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UN ACERCAMIENTO A LA INNOVACIÓN SOCIAL OCULTA DESDE EL TRABAJO


SOCIAL

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David Alonso Gonzalez Andoni Alonso


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Documento de Trabajo - Working PAPER (2017)

UN ACERCAMIENTO A LA
INNOVACIÓN SOCIAL OCULTA
DESDE EL TRABAJO SOCIAL1
Andoni Alonso Puelles
David Alonso González

1. INTRODUCCIÓN
Los profesionales de trabajo social han solido definirse a sí mis-
mos como agentes de cambio en un entorno de injusticia estructu-
ral. Su propósito consiste por ello en transformar el entorno social
para que se convierta en más justo, más inclusivo y más receptivo
ante la diferencia, la desigualdad y la exclusión. Lógicamente de
aquí se deduce que esencialmente esta profesión debería ser inno-
vadora. Se ponen en circulación ideas, protocolos y métodos para
transformar desigualdades e injusticias. Pero, en otro sentido, pa-
rece que es necesario que los trabajadores sociales innoven porque
se enfrentan a un mundo y a una sociedad cambiante en el tiempo.
En consecuencia, tienen que reinventarse en cada momento par-
ticular. Entre la Hull House de Jane Adams y la actualidad las for-
mas de exclusión han variado significativamente. Las políticas de
bienestar han sufrido retrocesos, la irrupción de las organizaciones
no gubernamentales es otro factor de cambio en los tiempos que
necesariamente exige reorganización, readaptación e invención de
nuevas formas de atención social. Las necesidades de los usuarios
varían históricamente y adaptarse significa, en muchos casos simple
y llanamente innovar. Sin embargo, si se contrasta con la literatura

1
“Este documento forma parte de los resultados de investigación del Proyecto
financiado por la UCM-Santander con el código PR26/16-8B-1 y titulado IN-
NOVACIÓN Y ENVEJECIMIENTO ACTIVO EN ENTORNOS DIGITALES”.
Andoni Alonso Puelles y David Alonso González
Un acercamiento a la innovación social oculta desde el trabajo social

sobre el tema resulta que no es así (Alonso, 2016). Durante mucho


tiempo se ha considerado que el trabajo social no es una profesión
especialmente innovadora. No lo recogen así los manuales tradi-
cionales como Oslo o Frascati (OECD, 2002; OECD, 2005), en
realidad no prestan ninguna atención a este tipo de innovaciones
hasta hace relativamente poco (Echeverría, 2014). A lo sumo solo
ahora, tras más de 40 años de estudios sobre innovación parece que
se abre un hueco. Podríamos decir que, en realidad, la innovación
en Trabajo Social se ha soslayado casi por completo porque no han
existido herramientas capaces de hacerlo visible. De hecho, existen
muchas otras disciplinas que han visto oculta o ignorada su capaci-
dad innovadora.
La ampliación del campo de estudio realiza un giro analítico para
incluir lo social desde hace al menos dos décadas. En efecto, si aten-
demos cómo Schumpeter (1939) —clásico en el tema— definía la
innovación ésta ha de ser necesariamente social.Y ello incluye tanto
a la tecnología como a los procesos o a la difusión. Todos ellos tie-
nen ese componente que los distingue de la mera invención (sin re-
cepción social). En cualquier caso, existen dos tipos de innovación
social; la primera es la que ya las diversas instancias de la Comuni-
dad Europea (Alonso & Echeverria, 2016) han incorporado en su
agenda de desarrollo e incluso los manuales tradicionales comien-
zan a identificar y una segunda que recibe el nombre de innovación
social oculta (Mulgan, Tucker, Rushanara, & Sanders, 2007). Innovar
no significa necesariamente crear un producto nuevo, mejorar su
producción y colocarlo correctamente en el mercado. A veces res-
catar procedimientos antiguos y adaptarlos a contextos nuevos es
suficiente para ser considerado como tal (Alonso, 2016). Pero no
solo se trata de expandir el alcance de esta categoría. Es claro que
lo social no tiene las mismas prioridades que lo económico. Los úl-
timos años han demostrado que se puede mejorar las cifras macro-
económicas de forma notable y al tiempo sufrir una pauperización
de amplios sectores de la sociedad.
Tampoco es posible afirmar que toda innovación es buena y de-
seable por el hecho de serlo, pese al hecho que nuestra época se
Andoni Alonso Puelles y David Alonso González
Un acercamiento a la innovación social oculta desde el trabajo social

