedad. Por eso Ricoeur compara su método con la
a nivel social; y todas estas cosas tienen implicaciones éticas y an- "no-violencia" en la historia de las formaciones del poder poHtico. 3
tropológicas. Pero todas ellas -como lo ve Ricoeur- llevan, al igual Y que, sin embargo, puede ser altamente influyente en el movim~ento
que lo antropológio y lo ético, una carga ontológica que consiste en histórico, al modo como la no-violencia se vuelve transformación y
el modo de existencializar nuestra esencia. Es decir, todo esto fun- revolución profunda, porque, a pesar de su lentitud, alude a la pro-
damenta, para Paul Ricoeur, una filosofía de la historia. Pero, aun- fundidad e integralidad del ser humano: alude a todo el hombre en
que la historia se ha concebido como pasado, Ricoeur quiere am- la sociedad. Pero, en la interacción del hombre con la sociedad se
pliarla de modo que también afecte al presente y al futu(O. Es decir, revela la finitud, dado que siempre quedará algo por hacer; más aún,
está implicando los orígenes -el pasado- y desplegándose en el pre- quedará siempre mucho por realiz.ar. Sin embargo, esto es bueno,
sente hacia el futuro. Es cierto que el pasado ya no existe, y que el porque dinamiza al hombre dentro del cúmulo de las posibilidades
futuro todavía no es; pero el presente, por el pasado, está preñado que se van realizando hacia el futuro.
de porvenir. Tu.mpoco ésta es sólo una frase bella y sugestiva, sino A pesar de ser no-violenta, la tarea que Ricoeur asigna al filósofo
una de esas expresiones vigorosas que encontramos en Ricoeur. In- nos muestra que el filósofo mismo resulta molesto para los hombres
dica que los frecuentes sin sentidos que arrastra la historia humana instalados y satisfechos. Cuestiona la marcha de los acontecimientos.
pueden llenarse de sentido en el presente para ir siendo modifica- Llama a la conciencia, busca que el hombre aprenda a interpretar. Y
dos por el hombre, a causa de la pre-significación del futuro con que en la interpretación se da la reflexión. Se busca el auténtico camino
se los dota. Y en ello el filósofo tiene una gran parte, pues inter- del ser, ahora manifestado como camino del hombre histórico; pues,
preta el sentido que van teniendo los acontecimientos, integrando de alguna manera, el hombre lo tiene en sus manos. Es así como
su pensamiento en ellos y a ellos en su pensamiento, aunque lo haga puede hablarse en Ricoeur de una "ontología militante". Se abraza
desde una perspectiva filosófica determinada (y restringida, por lo desde el principio una ontología, y se va realizando conforme avanza
mismo) en la historia. Así, por ejemplo, si el tomismo está vivo en la la vida. Con un dejo de reproche, frecuentemente se dice que el
actualidad, no lo está al modo como lo estuvo en la Edad Media; se filósofo debe influir de manera más directa, concreta y práctica en
integra a un nuevo cúmulo de acontecimientos que son otros tantos
3 Tul es lo que expone Ricoeur e n Etat et violence, conferencia dictada en el Foye r
2 John Knox, de G inebra, en 1957.
Cfr. Idem, Histoire et vérite, Scuil, París, 2a. ed ., pp. 96 y 98.

74 75
Es pospuesta porque siempre se nos da parcialmente, siempre q.ueda
los procesos sociales. Sf, dice Ricoeur, pero debe hacerlo sobre todo mucho por hacer.• Y tal síntesis es el bien común de la humanidad.
desde un nivel sapiencial, iluminando con su interpretación y su teo- Así, la afirmación ontológica ricoeuriana es más que una mera
ría el proceso mismo, esclareciendo la mejor finalidad, dando una negación de la negación primeriza y además finita .. Más q~~ una de-
teleología esperanzadora y viva que promueva el bien de la humani- negación, como negación de la negación, es ta~b1én pos1t1va y on-
dad. tológicamente una posición del Bien y de lo va!Joso, además del ser.
Mencionaremos un aspecto en e l que Ricoeur desea ser profeta, Una postura que constantemente trasciende y sobrepasa tanto. la
interpretar e iluminar el porvenir, y presentarse como filósofo que ambigüedad de la existencia humana concreta, as( como también
llama a una praxis consciente, en estado de vigilia: es su oposición los acontecimientos sociales. Como tal, propone una esperanza, una
al positivismo ingenuo que alimenta la idea de un progreso histórico finalidad concreta, un ésjaton. Por lo cual, lo que es el Fin, lo te-
universal y unívoco en su filosofía de la historia. Ricoeur considera leológico pleno, el ésjaton, es también el verdadero origen de la ª.fir-
que la esperanza cristiana de la salvación y la creencia en un pro- mación del ser. Es casi como un círculo, o más bien, como una espiral
greso indefinido y vago nunca pueden coincidir. Pues el progreso que dinamiza la histo ria.
así entendido, de manera simplista y unilateral, únicamente puede
ocurrir en el nivel inferior de la historia, la del instrumento, ya sea La respuesta teórico-práctica concreta de Ricoeur
tenido como herramienta, ya sea tenido por algo así como la acu- sobre el futuro del hombre
mulación del conocimiento; pues se cierne en un dominio de acon-
tecimientos racionales y abstractos, es decir, fuera del contacto con Ricoeur sitúa su respuesta a la pregunta por el porvenir del hombre
los acontecimientos humanos; mientras que, en otro polo de la his- en la dimensión política. Ahora bie n, ¿cómo se conectan lo político
toria, se encuentra el ámbito de los acontecimientos humanos, que y el porvenir del hombre? Ante todo, como algo que alude al sujeto
son existenciales y polisémicos, los cuales las más de las veces no son humano, a la persona. Así, Ricoeur considera como un reto y una
tan racionales y no exhiben ningún progreso. La única manera de su- paradoja la revolución, personalista y comunitaria a la vez, que debe
perar esta contradicción es presentar, como una síntesis futura, una hacer el hombre para afrontar adecuadamente el po rvenir. Es para-
finalidad de esa historia y de ese así llamado "progreso", un ésjaton doja porque pone en tensión conciliadora la dial6ctica del ser finito
(como le llamó la teología griega), que es supra-racional; a saber, el del hombre y el deseo de lo infinito. Y hay lugar para un compro-
advenimiento de lo que la tradición cristiana ha llamado "el Reino miso comunitario que nos conecta con e l ser en la historia. Estamos'.
de Dios", que-conjuntando la utopía con la necesidad real- consiste pues, ante una paradoja: el futuro sólo será propiamente humano s1
en justicia, paz y alegria. se compenetran lo personal y lo comunitario. . . . ..
Lo que Ricoeur ha designado como afirmación ontológica tiene Pero sería muy triste quedarse sólo con la pa radoja , sm la pos1b1li-
mucho que ver con la historia del progreso de los instrumentos del dad de una conciliación. Tul es la utopía completamente irrealizable,
hombre, las herramientas con las que el hombre se aprovisiona cada que no da espe ranza alguna. Aunque las paradojas surgen hasta en
vez en mayor escala e intensidad. Pero se relaciona con el progreso la lógica misma, necesita mos un camino para resolverla. No quedar-
material desde un ámbito más elevado, pues también pretende inte- nos en la mera utopía vacua. Es cierto que la paradoja, aun cua ndo
grar con lo anterior la historia concreta humana de la ambigüedad es algo insoluble, se pasea como por su casa e n la lógica. Pero hay
existencial. Lo hace desde una reflexión sobre la esperanza activa del
hombre, que, aun cuando es supra-racional (teológica), guía el razo-
4 Cfr. S.U. Zuidcma, '" Original Affinnation and Theological Eschatology in Paul
namiento y la acción. Los guía hacia esa finalidad esperanzadora,
Rícocur's Thought, especia lly in his lliswire et vérité", e n !dern, Comu11ica1io11 and
optimista y óptima que Ricoeur ha llamado "la síntesis pospuesta". Co11fron1ati011, J.H. Kok, Ltd., K;impen (Ncderland), pp. 289 Yss.

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76
que recordar que la paradoja no sólo tiene carácter lógico sino que sin una ontología no se fundamente una ética (aunque la mediación
también reviste un aspecto ontológico y ético: como tensión vivida. la dé la antropología filosófica) y sin una ética no se fundamente una
Esto sí exige una solución -nos dice Ricoeur-, o por lo menos un política. Y a Ricoeur le interesa estructurar -<:orno ya hemos dicho-
camino de respuesta, y entonces la verdad, perdiendo bastante su la historia de manera que abarque los símbolos del pasado, como
carácter formal o lógico, adquiere un matiz ontológico y ético: an- arqueo/og(a; los símbolos del presente, como filoso/fa reflexiva, y los
dar en el camino, estar encaminado, caminar en la verdad, aunque símbolos del futuro, como escato/og(a. Reflexiona sobre los simbolos,
no se la agote (pues el hombre jamás podrá agotarla). Tul es la gran porque ellos condensan la vivencia humana de su pasado, su presente
paradoja de la individualidad y la comunidad; lo personal y lo socia~: y su futuro. 6
es una paradoja que angustia y exige ser superada. Pero, según R1- La ontología, la ética y la política desembocan, para Ricoeur, en
coeur, no estamos ante una paradoja que produce una angustia que una Escatología, es decir, en una esperanza viva de la conciliación en-
haya de ser soportada sino superada. Y la superación de la angustia tre los hombres que se va realizando a través de la historia y que im-
que provoca esta paradoja se da en la conciliación, que aquí (puesto pregna de futuro el presente. En este sentido consideramos que Ri-
que se trata del pensar filosófico, y éste es máximamente reflexivo) coeur adopta la postura de profeta. Profeta en el sentido auténtico,
es una re-conciliación. 5 que interpreta el camino del hombre hacia el Bien. Y hacia el mejor
El futuro, que se cierne sobre el cielo ontológico del ser y del no de los Bienes.
ser, es sobre todo algo que se cierne asimismo sobre el cielo ético del lCómo profetiza Ricoeur? No lo hace de manera puramente va-
Bien y del Mal. Pero esto es todavía abstracto. Aunque la pregunta ticinadora o adivinatoria sino desde el fundamento del pasado que
es concreta: lSerá nuestro futuro bueno o malo? Ricoeur incita a se integra a nuestra historia presente. Recogiendo los errores y su-
plantearla desde el ángulo de la persona. Ahí pierde su abstracción y frimientos de la historia pasada para evitar los males que pueden
se vuelve concreta, viva. Se vive el problema. Y para que no nos ago- acaecer a la sociedad en el porvenir. Ricoeur es profeta en el sen-
bie la angustia del futuro, es necesaria la esperanza. Ella nos ayudará. tido de que sabe vibrar al unísono con el pueblo; lquién no desea el
Sin embargo, como dice Ricoeur, la esperanza no reconcilia sino que bien?, lquién no espera lo mejor para sí mismo y para los demás de
consuela. Es por eso que la angustia la acecha siempre. Y por ello la la especie humana en el futuro? Ricoeur mueve nuestro ánimo ha-
esperanza no basta, la mera utopía no es suficiente. Con todo, posi- cia el bien, que es propiamente el fin, y nos hace buscarlo individual
bilita perspectivas de solución y conciliación. Para ello Ricoeur exige y colectivamente, incluso bajo la forma de una política. La solución
una reflexión de la razón al nivel de una afirmación viviente. Descu- será una política progresivamente universal que busque el bien del
brir cuándo la paradoja abandona la discontinuidad y el absurdo, y hombre, y excluya las amenazas apocaHpticas que se ciernen sobre el
entonces poder manejarla; pues, de otra manera, no bastarfan para futuro de la humanidad.
disolverla ni la razón, ni la esperanza, ni la necesidad de felicidad ; Los fundamentos que establece para ello se concatenan unos con
sólo puede resolverla la fidelidad al ser. otros: a saber, una moral sin ontología sería un puro juego de conven-
La esperanza de respuesta se sitúa como una esperanza prudente, ciones aleatorias, combinaciones arbitrarias. Y sólo una ética bien
que no busca sistemas dogmáticos ni prácticas totalizantes, prefabri- fundada posibilita para la política una pedagogía de la acción, que
cadas de manera arbitraria. La reflexión avanza poco a poco, por par- es lo que convie ne tener para abordar el futuro. Porque conviene
celas y cuidadosamente. Esta reflexión filosófica sobre el porvenir del sobreponer la libertad al determinismo o a la mera casualidad. Y la
hombre abarca tres niveles estructurales: el de una ontología, el de
una ética y el de una política. Porque a Ricoeur le resulta claro que 6 Esto lo expresa Ricoeur de manera muy aguda en Tiempo y n01Tación, 11: Con-
figuración del 1iempo en el rela10 de ficción, Eds. Cristiandad, Madrid, 1987, pp. 232 y
5 Cfr. P. Ricoeur, "La paradoxe politique", en Esprit, 1957. ss., do nde examina En busca del 1iempo perditro, de Marce! Proust.

78 79
libertad es lo que está en el núcleo de la paradoja del porvenir: una más que una suerte de instante en el que el estupor se instalaría en
cultura, una civilización que refleje a un cierto valor absoluto que la visión; más que un simple choque crítico que trataría de dominar
le dé sentido. Un progreso sin sentido no es un progreso humano. o eselavizar; pues en ello le va al hombre 1a posib,ilidad misma de ver
Tiene que estar animado por la teleología humana y por el ésjaton o el ser o de desviarse de éV'9 En segundo lugar, la paradoja política
destino. siempre está vinculada a la idea de finitud: las pasiones desordena-
lPodemos labrar -con la libertad- nuestro futuro? lPodemos das individuales o sociales son la paradoja humana, producto de la
construir nuestro destino? Problema de voluntad, de voluntad libre. misma finitud humana. La paradoja indica esa finitud, es un índice
Y que inquieta sumamente a Ricoeur. Más que la indiferencia, se de ella. Igualmente, la finitud manifiesta a la paradoja, la revela. Se
presenta el problema de la renuncia o negación de la voluntad, de la indican su propia imperfección y negatividad. En tercer y último lu-
negatividad del querer, y esto constituye un abordaje ontológico del gar, la paradoja lleva consigo siempre un estado de ruptura, de dis-
problema de la libertad, enfrentada al ser y al no ser. Hay que optar continuidad, de desproporción. Y todo ello exige marchar hacia la
ontológicamente por el ser o el no ser, por el sí o el no, por el bien conciliación.
o el mal. Y -nos advierte Ricoeur- hay que decidirse por un estilo Por eso se reúnen en nosotros todas estas cosas cuando, desde la
filosófico en sí o en no, y que esté, además, en un registro determi- filosofía política, avizoramos el futuro del hombre. Ya que nos senti-
nado. Por ello hay que optar por un estilo filosófico en sí, y que esté, mos desproporcionados ante él. Simplemente: a un crecimiento des-
además, en un registro de alegría y no en un registro de tristeza y mesurado de la técnica no ha correspondido un crecimiento propor-
angustia. cional de humanismo.
Este planteamiento es ontológico y político, según califica Macei- Pero -nos previene Ricoeur- no hay que precipitarnos en utopías
ras7a la ontología de Ricoeur como una ontología en verdaq mili- ni en predicciones futuristas para .m arcarle camino a. la libertad que
tante, porque la negatividad o la afirmación originaria con la que se desembaraza de la negatividad. Más bien, como prudentemente
afrontemos el futuro es una paradoja ontológica. Es paradoja por- aconseja Ricoeur, démosle una base ontológica desde la superación
que comporta la afirmación y la negación. Es ontológica, porque en de la negatividad, del no-ser, por la voluntad de seguir en el ser y al
ello nos va nuestro ser, y ya desde el origen. Es una paradoja origina- ser, bajo su forma de bien y valor universalísimo. En conclusión, la
ria. Pero lo originario sólo recae sobre la afirmación, aunque arrastra paradoja política se podrá superar, dándonos un futuro digno de ser
elementos negativos. La negación no puede ser originaria, más aún, vivido por \lna afirmación ele la racionalidad política, una reflexión
no origina nada. Este rechazo de la negación abre la puerta a una que Riooeur hace pasar por Aristóteles, Rouseeau y Hegel (y aun
posibilidad ontológica de superar la paradoja. Marx): lo político trasciende las luchas de clase y se centra en buscar
Dice Ricoeur: "Hace falta establecer esta proposición inicial: que el bien de toda la colectividad; no es sólo una voluntad que busca por
la experiencia específica de la finitud de lo individual y lo social se la violencia la superación de los conflictos, sino sobre todo es una
presente de entrada como una exigencia correlativa de límite y de voluntad y una razón que busca el bien común. Es por eso que hay
trascendencia del límite."8 Esto descarta la negatividad de l hom- también un mal social o político: la renuncia a la búsqueda racional
bre en la sociedad y decl.a ra un triple señalamiento de la paradoja del bien. Consecuente con esto, Ricoeur subsume la política en la
política, siempre en tono ontológico; y que vivimos señaladame nte filosofía:
como espera del porvenir: "En prime r lugar, la paradoja siempre es

7 Cfr. M. Maceiras, "Paul Ricoeur. una ontología milita nte", en Pensamiento, núm.
32, 1976, p p. 131-156. 9
Ph. Sécretan, "La pensée politique de Paul Riooeur", en Idem, Vérité et pouvoir,
8 P. R icoeur, " Negat ivité et affimiation ontologique", e n Histoire et vérité. E ds. l'Age d'Homme, Laussane, 1968, p. 121.

80 81
La política puede ser reintegrada a la intención fundamental de la filo- sar nuestro futuro, de manera reflexiva. Eso nos guiará en la práctica
sofía misma, al Bien y a la Felicidad. Hay una manera de ser hombre a
saber, participar en la ética del Bien y de la Felicidad. Así, la origin;li-
concreta, que es igualmetne perentoria.
dad del pensamiento político de Paul Ricoeur consiste en haber anudado Sin embargo, Ricoeur no se queda en dar consejos paliativos y en
en un concepto único lo positivo y lo negativo de lo político. Si la Po- olvidarse del problema. Nos dice:
lis es Razón, también es Voluntad: Si el estado es racional y razonable,
avan~, a través de la historia, con múltiples decisiones, [hacia el Esjaton Jamás se ha terminado de resistir a la ruptura del interior y del exterior.
o ~nahdad o valor. Y entonces) el universo de la decisión histórica, que De tal manera está uno inclinado a separar del curso efectivo de la acción
onenta de manera duradera el destino del grupo humano, se podrá lla- y de la historia un islote de moralidad que es más profesada que actuada,
mar auténticamente "la política" . 1º y a definir un hombre interior, piadoso y bueno, que sería distinto de las
relaciones exteriores entre los hombres en el trabajo, en la ciudad, al nivel
De esta manera, superando la negatividad suicida y la esperanza de las naciones y de las razas." 11
vacía de la utopía irrealizable, Ricoeur orienta hacia la utopía es-
peranzadora y además realizable de la conciliación humana, de la En lugar de mero exterior y mero interior (compromiso y refle-
re-conciliación a través de la re-flexión filosófica (ontológica, antro- xión, hay que postular dos momentos en el compromiso polítoco:
pológica y ética) que realiza la racionalidad y la voluntad políticas el de la adhesíón a la racionalidad de la sociedad y el de la acción
encaminadas hacia el bien común. El futuro del hombre se·verá ilu- para conseguir la salvación de la sociedad que se ha captado en cri-
minado por estas condiciones de su posibilidad que adelanta Ricoeur sis. El compromiso es también interior, no sólo activismo exterior,
como una pro-fecfa desde el pasado y el presente hacia el fu't uro de en la búsqueda del orden social. Para buscar ese orden Ricoeur pro-
la historia humana. nata de conjuntar la arqueología y la teleología pone una relación entre fe y política; así la inspiración, que puede ser
o escatolog.ía. Porque la escatología es imprescindible. Es la guía del utópica, se aúna a la intención de realización de lo creído y esperado.
proceso humano, el decantamiento de la reflexión ontol.ógica, antro- Como filósofo cristiano, Ricoeur declara:
pológica, moral y política que nos permite avanzar, superando los la- ...debo expresar al nivel de las instituciones, de las formas de trabajo y
zos deterministas y negativos que adjudicamos muchas veces a nues- de apropiación, la identidad del amor al prójimo y del amor a Dios; debo
tros orígenes, a nuestra arqueología individual y social. simbolizar por la búsqueda de la justicia económica y social la espera del
Veamos, finalmente, cuál es la idea de Ricoeur acerca del com- Reino de Dios. Hay muchísimas maneras de ejercer este arte de signos
en el plano político. El objetivo primordial de los cristianos es preservar
promiso polftico efectivo y concreto para modelar el destino y sesgo
la tensión de una historia que se hunde, renovar su visión revolucionaria
de nuestra historia.
por su propia vehemencia profética.12

El compromiso polftico para un futuro mejor El futuro del hombre (social, económico y polftico) ha de ser
afrontado con ese compromiso integrador de lo interior y lo exterior
De acuerdo a lo que hemos dicho, el futuro óptimo será el de una (teoría y praxis); siempre mirando hacia la teleología o escatología
socialización y personalización adecuadas del hombre, si somos fie- humana. Esta exigencia de la escatología además de la arqueología es
les a la razón, esto es, al ser y al bien. Pero fácilmente se acusaría a tal vez lo que marca la diferencia fundamental entre la hermenéutica
Ricoeur -como a todo filósofo reflexivo- de moralista más bien que de Ricoeur y la hermenéutica (y la filosofía) del psicoanálisis, como
hombre de acción, si no se va más allá de las urgencias del momento
presente y si no se atiende a la no menos urgente obligación de pen-
11 P. Ricoeur, "Christianism e prophétique", en Va rios, L es chréticns et fa p olilique,

10 !bid., p. 128. Eds. du Temps Présent , Paris, 1947.


12 Jbidcm.

82 83
1 capítulo siguiente y lo hemos podido apreciar ya
emOS en eún Ricoeur, el psicoanálisis es una hermené utica in-
lo v_ef vectS· segrobre, porque sólo atiende a su arqueología. Debe
~o
vanasieta del modo Ja escatología del mismo para aspirar a cons-
~m!:-ar de aJgtJll
mte!'· cot11º un instrUmentode planificación del ser humano.
titu#

HERMENEUTICA Y PSICOLOGIA
(PSICOANALISIS FREUDIANO)
LA ANTROPOLOGIA FILOSOFICA DEL
PSICOANALISIS

Para poder entender cómo y por qué eJ psicoánalisis freudiano es,


según Ricoeur, una hermenéutica incompleta, en cuanto que sóJo
interpreta la arqueolog(a del sujeto y le falta la escatologfa o futuro
del mismo, veamos cuáles son los supuestos antropológico-filosóficos
de la hermenéutica psicoanalítica. Y así como en el caso de Ricoeur
tratamos de entresacar la filosofía del hombre subyacente a su her-
menéutica, trataremos de hacer lo mismo con la hermenéutica psi-
coanalítica, esto es, en el psicoanálisis tal como nos lo presenta Sig-
mund Freud, su fundador. Solamente intentaremos destacar los que
nos parecen ser los elementos principales de su visión antropológico-
filosófica de fondo, la cual subyace a la actividad hermenéutica que se
desarrolla en la teoría y en la práctica psicoanalíticas. Eso nos ayu-
dará a captar esa incompletud que Ricoeur le señala, ya desde sus
mismos cimientos filosóficos; también nos ayudará a ver el carácter
hermenéutico que Ricoeur señala al psicoanálisis como status epis-
temológico; finalmente, nos ayudará a percibir que igualmente su
verdad o verificación sólo puede ser de carácter hermenéutico, en
consonancia con su propio status epistemolO~ico. Y en todo caso,
tendremos como resultado una profundiz.aciói:t en esa teoría y pra-
xis hermenéutica tan importante e interesante que es el psicoanálisis
freudiano, que estudiamos a la luz de RicoeuL

87

1
1
El presupuesto antropológico-filosófico del psicoanálisis freudiano pio P. Riooeur. De esta manera, no es aventurado decir que este
"maestro de la sospecha" que fue Freud, ha sido uno de los que más
Freud da la impresión de haber querido evitar en sus obras la filo- han influido en la actual antropología filosófica.
sofía. Alguna vez se planteó el problema de una cosmovisión en la El intento de Freud es ubicar al hombre en la realidad, y apunta
que descansara su terapia, pero zanjó el problema diciendo que, en bastante filosófü;amente a la búsqueda de las condiciones de la adap-
todo caso, tal cosmovisión sería científica y no filosófica 1 . Thmbién tación a la realidad por parte del ser humano. En esto se muestra .d e
discutió, como de pasada, las consecuencias del psicoanálisis con re- manera más que suficiente el trasfondo de Freud: una concepción
lación a la filosofía. 2 Es decir, no pretendió hacer explícitamente an- del hombre venciendo dialécticamente sus pulsaciones de placer y de
tropología filosófica. destrucción, un principio de realidad que se configura, un tanto pre-
Y, sin embargo, se mueve en un contexto tácitamente filosófico: socráticamente (Empédocles), como pólemos entre Eros y Thánatos
por una parte estuvo empapado del ambiente filosófico del siglo XIX, (el.gozo vital y la muerte destructora). Esta dialéctica se desliza con
y por otra parte influyó en la filosofía posterior a él. Por eso pode- marcada continuidad a lo largo del discurso freudiano. Como dice
mos hablar al menos de una antropología filosófica subyacente a su Ricoeur, el principio de realidad se cierne sobre toda la evolución
doctrina. Esto se ve confirmado por su actitud hermenéutica ante el del pensamiento de Freud. La última filosofía del creador del psi,
hombre, lo cual deparó una filosofía implícita en la que se funda- coanálisis, lejos de transformar el principio de realidad, lo reforzó y
menta su labor interpretativa : hasta lo "endureció". Pero, de rechazo, algo modificó en él con su
principio " romántico" del Eros, aun sea de manera un tanto dislo-
El verdadero genio de Freud y su enorme aportación a la filosofía se des- cada, Y justamente este rejuego entre el frío principio de realidad y
cubren en Ja consideración metapsicológica que presta a fenómenos hu- el cuasi-mítico empleo de Eros, revelan quizá lo esencial del talante
manos tales como la cultura, la ética y la religión. Freud introdujo una
interpretación del hombre (hermenéutica) que debía transformar la fi " filosófico freudiano.4
losoffa; puso de manifiesto formaciones psicológicas distintas de las es- El propio Freud, a partir de 1920, se apartó de los estudios me-
tructuras a partir de las cuales solía expresarse la filosofía, y mo~tró la ramente positivos y terapéuticos, y derivó a los estudios más com-
actividad huma.na como ningún filosófo lo había hecho, en los' instintos, prehensivos, como buscando una concepción más filosófica, o, por
los sueños, las enfermedades mentales, etc. Al acentuar la humanidad de lo menos, más '~humanista" del hombre. Con base en esto, sin ol-
esos fenómenos, dejados al margen de la conciencia filosófica, abrió la vía
a una explicación filosófica que él mismo no dio y que además observaba vidar que el psicoanálisis es sobre todo un método clínico, se pude
con desconfianza.3 rastrear su trasfondo antropológico-filosófico. Hacer esto no signi-
fica ningún menoscabo de su carácter de ciencia i.e. de ciencia ,her-
Aparte de sus señalamientos al campo de la ética y de la religión, menéutica, carácter que se ha ganado a pesar de un elevado precio
que pretenden ser esclarecimientos, se encuentra una antropología epistemológico, a saber, reflexionando asiduamente sobre su propia
filosófica larvada en su penetrante estudio El malestar en la cultura, metodología.
que ha sido explicitada por filosófos tales como H. Marcuse y el pro- Pagando este precio, el psicoanálisis debe conservarse en su status
epitemológico de ciencia hermenéutica. Pero, sin perder ese nivel, es
1 Cfr. S. Feud, "Una concepción del universo'', en Obras Completas, Eds. Biblio~ también posible aseverar que el discurso freudiano presenta una·arti-
teca Nueva, Madrid, 1967, vol. 11, pp. 953 y ss. Ver Thmbién M. Beuchot, "Microcos- culación precisa al nivel antropológico-filosófico. Esto parece recibir
mos y psic;:ología", en Diálogos (El Colegio de México), núm. 90, 1979, pp. 13 y ss. confirmación por la correspondencia de Freud con Fliess, a quien re-
2 Cfr. S. Feud, "M6ltiple interés del psicoanális.is'', en Obras Completas, vol. 11, p .
973. 4 P. Ricoeur, fre.ud: Una imerpre1aci611 de la cullura, Siglo XX, México, 1973, 2a.
3 A. Vergote, "Psicoanálisis y antropología filosófica", en W., Huber (ed.), El co-
ed., p. 281.
nocimiento del hombre por el psicoanálisis, Guadarrama , Madrid, 1967, pp. 168-169.

