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P.

Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap,


P. Martín Solórzano Solórzano, fmap.
Nicasio Clemente Martínez, Julia Valencia Márquez, imap,
y Socorro López José, imap.

bajo la dirección del


P. FLAVIANO AMATULLI VALENTE.

APRENDIENDO
A DIALOGAR
CON LAS SECTAS
www.padreamatulli.net

Apóstoles de la Palabra
— Perú 2010 —

1
Imprimatur
+ F ELIPE A GUIRRE F RANCO
Arzobispo de Acapulco

P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap,


P. Martín Solórzano Solórzano, fmap.
Nicasio Clemente Martínez, Julia Valencia Márquez, imap,
y Socorro López José, imap.

bajo la dirección del


P. FLAVIANO AMATULLI VALENTE, fmap.

© Ediciones Apóstoles de la Palabra


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Jorge Luis Zarazúa Campa.
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Diseño de portada:
Rodolfo Romero Espinoza

Impreso y hecho en Perú.


Printed and made in Perú.

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Presentación
El Proselitismo Religioso es una realidad en nues-
tros ambientes. No podemos tapar el sol con un dedo.
Ahora bien, se trata de ver cómo enfrentar este
fenómeno.
Lo que sigue es una reflexión y una práctica pasto-
ral acerca del asunto del Proselitismo Religioso, fruto de
una larga experiencia en el continente americano y
europeo.
Muchísima gente ha encontrado en nuestro material
didáctico y en nuestro método de trabajo un motivo sólido
para quedarse en la Iglesia y sentirse «orgullosamente»
católica, o para regresar a ella después de un período de
confusión o franco rechazo.
Es nuestro ferviente deseo que pronto la enseñanza
de la Apologética vuelva a establecerse en las aulas de
teología, pastoral y catequesis, ofreciendo al pueblo
católico un apoyo insustituible en un momento de tanta
confusión y ataque contra su fe.
Ojalá que también usted, leyendo este folleto, pueda
sentir el deseo de compartir con nosotros la misma
inquietud con relación al fenómeno del Proselitismo
Religioso, que está afectando la vida de nuestro pueblo de
una manera inquietante.
¡Qué mañana no vayamos a sentirnos culpables por
el derrumbe de tantas comunidades católicas ante el acoso
de los grupos proselitistas!
México, D.F.; a 13 de julio de 2004.

P. Flaviano Amatulli Valente, fmap

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La Verdadera
Iglesia de Cristo
Esta representación se realiza al terminar el
tema de la Iglesia y refleja el sentir de los
testigos de Jehová. En realidad, cada grupo
presenta "sus razones" para afirmar que es
la Iglesia de Cristo.

Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap


y el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

Personajes
+Católico.
—Testigo de Jehová.
•Acompañante del pastor.
••Público.

ESTUDIANTES DE LA BIBLIA
+Católico: Ahora vamos a contestar algunas preguntas,
relacionadas con el tema de la Iglesia. No vamos a hablar de
las imágenes, la virginidad de María, el bautismo de los niños,
etc. Esto lo veremos después. Ahora lo que importa es aclarar
el tema de la Iglesia.
(Intervienen una o dos personas, que hacen alguna pregunta
sobre la Iglesia. Por fin, el "pastor" de los testigos de Jehová
levanta la mano, mostrando abiertamente la Biblia, y dice:)

—Testigo de Jehová: Yo, más que una pregunta, quiero hacer una
aclaración.
+Católico: Sí, el que tiene la Biblia, pase adelante, por favor.
(El pastor pasa adelante. A mitad del camino se da cuenta que
su acompañante se quedó en su lugar. Voltea y le hace señas
con la mano para que lo siga y pase adelante.
Una vez que los dos "testigos" están al frente, el católico mira

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con curiosidad la Biblia y las revistas o libros que traen en las
manos, y les dice:)

+Católico: Permítame ver su Biblia. (Lee lentamente). Traducción


del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. ¡Pero esta Biblia no
es católica! ¿Por qué ustedes no usan una Biblia católica?
—Testigo de Jehová: Claro, la Biblia no es católica, porque nosotros
no somos católicos.
+Católico: ¡Qué interesante! Entonces, si no son católicos, ¿a qué
grupo religioso pertenecen?
—Testigo de Jehová: Somos estudiantes de la Biblia.
+Católico: Miren, eso de que son estudiantes de la Biblia es un
cuento muy viejo, que ustedes utilizan para engañar a la gente.
Van de casa en casa y cuando la gente les pregunta de qué
religión son, ustedes dicen: "Nosotros no somos de ninguna
religión. Somos estudiantes de la Biblia. Nos dedicamos a enseñar
a leer y a escribir. Si usted quiere, nosotros le podemos enseñar
a leer la Biblia".
La gente les responde: "Bueno, si no son de ninguna religión y
solamente son estudiantes de la Biblia, pues vengan a
enseñarnos". Y ustedes van y les enseñan que no hay que tener
imágenes, que hay que quemarlas, les dicen que María tuvo
muchos hijos, y muchas cosas más. Así enredan a la gente y la
ponen en contra de la Iglesia católica y hasta los bautizan. ¿O
no los bautizan?
—Testigo de Jehová: Pues sí, pero hasta después que hayan creído.
+Católico: Miren, yo también he sido estudiante durante algunos
años, y nunca bauticé a nadie. Si ustedes bautizan, seguramente
pertenecen a alguna organización religiosa. Ahora les pregunto:
¿A qué grupo religioso pertenecen?
—Testigo de Jehová: Está bien. Se lo diré. Mundialmente nos
conocen como los testigos de Jehová.
+Católico: Ahora sí nos entendemos. Volviendo al asunto inicial.
Me decía usted que quería hacer una aclaración. ¿De qué se
trata?
—Testigo de Jehová: Se trata de esto. Escuché lo que usted decía
antes. Déjeme decirle. (Señalando a las personas asistentes).
Lo que usted está enseñando a esta pobre gente, es
completamente falso. Especialmente eso de que la Iglesia
católica es la única fundada por Cristo.
+Católico: ¡Qué bueno que vinieron! Así podemos dialogar sobre
este tema. Yo ya hablé sobre la Iglesia católica. Ahora ustedes

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hablen de su organización, cuándo empezó, dónde empezó y
quién es su jefe actual.

EL JUSTO ABEL
—Testigo de Jehová: Nosotros, los testigos de Jehová, somos mucho
más antiguos que ustedes los católicos, porque nuestra
organización existe desde el justo Abel. En realidad, la Biblia
afirma que Abel fue "justo" y "testigo" (Heb 11,4; Heb 12,1).
+Católico: Una cosa es afirmar que Abel fue "justo" y "testigo" y
otra cosa es afirmar que perteneció a la organización de los
"testigos de Jehová". En realidad, se demuestra históricamente
que la organización de los "testigos de Jehová" empezó el año
de 1874, con Charles Taze Russell. Al principio se llamaban
estudiantes de la Biblia o russelistas. Solamente en el año de
1931 se empezaron a llamar "testigos de Jehová". Si Abel
perteneció a la organización de los Testigos de Jehová, entonces
¿quién fundó esta organización?
—Testigo de Jehová: La organización de los testigos de Jehová fue
fundada por Jehová personalmente cuando empezó el mundo.
+Católico: ¿Tienes alguna otra cita bíblica que comprueba esto?
—Testigo de Jehová: (Sorprendido, no sabe qué contestar. Mira a
un lado y a otro, sin decir nada).
+Católico: Bueno, no se preocupe. Ahora le pregunto: Y cuando
Abel fue asesinado, ¿quién quedó al frente de esta organización?
¿Acaso fue Caín?
—Testigo de Jehová: Mire, eso no interesa. Si importara, nuestros
jefes nos habrían informado.
+Católico: ¿Ha visto que sus jefes les tomaron el pelo, al decirles
que la organización de los testigos de Jehová empezó desde la
creación del mundo?

PROFETA ISAÍAS
—Testigo de Jehová: De todos modos, mucho tiempo antes de
Cristo ya existía nuestra organización. Mire lo que está escrito
en Isaías, capítulo 43, versículo 10:
Ustedes son mis testigos,
es la expresión de Jehová (Is 43,10).

(Nota: No es necesario leer la cita bíblica completa. Basta decir


las palabras que están señaladas aquí.)

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+Católico: Muy bien. Cuando el profeta Isaías en nombre de Dios
dice: "Ustedes son mis testigos", ¿a quiénes se está refiriendo?
—Testigo de Jehová: Evidentemente a nosotros, es decir a la
organización de los testigos de Jehová.
+Católico: Esto no es cierto. En aquel tiempo su organización no
existía. Al decir el profeta Isaías: "Ustedes son mis testigos", se
refería a las doce tribus de Israel. En realidad, antes de Cristo, el
Antiguo Pueblo de Dios estaba formado por las doce tribus de
Israel. No es que había por un lado las doce tribus de Israel y
por el otro una organización llamada testigos de Jehová.
Si les dijeron esto, sencillamente los engañaron. ¿Acaso ustedes
forman parte de las doce tribus de Israel? En concreto, usted ¿a
qué tribu pertenece?
—Testigo de Jehová: Bueno, espiritualmente, yo pertenezco...
+Católico: (Lo interrumpe antes de que concluya la frase) No
espiritualmente. Isaías se estaba dirigiendo a las doce tribus de
Israel, que no son espirituales. Son un pueblo que existe hasta
la fecha. Es el pueblo judío. Usted, ¿es judío?
—Testigo de Jehová: No.
+Católico: (Dirigiéndose al acompañante del pastor) Usted, ¿es
judío?
•Acompañante del pastor: (Con ingenuidad) No, yo soy de…
(Menciona el nombre de algún estado, departamento o ciudad).
+Católico: Eso es otro asunto. A propósito. Veo que usted casi no
habla. ¿A qué se debe?
—Testigo de Jehová: Mire, el diálogo es conmigo. Él todavía no
sabe. Apenas está aprendiendo.

VERDADERO Y FALSO CATÓLICO


+Católico: ¡Qué interesante! Así que ¿apenas está iniciando?
¿Cuánto tiempo tiene?
—Acompañante del pastor: Dos meses.
+Católico: ¡Dos meses apenas! ¿Y antes fue católico?
—Acompañante del pastor: Sí. POR DESGRACIA fui católico.
+Católico: (Dirigiéndose al público) Y nosotros, por la gracia de
Dios, somos…
••Público: ¡Católicos!
+Católico: Bueno, veamos ahora qué clase de católico era usted.
Dígame: ¿Cada cuánto tiempo iba a la Misa?
•Acompañante del pastor: Pues sólo iba cuándo me nacía del corazón.

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+Católico: ¿Y se puede saber cada cuanto tiempo le nacía del
corazón?
•Acompañante del pastor: Pues, cuando había bodas, quince años y
bautizos. (Señalando al público) Precisamente cómo hacen todos
los católicos.
+Católico: No, no diga: "Cómo hacen todos los católicos".
(Dirigiéndose al público). A ver, ustedes que son católicos, ¿cada
cuánto tiempo van a misa?
••Público: "Cada domingo", "Cada día", etc.
+Católico: Como puede ver, aquí hay católicos que van a Misa todos
los días y la mayoría va todos los domingos. Bueno, y cuándo
usted era católico, ¿asistió a un curso bíblico?
•Acompañante del pastor: No, porque en la Iglesia católica no se estudia
la Biblia.
+Católico: ¿Cómo sabe usted que en la Iglesia católica no se estudia
la Biblia, si casi nunca iba a la Iglesia? (Dirigiéndose al público).
A ver, levanten la mano los que han hecho algún curso bíblico.
(Muchos levantan la mano).
•Acompañante del pastor: No es cierto. Los católicos no tienen la Biblia.
+Católico: ¿Cómo no? (Dirigiéndose al público). A ver, levanten la
Biblia todos los que tienen la Biblia (Muchos levantan la Biblia).
De todas maneras, ¡qué bueno que vino! Ojalá que ponga mucha
atención. Vamos a seguir dialogando aquí con su jefe. Ya vio
que está diciendo que los testigos de Jehová vienen desde Abel
y no ha podido demostrarlo. Ya vimos también que Is 43,10 se
refiere a las doce tribus de Israel, a los judíos, y ustedes no son
judíos. (Dirigiéndose al pastor) A ver, Isaías cuando vivió, ¿antes
o después de Cristo?
—Testigo de Jehová: Antes de Cristo.
+Católico: (Dirigiéndose al público): Y nosotros estamos hablando
de la Iglesia que fundó…
••Público: ¡Cristo!
+Católico: Entonces, hablemos de Cristo para acá (Dirigiéndose al
pastor): ¿O ustedes no saben nada de Cristo? ¿No tienen nada
que ver con Él?

TESTIGOS DE CRISTO
—Testigo de Jehová: Claro que sí. También las Escrituras Griegas
hablan de nosotros. Basta leer Hechos, capítulo 1, versículo 8,
donde Jesús dice lo siguiente:

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Recibirán la fuerza del Espíritu Santo
y serán MIS TESTIGOS (Hech 1,8).

+Católico: ¿Testigos de quién?


—Testigo de Jehová: Claro: testigos de Jehová.
+Católico: Pero aquí Jesús no dice: "Serán testigos de Jehová" (o
de Yahvéh, como sería lo más correcto); Jesús dice: "Serán mis
testigos". Déjeme preguntarle a su acompañante. Se ve que
está muy atento. ¿Testigos de quién?
•Acompañante del pastor: Testigos de Cristo.
+Católico: (Dirigiéndose al público). Un aplauso, un aplauso.
Efectivamente, Jesús es el que está hablando y dice: "Serán mis
testigos". Por lo tanto, tenemos que ser testigos de Cristo. No sé
de dónde sacaron ustedes lo de testigos de Jehová.

El pastor regaña en voz baja a su acompañante y le ordena callarse.

+Católico: ¿Qué ocurre?


—Testigo de Jehová: Le estoy diciendo que no hable, porque él
todavía no conoce. Apenas está aprendiendo.
+Católico: ¡Qué interesante! El que apenas está aprendiendo,
contesta bien; y el que sabe mucho, se equivoca. Ahora, por
favor, respóndame: ¿de dónde sacaron eso de testigos de Jehová?
—Testigo de Jehová: Veamos lo que dice el libro de la Revelación,
capítulo 1, versículo 5.
+Católico: (Dirigiéndose a los católicos) Busquen Apocalipsis. Los
testigos de Jehová le llaman Revelación; nosotros le llamamos
Apocalipsis. Es lo mismo.
—Testigo de Jehová: (Lee el texto bíblico):
Y de Jesucristo, EL TESTIGO FIEL, el primogénito de los muertos,
el gobernante de los reyes de la tierra (Ap 1.5)

Aquí se dice que Jesucristo es el "testigo fiel". Y puesto que él es


nuestro hermano mayor, también nosotros somos "testigos".
+Católico: Muy bien. La Biblia presenta a Jesús como el "testigo
fiel". ¿De quién?
—Testigo de Jehová: De Jehová.
+Católico: Otra vez; pero esto se lo añadieron ustedes. (Dirigiéndose
al público) A ver: Jesús cuando se dirigía a Dios, ¿cómo lo
llamaba?

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••Público: Padre.
+Católico: Claro.
Padre, sí es posible,
que pase de mí este cáliz (Mt 26,39).

Padre, en tus manos


encomiendo mi espíritu (Lc 23,46).

+Católico: Y cuando nosotros nos dirigimos a Dios, ¿cómo lo


tenemos que llamar?
••Público: Padre.
+Católico: Claro.
Padre nuestro, que estás en el cielo (Mt 6,9).

Así que Jesús es el testigo fiel del Padre, porque viene del Padre,
y nosotros somos testigos de Jesús (o de Cristo), porque somos
miembros de su Iglesia.

EL ÁRBOL Y LOS FRUTOS


+Católico: Como ven, ustedes no han demostrado nada. A ver:
ustedes, ¿cómo pueden comprobar que su organización es la
verdadera Iglesia de Cristo?
—Testigo de Jehová: Mire, señor: la Iglesia Católica no puede ser
la verdadera Iglesia de Cristo, porque en ella hay puro pecado.
En Mateo, capítulo 7, versículo 16, vemos que Jesús dijo: "Por
sus frutos los conocerán".
Pues bien, ¿cuáles son los frutos de la Iglesia Católica? Borrachos,
mujeriegos, ladrones… Basta leer Gálatas, capítulo 5, del versículo
19 al 21, para tener idea de lo que son los católicos.
Es fácil ver lo que viene de la Iglesia católica:
libertad sexual…

+Católico: ¿Cómo dice? A ver, déjeme leer. Ustedes le añadieron


"Iglesia católica". Lea solamente lo que dice la Biblia, no lo que
está escrito con el lápiz.
—Testigo de Jehová: Es lo que se ve en la Iglesia católica.
+Católico: De todos modos, usted lea lo que dice la Biblia, sin
cambiar nada.
—Testigo de Jehová: Bueno. Voy a leer lo que dice la Biblia donde
se ve cómo es la Iglesia católica.

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Es fácil ver lo que viene de la carne: libertad
sexual, impurezas y desvergüenzas; culto de los
ídolos y magia; odios, celos y violencias; furores,
ambiciones, divisiones, sectarismo,
desavenencias y envidias; borracheras, orgías y
cosas semejantes. Les vuelvo a declarar lo que
ya les he dicho: los que hacen estas cosas no
heredarán el Reino de Dios (Gál 5,19-21).

+Católico: Aquí sencillamente se presenta una lista de los pecados


y nada más. No es que estos pecados se encuentran solamente
entre los católicos. No dice san Pablo: "Y estos son los pecados
que habrá en la Iglesia fundada por Cristo".
—Testigo de Jehová: (Señalando a su acompañante) Pero él puede
dar su testimonio de cómo era antes, cuando era católico.
+Católico: Pero él nunca fue católico. Nunca iba a la Iglesia, nunca
fue a un curso bíblico. De todas maneras, dígannos cómo era
usted antes.
•Acompañante del pastor: Cuando yo era católico, era un borracho y
le pegaba a mi mujer…
—Testigo de Jehová: Precisamente como hacen todos los católicos.
+Católico: Pero usted nunca fue católico. En todo caso, no diga:
"Cuando yo era católico, le pegaba a mi mujer". Más bien diga:
"Cuando yo era borracho, le pegaba a mi mujer". A ver, yo estoy
aquí por primera vez. No conozco a nadie. Pero aquí yo no veo a
ningún borracho. Ustedes ¿están viendo a algún borracho?
¿Dónde está?
—Testigo de Jehová: Es que en los católicos existe la hipocresía.
Ahorita no están borrachos, pero al salir…
+Católico: Bueno. Y usted, ¿conoce a todos los que están aquí
presentes?
—Testigo de Jehová: Pues no.
+Católico: Entonces, acuérdense de lo que dijo Jesús (dirigiéndose
al público): "No juzguen y no serán… juzgados" (Lc 6,37). Mire,
aquí veo a algunas religiosas. Usted ¿ha visto borracha a alguna
de ellas?
—Testigo de Jehová: No, no las he visto borrachas. Pero, en cierta
manera, ellas incitan al vicio.
+Católico: ¿Cómo está eso de que ellas incitan al vicio?
—Testigos de Jehová: Pues sí, puesto que ellas hacen el rompope.
(Risa general del público).

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+Católico: Volviendo a nuestro tema. Usted dice que los católicos
somos malos, borrachos, ladrones y todo lo demás. ¿Acaso no
pasa lo mismo entre los miembros de su organización?
—Testigo de Jehová: Claro que no. Basta leer Gálatas, capítulo 5,
versículos 22 y 23:
En cambio, el fruto de los testigos de Jehová es
caridad…

+Católico: ¡Otra vez con su truco! Lea lo que dice la Biblia y no lo


que está escrito con el lápiz.
—Testigo de Jehová: Está bien, está bien. Pero que quede claro
que se trata de los frutos de nosotros, los testigos de Jehová.
En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría
y paz, paciencia, comprensión de los demás,
bondad y fidelidad, mansedumbre y dominio de
sí mismo. Ahí no hay condenación ni ley (Gál
5,22-23).

LA LEY DEL AMOR


+Católico: Aquí San Pablo está presentando los frutos del Espíritu.
Donde hay gente que se deja guiar por el Espíritu, allá se dan
estos frutos, sin distinción de ninguna clase. No dice que sean
exclusivos de los testigos de Jehová.
De todos modos, vamos a ver si es cierto. Déjeme preguntarle a
este señor que lo acompaña. Lo veo muy interesado. Que bueno
que vino. Cuando usted era católico, las pocas veces que iba a la
Iglesia, ¿escuchó decir alguna vez a un sacerdote, a una religiosa
o a un catequista: "Hay que hablar mal de los testigos de Jehová;
hay que odiar a los que no pertenecen a nuestra Iglesia"?
¿Escuchó alguna vez algo parecido en la Iglesia católica?
•Acompañante del pastor: No, nunca escuché nada de eso.
—Católico: Y ahora que está con los testigos de Jehová, ¿Qué le
han dicho acerca del Papa y de los católicos? ¿Le han dicho
que hay que amar al Papa, a los católicos y a los que han
dejado la organización de los testigos de Jehová y han vuelto a
la Iglesia católica?
•Acompañante del pastor: No, me han dicho que no se puede amar al
Papa, puesto que es la Bestia del Apocalipsis, el Anticristo.
—Testigo de Jehová: Así es. ¿Cómo podemos amar a la bestia del
Apocalipsis y a los apóstatas? Nosotros odiamos profundamente
al Papa y a los ex-testigos de Jehová, así como los odia el

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mismo Jehová, puesto que son sus enemigos. Por eso un día
los hará desaparecer totalmente.
+Católico: Bueno. Cuándo ustedes dicen que aman, ¿a quiénes
aman?
—Testigo de Jehová: A los que pertenecen a nuestra congregación.
+Católico: ¿Y qué dice la Biblia? (Dirigiéndose al público) Lean Mt
5,43-47.
Han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y
odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a
sus enemigos y rueguen por los que los persigan,
para que sean hijos de su Padre celestial, que
hace salir su sol sobre malos y buenos, y caer la
lluvia sobre justos e injustos. Porque si aman a
los que los aman, ¿qué recompensa van a tener?
¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y
si no saludan más que a sus hermanos, ¿qué
hacen de particular? ¿No hacen eso mismo
también los gentiles? (Mt 5,43-47).

EL TRIGO Y LA CIZAÑA
+Católico: Acuérdese de la parábola de Jesús acerca del trigo y la
cizaña (Mt 13,24-30). Dios siembra el trigo. Llega el maligno y
siembra la cizaña. Al final se hará la separación.
—Testigo de Jehová: Precisamente nosotros somos el trigo y ustedes
son la cizaña.
+Católico: ¿Así que ustedes son muy especiales?
—Testigo de Jehová: Claro que sí. De otra manera, ¿de qué serviría
salirse de la Iglesia Católica, si de todos modos se sigue en lo
mismo?

SIN PECADO
+Católico: Les voy a hacer una pregunta a ustedes dos. A ver:
Ustedes dos, ¿tienen algún pecado?
—Testigo de Jehová: (Señalando a su acompañante) Él.
+Católico: ¿Por qué sólo él?
—Testigo de Jehová: Porque aún no se ha simbolizado.
+Católico: ¿Qué quiere decir "simbolizado?
—Testigo de Jehová: Bautizado, como dicen ustedes.
+Católico: (Dirigiéndose al acompañante del pastor) Usted, ¿aún
no está bautizado?

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•Acompañante del pastor: No, aún no estoy bautizado.
+Católico: (Dirigiéndose al pastor) Y usted, ¿está bautizado?
—Testigo de Jehová: Sí.
+Católico: ¿Tiene algún pecado?
—Testigo de Jehová: Vamos a ver lo qué dice la Biblia.
La palabra que les he dirigido,
los ha purificado (Jn 15,3).

+Católico: Estas son palabras que Jesús pronunció en la Última


Cena. ¿Y qué pasó después? Que uno de sus apóstoles lo
traicionó. (Dirigiéndose al público) ¿Quién fue?
••Público: Judas Iscariote.
+Católico: (Dirigiéndose al público) Otro lo negó tres veces. ¿Quién
fue?
••Público: San Pedro.
+Católico: Como ven, lo que quiere decir Jesús es que la Palabra
de Dios nos ayuda a dejar el pecado y vivir según la ley de Dios.
No quiere decir que una vez que uno estudia la Biblia, ya no
vuelve a pecar. Repito la pregunta: Usted, ¿tiene algún pecado?
—Testigo de Jehová: Como buen estudiante de la Biblia, permítame
responderle con las Santas Escrituras. Veamos lo que dice Mt
5,48.

(Lee pausadamente el texto bíblico. Como que quiere memorizarlo.


Finalmente da uno o dos pasos al frente y, señalando al público
y, después, al cielo, dice con énfasis):
Sean perfectos como es perfecto el Padre de
ustedes que está en los cielos (Mt 5,48).

+Católico: Y usted ¿es perfecto como el Padre que está en los


cielos (remedando su actitud)?
—Testigo de Jehová: Aunque usted no lo crea.
+Católico: No cabe duda que ustedes, testigos de Jehová, andan
muy mal. Vamos a leer ahora la Primera Carta de San Juan,
capítulo 1, versículo 8. Por favor, pase alguien con una Biblia
católica, para que lea este texto bíblico.
—Testigo de Jehová: Mire, lo siento mucho, pero nosotros tenemos
que retirarnos. Tenemos que visitar a algunas familias. Realmente
no tenemos más tiempo para seguir dialogando.

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•Acompañante del pastor: Pero usted me dijo que teníamos todo el
tiempo del mundo para dialogar.
—Testigo de Jehová: Mira, no te puedo ir dando explicaciones de
todo. Así que nos tenemos que ir.
+Católico: Mire, ese truco también ya me lo sé. Cuando ustedes
encuentran a un católico preparado, siempre salen con lo mismo:
"No tenemos tiempo; tenemos que ir a predicar" y cosas por el
estilo. De todas formas, ya casi vamos a terminar. Espere unos
dos minutos más.

(Pasa alguien del público)

+Católico: Por favor, lea el texto bíblico:


••Público:
Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos y la verdad no
está en nosotros (1Jn 1,8).

—Católico: (Dirigiéndose al acompañante de pastor) ¿Quién dijo


que no tiene pecado?
•Acompañante del pastor: (Señalando al pastor) Él.
—Testigo de Jehová: (Regaña a su acompañante y le ordena que
se calle. Se ve enojado)

EL FARISEO Y EL PUBLICANO
+Católico: A ver: busquen todos Lc 18,9-14. Alguien venga a leer.
(Uno del público se acerca y lee).
Dijo también a algunos que se tenían por justos
y despreciaban a los demás, esta parábola: "Dos
hombres subieron al templo a orar; uno fariseo,
otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su
interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy
gracias porque no soy como los demás
hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni
tampoco como este publicano. Ayuno dos veces
por semana, doy el diezmo de todas mis
ganancias."
En cambio el publicano, manteniéndose a
distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh
Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!"

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Yo les digo que éste bajó a su casa justificado y
aquél no. Porque todo el que se ensalce, será
humillado; y el que se humille, será ensalzado"
(Lc 18,9-14).

+Católico: (Dirigiéndose al acompañante del pastor) Le voy a hacer


unas cuantas preguntas. Según lo que acaba de escuchar: ¿Quién
se portó bien: El que dijo que no tenía pecado o el que reconoció
que era pecador y pidió perdón a Dios?
•Acompañante del pastor: Se portó bien el que reconoció que era
pecador y pidió perdón a Dios.
+Católico: (Dirigiéndose al público) Un aplauso. Ahora otra pregunta:
Entre nosotros tres que estamos aquí: ¿Quién se parece al fariseo?
•Acompañante del pastor: (Señalando a su "pastor") Él.
—Testigo de Jehová: (Regañando a su acompañante) Así que ahora
resulta que yo me parezco al fariseo, yo que te ayudé a salir del
vicio. No cabe duda que es cierto lo que dice la palabra de Jehová:
"Los hijos de las tinieblas (señalando al católico) son más astutos
que los hijos de la luz" (señalando a sí mismo).
+Católico: (Dirigiéndose al acompañante del pastor) Le voy a hacer
una sugerencia. ¿Cuánto tiempo ha estado con los testigos de
Jehová?
•Acompañante del pastor: Dos meses.
+Católico: ¿Cada cuánto tiempo le dan estudio?
•Acompañante del pastor: Una hora cada ocho días.
+Católico: Muy bien. Mi sugerencia es la siguiente: durante dos
meses usted deja de ir con los testigos de Jehová y recibe un
curso bíblico de parte de un católico preparado. De hecho, lo
que está pasando, es que usted está dejando la Iglesia católica
sin conocerla. (Dirigiéndose al público) ¿Quién se compromete a
darle el curso bíblico a este joven?
—Testigo de Jehová: ¿Dónde hay católicos que conocen la Biblia?
+Católico: Claro que hay. (De hecho, un católico levanta la mano).
Un aplauso, un aplauso (Dirigiéndose al acompañante del pastor)
¿Qué le parece? ¿No le gustaría hacer un estudio de la Biblia
dentro de la Iglesia católica? Sin compromiso. Ya estudió dos
meses con los testigos de Jehová y se dio cuenta de muchos
errores que tienen. Ahora, ¿no le gustaría estudiar dos meses
con un católico preparado? Al final, usted decide si quiere seguir
con los testigos de Jehová o continuar con nosotros.
•Acompañante del pastor: Me gustaría. No sé si me acepten.

17
+Católico: Claro que sí. (Invita al acompañante del pastor a pasar
a otro lado. El pastor le arrebata la Biblia). No se preocupe. De
todas formas, esa Biblia está manipulada. Mira, aquí tienes una
Biblia católica. (Se la entrega).

DEUDA
—Testigo de Jehová: (Dirigiéndose a su acompañante) Por lo que
veo, quieres abandonarnos por la deuda que tienes conmigo y
con la organización.
+Católico: ¿De qué se trata?
•Acompañante del pastor: Es que, cuando él llegó a mi casa, mi abuelita
estaba enferma y él me ayudó con dinero para comprar la medicina.
+Católico: Pero, cuándo te lo dio, ¿te dijo si era un préstamo o era
un regalo?
—Testigo de Jehová: Pues era un regalo, pero cómo ahora ya no
quiere seguir con nosotros, tiene que pagar ese dinero. Quiero
que sepa claramente que nosotros no acostumbramos regalar
dinero a nadie.
+Católico: ¿Y cuánto era?
•Acompañante del pastor: Eran $500.00. (Tener siempre en cuenta la
cantidad de los asistentes).
+Católico: ¿Y ya lo gastó todo?
•Acompañante del pastor: Sí.
+Católico: No se preocupe. Ahorita vemos cómo resolverlo.
(Dirigiéndose al público.) ¿Alguien tiene alguna idea?
••Alguien del público: Podemos hacer una colecta.
+Católico: Muy bien. Así vamos a hacer al terminar todo esto. De
todos modos, no queremos que por eso se sienta obligado a
volver a la Iglesia católica. Lo que queremos, es que se sienta
libre. Si, después de haber conocido la enseñanza de la Iglesia
católica, quiere integrarse a ella, muy bien. Si quiere regresar
con los testigos de Jehová, está completamente libre.

ARMAGEDÓN
—Testigo de Jehová: Mira, quiero darte una oportunidad más.
Acuérdate que ya está cerca el Armagedón.
+Católico: ¿Qué es el Armagedón? Ustedes siempre se salen con
el Armagedón: "Cuidado. Pronto llegará el Armagedón". ¿De
qué se trata?
—Testigo de Jehová: Se trata de la Tercera Guerra Mundial.

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+Católico: ¿Y qué pasará con la Tercera Guerra Mundial?
—Testigo de Jehová: Todos ustedes serán destruidos; serán
aniquilados para siempre.
+Católico: Y ¿qué pasará con ustedes, los testigos de Jehová?
—Testigos de Jehová: Nosotros viviremos para siempre en el paraíso
aquí en la tierra.
+Católico: (Dirigiéndose al acompañante del pastor) Mire, no le
haga caso. Se trata de otro cuento de estos amigos, para asustar
a los católicos y llevarlos a su grupo.

COMO EL PERRO
—Testigo de Jehová: Piénsalo bien. Si te quedas con esa gente
pecadora, te sucederá lo que dice la Biblia en 2Pe 2,23:
Les ha sucedido lo que dice el proverbio
verdadero: "El perro vuelve a su propio vómito"
y "la puerca bañada, vuelve a revolcarse en el
lodo" (2Pe 2,23).

+Católico: (Dirigiéndose al acompañante del pastor) No le haga


caso. Esta cita bíblica se refiere a los que se entregan a Cristo y
después vuelven al pecado. Pero este no es su caso. ¿O quiere
volver a la borrachera cómo antes? ¿Qué es lo que usted quiere
ahora?
—Acompañante del pastor: Yo quiero conocer a Cristo y entregarme a
él.
—Católico: Un aplauso, un aplauso. Pues bien, con esto concluimos
el tema de la verdadera Iglesia de Cristo. Ahora tomaremos un
descanso.
Pero antes quiero aclararles lo siguiente: Lo que acaban de ver
fue un teatro, una actuación. Estos hermanos no son testigos de
Jehová. Son católicos, son apóstoles de la Palabra. Y ellos mismos
se van a presentar, para que los conozcan y no me los vayan a
descalabrar.

(Está grabado en el cassette "La Verdadera Iglesia").

19
El Bautismo
¿Vale el bautismo de los niños?
¿Cómo hay que bautizar?
¿Para qué sirven los padrinos? Veamos.

Por Nicasio Clemente Martínez.

Personajes
+ Clemente, católico.
— Evangélica.

Saludo inicial
+Toc, toc, toc.
—¿Quién es?
+Yo, el señor Clemente.
—Un momento por favor. ¡Señor Clemente! ¡Qué gusto de verlo!
+¡Comadrita, tanto tiempo sin vernos! ¿Cómo están?
—Bien. Pásele, por favor.
+Me enteré esta mañana de que habían llegado de los Estados
Unidos y pues luego luego vine a visitarlos. ¡Pues claro! Extrañaba
ya a mis queridos compadres y, claro, a mi ahijado Juanito. Tengo
tantas ganas de verlo. A propósito, ¿dónde están los demás?
—En el centro. Mi esposo salió para arreglar un asunto y se llevó
consigo a Juanito.
+¡Qué lastima! Pero no han de tardar ¿verdad?
—No sé. Pero... señor Clemente, quiero hablarle de un asunto muy
delicado... y la verdad no sé cómo empezar.
+¿Señor Clemente? Oiga, ¿por qué no me dice compadre, como
antes? ¿Qué sucede?
—Bueno... Ese es precisamente el asunto. Sucede que en los
Estados Unidos, tuvimos la oportunidad de estudiar la Biblia y
descubrimos que el bautismo de Juanito no vale y me duele
decirlo. Evidentemente, si el bautismo de Juanito no vale,
nosotros no somos compadres.

20
+Comadrita, ¿qué está diciendo usted? ¿Cómo que no vale el
bautismo de Juanito, si lo bautizó el mismísimo padre Próspero?
—Precisamente. Los sacerdotes son los que engañan a la gente,
haciéndole creer que se puede bautizar a los niños, cuando la
Biblia enseña todo lo contrario.
+¿Cómo?

Fe y bautismo
—¡Claro! Mire, aquí tengo la Biblia y se lo voy a enseñar. Pues bien,
la Biblia dice que para bautizarse, primero hay que creer. Veamos
Marcos, capítulo 16, versículo 16:
El que crea y se bautice, se salvará;
pero el que no crea, se condenará (Mc 16,16).

¿Lo ve, señor Clemente? El que crea y se bautice. Primero creer


y luego bautizarse. Eso significa, que primero tiene que recibir
la enseñanza.
+Mire, comadrita: Yo también estoy estudiando la Biblia y me han
dicho que no basta leer un solo texto bíblico para afirmar algo.
Hay que ver lo que dice toda la Biblia al respecto.
—Tengo otra cita bíblica: Hechos de los Apóstoles, capítulo 2,
versículo 38:
Conviértanse y háganse bautizar cada uno de
ustedes en el nombre de Jesucristo para que sus
pecados les sean perdonados (Hechos 2, 38).