muestra completamente fascinada por ella (Nowotny, 2011). Los


últimos años nos han demostrado lo destructiva que puede ser la
innovación en el sector financiero2(Godin, 2008); justamente la ti-
tulización de las hipotecas —un producto bancario novedoso crea-
do a principios del siglo XXI— provocó la mayor crisis económica
de la historia. Como toda agencia humana innovar supone necesa-
riamente tener en cuenta valores y más en una profesión como el
trabajo social. Por ello el puro desarrollo tecnológico representa un
peligro porque no necesariamente tiene en cuenta dichos valores. A
pesar de que casi todas las disciplinas que se dedican a la tecnología
cuentan con sus propios estándares deontológicos no siempre son
coincidentes (Alonso González, 2016). Tampoco la política de las
compañías que emplean sistemas tecnológicos muestra necesaria-
mente respeto por esos valores.
Uno de los peligros que se corre en el presente es entender que
optimizar recursos dándoles un sentido nuevo es una respuesta a la
falta de medios que se niega en las políticas actuales. Las implicacio-
nes de tal afirmación son varias y no todas igualmente aceptables. Se
podría interpretar, por ejemplo, que en las épocas de bonanza eco-
nómica —tiempos que se cree no volverán durante décadas— los
trabajadores sociales no se han esforzado lo suficiente en el pasado.
Es hora que, de la misma manera que la industria y los servicios
han transformado sus estructuras debido a la crisis económica, lo
mismo debería aplicarse al trabajo social. En un discurso contem-
poráneo del emprendimiento individual y la atomización de las re-
laciones sociales se podría exigir su reinvención. Se habla también
de “emprendimiento social” como una modalidad de este discurso3.

2
Por ejemplo, Benôit Godin, quizás el mejor historiador sobre el término colo-
ca el primer caso en la historia griega en Jenofonte (Godin, 2008 y 2015).
3
Esto tiene diversos nombres como capitalismo creativo, como le gusta llamar-
lo a Bill Gates, filoantrocapitalismo o filantropismo o filantropía 2.0. Empresas
e instituciones como TheWellcome Trust, Clinton Global Initiative, Google.org, eBay
y otros. Sin embargo, es interesante indicar cómo este esfuerzo de racionalizar
y convertir en efectiva la filantropía por medio de un capitalismo social es
Andoni Alonso Puelles y David Alonso González
Un acercamiento a la innovación social oculta desde el trabajo social

Las razones que se pueden aducir para este cambio se encuentra


también en el adelgazamiento progresivo del estado del bienestar
en general y la retirada de la escena social que debería ser ocupado
por la iniciativa privada. Por ello el peso que recae sobre los traba-
jadores sociales es doble: por una parte, se enfrentan a recortes y al
tiempo a una situación social que ha empeorado notablemente. En
resumidas cuentas, se obliga a hacer mucho más —la sociedad occi-
dental se empobrece de una manera sin precedentes en los últimos
cuarenta años— al tiempo que se limitan profundamente los recur-
sos destinados a salvar esta situación. En medio de todo aparece el
peligro de que la innovación se entienda desde la política como la
panacea para solucionar una situación sin precedentes en la historia
del trabajo social.

2. INNOVACIÓN EN TRABAJO SOCIAL


En realidad, la idea de una innovación social oculta forma parte
de un contexto mayor que podría denominarse el dominio de lo
abierto —open— (Chesbrough, 2006). La facilidad para intercam-
biar información acerca de experiencias y teóricamente la facilidad
para reproducir las propuestas ha provocado un giro en la práctica
de la innovación. Esto se ha llamado innovación abierta y compren-
de no solo la fabricación de productos concretos sino también las
maneras en cómo se financian los proyectos —crowdsourcing—,
cómo se organizan los grupos a su alrededor e incluso cómo se eva-
lúan y difunden sus resultados. Desde la vieja noción de “prosumi-
dor” (Cossetta & Palumbo,2014) hasta la más moderna del usuario
innovador, todas ellas inciden en la posibilidad de una actuación in-
novadora que no nace de las instituciones y redes clásicas para la
innovación y que, sin embargo, parecen jugar un papel importante
en tal proceso. Von Hippel (2001, 2005) es quizá el autor que más