88 89
veló su intención de relacionar su praxis y su teoría con la filosofía, es auténticamente hombre reside justamente en lograr mayor alcance
decir, de darle una estructuración filosófica . Y al hacerlo-aunque no y difusión de la conciencia.
con toda amplitud que sería deseable- explicitó el contenido antro- Esta partición del hombre en niveles explicá la influencia de las
pológico-filosófico de sus conceptos en una dialéctica situada entre pulsiones ocultas, a la vez que aporta esclarecimiento sobre ellas mis-
las dos vertientes filosóficas de su ambiente: la científico-mecanicista mas. En la parte oscura del hombre se encuentra lo fundamental,
y la idealista-romántica; pero con un significado nuevo, debido a los pero lo fundamental es la clarificación, la clarividencia. Lo funda-
resultados de su teorización y su labor terapéutica. 5 mental son las pulsiones ocultas porque ellas no muestran su natu-
De acuerdo con esta perspectiva de búsqueda del trasfondo' an- raleza en primera instancia, sino el objeto al que tienden; o mejor
tropológico-filosófico, sin traicionar el carácter eminentemente te- dicho, es el objeto al que tienden y cuya aprehensión exige como sa-
rapéutico del psicoanálisis freudiano, se pueden extraer elementos tisfacción de sí mismos lo que muestra que existen tales impulsos; y
de su doctrina para configurar un bosquejo de su concepción del de ahí se pasa progresivamente a la determinación de su naturaleza.
hombre. Por eso son pulsiones que se descubren paulatinamente.
. Freud considera al hombre como un conglomerado de pulsiones Las pulsiones radican, indudablemente, en un núcleo original. Pe-
que se van integrando y formando estructura según una dialéctica ro se trata de un núcleo no estructurado de modo definitivo sino en
que busca síntesis unitaria en el ámbito -amplio y evolutivo- del su- proceso siempre de estructuración. Es un núcleo, por así decir, pri-
jeto. Pulsiones fuertes que no se pueden dejar de lado ni reprimir de mariamente plástico y sin elaborar, que se expande a través de esas
manera absoluta. Son fuerias dispersas y exigentes, pero que pue- pulsiones como un "sosías" (copia idéntica de uno mismo, segunda
den equilibrarse y encauzarse para obtener un sujeto humano que personalidad, alter ego, ucase) oculto y casi traidoramente velado. Es
pueda considerarse "sano". La fuerza de tales pulsiones radica en su un núcleo oscuro que necesita lucidez, conciencia. No está reñido,
carácter de primitivas y originantes, de alguna manera constitutivas as( con la conciencia, sino, al contrario, necesitado de conciencia.
del sujeto. Es' un procesó de clarificación y de iluminación, de a floración a la
El hombre está, pues, constituido por tensiones que dimanan de conciencia de pulsiones originales. Y justamente en esa marcha de
su núcleo originario con carácter de exigencias irrecusables. Se trata la conciencia consiste el proceso de integración, de organización, de
de un hombre distendido, disparado por fuerzas múltiples que ori- equilibrio humano. .
gjnan correspondientes necesidades y solicitan satisfacción. Es una En la concepción del hombre de Freud, un cúmulo de pulsiones se
concepción del hombre que conoce y postula al sujeto como nece- manifiestan como en un principio anárquicas y desordenadas -desde
sitado y solicitado de múltiples formas. Las solicitaciones emergen el punto de vista de una postura racionalista-; pero eso no es más
de las zonas más profundas y oscuras del hombre, y buscan aflorar a que su necesidad de ser controladas y encauzadas por la conciencia.
la conciencia para que las encauce con su lucidez. Hombre de nive- La zona oscura parece ser inagotable; pero también eso mismo in-
les diversos, tiene distintos grados de acceso a ellos y los inunda de dica una exigente labor de iluminación. Por todo ello, el hombre se
conciencia también en diversos grados. No todo es luminoso en el manifiesta, se ostenta, como necesidad de un orden que configúra
hombre. Precisamente las fuerzas y tensiones fundamentales se en- la conciencia en sus pulsiones originales. Y este orden se consigue
cuentran en niveles profundos y oscuros que nunca serán ·iluminados mediante un proceso; orden que nunca será definitivo, pero que, sin
(o al menos no totalmente iluminados) por la luz de la conciencia. embargo, exhibe un sujeto interno que se está continuamente estruc-
Aún más, es mayor la zona de oscuridad que la de la luz. Pero el ser turando. Así, el sujeto humano es al mismo tiempo mediación y fina-
lidad.
5 Cfr. A. Caparrós, "El pensamiento antropológico de S. Freud", en J. de Sahagún
Lucas (ed.), Antropología del siglo XX: E d. Sígueme, Salamanca, 1976, p. 39.

90 91
En efecto, los procesos animicos constituyen un yo con sustancia él y la manera como le relata la trama de sus fragmentos vivenciales.
de entidad psíquica. A esta entidad psíquica le sobreviene la identi- Como se ve, el psicoanálisis tiene un carácter hermenéutico indiscu-
dad individual ya desde la energía pulsional de conservación propia. tible. Freud llega a llamar al psicoanálisis un arte de interpretación:
La libido, que busca la propia satisfacción, da al individuo pulsio- " Este arte de interpretación no podía, desde luego, concretarse en
nal un centro, haciéndolo núcleo de relaciones amorosas que llega a reglas fijas, y dejaba amplio lugar al tacto y a la habilidad del médico;
proyectar a todo el medio ambiente. Las identificaciones estructura- pero uniendo la imparcialidad a la práctica se llegaba regularmente
les en el Edipo le dan la constitución de sujeto autónomo, cobrando a resultados garantizables; esto es, a resultados que se confirmaban
identidad en las diferencias de sexo y generación. El lenguaje le da el por su repetición en casos análogos." 8
poder de discernir entre fantasías y percepciones auténticas, y de re- Como se ve, antes de ser una técnica terapéutica, el psicoanálisis
velar lo consciente y lo inconsciente. De esta manera, la imbricación es un instrumento de interpretación. Según las palabras de Freud,
de procesos y sistemas da estabilidad al yo o sujeto. Freud parece no se pretende dar reglas ni criterios interpretativos estrictos, pero
señalar una fuerza del yo, la cual le adviene de las energías pulsio- tienen como claves hermenéuticas los mismos conceptos e hipótesis
nales que confluyen en él y que a su vez fluyen de él como de un ser del sistema freudiano. 9
psíquico centrado. 6 Freud nos da en algunos pasajes leves descripciones del método
de asociación libre -añadido al de interpretación de los sueños y al
El método freudiano: hermenéutica de los actos fallidos, cuando se abandonó el de la hipnosis. Signi-
ficativamente lo califica de "arte detectivesco", mediante el cual se
El libro clave con el que se inicia el psicoanálisis, junto con el siglo buscan los contenidos psíquicos ocultos en la aparente inocencia de
XX, lleva el título de La interpretación de los sueños. El propio título palabras-estímulos y de la conversación automática (i.e. dejar que el
evoca el método adoptado por Freud: la interpretación. Aplicada a sujeto hable coforme le vengan las palabras). Conviene que el sujeto
los sueños, la entiende como la búsqueda del sentido que tienen en enfermo refiera primeramente su historia. Contextuado en ella, se le
el campo de la psyjé, y entiende este sentido psicológico como sus- pide que se abandone a sus propias asociaciones libres, que desate el
tituir el lenguaje onírico por otro "que puede incluirse en la conca- nudo de la crítica y hable sin reservas de lo que se le ocurra. Opera
tenación de nuestros actos psíquicos como un factor de importancia entonces la hipótesis, muy ajena al sujeto, de que sus ocurrencias no
y valor equivalentes a los demás que la integran". 7 El cometido de son arbitrarias ni disparatadas, sino completamente relacionadas con
esta interpretación de los sueños es provocar una introspección en la su complejo; y tienen su clave interpretativa en él, a fuer de manifes-
que el dato simbólico-onírico revele algo del inconsciente. taciones ramificadas de dicho complejo. 10
Otro método para llegar a esa "introspección provocada" es el de La habilidad del analista reside en vencer la resistencia del sujeto.
la libre asociación de ideas. Lo que el sujeto asocia con determinadas En efecto, el principal enemigo del análisis es la resistencia del in-
palabras revela aspectos de su vida que ha olvidado y tiene soterra- dividuo a expresar todas sus ocurrencias, pues siempre trata de jus-
dos en el inconsciente. Lo mismo se hace respecto a los actos fallidos, tificarlas, relegarlas, hacerlas pasar como sin sentidos, como cosas
equivocaciones y chistes, buscando la etiología de la vida sexual. Y insignificantes y fuera de lugar, siendo que son los elementos y datos
ya que se da una vinculación afectiva o transferencia del sujeto con el quizá más valiosos. Por eso el analista tiene que motivar e impulsar
terapeuta, sobre todo se interpreta la manera como se relaciona con
8 !den, "Esquema del psicoanálisis", en Obras Completas, vol. 111, p. 113.
6 Cfr. A. Vergole, "Le sujet en psycha nalyse", en Rech erches et dtbats, núm. 78, 9 Cfr. Jdein, "Técnica psicoanalítica: el mé todo '', en Obras Completas, vol. 11, p.
1973, p. 35. 395.
7 S. Fre ud, "La inte rpretación de los sueños", en Obras Completas, vol.!, p. 309. lO Cfr. /<km, "Psicoa nálisis aplicado ", en Obras Completas, vol. 11, p. 1045.

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ese abandono a la corriente de la ocurrencia, preservarla, recupe- a la teoría de las motivaciones históricas. Dentro de las teorías de
rarla cuando se la quiere ocultar, rescatarla de la crítica severa, la las motivaciones históricas, lo que especifica al psicoanálisis es que
cual es justamente una prueba de que eso que se critica está relacio- se centra en la semántica del deseo. Esta ubicación en el ca,m po del
nado con el complejo que se intenta poner al descubierto. 11 deseo ~s lo que abre y circunscribe el punto de vista psicoanalítico so-
De acuerdo con lo anterior, el procedimiento metodológico de bre el hombre. Ahí debe ejercerse la interpretación o hermenéutica
Freud es la interpretación de los impulsos inconscientes a través de psicoanalítica: la región del deseo limita y funda los demás conceptos
los datos que sobre ellos ofrece la conciencia, como "transformados" particulares que se sigan. Si se hablara de "deducción", tendría que
o "traducidos" en un lenguaje simbólico. Aunque el yo tiene su len- ser en sentido de deducción "trascendental" y no "formal". No son
guaje propio, abocado principalmente a lo re~l, también tiene un len- conceptos meramente derivados sino que son constituidos por ne-
guaje simbólico para revelar lo inconsciente (esto sucede tanto en los cesitarlos la adecuada ordenación y sistematización de la experien-
sueños como en la conversación automática); a pesar de que nunca cia psicoanalítica que se ha de interpretar. Tale~ conceptos tendrán
se llegará al fondo mismo del inconsciente, algo se nos da por esos como denominación más exacta "condiciones de posibilidad de una
caminos. El análisis consiste en interpretar los símbolos para llegar semántica del deseo".13
a las pulsiones que representan. Este proceder ha provocado la re- Más bien que con el enfoque neopositivista, el método freudiano
pulsa de los epistemólogos positivistas lógicos y analíticos, que ven podrá emparentarse con el enfoque fenemológico. Basado en los tra-
ahí un esquema muy distinto del que han trazado para la ciencia: bajos de A de Waelhens, Ricoeur afirma que la finalidad del psi-
observación, hipótesis y contrastación.12 coanálisis y la fenomenología es la misma: constituir al sujeto como
Pero, como hemos visto ya, es entonces cuando acude Paul Ri- un ser de intencionalidad, de deseo, de interioridad, y además con
coeur para defender contra el neopositivismo el método del psico- auténtico discurso intersubjetiva. Y, sin embargo, psicoanálisis y fe-
análisis como una ciencia hermenéutica, no como ciencia natural. nomenología no coinciden totalmente, mantienen entre si fuertes di-
Primeramente, es obvio que no se trata de un método "observacio- ferencias: 14
nal", como lo sería el de las ciencias físicas, y que es el méiodo adop- a) La fenomenología es una disciplina reflexiva, mientras que el
tado como paradigmático por los psicólogos positivistas: u.na especie psicoanálisis no lo es.
de fisicalismo. El Il)Odelo metodológico del psicoanális~ sería más b) La fenomenología apunta a un inconsciente dotado de sentido,
bien " histórico" que "naturalista". La hermenéutica psicoanalítica pero el inconsciente de la fenomenología no es el del psicoanálisis,
debe tener ciertas normas de deducción y de verificación, pero. no pues el inconsciente de la fenomenología corresponde al pre-cons-
pueden ser las mismas de las ciencias naturales. ciente del psicoanálisis.
Con una terminología kantiana, Ricoeur habla de que los concep- c) La fenomenología acepta una lógica interna en el lenguaje del
tos psicoanalíticos deben ser juzgados como condiciones de posibili- inconsciente; el psicoanálisis lo reduce a un cuasi-le nguaje, lo cual
dad de la experiencia psicoanalítica, desarrollada en el universo de la provoca la necesidad de una "arqueología del sujeto" sin una "teleo-
palabra, del lenguaje. Pero se trata de una experiencia o empiria par- logía o escatología del sujeto".
ticular, no reductible a la de las teorías naturales, sino más cercana d) La fenomenología toma la intersubjetividad como posibilidad
de diálogo franco y autofirmante; el psicoanálisis toma la intersubje-
tividad como transferencia (i.e. como diálogo dependiente o mani-
l l Cfr. /bid., p. 1046. pulado).
12 Ver una crítica en M. Bunge, La investigación cientfjica, Ariel, Barcelo na, 1 <J72,
2a. ed., pp. 58-60; y una respuesta en M. Kolteniuk, El carácter cientfjico delpsicoanáli-
sis, F CE, México, l<J77, con quie n hemos soste nido clarificadoras conversaciones so- 13 P. Ricoeur, Op. cit., pp. 327-328.
bre este punto. 14 Cfr. /bid., pp. 341 SS.

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dos de latencia. Puede tratarse de contenidos inconscientes que fácil-
El principal resultado-<:omo vimos-que. ~btiene Ri~~u~ es pre-
cisar el status epistemológico del psicoanáhsIS como d1Sc1phna her- mente lleguen a la conciencia, y entonces se tendrá la esfera de lo
pre-consciente. O pueden ser contenidos inconscientes que difícil-
menéutica, frente a los ataques del neopositivismo que se ha incli-
mente (o de ninguna manera) lleguen a la conciencia, y entonces se
nado notoriamente a favorecer al conductismo como la única psico-
tiene la esfera de lo propiamente inconsciente. Su existencia se ma-
logía auténticamente científica. 15 nifiesta e n su efectividad: influyen poderosame nte en el comporta-
miento. Su efectividad no sólo se manifiesta en su eficacia con res-
Mor[ología de la energía psíquica pecto a la conciencia, sino en que le ofrecen resistencia, desarrollan
defensas, según grados. En las capas inconscientes se encierran los
Brotando desde las zonas más oscuras y recónditas del ser humano,
contenidos que el individuo ha ido reprimiendo con base en una cen-
donde lo psíquico se desprende -según Freud- de ~o fisiológi~o, l~ sura a lo largo de su vida, así como también las tendencias congé nitas.
energía psíquica atraviesa diversos niveles de oscun~ad y lumm?s1- Freud llama "el plano consciente" o lo "consciente" al conjunto
dad de inconsciencia y de conciencia. Pero esta comente, este dma- de representaciones que se ofrecen a nuestra conciencia y son objeto
mis~o, se estructura adquirie ndo forma, es decir, una morfología. de nuestra percepción. Llama "inconsciente", e n cambio, al conjunto
Es una estructura dinámica que se configura progresivamente. Por de representacio nes latentes a nuestra conciencia, pero que han sido
eso conviene considerar primero los elementos básicos de dicha es- registradas en nuestra psyjé al modo como están contenidos los re-
tructura y después los dinamismos por los que se va configurando en cuerdos en nuestra memoria; sólo que no son representaciones como
su evolución. Freud se representa al hombre como una estructura, las us uales, por no ofrecerse de manera directa a nuestra percepción.
como una interrelación de sistemas. La conducta humana resulta de Así, una representación inconsciente es una representación que no
las mutuas influencias que se infieren los sistemas conjuntados de percibimos actualmente, pero que, sin embargo, podemos rastrear y
las personas, tomada aquí como princip.io dinámico, a s~ber, como explicitar basá ndo nos en indicios y pruebas indirectas. 16
personalidad. En concreto son tres los sistemas que realizan la per- Thdavía añade ulteriores precisiones, que dan un sentido más es-
sonalidad. Freud los llama el "ello", el "yo" y el "super-yo". tricto a lo inconsciente y lo contrastan con lo consciente. Si e n una
primera investigación lo inconsciente se le aparecía como un carácter
Los niveles de la conciencia enigmático de ciertos procesos psíquicos, mediante una investigación
más profunda se le presenta como el signo de que esos procesos
Una distinción fundamental de Freud es la que traza entre lo cons- enigmáticos más bien participa n de la naturaleza de una determinada
ciente y lo inconsciente. Hay datos conscientes y otros que están la- categoría psíquica cognoscible a través de indicios y características
tentes. No deben entenderse como menos intensos sino de gran in- de o tros procesos. Por lo demás, dichos procesos inconscientes per-
tensidad y efectividad, sólo que atemáticos. Suele concebirse lo in- te necen a un sistema de la actividad psíquica que se muestra como
consciente como un conjunto de datos debilitados de la conciencia, el más digno de atención. Así, ya no aparece me ramente como una
pero no es asi: algunos nunca han pasado por la ~onciencia ni ac- cualidad de ciertos procesos, sino con el valor de elemento indica-
cederán a ella, otros tuvieron su momento consciente, pero están dor que explica o tros procesos psíquicos. A falta de mejor término
ahora soterrados en el inconsciente. Y tienen un gran influjo en la - según dice el propio Fre ud- , se aplicará el nombre de "lo incons-
vida psíquica, sólo que, según se ha dicho, latente. Además, hay gra- ciente" al sistema psíquico que no se manifiesta de manera directa e
inmediata.17
15 CTr. L. Witt genstein,Esrética,psicoa11álisisyreligi6n, Suda mericana, Buenos A i- 16
Cfr. S. Freud, " Me tapsicología", en Obras Completas, vo l. 1, p. 1031.
res, 1976, pp. 112-113; y H. Margáin, Racionalidad, lenguaje y filoso/fa, FCE, México, 17
Cfr. !bid., p. 1034.
1978, pp. UJ-27.

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%
Para Freud resulta claro que sólo conocemos el inconsciente ha- mayor carga de individualidad bruta, como opuesta a la realidad ob-
ciéndolo consciente, traduciéndolo en conciencia. 18 Y que el impe- jetiva. Es también la base psicológica en el sentido de ser el fondo de
dimento para llegar a la conciencia es la represión. Si convenimos la energía psíquica, el cúmulo de las pulsiones humanas todavía no
en llamar /ne al inconsciente y Ce al consciente, podremos obtener diferenciadas; a partir de esta energía tomada como sistema, surgirán
esto: los otros dos sistemas, ya más diferenciados, del "yo" y del "super-
Según nos demuestra el psicoanálisis, un acto psíquico pasa generalmente
yo". Es, finalmente, Ja base psicológica en el sentido de ser Jo más
por dos estados o fases, entre las cuales se halla intercalada una especie originario o primitivo, y ciertamente bajo la forma de lo más rudi-
de examen (censura). En la primera fase es inconsciente y pertenece al mentario de la personalidad, es lo que depende más de los elementos
sistema /ne. Si al ser examinado por la censura es rechazado, le será ne - fisiológicos del hombre.
gado el paso a la segunda fase;lo calificaremos de 'reprimido' y tendrá que El ello está formado por lo más connatural del individuo, por Jo
permanecer inconsciente. Pero si sale triunfante del examen, pasará a la
segunda fase y a pertenecer al segundo sistema, o sea, al que hemos con- que podríamos llamar de alguna manera "innato" en él, como los
venido en llamar sistema Ce. 19 instintos y las características hereditarias. Es la dotación psicológica
con la que se nace. A semejanza de la definición que ha dado del
Los niveles de la conciencia involucran contenidos tanto cognos- inconsciente, Freud define el ello como "la parte más antigua de la
citivos como afectivos. Freud compara el contenido del sistema in- ciudad", tanto por vía genética de nacimiento como por constitución
consciente con una población psíquica primitiva. En torno a ella irán somática. Así, los instintos, surgidos de la organización somática del
creciendo los contornos de la psyjé. Suponiendo que en el hombre se individuo, revisten en el ello una primera expresión adoptando for-
reciba un acervo de formaciones psiquicas heredadas, a semejanza mas que nos son desconocidas. 21
de lo que es·e1 instinto en el animal, ese acervo de contenidos cons- ~raigadÓ profundamente en el cuerpo, el ello experimenta sus
tituirá el nódulo o núcleo del sistema inconsciente. Y a ese acervo tens1o~es ~ ~usca re~ul~rlas de acuerdo a Jo que vendría a ser el pri-
se van añadiendo los elementos que se retiran de la conciencia du- mer prmc1p10 const1tut1vo, una suerte de "buscar el bien y rehuir el
rante el desarrollo infantil, los cuales parecen tener una naturaleza mal" en formas de agrado y desagrado. Es el principio del placer. La
idéntica a la heredada. Pero no es sino hasta la pubertad cuando adecuada regulación de tensiones, según esta pauta de equilibrio,
se opera una clara y definitiva discriminación entre los contenidos produce un placer que es procurado por ello; y cuando es excesiva
de ambos sistemas, es decir, del sistema inconsciente y del sistema la tensión que recibe, enseguida tiende a eliminarla y a recuperar el
preconsciente-conscien te. 2 º nivel ideal de tensión baja. Esto lo consigue descargando el exceso
de tensión que le produce dolor, mediante dos vias, según el caso: la
E/ello acción refleja y el proceso primario.
La acción refleja es el mecanismo regulador más rudimentario- se
El primer sistema, que es como el trasfondo y el fundamento de los dirige a_las tensiones más directas del organismo y desaloja el exc~so
otros dos, es una realidad psicológica -por así decirlo- amorfa; de de tensión de manera automática e inmediata. El ello reacciona de
ah{ que Freud lo llamara el "id" o el "ello". Es la base psicológica manera mecánica, a través del acto reflejo. Es aquel que reside en
por excelencia, en el sentido de que es lo más subjetivo, lo que tiene e~ cuerpo de modo más cercano, y que se ejerce de modo más inme-
diato. Por ejemplo, aliviar la tensión con una mueca de la cara 0 un
movimiento de los brazos.
18 ar. /bid. , p. 1051.
19 Cfr. /bid., p. 1054. El proceso primario busca desalojar la tensión de una manera un
2
º Cfr. !bid., p. 1064. 21
Cfr. !dem, "Esquema del psicoan~lisis", en Obras Completas, vol. III, p. 1012

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tanto más complicada, pero todavía incompleta e insuficiente. Ante mundo congénito, con el mundo de los objetos y con el mundo social.
una tensión dolorosa (de hambre, de cansancio, de cualquier otro Es el sistema que comanda la integración humana.
deseo), desarrolla representaciones de las cosas o eventos que pue- A partir de ello, y bajo la influencia del mundo exterior real, adqui-
den aliviar esa tensión, elabora imágenes de los satisfactores de esas riendo rango de objetividad, la psyjé alcanza un nuevo nivel de des-
necesidades o deseos que causan el malestar. Por ejemplo, presen.ta arrollo. A partir de algo rudimentario que recibía estímulos y reac-
imágenes de comida, de descanso, de otros satis.fa.ctores de los dts- cionaba con respecto a ellos, protegiéndose, va conformándose una
tintos deseos; debido a ello, este proceso ha rec1b1do el nombre de organización o sistema especial que sirve de intermediario entre el
realización de deseos. Para Freud, este cometido lo cumplen, en la ello y el mundo exterior. Este nuevo sistema o campo de la psyjé es
vida normal, los sueños; y, en la vida anormal, las alucinaciones. precisamente el yo. 23
Pero dada la insuficiencia de las solas imágenes para aliviar las El yo es la sede de la conciencia y la voluntad. Realiza la autoafir-
tension~s, por ser meramente subjetivas, tiene .q ue inte~enir. el se- mación en dos sentidos. En primer lugar, lo hace respecto al mundo
gundo sistema: el yo, con su proceso secundario de sa11sfacc1ón de externo: Frente a los acontecimientos del mundo externo, el yo con-
necesidades y deseos. trola estímulos en cuanto a su influencia sobre el ello; con la memo-
Por lo que hace al segundo sistema inconsciente, en él se con~en­ ria, acumula todo tipo de experiencias sobre tales estímulos, con la
tran las intensidades de carga. Las representaciones que lo habitan huida evita los que son demasiado intensos, con la adaptación asume
manejan esas cargas psíquicas, según dos procesos. Por el proceso los que son moderados y con la actividad llega a modificar los estímu-
de despúizamiento, una representación transmite su carga a otra, y los del mundo exterior de modo que pueda aprovecharlos. 24 En se-
por el proceso de condensación recoge la carga d~ o~ras. Estos pro- gundo lugar, lo hace respecto al mundo interno, el yo controla todas
cesos que pertenecen al inconsciente son caractenst1cos del proc~so esas pulsiones que están más íntimamente relacionadas con el ello,
psíquico primario. Ya en el preconsciente domina el proceso psú¡wco a saber, las exigencias de los instintos, discriminando y decidiendo si
secundario, 22 del que hablaremos a continuación. Y ambos procesos los puede satisfacer en ese momento, o si es mejor aplazar su satis-
buscan el acceso a la conciencia radicada en el yo. facción para otro momento según lo que presenta el mundos exte-
rior, o si resulta conveniente anular por completo esas excitaciones
E/yo instintivas. En todos esos casos, el yo protiende hacia la consecución
del placer y la exclusión del displacer. 25
Puesto que el ello es un sistema rudimentario y bastante subjeti..¿st~ , El yo es el sistema que vuelve al sujeto atento y obediente a la
resulta insuficiente, y requiere de otros sistema que conecte al md1- realidad. Con base en la percepción de la realidad se configura y tiene
viduo con la realidad. A este sistema le llama Freud el "ego" o el como elemento rector o criterio el principio de Ú1 realidad, el cual se
''yo". Es como la parte más propia de l sujeto humano. nascien~~ el ejerce en el proceso secundario (de aprehensión de Ú1 realidad) y se
subjetivismo de las representaciones originadas por el ello y se dmge contrasta por la prueba de la realidad. 26
a lo que de hecho existe en la realidad objetiva. Sobrepasa el mundo
meramente interno para discernir su diferencia con respecto al exte-
rior. Distingue entre lo que es únicamente una construcción mental
23
de la subjetividad y lo que son las cosas y eventos del mundo real. ar. Jdem, "Esquema del psicoanálisis", en Obras Completas, vol. 111, lbidem.
24 ar. Jbidem.
Es el factor de relaciones adecuadas del sujeto con la realidad. Es el 25 ar. Ibidem.
pivote de la individualidad, ya que re laciona al sujeto con su propio 26
ar. C S. Hall y G. Lindzey, La teoría psicoanalftica de la personalidad, Pa idós,
Buenos aires, 1974, pp. 15-16; CS. Hall, Compendio de psicowgfa freudiano, México:
22 ar. Jdem, "Metapsicologfa", e n Obras Completas, vol. I, p. 1060. Paidós Mexicana, 1983, pp. 25 ss.