¿Ve usted? "Conviértanse" ¿Cómo se va a convertir un niño, si


todavía no tiene uso de razón? Y luego dice: "Háganse bautizar".
Ahora bien, un niño no se hace bautizar, lo llevan a bautizar, que
no es lo mismo.
+¡Qué caray! ¿Tiene alguna otra cita bíblica sobre el bautismo?
—Con ésto es más que suficiente, para entender que, según la
Biblia, no se debe bautizar a los niños.
+Pero, comadrita. Para entender bien este tema hay que leer todos
los pasajes bíblicos que hablan del bautismo. Por ejemplo Mateo,
capítulo 28, versículo 19:
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a
cumplir todo lo que yo les he encomendado (Mt
28,19).

21
¿Lo ve, Comadrita? Aquí dice "bautícenlos y enséñenles". Primero
el bautismo y luego la enseñanza.
—¡Pero... es que la Biblia no se puede contradecir!
+Claro que no, comadrita. Lo que pasa es que algunos se meten a
interpretar la Biblia por su cuenta, y por ignorancia o mala
voluntad lo enredan todo. Ahora le voy a explicar la aparente
contradicción entre el Evangelio de Marcos y el Evangelio de san
Mateo: San Marcos dice que para bautizarse primero hay que
creer. ¿Por qué? Porque presenta la primera etapa del cristianismo,
cuando se estaba empezando y lógicamente se tenía que empezar
por los adultos.
Le pregunto: ¿Bautizaría usted a un adulto que no creyera o no
supiera siquiera lo que es el bautismo?
—Pues no.
+Pues, claro que no. Es el caso que presenta San Marcos, la primera
predicación, dirigida a los adultos. ¿Cuál es la condición para
que un adulto sea bautizado? Pues que crea en Cristo, se convierta
y que él mismo pida el bautismo. Siempre se ha hecho así en la
Iglesia.
El libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 2, versículo 38,
que usted leyó, presenta precisamente esta situación. Por eso
dice: "Conviértanse y háganse bautizar", refiriéndose a los
adultos. Ahora la pregunta es: "¿Qué pasaba con los hijos cuando
un adulto se bautizaba?"
—El pastor dice que de ninguna manera tenemos que bautizar a
los niños. Tenemos que dejar que crezcan, hasta que ellos decidan
ser bautizados.

Fe de los padres
+Pero eso no lo dice la Biblia. Mejor, examinemos la Biblia para ver
qué pasaba con los hijos cuando se bautizaba un adulto. Hechos
capítulo 16, versículo del 31 al 33:
Ellos le respondieron: Ten fe en el Señor Jesús y
te salvarás tú y tu familia; y le anunciaron la
Palabra del Señor a él y a todos los de su casa.
Luego, el carcelero llevándolos consigo, les lavó
las heridas e inmediatamente se hizo bautizar
él, con toda su familia (Hech 16,31-33).

¿Lo ve, comadre? Aquí no se dice que se bautizaron sólo los


adultos. No. Se bautizó toda la familia, sin excepción. Y según la

22
cultura de aquel tiempo, por familia se entendía no sólo los
papás y los hijos; abarcaba también a los servidores y los
esclavos y estos también con sus hijos que evidentemente
también recibían el bautismo.
Ahora bien, en el Evangelio de San Mateo, capítulo 28, versículo
19, se afirma esta etapa, al decir que se puede bautizar primero
y después enseñar. Acuérdese: Bauticen y enseñen.

Pecado original
—Pero, en Hechos, capítulo 2, versículo 38, se dice que el bautismo
sirve para perdonar los pecados. Y Jesús mismo dijo que los
niños no tienen pecado, como vemos en Marcos capítulo 10,
versículo 14:
Dejen que los niños vengan a mí, ¿por qué se lo
impiden? El Reino de Dios es para los que se
parecen a ellos (Mc 10,14).

+Al decir esto, Jesús no quiso afirmar que los niños no tienen
pecado. De hecho, los primeros cristianos utilizaron esta cita
bíblica para afirmar la necesidad del bautismo también para los
niños. En efecto, ¿cómo los niños se pueden acercar a Jesús?
Precisamente mediante el bautismo. ¿Y quiénes son los que se
lo quieren impedir? Ustedes, que niegan la validez del bautismo
para los niños.
—Pero dice que el Reino de Dios es para los que se parecen a ellos.
+Claro, si confiamos totalmente en Dios, si somos humildes y
sencillos, y perdonamos de corazón, nos parecemos a los niños
y entraremos al Reino de Dios.
Ahora le voy a mostrar como la Biblia dice que los niños sí tienen
pecado. Leamos Salmo 51, versículo 7. En algunas Biblias que
ustedes manejan está en el Salmo 51, versículo 5. Veamos:
Mira que malo soy de nacimiento,
pecador desde el seno de mi madre (Sal 51,7).

También en Romanos, capítulo 5, versículo 19, se dice:


Por la desobediencia de un solo hombre
todos pasaron a ser pecadores (Rom 5,19).

¿De que pecado se trata? Se trata del pecado que cometieron


Adán y Eva y que recayó sobre todos sus descendientes. Es a lo
que llamamos pecado original, porque se cometió en el origen
de la humanidad.

23
Le voy a dar un ejemplo. ¿Se acuerda usted de mi abuelito don
Casimiro?
—¿Cómo no me voy a acordar, si fue el que murió por borracho?
+¿Y recuerda usted como la gente dice que, cuando era joven, era
uno de los más ricos en el pueblo?
—Sí, dicen que tenía muchas tierras y ganado. Por el vicio se lo
acabó todo.
+Así es. Y nosotros heredamos de él sólo miserias y privaciones.
Pues lo que pasó con mi abuelo, es lo que pasó con Adán y Eva.
Ellos perdieron todo y nosotros nacimos privados de la gracia de
Dios. Ah, pero Dios en su infinita misericordia, nos da un
maravilloso medio para recuperar lo que Adán y Eva perdieron y
ese medio es el bautismo. Vamos a leer:
Pues por el bautismo fuimos sepultados junto con
Cristo, para compartir su muerte y así como Cristo
fue resucitado de entre los muertos, también
nosotros hemos de caminar en una vida nueva
(Rom 6,4).

¿Lo ve, comadre? Por el bautismo recibimos la vida nueva; por


eso los niños necesitan el bautismo para quitar el pecado original
y tener la vida nueva de Dios. A este respecto le recuerdo la
frase que usted me leyó:
Dejen que los niños vengan a mí,
¿Por qué se lo impiden? (Mc 10,14).

Cómo hemos visto, el bautismo es el medio para acercarlos a Cristo.


¿Por qué vamos a impedírselo, entonces?

Niños y adultos:
nacimiento según la carne y según el Espíritu
—OK, pero... De todas maneras si el niño no entiende, no sabe lo
que le hacen, ¿cómo puede valer ese bautismo?
+Bueno, para que entienda mejor, vamos a leer el Evangelio de
san Juan capítulo 3, versículos del 5 al 6 dice:
Lo que no renace del agua y del Espíritu, no puede
entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne
es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu (
Jn 3,5-6).

24
Mire, comadre, aquí Jesús nos presenta dos maneras de nacer:
una mediante la carne y otra mediante el Espíritu. Mediante la
carne nacemos en un pueblo, en un país. Y le pregunto: ¿cómo
alguien puede pertenecer a un pueblo, con derechos y
obligaciones?
—Con el registro civil.
+Exactamente. Con el registro civil, un niño es mexicano, con
derechos y obligaciones. Pero según recuerdo, a Juanito lo
registraron a los dos meses de edad, él no pidió ser registrado,
y tampoco pidió ser mexicano, porque no tenía uso de razón.
¿Acaso sólo por eso su registro no vale? ¿O no vale el nombre
que le pusieron?
—Mm... pues...
+Claro que vale. Ahora vamos a ver cómo se nace mediante el
Espíritu. Pues bien se nace mediante el Espíritu con el bautismo
y fíjese que aquí no se dice a qué edad. Habla en forma general.
Y al nacer mediante el Espíritu, también entramos a formar parte
de un pueblo, el pueblo de Dios que es la Iglesia. Y dígame, ¿en
un pueblo hay solamente adultos o también hay niños?
—Pues hay de todo.

Antiguo Testamento: circuncisión;


Nuevo Testamento: bautismo
+Exactamente. Lo mismo en el pueblo de Dios: hay niños y hay
adultos. Recordemos el Antiguo Testamento. ¿Cómo un niño
entraba a formar parte del pueblo de Israel?
—Pues en este momento no me acuerdo.
+Mediante la circuncisión. Vamos a ver lo que dice el Génesis
capítulo 17, versículo 12:
Ustedes harán circuncidar a todos los varones a
la edad de ocho días (Gén 17,12).

¿Lo ve, comadre? La circuncisión a los ocho días, y con esto los
niños empezaban a formar parte del pueblo de Dios y no les
preguntaban si querían ser Israelitas o no. Lo mismo le hicieron
a Jesús. El Evangelio de san Lucas capítulo 2, versículo 21 dice:
Al octavo día circuncidaron al niño según la Ley
y le pusieron el nombre de Jesús (Lc 2,21).

25
+¿Lo ve, comadre? Con ésto vemos que lo que se le hace a un
niño, sí vale. Valen las vacunas que se le ponen, el alimento que
se le da, el registro civil, el bautismo, todo...

Ejemplo de Jesús, treinta años y en el río


—Comp... digo... Don Clemente es muy convincente lo que dice,
pero hay algo más. Si es bueno el bautismo de los niños, ¿por
qué Jesús se bautizó a los treinta años y en un río? ¿No fue para
darnos un ejemplo de cuándo y dónde hay que bautizarse?
+Oiga, ¿entonces usted sigue en todo el ejemplo de Jesús?
—¡Claro que si! yo me bauticé en el río. Hasta tengo una foto,
donde se ve cuando me bautizaron. Aquí está.
+¿A ver? Oiga, si lo que veo aquí es un señor gordo y pelón, parado
dentro del agua.
—¡Ah! Ese es el pastor que me bautizó. ¡Yo estoy dentro del agua!
+¡Ah, bueno! Oiga ¿y qué hizo después del bautismo?
—Fuimos al templo a dar gracias al Señor y después fuimos a comer.
+¿Pero no me dijo que ustedes siguen en todo el ejemplo de Jesús?
Eso no fue lo que Jesús hizo después del bautismo. Lea el
Evangelio de San Mateo, capítulo 4, versículos 1 y 2, donde se
dice que después del bautismo, Jesús fue al desierto, donde
ayunó 40 días y 40 noches. ¿Por qué usted no lo hizo?
—Bueno este, es que...
+Entonces no es cierto que siguen en todo el ejemplo de Jesús.
Hacen solamente lo que les conviene para dar la impresión de
que son sus verdaderos discípulos.

Bautizarse = sumergirse.
—Pero seguramente usted no sabe lo qué quiere decir bautizarse.
Quiere decir "sumergirse". Por eso tiene que ser en el río, no
con chorritos de agua, como se hace en la Iglesia católica.
+Es cierto que bautizar quiere decir sumergir, pero sumergir en el
Espíritu Santo, no en el agua. El agua es sólo un símbolo del
Espíritu Santo. El que lava y purifica es el Espíritu Santo. No el
agua.
Leamos Marcos, capítulo 1, versículo 8:
Pues yo los bautice con agua pero él los bautizara
en el Espíritu Santo (Mc1,8).

26
¿Lo ve, comadre? Juan Bautista dice que el verdadero bautismo
no es en el agua, sino en el Espíritu Santo. De hecho, Jesús no
recibió el Espíritu Santo dentro del agua. Veamos Marcos, capítulo
1, versículo 10:
Cuando salió del agua, los cielos se rasgaron para
él y vio al Espíritu Santo que bajaba sobre él como
paloma (Mc 1,10).

Aquí dice: "Cuando salió del agua". Así que Jesús recibió al Espíritu
Santo fuera del agua. Así que al que recibimos en el bautismo es
al Espíritu Santo, que nos lava y purifica. El agua, la paloma y el
fuego, son sólo símbolos del Espíritu Santo.

Padrinos
—Mire, está bien todo esto. Pero ¿dónde en la Biblia se habla de
padrinos? ¿Qué significa la palabra "padrino"?
+Eso es muy sencillo. Padrino quiere decir segundo padre. Los
padrinos se toman la responsabilidad de ayudar a los papás en
la educación cristiana de sus hijos. Si faltan o fallan los padres,
interviene el padrino.
—Pero esto no está en la Biblia.
+Claro que no, comadre, pero no contradice en nada a la Palabra
de Dios. La Biblia dice lo que hay que hacer, pero no dice cómo
hacerlo, dónde o cuándo, etc.
— Y la palabra "compadre", ¿qué quiere decir?
+Es lo mismo. Quiere decir que comparten la responsabilidad de
padres en la educación cristiana del bautizado.
—¡Oiga! ¿Entonces, sí somos compadres?
+¡Pues, claro! Por eso yo nunca dejé de decirle comadre.
—Oiga, compadre, con todo esto, me doy cuenta que el pastor
gordo y pelón que vio usted en la foto, es un irresponsable
+¿Por qué, comadre?
—Porque el día en que me bautizaron, el pastor quiso bautizar a
una viejita que se llamaba Gloria. El pastor la sumergió en el
agua. Pasó un buen rato. Y la viejita no salía y no salía.
Entonces el pastor gritó: "¡Gloria a Dios, hermanos, alabémosle
por sus maravillas, porque la hermana Gloria, ya está en la
gloria!".
Es que se la había llevado la corriente y algunos le fueron a
rescatar unos 200 metros abajo. ¡Por poco se moría! Y el pastor
bien tranquilo.

27
Padre
Para los no católicos, es un error grandísimo
que nosotros católicos llamemos padre al
sacerdote. Dicen que la Biblia lo prohíbe.
Veamos más de cerca este asunto.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap.

Personajes
+ Francisco, católico.
— René, evangélico.

Saludo inicial
—René: (Toc, toc, toc). Hola, Panchito, ¿cómo estás?
+Francisco: Hola, René. ¿Cómo has estado? Hace meses que no
te veía.
—René: Pues fíjate que acabo de regresar de Mexicali.
+Francisco: Seguramente fuiste a visitar a tus primos.
—René: No, me fui a trabajar por unos ocho meses. Ya ves que
aquí en el pueblo, pues no hay mucho trabajo.
+Francisco: Pues, ¡qué bueno que llegaste! El padre Octavio acaba
de preguntarme por ti. Ya ves que se acerca la fiesta patronal y
tú siempre le ayudas en la kermés y en el jaripeo.
—René: Creo que ahora no voy a poder ayudarle. Es más, no tengo
ganas de verlo.
+Francisco: ¿Y eso por qué?
—René: Es que ahora que estuve en Mexicali, estudié un poco la
Biblia y me di cuenta de algunas cosas que están equivocadas
en la Iglesia católica. Por ejemplo, eso que acabas de mencionar.
+Francisco: ¿Los excesos de la fiesta patronal? Pues ya sabes que
el padre Octavio ha querido quitar la costumbre de que la gente
se emborrache, para celebrar más dignamente la fiesta religiosa.
Pero ya ves como es la gente del pueblo.
—René: No, no me refería a eso. Me refiero a que se le diga

28
padre al sacerdote y que nadie corrija esto.
+Francisco: A ver, a ver, ¿Cómo está eso? Cuando me dijiste que
estudiaste un poco la Biblia, no pensé que la cosa estuviera tan
seria. Dime: ¿En qué grupo no católico te andas metiendo?
—René: Pues en uno muy bonito, que se llama Asambleas de Dios.
Allí se estudia la Biblia, se canta y todos se llevan muy bien.
Además, el pastor es mi jefe, y es una muy buena persona.
+Francisco: Mira, nada más adónde fuiste a caer. Aquí todos te
invitaban a entrar en los grupos. Lo que sea de cada quién: tú
eres muy «chambeador». Por eso todos te querían: los
adoradores, los renovados y los de la Acción Católica. Pero nunca
quisiste. Ahora tienes las consecuencias. Mejor vamos a platicar
del tema.

No llamen padre a nadie


—René: Mira, aquí traigo la Biblia. Te voy a leer un texto bíblico
que te va a hacer caer de espaldas, cómo me pasó a mí. Déjame
ver. Es Mateo, capítulo veintitrés, versículo nueve. Pon atención.
No deben decirle PADRE a nadie en la tierra,
porque un solo Padre tienen:
el que está en el cielo (Mt 23,9).

—René: ¿Qué te parece? La Biblia habla muy claro: No deben decirle


padre a nadie. Y ¿por qué los sacerdotes o los catequistas no lo
explican? Pues porque ni siquiera conocen la Biblia.
+Francisco: No te me aceleres. Ahora que estuviste en Mexicali, ya
cambiaron algunas cosas en el pueblo. Hace tres meses
estuvieron aquí los Apóstoles de la Palabra y nos impartieron un
curso bíblico. Por eso ya no me puedes agarrar de bajada. Déjame
ir por mi Biblia.
—René: Pues vaya que han cambiado las cosas en el pueblo. Ahora,
hasta tú tienes Biblia. Esto sí que es un milagro.

Contexto
+Francisco: Mira, un aspecto muy importante que aprendí con los
Apóstoles de la Palabra es que no basta leer un texto bíblico
aislado. Hay que ver lo que dice el contexto.
—René: ¿Y eso qué es?
+Francisco: Pues lo que está antes y lo que está después. Fíjate
bien. Vamos a leerlo completo.
No se dejen llamar MAESTRO, porque un solo

29
maestro tienen ustedes y todos son hermanos.
Tampoco deben decirle PADRE A NADIE en la
tierra, porque un solo Padre tienen: el que está
en el cielo.
No deben hacerse llamar JEFES, porque para
ustedes Cristo es el jefe único (Mt 23,8-10).

+Francisco: Si interpretamos al pie de la letra estas palabras de


Jesús, estaría prohibido llamar «padre» al propio papá, llamarle
«maestro» al que nos da clases en la escuela, o decirle «jefe» al
que nos da trabajo o al jefe de personal.
—René: A ver, a ver. Esto tiene mucha lógica. Fíjate que no había
leído completo este pasaje bíblico. Es que mi jefe parece
ametralladora: dispara 10 citas bíblicas por minuto. Y tenía que
ir siguiendo su explicación.
+Francisco: Así son estos cuates: te bombardean con muchas
palabras y un montón de citas bíblicas, que no te dejan ni pensar.
Y terminas creyéndoles, porque te hacen pensar que saben
mucho de Biblia.

Actitud farisaica
—René: Oye, no me había fijado lo qué dice el subtítulo del capítulo
23. Aquí dice: «Jesús acusa a escribas y fariseos».
+Francisco: Así es. Leyendo desde el versículo 1 al 7 nos damos
cuenta de que Jesús estaba indicándoles a sus discípulos que no
imitaran a los escribas y fariseos, que hacían todas sus obras
para ser vistos por los hombres (versículo 5), buscaban siempre
los primeros lugares (versículo 6) y querían que los demás los
llamaran maestros (versículo 7). Los apóstoles y los discípulos
de Cristo no deben tener estas actitudes. Por eso, Jesús les dice
en los versículos 11 y 12:
Que el más grande de ustedes se haga servidor
de los demás, porque el que se hace grande será
humillado y el que se humilla será engrandecido
(Mt 23,11-12).

—René: Bueno, se ven muy distintas las cosas, cuando se lee lo


que está antes y después.
+Francisco: Así es. Se nota que Jesús no está prohibiendo que
llamemos «padre» al papá, «jefe» al patrón o «maestro» al que
nos da clases.

30
Textos paralelos
—René: ¿Y habrá otros textos para que todo esto quede más
claro?
+Francisco: Así es. A eso se le llama textos paralelos.
—René: ¿Por qué se les llama de esa forma?
+Francisco: Porque son textos que hablan del mismo tema. Es
que no basta leer uno o dos textos bíblicos para saber todo lo
que la Biblia dice acerca de algún tema. Vamos a ver más de
cerca las «supuestas prohibiciones» de Jesús en Mt 23,8-10.
—René: Me parece bien. ¿Por cuál empezamos?

1. Maestro.
+Francisco: Vamos a ver sí se le puede llamar maestro a alguien.
Fíjate bien, si Jesús hubiera prohibido decirle «maestro» a alguien,
¿crees que los apóstoles lo hubieran desobedecido?
—René: Por supuesto que no.
+Francisco: Y menos el apóstol san Pablo. Fíjate que él emplea la
palabra «maestro» para ciertos ministerios o servicios dentro de
la Iglesia. Veamos, por ejemplo, 1Cor 12,28:
En primer lugar están los que Dios hizo apóstoles
en la Iglesia; en segundo lugar los profetas; en
tercer lugar los MAESTROS (1Cor 12,28).

¿Por qué san Pablo dice esto? La cosa es muy sencilla. Es que no
es la palabra «maestro» lo que prohíbe Jesús, sino la actitud de
orgullo o superioridad, que podemos manifestar al tener estos
títulos o estos cargos.
Así que hay textos en la Biblia en los que, sin ningún problema,
se llama «maestros» a algunas personas. Veamos otro ejemplo.
En la Carta a los Hebreos encontramos las siguientes palabras,
dirigidas a los primeros cristianos:
Ustedes deberían ser MAESTROS
después de tanto tiempo (Heb 5,12).

—René: Esto ya me quedó claro. Sólo me queda una pregunta:


¿Por qué estos amigos sólo hablan de que no se le puede llamar
«padre» al sacerdote y se les olvida los demás versículos?
+Francisco: Muy sencillo. Lo que más les interesa no es la verdad.
Más bien les interesa enredar al católico, para llevárselo a su
grupo.

31
2. Jefe, guía o caudillo.
—René: Panchito, ¿qué te parece sí seguimos viendo si se le
puede decir «jefe» a alguien? Ya ves que así le digo a mi papá
y, pues, a este patrón que tuve y que me enseñó tantas cosas
chuecas.
+Francisco: Al buen paso darle prisa. Veamos sólo algunas
recomendaciones que le hace Jetró a su yerno Moisés, en Ex
18,21.
Elige de entre el pueblo hombres capaces,
temerosos de Dios, hombres honrados e
incorruptibles y ponlos al frente del pueblo, como
JEFES de mil, de cien, de cincuenta y de diez (Ex
18,21).

3. Padre.
—René: Ahora pasemos a lo que más me interesa. ¿Se le puede
llamar «padre» a alguien sobre la tierra?
+Francisco: Lo que nos enseñaron los Apóstoles de la Palabra es lo
siguiente: según la Biblia, es apropiado llamarle «padre» a alguien
en dos sentidos: en sentido material o biológico y en sentido
espiritual. Veamos:
—René: Eso suena interesante.

a) En sentido material
+Francisco: Según la Biblia, no hay ningún problema, si le decimos
padre a nuestro papá. Veamos estas palabras de Jesús:
Honra a tu PADRE y a tu madre (Lc 18,20).

—René: Oye, eso me lo sé desde el catecismo. Y nunca me acordé


de ello, para contradecir al pastor.
+Francisco: Ahora escuchemos estas del apóstol san Pablo:
Hijos, obedezcan a sus PADRES en el Señor (Ef
6,1).

b) En sentido espiritual.
—René: Oye, ¿pero habrá algún pasaje bíblico, en que se diga
padre a algún sacerdote?
+Francisco: Por supuesto que sí. ¿Has escuchado hablar de san
Esteban?

32
—René: Claro que sí. Fue el primer mártir, según recuerdo.
+Francisco: Así es. En Hechos de los Apóstoles se nos habla acerca
de él. Dice la Biblia que lo calumniaron y lo llevaron al Sanedrín.
¿Sabes que es el Sanedrín?
—René: He escuchado la palabra, pero no sé que significa.
+Francisco: El Sanedrín era el supremo tribunal de los judíos y
estaba conformado por el Sumo Sacerdote y otros sacerdotes y
dirigentes judíos. En ocasiones, cuándo trataban algún asunto
muy importante, también acudía el pueblo. Pues bien, cuándo
juzgaron a Esteban y le pidieron una explicación, la Biblia dice lo
siguiente:
El Sumo Sacerdote preguntó a Esteban: ¿Es así?
Él respondió:
—Hermanos y PADRES, escuchen (Hch 7,1-2).

+Francisco: Aquí vemos que san Esteban, el primer mártir de la


Iglesia, dice «hermanos» a las personas del pueblo y PADRES al
Sumo Sacerdote y a los demás sacerdotes y dirigentes judíos.
—René: Igualito que en la Iglesia católica.
+Francisco: Y no sólo eso. A varios personajes bíblicos se les llama
«padres» en sentido espiritual. El caso más representativo es el
de Abraham:
PADRE Abraham, ten compasión de mí (Lc 16,24).

Abraham, PADRE de todos nosotros (Rom 4,16).

—René: Y eso también lo dicen los no católicos.


+Francisco: Así es. Ahora te voy a explicar por qué los católicos le
decimos padre al sacerdote.
—René: Esto se está poniendo cada vez mejor.

Padres en la fe
+Francisco: Los católicos llamamos PADRES en un sentido espiritual
a los sacerdotes, que nos hacen nacer del agua y del Espíritu
cuando nos bautizan (Jn 3,5-6), y que nos alimentan con la
Palabra de Dios y con la Eucaristía.
Ellos son verdaderos padres para nosotros. En muchos aspectos,
ellos siguen el ejemplo de San Pablo, que se consideraba PADRE
de los creyentes:
Aunque hayan tenido muchos maestros en Cristo,
no tienen MUCHOS PADRES. He sido yo quien,

33
por el Evangelio, los engendró en Cristo (1Cor
4,15).

+Francisco: Por eso no hay que extrañarnos de que San Juan y


San Pablo se dirijan cariñosamente a los primeros cristianos,
llamándoles HIJOS. Es que sabían que ambos eran verdaderos
padres para los discípulos de Cristo:
Les escribo a ustedes, HIJOS MÍOS, porque se
les han perdonado los pecados por su nombre
(1Jn 2,12).

HIJOS MÍOS, de nuevo sufro los dolores del


alumbramiento, hasta que Cristo se forme en
ustedes (Gál 4,19).

Conclusión
+Francisco: Si los apóstoles llamaban con un gran afecto HIJOS
MÍOS a los primeros cristianos, seguramente ellos se dirigían a
los que les predicaron el Evangelio, llamándoles PADRES,
precisamente como hacemos los católicos.
—René: Pues sí. Acabamos de ver que Jesús nunca lo prohibió. Por
eso, de hoy en adelante voy a seguir llamando Padres a los
sacerdotes. Es más, vamos ahorita mismo a ver al Padre Octavio.
Ahora le voy a echar más ganas a la kermés y al jaripeo.
+Francisco: No te me aceleres. Primero déjame invitarte a formar
parte del grupo de Promotores y Defensores de la Fe.
—René: Y ese grupo, ¿a qué se dedica?
+Francisco: Pues a aclarar las dudas de los católicos sobre los
ataques de estos hermanitos, por todos los medios posibles:
visitas domiciliarias, difusión de literatura católica, temas en las
casas, cursos, conferencias y muchas cosas más.
—René: Fíjate que ya me estoy animando. De veras que hace mucha
falta en el pueblo. Yo ya me andaba convenciendo a unos cuantos.
+Francisco: Pues el próximo lunes va a iniciar un curso. Así que te
esperamos en el salón parroquial a las 4 de la tarde.
—René: Entonces, ¿tú también vas a ir?
+Francisco: Pues claro, sí yo lo voy a impartir.
—René: Ya hasta «maestro» me saliste. Nomás no vayas a querer
que te diga «padre» o «jefe».
+Francisco: Cómo crees. Vamos, pues, a ver al padre Octavio.
—René: Vamos.

34
María
Otro tema que manejan las sectas para
confundir a los católicos, es el tema de la
Virgen: qué María fue un vaso desechable,
qué María tuvo muchos hijos, etc. Veamos.

Por Julia Valencia Márquez, imap


y Socorro López José, imap.

Personajes
+ Remedios, católica.
— Simplicia, evangélica.

Saludo inicial
—Señora Remedios, apague por favor esa grabadora. Ya me tiene
fastidiada. Siempre los mismos cantos, pura guadalupana,
guadalupana. Por favor, apáguela.
+Señora Simplicia, ¿qué pasa? Usted también ya me cansó con sus
ataques contra mi fe católica. Pásele de una vez y aclaremos
todo esto. ¿ No se da cuenta de que hoy estamos de fiesta, con
nuestra madre, la Virgen María?
—¿Nuestra madre? Yo sé que solamente tengo una madre.
+¿De veras?
—Además, ¿ por qué llama virgen a María, si María no fue Virgen?
+¿De verdad usted está convencida de lo que está diciendo?
—¡Claro!

ANTES DEL PARTO


+La Sagrada Escritura, la Biblia, nos dice que en verdad ella es
virgen. En Lucas 1, 35 encontramos lo siguiente:
El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra (Lc 1,35).

35
¿Se da cuenta? María concibió en su seno a Jesús por obra del
Espíritu Santo.

EN EL PARTO
—Bueno, pero en el momento en que nació Jesús, como pasa con
cualquier mujer, dejó de ser virgen.
+¿Pero usted está segura de eso, señora Simplicia?
—¡Claro que lo estoy!
+Bueno, ¿acaso usted fue su partera?
—¿Cómo se atreve?
+Usted tiene que explicar cómo se atreve a expresarse de esta
manera de nuestra Madre. Pretende conocer la Biblia y está
demostrando todo lo contrario. Lea el texto de Isaías, capítulo 7,
versículo 14:
He aquí que una VIRGEN concebirá y dará a luz
un hijo, a quien pondrá por nombre Emmanuel
(Is 7,14).

Como ve, María concibe por obra del Espíritu Santo y da a luz
quedando virgen.
—Es que no recordaba esta cita. La voy a apuntar: Isaías, capítulo
7, versículo 14. Bueno en esto estamos de acuerdo. María fue
virgen antes y durante el nacimiento de Jesús.

DESPUÉS DEL PARTO


Hasta que
—Ahora la pregunta es: ¿Qué sucedió después? Veamos Mateo
capítulo 1, verso 25.
Y María no tuvo relación con José hasta que nació
Jesús (Mt 1,25).

¿Se da cuenta? Aquí dice claramente que después de que nació


Jesús, María y José, como cualquier matrimonio, tuvieron
relaciones sexuales.
+¡Qué manera de interpretar la Biblia! “Hasta que” no quiere decir
que después sí hubo relaciones entre María y José. Se quiere
afirmar sencillamente que Jesús fue concebido por obra del
Espíritu Santo y sin la participación de San José. Este es el tema
que sé está tratando. Por lo que se refiere al futuro, no se afirma
nada. Sería como si yo dijera: “Hasta que salí de la ciudad, no

36
hubo ningún accidente automovilístico”. Con esto no quiero decir
que después sí hubo un accidente.
—No, no, no. No se salga de la Biblia.
+Habría que investigar mejor, para ver si después hubo o no tal
accidente.
—Hay que ver lo que dice la Biblia.
+Claro. Veamos el Segundo libro de Samuel, capítulo 6, versículo
32:
Micól no tuvo hijos HASTA el día de su muerte
(2Sam 6,23).

¿Comprende esto? ¿Qué quiere decir? ¿Que después de su


muerte, sí tuvo hijos?
—Claro que no. No puede ser.
+Exacto, no puede ser. Tenemos otro ejemplo en el Salmo 110,
versículo dos:
Siéntate a mi derecha, HASTA QUE haga de tus
enemigos el estrado de tus pies (Sal 110, 2).

¿Qué quiere decir? ¿Qué después ya no estará sentado a su


derecha?
—Por supuesto que no. Jesús estará siempre a su derecha.

Primogénito
—Eso ya lo entendí. Pero debe darse cuenta de que la Biblia presenta
a Jesús como hijo primogénito. Lo podemos comprobar con Lc
2,7. Esto quiere que María tuvo más hijos. De otra manera, la
Biblia diría unigénito. ¿Se da cuenta?
+Pero, señora, esta manera de pensar no está de acuerdo con la
Biblia. Para la Biblia primer nacido y primogénito es lo mismo.
—¡No puede ser!
+Para los primogénitos existían leyes especiales, que había que
aplicar pronto, sin esperar para saber si se trataba de un hijo
único o del primero entre muchos.
Veamos un texto bíblico que le ayudará a entenderlo. El Evangelio
según San Lucas, capítulo 2, versículos del veintidós al
veinticuatro, dice:
Cuando llegó el día en que, de acuerdo con la Ley
de Moisés, debía cumplir el rito de la purificación
de la madre, llevaron el niño a Jerusalén. Allí lo

37
consagraron al Señor, tal como está escrito en
la Ley: «Todo varón primogénito será
consagrado al Señor» (Lc 2,22-24).

¿Se da cuenta? No había que esperar mucho tiempo para ver si


se quedaba como el único hijo o nacían otros hijos. El primer
nacido era presentado como primogénito.
Tenemos un ejemplo en un documento del año 5 antes de Cristo.
Nos dice que «la joven madre judía Arsínoe murió entre los
dolores de parto al dar a luz a su hijo primogénito». Si murió al
dar a luz a su primer hijo, ¿acaso pudo tener mas hijos?
—Claro que no pudo.
+Y de todos modos a este hijo único se le llama primogénito.
—Es que al hijo único se le llama unigénito. El diccionario lo aclara:
el primogénito es el primero entre muchos.
+Bien, pero eso dice el diccionario actual. A nosotros no nos importa
lo que dice el diccionario; nos importa lo que dice la Biblia. La
Biblia dice que el primer nacido es llamado primogénito.

Hermanos de Jesús
—Mira, bíblicamente María no puede ser virgen. Veamos en Mateo
capítulo 12, versículos cuarenta y seis y cuarenta y siete:
Todavía estaba hablando a la multitud, cuando
se presentaron fuera su madre y sus hermanos,
deseosos de hablar con él. Uno le dijo: Mira, tu
madre y tus hermanos están afuera y desean
hablar contigo (Mt 12,46-47).

¿Se da cuenta?
+Este es el plato fuerte de ustedes.
—¡La Biblia dice que María tuvo más hijos!
+Pero, señora Simplicia, si estudiara un poco más, se daría cuenta
de que la palabra «hermano» en hebreo y arameo tiene un
significado más amplio que en nuestro idioma. En efecto, se usa
para toda clase de parentesco, como primo, sobrino, cuñado,
etc. Se usa también para señalar a los componentes de la misma
tribu y del mismo pueblo; a los amigos, a los aliados y al prójimo
en general.
—¿Y la Biblia? Compruébemelo con la Biblia.
+Por supuesto. Veamos Génesis, capítulo 11, versículo veintisiete:

38
Terá tuvo tres hijos: Abraham, Najor y Harán.
Harán engendró a Lot (Gén 11,27).

Ahora yo le pregunto, señora Simplicia, ¿qué parentesco había


entre Abraham y Lot?
—Bueno, por lo que puedo entender, Abraham era tío de Lot; por
lo tanto, Lot era sobrino de Abraham.
+Muy bien; correcto. Ahora lea usted Génesis, capítulo 13, versículo
ocho:
Mira, es mejor que no haya problemas entre
nosotros, ni entre tus pastores y mis pastores,
puesto que somos hermanos (Gén 13,8).

—A ver: ¿me podría repetir la cita bíblica que mencionó?


+Claro que sí, Génesis, capítulo 13, versículo 8.
—Sí, efectivamente dice hermanos, pero esto lo tengo que consultar
con mi pastor, porque tengo que saber bien su significado. ¿Qué
me dice usted con relación a las imágenes? ¿Sabe que la Biblia
las prohíbe?
+Señora, este ya es otro tema. Vamos a seguir con el mismo tema
que estamos tratando, relacionado con los hermanos de Jesús.
Veamos Mateo, capítulo cinco, versículos veintitrés y veinticuatro,
donde se dice:
Si tú estás para presentar tu ofrenda en el altar,
y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra
ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y vete
antes a hacer las paces con tu hermano; después
vuelve y presenta tu ofrenda (Mt 5,23-24).