contraproducente desde el punto de vista de los propios receptores de la ayuda


gestionada de esta manera.
Andoni Alonso Puelles y David Alonso González
Un acercamiento a la innovación social oculta desde el trabajo social

esfuerzo ha dedicado para medir y proponer cómo los usuarios son


una fuerza innovadora de gran interés para el mundo empresarial.
Las indicaciones y propuestas de los usuarios para mejorar los pro-
ductos y servicios de las compañías se convierten en una valiosa
fuente de conocimiento que incrementa la competitividad. De nue-
vo hay que indicar que esta idea de la sociedad como impulsora de la
innovación puede caer en el peligro de economizarse, de convertir-
se simplemente en una forma de ahorrar costes. Por tanto, siendo
importantes los costes y la efectividad como no podría ser de otra
manera, el objetivo de la innovación oculta va por otros derroteros.
Mulgan la define como: “actividades innovadoras y de servicios mo-
tivadas por el propósito de dar respuesta a una necesidad social y que
son desarrolladas y diseminadas predominantemente por organiza-
ciones cuyos propósitos básicos son sociales” (Mulgan et al. 2007;
8). La insistencia en lo social trata precisamente de separar este tipo
de innovación de la simple economía. En ese sentido, señala Mul-
gan, la diversidad de actividades es notable: “Grupos de auto-ayuda
en salud, autoconstrucción de viviendas, líneas telefónicas de ayuda
y captación de fondos con telemaratones, guarderías y jardines de
vecinos, la Wikipedia y la Universidad Abierta, medicinas alternati-
vas como las holísticas y hospitales auto-gestionados, cooperativas
de consumo y microcréditos, tiendas de caridad y movimientos de
comercio justo, diseños de casas con cero emisiones, granjas eólicas
o solares, justicia restaurativa y juzgados comunitarios”. Todos esos
son ejemplos de innovación social, ideas nuevas que funcionan para
solucionar las necesidades insatisfechas y para mejorar la vida de la
gente (Mulgan et al. 2007: 11). Desde el punto de vista del Trabajo
Social se podría afirmar que obviamente la cuestión económica es
secundaria respecto a otros valores más importantes como la justi-
cia social. Sin embargo, el cambio político y sus recortes exige que
se exploren otras alternativas de atención y esfuerzo y que real-
mente la innovación, sin ser la solución definitiva, ayude a mejorar
algunas situaciones concretas.
Brown recoge esta definición sobre qué se entendería especí-
ficamente como innovación en Trabajo Social: “Aquellos cambios
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que merezcan ser reconocidos como innovación deberán ser nue-


vos para una organización de forma global o al menos local y que
sean lo suficientemente grandes, generales y que afecten de forma
apreciable a los procedimientos o el carácter de esa organización”
(Brown, 2013). Brown mantiene también que, a diferencia de otras
formas de innovación, los agentes implicados en este proceso son
básicamente tres: políticos, organizaciones y usuarios. En la inno-
vación tradicional son solo dos: empresas y usuarios. A partir de la
interacción de estos tres grupos se produce el cambio que merece
la pena ser etiquetado como verdadera innovación. También existe
una diferencia que merece la pena señalar: la innovación tradicional
siempre parte de un agente —la empresa o la institución de innova-
ción— y como mucho el usuario reacciona proponiendo o evaluan-
do. En el caso del Trabajo Social, como explicaremos más adelante,
puede ocurrir perfectamente que los grupos de afectados lleven la
iniciativa, en línea con los modelos de innovación del usuario (Mo-
rrison et al. 2000; Bogers & West, 2012) y que sean los políticos
y las organizaciones quienes adopten la propuesta. En definitiva,
frente a una innovación top down a veces ocurren genuinas accio-
nes bottom up. Precisamente el caso de estudio que se propone más
adelante es un buen ejemplo de las segundas formas de innovación.
Otra cuestión relevante es el carácter práctico que se exige a
los estudios de innovación (Brown, 2011). En realidad, y dada la
presión existente, nace la necesidad de adaptar y aprovechar las ex-
periencias existentes, tanto de las organizaciones como de los usua-
rios y los políticos. En términos de innovación se podría estudiar
dos cualidades fundamentales: la capacidad de difusión y replica-
ción que posean tales experiencias. También es necesario anticipar
la capacidad de sostener en el tiempo una innovación de ese tipo
cuando se convierte en una transformación asimilada. Sin embargo
y por muchos intentos que se han realizado, es difícil encontrar cri-
terios para medir y fomentar la innovación social y más aún si ésta
es oculta. A pesar de los modelos propuestos (Arundel, Bloch &
Ferguson, 2016), no existen estructuras estables de donde provenga
y posiblemente su identificación sea tardía, esto es, una vez que se
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ha puesto en marcha y ha tenido éxito. Esto tiene su importancia