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Ya el principio del placer, radicado en el ello, aportaba el criterio cidez, de acuerdo a la realidad, para mitigar las distintas tensiones
general para discernir entre lo doloroso y lo agradable. El principio que provienen de esos sectores oscuros, pa ra no reprimir ni inhibir
de realidad es más humano, por cuanto aporta el criterio específico sus solicitudes y darles el cumplimiento que se precisa para que el
para d iscernir cuál es el objeto que satisface convenientemente la suje to esté bien situado en la realidad . Por eso es el factor principal
necesidad o el deseo, y lo establece como cosa real, no como mera- de conciencia e integración personal.
mente ima ginable o imaginaria. Es un principio selectivo de los bie-
nes más próximos a la acción, dirige la acción revistiendo la forma El super-yo
de pensamiento realista. Desahoga la te nsión de la manera más ade-
cuada posible, por la relación efectiva con los objetos de la reali- A partir del ello y del yo, se desarrolla otro sistema psiquico como
dad que son los indicados para este propósito. Configura proyectos elemento de la personalidad. Es el super-yo, que consiste en el cúmu-
y planes de acción conducentes a satisfacer de la mejor manera las lo de normas y valores inculcados al sujeto en su educación a través
necesidades y los deseos. El proceso secunda rio que desencadena es de pre mios y castigos. De acuerdo con las experiencias pre miativas
precisamente el determinar con acertado realismo cuáles son los sa- o punitivas el sujeto desplaza un censor psíquico (el super-yo) que
tisfactores objetivos de las necesidades y deseos, y los asume según le impulsará inconscientemente a realizar o a evitar las cosas o ac-
conviene a una relación realista. Este proceso, orientado por el prin- ciones según lo que se le ha inculcado. "El dilatado periodo de la in-
cipio de la realidad, conduce a la esfera más luminosa del hombre, fancia, durante el cual el ser humano en desarrollo vive dependiente
lo más elevado de la conciencia: la inteligencia y la voluntad, hacia la de sus padres, deja tras de sí, como un sedime nto en su yo, la for-
satisfacción de necesidades y deseos con adecuación a la realidad. La mación de una instancia especial en la que se prolonga la influencia
prueba de la realidad, mediante la cual contrasta dicha adecuación, parental. Recibe el nombre de super-yo, y, sea d iferente del yo o sea
consiste en referir el principio del placer al principio de la realidad, opuesto a él, constituye una tercera pote ncia que el yo deberá tene r
y criticar la conveniencia que con respecto a ellos mantiene los satis- en cuenta". 27
factores que ha elegido, corrigiéndolos si es necesario o simplemente El sistema del super-yo involucra dos subsistemas: el primero es
adaptándolos a la realidad psico -biológica, que debe entrar, de inme- lo que llamamos la conciencia moral que guarda normas prohibitivas
diato, en relación con el medio social. de acuerdo a las experiencias de castigo y provoca remordimiento;
El yo de pende en su origen del ello, y depende tambié n del otro el segundo, es el ideal del yo, que guarda normas impulsoras de la
sistema que estudiaremos enseguida: el super-yo, a los que trata de conciencia de acuerdo con las experiencias de premio y provoca sa-
dar equilibrio e integración. Para eso selecciona los aspectos del me- tisfacción. Ambos subsistemas se integran en la persona por intro-
dio a mbiente (natural y social) a los que va a sa tisface r y el modo yección, esto 'es, por asimilación personal, independie ntemente de
de hacerlo. Planifica y encauza la acción conducente a esto y, sobre los agentes exteriores sociales (familia, escuela, esquemas de triunfo
todo, procura compaginar las exigencias a veces discordantes y con- o prestigio de la cultura, etc.) y ya inviscerados e n e l sujeto se vuelven
flictivas de los otros dos sistemas psicológicos: el ello y el supe r-yo. autocontrol en lugar de ser control extrínseco.
El yo es el núcleo de integración porque toma las medidas con- El super-yo tiene como funciones principales: a) inhibir los impul-
venie ntes para orie ntar los instintos, principalmente el de la propia sos del ello, principalmente los de la sexualidad y los de la agresivi-
conservació n y el de la conservación de la especie; y pone por obra dad, que son los más prohibidos por la sociedad; b) convencer al yo
las acciones convenientes. Sujeta al realismo a las pulsiones del ello de que busque para sus deseos realistas otros deseos substitutos mo-
y del super-yo, esto es, a lo biológico y a lo social, poniendo a prueba ralistas y c) hacer que el individuo se incline a la perfección que se le
las satisfacciones que les procura. Busca la mayor conciencia y lu-
27
S. Freud, "Esquema del psicoa nálisis'', e n Obras Completas, vol. III, p. 1013.

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ha trazado socialmente. En este sentido, el super-yo se opone tanto adecuada de la fuente interior del estímulo. Por ser constante, exige
al ello como al yo, procurando rescatar la imagen propia y exacta del la satisfacción según el principio del placer.
mundo. El instinto es, pues, perentorio, exige actividad satisfacto ria. El
El super-yo se asemeja al ello por su carácter irracional, y al yo por instinto tiene, además, una finalidad. "El fin de un instinto es siem-
su función de controlar los instintos. Difiere del primero por implicar pre la satisfacción, que sólo puede ser alcanzada por la supresión del
la regulación de lo instintivo y difiere del segundo por no limitarse a º
estado de excitación de la fuente del instinto."3 El fin es lo más in-
postergar la satisfacción de Jos instintos sino po r te nder más bien a variable por ser más bien congénito. El objeto del instinto es aquello
bloquearla. 28 en lo cual o por lo cual se llega a la satisfacción. Es más variable por
En la dinámica de la integración personal, el yo debe satisfacer y estar sujeto en cierta manera a la educación. Y la fuente del instinto
conciliar las exigencias del ello y del super-yo de modo que resulte el es un proceso somático que se desarrolla en el organismo. El número
equilibrio. y clasificación de los instintos están abiertos a la arbitrariedad.
Freud distingue los instintos de acuerdo con las dos fuerzas a n-
Funcionamiento y dinámica de la energía psíquica tagónicas de la creación y la destrucción, del eros y el thánatos, el
amor y la muerte:
la energía psíquica, que se condensa en tres sistemas estructurados
'Itas largas vacilaciones y dudas, hemos decidido suponer la existencia de
de modo progresivo (ello, yo y super-yo), dinamiza la personalidad sólo dos instintos básicos: el Eros y el instinto de destrucción. (El cons-
y la va constituyendo. Este proceso de Ja personalidad es la mar- traste entre los instintos de conservación de sí mismo y de conservación
cha de la energía psíquica abriéndose cauce hacia el yo como cen- de la especie, así como el contraste entre el amor al yo y el amor al ob-
tro personal constantemente afectado por los demás sistemas que lo jeto, caen dentro del Eros.) La dirección del primero de estos instintos
acompañan. la energía psíquica radical es el instinto que se mani- básicos es establecer en cualquier momento unidades mayores y preser-
fiesta de modo inmediato en las pulsiones del ello. varlas, uniéndolas unas a otras. La finalidad del segundo es, por el con-
trario, romper las conexiones y destruir las cosas. En el caso del instinto
de destrucción debemos suponer que su meta final es la de conducir lo
Instinto que está vivo a un estado inorgánico. Por esta razón ta mbién lo llamamos
instinto de muerte. 31
El instinto es un estímulo psíquico que procede de Ja profundidad
del sujeto; es siempre inconsciente y sólo puede hacerse consciente la Así pues, tendríamos dos grupos capitales de instintos: el instinto
idea que lo representa.29 El origen fontal es el cuerpo, donde los ins- de mue rte y el instinto de amor. A este segundo cuadra el nombre de
tintos se encuentran de manera innata; son como las tlemandas de l libido, y para el primer grupo no se dispone de un nombre apropiado,
soma a la psyjé; determinan, desde su origen, la finalidad de todos esto es, Freud dice carecer de nombre general correspondiente al
los actos del sujeto. Surgiendo de la raiz somática humana, actúan grupo de los instintos de muerte. Dentro del grupo que conforma la
sobre lo psíquico de modo peculiar y exigen una respuesta peculiar libido, Freud añade la división de instintos de conservación o instinto
para descargar la tensión. Actúan de manera constante, no de ma- del yo e instintos de conservación de la especie o instintos sexuales.
nera momentánea. Por ser interiores no se pueden suspender por Y centrándose en los sexuales, encuentra que tienen primeramen-
la fuga. Es una necesidad el instinto y exige satisfacción, según lo ve te un fin de placer orgánico, y sólo hasta que se han integrado tienen
claramente Freud. Y sólo se puede satisfacer por una transformación un fin de procreación. Los destinos principales que presentan se pue-

28 ar. C.S. Hall y G. Llndzey, Op. cit., p. 18. 30 /bid., p. 1037.


29 ar. S. Freud, "Metapsicologia", en Obras Completas, vol. 1, p. 1035. 31 Jdem, "Esquema del psicoanálisis", en Obras Completas, vol. III, p. 1014.

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den reducir a cuatro: la transformación en lo contra rio, la orientación un proceso de determinación (Catexis) de los obje tos. A partir de
contra la propia persona, la represión y la sublimación. Los dos pri- este contacto con el exterior, la interioridad va e ncontrando identi-
meros destinos muestran un paso de la actividad a la pasividad, y ficación. E l hombre. se identifica por medio de los objetos de su de-
también presentan un proceso de tra nsformación del objeto mante- seo. Cuando un objeto es inalcanzable para él, lo sustituye por otro,
niendo el mismo fin. La represión intenta despojar al instinto de su menos satisfactorio que el original, y e ntonces ocurre un desplaza-
eficacia presentándole resistencias, sobre todo mantenié ndo lo ale- miento. Es importante este desplazamiento, ya que es susceptible de
jado de la conciencia, i.e. en el inconsciente; la sublimación consiste una orientación más e levada, que recibe e l nombre de sublimación.
en e nca uzarlo hacia algún objeto más satisfactorio para el individuo. A ella debemos la cultura o civilización.
La dinámica del Eros se va desplegando desde el interior del su-
jeto y avanza paulatinamente determinándose hacia el objeto. La Consecuencias y aplicaciones sociales del psicoanálisis
fue rza de la libido comienza condensándose como narcisismo, pasa
por un proceso de representación objetal, hasta llegar plename nte a En el homb re de hoy el psicoanálisis ha repercutido de diversas for-
descargarse en el objeto. Hay, as(, una movilidad en la libido, según mas, tanto e n forma de teoría que inunda el a mbie nte como en forma
la cual, pasa por miiltiples objetos; por e llo hay que contrarrestar de terapia directamente aplicada a personas o grupos. Se ha aplicado
esa movilidad por medio de la fijación, aunque se da e l peligro de a la sociedad e n forma de interpretación y de terapia. Para no restrin-
que esa fijación en determinados objetos dure demasiado a lo largo gir el psicoanálisis a la psicologia individual, Freud legitima su apli-
de la vida. En una situación normal, la libido sexual de l Eros avanza cación como psicología social. Sostiene que el psicoanálisis también
de acuerdo con las distintas zonas erógenas de l cuerpo (aunque e l da inicio a una psicología social; es decir, puede convertirse en un
cuerpo en su totalidad puede ser considerado, según Freud, como psicoanálisis social. Según Freud, innegable mente el psicoanálisis,
zona erógena ). desde un principio, se ha ocupado de la psyjé individual; pero no
podía menos de percatarse de la raigambre efectiva de la relación
El proceso del desarrollo sexual personal del individuo con la sociedad . Así, los sentimientos sociales se nutren
de eleme ntos de carácter erótico; y la exacerbación de los mismos,
Freud da un sentido amplio a la palabra "sexual", para no confun- junto con su repulsión, provocan perturbaciones psíquicas. De esta
dirla con lo que sería estrictamente "genital". La vida sexual involu- manera surge el carácter asocial de las neurosis, manifestado en el
cra muchos aspectos que no guardan re lación con lo ge nital. Es más aislamiento que producen e n el individuo con respecto a la sociedad,
amplia. Además, entiende como función primaria de la vida sexual el moviéndolo a refugiarse en una actitud solitaria morbosa e incluso a
encontrar placer e n diversas zonas del cuerpo, y como función secun- una actitud antisocial. El sentimiento de culpa, de carácter neuró tico
daria la reproducción. Y a firma que la vida sexua l abarca la mayor y que mueve a diversas actitudes a nte la sociedad, se explica como
parte de las edades del sujeto; comie nza a manifestarse poco después un revestimiento social de la angustia erótica individual. 32
de l nacimiento, y no desde la pube rtad, como antes de él se suponía. Igualme nte el psicoanálisis reconoce la importancia de las rela-
Destaca cuatro fases en e l proceso sexual, aunque no en e l sen- ciones sociales en la orientación o desorientació n de la conducta in-
tido de que únicamente se sucedan unas a otras, sino que pueden dividual. Con base e n ellas, cree poder hacerse cargo de fe nó menos
englobarse sucesivamente y aún pueden presentarse conjuntamente sociales como fenómenos psicológico-sociales.
diversos rasgos de cada una de e llas. Estas fases son: i) fase oral, ii)
fase anal, iii) fase fá lica y iv) fase genital. 32 Cfr. Jdem, "Múltiple interés del psicoanálisis.. , en Obras Completas, vol. 11, p.
Con esto, la concepción del hombre en Freud se muestra como 979-, P. Roazen, Frcud y su co11ce¡xió11 polf1ico-social, Ed . Quintaría, 13ucnos Aires,
1971, pp. 2fi-38 y 47 SS.

106 107
igualdad de la actitud de los demás individuos con respecto al mismo
Freud cree que la psicología individual y la psicología social están objeto que se plantea el yo.37
íntimamente vinculadas. De mane ra análoga a como se aplica el psi- Freud trata además de explicar los hechos socia les con base en
coanálisis al individuo, puede aplicarse a la sociedad. Sirve como ins- hechos individua les, siguiendo un principio opuesto al del sociolo-
trumento de análisis para diagnosticar, pero también puede servir gismo exagerado de Durkheim, según el cual sólo se explica lo social
para curar a la sociedad. Ya que e l contacto social comienza para el por lo social. Pero también rechaza el psicologismo individualista de
hombre en esa sociedad parcial que es la fa milia, y el psicoanálisis los q ue consideran inconexas la psicologfa individual y la social, y el
tiene aplicación e n ese ámbito, con base en él puede influir sobre psicoanálisis se da a la tarea de buscar las rafees de lo social como una
el comportamiento del sujeto e n la sociedad global. Lo primero de genética que parte de lo individual abrié ndose paulatinamente a lo
todo, el comportamiento social tiene mucho que ver con sus raíces social, y aplica al desarrollo histórico de lo social principios análogos
inconscientes,33 se cierne al nivel de l supe r-yo, con sus valores y sus a los del desarrollo individual.
normas. Además, de lo que se trata no es de modificar a los indivi- E l surgimiento de la sociedad y las relaciones del individuo con
duos sino de que conserven su propia individualidad de ntro de la ella se asemejan a lo que ocurre en el seno de la fa milia. En el origen
masa "organizada". 34 El amor, e n sus distintas formas, está en la se dieron grupos de hombres primitivos, como hordas, unidos por e l
base de la sociedad. 35 Los distintos cauces que se dan al amor ge- instinto sexual. El varón impone su fue rza sexual a la mujer y, entre
neran las distintas sociedades: eflmeras o duraderas, homogéneas o los varones, es e l padre quien impone a los hijos su autoridad; éstos
heterogéneas, primitivas o diferenciadas (organizadas), naturales o lo ven como un rival, pero él los castiga matándolos o expulsándolos
artificiales (que necesitan una coerció n exterior). Entre las artificia- de la horda. 38
les resaltan la iglesia y el ejército. Freud les aplica su análisis y e n- Rechazados por e l padre y durante un tiempo errantes, los herma-
cuentra que se fundan en la autoridad (imagen del padre) y las re la- nos convie ne n finalmente en reunirse. De esta manera resultan, en
ciones libidinosas entre sus miembros. Esto se observa en el miedo conjunto, con más iniciativa y valor. Se animan hasta matar al padre,
a la desintegración; es muy claro e n e l caso del ejército: cuando el al cual devoran, eliminándolo para que no obstaculice sus satisfac-
pánico se apodera de los soldados durante el combate por la rup- ciones sexuales y de poder. Tul acción se presenta como resumen de
tura de lazos con la jerarquía y los camaradas; es menos claro, pero las etapas de erotismo oral, vuelto canibalismo, y de erotismo anal,
perceptible, en la disgregación religiosa: cuando se resquebraja la como asimilación y digestión de la fuerza del padre. Pero los senti-
iglesia por el egoísmo y la intolerancia.36 Analiza otros aspectos so- mientos son ambivalentes: e l padre es odiado y adm irado, temido y
ciales como el de la cercanía local o vital (matrimonio o ciudades amado; por lo cual, brota el semimiento de culpa en todo el grupo.
vecinas) que engendra n hostilidad. Y la solución a la hostilidad, que Según esto, el complejo de Edipo ha sido, en la humanidad, un dra ma
consistiría en reforzar las relaciones libidinosas entre los afectados, histórico, y la sociedad ha avanzado entre incestos y asesinatos re-
como cierta comunidad de intereses. Entablar re laciones sin perder ales. Las ins tituciones sociales pues, habrían surgido de los procesos
identidad; porque en el fondo se encuentra la re lación amorosa que psíquicos conducentes a supe rar e l complejo edípico. 39
se da entre e l yo y su objeto, que puede ser una sola persona; pero Así, el totemismo, que es una sustitución del padre; la exogamia ,
la sociedad agranda y multiplica este proceso, haciendo que surja la que prohibe toda relación libidinosa con la madre; el tabú, que evita
identificación con otros individuos, facilitada primitivame nte por la
37 Cfr. !bid , p. 1165.
33 ar. S. Freud, "Psicología de las masas"', e n Obras Completas, vol. 1, p. 1133.
34 ar. !bid., p. 1136. 38 a r. lde1n, "To te rn y Tabú'', e n Obras Completas, vol. 11. pp. 588 y ss.
35 a r. /bid., p. 1139. 39 a r. T. Urdánoz, "Sociología y psicoanálisis", en Estudios Filosóficos, nú m. 6,
1957, p. 142.
36 Cfr. /bid, p. 1142.

109
108
esas relaciones inconvenientes; todos ellos aseguran la solidadridad Justamente por el modo o mé todo de su verificación. Esto indica
social. Tudas las instituciones tiene n -<:onsecuentemente-· un origen que e l propio Freud abandonó el campo de las ciencias naturales y
sexual. Igual origen tienen los mitos, los cultos, las religiones y los pasó a otro en su proceder metodológico. Ese otro campo es el de las
ritos de iniciación social que en el fondo serían de iniciación sexual. ciencias hermenéuticas (o disciplinas herme néuticas, como la histo-
Hasta el mismo lenguaje se debe a impulsos sexuales y, en fin toda la ria y el análisis literario). En la misma antropología filosófica del psi-
cultura. coanálisis vemos que ya desde su origen la doctrina freudiana tuvo un
En el hombre luchan fatalmente dos tende ncias antagónicas: la ingrediente muy fuerte de disciplina interpretativa y, por lo tanto, de
de la felicidad individual y la de la entrega o solidaridad. Pues bien, hermenéutica. Tiataremos de precisar esto en el siguiente capítulo,
lo mismo ocurre en la historia, donde evoluciona la lucha entre el en el que abordaremos el estaLUto epistemológico del psicoanálisis.
punto de vista individual y la cultura social. Con todo, esta lucha en-
tre individuo y sociedad no procede del antagonismo entre los pro-
toinstintos de Eros y Muerte, sino del conflicto más radical que se da
en la propia economía de la libido, semejante a la pugna entre el yo y
los objetos que luchan por repartirse la libido. Sin embargo, a pesar
de las dificultades, se ha visto que individualmente puede llegarse al
equilibrio; y lo mismo puede esperarse en la sociedad, llegando al
equilibrio entre individuo y cultura. Reforzando la analogía, puede
decirse que la comunidad desarrolla un supe r-yo bajo cuya influencia
avanza a la evolución cultural.
De este modo, la cultura puede considerarse como producto de
una represión sexual que la sociedad ejerce sobre el individuo a través
de sus valores y sus normas, obligándolo a e fectuar esa sublimación
en las actividades del espíritu. Y así puede decirse que algunas cultu-
ras, o épocas culturales, o la historia de la humanidad entera, se han
neurotizado bajo presiones culturales demasiado ambiciosas; lo cual
hace posible diseñar planes terapéuticos que se apliquen al nive l de
lo comunitario o social. 40

Balance

En la antropología filosófica del psicoanálisis hemos visto la inten-


ción de una perspectiva científica sobre el hombre. Pero a despecho
de la pretensión que tuvo Freud - formado en la medicina- de presen-
tar al psicoanálisis como una ciencia natural, la episte mología actual
siempre la ha rechazado de entre las disciplinas cientffico-naturales.

40
CTr. S. Fn: ud, "E l malestar en la cultura". en Obras Completas, vo l. 111, p. 61 ; T.
Urdánoz, An ch , pp. 148-149.

110 111

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HERMENEUTICA Y EPISTEMOLOGIA DEL
PSICOANALISIS

Una de las aportaciones que puede dar la hermenéutica al psicoanáli-


sis es Ja comprensión de su estatuto epistemológico. La actual epis-
temologia o filosofia de la ciencia se orienta cada vez más a la her-
menéutica. Tiatando de superar la polémica de si la epistemología
es meramente descriptiva o si alcanza a ser normativa, los mismos
filósofos de la ciencia en la línea analítico-estructuralista han per-
cibido la función de la epistemología como una labor de interpre-
tación, 1 es decir, como hermenéutica de las ciencias.
De acuerdo con este papel que frente a las ciencias tiene la her-
menéutica, trataremos de aplicar un análisis interpretativo del psi-
coanálisis en algún texto de Freud que nos manifieste el paradigma
científico que tiene ya desde su origen y que determina su desarrollo.
Así podremos hermeneutizar la actitud y actividad cognoscitiva freu-
diana y conocer su modelo epistemológico. Y para señalar la episte-
mología freudiana, es de sobra conocida la importancia de los mis-
mos orígenes de la ciencia y técnica psicoanaliticas tal como se en-
cuentran en la obra "programática" de Sigmund Freud: el Proyecto
de una psicología para neurólogos (de 1895).
En esta obra se pueden detectar dos cosas que se desarrollarán

1 Cfr. C.U. Moulines, "lQ11é hacer en filosofía de la ciencia? Una alternativa en


catorce puntos", en Crúica, vol. XI, nlÍm. 32, 1979, pp 53 y ss. Hemos discutido con
Moulines su programa alternativo para la actual filosofía de la ciencia. Véase además
W. Stegmüller, Problcmc und Resultiite der Wisse11schaftstheorie u11dA11aly1ische11 Phi-
1-0sophie, Springer, Berlín, 1969, 1/3, pp. 362-364.

113
en sus respectivos apartados. Por una parte, a pesar de que Freud de l positivista, pues se sigue como principio Ja atención al fantaseo,
se educó bajo un modelo positivista (con mezcla de empírico-criti- las intuiciones y sugerencias que resultan en el marco "transferen-
cismo) de la ciencia, se nota en el Proyecto un enfrentamiento y ale- cia}'' de la relación psicoanalítica; es algo que se incorpora al aspecto
jamiento respecto al mismo, e n vista de las exigencias que imponía no solamente práctico sino también especulativo de Ja teoría psicoa-
el objeto de estudio; a saber, la psique humana, que se resistía a ser nalítica, y tal se ve en una lectura profunda del Proyecto (lo que puede
tratada por el solo modelo positivista. Freud no se dejó imponer la llamarse texto subyacente o "segundo texto"). En todo ello se per-
estrechez de un modelo científico y su obra deja ver las múltiples rup- cibe un claro rompimiento con la ciencia normal o usual, que obliga
turas con dicho esquema de hacer ciencia. Po r o tra parte, hay una se- a reconsiderar el modo de Ja validación científica del psicoanálisis.
gunda lectura, un nivel más profundo de exégesis he rmené utica del
Proyecto, en el que aparece la nueva epistemo logía freudiana, pre- La superación del modelo positivista (''primer texto" del Proyecto)
sentándose como más interpretativa que científico-explicativa, sobre
todo con ese método-o actitud científica- particular que es el" fanta- En ese apartado nos proponemos reconstruir la epistemología 3 sub-
seo" (phantasieren) resaltando por encima del raciocinio sistemá tico yacente al Proyecto de una psicología para neurólogos de Freud. No se
apegado a los moldes cientfficos. trata de imponerle un modelo epistemológico prefabricado sino de
Este desapego de los moldes o modelos científicos ha hecho ne- ser atentos para entresacar el suyo; ni se trata de contrastar crítica-
cesario -para que el psicoanálisis no pierda su estatuto de cientifici- mente su modelo con algún otro sino de captar lo más límpidamente
dad- el explicitar qué tipo de validación y de contrastación empírica que sea posible el suyo, Jo cual ya encierra de por sí varios proble-
admite. Y ciertamente no se trata de una validación como la que es mas. El abordar la lectura de Freud con un modelo episte mológico
corriente en la mayoría de los modelos científicos empiristas actua- dado de a ntemano ha propiciado la condena del psicoanálisis como
les, sino una distinta y peculiar que alude a Ja experiencia misma del acientífico por parte de connotados epistemólogos de Ja filosofía ana-
proceso psicoanalflico, esto es, más a una experiencia interna que a lítica:' Pero esto corre el evidente riesgo de prejuicio. Por eso, antes
una sólo externa. que nada, nos parece conveniente hacer explícito e l modelo episte-
mológico de Freud -al menos en Jo que se ve en una lectura superfi-
El origen determinante de la epistemología freudiana cial o de "primer texto" del Proyecto- : l qué idea tenía sobre Ja ciencia
y el hacer ciencia?, l qué veía como su objeto y las estrategias meto-
El cariz de la epistemología freudiana se ve determinado ya desde dológicas conducentes para tratarlo?
el mismo Proyecto, como lo hace ver, por ejemplo, Paul Laurent As-
soun.2 Por eso el Proyecto es una pieza clave para detectar las direc- 3
Se po lemiza en to mo a los significados de los términos relacionados con la cien-
trices epistemológicas que marcan al psicoanálisis. En efecto, vere- cia: "gnoseología" (o "teoría del conocimiento "'), "epistemología", "filosofía de la
mos que en él se destaca la superación del modelo científico positi- cie n~a" y "metacie ncia". Para evitar confusio nes, delimitaremos la epistemologfo en el
vista, debido a la complejidad de la psique; estas rupturas se ven ya senlldo ~e Madeleme. G~witz, co.mo "un estudio critico hecho a posterw ri y centrado
en la validez de las c1enc1as consideradas como realidades que se observan, descri-
en una lectura superficial del Proyecto (lo que puede Jlamarse texto ben y analizan'" ( M. Grawitz, Métodos y técnicas de los ciencias sociales, E<!. Hispano-
manifiesto o "primer texto"). Además, e n él se destaca la adopción E uropea, Barcelona, 1975, vol. 1, p. 9).
de un modelo hermenéutico de hacer ciencia que es muy distinto • ~on célebres la~ declaraciones de E. Nagel en S. Hook (ed.), Methodok>gicol Js-
su~ 111 Psychoanoly11c Theory, New Yo rk, 1959; K.R. Popper, Conjectures and Refu-
t~ll°'·IS" ~out ledge and Kegan Paul , London, 1963, pp. 34-38; y M. Bunge, La i11ves-
~ P.L Assoun , Freud, lo plzilosophie et les plzilosoplzes, PUT'; Paris. 1976; ldem, Fm1d 11gac1ó11 c1 ~11tfjica, Am:I, Barcelo na, 1972 (2a. ed.), p. 45. Pero vé;ise la respuesta de
et Nietzsche, PUF, Paris, 1980; Jdem, lntrod11cció11 a lo episu:mologfa frmdiona Si<>lo M. Kollemuk, En tomo al carácter ciemlfico del psicoanálisis, FEC, México, 1':176, con
XXI, México, 1982. '
0
quien hemos sostenido cla ri fic;idoras discusiones sobre este problema.