¿Quién es nuestro hermano? Pues nuestro prójimo. Tenemos


otro texto. Busque usted Hechos de los Apóstoles, capítulo uno,
verso quince. Ahí se dice que san Pedro se reunió con 120
hermanos. Usted ¿qué dice? Estos 120 hermanos, ¿eran hijos
de una misma mujer?
—Es imposible.
+Ni las conejas tienen tantas hijos, ¿verdad? Entonces, se trata de
hermanos espirituales y no carnales. En este sentido, todos
podemos llamarnos hermanos o hermanas, al sentirnos hijos del
mismo Padre Dios. ¿Que le parece, hermana?
—¿Usted, mi hermana?
+¿O qué? ¿No le caigo bien?

39
—¿Cómo me puede caer bien, si está escuchando continuamente
esa clase de música? Que la guadalupana, la guadalupana. Sí,
me caería usted bien, pero si me hiciera caso.
+¿En qué?
—En formar parte de mi iglesia.
+Ahora veo que sí entiende los diferentes significados de la palabra
hermano. También se les llama hermanos, a los que profesan la
misma religión. Bueno, eso es lo importante: que vaya
comprendiendo poco a poco.

Vaso desechable
—Oiga usted: María ¿acaso no fue un vaso desechable? Así me
enseñaron mis pastores. Sirvió para dar a luz a Jesús. Una vez
que hizo esto, ya no sirvió para nada. Precisamente cómo pasa
con cualquier vaso desechable.
+Desechables son las enseñanzas que los pastores han metido en
su cabeza y que usted anda transmitiendo de casa en casa.

Los cuatro hermanos de Jesús


—Bueno. Regresando a nuestro tema. ¿Sabe qué dice Marcos,
capítulo seis, verso tres?
¿No es este Jesús el carpintero, el hijo de María
y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? Y
sus hermanas ¿no viven aquí entre nosotros? (Mc
6,3).

¿Se da cuenta? Aquí se presentan hasta los nombres de los hijos


de María.
+Ya se me hacía extraño que no mencionara este texto. Pero qué
bueno, qué bueno, que los mencionó. Mire, aquí en la misma
Biblia, se nos aclara quiénes son sus padres. Notamos que se
trata de padres diferentes.
Por ejemplo, acerca de Santiago y José, en Mateo capítulo 27,
versículo 56, encontramos lo siguiente:
Unas mujeres miraban desde lejos. Entre ellas
María Magdalena, María la madre de Santiago el
menor y de José, y la madre de los hijos de
Zebedeo (Mt 27,56).

¿Escuchó? La madre de Santiago el menor y de José. En Mateo,

40
capítulo 10, versos del 1 al 4, se aclara que los hijos de Zebedeo
son Santiago el mayor y Juan, mientras que Santiago el menor y
José, son hijos de Alfeo o Cleofás, y su madre era otra María. En
Juan 19, 25 se dice: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre,
la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás. Entonces se
trata de otra María, que seguramente era prima de la santísima
Virgen, ¿sí?
—Mire, señora Remedios, me va a disculpar. Me tengo que retirar,
ya que está por llegar mi esposo. Si no me encuentra, se va a
poner muy nervioso.
+Señora, si a su esposo lo conozco bien, puesto que es mi vecino.
Sé muy bien que su esposo es muy tranquilo. Quien está nerviosa
ahora es usted. De todos modos, ya vamos a concluir. Veamos el
texto de Juan capítulo 19, versos del 25 al 27. Aquí vemos cómo
Jesús, antes de morir, entregó a su madre a un extraño (Jn
19,25-27).
—¿Un extraño?¿Acaso Juan no era hijo de María?
+¿Cómo va a creer esto? Ya le expliqué que Juan era hijo de Zebedeo
y no tiene nada que ver con los hermanos que usted mencionó.
Y entonces, dígame: ¿Dónde estaban esos hermanos de Jesús?
—No sé, tal vez estaban peleados con Jesús.
+Por favor, señora, solamente Jesús era hijo de María. No existen
otros hermanos carnales de Jesús. Fíjese que cuando Jesús se
perdió en el templo, la Biblia habla solamente de María, José y
Jesús. No habla de otros hijos de María. Lo mismo en las bodas
de Caná. Solamente vemos a María y a Jesús. También en la
muerte de Jesús, no hay otros hermanos de Jesús, puesto que
María tuvo solamente un hijo, y este hijo es Jesús.
—Pero ¿cómo es posible que una mujer tenga un hijo y siga
quedando virgen?. Esta es una espina que el pastor me ha metido
en la cabeza. ¿Qué respuesta me da al respecto?
+Muy sencillo, señora. Dígale a su pastor que el poder de Dios es
tan grande, pero tan grande, que, si quiere, puede hacerlo parir
a él, dejándolo virgen.

41
La Cruz
Vamos a ver un diálogo sobre el tema de la
Cruz, uno de los platillos más fuertes de los
testigos de Jehová.

Por Julia Valencia Márquez, imap


y Socorro López José, imap.

Personajes
+ Católica.
— Testigo de Jehová.

Arma
—Disculpe, ¿qué es lo que tiene colgado del cuello?
+La cruz.
—¿La cruz? Y ¿no sabe usted que la Biblia prohíbe adorar ídolos y
que, además, la cruz fue el arma que mató a Jesús?
+Pero nosotros católicos no adoramos la cruz, nosotros solamente
la veneramos, que es muy diferente.
—Bueno, sea que la adoren o que la veneren, de todos modos eso
está mal. Aquí tengo la Biblia. Le voy a aclarar que eso está mal.
+Yo también traigo mi Biblia. La llevo siempre cuando salgo para
las visitas domiciliarias. Dígame, ¿dónde la Biblia dice que la
cruz es un arma? ¿Tiene alguna cita bíblica al respecto?
—No recuerdo la cita. Pero, mire, le voy a poner un ejemplo muy
claro. Si a su papá lo mataran, ¿acaso usted traería colgada en
el cuello la pistola, o el cuchillo, con que mataron a su papá?
Entonces ¿por qué tanto respeto, veneración o adoración hacia
la cruz?
+¿Qué pasó? ¿También usted anda repitiendo la misma bobada de
siempre?
—No es bobada...

42
Puerta para entrar en la gloria
+Claro que es una bobada. A ver: ¿dónde está la cita bíblica, que
presenta la cruz como un arma? No existe. Ustedes inventaron
todo este cuento. Sepan que según la Biblia, la cruz no es ningún
arma. Más bien es la puerta por la cual Jesús entró en su gloria,
como vemos en Juan, capítulo 12, versos del 23 al 24:
Por toda respuesta, Jesús declaró: Ha llegado la
hora en que el hijo del hombre va a entrar en su
gloria. En verdad les digo: si el grano de trigo no
cae en tierra y no muere, queda solo, pero si
muere, da mucho fruto (Jn 12,23-24).

—¿?
+Escuche bien. ¿Cómo Jesús entró en su gloria? Pasando por la
cruz. ¿Dónde Jesús murió como grano de trigo? En la cruz.
—No puede ser.

Símbolo de la voluntad de Dios


+Claro que es así. Estando en la cruz, Jesús sufrió y conquistó la
gloria, al mismo tiempo realizó el plan de salvación establecido
por Dios. Por eso la cruz se transformó en el símbolo de la
voluntad de Dios. Vamos a ver ahora lo que encontramos en
Marcos, capítulo 8, verso 34.
Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí
mismo tomé su cruz y sígame. (Mc 8,34)

¿Se dio cuenta?


—Sí, pero...
+Como vemos aquí, si uno quiere ser discípulo de Cristo, no tiene
que hacer lo que le dé la gana; más bien tiene que aceptar la
voluntad de Dios, y seguirlo. La voluntad de Dios está simbolizada
en la cruz, puesto que para Jesús la muerte en la cruz, fue la
máxima expresión de la voluntad de Dios.
—Bueno. Me pregunto: ¿por qué ustedes católicos le dan tanta
importancia a la cruz, trayéndola colgada en el cuello, poniéndola
en los templos, arriba de las capillas, en las calles... ¿En todas
partes quieren meter la cruz? ¿No es darle demasiada
importancia? A mi me parece una verdadera locura.
+Es cierto. Como dice San Pablo, se trata de una verdadera locura.
¿Para quiénes? Para los que se pierden. Veamos lo que dice la

43
Primera Carta de San Pablo a los Corintios, capítulo 1, versículos
del 18 al 23:
El mensaje de la cruz, no deja de ser locura para
los que se pierden. En cambio, para los que somos
salvados, es poder de Dios. Mientras tanto,
nosotros proclamamos un Mesías crucificado.
Para los judíos: ¡qué escándalo más grande!; para
los griegos, ¡què locura! (1Cor 1,18-23)

¿Se da cuenta? Los judíos esperaban milagros y los griegos


esperaban sabiduría, y entonces la cruz representa un fracaso
para los unos y para los otros. Como pasa ahora con ustedes.
—¿Cómo cree?

Bandera del cristiano


+Claro que sí. Evidentemente se trata de un mensaje nada fácil.
Veamos Gálatas capítulo 6, verso 14:
Por mí no quiero sentirme orgulloso de nada, sino
de la cruz de Cristo Jesús, nuestro Señor. Por él,
el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el
mundo (Gál 6,14).

¿Se dio cuenta? Sigamos con Colosenses Capítulo 2, versículo


14:
Canceló nuestra deuda y nuestra condenación,
escrita en los mandatos de la Ley. La suprimió
clavándola en la cruz de Cristo (Col 2, 14).

Aquí San Pablo declara que Jesús borró nuestra condenación,


clavándola en la cruz. Como ve, en la Biblia nunca se habla mal
de la cruz. Solamente ustedes hablan mal de la cruz.
Nosotros católicos respetamos la cruz como el símbolo, como la
bandera de nuestra fe. Si para ustedes, los testigos de Jehová,
se trata de una locura, pues lo siento mucho, pero ese es su
problema.

Madero o palo
—Mire, ultimadamente no fue una cruz donde Jesús murió, sino en
un madero, poste o palo, como podemos ver en Hechos de los
Apóstoles, capítulo 5, verso 30:

44
El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a
quien ustedes mataron, colgándolo en un madero
(Hech 5,30).

+Sí, sí, sí. Ya me imaginaba que iba a presentar este texto.


—¿Sí? Aquí está claro. Cristo murió colgado en un madero, no en
una cruz.
+Solamente cuatro veces se usa la palabra “madero” en la Biblia,
para decir que la cruz era de madera, que no era de fierro,
mármol, plástico o de cualquier otro material.
—Aquí está nuestra revista “La Atalaya”. Fíjese en estos dibujos.
Aquí está Jesús clavado en la cruz, y aquí está Jesús colgado de
un madero. Cómo ve, el primer dibujo está tachado, porque
está mal. Se trata de un error.
+¡Qué bueno que trajo «La Atalaya»! Ahora vamos a analizar los
dos dibujos, uno por uno. A ver, dígame: el dibujo de Jesús
crucificado, ¿cómo tiene las manos? ¿juntas o separados?
—Separadas y extendidas.

Testigos de Jehová Iglesia Católica

• Letrero • Letrero
sobre las manos. sobre la cabeza.
• Un clavo • Dos clavos
en las manos. en las manos.

45
Clavos:
manos extendidas.
+Extendidas, muy bien. ¿Cuántos clavos tiene?
—Dos.
+Dos clavos, muy bien. Ahora vamos a ver, el dibujo de Jesús
colgado de un palo. ¿Cómo tiene las manos?
—Juntas.
+Juntas. ¿Cuántos clavos tiene?
—Solamente un clavo.
+Sólo un clavo. Ahora vamos a ver qué nos dice la palabra de
Dios al respecto. Veamos Juan, capítulo, 20, versículo 25:
Si no veo en sus manos, la señal de los clavos
(Jn 20,25).

—Ah caray.
+Como ve, aquí se habla de clavos.
—No me había fijado en eso.
+Quiere decir que las manos de Jesús estaban extendidas sobre
una cruz y no una sobre la otra, en un poste.

Letrero:
Encima de la cabeza.
+Ahora vamos a revisar de nuevo los dibujos. ¿Qué te parece? A
ver, la imagen de Jesús clavado en una cruz, ¿dónde tiene el
letrero?
—Encima de la cabeza.
+Muy bien. Y Jesús colgado, ¿dónde tiene el letrero?
—Encima de las manos.
+Encima de las manos. Ahora vamos a ver qué dice el Evangelio de
san Mateo, capítulo 27, verso 37:
Encima de su cabeza habían puesto un letrero,
que decía porque lo habían condenado: este es
Jesús, el rey de los Judíos (Mt 27,37).

—A ver ¿me puede repetir el texto bíblico que acaba de mencionar,


porque quiero anotarlo para revisarlo cuidadosamente?
+Con mucho gusto. Se trata de Mateo, capítulo 27, verso 37. Escriba,
escriba.
—Es que no me había fijado en esto.

46
+Si se hubiese tratado de un palo, Jesús hubiera tenido las ma-
nos juntas. Y la Biblia hubiera dicho que el letrero estaba so-
bre las manos. Si la Biblia dice que el letrero estaba puesto
sobre la cabeza, quiere decir que Jesús tenía las manos sepa-
radas. Por lo tanto, se trataba de una cruz y no de un palo. Así
que anote todo esto en un papelito, para que se lo lleve a su
pastor...
—Ya lo anoté. Está claro que eran dos clavos, que sus manos
estaban extendidas y que el letrero estaba sobre su cabeza.
Eso quiere decir que Jesús murió en una cruz, no en un palo.

Viernes santo:
adoración de la cruz.
—Sólo me queda otra objeción. Ustedes adoran la cruz el viernes
santo. ¿Por qué hacen eso?
+Nosotros no adoramos a la cruz el viernes santo. Lo que hacemos
es adorar el misterio de la cruz; es decir, a Cristo que por nosotros
murió en la cruz. Nosotros adoramos a Jesús que murió en la
cruz, no a la cruz sobre la cual murió Jesús.
—De mi parte, puedo decir que cada vez que veo una cruz, me
da miedo, me siento mal.
+Entonces, ustedes, los testigos de Jehová, se parecen mucho a
Drácula.
—¿A Drácula? ¿Y por qué?
+Porque los dos se espantan con la cruz.

47
Alimentos puros
e impuros
Según algunos no católicos, no hay que
comer ciertos alimentos, especialmente la
carne de cerdo, porque nos hacen impuros.
Veamos lo qué dice realmente la Biblia.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap.

Personajes
+ Luis Alfredo, católico comprometido.
— Arturo, evangélico.
•Agapito, católico impreparado.

Saludo inicial
(En un puesto de tacos).

•Agapito: Buenos tardes, don Luis Alfredo. ¿Cómo le ha ido


últimamente?
+Luis Alfredo: Buenos tardes, Agapito. Pues fíjate que me ha ido
muy bien. He tenido muy buena venta. A propósito, ¿Qué te
sirvo?
•Agapito: Pues como estoy a dieta, sólo déme una orden de tacos de
carnitas y dos órdenes de tacos al pastor. Ah, y de tomar, me da una
coca de dieta.
+Luis Alfredo: Oh, y eso que estás a dieta. Pero no te preocupes,
que de todas formas a mí me conviene.

No debemos comer carne


de ciertos animales
(Llega Arturo, un evangélico.)

48
—Arturo: ¿Qué tal, don Luis? ¿Cómo van las ventas?
+Luis Alfredo: Pues muy bien. Con clientes como Agapito, el negocio
va viento en popa. ¿Qué te sirvo, Arturo?
—Arturo: Pues una orden de tacos de bistec.
+Luis Alfredo: De veras. Siempre se me olvida que no puedes comer
carne de cerdo.
•Agapito: ¿Y eso por qué?¿ No me digas que también estás a dieta
como yo? ¿O seguramente te los prohibió el doctor? Yo por eso no
me paro en la clínica. Luego luego le quieren quitar a uno lo más
sabroso.
—Arturo: Nada de eso, Agapito. Lo que pasa es que la Biblia lo
prohíbe.
•Agapito: A ver, ¿cómo está eso? ¿Cómo que la Biblia lo prohíbe? Si
nunca nos han dicho nada en la Iglesia. Y eso que los padres estudian
mucho para llegar a ser curas.
—Arturo: Es que en la Iglesia Católica no dicen la verdad. (Arturo
saca su Biblia y dice:) Déjame leerte un texto bíblico que te va a
convencer de lo que digo. Es Levítico, capítulo once, versículos
del uno al tres, y del siete al ocho.
Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciéndoles:
Hablen a los hijos de Israel y díganles: Estos son
los animales terrestres que pueden comer.
Comerán el animal de pezuña partida, hendida
en dos uñas y que rumia. El CERDO, que tiene la
pezuña partida, hendida en dos uñas, pero no
rumia, será impuro para ustedes. Ustedes no
comerán su carne y tampoco tocarán su cadáver:
serán impuros para ustedes (Lev 11,1-3.7-8).

—Arturo: Como pueden ver, la Biblia no puede ser más clara. Si la


Biblia dice que no hay que comer carne de algunos animales,
pues hay que hacerle caso.
•Agapito: Oye, me parece que te brincaste algunos versículos. Si se
puede saber, ¿qué otro tipo de carne prohíbe la Biblia?
—Arturo: Aparte del cerdo, Dios prohíbe comer carne de conejo y
de camello. Entre los peces, aquellos que no tienen aletas ni
escamas, como el camarón, por ejemplo, y en general los
mariscos. Y muchos otros animales, que sería largo enumerar,
pero se te enfrían tus tacos.
+Luis Alfredo: Mira, Arturo, sin ánimo de contradecirte, quiero
comentarte lo siguiente. Yo también estudio la Biblia. Ya sabes

49
que soy católico de hueso colorado y que los sábados doy ca-
tecismo. Por eso, ya que se presentó la oportunidad, quiero
aclararte algunas cosas.
—Arturo: Adelante, don Luis Alfredo. Ya sabe cómo lo respeto.

Antiguo y Nuevo Testamento


•Agapito: Esto se está poniendo bueno. Ya hasta el hambre se me quitó.
+Luis Alfredo: Arturo, ya que traes la Biblia, voy a mencionarte
algunos textos bíblicos. Pero antes déjame aclarar algunas cosas.
Para nosotros católicos la Biblia se divide en dos partes, Antiguo
y Nuevo Testamento.
—Arturo: Pues para nosotros también. Mire el índice de mi Biblia.
+Luis Alfredo: Pues bien, el ANTIGUO TESTAMENTO es la Alianza
entre Dios y el Pueblo de Israel. Fíjate en lo que dice Malaquías,
capítulo tres, versículo veintidós.
Acuérdense de la Ley de Moisés, mi servidor, a
quien entregué en el Monte Horeb leyes y
mandamientos PARA TODO ISRAEL (Mal 3,22).

+Luis Alfredo: Por eso para los católicos, el Antiguo Testamento


contiene las leyes y mandamientos para todo Israel. Al mismo
tiempo, Dios prometió que realizaría una Nueva Alianza, es decir
el Nuevo Testamento, que contiene también leyes y
mandamientos. Lee, por favor, Jeremías, capítulo treinta y uno,
versículo treinta y uno.
Llegarán días, palabra de Yahvéh, en que yo
pactaré con el Pueblo de Israel una NUEVA
ALIANZA (Jer 31,31).

+Luis Alfredo: Por eso los católicos tenemos más en cuenta el Nuevo
Testamento. Si el Antiguo Testamento dice algo, nos
preguntamos: qué dice el Nuevo Testamento. Te voy a poner
dos ejemplos: El Antiguo Testamento dice: Hay un solo Dios
(Gén 1,1). El Nuevo Testamento dice: Sí, hay un solo Dios, pero
en tres personas: el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo (Mt
28,18-19). El Antiguo Testamento dice: «Ojo por ojo y diente
por diente» (Deut 19,18-21), pero el Nuevo Testamento dice:
«No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la
mejilla derecha, ofrécele también la otra» (Mt 5,39).
•Agapito: Órale, hasta yo le entiendo. ¿Quiere decir que el Antiguo
Testamento es inferior al Nuevo Testamento? ¿O qué siempre hay

50
que ver lo qué dice el Nuevo Testamento?
+Luis Alfredo:Las dos cosas, Agapito. Me da mucho gusto que
pongas atención.
—Arturo: Pero todavía no me dice nada de la carne de cerdo.
+Luis Alfredo:Vamos para allá.

Podemos comer de todo


+Luis Alfredo: En primer lugar, el Nuevo Testamento señala que no
hace impuro al hombre lo que entra por su boca. Busca Mateo,
capítulo quince, versículo once:
No hace impuro al hombre lo que entra por la
boca, pero si mancha al hombre lo que SALE DE
SU BOCA (Mt 15,11).

•Agapito: ¿Entonces quiere decir que las cosas que como, no pueden
hacerme impuro? Pero si me hacen impuro, por ejemplo, las malas
palabras que salen de mi boca.
+Luis Alfredo: Efectivamente, Agapito. Por eso podemos comer de
todo, hasta la carne de cerdo, porque no puede hacernos impuros.
—Arturo: Pero no hay ninguna cita bíblica dónde se señale que
podemos comer de todo. ¿O si?
+Luis Alfredo: Claro que si, Arturo. Y te pido que la busques en tu
Biblia. Se trata de la Primera Carta a Timoteo, capítulo cuatro,
versículos cuatro y cinco.
Todo lo que Dios ha creado es bueno y NINGÚN
ALIMENTO ESTÁ PROHIBIDO, siempre que lo
tomemos dando gracias a Dios, pues es
santificado por la Palabra de Dios y la oración
(1Tim 4,4-5).

•Agapito: Órale, ¿o sea que hay que dar gracias a Dios al tomar los
alimentos y con eso quedan ya santificados? Lo que más claro me
queda es que podemos comer de todo.
+Luis Alfredo: Pues, como decías hace rato: eso depende de lo
que te diga el médico.
—Arturo: Mire, don Luis Alfredo, yo no había leído esto en la Biblia.
Usted sabe que apenas me acabo de cambiar de religión. Pero si
me dice algún otro texto que me aclare más, pues le prometo
que empezaré a pensar seriamente en regresar a la Iglesia
católica.

51
•Agapito: La riegas, Arturo, si con los textos que te dio don Alfredo,
está más claro que el agua: PODEMOS COMER DE TODO. En
todo caso, el que puede prohibirnos comer ciertos alimentos es el
médico, porque la Biblia dice muy claro que ningún alimento está
prohibido, siempre que lo tomemos dando gracias a Dios.
+Luis Alfredo: Vaya, tú ya agarraste «la onda». Pero deja que le dé
a Arturo otro texto bíblico. A ver, busca Colosenses, capítulo
dos, versículo dieciséis.
Por eso, que nadie los venga a criticar por LO
QUE COMEN Y BEBEN (Col 2,16).

Despedida
•Agapito: Ahora sí que te salió el tiro por la culata. Tú llegaste criticando
a los padres, dizque porque no nos enseñan la verdad. Y ahora la
Biblia te dice que no andes criticando a los católicos por lo que
comen o beben.
+Luis Alfredo: Lamento decirlo, pero Agapito tiene razón.
—Arturo: Pues sí que me cuestiona esta plática. Como le dije, voy
a pensar seriamente en regresar a la Iglesia Católica. Y me
gustaría que usted me diera clases de Biblia.
•Agapito: Siendo así las cosas, yo también me apunto.
+Luis Alfredo: Pues ustedes dicen cuándo empezamos.
—Agapito y Arturo (al mismo tiempo): Pues, mañana mismo.

52
Imágenes
El tema de las imágenes representa el
caballo de batalla de las sectas.
Veamos este diálogo.

Por P. Flaviano Amatulli Valente, fmap


y Julia Valencia Márquez, imap.

Personajes
+ Católica.
— Testigo de Jehová.
•Ayudante de la testigo de Jehová.

Saludo inicial
(Testigo de Jehová con su ayudante).
—¿Nos permite pasar unos minutos? Nosotras vamos de casa en
casa, llevando las buenas nuevas de Jehová.
+¿A qué grupo pertenecen?
—Nosotras somos inconfundibles: somos estudiantes de la Biblia.
+Entonces son católicas, porque yo también soy estudiante de la
Biblia. En mi parroquia se dan estudios bíblicos y yo acudo a
ellos.
—No, mire. No somos católicas.

Imagen e ídolo
+¡Oh! Eso ya no me gustó.
—Nosotras queremos enseñarle muchas cosas que están en la Biblia
y que ustedes los católicos no saben. Por ejemplo, ¿por qué
ustedes tienen imágenes? En realidad la Biblia las prohíbe, como
vemos en Éxodo, capítulo veinte, versículo cuatro:
No debes hacerte una imagen tallada, ni una
forma parecida, o cosa alguna que esté en los
cielos arriba, o que esté en la tierra debajo, o

53
que esté en las aguas debajo de la tierra (Ex
20,4).

La Biblia habla claramente: no debes hacerte una imagen tallada.


+Pero aquí la Biblia no se está refiriendo a cualquier tipo de
imágenes, sino a los ídolos. Yo les pregunto: ¿para ustedes es lo
mismo imagen o ídolo?
—¡Claro que es lo mismo! (Las dos).
+Aquí está el problema, hermanitas. Aquí está su error. Para nosotros
los católicos no es lo mismo. Existe una grande diferencia entre
una imagen y un ídolo. Para nosotros, imagen es cualquier tipo
de figura o representación de alguien o algo, como la estatua de
algunos personajes: la estatua de Jesús, de la Virgen, etc.
Y un ídolo es un falso dios, es una imagen o estatua considerada
como dios, con vida y poder, algo que se pone en el lugar de
Dios, como en el caso del becerro de oro, como vemos en el
libro del Éxodo 32, del versículo 4 al 6.
Pues bien, Éxodo, capítulo veinte, versículo cuatro, sé está
refiriendo a los ídolos, no a cualquier tipo de imagen, como las
que tenemos nosotros ahora en la Iglesia católica. De hecho, si
ven el versículo anterior, en Éxodo, capítulo veinte, versículo
tres dice:
No habrá para ti,
otros dioses delante de mí (Ex 20,3).

Aquí se habla de ídolos o falsos dioses y no de cualquier tipo de


imágenes.
—De todos modos, en la Biblia no encontramos ninguna imagen.
En la Biblia siempre se habla en contra de las imágenes.
+¿Están seguran de lo que están diciendo?
•Es lo que ella me ha enseñado. (Ayudante)
—Así es. (Responsable)
+Pues fíjense bien que no es así. Yo les voy a demostrar que en la
Biblia sí se permite hacer imágenes. Si se lo demuestro, ¿ustedes
qué hacen? ¿Usted que hace, si le demuestro que sí se permite
hacer imágenes?
—Yo me regreso a la Iglesia católica.
+¿En serio?
—Nosotras estamos siempre de acuerdo con la Biblia.
+Bueno, entonces vamos a ver como decía mi abuelita: “A ver si
como roncan, duermen”. ¿Por qué? Porque tenemos algunos

54
textos bíblicos en los que vemos claramente como Dios ordena
que se hagan imágenes:
Asimismo harás dos querubines de oro macizo
labrados a martillo y los pondrás en las
extremidades del lugar del perdón, uno a cada
lado (Ex 25,18).

Haz una serpiente de bronce, ponla en un palo y


todo el que la miré, sanará (Núm 21,8).

—¿Sabe usted qué sucedió con esta serpiente de bronce? Dios


mandó destruirla:
Ezequías quitó los lugares altos, e hizo pedazos
las columnas sagradas y cortó el poste sagrado,
e hizo pedazos la serpiente de bronce que Moisés
había hecho (2Rey 18,4a).

+De hecho, Dios no mandó destruirla. El rey Ezequías decidió hacerla


pedazos. En efecto, el texto añade:
Hizo pedazos la serpiente de bronce que Moisés
había hecho, pues hasta entonces los israelitas
habían quemado incienso en su honor; la
llamaban Nejustán (2Re 18,4b).

¿Por qué Ezequías decidió destruirla? Porque el pueblo, mucho


tiempo después, empezó a confundir las cosas, considerándola
como una divinidad, imitando así a los paganos.

Adorar y venerar
—Y es precisamente lo que ustedes los católicos hacen con las
imágenes y las estatuas. Las llevan en procesión, las besan, les
ponen flores y velas, se arrodillan delante ellas, etc. Esto es
pecado a los ojos de Jehová, puesto que al hacer esto, las están
adorando.
Son tontos los que llevan en procesión una
estatua de madera y rezan a un dios incapaz de
salvarlos (Is 45,20).

+Sí, sí son tontos los que creen que una estatua tiene el poder de
salvar a uno. Pero no es eso lo que enseña la Iglesia católica. O
para ustedes, ¿es lo mismo adorar y venerar?

55
—¡Claro que es lo mismo!
+Para nosotros “adorar” es reconocer a una persona o a un ob-
jeto como ser supremo, creador y dueño de todo. En cambio
“venerar” quiere decir respetar.
Nosotros adoramos solamente a Dios, un solo Dios, como dice
Mateo, capítulo cuatro, versículo diez:
Adorarás solamente a Dios y a Él solo servirás
(Mt 4,10).

Al mismo tiempo veneramos todo lo que está relacionado con


Dios, por ejemplo las imágenes del mismo Jesús, de María y los
santos. En cuanto a la manera de practicar, ya sea la adoración o
la veneración, depende de la cultura de cada pueblo o la manera
de entender de cada persona, como ofrecer flores, besar, llevar
en procesión, etc. Yo les pregunto por ejemplo a ustedes, ¿nunca
les han besado?
•¡Ay por favor! (Ayudante).
—¡Pero qué pregunta! Eso es una cosa personal. (Responsable).
+Pero yo no les estoy pidiendo que me digan cosas más personales.
¿A poco su mamá nunca las ha besado?
—Bueno pero, ¿qué tiene que ver con esto?
+Es que un gesto puede tener sentidos diferentes. A ustedes, por
ejemplo, ¿no les han llevado flores alguna vez, por ejemplo sus
novios? Ustedes, ¿no han tenido novio? ¿Sí o no?
•Bueno, que yo recuerde, a mí nunca me han llevado flores. (Ayudante)
—Pues a mí sólo en dos ocasiones. (Responsable)
+¿Verdad que es muy bonito recibir flores, por lo menos en alguna
ocasión especial, como el día del cumpleaños? Pero no por eso
pensó que estaban adorándola. ¿O sí?
—¿¡?!
+Así que no hay que confundir las cosas. Adorar es una cosa y
venerar otra.
—Pero los católicos se ponen de rodillas delante de las imágenes y
ésto está prohibido por la Biblia, como vemos en el libro del
Éxodo, capítulo veinte, versículo cinco:
No te postrarás delante de ellas (Ex 20,5).

Lo mismo encontramos en Hechos de los Apóstoles, capítulo


diez, versículos del veinticinco al veintiséis:

56
Cuando Pedro entraba, salió Cornelio a su en-
cuentro y cayó postrado a sus pies. Pedro lo le-
vantó, diciéndole: Levántate, que también yo
soy hombre (Hech 10,25-26).

+Sí, ya entiendo por donde van ustedes.


—Los católicos van y se postran delante del sacerdote y le besan
las manos. Esto no está permitido.
+Otra vez lo mismo. ¿No entienden que todo depende de lo que
uno piensa cuando se pone de rodillas delante de una persona o
un objeto sagrado? Claro que si uno piensa hacer un acto de
adoración, como en el caso de Cornelio, que se postró delante
de Pedro, pensando que era un dios, entonces es malo. Pero si
alguien, con aquel acto, quiere solamente manifestar su respeto,
entonces no es malo. La misma Biblia presenta a personas que
se ponen de rodillas delante de otras personas, llevan en
procesión el Arca de la Alianza, se postran delante de ella, etc.
En el Segundo libro de los Reyes, capítulo cuatro, versículo
veintisiete, se dice:
(La sunamita) llegó hasta el hombre de Dios y se
abrazó a sus pies (2Re 4,27).

¿Cómo hizo para abrazarse a sus pies? Simplemente se puso de


rodillas. Ahora busquen: Segundo libro de Samuel, capítulo 6,
versículo 15:
David y toda la casa de Israel hacían subir al Arca
de Yahvé entre clamores y resonar de cuernos
(2Sam 6,15).

¿De qué se trata? Precisamente de una procesión. Busquen


también el libro de Josué, capítulo seis, versículo once:
El arca de Yahvé
dio la vuelta a la ciudad (Jos 6,11).

¿Cómo dio la vuelta a la ciudad el Arca de la Alianza?


—Pues la llevaban, creo.
+Claro que la llevaban y la llevaban cargando, en procesión. A ver,
lee el libro de Josué, capítulo 7, versículo 6:
Entonces Josué y todos los jefes de Israel
permanecieron postrados delante del Arca de
Yahvé, hasta la tarde (Jos 7,6).

57
¿Cómo estuvieron? De rodillas, delante del Arca de la Alianza,
expresando respeto. Eso es lo que llamamos venerar. En efecto,
los israelitas no estaban adorándola, aunque estaban postrados
delante del Arca.
—Algo que a mí me llama la atención es ver que una persona como
usted, tan inteligente, tan culta... pueda tener tantos errores
doctrinales en campo bíblico. Por ejemplo, ¿usted sabía que Jesús
se bautizó a los treinta años? ¿Usted sabía que el arma que
mató a Jesús fue la cruz, por lo que no hay que traerla colgada
al cuello, como hacen los católicos?
+Cómo siempre, ¿no? Saltando como chapulines.

¿Para qué sirve las imágenes?


—De todos modos, las imágenes no sirven para nada, como vemos
claramente en el Salmo 35, del versículo quince al dieciocho:
Los ídolos de los paganos son oro y plata, obras
de manos humanas, tienen boca y no hablan, ojos
pero de ciegos, oídos que nada oyen y en su boca
no hay aliento. Así como son ellos, serán sus
autores y todo el que confíe en ellos (Sal 138,15-
18) .

Puede buscar también en su Biblia, en el libro de Baruc, capítulo


seis, versículo treinta y seis:
No restituyen la vista a ningún ciego ni sacan de
la miseria a nadie (Ba 6,36).

+Aquí se está hablando de los ídolos de los paganos, no de las


imágenes que tenemos nosotros ahora, como las imágenes de
Jesús, de María, san Martín de Porres, etc. Ustedes fácilmente
revuelven todo.
—Mire, señora, le voy a platicar mi caso. Cuando yo empecé a
estudiar la Biblia, quise comprobar si las palabras del Salmo 135
eran ciertas. Me acerqué a uno de esos ídolos que tienen en sus
capillas.
+¡No son ídolos!
—Bueno, una imagen. Le pasé mi mano por delante de los ojos y
no me volteó a ver.
+¿De veras lo hizo?
—¡Por supuesto! Yo quería comprobar si era cierto lo que ellos me
habían enseñado.

58
+¿Y después que salió de ahí, no fue a consultar a un psiquiatra?
—¿A un psiquiatra?
+¡Pues sí! Usted hizo de verdad una bonita payasada. Pero una
persona que está cuerda, nunca va a pensar que una estatua va
a caminar. Si eso sucediera, saldríamos todos corriendo de los
templos. ¿No?
No confunda las cosas. Sencillamente las imágenes y las estatuas
de los santos son como las fotografías o los retratos de un ser
querido. ¿Para qué sirven? Para acordarnos de Jesús, la Virgen
María y los santos. Al mismo tiempo, le pedimos a Jesús, María
y a los santos, no a sus imágenes, que nos ayuden a vivir el
Evangelio y alcanzar la salvación.

¿Qué hay que hacer con las imágenes?


—Para alcanzar la salvación, basta escudriñar las Escrituras y cumplir
con lo que mandan. No se necesita ninguna imagen o estatua.
Lo que dice la Biblia con relación a las imágenes es muy claro:
¡Hay que quemarlas! Vea lo que dice en el libro del Deuteronomio,
capítulo siete, versículo veinticinco:
Quemarán las estatuas de sus dioses (Deut 7,25).

+Y ustedes, ¿quemaron todas las imágenes que tenían?