para el posible control (governance) de la promoción. Los esfuerzos
por incentivar, dirigir, difundir y reproducir las innovaciones socia-
les representarían, a lo sumo, una parte pero no toda innovación
posible. No solo eso, también es importante señalar el peligro de
homogeneización que tales perspectivas y mediciones pueden im-
poner al objeto tratado. Cabría la sospecha de que, en el fondo y
de forma sutil, se permea de un espíritu economicista, se propone
un modelo donde el ahorro sea, en definitiva, el último objetivo.
Pero ni mucho menos ese espíritu ha dominado la innovación social
que realmente ha ocurrido. En este sentido parece más provechoso
analizar casos concretos y tratar de aprender ciertas lecciones que,
teniendo en cuenta situaciones y contextos diferentes, podrían ex-
tenderse a otros ámbitos.
Los dos casos que hemos elegido son innovaciones que se pro-
ducen desde dentro y desde fuera del Trabajo Social y que han
sido reproducidos y readaptados desde instancias públicas y por
los propios trabajadores sociales (en donde se incluyen, en sen-
tido amplio, muchos profesionales de la intervención social). Las
nuevas formas de plantear el sinhogarismo o el ocio de los jóve-
nes para evitar conductas perjudiciales son dos ejemplos perfec-
tamente claros de esa innovación que propugna Mulgan. Se trata
de ver las necesidades del usuario antes que aplicar programas
que posiblemente en su tiempo funcionaron pero que han tenido
que innovarse. Su elección también tiene un criterio temporal, los
dos programas comenzaron en fechas similares, los años 90 del
siglo pasado. La razón para ello es que su pervivencia en el tiem-
po muestra su éxito porque todavía hoy están vigentes al tiempo
que ofrece una trayectoria que es posible analizar, al poder mirar
con cierta perspectiva y no basados en la inmediatez. Asimismo,
su replicación en otros contextos y países es importante porque
también es prueba de su éxito, de haberse convertido en una in-
novación real que puede difundirse.
Andoni Alonso Puelles y David Alonso González
Un acercamiento a la innovación social oculta desde el trabajo social