114 115
Es curioso encontrar hasta el inicio de la 11 parte del Proyecto el chaften, en la línea "cientificista" o "positivista". Incluso puede de-
que Freud señale la importancia teórica de 1 parte o "Esquema Ge- cirse que, aun cuando había surgido esta distinción en esa época de
neral" de dicha obra: "La primera parte de este Proyecto contiene Freud,8 él no le da importancia, no aparece en sus obras, tal vez la
todo lo que se puede deducir, en cierto modo a priori, de su hipóte- ignora, más aún, no le hace falta, pues para él la ciencia natural es la
sis básica, remodelándolo y corrigiéndolo de acuerdo con unas pocas ciencia sin más, y si la psicología ha de tener estatuto científico, debe
experiencias objetivas." 5 En este párrafo se encuentra de alguna ma- estructurarse como ciencia natural.
nera la evaluación y la declaración epistemológica de Freud respecto ¿Qué entiende Freud por "ciencia natural", es decir, por "cien-
al Proyecto mismo: Parte de una hipótesis básica, s'.!gún nos dice -en cia"? En su declaración introductoria que acabamos de referir apa-
realidad son las dos tesis básicas-, y de ella deduce, también según recen dos características que nos dicen algo sobre su concepción de la
sus palabras, de manera a priori, esto es, sin mucho recurso a la ex- ciencia: a) la representación de los procesos-en este caso, psíquicos-
perimentación, todo lo que de ella se puede deducir: es el paso epis- como estados cuantitativamente determinados y b) tales estados co-
temológico consistente en acordar o adaptar los pensamientos a los mo pertenecientes a partículas materiales especificables de manera
pensamientos (dimensión intrateórica) y después el resultado de esta precisa. En tanto que ciencia de la naturaleza, el psicoanálisis se per-
deducción va siendo remodelado y corregido por contrastación con fila como una interpretación materialista de los procesos psíquicos. 9
algunos (unos pocos, dice él) datos empfricos objetivos: es el paso Empieza a configurarse el modelo epistemológico freudiano como
epistemológico consistente en acordar o adaptar los pensamientos a teniendo un referente material, sin dualismos posibles.
los hechos. Tudo ello parece corresponderse con el esquema episte- Este modelo epistemológico o paradigma científico corresponde
mológico de Mach -inspirado en Whewell. 6 Aunque, como veremos, a lo que en la misma Introducción señala como las dos ideas cardina-
notoriamente se despega de este es~uema. les de su Proyecto: "i) Lo que distingue la actividad del reposo debe
En la "Introducción" al Proyecto, Freud escribe: "La finalidad de concebirse como una cantidad sometida a las leyes generales del mo-
este proyecto es la de estructurar una psicologfa que sea una ciencia vimiento; ü) como partfculas materiales en cuestión deben admitirse
natural; es decir, representar los procesos psíquicos como estados º
las neuronas." 1 Las variables principales son, entonces, la cantidad
cuantitativamente determinados de partículas materiales especifica- (Q y Qr}) y las neuronas (N, con diversas clases). Las neuronas son
bles, dando así a esos procesos un carácter concreto e inequívoco." las partículas materiales cuyos procesos (actividad como distinta del
Se nota en esto que para Freud la ciencia es la ciencia natural, que reposo) son cantidades de algo sujeto a las leyes generales del movi-
solía contraponerse ya en esa época a las ciencia~ del espíritu (es de- miento (en un esquema mecanicista newtoniano desarrollado como
cir, se trata de la contraposición entre Naturwissenschaften y Geistes- mecanicismo energético por Helmholtz).11 Esto aparece además en
wissenschaften estudiada por Dilthey). Dentro de ese marco, Freud las dos tesis básicas que abren el proyecto (parágrafos 1 y 2). La
busca la estructuración de la psicología como ciencia natural; esto primera tesis básica es "la concepción cuantitativa de la psicología"
hará que los procesos psíquicos dejen de tener un carácter abstracto
y equívoco, cual estaban recibiendo en las Geisteswissenschaften, en 8
Sobre la d istinción entre Geisteswissenschaften y Naturwissenschaften, así como
la línea "humanista", para cobrar un carácter por fin concreto e in- la filiación de Freud a estas últimas, cfr. P.L. Assoun, Introducción a la epistemología
equívoco, al modo como se trata a los procesos en las Naturwissens- freudiana, ed. cit., p. 43.
9 Aoerca de la postura mate rialista de Freud, cfr. P.L. Assoun, Freud, la phi/osophie
et leschilosophes, ed. cit., pp. 227-230.
5 S. F reud, Proyecto de una psicologfa para neurólogos, citamos según la edición de 1 Proyecto, ibidem.
sus obras por la Biblioteca Nueva, Madrid, 1967, vol. 111. l l CTr. P.L. Assoun, Introducción a la epistemoWgfa freudiana, ed. cit., pp. 155 y SS.
6 Cfr. P.L. Assoun, Introducción a la epistemologfa freudiano, ed . cil., pp. 83-84. Además, C.U. Moulines, "La epistemología fisiológica de Hermann von Helmholtz",
7 Proyecto, p. 886. en ldem, Exploraciones metacientlficas, Alia nza, Madrid, 1982, pp. 297 y ss.

116 117
y la segunda es "la teoría de la neurona". La primera es una tesis el método inductivo. Surge entonces la clásica pregunta: les induc-
científica general (físico-química, biológico-fisiológica) y la segunda tivista o hipotético-deductivo?
es biológica (o fisiológica). Ambas se unen en lo que llama "el punt? Nos parece simplista decir que es Jo uno o lo otro. Hay evidencia
de vista biológico" (par. 4), donde aparece el fenómeno de la cuali- para probar que utilizaba tanto la inducción como la hipótesis, tal
dad además del de la cantidad, y por ello se plantea los dos problemas vez fundidas en una sola, a la manera de Whewell. Por una parte,
de la cantidad (par. 5) y de la cualidad (par. 7) en s~~ inte.rcon~xio­ Freud tiene la influencia de Sutart Mill.14 Mas, por otra parte, se
nes. Con esto 6ltimo se sobrepasa el fundamento fis1co-b1ológ1co Y ve en Freud la utilización constante del método hipotético, tal vez
se entra en la psicología propiamente dicha, donde irrumpen la con- no exactamente el método hipotético-deductivo al modo de Popper
ciencia y los demás elementos psicológicos (pars. 8y ss.). Peros~ tr~ta y Bunge en la actualidad, sino una inducción hipotética que puede
de darles unidad sintética en el funcionamiento del aparato ps1qmco considerarse como antecesora del método hipotético-deductivo tal
(par. 9).12 . . como ahora se lo conoce.
Veamos cómo introduce en su discurso epistemológ1camente Este método hipotético antecesor del hipotético-deductivo se ha-
Freud los conceptos y las tesis primitivas de su construcción cientifica, lla en Helmholtz, tan admirado por Freud, y lo recibe más directa-
para formarnos una idea de su paradigma (de~ pr~ceder). cien.tffico. mente de Mach, con rasgos cuasi-popperianos (convenciones teóri-
El carácter cuantitativo de su modelo teórico se denva directa- cas, conjeturas, hipótesis y contrastación); 15 quizá deba decirse que
mente de observaciones clínico-patológicas en particular de las re- Freud se muestra deficiente en el aspecto de validación, justificación
lativas a las representaciones hiperintensas, tal como ocurren en la o contrastación empírica -que es el aspecto más fuerte de este mé-
histeria y en la neurosis obsesiva, donde, como veremos más ade- todo- , pero eso hay que atribuirlo a la rapidez con que trabajaba su
lante el carácter cuantitativo se destaca con mayor claridad que en ingenio. Con todo, en el Proyecto, como tendremos ocasión de verlo,
condiciones normales" .13 La patología psicológica es como el micro- es más cuidadoso de este aspecto que en otros escritos. Respecto
scopio que agranda los fenómenos de la vida psí~uica "normal", sirve a su dependencia epistemológica con Mach y Whewell, Assoun nos
para obtener teorías que ayuden a la comprens1,ó~ de ambos a~pec­ aporta un dato que es para nosotros de capital importancia:
tos de la psicología (patológicos y normal; a ese ulumo está dedicada
Confrontando con ese mismo problema del punto de partida, Freud res-
la tercera parte del Proyecto). . . ponde en parte en el mismo sentido (que Mach]. Por ta "descripción" y
De la observación de procesos determinados, Freud infiere, por la observación, se agrupan, en base a relaciones primeras, "ciertas ideas
inducción (él mismo utiliza la palabra "inducir"~, que se puede con- abstractas que se sacan aquí y allá y ciertamente no sólo en la experien-
cebir la excitación neuronal como cantidades fluentes de algo. To- cia actual". En este sentido son inducidas. Pero, en espera del enrique-
davía más, Freud piensa que se puede generalizar (nuevamente apa- cimiento de su contenido pr0,.,io, tienen el éarácter de simples "conven-
rece el procedimiento inductivo) esta concepción cuantitativa a~~­ ciones", como se vio: lo ese1•. .al es que uno se haya puesto "de acuerdo
sobre su significado". Aquí se reconoce el principio machi ano de eco-
dos los procesos psíquicos, a partir de lo ya comprobado empm- nomía del pensamiento: la tarea de la ciencia es exponer los hechos según
camente. Aquí aparece lo que podríamos llamar un aspecto ~eto­ et principio de economía, o sea de tal modo que sólo emplee las represen-
dológico importante del modelo o paradigma científico freudiano: taciones estrictamente necesarias, para tas necesidades de adaptación a

14
Freud conoce la obra de Stuart Mili, llegando incluso a traducir un volumen
12 Que hay un modelo fisicalisla o físic:o-quimico_subyacente a la psicología _fre u· suyo en la colecció n dirigida por Th . Gomperz, a instancias de Brentano, cfr. P.L
diana, lo atestigua P.L . Aswun, /11troducc1ón a liJ epLfl~owgfa freudian~ ed. ~11..' P· Assoun, Freud, la philosophie et les philosophes, ed. cit., pp. 13-14 y D. Anzieu, El au-
58. Para ver la progresión que se hacía a finales del siglo XIX entre fís1ca-qu1m1ca- toanálisis de Freud y el descrubrimiento del psicoanálisis, Siglo XXI, México, 1980 (2a.
biolo§1a-fisiologfa-neurología·psicología, cfr. /bid., p. 66. ed.), vol. I, pp. 130-133.
1 Proyecto, p. 887. 16 Cfr. P.L. Assoun, lntroduccwn a la epistemologfa freudiano, ed. cit., pp. 80-81.

118 119
la experiencia -ésa es la versión epistemológica del principio darwiniano As{, la observación de los hechos condujo a Freud a formar la
de selección. Así, ta construcción se lleva a cabo según los dos ejes de la hipótesis de todo proceso psíquico como cantidad fluente, la cual
adaptación de los pensamientos a los hechos y de los pensamientos en tre es coherente con otras hipótesis aledañas (y mejor que otras hipóte-
s~ y en esto consiste la teoría. Esta idea, que proviene de Whewell, es uno
de los pivotes de una tradición epistemológica que impregna profunda-
sis alternativas); una vez formulada su hipótesis, pasará a verificarla
mente ... ese trabajo constante de la imaginación científica que adapta tos empíricamente. Pero antes tiene una exigencia de adaptar Los pen-
pensamientos a tos pensamientos (de ahí su aspecto especula tivo), pero samientos a los pensamientos, y por ello extrae de esa hipótesis gene-
en correlación con la investigación del material experimental (adaptación ralizadora una generalización aún más amplia, un principio general
de los pensamientos a los hechos). 16 que parece tener como dominio el sistema neuronal e n su totalidad
(su estructura, su desarrollo y su función o funcionamiento): el prin-
Este pasaje de Assoun -vale la pena citarlo a pesar de su longitud-
cipio de inercia neurona4 según el cual las neuronas tienden a descar-
nos muestra el lugar principalísimo que ocupaba en la epistemología
garse de cantidad. Según dice el propio Freud, este principio surge
freudiana a construcción teórica inventiva, por encima de la justi-
de la observación de fenómenos comprobados, además será ensa-
ficación y la validación empírica. Es un sentido muy lato, pues, de
yado en relación a otras hipótesis anteriores y verificado o contras-
inducción hipotética. Actualmente se dirfa que tiene "demasiado"
de construcción y poco de validación empírica. tado con los hechos que intenta explicar.
Antes de pasar a ver cómo se esfuerza Freud por realizar esa adap- Primero aplica Freud este principio a la estructura de las neuro-
tación o contrastación entre las hipótesis teóricas y e l material em- nas y después a su función o funcionamiento global. Pero lo adapta
pírico, recordemos brevemente el carácter hipotético que Whewell a la estructura de las neuronas con base en las funciones mismas
confería a la inducción: que en ellas se detectan. En cierta medida, el principio explica la
estructura, pero no aparece claramente o de modo directo la con-
Ante todo, debe quedar bien claro que la inducción es un proceso hi- trastación empírica del mismo. Tul vez se halla Freud en este paso en
potético. El primero e n establecer esta verdad de modo expreso y acep- la exigencia de adaptar los pensamientos a los pensamientos, pues
tando todas sus consecue ncias fue G uille rmo Whewell, filósofo y científi-
co inglés del siglo pasado, en su obra de 18401he Philosophyoftlie lnduc- procede "modelo -teóricamente" (por coherencia o sintaxis de pen-
tive Sciences founded upon their History. Un rápido recorrido de las princi- samientos); tal vez se confirma pasando de los efectos a las causas o
pales fases del proceso inductivo pondrá de relieve el carácter hipotético de la función a la estructura. Del principio inercial se infiere la estruc-
de tal proceso y, al mismo tiempo, nos permitirá advertir la posibilidad tura de las neuronas como dos tipos estructurales: motrices y sensiti-
de introducir criterios y controles en su ctesarrollo. Las fases principa- vas, unas y otras configuran "un dispositivo destinado a contrarrestar
les del proceso inductivo, en su modalidad más frecue nte e interesante
para ta ciencia, son cinco: 1) observación de tos hechos; 2) formación de la recepción de cantidad por medio de su descarga".18 Asf se explica
hipó tesis de ensayo; 3) ensayo y valoración de las hipótesis anteriores; 4) el movimiento reflejo. Lo explica por analogfa entre el sistema neu-
selección y formulación de la hipótesis elegida (conclusión inductiva) y ronal y la irritabilidad de la célula. Surge entonces la función prima-
5) comprobación o verificación de tal conclusión.17 ria: el proceso de descarga. El mismo principio de inercia explica o
infiere la función secundaria, que son los métodos de descarga que
Veremos que ~n lineas generales, con aciertos o desaciertos- cumplen mejor la fuga del estímulo. Como se ve, el principio estruc-
Freud intenta seguir este modelo hipotético de la inducción según tural es confirmado o verificado por las funciones o la consideración
Whewell que recoge de Mach. funcional de la estructura.19
18 P.L. Assoun, lbid., pp. 83-84. Sobre la epistemología de Mach, cfr. C.U. Mo uli-
18 Pruyecto, ibidem.
ncs, La estrucrura del mundo ~nsibk, Ariel, Barcelona, 1973, pp. 46 y ss. 19 Consideración aparte merece el hecho, muy desconcertante, de que Freud haya
17 P. Martíncz Freire, "U n problema filosófico en la ciencia: la inducción", en Fra-
gua, época 11, n6m. 9, enero-marzo 1980, p. 7. preíerido el modelo mecánico-energético (i.e. el modelo newtoniano, superado en ton-

120 121
Pero aparece un problema para salvaguardar la coherencia lógico- longaciones celulares (dendritas] hasta el cilindro eje [axón]".23 La
epistemológica del principio de inercia (su cumplimiento sin excep- explicación de la función secundaria es satisfecha postulando resis-
ciones). Freud nos dice: "Desde un comienzo, sin embargo, el prin- tencias como barreras de contacto, colocadas estructuralmente en
cipio de inercia es trasgredido por otra condición. A media que au- los contactos entre neuronas. Nuevamente, a partir de la función se
menta la complejidad interna (del organismo], el sistema neuronal inftere a la estructura.
recibe estímulos de los propios elementos somáticos -est(mulos en- Este postulado o hipótesis se justifica por una reconstrucción fun-
dógenos- , que también necesitan ser descargados. Se origina e n las dada de los hechos (i.e. de la función a la estructura):
células del organismo y dan lugar a las grandes necesidades [fisiológi- La primera justificación de esta hipótesis radica en la consideración de
º
cas]: hambre, respiración, sexualidad." 2 Aparece así otro principio que la conducción pasa en este punto por un protoplasma indiferenciado,
que es la contrapartida del anterior; podríamos llamarlo "principio en lugar de transcurrir por protoplasma diferenciado, como lo hace en el
de tensión" o de "apremio de la vida". Elevando esto al nivel de prin- restante recorrido por el interior de la neurona, siendo probable que este
cipio, ya no hay contradicción ni incoherencia en el sistema que va último sea un protoplasma más apto para la conducción. Esta circuns-
tancia sugiere que la capacidad de conducción estaría ligada a la diferen-
construyendo Freud, pues este principio nuevo viene a ser comple-
ciación, siendo de suponer, pues, que el propio proceso de C?nducció~
mentario del anterior, aunque dé la impresión de ser su contrapar- crea una diferenciación en el protoplasma y, con ello, una meJOr capaci-
tida "dialéctica"; refuerza al principio anterior de la inercia, pues dad para la conducción ulterior. 24
pone en juego la actividad neuronal para lograr el mínimo de tensión.
No destruye el principio anterior, sino que lo modifica: la tendencia Procede Freud siguiendo el "porque ocurre esto, debe haber aque-
a la inercia se transforma en una búsqueda de mantener la constan- llo". Sobre todo, procede teóricamente al dar explicación de la me-
cia del nivel de tensión; i.e. mantener la cantidad (Qi7) en el menor moria; aquí ya no se basa en observaciones sino en conjeturas basa-
nivel posible y defenderse contra todo aumento de la misma.21 das en los elementos observacionales. Y es que, para él, "toda teoría
La segunda tesis básica, la teoría de la neurona, está basada en psicológica digna de alguna consideración habrá de ofrecer una ex-
las observaciones e hipótesis de la histología de su tiempo. Combi- plicación de la 'memoria'". 25 En este punto adapta los pensamientos
nada con la teoría de la cantidad (Q'7 ), se obtiene, por inferencia al a los pensamientos, parte de exigencias teóricas, no de observacio-
nivel de adaptación interteórica de pensamientos, "la noción de una nes. Atendamos al modo como introduce tales entidades teóricas.
neurona (N) catectizada, llena de determinada cantidad (Q'7), aun-
Ahora bien: cualquier explicación de esta clase tropieza con la dificultad
que en otras ocasiones puede estar vacía". 22 Cr~emos que además
de admitir, por un lado,que una vez transcurrida la excitación, las neuro-
el principio de inercia no infiere deductivamente, sino que produce nas queden permanentemente modificadas con respecto a su estado an-
heurísticamente (por exigencia de la teoría o de la adaptación de terior, mientras que, por otra pate, no es posible negar que las nuevas ex-
pensamientos) "la hipóteis de una comente dirigida desde las pro- citaciones inciden, en términos generales, sobre las mismas condiciones
de recepción que hallaron las excitaciones anteriores. Así, las neuronas
habrían de estar al mismo tiempo modificadas e inalter adas o, dicho de
otro modo, "indiferentes". No es dable imaginar de primera intención un
oes por Mach y después por su seguidor Einstein), en lugar de adoptar el modelo ener- aparato capaz de tan complejo funcionamiento. La salida r adica, pues, en
getista de Ostwald, con quien Freud mantuvo relación. ar. P.L. Assoun, Introducción adjudicar a una clase de neuronas la capacidad de ser permanentemente
a la epistemologfa freudiano, ed. cit., pp. 67 y 164 y ss. Freud seria "energético", pero
no "energetista". Sin embargo, posteriormente Freud rebasará a Mach mismo, en su
met~gsicología , pero sin llegar a la postura de Ostwald.
23 Ibidem.
Proyecto, p. 888.
21 /bid , pp. 888-889. 24 /bid, p. 890.
22
/bid , p. 889. 25 /bidem.

122 123
influidas por la excitación, mientras que la inmutabilidad, o sea la carac- De acuerdo con la experiencia psicológica, la memoria (es decir, la fuerza
terística de estar vírgenes ante toda nueva excitación, correspondería a persistente de una vivencia) depende de un factor que es ~able describir
otra clase de neuronas. Asi surgió la distinción corriente entre "células como "magnitud" de Ja impresión, asf como de la frecuencia con que una
perceptivas" y "células mnemónicas", una distinción que no concuerda, misma impresión se repite. O bien, en los términos de nuestra teoría: la
empero, con ningún contexto y que nada puede invocar en su favor. 26 facilitación depende de la cantidad (07}) que pasa a través de una neu-
rona en el proceso excitativo y del número de veces que e~te proceso s~
repite. Adviértase asf que la cantidad (07}) ~sel facto r efectt~o, qu~ canti-
Nos interesa aquí la manera como Freud introduce su hipótesis dad y faciliJaci6n son el resultado de la cantidad (07}) y, al mismo tiempo,
estructural con base en las funciones que se detectan en las neuronas.
lo que puede sustituir la cantidad.29
Con base en dichas funciones Freud introduce las "barreras de
contacto", que le sirven para distinguir estructuralmente entre neu- Cabe notar aquí la semejanza de esta noción de cantidad psíquica
ronas permeables o perceptivas y neuronas impermeables o mnemó- con la sostenida por Fechner. Y Freud vuelve a retrotraer todo al
nicas. Estas últimas, dice, son portadoras, "probablemente, también principio de inercia: las facilitaciones sirven a la función primaria.
de los procesos psíquicos en general". 27 No hay, por tanto, contras- D e la necesidad de localizar la memoria usando la teoría de las
tación empírica directa en esta postulación, pero sí hay contrastación barreras, Freud infiere la tesis sobre las vías de contacto de una ma-
empírica indirecta basada en las funciones o efectos que se obser- nera teórica y no empírica: por exigencias de la teoría. Interpreta y
van en el aparato neuronal y que se intentan explicar mediante la hace conjeturas, pero sin contrastarlas con el material empírico. Pro-
introducción de la hipótesis de barreras de contacto. Epistemológi- cede por la coherencia sistémica que debe dar cuenta de operaciones
camente, hay adaptación de pensamientos a pensamientos (nivel in- o efectos y asigna teóricamente las causas. Esto se ve sobre todo en
trateórico) y una adaptación de los pensamientos a los hechos de lo que él llama una "inferencia negativa" que realiza a partir de esa
manera indirecta (por la función o los efectos se postulan las entida- tesis y que tiende a explicar la índole del "estado facilitado" de las
des estructurales). De esta manera se da una primera explicación de neuronas: si ha de aceptarse una facilitación selectiva, "la facilitación
la memoria, entendida como la capacidad que tiene el tejido nervioso no puede fundarse en una catexia retenida, pues ella no daría lugar a
de ser permanentemente modificado por pr<?Cesos únicos. diferencias de facilitación en las barreras de contacto de una misma
A partir de la memoria -de ahf su importancia- se encabalga los
demás procesos psíquicos. 28 Pues en ella se da un "sobreaprendi-
º
neurona". 3 Aquí procede Freud otra vez guiado por las exigencias
del sistema (y no con base en datos empíricos), en vistas a dar cuenta
zaje" que implica que las barreras de contacto sean capaces de con- de los hechos; es sintomático que su explicació n adquiere un lenguaje
ducir o facilitar el proceso. Entran en rejuego las neuronas cp y t{J, conjetural, casi dubitativo, en espera de que la teoría hasta aquí ex-
lo perceptivo o impresionable y lo mnemónico; pero la facilitación o puesta haya tenido ulteriores adaptaciones a los hechos psíquicos.
conducción de la cantidad de energía psíquica se centra en las neu- Freud ha construido un modelo (sistémico) para explicar los he-
ronas t{J, que adquieren mayor importancia. Al unir cantidad y fa- chos. Ha construido hipótesis para dar cuenta de ellos. Ha proce-
cilitación, y al estar la facilitación centrada en un tipo de neuronas, dido siguiendo un método de inducción hipo tética, proto-hipotético-
Freud une las dos tesis básicas: una cantidad y unas partículas mate- deductivo, ya que no deriva enunciados verificables e mpíricamente
riales que la moldean: de modo directo (y no está de más señalar la dificultad que siem-
pre se encuentra para derivarlos, no sólo e n el caso de Freud). Si
26 !bid, pp. 890-891.
ha adoptado la epistemología machiana con sus dos ejes: la adap-
27
/bid, p. 891.
28
En este aprecio de la memoria como base de la vida psíquica, se encuentran 29 Proyecto, p. 892.
resonancias con la anámnesis de Platón. Sobre la referencia de Freud a Platón, cfr.
P.L. Assoun, Freud, la philosophie et les philosophes, ed. cit., pp. 139 y ss. 30 !bid, p. 893.

124 125
desde el punto de vista histológico-, no se conoce ninguna prueba en
tación de los pensamientos a los pensamientos y la adaptación de los
apoyo de la misma.33
pensamientos a los hechos, parece preponderar el primer eje. Este
criterio metodológico y epistemológico aparece de ma nera explicita Freud es consciente, pues, de que ha procedido por contrastación
cuando Freud emite una opinión suya relativa a las hipótesis: la co- indirecta', i.e. de la función a la estructura -según hemos repetido va-
herencia con el cuerpo sistémico de la ciencia, su coherencia con rias veces-, y quiere añadir una prueba "directamente" empírica en
otros conocimientos ya adquiridos y validados. Pero persiste la vali- apoyo de su hipótesis de las barreras y de la división de las neuronas
dación empírica del conocimiento, pues busca una teoría que apoye en dos clases. Busca la prueba empírica en la biología, concretamente
los enunciados hipotéticos que ha establecido, y dicha teoría se su- en la teoría darwiniana de la evolución:
pone que recoge conocimientos ya validados, es una teoría biológica.
Freud continúa con el criterio de contrastación empírico-material lDónde más podrfase buscar un fundamento para esta división en dos
que había tomado de Mach. 31 clases? De ser posible, en el desarrollo biológico del sistema neuronal,
Consciente de su proceder hipotético, 32 Freud dice --<:0mo eva- que, como todo lo demás, es para el científico natural algo que se ha for-
mado sólo paulatinamente. Quisiéramos saber si las dos clases de neuro-
luando sus procedimientos anteriores: nas pueden haber tenido distinta significación biológica y, en caso afirma-
tivo, merced a qué mecanismo se habrían desarrol.lado ~asta a l can z~ r dos
Con todo, quien se dedique a la construción de hipótesis científicas sólo características tan dispares como la permeabilidad y la 1mpermeabtlt.dad.
podrá tomarlas en serio una vez que se adapten desde más de una di- Naturalmente, la solución más satisfactoria sería la de que el mecanismo
rección a los conocimientos ya establecidos y siempre que de tal modo sea que perseguimos se desprendiera directamente de sus [respectivas] fun-
posible restarles su carácter arbitrario de construcciones ad hoc. Contra ciones biológicas primitivas, pues en tal caso habríamos hallado µna sola
nuestra hipótesis de las barreras de contacto podríase objetar que presu-
pone la existencia de dos clases de neuronas, fundamentalmente distintas respuesta para ambas preguntas.34
en sus condiciones funcionales, a pesar de que a primera vista parece fal-
tar toda base para tal distinción. Morfológicamente al menos -es decir, Nuevamente Freud procede de la fUnción hacia la estructura: si
la hipótesis de los dos tipos de neuronas concuerda con el desarrollo
funcional biológico, entonces -dice Freud- "no habríamos inventado
r.p y ,¡,, sino que simplemente las habríamos descubie rto, restando
31 Este criterio epistemológico de Mach, además de su "fenome nismo'', "scn-
sólo el problema de identificarlas con los elementos ya conocidos". 35
sismo" o "impresionismo" gnoseológico, se ve en su trabajo como físico. La propuesta
metodológico-epistemológica de Maches "un intento de reconstrucción de la mecáni- Freud trata de contrastar empiricamente su hipótesis relacionando el
ca de signo claramente positivista en el siguiente sentido: para la determinación con· sistema r.p con el mundo exterior y e l siste ma,¡, con e l lado endógeno,
ceptual de los fenómenos mecá nicos sólo se admiten en principio nociones espacio- i.e. con las mismas neuronas r.p y con las células somáticas. 36
temporales, pues sólo éstas son asequibles a la observación directa; todos los demás
conceptos de la mecánica, incluidos los de masa y fuerza , deben ser reducibles a nocio- Dentro de este e ncuadre epistemológico de la adaptación de los
nes cinemáticas, de lo contrario son 'oscuridades me tafísicas"' (C.U. Moulines, "La pensamientos a los pensamie ntos (para después adaptarlos a lasco-
génesis del positivismo en su contexto cientrtico", en ldem, Exploraciones metacienrlfi- sas), Freud asume e ntonces el proble ma de la cantidad y la cualidad
cas, ed. cit., p. 319).
32 psíquicas con sus mutuas relaciones. Para él se presenta como el pro-
De acuerdo a esta conciencia de su procedimiento cien tífico hipotético, nos
parece injusta la apreciación de Wittgenstein:"Freud pretende constantemente ser blema capital de explicar la cualidad y su orige n desde la cantidad.
cie ntífico. Pero lo que ofrece es especulación - algo anterior aú n a la formación de
una hipó tesis" (L Wittgenstein , "Conversaciones sobre Frc ud ", en ldem, Estética, psi- 33 Proyecto, p. 894.
coanéllisisy religión, Ed . Sudamericana, Buenos Aires, 1976, p. 115). Lo que pasa es que
34 Jbidcm.
hay una concepción diferente de la formulació n de hipótesis, y del trabajo c ientífico
en general (incluso en una época de Wittgenstein - 1942- en que ya había superado 35 !bid, p. 895.
la exige nte epistemología de TracanJS logico-philosophic11s - 1921-, en el que, por lo 36 !bid , pp. 896-897.
demás, cita a Henz, seguidor de Mach).