—Yo, por mi parte, las quemé todas... (responsable)
•Yo también. (ayudante)
—Quiero ver si de verdad quemaron todas sus imágenes. ¿Traerá
de casualidad su credencial de elector o alguna otra identificación?
•¿Le sirve la credencial de mi escuela?
+¡Ah, claro que sí! ¿Tiene fotografía?
•Si. Aquí está.
+Bueno, pues está bien. Sí, sí ya veo, aquí se ve muy guapa...
•Gracias.
+Se ve que la cámara hizo milagros. Entonces ¿tiene usted un
billetito por ahí?
—¡Claro! Aquí está.
•Pero es de las revistas que vamos a pagar. (ayudante)
+No se preocupe, sirve un momentito y nada más. ¡Oh, que bien!
Es de cincuenta pesos. Pero tiene una imagen ¿verdad? Y puesto
que todas las imágenes se deben quemar, pues...
—¿Qué quiere decir con eso?

59
—Es que ustedes dijeron que quemaron todas las imágenes y
por lo que veo no es cierto. Entonces yo las quiero ayudar a
quemar estas otras, para que no sigan pecando
•No, no, no mi credencial. (ayudante)
—Mi dinero, ¿cómo va a quemar mi dinero?(responsable)
+Así que, según ustedes, es malo quemar las imágenes que están
en las credenciales y el dinero, pero es bueno quemar las
imágenes de los santos.
•Lo que pasa es que ella me enseñó así; yo no sabía. (Ayudante)
—Vámonos. (responsable)
+Bueno, hay que aprender a utilizar la inteligencia. No sea como
las computadoras, que están programadas para hacer algo y de
ahí no pasan. ¿No le han enseñado que usted y yo estamos
hechas a imagen y semejanza de Dios, como se ve en Génesis,
capítulo uno, versículo veintiséis?
Hagamos al hombre
a nuestra imagen y semejanza (Gén 1,26).

¿No se da cuenta? Si hay que quemar todas las imágenes, hay


que quemar también a la gente, hecha a imagen y semejanza
de Dios. Es decir, se tiene que quemar usted misma. ¿Qué le
parece?
—Vámonos, vámonos. (Responsable)
•¿Cuándo puedo regresar a conversar con usted? (Ayudante).
+Cuando usted quiera. Ya sabe dónde vivo.

60
Trinidad
Según los testigos de Jehová, no existe la
Trinidad, es decir, ellos niegan la existencia
de un solo Dios en tres personas, el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo. Veamos lo que dice
la Biblia al respecto.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, imap.

Personajes
+ Guadalupe, católica.
— Raquel, testigo de Jehová.
• Sara, acompañante de la testigo de Jehová.

Saludo inicial
—Raquel y Sara: (Toc, toc, toc).
+Guadalupe: Buenos días. ¿En qué puedo servirles?
—Raquel: Buenos días, mi nombre es Raquel y el de mi compa-
ñera es Sara. Venimos a hablarle un poco de la Palabra de
Dios.
+Guadalupe: Mi nombre es Guadalupe, pero pueden decirme
Lupita. Ahora, disculpen la pregunta, ¿pero podrían decirme a
qué grupo religioso pertenecen?
—Raquel: Somos estudiantes de la Biblia. Por eso estamos aquí,
para hablarle de la Santa Palabra de Jehová.
+Guadalupe: Por favor, no me vengan con esos cuentos tan
temprano. Digan, por favor, ¿a qué grupo religioso pertenecen?
—Raquel: Por favor, hermana, no se exalte. Mi compañera y yo
somos testigos de Jehová.
+Guadalupe: Ya me lo imaginaba.
—Raquel: El día de hoy estamos regalando este folleto con un
tema muy importante: «¿Debería usted creer en la Trinidad?»
+Guadalupe: ¡Qué interesante! Y, ¿podría usted decirme cuál es la
postura de los testigos de Jehová sobre este tema? Pásenle, por
favor, tomen asiento mientras voy por mi Biblia.
61
Un mito pagano
—Raquel: Espero que no vaya a molestarle, pero la Trinidad es
un cuento inventado por los paganos y copiado después por
los católicos. ¿Sabía usted que los egipcios ya creían en una
trinidad, compuesta por tres dioses: Osiris, Horus e Isis? Lo
mismo ocurría en la India, donde la trinidad estaba conforma-
da por Brahma, Visnú y Siva.
+Guadalupe: Mire, por lo que tengo entendido, los egipcios y los
hindúes no creían en la Trinidad. Lo que usted me presenta es
una triada, es decir, un conjunto de tres dioses, escogidos entre
muchos otros dioses adorados por estos pueblos. Es muy
distinto el concepto de Trinidad, enseñado por la Biblia y, por
tanto, por la Iglesia católica.

Terminología
—Raquel: Oiga, pero yo casi he leído completa la Biblia y nunca
he encontrado la palabra Trinidad.
+Guadalupe: Es comprensible. La palabra Trinidad fue utilizada
por primera vez en el siglo II por Tertuliano, un teólogo católico.
Como usted dice, no aparece en la Biblia. Lo que aparece en la
Biblia es la existencia de un solo Dios en tres personas distintas.
•Sara: Como que no alcanzo a comprenderle.
+Guadalupe: Lo voy a poner un ejemplo para que me entienda.
En el capítulo 3 del Génesis, donde se narra la desobediencia
de Adán y Eva, nunca se utiliza la palabra «pecado». Sólo se
nos describe la rebeldía de nuestros primeros padres, que
deciden desobedecer un mandamiento de Dios. Pues bien con
el tiempo se le llama «pecado» a la enseñanza bíblica que
señala que desobedecer a Dios es un acto grave de rebeldía.
Así que primero existe la enseñanza y después se le busca el
nombre más apropiado para expresar dicha enseñanza.
•Sara: Como que ya le voy entendiendo.
—Raquel: Pues yo todavía no sé que tiene que ver esto con la
Trinidad.

Un solo Dios
+Guadalupe: Ahora mismo voy a explicarles. La Biblia es muy clara
al afirmar que existe un solo Dios. En eso ustedes y nosotros
estamos completamente de acuerdo.
Adorarás al Señor tu Dios
y a él solo servirás (Mt 4,10).

62
—Raquel: Así es. Esto está clarísimo en la Biblia.

El Padre es Dios
+Guadalupe: También en la Biblia está claro que el Padre es Dios.
PADRE NUESTRO que estás en el cielo (Mt 6,9).

—Raquel: De acuerdo.

El Hijo es Dios
+Guadalupe: Donde empiezan las dificultades es cuándo hablamos
de Jesús. Pues bien, hay muchos textos en los que se aclara que
Jesús es Dios. Por ejemplo, uno que está clarísimo es Jn 20,28,
donde Tomás se dirige a Jesús con estas palabras:
Señor mío y DIOS MÍO (Jn 20,28).

Otro texto clarísimo, en el que vemos que Jesús es Dios, es el


siguiente: Filipenses, capítulo dos, versículo seis:
Él, que era DE CONDICIÓN DIVINA, no se aferró
celoso a su IGUALDAD CON DIOS, sino que se
rebajó a sí mismo, hasta someterse a la muerte,
y muerte en una cruz (Filip 2,6).

Escuchemos con atención lo que dice la Carta a los Hebreos:


Que todos los ángeles de Dios
LO ADOREN (Heb 1,6).

El Espíritu Santo es Dios


—Raquel: Pero el Espíritu Santo no es Dios, es la fuerza activa de
Jehová. Así que no puede existir la Trinidad.
+Guadalupe: Por supuesto que sí. La Biblia también nos presenta
que el Espíritu Santo es Dios. Aclaremos primero que el Espíritu
Santo no es una fuerza. El Espíritu Santo es una persona, puesto
que se habla de él como maestro y defensor y se le presenta
como intercesor. Veamos sólo dos textos bíblicos:
En adelante, el Espíritu Santo Defensor, que el
Padre les enviará en mi nombre, LES VA A
ENSEÑAR todas las cosas y LES VA A RECORDAR
mis palabras (Jn 14,26).

63
El propio Espíritu RUEGA POR NOSOTROS, con
gemidos y súplicas que no se pueden expresar
(Rom 8,26).

•Sara: Bueno... Pero, ¿en qué pasajes de la Biblia se habla de que el


Espíritu Santo es Dios?
+Guadalupe: Analicemos Hechos de los Apóstoles, capítulo
veintiocho, versículos veinticinco al veintiséis.
Al final los judíos se retiraron muy divididos.
Pablo los despidió con estas palabras: «Es muy
acertado LO QUE DIJO EL ESPÍRITU SANTO
cuando hablaba a sus padres por boca del profeta
Isaías: Ve al encuentro de este pueblo y dile: Por
más que oigan no entenderán, y por más que
miren no verán (Hech 28,25-26).

—Raquel: Un momento. Pero aquí no se dice por ningún lado que


el Espíritu Santo es Dios.
+Guadalupe: Por supuesto que sí. Compara estas palabras de san
Pablo, con lo que dice Isaías, capítulo seis, versículos ocho y
nueve. Si quieres, léelo en tu Biblia.
•Sara: Yo lo leo. Acabo de encontrar el texto:
Y empecé a oír LA VOZ DE JEHOVÁ que decía:
«¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?»
Yo procedí a decir: «¡Aquí estoy yo! Envíame a
mí. Y él pasó a decir: «Ve, y tienes que decir a
este pueblo: ‘Oigan vez tras vez pero no
entiendan; y vean vez tras vez, pero no consigan
conocimiento (Is 6,8-9).

•Sara: (sorprendida) ¡Pero si son las mismas palabras! Sólo que San
Pablo dice que son palabras que dijo el Espíritu Santo y el profeta
Isaías dice que se las dijo el mismo Dios. ¡Qué interesante!

Santísima Trinidad
+Guadalupe: Tienes mucha razón, Sara. El Espíritu Santo es Dios.
Y aquí es donde entra la doctrina de la Trinidad. Fíjense bien:
por una parte la Biblia aclara que hay un solo Dios, pero por el
otro, afirma que el Padre es Dios, que el Hijo es Dios y que el
Espíritu Santo es Dios. Sin embargo, no pueden ser tres dioses.
Por eso los católicos creemos que existe un solo Dios en tres

64
personas distintas. Y a esta enseñanza bíblica los católicos le
llamamos Santísima Trinidad.
—Raquel: Nunca lo había visto de esta manera.
•Sara: Y yo menos.
+Guadalupe: Sólo me resta mostrarles algunos textos bíblicos, en
los que aparecen las tres personas divinas:

-Bautismo de Jesús.
En cuanto salió del agua, vio que los cielos se
rasgaban y que el ESPÍRITU, en forma de paloma,
bajaba sobre él. Y se oyó una VOZ que venía de
los cielos: «Tú eres mi HIJO amado; en ti me
complazco» (Mc 1, 10-11).

Aquí encontramos al mismo tiempo la presencia de las tres


personas de la Santísima Trinidad: Jesús, que es el Hijo amado,
el Espíritu Santo en forma de paloma y el Padre, que habla.

-Misión de los 72 discípulos.


En aquel momento JESÚS se llenó de gozo en el
ESPÍRITU SANTO y dijo: «Yo te bendigo,
PADRE...» (Lc 10, 21).

Otra vez encontramos al mismo tiempo al Padre, al Hijo y al


Espíritu Santo.

- Predicación apostólica.
Dios resucitó a este JESÚS, de lo cual todos
nosotros somos testigos. Y exaltado a la diestra
de Dios, ha recibido del PADRE el ESPÍRITU
SANTO prometido (Hech 2, 32-33).

Dios Padre resucita a Jesús y le entrega el Espíritu Santo para


que lo derrame sobre los creyentes.

- Fórmula bautismal.
Vayan y hagan discípulos a todas las gentes,
bautizándolas en el nombre del PADRE, Y DEL
HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO (Mt 28, 19).

65
Una vez más encontramos al mismo tiempo al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo.

Conclusión
+Guadalupe: Como pueden ver, ahora sí puedo responderles la
pregunta que me hicieron al inicio de esta conversación. Si, si
debería yo creer en la Trinidad.
—Raquel: Francamente me ha dejado muy pensativa. Hablaré con
mi pastor, para que me explique mejor este asunto.
•Sara: Discúlpame, Raquel, yo prefiero seguir escuchando a Lupita.
En realidad, en este tiempo que he estado contigo, más que nada me
ha llenado la mente de confusiones. Discúlpame por el tiempo que
te hice perder. Es que no sabía nada de Biblia, me encontraba en
una fuerte depresión y tú llegaste hablándome de Dios. Por eso te
escuché y seguí tus consejos. Pero ahora me doy cuenta de que con
tus ideas me siento peor que antes. Mejor regreso a mi Iglesia, de la
que nunca tenía que haberme salido.
+Guadalupe: Que bueno que tomaste esta decisión. Bienvenida
de nuevo a la Iglesia católica, la única fundada por Cristo y
depositaria de la auténtica enseñanza bíblica.

66
Confesión
¿Será cierto que no debemos confesarnos
con un sacerdote?
Es lo que veremos en este diálogo.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap.

Personajes:
+ Remedios: Católica comprometida.
• Inés: Católica, prima de Juanita y Betsabé.
— Juanita: Evangélica.
•• Betsabé: Evangélica.

Saludo inicial
+Remedios: Hoy es primer viernes de mes. Voy a pasar por mi
comadre Inés para que vayamos a confesarnos. (Toc, toc.) Buenas
tardes, comadre Inés. ¿Cómo amaneció?
•Inés: Muy bien, comadre Remedios. Pásale, por favor.
+Remedios: Vengo a ver si ya estás lista para ir a confesarnos.
Acuérdate que hoy es primer viernes de mes.
•Inés: Fíjate que ahorita no voy a poder acompañarte, porque tengo
unas visitas. Vinieron a visitarme unas primas. Pásale para que las
conozcas. También ellas estudian la Biblia como tú.
+Remedios: ¡Oh que bueno!
•Inés: Comadre Remedios, te presento a mi prima Juanita y a mi prima
Betsabé.
+Remedios: Mucho gusto.
—Juanita y Betsabé: El gusto es nuestro, señora Remedios.

Maldito el hombre
que confía en otro hombre
+Remedios: Gracias. ¿Así que ustedes estudian la Biblia? ¡Cuánto
gusto me da! Yo también asisto a un grupo bíblico.

67
—Juanita: Por lo visto, usted apenas está empezando a conocer
la Biblia, porque escuché que va a ir a confesarse. ¿Qué no ha
visto que la Sagrada Escritura no aprueba esa costumbre de los
católicos?
+Remedios: Ah, pero ustedes no son católicas.
—Juanita: Por supuesto que no. Hoy hace dos meses que nos
salimos de Babilonia la Grande. Ahora somos evangélicas.
+Remedios: Muy bien. Ahora que ya sabemos de qué lado está
cada una de nosotras, dígame, ¿en qué parte de la Biblia se
habla en contra de la confesión?
—Juanita: Pero, ¿por qué me lo pregunta? Seguramente usted ni
siquiera trae su Biblia.
+Remedios: Afortunadamente nunca salgo a la calle sin mi Biblia.
Dígame la cita bíblica, por favor, para que podamos examinarla
juntas.
—Juanita: Empecemos por examinar Jeremías, capítulo diecisiete,
versículo cinco. Betsabé, haz el favor de leerlo.
••Betsabé: Por supuesto, Juanita. Aquí está ya. Jeremías, capítulo
diecisiete, versículo cinco.
Maldito el hombre
que confía en otro hombre (Jr 17,5).

—Juanita: Señora Remedios, note como la Biblia se opone a que se


ponga la confianza en un hombre, en este caso en un sacerdote.
Además, los sacerdotes católicos son tan pecadores como los
que van a confesarse con ellos. Por eso hay que confesarse
directamente con Dios, como hacemos los evangélicos.
Acuérdese: Maldito el hombre que confía en otro hombre (Jr
17,5).

Jesús dio a los apóstoles


el poder de perdonar los pecados
+Remedios: Mire, Juanita, en este pasaje del profeta Jeremías no
se habla en contra de la confesión. Aquí sencillamente se está
hablando de que hay que confiar en Dios. Y esto es precisamente
lo que hacemos los católicos cuando nos confesamos con un
sacerdote. Confiamos en Dios, que les ha dado a los apóstoles
el poder de perdonar los pecados. Por favor, Betsabé, busca
en la Biblia el evangelio según san Juan, capítulo veinte, del
versículo veintiuno al veintitrés. Búscalo tú también, comadrita
Inés.

68
••Betsabé: Amén. Aquí está. Voy a leerlo.
Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a
ustedes. Reciban el Espíritu Santo; a quienes
ustedes PERDONEN LOS PECADOS, les queden
perdonados; a quienes no se los perdonen, les
queden sin perdonar (Jn 20,21-23).

—Juanita: Fíjense bien. Aquí se ve claramente que Jesús da a los


apóstoles el poder de perdonar los pecados. Un poder que el
mismo Jesús tenía. ¿Se acuerdan de alguna ocasión en que Jesús
perdonó los pecados a alguien?
••Betsabé: Por supuesto que si. En Mateo capítulo nueve, versículo
dos, encontramos que Jesús le dice a un paralítico: «Tus pecados
te son perdonados».
+Remedios: Muy bien, Betsabé. Me alegra que conozcas algunos
textos bíblicos de memoria. A ver, dime, ¿Cuál fue la reacción de
los fariseos ante estas palabras de Jesús?
••Betsabé: Pues criticaron a Jesús y decían que estaba blasfemando.
+Remedios: A ver, Juanita, cuál fue la actitud de la gente sencilla,
que estaba ahí cuando Jesús curó al paralítico y le perdonó sus
pecados?
—Juanita: No recuerdo muy bien.
+Remedios: Busca, por favor, evangelio según san Mateo, capítulo
nueve, versículo ocho.
—Juanita: Amén.
Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios,
que había dado tal poder a los hombres (Mt 9,8).

+Remedios: Noten ustedes lo que dice san Mateo: las personas


glorificaban a Dios, que había dado tal poder a los hombres. A
ver, díganme: ¿de qué poder estaba hablando san Mateo?
—Juanita: Yo creo que del poder de curar a los enfermos, porque
Jesús curó al paralítico.
+Remedios: No, Juanita. Fíjese lo que dice Jesús en Mateo, capítulo
nueve, versículo seis:
Para que sepan que el Hijo del hombre tiene en
la tierra poder de PERDONAR LOS PECADOS —
dice entonces al paralítico—: ‘Levántate, toma
tu camilla y vete a tu casa’ (Mt 9,6).

69
••Betsabé: ¿Entonces se refiere al poder de perdonar los pecados?
+Remedios: Claro que si, Betsabé. Se ve que estás poniendo
atención a lo que dice la Palabra de Dios. Te felicito.

Reconocer los pecados


—Juanita: No vayan tan de prisa. ¿Qué me dicen de lo que se
señala en la Primera carta de Juan, capítulo uno, versículo nueve?
Escuchen con atención.
Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es
él para perdonarnos los pecados y purificarnos
de toda injusticia (1Jn 1,9).

Aquí no se dice que hay que ir a confesarse. Sólo dice que hay
que reconocer nuestros pecados y que Dios nos perdonará. Nada
de que hay que ir con un sacerdote, para confesar nuestros
pecados.

Los primeros cristianos se confesaban


+Remedios: Mire, Juanita. Reconocer los pecados es el primer paso.
El siguiente paso es ir a confesarse. Veamos lo que dice Hechos
de los Apóstoles, capítulo diecinueve, versículo dieciocho:
Muchos de los que habían creído, VENÍAN A
CONFESAR y a revelar todo lo que habían hecho
(Hech 19,18).

Como pueden ustedes ver, los primeros cristianos hacían lo que


hacemos los católicos: se confesaban. Y como pueden notar,
hasta lo hacían públicamente y en presencia de los apóstoles.
Veamos ahora lo que dice la Carta del apóstol Santiago, capítulo
cinco, versículo dieciséis:
Confiésense, pues, mutuamente sus pecados y
oren los unos por los otros, para que sean
curados (St 5,16).

••Betsabé: Entonces lo que hacen los católicos está más de acuerdo


con lo que dice la Biblia, que lo que hacen los evangélicos.
+Remedios: Por supuesto, Betsabé. ¡Que bueno que eres dócil y
sensible a la Palabra de Dios!
••Betsabé: Juanita, ¿Qué esperamos para regresar a la Iglesia
Católica? Ya vimos que está más apegada a lo que dice la Sagrada

70
Escritura. Por lo que veo, el pastor nos estaba engañando como a
unas niñas.
—Juanita: Tienes razón, Betsabé. Remedios me ayudó a descu-
brir que la Biblia no está en contra de la confesión. Y yo que
me salí de la Iglesia Católica cuando me explicaron este asun-
to. Siendo así, regresemos a la Iglesia Católica.
••Betsabé: Para ir más en serio, ¿Qué te parece si aprovechamos hoy
mismo para ir a confesarnos?
—Juanita: Muy buena idea, Betsabé. Vamos a confesarnos.
+Remedios: ¡Cuánto gusto me da, Juanita y Betsabé! Que les parece
si nos preparamos para hacer una buena confesión con este
folleto escrito por el Padre Amatulli.
—Juanita: ¿De que libro se trata, amiga Remedios?
+Remedios: De este folleto llamado «Ven, Espíritu Santo». Aquí,
en la página 44, explica cómo hacer un buen examen de
conciencia.
•Inés: Hagamos, pues, un buen examen de conciencia, para que luego
podamos hacer una buena confesión.

71
Sábado
Para los adventistas del séptimo día,
la observancia del día sábado
es fundamental para pertenecer
a la verdadera Iglesia de Cristo.
Veamos la respuesta católica.

Por Nicasio Clemente Martínez.

Personajes
+ Domingo, católico.
— Débora Gómez, adventista.

Saludo inicial
—Buenos días, señor Domingo.
+Buenos días.
—Soy la señora Débora Gómez, vecina de aquí enfrente.
+¡Ah sí! Es usted la que asiste al templo adventista, que está aquí
a dos cuadras, ¿verdad?
—Así es. Me gustaría conversar con usted sobre la Biblia. No sé si
pueda atenderme en estos momentos.
+¡Ah! Sí, claro. Pase, por favor.
—Gracias, muy amable.
+Tome asiento, por favor.
—Gracias. Lo visito porque quiero compartir con usted las verdades
fundamentales de la Santa Biblia, la Palabra de Dios. Yo sé que
usted es católico; lo he visto asistir cada domingo a la Misa. Y la
verdad es que me da tristeza ver que usted, una persona tan
buena, no conozca la Palabra de Dios.
+Pero, ¿por qué dice eso?

El Decálogo
—Porque se nota. Por ejemplo, usted no guarda el sábado, sien-

72
do que es uno de los mandamientos que el Señor nos entregó
en el Decálogo.
Se llama decálogo a los diez mandamientos de la Ley de Dios.
Se lo explico porque estoy segura que usted no lo sabe. Quiero
que usted lo compruebe por sí mismo, leyendo las Santas
Escrituras.
+Bueno, pues vamos a ver.
—Leamos, en primer lugar, el libro del Éxodo, capítulo veinte,
versículos del ocho al once:
Acuérdate del día del SÁBADO para santificarlo.
Trabaja seis días y en ellos haz todas tus faenas;
pero el día séptimo es día de descanso,
consagrado a Jehová tu Dios, pues en seis días
Jehová hizo el cielo y la tierra, el mar y todo
cuanto hay en ellos; pero el SÉPTIMO DÍA Jehová
descansó y por eso bendijo el sábado y lo hizo
sagrado (Ex 20,8-11).

Como ve usted, el sábado es un día sagrado, porque ese día


descansó Dios de todo su trabajo de creación. Y esto seguramente
no se lo han enseñado en su Iglesia. ¿Sabe usted por qué?
Porque en la Iglesia católica no respetan las leyes de Jehová. De
hecho, la Iglesia católica ha cambiado la Ley de Dios, quitando
el santo día sábado, establecido por Dios, y poniendo en su
lugar el día domingo.
+¿Qué dice usted? ¿Cómo que la Iglesia Católica cambió la Ley de
Dios? No puede ser.
—Claro que sí. La Iglesia católica se atrevió a quitar del Decálogo
el santo día que guardaron Adán y Eva, Abel y los patriarcas.
+Oiga, pero en ninguna parte de la Biblia se dice que Adán y Eva o
los patriarcas guardaron el sábado.
—Pero en Génesis, capítulo dos, versículo uno se dice que Dios
descansó el séptimo día. Entonces es lógico pensar que desde
entonces se empezó a guardar el día sábado.
+Bueno, una cosa es que la Biblia diga que Dios descansó el séptimo
día y otra muy distinta es que Adán y Eva hayan guardado el
sábado.
Además, respecto al descanso de Dios, lo que encontramos en
el Génesis es sólo una manera de hablar para enseñarnos que
tenemos que trabajar seis días y descansar uno. No pensemos
que Dios se cansa de trabajar igual que los hombres, pues la

73
misma Biblia dice que Dios siempre trabaja. En el Evangelio de
San Juan, capítulo cinco, versículo diecisiete, dice:
Mi Padre trabaja hasta ahora,
y yo también trabajo (Jn 5,17).

Además, por lo que se refiere a esta cita bíblica, hay que tener
en cuenta que se trata de un texto del Antiguo Testamento. En
la Biblia existen dos Testamentos: el Antiguo Testamento, que
se estableció con Moisés en el monte Sinaí y el Nuevo Testamento,
que se estableció con Cristo en el Monte Calvario. A nosotros
nos interesa saber lo que dice el Nuevo Testamento.

Ejemplo de Jesús
—Muy bien. Yo le puedo demostrar que el Nuevo Testamento
también nos enseña que tenemos que guardar el día sábado.
Ponga atención: Lucas, capítulo cuatro, versículo dieciséis, dice:
Llegó a Nazaret donde se había criado y, según
acostumbraba, fue el SÁBADO a la sinagoga (Lc
4,16).

Y en Lucas capítulo trece, versículo diez, se dice que Jesús


enseñaba los sábados en la sinagoga. ¿Se da cuenta? La Biblia
dice que Jesús acostumbraba ir los sábados a la sinagoga. Eso
significa que Jesús guardó el día sábado.
+¿Y sabe usted por qué Jesús iba los sábados a la sinagoga?
—Pues claro. Para cumplir con la Ley de Dios.
+Jesús iba los sábados a la sinagoga porque él perteneció al pueblo
judío, y por lo tanto, estaba obligado a cumplir con la Ley del
Antiguo Testamento.
San Pablo nos aclara la situación de Cristo al decirnos que fue
sometido a la Ley de Moisés para liberarnos de esa Ley.
Vamos a leer este pasaje: Gálatas, capítulo cuatro, versículo cuatro
y cinco.
Pero cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios
envió a su hijo, el cuál nació de mujer, y fue
sometido a la Ley con el fin de rescatar a los que
estaban sometidos a la Ley, para que así
llegáremos a ser hijos adoptivos de Dios (Gál
4,4-5).

74
¿Lo ve usted? Jesús fue sometido a la Ley de Moisés, conteni-
da en el Antiguo Testamento, para liberarnos de esa Ley. Así
que es verdad que Jesús iba los sábados a la sinagoga, fue
circuncidado, fue presentado al templo, etc., todo según la Ley
del Antiguo Testamento.
¿Y todo esto para qué? Para liberarnos a nosotros de esa Ley.
—Pero Jesús nos invita a seguir su ejemplo, por eso nosotros
queremos imitarlo.
Les he dado ejemplo
para que hagan lo que yo he hecho (Jn 13,15).

+A ver, ustedes ¿hacen todo lo que hizo Jesús?


—Sí, claro. Todo lo que hizo Jesús, especialmente guardamos el
sábado.
+Ustedes siempre con el sábado. No; hay que ver otras cosas. Un
ejemplo. ¿Qué hizo Jesús después del bautismo?
—Ah, pues fue a predicar. Por eso salimos a predicar.
+No, la Biblia dice que después del bautismo Jesús fue al desierto,
donde ayunó cuarenta días y cuarenta noches. ¿Ustedes hacen
lo mismo?
—Bueno, este...
+Entiéndalo: la vida cristiana no consiste en repetir al pie de la
letra toda la vida de Jesús. Aquí lo importante es conocer y
cumplir con los mandamientos de Jesús. Ahora dígame si en
alguna ocasión Jesús enseñó o mandó guardar el sábado?
—¡Eh! pues...
+Es inútil que busque, pues nunca mandó guardarlo.
—De todas maneras, Jesús guardó el sábado y nosotros queremos
imitarlo.
+¿Está usted segura de que Jesús guardó el sábado según la Ley
de Moisés?
—¡Claro que lo estoy! Lo acabamos de leer hace unos momentos.
+Vamos a ver si es cierto. Lea, por favor, el Evangelio de San Juan,
capítulo cinco, versículos del quince al dieciocho. Lea por favor.
El hombre fue a decirles a los judíos, que era
Jesús el que lo había sanado. Por eso los judíos
atacaban a Jesús, por no respetar el descanso
del sábado (Jn 5,15-16).

75
¿Qué pasó? Jesús no respetaba el descanso del sábado. Pero
siga leyendo, no se detenga.
Jesús le replicó: Mi Padre sigue trabajando; Yo
también trabajo. Por eso tenían ganas de acabar
con él, porque además de quebrantar la ley del
sábado, se igualaba a Dios llamándolo su propio
padre (Jn 5,17-18).

¿Por qué los judíos querían acabar con Jesús? Por quebrantar la
ley del sábado. Así que, según los expertos conocedores de la
Ley de Moisés de aquel tiempo, Jesús no respetaba el sábado.

Ejemplo de los Apóstoles


— Entonces, ¿por qué los apóstoles guardaron el sábado? En el
libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo trece, versículo
catorce y quince se dice:
El sábado entraron a la sinagoga. Después de la
lectura de la Ley y los profetas, los jefes de la
sinagoga les mandaron decir: Hermanos, si
tienen una palabra de aliento para los presentes,
¡hablen! (Hech 13,14-15).

¿Qué más pruebas quiere? Aquí se ve clarísimo que los Apóstoles


sí respetaban el día sábado.
+Mire, en la cita bíblica que acaba de leer, no dice que San Pablo
guardaba el sábado. Dice que entraron a la sinagoga en día
sábado y nada más.
La pregunta es: ¿Por qué San Pablo y sus compañeros entraron
el sábado a la sinagoga? Porque era el día en que los judíos se
reunían, así que San Pablo aprovecha la ocasión para encontrarse
con ellos y hablarles de Jesucristo.
Y para comprobarlo, veamos la enseñanza del mismo apóstol
san Pablo respecto al sábado. Colosenses, capítulo dos, versículo
dieciséis:
Por eso que nadie los venga a criticar por lo que
comen y beben o por no respetar fiestas, lunas
nuevas o el día sábado (Col 2,16).

¿Lo ve usted? San Pablo dice que nadie los venga a criticar por
no respetar el sábado. Aquí se ve que los primeros cristianos no
guardaban el sábado.

76
Una señal para el pueblo de Israel
—Entonces porqué en la Biblia hay textos clarísimos, en donde se
ve que la observancia del sábado es algo sagrado y que se debe
transmitir de generación en generación.
Por ejemplo, en el libro del Éxodo, capítulo treinta y uno, versículo
doce y trece, se dice:
Jehová dijo a Moisés: Habla tú a los hijos de Israel
y diles: no dejen de guardar mis sábados, porque
el sábado es una señal entre ustedes y yo, de
generación en generación (Ex 31,12-13).

Ve, joven, ¿por qué usted no entiende esto?


+Como el mismo texto lo dice, el sábado era una señal entre Dios
y el pueblo de Israel, algo que lo distinguía de los demás pueblos.
Pero ellos tenían solamente el Antiguo Testamento. Para nosotros
la situación es diferente, porque, además del Antiguo Testamento,
tenemos también el Nuevo Testamento.
—Bueno ¿no es toda Palabra de Dios?¿No dicen lo mismo el Antiguo
y el Nuevo Testamento?
+No. Hay una grande diferencia entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento. Para entender esto, leamos unos pasajes bíblicos.
Empecemos leyendo Jeremías, capítulo treinta y uno, versículo
treinta y uno:
Vendrán días —palabra de Yahvéh— en que yo
pactaré con el pueblo de Israel una Nueva
Alianza. No será como esa alianza que pacté con
sus padres, cuando los tomé de la mano
sacándolos de Egipto (Jer 31,31).

Aquí notamos que desde el Antiguo Testamento Dios prometió


establecer una Nueva Alianza. Pues bien ¿cuándo se estableció
esta Nueva Alianza?
—Eso es muy sencillo. Precisamente cuando nació Jesús.
+No. La Nueva Alianza se estableció en el Monte Calvario con la
muerte de Cristo en la cruz. Así como Moisés selló la Antigua
Alianza con sangre de animales en el monte Sinaí, Jesús selló la
Nueva Alianza con su propia sangre, en el Monte Calvario.
—Pero de todos modos el Antiguo Testamento sigue vigente.
+Sigue vigente hasta cierto punto; no todo. Veamos lo que dice
la Biblia. Efesios, capítulo dos, versículo quince:

77
Eliminó la Ley con sus preceptos y sus obser-
vancias. Hizo la paz, al reunir los dos pueblos
en su persona, creando de los dos un solo hom-
bre nuevo (Ef 2,15).

¿Se da cuenta? Eliminó la Ley. Leamos otro pasaje. Romanos,


capítulo siete, versículo cuatro:
Lo mismo pasa con ustedes, hermanos. Al morir
Cristo corporalmente, también ustedes murieron
respecto a la Ley y pasaron a pertenecer a otro
que fue resucitado de entre los muertos, a fin de
que diéramos fruto para Dios (Rom 7,4).

¿Lo ve usted? Aquí vemos claramente que al establecerse la


Nueva Alianza, cambiaron muchas cosas. Para cada problema,
tenemos que ver qué dice al respecto el Nuevo Testamento. Si
no hay acuerdo, los discípulos de Cristo nos quedamos con lo
que dice el Nuevo Testamento.
—Ahora que me acuerdo, tengo que retirarme. Mi esposo va a
llegar en este momento y no tengo nada preparado.
+No se preocupe. Ya vamos a terminar; espere un momentito más.
—E... está bien, está bien.

Los sabatistas no guardan


completamente el sábado
+Ustedes los adventistas, o sabatistas, presumen en ser los únicos
en cumplir la Ley de Dios, puesto que guardan el sábado. Para
ustedes la observancia del sábado es lo máximo. Ahora le hago
una pregunta: ¿de veras ustedes guardan el sábado?
—Claro que sí.
+Vamos a ver si es cierto. En la Biblia hay textos que indican lo que
se tendrían que hacer para guardar realmente el sábado según
la Ley de Moisés. Veamos:

• No encender el fuego.
(Ex 25,3).

• No llevar cargas.
(Jer 17,21-22).

78
• No comprar ni vender.
(Neh 10,32).

• Ofrecer holocaustos.
(Núm 28,9-10).

• Matar a los que profanan el sábado.


(Ex 31,14).

¿Ve usted? Esto significa que, si ustedes quieren guardar el


sábado, les falta observar todas estas normas.
—Es que no podemos hacer todo eso.
+Con esto vemos que ustedes no guardan el sábado. Si de veras lo
quieren guardar, cumplan con todo y si no, ¡mejor ni se metan!
Tengan en cuenta lo que dice el Apóstol Santiago, en su carta,
capítulo 2, versículos 10 y 11:
Si alguien cumple toda la Ley, pero falta en un
solo punto, es como si faltara en todo. Pues el
que dijo: No cometerás adulterio, dijo también:
No matarás. Si, pues, no cometes adulterio, pero
matas, ya has violado la Ley (Stgo 2,10-11).

Domingo
—Oiga: ¿dónde aprendió usted tanto? Se ve que conoce bastante
la Biblia.
+Tomé los cursos bíblicos, que imparten los Apóstoles de la Palabra.
Pero usted tiene prisa ¿verdad? Así que le explicaré rápidamente
las razones que tenemos los católicos para guardar el día
domingo.
Para nosotros, el día más importante es el día en que resucitó el
Señor Jesús. Veamos la Primera Carta de San Pablo a los Corintios,
capítulo quince, versículos del catorce al diecisiete:
Si Cristo no fue resucitado, nuestra predicación
ya no contiene nada, ni queda nada de lo que
creen ustedes. Si Cristo no resucitó, ustedes no
pueden esperar nada de su fe y siguen con sus
pecados (1Cor 15,14-17).