2.1. Primer Caso: Housing First


La idea de casa, de vivienda o de cobijo forma parte práctica-
mente universal del género humano. De hecho, hasta las consti-
tuciones de algunos países recogen la necesidad de tener un hogar
como un derecho básico (la Constitución española en su artículo
47, con un cargado efecto programático, así lo propone) porque
sin él no es posible llevar una vida digna. Esta necesidad ha sido
recogida en el principio mismo del trabajo social: desde sus inicios
se vio la necesidad de acoger a aquellos que, por diferentes causas,
perdían su lugar y terminaban viviendo en la calle. El así llamado
sinhogarismo depende de circunstancias tan variadas como el des-
empleo, las diversas adicciones, problemas mentales, refugiados de
países en guerra, etc. Sin embargo, a pesar de que resulta claro que
las razones para acabar en la calle son muy diferentes, no es fácil
encontrar una única fórmula para tratar este problema. Hasta hace
relativamente poco el procedimiento era prácticamente el mismo:
se identifica al individuo, se le acoge para tratarlo de aquello que le
ha empujado a la calle y una vez solucionado el problema se trata
de facilitarle una vivienda, un lugar en el que vivir, en lo que se ha
venido a denominar el “modelo de intervención en escalera” o “con-
tinuum of care”, como modelo predominante de intervención en
Europa (Busch-Geertsema, 2012). Curiosamente el problema del
sinhogarismo ha ido creciendo especialmente en sociedades que han
aumentado su riqueza en las últimas décadas (INE, 2012).
Quizás esto podría tener sentido para algunos casos como aque-
llos que pierden un empleo y son incapaces de salir adelante o para
los desplazados por otras causas, o también para aquellos que son
víctimas de la dinámica inmobiliaria, tal como se ha podido com-
probar en los últimos años en este país. Se da la paradoja actual que
incluso teniendo trabajo es imposible hacerse cargo del alquiler o
pagar la hipoteca y esta es una situación novedosa en las últimas dé-
cadas. Estos casos, si no se vuelven crónicos y los usuarios entran en
una situación crónica deberían ser relativamente sencillos de solu-
cionar. La cuestión es qué hacer con aquellos que se encuentran en
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situaciones límites, por ejemplo, casos de enfermedades mentales


que no se curan de forma definitiva o de personas con problemas de
adicción que no son capaces de rehabilitarse. La estrategia de seguir
primero un tratamiento y una recuperación puede resultar comple-
tamente fuera del alcance de los usuarios. Tal como el iniciador del
programa Housing First, Sam Tsemberis indica (Tsemberis, 2010;
Tsemberis, Gulair & Nakae, 2004; Padgett et al. 2015), resulta ex-
traordinariamente difícil conseguir que personas viviendo en situa-
ciones tan límites cumplan los procedimientos, citas, tratamientos
y estándares que se les impone desde los expertos y profesionales.
Los principios que guían esta metodología son los siguientes, de
acuerdo con sus impulsores iniciales: la vivienda es un principio bá-
sico, los usuarios merecen respeto, compasión y calidez en el trato,
el compromiso de asistencia será tan largo como sea necesario, los
alojamientos serán en apartamentos independientes y distribuidos
en la ciudad (para evitar la marginación), el alojamiento se separa
de los servicios sociales, el usuario podrá elegir y ser autónomo, se
ofrecerá orientación para la recuperación y se buscará la reducción
de los males que los aquejan. Por ello Tsemberis innovó el proceso
al invertir las etapas y los intereses de los dos lados del problema:
los expertos y los usuarios. Para los primeros la lógica que debe
llevarse se basa primeramente en la recuperación de aquello que
ha provocado la situación y entienden que esto es prioritario. Sin
embargo, la prioridad del usuario es justamente la opuesta y además
fácilmente comprensible: primero debería ser el lugar donde vivir
y después luchar contra las causas de la situación. El hecho de ha-
ber logrado ese mínimo, de haber facilitado esa necesidad esencial
puede servir precisamente para que el usuario se comprometa más
profundamente con los tratamientos y los protocolos que habrían
de servirle.
En realidad, el planteamiento de Tsemberis resulta para muchos
subvertir lo que dice el sentido común. Los usuarios aquejados de
esos problemas parecerían incapaces de vivir en un alojamiento
proporcionado por las políticas sociales pues han demostrado ya
su falta de autonomía. Por otro lado, hay que contar con el sector
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privado, los propietarios de los pisos, que han de formar parte del
programa de alquiler. Resulta difícil pensar que los propietarios es-
tén dispuestos a ceder sus inmuebles a este tipo de inquilinos si la
demanda es suficientemente amplia, si se compite con otros inqui-
linos que no tengan estos problemas. La labor de los impulsores del
programa exigió así negociar primeramente con las autoridades so-
bre la viabilidad del proyecto y en segundo lugar con el sector pri-
vado sobre el beneficio que este programa podría tener para ellos.
Sin embargo, el programa, comenzado en los 90 mostró su éxito
en dos cuestiones distintas pero relevantes: primeramente, la tasa
de abandono del programa fue mucho menor que otras estrategias
de intervención con personas sin hogar. En segundo lugar, el coste
económico final del realojamiento en EE.UU. fue ligeramente me-
nor o al menos igual que los demás programas. (Tsemberis, 2010)
Uno de los elementos clave de la innovación, deberá venir de
la difusión de la misma (Rogers, 2003) y la posibilidad de replicar
estas experiencias adaptadas al entorno (Mulgan, 2006).
El éxito de este programa se identifica también de otra manera.
El programa que comienza en EE.UU. pasa a Canadá y de ahí a
Europa. Se crea el proyecto Housing First Europe (HFE) (Busch-
Geertsema, 2013) un proyecto experimental financiado por la
Comisión Europea para el empleo, políticas sociales e inclusión en
2011. Dentro del proyecto Progress se evaluaron cinco ciudades
europeas que aplicaban esta metodología —Ámsterdam, Buda-
pest, Copenhague, Glasgow y Lisboa— y la conclusión es
que en todos los casos su tasa de éxito ha sido alta. En Es-
paña la Fundación Rais ha adoptado este modelo de intervención y
lo ha extendido por casi toda la península (Madrid, Valencia, Anda-
lucía, Murcia, Asturias, Aragón y Euskadi). El propósito y metodo-
logía empleada es en todos los casos la misma, aunque ciertamente
cambia el marco legal y de política social para que pueda adaptarse
al contexto en el que se enmarca la experiencia.
Andoni Alonso Puelles y David Alonso González
Un acercamiento a la innovación social oculta desde el trabajo social

