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INTRODUCCIÓN.

Partiendo de la consideración de que un modelo pedagógico constituye un planteamiento


integral e integrador acerca de determinado fenómeno, hacer un estudio de estos desde un
punto de vista teórico-práctico, es ofrecer un importante marco de referencia para que
cualquier lector interesado en el tema, pueda acceder y entender cuál es su intencionalidad,
inclusión, métodos y técnicas que predominan, cual es el rol tanto del docente como del
estudiante, características en cuanto al proceso de enseñanza aprendizaje, propósitos en
cuanto a la enseñanza, contenidos que se privilegian, estrategias metodológicas y proceso
de evaluación (De Zubiría, 2006) Desde esta perspectiva, cuando Zubiría se refiere a que
el modelo constituye un planteamiento integral e integrador de determinado fenómeno,
primero que todo se debe diferenciar entre educación y pedagogía, pues esto de manera
natural conduce a la comprensión de que es un modelo y, una vez hecho esto, se procede
a establecer la diferencia entre un modelo pedagógico y un modelo educativo, pues como
es sabido, un modelo educativo es aquel que a una Institución Educativa le garantiza la
calidad en procesos como la homogeneización, socialización y funcionamiento; mientras
que un modelo pedagógico está constituido por conceptos, practicas, intensiones y saberes
escolares y que, comúnmente se hacen explícitos mediante los objetivos, la misión, la visión
y los perfiles del ser social e individual en formación. En este orden de ideas, los modelos
pedagógicos más que simples representaciones de las relaciones que predominan en el
acto de enseñar, deben apuntar a resolver interrogantes como el ¿para qué?, el ¿cuándo?,
el ¿con qué?, ¿el qué?, y el ¿cómo enseñar? y, será bajo estas circunstancias que una
teoría puede ser considerada como modelo pedagógico.

Ahora bien, estos interrogantes son el resultado del análisis de un aspecto importante como
lo es el problema esencial de toda educación, el cual está enfocado al tipo de hombre y de
sociedad que se quieren formar.

A su vez, este ha sido el gran motivo por el cual todas las teorías pedagógicas se han casi
que enfrentado buscando la manera de responder a este encargo social; es entonces
cuando surgen diferentes vertientes que conceptúan y aportan los modelos pedagógicos
que han servido y sirven de referencia para llevar a cabo los distintos procesos educativos,
algunos tomando los nuevos y otros aún atados a los modelos tradicionalistas.

Con el fin de aportar elementos teóricos tendientes a resolver los interrogantes arriba
planteados, Julián de Zubiría divide los modelos pedagógicos en dos grandes clases que
son: el modelo heteroestructurante y el modelo autoestructurante. Concibe el
heteroestructurante como aquel en donde la creación de conocimiento se lleva a cabo por
fuera del salón de clases, su postura es magistrocenrtrista y su estrategia metodológica
fundamental consiste en las clases magistrales, defendiendo los métodos receptivos. Por
su parte, mediante el modelo autoestructurante concibe la educación como un proceso
continuo de construcción desde el interior y que es jalonado por el propio estudiante; a la
vez que considera el conocimiento como un constructo del ser humano y no como una copia
de la realidad (Henao, 2011).

Bibliografía.

Vergara Ríos, G., & Cuentas Urdaneta, H. (2015). Actual vigencia de los modelos
pedagógicos en el contexto educativo. Opción, 31 (6), 914-934.

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