Aquí vemos como la resurrección de Cristo, es el hecho más


importante para nosotros, es el centro del Nuevo Testamento y

79
representa la base de nuestra fe. Pues bien, ¿sabe usted en
que día resucitó Jesucristo?
—Pues usted dice que el día domingo.
+No, hermana, no lo digo yo. Lo dice la Palabra de Dios. El evan-
gelio nos dice que Jesús resucitó el primer día de la semana.
El primer día de la semana, muy de mañana,
fueron al sepulcro... se presentaron dos
hombres... que les dijeron: «No está aquí, ha
resucitado» (Lc 24,1-6).

Para recordar este hecho, pronto los primeros cristianos


empezaron a reunirse en este día, para celebrar el culto de la
Nueva Alianza, que consistía en la fracción del pan, y que
conocemos también ahora como la santa Misa, que es ni más ni
menos el recuerdo que Jesús nos dejó en la Última Cena.
El primer día de la semana, estábamos reunidos
para la Fracción del Pan (Hech 20,7).

Ahora bien, el día primero de la semana pronto se llamó «día del


Señor».
—¿Dónde está en la Biblia?
+Lea la Primera carta de San Pablo a los Corintios, capítulo dieciséis,
versículo dos:
Cada domingo guarden ustedes lo que hayan
podido ahorrar, de modo que no esperen mi
llegada para recoger las limosnas (1Cor 16,2).

¿Lo ve usted? «Cada domingo». Con esto vemos que el día que
los apóstoles guardaron no fue el sábado o séptimo día, sino el
primer día de la semana, que pronto se empezó a llamar domingo,
es decir, «día del Señor». ¿Qué le parece todo esto?
—Es que yo no estoy muy preparada. ¿Qué tal si la próxima vez le
traigo a mi pastor?
+Bueno, lo que pasa es que usted misma tiene que aprender a
investigar. De todos modos, si se pone en ese plan, pues yo
también traigo a mi pastor alemán.

80
Alma
¿Será cierto que el alma muere con el
cuerpo? Es lo que veremos en seguida.

Por Nicasio Clemente Martínez

Personajes
+ Víctor, promotor y defensor de la fe.
— Testigo de Jehová.
• Casimiro, católico impreparado.

Ambientación
(Es el 2 de noviembre, fiesta de los fieles difuntos. Casimiro
vende flores en la puerta de su casa ubicada cerca de un
cementerio; su hermano Víctor es promotor y defensor de la fe.)

•Casimiro: Sus flores, marchanta, lleve las flores de cempasúchil para


sus difuntitos... cinco pesos el ramo... cinco pesos le cuesta... barato
nomás un rato...
—Testigo de Jehová: ¡Jehová de los ejércitos, cuantas
abominaciones! (Haciendo un gesto de indignación y tristeza)
•Casimiro: Sus flores, marchanta. ¿Cuánto le damos?
—Testigo de Jehová: ¿Para qué quiero flores?
•Casimiro: Pues para sus difuntitos, ¿Qué usted no les lleva flores?
—Testigo de Jehová: Claro que no.
•Casimiro: Pero hoy es dos de noviembre...
—Testigo de Jehová: Eso no sirve para nada. Jehová dice que, una
vez que el cuerpo muere, todo se acaba. Nada de que el alma
sigue viviendo y que necesitan de misas, rosarios y flores... Esas
son puras mentiras que enseña la iglesia romana.
•Casimiro: ¿Usted no es católica?
—Testigo de Jehová: Gracias a Jehová, ya no.
•Casimiro: Y como dice mi hermano: Yo, gracias Dios, soy católico.

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—Testigo de Jehová: Se nota: No conoce la Biblia.
•Casimiro: Tiene razón, todavía no la conozco; pero ya la voy a estu-
diar. Pero, si quiere platicar con alguien que si conoce de Biblia, ora
verá... ¡Víctor! ¡Víctor! (Gritando).
+Víctor: ¡¿Qué?! (Contesta desde adentro)
•Casimiro: ¡Ven, que aquí te buscan!
+Víctor: ¡Voy!
—Testigo de Jehová: Y ¿quién es Víctor?
•Casimiro: Es mi hermano. (Dice con orgullo)
+Víctor: ¿Quién me busca?
•Casimiro: Pues aquí la seño, que dice que cuando uno muere, muere
con todo y alma... y que no sirve de nada rezar por los difuntos o
llevarle flores, que porque su alma no existe.
—Testigo de Jehová: Pero eso no lo digo yo; lo dice la palabra de
Jehová.
+Víctor: Casimiro, hazme un favor, tráeme la Biblia.
•Casimiro: Sale y vale.

El alma muere
—Testigo de Jehová: Como le decía al joven, la Biblia dice que el
alma muere con el cuerpo. Se lo voy a demostrar: Leamos, por
ejemplo, Eclesiastés 9,5
Porque los que viven saben que han de morir.
Pero los muertos nada saben, ni tienen más paga;
porque su memoria es puesta en olvido. Todo lo
que te viniere a la mano para hacer, hazlo según
tus fuerzas; porque en el sepulcro a donde tu vas,
no hay obra, ni industria, ni ciencia ni sabiduría
(Ecl 9,5).

Como puede ver, aquí se dice claramente que en el sepulcro no


hay nada: «no hay, ni industria, ni ciencia ni sabiduría.»
+Víctor: Pero eso cualquiera lo sabe, en el sepulcro, adonde va el
cuerpo, no hay nada... sólo huesos...
—Testigo de Jehová: Le voy a presentar otro texto, salmo 146,34:
No cifren su esperanza en nobles, ni en hijo del
hombre terrestre, a quien no pertenece salvación
alguna. Sale su espíritu, él vuelve a su suelo;
en ese día de veras perecen sus pensamientos
(Sal 146,3-4).

82
¿Ya ve? En el día de la muerte perecen los pensamientos. Eso
quiere decir que el alma muere.
+Víctor: Pero señora, el salmista sólo habla del aspecto material y
humano, hay muchos que confían en la gente poderosa, en los
nobles según la sociedad, en los que creen poderlo todo por su
posición económica y se creen dueños del mundo. El salmista
dice: no confíen en ellos, el día de la muerte de veras perecen
sus pensamientos, es decir su orgullo, su poder, sus sueños de
grandeza... Todo se acaba. (Llega Casimiro, corriendo)
—Casimiro: Aquí está la Biblia. Perdón por la tardanza.
+Víctor: No te preocupes, Casimiro, no hay problema. Gracias.

Como en los animales


—Testigo de Jehová: Pero, ¿qué tal si le compruebo que el alma sí
muere con el cuerpo? Dígame usted: «cuando los animales
mueren, ¿su alma sigue viva?»
+Víctor: Claro que no. Los animales no tienen alma.
—Testigo: Entonces escuche lo que dice la palabra de Dios:
Como muere el uno, así muere la otra; y todos
ellos tienen un solo espíritu, de modo que no hay
superioridad del hombre sobre la bestia, porque
todo es vanidad. Todos están yendo a un solo
lugar. Todos precedentes del polvo han llegado
a ser, y todos están volviendo al polvo (Ecl 3,
19-20).

Fíjese bien: «No hay superioridad del hombre sobre la bestia».


Si usted dice que al morir los animales, mueren junto con su
alma, tiene que reconocer que con el hombre sucede lo mismo;
porque dice la Biblia que así» como muere el animal, así muere
el hombre». Realmente, el hombre no tiene alma: es un alma
viviente, igual que los animales son almas vivientes: Veamos
Gén 1,20
Pasó Dios a decir: «Que enjambren las aguas un
enjambre de almas vivientes» (Gén 1,20).

Aquí vemos que no hay superioridad del hombre sobre la bestia,


somos igual que los animales.
•Casimiro: ¿Qué son igual que los animales? Pues con razón no entien-
den.

83
—Testigo: ¡Usted me está insultando!
•Casimiro: ¿Por qué se enoja, si usted lo está diciendo?

Antiguo Testamento
+Víctor: Mire, señora, usted está tomando textos aislados del
Antiguo Testamento cuando la revelación aún no llegaba a su
plenitud. Se pensaba que la vida era solo en este mundo, no
veían una vida mas allá, y al observar cómo en los hombres y en
los animales, con la muerte sucedía lo mismo, es decir, en ambos
casos había descomposición del cuerpo, concluyeron que no había
diferencia, pues los dos iban al sepulcro, los dos tenían el mismo
fin.

Imagen y semejanza de Dios


Sin embargo, ya desde el principio encontramos que el hombre
es superior a todos los animales y bestias del campo; pues el
hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios y al hombre
se le da la autoridad sobre toda la creación.
Y dijo Dios hagamos al hombre a nuestra imagen
y semejanza. Que mande a los peces del mar y a
las aves del cielo, a las bestias a las fieras
salvajes y a los reptiles que se arrastran por el
suelo (Gén 1,26).

¿En qué sentido el hombre es imagen y semejanza de Dios? En


que el hombre tiene algo inmortal: El alma.
—Testigo: Pero de todos modos, jamás dice la Biblia que el alma
sea imperecedera o que no pueda morir. Mire lo que dice aquí:
El alma que esté pecando...
ella misma morirá (Ez 18,4).

¿Lo ve usted? aquí dice que el alma muere, y no lo puede negar...


+Víctor: Pero ese texto no está afirmando que el alma muere. Para
entender bien la Biblia hay que leer bien el texto, y buscar todos
los pasajes que hablen del mismo tema. Por ejemplo, usted está
afirmando que el alma muere, leyendo un versículo aislado de
su contexto, es decir, sin fijarse en lo que dice antes o después.
Lea usted la continuación del mismo texto, el versículo 9 y el
versículo 21...
—Testigo: Pero ustedes dicen que el purgatorio existe, a ver
¿dónde la Biblia dice purgatorio?

84
•Casimiro: No le huya, no le huya, ¿No que muy salsa?
+Víctor: Lea, por favor.
—Testigo: Está bien
+Víctor: Versículo 9 y 21 por favor.
—Testigo:
Si cumplen mis mandamientos y mis leyes y
obran rectamente -dice Jehová- ese hombre es
justo y vivirá. Pero si el malo se convierte de
todos los pecados que ha cometido y hace lo que
es justo y bueno, vivirá, sin duda, no morirá (Ez
18, 9.21).

+Víctor: ¿Lo ve usted? El versículo 4 dice que el que peca morirá,


los versículos 9 y 21 dicen que el bueno, o el malo que se
arrepienta, vivirá. Teniendo en cuenta esto, podemos entender
que aquí se está hablando de los que se van a salvar y de los
que se van a condenar. El que peca morirá, es decir se condenará;
y el justo o el pecador que se arrepienta, vivirán, es decir se
salvarán.
•Casimiro: Hasta yo entiendo esto...

El alma no muere
—Testigo de Jehová: Está bien, pero compruébeme usted que la
Biblia dice que el alma no muere... Jamás la Biblia dice claramente
que el alma no muere. Esos son inventos de los curas, para
poder ganar mucho dinero con las misas de los difuntos.
+Víctor: Tiene razón al decir que aun no le he presentado citas
bíblicas al respecto; me he limitado a explicar los textos que
usted me ha presentado. Pero, si lo desea, vamos a empezar.
—Testigo: ¿¡¡!!?
+Víctor: Leamos sabiduría capítulo 2 versículo 23:
Dios creó al hombre para que no pereciera y lo
hizo inmortal como es él (Sab 2,23).

Aquí se dice que el hombre es inmortal así como Dios es inmortal.


¿Qué es lo inmortal? ¿Acaso el cuerpo? No. La parte inmortal del
hombre es el alma. ¿Recuerda el texto del Génesis, capitulo 1,
versículo 26? «Dios creó al hombre a su imagen y semejanza».
Dios es inmortal, también el hombre tiene algo inmortal a
semejanza de su creador. ¿Qué es lo inmortal? El alma.

85
En Gén 2,7 se ve cómo Dios da al hombre su aliento de vida, y
esto de soplar en sus narices el aliento de vida, no lo hace con
los demás seres vivientes; sólo con el hombre.
—Testigo de Jehová: Oiga usted. Ese libro de Sabiduría que usted
leyó no se encuentra en la Biblia. Nosotros no lo tenemos.
•Casimiro: Tan inteligentes que parecen... ¿No les digo? Las apariencias
engañan.
—Testigo de Jehová: Y ¿por qué dices eso?
•Casimiro: Parecen muy inteligentes, pero no tienen sabiduría.
—Testigo de Jehová: ¡Estoy hablando del libro de la sabiduría! Es
un libro apócrifo. No está en la Biblia.
+Víctor: Mire, señora: El hecho de que a su Biblia le falten libros no
quiere decir que nosotros también tengamos que eliminarlos.
Son palabra de Dios y tenemos que aceptarlos como tal. Y para
que sepa porqué a su Biblia le faltan ciertos libros, le recomiendo
consultar los temas: «Canon bíblico» y «Deuterocanónicos» del
libro «Diálogo con los Protestantes» del P. Flaviano Amatulli
Valente.
—Testigo de Jehová: No, gracias, nosotros solo leemos la Biblia; no
leemos libros escritos por hombres.
+Víctor: ¿Segura? y ¿Acaso todo lo que usted sabe, lo leyó sólo en
la Biblia? ¿Y todos los libros y revistas que distribuyen de casa
en casa? ¿No estudian La Atalaya y otros libros más en sus
reuniones?
•Casimiro: Así que no nos hagamos tarugos.
—Testigo de Jehová: ¿¡!?
+Víctor: Pero ahora continuemos leyendo otros textos Bíblicos;
leamos Eclesiastés 12, 7:
El polvo vuelve a la tierra donde estaba antes y
el espíritu regresa a Dios por que él es quien lo
dio (Ecl 12,7).

Esto no necesita explicación, está clarísimo.


•Casimiro: Pero tal vez la señora no lo entienda...digo... ¿No?
—Testigo de Jehová: ¿Me crees retrasada mental o qué?
+Víctor: Así que está comprendiendo, me da mucho gusto que así
sea. Entonces leamos otro texto, ahora del Nuevo Testamento;
del evangelio de san Mateo 10,28:
No teman a los que pueden matar el cuerpo pero
no el alma; teman más bien al que puede echar
el cuerpo y el alma al infierno (Mt 10,28).

86
Jesús nos dice que pueden matar el cuerpo, pero no pueden
matar el alma. El alma puede ir al infierno pero no puede morir.
—Testigo de Jehová: Pero el infierno no existe. ¿Acaso Dios va a
asar a sus hijos?
+Víctor: Lo que nos interesa ahora es saber si el alma muere junto
con el cuerpo; en otra ocasión hablaremos ampliamente acerca
del infierno.
Leamos ahora lo que dice el apóstol San Pablo, en su carta a los
Filipenses 1, 21-23:
Cristo es mi vida, y de la misma muerte saco
provecho. Pero, si la vida en este cuerpo me
permite aún un trabajo provechoso, ya no sé que
escoger. Estoy apretado por los dos lados. Por
una parte siento gran deseo de partir y estar con
Cristo lo que sería sin duda mucho mejor (Fil 1,
21-23).

Los comentarios salen sobrando pero, por si las dudas, precisemos


algunos puntos:
* San Pablo dice que de la muerte saca provecho. ¿Por qué?
Porque sabe que al morir, su alma irá con Cristo.
* Por eso termina afirmando que siente ganas de partir (morir)
para estar con Cristo.
* ¿Cómo iba desear morir, si con la muerte todo se acaba?
* Y la última frase: «Lo que sería sin duda mucho mejor» ¿Podría
afirmar esto si, al morir el alma, muere también el cuerpo?
¿Qué responde a todo esto?
—Testigo de Jehová: La verdad es que nunca lo había entendido
así. Pero, esto no es posible...
+Víctor: Pero ¿cómo no va a ser posible? Es Palabra de Dios.
—Testigo de Jehová: No, no, lo que digo que no es posible es que
un católico sepa tanto de Biblia. Siempre me dijeron que los
católicos no saben nada.
•Casimiro: Pues, ya ve que le cuentearon...bueno... (Poniendo cara de
tristeza) si habemos católicos que no sabemos nada. Pero eso sí,
por flojos; mi hermano siempre me anda insistiendo a que vaya a
los Cursos Bíblicos que dan en la parroquia y siempre digo que no
tengo tiempo.
+Víctor: Y ahora ¿Qué opina usted? (Dirigiéndose a la testigo de
Jehová).

87
—Testigo de Jehová: Creo que en este tema me falta preparar-
me más... Tengo que consultarlo con el anciano.
•Casimiro: ¿Qué no le quedó claro? ¿Qué necesidad tiene de preguntar-
le a su abuelo?
+Víctor: No, Casimiro. Así le dicen a sus pastores.
•Casimiro: ¡Órale!
+Víctor: Entonces, ¿En qué quedamos?
•Casimiro: No tenga miedo de responder, que aquí no está su abuelo.
—Testigo de Jehová: ¿Qué?
•Casimiro: Perdón, el anciano.
—Testigo de Jehová: Pues, la verdad es que yo no había leído
estos pasajes bíblicos, y la verdad es que sí dicen que el alma no
muere.
•Casimiro: Ora sí. ¿Cuánto le doy, seño’? Mire, estas flores son las
mejores. ¡Flores de cempasúchil para sus difuntitos! cinco pesos el
ramo... cinco pesos le cuesta... barato nomás un rato...

88
Infierno
Según los testigos de Jehová, el infierno
como tal no existe. Para ellos el infierno es la
tumba o la sepultura común de la humanidad.
Veamos lo que enseña la Biblia y, por tanto,
lo que enseña la Iglesia Católica.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap.

Personajes
+ Guadalupe, católica preparada.
• Alfonsina, católica confundada.

Saludo inicial
•Alfonsina: Buenos tardes, Guadalupe. ¡Qué bueno que te veo! Fíjate
que estoy muy confundida.
+Guadalupe: ¿Y eso a qué se debe?
•Alfonsina: Pues fíjate que vino a visitarme una tía, que se salió de la
Iglesia católica, y estuvimos platicando largo y tendido sobre la
Biblia y la religión.
+Guadalupe: Oye, ya te he dicho muchas veces que te prepares
primero, para que puedas dialogar con los que ya no son católicos.
¿Qué no ves que estas personas están entrenadas para enredar
al católico que no está preparado? Por eso ahora andas con tus
dudas. Pero dime antes, ¿de qué hablaron?
•Alfonsina: Pues de muchas cosas, pero lo que me dejó confundida es
el problema del infierno.

No es un tormento ardiente
+Guadalupe: Y eso ¿por qué?
•Alfonsina: Pues porque mi tía me dijo que el infierno no es cómo nos
han enseñado en la Iglesia católica. Es decir, que no es un lugar de
tormento ardiente, con fuego y todas esas cosas que tú ya bien

89
sabes. Es más, me dijo que tuviera en cuenta lo que decimos en el
Credo sobre Jesucristo.
¿Te acuerdas que en el Credo chiquito decimos que Jesús «descen-
dió a los infiernos» y que luego resucitó y subió a los cielos? La
mera verdad no supe qué responderle.
+Guadalupe: Eso te pasa por no haber ido al curso de Apologética.
Siempre que pasaba por ti, me decías que no tenías tiempo.
Ahora ves las consecuencias.
Mira, antes que nada, hay que distinguir entre «infiernos» e
«infierno».
•Alfonsina: ¿Qué no es lo mismo?
+Guadalupe: Por supuesto que no. Cuando la Biblia y el Credo
hablan de infiernos, se refieren a las regiones inferiores de la
tierra. Según los antiguos, en este lugar habitaban los muertos.
Acuérdate que en el pueblo todavía se tiene la creencia de que
los muertos van a un lugar especial bajo la tierra y tienen que
cruzar un río.
•Alfonsina: Oh, sí, me acuerdo. Hasta dicen que por eso hay muchos
perros en el pueblo, porque ellos ayudan a los muertos a cruzar el
río.
+Guadalupe: Pues esa idea también la encontramos en la Biblia y
a estas regiones inferiores se les llama Seol.
•Alfonsina: Sí, es cierto. Mi tía mencionó mucho esa palabra. Y la
mera verdad, no le entendí.
+Guadalupe: Fíjate lo que dice el Libro de Job, capítulo catorce,
versículo trece:
¡Ojalá en el Seol (=abismo) me escondieras, me
ocultaras mientras pasa tu cólera» (Job 14,13).

•Alfonsina: Ese texto me lo mencionó mi tía y me dijo: «Si el Seol o el


infierno fuera un tormento ardiente, ¿cómo es que Job pidió ir ahí y
cómo pudo Jesús «descender a los infiernos»?

Sepultura
+Guadalupe: Precisamente basándose en estas citas bíblicas y
razonamientos, ellos concluyen que el infierno o el Seol es la
tumba o sepultura común de la humanidad.
•Alfonsina: Sí, es cierto. Eso fue lo que me dijo mi tía. Y me dijo que
la palabra Seol aparece 66 veces en la Biblia y siempre asociada
con los muertos o con el lugar de los muertos, por lo que ellos

90
enseñan que se refiere a la sepultura común de la humanidad.
+Guadalupe: Aquí está el error de ellos: quedarse con algunos
significados de la palabra Seol, sin profundizar en el tema. Aquí
está otro de los trucos de estos amigos. Hablan de cuántas veces
aparece una palabra, la pronuncian en otros idiomas, para dar la
idea de que ellos saben mucho y los demás son unos tontos
ignorantes.

Un castigo definitivo y eterno


•Alfonsina: Pero, ¿entonces qué es el Infierno?
+Guadalupe: Vamos para allá. Quiero que te quede muy claro que
no basta leer estos 66 versículos donde se habla del Seol. Hay
que ver, más bien, lo que dice la Biblia sobre un castigo definitivo
y eterno.
Fíjate que la Biblia presenta distintas imágenes, tomadas de la
vida diaria, para expresar que habrá un castigo que no se termina
nunca, para los que son enemigos de Dios. No hay que fijarse
en las imágenes, sino en el contenido. Y, ¿cuál es el contenido?
Un sufrimiento que durará para siempre. No se trata, por lo
tanto, de un lugar físico, sino de una situación de sufrimiento.
Veamos algunas de estas imágenes.
•Alfonsina: Adelante, por favor.

-Gusano que no muere.


+Guadalupe: Fíjate en este texto bíblico: Isaías, capítulo sesenta y
seis, versículo veinticuatro, primera parte, que se refiere al gusano
que nunca morirá:
El gusano que los devora NO MORIRÁ (Is 66,24a).

-Fuego que no se apaga.


+Guadalupe: Veamos ahora la segunda parte, que habla del fuego
que no se apaga nunca.
El fuego que los quema NO SE APAGARÁ (Is
66,24b).

+Guadalupe: Veamos, también, una cita bíblica del Nuevo


Testamento. Se trata de Mateo, capítulo tres, versículo doce:
Él tiene en sus manos el harnero y limpiará su
trigo, que guardará en sus bodegas, quemando
la paja en un FUEGO QUE NO SE APAGA (Mt 3,12).

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-Fuego eterno.
+Guadalupe: Y ahora echemos un vistazo a una cita bíblica, que
habla del fuego eterno: Mateo, capítulo dieciocho, versículo
ocho.
Si, pues, tu mano o tu pie te es ocasión de
pecado, córtatelo y arrójalo de ti; más te vale
entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos
manos o los dos pies, ser arrojado en el FUEGO
ETERNO (Mt 18,8).

+Guadalupe: Un pasaje sumamente significativo es el Juicio Final,


que nos presenta el capítulo 25 de San Mateo. Fíjate,
especialmente, en el versículo cuarenta y uno:
Entonces dirá también a los de su izquierda:
«Apártense de mí, malditos, vayan al FUEGO
ETERNO preparado para el Diablo y sus ángeles
(Mt 25,41).

+Guadalupe: Son textos que no necesitan mucha explicación, pues


son clarísimos.
•Alfonsina: Así es. Se trata de un castigo definitivo y eterno, para los
que no hagan la voluntad de Dios y permanezcan sin convertirse.
+Guadalupe: Así es. Y de esta clase de personas, dice el apóstol
San Pablo:
Serán condenados a la PERDICIÓN ETERNA, lejos
del rostro del Señor y de su poderosa gloria (2Tes
1,9).

•Alfonsina: Pues a mí me queda muy claro que la palabra «eterna»


significa algo que no tiene fin.
+Guadalupe: Efectivamente. Aunque está demasiado claro, déjame
concluir esta explicación con esta cita bíblica. Se trata de
Apocalipsis, capítulo veinte, versículo diez:
Y el Diablo, su seductor, fue arrojado al lago de
fuego y azufre, donde están también la Bestia y
el falso profeta, y SERÁN ATORMENTADOS DÍA Y
NOCHE POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS (Ap
20,10).

•Alfonsina: Pues sí, sigue expresando la misma idea. Se trata de un


castigo que no tendrá fin jamás.

92
Conclusión
+Guadalupe: ¡Qué bueno que hayas venido conmigo para aclarar
esta duda! Ojalá esto te ayude a tomar la decisión de prepararte
para que tú puedas ayudar a otras personas. Ahora sí, como
dice Jesús en Lc 10,37: «Ve tú y haz lo mismo».
•Alfonsina: Ahora sí quiero prepararme. Te prometo que en cuanto
haya un curso de Apologética, voy a ser la primera en inscribirme.
+Guadalupe: Eso espero.

93
El Purgatorio
Para los que no son católicos, resulta difícil
creer en la existencia del Purgatorio. Veamos
en qué se basa la Iglesia para hablar de esta
purificación.

Por el P. Martín Solórzano Solórzano, fmap.

Personajes
+Don Manuel: Catequista católico.
•Lucía: Mamá (Católica impreparada).
••María: Hija (Católica impreparada).
—Juana: Hermana de Lucía y tía de María (NO CATÓLICA).

Saludo inicial
•Lucía: Apúrate, María. Va a llegar tu tía y va a encontrar un cochinero
en la casa. Ya el desayuno está listo.
••María: Oye, mamá, ¿es cierto que mi tía Juana es protestante?
•Lucía: Pues es lo que dicen. Pero, esperemos en Dios que no sea
cierto. En vano tanto que nos enseñó tu abuela.
••María: ¿Y qué vas a hacer cuando llegue?
•Lucía: Pues tengo miedo hablar con ella de eso. Pero invité a Don
Manuel por si las dudas. Ya ves que él sabe de esas cosas.
(Rin, Rin, suena el timbre) (Abre doña Lucía).

—Juana: Hola, ¡cómo han estado! Buenos días.


•Lucía: Muy bien. Buenos días. ¡Qué gusto verte de nuevo!
—Juana: Pero, si mira la María, ¡cómo ha crecido! ¡Si apenas me fui
seis años!
•Lucía: Bien, deja tus cosas, vamos a desayunar. Preparé unas ricas
enchiladas, de esas que tanto te gustan.
—Juana: Gracias, sí vamos que ya tengo hambre.
(Rin, rin suena el timbre).

94
•Lucía: Ve a abrir, María. Ha de ser Don Manuel.
—Juana: ¿Don Manuel?
•Lucía: Sí. Lo invité a desayunar.

+Don Manuel: Buenos días. ¿Cómo están? ¿Qué tal, Juana; cómo
te ha ido?
—Juana: Muy bien, muy bien.
•Lucía: Siéntate, Manuel, ya está servido.
+Don Manuel: Bueno, demos gracias a Dios. Hagamos oración. En
el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
(Mientras Manuel, Lucía y María se santiguan, Juana sólo
inclina la cabeza).
Gracias, Señor, por estos alimentos que recibimos de tu
generosidad. Que nos den fuerza para mantenernos siempre en
tu servicio. Amén.
•Lucía: Acuérdate, Señor, de las benditas ánimas del purgatorio,
especialmente por mi mamá. Amén.
—Juana: Lucía, ¿me puedes decir dónde la Biblia habla del
purgatorio? Que yo sepa eso no está en la Biblia.
(Manuel y Lucía se miran mutuamente. Él le hace señas asintiendo
con la cabeza).
•Lucía: Mira, tú sabes que yo no sé de esas cosas. Pero Manuel ha
estudiado, él puede contestarte.
—Juana: Bien, Manuel, ¿tú puedes decirme dónde la Biblia habla
del purgatorio? Pues, no podemos creer en eso, si no esté en la
Escritura.

Purificación
+Don Manuel: Bueno, primero hay que aclarar algunas ideas acerca
de lo que pasa al alma, cuando uno muere. Si uno está en contra
de Dios, se condena, que es lo mismo que ir al infierno. Si uno
está en paz con Dios, se salva. Entre los que se salvan, los que
están totalmente purificados, van directamente a la gloria, que
es lo mismo que ir al paraíso; los que tienen alguna mancha,
antes de ir a la gloria, tienen que purificarse, que es lo mismo
que ir al purgatorio.
—Juana: Eso no me convence; se trata solamente de palabras que
ustedes se inventaron.
+Don Manuel: No. Es una realidad que encontramos en la Escritura.
Mira, ve lo que dice la Biblia.

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Pero, si es obra que se convierte en cenizas, él
mismo tendrá que pagar. Se salvará, pero como
quien pasa por el fuego (1Cor 3,15).

San Pablo habla sobre la firmeza de las obras de cada quien.


Cuando hay alguna deficiencia, se alcanza la salvación mediante
un sufrimiento purificador. Lo del fuego es solamente una imagen
que nos ayuda a entender esta purificación.
•Lucía: Como que yo entiendo algo. Y se me vino a la cabeza un
ejemplo. ¿Te acuerdas, Juana, cuando correteábamos un pollo para
hacerlo en molito?
—Juana: Sí. Sí me acuerdo. Pero, ¿qué tienen que ver los pollos?
•Lucía: Bueno, con agua caliente los pelábamos, pero siempre les
quedaban algunas plumitas chiquitas y para chamuscarlas los
pasábamos por el fogón. ¿Te acuerdas?
—Juana: ¿Así que ahora hasta los pollos van al purgatorio?
+Don Manuel: No, Juana. Lucía ha puesto un ejemplo, por cierto,
muy claro, que nos ayuda a entender un poco este texto de San
Pablo, y cómo es que las almas son purificadas.
—Juana: La Biblia es muy clara. Ahí se habla de salvación o
condenación, no de purgatorio.
Hoy mismo estarás
conmigo en el Paraíso (Lc 23,37).

¿Ya ven? No se dice que irá al purgatorio, sino directo al paraíso.


+Don Manuel: Muy bien. Estas palabras las dijo Jesús a uno de los
ladrones que fue crucificado junto con él. Pues bien, si los
sufrimientos que padeció en la cruz fueron suficientes para
purificarse, no había problema para ir directamente al paraíso.
De otra manera, antes de ir a la gloria, hubiera podido purificarse
aunque fuera durante unos instantes. Todo depende de la
intensidad del dolor.

El nombre
—Juana: No. Yo quiero que me busque dónde en la Escritura se
encuentra la palabra purgatorio.
+Don Manuel: ¡A qué Juana! Así es que si una palabra no está en
la Biblia no puede aceptarse.
—Juana: Correcto. Así debe ser.
+Don Manuel: Muy bien, pues, como dice el Padre Chido: búsca-

96
me en la Biblia la palabra enchiladas y me como dos platos.
(Ja, ja, jaaaa).
—Juana: No se burle de la Palabra, Don Manuel.
+Don Manuel: No. No me burlo. Pero mire, por el hecho de que
una palabra no esté en la Escritura, no quiere decir que no exista,
ya que la Biblia no es un diccionario que contenga todas las
palabras. Por ejemplo, en la Biblia no está la palabra tractor. ¿Y
me va a decir que no existen? No está la palabra computadora,
y seguro que usted las conoce. ¿No es así, Juana?
—Juana: De todas maneras, eso del purgatorio es un invento de
los curas para sacar dinero de tantas misas que hacen de muertos.
+Don Manuel: No, no es un invento. Como te digo, no está en la
Biblia la palabra purgatorio, pero sí está la doctrina referente al
purgatorio. En el Apocalipsis encontramos un texto muy claro.
En ella no entrará nada manchado (Ap 21,27).

Como humanos tenemos siempre limitaciones y fallamos


continuamente. Necesitamos de esa purificación para entrar
limpios a la Gloria.
—Juana: Pero si ya la sangre de Cristo ha cancelado nuestra deuda.
Ya lo dice el apóstol Pablo. Vea estos textos, Don Manuel.
Los ha reconciliado con Dios para presentarlos a
él como un pueblo sin mancha ni reproche (Col
2,22).

Ha cancelado nuestra deuda,


la ha clavado en la cruz (Col 2,14).

Ya no hay mancha, ya no hay pecado, ya estamos purificados.


+Don Manuel: Sí, nuestra deuda ha sido borrada. Se refiere a la
salvación realizada en Cristo. Mientras que muchos querían
atribuir la salvación a las prácticas de la ley de Moisés
(circuncisión, fiestas, sábado, alimentos prohibidos, etc.), San
Pablo aclara que hemos sido liberados de la esclavitud de la ley.
Si uno quebrantaba tan sólo una pequeña regla, aún de las más
insignificantes, era como si faltara a toda la ley. De esa manera,
nadie podría estar libre. Con su muerte en la cruz, Cristo nos ha
salvado. De manera que en él podemos encontrar el perdón de
nuestras faltas.

97
Perdón en la otra vida
—Juana: Parece que usted no cree en la sangre de Cristo. El
perdón se ha dado de una vez y para siempre. Nada de que
hay otro perdón.
+Don Manuel: Pero Juana, sabemos que Cristo nos ha perdona-
do de una vez y para siempre. Esto quiere decir que en Cristo
se ha dado ya la salvación y el perdón de los pecados. Pero no
quiere decir que ya no volvamos a pecar. Lo que quiere decir
es que todos los pecados cometidos en nuestra vida, obtienen
su perdón por el mismo y único sacrificio de Cristo. De manera
que hay un perdón que recibimos ahora, pero también hay un
perdón que podemos recibir en la otra vida. El texto del evan-
gelio es muy claro al respecto. Mira, busca en tu Biblia:
El que insulte al Espíritu Santo, no tendrá per-
dón ni en esta vida ni en la otra (Mt 12,32).

A ver, Juana, ¿tú entiendes de qué se trata este texto?


—Juana: No sé. ¿Pues si tú lo dices, tú has de saber?
+Don Manuel: No, Juana, no es para que te pongas así. Mira, es
fácil ver que aquí se habla de que hay pecados que no se pueden
perdonar ni es esta vida ni en la otra.
—Juana: ¿Y cuáles son esos pecados?
+Don Manuel: Aquí lo dice, el pecado contra el Espíritu Santo.
—Juana: Ah, sí, Don Manuel, pero ¿cuál es ese pecado contra el
Espíritu Santo?
+Don Manuel: El pecado contra el Espíritu santo es cerrarse a la
verdad. Mira, es un pecado contra la evidencia. Mientras los
judíos veían las obras de Jesús, que nadie podía realizar a menos
que fuera con el poder de Dios y, aun sabiendo esto, las atribuían
al poder del demonio. Así que hay que tener cuidado si por
aferrarnos a nuestras ideas y por el temor a perder nuestra
posición nos cerramos a la evidencia de la verdad del evangelio.
—Juana: Pero, aquí no nos habla del purgatorio.
+Don Manuel: Mira, Juana. Ten mucho cuidado con tu actitud. Si el
texto dice que hay un pecado que no se perdona ni en esta vida
ni en la otra, quiere decir también que hay un pecado o pecados
que sí se pueden perdonar en la otra vida. Es decir, que hay
posibilidad de purificar nuestros pecados después de la muerte.
¿Te das cuenta?