2.2. Segundo caso. Abierto hasta el amanecer


La relación entre el ocio y el “pecado” se ha establecido en las
sociedades cristianas desde hace muchos siglos. El ocio puede ser,
para un amplio número de moralistas la antesala para el desvío y la
corrupción. Sin necesidad de asumir esta actitud moralizante, en
1997 un grupo de jóvenes decidieron que era necesario buscar al-
ternativas para el ocio. Las formas habituales de entretenimiento
de la zona (barrio de La Calzada, Gijón) se reducían al consumo de
alcohol y otras sustancias nocivas en la calle (botellón), con el con-
siguiente peligro de degradación —violencia, vandalismo, suciedad
en las calles y adicción— que acarreaba para los habitantes de las
ciudades. Fueron precisamente los jóvenes pertenecientes a la Ju-
ventud Obrera Cristiana de Asturias (JOCA) quienes crearon la organi-
zación Abierto hasta el amanecer en ese año para ofertar una manera
distinta de disfrutar del tiempo libre (Comas, 2001). Dado el éxito
de la iniciativa terminó desligándose y convirtiéndose en una aso-
ciación independiente. La situación histórica también marcó las ca-
racterísticas de esta iniciativa. En esos momentos la tasa de desem-
pleo juvenil era muy alta y consecuentemente el poder adquisitivo
de los jóvenes reducido. Siendo una propuesta nacida precisamente
desde los usuarios, los jóvenes, se tuvo en cuenta diversas cuestio-
nes para que tal oferta fuera atractiva. En sus propias palabras era
necesario presentar una alternativa que huyera de las formas usua-
les de diversión —bebida y discotecas—, que fuera gratuita porque
el poder adquisitivo de los usuarios era bajo y se trataba de huir del
consumismo: para divertirse hay que pagar. Los horarios también
eran importantes. El momento de reunión de los jóvenes suele ser
los fines de semana y por la noche, justamente cuando los centros
de ocio oficiales —bibliotecas, polideportivos y otros— se cierran
al público. La cuestión del transporte también era importante: des-
plazarse a un sitio lejano podría ser un inconveniente por la falta de
transporte público en esa franja horaria y ello exigía la actuación
en los barrios antes que en el centro de la ciudad. Pero además de
estas cuestiones prácticas era necesario realizar una actividad atrac-
tiva. Para ello se incluyó desde el principio a los participantes en
Andoni Alonso Puelles y David Alonso González
Un acercamiento a la innovación social oculta desde el trabajo social