127
126
En cuanto al problema de la cantidad, Freud no se manifiesta per- cualidades, o sea sensaciones que en una amplia gama de variedades
turbado: maneja bien este elemento de su racionalidad. 37 Habla en son distintas y cuya alteridad es discernida en función de las relacio-
términos de medición, como de algo medible o mensurable (o cal- nes con el mundo exterior.'"'º Ya que hasta ahora todo ha sido cuan-
culable, al menos) cuando se refiere a ella. Se refiere a la magnitud titativo, ¿cómo y de dónde se originan las cualidades? Freud aclara
absoluta de los estímulos (intercelulares), hace conjeturas acerca de que ~us respuestas sólo serán aproximativas. En cuanto a este ori-
que esta magnitud absoluta es de orden relativamente inferior a la gen, procede investigándolo por exclusión. Excluye que se originen
de los estímulos teleneuronales y de orden igual a las resistencias de en el mundo exterior: ahí sólo hay masas en movimiento; excluye
las barreras de contacto. Adapta pensamientos a pensamientos: dice que se originen en el sistema <p: es demasiado inferior; excluye asi-
que, a falta de pruebas empíricas, son importantes las teorizaciones mismo que se originen en el sistema ,P: el recuerdo no tiene cualidad.
que surgen de esa hipótesis. Para él, adaptando los pensamientos a Después da un paso positivo: tiene que haber un tipo de neuronas
los hechos, es posible calcular las cantidades Q recibidas por las ter- adecuadas, éstas configuran el sistema w y pueden llamarse neuro-
minaciones de las neuronas <p, y quizá eso ayude a concebir las mag- nas perceptivas.
nitudes que pasan a las neuronas ,P, pues son del mismo orden de las Freud parece darse cuenta de un "corte epistemológico" que efec-
resistencias de las barreras de contacto. 38 túa con respecto al molde científico usual: "Mientras la ciencia se ha
Vuelve a proceder de los efectos a las causas, esto es, de manera impuesto como objeto el reducir todas nuestras cualidades percep-
indirecta, cosa que nos va siendo familiar en esta hermenéutica cien- tivas a cantidad exterior, cabe presumir que la estructura de l sistema
tífica o de la ciencia que es la epistemología, aplicada a su proceder neuronal consiste en dispositivos destinados a convertir la cantidad
cognoscitivo: dado el comportamiento de las neuronas, la est1Uctura exterior en cualidad, con lo que se impondrá una vez más la tenden-
del sistema neuronal sirve para apartar la cantidad ~Qt}) de las neu- cia primaria al apartamiento de toda cantidad."41 Se aparta, pues,
ronas, y su función para descargar dicha cantidad.3 Como un caso conscientemente del modelo cientffico establecido, permitiendo la
en el que hay fallo en este funcionamiento, introduce el dolor (en el introducción de la cualidad en su sistema; cualidad que, mediante
par. 6). dispositivos ínsitos en el aparato neuronal, surge a partir de la canti-
Aparece entonces el elemento cualitativo a un lado del cuantita- dad. Procede así a pesar de que no cuenta con la evidencia empírica
tivo; pues, aunque no hay conciencia de los procesos neuronales, hay para corroborarlo. ·
que explicar la conciencia misma, así como su desconocimiento de es- Y es que, en definitiva, el proceso primario -en estos nuevos térmi-
tos procesos. La conciencia desconoce las cantidades y las neuronas. nos tal como son usados por Freud- tiende a convertir la cantidad en
En este punto Freud explicita una premisa que operaba implfcita- cualidad. Mientras más perfecto es el sistema, labora como menos
mente: los procesos psíquicos son independientes de la conciencia, cantidad o labora menos con la cantidad: "Podría ser que el carácter
es decir, los procesos neuronales son inconscientes y deben ser infe- cualitativo (es decir, la sensación consciente) sólo aparezca cuando
ridos al modo de todos los demás fenómenos naturales. las cantidades han quedado excluidas e n la medida de lo posible.
Pero hay que situar el contenido de la conciencia en la serie de Jos Claro está que no es posible eliminarlas por completo, pues también
procesos ,P cuantitativos, hay que acordar la cantidad con la cuali- esas neuronas perceptivas deben ser concebidas como catectizadas
dad: "La conciencia nos suministra ese algo que se ha dado en llamar con cantidad (Q t}) y tendie nte a lograr su descarga."" 2
Por otro lado, las neuronas w han de ser permeables y con facilita-
37 Sobre la noción de "cantidad" en Freud, cír. P.L. Assoun, Inrroducción a la
epistemologfa freudiano, ed. cit. , pp. 148 y ss. (En relación con Fechner). • 0 !bid, p. 899.
3S Proyecto, pp. 897-898. 41 !bid, pp. 900-901.
39 /bid , p. 898. • 2 /bid, p. 901.

128 129
ciones, pero éstas no proceden de cantidades; lde dónde proceden? suceder psíquico, sino que entranarfa la ausencia de toda contribución
Freud revisa su hipótesis sobre el decurso de la cantidad, añadiendo del sistema W (w).44
un factor temporal que es el "periodo". Así, la resistencia de las ba-
rreras de contacto rige sólo para la transferencia de cantidad (Q 1}), Aquí radica la novedad freudiana respecto a la psicología. Por lo
pero el periodo del movimiento neuronal se propaga sin ser inhibido; demás, no se con ten ta sólo con las cualidades sensoriales perceptivas
la diferencia de periodo proviene de los órganos de los sentidos. Las sino que añade las sensaciones de placer y displacer, que no se redu-
neuronas perceptivas serían incapaces de recibir Q 1}, pero reciben cen a la cantidad sino que se sitúan en el periodo, o en la cualidad.
el periodo de la excitación, y su capacidad de ser afectadas por el pe- Freud se ha atrevido a sobrepasar la cantidad como cualidad.
riodo con una mínima carga de cantidad constituye el fundamento En el parágrafo 9, Freud sintetiza el funcionamiento del aparato
de la conciencia. · constituido por los sistemas <p, ,P y w. Estructura teóricamente el pro-
Freud procede por hipótesis que salvaguarden a toda costa las le- ceso del transcurso de la cantidad tal como se transfiere a los distintos
yes generales del movimiento füico en lo psíquico. Consciente de la sistemas, de uno a otro, atravesando por la complejidad hasta conver-
dificulta de logarlo, comenta: tirse en periodo o cualidad. El inicio son las neuronas <p, que reciben
estímulos exteriores, .transmitiéndolos a las neuronas ,P, las cuales
Sólo mediante hipótesis tan complicadas y poco evidentes he podido has- son como pivote, pues también reciben estímulos endógenos, y con
ta ahora incluir los fenómenos de la conciencia en el conjunto de la psi- el mínimo de cantidad y el máximo de periodo se reciben en w, sur-
cología cuantitativa. Naturalmente, es imposible tratar de explicar por
qué los procesos excitativos de las neuronas perceptivas (w N) traen apa- gienqo la cualidad y la conciencia. Acerca de los estímulos endóge-
rejada la conciencia. Para nosotros sólo se trata de hallar en las neuronas no$, Freud _formula, en el parágrafo 10, la hipótesis de que son de
perceptivas (W N) procesos que coincidan con las características de la índole intercelular, estímuios físicos que se generan continuamente
conciencia conocidas para nosotros y cuyas variaciones sean paralelas a · pero que sólo periódicamente se convierten en estímulos psíquicos.
las de ellas. Ya veremos que no es difícil lograrlo, aun en sus detalles.43 Alude a que la experiencia demuestra la conducción de estos estímu-
los a través de ,P, ya que, "una vez descargado el estímulo ,P, la vfa
Freud ha restringido y delimitado su objetivo: hallar en las neu- de conducción vuelve a recuperar su resistencia".45 Los aumentos
ronas perceptivas procesos que coincidan con las características de de cantidad en ,P constituyen el proceso de sumaci/m -proceso que
la conciencia y cuya variaciones sean paralelas a las de ellas. Y esto también se ha comprobado en <p, por ejemplo la conducción del do-
sf puede lograrlo. lor. Hay un hecho que parece contradecir esto: las neuronas de con-
Importa mucho destacar lo que el mismo Freud reflexiona sobre ducción ,P pueden alternar la permeabilidad y la imprmeabilidad y
el carácter o estatuto epistemológico de su teoría de Ja conciencia: sin embargo se ha dicho que siempre quedan facilitadas por el pasaje
De acuerdo con una teoría mecanicista moderna, la concie ncia no sería de la cantidad (Q 1j ). Pero tal contradicción se diluye haciendo inter-
más que un mero apéndice agregado a los procesos fisiológicos psíqui- venir las barreras de contacto, las cuales hacen que se restablezca la
cos, un apéndice cuya ausencia nada modificaría en el curso del suceder resistencia al cesar el paso de una corriente. Por eso la sumación de
psíquico. De acuerdo con otra teoría, la conciencia sería la faz subjetiva las cantidades endógenas conlleva magnitudes muy pequeñas y me-
de todo suceder psíquico, o sea que sería inseparable de los procesos fi-
nores que la constante; las vías endógenas de conducción están, así,
siológicos-anímicos. La teoría que aquí desarrollo se encuentra entre es-
tas dos. La conciencia es aquí la faz subjetiva de una parte de los procesos totalmente facilitadas.
físicos [que se desarrollan) en el sistema neuronal -a saber, de los pro- Y de esto infiere Freud que las barreras de contacto .p son más al-
cesos perceptivos (procesos w)-, y su ausencia no dejarla inalterado el
44 /bid, p. 903.
43 /bid., pp. 902-903. 45 !bid, p. 907.

130 131
tas que las barreras de conducción endógena, de acuerdo con lo cual tende ser cientffico -muy sintomáticamente además de Proyecto de
en las neuronas nucleares puede darse nueva acumulación de canti- unapsicología para neurólogos, fue llamado por él Proyecto de una psi-
dad (Q t7). Esto explica el impulso o la pulsión que sustenta toda la cología científica-; mas, por otra parte, en una lectura más profunda
actividad psíquica: "Desde el momento en que la vía de conducción o de "segundo texto'', encontramos que inicia y pone en práctica el
alcanza su nivel de saturación, dicha acumulación no tiene límite al- método delphantasieren, esto es, tratar de interpretar lo inconsciente
guno. Aqui, .¡, se encuentra a merced de la cantidad (Q), y de tal por lo inconsciente mismo, o, por lo menos, lo no racional por lo no
modo surge en el interior del sistema el impulso que sustenta toda racional. Esto es ya una ejercicio hermenéutico, se percibe el paso de
actividad psiquica. Conocemos esta furza en Ja forma de la voluntad, una "energética sin hermenéutica", como la llama Paul Ricoeur,47
el derivado de Jos instintos. "46 Encontramos a Freud, en este punto, a un modelo hermenéutico que pugna por superar -y de hecho lo
elaborando uno de los polos de su objeto específico psicoanalítico: consigue- el modelo energético-mecánico positivista.
el deseo, cuya semántica se dará a la tarea de desentrañar. En otras palabras, hemos de aplicar una hermenéutica epistemo-
Podríamos resumir -simplificando bastante- el procedimiento lógica más profunda al Proyecto. Pues en él, a primera vista -primer
metodológico de Freud seguido hasta aquí diciendo que en parte si- textcr Freud manifiesta su intención de realizar una estructuración
gue y en parte modifica (o supera, o simplemente abandona) la linea cientffica (positiva) de la psicologla. Pero, atendiendo no sólo a al-
metodológica y epistemológica que viene desde Whewell (tal vez con gunas pistas ofrecidas por cartas que dirige a su amigo Fliess, sino
alguna influencia de Stuart Mili), Helmholtz (de quien fue discípulo atendiendo además a varias discordancias del texto mismo del Pro-
Fliess, al que significativametne Freud dedica el Proyecto) y Mach (a yecto, con sorpresa vemos que se nos muestra un "segundo texto" o
través del cual recibe el influjo de Whewell). Esta línea tiene como la estructura profunda y no explícita del propio Proyecto, que pasa al
dirección epistemológica la utilización de dos ejes: la concordancia rango de "primer texto" (lo que se dice expUcitamente) y adquiere
o adaptación de Jos pensamientos a los hechos y la concordancia o la función de texto explícito a partir del cual se puede abordar ese
adaptación de los pensamientos a los pensamientos -inducción hi- texto no manifiesto que comienza a abrirse en una hermenéutica más
potética y construcción teórica. Ciertamente Freud se muestra más atenta.
parco en la contrastación de Jos pensamientos con los hechos y más Efectivamente, detrás de las apariencias (o detrás de la intención
laborioso en la potenciación de relaciones que se dan entre pensa- manifesta de Freud) de seguimiento del modelo epistemolóico posi-
mientos, como científico lúcido que sabe interpretar heurísticamente tivista, según hemos visto, se va revelando -a través de la compleja
los hechos y aprovechar al máximo las inferencias intrateóricas posi- transferencia con Fliess- otro modelo y otro proceder epistemológico
bles. En esto justamente es donde reluce su originalidad. Da Ja im- distinto, pero más acorde con el mismo proceder psicoanalítico que
presión de que Freud se sirve de un método en lugar de servir a un se inaugura. Se trata del "fantaseo" (phantasieren) que se da en la
método, con todas las consecuencias -buenas o malas- que se siguen transferencia; pues sólo se da transferencia en el contacto con otra
de esta actitud. persona, y la obra de Freud surge siempre en relación con otra per-
sona y se concretiza en tomo a ella: en el contacto entre analista y
La adopción del modelo hermenéutico ("segundo texto" del Proyecto) analizado. La transferencia da soltura al fantaseo, y el fantaseo se
revela a Freud como un dinamismo del hombre que -además de la
El resultado de nuestra interpretación epistemológica o metacie ntí- razón- produce conocimiento de al una manera. Llega a ser para
fica sobre el procedimiento metodológico freudinao ha consistido en él modelo de proceder cientffico, de manera velada o franca. Por eso
la impresión de paradoja. Por una parte, en su Proyecto, Freud pre-

46 /bid , pp. 908-909.


(2a. ed. ), pp. 63 y SS.
'
4 7 a r. P. Riooeur, Freud: Una interpretación tk la cultura, Siglo XXI, México, 1973

132 133
resulta tan importante aprehender en qué consiste este modelo "fan- sinóptica, atendiendo a textos muy relacionados con el Prayecto, se
tasioso" de hacer ciéncia. ve e n lo que hemos transcrito de la carta 24. Asimismo, en la carta
Desde muy pronto Freud utiliza -<:asi sistemáticamente- este mo- 26, por una parte, dice a Fliess acerca del Proyecto: "Falta mucho por
do de hacer ciencia que va configurando su modelo implícito de la redondear el asunto, pero al menos ya puedo hablarte de é l Y ape-
misma. Ya en la elaboración del Proyecto están presentes este mo- lar en muchas partes a tu superior cultura científico-natural"; y, por
delo y esta metodoloía. En la carta 24, escribe a Fliess: "Durante las otra parte, añade, como consciente del libre juego del fantaseo que
últimas semanas dediqué cada minuto libre a esta labor; en las horas dejó surgir más allá de las normas cientfficas, a las que osadamente
de la noche, de las once a las dos, me entregué a fantasear, comparar transgrede: "Se trata de una concepción osada pero hermosa, como
y adivinar, renunciando únicamente cuando tropezaba con algún ab- ya advertirás."5 º .
surdo o cuando quedaba tan agotado, que ya no hallaba en mí interés Paul Laure nt Assoun ha señalado acertadamente la importancia
alguno por la actividad clínica."48 Didier Anzieu no deja de anotar del phantasieren en el modelo freudiano del conocimiento, como una
la semejanza que se da entre esta actitud intelectual de Freud y la de especie de "imaginario teórico", una construcción casi fantasiosa de
algunos poetas románticos como Goethe y Schiller,4 9 a quienes leía la especulación. ·
mucho en esa época. - · . Comentando ese texto de la carta 24, de 1895, que ve como claro
iQué distante encontramos este modelo de proceder científico antecedente del uso "técnico" que recibirá el término "phantasie-
(fantasear, comparar y adivinar) del modelo positivista (empírico- ren" (que Assoun traduce -o sus traductores- como "fantasmar"),
racional) que se pretendía seguir en un principio! Es muy relevante nos dice que aparece en trilogía junto con "comparar" y "adivinar".
notar que Freud escribe su obra en el contexto de una relación trans- Comparar es todavía científico: llevá a buscar semejanzas o analogías
ferencia! con Fliess. Este era un gran científico de corte netamente en otros contextos, por múy alejados que estén del contexto científi-
positivista, y Freud deseaba presentarle sus' ideas con una estructu- co; pero adivinar es algo que lleva a los confines de la racionalidad y
ración "científica" que no le hiciera desmerecer frente a él. Púo al de la fonna "científica del saber. Se a'lude a un componente que no
mismo tiempo le está indicando o dando a ente nder, entre líneas, dudaríamos en llamar ·onírico, intuitivo y oracular (cosas que Freud
qu~ el obj~to de estudio que ha abordado (la psique humana) no se rechaza en su "Cosmovisión'', expuesta en 1937).51
deja reducrr al esquema de la ciencia natural vigente. Parece decirle Freud se topa con un limite de la racio nalidkad en su discurso,
que se va a empeñar e n tratar ese objeto como a Fliess le gustaría que donde ya comienza a rozarse lo irracional; se percata de algo (será de-
se tratase, muy científicamente; sin embargo, Freud parece decirle y nominado "el inconsciente") que es como una "cosa en sí" o "noú-
mostrarle en la marcha que para ese objeto no es del todo correcto meno" kantiano, que se resiste al conocimiento racional, pero que
ese abordaje científico-natural. Que todo parece indicar que para un exige ser comprendido. Exige porque motiva al deseo, se desea co-
o~~to tan ~u.liar como es la psique humana hay otro método muy nocerlo; esto es, ahí se conjuntan la libido y el scire, como una libido
d1stmto--quizá mtegrable en el método racional-: phantasieren, aber- sciendi -en términos de Assoun- en la que el deseo vence a la racio-
setzen y erraten, en todo caso, el "fantaseo". nalidad: "Entre la figura de la pasión y la desesperanza, sentimos que
Dentro del texto del Proyecto, lo manifiestan los tropiezos y arduos surge, en el meollo mismo de la racionalidad, el poder del deseo, la
malabarismos con que Freud lleva sus descubrimientos a un forzado libido sciendi, forma de la actividad fantasmática racional." 52
y "superyoico" modelo cientffico positivista. Además, en una lectura
50 s. Freud, "Cartas a Fliess", ed. cit., p. 696.
48 s. F reu d, "Carta s a Fl.1ess ", citamos
· por las Obras Completas de Freud edi tadas 51 /dem, "Una concepción del universo", en Obras Completas, ed . cit., vol. 11, P·
Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1967• vol . 111 • p. 694 .
por49 953.
Cfr. D. Anzieu, Op. ciJ., pp. 147-148. 52 P. L As.soun, lm roducción a la epistcmo/ogfa freudiano, ed. cit., p. 92

134 135
El phantasi.eren se despliega, desde el inicio de la obra de Freud, la pulsión de muerte, en El malestar en la cultura, Freud vuelve a
por todas sus teorías metapsicológicas, como su lógica inventiva o explicitar el procedimietno por el cual llegó a la postulación de di-
heurística. Por eso hemos dicho que es de tanto interés captar su cho impulso de muerte: "Al principio sólo expuse como tanteo las
nuevo modelo científico a patir del Proyecto. Pero además se percibe concepciones aquí expuestas; pero en el curso del tiempo se me im-
en sus escritos de metapsicología este recurso al fantaseo. Un punto pusieron con tal fuerza de convicción que ya no puedo pensar de
muy claro de ese uso técnico al que hemos aludido del vocablo " phan- otro modo. " 54 Si bien Freud rechaza todo lo que pueda parecer no
tasieren" lo encuentra Assoun -como en su cumbre funcional- en la racional o no objetivo, deja mucho lugar pa ra la convicción subje-
introducción de la pulsión de muerte, en 1920. En Más allá del prin- tiva -aunque después se vea parcialmente confirmada por hipótesis
cipio del placer, Freud llega a preguntarse si realmente él mismo cree aledañas o por observaciones-, la subjetividad irrumpe en su discurso
en la hipótesis que ha propuesto, basada más en la especulación que racional. Assoun comenta: "El momento del saber meta psicológico
en la observación efectiva. es cuando el phantasieren ejerce su coacción. Es aquello cuyo con-
trario no es pensable, de tal modo que se está condenado a concebir.
Mas -dice- para proseguir esta idea no hay más remedio que cambiar Momento en el que el pensamiento menguante ha cavado su lecho y
varias veces sucesivas lo efectivo con lo simplemente especulado y ale-
drena cierta necesidad." 66 Esto induce a pensar que, para Freud, el
jarse de este mcxlo de la observación. Sabemos que el resultado final se
hace tanto más inseguro cuanto mayor sea la frecuencia con que se lleve estudio de la psicología llama a lo que no es observable y objetivo,
a cabo esta operación durante la construcción de una teoría, pero no es es decir, a lo que es imaginable y subjetivo, incluso bajo formas re-
~ible fijar el grado a que llega tal inseguridad. Puede haberse llegado chazadas, tales como la revelación y la adivinación, pero que vuelven
a la verdad y puede haberse errrado lamentablemente. La llamada in- revestidas (o disfrazadas) en el fantaseo.
tuición me merece escasa confianza en esta clase.de trabajos: lo que de
Esto se ve enAnálisis terminable e interminable, donde Freud com-
ella he visto me ha parecido más bien el resultado de cierta imparciali-
dad del intelecto. Pero sucede que, desgraciadamente, poca veces &e es para a la metapsicologia con una bruja, esto es, como si fuera un
imparcial cuando se trata de las últimas cau~. de los grandes problemas oráculo que revela y adivina. Al presentarse alguna dificultad en el
de la ciencia y la vida. A mi juicio, todo individuo es dominado en es- análisis, Freud da el siguiente consejo: "Solamente podemos decir:
tas cuestiones por preferencias fntimas, profundamente arraigadas, que So muss denn doch die He.xe dran ['Al fin hemos de llamar a la bruja
influyen, sin que el sujeto se dé cuenta, en la marcha de su reftexión. 53 en nuestra ayuda' (Goethe, Fausto, parte 1, escena 6)) -la bruja me-
tapsicológica. Sin una especulación y ciertas teorizaciones ~si diría
A Freud le parece que buena parte de la dificultad reside en te- 'fantasías'- metapsicológicas, no daremos otro paso adelante. Por
ner que emplear el lenguaje científico o "figurado" de la psicología, y desgracia, aqui, como en otras partes, lo que nuestra bruja nos re-
que sería mejor si se usara el lengujare - también figurado, pero más vela no es ni muy claro ni muy detallado." 66 De este modo se puede
familiar- de la biología o de la fisiología. Sin embargo, tal parece que hacer hablar al fantasma del inconsciente, por transformación o fan-
el resultado sería el mismo "comparar" y "adivinar" (eminentemente taseo, lo cual nos hace ver la importancia que tiene el libre juego de
propios del lenguaje figurado) que acompafian al fantasear o phan-
las asociaciones de lo imaginario y lo raciona l en la e piste mología
tasieren. En efecto, aunque ha rechazado la intuición (al igual que Ja fre udiana.
revelación y Ja adivinación) en un proceso cientffico, no se encuentra
No sólo por la personalización o personificación sino por la Cantas-
tan alejado de ella como él quisiera.
En 1930, diez años después de haber introducido en su discurso
6 4 !den, El malestar en la cuhura, en Obras Completas, ed. cit., vol. 111, p. 44.
66 P. L Assoun, Introducción a la epistemologfa freudiano, cd. cit. , p. 93.
53 66 S. Freud, Análisis tenninable e interminable, e n Obras Completas, ed. cit., vol.
S. Freud, Mds allá del principio del placer, en Obras Completas, cd. cit., vol. 1, p.
1123. III, p. 548.