98
Oración por los difuntos
—Juana: Pero, a mí me parece muy exagerado todo eso. Hay
católicos que rezan y hacen misas por personas que murieron
hace cien años. Yo pienso que hasta hacen misas por El
Emperador Constantino o por Cristóbal Colón. ¿Acaso en el
purgatorio están cien años? ¿No me dijo usted que puede ser
sólo un instante?
+Don Manuel: Bien, el purgatorio puede durar sólo un instante.
Pero se puede hacer oración por la persona aún en cien o mil
años después.
—Juana: ¿Y eso ya para qué?
+Don Manuel: Mira, lo que pasa es que pensamos estas realidades
como pensamos nuestra vida terrenal, es decir, en características
de tiempo y espacio. Acuérdate que la vida en Dios ya no está
sometida al tiempo. De manera que al morir una persona y ser
juzgada, Dios toma en cuenta también las oraciones y sacrificios
que se ofrecen por ella a lo largo de toda la historia humana.
—Juana: A ver, a ver. Más despacio. No entendí eso.
•Lucía: Pos como que yo tampoco entendí muy bien, Don Manuel.
+Don Manuel: Miren, si hacen una oración hoy por su mamá, en
un año otra vez, a los diez años celebran una Misa por ella y a
los cien años de nuevo. Nosotros pensamos que ya pasó mucho
tiempo y lo vemos como hechos muy distantes. Para Dios todo
esto es como si pasara en un solo instante, en el mismo momento.
Por eso es que aprovechan a los fieles difuntos todas las
oraciones, sacrificios, misas, etc., que se hacen por ellos. Incluso
si se hacen por San Pedro, Moisés o Abraham. Miren, hay un
texto bíblico que nos ayuda a entender esta conciencia en el
pueblo de Dios.
Por eso Judas ofreció este sacrificio por los
muertos, para que fueran perdonados de sus
pecados (2Mac 12,46).

—Juana: Nosotros no aceptamos ese texto como inspirado, no puede


ser válido como fundamento.
+Don Manuel: Bueno, no es aceptado por ustedes como
fundamento, pero sí se puede ver en él la conciencia del pueblo
de Dios en cuanto a la oración por los difuntos. Ahí se ve
claramente cómo el pueblo judío tenía esta convicción de que
sus oraciones o sacrificios podrían ayudar a obtener el perdón
de sus hermanos difuntos. ¿Qué te parece todo esto, Juana?

99
—Juana: Bueno, pues, puede que en algo tenga razón.
+Don Manuel: Solamente recordamos: en estos textos encontra-
mos la doctrina sobre el purgatorio, aunque la palabra misma
no se encuentre en la Biblia. Se trata de una purificación, del
perdón de Dios después de la muerte, de poder orar por nues-
tros difuntos.
—Juana: Bueno, pues voy a estudiar bien este tema, además de
otras cosas que quiero aclarar.
+Don Manuel: Muy bien. Adelante. Y cuando quieras podemos
seguir dialogando.

Conclusión
—Juana: ¡Ay, como que algo me pasó! Siento raro el estómago.
¿Qué le pusiste a las enchiladas?
•Lucía: Mira, tengo aquí un polvito especial para estos casos. Pero, no
te preocupes, eso pasa. Allá al fondo, acuérdate.
—Juana: ¡Ay, con permiso, yo los dejo.
•Lucía: Adelante. Bien que necesitabas purificarte. (Ja, ja jaaaaaa).

100
Divinidad de Cristo
Para los testigos de Jehová, Jesús no es Dios
verdadero. Según ellos, Jesús es la primera
creatura de Dios. Veamos qué dice realmente
la Sagrada Escritura.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap.

Personajes
+ Lupita, católica.
• Anita, católica impreparada.

Saludo inicial
•Ana: Buenos días, Lupita. Fíjate que vengo a verte porque tengo
algunas dudas sobre la Iglesia y sobre Cristo.
+Lupita: Buenos días, Ana. ¿De qué dudas se trata?
•Ana: Pues fíjate que este fin de semana visité a unos parientes que
son testigos de Jehová y me invitaron al Salón del Reino, el lugar
donde ellos se reúnen para estudiar sus revistas.
+Lupita: ¿Así que fuiste a meterte a la cueva del lobo?
•Ana: Pues es que me invitaron con mucha amabilidad y no pude
negarme.
+Lupita: Precisamente ese es el problema de los católicos: les
abrimos fácilmente la puerta a los que vienen a perturbar nuestra
fe o aceptamos con mucha ingenuidad las invitaciones a sus
templos. No, Ana, hay que aprender a decir que no. Pero bueno,
ya pasó. Vamos a ver lo de tus dudas.

Jesús oró al Padre


•Ana: Pues son varias, pero ahora voy a comentarte una que me
preocupa mucho. Es sobre la divinidad de Cristo. Fíjate que el pastor
o no recuerdo como le llaman a su dirigente, me dijo que Jesús no
es Dios, que Jehová es el único Dios todopoderoso.

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+Lupita: ¿Y te dio algunas citas bíblicas?
•Ana: Si, hasta me las anotó en una hoja de papel, para que yo las
buscara con calma en mi propia Biblia. Aquí las traigo. A ver, la
primera que me dio es Mateo capítulo veintiséis, versículo cuarenta
y dos:
Y alejándose de nuevo, JESÚS POR SEGUNDA VEZ
ORÓ ASÍ: «Padre mío, si esta copa no puede
pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad»
(Mt 26,42).

•Ana: Cuando el pastor me leyó este pasaje bíblico, me hizo este


comentario: Si Jesús es Dios, ¿por qué está orando o rezando a sí
mismo? No, Anita, Jesús está rezando a su Padre celestial, a Jehová,
y por lo tanto, Jesús no es Dios, pues Jehová es el único Dios
verdadero.
+Lupita: Mira, Anita, para entender mejor este texto bíblico, tenemos
que partir de la doctrina católica sobre la Trinidad, pero de ella
hablaremos ampliamente en otra ocasión. Basta decir ahora que
en Dios hay tres personas distintas: El Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo. Por eso no hay que extrañarse que Jesús, el Hijo, ore a
su Padre.

El Padre es mayor que yo


•Ana: También me dio otro texto. Es Jn 14,28:
Han oído que les he dicho: «Me voy y volveré a
ustedes.» Si me amaran, se alegrarían porque
me voy al Padre, porque EL PADRE ES MAYOR
QUE YO (Jn 14,28).

+Lupita: Mira, Anita, no hay nada difícil en este texto. Lo que pasa
es que el Hijo se encarnó, es decir, tomó nuestra naturaleza
humana. En este sentido, el Hijo es menor que el Padre, o como
lo dice Jesús, el Padre es mayor que él. Como ves, todo tiene
una explicación. Fíjate en lo que dice la Biblia al respecto:
Y la Palabra SE HIZO CARNE,
y habitó entre nosotros (Jn 1,14).

•Ana: Pues así como lo explicas tú, todo tiene sentido. Ahora explícame
lo siguiente: el pastor también me dijo que Jesús es la primera
creatura hecha por Dios. Cuando le dije que me diera un texto bíbli-
co, me dio Prov 8,22:

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El Señor ME CREÓ, primicia de su camino, antes
que sus obras más antiguas (Prov 8,22).

+Lupita: En este texto del libro de los Proverbios se está hablando


de la Sabiduría como si fuera una persona. Aunque algunas frases
de este capítulo 8 pueden aplicarse a Jesús, no hay que tomarlo
todo al pie de la letra para decir que habla de Cristo.
•Ana: Ya entiendo. El pastor también me dio el siguiente texto:
Colosenses, capítulo uno, versículo quince, donde, según ellos, se
dice que Jesús
Es Imagen de Dios invisible, PRIMOGÉNITO DE
TODA LA CREACIÓN (Col 1,15).

•Ana: Según lo que me explicó, ellos lo interpretan diciendo que Jesús


es la primera creatura de Dios.
+Lupita: Bueno, para entender mejor este pasaje, hay que leerlo
completo. A continuación se dice:
Porque EN ÉL FUERON CREADAS TODAS LAS
COSAS, en los cielos y en la tierra, las visibles y
las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los
Principados, las Potestades: TODO FUE CREADO
POR ÉL y para él, él existe con anterioridad a
todo, y TODO TIENE EN ÉL SU CONSISTENCIA (Col
1,16-17).

+Lupita: Como ves, aquí se señalan algunas cosas: primero, que


Jesús es el primogénito de toda la creación, no porque él sea la
primera creatura, sino porque en él fueron creadas todas las
cosas. Segundo, que todo fue creado por él y para él y que todo
tiene en él su consistencia. ¿Por qué? Porque Jesús es Dios y
Creador, pues sólo en Dios las cosas tienen consistencia. Más
claro, ni el agua.
•Ana: Tienes razón. Leyendo lo que está después, se entiende mejor
de que se habla. Fíjate que el pastor sólo me leyó el versículo quince.
+Lupita: No me extraña. Bueno, ahora voy a explicarte algunos
pasajes de la Biblia en los que se aclara que nuestro Señor
Jesucristo es Dios. Anota, por favor.
•Ana: Estoy lista. Empieza, por favor.

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Jesucristo es Dios
+Lupita: Veamos el primero: Evangelio según San Juan, capítulo
1, versículo 1:
En el principio existía la Palabra y la Palabra
estaba con Dios, y LA PALABRA ERA DIOS (Jn
1,1).

+Lupita: Cómo sabes, Jesús es la Palabra y dice san Juan: la Palabra


era Dios. Seguramente el pastor te dio este texto, pero algo
distinto. ¿Lo recuerdas?
•Ana: Ahora que lo mencionas, cuando el pastor lo leyó, noté algo
raro, porque el pastor dijo: Y la palabra era UN dios. Recuerdo que
le pregunté al pastor: ¿Entonces ustedes creen que hay varios dioses?
El pastor no supo qué decirme, miró a mis parientes con cara de
susto y cambió el tema. Mis parientes le siguieron el juego y ahí
quedó el asunto.
+Lupita: Pues vaya que los pusiste en aprietos.
•Ana: Creo que sí. Pero sigue mencionando otros textos donde se
presenta la divinidad de Cristo.
+Lupita: Por supuesto. Y cómo estos textos no necesitan mayor
explicación porque son muy claros te los diré seguidos.
Jesús le dijo a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y
mira mis manos; trae tu mano y métela en mi
costado, y no seas incrédulo sino creyente.»
Tomás le contestó: «SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO»
(Jn 20,27-28).

De los israelitas procede Cristo según la carne,


el cual está por encima de todas las cosas, DIOS
BENDITO POR LOS SIGLOS. Amén (Rom 9,5).

+Lupita: Hay más textos sobre la divinidad de Jesús, pero quiero


aclararte algo muy importante. Cuando Santo Tomás dice a Jesús
SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO, Jesús no lo corrige. No le dice: «No,
Tomás, yo no soy Dios, sólo mi Padre celestial es Dios. Yo soy la
primera creatura de Dios.» La Biblia dice que Jesús le dijo a
Santo Tomás:
«Porque me has visto has creído. Dichosos los
que creen sin haber visto» (Jn 20,29).

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•Ana: Oye, ¡qué bueno que lo aclaras, porque no me había dado cuenta
de eso!

Por declararse Dios condenaron a Jesús


+Lupita: Es que a Jesús, no le gustan las mentiras. Precisamente
por manifestar su divinidad, los sumos sacerdotes, los saduceos
y los fariseos decidieron la muerte de Jesús, considerándolo un
blasfemo. Lee con atención estos dos textos bíblicos:
¿Por cuál de esas obras quieren apedrearme? Le
respondieron los judíos: «No queremos
apedrearte por ninguna obra buena, sino por una
blasfemia, porque tú, siendo hombre, TE HACES
A TI MISMO DIOS» (Jn 10,32-33).

Antes de que Abraham existiera, YO SOY.


Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero
Jesús se ocultó y salió del Templo (Jn 8,58-59).

•Ana: Ahora me queda más claro. Jesús anuncia el Evangelio. Sus


palabras y sus obras dejan muy claro su divinidad, es decir, que Él
es Dios. Esto, obviamente les suena a blasfemia a los saduceos y
fariseos. Por eso no hay que extrañarse que decidieran darle muerte.
Como no podían hacerlo ellos mismos, lo entregaron a los romanos,
acusándolo de dañar los intereses del Imperio y del Emperador.
+Lupita: Exactamente, Anita. Y lo más grave es que unos lo hicieron
por obstinación y otros por ignorancia. Fíjate lo que dijo San
Pedro, el primer papa:
Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y
pidieron la libertad de un asesino. Mataron al
SEÑOR DE LA VIDA. Yo sé, hermanos, que ustedes
actuaron por ignorancia, al igual que sus jefes
(Hech 3,14-15.17).

•Ana: Me parece hermoso que san Pedro hable de Jesús llamándolo


EL SEÑOR DE LA VIDA, lo que parece confirmar la divinidad de
Cristo.
+Lupita: Tienes mucha razón. Yo quiero que vayamos terminando
este tema, leyendo el siguiente texto bíblico, que me parece
muy significativo. Se trata del Evangelio según san Juan, capí-
tulo cinco, versículos veintidós y veintitrés:

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Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo
juicio lo ha entregado al Hijo, para QUE TODOS
HONREN AL HIJO COMO HONRAN AL PADRE. El
que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha
enviado. (Jn 5,22-23).

+Lupita: A mí me parece muy claro lo que dice Jesús: todos debemos


honrar al Hijo de la misma manera que honramos al Padre.
•Ana: Ajá. Ya voy entendiendo. Y como al Padre Celestial lo adoramos,
a Cristo también debemos adorarlo, es decir, debemos reconocer
que Cristo es verdadero Dios.
+Lupita: Efectivamente. Y en esto sólo estamos siguiendo las huellas
de los Reyes Magos que fueron al Pesebre en Belén, de los
Apóstoles y de los Ángeles, que en el Cielo adoran a Jesús.
Los magos entraron en la casa; vieron al niño
con María su madre y, postrándose, LE
ADORARON; abrieron luego sus cofres y le
ofrecieron dones de oro, incienso y mirra (Mt
2,11).

Los once discípulos marcharon a Galilea, al monte


que Jesús les había indicado. Y al verle LE
ADORARON (Mt 28,16-17).

Que todos los ángeles de Dios


LO ADOREN (Heb 1,6).

Despedida
+Lupita: Como ves, a lo largo de la Biblia aparece muy clara la
divinidad de Cristo.
•Ana: Pues si, ha quedado clarísimo para mí. Ojalá algún día estos
parientes míos escudriñen mejor las Escrituras, para que no sigan
en el error.
+Lupita: Pues déjame decirte que tú puedes ayudarlos,
preparándote mejor para dialogar con ellos.
•Ana: Tienes razón. Creo que de ahora en adelante me voy a preparar
para ser promotora y defensora de la fe, como tú.

106
Fin del mundo
¿Serán las guerras y los terremotos las
señales más claras del fin del mundo?
¿Tendrán razón los no católicos, cuando
dicen que el fin del mundo está cerca?
Es lo que veremos a continuación.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap.

Personajes:
+ Don Martín: Católico comprometido.
— Don Matías: Testigo de Jehová.
• Ezequiel: Hijo del testigo de Jehová.

Saludo inicial
—Matías: Buenos días, vecino. Mi hijo Ezequiel quiere saludarlo.
+Don Martín: Buenos días, don Matías. Buenos días también a ti,
Ezequiel. ¿Cómo vas en la escuela?
•Ezequiel: Muy bien, don Martín. Como es fin de semana, quise pasar
a saludarlo con más calma.
—Matías: Vecino, dígame, ¿a qué se debe esa cara de preocupación?
+Don Martín: Pues estoy un poco preocupado con eso de la guerra
en Medio Oriente.
—Matías: Pues vaya que está difícil la situación. Y ¿sabe usted a
qué se debe todo eso de las guerras?
+Don Martín: Pues claro que si, vecino. A la terquedad de los Estados
Unidos, que quieren dominar a todo el mundo.
—Matías: Nada de eso, vecino. Se debe a que está cerca el fin de
este sistema inicuo de cosas.
+Don Martín: Váyase más despacio, porque no le entendí nada.
¿El fin de que?
—Matías: Mire, para que me entienda. Esto de las guerras se
debe a que el fin del mundo está más cerca de lo que usted se
imagina.

107
+Don Martín: Y usted, ¿cómo lo sabe, vecino?
—Matías: Pues leyendo la Biblia. ¿De qué otra manera podría
saberlo? Déjeme explicarle, vecino. A ver, Ezequiel, pásame mi
Santa Biblia y saca también la tuya.
•Ezequiel: Aquí está tu Biblia, papá.

Últimos días o última hora


—Matías: Mire, vecino, la Biblia dice claramente que estamos en
los últimos días. Ezequiel, lee, por favor, la Segunda carta de
Pablo a Timoteo, capítulo tres, versículos uno y dos.
•Ezequiel: Claro que sí, papá.
Has de saber que en los ÚLTIMOS DÍAS vendrán
momentos difíciles: los hombres serán egoístas,
amantes del dinero, farsantes, orgullosos,
chismosos, rebeldes con sus padres, ingratos, sin
respeto a la religión (2 Tim 3,1-2).

—Matías: Vecino, usted no me podrá negar que esta cita bíblica


describe bien la situación que estamos viviendo actualmente.
Así que según el apóstol Pablo, estamos viviendo ya los últimos
días.
+Don Martín: Ah que vecino. Yo pensaba que ustedes se sabían la
Biblia al derecho y al revés. Me estoy dando cuenta que sólo se
la saben al revés.
—Matías: Y ¿Por qué dice eso, vecino?
+Don Martín: Por lo menos me esperaba que usted supiera desde
cuándo empezaron los «últimos días».
•Ezequiel: Por supuesto que mi papá lo sabe, don Martín. Pero yo voy
a decírselo: empezaron en 1914.
+Don Martín: ¿Están seguros de lo que dicen?
—Matías y Ezequiel: Claro que si.
+Don Martín: Miren, mejor vamos a verlo en la Biblia. Busquen,
por favor, Hechos de los Apóstoles, capítulo dos, versículos
dieciséis y diecisiete.
•Ezequiel: Ya lo encontré, don Martín. Voy a leerlo:
Hoy se ha cumplido lo que dijo el profeta Joel:
En los ÚLTIMOS DÍAS, dice Dios, derramaré mi
Espíritu sobre todo hombre (Hech 2,16-17).

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+Don Martín: Como pueden ver, los últimos días empezaron el
día de Pentecostés del año 30, poco después de la Ascensión
de Jesús a los cielos. Nada de que empezaron en 1914. Pero
para que les quede más claro, veamos la Primera Carta de
San Juan, capítulo dos, versículo dieciocho, que dice lo siguiente:
Hijitos míos, estamos en la ÚLTIMA HORA y han
oído que va a venir un anticristo. Pero ya han
venido varios anticristos, por lo cual conocemos
que es la ÚLTIMA HORA (1 Jn 2,18).

+Don Martín: Estimados vecinos, ¿cuándo escribió estas palabras


el apóstol San Juan?
—Matías: Tengo entendido que a finales del Siglo I, hace unos mil
novecientos años.
+Don Martín: Efectivamente. Así que, según San Juan, desde el
Siglo I estamos en los últimos días. Y ¿qué significa la expresión
«últimos días» y la expresión «última hora»? Se refiere
precisamente a la última etapa de la Historia de la Salvación,
que inicia el día de Pentecostés y concluirá con la venida de
Cristo.

Guerras y rumores de guerra


—Matías: De todos modos, vecino, escudriñando las Santas
Escrituras, uno se da cuenta de que ya se están cumpliendo las
señales que nos presenta Jesús en el evangelio de Mateo para
el fin del mundo. Escuche con atención lo que va a leerle mi hijo
Ezequiel. Hijo, por favor, lee Mateo capítulo veinticuatro, versículos
seis y siete.
Ustedes van a oír de GUERRAS Y RUMORES DE
GUERRAS; vean que no se aterroricen. Porque
estas cosas tienen que suceder, pero todavía no
es el fin. Porque se levantará nación contra
nación y reino contra reino (Mt 24,6-7).

—Matías: Hasta ahí, Ezequiel. Déjame explicarle a don Martín. Por


lo que veo, usted ha leído o visto las noticias en los últimos
años. Supo de la Guerra del Golfo Pérsico en 1991, de la guerra
en Afganistán en el 2001 y de la guerra más reciente en Irak,
ocurrida el 2003. Son señales muy claras de que el fin del mundo
está cerca.

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+Don Martín: Por lo que veo, ustedes andan algo atrasados en
noticias. Fíjense que las guerras han sido cosa de todos los
días. En la misma Biblia ya se habla de guerras y rumores de
guerras: de Israel con las naciones vecinas, de las invasiones
de Asiria, Babilonia o Egipto a muy diversos pueblos.
—Matías: Pero esas guerras ocurrieron mucho antes del naci-
miento de Cristo. Nosotros consideramos como señales del fin
del mundo las que ocurrieron desde 1914 hasta la fecha.
+Don Martín: Miren, si consultan una enciclopedia, se darán cuenta
de que las guerras han acompañado la historia de la humanidad,
no sólo desde 1914 para acá. Por ejemplo, ¿han escuchado hablar
de la famosa Guerra de los Cien Años, que inició en 1337 y
finalizó en 1453? ¿O de la Guerra de los Treinta Años, que tuvo
lugar desde 1618 hasta 1648? Por no hablar de tantas guerras
que han ocurrido en los últimos mil años.
—Matías: Por supuesto que si, vecino. Hemos leído sobre esas
guerras.
+Don Martín: Lo que quiero que reflexionen es que sí las guerras
fueran una señal para el fin del mundo, ya no estaríamos aquí.
¿No les parece?

Hambre, escasez de alimentos


y terremotos
—Matías: Mire, vecino, permítame explicarme: lo que ocurre es
que para nosotros, las señales del fin del mundo componen una
gran señal, por eso tenemos que verlas todas juntas. Examinemos
ahora la última parte de Mateo, capítulo veinticuatro, versículo
siete:
Habrá HAMBRE Y TERREMOTOS
en diversos lugares (Mt 24,7).

+Don Martín: Así que según ustedes, ¿antes de 1914 no había


terremotos, ni hambre o escasez de alimentos? Deben saber
que la escasez de alimentos o hambrunas se producen debido a
las guerras, la sequía, las inundaciones, los terremotos, las plagas
de insectos y las enfermedades de las plantas. Y han existido a
lo largo de la historia. No sólo en los años recientes. Según los
estudiosos, han ocurrido unas 400 hambrunas a lo largo de la
historia. Dos de las más dañinas ocurrieron en el continente
asiático: en la India murieron 10 millones de personas entre
1769 y 1770, y otros 10 millones murieron en la hambruna que

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se produjo en el norte de China entre 1877 y 1878.
Por lo que se refiere a los terremotos, siempre han existido.
Basta recordar los terremotos más dañinos que han ocurrido
en la historia de la humanidad: en el año 17 d.C. un terremoto
destruyó la ciudad de Éfeso y otro destruyó Pompeya en el año
63. El año 476 otro terremoto destruyó parte de Roma.
Constantinopla fue dañada considerablemente por grandes
terremotos en el 557 y en el 936. En la Edad Media se produjeron
también fuertes terremotos: en Inglaterra en 1318, en Nápoles
en 1456 y en Lisboa en 1531 y 1755. El año 1556 un terremoto
mató a 800.000 personas en Shensi, una provincia de China,
por lo que es considerado uno de los mayores desastres naturales
de la historia. En 1693 un terremoto en Sicilia se llevó unas
60.000 vidas. La lista es larga. Así que aquí nos detenemos. Una
vez más: si los terremotos fueran una señal del fin del mundo,
desde cuando se habría terminado.
—Matías: Con usted no se puede. Se ve que está muy preparado
en historia.
+Don Martín: Miren, estimados vecinos. Tengo que preparar una
clase que impartiré el día de mañana. Así que, déjenme decirles
tres cosas sobre el fin del mundo antes de que me retire. Primero
hablaré sobre cuándo ocurrirá el fin del mundo y después,
explicaré las dos señales más claras que deben presentarse para
que podamos hablar del fin del mundo. ¿Les parece bien?

Nadie sabe ni el día ni la hora


•Ezequiel: Le escuchamos con atención, don Martín.
+Don Martín: Primera: Nadie sabe ni el día ni la hora. Así lo dice
Jesús en San Mateo, capítulo veinticuatro, versículo treinta y
seis. Haz el favor de leerlo, Ezequiel.
•Ezequiel: Con gusto, don Martín.
Por lo que se refiere a ese Día y a esa hora y
cuándo vendrá, NADIE LO SABE, ni siquiera los
ángeles de Dios, ni aun el Hijo, sino solamente el
Padre (Mt 24,36).

+Don Martín: Por lo que sé, sus dirigentes han dado algunas fechas
en que ocurriría el fin del mundo: 1914, 1918, 1925, 1975 y el
año 2000. Y ninguna se ha cumplido. Pero esa es otra historia.
Permítanme continuar.

111
El Evangelio será predicado
en todo el mundo
—Matías: Por supuesto, vecino. Continúe.
+Don Martín: La primera señal para el fin del mundo es que el
Evangelio se tiene que predicar en todo el mundo para que todos
lo conozcan. Y luego vendrá el fin. ¿Recuerdan alguna cita bíblica
que habla acerca de esto?
•Ezequiel: Yo si me acuerdo, don Martín. Voy a leerla. Es Mateo,
capítulo veinticuatro, versículo catorce.
+Don Martín: Adelante, Ezequiel.
•Ezequiel:
Esta Buena Nueva del Reino será proclamada en
el mundo entero, y todas las naciones oirán el
mensaje; DESPUÉS VENDRÁ EL FIN (Mt 24,14).

+Don Martín: Así que, según Jesús, primero se tiene que predicar
el Evangelio en todo el mundo. Y, cómo seguramente ustedes
saben, aún falta mucho por hacer. Hay millones de personas
que aún no conocen a Cristo, porque nadie les ha anunciado el
Evangelio. Piensen, por ejemplo, en China, India y, de manera
especial, en todas las naciones musulmanas, donde el mismo
anuncio del Evangelio está prohibido o notablemente
obstaculizado.
•Ezequiel: Sí, he leído algo acerca de eso, don Martín. Recuerdo que
hay pena de muerte para los que anuncian el Evangelio y también
para los que se convierten.
+Don Martín: Así es, Ezequiel. Por lo menos unos cuatro mil millones
de personas pertenecen a este conjunto de países.

Conversión del pueblo de Israel


•Ezequiel: Aún le falta hablar sobre otra de las señales, don Martín.
+Don Martín: Es una señal difícil. Para poder hablar de que el fin
del mundo está cerca, primero tiene que ocurrir la conversión
del pueblo judío. Ezequiel, busca por favor, San Mateo, capítulo
veintitrés, versículo treinta y nueve.
•Ezequiel: Mi papá ya lo encontró. Papá, léelo, por favor.
Ya no me volverán a ver hasta que digan: ¡Ben-
dito sea el que viene en nombre del Señor! (Mt
23,39).

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+Don Martín: Como bien saben, el pueblo de Israel no reconoció
a Jesús como el Mesías. Por eso dice San Juan: «Vino a los
suyos y los suyos no lo recibieron» (Jn 1,11). Pero llegará el
día en que Israel se convertirá y aceptará a Jesús como su
único Salvador. Es lo que anuncia el mismo Jesús en el texto
que acabamos de escuchar. Lo mismo dice san Pablo en la
Carta a los Romanos, capítulo once, versículos veinticinco y
veintiséis. ¿Quién lo quiere leer?
•Ezequiel: Yo lo haré. Escuchen con atención:
Quiero, hermanos, que entiendan este misterio
y no se sientan superiores a los judíos. Una parte
de Israel va a quedarse endurecida hasta que el
conjunto de los paganos haya entrado; entonces
TODO ISRAEL SE SALVARÁ, según dice la
Escritura: De Sión saldrá el libertador que
limpiará a los hijos de Jacob de todos sus pecados
(Rom 11,25-26).

+Don Martín: Está muy claro que los judíos, es decir, el pueblo de
Israel debe dar este paso tan importante.
•Ezequiel: Y, don Martín, ¿cree usted que lo den pronto?
+Don Martín: Quien sabe. Por ahora están muy empeñados en su
lucha contra los palestinos. Además, muchos judíos que viven
en Israel y en muchas otras partes del mundo, sencillamente
son ateos. Así que, según mi modesta opinión, falta muchísimo
para el fin del mundo.

Despedida
—Matías: Sencillamente me ha dejado pensativo. Nunca había visto
el fin del mundo desde este punto de vista. Meditaré todas las
citas y los argumentos que nos dio. Ojalá podamos seguir
platicando.
+Don Martín: Ya lo saben, vecinos. Estoy para servirles. Hasta
pronto.
•Ezequiel: Hasta pronto, don Martín.

113
El nombre de Dios
Los testigos de Jehová se consideran la
religión verdadera porque, según ellos, son
los únicos que utilizan el nombre de Dios, que
es Jehová. ¿Será cierto?
Es lo que veremos a continuación.

Por Nicasio Clemente Martínez

Personajes:
+ Doña Remedios, Promotora y defensora de la fe.
• Doña Angustias, católica sin preparación, comadre de Doña Reme-
dios.
— Testigo de Jehová.

(Doña Remedios y su comadre, doña Angustias, platican tran-


quilamente a una cuadra de la parroquia de nuestra Señora
de la Asunción, en el puesto de verduras de doña Angustias.)

Un solo Dios
•Doña Angustias: ¡Pues en nombre sea de Dios, comadre! A ver qué
pasa.
+Doña Remedios: No se preocupe. Ya verá que todo va a salir muy
bien.
—Testigo de Jehová: Disculpe. Usted dijo: en nombre sea de Dios.
¿A cuál Dios se está refiriendo?
•Doña Angustias: ¿¡Eh!? Pues a Dios. Pues ¿a quien más?
—Testigo de Jehová: Pero ¿cuál es su nombre? ¿Sabía usted que
Dios tiene nombre personal?
•Doña Angustias: ¿Eh? Pues... este...
+Doña Remedios: No se aflija comadre, déjemela a mí.
—Testigo de Jehová: Como les decía, Dios tiene nombre perso-
nal; y esto es lógico puesto que la Biblia dice que cuando Jehová
Dios creó al mundo, ordenó a Adán ponerle nombre a todo lo

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creado. Y en Isaías 40,26 se dice que Jehová llama a las estre-
llas por su nombre. Por tanto, no es solo lógico que Jehová, el
autor de todo, también tenga nombre personal, sino que Él,
vez tras vez, nos dice en la Biblia que tenemos que honrar y
santificar ese nombre.
+Doña Remedios: Por lo que veo, usted es testigo de Jehová.
—Testigo de Jehová: Así es. Y puedo enseñarles cuál es el nom-
bre de Dios, para que ya no le hablen a un desconocido.
•Doña Angustias: Comadrita, ¡yo mejor voy por el señor cura!
+Doña Remedios: Y ¿para qué?
•Doña Angustias: Pues para que le ayude, ¿no ve que la testigo sabe
mucho?
+Doña Remedios: Doña Angustias, no se angustie; tranquilícese,
comadre, que esto lo aclaramos en un momento. (Saca la Biblia
del morral.) Así que, según ustedes, Testigos de Jehová, no hay
otra forma de hablar a Dios, si no es por su nombre.
—Testigo de Jehová: Así es. Además piense en esto: Si no le
hablamos por su nombre, ¿cómo sabrá Jehová que se está
dirigiendo a Él, puesto que hay muchos dioses y señores?
•Doña Angustias: ¿Qué qué? ¿Cómo que hay muchos dioses?
—Testigo de Jehová: Lo dice la palabra de Dios. Vea lo que dice en
1Cor 8,5
Hay muchos dioses y muchos señores (1Cor 8,5).

•Doña Angustias: ¿Así que si no le hablo por su nombre, me puede


responder Quetzalcóatl, o Tláloc? ¡Válgame Dios!
+Doña Remedios: Tranquilícese, comadre. Mire, señora (dirigiéndose
a la testigo de Jehová), siempre que leamos un pasaje bíblico
debemos ver lo qué dice el contexto, es decir, lo que está antes
o después del pasaje en cuestión. Por ejemplo, 1Cor 8,5
aparentemente dice que hay muchos dioses y señores, pero lea
el siguiente versículo y verá como se aclara todo. Léalo, por
favor.
—Testigo de Jehová: Está bien:
Realmente para nosotros hay un solo Dios,
el Padre... (1Cor 8,6).

+Doña Remedios: El texto completo es: «Se habla de muchos


dioses y señores, pero realmente para nosotros hay un solo
Dios». Así que no podemos equivocarnos de Dios, sólo por no
decir su nombre, puesto que hay un solo Dios. ¡Por cierto!

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¿Sabe usted mi nombre?
—Testigo de Jehová: No, ni nos hemos presentado.
+Doña Remedios: Cierto. Tampoco yo sé cuál es su nombre. En-
tonces, ¿cómo es que sabe que yo le hablo a usted, si ni si-
quiera he pronunciado su nombre?
—Testigo de Jehová: Bueno... pero eso es otra cosa... yo veo que
usted se dirige a mí, su mirada, sus gestos... con todo eso yo
entiendo cuando usted me habla a mí o cuando le habla a otra
persona.
+Doña Remedios: Y nuestro Dios, que conoce lo más profundo de
nuestro corazón, ¿no será capaz de saber que le hablamos a él,
aún sin pronunciar su nombre?

Pueblo elegido
—Testigo de Jehová: ¿¡!? De todos modos debemos conocer el
nombre de Dios, de otra forma no podremos ser del pueblo
elegido para su nombre. Vea lo que dice en Hech 15,14.
Simeón ha contado cabalmente cómo Dios por
primera vez dirigió su atención a las naciones
para tomar de entre ellas UN PUEBLO PARA SU
NOMBRE (Hech 15,14).

+Doña Remedios: Y ¿dónde dice aquí que los que no usen el nombre
de Dios no podrán ser del pueblo elegido? Lo que dice aquí es
que Dios quiso formarse un pueblo con gente de todas las
naciones. Un «pueblo para su nombre» quiere decir «Un pueblo
para él».
—Testigo de Jehová: ¿¡!? Pero Dios si tiene nombre, y vez tras vez,
él nos dice, a través de su Palabra que tenemos que invocar su
nombre. Le voy a mostrar algunos pasajes bíblicos, con eso usted
se va a convencer. Veamos, para empezar, Isaías 12, 4:
¡Den gracias a Jehová! INVOQUEN SU NOMBRE.
Den a conocer entre los pueblos sus tratos. Hagan
mención de que su nombre está puesto en alto
(Is 12, 4).

Fíjese bien, aquí dice «invoquen su nombre», «Hagan mención


de que su nombre está puesto en alto.» Con esto vemos que
es importante usar el nombre de Dios, darlo a conocer y ponerlo
en alto. Y ¿cuál es su nombre? Tal vez pregunten ustedes.
¿Cuál es el nombre que él nos dio a conocer para invocarlo?

116
Veamos la respuesta que nos da el mismo Dios en Ezequiel 37,
17.23.
Esto es lo que ha dicho el Señor soberano
Jehová: ... Y ciertamente me engrandeceré y
me santificaré y me daré a conocer delante de
los ojos de muchas naciones; y tendrán que sa-
ber que YO SOY JEHOVÁ (Ez 37, 17. 23).

Nombre y título
—Testigo de Jehová: Como pueden ver ustedes, ese nombre es
Jehová; y es su propósito que todos sepan su nombre. Las
palabras: Señor, Padre, Dios… son sólo títulos, como abogado,
profesor, etc.
•Doña Angustias: ¿Jehová? Yo siempre le digo: Señor o Padre.
¿Entonces estoy mal?
+Doña Remedios: Claro que no, comadre. Dios no se llama Jehová.
—Testigo de Jehová: ¿Cómo que no? ¿Y todas las citas bíblicas que
hemos leído? Para que se convenza, leamos Éxodo 3, 15:
Entonces Dios dijo otra vez a Moisés: «Esto es lo
que habrás de decir a los hijos de Israel: Jehová,
el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham,
el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado
a ustedes. ESTE ES MI NOMBRE hasta tiempo
indefinido...» (Éx 3, 15).