las propuestas y diseño, lo que va en línea con los planteamientos


de Von Hippel (2001, 2005), ya que no existe innovación si no hay
usuarios, y el propio diseño de la innovación se reformula por ellos
a partir de su uso y modificación (Alonso, 2016). Ello asegura que
la participación sea libre y cumpla un requisito básico: sea al tiempo
placentera.Y detrás de todo ello se encuentra un objetivo: fomentar
un ocio saludable que sirva como prevención al abuso de sustancias.
El éxito del programa es evidente: un año después de su puesta en
marcha se calcula que participaron unos 40.000 usuarios y se con-
trataron a unos 31 animadores socioculturales (Arenas, Legaza &
Muñoz, 2007).
En la década de los 90 y posteriores la aparición de las drogas de
diseño y las rutas de consumo (Infante, 2003; Calafat et al. 2000)
supusieron un incremento exponencial del consumo (Rodríguez
Suárez et al. 2003). Es a partir de 2000 cuando distintas administra-
ciones regionales y el Estado apoyan la difusión y replicación de este
modelo. El plan estatal de lucha contra la droga lo incluye como
una de las estrategias posibles en este empeño (Martín & Moncada,
2003).

3. CONCLUSIONES
Como se ha podido observar la innovación no tiene por qué in-
troducir nueva tecnología. En los casos presentados se trata de cam-
biar el proceso, la estrategia de la intervención, el contexto donde
aparece el problema o los agentes que inician el proceso de tras-
formación. El motivo para realizar tal cambio no es solo el ahorro
de los costes. En el caso de Housing First fue la necesidad de llegar
a unos usuarios que los métodos de intervención tradicionales no
lograban. En el caso de Abierto hasta el Amanecer se trató de cambiar
radicalmente el contexto de ocio para jóvenes con un carácter pre-
ventivo desde la perspectiva de los usuarios y no de las administra-
ciones. En los dos casos la innovación fue capaz de calar tanto en
los profesionales como en los responsables de las políticas sociales.
Andoni Alonso Puelles y David Alonso González
Un acercamiento a la innovación social oculta desde el trabajo social

En este sentido los tres grandes implicados en la innovación social


se encuentran y refinan un modelo de cambio que resulta exitoso.
Siguiendo a Mulgan son estos agentes los que perciben la necesidad
de hacer las cosas de otro modo. Además y tal como se ha visto esta
innovación sirve para aplicarse a otros contextos y situaciones asu-
miendo la necesidad de modificarla y adaptarla a cada una de ellas.
Por supuesto la cuestión presupuestaria es importante y se tiene en
cuenta de forma natural. Una acción que requiera de recursos no
disponibles simplemente no tiene sentido; equivaldría a un plantea-
miento irrealizable o utópico. Sin embargo, la cuestión importante
es que los recursos económicos, los costes y presupuestos son me-
dios y no fines. Habrá de suponerse que desde siempre los trabaja-
dores sociales han innovado pensando en mejorar y adaptarse mejor
a las necesidades de los usuarios y posteriormente han tratado de
encontrar los recursos necesarios para lograr poner en marcha ta-
les innovaciones. Los servicios sociales siempre se han encontrado
en una situación de escasez de recursos, no es necesario crear una
conciencia de algo que se ha experimentado desde el nacimiento de
esta profesión. Por ello hay que concluir que la innovación social
oculta ha existido siempre en el Trabajo Social. La diferencia en el
momento presente es hasta qué punto su existencia se ve deforma-
da por una concepción tecnocrática de la sociedad e imprime un
giro externo a la profesión. Habrá que ser conscientes de cómo un
discurso economicista es capaz de modificar y pervertir una capaci-
dad demostrada históricamente en el Trabajo Social para convertirla
en simplemente una forma de ahorro.
Por otro lado, en la propia esencia de la disciplina el trabajo so-
cial se caracteriza por partir de la propia realidad del sujeto, por lo
que la mirada del otro, la voz de los usuarios, sus propuestas, son
necesarias para transformar una realidad, en la que todos los actores
implicados, puedan ser objeto de acción de la innovación social, en
el diseño, ideación, ejecución y evaluación.
Andoni Alonso Puelles y David Alonso González
Un acercamiento a la innovación social oculta desde el trabajo social

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