136 137
que surge de inmediato el problema de cómo se llega a la validación
matización, la meta psicología -casi diríamos la metafísica- de Freud
científica o empírica en la psicología freudiana o psicoanálisis. Es
fue lo que le resultó más difícil de transmitir. No era ni mero pro- este problema de la verificación de la teoría freudiana el que nos ocu-
ducto de la racionalización, ni mero producto de la fantasmatización
pará en seguida, como un punto capital de nuestra hermenéutica. No
sino un producto híbrido, como es el que resulta el único medio d~
sin motivo la fase veritativa donde verificación (apófansis) fue vista
acceder al conocimiento del inconsciente. Sobre la importancia del
por Aristóteles como un aspecto indispensable de la hermenéutica o
phantasieren vuelve a hablarnos Assoun:
teoría de la comprensión propocional en su obra sobre la interpre-
Es verdad que si mira~os m~ detenidamente, el trabajo de producción tación, el Peri hem1eneias.
d_e un concepto metaps1cológ1co que Fr eud describe al principio de Pul-
swnes y de~llnos de las pulsiones, en el texto que acaba de ser analizado
[l_a Metapsico/ogía], se refiere al esquema general del trabajo del incons-
ciente, a saber, un conjunto de operaciones que transforman materiales
en un producto, mediante un conj unto de procedimientos que desembo-
can en un resultado de " deformación" . El procedimiento teórico se ali-
me?tarfa, pues, ?e una lógica del incosciente homóloga, cuya raíz común
sena el pliantasieren. Pero el problema de la racionalidad psicoanalítica
se so!uCJonarfa C?n demasiada f~cilidad si se disolviera en la multiplici-
dad de las expresiones fantasmátJcas. lbdo sucede como si Freud hubiera
~vita?o el .doble esco!I? del racionalismo autonomizador de la ratio y del
1rrac1onahsmo que d1s1pa la teoría en ficción fantasmática, al sefialar en
la actividad teórica una modalidad original de phantasieren. 57

Así, desde .e l Proyecto hasta los resultados finales de la metapsico-


logía, Freud conjuga la racionalidad y la fantasmatización o fantasía
constructora. Por más que quiere apegarse a los cánones de modelos
científicos positivistas muy objetivos, racionales y empíricos, su epi-
tesme acoge ese elemento ambiguo y sui generis, cargado de connota-
ciones subjetivas y hasta irracio nales, que recibe de Freud el nombre
de phantasieren.
Ya el mismo deseo de apegarse a los modelos positivistas del pro-
ceder científico se había vi~to frustrado por la incapacidad de éstos
para dar cuenta de ese objeto tan complicado como es la psique hu-
mana; y Freud se ve constantemente obligado a romper con ellos y
buscar otros cauces metodológicos y hasta nuevos moldes científi-
cos. Pero el resultado final, a sabe r, el método-modelo constituido
por el fantasmeo (phantasieren) se muestra tan alejado de la cien-
t~cidad ~~rmal o vigente, i.e. tan difícilmente verificable por me-
dios empmcos usuales - y obligados por la epistemología al uso- ,

57 P. L Asooun, lntroducció11 a la epistemología freudiano, ed. cit., p. 91.

139
138
LA YERPAD HERMENEUTICA
EN EL PSICOANALISIS

La validación cognoscitiva en el psicoanálisis

A resultas de la actitud metodológico-epistemológica freudiana que


hemos visto, la moderna epistemología ha señalado numerosos pro-
blemas que surgen cuando se quiere determinar el modo de verificar
o validar los resultados y conocimientos psicoanalíticos, y -a pesar
de ello- esa validación es necesaria si se le ha de conceder algún es-
tatuto de cientificidad.
Pero estamos convencidos de que la validación que cabe exigir
al psicoanálisis o psicología freudiana no puede ser la misma veri-
ficación empírica que exige para las ciencias físicas, por ejemplo, el
modelo científico y epistemológico que ha surgido en el positivismo
lógico y perdura en la filosofía analítica reciente. Pues si así fuera,
resultaría siempre invalidado el psicoanálisis, dado que la exigen-
cia verificacionista de la analítica es muy fuerte, y la base empírica
del psicoanálisis siempre resultaría muy pobre e insuficiente ante ta-
les exigencias. Sin embargo, Paul Ricoeur ha insistido en la diferen-
cia de verificación que conviene exigir a cada tipo de ciencia. Por lo
cual, trataremos de argüir que el psicoanálisis tendrá un tipo de ve-
rificación '1istinto del que los filósofos analíticos le han exigido. Es
un tipo de verificación acorde a su naturaleza, y no calcado y depen-
diente de las ciencias físicas sino más en la línea hermenéutica.
Así pues, para llegar a esta verificación de tipo hermenéutico, pro-
cederemos primero a examinar la exigencia de verificación empírica

141
que se ha impuesto a la psicología por parte de los positivistas lógi- y naturales, pero no en las que suelen denominarse como "ciencias
cos y filósofos analíticos y, después, pasaremos a presentar la pro- humanas".
puesta de un tipo de verificación más hermené utica que señala R i-
coeur. Esto nos ayudará a ser cuidadosos con las diferencias episte- Problemas intrínsecos al ideal verificacionista
mológicas de cada disciplina científica.
Incluso antes de relacionar la actitud verificacionista -y su acompa-
La verificación en psicología (principalmente en el psicoanálisis) ñante asimétrico falsacionista- con la teoría psicológica (en nuestro
caso, con la teoría psicoanalítica), resulta ilustrativo y provechoso
Según hemos apuntado, e l problema capital de la epistemología her- para la argume ntación ulterior seguir brevemente el decurso que ha
menéutica aplicada a la psicología es el de si una teoría psicológica tenido la filosofía analítica de la ciencia-en sus manifestaciones más
puede considerarse como científica; es el punto principal de la her- sobresalientes-1 con respecto al criterio de la verificación/falsación
mené utica epistemológica. Pero, como es claro, esto depende de lo empíricas.
que se considere como ciencia, de acuerdo a lo cual se puede decir Este decurso intrínseco a la epistemoloía analítica muestra una
que una teoría psicológica es "científica". traslación del principio de verificación empírica al principio de apli-
Pues bien, todavía persiste el paradigma de la ciencia basado en e l cación empírica que es evaluado con otros criterios-funcionamiento,
método, y un método que permita una contrastación empírica con- rendimiento, cumplimiento de objetivos de modificación de la reali-
ducente a una verificación o una falsación según la empine. Sólo dad, etcétera. El nivel sintáctico o de coherencia sistémica sigue en
muy paulatinamente se van aceptando paradigmas de ciencia en los pie; pero el aspecto semántico de verificación o contrastación con la
que no toda la fuerza de cientificidad descanse sobre consideracio- realidad se ha vuelto cada vez más coloreado de tintes pragmáticos o
nes centradas en la verificación. Por lo pronto, es la verificación/fal- de utilización, de aplicación.
sación la que determina lo que merece el apelativo de "científico"; Carnap fue el m~s explícito al introducir la verificabilidad como
únicamente pasa el test de cientificidad lo que resulta verificado por criterio de demarcación entre lo que es científico y lo que no lo es.
la experiencia, o por lo menos se considera científico lo que sea sus- Pero él mismo se dio cuenta deque el criterio de verificación empírica
ceptible de ser falsado por la misma, siempre en una actitud, nor- es ta n exigente que sólo en muy contados casos -y muy triviales-
mativa de la filosofía de la ciencia -tal vez adoptada inconsciente- podría cumplirse.2 Lo cual llevó a concluir que gran parte de lo que
mente. Pero conviene someter a crítica dicha actitud en primer lu- se ha aceptado como ciencia tendría que declararse no-cie ntífico.
gar, atendiendo a esa exigencia de verificación que se ha impuesto Esto saltó a la vista demasiado pronto,3 por lo que recibió múltiples
de manera unívoca para toda ciencia, sin discriminación; tal vez de modificaciones, restricciones y arreglos, 4 llegándose hasta la postura
este análisis puedan derivarse algunas consecuencias hermenéuticas de Reichenbach, quien-debido a su presupuesto probabilístico en la
importantes, si concebimos esta d isciplina en la línea epistemológica ciencia- distingue entre verificación lógica, f'lsica, técnica y au n su-
de la hermenéutica. Este carácter hermenéutico del psicoanálisis es
lo que trataremos de hacer ver en lo que sigue. 1 Para una exposición más delallada de las principales posluras me1acientíficas en
Surgirán, por lo menos, consideraciones importantes especial- la filosofía analílica, cfr. M. Beuchot, "La filosofía y las ciencias en la filosofía analí1ica
mente para un sector de ciencias que no han sido muy tomadas en y en el tomismo", en Logos, núm. 31, 1983, pp. 13-34. Relomaremos los aulores más
rcprcsen1alivos de esta discusió n, con un criterio diferente del que adoplamos allí.
cuenta por la epistemología o metaciencia de la que surgió la exigen- 2 Cfr. R. Camap, Filoso/la y simaxir k5gica (1935), UNAM, México, 1963.
cia verificacionista/falsacionista, a saber, la de la metaciencia corres- 3 Cfr. J. K. Weinberg, Examen del positivismo lógico (1936) , Aguilar, Madrid, 1959.
pondiente a la filosofía analítica, más centrada en las ciencias físicas 4 Cír. C. G . Hempel, "Problemas y cambios en el criterio empirista de significado"
(1950), en A. J. Ayer (ed .), El positivismo lógico, FCE. México. 1965, pp.115-136.

142 143
praempírica, dejando abierto que la elección del tipo de verificación aseveraciones o conjeturas-, constituyen lo importante de las teorías
se haga de manera convencionalista y pragmálica. científicas.
Popper, en vista de las dificultades que plantea la verificación, es- Así, para Sellars se construye una imagen científica organizada por
tablece como criterio de cientificidad el que una leoría pueda ser categorías, y éstas no son verificables ni falsables al no ser afirma-
falsada, esto es, pueda generar una proposición básica o singular ciones ni conjeturas: basta con que sean conceptos que tengan una
contrastable con la experiencia: si tal proposición es refutada por extensión no vacía. En esto lo siguen Feyerabend, Maxwell, Smart y
la experiencia, la teoría queda falsada, si tal proposición es verifi- otros.
cada, la teoría no resulta verificada por completo sino tan sólo corro- Los ordinaristas wittgensteinianos, como Hanson, Tuulmin y Scri-
borada. Pero Popper advirtió que hay enunciados siugulares que se ven, dicen que los principios categoriales son usos lingüísticos, o ca-
pueden sustraer a la falsación, por lo cual él mismo -consciente de sos paradigmáticos, con los que se asigna referencia a la expresión
este problema-establece la norma de que ningún enunciado singular científica. Y esto no puede verificarse o falsarse, no es afirmación ni
científico pueda sustraerse a la falsación; 6 y esto es una norma o con- conjetura, es definición ostensiva. Además, esta atribución de signifi-
dición meramente estipulada, arbitrada: arbitraria y sin legitimación cado, al depender del uso, es pragmática. Salvaguardando la sintaxis,
lógico-semántica. En todo caso, únicamente puede tener una base vuelve el paso de la semántica a la pragmática.9
pragmática. De ahí toma Kuhn su noción de paradigma científico, que es un
Bunge propone como lo característico de la ciencia el método, instrumento para asignar significado a la teoría científica mediante
concretamente el método hipotético-deductivo, en el que hay con- ostensión; la historia de la ciencia procede por paradigmas que cons-
trastación empírica, combinando la confirmación y la refutación. Pe- truyen el mundo científico, y tales paradigmas son aceptados por la
ro él mismo acepta la conlrastación indirecta, por implicación con comunidad científica, al modo como la comunidad lingüística acepta
enunciados o teorías contrastables de alguna manera.7 Aquí se acep- pragmáticamente nuevos significados de expresiones. Pero esto lle-
ta la contrastación que no es sólo empírica sino que conlleva el to- varía a decir que sólo el historiador puede decir qué paradigmas han
mar en cuenta principios que rigen tal contrastación; esto se ve más sido relevantes para la ciencia, y no propiamente el epistemólogo
claramente en la posición de Nagel, para quien toda contrastación sino el epistemólogo-historiador. 10 Los paradigmas, en efecto, no
o comprobación requiere de principios interpretativos cuya verdad son susceptibles de verificación o falsificación directa.
deriva de la experiencia misma.8 Lakatos introduce entonces la noción de programa de investiga-
La epistemología pasa, después, de una concepció n enunciativa ción, que tiende a suplantar a la noción de paradigma científico. Pero
de las teorías a una concepció:1 categorial de las mismas. Los enun- también son establecidos dichos programas por la comunidad cien-
ciados pueden ser verdaderos o :alsos, esto es, verifica bles o falsa bles, tífica, decidiendo lo que ha de ser considerado como científico, y no
mientras que los principios catcgoriales no lo son; y los principios son verificables o falsables: sólo puede decirse si hacen o no "progre-
de categorialización de la realida1.l, más que los enunciados -ya sean sar" a la ciencia. Sin embargo, el que un programa sea mejor que otro
puede juzgarse por criterios no-racionales. 11 Por otra parte, como lo
5 C fr. H. Reichenbach, Lafilosoffa cienrfji< ~ (1951), FCE, México, 1953.
6 Cfr. K. R. Popper, La lógica ~la i11ves1ig1- :ió11 ciemfjica, Tecnos, Madrid, 1%2, 9
Sobre sintaxis, semántica y pragmática, cfr. M. Beuchot, Elementos de semiótica,
pp. 41y53. UNAM, México, 1979, pp. 12 ss.
7
Cfr. M. Bunge, La im-estigació11 cie111Ffica, An. I, Barcelona, 1969, p. 298. lO ar. J. Grüníeld, "Kuhn's Paradigm: Science as History", en Science et EspriJ,
8 Cfr. E. Nagt:I, "Comproba ción, verdad y comprobabilidad", en ldem, La lógica núm. 34, 1982, pp. 97-106.
sin mctaflsica, Tccnos, Madrid, ]974, pp. 129-136; ftum, La es1ruc111ra de la ciencia, 11
ar. J. Grüníeld, "Lakatos's Weak Rationalism", en Science et Esprit, n6m. 34,
Paidós, Buenos A ires, 1968, p . 43. 1982, pp. 210-224.

144 145
señala Musgrave, tiene en la base un supuesto inductivista, según el hace preguntarnos por el lugar que ocupa la exigencia de verificación
cual se podría prever el futuro y el rumbo del "progreso". Además, ya o contrastación en los saberes psicológicos -<:orno el psicoanálisis-y
que la comunidad científica es la que decide o arbitra qué programa dentro de qué límites puede aplicarse; pues, si no cumple con el mo-
es progresista, y ya que no hay criterios absolutos, esto sólo puede delo establecido de ciencia, habrá que pe nsar en aceptarlo como no
ser por convención, de manera pragmática. científico y como teniendo otro tipo de episteme (ya que no se puede
Polanyi, Tuulmin y Hanson se preocupan también por el desarro- fácilmente modificar el concepto de "lo cientifico"). Veremos que el
llo cienHfico, pero en su búsqueda de patrones inventivos o de des- psicoanálisis tiene un carácter epistémico de hermenéutica o ciencia
cubrimiento se nota un fuerte recurso a consideraciones de utilidad, interpretativa más que de ciencia explicativa en el sentido de ciencia
no tanto de verificación o falsación y, por lo mismo, se minimiza la natural. Volvemos a la oposición que marcaba Dilthey entre Natur-
semántica en favor de la pragmática. wissenschaften y geisteswissenschaften, es decir, entre las ciencias de
Esto resulta apreciable asimismo en la concepción estructuralista explicación y la ciencias de comprensión (ubicándose entre estas últi-
o estructural de la ciencia, cultivada por Sneed, Stegmüller y Mou- mas la hermenéutica).
lines. No es una concepción lingüística de la ciencia, en el sentido
de que no considera las teorías como conjuntos de enunciados, sino ¿Diferentes tipos de verificaci.ón en psicología?
como estructuras. 12 A di.fer_encia de la concepción enunciativa, y aun
a diferencia de la concepción lingüística, las teorías son vistas como Centrados en el análisis del esta tu to cientifico del psicoanálisis, se ha
estructuras con un núcleo doctrinal y un campo de aplicación pa- comprobado que no cumple con las exigencias de verificación/falsa-
radigmático. Y el campo de aplicación sirve aquí como punto de ción establecidas por los analíticos estrictos, como Carnap, Popper,
contrastación de los modelos construidos; pero como este campo de Nagel y Bunge. 14 Se ha dicho que sólo cumple con estas exigencias
aplicación se establece pragmáticamente, la semántica vuelve a dejar la psicología conductista. 15 Frente a esto, algunos teóricos del psi-
paso a la pragmática. Ciertamente se añade la ontosemántica de las coanálisis han buscado tres caminos: i) ajustar a toda costa -o lo más
teorías, 13 el recurso a la semántica y a la ontología misma, pero es que se pueda- el psicoanálisis a la exige ncia del modelo analítico
como una reconstrucción de la teoría bajo este aspecto, y no como de ciencia, ii) rechazar el modelo analitico de la ciencia como in-
una verificación/falsificación - par_a esto se necesitaría hacer depen- adecuado, alegando que el psicoanálisis es ciencia bajo otro modelo
der la verdad o falsedad de un enunciado del contexto de todo el científico distinto y más acorde a la episte me psicoanalítica, y iii) pre-
universo de discurso de la teoría, i.e. la ciencia misma-; por lo que cisar el estatuto epistemológico del psicoanálisis como algo distinto
sigue predominando la consideración pragmática de la ciencia. de la ciencia según el modelo analítico y como algo más cercano a
De modo que la exigencia de verificación/falsación se ha ido des- otro tipo de saber no-científico en ese sentido, tal como la interpre-
plazando de su forma empírica original a formas demasiado diluidas tación o hermenéutica.
e indirectas: a través de la compatibilidad con otras teorías constras- i) Algunos tratan de ajustar el psicoanálisis a las exigencias del
tables, a través de la funcionalidad y progreso, a través de la utili-
dad o aplicabilidad. Si la concepción analítica de la ciencia ha sido el 14
CTr. E . Nagel, " Methodological Issues in Psychoanalytic Theory", en S. H¿ok
modelo para determinar lo que es o no cie ntffico, este recorrido nos (cd.), P.sychoanalysis, Scientific Method and Philosophy, Grove Prcss, New York, 1959,
pp. 38-56; K. R. Popper, Conjectures and Refwations, Harper and Row, New York,
1968, pp. 34 ss.; M . Bunge, Op. ciJ., p. 690.
12 ar. C. U. Moulines, Exploraciones metaciemfjicas, Alianza, Madrid, 1982, pp. 15 Uno de sus principales representantes, Skinne r, critica al psicoanálisis desde el
74yss.
mode lo a nalítico de la ciencia , cfr. B. F. Skinner, " Critique of Psychoanalytic concepts
1 3 ar. C. U. Moulines, "Prólogo" a M . Beuchot, El problema de los uni1·ersales, a mi Theories", e n H . Feigl and M . Scriven (eds.), Mi1111eso1a Studies in the Philosophy
UNAM, México, 1981, p. 4. oj"Science, núm. 1, 1956, pp. 77-87.

146 147
modelo analitico de la ciencia, procurando validar proposiciones psi- todavía no es científico, en el sentido actual (analítico) de la pala-
coanalíticas cercanas a los hechos observables, pero que conllevan bra, pero es una ciencia en formación; es decir, aunque el psicoanáli-
postulados más teóricos. sis satisface los principales criterios de la ciencia, todavía no es ca-
Farrel sostiene que proposiciones concretas del psicoanálisis pue- paz de satisfacerlos todos, pues algunos permanecen aún fuera de
den ser susceptibles de refutación o falsación si se reúnen las condi- su alcance. Especialmente señala las siguientes limitaciones: 1) los
ciones para que-dadas sus características individuales- el sujeto so- conceptos psicoanalíticos no son cuantificables numéricamente; 2) el
metido a experimento reaccione o no ante una situación. 16 Además, psicoanálisis no puede establecer predicciones exactas y detalladas;
el criterio para verificar la adecuación o inadecuación de las inter- 3) debido al carácter privado de la consulta, la práctica psicoanalítica
pretaciones psicoanalíticas -atendiendo a su carácter instrumental- tiene un elevado riesgo de error; 4) el psicoanálisis no cuenta con vías
es el cambio de conducta que se produce en el paciente. 17 Pero, en idóneas de experimentación; 5) la terapia psicoanalítica no garantiza
todo caso, ya no es la misma clase de verificación exigida por el mo- el éxito en el 100% de los casos. 21
delo analítico de la ciencia. ii) Rechazan o mitigan el modelo analítico de la ciencia Feniche l
Queriendo acercarse más al tipo de verificación exigido por dicho y Rapaport. Fenichel hace lo primero, ~r considerar que dicho mo-
modelo, Hall ha intentado la contrastación empírica del complejo de delo reduce la psicología a la física. 2 Rapaport hace lo segundo,
Edipo, basado en encuestas sobre los suefios, pero Eysenck ha de- al cambiar la exigencia de la predicción por la exigencia de la pos-
nunciado fallas metodológicas serias en relación al criterio analítico dicción. 23 Pero, en ambos casos, ya se está volviendo la vista a otro
seguido por Hall en sus investigaciones. 18 paradigma distinto del que se considera sancionado o usual para de-
Kline ensayó la contrastación del ello-yo-superyo, de la teoría se- terminar lo "científico". Por lo menos estos autores han puesto en en-
xual y de los mecanismos de defensa y la represión; 19 Ellis trató de tre dicho la aceptación común de que ese mod~lo sea el que "dicte"
hacer lo mismo con la teoría de la libido. 20 Pero es nuevamente Ey- lo que ha de ser la ciencia.
senck quien muestra que la base empfrica es muy deficiente y nada iii) E.Stablecen el estatuto epistemológico del psicoanálisis siguien-
concluyente, añadiendo una objeción de fondo: otras teorías psicoló- do otro modelo (el interpretativo, que también podemos llamar "her-
gicas alternativas-que cumplen mejor con el criterio de cientificidad menéutico") Jesús Cordero Pando y Paul Laurent Asoun, cada uno
analítica- explican de otra manera esos mismos fenómenos. de manera diferente.
Kolteniuk postula que el psicoanálisis, tal como se lo encuentra, Cordero Pando cree que es "más coherente renunciar a encasi-
llar, a toda costa, al psicoanálisis dentro de las categorías del posi-
16 ar. B. A Farrell, "Can Psychoanalysis be Reíuted?", en lnquiry, nóm. 1, 1961 , tivismos científico, y tratar más bien de establecer sus propias coor-
pp. 16-36. denadas epistemológicas". 24 El psicoanálisis, por su método de ob-
17 ar. B. A. Farrell, "The Criteria for a Psycho·Analytic lnterpretation" (1962), servación, participa de la medicina clínica, la cual tampoco reúne las
en D. Gustafson (ed.), E~ays inPhilosophica/ Psychology, Doubleday-Anchor, Garden características exigidas a la ciencia, porque no puede controlar todas
City, N.Y., 1964, pp. 299-323. .
18 ar. C. Hall, "Strangers in Dreams: an Empirical Confirmation of lhe Oedipus
21
Complex" (1963) y C. Hall -R. L Van De Castle, 'i\n Empírica! lnvestigation of the CTr. M. Kolteniuk, En tonw al cartJcter cientfjico del psicoantilisis, FCE, México
Castration Complex in Orearos" (1965), ambos en M.J. Eysenck -G. D. Wilson, The - Buenos Aires, 1976, pp. 147 y ss.
Experimental Study of Freudian Theorics, Methuen, London, 1973, pp. 113-124 y 157- 22
ar. O. Fenichel, La teoría psicoanaUtica de las neurosis, Paidós, Buenos Aires,
167. 1973 (5a. ed.), pp. 37-47.
19 a r. P. Kline, Fact and Fantasy in Freudian Theory, Methuen, London, 1972. 23
ar. D. Rapaport, La estructura de lo teoría psicoanalltica, Paidós, Buenos Aires,
20 ar. A Ellis, 'i\n Introduc1ion to the Principies of Scientific Psychoanalysis", 1971 (3a. ed.), p. 20.
en B. Rachman (ed.), Critica/ Essays on Psychoanalysis, Macmillan, New York, 1963, 24
J . Cordero Pando, "Psicoanálisis y ciencia", en Estudios Filosóficos, núm. 27,
pp. 82-137. 1978, p. 485.

148 149
las variables; y en este sentido -ya tradicional-, al igual que la medi- delo epistemológico naturalista, porque para Freud interpretar es
cina clínica 1 el psicoanálisis es tanto una ciencia como un arte. Pero buscar la relación causal entre lo manifiesto y lo oculto. Hay en el
también tiene un fuerte aspecto interpretativo que lo hace participar fondo la búsqueda de algo objetivo, de una causalidad semiológica,
de las disciplinas humanísticas. De acuerdo con ello, concluye: que hace que lo científico-natural del psicoanálisis nunca se renun-
cie a sí mismo a favor de una hermenéutica entendida como inter-
En resumen, y como impresión inevitable, parece que el psicoanálisis, pretación que recoge una comprensión sin alcanzar la explicación
desbancado de su pretensión de ser una ciencia experimental más, tiene
que resignarse a carecer de un estatuto epistemológico definido: su si- científica. La interpretación, en psicoanálisis, es explicación -<:orno
tuación es ambigua, y mientras se mantenga así se halla expuesta a los Assoun revela que fue la intención de Freud. Con todo, vemos que
ataques desde los dos flancos. En cua_lquier caso, me parece que de estas hay una impostación. Freud es e l que quiere que se tome su epis-
ambigüedades se desprende algo claro: el psicoanálisis capta a su modo teme como búsqueda de la causalidad, cuando la epistemología ac-
un sector de la realidad humana y ofrece una interpretación de la misma. tual no le concedería que se trata de eso; quiere que se tome como
En esta línea se aproxima a las ciencias huma nas y, de una maner:i in-
discutible, a la filosofía. Este sentido específico que voy a dar al estatuto explicación, cuando la epistemología mqderna ubicaría como inter-
epistemológico del psicoanálisis me ha sido sugerido por la obra de P. pretación lo que él considera explicáción. Por consiguiente, si hemos
Ricoeur, De l'interprétation. Essai sur Freud, aunque no me atengo al pa- de seguir hablando de paradigma cientifico analítico, tenemos que
recer sostenido por Ricoeur. En la misma medida, no estimo como váli- aceptar que -según él- la episteme del psicoanálisis está más e n la
das, sin retoques, las interpretaciones "historicistas" del psicoanálisis, tal línea de la comprensión o interpretación que de la explicación. Esto
como han sido criticadas por M. Kolteniuk:. El psicoanalista busca captar
el sentido -y los cambios del mismo- de la hi.~toria del sujeto. Por esa es, se sitúa en la línea de la hermenéutica, no de la ciencia natural
razón, podría aproximarse el psicoanálisis a las disciplinas históricas, en -tal como hoy se conciben.
cuanto se trata de un esfuerzo por captar el sentido -en su caso, el sentido
de una conducta- mediante un trabajo de interpretación. Tendría cierta Verificación contextual
similitud con la comprensión histórica, al consti tuirse en una teoría de las
motivaciones del comportamiento. El psicoanálisis, pues, es un saber so-
bre el hombre, que quedará más cerca de aquellas disciplinas que buscan
Tunemos, por otra parte, que los modelos científicos de la filosofía
e l sentido; es decir, 1.a comprensión, más bien que la explicación. 25
analítica han cambiado en cuanto a la exigencia de verificación. Esto
nos indica que la verificabilidad no es tan clara y unívoca, que la ve-
Assoun, en cambio, trata de vincular la interpetación a la expli- rificación es necesaria en la medida en que lo permita la naturaleza
cación; el psicoanálisis tendría un ingrediente hermenéutico, pero sin del objeto de la cienia en cuestión. No se puede exigir el mismo nivel
renunciar a ser ciencia natural, en cierto modo la interpretación es de verificabilidad a todas las disciplinas, de manera unívoca.
explicación: "En ningún momento la interpretación, por más grande Además de esta situación cambiante en la concepción analítica
que sea su importancia clínica, implicó en la concepción que Freud de la ciencia, encontramos la diversa reacción de los teóricos del psi-
forja de su propia episteme una rectificación en un sentido herme- coanálisis frente a dichos modelos analíticos. Algunos han buscado
neutista. " 26 Incluso la interpretación de los sueños, de los actos fa- apegarse y ajusta rse a uno de los modelos analíticos - por cierto que
llidos o de las asociaciones es una explicación, una búsqueda de la el más exigente- reformulando las tesis del psicoanálisis; otros re-
causa inconsciente a través de sus efectos manifiestos. El ingrediente chazan ese modelo analítico exigente; y otros más investigan el es-
hermené utico no sería estorbo alguno para continuar con el mo- tatuto epistemológico propio del psicoanálisis como un modelo de
saber distinto del que propone la filosofía analítica: notoriamente
lo ubican como disciplina he rmenéutica (ya sea cargando e l peso
25 !bid, pp. 486-487. hacia la interpretación más que hacia la explicación, ya sea equipa-
26 P. L. Assoun, Introducción a la epistemologfa freudiano, ed. cit. , p. 44.