Aquí otra vez nos dice que su nombre es Jehová y dice también
que este será su nombre para siempre.
+Doña Remedios: Para entender bien este tema, primero vamos a
tratar de entender lo que el «nombre» significaba en los tiempos
bíblicos. Empecemos analizando la última cita bíblica que usted
leyó. Entendiendo ésta, entenderemos las demás. Leamos de
nuevo el capitulo 3 del libro del Éxodo, pero esta vez veámoslo
en su contexto, es decir, tomando en cuenta otras partes del
mismo capítulo. En Ex 3, 6 leemos cómo Dios se identifica ante
Moisés; ¿con qué nombre?
—Testigo de Jehová: Pues Jehová.

Yo soy
+Doña Remedios: No, hermana, leamos la Biblia:
Yo soy EL DIOS DE TUS PADRES, el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob
(Ex 3, 6).
117
Aquí no dice: «Yo soy Jehová». Sólo se identifica como el Dios
de los antepasados de Moisés. En los versículos siguientes vemos
como Dios encomienda a Moisés la misión de liberar a los
Israelitas. Ahora leamos el versículo 13:
Moisés contesto a Dios: «Si voy a los hijos de
Israel y les digo que el Dios de sus padres me
envía a ellos, si me preguntan: ¿Cuál es su
nombre?, yo ¿qué les voy a responder?» (Ex 3,
13).

Aquí notamos como Moisés aún no conocía el nombre de Dios. Y


parece que Dios no le daba tanta importancia, puesto que ya le
había dicho todo lo relacionado con su misión, pero no le había
dicho su nombre. Le bastaba identificarse como el Dios de los
antepasados de Moisés. Es Moisés el interesado en saber el
nombre de Dios. Escuchemos la respuesta: Éxodo 3,14:
Dios dijo a Moisés: «Yo soy YO-SOY.» «Así dirás
al pueblo de Israel, YO SOY me ha enviado a
ustedes» (Éx 3, 14).

•Doña Angustias: Pero aquí no dice que se llame Jehová.


+Doña Remedios: Claro que no. Aquí el nombre es: «YO-SOY».
Ahora dígame usted (Dirigiéndose a la testigo de Jehová) ¿Sabe
cuál es el significado de estas palabras? ¿Qué quiere decir «Yo
soy»?
—Testigo de Jehová: Pues...si... por aquí lo tengo en mi libro...
(Buscando en uno de sus libros).
+Doña Remedios: Yo-soy, o Yo soy el que soy, quiere decir que el
es el que existe por sí mismo, todas las cosas dependen de El,
pero El no depende de nadie. Significa a la vez «El que es» y «El
que hace existir». Todas las criaturas reciben de Dios el existir,
pero El no le debe nada a nadie.
•Doña Angustias: ¡Comadrita! ¡Quien la viera!
—Testigo de Jehová: Pero de todos modos en el versículo 15 dice:
Jehová, el Dios de sus antepasados, el Dios de
Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob,
me ha enviado a ustedes (Éx 3,15).

Ahí dice que su nombre es Jehová.


+Doña Remedios: Enseguida aclaramos eso. Tomando en cuenta
el nombre: «Yo soy», nos damos cuenta que en el nombre se

118
encierra el significado de las cualidades de la persona misma,
en este caso, con estas palabras Dios se identifica como lo que
es: El principio y fin de todo lo creado; es decir, revela su esencia
misma.
—Testigo de Jehová: Por eso es importante llamar a Dios por su
nombre, con eso le reconocemos sus atributos.
+Doña Remedios: Pero ese nombre no es Jehová.
—Testigo de Jehová: ¡Pero hay citas bíblicas en donde dice que su
nombre es Jehová!

YHWH Tetragrama sagrado


+Doña Remedios: Los hebreos no usaban vocales en la Escritura,
así que para escribir las palabras:»YO SOY», usaron las cuatro
consonantes: YHWH, que reciben el nombre de tetragrama
sagrado (por tetra = cuatro y grama = gráfico o escrito; es decir,
cuatro letras). A estas consonantes les añadían vocales al
pronunciarlo. Estas vocales se sabían de memoria y se transmitía
de padres a hijos de generación en generación. Pero hay un
problema, y es que no podemos saber qué vocales usaron, puesto
que en el año 597 antes de Cristo, durante la cautividad de
Babilonia, los hebreos dejaron de pronunciar el nombre de Dios,
para evitar que fuera profanado por los paganos. Cuando leían
las Escrituras, al encontrarse con las cuatro consonantes del
nombre de Dios (YHWH) hacían una reverencia y continuaban.
Después se utilizó la palabra: «Adonai» que quiere decir:»El
Señor», en lugar del nombre original de Dios. Así, con el paso
del tiempo, se perdió la pronunciación original.
—Testigo de Jehová: De todas maneras, lo importante es que ahora
conocemos ese nombre, y nuestra obligación es darlo a conocer
al mundo.
+Doña Remedios: Así que, según usted, Jehová es su nombre.
—Testigo de Jehová: Pues claro que sí. El mismo ha revelado ese
nombre.
+Doña Remedios: Pues mire lo que dice en este libro; usted lo
conoce. ¿No es así? «El nombre divino que durará para siempre»
este libro es publicado por los testigos de Jehová, en el que
tratan exclusivamente del nombre de Dios. Seguramente us-
ted lo distribuye.
—Testigo de Jehová: ¿¡!?
+Doña Remedios: Efectivamente, lo que dice usted está en la
página 6, dice: «Así, Dios mismo ha revelado su nombre tanto

119
verbal como por escrito. Por eso, ¿cuál es ese nombre?» Fíje-
se como dice: «Ha revelado su nombre tanto verbal como por
escrito». Así que si Dios mismo lo reveló, no hay duda alguna
de cual es el nombre. Pero en la página 7 dice: «El problema
es que nadie sabe con certeza como se pronunciaba original-
mente el nombre de Dios.» Si Dios mismo lo reveló en forma
verbal y por escrito, ¿cómo es que ustedes mismos no saben
como se pronuncia el nombre de Dios?
•Doña Angustias: ¡Que contradicción!
—Testigo de Jehová: ¿¡!? Bueno, este...
+Doña Remedios: ¿Sabe de donde vino realmente la palabra
Jehová?

Masoretas
—Testigo de Jehová: Pues...este... a mí me enseñaron que viene
de Dios y que Jesús y los apóstoles lo usaron, y enseñaron a
santificar ese nombre.
+Doña Remedios: Es imposible que Jesús y los apóstoles lo hayan
enseñado, puesto que la palabra Jehová surgió unos 800 a 1000
años después de Cristo, como resultado del trabajo de los
masoretas, unos sabios judíos que quisieron poner por escrito
las vocales, que de por sí se sabían de memoria, mediante un
sistema de puntuación. Pues bien, al encontrarse con el nombre
de Dios YHWH, no pudieron escribirlo, puesto que no encontraron
la pronunciación correcta ni en los escritos ni en la tradición,
entonces sacaron las vocales de la palabra «Adonai» (=El Señor);
por motivos de pronunciación se cambió la primera «a» por «e»,
así salió la palabra Yehowáh. Vea esta gráfica:

Y H W H: Las cuatro consonantes


del nombre de Dios en hebreo.
Adonai: El Señor: forma en que los judíos
llamaban a Dios a partir del
destierro en Babilonia.

Y H W H + Adonai = Y e H o W a H

Lo que terminó en español como «Jehová». Con esto vemos


que lo que andan enseñando no es el nombre de Dios.
•Doña Angustias: Y yo de mensa que ya le estaba creyendo.

120
+Doña Remedios: Y si como ustedes mismos reconocen, no sa-
ben el nombre de Dios, entonces, ¿por qué tanta insistencia en
darlo a conocer? Pero el problema más grave es que se ve la
mala fe para engañar a los que no conocen de estas cosas.
—Testigo de Jehová: Pero Jesús dio a conocer este nombre, mire
lo que dice aquí en Jn 17,26.
YO LES HE DADO A CONOCER TU NOMBRE y lo
daré a conocer, para que el amor con que me
amaste esté en ellos y yo en unión con ellos (Jn
17,26).

Personalidad - Padre
+Doña Remedios: Si entendió lo que dijimos antes, esto se entiende
muy fácil; el nombre encierra la personalidad misma o la misión
encomendada de la persona que lo lleva, como lo vemos en los
casos en que Dios mismo cambió el nombre a sus elegidos; por
ejemplo: Abraham = Padre de muchas naciones (Gen 17, 5);
Israel = Fuerza de Dios (Gen 32, 28); Pedro = piedra (Mt 16,18)
o el mismo nombre de Jesús que quiere decir «Salvador» (Mt 1,
21). Así que, cuando Jesús dice: «Les he dado a conocer tu
nombre», significa que El nos ha dado a conocer quien es en
realidad nuestro Dios.
—Testigo de Jehová: Pero, ¿Por qué Jesús dijo:» Santificado sea tu
nombre»? Recuerde la oración que el enseñó, el Padre nuestro.
Ahí Jesús nos enseña a orar para que el nombre de Dios sea
santificado. ¿Cuál nombre? Ese nombre es Jehová.
•Doña Angustias: Y dale con lo mismo. ¿Qué no entendió que ese
nombre lo inventaron los «nacoretas»?
+Doña Remedios: No, comadre, fueron los «Masoretas».
•Doña Angustias: Andaba cerca.
+Doña Remedios: Entiéndalo, aquí no se trata de santificar una
palabra, sino santificar a Dios. Además, notemos que cuando
Jesús nos enseña esta oración, no nos enseña a llamarlo Jehová.
Leamos Mt 6, 9.
«Cuando oren digan: PADRE nuestro que estás
en el cielo...» (Mt 6, 9).

Note lo que dice Jesús: «Cuando oren digan: «Padre nuestro».


No dice «Jehová nuestro».
•Doña Angustias: Pero... entonces, ¿cuál es el verdadero nombre de
Dios?

121
+Doña Remedios: Investigando en los diccionarios y enciclope-
dias encontramos que, según los expertos, la pronunciación
más correcta es Yahvé. Además existe un dato muy importan-
te: los samaritanos lo pronunciaban: «Yahvé». Recordemos
que los judíos lo dejaron de pronunciar durante el cautiverio
en Babilonia. Pues bien, los samaritanos se habían separado
de los judíos unos tres siglos y medio antes, por lo tanto, ellos
no fueron llevados cautivos a Babilonia, por lo cual nunca de-
jaron de pronunciar el nombre de Dios. Pues bien, ellos son
portadores de una tradición muy antigua. Así que «Yahvé» se-
ría el nombre de Dios, no «Jehová.»

Jehová – nombre falso


—Testigo de Jehová: No importa; sea Jehová, Yahvé u otra for-
ma, lo importante es que usemos el nombre. Y aunque Yahvé
sea más correcto, la forma Jehová es mas ampliamente cono-
cida, por eso nosotros preferimos usar ese nombre.
•Doña Angustias: ¡Caramba! Ahora sí que me dejó «de a seis». Con lo
que usted decía al principio, entendí que ustedes tenían la misión
de dar a conocer el verdadero nombre de Dios, pero ahora resulta
que no les importa estar enseñando un nombre equivocado, ¡sólo
porque es más conocido! ¡Válgame Dios!
+Doña Remedios: O sea que según esto: Podemos usar un nombre
falso, como Jehová o algún nombre cualquiera, con tal de que
sea más conocido. Y ¿qué tal si yo invento un nombre para
usted, sólo porque no conozco su nombre?
•Doña Angustias: Pues como no nos ha dicho su nombre, yo la voy a
llamar Casimira. Es muy conocido. ¿Qué le parece, doña Casimira?
(Dirigiéndose a la Testigo de Jehová).
—Testigo de Jehová: ¡Yo no me llamo Casimira! Mi nombre es
Griselda.
•Doña Angustias: Casimira es más conocido.
+Doña Remedios: Así que no tiene sentido tanta insistencia en dar
a conocer el nombre Dios.
•Doña Angustias: Tanto que presumen de conocer el nombre de Dios...
y a la mera hora, puro fraude... Están dando a conocer un nombre
que no es.
—Testigo de Jehová: Además, ¿sabían ustedes que Jehová prohíbe
los ídolos? En el libro del Ex 20, 4 dice…

122
Jesús y los apóstoles
+Doña Remedios: No cambie de tema, que aún no acabamos.
Usted nos dijo anteriormente que Jesús y los apóstoles, pro-
nunciaron y dieron a conocer el Nombre de Jehová. Como ya
hemos visto, esto es imposible, puesto que esa palabra apare-
ció unos 800 a 1000 años después de Cristo.
—Testigo de Jehová: Entonces dígame: ¿Cómo llamaban a Dios
Jesús y los apóstoles?
+Doña Remedios: Muy bien. Veamos en primer lugar la forma en
que Jesús se dirige a Dios:
En ese momento Jesús se llenó del gozo del
Espíritu Santo y dijo: «Yo te bendigo, PADRE,
Señor del cielo y de la tierra» (Lc 10, 21).

Y Jesús gritó muy fuerte: «PADRE, en tus manos


encomiendo mi espíritu» (Lc 23, 46).

Que todos sean uno, como tú, PADRE, estás en


mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en
nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado (Jn 17,21).

—Testigo de Jehová: Bueno, pues sí era su Padre y podía llamarlo


así, pero nosotros, tenemos que llamarlo por su nombre.
+Doña Remedios: Recuerde que Él mismo nos enseñó cómo
teníamos que orar: ¿Recuerda la oración que él nos enseñó?
Leamos de nuevo Mt 6, 9.
Cuando oren digan:
PADRE NUESTRO
que estás en el cielo (Mt 6, 9 y Lc 11,2).

Aquí dice: «Digan: «Padre nuestro» No dice: «Jehová nuestro»;


tampoco dijo: «Cuando oren, no se les olvide invocarlo por su
nombre, que es Jehová o Yahvé».
—Testigo de Jehová: ¿¡!?

Hijos de Dios
+Doña Remedios: Y es que ya no somos esclavos, sino verdade-
ros hijos de Dios. Leamos las siguientes citas bíblicas que nos
aclaran esto.

123
Ustedes ahora son HIJOS, por lo cual Dios ha
mandado a nuestros corazones el Espíritu de su
propio Hijo que clama al Padre: ¡Abbá!, o sea:
¡PAPÁ! (Gál 4, 6).

Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no


recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu
propio de los HIJOS, que nos permite gritar:
¡Abbá!, o sea: ¡PAPÁ! (Rom 8, 15).

¿Cómo le hablamos los hijos de Dios? ¡Abbá! Que también se


traduce como «papá», o «papito». Esto habla de una relación
muy cercana entre padre e hijo. Por eso Jesús decía: «Les he
dado a conocer tu nombre» (Jn 17,26), no Moisés. Realmente,
él nos reveló quien es Dios: «El Padre». Con todo esto vemos
que para nosotros resulta inútil discutir si Dios se llama Jehová o
Yahvé; para nosotros es «Padre».
•Doña Angustias: Ahora que dice eso, comadre, hasta pienso que es
una falta de respeto hablarle a Dios por su nombre. Por lo menos yo
así lo entiendo; si mis hijos me hablan por mi nombre, en lugar de
decirme mamá, yo me sentiría mal. Imagínese: ¡Hablarme por mi
nombre! Como si fuera una extraña, o como si fuéramos iguales.
+Doña Remedios: ¿Qué le parece todo esto? (Dirigiéndose a la
testigo de Jehová).
—Testigo de Jehová: Pues qué bueno que usted estudia la Biblia.
Bueno, yo me tengo que retirar. Siga adelante conociendo los
propósitos de Jehová.
•Doña Angustias: Y vuelve la burra al trigo.
—Testigo de Jehová: ¡No me llame burra! Lo que pasa es que ya lo
tengo bien pegado.
+Doña Remedios: Pues que Dios la ayude a despegarse un tantito
de lo que está equivocado. Que Dios la bendiga.
—Testigo de Jehová: Adiós.

124
Diezmo
Según los no católicos, nosotros robamos a
Dios, puesto que no pagamos el diezmo.
¿Será cierto?
Es lo que veremos a continuación.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap.

Personajes
+ Mateo, católico.
— Isidro, evangélico.

Saludo inicial
—Isidro: (Cantando) El diezmo es para Dios, el diezmo es para
Dios. Un buen cristiano no roba al Señor.
+Mateo: Oye, Isidro: ¿Qué es lo que estás cantando?
—Isidro: Es un corito que nos enseñaron en la escuela dominical.
+Mateo: Oye, pero ya estás grandecito. ¿A poco les enseñan como
si estuvieran en el kinder? Y para acabarla, estudias en domingo.
De plano eres muy «matado».
—Isidro: Es que no te había comentado. Desde hace un mes y
medio estoy yendo con mi tío al templo evangélico y a la escuela
dominical.
+Mateo: Con razón me parecías sospechoso. Ya tiene más de dos
meses que no te veo en la parroquia.
—Isidro: Es que la Iglesia católica es muy aburrida. Allá se canta y
se ora. Y lo mejor de todo: se estudia la Biblia.
+Mateo: Pero en la Iglesia católica también se lee y se estudia la
Biblia. De hecho, todas las lecturas que se leen en la Misa, están
tomadas de la Biblia.
—Isidro: Pues sí, pero nadie lleva la Biblia. Ni siquiera el sacerdo-
te.
+Mateo: Permite que te haga una pregunta.

125
—Isidro: Sí, dime.
+Mateo: Entonces, ¿ya te hablaron del diezmo? Oí que estabas
cantando algo relacionado con el diezmo, ¿o no?

Robando a Dios
—Isidro: Pues sí. Es un canto muy bonito. Escucha: (cantando) El
diezmo es para Dios, el diezmo es para Dios. Un buen cristiano
no roba al Señor.
+Mateo: Y, ¿qué es lo que te han enseñado sobre este asunto?
—Isidro: Pues cosas muy importantes. Por ejemplo, que pagar el
diezmo es uno de los más grandes deberes de un cristiano. De
hecho, el pastor dice que quienes no pagan el diezmo, están
robando a Dios.
+Mateo: ¿Y eso por qué?
—Isidro: Pues es algo sumamente importante. Fíjate que hasta
Abraham lo tuvo que pagar. Mira lo que dice la Biblia en Génesis,
capítulo catorce, versículo veinte, segunda parte:
Y ABRAM LE DIO A MELQUISEDEC
el diezmo de todo (Gén 14,20b).

+Mateo: ¿Y aparte de esto, hay alguna otra cita bíblica?


—Isidro: Pues sí. Te digo que el diezmo es sumamente importante.
Se habla de él en muchas partes de la Biblia. Sólo te voy a dar
dos textos bíblicos que te ayudarán a ver la importancia del
diezmo. Fíjate en Génesis, capítulo veintiocho, versículo veintidós,
donde Jacob le dice a Dios estas palabras:
De todo lo que me des,
te voy a pagar el DIEZMO (Gén 28,22).

—Isidro: El otro texto es Levítico, capítulo veintisiete, versículo


treinta:
El DIEZMO entero de la tierra, tanto de las
semillas de la tierra como de los frutos de los
árboles, es de Jehová; es cosa sagrada que
PERTENECE A JEHOVÁ (Lev 22,30).

—Isidro: El pastor dice que por eso los evangélicos pagan


puntualmente el diezmo, puesto que pertenece a Jehová. El
pastor nos dijo que la Iglesia católica está muy mal porque no
cumple este mandamiento de Dios. No se trata de sí quieres

126
pagar o no. Es un mandamiento y tienes que cumplirlo. Fíjate
en este mismo capítulo, al final:
Estos son los MANDAMIENTOS
que Jehová encomendó a Moisés
para los hijos de Israel en el Monte Sinaí (Lev
22,34).

—Isidro: Y, como dice el pastor: «Con Dios no se juega, y mucho


menos se le roba». Fíjate que mi tío me dice que tengo que
entregar al pastor el diezmo de todas mis ganancias.
+Mateo: Y tú, ¿piensas pagarlo?
—Isidro: Pues no sé. Mi tío me dio muchas citas bíblicas para que
las lea con más calma y me convenza de que es algo importante.
Fíjate que hasta me dio un cassette con varios cantos y charlas
que hablan del diezmo.
+Mateo: ¡Qué bueno que te encontré! Precisamente venía a
buscarte, porque el padre José Luis está preocupado, pues no
te ha visto en la Santa Misa. Es más, me pidió que te visitara.
—Isidro: No me digas. Y ¿por qué te mandó a ti?
+Mateo: Es que soy evangelizador a tiempo completo. Y pues tengo
la misión de visitar a los católicos alejados, para enseñarles la
Palabra de Dios.
—Isidro: ¡Ya era hora!
+Mateo: Pues ya que estoy aquí, me gustaría que siguiéramos
hablando del diezmo.
—Isidro: ¿No me digas que tú también te estás convenciendo?
+Mateo: No, nada de eso. Más bien quiero prevenirte. Lo que te
están enseñando tu tío y el pastor está equivocado.
—Isidro: Pero si ya te di varias citas bíblicas, donde se ve clarito
clarito que hay que pagar el diezmo. Los más grandes personajes
del pueblo de Israel: Abraham, Jacob y Moisés, pagaron el
diezmo.

Antiguo y Nuevo Testamento


+Mateo: Pues ahí es donde empieza el problema. ¿Recuerdas la
cita bíblica que me diste hace un momento?
—Isidro: Por supuesto. Es Levítico, capítulo veintisiete, versículo
treinta y cuatro. Dice así:
Estos son los mandamientos que Jehová enco-
mendó a Moisés PARA LOS HIJOS DE ISRAEL en
el Monte Sinaí (Lev 22,34).

127
+Mateo: Fíjate bien: según esta cita bíblica, el diezmo es un
mandamiento para el Pueblo de Israel. Por eso se habla de él
sólo en el Antiguo Testamento casi no se le menciona y nunca se
le da importancia.
—Isidro: Claro que si se habla del diezmo en el Nuevo Testamento.
Mira lo que dice Lucas, capítulo dieciocho, versículo doce:
Ayuno dos veces por semana y DOY EL DIEZMO
de todas mis ganancias (Lc 18,12).

+Mateo: Pues sí, pero siempre que en el Nuevo Testamento se


menciona el diezmo, se trata de personajes que pertenecen al
Antiguo Testamento: los fariseos, Melquisedec, Abraham, etc.
¿Sabías tú que los cristianos no pertenecemos al Antiguo
Testamento, sino al Nuevo?
—Isidro: Y ahora, ¿qué clase de inventos son esos?
+Mateo: Déjame explicarte. El Antiguo Testamento es la alianza
entre Dios y el Pueblo de Israel. Por eso siempre que se habla
de los mandamientos y de la Antigua Alianza se dice que es para
los hijos de Israel. Como en el texto que tú me leíste hace un
momento.
—Isidro: Sencillamente no creo que haya más citas que digan esto.
Y no creo que el pastor me quiera tomar el pelo. Yo he visto que
él se sabe la Biblia al derecho y al revés.
+Mateo: Pues ese es su problema. Que más bien se sabe la Biblia
al revés. Los católicos conocemos la Biblia solamente al derecho.
Mira, te voy a leer Malaquías, capítulo cuatro versículo cuatro:
Acuérdense de la Ley de Moisés, mi siervo, a
quien yo entregué leyes y ordenanzas PARA
TODO ISRAEL (Mal 4,4).

+Mateo: Al mismo tiempo, Dios prometió establecer una Nueva


Alianza:
Llegarán días –palabra de Yahvéh- en que yo
pactaré con la Casa de Israel (y con la casa de
Judá) UNA NUEVA ALIANZA (Jer 31,31).

—Isidro: A ver, a ver: esto me parece interesante. Y, ¿cuándo se


estableció esta Nueva Alianza?
+Mateo: Pues en el Monte Calvario, con la muerte y resurrección
de Cristo Jesús. Escucha lo que dijo Jesús en la Última Cena:

128
Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que
será derramada por ustedes (Lc 22,20).

+Mateo: Por eso los católicos no estamos obligados a pagar el


diezmo, puesto que era un mandato para el pueblo de Israel.
¿Sabes tú para quienes era el diezmo?
—Isidro: Por supuesto. La Biblia dice que le pertenece al Señor.

Levitas, forasteros, huérfanos y viudas


+Mateo: Sí, era para Dios. Pero estaba destinado al sostenimiento
de los levitas, forasteros, huérfanos y viudas.
—Isidro: Pero eso no lo he leído en la Biblia. Y el pastor no me dijo
nada de eso.
+Mateo: Vamos a leer algunos textos bíblicos. Empecemos por
Deuteronomio, capítulo veintiséis, versículos del doce al trece:
Cuando al tercer año, el AÑO DEL DIEZMO, hayas
acabado de apartar el diezmo de toda tu cosecha
y se lo hayas dado al LEVITA, al FORASTERO, al
HUÉRFANO y a la VIUDA, para que coman de ello
en tus ciudades y se sacien, dirás en presencia
de Yahvéh tu Dios: He retirado de mi casa lo que
era sagrado; se lo he dado al levita, al forastero,
al huérfano y a la viuda (Deut 26,12-13).

—Isidro: Entiendo que con el diezmo se ayudara al huérfano y a la


viuda. Pero ¿al levita por qué? ¿Quiénes eran los levitas?
+Mateo: Los levitas eran los ayudantes de los sacerdotes.
Pertenecían a la tribu de Leví. A ellos se les ayudaba con el
diezmo, puesto que no habían recibido tierra en la repartición
de la Tierra Prometida (Cfr. Núm 18,21-33) y se dedicaban
exclusivamente al servicio de Dios.
—Isidro: Pues sí era justo que se les ayudara.
+Mateo: A propósito, y el pastor, todo este dinero que recibe, ¿lo
destina para ayudar a los huérfanos y a las viudas?

Coman y beban lo que les den


—Isidro: Pues no. Pero supongo que lo agarra para él. Ahora que
lo pienso, ha mejorado mucho económicamente. Hasta tiene
un carro último modelo, pero mi tío dice que lo necesita para ir
a predicar en otros lugares.

129
+Mateo: Ahora entiendo tanta exigencia en el pago del diezmo.
Bueno, como te decía antes: en el Nuevo Testamento no se
habla de qué debe cobrarse el diezmo para el sostenimiento de
los predicadores.
—Isidro: Y, entonces, ¿cómo van a resolver este problema los
pastores y los sacerdotes, si no pueden cobrar el diezmo?
+Mateo: Pues Jesús dio algunas normas muy precisas. He aquí
algunos textos bíblicos:
No traten de llevar ni oro, ni plata, ni monedas
de cobre, ni provisiones para el viaje, ni bastón;
solamente la ropa y el calzado que lleven puesto,
porque el que trabaja tiene DERECHO A COMER
(Mt 10,9-10).

Y el que trilla no lo hace sin tener la esperanza


de RECIBIR SU PARTE. Y si nosotros hemos
sembrado en ustedes las riquezas espirituales,
¿será mucho que cosechemos sus recursos
materiales? (1Cor 9,10-11).

Quédense en esa casa, COMIENDO Y BEBIENDO


lo que les den; porque el obrero merece su salario
(Lc 10,7).

Ayuda mutua
—Isidro: Pero, ¿si no es suficiente?
+Mateo: Pues entre los cristianos, tiene que haber espíritu de ayuda
mutua. Sí la comunidad ve que el sacerdote o predicador no
tiene lo necesario para su sustento, debe hacerse como lo hicieron
los primeros cristianos:
Todos los creyentes vivían unidos y COMPARTÍAN
todo cuanto tenían. Vendían sus bienes y
propiedades y se REPARTÍAN de acuerdo a lo que
cada uno de ellos necesitaba (Hech 2,44-45).

+Mateo: Es precisamente lo que pasa conmigo. Soy evangelizador


a tiempo completo y percibo un sueldo.
—Isidro: Y, ¿de dónde se saca el dinero?
+Mateo: Pues de las contribuciones voluntarias que da la gente y
lo que aporta por las misas de quince años, bodas, bautizos,
etc. Y todo esto se hace sin necesidad de cobrar el diezmo.

130
Conclusión
—Isidro: Oye, ¡pues qué bueno que viniste a visitarme! Estaba a
punto de salirme definitivamente de la Iglesia católica.
+Mateo: Más bien agradece a Dios, al padre José Luis y a las
personas de la comunidad. Ellos me han enviado a ir de casa en
casa, llevando la Palabra de Dios.
—Isidro: Vas a ver que mañana mismo me reporto a la parroquia.
+Mateo: ¡Te esperamos con los brazos abiertos!

131
Promotores
y Defensores de la Fe
La ignorancia es la causa principal de la
deserción de los católicos hacia las sectas.
Es tiempo que en cada lugar se establezca el
ministerio de la Promoción y Defensa de la Fe
(Apologética).

Por Nicasio Clemente Martínez.

Personajes
+ Católico comprometido.
• Inocencio, católico alejado.

Dudas y más dudas


•¿Que tal, compadre? ¡Tanto tiempo sin verte!
+¡Mira quien se ve! ¿A poco ya regresaste de Estados Unidos?
•¡Claro! Qué bueno que te veo, compadre, porque necesito un consejito.
+¿En serio? A ver, ¿de qué se trata?
•Pos... fíjate que me están visitando unas personitas, y... me están
llenando la cabeza de muchas dudas.
+¡De veras! Y ¿de qué duda se trata?
•Pues me dicen que la Virgen no es virgen, porque según ellos tuvo
muchos hijos, que mi bautismo no sirve, y apenas la semana pasada
me dijeron que tenía que quemar mis santos. Y fíjate que con mi
propia Biblia me hicieron ver que Dios condena los ídolos. Y ahora...
pos... no sé qué hacer.

Ignorancia
+Te comprendo, Ignorancio, te comprendo.
•¿Ignorancio? No. Yo me llamo Inocencio.

132
+Para el caso es lo mismo. Te enredaron por “Ignorancio” o por
“Inocencio.”
•¿Por qué me dices eso, compadre?
+Porque crees ser buen católico, sin conocer tu fe. A ver, ¿cuán-
do has participado en algún curso bíblico?
•No, pues nunca... Es que no he tenido tiempo.

Poca participación
+Ahí está. Y ¿cuándo asistes a misa?
•Pues... sinceramente, cada que me nace.
+Ah, así que por lo que veo, tú eres de los católicos parturientos.
•¿Parturiento? ¿Por qué?
+Es que tú mismo estás diciendo que vas a la Iglesia ¡cada que te
nace! Por eso te enredaron. Ni modo. Hasta tu nombre te delata,
Inocencio.
•Caray, ¿qué puedo hacer en este caso?
+Pues, prepárate, conoce tu religión y empieza a ser un mejor
católico.
•¡Híjole, mano! Pero, ¿cómo le hago?
+Lo primero que tienes que hacer es aclarar tus dudas. Pregunta
en tu parroquia si están presentes los Promotores y Defensores
de la Fe. Ellos son especialistas en este tipo de problemas.
•¿En serio?
+¡Claro que sí! Ellos imparten cursos de capacitación para sentirte
seguro en tu fe y aprender a dialogar con esos señores que te
están molestando y cuentan con mucho material para que te
prepares, como libros, cassettes, videocassettes y muchas cosas
más.
•Oye, eso está muy bien.
+¡Claro! Y así ya no te tomarán el pelo por “ignorancio”.
•Oye, compadre y si en mi parroquia no hay esos... ¿cómo me dijiste
que se llaman.?
+¡Ah! Promotores y Defensores de la Fe.
•Bueno, eso. ¿Qué puedo hacer si no hay Promotores y Defensores de
la Fe en mi parroquia?
+Entonces, escribe a México, donde está la sede central del Mo-
vimiento Eclesial «Apóstoles de la Palabra». Ahorita te doy la
dirección y el número telefónico por si quieres comunicarte
con ellos. A ver, ¿ya tienes papel y lápiz?

133
•Pos... claro que sí compadre échale, compadre.
+Escribe a:
Promotores y Defensores de la Fe
Calle Agujas 676
Col. El Vergel Delegación Iztapalapa
Código Postal 09880
México, D. F.
Tel. (55) 5426.4004
Fax. (55) 5426.4011

También puedes localizarlos en su página de Internet.


Escribe: http://www.padreamatulli.com.
•Pues, muchas gracias, mano. Te prometo que, de ahora en adelante,
me voy a comprometer a ser un verdadero católico.
+Pues, más te vale, para que ya no te sigan viendo la cara de
“Ignorancio”.
•Ah sí. La ignorancia de veras que es recanija.

134
Una revolución

en la catequesis presacramental

PRIMERO LA BIBLIA,
DESPUÉS EL CATECISMO
Basta de formar a católicos acomplejados.
Es tiempo de empezar a utilizar la Biblia
e impartir clases de Apologética
desde la preparación a la Primera
Comunión.

Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap.

Personajes
+ Remedios, catequista.
• Esperanza, catequista.

Saludo inicial
+Buenos días, Doña Esperanza.
•¿Cómo ha estado, Doña Remedios?
+Pues un poco inquieta, Doña Esperanza. Fíjese que asistí a una
charla impartida por el Padre Amatulli...
•¿La que organizaron los Apóstoles de la Palabra?
+Esa misma, Doña Esperanza.

Basta ya de formar
a católicos acomplejados
•¿Y qué fue lo que la inquietó, Doña Remedios?
+Pues muchas cosas. Ya sabe usted que yo soy catequista desde
hace unos 15 años y pues el Padre Amatulli me ayudó a darme
cuenta de que gran parte de mi trabajo ha sido en vano.

135
•¿Y eso por qué, Doña Remedios?
+Pues porque he pasado 15 años de mi vida formando católicos
acomplejados.
•A ver, barájemela más despacio.
+Pues sí, Doña Esperanza. ¿A poco usted no ha notado que lo que
se da en la catequesis presacramental es muy raquítico? Con
frecuencia sólo damos lo mínimo indispensable, nada más para
cumplir un requisito. Y pues cualquiera viene y confunde a los
católicos.
•Pues viéndolo de ese modo, Doña Remedios, sí habemos muchos
católicos acomplejados.
+¿Entonces usted también se siente acomplejada, Doña Esperanza?
•Pues déjeme decirle una cosa. Cuando llegan a visitarme los hermanos
separados, pues, pues yo no me atrevo a salir a platicar con ellos.
Le digo a uno de mis hijos que les avise que no estoy en casa.
+Pero si usted es una católica comprometida, Doña Esperanza.
Hasta tiene más tiempo que yo colaborando en la Iglesia y ha
tomado algunos cursos de Biblia y teología.
•Es que esa gente se sabe la Biblia al derecho y al revés.
+Más bien al revés, Doña Esperanza. Este es el problema, como
dice el P. Amatulli: "En el mundo de los ciegos, el tuerto es rey".
Claro, si nosotros no sabemos nada acerca de los puntos que
ellos tratan, nos asustamos y pensamos que ellos saben mucho.
Pura pantalla y nada más.
•¿Qué tenemos que hacer entonces?
+Prepararnos, empezando desde la niñez. Como dijo el P. Amatulli
en la charla que nos acaba de dar: ¡Basta ya de católicos
acomplejados! Hay que enseñar la Biblia a los niños antes de
que hagan la primera comunión.
•¡Qué interesante! ¿Y cómo sería eso, Doña Remedios?

Regalar la Biblia completa a los niños


+Pues nos recomendó que en una ceremonia especial, en la que
estén presentes los papás, los padrinos y los familiares de los
niños, además de los catequistas, el sacerdote y la comunidad
cristiana, se le entregue a cada niño su Biblia completa. Nada
de regalarle sólo el Nuevo Testamento o los cuatro evangelios,
como se hace en algunos lugares.
•Pero si ya les regalamos la Biblia a los niños.

136
+Pues si, pero se les da el día que hacen la primera comunión y
no se les explica cómo utilizarla. Por eso estamos como esta-
mos.