150 151
rando la interpretación, i.e. relacionando íntimamente el compren- caso, las reglas de coherencia y de contrastación que conviene adop-
der y el explicar). Esto nos indica que Ja especificidad epistemológica tar para la psicología, concretamente para el psicoanálisis? No por
del psicoanálisis -y por tanto la modalidad de la verificación que le cierto las mismas que las de las ciencias físicas -éstas pertenecen a
compete- están en debate. Con todo, parece claro que -a despecho otro contexto o marco de referencia-, sino las que corresponden a la
de la intención del mismo Freud por reducir el psicoanálisis a cien- particularidad de su objeto, que determina un contexto propio.
cia natural, a despecho de los que dicen que es una ciencia natural Freud quería hacer de la psicología una ciencia natural; partió de
en ciernes o en formación, y a despecho de los que se esfuerzan por modelos de la ciencia natural existentes en su tie mpo; pero sabe-
reconstruirla al modo analítico-el psicoanálisis ostenta una raíz her- mos que no fue del todo fiel a esos modelos, que los "saltó" para
menéutica innegable. En todo caso, se muestra como un saber que adecuarse al objeto metapsicológico que trataba. lLlegó, entonces,
no es reductible sin más al modelo rígido que se quiere satisfacer. a una disciplina (ciencia-arte) interpretativa, a una hermenéutica ?
Pero entonces hay que delimitar el tipo de saber epistémico en el Tul como se procede usualmente en el psicoanálisis, parece que sí:
que se ubica, que es en el que uno se mueve, el marco de referen- que tiene un estatuto epistemológico más equiparable al de la her-
cia.27 Si en los modelos analfticos de la ciencia se fue observando menéutica que al de la ciencia seg·ún se entiende en ese trozo de
que lo enunciativo o verificable no lo es todo -hay principios cate- nuestra cultura que es la filosofía analítica -<}Ue de facto ha señalado
goriales y estructurales más importantes-, no por ello se ha abando- y hasta normado lo que es ciencia. Ahora bien, hay muchas y distin-
nado la exigencia de coherencia lógica y control empírico, sólo se ha tas escuelas o corrientes hermenéuticas, aunque pueden destacarse
re-situado. No todo es científico -según pretel).derían algunos epis- rasgos comunes. De hecho, al decir Freud que para él equivalen in-
temólogos anarquistas. Se sitúa en relación a las reglas de juego que terpretación y explicación, configura una hermenéutica muy espe-
uno admite (reglas lógicas sintácticas y reglas semánticas de corres- cial -por lo menos frente a la distinción clásica desde Dilthey entre
pondencia o verificación de algún tipo). Naturwissenschaften; y geisteswissenschaften aunque, hay que decirlo,
Ciertamente se ha visto que, en su búsqueda de extraer el mo- cada vez los autores disminuyen más la diferencia entre unas y otras,
delo científico, la metaciencia ha partido de la praxis concreta de los llegando a tratar de identificarlas. Sea lo que fuere, admitamos que
científicos; pero al proponer reduccionistamente un modelo seco- es un tipo de hermenéutica la empresa de Freud. Pero en la her-
rre el riesgo de no dar cuenta de lo que de hecho ha sido la praxis menéutica también se busca la verdad -acaso haya que denominarla
creativa de los descubridores. Ciertamente se ha atendido más a la "verdad hermenéutica"-, se da un tipo específico de verificación, me-
justificación o validación del conocimiento que a la invención para diado por la reflexión y después de comprender el sentido. Parece
establecer esos modelos, y tal vez la invención se quede fue ra de Jos que no podemos escapar a la exigencia de verificación. lCuál es la
modelos epistemológicos, como pertenecientes a la heurística. Pero verificación en el marco de referencia de la herme néutica? lSe re-
en la misma validación del conocimiento científico ha habido un pro- fiere a una verdad sólo coherentista, correspondentista, pragmatista
ceso y hasta desfile de modelos. (Este hecho le corresponde expli- o de otro tipo?
carlo a la meta-metaciencia.) Puede ser que la epistemología misma Esto depende de la corriente hermenéutica en la que uno se ubi-
no sea tan correcta como se ha supuesto. Pero hemos de atender que. Atendiendo a la sugerencia de Jesús Cordero Pando, podemos
a ciertas reglas mínimas de control cientifico. Y tal parece que di- adoptar la hermenéutica de Paul Ricoeur -aunque recordamos las
chas reglas sólo pueden establecerse dentro del contexto o marco divergencias entre estos dos autores. Veamos en seguida el tipo de
de referencia de la episteme que se desarrolla. lCuáles son, en todo verificación que se postula en una hermenéutica de corte ricoeu-
riano.
27 CTr. E. Chávani, "Logos racional y marcos de referencia", en Estudios Filosófi-
cos, núm. 31, 1982, pp. 249-280, con quien hemos discutido este problema.

152 153

1
Verificación de la experiencia psicoanalüica Ricoeur dice que la cuestión de la verificación o prueba preo-
cupó a Freud ya desde el mismo Proyecto. 32 Pero, en contra de las de-
El contexto hermenéutico de Ricoeur abarca el discurso o texto, pero mandas de los epistemólogos analíticos (o positivistas), Ricoeur esta-
dentro de él comprende el enunciado verificable (semántica) y den- blece que el psicoanálisis no es una ciencia de observación, tal como
tro de él recoge la unidad lingüística o palabra (semiología). Es una ahora se entiende en el positivismo lógico. Llega a decir: "La expe-
hermenéutica del símbolo, del enunciado y del discurso o texto com- riencia analítica tiene mucha mayor semejanza con la comprensión
pleto, en el que encuentran sentido como totalidad abierta y con re- histórica que con la explicació n natural." 33
lación al cual debe operarse la verificación. 28 Es una verificación con- El psicoanálisis, al igual que la ciencia histórica y que la exége-
textuada, nos remite a una verdad contextual, como es la del sujeto sis, tiene que enfrentarse al problema de la validación: lqué vali-
humano en su proceso. Esta techne interpretativa busca la verdad de dez tienen sus interpretaciones?, y al problema de cierta predicción:
los enunciados, tiene un decidido aspecto semántico, pero dentro del l qué probabilidades hay de aceptar a un paciente para tratarlo y de
contexto del discurso o texto, el cual no sólo consta de palabras sino que el tratamiento resulte efectivo? Pero esto no puede establecerse
-siguiendo a Freud- también consta de accione. 29 En este sentido, como si se tratara de una ciencia empírica, sino que " los conceptos
en la hermenéutica de Ricoeur, mediatizada por la reflexión, la ex- del análisis deben ser juzgados a título de condiciones de posibilidad
plicación se relaciona con la comprensión y lo científico se relaciona de la experiencia analítica, 'en cuanto que ésta se despliega dentro
con lo histórico. 30 del campo de la palabra".34 Más que una cuestión de hecho (quaes-
En esta perspectiva del conocimiento histórico -y son bien noto- tio facti) como la que se da en una deducción a partir de hipótesis
rias las analogías de la cientificidad del psicoanálisis con las de la empíricas -en el positivismo-, se trata de una cuestión de derecho
cientificidad de la historia-, podemos pensar en los casos o historias (quaestio juris) como la de la deducción trascendental de Kant -y
clínicas como el material empírico observable, del cual se extraen no no deducción formal-; los conceptos analíticos son las condiciones
leyes sino tipos -en el sentido de Max Weber-que confieren inteligibi- de posibilidad de una semántica del deseo, como dice el _propio Ri-
lidad a lo singular histórico; la verificación (o la falsación) empírica coeur. 36
va por este mismo camino de la interpretación "histórica" prepon- Y es que la teoría psicoanalítica es la codificación de lo que ocurre
derantemente posdictiva si no es que decididamente ex post facto; lo en la situación analítica, i.e. en la relación analítica (transferencia!),
cual no anula el problema de cierta predicción, según grados de pro- dentro de la cual surge la experiencia analítica Con base en esta ex-
babilidad, p. ej. de la aceptación de un paciente y de la curación del periencia es como se podrán obtener los elementos "observables"
mismo.3 1 Como se ve, es el constante problema de la validez de una o hechos y, por lo tanto, la verificación, justificación o prueba. Para
interpretación (que puede tener a otras como rivales). obtener esos hechos, hay que atender, de acuerdo a Ricoeur, a cua-
tro criterios impuestos por la misma situación análitica: i) Sólo se
28 Cfr. P. Ricoeur, "La structure symbolique de l'action", en Symbolisme, Estras- atiende a esa parte de la experiencia que puede ser hablada o dicha.
bur~o, 1977, pp. 29-50. ü) No sólo se apunta a lo que es decible sino a lo que se dice a otra
9 ar. ldem, "The MO<lel of the Tuxt: Meaningful Action Considered as a Tuxt", persona. iii) Hay coherencia y resistencia en ciertas manifestaciones
en J.B. Thompson (ed .) , Paul Ricoeur: Hem1eneutics and tire human Sciences, ed. cit. ,
pp. 197-221.
30 ar. Jdern, "Expliquer et comprendre. Sur quelques connexions remarquables 32 /dem, "The Question of Proof in Freud's psychoanalytic Writings", e n la com-
entre la théo rie du texte, la théorie de l'action et la théorie de l'histoire", en Revue pilació n de Thompson, p. 247.
Philosophique de Louvain, núm. 75, 1977, pp. 126-147. 33 Jdem, Freud: una imcrpretación de la cultura, ed. cit., p. 326.
31 Jdem, Freud· una imerpretación de la cu/111ra, Siglo XXI, México, 1973 (2a. ed.), 34 Jbid, p. 327.
p. 328. 36 /bid, p. 328.

154 155
en cuanto que fundamenta la identidad indi vidual y colectiva. Final-
del inconsciente que construyen una "realidad psíquica" del indivi- mente, atendiendo a que Ja comunicación psicoanalllica se sirve de la
duo en contraste y a veces en completa oposición a la realidad física, narración, por ello buscar aquí la verdad es reconstruir los da tos ais-
material u objetiva, pero que para el sujeto es como si fueran "ob- lados de manera que cobren una coherencia y una refere ncia dentro
jetivos" (lo fantaseado, lo alucinado, etc.). iv) Se selecciona lo que del contexto de lo que se narra. Pero ¿cómo discernir e ntre lo mítico
de la ex~eriencia del sujeto es capaz de entrar en una historia o na- y lo verdadero? Basándonos en el efecto que tiene la narración so-
rración. 6 bre la persona misma que la hace: si su vida humana se reestructura
Así, partiendo de la vivencia o experiencia analítica, los términos o sigue siendo extraña, inconexa,. incompleta y fragmentada. 37
teóricos sirven para interpretar, i.e. para traducir de un lenguaje (in- Ricoeur piensa que incluso se puede estructurar Ja teoría psicoa-
consciente) a otro (consciente). Esto surge de la relación transferen- nalítica -<le modo que sea susceptible de verificación- comenzando
cia!, a través del fantaseo y de tomar todas las manifestaciones sig- con generalizaciones a partir de la narración, y ella es susceptible de
nificativas del paciente como un texto. De esta forma se opera una ello, pues la explicación aquí procede manifestando las motivaciones
hermenéutica o interpretación que puede ser evaluada. inconscientes. Después pasa a establecer enunciados de tipo ley, en
Hay que distinguir entre causas y motivos. Las primeras brindan los que la explicación no sólo procede por motivos inconscie ntes sino
explicación de la conducta, los segundos brindan comprensión de la además por los mecanismo~ de distorsión que hacen al proceso mo-
misma. Freud a veces los fusiona, pero Ricoeur hacer ver que en e l tivacional irreconocible. Y después de esto, se llega a los enunciados
psicoanálisis predomina la comprensión sobre la explicación. Y, sin referentes a las entidades teóricas (i.e. se construyen los axiomas del
embargo, tiene aspectos de explicación causal (sobre todo de expli- psicoanálisis).
cación estructural). Por lo cual es posible preguntarse por los proce-
dimientos y el modo de verificación o prueba ·que pueden aplicarse Estos enunciados constituyen la metapsicología en cuanto tal, la cual
al psicoanálisis. puede considerarse desde el punto de vista de la estructura de estos enun-
Ricoeur distingue dos preguntas en la cuestión de la prueba en el ciados como el metalenguaje del psicoanálisis -todo lo que puede decirse
respecto al instinto, los representantes del instinto, el destino del instinto,
psicoanálisis: i) ¿qué pre tensiones de verdad postulan los enunciados etc. En este nivel, todo aspecto narrativo, por el cual entiendo la referen-
del psicoanálisis? y ii) ¿de qué clase de verificación o falsificación son cia a un historial clínico, se borra, al menos en el nivel manifiesto de los
susceptibles estos enunciados? enunciados. 38
En cuanto a la primera pregunta, a saber, qué tipo de verdad
reclaman para sí Jos enunciados psicoanalíticos, ya que se trata de Pero todavía Ricoeur afronta el problema epistemológico princi-
una semántica del deseo, Ja verdad que postulan es más un decir-la- pal del psicoanálisis. Si la teoría, el método, el tratamiento y la in-
verdad que un ser-verdadero. Además, puesto que la situación psi- terpretación de los casos particulares tienen que darse simultánea-
coanalítica involucra un decir algo a alguien, el tipo de verdad que mente, resulta que los enunciados de la sistematización psicoanalítica
está implicado es - gracias sobre todo a la transferencia- el de la ver- resultarían entonces irrefutables -<ladas las excesivas exigencias para
dad intersubjetiva, es decir, que a través de Ja mediación del analista, que la refutación fuera posible-y, por lo mismo, inverificables; es de-
el paciente pueda reconocerse; en lo que le dice el analista encuen- cir, no habría manera de criticar las explicaciones y cualquier expli-
tra su verdad. Por otra parte, dado que en la relación psicoanalftica cación sería buena. Sin embargo, Ricoeur se encarga de postular cua-
tienen mucha relevancia las ficciones (fantasías, mitificaciones, etc.), tro criterios para aceptar como buena una explicación psicoanalítica,
como el paso de una fantasía e n cuanto alienante a Ja simbolización
37 !bid., p. 267.
36 /dem, "The Question of Proof in Freud's psychoanalyt ic Writings", cd. cit., p. 38 !bid., p. 270.
253.

157
156
de modo que los enunciados que de ella se deriven puedan ser falsi- culiares del objeto de estudio - pues pe rmite diferentes modos de ve-
ficados o verificados. rificación-, puede hablarse de una hermenéutica científica, que busca
El primer criter~o o la primera condición es que, si una expli- una construcción sistemática coherente, tiene verificación contextual
cación analítica pretende ser buena, debe ser coherente con el sis- en el sentido anotado de Ricoeury, finalmente, alcanza la explicación
tema teórico de Freud o de la escuela particular que sigue. Es un º
entendida como "comprensión de las causas"4 de la conducta y de
criterio epistemológico que comparte con cualquier otro campo de la estructura psíquica del ser humano, con lo cual vuelve a la com-
investigación. El segundo criterio es que una buena explicación psi- prensión, y con ello se reúnen y se integran la explicación y la com-
coanalítica ha de satisfacer las reglas universalizables establecidas a prensión, lográndose el ideal epistemológico que tanto persigue la
partir de los procedimientos interpretativos para la decodificación hermenéutica.
de lo que puede llamarse el "texto" del inconsciente. La tercera con- En efecto, la verdad que arroje la contrastación del psicoanálisis
dición o el tercer criterio es que una buena explicación psicoanalítica no puede ser equiparable a la de las ciencias naturales (por más que
debe ser integrable a la vivencia y la conducta del analizado, para el propio Freud haya querido verlo como una ciencia de la natura-
que así se vuelva un factor terapéutico de mejoramiento o curación. leza). El psicoanálisis está' más cercano a la historia que a la física,
El cuarto criterio, finalmente, es que "una buena explicación psicoa- y en consecuencia entra en el ámbito de las disciplinas interpreta-
nalítica debe producir una historia clínica con la clase de inteligi- tivas más que en el de las exactas. Está más del lado de la com-
bilidad narrativa que ordinariamente esperamos de una historia". 39 prensión (causa formal) y del resultado (causa final) que de la ex-
Como se ve, se trata de una verdad contextuada, integrable pragmá- plicación (causa eficiente); a menos que se tienda a hacer confluir
ticamente en la vida del sujeto. -como se hace cada vez má hoy en día- la comprensión y la expli-
cación. Por ello la verificción o falsación que se le puede aplicar es
Conclusión aquella que busca una verdad contextual, hermenéutica, una verdad
en el marco del texto, que es en primer lugar la de la coherencia del
Tul es el esquema ricoeuriano para la validación de los enunciados texto al que se aplica la interpretación según la teoría psicoanalítica,
psicoanalíticos, y nos parecen criterios muy adecuados al tipo de dis- y que no es sólo un texto verbal sino también de acciones, compor-
ciplina en cuestión. Ciertamente el esquema anterior es un modelo tamientos, etc. De acuerdo con ello, la verdad que se podría llamar
de validación mucho más limitado que el de las ciencias naturales; de correspondencia o correspondentista sería la más discutible en el
ello obedece al objeto del psicoanálisis; de él se desprende que el proyecto ricoeuriano de esta disciplina - porque parecería diluirse-,
psicoanalista opera con una semántica muy especial: la semántica del pero quedaría también determinada por el texto y el contexto. Y fi-
deseo, la cual es más complicada que la semántica de la aseveración nalmente, el único criterio que podría tal vez llamarse extra-textual
y la semántica de la acción. Es donde más se apreci.a el carácter her- sería pragmático, con arreglo al éxito y logro de los objetivos curati-
menéutico del discurso psicoanalítico. Y es una hermenéutica cien- vos del trato psicoanalítico.
tífica, ya que no puede exigírsele mayor recurso a la verificación que
el que compete a las ciencias humanísticas, las cuales también se
ve que están más cercanas a la hermené utica que al ideal lógico-
matemá tico de las ciencias naturales. Cabe aclarar, sin embargo, que
incluso en un modelo analítico-filosófico reciente de la ciencia como
el de Harré y Bhaskar, modelo rea lista y atento a las condiciones pe-
40
P.T. Manicas- P.F. Secord, "Implications for Psychology of the New Philosophy
39 !bid, p. 273. of Science", en American P:,ychologist, nóm. 38, 1983, p. 411 .

158 159

1
HERMENEUTICA Y LENGUAJE INCONSCIENTE
(EL "ENFOQUE CORPORAe' DE E. GENDLIN)
LA HERMENEUTICA DEL LENGUAJE
INCONSCIENTE COMO FOCALIZACION DE
SIGNIFICADOS VIVENCIADOS

La focalizaci6n como hermenéutica auto-implicativa

El objetivo principal de la terapia psicoanaUtica es hacer que los ele-


mentos inconscientes que perturban la conducta afloren a la concien-
cia y con ello dejen de afectar así el comportamiento. Justamente en
ello encontramos un lugar especial para la hermenéutica; pero no es
privativa del psicoanálisis, también se aplica en otras técnica~. Dado
que los elementos inconscientes, a diferencia de los datos de la con-
ciencia, no se presentán de manera directa sino a través de técni-
cas indirectas y sinuosas (que escrutan el significado inconsciente en
símbolos polisémicos, plurisignificativos, que ostentan varios signifi-
cados), tiene que 'encontrarse el método adecuado para encontrar
el significado principal en medio de esta riqueza de significación.
Por eso se requiere la interpretación, ella es el método apropiado.
En efecto, insight o la captación del significado inconsciente se da
cuando éste es interceptado por la conciencia. En otras palabras,
cuando lo preconceptual se hace conceptual a través de los símbo-
los concretos. Se ha guardado en los estratos más profundos de la
psijé un acervo de significados ya experimentados y vivenciados que
actúan sobre las estructuras y funciones más manifiestas; significados
que conviene desentrañar si se quiere que suceda el afloramiento del
inconsciente en lo consciente, de lo preconceptual en lo conceptual.

163
Quisiéramos ahora presentar una técnica hermenéutica, elabo- frente a una hermenéutica doble: antes de ser una hermenéutica que
rada y aplicada por Eugene T. Gendlin, que consiste en la búsqueda y hace el que nos escucha, es una hermenéutica de nosotros mismos.
focalización hermenéutica (directa) del significado vivenciado. Jus- Por eso se trata, en el caso de la focalización, de una hermenéutica
tamente la llama "enfoque" o "focalización" (focusing). Es una técni- auto-implicativa, porque no sólo es algo que interpreta el que escu-
ca que recurre mucho a la experiencia, pero trataremos más bien de cha sino que tiene que ser enmarcada por el que habla.
profundizar en su posible sistematización teórica o fundamentación La hermenéutica filosófica actual, como declara Gendlin, ha rele-
filosófica. Tul será nuestra aportación. gado el tratami~nto científico de la vivencia (experiencing) y su signi-
Para introducirnos en lo que es la focalización, sentaremos un ele- ficado (felt meaning). 2 Dos de las manifestaciones filosóficas actuales
mento teórico tendiente a dar cuenta de varios datos empíricos: Hay se han presentado como una dicotomía, separadas por esa "tierra de
una mediación del pensamiento entre la realidad externa a la con- nadie" que es el fenómeno de la vivencia. Por una parte, la filosoffa
ciencia y la expresión lingüística. En efecto, vamos estructurando existencial procuraba no relacionar la lógica con la vivencia, para que
nuestras experiencias (internas y externas) en la mente. De modo que la lógica no destruyera a la vivencia en su puridad. 3 Por otra parte, la
queda una información implícita en el ser humano. Ahí se aúna a los filosofía analítica no relacionaba la vivencia con la lógica, para que
otros contenidos implícitos pero actuantes que son las pulsiones in- la vivencia no destruyera la lógica en su puridad. 4
conscientes e interactúa con ellas, en el proceso de estructuración de Gendlin llama a una síntesis en la que no se pierda ni la viven-
la personalidad. Así, hay cie1 tos patrones de respuesta ante estímu- cia ni la lógica, proveyendo un método sistemático para estudiar y
los, que se van haciendo manifiestos, poniéndose en ejercicio. ejercer la interacción entre la simbolización lógica y la vivencia.. Tul
¿Por qué muchas veces sentimos que hay algo "más profundo" q pe vez la más reacia en permitir esa irrupción de la vivencia en la cien-
no alcanzamos a expresar? Por ejemplo, cuando vemos una obra de cia haya sido la filosofía analítica; pero, claro está, todo depende de
arte abstracto, tenemos la' impresión de que sabemos lo que sobre la noción de ciencia que se profese. Hemos encontrado esa noción
ella querernos decir y, si alguien nos lo pregunta, nos cuesta decirlo. de ciencia "abierta y dinámica" que permita dicha síntesis en la fi-
Sentimos en el cuerpo un cúmulo de significados que no es fácil hacer losofía tomista; por ella tiene sentido -sin ninguna contradicción-
explícitos en un primer intento. El poeta percibe que todo su ser trata hablar conceptualmente de lo pre-conceptual y aceptar que la viven-
de expresar algo que sólo dificultosamente llega a expresar y casi cia impregna la vida consciente y racional. 5
siempre con un dejo.de insatisfacción ante la forma como lo ha expre- Gracias a la filosofía tomista, no hace falta disociar tan tajante-
sado. lEs posible de alguna manera no sólo explicar este fenómeno mente lg vivencia y la racionalidad; su misma filosofía del lenguaje
sino además encontrar Ún cauce para facilitar la expresión? abre una gran perspectiva en la que pueden integrarse dinámica-
Nos encontram0s ante un nivel oscuro y complicado sobre la ex- mente la vivencia y la ciencia. Esto nos hace operar una revitali-
presión, sobre el lenguaje. Especialmente, acostumbrados como es- zación - un retorno' diferente- a la filosofía tomista. Estas reflexiones
tamos a buscar el rigor formal en la expresión, el control sintáctico- teóricas de seguro aportarán clarificaciones sobre el fenómeno y el
semántico de l lenguaje, 1 nos sentimos tentados a buscar la lógica in-
terna de esos elementos sígnicos que penosamente afloran a nuestra 2 Cfr. E. T. Gendlin; Experiencing and the Creation of Meaning, The Free Press,
conciencia. Pero esto es difícil. En este caso concreto nos hallamos Gle ncoe, III ; 1962, Introduction.
3 Sobre el existencialismo y la hermenéutica, cfr. M. Beuchot, " Hermenéutica de
la muerte y opción é tica en Heidegger", en Revista de Filoso/fa, núm. 19, UIA 1986.
1 Hemos considerado estos intentos de rigor en la filosofía analfuca y en la escuela 4 Cfr. /dem, "Epiteorfa hermenéutica de la metaflsica", enLogos, nóm. 28, ULSA,
estructura l isla. Sobre la primera, cfr. M. Beuchot, Filosofta analftica, fi/osofta tomista 1982, pp. 47-62. ..
y metaflsica, UIA, México, 1983; sobre la segunda, cfr. ldem, Lingiifsrica estructural y 5 Cfr. ldem, "Filosofía de la ciencia en la filosofla analítica y e n el tomismo'', en
jilosofla, U. La Salle, México;' 1986. Logos, núm. 31, ULSA, 1983, pp. 13-34.

164 165
proceso de la focalización de significados vivenciados, con su consi- de elaboración de metáforas poéticas,6 sino que me centraré en esa
guiente reestructuración psíquica. metáfora más modesta que es la búsqueda de expresión del sentido
vivenciado y pre-conceptual. Aunque, por supuesto, estaremos siem-
El hecho pre en estrecho contacto con lo que nos puede aportar el estudio de
la metáfora poética, tratando de no forzar las cosas. No en balde se ha
En la vida cotidiana experimentamos dificultades de expresión: mo- dicho que la metáfora es el núcleo del estudio del lenguaje emotivo-
mentos en los que notamos que "deseamos decir algo, pero no sa- subjetivo,7 e incfuso que la metáfora es el núcleo en el que se con-
bemos cómo". Frente a un acontecimiento, tenemos la impresión de densan todos los problemas de la filosofía del lenguaje.8 La metáfora
querer decir algo y preferimos ocultarlo por no encontrar las pala- -en todos sus niveles- es un reto para el estudioso del lenguaje, para
bras adecuadas. No por represión censurante sino simplemente por el hermeneuta.
no hallar el vehículo significativo para darlo a conocer. Frente a una
persona nos ocurre a menudo recibir una señal desde nuestra con- Los problemas
fusa intimidad, y nos decimos a nosotros mismos que en realidad no
sabemos bien a bien lo que estamos a punto de decir. Frente a un El problema continuo de la filosofía del lenguaje es dar cuenta del
objeto, en especial un producto artístico -máxime si es "abstracto" o paso de la experiencia al intelecto y a la expresión, de lo pre-con-
"no-figurativo"-, sentimos una reacción que nos es difícil expresar. ceptual a lo conceptual, o a alguna manifestación expresiva que se le
Inclusive, si alguien que nos acompaña pregunta nuestra impresión acerque. Hay que buscar la mediación. Comprender tal mediación
ante eso, le pedimos que nos dé tiempo para formularlo, o sencilla- es de interés teórico (elaborar un modelo explicativo) y de interés
mente salirnos con una frase hecha, con algún truismo encubridor práctico (implementar técnicas para posibilitar o facilitar el paso ex-
que suple nuestro contenido de conciencia. Es una situación de "in- presivo, aprovechable en especial para la praxis psicoterapéutica).
efabilidad no tan inefable", en cierta manera análoga a la vivencia ¿Cómo abordar el problema de esta mediación entre lo inexpreso
· del artista frente al mundo y frente a si mismo. Se siente que hay algo y lo expreso? ¿Qué estrategia metodológica y qué control episte-
muy rico que expresar y se vive un debate interno en la búsqueda de mológico pueden asistimos en este abordaje del fenómeno? Cier-
plasmación expresiva. Es un hecho eminentemente hermenéutico. tamente nos guiará en esto el objeto mismo de estudio y la pro-
Ya que he aludido al artista, quisiera centrarme en ese creador blemática que de él se desprende. Hay problemas o preguntas-guía
artístico tan peculiar que es el poeta, quizás el más inconforme con que heurísticamente nos abren camino para obtener la deseada com-
su expresión ya hecha y, por lo mismo, más consciente de la dificultad prensión (o el avance en la comprensión) de este fenómeno.
de expresión. Pues bien, un elemento primordial (y, hasta podríamos Vemos que en el dato señalado los problemas se aglutinan en
decir, estructurante) de la actividad poética es la metáfora. En ella se torno a la génesis y la estructura. Que además de interpretar lo que
consigna de manera muy peculiar lo que se ha querido decir acerca se expresa (hermenéutica), se da sobre todo el problema de enten-
de la vivencia. No es algo meramente irracional sino la expresión de der y ser capaces de suscitar la expresión (acompañar, estimular para
algo pre-conceptual con los medios que están al alcance para acer-
carlo a lo conceptual. Digamos que la experiencia de expresar el
6 Cfr. P. Riooeur, Lo imtáfora viva, Ediciones Europa, Madrid, 1983.
contenido "inefable" en nuestra vida diaria y en la práctica psico- 7 Cfr. l. A Richards, The Philowplry ofRhetoric, Oxford Univcrsity Press, London,
terapéutica es, tal vez en un gr~do no tan elaborado, una especie de 1 •
1936; en otra línea, M. Merleau-Ponty, PhtnombloloF ~la perception, Gallimard,
producción de metáforas. Paris, 1945.
No voy a centrarme explícitamente en el mecanismo o dinamismo 8 Cfr. P. Ricoeur, La metáfora viva, ed. ci t., el capítulo primero, dedicado a Aris-
tóteles.