Primero la Biblia, después el catecismo


•¿Pero entonces que es lo que propone el Padre Amatulli?
+Que se les entregue la Biblia completa el día en que empieza la
preparación para la Primera Comunión. Primero hay que enseñar
la Biblia y después el catecismo. Desde niño, el católico tiene
que entender que la Biblia es lo principal. Lo demás es
complementario. Es más, en esta primera etapa, hay que
esconder el catecismo debajo del colchón o en otro lugar seguro,
para que no lo encuentren los niños.
•¿Entonces qué es lo que se les va a enseñar?
+Pues se les daría un curso bíblico. Aprovechando que ya todos
tienen su Biblia, hay que utilizarla lo más que se pueda.
•Oiga, pero si la Biblia es muy complicada. No me diga que los niños
van a entender eso de inerrancia y de antropomorfismos. O eso de
la fuente yavista o la elhoista y tantas cosas más que se enseñan en
un curso de Biblia. Si hasta nosotras mismas nos atoramos en las
clases de Biblia. ¿A poco no se acuerda cuánto nos hacía sufrir el
Padre Nacho?
+Sí, pero en el curso bíblico que propone el Padre Amatulli no se
les hablaría de esto.
•¿Entonces de que se les hablaría?

I ETAPA. "CURSO BÍBLICO PARA NIÑOS"

+Se les enseñaría los aspectos más importantes de la Biblia. Mire,


para que me entienda, déjeme mostrarle este folleto. Se lla-
ma "Curso Bíblico para Niños".
•A ver, déjeme hojearlo. (Va pasando las hojas, viendo el folleto con
mucho interés.) Pero si está muy interesante. Tiene ilustraciones a
clor y pequeños ejercicios.
+Como puede ver, se trata de un folleto muy práctico, puesto que
el niño va a leer la Biblia desde el primer día. Al finalizar tendrá
un panorama de toda la Historia de la Salvación, sabrá escribir
sus propias oraciones y tantas cosas más. Incluso aprenderá
de memoria algunas citas bíblicas.
•Oiga, pero si ni siquiera yo sé bien eso de versículos y capítulos. Ya

137
ve que yo tengo la cabeza de teflón, porque nada se me pega. Y
mucho menos sé buscar en la Biblia, por eso le pongo señaladores.
+Pero a los niños todo se les pega fácilmente. De hecho, la
primera lección consistirá en enseñar a los niños a buscar en
la Biblia los libros, los capítulos y los versículos. En la charla, el
Padre Amatulli nos enseñó como hacerlo y la verdad es rete
fácil. Luego le explico como se hace, para que vea que no es
tan complicado como usted se imagina.

II ETAPA. CATECISMO BÍBLICO DE PRIMERA


COMUNIÓN USANDO AMPLIAMENTE LA BIBLIA

•Oiga, pero me queda una duda. ¿Cuándo se va a empezar a enseñar el


catecismo a los niños?
+Pues al finalizar el curso bíblico, que consta de unas 14 lecciones.
Haga cuentas y verá que la primera etapa durará unos tres meses
y medio, dedicando una hora cada ocho días.
•¿Y no será muy difícil que los niños se aprendan citas bíblicas de
memoria?
+Pues no. Si los niños se aprenden el Padre Nuestro, el Ave María,
el Credo y los Diez Mandamientos, ¿cómo no van a aprenderse
algunas citas bíblicas de memoria?
•No, pues si tiene usted razón.
+Pero déjeme seguir explicándole. Después de terminar el «Curso
Bíblico para Niños», se empieza a enseñar el catecismo, pero
usando ampliamente la Biblia. De hecho, ya está disponible otro
libro del P. Amatulli, titulado «PAN DE VIDA. Preparación para la
Primera Confesión y Primera Comunión -Con Biblia-». Fíjese:
todos los temas están presentados bíblicamente, para concluir
con algunas preguntas y respuestas tomadas del catecismo
•¡Fabuloso! Parece que con eso, el Padre Amatulli mata dos pájaros de
un tiro.
+Efectivamente. Y para que no le quede ninguna duda, déjeme
decirle otro aspecto igualmente importante.
•¿De qué se trata, Doña Remedios?

138
III ETAPA. FORTALECIENDO LA FE DESDE LA
NIÑEZ: CURSO DE APOLOGÉTICA PARA NIÑOS.

+Fíjese que, después de ésto, se les dará a los niños un curso de


Apologética.
•¿Y eso con qué se come, Doña Remedios?
+¿Qué cosa, Doña Esperanza?
•Pues eso que dijo: la Apologética o cómo se diga.
+Ah, eso. Apologética quiere decir defensa de la fe.
•¿No me diga que vamos a enseñarles a los niños a pelear con los
hermanos separados?
+ Claro que no, Doña Esperanza. Se le va a enseñar al niño católico
que él pertenece a la Iglesia católica, la única Iglesia fundada
por Cristo.
•¿Y aquí también se va a utilizar la Biblia?
+Pues si, se utilizará la Biblia y este folletito que se llama "Soy
Católico. Pertenezco a la Iglesia de Cristo".
•A ver, déjeme verlo. (Lo mira atentamente, pasando poco a poco las
hojas; luego dice): Oiga, está sumamente interesante.
+Como puede ver, trae una sección dónde el Padre Amatulli da la
respuesta a los ataques más comunes contra la Iglesia.
•De veras, Doña Remedios. Aquí explica lo de los hermanos de Jesús;
acá lo de las imágenes; acá lo de la cruz...
+Cómo puede ver, viene muy completo.
•Oiga ¿Y los adultos también podrán estudiar estos folletos? Ya ve
que mucha gente adulta tiene muchas dudas.
+Pues sí. Fíjese que el Padre Amatulli señaló que estos folletos son
para niños de 7 hasta noventa y siete años de edad. Para los
que rebasan esta edad, recomendó un folleto que habla de la
preparación para bien morir y que se llama "Sufrir con Cristo".
•¡Qué bueno que el Padre Amatulli ha pensado en todo esto! La mera
verdad, hasta nosotras, que somos catequistas y católicas
comprometidas, no sabemos mucho de estas cosas.
+Por eso el Padre Amatulli habla de una revolución en la catequesis
presacramental: Primero la Biblia, después el catecismo.

139
Biblia para todos, Biblia para todo
•Se imagina, Doña Remedios, si empezamos a hacer esto en la parroquia,
de aquí a pocos años, muchos niños conocerán la Biblia y se sentirán
orgullosos de pertenecer a la única Iglesia que Cristo fundó.
+Y además, nadie los podrá engañar, pues conocerán desde
pequeños la respuesta a los ataques que le vienen de parte de
mucha gente que realmente no sabe lo que en verdad es la
Iglesia Católica.
•¡Qué importante es esta iniciativa! Y a propósito, ¿qué dirá de todo
esto nuestro párroco?
+Pues fíjese que el Padre Nacho estuvo también en la charla y está
sumamente entusiasmado con esta iniciativa. No sólo vamos a
darle prioridad a la Biblia en la catequesis para primera comunión.
También para la confirmación, las charlas a las quinceañeras, el
rezo del Santo Rosario, las Posadas, el Novenario de Difuntos,
etc.
•Pues si que vamos a tener trabajo, Doña Remedios.
+Claro, como siempre, pero ahora vamos a hacerlo de una mejor
manera. Acuérdese: De ahora en adelante: Biblia para todos y
Biblia para todo.

Despedida
•Ya me lo aprendí de memoria, Doña Remedios: Biblia para todos y
Biblia para todo. Ahora sólo falta que lo pongamos en práctica.
¿No le parece?
+Pues sí, Doña Esperanza. Y como dice el P. Amatulli: se trata de
una tarea que bien vale la pena cualquier sacrificio.
•Pues muchas gracias por su explicación, Doña Remedios. Y muchas
gracias por los dos folletitos que acaba de regalarme.
+Nada de gracias. Esos folletos son míos, Doña Esperanza.
•Ah que Doña Remedios. Yo pensé que me los había regalado.
+ ¿Cómo cree que voy a regalárselos? Mire, tienen la firma y una
dedicatoria del Padre Amatulli. Si usted quiere tenerlos, vaya
con los Apóstoles de la Palabra. Todavía están en la parroquia,
terminando de recoger sus libros. Pero apúrese, porque van a
salir a otra parroquia a explicar esta importante iniciativa.
•Voy a ver si alcanzo al Padre Amatulli para que me firme unos folletos.
Hasta pronto, Doña Remedios. Luego seguimos platicando.
+Hasta pronto, Doña Esperanza. Váyase con cuidado y no se vaya
a caer.

140
Apéndice 1

La Apologética
Pro y contra
Todo depende de qué punto de vista se ve
el asunto del proselitismo religioso:
desde la calle o desde el quinto piso.

Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap.

Desde la calle
Visto desde la calle, el asunto del proselitismo religioso
representa un verdadero problema, realmente
angustiante. Objeciones por todo lado, sin contar con
una visión clara acerca de la propia identidad católica;
burlas frente a ciertas prácticas de piedad relacionadas
con la religiosidad popular; continuos retos a justificar
bíblicamente los contenidos de la propia fe; etc.
En esta situación, la apologética representa una
verdadera bendición de Dios para el católico común, que
no cuenta con una formación religiosa especial. En
realidad, con un mínimo de conocimientos en el campo de
la apologética, el católico de la calle aprende a sentirse
seguro acerca de sus creencias y prácticas religiosas, y a
no tambalear o acomplejarse ante la acción demoledora
de los grupos proselitistas, que lo asedian por todo lado.
No les tiene miedo a los posibles cuestionamientos, que
le pueden venir de parte de los que no comparten su fe,
aumenta su autoestima y ya nadie lo molesta.
¿Por qué, entonces, menospreciar la apologética, si
ofrece un servicio tan valioso en orden a dar confianza y
seguridad al católico común, que se encuentra
continuamente expuesto al peligro de perder la fe ante
los ataque constantes de los grupos proselitistas?

141
Desde al quinto piso
Es otra visión del problema, totalmente diferente. Desde
el quinto piso, todo parece bonito: tolerancia, respeto,
diálogo, búsqueda de la unidad... Parece estar viviendo
en el país de las maravillas, donde hay pura comprensión
y amor. No se oye ninguna ofensa contra la fe católica y
ningún grito de ayuda de parte de gente angustiada por
el acoso de las sectas. Y si alguien cambia de religión, no
pasa nada. Está en su derecho hacerlo.
No se percibe ninguna forma de chantaje o
manipulación. Y si se logra ver algo que pueda perturbar
la propia paz interior, se prefiere distraer la vista hacia
algo más placentero y gratificante. En fin de cuentas,
uno no está llamado a resolver todos los problemas del
mundo. Problemas siempre hubo y siempre habrá. ¿Para
qué angustiarse tanto por problemas que no nos afectan
directamente?

Un cambio
Gracias a Dios, la situación ya empieza a cambiar. Ya
los gritos de la calle llegaron al quinto piso. Ya los de
arriba no pueden seguir ignorando una realidad, que está
afectando profundamente la vida del pueblo católico. Ya
empiezan a tomar cartas en el asunto, dejando a un lado
la política del avestruz, que tanto daño ya ha causado a
la masa católica más desprotegida. Ya empiezan a bajar
del quinto piso para acercarse al católico de la calle.
Ojalá que pronto la enseñanza de la apologética vuelva
a establecerse en las aulas de teología, pastoral y
catequesis, ofreciendo al pueblo católico un apoyo
insustituible en un momento de tanta confusión y ataque
contra su fe. Y que este folleto, fruto de años de
experiencia, pueda representar una herramienta más para
el éxito de una causa tan noble.

142
Apéndice 2

Diálogo didáctico
y diálogo real
Dos tipos de diálogo: uno para entrenarse y
aclarar las dudas de los católicos; otro, para
cuestionar a los hermanos separados.

Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap.

El diálogo didáctico es el que se presenta en este


folleto. Sirve para dar a conocer, acerca de cada aspecto,
el punto de vista del católico y el punto de vista del no
católico. Aquí hemos tratado de aclarar los temas en la
manera más completa posible, siempre a nivel popular y
apologético. Los mismos temas pueden ser tratados a
otros niveles.
Es importante que en la práctica no se vaya repitiendo
todo esto al pie de la letra, sino que se vaya adaptando
el texto a las circunstancias concretas de público y tiempo
de que se dispone. A veces será suficiente presentar
solamente algunas citas bíblicas, las más significativas
que sirvan para aclarar las dudas de los presentes.
El diálogo real es el que se realiza con personas que
tienen alguna duda o pertenecen a otro grupo religioso.
Si se trata de algo sencillo, con gente de buena fe, es
suficiente dar una respuesta inmediata con textos bíblicos
y argumentaciones, que se consideren más oportunas
para el caso.
Cuando, al contrario, se trata dialogar con gente
provocativa y obstinada, que pretende tener la razón y
con eso convencer a los más débiles en la fe, entonces
es oportuno seguir al pie de la letra las normas que siguen,
fruto de años de experiencia.

143
De hecho, cuando se ha dado este tipo de diálogo, no
ha sido difícil desenmascarar las falacias presentes en las
argumentaciones de los enemigos de la fe católica, y
muchos han regresado a la Iglesia. Por lo tanto, no nos
queda más que seguir adelante por este camino de
aclaración, convencidos del “esplendor de la verdad” y la
buena fe y sinceridad de mucha gente, que deja la Iglesia
por ignorancia. Una vez aclaradas las cosas, no queda
que el camino del retorno.

144
Apéndice 3

Diálogo:
Importancia y normas
Para poder trabajar en el campo de la
Apologética (Promoción y Defensa de la Fe), se
necesita estar bien entrenados en el diálogo,
conociendo la doctrina de los grupos
proselitistas y teniendo presente su «estilo»
característico.

Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap.

IMPORTANCIA
Por lo general, los miembros de los grupos proselitistas están
entrenados a utilizar trucos y trampas, con el fin de confundir a
los más ignorantes y así llevárselos a sus grupos. Para ellos, es
bueno todo lo que sirve para enredar a quien sea y ganárselo.
Pos eso se van por las ramas: testimonios inflados o falsos,
cuentos de curaciones, chismes y calumnias contra la Iglesia
católica, pretexto de las imágenes, la intercesión de los santos, el
bautismo de los niños, etc., entresacando textos bíblicos de su
verdadero contexto y tergiversando a propósito su sentido original
y auténtico.

Ir al grano
Para no dejarse enredar y al mismo tiempo ir derechito al
grano, he aquí algunas preguntas fundamentales que se pueden
hacer a los grupos proselitistas con el fin de empezar un verdadero
diálogo.
Sirven para aterrizar, poniendo en claro el hecho que nosotros,
buenos o malos, pertenecemos a la única Iglesia que fundó Cristo,
de la cual ellos se apartaron, contraviniendo a su voluntad explícita
(Jn 17,21), y aclarar el sentido auténtico de la Biblia como el libro
de la Iglesia, el tesoro más precioso de aquella Tradición, que

145
viene desde Cristo y llegará hasta el fin del mundo (Mt 28,18-20).
Aclarado estos puntos, todo lo demás queda situado en su justa
dimensión y el diálogo adquiere su sentido verdadero.
La experiencia enseña que, los que tienen buena voluntad y
son sinceros, en estas preguntas encuentran la oportunidad para
reflexionar seriamente sobre el problema de la división y pensar
en un posible regreso a la única Iglesia que fundó Cristo y de la
cual ellos se apartaron por ignorancia u otras razones personales.

Apuntar y reflexionar
Para descubrir fácilmente sus mañas, es muy oportuno apuntar
primero todas las respuestas, sin hacer ningún comentario. Al
final es necesario repasar desde un principio todas las respuestas,
una por una, y hacer hincapié en la falsedad de sus contestaciones,
acudiendo a la Biblia y a la historia.
Por ejemplo, es probable que no digan el nombre de su grupo
ni la fecha de su fundación, y que oculten el nombre de su fundador
y de su jefe actual, diciendo que es Cristo. En este caso, sabiendo
de qué secta se trata, es fácil descubrir el engaño.
Es probable que digan que la Iglesia que fundó Cristo ya se
acabó. Entonces, hay que acordarse de Mt 16,18 y Mt 28,20. Es
posible que nieguen el papel de la Iglesia con relación a la Biblia
o el valor de la Tradición. En estos casos, hay que recordar cómo
surgió la Biblia (Lc 1,1-4), que no fue algo dictado por Dios o
caído milagrosamente del cielo.
De todos modos, es muy importante que para cualquier
pregunta que se les haga, uno ya conozca de antemano la
respuesta correspondiente según la doctrina católica. Y para lograr
esto, hay que estar debidamente preparados.

Para consulta
- Diálogo con los Protestantes
- Catolicismo y Protestantismo, págs. 159-186; 253-194.

NORMAS PARA DIALOGAR


He aquí algunas normas prácticas para dialogar con los
miembros de los grupos proselitistas, en la medida en que sea
posible.

146
Uno por uno
Los miembros de los grupos proselitistas quieren apantallar y
confundir, hablando todos al mismo tiempo. De parte muestra
tenemos que ser precavidos, exigiendo que se haga todo con
orden. Un católico y un no católico. Solamente estos dos tienen
que hablar. Que los demás escuchen.

Tema por tema


No hay que brincar por aquí y por allá como chapulines. Hay
que tratar un solo tema y nada más. Si estamos hablando de
bautismo, no hay que brincar a las imágenes o a la bestia del
Apocalipsis. Nada de que: «Cuando era católico, era borracho».
Para empezar, el tema más importante es el de la Iglesia. En
efecto, es importante explicar desde un principio quien está dentro
y quien está dentro de la Iglesia.

Tiempos iguales
Desde un principio hay que establecer cuánto tiempo va a
durar el diálogo: ¿Media hora? Muy bien: 10 minutos habla uno,
10 minutos habla otro y 10 minutos para las preguntas. A cada
pregunta contestan los dos. Así el público se forma una opinión
clara acerca de lo que se está tratando. Nunca hay que decir: «Yo
gané». El diálogo no es para eso.

En público
La experiencia dice que muchos miembros de los grupos
proselitistas están entrenados para ser tramposos. Quieren hablar
en privado para después gritar a los cuatro vientos: «Yo le gané.
No supo contestar nada».
Para evitar problemas, es mejor que el diálogo sea en público.
La experiencia dice que muchos expertos predicadores, frente a
un diálogo en público, tiemblan. Es que son unos fanfarrones y
nada más. Prefieren la oscuridad a la luz.

147
Cuestionario I
- Nivel Básico-

Iglesia
1. ¿Cómo se llama tu organización religiosa?
2. ¿Cuándo se fundó?
3. ¿Quién la fundó?
4. ¿Quién actualmente es su jefe visible?
5. ¿Cuántas Iglesia fundó Jesús?
6. ¿Qué pasó con la Iglesia que fundó Jesús personalmente,
cuando vivió en este mundo?
7. ¿Es posible que la Iglesia que fundó Jesús personalmente se
haya acabado?
8. Entre todas las organizaciones actuales, ¿cuál es aquella
única Iglesia que fundó Jesús? ¿Por qué?

Unidad
1. Cristo ¿quiere la división o la unidad entre sus discípulos?
2. ¿Cuál es la causa de las divisiones?
3. ¿Cuándo empezaron las divisiones?
4. ¿Cómo podemos hacer frente al problema de las divisiones?
5. ¿Cómo debemos tratar a los que pertenecen a otra religión?

Jerarquía
1. Jesús ¿dio a todos los miembros de su Iglesia los mismos
poderes?
2. Jesús ¿dio a ciertas personas poderes especiales?
3. ¿A quiénes dio poderes especiales?
4. ¿Cuáles poderes especiales les dio?
5. Jesús ¿estableció un jefe visible para su Iglesia?
6. Ahora, ¿quién es su sucesor?
7. ¿Quiénes son los sucesores de los apóstoles?

Para consulta:
- Diálogo con los Protestantes, págs. 9-40.
- Los Testigos de Jehová, págs. 7-15.

148
- Para ti, hermano sabatista, págs. 5-16.
- La Iglesia Católica y las Sectas. Preguntas y Respuestas, págs.
5-19.

Biblia e Iglesia
1. ¿Cómo surgió la Biblia?
2. ¿A caso la escribió Jesús?
3. ¿Qué existió primero: la Biblia o la Iglesia?
4. ¿A quién Jesús entregó su mensaje, su autoridad y los medios
de salvación: a un libro, que llamó Biblia, o a la Iglesia que
Él fundó?
5. ¿Quién reunió los libros de la Biblia?
6. ¿Quién nos asegura que los libros contenidos en la Biblia
son Palabra de Dios?
7. ¿Con qué autoridad?
8. ¿Es correcto aceptar la Biblia y rechazar a la Iglesia que le
dio origen?

Para consulta:
- Los Testigos de Jehová, págs. 172-174.
- Diálogo con los Protestantes, págs. 111-112.

Biblia y Tradición
1. ¿Qué quiere decir la palabra “Evangelio”?
2.¿Cómo se llamó el Evangelio de Cristo, antes de escribirse
el Nuevo Testamento?
3. Al escribirse el Nuevo Testamento, ¿desapareció la Tradición
Apostólica, por estar contenida toda en la Biblia?
4. ¿Quién tiene poder para interpretar correctamente la Biblia
y la Tradición?

Para consulta:
- Diálogo con los Protestantes, págs. 41-48.
- La Iglesia Católica y las Sectas. Preguntas y Respuestas, págs.
24-30.

149
Culto
1. ¿Qué entiendes por “Culto”?
2. Todo culto es “adoración”?
3. ¿Qué entiendes por “veneración”?
4. ¿Conoces algún “objeto sagrado” o “lugar sagrado” presente
en la Biblia?
5. ¿Conoces algún pasaje bíblico, en que vemos que Dios ordenó
construir alguna estatua?
6. ¿Conoces algún pasaje bíblico, en que un hombre se pone
de rodillas delante de un ángel?
7. El Templo de Jerusalén ¿contenía estatuas e imágenes?
8. ¿Qué prohíbe la Biblia: tener o adorar estatuas e imágenes?

Para consulta:
- Diálogo con los Protestantes, págs. 78-93.

Antiguo y Nuevo Testamento


1. La Biblia sed divide en dos partes. ¿Cómo se llama cada
parte?
2. ¿Para qué pueblo en especial se hizo el Antiguo Testamento?
3. Nosotros ¿pertenecemos al Antiguo o al Nuevo Pueblo de
Dios?
4. Según tu opinión, ¿para qué sirve el Antiguo Testamento?

Para consulta:
- Diálogo con los Protestantes, págs. 49-54.
- Los Testigos de Jehová, págs. 147-158
- La Iglesia Católica y las Sectas. Preguntas y Respuestas, págs.
34-38

Cuestionario II
-Nivel Medio-

Catolicismo y Protestantismo.
Pro y Contra

1. ¿Cuáles cosas buenas encuentras en los católicos?

150
2. ¿Cuáles cosas malas encuentras en los católicos?
3. ¿Cuáles cosas malas encuentras en los que tratan de
conquistar a los católicos?
4. ¿Cuáles cosas malas encuentras en los que tratan de
conquistar a los católicos?

Para consulta:
- Catolicismo y Protestantismo, págs. 5-10; 235-241.

Valores e ideales
1. ¿En qué ayuda tu organización religiosa en el desarrollo del
Hombre y la Sociedad?

Para consulta:
- Catolicismo y Protestantismo, págs. 225-233.

Actitudes
1. ¿Cuáles tienen que ser las actitudes del verdadero discípulo
de Cristo?

Para consulta:
- Catolicismo y Protestantismo, págs. 19-40; 273-275.

Salvación personal
1. ¿Basta la fe en Cristo para salvarse?
2. ¿Se necesita algo más?

Para consulta:
- Diálogo con los Protestantes, págs. 28-32.
- Catolicismo y Protestantismo, págs. 147-157.
- La Iglesia Católica y las Sectas. Preguntas y Respuestas, págs.
20-23.

Fin del mundo y Regreso de Cristo


1. ¿Qué piensas acerca del fin del mundo?
2. Según la Biblia, ¿cuándo empezaron o empezarán los “últimos
días”?

151
3. ¿Cuáles son las “señales”, que anuncian el próximo fin del
mundo?
4. ¿En qué consistirá el fin del mundo?
5. ¿Cómo será el “regreso de Cristo”?
6. ¿Quiénes son los “anticristos”?

Para consulta:
- Catolicismo y Protestantismo, págs. 111-124.
- Los Testigos de Jehová, págs. 82-89.

Apocalipsis
1. ¿Quién es la “Bestia”?
2. ¿Quién es la “Ramera”?
3. Qué significa el “número 666”?
4. ¿Quiénes son los “144,000”?

Para consulta:
- Catolicismo y Protestantismo, págs. 127-145.

Sectarismo
1. ¿Cuáles son las causas que favorecen el sectarismo?
2. ¿Cuáles son los principales ataques de los grupos proselitistas
contra la Iglesia Católica?
3. ¿Cuáles son los métodos que utilizan los grupos proselitistas
para conquistar a los católicos?
4. ¿Qué deben hacer los católicos para contrarrestar la acción
de los grupos proselitistas?

Para consulta:
- Iglesia y Sectas: ¿Pesadilla o Reto?, págs. 45-56; 107-132;
171-297.

Todos los títulos sugeridos para consulta son editados por Ediciones «Apóstoles
de la Palabra» y puedes solicitarlos a:

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152
Apéndice 4

La Defensa de la Fe
con Teatro y humorismo
Un método popular para hacer frente al
problema de los grupos proselitistas.
Sencillez y eficacia al mismo tiempo,
mediante la dedicación y el entrenamiento
práctico.

Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap.

Los grupos proselitistas: apantallar


Bien vestidos, extremadamente educados, amables y
siempre dispuestos a prestar alguna ayuda. Parecen
ángeles caídos del cielo. Hablan siempre de Dios y todo
lo hacen por amor a Dios. La Biblia es su ley suprema. La
llevan siempre consigo.
Todos sus modales son estudiados en los mínimos
detalles y miran siempre a impactar, Para ellos, toda la
vida es un teatro. Parecen unos artistas profesionales,
que se equivocaron de escenario.
Por lo mismo, cuando alguien tiene con ellos un trato
más personal y duradero, fácilmente queda decepcionado.
Se da cuenta de que todo fue un sueño, o mejor dicho un
teatro. La realidad es bien diferente.
Ni modo. Es el estilo de los grupos proselitistas:
apantallar, impactar, subyugar, atraer y después...
decepcionar.

153
Promotores y Defensores de la Fe:
preparación y sencillez
Nada excepcional. Son hombres y mujeres normales,
luchan por seguir a Cristo como cualquier católico
comprometido, sin presunción ni afectación. Su
especialidad: la defensa de la fe. Cuando alguien tiene
algún problema relacionado con la fe, están siempre
dispuestos a prestar su ayuda desinteresada: en la casa,
en la calle, en el camión o donde sea.
Al principio la gente queda un poco dudosa acerca de
su preparación y la efectividad de su labor. Muchos
piensan: «¿Podrán hacer frente a los ataques de los
enemigos de la fe católica? Estos parecen muy bien
preparados. Conocen la Biblia al derecho y al revés”. Sin
embargo, a medida que el “diálogo” avanza, se dan cuenta
de que los artistas de profesión van perdiendo el control
hasta huir enojados, mientras los Promotores y
Defensores de la Fe se revelan como unos verdaderos
“expertos” en la materia: saben lo que dicen y no le tienen
miedo a profundizar los temas todo el tiempo que sea
necesario.

Ingredientes
Para que tengan éxito en su show (para ellos toda la
vida es un teatro), los grupos proselitistas utilizan los
siguientes ingredientes: temor al próximo fin del mundo,
en que los que no están con ellos serán destruidos;
exaltación emocional por la salvación ya alcanzada, a
diferencia de los demás que quedan todos condenados;
promesa de felicidad para sus seguidores, que consiste
en la salud, la prosperidad y el éxito económico en este
mundo y después... la gloria eterna.
Para los Promotores y Defensores de la Fe, lo que da
sentido y mueve toda su actividad, es un amor
incondicional hacia la verdad, Cristo y su Iglesia.
Solamente en esta perspectiva se puede entender su
testarudez en seguir adelante, no obstante los
malentendidos y los rechazos, que muchas veces surgen
desde el interior de la misma Iglesia. Su única ambición

154
consiste en aportar su granito de arena para hacer realidad
el deseo de Cristo en vísperas de su pasión: “Que todos
sean uno” (Jn 17,21), poniéndose al servicio de los
hermanos más débiles en la fe y los que ya se alejaron
por falta de conocimiento y vivencia de la misma.

Estados de conciencia
Para los miembros de los grupos proselitistas en
general, todo tiende a crear estados de conciencia
alterados, pasando por el temor y llegando la euforia, al
convencerse de que son los únicos “salvados”, “expertos
en la Biblia” y “proclamadores del Evangelio”.
No pueden soportar un análisis frío de la Palabra de
Dios, por el temor a ver derrumbarse todo su mundo. Lo
único que sirve para ellos, es repetir slogans y textos
bíblicos sueltos, acusando a todo mundo de paganismo,
idolatría y perdición. Su única defensa efectiva consiste
en encerrarse en sí mismos y no permitir el acceso a
ninguna otra idea que pueda causar “confusión”, “duda”
y “desencanto”. Como es fácil darse cuenta, se trata de
una seguridad ficticia, cargada de temores y ansiedades.
Para los Promotores y Defensores de la Fe la cosa es
muy diferente. Al estar convencidos de pertenecer a la
única Iglesia que fundó Cristo, no le tienen miedo a la
verdad. Por lo tanto, lo único que buscan es la verdad,
para poderla comunicar a los demás. Para ellos, la plena
lucidez y serenidad representan su estado de conciencia
ideal, sin apasionamiento de ningún tipo, el diálogo su
método de trabajo y el humorismo su estilo.

La dramatización
Puesto que la defensa de la fe implica siempre un
ataque y una aclaración, el teatro representa la mejor
manera para evidenciar las dos posiciones. Para evitar la
monotonía, desde un principio se establecen los términos
del problema y sus consecuencias. Ejemplo: “Según la
Biblia, no se puede decir ‘padre’ a nadie aquí en la tierra
(Mt 23,9). Si usted me demuestra lo contrario, regreso a
la Iglesia católica”. Esto hace del diálogo algo serio, con

155
consecuencias dramáticas, no una simple presentación
de citas bíblicas, sin mayor trascendencia.
Después, en todo el desarrollo del “drama”, el católico
va desarticulando parte por parte todos los argumentos
de los grupos proselitistas, dejando al adversario sin saber
de dónde agarrarse.
El tono está pervadido por una sutil vena de
humorismo, despertando un sentido de comprensión hacia
el hermano, que al principio se muestra muy seguro de
sí mismo por desconocer la amplitud del problema; y
después, poco a poco, va abriendo los ojos y se va
rindiendo o cerrando siempre más frente a la verdad,
cambiando de tema o buscando cualquier pretexto para
huir. Un chiste cierra cada diálogo dramatizado, que
representa un recurso pedagógico para aclarar las ideas,
tomando las cosas por el lado amable y humorístico y
creando siempre un clima de simpatía y optimismo.

Un reto
Claro, todo esto es fácil de decirse, pero bastante difícil
para realizarse en la forma correcta, teniendo presente
el aspecto “artístico” de la representación y su contenido
ideológico. A veces se cae en la completa monotonía,
resultando el “diálogo” una mera sucesión de citas
bíblicas; otras veces se vuelve agresivo, creando un clima
de nerviosismo... Como siempre, existe el peligro de
abaratarlo todo, enfrentando al público sin la debida
preparación.
Para que estas representaciones logren su objetivo,
es necesario tener presentes algunas advertencias muy
importantes:
• Hay que ser realistas a lo máximo, teniendo en cuenta
si el diálogo se desarrolla en la calle, en un templo
católico o evangélico, en una escuela...; si asisten
niños, adultos, solamente católicos o hay también
miembros de otros grupos, pueblo en general o agentes
de pastoral, etc. Pues bien, el lenguaje, el tono y la
argumentación tienen que ser adecuados al lugar, al
medio de transmisión y al público al que se dirige.

156
• Hay que involucrar al público, pidiendo alguna opinión
o testimonio, solicitando algún aplauso, etc. De otra
manera, se corre el riesgo de actuar por propia cuenta,
como si no existiera el público, que pierde interés por
el asunto, se distrae, duerme o se retira.
• Tener siempre despierta la atención del público,
salpicando la conversación con constantes sorpresas,
como chistes, retos de una y otra parte e intentos de
desviarse del tema de parte del representante de los
grupos proselitistas.
• Identificarse bien con el papel: muy presentado,
educado, teatral y farisaico el no católico; muy sencillo
el católico, que se sale siempre con la suya, con Biblia
o sin Biblia, acudiendo muchas veces al sentido común
y en un tono esencialmente humorista, tratando de
controlar el nivel de la conversación, que tiende
continuamente a hacerse trágico (Armagedón,
condenación, paganismo, etc.) o eufórico (aleluya, soy
salvo, etc.).
• Cuidar mucho el contenido, aclarando bien el tema y
presentando claramente los dos puntos de vista,
católico y no católico. En un segundo tiempo, se pasa
a los detalles secundarios, dando respuesta a cada
objeción.
• Ejercer un continuo control sobre sí mismo, teniendo
siempre la plena conciencia del papel, que cada uno
está desempeñando, y evitando el peligro de tomar el
asunto como algo personal, llegando hasta la
agresividad o el sarcasmo.
• No cambiar de personaje. En un determinado lugar,
uno tiene que hacer siempre el mismo papel, católico
o no católico con su Biblia negra, su corbata, su revista,
etc. De otra manera el público se puede confundir, sin
saber en definitiva quién es quién.
• Cuando puede haber algún malentendido por tratarse
de gente que no conoce el método, es oportuno hacer
el diálogo entre un católico preparado y un católico
confundido por los ataques de los grupos proselitistas,
como se puede ver en los cassettes “La Biblia Hoy” y
el folleto “Soy Católico”.

157
Conclusión
Como se ve, enseñar con el teatro no es tan fácil como
pudiera parecer a simple vista. Requiere entrega, esfuerzo
y entrenamiento continuo. Ojalá que cada día más se
ahonde en esta línea, hasta crear un estilo propio de
evangelización, muy sencillo, popular, sano y efectivo.
Un aspecto más de la Nueva Evangelización.

158
Índice General
Carta del Sr. Arzobispo de Acapulco .......................... 3

Presentación ................................................................ 4

La Verdadera Iglesia de Cristo ................................... 5


Por P. Flaviano Amatulli Valente, fmap y P. Jorge Luis Zarazúa, fmap

El Bautismo ............................................................... 2 0
Por Nicasio Clemente Martínez

Padre .......................................................................... 2 8
Por P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

María .......................................................................... 3 5
Por Julia Valencia Márquez, imap y Socorro López José, imap

La Cruz ....................................................................... 4 2
Por Julia Valencia Márquez, imap y Socorro López José, imap

Alimentos puros e impuros ..................................... 48


Por P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

Imágenes ................................................................... 5 3
Por P. Flaviano Amatulli Valente, fmap y Julia Valencia Márquez, imap

Trinidad ...................................................................... 61
Por el P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

Confesión ................................................................... 6 7
Por P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

Sábado ........................................................................ 7 2
Por Nicasio Clemente Martínez

A l m a ............................................................................ 81
Por Nicasio Clemente Martínez

Infierno ..................................................................... 89
Por P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

159
El Purgatorio ............................................................. 9 4
Por P. Martín Solórzano Solórzano, fmap

Divinidad de Cristo .................................................. 101


Por P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

Fin del mundo .......................................................... 1 0 7


Por P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

El nombre de Dios .................................................... 114


Por Nicasio Clemente Martínez

Diezmo ...................................................................... 125


Por P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap

Promotores y Defensores de la Fe .......................... 132


Por Nicasio Clemente Martínez

Una revolución en la catequesis presacramental


Primero la Biblia, después el Catecismo ............... 135

Apéndice 1
La Apologética: Pro y contra ................................... 141
Por P. Flaviano Amatulli Valente, fmap

Apéndice 2
Diálogo didáctico y diálogo real ............................. 143
Por P. Flaviano Amatulli Valente, fmap

Apéndice 3
Diálogo: Importancia y normas ............................ 145
Por P. Flaviano Amatulli Valente, fmap

Apéndice 4
La Defensa de la Fe con Teatro y humorismo ...... 153
Por P. Flaviano Amatulli Valente, fmap

Índice General ......................................................... 159

Se terminó de imprimir
el 30 de septiembre de 2010, fiesta de San Jerónimo.
— 15,000 ejemplares —

160

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