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que se dé el paso de lo pre-conceptual al plano expresivo, tal vez no (La línea punteada indica que la cosa o experie ncia es el signifi-
con una expresión de tipo conceptual sino imaginativa, simbólica, cado principal; la línea continua indica que esa significación principal
etcétera). se realiza por la mediación del pensamiento.) 11
Así el lenguaje se relaciona con la realidad, pero lo hace a través
Marco teórico de la mente. En efecto, expresamos las cosas en cuanto son filtradas
por nuestro conocimiento y nuestro afecto: el lenguaje expresa "las
Sin ánimo de entrar en polémica con otros modelos o marcos teóri- afecciones de la mente" (conceptos y efectos).12 Esto es, los con-
cos posibles, pretendo esbozar lo indispensable del que adopto para ceptos y afectos que tenemos de las cosas, y sólo a través de éstos
abordar esta problemática. a las cosas mismas. Pues no expresamos las cosas en cuanto tales
El proceso de verbalización, como el proceso de nocionización, (sin el hombre), sino en cuanto están enmarcadas en nuestro cono-
para este modelo, requiere de la introspección como línea meto- cimiento y afecto de las mismas. En ello, por supuesto, hay grados.
dológica (de sus datos se podrán inferir proposiciones descriptivas Algunos lenguajes (científicos) prescinden del afecto; otros lengua-
y explicativas). Ciertamente es un instrumento que se presta a de- jes son preponderantemente emotivos. 13 Pero, en situación normal,
bate; tal se ve, por ejemplo, en la filosofía analítica, donde encuentra el conocimiento y el afecto se acompañan, revisten la experiencia de
buenos argumentadores a favor o en contra. 9 Postularé que es un las cosas.
acceso válido, siempre y cuando esté en relación con otros sujetos: Tul es el aspecto estático o sincrónico de la estructura -abstracción
este método de acceso al sujeto no está desprovisto de un mínimo de metodológica, no real, pero cognoscitivamente útil-; pasemos al as-
intersubjetividad -que es suficiente.10 Servirá de instrumento para pecto dinámico, diacrónico o genético. En él parece centrarse el pro-
construir el modelo explicativo-comprensivo. blema que nos ocupa.
El modelo de la expresión que presento tiene tres sectores dinámi- En cuanto al proceso de formación expresiva, atendemos a esta
cos: experiencia (externa e interna), pensamiento y lenguaje. Lasco- secuencia, muy general, del decurso genético:
sas de la experiencia son significadas primero por el pensamiento a) El hombre es afectado, en la experiencia, por lo que es inde-
(pre-conceptual y conceptual) y después por el lenguaje. Esto se pue- pendiente de su conciencia: la experiencia externa, procedente de los
de representar con el siguiente diagrama: objetos; pero también la interna, especialmente la que proviene de
las pulsiones inconscientes y asimismo de los elementos guardados
palabra -registrados activamente- en el inconsciente.
o signo externo
(modo de decir) b) El hombre se forma una palabra interior, concepto y afecto, de
lo que afecta a su conciencia.
cosa o
experiencia
c) El hombre expresa como palabra exterior la palabra interna
(modo de ser) que ha formado en sí mismo.
pensamiento
o signo interno
(modo de conocer) 11 Este esquema es el tradicional; se puede ver en Aristóteles y los medievales.
'Illmbién esel de Ogden y Richards. Cfr. M. Beuchot,Aspectos históricos de la semiótica
y la filoso/fa del lenguaje, UN AM, México, 1987.
9 Hemos defendido"la introspección, desde un punto de vista lógico analítico, en 12 Cfr. Aristóteles, Peri Henneneias, ed. J. Bekker - O. Gigon, Verlag Walter de
M. Beuchot, "Semiótica y filosofía de la conciencia ", Estudios n(Ím. 3, ITAM, 1985. Grul:'er, Berlin, 1960, 16a3-8.
3 Cfr. E.T. Gendlin, E-cperiencing and the Creation ofMeanin¡; ya citado.
lO a r. A Millán Puelles, La estructura de la subjetividad, Rialp, Madrid, 1%7.

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1
tructural, no de contenido), 15 que lo impregna desde los estratos
En el segmento b) del proceso está la conceptualización y también somático y pulsional - tanto vegetativo o concupiscible como sensi-
la afección. Pero está, asimismo -ya que es un proceso-, /,o pre-con- tivo o irascible-; lo recibimos y se densifica expresivamente a nivel
ceptual Dado que interviene la afección, la vida mental consciente intelectivo --0 racional-, pero presupone todo lo que antecede. En
no dispone sólo de conceptos; y lo que es más, dado que lo pre~ ello, el todo humano cumple una función que se ha denominado
conceptual está en estado de imaginación, lo que no es conceptua- -metafóricamente- de microcosmos. 16
lizable o no es completamente conceptualizable tiende a surgir en lCómo expresar el hecho de la presencia del significado viven-
imágenes, más ó menos elaboradas; y en el segmento c), la expresión, ciado? El conocimiento humano es un conocimiento personalizado.
lo pre-conceptual se manifiesta en un lenguaje no conceptual sino Lo que conocemos llega a inviscerarse plenamente en todo el ser del
imaginativo. El lenguaje de lo afectivo y de lo pre-conceptual es emi- hombre; no es sólo conocimiento intelectual o conocimiento empí-
nentemente imaginativo. La imaginación o la imagen cumple aquí el rico. Se registra en todo el ser; siguiendo diversos niveles, se registra
papel que en el discurso racional se atribuye al concepto. en la memoria intelectiva, pero también en la memoria sensitiva o
Es de gran importancia el reflexionar en una filosofía del lenguaje corpórea. En el mismo cuerpo (que ha llegado a ser comparado con
o hermenéutica orientadas hacia la antropología filosófica o psico- una especie de "computadora biológica") se registra de manera vi-
logía racional y siguiendo la línea de la filosofía tomista, sobre este viente. Lo que no se recauda en la memoria intelectiva_permanece en
fenómeno semiótico que son los significados ''vivenciados". Los sig- la memoria sensitiva y aun en el registro o "memoria" inconsciente,
nificados vivenciados interactúan y funcionan en la estructura hu- donde lo somático se toca con lo psíquico. Llega a constituirse en un
mana psico-somática, afectándola desde un nivel pre-conceptual, y conocimiento latente e inexpresivo, como información subyacente
cambian cuando afloran a la conciencia y los investimos o "informa- (una "conciencia" cuasi-somática, aunque psíquica -pero enraizada
mos" con lo más elevado de la conciencia; tal vez algo no solamente en lo corpóreo-) que no llega a la conciencia usual: forma parte de
admisible por el psicoanálisis sino muy acorde con él: el paso de Jo las energias o facultades psíquicas profundas. 17
pre-conceptual a lo conceptual mediante la interpretación de los sig- · Pero este conocimiento (con el significado que lo acompaña) ad-
nificados que se hallan registrados en lo más hondo de nuestra psi-
que.
Pero, a todas luces, nos encontramos en un terreno que ha sido ve- l5 ar. S. Rábade Romeo, La estructura del conocer humano, Ed. G. del Toro, Ma-
dado por las posturas unívocamente racionalistas de Ja filosofía del drid, 1969, pp. 96y ss.; Jdem, "La gnoseologfa tomista a la luz del pensamiento actual'',
en Estudios Fif.osóficos, núm. 23, 1974, pp. 203-217.
lenguaje, porque incomoda lo pre-conceptual del hombre, y sólo se 16 ar. M. F. Manzanedo, "El hombre como 'microcosmos' según Santo Tumás'',
procura atener a la dimensión conceptual; sin aceptar que ya desde la enA'!f.elicwn, núm. 56, 1979, pp. 62-92. .
naturaleza humana en sus estratos más ocultos está implícita y pre- 1 En cuanto al conocimiento inconsciente, estamos de acuerdo con M. Barbado,
dispuesta la racionalidad (tanto a nivel individual como histórico- quien dice en su Introducción a lapsicof.ogfa experimenta~ CSlC, Madrid, 1943 (2a.
ed.), p. 304: "(El psicoanálisis] indica un cierto retorno hacia la tradición escolástica,
social). El hombre es inteligencia sen tiente, 14 sentido inteligente, en cuanto que se admiten y valorizan las energías psíquicas; pues, si bien no se les da
cuerpo espiritualizado y espíritu corporeizado, todas estas cosas a el' significado de facultades, es lo cierto que los psicoanalistas no se encuentran tan
la vez. alejados de Aristóteles como los asociacionistas." Esio porque ya en el aristotelismo-
Hay en el hombre una racionalidad en cierta manera a priori (es- tomismo se da la teoría de la introspección y de una intencionalidad anímica o psíquica
que es más profunda que la puramente consciente. En la nota a la p. 291, Barbado
aclara: "Hemos sabido, por uno de sus discípulos, que Freud había encontrado fiel la
exposición que de sus doctrinas hicimos en la primera edición de esta obra. En cam-
14 CTr. X. Zubiri, Inteligencia semiente, Alianza Editorial - Sociedad de Estudios y bio, el P. Lindworsky parece acusamos de que 'die Psychoanalyse findet in Barbado
einem sehr gnlidigen Richtcr' ('el psicoanálisis encuentra en Barbado un juez muy
Publicaciones, Madrid, 1980. Para aspectos anteriores de este autor en esa lfnea, cfr. indulgente']"
M. Riaza, "Sobre la experiencia en Zubiri", en Realitos, mim. 2, 1976, pp. 245-312

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170
viene cuando lo invocamos, cuando lo dejamos hacerse presente, mente conceptual? Notemos, ante todo, que no es exclusivamente
cuando atendemos a él. Según ha observado Gendlin, 18 hay un cam- conceptual, en el sentido más extendido de "lo cie ntífico", sino que
bio somático-psíquico cuando expresamos el significado vivenciado y tiene como expresión las más de las veces no discursos conceptua-
lo asumimos conscientemente. El hombre, desde los estratos psíqui- les sino discursos con base en sustitutos de pa labras conceptuales:
cos más inviscerados en e l cuerpo, desde el cuerpo mismo, deja sa- símbolos y metáforas.
lir algo que lo bloqueaba en su proceso y se siente aliviado. Se re- Un ejemplo Límite lo tenemos en la expresión artística. La obra del
estructuran las emociones concomitantes y las cadenas de respues- artista es su palabra exterior, aquello con lo que manifiesta su palabra
tas correspondientes (ante situaciones determinadas). El cuerpol9 interior. Un cuadro, una escultura, una pieza de musical, un poema,
había registrado un conocimiento significante. Podemos decir que el et.e., es la palabra exterior que intenta descubrir la intenciona/idad de
cuerpo, de alguna manera, "sabe" que ese significado vivenciado le la palabra interior d.el artista.
habla de una experie ncia que se vivió inadecuadamente, y busca co- Destacando el caso del poeta, ya que la metá fo ra es un elemento
rregirla, o simplemente darle cauce. Así, ofrece este conocimiento central de su expresión, surge cuasi-naturalmente la hipó tesis - por
primitivo a la mente para que lo corrija (de otra manera, el mismo analogía- de que lo afectivo y lo pre-conceptual se expresan de ma-
cuerpo ya lo habría corregido por sf solo). nera imaginativa, en grados diferentes de metáfora.
Podemos decir que un nivel "cuasi-corpóreo" de la mente pide La metáfora requiere libertad, en cierta medida se auto-crea.
al nivel intelectivo de la misma mente que lo escuche y que, inter- Aceptamos que el poeta nos hable en metáforas. Mientras mayor li-
pretándolo, en cuanto es el coordinador o corrector, haga cambiar bertad experimente el poeta, más rica será su producción metafó rica
ese significado por otro, que todo el ser humano percibe como autén- y su poesía. Y, claro, más rica será la lectura (la interpretación) de
tico. Este conocimiento y este significado implícitos funcionan y afec- quien reciba su comunicación. Habrá más posibilidades de herme-
tan al conocimiento (interpretación de la realidad interna-externa) y né utica.
a la conducta (praxis histórico-social) como algo que se ha hecho en De esta manera·, si se crean las condiciones de la libertad de la
ese mo mento connatural al hombre.2 º persona, si no se le exige la conceptualización apresurada sino una
especie de libre juego creativo de imágenes metafó ricas, aflorará con
Hipótesis hermenéutico-filosóficas sobre laf omiaci6n mayor abundancia la palabra interior pre-conceptual y afectiva, el
de los significados vivenciados (felt meanings) significado "sentido", implicado en las profundidades de la estruc-
tura humana.21
lCómo pasa el contenido afectivo y lo mismo el pre-conceptual a ese Partiendo del contacto hombre-mundo, podemos aplicar el mo-
plano de la expresión, a la cual suele considerarse como eminente- de lo tomista sobre el conocimiento y la formación de significados a
los "significados vivenciados". Según este modelo, la sensación reco-
~: ar. E. T. Gendlin, Focusing. Bantam Books, New York, 1981 (2a. ed.),passim. rre - para ser elaborada como concepto y como signo conceptual- un
O , mejor alln, el hombre mismo en sus estratos más profundos; no hay que proceso con varias fases de estructurat;:ión cognoscitiva y significati-
o lvidar que es inteligencia sentiente y sentido inteligente, según interpreta Zubiri la va.22
tradición aristotélico-escolástica.
2
ºar. Sto. Tumásde Aquino, Swnma 1ñeologiae, l·II, q . 38, a. 4; 11-11, q . 24, a. 11.
Para el aspecto fenomenológico, cfr. J. M. Pero..Sanz, El conocimiento por connatura-
De los cinco sentidos externos, la experiencia pasa por los sentidos

lidad. La afectividad en la gnoseología IOmista, Pamplona: EUNSA, 1964, pp. 193 ss. 21 Cfr. R Blanco Be ledo, "Prooeso y técn ica d·e l Enfoque (Á;)rporal (FOCUSING)
Para el aspecto psicológico, cfr. J. Kadowaki, "Ways of Knowing: a Buddhist-Thomist
Dialogue", en lntemalional Philosophica/ Q11arterly, n (Ím. 6, 1966, pp. 574-595. Para el y sus r,.isibles a plicaciones en Educación ", en DIDA C, UIA, 1980-1981, pp. 52-64 .
aspecto metafísico, cfr. l dem, (Á)g11itio secundmn COfmaturalitatem ilLXta S. 171omam, 2 Sobre la base o rgán ica, cfr. a. Soulairac, "Les bases ncurophysiologiques de la
Lang, Bern - Frankfurt am Main, 1974, pp. 87 y ss. fonct ion symbolique", en Etutks Cam1éli1aim:s, 1960. pp. 151- 166.

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internos, que son cuatro energías o facultades: i) el sentido común, Por eso, nuestra hipótesis es que, en este modelo tomista de la
sensus communis o conciencia sensitiva, ii) la imaginación o fantasía, formación del lenguaje -siguiendo el proceso del conocimiento-, la
üi) la vis cogitativa y iv) la memoria sensitiva. cogitativa forma los "significados vivenciados" (felt meanings), que se
El sentido común o conciencia sensitiva unifica y da estructura a registran en la memoria sensible, cuasi-corpórea, y son significados
las impresiones de los sentidos externos, dispersas, refiriéndolas a un pre-conceptuales y pre-verbales; más próximos a la expresión imagi-
mismo objeto (captación del conjunto). La imaginación, que -al no nativa (la imaginación es la facultad en la que se apoya la cogitativa),
requerir la presencia del objeto- efectúa ya un cierto tipo de abs- pero tendientes intencionalmente a la conceptualización (la cogita-
tracción, da a la experiencia no sólo una mayor estructuración sino tiva prepara el trabajo del intelecto).
una mayor carga de significación; la experiencia ya no es un mero
"reflejo o "fotografía" sino un signo de lo experimentado, tiene un Hipótesis hermenéutico-filosóficas sobre la remodelación
valor sintético para la mente. La cogitativa es, sin embargo, la facul- psico-somática de los sentimientos (body shift)
tad que aprehende dicha significatividad de las imágenes y·su carga
afectiva; en efecto: Una vez recorrido el camino de la expresión del. significado viven-
ciado, podemos reflexionar sobre el efecto psico-somático de tal ex-
esta per~pci.ón del significado en la imagen sobrepasa el poder de la presión de los "significados vivenciados". Se expresan de manera
facultad imaginativa, siendo la cogitativa, como superior potencia entre imaginativa -cercana a la vivencia aún corpórea, aunque psiquica-,
todas las facultades sensitivas, quien la percibe en la imagen. La imagi-
nación conoce una cosa en su imagen; la cogitativa sobrepasa el conte- el intelecto los interpreta y extrae la conceptualización de esos con-
nido formal de la primera; es algo que no han dado los sentidos, que tenidos pre-conceptuales formados por la cogitativa, la cual -puesto
supera la unificación de cualidades de un objeto, su comparación y di- que aún no dispone de conceptos sino que los prepara- los había ex-
ferenciación -aunque las suponga- realizada por el sentido común y su presado de manera más bien imaginativa, a través de imágenes, locu-
. reproducción por la fantasf~ o imaginación. Se trata, en.una palabra, de ciones imaginativas y metáforas. Pero, esta expresión pre-conceptual
especies no sentidas. 23 que se conceptualiza tiene un efecto muy marcado en la estructu-
ración o reestructuración del proceso personal, a nivel somático y
De esta estructuración del conocimiento y del significado, hecha psíquico. Intentemos comprender y explicar este efecto.
por la facultad cogitativa, añadiéndose la importante función de la
Los sentimientos y las vivencias producen modificaciones en el
memoria sensitivá, se pasa a la ulterior elaboración del intelecto y su
cuerpo y en la psique, en la conducta global;26 y, al modificarse éstas,
acompañante memoria intelectiva. 24
se remodela la estructuración psico-somática. Ya que los significados
Pero la función de la cogitativa, en la captación y elaboración de
vivenciados se encuentran en la memoria sensible (elaborados desde
significados pre-conceptuales, viene a ser fundamental. Sus conteni-
la sensación, pasando por la imaginación y después a la cogitativa),
dos y estructuras significativas son pre-verbales, cargadas de afecto,
y todavía no universales sino particulares y concretas; sin embargo,
sus significados intervienen en la vida, en la conducta, en la praxis.25
inmediata sobre el apetito sensitivo; sólo ella provoca inmediatamente la emoción"
23 (p. 263). "La cogitativa es la facultad que provoca inmediatamente el movimiento
F. Soria, "Filosofía del signo", parte II: Estudio psicológico del signo, en Estu- pasional; las demás facultades no mueven sino a través de ella" (p. 268). Pero también
dios Fi/.os6ficos, núm. 12, 1963, p. 425. "al apetito sensitivo lo mueve no solamente la cogitativa, sino también la imaginación y
24 ar. Sto. Tumás, De Veritate, q. 14, a. 1, ad 9; el sentido" (p. 270), aunque no de manera inmediata como la cogitativa sino mediante
25 ar. /den, Conrra Gentes, JI, c. 73; V. Rodrfquez, "La cogitativa en los procesos ella. Lo mismo la inteligencia. Y la voluntad, o apetito racional, la supone (p. 275).
de conocimiento y afección'', en Estudios Filosóficos, núm. 6, 1957, pp. 245-278. En 26 Cfr. Sto. Tumás,Summa Theologiae, 1-11, q. 44,a. 1; II-11, q.173, a. 2; De Veritate,
el sistema tomista, "la cogitativa es la única facultad que ejerce influencia objetiva q. 22, a. 9. ad 6.

174 175
cuando un significado sobre alguna realidad es inadecuado, 27 per- de la persona, por la reflexión. Sólo desaparece el problema cuando
turba la relación con dicha realidad. Opera inconscientemente (pre- el significado vivenciado se interpreta conceptualmente por la re-
conceptualmente) en el ser humano y le hace vivir inadecuadamente flexión. La reflexión 28 pone en contacto lo pre-conceptual del signi-
las situaciones. Pide ser revisado, clama desde la profundidad en la ficado vivenciado y lo conceptual del intelecto, es una reflexión im-
que se halla. Y no puede ser corregido más que si se llega a viven- plicante: relaciona afecto y concepto.
ciarlo y a escucharlo en su mismo nivel, en su profundidad psico- En cuanto al proceso de vivenciación-esclarecimiento, podemos
somática (aun cuando se lleve a la conciencia conceptual, debe vi- decir, con Paul Ricoeur -<:ercano en esto a la tradición tomista-, 29
virse en ese nivel pre-conceptual). De nada valen paliativos ~aciona­ que el significado vivenciado es un símbolo, se expresa simbólica-
lizantes ni accesos racionalistas a él. Exige ser escuchado y asumido mente. Pero no basta con ·traducir racionalmente los símbolos; ni
en su nivel pre-conceptual. basta con vivirlos o sentirlos ciegamente. Hay que vivirlos e inter-
Al ser escuchado en su nivel pre-conceptual, se ofrece pre-con- pretarlos reflexivamente. Juntar vivencia y hermenéutica. Como el
ceptualmente para ser interpretado conceptualmente en una com- mismo nombre de "felt meaning" lo indica, hay una parte vivencia-
prensión; pero sin dejar de lado su presencia pre-conceptual. No se ble: es felt, y una parte reflexionable: es meaning. (Parece darse un
transforma meramente en algo conceptual, sigue presente como p~e­ estrecho parangón con lo que Santo Thmás llama "conocimiento vi-
conceptual; pero su expresión puede en cierta medida conceptuali- vencial'' en la prudenti.a y en la sapientia o sabiduría, que viene de
zarse. Cuando se da esa comprensión junto con esa vivencia, el hom- "sapida" y "scientia": ciencia sabrosa, no sólo intelectual sino viven-
bre -ron la capacidad directiva del intelecto que lo informa- se re- cia!.)
estructura, remodela ese contenido o ese sentimiento al relacionar
lo vivencia! y lo intelectual, lo pre-conceptual y lo conceptual; en esa Conclusión: el todo humano
relación ambos tienen cierta autonomía y se trata de una relación en
la que uno y otro, con lo que es cada uno, se modifican mutuamente. Me gustaría jugar con una antigua metáfora: el hombre como micro-
El nivel conceptual o racional no es exactamente un dominador o cosmos.30 El hombre implica de alguna manera todos los reinos del
controlador, es un coordinador estructurante o re-estructurante. universo. Es mundo en relación. La relación se da desde el aspecto
La razón (conciencia, intelecto... ) no reorganiza sola; de otra ma- sub-atómico hasta lo más elevado del espíritu. La persona humana
nera, el "análisis racional" disolvería tales proble mas. El significado ~rticipa de todos los órdenes del ser, y sintetiza en sí misma (de ma-
vivenciado, al producir una emoción o sentimiento, no reorganiza él nera unificadora y dinámica) aspectos del mundo mineral, vegetal,
solo la estructura afectiva; de otra manera, el mero sentir ese sig- animal y espiritual. Lleva una información estructural, una especie
nificado vivenciado, sin interpretarlo (sin llevarlo a la conceptua- de "conocimiento" estructurante o "criterios implícitos" de conoci-
lización), haría desaparecer el problema. La reorganización se da miento que le ha dado la naturaleza, en todos los niveles de su ser,
cuando se relacionan, cuando entran en contacto, el significado vi- no sólo en la racionalidad. De acuerdo con ello, me parece natural
venciado (por la cogitativa) y ei intelecto, cuando lo pre-conceptual
se hace de alguna manera conceptual; se manifiesta en imágenes y se 28
Al 111enos en el tomismo, cfr. A. Millán Puelles, La esrructura de Ta subjetiVi-
inte rpreta conceptualmente en el marco vivencia! (histórico-social) dad, ed. c;t., pp. 364 y ss.; A Lobato, " El hombre como subjetividad", en Revista de
Fil.os<fª• níim. 5, UIA, 1972, pp. 53-86.
2
ar. P. Ricoeur, "Existence and Hermeneutics", en Ch. Reagan - D. Stewart
27 (eds.), T11e Philosophy o/Pau/ Ricoeur. An Anthology o/his WOl"k, Beacon Press, Boston,
Conviene notar que entre las funci ones de la facultad cogitativa está el percibir
lo convenie nte y lo nocivo, lo adecuado y lo inadecuado, aunque todavfa no se exprese 1978. Puede aplicarse el marco teórico de Ricoeur al significado vivenciado.
conceptualmente, ni haya manera de rechazarlo de la estructura perso nal, o co" cgi.rlo, 30 E~ una metáfora que hemos tratado antes, p. ej. en M. Beuchot, "Microcosmos
ya que esto rebasa la ca pacidad cognoscitiva y organii.ativa d e esta facultad. y lengua je'', en DMlogos, níim. 94, El Colegio de México, 1980.

176 177
considerar (con una frase atribuida a Santo Tumás) que "pensamos
con todo nuestro ser".
Con base en esas raíces naturales formamos sociedad (no sólo
grupo gregario animal sino sociedad y hasta comunidad, por virtud
de nuestro lógos, que produce ágape). Ya las partículas elementales
en fisica son vistas como dotadas de cierta información por medio
de la cual "saben" con cuáles asociarse y de cuáles disociarse. Esto
es más claro en los organismos, pues las células contienen una infor-
mación que ejercen no sólo en el unirse unas con otras sino en el in-
teractuar. Los demás elementos del organismo desempeñan funcio-
nes, van constituyendo procesualmente estructuras (una estructura
dinámica). En el hombre, lo que desde antiguo era llamado "vida
vegetativa" y "vida sensitiva" (nuestras raíces o sedimentos del reino BIBLIOGRAFIA
vegetal y del reino animal), con sus necesidades y pulsiones, "cono-
cen" sus objetos tendenciales o intencionales (a pesar de los engaños
que les inferimos o que creemos inferirles). Y la "vida intelectiva"
no está desligada de los estratos anteriores, aunque tiene la capa-
cidad de dirigirlos (pero los dirigirá bien a condición de conocer-
los, aceptarlos y darles cauces adecuados). Inclusive, de estos esta tos
profundos surgen nuestras orientaciones prácticas o praxeológicas,
nuestra conducta. En otro lugar he tratado de aplicar esto como di-
rectrices de la ética, a una fundamentación de la ética que no sea
meramente racionalista ni meramente emotivista (i.e. que no sea re-
duccionista sino holista), desde la antropología filosófica, 31 una an-
tropología filosófica unida a una ética, porque ambas deben tomar
en cuenta la totalidad del ser humano. Y ahora he querido retomar I
esto para meditarlo en relación al conocimiento y al lenguaje (episte-
mología) y hermenéutica) y a las consecuencias vitales (psicológicas
y ontológicas) que tiene para el hombre. Porque, en definitiva, uni-
mos explicación y comprensión, y "comprender es más que explicar:
implicar". 32

31 CTr. ldem, Anlropologfa filosófica, UIA, México; 1983.


32 A Ortiz-Osb, "Hermenéutica y teoóa de la ciencia", en Pensamiento, nlím. 38,
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ro de 1989 en Eón Editores, S.A. de
C.V., Camelia 78 Col. Florida, Mé-
xico, D .F. Tul. 524 23 72. La edición
consta de 2 000 ejemplares.
Hermenéutica, lenguaje e inconsciente
Mauricio Beuchot

Hermenéu~ica, lenguaje e inconsciente da cuenta de la


indagación que Mauricio Beuchot hace en el lenguaje
inconsciente a través de las vías establecidas por Paul Ricoeur,
Sigmund Freud y Eugene Gendlin.
Con base en esta triple vertiente, Beuchot inicia su estudio
con el análisis del proyecto filosófico de Ricoeur para
posteriormente, abordar la especificidad de la hermenéutica,
entendida como instrumento de interpretación del fenómeno
simbólico o sígnico. Esta acción genera un cruce entre la
hermenéutica y la semiótica, que permite desentrañar el sentido
de lo multívoco. Teniendo como trasfondo un conjunto de
reflexiones hermenéutico semióticas, Beuchot establece una
conexión con el análisis freudiano mediame la confrontación de ·
perspectivas que conduzcan a la explicitación del estatuto
epistemológico del psicoanálisis. Tanto en éste como en el
aspecto anterior, las interpretaciones de Beuchot se apoyan en la
teorización de Paul Ricoeur, filósofo pleno, contemporáneo,
cuya preocupación central es la búsqueda de la comprensión del
hombre histórico cultural.
Mauricio Beuchot, autor de Elementos de semiótica (1979),
Lafilosofta del lenguaje en la Edad Media (1981), Lingüfstica
estructural y filoso/fa (1985), Aspectos históricos de la
semiótica y la filoso/fa del lenguaje (1987), Significado y
discurso. La filoso/fa del lenguaje en algunos escolásticos
postmedievales (1988), es doctor en filosofía y destacado
investigador en los institutos de investigaciones Filológicas y
Filosóficas de la UNAM.

Colección Ciencias del Lenguaje


semiolingüística

Universidad Autónoma de Pllebla

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